AS 08 PS ru > de AIN ve UN UI AN Y 0 A 100e Á N Ñ NN Ñ ANS 0 ne y REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS UNIVERSIDAD DE LA HABANA REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS VOLUMEN XIil!, 1911 DIRECTOR: Dr. EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN. REDACTORES JEFES: Dr. ARISTIDES MESTRE. Dr. JUAN MIGUEL DIHIGO. COMITÉ DE REDACCION: Dres. ENRIQUE J. VARONA, GUILLERMO DOMINGUEZ ROLDAN, MANUEL VALDES RODRIGUEZ, RAMON MEZA, SANTIAGO DE LA HUERTA, LUIS MONTANE, ALEJAN- DRO RUIZ CADALSO, AURELIO SANDOVAL, JOSE CADENAS Y FRANCISCO HENARES. LIBRARY NEW YORK Sd38——— BOTANICAL, GARDEN. IMPRENTA “EL SiaLo XxxXx>” DE AURELIO MIRANDA TENIENTE REY 27 HABANA INDICE DE LAS MATERIAS DEL DECIMO TERCERO VOLUMEN NUMERO 1, JULIO Páginas. El Dr. Altamira en nuestra Universidad (con un grabado)............. 1 Defectos observados en la educación actual : É 1d . ) Sr. Ramiro Guerra...... 17 SURE medios alain als SN IE Dr. Alfredo Rodríguez Curiosidades geométricas.... .. .......... l 4 MONO able 25 Cambios en el lenguaje.............ooooo.o.oo. Dra. Isolina de Velazco... 28 Reparos etimológicos al Diccionario de la d ENE ) Dr. J. M. Dihigo....... 67 Aeademia española. v...cococoroooaa a oo Consideraciones sobre el sentir de Spencer, y ; 10d , Dra. Pilar Romero...... 78 mis impresiones en una escuela modelo. ANO OSE CUEEYO. tt tatoo lod La Redacción.......... 89 IAN a oe A AED 0 DA 91 1. Les Mathématiques en Portugal, por R. , E o » Dr. Victorino Trelles... 91 (AIM TAC a od eS O AO la laa . La Academia de la Historia de Cuba...... DA A A 93 a ato Primer, por H, €. NUDE. 00 ea e ae a 94 LOS das indios del castellano e DICO Dibioos 95 Chile; por Rodolfo Temz. 00.0? EN A dea Sd MO AA A RO 98 EU CRdO UDI CIAO O e O la olas loja iaa 98 LIB NEW BOT 4 GA! vI INDICE Páginas. a A A A A A 98 DISCRLAN EA o iaa 0 o aa AB pra aaa ade Ea 100 A AI O A 100 A AN NAAA 100 A a a A A A A 100 AA A AA A A A Ll A A E A 100 A A a e O O o 101 A A A e) AN HUA A 101 Universidad de Haryard.............. PARES A 101 La “mscrapeión :en la Universidad, de .BarÍE aces: cu ica dona da e 101 Los premios del Congreso Internacional de Zoología. .............<.... 101 A A A A A 102 La observación de las estrellas hilantes............ o0ociodocon........ 102 El manganeso en la fisiología vegetal.........0o.oqirnoc.cooosocoososos 103 Gonsreso de «Sociedades CIOntÍACas. m0. seats rl Tao a 104 NUMERO 2, SEPTIEMBRE Los González del Valle (con seis grabados).... Dr Ramón Meza... .... 105 La independencia absoluta como el ideal cu- ) Dr. Evelio Rodríquez Len- VER AO de TELE VE A A 137 ME A A La. REÍACIIÓN. e 229 INGUICIAS OTE DAS ¿be ones le e oe ANN 232 A A de De ad E E A da 232 A A A O A A E E A 232 OMITA OLO oc pais dt IA A RS O SN 232 A IN A o ER 232 NUMERO 3, NOVIEMBRE. Homenaje al P. Félix Varela (con un grabado). La Redacción........... 233 a bestos deb EAnre Varela... 0. il Si NU 237 Acta de recepción y entrega de los restos á la Junta de Educación...... 283 Acta del Ayuntamiento de la Habana.......Loceocccioo conca laa 285 Discurso en el Ateneo .omonocososocanoozas k da EAS A NE 289 Sermón en la Iglesia Catedral................ Pbro. Felipe Caballero... 301 INDICE vH Páginas Elogio del P. Varela en la Junta de Educa- Dr. Rodolfo Rodríguez de A A A a y E A 808 Homenaje al P. Varela en la Sociedad Económica, con los diseursos de los Sres. Raimundo Cabrera, Fernando Ortiz y Rafael Montoro........ 320 Acta de la Universidad, con el discurso del Sr. Rector.......000oooc.... 339 Blnsio'en la. UnIversidad....uorovcoc.ooónasdzn Dr Enrique José Varona. 343 Inscripción del monumento del P. Varela en la Universidad, (con un A e RS AN A A 351 "Y ips ANN na Al nom 4 U ' a apa í . de AM METAN TUTTI PANA ¡dd AIRES A de Vol. XIII. UNIVERSIDAD DE LA HABANA. Núm. 1 REVISTA DE LEA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS DIRECTOR: Dr. EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN. REDACTORES JEFES: Dr. ARISTIDES MESTRE. Dr. JUAN MIGUEL DIHIGO. COMITÉ DE REDACCION: Dres. ENRIQUE J. VARONA, GUILLERMO DOMINGUEZ ROLDAN, MANUEL VALDES RODRIGUEZ, RAMON MEZA, SANTIAGO DE LA HUERTA, LUIS MONTANE, ALEJAN- DRO RUIZ CADALSO, AURELIO SANDOVAL, JOSE CADENAS Y FRANCISCO HENARES. IUAO SDE: 19 PE SUMARTO: —EL DR. ALTAMIRA EN NUESTRA UNIVERSIDAD (con un grabado). —DEFECTOS OBSERVADOS EN LA EDUCACIÓN [|ACTUAL: SUS RE-1l € - ; E S -s A o A Vs», Rantiro Guerra. A e A AO RSS A Al E NEON Ed) (CURIOSIDADES GEOMÉTRICAS: 0 vos ideada von a Dr. Alfredo Rguez. Morejón. AMIBTOS ENEE LS ENCUAJE 0d ADO Ae ETS asia ma ade Dra. Isolina de Velasco. —REPAROS ETIMOLÓGICOS. AL DICCIONARIO DE LA ACADEMIA | a aq PR o EAS A A AS A O O: pDr. LJ. M:Dihtgo. — CONSIDERACIONES SABRE EL SENTIR DE SPENCER Y MIS IM- Dr po mero, PRESIONES EN UNA ESQUELA MODELO ¿oo aca Romer —RUFINO JosÉ CUERVO a dal od E Rs Bla e o Redacción. —BIBLIOGRAFÍA.—J,es Mathématiques en Portugal, por R. Gui-1 De Pit TB OS A A AT iu UT O ee $ Sa RarAcadenia “de da “Elistoria. de Cuba 2: ra X. A Latin Primier, por H. C, Nutting; Los Elementos Indios del Un, io, Gastellano8n Ctile por Rodolfo Lenz. tata arta o Doe f A, DRAE —NOTAS OFICIALES. —Acuerdo Universitario. —Premio «Guillermo Domínguez». —Nombramiento. —MISCELÁNEA.—Las obras de Safo.—William James.—El cine- matógrafo parlante.—El telescriptor.—Adolf Wilbrandt.—El Esperanto.—Universidad de Harvard.— La inscripción en la Universidad de París. —Los premios del Congreso Internacio- nal de Zoología. —Monumento á Priestley. —La observación de las estrellas hilantes.—El manganeso en la fisiología vegetal. Congreso de Sociedades Científicas. IMPRENTA "EL SiGLo XX” DE AURELIO MIRANDA TENIENTE REY 27 HABANA ENSEÑANZA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS. Decano: Secretario: Dr. Juan Miguel Dihigo. Dr. Evelio Rodríguez Lendián. Il. ESCUELA DE LETRAS Y FILOSOFIA. Lengua y Literatura Latinas (3 cursos)........ Lengua y Literatura Griegas (3 cursos) Lingúística (1 curso) Profesor Dr. Adolfo Aragón. Dr. Juan F. de Albear. s AA RS A A A A A 6 Dr. uan Mi el Dihi O. Eilolopral( Ll CATSO E ias ares toa od Ei Pava dy J gu 8 Historia de la Literatura Española (1 curso). e Ae Dr. Guillermo Domínguez y Historia de las literaturas modernas extranjeras p . Roldán. IN A E A MR RIO e é A Historia de América (1 curso)... .......«...... 1 E Dr. Evelio Rodríguez Len- Historia moderna del resto del mundo (2 cursos) / dián. Psicología MUUCAESO)A Ae calado to tiende bra ps ea dedo de o Eilosofia-MoraP (ITCUESO) mola dee to piba e jaro Es Dr. Enrique José Varona. Sociología (1 curso) CONFERENCIAS Historia de la Filosofía RS A A LT COASUASUCIASICAS ELE ar et aa A a la leo ASS 2. ESCUELA DE CIENCIAS. Dr. Sergio Cuevas Zequeira (Aux.) Dr. Ezequiel García Enseñat (Aux.) Dr. Sixto López Miranda (Aux. ) (a) Sección de Ciencias Físico-Matemáticas. Análisis matemático (Algebra Superior) 1 curso. Análisis matemático (Cálculo diferencial é inte- ACUSAN A Geometría superior y analítica (1 curso)....... Geometría descriptiva (1 curso)............... e Dr Trigavometria (1 ¿CUrSO) ad e Hist iohpertor ler Curso) as e alta Ú ME : 50 a Dr PST SUPELOT (2 AACUESO) E. cda fio Alaro ies (e sada ) Onímiea general ((LÍCUESO ) eta dao A ae de Sr | Profesor Sr. José R. Villalón. . Claudio Mimó. . Plácido Biosca. . Carlos Theye. . Carlos de la Torre. Pedro Córdova. Juan Orús. Alejandro Ruiz Cadalso. Santiago de la Huerta. Manuel Gómez de la Maza. José R. Villalón. . Claudio Mimó. . Plácido Biosca. . Carlos Theye. . Pedro Córdova. . Santiago de la Huerta. . Carlos de la Torre. BOLOS TA ELECO IA a Ro ME NoE RTS ; Dr Zoologia El CES) o 9 Dibujo E inealUECUESODA. aa as AD 1 Sr DIbDEJO Natural o curso). : dead ido laa sl al , Cosmología (CurSOd. A edge om EA Mecánica Racional. (1 CubsO).kt a tiaricaa os 5 Si Astronotriasl CUTSO) GEpdEsia (IECULSO A E A Es Dr. Mineralogía y Cristalografía (1 curso).. Be Dr. Botánica geñteral (1 curso)d:.03. si 0 Dr. (b) Sección de Ciencias Físico-Químicas. Análisis matemático (Algebra Superior)....... Profesor Sr. Geometría Superior (sin la Analítica)......... | D Trigonometría (plana y esférica)...........c.. $ Ñ IRISTeASuperior (ler Curso)... as o de D Risica' SUpenor 029 CULO re dde tl tud a ) 4 S Química Inorgánica y Analítica (1 curso)...... S Onímica Orgánica: (El -CUESO):. 20 ) 20 Ys Dibujo Eincar CAECUrSs a) do a ad le 4 S Tibrjo-NaturalE Cl CES ds | y Se! Mineralogía y Cristalografía (1 curso)......... e Dr BIO (dl CAS As a ria ds ee Ud 1 PORO QÍECHESO) A A A PAR E Bolanica: general (Li curso ara te 35 Se Dr. Cosmología (1 curso) dai aia e oa ade o ee e fo ed (c) , Sección de Ciencias Naturales. Análisis matemático (Algebra Superior) 1 curso Profesor Sr. Geometría Superior (sin la Analítica) Trigonometría (plana y esférica)... ........... / de DE; Química general (1 curso)......... y ps Sr. Dibujo: Taneni (Curso a a 1 3 Dibujo Natural (1 Chrso).:10. e rd E. Ejsica peneralECULSO) 2 ta a ts ne Dr. Mineralogía y Cristalografía (1 curso)......... 1 Geologia (PESO. A e / ye ass Botánicaseneral Curso a o PO A Fitografía y Herborización (1 curso).......... ) y e SIA Manuel Gómez de la Maza. Juan Orús. José R. Villalón. Claudio Mimó. Carlos Theye. Pedro Córdova. Plácido Biosca. Santiago de la Huerta. Manuel Gómez de la Maza. E IwW Y Vol. XIII. JULIO DE: 1911. Núm. 1. REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS EL DR. ALTAMIRA EN NUESTRA UNIVERSIDAD ! SALUTACIÓN DEL SR. SECRETARIO DE INsTRUCCIÓN PÚBLICA Y BELLAS ARTES, DR. RAMÓN MEZA Y SuÁREz INCLÁN. Ilustre profesor de la Universidad de Oviedo: os saludo, sed bien venido, señor; deseo que los momentos que paséis en esta tierra, en donde encontraréis los hábitos, las costumbres, las ideas, los senti- mientos y al mismo tiempo, la cultura y el idioma de nuestra raza, os sean gratos. El Claustro de Profesores de esta Universidad ha designado á uno de sus más distinguidos representantes para que 08 muestre con cuánto afecto, con cuánta consideración desea corres- ponder la Universidad Nacional de la Habana á las muestras de con- sideración y de respeto que tuvisteis hacia su delegado cuando las fiestas del centenario de aquella ilustre y secular Universidad. Deseo, señor, mostraros también el afecto, la consideración y el cariño con que esta sociedad os acoge, porque habéis dado muestras de vuestra obra, de vuestra enseñanza, de lo mucho que vale aquella Universidad y del nombre que tenéis en la historia científica. Termino, señor; mi misión no es más que saludaros. El Claustro de Profesores de la Universidad seguramente que desea ansioso cam- biar sentimientos, ideas, reflexiones con vos; y esta juventud afanosa del estudio, esta juventud que trabaja, también espera impaciente oir de vuestros elocuentes labios esas enseñanzas que habéis venido expo- niendo con aplauso y legítima admiración del mundo an:ericano. El Dr. Dihigo tiene la palabra. 1 Según oportunamente ofreció esta REVISTA, comenzamos á publicar en esta edición las conferencias dadas por el Dr. Rafael Altamira en nuestra Universidad, inauguradas el día 22 de Febrero de 1910; insertando también los discursos pronunciados con motivo de aquéllas. 2 EL DR. ALTAMIRA EN NUESTRA UNIVERSIDAD DiscursO DE PRESENTACIÓN DEL Dr. Juan M. DrimiG0. La Universidad de la Habana siéntese en extremo complacida al tener hoy entre nosotros al muy ilustre Profesor Dr. Rafael Altamira, y al darle por mi conducto la bienvenida más cordial, envía también á su compañera la Universidad de Oviedo, un saludo á través de los mares como manifestación sincera de las simpatías que por la misma siente en prueba de reconocimiento por la generosa y exquisita hos- pitalidad que á su delegado diera en días de feliz recordación para la misma; días en que le fueron dispensadas atenciones que no se olvi- dan nunca y se agradecen toda la vida. Y en este momento solemne en que congregado nuestro Claustro quiere festejar, cual se merece, á huésped tan distinguido, ha querido también que sea yo, el más hu- milde de sus Profesores, el que use de la palabra, como si los hechos pasados pudieran justificarlo, para que reciba aquél de labios del amigo la expresión de nuestros mejores sentimientos, los que experi- menta de veras esta Universidad. No es para nosotros el Dr. Altamira una personalidad desconocida. Atenta siempre esta Institución á todo movimiento que en sentido de progreso se inicie en Centros análogos, ha podido aquilatar bien el mérito de la obra altamente altruísta que en la Universidad de Oviedo viene efectuándose hace años, y desde sus primeras manifes- taciones dióse cuenta exacta del papel que en la misma él tuviera, de la labor intensa que en aquélla realizara, de los grandes empeños que ha tenido y fueron coronados por el éxito; y al traducirse en hechos sus relevantes cualidades y al apreciarse más y mejor sus ex- cepcionales aptitudes, hemos podido estimar satisfactoriamente la razón de su fama justísima de jurisconsulto, de historiador, de es- eritor, de crítico y de pedagogo, tan reconocida en corporaciones científicas de Europa que han rendido homenaje en más de una ocasión á sus indiscutibles merecimientos. Responde esta visita del Dr. Altamira, como las que ha hecho á las naciones vecinas, al cumplimiento fiel del propósito que anima á la Universidad de Oviedo de estrechar más y más las relaciones inte- lectuales que mantiene con las Instituciones análogas, y para llevar á cabo esa hermosa y feliz idea ha estimado que ningún modo sea mejor que el intercambio de profesores, que el envío de hombres de positiva cultura á las repúblicas latino-americanas para que á ellas concurran, tomen nota de cuanto bueno en ellas encuentren sobre estudios superiores, den conferencias referentes á temas científicos EL DR. ALTAMIRA EN NUESTRA UNIVERSIDAD 3 literarios ó artísticos; para que vulgaricen bien en América la vida intelectual de España, desvirtúen la especie de que ella se limita á perpetuar el tipo de su decadencia, tipo que la presenta atrasada en lo científico, intransigente, cerrada y misoneista á todas las manifes- taciones de elevación mental, afiancen las buenas relaciones de amis- tad y surja más activo el comercio de las ideas con los compañeros del Nuevo Mundo: pensamiento bello y saludable del intercambio intelectual de Universidad á Universidad, que hará seguramente de la nuestra el lugar natural de encuentro y de comunicación de los profesionales americanos y españoles, y que es remedo de lo que se realiza con esplendor manifiesto entre Alemania y los Estados Uni- dos, de lo que Francia efectúa con la misma España, cosa que favo- rece la difusión de la enseñanza, influye en la aproximación de los pueblos y en que se armonicen sus intereses. Práctica excepcional- mente laudable que viene efectuando la Universidad de Oviedo y que hoy lo verifica con esta Institución por iniciativa de su dignísimo Sr Rector Dr. Fermín Canella, quien ofreció el envío á nuestra patria del Dr. Altamira en memorable banquete que allí le dieron al que tiene el honor de dirigiros la palabra. Porque la Universidad de Oviedo, interpretando perfectamente su empeño superior, suavizando asperezas nacidas en la consecución de su obra, aspira á ensanchar su campo de acción, á acrecentar sus medios educativos, á perfeccionar su enseñanza aceptando cuanto de bueno puedan ofrecer los métodos que se observen en otras Univer- sidades. Para realizar obra tan trascendental, para poner en vigor el ejem- plo dado por otros Centros similares, ha estimado que ninguno como el Dr. Altamira está mejor preparado, ya que al juzgarse la labor de las Universidades en los países que visitara, al observar detenida- mente la que entre nosotros se efectúa, labor bien variada en sus manifestaciones, habría de aquilatarla más y mejor quien ha demos- trado en todos sus actos no sólo poseer una amplia cultura, sino ser amante apasionado de la justicia y de la reflexión. Aporta en efecto, el Dr. Altamira, en el orden literario, un bagaje nutrido y extenso que le permite comparar y juzgar, siendo siempre su crítica fiel ex- ponente de la eserupulosa conciencia que revela en sus estudios de pedagogía y de sociología, porque si en el terreno filosófico los prin- cipios krausistas son base de sus impulsos pedagógicos, también ha sabido inspirarse en las doctrinas del positivismo moderno. In el campo de la historia, materia de su predilección, ha llegado Altamira 4 EL DR. ALTAMIRA EN NUESTRA UNIVERSIDAD á conquistar en el extranjero merecido concepto, dando pruebas de juicio sereno, de noble y elevada crítica; en la esfera del derecho es sin disputa un profesor competente que ha encaminado á la juventud por derroteros luminosos, como en el ya mencionado dominio de la pedagogía ha sabido demostrar, en conferencias y en múltiples escri- tos, la exacta noción que de la misma tiene así como la singular im- portancia de la metodología en el cultivo de todas las ciencias. Y si no fueran bastantes las anteriores manifestaciones inherentes á la vida de un individuo para señalar las cualidades sobresalientes que lo distinguen y que augura su éxito en la noble empresa, volvamos la vista á la Universidad de Oviedo, laboratorio de sus fatigas en pro de la cultura á la que ha consagrado sus energías todas, para obser- rarle en sus funciones de profesor, ora discurriendo atinadamente sobre diversos puntos de vista de su asignatura, aclarando conceptos en las obras que como objeto de su investigación adoptara; ora repre- sentando á su Centro docente en Congresos diversos donde llevara al terreno siempre interesante de las ciencias históricas su experiencia y su saber; ya dentro de la Escuela práctica de estudios jurídicos y sociales que es complemento de la cátedra y cuya organización res- ponde al tipo de los seminarios alemanes y al de la Escuela práctica de Altos Estudios de París para hacer el examen crítico de libros y de trabajos monográficos de los obreros; ya en el Seminario de His- toria comentando jurídicamente el Quijote, poniendo de manifiesto el derecho en el teatro clásico español al estudiar los elementos jurí- dicos en los dramas de Tirso y de Calderón, en las comedias de Lope de Vega; bien ayudando á la clase obrera para mejorar su condición social ó siendo factor importantísimo en la obra de extensión univer- sitaria que en aquella prestigiosa casa realiza á fin de cooperar tam- bién, en unión de Posada, al establecimiento de un medio de publi- cidad que responda á los nuevos rumbos de la Institución, al ensanche de su doble misión de instruir y educar, fundando los Anales de la Universidad de Oviedo á semejanza de lo que se lleva á cabo en Escuelas de otros países. Frente á ese brillante cúmulo de méritos, agréguese la elevación de miras, la nobleza de sentimientos, la caba- llerosidad, la corrección de su forma, preciosas cualidades que le distinguen y hacen de Altamira persona grata y atractiva, tendremos una idea, por lo menos un esbozo, de lo que es el compañero cuya pre- sencia nos satisface sobremanera, cabiéndome la honra de presentar en esta solemnidad. Sed bienvenido á esta Universidad en la que vivimos identificados EL DR. ALTAMIRA EN NUESTRA UNIVERSIDAD 5 en el mismo pensamiento de preparar á nuestra ¡juventud escolar para la lucha por la vida; recorred sus jardines y corredores como si fuera vuestro propio hogar, en la seguridad de que sólo caras amigas en- contraréis á vuestro paso, compañeros solícitos por hacer vuestr: permanencia más agradable; y también una noble y digna juventud estudiosa que sabe responder siempre á un elevado sentimiento reci- biendo con júbilo á Maestro tan distinguido. Sed bienvenido á esta tierra de nuestros amores; que vuestra estancia en ella os sea de grata y perdurable memoria; y cuando allá lejos, en vuestra patria, evo- quéis el recuerdo de vuestras impresiones en esta tierra, surjan en vuestra memoria al lado de lo que pueda valer nuestra vida intelec- tual, el espectáculo de su incomparable naturaleza, sus cimas coro- nadas de agrestes y murmuradores pinares, como dice un elegante escritor, sus valles sombreados por gentiles y entrelazadas palmas criollas, sus llanuras cubiertas de cañaverales que semejan mares de movibles esmeraldas y sus ríos que parecen anchas y ondulatorias cintas de plata, como bello panorama de la más hermosa tierra que ojos humanos vieron, junto á las dulces emociones recibidas en los días que hubieseis permanecido entre nosotros. Sed bienvenido. CONFERENCIA DEL DR. RAFAEL ALTAMIRA LA OBRA AMERICANISTA DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO Honorable Sr. Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes; Sr. Rector de la Universidad; Sres. Decanos y Profesores; Señoras: Señores: Si no fuese un deber de cortesía sería una exigencia irreprimible de mis sentimientos, el que las primeras palabras que pronuncie desde esta Cátedra de la Universidad de la Habana, fue- sen palabras de reconocimiento; palabras de honda, de profunda, de sicera gratitud; las debo al Gobierno de la República de Cuba, en primer término, porque se ha anticipado á facilitar mi entrada en esta tierra, y la ha rodeado de todas las delicadezas de su aten- ción para que yo no encontrase diferencias entre aquella tierra que abandoné para esta empresa santa de fraternidad y esta tierra hermana de Cuba; las debo á la Universidad, que desde el primer instante me ha hecho sentir que yo era uno de los suyos, que yo era un compañero, que yo no era un desconocido ni un extraño, sino algo que venía aquí á ocupar un puesto en la labor de la formación 6 EL DR. ALTAMIRA EN NUESTRA UNIVERSIDAD del espíritu cubano, si no con el mismo derecho de aquellos que han nacido en esta tierra, con el mismo amor, os lo puedo asegurar, y con el mismo empeño de ser útil, que podría tener cualquiera de vos- otros. (Aplausos. ) Las debo á esa juventud entusiasta que ha calentado mi espíritu con sus afectos, su adhesión sincera y espontánea; las debo á la so- ciedad toda cubana que desde el primer instante me ha rodeado de tal género de halagos, ha puesto en mi alma tal género de atenciones hacia la suya propia, que ha realizado el milagro de que lo futuro se haga presente y que no sea ocasión esta de hablar del día de mañana, y de hacer augurios y votos por que mi permanencia en Cuba me sea grata, porque todo eso se ha realizado en un momento: yo he vivido mi permanencia en Cuba desde los primeros instantes en que pisé esta tierra. (Aplausos. ) Señores: La misión que me encomendó la Universidad de Oviedo no puede ser entendida, en lo que propiamente significa, con toda la corrección y con toda la claridad que nosotros deseamos, sl yo no comenzara por evocar ante vosotros la situación especial por la que atravesó España en sus relaciones con las repúblicas Hispano-Ame- ricanas durante un siglo. Aquella situación de apartamiento, aque- lla situación de alejamiento entre unos y otros, perfectamente lógica por parte de aquellos que habían creado su personalidad y que ha- bían tenido que crearla con violencias, rompiendo los lazos que la sujetaban y con desconocimiento—que modesta y humildemente con- fesamos—por parte de la Madre Patria, de los deberes que le incum- bían, incluso, y quizás más que todos, respecto de aquellos hijos que se emancipaban y empezaban á tener vida propia. En esta situación ha transcurrido un siglo, en el cual la vida intelectual de España y de los países hispano-americanos ha corrido por caminos diferentes, y en la cual España no ha hecho nada por que esta situación de apar- tamiento se rompliese en una forma sistemática, en una forma orde- nada, y viniese á enlazar lo que se había roto de momento. Ver- dad es que ni sangre española, ni espíritu español dejó de venir á fe- cundar esta tierra durante todo ese tiempo, porque nosotros envia- mos bien pronto nuestros emigrantes, que iban á fecundar las rique- zas naturales de los territorios hispano-americanos, y enviamos pro- fesores, enviamos maestros, no dejamos de enviar libros nuestros también; pero todo esto respondía á un orden de la vida muy dife- rente del orden intelectual: eran esfuerzos aislados, sueltos, empujes espasmódicos, que no ligaban entre sí, y que no acababan de romper EL DR. ALTAMIRA EN NUESTRA UNIVERSIDAD 7 aquella costra de indiferencia, de hielo que traía consigo el desco- nocimiento del valor real de las cosas, que había ido acentuándose día por día; y como los pecados llevan inmediatamente su penitencia, aquel pecado que cometíamos nosotros de mantener ese aislamiento por más tiempo del que hubiera aconsejado—incluso consideraciones de orden diplomático—llevó la penitencia de que alrededor del nom- bre y del espíritu español se levantasen fácilmente las leyendas que tendían á desconocer lo que había hecho y lo que seguía haciendo "para el mundo. Cierto es que la cuestión no se presentaba de igual modo respecto de Cuba: en primer lugar, porque apenas se ha producido aislamiento entre vosotros y nosotros; en segundo lugar, porque aquí la inmigra- ción no ha sido tan compleja como en otras Repúblicas hispano-ame- ricanas y el contingente español, con todo lo que representa, con todo lo que significa, con toda la obra admirable que ha efectuado en esta tierra, ha continuado siendo el principal, el más numeroso. Luego porque aquí, quizás por ese mismo efecto de que el aparta- miento ha sido menor, ha podido actuar durante menos tiempo, la leyenda no ha cobrado tantas alas, no” se ha desarrollado en forma monstruosa, como lo he encontrado en otros países hispano- americanos. Y en fin, porque ese mismo contingente de hombres españoles que vienen continuamente aquí á trabajar juntamente con vosotros, ha sabido, aprovechando las condiciones afectuosas del espíritu vuestro, compenetrarse tan hondamente con vosotros mismos, que toda la labor provisional que necesitaría la Univer- sidad de Oviedo para que fructificase la estricta labor intelectual que ella va á emprender, á saber: la existencia previa de un acuerdo social, en la cual se borren las diferencias y los hombres se hermanen por aquello que une, y no se distancien por aquello que diferencia, todo eso lo he encontrado hecho, perfectamente hecho, en esta socie- dad cubana, en la cual andan del brazo, los nacidos en la tierre peninsular y los nacidos en esta hermosa Isla, y hablando el mismo idioma, tienen los mismos gustos, los mismos ideales y los mismos amores. Pero á pesar de esto, la necesidad persistía aquí como en otras partes y la Universidad de Oviedo tuvo la conciencia del deber que le incumbía á ella como representante de la vida intelectual y docente española de romper esa situación, de acabar con ese equívoco, de hacer que terminase ese aislamiento. Y nació esa conciencia en ella, no por azar, no porque allí prendiese la semilla como hubiera podido prender en cualquiera otra parte, sino porque es allí donde 8 EL DR. ALTAMIRA EN NUESTRA UNIVERSIDAD debiera haber nacido, porque las cosas no ocurren sino en los sitios que tienen condiciones para que ocurran, y Oviedo, por un conjunto de cireunstancias que la imaginación distraída llama casualidad, y que el saber de las ciencias de los pueblos no se atreve todavía á bautizar, como ligeramente lo bautizaba la antigua filosofía del dere- cho, con nombre ninguno que suponga doctrina, hizo que allí en tierra asturiana, floreciesen los americanistas más empeñados en esta labor de confraternidad y de conocimientos mutuos, y que allí se congre- gasen todos los que más ó menos modestamente habíamos tenido la misma preocupación y habíamos escrito acerca de la necesidad de emprender esta campaña, y por el conjunto de todas estas circuns- tancias, sirviéndonos mutuamente su gestión los unos á los otros, fué haciéndose un depósito de hondas energías que no esperaban más que el momento para estallar y para fructificar en una obra práctica y positiva, y ese momento, lo acaba de recordar el Dr. Dihigo, fué en el momento de las fiestas del tercer Centenario de la Universidad, que hizo saltar la chispa y que luciese rápidamente, ante nosotros como en relámpago, la visión de toda la obra que habíamos de em- prender; fué—ahora sí quiero pronunciar la palabra—fué por un dicta- do providencial de la Historia: un profesor de la Universidad de la Ha- bana, allí, en presencia suya—él lo recordará—en uno de los banquetes en el cual quisimos testimoniarle toda la simpatía, todo el afecto, todo el amor que había despertado en nosotros, fué allí cuando espontánea- mente, sin llevar nada preconcebido respecto del asunto, el Rector de la Universidad de Oviedo, contestando á una indicación del Dr. Dihigo, se levantó y dijo: «Yo me prometo en esta ocasión, solem- nemente, que la Universidad de Oviedo irá á visitar á la Universidad de la Habana». Desde aquel momento la obra americánista de nues- tra Universidad empezaba á vivir. (Aplausos.) Con esto, señores, la corriente sentimental estaba ya establecida. Nosotros teníamos la seguridad de que seríamos recibidos con afecto, con cariño, que encontraríamos ocasión sustancial á la obra nuestra. Pero no basta esto; cierto es que el sentimiento constituye una de las fuerzas primordiales de la vida, á tal punto, que cuando la idea se queda en mera idea, viviendo en la esfera pura de la inteligencia, con toda la sequedad y con todos los ángulos cortantes que tiene esta vida, y no encarna en un fondo sentimental que haga vibrar hasta lo más hondo de nuestro corazón y lo traduzca en obra, la idea queda infecunda y no se realiza jamás en la vida. ( Aplausos.) Pero si es verdad que nos hace falta el sentimiento, si es verdad EL DR. ALTAMIRA EN NUESTRA UNIVERSIDAD 9 que no haremos nada en la vida si no lo amamos previamente, tam- bién es verdad que corremos riesgo si dejamos que las cosas vivan en puro sentimiento, que se desvanezcan y se esparzan y extiendan las fuerzas suyas infecundamente, en una pura explosión de sentimenta- lidad, y entonces nazca, como un fuego fatuo, pero no lejos, sobre la tierra, algo que ha de vivir eternamente. Y sintiendo nosotros esto, es por lo que queremos precisar el pen- samiento nuestro: traer, otra vez, del campo del sentimiento al campo de las ideas la idea de nuestro viaje y de nuestra obra americanista y queremos fijar esa obra en concepto, queremos razonar sus motivos, queremos convencer de sus fines, y queremos, sobre todo, evitar equí- vocos que una ligera inteligencia ó una malicia, tal vez, pudiera ha- cer nacer alrededor de la obra nuestra. Por eso es de exigir la ex- plicación que yo he de hacer en esta tarde. Y empiezo, señores, por fijar los caracteres que distinguen la obra americanista de la Universidad de Oviedo; y digo que el prime- ro de esos caracteres es el de ser una obra universitaria y sistemática, con lo cual se diferencia de todas las obras individuales, de todas las iniciativas que no han procedido de un cuerpo docente. Y por eso, por ser la primera vez que una Universidad española va á llamar amorosamente á las puertas de las Universidades hispano-americanas, y la primera vez también, que como en otros tiempos sus buques re- corrían y daban la vuelta al mundo, una Universidad española ha dado la vuelta al mundo intelectual hispano-americano; por eso esta obra excluye, en absoluto, todo factor personal y delega y separa al que es representante de la Universidad de Oviedo, de cualquier cosa que no corresponda, de una manera estricta, á la representación que trae aquí. El dejó al partir de la casa aquella, todo lo que en el mundo pueden decir los hombres de su nombre y de sus apellidos, para no ser más que el delegado de un centro docente que tiene un programa pedagógico en el cual comulgan, felizmente, los hombres de todas las procedencias y de todas las ideas, y que por eso puede ser programa colectivo, y que por eso se puede proclamar, en nombre de ella, por un hombre, que ha dejado, repito, á las puertas de la Universidad, cuando salió de ella, toda su significación personal. (Aplausos. ) Por esto mismo, por ser una obra universitaria, es una obra funda- mentalmente docente, que se dirige en primer término, y fundamen- talmente, también, á los centros docentes análogos, á las Universi- dades hermanas, á cualquier sitio, á cualquier corporación, á cual- quier grupo de hombres que se interesen por la obra de la educación, 10 EL DR. ALTAMIRA EN NUESTRA UNIVERSIDAD ya que felizmente entre vosotros y entre nosotros, la Universidad no se preocupa sólo de la pura educación superior, sino que tiende, tam- bién, su amorosa mirada, hacia la obra entera de la formación del espíritu del pueblo, preocupándose tanto del maestro primario, como de sus Doctores y sus Licenciados. Pero con ser esto, hay que decir que se engañaría mucho quien entendiese que es obra de vanidad, que es obra de exhibición. La Universidad de Oviedo no quiere, no pretende, no viene á enseñar nada, no viene á oficiar de maestro, no viene á mostrarse para que la ad- miren, ni ha enviado para la obra esta un hombre que tenga que lu- cir cualidades personales, que lleve dentro de sí ni la sospecha siquie- ra, de que él reclama un aplauso, una admiración, ni mucho menos que va á hacer ante el público que acude, por mera curiosidad á es- tas cosas, como la exhibición de un tenor de voz muy llena y des- arrollada que va á dar notas inverosímiles y que en eso estriba todo el éxito de su misión. (Aplausos.) La Universidad de Oviedo nunca pretendió enviar tenores: pero si hubiera pensado en eso, no hubiera sido ciertamente á mí á quien hubiese enviado. (Risas.) Por esto mismo las conferencias, que pueden ser en cualquiera otra manifestación de esta obra de acercamiento y de relaciones inte- lectuales entre los pueblos un fin, entre nosotros es un medio y un medio entre muchos; hay que dar conferencias, porque es la única manera de enfrentarse ante el gran público, porque es preciso decir las cosas en ocasión y ante concurrencia numerosa, en las cuales prenda, por lo menos, el fondo sustancial del espíritu; pero no signi- fican más que ocasiones que aprovecha la Universidad de Oviedo para hacer declaraciones respecto á su obra ó para daros á conocer lo que ella trabaja, lo que trabajan otros centros docentes españoles y cómo es el espíritu español en todo aquello que pueda importar para fundamentar los títulos con que ella llama á vuestras puertas y para desvanecer algo de aquella leyenda de que hablaba anteriormente. Por último, señores, la obra de la Universidad de Oviedo en este respecto, como no es obra de vanidad, tampoco es obra patriotera, y esto hace falta que yo lo explique, por lo menos. Pudiera creerse, que al venir una Universidad española á las Universidades hispano-americanas buscando el intercambio, buscando que suene allí su voz y el eco de su espíritu, nosotros pretendemos españolizar la América hispana en el orden intelectual, haciendo que desapareciese para absorberla, la infuencia nuestra, la nota propia y característica del espíritu de uno de estos pueblos. Esta creencia EL DR. ALTAMIRA EN NUESTRA UNIVERSIDAD 11 sería una creencia absolutamente falsa, en primer término porque nosotros no venimos á pedir solamente que se nos abran las puertas de las Universidades hispano-americanas para que se escuche allí la voz del espíritu español: pedimos que los profesores de las Universi- dades hispano-americanas vayan á la nuestra para que allí sea oído, también, el espíritu de vuestros pueblos; nosotros no venimos á dar sólo y á reflejar sobre vosotros nuestros espíritus; sino que venimos también 4 pediros, para que vengáis á nosotros para reflejar sobre nosotros vuestro espíritu y vuestra obra científica. ( Aplausos.) Y al propio tiempo que hacemos esta petición que envuelve ya un camino recíproco de influencias y excluye esa interpretación á que aludía yo antes, nosotros venimos á decir á los pueblos hispano-ame- ricanos—y yo fundamentaré esto después en otras consideraciones que se refieren á otros puntos del programa—venimos á decirle: mantened la obra propia, sed vosotros mismos con la más potente originalidad y virtualidad que podáis serlo, como el «Peer Gint» era preciso que lo fuera, dando á la obra entera de la civilización hu- mana lo más sano, lo más propio y vuestro que tengáis en ella. (Aplausos. ) Y así como España, en vez de querer absorber con su influencia lo que constituye el fondo sustancial del espíritu de estos pueblos, que tienen ya su personalidad hecha, incluso aquellos que andan buscando á tientas su espíritu cuando lo llevan hondamente en el fondo de su alma; al mismo tiempo que España, digo, no intenta en manera aleuna, absorber esta influencia, este carácter propio de los pueblos, no intenta tampoco, en lo que se refiere al intercambio, reducir y encerrar en un coto exclusivo las influencias que pueden servir para fundar, para formar el espíritu hispano-americano ne- gándose á otros que pueden ser fecundos y beneficiosos. En primer lugar, el pretender esto sería loco y sería vano; pero es preciso decir, señores, que ni por un momento lo hemos pensado, y menos que nadie podía pensar esto la Universidad de Oviedo, por cuanto sus miembros, que se enorgullecen de ser un producto de la obra educativa de un centro español, han fecundado su espíritu, sin embargo, abriéndolo ampliamente, á todas las influencias del mundo y yendo á colaborar con los profesores de todas las Universidades, cualquiera que fuese el idioma que hablasen y cualquiera que fueran las naciones á que pertenecieran. Lo que nosotros pedimos aquí, es un puesto al lado de las demás influencias que tienen derecho á formar vuestro espíritu; un puesto 12 EL DR. ALTAMIRA EN NUESTRA UNIVERSIDAD nada más, y con esa petición, más bien que ejercer un derecho, cum- plimos un deber, porque somos los más afines á vosotros en sangre y en espíritu también, porque hablamos vuestro mismo idioma, y ya en aquellos tiempos en que se agitaban los fundamentos del espíritu del pueblo alemán y concentraba su poderosa inteligencia todo lo que alentaba en la conciencia del pueblo, sin que se diera cuenta de lo que significaba, aquel gran profesor, hacedor de pueblos que se lla- maba Fichte, indicó, como el lazo que unía á todos los hombres de un mismo espíritu, la lengua común hablada por todos ellos y les decía: entended que una lengua no es sólo una creación de sonidos y palabras que usan otros pueblos; es todo una mentalidad, esuna ma- nera de ver la vida, es todo un sentido para la obra entera, espiritual y corporal del hombre; es lo que marca el sello indeleble que hace que un pueblo marche triunfante por la senda de la vida y deje hue- llas en la obra de la civilización. ( Aplausos.) Y como tenemos ese fondo común, nosotros tenemos un deber especialísimo, superior á otro cualquier deber que tuvióramos, y en este orden venimos aquí á entendernos con vosotros. Y ese deber traerá consigo como una consecuencia, que es, al mismo tiempo, condición de la obra misma, el que todas aquellas cosas que concibe el espíritu de los pueblos que no hablan el idioma nuestro, al pasar por el molde del habla caste- llana, las hagamos nuestras por traducirse en palabras, cuyo íntimo sentido no dice el Diccionario, pero por intuición imperiosa lo sabe bien el niño desde que comienza á balbucear las primeras pala- bras en su lenguaje, que ese sentido profundo que no puede declarar la gramática pero que está palpitando en el fondo de los pueblos y es en lo que se afirman las grandes obras, eso sea mejor entendido cuando se habla nuestro propio idioma, que cuando se nos habla en un idioma extranjero. (Aplausos. ) Y esto no es orgullo ni vanidad, es el ser de las cosas, y puesto que nos encontramos el campo preparado en esta forma, laboremos en él y aprovechemos todo lo que sea necesario aprovechar para que luego la madre humanidad no nos diga que somos holgazanes ó reza- gados. (Risas. ) Pero eso mism>, señores, por ese fondo común que hay en vos- otros y en nosotros, por esa sangre y ese espíritu que tenemos en el fondo de nuestra mentalidad y nuestra manera de ser, por eso mis- mo nuestros ideales desde los puros límites de las naciones, de cada una de las naciones particulares que constituyen el mundo hispano- americano, se levantan otras cosas más altas, se levanta aquello que EL DR. ALTAMIRA EN NUESTRA UNIVERSIDAD 13 es común, que es troncal, que es ancestral en todos y cada uno de nosotros por encima de las diferencias que nos pueden separar; y por eso nosotros vamos á despertar ó á fortalecer en el alma de los pue- blos hispano-americanos la conciencia y el sentimiento de esa: nota común y fundamental en la cual comulgamos todos y que es el sen- tido propio de nuestra obra civilizadora en el mundo. Sabido es que no son sólo los pueblos los únicos grupos que se caracterizan en las historias con notas de originalidad; no son sólo las naciones cada una de por sí en su pura individualidad las que tienen una forma de civi- lización, propia: en esfera más ancha, grupo de pueblos que recono- cen un tronco común, por cuyas venas corren gotas de sangre, común también, constituye un ambiente superior, en el cual la civilización se caracteriza de una manera precisa y exacta, que la diferencia de la civilización de otros grupos; y el grupo hispano tiene su nota propia, tiene su sello especial, ha dejado en la historia, no aquello que es perecedero sino que es fundamental y continúa teniendo en el fondo de su espíritu cosas que son comunes y que lo caracterizan profundamente en el concierto de todas las civilizaciones que se han repartido la obra común, humana. Y esto no lo decimos nosotros sólo, no lo reconocemos nosotros sólo en la introspección que cada uno pueda verificar por sí mismo, reconociendo en su espíritu la nota propia que lo diferencia del espí- ritu de un hombre que pertenezca á un grupo diferente de civiliza- ción, sino que lo dicen también los de afuera. Lo decía en són de desafío y en són de amenaza el mismo Fitche, á quien yo recordaba antes, cuando separaba radicalmente y de una manera dura para nosotros los latinos, pero de una manera perfectamente clara, al mun- do germano del mundo latino que se había formado bajo la base de la civilización romana. Y lo dijo aquel historiador alemán que siguió las huellas de Fitche, que representa uno de los grandes creadores de la ciencia histórica alemana, uno de los representantes del histórico Gervinus, alemán, cuando hacía la misma labor basando su estudio en hechos concretos de la historia europea. Y lo que acaba de decir en otra forma, no en sentido de hostilidad, sino de simpatía y amis- tad, ese gran psicólogo del pueblo español, ese escritor inglés que se llama Havelor Hellis, que ha estudiado de la manera más profunda que yo he visto hasta ahora los fundamentos más íntimos, más fe- cundos, más grandes del espíritu español y nos señala una nota per- fectamente distintiva que se extiende en lo que es común á todos aquellos pueblos á cuyos nacimientos hemos colaborado de alguna 14 EL DR. ALTAMIRA EN NUESTRA UNIVERSIDAD manera; y trabajando así por la nota común, trabajando por la ci- vilización hispana, y todavía más arriba por la nota peculiar de la ci- vilización latina, nosotros trabajamos por la humanidad y así como hemos sacado, primeramente, de las estrecheces de la patriotería la obra nuestra y la hemos elevado á una obra de carácter generoso y amplio, y después la hemos sacado de aquí y la hemos elevado toda- vía más á la consideración de una obra que abraza diferentes nacio- nes, cada una de las cuales tiene su independencia, soberanía y nota propia, ahora, la vamos á ver poniendo su vuelo por encima de todas las limitaciones de grupos y de pueblos y haciendo obra por la huma- nidad entera; señores, sabido es que así como el individuo no puede por sus fuerzas, por sus condiciones ingénitas, por su espíritu, por su organismo todo, representar á la vez, y con igual valimiento, todos los órdenes de la actividad humana, sino que cada uno de ellos por su propia actitud y por las circunstancias de la vida escoge un campo en el cual trabaja, y feliz él si ese campo va juntamente con las cualidades fundamentales de su espíritu, de la misma manera los pueblos no han podido realizar á la vez todo el ideal humano; cada uno de ellos se ha caracterizado con algo que conve- nía bien con las cualidades fundamentales del espíritu suyo y lo ha dejado como legado para la obra intelectual humana que fuese recogido, después, por los pueblos que no tenían aquella caracterís- tica y la sumasen con la suya propia, y ha sido ¡juntando los esfuer- zos de unos y otros como se ha ido haciendo la obra general de la civilización. (Aplausos. ) Pues bien, señores, nosotros faltaríamos á nuestro deber si descui- dáramos los del tronco hispano, los del tronco latino, el cultivo de nuestra nota propia, si no continuáramos haciendo de la manera más intensa posible aquello que podemos dar como obra original y propia al mundo; porque restarle un actor fundamental y hacer que se fun- da, como en una unidad, en la cual se absorben las cosas más origl- nales y más propias que el espíritu humano pueda hacer y que le quita la variedad de que la obra humana necesita para fructificar y desarrollarse en todo sentido. Debemos no olvidar, señores, que así como nadie se forma solo, como no hay espíritu ni individual ni social que llegue á representar algo útil en la vida que no haya tenido que fecundar su espíritu con la influencia de todos los espíritus ajenos, nadie llega á hacer, sin em- bargo, esa Obra útil si no llega á asimilarla y hacerla carne y sangre propia, si no llega á fundirla en su propia mente, y si no le da el y EL DR. ALTAMIRA EN NUESTRA UNIVERSIDAD 15 sello de su originalidad, porque solamente entonces es como puede presentarse como elemento estimable también para la obra común de la civilización. Y así no tenéis más que registrar la historia y ver que los pueblos que han dejado huellas de su actividad son pueblos que se han formado al contacto de miles de influencias, como Grecia, ninguno de cuyos elementos fundamentales de civilización dejarían de encontrarse en la civilización oriental; son pueblos que han tenido marcos bastante originales para hundirlos todos ellos y darle la apa- riencia de una obra nueva y le han impreso el sello de su propio es- píritu; y así somos nosotros y así necesitamos ser, necesitamos culti- var esa nota propia, porque ella es lo más grande y más perfecto que podemos entregar á la obra de la civilización, y no nos empeñemos en hacer lo que no está dentro de nuestra mentalidad; no haremos nunca nada tan perfecto como aquello que se compadece con nuestra vida espiritual. (Aplausos.) Así, señores, con esta actitud, con esta grandeza dentro de la cual no cabe suspicacia de ningún género, así soñé yo la obra esta en aque- llos días en que incubaba en mi espíritu, en que yo la iba discutiendo conmigo mismo é iba adquiriendo, cada vez que me enfrentaba con ella, una nueva faceta de lo que representaba y un nuevo sentido de su significación; así la soñaba yo tan grande y tan inmensa; pero por un efecto que se produce en todos los espíritus que aman verda- deramente la obra y por amarla se sienten pequeños ante ella, cuan- do llegó el instante de realizarla, en el momento en que la Univer- sidad de Oviedo me dijo: ve allá; ve á hacerla en nombre nuestro; todo aquél grandioso fantasma se desvaneció y yo no vi más que la modesta y sencilla visita de un profesor de una Universidad española á las Universidades hispano-americanas: un sitio reclamado en la tribuna, un rato de diversión, unas cuantas manos estrechadas, una serie de lazos de afectos creados para el miembro de la Universidad y para España. Y con esto empecé á poner en ella desde el primer momento todo ese amor vivo y hondo que había engendrado en mi espíritu—porque el amor es engendrador de suyo—que había engen- drado en mi espíritu la conciencia de que no me faltarían esas fuer- zas físicas para realizar la obra; pero ello, como todo lo que es ideal y así propio se fructifica, y por la acción se va extendiendo, ello fué ensanchándose á mis ojos y recobrando al contacto del entusiasmo y con la audición de estas palabras que palpitaban en el sentido, la obra nuestra fué adquiriendo proporciones gigantescas con que yo la soñé allá en mis soledades de Oviedo y fué convirtiéndose, en mi 16 EL DR. ALTAMIRA EN NUESTRA UNIVERSIDAD mano, como un cetro de nueva vida para todos los pueblos que ha- blan el idioma español. (Aplausos. ) Y en nombre de quién vinimos á hacer esa obra?; vinimos á ha- cerla, aparentemente, en nombre de una modesta Universidad pro- vincial de España que piensa en una patria nueva, la patria que llevamos todos en el fondo de nuestra alma y que por llevarla, la haremos—porque no hay fuerza más grande que la fuerza de un querer—y de un espíritu que siente, además, con absoluto desinterés el hacer colectivo, para el día de mañana, porque acaso no seremos nosotros los que recojamos los frutos; la España nueva es la España trabajadora, es la España abierta de espíritu, es la España generosa, es la España del programa quijotesco en lo más alto que ella tiene, es la España que ha olvidado en absoluto y que quiere olvidar, com- pletamente, porque recuerda que es ella la patria de Victoria y de Concepción Arenal, que quiere olvidar aquella enfermedad que pasó, como otras naciones están pasando, de la dominación y del imperia- lismo del mundo. (Aplausos.) Que quiere ser así, y que si no fuera así, preferiría dejar de ser, y que quiere lavar sus culpas de imperia- lismos pasados y quiere ser ahora el porta-estandarte de las naciones fraternales, el mantenedor de los derechos nacionales y el respeto á todas las independencias. (Aplausos. ) Esa España no piensa más que en ser cada día actor útil de la obra de la civilización humana, y como quiera que en esa labor ella sabe bien que si va con sus propias fuerzas, quizas naufragaría en el camino, viene á vosotros no sólo á infundiros algo del entusiasmo que ella tiene, sino á pediros también, vuestras fuerzas, para que nosotros salvemos, también, nuestra crisis, que la tenemos, y juntos podamos elevarnos á ese alto ideal de la patria hispana intelectual, de la patria hispana espiritual que yo aquí, con mi palabra torpe, os he querido pintar, pero de la cual estoy seguro que habréis visto á través de lo difícil de la frase, que no acierta jamás, por mucho que yo la torture, á expresar el fondo de mi pensamiento; habréis visto por las vibraciones suyas, en donde yo he querido que las tenga, todas las cosas que yo no digo, que están debajo, y que vosotros entenderéis perfectamente. (Gran ovación.) DEFECTOS OBSERVADOS EN LA EDUCACION ACTUAL: SUS REMEDIOS *? POR EL SR. RAMIRO GUERRA Director de la Escuela Práctica de la Universidad. La obra de la crítica es obra de comparación, de cotejo y de ajuste. Supone dos términos en presencia: un concepto ideal del asunto que se va á criticar, el cual existe en la mente del crítico, y un hecho ó un fenómeno real, objetivo, con el cual se compara el primero. Su- pone, además, un tercer elemento: un juez que falla, aprobando ó desaprobando. Este concepto general de la crítica es aplicable al caso en discurso. Al criticar la educación actual, tengo que comparar ésta, tal como creo que es en Cuba, con el concepto que me tengo formado de lo que debe ser. Este concepto puede ser y es variable de un individuo á otro. Es producto de la experiencia y del estudio; pero es producto también del concepto que cada individuo se forme de la vida. Lo que es producto del estudio puede tender y generalmente tiende á unificar los pareceres; pero lo que es producto de la aprecia- ción personal puede tender y por lo común tiende á diversificarlos. El hombre que cree que la vida humana no es más que una suerte de anticipación Óó preparación para la vida futura y que debe ten- der á la mejor realización de ésta, encontrará defectos en la educa- ción actual que no lo serán para el que crea que el reino de Dios debemos: aspirar á realizarlo aquí, en la tierra. El concepto de lo que es una buena educación ha variado y varía constantemente. Lo que era bueno para Solón no lo era para Licurgo. Loque el romano consideraba una buena educación, era abominable para los fervorosos cristianos de los primeros tiempos. El ideal educativo de los huma- nistas del Renacimiento no es el ideal educativo de los hijos de San lenacio de Loyola. El hecho es tan evidente que creo inútil in- sistir más en él. Sirve para inculcarnos una prudente reserva y evi. tarnos las afirmaciones de un dogmatismo ciego y estéril. También sirve para indicarnos que las opiniones personales son poco valiosas 1 Este trabajo fué escrito para los ejercicios de oposición al premio de Psicología Peda- gógica, obteniendo el premio su autor. Se publica 4 petición del tribunal. 18 RAMIRO GUERRA cuando no están respaldadas por la autoridad del genio ó del verda- dero talento. Teniendo esto en cuenta, trataré el asunto desde un punto de vista impersonal, en lo posible, tomando como bases para mis juicios las opiniones de pensadores y pedagogos ilustres y las conquistas de la psicología pedagógica. La división de la educación en intelectual, moral y física es un tanto arbitraria, pero establece una delimitación prudente en el vasto campo de la educación y facilita el trabajo de comparación y de crí- tica. La aceptaré en este trabajo, sólo para proceder en un orden metódico. ¿Cuáles son los más altos fines á que debe aspirar la educación en esos diversos aspectos? Esta pregunta previa es indispensable, por- que los defectos á que se refiere el tema que estoy desarrollando, se encontrarán en todo aquello que tienda á impedir la realización de esos altos fines ideales preconcebidos. Al contestar la anterior pregunta, generalmente se comienza por la educación intelectual; pero como entiendo que la educación, en su más amplio sentido, debe estar regida por un alto ideal moral, que constituye su nervio, su esencia y su razón de ser, comenzaré por ha- cer la crítica de la educación moral. ¿Cuál es el ideal moral de la educación actual? Aquí encuentro el primero y el más fundamental de sus defectos. La educación ae- tual no tiene un ideal moral claramente definido. Hablo de Cuba, porque no podría afirmarse lo mismo de todos los países. No es que nuestra educación moral se inspire en un ideal inadecuado ó mezquino, no; lo grave es que no tiene ninguno claramente definido. ¿Qué resulta de aquí? Una anarquía moral terrible. La conciencia nacional, sin una orientación segura y firme, oscila, vacilante y ciega, sin aspirar á la realización de un ideal moral elevado. No sé si se estará de acuerdo con esta dolorosa afirmación mía; pero creo que el hecho es evidente. El ideal religioso no existe; tampoco existe un ideal social, claro y preciso. Estamos en un período de crisis moral. Creo, por otra parte, que el fenómeno no es nacional, sino mundial, con sus excepciones, desde luego. En Francia, arruinado el ideal religioso, no ha podido aún hallarse otro con el cual sustituirlo. En unos países el fenómeno se acentúa más que en otros, pero en casi todas partes existe. Creo, pues, que el defecto más general de DEFECTOS OBSERVADOS EN LA EDUCACION ACTUAL 19 la educación actual es la falta de ideales que den algún contenido y alguna significación á la vida. Pero no debo limitarme, según exige el tema, á señalar el defecto sino á indicar su remedio. Consiste éste, naturalmente, en darle á la educación moral ideales en torno de los cuales cristalice, permíta- seme la frase, el carácter individual y la conciencia colectiva. ¿He- mos de encontrar esos ideales en lo pasado, en lo presente ó en lo porvenir? ¿Cuáles han de ser? No puedo responder á tan arduas cuestiones. Cada pueblo debe tener en cada época, sus ideales de vida y de acción, que resuman en sí las más nobles y elevadas aspira- ciones del alma nacional. Lo importante es que esos ideales existan, sean cuales fueren. El defecto capital de la educación contemporánea es el señalado. Es también la necesidad más premiosa que debemos atender. Pero descendiendo de ese campo de un ideal moral superior á un plano más bajo, pero no menos importante, tenemos que existe, de hecho, una educación moral. Ciertas virtudes prácticas, ciertos sen- timientos morales tienden á ser fomentados é inculcados en la escuela: la honradez, la veracidad, la benevolencia, la simpatía, la firmeza de carácter, todo el largo capítulo de apreciables cualidades que se vincu- lan en lo que se llama un buen ciudadano y un buen padre de familia. En este terreno, por lo menos, ¿procede acertadamente la escuela actual, ya que no el hogar y el medio social? ¿Aprovecha para su labor las enseñanzas de la psicología pedagógica y de los ilustres pen- sadores que se han ocupado en este interesantísimo asunto? Vamos á verlo. La educación moral eficaz es la que forma el corazón y fecunda el espíritu con la ternura y el calor del sentimiento. Es obra de sugestión, de libertad, de simpatía y de afecto, que se realiza, no me- diante la influencia de una inteligencia sobre otra inteligencia sino de un corazón sobre otro corazón. La educación actual presenta en este sentido múltiples defectos. Los antiguos creían que sometiendo á los niños á un régimen severísimo en el hogar, en la escuela y en la sociedad se ahogaban las tendencias peligrosas; y que enseñando el catecismo y la historia sagrada se inculcaba la virtud, se combatía el vicio y cultivaba el sentimiento religioso. No estamos tan lejos de aquellos tiempos como á primera vista parece. También nosotros creemos que cohibiendo la libre manifestación de la personalidad del niño bajo un régimen disciplinario basado en el despotismo del maes- tro, le preparamos para la vida de la libertad, y aque con incluir la 20 RAMIRO GUERRA moral en el horario de la escuela y dar dosis semanales de explica- ciones sobre lo bueno y lo malo, formamos el sentimiento, la con- ciencia moral de nuestros alumnos, y templamos su carácter. Nada más falso. La instrucción moral, ya se reciba en la casa ó en la escuela, no es precisamente la educación moral. ¿Cómo reme- diar esos defectos? Estudianlo mejor al niño, conociendo más á fondo cómo se forman sus sentimientos, cómo evolucionan éstos y ajustando á todo ese conocimiento nuestro trabajo educativo. El estudio de la evolución del interés ha sido realizado por inves- tigadores notables y ha arrojado viva luz sobre la evolución de los sentimientos morales del niño. Sepamos aprovechar esos fecundos estudios y demos mejor empleo á los medios de que se vale el educa- dor actual para influir directa y conscientemente sobre sus alumnos. Estos medios de acción pueden agruparse en tres clases: 19, medios preventivos; 2%, medios represivos; 32, medios estimulantes. Veamos la aplicación que hoy se hace de ellos. Los medios preventivos tienden á colocar el educando en una si- tuación tal, que no se presenten oportunidades para la estimulación de sus sentimientos groseros, antisociales ó de otra índole, reputados como dañosogs. Se crea así un medio artificial que cohibe la mani- festación de determinadas tendencias. No ya en el hogar, al cual no quiero referirme, sino en la escuela se cometen grandes errores en este sentido. Con el pretexto ó con la idea de suprimir el formulis- mo en la educación, se han suprimido prácticas y hábitos provecho- sós. Guardar los libros á una orden, ejecutar los movimentos de entrada y salida en clase de cierta manera, todo lo comprendido en el término «táctica escolar», son pequeños actos hoy en desuso, con- denados muchas veces en nombre de la moda ó del progreso y que, sin embargo, son factores no despreciables en la educación moral, por los hábitos de orden que ineulcan. Cuando se exagera el formulismo se militariza la educación y se agobia la personalidad del niño; pero cuando se suprime radicalmente toda fórmula, se llega á la anar- quía escolar, hermosa cuando teóricamente la expone un escritor ó cuando la practica un Tolstoi, abominable cuando se manifiesta en una escuela común. La educación moderna no concede bastante im- portancia á los medios preventivos. Es un defecto erave, porque siempre valdrá más precaver que tener que remediar, según reza un vulgar y antiguo adagio. En la aplicación de los medios represivos se procede con más acierto. Sin embargo, en la mayoría de las escuelas el castigo se DEFECTOS OBSERVADOS EN LA EDUCACION ACTUAL 21 aplica sin bastante dicernimiento. Los educadores creen que basta proceder, en la aplicación de los castigos, con serenidad y justicia. Se equivocan: en la escuela el castigo tiene, no sólo el carácter de una sanción social 4 base de justicia, sino también de una función edu- cadora. Todo castigo debe tener un objetivo pedagógico: Puede ocurrir que un castigo injusto produzca efectos saludables y sea, en rigor, un castigo adecuado desde el punto de vista pedagógico. Ci- taré un ejemplo: un niño suele llegar tarde á clase porque su aten- ción es tan fugaz y su voluntad tan débil que se distrae en el camino. En rigor, él no es responsable de su falta, no debe ser castigado. Pero si ese niño es pundonoroso y un castigo que actúe sobre su pun- donor le fuerza á ser puntual, dicho castigo es pedagógico y debe ser aplicado sin vacilación. Hoy hay la tendencia 4 dejarse dominar por un determinismo que excluye toda responsabilidad moral. Ese es un grave defecto en la aplicación de los medios represivos. Los medios estimulantes se aplican de manera más inteligente. Todavía se abusa de los premios, de los diplomas y de las medallas, pero todo eso tiende, rápidamente, á desaparecer. Hoy se pide al alumno su cooperación personal, se le agrupa en ciudades escolares estimulándolo á la práctica de acciones socialmente buenas, etc. Pero hay que establecer una distinción importante: esos progresos se han hecho en el terreno de la teoría. En la práctica la evolución es más lenta y la educación no tiene aún por base el sentimiento de la propia responsabilidad. Entrando ahora en el campo de la educación intelectual, podemos constatar, junto á progresos innegables, restos de supersticiones peda- gógicas que no debieran subsistir. La psicología pedagógica ha puesto de manifiesto que la imitación, el juego y la herencia son los más po- tentes factores del desarrollo mental. Sobre el último no tenemos acción ninguna, sobre los dos primeros sí. El niño imita por la tendencia de las imágenes motoras á llevar- nos á la acción y selecciona las acciones que ha de imitar con arreglo á sus necesidades de orden biológico. No se debe enseñar á un niño á hacer algo, es decir á imitarnos en algo, hasta que él no sienta la necesidad de hacerlo. Esto es fundamental si hemos de tener su cooperación natural y espontánea. Tan evidente y sencillo precepto, lo viola constantemente la escuela actual. Se enseña á escribir, an- tes que el niño sienta la necesidad de expresar sus ideas por escrito; se le enseña á leer cuando él no siente todavía la necesidad de asimi- lar el pensamiento ajeno, porque lo único que le encanta aún es la 22 RAMIRO GUERRA vida, la naturaleza, las cosas que ve, que gusta ó que palpa. Es de- cir que, á mi juicio, el defecto capital de la educación actual en el orden intelectual es que no se tiene en cuenta la evolución de los im- tereses del niño para disponer en el mismo orden las materias de estudio. Hay otros defectos no menos importantes. Todavía la en- señanza no es tan activa como debiera serlo. Los niños oyen más que hacen. Este defecto debe remediarse ofreciendo cada día mayo- res facilidades al niño para realizar por sí, para hacerse él mismo su educación. Todavía, en el terreno de la realidad, no se tiene en cuenta que á dibujar no se aprende sino dibujando, á dominar el lenguaje hablando y escribiendo. Otro gran defecto de la educación actual es el olvido constante del precepto fundamental de la pedagogía de que no debe avanzarse en la enseñanza sino poco á poco y de lo fácil á lo difícil. Las múl- tiples necesidades de la vida moderna nos acosan por todas partes; los programas se recargan, lo mismo que los horarios, porque la nece- sidad de enseñar mucho en poco tiempo á todos nos domina, y lo que la educación gana en extensión lo pierde en profundidad. Formamos muchas enciclopedias vivientes, pero pocos pensadores profundos y originales. Ahora, como en tiempos de Montaigne, el pensamiento propio se pierde, aplastado por la balumba de las ideas ajenas, amontonadas á toda prisa, desordenada y confusamente en el espíritu. Se debe pro- ceder con más calma, con más orden, con más sabia lentitud. La psicología, á4 la cual tenemos que hacer constantes referencias, ha puesto de manifiesto que las ideas, después que han penetrado en el espíritu, pasan á la región de lo subconsciente y sufren allí una lenta elaboración, una suerte de maceración, que requiere tiempo y reposo, al fin de la cual es cuando vienen á ser asimiladas, haciéndose con- sustanciales, digámoslo así, con el espíritu. La actual educación in- telectual es demasiado difusa, excesivamente precipitada en cuanto á la edad en que se comienza y en cuanto á la rapidez con que se pasa de unos asuntos á Otros. El análisis de los programas escolares de cualquier país lo pondría fácilmente de manifiesto. En la educación intelectual no sólo se saca poco partido de la imitación, sino se prescinde también de otro factor poderoso del des- envolvimiento mental: me refiero al juego. En el ejercicio oral expuse el concepto que la psicología pedagó- gica tiene del juego. No he de repetirlo aquí. También indiqué que éste no se utiliza, realmente, en la escuela. El juego, absurdo enor- DEFECTOS OBSERVADOS EN LA EDUCACION ACTUAL 23 me, es un factor de educación fuera de la eseuela, pero no en la es- cuela. Teóricamente se preconizan sus excelencias; en el terreno de la práctica no se hace uso de él. Se prescinde de él ó se le condena. Sin embargo, el profesor Binet, con sus ejercicios de ortopedia mental, la mayoría de los cuales son verdaderos juegos; educadoras como María Montessori que traducen en procedimientos prácticos los principios de la psicología pedagógica en este campo casi inexplorado, obtienen éxi- tos asombrosos, que ponen de manifiesto la dirección que deben tomar la educación actual y los maestros del porvenir. En la escuela no se juega, sino raramente, en los recreos. Hay que aprender la manera de hacer que los niños jueguen mucho, que aprendan jugando; por lo menos, en la primera edad, cuando el de- ber, la responsabilidad moral, no pueden ser los móviles de la con- ducta. Pasando ahora á tratar de la educación física, también encontra- mos defectos que señalar y remedios que proponer. La falta de un criterio científico en materia de educación física, trae como consecuencia una pérdida de energías inmensa y la ruina de millares de seres. Todos los higienistas, los paidólogos y los pe- dagogos que han estudiado los problemas de la fatiga, del surmenage y del reposo, han encontrado cargos graves que hacer á la educación contemporánea. ¿“Smith-Monard, Key, Mosso, la Srta. Yoteiko, para no citar más que unos cuantos nombres, han criticado el recargo de los programas desde el punto de vista higiénico, la larga duración de las clases, la mala distribución del tiempo, la funesta influencia de lo que el Dr. Mathieu llama el malmenaje escolar, etc. Los Dres. Engelsperger y Ziegler, de Munich, han probado que la escuela daña ó perjudica á los niños débiles en vez de contribuir á robustecerlos. Podría multiplicar los ejemplos, citando los edificios escolares, los exámenes, la despreocupación con que la escuela actual exige mayor trabajo á los educandos, precisamente en los momentos en que ocurren las crisis del crecimiento que debilitan orgánica y mentalmente al niño. Lo considero inútil, porque en este trabajo no se puede en- trar en una crítica de detalle que sería interminable. Termino. Los defectos que he señalado en la educación actual son de carácter general, y casi puede afirmarse que son, fundamental- mente, los mismos en el hogar, en la escuela primaria, en la secun- daria y en la superior ó universitaria. Sin embargo, he tenido más presente en este trabajo la educación que se imparte en la escuela primaria porque es la que á todos alcanza. 24 RAMIRO GUERRA No he querido entrar en una crítica detallada de la organización de la enseñanza ni de los métodos, porque si bien el término educa- ción es muy comprensivo, semejante crítica habría de ser muy in- completa ó requeriría, no un trabajo de pocas cuartillas, sino varios libros. La conclusión á que llego es una conclusión optimista. Los de- fectos de la educación actual son grandes, pero el progreso es evidente. El punto más obscuro es el de la educación moral, sin duda alguna. No terminaré sin expresar el deseo de que en este campo se haga luz, mucha luz, para aminorar en los que nos dedicamos á la ense- ñanza la turbadora preocupación que nos embarga por la conciencia que tenemos de la responsabilidad inmensa que afrontamos, al en- cargarnos de la alta misión de educar, sin estar plenamente conven- cidos de la eficacia de los medios de que disponemos para formar la la conciencia moral de las generaciones nuevas. En un plano más alto también lo deseo para el progreso de mi país y de la humanidad. CURIOSIDADES GEOMETRICAS POR EL DR. ALFREDO RODRÍGUEZ MOREJÓN Profesor de la Escuela de Artes y Oficios de la Habana Son muchas las obras de Geometría en las cuales no se dice una palabra respecto al valor que tiene el ángulo formado por dos tangen- tes trazadas á una circunferencia desde un mismo punto, no obstante la importancia que tiene el mismo por sus varias aplicaciones. En otras obras, como Rouchet, Amiol, Fisher, Vallin, etc., etc., se le considera como un caso particular del ángulo formado por dos secan- tes, y ya como corolario, ó bien demostrándolo directamente, estiman que tienen por valor la semidiferencia entre los dos arcos determinados en la circunferencia, y limitados por los puntos de contacto de ambas tangentes. El objeto de este modesto trabajo, no es hacer notar la falta en que incurren muchos autores, ó la poca importancia que otros le dan, pues nunca nos hubiéramos decidido á ello, como no lo hacemos con otras muchas omisiones ó deficiencias que hemos encontrado, por estimar que hablar de ellas no merece la atención de los cultísimos lectores de esta REVISTA que, sin duda alguna, las habrán notado como nosotros. Lo que pretendemos es demostrar que el valor del ángulo formado por dos tangentes, puede expresarse en una fórmula más precisa y práctica, deducida directamente, y no considerándolo como un caso particular del ángulo formado por dos secantes, fórmula cuya evidencia es tanta, que tampoco justifica estas líneas, si no fuere que ella nos permitirá deducir la propiedad que ha de tener todo cuadri- látero cireunscripto á un círculo, cuya propiedad no deja de ser cu- riosa, aunque sólo sea porque no la hemos visto consignada en nin- guna obra de Geometría. Ahora bien, nos importa mucho hacer constar que la publicación de este trabajo no obedece á que creamos se trate en él de alguna cuestión importante, ni mucho menos que vamos á dar á la ciencia un nuevo teorema. El título que encabeza estas líneas explica claramente el alcance que damos á esta cuestión. Se trata pues de simples curiosidades que, en nuestro deseo de no dejar dudas ni omi- siones en los conocimientos que nuestro deber profesional nos obliga 26 ALFREDO RODRIGUEZ MOREJON á trasmitir 4 nuestros discípulos, creemos pueda ser de alguna utili- dad á los que estudian esta ciencia. Sea pues A BC fig. 1% el ángulo formado por las dos tangentes que emanan del punto B. Desde el centro O de la circunferencia tracemos los radios O A y O C que sabemos son perpendiculares á las tangentes A B y C B respee- tivamente. Siendo la figura OA BC un cuadrilátero, sus cuatro án- gulos valdrán cuatro rectas, según el teorema relativo 4 la suma de todos los ángulos interiores de un polígono convexo. Tenemos pues ISI que Jos ángulos en A,0, B y C valen 3600; pero como los ángulos A y C son rectos, los otros dos, es decir los ángulos en O y B valen dos rectos, es decir: son suplementarios, pero el ángulo en O es un ángulo central, y por consiguiente tiene por medida elarco A D € compren- dido entre sus lados, luego el ángulo en B será igual á 180% menos el arco A DC, lo cual podremos enunciar del siguiente modo: El án- gulo formado por dostangentes trazadas á una circunferencia desde un punto tiene por medida: 180, menos el arco menor de los determinados por las tangentes sobre dicha circunferencia. Creemos que este modo de raluar el ángulo mencionado tiene la ventaja de que lo expresamos en función de una sola cantidad variable, la determinada por el arco A DC, correspondiente á un ángulo central, pues 180 es una cons- tante, lo cual facilita la operación á nuestro modo de ver, además, y esto es lo importante, se deduce el siguiente corolario: En todo cua- CURIOSIDADES GEOMETRICAS 21 drilátero circunscripto á círculo, la suma de los ángulos opuestos, es igual á 360% menos la suma de los arcos MENORES determinados en la circun- ferencia por los lados respectivos de dichos ángulos. Sea A BC D figura 2, el cuadrilátero circunscrito al eíreulo 0; Baz por lo que acabamos de exponer tenemos: A/A ma A=180% —Pq p/p me C=180 —m n sumando estas igualdades tendremos: A A A—|-C=360% —( Pq-|m n ) que es lo que nos proponíamos demostrar. CAMBIOS EN EL LENGUAJE 1 POR LA DRA. ISOLINA DE VELASCO Y FALES En cada lengua se verifica un combate continuo de las palabras, y las formas gramaticales entre sí. MAx MÚLLER. Para el filósofo, para el historiador, para todo hombre atento á la marcha de la humanidad, es un placer reco- nocer ese aflujo de inteligencia que se deja sentir en la lenta renovación de las lenguas. BRÉAL. Al fin hemos posado nuestra atención, venciendo los otros, sin número, llamamientos del medio, en un orden especial de fenóme- nos que despiertan, invariablemente, nuestra sorpresa y nuestro de- seo de investigación, llevándonos á exclamar con Spencer en sus Primeros Principios: ¿cómo aparece ese objeto, cómo ha llegado á estar en esas condiciones y cómo cesará de estar en ellas? Es ese precisamente el pensamiento de Max Miller expresado en su On the Stratification of Language: entusiasmado, sorprendido, wondering, como diría él, ante el fenómeno maravilloso de una lengua en toda su com- plicación: How was this labyrinth erected? How did all this come to be? En época muy lejana, y en oposicion á los estudios de los indos, el lenguaje, desde un punto de vista filosófico, despertó la curiosidad, suscitó el interés del pueblo heleno. Fascinado por este aspecto psi- cológico del mismo, olvida la palabra en sí, formula principios, se deleita en abstracciones, quiere resolver el problema de su origen, de su naturaleza, ó pretende, como Platón en su Crátilo, constituir una lengua ideal. El estudio fundamental, base primera de toda cultura helénica, es el realizado por los kprrixoi, ypapparixol, y los bidókoyor; CON- fundiéndose fácilmente sus campos se adunan siempre sus resultados, el conocimiento parcial de su lengua y el más perfecto de su bella y clásica literatura. Nada más se hizo; dándose el raro caso de que no obstante ser considerado el lenguaje en su propio valor revestido siem- 1 Tesis para el grado de Doctor en Filosofía y Letras, leída y sostenida en la Universi- dad el día 23 de Febrero de 1911; se publica en la REVISTA por recomendación especial del Tribunal. CAMBIOS EN EL LENGUAJE 29 pre de un interés especialísimo, transcurrieran siglos antes de que se iniciara su estudio en sí y por sí; extendiéndose ilimitadamente el campo de investigación, tratándose de analizar sus formas, y de ha- llar sus causas últimas. Un movimiento previo favorable se inicia con Leibnitz, que lleva al campo del lenguaje el método inductivo, reflejándose sus esfuerzos y los resultados de éstos en las obras de Hervas y de Adelung; más tarde en las de Catalina Segunda de Rusia; avanza en el sentido de la mejor orientación con la aparición de la lengua sánscrita, esa len- gua de los indios que según se afirma dejó de existir por lo menos trescientos años antes de Jesucristo; que fué aprendida por los misio- neros desde 1542 y cuyo conocimiento no fué propagado hasta el siglo xvii, merced á la Sociedad Asiática de Calcuta; conjunción de men- tes superiores que iluminaron el campo del lenguaje apuntando las relaciones que tuviera con otros idiomas, como así lo hicieron William Jones, Colebrook, Wilson, ete., y que de modo afirmativo determinó después el sabio jesuita Padre Coeurdoux al estudiar comparativa- mente el sánscrito con el griego y con el latín; cuyos resultados ofre- cerían más tarde una base admirable para que en el siglo xIx, con Francisco Bopp, surgiera ya firme la verdadera ciencia del lenguaje al sistematizar su gramática. Desde entonces, sólo desde entonces, pudieron los lingiiistas solucionar científicamente, entre mil otros, los no resueltos problemas de la antigiúedad. Como consecuencia de las magnas pesquisas que se efectuaron pueden señalarse, y ellos patentizan los esfuerzos de los investigado- res, los éxitos extraordinarios, si bien no definitivos, obtenidos, ya dentro del amplio horizonte de la familia indo-europea (consignados en la obra de Bopp, titulada: Gramática Comparada de las Lenguas -Indo-europeas), ya dentro de determinado grupo que cubriera de glo- ria, por las hermosas conquistas en él realizado, á Grimm, quien puede ser considerado en el sentir de Wheeler, como el fundador de la filología moderna por su Gramática Comparada del Grupo Germánico; esfuerzos todos que pudieran traducirse en la afirmación siguiente: toda adquisición en el campo lingiístico sienifica un estudio parcial previo seguido, invariablemente, por una consideración histórica comparada, sólo posible mediante una especialización, un estudio en extremo detenido, de los cambios en el lenguaje. 30 ISOLINA DE VELASCO Y FALES CAMBIOS IMITATIVOS Existe en el sistema nervioso una tendencia innata á la imitación. MAUDSLEY. En todo estudio sobre manifestación de existencia, sea cual fuere el orden físico, biológico ó social que se indague, se ve resaltar una condición común, que pudiéramos llamar ley general de repetición; al tratar de comprender su universalidad, se llega al convencimiento de que es esta condición una posibilidad de vida; el fenómeno de un momento sucedido por otro desemejante y más tarde por otro que di- fiera de ambos, supondría una resistencia seria, invencible para la vida: la imposibilidad de realización de ésta; y en general se puede decir «siempre que producir no signifique reproducir, todo se con- vierte en tinieblas ». Esta repetición en el campo del lenguaje lleva el nombre de imitación; como ¿mitación se estudia su influencia po- derosa en el desenvolvimiento general de la vida; pensando en élla propone Tarde la favorable sustitución de «Evolución Universal» por «Inserción Universal ». Tarde ha hecho un estudio tan completo de la imitación que pa- rece haber agotado la materia; quizás la haya exagerado. Su in- fluencia la atribuye á dos causas: causas físicas y causas sociales. Con- sideremos las primeras. Las condiciones físicas constituyen un factor de importancia tan primordial en el desenvolvimiento de la vida del individuo, que éste no sólo en cuanto á su personalidad respecta, sino en lo que se refiere á su vida social, puede comprobar que su desarrollo depende, de modo muy principal, de la influencia que sobre él ejer- cen las condiciones externas. El lenguaje articulado es un producto social: recordemos lo que ha afirmado Spencer refiriéndose á las con- diciones físicas, insistiendo sobre el efecto enervante del frío riguroso y persistente; se verá que el individuo para existir necesita gastar su energía, desplegar su actividad toda; sin que resten fuerzas, posibili- dades de progreso y civilización; y mucho menos vivirá las horas de pura imaginación que se resuelven en leyendas, que á su vez por el transcurrir del tiempo hayan de constituir la base de la historia, des- pués de haber sido la inspiración de una gloriosa epopeya nacional. Cree Spencer que los individuos en regiones de intenso calor, desple- sarán su actividad mental, pondrán generalmente en ejercicio todas las facultades que permiten una más perfecta vida social, en esas ho- ras más frescas del día y que preceden á la puesta del Sol. Lo cierto CAMBIOS EN EL LENGUAJE 31 es que en estas regiones se inicia el desenvolvimiento negado á los habitantes de aquellas que se caracterizan por un invierno intenso y prolongado; y al observar su efecto en el producto ó institución so- cial que se llama lenguaje, se verá que es en estos pueblos, un mero medio no desenvuelto de comunicación. La imaginación sin viveza es muy poco inventiva; la imitación es sólo por parte de la genera- ción que surge y que adopta la lengua de la generación que desaparece. También la topografía de un lugar influye en su lengua. Así ha dicho Ernesto Curtius: la naturaleza del suelo y el clima influyen sobre la lengua. Hay sonidos que parece como que predominan en los países montañosos, otros en los llanos y se hacen sentir estas in- fluencias locales en los países divididos en regiones. Así en los valles, penínsulas é islas, es donde mejor se conservarán las particularidades gramaticales que al fin se gastan por el roce y desaparecen en las erandes llanuras. El dorio, caracterizado por la tenacidad con que ha conservado las vocales primordiales, sobre todo la a, es el dialecto más rudo. Sus caracteres demuestran que debió ser el dialecto de la montaña, sus sonidos prolongados parece que necesitan pulmones vigorosos y habituados al aire puro de las montañas. Su forma y su expresión breves, convienen á una raza que no puede dedicarse ni aspira á formar palabras nuevas. Eljonio, cuya vida fué más có- moda, tiene un habla rica y floreciente en vocales, frente al dorio seco y vigoroso. En verdad que el alejamiento de la costa, la falta de altas montañas y de la vista del mar extenso, priva al lenguaje de bellezas que reflejarían las naturales; la situación de un pueblo en el interior de un país impide la comunicación con extranjeros, y sin nuevos modelos, poco se altera la lengua. En realidad es así y sólo así como se puede observar el lenguaje más persistente: dentro de su relatividad. Es así como puede estudiarse la lengua que no varía. Es la lengua del pueblo de viva mentalidad ó la del pueblo que se comunique con otros vecinos ó lejanos, la que permite el estudio más perfecto de lo que Tarde ha llamado «invenciones sustituíbles» é «invenciones acumulables ». Mediante ese estudio puede verse cómo al lado de un vocablo que designa un objeto, una idea, surge otro con sentido análogo hasta que triunfando uno predomina mientras no sur- ge Óó se manifiesta una nueva invención é imitación, —ó la imitación de un tipo extraño,—ó la extensión, por imitación, entre formas de una de las dos ó más que hayan coexistido. Así venció el romance en su lucha por la existencia frente al germánico; lucha que terminó, como bien se ha dicho, en victoria de la democracia, pues del pueblo LES ISOLINA DE VELASCO Y FALES => era el latín bajo, alterado y degenerado, que en su vida inicial de lenguas se conoció con el nombre de romance, y que en su desenvol- vimiento ulterior nos ha dado, entre otros, el francés; no sin antes presentar otro ejemplo notable de lucha de lenguas. Así se advierte en la extensión, por imitación, del dialecto de la isla de Francia, que en sus primeras modificaciones se llamó francés medio, ó viejo, allá por el siglo xv, y por sucesivas transformaciones se convirtió en el francés de hoy. De tipos ó invenciones sustituíbles ó acumulables presentan las lenguas ejemplos tan numerosos como variados; sus voces en general, su misma conjugación y declinación constituyen casos interesantes para una observación detenida. La lengua griega quiso olvidar su antigua, su primitiva conjugación en Ht cediendo su dominio á la más clara y regular en w. El deseo de claridad y de fuerza explica por qué se inicia, perdurando, la tendencia de aceptar glros y voces de lenguas extranjeras. Vése en la lengua inicial que su desenvol- vimiento significa una serie interminable de modificaciones, cambios incesantes de significados ó de formas (ó de ambas cosas), de la pa- labra en sí; alteraciones mil veces explicables por corrientes de imita- ción sugeridas por formas admiradas por su belleza ó vigor pertene- cientes á lenguas afines ó remotas, pero con las cuales ha existido ese factor esencial de todo progreso, esa posibilidad de civilización, ver- dadero medio de toda imitación: la comunicación. Laimportancia de sus efectos en relación directa con su duración, puede apreciarse en la historia de toda lengua. Es, en realidad, la historia del pueblo que la habla. De ahí que la influencia derivada de la reforma reli- giosa, de las guerras de religión, así como de las largas luchas que terminaron con los tratados discutidos en Osnabruck y Munster, ciu- dades de Westfalia, se aprecie en la lengua francesa por todo un con- tingente de vocablos extranjeros, formado, bien por términos milita- res, Como burgrave; burgmestre ó bien por otros como boulevard; blockhous, etc., etc. Y ya en tiempo muy cercano, en esta época de perfeccionamiento de toda posibilidad de comunicación, lo que significa á su vez, indu- dablemente, la posibilidad de especialización en el trabajo, y en úl- timo término la posibilidad de gran perfeccionamiento social por con- siguiente, dedicándose cada pueblo (como pudiera hacerlo en esfera CAMBIOS EN EL LENGUAJE 35 más limitada cada individuo) á aquello en lo cual le sea dable des- plegar mejor sus actividades y favorecer más el medio, se puede apreciar también en la lengua francesa la consecuencia de este con- tacto, que es comercial é industrial principalmente, en las innova- ciones de su vocabulario, que son á veces verdaderas sustituciones de voces propias por las que brinda, por ejemplo, el inglés: speech, sport, clown, club y que son aceptadas también por el español, incluídas en el capítulo sobre el barbarismo analógico. Para realizar un estudio histórico de la lengua francesa, para poder explicar ciertos cambios que no pu- dieran referirse al capítulo de la fonética, ni exclusivamente al de la semántica, hay que aceptarlos como un resultado de la imitación y buscar el modelo en alguna otra lengua quizás distante en cuanto á su origen y evolución, pero con la cual hubiese estado en contacto. No basta la consideración tan sólo del material propio para el estudio comprensivo de una lengua; es indispensable considerar detenida- mente los elementos extraños adquiridos en las comunicaciones, y que formando parte principal de la historia de un pueblo, siendo factor importante en la modificación de sus instituciones, llegan á tener vida después de dar origen á verdaderos duelos lógicos; sin que se observe el caso de una forma que sea exponente de la extensión sin lucha, de la victoria sin guerra. Es indudable que la posibilidad de imitación puede expresarse de esta manera: comunicación, semejanza de los relacionados. Siem- pre inestable el hombre en sus emigraciones características de grupos, desde las épocas más remotas de la antigiiedad, hizo que á todo mo- vimiento respondiera el terror, por lo menos la alarma, en el grupo vecino y que se tradujera en conquista, en dominación más ó menos duradera, la significación de todo contacto, de toda comunicación. Cierto es que el aspecto de ésta es independiente de su condición de tal, ya sea su carácter el del terror que inspiran las huestes del vencedor glorioso, ya el grato producido por las relaciones pacíficas, quizás amistosas, de dos pueblos que se sorprenden al ver el especial y desconocido desenvolvimiento de una ó varias actividades del espí- ritu humano. Y he aquí que poco después se vea al que admira imi- tando; el orgullo soberbio del Pueblo Rey, cediendo al encanto irresis tible de la belleza divina y majestuosa de Atenas, coronada por Pín- daro con la misma corona que tributara á Safo, Alceo; olvidan el amor á la antigúiiedad expresado por Cicerón en el n2h4l mihi antiquins ISOLINA DE VELASCO Y FALES -- paa est; olvidan su propia lengua, para admirar siempre el modelo de no soñadas perfecciones; procurando primero conocerlo, para después aventurarse á emplearlo á fin de llevar á la lengua patria sus metros y sus giros. La extraordinaria influencia de la lengua y de la litera- tura de los helenos, sólo pudo ser contrarrestada, en cuanto á su imi- tación, por un llamamiento al sentimiento nacional, á ese patriotismo que había permitido á los romanos dentro de los límites posibles, el cumplimiento de su ideal, el imperio universal. Al pueblo griego, ca- paz de dejar impresión indeleble en el poderoso de la antigiiedad, es al que viene á corresponder la gloria de surgir del olvido como norma de civilización, no exclusiva, es verdad, pues la inspiración de los hu- manistas lo fué el clasicismo greco-romano, pero sí principal, puesto que lo era de modo directo é indirecto; y en cuanto al Renacimiento, fué la expresión de la admiración, del respeto hacia esa antigiiedad perfecta; respeto, por lo tanto, temor amado, impresión ejemplar, imi- tación; imitación que había de permitir las épocas de gloria, las eda- des de oro de esas lenguas que nacieron en los siglos IX y X. Y he aquí que nos encontramos frente á un problema de princi- pal importancia y que quiere Tarde resolver con esta única fórmula: imitación. ón el nacimiento de las lenguas romances, obscuro inso- luble problema según el sentir de gran número de conocidos lingilistas, se ve el fenómeno de invención en lo que significa este cambio, alejamiento de la lengua tipo; el latín, en este caso, extendido por la corriente de imitación-moda, proporciona la única explicación posible de las semejanzas advertidas entre las lenguas neo-latinas y que cons. tituyen su característica. Dicho esto así, pensando en el fenómeno en abstracto, en el caso de una lengua, fuente principal de muchas, parece que se ve la comprobación de esa ley de la evolución compuesta, de ese tan insistido paso de lo homogéneo á lo heterogéneo, tendiendo cada vez á ser más heterogéneo. Y sin embargo, la idea de Gabriel Tarde no es insistir en una divergencia progresiva y continua, sino por el con- trario hacer resaltar la imitación como una posibilidad de uniformi- dad; y si es cierto que no podrá él dejar de admitir el principio general, dado el homenaje de profundo respeto que debe á Spencer, le entusias- ma más otra tendencia también general é irresistible, la del perfeccio- namiento de comunicación, que permite una semejanza cada vez más extendida; y se manifiesta esta tendencia, según Tarde, en el campo del lenguaje por el predominio del neologismo, afirmando que una len- gua que se propaga á pasos de gigante tiende ú4 convertirse en universal. Se refiere Tarde al inglés. DI CAMBIOS EN EL LENGUAJE 3 = La imitación nivela, armoniza; el grado de civilización puede afirmarse que está en relación directa con la uniformidad que á ella se debe. A los grupos no desenvueltos corresponde una lengua que varía mediante imitaciones voluntarias y conscientes, siendo éstas lentas en su divulgación. Pierden ese carácter las imitaciones al evo- lucionar el grupo, y su plasticidad responde al número cada vez mayor de individuos cuya iniciativa en determinado orden se aprecia y ad- mira, dando los modelos que se han de imitar, constituyendo como en el campo del lenguaje el orador, el poeta, el literato en general, las fuentes que han dado vida á grandes corrientes de imitación: pictori- bus atque poetis semper fut aequa potestas. Yl verdadero genio litera- rio convierte esta libertad en posibilidad de perfeccionamiento, en producción de desconocidas bellezas en la lengua que utiliza; á la admiración sucede como efecto la imitación. Aun cuando no sea ésta la que extienda las creaciones ó producciones de un mismo grupo, en la imitación de lo propio se puede apreciar la verdad de la afirma- ción; se ha visto comprobado ya en la interesante civilización romana y también se podría ver á los persas abandonar lo propio por aceptar lo que les brinda la civilización de los árabes; y tanto persas como árabes, con la fuerza irresistible de los que pueden erigirse modelos, fuentes de imitaciones, se presentan á los ojos de los turcos, y los conquistadores de fuerzas resultan conquistados por la civilización. Las lenguas, pues, debido á una corriente imitativa que puede lla- marse de moda, son aceptadas y generalizadas en territorio no propio, pero por su repetición tornará su carácter de imitación-moda por el más fijo que llama Tarde de costumbre; así llegará á ser propio lo que tuvo origen extranjero, hasta que una nueva invención, ó quizás una reacción formidable que tienda á hacer predominar formas antiguas de la lengua propia, interrumpa la cadena; con el material antiguo ó nuevo el ciclo se repite. Una idea perfecta de las invenciones ó innovaciones seguidas de corrientes de imitación más ó menos pode- rosas, de onda más ó menos amplia, de vida de más ó menos duración, la dará la historia; bastará seguir las invasiones, las conquistas de las naciones desde remotos tiempos, para ver los casos innumerables de esa aceptación de la lengua del extranjero, de esas imitaciones de efectos trascendentalísimos; y así se comprenderá por qué dijo Tarde que la historia debía definirse el destino de las imitaciones. La imitación, por lo que pudiera hacerla aparecer caprichosa, puede afectar dentro de una lengua á algunas de sus formas, pudiera ser tan sólo 4 uno ó más de sus vocablos. Múltiples ejemplos po- 36 ISOLINA DE VELASCO Y FALES drian citarse; quizás no haya otra lengua como la inglesa para pre- sentar un caudal tan considerable de vocablos aceptados de lenguas extranjeras, y donde más se observa esto es en el inglés que se habla en los Estados Unidos, por ser esta nación el tipo más perfecto de composición demótica. Se ha afirmado que cinco séptimas partes de las palabras inglesas se deben á las lenguas clásicas. Indiquemos algunos ejemplos de la conversación corriente: el hebreo le ha brin- dado: sabbath, jubilee; el español entre otros muchos: cigar, mosquito, negro, creole, tornado; del francés ha aceptado: esprit, chaperon, eti- quette; el italiano ha permitido el uso de: opera, domino, casino; y continuando así la lista podría hacerse interminable. Lo que reviste mayor interés en el español por ser fenómeno que se realiza, es la adopción de palabras inglesas, algunas de las cuales responden á instituciones inglesas; unas se refieren átérminos de jue- gos: base ball; lawn-tenis; croquet; otras como meeting se han castella- nizado; ó como smart-set, evening-tea, high-life, han logrado gran acep- tación, han obtenido su carta de naturaleza en el grupo de los barba- rismos analógicos. De los efectos beneficiosos de la imitación no puede: presentarse ejemplo más admirable que el de la aceptación del sistema de letras de la escritura fenicia, tomada por ésta de la egipcia, primeramente por los griegos con quienes sostenían los fenicios relaciones comercia- les; pasando más tarde, como toda la cultura helénica, á enriquecer y perfeccionar la propia del pueblo romano. Tanto los griegos como los latinos modifican el alfabeto de los fenicios; pero no es nuestro objeto detenernos en estas modificaciones, las cuales, las primeras y pudiéramos decir las principales, consisten en la consignación de las vocales, para más tarde, allá por el año 550 A. D., según Kirchhoff, intercalar las vocales largas. Es punto fuera de toda duda la importancia excepcional de la len- gua latina en las investigaciones que se efectúen en el campo del lenguaje. Ella brinda buena oportunidad para aquilatar mejor su mérito al estudiar los vocablos que se acepten de lenguas extrañas y que la haya empleado en la confección de sus voces para expresar un concepto con más fuerza ó con mayor perfección. Estima Edward Adolf Sonnenschein, que el latín, como órgano de cultura, puede ser considerado en tres grandes períodos; primero: como órgano de cultura modelado principalmente por Grecia; segundo: como órgano de la Iglesia Cristiana; y tercero: el latín de la edad media. Mas esta división excluye la consideración del latín en su importancia CAMBIOS EN EL LENGUAJE > =] moderna; no puede decirse que es ahora el órgano de la ciencia como lo fué de la Iglesia. Su dominio en este campo es más limitado. Se refiere, en general, á la nomenclatura, á las clasificaciones; y tal es, en efecto, la importancia del modelo clásico tantas veces imitado, que á la lengua del Lacio se acude para hallar la designación de toda nueva invención ó descubrimiento. Por lo ya dicho se puede pues afirmar que, puestas en relación dos ó más lenguas, resultarán por imitación extendidas sus formas, conservándose quizás su pureza ó bien sufriendo la refracción del me- dio; es decir, modificándose según las leyes fonéticas de la lengua que las acepta. Cada lengua en sí, comprendiendo formas que por el uso llegan á ser propias, no es más que una sucesión interminable de invenciones ó innovacciones, y de imitaciones que las extienden. Las invenciones responden á un problema de mayor ó menor impor- tancia; guardando una relación muy directa, se apreciará su acepta- ción y duración; como dice Tarde: «son esas invenciones las mon- tañas de donde parten los grandes ríos de imitación ». Se ha hecho resaltar como condición primaria é indispensable al considerar la imitación, la de la asociación, la de la comunicación de los individuos; es además esencial para que exista tal imitación que exista previamente la creencia en lo inventado ó innovado, enlazado con el deseo de imitar aquello en que se tiene fe. De aquí que la imitación sea tanto más poderosa, más perfecta la extensión, cuanto mayor la importancia de la necesidad á que responde. La extensión de las imitaciones en general, está siempre en relación directa no tan sólo con el poder del foco de donde parten, sino también y de modo muy especial de las posibilidades de comunicación, como ya hemos indicado anteriormente; condición en la cual se debe insistir. La imitación, pues, irá extendiendo su campo, á4 medida que avanzando el tiempo se perfeccionen las posibilidades de relaciones dentro de un mismo pueblo y de pueblos entre sí. Es apreciable la tendencia siempre creciente de uniformidad de la civilización; so- bre todo en una época como la nuestra que parece tener como problema principal el mayor espacio en el menor tiempo. Y de aquí, teniendo en cuenta todo lo dicho, podrá ver el que niegue en la cien- cia del lenguaje el monofiletismo, que la lengua única podría ser que existiera con sólo cambiar su época: no corresponderá al inicio de la civilización, será más bien un producto de ésta. La lengua incipiente de la familia, que por imitación voluntaria ó forzosa se extiende al clan y á la tribu, para después preponderar en la nación; o) ISOLINA DE VELASCO Y FALES el dialecto que en ésta vence en la lucha con las que le disputan el predominio, que significa la posibilidad de vida, estableciéndose y extendiéndose como el standard dialect, permite seguir ¿n mente este mismo proceso á través de las épocas en su significación y exis- tencia de un standard language no único pero sí universal; aunque no sea esta universalidad más que el mero privilegio de un momento, en el lenguaje, como en toda otra manifestación de existencia, se cumple el principio de la instabilidad de lo homogéneo. CAMBIOS ANALÓGICOS La analogía no es más que una de las numerosas formas de la asociación de las ideas. HENRY. The force of analogy is one of the most potent in all language—history; as its makes whole classes of forms, so it has the power to change their limits. WHITNEY. Interrumpida la existencia uniforme del lenguaje, modificada la cualidad que podría ser su característica, la inmovilidad de sus ex- presiones; impedida la posibilidad de una forma misma y de un mismo sentido en la vida de una lengua, surgen á la consideración diversas causas, principios directores que presiden los fenómenos psicológicos del lenguaje, y entre ellas adviértese sobre todas, aquella que sin ser conocida en verdad por lo; griegos, es para gran número de lingiiistas modernos la causa más general: el medio, como diría Bréal, de importancia primaria, en los cambios incesantes del len- guaje. Algunos estudios profundos y múltiples han tenido por motivo este factor de cambio; la analogía en su apreciación deficiente, par- cial, separó las escuelas de los anomalistas y de los analogistas; por efecto de su consideración más profunda se vieron surgir dos hipótesis, una fué aceptada por los paleogramáticos, la otra constituyó principio característico de la escuela neogramática, de oposición. Parece responder á la necesidad de este momento, al deseo de ofrecer la explicación necesaria del porqué de su extendido campo, el estudio de la analogía por Bréal en su Ensayo de Semántica. Los cuatro casos en que hace resaltar la influencia de la analogía podrá decirse que responden todos, de un modo general, al deseo, CAMBIOS EN EL LENGUAJE 39 siempre imperante, de evitar un esfuerzo. Para él esa tendencia constituye el primer caso; le sigue el deseo de conseguir más claridad; la tendencia de subrayar una oposición ó una semejanza, insistiendo por último, en la inclinación general de ajustarse á una regla antigua ó nueva. Y como el campo delineado en determinada materia con- siente en lo que es posible obtener más fácil resultado, de ahí el que, separados los aspectos bajo los cuales pueda realizarse su estudio, permita, refiriéndose á este asunto, la más fácil y rápida comprensión. Nos favorece la idea previa que permite esta síntesis de la influencia de la analogía que presenta Bréal. Iniciemos ya su estudio para tratar de hallar la comprobación de lo expuesto; é insistamos en que sus efectos pueden apreciarse en el lenguaje todo, y en toda época de su historia. Al realizar un estudio lingúístico ó filológico, la atención se re- concentra ya, de un modo instintivo, pudiera decirse, en las dos lenguas tipos de la antigúiedad; de ellas se esperan los primeros y más perfectos ejemplos; esperanzas no defraudadas si se atiende en este momento á la conjugación tanto de la lengua griega como de la latina; su estudio es una manifestación incesante del poder que ejer- ce y del dominio vasto que reclama esa fuerza que llamamos analo- gía. In griego se presenta el caso notable, evidentísimo del predo- minio de la conjugación en e sobre la más antigua, la menos regular, en Bt En la conjugación griega son puntos de esencial interés el aumento, elemento propio de los tiempos históricos que se observa como sílaba prefijada ó bien en el alargamiento de la vocal del verbo; y la reduplicación que caracteriza los tiempos completos de verbos con consonante inicial. Y como una prueba de cómo en el aumento ha ejercido influencia el fenómeno de la analogía es que se advierte que ¿éého, doublet, de Bérw, posee formas con aumento temporal %9ehdov que referido falsamente á dh han podido por analogía dar nacimiento al aumento largo de iBovAóunv. También por la misma causa se ve cómo la reduplicación ática el en emga ha hecho que se haya introdu- cido un aumento en e en el aoristo en las formas excepcionales rapedipOnoav, Siedéx8n como señala Kubner en su Gramática Griega. En lo tocante al aumento temporal que consiste en el alargamiento debido á una contracción pro-étnica, como dice Henry, sólo es regu- lar en la transformación de e Ó a en nm; ña, 4yov, y de o en u, ápro; en los demás casos es analógico, como igualmente puede observarse en aquellos verbos que comienzan por á privativa porque tienen un aumento temporal analógico ySvvárovv es forma imitada de %yov. Justo parece, al analizar la declinación, tratar de observar los 40 ISOLINA DE VELASCO Y FALES efectos que se producen merced á la fuerza de la analogía, con una consideración forzosamente breve delos casos del sánscrito, del griego y del latín. Cinco en esta lengua como en el griego, antes del siglo de oro, para después ostentar ocho como el sánscrito, debido al descubri- miento del ablativo por Julio César, del instrumental por Quintiliano, y del locativo por la gramática comparada. Fijando la atención en el caso nominativo, se observa el mismo ex- ponente en sánscrito, griego y latín, persistiendo en la declinación de gran número de sus temas; la influencia del exponente s ha cam- biado la forma, quizás el género, de algunos temas, aumentando de esa manera la importancia del exponente al ser mayor el número de temas que afecta. Así por influencia analógica de formas como Oeós se ve, por ejemplo, veavías originariamente forma femenina. Muchos de los nominativos que no sufren esta modificación, es decir, que se mantienen sin s llegan 4 considerarse como verdaderos vocativos. Algunos han querido suponer un nominativo con s y otros sin s pri- mitivamente; explican así la dificultad. Hasta ahora no ha pasado de ser esto un mero deseo. Dela característica del acusativo se afirma que no tuvo tal significa- ción originariamente; quedó, según se ha dicho, como forma particular de este caso por extensión debido á la importancia de los casos en o de los que era propia; correspondiendo á éstos con gran fijeza m conso- nante ó sonante según la letra que le preceda. Cuando se ve faltar esa m se puede explicar la excepción por la influenca analógica de otra forma como se advierte en sánscrito en a, griego a y latín em, debido á una m sonante que, como dice Henry, reduce á un tipo único todas las formas de las tres lenguas, con la sola excepción del sánscrito vrác-am. El estudio del caso genitiro permite también observar los efectos del poder de la influencia de la analogía. Las características verda- deras del genitivo son las siguientes: es, os, s, Predomina la os en “griego; y en latín la es convertida en ís. No es general ni uniforme la aplicación: hay casos de excepción en que la terminación en «as por ejemplo, vía (Brugmann ), resulta así por la influencia, por la fuerza de la analogía en este caso siguiendo formas en o. Discurriendo so- bre la forma ae hay muchos que no quieren aceptarla como un mero resultado de cambios fonéticos, sino que pretenden ver también en ella una posible influencia analógica del dativo y del locativo en ae. Difícil es siempre tratar de hallar la forma primitiva de un sufijo y esforzarse en seguirla en sus alteraciones á través del tiempo y de las lenguas. Nunca más certera la afirmación que en el caso del su- CAMBIOS EN EL LENGUAJE 41 fijo del dativo. Se insiste en el diptongo «¿como forma primitiva; mas, ¿quién se atreve á señalarle de modo categórico ese origen en latín al dativo amori, patri, marmóri?. Poco subsiste una forma en el priveligio de ser exclusiva ó con la propiedad de no cambiar. Con la forma que se asegura como originaria en at, se vió subsistir la forma modificada en %; en los temas en o, %; surgiendo más tarde q y ou, y que por extenderse por analogía su campo de aplicación y haberse generalizado su uso, quedó como forma principal. Y así siguiendo pudiera estudiarse en todos los casos en la declinación todas las alte- raciones diversas que se distinguen como cambios analógicos. Se vería cómo esta influencia puesta en acción desde el ario proétnico, estableció, según Brugmann, la forma ¡a como propia del locativo; 4 era forma propia de los temas en 2; muchos otros no en ¿ aceptaron la 4; de ahí que se estableciera por el dominio que le diera el poder de la analogía como forma propia primitiva de este caso. Se ha afirmado que en la lengua primitiva, estudiada con tanto entusiasmo por Schleicher en su Compendiuwm (completado este estu- dio por Curtius), no se puede ver característica especial del ablativo; siendo aceptada, en general, la propia del genitivo, excepción hecha de los temas en o que ostentan las formas en ed y od. He aquí el interés de estas formas: su extensión por influencia analógica á otras per- mitió, por su generalidad, la posibilidad de separación de la propia del genitivo; es decir se fijó una terminación especial de ablativo. Y también por analogía surgieron las formas posteriores en ád—éd—d refor- zado su uso según Brugmann por ser propias del ablativo tanto como del instrumental. Habla él en su Gramática Comparada de las Lenguas Indo-Germánicas, de la lucha ya en período histórico de la forma 1d y e propia del instrumental; y aunque concede, refiriéndose al latín de modo especial, una extensión por analogía, muy considerable á la for- ma en e, afirma que nunca llega á gozar el privilegio de exclusivismo. El caso instrumental del que dijo el célebre gramático Quintiliano: quaerat etiam, sitne apud Graecos vis quaedam sexti casus; et aput nos quoque septimi, presenta dos formas sobre las cuales han discutido los lingúistas al referirse ásu antigúiedad. La opinión de Johannes Schmidt apoyaba por supuesto, la forma primitiva en e, siendo para él esta vocal más antigua que la 4. El descubrimiento de la e en - armenio estableció la alternativa: ó se incluía el armenio en las len- guas indo-europeas ó existió en esa lengua primitiva que por primera vez intenta Curtius seguir en su evolución histórica en que se advierte como primitiva la vocal e VE y Lo afirma Schmidt; lo acepta Del- 42 ISOLINA DE VELASCO Y FALES briick, pero con una condicional. Y esta forma e que quieren demos- trar como primitiva, insiste Schmidt que es la propia del instrumen- tal. No laaceptan Osthofí ni Brugmann; para ellos es la a, la forma que corresponde á la lengua inicial, que se observa común en sáns- erito, propia de formas pasadas en griego, restos de lenguajes que permiten apreciar lo que fué: así redá; dpa; mas al hallar la forma en e en latín, pede por ejemplo, afirma Brugmann, que es mera deriva- ción de la forma peda; queriendo siempre hacer resaltar como origil- naria la forma en a, que él mismo afirma se observa en sánscrito primeramente en los temas en o y por extensión analógica en los demás; constituyéndose forma propia del instrumental. Dentro de la conjugación, y refiriéndonos á las influencias analó- gicas de la flexión temática sobre la atemática, se advierte bien la alteración de algunas formas aisladas ó bien el pase de verbos com- pletos de la flexión en pu á la flexión en e; en cuanto al primer caso, que es como dice Henry el más raro, se citan las formas eolias de la tercera persona tibn, yédar, por ribno:, *ysdaii y en Hesiodo Setkvo, en que la ausencia de la terminación procede de la analogía, de la flexión temática. Por el contrario, muchos indicativos de todas clases han pasado completamente á la conjugación en w. En el campo de la fle- xión nominal también puede apreciarse la influencia de este factor tan importante en los cambios del lenguaje, pues la desinencia del nomina- tivo neutro, resulta semejante á la del acusativo, por un fenómeno de analogía proétnica. En la declinación ática se explica la pérdida de la desinencia del acusativo que se ve en hayó por Aayóv, se explica la caída por analogía con el imparisílabo +po igual ipwa; en cuanto al nomi- nativo general en ns (-as) débese á la analogía de los temas en 0, y como la s final resultaba el índice légítimo de todos los masculinos en -q*-a) y se propagó por toda la clase; tal aceptación lo fué por la ana- logía que se nota con las formas trrro-s, olkos. Analizando el vocalis- mo del sustantivo rómss surge la duda de si existió ó no la forma rróAmos, lo que depende, como expresa Henry, de la legitimidad de la ática tródeos; caso de no haber existido como rókeos no ha podido salir de rróevos; preciso es admitir que esta final en que la e no es estable y se cambia frecuentemente en o, procede de la analogía de ypapéos igual ypagños. Al estudiar los pronombres personales y al fijarnos en el de tercera persona se aprecia que el nominativo neo-jónico y ático ageis y el acusativo ootas, aeás parece que obedecen á la analogía del genitivo aetwvv. En otro orden de cosas veremos al concretarnos á las perturbaciones vocálicas cómo el alargamiento de los temas nomina- CAMBIOS EN EL LENGUAJE 43 les monosilábicos, como kkAór-s, oxóm-s, óp, resultaría inexplicable si no se admitiese la influencia sobre algunos de ellos de la s final del nominativo, influencia que se ha extendido por analogía á los otros casos. Las formaciones del tipo arpupáúw frente á orpépw y orpopí de- bióse á alguna perturbación analógica del género de la de kAóy. También podemos añadir que las alteraciones consonánticas se pro- pagan por analogía en formas derivadas. Asimismo en las lenguas romanas la pobreza de la composición se suple por medio de nume- rosos sufijos derivativos, pero como cada uno de ellos tiene múltiples funciones, la analogía es la que nos advierte la que tiene en determi- nada formación; en francés cuando se habla de un bananier con tal que se sepa que la banane es una fruta, la analogía de las palabras conocidas como pommier, advertirá que bananier es el árbol que produce el fruto y no donde se le conserva ó el plato en que se le sirve. En el período monosilábico se nota la analogía cuando se usa eul como dimi- nutivo en lugar del casi-homófono eu! (niño). En las lenguas agluti- nantes y en el grupo uralo-altaico se observa un hecho importante que parece se debe en parte á una influencia analógica y es la armo- nía vocálica. Entre otros hechos de analogía que pueden señalarse en el período aglutinativo, puede citarse la desaparición del dual de los nombres y de los verbos por confusión con el plural. Entre las lenguas indo-europeas y sobre todo en el latín, se aprecia en la forma- ción de temas, cómo dos palabras pondus y foedus resultan una excep- ción entre los temas en os que exigen la vocal del radical en el primer grado; parecía natural fuese *pendus y *feídus como genus, teixos; pero como es imposible una alteración analógica del tema, es nece- sario suponer un antiguo temaen o sea pond-u-s-1, como vulgus-i que ha pasado con posterioridad á la flexión — us — es — is. En cuanto áfoedus el pase es aceptable merced á una tentativa de disimilación de foedus (feo) y foedus (cabrito). El sánscrito presenta en la conjugación altera- ciones debidas á la analogía; la formación de los aoristos sigmáticos es una especie de tejido de analogía como señala Henry; el condi- cional sánscrito es de origen analógico. Brugmann, refiriéndose al acento, señala también las innovaciones analógicas por las que cambia de lugar el acento, como se ve en sánscrito sápta siete, áshta ocho, comparado con el vedico saptá, ashtá, por analogía con náva, dáca. La influencia analógica motiva el canibio de acento de una palabra, así éxvpós en vez de *ékupos por causa de éxvpá Ó de revdepós. La analogía es fuerza que tiende á uniformar pero es siempre con el material que presenta una semejanza, una unidad ya establecida. H ISOLINA DE VELASCO Y FALES El lenguaje extendido y mantenido por imitación, resultaría inaltera- ble no obstante transcurrir el tiempo, si no fuera por la influencia con- siderable de esas innovaciones ó ¿nvenciones madres que trastornan, mo- difican un orden establecido, por el poder creciente de la influencia analógica. Esto se ve confirmado en el estudio del acento, en la mayor intensidad con que se pronuncia un elemento si se consideran letras, ó bien una sílaba, ó la misma palabra tomada como elemento principal dentro de la frase. Al fijar la atención en el griego estí- mase bien la fuerza que ahora se estudia modificando la antigua liber- tad en colocación de acento, subordinándola á la consideración de la cantidad, y haciéndola depender de la relación con la sílaba final; y al juzgar más tarde modificaciones que son tan sólo reflejos de la acentuación latina, se ha visto que esta forma de acentuación es la que ha predominado en las lenguas posteriores, en las lenguas ro- mances ó neo-latinas. En el castellano puede observarse cuán fija ha sido la colocación del acento siguiendo el modelo latino. Para cono- cer la posición del acento en el verbo es indispensable la considera- ción de la cantidad y de la analogía; la cantidad de la que no podrá decirse, como afirma Lanchetas, que es el tiempo invertido en la pronun- ciación; es preferible no definir, conformándose con indicar que se apreciará por el tiempo invertido en la pronunciación; sus modifica- ciones tanto en el griego como en el latín sienificaban otros tantos cambios de lugares del acento. La analogía era la única fuerza que se oponía á tales cambios y si fué poderosa en las lenguas de la antigúe- dad su importancia, también es grande en la fijación del acento en el verbo castellano, en el cual se observa persistiendo, como ya se ha in- dicado, el acento del latín. Un nuevo movimiento se manifiesta en la tendencia á cambiar en esdrújulas las palabras graves siguiendo la corriente analógica. Así se oye y se acepta: ¿ntérvalo por interválo; con menos generalidad, cólega por coléga. Nada más interesante que observar esta inclinación que se manifesta en la lengua de las clases inferiores, en el dialecto del pueblo; la atención se ve atraída por el vocablo corriente mendigo; se verá con cuánta firmeza se resiste la fuerza imitativa para dejarse llevar por la influencia más poderosa en este caso de la analogía, que les permite (recordemos aquí lo que dice D. Eugenio de Ochoa) deleitarse pronunciando méndigo; así como convertir telegráma en telégrama; todo lo cual demuestra el poder de la tendencia analógica que contrarrestando vence la también natural de la imitación, que tiene como sostén, la fuerza de la inclinación conver- tida en costumbre. CAMBIOS EN EL LENGUAJE 45 Véase en inglés, la tendencia á alejar el acento de la sílaba final á la que afirma correspondía en el año primitivo; así: ¿ntérested por interested; advértisement por advertisement; áddress por addréss. Y con- tinuando así podría apreciarse dentro de la consideración histórica del desenvolvimiento del acento, que sus desviaciones gran número de veces se refieren como efectos á la influencia de la analogía; y que aun más, sin pruebas evidentes se tiende á insistir en esa fuerza como cau- sa; así á ella se debe, cree Brugmann, seguramente por influencia de estudios anteriores que le habrían demostrado el poder y predomi- nio de la analogía en los cambios de acentuación, la libertad de acen- tuación en las lenguas báltico-eslavas. - El profesor Sayce, insistiendo sobre la singular importancia de la analogía como agente de cambios, afirma que su acción es grande toda vez que comprende tanto la estructura como la significación de las palabras. La forma modificada según la colocación del acento, se altera también en cuanto á su cantidad. En latín podía ser ya breve, ya larga la vocal á la que siga muda y líquida; por influencia de los casos en que permanece breve se ve el cambio: vitrum; en realidad vitrum, que procede de vistrum, vidtrum de la raíz vid. Hartel, en su explicación de la « y a final de palabra, afirma que la a originariamente tal en plural neutro se hizo breve por influencia de la ú de acusativo ( roSá ); así á formas como hkeyovo. se debe pues el que se acostumbrara el pueblo griego á hacer breves las finales en «. Del estudio comparado de las lenguas, de la consideración histó- rica de su morfología, puede hacerse la siguiente afirmación, que la mayor variedad ó mejor, la mayor alteración de las formas, la mayor dificultad en el estudio de las palabras en sus transformaciones y re- laciones, la obscuridad mayor en cuanto á la solución de los verdade- ros problemas de la ciencia del lenguaje, corresponderá á aquellas len- guas que más veces han sufrido la influencia poderosa de otras veci- nas, quizás vencedoras, que afianzándose en muchos casos como tipos, promueven corrientes de asimilación que se traducen por profundos cambios. Difícilmente podrá dudarse de esta afirmación que parece consecuencia forzosa de estudio hecho con todo detenimiento. Pero si se quiere aventurar algo y hasta incluir la manifestación de que las lenguas más alteradas son á la vez las que tienden hacia la mayor sencillez y significación, podrá advertirse cómo algunos lin- gúistas se atreven á admitirlo, otros dudan y muchos niegan. Los ejemplos que se consignan á continuación de la lengua inglesa no es con el objeto de intentar una prueba respecto á la afirma- 46 ISOLINA DE VELASCO Y FALES ción segunda; deberán considerarse como una mera ilustración de la primera. Modificada la lengua inglesa desde su desenvolvimiento ini- cial hasta su completo desarrollo por la influencia de otras extranje- ras, puédese observar, partiendo de los celtas, elementos diversísimos, recuerdos de dominaciones que se sucedieron; la que no pudo com- pletar Julio César; la poderosa realizada por los anglos y sajones que hicieron predominar su lengua que es la que modificada se conoce como el viejo inglés y dieron nombre al territorio; también pueden apreciarse las alteraciones debidas á las invasiones de los escandinavos ó daneses; y se ven destacar los efectos de la influencia poderosa de los normandos. Igualmente el latín, la bellísima clásica lengua del Pueblo Rey, modelo que quieren asimilar las lenguas que nacen en las tinieblas de la Edad Media, extiende su influencia sobre la lengua in- glesa, primeramente en tiempo de los anglo-sajones, sobre todo desde el punto de vista religioso; más tarde de un modo mediato, por con- ducto de los normandos, y por último de un modo directo, y bien puede decirse exagerado, después que los humanistas iniciaron, con sus estudios, ese delirio de antigiiedad que se llamó Renacimiento. La lengua inglesa presenta innumerables casos de alteración en la estructura de las palabras por movimiento analógico; resalta en los nombres la formación del plural. En anglo-sajón se veía gene- ralizada la terminación an, más tarde en; la conquista de los nor- mandos, su preponderancia en todos los órdenes se comprobó en el del lenguaje; la terminación del plural en s se afirmó extendiéndose, á expensas de la antigua en en ó en r ó en ren que se rechazaba para aceptar la que ofrecía la lengua de los vencedores; llegaron á ser excepciones las formas: oxen children y la influencia de esa s sigue siendo tal que da lugar á incorrectas formas. A semejanza de books chairs pencils desls se ve formar: mans tooths foots; la antigua forma de éste en el viejo sajón era foti, cambió la vocal o en e por influencia de la vocal final (si bien es verdad hay autores que afirman fué debido ála influencia del acento) y ésta más tarde se per- dió, siguiendo también la influencia analógica, viéndose así converti- da la forma en feet; á su vez bool: que debía de hacer su plural beel, acepta la forma del mayor número de los nombres y es books el resultado de esa fuerza á la cual puede referirse una serie interminable de alte- CAMBIOS EN EL LENGUAJE 47 raciones. El estudio de los adjetivos demuestra el sistema regular de comparación : small smaller smallest sweet sweeter sweetest tall taller tallest La terminación del comparativo tanto como el del superlativo se retienen como tipos; el individuo inculto, el niño, olvida los límites del campo de su aplicación, y así se ve: good. goodder gooddest bad badder baddest beautiful beautifuller beautifullest En los verbos, un movimiento semejante significó la decadencia de esos strong perfects que se caracterizan por el cambio de vocal y que se observan en las formas que subsisten: drink drank; grow grew sit sat; blow blew El pasado caracterizado por su terminación en dental se extendió con señalada preferencia; en su avance de afianzamiento se puede ob- servar la tendencia hacia una uniformidad que significa el error de querer asimilar á formas como: love — loved; walk — walked; talk — talked, wash — washed las que erróneamente se construyeran : run runed, por ran go goed, por went drink drinked, por drank come comed, por came etc. Y en los ya lejanos tiempos en que se iniciara esta lucha por pre- ponderar, es decir, por subsistir, en las formas del pasado se puede observar en algunas la dental hoy final, seguida de la vocal e: lokede schulde; perdida esa e, alterada la estructura de la palabra por el mo- vimiento analógico general, que presentaran las formas blacke black Hfeshe flesh weeke wezk towne town backe back feare fear thiefe thief poore poor aske ask keepe keep doe do En las palabras compuestas puede observarse el efecto de esta fuerza viendo el predominio de determinada partícula; así después 48 ISOLINA DE VELASCO Y FALES de la invasión de los normandos la partícula mis perdió importancia, se vió por mis-like, dislike; y así dis-taste, dis-agre; subsistiendo sin embargo en formas como: mis-laed; mistake; mis-deed. La analogía modificando las estructuras de las palabras convierte nombres en adjetivos; así, por la extensión de la terminación en y se obtiene: earthy—healthy—wealthy; haciendo surgir adverbios, por la unión á adjetivos de ese reflejo de una forma de caso de adjetivo compuesto, de la sílaba ly, que permite las formas: truly; grandly; nobly. Al escribir esto se recuerda la expresión de Whitney: The force of analogy is in fact, one of the most potent in all language-history; as makes whole classes of forms so út has the power to change their limits. Los cambios de pronunciación se aprecian con mucha menos cla- ridad; signos de indicación existen, pero para considerar el fenóme- no en su totalidad sería necesario oir á Chaucer por un individuo del siglo xIv; llegando á Shaskespeare, escuchar al genio inglés de boca de uno de sus contemporáneos. Sin embargo, se puede percibir la tendencia de hacer cortas las vocales; al inglés que pudiera llamarse moderno pertenecen 0, Ud, í; y al afianzarse esta tendencia especial- mente en la región Norte de los Estados Unidos, ha producido dife- rencia notable en la pronunciación comparándola con la del Sur; véanse palabras como: tomatoes root roof La pronunciación más suave corresponde al Sur; el inglés en ge- neral debe al francés, por corriente analógica, una modificación de sonidos fuertes, ásperos, que significó su suavización. En la consideración de los efectos que pueden referirse á la ana- logía, es de importancia la diversidad de significación dada á un mismo vocablo; trascurriendo el tiempo llegará á ser la forma un mero símbolo que podrá representar sentidos diversos y alejados, dado que una sucesión posible aunque ligerísima, permite un lazo analógico. Debilísimas semejanzas, perdidas con frecuencia á la observación vulgar, han permitido la extendida y variada aplicación de: post arm head branches Llegamos ya á lo que el profesor Wheeler llama contaminación de formas, se trata ya no de varios significados para una sola palabra, sino del caso contrario, un mismo sentido en dos ó más formas, las cuales surgen á la vez al ser necesario expresar la idea que CAMBIOS EN EL LENGUAJE 49 exteriorizan, y por combinarse dan forma intermedia que, partici- pando de ambas, carece de sentido: begining comencement begincement compeler obligar combligar explico comprendo explendo También se ve esto en sintaxis; son interesantes ejemplos de combinación : Fare thee well, de Keep thee well y Fare well, y sobre todo las que vienen á ser las formas enfáticas de la lengua vulgar: I can't do nothing; de I can't do anything; Í can do nothing I won't do no work; I won't do work. IT awil do no work. Cuncta fluunt. La palabra de hoy reviste forma, encierra sentido, que puede afirmarse no ha sido la de ayer, y. es más, se puede aventurar no será la de mañana. Múltiples causas hacen resaltar profundos y muy diversos cambios, que borran características origina- rias, haciendo obscura la filiación de las lenguas, y muy difícil la cla- sificación de las mismas. En el lenguaje, las incesantes modificacio- nes agrupadas por Whitney en cambios de formas y de significación, pérdida de elementos usados, producción de material nuevo, se atri- buirán 4 muy diversas causas; mas, entre todas sobresaldrá la que puede señalarse como fuerza de unificación, tendencia á agrupación, deseo de asemejar por facilitar, expresión verdadera de la tendencia general de evitar esfuerzos, manifestación en el campo del lenguaje de esa verdad siempre sentida, siempre visible: human laziness. CAMBIOS FONÉTICOS To become acquainted with regul- ar phonetic development in its pur- ty we must substract all such results of analogical action, and then consi- der that the natural development of sounds can be best studied in those languages which are as nearly as pos- sible in a state of nature. DELBRÚCK. El análisis de las voces proporcionando el modo de estimar mejor las modificaciones que sufren su- formas en extremo interesantes y 50 ISOLINA DE VELASCO Y FALES diversas, permite también que se destaquen las que han llegado á ser consideradas base, eje de toda investigación lingiiística. Ningún otro grupo puede, como éste, distinguirse por el número y valor de las con- troversias que se ven surgir en sucampo; y al discutirse las causas de estos cambios, señálanse entre otras las siguientes: raza, estructura, clima, y topografía; sin que ninguna en conjunto ni aisladamente goce de aceptación general Afirmar la unión íntima de la raza y de la lengua es pretender dar existencia á una relación de vida sólo posible ¿n mente. La historia de la humanidad es una prueba en cada uno de sus mo- mentos de la unión íntima sí, pero no indisoluble de raza y de len- guaje. De todos esos atributos, es su lengua el último que cede, es el homenaje que más tarda en rendir el pueblo vencido; es su vínculo de unión, ha sido el medio que ha permitido la formación, la inte- gración de un sentimiento común, ha constituído la posibilidad de de una creencia también común; participando directa y principal- mente en la conservación y trasmisión de ese núcleo síntesis de las experiencias de los ya pasados, base de la civilización de los que sl- guen, y que se denomina tradición. Pero aun así, siendo la expre- sión del fondo mismo de la vida de un pueblo, se puede ver con fre- cuencia cómo vencido en la lucha por la existencia, cediendo, des- aparece y subsiste el pueblo que lo habló. Los cambios fonéticos atribuídos á especialidades anatómicas pue- den considerarse constituyendo un capítulo dentro de los llamados, en general, de raza. En verdad si pudiera demostrarse que existen esos "ambios, podría entonces afirmarse que la lengua de una raza desapa- recería, sí, pero que la que le sustituyera se vería modificada por especialidades que caracterizaban á la lengua que había desalojado. Lotze dice que la organización especial influye en las condiciones de las palabras; que la selección de sonidos usados por un pueblo puede obedecer á peculiaridades en la estructura de sus órganos vo- cales; así, hablando de los habitantes de países montañosos, afirma que prefieren sonidos agudos. Merkel y Scherer, entre otros, han pretendido demostrar que existen peculiaridades anatómicas que son causas de especialidades lingiísticas; Dobrizhoffer y sobre todo Wundt, el gran psicólogo alemán, disipan la ilusión, sustituyendo la causa fija, estable, por la 'ariable que se llama uso ó costumbre. No es fácil descartar como factores de cambios tanto el clima, como la topografía; la incertidumbre de que se ven revestidos los efectos señalados impide el que desaparezcan con un estudio inicial, CAMBIOS EN EL LENGUAJE ol deficiente, capaz sin embargo de hacer firme en Whitney la convic- ción de la imposibilidad de existencia, de la relación de causa y efecto que con tanta energía defiende y sostiene Osthof!. Otra causa de cambios es la ya vista en juego en los dos órdenes de alteraciones anteriores, el agente generalísimo de modificacio- nes ya bien conocidas, la constante tendencia hacia el'menor es- fuerzo. Con razón se ha afirmado que el dominio de la fonética es el propio de las discusiones; Sievers atacó la teoría de economía de "esfuerzo, de ese principio que pone de manifiesto la pereza mental más bien que la física como pasa al no percibirse la distancia de la cantidad de la vocal en larga ó breve en ruso y más extensamente en las lenguas romances. Dejemos ya la consideración de causas; los factores podrán discu- tirse; los efectos existen presentándose, como asimilación, disimi- lación; omisión; sustitución; metátesis. Ejemplos de asimilación : Progresiva Regresiva agrigultura — agricultura | paraJepepípedo — paralelepípedo entotology — entomology | bibélula — libélula Como caso especial de asimilación debe considerarse la contrac- ción, ya verificada en un mismo vocablo, ya en dos consecutivos; es decir, la sineresis ó crasís que evitaba á los griegos el disgusto del híatus. Contracción que se resuelve en vocal larga: rtáyad4 de ra áyadd Hay casos de desaparición de vocal, de consonante y de sílaba, por lo tanto se incluirán dentro de los de Omisión elm—elem acribed—ascribed (Wells) paralepípedo—paralelepípedo Del español podría hacerse una lista interminable de palabras en que se pierden consonantes intervocálicas.. En latín hay casos de omisión ó síncopa por pérdida de vocales. Se puede observar también la supresión de sílaba, en casos que son vulgarismos debido á la velocidad de enunciación; causa de cam- bios con especialidad señalada por algunos lingiistas; por evitar dificultad; factor negado por muchos como ya se ha visto, en formas en las cuales como Labana la Habana Laduana la Aduana, 92 ISOLINA DE VELASCO Y FALES se puede apreciar el error que consiste en la enunciación, no en la percepción. Síncopa Navidad por Natividad Hidalgo por Hijodalgo Sustitución Er—el dácrima—lácrima aput—apud Disimilación ávvorós por ávurrós, — éeverrar por tpevóra., — rev dr vaL, por re00hvas Es también interesante el estudio de las alteraciones vocálicas observables en el caso de Asimilación Diulius — Duellius; eam, la 7 en contacto con a o u se convier- te en e. Ningún caso más admirable de asimilación que el llamado armo- nía vocálica, propio de las lenguas del grupo uralo-altaico y que con- - siste en la alteración de la vocal de la terminación por influencia de la dominante de la raíz: At-lar; ser-mek; ev-ler. Se ha querido afirmar que existe un fenómeno igual en las len- - guas arias, refiriéndose al umlaut del alemán; fenómeno explicado por primera vez por Teodoro Jacobi como debido principalmente á la anticipación psicológica de la vocal del sufijo y sobre el cual trató despuís en sentido más general Boehtlingk al decir: «que una pa- labra indo-europea es realmente una unidad en el sentido de que el que habla cuando pronuncia la primera sílaba es como si hubiese pro- nunciado mentalmente toda la palabra ». Al hacer un estudio del alfabeto se ve, que así como á las conso- nantes parece corresponder una fijeza mayor, una estabilidad relati- vamente más perfecta, á su vez son las vocales las mejor y más constantemente distinguidas. Tanto unas como otras cambian con mayor ó menor frecuencia ó facilidad; así se pueden apreciar las modificaciones de las vocales, las permutaciones de las consonantes formuladas en la célebre ley del inmortal Jacobo Grimm, fundador de la moderna ciencia del lenguaje en el sentir de Wheeler, ilustrando las cuales presenta Papillon el cuadro que intercalamos: CAMBIOS EN EL LENGUAJE Ot TABLA GENERAL DE LA LEY DE GRIMM Gótico y Alto SONIDOS ORIGINALES Sánscrito | Griego Latín Bajo Alemán| Alemán Kh | gh (h) K haa: b) 2 k Aspiradas . Th | dh (h) 0 el 19) d b Id O) (o) y o) b p C e (3) Y g k dh Medias....< D d $ d t ZZ ( B b B b ¡DA ft, ph K k K ec, qu Da) a ok Tenues.... le t a b tha d p TT p MS LN E Consideremos en general algunos cambios de consonantes. Las m—n—y, son las consonantes más inmediatas á las vocales; las semivocales ¿2u, con gran facilidad se ven convertidas en yw. Las consonantes más distantes de las vocales, antítesis de la «a según ha afirmado Whitney, son las mudas p-k=t y por la relación de éstas con d=-g-b se pueden apreciar mil errores. Así una false percepción es posible al ser enunciado el vocablo blanck creer haberse oído planck; surgir incertidumbres entre las formas breakfast—brag- fast; confundir drad con tread; percibir deat por dead. En cuanto á las consonantes linguales ó líquidas, presentan ellas” una doble especialidad, el haber sido empleadas como vocales en algu- nas lenguas; y el confundirse y cambiarse en otras, con una facilidad y frecuencia en verdad sorprendente. Prueba de esto es la intermina- ble lista de formas del castellano vulgar: el—er; alma—arma; etc. Se cambia la / con mucha menos frecuencia por la bd n vw. Se puede observar asimismo la influencia de una consonante sobre otra, bien de semejanza ó igualdad, ya sea ésta progresiva ó regresiva. La disimilación se ve expresada en esa ley del griego que consigna que dos aspiradas como letras iniciales no pueden subsistir en sílabas inme- diatas; de aquí d8nue convertido en ri8nur; dedídnxa alterado en redlíAmxa. También la pérdida de consonantes; la + por ejemplo ante p, A, rr, $, ri la vde la partícula privativa ávcae ante consonante: á-cogos, por áv-cogpos. En el análisis de las consonantes podría extenderse su estudio á las alteraciones llamadas metátesis, epéntesis; ó á ese caso interesante, 54 ISOLINA DE VELASCO Y FALES que pudiera llamarse permutación en un sentido lato, frecuentísimo en la lengua latina, conocido por rotacismo. Al consignar ejemplos de los llamados cambios fonéticos á veces nos hemos referido á los que por ser generales constituyen leyes de deter- minada lengua; y otras, se ha visto resaltar la alteración constitu- yendo una forma especial, errónea, quizás tan sólo momentánea, de la lengua del vulgo ó del dialecto del extranjero. Son de recordarse aquí las opiniones encontradas sobre si se extiende ó no á grupos afines y aun distantes, el cambio que surge en determinada forma ó agru- pación. Es opinión de Curtius y de Benfey que así resulta pero ha sido negada la posibilidad por Leskien, Bruemann y Osthoff. También es indispensable recordar que el error puede consistir en la pronunciación ó en la percepción. Estudios concienzudos han probado que la dificultad para adquirir una nueva lengua consiste, de modo especial, en la casi imposibilidad de percibir los no conoci- dos matices de sonidos. Es á éstos, á4losshades of sound, á los que se refiere Tarder como causa de innumerables cambios en la lengua del niño. Al lado de las causas llamadas menor esfuerzo, mayor velocidad, debe colocarse la novedad de percepción, pues permite esta última también, sustituciones, permutaciones, contaminaciones. Hay la tendencia, que puede advertirse como efecto de la primera causa mencionada, á conformar la escritura con la pronunciación. Puede verse esto en cuatro leyes formuladas por Lanchetas, y que llama de concordancia fonética y gráfica. La lengua inglesa tiende decididamente á ajustar el sonido con la forma, según manifestacio- nes hechas por verdaderas autoridades en el campo del lenguaje; apoyado este movimiento por otros para quienes el beneficio especial de la alteración de la forma gráfica actual de numerosas dicciones se resuelve en el menor tiempo de aprendizaje, en el menor tiempo para ser consignada y en una favorable reducción de los gastos para comu- nicarse. El Dr. J. M. Dihigo, en una conferencia pronunciada en la Uni-. versidad de la Habana, el 15 de Mayo de 1908, demostró que la sim- plificación de gran número de formas significaba su purificación; así era admisible la sustitución del diptongo ae por e porque la ae repre- sentaba la as de los griego y la e del sánscrito que resultó de la con- tracción de a más 1 Ó sea el caso que se llama de gunificación. De aquí que puedan considerarse puras las formas: Anapest por anapaest; chimera por chimaera. CAMBIOS EN EL LENGUAJE 5) St La alteración de formas: Dipped—stopped, en dipt—stopt, defendida por Mr. Roosevelt, indica el Dr. Dihigo que puede conside- rarse correcta porque la forma del participio pasado en dental fuerte refleja el sufijo ario, visible en el latín, conservado en inglés cuando le precede: INVORA AAA AS afirmando que es preferible la sustitución de la $ por la f que por la ph así como la € por t y no por la th: Fantasm por phantasm; alfabet por alphabet. Privar palabras como, ardour—honour—humour, de la u, haciéndolas ardor, honor, humor, es latinizarlas, restarle algo á la influencia del anglo-francés. ¿Serán aceptadas las modificaciones, es más, se ampliará el campo hoy propio de acción? No hay motivo para un esceptisismo exage- rado máxime cuando así opinan Max Miller, Napier, Murray, Sayce, Whitney. Si es verdad que los cambios fonéticos obedecen de modo muy principal al deseo de evitar esfuerzo, si á la vez es también cier- to que toda invención ó modificación, que responda á un problema, es imitado, no hay la posibilidad de una afirmación categórica con- traria á la probabilidad de que atenúe el tiempo el deseo y voluntad de conservar firmes las formas propias de las generaciones pasadas, y que en la lucha librada por la existencia, el triunfo sea propio de la nueva forma si bien de un modo no absoluto; hay que recordar que en el dominio del lenguaje actúan las otras fuerzas que explican tam- bién sus formas, y los sentidos de éstas. Los cambios fonéticos, en sus consideraciones primeras, se vieron revestidos de poca impor- tancia é interés; de esto que pudiera designarse indiferencia, se pasó á la proclamación de que eran absolutas las leyes que regulaban tales cambios; Curtius limita; á Leskien corresponde la gloria de haber sabido apreciar su justa importancia, afirmando necesaria la conside- ración de las restricciones que á su extensión y fijeza oponía la in- fluencia analógica. Mas, en verdad, no es ésta su única barrera; una fuerza dentro de su propio campo señala límites á su evolución, es ésta, la siempre presente y atendida necesidad de comprensión. 56 ISOLINA DE VELASCO Y FALES CAMBIOS SEMÁNTICOS El elemento subjetivo es la parte más antigua del discurso. BRÉAL. Al estudiar las modificaciones, al observar la evolución en general de todo vocablo en toda lengua, no nos hemos de concretar á su for- ma, no nos hemos de dedicar tan sólo á su aspecto exterior, á ese conjunto de elementos mero conductor, en verdad, de algo tan ínti- mo, tan personal como una idea ó un sentimiento; abstraerse en la consideración de los elementos signos hasta olvidar la significación, entusiasmarse con el estudio de la forma para negar al fondo inter- vención en las transformaciones de las lenguas, fué el error capital de Bopp, y la desgracia de su escuela. Un admirador entusiasta de este genio alemán es el que sobresale por la realización de un estudio especial de este aspecto de las palabras, de este factor de alteraciones; insistiendo en el papel principalísimo del individuo en la formación desu lengua. Bréal propone la denominación de este estudio; y á su obra llama Ensayo de Semántica. Bréal hace intervenir la volun- tad en la evolución semántica. Dice que cuando se habla se tiene un fin: es el de ser comprendido. Y para esto cada individuo mo- difica conscientemente su lenguaje para aproximarlo á la perfección. Y se muestra contrario á los que sostienen que el hombre nada puede modificar, nada influenciar en la evolución del lenguaje. En el campo opuesto, sobre todo en Francia, Víctor Henry y Meillet sos- tienen la tesis contraria con argumentos de gran peso. Indican que si el hombre que habla quiere ser comprendido no debe concluirse que trate de perfeccionar su lenguaje, maneja un instrumento que ha hallado hecho. Bréal da nombre y unidad; mas no es el primero en creer y ex- poner la importancia del elemento psicológico, el papel principal del individuo en la formación de su lengua. La gloria de la escuela Tradicional radica en su jefe; la importancia de la de Oposición, en sus adeptos. No es Scherer el que formula su lema principal, ó por lo menos de importancia fundamental, en diametral oposición á los sustentados por la antigua escuela; es Steinthal el que consigna que los fenómenos fonéticos son á la vez efectos mecánicos y manifestación de fenómenos psíquicos. A su sucesor Hermann Paul se debe el mayor y más perfecto avance en este sentido; sus consideraciones le CAMBIOS EN EL LENGUAJE 57 elevan hasta la consideración del lenguaje como un producto his- tórico-social. La escuela de los Neogramáticos subsanó el error qui- zás más grave de la Tradicional, concediéndole la debida importancia al aspecto interior psicológico del lenguaje. Es asunto fuera de toda duda las relaciones estrechas que existen entre estos dos aspectos de la palabra; correspondiendo á su vez al estado de civilización de los pueblos que las formulan. De aquí que sorprendan la afirmación de Schleicher indicando: a época de la perfección de las lenguas pertenece á un pasado remoto anterior á toda historia: en cuanto entra en la historia un pueblo, y empieza á tener una literatura, se declara una decadencia irreparable». Y la afirma- ción siguiente de Max Múiller, que, á semejanza de Schleicher, á quien tanto admira y de quien tantas veces se presenta verdadero discípulo, pretende conceder al hombre no conocido, prehistórico, condiciones especiales perdidas al mortal imperfecto de nuestras edades: Man in his primitive and. perfect state, was endowed not on only like the brute, with the power of expressing his sensations by interjections and. his percep- tions by onomatopoiera; he possessed likewise the faculty of giving articulate expression to the rational conceptions of his mind. (Lectures on the Science of Language. London. 1861.) Llama él á esta facultad instinto, y dice que se ha perdido como un sentido por atrofia. Lo que llama ¿nstinto representa una inteli- gencia viva, brillante; el hombre en su desenvolvimiento de ser social habrá perdido por desuso la agudeza del sentido del olfato y del tacto; pero en cuanto 4 su inteligencia, tal proceso es inconcebible, imposible. La civilización no es más que el avance permitido por la solución sucesiva de problemas con los cuales se entretiene y de- leita la mente, por reacción cada vez más viva, del hombre en su progreso gradual ascendente. Error gravísimo ha sido el suponer que por existir una relación íntima entre la noción y su forma, era ésta de dependencia necesaria. Prueba convincente de lo contrario es la multiplicidad de idiomas; y dentro de una misma, la multiplicidad posible de significados de una misma forma, los distintos conceptos que han revestido en el curso evolutivo de la lengua que integran. Tales cambios se han de rea- lizar por asimilación, y como indica Ravizza, puede permanecer inal- terado el elemento predominante ó bien pueden no cambiar los secundarios. Se puede considerar el primer caso como de una ver- dadera extensión del uso de determinado giro; así arm; post. (Caso considerado en el capítulo de la Analogía. ) Ss ISOLINA DE VELASCO Y FALES Dos ó más objetos con algo común, ó de aspectos ó funciones se- mejantes, permiten que la denominación más apropiada para hacer destacar aquello que es común, abarque á todas. El segundo caso es en realidad el del olvido de una significación por una forma, para encerrar una nueva. Jl ejemplo muy citado por los lingiiistas de la palabra ériokoros, demuestra la separación no difícil de una expresión de su noción primera. Se ha alterado su forma es verdad, pero lo que interesa ahora es ver cómo la designación propia de un mero inspector lo es hoy “de una especie de príncipe eclesiástico, que sin embargo emplea su viejo y simple título». Lo mismo pudiera decirse de mpearfBúrepos. Así Delta, mero nombre de la cuarta letra griega, llega á designar una isla triangular en la boca de ciertos ríos; y también puede emplearse como nombre de una cons- telación septentrional (Deltoton). El nombre Delio, Delius, hace ya muchos años perdió su primi- tivo significado de natural de la Isla de Delos; razón por la cual fué dado al Dios Apolo. Ningún ejemplo más admirable que el que cons- tituye la palabra Quimera, nombre de la célebre y temida montaña de Licia; nombre del terrible monstruo que arrojaba fuego por su boca de Dragón; nombre de buques que ostentaban su imagen en la popa; y por último, olvidado todo lo que significó, hoy es la forma que encierra la idea de ilusión. Estos ejemplos todos vienen á estar incluídos dentro del capítulo especial que denomina Bréal polisemia. Cita él como ilustración del estudio que hace: pétos — nombre de los miembros del cuerpo; término de prosodia y de música. Llave — con su diversidad de aplicación. Raíz —con su multiplicidad de significación. También se refiere él á la palabra danger que ha dejado de envolver el sentido de poder, y lleva ahora en sí, el de peligro. Cencretándose, no ya á las palabras, sino ála expresión última de éstas, á las raíces, Francis A. Wood, en su artículo titulado Semasio- logical Possibilities, ha considerado la significación de la raíz gen, que encerraba originariamente la idea de encorvar, doblar, así se ve: Sánscrito — janu — rodilla Griego — yów — rodilla Latín — genu — rodilla viéndose también en: Griego — ytvvw — barba Latín — gena — barba CAMBIOS EN EL LENGUAJE 53) A su vez un sentido puede revestirse de formas diversas según se obtengan con ellas la posibilidad de un esfuerzo menor, ó la seguri- dad de mayor claridad y fuerza de expresión. Así el francés olvidó, ya pasada la Edad Media, voces antiguas, al brindarle el inglés for- mas, también extendidas al español : wagón, speech, spleen, sport, clown, club. Aceptada esta desunión posible en que hemos estado insistiendo, se ha pretendido exponer el aprendizaje de una lengua diciendo que consiste en la adquisición primeramente de las formas; conocidas és- tas se las completa encerrando en ellas su significado; que las ex- presiones pueden ser sintéticas Ó analíticas, si bien hay que indicar que las sintéticas van siendo más raras cada día; y dentro de la ge- neralización que puede hacerse, se ha llegado á afirmar que el que habla analiza para que pueda sintetizar el que escucha. De modo, pues, que la estrecha relación existente entre forma y sentido, de ningún modo es indisoluble. La sociedad, en su evolu- ción, ha de volver una y otra vez á las formas hasta el momento, pro- pias de las experiencias pasadas, de conocimientos adquiridos; para encerrar en ellas sentidos que son las expresiones mismas del movi- miento de progreso. Y aun más: dentro de esa sociedad que cambia siempre, con mayor ó menor lentitud según el pueblo y según la época, existen los llamados dialectos especiales de las clases. La consideración de éstos pone bien en evidencia cómo formas que existen en común rarían su contenido según integren el vocabulario de la clase culta, de la llamada intelectual; ó bien sean expresión de la vida sencilla del obrero. De modo más general: considerando no ya las clases, sino el género humano en sí, se ha insistido en la. variación que co- rresponde á las palabras al integrar éstas, lo que se llama el dialecto propio de los hombres, el especial de las mujeres, el característico de los niños. Lo que difieren en forma, y en forma y fondo á la vez estos dialec- tos, puede apreciarse por una observación más ó menos detenida, y que ahora no corresponde; el caso que interesa es el de unidad de forma ajustándose á una diversidad de significado; caso tan general, que es propio de cada lengua, ya corresponda por su desenvolvimiento á las monosilábicas, á las aglutinantes ó ¿las de flexión. Así en la lengua monosilábica china, ta significará según su posición, grande, grandeza, crecer, mucho, muchísimo. Whitney, al insistir en la posibilidad de una —multiplicidad extraordinaria de significados así como de cambio en la categoría de las palabras, según el lugar que ocupen en la oración, ha di- 60 ISOLINA DE VELASCO Y FALES cho de la lengua china que constituye una prueba evidente de que es la lengua un instrumento, un medio, y la mente la fuerza que lo emplea. Y aun aquellos que creyeran exagerada esta afirmación no podrían negar lo que para otros es su consecuencia, que el estudio in- trínseco de las palabras constituye la posibilidad de conocimiento del aspecto psicológico de un pueblo. El pueblo romano, grave, reflexi-- vo, vuelve la vista hacia el heleno cuando necesita expresar sus ale- erías, ó cuando desea dar á su imaginación el desenvolvimiento pro- pio de la poesía. Es el aspecto interno de la admirable lengua helé- nica, el que permite apreciar los defectos del griego considerados por Weir Smith, y muy detenidamente por J. P. Mahafty, y á la vez ad- mirar el poder de su inteligencia, su viveza de imaginación, su exqui- sita sensibilidad. En verdad, Cla lengua de los griegos es una túnica diáfana, exquisitamente tejida, que permite á cada delicado contorno del pensamiento manifestarse en sus justas proporciones». Volviendo de esta ligera digresión á que nos ha conducido la con- sideración del aspecto interno de la palabra, indiquemos, refiriéndo- nos á los cambios de éste, que así como en los cambios imitativos y fo- néticos se ha querido señalar como causas las condiciones exteriores, la topografía, el clima, dentro de la semántica dinámica se pueden advertir indicadas estas mismas. Así vuélvense los lingúistas al fac- tor clima para hallar la explicación de una imaginación sin viveza á la que corresponde un habla ruda ó relativamente persistente; ó bien para atribuirle el lenguaje desenvuelto, que para manifestarse, altera la forma, ó reteniendo ésta, extiende el fondo ó lo multiplica, es de- cir, presenta el caso generalísimo de la polisemia. Se puede afirmar que la explicación principal de la causa de los 'ambios semánticos es psicológica; tanto en los cambios por asimila- ción como por otras causas; llegando hasta la misma metáfora se nota que responden como efectos á las asociaciones de ideas. Al exa- minar el lenguaje en general, adviértese cómo existe un elemento sub- jetivo que se destaca en sintaxis representando ó siendo el aspecto emocional; el cual manteniéndose aunque obscurecido en las mismas formas gramaticales, nos afirma en la creencia de que tanto en la formación, como asimismo en las alteraciones del lenguaje, tiene que ser poderosísima la influencia del elemento personal. Recordemos lo que ha dicho Bréal, al declarar que es el elemento subjetivo la parte más antigua del lenguaje. El estudio del aspecto interior de la palabra es de importancia tal que para comprender los cambios en el lenguaje es indispensable que CAMBIOS EN EL LENGUAJE 61 el capítulo que considera los fonéticos sea seguido, completado, por el que especialice los semánticos, para apreciar así la relación suce- siva en el desenvolvimiento del lenguaje, del sentido de la palabra y de su hermosa vestimenta. Esta consideración histórica significa la exposición del lenguaje en su evolución; la apreciación de problemas fundamentales que ha planteado su estudio. Esta unión en que in- sistimos hace surgir la duda siguiente: ¿el sentido, es decir el pen- samiento, la idea, precede ó no á la forma en que se ha de encerrar para ser exteriorizada? Motivo todo ello es para una serie de argu- mentos importantísimos. Nonos podemos detener á oir á André Le- févre, afirmando con energía, que el hombre no habla porque piensa; indicando que el lazo material entre el aparato laringo-bucal y la ter- cera circunvolución frontal izquierda es su razón de ser. Véase que ni siquiera el desdén con que considera el Sr. Lefévre toda discusión del problema, se habla porque se piensa, Ó se plensa porque se habla, ni toda la seguridad con que parece revestir su afirmación, lleva al convencimiento; es más, nacen deseos de expresar que la ra- zón de ser del lenguaje no puede hallarse en ese lazo material tan sólo; es éste sí su posibilidad, pero no su causa única. Es Lefévre un ma- terialista exagerado; si fuera tan sencilla y aparente la explicación del lenguaje, no hubieran desesperado de solucionar el problema-ori- gen entre otros Bopp, Schleicher, Lazarus Geiger y Max Miller, afirmando que that problem seems to be beyond the reach of the human understanding. Se conoce sí su proceso físico, como se conoce de la sensación la vibración externa que modifica regiones de la periferia, convirtiéndose en eretismo por la acción del nervio plexo; y se puede seguir hasta el sensorio; pero hasta allí sólo. Nadie aún ha podido decir cómo se ha convertido en percepción la sensación compuesta, ni nadie ha podido explicar cómo una serie de percepciones, ha per- mitido un juicio, una noción. Se puede sí (y esto nos lleva de la mano á la consideración de la naturaleza del origen del lenguaje, otro problema sólo posible de considerar mediante un estudio dete- nido de los cambios en el mismo), afirmar que éste, como inven- ción, responde á una necesidad primordial, la necesidad de comuni- cación; es decir, que olvidando las expresiones inarticuladas que co- rresponden al campo emocional, y que como dice muy bien Whitney, constituye el único lenguaje natural, el lenguaje articulado es la so- lución de una necesidad debida á la actividad humana, y permitida por una organización especial. Si llegara algún día á descifrarse el enigma-origen del complicado sistema del lenguaje, las claves prinel- 62 ISOLINA DE VELASCO Y FALES pales serían sin duda sus cambios, únicas posibilidades de solucionar el problema. Este se ve íntimamente relacionado con el que se re- fiere á la relación existente entre raza y lengua. Pudiera creerse que la historia desvanecería toda duda, que se viera en ella la comproba- ción de lo expuesto por Whitney: wholly discordant languages are spoken by communities whom the ethnologist would not separate in race from one another, and. reluted languages are spoken by men of apparently different race. There is no necessary tie between race and language. La afirma- ción de Sayce apoya el resultado obtenido de un estudio de las alte- raciones del lenguaje, refiriéndonos especialmente á las que son con- secuencia del poder de la imitación, expresión de la influencia de la analogía. Language test of social contact, not of race. De los lingiiistas que sostienen tal unión, hay quienes afirman que la más perfecta clasificación de lenguas es la llamada etnográfica. En verdad, este es otro problema de un interés especialísimo dentro del campo lingiiístico; y sólo puede hallar su solución mediante un estudio profundo de las formas, basándose en las presentes, tratar de hallar las pasadas; tanto más perfecto será este estudio mientras mayor el número de lenguas consideradas. De aquí, que desde las imper- fectas clasificaciones del Abate Hervás y del célebre Adelung se llegue al mismo Bopp observando errores. La apreciación diversa de la raíz, de la teoría de flexión, hace surgir un sinnúmero de clasifica- ciones. La más generalmente aceptada es un producto del estudio de las formas, la observación de sus alteraciones; la clasificación que denominan monosilábicas á las lenguas es su forma rudimentaria, incipiente; aglutinantes á las que se hallan en el estado de desenvol- vimiento; flexivas, ya sintéticas, ya analíticas, cuando se muestran en pleno vigor de su florecimiento. Presentada por Humboldt, Max Miller completa el valor de la clasificación, al indicar que ninguna lengua pertenece exclusivamente á una agrupación. En este campo, como en todo otro, difícilmente pudieran establecerse líneas de de- marcación fijas y absolutas. ! El estudio de las formas en sus cambios sucesivos ha permitido observar que las más fijas son las de los pronombres y las de los nume- rales; por lo tanto su consideración ha de ser especialísima en la investigación que tuviera por objeto una clasificación de lenguas. Este 1 Cejadoren El Lenguaje divide las lenguas en dos grandes grupos: uno septentrional, que comprende Europa, Asia y América, se distingue por la su fijación que generalmente predomina en todos ellos, y el otro meridional, que comprende el Asia Menor, Arabia, Africa y Oceanía, y se distingue por la mayor tendencia á la prefijación. 20 bo N EL LENGUAJE = h 2) CAMBIOS HF “ysIue(T “Uso T “USIPOAS “UBLUBO qa T "9TPURT9IT] =— "XUBIN "YSIWOA “UBIAJOS "ISIAH “Yoma “URI UYOH “ONOBL) “UBISTIA “USIOA “OM9UPRL) “Ys SU “UBISSOH “UOH “UBUULILOL) “UBLIBO [Dg “USO MA "“SSION PIO “€ “(J0UIXO “UBISSOIIT PIO | A[9J8]) ystuao;) “UOXBS PIO ¿OLAIUUÁ) “UOXBS O[SUY z 91105) vé "UBrIeSs mg plo "UB YSTH PIO “T- | (9m997 pur) *9UOMAL “ILA | 9HMUOABIS “TA “SIM “A “"NV3idOyna -M "N 'SVAONAT HUA VAJOHAH-O0NI VITINV "NV3doyna "YISUBUIOH “UBIOBIIR AA “YOU *“[eSUu9A0lg “989.909 10 4 "ysruedg “UBI[YAT ¿SO9BOASUB' HIUBULO YH “uneT “UBLIGUI) “UBIS() [BI UBI[EH JU9IUYy 911841 “AI “NOD, UL9PO TIA “dIOdY “DILO (T ¿SJO9]PIA 9911) [BOISSB[O) HUSTO.EL LLL "MS “UBUSIY “YSIPADN “UBTU9SULIY “UBISIO ULIPOTIN “SUOn dos uy ULIOJI9 UN) “puoz “01 Bar TI "91LVWISV | “(stojed Qpur) "SPOJeIg Ásdn UBIPU] ULOPOJA 1039 “YIBIPIA "[Pou9g TPurH ¿SJO9BIAL “"Uea Yaje1g JLINSUBS “BIpur 1 64 ISOLINA DE VELASCO Y FALES estudio, completado por una observación de la estructura gramatical, que es lo que más tarda en ceder voluntaria ó forzosamente un pueblo, ha sido la base de la agrupación Indo-europea que presenta en el pre- cedente cuadro T. L. Papillon en su Manual of Comparative Philology: Sin resolver los problemas ya indicados, late un interés vivísimo en el planteado como unión de las dos grandes agrupaciones de lenguas arias y semíticas. Ya Bopp había comprendido que existía entre ellas una fundamental diferencia aun cuando equivocadamente afir- maba que no eran flexivas las lenguas arias; sin embargo, los esfuerzos realizados en pro de la clasificación permitieron el conocimiento de muchas, produjeron sorpresas en forma de reducciones inesperadas; surgió el deseo de reducir, por último, las dos grandes agrupaciones; se indicó una lengua común, hablada por los individuos que reunidos habitaban las mesetas del Asia Central, y que se separaron por emigra- ciones sucesivas, lejanísimas. De esa separación se decía data la la desigualdad siempre creciente de las lenguas de estos grupos; y desde entonces pueden observarse también las alteraciones, esos cam- bios objeto de nuestro estudio, y que afirma Schleicher son signos propios de la degeneración. Ha presentado él un cuadro de estas emigraciones, tratando de representarlas según su alejamiento del grupo dominante característico de la lengua común inmodificable. TABLE OF DIVERGENCE OF THE DIFFERENT BRANCHES- OF INDO-EUROPEAN FAMILY. — - Indian — Sanskrit, “Aryan Original IL. Iranian. Speech - III. Greek—Classical Greek. IV. Italian — Latin. — . Keltic, VI. Slaronic. Lettic. VI . Tentonic. CAMBIOS EN EL LENGUAJE 65 Lo que sucede en las lenguas de hoy, se puede con fundamento suponer que ha sucedido siempre; verdad en que ha insistido la escuela de los neogramáticos. La imposibilidad de estudiar un nú- mero considerable de formas y observarlas en sus transformaciones para poder así apreciar si existen ó no relaciones entre ellas y las de las lenguas de todo un grupo, pone en evidencia la imposibilidad de la reconstrucción. No hay problema alguno en todo el campo de la ciencia del lenguaje, de esta joven ciencia del siglo xIx, cuya solución no signifique una es” pecialización de sus alteraciones, es decir un estudio profundo de la morfología de las lenguas, única base científica de toda investigación. Es decir, resumiendo: una expresión, una forma gramatical es la propia de una agrupación de individuos, y se va transmitiendo de generación á generación; seguiría siempre este proceso si no fuera contrarrestado por una fuerza que la desviará ó anulará, según su intensidad. Al escribir esto, parece que se enuncia la primera de las llamadas leyes de Newton: “todo cuerpo continúa en estado de reposo ó movimiento uniforme en línea recta, al menos que esté ac- tuado por fuerza ». Pero no es esto tan solo; la tercera ley que dice: (toda acción se ve seguida de una reacción igual y contraria» es principio mil veces comprobado en el campo general del estudio del lenguaje, tanto cuando es éste mero medio indispensable para determi- nada investigación; como cuando es un fin en sí; es decir, en la es- fera propia de la lingiística; observable en los cambios, especialmente en los debidos á la imitación, y á la fuerza á veces incontrastable de la analogía. ¿Acaso ha de extrañar ver principios de una ciencia cumplidos en otra? Dentro de una misma, la del lenguaje, ¿cuál fué el pen- samiento, el deseo principal de Julio Cejador? Establecer él, ó ver establecidos, lazos de unión entre los grupos más lejanos. Generalicemos: más allá de las verdades y principios de una sola ciencia, de éstas aisladas, ha de estar el campo más limitado del saber general, de las verdades y principios universales; será el dominio propio, superior de la filosofía; la que definió Spencer diciendo: “es la filosofía el conocimiento totalmente unificado». Es la instabilidad principio característico de su alta esfera; manifestada en el campo propio de la ciencia del lenguaje, se ve que del pasado con sus no re- sueltos problemas, son las alteraciones la única clave de las promesas, quizás ideales, que encierra el porvenir, constituyendo fundamento, base y posibilidad, los cambios poderosos é incesantes del lenguaje. 66 ISOLINA DE VELASCO Y FALES BIBLIOGRAFÍA Notas de clase. Life and Growth of Language.—W. Whitney. The Principies of Comparative Philology.—A. H. Sayce. Introduction to the Science of Language.—A. H. Sayce. Introduction to the Study of the History of Language.—Herbert A. Strong, Willem Logeman, Benjamin Wheeler. Los Primeros Principios.—H. Spencer. Lucha de razas.—Gumplowiez. Manual of Comparative Philology.—P. Giles Comparative Grammar of the Indo-Germanic Languages. —K. Brug- mann. Morfología del verbo castellano.—R. Lanchetas. Apuntaciones Críticas del lenguaje bogotano. —Rufino WJ. Cuervo. Linguistic Lapses.—F. Wells. International Congress of Arts and Science.—Vol. V. Las Leyes de Imitación. —G. Tarde. Philology.—J. Peile. Ensayo de Semántica.—M. Bréal. Causes of Uniformity in Phonetic Change.—B. 1. Wheeler. Introductton to the Study of Language.—B. Delbriúck On the Stratification of Language.—Max Miller. La Ciencia del Lenguaje.—Max Muller. Chips from a German Workshop.—Max Miller. Lessons in English.—Lockwood. Gramática Griega.—J. Cejador. Gramática Latina.--5S. Obradors. Comparative Philology.—TY. Papillon. Psicologia della Lingua.—Filippo Ravizza. American Journal of Philology.—Baltimore. El Lenguaje.—J. Cejador. Sémantique Intégrale.—R. de la Grasserie. Analogy.—B. I. Wheeler. REPAROS ETIMOLOGICOS AL DICCIONARIO DE LA ACADEMIA ESPAÑOLA. —VOCES DERIVADAS DEL GRIEGO POR EL DR. JUAN M. DIHIGO Profesor de Lingúistica y de Filología La connaissance des mots conduit á la connaissance des choses. PLATON. F Falange.—No indica la Academia la traducción de la voz griega páaye, falange. Falangio.—También suprime la traducción de la palabra qa- AdyyLov. Falaris.—Simplemente advierte la Corporación que procede de la griega pañapís, que no traduce y significa una especie de yerba; pero la deficiencia estriba en lo reducido del análisis, pues padapís deriva de pañapós, blanco, brillante, y ésta de padós, brillando, de púew, brillar. Fantasía.—No resulta bien determinado el origen de esta pala- bra. Fantasía procede de gavracía, que Chassang traduce aspecto, forma exterior, aparato exterior, y Bailly lo mismo, agregando espec- táculo, golpe de vista, sin indicar la Academia su significación. Cono- cida la forma gavracía, no deriva de gavrós, visible, como manifiesta la Corporación, sino de gavráto, hacer ver en apariencia, dar ilusión de, según Bailly, ó de qaíve, con igual sentido, de acuerdo con Chassang, que es de la forma de que procede aquel verbo, formado todo de la raíz PA, que señala la ¿dea de luz. Fantasma.—No se expresa lo que significa dávracya, aparición, visión, sueño, ni se dice que deriva de gavráfo, ya tratado, ni que éste viene de gaívo, como gaívo, de la raíz $A, detodo lo cual se ha tratado en el caso anterior. Fantástico-ca.— Aunque la Academia dice que procede de pavracrikós, silencia que es un adjetivo de tres terminaciones pavracrrixós-9-óv, relativo á la facultad de imaginar, como el que se 68 JUAN M. DIHIGO haya formado de davráto, hacer ver su apariencia, dar ilusión, de la raíz $A, expresando idea de luz. Faringe.—Es curioso advertir lo parca que resulta la Corpora- ción al explicar esta voz en su etimología; concrétase sólo á decir que viene de dápvyE, sin indicar, como tampoco lo hacen Echegaray, Hispano-Americano, Monlau, Roque Barcia y Rodríguez Navas, los elementos intermedios hasta llegar á la forma primitiva fundamen- tal. Pápvyt viene de la raíz PAP, ¿dea de cosa hueca, de cavidad. Farmacéutico-ca.—Está bien señalado el origen, pero el adjetivo papuaxevrixós ha debido indicarse en sus tres géneros, diciendo que significa relativo á los medicamentos, farmacéutico, y poner después que la palabra está derivada de dapuaxevrás, droguista, de papuaxevo, dar un medicamento, ésta á su vez de dápuaxov, medicamento, COMO áppaxov, le dépo, llerar, de la raíz SEP, denotando idea de llevar. Farmacia.—¿Por qué no se dice que dappáxera sienifica empleo de medicamentos? ¿Por qué no se consigna dentro del orden de deriva- ción que dappáxeia viene de dapuaxevo, usar drogas, ésta de páppaxov, medicamento, de pépo, llevar, de la raíz PEP, expresando ¿dea de llevar, y no que simplemente se concreta á indicar la voz pappáxeta, sin tra- ducir, y 4 señalar que deriva de dáppaxov, medicamento, que es un error? Farmacopea.—No dice lo que es dapuaxoroila, el arte de pre- parar drogas. Lo demás está bien. Farmacópola.—La Academia no manifiesta que papuaxoróAms es el que vende drogas. Faro.—En cuanto á esta voz confórmase la Academia con con- signar que viene de Pápos, nombre de una isla en la bahía de Alejandría, famosa por su faro; á su vez ha debido manifestar que la voz griega pápos tiene también la acepción de faro, ampliando la explicación para decir que dápos viene de la raíz PEP, indicando ¿dea de llevar. Fase.—Los elementos de que deriva esta palabra están bien indi- cados, sólo se advierte que la Academia no traduce dgácis, aparición, ni indica que el verbo gaíve, brillar, procede de la raíz $A en su se- gunda acepción. Echegaray, Roque Barcia y el Hispano-Americano siguen á la Academia; Rodríguez Navas se expresa mejor, aunque se equivoca al señalar la raíz ¿AIN, que no existe en griego, como al suponer que esta raíz deriva de dgaítve, brillar, cuando es al revés, y nunca de AIN, sino de SAN, idea de mostrar, de aparecer. Nos incli- namos á aceptar el criterio del Century, refiriéndose más bien que á daívo 4 púv. Monlau hace una explicación incompleta y sólo se con- REPAROS ETIMOLOGICOS 69 ereta 4 pácis nada más. La raíz ¿AN es una forma extendida de $A; dadas las relaciones advertidas entre los idiomas indo-europeos, esta forma parece ser la más exacta si la comparamos con la sánscrita BHA. Fenómeno.—El vocablo parvópevov significa lo que aparece ó es visto. La Academia silencia esto, lo demás que indica está bien. Hubiera sido conveniente explicar un poco más el término darvópevov diciendo que es forma neutra de un participio de presente medio y pasivo de gatvw, derivado este verbo de la raíz SAN, forma exten- dida, de $A, idea de luz. Roque Barcia, Echegaray y el Hispano- Americano siguen á la Academia; Monlau consigna que «Qaivópevov deriva de gaívopa., suponiendo, sin duda, que por ser una forma me- dia ó pasiva corresponde á galvopar y nO Á palvo, pero como el verbo no es de forma medio-pasiva creo que están en lo cierto los que pre- fieren daívo 4 paívopar. Skeat, en su Etymological Dictionary of the English Language, lo estudia lo mismo que nosotros, indicando entre paréntesis la forma media. Fice.—En esta voz notamos al estudiar el Diccionario de la Aca- demia la ausencia de traducción de gukis, especie de gobio. Tampoco se advierte que duxís deriva de góxos, alga ó fucus, ni que se forme esta voz de la raíz $Y, ¿dea de nacimiento, de crecimiento. Monlau resulta tan pobre en la explicación como Roque Barcia, Echegaray y el Hispano- Americano, que siguen á la Academia. El Diccionario de Autoridades no consigna el origen ni tampoco Rodríguez Navas en sus Raíces, Afijos y Desinencias. Filacteria.—La voz guhakripiov, amuleto, no viene directamente de d$ulácoe, guardar, sino por el intermedio de gvhaxrip, un guardia, que está por púaé, con igual significación del radical gvhax, idea de guardar. Coinciden con la Academia en la explicación de la voz Roque Barcia, Echegaray, Hispano-Americano y Monlau. Filantropía.—Como cada palabra tiene su significado, es preciso indicarlo, máxime en un diccionario, pues el que lo lee requiere que la explicación sea completa; de ahí el que se advierta que ha debido traducirse el término gidavbporia, humanidad, beneficencia, filantropía, diciendo á renglón seguido que viene de eihavéporéo-5, ser humano, bienhechor, en sentido transitivo tratar con humanidad, y ésta de didávdporros, el que ama á los hombres, humano, bienhechor, generoso, compuesto el término de gíkños, amigo, Ó de dido, según el Century, querer, procedentes ambos de la raíz SIA, ¿dea de amar, y de ¿vBporos, hombre de origen desconocido, pues el Century al tratar esta voz así lo hace saber, creyendo que ávdporros, está por “¿vSporros, el que tiene cara ó 70 JUAN M. DIHIGO apariencia humana, de ávip (áv8p), hombre, y ay (óm), cara, aspecto. Refiriéndose Curtius en sus Greek Etymologies al origen de esta voz dice: ávdp-oro-s seems to me to be taken most naturally as «man's face» (Pott 11? 924 after Hartung * Past” i, 52) with 0 for the more usual subsidiary consonant 5. This is supported also by Spóy* ¿vdpwros (Hesych) which I regard as the syncopated form of vep-oy where 5 before p would be the natural substitute for v, as B before p that of p (Bpo-ró-s No. 468). Filarmonía.—¿Por qué al referirse al segundo término lo pone la Academia con bastardilla cuando ha debido decir que armonía viene de ápovía, armonía, á su vez de áppós, ajustamiento, articulación, de la raíz*AP en su tercera acepción, idea de adaptar, de ajustar? Filodio.—¿Por qué no se ha consignado que gvAáó8ns, parecido á una hoja, está formado de gpúlov, hoja, derivado de gúe, hacer nacer, engen- drar, hacer crecer, de la raíz PY, ¿dea de nacimiento, de crecimiento, de isos, forma, de la raíz IA en su primera acepción, idea de ver, de saber? Filología.—Obsérvese cómo explica la Academia el origen de esta voz y se convencerá el lector de lo imposible de saber si hay re- lación entre la voz griega y la castellana, porque no se dice lo que significa puhokoyía, ya que para Platón era el amor á la dialéctica, mientras para Isócrates y Aristóteles el estudio del saber y de la litera- tura, y para Plutarco el estudio del lenguaje y de la historia, y en un sentido más lato comprendiendo el saber en general, y, por último, filología, que es lo que debió expresarse como resultado de la signifi- cación del término. Ya hoy el campo de acción de la filología está perfectamente determinado, como el de la lingilística, términos que por ello mismo no deben usarse indistintamente. La Corporación ha debido añadir que gikokAoyía deriva de giiokóyos, amante de las pa- labras, amante del hablar, según Platón; de los libros, instruido, cientí- fico, al decir de Cicerón; estudioso de las palabras, á juicio de Plotino y de Proclo, y al emplearse como un nombre, un hombre ins- truído, student Ó scholar, como dicen los ingleses. La voz «uiokóyos deriva de gio, amar, y Móyos, palabra, discurso. Así hubiera quedado bien indicada la génesis. Roque Barcia y Echegaray son más amplios en la explicación, pues se refieren á las voces que componen la forma pidokdoyía y Monlau explica la dicción filólogo, pero nada indica sobre filología, que la apunta como elemento derivativo de filólogo. —Rodrí- guez Navas nada dice, como tampoco el Diccionario de Autoridades. El Hispano-Americano sigue al pie de la letra al Diccionario de la Academia. REPAROS ETIMOLOGICOS 71 Filológico-ca.—Los diccionarios griegos de Chassang en sus dos ediciones, Bailly, Leopold, Liddell «€ Scott y Alexandre, no regis- tran la forma dukdokAoyixós como griega; Skeat en su Etymological Dietionary of the English Language, el Standard y Littré equivocan el origen refiriéndose á pukdokoyixós, que no es verdadero griego clásico, pero también se refieren á filología para advertir el primitivo. Larousse está en lo cierto señalando el radical como Roque Barcia; pero el Hispano-Americano y Echegaray siguen á la Academia. Filomela.—¿Por qué no dice la Corporación que gukopuika signifi- ca ruiseñor? Lo mismo hacen Monlau, Echegaray, Roque Barcia y el Hispano-Americano. Nada en el de Autoridades ni en Rodríguez Navas. Filosofía.—Igual pasa con la voz gihdocogía, que es filosofía en castellano. El orden de derivación no parece natural, porque antes de descomponer los términos ha debido indicarse que gukocropía deriva de gikdócogos, filósofo, forma sustantivada del adjetivo de dos terminaciones didóvogos-ow, el que ama la sabiduría ó la ciencia, forma- do de gihos, amigo, y rogós, sabio. Filosófico-ca.—La Academia manifiesta que este adjetivo provie- ne del correspondiente griego pihocropuxós-%-óv; pues bien, en los diecio- narios de Chassang, Bailly, Liddell « Scott y Leopold no aparece el término, que registra Alexandre pero poniéndole el signo de interro- gación al principio, indicando que la voz es completamente dudosa. Littré hace referencia á ella al tratar la forma philosophique, pero si la hubiese no dejaría de estar en las obras antes citadas. El Century hace lo mismo que Alexandre, la cita, pero llama la atención sobre su carácter de dudosa. Echegaray y el Hispano-Americano están de acuerdo con la Academia; Roque Barcia hace referencia al radical filosofía; Rodríguez Navas nada dice, como tampoco Monlau, que la cita únicamente como forma derivada. Fimosis.—Sólo se hace referencia á pípocis, Fímosis, sin decir que viene de dupóo, estrechar, amordazar, y ésta de qupós, dle odqiyyo, estre- char, de la raíz E8IT, ¿dea de estrechar. Fisiología.—Antes de llegar 4 los elementos que componen la vOZ guaiokoyía, que no traduce la Academia y significa disertación sobre los fenómenos de la naturaleza, ha debido decir que deriva aquélla de puriokóyos, filósofo que trata de los fenómenos de la naturaleza, compuesta de dúe:s, naturaleza y Moyía, dle Myew, decir. Fisiólogo.—Lo mismo pasa con este vocablo, pues no se dice lo que es euerokóyos, filósofo que trata de los fenómenos de la naturaleza ó de la naturaleza de las cosas. ¡ES JUAN M. DIHIGO Flemón.—La palabra $deyuovg significa ¿inflamación y viene de dhéyo, arder, de la raíz $AET, arder. Flictena.—Acontece igual con $Mxrtawa, rejiga, ampolla, pústula, de divo, dúo, herrir hasta rebosar, de ¿Mv, de la raíz PAE, idea de MmManar. Flogosis.—La derivación está bien indicada, pero ha debido con- signarse que dAóyedis es quemadura, inflamación, derivada de pAsE, lla- ma, dela raíz $AET, ¿dea de quemar. Fónico-ca.—Ils curioso advertir lo que pasa con esta voz, pues muchos de los diccionarios serios incurren en el mismo error de la Academia de aproximar este adjetivo al griego dovixós, que ni Chassang, Bailly. Leopold, Alexandre, Liddell € Scott registran ni aun como du- doso. Tampoco hace referencia á él Skeat en su Etymological Dictionary of the English Language. Cuéntase entre los equivocados como la Academia, además de Echegaray, Hispano- Americano y Roque Barcia á Littré y á Larousse, y prueba evidente de lo arriesgado que es aceptar como cierto tal forma govxós, que el Century, que tuvo por director de la parte lingúística al gran filólogo Whitney, señala la voz, pero anteponiéndole el asterisco como señal de dudosa. Frase.—El vocablo depácis, del cual deriva el castellano, significa discurso, Fraseología, expresión, que procede de epáto, señalar, mostrar, declarar, decir, hablar. Galactita.—La forma griega indicada es la que corresponde, pero no se traduce, significando galactita, lo que tiene apariencia, como dice Littre, de leche. Echegaray, el Hispano-Americano y Littré dicen lo mismo que la Academia, Roque Barcia, Littré y Larousse am- plían más, porque se refieren á yáda, yádaxros, la leche; lo mismo hace el Century, pero realmente la explicación no resulta completa, porque ha debido consignarse que yáda deriva de la raízTAA en su primera acepción, que expresa ¿idea de algo dulce. Galápago.—Esta voz deriva para la Academia de xekóvn, tortuga, siguiendo en parte á Covarrubias, porque éste también supone pue- da provenir de calapac, á que se refieren Tamarid y el P. Gua- dix. Después de hacer mención de ellas Monlau indica que Diez expresa que su origen es desconocido, no incluyéndola en su Glosario Engelmann y Dozy; analiza posteriormente el catalán gripau, sapo, REPAROS ETIMOLOGICOS a] du) que en algunos puntos es galipau y advierte cierta semejanza literal entre galápago y galipau, que tiene relación con el francés crapaud, provenzal crapaut, grapaut. No obstante lo dicho, se nota en Monlau desconfianza respecto de las etimologías apuntadas y se inclina á creer que entre las muchas que ha visto indicadas para estas formas la que le parece más conforme con las reglas de derivación es la que las refiere á la raíz que ha dado los verbos creopan (anglo-sajón), kruipen (neerlandés) y creep (inglés), reptar, arrastrarse. Es de creerse que la Academia no anda muy en lo cierto dentro del criterio que mantiene, ya que posteriormente se han hecho estudios como los de Korting en su Lateinisch-Romanisches Worterbuch, en cuy: obra, al tratar de la palabra galápago, la refiere á4 la anglo-sajona ereópan, como si fuera de aquí donde debiera surgir la dicción cas- tellana. Galaxía.—¿Por qué no puso la Academia que yadatías, de leche, lác- teo, semejante á la leche, deriva de yáda, leche, y ésta de la raíz TAA en su primera acepción, expresando ¿dea de algo dulce? Galio.—¿Por qué no traduce yádov, galio? Gamopétalo.—Está bien; la única observación que ocurre hacer es la de que al concretarse al segundo elemento de la palabra ha de- bido la Corporación referirse al término rérakov, hoja (pétalo) y no á la forma latina, como si no se formara la voz de este idioma del térmi- no correspondiente griego. Ganglio.—La Academia sólo hace indicación de yáyydov, sin tra- ducirla, tumor. Los demás diccionarios nada añaden á lo dicho, pero es cierto que la voz, como pasa con todas las de las lenguas indo- europeas, proceden de una raíz monosílaba y parecía natural se hu- biese dejado completa la explicación. Estudiando Campos Leyza este vocablo indica que puede pertenecer á la misma familia que yáyyapov, si se atiende á la forma de red que afectan los ganglios nerviosos. Gangrena.—Falta traducir yáyypawa, gangrena; lo demás está bien. Gangrénico-ca.—Ni siquiera se indica el origen cuando es un adjetivo formado de yayypaivixós-%4-óv, gangrénico, derivado le yáyypaiva, gangrena. Garbanzo.—No está en lo cierto la Corporación al señalar como cosa indiscutible que esta palabra deriva de la griega ¿péfivdos, garban- 20, partiendo tal vez del hecho de que épéBivdos significa garbanzo. Más en lo justo está Monlau indicando las dificultades con que se tropie- za, aceptando en la duda la derivación del vascuence garau-antzua, 74 JUAN M. DIHIGO grano enjuto y seco, de garan, grano, y antzua, antzutua, seco. Korting en su Lateinisches- Romanisches Worterbuch indica este origen y con él Diez y Larramendi. Garbo.—El origen de esta voz de una forma griega, como se advierte en el Diccionario de la Academia, es inadmisible; más bien hay que buscar su génesis en el antiguo alto alemán. Gárgara.—El Diccionario de la Academia indica que esta voz proviene de yapyapéov, que traduce por cuello, cuando es el galillo, la garganta. —Monlau al registrar gárgara se refiere á gargarismo, que deriva del griego yapyapiepós, gargarismo, formado de yapyaípo, rebosar, reverter, salirse, desparramarse un líquido fuera de los límites que lo contie- nen; Roque Barcia la considera procedente de gargarizar, Echegaray de yapyaípo y el Hispano-Americano abunda en las mismas ideas de éste. Parece que no debe aceptarse el origen indicado por la Academia toda vez que Skeat entiende que su formación debe buscarse en el yapyapito, gargarizar, que es una forma reduplicada de la raíz TAP, tragar, devorar, y Curtius en su (Greek Etymology hace la correspon- diente explicación. Gargarismo.—Nada dice sobre la significación de yapyapiopós, gargarismo. Gargarizar.— Tampoco dice que yapyapito sea gargarizar. Garguero.—Ni que yapyapéov, de donde expresa la Academia que viene garguero, signifique galillo. Gariófilo.—¿Por qué pone sólo kapvégvAdov y sin traducir que es clavo de especia, cuando ha debido consignarse que literalmente kapvóbuAov significa hoja de nuez, derivada de kápvov, nuez, y Pvlniov, hoja, formada aquélla de la raíz KAP en su segunda acepción, expre- sando idea de nuez, y ésta de qúe, hacer nacer, engendrar, hacer crecer, de la raíz $Y en su primera acepción, que da idea de nacimiento, de crecimiento? Monlau hace referencia á la misma palabra que la Aca- demia, pero la estudia en el italiano garofano, en el francés girofle y en el latín caryophyllum, que es el árbol que produce los clavos de especia. Rodríguez Navas no la cita; Roque Barcia resulta deficiente al refe- rirla á gariofilea, como hace Echegaray, pero el Hispano- Americano se muestra conforme con la Academia hasta en no traducir el kapvégviAov. Gastroenteritis.—Se nota una deficiencia en el estudio etimoló- gico de esta voz; lo que no se dice que yacrip, estómago, viene de la raíz TAST, ¿dea de estómago y de vientre; 20 el no consignar que ente- ritis está formada de évrepa, intestinos, de la raíz EN, idea de interior, más el sufijo itis. REPAROS ETIMOLOGICOS =I O Gazofilacio.—¿Por qué no traduce yatopidákiov, (esoro, y consigna que la forma más correcta es yatopuháxevov, derivada de yatopúdal, guar- dador del tesoro, tesorero, y ésta á su vez de yáto, tesoro, de origen persa como manifiesta Bailly y eúdeE, guardián, formada de buñácoo, guardar, de buñax, ¿dea de guardar? Genealogía.—La voz yeveadoyía, el hacer la genealogía, viene de yeveadóyos, el que hace la genealogía, genealogista, ésta de yevéa, raza, generación, familia, más Myu, decir. Genealógico-ca.—Está bien indicado que procede de yeveahoyuós, pero para que quedase completa la explicación debió expresarse de yeveadoyuxós-9-óv, relativo á la raza, genealógico. El Century es deficiente en el estudio que hace, como Monlau y Roque Barcia; Echegaray es como la Academia, lo mismo que el Hispano-Americano, Littré y Larousse se expresan en igual sentido que el Century y también Skeat. Genealogista.—¿Por qué calla la Academia el origen cuando en eriego existe la voz yeveadóyos, genealogista, formada de yevéa, nacimien- to, origen, de la raíz TEN, ¿dea de generación, de nacimiento y de Móyos, de Myo, decir, de la raíz AET, ¿dea de reunir, de hablar? Genetlíaco-ca.—Bien indicado el adjetivo yevedMiakós-A-óv, Pero no el callar el significado natal, relativo al nacimiento, á los horóscopos; está mal que yevedAiaxós-9-óv derive de yevégAn, raza, familia, nacimiento, cuando procede de yevédM.os, perteneciente al nacimiento de uno, esta voz del yevédAn ya citado, yevédAn de yiyvopas, ser producido, nacido, de la ralz TEN, ¿idea de generación, de nacimiento. Geocéntrico-ca.—¿Por qué no se dice que el segundo elemento deriva de xévrpov, centro? Geodesia.—¿Por qué no traduce yevdareía, que es división de las tierras? Geognosta.—Nada indica la Academia sobre el origen; esta pa- labra se ha formado de yf, tierra, y yvéóctas, uno que sabe, que conoce. Geogonía.—Le ha faltado indicar que yovía, generación, viene de la raíz TEN, producir. Geografía.—Hay deficiencia, pues no basta con decir que viene de yeoypagía sino que ha debido expresar que yeoypagía significa geo- grafía, que deriva de yeoypágos, geógrafo, y ésta de yñ, tierra, y ypúgo, escribir, añadiendo por último que yñ, tierra, que es una contracción de yaía, se ha formado de la raíz TA, ¿dea de tierra, y ypápo, de la raíz TPAS9, ¿dea de escribir. Geográfico-ca.—Falta indicar que yeoypagixós significa relativo á la geografía y es adjetivo de tres terminaciones yeoypadukós-%-óv. 76 JUAN M. DIHIGO Geógrafo.—Lo mismo yeoypágos es geógrafo y se forma de ya y de ypágo ya estudiados. Geomancía.—Razón tiene el erudito Dr. Unamuno en su artícu- lo publicado en La Discusión para no confiar en el Diccionario de la Academia, y como prueba de su razón tenemos el análisis que hace la Corporación de esta palabra que dice deriva de la griega yeopavreía, que no se encuentra ni en las dos ediciones de Chassang, Leopold, Bailly, y sólo en Alexandre y con la interrogación por delante seña- lando la duda. Geómetra.—¿Por qué no traduce yeopérpns, ygeómetra? Geometría. —¿Por qué tampoco yeoperpía, geometria? Geométrico-ca.—¿Ni yeoperprrós-9-óv, relativo 4 la geometria? Geoponía.— ¿Ni yeorovía, que es agricultura, indicando que yeorrovía se forma de yeoróvos, agricultor, de yha, tierra, y tóvos, obra, derivado de la raíz TIEN, que expresa ¿dea de pena, de fatiga? Geopónico-ca.—Aquí falta la traducción de yeorovikós--ov, rela- tivo 4 la agricultura? Geranio.—¿Qué significa yepávov Geranio? ¿Por qué no se dice que viene de yépavos, grulla, de la raíz TEP en su tercera acepción, idea de un sonido chillón? Gineceo.—lLa voz yupvarketov significa gyineceo y está formada de yuvh, mujer, procedente de la raíz TEN, ¿dea de generación, de naci- miento. Gnomo. La Academia no traduce yvepós. Gnóstico-ca.—La derivación está bien indicada, pero yvedriós-A-óv sienifica el que tiene la facultad de conocer, y de ahí surge la forma sustantivada oí yvecrrixot, los ynósticos; en vez de provenlr yvenriós -A-óv, como dice la Academia, de yvóuws, conocimiento, sale de yvórrns, el que conoce, el que sabe, de la raíz TNO, ¿dea de saber, de conocer. Monlau deriva el adjetivo de yvóée, conocer; Roque Barcia de yvóois y Echega- ray sustenta el mismo criterio que la Corporación. Gonorrea. —¿Cómo es que la Academia suprime el término yovéppoLa, gonorrea, que existe en griego, lo que se demuestra abriendo los Dicionarios de Bailly, entre otros, conformándose sólo con decir que la voz castellana viene de yóvos, semilla, semen, más fota, flujo, deri- vado de péo, Anir, manar, de la raíz “PY en su primera acepción, idea de manar? Grabar.—Realmente es incomprensible que la docta Corporación considere como término de origen griego este verbo, sin antecedente alguno que justifique la afirmación. Ya Monlau, que aparece, por REPAROS ETIMOLOGICOS 17 lo general, más orientado que la Academia, combate el origen soste- nido por ésta y afirma que su procedencia es germánica, como se puede comprobar analizando las voces alemana graben y neerlandesa graven con igual significación. Roque Barcia, Echegaray y el Hispa- no- Americano generalmente hablan por boca de la Academia; pero si consultamos la magistral obra de Korting Lateinisches-Romanis- ches Worterbuch, notaremos que al tratar en el número 4843 la forma neerlandesa graren indica como proviene de ella la francesa graver y la castellana grabar. A mayor abundamiento podemos agregar el estudio hecho por el ilustre lingiiista español Cejador en su Dicciona- rio y Comentario de la Lengua Castellana en el Quijote, en el cual afirma que grabar tiene su etimología en el francés graver, holandés graven y alemán graben. De idéntico modo se expresan Littré y Larousse y hasta éste llega en sus análisis al radical sánscrito GRABH. Skeat, en su Etimological Dictionary of the English Language estudia la dicción grave refiriéndola á formas germánicas que le llevan 4 pensar en ral- ces como SKRASH, SKABB, forma extendida de la raíz SKAR, cortar, trasquilar. Aún cuando habla del verbo ypáge lo hace en sen- tido secundario. Gráfico-ca.—Sólo dice que viene de ypaguxós, pero silencia que es ypapixós-$-ov, que significa lo que pertenece á la pintura, escritura, dibujo, que deriva de ypag%, dibujo, pintura, escritura, de ypágo, raspar, en su origen y después dibujar, pintar, escribir, de la raíz TPAS9, ¿dea de escribir. Grafito.—No de ypagís, lápiz, sino de ypadñ, escritura, más el su- fijo ito. NOTA.—El autor desea consignar, con motivo de las observaciones hechas por La Ciencia Tomista á sus Reparos etimológicos, que la conveniencia de que la Academia hubiese indicado los adjetivos griegos con sus tres terminaciones, ó con las dos, según el caso, estriba en el hecho de que tratándose de adjetivos en castellano, como epiléptico, de dos terminaciones, si se indica una sola en griego podría pensarse que las dos de nuestro idioma proceden de aquélla, cuando en realidad la forma en o viene dela latina en us, que es la os griega, y la en a, de la en a latina, que corresponde á la a griega ó y y a pura en ático. De ahí el que expresase el deseo de que se hubieran puesto las tres, pues así el lector vería que epiléptico viene de émadnrrikós por mediación del latín y epiléptica de mAnwtikf de igual modo. Los adjetivos castellanos proceden, como los sustantivos, de la forma del acusativo: de bonum, bueno; de bonam, buena. En cuanto á que el radical de epigástrico es epigastrio, la Academia no lo consigna, sólo dice «perteneciente ó relativo al epigastrio»; por un salto ha- bido y advertido al consultar las pruebas, se indicó únicamente la forma griega, cuando debieron haberse puesto las dos. El autor agradece mucho el buen concepto que le ha merecido á La Ciencia Tomista su trabajo. CONSIDERACIONES SOBRE EL SENTIR DE SPENCER Y MIS IMPRESIONES EN UNA ESCUELA MODELO POR LA SRITA. PILAR ROMERO Y BERTRÁN Doctora en Pedagogía Señoras y Señores: Al llamamiento de mi querida compañera en estudios universita- rios, la Srita. Landa, me encontré en una verdadera indeterminación. De un lado mi incapacidad para poder despertar la atención de un auditorio selecto y culto como el que me rodea, del otro la poderosa palanca del afecto que me une á ella y á esta Escuela, su obra: el conflicto fué breve, hablaron los sentimientos y no supe decir que no. La elección de un tema que pudiera revestir interés para las obre- ras, las alumnas, las asociadas y las demás ilustres personalidades aquí congregadas, hizo pasar por mi mente diferentes materias más ó menos importantes, hasta llegar á la conclusión de que para los aquí reunidos una conversación sobre educación revestiría carácter atra- yente; los gustos de todos hacia ella se me revelan en el hecho de entrar en este templo en que se difunden enseñanzas y en los mo- mentos en que una fiesta de índole educativa se celebra. Además, los problemas de educación no sólo deben conocerlos los maestros: forzoso es que se hagan del dominio de todas las clases dada la capi- talidad de su importancia. Trataré de exponer en dos palabras el proceso de la educación á través de la Historia, ofreceré la obra de Spencer para todos familiar, como la base de una sólida pedagogía, examinaré una parte de su trabajo, cuyas ideas se rememorarán en los que las conocen, y con- cluiré por demostrar cómo el ideal de Spencer se ha alcanzado en nuestra patria. La educación vaga é indeterminada en los antiguos tiempos, dió pasos de avance durante la vida de los pueblos clásicos; pero de un modo incompleto: donde se atendían los ejercicios militares, se des- atendía el intelecto; donde el desarrollo exclusivo de la inteligencia preocupaba, el desenvolvimiento físico quedaba olvidado. 1 Conferencia pronunciada el día 5 de Junio de 1911 en la Escuela Pública No. 8 de la Habana. CONSIDERACIONES SOBRE EL SENTIR DE SPENCER 79 En la Edad Media ni la inteligencia ni el cuerpo eran objetos de cuidado: existía un alma que se mejoraría tanto cuanto más se mor- tificara la parte material. Así perseguían el perfeccionamiento moral. En la Edad Moderna la educación evoluciona lentamente sin llegar á definitivos resultados y muy luego, tras la Revolución Fran- cesa, encontramos en otra etapa histórica una serie de proyectos en materia educacional, encantadores en teoría, pero con un grave de- fecto: irrealizables en la práctica. En los tiempos contemporáneos, en el siglo xIx, aparecen los filósofos alemanes con doctrinas basadas en la Ciencia; pero las obras de Kant, Herbart, Beneque, llenas de ideas filosóficas y las más poé- ticas de Goethe, Schiller y Lessing, realizables en algunos aspectos, tienen mucho de ideales. La Filosofía inglesa con su carácter experimental, con su cono- cimiento de lo positivo, de lo útil, soluciona el problema de la edu- cación y la solución la hallamos en la obra del filósofo observador, del gran sociólogo y profundo conocedor de la psicología Herbert Spencer. Su libro de la educación intelectual, moral y física, ha dejado asegurado el plan de una verdadera educación; de aquí el éxito alcanzado en su patria, en Francia, en Alemania, en una pala- bra, en el mundo entero. Dividió Spencer su obra en dos partes, la primera bajo el título. ¿Qué conocimientos son más útiles? y la segunda abraza tres capí- tulos: (Educación moral, intelectual y física». Nada diré de esta última parte, en que el sabio ha expuesto de manera maravillosa los métodos para atender al desarrollo del carácter, de la inteligencia y del cuerpo; porque en sus primeros capítulos ofrece condensados todos sus principios en este sentido. Siendo más breve es más trascen- dental la parte inicial; esa será la que veremos, ella brinda los ele- mentos necesarios para poder ser una personalidad. Las generaciones humanas han dado preferencia á lo agradable sobre lo útil. El salvaje se pinta por el gusto de ser admirado y no se preocupa de los rigores de la temperatura que molestan su cuerpo. El hombre civilizado sufre las incomodidades impuestas por la moda y en la esfera intelectual el fenómeno es exacto: los jóvenes ingleses de la clase media aprenden la lengua latina, porque se usa en la clase elevada, y como la adquisición es por un lujo, en el mañana la utilidad resulta nula al desempeñar su plaza de empleado en un banco comercial. Con los adelantos de la civilización el hombre rompe el yugo de la moda buscando lo útil; pero la mujer está muy 80 PILAR ROMERO Y BERTRAN lejos de esa emancipación. La ostentación en el traje, la elegancia, hacen á la mujer su víctima y en lo intelectual es triste el cuadro. Hay señoritas, que cual los jóvenes ingleses, gastan esfuerzos en ad- quirir una lengua diciendo que se trata de un adorno imprescindible. La compensación sería que la estudiaran, porque podrían leer las joyas literarias escritas en esa lengua. Sin duda ignoran que existen ellas. Es lamentable que en aprendizaje de canto, baile é idiomas, no se den cuenta de la utilidad que reportan al espíritu y á la inteli- gencia, sino pensar en la mera ostentación. No salen de esta esfera los sabios, historiadores, filósofos y otros que con su saber no se pro- porcionan un placer; nada más que el deseo de subyugar. ¿No es triste querer parecer y no ser? Todos los conocimientos tienen un valor relativo y es preciso va- luarlos: los estudios vale adquirirlos cuando se conforman con nues- tros gustos y siempre que á medida que los vamos tomando sentimos más interés por ellos. Estas deducciones de las primeras ideas del filósofo dejan dos enseñanzas: el hombre prefiere lo agradable á lo últil, sólo le será útil para su vida aquello que le sea simpático desde el principio hasta el fin de su adquisición. La educación es la preparación para la vida completa, dijo Spencer, y nuestro Luz y Caballero lo expresó en forma más tierna é ideal: educar no es dar carrera para vivir, es templar el alma para la vida. La vida completa supone diversas clases de actividades: Primero. Actividad que tiende á la conservación del individuo; porque no se podría ser abogado, ni padre, ni ciudadano, sin tener garantizada la existencia. Segundo. Actividad que tiende indirectamente á la propia con- servación por la adquisición de los bienes materiales, necesarios para librar la subsistencia, esto es, las diferentes profesiones. Tercero. Actividad gastada para alimentar y educar á la familia. Cuarto. Actividad que asegura el mantenimiento del orden social y de la vida política. Quinto. Actividad que podríamos llamar estética; porque es la que tiende á llenar los ratos de ocio con el cultivo de las letras y de las artes. Esta clasificación no puede criticarse: es el cuadro de una vida completa; el hombre tiene que existir, atender á su subsistencia, después crea una familia á la que se debe para alimentarla y edu- carla, luego es ciudadano de un Estado; porque la familia es anterior CONSIDERACIONES SOBRE EL SENTIR DE SPENCER 81 al Estado, responde entonces á la sociedad y como esto por sí solo no tendría aspecto bello, el hombre dentro de todas las actividades puede ocuparse de su perfeccionamiento moral, del engrandecimiento de sus sentimientos por las artes y la literatura. HFn esa existencia humana todo es exacto: primero las actividades egoístas y luego las altruístas que justifican ese fondo necesario que nos tomamos para vivir. Dada esa división de la vida humana, fácil es darse cuenta del papel de la educación, que tendrá naturalmente un aspecto para cada actividad: educación que prepare para la conservación directa del individuo; educación que lo disponga para su conservación indirecta, educación que enseñe á educar á la familia; educación que forme al ciudadano, y educación en que se cultiven las artes, verdadero refina- miento de la vida. Dicho de otra suerte: la educación como debe ser dará conocimientos para hacer del alumno un hombre sano, un industrial ó un obrero, un padre de familia, un ciudadano y un ar- tista. Conseguir este ideal es imposible; pero se acercan á esta con- secución los que atienden á todas las actividades y no se dedican á una con detrimento de las otras, y más cuando los estudios que pro- penden á un fin sirven de auxilio á los de otro. Se exceptúan los casos de personas en que la inclinación es marcadísima, las cuales ofrecen en el mañana los especialistas ó profesionales. Para la conservación directa del individuo, la naturaleza vela en los años infantiles, manifestando su espíritu en el horror á lo extraño y peligroso y en los medios de hacerse fuerte, como carreras y Juegos. Ya adolescente, la Ciencia le brinda elementos valiosísimos: la fisio- logía y la higiene, imprescindibles en la educación; ellas enseñan que los excesos enferman y matan y que las sensaciones son las guías naturales para no alterar el organismo. ¡Cuántos que arrastran gran- des males y que se los trasmiten á sus hijos, no sufrirían de haber conocido algunas leyes de esas dos ciencias! : Pasando á la actividad que podría llamarse lucrativa, porque ca- pacita para obtener la subsistencia, es doloroso confesar, que pen- sando todo el mundo que ese debe ser el fin de la instrucción, se sale de muchos colegios sin esa preparación. El trabajo de uno solo ó la experiencia, le enseña las verdades que los profesores no hicieron más que esbozar. La Ciencia es en esta actividad, como en la anterior, la verdaderamente útil. No basta saber leer y escribir para poder triunfar en la lucha por la vida: es preciso conocer las matemáticas á fondo, la geometría, la química, la geología, la astronomía, la bio- 82 PILAR ROMERO Y BERTRAN logía y la sociología. El hombre, ya campesino, ya obrero, ya indus- trial, ya comerciante, ejecuta muchas leyes de estas ciencias por empirismo; sial educarlo se le dieran estas verdades científicas, resol- vería el problema vital, atendiendo á la conservación personal, con todas las probabilidades de éxito. Llegamos á la actividad más importante, la que se desempeña para educar á la familia, es decir, los conocimientos que necesitan los padres. El gran sociólogo muestra en este aspecto todo su talento, todo su sentir, y sufre al ver que para ella nada nos prepara. La juventud masculina actual, cual sucedía á la de entonces, sale de los centros docentes, donde adquiere conocimientos en muchos órdenes, sin que haya recibido uno solo que le sea útil para cuando cree el hogar, y se me antoja que cuando llega este caso los jóvenes, como de- ben desempeñar las actividades lucrativas, no se ocupan de la educa- ción de sus hijos, dejando este gran peso á la esposa. ¿Está ella preparada acaso para poder desempeñar el papel que el compañero le confía, diciendo desdeñosamente eso es cosa de mujeres ? Tomemos una existencia femenina del grupo general, sea de la clase social elevada, y veámosla abandonar un colegio, donde impera el lujo y el boato, con su cabecita llena de nociones históricas, geo- eráficas, etc.; pero con la ignorancia completa del papel de madre que le reserva la vida. No se le ha hablado de posibles hijos. Sigá- mosla fuera del colegio: nuestra joven recibe lecciones de canto y baile para que brille en los salones á los que es forzoso presentarla para casarla. Supongamos que la señorita hace la conquista y se une á su elegido. ¿Qué podemos esperar de ella al convertirse en madre? ¿Qué sucederá al confiarle su esposo la grave misión de atender al desarrollo del cuerpo, del alma y de la inteligencia de su hijo? Desastrosas y funestas consecuencias se pueden presumir en los tres órdenes. En el desarrollo físico no seguirá la inexperta madre más guía que su capricho: la alimentación desordenada, el niño crece y viste una bata ligera en día frío, el niño desea jugar y se le impide porque manchará su traje. ¡Cuántos niñitos sucumben, cuántos arrastran una naturaleza enfermiza con la que no pueden ser felices, debiendo sus desgracias á la peligrosa intervención de sus madres! Pobrecitas, ellas lloran pensando que la providencia es la causante de esos males que más tarde legan sus hijos 4 sus descendientes. Quien ignora las leyes del desarrollo orgánico, menos conocerá las del orden moral, y á ellas se les confía formar un carácter. La joven madre se irrita al ver llorar ¿su hijo, le aconseja que diga verdad CONSIDERACIONES SOBRE EL SENTIR DE SPENCER 83 y ella miente al prometerle un castigo que no cumple, pide al niño buenas maneras y ella lo regaña violentándose. ¡Cuántas catástrofes morales se deben á la malacrianza! Si las madres supieran que el mejor castigo es la consecuencia natural y la mejor fibra del senti- miento, no se verían tantos desgraciados. Y el número de los des- venturados es menor que el de madres no preparadas, por el papel de la educación escolar y porque el hombre al crecer se transforma, imitando tipos bien educados. Esta madre no podrá cultivar el intelecto de su hijo é incapaz de seleccionar, lo entregará acaso á seres que no iniciados en leyes men- tales den al cerebro infantil los conocimientos contra el orden na- tural, atrofiándolo ó cansándolo, de modo que en el mañana no pro- duzca cuanto se podría esperar. La joven que hemos escogido no es culpable del mal desempeño de su capital papel; no, la culpa la hallamos en la educación, que en la generalidad de los casos no la ha preparado para ello. Se necesita, como ha dicho Spencer, un largo aprendizaje para hacer un par de botas, un barco y una casa, y para crear un carácter, para desarrollar una inteligencia y atender al desenvolvimiento de un organismo no se da en muchos colegios la más ligera noción. No exagero, los he- chos comprueban mis palabras: á la directora de un acreditado plantel educativo de nuestra capital, recomendé cierto libro de un gran pensador moderno, como lectura para las niñas; se decidió á estudiarlo ella primeramente y cuando la interrogué acerca de la obra me repuso que el autor en cuestión hacía ver á las niñas que habían de ser madres y á ese fin las preparaba, cosa que encontraba mal. Volvamos á nuestro asunto. ¿Qué conocimientos debían tener todas las jóvenes que pasaran á ser madres? Las leyes de Psicología y los más elementales principios de Fisiología. Pasemos á otra actividad: la del hombre en las funciones públicas; ésta siempre ha estado atendida. Desgraciado el pueblo cuya educa- ción no ha conseguido formar ciudadanos y entidades sociales. El estudio de la Historia en colegios y universidades se propone esta finalidad; pero debía darnos exclusivamente los hechos capaces de mostrarnos cómo una nación se ha formado y organizado. De otro modo: las distintas edades históricas debían estudiarse comparativa- mente, para que pudiéramos deducir que determinados hechos tienen las mismas causas, que en igualdad de circunstancias se han dado idénticos resultados; así desprenderíamos las leyes sociales de las ac- ciones y esto podría llamarse Sociología descriptiva ó sea una Historia 84 PILAR ROMERO Y BERTRAN práctica. Estoy segura que tales conocimientos prepararían mejor al ciudadano para votar en unas elecciones que el saber las anécdotas de la vida de un rey ó las peripecias de una batalla. Luego los conoci- mientos que capacitan para ser ciudadano son los que brinda una Sociología científica basada en la Biología y en la Psicología y los que dan estas dos ciencias, porque la sociedad resulta de la reunión de individuos cuyas existencias se ajustan á las leyes físicas y á las leyes mentales. Hemos llegado á la última actividad, á aquella que la educación nos prepara para refinar nuestros sentimientos, brindándonos las letras y las artes. Spencer ha colocado esta educación la última; no porque la desdeñe, como algunos han supuesto; no puede desde- ñar la cultura estética quien ha dicho «Sin la pintura, la escultura, la música, las poesía y la emociones producidas por las bellezas naturales de todas clases, la vida perdería la mitad de sus encantos». El gran filósofo reconoce que estos estudios se han atendido de- masiado á expensas de otros y compara este hecho con un jardinero que se ocupara de la flor de una planta sin atender á sus raíces y hojas. La cultura estética es la flor y los otros conocimientos la planta en sí; como una hermosa flor debe ser el producto de una planta lozana, la vida civilizada debe dar las artes y las letras. Una de las afirmaciones que más se han criticado á Spencer es la de sentar que el arte más elevado se funda en los conocimientos cien- tíficos: los cuadros y las estatuas de pintores y escultores ignorantes de la Perspectiva y la Fisiología, adolecen de defectos de bulto que saltan á la vista. La poesía sin el conocimiento de la Psicología no hará en el ánimo de los que leen efecto alguno. Verdad es, que hay artistas que empíricamente conocen las leyes, pero cuando ese genio se une á la ciencia adquirida con el estudio, llega al summum de su gloria. Las ciencias de la naturaleza, la Psicología, son necesarias para hacer sentir el arte; el poeta, el músico, el pintor, se hacen de ciertos toques en sus producciones é interpretaciones, que no son más que modos de afectar la parte subjetiva. Y la Ciencia en sí es poesía; así lo reconocen los que encuentran en la naturaleza un gran poema escrito por Dios. Los distintos aspectos de la Ciencia son los verdaderamente útiles para desenvolver las actividades, á lo que adunan una gran ventaja: disciplinan la mente; y si se ha afirmado que su conocimiento perju- dica á las ideas religiosas podemos asegurar lo contrario: el espíritu CONSIDERACIONES SOBRE EL SENTIR DE SPENCER 85 observador que descubre las leyes y verdades naturales se engrandece y eleva reconociéndose humilde ante lo maravilloso del universo. Ahora bien, pasada esa rápida mirada por el pensar de Spencer, por el ideal que no vió y que tras su obra se ha conseguido ajustán- dose á ella: en Inglaterra son numerosos los colegios modernos que amoldan su disciplina á su soberbio plan; en Alemania, donde los estudios pedagógicos se profundizan más cada día, existen numerosas escuelas en que ninguna actividad se desatiende; en los Estados Uni- dos es conocida y admirada la obra por profesores y discípulos. Es cierto, asimismo, que en el extranjero se levantan escuelas ó llama- das tales en que se está muy lejos de conocer ese talismán, esa base, y en las que se ofrecen los tristes cuadros que el filósofo lamentaba. Entre nosotros, en nuestra patria, son muy pocos los colegios en que la consecución de preparar para la vida se haya obtenido; conozco tántos en que se rompen las leyes mentales en detrimento de los alumnos; pero si dentro de nuestro pueblo cupiera señalar un colegio como triunfador, una escuela que al análisis más profundo llenara todas las exigencias impuestas por el pensador inglés, esa escuela yo la he encontrado, yo la he estudiado, y es la Escuela número $8 esta eran Obra. Hay personalidades superiores que al acometer una empresa se trazan sus líneas: las más estrictas del deber, y cuando se convencen que las llenan, prosiguen adelante. Esas fueron las líneas que se trazó la Srita. Landa cuando tomó la dirección de esta casa. Su capital encargo, al confiarme este trabajo, fué que no hablara de ella; pero ¿cómo hablar de una extraordinaria obra silenciando al artista?; me perdonará el no obedecerla, porque callar lo que alguien dignamente merece sería para mí una gran violencia. En la senda que se propuso seguir la movieron dos impulsos: un corazón de sentires exquisitos y una inteligencia observadora y sui gé- neris; puso todo su amor en la empresa y al calor del amor todo se vence. La generación que se le ha confiado, educada por ella y por sus compañeras bajo su dirección, se ha ajustado en todo el proceso edu- 'acional á un plan basado en la Psicología, en la razón. Las niñas que han pasado por sus aulas han estudiado lo simple antes de lo compuesto; de lo concreto han pasado á lo abstracto; han adquirido los conocimientos por observación directa con toda espontaneidad, recibiendo las impresiones más agradables; han aprendido atraídas por múltiples encantos. 86 PILAR ROMERO Y BERTRAN Todas esas hijas espirituales de mi compañera en estudios, han llenado uno por uno los requisitos de Spencer para estar preparadas para la vida: la Fisiología é Higiene enseñada por el método cíclico comienza en los grados más elementales con conversaciones sencillas y comprensibles y acaba en el quinto con el conocimiento elemental completo de las dos ciencias: expuesto á todos en los acabados esque- mas de Fisiología que en las exhibiciones anuales hemos contempla- do y en los temas que sobre los pupitres se ofrecían, habiendo cóm- posición en que se tropezaba hasta con encantadoras deducciones bio- lógicas. Están, pues, todas ellas en condiciones de atender 4 su conservación directa. Para la conservación indirecta, las nociones científicas bien adqui- ridas, las matemáticas admirablemente estudiadas, como hemos po- dido comprobar, pues la han llegado á esquematizar. Al hablar de la preparación para ser madres, yo no puedo decir con palabras lo que mi sensibilidad me habla cada vez que entro en este santuario. Ante todo, un ejemplo santo y grande en la conducta sin tacha de la directora y en la de sus ejemplares compañeras; des- pués las tres clases semanales de Psicología dadas por ella con un lenguaje comprensible y fácil, como todo lo que ella quiere llevar al corazón y á la mente, y las clases de moral basadas en ejemplos prácticos, hasta el punto de interrumpirse una clase de aritmética si un caso especial se ofrece sobre el cual debe llamarse la atención á las hijas, á las queridas hijitas. Si esto no fuera suficiente para for- mar un carácter, las huenas lecturas de Smiles, Amicis, Marcel Prevost y Lord Chesterfield, etc., bastan para que las personitas in- fantiles que entran por esa puerta el día feliz que ingresan, salgan de esta mansión con el alma hermoseada, embellecida por los toques sublimes que en el hogar harán digno el nombre de madre que labios sonrosados pronuncien, al crecer solícitamente cuidadas y atendidas por un ser que sabe lo que es el juego, la alegría, lo sonriente, y que para ayudar al compañero comprende la dulzura del trabajo y cola- bora y ahorra de los medios que el esposo aporta. Los sentimientos se refinan y elevan por medio de las letras, y aquí las letras se depuran: los temas de todas tienen rasgos literarios y el dibujo tomado del natural desenvuelve lo estético. Esas hijas, cuando salen, desarrollan esos elementos cuyo gusto aquí se ha adqui- rido y los trabajos de la exposición actual bien á las claras revelan el sello artístico conseguido ya en labores manuales, ya en pintura, ya en modelado, ya en ebanistería, ya en Literatura. CONSIDERACIONES SOBRE EL SENTIR DE SPENCER 87 Continuaré con los hechos: palpable es el triunfo grandioso de la excepcional labor de la Srita. Landa en la Asociación de Ex-alumnas, alondras necesitadas del calor del nido, hijas dulces y amantes extra- ñas fuera de su casa, dotadas del hondo sentir de su madre de inte- lecto. La hija mayor, la Srita. Sanjuán, heredera directa de todos los rasgos sensibles y delicados de la madrecita, levantó esta asociación que á su paso ha encontrado la simpatía de todos: quiénes con mano abierta han enviado libros, otros parabienes, verdaderas flores de admiración, los más su concurso decidido, no sabiendo negar cuanto á este núcleo brillante afecte. ¿Cómo no responder así ante esta obra de amor, fe y esperanza? La floración de la Srita. Landa en la Asociación, la encuentra la Srita. Sanjuán en la adaptación de la escuela nocturna para las obre- ras. No se conformaron con perfeccionarse individualmente: han querido perfeccionar y engrandecer á sus hermanas en el trabajo, á las jóvenes que laboran todo el día en los talleres, calladas, con el rostro sonriente y la tristeza en el alma cuando el jornal insignifi- cante no cubre las necesidades. Las obreras vinieron al llamamiento, el corazón de la Srita. San- juán latió, la escuela noturna empezó sus funciones, las asociadas con desinterés manifiesto se disputaron las noches de tareas para dar el pan de la inteligencia, y ese grupo noble y trabajador ha encon- trado pechos hermanos que lo quieren, que lo elevan, que á cada una de ellas las hace mejores. Hoy seré mejor que ayer y mañana mejor que hoy: esa es la máxi- ma que en el hogar de todas las obreras, las hijas de la Srita. Sanjuán, se destaca, ya encima de un espejillo, ya sobre la máquina de coser, sobre la mesita de los libros, libros que se leen con gusto, placer que antes de entrar aquí acaso ignoraban. La perfección de ustedes, obreras y hermanas nuestras, la deben en primer lugar á la Srita. Landa, que ha creado esas almas brillantes; la deben luego á la Srita. Sanjuán, la amiga de hacer felices 4 todos, la que se preocupa de todo lo que tienda á vuestro mejoramiento en todos los aspectos, y la deben también á las hermanas de la Srita. San- juán, dulces cual ella, cual ella buenas, cual ella cristianas, ya lleven el nombre de Mara ó Lucila, ú otro cualquiera; porque todas auxilian- do á la hija mayor han contribuído á la cristalizacción de la escuela nocturna. Yase ha rendido una etapa y se sienten ustedes placen- teras, volverán pasado el verano á esta mansión en que gozamos to- 2) el 8 PILAR ROMERO Y BERTRAN dos verdadero goce estético. En el año de enseñanza he visto las pruebas de vuestra transformación: no son las mismas que vinieron á la primera reunión llamadas por la fraternidad: ustedes se sien- ten hoy más grandes porque son mejores y aman las ideas que adquie- ren sin exigir comodidades de otro orden. Las visitas á la Número 8 de personalidades extranjeras como la del Dr. Altamira el año anterior, y la del Sr. Homns, han producido en el espíritu genial de ellos la impresión grandiosa que causa todo lo bello, todo lo hermoso, así lo expresaron en palabras dignas de vosotras y yo quisiera parecerme á ellos en esa expresión del sentir; pero creedme: callo mucho de lo mucho que siento cuando penetro aquí. A las asociadas, á las hijas de la Madrecita, que yo quisiera lla- marlas siempre mis hermanas para ser hija adoptiva de Ángeles, les diré que encarnan el verdadero papel de la mujer ideal; no son dignas de llamarse feministas las mujeres que deseen usurpar la labor del hombre y quitarle sus armas y poderes: feminista debía ser la mujer más mujer, la que se perfecciona para ser compañera de un hombre, la que adivina los gustos del esposo, la que sabe desempeñar su en- cantador papel de madre, la que refunde en sus hijos por la educa- ción los rasgos que por la herencia reciben de sus padres, la que es poesía, luz, tolerancia, sumisión, sencillez y ternura. Vuestro des- envolvimiento en su integridad, debido á un corazón grande y á una inteligencia extraordinaria, hace que todos podamos presumir que vuestros hijos llegarán á la madurez perfecta; porque ellos tendrán lo que ustedes poseen: el alma templada para la vida. ERAS AT -RUFINO JOSE CUERVO El cable nos ha trasmitido la noticia, confirmada después por los periódicos de París, de la muerte sensible del gran filólogo colombiano. Los que han seguido paso á paso la labor intensa de Cuervo y han meditado sobre las materias que ha escrito, comprenderán bien que la desaparición de tan ilustre lingilista, no es una pérdida que debe la- mentar únicamente Colombia, sino que deben sentirla hondamente to- das las naciones latinas del Viejo y del Nuevo Mundo ya que de su hermoso lenguaje ha dejado, para inmenso bien de los estudiosos, obras acabadas que ponen muy en alto el merecido concepto que dis- frutara. Cuervo fué para los hispano-americanos y para la nación espa- fiola, el mejor mantenedor de la pureza del castellano, el hombre más reflexivo y escrupuloso en sus investigaciones lingiiísticas; el conoce- dor profundo y más competente de su idioma, cualidad singular que hiciera se le considerase como el verdadero pontífice en ese ramo, siendo su saber de gran provecho para los aficionados á este orden de cosas, pues desde aquel rincón de la calle de Siam número 18, divul- gaba sus conocimientos con generosidad sin límites, sacando de dudas á cuantos acudieran á él en demanda de luz. Es preciso, para compren- der lo que Cuervo valía, haberle conocido, pues su aspecto mental y su aspecto moral aparecían matizados de méritos tan superiores que á ve- ces no sabía bien úno cuál de los dos era el mejor. Dulce en su trato, generoso en su sentir, todo el que acudía á su hogar salía confortado si las desdichas de la vida lo abatían, pues las características de su ser eran hermoso ejemplo que brindara á la humanidad doliente y nece- citada de un espejo de virtudes en que poder mirarse. La vida mental de Cuervo se aprecia en las obras que ha dado á la publicidad; enamorado de Bello, ha sabido despertar en el público grandes simpatías por su gramática, pero ha sabido también aclararla y mejorarla cuando el caso lo ha requerido, al extremo de suponerse por algunos que más es de Cuervo lo que en ella se advierte que de Bello. Su Diccionario de construcción y régimen de la lengua caste- llana es el mejor pedestal en que puede asentarse su gloria científica; bello exponente de su saber lexicológico, de sus finas apreciaciones en el campo de la psicología del lenguaje, de su seguridad absoluta 90 RUFINO JOSE CUERVO en la derivación de las voces señalando las diferencias dialécticas, la tradición erudita, la contaminación analógica, el valor de la etimolo- gía popular; esa obra es también expresión de su intenso saber, po- niendo de relieve al tratar cada vocablo su gran lectura, la firmeza de su ciencia. Otro trabajo tan importante como éste es el titulado Apun- taciones críticas sobre el lenguaje bogotano, estudio de gran erudición que acusa el dominio del idioma de su país natal y en el cual se no- tan observaciones atinadas de carácter general que orientan en puntos gramaticales. De este libro se han hecho varias ediciones y actual- mente, según noticias recibidas, han quedado en la imprenta las cuar- tillas de la nueva que preparaba. Cada edición tiene su mérito grande porque además de reproducir la materia, ha ampliado sus apuntacio- nes con datos referentes á la evolución fonética de las voces nuevas, con las relativas á la acción psicológica de los mismos términos, lle- vando su pesquisa hasta el estudio comparado del lenguaje de los países de Hispano-América. La Romania por un lado y el Bulletin Hispanique por el otro, han recogido en sus páginas el fruto de sus muchas horas de labor. En las páginas de este último apareció su magistral artículo titulado El castellano en América, hermosa producción dada á luz para refutar conceptos que emitiera el correcto escritor y literato español D. Juan Valera, y en el cual se rebela enérgicamente contra la miseria de sus sentimientos, expuesta en sus estrechas apreciaciones sobre la condi- ción política de los países hispano-americanos. También debemos anotar su Gramática latina, en colaboración con Caro, sus Disquisiciones sobre filología castellana, la Vida de Rufino Cuervo, escrita en unión de su hermano Angel, Algunas antiguallas del habla hispano-americana y Dos poesías de (Juevedo 4 Roma, brindando todas magnífica oportuni- dad, para cerciorarse uno del valer de Cuervo y lamentar más y más su muerte acaecida en condiciones excepcionales, sin mano cariñosa que le auxiliara, sin mirada amiga que le endulzara los últimos mo- mentos de su existencia, muriendo como si la suerte le fuese adversa, solo y triste, en un aposento de una Casa de Salud, tal vez sin que le ofrecieran los cuidados que necesitara, como se apaga la existencia de cualquier hombre que pasa por el mundo indiferentemente y no como Cuervo, que ha dejado tras sí, una estela resplandeciente de ciencia y de virtud. LA REDACCIÓN. BIBLIOGRAFIA TI. Les Mathématiques en Portugal. —RoDoLPHE GUIMARAEs.—Deuxiéme édition. Coimbre, 1909. El libro del Sr. Guimaraes—quien ha tenido la bondad de remi- tir un ejemplar, dedicado á la Facultad de Letras y Ciencias de nues- tra Universidad—es una exposición bibliográfica ó catálogo sistemático de todas las obras que sobre matemáticas puras ó aplicadas, han pu- blicado los autores portugueses durante el siglo xIx. El distinguido autor de la obra á que hacemos referencia, ha for- mado un grueso volumen de 655 páginas de texto, con algunas figu- ras intercaladas. Principia con un bosquejo histórico del desarrollo sucesivo de la literatura matemática portuguesa, desde el reinado de Alfonso IV en 1338 hasta nuestros días y sigue con la relación de las obras, clasificándolas por orden de materias, haciendo un extracto ó análisis sucinto de las principales. Sin entrar en un detenido examen de la obra del Sr. Guimaraes, podemos afirmar que es un libro muy útil y sumamente interesante, no sólo por la reseña de los trabajos que en ella se citan, muchos de ellos de verdadera importancia, sino también, porque nos revela que la nación portuguesa ha sido fecunda en producciones matemáticas, demostrando que estas ciencias, en todas sus ramas, han sido culti- vadas con indiscutible éxito por los autores portugueses. Para dar una ligera idea de las diversas materias sobre las cuales han escrito los autores portugueses, que á las matemáticas han diri- gido sus empeños, nada mejor que indicar aquí la clasificación metó- dica seguida por el distinguido autor en su bibliografía. Análisis matemático: A) Algebra elemental; teoría de las ecua- ciones algebraicas y trascendentes; grupo de Galois; fracciones racio- nales; interpolación. B) Determinantes; sustituciones lineales; eli- minación; teoría algebraica de las formas; invariantes y covariantes; cuaterniones; equipolencias y cantidades complejas. C) Principios de cálculo diferencial é integral; aplicaciones analíticas; cuadraturas; integrales múltiples; determinantes funcionales; operaciones funcio- nalis. D) Teoría general de las funciones y sus aplicaciones á las funciones algebraicas y circulares; series y desarrollos infinitos com- 92 BIBLIOGRAFIA prendiendo en particular los productos infinitos y las funciones conti- nuas consideradas desde el punto de vista algebraico; números de Ber- nouilli; funciones esféricas y análogas. E) Integrales definidas y en particular integrales eulerianas. F) Funciones elípticas con sus apli- caciones. (G) Funciones hiperelípticas abelianas y fuchsianas. H) Ecuaciones diferenciales y de diferencias parciales; ecuaciones funcio- nales; ecuaciones de diferencias finitas; series recurrentes. 1) Arit- mética y teoría de los números; análisis indeterminado; teoría aritmé- tica de las formas y de las fracciones continuas; división del círculo; números complejos; índices trascendentes. J) Análisis combinato- rio; cálculo de probabilidades; cálculo de variaciones; teoría general de los grupos de transformaciones; teoría de conjuntos de M. Cantor. Geometría. K) Geometría y trigonometría; geometría del punto, de la línea, de la recta, del plano, del círculo y de la esfera; geome- tría descriptiva y perspectiva. L) Cónicas y cuadráticas. N) Comple- jas y congruencias, convexas; sistema de curvas y de superficies; geo- metría enumerativa. 0) Geometría infinitesimal y geometría cinéti- ca; aplicaciones geométricas del cálculo integral á la teoría de las cur- vas y de las superficies; cuadratura y rectificación; curvatura; líneas asíntotas, geodésicas; líneas de curvatura; areas; volúmenes; superfi- cies mínimas; sistemas octogonales. P) Transformaciones geométri- cas; homografía, homología y afinidad; correlación y polares recí- procos; inversiones birracionales y otras. (Q) Geometría, diversos; geometría de n dimensiones, geometría no enclídea; análisis situs; geometría de situación. R) Mecánica general, cinemática, estática, comprendiendo los centros de gravedad y momentos de inercia; diná- mica; mecánica de los sólidos, frotamiento; atracción de los elipsoides. S) Mecánica de los fluidos; hidrostática; hidrodinámica; hidráulica; termodinámica; balística. T) Física matemática; elasticidad; resis- tencia de materiales; capilaridad; luz; calor; electricidad. U) As- tronomía; mecánica celeste; geodesia; astrología; obras didácticas; astronomía esférica; astronomía teórica; astronomía física; astro- mía práctica; monografías de los astros principales del sistema solar; astronomía estelar. V) Filosofía é historia de las ciencias mate- máticas; biografía de matemáticos. X) Procederes de cálculo; ta- blas; nomografía, cálculo gráfico, planímetros; instrumentos diversos. Apéndice. Como se ve, la bibliografía del Sr. Guimaraes es muy completa, abarca todas las materias que comprenden las matemáticas en su vasta extensión y sus indicaciones bibliográficas, tan metódicamente BIBLIOGRAFIA 93 clasificadas, son siempre útiles á los que se dedican al estudio de es- tas ciencias, y por otra parte, la obra del Sr. Guimaraes es de aque- llas que enaltecen el nombre de su patria, porque dando á conocer las producciones matemáticas de sus hijos, enseña el adelanto cientí- fico y cultura intelectual, á que ha llegado la progresiva nación por- tuguesa. Dr. V. TRELLES. II. La Academia de la Historia de Cuba. Los Académicos de número. Por el Sk. CARLOS DE VELAsco.—Habana, 1911. Plácemes y plácemes muy sinceros merece el distinguido autor del trabajo cuyo título anteponemos. Labor de tal índole no puede sor- prender á los que tienen la buena fortuna de honrarse con la amistad del autor ó solamente le conocen de nombre, y decimos que esfuerzo tal no puede causar extrañeza alguna porque el Sr. Velasco, modesto, extremadamente modesto, cualidad poco aquilatada en los tiempos que corren, es una persona culta, de perseverancia demostrada, de escribir correcto y de iniciativas siempre merecedoras de todo enco- mio, bien cuando se traducen en obras como las que en compañía de otros se refieren á la estética que debe mantener toda nación, bien cuando levanta su voz de cubano para traducir en signo su juicio independiente al juzgar á los hombres de Cuba, sin que el sacrificio de sus legítimas aspiraciones le detenga en la manifestación de su noble y honrado sentir ó cuando, como en el caso presente, con fines siempre elevados, quiera dar á conocer ante el mundo los méritos que adornan, á su juicio, á los miembros de la Academia de la Historia y que justifican las razones habidas para elegirlos. El trabajo del Sr. Velasco resulta elegantemente presentado y expuesto con toda impar- cialidad como que tan sólo se concreta á la mera enumeración de los datos de todos conocidos que adornan á las personalidades ilustres que constituyen la importante Corporación. Esos datos, logrados por el Sr. Velasco y reunidos en un libro, son de verdadero interés para el país cubano que así habrá de tener idea mejor de sus hombres; y lo son también para fuera de la patria, porque podrá darse una vez más una prueba sobre la capacidad intelectual de nuestro pueblo contra los sistemáticos detractores de nuestra preparación para la vida libre, contra los que entienden que las excelsas virtudes del cubano son ya noche y sueño, días desvanecidos, flores primaverales pasadas, pri- 94 BIBLIOGRAFIA mavera marchita, sombra que se desliza y humo que se disipa como diría el gran escritor San Juan Crisóstomo. Los que hemos podido apreciar día tras día la gestión del Sr. Velasco para realizar su obra, los que le hemos visto afrontar tantas dificultades surgidas en el ca- mino de sus aspiraciones con denuedo sin igual, y los que por una ú otra causa hemos tenido oportunidad para palpar los desengaños por él experimentados, la indiferencia de nuestros hombres en dar la mano al que efectúa una obra meritoria, correspondiendo con el silen- cio á las reiteradas súplicas que se les hiciera para que proporciona- sen cuantos antecedentes fueran necesarios para que la obra resultase del todo completa, sabemos bien cuánto significa el sacrificio por él realizado, apreciamos mejor el mérito de sus propósitos ya que si res- pecto de algunos de los Académicos breve resulta lo que de ellos se ha dicho, culpa tál nunca podrá recaer sobre el Sr. Velasco, sino sobre ese mal endémico del pueblo cubano, de no corresponder á veces á las iniciativas nobles de un tercero, sin que por ello se entienda que abriga en su pecho el menor deseo de no complacer, sino el de contes- tar al llamamiento en un mañana, que puede que nunca llegue. X. TIT. A Latin Primier.—H. C. NurrisG.—American Book Company. El Profesor Nutting de la Universidad de California ha publicado un interesante librito sobre la enseñanza de la lengua latina consig- nando sus opiniones acerca del mejor modo de aprenderla; y conse- cuente con afirmaciones hechas con posterioridad, laméntase que en algunos lugares no se estudie dicho idioma en los grados superiores del grammar school. Su libro ha de ser muy útil para los que princi- pian y de beneficio grande para los que hayan adelantado mucho en el aprendizaje de dicha lengua, porque con amplio y seguro conoci- miento de las formas, fácil les será alcanzar gran provecho en los estudios posteriores. La sintaxis con sus grandes escollos es asunto que preocupa mucho al Profesor Nutting; de ahí su principal deseo de gra- bar en la mente del alumno por el uso constante un número limitado de construcciones gramaticales que por su valor permitan orien- tar al que aprende en las construcciones de otras análogas. Bien decía Bréal, al juzgar la enseñanza de los idiomas clásicos, que los grandes quebraderos de cabeza dependían del hecho de exigir la cons- BIBLIOGRAFIA 95 trucción de oraciones á mentes despobladas de vocablos imprescin- dibles para esta clase de ejercicios; cuando la palabra no falta para la expresión de la idea, todo resulta fácil y viable; de ahí el que tomando muy en cuenta el Profesor Nutting esto, tienda en su obra á familia- rizar á los alumnos por medio de la repetición frecuente con un vocabulario que no debe ser nienor de cuatrocientas palabras. Esto es lo que debe hacerse tratándose siempre por cuantos medios estén al alcance de infundir gran interás en la obra que se realiza. Á dife- rencia de lo advertido en otros textos, el Profesor Nutting suprime el vocabulario que se inserta al final de estas obras de carácter práctico y en algunos libros de traducciones de los clásicos; cree el Profesor antedicho que el vocabulario al final no brinda beneficio alguno; en cambio el mítodo por él adoptado obliga al alumno al dominio del vocabulario de cada ejercicio, el cual deberá combinarse lo más que sea posible con el correspondiente al libro de lectura. También en su Prefacio se refiere á los maestros haciéndoles ob- servaciones del todo atinadas. Entre ellas se advierten las relativas á la obra oral, ejercicio que entiende debe emplearse con mucha fre- cuencia; á la pronunciación tratando en ella de todo lo referente al alfabeto, sílabas y su cantidad, sin olvidar el acento. Los paradigmas aparecen bien expuestos y al explicar la parte gramatical se auxilia del vocabulario y de la lectura para que la obra le resulte mejor. Kl libro está bien impreso y tiene un carácter objetivo, por lo que en sus páginas se ven grabados que dan idea clara de lo que quiere significar cada vocablo latino. A poco que se lea el libro se comprende que es texto para los principiantes y por ello resulta explicable la sencillez de la exposición y el que no encaje dentro de la explicación científica que hoy se da á la gramática latina ó á la griega; sin embargo de ello, la labor es digna de encomio y de seguro que bien aplicados los con- sejos que en el libro se consignan, los resultados habrán de ser satis- factorios. Dr. J..M. Dimico. IV. Los Elementos Indios del Castellano en Chile. —RonoLro LeENz.—San- tiago de Chile, 1910. Cuando un hombre, como el Dr. Rodolfo Lenz, se consagra á una obra de investigación, cualquiera sea el aspecto de ella, los resultados: tienen que ser altamente satisfactorios como que al mayor éxito de la 96 BIBLIOGRAFIA empresa dedica toda su inteligencia, su saber, su experiencia y su voluntad. Por eso es que la prensa acogió con aplauso oportuna- mente la benedictina labor del Dr. Lenz; por eso es que ha sabido significar cuánto aprecia el mérito de la misma, y por eso los profesio- nales—Cejador, Morf, Lehmann, Zaubner—al aquilatar lo que otros en grado inferior han sabido juzgar dentro de la relatividad de sus conocimientos, han aplaudido con ardor la publicación de una obra que ha de prestar utilidad grande á la importante causa de la pes- quisa lingiiística. No son labores como éstas las que surgen repenti- namente; hay tantas exigencias á que atender para la seguridad del triunfo que sólo el correr de los años puede permitir su presentación al público completamente acabada. Con sólo ojear las páginas en que el autor expone las obras que ha consultado para obtener una buena orientación, se comprenderá bien lo que se afirma, pues no es la sola lectura la que se exige sino la consiguiente meditación de cada caso para formar un juicio exacto. Mucho se ha escrito en la América sobre estos asuntos, puede que no siempre á impulsos de una verdad conquistada sino de una mera apreciación individual, y de ahí el que conocido esto se comprenda la cautela con que el Dr. Lenz ha hecho sus estudios preparado tal vez como ninguno para tal labor. Buena prueba de la paciencia exigida y de la necesidad de ser eserupuloso en la obra, es el haber tenido que rectificar frecuentemente afirmaciones hechas por otros; pero inspi- rado siempre en un elevado criterio, ha sabido á su vez aplaudir como buena, cuando lo ha sido, la etimología que ofrecieran sus predece- sores. A semejanza del ilustre lingiista Cejador en sus exploraciones sobre el lenguaje, ha bajado al pueblo para obtener las voces que le son propias; voces que muchas veces parecen que nada brindan y general- mente encierran verdaderos tesoros en el campo de los estudios lingiiís- ticos. Allí y solo allí es donde hay que ir para hallar el material necesa- rio mantenido siempre puro; allí donde la fuerza de la civilización no ha podido modificar por determinada circunstancia el lenguaje que va perdiendo por ésta sus grandes atractivos, sus infinitos encantos; allí es donde se advierte su mayor perfección y de lo cual son ejemplo el idio- ma delos pobres pescadores de las islas Aleutinas, tan filosófico como rico, y el de los esquimales, que sobresale por idéntica causa, si se les compara con el de los asombrosos imperios de Asiria, Egipto y Roma. Ya la crítica alemana ha dado á conocer el mérito de este Diccio- nario y por boca del Profesor Tauner, hizo «consistir el valor principal de la obra y su utilidad más grande, en el hecho de que en Chile puede BIBLIOGRAFIA 97 observarse en sus comienzos un fenómeno idéntico al que durante la época de romanización se verificó en Europa. En efecto, no sólo- las naciones no románicas aceptaron y alteraron de diverso modo la len- gua latina, sino que también los colonos romanos experimentaron el influjo de los indígenas en Italia.» El material comprendido en el primer volumen demuestra bien el interés de toda la obra y á fin de que el lector pueda apreciarlo lo copiamos á continuación: «Carácter de las publicaciones sobre americanismos.—Lengua i dialectos, capas de lenguaje. —El castellano en América.—Diccionarios nacionales, clasificación de las palabras.—Objeto é historia del libro presente. Colaboradores 1 fuentes. —Espansión jeográfica i etimología de las voces. —Fonética india 1 castellana.—Clasificación ideológica.—Para quiénes escribo. —Diccionario Etimológico.—Introducción.—Observa- ciones sobre el material del diccionario; admisión 1 clasificaciones; arreglo de los artículos. —Bibliografía crítica de las obras sobre ame- ricanismos. Chile. Sud-América (fuera de Chile). Centro América, Méjico 1 listas jenerales.—Ortografía 1 Pronunciación. Castellano an- tiguo 1 moderno.—Lenguas indias. Autores citados. Abreviaturas. Signos. Diccionario Etimológico.—A4A hasta llauquetu.» Merece especial mención el Prólogo del Diccionario por los asun- tos en el mismo tratados, así como igualmente la pureza y corrección advertidas en el modo de escribir el castellano, reflejo del profundo dominio de la fonética, morfología y sintaxis de nuestro idioma y comprobación perfecta de los especiales conocimientos que tienen los alemanes del habla y de la literatura castellanas, á veces superiores á la de los mismos españoles, razón por la que se les ha dado, y con sobrado fundamento, el título de hispanistas de primer orden. No es la crítica del Dr. Lenz la que se echa de ver en los pueblos de raza latina, violenta y desagradable; su crítica es templada, imparcial, desapasionada, tendente á dar á conocer la razón de la diferencia en el modo de apreciar los hechos, inclinada siempre á poner bien de manifiesto la verdad de los mismos. ¿Habrá realizado el Dr. Lenz una obra acabada? Difícil es la res- puesta, pues si para muchos adviértense en ella deficiencias debidas á no haber extendido sus investigaciones á esferas como la de la me- dicina y botánica que le hubieran proporcionado valiosos elementos; para otros el mérito de la labor es indiscutible, pues aquéllas en modo alguno pueden aminorar el valor intrínseco de su Diccionario. Esta es nuestra opinión. Dr.. J: M. .DrmicGo0. NOTAS OFICIALES ACUERDO UNIVERSITARIO.—La Universidad acordó reunir un fondo común en numerario que será entregado cada vez que ocurra el fallecimiento de algún Catedrático y 4la persona á quien éste hubiese indicado previamente. Al apli- carse se procederá nuevamente á reunir el efectivo. PREMIO (GUILLERMO DomíNGUEz».—Con motivo de haber habido más de un opositor al premio ordinario en la asignatura de Historia de la Literatura Es- pañola, el Dr. Guillermo Domínguez, que tiene instituído un premio de cien pesos moneda americana para el que obtenga el ordinario de la asignatura, ha determinado que cuando sean más de uno los opositores, éstos deberán presen- tar al Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, antes del día 10 de Sep- tiembre próximo, una memoria sobre un tema sacado á la suerte de entre tres que prepara el Tribunal que presida las oposiciones ordinarias, inmediatamente después de terminadas éstas; cuyas memorias serán examinadas por el mismo Tribunal, discerniendo el premio á la que, por sus condiciones de originalidad relativa y buen método en la exposición, resulte mejor. El tema sacado en suerte es el siguiente: «Lope de Rueda y su teatro». NOMBRAMIENTO.—La Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes comu- nica con fecha 22 de Julio del año actual el siguiente Decreto: Por cuanto la Historia natural de Cuba ha sido objeto durante la pasada centuria de impor- tantes estudios y de notables trabajos, los cuales se encuentran diseminados en Revistas y otras publicaciones de poca ó ninguna circulación entre nosotros. Por cuanto la única obra de carácter que dió á conocer los productos naturales de nuestro país es la « Historia Física, Política y Natural de la Isla de Cuba», publicada á expensas del Gobierno de la colonia por D. Ramón de la Sagra, con la colaboración de eminentes naturalistas franceses, y la cual se encuentra completamente agotada. Por cuanto la mencionada obra del Profesor La Sa- gra data del año de 1850 y con posterioridad á esa fecha, merced á las investi- gaciones y trabajos de los sabios naturalistas Poey, Gundlach, Arango, Wright, Sauvalle, Morales y sus corresponsales en el extranjero, se ha aumentado en diez veces el número de especies conocidas en Cuba. Por cuanto las valiosí- simas observaciones de estos infatigables investigadores y sus contribuciones al conocimiento de nuestra fauna y flora, constituyen un arsenal abundantísimo de datos, en gran parte inéditos y expuestos á ser destruídos por el tiempo ú otras causas fortuitas, si una disposición previsora no viene á ponerlos á salvo de semejantes accidentes. Por cuanto los manuscritos y dibujos originales de D. Felipe Poey, el más eminente de los naturalistas cubanos, y, al decir del honorable David Jordan, «de todos los países de lengua española», cuyas in- vestigaciones sobre los peces cubanos son, según el sabio naturalista americano Edward Cope, «condición sine qua non para el conocimiento de los peces de las Antillas », deben ser objeto de cuidadoso estudio y revisión, á fin de adaptar las NOTAS OFICTALES 99 clasificaciones á las reglas universalmente admitidas, en los últimos Congreso Zoológicos y á los progresos realizados desde el año 1884 en que dió por termi- nada su obra el insigne maestro, quien reconoció que se hacía indispensable una revisión después de la publicación de la «Synopsis of the fishes of North Ameri- ca» de los señores Jordan y Gilbert, la cual es sólo una introducción á la más reciente y completa «The fishes of North and Middle America» de Jordan y Everman. Por cuanto es misión de los Gobiernos el propender al conocimiento de los productos naturales de la nación y al adelanto de las ciencias y los manus- eritos y dibujos originales de D. Felipe Poey deben publicarse, por honor nacio- nal y en pro de los intereses de la ciencia. Por cuanto el Dr. Carlos de la Torre y Huerta, Catedrático de Zoología de la Universidad Nacional, y el Dr. Felipe García Cañizares, Catedrático de Historia Natural del Instituto Provincial de la Habana, Miembros de la Academia de Ciencias y Vocales naturalistas de la Comisión Nacional de Pesca, poseen los conocimientos técnicos y reúnen las condiciones más apropiadas para realizar debidamente este encargo. Por tanto en uso de las facultades que me están conferidas y á propuesta del Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes. Resuelvo: Primero.—Nombrar al Dr. Carlos de la Torre y Huerta y al Dr. Felipe García Cañizares, para que procedan á recopilar los trabajos relati- vos á la Historia Natural de Cuba que se hayan efectuado con posterioridad al año 1840 y muy especialmente los realizados por D. Felipe Poey, revisando cui- dadosamente y adaptando las clasificaciones hechas por el citado naturalista á las reglas acordadas en los últimos Congresos Zoológicos y á los progresos de la Ciencia, dando cuenta trimestralmente á la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, de los trabajos llevados á cabo. Segundo. —Disponer que mientras dure la comisión que se confiere al Dr. Carlos de la Torre, el Profesor Auxiliar respectivo de la Universidad desempeñe parcialmente las asignaturas á cargo del titular. El Dr. Felipe García Ca- ñizares será sustituído parcialmente por el Conservador de los Museos del Instituto. Tercero.—Los gastos que ocasione el desempeño de la Comisión que por el presente decreto se encomienda á los Dres. Latorre y García Cañizares, se fijan en la cantidad de seiscientos pesos (5600) mensuales quese tomarán de los sobran- tes del capítulo de Personal Facultativo de la Universidad.—Palacio de la Pre- sidencia, Habana, á los diez y nueve días de Julio de mil novecientos once.— José M. Gómez, Presidente.—Mario García Kohly, Secretario de Instrucción Pú- blica y Bellas Artes. MISCELANEA Las obras de Safo. Acaba de publicar Mario Meunier, una traducción de las obras de Safo, que en sentir de la prensa francesa, se recomienda por una fidelidad que llega hasta respetar el orden de las palabras en los versos traducidos cuando no lo impide la claridad del sentido de la frase. William James. El gran filósofo francés E. Boutroux, ha publicado en la :'asa de Armand Colin, una obra en la que relata con toda la competencia que le es propia, la vida del filósofo americano cuya doctrina sobre el pragmatismo ha despertado no poco entusiasmo. La obra. escrita por Bou- troux tiene el mérito de haberse realizado con ella una labor en extremo delicada, ya que á veces las frecuentes divergencias de opinión hacen algún tanto difícil la imparcialidad, tan necesaria como apetecida para emitir juicio acerca de las doc- trinas del compañero. El éxito del trabajo estriba en que ha tenido Boutroux, todo el dominio que se requería para presentar la personalidad del gran pen- sador americano, sin que se transparenten sus propios sentimientos por simpá- ticos ó antipáticos que pudiesen ser. Plácemes merece el filósofo francés, no sólo por la manera de precisar el carácter profundamente científico de la inte- ligencia de William James, sino porque el pensamiento de James, aquello que en el campo de la especulación filosófica lo diferencia de los demás, ha sido bien expuesto en su conjunto, sintetizándolo con gran talento. El cinematógrafo Esta es la última invención de Edison, continuación del parlante. eramófono y del cinematógrato en colores. La inven- ción no resulta aún del todo acabada; pero ya se han he- cho experiencias en New-York con resultados apreciables, lo que hace pensar al autor que resolverá muy pronto todas las dificultades del problema. El telescriptor. Este aparato, conocido también con el nombre de pantelé- grafo Caselli y de telautóyrafo Ritchie, tiene como objeto principal, el transmitir á distancia la escritura y el dibujo. Aunque se han hecho experimentos desde 1865 en las líneas de París-América y París-Marsella, propor- cionando resultados apreciables, el sistema no fué aceptado como vía práctica de comunicación, como lo es el telégrafo y el teléfono. La oficina central de Londres acaba de instalar el teleseriptor en las oficinas de la posta para que pueda permitirse esta clase de correspondencia en las mismas condiciones que las conversaciones telefónicas. Para que el público ó el abonado pueda tener la seguridad de que sus despachos llegan á provincia ó al extranjero, se han es- tablecido las líneas telautográficas con la Oficina central de telégrafos. Hasta ahora sólo hay cien abonados al teleseriptor, pero las líneas permiten 750. El telescriptor ofrece entre otras ventajas, el de poder funcionar sin que el destina- tario se halle junto al aparato correspondiente en el momento de la recepción; puede muy bien enterarse de la comunicación á su vuelta si ha tenido necesi- MISCELANEA 101 dad de ausentarse; hasta puede confirmar el despacho del teleseriptor por medio del teléfono, sin verse obligado á recurrir á otra línea. En cuanto al manejo del aparato, es tal su sencillez, que no exige conocimiento aleuno especial. Adolf Wilbranat. Murió en Rostock el mes pasado. Su desaparición consti- tuye la pérdida de un novelista, poeta y dramaturgo, pro- fundamente amado y apreciado por los lectores alemanes. Sisus grandes obras, como el drama Kriemhild, con la que obtuvo el premio Schiller en 1877, resultan hoy algún tanto fuera de moda, en cambio su linda novela Le Mariage secret de Fridolin y sa cuento dramático Le Maitre de Palmyre acusan un talento y expre- sión del humowr germánico. —Wilbrandt dirigió durante seis años el Buretheater de Viena, con notable éxito artístico. El Esperanto. Ya se acoja con calor, ya se muestre uno escéptico, es un hecho que continúa extendiéndose. .La Liga nacional es- perantista alemana comprende 192 grupos con 6,000 miembros La British Espe- ranto Association reúne 130 grupos con 4,000 Ó 5,000 miembros. Francia apa- rece también á la cabeza del movimiento con 240 grupos y 10,000 personas adheridas. Si se tiene en cuenta el movimiento iniciado en pro del esperanto al través del mundo, el número de sociedades esperantistas llegan á 1,600. Universidad de Har- Desde hace muchos años la promoción de estudiantes vard. que celebra el 250 aniversario de su salida de la Uni- versidad tiene la buena costumbre de ofrecer al 4/ma Mater una subvención de 100,000 dollars. La Sociedad de Antiguos estudiantes estimula á los denativos, que constituyen la mayor parte de los recursos de la Universidad; y, cada año, más de 150,000 dollars pueden ser así distribuídos por la bolsa de estudios. La inscripción en Cada día aumenta más y más el número de matriculados la Universidad no quedándose detrás el de los estudiantes extranjeros. de París. ¿n la facultad de Letras, hay 800 extranjeros contra 1,147 franceses; en la facultad de Medicina, hay 530 extranje- ros contra 618 franceses. El número total de estudiantes en París, llega á la cifra de 2,121. Los premios del Con- El Congreso Internacional de Zoología, discierne tres greso Internacional premios: lo el premio de S. M. el Emperador Ni- de Zoología. colás II, discernido cada tres años, es decir, en cada sesión; teniendo lugar la próxima en 1913;—20 el premio de S. M. el Emperador Alejandro III, discernido cada dos congresos (de seis en seis años); y se atribuye, en los intervalos, al Congreso Internacio- nal de Antropología y Etnografía prehistóricas;—30 el premio Kowalewski. Este último premio, fundado en 1907 por la Sociedad Imperial de Naturalis- tas de San Petersburgo, es discernido en cada sesión; y es relativo á la morfolo- gía de los invertebrados (anatomía comparada y embriología). Los autores 102 MISCELANEA deben dirigir á la Sociedad los trabajos que ellos han publicado de tres años á la fecha; reservándoles á aquéllos, por otra parte, el derecho de escoger ellos mismos las obras que juzguen dignas de ser recompensadas. En cuanto á los dos premios imperiales, fundados en 1892 por el Congreso de Moscow, la Comi- sión Internacional de los premios, ha modificado las condiciones del Concurso, entonces del So Congreso, reunido en Graz en Agosto de 1910. Las modifica- ciones adoptadas son importantes. En lugar de someter al Congreso cuestiones determinadas, como ha sido hecho hasta el presente, la Comisión se reserva en lo sucesivo su libertad de acción y escoge ella, en un orden general de investi- caciones y según información conforme á su Reglamento, los trabajos que le parecen dignos de recibir un premio internacional; así es como el Congreso de 1913 habrá de discernir el premio Nicolás II al autor de un trabajo rela- tivo á la anatomía comparada y á la embriología; lo que no impide el que los candidatos eventuales envíen sus trabajos á la Comisión Internacional Perma- nente. Diríjanse las memorias antes del lo de Abril de 1913 al Sr. Profesor R. Blanchard [226, Boulevard Saint Germain, París]. Monumento á Pries- Por iniciativa de Mr. Leeds, acaba de constituir- tley. se un comité para la erección de una estatua de bronce al gran Priestley, en Bristall, Yorkshire, su ciudad natal. La observacion de las La Revue Serentifique hizo recientemente un llama- estrellas hilantes. miento á los amateurs relativo á la observación de las estrellas hilantes y de la manera que á continuación se expresa: (Muchos astrónomos amateurs no disponen de instrumentos, cre- yéndose por ello en la imposibilidad de realizar observaciones útiles, lo que es un grave error. El estudio de las estrellas hilantes, en particular les ofrece la ocasión de obtener datos útiles é interesantes; es suficiente que ellos gocen de un cielo favorable y que estén dispuestos á dar pruebas de perseverancia. «Numerosas son, en efecto, las cuestiones ligadas á la aparición de estos astros, pero es necesario disponer de una gran cantidad de observaciones escalonadas en un largo período de tiempo, para buscar con éxito la solución de estos pro- blemas. Para efectuar este programa es de la mayor importancia asegurarse del concurso de observadores numerosos y diseminados lo más posible sobre la superficie del globo; es indispensable, por otra parte, que cada uno de ellos quiera consagrar aleunas horas á la observación, si no cada noche al menos muy frecuentemente y en diversas épocas del año. Dichas observaciones no pueden constituir documentos verdaderamente aprovechables más que en el caso de realizarse con espíritu de prosecución, según un plan uniforme, y si, en consecuencia, una organización única las centraliza para deducir las conclusio- nes definitivas. «Con bastante frecuencia suele resultar que las comprobaciones más insigni- ficantes en apariencia, si se las considera aisladamente, llegan á constituir do- cumentos importantes, cuando se les relaciona con las otras observaciones. En Marzo de 1908, M. Riégler, de Viena, y M. Birkenstock, de Amberes, han tenido la feliz idea de crear una organización para la observación sistemática de los meteoros, la que se ha transformado el año último en una organización inter- nacional bajo el nombre de Bureau Central Meteórico, situada en Hamburgo [Landwehr, 16]. MISCELANEA 105 «El plan de observación es de los más simples, como se puede juzgar por este resumen: «lo Los que observan una región determinada del cielo, durante un tiempo dado, deben escoger esta región según las circunstancias locales (hacia el Este preferentemente); se encuentran las estrellas hilantes aparecidas en esta parte del cielo, teniendo cuidado de notar aun las más débiles; conviene no examinar una región celeste que se extienda más allá de 90%, pero las observaciones de- ben continuarse durante una hora al menos. Se anotarán para cada meteoro las horas de aparición y desaparición. Sucede á veces que ningún meteoro aparece en la hora; es necesario no olvidar que este resultado tiene la impor- tancia de un resultado positivo y se debe señalar con cuidado. «20 Se indica las circunstancias en que se ha observado, es decir, el estado del cielo y al caso los inconvenientes locales. «3o Es útil especificar tan claramente como sea posible, la velocidad, el color de los meteoros y la dirección general de su trayectoria. «to Conviene proceder rápidamente cuando se nota sus indicaciones á fin de que ninguna estrella hilante se escape. «50 Aquellos que han tenido la posibilidad pueden todavía dibujar las tra- yectorias sobre las cartas celestes; en este caso hay naturalmente ventaja en ser dos, pues uno observa y otro escribe al dictado. (Para los detalles véase el número de Diciembre de 1910 de Ciel et Terre, Bulletin de la Société Belge d' Astronomie. )» Agréguese además, á las indicaciones anteriores, la conveniencia de hacer las observaciones en un sitio descubierto, no siendo útiles más que cuando el esta- do del cielo sea favorable; y deben ser visibles por lo menos las estrellas de cuarto tamaño. El manganeso en la Respecto del papel de los metales en la fisiología de fisiología vegetal. las plantas, las investigaciones científicas se suceden y muy especialmente las relativas al manganeso. En Die Ernahrung der Pflanze [Marzo de 1911] se da cuenta de una tesis de Leidrei- ter sobre ese importante particular. Lasinvestigaciones nose han verificado más que en plantas cultivadas; y las conclusiones del autor son éstas: la los com- puestos de manganeso han aumentado las cosechas de avena, mostaza, remo- lacha forrajera y papas, siendo más intenso el color verde en los casos de la avena y del haba: 2a la acción del manganeso se manifestó hacia la quinta semana de vegetación, 3a en los casos del haba un exceso de manganeso se ha mostrado claramente nocivo; 4a la adición de manganeso al suelo ha aumen- tado la riqueza en azúcar de la remolacha; 5a en las papas no ha aumentado el contenido del almidón; 6a la acción del manganeso se manifiesta sobre todo en los suelos humíferos, menor sobre las arcillas y mínima en los arenosos; Ta el fosfato y el nitrato de manganeso pueden también actuar como fuente de ácido fosfórico ó azoe; Sa es suficiente veinticinco milígramos de manganeso por litro para que las soluciones nutritivas se vuelvan nocivas á la avena; Ya una solución que contenga 0 gr. 5 de manganeso por litro destruye una avena de dos meses; 10a la avena soporta una proporción de manganeso más fuerte en el suelo que en las soluciones nutritivas; lla en las plantas experimentadas las habas han asimilado la dosis más fuerte de manganeso; 12a el nitrato de 104 MISCELANEA manganeso es el absorbido con mayor avidez; 132 las plantas nuevas son más ricas en manganeso que las plantas maduras; y 14a las hojas son los órganos más ricos en manganeso y los tallos los más pobres. Congreso de Socie- El 4% Congreso tuvo lugar en Caen, en Abril [del 18 dades Científicas. al 22] próximo pasado, en el palacio de la Universi- dad; y ha sido inaugurado bajo la presidencia de M. De Foville, del Instituto. El grupo de secciones de ciencias fué presidido por M. Darboux, auxiliado de M. Joubin, Secretario. Las secciones han sido pre- sididas por MM. de St. Germain, Decano de la Facultad de Ciencias, Bigot, Decano de la Facultad de Ciencias, Riquier, Besson, Tisan, de la Facultad de Ciencias, Dr. Léger, de la Escuela de Medicina, Boca, de la Sociedad caenense de fotografía. Las comunicaciones fueron muy numerosas en ciencias natura- les, pudiendo citarse, entre otras, las de M. Cozette, sobre Algas del litoral y la de M. Marie, relativa á parásitos vegetales marinos. Eolosta CL CUSO) Mii AE A AO Sia (LACUESON od Na E e Roveratias (1 curso) LA a RT - Profesor Dr. Carlos de la Torre. — Antropología general (1 curso). ............. Ze Dr. Luis Montané. CONFERENCIAS Histología, Embriología y Organogenia....... 1 Anatomía Comparada :....... ió co. pDr. Arístides Mestre (Aux.) Paleontología... .- AR OO Los profesores auxiliares de esta Escuela son: Dr. Arístides Mestre (Conservador del Museo de Zoología ); Dr. Victorino Trelles (Jefe del Gabinete de Astronomía ); Dr. Nicasio Silverio (Jefe del Gabinete de Física); Dr. Gerardo Fernández Abreu (Jefe del Laboratorio de Química); y Dr. Jorge Hortsmann (Director del Jardín Botánico). Estos diversos servicios tienen sus respectivos ayudantes. —El «Museo Antropológico Montané » y el Laboratorio de Antropología tienen por Jefe al Profesor titular de la asignatura. 3 ESCUELA DE PEDAGOGIA Psicología Pedagógica (Lcurso). a... 1 Historia de la Pedagogía (1 curso)............ - Profesor Dr. Ramón Meza. Pluorene-Escolat: (Li CUPSO) Las J Metología Pedagógica (2 Cursos) ............. $ Dr. Manuel Valdés Rodríguez. iibmujo ineal Elicarsodo. ta. a A : z Mito natural CL Curso). a A A ia ie e ) y Sr. Pedro Córdova, CONFERENCIAS I. Crítica de la Educación Contemporánea...) La Pedagogía Experimental... .....0.... L SU » II. Lectura é interpretación de las obras de los | pe edo MM: ASUSNoCA0 7 grandes pedagogos contemporáneos .... Agrupada la carrera de Pedagogía en tres cursos, comprende también asignaturas que se estudian en otras Escuelas de la misma Facultad. 4. ESCUELA DE INGENIEROS, ELECTRICISTAS Y ARQUITECTOS Dibujo topográfico, estructural y arquitectónico. / O EEN > Profesor Sr. Eugenio Rayneri. Bstereotomia ¡(1 :CHTSO) + ) a ASS (cmrso) ooo ' a Dr. Alejandro Ruiz Cadalso. Materiales de Construcción (1 curso).......... Resistencia de Materiales. Estática Gráfica lid So ndaral ETASO nie AA rita le ee a Construcciones civiles y Sanitarias (1 curso)... ) Hd TOMECÁnICA (ICULBO) +5 ds e : NMaquirtarRia CN.CUrSO) e Ida is se Sr. Eduardo Giberga. Ingeniería de Caminos (3 cursos: puentes, fe- DES de Arorlrena ubarailes; calles y Carreteras. ici lie e : ; Enseñanza especial de la Electricidad (3 cursos). Arquitectura é Higiene de los Edificios (1 curso) Historia de la Arquitectura (1 curso).......... Contratos, Presupuestos y Legislación especial de á la Ingeniería y Arquitectura (1 curso)..... Esta Escuela comprende las carreras de Ingeniero Civil, Ingeniero Electricista y Arquitecto; y son sus profesores Auxiliares: Dr. Andrés Castellá, Sr. A. Fernández de Castro (Jefe del Laboratorio y Taller Mecánicos); y Sr. Plácido Jordán (Jefe del Labo- ratorio y Taller Eléctricos); con su. correspondientes ayudantes. En dicha Escuela se estudia la carrera de Zaestro de Obras; exigiéndose asignaturas que corresponden á otras Escuelas. 5. ESCUELA DE AGRONOMIA Química Agrícola é Industrias Rurales (1 curso). / : Fabricación de azúcar (1 curso)............... $ Profesor Dr. Francisco Henares. OO ma EL CUISO) o e a o 1 IEC VÍNCDESO). Dai A OS OE OE (CES a a a Economía Rural y Contabilidad Agrícola (1 cur- O A O RCA Legislación Rural y formación de Proyectos y A A te de CT A O A Para los grados de Perito químico agrónomo y de Ingeniero agrónomo, se exigen estudios que se cursan en otras Escuelas. >» Sr. Ovidio Giberga. Dr. Antonio Espinal. y Sr. José Cadenas. Sr. José Comallonga. En la Secretaría de la Facultad, abierta al público todos los días hábiles de 12 45 de la tarde, se dan informes respecto á los detalles de la organización de sus diferentes Escuelas, distribución de los cursos en las carreras que se estudian, títulos, grados, dis- posiciones reglamentarias, incorporación de títulos extranjeros, etc. AVISO LA REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS es bimestral. Se solicita de las publicaciones literarias Ó científicas que reciban la REVISTA, el canje co- rrespondiente; y de los centros de instrucción Ó Corporaciones á quienes se la remitamos, el envío de los periódicos, catálogos, etc., que publiquen: de ellos daremos cuenta en nuestra sección bibliográfica. Para todo lo concerniente á la REVISTA (administración, canje, remisión de obras, etc.) dirigirse al Sr. Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, Re- pública de Cuba. NOo*?TICE The REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, will be issued every other month. ; We respectfully solicit the corresponding exchange, and ask the Centres of Instruction and Corporations receiving it, to kindly send periodicals, catalogues, etc., published by them. A detailed account of work thus received will be published in our bibliographical section. Address all communications whether on business or otherwise, as also periodicals, printed matter, etc., to the Secretario de la Facultad de J,jetras y Ciencias, Universidad de la Habana, República de Cuba. AVIS La REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS parait tous les deux mois. On demande l'échange des publications littéraires et scientifiques: il en sera fait un compte rendu: dans notre partie bibliographique. 8 Pour tout ce qui concerne la Revue au point de vue de 1'administration, échanges, envoi dl'ouvrages, etc., on est prié de s'addresser au Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, República de Cuba. Vor. XIII. UNIVERSIDAD DE LA HABANA. Núm. 2. REVISTA DE. LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS DIRECTOR: Dr. EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN. REDACTORES JEFES: Dr. ARISTIDES MESTRE. Dr. JUAN MIGUEL DIHIGO. COMITÉ DE REDACCION: Dres. ENRIQUE J. VARONA, GUILLERMO DOMINGUEZ ROLDAN, MANUEL VALDES RODRIGUEZ, RAMON MEZA, SANTIAGO DE LA HUERTA, LUIS MONTANE, ALEJAN- DRO RUIZ CADALSO, AURELIO SANDOVAL, JOSE CADENAS Y FRANCISCO HENARES, SEPTIEMBRE DE L9T1. SUMARIO: —I,0S GONZÁLEZ DEL VALLE (con seis grabados)... ......o..c... Dr. Ramón Meza. —LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL, IDEAL, CUBANO.......+.. —JUAN ORUS Y PRESNO Dr. Evelio Rguez. Lendián. A AN, LE AN E A La Redacción. —NOTICIAS OFICIALES.— Comisión.—Invitación.—Nombramiento, —Elogio fúnebre. IMPRENTA “EL SiGLo XX> DE AURELIO MIRANDA TENIENTE REY 27 HABANA ENSEÑANZA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS. Decano: Dr. Evelio Rodríguez Lendián. Secretario: Dr. Juan Miguel Dihigo. l. ESCUELA DE LETRAS Y FILOSOFIA. Lengua y Iiteratura Latinas (3 cursos)........ Profesor Dr. Adolfo Aragón. Lengua y Literatura Griegas (3 cursos)... .... e Dr. Juan F. de Albear. Tinguistica CUE O a AS 1 : e SES : r. Miguel Dihigo. Polo ga ED Curs AAA. as j » DE Jusy Mie oa Historia de la Literatura Española (1 curso)... .> Dr. Guillermo Domínguez y Historia de las literaturas modernas extranjeras Roldá , p al É : oldán. Ga CUESOS Li sl Sa A o EE E Historia de América (1 curso)... .......ommmco. , e Dr. Evelio Rodríguez Len- Historia moderna del resto del mundo (2 cursos) ) dián. ES a Y O A ] Eilosotía MotalCl. CULSO) Sr ala Us e que ' E Dr. Enrique José Varona. SOcIOlO oía (MicursO aaa da e E ) CONFERENCIAS Historia de la-PlloSofÍa >. maca atlade ao y ia Dr. Sergio Cuevas Zequeira (Aux.). TALGTATUTAS: A Ar e Dr. Ezequiel García Enseñat (Aux. ) LÁneras! CHISÍICAS 1 a A pr a po Dr. Sixto López Miranda (Aux.) 2. ESCUELA DE CIENCIAS. (a) Sección de Ciencias Físico-Matemáticas. Análisis matemático (Algebra Superior) 1 curso. Análisis matemático (Cálculo diferencial éinte- >» Profesor Sr. gral) l Cursos E e O TIO. a TA ei Geometría superior y analítica (1 curso)....... ) Geometría descriptiva (1 cursó). 01.0 de Es Dr. DASOnO meta CUNCUASO AS dell j RisicaSTPELOr(CLEL. CUESO) LA a ee ] D IISICA SIDPEHOr (2%: CUESO) De LM E j Gwuímica general (Li cursoda a ad ma Sr Biolusia. PRCUESOT 0 pa e A ANA 1 D , z : r ALO LA E CUESO) AAA IS DAN $ 19 Dibujo Mine tlcurso). a as Pa y Io 1 E Dibujo Natural Class e E j Y SR Costmoloste CLienrso). ms 004. bi a il ao ) Mecática Rational licursod. a DA o > a DE 'ASTOnOna (PCs da A a RON ) Geodesia (incurso a AA a O e e 2D Mineralogía y Cristalografía (1 curso). E So Dr. sotamica o eneral (MCs A tdo. e Dr. José R. Villalón. Claudio Mimó. . Plácido Biosca. . Carlos Theye. . Carlos de la Torre. “Y. Pedro Córdova. Victorino Trelles. Alejandro Ruiz Cadalso. Santiago de la Huerta. Manuel Gómez de la Maza. (b) Sección de Ciencias Físico-Químicas. Análisis matemático (Algebra Superior)....... Profesor Sr. Geometría Superior (sin la Analítica)......... l De Trigonometría (plana y esférica)........o.o.o... ) 29 Eisica Superior (Ler. CUISO) 1 E ia 1 D yA Es e a - 10) - d ,, = e BiSIcARSUPECIOL (A CUESON E do ral RA ) Química Inorgánica y Analítica (1 curso)...... 1 S ER EAE Se - ve Sr Química Orgánica (ICursos a ) Dibujo aineal 0: BESO Flota daa a e A: , Sr Diao Naturales o A E j E - Mineralogía y Cristalografía (1 curso)......... e Dr ajo ia Sd: CULO le cd o a ad Y SE ZLOOLO STAR UPSO Di. Ir RE el sy j E ; Botánica general (11 CUBO) 0. ouco ta da Do 2 Dr. Cosmología CL oso Mt a be o rote ESO E 4 Dr. (c) Sección de Ciencias Naturales. Análisis matemático (Algebra Superior) 1 curso Profesor Sr. Geometría Superior (sin la Analítica)....... Y Dr Trigonometría (plana y esférica)... ....0...... | pa : Química general (1 curso)......... SA PRA 7), Sd Dibújo*Bánealo (do cUESsO) A a O E L Sr Dibujo Natural: (Curso) e e AS 1! qe y Hísica ¡general (ACUSA Ma E Dr. Mineralogía y Cristalografía (1 curso).........) Dr Geologia CHESS) IA a ae aL. / $e Botánica 'seneral (LCursod; La o ao 1 Fitografía y Herborización (1 curso).......... j A José R. Villalón. . Claudio Mimó. Plácido Biosca. . Carlos Theye. . Pedro Córdova. . Santiago de la Huerta. Carlos de la Torre. Manuel Gómez de la Maza. Victorino Trelles. José R. Villalón. Claudio Mimó. Carlos Theye. . Pedro Córdova. Plácido Biosca. . Santiago de la Huerta. . Manuel Gómez dela Maza. 0 Vol. XIII. SEPTIEMBRE DE. 1911. Núm. 2. REVISTA DE- LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS LOS" CONZALEZ: DEL. VADLRE ESTUDIO BIOGRÁFICO POR EL DR. RAMÓN MEZA Y SUÁREZ INCLÁN Profesor de la Escuela de Pedagogía. I. La lectura de biografías: su aspecto educativo. Dos géneros de obras litera- rias: sus resultados. Hombres y cosas de antaño. La familia y el hogar cubanos. Padres é hijos. El aprecio y veneración por las glorias cubanas vigoriza y mantiene nuestra personalidad política, civil y social. Objeto de preferente lectura, para el público inglés, son los estu- dios biográficos de los hombres que por algún concepto han obtenido preeminencia en aquella sociedad, ya en las ciencias especulativas y teóricas, ya en las artes industriales y de aplicación; y tanto como en éstas, en el mismo grado, aprecian los éxitos alcanzados en la industria, en el profesorado, en la navegación, en la agricultura, en el comercio. La vida del humilde y oscuro obrero que llega, por su esfuerzo, á poderoso industrial ó fabricante; la del sabio profesor que brilla en el libro, en la cátedra, en el experimento, á donde llegó desde mo- desto estudiante, excitan tanto la curiosidad y el interés, como la del soldado que luce los dorados entorchados de general, el brillo de condecoraciones y los deslumbradores reflejos de la espada. Las sugestivas obras de Samuel Smiles prueba son del interés de aquel público por esta clase de lectura. Con su casi inagotable serie de anécdotas, presentan estos libros, ante la juventud principalmente, los medios ó procedimientos por los que con tenacidad, con perseve- 106 RAMON MEZA rancia, con fe inquebrantable, poniendo el brazo y la voluntad, se llega á la realización de invenciones y empresas que proporcionan éxito y bienestar individual, y se logran días de goces y de triunfos tras los de penalidades, amarguras y combates, emboscadas de riva- lidad, celadas de intrigas, que siempre son las punzadoras zarzas, en casi todos los caminos, que por fuerza, han de recorrerse en la vida. Mas, por encima de todo está y se encuentra, al cabo, la inmensa satisfacción personal, la alegría de la conciencia, el bienestar de haber llegado á la cima por el camino de la rectitud, de la honora- bilidad, dejando bajo las suelas del calzado, el lodo y las piedras del camino. Vidas austeras, consagradas al trabajo; procedimientos de virtud que no gravitan sobre la conciencia; legitimidad de la riqueza adquirida, sembrando el bien, asociando á las empresas y fábricas múltiples colaboradores animosos que disfrutan de su parte alícuota en el éxito final. Después de todo, la suma de bienestar y de gloria adquiridos en las sociedades, por unos individuos sin el despojo de otros, ni las angustias del prójimo, sobre lo que no puede basarse nunca una felicidad real y completa, sino con el auxilio y coopera- ción de asociados equitativamente favorecidos en la parte legítima que les corresponde en los éxitos alcanzados, es lo que constituye la suma de la felicidad colectiva, de la riqueza segura y permanente de una nacionalidad, su bienestar y su goce general. En Alemania, el fundador de las escuelas para obreros, fortbil- dungsschulen, que también se traduce, escuelas de continuación, Oskar Pache, vió coronada su obra de educación útil y práctica, con las recomendaciones de Zienhen acerca de que se colgaran de las pa- redes de las aulas en donde se les daba enseñanza á los obreros, los retratos de comerciantes, industriales, profesores y hombres que hu- bieren conquistado elevada posición social por sus esfuerzos propios. La biografía de estos personajes y los medios y empresas que hubie- ron de llevarles á la riqueza y al éxito son también asunto de lectura en dichas escuelas. De esta clase de páginas fortalecedoras de las mejores actividades del pueblo, y sobre todo de la juventud, gustan las sociedades inglesa y alemana; dos naciones, por cierto, que tienen ejemplarmente orga- nizada su pública enseñanza, su educación popular. Con esta clase de lectura se desarrolla y despierta el deseo natural de imitación, hacia esos modelos que son los que se conquistan la mayor parte de la pública atención. La sonrisa, la alegría, la esperanza y la fe, son las consecuencias de este alimento intelectual que nutre el espíritu y LOS GONZALEZ DEL VALLE 107 lo vigoriza como el bueno y sano alimento material nutre y fortalece el cuerpo. La influencia de esta clase de obras y de lectura se refleja en las sociedades á quienes gusta y complace haciéndola objeto pre- ferente de su afición. Hay una observación antigua que Tolstoi ha hecho brillar entre los chispazos de sus geniales rasgos: los espectáculos, dice el escritor ruso, los libros, la literatura, los museos, en una palabra las influen- cias colectivas y sociales ejercen sobre la juventud que se educa una acción más poderosa que la de la escuela. Y esto es una muy grande verdad. Pueblos y sociedades que gustan de lecturas espeluznantes y truculentas sobre escenas de la vida, exagerando con mal empleado arte, sus tristezas, sus miserias, sus malaventuras, prefiriendo esto para saciar la sed febril de público paladar ya estragado, dando el primer y más importante puesto al infortunio, á la desgracia, á la iniquidad y á la desdicha, complaciéndose en sembrar por todas par- tes, la duda, el desasosiego, la intranquilidad, el escepticismo en los espíritus, llenando de prejuicios tristes, de nostalgias y de deseos de vivir otra vida mejor que aquella cuyos reflejos se le hacen vislumbrar como en diabólico espejo, á la juventud, produciéndoles las inercias y los desfallecimientos de musulmana fatalidad, borrando, desde muy temprano la sonrisa de sus labios, la luz de la esperanza y de la feli- cidad de sus ojos y corrompiendo su corazón, son pueblos y socieda- des que se debilitan y fallecen, que á sí propios se arrojan la mortaja. Arte por arte, libro por libro, literatura por literatura, ilusión por ilusión, valen más los que levantan y fortalecen, los que dan energías al espíritu y vigor al cuerpo, los que elevan los ideales de la vida ha- ciéndoles depender de la virtud, del trabajo, de la actividad, de la honradez, de la bondad y del esfuerzo propio, que las que rebajan, que las que deprimen quebrantando caracteres aún no formados, almas no bien templadas aún para las luchas de la vida. Con la coletilla ó pie forzado, con el ropaje fementido, con la brillantez de oropel fingiendo devoción fanática hacia un arte libre y puro, sin alarmarse ante las eróticas desnudeces de las líneas, si son de factura clásica, con la proclamación de la doctrina de que el arte no debe de ser ejemplar ni de tendencias moralizadoras, una gran parte de la sociedad de los días presentes se ha dejado arrastrar á los extremos opuestos poniendo la mira de su ideal en lugar muy bajo. La curiosidad malsana, que suele ser tan difícil desarraigar de la mente del niño, de la mujer y del joven, es explotada inicuamente por mer- caderes necesitados de oir restallar en torno suyo el látigo que les 108 RAMON MEZA arroje del templo. Y el libro, y la pintura, y el grabado del perió- dico que á las veces se intitula ilustración, y el cromo chillón, y la comedia, y el drama, llevan ocultos virus disolvente de los más no- bles sentimientos que corrompe y gangrena el corazón del inexperto, del incauto, del inocente. No es la finalidad de la mayor parte de las obras á que me refiero poner al descubierto las miserias y desdichas sociales y á su lado la corrección ni menos el intento de remedio como así lo proclaman; están sólo destinadas á conmovernos, á emocionarnos, y, si posible fuere, á aterrorizarnos, cultivando y extendiendo un mal que causa más víctimas que la tuberculosis y la peste, el mal del siglo, la ende- mia reinante: el agotamiento nervioso, el histerismo, la neurastenia; porque el arte no ha de tener otra finalidad que la expresada, ya sea por medio de lo bello, ya por medio de lo repugnante y de lo feo. El arte no debe de ser docente. Es doctrina tiránica y funesta como todas las que emanan de una irreductible dictadura. Los propósitos de estos autores y de esta clase de literatura no se han «realizado, no han logrado obtener los resultados que esperaban: á unos irrita y re- bela, á otros enerva y deprime: á nadie pone en su justo y exacto equilibrio. Son, sin duda, preferibles, libros y obras de sustancia sana, de doctrina robusta y fortalecedora que no los alentados con las lucu- braciones de fantasías maleadas, de espíritus desencantados y enfer- mos. Hechos reales, existencias positive s: biografías de hombres que han realizado obras buenas, cultivando afectos, obteniendo los respetos y la consideración social, que constituyen el más firme y laudable asentimiento de la culta opinión. La juventud de mi país me agradecerá, pues, que tenga ya reco- gidas en algunas páginas, la encomiable labor de algunos hombres ilustres que la sirvieron, ora desde la escuela y la cátedra, ó desde el libro, proporcionando así sanas y robustas enseñanzas presentando, de esta suerte, modelos que supieron conquistar fama bien cimentada en las más nobles esferas del arte y de la ciencia. Aquellos para quienes fué una dedicación, casi única, su deber de profesores y de maestros, compartido, para descanso y satisfacción del ánimo, con la serena y tranquila vida de un hogar ejemplar y feliz, mantenido por los honrosos frutos de perseverante trabajo. Algunos de ellos tuvieron la ocasión de alcanzar, en premio de su vida austera y de la rectitud de sus acciones, el no interrumpido respeto y la constante conside- ración de sus discípulos, que lo son, casi todos los que, hoy, ya en- LOS GONZALEZ DEL VALLE 109 canecidos, ocupan los más elevados puestos de nuestro pequeño mundo social y que de jóvenes pasaron por las cátedras de derecho, medicina, filosofía y farmacia que ellos entonces explicaban. Confieso de mi parte, que siento goce íntimo al volver á hacer re- vivir, representándolas con la imaginación, aquellas figuras venera- bles de D. Manuel y D. Fernando González del Valle, cuando al recorrer los claustros de la antigua Universidad, los grupos de profe- sores se abrían ásu paso, y, sombrero en mano, les saludaban con sinceros y bien sentidos afectos. Eran ya ancianos, muy ancianos, pero vigorosos de la mente, y más que de la mente de la voluntad, porque se sentían fortalecidos con aquel respeto, con aquella conside- ración de los demás. Y otro tanto que con los González del Valle sucedía con los Poey, D. Nicolás Gutiérrez, D. Antonio Prudencio López, Aenlle, Mestre, Carbonell: ellos obtuvieron la no quebrantada consideración de sus discípulos, el apoyo nunca negado de sus com- pañeros cuyos afectos tampoco vieron entibiarse. Y sin duda que también los padres cubanos me agradecerán que como perspectiva y fondo del cuadro donde se destacan, con tanto relieve, estas figuras, ponga un hogar feliz presidido por un matri- monio moral, religioso, venerable. De aquel hogar salieron, con el alma bien templada para poder abrirse paso dentro del medio social de la época en que les tocó vivir, aquellos hombres que, indudable- mente, llegaron á ser lo que fueron porque empezaron siendo hijos sumisos y obedientes y respetuosos discípulos. Fueron veintidós los hijos de D. Francisco González del Valle y de Da Dolores del Cañizo. Era el primero natural de Asturias, y la segunda, de la Habana. De tan crecido número de hijos tuvieron la suerte, en largo período de su vida, de ver andando en su redor á diez y ocho. La mesa de aquella casa se dividía en dos secciones: una la ocupaban ocho hijas presididas por el padre: la otra diez varones presididos por la madre. Ninguno se sentaba antes de que, por ma- ñana la madre y por tarde el padre bendijesen el pan, como nadie dejaba de acudir á la caída de la tarde, con el doble de ánimas, á acompañar en el rezo á la madre piadosa, proporcionándole, no obs- tante la creencia privada de cada cual, en la plenitud de estudios filosóficos y en los lindes de la ancianidad también, aquella satisfac- ción y puro goce. Bien recuerdo aquellos hombres encanecidos mé- dicos, abogados, catedráticos, de pie, descubiertos ya, en círculo ante la urna de la imagen iluminada por la vela que brillaba dentro de su guardabrisa de cristal. 110 RAMON MEZA AMí estaban D. Manuel, en primer término, por ser el mayor; seguíanle entre sus hermanas, por riguroso orden cronológico de naci- miento, D. Fernando, D. Esteban, D. Cosme, siendo el último de la fila, el más pequeño, D. Ambrosio, único que vive actualmente con 89 años de edad. Terminado el rezo, besaban la mano de sus padres. Re- cuerdos de otros días, llenos de sencillez y de encanto, y que sin duda contribuyeron á fortalecer los lazos de la familia cubana, á4 consolidar su hogar; esa familia dispersa, fugitiva luego; y á la hora presente amenazada de disolución entre el virus corrosivo de las torpezas in- ternas y el regocijado maquiavelismo, de interesadas influencias ex- ternas. Recuerdos de otros días que llegan como perfume grato y puro, ya apagado y lejano desde el fondo de los años, pero que forti- fica aspirarlo. Vuelvan estas memorias, fíjense para ejemplo, que aún hora es de prolongar nuestra vida como pueblo imitando aque- lla noble y fecunda labor de los buenos, aquel respeto, aquella soli- daridad de instintiva conservación social, que enaltecía orgullosa la labor benemérita de sus hombres de ciencia, de estudio, de trabajo y no se sumaba, suicida, torpe, inconsciente, al grupo de sus demole- dores; porque allí donde no se reconocen méritos ni se sienten respe- tos sino que se rebajan por la maledicencia y la envidia, los hombres representativos y sus obras, es más fácil borrar y destruir sociedades y pueblos sin que se mantengan siquiera, ni queden sus derechos á un glorioso recuerdo. D. Francisco, el padre de aquellos hombres, que han grabado pá- einas de gloria para Cuba, y de prestigio y brillo á cátedras de la Universidad, fué uno de tantos hidalgos, que, por. adversidades de fortuna, plegó nobiliarios blasones y se entregó á trabajo duro y afa- noso; primero personalmente, luego como jefe de una acreditada firma en el comercio de tejidos en esta ciudad de la Habana. Tras el umbral de la antigua puerta de su eseritorio, en lugar modesto, poco visible, colgó su escudo que por lema llevaba, este muy gráfico de la época, reflejo del orgullo de su raza belicosa en los tiempos ca- ballerescos y medioevales: «Quien más vale, no vale tanto como vale Valle». No es sólo en la caballería andante londe se mantienen en alto con esfuerzos del brazo y botes de lanza, el lema que el honor de los antepasados, como sagrada reliquia, trasmite. Al pasar el Atlántico y venir á estas nuevas tierras americanas, el punto de mira del honor y el lema de aquel escudo varió: el fijodalgo supo transformarse en honrado mercader, dirigiendo sus esfuerzos á fundar un hogar vir- LOS GONZALEZ DEL VALLE 111 tuoso, á educar á sus hijos con su ejemplo, repitiéndoles que si ele- gían carreras profesionales, su éxito había de depender de su esfuerzo individual y propio, de su perseverancia, de su abnegación en el ejercicio de ellas. Así lo hicieron, obedeciendo al pie de la letra los paternales con- sejos, y aquellos jóvenes modestos llegaron á ser aquellos ilustres hombres. Cuando sonaba el cañonazo con que en el puerto anun- ciaba la fragata capitana la hora del alba, ya en aquella casa todos se hallaban en pie desayunándose; calesas y quitrines preparados en el zaguán llevaban, antes de las cinco de la mañana en que se abrían las puertas, á D. Fernando al Hospital de Paula, á D. Esteban al de San Juan de Dios, y Manuel, Zacarías y Cosme se encaminaban á pie á sus cátedras y bufetes. Fueron ante todo hombres de trabajo y de estudio consagrados en cuerpo y alma preferentemente á su cátedra. No salieron del país: no viajaron por el extranjero: su modesto pecu- lio y sus obligaciones no se lo permitieron. José Zacarías por reco- mendación facultativa, ya muy enfermo, fué el único que salió de Cuba: embarcó, para morir muy joven, á poco, en la ciudad de Cádiz. Hijos intelectuales fueron de esta noble é ilustre Universidad de la Habana, modelo de estudiantes primero, modelo de profesores después. ¿Quién les vió alguna vez en tertulias ni saraos, en los téatros siquiera? Y lo mismo algunos de los venerables compañeros condiscípulos suyos ya citados. Su vida fué de abnegación, de auste- ridad, de dedicación completa al estudio, al cumplimiento de sus deberes. Fijando la vista en estos hombres, en estas costumbres, en esta época, el espíritu se decide, robustecido con su ejemplo, 4 continuar con fe la ruta de la vida. Son muy nobles, muy gloriosas, muy vene- rables las heridas y cicatrices obtenidas por el plomo ó por la espada en los campos de batalla; pero sus señales suelen ser visibles, dejan en la piel un comprobante de arresto, de honor, de valentía, de he- roicidad; mas las heridas que se reciben en las lides intelectuales, dejan invisibles huellas, porque están en vísceras ocultas, en órganos vitales; no hay que olvidar que también sufren profundas lesiones el cerebro, los pulmones, el corazón y el hígado, durante la cada vez más fiera, exigente é inhumana lucha por la vida. Justo, conveniente, útil es dedicar un recuerdo, recoger los es- fuerzos realizados por aquellos maestros que nos precedieron en este combate y en esta irremediable lucha, dándonos ejemplos de su per- severancia, de su fe, de su fortaleza, de su amor á la ciencia, y con el 112 RAMON MEZA amor á la ciencia, el amor desinteresado por la gloria de este país cuyo suelo está impregnado, húmedo de sangre generosa, de lágrimas amargas; y tienen el deber de llevarlas y guardarlas en las páginas de su historia, con el más puro brillo, con la más respetuosa me- moria, lo más selecto de sus hijos. Venerando este recuerdo, señalando esta gloria, no solamente ha- bremos de sentir la muy legítima satisfacción de” honrarnos á nos- otros mismos, sino que conquistaremos el aprecio y el respeto de los demás. Una sociedad que no eleva sus sentimientos llevándolos hasta la altura de sus cimas, realiza una labor inconsciente, an- tipatriótica, porque labora su desaparición y su pérdida por propia proclama de insignificancia y desprecio. II DR. MANUEL GONZÁLEZ DEL VALLE El movimiento filosófico de Europa: sus representantes en Cuba. Víctor Cousin: sus doctrinas: su escuela, Cátedra de texto aristotélico. La Comisión de Historia. Elencos y trabajos. La célebre polémica sobre doctrinas de Cousin y Locke. Obras y estudios. Desde que Cuba despertó á la vida de la cultura, tomando puesto digno en el movimiento del progreso universal, abriéndose brecha, con esfuerzo propio, por en medio de obstáculos y trabas puestas oficial- mente á su intelecto y al través de preocupaciones hereditarias, allá por el último tercio del siglo xvi, no es posible negarle la gloria de haber tenido un representante que, de este lado del Atlántico, man- tuviera los principios filosóficos avanzados en Europa y que ventajo- samente han influído en el adelanto de las ciencias y de los métodos más eficaces para su propagación y enseñanza. En sintética y brillante página * ha dejado trazada magistralmen- te el Dr. Varona esta evolución de nuestra intelectualidad en la más vasta y comprensiva de las ciencias. La filosofía señala dirección al pensamiento; le proporciona los medios de encaminarse rectamen- te á la consecución de la certeza; tiene preferencia y dominio sobre todas las demás ciencias investigadoras de la verdad, dentro de su ex- tenso campo particular, y las impulsa, de manera muy provechosa y enérgica, con sus doctrinas y predicaciones que parten como un cen- 1 Conferencias flosóficas, Lógica; pág. 18, edición de 1880. DR. MANUEL GONZÁLEZ DEL VALLE LOS GONZALEZ DEL VALLE 113 tro ó nucleo vivo, de un manantial fresco, fecundo, inagotable, de aquella ciencia nobilísima y primera. Cuba pasó de las tinieblas de la escolástica ya caduca, dice el pen- sador citado, á la plena luz de la filosofía moderna. Y señala, como la mano vigorosa que la hizo salvar sin tropiezos el abismo, al Padre Félix Varela. En este camino ya, y mirando un poco atrás, parécenos de justicia poner entre los precursores de esta labor, raras veces ails- lada, casi siempre colectiva, en el estudio de la evolución del pensa- miento de un grupo social determinado ó de un pueblo constituído, dos nombres más. Dentro de esa brillante página tiene derecho, por lo menos á una cita histórica, el Presbítero José Agustín Caballero. En su mejor estudio biográfico * se recuerda el juicio que mereció á D. José de la Luz y Caballero: «fué entre nosotros el que descargó los primeros golpes al coloso del escolaticismo, fué el primero que hizo resonar en nuestras aulas las doctrinas de los Locke y los Condillac, de los Verulamios y Newtones”». Un poco antes, según Bachiller y Morales, ? Hechevarría calificaba de frívolas y vanas las afirmacio- nes del peripato * por tantos siglos y por tan acreditados centros de cultura más que cultivadas, seguidas, impuestas. Nos referimos á estos precedentes para encontrar, un poco más ade- lante, en su justo y honroso lugar, la representación filosófica que, siguiendo esta línea de conducta altamente favorable al progreso de nuestra modesta pero dignísima labor científica, representa en este cuadro reducido, á la par que glorioso, la personalidad del Dr. Ma- nuel González del Valle, que al frente de una cátedra universitaria cuya doctrina obligada, Texto Aristotélico, era la pauta á que oficial- mente estaba ligado, hubo de recoger también en sus días de apogeo, los ecos que con brillante, serena y respetable voz partían de la Sor- bona, en correspondencia con movimientos idénticos de la opinión en Inglaterra y en Holanda, donde Víctor Cousin tuvo precursores y co- legas * que hacían oir su voz, siguiéndola ávidamente la juventud francesa, contemporánea de los Valle, á quienes tocó en suerte ser los entusiastas mantenedores de esta escuela, muy en boga, muy debati- da en su época. | La influencia favorable que al progreso de nuestras ideas aportó 1 El presbítero José Agustín Caballero: su vida y sus obras. A. Zayas, Ed. 1891, pág. 17. Habana. ; 2 Apuntes para la historia de las letras en Cuba,, tomo I, pág. 159, Edic. 1859. Habana. 3 Véase nuestro trabajo De la Educación en Cuba: datos históricos. Revista de Educación. Direc. Alfredo M. Aguayo. Habana, 1911. 4 H. Reitter. Histoire de la Philosophie Moderne, tomo III, París, 1851. 114 RAMON MEZA la labor de los González del Valle, particularmente de Manuel, que fué el maestro de José Zacarías, su hermano menor, y de José Manuel Mestre, discípulo también de éste y sucesor de aquél en la cátedra universitaria, bien determinada se halla en la citada obra Conferen- cias filosóficas. La escuela de Cousin, dice, no echó profundas raíces en nuestro suelo; pero aquí como en otras partes, desempeñó un pa- pel importante, que es de justicia señalar y ha sido ya señalado. Y sea éste el galardón de los esfuerzos de sus iniciadores los respetables González del Valle. Concediendo una exagerada supremacía á la his- toria de los sistemas así antiguos como modernos, esparcia gérmenes tecundos y llevaba al estudio y conocimiento de las obras originales. De este modo, el nivel de la cultura filosófica había de subir forzosa- mente; y aun se explica cómo resonando aún los ecos de las últimas lecciones de Varela, viera Cuba surgir, ya formado, el escritor de más vasta erudición filosófica, el pensador de ideas más profundas y origl- nales con que se honra el Nuevo Mundo: José de la Luz y Caballero.» De esta suerte está señalada por autoridad competentísima en el estudio de nuestra evolución filosófica, en su breve pero encomiable historia, la tarea que cumplía realizaran, dentro de su época, Ó me- jor, período, á los que desde aquí seguían con amor, sin prejuicios, despojados de la influencia estéril, perniciosa, de modales tradiciona- les, tenazmente inquebrantables en el seno de otras sociedades que no abrieron franca puerta de entrada, acaso por imposibilidad de plás- tico acomodamiento, al espíritu científico dominante en Europa. Manuel González del Valle fué el mantenedor, paladín sincero y convencido de una doctrina que dominó breve pero brillantemente en Francia, que formó escuela y que tuvo también distinguidísimos y notables representantes en otros centros de actividad intelectuales europeos. «Yo no soy filósofo, decía Cousin; soy predicador. No traigo ni una idea nueva sobre la naturaleza de los seres, ni una idea nueva sobre el método de las ciencias: sólo traigo una exhortación á la vir- tud. Mi filosofía no es una obrera de la ciencia: es un instrumento de moral. Su objeto no es descubrir la verdad, sea la que fuere, sino formar personas honradas, cueste lo que cueste. Su carácter es su- bordinar los sentidos al espíritu, y tender por todos los medios que la razón abona, á elevar y engrandecer al hombre. No es sólo una doctrina, es una bandera. Es una causa santa, y pronto hará cuaren- ta años que combato por ella. Es la aliada natural de todas las bue- nas causas. Sostiene el sentimiento religioso, secunda el arte verda- LOS GONZALEZ DEL VALLE 115 dero, la poesía digna de este nombre, la gran literatura; es el apoyo del derecho; rechaza igualmente la demagogia y la tiranía; enseña á todos los hombres 4 respetarse y amarse.» ? Tras de tan generoso programa, y bellas ideas, bien se explica que siguieran los González del Valle, jóvenes entonces, amantes de los es- tudios filosóficos, del bien y de la verdad. Los propósitos y las ideas de Cousin se adaptaban á su carácter austero, ásu vida sobria, metó- dica, ordenada, tranquilamente entregada al trabajo y á la línea de recta conducta que se trazaron en consecución de los principios del bien y de la verdad en donde honrada y sinceramente la encon- traran. En la humilde y apartada colonia americana teníase también puesta la vista y el oído atento, para seguir estos pasos en que traza- ron camino ancho y favorable los estudios filosóficos por su legítima preeminencias sobre los demás estudios con que íntimamente tienen que estar ligados. Víctor Cousin y sus discípulos pudieron equivo- carse: todo lo excelente y bueno y aceptable de los demás sistemas filosóficos no constituyen, aunque con arte, habilidad y elocuencia se les exponga, un sistema filosófico. Esta es la objeción más seria é irrebatible que pudo hacerse á la doctrina del Profesor de la Escuela Normal francesa y más tarde catedrático de la Sorbona, á Víctor Cousin, su apóstol; pero esa doctrina preparó la admirable concep- ción de lo bueno, lo bello, lo verdadero, expuesta por modo sugesti- vo, con las galanuras del estilo, en forma atrayente por lo artístico y elegante. ? Y con los fines de la ciencia supo exponer distintas teorías científicas ampliadas, embellecidas, despojadas de su aridez puramen- te especulativa: amenizó con los recursos del arte expositivo, los sis- temas filosóficos obscurecidos por las brumas y el polvo de los siglos: por lo menos debe concederze á los discípulos de Cousin, que fueron afortunados propagadores de gérmenes que hicieron revivir para la ciencia prestándole innegable utilidad. Manuel González del Valle, Catedrático de Filosofía de la Univer- sidad de la Habana pontificia aún, pues no fué secularizada hasta la reforma de 1842, tuvo que armonizar los deberes impuestos por su 'argo oficial, que ya tenía de antemano en el programa científico tex- to expresamente señalado, con los impulsos de su conciencia, erigién- dose en mantenedor de las doctrinas que en aquel momento predo- minaban en la capital de la nación francesa, prestigioso centro tras- . Taine. Los filósofos del siglo XIX: Mr. Cousin. 1 2 Du vrai, du beau, et du bien, V Cousin, París, 1865. x 116 RAMON MEZA misor para el mundo latino, laboratorio rico, fructífero de las ideas más avanzadas en el desarrollo de la cultura en Europa. El Dr. González del Valle obtuvo su cátedra por oposición en el mes de Septiembre de 1824, á los veintidós años de edad. Nació en la Habana en 1802. Antes de esa cátedra desempeñó interinamente, en 1823, la de Prima de Leyes. En 1840 sirvió la cátedra de Moral aplicada el estudio del Derecho. En 1842 era catedrático de Lógica, Metafísica, Moral é Historia de la Filosofía, siendo nombrado Deca- no de la Facultad de Filosofía, cuyo cargo desempeñó hasta el año 1856. Su labor en la Cátedra no le impidió desempeñar importantes car- gos y servicios públicos. En la Sociedad Económica perteneció á la Comisión de Historia, encargada de publicar en las Memorias todos los datos y documentos referentes á Cuba en general y particulares de cualquiera de sus pueblos y lugares. Esta Comisión imprimió La Llave del Nuevo Mundo: la Habana descripta, por José Martín Fé- lix de Arrate * con muchos otros documentos curiosos y de valor pa- ra la ciencia. En 1843 y 1852 fué propuesto para una magistratura que no llegó á obtener. Vocal de la Junta de Gobierno y Beneficencia Pública en 1851, perteneció á la Comisión redactora de las Ordenanzas Municipales, ocupando en 1854, el cargo de Alcalde Mayor interino. En la Sociedad Económica desempeñó también el cargo de Secre- tario de la Sección de Educación, confiriéndosele por sus servicios el título de Socio de Mérito. Y el de Presidente en 1880. No escribió de propia cosecha muy extensamente Manuel Gonzá- lez del Valle; perteneció á un período en que privaba la sobriedad de la palabra, la concisión del pensamiento: los elencos contenían la sín- tesis brevísima de la enseñanza preferentemente oral; y el aforismo era á las veces rápida expresión de las teorias. Para uso de sus alum- nos de la Universidad, imprimió un Estudio de la Moral * que contie- ne además unas sintéticas noticias sobre historia de la filosofía de su época; como antecedentes expone los sistemas del siglo xvi, Locke, Condillac, Hobbes, Escuela Escocesa, Escuela Alemana, Fichte, Sche- lling y Siglo x1x, poniendo á la cabeza de los autores que cita de la escuela francesa, Guizot, Jouffroi, Lammenais, Michelet, Leroux, á Víctor Cousin. Con el mismo objeto, para que sirviera de guía ó compendio á sus o discípulos de la Universidad, publicó Rasgos históricos de la Filosofía, * Imprenta Viuda Arazoza y Soler, 1830, Habana. Imprenta Boloña, 1843, Habana. Imprenta Boloña, 1940, Habana. N 0 NN LOS GONZALEZ DEL VALLE 117 y recogió en un pequeño folleto sus artículos publicados sobre Psico- logía según la doctrina de Cousin. ? La tendencia de su actividad fué sobre todo docente: gustábale propagar sus ideas, enseñar como preferente ocupación. Gabriel de la Concepción Valdés, nuestro infortunado poeta Plácido, recibió de él instrucción y consejo. José Fornaris, fué su discípulo en el Cole- gio de (San Fernando», teniendo por compañeros de estudio, entre otros, á Eduardo Lebredo, Eugenio Odoardo, Donato Palma y Fran- cisco Valdés Domínguez, según aparece del Elenco para el examen de Filosofía, celebrado en la tarde del 31 de Agosto de 1841, cuyas primeras proposiciones dicen: A tres clases se reduten los hechos de que nos asiste testimonio íntimo: ó son sensibles ó intelectuales ó ac- tivos. La sensación anuncia en la conciencia el poder de la natura- leza exterior. Nuestras sensaciones vienen á ser las propiedades de los cuerpos con quienes nos comunicamos por medio de los sentidos. Hallamos una gran diferencia entre la impresión y la verdadera sensación. Sólo cuando referimos á tál ó cuál sentido una impresión, hay conciencia clara y distinta de la sensación. ? En 1856 renunció su cátedra el Dr. González del Valle, sustitu- yéndole el Dr. José Manuel Mestre, Catedrático supernumerario de Filosofía por oposición, quien la obtuvo en ascenso legal. Fué Mestre discípulo de González del Valle y Profesor también del Colegio «San Salvador», de Luz y Caballero, en el Cerro; amaba y veneraba tanto al uno como al otro, y aunque se mantuvo neutral en la polémica sobre el Eclecticismo de Cousin, prestó grandes ser- vicios en la cuestión discutida, consultando sobre el particular al P. Félix Varela é incitándole 4 dar $u opinión, con lo que se obtuvo la brillante y extensa carta de la cual son estas sentidas y juiciosas líneas: «conozco á los contendientes, son personas de gran mérito, los amo tiernamente y más que á ellos amo á mi patria, y por tanto quisiera que el raudal de sus conocimientos corriese más lentamente, para que regase y no destruyese las hermosísimas flores que en el campo de la juventud cubana han producido y producirán sus des- velos». * Esta célebre polémica á quese refieren no pocos autores de nota, * en que intervinieron varios cousinianos de una parte, y partidarios 1] Imprenta Boloña. 1840, Habana. 2 Habana. Imprenta J. S. Boloña, 1841. 3 José I. Rodríguez, Vida del Presbítero D. Félix Varela. New York, 1878, pág. 337. 4 Manuel Sanguily. José de la Luz y Caballero. Estudio crítico: Habana, 1890, pág. 62 A. Bachiller y Morales, Historia de las letras en Cuba, pág.199. Tomo I. Ed. Habana, 1859. 118 RAMON MEZA de Locke y Condillac de otra, se inició por un artículo (Impugnación al examen de Cousin sobre el Ensayo del entendimiento humano por Locke», publicado con el pseudónimo Filolezes, por Luz y Caballero. Fué el toque del bélico clarín. Los cousinianos, tras sus portaestan- dartes los González del Valle, acudieron á la lid, ya de manera franca y abierta empeñada, pues de antes, algunas escaramuzas le habían iniciado en los elencos que manteniendo el credo respectivo de sus escuelas, habían formulado los contendientes, siguiendo así sin duda alguna, el permanente é interminable debate sostenido por la dialéc- tica secular, en torno del eterno, insoluble problema que miran desde dos distintos aspectos, idealistas y positivistas, espiritualistas y sen- sualistas. El lauro de la victoria, justo es reconocerlo, pertenece por el triunfo de sus principios, al insigne Luz y Caballero. Pero esto que es fácil juzgarlo á posteriori, porque el factor tiempo ha corrido, no lo era por aquellos días en que, con igual ardor se sustentaban, con iguales energías estas doctrinas en el mundo intelectual. El Sr. Varona, en la página ya citada, ha fijado la parte que á cada uno de aquellos combatientes por las ideas le asigna honrosamente el jui- cio de la posteridad. Ya lo hemos dicho, el Dr. Manuel González del Valle, fué propa- gandista. Tradujo de su puño y letra para uso de sus discípulos, á fin de que les sirviera de consulta, la obra de F. Rivet: Relaciones del Derecho y de la Legislación con la Economía Política, edición de París, 1864. Imperando en las poesías de su época el clasicismo, y viendo la dificultad que tenían y los errores que cometían los jóvenes cultiva- dores de la literatura para hacer sus citas, imprimió un volumen Diccionario de las Musas, en que, por orden alfabético, presentaba los principales personajes y asuntos de la mitología. ? Muchos fue- ron los trabajos completamente anónimos que de este modo hizo cir- cular en nuestro pequeño mundo intelectual, sin otro fin que el de servir á la cultura, enseñar á la colectividad, extendiendo así su es- fera de acción y su actividad como profesor. En esa parte de su la- bor hay que citar la que en sus últimos años, enfermo ya del mal que le privó de la vida, en 16 de Enero de 1884, á los 82 de su edad, Historia de la confesión, del Conde de Lasterye, problema que acaso le preocupaba, en este estado psicológico, solemne, en que de una parte se encuentran las convicciones arraigadas, el criterio de hombre de ciencia contra las fuerzas del organismo que se desgastan, la energía 1 New York, 1827. LOS GONZALEZ DEL VALLE 119 que va declinando á la par que la debilidad física invade, antes que lleguen las sombras de la eternidad. Invitado piadosamente á cum- plir con los preceptos del credo de su familia, eludió toda decisión de su parte sobre este asunto. Conservó la lucidez de su inteligencia hasta el último instante de su vida; y una noche de desvelo, la misma de su muerte, que ocurrió á la madrugada, dijo claramente estas pa- labras que el respeto y la veneración de sus deudos recogió anotán- dolas con rigurosa exactitud: «Conocimiento del daño. Arrepenti- miento de haberlo hecho. Propósito de enmienda. Es el verdadero camino del cielo. ¿Para que otra confesión? En su juventud fué cultivador de la poesía, por lo que luego no reclamó lauro alguno. Sus graves ocupaciones de la cátedra, en la administración, lo severo de sus enseñanzas, le apartaron de estos «senderos, para los cuales no tenía completa vocación. Andando los años, cuando el Sr. Antonio López Prieto, en su afable entusiasmo por nuestra cultura y glorias, recogió datos y documentos para su obra Parnaso Cubano * encontróse en su rebusca de papeles con al- gunas poesías de González del Valle, que dió ála estampa, entre ellas Canción Marítima, Marzo de 1827, Canción al tabaco, Oda y Sáficos Adónicos, con motivo de la muerte del Obispo Espada. ? En las cá- tedrás que para contribuir á la expansión de la cultura abrió el Liceo de la Habana en 1858, Manuel González del Valle explicó las de Li- teratura y Psicología. No salió de Cuba su país natal; pero además del latín, lengua oficial de su cátedra en elencos, discursos, dialécti- cas, y pólémicas, juevinas y sabatinas de la Universidad, poseía correc- tamente el inglés, el italiano y el francés. Su energía mental la ab- sorbió porcompleto el estudio; y su actividad el bien. Era austero, inflexible y á la vez filántropo hasta rayar en la prodigalidad. Fué un carácter: severo, adusto, obligado al cumplimiento de los deberes dictados por la conciencia. Cruzó el camino de la vida con seriedad invariable, con rectitud no quebrantada. 1 Habana. Imp. M. de Villa, 1881, pág. 183. 2 Algunas de estas poesías las reprodugimos en otro anterior estudio biográfico publi- cado en la Revista de Cuba, Director, José Antonio Cortina. 1884, tomo XV. 120 RAMON MEZA TIT DR. JOSE ZACARIAS GONZALEZ DEL VALLE Sus aptitudes: la cátedra de filosofía. Sus obras de física, de derecho, de lite- ratura. Novelas: su carácter: apreciación de la crítica. Poesías: Las Tro- picales y Guirnalda fúnebre. Estudio biográfico por José Manuel Mestre. No obstante haberse dedicado con preferencia al magisterio y ha- ber dado á la imprenta apreciables trabajos en derecho, ciencias naturales y filosofía, fué sobre todo un poeta de sentimientos delica- dísimos, altamente morales. Sus aptitudes fueron varias; pero su figura ha quedado marcada, con más relieve, en la cátedra y en nuestra literatura. Nació en la Habana en 5 de Noviembre de 1820 y murió, muy joven, en Sevilla, donde fué á reponer su salud quebrantada, en 1851, á los treinta y un años de su edad. En Marzo de 1837 recibió el grado de bachiller, y en yez de dedicar su atención á vulgares pasa- tiempos, tan frecuentes y fáciles en aquel período de nuestro estado social, pletórico de riquezas y ávido de goces sensuales y estériles, empleó su actividad en cultivar las bellas letras en los ratos que sus graves ocupaciones del bufete y las austeras de la cátedra le dejaban libres. | Habiendo obtenido en la Universidad de la Habana, por oposi- ción, la cátedra de Texto Aristotélico, en 1839, fué la Filosofía cien- cia á que por entonces dedicó las claras dotes dé su inteligencia. A este período de su vida corresponden sus trabajos: Breves explica- ciones sobre algimnos lugares de Aristóteles; * La Filosofía en la Habana, 1838; Lecciones de Filosofía, 1839; y una extensa nota en el trabajo de su hermano Manuel: Rasgos históricos de la Filosofía, ? citándose con aprecio el Elenco sobre algunas materias filosóficas, * y su artículo Eclecticismo, 1839, en el periódico Noticioso y Lucero. Además publi- có: Lecciones Elementales de Meteorología, * cuando fué en 1849 cate- drático de Física en esta Universidad. Poseemos un ejemplar dedi- cado de su puño y letra al Dr. Federico Suárez Inclán y González del Valle, sobrino suyo y suplente en dicha cátedra. Cultivó la jurisprudencia, la economía y la historia, que brinda- Habana. Imprenta Literaria, 1839. Habana. Imprenta de Boloña, 1839. Imprenta de José Seyerino Boloña, 1941, Habana. Imprenta del Diario de la Marina, 18949; 182 págs. en 40 2 0 bn DR. JOSÉ ZACARÍAS GONZÁLEZ DEL VALLE 4 MT vn TO FAL! TN sE "qa a E ue os. LOS GONZALEZ DEL VALLE 121 ron campo á su actividad mental, ofreciéndole ocasión de publicar nu- merosos trabajos. En cuestiones de derecho, publicó un Discurso sobre hipotecas, 1840; Reflexiones sobre el beneficio de inventario, y un artículo sobre Jurisprudencia, 1839. * Sobre economía política, cítan- se sus artículos Alza y baja de precios, 1838; Cartera Cubana; Cuestión sobre utilidad. ? Sobre historia, algunas lecciones en 1837. La Socie- dad Económica le premió en 1838 una Memoria sobre educación. Pero su principal labor, como apuntamos antes, se halla en la literatura. En la crítica cítanse sus Juicios sobre el Conde Alarcos, * y Juicio sobre Cecilia Valdés, cuando apareció la primera edición de la celebrada novela de Cirilo Villaverde. Artículos literarios son también: Recuerdos del cólera, 1838; Descripción de la alameda de Paula, 1840; Muerte de una joven habanera, 1840; y Viajes por Euro- pa, recuerdos de su visita á Francia y España en 1842. Tuvimos la buena suerte de coleccionar sus novelas, auxiliados por el modesto editor D. M. de Armas, * editor tan entusiasta de nuestras glorias y tan laborioso y de buena voluntad como escaso de recursos, que también nos ayudó á evitar una pérdida cierta impri- miendo La excursión á Vuelta Abajo, de Cirilo Villaverde, la cual rehi- cimos de nuestro puño y letra copiando sus páginas, á caza de folle- tines, en compañía de Manuel de la Cruz, Julián del Casal y Aurelio Mitjans. No nos pesa haber salvado del olvido estas y otras obras de autores cubanos; algún día probable es que tengamos un piado- so y diligente Rivadeneira que coleccione los documentos de nuestra historia literaria, paso previo y necesario para su selección final; obra patriótica que por lo menos contribuirá á perpetuar en el mundo la- tino el alma noble y culta del pueblo cubano. Dichas novelas de José Zacarías González del Valle son: Luisa, Carmen y Adela, Las dos Viudas, Una nube en el cielo, Amar y morir, Parte de una conversación, Amor y Dinero. Hay que tener presente que las novelas reunidas en el citado tomo son obras de un talento que vivió cortos días y que pudo consagrar menos á la literatura en- tre la diversidad de sus ocupaciones. Este antecedente contribuirá, de seguro, á reprimir hacia ellas todo desdén, fundado en las exigen- cias del arte moderno respecto de la novela y de su contextura y fines como obra literaria. En esas producciones de González del Valle no hay intrincada trama, no hay la incitadora y picante sus- 1839, Diario de la Habana. 1839, Noticioso y Lucero. 1838, Diario de la Habana. Habana, 1895, imprenta El Pilar, de M. de Armas, un tomo. ¡2 01D al 122 RAMON MEZA pensión del relato para avivar la curiosidad creciente del lector. No; éstos son recursos adquiridos, unas veces por el arte en su perfeccio- namiento en medio favorable, otras doblegándose á las exigencias del gusto popular. Son estas novelas de páginas sencillas, sencillísimas, manifesta- ciones primeras del cultivo de un género difícil en un medio poco favorable. Son cuadros atrayentes de las costumbres del hogar y de los hábitos de vida y relaciones sociales de la clase media urbana. Narraciones íntimas de sucesos ordinarios donde se descubre el modo de ser tranquilo, inalterable, de vida modesta y de paz de que goza- ban hacia los mediados del pasado siglo, los metódicos y creyentes vecinos de nuestra capital á quienes no perturbaban más sucesos eravés que epidemias crueles, actos familiares ó tál ó cuál relato de crimen espantable cometido en el recinto amurallado ó cerca de él, que el rumor público abultaba, la espinela del arroyo con su vena suelta y fácil esparcía y el aparato de su represión y ejemplar castigo daban pasajera resonancia. ] Al leer esas producciones hay que abandonar los días presentes, hay que colocarse con la imaginación en aquellos otros y contemplar el cuadro de monotonía que en la vida cotidiana presentaba la ciu- dad; entonces no podrá menos de concederse un valor de información á esas narraciones, de estilo claro, correcto, fiel reproducción de há- bitos que importa también conocer para el acabado estudio de la psicología íntima de las clases componentes de nuestro agregado social. Entre el comerciante afanoso que aprovechando la corriente de oro que á la isla hacía afluir la venta de nuestros solicitados pro- ductos, el azúcar, el tabaco y el café, y el imprevisor terrateniente criollo que iba á consumir á Europa los pingiies rendimientos de su patrimonio y haciendas, y el traficante de ganado y de esclavos que tenían vida tan llena de afanes y de quebrantos como de lucros, existía una clase muy culta, más modesta, menos superficial, fas- tuosa y avara, que adquiría con el esfuerzo y la labor honrada y digna lo necesario para pasar una existencia cómoda y decorosa. Por esto se encontraban, al lado de la febril y dominante agitación comercial, del movimiento que el ansia desmedida de riquezas crea y sostiene, siempre abiertas de par en par las puertas de aquellos ho- gares donde en la paz y quietud de un modesto pasar, no turbadas por los desvelos consiguientes á la conservación de fortunas fabulosas, constantemente amenazada por el trabuco del foragido social, brilla- ban virtudes tan nobles como la hospitalidad y la caridad, y senti- LOS GONZALEZ DEL VALLE 123 mientos llenos de franqueza y de lealtad hacia el amigo, hacia el compañero en el cruento combate por la vida. Ciertamente que las páginas sencillas de estas novelas, claras, tranquilas, transparentes como gotas de rocío, conservan con relieve, recuerdan con viveza, costumbres de otros tiempos que se han desva- necido como nubes de nácar en cielo de puro azul, dejando brillos suaves, perfumes agradables en el desarrollo y evolución de nuestra psicología como pueblo. Y esa misma pureza y transparencia de la prosa, esas mismas claridades suaves, esparcen en su redor, como una aureola mística, la labor poética rimada de José Zacarías González del Valle. Yalo dijo su amigo de estudios y compañero de letras Anselmo Suárez y Ro- mero, crítico de Las Tropicales, que publicó González del Valle en 1844 1 y de la Guirnalda Fúnebre, también en 1844: «busquemos el manantial de su poesía en las escenas tranquilas de la vida, en aque- llas escenas donde el candor y la esperanza pueden fácilmente ali- mentarse; buscad también cantos armoniosos en su lira cuando baña sus cuerdas esa vaguedad misteriosa con que el amor nos agita, cuan- do abriendo las alas ligeras y doradas de la juventud buscamos, como las mariposas en las flores, el almíbar que endulce las amarguras de la vida ». Su inspiración es sana, moral, religiosa: desde que hizo sincera profesión de creyente en sus breves y fáciles rimas á Dios, andan sus puras ideas en la memoria de los niños de nuestras escuelas cuando empiezan á deletrear las páginas de lectura: ¿Qué dicen las olas rompiéndose á solas en recios peñascos? Murmuran á Dios. ¿Qué cantan las aves en trinos suaves volando en el monte? Le cantan á Dios. ¿Qué nombre bosqueja la luz que refleja de tantas estrellas? El nombre de Dios. Cirilo Villaverde en El librito de los cuentos y conversaciones, ? Gui- 1 Habana. Imp. de R. Oliva (sin numeración de páginas y sí de pliegos 13, en 40). 2 Habana. Imp. El Faro, 1847, 124 RAMON MEZA teras, Mantilla y algún otro de nuestros autores de libros de lectura para niños, han llevado á sus páginas esa bella inspiración poética, de perfume suave, blanca, pura como uñ jazmín, más meritoria por su elevada y noble idea que por su forma; es florescencia, al cabo, de un alma impregnada de exquisito sentimiento. Alguna vez vibró su estro viril y patriótico, aludiendo con toda la discreción de que era necesario revestirse en la época, á la igno- miniosa esclavitud negra que envilecía el trabajo en Cuba: A LOS QUE FOMENTAN LA COLONIZACIÓN BLANCA EN PUERTO PRÍNCIPE Vosotros viviréis eternamente; La memoria del bien jamás se acaba. AlNÁá en su centro el corazón la graba, Y vivir y morir con él la siente. Por vos el blanco agricultor, ardiente, Sin vil cadena ni ominosa traba, El premio gloriosísimo recaba De los sudores de su libre frente. Cuba mece sus palmas de alegría; Y bendiciendo la memoria vuestra, Os da su amor en dulce simpatía. Sus hijos sois, pues que tan alta muestra, Tan digna acción, tan eminente y pía, Rendirle supo vuestra digna diestra. El biógrafo que con más exactos y completos datos trató de José Zacarías González del Valle fué, entre otros, su discípulo predilecto, José Manuel Mestre. Cerramos nuestro trabajo con frases de este autor, en el Elogio hecho, por acuerdo del claustro de la Universidad, en 1861. En sín- tesis elegante consigna y expresa conceptuosamente el carácter, las ideas y la figura de José Z. González del Valle: «Breve fué la vida de Valle; no encontramos en ella tampoco esos sucesos importantes, esas variadas peripecias que á menudo ofrece la existencia humana, que nos hacen vivir mucho en un corto transcurso de tiempo... es manso arroyuelo cuyas límpidas aguas sólo han reflejado la imagen de las flores y el azul del cielo, cuya corriente bienhechora no ha hecho jamás otras cosas que fecundar los campos que atraviesa.» LOS GONZALEZ DEL VALLE 125 IV DR. FERNANDO GONZALEZ DEL VALLE Tiempo del desempeño de la cátedra. Su venerable figura social: su filantro- pía: su jubilación. Estudios: oposición á una plaza de practicante. Crea- ción de la Cátedra de Clínica. Decanato de la Facultad de Medicina: Vice Rectorado y Rectorado de la Universidad. Distintos cargos. Honores póstumos: en la Universidad y en la Academia. Quien estuvo por mucho más de medio siglo al frente de una cátedra universitaria, comunicando sus conocimientos médicos á la juventud cubana, adquiridos durante una vida de experiencia y ob- servaciones, hechas al calor de la más sincera y profunda vocación, de un entusiasmo y un amor nunca entibiados por los años, de tal suerte, que su misión, ante las sucesivas generaciones de profesiona- les que recuerdan con cariño sus buenas enseñanzas, sus bondades, sus consejos, puede considerarse de apostólica, bien merece no sólo el homenaje que constantemente fué rendido en vida, á sus méri- tos, por la prensa técnica y por la prensa diaria, sino que su memo- ria se mantenga viva, latente. Don Fernando fué en sus últimos años, un anciano venerado por nuestra sociedad, que respetaba sus prendas personales, y reconocía sus grandes servicios prestados á la ciencia y á la cultura general del país. En su carrera profesional llegó al más alto puesto universita- rio, á la dignidad de Rector, timbre honorífico que ostentaba con la más legítima satisfacción y el más noble orgullo, tanto por haberlo alcanzado justamente como por haber sido el que, dentro del plan de estudios organizado por la reforma de 1880, lo desempeñó- durante mayor número de años, en la década de 1881 á 1890, con el aplauso de esta sociedad y el cariño de sus compañeros de Claustro. No obtuvo su nombre nunca grande brillo, ni menos vibrante re- sonancia, ni se afanó porque su acción tuviera influjo decisivo en problemas y cuestiones que no fueran los de su carrera y profesión, á las cuales consagró casi exclusivamente su actividad. En su esfera, siempre modesta y poco bulliciosa, fué en primer término, lo que quiso ser, un profesional ante todo, y un hombre útil á sus conciu- dadanos. Caballero cristiano, noble, verdaderamente noble por sus senti- mientos religiosos, sustentados con sinceridad, su mano y su corazón siempre estuvieron abiertos al amor de sus semejantes, á la caridad 126 RAMON MEZA bien entendida y practicada con elevación de miras y cultura: Don Fernando enjugó muchas lágrimas y llevó la alegría y el bienestar á muchos hogares enlutados por la desgracia. El afecto á su familia y á sus ancianos hermanos, residentes en el vecino pueblo de Guanaba- coa, donde iba puntualmente todos los días no laborables, el cum- plimiento exacto de sus deberes religiosos, en los cuales se mantuvo siempre viva la fe adquirida en su infancia, al calor de su hogar ejemplarísimo, fueron sus ocupaciones en los últimos años desu vida, cuando una jubilación no solicitada y que hubo de afectarle desagra- dablemente, le apartó de la Universidad, después de más de setenta años de asistir, sin interrupciones ni licencias, á sus clases y demás actos académicos. Si alguna vez se trazara el cuadro completo de la sociedad cubana la figura de don Fernando habrá siempre de ocupar el puesto de honor que en justicia corresponde al hombre bueno de corazón de oro, educado en los más rectos y sanos principios; y en torno de sus dis- cípulos, que lo son todos los médicos de merecida fama y reputación consolidada, que han hecho su carrera en Cuba, recordando al maes- tro venerado y querido en quien siempre encontraban un afable, cari- ñoso y seguro consultor. El doctor Fernando González del Valle nació en la Habana en 28 de Diciembre de 1803; jamás salió desu país natal. Su historia como hombre de ciencia, tiene consignada sus datos en nuestras publica- ciones ilustradas y técnicas, en nuestras mejores colecciones de bio- grafías. Estudió en el Real Seminario de San Carlos, donde en 1818 se graduó de bachiller en artes con nota de nemine discrepante. Obtu- vo en reñida oposición una plaza de practicante en el Hospital de San Felipe y Santiago. En 1821 graduóse de Bachiller en Medicina y en el de 1822 de Licenciado, fundando, con el apoyo prestigioso de la Sociedad Económica de Amigos del País, la cátedra de Patología externa, obteniéndola en propiedad; también tras de brillante opo- sición, en 5 de Agosto de 1824, desempeñándola por espacio de diez y ocho años, plazo en el cual fue incorporada, en 1842, á la Universidad de la Habana, con el título de Patología externa, Medicina operato- ria y Clínica quirúrgica. Distinguióse en este período por sus ope- raciones profesionales entre las que se recuerda como muy notable en su época, la amputación de un pecho á una conventual de Santa Clara; por su habilidad en el arte de colocar vendajes en las heridas y fracturas, y por la clase de operaciones que fué el primero que se lanzó á ejecutar en la Habana, que daban á conocer en El Prisma, DR. FERNANDO GONZALEZ DEL VALLE eS e or e Dd A ani Ll AA EN 1 Mo Y E h -.b ' % el h l Y bd MA 4 e» FA AN as”, ' ” : E A 4 A E, e o y Ñ 6 A E ' O O: A ÓN ll 7 y ú e YA A A E RI A 4)e pa - Ad CU A E Ñ LS PES b y y y PUN , a] UD » e A ' . . E SO A "e AY a md DL y » A pi «ld y yA Aa y Ñ A O 4 L - i d ATA 8 ASA 13 ' > * A e EE L Ej A A A A A a Es > e .. LOS GONZALEZ DEL VALLE 127 -por el año de 1846, entre otros, los doctores Pedro Giralt y Bruno Sáenz. Compañero y contemporáneo del Dr. Nicolás Gutiérrez, el fundador de nuestra Academia de Ciencias Médicas y Naturales, á él solía asociarse para estas curaciones arriesgadas; y para cambiar ideas de general cultura, con D. Felipe Poey, José Antonio Cintra y Anacleto Bermúdez. Por el año de 1823 la imprenta de Boloña publicó un pequeño tratado sobre Apósitos y vendajes; en 1838 publicó unas Tablas de Ana- tomía como esquema, índice ó programa de la enseñanza que daba á sus discípulos y también un breve Tratado de Osteología. Desempeñó la cátedra á que debió su ingreso en la Universidad, hasta 1863, en que por reformas del plan de estudios, volvió á ser sólo de Patología externa. En 1859 fué designado para el cargo de Decano de la Facultad de Medicina, que desempeñó hasta 1878 en que pasó al cargo de Vice Rector; y en 1880, después de esos cincuenta y seis años de constantes servicios en la Cátedra, sin licencias por enfer- medad ó ausencias, pues residió siempre en la ciudad y tuvo la fortuna de gozar inalterable salud, ascendió al más elevado y justamente me- recido puesto de Rector de la Universidad de la Habana. Médico del Hospital de Paula desde muy joven y donde estuvo de practicante mientras estudiaba su carrera, veíasele invariablemente todos los días, al rayar el alba, dirigirse en su volanta al viejo Asilo de Mendigos donde su presencia despertaba el aliento y las esperan- zas de las pobres enfermas y mendigas. En 1842 también se le nom- bró Cirujano mayor del Hospital Militar de San Ambrosio. La Aca- demia de Escolapios de Madrid le hizo, en 1848, su socio corresponsal. Miembro entusiasta de la Sociedad Económica de Amigos del País, de la cual fué sucesivamente Vice Censor en 1855, Censor y Bibliote- cario de 1870 á 1875, y Vice Presidente de 1876 41879; Cirujano del Hospital Civil de Mujeres; Patrono de la Institución de la Obrapía de Aramburu y Hermano Mayor de la Venerable Orden Tercera de San Francisco. A su diligencia, á su probidad, á su honradez inta- chable en todos los numerosos asuntos en que intervino, débese el reparto de aquellos terrenos para ensanche de la ciudad, que contri- buyeron al rápido fomento de los barrios de Pueblo Nuevo y San Lá- zaro, por más que no se hizo este reparto conforme á sus deseos, pues habiendo presentado un plano, por consejos de su hermano Manuel, colaborador con el señor Antonio Mantilla en la redacción de las Or- denanzas de Construcción de 1861, ó sean las vigentes, dejando á la calle y á la acera la anchura reglamentaria, y atendiendo á la orna- 128 RAMON MEZA mentación y al arbolado que dichas ordenanzas requieren, se hizo fuerte oposición á sus proyectos, tanto por los interesados en repartos colindantes, como en el mismo seno del Ayuntamiento. Murió Don Fernando casi centenario, á los noventa y seis años de edad, el día 15 de Agosto de 1899, rindiéndole la Universidad de la Habana merecido homenaje, convirtiendo su Aula Magna en Capilla ardiente, donde le tributó la sociedad cubana, que guardaba hacia él los mismos afectos y la misma veneración que á las figuras de D. Nicolás Gutiérrez y D. Felipe Poey, sus compañeros de labor y ami- gos de la vida, muerto el último muy poco antes, los honores que deben obtener siempre los hombres útiles al país en que nacieron y que, con sus virtudes y prestigiosísima labor, conquistaron un nombre digno de ser recordado á la generación que se levanta, para alentar su fe y estimular su imitación. La Academia de Ciencias Médicas de la Habana dedicó también una sesión extraordinaria para hacer el elogio de miembro tan escla- recido, colocando en su principal salón su retrato y confiando al Dr. Gonzalo Aróstegui, su discípulo antes y compañero de profe- sión y de Academia después, el honroso encargo de relatar los méritos y servicios del académico, que fué cumplido de la manera más enco- miable y brillante. v DR. ESTEBAN GONZÁLEZ DEL VALLE Antiguos títulos de Cirugía. Misión filantrópica del profesor. Desempeño de las cátedras de Clínica, Patología, Fisiología é Higiene. Prácticas y cargos en hospitales de pública caridad. En los títulos de Licenciado en Cirugía, que expedían, por el año de 1836, los Doctores Vocales de la Real Junta Superior Gubernativa de Medicina, constaban entre otros particulares, menos pertinentes, que debían ser jurados, los que siguen: «usar bien y fielmente de su profesión; asistir de limosna á los pobres de solemnidad y con el mismo cuidado que á los ricos; despreciar todos los riesgos y conta- gios cuando lo exija la salud pública; aconsejar á los enfermos en peligro de morir el arreglo de sus negocios espirituales y temporales». El Dr. Esteban González del Valle, al jurar este título, en 16 de. Junio del mismo año citado, sinceramente hizo emblema de su profe- E E 2 > q E E DR. ESTEBAN GONZÁLEZ DEL VALLE LOS GONZALEZ DEL VALLE 129 sión tan altruístas recomendaciones. Más que profesión, para él la carrera, después de terminados sus estudios en esta Universidad, constituyó un apostolado. Fué médico del Hospital de Caridad de San Francisco de Paula á donde entró de practicante, no habiendo obtenido aún el grado de Bachiller en Medicina, para atender á la curación de los pobres enfer- mos y sin recibir estipendio alguno. Y como vivía en la vecindad de este Hospital, era llamado en los casos graves y urgentes á todas las horas del día y de la noche en que se necesitase de su auxilio y de su habilidad y experiencia en operaciones quirúrgicas. Al cabo de doce años se le confirió el cargo de facultativo auxiliar sustituto, haciéndose constar, que, durante ese período dilatado, «fué no- table su dedicación y caridad hacia los desvalidos enfermos, sin :ausar gravamen ni costo al establecimiento asistiendo á él diaria- mente». Este es uno de los tantos ejemplos del ejercicio noble de una pro- fesión que va ligada con los más hermosos preceptos de caridad eris- tiana, del amor al prójimo, presentándose tan digna en su misión social como la del más generoso y desinteresado sacerdocio. No sería vana tarea la de indagar las causas por qué no obstante no haber desaparecido por completo estas figuras que honran á la humanidad en el ejercicio de su profesión, no son, sin embargo, tan frecuentes como entonces. Muchos de estos rasgos honrosísimos iluminan la fisonomía de nuestros ilustres próceres: sintieron en su corazón el amor á sus semejantes y pusieron en término muy apartado sus egoísmos, sus vanidades y ambiciones, si las tuvieron, de suerte que no empañó al brillo de su misión social, modesta, pero rebosante de bien, ningún bastardo interés individual. Esteban González del Valle fué también Catedrático de esta Uni- versidad. En el año 1837 hizo oposición á una Cátedra de Anatomía y aprobado el ejercicio nemine discrepante fué nombrado para explicar la de Patología, por ausencia del propietario, en 2 de Diciembre de dicho año. Como premio de su aplicación y del éxito alcanzado en el acto de la oposición, se le confirió el grado de Licenciado en Medicina, en 22 del próximo mes; obteniendo el de Doetor, en Marzo de 1888. Por este año publicó un trabajo que fué muy celebrado por sus compañeros de profesión: Caso singular de un agujero supernumerario en el coronal. * Hizo otra oposición por el año 1845 á una Cátedra supernumeraria de la Facultad de Medicina, 1 La Cartera Cubana, Habana, 1838, t. I, p. 269-272. 130 RAMON MEZA siendo nombrado, en virtud de estos ejercicios, para una de las Mo- derantias. ? Desde 1842 á 1873 fué suplente de la Cátedra de Clínica Quirúr- gica. En 1870, por el mes de Agosto, nombrósele auxiliar de la Cá- tedra de Patología General, vacante á la sazón, haciéndose cargo de ella en 5 de Septiembre de 1870. Por último, desempeñó la Cátedra de Fisiología é Higiene Pública y Privada, bastante enfermo, casi afónico, unida esta desventaja á su modestia y cortedad de carácter, incapaz de mover influencias que muchas veces decidían contra el mérito, no logró obtener una Cátedra fija en propiedad, después de muchos años de labor. Cierto es que ni en la Universidad ni fuera de ella le acompañó la fortuna, en proporción á sus merecimientos. Otros cargos en armonía con la índole de su profesión y carácter filantrópico que siempre se ve resaltar en el estudio de su vida, tuvo ocasión de desempeñar. En 1855 se le nombró Primer Cirujano del Hospital de Caridad de San Felipe y Santiago; en 1842, lo había sido del Hospital de San Juan de Dios y en 1840 del de San Am- brosio. Su existencia corrió dulce y tranquila esparciendo en torno suyo bien y consuelo. Las instituciones hospitalarias donde iban los más desvalidos enfermos, juntas de caridad, como las formadas en 1870 con motivo de la epidemia del cólera que azotó la Habana, y la Uni- versidad, compartieron la labor de toda su existencia, pasada en su mayor parte á la cabecera de enfermos privados por su extremada pobreza y aislamiento de toda eficaz y oportuna protección social. No brilló en sus producciones, en su labor escrita, á la altura de sus otros hermanos Catedráticos también de esta Universidad; pero en la modestia de su vida hay cualidades ejemplares y dignas de ad- miración. Más que con los recursos valiosos puestos en sus manos por la ciencia, llevaba la salud moral á los enfermos con los impulsos humanitarios de su corazón, eminentemente caritativo y cristiano. Fué bueno, culto y creyente: transmitió sus enseñanzas y su ex- periencia á discípulos suyos en la Universidad; tiene derecho por siempre en ella, 4 un recuerdo tan digno como grato. 1 Por vía de curiosa información, y tratándose de un documento universitario traslada- mos algunos de sus datos. En la cubierta dice: Theses ex medicina deprompte quas examini subjiciunt (siguen los nombres y apellidos en latín de cuatro discípulos) y continúa sub auspitus D. D. D. Etephani González del Valle in aula magna Regie Pontificie Universitatis Habanensis Dic. 16, mensis Juni, anni Domini MDCOCCCXL. Mane hora solita. TYPI A JOSEPHO BOLONA. Las materias están divididas bajo los siguientes epígrafes: Exw Medicina in Universum, Ex Ana- tomia, Ex Physiologia, Ex Pathologia, Ex Therapeutica, Ex Chirurgia. Ocho páginas en latín, len. gua que también debía usarse en el ejercicio verbal, explicando estas proposiciones. h ; de E z E DR. AMBROSIO GONZÁLEZ DEL VALLE a y Da O e e PA Ñ e Ñ A $ >: A 4 ya y » yb " UN ' LA » ñ 1] E "o 4 7] e A A A A PA ? A y . Í h dy -. a h , Did Mn ña e . hi a w A 1 nl ho de E Í J á is > 6 o o e ' v y » - «PA a Y a 616 A y "uu €” e a Í 4 = Ml MP we y pd e nd de . LOS GONZALEZ DEL VALLE 15 vI DR. AMBROSIO GONZALEZ DEL VALLE El higienista público. Clausura del Cementerio de Espada y construcción del de Colón. Las tablas obituarias. Obras de utilidad urbana: lazareto, ma- tadero, sepulturas. Trabajos en la Academia y en la prensa. El monu- mento del Obispo Espada. Obtuvo su grado de Doctor en Medicina y Cirujía en esta Univer- sidad de la Habana, en 21 de Septiembre de 1848, y aunque en ella no desempeñó cátedra, como sus hermanos, fué su hijo intelectual y también como ellos ha prestado grandes servicios á la causa pública y se tiene conquistado justo renombre en la historia de nuestra cul- tura cívica y científica. Como sus citados hermanos, excepto José Zacarías, que murió muy joven, ha alcanzado una edad avanzada, y como ellos conserva en esa edad el pleno uso de sus facultades mentales. Hoy cuenta ochenta y nueve años. La obra cívica 4 que ha consagrado González del Valle largos años de su vida de continuados y perseverantes esfuerzos, ha sido el Ce- menterio de Colón. A su constancia y sus gestiones se debe la clau- sura del antiguo Cementerio de Espada y la construcción en las afue- ras de poblado de la magnífica necrópolis de que hoy se enorgullece la Habana. El fué quien venció todas las dificultades que aquí se ofrecen á las iniciativas en obras desinteresadas de bien público, aprovechando su bien adquirida reputación en esta sociedad y el pres- tigio de su cargo de Concejal, cuando á los concejales solía oírseles y atendérseles en sus peticiones justas por las autoridades, y al cabo lograban tener la satisfacción de ver realizados proyectos y planes favorables á la mejora de las condiciones higiénicas y ornato de la población, á cambio de los compromisos y disgustos de un cargo gratuíto y honorífico, al que no se guardan los respetos debidos. Sus distintos opúsculos publicados con este objeto así lo prueban: Dictamen acerca del nuevo Cementerio de la Habana, * Nuevo Cementerio de la Habana, su proyecto y discusión, ? Informe concerniente al nuevo Cementerio de Colón, * Reglamento para el Cementerio de Colón. Su la- 1 Habana: Imprenta y Librería Religiosa, 1868. Presentado al Exmo. Ayuntamiento de la Habana como Ponente de la Comisión de Policía urbana, vocal de la Junta de Sanidad y de ]a Especial del Cementerio, 2a edición, 44 págs. en 40 2 Habana: 1869 (sin más pie de imprenta) 45 págs. en do 57 3 Habana: 1872 (sin otro pie de imprenta). Tiene otro trabajo Apuntes para la historia del Nuevo Cementerio de la Habana y fondos con que cuenta. Nueva York: 1875. 15 págs.en 16 avo. 132 RAMON MEZA bor en este sentido está bien definida; y tuvo la merecida suerte de ver realizada su obra, si bien no en toda la grandeza con que la concibió. Como determinantes en este orden de labor y estudios, deben ci- tarse las Tablas obituarias, servicio que desinteresadamente prestó al vecindario de la Habana, mostrándole en claras y razonadas estadís- ticas las causas y números de la mortalidad; obra que hoy se busca y se consulta por ser la única fuente de información en ramo admi- nistrativo de tanta importancia y tan olvidada entonces por la admi- nistración. Estas Tablas obituarias se publicaron, puntualmente, desde el año 1870 á 1882. En otro sentido también empleó su actividad durante el tiempo en que fué concejal. Entonces, como ahora, era un problema de urgente resolución, el mejoramiento de las condiciones en que se realiza la matanza de las reses para el consumo público de car- nes, ya por la situación del local, ya por el procedimiento primi- tivo que, atentando la cultura cívica, en él se emplea, y el Dr. Gon- zález del Valle imprimió su informe: Rastros; proyectos de su traslación á la Chorrera. * Coleccionó la legislación sobre cementerios, publicó un trabajo sobre Osarios y renovación de sepulturas; ? además del Reglamento, ya citado, para la Necrópolis de Colón, redactó el del Cementerio de San Carlos, en Matanzas. Y no se ha ocupado sólo con fructífero civismo del evangélico precepto de enterrar dignamente los muertos armonizándolo con las exigencias y recomendaciones científicas. Doctor muy experto en medicina, se ha ocupado también de los vivos y de la vida, tradu- ciendo la célebre é importantísima obra de Maximiliano Kaufmann que trata del terrífico problema de la Muerte aparente é inhumaciones precipitadas, * que le valió una muy honrosa y expresiva comu- nicación del Ayuntamiento de la Habana, en 18 de Septiembre de 1863. Más directamente relacionados con la vida fueron sus obras: Ma- nual de Flebotomianos, *+ Manual de Obstetricia, para uso de nuestras 1 Higiene Pública. Rastros: Proyecto de su traslación á la Chorrera. Considera- ciones sobre la Zanja dentro del poblado de la Habana; breves reflexiones acerca de la limpieza de la ciudad. Habana: Imprenta y Librería Religiosa, Muralla 70, año 1870, 16 págs. en 40 2 Habana: Imprenta y Librería Religiosa, 1871. 16 págs. en 40 3 Habana: Imprenta La Antilla, Cuba 51, 1863. 172 págs. en 80 4 Habana—París. A. R. Langlwet, 1865. 190 págs. en 8Q LOS GONZALEZ DEL VALLE 133 parteras, * y Manual d+ Comadronas, escrito próximamente en la misma época. Estos trabajos y los realizados en el seno de las corporaciones científicas de Cuba, le han dado honores y nombramientos. Ha sido muy distinguido miembro de la Sociedad Económica de Amigos del País; de 1861 á 1865 fué Vocal de la Junta de Sanidad de la Haba- na, de la cual mereció elogios su informe sobre Un lazareto definitivo; en 1880 alcanzó el título de socio de mérito de la Academia de Ciencias; en 1850 y 1870, durante la epidemia del cólera que azotó esta población, prestó servicios importantes en la asistencia de los atacados; en 1851 fué nombrado Socio correspondiente de la Acade- mia de Ciencias y Letras de las Baleares; en 1871 fué Vocal de la Junta de Cementerios; en 1876 fué Director Delegado de la Sección de Medicina y Cirugía. Los periódicos Revista de Cuba, Crónica Médico-Quirúrgica, Revista Económica, Revista Cubana, El Siglo, El País, Diario de la Marina, Anales de la Academia, guardan en sus páginas valiosos trabajos de colaboración científica. ? Fué el Dr. González del Valle quien promovió y llevó á término, con el más feliz éxito, la suscripción para levantar en el Cementerio de Colón el monumento que hoy se ve en su calle central al Obispo Espada, que tan grata memoria ha dejado entre los habaneros por las virtudes y celo con que desempeñó su evangélica misión. 1 Habana, 1849. Imprenta Boloña, Impresor de la Real Universidad Literaria. 63 pági- nas en 40 2 Completamos la bibliografía del Dr. Ambrosio González del Valle con la nota de otros trabajos que no hemos citado anteriormente : Nuevo Cementerio de la Habana: su proyecto y discusión. Habana, 1869. 48 págs. en do Informe concerniente á las obras del Nuevo Cementerio de Cristóbal Colón y consideraciones sobre la naturaleza del terreno dedicado á sepultura. Habana, 1872. 32 págs. en do Informe sobre el proyecto de un Lazareto definitivo en la Isla por el Dr. D. Francisco de Zayas, D. Antonio Serpa y como ponente el Dr. Ambrosio González del Valle. Habana, Imprenta La Anti- lla, 1865. 32 págs. en 40 Reflexiones sobre la influencia del arbolado y del eucaliptus globulus en la salud pública. Habana, Imprenta Vda. de Soler, 1875. 20 págs. en 40 Agua que dan las lluvias en la Habana: observaciones pluviométricas. Habana, Jmprenta y Li- brería Religiosa, 1870. 12 págs.en do 2a edición, Habana, J. A. Casanova, 1901. 12 págs. en 40 Estudio sobre emplazamiento de Hospitales. Imp. Avisador Comercial, 1907. 15 págs. en do 134 RAMON MEZA VII MANUEL DE VARGAS MACHUCA Discípulos distinguidos de la Universidad de la Habana: profesores meritísi- mos. El químico Adolfo Wurtz: estudios y trabajos de Vargas Machuca en Europa. El Eco de París. Laboratorio de Friedel. Doctorado en Ma- drid. Biografía, títulos y cargos. Los González del Valle, según queda dicho, deben el desarrollo de su inteligencia y el puesto distinguido que ocupan en la historia de nuestra cultura á la Universidad de la Habana; fueron intelectual- mente hijos exclusivos suyos y en ella desempeñaron del modo que hemos podido apreciar, diversas cátedras. Ninguno salió de Cuba; sólo José Zacarías, según ya hicimos notar, hizo viajes de paso por Europa en busca de alivio á los males que, desde bien temprano, quebrantaron su salud y le llevaron muy joven á la tumba; pero com- prendiendo que respecto de algunos estudios era necesario perfeccionar- los en acreditados centros de cultura extranjeros, apoyaron á hijos y sobrinos animosos, hombres de estudio y de ciencia unos, prácticos y de comercio otros, que pasaron á Francia é Inglaterra á ampliar sus conocimientos. Entre ellos sobresalió Manuel de Vargas Machuca y González del Valle, á quien sus tíos D. Fernando y D. Manuel protegieron duran- te su permanencia en París, al lado del célebre químico Carlos Adolfo Wurtz, del cual fué predilecto alumno, trabajando constantemente bajo su dirección en el laboratorio químico-farmacéutico de la Escue- la de Medicina de París. Manuel de Vargas Machuca, logró también realizar uno de los propósitos y nobles deseos de su vida: ser profesor de la Universidad de la Habana, en la cual desempeñó, desde 24 de Mayo de 1865, en que fué nombrado Catedrático Auxiliar de química-orgánica, hasta 2 de Agosto de 1886, en que ocurrió su fallecimiento, distintas cá- tedras. Sus estudios en la Facultad de Farmacia, hasta que obtuvo el gra- do de Licenciado en eJla, los hizo en la Universidad de la Habana; á su término, en 1857, embarcóse para Europa, con objeto de am- pliarlos y practicarlos; allí le ofrecieron esta ocasión, de una parte, el ya citado laboratorio de Wurtz y de otra el periódico El Eco de París, del que, entre otros, eran redactores Luis M. Cowley, Ramón DR. MANUEL DE VARGAS MACHUCA Ú J . 0 L b a" The bh PUE e. 2 “eo. e LOS GONZALEZ DEL VALLE 135 L. Miranda, Juan B. Landeta y Antonio Mestre. En esta publica- ción insertó sus trabajos sobre Recolección del opio en Oriente, Nitro sulfuros dobles de hierro, Formación artificial de la glicerina, Extracción de la xanto-xilina, Decoloración de los aceites fijos, y otros. En otra pu- blicación científica de mucho más nombradía, Comptes Rendus de la Academia de Medicina de París, publicó notables trabajos: Note sur la transformation de VPacide propionique en acide lactique; Sur Pacide bromobutyrique et sur un nouvelle acide qui en derive. Sus trabajos de laboratorio en colaboración con Mr. Friedel, quí- mico de nota, fueron justamente celebrados. Habiéndose dado cier- ta fórmula por Mr. Mitscharlich, sobre el permanganato de potasa, Mr. Phipson dudó de ella, y Vargas Muchuca, en análisis hecho en el laboratorio citado de Wurtz, probó ser exacta la fórmula; y que la duda había nacido de errores de análisis dando cuenta del resultado de su experimento en su folleto: Note sur la composition du pergama- nate de potasse. Celebrado é importante estudio fué el presentado en sesión de la Sociedad Química de París en 1861, en que Friedel y Vargas Machuca demostraron la producción de un cuerpo azoado, semejante al gluco- col y la analina, originado por la acción del amoníaco sobre el ácido monobromobutírico, así como la de los ácidos dimobromobutírico y dimobromopropiónico. Posteriormente fué ampliado este estudio y presentado ante la Academia de Ciencias de París, según consta en el folleto Note relative 4 action de l"amoniaque sur l'acide monobromobuty- rique et aux acides dibromobutyrique et dibromopropionique, par Mrs. Friedel et V. Machuca. Su laboriosidad, su amor á la ciencia, los trabajos presentados en los centros científicos de la capital de Francia, el apoyo y la estima- ción de su maestro Wurtz, augurábanle un bello porvenir en aquella hermosa nación, foco ó núcleo de la cultura latina; pero él había ido allí á perfeccionar los conocimientos adquiridos en su patria con ob- jeto de serle útil, de servirla; y pasó á aprobar el doctorado en la Universidad Central de Madrid en 1865, leyendo ante aquel respeta- ble claustro su memoria sobre Alcoholes, obteniendo el grado que le permitió el desempeño de su cátedra en la Universidad de la Habana, ante cuyo claustro leyo su trabajo: Influencia del análisis y de la sín- tesis en el progreso de la química. Desde su entrada en ella en Mayo de 1865, según antes queda anotado, desempeñó las cátedras de Análisis químico en 1867 y tam- bién la de Química inorgánica, siendo nombrado en Diciembre de 136 RAMON MEZA 1880 propietario de la cátedra de Química orgánica. Fué esta épo- ca de laboriosidad continua para el Dr. Vargas Machuca, pues ade- más de las tareas de la Cátedra, por sí solas bien absorbentes para quien las desempeña á conciencia, estaban á su cargo los informes químico-legales, que leía ante la Academia de Ciencias en unión de os Dres. Donoso y Rovira, sus más asiduos compañeros de tra- bajo. En unión de este último profesor dirigió el Repertorio de Far- macia, Revista mensual de farmacia, medicina y ciencias auxiliares, que comenzó á publicarse en Enero de 1880. En el trabajo Manuel de Vargas Machuca, apuntes para su biografía, publicado por el Dr. Arístides Mestre en la Revista Cubana, | del cual principalmente tomamos estos datos, consta que Vargas Machuca, ostentó títulos honrosos, conquistados con su labor científica: fué miembro de la Sociedad de Química de París, Socio de Mérito del Círculo de Hacendados de la Isla de Cuba, Socio de la Económica de Amigos del País de la Habana, Socio corresponsal del Colegio de Farmacéuticos de Madrid, Vocal de la Junta Superior de Sanidad. Su nombre está registrado en el Diccionario de Wurtz, con motivo de los trabajos originales á que hemos hecho referencia realizados en el laboratorio de París y en el Tratado de Química Orgánica del Dr. La Puerta. Entre los trabajos locales que contribuyeron á afirmar su reputa- ción, cítase el Examen físico-químico de las aguas minero-medicinales de Santa María del Rosario, leído ante la Academia de Ciencias Físicas y Naturales de la Habana en 8 de Junio de 1879, ? en colaboración con el Dr. Donoso. Estuvo consagrado á la cieneia, á su cátedra y á su establecimien- to de farmacia que le ayudaba á librar la subsistencia de su corta familia; fué bondadoso y cortés; modesto por extremo y retraído. Nunca se le halló fuera del campo de la investigáción de la cieneia que profesó y á la que se consagró por completo. La figura afable del Dr. Vargas Machuca, produce al evocar su memoria: entre los profesores y alumnos de esta Universidad, el más dulce recuerdo, como el de un perfume puro, delicado, que, por des- gracia, los años van desvaneciendo. 1 Habana, Imprenta Soler. 1888, 2 Habana, Imp. Soler, 1880, 15 páginas, LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO ! POR EL DR. EVELIO RODRÍGUEZ LENDIÁN Decano de la Facultad de Letras y Ciencias y Catedrático numerario de la asignatura de Historia. Es de importancia capital el que una nación tenga tras de sí, un gran pasado que contemplar. Eso es lo que da fuerza á su vida en el presente, lo que la eleva y la sostiene, la ilumina y la transporta, por la memoria de los grandes actos, de los nobles sufrimien- tos, de las valientes empresas de sus antepasados. SMILES. Sr. Gobernador Militar.—Sr. Secretario de Justicia é Instrucción Pú- blica.—Sr. Rector y compañeros de este Claustro.—Señores: Perdonadme, si al comenzar la lectura de este modesto trabajo, en justa y debida obediencia á los mandatos de nuestro respetable Rector, quien por un rasgo de su inagotable benevolencia me designó, confiriéndome tan inmerecido honor, para llevar en este acto solem- nísimo la voz del Claustro, como profesor de la Facultad de Filosofía y Letras, tiembla y vacila mi voz, porque es, que la emoción embarga mi ser, y me hallo profundamente conmovido. Y es que, aparte del temor que mi insuficiencia me inspira, acu- den á mi mente, en raudo tropel, mis recuerdos del pasado, y al mi- rar en derredor, y encontrarme en este mismo recinto, consagrado desde antiguo á esta fiesta memorable, en el que nada parece haber cambiado, y donde contemplo congregada la más alta y valiosa re- presentación de la Ciencia y de las Letras, no puedo menos de pensar en la trascendental mudanza realizada, porque, hasta ayer, entrába- mos aquí tristes, llenos de zozobra y de mortal angustia, rodeados de dificultades y peligros, amordazado el pensamiento, á cumplir, en fría y obligada ceremonia oficial, un deber reglamentario, y hoy, ya lo veis, concurrimos alegres, gozosos, tranquilo el corazón, alta la 1 Discurso leído en la Universidad de la Habana en la solemne apertura del curso acadé- mico de 1899 á 1900. Se publica en el presente número por la importancia del tema, que abarca un largo período de la historia patria, y haberse agotado la edición hecha por la Universidad en aquella fecha. 138 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN frente, libre el pensamiento, á celebrar, por vez primera en la patria redimida, en esta interesante fiesta del trabajo y de la ciencia, que preside, no el representante fiel de un gobierno suspicaz y receloso, que había jurado eterna enemiga á la enseñanza, y especialmente á esta Universidad, porque en su seno vivió siempre despierto y activo el espíritu cubano, sino el delegado ilustre de la patria de Washington y Lincoln, de la nación amiga y generosa que es la más acabada per- sonificación de la democracia moderna, á celebrar digo, más que la inauguración de un nuevo curso académico, la resurrección de nues- tro hermoso país, que rompiendo los viejos y estrechos moldes de la oprimida colonia, abre, al advenir el siglo xx, nuevos y dilatados horizontes á la juventud estudiosa, convencido de que la causa de la instrucción pública, de atención preferente en todos los pueblos cultos, reclama todo nuestro interés y nuestro esfuerzo, porque de ella de- pende, no sólo el bienestar y el progreso de esta sociedad, sino lo que tanto nos preocupa en el presente, la felicidad y el porvenir de la Patria. Por rara y feliz coincidencia, el curso que se abrirá en breve, es el último de este siglo que se despide con gloria, y el primero de una era de libertad y progreso en nuestra tierra querida. Húndese aquél en el pasado, tras una serie brillante de conquistas alcanzadas en las ciencias y las artes que han transformado el planeta, afirmando cada día el poder incontrastable de la inteligencia humana sobre la natu- raleza; surge ésta, después de haber sacudido el yugo insoportable de un gobierno tiránico y receloso, con el esfuerzo sublime de una con- tienda tenaz en aras del ideal sagrado de independencia, y solicitada mi voluntad, atraído mi espíritu, curioso é investigador, por tan opuestos asuntos, que ofrecen cuadros hermosos, dignos de ser estu- diados por quien, á la facultad creadora, á la inspiración genial, á su gran erudición, uniese el mágico dón de pintar con la palabra, no sé, vacilante y temeroso, entre este siglo que muere, y nuestra patria que nace, si volverme hacia el primero para cantar sus grandezas, sus conquistas en pro de la civilización y del progreso de la humanidad, ó hacia esa patria tan amada, para saludar en ella, el despertar de esta tierra, el esfuerzo de su pueblo, la victoria de sus hijos heroicos é in- fortunados, la fe apostólica de sus indomables y pujantes luchadores, la perseverancia en la prosecusión del ideal, la tenacidad inquebran- table en el propósito de no ser más tiempo esclavos, la gloria inmar- cesible de sus ilustres caudillos, su redención, en fin, por la sangre y el martirio de varias generaciones, para entrar, soberana de sí misma, LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 139 con las grandezas que ninguna otra tierra posee, maravilloso suelo, clima suave y dulce, campos eternamente verdes y fecundos, situa- ción geográfica admirable, llave de un golfo hasta hoy, y tal vez muy pronto de dos grandes Oceanos, cuando confundan sus aguas por la canalización de un istmo, el Atlántico y el Pacífico, portentoso mo- vimiento comercial, adelantamiento en las artes y las ciencias, para entrar, repito, independiente y soberana, en el concierto de los pue- blos libres, en comunidad de ideas, sentimientos y aspiraciones con todas las Repúblicas que, como hermosa constelación de estrellas, brillan con luz intensa y propia, bajo la azul techumbre del firma- mento americano. Confieso que me seduce y atrae la labor gigantesca de este siglo portentoso que se abrió con las campañas del primer Napoleón, here- dero afortunado de la gran Revolución, que convirtió en su provecho, erigiéndose en el árbitro de los destinos de Europa, tras las jornadas gloriosas de Austerlitz, Jena y Wagram, y que se cierra orgulloso con el horrísono estruendo de los cañones de Dewey y Sampson, en Cavite y en Santiago, demostración evidente de que, entonces como ahora, la fuerza se ha impuesto al mundo, y ella es la que ha decidido del destino de las razas y el porvenir de los pueblos. Abramos al acaso la historia de la civilización, interroguemos á sus páginas por los progresos humanos en el siglo x1x, y asombrados que- daremos, por las brillantes conquistas que el genio del hombre ha realizado, en las ciencias y en las artes. En él, la astronomía, gracias á los gigantescos adelantos de las ciencias físicas y naturales, ha ensanchado los espacios, y penetrando en los abismos del cielo con inmensos telescopios ha descifrado el hombre audaz los oscuros jeroglíficos de satélites y estrellas; la nebu- losa de Orión, y las estrellas dobles fueron descompuestas por el espejo de Ross; el día primero del primer año del siglo, descubrió Piazzi una estrella que fué base de los hallazgos más tarde de los planetas Klepe- rianos; y descubiertos fueron posteriormente los satélites de Urano, Marte y Saturno, el nuevo anillo de este planeta, y el denominado Neptuno, que como dijo Arago, se descubrió moviéndose allá en los confines de nuestro mundo solar, con los puntos de la pluma, por el francés Le Verrier, quien formó el código definitivo y completo de los cálculos astronómicos, las tablas del movimiento aparente del Sol y la teoría de los planetas internos y externos. El sol ha sido estudiado para buscar en su constitución física la explicación de sus manchas, y como fuente de calor y vida del Uni- 140 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN verso, demostrado fué por Helmholtz el importante problema de la conservación de la fuerza, planteado por Lyell y otros eminentes na- turalistas; las experiencias de Wollaston, continuadas por Franuen- hofer, Herschel y otros sobre los rayos solares, culminaron en la fun- dación por Bunsen y Kirchoff, del análisis espectral, demostrándose por él, la unidad de constitución del sistema solar y del Universo en- tero, confirmado por Meunier con el análisis de los meteoritis; y mientras la fotografía, puesta al servicio de la ciencia astronómica, ha permitido fijar los instantáneos fenómenos de la bóveda celeste, que atrevido ha explorado el hombre por medio del aereostato, la meteorología cósmica se afana por prever, ya que no puede evitarlos, los cambios de nuestra atmósfera, y las leyes que presiden las vio- lentas tempestades del Planeta. Y la Geografía ha ensanchado los dominios de los grandes conti- nentes, lo mismo explorando la helada región del Polo, que pene- trando en los arenales desiertos de la abrasadora Africa, ó en los bos- ques de la Australia; mientras la geología ha enseñado á leer al hom- bre en las capas de la tierra, las revoluciones por que al través de los siglos ha ido sucesivamente pasando, y los cambios experimentados por los reinos orgánico é inorgánico de la naturaleza, aunque bien pronto de ella se separan, la Paleontología animal, fundada por el gran Cuvier, y la Paleontología humana, ó Prehistórica, creación de Bou- cher de Perthes, como se separa también, de la Mineralogía, la Cris- talografía, á la que ha dado Weis base científica. La física, que se ha enriquecido con la teoría del calor mecánico, y la Química con la teoría de los átomos, desarrollada por Berzelius, es- tán de perfecto acuerdo en proclamar el principio de la unidad y conversión de las fuerzas, y que el movimiento vibratorio del éter, es luz, calor, electricidad y magnetismo, porque ese fluido etéreo cuya existencia demuestran, la difracción, en la teoría de las ondas, y la propagación de la luz en los espacios inter-planetarios, es la verda- dera causa de los efectos que se atribuyen al calórico, á la electricidad, al magnetismo, á las afinidades químicas, á la atracción universal. Los progresos de la Química se comprueban, entre otros descu- brimientos, con la clasificación de los elementos según su grado de atomicidad, iniciado por el profesor Frankland; con el descubrimiento de Davy de las bases metálicas de los álcalis y las tierras; con los de Andreus, Fait, y en especial los de Brodie, respecto á la constitución del ozono considerado como una forma alotrópica del oxígeno, y á las formas alotrópicas del carbono, con los importantes del profesor Gra- LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 141 han, sobre la hidratación de los compuestos, la transpiración y la di- fusión de los gases, y su condensación por los metales, y sobre el es- tado cristaloide y colloide de la materia, y con el reciente del profe- sor Andreus, ya citado, de que cada gas tiene su punto crítico de temperatura, bajo el cual se pueden condensar en líquidos, sin que sea posible conseguirlo, cualquiera que sea la presión á que se les sujete, arriba de dicho punto, lo que ha de conducirnos á la liquefac- ción de los llamados gases permanentes. Y la Medicina, que ha entrado en el grupo de las ciencias natu- rales, desde los trabajos de Wirchow, alcanza maravillosos progresos, estudiando con el auxilio del microscopio los imperceptibles micro- organismos, origen y causa de las enfermedades, y en lucha con los invisibles enemigos, poderosos en su misma pequeñez, que conspiran perpetuamente contra la salud del hombre, en su titánica lucha, como todo lo que vive, por la existencia, arrebata día por día víctimas in- numerables á la despiadada muerte, con el hallazgo de los microbios de la rabia, del farcino, del paludismo, de la difteria, del tétanos, por hombres como Pasteur, Roux, y tantos otros verdaderos bienhecho- res de la pobre humanidad. La precisión del diagnóstico, del que depende, sin duda, la cura- ción del enfermo, ha llegado á gran altura, y llegará mucho más, cuando se generalice la aplicación de los rayos X, portentoso descu- brimiento de este siglo, garantizando el éxito de las más arriesgadas intervenciones quirúrgicas, que hoy realiza el cirujano, proclamando con justicia el triunfo de la inteligencia humana, y la victoria indis- cutible de la cirugía moderna, para la que no existen, segura de sí misma, ni barreras, ni imposibles, ni temores, teniendo por auxiliar y compañera, la anestesia, por arma, el escalpelo, por agente, la diestra mano del operador, por segura prenda y garantía de éxito desde los tiempos de Lister, la más eserupulosa antisepsia. ? La Farmacopea se ha enriquecido con principios, antes descono- cidos, y la Botánica, cuyos horizontes, como los de la Zoología, se han ampliado con el perfeccionamiento del microscopio, ha contri- buído poderosamente á ello, constituyendo hoy una rama importan- tísima de la ciencia médica en todos los países del orbe. La aplica- ción de la electricidad, ya en forma de corrientes en las enfermeda- des de la médula y cerebro, ya en forma de los rayos Roentgen para 1 Algunos años después de escrito este trabajo se inauguró en el Hospital Mercedes de esta ciudad, al servicio de la Universidad, el Gabinete de Rayos X y Finsen, 4 cargo del Profe- sor Dr. Francisco Domínguez Roldán. (N. del A.) 142 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN la determinación del diagnóstico; el hipnotismo como medio curativo en las enfermedades mentales y nerviosas, de que son buena prueba los trabajos del eminente Charcot, muerto hace poco, por desgracia, para su patria, para la humanidad, y para la ciencia; los modernos estudios en Alemania y en Francia, conforme á las teorías microbió- ticas, para llegar á obtener el microbio de la tisis, del cáncer, etc., y en el Brasil y los Estados Unidos, para alcanzar el de la fiebre ama- rilla; el examen microscópico de las bacterias, y los análisis de la sangre y de la orina, como medios de diagnóstico; los recursos de poderosos antisépticos y arsenal operatorio, perfeccionado hasta el summum»; la preconización de la higiene, como eficaz preventivo de los agentes patógenos; la hidroterapia, considerada como medio cu- rativo en multitud de afecciones; la ortopedia, contribuyendo con sus grandes adelantos á la obra de la naturaleza, para corregir sus imperfecciones, enmendar sus extravíos, ó suplirla en lo posible, por la pérdida de miembros útiles é indispensables en el organismo hu- mano; todo ello, acusa el gigantesco progreso, tanto de la medicina, como de la cirugía, al terminarse este siglo de grandes descubrimien- tos y felices invenciones en las ciencias y las artes, que me hace me- ditar, hasta dónde llegará en su incesante labor esta humanidad de hoy, corriendo tras el más allá, sin detenerse jamás, y casi no dudo ya, de que sorprenda algún día el secreto de la vida, sin que, como Prometeo, tenga que pagar su audacia, arrojada sobre el Cáucaso, por los dioses iracundos, sino, antes bien, escuchando el hosanna de vic- toria, con que el mundo extremecido, consagra á los vencedores, en los torneos incruentos de la inteligencia humana. Si queremos explicarnos cómo el mundo ha progresado tánto, y la civilización de exclusivista que era se ha ido haciendo universal, la historia de este siglo nos dirá que la navegación por el vapor, aunque ensayada con éxito por el Marqués de Jouftroy, no fué creada realmente en sus condiciones prácticas, sino por Roberto Fulton, cuando el Clermont, por él construído, fué botado en New York, sobre las aguas del East, el 10 de Agosto de 1807; cómo los caminos de hierro, no llegaron á ser lo que son, hasta que el francés Seguin, no inventó la caldera tubular, en 1829; ni el telégrafo eléctrico, no obstante los trabajos realizados en el siglo pasado, lo que es hoy, hasta que, fruto de sus estudios, no creó Morse el aparato que lleva su nombre, para trasmitir á distancia el pensamiento. Que Niepce y Daguerre, descubren la fotografía, que perfecciona Talbot, con la fo- tografía sobre papel (1839) y Niepce de San Víctor sobre vidrio LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 143 (1847); Spencer, la galvanoplastia (1837); Fresnel y Arago, los fa- ros (1827); Winsor, el alumbrado de gas (1817), ensayado por Le- bon en 1785; Brewster y Konig, el estereoscopio; Secchi, el meteo- rógrafo; Howe, la máquina de coser; Cirus Field, el cable trasatlán- tico; Bell y Grower, el teléfono; Hugo, el micrófono; Edison, el teléfono de carbón, el megáfono, el fonógrafo, la pluma eléctrica, la lámpara incandescente; siendo la electricidad empleada como motor, la llamada á sustituir al vapor, en los caminos de hierro, en la nave- gación, en todas las aplicaciones de la industria y de la guerra, aspi- rando con Tesla y con Marconi á dominar en la tierra y en el cielo, con la invención del primero de una sorprendente máquina, que sin hilos conductores, valiéndose de la tierra y de la atmósfera, para completar el doble alambre del circuíto, pulverizará en minutos cuanto se oponga á su paso, y el hallazgo del segundo del telégrafo sin hilos, que acaba de funcionar á través de la Mancha, y sobre las aguas del Oceano, con brillante resultado, basado en el descubri- miento de Henri Hertz de Bom, de que la electricidad se propaga por ondulaciones, como la luz, y con igual velocidad, sin que las montañas, la nieve, la lluvia ni las alteraciones atmosféricas, estor- ben el paso del pensamiento humano, que en alas de la electricidad atraviesa el espacio por invisible ruta, proclamando el triunfo de la ciencia, al espirar el siglo diez y nueve. | Y en otro orden de ideas, la filosofía ha querido penetrar en lo íntimo de nuestro sér, sucediendo al sistema crítico de Kant, que se propuso matar el materialismo sin caer en el escepticismo, el subje- tivo de Fichte, el idealista de Hegel, el panteísta de Schelling, y el armónico de Krause; mientras de otra parte, y en contradicción con éstos, surgen sistemas, como el pesimista de Schopenhauer, niás conformes con la realidad de la vida, hasta que aparece en escena el positivismo fundado por Comte en Francia—por cuya influencia triunfó el materialismo que representa Biúichner—positivismo que fa- vorecido por el creciente desarrollo de las ciencias naturales, y por la teoría evolucionista del gran Darwin, ha llegado—prevaleciendo sobre el de lo inconsciente de Hartmann, que pretendía conciliar el idea- lismo alemán con las ciencias de observación—á imponerse en nues- tros días, bajo la forma del evolucionismo Spenceriano, para explicar, mediante la observación y la experimentación, por las leyes de la 1 Las escuadras inglesa é italiana se comunicaron por medio de él; y el mismo Marconi telegrafió al Herald desde el barco en que se encontraba, los detalles de la revista nayal en ho- nor de Dewey en el puerto de New York. 144 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN biología, el sér, la vida, la razón de cuanto existe y perdura bajo el firmamento inmenso, desde la materia bruta, hasta el pensamiento humano; desde las algas que arroja el Oceano en sus flujos y reflujos, hasta el luminar hermoso que hace fecunda la tierra con el fuego de sus rayos; desde los astros, cuya luz tarda siglos de siglos en llegar á nuestras lentes y á nuestras retinas, hasta los microscópicos seres, contenidos en lo infinitamente pequeño; desde la concepción mecá- nica del mundo y sús combinaciones de átomos, hasta el misterio de la generación en las plantas y animales; desde la savia que hincha las yemas de los árboles, y el perfume que se exhala de las flores, hasta la germinación universal de los seres, en el laboratorio inmenso de la gran Naturaleza. El Derecho, fuente de toda vida, alma de toda sociedad, base fir- mísima de todas las relaciones entre los hombres, evoluciona y se transforma bajo la influencia del tiempo y de los progresos alcanzados por la Filosofía, que abre en él inmensa brecha, sobre todo, en el an- tiguo y anacrónico derecho penal; y aunque no ha podido despojarse por completo del espíritu de aquella legislación romana, que reyivió en la escuela de Bolonia é inspiró las Partidas, al sabio legislador del siglo x111, porque después de todo, los principios en que ella descan- saba eran eternos é inmutables como fundados en la naturaleza hu- mana, dejó, sí, de ser un jeroglífico, velado para el vulgo y apenas perceptible para los iniciados en los misterios de la ciencia, é infil- trados de un nuevo y superior espíritu, llegó á realizar—por más que no creamos como creía Bentham en la perfección absoluta de los Có- digos humanos, —el ideal, perseguido por todos los pueblos, de la Co- dificación, consignando, los derechos y deberes que á todos los hombres nos asisten en las distintas relaciones de la vida, en una ley única, completa en sus manifestaciones, clara y sencilla en sus preceptos, ar- mónica en su conjunto, fiel expresión de la justicia, y conforme á las necesidades, sentimientos y aspiraciones de las sociedades modernas. Por su parte la Historia, dejó de ser la narración de los hechos, fundada en las tradiciones mutiladas y remotas, falseadas y revestidas á través del tiempo por la fantasía popular de nuevas formas opues- tas á la realidad de la vida y á la verdad de los sucesos; Champo- llion descubre la clave de la escritura jeroglífica de los Egipcios; Grotefend, la de los Asirios; y merced al descifre de los jeroglíficos Faraónicos y de las inscripciones cuneiformes de Asiria y de Cal- dea, fueron arrancados sus secretos á la misteriosa y enigmática ci- vilización oriental, distanciándose las fronteras de la Historia; se ex- LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 145 ploraron las ruinas de Nínive, de Troya, de Sibaris, de Chipre, y descubrieron los vasos etruscos. la necrópolis de Bolonia...; la inves- tigación de las más profundas capas terrestres, demostró la existencia del hombre cuaternario y del mioceno, y bajo la influencia del siglo, de este prodigioso movimiento científico, actuando sobre ella, de una parte la Paleontología, Arqueología, Estadística, Geografía y Filología, ciencias todas que han progresado en grado sumo, y de otra la Filo- sofía positivista representada por la teoría de la evolución de Spencer, se ha levantado por su extensión, su carácter filosófico-social, su uni- versalidad, á ser como vasta enciclopedia de todos los conocimientos humanos, cuyos horizontes se pierden y cuyos límites no se alcanzan nunca; hermosa rama desprendida del árbol de la Sociología, dentro de cuya esfera de acción, se halla comprendida la vida humana, cuyo desarrollo se estudia como un resultado de la evolución, que fundada en la libre actividad, se realiza en la religión, la moral, el derecho, la ciencia y el arte, constituyendo en definitiva, el progreso humano en todas sus manifestaciones, por lo que, no es ya sólo maestra de la vida, testigo de los tiempos y luz de la verdad, como decía Cicerón, sino según la frase feliz de un distinguido escritor cubano, «el drama secular de los conflictos de las razas, los pueblos, las civilizaciones, y en harmonía con la universal Naturaleza, un inmenso campo de batalla, la trágica y encarnizada lucha por la existencia >. Y el Arte se desarrolla, y con el arte el espíritu del hombre, que acomete y realiza obras que pasman y maravillan, por gigantescas y atrevidas; torres, como la de Eiffel; túneles, como el de San Gotardo; ferrocarriles, como el de Veracruz 4 México, el transcaspiano, y el trans-siberiano; puentes, como el de Brooklyn; canales, como el de Suez; en tanto, la Escultura, y la Pintura, llenan de obras inmorta- les, las salas de los museos; la Música, después de Beethoven, Bach y Mendelsohn, se engrandece cada día más con Meyerbeer y Rossini, Schumann y Thalberg, Chopin y Listz; y mientras los italianos pue- blan el espacio de admirables melodías con Pacini y Donizetti, Be- llini y Verdi, el coloso Wagner, sustituyendo lo sublime inteligible á lo bello sentimental, funda un nuevo sistema, todo él de armonía, instituyendo el drama-sinfónico del que son grandiosas muestras el Lohengrin y el Tanhauser. A su vez la Poesía corresponde en su carácter á la marcha de este siglo, que cuenta entre sus poetas á Keats, Byron, y Dickens en In- glaterra; Espronceda, Quintana, y Núñez de Arce, en España; Leo- pardi y Manzoni en Italia; Goethe, Schiller y Heine en Alemania; 146 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN Herculano en Portugal; Lamartine, Alfredo de Musset y Víctor Hugo, en Francia; Longfellow en los Estados Unidos; Sierra, Díaz Mirón, Gutiérrez Nájera y Peza, en México; Bello en Venezuela; y Heredia, la Avellaneda, Luaces, Plácido, Zenea, Milanés, en Cuba, la isla riente y hermosa del mar Caribe, la bella tierra de las palmas, me- cidas por las brisas del oceano, bajo un cielo purísimo y azul. Y ante este cuadro grandioso del progreso humano, realizado y alcanzado en la Política, en la Ciencia, en el Arte, en las costumbres, por la humanidad, en el siglo xIx, no extrañéis que vacile, y que fluctúe dudoso, si cantar sus maravillas, hoy que cargado de gloria, lanza sus destellos últimos, al hundirse en el pasado, como lanza el sol sus postreros rayos al sepultarse en el ocaso, ó saludar en su aurora á la Patria redimida de afrentosa esclavitud, y que con paso firme, sereno, ansiosa de libertad, se dispone á entrar muy pronto en el concierto de las naciones del orbe. Pero en esta sesión siempre solemne, trascendental é importante en grado sumo, porque no es la obligada ceremonia oficial, y como tal fría, y sujeta á las estrechas prescripciones de nuestra ley acadé- mica, sino la hermosa fiesta de la inteligencia que el primer centro docente de la isla, realiza en la Patria libre, abierta á todas las aspi- raciones legítimas, á todos los anhelos generosos, átodos los progresos del espíritu, en admirable consorcio y perfecta comunión de ideas, con los pueblos más adelantados y cultos de la América y de Europa, no me sería perdonado por vosotros, ni melo perdonaría á mí mismo, discurrir sobre un asunto científico ó literario, cuando nada existe, que nuestra atención reclame de un modo más imperioso, como el problema palpitante de nuestro presente incierto y nuestro oscuro porvenir; por lo que dadas mis aficiones históricas, y entendiendo, como entiendo, que hondamente preocupados por la suerte de la Pa- tria, nada puede interesar tanto al auditorio selecto que me dispensa el honor de prestarme su atención, como aquello que se relacione con el asunto vital de nuestra constitución como pueblo independiente, he resuelto discurrir sobre un tema interesante para todos los que identificados están con la aspiración suprema de los que derramaron su sangre por la libertad de Cuba, y ese tema es el siguiente: La In- dependencia absoluta como el ideal Cubano. No se me oculta, que no soy yo, pobre obrero de limitada inteli- gencia y escasos conocimientos, el más competente para tratar de un asunto que requiere la erudición del bibliógrafo y el talento del pen- sador; pero si una y otra cosa me faltan, sóbranme en cambio, amor LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 147 patrio en mi corazón, buen deseo en mi voluntad, recta intención en mi espíritu, y de esta suerte, aunque convencido de que supera á mis fuerzas la empresa que me he propuesto, y sintiéndome abrumado ante la magnitud del asunto y el recuerdo de los compañeros ilustres que por esta tribuna han pasado, la acometo decidido, confiado, so- bre todo, en la indulgencia que me habréis de dispensar, y que tanto necesito, ya que soy el último y más humilde de los profesores de este Centro de enseñanza. I Cuando se aproximan momentos tan críticos y trascendentales para nuestro país, como que en ellos, se decidirá de su suerte en lo futuro; cuando tras largo calvario se ve llegar el día tan esperado, por los que nunca desearon ni quisieron, para Cuba, sino su independen- cia absoluta; cuando el sueño de tanta gente generosa que por ese ideal luchó ó murió está á punto de convertirse en hermosa realidad; ya que hay, para nuestra desdicha, quien pretende contrariar las an- sias y los propósitos de la inmensa mayoría de este pueblo; ya que existen, quienes realizando suicida y antipatriótica obra, é invocan- do, como siempre, el interés del país, pretenden, si no contrarrestar abiertamente las tendencias dominantes, al menos, de alguna mane- ra anularlas, con la preconización de doctrinas que estiman salvado- ras, aunque no signifiquen otra cosa que el naufragio de todo lo más caro para nuestro corazón, de todo lo que amamos, de todo lo que queremos, y por lo que sufrimos en silencio y con resignación estoica, dolores que no tienen nombre, penalidades que no tienen semejantes, martirios que no encuentran expresión en ninguna lengua humana, la ruína y la miseria, la emigración y el destierro, la muerte en el campo de la lucha, y la muerte en el cadalso, paréceme conveniente, más aún, necesario, hacer ver cómo el anhelo de independencia abso- luta ha existido en nuestro pueblo, desde que allá, en los albores del siglo, iniciara su protesta contra el gobierno de España, sin que los rudos fracasos sufridos por los cubanos en sus varias intentonas para sacudir el yugo de la Metrópoli injusta, abatieran su espíritu batalla- dor é indomable, ni menguaran su entusiasmo, ni quebrantaran su fe; fe inquebrantable, sí, en el triunfo, trasmitida de unos á otros, de generación en generación, robustecida en la adversidad, acrisolada en el martirio, purificada en la gloria, bañada en la luz de la estrella que ha guiado á las huestes valerosas; fe, que nos ha sostenido, que cuando todo parecía perdido por la indiferencia del mundo y la des- 148 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN proporción de la lucha, dió resistencia al soldado de la patria y unió en estrecho, apretado haz, á todos los cubanos, esparcidos y dispersos sobre la faz de la tierra, porque siempre, y en todos los momentos, en medio de los mayores desastres, mirábamos flotando, allá lejana, deshecha por el plomo de cien combates heroicos, pero radiosa y triunfante, la tricolor bandera de la estrella, que simbolizaba, con la libertad y la independencia, la paz, la ventura, el honor, la gloria y la prosperidad de Cuba. AF El espíritu separatista, el amor por la independencia, es propio y natural de toda colonia que se siente vejada, explotada, por su me- trópoli, ya se trate de pueblos europeos, ó americanos, porque á me- nos que se haya envilecido, no hay ejemplo en la Historia, de agru- pación ó colonia que no acepte la lucha, para rechazar, como dijo el poeta, el rudo azote con resuelta mano, antes que consentir impasi- ble é indignamente en su ruína y su deshonra, aun segura de perecer en su empeño, teniendo como preferible la muerte, á permanecer unida á un Estado que la oprima, que la esquilme, que le imponga afren- toso yugo en nombre de leyes por ese mismo Estado forjadas, y que pugnen contra las superiores de la Naturaleza, y contra todos los sen- timientos de dignidad y de justicia. Cuba ofrece en este siglo, una serie de protestas, pacíficas las unas, revolucionarias las otras, que demuestran su virilidad y firmeza, así como su resolución de no sufrir resigenada, la intolerable opresión de los gobiernos de España, á extremo tal, que difícilmente se encontra- rá en la Historia otro pueblo, que con más tenacidad haya perseguido el ideal de alcanzar su libertad, ya por medio de la prensa y la tribu- na, ya por medio de las armas, —derramando á torrentes la sangre de sus mejores hijos en los campos de batalla, —cuando agotada su pa- ciencia, puesta á prueba por la opresión, la mala fe y la intransigen- cia de la Metrópoli soberbia, acudió desesperado, terrible en su justa indignación, á la guerra, como postrer recurso, para decidir de su suerte, y cambiar su ignominioso presente por un honroso y brillante porvenir. Los sucesos ocurridos en los comienzos de esta centuria, con la in- vasión francesa en España, año de 1808, no sólo trastornaron y deja- ron sin gobierno á la Península, sino que tuvieron gran influencia en los lejanos pueblos de la América Española. Aparte de que la idea de la independencia existía en todos esos pueblos, desde mucho antes, LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 149 porque es ley de la Naturaleza, que tarde ó temprano se cumple, ora se dé libertad á las colonias, ora se las mantenga bajo un régimen ab- soluto, había causas poderosas de desamor, más bien, de odio, hacia la dura Metrópoli, por lo que si bien en un principio, se mantuvieron leales, bien pronto se aprovecharon de aquella coyuntura favorable que se les presentaba, huérfana la Nación de su Rey, cautivo en Fran- cia, y entregada á las Juntas de Defensa organizadas con el objeto de salvarla en tan apurado trance, para levantarse en armas, y antes de que se reuniesen en 24 de Septiembre de 1810 las Cortes Constituyen- tes, y mucho antes de que éstas formasen la Constitución famosa de 1812, que les concedía derechos políticos, el fuego de la rebelión ha- bíase propagado por todo el continente americano. ? En tan terrible crisis nacional, la Isla de Cuba, no sólo se man- tuvo fiel á la Metrópoli, sino que aun la socorrió con sus caudales y la sangre de sus hijos, y ello se explica, porque gobernada liberal- mente, por hombres como D. Luis de las Casas, D. Salvador del Muro, Marqués de Someruelos, D. Nicolás Mahy y D. José Cienfue- gos, entre otros, apoyados y secundados por varones tan ilustres co- mo el Intendente Ramírez y el virtuoso Obispo Espada, no sentía la necesidad de romper los lazos que la unían á la Madre Patria, de quien no había recibido, hasta entonces, agravios, por lo que no le profesaba aversión ni odio, como las demás colonias del Continente. No es extraño, pues, que los agentes del Rey José fueran perseguidos y que uno de ellos hasta fuese ahorcado: D. Manuel Rodríguez Alemán. Sin embargo, de la misma manera que en México y en la Améri- ca del Sur, llegaron á organizarse juntas de defensa, con vista de los sucesos de España, juntas, que en casi todas las colonias, depusieron á las autoridades, modificaron las disposiciones gubernativas y vinie- ron á ser, al fin, verdaderos focos revolucionarios, no ocultando algu- nas como la de Caracas, su propósito de romper definitivamente con España; hubo un momento en que se pensó también en Cuba, en la 1 «Enun principio y al hundirse el trono de los Borbones, manifestaron todas las regiones de Ultramar, en favor de España, verdadero entusiasmo, conteniéndose 4 su vista los pocos que anhelaban mudanzas. Mas apaciguado el primer hervor y sucediendo en la Península desgracias tras de desgracias, cambió poco á poco la opinión, y se sintieron rebullir los deseos de independencia, particularmente entre la sociedad criolla de la clase media y el clero infe- rior. Verificóse el primer estallido sin convenio anterior entre las diversas partes de la Amé- rica, siendo difíciles las comunicaciones, y no estando entonces extendidas ni arregladas las sociedades secretas que después tanto influjo tuvieron en aquellos sucesos. El movimiento rompió por Caracas, tierra acostumbrada á conjuraciones, y rompió, según ya insinuamos, al llegar la noticia de la pérdida de las Andalucías y dispersión de la Junta Central.» (Toreno— Historia del levantamiento, guerra y revolución de España. ) 150 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN formación de una Junta Superior de Gobierno, tal vez por el peligro advertido por el Marqués de Someruelos, que entonces regía sus des- tinos, de que llegara á faltarle la autoridad y el prestigio, que real- mente no tenía, como representante y delegado de su Rey, cautivo en Francia, sobre todo, cuando la Infanta Doña Carlota Joaquina de Borbón, le pedía desde el Brasil, que se la reconociera por Regente de la América Española durante el cautiverio de Fernando VIT, cosa á la que no accedió el Marqués de Someruelos. Es evidente que si tal Junta de Gobierno, á la cual cooperaban 'ariados elementos de la sociedad habanera, se hubiese formado, no sólo habría llenado un vacío proveyendo á cuanto hacía relación á la vida civil y política de la Colonia, sino que habría al fin y á la postre producido, como en las otras regiones de la América, la independen- cia de la Isla. * Pero escrito estaba en el libro del destino, que Cuba permanecie- ra esclava mucho tiempo todavía, y que en vez de obtener su libertad, sin grandes sacrificios, aprovechando la crítica situación de la Metró- poli, enfrascada, á más de sus conflictos interiores, en las guerras de independencia, promovidas por todas sus colonias del continente, su- friese largo martirio, apurase hasta las heces el amargo cáliz de una explotación sistemática, y tuviese, para sacudir su yugo, que lanzar- se una y otra vez, á la más desesperada de las guerras, atrayéndose con su heroísmo, con su decisión irrevocable de ser libre, ó perecer en la demanda, la admiración del mundo, y la simpatía de la gran Nación Americana. Desde el sacudimiento profundo originado por la invasión fran- cesa en la Península, que despertó de su letargo al pueblo español, iníciase una nueva éra de libertad; y en conformidad con el principio de que las leyes y orden de Gobierno de Castilla y de las Indias, de- ben ser lo más conformes y semejantes que ser pueda, tuvo entonces Cuba, lo mismo que España, libertad de imprenta, Ayuntamientos electivos, Diputaciones Provinciales y representantes en Cortes. Es- to no obstante, y á pesar de que el cubano de aquella época, no percibía 1 Dicha junta, defendida por D. José de Arango y por Valle Hernández en su periódico El Centinela de la Habana, aunque solicitada por vecinos, hacendados, comerciantes y personas no- tables de esta ciudad, en memorial dirigido al Ayuntamiento el 26 de Julio de 1808, no llegó á reunirse porque aunque fué recibida con general aplauso, no tardó la intriga en fascinar la ig- norancia para presentar el proyecto bajo el colorido de una rebelión. El gran patricio D. Fran- cisco de Arango y Parreño, quien lejos de ocultar su participación en el proyecto, dijo siempre que agradecía que se le supusiera autor del mismo, fué señalado como insurgente, junto con D. José de Ilincheta, Conde de O'Reilly y D. Andrés de Jáuregui, mientras alguno de los ene- migos del primero obtenía, en premio de su adhesión, un título de Castilla, el de Marqués de Casa Ramos de la Fidelidad. LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 151 diferencias positivas y humillantes entre unos y otros súbditos del Rey Fernando; el ejemplo de los Estados Unidos, el que había ofrecido Francia con su revolución gloriosa, el de los mismos españoles que combatían en Europa contra el Capitán del Siglo, por defender la tierra nativa, y el más vivo y de mayor influencia de las insurrecciones de las colonias cotinentales, así como por otra parte la existencia de la esclavitud y sus horrores, como consecuencia de la trata de escla- vos africanos, todo ello hubo de conmover profundamente á la con- ciencia cubana, y disponerla con otras varias concausas, á la protes- ta, ora trabajando en silencio en el seno de “Los Racionales Caballe- ros”, Logia masónica fundada por los años de 1810, al decir de Se- dano, en sus Estudios Políticos sobre Cuba, ora acudiendo á la violen- cia, con los levantamientos de los negros en los ingenios de Puerto Príncipe, Holguín, Bayamo y Trinidad, en 1812, que costó la vida, entre otros, al moreno libre José Aponte. | Fs A partir de este momento, comienza á determinarse el antagonis- mo entre españoles y cubanos, creado de una parte por las modifica- ciones profundas que se hicieron en la gobernación de la isla, some- tiendo á sus naturales á un poder receloso y soldadesco, de otra, por la pérdida de toda esperanza de mejoramiento al entronizarse de nue- vo la reacción en la Península con el decreto funesto firmado por Fer- nando VII en Valencia, el 4 de Mayo de 1814, y las bayonetas de los cien mil hijos de San Luis en 1823 á las órdenes del Duque de An- gulema; antagonismo que llegó hasta la oposición irreductible, bajo el mando ominoso de Tacón. No hay que perder de vista, que al propio tiempo que Cuba había extraordinariamente progresado, —ensanchando su comercio, desde que, como consecuencia de la guerra con Inglaterra, renunció Carlos TIT á la mezquina política de sus antecesores, derogando los mons- truosos privilegios del monopolio concedido á los negociantes de Se- villa y Cádiz, habilitando trece puertos de España para que comer- ciasen con América, y concediéndole sostener relaciones directas con los países extranjeros, á lo que se agrega el fomento de la agricultura, merced al trabajo esclavo, por la existencia de la trata, reconocida 1 En 1810 lanzó Hidalgo en México el grito de Dolores. El 19 de Abril de dicho año, se levantó Venezuela, y días después Buenos Aires y Nueva Granada. Jefferson en sus cartas, asevera «que ya entonces dieron pasos los criollos españoles para lograr su independencia ». 152 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN hasta 1817, en que la suprimió Cienfuegos, tolerada después, para desgracia nuestra y mengua de la humanidad,—se aumentaba la po- blación blanca, á extremo tal, que siendo ésta de 96,000 habitantes en 1775, en que se hizo el primer censo, en 1841 ascendía á más de 418,000 atraída por las ventajas que Cuba ofrecía; y como es consi- guiente, vencidos y expulsados los españoles, así en México como en las colonias de la América del Sur, afluyeron en gran número á esta tierra siempre pródiga, siempre fértil, siempre rica, pero que de- bió parecerlo mucho más á los que, salvados del desastre, vieron en ella, con ardorosos ojos de codicia, la Jauja soñada, donde continuar su obra de explotación y de dominio, á la sombra del pabellón siem-= pre querido de la Patria. Tal vez sin la reacción absolutista de 1823, que inaugura la triste década en que acabaron de perderse para España todas las posesiones del continente americano, Cuba que prosperaba rápidamente en lo material y comenzaba á demostrarsus grandes aptitudes para los más arduos empeños de la inteligencia, con hombres como Varela, Saco, Arango, Govantes, G. del Valle, Santos Suárez, Escovedo, Romay, Caballero, Poey y Heredia, que ilustraron las ciencias y las artes, contribuyendo con Espada y Ramírez al progreso del país, no hubie- ra desesperado de obtener de la Metrópoli, remedio para sus males públicos, lanzándose á la aventura de una Revolución, que habría de encontrar su obstáculo, más insuperable, en el espíritu conservador de un pueblo rico, celoso de sus intereses, á quienes aquella heriría de muerte; pero, el espectro de la reacción, al asomar en España, hí- zole perder toda esperanza y pensar en redimirse de su áspera tutela, aprovechando el momento en que Bolívar, aspirando á realizar la li- bertad de todas las colonias del continente, tendía también una mano generosa á la gentil isla del mar Caribe; y abonado ya el terreno, ini- ciado el desafecto hacia los peninsulares, desde los serios conflictos promovidos entre éstos y los criollos, con motivo de las elecciones pa- 'a Diputados á Cortes, así en la capital como en Puerto Príncipe, en que por vez primera se oyeron los gritos de ¡mueran los godos! y ¡viva la independencia!, urdióse la célebre conspiración de los Soles y Rayos de Bolívar, descubierta al comenzar el mando del General Vives, por virtud de la denuncia de dos de los iniciados en ella: Ale- jandro Campos y José Dimas Valdés. A propósito de esta conspiración, la primera seriamente organiza- da con fines separatistas, dice el competente y erudito Doctor Vidal Morales, en su artículo Los Precursores de la Independencia; lo que si- LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 155 gue: (En las proclamas fechadas en el Cuartel General de Guadalu- pe, sobre los muros de la Habana, que Lemus dirigía álos habitan- tes de la Isla, calificaba de falsa y monstruosa la política de España en Cuba; decía que la distancia grande que separaba la Colonia de la Metrópoli impedía el establecimiento de un buen gobierno; se quejaba de la venalidad y corrupción de los empleados públicos, del desorden y de los fraudes en la Administración, de la impotencia del Gobier- no para la defensa de nuestras costas, donde se había presentado en grande escala la piratería; anunciaba el restablecimiento del despotis- mo en España, y por consiguiente el aumento de la opresión en esta tierra, y concluía exhortando á sus compatriotas, para que abrazaran su causa, que era la de la libertad é independencia de Cuba. * «En el procedimiento fueron comprendidas más de 600 personas y según el dictamen del fiscal D. Francisco Hernández de la Joya,— documento inspirado por la tolerante política de Vives—no eran esos solos los conspiradores, pues el mal había invadido toda la isla, á la manera que un caudaloso río en su avenida se extiende por dilatadas campiñas.» En efecto, en la Habana, Puerto Príncipe, Trinidad y Jamaica, existían varias asociaciones patrióticas en relación con las de New York, y que la conspiración era seria y hubiera llegado á tener brillan- te éxito, lo demuestra el hecho de que por ese mismo año de 1823, salieron de New-York para la Guaira, á bordo de la goleta Midas, va- rios patriotas cubanos, Betancourt Cisneros (El Lugareño), Aniceto Iznaga, y otros, con el objeto de entrevistarse con Bolívar y solicitar su apoyo para emancipar á Cuba, cosa que no pudieron realizar, por encontrarse el Libertador empeñado en la emancipacion del Perú, y que realizó José de J. Arango un año después, y el propósito firme del héroe de Carabobo, de arrojar á los españoles de las Antillas, para extinguir de una vez y para siempre, su dominación en América; con- cepción atrevida del grande hombre, cuya mente ardorosa soñaba con la redención de todos los oprimidos, cuyo amor á la libertad, le hacía mirar con dolor 4 los pueblos encorvados bajo un despotismo intole- rable, y que accidentes, de esos que parecen sin importancia, y que deciden á veces de la suerte de las naciones, malograron en flor, por más que no fuera indiferente entonces á la triste condición en que 1 El Jefe del movimiento era José Francisco Lemus y con él estaban Ignacio Félix del Junco, Andrés Silveira, Francisco Correa, Pedro Rojas, Juan Jorge Peoli, Pedro Pascasio de Arias, el Dr. Juan José Hernández y el impresor Miguel del Oro, que murieron, según se dice, envenenados, durante la sustantación de la causa; Martín de Mueses, el argentino José Anto- nio Miralla, nuestro gran lírico Heredia y otros muchos. 154 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN Cuba quedó por muchos años, la actitud asumida por Inglaterra y los Estados Unidos. * Inglaterra, que presta apoyo decidido al Liberta- dor para la emancipación de las colonias continentales del Sur, lejos de ayudar á Cuba, piensa en su posesión, y los Estados Unidos, que acababan de sentar el principio de la no intervención, con la famosa doctrina de Monroe, declarando que considerarían toda tentativa de parte de las Potencias europeas para extender su sistema á alguna porción de este hemisferio, como peligrosa para su tranquilidad y seguridad y que respecto á los gobiernos que habían declarado su in- dependencia, y la habían mantenido, reconociéndola ellos, después de maduras reflecciones, y conforme á los principios de justicia, no podrían mirar la intervención de un poder cualquiera con el fin de oprimirlas, ó de marcar de alguna manera sus destinos, sino como la manifestación de disposiciones hostiles á ellos, consignaron que en cuanto á las colonias y á las dependencias actuales de las potencias europeas, no habían intervenido, ni intervendrían en sus asuntos, y que su verdadera política era dejar á las partes contendientes á sí mismas, en la esperanza de que las demás Potencias, seguirían el mismo sistema. Cuba debía continuar siendo una posesión española, pues no otra cosa significa la línea de conducta que se trazó el Gobier- no de los Estados Unidos, revelada en la comunicación oficial de Mr. Forsyk, ministro americano en Madrid, 4 Mr. Adams, Secretario de Estado de la Unión en 20 de Noviembre de 1823; las manifestaciones del gran Henry Clay, y las instrucciones que dió en 1828 á los comi- sionados enviados al Congreso de Panamá, de las que se remitieron copias, á las dos Cámaras del Congreso, al terminarse la administra- ción de Mr. Adams. Fracasada la conspiración de los Soles y Rayos de Bolívar, á la que siguió la sublevación del oficial de Dragones D. Gaspar Rodrí- guez y ocho más, contra Fernando VII, al grito de ¡viva la Constitu- ción!, no secundada por el pueblo, España, recelosa, perdida la con- fianza que antes tenía en la fidelidad de Cuba, recrudeció su rigor, sometiendo la isla al despotismo militar, promulgando en contra del parecer del Supremo Consejo de Indias, la Real orden de 28 de Mayo de 1825, que otorgaba á los Capitanes Generales todo el lleno de las atribuciones que por las Reales Ordenanzas se concedían á los gober- nadores de las plazas sitiadas, y desde este momento, se hizo incom- 1 Según asegura el general Páez en su auto-biografía, el levantamiento de Bustamante en el Perú, obligó á contramarchar á las tropas que bajaban los Andes, para la expedición contra Cuba y acaudilladas por el mismo Páez, LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 155 patible con la dignidad del cubano la calidad de súbdito de un Go- bierno, que así respondía á las quejas, á las necesidades un día y otro expuestas con calor y elocuencia por sus representantes en Cortes, y por sus más ilustres varones; desde entonces, demostró el gobierno de la Metrópoli su espíritu de resistencia á toda aspiración liberal, por parte del pueblo de Cuba, lejos de seguir el ejemplo de Inglaterra, que después de la lección que recibiera con la pérdida de sus trece colonias de Norte América, cambió de rumbo en lo que respecta á su política colonial, oyendo las justas peticiones de sus súbditos, investigando la razón y el fundamento de su descontento, transigiendo con ellos, has- ta el límite compatible con la soberanía dela Nación, como son ejem- plo vivo, el Canadá y la Australia, países ambos florecientes, autóno- mos, casi independientes; España, que acababa de perder sus inmen- sas posesiones del continente, por su gobierno despótico y opresor, según opinión del célebre Conde de Aranda, testigo de mayor excep- ción, en su dictamen reservado á Carlos III, aconsejándole que se desprendiese de todas ellas porque irremediablemente tenía que per- derlas; fiel á su tradicional política, estableció el régimen absoluto, desoyó sistemáticamente la voz de la desventurada colonia, revistió de facultades omnímodas al militar que había de regir en lo futuro sus destinos, autorizó el caciquismo, y lanzó al país por la senda de las conspiraciones y de los levantamientos, única actitud, decorosa y digna, como legítima protesta, ante el lasciíate ogni speranza del tirano. ? No es, pues, extraño que los cubanos acariciaran por ese tiempo— año de 1825—el proyecto de libertar ásu patria, desde México, don- de se trabajaba con fervor en tal sentido, contando con el apoyo del presidente Guadalupe Victoria, ni que nuevamente conspirasen en favor de la independencia, en el seno de la Gran Legión del Aguila Negra, conspiración, que al igual de la anterior de los Soles, fué des- p) cubierta, en las postrimerías del mando de Vives, por denuncia que 1 «Dejo aparte el dictamen de algunos políticos, tanto nacionales como extranjeros, en que han dicho que el dominio español en las Américas no puede ser duradero, fundados en que las posesiones tan distantes de su Metrópoli jamás se han conservado largo tiempo. En el de aquellas colonias ocurren aún mayores motivos, á saber: la dificultad de socorrerlas desde Europa cuando la necesidad lo exige; el gobierno temporal de virreyes y gobernadores que la mayor parte van con el único objeto de enriquecerse; las injusticias que algunos hacen á aquellos infelices habitantes; la distancia de la soberanía y del Tribunal Supremo, donde han de acudir 4 exponer sus quejas; los años que se pasan sin obtener resolución; las vejacio- nes y venganzas que mientras tanto experimentan de aquellos jefes; la dificultad de descubrir la verdad á tan larga distancia, y el influjo que dichos jefes tienen, no solamente en el país, con motivo de su mando, sino también en España, de donde son naturales; todas estas cireuns- tancias si bien se mira, contribuyen á que aquellos naturales no estén contentos y que aspiren á su independencia, siempre que se les presente ocasión favorable.» (Informe reservado del Conde de Aranda al Rey Carlos III. 1783.) 156 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN hiciera D. José Julián Solís; y si de ésta salieron bien librados los patriotas, no tuvieron la misma suerte los camagiúeyanos Francisco Agiiero y Velazco y Bernabé Sánchez, que vueltos á la patria, de donde habían sido desterrados, con el propósito de reclutar gente pa- ra auxiliar los movimientos del exterior, fueron hechos prisioneros y ahorcados en la Plaza Mayor de Puerto Príncipe, en la mañana del 16 de Marzo de 1826, siendo su sangre la primera derramada, y sus nombres los primeros, en la lista inacabable de los mártires de la in- dependencia cubana. ? No tengo el vano propósito de escribir la historia de Cuba en este Siglo, ni este modesto trabajo tiene tales pretensiones; pero, aun li- mitado á sencilla exposición de algunos hechos, demostración cum- plida de que el pensamiento revolucionario, el ideal de la indepen- dencia, nunca estuvo muerto entre nosotros, decae mi espíritu y casi me arrepiento de haber acometido trabajo tal, propio de entendi- mientos más sólidos que el mío, sobre todo al llegar al período críti- co de nuestra historia política, durante el mando de aquel Procónsul memorable, cuyo nombre, no sé por qué se conserva entre nosotros, en calles, mercados, teatros y paseos; quizás, para que no olvidemos que á él debemos, con su feroz intransigencia, y odio profundo á to- do lo cubano, el antagonismo irreductible, al cabo, entre peninsulares y cubanos, que hizo necesaria, inevitable, la protesta pacífica, pero enérgica primero, y más luego la guerra cruel, desesperada, sin cuar- tel, con todos sus horrores, con todas sus consecuencias: la catástrofe para España, y la libertad é independencia para Cuba. Bien se ve que quiero referirme al tristemente célebre General D. Miguel Tacón, quien tomó el mando de Cuba como Capitán General de la misma, en 1834. Hablando de él, dice Saco en su colección póstuma: «Para juzgar á Tacón con imparcialidad en su gobierno de Cuba, es menester distinguir en él dos hombres diferentes: el hombre civil ó de la policía, y el hombre político. El primero persiguió el juego, los ladrones y otros delincuentes; y aunque en esto mismo atropelló muchas veces las fórmulas y las leyes, puede decirse que los resultados justificaron los medios, pues dió á los pueblos y campos una seguridad envidiable en el orden puramente civil. £l segundo fué el azote más cruel que pudo caer sobre Cuba, pues jamás ha pisado sus playas tirano tan espantoso. ? 1 Agúero produjo la muerte del verdugo al dejarse caer éste 4 horcajadas sobre sus hom. bros, por consecuencia de la fuerte sacudida que le imprimió lanzándolo desde lo alto á tierra. 2 Igual juicio le merece 4 Estévanez en su Historia de América, pág. 432, donde dice: «Prestó buenos servicios á la sociedad, persiguió el bandolerismo, restableciendo la seguridad en los LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 157 Apenas hecho cargo del mando de esta isla, comenzó Tacón su funesta obra, y si menguados derechos concedió á la Metrópoli el Es- tatuto Real, promulgado en 1834, ya puede calcularse cuán mutilados no aparecerían para Cuba, por la influencia de su jefe, quedándole empero el más importante de todos, el verse representada en los Es- tamentos de Próceres y Procuradores, que por aquel entonces se jun- taron. Pero contra esta representación desahogó el General Tacón todas sus iras, á fin de anularla para lo futuro. La Revolución de Ja Granja en 1836, había establecido la Consti- tución de 1812, y sabido es que ella declaró la igualdad de derechos entre los españoles de ambos mundos, y que todos ellos fuesen regi- dos por unas mismas instituciones; y aprovechándose Tacón del fútil pretexto de haberla promulgado el General Lorenzo en la provincia de Santiago de Cuba, que gobernaba desde 1835, á quien por su polí- tica templada y liberal profesaba implacable enemiga, presentóle al Gobierno de Madrid como un jefe ambicioso, que aspiraba á la inde- pendencia de Cuba, persiguiendo y desterrando al mismo tiempo, co- mo revolucionarios y cómplices suyos, á multitud de inocentes. No habíale sido posible, no obstante, al odioso Procónsul, evitar fuesen electos como Diputados, cuatro beneméritos cubanos, entre ellos, Saco, por él desterrado á los dos meses de su llegada á Cuba; Escovedo, al que salvó de correr igual suerte su nombramiento de Diputado por la Habana; y Juan Montalvo y Castillo, á quien juró la más encarnizada enemistad desde el día en que éste tomó la pala- bra en el Estamento de Procuradores, para denunciar sus violencias, por lo que trató, por los más impuros manejos, de impedir que salie- ra reelecto en 1836. ? campos y en los pueblos, ahorcando malhechores y corrigiendo abusos; pero con todo, fué un gobernante funesto: su política ahondó las divisiones entre cubanos y peninsulares, pues era suspicaz y absolutista.» 1 «El Capitán General acaba de cometer la mayor de las atrocidades políticas: sabiendo que el Ayuntamiento y sus adjuntos iban á reelegir 4 Montalvo, ha alarmado á la población sembrando en ella mil calumnias contra los Concejales, diciendo que habían tirado una línea divisoria entre peninsulares y criollos, porque no eligieron para adjunto á naturales de España, como si todos no fuéramos españoles, y como si los electores tuviesen obligación de consultar el gusto de nadie para elegir. Viendo que no podía amedrentar al Ayuntamiento ni ganar lealmente la elección, se ha valido de las más torpes y tiránicas medidas para conseguir su objeto: ha oído reclamaciones y tachas que sólo la Junta electoral debía decidir: ha disuelto esta misma Junta después de estar reunida: ha propuesto nominalmente las personas más pu- dientes de su parcialidad que deben ser elegidas para adjuntos de los regidores: ha excluído con la misma brutal arbitrariedad á otros, con frívolos pretextos, mezclándose él, dependiente del poder ejecutivo, en los actos y resoluciones de una corporación popular: ha pisoteado, en fin, en todos sus artículos más esenciales, la ley de elecciones, y ultrajado insolentemente á to- dos los vecinos de esta ciudad. Ahora formará su mamotreto, lo elevará al Ministerio y el Mi- nisterio á todo dirá amén, y le dará las gracias porque «nos ha salvado de una crisis espantosa 158 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN Y, sin embargo, era preciso anularlos. El hombre que había in- formado á la Metrópoli que aquí sólo se sentía desafección y odio ha- cia el Gobierno, y no se pensaba en otra cosa que en sacudir el yugo de la dominación española, que estableció el terror por sistema dego- bierno; que protegió descaradamente la trata; que creó por vez pri- mera un partido anti-cubano, y organizó el primer batallón de volun- tarios que existió en la Habana, llegó á temer que sonase su última hora de poder en Cuba, si aquellos íntegros patriotas, levantaban su voz en el seno de la representación nacional, y ante ese peligro, que iba á dar al traste con su despótica ambición, y su firme propósito de gobernar sin freno, y apoderarse, como vulgar rufián, de las cuan- tiosas rentas de Ultramar, apeló al—desde entonces—manoseado re- curso, de suponer al país envuelto en una formidable conspiración, aprovechando al efecto la circunstancia de haberse realizado las elec- ciones, al propio tiempo que el general Lorenzo promulgaba en San- tiago de Cuba la Constitución de 1812, para hacer creer al Gobierno que eran hijas de un partido independiente. A sus falsos informes se debió, que cuando los diputados cubanos electos por reiteradas ór- denes del Gobierno, | apresurándose á surcar los mares llegaron á Ma- drid, esperando sentarse en las Cortes allí congregadas, oyeron decir á ese mismo gobierno que los había convocado con urgencia, que en el Congreso español, no debían admitirse diputados, ni presentes ni futuros, por las provincias de Ultramar, las que debían ser goberna- das por leyes especiales. Semejante medida, por la cual fueron echa- dos, sin miramientos ni consideraciones, del Parlamento español, los ilustres patricios que, tan dignamente, ostentaban la representación de esta desgraciada tierra, fué el /nri que España puso sobre la cruz “en que Cuba, enclavada, agonizaba bajo la ferrea mano de Tacón; y éste, sin diputados cubanos que fiscalizasen sus actos, sin otro freno que su voluntad, ni otra ley que su capricho, sembró el terror y el espan- to, y con ellos el descontento más profundo en el país, á extremo tal, que en la sesión de las Cortes, de 9 de Diciembre de 1837, Olivan, que acababa de llegar de la Habana, se expresaba en estos términos: «Di- ré, pues, la verdad; pero no toda, porque es demasiado aflictiva.... Aquel jefe (Tacón) ha llegado por sus pasos contados á ser, no el Ca- pitán General de Cuba, sino el general de un ejército de conquista y y ha restablecido con su vigorosa energía el orden y la tranquilidad de la Isla», el orden y la tranquilidad que él solo ha intentado interrumpir, aconsejado de ruines que lo han convertido en instrumento de odios privados!!!...» (Fragmento de una carta de Domingo Delmonte á D. Salustiano de Olózaga, de 26 de Abril de 1836.) 1 Reales órdenes de 19 y 23 de Agosto de 1836. LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 159 ocupación; no el gobernador del país, sino el jefe de un partido, des- pués de haber desunido á los que antes eran hermanos....Sus facul- tades, como las de los Capitanes Generales de Puerto-Rico y Filipinas, son ilimitadas, omnímodas, las de un gobernador de plaza sitiada. Así es que en la Isla de Cuba, donde todo era paz, unión y alegría, todo es hoy inquietud, desunión y tristeza. Son muchas las familias que derraman lágrimas sin encontrar una mano que se las enjugue. No trazaré, señores, el cuadro de aquel país porque desgraciadamente no podría emplear sino colores bien oscuros: la discreción de los se- ñores diputados penetrará lo que no creo deber patentizar. Mas para hacer ver que no me apoyo en declamaciones, sino en hechos, voy á citar dos que son, entre los que ahora me ocurren, los que me parecen menos odiosos. Y ruego al Congreso crea, que por cada palabra que pronuncio, me quedan de reserva mil, y por cada hecho, cincuenta.» Menciona los dos hechos, y agrega: «¡Tal es el terror, tal es el grado de estupor que la inquisición política ha llegado á entronizar en un país, donde antes se pasaba tan agradablemente la vida! ¡Y esto lo he visto yo, lo he visto precisamente después de la creación de un ministerio especial, para el mejor manejo de los negociosultrama- rinos! Pero ese ministerio, por efecto de disfrutar de atribuciones, fué concebido en la debilidad, nació entre dudas, nació cadáver, y ese cadáver ha dejado establecer en Cuba el régimen de los Cemente- rios! | Las leyes especiales no fueron pues otra cosa que el medio artero de que se valió el Gobierno, para arrebatarle á Cuba los derechos po- líticos de que gozaba y someterla al despotismo ministerial, del que sólo se ha visto libre al cabo de medio siglo, por la fuerza de las ar- mas, á la que apelaron los cubanos, cuando se convencieron de que era inútil esperar nada de los Gobiernos de España, y estimaron, co- mo dijo en cierta ocasión solemne el Marqués de Halifax, refiriéndo- se á la Colonia inglesa de Massachusetts, que la vida no era digna de aprecio en un país donde la libertad y la prosperidad estaban á mer- ced de un déspota. ? 1 Se refiere al de Ultramar, creado entonces por virtud de la especialidad de gobierno decretada para Cuba, y que se acaba de suprimir, sin que se dieran jamás las leyes especiales, por consecuencia de la pérdida de todas las colonias para España. 2 «Nunca intentó el partido moderado lo que osadamente hizo el progresista en 1837. Efí- mero fué su poder, pues cayó en 1838; pero las terribles consecuencias de su obra pesan todavía sobre los pueblos de Ultramar. Deentonces acá, él ha vuelto dos veces al poder: una de 1840 4 43 y otra de 1854 á 56; mas en ninguna de las dos ha restituído sus derechos á las provincias que esclayizó, ni menos cumplido la promesa de darles leyes especiales. Estas fueron el nombre seductor que se invocó para alucinar á muchos diputados incautos que de otra manera no ha- 160 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN Relevado Tacón en 1838, fueron sus sucesores en el mando de la isla, los generales, D. Joaquín Espeleta y D. Jerónimo Valdés, bajo cuyos gobiernos respiró Cuba, sobre todo bajo el del último, que en- tre otras medidas favorables al fomento del país, dictó las que se re- firieron á la reorganización de esta Universidad Literaria. Sustituído por el General O*Donnell, nuevas desgracias afligieron al país, con motivo de la célebre conspiración de los negros, supuesta por el Go- bierno, y que fué bárbaramente reprimida, ensangrentándose así, por una ilusión terrible, gran parte de la Isla de Cuba. La cuestión de la esclavitud, de la odiosa trata, mantenida por el Gobierno aun después de los decretos aboliéndola de 1817 á 1820, fué siempre la más constante preocupación de los cubanos ilustres de aque- llos tiempos Luz Caballero, Saco, Escovedo, González del Valle, Del- monte, quienes desde el seno de la Sociedad Patriótica, trabajaron con fe y perseverancia, contra el infame comercio de negros, y en favor de la colonización blanca. Ya en 25 de Mayo de 1840, el gabinete inglés había mandado á su embajador en Madrid que pasase al gobier- no español una nota pidiéndole que ampliara las facultades de la Co- misión mixta, residente en la Habana, para que procediese á la pes- quisa y libertad de todos los negros introducidos en Cuba desde 1820, instancia que renovó en 7 de Diciembre de dicho año, á lo que con- testó el gobierno de Madrid en 20 de Enero de 1841, que siendo el asunto de muy grave naturaleza, debía oir antes de resolverlo á las autoridades de Cuba. Profunda sensación prodújose en la Habana, con este motivo, y no sólo la Junta de Fomento, la Sociedad Patrió- tica y el Ayuntamiento, informaron oponiéndose á las pretensiones británicas, sino que llegó á concebirse por los elementos peninsulares, el proyecto de emancipar á Cuba si la Metrópoli accedía á los deseos del Gobierno inglés. * brían votado contra los pueblos ultramarinos. En la mente de Argiielles Sancho y otros cori- feos del progreso, las leyes especiales nunca significaron la libertad sino hierro y cadenas para América. Yo no pertenezco á ningún partido de España, ni tampoco ereo en ninguno; y sólo empezaré á creer en aquel que empezare por los hechos. Hombres notables de todos los parti- dos cuando están en la oposición, claman contra el despotismo de Ultramar; pero luego que están en el poder todos marchan por la misma senda que sus antecesores.» (Carta de José Anto- nio Saco al Excmo. Sr. D. Antonio Cánovas del Castillo, Ministro de Ultramar, 1856.) 1 «Esa dependencia será perpetua (se refiere á la de Cuba á la Metrópoli) si se conservan los elementos de orden, que por fortuna existen en la inviolabilidad de las propiedades; será perpetua, cuando el gobierno ilustrado de España extienda su mano protectora á este país; y si sus habitantes han sabido resistir al ejemplo, y aun á las sugestiones de otros puntos de Amé- rica; si han sabido en defensa del gobierno, derramar su sangre é invertir cuantiosas sumas de pesos, no sólo en Europa, sino en las vecinas provincias de los que antes eran sus hermanos, no podrá haber temor alguno de que desmientan su acrisolada fidelidad, sino en el caso impo- sible en justicia que hayan de ceder á la imperiosa ley de su propia conservación.» (Exposición del ilustre Ayuntamiento de la Habana.—1841.) LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 161 Tal estado de cosas, proporcionó al Gobierno en tiempos del gene- 'al O” Donnell, los medios de suponer una vasta conspiración de los negros en 1844, quienes por esa época contaban con una gran mayo- ría de gentes que disfrutaban no sólo de desahogada posición y rela- tivo bienestar, sino de bienes de fortuna, constituyendo estas fami- lias la buena sociedad ó aristocracia de personas de color. Acabar con ella, y apoderarse de sus riquezas, tal fué el móvil que guió al funes- to gobernante, queno tuvo reparo en sacrificar al infortunado poeta Plácido, la más ilustre de las víctimas, el cual acusado de ser uno de los principales instigadores, fué reducido á prisión y condenado á muerte en la vecina ciudad de Matanzas; fatal sentencia, que al cum- plirse, convirtió en mártir al poeta, y le abrió, de par en par, las puertas de la inmortalidad y de la gloria. * * * El descontento cada día más profundo de los cubanos, iniciado en los tiempos de Tacón, culminó cuando la cultura de la Colonia, hizo intolerable el sistema de injusticia y reiterados ultrajes de la Metró- poli, y se hizo claro, patente, el propósito de no conceder las ofreci- das leyes especiales, cada día más necesarias por el progreso material del país. Hacía ya diez años que el régimen más tiránico y opresor, el régimen del sable, había ido labrando lentamente en las concien- cias, el desafecto, la antipatía, el odio, adquiriendo los cubanos el convencimiento de que los españoles influyentes en la política colo- nial, eran sus enemigos más implacables. Llegaron á temer que éstos le vendiesen á los ingleses, y dispusieran, sin su consenso, de la suer- te del país, de sus propiedades, intereses y familias; perder sus escla- vos, por la presión de Inglaterra, en momentos en que la propaganda abolicionista era inmensa y se había realizado la abolición de la es- clavitud en las Antillas inglesas, y la había proclamado la república francesa en 1848, y entonces el instinto de la propia conservación que existe en los pueblos, como en los individuos, decidió á muchos cu- banos á entrar en tratos con la vasto asociación, de espíritu esclavis- ta y conquistador, que llevando como símbolo de sus aspiraciones una bandera en que brillaba la estrella solitaria (The Lone Star), se había constituído en el Sur de los Estados Unidos, para realizar una políti- ca de invasiones y violencias, determinándose de este modo, debido á los mezquinos móviles de los intereses materiales, la aparición del partido anexionista—disgregado del liberal cubano, que persistía en la idea de la independencia; —partido que se propuso trabajar por la 162 ” EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN anexión de Cuba, á la gran República Americana, que acabada de en- sanchar su ya extenso territorio, en gloriosa y admirable campaña, por virtud de la guerra de México, con Texas, Nuevo México y California. A esta idea respondieron los trabajos de la Junta Cubana organi- zada en New York, después de la fracasada expedición de Worth por no haber permitido su salida de la Isla Redonda el Presidente Zaca- rías Taylor, y á pesar de la proclama por éste expedida en 11 de Agosto de 1849, oponiéndose á la empresa, continuaron los prepara- tivos para la expedición á cuyo frente se puso el General Narciso Ló- pez, quien acompañado de unos quinientos expedicionarios, desem- barcó á mediados de Mayo de 1850, en Cárdenas, ciudad desguarne- cida y cuyos defensores se le entregaron; pero el pueblo, lejos de responder á su llamamiento, se levantó contra los invasores, y des- pués de un sangriento combate, durante el cual, éstos atacaron la cárcel, incendiaron la casa del gobernador, y se apoderaron de algunas talegas de dinero, se reembarcó López con su gente en el vapor «La Criolla», con dirección á Key West. No desmayaron por este contratiempo los cubanos que en lo Es- tados Unidos trabajaban en favor de la anexión, y á pesar de que el General Quitman, y otros, comparecieron en New-Orleans ante el gran Jurado, acusados de haber formado parte de una expedición, quedando detenido el General en 3 de Febrero de 1851; á pesar de que á fines de Abril, Sullivan, Rogers y otros, fueron arrestados en New-York, habiendo embargado las autoridades el buque que tenían preparado; á pesar de que el Presidente Fillmore publicó otra procla- ma, exhortando á todos los buenos ciudadanos y hombres honrados, á que se opusieran por todos los medios posibles 4 una tentativa que no podía menos de manchar su reputación, dando lugar á las más funestas consecuencias; á pesar de todo esto, el atrevido jefe cubano Narciso López, consiguió burlar la vigilancia del gobierno, y el 3 de Agosto se hizo á la vela en New-Orleans, á bordo del vapor «Pampero», en compañía de varios cubanos y americanos, en número de qui- nientos hombres, aproximadamente, desembarcando en Playitas, cerca de Bahía Honda, y encaminándose á las Pozas, mientras Crit- tenden, su primer oficial, quedaba en el Morrillo, libró sangrientos combates en los que ciñó á su frente el laurel de la victoria; pero otra vez vióse abandonado por el pueblo, que no secundó sus esfuer- zOs, y dispersos sus soldados, casi solo, con unos cuantos de los suyos, que le seguían, cayó, al cabo de unos días, en poder de sus enemigos, LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 163 por la entrega que de él hiciera el infame Castañeda, y conducido á esta ciudad, sufrió la pena de muerte en garrote vil, el 19 de Sep- tiembre de 1851. * Por su parte Crittenden, y cincuenta de los suyos, hechos prisio- neros, habían sido traídos á la Habana, y fusilados y bárbaramente mutilados en las faldas del Castillo de Atarés, donde se ha izado cuarenta y ocho años después, ante que en ninguna otra fortaleza, la bandera americana. ¡Justa compensación, y legítima recompensa, que el porvenir reservaba á los hermanos y continuadores de aquellos valientes é infortunados paladines de la libertad de Cuba, que, noble y desinteresadamente, han cooperado, prestándonos el eficaz auxilio de su brazo poderoso, á que se realice, al fin, el sueño de tantas ge- neraciones de cubanos, con la absoluta independencia de la. Patria! * F* * Al par que las expediciones de López ensangrentaban los campos de la región Occidental, Camagúey, que desde fines de 1849 organi- zaba la Sociedad Libertadora, inició un movimento, francamente se- paratista, dirigido por el malogrado Joaquín de Agiiero y Agiiero, quien seguido de unos cuantos patriotas, proclamó la independencia de Cuba, el 4 de Julio de 1851, dando al pueblo un manifiesto, en que explicaba los motivos y el objeto de aquella revolución; pero la suerte, adversa en dicho año para todos los que lucharon por la liber- tad de Cuba, lo fué también para Agiiero, cuya vida se extinguió bajo el plomo homicida de sus implacables verdugos, al igual que la de sus compañeros, y que la de Armenteros, Echerri y otros, que se habían levantado en los campos de Trinidad para coadyuvar á la Re- volución, mientras que de Oriente, Centro, y Occidente, salían por orden del sanguinario General Concha, que aspiraba á que reinase en Cuba la paz de Varsovia, esto es, la paz de los sepulcros, centenares de cubanos deportados á los presidios de Ceuta. Las aventuras y desastres que terminaron con la ejecución de Narciso López, si bien no entibiaron el ardor patriótico de los perse- verantes cubanos, que continuaron conspirando y muriendo con estoica resignación, en los cadalsos, como lo prueba la conspiración de la Vuelta Abajo, y la ejecución del desgraciado Facciolo en esa esplanada de la Punta, donde murieron también Pintó, Estrampes, los mártires del 71, hijos queridos de esta Universidad, y tantos otros, por lo que debiera elevarse en ella modesto monumento, que perpetuara sus 1 Castañeda pagó con su vida tan cobarde acción, el 12 de Octubre de 1854. 164 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN nombres, salvándolos del olvido y de la indiferencia del mañana, sí dieron orientación distinta á los anhelos de la población cubana; la tendencia anexionista, con tanta fuerza manifestada durante los años de 1847 á 1851, entre los cubanos que residían en los Estados Unidos, pues en Cuba el pueblo fué siempre hostil á ella, fué sustituída por otra que, sin intermitencias ni desmayos, ha sintetizado desde enton- ces la sola aspiración de los cubanos, y fuera de la cual no pensaron encontrar jamás, ni remedio para sus males, ni solución para sus pro- blemas, ni satisfacción para sus almas, ni decoro ni gloria para Cuba, y esa tendencia, bien lo sabéis, fué la tendencia separatista, con la Revolución como único medio, y como fin supremo, la absoluta in- dependencia de la Patria. Mucho debió contribuir á semejante cambio de la opinión cubana, la actitud observada por el gobierno de Washington, durante las ten- tativas de López y sus compañeros, cuyo desgraciado fin dió motivo al New York Herald para asegurar que aquí no había espíritu revolu- cionario, y aconsejar á sus compatriotas que se abstuviesen de conti- nuar auxiliándonos; así como por otra parte, sus declaraciones ter- minantes, en la notable carta que en 1852, dirigió Mr. Everett, á la sazón Ministro de Estado, al Conde de Sartiges, Ministro de Francia, á propósito de la invitación que al gobierno de los Estados Unidos hicieran Inglaterra y Francia, para tomar parte en un convenio, por el cual, las tres potencias debían renunciar por entonces, y para lo futuro, á toda tentativa que tuviera por objeto apoderarse de la Isla de Cuba, comprometiéndose asimismo á oponerse á todo proyecto que, con este fin, formara cualquiera de las demás potencias. * En este importante documento, si bien por una parte rehusaba el Gobierno americano, de un modo explícito, todo compromiso que significara una renuncia á la adquisición de la Isla de Cuba, que en lo futuro podría tener lugar, por otra parte, al rehusar respectuosa- mente la invitación de Francia é Inglaterra, afirmaba el derecho de España á la quieta y pacífica posesión de su Colonia. «No es de pre- 1 tonto López Prieto en su Parnaso Cubano, atribuye al Sr. José Luis Alfonso y García de Medina, Marqués de Montelo, el proyecto de un tratado que debía celebrarse por España, Inglaterra y Francia, por el cual se comprometía la primera á dar á Cuba, dentro del término de un año, una constitución semejante en su espíritu á la del Canadá, y á declarar la abolición de la esclavitud en todos los dominios españoles, sin indemnización á los amos, ála conclusión del presente siglo. Inglaterra y Francia garantizarían á España por el mismo espacio de tiem- po la tranquila posesión de esta Isla contra toda invasión del extranjero y toda insurrección de blancos ó de negros en su interior; proyecto que á punto de realizarse, según él, fracasó, porque habiendo sustituido 4 Lord Palmerston, Lord Malmesbury, éste evadió su consecución proponiendo á su vez que se invitase á los Estados Unidos á concurrir al tratado, á lo que se negó el Gobierno Americano. LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 165 sumir tampoco, decía, que España interprete desfavorablemente nues- tra contestación, antes bien, por el contrario, las declaraciones que hacemos en la presente nota respecto á nuestras ideas acerca de la Isla de Cuba, son una garantía, la única que podemos dar constitucio- nalmente, de que los Estados Unidos, así como Francia é Inglaterra, no desean molestar á España en la pacífica posesión de su Isla. Y si tales declaraciones, debieron necesariamente hacer ver á los cubanos que ningún apoyo material, ni moral, podían esperar en aquel entonces del gobierno de los Estados Unidos, ni aun para rea- lizar la anexión, hubieron de perder toda esperanza ante estas otras esplícitas y terminantes de la propia carta á que venimos refiriéndo- nos: «las opiniones de los hombres de estado de América han dife- rido en todos tiempos y en diversas cireunstancias, en cuanto á la conveniencia de que Cuba perteneciese á los Estados Unidos. Por lo que hace á la cuestión de territorio y de comercio, esa isla sería para nosotros una gran adquisición, y aun en ciertos casos podría conside- rarse como esencial á nuestra propia seguridad; mas á pesar de todo, por razones domésticas, en cuya explicación no parece oportuno en- trar ahora, el Presidente cree que incorporar la Isla á la Unión en los actuales circunstancias, awun cuando fuese con el consentimiento de España, sería una medida peligrosa, considerando además que su adquisición por la fuerza, sin mediar una justa guerra con España, sería un mal para la civilización de la época.» En igual sentido se expresó el Presidente Fillmore en su mensaje á las Cámaras, el lunes 6 de Diciembre de aquel año. “Si esa isla contase, decía, con pocos habitantes ó estuvieran éstos relacionados con nosotros por el lenguaje ó las costumbres, yo consideraría la ad- quisición de Cuba, en el caso de que España nos la cediera, como muy ventajosa; pero en las actuales circunstancias creo que incorpo- rarla á los Estados Unidos sería peligroso, pues se introduciría entre nosotros una población de muy opuesto carácter, que habla un len- guaje muy distinto, y que por lo tanto no armonizaría con nuestro pueblo. Esto perjudicaría además, probablemente, álos intereses in- dustriales del Sur, y acaso renovara también esos conflictos entre nuestras diversas ciudades, que últimamente pusieron en peligro á la Unión y que por fortuna pudieron reprimirse. ! La tendencia separatista, siempre viva en la conciencia del pueblo cubano, por tales cireunstancias, llegó 4 predominar sobre toda otra, 1 Esto no obstante, parece cierto que bajo la presidencia de Polk se ofreció á España comprar la Isla de Cuba por cien millones de pesos; pero ésta no quiso escuchar proposiciones. 166 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN y tanto la Junta Cubana, constituída en New York, como las varias delegaciones esparcidas en el territorio de la Unión, estaban en ínti- mo contacto y sostenían estrechas relaciones con la junta de la Ha- bana, presidida después de la muerte del ilustre jurisconsulto Ana- cleto Bermúdez, por don Ramón Pintó, y cuando todo se encontraba preparado para un golpe decisivo y se habían terminado los prepara- tivos para la expedición que debía mandar el General Quitman, em- prendió éste un viaje á Washington, bajo el pretexto de que tenía que conferenciar con el Gobierno, y mientras tanto, descubierta en la Habana, por virtud de una miserable delación, la bien urdida cons- piración, se abrían, para los desdichados cubanos las cárceles y los presidios, y las regiones de la inmortalidad y de la gloria para el ca- talán Pintó y el gallardo Estrampes, que, con diferencia de días, su- bieron arrogantes las gradas del cadalso, para morir por la causa de la independencia de Cuba. «y Aunque tan rudo golpe no abatió la fe en el ideal, la perseveran- cia en el trabajo noble y grande de libertar á la patria esclavizada, con nuevas tentativas revolucionarias que no tuvieron éxito, sucedió á tan colosal esfuerzo, malogrado en tan inmenso fracaso, el natural marasmo, el desaliento, la duda de obtener por tales medios el logro de todas las aspiraciones del país; y necesitado éste de reposo, á la manera que tras el heroico esfuerzo de los diez años, surgió el partido autonomista como representante y vocero de la opinión del país cu- bano, dentro de los procedimientos pacíficos, así surgió también en aquel entonces, con idénticos propósitos, y como éste confiado y ere- yente en la sinceridad de la Metrópoli, el partido reformista. No teniendo nada que esperar de los Estados Unidos, á la sazón perturbado profundamente con la famosa guerra de secesión; desalen- tada, al ver fracasados todos sus planes para realizar la independen- cia de la isla, y sacrificados tantos hijos ilustres por tan sublime ideal, la sociedad cubana volvía otra vez la vista á la Metrópoli en demanda de aquellas reformas ofrecidas solemnemente desde 1837, y en ver- dad que nunca, como entonces, pudieron tener los cubanos la espe- ranza de ver alborear tiempos más venturosos y felices, ni tener más fe en la justificación, cordura y sinceridad de España, ya que ésta, advertida del incesante clamoreo de este pueblo, en solicitud de tras- cendentales reformas, desde la época que tuvo el mando supremo de la isla el Duque de la Torre, bajo cuyo mando tolerante y benéfico LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 167 prosperaron los intereses materiales de la isla y se desarrolló la ten- dencia reformista, que representaba el Conde de Pozos Dulces, José Q. Zuzarte, y otros cubanos distinguidos, se decidió 4 convocar la cé- lebre Junta de Información, siendo Ministro de Ultramar el señor Antonio Cánovas del Castillo; junta que constituída por comisiona- dos enviados por las Antillas y otros designados por el Gobierno, ha- bría de informar á éste de todo lo que al país convenía. La brillante representación antillana cumplió como buena, presentando luminoso informe en que se consignaban todas las aspiraciones liberales de Cuba y Puerto Rico, proponiendo la gran reforma política que en su concepto exigían la justicia y conveniencia nacional en el Gobierno de las Colonias; pero sucedió lo de siempre: sus esfuerzos se estre- llaron ante la inercia y la mala fe de los comisionados del Gobierno, y caído Cánovas, su sucesor en el Ministerio disolvió sin escrúpulos de conciencia la comisión, y libre ya de tan enojosos huéspedes, no contento con aquella afrenta que se hacía á ciudadanos respetables, á quienes se había llamado para luego representar con ellos la más indigna comedia, añadió al atropello, la burla, pues que de todas las reformas pedidas no se concedió ninguna, y en cambió se impuso un recargo en la tributación, cuando contra ella habían reclamado todos, declarándose por el Ministerio de Ultramar, con el mayor desenfado, que tal impuesto directo había sido recomendado por los mismos co- misionados cubanos. ! Decidamente la Metrópoli retaba á su colonia á que se sublevara, porque era necesario estar ciego para no ver que aquel desengaño col- maría el descontento, aun de aquellos que de buena fe habían abra- zado la causa de las reformas, y pondría un límite á la paciencia del pueblo cubano, que, como todo pueblo pisoteado, se lanzaría al cabo, por ley natural é incontrastable, á la Revolución, ya que no se encon- traba todavía absolutamente envilecido, para alcanzar por la razón de la fuerza, lo que se había negado á la fuerza de la razón. Y nada podría impedirlo, ni aun la prosperidad del país, en aquel entonces, su opulencia, sus riquezas materiales, debidas á sus fertilísimos terre- nos, á los brazos africanos que los cultivaban, á la excelencia de sus frutos y á los buenos precios que tenían en los mercados extranjeros, porque los que imaginaban que el pueblo cubano sólo pensaba y se ocupaba en los intereses materiales, y esto bastaba á satisfacer su espí- 1 Constituían esta Junta como enviados por Cuba y Puerto Rico, Tomás Terry, Conde de Pozos Dulces, Agustín Camejo, José Julián Acosta, José A. Saco, José M. Angulo y Heredia, José Morales Lemus, José Antonio Echeverría, Nicolás Azcárate, Calixto Bernal y otros. 168 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN ritu, se engañaban—como se engañan también los que creyendo que la patria se cifra en esos inteseses materiales, le hacen traición aun después de nuestra heroica jornada—pues se olvidaron de que los pueblos no pueden vivir sin dignidad, y que no había dignidad donde imperaba el despotismo, no pueden vivir sin libertad, y ésta era in- compatible con los privilegios y la esclavitud, no pueden vivir sin personalidad propia, y esto no podía ser, no se concebía, mientras existiesen, como existían, de un lado opresores, y de otro lado opri- midos. Al estado de incertidumbre del país, acerca de su porvenir, á la desesperación de todos los cubanos, ante el fracaso de la junta de in- formación, se unía para determinar lógicamente el movimiento revo- lucionario, la preparación de una brillante juventud, por aquel hom- bre modesto y extraordinario, grande por el espíritu, grande por la inteligencia, grande por el corazón, grande por sus virtudes, grande por el sacrificio y la abnegación, al decir del ilustre Pozos Dulces, que consagró su existencia, todas las facultades de su alma, todas las potencias de su espíritu, toda la actividad de su cuerpo, al noble apos- tolado de la enseñanza, y que inculcó en sus jóvenes discípulos, con la luz de la ciencia, la inspiración sublime, el anhelo consciente y vi- ril de redimir á la Patria; y ese hombre humilde, ese sabio maestro, cuyo nombre está en todos vuestros labios, al que los gobiernos de España jamás perdonaron su crimen, y para el que no tuvieron, hasta después de su muerte, sino recelo y excecración, | fué José de la Luz Caballero, nuestro inmortal Don Pepe, á cuya memoria consagro des- de esta tribuna, en este acto solemnísimo, y en nombre de esta Uni- versidad, la flor de este recuerdo, como sentido homenaje de gratitud * y veneración, al filósofo, al maestro y al patriota. Y un día, memorable en los fastos de nuestra historia, el 10 de Octubre de 1868, en un modesto pueblo de la región oriental, levantó y desplegó un hombre valeroso y escepcional, seguido de otros no me- nos valerosos y decididos que él, la bandera de la Patria al grito de independencia, desafiando á la Metrópoli, é iniciando el movimiento insurreccional, que secundado por Camagiiey y las Villas, convirtióse, al fin y á la postre, en espantosa conflagración, poniendo espanto en los hombres de gobierno de España, á la sazón envuelta en la Revo- lución de Septiembre, que echó á rodar el trono y derribó del poder al partido moderado. 1 Si se quiere ver confirmado este juicio, léase el preámbulo de D. Ramón María de Arais- tegui al plan de Estudios de 1871. LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 169 Si los cubanos no hubiesen demostrado desde principios del siglo su anhelo de independencia; si no tuvieran entre sus glorias más le- gítimas tantos mártires ilustres, desde Agiiero hasta Pintó; si no hu- bieran protestadóo, una vez y otra, contra la tiranía de los gobiernos de España, ya por medio de la prensa, ya por medio de las armas, desde los tiempos de Vives hasta los tiempos de Concha; si la historia no acusara su decisión, su heroísmo, su constante batallar por rom- per los eslabones de su pesada cadena, sus agonías, sus sacrificios, su martirio, su interminable calvario en pos de la libertad, que es la vida, y de la independencia, que es el honor y la dignidad de los pue- blos, bastaríale registrar en su tristísima, pero sin igual historia, esa década admirable, en que unos cuantos patriotas, abandonados del mundo, sin más norte que su fe, en lucha contra el egoísmo, la indi- ferencia, el interés, la traición, firmes en su propósito de ser libres ó morir, sin que el hambre, ni la sed, ni horribles penalidades quebran- taran su voluntad ni entibiasen su patriotismo, sostuvieron guerra á muerte con la nación opresora, envuelta en serios trastornos interio- res, pero, así y todo, poderosa, y que debilitaron y desangraron de tal modo, que la hicieran apelar á prudentes transacciones para po- ner fin al conflicto de su colonia rebelde; y si los hados le fueron ad- versos, no sólo entonces, sino cuando de nuevo se lanzaron á la Jucha, consumándose la ruina de tan brillante como heroica generación, na- die, sin cometer una injusticia, podrá negar que la relativa libertad de que gozó Cuba después del pacto memorable del Zanjón, si el ne- gro llegó á ser libre y el blanco no pareció un esclavo, como dijo en uno de sus discursos admirables nuestro ilustre Sanguily, y ambos tuvieron el derecho de protestar y de quejarse, y el país entero pudo alzar su frente, entre tantos pueblos libres de este hemisferio; lo que entonces fuimos y lo que hemos llegado á ser, lo debemos “á aquel poderoso impulso inicial, á los que padecieron y murieron en aquella década fulgurante, pronunciando como el de una madre el nombre bendecido de Cuba». * Estévanez, historiador español y por lo tanto nada sospechoso, afirma á propósito de esta guerra, que sin la revolución española de Septiembre, vencedora en Alcolea, que significaba el triunfo de las ideas democráticas, y que hizo confiar y esperar á muchos se haría justicia á los cubanos, la isla de Cuba se hubiera perdido para España. «La historia de la guerra—dice—no cabe en este libro. Sólo dire- 1 Discurso pronunciado por Manuel Sanguily en La Caridad del Cerro, la noche del 21 de Junio de 1888. 170 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN mos que fué tan penosa como sangrienta y larga... Los separatistas, á su vez, combatieron con tesón elevándose algunos á la altura de gigantes...» Y ei hicieran falta otros testimonios de españoles, respecto al va- lor, al heroísmo y la perseverancia de los cubanos, demostrados en aquella guerra sangrienta, ahí tenemos el del General Martínez Campos, y el de D. Juan Valera, continuador de la Historia de España, escrita por D. Modesto Lafuente. «Se creía antes—escribía el primero á D. Antonio Cánovas del Castillo en 19 de Marzo de 1878—que el ca- rácter de estos habitantes no era propio para la guerra; tanto el blan- eco, como el negro, nos han demostrado lo contrario. . y si entre ellos no hay grandes generales, hay lo que se necesita: notables guerrille- ros.» Y en pleno Congreso Español decía el propio general estas palabras: «El día en que se escriba la epopeya de Cuba, cuando ya no haya pasiones, tanto para los cubanos como para nosotros, será una de las páginas más gloriosas que puedan escribirse .» - (De ardiente y exquisita imaginación los cubanos—dice Valera— podrán ser constantes en sus propósitos, y no les arredrarán, como no les han arredrado, los mayores sacrificios ni la muerte. .» Sí; abnegados, valientes, perseverantes, tenaces, eso fueron los cubanos que desafiaron el poder de la Metrópoli obcecada, y supieron mantener, por tantos años, viva la fe, latente la protesta, ardiente la lucha portentosa y desigual, haciendo ver al mundo, indiferente y egoísta, con el sacrificio por ellos realizado de sus vidas y sus hacien- das, cómo se moría por la libertad y por la patria. ¡Diez años! ¡Cuánto heroísmo, cuánto valor, cuánto sacrificio, cuánto martirio representa ese esfuerzo colosal de nuestro pueblo! Plumas mejor cortadas que la mía contarán sus hazañas temerarias al recoger los hechos esparcidos de su historia que deberán grabar en la memoria nuestros hijos, para que sepan, al registrar sus páginas gloriosas, el legado de sangre y lágrimas de aquella generación bri- llante que sucumbió abrazada á su bandera, sin contemplar á lo lejos siquiera la tierra de promisión; para que aprendan, que si la patria ya es libre, si ya no pesa sobre ella la oprobiosa tiranía que hacía 1m- posible la vida en ella con honor y dignidad, débese, tanto á los que, con más fortuna, han combatido en la jornada postrera, con arrojo, patriotismo y abnegación ejemplar, como á aquellos, que abonaron con su sangre y blanquearon con sus huesos, perdidos y desparrama- dos en los montes y sabanas, los campos, siempre feraces y hermosos, de la bella tierra que, ceñida de espumas, se adelanta á la entrada del LA INDEPENDENCIA 'ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 171 golfo mexicano, pidiendo un puesto que ha conquistado, y que merece, entre los pueblos libres del continente americano. * IS Terminada la guerra el 10 de Febrero de 1878, no por el ven- cimiento de los cubanos, sino por un convenio, el célebre pacto del Zanjón, Cuba, ansiosa de paz, desanerada, exhausta, entró en una nueva era, disponiéndose á ejercitar sus derechos políticos y cons- titucionales, en el seno de la representación nacional, cuyas puer- tas de nuevo se le abrían, desde el despojo de que fué víctima en 1837. Ya dejo dicho que no estoy escribiendo la historia de Cuba, para lo que me faltan dotes y conocimientos, ni se presta además á ello la índole de este diseurso; pero no puedo menos de consignar aquí, que aquel pacto del Zanjón, que el general Salamanca cali- ficó de indigno y deshonroso, y el más funesto y despreocupado de los políticos españoles, de hoja de parra lanzada á una insurrec- ción agonizante, para cubrir su vergienza, fué, por parte de la Me- trópoli, un engaño, ya que por él, todo lo que á Cuba se le concedía, era las condiciones políticas, oreánicas y administrativas que dis- frutaba la isla de Puerto Rico, y á la sazón ésta no disfrutaba— como tal vez creyeron los cubanos que pactaron—las leyes á ella llevadas por la Revolución de Septiembre, porque desde 1874, en que el general Sanz, con plenas facultades y poderes del Gobierno de Madrid, las suspendió todas, con excepción de la que se refería á la abolición de la esclavitud, y puso la isla en estado de sitio, lo que en ella reinaba era la arbitrariedad, el despotismo, la voluntad omnipotente del Gobierno, solamente contrarrestada, en apariencia, por la representación en Cortes, único derecho político de que go- zaba; por donde claramente se ve, que si hubo engaño y deshonra, fué por parte de quien impotente para vencer por la fuerza, transi- ge á sabiendas de que no existe lo que ofrece, é impenitente para el mal, mixtifica, apenas nacidas, las concesiones del pacto, creando unas nuevas condiciones políticas, orgánicas y administrativas, ins- piradas en el más puro reaceionarismo, para perseverar, aunque bajo nueva forma, en el empeño vano de asegurar para una oligar- quía ensorbecida, la explotación desenfrenada de la infeliz y des- venturada colonia. Si la guerra había sido producida por la funesta política de los gobiernos de España, empeñados en desoir y desdeñar las quejas y 172 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN los clamores de los sufridos colonos; si ella no había significado, en realidad, otra cosa que el supremo recurso de la desesperación, á que apelara un pueblo injustamente maltratado y escarnecido, pa- recía lógico que España, ya que tuvo la fortuna de conservar su soberanía sobre Cuba, tras una guerra de diez años, en condiciones muy difíciles de su existencia nacional, se apresurase á enmendar sus desaciertos, á corregir sus errores, á rectificar su política colo- nial, basándola en un amplio y sincero espíritu de libertad y ex- pansión, ya que no inspirada en el beneficio del país cubano, mi- rando, al menos, por su propia conveniencia, pues era seguro, que los que una vez se habían levantado, haciendo valer por las armas su derecho, volverían á hacerlo tantas veces cuantas fuese necesa- rio, porque así lo exigiesen los sagrados intereses de la patria; pero esa conducta, que fué la seguida por Inglaterra, después de la lec- ción que recibiera con la pérdida de sus trece colonias americanas, hubiera revelado lo que siempre le ha faltado á la nación española, previsión, clarividencia, verdadero y exacto sentido de la realidad; y así, dominada que fué la insurrección, desarmado el país cuba- no, segura de su fuerza y su poder, no encontró otros medios de le- vantar á Cuba del estado de postración y miseria en que la había dejado tan larga y desatrosa contienda, sino volviendo, como dice CELE el señor Estévez y Romero, en reciente y magnífico trabajo, “á aplicar sus viejos sistemas, es decir, los mismos que habían produci- do los males que habían llevado á Cuba á la situación en que se encontraba””. 1 Y no es que faltaran voces autorizadas é imparciales, que le in- dicasen la única senda que debía seguir y le advirtiese los peligros á que, de no hacerlo, se expondría; buena prueba es de ello el pro- pio general Martínez Campos, que apenas transcurrido un mes de haberse hecho la paz, escribía á Cánovas, Presidente del Consejo de Ministros, estas significativas palabras: '“Las promesas nunca cum- plidas, los abusos de todos géneros, el no haber dedicado nada al ramo de fomento, la exclusión de los naturales de todos los ramos de la administración y otra porción de faltas, dieron principio á la insurrección. El creer los gobiernos que aquí no había más medio que el terror y ser cuestión de dienidad no plantear las reformas mientras sonase un tiro, la han continuado; por ese camino nunca hubiéramos concluído, aunque se cuaje la isla de soldados; es nece- sario, si no queremos arruinar á España para siempre, entrar fran- camente en el terreno de las libertades. ”” 1 Desde el Zanjón hasta Baire.—1899. LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 173 ¿Y qué otra cosa, poco más ó menos, dijeron españoles como Ortega, Gil Gelpí, Crespo de la Serna y otros, todos los cuales abo- earon, en folletos y en periódicos, por el establecimiento de un ré- oimen de descentralización completa, más ó menos autonómica ? Esto era, en efecto, lo que Cuba necesitaba. Un país profunda- mente quebrantado en sus fuentes de riqueza, cuyo fundamento constituíalo el cáncer de la esclavitud; con una tributación abru- madora, que conducía á la desesperación al contribuyente, conver- tido en esclavo del fisco insaciable; un arancel de guerra, por de- masiado proteccionista, incomprensible; una deuda enorme, pro- ducto de la invasión de México y la guerra de Santo Domingo. y aumentada con la de Cuba; sin mercados en la Península para sus productos, mientras ella tenía en Cuba el más seguro para todos los suyos; hipotecada su mejor renta, la de aduanas, al Banco Hispano Colonial; con presupuestos monstruosos, superiores en proporción á los de todos los países del mundo; administrado por una turba de burócratas, corrompidos é inmorales, indiferentes á todo lo que no fuera su provecho, divorciados por tanto de él, y entregados sin descanso al robo y al pillaje de los fondos públicos, en previsión de que llegase la temida cesantía; teniendo en el mayor abandono todo cuanto más podía interesarle, como eran las obras públicas y la instrucción pública, y entregada ésta, al igual que la administra- ción de justicia, á los peninsulares sin arraigo ni intereses y, por último, gobernado por un soldado, árbitro de sus destinos y en cuyas manos estaban la vida y la hacienda de todos los ciudadanos; un país, en tales condiciones, sólo podía reconstruirse y salvarse, con un amplísimo régimen autonómico, que pusiera en manos de la colonia sus propios destinos, cediendo y transigiendo la Metrópoli en todo aquello que fuese compatible con el principio de su sobera- nía, y esto, y no otra cosa, fué lo que se propuso obtener al fin, de ella, por procedimientos pacíficos, desde la prensa, la tribuna y el Parlamento, el partido liberal, que á poco de hecha la paz se constituyó en esta ciudad, abriendo nuevos horizontes, de paz y es- peranza, á los espíritus ansiosos de libertad y de progreso, y que un año después desplegaba la bandera de la autonomía colonial, ci- frando en su consecución, por los caminos de la paz y del orden, la ventura y el porvenir de la Patria. Este partido, que surgía como continuador de la obra realizada por la Revolución, para mantener viva la protesta ante los poderes de la Metrópoli, afirmando la per- sonalidad de Cuba y su indiscutible derecho á regirse y gobernar- 174 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN se por sí misma, encarnó en su doctrina las ideas, sentimientos y aspiraciones de la mayoría de los cubanos, que ingresaron en sus filas cuando vieron perdidas sus esperanzas de obtener la indepen- dencia por la guerra y la violencia, al desaparecer por todas las direcciones del horizonte, los soldados valerosos, que se llevaban consigo la bandera desgarrada, sangrienta y polvorosa, que había simbolizado el ideal cubano en diez años de incontables é impere- cederas hazañas. Frente al partido autonomista irguióse bien pronto el partido conservador, cuyo programa quedó definitivamente aprobado el 20 de Noviembre de 1878, programa que no fué más que un pretexto por parte de los peninsulares, para organizarse, pues que en el fondo no se proponían otra cosa que perpetuar su predominio ab- soluto y contando con la complicidad del Gobierno y el apoyo de la fuerza de las bayonetas oponerse sistemáticamente á las legítimas aspiraciones del país, para salvar con una política reaccionaria é intransigente, de negación á todo lo que significara libertad y pro- oreso, sus intereses materiales, fundados en la explotación de la in- fortunada colonia. A partir de este momento, el país quedó profundamente dividi- do: de un lado los cubanos, formando el partido autonomista; del otro, los españoles, constituyendo el llamado conservador ó de la Unión Constitucional. Después de cuarenta años, habíase vuelto á los tiempos ominosos de Tacón..... Y comenzó para Cuba un nuevo calvario, la lucha tremenda entre la obcecación de la Metrópoli, aferrada á sus tradicionales principios de gobierno despótico y receloso, y la suspicacia, el odio de los ele- mentos españoles que dirigían la política colonial y que mal avenidos aquí con todo lo que significara hacer al país dueño de sus destinos, porque ello conspiraba contra el inicuo régimen á que lo tenían so- metido, en su exclusivo provecho, se organizaron, como dejo dicho, al solo intento de oponerse á toda reforma, haciendo ver á todos los gobiernos de la península, que sólo así se salvaría la colonia para España, que sólo ellos, los que constituían el partido español, eran los firmes baluartes de la Nacionalidad, estando, como estaban, dis- puestos á sacrificar todas sus aspiraciones, su hacienda y su vida, si preciso fuere, á la causa santa de la integridad de la patria. Para LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 175 estas gentes, verdaderos causantes de la agonía de esa patria tan decantada, y por cuya integridad nada positivo hicieron en los días angustiosos de su duelo con el coloso del Norte, la honra y el inte- rés de España consistían en la tiranía, la explotación y el descon- tento de sus colonias. ¡Ah!, bien caro está pagando la exmetrópoli, condescendiente y sumisa, su error, su torpeza, su incondicional apoyo á aquella absurda política que, como sólo sembraba vientos, no podía recoger otra cosa que tempestades. Perdidas sus colo- nias para siempre, sin que ni aun en esos momentos se atrajese el agradecimiento de los cubanos, por ningún acto de generosidad ó. desprendimiento, * mira hoy surgir dentro de su territorio la hidra espantosa de la anarquía, porque aquellos que cuando Cuba lucha- ba, presa de la desesperación, pedían para ella el exterminio, á nombre de la sacrosanta integridad de la patria, y embarcaban en hombros, entre vítores y aplausos, al implacable verdugo que reali- zaría tal obra, piden hoy, sin que lo estimen un crimen, lo mismo que ayer pedían con más razón los cubanos—ya que ellos nunca han sido vejados, maltratados, ni explotados como lo fuimos nos- otros, —piden hoy, sí, los catalanes y los vascos, y á éstos seguirán otros mañana, la separación absoluta, la independencia, amena- zando con esta actitud, toda vez que ellos forman parte integrante del territorio peninsular—cosa que no acontecía en el caso de Cuba—la existencia de la nacionalidad, la por ellos tantas veces invocada, en daño nuestro, integridad de la patria. Poco más de un año había transcurrido de que se firmase la paz, y ya el país mostraba su descontento, al ver desvanecidas las espe- ranzas y perdidas las ilusiones que había llegado á concebir á raíz del pacto del Zanjón, por la circular que en Agosto de 1879, publi- có la Junta Central del Partido Liberal, en la que se afirmaba, como una verdad, *““que las ilusiones con tanto ardor acariciadas, se habían disipado por completo, y que no era de extrañar que hu- biese sucedido el desengaño á la ilusión, al entusiasmo la atonía y á la fe el descontento””. Nada más natural, en vista de esto, que el grito de independen- cia resonase de nuevo, como señal de protesta, en esa tierra indo- mable y valerosa de Oriente, que nunca transigió con España, ni llegó á aceptar franca y lealmente la política de paz del partido autonomista, y en sus abruptas montañas, buscaron seguro asilo 1 Aún hoy pretende pague Cuba la deuda por ella contraída para exterminarla y es- clayizarla, 176 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN los patriotas que sólo concebían la felicidad de Cuba, por completo separada de su Metrópoli injusta; pero, el país no se había aún repuesto de la pronlogada lucha de los diez años; el anhelo de paz era grande; la ruína y la miseria general; y además, no se habían perdido por completo las esperanzas de obtener, por la evolución pacífica, la suma de libertades solemnemente ofrecidas. Por todo esto, y sobre todo, por la resuelta actitud del partido Liberal, que se puso incondicionalmente al lado del General Blanco, para con- vencer y reducir á los sublevados, y que le valió, según sus propias declaraciones, mucho más que veinte batallones, conducta del par- tido Liberal, que, en aquel entonces, pudiera disculparse, porque, al cabo, en aquellos días se iniciaba un nuevo régimen, y todavía se esperaba y se confiaba en los hombres de la Metrópoli, bien al re- vés de la por ese mismo partido observada al ocurrir el levanta- miento de Baire, cuando nada la justificaba, pues no quedaba más solución digna que la guerra; por todo esto, repito, el levantamien- to de Agosto de 1879, generalizado hasta las Villas, que respondie- ron al movimiento, y conocido con el nombre de guerra chiquita, fué al fin sofocado, no sin haber servido para demostrar, una vez más, la indomable energía, y altiva condición de los cubanos, y su irrevocable decisión, que el tiempo vendría á confirmar, de prefe- rir la muerte á la eternidad de una esclavitud vergonzosa é into- lerable. Así como en el corto espacio de tiempo de 1878 á 1880 la Me- trópoli se encargó de hacinar combustibles, para la Revolución que estalló de nuevo en Oriente, que no otra cosa hizo al faltar á sus solemnes promesas, mixtificando el pacto del Zanjón; declarando por boca de uno de sus ministros, que ya todas las reformas esta- ban hechas en Cuba y no vendrían más libertades á las Antillas; no promulgando la constitución; haciendo alianza con los elementos españoles conservadores; llamando al General Martínez Campos, única garantía para los cubanos de que se cumpliese lo pactado, é insultando desde los bancos del gobierno á los insurrectos, á quie- nes se calificó de gavillas de bandoleros que vivían de la ruína y del incendio, | así también una serie de desaciertos y errores cometi- dos desde 1880 á 1883, engendraron nuevamente la protesta de los partidarios de la independencia, siempre dispuestos á derramar su sangre por la libertad de Cuba. 1 Discurso del señor Cánovas del Castillo en la sesión de 28 de Febrero de 1880. LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 177 La guerra que se declaró al partido autonomista por los elemen- tos conservadores, apoyados por los gobiernos, que se empeñaron en ver en la autonomía el precedente forzoso y fatal de la indepen- dencia, y que culminó en la denuncia del artículo “Nuestra doe- trina”” publicado en el periódico El Triunfo; los célebres ¡jamás!, del no menos célebre León y Castillo, refiriéndose á la autonomía, no obstante reconocer la imposibilidad de administrar á Cuba desde Madrid; la deportación del periodista Cepeda, por la publicación del artículo **Los Cipayos en campaña”” dirigido contra los volun- tarios españoles; y en fin, la renovación del antiguo Pacto Colonial, con la monstruosa, irritante é inconcebible ley de Relaciones Mercantiles, bastante por sí sola para justificar la protesta ar- mada de todo el pueblo cubano; osado reto, lanzado por la obcecada y ciega Metrópoli, á esta pobre sociedad, que se debatía, precisa- mente en aquellos momentos, presa de la desesperación, contra la bancarrota producida por la ruína de sus dos principales indus- trias, el azúcar y el tabaco; todo ello hizo creer á los que en el ex- tranjero trabajaban en favor de la independencia, que el país res- pondería á su llamamiento, y lleno de fe y entusiasmo, intentó un desembarco en Julio de 1883, el coronel Bonachea, sin obtener re- sultado, antes bien, fué capturado y con sus desgraciados compa- ñeros, fusilado en Santiago de Cuba; y como si tales desastres sólo sirvieran para excitar más aún el ardor de los patriotas, dos años después, desembarcaba por esa misma provincia, el Brigadier Lim- bano Sánchez con diez y seis compañeros, á fin de encender de nue- vo la guerra en la región oriental, para morir igualmente por la libertad de Cuba, llevando á todos los ánimos la convicción más profunda de que el país, ansioso de paz, no respondía á los esfuer- zos y sacrificios de los heroicos patriotas, y había que esperar á que, perdida toda esperanza, fracasado el partido autonomista, se im- pusiese por dignidad y por deber á todos los cubanos, como única so- lución, para nuestro problema social, político y económico, la gue- rra, que surgiría entonces espontánea y necesariamente, como ma- nifestación cumplida del estado de exaltación de la conciencia eu- bana, como supremo y desesperado recurso de una sociedad, mil veces dispuesta, antes que continuar esclava, á desaparecer entre vapores de sangre, y al resplandor de los incendios, de la superficie del Planeta. * * Y llegamos á los buenos tiempos del partido autonomista, á 178 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN aquellos en que por múltiples concausas, ser autonomista, no signi- ficaba tanto esto, como ser cubano, en oposición á conservador, que á tanto equivalía como á ser español, por donde resultaba ser cierto lo que en uno de sus más connotados discursos aseguraba el señor Sanguily, que el partido autonomista era entonces al cabo el par- tido de los cubanos. ¿Cómo extrañar, pues, que perdida toda espe- ranza de una revolución redentora, por los desengaños de los últi- mos fracasos en Oriente, la disolución de los grupos separatistas en el extranjero, donde llegó á reconocerse que la voluntad de Cuba en aquel entonces era la evolución por medio de la paz, y la cireu- lar del General Gómez, de Agosto de 1886, confesando la impoten- cia de los elementos separatistas, todo el país, aun el indomable Oriente, se alistase en las filas del partido autonomista, que venía á representar el espíritu de resistencia tenaz á la iniquidad y la ienominia del antiguo coloniaje? Sí, entonces era digno, era justo, era patriótico, ser autonomista, y el país entero lo fué, no todo él por convicción, también es cierto, porque gran parte no apostató jamás de su sublime ideal; pero sí por necesidad, porque así lo exi- gían los intereses y la felicidad de la patria. ¡ Momentos propicios que debió aprovechar la Metrópoli para hacer justicia á la colonia, escuchando sus clamores y sus quejas de que fueron fieles intérpre- tes los prominentes cubanos que alzaron su voz en el seno del Parla- mento español, sin que su elocuencia, y el peso abrumador de sus razonamientos contundentes é irrefutables, convencieran, ni hicieran salir de su tradicional indiferencia, á quienes tratándose de Cuba, estaban de antemano preparados para no oir, para no ver, para no convencerse, en una palabra, sino de aquello que convinie- se á los buenos españoles de aquí, representantes de la honra, y con la honra, de la integridad nacional ! A estos tiempos corresponde la campaña brillantísima del par- tido autonomista en las Cortes españolas; la grandilocuente oración parlamentaria del señor Montoro, en apoyo de la enmienda pro- puesta por la minoría autonomista al proyecto de contestación al discurso de la Corona, en la que planteó ante el Congreso todo el problema de Cuba; los discursos de Betancourt, Carbonell, Labra, Portuondo, Cueto, Perojo, Figueroa, Giberga, y el de Fernández de Castro, sobre la inmoralidad administrativa, enérgico y contun- dente; y á ellos también, la obra de propaganda de un extremo á otro de la isla, realizada por ese partido, llevando en la diestra le- vantada la bandera de la autonomía, para que bajo sus pliegues se LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 179 cobijaran todos los que anhelaran el triunfo de la justicia, y aman- do realmente á Cuba, desearan de todas veras su civilización y su ventura. Que tal propaganda fué efectiva, y dió brillantes resultados, dígalo la constitución del partido en la comarca oriental, sorda hasta entonces á toda otra solución que no fuese la independencia, y en la de Vuelta Abajo, el continente negro, refractaria á todo pro- ereso, á toda tentativa de organización política; díganlo las adhe- siones de importantes personalidades de procedencia revoluciona- ria; la conversión de Zambrana, la respetuosa simpatía de San- guily; * y nada tan natural como tal prestigio, tal auge, tal impor tancia alcanzada por aquella agrupación, que llegó á ser falange poderosa, de hombres cultos, serios, honrados y de cuyo patriotis- mo nadie podía entonces dudar, pues al cabo ella representaba el espíritu de oposición esencialmente cubana, frente á la oligarquía peninsular, representante de la antigua reacción; la protesta de la colonia contra todos los desmanes del poder y los vejámenes de sus omnipotentes delegados; pero, digámoslo de una vez, y digámoslo muy alto, si llegó esa agrupación á sumar todas las simpatías y á conquistar casi todos los corazones, fué más que por la execelencia de su doctrina, su energía, perseverancia y disciplina, porque, aunque abogaba por los procedimientos pacíficos y fiaba en la propaganda, por medio de la prensa, la tribuna y el parlamento, el éxito de su empeño, nunca renegó del pasado de sangre y lágrimas que le lega- ra la Revolución bendita, cuya herencia recogía, y lejos de conde- nar la apelación á las armas, como recurso supremo, decía al pue- blo que presuroso corría á escuchar la palabra elocuentísima de sus grandes oradores, que si llegaba un momento en que fuese in compatible vivir con honra bajo la soberanía española, porque fue- se también incompatible la paz con la dignidad de todo el pueblo cubano; si llegaba un día, en que perdida la fe, agotada la pacien. cia, fuese preciso acudir otra vez á la protesta armada, para obte ner por la fuerza lo que se negaba al derecho; si sonaba la hora de las grandes energías y vigorosas reivindicaciones, allí estarían sus hombres, los primeros, ocupando un puesto de honor para comba- tir sin tregua y sin descanso por la causa santa de la libertad de la 1 «De las agrupaciones locales—únicas á que, siquiera rápidamente, debo contraerme, la denominada partido autonomista, merece toda mi simpatía—lo digo sin rebozo y como la cosa más natural del mundo—y de él tengo de hablar ahora con la mayor consideración, etc....» (Discurso pronunciado en el Círculo de la Juventud Liberal de Matanzas la noche del 15 de Enero de 1887.) 180 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN Patria..... Tal, y no otro, fué el secreto de su exuberancia, de su plé- tora de vida, de su fuerza, de su cohesión y disciplina, que le con- quistó el afecto del cubano y el aplauso y la admiración de la Awmé- rica y Europa. Y hagámosle justicia, reconociendo á fuer de im- parciales, que esa activa propaganda hecha de un extremo á otro de la Isla, aunque tal vez inconscientemente realizada, fué un factor importantísimo de la obra de redención que inevitablemente habría de imponerse á la conciencia ilustrada de todo el pueblo cubano; porque adiestrado éste en las luchas de la política, para nosotros siempre infecunda y estéril; conocedor de su derecho; acostumbra- do á oir hablar de libertad y de justicia; educado en la escuela del sufrimiento y del desengaño; cuando llegó esa hora de las reivindi- caciones; ese momento de la protesta armada, ese día, en que el ultraje puso en las manos del patriota el arma redentora, para la- var con sanere tanta afrenta, ese pueblo preparado para la lucha, se ireuló como un solo hombre para seguir el camino que habría de conducirle á lo alto del Capitolio, ó á despeñarse desde !; roca Tar peya; pero no retrocedió un punto, ni se detuvo á escuchar la voz de los que olvidándose de sus compromisos, solemnemente contraí- dos, y espantados de su propia obra, trataron, ¡insensatos!, como en Francia Mirabeau, de contener el torrente revolucionario, que ellos mismos habían desencadenado, cuando ya era muy tarde, por- que arrastrados por la seducción irresistible de los caudillos ilus- tres, que al grito de independencia, recorrían triunfantes la isla, los cubanos, abandonándolo todo, hogar, familia, riquezas, engro- saban á diario las huestes del Ejército Libertador, para encontrar la muerte ó la victoria. PE Desde 1886, Cuba marcha decididamente al abismo, empujada por los gobiernos de la Metrópoli, que multiplican sus desaciertos, aumentan su rigor, extreman la explotación de la Colonia, y !levan con la ruína y la miseria, la pérdida de toda esperanza, la desespe- ración, á todo el pueblo cubano. A veces se asombra el que recorre las páginas de la historia de Cuba, durante tan tormentoso perío- do, de la inagotable paciencia de nuestro pueblo que soportó tan largo calvario, sin antes levantarse airado, para buscar en la muer- te el fin á tan erandes é inmerecidas desventuras. ¡De qué manera respondió el gobierno de la Metrópoli á las quejas de los cubanos, expuestas por los hombres más ilustres «¡el LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 18] partido autonomista? Pues con el proyecto de Becerra, dando voto á los voluntarios; con la exclusión, casi absoluta, de los cubanos, le todas las corporaciones populares; * con una constitución que regia sólo en el nombre, pues por sobre de ella estaban las facultades ex- traordinarias de los Gobernadores Generales; una ley provincial y otra municipal que eran las provisionales todavía del año 78; una ley de imprenta y otra de reunión, reconocidas en teoría é invali- dadas en la práctica; con el abandono de la instrucción pública y de las obras públicas; el entronizamiento del componte; un sistema comercial insoportable, fundado en el monopolio de los mercaderes españoles; la administración de justicia en manos de gentes vena- les ó sometida á las influencias políticas de los prohombres conser- vadores; y con la malversación de todas las rentas públicas, admi- nistradas por los ignorantes y corrompidos burócratas, que cada Ministerio descargaba en esta Antilla, y que llegó á constituir una vergiienza para la nación, que se declaró impotente para extirpar tan arraigado mal de la administración española. A españoles como Comte, en Cuba, y Pí y Margall en España, no se les oía; á periódicos como La Justicia de Madrid, no se les hacía caso. Bien es verdad que ponían el dedo en la asquerosa llaga y se- ñalaban á la nación los derroteros que debía seguir si no quería perderlo todo para siempre. “Mejor es atender y satisfacer la ex- presión deliberada y constitucional de las aspiraciones de Cuba-— escribía el primero—oirla y considerar favorablemente cualquiera reclamación compatible con los intereses y la integridad nacional, que no exponerse á ver llegar el día del desenlace, el día de la difi- cultad, y para decirlo de una vez, el día de la deshonra, para ceder entonces á la necesidad, como tantas veces se ha cedido en lo que no se quiso ceder á la justicia. ? Los cubanos han querido y siguen queriendo alcanzar la libertad por el camino de la paz y la concor- dia, pero si éste se les cerrase, si tuviesen que desesperar del éxito de la empresa, si tuvieran que abandonar la lucha tenaz, pero legal, en que están empeñados, lo harán abatidos de espíritu, pero con la conciencia tranquila sin tener que arrepentirse. Entonces algunos tratarían de conquistar las libertades y derechos, por caminos más difíciles y por medios menos pacíficos. Los pueblos se resignan, es- peran y hasta parecen dormir y someterse; pero despiertan temi- 1 En 1887 se sentaban en el Ayuntamiento de la Habana veintiocho concejales peninsula- res y ¡un cubano! 2 Los unos y los otros. 182 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN bles, llenos de rencores y de ira y se muestran ardientes con sus enemigos y en demanda de desagravios. ““Y no se califiquen nuestras palabras de amenazas: lo que ha- cemos es avisar, prevenir como en 1857 prevenía el distinguido es- eritor y excelente español Alcalá Galiano, en su notable folleto so- bre la situación y porvenir de Cuba, para evitar la guerra que con lucidez singular vió llegar en plazo breve, si no se realizaban cier- tas reformas; previsión y aviso que desgraciadamente fueron des- oídos y que tuvieron tan siniestro cumplimiento. ”” Y en su libro Las aspiraciones del Partido Liberal Cubano, de- cía aquel espíritu justiciero, aquel hombre honrado, lo que sigue: ““La independencia es uno de los fines naturales de todo proceso co- lonial, imposible de evitar: es una ley histórica, una ley general que nadie puede torcer y destruir; cuando llega para las colonias la plenitud de los tiempos, llega para ellas la independencia, si para tenerla poseen las cireunstancias necesarias de extensión territorial, población, cultura y riqueza..... Desde el momento que una Metró- poli tiene el poder y la voluntad de privar á una colonia capacita- da para gobernarse por sí, de hacerlo, la oprime: desde el instante que una Metrópoli se abroga el derecho de imponer tributos y de administrar los intereses de su colonia, la explota. Si á la tendencia natural de ser independientes, se une en las colonias la opresión de sus Metrópolis, al cabo ocurrirán desgarramientos dolorosos y á la larga rompimiento definitivo.”?” ““Es posible—se refiere á la autonomía—que ésta no se logre; pero tampoco salvar á Cuba de otros peligros ni á España del dolor de perderla. Si la autonomía no llega á concederse á Cuba, vivan seguros los peninsulares que tendrán que ceder á cosa más amarga y cruel para ellos.”” Por su parte La Justicia de Madrid, del eminente republicano señor Salmerón, refiriéndose al conflicto económico producido en esta isla con motivo del bill Me. Kinley, que amenazaba de muerte la riqueza del país con la exclusión de sus dos únicos productos, el azúcar y el tabaco, del mercado americano, y á la oposición de los elementos intransigentes de la Península que protestaron contra todo intento de supresión del monopolio á cuya sombra se enrique- cían, á costa de la colonia, decía valientemente lo que sigue: “Sur- ge éste (el conflicto) entre los intereses de dos regiones; pero no en condiciones de igualdad. La supresión del actual monopolio, significa para el comercio peninsular una merma y un quebranto; LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 185 el fracaso de la negociación con los Estados Unidos equivale para Cuba á la ruína. De un lado está un interés fundado en el privile- gio; de otro el supremo interés de la vida. Aquí se trata de mante- ner un provechoso monopolio; allá se trata de ser ó no ser. ““Fuera distinta la posición del problema y todavía recomenda- ría la equidad el sacrificio de los intereses peninsulares. ¿Ha sido otra cosa todo nuestro régimen colonial sino un sistema de secular explotación? ¿Han representado otra cosa para nosotros nuestras posesiones de ultramar sino otras tantas minas ofrecidas como pre- sa á nuestra codicia? ¿Las hemos administrado jamás atendiendo á ellas mismas y á su propio derecho? Si esa explotación ha sido torpe y ciega, si hemos esquilmado la finca en vez de conservarla, si no hemos sabido sacar de ella mayores frutos, si hemos matado la gallina de los huevos de oro, si en vez de obtener ventajas genera- les nuestra desdichada gestión ha arruinado á aquellos países en provecho exclusivo de funcionarios immorales Ó aventureros sin conciencia, ¿de quién es la culpa? ¿Dejan por eso de ser esas Co- marcas nuestras víctimas? Deja de ser su ruína y su miseria actual obra de nuestras manos? Y hay nada más insensato, hay nada más inicuo de parte del explotador sempiterno, que el negarse, llegado el momento de la suprema crisis, á remediar en lo posible el mal que ha causado, alegando por toda razón, que la abolición de los restos que aún subsisten del tradicional monopolio, lastimarían sus intereses ??” ¡Ah! Cuán cierto es que Dios ciega á los que quiere perder! Cuba es nuestra; Cuba no es España, Cuba es de España, de- cían los intransigentes peninsulares de la Colonia desde las colum- 11s de El Conservador y La Voz de Cuba; Cuba es nuestra, decían también los industriales de Cataluña y Mallorca, los harineros de Santander y Castilla, y todos los que de su explotación vivían en la Península, y á este criterio absurdo lo subordinaban todo, y con ese criterio no sólo absurdo sino irritante y ofensivo para los cuba- nos, resolvían los gobiernos, apoyados en inmensa mayoría parla. mentaria, con aquel criterio indentificada, y prescindiendo de los diputados autonomistas cuya voz se perdía en medio de la glacial indiferencia del Congreso, las cuestiones políticas y económicas de que dependía, no ya el bienestar, sino la propia existencia del país cubano. Fué necesario la amenaza del bill Mae Kinley, para que se ini- ciara un movimiento de aproximación de las fuerzas peninsulares 184 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN más señaladas por su liberalismo dentro del partido conservador hacia las cubanas de la colonia, porque ante la ruína y la muerte del azúcar y del tabaco, se abrieron los ojos de los que hasta enton- ces no habían querido ver, y surgió el movimiento económico, en que se agruparon todas las corporaciones que representaban las fuerzas vivas del país, desde la Cámara de Comercio y el Círculo de Hacendados, hasta la Unión de Fabricantes de Tabaco y la So- ciedad Económica, y que delegó en el comité que se llamó de Pro- paganda Económica, todas las facultades necesarias para la conse- cución de los fines que se proponía, y que no eran otros sino la de- rogación de la ley de cabotaje y hacer que la reforma arancelaria fuera un hecho, como asimismo la celebración de un tratado de co- mercio con los Estados Unidos. Si alguien pudiera dudar que la historia se repite, bastaríale para convencerse de ello, fijar su atención en los hechos ocurridos en esta nuestra tierra, de cuarenta años á la fecha, y de hacerlo se convencería de otra cosa: de que para los gobiernos de España no hay señales de los tiempos, ni avisos, ni lecciones, ni enseñanzas, y de ahí que no se enmienden jamás. . Siendo Cánovas del Castillo el Ministro de Ultramar se había convocado á la Junta de Información el año 1865, á cuyo llama- miento acudieron los cubanos, ilustrando al Gobierno con sus luces y sus consejos, acerca de los problemas coloniales; al fracaso de esta Junta, por haber respondido el Gobierno á tanto desinterés y pa- triotismo con el impuesto directo, debióse la formidable Revolución de Yara, que demostró la resuelta actitud de los cubanos para sa- cudir el yugo de su Metrópoli. Pues en 1890, siendo Presidente del Consejo de Ministros el mismo Cánovas del Castillo, y Ministro de Ultramar el señor Fa- bié, se solicitó el concurso de las corporaciones que representaban el movimiento económico á fin de oirlas y que le ilustrasen sobre materias tan importantes, dada la gravedad de la situación por que Cuba atravesaba. Las corporaciones nombraron sus comisionados, que se trasladaron á Madrid, y de la conducta del Gobierno para con ellos nos informó el señor Villanueva, testigo de mayor excep- ción, pues siempre se distinguió por su intransigencia como dipu- tado del partido conservador, en el discurso que pronunció en el Congreso el 30 de Junio de 1891. Decía el señor Villanueva: ““Por- que hacer venir á esos comisionados para concederles algo, para ha- blarles con claridad, exponiéndoles los propósitos del Gobierno, to- LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 185 davía lo censuraría yo por el precedente que tiene este hecho; pero hacerles venir para desconsiderarlos, para no concederles nada, me parece que es una locura. Sí, esto trajo á mi memoria, como segura- mente habrá ocurrido á los demás señores diputados, y á cuantos conocen la historia de esos países, lo sucedido en 1865.”” Refiriéndose á los efectos del fracaso de la Junta de informa- ción, que no fueron otros sino la guerra de 1868, decía el diputado conservador: **¡ Qué triste casualidad! A la información de 1865 y 1867, siguió un presupuesto en que se restablecieron la contribu- ción directa y las medidas que provocaron un suceso tan deplorable para la Patria; á la información de ahora, sigue otro presupuesto en que el señor Ministro de Ultramar recarga todos los impuestos directos y establece otros nuevos. No pasará nada; confío en que no pasará nada; pero si no sucede nada no podrá decirse que es porque el Gobierno lo evita. Porque os decía antes que esos comisionados han sido desconsiderados de muchísimas maneras. Piden que se su- prima un impuesto, y se agrava; piden que se modifique otro, y se deja intacto; piden que se haga una cosa, y el señor Ministro de Ul- tramar hace la contraria..... ““Yo desde aquí les repito (á los comisionados) el aplauso que en varias ocasiones les he tributado y al gobierno debo decirle que lo que ha hecho es sembrar una semilla malisima que Dios quiera que no fructifique.?” Parte principalísima en que se procediera de tal modo por el Gobierno de Madrid, con los comisionados de las corporaciones eco- nómicas, la tuvo el general Polavieja, á la sazón gobernador gene- ral de la isla, ídolo del partido conservador por el recuerdo de sus hazañas en Oriente cuando la guerra chiquita, y quien no conforme con haber desterrado al General Maceo, que había llegado á la Ha- bana en las postrimerías del gobierno del general Salamanca, reci- biendo en su visita á los lares queridos, grandes manifestaciones de adhesión y simpatía, y con haber sometido al país, so pretexto de reprimir el bandolerismo, al imperio de la fuerza, se ocupó también en hacer fracasar el movimiento económico, favoreciendo la evolu- ción que hacía el partido de Unión Constitucional en sentido libe- ral, aceptando en su nuevo programa gran parte de los principios sustentados por los hombres del Comité de Propaganda, y las so- luciones, por ellos con tanta tenacidad combatidas, del Partido Au- tonomista. El feroz procónsul, que había visto con malos ojos la aproximación, el tacto de codos, la feliz inteligencia de elementos 186 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN españoles procedentes del partido conservador con los elementos del partido autonomista, aun en asuntos económicos, á tal extremo que llegó á telegrafiar al Gobierno que la Junta Directiva del par- tido español, en documento patriótico y gubernamental, había de- clarado que el Partido no podía ni debía coadyuvar á mantener ni propagar agitación peligrosa que estaba en lo esencial dirigida é inspirada por hombres y prensa autonomistas, comprendió que era necesario apoyar al partido español, como él lo llamaba, para evi- tar su descomposición, y así lo hizo, haciéndose patente con su con- ducta que lo de estar con y por encima de todos los partidos, era como lo del olvido de lo pasado, otra de las grandes farsas del Go- bierno español en Cuba. AF El año de 1892, será notable en la historia de Cuba, porque en él se realizaron dos hechos, de influencia decisiva ambos en la suer- te de nuestro amado país: el uno, la fundación del Partido Revolu- cionario Cubano en Key West; el otro, la designación del señor Ro- mero Robledo para Ministro de Ultramar. Y véase, cómo dos hechos tan distintos, por su significación y tendencias, llegaron á coadyu- var á un solo fin, la independencia del país, pues no habrá, segura- mente, nadie que desconozca—vistos hoy los sucesos á través de la distancia que supone el transcurso de algunos años—que tanto como la propaganda separatista en el extranjero y la organización del Partido Revolucionario, así fuera, como dentro de la isla, con- tribuyó al éxito de la causa, la política desatentada, loca, suicida, de aquel funesto y audaz político que, para felicidad nuestra, col- mó la indignación popular, é hizo comprender á los más confiados, que era perdido el tiempo que se emplease en discutir ni suplicar, porque ante el. nuevo reto que osadamente se lanzaba á la colonia, sólo cabía el recurso supremo de las armas, al que apelan todos los pueblos, así que llegan determinados momentos de su existencia, en que tienen que escoger resueltamente entre la vida sin honra, ó la muerte con honor. Momentos aquéllos, críticos y solemnes, en la historia de nues- tra emancipación, en que un hombre todo corazón, que tenía mu- cho de Jesús, en la seducción irresistible de su sér, y en la encanta- dora magia de su palabra que subyugaba las almas poseídas, al cabo, de la fe ciega del maestro, así que creyó llegada la hora de levantar airado la protesta á la altura del agravio, sintiéndose llamado por extraña y misteriosa voz é impulsado por fuerza avasalladora é LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 187 irresistible, á la realización del ideal acariciado por su poderosa mente, emprendió, peregrino de la libertad, la obra titánica de pre- parar en tierra extranjera la revolución bendita y redentora. Como el humilde carpintero de Nazareth, que con dulzura inefable desti- ló en el corazón enfermo y dolorido de la pobre humanidad, el bál- samo consolador de la esperanza en un reino ideal de Dios, sin eui- darse de la burla, despreciando la calumnia, perdonando á sus ene- migos que le amenazaban con la persecución y la muerte, así él, in- fiiltró en todos los espíritus, con su perseverancia de apóstol, el an- sia infinita de una redención total; supo hacer creer á los incrédu- los; comunicar á todo un pueblo que dormitaba sin esperanza, el fuego sagrado de su patriotismo de vidente; interesar en la suerte de la patria oprimida y esclavizada, á otros pueblos y otros hombres, libres, y como libres, felices; unir á los cubanos de fuera y dentro de la isla en una sola aspiración y un solo ideal; y ese hombre ex- traordinario, poeta, orador, escritor, de gran carácter y tenacidad de propósito, que hizo de su patriotismo, de su amor á Cuba, la religión de su vida, y era, como ha dicho el ilustre Varona, de los capaces de contemplar fijamente una idea toda su vida, sin desva- necerse, al conjuro de cuya voz, se ireuió Cuba para retar á su Me- trópoli, fué el que no conforme con haber sido el verbo de la Revo- lución, el inmortal apóstol de la causa santa, murió en Dos Ríos, de cara al enemigo, abrazado á su bandera, soñando en la patria irre- denta todavía, pero en su fantasía de patriota, redimida, libre, in- dependiente del ominoso yugo español. Eran llegados los tiempos. La hora era llegada. El proceso evo- lutivo en que tanta fe tuvieron los autonomistas sufría rudo cho- que, visible retroceso, haciendo presentir á los cubanos que todo se resolvería á la postre en un inmenso fracaso. No era ya sólo el des- aliento producido por tantos desengaños lo que comenzaba á apode- rarse de ellos; era algo más grave, la indignación que, ofuscando la mente, dejaría sólo ancho campo á la rebeldía engendrada por la desesperación. Así coexistieron, la constitución del partido Revolucionario en el extranjero, al que se adhirieron todos los cubanos, humildes obre- ros en su mayor parte, pero que fueron su más robusta columna, pues soportando las tristezas y privaciones de la emigración hicie- ron un culto del amor á la patria infortunada, y sacrificaron año tras año, sin desmayar un solo día, hasta el pan de sus hijos, á cam- hio de municiones y pertrechos; y la protesta del autonomismo en 188 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN Cuba, que á la provocación de la Metrópoli llevando al Ministerio de Ultramar al señor Romero Robledo, contestó con un manifiesto violentísimo, en que amenazaba á Fspaña con la disolución del par- tido, abriendo así una interrogación siniestra, en aquel tormentoso período histórico de nuestra agitada existencia colonial. Tal estado de cosas no podía producir sino la pérdida de Cuba para España y en no muy largo plazo; y como si hiciese falta una prueba evidente de que el subsuelo estaba minado, y no tardaría mucho en hacer erupción el espantoso cráter de un volcán revolu- cionario cuyas ardientes lavas agostarían las marchitas esperanzas de los que aún soñaban con la justificación de la Metrópoli por la evolución pacífica, ocurrió á fines de Abril de 1893 la sublevación en Purnio, de los hermanos Sartorius, que sofocada y todo, fué, como esos truenos pavorosos que preceden á las grandes convulsio- nes de la tierra, señal inequívoca de que allá abajo, en las profun- das capas sociales, se revolvían y bullían el descontento, la ira, la desesperación, el ansia de libertad, el amor á la patria pugnando por abrirse paso para armar el brazo del oprimido colono y conquis- tar en decisiva contienda, la libertad, el honor, la gloria, cuanto en hora menguada le había arrebatado el despotismo, y que es el pre- mio que la historia reserva á los pueblos, que en nombre de la con- ciencia y de la razón, protestan con esfuerzo tan generoso como he- roico contra quien le veja y subyuga, en aras del ideal sagrado de la independencia patria. La Metrópoli, alarmada ante la exaltación de los ánimos en Cuba; ante la amenaza del partido autonomista—siempre tan con- secuente, adicto y gubernamental—de disolverse, lo que equivalía á tanto como á ceder el paso franco á la revolución; ante la acti- tud de los elementos españoles que divorciados de la política in- transigente del partido de Unión Constitucional, desde los tiempos de Galarza, había ido, poco á poco, evolucionando en sentido liberal, aproximándose, cada día más, á las soluciones que mantenía el par- tido autonomista, sobre todo desde la feliz inteligencia producida por el movimiento económico; ante el terrible dilema que encerra- ban estas palabras: ““ó la autonomía ó la independencia””, que todo el país repetía en el paroxismo de la desesperación, se resolvió, al fin, á hacer justicia á la colonia valiéndose de D. Antonio Maura, á la sazón Ministro de Ultramar, quien valiente y decidido, presen- tó á las Cortes su proyecto de reformas, en que consagraba el prin- cipio de la especialidad, y euya principal novedad constituíala la LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA"COMO EL IDEAL CUBANO 189 Diputación única; proyecto que, deficiente como era, satisfacía, en cierto modo, las aspiraciones de los cubanos que aún tenían fe en España, porque, al cabo, significaba el reconocimiento, aunque tar- dío, de la personalidad de Cuba y la intervención de sus hijos en su gobierno y administración. El pueblo cubano, no volvía en sí de su asombro; no por la ex- celencia del proyecto, pues ponía siempre en manos de los elemen- tos españoles advenedizos de la colonia, gran parte del poder, ó todo él, con el Consejo de Administración que se creaba, sino porque era un hecho inaudito, un acontecimiento extraordinario, rayano en lo inverosímil, que un Ministro español se hubiese atrevido á la faz de la nación á desafiar el poder, la autoridad de la ensoberbecida oligarquía conservadora acostumbrada á mandar y ser obedecida, por todos los gobiernos, lo mismo por el de Cánovas que por el de Sagasta, de quienes se había hecho temer, con la eterna amenaza de que el día que se concedieran á Cuba las libertades que pedía, ése sería el último de la dominación española en esta tierra, porque de no sojuzgarla eternamente, peligraría la integridad nacional. Había, pues, para asombrarse, y el hecho de haber sido Maura quien tal cosa hiciese, demostrando con sus hechos y sus palabras, la energía de su cáracter, y cuán decidido estaba á seguir derecha- mente hasta el fin la senda que se había trazado, explica perfecta- mente la explosión de entusiasmo que sus reformas produjeron, en toda la isla, y las muevas esperanzas que llegaron á concebirse de que, al cabo, se iba á hacer justicia, tanto más, cuanto que, como paladín de ellas, organizóse á poco entre nosotros el partido Refor- mista, bajo la Jefatura del Conde de la Mortera, y en cuyas filas figuraron, con algunos cubanos, los disidentes de la Unión Consti- tucional y los peninsulares que deseaban soluciones de paz y de prosperidad para este desventurado país. La división de los españoles de Cuba, no pudo ser, desde este momento, más honda y más profunda. Los que representaban á la Unión Constitucional, llegaron en su enemiga contra los elementos reformistas, á acusar á éstos de fomentar insurrecciones y de unir- se contra los enemigos de la nacionalidad para destruir cuanto le servía de base sólida; y en el memorable banquete de Tacón, el 4 de Enero de 1894, realizaron un acto de audacia protestando, no ya contra el reformismo de sus antiguos cofrades, sino contra el general Calleja, Gobernador de la colonia, y contra el Ministro de Ultramar, D. Antonio Maura, en términos violentísimos, que deja- 190 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN ba ver bien á las claras, hasta qué punto había considerado el par- tido conservador funestas las reformas, para la continuación de su antiguo predominio, y lo que sería capaz de hacer, con tal de que no se fuera de sus manos tal preponderancia que significaba seguir viviendo y enriqueciéndose á costa del país cubano, para ellos des- cubierto y conquistado por los esfuerzos de la Madre Patria y la generosidad de la magnánima Isabel. La expectación del pueblo cubano llegó á ser inmensa. Ante la ruda, rudísima campaña, que tanto en Cuba como en el Parlamen- to, hacían los intransigentes y reaccionarios conservadores, contra el proyecto de reformas del señor Maura, ¿qué haría el Gobierno de la Metrópoli? ¿Se atrevería, por no enajenarse las simpatías y el concurso de tales elementos peninsulares, á volver sobre sus pasos, retirando su proyecto, burlando una vez más las esperanzas de los desgraciados cubanos, y aventurándose á arrostrar las consecuen- cias de tan tremenda decepción en la distante colonia, que por se- ñales evidentes, parecía dispuesta á protestar con las armas si esta vez faltaba nuevamente á sus promesas y compromisos, hechas las unas y contraídos los otros, solemnemente, desde las alturas del Po- der? No lo esperaban así aquellos cubanos que deseaban evitar el empleo de la fuerza y la ruína material de toda la isla. Además, nada hacía suponer que fueran, no ya imprevisores, sino dementes, los hombres de gobierno de la Metrópoli, porque obra de la demen- cia podía ser tan sólo, defraudar la general expectación de todo un pueblo, que aguardaba la solución, con el dedo en el gatillo, el pie en el estribo, pronto á correr á los campos en vindicación de su honra mancillada, y despreciando la muerte, retar á España otra vez, pero ésta la última, á colosal duelo, de donde habría de salir ó victorioso ó vencido. Y sin embargo, así fué. Cuando la revolución se sentía ya en la atmósfera, saturada de odios y resentimientos de la colonia; cuan- do el alzamiento de Lajas en Noviembre de 1893 y el del Ranchuelo en Enero del 94, habían venido á demostrar cuán cierto era lo dicho por el patriota Martí, de que el subsuelo estaba bastante minado ya; cuando no obstante esto, el país entero, aguardaba impaciente la solución del gobierno al planteado problema de las reformas, que no eran la autonomía ni mucho menos, pero que estaba dispuesto á aceptar, sacrificando su ideal glorioso de toda la vida, con tal de evitar á la patria la ruína y la devastación, y con ella el derrama- miento de sangre, cosas ambas que son inseparables compañeras de LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 191 la guerra; cuando la conciencia dormida de la nación española pa- recía haber despertado al fin, de su profundo y prolongado letar- eo, y dádose exacta cuenta del problema colonial y de lo pavoroso del presente, disponiéndose al cabo de medio siglo á cumplir lo so- lemnemente ofrecido en 1837; cuando los corifeos de la intransigen- cia habían quedado reducidos en Cuba á una exigua minoría, pro- hijando las reformas, no ya los cubanos solamente, sino los penin- sulares afiliados al partido reformista, y en la Metrópoli defen- dían la misma causa políticos eminentes, todo lo cual hacía esperar, con fundamento, que el proyecto fuese viable, y se convirtiese en hermosa realidad; cuando la ocasión era tan propicia, que el país en masa respondía á la política generosa y de ancha base que se pro- ponía seguir el Gabinete de Madrid, y que aquí aplicaba su delega- do el general Calleja, con efusivas demostraciones de entusiasmo, y el gran Martí, oído en tierra, escuchaba con tristeza el eco de la opinión que repercutía siniestramente en su alma de patriota, vien- do desvanecerse sus más caras ilusiones, perdidos tantos años de labor y anulados sus propósitos de libertar á la patria, para lo cual contaba sobre todo con la terquedad tradicional de los gobiernos de España; el de Sagasta, débil, irresoluto, espantado de su propia obra y de su osadía, sin precedentes en la historia de la coloniza- ción española; ante la infernal gritería de los elementos incondicio- nales, que anunciaban grandes catástrofes y apocalípticos aconte- cimientos si se llegaba á dar á la colonia tan insignificante suma de libertades como la que representaba el plan de Maura, pues según ellos conduciría fatalmente á la pérdida de Cuba; vencido por las torpes maquinaciones de los que son los únicos responsables de las desdichas presentes de la nacionalidad, sacrificó, por satisfacer las pasiones y las concupiscencias de tales gentes, al ministro liberal que fué el primero y el único que tuvo valor bastante para hacer justi- cia á este pueblo sin ventura, haciendo resonar desde el banco azul su voz en demanda de nuevos procedimientos, encaminados más que á la conservación del territorio, á retener y conservar lo que im- portaba mucho más, la voluntad y el corazón de sus hijos, y llevó al Ministerio de Ultramar, para susituirlo, al señor Becerra, que había sido muy demócrata en la Península, pero, tratándose de Cuba, un afiliado al partido de Unión Constitucional, con lo que queda dicho, era un impenitente reaccionario en asuntos coloniales, y el autor de aquel tan famoso como provocador proyecto electoral, por el cual se concedía el voto á todos los voluntarios de esta isla, 192 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN ¡ Qué insensatos! La fe que había avivado y la confianza que ha- bía despertado el proyecto referido del señor Maura, se perdieron definitivamente y para siempre. Caída la venda de sus ojos, el pue- blo cubano vió claramente la burla, y se convenció de que los go- biernos de España no escarmentaban, pues que repetían en 1894, lo sucedido en 1866, sin que fuese óbice para ello el recuerdo de que los cubanos contestaron entonces al agravio, con una guerra de diez años, que costó á la Metrópoli mucha sangre de sus hijos; se convenció de que para ellos eran inútiles las lecciones y enseñan- zas de la historia, como inútiles habían sido el buen sentido del país y la favorable disposición de los españoles reformistas de la colonia; de que eran siempre los mismos, y de que no habiendo nada que esperar de ellos, no quedaba otro camino, franco y digno que se- guir, que el de la Revolución. Habíase cumplido el vaticinio que desde las columnas de la Revista Cubana hiciera el prestigioso revolucionario Juan G. Gó- mez con las siguientes palabras: **Por lo que se ve y se puede de- ducir, el plan Maura corre serio peligro de no discutirse jamás, y no ser nunca, por consiguiente, ley. No vendrá el ensayo pseudo- reformista. Lo que quedará en pie, serán las tarifas altas, el aran- cel hecho en Madrid, dictado por los catalanes auténticos y los de pega; el impuesto de cédulas duplicado; los gastos de guerra au- mentados, los de Fomento disminuídos;'la Deuda creciendo, y el país cada día más imposibilitado de cumplir sus destinos de pueblo eivilizado.”” Maura cayó, en efecto, y con él sus reformas, que yacieron se- pultadas en el Congreso, porque Becerra, que le sucedió en el Mi- nisterio, era enemigo, al igual que sus correligionarios de esta An- tilla, de la Diputación única, que después de todo era lo fundamen- tal de aquéllas; y Cuba, que había recorrido tan largo Vía-Crucis, ascendiendo penosamente al Gólgota en que se alzaba el madero destinado á su suplicio, fué para más escarnio, en él clavada, por un ministro cubano, D. Buenaventura Abarzuza, que á ello se pres- tó de buen grado echándose en brazos de los elementos conservado- res que acaudillaba el audaz político antequerano, presentando la famosa fórmula de transación Romero-Abarzuza, que era un enga- ño más y una ignominiosa burla, pues la autoridad y la explotación, seguirían en la Metrópoli, la cual se reservaba los productos de nuestras aduanas, el impuesto indirecto del sello y timbre, el im- puesto industrial sobre la industria y el comercio, la contribución LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 193 directa sobre las fincas urbanas y la territorial sobre las rústicas, y el impuesto sobre las utilidades de los ferrocarriles, dejando tan sólo el dos tres cuartos por ciento de los ingresos para fomento, co- rreos y comunicaciones, beneficencia é instrucción, que era lo que más interesaba al país, y todo para continuar pagando una enor- me deuda, un ejército de ocupación y una flota, cuyos gastos segui- rían fijando las Cortes á fin de realizar nuestra ventura. Y para esto era para lo que el pueblo cubano había sufrido y trabajado tanto; y esto era lo que se le ofrecía después de diez y siete años de constante lucha, de labor incesante en la tribuna y en la prensa, aquí y en el Parlamento, para tratar de conciliar los in- tereses de España con los de Cuba. ¡Ah!, éste, y no otro, fué el error padecido por los autonomistas de entonces, el creer que podía ser posible la conciliación de intereses tan opuestos como los de Cuba y la Península, siendo así que era evidente, que lo que á una daba la vida, á otra producía la muerte; que Cuba necesitaba la derogación absoluta de la monstruosa ley de relaciones mercantiles, y hacer tal cosa era acabar con el monopolio de los industriales ca- talanes y harineros de Santander y Castilla, matar sus industrias, entregándolas á la ruína y la miseria; Cuba necesitaba comerciar libremente, y un estupendo arancel proteccionista le cerraba las puertas de su mercado único: los Estados Unidos del Norte; Cuba necesitaba una administración seria y honrada, nombrar sus pro- pios empleados á quienes exigir estrecha responsabilidad de sus actos; moralidad, justicia, atender á su fomento, hacer su propio presupuesto, y todo esto era incompatible con el viejo sistema de ex- plotación codiciosa de la Metrópoli que disponía de los destinos y sinecuras de la colonia, en favor de una burocracia ignorante y corrompida, trashumante, tan llena de vicios, como exenta de pa- triotismo sano y previsor, que venía á Cuba como á tierra con- quistada, para alzarse en poco tiempo con el precioso botín fruto de sus inmoralidades y rapiñas, por ella misma bautizadas con los nombres de filtraciones é irregularidades. La revolución que sólo esperaba el fracaso de las reformas, co- bró desde ese instante grandes alientos. Al finalizar Diciembre de 1894 El Porvenir, de New York, de- cía lo siguiente: “*Si la paz ha podido conservarse después del Zanjón es porque el país esperaba algo. Hoy no tiene nada que esperar, y las causas actuales producirán sus efectos como lo produjeron en 1866. Nadie 194 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN creía en esta última torpeza de España..... Y la realidad se impone ya. La guerra se impone fatal ó providencialmente. De cualquier modo nos parece que es tan necesaria como infalible. ?” Inmenso júbilo debió rebosar el corazón del ungido apóstol de la redención cubana, que tanto confiaba en la terquedad de los go- biernos de España, para el éxito de sus planes, al ver confirmadas por la realidad de los hechos, sus esperanzas. Sin perder el tiempo en inútiles esperas, alea jacta est, debió decir, como César á la oril- lla del histórico Rubicón, y al conjuro de su poderoso acento, con- movióse nuestra tierra; los montes trepidaron; las verdes copas de nuestras palmas quejumbrosas se movieron impulsadas por los vientos, cual si las animase el espíritu de tantas víctimas inmola- das á su sombra; de cumbre en cumbre el eco repitió el grito osado de libertad y patria, lanzado por un puñado de valientes; y al se- pultarse el sol en el ocaso, aquella tarde memorable del 24 de Fe- brero, como inmensa hostia enrojecida iluminando con resplando- res de incendio nuestros bosques seculares, envolvió en los efluvios de su luz postrera, cual si la saludara imprimiendo en ella ósculo santo de amor, á la gloriosa y bellísima bandera, que tremolada por cubanas manos, nuevamente flotaba, ensangrentada, en los her- mosos campos de la patria. * * o * No registra la historia de la redención de los pueblos oprimidos, página de gloria más grande, ni de tan sublime heroísmo, como ese reto lanzado por un pueblo sin armas ni recursos, á una nación que contaba con una flota y un ejército regular, á más de la reserva for- midable que constituían los cuerpos de voluntarios y bomberos; que disponía de fuerzas en la cercana isla de Puerto Rico, de que echar mano en un momento determinado, y allá en la distante Pe- nínsula española, pero relativamente próxima por la facilidad de los transportes y comunicaciones, millones de hombres que mandar á la muerte; en posesión de fortalezas y arsenales; en condiciones de arbitrar, no obstante lo ruinoso de su hacienda y su descrédito en el extranjero, recursos bastantes, en los primeros instantes del conflicto; y que contaba con la adhesión de todos los españoles de la isla, á quienes interesaba la continuación del estado de cosas exis- tente; con la de algunos cubanos, muy pocos por fortuna, timora- tos, débiles, irresolutos; y con el apoyo moral de las naciones euro- peas poseedoras de colonias en América y que favorecían los propó- LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 195 sitos dominadores de España para evitar todo aquello que pudiera tender á debilitar su autoridad y poder en este continente Ameri- cano. Aquel Oriente, indómito y rebelde, cuya naturaleza exuberante y maravillosa, entona en sus bosques seculares, en sus impenetrables selvas, en sus imponentes montañas y caudalosos ríos, un cántico pe- renne de libertad é independencia, que hace sentir al hombre, arro- bado con él desde su infancia, el ansia eterna de ser libre á toda cos- ta; donde se mantuvo siempre más tenaz el espíritu de la rebelión desde el memorable grito de Yara; bebió su inspiración el más gran- de de nuestros poetas, que en admirables estrofas, protestó antes que nadie contra la tiranía y el despotismo; y nutrió su corazón y su mente el más grande de nuestros héroes, fué la región cubana que se- cundó con más fortuna el movimiento iniciado en Baire é Ibarra; y cuando supo que el guerrero indomable de aquellas selvas, cuyas ce- nizas acabamos de honrar con lágrimas en los ojos, había fijado su poderosa planta en ella, desembarcando por Duaba á la vista de Ba- racoa, con un puñado de compañeros intrépidos, y que el inmortal Martí y el genial y esforzado Máximo Grómez—á quien nunca pa- gará Cuba los servicios que le prestara con su espada—lo habían realizado también, atravesando en frágil barquichuelo, entregados al capricho de las olas y confiados en la justicia de su causa, la dis- tancia que mediaba desde Montecristi á Maisí, nada pudo contener- la, y en explosión sublime de entusiasmo, ardiendo en santo y deli- rante amor por la patria esclavizada, se alzó toda ella, ante la ux- pectación del mundo, y el terror de España, que se aprestó á com- batirla aplastándola con el peso abrumador de sus ejércitos á cuyo frente puso á su mayor prestigio militar, el general afortunado del Zanjón, D. Arsenio Martínez Campos. Desde aquel instante, se presentó para el país cubano este tre- mendo dilema: ó con la Revolución ó con España. Y aunque me duela consignarlo, lo haré, porque la historia es inflexible en sus fa- llos; los jefes del partido autonomista residentes en la Habana, y aleunos del interior, defraudaron las esperanzas de los revoluciona- rios haciendo causa común con España, al protestar contra el levan tamiento de Baire é Ibarra y condenar la Revolución, en un mani- fiesto violentísimo, en el que, olvidándose de que ellos mismos, tres años antes, habían lanzado otro, amenazando al Gobierno y pin- tando al país al borde de la desesperación, y con causas bastantes para apelar á resoluciones supremas, afirmaban que Cuba no tenía 196 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN motivos verdaderos de agravios, y que la guerra era una empresa insensata, obra de unos cuantos aventureros y bandidos que así se atrevían á perturbar la dulce calma de que ellos gozaban, sin com- prender que aun en el caso de que aquellos hombres hubiesen esta- do en el error—que no lo estaban—nunca en pueblo aleuno del orbe han sido dignos de reproche y menos de escarnio, y sí por el con- trario, de respeto, los que en aras de un ideal tan puro y elevado como el de la independencia, ofrecen por romper sus cadenas, y en holocausto á la libertad de la patria, el sacrificio de sus vidas y sus haciendas. Por fortuna para Cuba, si bien es cierto que el mal que tales hombres hicieron á la causa de la Revolución, fué inmenso, por el efecto que tal manifiesto produjo en el extranjero, y en la Metró- poli, toda vez que aparecían los que se estimaban cubanos más pro- minentes, condenando el movimiento, arma que esgrimieron des- pués á maravilla nuestros enemigos, para denigrarlo, y con cuyo acto, que según el Sr. Varona no fué en el fondo sino una gran co- bardía política, retardaron el triunfo de la Revolución, pues que en la conciencia de todos está, que éste se hubiese anticipado ahorran do mucha sangre y muchas lágrimas—tal vez la reconcentración maldita—si desde el primer momento hubiesen tales hombres arro- jado en el platillo de la balanza de nuestros destinos, el peso incon- trastable de su prestigio personal y de su significación política; no es menos cierto, señores, que el pueblo cubano que no había renun- ciado á sus anhelos de libertad é independencia en los diez y siete años de paz; que había nutrido las filas del partido autonomista durante ese período, en tanto, en cuanto representaba esas ansias y esos anhelos, la protesta del cubano irreductible frente al español incondicional; que era autonomista, porque no podía ser otra cosa, y porque estimaba su deber estar con los que personificaban el sen- timiento cubano; que había perdido ya toda esperanza de obtener de la Metrópoli el reconocimiento de su personalidad política, cuan- do el fracaso de las reformas de Maura, y llegado á la triste convie- ción de que la propaganda pacífica, realizada durante tantos años por el partido autonomista, era estéril é impotente para desarmar, y mucho menos vencer, á los tradicionales enemigos de las liberta- des cubanas; al surgir la Revolución, que hacía tiempo presentía y esperaba, con ese instinto superior que es patrimonio de las gran- des colectividades, y que nunca se engaña, se adhirió á ella, se hizo su aliado, buscó en su triunfo el remedio para sus males, la solución LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 197 para todos sus problemas que la elocuencia de sus grandes tribunos no había podido encontrar; y divorciándose de los apóstoles de la autonomía, que la anatematizaban, haciendo traición á la causa de la redención cubana, desertó de las filas del partido, corrió á en- grosar las del ejército revolucionario ó se lanzó á los azares de la emigración, y solos, tan solos como quedan los muertos, según el poeta, así quedaron los sabios y soberbios mentores, los que se creían y no sé si aún siguen creyéndose, los más y los mejores, desprecia- dos y aborrecidos como políticos, por los cubanos, no ereídos por los españoles, obligados un día y otro, dado ya el primer paso, á protestar, no sólo con palabras, sino con hechos, de su españolismo, y contrayendo como hombres públicos y como cubanos, eravísima responsabilidad ante la historia. Después..... como se arremolina y salta desbordada catarata, presto convertida en avasallador torrente, al que se ponen en su im petuoso curso diques que le contengan y contra los cuales se estre- lla para luego levantarse á lo infinito anegándolo todo bajo su es- puma; así el torrente revolucionario, majestuoso, amenazador, im- ponente en su magnífica grandeza, se extendió por el Centro y Oe- cidente. En vano pretende cerrarle el paso formidable murallón de carne humana, desvanecido en las glorias de San Quintín y de Pavía; arrebatados por su corriente poderosa desaparecen presos del vértigo de la derrota, batallones enteros de españoles, como aquella brillante guardia que en la última hora de Waterloo, rota y desordenada, huía, olvidada de todo, presa de tremendo pánico; y entre el espanto y la desolación, aquella inmensa ola cuyo avan- ce sorprendente, costó á España ríos de lágrimas y sanere, confir- mándose así que la historia del mundo tiene más de tragedia que de idilio, arrasó y sepultó bajo su sanguinolenta espuma la añosa en- cina de la tiranía española, más fuertemente arraigada que en nin- guna otra parte de la isla, en el lejano confín del Occidente. Tal fué la épica invasión que acreditó al gran caudillo Gómez. ante el mundo de estratégico sin igual, y ciñó de inmarcesibles lau- reles las sienes del coloso de bronce, que anunció al universo con la pujanza de su brazo en cien combates, el triunfo indiscutible y asombroso de la revolución cubana. Fracasado el General Martínez Campos, en quien había puesto sus esperanzas todas la Metrópoli; perdida la oportunidad de do- minar el movimiento, en los primeros instantes, cuando á la llega- da de dicho General á esta isla, se creyó por muchos vendría inves- 198 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN tido de amplios poderes para solucionar el conflicto, transigiendo; España, sólo pensó en dominar por la fuerza, en aplastar con el peso abrumador de sus ejércitos la ya pujante revolución, y para ello, al par que llenó la isla de soldados, envió á ella un monstruo encar- gado de realizar la destrucción del país, y el exterminio de sus ha- bitantes. Al sólo anuncio de que se aproximaba aquel hombre, tristemen- te famoso por su ferocidad, inicióse el éxodo de este pueblo, que bus- có refugio en tierras extranjeras aun á trueque de arrostrar los sinsabores de forzosa emigración, y entonces también, digámoslo porque es justo, abandonaron este país muchos de los firmantes del manifiesto de la Central autonomista, de abolengo revolucionario, y que penetrados del abismo á que corrían y en el que inevitable- mente habrían de caer, rectificaron á tiempo su error, consignando dignamente su protesta ante sus compatriotas desolados, al deser- tar del partido, abrazando unos, más resueltos, la causa de la Revo- lución, manteniéndose otros en una expectación prudente, pero coincidiendo, así los unos como los otros, en su propósito de pro- testar, con su actitud, contra la designación de Weyler para Gober- nador de esta isla, y más que todo, contra la humillante política tenazmente seguida por los hombres del ridículo Directorio Auto- nomista. Lo que sucedió después..... bien lo sabéis. El monstruo arrasó sin piedad, paseando de comarca en comar- ca, sus doscientos mil sicarios, nuestros campos de esmeralda; in- cendió la humilde choza del sencillo labrador; tronchó en flor la plácida y risueña existencia del inocente niño; sacrificó después de haber marchitado las rosas de su pudor, á la pobre y débil mujer; amacheteó al anciano inofensivo; levantó con los cadáveres de tan- tos desgraciados ingente pira; rellenó de presos y deportados las bóvedas de nuestras fortalezas y de los lejanos presidios españoles : asordó los aires, en cada aurora, con el estrépito de mortífera des carga, anunciando á la aterrada población el suplicio de una víeti- ma; reconcentró cual piara inmunda, á los desdichados campesinos, en los poblados; llevó á todos los hogares el luto, á todos los ojos el llanto, á todos los corazones el dolor; exterminó, en suma, implaca- ble y sañudo, como una furia del Averno, cuanto alentaba y vivía. racional ó irracional, bajo el cielo purísimo de la patria, mudo tes- tigo de tanta iniquidad y tanta infamia! ¡Ah! Desde ese instante se hizo imposible, por indigna, toda LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 199 transacción con el gobierno de España, y por ello, cuando fracasa- do en su política de crueldad y destrucción, que arrancó un grito de indignación al mundo civilizado y determinó la amenaza de los Estados Unidos, de intervenir en la cuestión si no cambiaba el rum bo de aquélla, se decidió á relevar al soldado sanguinario, á quien había encomendado la realización del más abominable plan que mente humana concibiera, y á inaugurar con el General Blanco su nueva política, reducida á engañar una vez más á los cubanos con una ridícula autonomía á la española—que decía otorgaba á los Ica- les, y que en realidad no era otra cosa que desesperado recurso para desarmar á los insurrectos, bajo la amenaza del Gabinete de Washington—el pueblo cubano, en quien había apagado la sobera- na luz de la razón, el exterminio de tantos seres inocentes y el es- pectáculo de sus hermanos macilentos, vagando como procesión de espectros, ó languideciendo de hambre en nuestras poblaciones: poseído del vértigo de la desesperación, sublime en su patriótica demencia, se alzó viril para rechazarla impulsado por fuerza irre- sistible, y los aires llevaron de cumbre en cumbre, y á través del Atlántico hasta las lejanas costas españolas, el grito de ¡indepen- dencia ó muerte! por él lanzado con arrogancia sin igual, cual si quisiera recordar á esa España temeraria que la altivez de nuestra raza, de que ella misma se enorgullece en Sagunto y en Numancia, no permite transacciones, cuando de la libertad é independencia se trata; que antes prefiere sucumbir gloriosamente, dejando un imperecedero recuerdo de su grandeza y su heroísmo en las páginas eternas de la Historia. España llegaba, ¡ay!, como siempre, demasiado tarde. Diez y siete años habían estado los cubanos clamando por el establecimien- to de la autonomía, y no se les concedió: cuando un ministro, más osado que los demás, se atrevió á ofrecer algo que se asemejaba al gobierno propio, España, ya lo hemos visto, lo sacrificó á las bastar- das pasiones de los amos y señores de la Colonia, los conservadores de Cuba. Desencadenóse el huracán de la guerra, y cuando la fuer- za y el terror se estrellaron ante el heroísmo cubano, y la amenaza de una intervención armada puso espanto en los hombres de la Me. trópoli, entonces se aclaró el entendimiento de éstos, y no sólo otor- garon la autonomía, sino que se empeñaron en que el país entero la aceptase. Cumplíase así lo que en el periódico El Criollo, dedicado á la propaganda separatista, escribí en 1888, refiriéndome al par- tido conservador: “día llegará—decía en aquel entonces—en que 200 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN alcanzados por la ruína y la miseria, pidan, como nosotros, con grandes voces la autonomía para salvarse; pero entonces será tar- de y arrastrados por la ola revolucionaria que ellos mismos con sus intransigencias habrán desatado, asistirán con nosotros á la espan- tosa hecatombe, que, hija de la desesperación, habrá de terminar ó por el exterminio de este pueblo, ó por el triunfo de su causa, que es la de la razón y la justicia. ?” Sí; era demasiado tarde. La hora de la discusión serena. de la reflexión madura, había pasado, y se comprende que así fuera, por- que después que toda una población inerme é indefensa había sido exterminada sin piedad é incediadas sus viviendas, con salvaje en- sañamiento, por el representante del gobierno de esa España, la mayoría de los cubanos consideraron incompatible vivir con honra bajo un pabellón que había cobijado tantas injusticias y amparado tantas iniquidades; y no quisieron retroceder ni un solo paso, mu. cho menos, por el otorgamiento de una autonomía amañada que España concedía, vencida ya en sus últimas trincheras, como su- premo y desesperado recurso, y cuando, además de la pujanza de la Revolución en toda la isla, garantizaba su próximo triunfo la intervención eficaz de los Estados Unidos. ¡Qué tremenda decepción para la nación española ! Haciendo un colosal esfuerzo, que hizo rectificar á muchos las creencias que tenían sobre su vitalidad y poder, había puesto en Cuba con rapidez asombrosa, un ejército de doscientos mil comba- tientes y abundantísimo material de guerra, pareciendo dispuesta á hacer buenas sus palabras de agotar el último hombre y la última peseta, antes que renunciar á su soberanía sobre Cuba, y enviado, dándole carta blanca para proceder, á un general, notable no por sus triunfos militares, sino por su ferocidad; y después de veinte meses, en que se consumieron muchos millones de pesos, y perecie- ron ó se inutilizaron por el clima, las enfermedades y la guerra. casi todo aquel ejército que representaba la ¡juventud florida de España. veíase precisada á cambiar de política, y á relevar al general Wey- ler, porque no obstante aquella casi pacificación del Occidente, que sólo existió en la mente de aquel insigne farsante, la Revolución se mantenía pujante en toda la isla desde Baracoa hasta Mantua. y en cambio el espectáculo de la reconcentración, sublevando la concien- cia cristiana y liberal del gran pueblo americano, que no podía con- sentir á sus puertas, sin renegar de su historia, aquella fría, siste- mática y calculada matanza de todo un pueblo indefenso, por el deli- LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 201 to de amar la libertad, y desear la independencia, originó la protes- ta amenazadora de los Estados Unidos, al finalizar el año de 1897. * * *% Momentos bien difíciles para la Revolución aquellos en que se la puso á prueba con el otorgamiento de la autonomía, ya que la Metrópoli no perdonó medio alguno de quebrantarla, apelando al soborno y á otros más reprobables todavía, con tal de obtener lo que necesitaba para acallar el vocerío de la opinión en los Estados Uni- dos, para los que se hacía ya intolerable la continuación de una gue- rra que tanto perjudicaba su comercio y los intereses de sus súbdi- tos residentes en esta isla; pero de esa prueba salió triunfante la re- volución, pues á los manifiestos del gobierno y jefes de las fuerzas cu- banas, rechazándola y conminando con la muerte á quien pretendiese ir al campo con tales proposiciones, siguió el dado por la emigración cubana y el que clandestinamente circularon los residentes en las poblaciones de esta isla, demostrando con ello la perfecta solidari- dad de todo el pueblo cubano, respecto á no aceptar nada que no fuese la independencia. Y que no fueron vanas palabras, bien lo comprobaron, los primeros, dando muerte á cuantos se consagraron á desafiarla yendo al campo con ofertas del Gobierno, siendo la más ilustre de las víctimas el comandante D. Joaquín Ruíz, perso- na que gozaba de gran prestigio por su talento, y muy relacionado con los elementos del país, por lo que tuvo este hecho singular re- sonancia en Cuba y en el extranjero; los segundos, permaneciendo emigrados sin acogerse al régimen autonómico; y los últimos, ha- ciendo el vacío más absoluto al partido autonomista, en las eleccio- nes que, al efecto, se realizaron, oponiéndole, con virilidad y patrio- tismo, para hacerlo fracasar, el impenetrable muro de su resisten- ela pasiva. Cuando tales sucesos hicieron comprender á los Estados Unidos que España era impotente por completo para sofocar la revolución cubana y que ésta era invencible porque no habían podido dominar- la Weyler con sus barbaries, ni Blanco con sus halagos, Cánovas con su política de la fuerza, ni Sagasta con la de la atracción ; cuan- do ya la opinión estaba allí formada, respecto á nuestro problema, desde que comenzara á ilustrarla con sus valiosos é imparciales in- formes, el con tanta justicia amado por nuestro pueblo, Honorable General Lee, á la sazón Cónsul de su Nación en esta ciudad; cuan: 202 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN do ante la ineficacia de la nota dirigida al Gobierno español por Mr. Olney, había Mr. Sherman llamado seriamente la atención del Gabinete de Madrid, sobre los procedimientos reprobables á que apelaba Weyler para dominar á los cubanos; cuando desde el úl- timo mensaje del Presidente Cleveland, se trazaba con segura mano el camino que debía seguir la política americana, conforme á sus tradiciones y á su historia, camino que el honorable Mac Kinley comenzó á recorrer con paso firme desde su proclamación presiden- cial; cuando, así en las Cámaras como fuera de ellas, se oían voces amigas que abogaban por nuestra causa, inclinando el ánimo del Gobierno á una intervención eficaz en favor de nuestra causa, que era la de la libertad, y se acudía, invocando principios de humani- dad, al socorro de las víctimas de la reconcentración; cuando el pueblo americano, si no el gobierno, había va decretado, obedecien do á los dictados de su conciencia honrada, y al sentimiento de la Justicia que cual ninguno otro posee, correr en auxilio de aquel que tantos sacrificios había hecho, y seguía haciendo, por ser libre, cuando la fiebre del patriotismo cubano llegó á apoderarse de toda la Nación, y la intensa propaganda que iniciaron y sostuvieron con entusiasmo los partidos políticos, personalidades ilustres, sociedades é instituciones, había llegado á influir en el poder levislativo, y sobre todo en el Senado, haciendo que la cuestión cubana, entrase de tal modo en la política americana, que su solución se imponía á todas las conciencias como una necesidad, entonces, señores, un acontecimiento inesperado y luctuoso, la dolorosa catástrofe lel Maine, que en noche memorable y pavorosa se sumergió en nuestra bahía, tras horrísono estampido que resonó lúgubremente en nues- tros corazones desolados, arrebatando á sus hogares y á su patria, una legión de valerosos ciudadanos, arrancó un grito de indigna- ción y de dolor á los cubanos; de indignación, de dolor y de ven- ganza al pueblo americano, que no vió desde ese instante sino en la guerra con España, la única satisfacción posible. la única repara ción que cabía á tan inmensa y honda desventura. La catástrofe del Maine, fué la chispa que hizo explotar el sen- timiento nacional ya preparado contra España, la gota de agua que hizo rebosar el vaso, y en este sentido precipitó el desenlace; pero no fué ella la causa única y directa de la intervención: más tarde ó más temprano, ella hubiera sobrevenido, porque lo que la explica y determina, es la convicción que llegó á tener el Gabinete de Washington, de que el. pueblo cubano era un pueblo desesperado, LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 205 que con tenacidad é indomable energía había decidido sacudir la - dominación española, aunque para ello tuviese que convertirse la isla en inmenso cementerio, y que España, ya agotada y exhausta. empobrecida y exangile, era impotente en absoluto para vencerlo y subyugarlo; por donde ante la perspectiva del trágico desenlace que habría de tener el sangriento drama cuyo teatro era la isla, virgen y hermosa de otros tiempos, convertida por la maldad, la imprevi. sión y la codicia en un montón de escombros y cadáveres, y la exis- tencia, por otra parte, de un país vecino perturbado y peligroso, razones de humanidad y de propia conveniencia, en perfecto marl- daje, impusieron la política resuelta, franca y agresiva. expresada en la célebre jowmt resolution de 19 de Abril de 1898, votada por las Cámaras, entre el delirante entusiasmo de un pueblo ávido de eloria y seguro del triunfo, que veía llegar, al fin, proporcionado por el sacrificio y el heroísmo de los cubanos, el pretexto que nece- sitaba para, por medio de una guerra justa, expulsar á España, cumpliendo así la célebre doctrina de Monroe, de sus últimas pose- siones en este Continente Americano. | * E E España había llegado á un momento de su historia, en que su tenacidad, su obstinación en no querer ver el problema colonial, tal como él era, rechazando toda proposición hecha por los cubanos so- bre la base de la independencia, habría de culminar en un inmen- so desastre. En vano el hombre más grande de España, el único que vió siempre, y desde su principio, con verdadera clarividencia, la solución práctica y posible del problema cubano, y que por esa ra- zón calificaron de loco sus compatriotas, cuando los sucesos han venido á demostrar que era el más cuerdo, el único cuerdo quizás de todos los políticos españoles, el ilustre Pí y Margall, decía á su nación á los tres meses de haber comenzado la guerra, lo que sigue: “Nación aleuna tiene derecho á ocupar territorios que otros hom- bres pueblen, como éstos no se lo consientan. Si una nación los ocu- pa por la violencia, los vencidos pueden en todo tiempo combatirla hasta que la arrojen del suelo de su patria. No hay en esto prescrip 1 «Casi no hay libro, en la «legión » de los escritos sobre Cuba y la guerra de los Estados Unidos contra España, en que no se atribuya á aquel horrible atentado una influencia que realmente no tuvo. Lo que sobre eso dice el Sr. Dr. Rodríguez Lendián es lo más sensato que he leído sobre el partienlar.».... (Carta del Sr. José Ignacio Rodríguez dirigida desde Wash- ington al periódico El Nuero País, en 19 de Noviembre de 1899 y publicada en el número co- rrespondiente al día 26 de dicho mes y año.) 204 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN ción posible. Ni prescribe ni puede prescribir nunca el derecho á la libertad y á la independencia. Siempre que se trató de nuestra pro- pia vida ¿acaso no lo entendimos así los españoles?..... Scbre el sen- timiento de la patria está el de la humanidad, y sobre todo el de la Justicia..... Se invoca también para proseguir la guerra, el orgullo na- cional y el decoro de la patria. Como si hubiera para una nación men- gua en dar lo que de justicia se debe, como si no pudiera padecer más la honra continuando la guerra y saliendo vencidos.”? Y en vísperas del conflicto, su voz, que era la de la previsión, se dejó nir en estos términos: ““Obedezcamos las leyes de la naturaleza. Con- formémonos con la independencia que es solución más franca, sóli- da y ventajosa. La conveniencia y la justicia de consuno nos orde- nan dar á los cubanos la independencia que han ganado con su va- romil esfuerzo. Démosla cuanto antes.”? Admirables palabras de aquel hombre justo y honrado, que obedeciendo á los dictados de su conciencia, desafió, como Zola acaba de hacerlo en Francia, la tem- pestad de las pasiones políticas, por sacar á salvo los eternos prin- cipios del derecho y apartar á su patria del abismo á que corría, sin esperar otra recompensa que la satisfacción del deber cumplido! ¡ Descubrámonos, con respeto, ante ese noble y venerable anciano, para quien sólo tienen y tendrán siempre los cubanos, admiración y gratitud! En vano también, la opinión se manifestaba en el mismo senti- do ante la proximidad de una guerra con los Estados Unidos, di- ciéndose por la prensa: “Es más decoroso y más práctico pactar directamente con los jefes insurrectos la independencia de su pa- tria.?? ““El remedio está sólo en que se busque á todo trance la con- clusión de la guerra, en negociar con los insurrectos la paz sobre la base de la independencia, si no se quiere abandonar la isla como se abandonó hace treinta años la de Santo Domingo””..... “Con eman- cipar á Cuba se acaba la guerra y se evita la de los Estados Unidos. Quien sea verdaderamente cristiano y patriota debe estar con nos- otros por la independencia de la isla.?? Todo en vano. La guerra se hizo inevitable y estalló al fin. ¡ Y en las costas de Santiago, bañadas por el mar Caribe, los cañones de Sampson y de Schley notificaron al mundo sorprendido, que el poder de España en América había sido aniquilado, hundiéndose con su escuadra los últimos restos de su imperio colonial, en uno de los mayores desastres que registran las páginas de la historia! La poderosa Unión Americana, pudo decir como el César roma- LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 205 no: llegué, vi y vencí. Y su glorioso pabellón, al flotar en los aires. vencedor, fué saludado por nosotros con regocijo y gratitud, como el del pueblo portentoso, amante de la justicia, fiel representante de la democracia moderna, patria de Washington, fundador de la li- bertad en América, y de Lincoln, el mártir venerando de la liber- tad de los negros, y que generoso y magnánimo anunció al universo la honradez de sus propósitos y la pureza de sus intenciones, al con- sagrar solemnemente por medio de sus Cámaras, en la ya famosa resolución conjunta de 19 de Abril de 1898, el derecho de los eu- banos á ser libres é independientes, afirmando su determinación de dejarles su país, tan luego como la pacificación se obtuviese, único fin de su intervención, para que con la constitución de un Gobierno estable y fuerte, surgiese la República soñada, amada y perseguida, por todos los cubanos, como supremo ideal, en tantos años de marti- rio y de lucha contra el poder tiránico y secular de la Nación Es- pañola. | II No hay reglas absolutas para decidir sobre la aptitud de un pueblo dado, para llenar las condiciones de deter- minada forma de gobierno. El grado de cultura del pueblo, la suma de jui- cio y de sagacidad difundida en él, de- ben servir de guía. STUART MILL. . Los pueblos, así como los individuos, no deben ser juzgados por su tamaño. SMILES. El pueblo de Cuba es y de derecho debe ser, libre é independiente. (Joint resolution de 19 de Abril de 1898.) He pretendido demostrar, no sé si lo habré logrado, que las ten- dencias patrióticas y separatistas han existido en Cuba desde los albores de este siglo, por más que ese anhelo de independencia, que era algo así como un instinto en los cubanos de aquellos tiempos, todavía no maltratados por la Metrópoli, pero que veían en ésta, la nación, que había asolado la isla, exterminado una raza y realizado el suplicio del desventurado Hatuey, no llegara á convertirse en la única aspiración política, sino cuando, coincidiendo con modifica- 206 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN ciones profundas en la gobernación de este país, en daño, por su- puesto, de sus naturales, el espectáculo de todo el continente suble- vado, y por consecuencia de tal sublevación, alcanzando su indepen- dencia de España, se impuso como supremo ideal para todas las conciencias puras, para todas las almas grandes y generosas, la constitución de una patria emancipada, de la patria cubana, que sólo había existido hasta entonces como vago ensueño de imagina- ciones calenturientas en patriotas exaltados, y que las circunstan- cias revestían de formas reales y tangibles, haciendo ver que Cuba, enclavada en este continente, sometida á la influencia social y po- lítica de los pueblos que la rodeaban, con intereses y sentimientos propios, genuinamente cubanos, era una personalidad distinta, un Estado verdadero, con un alma, con un espíritu particular, y con- tra cuya existencia y felicidad conspiraba la sumisión á la tutela de otro Estado, en otro hemisferio situado, de tradiciones monár- quicas, con idelales políticos, sociales y económicos, de todo en todo opuestos á los ideales políticos, económicos y sociales de los Estados de América. Realizada la emancipación de su Metrópoli, por virtud del triun- fo de la revolución iniciada en Baire é Ibarra, Cuba debe consti- tuirse en Nación independiente. Y aunque la independencia, sien- do como es, ó debe ser, para todo cubano, un postulado y un dog- ma, está fuera de toda discusión, ya que no tuvo otro fin la contienda sostenida con decisión y heroísmo contra España, yo quiero arran- car, no á la pasión, sino á la reflexión, no al sentimiento, sino á la razón serena y fría, tan trascendental afirmación, para que ésta sea el resultado, no de la vehemencia patriótica, propia de los que he- mos nacido en las regiones del trópico, sino de la meditación y el estudio, característicos de los que han visto la luz en las regiones templadas. Una nación es algo abstracto, cuya realidad se reconoce por la existencia de un ideal colectivo; no es el territorio sólo, ni la raza, ni la lengua, ni la religión, lo que la constituye. Es todo esto, y algo más: la coexistencia dentro de unos mismos límites geográficos, de una ó varias gentes, que se sienten atraídas por los vínculos estre- chos de la sangre, del idioma, de las creencias; que han defendido juntas el suelo que ocupan; que juntas han compartido los sacri- ficios y los esfuerzos, los triunfos y las derrotas, la prosperidad y la deseracia, y que mantienen, como las Vestales de la antigua Roma, siempre encendido y vivo el fuego sagrado de la patria, un solo LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 207 ideal á través del tiempo, engendrando lo que hay de más tenaz, de más fuerte, de más indestructible en las agrupaciones humanas, el espíritu nacional. Cada nación, pues, tiene genio diverso, según dijo el eran Cor- neille, y como es consiguiente, diferente destino que cumplir en la obra general de la humanidad. En la antigúedad los judíos se lla- maron el pueblo de Dios, el pueblo elegido, el depositario del dog- ma de la unidad divina, y en verdad que ninguno como él ha reali- zado una misión más trascendental en lo religioso, ni ha conserva- do más su carácter propio á través de los siglos, pues que aun no existiendo como Estado, persiste en él el genio de la nacionalidad, á pesar de los ultrajes y de las persecuciones; como los griegos afir- man en las páginas de la historia el genio de su raza, de su pueblo de pensadores y artistas, difundiendo por el mundo el helenismo, preparando el camino al cristianismo, infiltrando en el estrecho espíritu de la Edad Media, la filosofía aristotélica, iniciando al mundo europeo en el libre pensamiento, en los albores de la Edad Moderna; y como los romanos, subordinando la ciencia y el arte, á la guerra y el derecho, traen al mundo la idea del Estado, y re- funden en un sincretismo universal todos los elementos de la civi- lización antigua. En los tiempos modernos, aún es más notable la persistencia del genio nacional. Francia ha ejercido, y ejercerá siempre, una gran influencia en el progreso general de la Humanidad, por ese espíri- tu cosmopolita que la lleva á dilatarse en el exterior, tal vez por- que, como afirma Guizot, “hay en el genio francés algo de social y simpático que se extiende más fácil y enérgicamente que en el ge- nio de los demás pueblos”? * y que le da ese gran poder de difundir y generalizar las ideas; como Inglaterra, concentrada en sí misma, y respondiendo al individualismo de su origen anglo-sajón, desen- vuelve el espíritu de su raza, el genio característico de su naciona- lidad, en todas las fases de la actividad humana, así en las institu- ciones políticas, como en la industria, y el comercio; y como los Es- tados Unidos, el suyo, eminentemente práctico y positivo en la polí- tica, en la administración, en la ciencia, en la industria, en el co- mercio, en las artes mecánicas, en la consagración de los derechos fundamentales y los intereses primordiales de la Humanidad, re- 1 Historia General de la Civilización en Europa. 208 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN presentados en esa grande y poderosa República, que es para mu- chos, como observa un cubano ilustre, la obra predilecta y el ma- yor título de gloria del siglo xIx. ] Pues bien; Cuba tiene también su genio propio, su espíritu na- cional, persistente á través del tiempo, ya lo he dicho en otro lugar de este trabajo, y reflejado desde los horrores de su conquista y colonización, por los aventureros españoles, en el antagonismo irre- ductible y profundo entre ellos y sus naturales; entre los intereses, tradiciones, costumbres, sentimientos, ideales y aspiraciones de los colonos y los de sus dominadores; en el amor entrañable al suelo, de la que siempre reconocieron los nativos como su única patria, lleno de recuerdos gloriosos, empapado en la sangre de-sus mártires en cuatro siglos de indecibles sufrimientos; en cuyos campos, siem- pre verdes, admiraron extasiados á la Naturaleza, que fué pasmo de Colón; cuyo cielo azul, retratado en las aguas de los mares que besan espumantes sus risueñas costas, y cuya atmósfera diáfana y transparente, como la atmósfera de Grecia, les hacía comunicativos, aptos para la civilización, amantes de la libertad, idólatras de su independencia; amor al suelo, influencia del medio ambiente, sen- timientos y aspiraciones que explican por qué, no obstante recono- cer en los colonizadores, la estirpe de nuestro pueblo, miramos en aquellos aborígenes, por ellos exterminados, nuestros hermanos en la Patria, nuestros antepasados en la posesión de esta isla maravi- llosa, nuestros predecesores en el dolor y el martirio, por el delito de ser cubanos y defender como nosotros el derecho á esta tierra que santificaron con su sangre y con sus lágrimas; y contemplamos en el suplicio trágico de Hatuey, la personalidad cubana, que se lergue desde entonces, altiva y amenazadora, entre las llamas de la hoguera que consumiera al cacique valeroso, para protestar en nombre del derecho de la libertad de los pueblos, contra el tirano que escudado con el lábaro santo de la cruz, le arrebataba por la fuerza, y llevado por la codicia, la dicha de sentirse libre, y de re- 2 conocerse independiente. ? 1 Labra.—Los Estados Unidos de América. 2 «El asunto vino á parar, según costumbre, en que todos los habitantes de la isla de Cuba fueron hechos esclavos, distribuídos y maltratados como los de la isla Española. Murie- ron infinitos por hambre, fatiga y crueles tratamientos. Otros en grande número huyeron á los montes. Muchos se ahorcaron á sí mismos; y llegaron á desear esta muerte con tantas ansias que los maridos y las mujeres formaban el convenio de ahorcar primero á sus hijos por amor, después el marido á la mujer, y luego el marido á sí mismo, todo por no sufrir las ecrueldades atroces de un español, 4 quien yo conocí mucho, á causa del cual más de doscientas personas se ahorcaron á sí propias. LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 209 Que Cuba es una colonia que ha llegado á la plenitud de vida y desarrollo que supone la capacidad para organizarse en Estado in- dependiente, bien lo demuestra, de una parte, su larga gestación, desde que al comenzar este siglo empieza á desenvolverse el ger- men constitutivo de la nacionalidad futura, creciendo cada vez más su población, aumentando sus ciudades, extendiendo su comercio, creando un ambiente propio moral y político, desenvolviendo sus aptitudes en las ciencias y en las artes, centuplicando su rique- za agrícola é industrial, estrechando sus relaciones con los pueblos de este hemisferio y con los de la lejana Europa; y de la otra, pro- testando, pacíficamente primero, por medio de las armas después, contra la política absorbente y de cruel dominación de los gobiernos de la Metrópoli; ya que tales manifestaciones de virilidad y patrio- tismo no son propias de pueblos enfermos ó infantiles, sino sanos y vigorosos, que obedeciendo á superior é invencible tendencia, as- piran á constituirse en Estados independientes y soberanos. Ya lo presintió así el gran economista francés Leroy-Beaulieu ! cuando refiriéndose á la situación de Cuba, pocos años después del pacto del Zanjón, decía lo siguiente: ““¿ Qué vendrá á ser en lo por- venir la isla de Cuba? ¿ Permanecerá unida á la Metrópoli? ¡¿Caerá en las manos de los Estados Unidos? Cuba es una gran isla que tiene nueve millones setecientas setenta y dos mil hectáreas, ó sea cerca de la quinta parte de la superficie de Francia; cuenta con casi dos millones de habitantes; algún día podrá tener doce ó quin- ce millones de hombres, tan rico es su suelo, tan bello su clima. Con tales condiciones Cuba puede ser una nación... Es posible que Es- paña conserve aún alguna autoridad nominal sobre la reina de las Antillas; pero los días de su dominación real están contados. El fin del siglo no se pasará sin que Cuba haya conquistado su indepen- dencia.” A" ES «Hubo en la isla un oficial del Rey, hombre tan cruel, que habiendo recibido en reparti- miento trescientos indios, tenía sólo treinta en el término de tres meses por haber hecho morir 970 en las fatigas de minas; le dieron otros 300, los mató en muy poco tiempo; le repitieron el número, y cuando más cruelmente renovaba las escenas de carnicería, murió entregando al Diablo su alma. «Estando yo en la isla vi morir en tres Ó cuatro meses, más de siete mil niños de hambre, por haber sido destinados al trabajo de minas los padres y las madres. Entonces yi también otras crueldades horrendas. Por último se determinó salir á los montes contra los indios que habían huído de los pueblos por miedo de la muerte, y se hacían cacerías contra ellos como contra las bestias feroces, con perros lebreles bien adiestrados para destrozar hombres y con otros medios inhumanos. Así lograron desolar la isla de modo que habiéndola yo andado aho- ra poco tiempo hace, la he hallado casi toda desierta; cosa que da compasión.» Las Casas.— Historia de las crueldades de los Españoles conquistadores de América, 1 Dela colonisation chez les peuples modernes.—1882, 910 " EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN Cuba tiene un espíritu nacional, y ha llegado á la plenitud de su vida colonial que le impone, de un modo fatal y necesario, el erigir- se en Estado independiente. Mas, ¿reunirá los distintos factores que asignaron, con criterio exclusivista, las varias teorías de las na- cionalidades á toda nación? ¿Tendrá un territorio capaz y determi- nado, identidad de cultura, igualdad de lengua, comunidad de in- tereses y de origen, afinidad de carácter, el mismo pasado y una aspiración común y única? Y de ser así, si como nación tiene dere- cho á la existencia ¿lo tendrá para formar un Estado? “Las naciones—dice Laurent—! necesitan un territorio donde vivir y desplegar sus facultades, como el alma necesita un cuerpo que le sirva de instrumento y de órgano; territorio determinado, casi siempre, aunque no de un modo absoluto, por las fronteras naturales, por los mares y las montañas. ”” Cuba es una hermosa isla, la mayor de las Antillas, ceñida por todas partes, como tal, por el mar que la circunda, ora lamiendo sus costas, ora penetrando en ellas para formar grandes bahías, seguros y abrigados puertos, ó pequeñas ensenadas, que le dan esa forma irregular de un arco inmenso á la entrada del Golfo Mexi- cano, con una extensión superficial en kilómetros cuadrados mayor que la de San Salvador, Guatemala, Costa Rica, Haití y Santo Do- mingo en América, y que la de Portugal, Suiza, Bélgica, Grecia y Holanda en Europa, países todos que constituyen Estados inde- pendientes y soberanos, ? teniendo sobre todos ellos la ventaja de su posición geográfica, y con terrenos tan fértiles, de tan prodigiosa fecundidad, que semeja siempre hermoso jardín flotante, verda- dero milagro de la naturaleza, donde debió tener su cuna el Pa- raíso de la tradición hebraica, guardando en sus entrañas, no la ardiente lava de los volcanes, sino abundantes minas de preciosos metales, y ofreciendo riquezas naturales inapreciables en sus bos- ques seculares, y atractivos con su clima, situación y producciones, á la actividad humana, á la agricultura, á la industria y al co- mercio. Es por tanto evidente, que nuestro país constituye un territorio con todas las condiciones necesarias para servir de asiento á una na- cionalidad, pero aunque así no fuese, aunque su extensión no fuera tanta, tanta su feracidad, tan asombroso su comercio, y su pobla- 1 Historia de la Humanidad. 2 San Salvador 18,997 kilómetros cuadrados; Guatemala 105,612; Costa Rica 55,699; Haití 26.430; Santo Domingo 50,170; Portugal 93,156; Suiza 41,418; Bélgica 29,455; Grecia 50,123; Ho- landa 35,428; Cuba 118,833. LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 211 ción suficiente en número y bastante culta y adelantada, no sería eso obstáculo para su constitución en Estado independiente, porque creemos con el gran Victor Hugo, que no hay pueblos grandes ni pequeños, sino hombres grandes y pequeños; y con Smiles, que para que una nación sea grande, no es necesario que sea de extensa di- mensión, y con Fiore, que el derecho de un pequeño número de hombres vale tanto como el de un gran pueblo, porque la fuerza no constituye el derecho. La larga exposición histórica, que forma la primera parte de este modesto trabajo, me ahorra detenerme á comprobar la existencia en este nuestro territorio, de un pueblo que tiene idéntica cultura, la misma lengua, comunidad de origen y de intereses, afinidad de ca- rácter, ieual pasado y una aspiración común, ya que todo ello resalta del estudio, nada más que intentado, de nuestro problema colonial, pues, á poco que se medite, se verá que aquí vivió, y vive, una co- lectividad procedente de la estirpe española, conquistadora del país, que habla el mismo idioma, que refleja en su carácter la impe- tuosidad y vehemencia de los pueblos meridionales, y á quien el tiempo en su labor ininterrumpida é impalpable, pero sólida, dió, por el amor á la tierra nativa, por el recuerdo del pasado triste y luctuoso, por la afinidad de aspiraciones y solidaridad de intereses, por la necesidad de la común defensa, ante un común enemigo, por la esperanza en una redención próxima, la conciencia de una nacio- nalidad, la conciencia de una patria, de la nacionalidad y de la pa- tria cubana. Nuestra isla, pues, no por el hecho de serlo, constituye una na- ción, sino porque en ella, suficientemente poblada y adelantada, vemos darse todos los caracteres constitutivos de una nacionalidad, que es, como afirma Pradie Foderé, en una de sus luminosas notas á Fiore, más que la igualdad de la lengua é identidad de raza, el fin común de la actividad. Y si Cuba reúne todos los factores que se asignan á las naciona- lidades; ¿podrá dudarse siquiera del derecho que le asiste para constituirse en Estado soberano? Evidentemente que no. “El Es- tado—dice Laurent—! es la realización de la nacionalidad, y ésta no existe, á menos que un lazo político úna á todos sus miembros, asegurándoles la independencia y la libertad. Las naciones no exis- ten, sino á condición de estar constituídas; si tienen derecho á la existencia, lo tienen, por consiguiente, á formar Estados. Es verdad 1 Historia de la Humanidad. 212 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN que los hechos pueden contrariar el derecho, pero no destruirle. Porque durante siglos los hombres hayan gemido entre las cadenas de la esclavitud, no se decidirá que deban siempre vivir esclavos. Porque los derechos de las naciones se desconozcan, no se dirá que carecen de derechos; si los tienen, es para ejercitarlos.”” Sentadas las premisas se impone lógicamente la consecuencia. Si el Estado es la encarnación y la personificación del poder de la nación como afirma Bluntsehli; y si él se forma, según Weiss, ““cuan- do el sentimiento nacional, es decir, la conciencia de la identidad de intereses y necesidades ha hecho de la aglomeración de indivi- duos un grupo político, teniendo su territorio, su gobierno, su ley, su ejército??, 2 y Cuba, según hemos visto, existe como nación, lle- gando al límite de su desenvolvimiento político, tras dos revolucio- nes, santas, como todas las que se proponen como fin la independen- cia, demostrando con ello que ésta es la única y suprema aspiración, ha de organizarse política y soberanamente, ó lo que es lo mismo, convertirse en Estado independiente. Y no será bastante á modificar este mi criterio sobre la nece- sidad de que Cuba se constituya en Estado independiente, el hecho de que acontecimientos más ó menos desgraciados, hayan entorpe- cido nuestra marcha política desde el comienzo de este año, porque tengo para mí, que lo sucedido aquí ha acontecido en todos los pueblos que se han encontrado en análogas condiciones al nuestro, y hasta, si se quiere, le llevamos ventaja á todos, porque no hay ejemplo de mayor cordura y civismo, que el dado por el pueblo cu- bano, en los meses que van transcurridos desde que cesó la sobera- nía española. Y para no citar otro, el mismo pueblo americano, modelo de pre- visión y sentido práctico, que es tenido y con justicia, como el más apto y el más maestro en el arte de la gobernación, con sujeción á . los principios de la más pura democracia, no llegó á la organización de su República, con un gobierno estable y fuerte, sino después de muchos años de pruebas y dolorosas experiencias. Ya lo he dicho en otra ocasión: para que surgiera esa República modelo, que hoy á través de un siglo se ofrece á la contemplación del mundo, como la representación más exacta de la fuerza al servicio de la libertad humana, tuvieron que pasar algunos años, sucederse acontecimien- tos lamentables, repetirse un día y otro, hechos que hacían peligrar 1 Derecho Público Universal. 2 Traité elementaire de Droit International privé. LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 213 la existencia de la nacionalidad, y de uno en otro ensayo, llegar á la anhelada solución cuando ya todo se creía perdido, con la famo- sa convención de Filadelfia, que culminó en la no menos famosa carta-constitucional, y la elevación á la suprema magistratura del hombre, dechado de pureza y patriotismo, que se llamó Jorge Washington. Sí, señores, seis años de pruebas, de tanteos, de ensa- yos, de desengaños y fracasos al par que de ilusiones y esperanzas; seis años, desde 1783, en que se firmó la paz, hasta el 30 de Abril de 1789, en que ante un pueblo que le aclamaba el Padre de la Pa- tria, juró el cargo de Presidente, el que supo ser el primero en la guerra, el primero en la paz y el primero en el corazón de sus con- ciudadanos. * Entre una y otra fecha, y como pruebas evidentes de la profun- da crisis económica y política que amenazaba á la naciente Repú- blica, anotaremos la angustiosa situación económica del país; el des- acuerdo entre los diversos Estados de la Confederación; la erea- ción de ciertos derechos é impuestos; la celebración de tratados con las naciones de Europa; la regularización del comercio; las diferen- cias surgidas con Inglaterra por infracción de las condiciones del tratado de paz; las igualmente suscitadas con España por la libre navegación del Mississippi; la cuestión de la cesión de territorios; la insurrección de Massachusetts, y por fin, los trabajos de los dele- gados á la convención de Filadelfia, tendentes á la organización de un gobierno nacional, con la formación de una constitución que, conservando la importancia de cada Estado en particular, combi- nase las cosas de modo que pudiera establecerse una gran confede- ración, para constituir un solo pueblo de los Estados Unidos de América. Spencer en su historia de los Estados Unidos, pinta la situación de los Estados á raíz de haber obtenido su independencia, de la ma- nera siguiente: *“Habíanse agotado sus recursos, durante una pro- longada y destructora guerra; el comercio estaba paralizado; sus fábricas arruinadas, abandonada la agricultura y faltaban por últi- mo leyes para que se reconociesen los principios de justicia y equi- dad. Pesaba sobre el país una deuda enorme, y lo que es aún peor, 1 «Esllegada la hora de prueba: este es el momento en que las miradas del mundo se fijan en nos- otros: esta es la oportunidad de establecer ó perder para siempre la carta nacional: esta es la ocasión propicia para constituir el gobierno federal de una manera que corresponda á los fines de su institución; pero este también puede ser el fatal momento para destruir el poder de los Estados Unidos, aniquilando el principio de la confederación y de exponernos á ser un objeto de burla para las potencias europeas, cuyo objeto es impedir que sus rivales adquieran importancia, á fin de favorecer sus propios intereses...» (Carta circular dirigida por Washington á los gober- nadores de los Estados en 8 de Junio de 1783.) 214 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN faltaba poco para que se produjera la anarquía, amenazando des- truir todos los principios políticos.?” El gran Washington, el patriota inmaculado que había consa- grado su existencia á la felicidad de su país, contemplaba entriste- cido y acongojado desde su retiro de Mont Vernont, la marcha de los acontecimientos y dejaba oir de cuando en cuando su voz inspi- rada en la salud y la conveniencia de la patria. ¡Qué triunfo, ex- clamaba, para los abogados del despotismo, poder probar que so- mos incapaces de gobernarnos á nosotros mismos, y que nuestros sis- temas, fundados sobre la base de una libertad igual. son quiméricos y falaces! Y si á nadie pudo ocurrirse en aquel entonces negar á los ameri- canos, por semejante estado de cosas, su capacidad para gobernar- se á sí mismos, y sobre todo su derecho para constituirse en Estado independiente y soberano, mucho menos puede negarse al pueblo cubano, porque éste tiene sobre todos los demás de América, en los momentos de sacudir el yugo de la Metrópoli, una ventaja indis- cutible, que no pesa sobre él la deuda abrumadora, que tanto em- peño puso España en endosarle, y otra que no tuvieron las demás colonias españolas de este continente: la de haber llegado, no como ellas, prematuramente, á la independencia, sino cuando el proceso histórico de su desenvolvimiento político así lo exigía, después de la experiencia adquirida con el espectáculo por esas repúblicas his- pano-americanas dado, en lo que va de siglo, de revueltas y luchas intestinas, que es el secreto de su debilidad, y contar para su cons- titución definitiva con el apoyo material y moral de los Estados Unidos, que se han comprometido de modo solemne ante el mundo, á garantir la paz y el orden, mientras llegue el momento de que surja el Gobierno de Cuba independiente; compromiso cumplido hasta el presente, pues á la sombra de su glorioso pabellón, con paz y orden, hemos resuelto, sin grandes inconvenientes ni tropiezos, serios problemas sociales, jurídicos, religiosos, políticos y económi- cos, allanándonos así la gran República, para la cual nuestra gra- titud no tendrá límites nunca, el camino que ha de conducirnos, ló- gica y fatalmente, si nosotros queremos, á la realización de la Re- pública cubana. * * * Pero es que los cubanos carecen de la capacidad necesaria para gobernarse por sí mismos, se dice por aleunos conciudadanos nues- LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 215 tros, muy pocos por fortuna, que llenos de desconfianza y pesimis- mo, todo lo temen de quienes, por su virilidad, heroísmo, desinterés, cordura y amor á Cuba, debían esperarlo todo. ¡Ah! Yo me rebelo y protesto contra esa gratuíta acusación de incapacidad hecha an- ticipadamente contra este pueblo desgraciado, por esos compatrio- tas, equivocados siempre, en lo que á Cuba y á su porvenir res- pecta. ¿Acaso ha probado ya Cuba su incapacidad ? ¿Se han goberna- do hasta ahora los cubanos á sí propios? ¿Qué otra cosa han hecho hasta el presente, sino vegetar tristemente, con la nostalgia de la Patria libre, en tierras extranjeras, ó pelear denodada y heroica- mente medio siglo, contra los que les tenían sometidos á ignominio- sa tutela, y en pos de su libertad é independencia? Y si no se ha hecho la prueba, ¿es lógico, razonable, honesto, patriótico, negar- les esa capacidad, cuando nada existe que abone su inferioridad, si se les compara con todos los otros pueblos, hoy soberanos, de la que fué América Española? ¿No existen más bien motivos muy ¿justifi- cados para creerlos muy capacitados, cuando sin aprendizaje, por- que esta colonia “no fué buena escuela de gobierno, administración y costumbres públicas””, en la modesta y secundaria esfera en que vienen auxiliando á las autoridades americanas desde el 1. de Ene- ro, han demostrado sus condiciones de gobierno, cooperando sin afectación ni jactancia, á la obra, no de reformar simplemente, sino de crearlo todo, ya que nada existía, á no ser el caos, en los distin- tos ramos de la administración pública? Y si nos referimos á la capacidad, mirada ésta en conjunto, con relación á todo el pueblo cubano, así al ejército sufrido y abnegado, como á la masa de nues- tra heterogénea población, ¿habrá alguien, siendo cubano, que no se admire regocijado, ante el hermoso, sin igual y extraordinario espectáculo, dado por el primero, al entrar después de una encarni- zada lucha, en que fué tratado sin cuartel por el implacable ene- migo, en poblaciones no ocupadas por el ejército americano, sin llevar á cabo acto alguno de venganza contra los más señalados contrarios de nuestra causa, y prefiriendo á cometer actos deshon- rosos, morir de hambre acampado á la vista de soberbios ingenios y de ciudades opulentas; y ante la docilidad, cordura, admirable dis- ciplina y patriotismo de la segunda, que ha sabido refrenar sus im- pulsos en momentos difíciles y de prueba, dando á veces ejemplo con su actitud y con su buen sentido á los que pudieran haberse apartado del único camino viable y práctico, para la consecución 216 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN del ideal? ¿Puede presentarse en el mundo otro que haya sido me- jor que él, menos cruel, más sufrido y generoso, al terminar una guerra exterminadora y abominable ? Mas yo no quiero, señores, que se dude siquiera de lo que digo, cosa que nada tendría de extraño, cuando se piense que soy cubano, y que como tal, pueda ser apasionado en mis juicios sobre cosas de mi país; yo desvaneceré todo eserúpulo, invocando el testimonio de quienes no pueden menos de ser considerados como imparciales, por pertenecer, ya á la nación que hasta ayer fué nuestra Metrópoli, va á la que hoy ejerce el gobierno y dirige nuestros destinos, y cuya opinión tiene por lo tanto toda la autoridad y el valor que le pres- tan su procedencia, y el prestigio militar y político de tan conspi- cuas personalidades, ya que nada aquilata tanto nuestras ideas como el verlas aceptadas y expuestas por espíritus superiores que viven en otro medio y respiran otra atmósfera intelectual. El consecuente y honrado republicano español, Sr. Pí y Mar- gall, en un reciente y admirable artículo, se expresa así: ““Increí- ble parece el afán de algunos de nuestros periódicos por demostrar que Cuba no puede gobernarse por sí misma..... Sobre si los euba- nos son ó no capaces de gobernarse por sí mismos, entendemos aue no caben dudas. ¿Los aventajaban acaso en cultura los americanos que de nosotros se desprendieron en los treinta primeros años de este siglo? Sin ánimo de ofenderlos, estaban muy por debajo de nuestros últimos colonos. Crearon con todo naciones, erigjeron re- públicas, crecieron, prosperaron y en algunos pueblos nos aver- silenzan. Que pasaron por muchos años de conflictos y trastornos. ¡Pasamos nosotros por menos años de revueltas con ser de la me- trópoli? Ni allí ni aquí han terminado. Aun de nuestra capacidad para gobernarnos podría dudarse, si dudar cupiera de la de los cubanos. ¿Tenemos acaso asegurados aquí ni la libertad ni el orden ??” y Pero por favorable que nos sea tal opinión del ilustre Pí y Mar- gall, no tiene para nosotros la importancia y trascendencia polí- tica que la de los generales americanos Wood y Wilson, poraue éstos no sólo pertenecen á la nación que ha de decidir respecto de nuestra capacidad, sino que sobre ser personalidades muy relevan- tes y de gran prestigio personal entre sus conciudadanos, son los que gobiernan las extensas regiones de Santiago de Cuba y Cama- ciley, y Matanzas y Santa Clara, respectivamente, como Gobernado- res Miltares, y sus palabras tienen por lo tanto todo el valor que LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 217 les da su conocimiento de los hombres y de las cosas de sus referi- dos departamentos. En el informe que el General Wilson envió al Ayudante Gene- ral del Ejército, en el departamento de la Guerra, con fecha 1” de Agosto, del corriente año, decía lo que sigue: ““El pueblo cubano en estas provincias, nos ha recibido en todas partes y en todo tiem- po con marcadas muestras de amistad y en la mayoría de las loca- lidades con una cordialidad que indica legítima gratitud. El Ejér- cito Cubano no ha dado el menor diseusto; él mantuvo el orden en los pueblos de campo hasta que fué relevado de esa responsabili- dad por la llegada de nuestras fuerzas ó por la organización de la policía local; sus miembros habían sido licenciados en su mayoría y estaban trabajando desde antes que los Estados-Unmidos enviaran. aquí sus pagadores con el dinero donado para ellos por su Tesoro..... El Departamento está absolutamente tranquilo, la vida y la pros- peridad están garantizadas y hay probablemente menos crímenes y desórdenes aquí que en cualquiera Estado de la Umión””. “Un estado de completa tranquilidad continúa prevaleciendo en las provincias bajo mi mando. Los desórdenes no son mayores de los que pudieran ocurrir en cualquier país bien gobernado y se de- ben principalmente á la pobreza ó carencia de ocupación producti- va para el pueblo, ”” *“En cuanto yo he podido observar, el pueblo cubano, en las pro- vincias de este Departamento está ahora tan preparado para el go- bierno propio como podría descarse que lo estuviere en cualquier tiempo en el próximo futuro.?” ““Es mi deber añadir, y lo hago con gusto, que el Gobernador Betancourt y el Gobernador Gómez han demostrado, bajo todos con- ceptos, ser dignos de sus altos cargos, y es de suponer, que cuando se deje al pueblo cubano la libertad de escoger sus gobernantes, ele- girá hombres como ellos para los más altos puestos. Yo no veo la ra- 26n por la cual nosotros no debamos confiadamente contar con que demostrarán capacidad plena para llevar adelante, con éxito, un go- bierno local progresista y ordenado, sobre todo si las condiciones económicas y comerciales de la Isla, y sus relaciones con los Esta- o dos-Unidos y demás países vecinos, se arreglan sobre una base que 218 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN le dé á Cuba las ventajas de su posición y de sus extraordinarios recursos naturales. ?” Y en otro informe de fecha más reciente dirigido al honorable General Brooke y al Secretario de la Guerra en Washington se ex- presa así: “Para que se entienda bien mi informe sobre la capaci- dad del pueblo cubano para desempeñar el gobierno civil con éxito, llamo la atención sobre el hecho de que Matanzas, Cárdenas, Colón, Cienfuegos, Santa Clara, Remedios, etc., están libres de epidemia, con buena policía, ordenadas, libre de violencias. Debe decirse que los Alcaldes son personas educadas, de buena reputación y expe- mencia. Por lo que puedo juzgar, por mis relaciones con ellos. y por investigación, creo justificado decir que son excelentes representan- tes del pueblo cubano y que la mayor parte, bajo todos respectos, son iguales á los oficiales americanos. No hay razón para que vuelta la prosperidad, con los ingresos municipales y auxilios de los Con- cejales, no continúen los Alcaldes manejando los asuntos de la Mu- mcipalidad tan bien y satisfactoriamente, aun después que se reti- ren las tropas americanas. El futuro mostrará lo contrario.?”” Por su parte el distinguido General Wood, Gobernador de San- tiago, en un artículo titulado “Condiciones actuales y necesidades del pueblo de Cuba””, publicado en el número de Mayo de The North American Review, se expresa con su autoridad indiscutible, en los términos siguientes: “El pueblo de Cuba, digan cuanto en contra- rio quieran decir los que se gozan en acusar á los cubanos de holga- zames y negados al trabajo, no sólo está dispuesto sino ansioso de trabajar..... El problema de encontrar trabajadores no se ha pre- sentado hasta hoy, y sí el de encontrar trabajo para cuantos lo solicitan. ?” ““La alegación de que los cubanos no son capaces de gobernarse por sí mismos no se ha comprobado hasta ahora en esta provincia, pues al restablecerse el Gobierno Civil, todo nombramiento se ha he- cho á recomendación del pueblo mismo, al cual se le ha hecho com- prender de modo evidente que toda persona así recomendada para desempeñar cargos públicos, será nombrada en cuanto se procedie- se de buena fe al hacer las recomendaciones, fijándose únicamente en los hombres honrados y capaces para los cargos. Hasta ahora no he tenido que separar de su cargo á mngún empleado "recomendado por el pueblo. Lo ocurrido puede comprobarse favorablemente con ,” “Tacto y paciencia, en combinación con gran dosis de firmeza ha LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 219 sido necesario á veces para salvar períodos de pruebas, pero en nin- gún momento hemos temido que recurrir á la fuerza. Esto es tanto más digno de crédito para los cubanos, cuanto que debe recordarse que el país ha estado materialmente lleno de soldados hambrientos. con armas en su poder, sin recibir pagas, sín vestimentas, sin ali mentos, y en no pocos casos imcitados por actos de violencia por des- preocupados jefes.?” Y si así se expresan los generales Wood y Wilson, haciendo jus- ticia á las virtudes y admirables cualidades del cubano, puestas de relieve al elogiar su sensatez y su civismo, en esas comarcas asola- das por el azote de la guerra, sobre todo en la de Matanzas y las Villas, donde la población ha sido más que diezmada y la propie- dad ha quedado destruída, y en la que sin embargo el orden públi- co es perfecto, la criminalidad, la correspondiente á una época nor- mal, los odios políticos apenas si existen, y el soldado de ayer es el labrador de hoy, dando un mentís soberano con su apego al orden y su amor al trabajo á todos los que le niegan capacidad y aptitudes para ser ciudadano de una República progresiva y ordenada, ¿qué diremos de la opinión que acerca de nosotros tiene como puehlo, el Honorable General Lee, Gobernador Militar del departamento oeci- dental, ó sea de las provincias de la Habana y Pinar del Río?” Este distinguido Jefe, que por la circunstancia de haber sido en días difíciles y de prueba, cónsul de su nación en esta ciudad, en cuyo corazón tiene un lugar preferente, pues que aquí se le respeta y se le ama, no ha podido ser más explícito en el informe que envia. ra, en 15 de Agosto último, al gobierno de Washington, toda vez que al recomendar á éste “que se disponga una elección general para Presidente ó primer Magistrado de la Nación, Vice-Presiden- te y un Congreso ó Legislatura que conste de dos ramas y todos los otros funcionarios de una República, así como las elecciones muni- cipales en los diversos Ayuntamientos, todo lo cual puede ser deter- minado, regulado y preserito por una convención compuesta de delegados elegidos en proporción por las diferentes provincias, y la que deberá reunirse tan pronto como sea posible, después que el censo esté formado””, no hace otra cosa que reconocer la perfecta capacidad de los cubanos para la constitución de la República, cuyo porvenir, según indica él mismo, debe ponerse en manos del pueblo y sus representantes. ?* 1 Con motivo de ciertas manifestaciones en sentido anexionista que en estos días se le atribuyeron al llegar 4 New York, acaba de hacer nuevas declaraciones, negando aquéllas y afirmando su criterio de que dados los progresos alcanzados por los cubanos, debe dárseles á su tiempo la independencia, 220 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN Ante testimonios como los citados, de nuestros directores, de nuestros gobernantes, de hombres que pertenecen á la nación que mejor ha conocido y practicado el difícil arte de gobernar, deben enmudecer los que sin fundamento, nos declaran incapaces para la constitución de un gobierno fuerte y estable, que garantice el orden y la paz en el interior, y el cumplimiento de sus deberes en sus rela- “jones internacionales. ¡Incapaz el pueblo cubano! ¡Incapaz el pueblo que ha sabido, no obstante el medio corruptor y asfixiante en que ha vivido, mar- char á la vanguardia del progreso entre los pueblos más avanzados de la América latina, y libre de preocupaciones, aprovechando sus ventajas naturales, su situación, única y excepcional, su proximidad á los Estados Unidos, llamar sobre sí la atención del universo, no ya por sus riquezas asombrosas, debidas casi exclusivamente á su es- fuerzo, pues la Metrópoli, si algo hizo fué contrarrestarlas, al ago- biarlas con exaceciones insensatas; no ya por el desarrollo de su co- mercio y de su industria, no obstante las trabas de gobiernos sus- picaces y codiciosos, y que no pudieron, empero, impedir. como tam- poco que antes que en España, corriese por nuestros campos la ve- loz locomotora; sino por el genio y la cultura de sus pobladores, por temperamento alegres, vivaces, despiertos, de rica imaginación y natural inteligencia, adaptables á todos los climas y á todas las lati- tudes, dotados de un poder extraordinario de asimilación y á eu- yas prodigiosas facultades se debe, que desenvueltas éstas con los viajes á remotos países, y con las estrechas relaciones, que más que ningún otro pueblo hispano-americano de este hemisferio, ha soste- nido con los Estados Unidos y la mayor parte de las naciones más adelantadas de Europa, superase Cuba—así colonia maltratada y oprimida—á todos los pueblos sus hermanos por el origen y la raza—libres é independientes—en lo que respecta á su cultura y civilización ! ¡No! No podemos ni debemos permitir que se nos llame incapa- ces para regir nuestros destinos, cuando muestras de lo contrario hemos dado y estamos dando en todos los órdenes de la actividad humana. Estadistas como el insigne Arango y Parreño, el Jovellanos de Cuba, á quien principalmente se debe la destrucción de los inicuos monopolios que torpemente ahogaban la vitalidad del país á princi- pios de este siglo, y José Antonio Saco, publicista además de gran renombre, á quien le bastaría para su gloria, su Historia de la Es- LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 221 clavitud ; filósofos como Varela, González del Valle y Luz Caballe- ro; literatos como Domingo Delmonte, Azcárate, Pozos Dulces, Ra- món Zambrana, Suárez y Romero y José Quintín Suzarte; médi- cos como Romay, Nicolás J. Gutiérrez y Fernando González del Valle; abogados como Cintra, Escovedo, Bermúdez y Carbonell; eruditos como Bachiller y Morales; naturalistas como Felipe Poey, autor de la monumental obra Ictiología Cubana, premiada en la Exposición de Amsterdam; poetas como Heredia, la Avellaneda y Plácido; y en tiempos más cercanos á nosotros, filósofos como Va- rona; novelistas como Villaverde; críticos como Sanguily; oradores como Montoro; literatos como Piñeyro y Heredia; jurisconsultos como González Llorente; ingenieros como Albear; químicos como Reynoso; guerreros como Maceo; patriotas como Martí; poetas como Luaces, Zenea, Milanés, Mendive, Fornaris, Casal, Tejera; periodistas como Delmonte, Márquez Sterline y Juan Gualberto Gómez; pintores como Romañach y Menocal; naturalistas como La Torre; músicos como Espadero, Villate, Cervantes, Aristi y Desver- nine; y en el extranjero, Albarrán, profesor de la Escuela de Medi- cina de París, condecorado recientemente con la Legión de Honor; Menocal, ingeniero distinguido en los Estados Unidos, donde des- empeñó el alto cargo de ingeniero Jefe de las obras del canal de Ni- caragua; Severino Heredia, Ministro de Obras Públicas con M. Freycinet; José Heredia, uno de los inmortales de la Academia francesa; Arteaga, Canónigo doctoral de la Catedral de Caracas; Varona, Director del Banco Banco Nacional de México; Guiteras, médico eminente en los Estados Unidos; Labra, político de renom- bre en España; Merchan y Bobadilla, críticos y literatos de nota; Cisneros, ingeniero que ha ejecutado obras extraordinarias en las repúblicas hispano-americanas; White, Brindis de Salas y Alber- tini, Director que fué el primero del Conservatorio de Río Janeiro hasta la caída del Imperio del Brasil, miembro el último del jurado de los concursos de violín del Conservatorio de París, y los tres, glorias, no de Cuba, sino universales por los destellos de sus in- comparables genios; Jiménez, pianista excelso, Profesor del Con- servatorio de Berlín; José Ignacio Rodríguez, * empleado en la Se- 1 En carta dirigida desde Washington al periódico El Nuevo País, con fecha 19 de Noviem- bre de 1899, y publicada en el número correspondiente al 26 de dicho mes, rectifica el Sr. José Ignacio Rodríguez el particular relativo al cargo que erróneamente le atribuí de empleado en la Secretaría de Estado de Washington. «No quiero cerrar esta carta, dice, sin desvanecer dos conceptos equivocados. Uno de ellos, personal y como personal insignificante, pero erróneo, es que yo sea ni haya sido nunca empleado en la Secretaría de Estado de Washington. Ese es un honor de que nunca he estado investido .» 222 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN cretaría de Estado en Washienton; Amoedo, dentista notable de París; todos ellos y otros innumerables que omitimos, pregonan la capacidad del cubano, y sus maravillosas facultades para hacer de la pobre colonia de ayer, una nación próspera y respetable, una República modelo que sea nuestro orgullo y la admiración del mun- do, al descollar por su amor á la paz, al orden, al trabajo; por el patriotismo y las virtudes de sus hijos; por el arte y por la ciencia, como astro radioso de vívidos fuleores, en la hermosa constelación de pueblos libres de la fecunda América Latina. Porque, señores, no creo sea sostenida por nadie la absurda te- sis, de que los cubanos con tales condiciones, sean, no ya hombres útiles á la Humanidad, sino seres privilegiados muchos de ellos, orgullo de su raza, glorias universales en otras latitudes; pero en su país natal ineptos é incapaces para hacer cosa alguna de provecho, pues aparte de que bastante hicieron y trabajaron con la pluma y con la espada, por su adelanto y progreso, jamás pudieron en la asfixiante atmósfera de la colonia, desarrollar sus naturales apti- tudes; y así como aquéllos, más afortunados y felices, que encon- traron en tierras extranjeras medio apropiado para desenvolver sus facultades, hicieron salir sus nombres de la obscuridad y los salvaron del olvido, honrándose á sí mismo y á su patria, es lógico pensar que al iniciarse una era de libertad y de progreso, al sepul- tarse para siempre en el pasado la dominación que los mantenía atados al poste de una esclavitud vergonzosa, los cubanos demos- trarán que son capaces y merecedores de ser un pueblo indepen- diente y soberano, entre los pueblos libres de la tierra. En esa obra nos ayudará también la mujer cubana. Sér ideal, sublime encarnación de la belleza y la virtud, misteriosa conjun- ción de la gracia, el talento y la hermosura, que ha conquistado para Cuba infinitos corazones por doquiera que ha pasado, con la irre- sistible seducción de sus naturales encantos. Artista, con los arpe- gios de su voz; poeta, con los acordes de su lira; madre, con la con- sagración absoluta á los seres de su alma; patriota, desafiando en las horas amargas de la lucha desesperada y cruenta, con heroís- mo no superado por las espartanas legendarias, el odio de los ver- dugos, y trabajando modesta y silenciosamente por nuestra liber- tad é independencia; así como ayer estuvo siempre á nuestro lado, Pero si no desempeñó tal cargo, es de todos sabido, que gozaba de gran prestigio éinfluen- cia en Washington por su saber y talento, y que el Gobierno lo tuvo siempre en gran estima, como lo demuestra el haberle elegido para acompañar á los Comisionados del Gobierno, para las conferencias que culminaron en el Tratado de París al terminar la guerra con España, LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 223 despreocupada del peligro, abnegada, sublime en su apostolado de caridad y patriotismo, sonriente ante el abismo, sin exhalar sus labios una queja, á pesar de las espinas que se clavaban en sus en- saneretados pies, fijos sus ojos en aquella estrella radiante, que como la polar al navegante, la guiaba y la alentaba á perseverar en su santa obra, segura de que tras el borrascoso tiempo que enluta- ba su hogar, habría de venir otro en que no fuera un delito sentir- se libre y ansiar la independencia de la patria, y en que ésta, redi- mida al fin, se levantaría sobre las azules ondas del mar Caribe como un soñado verjel de esbeltas palmas, por las brisas mecidas, bajo la bóveda azul del firmamento; hoy, que la venturosa paz ha puesto término á la heroica lucha; hoy, que al estruendo de las ar- mas y á los ardores del combate ha sucedido la calma en los espí- ritus y la esperanza en nuestros corazones; hoy, que rindiendo culto al patriotismo, que la razón serena nos impone bajo la forma de una firmeza á toda prueba y de una prudencia y serenidad sin ejemplo, trabajamos por la constitución en breve plazo del Estado de Cuba soberano, la mujer, nuestra hermana en el dolor y en el ideal de una redención gloriosa, nos presta su concurso valiosísi- mo para que pronto surja en esta tierra empapada de lágrimas y sangre, al amparo de sabias leyes y salvadoras instituciones, la an- helada República de Cuba. E He terminado, señores, pero antes de descender de esta tribuna que inmerecidamente he ocupado, permitidme, ya que por vez pri- mera le es lícito á un profesor de esta Universidad exponer libre- mente sus ideas, que recuerde aquella fecha memorable en que bajo la presión de ebria turba de desalmados y cobardes asesinos, marcharon al patíbulo arrogantes, para morir por nuestra amada Cuba, inocentes del crimen, si crimen podía llamarse el hecho que se les imputaba, ocho adolescentes, hijos queridos de esta Univer- sidad, sacrificados á los furores de una muchedumbre armada, en esa edad, en que, como dijo aquel espíritu sereno y justo, el inmor- tal Capdevila, no hay odios, no hay pasiones, no hay venganzas, pues como las pobres é incautas mariposas revolotean de flor en flor, aspirando su esencia, su aroma y su perfume, viviendo sólo de qui- méricas ilusiones. Jamás crimen alguno ha conmovido más honda- mente nuestra sociedad, como el trágico fin de aquellos niños, que enlutó tantos hogares y destrozó el corazón de tantas madres cuba- 224 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN nas, para las que no fué después la vida más que enojosa y pesada carga y el mundo triste y desolado erial; y al evocar en este instan- te su memoria, tributo á aquellos mártires de Cuba, estudiantes de esta Universidad, el homenaje más sentido de amor y veneración á que son acreedores los que, como ellos, han sucumbido en holocaus- to á la libertad de la patria, en la hermosa primavera de la vida. Y también quiero consignar un recuerdo cariñoso á dos ilustres compañeros que nos han abandonado para siempre, poco há. El uno, mi maestro muy amado, y maestro de toda esta generación de jóvenes abogados, el meritísimo, honrado y laborioso Dr. Antonio Prudencio López, respetable Decano de la Facultad de Derecho; el otro, el maestro sapientísimo de tres generaciones de médicos, Rec- tor que fué de esta Universidad, Dr. Fernando González del Valle. Ellos ya descansaron de la ruda labor de la enseñanza, rindieron como buenos su jornada, al peso de los años, para ceder su puesto á los que vienen, ávidos de gloria, á proseguirla con fe, perseveran- cia y entusiasmo. Tal es la ley fatal que rige lo finito y lo infinito, el mundo del espíritu como el de la naturaleza. Sécase el árbol y muere, en tanto que el retoño lozano extiende sus hermosas ramas. Valie y López han desaparecido de este centro, dejando un recuerdo imperecede- ro de sus incomparables dotes y virtudes, pero una pléyades bri- llante de cubanos, los más notables en las ciencias y en las letras, infunden nueva savia de poderosa vida á este claustro, gracias al cambio realizado en nuestro país con la extinción de la soberanía española y la influencia de las libres instituciones de la gran Na- ción Americana, que protectora de la cultura de los pueblos ha dado oportunidad á nuestro compañero querido, el prestigioso Dr. González Lanuza, hoy Secretario de Justicia é Instrucción Públi- ca, para acometer con decisión y brío, la trascendental obra de re- formar el vastísimo plan de la enseñanza desde la más elemental hasta la Universitaria, abriendo amplios horizontes al país y, sobre todo, á la juventud estudiosa, á la que, como á los estudiantes lau- reados que pronto recibirán el premio de sus afanes y desvelos, al- canzará de lleno el disfrute de todos los beneficios obtenidos á costa de mucha sangre y muchas lágrimas, en treinta años de incesante lucha contra el poder tiránico de España. ¡ Bienvenidos seáis, vosotros, los que traéis á esta Universidad, que cuenta más de un siglo de existencia, el tesoro inapreciable de vuestra ciencia! Bienvenidos seáis, compañeros, desde hoy, en la LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL ÍDEAL CUBANO 225 ruda labor de la enseñanza, porque vuestro coneurso no sólo por lo valioso colma nuestro entusiasmo, sino porque él significa que ya se hundió para siempre en el pasado, aquel poder receloso é intran- sigente, contra el cual se estrelló en todo tiempo la iniciativa eons- tante de los cubanos que aspiraban á elevar esta Universidad á la altura de los más renombrados centros de cultura de la América y de Europa. Mirada con prevención por un gobierno para el cual la ignorancia era la mejor arma de defensa, y cada hombre culto un enemigo que conspiraba contra los fines de su dominación en esta tierra, y la instrucción pública, no la preocupación más hon- da y la atención más preferente, como lo es en todas las naciones cultas, sino un medio de recaudar grandes sumas para el Estado, esta Universidad, no obstante ser la más renombrada de la América latina, arrastró una vida lánguida, sin los recursos más indispensa- bles para sus atenciones más exigentes, sin biblioteca, museos, ni gabinetes apropiados; sin local donde dar las enseñanzas, con ha- beres exiguos y mal retribuídos los profesores; y siempre, al llegar la época de la aprobación de los presupuestos, amenazada de reduc- ciones y supresiones de haberes, cátedras y facultades, porque in- atacables aquéllos en todas las demás partidas, deuda, guerra, ma- rina, etc., nuestros inolvidables Ministros de Ultramar, sólo encon- traban el medio de realizar economías, castigando, ¡pobre Cuba!. el capítulo de fomento, y de éste, sobre todo, la raquítica suma con- signada, para el ramo de Instrucción Pública. Vuestra presencia aquí, significa, pues, el triunfo de la Revo- lución cubana, la iniciación en una nueva éra de paz y de prospe- ridad, la esperanza de un porvenir lisonjero para esta Universidad, pero para que esa éra de paz y de prosperidad se consolide, para que esa esperanza de mejores días no se malogre, para que ese triunfo de la Revolución cubana sea un hecho consumado y consa- grado con el advenimiento de la anhelada República, es preciso que en esta hora solemne de nuestra vida política desechemos todo es- téril pesimismo y tengamos la calma, la reflexión, la sagacidad, la previsión, el patriotismo, para decirlo de una vez, de que depende la realización del más caro ensueño de tantas generaciones. No haya temor de que surjan obstáculos en el camino de nues- tra constitución política, por parte del Gobierno americano. Yo tengo entera fe, fe inquebrantable en sus propósitos, adquirida en el estudio de la historia de ese pueblo, que por nada ni por nadie ha faltado jamás á los principios de lealtad y de justicia, y pues 226 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN que en la resolución conjunta de 19 de Abril, plenamente confirma- da por el Tratado de París, reconoció espontáneamente el derecho de los cubanos á su libertad é independencia; si cuando España, por medio de sus comisionados, y con tal de asegurar el pago de la deuda, se esforzó por que los Estados Unidos fueran infieles á la palabra empeñada y se alzaran con la soberanía de Cuba, los re- presentantes de la Unión Americana declararon una vez más ante el mundo que su nación no había pisado el suelo de la prodigiosa Antilla con ánimo de conquistadora é incorporaron en el tratado un artículo por el cual España hace dejación de su soberanía sobre Cuba, que de ese modo quedó en posesión de sí misma como pueblo libre é independiente; no haya duda que no se apartará de la línea de conducta que se ha trazado de hacer á Cuba dueña absoluta de sus destinos, tan pronto como las circunstancias permitan la orga- nización de un gobierno fuerte y estable á lo que tiende con la for- mación del censo, paso previo é indispesable para su funcionamien- to, como indispensables son también el mantenimiento inalterable de la tranquilidad pública y la paz moral más completa y absoluta. Los obstáculos si surgen han de ser creados por nosotros, y pues que no es un misterio para nadie que hay quienes se agitan en la sombra para introducir la discordia, entronizar la desconfianza y sembrar el desaliento, hagámonos fuertes, aprovechemos el buen sentido de nuestro pueblo, que ávido de una honrada dirección siente la necesidad de unirse y de disciplinarse; la feliz inteligen- cia entre todos los que aquí viven y ligados se hallan por los lazos de la sangre y de los comunes intereses; la política conciliadora y de armonía que se ha trazado el distinguido representante de la Nación Española, hasta ayer nuestra enemiga, hoy digna de todo nuestro respeto y consideración; depongamos—porque así lo exige la hora presente—amor propio, odios, recelos, temores y descon- fianzas que explotan los que contra nuestra independencia conspi- ran, para hacernos aparecer ingobernables; oigamos la voz de los que ayer cumplieron su deber afrontando la muerte en los comba- tes, y hoy dan ejemplo de patriotismo y de cordura, predicando sana doctrina para apartar á Cuba de los males sin cuento que co- rroen á las Repúblicas latinas del continente, colaborando así, ellos, los Veteranos de la Independencia, en la grandiosa obra que acaba de realizar el partido nacional, al promover la solidaridad, de todos los buenos hijos de la patria; unámonos todos, y con fe y confian- za, coadyuvemos sin impaciencias á que no sea inútil el enorme sa- LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA COMO EL IDEAL CUBANO 227 erificio realizado, á fin de no comprometer por falta de solidaridad política, los destinos de este suelo; acordémonos de que, como en ocasión reciente manifestó el dienísimo Gobernante que hoy nos honra presidiendo este solemne acto, de los cubanos y sólo de los cubanos depende el porvenir de este país; y cuando tal hagamos, y en pos de la quimera de ayer, veamos surgir la República de Cuba, habremos pagado la deuda que todos tenemos contraída, con los que—mártires incontables—cayeron para siempre en la glorio- sa jornada, y entre ellos, con Martí, el patriota inmaculado que consagró su existencia, á hacer de esta hermosa tierra de América, una patria libre, con todos y para el bien de todos. He dicho. «Madrid, 11 de Febrero de 1900.—Sr. D. Juan M. Dihigo.—Muy señor mío de mi mayor aprecio. Adjunta va la contestación á la benévola carta de la Universidad de la Habana, de que es usted digno profesor. He de merecer de usted que la entregue á don Leopoldo Berriel y felicite en mi nombre á don Evelio Rodríguez por su discurso inaugural. —Durante la guerra no contesté á ningún cubano. Ahora tengo el mayor gusto en escribir á usted y remitirle el retrato que usted desea. Me lo hicieron á fines de 1899.—Aprovecha esta oca- «Sres. Rector y Catedráticos de la Universidad de la Habana.—Madrid 11 de Febrero de 1900.—Distinguidos y estimados señores: con satisfacción he reci- bido la carta de ustedes y el discurso con que se inauguró en esa Universidad el curso de 1899 á 1900. De agradecer son la carta y el discurso, donde hay para mí alabanzas que no merezco; digno de loa es el discurso, donde, después de haberse consignado los progresos del siglo, se hace una acabada reseña de los sacrificios que ha hecho Cuba por su independencia y una brillante defensa de lo merecedora que es de conseguirla. —Veo á ustedes todavía entre la esperanza y la duda. ¿Creen ustedes posible que los Estados Unidos falten al solemne compromiso que en 19 de Abril de 1898 contrajeron á la faz del mundo? ¿Puede en ellos haber renacido aquella fe púnica que fué la ruina de Cartago?—Es ya un ultraje á Cuba creerla incapaz de gobernarse por sí misma. ¿Qué colonia se levantó contra su metrópoli que más valiera ni más esclarecidos hombres tuviera en la literatura, las ciencias y las artes? Como no se aprende á tejer sino tejiendo, ni aprendió jamás pueblo alguno el ejercicio de la libertad sino ejerciéndola, ni el del gobierno propio sino gobernando.—Con impaciencia sigo los sucesos de Cuba: sentiría morir sin haberla visto república libre é indepen- diente. No la visité nunca; pero me han enseñado á amarla sus cincuenta años de conspiración y de lucha, los cantos de sus poetas y la exaltación con 228 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN que hablan de su cielo, su mar y su tierra cuantos la vieron.—Estiman ustedes en mucho mi conducta durante la guerra. Por el bien de la metrópoli y la co- lonia hablaba, y no hacía sino obedecer á mis principios y á mis sentimientos. Enemigo fuí siempre de toda conquista: con gozo ví siempre á los vencidos alzarse contra los vencedores. No hay para mí otra fuente de derecho inter- nacional que el voto de los pueblos, ni otra fuente de derecho nacional, que el voto de los ciudadanos. Toda imposición es tiranía.—No quiero decir más: la carta se convertiría en discurso y no puede tener más objeto que manifestarles mi gratitud y ofrecerles mis ya casi inútiles servicios. Si algo pudiera hacer por esa isla, durante siglos española, lo haría de todo corazón su affmio. $. $. q. b.s. m.—Fraxncisco Pí y MARGALL. » «December 29, 1899.—Señor Doctor Evelio Rodríguez Lendián.—Univer- sity of Havana, Havana.—My Dear Sir:—A friend has furnished me with a copy of your very admirable discourse read in the University of Havana upon the occasion of its opening for the current academic year, and I wish to thank you for the very favorable notice you have given to me, and the efforts which I have made in behalf of the reconstruction of Cuba.—Wishing you, the Uni- versity and the Island of Cuba a happy and prosperous New Year, I am,—Very sincerely yours, —James H. WiLsow,—Brigadier General Volunteers. JUAN ORÚS Y PRESNO La Revista DE La FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, consigna con verdadera pena la muerte del inteligente y culto profesor de la Escue- la de Ciencias, Señor Juan Orús y Presno; quien durante veinti- ocho años consecutivos ha laborado en esta Universidad con verdadero celo, propendiendo en alto grado al mejor esplendor de su enseñanza. No por esperado el fatal desenlace, resulta menos sentida su desaparl- ción, porque aun en medio de las múltiples contrariedades que su en- fermedad le proporcionara, advertíase en él una admirable energía de carácter, una voluntad firme y siempre dispuesta al cumplimiento del deber; un amor entrañable por su cátedra, que desempeñó con singular interés y extraordinaria competencia, y una inclinación simpática á toda obra que redundase en prestigio del Centro Superior á que perte- neciera, brindando espontáneamente su generoso concurso: Concurso de mérito grande por la lamentable condición en que se hallaba y que hacía más meritoria la obra por él realizada. Perfectamente preparado por su carrera de ingeniero industrial, que cursó en la Escuela de Barcelona, pudo dedicarse á la difícil tarea de la enseñanza desde que en Abril 19 de 1880 fué nombrado catedrático interino de Física y Mecánica aplicada á las Máquinas en la Escuela Profesional; período preparatorio por decirlo así de la posterior enseñanza que diera en esta Universidad cuando mediante oposiciones efectuadas encargóse, en 19 de Febrero de 1883, de la cátedra de Mecánica Racional, asigna- tura predilecta entre las múltiples que explicara y en la que siempre sobresalió por el dominio de la misma. Y esos primeros ensayos á que antes hacemos referencia, como también sus aficiones marcadas por las cuestiones metereológicas, le dieron á su vez la aptitud indis- pensable para desempeñar también desde el 9 de Octubre de 1885 la dirección del Observatorio Físico-Metereológico de la antedicha Escue- la Profesional. Del éxito de su labor y del gusto por estos estudios dan buena prueba las veces numerosas en que se le vió haciendo inte- resantes observaciones, ó dando á los maestros que asistieron á una de las Escuelas de Verano lección interesante sobre puntos de Astro- 230 JUAN ORÚS Y PRESNO nomía. La Facultad de Letras y Ciencias, de la que formó parte, en su afán decidido por exteriorizar la enseñanza universitaria divulgán- dola en forma de conferencias consagradas á los maestros, también utilizó los servicios del compañero desaparecido; y justo es confesar que bien cuando disertó acerca de «El agua como agente modificador del relieve terrestre», como cuando con pericia y alarde de fresca memoria, en medio de sus grandes dificultades para articular los so- nidos, lo que despertaba mayor admiración, habló sobre Roma, ilus- trando su conferencia con excelentes proyecciones que iba explicando, demostrando en cada caso su extensa cultura: siempre siguió el pú- blico su palabra con verdadero interés para aprovecharse de su lección tan metódica como bien expuesta. La enseñanza universitaria tuvo en él un buen exponente y su va- riado saber proporcionó no pocos beneficios á la extinguida Facultad de Ciencias, ya explicando la Cosmografía y Física del Globo, ya di- sertando en cátedra sobre Química General, ya haciendo conocer á los alumnos lo pedagógicamente necesario en el campo de los estudios mi- neralógicos, como discurriendo también, cuando el caso hubo de exi- girlo, sobre química orgánica. Además del título de ingeniero men- cionado, poseía nuestro compañero otros más: el de agrimensor, maes- tro de obras y licenciado en Ciencias Físico-químicas. Las sociedades científicas de Cuba le contaron en el número de sus miembros presti- glosos; en la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana leyó un erudito trabajo, con motivo de su recepción, sobre «El barómetro durante las iluvias tropicales», demostrando su pericia, presentando sus propias observaciones sobre el movimiento del baró- metro y la lluvia caída en los días del mes de Mayo á que hubo de referirse en su discurso; discurso que juzgó con la autoridad que da siempre el saber el Académico de número designado para contestarle Sr. Francisco Paradela y Gestal. La Sociedad Económica de Amigos del País aprovechó á su vez los buenos propósitos que siempre tuviera hacia tan benemérita Corporación y la extinguida Sociedad Antropo- lógica de la Habana, en la que brillaron como astros de primera mag- nitud tantos cubanos ilustres cuyos nombres vienen á nuestra mente, también le contó en el número de sus obreros infatigables dando mues- tra de su interés por los estudios antropológicos en aquellas memora- bles sesiones que fueron para Cuba derroche del saber de sus más escla- recidos hijos. Aun cuando no es extenso el número de los trabajos publicados por nuestro compañero, se conservan de él programas de las asignaturas de Cosmografía, Mecánica Racional y Mineralogía; JUAN ORÚS Y PRESNO 231 algunos artículos publicados enla prensa sobre industria azucarera, sobre paralaje solar y trayectorias de cometas, así como discursos leídos y pronunciados en sociedades científicas y literarias bien sobre Mete- reología, Física-terrestre é Historia de las Ciencias. Por Decreto nú- mero 250, de 28 de Diciembre de 1899, y á virtud de la reorganización efectuada en el profesorado universitario con motivo del cese de la so- beranía española, fué nombrado el Sr. Orús catedrático de Mecánica Racional, tomando posesión de ella en 2 de Enero de 1900. Su dis- posición de carácter y su deseo de servir le llamaron en más de una ocasión á formar parte de tribunales de examen para carreras ajenas á la Universidad como la de aspirante á ingreso en la oficialidad del cuer- po de Artillería; y así siguió nuestro compañero inolvidable rindiendo su labor, atravesando los corredores universitarios, hasta llegar á su cá- tedra en medio de las dificultades que le proporcionaba la hemiplegia de que fué víctima, para dar prueba de su honrrado proceder y dela con- ciencia que tenía de.las obligaciones de su cargo, pero sin que su es- píritu se turbara ni por un instante hasta el postrer momento, ya que pocos días antes del 21 de Agosto del actual año, en que falleciera, aún se sintió con la suficiente energía para aproximarse á una pequeña mesa donde tenía el libro que le regaba la mente de sanas y nutridas ideas en medio del mayor placer. Cuando tras rudo bregar, al recorrer el camino de la vida, cae para siempre el obrero infatigable, marca con señal indeleble el momento de la desaparición que es el comienzo de una nueva y eterna vida, la del espíritu, avivada siempre por el recuer- do de los grandes beneficios proporcionados en su tránsito por la tierra. NOTICIAS OFICIALES ComisióN.—El Honorable Sr. Presidente de la República, por decreto de 26 de Agosto de 1911, se ha servido nombrar al Dr. Juan Miguel Dihigo y Mestre, Catedrático de Lingilística y de Filología de la Escuela de Letras y Filosofía, para que asista en nombre del Gobierno al xvr Congreso de Orientalistas que habrá de verificarse en Atenas en Abril de 1912. InvrracióN.—El Sr. Rector de la Universidad Nacional de Grecia ha diri- gido al de la Universidad de la Habana la siguiente comunicación: «Athénes, le 20 Mai 1911. L*Université Nationale de Gréce devant célébrer le soixante- quinziéme anniversaire de sa fondation le 25 Mars (7 Avril) 1912, époque qui coincide avec la réunion du xv1 Congrés des Orientalistes, qui se tiendra á Athénes, s'empresse de prier P' Université de la Havane de 'honorer par l'enyoi d'un délégué.—Nous serions aussi reconnaissants si quelques professeurs de votre Université avaient la complaisance de collaborer 41'Annuaire internatio- nal, que nous allons publier á cette occasion, dans le cours de Pannée 1912, par Penvoi d'un travail scientifique écrit en grec, latin, francais, allemand, an- glais ou italien.—Nous vous prions de vouloir bien nous communiquer la désig- nation de votre délégué jusqu'au 15 Septembre 1911, ainsi que le titre des contributions scientifiques des vos professeurs, avec Pindication approximative de leur étendue, jusqu'au 31 Aoút. Le programme détaillé de la célébration de Panniversaire sera communiqué plus tard.—Le Rectenr, Himm. J. Zolotas.» El Sr. Rector de la Universidad de la Habana ha contestado la invitación con la siguiente carta oficial: «Sr. Rector de la Universidad Nacional de Gre- cia. —Señor: Correspondiendo á la atenta invitación que Ud. se ha servido dirigir á esta Universidad para que envíe un Delegado á la celebración del 750 aniversario de la fundación de la Universidad del digno cargo de Ud., que ha de efectuarse el 7 de Abril de 1912; tengo el honor de poner en conocimiento de Ud. que este Rectorado ha nombrado al Catedrático titular de Lingúística y de Filología de este centro docente, Dr. Juan M. Dibigo y Mestre, para que con el carácter de Delegado de esta Universidad la represente ante la Nacional de Grecia, con motivo del 750 aniversario de la fundación de la misma que habrá de ser solemnizado en la fecha citada, debiendo hacer presente á Ud. que el trabajo que se propone llevar el Delegado Dr. Dihigo, tiene por título «La ense- ñanza del griego en Cuba». Respetuosamente de Ud.—El Rector, Dr. Leopoldo Berriel.» NOMBRAMIENTO. —El Dr. Victorino Trelles y Esturla, ha sido nombrado ca- tedrático titular de la asignatura C. (Mecánica Racional, Astronomía y Cos- mología) de la Escuela de Ciencias, por Decreto del Honorable Sr. Presidente de la República, de 4 de Septiembre de 1911. ELoGio FÚNEBRE.—La Facultad de Letras y Ciencias, en su sesión de 13 de Septiembre de 1911, nombró al Dr. Alejandro Ruiz Cadalso para que haga el elogio del Sr. Juan Orús y Presno, recientemente fallecido y catedrático que fué de la asignatura C. de la Escuela de Ciencias. Gotogía "(PICUESO) AAA AR ] ZOOLOSTA WE CUESO) Cd Zoografía (1 curso). AR j Antropología general. a curso)... E BEA Y Dr. Luis Montané. Profesor Dr. Carlos de la Torre. CONFERENCIAS Histología, Embriología y Organogenia....... Anatomía Comparada ....... PAGAR Dr. Arístides Mestre (Aux.) PACONTEOOSD da RS e ap: | Los profesores auxiliares de esta Escuela son: Dr. Arístides Mestre (Conservador del» Museo! de, Zoología Ji. PL ode (Jefe del Gabinete de Astronomía ); Dr. Nicasio Silverio (Jefe del Gal inete de Física); Dr. Gerardo Fernández Abreu (Jefe del Laboratorio de Química); y Dr. Jorge Hortsmann (Director del Jardín Botánico). Estos diversos servicios tienen sus respectivos ayudantes. —El «Museo Antropológico Montané » y el Laboratorio de Antropología tienen por Jefe al Profesor titular de la asignatura. 3 ESCUELA DE PEDAGOGIA Psicología: Pedagógica (1 Curso). 22 +] : Historia de la Pedagogía (1 curso)... ....0....: Profesor Dr. Ramón Meza. EaásieneESCOlar (Le CcursO) ta J Metología Pedagógica (2 cursos) ..... ey ) EN Dr. Manuel Valdés Rodrísnez. IMDAJO pedal CUESO)! A Pipo A | dardo Dibujo natural (Lcurso) 2. NS ze gi RA dk CONFERENCIAS I. Crítica de la Educación Contemporánea... La Pedagogía Experimental. . > TI. Lectura é interpretación de las obras de los grandes pedagogos contemporáneos . Agrupada la carrera de Pedagogía en tres cursos, comprende también asignaturas que se estudian en otras Escuelas de la misma Facultad. 4, ESCUELA DE INGENIEROS, ELECTRICISTAS Y: ARQUITECTOS Dibujo topográfico, estructural y arquitectónico. ¿ Dr. Alfredo M. Aguayo (Aux.) (2ZAÍCUESOS) +. .: a a me el Profesor Sr Busenio Rayner: Estereotomía (1 curso). E ALA IAS de) Geodesia y Topografía (1 curso). ........ 1 : BN, Agrimensufa (e sia ( ) ' a Dr. Alejandro Ruiz Cadalso, Materiales de Construcción (Leurso).. coco... ] Resistencia de Materiales. Estática Gráfica | Di e Ol DATCSO RR e OS EA AA E TABA 51. Aurelio Sandoval. Construcciones civiles y Sanitarias (1 curso)... ) Hidromecánica (1 Curso)... ioooooocco / X di Mimara dl cursa rte aa Dee endo MIRA: Ingeniería de Caminos (3 cursos: puentes, fe- / DO Aaa rrocarriles, Calles y carreteras).......0.o...... Pida RAE nas Enseñanza especial de la Electricidad (3 cursos). Y Sr. Ovidio Giberga. Arquitectura é Higiene de los Edificios (1 curso) ) Historia de la Arquitectura CUACUESO e. aras Contratos, Presupuestos y y Legislación especial ( Py á la Ingeniería y Arquitectura CIACULSO) Gp dor ) Esta Escuela comprende las carreras de Ingeniero Civil, Ingeniero Electricista y Arquitecto; y son sus profesores Auxiliares: Dr. Andrés Castellá, Sr. A. Fernández de Castro (Jefe del Laboratorio y Taller Mecánicos); y Sr. Plácido Jordán (Jefe del Labo- ratorio y Taller Eléctricos); con su correspondientes ayudantes. En dicha Escuela se estudia la carrera de /aestro de Obras; exigiéndose asignaturas que corresponden á otras Escuelas. 5. ESCUELA DE DE Química Agrícola é é Industrias Rurales (1 curso). Fabricación de azúcar CIVCUASO retarda SNA 1 ' INSEONO MIA LECUESO) Mid ocio aid Den | Dooteciiar (LU CAL) Ata ci 0 o Deja ios e alo o ta Te A tte cial Curso) as A LORO a le dd o ad / Economía Rural y Contabilidad Agrícola (1 cur- E NI De IE | Legislación Rural y formación de Proyectos de A A Eo E EN OA ) Para los grados de Perito químico agrónomo y de Ingeniero agrónomo, se exigen estudios que se cursan en otras Escuelas. Dr. Antonio Espinal. ' Profesor Dr. Francisco Henares. Sr. José Cadenas. Sr. José Comallonga. En la Secretaría de la Facultad, abierta al público todos los días hábiles de 12 á 5 de la tarde, se dan informes respecto á los detalles de la organización de sus diferentes Escuelas, distribución de los cursos en las carreras que se estudian, títulos, arados, dis- posiciones reglamentarias, incorporación de títulos extranjeros, etc. AVISO LA REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS es bimestral. Se solicita de las publicaciones literarias Óó científicas que reciban la REVISTA, el canje co- rrespondiente; y de los centros de instrucción Ó Corporaciones á quienes se la remitamos, el envío de los periódicos, catálogos, etc., que publiquen: de ellos daremos cuenta en nuestra sección bibliográfica. Para todo lo concerniente á la Revista (administración, canje, remisión de obras, etc.) dirigirse al Sr. Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, Re- pública de Cuba. NOTICE The REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, will be issued every other month. We respectfully solicit the corresponding exchange, and ask the Centres of Instruction and Corporations receiving it, to kindly send periodicals, catalogues, ete., published by them. ¿3 detailed account of work thus received will be published in our bibliographical section. Address all communications whether on business or otherwise, as also periodicals, printed matter, etc., to the Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, República de Cuba. AVIS La REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS parait tous les deux mois. On demande l'échange des publications littéraires et scientifiques: 1l en sera fait un compte rendu dans notre partie bibliographique. Pour tout ce qui concerne la Revue au point de vue de 1'administration, échanges, envoi dl'ouvrages, etc., on est prié de s'addresser au Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, República de Cuba. VoL. XIII. UNIVERSIDAD DE LA HABANA. Núm. 3. REVISTA DE LA FACUETAD. DE LETRAS Y CIENCIAS DIRECTOR: Dr. EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN. REDACTORES JEFES: Dr. ARISTIDES MESTRE. Dr. JUAN MIGUEL DIHIGO. COMITÉ DE REDACCION: Dres. ENRIQUE J. VARONA, GUILLERMO DOMINGUEZ ROLDAN, MANUEL VALDES RODRIGUEZ, RAMON MEZA, SANTIAGO DE LA HUERTA, LUIS MONTANE, ALEJAN- DRO RUIZ CADALSO, AURELIO SANDOVAL, JOSE CADENAS Y FRANCISCO HENARES. NOVEMBRE DE: 19:14, SUMARIO: —HOMENAJE AL P. FÉLIX VARELA (con un grabado)........ La Redacción. —JI OS RESTOS DEL P. VARELA. —ACTA DE RECEPCIÓN y entrega de los restos en la Junta de Educación. —ACTA DEL AYUNTAMIENTO DE LA HABANA. AEDASCURSO EN RE ATENEO 0 Abed balges eee dot ae Dr. Evelio Rodríguez Lendián. SBRMÓN; EN TA IGTESIAL CATEDRAL dor ao ea Pbro. Felipe Caballero. —HELOGIO DEL P. VARELA EN LA JUNTA DE EDUCACIÓN........ Dr. Rodolfo Rguez. de Armas. —HOMENAJE AL, P. VARELA EN LA SOCIEDAD ECONÓMICA, con los discursos de los Sres. Raimundo Cabrera, Fernando Or- tiz y Rafael Montero, —ACTA DE LA UNIVERSIDAD con el discurso del Sr. Rector. —HELOGIO EN LA UNIVERSIDAD......... ARE RAS EN ES LR O Dr. Enrique J. Varona. — INSCRIPCIÓN DEL, MONUMENTO DEL P. VARELA EN LA UNI- VERSIDAD (con un grabado). IMPRENTA “EL SiGLo XX” DE AURELIO MIRANDA TENIENTE REY 27 HABANA ENSEÑANZA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS. Decano: Dr. Evelio Rodríguez Lendián. Secretario: Dr. Juan Miguel Dihigo. l. ESCUELA DE LETRAS Y FILOSOFIA. Lengua y Literatura Latinas (3 cursos)........ Lengua y Literatura Griegas (3 cursos)... .... Pe Lingiúística CIAO a e E 1 Flolop1a CU CIESO): yl o ti e e j E Historia de la Literatura Española (1 curso)... | Historia de las literaturas modernas extranjeras j (LICEO a e ie nea io 02 ea ae ae a 0) ,, Historia de América (1 curso).2...........>. ' A Historia moderna del resto del mundo (2 cursos) $ Psicoldgía (Mi CUESO 00 era doo o jalo ed ] Filosofía Mortal (L cursod.... ed o ' 2 Sociolos1a (li CUESO).: de ANO > Ue es oleo CONFERENCIAS Historia¿de Ma EOS. codo to ió oie oe DY E E O CI Te Dr. Denguas CIBBIGAS. io e de Dr. Profesor Dr. Adolfo Aragón. Dr. Juan F. de Albear. Dr. Juan Miguel Dihigo. Dr. Guillermo Domínguez y Roldán. Dr. Evelio Rodríguez Len- dián. Dr. Enrique José Varona. Sergio Cuevas Zequeira (Aux. ) Ezequiel García Enseñat (Aux.)-— Sixto López Miranda (Aux.) 2. ESCUELA DE CIENCIAS. (a) Sección de Ciencias Físico-Matemáticas. Análisis matemático (Algebra Superior) 1 curso. Análisis matemático (Cálculo diferencial é inte- + Profesor Sr. José R. Villalón. RIN CUE e LAO LN A Geometría superior y analítica (1 :curso)....... ) Geometría descriptiva (1 CUrsO)........ooocoo. o Trronontetria (CUE) tl ar Física Superior (ler Curso) .0s As o do r SICA SUPERIOR (ZA CUESO), a. ae ei fee as j bd Química RESTA (UNC) e a Ia De Biologia LCUESO) 0 0s Por ds apodado e dre do 1 HONOSIA (SCUISO)A to eE N Jai o ivere la BRo: j E Dibijo Taneal ¿cres ii ts L Dibujo =Naturalr (Alcueso ds ETS A / dd Qostmologiar (Curso) pei E eri Mecánica Rácional (L curso)... le 28 ASrOLOmIS ULEIISO) ad a IAS a (Geodestadl ¡Curso ta td RN ES Mineralogía y Cristalografía (1 curso). SR Botátuica general (DCUrso) Dt de li pe Dr. Claudio Mimió. Dr. Plácido Biosca. Sr. Carlos Theye. Dr. Carlos de la Torre. Sr. Pedro Córdova. Dr. Victorino Trelles. Dr. Alejandro Ruiz Cadalso. Dr..Santiago de la Huerta. Dr. Manuel Gómez de la Maza. (b) Sección de Ciencias Físico-Químicas. Análisis matemático (Algebra Superior)....... Geometría Superior (sin la Analítica) ......... | Trigonometría (plana y esférica)........... a IA a EisicalSuperior (ler: Curso) 12 di de et l SICA SUPerioryZo)CUESO))- Lg aa OE le /2 E Química Inorgánica y Analítica (1 curso)...... 1 Otítmica Orgánica-(1 curul a. [San Dibujo inet Cuts NA SS ade 1 bibimjo Natutal (Eicus) ato LADY Mineralogía y Cristalografía (1 curso)......... de PAOLO RT MCUESO) 1 e a dl AA 1 ZOOL LEA. da OS an a ha Ce Ds Botánica oeneral (Ml icurso id Ad raro > Gosmologial (1 GUISO). is A 4 Profesor Sr. José R. Villalón. Dr. Claudio Mimó. Dr. Plácido Biosca. Sr. Carlos Theye. Sr. Pedro Córdova. Dr. Santiago de la Huerta. Dr. Carlos de la Torre. Dr. Manuel Gómez de la Maza. Dr. Victorino Trelles. (c) Sección de Ciencias Naturales. Análisis matemático (Algebra Superior) 1 curso Geometría Superior (sin la Analítica)..... Sl Trigonometría (plana y esférica)... ........... j e Química general (1 curso)......... (e ; A tv a a A A 1 ¿Dibujo Natural ld Curso) ide E MARE EXsica o ener QUESO) O a ae MS Ad Mineralogía y Cristalografía (1 curso).. 2] Geología Mi Curs) E e y Botánica Sgenetal (Ll CHrso)y da e 1 Fitografía y Herborización (1 curso).......... lidad, Profesor Sr. José R. Villalón. Dr. Claudio Mimó. Sr. Carlos Theye. Sr. Pedro Córdova. Dr. Plácido Biosca. Dr. Santiago de la Huerta. Dr. Manuel Gómez de la Maza. BUSTO EN MÁRMOL DEL ILUSTRE FILÓSOFO CUBANO FÉLIX VARELA, DONADO Á LA UNIVERSIDAD POR EL AYUNTAMIENTO DE LA HABANA. Vol. XIII. NOVIEMBRE DE 1911. Núm. 3. REVISTA DENIA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS AL e ARELA La REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, recoge y guar- da, el hermoso recuerdo tributado, por las clases todas de la sociedad cubana, á los restos venerandos y queridos del maestro y educador sa- pientísimo, del sacerdote ejemplar, del filósofo insigne, del patriota inquebrantable, que en las amarguras de largo y penoso destierro, lejos del suelo de su patria, siempre tuvo en ella su corazón, sintien- do y viviendo con ella, consagrándole los más altos y puros de sus pensamientos. La ciudad de la Habana sin distinción de clases, en los días que siguieron al 7 de Noviembre en que llegaron los restos del Padre Félix Varela, para reposar eternamente en Cuba dando satisfacción á sus compatriotas, congregóse en torno de las reliquias venerandas, con el más sentido y respetuoso recogimiento, y en los actos de su traslación á las distintas instituciones, Junta de Educación, Ayuntamiento, Ca- tedral, y por último á la Universidad, mostróse en grande é imponen- te manifestación, dando claras muestras de que no ha perdido ni el amor ni la memoria por los varones insignes que han sido gloria de la patria. El pueblo cubano ha dado muestra indeleble de que en él vive cariñosamente guardado el recuerdo de uno de sus hijos más insignes. Los que hemos presenciado tan espontáneo tributo rendido á la gloria legítima, vivamente emocionados, quisiéramos prolongar, sin que se atenuaran sus generosos impulsos, estos momentos de unión, de ar- 234 AL PADRE FÉLIX VARELA monía, de concordia, en que late en el pecho del pueblo cubano, un solo sentimiento: el de rendir digno homenaje, que en su gloria me- recía, aquel hijo ilustre que, con su sabiduría, elevó su concepto de la ciencia; con su abnegación y patriotismo, dió alta lección de con- ducta política; y con su unción y fervor religioso, fué 4la par, apóstol 'aritativo, espíritu lleno de fe y de bondad, con un temple igual y constante, en tan distintas fases, en tan diversas actividades, porque en todas le guiaba un solo ideal: el de hacer justicia y el de propor- cionar el bien. Recoger y guardar en las páginas de la RevIsTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS cuanto pueda perpetuar la memoria de los actos realizados en estos días en honor del Padre Félix Varela, es gra- to deber. Reflejo de las ideas y sentimientos de la Facultad de Letras y Ciencias, que reclamó el honor detener los restos del cubano insigne al lado de los del otro sabio mentor de la juventud de su patria, del también inolvidable Don Felipe Poey, ninguna corona ni lábaro más elocuente y glorioso, que cuanto ha hecho la ciudad, su pueblo, su Ayuntamiento, su Catedral, otras dignísimas instituciones y por úl- timo la Universidad, en donde pareció culminar la grandeza de esta manifestación del sentimiento, del respeto, del amor popular. El homenaje tributado á las reliquias sagradas, á los restos del Padre Varela por la ciudad, digno ha sido del nombre y del recuerdo de aquel varón insigne y virtuoso, de aquella legítima gloria de la patria y del pueblo generoso que le vió nacer. Cuba tiene en brillantes páginas de su historia consignado el recuerdo preferente que siempre mereció á los cubanos, el nombre y la gloria del Padre Félix Varela. Aunque sus restos descansaban en modesto monumento de San Agustín de la Florida, guardados con piedad y celo por los que fueron sus feligreses y por los cubanos emi- grados desde fecha tan distante del suelo de su patria, peregrinos de la abnegación y de la libertad repartidos lejos de su suelo, esperando, lustro tras lustro, la independencia de su patria y manteniendo in- quebrantables, perseverantes, en medio de las más crueles y duras privaciones, este ansiado ideal, muchos intentos se hicieron, en repe- tidas ocasiones, para traer los restos del Padre Félix Varela á que re- posaran en el suelo de su patria. Pero, hasta los actuales días no fué posible realizar este antiguo propósito; á la obra de piedad, á la obra generosa, de los cubanos y fieles residentes en Cuba, opúsose la piedad y el celo de los cubanos residentes en la Florida, que querían tener cer- ca de sí, algo del calor de la patria, delos destellos de su gloria, man- AL PADRE FÉLIX VARELA 235 teniendo á su lado los restos del varón insigne, que respondió á la hospitalidad del suelo que le acogía en su largo destierro, con palabras de caridad y de fe, con obras de virtud y de amor, conquistándose la voluntad y los corazones, también de los hijos de aquel extraño suelo, como los del suelo propio, tanto de americanos como de cubanos. Obra grande, obra de apóstol, fué la que realizó el Padre Félix Varela en la Florida: el recuerdo de su misión evangélica aún le so- brevive. Y ha sido necesario el esfuerzo inquebrantable de la Co- misión encargada de cumplir y realizar este anhelo de los cubanos, para que hayamos podido presenciar la grande, la solemne é impo- nente manifestación que intentamos, profundamente emocionados, de reseñar tan sólo. La Facultad de Letras y Ciencias ha querido más: ha querido y ha logrado, con la más pura satisfacción, que los restos del Padre Félix Varela queden depositados en el Aula Magna de la Universidad : que es el templo mejor que ofrecer podemos á aquel de quien dijo el también insigne y preclaro Luz y Caballero: mientras se piense en la isla de Cuba, se pensará con veneración y afecto en quien primero nos en- señó á pensar. Posee la Universidad los bustos de D. José de la Luz y Caballero y del Padre Félix Varela. Donados por el Ayuntamiento de la Ha- bana, no ha sido posible, hasta ahora, lograr el pequeño crédito nece- sario para colocarlos, donde mejor pueden estar, en sitio preferente y de honor, en la Universidad, pues ambos, como educadores y filó- sofos, como mentores de la juventud cubana, y cultivadores de sus más nobles sentimientos, de sus primeros deberes, están á la misma altu- ra en la admiración y en el respeto de los cubanos. Ellos son ejem- plos permanentes, modelos de sabiduría y de virtudes, y ála par que en el corazón, deben estar honrados á la vista, en el alto y dignísimo pedestal que les corresponde, ante la juventud que estudia y piensa, esperanza legítima de la patria. Cuenta la Facultad con que á la vez que se levante el mausoJeo que guarde los preciados restos del Padre Varela en el Aula Magna, se levantarán al frente de la Universidad, las dos expresada estatuas. Es deber completar la obra grande realizada en estos días, contri- buyendo á perpetuar aún más, con signos bien visibles, el aprecio en que tenemos nuestras glorias. Bien quisiéramos poder superar, si posible fuera, trabajos merití- simos en que ya, como hemos dicho, en páginas gloriosas quedan con- Signados los hechos, la-vida, los pensamientos, las obras del Padre 236 AL PADRE FÉLIX VARELA Félix Varela. Mas es difícil hacerlo, luego de realizada esta labor por los eruditos escritores José Ignacio Rodríguez * y Francisco Cal- cagno. ? En ellas tiene ya el pueblo de Cuba, con dos de sus mejores libros, los datos de la vida, hechos y obras de uno de sus hijos más preclaros. Tras del recuerdo que encierran estas páginas, cuyo mérito y valor levantan y reviven los acontecimientos de estos días, recojamos cuanto en la erónica periodística desmuestre el espíritu de solidaridad, y la expresión de alto aprecio intelectual que forman, como valiosa corona póstuma del respeto, de la veneración, del sincero cariño, del profundo afecto, que por el Padre Félix Varela, ha desmostrado, en la más hermosa conjunción de afectos y de voluntades, la sociedad cubana. Obras de amor, de concordia, de armonía, de confraterni- dad, que revelan al pueblo cubano, cómo es, cómo debe ser: uno y con un solo sentimiento por la memoria de sus glorias. LA REDACCIÓN. 1 Vida del Presbítero Don Félix Varela. Nueya York, 1878. 2 Diecionario biográfico cubano. Nueya York, 1878 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA I Su llegada á la Habana. —Ceremonias en la Florida.—Trabajos de la Comi- sión.—En el muelle. —Fiestas y monumento primeramente proyectados. — Acta de entrega. —Las Corporaciones: su representación y ofrecimientos. Acontecimiento tan importante, movió la prensa de esta capital, la que dió diariamente cuenta minuciosa de todos los actos y ceremo- nias. Los periódicos, sin excepción, compitieron en este noble em- peño. De la prensa tomamos, por tener mayor número de datos, la descripción hecha por el periódico La Discusión, para conservarlo en las páginas de la Revista, haciendo sólo alteraciones en los detalles repetidos, ú otros que sólo tuvieron interés secundario en los mo- mentos de realizarse las ceremonias. Dice así la relación de estos actos: En el vapor «Miam», llegaron en la mañana del 7 de Noviembre de 1911, á esta capital los restos de aquel sabio sacerdote cubano, educador preclaro, que se llamó Félix Varela. Esta traslación á Cuba ha sido un triunfo de la perseverancia del Dr. Diego Tamayo, á quien se debe que el actual obispo de la Flo- rida, haya consentido en que sean entregados tan preciosos restos, cuando los obispos anteriores lo habían negado, fundando esa nega- tiva en que el Padre Varela ha sido el mayor prestigio de la religión católica en el territorio de la Florida, hasta el punto de haber muer- to allí en olor de santidad. Nueve años de gestiones perseverantes, han sido necesarios para lograr que al fin repose en tierra cubana, quien fué una de nuestras legítimas glorias. El actual Obispo de la Florida impuso como condición para en- tregar los restos, que se celebrara una ceremonia al ser embarcados, y que se colocara una lápida en el lugar donde estaban. La primera ceremonia se llevó á efecto; y ahora, el doctor Tamayo dará órdenes para que sea remitida la lápida. 238 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA Los restos del Padre Varela serán recibidos en el muelle por el Dr. Antonio Rivas, Dr. Manuel Delfín, Dr. López del Valle, Dr. Eduardo Plá y dos canónigos. Del muelle serán trasladados los restos, sin ceremonia, ála Junta de Educación. En esos salones serán colocados, hasta que se reali- cen las fiestas, una de carácter cívico y otra religiosa, que se preparan. Actos los dos que corresponderán á sus merecimientos como edu- cador, como patriota y como sacerdote. La ceremonia de carácter cívico tendrá efecto, probablemente, en los salones del Ateneo, donde se ofrecerá una velada, en la cual se hará el elogio del Padre Varela, como filósofo, educador y precursor de la independencia cubana. El acto religioso tendrá efecto en la Catedral, con una solemne ceremonia. El discurso estará á cargo de un sacerdote cubano. Después que se efectúen ambas ceremonias, se llevará 4 cabo el acto de inhumar los restos. Ese entierro se efectuará con toda sun- tuosidad. Será invitado el elemento oficial; pero se procurará, por todos los medios, que únicamente se le rindan honores de ciudadano ilustre. Se prepara la erección de un monumento. Nosotros creemos que debe ser en la Plaza de la Catedral, toda vez que tánto debe á su me- moria el Seminario de San Carlos. A las 8 y 30 fondeó en bahía el «Miami». Entre sus pasajeros se encontraba el distinguido criminalista y actual Presidente de la Audiencia de Pinar del Río, Ldo. Manuel Landa González, mandatario del pueblo de Cuba para conducir á la Patria los amados restos del P. Félix Varela. Velada su voz por la emoción que experimentaba, el Ldo. Landa, al recordar los ecos, aún no disipados, de las ceremonias con que los habitantes del Estado de la Florida habían despedido los restos del P. Varela, nos contaba que en todos los pueblos, desde San Agustín al histórico «Cayo”, se habían congregado, en cada uno de ellos, las clases sociales, sin distinción de razas ni nacionalidad, autoridades, ete., para en imponente manifestación dar una vez más prueba evi- dente de los grandes merecimientos del que en vida fué gran educa- dor y mejor patriota. El Ldo. Landa González nos ha facilitado la siguente copia literal LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 239 del acta levantada con motivo de la entrega, por el Ryvdo. Wm. J. Kenny, Obispo de San Agustín, de los restos del Padre Varela. Acta de entrega. —(Certifico: Que conforme al Archivo existente en esta Catedral, el Reverendo Padre Félix Varela, Vicario de la en- tonces Diócesis y hoy Archidiócesis de New York, murió en esta ciu- dad de San Agustín, el 25 de Febrero de 1853, y fué sepultado en una bóveda en la capilla de este Cementerio. En el día de hoy, seis de Noviembre de 1911, hemos desenterrado los restos del Rev. Padre Félix Varela, los cuales han sido colocados en una caja de metal se- llada, y después de celebrar solemnes ceremonias en esta Catedral, los restos fueron puestos á disposición de dos representantes debida- mente autorizados por el pueblo de Cuba, los señores Dr. Manuel Landa, Presidente de la Audiencia de Pinar del Río, Cuba, y el Sr. Julio Embil, Cónsul de Cuba en Jacksonville, Fla; para ser traslada- dos á su tierra nativa. En testimonio de lo cual expido el presente Certificado sellado y firmado por mí en San Agustín, á los seis días del mes de Noviem- bre de 1911.—(f) Wm. J. Kenny, Obispo de San Agustín.—» En el remolcador «Cuba» fueron depositados los restos y conduci- dos á tierra. Desde temprano se encontraban en el muelle de la Machina, el Dr. Diego Tamayo, los Rvdos. Padres Felipe Caballero y Antonio Abín, canónigos de la Catedral, en representación del señor Obispo de la Habana; el Dr. Eduardo Plá, Director del Instituto; el Sr. Pedro R. Pérez, Secretario general de la Asociación «Emigrados Revolucio- narios Cubanos”, y los señores Raimundo Cabrera, Antonio González Curquejo, Dr. Fernando Ortiz y el Marqués de Esteban, en represen- tación de la Sociedad Económica de Amigos del País. Los restos del Padre Varela vienen en una caja de metal cubierta con otra de madera color gris, con agarraderas y adornos de metal negro. La Junta de Educación.—A las nueve se organizó la conducción de los restos al local que ocupa, en el antiguo edificio de la Maestranza de Artillería, la Junta de Educación, en la siguiente forma: el Padre Caballero y el Dr. Tamayo condujeron al carro fúnebre, tirado por tres parejas de caballos, la caja que contenía los restos, siendo allí colocados, ocupando luego los antes citados señores varios vehículos, iniciando la marcha del cortejo. 240 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA Los restos han sido colocados en el Salón de actos de la Junta de Educación, sobre dos soportes de bronce. Sobre la caja, envolvién- dola, aparece la bandera cubana. Hasta el lugar donde se encuentran en la actualidad, fueron acom- pañados por el Ldo. Landa, Dr. Tamayo, Dr. Plá, Dr. Raimundo Ca- brera, Manuel Valdés Rodríguez, Padre Caballero, Marqués de Esteban y otras personas. Hoy Y de Noviembre de 1911 á las ocho y media de la noche, se reunirá la Comisión que se encargará de tributarles los honores. Se decidirá si también pasan los restos de la Junta ála Sociedad Económica de Amigos del País. En el salón de actos de la Junta de Educación, se reunieron ano- che 8 los señores: Dr. Diego Tamayo, Ldo. Manuel Landa, Dr. Manuel Valdés Rodríguez, Dr. Juan Miguel Dihigo, canónigos Caballero y Abín, el Marqués de Esteban, Dr. Ignacio Remírez, Dr. Manuel Delfín, Dr. Antonio Rodríguez Ecay, Manuel María Coronado, Dr. Antonio González Curquejo, Ramiro Cabrera, Dr. Eduardo Plá, Es- teban González del Valle, Ldo. Ramón A. Catalá, Dr. A. Rodríguez Morejón y Dr. Evelio Rodríguez Lendián. En la reunión estaban representados: el señor Presidente de la República, la Sociedad Económica de Amigos del País, la Universidad Nacional, el Ayuntamiento, la Asociación de la Prensa, la Comisión que ha gestionado la traslación de los restos, la prensa y distintos elementos particulares. II Las Escuelas públicas.—Otro proyecto de monumento.—Representaciones de las autoridades provinciales.—Citación.—Capilla ardiente en la Junta de Educación. —Mensaje oficial. —Distintos acuerdos.—La Universidad: su escuela práctica. —Invitaciones. Las escuelas públicas de la ciudad de la Habana se han adherido desde los primeros momentos á la manifestación en honor de la me- moria del insigne educador. La primera fué el aula «Félix Varela», de la Escuela núm. 8, que llevó una corona de flores el día 9. De toda la República se enviaron representaciones al solemne acto de la inhumación de los restos. LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 241 La Sociedad Económica ha iniciado una suscripción para levantar el monumento al Padre Varela, encabezándola con cien pesos. Mientras los restos permanecieron en el Salón de Sesiones de la Junta de Educación, fueron defilando ante ellos, todas las escuelas públicas de la capital. Al acto que ha de celebrarse en esta capital, así como á la inhu- mación, deberán asistir autoridades de todas las provincias y de todos los términos municipales. Se suplicó 4 cuantos en Junio del año 1902 tomaron parte en las gestiones iniciales para trasladar los restos del Padre Varela, para que coneurrieran el sábado 11 al Salón de Sesiones de la Junta de Educación, con el objeto de constituir la Comisión General que debe formular el programa definitivo de esta obra genuinamente cubana. Desde ayer 9 por la tarde se encuentran los restos rodeados por cirios, en candelabros de bronce, en el salón principal de la Junta de Educación. Las niñas de la escuela que dirige la señora Adelaida Piñeira de Rosainz llevó un «pensamiento de terciopelo”, con una cinta blanca que decía: Al egregio Padre Félix Varela, las niñas de la escuela 30. También fueron en la mañana del día 10, los alumnos de la es- cuela número 25, que dirige su maestro el señor García Falcón. El señor Presidente de la República ofreció que enviaría un Men- saje al Congreso, pidiendo un crédito necesario para que el Gobierno pueda sufragar los gastos que originen los honores á los restos. El general Gómez manifestó su propósito de asistir al sepelio. En el Salón de Sesiones de la Junta de Educación debía reunirse, nuevamente, la comisión encargada de preparar el homenaje, en la noche del 11. Entre otros particulares se trataría sobre si continuarían los restos expuestos en la Junta ó si pasarían al Ayuntamiento, ya que los salo- nes de éste han sido ofrecidos por el Alcalde. También se discutió si había de ser un solo acto nacional el que se celebrase en honor á los restos, ó si se aceptaría la proposición de que se celebrasen tres ó cuatro por otras tantas corporaciones. Se determinaría si los restos irían á descansar al panteón de los estudiantes, ó bien si se aceptaba el ofrecimiento del señor Obispo de 242 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA que se enterrasen en la tumba que guardó los restos de Cristóbal Colón, en la Catedral. A la junta de la noche del 11, asistirían las autoridades, corpora- ciones, directores de periódicos y otros elementos invitados. El Ldo. García Kohly, como Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes, presidiría y probablemente llevaría la representación del honorable señor Presidente. Los directores y maestros de escuelas públicas, compitieron en el empeño de concurrir con los niños al lugar donde estaban expuestos los restos. El día 10 concurrieron: Una comisión de maestros de la Escuela «Luz y Caballero»; otra de la Escuela núm. 19, compuesta de nueve niños; una de la Escue- la 30; otra de la 25, y otras. Los jardines de esta capital, entre ellos los de la Universidad, Ins- tituto, (El Fénix” y «El Clavel», han enviado flores para adornar el lugar en donde está colocada la caja. Los alumnos de la Escuela de Artes y Oficios, visitarán hoy los restos y depositarán flores. El día 11 empezaron á ser organizadas las guardias de honor. Como adición á las noticias publicadas respecto al proyecto de erigir una estatua al Padre Varela, podemos informar que lo ocurrido fué lo siguiente: En una de las sesiones celebradas para acordar los honores que se tributarían á los restos del Padre Varela, dijo el Sr. González Cur- quejo, Tesorero de la Sociedad Económica, y quien contaba con la au- torización debida, que «en el caso de que se abriera una suscripción para levantar un monumento al Padre Varela, la Económica contri- buiría encabezando dicha suscripción con cien pesos». Pero esto no quería decir que la Económica tomara la iniciativa en este asunto, pues ocupada en la obra, igualmente generosa, de recaudar los fondos necesarios para la estatua de Luz Caballero, no era razonable que, en estos momentos, dividiera sus energías, pues con ello perjudicaría ambos propósitos. En la sesión celebrada el día 9 por los profesores de la Facultad de Letras y Ciencias, acordóse que la Universidad de la Habana ce- lebrase sesión solemne para honrar la memoria del ilustre sabio y LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 24 [de] patriota, cuyos restos han sido reintegrados al país de su nacimiento y de sus desvelos, encargando de su elogio fúnebre al actual Catedrá- tico de Filosofía Dr. Enrique José Varona. Notificado éste por el Secretario de la Facultad, Dr. Dihigo, de la elección recaída en él, por el acuerdo de sus compañeros, para acto de tanta solemnidad y trascendencia, aceptó gustosamente el encargo. En la mañana del día 11 se dispusieron las guardias de honor, habiendo sido la primera la formada por los señores: Juan M. Dihi- go, Rafael Prado, Francisco González y Joaquín Aragó. La segunda fué cubierta por las distinguidas maestras de este distrito: señoritas Elisa Lesassier, Esther Díaz, Pastora María Lucas y Ofelia López Azúa. La tercera: Mariano Vieta, Caridad Acosta, Claudio Hernández, Isidro Pérez Ponte. La cuarta: Guadalupe R. Gárciga, Enrique Vallés, José Tamayo y Miguel F. de Díaz Póo. La quinta guardia fué montada por los periodistas Arturo Julián, de «La Lucha»; Francisco M. González, de (La Prensa»; Rafael Pra- do, de «La Ultima Hora”, y un redactor de «La Discusión». Después siguieron las guardias constituídas por maestros y perso- nas que han ido á visitar los restos. Los sustitutos del primer turno depositaron un ramo de flores. Con su director, Sr. Ramiro Guerra, Director de la Escuela, estu- vieron esta mañana los niños de la escuela práctica de la Universidad. Montaron guardia en el orden siguiente: Ramiro Guerra, director; niños: Néstor Lomba, Sixto Abreu, José A. Iribarren, Roque Meireles, Joaquín Morejón, Miguel Tejera, Roberto García, José Arnáez, P. A. Lavín, J. Rosado, A. Fernán - dez, M. Sánchez. Para que concurrieran en la noche del 11 á la Junta de Educa- ción, han sido invitados los señores siguientes: Los Secretarios del Despacho, Presidentes del Senado y de la Cá- mara de Representantes, Vicepresidente de la República, Presidente del Tribunal Supremo, Gobernador Provincial, Presidente de la Au- diencia, Presidente del Consejo Provincial, Alcalde Municipal, Pre- sidente del Ayuntamiento, los seis Superintendentes provinciales, Rector de la Universidad, Director del Instituto, ídem de la Escuela de Artes y Oficios, ídem de la Academia de San Alejandro, ídem de la Escuela Municipal de Música, Presidente del Consejo Nacional de 244 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA Veteranos, Presidente de la Junta Patriótica de la Habana, de la Aso- ciación de Emigrados Cubanos, de la Asociación de Deportados Cuba- nos, Sr. Marcelino Díaz de Villegas, Presidente de la Lonja de Co- mercio, Presidente de la Bolsa Privada de la Habana, Presidente de la Asociación Pedagógica Universitaria, Presidente del Ateneo y Círculo de la Habana, Presidente de la Asociación de Maestros Públi- cos, Sociedad del Pilar, Liceo de Guanabacoa, Presidente del Círculo de Trabajadores de la Habana, Progreso de Jesús del Monte, Presi- dentes del Centro de Cocheros, La Unión Fraternal y Centro Benéfico y los directores de los diarios y demás publicaciones de esta capital. Poco después de las ocho y media, el doctor Tamayo, en su caráe- ter de Presidente, explicó la serie de trabajos que ha significado el traslado á Cuba de los restos preciosos del Padre Varela. Hizo la his- toria de esa hermosa labor, desde que comenzara, hace nueve años, hasta hoy que, al fin, ha triunfado el propósito, venciendo la negati- va del Obispo de la Florida. Y manifestó también que tras distintos fracasos de otras comisiones, el Ldo. Landa tuvo la honra de lograr que se le entregaran los venerandos despojos. Concluyó el doctor Ta- mayo pidiendo un voto de gracias para el Ldo. Landa, que tánto ha luchado en esta empresa. Habló después, el propio Ldo. Landa, expresándole á los seño- res reunidos en la Junta, que nunca ha experimentado emoción igual á la del día que pudo apreciar la veneración y el respeto que el pueblo de la Florida siente por la memoria del Padre Varela. Rela- tó que cuando, como consecuencia de sus gestiones continuadas, y después de haber dado tres viajes á la Florida, se llevó á cabo la ex- humación de los restos, reuniéronse en el viejo Cementerio de San Agustín, más de cuatro mil almas devotas, que miraban con tristeza la partida de los restos. Y refirió que á la solemne ceremonia reli- glosa acudió una concurrencia enorme. La Catedral aparecía total- mente ocupada por una inmensa cantidad de público, ávido de estar cerca, siquiera por última vez, de aquellos restos, evocadores de una vida noble, de un sacerdote que había sido el “padre”, los “cimientos» de la religión católica en el territorio de la Florida. «Yo no he experimentado jamás—dijo el Ldo. Landa—emoción parecida; porque no había asistido nunca á un acto semejante de res- peto colectivo, y porque como cubano sentía la íntima satisfacción de concurrir 4 aquella demostración unánime de veneración á un hijo de esta tierra que por ella y sus libertades luchó decididamente con su palabra y su pluma. LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 245 Cuando el Ldo. Landa terminó su relato, mostró los documen- tos que había adquirido. El acta de entrega, el acta de exhumación y la placa que aparecía incrustada en el mausoleo donde estaba el Padre Varela en la Florida. Los doctores Dihigo y Rodríguez Lendián, manifestaron que ha- bían concurrido 4 aquel acto en representación de la Universidad Nacional, la que quería honrarse cooperando al homenaje que en esta capital se rinda á la memoria del que fué mentalidad robusta y cubano preclarísimo. Y expusieron también que en el acto de carácter cívico que se ofreciera, podría hablar á nombre de nuestro primer centro docente, el Dr. Enrique José Varona, ya que éste, sin esfuerzo alguno, por ser catedrático de filosofía de la Universidad, puede hacer el elogio del Padre Varela, presentando un estudio acabado de lo que él signi- ficó como educador y como filósofo. Y expresó el Dr. Rodríguez Lendián, que el homeneje al Padre Varela, debe ser un acto nacional, al que concurran todos los que no ignoren quién fué aquel sacerdote, todos los que integran la sociedad cubana, corporaciones, particulares, elemento oficial, catedráticos y alumnos. Como en el curso de la explicación, el Ldo. Landa había dicho que el Obispo de la Florida le significó sus dudas acerca de que en Cuba se supiera guardar el suficiente respeto á los restos del Padre Varela, el Dr. Esteban González del Valle propuso que para desvanecer esa creencia, se acordara enviar á dicho Obispo un mensaje en el que se expresara la gratitud del pueblo cubano al de la Florida, por ha- ber sabido guardar con tanto cariño los despojos venerandos. Y agregó el Dr. González del Valle, que como el señor Presidente simboliza la voluntad de nuestro pueblo, él debe firmar dicho documento. Aprovechó el Dr. Remírez que se había hecho alusión al señor Presidente, cuya representación ostentaba en la junta, para expresar que el Jefe de nuestro Estado le encargó que manifestara á los Comi- sionados, que estaba dispuesto á prestar todo el apoyo necesario para que se rindan al Padre Varela honores nacionales. El Dr. González Curquejo, á nombre de la Sociedad Económi- ca, expresó el deseo de cooperaral homenaje, manifestando, además, que el sepelio de esos restos debe ser un acto que se parezca al entie- rro de aquel otro varón ilustre que se llamó don José de la Luz y Caballero. El Dr. Plá, además de ofrecer la cooperación del Instituto de 246 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA esta provincia, indicó la necesidad de ampliar la Comisión á todas las corporaciones que existen. El Marqués de Esteban ofreció el concurso del Ayuntamiento y del Alcalde de la Habana. El Dr. Ramiro Cabrera propuso que antes de continuar hacien- do proposiciones y ofertas, era mejor nombrar la Comisión perma- nente, que debe organizar y dirigir el homenaje. Después de esas palabras, efectuóse la aclamación del Dr. Die- go Tamayo para Presidente de la Comisión y del joven Rodríguez Morejón para Secretario, concediéndose al Dr. Tamayo voto de con- fianza para que designe los vocales que han de integrar la Comisión. A nombre del Sr. Obispo habló el Padre Caballero, expresando, además, la gratitud del clero cubano por los honores que iban á ren- dirse á quien perteneció á él. Durante la ceremonia que se efectuó en la Catedral de San Agus- tín, un hombre del pueblo, en la Florida, entregó al Ldo. Landa un retrato del padre Varela, y le dijo: Lleve este retrato por si en Cuba no hay ninguno. TO En la Junta de Educación. —Elección del Comité Ejecutivo.—Acuerdos de la Universidad.—Sociedad Económica.—Ayuntamiento y Ateneo.—Acuerdos sobre el sepelio: la Catedral, Corporaciones religiosas. —Las obras del Padre Varela.—Las escuelas y los maestros. —Programa de actos en las distintas instituciones. — Honores. En la Junta de Educación —conforme se había anunciado—efec- tuóse en la noche del 11 la Asamblea que había sido convocada para tratar del homenaje que debía tributarse á los restos del Padre Varela. Para esa reunión citáronse á las autoridades, presidentes de ambas Cámaras, presidentes de las Corporaciones que existen en esta capital y los de las sociedades, así como á muchas personas de reconocido relieve social. A las ocho y media, el Ldo. García Kohly, en representación del honorable Presidente de la Repúbliea, declaró abierta la sesión. En ese momento se encontraban allí las personas siguientes: Dr. Diego Tamayo, como presidente de la Comisión gestora; Marqués de Este- ban, por la Sociedad Económica de Amigos del País; Ramiro Cabre- ra, con igual carácter; Manuel María Coronado, Dr. Manuel Valdés LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 247 Rodríguez, y Dr. Juan M. Dihigo, catedráticos de la Universidad; Dr. Eduardo Plá, director del Instituto; Padre Caballero, Padre Abín; Sr. García Falcón, como presidente de la Asociación de Maestros; Dr. Mustelier; Dr. Rodolfo Rodríguez de Armas, de la Academia de la Historia; Dr. Ventosa, por la Asociación de Emigra- dos Cubanos; Sr. Pedro Bustillo, presidente del Consejo Provincial; Dr. Tejada, Sr. Agustín de Zárraga, Isidro Olivares, en representación de la Bolsa Privada; Dr. Santos Fernández, por la Academia de Ciencias y Ateneo de la Habana; Ldo. Luis Azcárate, como director del Ateneo; M. Arbelo, Emilio Alvarez, por la Cámara de Comercio; R. Vildóstegui, por la (Unión Fraternal», y M. Irigoyen por el «Club Benéfico»; Dr. Esteban González del Valle. Al iniciarse la Asamblea, el Dr. Tamayo hizo uso de la palabra y explicó álas personas reunidas los trabajos que se han realizado hasta ponerse en tierra cubana los restos del Padre Varela: relató el resul- tado de la reunión celebrada el miércoles y por último habló del pro- pósito que había tenido la Comisión gestora al reunir en una asam- blea las corporaciones de la capital, recabando de ellas el concurso— que es imprescindible—para que el homenaje que ha de rendirse al Padre Varela, esté de acuerdo con la importancia del que fué egregio en todos sus aspectos: como cubano, como sacerdote y como edu- cador. Habló, después, el Dr. González del Valle, quien propuso como medida urgente y necesaria, la formación de un comité que en el plazo de cuarenta y ocho horas, redacte el programa de los honores que deben tributarse á los restos del Padre Varela, á fin de que el próximo lunes 13, se reúna nuevamente la Asamblea, lo conozca y le dé su aprobación. La proposición del Dr. González del Valle fué aprobada. El Dr. Ramiro Cabrera, indicó que el comité debía constar del menor número posible de personas. También habló el Dr. Mustelier, preguntándole á la comisión ges- tora si á la reunión habían sido invitadas las personas que constitu- yeron la primitiva comisión. El Dr. Tamayo le contestó significándole que esa invitación la había hecho por la prensa. Procedióse á elegir el comité y resultaron designadas las personas Siguientes: Dr. Diego Tamayo, presidente; Alfredo Rodríguez More- jón, secretario; y vocales: Dr. Julio de Cárdenas, Alcalde Municipal; Sr. Pedro Bustillo, presidente del Consejo Provincial; el Sr. Obispo; 248 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA Dr. Leopoldo Berriel, rector de la Universidad; Ldo. Raimundo Ca- brera, presidente de la Sociedad Económica, y Ldo. Manuel Landa, como representante del primer comité gestor. Una vez electo el comité disolvióse la asamblea que debía reunirse nuevamente el lunes como hemos dicho. Durante el día 11 y en las primeras horas de la noche, fueron vi- sitados los restos por numerosas personas. El claustro universitario resolvió celebrar un acto propio, además de adherirse 4 todos los honores que en otra forma se rindieran á los restos. El mencionado acto académico habría de celebrarse el próximo miércoles 15, á las cuatro y media de las tarde. Al Dr. Varona se le confió el elogio, como ya queda dicho. Igualmente debía efectuarse otro acto en los salones de la Socie- dad Económica de Amigos del País. El Ateneo de la Habana ofrecería una gran velada fúnebre, que sería considerada como epílogo de los actos parciales que debían cele- brarse antes de la inhumación. Después se celebraría el solemne y definitivo acto de inhumar los restos que iría precedido de una ceremonia sagrada en la Iglesia Ca- tedral. Los obispos de Santiago de Cuba, Pinar del Río y Cienfuegos, en- viarían coronas de flores naturales al lugar donde actualmente es- tán depositados los restos, sin perjuicio de enviar después, otras en el acto del entierro. Surgió la idea de que los restos debían descansar, definitivamente, en la Universidad, al lado de los del sabio Felipe Poey. Como se conservan pocas obras del Padre Varela y de ésta, escasos ejemplares, se proyectó reunir cuanto hubiera diseminado en perió- dicos ú otra forma, que mucho hay perdido de lo que produjo su cere- bro privilegiado, como son los discursos que pronunciara cuando fué diputado, para hacer una nueva y completa edición. El Comité Ejecutivo tomó el acuerdo de invitar á todas las corpo- raciones oficiales y privadas para que de su seno nombren comisiones que se encarguen de montar guardias de honor mientras los restos es- tuviesen en capilla ardiente. En la mañana del 13 estuvo en la Junta un grupo de niñas de la LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 249 escuela número 2, con la maestra María Teresa Landa y Rosa Pallí. Depositaron flores alrededor del tumulto. Ayer 12 y hoy 13 han estado á visitar los restos entre otras muchas, las personas siguientes: José F. Iribarren, Gonzalo J. Iribarren, José María Reposo, Zoila Reposo, Ana María Reposo, Adela Reposo, Dr. Nicolás Pérez, Pedro F. de Guevara, Agustín Valdés, Arturo Jordán, presbítero Alfonso Blásquez, vicedirector del Seminario; Antonio Báez, presbí- tero Dr. Enrique Pérez, María Corominas de Hernández, Antonio Cantaria, Baldomero Lage, Jesús Rodríguez, Rafael Fraga, Jenaro Suárez, Belarmino García, José Viera, Gonzalo Revuelta, Francisco Fernández, Dr. Francisco Hernández, José Rodríguez Pérez, Tomás F, Pardiñas, Ramón Román Aragoneses, Manuel López Casabella, Luis Ballestéín, José Cabás y Reguera, Enrique Díaz, José F. Pino y Martínez, Manuel Lobato Sedeño, José R. Toymil, Antonio Porche, Francisco J. Fernández, Pedro Gutiérrez, José María Galán, Julio C. Molano, José Díaz, Amador Rodríguez, Moisés Arrechea, Jesús Gu- tiérrez, Abdón Martínez, José Herrero, Juan J. Lobato, Adolfo Fer- nández, Miguel Alvarado, Alberto López, J. M. Dihigo, Manuel Landa, R. A Catalá, Angela Landa, Aurelia Landa viuda de Bársaga, María Josefa Gotay de Zaldívar, María Josefa Zaldívar, Nestora Moy- nelo, María Josefa Moynelo, Antonio Iraizós, Otilia Garrido, Con- cepción Alvarez, José María Blanco, José María Reposo, Mariano Ju- lio Vieta, Dr. Andrés Lago, Carlos Alquiza Domenech, José Trujillo, Aurelio Brito, Julio Alvarez Delgado, Susana Barrera de Anillo, Pedro Navarro, Francisco Javier Sierra. Se resolvió que los restos vayan el día 14 para el Salón de Sesio- nes del Ayuntamiento, donde serán colocados en capilla ardiente. El Comité reunido.—Como se había anunciado se reunió el día 18 el Comité Ejecutivo. Asistieron el Dr. Diego Tamayo, el Sr. Obispo, el Rector de la Uni- versidad, el Dr. Rodríguez Morejón y el Ldo. Landa. Después de un cambio de impresiones fué aprobado el siguiente proyecto de programa. El miércoles 15 serían trasladados los restos al Ayuntamiento, con toda solemnidad á la hora acordada por la corporación. Jueves 16: sesión en la Sociedad Económica de Amigos del País. Viernes 17: Traslado de los restos desde el Ayuntamiento á la 250 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA Catedral, donde se celebrarían solemnes honras fúnebres, estando el el panegírico á cargo del presbítero Dr. Felipe A. Caballero. Sábado 18: Velada fúnebre en el Ateneo y Círculo de la Habana. Domingo 19: Solemne manifestación de duelo nacional al tras- ladar los restos á la Universidad en donde reposarán definitivamente. La Asociación de Maestros tomó el acuerdo de adherirse al home- naje al padre Varela, para lo cual la Presidencia dictará una alocu- ción que será repartida entre el magisterio. También se nombró una comisión formada por la Sra. María Coro- minas, Srta. Concepción Alvarez y los Sres. Juan Francisco Zaldívar, Manuel Ibáñez Viciedo, Ramón Caballero, José M. Blanco y Carlos Génova de Zayas, la cual debía entenderse en todo lo referente al homenaje citado. En la Junta de Educación se reunió en la noche del 13, según se había acordado, la Comisión que se ocupaba de tributar honores á los restos del Padre Varela, de acuerdo con lo que significó este ilustre varón en la historia de nuestra Patria. A las nueve, el Ldo. Mario García Kohly, Secretario de Instruc- ción Pública y Bellas Artes, en su carácter de Presidente, declaró abierta la sesión. Encontrábanse presentes los señores: Dr. Julio de Cárdenas, Al- calde de la Habana; Dr. Diego Tamayo, Presidente del Comité ges- tor; Eugenio L. Azpiazo,presidente del Ayuntamiento; Ldo. Raimun- do Cabrera, presidente de la Sociedad Económica de Amigos del País; Dr. Esteban González del Valle, el Sr. Canónigo Magistral, en repre- sentación del Sr. Obispo; el Sr. Pedro Bustillo, presidente del Con- sejo Provincial; Rafael Quintana, concejal del Ayuntamiento; Dr. Antonio González Curquejo, Sr. García Falcón, de la Asociación de Maestros; Manuel Arbelo, Sr. Domingo Figarola Canela, Dr. Juan M. Dihigo, Dr. Tejada, Sr. Agustín de Zárraga, coronel César Ven- tosa, teniente coronel Pompeyo Viada; capitanes, Mario García Kohly y José A. Castellanos, señor Luis Mustelier y el secretario, Dr. Alfredo Rodríguez Morejón. También concurrieron varios estudiantes del Instituto y muchos maestros. El Dr. Tamayo, á quien concedió la palabra el Presidente, leyó á la Asamblea el programa transcrito anteriormente y que había sido aprobado por el Comité, en la reunión de la mañana. Habló después el Ldo. Cabrera, significándole á la Asamblea que en LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 251 el Programa aprobado por el Comité, se habían tenido en cuenta para tributar honores á los restos, los múltiples aspectos del Padre Varela: sacerdote, educador, filósofo y sobre todo cubano integérrimo, el pri- mer diputado cubano que supo poner en alto su pecho para ser intér- prete de las aspiraciones del pueblo de Cuba; actitud que le costó expatriarse hasta su muerte. ' Y refiriéndose al acto que celebrara la Sociedad Económica el sá- bado 18, manifestó que se había encargado el discurso de elogio al Dr. Rafael Montoro, que es figura saliente de la tribuna cubana. Después el Ldo. Cabrera suplicó al Sr. Agustín de Zárraga, que diese lectura 4 la moción que deseaba presentar. He aquí la moción : «El que suscribe tiene el honor de someter á la ilustrada conside- ración de sus compañeros de Comité la siguiente moción : «Próximo á efectuarse en esta capital el sepelio de los venerandos restos del egregio cubano Presbítero Félix Varela, que en parte tan principalísima contribuyó al auge y engrandecimiento de la cultura patria, laborando como Diputado á Cortes con ejemplar constancia en pro de la consecución de nuestras libertades, por cuya causa sufrió el martirio y murió desterrado perpetuo lejos de su país, es deber ine- ludible del pueblo cubano tributarle los mayores honores que las le- yes vigentes prescriben recabando de los altos poderes del Estado se equipare su personalidad á esos efectos, á la del Primer Magistrado de la Nación, en quien reside su más elevada y prestigiosa represen- tación. Considerando: Que en tal virtud al Congreso de la República compete por su propio y exclusivo ministerio, realizar dicha declara- ción, adoptando una ley, que sin derogación de las vigentes, consti. tuya una especialidad aplicable al presente caso, en la cual habrán de consignarse la razón y forma de los honores que deberán rendirse al eminente filósofo y patriota cubano Presbítero Félix Varela, en el acto de su funeral y enterramiento, conceptuándolo ex-Presidente de la República, como asimismo, los días de luto nacional que habrán de guardarse por el pueblo de Cuba. Se acuerda: Aprobar la precedente moción, sometiéndola al Congreso de la República para la discusión y adopción de la ley á que aquélla se contrae; encareciendo de ambos Cuerpos Colegisladores» 252 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA prescindan de los requisitos reglamentarios, dada la urgencia que re- viste el asunto. Habana, Noviembre 15 de 1911. (Firmado) Agustín de Zárraga.—» Por aclamación fué aprobada. Serían las nueve y media cuando el Presidente levantó la sesión. IV Acuerdos sobre loz actos del domingo 19 de Noviembre.—Su itinerario.—Las colonias extranjeras. —Colgaduras y coronas.—Actos del miércoles 15.—En el Ayuntamiento: capilla ardiente. —Guardia de honor.—El Presidente de la República.—Los estudiantes. —Traslación de los restos de la Junta de Edu- cación al Ayuntamiento. —Recepción por la Corporación Municipal.—Ins- cripción de la urna cineraria. Al sepelio, que tendrá efecto el domingo 19 á las nueve de la ma- ñana, concurrirán todos los Poderes de la Nación: Ejecutivo, Legis- lativo y Judicial; las Corporaciones é Instituciones docentes oficiales, Fuerzas Armadas de la República, Consejo Nacional de Veteranos, Clero, Asociaciones y Corporaciones particulares, alumnos de la Uni- versidad, Instituto, Escuela de Artes y Oficios, Academia de San Alejandro, Bandas Militares, y cuantas personas más deseasen con- currir á tan piadoso acto.—Los alumnos de las Escuelas Públicas y privadas con sus maestros, debían colocarse en dos filas, desde el Pa- seo de Martí esquina á Neptuno, siguiendo por el Malecón hasta la Beneficencia. El cortejo recorrería el siguiente itinerario: Saldría de la Catedral por Mercaderes, O*Reilly, Plazuela de Monserrate, Agramonte, Nep- _tuno, Paseo de Martí (acera derecha), siguiendo por el Malecón has- ta la Plaza de Maceo, continuando por la Avenida de la República hasta la Universidad Nacional, donde serían entregados solemnemen- te al señor Rector y Claustro universitario en pleno. Terminado el acto de la entrega, se colocarían los restos del Pa- dre Varela en el Paraninfo de la Universidad, y en sesión solemne pronunciaría el elogio fúnebre el Dr. Enrique José Varona, Profesor de Filosofía. Cada día acudían más visitantes á la Junta de Educación, con ob- jeto de rendir tributo á los venerados restos. Durante el día 13 han estado allí las escuelas números 2, 8, 14, 16, 62, 31 y la 22, LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 253 Todas las niñas que asistían en representación de esas escuelas llevaban puchas de flores, coronas y cruces. La Asociación de Maestros remitió una corona. La Colonia Española y las demás extranjeras, se sumarían á este homenaje que el pueblo de Cuba rinde á uno de sus hijos preclaros. El Secretario de Agricultura Dr. Emilio del Junco, en nombre de la Secretaría que desempeña, ha dedicado á la memoria del Padre Varela, una hermosa corona. Igualmente á iniciativas del Coronel Pérez, Subsecretario del Ra- mo, y su Jefe de Despacho el joven Carlos C. Gárate, se inició una suscripción entre los empleados de dicha Secretaría con la cual se compró una gran corona. Ambas coronas serán entregadas al Dr. Tamayo, Presidente de la Comisión, quien ha manifestado que era la primera Secretaría que rendía este homenaje. En la mañana del martes 14, en el despacho del Alcalde, se reu- nieron con éste y con el Presidente del Ayuntamiento, los concejales, con objeto de tomar acuerdo sobre la traslación de los restos del Pa- dre Varela. Después de cambiar impresiones, se acordó que fueran trasladados los restos á las 10 a. m. del miércoles 15. Para ese acto serían invitados: el Presidente de la República, auto- ridades, Corporaciones oficiales, particulares y sociedades. Se pediría un piquete de policía montada y una sección de infan- tería para que acompañasen los restos. La Banda Municipal debía acompañar el cortejo. También asis- tiría á la traslación de los restos, para la Catedral, y luego al acto de depositarlos en la Universidad Nacional. En seguida que llegasen al Ayuntamiento, serían colocados en capilla ardiente. Empezarían á organizarse las guardias de honor. En la mañana del 14, estuvieron en la Junta de Educación: las escuelas: número 1, con los profesores Manuel Ibáñez, Tomás Zapata, Regla González y Mercedes Sellén, y la número 24, con la maestra Srta. María Traité. Lleyaron flores y coronas. El Ayuntamiento recibiría los restos en la puerta de la Casa Con- 254 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA sistorial y los acompañaría hasta la Catedral, donde debía recibirlos el señor Obispo el día que fueran trasladados para efectuar la cere- monia religiosa. El Consejo Nacional de Veteranos designó como Presidente de la Comisión que ha de representarlo en el traslado y los honores que se tributasen á los restos del Padre Varela, al Sr. Coronel Manuel M. Coronado, al cual acompañarían los coroneles López Leiva, Alvarez Cerice, Méndez Peñate y Eulogio Sardiñas, y los Comandantes Ma- nuel Secades y José Agustín Castellanos. Se mandó por el Consejo, una corona de flores naturales. En el salón de sesiones del Ayuntamiento, en la casa del pueblo, se encontraban expuestos el miércoles 15, los restos del que fué sa- cerdote ejemplar y cubano preclaro; los restos del Padre Félix Varela, el educador insigne que supo hacer un apostolado de su vida y fué sabio varón dedicado al estudio de los problemas filosóficos, amante de las ciencias y de las letras y devoto ferviente de las libertades de esta tierra, en que naciera. Para el Presbítero Félix Varela la vida fué un sacerdocio. Y él, inspirado en su amor á todo lo noble y todo lo grande, dedicóse por igual á la educación de los hombres y á la difusión de sus ideas con respecto á la personalidad de Cuba, de la cual fué uno de sus decidi- dos defensores en la Corte española, como diputado. Nada hay que no sea digno de nuestra veneración en la historia de este hombre, á quien se debe considerar como uno de los precur- sores de nuestra independencia nacional. Y si el catolicismo perdió con su muerte una columna poderosa, Cuba vió extinguir al desapa- recer él, uno de los centinelas más avanzados de la dignidad y uno de sus hijos más ilustres. Al Padre Varela debe quererlo el pueblo de Cuba, debe respetar su memoria, no como sacerdote, ni como educador, ni como filósofo, ni como patriota, sino como todo eso á la vez, como Félix Varela. Su historia lo glorifica á nuestros ojos. Y él, sacerdote ó no, por su ta- lento y cultura, hubiera dejado siempre un reguero de luz en la con- ciencia cubana, levantando su voz de hombre convencido y de pen- sador, en cuyo cerebro no cabían más que las ideas de regeneración y de progreso. Varela llena una gran parte de nuestra historia. Primero, él, con sus actos, luego sus ideas y el recuerdo de su paso por la vida, han LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 255 servido para presentarlo de potente irradiador á las generaciones su- Cesivas. Al volver á Cuba sus restos, todos los cubanos debemos descubrir- nos, y al visitarlos desde hoy en el Ayuntamiento y más tarde en la Universidad, donde quedarán definitivamente, debemos exclamar con orgullo: «¡Al fin, entre nosotros!». Durante la tarde del martes 14 y en la mañana del miércoles 15, han sido muy visitados los restos. Por ante ellos han desfilado: autoridades y particulares, maestros y alumnos. Una Comisión de niños de la escuela Romualdo de la Cuesta, visi- tó los restos, depositando una cruz. Iban con los niños la directora del plantel, señora Aurora Nussa de Pérez y la Srta. Blanca Durán García. Distintas comisiones de maestros y alumnos de las escuelas públi- cas, montaron guardia de honor. Un grupo de alumnos del Instituto estuvo en la Junta de Educa- ción el día 14 y montó guardia. Consultados por el Dr. Tamayo, presidente del Comité Ejecutivo, de los honores que han de tributársele á los restos del Padre Varela, los familiales de éste Francisca Varela, sobrina, de 91 años, Camilo Peralta Varela, hijo de Francisca; Belén Capetillo, nieta de don Fé- lix; Dolores Carmona, América Carmona y Luis Carmona y Carmona, nietos, sobre si tenían inconvenientes en que se enterrasen los restos en la Universidad, han escrito al Comité, manifestándole su confor- midad con lo hecho por éste, al cual dan las gracias. Se repartió entre los maestros la siguiente circular: «Compañeros: Por la generosa patriótica gestión de un grupo de cubanos ilustres, se encuentran al fin entre nosotros los amados restos del más santo y sabio de nuestros educadores, el nunca bien llorado sacerdote Félix Varela y Morales, é interpretando fielmente la Comisión el deseo ve- hemente por nosotros sentido de tributarles cuantos honores estén á nuestro modesto alcance, nos ha hecho la alta distinción de colocar- los en el salón de sesiones de la Junta de Educación de este Distrito. Agradecida esta Asociación por el honor que á los maestros se nos ha dispensado y después de dar eternas gracias á la Comisión citada en nombre de todos los compañeros de la República, reunió su Di- 256 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA rectiva inmediatamente para tomar los acuerdos del caso, llegando á las siguientes conclusiones: Primera: Adeherirse con entusiasmo al homenaje que ha de tri- butarse al gran cubano y ponerse incondicionalmente á la disposición del Comité Ejecutivo del mismo para todos los trabajos y responsabi- lidades que se le encomienden. Segunda: Montar á las ocho de cada noche mientras las restos permanezcan insepultos una guardia de honor sostenida exclusiva- mente por el profesorado de ambos sexos hasta las 12, si el Comité Ejecutivo lo concede, en la que podrán tomar participación todos los de la República, privados y públicos, de cualquier categoría, que con- curran á la Junta de Educación ó donde se hallen expuestos, á la ho- ra citada. Tercera: Que se permita á los alumnos de cada aula de segundo grado en adelante concurrir con sus maestros durante las horas del día debidamente autorizadas, á depositar flores en torno de los vene- rados restos, como lección magnífica de educación cívica, y Cuarta: Que para poder llevar á cabo lo acordado con el mayor respeto y corrección y evitar la aglomeración de personas en el local honrado, se suplique á los señores Directores y Directoras de las Es- cuelas de este Distrito que envíen solamente un maestro en represen- tación de la Escuela cada noche, para los efectos de la guardia á que se refiere el acuerdo segundo, y que la Comisión nombrada para la ejecución de los acuerdos, comunique á la mayor brevedad á dichos señores Directores y Directoras, el orden en que deberán concurrir, previa autorización superior, las aulas designadas al efecto.” El General José Miguel Gómez prometió presidir el cortejo fúne- bre en el acto de la traslación de los restos á la Universidad Nacional, Lo acompañarían los Secretarios de Despacho. En la clase de Derecho Político de nuestra Universidad, el día 14, á cargo del Dr. Fernando Ortiz y con ocasión de haber recordado es- te profesor á sus alumnos que el padre Varela fué el primer catedrá- tico de Derecho Político que hubo en Cuba, y los rasgos salientes de su personalidad y labor en la ciencia política, surgió la idea entre los estudiantes de esa rama del Derecho, de asociarse de modo especial al homenaje que se le está tributando á la memoria del esclarecido político cubano Al efecto se acordó que la clase de Derecho Político, diese guardia LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 257 de honor á los restos del padre Varela y le dedicase una corona de flores. Asimismo, se acordó por los estudiantes, iniciar una suscripción para regalar á la Universidad Nacional, un busto del primer catedrá- tico cubano de ciencia política, que se colocará en sitio adecuado de los jardines; pero enterados de que en un departamento de la Uni. versidad, yacían abandonados desde hace años y en espera de cré- dito para los pedestales dos hermosos y grandes bustos de mármol procedentes del famoso colegio de Alonso y Delgado, representando al padre Varela y á don Pepe de la Luz, acordaron dirigirse á los seño- res catedráticos que forman parte del Congreso, para gestionar la pronta concesión del modesto crédito que hace falta para que la Uni- versidad ostente con orgullo los bustos de aquellos sabios cubanos. A las diez de la mañana del miércoles 15, de acuerdo con el pro- grama, bajaron los restos de la Junta de Educación, en hombros del Dr. Diego Tamayo, Ldo. Manuel Landa, Dr. Juan Miguel Dihigo y Dr. Manuel Delfín. Hasta ese momento los salones de la Junta habían estado constan- temente visitados por elementos de todas las clases sociales, corpora- ciones oficiales, asociaciones y particulares. Cuando los restos partieron, encontrábanse allí entre otras las per- sonas siguientes: Carlos Alvarez, Gerardo Fernández, Rafael Prado, Ramón Rosainz, Francisco González, Esther Díaz, Aurora García, Elisa Lesanier, Ofelia Lopez, María Luisa Arenas, Rosina Romero, Mercedes Rosa Paz y los Drs. Alejandro Muxó, Adolfo Aragón, Juan Miguel Dihigo, Alfredo Rodríguez Morejón y otros. Momentos después se ponía en marcha el cortejo. Marchaban á la cabeza cuatro vigilantes de caballería; seguían doce números de infantería, con club terciado, al mando del sargento Plá; después las escuelas números 8, 18 y 30, con sus directoras Angela Landa, Adelaida Piñeira de Rosainz y Blanca Rensoli de Montes; seguía la caja conte- niendo los restos; á continuación el acompañamiento; detrás la Ban- da Municipal y por último, la magnífica carroza, montada á lo «(Grand Doumond», La caja que contiene los preciosos depojos del padre Varela, apa- reció forrada de paño negro, rodeada de flores y sobre andas también forradas de negro. De la caja partían varias cintas, cuyos extremos fueron llevados durante el trayecto por las señoritas Gloria Fernán- dez, Ofelia López, Enriqueta de Lara, Sara Collazo, Mercedes Valdés, 258 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA Pastora Lucas, Esther Díaz, Rosa Parlá, Rosina Romero, María Luisa Oramas, Carmen Abella, Mercedes María González y Zoila Valdés. Las niñas de las escuelas públicas llevaban puchas de flores. Las coronas fueron depositadas en el carro y algunas fueron lle- vadas por comisiones y por niños. El cortejo fúnebre recorrió el itinerario siguiente: Cuba hasta O'Reilly, Mercaderes al Ayuntamiento. Tras los restos iban representaciones del Ejecutivo, Cámara de Re- presentantes, Consejo de Veteranos, Ateneo, Secretaría de Instrue- ción Pública, Junta de Educación, Corporaciones, Escuela de Artes y Oficios. Entre las personas que iban, estaban el Dr. Pedro Men- doza Guerra, en representación del Secretario de Instrucción Pública; el Dr. Diego Tamayo, el Ldo. Manuel Landa, los Sres. coroneles Ma- nuel María Coronado, Lucas Alvarez Cerice, Eulogio Sardiñas y Dr. Manuel Secades, en repretentación del Consejo Nacional de Vetera- nos; el Dr. Adán Galarreta, como vice-presidente de la Comisión de Instrucción Pública de la Cámara; el capitán Primelles, por el Al- calde; el Dr. Alfredo Rodríguez Morejón, el Dr. Manuel Delfín, pre- sidente de la Junta de Educación; el Dr. Juan Miguel Dihigo, el Sr. Rafael Prado, el Sr. Ramón Rosainz, que fué dirigiendo el orden de la marcha; canónigo Méndez, en representación del Obispo, el Sr. Pedro Bustillo, en representación del Gobernador de la provincia; Luciano Martínez, superintendente de la Habana; García Falcón, presidente de la Asociación de Maestros; Sr. Zaldívar, Dr. Nicolás Pérez, Sr. Julio Quintana. A las diez y veinte minutos de esa mañana del miércoles 15, hi- cieron alto ante la puerta de la casa consistorial, los restos y su co- mitiva. *En la puerta esperaban el Sr. Alcalde, el presidente del Ayuntaniiento y la Cámara municipal en pleno. Al llegar la caja con los despojos, púsose sobre ella un manto mo- rado y tomaron las andas los concejales Guillermo Domínguez Rol- dán, Juan B. Núñez Pérez, Coppinger, Domínguez, Sardiñas y Velasco. En hombros de dichos concejales, que representaban al Ayunta- miento, ascendieron los restos la escalera principal del edificio, hasta la cámara mortuoria. A ambos lados y á todo lo largo de la escalera, situáronse en or- den perfecto, todos los empleados del Ayuntamiento. A los restos siguió la comitiva hasta la capilla ardiente. Ante LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 259 ella y después de ser colocados los restos, el Sr. Alcalde pronunció el discurso de recepción. Fueron las palabras del Alcalde, encaminadas á poner de relieve la historia del Padre Varela, desde que muy joven obtuviera por opo- sición una cátedra en el Seminario, hasta su muerte lejos de la tierra en que nació. Expuso sus rasgos salientes como educador, filósofo y patriota; refiriéndose ála actitud del Padre Varela, ante las cortes españolas y luego á su expatriación. Manifestó el Ldo. Cárdenas que la atención del Comité gestor de colocar durante varios días los restos en el Ayuntamiento, había sido justa y lógica. Justa porque habiendo sido un cubano tan insigne, debía estar en la casa del pueblo, y lógica, porque indudablemente á la ciudad de la Habana le correspondía el deber de rendirle homenaje á quien había sabido amar á Cuba. Por último, el Alcalde dió las gracias á los hombres que noblemente ha- bían dedicado sus esfuerzos á traer estos restos venerandos. Una vez que concluyó el Alcalde, empezáronse á montar las guar- dias de honor. La primera fué cubierta por el Dr. Diego Tamayo, el Alcalde, Azpiazo y el Ldo. Landa. La segunda por los Sres. Mendoza Guerra, en nombre del Ejecu- tivo; Adán Galarreta, del Congreso; Coronado, Sardiñas y A. Cerice, que representaban al Consejo Nacional de Veteranos. Después siguieron: los concejales, invitados, maestras, maestros demás personas. Después de la ceremonia que hemos narrado, quedaron los restos expuestos al pueblo habanero en el Salón de la Casa de la Ciudad pa- ra que los visite hasta el viernes 17 que debían ser trasladados á la Catedral. Desde que fueron depositados los restos en la Capilla Ardiente, de la Sala de sesiones del Ayuntamiento, han sido visitados constante- mente por el público. Estuvieron el miércoles 15, cincuenta alumnas de la escuela nú- mero 5, de Casa Blanca. Después de colocar ramos y puchas de flores, sobre la caja que guarda los restos, hicieron guardia de honor. Los colegios números 7, 14, 16, 13 y el privado de la Srta. María Teresa Soler, visitaron, también la capilla. Poco después visitaron los restos los alumnos de la Escuela de Ar- tes y Oficios. 260 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA Fueron depositados durante dicho día las siguientes coronas: una del Honorable Presidente de la República, de la Secretaría de Obras Públicas, Secretaría de Agricultura, de los Empleados de la misma Secretaría, del Consejo Provincial, del Consejo Nacional de Veteranos. Enviaron coronas de flores naturales: la Junta de Educación, la Comisión del Servicio Civil, la República Escolar y otras más. En la noche del día 16 tendría efecto en el Ateneo de la Habana, la solemne sesión que como homenaje al Padre Varela, celebraría es- ta Sociedad. A cargo del muy culto Dr. Evelio Rodríguez Lendián, estaba el discurso de elogio. El día 17 serían trasladados los restos á la Catedral. Con ese ob- jeto el Dr. Alfredo Rodríguez Morejón, Secretario del Comité Gestor, redactó la circular siguiente: Homenaje al Padre Varela.—Comité Ejecutivo.—En nombre del Co- mité Ejecutivo encargado del homenaje al Padre Varela, cito por es- te medio para las ocho a. m. del viernes 17 del corriente, á todos los Poderes del Estado, Corporaciones Oficiales, Prensa, Consejo Nacional de Veteranos, Centros de Enseñanza oficial y privada, Asociaciones particulares y á todo el pueblo de la Habana para acompañar solem- nemente los restos del eximio educador desde el Ayuntamiento á la Iglesia Catedral, donde serán recibidos por el señor Obispo, y en cu- yo lugar se celebrarán solemnes honras fúnebres, estando el panegíri- co á cargo del Reverendo Dr. Felipe A. Caballero, Canónigo Peniten- ciario. Habana, Noviembre 14 de 1911.—(f) El Secretario, A. Rodríguez Morejón. En la noche del 15 celebró Junta la «Sociedad Económica de Ami- gos del País”, en la casa Galiano número 79, domicilio de su Presi- dente el Ldo. Raimundo Cabrera. En esta Junta se acordó que el homenaje de dicha Corporación á los restos del Padre Varela, debía efectuarse el sábado 18, á las ocho de la noche en el domicilio social, Dragones número 62. Esta sesión constaría de dos partes: la primera estaría á cargo del Dr. Manuel Valdés Rodríguez, quien debía leer interesantes documen- tos relacionados con la vida del Padre Varela y la segunda una cum- LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 261 plida relación de sus méritos por el Ldo. Rafael Montoro, encargado de pronunciar el discurso. Se haría una extensa y selecta invitación. La Comisión organizadora de los estudiantes del Instituto Pro- vincial de 22 Enseñanza encargada de rendir homenaje al gran edu- cador cubano Padre Félix Varela, invitó 4 todos sus compañeros, pa- ra que se sirvieran concurrir á la solemne manifestación fúnebre que tendría lugar el domingo 19, con motivo de verificarse en dicho día el traslado definitivo de los restos de tan insigne filósofo. El punto de partida sería el Instituto, y la hora las 7 y media a. m. Habana, 16 de Noviembre de 1911.—Mario Figueroa, Wenceslao Rodríguez, Ricardo R. Sigler, Norberto Fernández, Luis F. Taque- chel, Jorge López, René Pimienta, José R. Hernández. Los alumnos del Centro Asturiano ofrecieron asistir al acto del do- mingo, para lo cual esperarían los restos en la Plazuela de Albear y depositarían flores sobre la caja. Varias secciones del Cuerpo de Bomberos debían asistir al acto. La Sociedad Económica de Amigos del País, ha tomado el acuer- do de nombrar socio de mérito al Dr. Diego Tamayo, á quien se hará entrega de un diploma. Desde el día 15 prestaron guardia de honor, un piquete de policía y una Sección del Ejército, al mando de un sargento. La caja donde están guardados los restos, lleva la inscripción si- guiente: «El pueblo de Cuba al padre Varela, por su patriotismo, por su cien- cia y por sus virtudes. » Llegó á la Habana el día 15 el Sr. Carlos Rabadán, natural de Nueva York, vicepresidente de la Cámara de Comercio, el cual fué bautizado por el Padre Varela y en el matrimonio de sus padres ofició el Padre Varela como párroco. El Sr. Rabadán es hijo de un español que perteneció al Estado Mayor de Riego y su madre fué de una antigua familia americana. El Sr. Rabadán, en seguida que llegó á esta ciudad, visitó la capi- lla ardiente, hizo guardia de honor y prometió asistir á todos los actos, 15] O) ty LOS RESTOS DEL PADRE VARELA V Traslado de los restos á la Catedral.—Honores, marcha, itinerario, cortejo.— La sesión del Ateneo. —Recibimiento de los restos por el Sr. Obispo de la Diócesis. —Ceremonia religiosa. —Guardias de honor por los estudiantes. — Crédito para el pedestal. —Proyectos de monumentos y estatuas.—Orden para las ceremonias del domingo 19. El 17 de noviembre á las 9 a. m., serán trasladados á la iglesia Catedral, los restos del Padre Varela, que se encontraban expuestos en capilla ardiente en el Salón de Sesiones del Ayuntamiento. Con ese motivo, el Alcalde, en nombre de la Corporación municipal y en el suyo, invitó á los estudiantes y al pueblo. En la mañana del 16, en el despacho del Alcalde, se reunieron con éste y el Presidente del Ayuntamiento, los concejales, con objeto de acordar los honores que habían de tributarse á los restos en el acto de trasladarlos á la Catedral. El Ayuntamiento, en pleno, acordó acompañarlos hasta la puerta de la Iglesia Mayor, donde esperarían el Obispo y Cabildo, con cruz alzada. Se acordó también que á las nueve de la mañana del 17 en hom- bros de los concejales Marqués de Esteban, Valladares, Baguer, Ayala, Batet y Quintana, serían conducidos de la capilla ardiente hasta la puerta del Ayuntamiento, donde se iniciaría la marcha. El cortejo partiría por Obispo para pasar por delante del Palacio Presidencial; tomaría O'Reilly hasta Mercaderes y esta última calle hasta Empedrado y Catedral. Abrirían la marcha 16 batidores de policía; después una sección de infantería, la Banda Municipal, la comisión de concejales con las andas, sobre las que irían los restos. Tras esto el honorable Sr. Pre- sidente de la República y Consejo de Secretarios; Alcalde y Ayunta- miento; Junta del homenaje al Padre Varela; Congreso de la Repú- blica; Presidente y Fiscal del Tribunal Supremo; Gobernador y Consejo Provincial; Audiencia y jueces; Consejo de Veteranos; Ejército; Sociedad Económica; Universidad; Academia de Ciencias; Junta de Educación; Instituto; Estudiantes; Colegio Médico; Emi- grantes cubanos; Ateneo y Círculo de la Habana; Club Revolucio- nario Siempreviva; Empleados; Sociedades regionales; Corporaciones privadas y pueblo. LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 263 En representación del Jefe del Estado asistiría á este acto el Dr. Ignacio Remírez, Secretario de la Presidencia, y su ayudante de cá- mara. Los Salones del Ateneo abriéronse en la noche del 16 para celebrar una sesión solemne, como homenaje á los restos del Padre Varela que ofrecía la culta Sociedad. Y bien puede asegurarse que este acto, uno de los del programa confeccionado para rendir honores al Padre Varela, ha sido sencilla- mente hermoso: porque desde la tribuna donde han cruzado presti- giosos tribunos, dejó oir anoche su voz el Dr. Evelio Rodríguez Lendián, un hijo de esta tierra, de talento y cultura, que siempre ha sabido amar todo lo que signifique grandeza para nuestra patria. A las 9 en punto, cuando ya se había congregado en esa casa cu- bana, un auditorio numeroso, formado por elementos de alto relieve intelectual y social, el Dr. García Kohly, en su carácter de Secretario de Instrucción Pública, ocupó la Presidencia. A su derecha tomó asiento el Dr. Diego Tamayo y á su izquierda el Dr. Santos Fernán- dez, Presidente de la Academia de Ciencias y del Ateneo. Encontrábanse formando parte del auditorio los Sres.: Dr. Igna- cio Remírez, Secretario de la Presidencia, el Sr. Ministro de la Ar- gentina, Raimundo Cabrera, Luis Azcárate, Eduardo Plá, Ramón Meza, Juan Gómez de la Maza, Ramón A. Catalá, Dr. Tejada, Adolfo Nuño, Adolfo Aragón, Esteban González del Valle, Max Henríquez Ureña, Dr. Walling, Dr. Ezequiel García, Manuel Ugarte, Marqués de Esteban, Dr. Juan Miguel Dihigo, Alfredo Rodríguez Morejón, Cabal Flores, José Enrique Montoro, Miguel Angel Rodríguez More- jón, Dr. Nicolás Pérez, Bernardo G. Barros, Carlos Manuel de la Cruz y muchos más. Además un grupo nutrido de damas de la sociedad habanera. Entre otras la Sra. Aurelia Castillo de González, Blanche Z. de Baralt, Dolores Roldán de Domínguez, Dolores Rodrí- guez de Tió, Adriana Billini, Julia Martínez y muchas más, distin- guida representación de la sociedad cubana. El discurso del Dr. Lendián lo hemos recogido junto con los otros pronunciados con motivo de estos actos, en las Corporaciones y los insertamos íntegros más adelante. ? En la mañana del 17 se efectuó el solemne acto de trasladar los restos del Padre Varela desde el Salón del Ayuntamiento á la iglesia Catedral. Desde mucho antes de las 9, empezaron á llegar al edificio muni- 1 Nota de la Redacción de la REvIsta. 264 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA cipal las representaciones oficiales y privadas, que habían sido invi- tadas al acto. Alrededor del Ayuntamiento se notaba el movimiento del pueblo, y en las calles de Mercaderes y Oficios se situaron las fuerzas de Policía, las Bandas de Música y los carros fúnebres, los de Bomberos y una Sección de este Cuerpo. Cuando ya se encontraban en el Ayuntamiento todas las Comisio- nes, dióse la orden de conducir el cadáver hasta el lugar donde estaba formado el cortejo. En ese momento montaron guardia de honor el Dr. Alfredo Zayas, Dr. Diego Tamayo, el señor Alcalde, el Dr. Hernández Barreiro, Presidente del Tribunal Supremo; el Sr. Leopoldo Azpiazo, Presi- dente del Ayuntamiento; y el Capitán García Espinosa, en represen- tación del Presidente de la República. Después fueron tomados los restos por los concejales Valladares, Sardiñas, Quintana, Ayala, Baguer y el Marqués de Esteban y en hombros lleváronle hasta la calle. Formóse el cortejo y se inició la marcha. Diez y seis vigilantes de caballería al mando de un sargento, iban á la cabeza, seguíanlos la Banda Municipal, bajo la dirección del Maestro Tomás; la Escuela Romualdo de la Cuesta con su Directora Aurora Nussa; el féretro en hombros de la Comisión; el acompañamiento, la carroza Chicago de la Casa Infanzón, dos carros de auxilio del Cuerpo de Bomberos, la Banda de Música de este Cuerpo y una Sección franca al mando del Oficial Ramón Mendoza. El Cortejo tomó Obispo para pasar por delante del Palacio Presi- dencial, siguió por Tacón para entrar por la antigua Cortina de Val- dés y doblando por Mercaderes tomó por Empedrado hasta la puerta de la Catedral. Esperaban los restos á la entrada de la Iglesia Mayor: el Clero parroquial, regular y canónigos y el Cabildo Catedral en pleno. El señor Obispo encontrábase de gran capa en el trono episcopal, rodeado por los Padres Blázquez, Abín y Caballero, que lo auxiliaron después en la misa de Requiem. Hasta la Catedral fueron acompañados por los Sres. Remírez y García Espinosa, en representación del señor Presidente; el señor Vice Presidente de la República; el Dr. Pedro Mendoza Guerra, por el señor Secretario de Instrucción Pública; Dr. Hernández Ba- rreiro, Presidente del Tribunal Supremo; Dr. Manuel Delfín, Presi- LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 265 dente de la Junta de Educación; Dr. Gustavo Bidegaray, Dr. Juan Miguel Dihigo, Coroneles Manuel María Coronado, Lucas Alvarez Ce- rice y Roberto Méndez Peñate, por el Consejo Nacional de Veteranos; José Ignacio Travieso, Fiscal del Tribunal Supremo; Fernando Agua- do, Director de la Escuela de Artes y Oficios; Dr. Diego Tamayo, Presidente de la Comisión Gestora; el Sr. Alfredo Rodríguez Morejón, Sección Bromatológica del Hospital de Emergencias y el Jefe de Sa- nidad, Sr. Póo. El Departamento de Pesas y Medidas, con su jefe el Dr. Novela; el Presidente y Vice Presidente del Casino Español, Sres. Secundino Baños y Blas Cáceres; Senadores Laguardia, Cisne- ros y Pierra; el Sr. Sabas E. Alvaré, por la Cámara de Comercio; una representación de la Cámara; Sr. José Baguer; Dr. Eduardo Plá y Sr. Enrique Hernández Miyares, Director y Secretario del Instituto de Segunda Enseñanza; el Sr. Noy, como Presidente de la Asociación de empleados, los Empleados municipales y el pueblo. Al pasar el cortejo por ante Palacio, encontrábanse en el balcón el Sr. Presidente, su esposa, hijos y el Dr. Mencía, Director de la Beneficencia y yerno del primer Magistrado. La familia del General Gómez arrojó flores al paso de los restos. Los restos fueron conducidos hasta la capilla ardiente que está instalada en la nave central de la Iglesia Mayor y cubierta por flores. La cámara en que han sido colocados los restos, está rodeada por 89 luces, en lo alto aparece en el remate un ángel que sostiene una cinta con la inscripción siguiente: R. I. P. Padre Varela. Delante de la cámara hay un retrato del Padre Varela. Todas las coronas fueron colocadas alrededor de la capilla. Una vez colocados los restos en Ja capilla, el señor Alcalde se di- rigió al Obispo y le hizo entrega de los restos con las palabras si- guientes: Nustrísima: Hace 48 horas que la Junta de Educación honró al Ayuntamiento, haciéndole entrega de los restos del educador cubano, sacerdote ejemplar. Ahora el Ayuntamiento se honra en hacer en- trega á su señoría de los restos venerados de quien fué Presbítero tan ejemplar que el Obispo de San Agustín, refiriéndose á él, ha dicho que fué la piedra angular de la religión católica en la Florida. El señor Obispo contestó con las palabras siguientes: Sí aceptamos, señor Alcalde, sí aceptamos con honor los restos y me cabe la satisfacción, porque el mentor cubano, fué un sacerdote 266 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA católico, apostólico, romano y un sacerdote que cumplió como ceris- tiano, dando muestra de ello hasta el momento de su muerte, pues dejó este mundo santamente. Y empezó la ceremonia católica. El señor Obispo ofició de pon- tifical y el Padre Abín cantó la epistola. La orquesta y coro fueron dirigidos por el maestro Palau. Cuando concluyó de «alzar» el señor Obispo y la «Misa de Re- quiem» hubo terminado, el señor Obispo dió su venia al Padre Caba- llero quien acompañado de los Sres. Azpiazo, Marqués de Esteban, Sardiñas y Quintana por el Ayuntamiento, y un sacerdote, ascendió las gradas del púlpito y comenzó el sermón. Fueron las palabras del Pabre Caballero, encaminadas á poner de relieve la vida ejemplarmente virtuosa del sacerdote Félix Varela, de quien la Iglesia Católica estaba tan noblemente orgullosa. Y en su panegírico hizo resaltar el amor del Padre Varela á todo lo grande, á todo lo que tuviera un hermoso principio de rectitud, á todo lo que fuera amor sobre la tierra. El Padre Varela—dijo—fué un hijo de la Iglesia, que á ella de- dicó su trabajo y su amor. Hermosa oración sagrada fué la del Padre Caballero. Concluída la ceremonia los invitados salieron de la Catedral y allí quedaron los restos hasta el domingo 19, que con honores de ex-Pre- sidente de la República serían trasladados á la Universidad Nacional. 1 En el cortejo fueron acompañados los restos por una Sección de la Segunda Compañía de Artillería de Costas. También prestó di- cha Sección guardia de honor durante la ceremonia católica. El camino recorrido por los restos del Padre Varela estaba ocu- pado por el pueblo. El día, 16 á las seis de la tarde, hicieron guardia de honor en el Ayuntamiento, á los restos del Padre Varela, los estudiantes del curso de Derecho Político: Alberto Junco y André, Ramiro Capablanca, Manuel Sainz, Ruperto Arana, Raúl Martínez, Nicasio Silverio, Julián Ruiz. El domingo volverían á rendir guardia de honor en la Universidad durante el tiempo que durare el elogio fúnebre, á cargo del Dr. En- rique José Varona. 1 Esta oración la insertamos íntegra más adelante.—Nota de la Redacción de la RE- VISTA. LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 267 Los citados estudiantes también se entrevistaron con el Dr. Eze- quiel García, Representante á las Cámaras, con el objeto de que acti- vase el crédito que ha solicitado para la construcción de un pedestal, en el que se deberá colocar el busto del Padre Varela, que se encuen- tra en la Universidad; de modo que se coloque dicho busto en el lu- gar que le corresponde, y no continúe en un lugar tan impropio como es en el que se encuentra en la actualidad. El Dr. Ezequiel García prometió activar lo que le pedían. La capilla del Ayuntamiento ha sido muy visitada por el pueblo habanero, durante el día 16, Durante la tarde de ese mismo día jueves 16 prestó guardia una sección de la primera Compañía de Artillería de Costas, al mando de los sargentos Rodríguez y Corbo. A A las seis fué retirada por doce números de la segunda Compañía de la Quinta Batería de la Artillería de Costas al mando del sargento Ramos. Prestaron guardia, también, la policía, altos empleados de la Administración municipal, el presidente de la Academia de Ciencias, representaciones del Ateneo, del Comité Gestor y particulares. Llegaron coronas de la Secretaría de Justicia, de la Secretaría de Gobernación, de los alumnos del Colegio Pola; y Escuela número 60. Los alumnos de distintas escuelas, entre ellos sesenta de (Luz y Caballero», visitaron los restos, depositando en la Capilla puchas de flores naturales. Por la Presidencia de la República, se envió á la Secretaría de Gobernación una comunicación dando orden de que concurran las fuerzas designadas por la ley del Congreso, á los funerales del Padre Varela. Bajo la presidencia del Marqués de Santa Lucía, actuando de Se- cretario el licenciado Ernesto A. Fernández, y con asistencia de los Sres. Napoleón Gálvez, Dr. Mustelier, Valentín Villar, Juan Ramón O'Farrill, Federico Corbert, Antonio Arredondo Miranda, Matías Feo Alonso, Dr. Alfredo Figueroa, y muchos más, se reunió anoche la Institución Junta Patriótica en la Sala de Conferencias del Senado. Abierta la sesión, el Sr. Valentín Villar propuso que el primer acto de la Junta, por ser la primera sesión celebrada después del sensi- ble fallecimiento del patriota José D. Poyo, debía consistir en dedi- 268 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA carleun cariñoso recuerdo al gran cubano desaparecido. Fué aceptada por unanimidad esta proposición, así como que la Junta gestione por todos los medios á su alcance, hasta conseguir la colocación de una lápida en la casa donde naciera el ilustre revolucionario. El día 27 del corriente, fecha luetuosa para el pueblo de Cuba, una comisión de la Junta depositará una corona en el sitio donde cayeran los mártires inocentes. También se acordó que la Junta Patriótica, con el venerable Mar- qués á la cabeza, asistiera á la traslación á la Catedral de los restos del Padre Félix Varela que se encontraban en capilla ardiente en el Ayuntamiento. Entre otros acuerdos de menor importancia, se terminó la sesión. Se decidió que los restos del Padre Varela serían colocados en la Universidad dentro de una urna de mármol, con cristales en las par- tes anterior y posterior; sobre ella un pedestal también de mármol, y en éste descansará el busto del Padre Varela que existe en la Uni- versidad. Será un monumento sencillo y severo. El Dr. Tamayo gestionaría que se cumpla el acuerdo municipal de erigirle una estatua en la Cortina de Valdés. Y pediría que se modificase el acuerdo en el sentido de que sea colocada la estatua en la Plaza que se denominaría «Félix Varela» al presente, de la Catedral. La Junta de Educación y la Asociación de Maestros acordaron ce- lebrar una sesión solemne en los salones de la Junta de Educación. El Dr. Rodolfo Rodríguez de Armas pronunciaría el discurso de elogio. El acto de conducir los restos á la Universidad Nacional debía ser el último tributo á los restos del Padre Varela, y tendría carácter nacional, esperándose que acontecimiento tan solemne sería una ma- nifestación de respeto que el pueblo en masa rendiría al que supo ser cubano insigne, genio de la Patria. Los restos continuaron el día 18 expuestos en la magnífica y sun- tuosa capilla que se ha levantado en la nave del centro de la Ca- tedral. Después del acto de su traslación desde el Ayuntamiento, llegaron coronas de la Cámara de Comercio, del Municipio, de la Junta Pia- dosa, de la Academia de San Alejandro. LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 269 Estuvieron en la Catedral numerosas comisiones y alumnos de las escuelas públicas. La Srta. Aurora Fernández, con los niños de la escuela número 40, visitó los restos y depositó una corona. El colegio «Emelina Fernández» estuvo con su directora, dejando sobre los restos una estrella de pensamientos. En la mañana del 19, á las 9 a. m. con honores de ex-Presidente de la República, serían trasladados los resto desde la Catedral hasta la Universidad Nacional. El cortejo debía recorrer el siguiente itinerario: De la Catedral, por Mercaderes, O'Reilly, Plazuela de Monserrate, Agramonte, Nep- tuno, Paseo de Martí (acera derecha), siguiendo por el Malecón hasta la Plaza de Maceo, continuando por la Avenida de la República hasta la Universidad Nacional; donde serían entregados solemnemente al señor Rector y al Claustro Universitario en pleno. Terminado el acto de la entrega, se colocarían los restos del Padre Varela en el Para- ninfo de la Universidad, y en sesión solemne, pronunciaría el elogio fúnebre el Dr. Enrique José Varona, Profesor de Filosofía. El Sr. Alfredo Rodríguez Morejón, que en su carácter de Secre- tario de la Comisión ha sido encargado de dirigir la traslación, ha dispuesto el orden en que deben colocarse los concurrentes al traslado de los restos del Padre Varela desde la Catedral hasta la Universidad Nacional. lo Fuerzas armadas. Se situarán en O'Reilly entre Cuba y San Ienacio.—20 Alumnos del Instituto de Segunda Enseñanza con una banda de música, alumnos de la Escuela de Artes y Oficios y Semi- naristas. Se situarán en O'Reilly y Mercaderes.—30 Carro fúnebre. Se colocará lo más próximo posible á la puerta de la Catedral.—40 Orquesta de Valenzuela. Detrás del carro fúnebre.—%0 Sr. Presi- dente de la República con los señores Secretarios del Despacho. Se- nado, Cámara de Representantes y Tribunal Supremo. Se situarán en el atrio de la Catedral en el orden expresado. A continuación, en la acera de la Sacristía, y en el orden siguiente: (a) Sr. Gober- nador y Consejo Provincial. (b) Sr. Alcalde Municipal y señores Concejales del Ayuntamiento. (ce) Sociedad Económica de Amigos del País. (d) Sr. Obispo y Clero. Banda de Música Municipal.— 60 Audiencia y Jueces de la Habana. Se colocarán frente á la Secre- taría de Estado.—7o Representantes del Ejército y Marina Nacional. Entre la Secretaría de Estado y Gobernación.—80 Comité Ejecutivo 270 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA del homenaje al Padre Varela. Acera de la Secretaría de Goberna- ción.—9o Instituto de Segunda Enseñanza, Escuela de Artes y Ofi- cios, Superintendencia de Escuelas, Junta de Educación y Asociación de Maestros. Entre la Secretaría de Gobernación y el Senado, guar. dando el orden arriba expresado.—100 Corporaciones Científicas y Literarias y Representantes de la Prensa. En el costado del Senado. —1lo Representantes de la Cámara de Comercio. Bolsa privada. Lonja del Comercio y demás Corporaciones Económicas. En el cos- tado del Senado.—120 Asociaciones Patrióticas. En la esquina del Palacio Presidencial.—130 Sociedades Regionales y Sociedades de Instrucción y Recreo. En los portales del Palacio Presidencial.—140 Empleados del Estado, Provincia y Municipio. Portales del Palacio Presidencial.—159 El pueblo se colocaría á continuación.—16% Los coches debían situarse en la acera izquierda del Prado desde San Ra- fael hasta el Malecón, una vez que hayan dejado á sus pasajeros en el lugar que le corresponda. Se suplica á todos que ordenen á los co- cheros que inmediatamente se trasladen al lugar de espera en la calle del Prado. Orden número 91.—Para dar cumplimiento á la Ley de 15 del corriente que ha sido publicada en el número 118 de la Gaceta Ofi- cial y transcrita á su vez en el párrafo 4 de la Orden General número 90 a. o. del Cuartel General, se dispone lo siguiente: A las 7. a. m. del día 19 del actual se encontrarán en la Avenida del Golfo, Ciudad, las fuerzas que á continuación se expresan: Banda de Música de este Cuartel General. Cuerpo de Artillería de Campaña. Un Batallón del Cuerpo de Artillería de Costas. Dos Escuadrones del Tercio Táctico de la Guardia Rural. Segunda Com- pañía del Cuerpo de Ametralladoras. El Teniente Coronel Enrique Quiñones y Rojas, Jefe del Cuerpo de Artillería de Campaña, tomará el mando de esta fuerza, debiendo entrevistarse, de antemano, con la Comisión encargada de las cere- monias del traslado de los restos del Padre Varela, 4 fin de ponerse de acuerdo para la hora de salida del cortejo, y sobre el lugar en que ha de formar la fuerza mientras se verifiquen las ceremonias. Por la Batería de Salvas de la Fortaleza de la Cabaña se hará un disparo cada media hora hasta el momento de ponerse en marcha el cortejo fúnebre, en que se disparará una salya de veintiún cañonazos con intervalos de un minuto. El Jefe de las Fuerzas que han de componer la escolta dispondrá LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 271 que una Batería del Cuerpo de Artillería de Campaña dispare un sa- ludo correspondiente á la categoría que por la expresada Ley se de- termina y además tres salvas de Artillería, al depositarse los restos en el lugar en que definitivamente han de reposar. El Dr. Mustelier recibió el telegrama siguiente: Manzanillo 16 de Noviembre.—Pueblo Manzanillo, vería gustoso que V. lo representara en funerales Padre Varela.—Carlos Bertó. Al- calde Municipal. Y fué contestado: Sr. Bertó, Alcalde Municipal, Manzanillo. —Honradísimo acepto representación pueblo Manzanillo funerales ilustre Padre Varela.— Dr. Mustelier. Las campanas de las iglesias doblarían cada media hora. La Cabaña dispararía un cañonazo, también de media en media hora. Varios alumnos de la Escuela de Artes y Oficios se dirigieron á sus compañeros para que concurrieran el domingo 19 á las 8 a. m. al edificio de la Escuela, para rendirle justo homenaje al ilustre filó- sofo Padre Varela. El Jefe de la Marina Nacional, teniente coronel Julio Morales Coello, dispuso por medio de una orden general, que todos los oficia- les francos de servicio concurriesen á la traslación de los restos del Padre Varela. vI La Sesión en la Junta de Educación de la Habana.—El acto, asistentes. —En la Sociedad Económica de Amigos del País.—La Sesión, acuerdos. —Discursos. El día 18, á las tres y media de la tarde, se efectuó la solemne se- sión que acordaron celebrar en honor del Padre Varela, la Junta de Educación y la Asociación Pedagógica. Al acto concurrieron, entre otras personas, el Dr. Manuel Delfín, Presidente de la Junta de Educación; el Marqués de Esteban, Julio Quintana, en representación del Superintendente Provincial Dr. Lu- ciano Martínez; Dr. Manuel Aguiar, Domingo Frades, Manuel Fal- cón y numerosos maestros y maestras del Distrito. El Dr. Delfín, en su carácter de Presidente, abrió la sesión dedi- cando sentidas frases á la memoria del insigne educador cubano y se- 272 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA ñalando lo obligado que estaba el Magisterio 4 rendir en aquel acto un homenaje al Padre Varela. Después cedió la palabra al Dr. Ro- dolfo Rodríguez de Armas, quien empezó presentando un bosquejo biográfico del hombre cuya memoria se honraba en ese momento. Hizo un estudio de su obra en general, como educador, filósofo, patriota y sacerdote; marcó la personalidad del Padre Varela en todos aquellos rasgos de su carácter que le hicieron sobresalir; fué presen- tando al auditorio las alternativas y luchas de su vida; habló de sus obras; refirióse á su labor en pro de Cuba, su expatriación, más tar- de; puso de relieve su amor á todo lo noble y todo lo grande. Al hablar de la labor filosófica del Padre Varela, el Dr. Rodríguez de Armas expuso las fuentes en las que el catedrático del Seminario se inspirara en sus ideas avanzadas, renovadoras y regenadoras. Por último, tuvo párrafos muy sentidos para los últimos años de su vida, y con elocuencia y belleza, hizo ver al auditorio la influencia que entonces y á través del tiempo han ejercido las ideas, los hechos y la labor del Padre Varela, en la conciencia cubana. ? Fué muy aplaudido cuando concluyó su discurso el Dr. Rodríguez de Armas. El Dr. Delfín dió por terminado el acto. Cuando el Dr. Rafael Montoro llegó á la Sociedad Económica de Amigos del País, esa misma noche del 18, á las 8, ocuparon sus sitios los señores de la Mesa Presidencial, que quedó constituída por el Sr. Ignacio Remírez, como Representante del Jefe de la Nación; el Dr. García Kohly, Secretario de Instrucción Pública; el Canónigo Méndez, como enviado del Obispo; Dr. Raimundo Cabrera, Presi- dente de la Sociedad Económica; Dr. Rafael Montoro y Dr. Fernan- do Ortiz, Presidente de la Sección de Educación de la Sociedad. Asistieron al acto: el Dr. Ignacio Remírez, en representación del Presidente de la República; Mario García Kohly, Secretario de Ins- trucción Pública y Bellas Artes; Dr. Antonio Gonzalo Pérez, Presi- dente del Senado; José Antonio González Lanuza, Vicepresidente de la Cámara de Representantes; Mayor General José de Jesús Mon- teagudo: Manuel Giménez Lanier, Subsecretario de Gobernación; Drs. Roque Garrigó y Carlos Armenteros, miembros de la Cámara de Representantes; Dr. José Lorenzo Castellanos, Presidente de la Co- misión del Servicio Civil. El Dr. Julio de Cárdenas, Alcalde de la Habana; Teniente Coro- 1 También este elogio como los demás tributados ante los restos del Padre Varela, se in- serta íntegro más adelante.—N. de la R. LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 273 nel Julio Morales Coello, Jefe de la Marina; Dr. Eduardo Pla, Di- rector del Instituto Provincial; Dr. Manuel Mencía, Director de la Beneficencia; Dr. Luis Azcárate, Director del Ateneo y Círculo de la Habana; Ldo. Héctor de Saavedra, Teniente Fiscal de la Audiencia de Matanzas; Dr. Jesús Castellanos, Abogado Fiscal de esta Audien- cia; Ldo. García Ramis, Secretario de la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo. El Ldo. Eduardo Portela, Juez de Instrucción de la Sección Se- gunda; Marqués de la Real Campiña, Marqués de Esteban, Dr. Die- go Tamayo, Presidente de la Comisión gestora del traslado de los restos; Dr. Rodolfo Rodríguez de Armas, Catedrático del Instituto; Dr. Manuel Delfín, Presidente de la Junta de Educación; Coronel Manuel María Coronado, Coronel Roberto Méndez Peñate y Dr. Lucas Alvarez Cerice, en representación del Consejo Nacional de Veteranos; Dr. Santos Fernández, Presidente de la Academia de Ciencias; Dr. Justo P. Parrilla, Director de la Escuela Zapata; Max Enríquez Ureña, Ignacio Piñar, Dr. Fernando Ortiz, Presbítero Méndez, Se- cretario del Obispado; Presbítero Alfonso Vázquez, Rector del Semi- nario; Isidro Olivera, miembro de la Bolsa Privada; Esteban Como- glio; Teniente Coronel Campiña. Sres. Emilio Roig, Pedro y Esteban Pestana, Dr. José Antonio Ló- pez del Valle, Jefe Local de Sanidad; Dr. José López Villalonga; Dr. Evelio Rodríguez Lendián, Catedrático de la Universidad; Dr. Antonio Arazoza, Bernardo G. Barros, José Márquez, Sr. Frades, Sr. Salazar, Manuel Fernández Mojardín, Aurelio Melero, Sr. Ricardo Rodríguez Cáceres y su hijo, Obregón, Dr. Federico Castañeda, Dr. Antonio González Curquejo, Francisco Rovirosa, Diego Torres, Oren- cio Nodarse, Carlos Fonts, Antonio Tejada, José Pennino, Dr. Fe- derico Ros, Guillermo López Rovirosa, Manuel Caracuel, Dr. Ramón A. Catalá, Director de “El Fígaro»; Baldomero Coronado, Claudio Mimó, catedrático de la Universidad; Dr. Eugenio Sánchez Fuentes. Dr. Antonio Rodríguez Ecay, Dr. Gonzalo Aróstegui, Eligio M. de Villavicencio, Julio Cisneros, José Enrique Montoro, José Barrera Lararte, Alfredo Rodríguez Morejón, Secretario del Comité Ejecutivo; Dr. Leopoldo Cisneros, Enrique Morejón, Rafael Garjan Montoro, Rafael González, Eleonardo García Chacón, Guillermo Díaz, Evelio Taviro, Castro Dueñas, Francisco Ramírez, Jorge Alfredo Belt, Dr. Luis Baralt. El elemento femenino estaba representado por las señoras si- guientes: 274 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA Elisa Marcaida de Cabrera, Natalia Cabrera de Mojardín, Amelia V. de González Curquejo, Juanilla Duquesne de Cabrera, Elvira Mar- tínez de Miche, Carmen López Vander-Gueht, Lola Roldán Viuda de Domínguez, Lutgarda Díaz Viuda de Gutiérrez. Señoritas: Zeida Cabrera, Margot Párraga, Raquel Catalá, Carula Henríquez Ureña, Adelita Baralt, Zoila Gutiérrez, Adriana Sariol, Narcisa Ubert, Esperanza de Quesada, María Luisa Cala, Julia Mar- tínez, María Eugenia Feria, Rosalina Luviña, Adriana y Josefa Be- llini y muchas más. Cuando el Dr. Cabrera hizo entrega al Dr. Diego Tamayo del di- ploma de «Socio de mérito», éste, con palabras veladas por la emo- ción, dió las gracias y, entre otras frases sentidas, tuvo una para expresar que «no aceptaba el diploma más que como cabeza visible de sus compañeros que le habían ayudado en el esfuerzo de reclamar para Cuba los restos del Padre Varela». La secular corporación de historia ejemplar en nuestra vida cien- tífica, literaria, política y hasta social, por cuyos salones han pasado los hombres más ilustres de Cuba, abrió en esa noche del sábado 18 sus puertas para cumplir parte del programa acordado con objeto de rendir honores al sabio cubano Padre Félix Varela. La velada que la Sociedad Económica de Amigos del País ofreció á uno que fué de sus más prestigiosos miembros, ha resultado un acto trascendental, que irá á formar parte de los que la Sociedad conserve en sus anales. En cuantos aspectos se juzgue el acto de anoche, seguramente que se apreciará como un verdadero y solemne tributo á la memoria del esclarecido patricio que viviera consagrado al estudio y al bien de la humanidad. El edificio que desde el año 1856 ocupa la Sociedad Económica, aparecía adornado con flores, desde su puerta de entrada. A ambos lados del zaguán estaban colocadas macetas y en la escalera guirnal- das de flores ascendían por las barandas hasta el salón contiguo al de actos. En el de sesiones y biblioteca estaba colocado el retrato del Padre Varela, 4 la derecha de la mesa presidencial y en el hueco que ocupan en la pared entre los otros retratos de «amigos» ilustres, fué colocado un gran ramo. Todas las sillas que ocupaban las dos alas del salón, estaban ocu- padas por una concurrencia selecta, en la que estaban representados, LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 275 ámás del bello sexo, el Primer Magistrado de la República, el Sena- do, la Cámara, el Tribunal Supremo, la Audiencia, las corporaciones científicas y literarias, la Universidad, el Instituto, las Asociaciones privadas, el Consejo de Veteranos y el elemento intelectual de nues- tra ciudad. El Dr. Fernando Ortiz, sustituyendo al Secretario, Dr. Valdés Rodríguez, que por enfermedad no pudo asistir, dió lectura á un dis- curso y á varias actas de la Sociedad Económica en las que se ponen de relieve muchos de los actos que el Padre Varela realizara como Amigos del País. VII Ceremonias en la Universidad. —Traslación de los restos desde la Catedral: or- den de la marcha, concurrentes, comisiones, representaciones. —Las escue- las: los maestros. —Recepción por el Sr. Rector y Claustro Universitario.— Honores en el Aula Magna. La obra emprendida por un grupo de hombres generosos, que su- pieron traer 4 Cuba los restos de quien fué para ella gloria imperece- dera, figura ilustre para su historia y educador ejemplar para su ju- ventud, ha tenido solemne, suntuosa, imponderable culminación con el acto realizado el domingo 19 por la mañana, llevándolos á la Uni- versidad Nacional, donde ya reposan y para siempre, y donde servi- rán de ejemplo fortificador á la juventud que sepa inspirarse en la vida grande y sabia de aquel inmortal en la historia patria. Los restos del Padre Varela, que hacía tiempo permanecían en una eapilla del Convento Católico de la Florida, llegaron á la Habana una mañana casi inesperadamente, y fueron conducidos á la Junta de Educación. Una comisión de hombres que se unió para dar los primeros pasos relacionados con los honores que debían de tribu- társeles, avivó en las conciencias el recuerdo de lo que fué Vare- la; la Prensa de esta capital, unánimemente, sin distinción de matices, inspirada en un alto deber cívico, llenó sus páginas con alientos y encomios para los que se empeñaban en que al sacerdote cubano, educador de grandes hombres y director de muchas almas, se le rindieran homenajes merecidos, y de todos los corazones brotó un latido, de todos los cerebros un pensamiento, levantáronse los pe- chos nobles, y los restos del Padre Varela han tenido tributos excep- cionales, como su memoria y sus hechos reclamaban; los tributos de 276 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA todo un pueblo que se agolpaba al paso de la materia inaminada de su grande figura. Como se congregó al paso de Cortina y de Máximo Gómez, se reunió ayer ante los restos del Padre Varela y los siguió respetuosamente hasta la Universidad Nacional. Son los hombres-luminares, los hombres-ideas, los hombres-cora- zones que esparcen la luz potente de sus cerebros durante la vida, y en la muerte, al paso de sus restos sobre ellos convergen las luces de todas las conciencias. El cortejo fúnebre formado para trasladar los restos del Padre Varela á la Universidad, tomó proporciones de verdadera manifesta- ción nacional, en la que estaban representados los elementos todos del país. Fué un acto que presenta á nuestro pueblo como colectivi- dad, de todo lo que tiene de grande y generoso, y un acto que habrá servido de legítima satisfacción á esos esforzados que lucharon por arrancarle los restos á los católicos floridanos y luego, aquí, han de- dicado toda su labor 4 prepararles los homenajes de que han sido ob- jeto. Al Dr. Diego Tamayo, que luchara un día y otro por el triunfo de la obra emprendida; al Ldo. Manuel Landa, peregrino del deber, que diera uno y otro viaje para traer los restos; á Rodríguez Morejón, que ha trabajado con una constancia inimitable en el cumplimiento del programa acordado; á los que han asistido á las distintas reunio- nes preparatorias; al Dr. Delfín y á la Junta: de Educación, que rin- dieron los primeros honores á los sagrados despojos; al clero de Cuba, que ha sabido honrar la memoria de un sacerdote que amó su reli- gión entrañablemente; al señor Presidente de la República, que desde el primer día prestó su apoyo; al Congreso cubano, que acordara ren- dirle honores de Presidente; al Ateneo y Sociedad Económica que celebrara sesión solemne; al Dr. Raimundo Cabrera, colaborador de- cidido en esos empeños; á la Prensa—¿por qué no incluirla, aunque pertenezcamos á ella?—á todos en fin, los que iniciaron, alentaron y dieron fin á los honores que se han rendido al Padre Varela; el pue- blo de Cuba sabrá agradecerle la realización de obra tan generosa, noble y consoladora. Y la historia podrá decir que no está muerto el sentimiento en un país, donde de tal manera se glorifica 4 los muertos insignes. * 1 En este como en los anteriores capítulos, hemos querido recoger casi al pie de la letra, el relato de la prensa. Hemos dejado de reproducir tan sólo, detalles de secundaria importan- cia en el momento.—N. de la R, LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 277 Estaba acordado que á las nueve de la mañana del domingo 19 se empezara á formar el cortejo y que partiera á las diez en dirección á la Universidad Nacional. Habíase dispuesto la colocación del acom- pañamiento y el itinerario que debía ser recorrido. Momentos antes de las horas indicadas ya estaba tan concurrida la Catedral, y el elemento oficial fué tan puntual, que los restos par- tieron mucho antes de lo que se esperaba. A las nueve y quince de la mañana ya estaban en marcha las fuerzas de Policía y el Ejército que debían abrir la marcha, y á las diez y cuarto cruzaba todo el cor- tejo por la Avenida de Maceo (Malecón). | La Catedral presentaba un aspecto imponente. Desde la gran puerta podía verse un inmenso público ocupando la plaza Varela y las naves de la iglesia, y al fondo, cerca del altar, la luz de muchos cirios iluminando la magnífica cámara mortuoria en que descansaban los restos. Cuando se dió la señal de partida fueron tomadas las andas por los señores: Delfín, Tamayo, Pla y Marqués de Esteban, y las horlas que pendían de la caja, por el señor Presidente de la República, el Vicepresidente, el señor Secretario de Estado y el Alcalde. Tras ellos marchaba el clero y cabildo catedral, con cruz alzada, con el canónigo Espinosa á la cabeza, que representaba al señor Obispo. Antes de partir los restos del Padre Varela, cantósele un solemne responso y el padre Espinosa los despidió á nombre del Obispo, con breves frases, en las que expresó que la Iglesia entregaba aquellos restos contrariada porque á ella le pertenecían. El Padre Espinosa en su discurso, protestó de que no reposaran en tierra sagrada. Recibió la comisión nuevamente los restos, fueron colocados en el armón de acuerdo con los honores militares que se le tributaban y emprendió la marcha el cortejo con el siguiente Orden: A la cabeza seis vigilantes de caballería, después el capi- tán Marcos y seguíanlo veinticinco jinetes más del Cuerpo de Policía. A continuación la Banda del Cuartel General, que precedía á las fuerzas del Ejército, cuyo mando lo llevaba el teniente coronel Qui- ñones. Las fuerzas que concurrieron iban distribuídas en la forma si- guiente: un regimiento de Artillería de Costa batería de Artillería Rodada y dos escuadrones de la Guardia Rural. 278 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA La fuerzas iban, además, con una sección de cornetas y llevaban por segundo jefe al comandante Eugenio Silva. Seguían al Ejírcito los restos colocados sobre un armón. A am- bos lados marchaban dos secciones de vigilantes de infantería, al mando de los tenientes Núñez y Villalón y de los sargentos Pla, Sorhegui y Garriga. Después la magnífica carroza Chicago, con cinco parejas de caba- llos, palafreneros y postillones. La orquesta de Valenzuela. Los alumnos del Instituto, portando un estandarte. La Banda de la Beneficencia y alumnos de la Escuela de Artes y Oficios. La Banda de Bomberos y dos compañías de este Cuerpo, manda- das por el oficial Néstor Páez. Carro de auxilio de Regla, conduciendo coronas. Dos ambulancias con alumnas del Instituto y un carro de auxilio con la comisión del mismo plantel. Otros carros de auxilio con coronas. El acompañamiento, la Banda Municipal y el pueblo. El general Gómez iba en su coche acompañado del Secretario de la Presidencia, Dr. Ignacio Remírez, de su hijo Miguel Mariano, y de su ayudante. Salió el cortejo de la Catedral hacia la calle de Mercaderes; tomó luego por O'Reilly hasta la calle de Monserrate, donde dobló hacia Neptuno para entrar por el Paseo de Martí hasta el Maleeón, siguien- do por esta Avenida hasta Belascoaín y luego San Lázaro á la Uni- versidad. Bien puede decirse que en la traslación definitiva de los restos estuvieron representados todos los elementos que integran la sociedad cubana. Estaban allí el Ejecutivo nacional, el Congreso, el Tribu- nal Supremo, la Audiencia, el Gobierno de la provincia, el Alcalde, los concejales, el Ejército, la Marina, las corporaciones públicas y privadas, las sociedades regionales, los centros de educación, el ma- gisterio, la prensa, etc., etc. Al pasar el cortejo por el Malecón, tomamos los nombres de los concurrentes por el orden en que iban los coches: primero el del se- ñor Presidente. Después: Manuel Sanguily, Secretario de Estado, y Jesús María Barraqué, Secretario de Justicia. El Jefe de Policía, coronel Charles Aguirre y el capitán Regueira. El Ldo. Alfredo Zayas, Vicepresidente de la República; Ambrosio Borges, Antonio Pardo LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 3/9 Suárez y Felipe González Sarraín, por la Cámara de Representantes. Emilio del Junco, Secretario de Agricultura, Comercio y Trabajo. Dr. Antonio Gonzalo Pérez, Presidente del Senado; Dr. Celso Cué- llar, Representante á la Cámara. El Ldo. Julio de Cárdenas, Alcalde Municipal y su ayudante el capitán Primelles. El Sr. Juan Gual- belto Gómez y el Sr. Eugenio Leopoldo Azpiazo, presidente del Ayuntamiento. El Sr. Mario García Kohly, Secretario de Instruc- ción Pública. El Sr. Pedro Pablo Cartañá, Director de Obras Públi- cas y el Sr. Luis Mustelier, en representación del pueblo de Man- zanillo. El general Monteagudo con su ayudante Dr. Ricardo Lancís y Dr. Balbino González, por la Audiencia. Dr. Hernández Barreiro, Presidente del Tribunal Supremo. Dr. Eugenio Sánchez Fuentes y Dr. Antonio Piedra. Los doctores Rodríguez de Armas, Baralt, Edelman y León. Los señores Manuel Villan, Jesús Vergarza y Antonio Pedreira, por el Centro Gallego. Representación del Ayuntamiento de Maria- nao, Dr. Agustín de Zárraga. El general Ernesto Asbert, Gobernador de la Provincia y el Secretario de la Administración Provincial, Al- berto Barreras; comanlante Armando André. El teniente coronel Morales Coello, Jefe de la Marina Nacional y dos oficiales. La comisión de la Asociación de Maestros. El Sr. Ramón Meza. El Marqués de Santa Lucía. Los señores Luis Azcárate, Sarabasa y Peña, en representación del Ateneo de la Habana. El coronel Manuel María Coronado, Dr. Lucas Alvarez Cerice y coronel Roberto Méndez Peñate por el Consejo Nacional. El Dr. Eduardo Pla, director del Instituto. El Sr. Modesto Morales Díaz, director de “El Triunfo» y un redactor de este periódico. El Sr. Gustavo Alonso Castañeda, Subsecretario de Hacienda y su hijo; Jorge Alfredo Belt, los Sres. José Gómez y Gómez, é Ig- nacio Llambia, por la Asociación de Dependientes. Los Sres. Pablo Gómez de la Maza, Secretario de la Administra- ción Municipal, y Julio F. Poo, segundo jefe de los Servicios Sanita- rios Municipales. Los Sres. Marqués de Esteban y Coppinger, concejales del Ayun- tamiento. Rafael Reyna, Santiago Fraga, Francisco Quintana y Leopoldo Massana, por el Club Revolucionario «Siempreviva». Comisiones del Centro Asturiano, Casino Español, Centro Cana- rio y Eúskaro. 280 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA Los emigrados cubanos, el Sr. Juan Felipe Risquet, Representante, General Fernando Freyre de Andrade, Representante, y distinguidas comisiones más y otras personas. Las escuelas públicas y algunas privadas se situaron en el paseo de Martí y Malecón, para arrojar flores al paso del cortejo, guardando el orden siguiente: Escuela número 5, con 60 niños y su director, Sr. Reposo; nú- mero 64, con su directora Dolores Blandino y 14 alumnas; número 66, directora Adalguisa Scott, y 15 niñas; número 62, directora Car- men Anido y 20 alumnas; número 81, Ana Lorenzo y diez niñas: número 68, Marina Reyes y 15 niñas; Colegio Esther COErateN con 10 niñas; Escuela número 9, director Nicolás Pérez y 7O alumnos; numero 8, Angela Landa y doscientas niñas; número 3, Manuel Martin y 50 alumnos; 200 niños de las Academias de la Asociación de Dependientes con flores y una corona de siemprevivas. Escuelas número 7, director Juan Francisco Zaldívar, con 120 alumnos; nú- mero 2, directora Dulce María Sainz de la Peña y 100 niñas; núme- ro 48, Asunción Morera viuda de Carbó, 35 niñas. La escuela Luz y Caballero, con su director, el Dr. Rómulo No- riega, todos los maestros y 200 alumnos entre niños y niñas. Escuela número 57, director Francisco Driggs y 30 alumnos; número 51, José María Macho, 25 niños; número 70, directora Ro- salía González y 50 niñas; número 4, directora Srta. Dolores. Borrero y 45 alumnas. Escuela número 1, Oscar Ugarte, con 80 niños. Escuela número 34, directora Juana Carrillo de Castillo, con 40 niñas; número 51, director Carlos Valdés Miranda y 50 niños. Es- cuela número 35, director Carlos Génova de Zayas y 30 niños. Escuela número 12, directora Carolina Poncet y 150 alumnas; número 40, Aurora Fernández Xiques y todas las alumnas; número 11, Santiago Valdés y 80 niños. Escuela número 42, con su director Guadalupe Pérez y 65 niñas; número 65 , director José Navarro y 60 niños. Número 22, Mercedes Fernández y 50 niñas; número 20, Marta Martínez y 25 niñas; número 58, Carmen Seiglie y 40 niñas; número 59, Ceferino Wels, 25 alumnos. Número 37, Salvador de la Torre, con 40 niños; número 36, Pau- la Concepción, 50 niñas; número 24, Juana Traitré, con 100 alum- nas; número 33, Bernabé Cortazar: número 67, director Juan de Juan, con 45 niños, número 19, Gastón de la Vega, 200 niños; nú- LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 281 mero 14, María Corominas de Hernández; número 18, directora Blanca Rensoli y niñas de todas las aulas. Número 60, Matilde Rodríguez; número 17, Antonio Ruíz Sen- doya; número 16, directora Amada Miranda. Número 52, Nestora Moinelo; número 32, Amada Roque con 100 alumnas; número 15, Manuel Rodríguez del Valle con 16 alumnos. Escuela número 53. B. Caballero con 200 niños; número 30, Ade- la Piñera de Rosainz, con 300 niñas; número 25, director Justo Lo- renzo Falcón, con 300 alumnos. Las aulas del Centro Asturiano y las del Centro Gallego, espera- ron los restos á la salida de Obispo y depositaron flores y coronas. Los niños de la Beneficencia estaban formados en el jardín de esta casa, esperando el paso del cortejo. El Sr. Inspector auxiliar del distrito, Ramón Rosainz, dirigió la colocación de las Escuelas. Al llegar la cabeza del cortejo á la Universidad, las fuerzas del Ejército y Policía se desviaron á la derecha, para dar paso al armón que fué á situarse á la entrada de nuestro primer centro docente, donde esperaban los restos el Sr. Rector Dr. Leopoldo Berriel, con el Claustro en pleno, los alumnos de todas las facultades y los 100 alum- - nos de la Escuela práctica. En hombros de los Catedráticos: González Lanuza, Rodríguez Lendián, Alacán y el Secretario General, Dr. Juan Gómez de la Maza, fueron conducidos los restos al Paraninfo de la Universidad. En ese momento la Artillería disparó las salvas de Ordenanza y las tres descargas de fusilería, tras el consiguiente toque de silencio de las cornetas. Tanto en la plaza de la Catedral, ahora Félix Varela, como en las calles y avenidas por donde cruzaron los restos, el público se agolpó, ávido de presenciar el paso de los restos. En las casas del itinerario aparecían colgaduras negras en ven- tanas y balcones. En una residencia del Malecón estaba el retrato del P. Varela co- locado en el frente, con flores y cintas negras á su alrededor. De muchos balcones arrojaron flores. Gran cantidad de pueblo siguió los restos hasta el lugar donde descansarán para siempre. Del Colegio «La Purísima Concepción”, en San Lázaro y Belas- coaín, arrojaron flores las alumnas. 282 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA Los bomberos se retiraron en San Lázaro y Belascoaín. También los niños de las escuelas y algunas representaciones. La Banda del Cuartel General se situó en el patio de la Universi- dad. Estaba ésta invadida de un público inmenso, no por tan extraor- dinario menos selecto. A duras penas podían encontrar colocación las delegaciones que iban llegando. Habíalas de los colegios «María Luisa Dolz», «Pola», “La Gran Antilla», «Belén» y de los PP. Agusti- nos; del clero, del ejército y la marina, de la Prensa. Yen losasien- tos destinados á los catedráticos veíanse á los Dres. Varona, Leopoldo Jancio, Gómez de la Maza, Castellanos, Córdova, Mimó, Dávila, Aro- zarena, Trelles, Theye, Comallonga, Dihigo, Meza, López Miranda, Varela Zequeira, Cuevas Zequeira, Carrera Jústiz, Salazar, Guiller- mo Díaz, Fernández Abreu, Montané, Julio San Martín, Villalón, Emilio Martínez, Finlay, Ezequiel García, González Lanuza, Adolfo de Aragón, Domínguez Roldán, Fernando Ortiz, Sánchez de Fuen- tes. También numerosos invitados distinguidos. Cuando resonaron las tres descargas de fusilería ordenadas y em- pezó á oirse el cañoneo de las salvas, las cuales se iniciaron en el mo- mento en que los restos eran colocados en las andas dispuestas al efecto para su conducción al interior del Paraninfo, prodújose gran expectación en la concurrencia. Y á poco, por entre la doble hilera que formaban los catedráticos, revestidos de sus trajes é insignias aca- démicas, adelantaron los que conducían las andas, Dres. Evelio Ro- dríguez Lendián, Decano de la Facultad de Letras y Ciencias; José A. González Lanuza, de Derecho; José P. Alacán, catedrático de la Escuela de Farmacia, y Juan Gómez de la Maza, Secretario general de la Universidad. En el túmulo que esperaba la pequeña caja que contiene las san- tas reliquias, fué depositada ésta; y ante el Presidente y Vicepresi- dente de la República, los Presidentes del Senado y de la Cámara de Representantes, el del Tribunal Supremo, el Secretario de Instrue- ción pública y el Alcalde de la ciudad, que ocupaban la presidencia del acto; el Dr. Tamayo, presidente del Comité Ejecutivo que enten- dió en la traslación de los restos, hizo entrega, en breves frases con- movidas, del sagrado depósito que le fuera confiado en la Florida, al señor Rector de la Universidad. ACTA DE RECEPCION Y ENTREGA DE LOS RESTOS DEL PADRE VARELA! En la Ciudad de la Habana, á los quince días del mes de noviem- bre de mil novecientos once, los señores Manuel Delfín y Rafael Prado, Presidente y Secretario, respectivamente, de la Junta de Edu- cación de esta Ciudad, hacen constar: queen la tarde del día seis del mes actual el Dr. Diego Tamayo le había manifestado al primero de dichos señores que en la mañana del siguiente día llegarían á esta Ciudad, procedente de S. Agustín de la Florida (E. U. de A.), los restos del virtuoso y sabio sacerdote cubano, Presbítero Félix Varela, que desde hace muchos años reposaban en dicha ciudad americana, sin que hubiera resuelto el lugar en que debían ser depositados hasta que se le hicieran los funerales. El Dr. Delfín ofreció al Dr. Ta- mayo, en nombre de la Junta, los salones de esta Corporación para recibir tan sagrado depósito. Aceptado por el Dr. Tamayo el ofreci- miento, en la mañana del siguiente día siete fueron trasladados di- chs restos desde el vapor que los condujo á este puerto hasta el local de esta Junta, custodiados por el Ldo. Manuel Landa, y Dres. Tamayo y Delfín, los Canónigos P.P. Caballero y Abíny otras distinguidas per- sonalidades. Desde ese momento quedaron depositados en el salón de sesiones de esta Junta los restos del P. Varela, en el que estuvie- ron en Capilla ardiente hasta las diez de la mañana de este día en que, acompañados de un numeroso público, entre el que figuraban los - Vocales de esta Junta, Dres. Manuel Delfín, Adolfo Aragón, Alejan- dro Muxó y Adolfo Nuño, maestros y alumnos de las escuelas públi- cas, representaciones de varias entidades oficiales y pueblo, fueron trasladados los venerados restos al Ayuntamiento de esta ciudad, que quiso también tener el honor de exponerlos en sus salones. Durante los ocho días que estuvieron expuestos en los salones de esta Junta los restos del esclarecido P. Varela fueron constantemente visitados por todas las corporaciones oficiales, por los maestros y niños de las escuelas públicas de este Distrito, Asociación de maestros públicos, Universidad, Instituto, Escuela de Artes y Oficios y Colegios priva- dos, por todos los miembros y empleados de esta Junta y por un 284 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA público numerosísimo que invadía constantemente los salones, ávido de ofrendar sus respetos á las sagradas reliquias. Desde su llegada á esta Junta, el Secretario de la misma y empleados de la Secretaría iniciaron las guardias de honor que se le rindieron constantemente por las entidades arriba mencionadas, las que, además, enviaron flores y coronas, distinguiéndose entre éstas las de la Asociación de maestros públicos y de los maestros y niños de las escuelas. Y para constancia firman la presente.—Dr. M. DeLríN, —Presi- dente.—R. Prabo,—Secretario. Copia Oficial que atentamente se remite al Sr. Rector de la Uni- versidad Nacional, que la ha solicitado.— R. PraApo, Secretario. ACTA DEL AYUNTAMIENTO DE LA HABANA AYUNTAMIENTO DE LA HABANA. —SECRETARÍA Ldo. Pedro Pablo Sedano y Revolta, Concejal Secretario del Ayuntamiento de la Habana. Certifico: Que en el Libro de Actas correspondiente al año próximo pasado y de sus folios ochocientos ochenta y cinco al ocho- cientos noverta y uno que comprende el Acta de la sesión ordina- ria del viernes diez de Noviembre del propio año, consta el acuerdo que, copiado á la letra, es como sigue: ““Se da cuenta con una mo- ción de los Sres. Sardiñas, Valladares, Quintana, Jorge Horstmann, Cárdenas, Baguer, León, Veiga, Batet, Guinea, Coppinger, Suárez, Azpiazo, Díaz, Oscar Horstmann, Ayala, Sedano y Esteban, en la que proponen se destine la cantidad de doscientos pesos con cargo al Capítulo de ““Imprevistos??” para la adquisición de una corona de mármol, que se dedicará al esclarecido educador Padre Varela con la siguiente inscripción: ““El Ayuntamiento de la Habana al mentor egregio, al sabio insigne cubano Padre Félix Varela””, cuya inscripción aparecerá grabada en dos lazos que deberá llevar la re- ferida corona de la que acompañan diseño. La Presidencia hace presente que sobre la mesa existe un Mensaje del Sr. Alcalde en el cual se manifiesta que el pueblo de la Florida ha consentido en que fueran trasladados á esta Ciudad, lugar de su nacimiento, los res- tos del Padre Varela, y como el Ayuntamiento de la Habana, no puede dejar de estar representado en el acto de la traslación de aquéllos á la Necrópolis de Colón y de aleún modo rendir homena- je al que fué gran educador de su pueblo, propone se destinen del Capítulo de **Imprevistos”” quinientos pesos á la adquisición de una corona, alquiler de carruajes, para los Sres. Concejales y cuales- quiera otros gastos que con motivo de esa ceremonia deben reali- zarse, facultando el Ejecutivo para acordarlo, si antes no lo hace el Ayuntamiento. Leído dicho Mensaje, el Sr. Esteban expone que puede acordarse aprobar la moción y el Mensaje, toda vez que la corona de mármol se depositará en la tumba en que para siempre 286 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA descansarán los restos y la que indica el Sr. Alcalde en donde se ex- pongan los mismos. El Sr. Valladares muéstrase conforme con el Sr. Esteban; pero no así en cuanto á los créditos, que propone se rebajen á quinientos pesos, destinando doscientos pesos á la corona de mármol, y los trescientos pesos restantes para la otra y demás gastos que se ocasionen. Entra el Sr. Núñez. Promovido amplio de- bate se acuerda, de conformidad con la propuesta del Sr. Vallada- res, aprobar la moción y Mensaje, pero modificándolo en el senti- do de que se destinen del Capítulo de **Imprevistos”” doscientos pe- sos para la corona de mármol que en la primera se propone y tres- cientos pesos para la que se indica en el Mensaje, que será de flores naturales, y demás gastos que se ocasionen; al propio tiempo se acuerda que concurra en pleno el Ayuntamiento á la ceremonia del traslado de los restos y que se eumpla lo acordado sin aguardar los diez días de Ley. El Sr. Sedano, seguidamente, propone el nombra- miento de una Comisión á objeto de que se ponga de acuerdo con la que tiene á su cargo todo lo relativo á la traslación de los restos del Padre Varela, haciéndoles presente el acuerdo que acaba de adoptarse. Aceptada dicha proposición, el Sr. Ayala propone que integren aquélla cuatro Sres. Concejales de la mayoría y dos de la minoría, oponiéndose los Sres. Valladares y Sardiñas, que propuso fuesen tres y dos, respectivamente; manifestando la Presidencia que era improcedente la propuesta del Sr. Ayala, toda vez que los Concejales están en libertad de elegir para formar parte de las Co- misiones á cualquiera de sus compañeros sin tener en cuenta su filia- ción política. Sometido á votación el número de miembros de que había de constar la Comisión, resulta acordado que fuesen seis, se- gún propusiera el Sr. Ayala por once votos de los Sres. Ayala, Ba- guer, Batet, Coppinger, Cárdenas, Díaz, Quintana, Suárez, Veiga, Sedano y Azpiazo, contra cinco de los Sres. Esteban, León, Núñez, Sardiñas (explicado) y Valladares. El Sr. Sardiñas explica su voto diciendo: “Yo explico mi voto en contra porque la proposición parte de un miembro de la mayoría, y porque como en las elecciones pasadas hemos obtenido mitad y mitad, no me parece justo que sean cuatro y dos como dijo el Sr. Ayala, sino tres y dos como es lo que corresponde.”” Entra el Sr. Pruna. Verificada la votación resul- tan elegidos para la susodicha Comisión los Sres. Batet y Esteban por quince votos; Coppinger, Quintana y Sedano, por doce; y Cár- denas, por once; además, obtuvieron cinco el Sr. Sardiñas; tres los Sres. León, Núñez, Valladares y Veiga, y uno los Sres. Azpiazo, LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 287 Ayala y Domínguez; siendo en su consecuencia proclamados los se- ñores Batet, Esteban, Coppinger, Quintana, Cárdenas y Sedano””..... Del propio modo certifico: Que en el referido Libro de Actas y de sus folios novecientos treinta y seis al novecientos treinta y ocho, que comprende la de la sesión ordinaria del lunes veinte de Noviem- bre próximo pasado, consta el acuerdo que, copiado, es como sigue: ““Por unanimidad es aprobada la siguiente moción: Al Ayunta- miento: Los Concejales que suscriben, teniendo en cuenta los innu- merables méritos contraídos para con ésta—su patria—por el que en vida fué Padre Félix Varela, sabio eminentísimo, reconocido por toda la América y admirado por sus hijos, estiman que no debe quedar su nombre solamente grabado en las páginas de oro de nues- tra historia patria, sino que también debe figurar en nuestra Muni- cipalidad, dándole nombre á una de sus calles más importante, y al efecto, proponen á la Cámara la adopción de la siguiente moción: Se acuerda cambiar el nombre á la Calzada de Belascoaín, por el de ““Padre Félix Varela””, y que los gastos que origine este acuerdo se cubran con cargo al Capítulo de ““Imprevistos?” del actual Pre- supuesto.””—Salón de Sesiones de la Cámara Muxricipal, á trece de Noviembre de mil novecientos once.—Rafael Quintana.—Antonio León.—Santiago Veiga.—Fernando Suárez.—Eugenio L. Azpiazo. —HKEulogio Guinea..... Asimismo certifico: Que en el libro de Actas correspondiente al año próximo pasado y de sus folios sesenta y cuatro al sesenta y seis, comprendidos en la sesión ordinaria del miércoles trece de Di- ciembre del propio año, consta el acuerdo que á continuación se copia: “Se da cuenta con el Decreto de la Alcaldía de dos del que cursa aprobando el acuerdo de veinte de Noviembre anterior refe- rente á cambiar el nombre de la Calzada de Belascoaín por el de ““Padre Félix Varela*?; pero indica la conveniencia de modificar dicho acuerdo en el sentido de que el nombre que lleve en lo ade- lante aquella Calzada sea el de “Padre Varela””, que es como en el país se llama siempre al insigne sacerdote, educador y patriota es- elarecido y que reúne la ventaja de ser más breve y propio al objeto que se propone. Habiéndose opuesto el Sr. Sardiñas á la modifica- ción y propuesto que ésta sea en sentido de que se denomine simple- mente “Félix Varela””, se opusieron los Sres. Sedano, Valladares y Veiga, quienes se mostraron conformes con el Decreto de la Alcal- día. Entran los Sres. Pruna y Azpiazo, ocupando éste la Presiden- cia. El Ayuntamiento, por último, acuerda aceptando el Decreto de 288 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA la Alcaldía, modificar el referido acuerdo en el sentido de que la Calzada de Belascoaín se denomine *“Padre Varela””, votando en contra los Sres. Sardiñas y León por entender que debe suprimír- sele la palabra ““Padre””, dado que le basta con el nombre y apellido de aquél para saber de quién se trata””..... Y á petición del Sr. Rector de la Universidad, expido la presen- te de orden del Sr. Presidente, en la Habana, á quince de Enero de mil novecientos doce..... PEDRO PABLO SEDANO. DISCURSO PRONUNCIADO EN EL ATENEO DE LA HABANA POR EL DR. EVELIO RODRÍGUEZ LENDIÁN Decano de la Facultad de Letras y Ciencias. Señor Presidente. Señoras y Señores: No mi palabra humilde, despojada de toda galanura y elocuencia, sino la del llamado, con razón, príncipe de la tribuna cubana, cuyo verbo incom- parable al servicio de una mentalidad poderosa ha cautivado á nuestro pue- blo por más de treinta años así en el campo de la política, como en el de la literatura, era la que debía haber resonado aquí esta noche, para deleita- ción vuestra y regocijo de la Patria, y que la figura del excelso cubano que nos reune, moral é intelectualmente considerada, exigía un orador de su talla, de las extraordinarias condiciones que él reune y de las que yo, en absoluto carezco. Sí, señores, era el señor Montoro, cuyo nombre está en todos vues- tros labios, el elegido, con magnífico acierto, por la Junta Directiva de este Ateneo, para rendir este homenaje al esclarecido compatriota, cuyos restos acaban de llegar silenciosamente á su tierra natal al fin y al cabo, para re- posar en ella eternamente; pero el hecho de haberle designado también la ““Sociedad Económica de Amigos del País”? para el que á su vez acordara rendir á tan grande hombre, hizo que el Ateneo, en situación verdaderamente difícil, porque hasta última hora contaba con la cooperación insustituíble del señor Montoro, acudiera á mí en ruego de que aceptase tan delicada misión, invocando para ello mi calidad de Vicepresidente de este centro, y los justos títulos que yo les reconozco desde luego, tenían sobre mí, como compañeros y amigos, para semejante exigencia. Y yo, á sabiendas de lo difícil del empeño que echaba sobre mis débiles hombros, como era el ha- blaros de Varela, sin más tiempo que unas horas de anticipación, insuficientes hasta para coordinar algunas pobres ideas, accedí á sus deseos, porque en- tendí que en aquellos momentos era mi deber acudir al llamamiento que se me hacía en nombre de esta casa, interesada al igual que todas las corpo- raciones del país, en rendir al filósofo, al sabio y al patriota el más alto tributo de respetuosa admiración. Perdonad, pues, toda deficiencia que notéis en gracia á los motivos que han determinado mi presencia en este lugar y sed benévolos con quien sin necia presunción, conociéndose á sí mismo, acomete una empresa superior á sus fuerzas, en cumplimiento de un deber ineludible. Hay hombres-soles, hombres-luminares, que como el astro Rey en los espacios, son focos de atracción, fuente de vida; cuya luz se filtra en las capas sociales hasta romper la densa obscuridad que en ellas reina, debido á la ignorancia, á la superstición, al fanatismo, que huyen y se desvanecen bajo el fuego poderoso de sus rayos. Esos hombres, señores, son los bien- 290 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA hechores de la humanidad, los que la dirigen y alientan, los que le van marcando el derrotero, los que desde las elevadas cumbres del pensamiento esparcen el fecundante polen de las ideas; genios les llamamos, porque ven lo que no vieron los demás, porque dotados de una intuición superior, crean, y sus creaciones nos pasman y maravillan, haciéndonos reconocer la excel- situd de sus entendimientos, la grandeza de sus ideas y la influencia de las mismas en la marcha progresiva de la civilización. Y en un orden más relativo, aparecen en todos los pueblos hombres superiores, que personifican determinados momentos de su historia, y que ejercen esa influencia decisiva en sus ideas, en su cultura, en su progreso mental y material. Uno de esos hombres fué Félix Varela. Cuba era todavía, al mediar el siglo décimo octavo, á pesar de su suelo exuberante y fecundo, una colonia sustraída al comercio mundial, por la política funesta y egoísta de explotación seguida, en su exclusivo provecho, por la Metrópoli. Fué necesario que el pabellón español fuera sustituído por el pabellón inglés, para que se realizara el hecho de que Cuba se pu- siera en comunicación y contacto con las naciones más adelantadas del mun- do, abriendo sus puertas al comercio extranjero, con lo cual se inició una era de prosperidad material, y al propio tiempo se abrieron también amplios y dilatados horizontes á la cultura del país. La historia, pues, de la civilización cubana, comienza realmente en el gobierno de aquel varón eminente, cuyo recuerdo no se borrará ¡jamás de la memoria de este pueblo, de don Luis de las Casas, que secundado eficazmente por don José Pablo Valiente, de grata recordación también para nosotros, y de cubanos ilustres que en aquella época brillaron, como don Francisco Arango y Parreño, autor del célebre memorial en que se pedía la cesación del tráfico de esclavos, y á quien calificó el Barón de Humboldt, en su En- sayo sobre la Isla de Cuba, como “funo de los más ilustres estadistas de su nación””; el Pbro. don Agustín Caballero y el Dr. D. Tomás Romay entre otros, dió grande impulso á la agricultura, la industria y el comercio, fa- voreció la instrucción y la cultura popular, y por su iniciativa y con su apoyo se fundaron el papel periódico, el Real Consulado, ó Junta de Fo- mento y la Real Sociedad Patriótica ó de Amigos del País, en cuyo seno llegaron á congregarse todos los cubanos de superior mentalidad, para con- sagrarse con fe y devoción sinceras, con el más acendrado y puro patriotismo y el mayor desinterés, á trabajar por la causa de las libertades públicas y en favor de todo lo que redundara en provecho de los intereses morales y ma- teriales del país. Habíase iniciado esta alborada de la civilización cubana, cuando nacía en esta ciudad el que había de dar tantos días de gloria á Cuba, el Pbro. Fé- lix Varela. Y aunque sus padres lo llevaron á la Florida en edad temprana, cuando apenas contaba seis años, donde se aprovechó de las ventajas que le brindaba la enseñanza primaria, tan deficiente entonces en muestro país, es un hecho comprobado que estaba de regreso en Cuba al comenzar el siglo XIX, que fué admitido como alumno externo en el Colegio Seminario de San Carlos, y que en él completó sus estudios de latín, humanidades y filosofía, bajo la inteligente y paternal dirección del Pbro. don Agustín Caballero, aquel emi- nente educador y maestro de los cubanos más ilustres de aquellos tiempos. LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 291 No me propongo hacer la biografía de nuestro gran filósofo y patriota, pero no sería posible apreciar sus extraordinarios méritos, si silenciáramos algunos hechos importantes de su vida considerado en sus diferentes aspectos: como educador y filósofo, como patriota y como sacerdote. El Real Colegio Seminario de San Carlos y San Ambrosio que había de ser el pedestal de su gloria le contó entre sus hijos predilectos desde que en él ingresara, y en tanto se iba fijando su vocación para el sacerdocio, iba nutriendo su poderosa inteligencia con todos los conocimientos de la época, llegando á dominar el latín, que poseía como lengua propia, de tal suerte, que al decir de don José de la Luz y Caballero la manejaba con la facilidad y soltura en la conversación familiar. En 1806 recibe la primera tonsura clerical, y sucesivamente las órdenes menores y el subdiaconado y diaconado en los años de 1809 y 1810, mas al llegar el de 1811, y siendo aún Diácono, realizó oposiciones á las cátedras de latinidad y Retórica, y á la que se llamaba de Filosofía. Este año marca, pues, una fecha memorable en la vida de nuestro compatriota, pues además de ordenarse de Presbítero, poniendo fin á su ca- rrera eclesiástica, obtuvo la cátedra de Filosofía, que le fué concedida, no obstante ser menor de edad, por dispensa que le otorgara aquel varón justo, aquel espíritu recto, aquel hombre todo corazón y sabiduría, que los cubanos deben siempre recordar con gratitud; cuyo nombre va unido á todas las obras grandes y patrióticas de aquella época, el inolvidable doctor Juan José Díaz de Espada y Landa, á la sazón Obispo de la Habana. Perfectamente preparado, pues, para la lucha que iba á emprender: inte- ligencia poderosa, profundos conocimientos en filosofía, ciencias morales y ciencias naturales, teólogo, músico; dotado de un corazón todo amor y de un patriotismo firme y ardiente, no tardó Varela en comenzar su apostolado con la protección decidida y eficaz de aquel espíritu ilustrado y tolerante, que fué el Obispo Espada quien lo alentó á realizar la profunda y radical transformación que en el orden de los estudios llevó á cabo, rompiendo con la rutina y dando una nueva orientación al pensamiento en la investigación científica. No es posible, señoras y señores, darse cuenta de la labor inmensa rea- lizada, después de tantos años transcurridos, por aquel benemérito cubano, si no nos colocamos mentalmente en aquel pasado glorioso y evocamos su figura dulce y simpática, rodeada de sus discípulos, llena de luz, y la socie- dad de aquel tiempo, llena de prejuicios, viviendo en el error y la ignorancia, oficialmente condenada á pensar cual si se hallara en los tiempos medio- evales, cuando hacía ya algunos siglos que se había proclamado la libertad del pensamiento y la independencia soberana de la razón. En los momentos en que Varela parece al frente de su cátedra de Filo- sofía, no había más lengua que el latín, ni la ley permitía otra filosofía que la Escolástica. Su labor filosófica se inicia con una serie de proposiciones en latín, de que conservó un curioso fragmento el doctor José Manuel Mestre, á la que siguió el Eleneo publicado en el mismo año de 1812, entre cuyas proposiciones había algunas como éstas: ““el método cartesiano tiene que ad- mitirse siempre, por cuanto no debíamos formar ¿juicio ninguno, sin previa meditación””; “fla única regla para adquirir la verdad es el análisis men- 292 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA tal”?; y refiriéndose á las ciencias físicas la siguiente de trascendental im- portancia: “*la experiencia y la razón son las únicas fuentes ó reglas de los conocimientos de esta ciencia. ?? Pero la primer obra que inicia el formidable combate de Varela contra el escolasticismo, fué la que con el nombre de Instituciones de filosofía ecléctica para el uso de la juventud estudiosa, publicó en el propio año de 1812, escritos los dos tomos de que constaba en latín según era la costumbre de aquel tiem- po, como él mismo dice, y que completó después con los tomos tercero y cuarto, escritos estos ya en castellano, y publicados en los años de 1813 y 1814 respectivamente. No soy yo el llamado á formular un juicio sobre esta obra, tarea que corresponde á quien con más títulos que nadie lo hará sin duda alguna, pero permítaseme afirmar que la nueva doctrina sacudía el yugo aristotélico, y repetir con Bachiller y Morales, que en aquel entonces se vió elogiado á Newton, dado á conocer Descartes, recomendado el eclecticismo en la adop- ción de las nuevas doctrinas de Gassendi y Leibnitz, y proclamado por el sabio Presbítero que al gran Descartes se debía la gloria de esa restau- ración. La novedad de tales doctrinas debió causar, señoras y señores, profunda impresión en el ánimo de los hombres de aquellos tiempos, imbuídos en las ideas del filósofo de Estagira y penetrados de un sentimiento religioso fer- viente y decidido, mas no surgió la protesta sin embargo, nadie se atrevió á salir al encuentro del maestro, del paladín de las ideas modernas que se- reno, tranquilo, como todos aquellos que se sienten llamados á la realización de grandes cosas, iluminaba con los resplandores de su cerebro la obscura noche en que se hallaba sumida la conciencia cubana al comenzar el si- glo XIX. Otro aspecto, y no menos importante, de la obra de Varela en la ense- ñanza fué la iniciación de aquella juventud que le rodeaba, en los estudios de las ciencias naturales, físicas y matemáticas. Anticipándose á su tiempo, lleno de fé y entusiasmo, explicó Física, Química, Botánica, Geografía, As- tronomía; hizo traer aparatos ó los construyó él mismo comprobando, en aquella época de atraso y de ignorancia, con experimentos, las verdades fí- sicas y los fenómenos de la Naturaleza, llegando á ser, por tanto, su ense- ñanza tan vasta, completa y adelantada, como la que más podían serlo en aquel entonces, en cualquiera parte del mundo. De allí, del Colegio Semi- nario de San Carlos, fué que partió el movimiento, y él se debió á aquel modesto y sencillo sacerdote, llamado á producir en el país una revolución en el orden intelectual y moral, cuya alcance y trascendencia no pudo compren- derse ni tocarse, sino cuando pasados algunos años la sociedad cubana sin perder el impulso que le diera, regenerada por aquel espíritu superior, rom- pió con el pasado intolerante y vetusto, y proclamó aquellas libertades sin las cuales no se concibe la vida, á lo menos con honor, de las colectividades hu- manas, y para cuya consecución ofrendó, una vez y otra, heroica y valerosa- mente cuanto tenía, en el altar sagrado de la Patria. El Elenco de 1816, marea un gran pase en esa revolución realizada por el sabio sacerdote. En él encuentra su enseñanza una fórmula precisa, y más que Elenco, como observa Bachiller, pudiera considerarse por su extensión y LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 293 por sus cireunstancias, como un compendio de Filosofía. Juzgad de la ele- vación de su espíritu, al atreverse á proclamar que los Santos Padres no tenían autoridad alguna en materias filosóficas y debía atenderse únicamente á las razones en que se fundan, que las disputas en forma escolástica tales como se predicaban, no traían utilidad, y las ciencias no debían nada á tantos siglos de *““ergos?”” como habían supuesto nuestros doctores; que los meta- físicos habían hecho de la Ontología un conjunto de sutilezas, y un germen de cuestiones inútiles; que el hombre tiene contraída una obligación estrecha con su patria, cuyas leyes le han amparado, y debe sostener sus derechos, y de- fenderla; y que uno de los atrasos de la sociedad provenía de la preocupa- ción de excluir á las mujeres del estudio de las ciencias, á lo menos no poner mucho empeño en ello, contentándose con lo que privadamente, por curiosi- dad, puede aprender, siendo así que el primer maestro del hombre es su madre, y que esto influye considerablemente en el resto de su educación. El estudio de este Elenco, teniendo en cuenta el estado de la enseñanza de la Filosofía en Cuba, lleva al convencimiento de que nadie como Varela hizo uso del método cartesiano y que era nuestro sabio compatriota el repre- sentante más alto de la doctrina, en los países de habla castellana; obra que se completa cuando en 1818, tras la lección preliminar en que de nuevo truena contra el escolasticismo, declara cruda guerra á todas las sutilezas del Peripato, y comunica poderoso impulso' al estudio de la Química y de la Fí- sica experimental. Entonces, como afirma Bachiller, los progresos de otros países se oyeron y entendieron en aquella clase, y Cuba supo lo que era me- cánica, hidráulica, hidrostática, magnetismo, electricidad y galvanismo, tra- yéndose, para enseñarlo, aparatos, muchos de ellos donados por su decidido protector el Obispo Espada y Landa, otros construídos en esta misma ciudad bajo la competente dirección del Presbítero Varela. El objeto primordial del gran filósofo cubano, estaba conseguido. Más que la implantación de un sistema filosófico que él llamó ecléctico, porque tomando como punto de partida la duda cartesiana, llegaba hasta las últimas afirmaciones en que Condillac dió forma definitiva al sensualismo de Locke, él se propuso la renovación completa de los métodos de investigación cientí- fica, rectificar, como él mismo decía, el espíritu de sus discípulos, emancipar- los de las trabas de la ciencia oficial, y colocarlos en condiciones de poder pensar por sí mismos, como único medio de llegar al conocimiento de la verdad. Pero como coronamiento de su obra educadora y filosófica, aparecieron en ese año de 1818 que marca un momento de extraordinario vigor mental, en la vida intelectual del gran cubano, además de sus apuntes filosóficos, las lecciones de Filosofía, en las que expuso con admirable solidez de juicio y sencillez al par encantadora, los principios fundamentales de la ciencia. No es nuestro propósito formular un ¡juicio acerca de estas célebres lec- ciones, de las que dijo el inolvidable Ramón Zambrana, que habían tenido una influencia incontestable en la causa del saber en nuestro país, en la marcha de nuestra cultura y de nuestra civilización; quede tal empeño para otra per- sonalidad llamada á hacerlo por la elevación de su entendimiento y su especial dedicación á esos estudios. Básteme apuntar el éxito aleanzado con ellas y con la Miscelánea Filosófica publicada en 1819, en la cual se observa el es- 294 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA píritu práctico y eminentemente provechoso de la enseñanza del esclarecido filósofo. Pero si Varela, señores, fué grande como filósofo, á tal extremo que hay quien le haya comparado á Sócrates, quien á Descartes; si á él se debió sin duda alguna no sólo el movimiento posterior de la filosofía, sino la regene- ración intelectual de nuestra patria, más grande fué, señores, como educador y maestro. Para juzgar lo que fué en este sentido aquel hombre extraordi nario es bastante recordar á sus jóvenes discípulos por él formados, al con- juro de su fascinadora palabra convertidos en la más brillante pléyade de grandes hombres que ha producido la patria; á don José Antonio Saco, uno de los primeros estadistas cubanos, sino el primero, cuyas obras no son todo lo conocidas y leídas que debieran serlo por sus compatriotas, autor de la Historia de la Esclavitud y sucesor de Varela en la cátedra de Flosofía; á don Nicolás Manuel de Escobedo, aquel ciego, sublime, eminente juriscon- sulto y sin igual orador, que le sucedió en la cátedra de constitución; á don José Agustín Govantes, el maestro de todos los abogados de aquel tiempo; á don Manuel González del Valle, continuador de su enseñanza filosófica; á don Domingo del Monte, el padre espiritual de todos los escritores y poetas, que en él buscaban guía, protección, apoyo, y á cuyo entusiasmo por el cultivo de las letras, se debió la fundación de la primera academia cubana de Litera: tura; y en fin á don José de la Luz y Caballero, el maestro de los maestros, el inolvidable mentor de la juventud cubana. ¡Qué profesor no sería, señores, el Presbítero Varela, qué sobresalientes dotes no había de reunir, para producir discípulos semejantes, hombres como los que he mencionado, mentalidades tan altas, que á pesar del tiempo trans- eurrido no han vuelto á producirse en nuestra patria! Un acontecimiento lejano, ocurrido allá en la Metrópoli, el pronuncia- miento de Riego en Cabezas de San Juan, en Marzo de 1820, restableciendo el régimen constitucional en España al obligar al Monarca Fernando VII á re- conocer y jurar la constitución política de 1812, hubo de tener su reperen- sión aquí, en Cuba, ya que proclamado también el nuevo régimen, solemne- mente en la Habana, se iniciaba un cambio profundo en las instituciones del país, que debía elegir los diputados que llevaran su voz y su representación en el Parlamento Español. Tal cambio en el modo de ser político y social de la hasta entonces por fortuna, casi olvidada colonia, no pasó desapercibido para los grandes hombres de aquella época, que no creyeron, dice el doctor José Ignacio Rodríguez, como parece que hoy se cree generalmente, así en Cuba como fuera de Cuba, que en política se improvisa, y que á pesar de la com- plicación inmensa y de las dificultades graves que presenta esa ciencia, no se necesita estudiarla, y está el primer venido en aptitud de dar su voto, á riego de empujar el pueblo hacia el abismo. Por el contrario, aquellos hombres estimaron oportuno estudiar el movimiento y la Real Sociedad Patriótica en cuyo seno se congregaban para trabajar con alteza de miras y un interés exclusivamente nacional, acordó el establecimiento de una Cátedra de Cons- titución, agregándola al Seminario, con el consentimiento del venerable Pre- lado Espada y Landa, poniendo así su enseñanza al alcance de todo el mun- do, y esto, señores, sin expedientes ni demoras, con el procedimiento rápido y sencillo que convenía á quienes perseguían no un interés personal, sino un interés patriótico y por ende nacional. LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 295 La cátedra debía proveerse por oposición, y á pesar de los escrúpulos de Varela para presentarse á ella, fundados, hasta cierto punto, en quien no se había dedicado á la política ni á la legislación, el deseo del Obispo Espada de que así lo hiciera, por él considerado como un mandato, le decidió á eon- currir al certamen en que contendió con tres de sus más queridos discípulos, que á repetidas instancias suyas hubieron de presentarse también: don José Antonio Saco, don Nicolás Manuel de Escobedo y don Prudencio Hecha- varría. No obstante la brillantez de todos los ejercicios, el nombramiento recayó en favor del Padre Varela, quien explicó no sólo á sus alumnos, sino al pue- blo que concurría á sus lecciones, la organización del gobierno y los derechos que la constitución otorgaba, acompañando sus explicaciones de un texto es- erito, comentario de la Ley Fundamental, que con el modesto título de **Ob- servaciones sobre la Constitución de la Monarquía Española”? vió la luz en esta ciudad en el año de 1821. Había llegado Varela al zenit de su gloria, como educador y maestro y gozaba al propio tiempo de muy ¿justa y merecida fama como sacerdote ejem plar, por su caridad, su devoción y su piedad evangélica, habiendo su palabra resonado elocuente y sentida así en el elogio de Fernando VII, como en el de José Pablo Valiente, y en la oración fúnebre de Carlos IV; le había abierto sus puertas la Sociedad Patriótica en cuyo seno no podía faltar un hombre, un cubano de sus excepcionales dotes, ganándose desde el día en que diser- tara sobre la “* Influencia de la ideología en la marcha de la Sociedad y me- dios de rectificar este ramo?””, tema que se le designó para su discurso de en- trada, todas las voluntades de aquel centro de patriotas, que acabó por con- ferirle por aclamación el título de socio de mérito; era, en suma, el cubano más popular, más querido y respetado, por sus talentos y virtudes, cuando fué elegido Diputado á las Cortes del Reino en la legislatura de 1822, en unión de los señores Tomás Gener y Leonardo Santos Suárez. Nada más contrario á la voluntad de aquel hombre sencillo, sabio y virtuoso como aban- donar su patria, sus discípulos, sus afectos, su cátedra, sus libros, sus pobres á quienes socorría su alma caritativa en sus horas de infortunio, todo eso que formaba la urdidumbre de su vida, la trama de su existencia, para lan- zarse á los azares de la política y á los peligros de una larga navegación y dilatada estancia en extraños climas; pero la confianza que en él depositaran sus compatriotas y la voz del ilustre Obispo Espada que le exhortaba á mar- char donde el deber le llamaba, pudieron más en él que las consideraciones de carácter puramente personal, y después de dejar encargado de la cátedra de Filosofía á don José Antonio Saco, á quien sucedió más luego don José de la Luz y Caballero, é indicado para la de Constitución á su otro discípulo don Nicolás Manuel de Escobedo, se embarcó para España en la fragata ““Purísima Concepción”? que zarpó de este puerto de la Habana el 28 de Abril de 1821. Como si presintiera los sinsabores que le aguardaban, los desengaños que habría de sufrir, las amarguras de un prolongado destierro en extranjero suelo, un sentimiento de profunda tristeza invadió su alma al ver perderse poco á poco-en aquella risueña mañana del mes de Abril, la costa acariciada por el mar, las altas torres de nuestras iglesias, la patria, en fin, donde do- 296 LOS:RESTOS DEL PADRE VARELA jaba sus amigos, sus afectos, sus seres más queridos, cual si una voz interna le dijese que al alejarse de las playas de Cuba, se alejaba para siempre de aquella hermosa tierra tan amada que sus ojos no habían de volver á ver jamás. Llegado á España, en donde de pronto se conquistó la simpatía de los hombres más cultos é instruídos con la reimpresión de su “Miscelánea Filosófica”? se consagró á cumplir con los altos deberes de su cargo, luchando enérgica y activamente por los fueros de la justicia y de la libertad, inter- viniendo en multitud de asuntos, entre ellos, y será el único al cual nos refe- riremos por la importancia que en sí tiene, el de una instrucción para el go- bierno económico político de las provincias, hecha extensiva á las de Ul- tramar, y en que Varela como miembro de la comisión que había de formular el proyecto lo formuló definitivamente, aceptándolo y suscribiéndolo sus otros compañeros de comisión, hecho lo cual fué presentado al Congreso. Es ver- daderamente lamentable que no se haya podido dar con tal trabajo, pero po- demos formar idea de lo que fuera, por lo que de él dice Saco en el voto par- ticular que formuló en Madrid en el año de 1867, cuando se trasladó á dicha corte como comisionado para la información que allí se abrió sobre reformas políticas, económicas y administrativas que debían introducirse en las islas de Cuba y Puerto Rico. Según Saco, dicho proyecto de ley, alteraba profunda- mente la índole de las diputaciones provinciales de Ultramar y proponía re- vestirlas hasta de atribuciones políticas, en que se las autorizaba no sólo á suspender el cumplimiento de las leyes que en la Metrópoli se hiciesen contra los intereses de aquellos países, sino aún para suspender á los Gobernadores que abusasen de su poder. Los sucesos ocurridos en España con motivo de la intervención francesa, obra de la Santa Alianza, y que culminaron en la invasión del territorio por los cien mil hijos de San Luis mandados por el Duque de Angulema, y en el restablecimiento del régimen absoluto, obligaron al Rey y al Gobierno así como á las Cortes á trasladarse á Sevilla; y cuando por la inminencia del peligro acordaron las Cortes, dada la negativa del Monarca á salir de dicha ciudad, que se le declarara momentáneamente incapaz, y el nombramiento de una Regencia que reasumiera las facultades del poder ejecutivo al objeto de llevar á cabo la traslación de la persona del Rey, de su Real familia, y de las Cortes á Cádiz, como se verificó, la Regencia de Madrid primero y el propio Fernando VII después, cuando ratificó y sancionó por su decreto de primero de Octubre de 1823, cuanto se había declarado y ordenado por las Regencias absolutistas de Oyarzum y de Madrid, condenó á los diputados que habían tomado tan atrevida medida, y entre ellos á nuestro Varela, como reos de lesa Magestad á la pena de muerte y confiscación de bienes, con lo que se vieron obligados á huir para poner en salvo sus vidas, refugiándose unos en Marruecos, otros como Varela en Gibraltar. Y no ligándole ya nada á España, ni teniendo como otros diputados peninsulares que se refugiaron en Inglaterra y otros países, interés alguno en la marcha de los sucesos que en ella se desarrollaron, decepcionado al ver premiados su celo y su labor con la más fiera proscripción, que le obligaba á no volver á su querida patria por la cual había sacrificado su bienestar y expuesto la propia vida, resolvió embarcar, como lo hizo, para los Estados Unidos, la tierra clásica de la li- bertad, donde su espíritu habría de experimentar, en una última y no menos LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 297 interesante evolución, el máximum de desarrollo, adquiriendo su figura in- mortal el relieve con que aparece entre los grandes de la historia patria. Y en uno de esos tristes días del invierno, crudo y sombrío, en que la nieve congelada sobre el pavimento lo convierte en un terso espejo, desembar- caba pobre y desconocido, ignorando el idioma, apoyado para no resbalar y caer, en el brazo de un cubano, Cristóbal Madan, que fué en aquellos momen- tos su guía, su intérprete, su cicerone, su todo, el compatriota ilustre que al correr de los años habría de ser en los Estados Unidos el más ferviente apóstol del catolicismo y la columna más firme de la Iglesia, muriendo entre las bendiciones de aquel pueblo que se repartía pedazos de sus vestidos como pre- ciosas y veneradas reliquias. ¡Cuánta energía, cuánta superioridad mental y moral, debía reunir ese hombre, señores, para, en cualquiera manifestación de su actividad, y cualquiera que fuese el medio en que la desarrollara, sobre- salir de tal manera entre sus semejantes! Durante el tiempo que necesitó, como dice uno de sus más brillantes bió- grafos, para penetrar á fondo en el torrente de la civilización americana y asimilarse su espíritu, no estuvo ocioso Varela, bien que tal cosa no se avenía con su natural inclinación al trabajo, de que dió muestras en todos los ins- tantes de su laboriosa existencia, y, como prueba de que los sufrimientos pa- sados desde su salida de Cuba y por motivo de los servicios que había querido prestarle, no habían menguado el entrañable amor que siempre le profesara, y que los azares de la vida de emigrado no le hacían olvidar, á pesar de la distancia, á su patria tan querida, comenzó la publicación en castellano de un periódico por él redactado, titulado ““El Habanero”?, además de una segunda edición de sus Lecciones de Filosofía, una tercera de su Miscelánea Filosó- fica, y de otros trabajos científicos y literarios, periódico aquel, que por sus ideas revolucionarias y por las cuestiones políticas que planteaba y estudiaba, le atrajo las iras del gobierno de España en Cuba, que prohibió su circulación en ella, llegándose hasta á enviar un hombre á los Estados Unidos con la siniestra misión de asesinar á Varela. Ya habéis visto, señoras y señores, que llamado por irresistible vocación al Sacerdocio, su apostolado en la enseñanza mientras permaneció en Cuba no le impidieron consagrarse por entero á las funciones de su sagrado ministerio. La oración, la caridad, la administración de los Sacramentos, la visita de los enfermos, la predicación, fueron siempre para él un deber que jamás pospuso, y su piedad ferviente le halló siempre dispuesto para la abnegación y el sa- erificio. No es, pues, de extrañar que colocado en un medio más vasto, donde sus facultades y sus inclinaciones tuvieron más ancho campo donde desenvol- verse, llegara el Padre Varela á la cumbre de la gloria, recorriendo el largo camino que va desde que comenzara á desempeñar las funciones de Teniente Jura de la iglesia de San Pedro, hasta que fuera nombrado Vicario general de New York entre el aplauso y las bendiciones de todos. No es mi propósito cansaros con la relación de la vida de Varela; ni el tiempo de que dispongo sería bastante para ello. Pero no puedo menos de deciros que su obra como ardiente defensor de la Religión Católica, es una obra de gigantes. Para poder comprenderlo es preciso no olvidar, que la Iglesia Católica no era en aquel entonces en los Estados Unidos lo que ahora, y que su actual desarrollo y su gran vitalidad es el resultado de muchos años 298 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA de trabajos y de luchas. Precisamente por los días en que Varela desempe- ñaba su pastoral ministerio en la iglesia denominada del Cristo, que él fundó con recursos propios, y los que le proporcionaron para ayudarlo en su meri- toria empresa algunos fieles amigos, se hacía sentir por todas partes en los Estados Unidos una extraordinaria agitación anticatólica que culminó en rudos ataques por medio de la prensa, persecuciones y amenazas, motines y hasta incendios de conventos y de iglesias; espíritu de hostilidad franca que exigía por parte de los ministros católicos, una valor y una energía á toda prueba, para no desmayar en sus constantes esfuerzos. Uno de esos esforzados adalides que en semejantes circunstancias com- batió públicamente con su palabra en una iglesia protestante, y por escrito, por medio de la prensa, en defensa de los dogmas católicos, fué Varela. Se- mejantes controversias, en las que el Padre Varela demostró al par que ener- gía y talento, sus grandes conocimientos teológicos, acrecentaron su fama y le conquistaron la veneración y el afecto de todos los que sus ideas comulgaban y la admiración y el respeto hasta de sus adversarios. Pastor de la iglesia de la Transfiguración, para él adquirida, continuó nuestro insigne compatriota su apostolado de caridad y abnegación, dando cuanto tenía, á los necesitados, á los pobres, y atrayéndose por su piedad, por su bondad, por su caridad infinita, el cariño y la veneración de los fieles á quienes guiaba como un verdadero padre, con su palabra y con su ejemplo. Y como el verdadero mérito se impone, porque es planta que se abre paso y descuella en todas las latitudes, aunque se opongan á ello la adversidad y la envidia, el desconocido é ignorado sacerdote que llegara á New York en un triste día de invierno apoyándose en el brazo de un cubano para no resbalar y caer sobre el helado pavimento de la calle, era algunos años después, por su ciencia, por su virtud, por su extraordinario talento, nombrado Vicario General de New York, y el claustro de Teología del Colegio Seminario de Santa María de Baltimore le confería el título de Doctor en la Facultad mencionada. ¿Creéis que esta consagración á la Iglesia, la actividad de su vida en las funciones de su ministerio sagrado le hicieron olvidar á Cuba y á sus amigos y discípulos queridos? Que no era así lo prueba su interés por las cosas de nuestro país, y entre ellas, por su desenvolvimiento intelectual, el entusiasmo con que saludó la aparición de la Revista Bimestre Cubana, el mejor periódico que se había publicado hasta entonces en lengua castellana; los artículos que para la misma escribió; sus famosas cartas á Elpidio, sobre la impiedad y la superstición y sobre todo la publicación del periódico *“El Habanero” en que palpita el amor á la patria y el ansia de su libertad é in- dependencia. Porque no puede dudarse que Varela fué un patriota inmaculado. Hay quien discute si puede considerársele como un precursor de nuestra indepen- dencia, pero si no puede serlo en el sentido estricto de la palabra y atribuído el concepto á los que por los medios violentos de la guerra prepararon la emancipación deseada, es indudable que lo fué considerado como el hombre- antorcha, que sacudió la conciencia dormida de muestro pueblo y provocó la regeneración intelectual del país, y que si en un principio, cuando Cuba aún no había sido azotada por el vendaval de las pasiones y de las irritantes in- LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 299 justicias de la Metrópoli, era partidario de un régimen autonómico, que era ser bastante avanzado para aquellos tiempos, en que no había sido cruzada nuestra cara todavía con el látigo de los agravios, después, cuando los desen- gaños sufridos le hicieron conocer de cerca la política colonial de la absolu- tista España, no pudo menos de desear que se rompiera por completo toda conexión política con ella y que se proclamase independiente. Que su amor á Cuba era entrañable lo demuestra el hecho de que cuando perseguido y proseripto fué en busca de refugio á los Estados Unidos, ceon- servó vivo é inalterable aquel afecto hacia ella. Y á pesar de haber vivido en ellos más años que en su tierra natal, y de que nunca pensó en regresar á ésta, no obstante la amnistía de 1832 que le permitió el hacerlo, nunea quiso, señores, hacerse ciudadano americano, ni renunciar á su nacionalidad. *“Yo soy, decía en sus célebres cartas á Elpidio, en el afecto un natural de este país, aunque no soy ciudadano ni lo seré jamás, por haber formado una firme resolución de no serlo de país alguno de la tierra, desde que cireunstancias que no jgnoras, me separaron de mi patria. No pienso volver á ella; pero ereo deberla un tributo de cariño y de respeto no uniéndome á otra alguna. ?? ¿Queréis saber, señores, el concepto que Varela tenía del patriotismo? Pues oid lo que voy á leeros, y que he tomado de la lección décima séptima en sus Lecciones de Filosofía. ““Hay un fanatismo político, que no es menos funesto que el religioso, y los hombres, muchas veces con miras al parecer las más patrióticas, destruyen su patria, encendiendo en ella la discordia civil. ?? “Muchos hacen del patriotismo, un mero título de especulación, quiero decir, un instrumento aparente para obtener empleos ú otras ventajas de la sociedad. Patriotas hay (de nombre) que no cesan de pedir la paga de su patriotismo, que la vociferan por todas partes, y dejan de ser patriotas cuan- do dejan de ser pagados..... ¡Cuánto cuidado debe ponerse para no confun- dirlos con los verdaderos patriotas! El patriotismo es una virtud cívica, que á semejanza de las morales, suele no tenerla el que dice que la tiene?”...... ““No es patriota el que no sabe hacer sacrificios en favor de su patria, ó el que pide por estos una paga, que acaso cuesta mayor sacrificio que el que se ha hecho para obtenerla, cuando no para merecerla. El deseo de conseguir el aura popular es el móvil de muchos que se tienen por patriotas..... pero cuando el bien de la sociedad exige la pérdida de esa aura popular, he aquí el sacrificio más noble y más digno de un hombre de bien, y he aquí el que des- graciadamente es muy raro.?? ““Otro de los obstáculos que presenta al bien público el falso patriotismo, consiste en que muchas personas, las más ineptas, y á veces las más inmo- rales, se escudan con él, disimulando el espíritu de especulación, y el vano deseo de figurar. No puede haber un mal más grave en el cuerpo político, y en nada debe ponerse mayor empeño que en conocer y despreciar estos es- peculadores. ?? Tal era, señores, el concepto que del patriotismo tenía aquel que fué grande como filósofo, sabio y virtuoso como sacerdote, eminente como edu- cador y maestro y excelso como patriota: aquel cuya vida y cuyas obras le conquistaron la admiración de propios y extraños, cuya muerte fué llorada por el pueblo en euyo seno vivió los últimos años de su preciosa existencia y por Cuba en cuya tierra nació. 300 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA Señores: Si la lucha cada día más apremiante de la vida, las pasiones, los intereses han impuesto á nuestra sociedad un carácter material y positi- vista, que parece ser la característica de nuestro tiempo, dejadme vivir en la creencia de que no ha muerto por completo entre nosotros, el culto por los grandes hombres de nuestra patria, de los que por ella padecieron y por su gloria y su dicha trabajaron, y que como dijo don José de la Luz y Caba- llero, ““mientras se piense en Cuba se pensará con veneración en quien pri mero nos enseñó á pensar. ?? SERMON EN LA IGLESIA CATEDRAL DE LA HABANA POR EL PADRE CABALLERO Excmo. Señor: Honorables autoridades; Cristianos: No he podido menos que derramar lágrimas de veneración y de cariño, leyendo, y más que leyendo, meditando la interesante historia del que fué uno de los hombres más firmes, justos y sabios de su época; una de las glorias más puras é imperecederas de Cuba; y uno de los sacerdotes más abnegados, humildes y caritativos de la Iglesia Católica. Gracias á la Nación amiga, que por espacio de 58 años, guardó como precioso tesoro los inanimados restos del que consideraba su noble hijo, po- demos hoy tributar estos homenajes de gratitud y de alabanza nacidos del corazón, al que, símbolo de la Religión y de la raza, nos trazó con sus sabias enseñanzas, y con el ejemplo viril de su vida edificante, nuevos horizontes de luz y de fortaleza moral. Nació en la Habana D. Félix Varela, hijo del Teniente del Regimiento fijo de Infantería de la Habana, D. Francisco, natural de Tordesillas, y de Da. Josefa Morales, natural de Santiago de Cuba. Como una preciosa heren- cia juntó el niñó Félix en su persona la señoril y leal entereza castellana de su padre, y la esquisita afabilidad cubana de su madre; entereza y afabilidad que no lo abandonaron durante toda su vida y que resplandecen hasta en sus más ardientes polémicas literarias y religiosas. Se imprimen de manera indeleble en el ánimo infantil las observaciones de los primeros años, y, aunque parezca á muchos increíble, la educación de la infancia orienta para siempre la vida futura de los grandes espíritus. Nuestro Padre Varela, que perdió en temprana edad á su padre, tuvo en su abuelo materno, D. Bartolomé Morales, á la sazón Gobernador de la Florida, un perfecto educador. La finura de su trato, la circunspección de sus modales y conversación, el alto concepto de los deberes de su elevado cargo, y la bondad que informaba todas sus acciones, fueron para el niño Félix un incentivo y un dechado que supo imitar durante toda su vida. A los 14 años de edad se hallaba en la Habana, matriculado como alumno externo en el Real y Conciliar Colegio de San Carlos y San Ambrosio, co- menzando su carrera sacerdotal, impulsado por una vocación tan firme que, habiéndosele ofrecido reiteradas veces los cordones de cadete, respondió con una frase admirable, digna del que más tarde había de escribir otras muchas profundas y sublimes: ““Yo quiero ser soldado de Jesucristo. Mi designio no es matar hombres, sino salvar almas. ?” 302 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA Solían los gentiles caballeros de la Edad Media escoger un emblema que representara la cifra de sus anhelos y el pregón de sus más arriesgadas em- presas, y nuestro biografiado sintetizó ingenuamente en las palabras citadas el blanco de todos sus afanes, blanco al cual nunca hizo traición. Porque el Padre Varela fué elegante latino, original y profundo filósofo, teólogo admirable por la profundidad y sencillez de sus exposiciones, ar- tista de exquisita sensibilidad, literato eminente y patriota inmaculado; pero, por encima de todas esas varias y pasmosas perfecciones, fué un ver- dadero y ejemplar sacerdote de Cristo, que enseñaba y escribía y trabajaba infatigable, y sufría sonriente para conquistar, resucitar y santificar almas. Este amor á las almas; éste buscarlas sin sociego; el renunciar por ellas á las cosas más necesarias para la vida; el educar eristianamente con todo su corazón y con toda su inteligencia, á los que afortunados fueron sus dis- cípulos; el procurar que el fundamento de la política de su patria fuera la religión; y el combatir con bríos en casi todas las obras que brotaron de su rico y privilegiado pensamiento, la impiedad y el indiferentismo religioso, ésto es lo que caracteriza y coloca en un puesto singular al Padre Varela. “¿Yo quiero ser soldado de Cristo. Mi designio no es matar hombres, sino salvar almas”?. A los 14 años era esto sólo un bello ideal, una aspiración y un programa; á los 65 era una cosecha, una victoria. Cumple á mi deber hacer esta franca y leal manifestación, velando por los fueros de la verdad y por el honor sacerdotal del Padre Varela, cuyos venerados restos tenemos aquí presentes; porque no ha faltado quien haya pretendido rebajar sus méritos como sacerdote católico, para presentarlo ante la Historia contemporánea simplemente como filósofo avanzado y educador. Ninguno de sus condiscípulos le aventajó en laboriosidad, y á todos so- brepujó en aprovechamiento y en virtud. A los 23 años de edad, ordenado ya de Diácono, se opuso á la cátedra vacante de filosofía en el Colegio Seminario, y fueron sus ejercicios tan bri- llantes, que el Sr. Obispo de la Habana en aquella fecha, el Ilustrísimo Se- ñor Dr. Juan José Díaz de Espada y Landa, de feliz recordación para todos los cubanos, dispensándole el requisito de la mayoría de edad, le confirió gustosísimo la disputada cátedra, en la que reformó los métodos entonces en uso para la enseñanza de la filosofía, limpiándola y expurgándola de las lo- gomaquias y vegetaciones parasitarias con que una ergotística rutinaria la tenía sofocada. Y para lograr mejor este difícil propósito, escribió en los Elencos de los cursos de los años 12 y 13, proposiciones en las que defendía abierta- mente la supremacía de la filosofía ecléctica sobre la escolástica. Escribió en latín dos tomos de Instituciones de Filosofía, y un tercer tomo en caste- llano, introduciendo atrevidamente una innovación que 80 años después había de proclamar necesaria el Exmo. Cardenal Mercier, quien á su vez, y esti- mando la reforma original, empezó á usarla hace algunos años en Malinas. La Filosofía del P. Varela es una verdadera restauración racional. Al- gún parecido encontramos entre el modo de raciocinar de nuestro filósofo, y el del insigne Balmes. Aunque no opinan lo mismo en algunas cuestiones fi- losóficas, ambos se asemejan en el atrevimiento analítico y en el empeño de escribir sin fórmulas. , LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 305 Supo también el P. Varela, secundado por el preclaro Obispo Espada, inyectar, si así puede decirse, las ciencias naturales en las doctrinas filosó- ficas, agrupando la Geografía, Botánica, Astronomía, Física y Química en el cuarto tomo de sus Instituciones, que debía estudiarse en el tercer curso de Filosofía, con lo que cupo al Seminario de la Habana la gloria de ser el primero de los Seminarios españoles en que se enseñaron dichas asignaturas, y aún la de haberse anticipado en esto á algunas Universidades. Con la decidida protección del Ilustrísimo Espada, fundó el P. Varela el primer gabinete de Física que hubo en la Habana, y que nosotros conser- vamos con orgullo en nuestro Seminario como valiosa reliquia. Todose stos trabajos que hubieran abrumado á otro espíritu menos ae- tivo que el suyo, le dejaban aún tiempo para consagrarse al ejercicio y práe- tica de su ministerio sacerdotal, especialmente á la Cátedra Sagrada en la que fué muy admirado . Bajo estas mismas augustas bóvedas resonó la elocuente palabra del celoso sacerdote, ahora hiriente como aguda espada de dos filos, ahora dulce é insinuante como amoroso silbo del Buen Pastor que llama á las ovejuelas triscadoras para conducirlas al redil, defendido de los asaltos de los ham- brientos lobos. Esta alma privilegiada amaba apasionadamente al Arte, ese fiel y dulce compañero del hombre, que se haya en todos los pueblos; ya indeciso, balbuciente, rudo; ya vigoroso, audaz, tocando en ocasiones la cum- bre de lo sublime; y su palabra sincera, ardiente y convencida no podía menos que inflamar á sus oyentes en el santo amor de Dios y del prójimo, principio y fin de toda la Etica de Varela, y de toda la moral cristiana. Predicaba siempre con llaneza, diciendo la verdad con toda clase de consideraciones; pero sin pusilanimidad y sin miedo á las censuras de los hipócritas. Algunos párrafos de sus sermones son de palpitante actualidad y lo serán eternamente, mientras existan en el mundo logreros é impíos. Oid la voz grave y severa del insigne Maestro en un discurso que pronunció en el Espíritu Santo con ocasión de unas elecciones. ““No consideréis otra cosa que el bien de la patria, y para conseguirlo, haced que la palabra de Dios sea la luz de vuestro camino, como decía el Profeta. Dejad todas las miras privadas que puedan presentaros como odiosos los ciudadanos más benemé- ritos, y como apreciables los más delincuentes..... Conservad la paz y el sociego público que debe caracterizar á un pueblo eristiano....Sacrificad vuestros intereses privados en obsequio de la sociedad.?? Y en otro lugar dice: *“Patriotas hay de nombre que no cesan de pedir la paga de su patrio- tismo, que lo vociferan por todas partes, y dejan de ser patriotas cuando dejan de ser pagados. ?? No es posible reseñar, dentro de los límites de este breve discurso, todas las obras literarias, filosóficas, religiosas, miscelánea filosófica, lecciones de filosofía, sermones, periódicos, estudios políticos, traducciones, ete., del in- signe Varela. Básteme el aseguraros que su vida fué una perpetua gesta- ción y un alumbramiento constante. Al frente de la Cátedra de Constitución; como miembro de la Real So- ciedad Patriótica de la Habana; como diputado á las Cortes españolas del año 22, es el P. Varela un verdadero ejemplar y prototipo de hombre de trabajo, genial é infatigable. 304 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA Vióse obligado á huir de Cádiz y refugiarse en Gibraltar, proscripto por Fernando VII, salvando milagrosamente su vida en un frágil bote cañoneado por la escuadra francesa, y, resuelto á separarse para siempre de las ingratas tareas de la política, que no era su” vocación, embarcó para los Estados Uni- dos de Norte América, llegando á New York á los 35 años de edad el 17 de Diciembre de 1823. Pensó el P. Varela fijar su residencia en Filadelfia en donde publicó los primeros números de *“*El Habanero??, publicación que por poco le cuesta la vida; pues de Cuba se envió un asesino pagado expresamente para matarlo, y por último se estableció definitivamente en New York. Aquí, en esta Ciudad, hoy una de las más católicas de Norte América, lo esperaba Dios para que desarrollase libremente aquella energía cristiana que dictó á sus labios de adolescente aquella sublime frase: “*Mi designio no es matar hombres, sino salvar almas. ?? En el año 1824 había en New York tres Iglesias católicas, servidas por seis sacerdotes y bajo la dirección de un santo Obispo, que supo apreciar todo lo que valían las apostólicas virtudes del P. Varela, al que admitió sin reparo como miembro de su Diócesis. En el año 1826 fué nombrado Teniente Cura de la Parroquial de San Pedro, puesto en el que trabajó con celo y sabiduría extraordinaria, captán- dose muy pronto la veneración y el cariño de sus feligreses, y la confianza y estima de sus superiores gerárquicos á los que trataba con grande y filial respeto. Como la Iglesia de San Pedro resultase demasiado pequeña para las ne- cesidades de los fieles, se acordó crear otra nueva parroquia; el P. Varela, ayudado por algunos de sus más desinteresados amigos adquirió en $19.000 la propiedad de la Iglesia del Cristo, de la que fué nombrado Pastor. Inmediatamente organizó escuelas parroquiales para niños de ambos sexos y, considerándose padre de todos sus feligreses, comenzó á socorrerlos dándoles todo lo que poseía y todo lo que sus amigos le mandaban. Era sin- gularmente amigo y servidor de los pobres. Los visitaba con frecuencia, los instruía pacientemente y los socorría con generosidad inagotable. Muchos de los santos hechos del P. Varela parecían en estos tiempos de egoismo absolvente y soberano una leyenda imaginaria. En el año 1832 apa- reció por primera vez en la América el terrible azote del cólera; entonces él solicitaba de las Autoridades, como gracia especial, le permitiesen la entrada en los buques apestados y, como dice uno de sus biógrafos, todo ese año vivió. en los Hospitales al cuidado y solicitud de sus queridos enfermos. Fundó un Asilo para niños huérfanos de padre; compró un templo que levantaban los Presbiterianos y que terminado por él recibió el nombre de Iglesia de la Tranfiguración, de la que fué él mismo Párroco, y en la que continuó su vida de caridad y de mortificación. No acudía solamente al alivio de las miserias de sus hijos, dándoles lo que le sobraba, sino que se deshacía hasta de lo más necesario. ““Nunca le podían dejar reloj, ni ropa de cama, porque todo lo daba á los pobres; y para que no se lo impidiesen por la puerta, convidaba por la ventana, y por allí tiraba cuanto tenía, y se mortificaban los sirvientes cuando iban á su cuarto, £ y le encontraban sin ropa de cama, ó sin otras cosas. ??” LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 305 ““Regalaba el servicio de plata de su mesa y, como unos amigos que lo advirtieron, le obsequiasen con uno nuevo de plata fina, hizo lo mismo que con los que él poseía. ”?” No acabaríamos nunca de enumerar las grandes obras de caridad del vir- tuoso sacerdote cubano, cuyo nombre era pronunciado con religioso respeto por todos los que le conocían. Y hay que advertir que el mayor número de sus obras de misericodia y caridad, celosamente escondidas por su profunda humildad, solo fueron sa- bidas por Aquel que nada ignora. - Y, mientras su corazón florecía como un jardín primaveral con las obras de amor al prójimo, engendraba su esclarecida inteligencia nuevos hijos in- mortales. Un catecismo para sus escuelas; opúsculos de controversia reli- giosa con los protestantes, á los que rindió de palabra y por escrito; redac- ción de varios periódicos, predicación, correspondencia, las Cartas á Elpidio, y otros muchos escritos sobre diferentes materias prueban la intensa activi- dad de nuestro P. Varela en esta fecunda época de su vida. No resisto al deseo de repetiros algunas hermosas sentencias que Va- rela escribió en el primer tomo de sus Cartas á Elpidio. “No ignoras que circunstancias inevitables me separan para siempre de mi patria; sabes también que la juventud á quien consagré en otro tiempo mis desvelos, me conserva en su memoria, y dícenme que la naciente no oye con indiferencia mi nombre. Te encargo, pues, que seas el órgano de mis sentimientos, que procures de todos modos separarla del escollo de la irreli- giosidad. Si mi experiencia puede dar algún peso á mis razones, diles que un pobre, de cuya ingenuidad no creo que dudan, y, que por desgracia, ó por fortuna, conoce á fondo á los impíos, puede asegurarles que son unos des- graciados, y les advierte y suplica que eviten tan funesto precipicio. Diles que ellos son dulce esperanza de la patria, y que no hay patria sin virtud, ni virtud con impiedad.?? Y, juntando su amor á la patria con su fé en la religión, terminaba su carta con estas tiernas y conmovedoras palabras: ““La naturaleza en sus im- prescriptibles leyes, me anuncia decadencia, y el Dios de bondad me advierte que va llegando el término del préstamo que me hizo de la vida. Yo me arrojo en los brazos de su clemencia, sin otros méritos que los de su Hijo, y, guiado por la antorcha de la fé, camino al sepulero, en cuyo borde espero, con la gracia divina, hacer con el último suspiro una protestación de mi firme creencia, y un voto fervoroso por la prosperidad de mi patria.”” ¡Dios haga que las lecciones contenidas en esas suaves y profundas palabras sean por todos nosotros aprovechadas! El genio pertenece á todos los pueblos, y, como el sol, alumbra y vivi fica á todas las almas. Por eso los hombres de genio no suscitan envidias y en donde quiera que esparcen su luz y su calor, son admirados y engran- decidos. Los Estados Unidos confirieron al P Varela altos honores, discer- niéndole una de sus Universidades el grado de Doctor en Teología, y en- tregándole dos veces la representación de la Diócesis de New York en los Joncilios Nacionales tercero y sexto. Fué nombrado Vicario General de New York en 1837, cargo que desempeñó con admirable sabiduría y acierto 306 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA hasta su fallecimiento. Rechazó todos los honores con que le brindaban sus superiores gerárquicos, incluso la alta dignidad de Episcopal. No quería recompensas en la tierra. Otra corona que la que tejen los hombres, caduca y mentirosa, esperaba él de su buen Dios á quien con tanta pureza y amor había servido tantos años. La hora suprema en que el hombre va á entrar á través del túnel de la muerte en la insondable eternidad, se aproximaba, enviando como heraldo amigo á una enfermedad de carácter asmático, contraída en sus trabajos apostólicos. Aconsejado por sus médicos, é instado por sus amigos, fué á San Agus- tín de la Florida, esperando que la benignidad de aquel tibio cielo le devol- viera la salud. Ciertamente se repuso lo suficiente para engañarse creyén- dose curado, y vuelto á su Parroquia, se entregó con el ardor de siempre á sus trabajos de evangelización y de caridad. Pero habiendo persistido la enfermedad, vióse obligado á regresar á la Florida por segunda y tercera vez. En el año 1850 ya no podía acostarse, y apenas si le era posible des- cansar unos instantes reclinado en un sillón. La muerte rondaba en derredor de aquella preciosa existencia que se había gastado pródigamente en obras de justicia y de amor. Y, á fin de que no le faltase la aureola de todos los grandes, hallóse en los dos últimos años de su vida, pobre, solo y olvidado, sin culpa de nadie, pero olvidado, sin más consuelo en la tierra que el que le proporcionaba su conciencia sin mancha y su estimado y caritativo compañero el P. Aubril en cuya casa se albergaba. El que había sido padre, maestro y amigo de la generación más brillante que ha nacido en Cuba. El que enseñó á ser buenos y sabios á Saco, Esco- bedo, Del Monte, Govantes, Luz y Caballero, González del Valle, ete., fué encontrado por uno de sus antiguos discípulos, extendido sobre el sofá, man- teniéndose con cierta inclinación por medio de tres almohadones, agobiado bajo el peso de una vida rica y fecunda llena de merecimientos, y esperando la hora, para él consoladora, del tránsito hacia la eternidad. - Cuando estas noticias se supieron en la Habana, se apresuraron los dis- cípulos y amigos del virtuoso sacerdote, á remediar tan triste situación, á cuyo efecto, comisionaron al señor José María Casal, para que visitase al ilustre enfermo y atendiese á todas sus necesidades. Pero la muerte no es- pera, no admite dilaciones, y los consuelos y la limosna de la amistad llegaron tarde á San Agustín de la Florida. El día 23 de Febrero del año 1855, partió de la Habana el comisionado por aquellos nobles y generosos amigos del ejemplar sacerdote, quien había espirado plácidamente el día 18 del mis- mo mes. Fué su muerte eco fiel de su vida cargada de merecimientos, la muerte de un santo. ; Ahora, hermanos míos, con toda la piedad de que sean capaces vuestros corazones de hombre; con toda la unción religiosa de que sean capaces vues- tros corazones de cristianos; con todo el respeto que inspira un sol que se extingue; con todo el pavor que infunde el misterio insondable del sepulcro; recogeos en el santuario de vuestras conciencias para presenciar la divina despedida que un alma pura como un ángel, sacrificada como un mártir, fe- LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 307 cundada por toda la ciencia de su tiempo y por todos los doloridos anhelos de su pueblo, hace á la vida que se le escapa; y aprendamos de su cristiana resignación y entereza á morir la preciosa muerte de los justos. Llegado el momento supremo de recibir los últimos consuelos espirituales, y habiendo entrado en su humilde habitación su compañero el P. Aubril que Je llevaba el Santo Viático, aquella venerable figura, haciendo un supremo esfuerzo, se incorporó en su lecho de muerte, y mirando fijamente á la Hos- tia Santa, exclamó emocionado: “*Tengo hecha una promesa y debo cum- plirla. Protesto ante Dios y los hombres, que he creído siempre, y ereo firmemente que en esa Hostia Santa está real y verdaderamente el cuerpo y el espíritu de Nuestro Señor Jesucristo. ?? Un augusto silencio, solo interrumpido por los sollozos de los circuns- tantes, siguió á estas tiernas y conmovedoras palabras, y difundiéndose por el rostro del agonizante un divino resplandor de bienaventuranza, mientras los fieles elevaban sus fervorosas plegarias al Altísimo, contristados y abatidos, devolvió á su Hacedor el espíritu que de El había recibido, balbuceando aque- llas sublimes palabras del Mártir del Gólgota: ““Señor en tus manos en- comiendo mi espíritu. ?? ELOGIO DEL PADRE FELIX VARELA EN LA JUNTA DE EDUCACION DE LA HABANA POR EL DR. RODOLFO RODRÍGUEZ DE ARMAS y 1 El día 20 de Noviembre de 1788 nació en la Habana el ínelito varón Félix Varela y Morales, que tanta celebridad habría de alcanzar por sus ex- celsas virtudes, gran talento, extraordinaria cultura y probado patriotismo, un mes antes de comenzar el reinado de Carlos IV y un año antes de que el inolvidable General Don Luis de las Casas gobernase la isla, cuando en Cuba se respiraba un ambiente español y católico, y progresaba su pueblo por las eficaces medidas de una autoridad celosa de sus deberes y por los esfuerzos de algunos de sus hijos, ilustrados y patriotas. Como Félix Varela era hijo del Teniente de Infantería Don Francisco, y este oficial fué destinado con su Regimiento á San Agustín de la Florida, entonces posesión española, pasó á ella nuestro insigne patricio á los seis años de edad, regresando á la Habana á los catorce, para entrar en el Se- minario Ó Colegio de San Carlos y San Ambrioso, y consagrarse con afán al estudio de humanidades, latín y filosofía, porque ““quería ser un soldado de Jesucristo?”. El Seminario de San Carlos iba á ser el pedestal de su grandeza intelectual, y el centro desde donde esparciera las claras luces de su brillante espíritu, iluminando las conciencias de sus compatriotas con los destellos de su saber y educando con maestría á la ¡juventud habanera, no sólo con sus sabias enseñanzas, sino también con el ejemplo de las más aus- teras y preclaras virtudes. El seminarista Varela se distinguió siempre entre los mejores estudian- tes del Colegio, recibiéndose de Bachiller en Teología en 1808, y de diácono dos años después. En 1811 obtuvo por oposición la Cátedra de Filosofía del Seminario, siendo Obispo de la Habana el ilustre Don Juan José Díaz de Espada, cuya memoria veneramos los cubanos, quien concedió á Varela la dispensa de la edad que se requería para ser catedrático, creyendo sin duda que no debía impedir el desempeño de la cátedra, á un profesor de verda- dero valer, porque no fuese mayor de edad. Desde entonces el gran Obispo Espada fué protector y amigo del esclarecido Padre Varela, que se ordenó de Presbítero el mismo año en que obtuvo la cátedra de Filosofía. No solo en Filosofía, sino en Moral, Física, Química, Matemáticas, Len- gua Latina y Música demostró poseer grandes conocimientos el Padre Va- rela. Podemos decir que se adelantó á su tiempo, dentro del medio intelee- tual en que vivía, que era bien pobre por cierto. La Real y Pontificia Uni- versidad de la Habana, era una vetusta institución, donde no penetraban LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 309 aires de progreso, donde imperaba por completo la escolástica. El Seminario de San Carlos tenía un Reglamento más liberal que la Universidad, redac- tado en 1769 al ser reorganizado, y cuando el Obispo Espada rigió la dió cesis de la Habana, ese reglamento pudo dar sus naturales frutos, permitiendo á un profesor cubano como el Padre Varela, romper con la escolástica y adop- tar una filosofía ecléctica, basada en los principios modernos de la ciencia, afirmando Varela en unas proposiciones que redactó en 1812, *“*que lo que la Filosofía ecléctica quiere, es que tenga por norma la razón y la experien- cía, que aprendas de todo; pero que no te adhieras con pertinacia á nadie. ?? En un Elenco publicado el mismo año, dice el Padre Varela: “que la única regla para adquirir la verdad es el análisis mental; que el método cartesiano tenía que admitirse siempre, por cuanto no debíamos formar ¿juicio ninguno sin previa meditación””, y “*que la experiencia y la razón son las únicas fuen- tes ó reglas de los conocimientos.?? Esas proposiciones y ese Elenco, pueden leerse en la notable obra de José Ignacio Rodríguez, “Vida de Don Fé: lix Varela.?? En 1812 publicó el preclaro Varela los tomos primero y segundo, escritos en latín, de la obra Institutiones philosophiiae eclecticae, que comprendían uno la Lógica y otro la Metafísica. En 1813 publicó el tomo tercero y en 1814 el cuarto de esta obra, escritos ambos en castellano, comprendiendo la Etica y nociones de Matemáticas. Estos libros se han perdido y solo los conocemos por las noticias que de ellos dieron los ilustres escritores cubanos Don Antonio Bachiller y Morales y Don José Manuel Mestre. Según afirma el Sr. Bachiller, en sus Instituciones Filosóficas, el padre Varela, **sacudía el yugo aristotélico para sujetarse al de la razón”; y según dice el Sr. Mes- tre en su estudio “La Filosofía en la Habana”?, el tratado de Moral de Varela ““desmenuza una por una todas las objeciones que se han hecho al libre albedrío. ?? En 1816 publicó Varela un notable Elenco para los exámenes de ese año que inserta íntegro el Sr. Bachiller y Morales en sus Apuntes para la His- toria de las letras y la Instrucción Pública en la Isla de Cuba, en el cual dice que **la duda metódica es la que corresponde á los sabios””; que ““las disputas en forma escolástica, no traen utilidad, y las ciencias no deben nada á tantos siglos de ergos, como han puesto nuestros doctores??; y que ““los metafísicos han hecho de la Ontología un conjunto de sutilezas, y un gérmen de cuestiones inútiles. ?” Yo encuentro verdaderamente asombroso que un ¡joven de 24 ó de 27 años, sacerdote católico, educado en un Seminario de la Habana, sostuviera esas ideas que hemos entresacado de los primeros trabajos del Padre Varela, en los años de 1812 á 1816, cuando en España y en los países por ella domina- dos, imperaba avasalladoramente el escolasticiemo. No me atengo sólo á las afirmaciones de notables autores cubanos, como los citados señores Rodríguez, Bachiller y Mestre, al consignar estar reflexión. Los autores españoles más amantes de su patria, consignan el atraso de la Filosofía en España, á fines del siglo XVIII y principios del XIX. Aunque España había sido la patria del insigne Luis Vives, parecían olvidarlo por completo los españoles con- temporáneos de Carlos TV, para no acordarse más que de la Filosofía aristo- télica, de Santo Tomás, de Escoto y de Ocán. Los principios de Descartes, 310 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA Bacon, Newton, Locke, Hume, Leibnitz, Kant y otros filósofos que habían brillado en Francia, Inglaterra y Alemania eran desconocidos en España. Los profesores de esta nación no se acordaban de la razón y de la experiencia, cuando ya estaban preconizadas por la Filosofía europea. Los españoles es- taban entregados en materias filosóficas, á controversias sutiles, disputas va- cías y divagaciones sin sentido, como en plena Edad Media. El espíritu del estagirista flotaba en el ambiente intelectual español y lo llenaba por com- pleto. De las enseñanzas de Luis Vives, siendo español, no quedaban ni re- miniscencias en el alma de su compatriotas del sigblo XVIII. Los autores eubanos á que me he referido, Rodríguez, Bachiller y Mestre, no hacen citas comprobando sus afirmaciones respecto al estado de la ense- ñanza y los estudios filosóficos en España en la época del Padre Varela. Yo haré algunas para ¿justificar mi aserto. Sempere dice en su obra Monarquía española, ““que la Universidad de Salamanca excitada á reformar sus estu- dios, declaró en 1771, que no podía separarse del sistema peripatético, porque los de Newton, Gassondi y Descartes, no concordaban tanto con las verdades reveladas como el de Aristóteles??”. Yo no quiero insertar en este estudio muchas citas que hace el gran pen- sador inglés Buckle, en su magnífica obra Historia de la civilización en Ingla- terra, porque no digan algunos que sólo bebemos en la fuente de un escritor que trató á España con señalada hostilidad. Invocaré en cambio á D. Mo- desto Lafuente, quien en la página 136 del tomo XV de su Historia de España, refiriéndose á los progresos de ésta en el reinado de Carlos III, dice: *“No fué en verdad la Filosofía la ciencia en que se hicieron más adelantos en este reinado, bien que era bien difícil su reforma, porque tal vez en ninguna parte se hallaba tan atrasada como en España, ni en parte alguna acaso, se pon- drían los reparos y obstáculos que aquí pusieron la ignorancia y la preocupa- ción cuando se trató de acomodar su enseñanza á los adelantos filosóficos de otros países??. Como deseo siempre mostrar la mayor imparcialidad en mis apreciacio- nes, consignaré en este trabajo, que en España hubo á fines del siglo XVIII un profesor de Filosofía experimental D. Antonio Solano, citado por el inglés Townsenden, en su Journey through Spain in 1786; pero á quien nadie hacía easo; y que según afirman Lafuente y Ferrer del Río, el historiador de Carlos TIT, en ese tiempo D. Juan Francisco de Castro, Fray Fernando de Ceballos y D. Antonio Javier Pérez y López, publicaron obras acogiendo ideas de la nueva Filosofía, sin romper con el catolicismo. En el reinado de Carlos TV fué mayor si cabe el atraso de la Filosofía en España; como dice Ticknor en su Historia de la Literatura Española, ““la opresión civil, política y religiosa, comenzó á pesar bajo sus formas más detestables sobre el país todo entero””. Nada comprueba mejor la situación del intelecto español en esa época triste, que la nefanda circular del ministro Caballero á las Universidades, en la que se dice que: ““Su Magestad no tiene necesidad de filósofos”?, y prohibe el estudio de la Filosofía Moral. Precisamente en esa época se educaba el Padre Varela en el Seminario de San Carlos. Nada tiene pues de extraño, que la Universidad Real y Pontificia de la Habana, estuviese entregada entonces á Aristóteles y los pe- ripatéticos. En honor del padre Varela, voy á consignar aquí otra reflexión LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 311 mía apropósito de la enseñanza universitaria en la Habana, en años muy cercanos al presente, cuando yo estudiaba primero y segundo curso de Me- tafísica. Los profesores que explicaban esta materia, solo exponían divaga- ciones ontológicas, derivadas de la antigua escolástica. No procuraban darle ningún carácter práctico á su enseñanza, no colocaban por encima de todo la razón y la experiencia, ni despertaban la reflexión de los alumnos con ob- servaciones propias, como hacía el padre Varela, al empezar el siglo XIX. En España algunos profesores seguían todavía en 1890, igual sistema que los de la Habana á que antes me refería, pero debo consignar en honor de Cuba y de España, que ya en el indicado año, el ilustre filósofo cubano Enrique José Varona, exponía con brillantez los principios de la Lógica y de la Psicología más recientes, siguiendo especialmente las últimas doctrinas de los psicólogos y tratadistas de Lógica ingleses y alemanes, y de los filó- sofos franceses, adelantándose á los españoles; y que Salmerón, Sanz del Río, Castro y otros, defendían con gran elocuencia la filosofía de Krausse, como el Dr. Luis Simarro propagaba la Psicología fisiológica desde la tribuna del Ateneo de Madrid y la prensa española. La enseñanza filosófica del padre Varela en el Seminario de la Habana, fué un modelo en su género, sorprendente en los años en que la ejercía, y que ojalá hubiera sido imitada mucho tiempo después en las Universidades de España y de la Habana. Comprendía además de la Lógica, la Moral y la Metafísica, ciencias naturales, como la Física y la Química. Con razón dice Bachiller y Morales que: “*los progresos de los otros países se oyeron y en- tendieron en aquella clase, y la Isla de Cuba supo entonces lo que era mecá- nica, hidrostática, hidráulica, galvanismo y astronomía. Para conseguirlo se trajeron aparatos y algunos de ellos se construyeron en la Habana, bajo la dirección del Padre Varela.?? José Ignacio Rodríguez dice que “á la clase de Varela concurría lo más notable de la Habana y de la Isla entera.?? El insigne José Antonio Saco afirma, refiriéndose á la clase de Varela, que las ciencias físicas estaban en la Habana *“á la misma altura que en las naciones más adelantadas de Europa”? Examinando los tomos segundo y tercero de las **Lecciones de Filosofía?” del Padre Varela, se comprueba que sus conocimientos en Física en esa época, no eran superados por los profe- sores de Francia, Inglaterra ó Alemania. En cuanto á sus ideas contrarias al escolasticismo, el Padre Varela las expone con el lenguaje más enérgico en su Miscelánea filosófica, publicada en la Habana en 1819, por vez primera, donde afirma que: ““las disputas es- colásticas son el teatro de las pasiones más desordenadas, el cuadro de las sutilezas y capciosidades más reprensibles, el trastorno de toda la Ideología; y que la razón reclama contra estas prácticas; la experiencia enseña que no han producido un solo conocimiento exacto, y sí muchos trastornos. ??” La Miscelánea filosófica del Padre Varela, comprende trabajos diversos; algunos originales, y los primeros capítulos, son extractos de la Lógica de Destutt Tracy, con notas en las que Varela refuta ó explica á Tracy. En 1818 publicó el Padre Varela en la Habana, el tomo primero de sus “Lecciones de Filosofía?” y en 1819 el segundo y los demás hasta el cuarto. En las ediciones que después se hicieron de esta obra en los Estados Unidos en 1824, 1828, 1832 y 1841, solo comprende tres tomos porque en el 312 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA primero se reunieron los Tratados “*De la dirección del entendimiento”” y ““Del hombre”?, que comprendían la Lógica, Metafísica y Moral, y los dos últimos tomos abarcan como en la primera edición, el tratado “de los cuerpos ó estudios del universo””, que comprende la Física y la Química. Esta es la mejor y más importante obra del Padre Varela. Los autores cubanos que han consagrado trabajos al filósofo cubano, como José Ignacio Rodríguez, Bachiller y Morales y Mestre, quienes mucho lo elogian, no han estudiado con detención la verdadera importancia de Varela en la Filosofía, ni han fijado con precisión los filósofos que más pudieron influir en sus ideas, pues solo nombran á Descartes. Séame permitido exponer brevemente mi opinión, á estos respectos, pero consignando antes que he escrito este trabajo á la carrera, para leerlo como homenaje dedicado á la memoria del ínclito Padre Varela, con motivo del traslado de sus sagrados restos de San Agustín de la Florida á su ciudad natal, puede fácilmente incurrir en errores de apreciación, máxime cuando apenas tengo tiempo para comprobar mis juicios, acudiendo á las obras de los filósofos que cito, y tengo solo que confiar en mis anteriores lecturas de obras de Filosofía. El Padre Varela no fué en mi concepto un filósofo original que brillara exponiendo un nuevo sistema propio de Filosofía. Su nombre en la Historia de esta ciencia no aleanzó la altura de Descartes, Spinoza, Bacon, Newton, Leibnitz, Locke, Kant, Krause, Hegel, Darwin, Comte, Littré y Spencer. El Padre Varela se limitó á exponer ideas de otros filósofos, explicadas con ob- servaciones propias que demuestran su talento y buen juicio. Sus Lecciones de Filosofía prueban que fué un buen expositor, un buen tratadista, un autor didáctico de grandes cualidades, para que su obra sirviera admirablemente á la enseñanza de la juventud. Su principal mérito intelectual consiste en haber roto con las tendencias atrasadas que predominaban en España y los países que de ella dependían en materia filosófica, proporcionando á los cu- banos una enseñanza en extremo provechosa, porque era la primera que le- vantaba en Cuba los tupidos velos de la ignorancia, que disipaba las tinieblas que envolvían al espíritu cubano, y abrían para él los desconocidos horizontes de la ciencia, ocultos por el peripato imperante y un tejido espesísimo de intolerancia, preocupaciones y medidas absurdas del despotismo guberna- mental. Para ser justo, no puedo proseguir mi trabajo, sin dedicar el elogio más entusiasta al eximio y bondadoso Obispo Espada, á quien tanto debe Cuba, euyo espíritu culto y liberal apoyó con la mayor decisión la obra educativa del Padre Varela, debiendo él por tanto, compartir siempre con éste las me- recidas celebraciones que le dediquen los cubanos. En el siglo XVIIT la Filosofía siguió derroteros muy diversos. Uno de ellos fué el cristiano racionalista que arrancaba de las doctrinas expuestas por Descartes en varias obras y por Newton en su admirable obra “*Philo- sophiae naturalis Principia”?. Yo ereo que esa dirección fué la que siguió el Padre Varela, en lo que él llamó sus sistema ecléctico, harmonizándola con la tendencia sensualista moderada representada por Locke. La tendencia materialista y atea representada por Voltaire, Diderot, D”Alembert y demás enciclopedistas, no ejerció la menor influencia en el espíritu católico y ere- LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 315 yente del Padre Varela. Rousseau con sus ideas igualitarias y su pacto social, el sensualismo exagerado de Condillac, y el escepticismo de la Filosofía francesa del siglo XVIII, no podían ser aceptados por el Padre Varela. Los principios racionalistas del gran Descartes, que admitieron príncipes de la Iglesia como Bossuet y Fenelon, y los experimentales del eximio New- ton, que no estaban reñidos con las creencias religiosas ni con los dogmas católicos, porque como decía el Padre Varela, “la fé había que reservarlas para las cosas divinas y la razón y la experiencia para las humanas”?, fueron á mi juicio, los que más influyeron en las ideas del filósofo cubano, quien constantemente en sus obras encomia con entusiasmo los principios de Des- cartes y Newton. Me parece que Locke, Condillac, Gassendi, Víctor Cousin y Destutt Tracy, influyeron también en la mentalidad de nuestro filósofo Va- rela, que revela en sus libros la tendencia ideológica de Destutt Tracy y el eclecticismo espiritualista de Cousin, además de la influencia cristiana racio- nalista y la sensualista de Locke. El filósofo Condillae recorrió dos etapas en la formación de su sistema sensualista. La primera etapa la sintetiza su obra “Ensayo sobre el origen de los conocimientos humanos,”? publicada en 1746, y la segunda su libro Tratado de las Sensaciones, impreso en 1754. Condillac en el Ensayo sobre el origen de los conocimientos humanos, sigue las ideas de Locke, expuestas en la obra Ensayo sobre el entendimiento humano. Admite además de la sen- sación, la reflexión como fuente del conocimiento. Este sensualismo de Condillae, es parecido al de Locke, y nuestro filó- sofo Varela se orientó en esa dirección, sin romper con el racionalismo cris- tiano; pero Condillae avanzó después en su sensualismo, admitiendo en el Tratado de las Sensaciones, que la sensación es la única fuente del conoci- miento, que la atención es sólo una sensación dominante; que el ¿juicio y el razonamiento son combinaciones de sensaciones, y el yo la suma de las sen- saciones presentes y de las que la memoria retiene. Este aspecto de las doctrinas de Condillac, que conduce al materialismo, tenía que ser rechazado por el Padre Varela, quien expone ideas muy di- ferentes á esas de Condillac, respecto á la atención, el juicio y el razona- miento, en su Lecciones de Filosofía y en su Miscelánea Filosófica. Creo pues conveniente precisar los dos aspectos distintos del sensualismo de Condillae: uno, semejante al de Locke, que influyó en el Padre Varela, como lo prueba su segunda lección de Filosofía, titulado modo de corregir las operaciones intelectuales; y otro más avanzado, que destruye las opera- ciones que ejerce el entendimiento, y todo lo reduce á las sensaciones, que lejos de aceptar, refutó el Padre Varela, y victoriosamente, en mi concepto. El Padre Varela encaja dentro de las corrientes espiritualistas, que si- guieron en Francia en la época en que él vivió, Royer Collard y Víctor Cousin. Royer Collard se encargó de la cátedra de Filosofía en la Facultad de Letras de la Sorbona el año 1811, el mismo año en que Varela obtuvo la cátedra del Seminario de San Carlos; y Víctor Cousin sucedió á Royer Collard en 1815, en la cátedra de la Sorbona. Victor Cousin el jefe de la escuela ecléc- tica, se empeñó en empresas de Filosofía eclécticas más vastas que la de nuestro Varela, pretendiendo unir las ideas de Descartes, de Kant y de la Filosofía escocesa. Varela y Vietor Cousin fueron coetáneos. 314 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA Yo encuentro semejanzas entre Varela y Cousin. Ambos son espiri- tualistas, perseguían los dos un eclecticismo filosófico y sentían igual en tusiasmo por las ideas renovadoras de Descartes. Victor Cousin llegó á de fender la alianza de la filosofía y la religión, principio que tenía que ser acogido con calor por el Padre Varela, y al cual demostró rendir devoción el filósofo cubano, en sus obras, sus enseñanzas y en toda su ejemplar vida. Saco nos dice que Varela recibía revistas y libros de Europa y estaba al eo rriente del movimiento científico de su época. Es indudable que debía eo- nocer bien el eclecticismo de Cousin. La influencia del Padre Varela como educador y filósofo en la sociedad cubana fué inmensa, al extremo de que el preclaro José de la Luz y Caba- llero escribió refiriéndose á él: ““que mientras se piense en Cuba se pensará con veneración y afecto en quien primero nos enseñó á pensar. ?? Antes del Padre Varela se desconocía en Cuba la fuerza y valor de la razón yde la libertad de pensar. Sólo el padre José Agustín Caballero, pre- cedió á Varela en la labor de iluminación de la conciencia cubana. Después de Varela, los cubanos que brillaron por su inteligencia y saber, como Saco, Luz y Caballero, Escobedo, Domingo del Monte, Govantes y González del Va- lle fueron discípulos del eximio maestro que derramó la simiente de la cul- tura en una tierra fértil y ávida de esplendor con luz propia entre los países civilizados del orbe. 10 El Padre Varela brilló como orador sagrado y académico pronunciando varios discursos en los que resultan su buen gusto literario y su estilo levan- tado. Podemos citar á este respecto, los elogios que hizo desde la tribuna sagrada del Rey Carlos IV y del Intendente Don José Pablo Valiente. En la Real Sociedad Patriótica, después Económica, de la que fué socio de mé- rito, hizo Varela el elogio de Fernando VII. Estos elogios del Padre Varela son notables diseursos, así como el que leyó al ser admitido en la Sociedad Patriótica. El de Fernando VIT empieza con una magnífica descripción de lo que la naturaleza hizo por Cuba. Los elogios de Carlos IV y de Valiente tienen párrafos magistrales. No debe extrañarnos que el Padre Varela de- dique frases encomiásticas á Carlos IV y á Fernando VII, pues él era un sa- cerdote que dependía de la autoridad eclesiástica, y además en tiempo del absolutismo de Fernando VII se dictaron muchos decretos favorables al pro- greso de Cuba, mientras que en períodos liberales paraEspaña se maltrató á Cuba. Por esta causa resulta que los autores cubanos hablan de los gobiernos de España de muy distinta manera que los españoles. El despotismo y la opresión del gobierno de Fernando VII en España, son dignos de la censura de la Historia, pero en cambio en su reinado se desestaneó el tabaco y se “ abrieron los puertos de Cuba al comercio extranjero, y se dictaron otras medidas que favorecieron el desarrollo de la riqueza cubana. No obedecían por tanto á servil rebajación, las frases que dedica el Padre Varela en loor de Fernando VII, de su padre Carlos TV y de España, en sus discursos, á raíz de las soberanas disposiciones beneficiosas á Cuba, sino al natural agrade- cimiento que en esos años debían guardar los cubanos á un gobierno que acababa de favorecer eficazmente el progreso de la Isla. LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 315 En sus discursos, en las Cartas á Elpidio y en algunos trabajos de la Miscelánea Filosófica, demostró Varela ser un escritor elocuente y brillante, un literato distinguidísimo, que manejaba muy bien la rica lengua castellana. En las Cartas á Elpidio, sobresale el Padre Varela como moralista, que com- bate con la energía de Bossuet la impiedad, y persuade con la dulzura de Fray Luis de Granada, inculcando á todos los lectores, las sublimes máximas de la moral evangélica. TIT VIDA POLITICA DEL PADRE VARELA Puede decirse que la labor política del ilustre Padre Varela, comenzó cuando se encargó de la Cátedra de Constitución el año 1821 en el Seminario de San Carlos. En el año 1820 estalló en España la revolución dirigida por el infortunado General Rafael del Riego, que logró implantar de nuevo en la Monarquía de Fernando VII, el régimen Constitucional. La Constitución de 1812 fué sancionada y promulgada en España y también en Cuba. Como por ella parecía empezar para la colonia un régimen de libertades políticas, disfrutando de representación en las Cortes españolas, los patriotas haba- neros pensaron enseguida establecer una catedra constitucional que ilustrase al pueblo en materia política. El Obispo Espada autorizó el establecimiento de esa Cátedra en el Seminario, y habiéndose preparado para desempeñarla el Padre Varela, se hizo cargo de ella en Enero de 1821, desempeñándola solo tres meses, porque ya en Abril de ese año tuvo que embarcarse para España, por haber sido elegido Diputado á las Cortes del reino por la Isla de Cuba, en unión de los señores Don Tomás Gener y Don Leonardo Santos Suárez. El Padre Varela en la Cátedra de Constitución y en las Observaciones que publicó, comentando la que regía en España, ilustró 4 nuestro pueblo en asuntos políticos, tan importantes como los referentes á soberanía, libertad, igualdad, objeto de las constituciones, división y atribuciones de los poderes, Cámaras legislativas, Ayuntamientos y Juntas Provinciales. La sublevación del general Riego ejerció influencia extraordinaria en la vida del eminente educador cubano. Le apartó de sus tareas educativas y le lanzó inesperadamente en el espinoso campo de la política, abriendo para él una era de amarguras, cerrándole el camino de su tierra natal, pero hacién- dole adquirir más méritos y aumentando el caudal de sus servicios á la patria, porque el filósofo y el educador ilustre, iba á convertirse por los azares de la suerte y el despotismo de un gobierno absoluto, en el patriota esclarecido que sufre el destierro, persecuciones, dolores y tristezas por haber representado dignamente á su país en las Cortes españolas, poniéndose al lado de los de- fensores de la libertad y de la constitución, y que en vista de los desengaños recibidos, piensa en la conveniencia de libertar á su pueblo, aunque fuera por una revolución, del régimen que le subyugaba. De este modo el Padre Varela perdió la tranquilidad y el reposo que disfrutaba en la cátedra del Seminario, pero ganó títulos nuevos á la gra- titud del pueblo eubano y á la inmortalidad en la Historia, por haber figurado entre los precursores de los que han creado la nacionalidad cubana. En TN LOS RESTOS DEL PADRE VARELA En las Cortes de 1822 á 1823, fué el Padre Varela un Diputado labo- rioso y elocuente que tomó parte activa en sus trabajos. Habló muchas veces en sus sesiones con facilidad y buen juicio. En unión de los señores Santos Suárez y Cuevas presentó el Padre Varela una proposición á las Cortes, que se aprobó, ““pidiendo se nombrase una comisión que propusiera lo que convenga á las circunstancias particulares de aquellos países lejanos. ?? Se refería á los de Ultramar. Se sabe que el Padre Varela redactó en cum- plimiento de esta comisión, un proyecto adecuado, que fué presentado á las Cortes, y archivado, porque el insigne José Antonio Saco consignó en uno de sus trabajos, que “Varela y Suárez en unión de otros Diputados peninsula- res sometieron á las Cortes un proyecto de Ley que alterando profundamente la índole de las diputaciones provinciales de Ultramar, proponía revestirlas hasta de atribuciones políticas, en que se las autorizaba no solo á suspender el cumplimiento de las leyes que en la metrópoli se hiciesen contra los inte- reses de aquellos países, sino aún para suspender á los gobernadores que abusasen de su poder. Al redactar el Padre Varela este proyecto de Ley, aparece como uno de los preecusores del movimiento autonomista cubano, que más tarde quiso ob- tener derechos, libertades y personalidad política para Cuba; aparece Varela como un Diputado patriota, cumplidor de su deber, defensor del pueblo cu- bano en las Cortes de España, que desea lograr para su país un régimen de Gobierno propio, que le garantizara contra las extralimitaciones de la me- trópoli, y contra los abusos del que ejerciera el poder en la colonia. En 1823 la Santa Alianza de los reyes europeos iba á interrumpir el desenvolvimiento liberal y constitucional de España. Francia se encargó de ejecutar los designios de la Santa Alianza, restableciendo el absolutismo en España. El Duque de Angulema con los Cien mil hijos de San Lwis, invadió á España. Los defensores españoles de la Constitución, no tenían fuerzas suficientes que oponer á los franceses mantenedores del absolutismo. Las Cortes con el Rey se trasladaron á Sevilla, reanudando aquellas sus sesiones en Abril de 1823. El Padre Varela asistió á esas sesiones. Los franceses entraron en Madrid y pasaron á Andalucía. Entonces las Cortes acordaron trasladarse á Cádiz. Fernando VIT no quería hacerlo, y en vista de la resis- tencia del monarca, á propuesta de Antonio Alcalá Galiano, acordaron las Cortes nombrar una Regencia que resumiese las facultades del poder eje- cutivo, y realizase la traslación del Rey, la familia real y de las Cortes. El Padre Varela fué de los Diputados que votaron á favor de esta pro- posición. El Gobierno y las Cortes con el Rey se trasladaron á Cádiz, ciu- dad que pocos días después fué atacada por los franceses. Fernando VII en Cuanto estuvo en el campamento del duque de Angulema, anuló todos los actos del Gobierno constitucional y restableció el absolutismo. Los se- senta y seis diputados que votaron por la Regencia, fueron condenados á muerte y confiscación de bienes, por la Audiencia de Sevilla. El Padre Va- rela huyó á Gibraltar y allí se embarcó para New York, á donde llegó en Di- ciembre de 1823, proserito y condenado para encontrar hospitalidad en la tierra libre de Norte América, baluarte de la democracia. De New York se trasladó Varela á Filadelfia, donde publicó los tres primeros números del periódico “El Habanero”?. Los cuatro últimos nú- — LOS RESTOS DEl. PADRE VARELA 31 meros los publicó al regresar Varela á New York. Mejor que periódico me- rece ““El Habanero””, el nombre de “*Revista”?. Jl Habanero circuló en Cuba y fué prohibido por el Gobierno. Al llegar á los Estados Unidos el Padre Varela, solo había sido un político liberal que deseaba un gobierno au- tonómico para Cuba. Después, como lo prueban sus artículos del “*Haba- nero??, se convirtió en defensor de la independencia de la Isla, ocupándose del estado político de la misma, de las conspiraciones y sociedades secretas que en ella había, del amor que sentían los pueblos americanos por su inde- pendencia, de las revoluciones que podían desarrollarse en Cuba, ya por le- vantamiento de sus habitantes ó por la invasión de tropas extranjeras, del problema de que si Cuba necesitaba del auxilio de Colombia ó México para hacerse independiente, y de otro de tanta ó mayor trascendencia, como era el de que si la Isla de Cuba necesitaba unirse á alguno de los gobiernos del continente americano para emanciparse de España. Basta enunciar los asuntos que trató el Padre Varela en ““El Habanero?”, para que se comprenda que estaba identificado en ese período de su vida, con los primeros patriotas cubanos que trabajaron por la independencia de Cuba. Cuantos conozcan la historia patria en el período agitado y tormentoso de 1822 á 1826, saben que en esta época se formó la conspiración de los soles y rayos de Bolívar para lograr la independencia de Cuba con el auxilio del Gran Libertador sud-americano; que la conspiración fué descubierta y Cas- tigados los patriotas, sufriendo éstos: las persecuciones del Gobierno, siendo la víctima más ilustre el primer poeta de América, el eximio José María He- redia, que tuvo que huir á los Estados Unidos. En los años siguientes, patriotas eselarecidos como los hermanos Antonio y José Aniceto Iznaga, Agustín Arango, Fruetuoso del Castillo, Antonio Miralla y el insigne escritor Gaspar Betancourt Cisneros, fueron á Colombia, á pedirle á Simón Bolívar que libertase á Cuba del dominio español. Sabido es que el Libertador aca- rició ese proyecto algún tiempo, que reunió el Congreso de Panamá que debía tratar de él, pero desistió de realizarlo, principalmente por la oposición de los Estados Unidos, manifestada en un Mensaje de su Presidente en 1826. Los trabajos del Padre Varela en **El Habanero”?”, reflejan el estado de ánimo de los cubanos que en esa lejana época querían independizar á Cuba de España. Ellos fueron los iniciadores de una gran idea, los primeros que se consagraron á un ideal altísimo, que lucharon por convertir á la colonia en nación soberana. Entre esos precursores de la independencia, figuró el Padre Varela, no porque combatiese ó trabajase materialmente por ella, sino porque estudió los asuntos que atraían la atención de los patriotas, aportó á su solución las luces de su inteligencia y demostró que las fibras de su corazón generoso latían con fuerza á impulso del sentimiento más digno, del amor á la patria. Por eso los cubanos más irreductibles á España, como el incan- sable luchador José Aniceto Iznaga, veneraban al Padre Varela, y conser- varon en la memoria siempre su recuerdo, como el de un gran patriota, y no solo como el de un gran educador, filósofo y sacerdote insigne. 318 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA IV El Padre Varela ejerció en los Estados Unidos un verdadero apostolado en favor de la religión católica. El primer cargo que desempeñó fué el de Teniente Cura de la Iglesia de San Pedro, con extraordinario celo y ver- dadera abnegación. Ll Padre Varela compró después con su dinero y el de varios amigos la Iglesia de Cristo, á cuyo frente se puso, y más tarde rigió la Iglesia de la Transfiguración, publicó diversos ensayos en favor del catoli- cismo, sostuvo una discusión pública en un templo protestante defendiendo los dogmas católicos y polémicas por escrito, redactó el periódico “Expositor Católico?” y las *“Cartas á Elpidio”” sobre la impiedad, la superstición y el fanatismo, combatiendo estos tres males sociales; se consagró al ejercicio de la caridad cristiana en el Asilo de viudas y sus hijos, que fundó en New York, daba á los pobres cuanto tenía y guiaba á los fieles, que lo idolatraban, con sus consejos. En las ““Cartas á Elpidio”” demostró el Padre Varela ser un admirable escritor apologético defendiendo con acopio de razones, lenguaje elocuente y las galas de su estilo brillante, el verdadero sentimiento religioso y los dogmas del catolicismo, y combatiendo enérgicamente la superstición y el fanatismo, considerándolos como extravíos de la verdadera religión, muy perjudiciales á la sociedad. Los méritos y los servicios del Padre Varela al catolicismo en los Es- tados Unidos, fueron al fin reconocidos, eligiéndosele para representar á la Diócesis de New York en los concilios celebrados en Boston y en Maryland, y nombrándosele Vicario general de la expresada Diócesis en 1837. La en- fermedad obligó al abnegado sacerdote de Cristo, á establecerse en la ciudad de San Agustín de la Florida, en los últimos años de su existencia. En ella falleció el 18 de Febrero de 1855 el virtuoso sacerdote, cuya santa vida honra á la Iglesia católica americana, y cuyos preciados restos después de transcurrir tantos años, al ser conducidos hoy á la patria amada, han avivado el senti- miento nacional, uniendo á todos los corazones cubanos para testimoniar su veneración á quien si no fué el más grande de los cubanos, como cree el señor José Ignacio Rodríguez, constituye una de las glorias más puras y legítimas de que puede enorgullecerse nuestra patria. Hace ya más de medio siglo que las sombras de la muerte envolvieron el cuerpo del preclaro Padre Varela; durante ese tiempo sus sagrados restos han reposado en la tierra libre y generosa que le dió hospitalidad en los úl- timos treinta años de su fecunda vida, cuando le arrojó de su patria, que tanto amó, el despotismo de un gobierno absoluto; hoy que Cuba forma una nación independiente, recibe con recogimiento, respeto y veneración los restos de su excelso hijo, á quien estima uno de los más grandes por su mentalidad poderosa, virtudes ejemplares y patriotismo acendrado; á quien el pueblo cubano ha levantado un altar en su corazón, demostrando que sabe rendir £ devoción áÁ sus varones ilustres. El hecho de que la memoria del Padre Varela, tenga poder para sacudir la conciencia nacional cubana y agrupar al rededor de su nombre inmacu- lado á todos los elementos de nuestra sociedad, revela palpablemente al mun- do, que en el alma cubana laten los sentimientos más nobles y levantados, los LOS RESTOS DEL PADRE VARELA , 319 anhelos más vivos de testimonia+ su afecto, agradecimiento y admiración á los gloriosos intelectuales del pasado, que fueron los primeros en enseñar el camino del derecho, de la libertad y de la ciencia á un pueblo oprimido, que hoy se yergue vigoroso, dispuesto á perpetuar las conquistas alcanzadas, man- teniendo incólume los caracteres de su personalidad, en holocausto á sus in- signes hijos, que como el Padre Varela, tanto lucharon por su progreso y mejoramiento. HOMENAJE AL PADRE VARELA EN LA SOCIEDAD ECONOMICA Dr. Manuel Valdés Rodríguez, Secretario de la Sociedad Eco- nómica de Amigos del País de la Habana. Certifico: Que de los Libros de Actas, Comunicaciones y Re- oistros de esta Corporación, constan los siguientes hechos : Primero.—Que en ocho de Noviembre de la fecha, el Sr. Rai- mundo Cabrera, Presidente de la Corporación y de su Junta de Gobierno, con noticias de que en la mañana del siguiente día nueve debían llegar á la Bahía los restos del P. Varela, bajo la custodia del Dr. Manuel Landa, Presidente de la Audiencia de Pinar del Río, Cuba, mandó constituir una Comisión compuesta de los si- guientes Amigos: Sres. Raimundo Cabrera, Presidente; Manuel Fernández Mojardín, Contador; Tesorero, Sr. Antonio González Curquejo; Vocal, Sr. Marqués de Esteban, y Manuel Valdés Ro- dríguez, Secretario, para que, personándose en la Casilla de Pasa- jeros de la Capital, se incorporara al Comité presidido por el Dr. Diego Tamayo, iniciador de la empresa de traer al seno de la Pa- tria, los restos mencionados del egregio educador, patriota y ciu- dadano. Segundo.—Que en la mañana del día nueve, la Comisión ex- presada, cumplió con el encargo recibiendo los restos y acompañán- dolos á la Junta de Educación de la Habana, en cuyo local fueron expuestos. Tercero.—Que en la tarde de aquel mismo día y en el siguiente, la comisión aludida concurrió á la Junta que había convocado el Comité para discutir y acordar todos los particulares relacionados con las exequias que debían tributarse á los restos del P. Varela hasta descansar en el lugar que se acordase definitivamente. Cuarto.—Que nombrado un Comité Ejecutivo que entendiera en la redacción del programa que había de regir el propósito men- LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 321 cionado, el Sr. Raimundo Cabrera, Presidente úe la Corporación, fué en este concepto nombrado Vocal del Comité. Quinto.—Que en el día doce de Noviembre, la Presidencia de la Corporación mando citar á Junta extraordinaria de Gobierno, conjuntamente con la general, para el quince, á fin de dar cuenta de las medidas adoptadas hasta entonces y acordar el homenaje que la Corporación había de rendir á los restos del P. Varela. Sexto.—Que constituída la Junta, el día quince, á las 8 Y p. m., en la casa Galiano 79, morada de la Presidencia, concurrie- ron los Amigos del País en crecido número, y expuesto por la Pre- sidencia el objeto de la Junta y ampliamente discutidos los parece- res de los Sres. Vocales, se acordó por unanimidad : 1.2 Aprobar todas las medidas adoptadas por la Presidencia del Sr. Raimundo Cabrera, en todo lo relativo á su gestión en los homenaje que han de tributarse al P. Varela. 2. Aprobar la designación del Sr. Rafael Montoro, Presi- dente que ha sido de la Corporación y su Socio de Mérito, para ha- cer el elogio del P. Varela el día diez y ocho dei próximo Sábado, en los salones de la Biblioteca del edificio social, Dragones 62. 3.2 Hacer una selecta invitación en orden á dicho acto so- lemne. 4. A propuesta del Dr. Ortiz, Presidente de la Sección de Educación, dar instrueciones á los Directores de las Escuelas de la Corporación, para explicar en las aulas la significación del sabio maestro y ejemplar patriota y sus servicios á la causa del País y á la Corporación. 5. Nombrar una Comisión compuesta de los Sres. Eligio N. Vilavicencio, Primer Vice-Presidente; Rodolfo Rodríguez de Ar- mas, Aurelio Melero, Claudio Mimó y Julio J. Cisneros, para co- municar estos acuerdos á la Presidencia del Comité encargado de honrar la memoria del P. Varela. Séptimo.—Que en la propia Junta, el Secretario dió lectura á la siguiente moción, cuyo término literal fué el siguiente: Habana, Noviembre 14 de 1911. A LA JUNTA DE GOBIERNO Resultando: Que los esfuerzos reiterados de numerosos cuba- nos en distintas épocas y el anhelo general de nuestro pueblo de trasladar á la PATRIA los restos venerados del Pbro. Félix Varela, 322 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA que yacían en suelo extranjero, se han realizado, venciendo grandes dificultades y recabando de las autoridades y del pueblo de San Agustín de la Florida, la entrega de los amados despojos que ha- bían negado en épocas anteriores. Resultando: Que esos esfuerzos perseverantes y colectivos se han personificado en la acción laudable de un cubano meritísimo, el Ldo. Manuel Landa y en las iniciativas vigorosas del patriota Dr. Diego Tamayo. Considerando: Que con este hecho se ha realizado un servicio relevante al País y á esta Sociedad Económica, dados los empeños eminentes de Félix Varela en servicio de la Patria y la significación que tuvo en el seno de esta Corporación. Considerando: Que el artículo 12 de los Estatutos vigentes de- termina que sean Socios de Mérito los que por relevantes servicios merezcan tal distinción, previas las formalidades del caso. Los que suscriben proponen á la Junta de Gobierno y á la Junta general de Socios, que acuerde lo siguiente: 1.2 Un voto de gracias á todos los cubanos que han contri- buído á la traslación de los restos del P. Varela de San Agustín de la Florida á la Habana y singularizar este voto expresivo en honor del Ldo. Manuel Landa, cuya acción personal meritísima consumó tan patrióticos empeños. 2.2 Proclamar Socio de Mérito de la Sociedad Económica de Amigos del País al Dr. Diego Tamayo, no sólo para personificar en él el esfuerzo colectivo consumado, en obra de tanta significación ejemplar y patriótica, sino como reconocimiento de sus perseveran- tes iniciativas y sus relevantes prendas como ciudadano y amigo del país. Raimundo Cabrera, Antonio González Curquejo, Rafael Mon- toro, Fernando Ortiz, Eligio Nat. Villavicencio, Eduardo F. Pla, Antonio J. de Arazoza, Ramiro Cabrera, Esteban C. Comoglio. Octavo.—Que aprobada esta moción por unánime acuerdo de la Junta, vino á formar parte del programa de actos que debía realizar la Corporación el día diez y ocho, á las 8 Y p. m., en su edificio social. Noveno.—Que acto continuo la Presidencia convoca á sesión solemne en cumplimiento del acuerdo tenido, y con la siguiente orden del día: 1.2 Alocución de la Presidencia, alusiva al homenaje, que debía rendir la Corporación á uno de sus más distinguidos amigos. LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 323 2.2 Lectura por la Secretaría de documentos tomados de las Actas da la Corporación, relacionados con el P. Varela, Socio de Mérito de la Corporación. 3.2 Elogio del P. Félix Varela, á cargo del Sr. Rafael Mon-. toro, Socio de Mérito de la Corporación y su Presidente en ante- riores épocas. Décimo.—Que nombrada una Comisión para entender en la ejecución del acuerdo adoptado, arreglo y decorado del local, para que la solemnidad del acto estuviera en adecuada relación con él, se celebró la expresada sesión solemne en el día, hora y lugar pre- fijados. Undécimo.—Que por virtud de la amplia y selecta invitación hecha á la porción más distinguida de la Sociedad Cubana, pres- taron su concurso la Presidencia de la República, los Secretarios de Despacho, Autoridades Administrativas, Corporaciones docen- tes, Universidad, Institutos y Hscuelas, la Magistratura, Acade- mia de Ciencias y de la Historia, Sociedades regionales, tomando asiento las más distinguidas personalidades, Diputados, Senadores, Jefes de Administración, Representaciones de las Letras, Ciencias y Artes, y familias más distinguidas de esta Sociedad. Duodécimo.—Que á las 9 p. m. se abrió la sesión, pronuncian- do el Sr. Raimundo Cabrera el siguiente discurso: Señoras y Señores: La Sociedad Económica y de Amigos del País celebra esta sesión so- lemne para agregar su expresivo homenaje á los que la patria tributa en es- tos momentos á los manes del gran cubano Félix Varela. La organización y distribución de esas exequias y honores nacionales á los venerados restos del maestro, el sacerdote, el publicista, el patriota y el mártir han correspondido á cada uno de los aspectos varios de su existencia laboriosa, accidentada y ejemplar. El Ayuntamiento de la Habana ha mostrado al pueblo en la ciudad de su nacimiento, los preciosos restos en suntuosa capilla ardiente y con todas las manifestaciones del amor cívico al que fué modelo de civismo. La Igelsia Católica á la que dedicó los fervores de su ¡juventud y sus servicios en la vejez riega sobre su sagrado féretro el incienso de sus ora- ciones á aquel que por sus servicios extraordinarios, su caridad y su amor al prójimo sin distinción de sectas, y severa é ilustrada condenación á la igno- rancia y supersticiones fué raro y singular ejemplo de tolerancia y bondad para todos los sacerdocios. El Ateneo y Círculo literario de la Habana ha congregado á sus estilistas y poetas para ensalzar con los primores de la elocuencia al que fué un pu- blicista eminente y un atildado escritor. 324 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA La prensa periódica ha extremado sus preseas al recuerdo del que fué un periodista consciente. El Congreso Cubano ha consagrado con expresión solemne la memoria de que fué Varela, el primero de los diputados cubanos que formuló y defendió ante el Congreso español una Constitución especial y regeneradora para asen- tar la personalidad política en Cuba, con vida distinta y propia, esfuerzo ge- neroso que le valió la persecución, el destierro perpetuo y el martirio. El Poder Ejecutivo de la República desplega, orgulloso de su triunfo, todo lo que puede testimoniar ante propios y extraños, distinción y honores al paso de la osamenta silenciosa que envolvió la carne perecedera y animó el espíritu inmortal por sus obras de uno de los primeros y más eximios pre- cursores y mártires de las libertades patrias. La Universidad Nacional, por último, recoge en su sereno recinto los amables despojos del maestro y del profundo filósofo para guardarlos como preciosa reliquia en sencillo mausoleo y enseñar con expresivos rótulos su vida y su ejemplo á las nuevas generaciones. Y nosotros, los Amigos del País, los que en este modesto y antiguo templo consagrado actualmente á tareas educadoras, mantenemos con amor y reve- rencia y como humildes acólitos el espíritu y las tendencias de sus funda- dores, de aquellos grandes hombres qué se llamaron Casas, Arango y Pa- rreño, Romay, Espada, Caballero, Saco, Luz, Pozos Dulces, que constituyeron aquí el cerebro germinador y el brazo poderoso para el mejoramiento y las esperanzas de la patria progresiva y soñadora, nosotros nos reunimos aquí, con el concurso que nos prestáis todos los que habéis honrado nuestra invi- tación, para calentar nuestro amor, revivir nuestras tradiciones y nuestras glorias, junto al retrato de Félix Varela que fué uno de los miembros más conspícuos, devotos y laboriosos de esta Sociedad patriótica. No es esta una solemnidad luetuosa de duelo y de lágrimas; es una fiesta de congratula- ciones. Félix Varela, á pesar de sus contrariedades y penas, murió á una edad avanzada. No podía ser eterno ya que la temporalidad marca el destino de cada hombre. El duelo de la patria por su muerte consistía en que sus anhelos de li- bertad no se hubiesen realizado y en que sus restos venerados reposasen sin esperanzas de reivindicación en suelo extranjero. Nuestra alegría consiste en saber que esos despojos queridos yacen ya en el seno de la patria libertada y amorosa. Si conforme á sus creencias, su espíritu se agita en otra vida, sonreirá alborozado con nosotros que ponemos aquí su retrato y lo alegramos con guirnaldas de lozanas y aromosas flores. El mártir desterrado por la libertad de la patria, que no quiso volver á ella mientras fuese esclava, que no la vió libre, vuelve con sus recuerdos, con la luz de sus enseñanzas imperecederas á nosotros. Pero todo esto ha sido posible por el esfuerzo perseverante de voluntades abnegadas y patriótidns. El anhelo de muchos cubanos y el empeño reiterado é intermitente de traer los restos de Varela á Cuba, tuvo dos obstáculos, el uno ocasional, el otro invencible. Que bajo el gobierno de España en cierta época se consi- LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 325 derase ceriminoso, y la obstinación de los floridanos en conservarlo. Un presbítero irlandés, naturalizado en Florida, declaró: ““Que Varela había adoptado á San Agustín de la Florida por patria y ellos le amaron como hermano: que ningún católico, protestante ó hereje consentiría que se les despojase de uno solo de sus cabellos. ?? Pero el anhelo y la acción colectiva de nuestros compatriotas se han realizado con el concurso eficaz y generoso de un buen ciudadano, el Ldo. Ma- nuel Landa, y por las persistentes iniciativas de un varón fuerte, el Doctor Tamayo. Para el primero, condensando .en él esta expresión de plácemes para to- dos, la Sociedad Económica ha consignado y hace público un expresivo voto de gracias. Para el segundo, el Dr. Diego Tamayo, por sus iniciativas y sus mereci- mientos personales, personificando en él el esfuerzo de sus colaboradores, con las formalidades de nuestros Estatutos, los Amigos del País, lo han procla- mado Socio de Mérito. Dr. Diego Tamayo: acercaos á la mesa para recibir este diploma. Será tanto más valioso para vos que honrado y honra tanto la memoria del Amigo Félix Varela, cuanto que él mismo, en días de fecundas labores por el bien de Cuba, se acercó á esta mesa á recibir diploma igual como un galardón valioso. Y ahora, en sustitución de nuestro Secretario General, Dr. Manuel Val- dés Rodríguez, hoy enfermo, el Dr. Fernando Ortiz, Presidente de la Sección de Educación, á la que perteneció Varela, leerá algunos documentos con su vida y labores en esta Institución. Y después hará su elogio el Amigo Rafael Montoro, que fué en días de luchas ardorosas por el bien patrio, nuestro Presidente, que es también Socio de Mérito y que por sus talentos, su sabiduría, su elocuencia, sus virtudes privadas y públicas, es el vocero más autorizado y más digno entre nosotros. He dicho. Décimo-tercio.—Que en el mismo acto la Presidencia hizo en- trega al Dr. Diego Tamayo del Diploma de Socio de Mérito de la Corporación, eruzándose las frases expresivas entre el agraciado y la residencia de de la Corporación. Décimo-cuarto.—Que concedida la palabra al Dr. Fernando Ortiz, éste, en sustitución del Dr. Manuel Valdés Rodríguez, Secre- tario de la Corporación, impedido por enfermedad de asistir á la Junta, leyó el siguiente trabajo: Señor Presidente: Señoras y Señores: Cábeme el honor de haber sido designado inesperadamente para sustituir al Sr. Secretario de esta Sociedad Económica de Amigos del País, Amigo Dr. Manuel Valdés Rodríguez, ausente por enfermedad repentina, en la tarea difícil á él encomendada de coleccionar y dar lectura á las antiguas actas de la Sociedad, que documentan la vida de labor y de cultura en el seno 326 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA de esta secular institución, del Amigo Ledo. Félix Varela, euya memoria se vigoriza hoy en nuestro pueblo y en cuya reverencia se congrega esta noche auditorio selecto y fervoroso de devoción cívica en este viejo templo de las antiguas tradiciones de la patria, donde ante las imagenes que nos rodean de los grandes patricios de nuestra historia arde siempre la llama de la fe en- bana, que ellos encendieron en el fuego de sus corazones y avivaron con el aliento de poderosa mentalidad. La labor festinada y difícil, no ha permitido coleccionar la totalidad de las actas de nuestras sesiones de hace casi un siglo, actas en donde figura constantemente con encomio el nombre del Amigo Presbítero Ledo. Félix Varela, actas que vienen á ser á manera de certificaciones fehacientes de un registro secular y patriótico donde ha ido autenticando el mérito cívico y cultural de nuestros antepasados. Pero las actas coleccionadas son suficientes para la evocación que hoy nos proponemos y la intervención de aquel gran Amigo del País en esta so- ciedad patriótica no fué larga tampoco, pues á los pocos años de ingresar en ella partía para la entonces Metrópoli como representante político de nuestra patria en las Cortes Constitucionales de la Monarquía Española, y más tarde de allí partía para el destierro que duró el resto de su vida ejemplar. Veamos pues, lo que podemos leer bajo el polvo de las viejas actas: En la junta de jueves 23 de Enero de 1817 siendo Presidente el Señor Don Alejandro Ramírez, Director de la Sociedad, Vocales los señores Don Andrés Jauregui, Vice-Director, Don Juan Bernardo O'Gaban, Censor, Don Manuel María Figuera, Vice-Censor; Don Juan Agustín Ferrety, Vice-Se- cretario; Don Pablo Boloix, Contador; Don Próspero Amador García, Te- sorero; Marqués de Prado Ameno, Presidente de la Sección de Agricul- tura; Don Gabriel Raimundo Azcárate, de Comercio; Conde de Loreto, de Industria. Se abrió la sesión llamando el Sr. Presidente la atención de la Junta sobre las solicitudes que estaban pendientes por varios aspirantes á incorporarse en la Sociedad. Acordóse en atención á la demora que ya hayan sufrido, y sin perjuicio de que en lo adelante se practique estrictamente lo dispuesto en este punto en los estatutos Matritences, que mediante haber entre los aspirantes un número considerable de personas notoriamente conocidas, podía dispensarse á estas aquellas formalidades y proponer á la Sociedad su admisión; en cuyo concepto se resolvió por absoluta pluralidad proponer á D Ignacio Calvo, Presbítero Félix Varela, Presbítero D. Justo Velez, Te- niente Retirado D. Antonio Veguer, D. Antonio Duarte y Zenea, D. Miguel * Peñalver, D. Francisco de Cárdenas y Chacón, Presbítero D. Joaquín de Pluma, D. Antonio María Serrano, Dr. D. Dionisio García Matamoros, Dr. D. Pedro José Gardillo, D. Juan de Arredondo, y D. Ramón Ricel vecino de Madrid, en clase de socio disperso. En la junta preparatoria siguiente, del martes 25 de Febrero de 1817 se dió cuenta por el Secretario de haber remitido los Amigos Ledo. Félix Varela y D. Antonio María Serrano sus discursos de admisión arreglados á los temas respectivos que el Sr. Director se sirvió señalarles, siendo el del Amigo Ledo. Varela el siguiente: ““Influencia de la Ideología en la marcha de la Sociedad y medios de rectificar este ramo”?. Y en la Junta ordinaria del 27 del mismo mes y año bajo la presidencia del Exemo. Sr. Gobernador y LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 327 Capitán General Don José Cienfuegos y Jovellanos, el Amigo Ledo. Félix Varela dió lectura á su discurso de recepción mereciendo plácemes oficiales del Director. En la misma Junta fué agregado á la Sección de Educación. En la Junta del Jueves 4 de Marzo de 1817 se confirmó el nombramiento hecho por la Sección de Educación en favor del Amigo Ledo. Félix Varela de Curador de las Escuelas intramuros sostenidas y tuteladas por la So- ciedad, nombramiento en sustitución del nuevo Sr. Presidente D. Juan Ber- nardo O'Gaban. En la Junta del 21 de Febrero de 1818; siendo Presidente Don Alejandro Ramírez. Trátase acerca de los medios de facilitar á los niños la mejor ins- trucción, y radicar en sus tiernas ponencias sabias máximas que refrenen las pasiones de la juventud, y los haga hombres de provecho para la república; y habiéndose convenido en que nada será más á propósito que una colección de las mejores doctrinas y sentencias morales y de buena crianza y cortesía, y otra de fábulas literarias y morales se acordó que este importante trabajo sc cometiese á los Sres. D. Félix Varela y D. Justo Velez, rogándoles por su desempeño con la posible brevedad, y esperando que lo presenten para pro- poner su impresión á la Real Sociedad por cuenta de sus fondos, con objeto de repartir gratuitamente en las escuelas los preciosos ejemplares, dejando un repuesto para el mismo fin en lo sucesivo. En la Junta del 4 de Abril de 1818, siendo Presidente Alejandro Ramí- rez: Leyóse la respuesta dada en 29 del ppdo. por los Amigos D. Justo Velez y D. Félix Varela admitiendo la comisión que se les confirió por acuerdo del 21 de Febrero último. La sección oyó con gusto la pronta deferencia de los dos mencionados señores al empeño de tan útil cargo y persuadida por el eelo patriótico que tiene acreditado, acordó dejar el asunto á su pundonoroso cuidado. En la Junta del Sábado 23 de Mayo de 1818: siendo Presidente Alejan- dro Ramírez. Enseguida manifestó el Amigo D. Juan Sánchez Martínez que el Socio D. Félix Varela, catedrático de filosofía moderna del Real y Conciliar Seminario de San Carlos y San Aníbrosio de esta ciudad, para re- mover demoras en obsequio de la mejor instrueción de la juventud que le está confiada, se allanaba á componer de su cuenta la máquina uranográfica que esta Sección propuso á la Real Sociedad destinase por ahora á dicho Semi- nario, conservando su propiedad y poniéndola su sello. A consecuencia ma- nifestó el Sr. Intendente Presidente que la misma Real Sociedad había con- venido en la expresada propuesta de esta Sección extensiva á que de sus fondos se compusiese la máquina y tradujese el cuaderno de su descripción; pero que pues el Amigo Varela redimía de este gasto con su mencionada oferta, dispondría la entrega como Director de dicha Real Sociedad. Pareció muy bien á la clase lo expuesto por el Sr. Presidente y satis- fechos por tal medio los deseos comunes en favor de la pública ilustración, acordó unánimemente de conformidad. Sucedió la lectura de un oficio de 16 del corriente de los Amigos D. Félix Varela y Justo Vélez acompañando un cuaderno de algunas instrucciones morales y sociales para el uso de los niños. formado por encargo de esta clase y ofreciendo remitir el de fábulas esco: gidas, literarias y morales que quedaban colectando para el total desempeño del mencionado encargo. 328 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA Recibióse gratamente este útil trabajo, y con noticia de que se había pa- sado por orden del Sr. Presidente al Sr. Provisor D. Juan Bernardo O'Ga- ban, Censor de la Real Sociedad para su calificación, se acordó que con su respuesta se pase en su caso á este Cuerpo patriótico para la impresión par cuenta de sus fondos, según se trató por esta Sección en Junta de 21 de Febrero último. En la Junta del Sábado 11 de Julio de 1818. Siendo Presidente Alejan dro Ramírez. Leyóse enseguida un oficio de los amigos D. Félix Varelu y D. Tomás Romay, su fecha 2 del ppdo. reducido á manifestar que para concluir el plan que les está encargado sobre la asociación de señoras que procuren la buena educación física y moral de los niños de la Casa Cuna, ne- cesitan acompañarse con algún individuo que nombre el Iltrmo Sr. Obispo de esta Diócesis con las facultades suficientes para el desempeño de este asunto interesante y en su conformidad se acordó por el Sr. Presidente se pase á su Sría. Tltrma. el correspondiente oficio en que con fecha 2 del ppdo. el Amigo Félix Varela, Catedrático de Filosofía Moderna del Colegio Semi- nario de esta Ciudad da gracias por la máquina uranográfica que por ahora y sin desprenderse de la propiedad, destinó la Real Sociedad patriótica á aquel establecimiento. En Junta preparatoria del Sábado 21 de Noviembre de 1818 se encargó al Amigo Varela la formación de un discurso en elogio del Rey Nuestro Se- ñor por los beneficios que ha dispensado á esta Isla y al cuerpo patriótico el Rey Don Fernando VII. En Junta general del día 12 de Diciembre de 1818, leyó Varela su dis- curso en elogio del Rey Fernando VII, acordándose se le dieran las gracias y que se imprimiera. Bajo la presidencia del Exemo. Sr. D. José Cien- fuegos y Jovellanos, Gobernador General. > Junta del día 14 de Diciembre de 1818. Presidente, Ecmo. Sr. D. José Cienfuegos y Jovellanos, Gobernador Capitán General. Socios concurrentes, los Sres. D. Alejandro Ramírez, Director; D. Juan Bernardo O'Gaban, Cen- sor; D. José María Peñalver, Secretario; D. Pablo Bolvio, Contador; D. To- más Romay, Tesorero; Conde Vallelano, Amigo 87; D. Alfonso Viana, Ami- go 95, D. Francisco Barba, Amigo 267, D. Vicente María Rodríguez, Amigo 270, D. Marcos Sánchez, Amigo 277, D. Tomás Cervantes, Amigo 293, D. Juan Pérez Carrillo, Amigo 307, D. Luis de Santiago, Amigo 361, D. Juan Agustín Ferrety, Amigo 403, D. Juan Nepomuceno Arocha, Amigo 432, D. Justo Vélez, Amigo 446, D. Joaquín de Pluma, Amigo 451, D. Francisco Sei- del, Amigo 460, D. Francisco Sandoval, Amigo 462, D. Wenceslao Villau- rrutia, Amigo 475. El Sr. Director hizo presente á la Junta que el Amigo Ledo. Félix Va- rela, después de haber contraído muy buenos méritos en la Sección de Edu- cación, desempeñando todas las comisiones que se le han confiado con el mejor celo y actividad y acierto, acababa de merecer el aprecio de la Sociedad con el bello discurso que había formado por su encargo en el elogio del Sr. D. Fernando VII. Por euyos motivos y las demás recomendables circunstancias que concurren en este joven, era de parecer que la Sociedad les concediese la patente de Socio de Mérito, como un premio muy digno de su aplicación, y , LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 329 un estímulo el más apropósito para que este cuerpo tenga en su seno el mayor número de individuos que aspiren á esa distinción. La Junta unánimemente de acuerdo con los sentimientos del Sr. Diree- tor, quiso que ni se procediera á la formalidad de votar, sino que por aela- mación quedara nombrado, como lo quedó en efecto el Amigo D. Félix Va- rela, Socio de Mérito de esta Sociedad; y así acordado se encargó al seere- tario lo participase al interesado para su satisfacción, dirigiéndole la patente copia del acuerdo en los pertinente á ese particular. Junta preparatoria del Viernes 23 de Febrero de 1821, bajo la presiden- cia del Sr. Alejandro Ramírez. Se aprobó el nombramiento de Catedrático de Constitución que el Obispo Diocesano hizo en el Presbítero Ledo. Félix Varela para propietario y de suplente al Dr. D. Nicolás Escobedo. En 13 de Abril de 1821, bajo la Presidencia del Sr. D. Nicolás May, se despide á Félix Varela por haber sido electo diputado por esta provincia para las Cortes próximas de 1822 y 1823, ofreciendo sus servicios. La Sociedad nombró para sustituirlo á D. Nicolás Manuel Escobedo. En la misma se leyó un oficio de Varela renunciando la mitad de su sueldo á fa- vor de su amigo D. Nicolás de Escobedo. Tales son los principales recuerdos documentales que la Sociedad Eco- nómica se complace en revivir en este momento de solemnidad y de gozo cuando se funden en el sentimiento cubano la nostalgia que sienten siempre los pueblos por sus grandes muertos y la alegría de haber podido repatriar á la patria libre las cenizas del desterrado, de las cuales nos separaron por largo tiempo los cariñosos celos del pueblo americano que deseaba no perder las veneradas reliquias y los pobres recelos de la Metrópoli hispana que di- ficultaba toda aspiración del patriotismo nacionalista de este pueblo colonial. Volvamos las antiguas actas al polvo de los años, sirvan su lectura de estímulo á nuestros esfuerzos cívicos y aspiremos á que nuestras virtudes pa- trióticas sean tantas, que dentro de un siglo puedan ser reflejadas en otras actas de la Sociedad Económica y puedan ser ofrecidas á la recordación de los ciudadanos de nuestra República feliz y civilizada. Y oigamos devotamente, como quien oye el panegírico de un santo, la oración evocadora que el Amigo Ledo. Rafael Montoro va á pronunciarnos, con la maestría subyugadora de su genio oratorio, para enseñanza nuestra y gloria de aquel patricio que hoy venera Cuba libre é independiente, de aquel varón ilustre que nos enseñó á pensar y que por habernos enseñado á pensar nos dió á los cubanos la primera libertad y al primera independencia, la libertad del pensamiento y la independencia de la razón. He dicho. Décimo-quinto.—Que acto continuo la Presidencia concedió la palabra al Amigo Rafael Montoro, quien pronunció el siguiente discurso : Señor Presidente, Señoras y Señores: Nuestro país ofrece un espectáculo de singular hermosura y grandeza en estos instantes con motivo de la traslación de los restos del P. Varela. 330 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA Hace más de medio siglo, espiraba solo, olvidado, al parecer, de sus amigos; desconocido de muchos de sus compatriotas, recogido, amparado en su extrema pobreza, por un hermano en el Sacerdocio; víctima de acerbos padecimientos en la ciudad de San Angustín de la Florida, un cubano ilustre que treinta años antes había llegado proscripto, á New York, desde las lejanas costas de España, y establecídose para siempre en los Estados Unidos. .....Cuántos y cuan grandes sucesos han transformado desde entonces la condición social y política de Cuba. Nuevas generaciones se han sucedido, en el suelo tantas veces ensan- grentado, y lleno de escombros en que solo se levantan todavía algunas ins- tituciones de aquel tiempo y aun éstas profundamente alteradas. Hombres que no conocieron al proseripto de 1823 sino por el resplandor de su gloria, han sustituído en la dirección de las inteligencias á los que él formó piadosamente con su predicación y con su ejemplo, depositarios de su tradición y de su doctrina, que conservaron vivo el respeto el amor á su memoria. Los que pudimos considerarnos inmediatos sucesores de aquella ge- neración, no tenemos la acción directa que antes sobre la conciencia. Un nuevo espíritu se agita en nuestra patria, y la lleva por nuevas guías al cumplimiento de sus destinos. Ideas, sentimientos, intereses contrapuestos encienden las pasiones, conmueven los ánimos, dictan tempestuosos acentos en la tribuna de las arengas y hacen resonar en el foro esos clamores con- fusos y anhelantes aunque alentadores propio de todo pueblo regido por ins- tituciones democráticas. .... Y sin embargo, al solo nombre de Varela parece como que el hir- viente oleaje de la exaltación popular se acalla por completo; suspéndese, co- mo por superior mandato, de las conciencias, esa tormentosa agitación como si los ojos de todos reviviesen al austero iniciador de la regeneración intelee- tual y política de su patria, en la plenitud de su prestigio y de su gloria. ¡Ah! No puede menos de reconocerse, de sentirse en estos solemnes ins- tantes que el corazón de este pueblo está sano y potente, que existe en lo ín- timo de su ser, un principio de vida intensa, creadora, capaz de resolver todas las grandes erisis que le estén reservadas; de unir en apretado haz á todos sus hijos, cuando se le ve sobreponerse con estos nobles impulsos á todos los intereses, á todas las excitaciones del momento, para inclinarse con suprema emoción, ante los restos de aquel pobre y desvalido eclesiástico que supo despertarlo del profundo sueño de su antigua existencia colonial y encami- narlo, con mano vigorosa, hacia la luz del derecho y de la libertad..... En medio de este duelo universal, que se manifiesta con unanimidad sor- prendente y consoladora, es bien que se levante en loor de la memoria del sabio maestro, la voz de esta Sociedad, en la que tan noblemente se afanó por el bien de sus conciudadanos, y á cuyos esfuerzos por el adelanto de la pública instrueción colaboró sin descanso, aún en el destierro, con planes é iniciativas de notoria fecundidad, para tam importante ramo. Fué ésta, al cabo, la única Corporación á que quiso pertenecer, fuera de las eclesiásticas ó docentes en que consumió su vida entera. En este salón transcurrieron no pocas de las horas más sosegadas y felices de su azarosa existencia; muchos de esos libros que pueblan nuestros estantes, guardan las huellas de sus manos; rodeado de los más de esos ilustres varones cuyos re- LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 331 tratos contempláis, á cuyos modestos y perseverantes esfuerzos se debe antes que á otros cualesquieras, que haya podido elevarse en nuestro pueblo en corto número de años, al nivel de eivilización en que se encuentra, laboró uno y otro día Varela con el pensamiento puesto, ante todo, en la reforma de la enseñanza primaria dando la forma definitiva en unión de sus discí- pulos y de aquellos beneméritos consocios, en la incesante prosecución de ade- lantos intelectuales y morales, á las ideas que habían de transformar, lenta, pero irresistiblemente, la vieja sociedad colonial al través de memorables, dolorosas vicisitudes. Honrado yo con el cargo de pronunciar el elogio de Varela en este cuerpo patriótico, hubiéralo quizás declinado por más de un motivo, si honores tales pudieran legítimamente excusarse y si entre otras consideraciones no me hu- biese detenido el recuerdo de que la última vez que hablé con alguna extensión en este recinto, hace muy cerca de veinte años, fué también para evocar la memoria del ilustre educador y de su educador y de sus contemporáneos y co- laboradores—en la sesión conmemorativa destinada á celebrar el primer cen- tenario de esta Sociedad—en circunstancias harto diferentes á las actuales, ante problemas fundamentalmente distintos, pero con la vista y el pensamiento fijo en las necesidades morales é intelectuales que hoy tampoco podrán sa- tisfacerse aunque por modos sin duda muy distintos, sino inspirándonos todos en el ejemplo y en la dirección espiritual de aquellos inmortales maestros y precursores. Yo no intentaré trazaros una mueva biografía de Varela, recordar minu- ciosamente los hechos de su vida, ni aún el contenido de su obras. La tra- dición de lo que él fué y representó para Cuba, ha sido tan constante en esta casa, que no debo detenerme á recordar episodios que están en la memoria de todos y que preserva del olvido una veneración nunca estibiada. Tampoco quisiera invadir el terreno de ninguno de los que antes ó des- pués que yo ha hecho ó han hecho el elogio de Varela, en la serie de home- najes que consagran á su memoria la Iglesia, las instituciones académicas. Vibra todavía en los oídos, la admirable oración fúnebre pronunciada en nuestra santa Iglesia Catedral—donde tantas veces resonó, docta y con- cienzuda, la palabra de Varela—por el predicador ilustre que evocó su figura y su obra sacerdotal, con acentos de verdadera inspiración cristiana. Tampoco pueden olvidar, los que tuvieron la satisfacción de escucharlo, el elogio primero de la serie dedicada á Varela, en elocuentísima disertación, por el Dr. Rodríguez Lendián, honra de nuestra Universidad y de nuestra tribuna. Hoy mismo, en la Junta de Educación, que tiene á su cargo tan importantes funciones en la dirección de nuestra enseñanza primaria, el Dr. Ro- dríguez de Armas, con el brillo de su saber y de su palabra ha estudiado y expuesto las labores intelectuales de Varela. Y mañana en nuestro primer centro docente, él insigne pensador que enseña con excepcional autoridad y devoción las ciencias filosóficas de una juventud que le venera, el austero continuador de Varela en tan elevado ministerio, rendirá á su memoria el tributo de la Universidad. ¿Quién como él podría exponer la significación real de su obra, fijar la posición doctrinal de su pensamiento, su decisiva influencia en nuestro desen- yolyvimiento intelectual y moral? 332 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA Yo me limitaré por consiguiente, á recordar los hechos culminantes del P. Varela, y los rasgos característicos de su personalidad, deteniéndome es- pecialmente ante aquellos que se relacionan con nuestro instituto. Nació el P. Varela, como es bien sabido, en esta Capital, el 20 de Noviembre de 1788. Hijo y nieto de militares formóse en los hábitos de severa disciplina y de aplicación al deber propio de la profesión de sus mayores. A la Florida fueron éstos destinados, y allí transcurrieron los primeros años de su infancia, en la tristeza de la orfandad, muy aliviada para él con el cariño de su honrado abuelo, Gobernador que fué por razón de su cargo militar de la Ciudad de San Agustín. Allí aprendió Varela las primeras le- tras, resaltando desde temprano la extraordinaria precocidad de su inteli- gencia. Hacia 1784, vuelve á la Habana y entra en el colegio Seminario de San Carlos y San Ambrosio, donde se educaron casi todos nuestros prohombres y que había sido reorganizado sabiamente pocos años antes, por un ilustre Prelado, nacido en Cuba, el Dr. D. Juan José de Echeverría. Varela causó desde el primer momento el asombro de sus profesores, entre los que desco- llaba el venerable Caballero, por la claridad y lucidez de su talento. Toma parte en varias oposiciones, y en todas alcanza el'lauro. Era toda- vía menor de edad y ganaba en brillantes ejercicios la cátedra de Filosofía que el inolvidable Obispo Diocesano Dr. D. Juan José de Espada y Landa, lleno siempre de entusiasmo por el saber, la virtud y el adelanto del país le confiere, dispensándole la edad. Desde sus primeras explicaciones, jnició Varela el trabajo de toda su vida académica, anunciando una dirección del pensamiento, muy distinta y aún onuesta al vano escolasticismo imperante á la sazón. _ Coincidió con estas primeras iniciativas de su cátedra, un impulso muy favorable que rápidamente había de llevar á la Sociedad Cubana, por ca- minos de progreso. La historia de Cuba empieza realmente á fines del si- lo XVITI, aunque hiciera tres siglos del descubrimiento y contaran cente- nares de años algunas de sus ciudades. Hasta entonces había dormitado en profundo letargo, desdeñada por los gobiernos, sin otra importancia que la de su envidiable situación geográfica, como estación naval, para el abasteci- miento de la ““ftota?? y de los “*galeones”” en sus periódicos viajes de ida y vuelta de la Península y de los barcos de guerra que, no siempre con feliz suceso, se defendían de piratas, corsarios y enemigos. La escasísima riqueza de la Isla, consistente primero en los productos de la ganadería, más tarde en la naciente industria azucarera y en el tabaco, sometido al regimen del estanco, no le permitía cubrir aún los gastos de su rudimentaria adminis- tración. La población era muy reducida (300,000 próximamente en 1791). La enseñanza primaria, que aún yacía en la mayor postración é indigencia, em- pezaba á realizar sus primeros adelantos, merced á los esfuerzos de esta Sociedad Económica, que, tan luego como se constituye, cifra uno de sus ma- yores empeños en aumentar las escuelas, en reformar los métodos, en per- feccionar los planes de estudio, y en formar, con grandes dificultades maestros idóneos. En el Colegio Seminario de San Carlos y San Ambrosio, en que Varela había hecho ya sus estudios, terminando su carrera y el que co- LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 339 menzaba, á enseñar estaba en vigor el nuevo Reglamento debido como antes dije, al ilustre cubano, Dr. D. Juan José de Echevarría y Elgueza que am- plió las enseñanzas, concedió prudente libertad á los catedráticos en la elec- ción de textos, autorizándolos á sustituir con sus propias explicaciones los oficiales, y descargó los primeros golpes á la escolástica degenerada que mal- gastaba las fuerzas intelectuales de la juventud. El célebre Obispo Espada, cuyo nombre será siempre reverenciado en Cuba, prestó decidido apoyo á Varela. De igual modo que supo sobreponerse á las dificultades reglamen- tarias para conferirle la Cátedra, sostúvole y defendiole siempre contra los escrúpulos de los timoratos, las intrigas de los émulos, y la resistencia de los refractarios á todas las novedades. Sea cualquiera el juicio que se forme del valor intrínseco de la filosofía de Varela, ahora que le consideramos á tan larga distancia y ante los pro- gresos alcanzados por todos los ramos del saber, imposible sería menoscabar su influjo salvador en la preparación de la época nueva para Cuba. Rompe con lógica vigorosa los moldes de la escolástica al uso, que reducía á los es- tudios á un estéril aparato de fórmulas sin finalidad y sin sustancia, y hace que la inteligencia de sus discípulos entre en contacto con los progresos de las ciencias positivas. Partiendo de la duda cartesiana, enséñales á no pres- tar su asentimiento á las imposiciones de la mal entendida autoridad de los textos y á no rendirse jamás sino á la evidencia de la verdad. Su teoría del conocimiento aparece razonada dentro de ciertos límites con la de Locke y Condillac, y algo más tarde con la ideología de Destutt, de Tracy que tan pasajera voga alcanzaba por entonces en toda Europa, y que debió ejercer una gran influencia en la formación de algunas de sus lecciones á juzgar por la atención que una y otra vez les significó. Pene- trando con singular profundidad en el sentido de los nuevos tiempos y sus necesidades, consagróse Varela muy principalmente al estudio y difusión de las ciencias físicas. En sus *“Lecciones de Filosofía?” que acaso es la prin- cipal de sus obras, y que sirvió de texto oficial durante muchos años, los tomos segundo y tercero están íntegramente dedicados al **Tratado de los cuerpos Ó Estudios del Universo”?, ó sea la exposición de todo cuanto se sabía por aquel tiempo de física y química elemental. A estas enseñanzas dedicóse siempre con el mayor ahinco. Refieren sus contemporáneos que hacía venir los más nuevos aparatos é instrumentos, y que cuando no, los construía él mismo. Claramente com- prendió que el progreso material del País y aún el moral, no era posible ya, sin el suficiente dominio de esos estudios, que habían de comunicar tan po- deroso impulso á la civilización. Emancipar las inteligencias del yugo de un formalismo estéril de la servil sujeción, á las fórmulas y rutinas que carecían de sentido ó que si lo tuvieran lo habían perdido, por efecto de inevitables corruptelas; estimular la juventud á pensar, á reflexionar, des- deñando los vanos ejercicios de la memoria, prescindiendo de vacías abstrae- ciones y aplicándose más y más al estudio y observación de la naturaleza.. Tal fué la enseñanza con que Varela despertó los espíritus á la: contem- plación de los descubrimientos científicos, á la práctica de nuevos métodos, al sentimiento de las grandes necesidades de nuestra cultura. En las ““Lec- ciones?”, en la ““Miscelánea filosófica”, en los ““Elencos”” y aún antes, en 334 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA su texto latino de “*Filosofía ecléctica para el uso de la juventud”? afírmanse con deliberada convicción las mismas líneas generales y dominándolo todo, la intensa, patriótica aspiración de dotar á la juventud en nuestro país de los co- nocimientos necesarios para guiarlo y reconstituirlo. Mas no por haber sido esa la dirección evidente de su pensamiento, puede considerarse á Varela, ni aun con salvedades, dentro del círculo de los libres pensadores. Jamás dió motivo fundado ni por lo que dijo ni por lo que pensó, para que se le considerase ó creyese desviado, alejado de la fe religiosa que hasta el fin de sus días profesó con ardorosa devoción. , Sin aventurarme en materias ajenas á mi competencia, y que serían im- propias de este acto, diré tan solo que sus estudios filosóficos no trascendieron de los límites que en sus textos se observan y no entibiaron jamás su ardiente celo sacerdotal, ni aún en el período más activo de su dedicación á la en- señanza. ¡Sus más autorizados contemporáneos dan testimonio de su celo verdaderamente evangélico, en la observancia de los deberes de su minis- terio; en la asistencia á los enfermos y desvalidos; en su constante ejercicio de la caridad, y en la cátedra sagrada, á que se consagró con especial em- peño. Celebran y encarecen á porfía los que les escucharon—y de nou pocos he podido oirlo yo—la unción, profundidad, y soberana elocuencia de los ser- mones que en considerable número y en señaladas festividades, pronunció, así en esta capital como en la de Matanzas, y en otros lugares. Lástima grande que ninguno se conserve. No se publicaron en su época y los manuscritos que de ellos guardaba el P. Varela, perdiéronse en sus lar- gos viajes, ó después de su muerte. Solo podemos formar ¡juicio de lo que fué su elocuencia en el púlpito, por sus oraciones fúnebres del estadista D. José Pablo Valiente, perpétuo dechado de funcionarios íntegros y Ca- paces; por la del Rey D. Carlos IV, cuyo largo y azaroso reinado era tema cuyas dificultades no necesito señalar á mi auditorio, sino para decir que Varela acertó á vencerlas con insuperable maestría y con elegancia verda- deramente clásica. Por aquel tiempo entraba Varela formalmente en nues- tra Sociedad como Individuo de Número, y era muy pronto aclamado por la excelencia de sus servicios, Socio de Mérito, según consta por las Actas que ha leído esta noche el Dr. Fernando Ortiz, dignísimo Presidente de la Seec- ción de Educación. Pero el curso de los sucesos habían de llevarle muy pronto á la política activa, que no fué nunea muy de su agrado y de la que cuidadosamente se había apartado hasta entonces. La sublevación de Riego había establecido en España la constitución de 1812. Muy pronto se convocaron las Cortes y en Cuba se procedió á la elee- ción de diputados, en medio de la espectación y del entusiasmo generales. Concibió entonces nuestra Sociedad Económica el oportuno pensamiento, que acaso lo fuera ahora tanto como antes, de crear una “Cátedra de Cons- titución”” especialmente destinada á exponer sus principios, á explicar sus preceptos, á hacer comprender sus orígenes, y la dotó con sus propios fondos, encomendando su fundación al Obispo Espada. Noble fué, en verdad, este pensamiento. Cuando todos son llamados á entender y decidir en materia política, importa sin duda, recordar que ella no es solo Arte, sino Ciencia; dar á conocer sus principios, procurar ense- LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 330 ñarlos, por lo menos, á los que más obligados están á conocerlos. Solemnes fueron los ejercicios de oposición decretados, por el insigne prelado para proveerla. Coneurrieron á ella Saco, Escobedo, Echevarría, estimulados por el mismo Varela, quien el Obispo Espada había encargado que se preparase á desempeñarla y que la ganó en brillantísima contienda. Y refieren los con- temporáneos, que la Cátedra de Constitución atrajo en tales términos el in- terés y el entusiasmo del público, que lo más granado de la Sociedad de aquel tiempo se agolpaba para recibir las lecciones de aquel sabio maestro. Varela publicó para hacer más accesible la materia á aquel numeroso público, su opúsculo “*Observaciones á la Constitución de la Monarquía”” que aún hoy se lee con interés y con fruto, á pesar de las hondas rectificaciones que el adelanto de las ciencias políticas y jurídicas, de una parte, y muy principal- mente las lecciones de la experiencia han impuesto á las quiméricas concep- ciones de aquel tiempo. Y es que Varela llevó al Derecho Constitucional el mismo método, la misma cautela, el mismo sentido práctico que reveló en toda su enseñanza, y que admirablemente se armonizaba con el fervor más generoso por la libertad y la justicia. Aquel curso tan concurrido y ad- mirado, y el eco de aquellas nobles explicaciones realzando más y más la figura ya tan querida y respetada de Varela, designáronle á la opinión pú- blica para el cargo de Diputado á Cortes en la elección general de 1822. Fué elegido casi sin lucha en unión de otros dos patricios eminentes, Don Leonardo Santos Suárez y D. Tomás Gener. Un secreto presentimiento lle- naba el ánimo de Varela cuando se disponía á alejarse de esta Capital, como si adivinase obscuramente que no volvería jamás á ella. Aceptó sin embargo, el honroso mandato, y partió para España con la anticipación que requería la dificultad de las comunicaciones. Llegó á Ma- drid mucho antes que se inaugurasen sus sesiones, aquellas Cortes, y apro- vechó el tiempo de descanso en dar á la estampa una edición corregida de su ““Miscelánea?”, en estudiar los problemas políticos y administrativos que en ella tendrían que plantearse y en darse á conocer de los que debían ser sus compañeros. Era ya muy estimado de muchos de estos cuando se juntaron las Cortes, como lo prueban las distinciones de que fué objeto desde las primeras se- siones. En aquella asamblea, destinada á tan corta y tempestuosa carrera, ace- chada constantemente por las intrigas de la Corte, por la saña de los partidos, debilitadas por sus discordias intestinas, condenada á la impotencia por la falta de preparación de hombres expertos y previsores capaces de dirigirla, no escaseaban, sin embargo, los talentos esclarecidos y los caracteres nobles y generosos. Varela se distinguió muy pronto por la independencia de sus ¡jui- cios, la rectitud de su intenciones, la elevación de sus doctrinas y la elocuen- cia de sus palabras. En unión de sus compañeros de diputación por la Ha- bana, opúsose á que una misma Ley provincial rigiesen las Antillas y en la Península, y por acuerdo de las Cortes formuló y propuso un plan de orga- nización política y administrativa para Cuba y Puerto Rico que las hubiera . dotado, desde entonces, de un régimen autonómico, análogo al de las más adelantadas colonias de los ingleses, preservándolas de grandes desdichas, y favoreciendo su pleno desenvolvimiento en el seno de la paz. A ningún pro- 336 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA pósito pudiera ya conducir el detenerse á examinar de que modo y hasta que punto habríanse alterado los destinos de Cuba; si aquella previsora inicia- tiva de Varela, hubiese podido realizarse. Pero ¿justo es rendirle un home- naje de gratitud y de respeto por el civismo y la penetración con que ade- lantándose al porvenir trazó el camino por el cual hubieran podido desarrollar- se los sucesos sin las terribles pruebas que la inobservancia de sus princi- pios hizo inevitables. El proyecto se extravió en aquel tiempo ó después en la confusión y en el desconcierto de la catástrofe en que pereció el régimen constitucional. No ha sido posible encontrarlo entre los papeles que conserva de aquel terrible período el Archivo del Congreso Español. Acercábanse en el entre tan- to, los días de prueba que obligando á las Cortes á prescindir de sus tareas ordinarias para atender tan solo á la defensa de las instituciones y á su pro- pia seguridad, no les permitieron dedicarse á establecer un nuevo regimen para las Antillas. Ante los persistentes trastornos y las enconadas discordias que esterilizaban su acción ofreciendo cómodos pretextos á las declaradas enemigas de las grandes potencias absclutistas de Europa, no vaciló más la Santa Alianza y Francia se encargó de suprimir en España el régimen constitucional, reintegrando á Fernando VII en la plenitud de su potestad soberana. El Duque de Angulema, á la cabeza de cien mil soldados, penetra en el Reino, es acogido con entusiasmo por gran parte de la población, adie- ta al antiguo régimen; y avanza casi sin dificultades, hasta la Capital. El Gobierno ' carecía de elementos para asegurar su defensa, y las Cortes deci- dieron trasladarse á Sevilla con el Rey y sus Ministros. Pero el torrente invasor avanzaba sin cesar, favorecido por las simpa- tías populares, ayudado por la defección de los mismos que debían defender el régimen establecido. Sevilla era plaza desprovista de recursos militares y fué preciso buscar más lejos la salvación en Cádiz, donde supieron hallarla los legisladores de 1812. Fernando VII se niega á seguir á las Cortes, á prestar su sanción á los extraordinarios remedios exigidos por la situación, y ante esta inexplicable resistencia decláranmie aquellas incapacitado temporal- mente para el ejercicio del poder supremo, y fuertemente custodiado le trans- portaron á Cádiz, restituyéndole inmediatamente después todas sus prerro- gativas. Varela y sus compañeros de diputación por esta Isla, concurrieron con sus votos á estos gravísimos acuerdos y quedaron incursos, por consi- guiente, en las penas de confiscación de bienes, y de muerte que fulminó con- tra todos los Diputados responsables de tam enérgicas determinaciones, la Regencia instituida por el Duque de Angulema. Cádiz último baluarte de los constitucionales, no pudo prolongar sino breve tiempo su resistencia. La reacción triunfaba con el apoyo de la in- mensa mayoría del pueblo. Fernando VI!, olvidando todas sus promesas lanzó un decreto por el que declaró nulos, y de ningún valor todos los actos de los Gobiernos y de las Cortes desde 1820. Varela y sus compañeros lograron refugiarse en Gibraltar, y mientras los Diputados peninsulares que escaparon á la saña de sus perseguidores eran condenados al suplicio ó á la prisión, ó se dirigían en busca de inviolable asilo á Inglaterra, embarcáronse aquellos á su vez para New York donde LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 337 estaban seguros de encontrarlos, con todas las necesarias garantías y próximo á la amada tierra de Cuba que uno de ellos no volvería á ver jamás. Varela, permaneció, en efecto, hasta su muerte, en los Estados Unidos. La amnistía que en 1832 restituyó en el Reino á todos los proseriptos del absolutismo, hubiérale permitido volver á Cuba: pero no quiso aprovecharse de aquella gracia. Y no porque hubiese olvidado á su patria, ni fuese in- diferente á sus destinos, antes bien se complacía siempre en mostrarle su in- quebrantable afecto. “Si vaciló alguna vez en el propósito de establecerse en los Estados Unidos, sería tan solo en los primeros años de su estancia, cuando publicó en Filadelfia el *“Habanero””, aunque en realidad este periódico contribuyó quizás á afirmarle en su pensamiento, porque fué pro- hibido en Cuba con verdadero rigor por las autoridades y anatematizado por los elementos políticos que en ella predominaban. Verdad es que estaba impregnado de un pesimismo, de un sentido radical y extremo que nunca ha- bían tenido las ideas del P. Varela. También colaboró algún tiempo des- pués en ““El Mensajero Semanal”? con Saco. Pero la política no tuvo nunca verdaderos atractivos para él. Cada vez sentíase más inclinado á concentrar en su vocación de sacerdote católico todas las energías de su alma. Todavía, durante algún tiempo, siguió ocupado en empeños literarios, algunos de carácter político, como su traducción del “Manual de práctica Parlamen- taria?” de Jefferson, con notas interesantísimas sugeridas á Varela por su experiencia en las Cortes españolas. Pero la inclinación de su alma á la vida religiosa era cada día más decidida. Ella se revela con fervor y elocuencia extraordinarias en las ““Cartas á Elpidio sobre la impiedad, el fanatismo y las supersticiones?” última de las obras dadas por él á la estampa, y reimpresa luego en España, donde ha sido siempre muy estimada. Autorizado por el Obispo de New York para el ejercicio de su ministerio sacerdotal, consagróse á él con absoluta dedicación. Modelo de pureza, de celo apostólico, de ardiente fé, de inagotable caridad, según todos los tes- timonios, su nombre llega á ser una bandera para los católicos de Norte América. La historia de la Iglesia en los Estados Unidos no se escribirá ya sin consagrarle páginas llenas de gratitud y de amor. Con incontrastable fuerza de voluntad logra en breve tiempo dominar la lengua inglesa que no conocía, hasta hacerse apto para alternar en el púlpito con los predicadores más famosos y para sostener rudas polémicas con los más terribles enemigos de la Iglesia. Varela funda templos que sus admiradores y amigos lo ayu- dan, con erecidos fondos á adquirir; dedícase asíduamente al culto, á las obras de caridad, á la celosa asistencia de los desvalidos, de los desgra- ciados, y sostenido en tan árduas labores por su inquebrantable energía, se- ñálase al mismo tiempo por su ciencia entre los teólogos de más autoridad, asiste como tal á los Concilios Provinciales y es elevado al cargo de Vicario General de New York. Después de largos años de ruda é incesante labor su alma está siempre fuerte y animosa, pero el cuerpo flaquea. Obligado por los ruegos de sus amigos, Varela busca alivio en el clima benigno de la Florida, pero tan pronto como se siente con fuerzas, vuelve de nuevo á sus abrumadoras tareas, Í 338 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA hasta que la implacable enfermedad oblígale á abandonarlas para siempre. Y sin que un solo instante le faltase el conocimiento, muere lleno de fé, de bondad, de valor, á edad relativamente temprana, al abrigo del generoso sacerdote que le amó como un verdadero hermano, y rodeado de un pueblo que le quería y revenrenciaba, como un santo, el 18 de Febrero de 1853. No regresó nunca ni por breves días á Cuba, y al cabo de pocos años, cesó de intervenir en los destinos de su patria. De tiempo en tiempo, escribía, sin embargo, á sus antiguos discípulos y compañeros, cartas llenas de sabios consejos, de luminosas y proféticas advertencias, que ojalá fueran más co- nocidas. Contribuyó alguna vez en meditados artículos á publicaciones como la “Revista Bimestre Cubana?””, pero las energías todas de su alma estaban concentradas en su labor apostólica. No era la de aquellos eseritos, por meritorios que fuesen, sino otra mu- cho más profunda y duradera, la acción que seguía ejerciendo en su patria, acaso sin creerlo. Su tradición estaba viva, su enseñanza y su ejemplo se- guían agitando las conciencias. Los espíritus que él había doctrinado no habrían de volver por motivo alguno á la sujeción de los antiguos prejuicios; los corazones que templó para el deber y para el bien no se podrán ver ya eselavizados por el temor. Las lecciones de tolerancia, de justicia, de amor á la patria que supo inculcarles, trascenderán á todo un pueblo. Las semillas por él esparcidas fructificarán. Su obra es su apostolado, y los discípulos en quienes infundió una confianza y una adhesión tan grandes, velarán por ella. Unámonos, señores, unámonos hoy más que nunca en torno de su inmor- tal figura. No es fácil hacerlo jamás junto á los vivos; por grandes que sean sus excelencias, participan siempre de los intereses del momento; pero los muertos como Varela tienen otra vida imperecedera, en que el ideal resplan- dece con toda su perfección y pureza. Inspirémonos, en sus máximas, en sus ejemplos, en su espíritu de tole- rancia, de libertad, de verdadera unión, que procuró siempre comunicar á cuantos le oían, para que logremos asentar la nueva sociedad cubana sobre tal figura. No es fácil hacerlo jamás junto á los vivos; por grandes que pera: sobre la verdad y la justicia. Y que concluída esta oración, premiada con repetidos aplausos, la Presidencia dió por concluído el homenaje. Habana, Noviembre 30 de 1911. MANUEL VALDÉS RoDRÍGUEZ. Secretario General. ACTA DE LA UNIVERSIDAD En la ciudad de la Habana, á las diez y media de la mañana del día diez y nueve de Noviembre de mil novecientos once, se cons- tituyó en el Aula Magna de la Universidad, previa citación, el Claustro General, con asistencia de los Sres. que al margen se ex- presan, bajo la presidencia del Sr. Rector Dr. Leopoldo Berriel y Fernández, actuando de Secretario el que lo es general de la Uni- versidad Dr. Juan Gómez de la Maza y Tejada, con el doble objeto de recibir, para su depósito en esta Universidad, los restos venera- bles del egregio filósofo cubano y educador evangélico Pbro. Félix Varela; y de celebrar la sesión solemne que en homenaje á su memo- ria fué acordada por la Facultad de Letras y Ciencias. Designada por el Sr. Rector una Comisión formada por los Sres. Dr. Evelio Rodríguez Lendián, Decano de la Facultad de Le- tras y Ciencias; Dr. José A. González Lanuza, Decano de la Facul- tad de Derecho; Dr. José P. Alacán y Berriel, en sustitución del Sr. Decano de la Facultad de Medicina y Farmacia, y por el Secre- tario General que actúa, para efectuar la conducción de los restos del P. Varela desde la puerta principal de la Universidad hasta el interior del Aula Magna y su colocación en el túmulo levantado al efecto, se constituyeron dichos señores en la citada puerta principal, á la que llegó pocos momentos después, el armón de artillería por- tador de los venerables restos, escoltado por las fuerzas armadas y acompañados por el cortejo fúnebre presidido por el Honorable Sr. Presidente de la República, dado que venían tributándoseles honores de ex-Presidente de la República en cumplimiento de Ley votada por el Congreso Cubano. Colocada la caja guardadora de los restos en las andas preparadas al efecto, fué conducida por mano de los señores que constituían la aludida Comisión, al Aula Magna y depositada en el túmulo allí preparado, inmediato al mag- nífico busto en mármol del P. Varela que posee esta Universidad, donado por el Ayuntamiento de la Habana. El Claustro Universitario, presidido por el Sr. Rector, recibió en la puerta del Aula Magna al Honorable Sr. Presidente de la República y á los señores que venían formando la comitiva oficial, 340 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA dirigiéndose todos al salón interior del Aula, en el cual se encon- traba reunido numeroso público, en que figuraban representadas multitud de corporaciones oficiales y privadas, instituciones de en- señanza, sociedades científicas y literarias, la prensa periódica, alumnos de este y otros centros docentes y otros muchos elementos de nuestra sociedad. Ocupada la Presidencia del acto que iba á celebrarse, por el Honorable Sr. Presidente de la República, á quien acompañaban en la tribuna presidencial los Sres. Vicepresidente de la República, Presidente del Tribunal Supremo, Presidente del Senado y de la Cámara de Representantes, Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes y el Sr. Alcalde Municipal de la Habana, ocupando además, lugares de preferencia, los Sres. Secretario de Estado, de Justicia, de Agricultura, Comercio y Trabajo, de la Presidencia, ,el Sr. Gobernador Provincial y el Secretario de la Administración Provincial, el Sr. Jefe de la Marina Nacional, el Senador Sr. Sal- vador Cisneros y los Representantes Sres. Freyre y González Sa- rraínz, el Sr. Presidente de la Academia de Ciencias, el Sr. Director del Instituto de Segunda Enseñanza de la Habana, el Sr. Rafael Montoro, en representación de la Sociedad Económica, el Sr. Rector del Colegio de Belén, el Sr. Presidente de la Junta de Educación de la Habana, el Dr. Diego Tamayo, Presidente del Comité Ejecu- tivo del Homenaje al P. Varela, y en asientos inmediatos, á la de recha é izquierda de la tribuna presidencial, la Sra. Francisca Vare- rela, familiar del ilustre finado, y el Sr. Rector de la Universidad. El Dr. Diego Tamayo, ostentando el carácter de Presidente del . Comité Ejecutivo que entendió en la traslación de los restos desde la Florida, donde reposaban, hasta dejarlos depositados en esta Universidad, en breves y sentidas frases hizo solemne entrega de los sagrados restos al Sr. Rector, quien los recibió en igual forma solemne y pública, contestando al Dr. Tamayo en los términos que expresan las frases que visiblemente emocionado, pronunció y que á continuación se insertan: ““Sr. Presidente de la Comisión de Homenaje: La Universidad de la Habana recibe respetuosamente, á título de depósito, para su perdurable guarda, y se da por recibida de ellos, á presencia y con el testimonio del pueblo de Cuba, aquí representado en estos solem- nes momentos, por las clases sociales que lo integran en todos los órdenes, de su existencia colectiva, los venerados restos del egregio compatriota que hizo del nombre humilde de Félix Varela, una de LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 341 las glorias más altas y legítimas que acredita en sus páginas la his- toria de nuestro país, por el mérito excepcional—que es la caracte- rística de la inmortalidad de tan eximio varón—de haber sabido señalar, él el primero, nueva feliz orientación, en tierra cubana, á los estudios filosóficos, encerrados hasta entonces en los moldes es- trechos del funesto escolasticismo. ““: Y cuán justificadamente vienen aquí, á la sala de honor del supremo centro docente de la República, para su reposo definitivo, los gloriosos despojos del Descartes cubano! Porque bien están los inmortales en la ciencia, los que alcanzaron su inmortalidad sirvién- dola con especiales grandes aptitudes y contribuyendo, con toda eficacia, á su efectivo progreso, allí donde á la ciencia se tributa cul- to fervoroso; como bien están en los lugares de oración, los que, ha- ciéndose santos por sus virtudes eminentes, se ganaron el religioso homenaje de los hombres; como están bien, asimismo, en los pan- teones nacionales, los abnegados que á su patria ofrendaron con he- chos de superior heroísmo, sus vidas noblemente sacrificadas. ““Quedará, pues, aquí—reducido, en lo que tuvo de material, á la pequeñez de esos restos—el patriota purísimo y el filósofo ex- celso y el educador evangélico Félix Varela; y quedará guardado con toda devoción, con la devoción y el profundísimo respeto que inspiran los hombres superiores, benefactores de la humanidad, para veneración de propios y extraños y para ejemplo de inesti- mable valor á la estudiosa juventud cubana, ahora y luego y en las generaciones por venir, al igual que el sabio ictiólogo Felipe Poey, otro inmortal en la ciencia, que ya reposa entre nosotros para siempre. “La Universidad, señores, extremadamente honrada con la posesión del tesoro que se le acaba de entregar, y profundamente agradecida á la nueva demostración de confianza que tal entrega conocidamente entraña, declara ante los supremos Poderes de la Nación, aquí presentes, y ante el país entero—que en estos solem- nísimos momentos, de imperecedero recuerdo, representáis vos- otros, los que me dispensáis el favor de vuestra ilustrada atención—- que sabrá cumplir y cumplirá, bien y fielmente, como depositaria leal, las obligaciones que, en todos los órdenes, le impone el sagrado depósito recibido. Y si—lo que no es de temer—+traicionando esos sus deberes, así no lo hiciese, entonces... ¡ah, entonces, señores, que Dios y la Patria la maldigan!”” Acto continuo, el Honorable Sr. Presidente concedió la pala- 342 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA bra al Sr. Dr. Enrique José Varona, designado por la Facultad de Letras y Ciencias para llevar la voz de la Universidad en este acto, pronunciando el Dr. Varona un elocuente y magistral discurso en el que hizo referencia á la obra educadora y filosófica del sabio sa- cerdote cubano y á sus nobles y perseverantes deseos de difusión de la enseñanza, citando varios párrafos de las obras del P. Varela y de sus notables “Cartas á Elpidio*”; terminando su brillante ora- ción con un recuerdo á las inolvidables frases del apóstol Martí: ““Cuba con todos y para todos”?, y recomendando, ante los restos del gran cubano, que eran objeto de tal veneración y de tan mere- cidos homenajes, que se hiciese firme propósito de que todos los ac- tos de la vida libre se inspiren en un alto y noble sentimiento de concordia y fraternidad, para conservar la patria íntegra é indes- tructible por el amor hacia ella de los cubanos. Terminado el discurso del Dr. Varona, el Honorable Sr. Presi- dente declaró terminado el acto, y se extendió la presente Acta, que suscriben el Sr. Rector y el Sr. Dr. Diego Tamayo, conmigo y ante mí el Secretario, de que certifico.—(F.) Dr. Leopoldo Berriel, Ree- tor.—(F.) Diego Tamayo.—(F.) Dr. J. Gómez de la Maza, Secre tario General..... Señores del margen: Sr. Rector, Dr. Berriel.—Dr. R. Lendián. —Dr. Varona.—Dr. Albear.—Dr. Dihigo, quien manifestó ostentar la representación del Dr. Eusebio Hernández.—Dr. Aragón.—Dr. Domínguez.—Dr. Cuevas.—Dr. López Miranda.—Dr. García E.— Dr. Meza.—Dr. Córdova P.—Dr. Mimó.—Dr. Villalón.—Dr. The- ye—Dr. Montané.—Dr. Trelles.—Dr. Mestre.—Dr. Fernández Abreu.—Dr. Arozarena.—Dr. Giberga E.—Dr. Castellá.—Dr. Co- mallonga.—Dr. Varela Zequeira.—Dr. Tamayo.—Dr. Martínez E. —Dr. Salazar.—Dr. Finlay.—Dr. Casuso E.—Dr. Yarini.—Dr. Alacán.—Dr. J. G. Díaz.—Dr. Gómez.—Dr. San Martín.—Dr. Da- vila.—Dr. G. Lanuza.—Dr. Cancio.—Dr. Carrera Jústiz.—Dr. Sán- chez Fuentes.—Dr. Ortiz.—Dr. G. de la Maza y Tejada J., Secre- tario General..... Certifico que la precedente es copia íntegra de su original, que obra en la dependencia á mi cargo. Habana, 8 de Diciembre de 1911. El Secretario General, J. (GÓMEZ DE LA MAZA. ELOGIO EN LA UNIVERSIDAD DE LA HABANA ! POR EL DR. ENRIQUE JOSÉ VARONA Profesor de la Facultad de Letras y Ciencias Señor Presidente: Señor Rector: Señoras y Señores: Al pronunciar las palabras que voy á dirigiros, me embarga un senti- miento profundo que tal vez ponga trabas á mis frases, por lo mismo que me doy ciara cuenta de lo que fué y significa para nosotros el glorioso de- pósito que se nos confía y lo que para mí representa la honrosa tarea que me han confiado mis compañeros. Sólo por un deber de obediencia ocupo hoy esta tribuna, porque quebrantada mi salud y mi ánimo por las dolorosas cir- cunstancias que me rodean, he necesitado sostener prolongadas luchas in- ternas para recabar de mí la indispensable serenidad con que debo dirigiros la palabra en estos momentos; más no por eso he de desentenderme un punto ni de lo que significó en la Historia de Cuba el varón insigne, cuyos restos aquí se encuentran, ni tampoco de la lección permanente que con su vida toda ha dado á las generaciones que en esta tierra le hemos sucedido. El maestro de tantos, en su patriotismo jamás desmentido ni empañado, en su amor fervoroso por la libertad de Cuba, en su anhelo constante de que esta jamás se perturbase ni se manchase, nos está diciendo todavía cual es el primero, el más ineludible de los deberes, en la hora presente; no os extrañará, pues, que yo una su recuerdo venerando con la actualidad del mo- mento, porque no sería digno de vosotros, ni sería digno de la Universidad de la Habana, que en estos instantes nos olvidásemos de que somos carne de la carne de la República, que con ella estamos compenetrados y que á ella debemos el alto papel de ser sus mentores. Voy, por lo mismo, señoras y señores, á pasar brevemente la vista por la vida extraordinaria y llena de lecciones de ese egregio varón; á pasarla brevemente porque ni el tiempo ni las circunstancias permiten otra cosa, procurando sobre todo fijarme en su obra en Cuba la que le da para nosotros relieve excepcional toda vez que, si bien hubo gran unidad en toda ella es- tán como separadas por un gran abismo aquella primera parte de su alto ministerio entre nosotros y la segunda en que, ya iniciadas las proseripciones y el destierro para los hombres más eminentes de la Patria, le fué necesario buscar en otras regiones abrigo, seguridad y alimento á su preclara inte- ligencia. 1 Este trabajo fué tomado taquigráficamente por los Sres. Eduardo y Guillermo Cacho- negrete, para su publicación en la REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS. La Re” dacción les queda muy agradecida, 344 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA Temprano comenzó el Presbítero Varela su grande, noble y excelso apos- tolado. No me refiero, señoras y señores, no puedo referirme, ni es la oea- sión ni es el momento de hacerlo á aquel que constantemente se dedicó y al cual consagró de toda suerte lo mejor de su vida, es decir á su apostolado sacerdotal. Por muchas razones bien comprensibles, no es esta parte de su existencia laboriosa la que especialmente ha de ocuparme, es la parte que él dedicó—la mejor para nosotros en el sentido de ser la que ha dejado más honda y permanente huella—á su labor educadora. Temprano, dije, comenzó el Padre Varela su noble apostolado requerido su concurso por un ilustre prelado, cuyo nombre jamás habrán de pronun- ciar sin respeto los cubanos, por el Obispo Espada. Entonces, cuando apenas se acentuaba en él la juventud, apareció en nuestra vida pública el presbí- tero Varela, hablando desde la cátedra á sus discípulos y hablando en todas ocasiones y desde todas las cátedras que su alto carácter le permitía ocu- par, al pueblo cubano. Por eso puedo perfectamente dividir en tres períodos y tratar brevemente de cada uno, lo que cabe llamar la gran labor á que se entregó en Cuba el Padre Varela. He de decir lo suficiente de sus enseñanzas como filósofo; he de decir lo bastante de su gran papel de educador y trataré de poner de relieve su excelsa figura como patriota. Sin que yo me aparte de lo que estimo la verdad, porque hay tanta gran- deza en lo que Félix Varela intentó y realizó entre nosotros, que no necesita aditamento ninguno de los que puedan dictar ni el entusiasmo ni la pasión, afirmaré que en los momentos en que fué llamado á ocupar su cátedra si bien es verdad que algunos insignes varones habían dejado oir su voz en el concierto que ya empezaba á escucharse en nuestro pueblo, como entidad en- tonces naciente á la vida del saber y de la ciencia, estos precursores, como resulta siempre en todas partes, vivían aún demasiado con las ideas de sus inmediatos antecesores. Esa época de nuestro pasado está representada en la Historia de Cuba en sus líneas esenciales por el viejo y caduco ““escolasticismo””, que era al mismo tiempo el que imperaba en todas las Universidades de la Nación es- pañola; y ese fué, ese, el enemigo formidable contra el cual aguzó todas sus armas Félix Varela. Hoy para nosotros, hombres de nuestra generación, que vivimos en una atmósfera de plena libertad intelectual; que hemos alcanzado tiempos de plena libertad política, nos cuesta algún esfuerzo darnos cuenta de cuál fué la obra acometida por un joven presbítero de la Habana á la sombra de un gran prelado. Y sin embargo, á pesar de la magnitud del empeño, él se propuso derrocar de nuestra enseñanza lo que hoy no es más que un nombre para nosotros, un recuerdo perdido en la distancia, pero que era entonces pa- ra el innovador una realidad formidable ante la cual se sentían vacilar los hombres ya hechos y adiestrados á estas luchas; y, lo que es más, la aco- metió sin vacilar, la acometió plenamente, la acometió con tan noble fran- queza que solo por eso es digno de nuestra admiración y respeto. Desde sus primeros pasos declaró cual era el obstáculo que veía para £ que el pensamiento cubano rompiera sus paredes, é inspirado por un pro- LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 345 fundo deseo de ser útil á sus discípulos no rehuyó jamás ninguna ocasión, de combatirlo en su cátedra y en su doctrina. ¿Qué ofreció á la juventud cubana en el campo de los estudios filosóficos? Para analizar su labor ten- gamos presente, que si bien comenzó á enseñar en la segunda década del siglo XIX, no ha de olvidarse que en este período aún pueblos entregados tiempo hacía á la especulación filosófica, eran casi ignorados para nuestro pueblo. El Padre Varela siguió aquella corriente que hasta él llegaba, alta, noble, pura; y si no pudo obtener noticia de otros movimientos, que allá, á distancia, se desarrollaban y que luego como impetuoso torrente todo lo in- vadieron, no es por esto ni pequeña ni poco estimable la escuela—si escuela puede llamarse—que el Padre Varela siguió. Y digo ““puede llamarse?”?”, por que tuvo siempre especial cuidado de emplear un término que después ha tomado una significación más especial en el campo de las ciencias filosóficas, significación que no tuvo en su pluma, ni podía tenerla porque aún no había nacido lo que hoy para nosotros se conoce por ““eclecticismo??. El Padre Varela se llamaba ““ecléctico??, siguiendo como antes indiqué, una dirección marcada en sus ““Lecciones”?, sin deshacerse por eso de otras que pudieran robustecerlas, no de ninguna suerte contrariarlas. Si nos fijamos especialmente en el carácter de lo que pudiéramos llamar su Filosofía, es indudable que aquella arranca del gran revolucionario más afin á nosotros, de Descartes; pero no en vano habían pasado ya por el campo filosófico los filósofos ingleses, que tanta parte tomaron en la revo- lución filosófica del siglo XVIII, ni aquel filósofo francés que tan honda huella dejó en la enseñanza de su propia patria, enseñanza repercutida en todos los países de habla latina. Me estoy refiriendo á Locke, Reid y Con- dillac. Estos tres fueron los grandes polos hacia los cuales se orientaba la mirada intelectual del Padre Varela. Los verdaderos sensualistas franceses, así como los filósofos ingleses y escoseses, de este modo pueden reclamar su parte en la orientación de su poderosa inteligencia; sin que por aquel tiempo tuviese conocimiento de las grandes escuelas, que ya por entonces removían la ciencia en Alemania. Si el Padre Varela llegó á iniciarse en esta dirección fué más tarde, y hay pruebas evidentes de ello en los artículos publicados durante su larga emi- gración, especialmente en uno consagrado al sistema de Kant, que demuestra como su invariable anhelo de saber no se amortigua con los años ni decaía por la preparación y educación especiales de su apostolado sacerdotal. Más como no me propongo fatigar á mi auditorio con la exposición de- tallada de las doctrinas del filósofo, voy á cerrar estas observaciones, pues he querido sólo, para ser completo, en cuanto cabe en este momento hacer una ligera insinuación de la dirección mental del Padre Varela. Es más importante advertir, como ya antes lo hice, la significación es- pecial que para Cuba tenía la dirección que imprimió á su actividad filosófica. Entonces puede decirse, que para el inmenso número, eran sinónimos Filosofía y Metafísica. La Lógica entraba como era natural en el estudio de la Filosofía; la Moral, resultaba otra parte importante de ella. Todo el que se de cuenta de las enseñanzas del Padre Varela por sus obras, advertirá que respetando la que entonces se llamaba todavía ciencia primera y prestando la atención necesaria al desarrollo de los estudios me- 346 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA z tafísicos, se dedicó con preferencia á estas otras ramas que hoy se consideran más especialmente filosóficas. La Lógica y la. Moral fueron siempre el tema que solicitó con más empeño su estudio y su enseñanza, sin embargo de lo cual, no se redujo á esto el inmenso servicio que prestó á la difusión de las luces en nuestra Patria, pues á la par, como lo habían hecho otros ilustres predecesores suyos en el extranjero, dió á las ciencias naturales, á todas las ciencias naturales, extraordinario predominio. En sus famosas ““Lecciones de Filosofía?” que constan de cuatro volú- menes, dos estuvieron dedicados á la ciencia y á sus aplicaciones, y en los ““Elencos?”? famosísimos que presentó en sus exámenes para materia de discusión entre sus alumnos, en el año de 1814, presentó á la vez unos que exponían doctrinas de Metafísica, Lógica y Etica, y otros en que se trataban exclusivamente doctrinas físicas que comprendían entonces la parte central de la ciencia que enseñaba. Veis, pues, por este rápido é imperfectísimo bosquejo, que su papel no pudo ser más importante ni de mayor trascendencia para el porvenir de Cuba. Y á mi me importa, puesto que queremos darnos cuenta clara de la dirección de su espíritu, decir que esta preocupación le acompañó toda la vida, porque, aún en su destierro, todavía dió á luz traducciones de obras puramente científicas que popularizó entre todos los que tienen por lengua nativa el castellano. Quiere esto decir que no estamos aquí en presencia de un simple filó- sofo que espacia su espíritu por las elevadas regiones del conocimiento abs- tracto, sino que hace norma de esos estudios, su aplicación constante al pro- vecho de su pueblo. Por eso Varela, grande entre nuestros filósofos, ilustre iniciador de una forma de eso que hoy se llama fenomenalismo, fué en todos momentos el eminente educador del pueblo cubano, el insigne educador de nuestro pueblo, timbre tan honroso que ninguno, puede ser para él más alto, porque si ten- demos un momento la vista por el cuadro que á sus ojos se presentaba en aquellos tiempos, comprenderíamos que en ninguno más difícil ni más arduo ni más fecundo en óptimas promesas. Yo no voy á trazar; muchas veces se ha hecho, con autoridad innegable, desde esta tribuna, el relato de lo que se llamaba entonces, por darle algún nombre, la enseñanza en Cuba. No sólo era ésta rudimentaria, radicalmente imperfecta, me refiero sobre todo á la enseñanza popular porque de la otra ya he hablado, si no que estaba, por la índole misma de la constitución de nuestra sociedad, restringida á un estrecho límite. El gran número, el in- menso número de muestro pueblo no participaba absolutamente en nada de ella, y la obra especial del Padre Varela fué demostrarnos que la educación es y debe ser para el pueblo; la educación total, como un conjunto del que no pueden unos conformarse con la parte restringida y apropiarse otros la parte amplia y generosa, pues hay que esparcirla ambas, hay que ponerlas al alcance de todas para que aprendan á ver el mundo y la vida y vencer sus propias pasiones. Porque no existe, no, enemigo mayor para un pueblo que su propia ignorancia. En todas las épocas dolorosas, en todas las épocas tristes para la conciencia del hombre, observad que en el mayor número de ellas su causa principal proviene de los ignorantes. Son ignorantes muchas LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 347 veces los que por ofuscación, por pasión, no ven recto el camino, que no puede ser siempre único para toda una colectividad, aunque pueda ó deba serlo en determinado caso para un solo individuo. ¡Cuánto hizo en este sentido el Padre Varela! El fué el iniciador del movimiento más glorioso que en este orden registra la sociedad cubana, gracias á él se difundieron, se esparcieron, penetraron por todos los ámbitos del país los rayos de la luz; porque él hizo surgir en torno suyo multitud de egregios continuadores de su obra; y todo el primer período de muestra his- toria en el pasado siglo puede sintetizarse en Cuba en la labor de aquellos verdaderos titanes, que se propusieron derrocar el carcomido pero resistente edificio de la sociedad colonial, para sustituirla con la obra gloriosa, de un pueblo que siente, que piensa, que quiere labrarse á sí mismo mejores des- tinos. Esa fué su obra y esa la obra de sus sucesores. Cuando vinieron períodos mejores para muestro pueblo, cuando Cuba, ya responsable, responsable de sus propios destinos, comenzó á dar los primeros pasos por la senda verdadera de la libertad, continuó aquella labor con más amplios medios, en época más propicia, y uno de los mayores timbres de gloria del gobierno propio para Cuba ha sido su celoso empeño en conti- nuarla. Pero, volvamos al tema. Esta obra no puede ser verdaderamente fruc- tuosa, si en todos y cada uno de los encargados de propagarla no hay la más perfecta conciencia del papel que se desempeña y del fin que se propone; si no se ve que se está haciendo obra, no para el día de hoy, sino para el de mañana; que es un verdadero apostolado el que se emprende, y que los apóstoles no predican ó, al menos, no deben predicar para un grupo, ni para una secta, sino para todo un pueblo. Tengamos cuidado, que aquellos movimientos que nos parecen arran- car de sentimientos más puros, pueden en un momento dado torcerse. Ten- gamos en cuenta que es cosa frágil la conciencia de un país que ha vivido por largo tiempo en la ignorancia, que tiene como compañera la superstición, todas las supersticiones, y que es, por lo tanto, tan fácil de desviar y de en- gañar. No olvidemos que no podemos comprometer imprevisoramente una obra, ocupar el campo y el camino con luchas estériles......¡no, estériles, no! con luchas que envuelven las más terribles amenazas para la patria. Porque no lo olvidaron, aparece á nuestros ojos revestida de tanta grandeza la obra que inició en primer término el Padre Varela, y siguieron sus excelsos continuadores. Y llega el momento en que tengo que fijarme, sin salir por un momento de esta misma clase de consideraciones, en la labor estupenda que como pa- triota realizó el Padre Varela. Nuestro insigne compatriota, en la primera parte de su vida, en toda la que discurre en Cuba, fué un espíritu eminentemente liberal; pero den- tro de los moldes que á ese espíritu le señalaba la sociedad en que vivió y de cuya savia se nutría. El Padre Varela, debo decirlo porque es la verdad y porque no digo con esto nada que pueda menguar en lo más mínimo su glo- ria, fué un liberal español en la Isla de Cuba. Hablo de la primera parte de su vida, de la que transcurrió hasta que fué á las Cortes que alcanzaron en Cádiz tremenda resonancia por su estrepitosa caída. El quiso hermanar 348 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA la libertad de la colonia con las instituciones más elevadas que su espíritu concebía en el orden de la política; fué siempre un verdadero y convencido amante de la libertad más no se había planteado para Cuba el problema ca: pital que después surgió. Había, sí, espíritus exaltados, quizás más idea- listas que previsores, más enamorados de aquello que pregonaban voces po- derosas en el Continente, y que desde temprano hacían por romper los nudos estrechos que unían á Cuba con la metrópoli. Nosotros no podemos penetrar en el fondo, nosotros tenemos que juzgar al hombre por sus obras, por eso he dicho que durante todo el tiempo en que él ejerció en Cuba su alto ministerio de enseñanza, el Padre Varela, liberal sin distingos, sin atenuaciones, no pronunció una sola palabra que pudiera fo- mentar, salvo por el espíritu que la doctrina en sí llevaba, ningún ideal de separación. Pero nombrado representante de Cuba en las Cortes; obligado por un mandato imperativo de su prelado á aceptar el encargo, Varela parte para España, á ocupar el lugar que su saber, su virtud y respetabilidad le señalaban. Se distinguía entre los más fervorosos representantes y entre los más laboriosos, cuando llega el terrible trance en que las Cortes ven ma- nifiesta la hipocresía, la maldad, la perversidad del monarca que las entregaba indefensa al extranjero, y el Padre Varela, sin titubear, concurre entonces á aquella obra osada en que las Cortes declararon la incapacidad momentánea del Rey Fernando VII, en que casi lo arrastran hasta Cádiz y lo obligan, contra todo lo que ellas esperaban, á representar la más infame de las eo- medias. 'Tan pronto como el astuto y perverso monarca logró romper las débiles cadenas conque estaba aprisionado, se entrega al Duque de Angulema y con- testa á la obra de las Cortes con un Decreto de prosceripción. Varela huyó, como todos sabéis y logró encontrar asilo en los E. U. de Norte América. La sacudida es violenta, parece como que arrancan de sus ojos una venda, cambia entonces la orientación de sus predileceiones políticas, y durante algunos años no piensa sino en un nuevo papel destinado á repercutir hondamente en nues- tra conciencia, en la conciencia de su pueblo. En el periódico que publicaba por entonces en New York, ya marca la senda, la indica con claridad. Ha roto por completo con la vieja metró- poli y espera una nueva orientación de su pueblo! No se conforma sin embargo con este grande apostolado. Otros empe- ños ocupan la mayor parte de su vida, su ministerio como sacerdote, que no es aquí más que una forma del gran combate de aquellos tiempos, lo alejan cada vez más de los asuntos cubanos hasta llegar un momento en que estos ocupan una parte muy pequeña de su actividad. Mas ya, entonces, toda su en- señanza ha echado la semilla en el fecundo sureo de nuestra embrionaria con- ciencia nacional. Vosotros sabéis, también como yo, cuán largo fué el proceso por el cual han venido á culminar en una realidad glorioza las aspiraciones del Padre Varela. Vosotros sabéis, como yo, por qué continuados esfuerzos, por qué su- ma de incontables sacrificios el pueblo cubano logró al cabo separarse de la dura y terrible metrópoli y constituir una Nación en el concierto de las Repúblicas americanas. LOS RESTOS DEL PADRE VARELA 349 Cuando en estos instantes, de seguro surja de vuestros corazones una bendición espontánea para todos los grandes precursores de la idea de la patria y entre ellos para la obra venerable que hoy celebramos aquí, no es posible, no, que os sustraigáis, ni que yo me sustraiga, á las muchas respon- sabilidades que para todos tiene el momento actual; porque su voz, como la de sus precursores, como la de sus sucesores, mos está dictando una sola y única lección. Y para que no pueda sospecharse que yo trato de acomo- darla á mi especial punto de vista, permitid que os repita algunas breves frases del Padre Varela tomadas en muy distintos períodos de su desen- volvimiento mental desde que comienza hasta que ya llega al término, por decirlo así, de su fructuosa labor. Recordad, señoras y señores, que mi propósito es que veáis que el filó- sofo se preocupaba por enseñarnos la gran lección que debemos seguir como pueblo libre; la gran lección que no debe apartarse de nosotros y que será brújula segura en estos momentos tormentosos para sacarnos adelante. “¿Se engañan mucho—decía en 1812 en un discurso pronunciado antes de celebrarse las elecciones para Representantes en aquella ocasión—se en- gañan mucho los que creen que sirven á la patria realizando acciones que aunque (las tengan por) justas en circunstancias poco felices suelen conver- tirlas en calamidad y miseria. Estos hijos indiseretos de la patria la de- voran.?? P En 1812—hace casi un siglo que fueron escritas y pronunciadas estas palabras—y decía algunos años después: ““Es un absurdo querer destruir las pasiones humanas; pero es una obra de sabiduría rectificar el uso de ellas.?? Esto se ve en el Elenco de 1816. En el elogio de Fernando VII (los que conozcan la Historia de Cuba saben por qué se pronunció) tiene esta breve frase, que pinta como veía él al pueblo cubano: “*En esta Isla deliciosa—decía—habita un pueblo generoso.?? Y dos años después, en sus famosas Lecciones, preliminares del gran curso que cimentó su nombradía como filósofo, nos dice: “* Entre nosotros nadie sabe y todos aspiramos á saber. Los conocimientos que se adquieren son bienes comunes y los errores no son defectos mientras no se sostienen con temeridad. ?? Hay en estas lecciones un pasaje que no podría suprimir sin hacer trai- ción á mi pensamiento. Dice así: **Hay un fanastismo político que no es menos funesto que el religioso y los hombres muchas veces con miras al pa- recer las más patrióticas, destruyen su patria, encendiendo en ella la dis- cordia civil. ?? Y por último, desde el destierro, en las conocidas y famosas cartas á Elpidio, tiene esta sola frase, ésta que sintetiza toda su enseñanza, que no debemos borrar ni un momento de nuestra conciencia. Decía: “*Que el fa- natismo no destruya la obra del patriotismo””. ¡¡Qué no la destruya, se- ñoras y señores!! No olvidemos que la República cubana es para todos los habitantes de este territorio privilegiado; que ellos tienen derechos adquiridos por la Ley, por la tradición, por las palabras mismas de nuestros hombres más repre- sentativos, por las palabras del héroe que en primer término venera la revo- 350 LOS RESTOS DEL PADRE VARELA lución triunfante, por las palabras de Martí, á las cuales no se les puede dar ninguna otra interpretación cuando dijo: **que Cuba, la Patria, la Re- pública, debía de ser con todos y para todos”?. Para todos, sin distingos. Porque el más alto deber de los gobiernos libres es levantar á aquellos que sentimos en lo íntimo de nuestras conciencias que pueden estar algunos es- calones más bajos, hasta la altura de los que así lo sientan, hasta los que se crean bastante exentos de las pasiones humanas, bastante libres de toda de- bilidad, para erigirse en jueces de sus hermanos. Sí, harto sé que no es tarea tan fácil como decir palabras el borrar las pasiones del corazón ni olvidar las escenas sangrientas; pero hay un deber supremo que nos lo impone y este deber que todos conocéis, es el de mantener íntegra la Patria y confiársela íntegra á nuestros hijos. Para ello no hay más que una senda, una sola: la concordia. Leyantemos nuestros corazones á la altura de este sagrado deber y en presencia de los restos venerables de quien en una larga vida se consagró al bien de Cuba, ahoguemos la pasión que bulle, que generosa quizás, nos ofusca y pensemos, que no hay más que un camino, uno solo, para que esta Patria que anhelamos indestructible se ofrezca indestructible á nuestros hijos. Ah! mo por un momento de triunfo comprometamos este sagrado depósito. Dejadme llevar, señoras y señores, el consuelo de creer que no son perdidas las palabras que pronuncio y permitidle á un cubano en esta noble tribuna, rogar á todos que aprendáis que no pode- mos, que no debemos dividir al pueblo, que no tenemos autoridad para rechazar del seno de la Patria á aquellos que vienen á ella, que tienen que venir, señoras y señores. En nombre de tan grande lección, como la que nos dan esos pre- ciosos restos, levantemos muestro espíritu á estas altas regiones. Salgamos de aquí con un propósito único, el de cimentar en Cuba el reinado perma- nente de la concordia, sólo modo de arraigar pura siempre en nuestro suelo ese árbol regado con tantas lágrimas y con tanta sangre: el árbol de libertad. jnosiosecro a $ - | Pro AAN AL a —_—————— ARA amubho ds on a / ANI Ai DA ANA «7 Pr. MONUMENTO Á FÉLIX VARELA EN LA UNIVERSIDAD DE LA HABANA. INSCRIPCION DEL MONUMENTO DEL PADRE VARELA EN LA UNIVERSIDAD HIC REQUIESCIT FELIX VARELA IMMACVLATVS SACERDOS EXIMIVS PHILOSOPHVS EGREGIVS IVVENTVTIS INSTITVTOR CUBANAE LIBERTATIS PARENS ET PROPVGNATOR VIVENS PATRIAM EXORNAVIT - MORTVVM CONCIVES HONORANT IN HAC ALMA VNIVERSITATE A DIE XIX NOVEMBRIS ANNI MCMXI STVDIOSA IVVENTVS TANTI VIRI MEMOR ESTO ola E CUESQ A | BOBA (IACUESO > a E de : Zoografía (1 curso). pai Antropología general a Curso)... Profesor Dr. Carlos de la Torre. pe Dr. Luis Montané. CONFERENCIAS Anatomía y Fisiología comparadas del sistema nervioso. ER A OE E A A Dr. Arístides Mestre (Aux. ) Medicina Mental: á 108 “aluninos de Derecho. A Los profesores auxiliares de esta Escuela son: Dr. Arístides Mestre (Jefe de lostraba- jos prácticos del Laboratorio de Biología, etc.);......(Jefe del Gabinete de Astronomía ); Dr. Nicasio Silverio (Jefe del Gabinete de Física); Dr. Gerardo Fernández Abreu (Jefe del Laboratorio de Química); y Dr. Jorge Hortsmann (Director del Jardín Botánico). Estos diversos servicios tienen sus respectivos ayudantes. —El «Museo Antropológico Montané » y el Laboratorio de Antropología tienen por Jefe al Profesor titular de la asignatura. 3 ESCUELA DE PEDAGOGIA Psicología Pedagógica (1 curso)... ] Historia de la Pedagogía (1 curso) CA E Enblene Escolar (El CUESO) 2 IZ J Metología Pedagógica (2 cursos) ..... dl e Dr. Manuel Valdés Rodríeuez. Dibujo lineal (1 curso)... MR R z a > Dibújo natural (1 curso)... (0... eo” [MAMA o PEO: Profesor Dr. Ramón Meza. CONFERENCIAS I. Crítica de la Educación Contemporánea... .) La Pedagogía Experimental. l Dr. Alfredo M. Aguayo (Aux. TI. Lectura é interpretación de las obras de los ( o ) grandes pedagogos contemporáneos . Agrupada la carrera de Pedagogía en tres cursos, comprende también asignaturas que se estudian en otras Escuelas de la misma Facultad. 4. ESCUELA DE INGENIEROS, ELECTRICISTAS Y ARQUITECTOS Dibujo topográfico, estructural y arquitectónico. (EEES OA e e ai rs ada - Profesor Sr. Eugenio Rayneri. Estereotomía (1 curso). Geodesia y Topografía a curso) alos Ela sa Do Alésitadro Emié Cadalso. Neritmensura (L Curso. A o / 7 Materiales de Construcción a QUESO be | Resistencia de Materiales. Estática Gráfica , ye SA Rcando val AS A e a E E SU E | Construcciones civiles y Sanitarias (1 curso)... Hidromecánica (1 curso). a ad LEN / li Sri Eduardo Gibega. NMAQUIDarIa (LOursO a a e a y Ingeniería de Caminos (3 cursos: puentes, fe- / DE as Re rrocartiles, calles yicarreteras lio. o el ¡ e Enseñanza especial de la Electricidad (3 cursos). Y Sr. Ovidio Giberga. Arquitectura é Higiene de los Edificios (1 curso) |] Historia de Ja Arquatechisa a curso). OS A Dr. Antonio Espinal. Contratos, Presupuestos y legislación especial ( á la Ingeniería y Arquitectura (1 curso). 20) Esta Escuela comprende las carreras de Ingeniero Civil, Ingeniero Electricista y Arquitecto; y son sus profesores Auxiliares: Dr. “Andrés Castellá, Sr. A. Fernández de Castro (Jefe del Laboratorio y Taller Mecánicos); y Sr. Plácido Jordán (Jefe del Labo- ratorio y Taller Eléctricos); con su correspondientes ayudantes. En dicha Escuela se estudia la carrera de Maestro de Obras; exigiéndose asignaturas que corresponden á otras Escuelas. 5. ESCUELA DE AGRONOMIA Química Agrícola é Industrias Rurales (1 curso). / ¡ Profesor Dr. Francisco Henares. Fabricación de azúcar (1 curso) Armonia (LUTO) ol to Lo Ted E AS | MOE cala ECUESO) e AD LA Id OS e Sr. José Cadenas. Eto tepriar (CESA A eds Y needs Economía Rural y Contabilidad Agrícola (1 cur- | On a E ds la Na A - AN Legislación Rural y formación de Proyectos [ > IO O RAOAEa A A do AT A AN | El profesor auxiliar de esta Escuela es el Dr. Buenaventura Rueda (Jefe de los Mu- seos y Laboratorios). Para los grados de Perito químico agrónomo y de Ingeniero agrónomo, se exigen estudios que se cursan en otras Escuelas. En la Secretaría de la Facultad, abierta al público todos los días hábiles de 12 45 de la tarde, se dan informes respecto á los detalles de la organización de sus diferentes Escuelas, distribución de los cursos en las carreras que se estudian, títulos, arados, dis- posiciones reglamentarias, incorporación de títulos extranjeros, etc. AVISO LA REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS es bimestral. Se solicita de las publicaciones literarias ó científicas que reciban la REVISTA, el canje co- rrespondiente; y de los centros de instrucción Ó Corporaciones á quienes se la remitamos, el envío de los periódicos, catálogos, etc., que publiquen: de ellos daremos cuenta en nuestra sección bibliográfica. Para todo lo concerniente á la REvISTA (administración, canje, remisión de obras, etc.) dirigirse al Sr. Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, Re- pública de Cuba. ; RNOFTI OE The REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, will be issued every other month. We respectfully solicit the corresponding exchange, and ask the Centres of Instruction and Corporations receiving it, to kindly send periodicals, catalogues, etc., published by them. A detailed account of work thus received will be published in our bibliographical section. Address all communications whether on business or otherwise, as also periodicals, printed matter, etc., to the Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, República de Cuba. AVIS La REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS parait tous les deux mois. On demande l'échange des publications littéraires et scientifiques: il en sera fait un compte rendu dans notre partie bibliographique. Pour tout ce qui concerne la Revue au point de vue de l'administration, échanges, envoi dV'ouvrages, etc., on est prié de s'addresser au Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, República de Cuba. Y a | A y” 4 . mí Ñ AA / SAN o >= SA in E e? RS e A ro > e Ad La A» Aida Pes ' ES EY! ¡e A, OL Vd VEA 4 Le o de VAR CNI 5 4 $ 553S ce5055% 47 Y emi ¡PA A OS an id d ESE 4% 17 ao pios Ze + 4 vel ,, o ee etisss: +Í0S EEES Ane dSLEGA de piota te: Es + 2 > e] y + 4 ae