pS A YO) RS SEAN y A 4 AA IA e Ue RN AA Pa 0 YO NA SAI As TON y ” de ñ UA NAS MAS ch A Ad II ia AA Pa . AAA, LA) E Y AAN Mo 1 A) A y = = ñ == Ct UTN | FRWEGIbsOn- ave) E, eN edi Ey AO rd Mn Mi ES pai - REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS no x UNIVERSIDAD DE LA HABANA REVISTA DE LA . FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS VOLUMEN XV, 1912 DIRECTOR: Dr. EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN. REDACTORES JEFES: Dr. ARISTIDES MESTRE. Dr. JUAN MIGUEL DIHIGO. COMITÉ DE REDACCION: Dres. ENRIQUE J. VARONA, GUILLERMO DOMINGUEZ ROLDAN, MANUEL VAL- DES RODRIGUEZ, SANTIAGO DE LA HUERTA, LUIS MONTANE, ALEJANDRO RUIZ CADALSO, AURELIO SANDOVAL, JOSE CADENAS Y FRANCISCO HENARES. $e86 LIBRARY NEW YORK BOTANICAL CARD. IMPRENTA “EL Sito XX” DE AURELIO MIRANDA TENIENTE REY 27 HABANA INDICE DE LAS MATERIAS DEL DECIMO QUINTO VOLUMEN NUMERO 1, JULIO Páginas Historia de los Municipios españoles ........- Dr. Rafael Altamira.... 1 Traducción de un pasaje de la llíada.—La | enumeración de las naves. (Fragmento Srita. Laura Mestre ..... 19 í del canto segundo). ....oooormommmmo... ) Discurso pronunciado en el acto de la inves- ; . Sr. Ignacio Agramonte 1 tidura del grado de Licenciado en Dere- ; ) LOYNAZ 2 Dis al 28 cho Civil y Canónico ....oooo.oo...- pr Dinamarca. Estudios sobre emigración...... Dr. Gonzalo de Quesada. 37 Lope de Rueda y su teatro (con cuatro gra- 7 j Srta. Mireille García Moré 45 A A A El nuevo conocimientO.....oooocoooomocrrn... Dr. Carlos Theye........ sg NecroLocía.—Dr. Teófilo Martínez de Es- ) e Ex ¡La Redacción ota 94 vI INDICE Páginas BIBLIOQRA RA A a du ; e) 1 I José Victoriano Betancourt. Estudio | biográfico; por Emeterio G. Santovenia, IN noe A AA IT. Problemas urgentes de la Primera Ense- ñanza en España.—Discurso leído en el | acto de su recepción en la Real Acade- + Dr.J. M. Dihig0........ 97 mia de Ciencias Morales y Políticas; por | el Dr. Rafael Altamira ......... ARA i TIT Historia de los Archivos de la Isla de de Cuba; por el Sr. J. Llaverías, Haba- NUMERO 2, SEPTIEMBRE El Congreso de Orientalistas y el Jubileo de) la Universidad de Grecia (con treinta y ¿ Dr. Juan M. Dihigo..... 105 seis grabados)..... aida SR JPA MO PSIQUICO Neal .. Dr. José Varela Zequeira. 200 BIBUIOGRA RIA a ral REAL O OOO O So dOaold pisa e A E: IESEN nenas métodos para resolver ecuaciones ) De Pica DES o numéricas; por José Isaac del Corral... ) MisCELÁNEA.—José María Heredia, traductor... ..o..oooooooooooocornanc.. 232 NUMERO 3, NOVIEMBRE Discurso inaugural........... te NO Dr. Francisco Henares... 233 Desarrollo y educación del poder de obser- ) 4 2 20 ' Dr. A. M. ÁAguayo...... 255 vación en el niño...... O oa El latinismo en los Estados Unidos .......... Sr. Gabriel Compayré... 276 Transformación política de la Rusia.......... Dr. Evelio R. Lendián.. 288 BIBLLOGRA Aaa catala 1 sa CTI o daa. 397 I Curso práctico de Dibujo Geométrico; a AE pe d Dr. Claudio Mimó ....... 33 por el Dr. Pedro Córdova.............. ) INDICE VII Páginas II Sofócles.—Electra. Con la versión di- ) recta y literal del Dr. José Alemany. Barcelona IIS la IA DS E TIT Rufino José Cuervo y la lengua castella- A Dr Je MM. DUO ¿0 hs 338 na; por Fray Pedro Fabo, Bogotá, 1912. | IV Llave del griego; por los Padres Eusebio Hernández y Félix Restrepo. Friburgo. ) V Anales del Museo de Buenos Aires, Serie ) | > TE omar 19 Tomo e Set? Dr AS MeSITe Ioiccaaze 346 ¡ SOMO Y, MOTA ) INSTIGTA SO RIGIA TAS re ts SA o a a oa e 3501 AE Cp PANCIÓN: ANCORA o Ta cn ie 351 Nombramiento de Catedráticon esas Fis e o iria ir late delas ajos 391 ¡BECINONBrEan ed e IA A A on 3591 IEA E SA E E CS A AS 301 EA A E A A 391 O RS A vot. XV. UNIVERSIDAD DE LA HABANA. Núm. 1. | sE REVISTA DE. LA y FACULTAD pe LETRAS Y CIENCIAS DIRECTOR: Dr. EVELIO RODRIGUEZ. LENDIAN. REDACTORES JEFES: Dr.: ARISTIDES MESTRE. Dr. JUAN: MIGUEL: 'DIHIGO. COMITÉ DE REDACCION: Dres: ENRIQUE J. VARONA, GUILLERMO DOMINGUEZ ROLDAN, MANUEL .VAL- DES RODRIGUEZ, -SANTIAGO DE LA HUERTA, ¡LUIS MONTANE, .ALEJANDRO RUIZ CADALSO, AURELIO SANDOVAL, JOSE CADENAS Y FRANCISCO HENARES. JOLFO DES ADD | SUMARIO: : AS HISTORIA-DE LOS. MUNICIPIOS ESPAÑOLES. , 200 nia rte -Dr. Rafael Altamira. — TRADUCCIÓN DE UN PASAJE-DE LA ILIADA.....o..ocotecccocoss Srta. Laura Mestre. DISCURSO PRONUNCIADO EN La INVESTIDURA DEL GRADO DE / .97. [guacio Agramonte y Loy- 4 LICENCIADO EN DERECHO CIVIL Y CANÓNICO... 000 0. ho Maz. "—DINAMARCA— ESTUDIOS SOBBE EMIGRACIÓN... ...mo.coio. o. Sr. Gonzalo de Quesada. —LOPE DE RUEDA Y SU TEATRO (con cuatro grabados)......... Srta. Mireille García Moré. SANO EVO CONOCIMIENTO Tia o cet et e Dr. Carlos Theye. —NECROLOGÍA. El Dr. Teófilo Martínez de Escobar........... La Redacción. —BIBLIOGRAFÍA.—I. José Victoriano Betancourt por Emeterio ) S. Santoyenia, 1902.—II. Problemas urgentes de la Primera Dr 1 Dihio Enseñanza por Rafael Altamira. —I1I.—Historia de los Ar- ( FSuan, 12. EOL chivos de la Isla de Cuba por Joaquín Llaverías, 1912 ] MISCELÁNEA. — El Profesor Topinard. — La representación del Dr. Dihigo. IMPRENTA “EL SiGLO XX” DE AURELIO MIRANDA TENIENTE REY. 27 HABANA ENSEÑANZA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS. Decano: Dr. Evelio Rodríguez Lendián. Secretario: Dr. Juan Miguel Dihigo. |. ESCUELA DE LETRAS Y FILOSOFIA. Lengua y Literatura Latinas (3 cursos)........ Profesor Dr. Adolfo Aragón. Lengua y Literatura Griegas (3 cursos)....... ys Dr. Juan EF. de Albear. 1mgtistican dl CES O) ra tol a e Da > : q oa RS PA RIA RODA: j y? pa Juán Me Historia de la Literatura Española (1 curso)... Dr. Guill DO Historia de las literaturas modernas extranjeras > = Sd A (PEEULSOS IA Sn AO O le cl e Historiaide América, (E Curso) Ed des es Dr. Evelio Rodríguez Len- Historia moderna del resto del mundo (2 cursos) dián. Psicolo sia (curo IS Ea io Enosota Moral TUESO) ÓN 4 Dr. Enrique José Varona. Sociología Cl CUESOD AS ena AENA A ati as CONFERENCIAS Eustoria derla Bilosotita ile AR. ado A Dr. Sergio Cuevas Zequeira (Aux.) TAteraturas. a tr O DA Dr. Ezequiel García Enseñat (Aux.) neneuas clasica. ae ias. cis le E Dr. Sixto López Miranda (Aux.) 2. ESCUELA -DE CIENCIAS. (a) Sección de Ciencias Físico-Matemáticas. Amálisis matemático (Algebra Superior) 1 curso. Análisis matemático (Cálculo diferencial éinte- + Profesor Sr. José R. Villalón. Sra CES o A e das Geometría superior y analítica (1 curso)....... 1 Geometría descriptiva (ll CUTSO ve. cad AS Dr. Claudio Mimó. requonetrar (Mes) o aa dad ) ¡ Pisica: SUPestoY. (eE. Curso) atte flo de 1 de ; BÍSICARSApPerior (Zo CHESO) 2 ca os | E A Química eeheral (Ieurso). ties 20 VAR $ Sr. Carlos Theye. a A O AN 1 ? ; ZOOOB12 ME CUBSO a Le o AA oc AA Dr. ¡Carlos de la, Torre. DibajoLaneal* (UE CUESO): cz mis re merpaea yO a 1 A A Dibigjo Natural (L.CrrsO ie ii le RS Pedro COLON. Posmulogía) NUCUESO) 12 e otcjole oe ODA E ) Mecánica Racional (1 curso... 'd E Dr. Victorino Trelles. Astronomía (1 curso)... 5 q UN Y j , Geodesia! VINCULSO) IMA el 7 cas e Dr. Alejandro Ruiz Cadalso. Mineralogía y Cristalografía (1 curso)..... ... E Dr. Santiago de la Huerta. Botánica general (curso). Ma oa ja 3 Dr. Manuel Gómez de la Maza. (b) Sección de Ciencias Físico-Químicas. Análisis matemático (Algebra Superior)....... Profesor Sr. José R. Villalón. Geometría Superior (sin la Analítica)......... 1 DÉ Clandio Mámó Trigonon:etría (plana y esférica).............. J a ; 7 : Fisica Superior (Len aCUESO e po AS L : Ps ; Písica Superior (29 CUESO). haa ap 0 o j a Dr. Plácido Biosea! Química Inorgánica y Analítica (1 curso)...... ñ SO RAMOS DA Química Organica (L Curso. conocio aa J e? Ed 2, Dibujo meat (do CcuSsO A A o a ES 1 z A e [ Sr. Pec lova. DIDITO Natur INCUES O) talas Slasnieó J ES REO A Mineralogía y Cristalografía (1 curso)......... E Dr. Santiago de la Huerta. 24 e '4 E E pee d Al A E a ! a piCatlos dla RateW alogíe OM e DE US A Botánica: general le CUESO) ao na PS mu Dr. Manuel Gómez de la Maza. Cosmología (EPICUESON ostra ratas ja ra o laa EA So Dr. Victorino Trelles. (e) Sección de Ciencias Naturales. Análisis matemático (Algebra Superior) 1 curso Profesor Sr. José R. Villalón. Geometría Superior (sin la Analítica)....... l DE CIAO MA Trigonometría (plana y, esférica): nie nba j » , : Química general (1 curso)......... a ed 7 Sr. Carlos Theye. Dibujo hineal (INCUESO) SE a ld pieles asia 1 $ ASE E r. Pedro Córdova. Dibmo Natural CLCULSO a iaa 5 $ S ¡ En E Física general Carso o e 7 Dr. Plácido Biosca. O e O CNESO y qu Dr. Santiago de la Huerta. iS OM co ARA LI. SN ; Botánica general (curso) o e a Ñ Dr. Manuel Gómezdela Maz Fitografía y Herborización (1 curso).........- J Vol. XV JOLIO+DE 1912 Núm 1. REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS HISTORIA DE LOS MUNICIPIOS ESPAÑOLES ! POR EL DR. RAFAEL ALTAMIRA Catedrático de la Universidad de Oviedo Señor Rector de la Universidad; señores Decanos y Catedráti- cos; Señoras y Señores: Por indicación del Sr. Rector, la última conferencia que voy á tener el honor de ofrecer á esta Universidad tendrá un tema de ca- rácter jurídico, porque ella ha de coincidir con el discurso de cie- rre de este ciclo, que pronunciará el Sr. Decano de la Facultad de Derecho, y yo digo, desde ahora, que va á ser la parte más impor- tante de la fiesta que celebramos. Y la llamo fiesta, no por la fuer- za del consonante que obligó á decir al poeta que eran blancas las hormigas. Porque yo considero que fiesta es todo acto en el cual se trabaja intelectualmente y se acude á proporcionar al que habla y á los que escuchan un placer de orden espiritual más ó menos ele- vado. Y claro es que tratándose de un tema de orden jurídico, yo tenía que escogerlo en la materia especial que constituye mi cáte- dra en la Universidad: en la Historia del Derecho Español. Pero aparte de esta razón general, preferencias que ligan con mi voca- ción, no sé si con mi aptitud, aparte de esto, yo he tenido otra ra- zón también para escoger este tema y es que entre los profesores del 1 Conferencia pronunciada el día 12 de Marzo de 1910 en la Universidad Nacional y de- dicada al Dr. Francisco Carrera y Jústiz. El autor desea hacer constar que no ha podido repa- sar ni corregir la transcripción taquigráfica, y que por ello es posible se deslicen errores en la expresión de algunas ideas ó en la "aportación de algunos datos. .ARY ¿Y YORK BOTANICAL GARDEN, 2 RAFAEL ALTAMIRA Claustro de la Facultad de Derecho de la Universidad, hay una persona cuyo nombre es muy bien conocido en España, á quien allí estimamos en todo lo que vale, y que representa aquí una dirección en los estudios jurídicos, singularmente, en la cual se ha declarado un especialista y que, en cierta manera, ha tenido que hacer histo- ria del Derecho español y, singularmente, del Municipio español. Yo no necesito nombrar al Dr. Carrera Jústiz, porque todos uste- des lo han comprendido, y yo le brindo la Conferencia, como home- naje de un compañero que ha aprendido mucho en sus libros y que está interesado por muchos de los problemas que á él le preocupan é interesan y con los cuales ha ilustrado la literatura científica. El cultivo de la Historia Jurídica Española, se halla, en los momentos actuales, en una situación que diríamos transitiva; está pasando de aquellos tiempos en los cuales ignorábamos la inmensa mayoría de las cosas referentes al desarrollo de las Instituciones Jurídicas españolas, en el momento en que podíamos saber de ella, no diré nunca tanto, pero por lo menos, en parte, de un modo muy análogo y con tanta abundancia de pormenores como sabemos de la Historia Jurídica de cualquier otro país europeo. Y digo que no me atrevo á decir tanto, porque en nuestro país, por una porción de circunstancias y azares que no siempre son de la Historia ae- tual, sino que muchas veces corresponden á la Historia pasada, nos- otros carecemos de documentación correspondiente á muchos si- erlos en los cuales tienen documentación abundantísima los otros países. Por ejemplo, sería absolutamente imposible, á menos que nues- tros archivos nos reserven una sorpresa perfectamente incalculable á lo que pudiéramos nosotros aprender en la Historia de nuestras agrupaciones obreras, el momento en que se transforman en verda- deros gremios, el proceso de las primitivas asociaciones de socorros mutuos, el principio á la agremiación de todos los factores Jurídi- cos que vienen á especializar la institución dentro de la Edad Me- dia; esto no lo sabremos jamás en España, y es porque nuestras agrupaciones no se han cuidado tanto como las de otros países en dejar por eserito todo el proceso de su desenvolvimiento ó bien que por las muchas guerras de que ha sido teatro España, gran parte de nuestros archivos han desaparecido, y esa documentación es 1m- posible tenerla, y ese tipo de la Edad Media es imposible encontrar- lo. Bien es cierto que ese mismo momento á que aludo no ha podido ser descubierto, no ha podido ser precisado como el historiador ne- . - HISTORIA DE LOS MUNICIPIOS ESPAÑOLES 3 cesita precisar las cosas. En Bélgica, hasta los momentos actuales ha sido preciso computar las fechas de Agosto de 1908, para que un profesor belga, el Sr. Demaré, especialista, pudiera determinar, exactamente, el momento y la manera de transformarse las primi- tivas asociaciones obreras, en gremios propiamente dichos. De esta situación que atraviesan los estudios de la Historia del Derecho, resulta lo siguiente. De una parte infinidad de juicios, siglos ente- ros, instituciones completas en períodos importante de su desarro- llo, respecto de los cuales no sabemos nada, sabemos cosas muy va- gas, muy generales, incluso en algunas que tienen trascendencia universal y que han sido estudiadas por profesores de otros países, de lo cual, nosotros, por lo menos, tenemos el descanso de saber que no proceden, por culpa nuestra, de abandono de los estudios, la ca- rencia de conocimientos completos respecto de sus particulares, y uno de esos casos lógicos sería la Historia de la penetración del Derecho Romano en España, que á pesar de Savieny y del conoci- miento que tenía y á pesar de los trabajos de Fitch y otros roma- nistas alemanes y franceses, todavía no se puede precisar exacta- mente, cómo se produjo, por qué camino, hasta qué punto han mo- dificado instituciones nacidas al calor de las necesidades de la Edad Media, y hasta qué punto se prolongaron las influencias romanis- tas en la forma del Derecho Romano de Occidente ó de Oriente en nuestro país y quizás haya la única diferencia que pueda señalar- se y esto, por trabajos del día del Sr. Hinojosa, sería en cuanto á la penetración del Derecho Romano en Cataluña. Pero al lado de este vacío, el afán, el interés erande que ha habido en la segunda mitad del siglo xIx, de reunir aquella serie toda de documentos, puede decirse en aquella época única del mundo al lado de los ale- manes cultivadores de la Historia Jurídica Española, toda aquella serie que cuenta á Martínez Marín y Aburrier entre sus grandes cultivadores, todo el esfuerzo que se ha hecho por cultivar, por re- novar este momento preciso de gloria de nuestra Historia Jurídica, ha conseguido que muchos puntos que hace diez ó quince años eran poco menos que desconocidos, con respecto de los cuales co- rrían muchas leyendas ó muchas de esas líneas vagas y generales, con lo que se quiere decir todo y no se puede decir nada, se hayan nutrido, se hayan completado, y hoy sepamos muchas cosas sustan- ciales respecto de instituciones de importancia capital en la Histo- ria de nuestro Derecho, y sobre todo, hayamos rectificado muchos errores. 4 RAFAEL ALTAMIRA Tal es el caso de la Historia del Municipio Español, y por eso, la Conferencia de hoy va á tener por cbjeto, el exponer ante vos- otros, los resultados de las últimas investigaciones con relación á este asunto principalísimo, por ser una institución que no sólo ha tenido importancia ella á su vez principal y capital en la Historia de todos los países, sino que la tiene hoy como problema palpitan- te, como problema de doctrina y de positiva práctica. Todo el mundo que ha saludado la Historia del Derecho Espa- ñol, sabe que la base del conocimiento de nuestros Municipios pro- cede de los trabajos de Martínez Marín, y que fué el Municipio castellano, aun cuando con aleunas modificaciones y derivaciones de los Municipios navarros y aragonés, el Municipio castellano, el que constituyó el punto de mira particular de aquel grande histo- riador, de aquel coloso verdadero de nuestra Historia Jurídica, con el cual estamos viviendo sustancialmente en muchas de las ceo- sas á las cuales aplicó él su inteligencia y su trabajo. Pero esta base de conocimientos dados por Martínez Marín y que continúan res- petando todos los historiadores del Municipio castellano, hasta nuestros tiempos, no es aumentado y rectificado por hombres como Herculano ó por Gama y Barró. Se continúa la tradición de Her- culano. Es en nuestros días, en la última parte del siglo xrx, cuan- do ha sido completado y rectificado eso, por una serie de trabajos monográficos que yo aquí, verdaderamente, tengo que citar. En primer lugar, los trabajos del Sr. Pérez Pujol, por referencia á época visigoda. Hasta Pérez Pujol, nadie había precisado, sobre todo lo que con el Municipio Romano había pasado, en la época gótica y visigoda; y nadie había podido indicar los tiempos en los cuales se veía la huella de aquellas instituciones municipales, que dió una importancia tan grande á las provincias españolas, las más latinizadas de todas las del Imperio Romano. Así como Pérez Pujol estudió el Municipio visigodo y sus pre- cedentes en el Romano, Vicente de la Fuente estudió el Municipio aragonés, y lo estudió, no en una forma sistemática como Pérez Pujol, sino en una forma esporádica, en la forma de burla bur- lando, en que solía escribir todas las cosas, pero en medio de las burlas, dejando caer grandes enseñanzas históricas, y sobre todo, reduciendo á polvo una serie de leyendas que corrían respecto de la Historia aragonesa—de aleunas de ellas he de hablar después de citaré las leyendas como otras, la del Fuero Sobrarve, que después de las obras de D. Vicente de la Fuente, no se pueden sostener. HISTORIA DE LOS MUNICIPIOS ESPAÑOLES 5 Y lo que hizo D. Vicente de la Fuente, lo hizo otro historiador, el Sr. Pella, el cual, con motivo de historiar una comarca, de Am- purdan, hizo la historia social y política de toda la región de Cata- luña, hizo la historia del proceso, y en general la historia de toda la generación catalana y dió, por primera vez, noticias circunstancia- les de la vida singular de los municipios catalanes en aquella parte del Norte, donde tuvieron una vida más tardía, pero por esta espe- cie de carácter singular, muy interesante en la lucha entre el prin- cipio municipal y feudal, del que se puede hablar en Cataluña con cierta razón, y con mayor seguridad, de aquello que puede decirse sobre cualquiera otra región. Por su lado, los vascongados, movidos por el problema del sos- tenimiento de los fueros suyos, se dirigieron á fomentar, á arrai- ear en la tradición, en el conocimiento de las instituciones históri- cas toda la confianza suya en la parte de autonomía que les queda- ba á mediados del siglo xIx y esto llevó á los guipuzcoanos á publi- car investigaciones interesantísimas que en la obra de Gonazabel, llegan á una verdadera historia interna del desarrollo municipal de aquella provincia vasca. Por último, han venido los dos grandes reveladores de la His- toria antigua del Municipio español, aquellos que propiamente sig- nifican, aun en el campo del Municipio castellano, un cambio de horizontes, un cambio de perspectiva y una rectificación de cosas que habían corrido sobre la fe de la autoridad de Martínez Marín ó la fe de autoridad de Herculano, como perfectamente demostra- do fué por estos dos hombres, que son: Hinojosa por un lado, y Costa por otro. Hinojosa ha estudiado la Historia propiamente di- cha de los Municipios, y se ha fijado, principalmente, en los muni- cipios castellano y catalán y ha escrito dos monografías importan- tísimas, la una que es la Historia del Municipio de León y Castilla, y la otra que es la Historia de la Organización de las clases servi- les en España, por debajo de las cuales tiene que estudiar una serie de puntos interesantes de la Historia catalana. Costa, por el con- trario, aunque ha tenido que ir á la Historia, aunque esto es im- prescindible, Costa se ha dirigido sobre todo, á estudiar el Muni- cipio vivo, actual y á sorprender toda la supervivencia, todos los restos de antiguas organizaciones municipales que continúan vi- viendo, como ya indicara el Dr. Carrera Jústiz, hablando de este eran acontecimiento de la Naturaleza en su libro. Los Vestigios de Gobierno que continúan viviendo por debajo de la Legislación Mu- 6 RAFAEL ALTAMIRA nicipal española, que es muy distinta de la realidad, y vista la cual, se formaría uno que creyese que la verdad corresponde á lo que in- dica el articulado, se formaría una idea falsa de lo que es el Muni- cipio español. Pues bien, reuniendo yo todos estos trabajos y aleu- nos otros que modestamente haya podido añadir sobre el particu- lar, voy á procurar fijar rápidamente cuáles son las notas funda- mentales de la Historia del Municipio Español y los caracteres que le distinguen de cualquier otro municipio ó que lo caracterizan aún sin distinción dentro del medio en que vivían en la época clásica de su desarrollo. : En primer lugar, hay que decir que lo aque hace algunos años se sospechaba y se deducía por razonamientos, por lógica históri- ca, sugiriendo la subsistencia del Municipio Romano en la época visigoda, después de los trabajos de Pérez Pujol está conocido por argumentos de hecho, que fijan, de manera clara y terminante, que el Municipio Romano pasó á la época visigoda y no hubo sino un aislamiento de aquella condición, verdaderamente abusiva y tirá- nica en que se encontraban los individuos del Municipio en los úl- timos tiempos de la dominación romana y una debilitación de las cargas que pesaban sobre los individuos que formaban la Institu- ción. Y así Pérez Pujol ha podido explicar cuál es el concepto de los individuos que formaban parte del Municipio. En calidad tam- bién de curiales se unen á los señores, á los primeros visigodos, ó sea á la aristocracia visigoda. Esto señala uno de los momentos de contacto en que viene á fusionarse la aristecracia con el pueblo vencedor. Pero en la España visigótica, hay que distinguir dos clases de Municipio que existían en la época romana, y Pérez Pujol ha ex- puesto con eran claridad la diferencia y la competencia en que se encontraban el Municipio Urbano y el Rural, que existían en aque- llos tiempos; vienen á diferenciarse más en la época visigótica, al lado del urbano el rural, lo cual constituye una especie de asam- blea el ““conventus vicinorum””, del cual no encontraríamos ras- sos, que permitiesen reconstruirle, en la época visigótica, pero que estaban vivos, sin embargo, y Pérez Pujol ha logrado hacerlos re- vivir; estaban vivos y representaban un Gobierno de carácter pro- pio, en la gente de procedencia genuinamente germánica que vivía en los campos, á diferencia de las poblaciones antiguas, de las po- blaciones hispano-romanas que continuaban agrupadas en las urbes. Este Municipio de la época visigótica, no es de la forma urbana ni -] HISTORIA DE LOS MUNICIPIOS ESPAÑOLES rural; el Municipio de la Reconquista, el propiamente español, aleo puede haber influído sobre la forma del Municipio Rural con el ““conventus vicinorum”” en la época visigótica, en la formación del Municipio español. Pero éste adquiere carácter tan singular tocante á su procedencia, á su manera de funcionar, á la importan- cia que adquiere rápidamente, convirtiéndose en un municipio de tanta categoría como el urbano y adoptando forma urbana en se- guida que se aparta del origen ó por lo menos de uno de los ele- mentos que pudieran quizás participar de su origen, y ese Munici- pio de la Reconquista, que es á quien se refieren los autores cuan- do hablan de la época municipal, de la época de los fueros, le lle- van este apelativo á esos municipios españoles. Y ese Municipio es- pañol, hay que afirmar, en primer término, que era un Municipio eristiano y no musulmán. El pueblo musulmán español, no tiene organización municipal. No la tiene en el sentido en que se carac- teriza esta Institución, en la Edad Media. Tiene vida municipal, porque es indispensable, pero no está ella constituída en forma que llegue á adquirir un organismo y una acción colectiva, como se crea en los países que llamaríamos cristianos, y emplean esta segun- da dominación cristiana y musulmana sólo para entendernos; úni- camente para seguir la costumbre, así como, por otra parte, sería muy difícil sostener las diferencias de los dos mundos que lucha- ron en el orden político: el uno por reconquistar el territorio, el otro por sostenerse en él señalando su diferencia en diferencias de religión, correspondientes á estas dos dominaciones, porque es un hecho perfectamente sabido hoy día, perfectamente reconocido y comprobado con documentación y confesado, declarado por los que pueden ser testigos de mayor excepción en una controversia de este género, que son los historiadores españoles generales ó del De- recho Canónico caracterizados como eminentemente católicos, es un hecho perfectamente comprobado que no hay una sola ba- talla de aquellas de la Reconquista, no hay un solo hecho ca- pital en la historia del mundo musulmán ó el mundo eristiano de la Península española, en los cuales no haya habido de una parte cristianos con musulmanes y de otra parte musulmanes con eris- tianos, y, por lo tanto, la diferencia no puede ser señalada expresa- mente en toda su realidad histórica, usando estas dos denominacio- nes sin explicación previa. Hecha la explicación, podemos entendernos ya. El Municipio propiamente español, no es de origen musulmán, sino que es de 8 RAFAEL ALTAMIRA origen de los territorios de los países de Castilla, de Navarra y de Aragón, los territorios que se llaman cristianos, aun cuando no debieran llamarse así propiamente. Ese Municipio que no es mu- sulmán, que no tiene de musulmán más que el nombre de un fun- cionario, por ser ese nombre el ejercicio y la significación que tiene otro en el Municipio eristiano, porque el nombre de Alcalde es Al- caid, el Juez, y el Alcalde es ante todo un Juez. Ese Municipio, de la misma manera, repito, que no es musulmán, no es romano, no hay absolutamente nada del Municipio romano en el Municipio de la Edad Media; Pérez Pujol, primero, é Hinojosa, después, lo han demostrado de manera precisa. ¿Qué es, entonces, el Municipio español de la Reconquista? No es más que esto: es la segregación del territorio ó de la mandación guiada en nombre del Rey, por un Conde, er todas las direcciones de la vida política y administrativa, pero, singularmente, aquello que importaba tanto á los pueblos en todos los momentos, la justi- cia; la segregación y la dirección del Conde, en una parte de su te- rritorio que se va á entregar á la dirección inmediata de los mis- mos pobladores suyos, trasladándola al conjunto, á los vecinos, al conjunto de los pobladores del territorio aquel que se hace autóno- mo del Conde, pero no del Rey; entregándole, al principio, una parte de las atribuciones judiciales que tenía el Conde con su Asamblea Judicial, formada también por los mismos vecinos, pero bajo la competencia de la Autoridad, y luego, sucesivamente, todas las atribuciones. Y de esta manera, el Municipio se caracteriza desde este punto de vista, en el proceso de su historia, en esta forma: segregado en una parte de la historia el territorio de una mandación, nombran- do á los habitantes de esa parte que vayan á dirimir sus contiendas al Tribunal del Conde y dándole las atribuciones para que resuel- van sus cuestiones de carácter jurídico en el tribunal constituído por la Asamblea; en el principio se le concede una cantidad míni- ma de atribuciones, una cantidad mínima de competencia, es un número reducido de problemas y cuestiones el que puede tratar; el resto de las cuestiones siguen dependiendo del Juez y del Rey. Y el Municipio se desarrolla en esta dirección, la de conquistar cada día mayor número de asuntos para su propia dirección, la de conquistar una competencia más amplia, arrebatando toda la in- tervención á la autoridad del Conde ó la intervención de autorida- HISTORIA DE LOS MUNICIPIOS ESPAÑOLES co des regias, aun cuando tengan otra representación de los antiguos Condes. Por esto mismo es otra característica del Municipio de la Re- conquista, el que procede de una concesión Real: no hay Munici- pio español que se haya constituido á sí provio; todos ellos tienen un acta real; todos ellos tienen una documentación en la cual se les reconoce la constitución como tal Municipio. Y mientras eso no existe y en el documento legislativo en que se consignan las leyes fundamentales ó las reglas fundamentales por las que se han de resolver las cuestiones jurídicas de un grupo de población, no se menciona la organización municipal con compe- tencia del Conde, no hay Municipio; y cuando el Municipio del te- rritorio realengo, como se llamaba, se extiende á los territorios de señorío, la práctica es ésta: que la Corte que formule el Fuero mu- nicipal, otorgado por un noble, tiene que ser reconocido y refren- dado por el Rey. Mientras esto no ocurra, no tiene validez, y el Rey se reserva el derecho de intervenir y modificar el fuero dado por el señor del territorio, y así lo vemos modificando de continuo los fue- ros de una porción de territorios é interviniendo en las contiendas entre los individuos de aquellas poblaciones que quieren, como los individuos de las poblaciones realengas, obtener cada día mayor número de privilegios de la justicia del funcionario real. Intervie- nen aquéllos de hecho y modifican las reglas fundamentales dadas de un modo espontáneo, ó mediante un compromiso por el señor. Una segunda consecuencia del carácter originario del Munici- pio es ésta: que el Municipio propiamente no es autónomo en el sentido riguroso de la palabra; no es autónomo, porque no se da la Ley á sí propio; la Ley fundamental de todo Municipio le viene de arriba, le viene del Rey ó del Señor. Que esto se haya podido obte- ner mediante presiones de opiniones ó amenazas de fuerza del gru- po que obtiene el privilegio, que obtiene la Ley, no significa nada, porque al fin y al cabo así es como la humanidad ha tenido la ma- yor parte de sus ventajas ó sus privilegios de orden político, ó por- que convenía á los de arriba despreciar ó anular, ó porque temía el de arriba á los de abajo. De manera que eso no empieza con la mo- dificación; el hecho real y verdadero es que l: ley fundamental de un Municipio castellano ó aragonés, procede del Rey ó procede del Conde ó del Obispo, siempre. Esto no quita para que los fueros municipales, unas veces taxativamente, declarando las institucio- nes á que se refieren, otras veces dejando margen á todo lo que ella 10 RAFAEL ALTAMIRA no dice, pero que consiente, tengan una base, muchísimas veces, de derecho consuetudinario anterior á las leyes otorgadas. Y así es numerosísima la lista de los fueros municipales. El Sr. Hinojosa ha recogido aleunas citas para fomentar esta opinión suya, y á esas se podían añadir infinidad de aquellas muy citadas sobre His- toria del Derecho español. Mis alumnos han trabajado por reunir una porción de listas; es numerosa la lista de fueros municipales que refiriéndose á tal ó cual institución y aprobada por el Rey, dicen esto: Se hacen según la costumbre de la tierra. O que en eo-. sas que no detallan no precisan, se refieren para ser reguladas aquellas instituciones á las costumbres de la tierra, que admiten, aun cuando no las detallan en el fuero municipal; y en este sentido se puede decir que hay un cierto grado de autonomía en cuanto se funda la vida jurídica del Municipio en un derecho anterior, que después de los trabajos de Martínez Marín y de Fichte, que en eran parte no ha hecho más que repetir á Martínez Marín, bien puede decirse que es Derecho consuetudinario de origen germánico y que cada día se reduce á menos y que rectifica á los mismos que antes creían y el Sr. Costa también con algunas reminiscencias de los tiempos anteriores á la influencia latina. Por otra parte es también autónomo el Municipio á ¡pesar de la Ley fundamental que le viene de arriba y es que se reserva el de- recho el Municipio de dictarse sus ordenanzas internas sobre las líneas generales que marca el fuero municipal. El municipio, el Ayuntamiento después, tiene el derecho de dictar aquellas reglas puramente locales en que nadie puede entender mejor que él; lo que le deja con toda amplitud que resuelva, el Poder Real ó cen- tral. Estas ordenanzas suelen referirse singularmente á aquel ramo de cuestiones que primeramente vinieron á ser el campo de com- petencia especial de los Municipios, de los Consejos de todos los te- rritorios, que son las reglas referentes á los mercados, á las ferias, al trabajo en los campos, después al trabajo en las industrias ciu- dadanas. Otro carácter que hay que señalar en los municipios, respecto del cual, como veremos, hay aleunos errores que rectificar, es éste: el Municipio español de la Edad Media, es un centro de libertad. Cierto, en cuanto significa el arranque. á un grupo de individuos, á un grupo de ciudadanos que va engrosanlo y haciéndose cada vez mayor, arrancarle no ya á la autoridad del Conde, sino á la ar- bitrariedad del Conde, á la posibilidad de que ella se convertía en HISTORIA DE LOS MUNICIPIOS ESPAÑOLES 11 utilidad con una frecuencia extraordinaria, en abuso de las facul- tades del Conde; es ya sentar un principio de libertad. Aquella gente se administraba á sí propia, aun cuando una ley dada por el Rey podía disponer de su destino y cuando menos, no estaba en peligro de ser víctima de la arbitrariedad y el exceso de facultades que los Condes se tomaban en determinados casos. Pero esta liber- tad hay que precisarla bien para comprender en qué consistía y cuál era su característica. En primer lugar, estas libertades, mu- chas veces eran una libertad excesiva, una libertad que se convertía en peligro. Todo el mundo recuerda con cuánta frecuencia los Mu- nicipios de fronteras y los Municipios que no son de fronteras, abren sus puertas con una laboriosidad extrema á todos los hom- bres, cualesquiera que sean su procedencia y antecedentes y se con- vierten en asilos de criminales, porque declaran la prescripción in- mediata, apenas se pasa el territorio del Municipio, apenas se pa- san las murallas á todo delincuente, cualquiera que haya sido el delito que hubiere cometido. La razón sociológica es conocida perfectamente. Hacían falta poblaciones y brazos atrevidos para defender la frontera contra los musulmanes; hacían falta hombres para aumentar la población; pero esto creaba un fermento de disolución dentro de la sociedad aquella; creaba un fermento que había de producir un efecto moral depresivo en aquella asociación naciente, que podía tener una im- portancia como la tuvieron tan grande en el desarrollo social del país. En segundo lugar, las libertades que se gozaban en el Munici- pio y la sujeción de todos los individuos que entraban en él á las leyes fundamentales que en el Fuero Municipal no excluyen la di- visión de clases en el Municipio, era una igualdad ante la ley, fija- da en el Fuero municipal, pero no era una ¿sualdad en todos los órdenes jurídicos, sino en aquellos precisados en el Fuero munici- pal y que se referían á las aplicaciones del Derecho Penal ó la su- misión é intervención en la Asamblea y al nombramiento de los fun- cionarios; pero todas las demás clases sociales y jurídicas persis- ten en los Municipios y allí no son iguales todos, sino que hay aris- tócratas y plebeyos, hay mayores y menores, como eran los fueros de dos categorías, como mano mayor, mano menor y mediana; de modo que la organización social persiste dentro del Municipio y es ya un fermento de desigualdad social que vamos á ver aparecer 12 RAFAEL ALTAMIRA inmediatamente en la historia dinámica, que diríamos, del Muni- cipio. Por último, el Municipio es libre en este sentido, en el de que sanciona ciertos derechos individuales, como la inviolabilidad del domicilio, de una manera absoluta, de una manera taxativa, como nuestras cartas fundamentales y constitucionales de los tiempos actuales. Pero si el Municipio es todo esto, y va en ellos hemos vis- to pro y contra, elementos que podían llevar á una democracia, á una igualdad propiamente dicha, y elementos que estaban traba- jando por que no se produjese este fenómeno social y político, el Municipio tiene como característica fundamental que abraza á todas las manifestaciones de la vida, esta otra nota que importa se- nalar para que sepamos de una vez para siempre, de una manera radical, el sentido liberal y democrático de los tiempos medios, del sentido liberal y democrático de los tiempos actuales. La libertad y la democracia presentes tienen esta nota fundamental, son liber- tad y democracia para todos los hombres, para todos los ciudada- nos de una nación y fundamentalmente para todos los hombres aun cuando no sean ciudadanos, porque la di“erencia que queda en muchas de las naciones es la diferencia reducida á ciertos derechos de carácter político, pero los derechos del order: civil son perfecta- mente reconocidos en todas partes. La libertad y el privilegio de los Municipios de la Edad Media, son privilegios egoístas, todo aquello es para el vecino y únicamente para el vecino y es contra todo vecino de otro Municipio diferente, en el cual no reconoce un hermano, no reconoce un comprovinciano, no reconoce un compa- triota, sino un hombre que pertenece á un sitio distinto, á un seño- río de plebeyos diferentes y que no tiene derecho á conquistar los derechos del otro Municipio; y las cosas llegan á tal sentido de egoísmo, que cuando un vecino de una localidad comete un delito de! cual es víctima un vecino de otra localidad. el delito no se pena, pero cuando el delincuente es de otra localidad distinta, entonces cae sobre él todo el rigor de la Ley. Una nota que debemos fijar, que diríamos aguda y radical de este sentido egoísta continental, pero aristocrática de los Municipios de la Edad Media y que duran- te mucho tiempo no permite que se forme la idea de nación, ni si- quiera en los Estados que tienen un solo Rey, en España, por ejem- plo. Es el tipo de los municipios oligárquicos aragoneses, porque el fenómeno no es sólo castellano, sino de todas las regiones españolas, y en Aragón toma un carácter oligárquico hasta el punto de seña- HISTORIA DE LOS MUNICIPIOS ESPAÑOLES 15 lar dos tipos de municipios en aquel Estado: los municipios de tipo oligárquico que están unidos á la nobleza, que trabajan con ella para obtener los mismos privilegios, pero con un carácter superior; y los Municipios del Sur, los últimos que se crean de manera mili- tar por la Corona, que tienen un sentido distinto. A tal punto alcanza esta dirección, esta crientación aristócrata y egoísta del Municipio, que pide para sí únicamente y no se acuer- da del derecho de los hermanos que hablan su mismo idioma y lu- chan por la misma bandera y tienen las mismas necesidades y no se elevan á la concepción natural del derecho; y de tal manera llega esto á reflejarse en toda la vida aragonesa, que imprime ca- rácter en una institución respecto de la cual han corrido muchas leyendas: el Justicia Mayor de Aragón. Este se ha considerado durante muchísimo tiempo, como una representación del espíritu democrático en frente de los abusos de la Monarquía, como una es- pecie de amparo de todos los ciudadanos aragoneses para librarse de las arbitrariedades de los funcionarios públicos. Pues bien, hay que decir esto: el Juez Mayor de Aragón estudiado en nuestros días por Rivera y Jiménez, entre otros, es un funcionario de orden aristocrático que va á servir á la nobleza y á los municipios oligár- quicos de Aragón y que con esos dos grandes privilegios que se han prolongado hasta nuestros tiempos del sentido democrático ac- tual, con esos dos privilegios no favorecen más que á los que están arriba; pero aquella clase social que está más á merced de los hom- bres del Poder secular que podían cometer arbitrariedades, los cultivadores del campo, jamás estuvieron dentro de la competencia y sumisión del Juez Mayor de Aragón. Este Municipio caracterizado con esta nota que acabo de indicar, ¿cómo evoluciona? La evolución es ésta sustancialmente: en todos los países es la misma, fundamentalmente conocida, sobre todo en Casti- lla, que es después de todo, la mayor parte de España, porque la Co- rona de León y Castilla, comprende desde las provincias vasconga- das, por la línea del Ebro, hasta la cordillera que viene de Norte á Sur y la divide en dos porciones desiguales, la porción de la vertien- te del Atlántico, que es la principal, y comprende á Castilla la Vie-. ja, Castilla la Nueva, Extremadura, León, Asturias y Andalucía y de otra parte no queda más que el pequeño Reino de Aragón y Nava- rra y el Principado de Cataluña con D. Jaime. Pues bien, el proce- so es éste: hay un primer período de democracia directa, que viene á constituir el Municipio, el Concejo, que se deriva de la palabra 14 RAFAEL ALTAMIRA Conecilium, Asamblea. Forman las asambleas, el pueblo con el Mu- nicipio. Todos los vecinos que son hombres nobles, los cuales se re- unen una vez al año ordinariamente, en un lugar que suele ser una ¡elesia, y allí acuerdan las reglas generales referentes á mercados, á pesas y medidas, á reglamentación de las industrias, de la jornada de trabajo, que ya desde entonces preocupaba á las gentes, y que eligen un funcionario, á veces varios, pero uno sobre todo que se llama Judex, el Juez, y de ahí que viene á tomar la palabra Alcalde de los musulmanes, un Judex, que tiene por función ejecutar los actos de la Asamblea y ser un mandatario con mandatos imperati- vos. Ese es el período de democracia directa, de asociación de todos los interesados en la vida municipal. ¿Qué pasa después? Pues pasa lo siguiente: aquel judex, con su auxiliar, va poco á poco libertándose del mandato imperativo, va poco á poco recobrando ó cobrando cierta libertad propia dicen- te de la autoridad de la Asamblea, va reuniendo mayor número de elementos al lado suyo y constituyendo un cuerpo que se va sepa- rando de la Asamblea municipal para constituir por fin, el centro del Poder del Municipio y arrancarlo á la Asamblea. Este es el proceso tedo del Municipio. A medida que el Ayuntamiento va cobrando mayer facultad, la Asamblea va decreciendo en autori- dad y poder, va decreciendo en importancia. Y llega un momento en que la Asamblea no tiene por oficio más que reunirse y el Ayun- tamiento obra con la sola confianza de los cue representa. Pero esta obra que se produce de separación del principio de democra- cia directa, se agrava todavía más con este hecho, y es que aquel principio de diferencia social á que yo aludía anteriormente, se acentúa primero con un sentimiento de seriedad, en lo que diría- mos, de parte de los ciudadanos, de los burgneses, los hombres que viven en una agrupación urbana empiezan á separarse, dondequie- ra, del hombre que vive en el campo, y el primer paso de disociación es éste: excluir de los cargos municipales á los individuos que no viven dentro de la urbe, en que se ponen aparte los plebeyos de los cargos municipales, y no tienen dereche á desempeñarlos más que los hidalgos, los que tengan consideración de nobleza, y comprende- réis que unidas estas dos cosas, á saber: el decrecimiento del poder de la Asamblea con el crecimiento del poder del Ayuntamiento que obra per su cuenta propia, y por otra parte el apartamiento de factores de cierta entidad en la vida municipal, el resultado había de ser una verdadera oligarquía, es decir, un Ayuntamiento que HISTORIA DE LOS MUNICIPIOS ESPAÑOLES 15 manejara el Municipio á su gusto, y que estuviera constituído por las personas privilegiadas que vivían dentro de la ciudad. Este es el proceso del Municipio urbano y el proceso de muchos de los mu- nicipios rurales, en cuanto tienen una urbe como centro y cierta importancia de población. Así puede verse “uma manifestación de ese tipo entre los plebeyos y aristócratas en Valencia, donde la cosa costó mucha sangre, muchos esfuerzos, hasta que llegaron á conquistar algunos puestos de representantes en el Ayuntamiento los individuos de la clase pobre Pues bien, en Castilla, en el siglo xvI, los Municipios todos eran Municipios de señores, Municipios de gente noble; los plebeyos ha- bían desaparecido casi por completo. Sólo sabiéndose esto es como se puede explicar lo que fué el movimiento de las comunidades de Castilla respecto del cual movimiento leyendas han corrido tam- bién. Parece á primera vista, un movimiente democrático y popu- lar, no fué así. Cualquiera que fuese la razón que tuviera de orden económico, de orden financiero, para protestar de la conducta del Emperador en la dilapidación de los fondos nacionales de España, para resolver el problema que á España le interesaba, los indivi- duos que hacen la revolución, que la sostienen, son nobles, y lo ha- cen principalmente para evitar que ellos, como individuos, repre- sentantes de una clase que había estado exenta de tributos hasta entonces, viniesen á ser comprendidos en la misma condición de los plebeyos. De modo, que es una revolución egoísta, aun cuando en el fondo aquellos que procedían en provecho propio, tomaban una bandera que interesaba á todo el mundo, porque al fin y al cabo se trataba de que el dinero español no se gastase sino en lo que fue- se español. Luego se cambió en otro sentido, por una porción de asuntos y factores, en virtud de los cuales la nobleza se aparta prontamente de la clase de dominadores, se c»loca al lado del Em- perador, va á luchar contra ellos y en cambio la plebe da una orien- tación socialista á los últimos momentos, pero primitivamente ellos son esto, y la prueba de que fueron así es que vencidas las Comuni- dades, aun cuando los castigos y las venganzas de carácter perso- nal fueran muchas y crueles y el Emperador se excedía en esto, como por otra parte se excedía el esoísmo de los que lo habían con- servado y todo el mundo creía tener derecho á las mayores sinecu- ras del Estado, porque habían estado en una escaramuza, que á pe- sar de esto, digo, el régimen municipal de Castilla continúa des pués de las comunidades exactamente lo mismo que había estado 16 RAFAEL ALTAMIRA hasta entonces. El Emperador no deroga un solo fuero municipal, no hay una modificación del régimen munjcipal, las modificaciones se van haciendo lentamente sobre la base de aquel Municipio aris- tócrata, se va haciendo lentamente en otra forma que había pros- perado ya en la Edad Media, mediante la entrada en los Munici- pios de individuos del país representantes del Rey para inspeccio- nar la Administración Municipal y por la modificación de los fue- ros municipales y á ser reconfirmados por los sucesores de Carlos 1 y Felipe II, ete., por las modificaciones en ellos de algunas pala- bras que fijaban el carácter de la primitiva Ley Municipal y mo- dificaban en el mando lo que pudiera afectar á la soberanía real; pero si tomamos un Municipio asturiano ó gallego, veremos que sigue viviendo de la misma manera que vivía cl Municipio de aque- llas regiones á comienzos del siglo XvI. Decía antes que el proceso principal por lo que se modificó real y efectivamente la libertad, la autonomía de los Municipios, fué la entrada de funcionarios reales en ellos. Funcionarios reales los había habido siempre, se pueden tomar los fueros de Castilla y se verá que al lado de los judes de nombramientos populares, hay ju- des de nombramientos reales, pero éstos se convierten en unos ver- daderos fiscalizadores; el proceso es igual al de la decadencia del Municipio romano; se convierten en un representante del Rey que va á sustituir en las funciones del Municipio encerrándolo bajo su autoridad, en un círculo de acción más limitado. Ahora bien, es preciso hacer constar este otro hecho: unos de los corregidores son nombrados en el siglo xv á petición del mismo pueblo, ¿por qué? Por este otro hecho: porque el pueblo, en virtud de esa disocia- ción de las clases que se había producido entre ellas, estaban en guerras continuas, en guerras porque el elemento plebeyo no esta- ba satisfecho con la administración secundaria, que continúan en guerra porque las familias hidalgeas que habían en el Municipio se disputaban la primacía en él, era una lucha electoral, y las gue- rras dentro del Municipio y entre Municipios diferentes, eran tan frecuentes que muchas veces se dirigían á los Reyes pidiendo que enviase un Corregidor para que ellos pudieran vivir de una manera ordenada, y se libraran de aquellas luchas. Claro es, que aquí la Monarquía aprovechó la oportunidad que le abría una puerta para personificar el régimen; la aprovechó, porque existía ya un germen de males de peligros y de luchas interiores en los municipios, un germen de desigualdad que hacía que estuvieran molestos los mis- HISTORIA DE LOS MUNICIPIOS ESPAÑOLES pue mos individuos del Municipio con el estado de cosas y pidiesen un remedio, pidiesen un amo, pidiesen un Rey, pidiesen un director, para que pusiese en cintura á todos aquellos que estaban compro- metiendo la paz pública á cada instante. Ahora, la Monarquía, por esta brecha, penetra hondamente á la revolución, lo que llamamos la revolución, la de fines del siglo XVIII y XIx, no hace más que seguir el proceso de centralización y unificación, son éstas las revoluciones del siglo xtx. Otros efectos del sentido de la Monarquía no hacen más que continuar en esto su obra y el proceso más grave, la cosa que soñó más la Monarquía con respecto á los Municipios viene á efectuarse en estos tres he- chos: el primero, que creyendo evitar un peligro cae en otro; la conversión de los cargos electivos en hereditarios; no habiendo elec- ción no podía haber lucha, pero los cargos tenían todos los peligros de la ley de herencia; limitadas las funciones municipales desde la Corona y, por lo tanto, el sentido oligárquico que trae consigo, y la casi seguridad de que no todos los herederos podían ser buenos y que tuvieran condenados los Municipios á soportar cualquiera que fuese el heredero, bueno ó malo. En segundo lugar, por haber con- vertido en cargos vendibles muchos de los cargos municipales. Una necesidad de orden económico, trae consigo un cambio en el orden jurídico tan importante como éste. Y en tercer lugar, la enajena- ción que los reyes hicieron de muchos pueblos que habían sido se- gregados, convirtiéndolos de municipios independientes, á munici- pios realengos. Tal es el espectáculo que presenta Castilla á fines del siglo XVII y se continúa en el siglo xviH, en el cual las autoridades, el sentido de los reyes franceses hace que se retroceda con el proceso y que se trate por el contrario de indicar la jurisdicción señorial, preparan- do la abolición de esto en el siglo xIx. Pues bien, estos municipios españoles que han seguido este pro- ceso, que se han destrozado, á través de los siglos, subsisten en la primitiva democracia directa en la reunión del Concejo y de la Asamblea de vecinos á través de todo ese tiempo. Todo ha subsis- tido como era lógico que subsistiese, en los países que estaban me- nos en contacto con las corrientes de la época, en los sitios que su- frían menos al contacto y á la influencia del Poder Central y allí es donde ha ido á descubrirlo Costa y donde lo ha visto funcionar, lo mismo en Santander que en Cataluña, en la forma del Consejo de Vecinos, como allí se emplea, y las mujeres que son cabezas de 18 RAFAEL ALTAMIRA familia van y no lo hacen peor que los hombres. Esto subsiste, to- dos los municipios son de la misma manera y de una manera bien distinta de la manera democrática moderna. Ahora bien, señores, nosotros tenemos aparte del problema his- tórico, que consiste en precisar, cada vez más, todos estos detalles de la historia de los municipios, de su desarrollo, de su evolución, de su cambio, de saberlo con entera precisión, caso por caso, en un número grandísimo, si es posible en todos, en la época de la mitad y en los primeros siglos de la Historia Moderna, nosotros tenemos frente á esta subsistencia de Municipios primitivos esta tenacidad de la raíz histórica, la tenemos en el problema palpitante de nues- tra organización municipal y ese problema se presenta como todos los problemas de orden jurídico, con estas dos soluciones: una, te- ner una legislación acomodada á la mentalidad del país en aque- lla parte en que la mentalidad sea provechosa; cuando no lo es, hay que ir á modificar ó toda la legislación 2comodada á las cosas vivas en la región española ó toda la legislación de gabinete en la cual no se escapó absolutamente ninguno, de esa realidad viva de nuestro derecho. ¿Cómo se ha resuelto este pr>blema que, como véis, tiene raíces históricas muy hondas? Se ha resuelto, incluso en los proyectos que se consideran más radicales y avanzados, en un tra- bajo de gabinete, en el cual, bajo la apariencia de una libertad, para constituirse, se dan moldes en los cuales sea preciso que ajus- temos todas las realidades de la vida municipal española, y esto, en vez de hacer la Ley Municipal española, como se hizo el Código Ci- vil de Montenegro: recorriendo minuta en mano, paso á paso, las localidades. Tales son, señores, los resultados experimentales de las investi- gaciones tocante á los municipios y á los problemas que ellos pro- yectan, las luces con las cuales auxilia el problema municipal que tenemos planteado en nuestro país. Yo no he querido hacer con esto más que dar una explicación de lo que la ciencia española, traba- jando en su propio terreno, ha conseeuido en este orden particular de la ciencia jurídica, y como al fin y al cabo procedemos del mis- mo tronco unos y otros, y la historia del Municipio español refle- Jada en los países de América no puede ser indiferente jamás á un ciudadano cubano, yo he creído con esto, estar cooperando á la his- toria del Municipio de este país. (Grandes y prolongados aplausos.) TRADUCCION DE UN PASAJE DE LA ILIADA POR LA SRITA. LAURA MESTRE LA ENUMERACION DE LAS NAVES (Fragmento del canto segundo) Decidme ahora, musas que habitáis los palacios del Olimpo, y vosotras, diosas que lo veis y lo sabéis todo—nosotros oímos solamen- te el rumor de la fama y nada sabemos— quiénes fueron los jefes y los príncipes de los griegos. Yo no podría describir su muchedumbre ni enumerarla, aunque tuviese diez lenguas y diez bocas, una voz infatigable y un pecho de bronce, si las musas olímpicas, hijas del dios que lleva la egida, no me diesen á conocer á los que fueron á llión. Así cantaré á los ca- pitanes y á todas las naves. Conducían á los beocios Peneleo y Leito, Argesilao, Protoenor y Clonio. Allí se hallaban los que vivían en Hiria y en la pedregosa Aulide, en Esqueno, Escolo y Eteón de numerosas colinas, en Tespia, Grea y la vasta Micalesia; los que poblaban los alrededores de Har- ma, Jlesio y Eritras; los poseedores de Eleón, Hila, Peteón, Ocalea y Medeón, la bien construída; Copas, Eutresis y Tisbe, abundante en palomas; los originarios de Coronea y de Haliarto, rica en prados; los habitantes de Platea; los que ocupaban á Glisa; los que residían en la bien fortificada Hipotebas y en la sagrada Onquesto, donde es- tá el risueño bosque de Neptuno; los pobladores de Arne, coronada de viñedos, de Medea, la divina Nisa y la remota Antedón. Vinie- ron en cincuenta naves, cada una con ciento veinte jóvenes beocios. Los moradores de Aspledón y de Orcomene de Minias están guia- dos por Ascálafo y Jalmeno, hijos de Marte. Nacieron en el palacio de Actoro, hijo de Azeo, y les dió el sér Astioquea, pudorosa joven á quien el invencible Marte sorprendió en las habitaciones altas del pa- lacio. Trajeron treinta grandes naves bien ordenadas. Vienen después los focenses dirigidos por Esquedio y Epístrotfo, hijos del magnánimo Ifito, descendiente de Naubolo. Entre ellos se cuentan los que viven en Ciparisa, en la pedregosa Pitón, la divina Crisa, Daulis y Panope; los inmediatos á Anemoría y á Hiámpolis, 20 LAURA MESTRE los que pueblan las márgenes del divino Cefiso y los habitantes de Lilea junto á la fuente de aquel río. Trajeron cuarenta naves ne- gras. Los que regían las filas de los focenses ocuparon su lugar, y se armaron á la izquierda de los beocios. Capitaneaba á los locrios el ágil Ayax, hijo de Oileo, mucho más pequeño que Ayax, hijo de Telamón: su estatura era mediana y lle- vaba coraza de lino, distinguiéndose entre los griegos por su destreza en arrojar la lanza. Sus guerreros han venido de Cino, de Opoento, de Caliaro, de Besa, de Escarfe y de la agradable Augía, de Tarfe y de Tronio, regada por las aguas del Boagro. En cuarenta naves le siguen los locrios, dueños de la comarca que se extiende más allá de la tierra sagrada de Eubea. A los denodados abantes, moradores de Eubea, de Calcis, de Ere- tria y de Histria, fertilísima en viñedos, de Corinto, situada á orillas del mar y de la elevada Dio, así como á los pobladores de Caristo y de Estira, dirige Elefenor, de la raza de Marte, hijo de Calcodón, y jefe magnánimo de los ágiles abantes de suelta cabellera, valientes guerreros, ansiosos de hendircon sus dardos las corazas en el pecho de los enemigos. Cuarenta naves siguen las órdenes de este príncipe. Tambiéín estaban los originarios de la bien fortificada Atenas, pueblo del magnánimo Erecteo, á quien dió el sér la fecunda tierra. Minerva, hija de Júpiter, lo educó y lo puso en Atenas, en su mismo templo, humeante por los sacrificios de toros y corderos con que los jóvenes atenienses se la hacían propicia todos los años. A estos los guiaba Menesteo, hijo de Peteo, 4 quien ningún mortal igualó jamás en el arte de colocar los caballos y los hombres armados. Sólo Nes- tor rivalizaba con él por tener más edad. Menesteo gobierna cincuen- ta naves negras. Ayax ha traído de Salamina doce barcos, y los ha situado junto á los de Atenas. Los naturales de Argos, de la fuerte Tirinta, de Hermione y de Asina, con sus grandes puertos, de Trezena, de Eyona y de Epidau- ro, rico en viñedos, de Egina y de Mases, hijos de la Grecia, vienen acaudillados por el valiente Diomedes y por Esténelo, hijo querido del glorioso Capaneo. Traen como tercer jefe á Euríalo, mortal igual á los dioses, hijo del rey Mecisteo, descendiente de Talayón. A to- dos manda el valeroso Diomedes que conduce ochenta naves. Los hijos de la bien construída Micenas, de la rica Corinto, de la bella Cleona, de Ornía, la deliciosa Aretirea y de Sición, cuyo pri- mer rey fué Adrasto; de Hiperesia, de la elevada Gonoesa, de Pelene, de Egio, de toda la costa y de la vasta Hezice, vinieron en cien naves TRADUCCION DE UN PASAJE DE LA ILÍADA 21 guiadas por el rey Agamenón, hijo de Atreo, que conducía á muchos valientes guerreros: vestido de reluciente bronce, se mostraba orgu- lloso del puesto que tenía entre los héroes, de su valor y de la multi- tud de pueblos que gobernaba. Los naturales de Lacedemonia' (país que se encuentra al fondo de un valle), de Faris, de Esparta, de Mesa, abundante en palomas, de Brisías y de la deliciosa Augías, de Amiclar, de Helos, á orillas del mar, de Laa y de Etilo van dirigidos por su hermano el valiente Me- nelao que gobierna sesenta naves. Sus tropas acampan lejos de las de Agamenón. Él va entre sus soldados, confiado en su valor, ani- mándolos al combate, pues ansía más que ninguno vengar el rapto de Helena y las lágrimas que ha causado. Allí estaban los cultivadores de Pilos y de la encantadora Arena, de Trío, por donde pasa el Alfeo, de la bien construída Epi, de Cipa- risa y de Anfigenia, de Pteleo, de Helos y de Dorio, donde habiendo encontrado las musas á Tamiris el tracio, hicieron cesar sus cantos, cuando venía de la Ecalia, de casa de Eurito. Habíase lisonjeado, ciego de orgullo, de salir victorioso, aunque cantasen las musas, hi- jas del dios que lleva la egida; y ellas irritadas le cegaron, y le qui- taron el arte divino del canto, haciéndole olvidar la lira. El jefe de estos ejércitos era el valeroso ginete Nestor de Gerenio que regía no- venta hondas naves. De los naturales de Arcadia, al pie del monte Cilene, cerca del sepulero de Epito, patria de hombres intrépidos, de Teneo, de Orco- mene, cubierta de rebaños, de Ripa, de Estratia, de Enispe, azotada por los vientos, de Tegea, de la risueña Mantinea, de Estinfalo y de Parrasia era caudillo el rey Agapenor, hijo de Anceo, que tenía á su mando sesenta naves: en cada una iban muchos arcadios expertos en el arte de la guerra. El rey Agamenón les había dado naves bien construídas para atravesar la mar tenebrosa, porque no estaban avezados á los trabajos de la navegación. Guían á los moradores de Buprasio, de la divina Élide y del te- rritorio que comprende á Hirmina, á Mírsino, límite de la comarca, la roca Olenia y Alisio cuatro jefes, cada uno de los cuales gobierna diez ligeras naves, conduciendo á muchos epianos. A unos dirigen Anfímaco y Talpio, hijo aquél de Ecteato y éste de Eurito, descen- diente de Actor; á otros el vigoroso Diores, hijo de Amarinceo. Al frente del cuarto grupo va Polixeno, parecido á un dios, hijo del rey Agastenes, hijo de Augeías. Los originarios de Duliquio y las sagradas islas Equinas, situadas to 15) LAURA MESTRE en el confín del mar y frente á la Élide, obedecían á Meges, semejan- te á Marte, hijo de Fileo—lel diestro ginete Fileo, amado de Júpi- ter—que por haberse enemistado con su padre se refugió en Duliquio. Seguíanle cuarenta naves negras. Viene después Ulises capitaneando á los audaces cefalenios, á los moradores de Itaca y del bosque sagrado de Nérito, á los habitantes de Crocilea y del árido Egílipe, á los oriundos de Zacinto, á los cul- tivadores de Samos, á los naturales del Epiro y de la orilla opuesta. Ulises los conduce, mortal que parece un dios en la prudencia; y le siguen doce naves con las proas pintadas de vermellón. Toas, hijo de Andremón, era el jefe de los etolios y de los labra- dores de Pleurón, de Oleno y de Pilene, de la marítima Calcis y de la pedregosa Calidón. Ya no existían los hijos del magnánimo Eneo, ni él tampoco vivía; había muerto el rubio Meleagro: á Toas le ha- bían tocado las riendas del gobierno de los etolios. Cuarenta naves le seguían. : Mandaba á los cretenses el diestro guerrero Idomeneo; y también á los habitantes de Gnoso y de la bien fortificada Gortina, de Licto, de Mileto, y de la blanquísima Licasto, á los de Festo y Ritio, ciu- dades populosas, y á los que cultivaban la Creta de cien ciudades. Guiábalos el diestro guerrero Idomeneo y también Meriones, seme- jáante al homicida Marte. Seguíanles ochenta naves negras. Tlepólemo, hijo de Hércules, notable por su fuerza y su estatura, ha traído de Rodas nueve naves llenas de fieros rodios que labran su tierra divididos en tres poblaciones: Lindo, laliso y la brillante Ca- miro. Su caudillo es el diestro guerrero Tlepólemo, hijo del gran Hércules y de Astioquea, á quien trajo de Efira después de haber des- truído muchas ciudades defendidas por jóvenes príncipes. Habién- dose criado Tlepólemo en el magnífico palacio de su padre, dió muer- te al amado tío de éste, el anciano Licimnio, descendiente de Marte. Luego hizo construir naves, reunió mucha gente y huyó al mar, por- que le habían amenazado los hijos y nietos del gran Hércules. Tras muchas penalidades, llegó errante á Rodas, y allí fundó tres ciudades que fueron amadas por el dios que rige á los dioses y á los hombres quien les concedió innumerables riquezas. Sigue Nireo, hijo de Aglaya y del rey Cáropo, conduciendo de $Si- ma tres naves iguales: Nireo, el más bello de los griegos que fueron á llión, después del perfecto Aquiles; pero carecía de valor y llevaba pocos soldados. Los moradores de Nisiro, Crápato, Cos, ciudad de Eurípilo y de TRADUCCION DE UN PASAJE DE LA ILIADA 23 las islas Calidnas iban guiados por Fidipo y Ántifo, hijos de Tésalo, descendiente de Hércules. Treinta hondas naves les seguían. Mencionaré también á los habitantes del territorio pelasgo de Ar- gos, á los que cultivan á Trequina, Alo y Álope y á los pobladores de Ptía y de Hélade, tierra de hermosas mujeres. Llámanse mirmi- dones, helenos ó aqueos, y traen cincuenta naves mandadas por Aquiles: ya no se acuerdan del grito funesto de guerra, porque no tienen quien los ordene para el combate. El divino Aquiles, de pies ligeros, yace en su nave, enojado á causa de la joven Briseida, de hermosa cabellera, que se había llevado de Lirneso, después de mu- chos trabajos, de haber conquistado á Lirneso, tomado los muros de Tebas, y dado muerte á Mines y á Epístrofo, belicosos hijos del rey Eveno, hijo de Selepio. Yace resentido á causa de ella, pero habrá de levantarse muy pronto. A los originarios de Filace, de la floreciente Pírraso, consagrada á Ceres, de Itona, madre de los rebaños, de Antrón, á orillas del mar y de Pteleo, abundante en pastos, guiaba un día el valiente Protesi- lao, sepultado ya en la negra tierra: su afligida esposa quedó abando- nada en Filace, su casa sin apoyo. Matóle un guerrero troyano, al bajar de su nave, adelantándose mucho á los demás griegos. Sin embargo, sus tropas no carecían de jefe, porque al fartarles él, tomó el mando Podarces, de la raza de Marte, hijo de Ificlo, poseedor de numerosos rebaños y hermano del magnánimo Protesilao. Este era el mayor y más valiente; y su pueblo, á pesar de tener jefe, echaba de menos al denodado caudillo. En cuarenta naves negras iban es- tos guerreros. Los naturales de Fera, cerca del lago Bebéis de Boibes, de Glafira y de la magnífica Yolcos vienen en once naves dirigidas por Eumeto, amado hijo del rey Admeto y de la divina Alcesta, la más bella de las hijas de Pelías. A los que cultivaban los campos de Metona y de Taumacia; á los pobladores de Melibea y de la estéril Olizón guiaba Filoctetes, diestro en el manejo del arco. Traían siete naves, conduciendo cada una cincuenta remeros hábiles en combatir valerosamente con el arco. Él yace en una isla sufriendo atroces dolores, en la divina Lemnos, donde los griegos le dejaron padeciendo de la fatal herida de una ser- piente venenosa: yace allí el desventurado, pero bien pronto los grie- gos, junto á sns naves, se acordarán del rey Filoctetes. Aunque la- mentan á su jefe, no carecen de dirección, porque los capitanea Me- dón hijo natural que Rena dió al conquistador Oileo. 24 LAURA MESTRE A los moradores de Triea y de la montañosa Itoma, á los de Eca- lia, ciudad de Eurito, llevaban los dos hijos de Esculapio, buenos médicos, Podalirio y Macaón: treinta hondas naves les corres- pondían. Los que ocupaban á Ormenio y la fuente Hiperea, los poseedores de Asterio y de las blancas cimas del Titanio, obedecían á Eurípilo, hijo ilustre de Evemón. Cuarenta naves negras le seguían. Los ciudadanos de Argisa, los que cultivaban las tierras de Girto- na, de Orta, de Elona y de la blanca ciudad de Oloson, tenían por jefe al belicoso Polipeto, hijo de Piritoo, quien debió el nacimiento á Júpiter. Dióle este hijo á Piritoo la célebre Hipodamia, el día en que castigó á las fieras hirsutas, y las arrojó del Pelión, haciéndolas huir 4 las montañas de la Etia. No estaba solo: le acompañaba Leonte, descendiente de Marte, hijo del magnánimo Corono, hijo de Ceneo. Llevaba cuarenta naves negras. Guneo conducía de Cifo veintidós naves; y le seguían los enanios, los belicosos perebos, los que habían construído sus hogares junto á la fría Dodona, los que se dedicaban á las faenas agrícolas en las orillas del ameno Titaresio que lleva sus claras ondas al Peneo; mas no las mezcla con sus aguas argentinas, sino que corre por encima como aceite. Es un afluente del Estigio, terrible juramento de los dioses. Protoo, hijo de Tentredón, conduce á los magnesios y á los que habitan junto al Peneo y al monte rumoroso del Pelión: el ágil Pro- too es su jefe, y le siguen cuarenta naves negras. Estos eran los je- fes y los príncipes griegos. Díme, musa, cuál fué el más valiente entre los guerreros y entre los caballos que vinieron con los Atridas. Los corceles más valien- tez fueron las yeguas que guíaba Eumelo, hijo de Feres: ligeras como pájaros, de idéntico pelase, de la misma edad, iguales en tamaño. Apolo, el dios del arco de plata, crió en Pieria estas dos gemelas que llevaban consigo el terror de Marte. El más valiente de los hom- bres era Ayax, hijo de Telamón, desde que Aquiles se entregó á su ira: él era el más fuerte de todos, y también los caballos que manejaba el perfecto hijo de Peleo; mas ahora yace en medio de las curvas naves que han atravesado el mar, resentido con el pastor de los pueblos, Agamenón Atrida, mientras sus tropas se entretienen en arrojar el disco, el arco y la lanza, y los caballos rumian junto á los carros el loto y el apio que crece en los pantanos. Los sólidos carros están en las tiendas de los príncipes. Estos, deseando que su jefe, amado por TRADUCCION DE UN PASAJE DE LA ILIADA 25 Marte, se ponga al frente de ellos, vagan de un lado á otro del cam- pamento y no se baten. La armada avanzaba, sin embargo, como un fuego que abrasase toda la tierra; y la tierra rugía como cuando encolerizado el tonante Júpiter fulmina sobre el suelo de Arimos, junto á Tifoe, donde cuen- tan que tiene su lecho este gigante: así rugía la tierra bajo los pies de los que pasaban; y ellos atravesaban rápidamente la llanura. Mas la ligera Iris, de pies rápidos como el viento, viene como mensajera de Júpiter, portador de la egida, con una nueva terrible para los troyanos. Todos, jóvenes y ancianos, estaban reunidos, ce- lebrando un consejo, junto á las puertas de Príamo; cuando situán- dose junto á ellos, habló Iris la diosa de pies ligeros. Tomó la voz de Polites, hijo de Príamo, que, confiado en la ligereza de sus pies, se había sentado, como espía de los troyanos, en lo alto de la tumba del anciano Esietes, para vigilar el momento en que los griegos se precipitasen de sus naves. Habiéndose hecho semejante á él, dijo la rápida Iris: (GOh anciano! siempre aficionado á interminables con- sejos como en tiempos de paz: una guerra inevitable se prepara. Muchos combates he presenciado, pero nunca he visto un ejército tan fuerte ni tan numeroso: como las hojas de los árboles ó los granos de arena atraviesan la llanura para combatir junto á la ciudad. ¡Hée- tor! á tisobre todo te aconsejo que obres así: muchos aliados se encuen- tran en la gran ciudad de Príamo: la lengua es distinta en los hom- bres de cada nación: que cada jefe dé la señal á los que dirige, y se ponga al frente de sus conciudadanos, después de haberlos ordenado para la batalla.» Así habló. Héctor no desconoce la voz de la diosa: disuelve en seguida la asamblea: corren á las armas. Todas las puertas de la ciudad se abren; salen de ellas el ejército, los infantes y los caballe- ros: se forma un gran tumulto. En frente de la ciudad, á lo lejos, en el campo, existe una elevada colina accesible por todas partes, que los hombres llaman Batiea y los inmortales el sepulero del ágil Mi- rine: allí se colocan para la batalla los troyanos y sus aliados. Conduce á los troyanos el gran Héctor, hijo de Príamo, que lleva un soberbio penacho; y le siguen muchos valientes guerreros ansio- sos de manejar la lanza. Los dardanio3 obedecen á su vez al noble hijo de Anquises, Eneas, á quien dió el sér la bella Afrodita, diosa que se unió á un mortal en la cumbre del Ida. Él solo no dirige: le acompañan los dos hijos de 26 LAURA MESTRE Antenor, Arquíloco y Acamante, muy expertos en toda suerte de com- bate. Los que viven en Zelea, al otro lado del Ida, ricos moradores de la Troada, que beben las oscuras aguas del Esepo, siguen las órdenes del ilustre hijo de Licaón, Pándaro, que recibió su arco del mismo Apolo. A los habitantes de Adrastea y del pueblo de Apaso, de Pitiea y del elevado monte de Terea, conducían Adrasto y Amtfio que llevaba coraza de lino, hijos de Merops de Percosio, el cual entendía como ninguno el arte de leer en el porvenir, y no quería dejarlos ir á la guerra destructora. llos no le obedecieron, porque los arrastraban las parcas de la negra muerte. Los que cultivan los campos de Percote y de Practio, los pobla- dores de Sesto, de Abidos y de la divina Arisbe van guiados por Asio, príncipe de los hombres, hijo de Hirtaces que ha sido conducido por grandes y fogosos corceles desde Arisbe, junto al río Seleis. Hipotoo acaudilla las tribus de los pelasgos, hábiles en el manejo de la lanza. Los habitantes de Larisa, rodeada de fértiles llanuras, siguen las órdenes de Hipotoo y de Pileo, descendientes de Marte, hi- jos del pelasgo Leto, hijo de Teutamis. A su vez Acamante y el héroe Peiroo dirigen á los tracios, á quie- nes circunda el rápido Helesponto. El jefe de los belicosos ciconios es Eufemo, hijo de Trezeno, que debió el nacimiento á Ceo, y que fué amado de Júpiter. Sigue Pirecmes guiando á los peonios, armados del arco, que vie- nen desde la remota Amidón y el Axio, de anchurosa corriente, el Axio cuyas claras ondas se extienden sobre la costa. Conduce á los paflagonios el intrépido Filemelo, que los trajo del país de los enetos, donde se erían los caballos salvajes; vienen de Ci- toro y de Sésamo, de las bellas ciudades situadas en las orillas del Partenio, de Croma, de Egíalo y del encumbrado Eritino. Las tropas de los halizones llevan ásu frente á Dío y á Epístrotfo, y proceden de la lejana Alibes, donde se encuentran las minas de plata. Obedecían los misios á Cromis y al augur Énomo, que con los au- gurios no pudo apartar de sí la negra muerte; y sucumbió á manos del ágil nieto de Eaco, en el mismo río donde sacrificó á tantos tro- yanos. A los frigios dirigen desde Ascania, Forcis y Ascanio, semejante á un dios: vienen ansiosos de combatir en la guerra. TRADUCCION DE UN PASAJE DE LA ILIADA 27 Capitanean á los meonios Mestles y Ántifo, hijos de Pilemeno, na- cidos en el lago Gigeo: también rigen á los meonios que viven al pie del Imolo. Nastes y Anfímaco, preclaros hijos de Nomión, conducían á los bárbaros carios, habitantes de Mileto, de la montaña de Ptiro, cubier- ta de vegetación, de las orillas del Meandro y de las elevadas cimas de Micale: á éstos los gobernaban Nastes y Anfímaco que iba á la guerra cargado de oro como una mujer. ¡Insensato! no por eso apar- tó de sí la muerte fatal, pues sucumbió en el río, á manos del ágil nieto de Eaco; y el valiente Aquiles se apoderó de su oro. Sarpedón y el prudente Glauco guiaban á los licios, procedentes de Licia y del revuelto Xanto. DISCURSO PRONUNCIADO POR EL SR. D. lg6nacio AGRAMONTE LOYNAZ, EN EL ACTO DE RECIBIR LA INVESTIDURA DEL GRADO DE LICENCIADO EN DERECHO CrviL Y CANÓNICO, ANTE EL CLAUSTRO DE LA REAL UNIVERSIDAD DE LA HABANA. End A Señor Rector é Ilustre Claustro. Señores: «La administración que permite el franco desarrollo de la acción indivi- dual, á la sombra de una bien en- tendida concentración del poder, es la más ocasionada á producir ópimos resultados, porque realiza una ver- dadera alianza del orden con la li- bertad.» Vive el hombre en sociedad, porque es su estado natural, es con- dición indispensable para el desarrollo de sus facultades físicas, intelectuales y morales, y no en virtud de un convenio ó de un pacto social, como han pretendido Cobbes y Rousseau. La sociedad no se comprende sin orden, ni el orden sin un poder que lo prevenga y lo defienda, al mismo tiempo que destruya todas las causas perturbadoras de él. Ese poder, que no es otra cosa que el Gobierno de un Estado, está compuesto de tres poderes pú- blicos, que cuales otras tantas ruedas de la máquina social, inde- pendientes entre sí, para evitar que por un abuso de autoridad, sobrepujando una de ellas á las demás y revistiéndose de un poder omnímodo, absorba las públicas libertades; se mueven armónica- mente y compensándose, para obtener un fin determinado, efecto del movimiento triple y uniforme de ellas. Me ocuparé de uno de esos poderes: del poder ejecutivo ó admi- nistrativo; y sólo de él, porque tal es el terreno en que me coloca la proposición que defiendo. En ella se ha tomado la palabra ad- ministración en una de sus diversas acepciones: en la del ejercicio del poder ejecutivo en toda la extensión de sus atribuciones. La divina mano del Omnipotente ha grabado en la conciencia humana la ley del progreso, el desarrollo indefinido de las faculta- DISCURSO 29 des físicas, intelectuales y morales del hombre; y para llegar á ese fin, ciertas condiciones que constituyen en él deberes de respeto á Dios, porque tiene que someterse á ellas, para llegar al cumpli- miento de su destino, destino grandioso, sagrado, marcado por la Providencia; y derechos con respecto á la sociedad que debe respe- tarlos y proporcionar todos los medios para que llegue á aquel des- envolvimiento. ““Detener la marcha del espíritu humano, ha dicho un célebre eseritor, privándole de los derechos que ha recibido de la mano bienhechora de su eriador; oponerse así á los progresos de las mejoras morales y físicas, al acrecentamiento del bienestar y felicidad de las generaciones presentes y futuras, es cometer el más criminal de los atentados, es violar las santas leyes de la Na- turaleza, es propagar indefinidamente los males, los sufrimientos, las disensiones y las guerras, de que los pueblos no han cesado de ser las víctimas. ”” Estos derechos del individuo son inalienables é impreseripti- bles, puesto que sin ellos no podrá llegar al eumplimiento de su «destino; no puede renunciarlos, porque, como ya he dicho, consti- tuye deberes respecto á Dios, y jamás se puede renunciar al eum- plimiento de los deberes. Se ha dicho que el hombre, para vivir en sociedad, ha tenido que renunciar á una parte de sus derechos; lejos de ser así, contribuye con una porción de sus rentas, y aun á veces con su persona, al sostenimiento del Estado, que debe de- fendérselos, que debe conservárselos íntegros, que debe facilitar su libre ejercicio. Bajo ningún pretexto se puede renunciar esos sagrados derechos ni privar de ellos á nadie sin hacerse criminal ante los ojos de la Divina Providencia, sin cometer un atentado contra ella, hollando y despreciando sus eternas leyes. “La igno- rancia, el olvido ó el desprecio de los derechos del hombre son las únicas causas de las desgracias públicas y de la corrupción de los Gobiernos””, como en Francia la Asamblea constituyente de 1791. La justicia, la verdad, la razón, sólo pueden ser la suprema ley de la sociedad; decir Salus populi suprema lex est, es tomar el efecto por la causa. El Derecho, para ser tal y obligatorio, debe te- ner por fundamento la justicia. Tres leyes del espíritu humano encontramos er la conciencia: la de pensar, la de hablar y la de obrar. A estas leyes, para obser- varlas, corresponden otros tantos derechos, como va he dicho, im- preseriptibles é indispensables para el desarrollo completo del hom- bre y de la sociedad. 30 IGNACIO AGRAMONTE LOYNAZ Al derecho de pensar libremente corresponden la libertad de examen, de duda, de opinión, como fases ó direcciones de aquél. Por fortuna, éstas, á diferencia de la libertad de hablar y obrar, no están sometidas á coacción directa; se podrá obligar á uno á callar, á permanecer inmóvil, acaso á decir que es ¿justo lo que es altamen- te injusto. ¿Pero cómo se le podrá impedir que dude de lo que se- le dice? ¿Cómo que examine las acciones de los demás, lo que se le trata de inculcar como verdad, todo, en fin, y que sobre ello formu- le su opinión? Sólo por medios indirectos; la educación, las pre- ocupaciones, las costumbres, influyen á veces coartando el franco ejercicio de ese derecho, que es la más fuerte garantía para la so- ciedad y el gobierno de un Estado que se funde en la verdad y en la justicia. A pesar de que la razón y la experiencia nos demuestran que no podemos formarnos una opinión exacta en ninguna materia sin examinarla previa y detenidamente, no han faltado hombres y aun clases enteras en la sociedad que, con miras interesadas y ambicio- sas, han querido despojar al hombre de esos derechos revelados por la razón á todos, pues que son universales, y monopolizarlos ellos. * En cuanto á nosotros, siempre diremos coum San Pablo: ““Examiné- moslo todo y atengámonos á lo que es bueno.?” Consecuencia de la libertad de pensar, es la de hablar. ¿De qué servirían nuestros pensamientos, muestras meditaciones, si no pu- diéramos comunicarlos á nuestros semejantes? ¿Cómo adquirir los conocimientos de los demás? El desarrollo de la vida intelectual y moral de la sociedad sería detenido en medio de su marcha. De la enunciación de los diversos exámenes, de las contrarias opiniones, de las diferentes observaciones, de la discusión, en fin, surge la verdad como la luz del sol; como del eslabón con el peder- nal, la ígnea chispa. Pero la verdad, se ha dicho, no siempre con- viere exponerla; en realidad, no conviene; pero es al poderoso que oprime al débil; al rico que vive del pobre; al ambicioso que no atiende á la justicia ó injusticia de los medios de elevarse; lejos de ser perjudicial, es siempre conveniente al ciudadano y á la socie- dad, cuyas felicidades estriban en la ilustración y no en la ienoran- cia Ó el error, y á los gobernantes cuando lo son en nombre de la justicia y la razón. 1 La Redacción de esta REVISTA publica el discurso del Sr. Ignacio Agramonte Loynaz tal como aparece en el Vol, 20 de Documentos históricos del Archivo de F. de Arredondo Miranda. DISCURSO 31 La prensa con razón es considerada como la representación ma- terial del progreso. La libertad de la prensa es un medio de obtener las libertades civil y práctica, porque, instruyendo á las masas, rasgando el denso velo de la ignorancia, hace conocer sus derechos á los pueblos y pueden éstos exigirlos. No carece de inconvenientes la prensa completamente libre; pero ni contrapesan sus ventajas, ni son de tanta importancia como se ha tratado de hacer creer. “Se puede abusar de la prensa, dice un autor inglés, por la publicidad de principios falsos y co- rrompidos: pero es más fácil, añade el mismo, remediar este in- conveniente combatiéndolo con buenas razones que empleando las persecuciones, las multas, la prisión, y otros castigos de este géne- ro.*”? También se ha dicho que puede ser perjudicial por las infa- maciones; á esto respondemos con Ovidio: ““Consciamens recti fa- mae mendacia ridet”?; ó con el emperador Teodosio, en una ley que promulgó en 393, en la que dice: ““Si alguno se deja ir hasta difamar nuestro nombre, nuestro gobierno y nuestra conducta, no queremos que esté sujeto á la pena ordinaria, marcada por las le- yes, ni que nuestros oficiales le hagan sufrir una pena rigurosa, porque si es por ligereza, es necesario despreciarlo; si es por una ciega locura, es digno de compasión; si es por malicia, es necesario perdonarle.”” Por otra parte, no es fácil que se expusiera un eseri- tor á que el calumniado entablase contra él, ante el Tribunal com- petente, la acción de calumnia y sufrir las consecuencias. La libertad de obrar consiste en hacer todo lo que le plazca á cada uno en tanto que no dañe los derechos de los demás. No pue- de darse, empero, demasiada latitud á esa restricción; hay casos en que, obrando libremente el individuo, causa un daño á los de- más y á veces á la sociedad entera; y sin embargo, no puede impe- dírsele el ejercicio de su derecho, sin causarlos mayores atacando la libre acción individual. Así sucedería cuando un hombre impru- dentemente invirtiera su capital en empresas ruinosas; en tal caso los abastecedores de un consumo sufrirían un menoscabo, pues que esa menos salida tendrían sus frutos, perjudicaría económicamente á la sociedad, porque ese capital se pierde para la circulación y una cantidad equivalente de industria perece El único remedio á males de esta clase, es fomentar la instrucción y estimular los sen- timientos nobles y generosos. Por punto general, nadie conoce me- jor los intereses de uno como él mismo; y cuando la opinión gene- ral está bien dirigida y por la conservación de la individualidad 32 IGNACIO AGRAMONTE LOINAZ tiene energía, es un freno bastante poderoso contra el egoísmo, la avaricia, la prodigalidad, la envidia y demás carcomas del bien- estar individual y social. El individuo mismo es el guardián y soberano de sus intereses, de su salud física y moral: la sociedad no debe mezclarse en la con- ducta humana, mientras no dañe á los demás miembros de ella. Funestas son las consecuencias de la intervención de la sociedad en la vida individual; y más funestas aún cuando esa intervención es dirigida á uniformarla, destruyendo así la individualidad, que es uno de los elementos del bienestar presente y futuro de ella. Debe el hombre escoger los hábitos que más convengan á su carác- ter, á sus gustos, á sus opiniones, y no amoldarse completamente á la costumbre arrastrado por el número. Es muy frecuente ese deseo de imitar ciegamente á aquellos que se hallan á igual altura que nosotros en la escala social, cuando no en una mayor. De este modo el hombre libre, convirtiéndose en máquina, va perdiendo esa ten- dencia á examinarlo todo, á querer comprender y explicarse cuanto ve, á comparar y escoger lo bueno, desechando lo malo. Tendencia tan natural como necesaria en él. Así llega á ser capaz de grandes sentimientos, de esa voluntad fuerte, invencible, que se ha compa- rado á un torrente que arrastra cuanto encuentra á su paso y que caracteriza á los grandes genios. Una sociedad compuesta de miem- bros de aquella índole, en la que por la uniformidad de costumbres, de modo de pensar, no hay tipos distintos donde poder entresacar las perfecciones parciales, que reunidas en un sólo todo puedan ser- vir de modelo, se paralizará en su marcha progresiva, hasta que otra parte de la humanidad, que hava ascendido más en la escala del progreso y de la civilización, sacándola del estado estacionario en que se encuentra, le dé nuevo impulso para que continúe en la senda de su destino. Dígalo si no la China, el Oriente todo. Que la sociedad garantice su propiedad y seguridad personal, son también derechos del individuo, creados con el mero hecho de vivir en la sociedad. El olvido ó el desprecio de ellos, si bien no es más criminal que los demás, sí es más á menudo causa de revolu- ciones y conflictos en que á cada paso se ven envueltas las naciones. Estos derechos, lo mismo que los anteriormente expuestos, de- ben respetarse en todos los hombres, porque todos son iguales; todos son de la misma especie, en todos colocó Dios la razón ilumi- nando la conciencia y revelando sus eternas verdades: todos mar- DISCURSO 33 chan á un mismo fin; y á todos debe la sociedad proporcionar igualmente los medios de llegar á él. La Asamblea constituyente francesa de 1791, proclamó entre los demás derechos del hombre la resistencia á la opresión... Demostrado ya que el Gobierno debe respetar los derechos del individuo, permitiendo su franco y expedito ejercicio, creemos ha- ber llenado nuestro deber con respecto á la primera parte de la proposición. Pasaremos á la segunda, ó sea á demostrar que sólo la administración centralizada de una manera bien entendida ó con- veniente, deja expedito el desarrollo individual. La centralización llevada hasta cierto grado, es, por decirlo así, la anulación completa del individuo, es la senda del absolutismo: la descentralización absoluta conduce á la anarquía y al desorden. * Necesario es que nos coloquemos entre estos dos extremos para hallar esa bien entendida centralización ó bien entendida descen- tralización, que permite florecer la libertad al par que el orden. Frecuentemente se confunde la unidad con la centralización ; pero la unidad es: la uniformidad de intereses, de ideas y senti- mientos entre los miembros del Estado; y la centralización: la acu- mulación de las atribuciones del poder ejecutivo en un gobierno central. Las más de las veces existen juntas: sin embargo, la His- toria nos las muestra separadas en Roma, cuando estaba en su apogeo de grandeza; en ella, al paso que sus Emperadores habían concentrado en sus manos todo el poder, no había unidad en el Im- perio; y en la moderna Inglaterra, donde hay unidad de sentir y pensar al mismo tiempo que descentralización administrativa. La centralización limitada á los asuntos trascendentales y de alta importancia, á aquellos que recaen, ó que por sus consecuen- cias pueden recaer bajo el dominio de la centralización política, es indudable que es conveniente, más que conveniente, necesaria: pero es abusiva desde el momento en que, extralimitándose de la inspec- ción y dirección que en aquellos negocios le corresponde, intervie- ne en otros que no tienen esos caracteres. Por fuerte que sea un gobierno centralizado, no ofrece seguri- dades de duración, porque toda su vida está concentrada en el co- razón, y un golpe dirigido á él lo echa por tierra. Los acontecimien- tos palpitantes aún y que han tenido lugar en Francia á fines del siglo pasado, confirman esta verdad. La centralización no limitada convenientemente, disminuye, cuando no destruye, la libertad de industria, y de aquí la disminn 34 IGNACIO AGRAMONTE LOYNAZ ción de la competencia entre los productores, de esta causa tan po- derosa del perfeccionamiento de los productos y de su menor pre- cio, que los pone más al alcance de 10s consumidores. La administración, requiriendo un número casi fabuloso de em- pleados, arranca una multitud de brazos á las artes y á la indus- tria; y, debilitando la inteligencia y la actividad, convierte al hom- bre en órgano de transmisión ó ejecución pasiva. A pesar del gran número de empleados que requiere la dicha administración, los funcionarios no tienen tiempo suficiente para despachar el cúmulo de negocios que se aglomera en el gobierno por su intervención tan peligrosa como minuciosa en los intereses locales é individuales, y de aquí demoras harto perjudiciales, y, lo que es peor aún, su despacho, tras dilatado, es encomendado por su número á subalternos, cuya impericia ó falta de conocimientos locales no ofrece garantía aleuna de acierto. Mientras los sueldos de los empleados son demasiado mezqui- nos para sostenerlos con dienidad en la posición que sus funciones demandan, obligándolos así á descuidar aquéllas aleún tanto y re- careándose con otras ocupaciones, aquéllos, por su multitud, for- man una suma altamente gravosa para el Estado. La centralización hace desaparecer ese individualismo, cuya conservación hemos sostenido como necesaria á la sociedad. De allí al comunismo no hay más que un paso: se comienza por declarar impotente al individuo y se concluye por justificar la intervención de la sociedad en su acción, destruyendo su libertad, sujetando á re- elamento sus deseos, sus pensamientos, sus más íntimas afecciones, sus necesidades, sus acciones todas. Lejos de tener todos estos inconvenientes una concentración bien entendida, disminuyendo el número de sus empleados, se les pagaría de un modo proporcionado á su trabajo y suficiente á sa- tisfacer dignamente sus necesidades. Sólo así podrían dedicarse exclusivamente y con entusiasmo al cumplimiento de sus deberes. Este es el gran secreto para que la administración esté bien servi- da, dice Mr. Jules Simon, observando la administración invlesa. Estableciendo cierta independencia entre ellos, su dienidad, en vez de humillarse, estando sometidos á los caprichos de un superior, crecería hasta llegar á su correspondiente altura, con una respon- sabilidad legal y no arbitraria. Lejos de ser convertidos en máqui- nas de ejecución ó transmisión, necesitarían desplegar su activi- DISCURSO 35 dad é inteligencia, que redundaría en provecho de él mismo y de la sociedad. El individuo, con esta organización, podría tener garantizado el libre ejercicio de sus derechos contra los excesos Ó errores de los funcionarios, con acciones legales y entabladas ante los tribunales competentes. Un código único, arma regular y recursos financieros reunidos en la mano de un poder central para ser empleados conforme á la ley, será una garantía bastante contra el federalismo y para poder dejar á los habitantes de una localidad repartir sus impuestos, ad- ministrar sus propiedades, construir sus vías de comunicación, gobernar, en una palabra, sus asuntos locales, que solamente ellos conocen y más directamente les interesan. Si me fuera permitida mayor extensión, yo aglomeraría más razones y los hechos que apoyan una concentración bien entendida del poder, porque es una organización dictada por los sanos y eter- nos principios y confirmada por la experiencia; pero fuerza es que concluya esta parte, y lo haré, copiando un trozo de Maurice La- chatre: *“Así como los antiguos romanos no usaban de la dictadu- ra sino por cortos intérvalos y solamente cuando la patria corría grandes peligros, es necesario tener en ellos una acumulación tan enorme de poder, como la de una máquina, que permite á un solo hombre atar una nación y someterla á su voluntad. En tiempo de paz, la centralización (limitada como lo hemos hecho nosotros), es el estado natural de un pueblo libre, y cada parte de su territorio debe gozar de la mayor suma de libertad, á fin de que siempre, y por todas partes, los ciudadanos puedan adquirir el desenvolvi- miento normal de todas las facultades.”” Demostrado que sólo una administración concentrada conve- nientemente, puede dejar expedito el desarrollo de la acción indi vidual, quédalo también que sólo á la sombra de aquélla puede rea- lizarse esa alianza del orden con la libertad, que es el objeto que debe proponerse todo Gobierno, y el sueño dorado del publicista; porque aquélla es la representación del orden; de esa armonía de los intereses y acciones de los individuos entre sí, y de los de éstos con el Gobierno en su más perfecta concurrencia de libertad, re- presentada por ese franco desarrollo de aceión individual. El Estado que llegue á realizar esa alianza, será modelo de las sociedades y dará por resultado la felicidad suya y en particular, de cada uno de sus miembros; la luz de la civilización brillará en él 36 IGNACIO AGRAMONTE LOYNAZ con todo esplendor, la ley providencial del progreso lo caracteriza- rá, y perpetua será su marcha hacia el destino que le marcó la be- néfica mano del Altísimo. Por el contrario, el Gobierno que con una centralización abso- luta destruya ese franco desarrollo de la acción individual y deten- ga la sociedad en su desenvolvimiento progresivo, no se funda en la justicia y en la razón, sino tan sólo en la fuerza; y el Estado que tal fundamento tenga, podrá en un momento de energías anunciar- se al mundo como estable é imperecedero; pero tarde ó temprano, cuando los hombres, conociendo sus derechos violados, se propon- gan reivindicarlos, irá el estruendo del cañón á anunciarle que cesó su letal dominación. Habana, Febrero 8 de 1862. DINAMARCA 1 ESTUDIOS SOBRE EMIGRACION POR GONZALO DE QUESADA Ministro de Cuba en Berlín ÁREA Y POBLACIÓN La superficie de Dinamarca es de unos 39,000 kilómetros cua- drados; además, pertenecen al Reino Danés la Isla de Féroé, con 1,398; Islandia, con 104,785; las Antillas, St. Thomas y St. Croix y San Juan, con 398, y Groelandia, el área de la cual no se puede dar á punto fijo. La población del Reino, en 1911, era de 2.881,300, y la de Dinamarca en sí, 2.757,076, ó sea una densidad de 71. habi- tantes por kilómetro cuadrado, dividida igualmente entre uno y otro sexo, si bien el femenino arroja una pequeña mayoría. El promedio del aumento anual, en el último lustro, ha sido de 1.25 %; y como la emigración no alcanza á mucho más de 7,000 al año, el número de habitantes crece, sobre todo, en los distritos rurales. En ellos vive más de la mitad de la población, dedicada á la cría de ganado y á la, lechería, para la que cuenta con extensos y bien cuidados pastos y excelentes razas bovinas. La rama danesa de la raza escandinava está representada en Noruega por 3,785 individuos; en Suecia, por 6,874; en Rusia, por 20,721; en la Gran Bretaña, por 3,655; en Australia, por unos 10,000, y en los Estados Unidos de América—según datos de 1900— por 154,616. Hay, además, en México, unos 100, como 2,000 en la Argentina, y en Cuba, no llegan, en la actualidad, á una docena. CARÁCTER DE LOS EMIGRANTES Físicamente, son desarrollados y recios; tipo rubio del Norte. El servicio militar los hace disciplinados y amantes del orden; sus condiciones morales son de las mejores; y como quiera que no hay niño de 7 á 14 años que pueda sustraerse á la escuela—sin motivo justificado—, no existe el analfabetismo. El 90 por ciento de los daneses son luteranos; están exentos de intolerancia; en política, 1 50 de la serie. 38 GONZALO DE QUESADA las ideas predominantes son las liberales, y entre el elementos obre- ro, que, por lo general, es socialista, el anarquismo no ha podido prosperar. De sus valiosas condiciones, los Estados Unidos—adon- de se dirige casi todo el contingente emigratorio—pueden dar fe; y nada pintará sus méritos con más sobriedad y elocuencia que las justas palabras pronunciadas ha poco por el Sr. Maurice F. Egan, Ministro en Copenhague, con motivo del regalo ofrecido por los daneses americanos, á su patria de origen, de un soberbio Parque Nacional en Jutland. Entre otras hermosas frases del sagaz diplo- mático, hubo éstas: “Dejando á un lado la antigua cuestión de si fué ó no un hombre de raza escandinava quien dió al mundo la América—cuestión que puede relegarse, con toda seguridad, á los amantes de la Historia ó á los amigos de mitos—me concretaré á cosas en las que no hay discusión posible. Antes que nada, diré bre- vemente que nosotros los americanos debemos á los daneses que decidieron hacerse americanos, el ejemplo constante de la religión sin la intolerancia, de la cultura sin la debilidad, de la sencillez sin lo vulgar, y de la frugalidad sin la tacañería.*? Y continuó: ““No es de las luchas materiales ni las victorias materiales que os hablaré. Ellos vencieron obstáculos y hanse abierto camino en medio de penosas condiciones, al igual que la mayoría de los emigrantes. Empero ellos gozaron de la ventaja—única en la Historia—de lle- sar á un país armado con las armas de la civilización, con las que podrían cosechar las abundantes promesas de un suelo virgen, sin que hubiesen de arrostrar las complejas dificultades heredadas del feudalismo... Los daneses fueron á los Estados Unidos, no á cau- sa de la tiranía en su tierra—una de las naciones que más ama la libertad-—sino porque veían una oportunidad más amplia pare ejercer sus habilidades, cultivadas ya en la propia patria. No más que natural que nacidos en un país pequeño, donde el culto á todo lo verdadero y bello es intenso, partieran tristes, aunque esperan- zados, siempre llevando en la mente la imagen de sus hogares gra- bada hondamente en el corazón. Es el ejemplo del hogar de su pro- cedencia el que ha contribuido á que los americanos sean más rea- les y amplios en su apreciación de la humanidad... Los Estados Unidos están orgullosos de llamarles sus ciudadanos. Las dotes que le han hecho un ciudadano tan deseable, sólo podrían desarro- llarse á virtud de las necesidades de la vida basada en nobles tra- diciones en que la moral cristiana se aplicaba con rigor á la exis- tencia diaria... En un país demócrata en que—como en todos los ESTUDIOS SOBRE EMIGRACION 39 países demócratas, se depende del sufragio universal—la corrup- ción está siempre lista para sobornar al débil ó al pobre, el danés ha conservado su honra. Jamás nadie se ha atrevido á acusar á los daneses en los Estados Unidos de servir los fines del ladrón políti- co. Nadie puede acusarles de llevar el clarín á la vanguardia del demagogo; nunca se les ha clasificado entre los que destruyen, sino : entre los que construyen. Nunca ha puesto el ansia mercenaria del dinero ó el deseo, igualmente rastrero, de adquirir dinero mera- mente para la ostentación, sobre las cosas de la mente. En toda ceo- munidad danesa en los Estados Unidos, el mal más odiado es la ie- norancia; y es proverbial, dondequiera, en nuestra patria, que un danés lo sacrifica todo por educar á sus hijos. Los daneses america- nos, el obrero diligente, el agricultor cuidadoso, el ingeniero hábil, el maestro admirable—á menudo predicador—nos han dado más de lo que posiblemente pudiéramos nosotros haberles dado. Nos han acercado al modelo de su patria. Nos han demostrado cómo un hombre puede ser sinceramente leal á las mejores tradiciones de sus reyes y confundir esa fidelidad en verdadero amor y adhesión á las instituciones republicanas. ”” LA EMIGRACIÓN Hasta mediados del siglo pasado, la emigración—que entonces se dirigía por Hamburgo y Altona—no alcanzaba á unos 4,000; y se reclutaba, principalmente, entre los campesinos, los obreros y los marineros, que siempre han encontrado buena acogida en las naciones marítimas de Europa y en Norte América. En aquella época, el sistema agrario, con la tierra en manos de : la Corona y de grandes propietarios, hacía casi imposible la adju- dicación de pequeñas fincas; y aunque por la Ley de 28 de Abril de 1851 el Gobierno consintió en vender á bajo precio parte de los dominios reales, el agricultor dirigía su mirada á la tierra de pro- misión americana. Los jornales de los obreros no eran ni son altos hoy día; y el deseo de mejorar su situación fué y es el móvil principal por que abandonan la patria con esposa é hijos. El servicio militar, aunque obligatorio, no es duro, é influye casi nada en el éxodo. Los que salen antes de llegar á la edad re- glamentaria, ó no lo cumplen, están sujetos á ser detenidos y cas- tigados á su regreso. 40 GONZALO DE QUESADA El promedio anual de la emigración danesa ha sido el siguiente: AÑOS NUMERO 1881-90 8,162 1890-900 5,151 1901-05 7,356 1906-10 7,397 Descompuestas las cifras del último decenio por sexos, tendre- mos las que á continuación se dan: AÑOS HOMBRES MUJERES TOTAL 1901 2,857 1,800 4,657 1902 4.296 2.521 6,823 1903 5,305 2,909 8,214 1904 5,622 3,412 9,034 1905 5,161 2,890 8,051 1906 5,366 3,150 8,516 1907 4.996 2,894 7,890 1908 2,691 1,867 4.558 1909 4,313 2,469 6,782 1910 00 3,233 8,890 Examinando las cifras del año de 1910, se ve que el número de mujeres es de un 36 por ciento; y por el cuadro de edades, más abajo, podrá notarse que sólo un 10 por ciento de los emigrantes han pasado de los cuarenta años de edad; todo lo cual prueba que si bien el contingente danés no es crecido en cantidad, es inmejorable en calidad : EDADES HOMBRES MUJERES TOTAL Me “menoside. 15 años. 0... 570 580 1158 MIN ME o os Es AOS 535 1,728 EA 20 O A ROS 814 2,745 a 25 A A 1 972 392 1,504 y 30 CAD a 631 446 1,077 ss 40 DN A 299 262 561 ASE OA A e 49 60 109 SiO Clasiicar las Aa, SER 7 4 11 ESTUDIOS SOBRE EMIGRACION 41 Las ocupaciones de los hombres de más de 15 años de edad eran como sigue: DES. de a a 962 a A Pl 'DEPRERADIOS: a e es A ADO A A 418 A A 94 A nto der ES A AA 382 Copenhague es hoy el principal puerto de salida. Los barcos ofrecen toda clase de alicientes, al extremo de que en 1911 la poli- cía no solamente visó 7,933 billetes de pasaje para daneses, sino tam- bién 2,637 para suecos y 3,893 de individuos de otras nacionalidades. DESTINO DE LA EMIGRACIÓN Cerca de un 90 por ciento de la emigración danesa va á los Es- tados Unidos de América; el resto se distribuye en el Canadá y la América Latina. En 1910 se dirigieron á los Estados Unidos, 7,574; al Canadá, 658; al resto de la América, 512; á Australia, 81; al Africa, 28, y al Asia, 37. Ultimamente aumenta el número hacia el Canadá, y entre los países latinoamericanos, la Argentina es el preferido. ESTADOS UNIDOS De 1821 á 1902, fueron de Dinamarca á los Estados Unidos 204,502 emigrantes, Ó sea el 1 % del total de los que en ese período arribaron á las playas americanas. Hoy día puede calcularse en unos 200,000 los que viven en la República norteamericana. La corriente alcanzó su apogeo en 1882, con 11,612 individuos, y cuando la crisis económica, en 1898, bajó á 1,946. La siguiente tabla muestra—según la estadística americana—el movimiento emigratorio, por sexos, desde el año de 1890 á 1903, in- elusive : 42 GONZALO DE QUESADA AÑOS HOMBRES MUJERES TOTAL 1890 5,713 3,653 9,366 1891 6,455 4.204 10,659 1892 6,317 4.276 10,593 1893 5,054 3,725 8,779 1894 3,068 9,513 5,581 1895 9,324. 1,920 4.244. 1896 1,749 1,418 3,167 1897 1,212 873 2,085 1898 1,204 749 1,946 1899 SO a 2,690 1900 1,906 1,020 2,926 1901 9,148 1,507 3,655 1902 3,681 1,979 5,660 1903 4.554. 2,004 7,158 Las cifras oficiales danesas dan, para el año de 1907, 7,243; de 1908, 4,954; de 1909, 4,395, y de 1910, 6,984. Como los suecos, los daneses se dirigen con preferencia al Oeste de los Estados Unidos de América, dedicándose á las faenas agrí- colas y á la fabricación de mantequilla y queso, en que son insupe- rables por su conocimiento y práctica. En las ciudades son honrados é intelisentes sirvientes y artesanos. ACTITUD DEL PUEBLO Y GOBIERNO DANÉS El Gobierno no combate ni favorece la emigración; tampoco la impone traba alguna, salvo la inspección policíaca encaminada á cerciorarse de que todo emigrante lleva el contrato de pasaje en debida forma. La prensa y la opinión pública no se preocupan de la emigración, pues la pérdida económica de brazos no se deja sentir ni es de im- portancia en un país poblado en extremo; por otra parte, con la emigración ganan las compañías navieras, aumenta el intercam- bio comercial y entran gruesas sumas de dinero que mejoran la si- tuación de los familiares que quedan en Dinamarca. El Gobierno vigila mucho las agencias de emigración en provecho de sus súbditos, y la ley sobre la materia, de fecha 1. de Mayo de 1868, el reglamento sobre transporte, de 28 de Marzo de 1870, y la ESTUDIOS SOBRE EMIGRACION 43 Ley Suplementaria de 25 de Marzo de 1872, aseguran todas la ma- yor suma de garantías y comodidades al emigrante. EXTRACTOS DE LA LEY VIGENTE Las actuales disposiciones, resultado de la experiencia de treinta años, son de lo más completo que se conoce, y sus puntos esenciales se detallan á continuación : Está prohibido trabajar como agente de emigración á no ser que se tenga permiso para ello, y sólo los agentes autorizados pueden celebrar contratos de viajes ultramarinos con los emigrantes. La autorización sólo se concede á personas de buena reputación, mayores de edad y domiciliados en el país, por lo menos, durante cinco años. Si aleún agente abusa de la autorización, sobre todo consiguien- do emigrantes por medio de noticias falsas, las autoridades le pri- van de la autorización. Esta autorización se concede por el Ministerio de Justicia y so- lamente bajo las condiciones que el Ministerio considera suficientes para proteger á los emigrantes; y antes de que la autorización se expida, hay que hacer un depósito que varía, según el parecer del Jefe de Policía de la ciudad donde resida el agente, de 6,000 á 20,000 coronas, ó séase 1,500 á 5,250 pesos moneda americana. Con cada emigrante, el agente celebra un contrato por escrito, donde rezan el puerto de partida y de destino del emigrante; el precio del pasaje, nombre, apellido, edad y ocupación del emi- erante; la Compañía de vapores que lo conduce, el nombre del va- por y modo como ha de terminar el viaje, en caso de que éste sufra aleún desastre y no pudiese, con tal motivo, concluir el viaje y el agente cumplir con su obligación. Es nulo todo contrato que con- tiene la estipulación de que el emigrante, á su llegada al país ex- tranjero, pagará el montante de su pasaje por medio de su trabajo, y el agente tiene que satisfacer una multa de cuatrocientas coronas (105 pesos). El contrato debe redactarse en danés é ir acompañado de su tra- ducción al inglés. Si el emigrante desea quejarse en cuanto á la forma en que se ha cumplido lo estipulado en el contrato, debe presentar su queja ante el Cónsul Danés más cercano, sin pérdida de tiempo. Si la 44 GONZALO DE QUESADA cuestión no se arregla amigablemente, el Ministro de Justicia la resuelve. Todo buque que conduce emigrantes está bajo la jurisdicción de la Policía. Antes de la salida del buque, los emigrantes son examinados por un médico que debe declarar si sufren de alguna enfermedad que puede ser peligrosa Ó molesta para los otros pasajeros. El agente es responsable de que los emigrantes á quienes les ha vendido pasa- jes sean examinados por el médico. Antes de la salida de todo buque de emigrantes, es éste examina- do por un perito en construcción y equipo de buques y por otro en la construcción y manejo de máquinas, ambos nombrados por el Jefe de Policía. Nineún buque de emigrantes lleva pasajeros en más de dos en- trepuentes debajo de la cubierta superior. Todo buque está provisto de botes suficientes para conducir, si llegara el caso, á todas las personas que se encuentran á bordo. Si el número de personas á bordo de un buque de emigrantes, pasa de 50 entre la tripulación y pasajeros, el buque lleva un médico. Para cada cien emigrantes hay un camarero á bordo del buque. Si un emigrante muriese durante la travesía, sin familia ú otros herederos, á bordo, el capitán del buque, ante dos testigos, hace un inventario de los bienes dejados por el finado, toma posesión de ellos y al llegar al lugar de destino los entrega, juntos con el inventario, al Cónsul danés. Si el buque se viese obligado á entrar en otro puerto de arribada forzosa, los pasajeros tienen el derecho de comer á bordo ó en tierra por cuenta de la Compañía. Si el buque se ve obligado á permanecer más de cuatro semanas en aleún puerto extranjero, por la citada causa, y si la Compañía no ha conducido á los emigrantes á su destino, por otro buque que el Cónsul considere tan bueno, éste hace que se cumpla tal requisito. Si el buque se va á pique y los emigrantes llegan á algún puerto extranjero, los dueños del buque también están obligados á condu- cir á los emigrantes á su destino, y mientras tanto viven á costa de los dueños del buque. Estas reglas son colocadas en un lugar á bordo, donde los pa- sajeros las puedan leer con facilidad. LOPE DE RUEDA Y SU TEATRO * POR LA SRTA. MIREILLE GARCÍA MORÉ Alumna de la Facultad de Letras y Filosofia LOPE DE RUEDA.—-SU VIDA.—-SU RETRATO Los datos que de la vida de Lope de Rueda poseemos, la redu- cen, para nosotros, á contados incidentes que sus biógrafos enlazan con distintas fechas que corresponden todas á la segunda etapa de su accidentada existencia; es decir, á la de autor-actor, que adoptó no se sabe cuándo ni cómo, y que parece no estar en consonancia con su primer oficio de batihoja, “que quiere decir de los que ha- cen panes de oro?””. | A qué clase perteneció su familia; qué educación y qué influen- cias sociales recibiera el poeta, son cosas todas que ignoramos. Su primera condición de artesano, pudiera explicar el conoci- miento de las costumbres y de los tipos populares que con tanto arte hace vivir en sus famosos pasos; pero su lenguaje castizo, la distinción que presta á los personajes de elevada alcurnia y la cul- tura de que en sus comedias hace gala, demuestran bien á las claras que no debió carecer de instrueción como se ha pretendido, y que al instinto de la escena que reveló desde sus primeras obras, debió sumarse cierta erudición, pues—para no detenernos en otros razo- namientos—el hecho mismo de no ser absolutamente originales sus comedias, sino inspiradas en autores italianos, demuestra que no desconocía la producción literaria de su época, y que poseía aptitu- des para discernir y utilizar lo que de ella pudiera fundirse en sus moldes de observador, hijo de su patria y de su tiempo. * Trabajo que obtuvo el premio extraordinario de Literatura Española, ofrecido por el Dr. Domínguez Roldán y disputado por los alumnos premiados en las oposiciones de dicha asignatura en 1911. 1 Cervantes. Ocho Entremeses, 3a ed. Cadiz 1816. Prólogo, pág. S. 46 MIREILLE GARCÍA MORÉ Que fuera descuidada su educación en la primera edad, y que los conocimientos que demostró los adquiriese más tarde, es cosa posible y aun probable; pero para quien conozca sus obras, no es admisible la absoluta falta de cultura de Rueda, que suponen al- gunos autores, | ni el reconocerle únicamente como factores de éxito, su instinto literario, la experiencia del teatro y el conocimiento del público, que seguramente tuvieron otros muchos sin lograr por eso el buen éxito del actor sevillano. Hasta hoy, á pesar de los esfuerzos hechos por algunos investi- gadores, no se ha podido fijar la fecha del nacimiento de Rueda. Moratín no la señala; Barrera supone que nació en la segunda dé- cada del siglo xvI, ? mientras otros autores, y entre ellos Cotarelo, * creen que en la primera. Fué hijo de Juan de Rueda y de origen se- villano. Este último dato, único cierto para la crítica en otro tiem- po, indujo probablemente á error á F. Bruna, Decano de la Audien- cia de Sevilla y uno de los primeros que se dedicaron á indagar la vida de Lope de Rueda. **“Me parece—decia—que he de poder acla- rar que el cómico y autor Lope de Rueda sólo anduvo en el reino de Sevilla y Córdoba, aunque sus comedias y pasos de ellas separados, corrieron después con mucha estimación por todo el reino.?” * Y tanto se acercaban á este parecer otros críticos, que el labo- rioso Nicolás Antonio llegó á fundar en esa creencia el supuesto origen sevillano de Cervantes, ?* puesto que tan joven había visto representar á Lope de Rueda. * Pero lo equivocado de estas afirma- ciones se ha hecho cada vez más patente, según han ido aparecien- do documentos irrecusables que comprueban la estancia de Lope y de su compañía en varias de las más importantes ciudades de Es- paña. 1 «...n 'étant initié aux productions ni de l'ancienne Italie ni de l'Italie moderne, n'ecou- tant que son instinet, n'étudiant que le peuple, Lope de Rueda ait été si heureusement inspiré pay son modele.» E. Baret. Hist. de la Litt. Esp. ete. Paris 1863, pág. 223. Una enciclopedia llega á asegurar terminantemente, sin aducir dato alguno, que «...no aprendió Filosofía, ni Humanidades, ni siquiera Gramática». 2 Catálogo bibl. y biog. del Teatro antiguo Esp. etc. Madrid 1860, pág. 346. 3 “Lope de Rueda y el Teatro Esp. de su tiempo.» Estudios de Hist. Lit. de Esp. Madrid 1901, pág. 203. 4 Carta á Fernández de Navarrete, 17 de Julio de 1805. 5 (Michael de Cervantes Saavedra, Hispalensis natu aut origine, quorum primum con- firmare is videtur dum sibi puero Hispali visum fuisse Lupum de Rueda, comcediarum seripto- rem «€. autorem inter nos antiquissimum, in prologo suarum Comeediarum seribit.» (sie.) Bi- bliot, Hisp. Nova. Tomus Secundus. Matriti. MDCCLXXXVIII. 6 «Yo, como el más viejo que allí estaba, dije que me acordaba de haber visto representar al gran Lope de Rueda.» «,...y aunque por ser muchacho yo entonces, no podía hacer juicio formal....»,ete. Cervantes, obra cit. Prólogo, págs. $ y 9. LOPE DE RUEDA Y SU TEATRO 47 Moratín afirma que ya en 1544 empezó á darse á conocer. * No dice este eminente crítico en qué datos funda tal aserto; pero acep- taremos su opinión, como Schack, “dando entero crédito á la con- ciencia con que escribe, lo cual hace suponer que bebió tales noticias en buenas fuentes”? 2. Barrera adoptó sin titubear esta opinión, y Royer, ?* al citarnos con tanta autoridad las dos fechas de 1544 y 1565, en las que encierra la vida literaria de Lope de Rueda, la sigue también, evidentemente, en cuanto á la primera, si bien no dice de dónde la toma. De aceptar estos datos, sería la fecha del 1544, la primera en que nos aparece Rueda como actor. Este casó en los primeros meses de 1552 con una tal Mariana, histrionisa extremadamente diestra en cantar, danzar y decir— ““ínica é sola?” en su género según la opinión de contemporáneos peritos en la materia—á la que quizás conoció al ofrecer alguna re- presentación en casa del Duque de Medinaceli, D. Gastón de la Cer- da, cerca del cual desempeñaba ella desde 1546 el oficio de algo así como juelaresa. En 1554, figura Lope en las fiestas ofrecidas por el Conde de Benavente en honor de Felipe II, al detenerse el monarca en la villa de ese nombre, * de paso para el puerto en que debía embar- carse para Inglaterra. El día 8 de Junio, entre otros regocijos, se le obsequió con una representación relatada de esta manera por un con- currente: “Y estando algún tanto despejado el patio salió Lope de Rueda con sus representantes y representó un auto de la Sagrada Escritura, muy sentido con muy regocijados y graciosos entreme- ses, de que el Príncipe gustó mucho y el Infante Don Carlos, con los grandes y caballeros que al presente estaban, que eran estos: Duque de Alba, Duque de Nájera, Duque de Medinaceli, Condesta- ble de Castilla, Almirante, Conde de Luna, Conde de Chinchón, Conde de Monterrey, Conde de Agamón, ? Marqués de Pescara, con otros grandes que de sus nombres no me acuerdo.?”” € De Benavente debió dirigirse Rueda á Valladolid, pues antes de Catálogo Hist. y Crit. ete. Orígenes del Teatro Español. Obras. Madrid 1857, pág. 201, no 93. Hist. de la Lit. y del Arte dram. en Esp. Madrid 1885, yol. I, pág. 349. Hist. Univ. du Théatre, París 1869, vol. II, pág. 160. Villa cercana á Zamora, 5 Nombre españolizado del Conde de Egmont, que más tarde fué víctima de la tenebrosa política del monarca. 6 Andrés Muñoz. Viaje de Felipe II á Ingl. Zaragoza 1554, cit. por Cotarelo en el est. cit., (pág. 207) y en el prólogo de las Obras de Lope de Rueda, edit. por la Acad. Esp. (págs. XV y XVD, que es el mismo est. algo modificado; siendo de notar que el párrafo transeripto no es idéntico en ambas citaciones. A 48 MIREILLE GARCÍA MORÉ cumplirse el mes de la mencionada representación real, ponía pleito en esta ciudad (6 de Julio de 1554), al Duque de Medinaceli, D. Juan de la Cerda, * en cobro del importe de los salarios de Ma- riana, su mujer, que durante seis años le había dejado de pagar su antecesor D. Gastón. Este, segeundón de la casa ducal, fraile profeso, después de col- gar los hábitos y volver al siglo para suceder á su padre á condi- ción de permanecer soltero, asegurando así la herencia á su herma- no D. Juan. se había aislado en la villa de Cogolludo. Por allí pasó en 1546 y lució ante él su arte, la Mariana, á quien el Duque hizo proposiciones para que se quedara á su servicio, en el que permane- ció los citados seis años sirviéndole de juglaresa y acompañándole constantemente—ataviada como un paje y con el cabello, cortado— hasta fin del año 1551 en que murió el Duque sin haberle pagado sus soldadas. Como hemos dicho antes, casó con Rueda aleunos meses después y de ahí la demanda puesta y ganada por el actor. Parece que éste y su mujer se establecieron en Valladolid hasta mediados de Marzo de 1557 por lo menos, y que durante ese tiem- po representó Rueda allí y en las poblaciones cercanas ?. En 1558, aparece éste en Segovia, donde tomó parte importante en las fiestas que allí tuvieron lugar con motivo de la consagración de la nueva catedral $. Pellicer es el único en señalar estas fiestas de Segovia como ocurridas en 1557 *, Refiriéndose al 16 de Agosto * de 1558, durante la octava de la Asunción de la Virgen, dice Die- go de Colmenares, cuya relación es generalmente seguida: ““A la tarde, celebradas solemnes vísperas, en un teatro que estaba entre los coros, el Maestro Valle, preceptor de Gramática, y sus repetido- res, hicieron á sus estudiantes recitar muchos versos latinos y cas- tellanos en loa de la fiesta y prelado que había propuesto erandes premios á los mejores. Luego la compañía de Lope de Rueda, famo- so comediante de aquella edad, representó una gustosa comedia; y 1 Estos datos, y el anterior referente al casamiento de Rueda en 1552, se conocen por do- cumentos descubiertos por N. A. Cortés en fecha relativamente reciente. V.—Narciso Alonso A, Cortés. Un pleito de Lope de Rueda. Valladolid 1903, págs. 9, 10,12, 14, 15, 21-26 á 32 y 41,— Véase el Apéndice de nuestro trabajo. 2 En los documentos del pleito mencionado antes, se les llama «vecinos desta Villa» y “estantes en esta villa». —Alonso A. Cortés. Obra cit. págs. 13,36 y 43. 3 Ticknor señalaba este año del 58 como la «única fecha conocida de su vida». 4 Tratado hist. sobre el origen y progresos de la Comedia y del histrionismo en España, etc. Ma - drid 1804, Parte I, págs. 40 y 41. 5 Cañete dice que el 15. LOPE DE RUEDA Y SU TEATRO 49 acabada anduvo la procesión por el claustro, que estaba vistosamen- te adornado.”” 1 Quadrado, al referirse á estos festejos, luego de decir accidental- mente que se representaron comedias (y tal vez sea la presencia de Rueda allí, la que le sugiriera esta palabra), dice en una nota: ' ““Representó la compañía del famoso Lope de Rueda. En 1.” de Junio anterior se había ya dirigido el cabildo al corregidor y á la eiudad, á fin de que en semejantes autos no se representasen cosas impertinentes.”” ?. Cañete declara al tratar de este particular, que han sido inútiles todas sus pesquisas hechas en Segovia, así como en Sevilla y Córdoba, para hallar aleún dato nuevo que añadir á los ya conocidos de la vida de Rueda, y que también se ha visto obliga- do á abandonar las esperanzas que abrigaba de descubrir en los archivos de la catedral de esa ciudad la pieza misma representada allí por Rueda, ó, al menos, la indicación de su título. * Moratín * nos dice que: ““en 1558 representó en Madrid y en Segovia, y en aquel año le vieron sin duda en la corte Miguel de Cervantes y Antonio Pérez, haciendo ambos mención de haber sido testigos de su habilidad y de sus aplausos.”? ?*. Del mismo modo, Fernández de Navarrete afirma que: “por estos años (de 1558), continuó Lope con su compañía, representando en Madrid y en otros pueblos de Castilla, donde hubo de oirle el famoso Antonio Pérez, antes de ser secretario de Felipe 11.” €. Pero ninguno de estos dos autores cita documentos que nos lleven á compartir su opinión. En 1559, pasa aleún tiempo Lope de Rueda en Sevilla, y toma parte en las representaciones litúrgicas del Corpus; de lo que nos quedan pruebas irrecusables en unos curiosos documentos publica- dos por el arehivero municipal de aquella ciudad, Don Luis de Es- cudero y Perosso. Son éstos unas órdenes de pago y sus correspon- 1 Historia de Segovia. Cap. XLI, fo. 516, cit. por Navarrete en su Vida de Cervantes, Bar- celona 1834. P. II, pág. 295. Cit. también por Tieknor (vol. IT, pág. 136), y por otros. 2 Salamanca, Avila y Segovia. Barcelona 1884. Nota de la pág. 614. 3 Lope de Rueda y el teatro esp. á mediados del siglo XVI. (Almanaque de la Ilustración para el año de 1884. Año XI. Madrid 1883, pág. 35. 4 Catálogo cit. Obras, pág. 201, no 93. 5 Cañete (obra cit. pág. 35), observa que habiendo nacido Antonio Pérez en 1549 (según afirma Navarrete), pudo, siendo un mancebo, ver representar á Lope de Rueda; pero que es imposible, dados los pocos años que contaba cuando falleció éste, que estuviese «en posición de hacer representar 4 Rueda en la Corte, aunque el Barón de Schack diga, con visible error, que lo cuenta en sus cartas el mismo Pérez»; observación que parece cierta, pues no hemos podido hallar tal frase en dichas cartas. 6 Obra cit., pág. 126, 50 MIREILLE GARCÍA MORÉ dientes recibos, extendidas las primeras por las autoridades de Se- villa á Lope de Rueda, y firmados por éste los segundos, de su puño y letra. En la primera de aquéllas, fechada el 29 de Abril de 1559, ““los diputados nombrados””?...““para lo tocante á la fiesta del cor- pus xp. deste presente año”?, mandan que se paguen “a lope de rrueda resulente en esta ciudad quarenta ducados q. son p.2 en quen- ta de sesenta ducados quea de avr. por dos Representaciones que saca en dos carros con ciertas figuras El día de.la fiesta de corpus xpi. que la una es de nabalcarmelo y la otra del hijo pródigo con todos los vestimentos de seda y lo demás que fuere necesario??. El 9 de Mayo del mismo año, recibe Rueda los cuarenta ducados por los que firma el correspondiente recibo. En la segunda carta de pago, que es del 27 de Mayo, le mandan dar los veinte ducados que aún se le debían por los mismos carros con “las figuras de nabalcarmelo?”, ete., de los que él recibe diez el 2 de Junio, y los otros diez el 5 de Junio, extendiendo por ellos recibo. Por último, en el tercer documento, se mandan dar á Lope ocho ducados “del premio que por nos le fue prometido a la Persona que me- jor rrepresentación sacase on los carros el dho. día de la fiesta de cor- pus xp1.?”, por haber sido la mejor de ellas “una que sacó el dho. lope de Rueda e fue de la figura de nabalcarmelo, con las demás figu- ras a ella pertenecientes?”, ete., en 30 de Mayo, premio que recibió el 15 de Junio. * Pero, según su costumbre, no residió Lope largo tiempo en Se- villa, pues el año siguiente (1560), se hallaba en Valencia, donde contrajo segundas nupcias con Ansela Rafaela 2 Trillos. Schack, * analizando las conjeturas de Pellicer respecto á la es- tancia de Rueda en Madrid, afirma que fué en 1560 cuando repre- sentó ante la corte en aquella villa, basándose en que Herrera * y Cabrera ? certifican que la corte se fijó en Madrid en este año de 1560; y tan seguro parece estar de ésto Schack, que llega á sostener que “deben rectificarse los errores que se leen en Quinta- na * y en Pellicer?”, 7 porque este último erítico dice que ““habién- 1 Velilla y Rodríguez, El Teatro en Esp. Sevilla, 1876, notas de las págs. 47 a 51. 2 Así la llama Lope en su testamento. En la partida de bautismo de su hija Juana Luisa, se le da el nombre de Rafaela Angela. V. conjeturas en Alonso A. Cortés. Obra cit. págs. 15 y 16. 3 Obra cit, Vol. I, pág. 350, nota 3a 4 Historia General del Mundo, líbro VII, C. 12. 5 Historia de Felipe II, libro V.. capts. 9 y 17. 6 Grandezas de Madrid, libro TIL, cap. 2. 7 Todas las anteriores citaciones con las que hace Sehack tanto ruído se encontraban ya en la Vida de Miguel de Cervantes Saavedra, por Fernández Navarrete cit. págs. 206 y 485, LOPE DE RUEDA Y SU TEATRO ol dose fijado la corte en Madrid en 1561””, fué entonces cuando Lope representó en palacio. * Sin poder negar que sea cierta la fecha es- tablecida por Schack, debemos reprocharle la imprudente dureza con que censura la aserción de Pellicer, pues documentos fehacien- tes han venido á demostrar que este crítico anduvo acertado, y que Rueda residió en la capital con su mujer, en el año de 1561. ? Están éstos «autorizados por escribano público “en la villa de Madrid, á veinte y cuatro días del més de Septiembre?” de 1561. El primero es una obligación que de su persona y bienes hacía el autor, á favor de Bernadino de Milán, vecino de Valladolid, por veintidós ducados, y en la que se obliga á pagar esa suma para “en fin del més de Enero primero que verná del año vemdero de mall e quimentos é sesenta é un años??. * Otro de los documentos es una denuncia de Francisco de Torres, “mercader andante en esta corte?”, á nombre de Bernardino de Milán, dirigida al teniente de corregidor de la villa de Madrid, de que Lope de Rueda “se quiere vr desta corte?”, por lo que pide que se le “mande arraigar de fianzas””. Con fecha 29 de Octubre de 1561, se abrió información en la que figuraron como testigos: Pedro de Godoy y Joan Baptista, platero, que declararon que Lope de Rueda era deudor de la cantidad antes dicha y que ambos habían oído decir á él y á su mujer, que se marchaban de la corte al día siguiente por la mañana; y que, como no le conocían bienes raíces en ninguna parte—que ellos supieran, al menos—les parecía que si se marchase, Bernardino de Milán no podría cobrar la deuda. La autoridad dió mandamiento de embargo contra Lope de Rueda en esta forma: *“Alguaziles desta villa, qualquier de vos re- querid á Lope de Rueda, estante en esta corte, que se arraigue é dé fianzas de estar en derecho é pagar á Bernardino de Milán, vezino de Valladolid, veynte é dos ducados que por obligación signada de escribano público parece deberle, é si luego no las diere, ponedlo en la cárcel pública desta villa, esto por quanto la parte del dicho Ber- nardino de Milán ha dado información que se va desta villa y cor- te eno tiene bienes ningunos. Fecha en XXX de Octubre de ¡Udl:xj. años.—El Dr. Gago de Castro.—Martínez.?”? * 1 Pellicer, obra cit., Parte I, pág. 40. 2 «Sepan quantos esta carta de obligación vieren, como yo, Lope de Rueda, representante, residente en corte de su mayestad...». Fianza para Lope de Rueda. Cristóbal Pérez Pastor. «Do- ecumentos cervantinos. €.» Madrid 1897, t. I, pág. 268. V. nuestro Apéndice. 3 Hay un error en esta fecha, que debe ser, evidentemente, la de 1562, puesto que todos estos documentos están extendidos á fines del 1561, 4 Pérez Pastor, obra cit,, t. I. pág. 272. MIREILLE GARCIA MORÉ Ot (19) Pero no hubo necesidad de encarcelarlo, pues “Diego de Grijo- ta, ropero, andante de esta corte??, se obligó por él, “haziendo deu- da agena propia suya.?? 1 Cotarelo supone, dado el oficio del fiador, que Rueda le empeña- ría á éste “sus trajes y enseres menos indispensables?”. ? Durante esta estancia en Madrid, representó Lope de Rueda ante la familia real (honor que demuestra la importancia que ha- bían llegado á alcanzar él y su compañía), pues dos curiosos eseri- tos * atestiguan que el 4 de Octubre y el 28 de Noviembre de 1561, se pagaron á Lope, de orden de la reina doña Isabel de la Paz, cien reales (cada vez), por la representación de comedias. * £ Opina el ilustre Cotarelo que '“en Madrid, por entonces y no antes como pensaron Moratín, Navarrete y otros biógrafos de Cer- vantes, debió este ingenio, entonces de catorce años de edad, ver representar á Lope de Rueda””, * aumentando así la confusión que respecto á esto resulta de tan diversas aserciones. Pero ¿es acaso suficiente la estancia de la corte y de Rueda en Madrid en una épo- ca fija, para afirmar por esa sola razón que no pudieron verle en otra parte Antonio Pérez y Cervantes? Y si el mismo Schack, que tanto insiste sobre este particular, nos dice que: ““Cuando Antonio Pérez cuenta que hizo representar á Rueda en la corte, no especifi- fica si fué en Valladolid ó en Madrid, ni si antes ó después del 15607”, ¿no pudieron él y Cervantes, verlo representar en la corte, pero en otro año y en otra ciudad, ó en Madrid mismo, en otra época? Cañete sostiene que representó en el mismo año de 1561 los autos de Corpus en Toledo, fundándose en documentos inéditos que él dice poseer, aunque no los aduce en ese trabajo, ni en otro alguno, pero que deben ser los incluídos por Cotarelo en la segunda edición de su Estudio ” según los cuales recibió 3750 mrs el 7 de Mayo de 1561; 5625 el 30 de Mayo, y por último 5625 y 11250 mrs. el 12 de Junio, como saldo de los 70 ducados que la Obra de la Catedral pa- gaba por “su mitad de los abtos que el dicho rrueda tomó á su cargo 1 e. ] Py Pérez Pastor, obra cit., t. I, pág. Obra cit., pág. 212. Hallados por el Sr. Julián Paz y Espeso en los Archivos de Simancas, Cit. por Cotarelo, obra cit., pág, 213, nota la Obra cit., pág. 212. Obra cit. (Alm. de la Nustr.) pág. 35, Ed, de la Acad. Madrid 1908. T.I, págs. XXII y XXIITI, NO HB 0Nnr JJ 0 LOPE DE RUEDA Y SU T£ATRO 53 de la fiesta de corpus christi que se avimio con él por ciento y qua- renta ducados?”. * Moratín ? señala su presencia en esa ciudad, sin fijar fecha; y Merimée * indica que fué después del año de 1560; pero tampoco nos explica el por qué de su afirmación. Cotarelo, * al tratar de ello, cita la única prueba conocida, ó al menos publicada hasta hoy; es ésta una frase de los documentos que antes citamos, dados á cono- cer por Pérez Pastor, y que dice, refiriéndose á la deuda contraída por Lope: “lo cual pasó ante Baltasar de Toledo, escribano público del número de los de la DICHA CIUDAD DE ToLEDO”” *; por lo tanto, podremos afirmar que su paso por esta ciudad fué en 1561, ó antes, puesto que á fines de ese año ya se le reclamaba el pago de la deuda. Merimée * indica su paso por Valencia después del año 1560; pero aún podemos señalar menos vagamente la fecha de este nuevo viaje, y asegurar que fué á fines de 1561, es decir, cuando salió de Madrid. Y la prueba de que se dirigió hacia aquella ciudad cuando se alejó de la capital, la encontramos en otra frase de los documen- tos insertos por Pérez Pastor, en la que, hablando de la ida de Lope, se dice: ** si se va, el dicho Bernardino de Milán no podrá co- brar?”?... “porque está cierto que no habrá de ir á Valencia.?? Co- tarelo, fundándose en que era del 29 de Octubre la orden de deten- ción en la cual se decía que Rueda se marchaba al día siguiente; y en que el mismo día 30 presentó á su fiador, afirma que el 1.* de Noviembre de 1561 partió ““para Valencia probablemente””; pero esta fecha—poco importante, por lo demás— es sólo una conjetura, pues, dados los trastornos que debió ocasionarle esta intervención de la Justicia, no sería imposible que hubiese retrasado algo su viaje. Le encontramos después en Sevilla en el año de 1564, 7 donde debió establecerse por aleún tiempo, pues allí nació su hija Juana Luisa, bautizada '“en Martes 18 de Julio de quinientos y sesenta y cuatro””, y que murió antes de alcanzar un año de edad. $ 1 Docts. contenidos en el Libro de gastos corresp. al año 1561 del Arch. de la Obra y Fabr. de Toledo. 2 Cat. cit., Obras, pág. 201, n0 93. Précis d'Hist. de la Litt. Esp. Paris 1908. pág, 300. Obra cit., pág. 210. Pérez Pastor, obra Ccit., t. I, pág. 268. Obra cit., pág. 300. Cotarelo. Obra cit. (pág. 214), dice que pasó de Valencia á esa ciudad; pero dado el in- tervalo de tres años que separa las dos fechas, bien pudo entre una y otra, detenerse en otros lugares. S La partida de bautismo, hallada por el Sr. Fr. Rodríguez Marín, fué publicada por el (ID 1 54 MIREILLE GARCÍA MORÉ Esta es la última noticia que de la vida de Rueda se conoce hoy. Como hemos visto, la primera fecha que en su errante existencia encontramos, nos lo muestra ya afamado, puesto que en ella tomó parte en fiestas de tanta importancia como las ofrecidas al rey por el conde de Benavente. De modo que la época de su vida que desco- nocemos en absoluto, es la de sus primeros años y la de su iniciación como farsante y como autor. Sin embargo, un indicio curioso nos señala la probabilidad de que, en un principio, aun después de haberse presentado en la escena, no abandonara por completo Lope de Rueda su primer oficio, y que no anduviera, como después lo hizo, por toda España, sino que residiera fijamente en un lugar; parece, en efecto, desprenderse esto, de unas frases de Juan Gon- zález de Critana, referentes á las modificaciones necesarias en el teatro, y que dicen así: “*... que no anden compañías de hombres y mugeres por el Reyno sino que la de la Corte se esté en la Corte, y la de Toledo en Toledo, para que el representante atienda á su ofi- cio entre semana, COMO LO HACÍAN EN SUS PRINCIPIOS LoPE DE RUE- DA, Y NAVARRO, Y CISNEROS, aunque después comenzaron ú juntarse en Compañías, y andarse de pueblo en pueblo.?”? 1 En cuanto á la fecha en que acaeciera la muerte de Lope de Rueda, se habían expuesto diversas opiniones, comprendiendo éstas desde el año 1560, que fijaba erróneamente Moratín ? y que aún adelantaban aleunos suponiéndola ocurrida á fines del 59, hasta la de 1567, que indicaba, sin explicar su fundamento, Velilla y Ro- dríguez *. Barrera supone * que murió en 1565 ó principios del 66; Pellicer, luego de decir que murió ““por los años de 1567?” 5, opina mismo en su Discurso de apertura del curso del Ateneo sevillano, en 1901, pág. 18.—La incluímos á continuación: “Luisa.—En Martes 18 de Julio de quinientos y sesenta y quatro años batizé yo Fernando Garcia, cura desta iglesia 4 Juana Luisa, hija de Lope de Rueda y de su muxer Ra- faela Anxela. Fueron compadres don Sancho alguazil mayor desta ciudad y Alonso peres su teniente y hernando de Medina oydor desta, cibdad y don pedro de Pineda, vezino de sanct andrés, en fe de lo qual lo firmé de mi nombre—fernan garcía, cura». (Arch. de S. Miguel, lib. 20 de Baut. f. 132 vto.) 1 Tercera Parte del Confessionario. Del wso bveno y malo de las comedias, y de su desengaño: y como se deuen permitir, y como no». «Por el Padre Maestro Fray luan Goncalez de Critana, de la Orden», ete. Madrid 1610. Cit. por Pérez Pastor, Bibliografía Madrileña, etc. Madrid MCMVI. Parte 2a, págs. 181 y 182, n. 1095. En 1554, al declarar un Pedro de Montiel, como testigo, en el mencionado pleito de Lope de Rueda, dice que es “hilador de seda, y en compañía de Lope de Rueda».—Alonso A. Cortés. Obra cit. pág. 23. 2 «....hasta 1560 en que probablemente murió.» Cat. cit. Obras, pág. 201, no 93. 3 Obra cit., pág. 47. 4 Cat. cit. pág. 346. 5 Obra cit., p. I., pág. 40, LOPE DE RUEDA Y SU TEATRO 5 zu que debió ser en el 66, cuando dice, hablando de Alonso de la Vega: ““ .. que murió acaso el mismo año que Lope, esto es, el de 1566.”” 1 La razón de esta diversidad de pareceres, á los que se han aco- sido varios autores de historias de la Literatura española, se ex- plica, porque es en fecha relativamente cercana cuando se ha des- cubierto su testamento, otorgado en Córdoba el 21 de Marzo de 1565, ? y que circunseribe forzosamente la fecha de su muerte, en- tre la de este documento, * y el 7 de Octubre de 1566 en que se con- cedió la licencia para imprimir sus obras, cuando ya había falleci- do él, puesto que se ineluye en esa primera edición la ** Epístola sa- tisfatoria de loan Timoneda al prudente lector?” en la cual se dice que se han quitado cosas “que algunos en vida de Lope habrán oído””. También, en la misma obra, con ““Las segundas dos Comedias””, ete., publicadas por Timoneda con licencia fechada el 17 de Octubre de 1567, aparece el “Soneto de Francisco Ledesma á la muerte de Lope de Rueda.”” Por lo tanto, queda encerrada esta duda, en un lapso de me- nos de dos años. Es opinión unánime que murió en Córdoba, y parece realmente lo más natural dado el grave estado en que debía hallarse al otor- sar su testamento, puesto que, como declara en él, no pudo fir- marlo. + Además, así se manifiesta expresamente en el citado soneto de Ledesma insertado en la primera edición de las obras de Rueda de 1567: “Aquí bajo esta piedra reposando está Lope de Rueda tan famoso. En Córdoba murió...?” ete. Respecto al lugar en que fuese sepultado, es Cervantes quien asegura que: ““por hombre excelente y famoso lo enterraron en la catedral de aquella ciudad (Córdoba) entre los dos coros””, siendo seguida ciegamente esta opinión por todos los biógrafos posteriores, 1 Obra cit., p. IH, págs. 18 y 19. 2 Publicado porel Sr. Rafael Ramírez de Arellano, en el primer número de la Rev. Esp de Lit. Hist. y Arte. Madrid, 1901. Véase el documento en el Apéudice, al final de este trabajos 3 «....quees fecha e otorgada esta carta de testamento en la dicha ciudad de Córdoba en las casas de la morada del dicho Diego Lopez veintiún días del mes de Marzo, año del naci- miento de nuestro Salvador Jesucristo de mil e quinientos e sesenta y cinco años,» 4 «....y porque el dicho Lope de Rueda testador dijo que no podía firmar á causa de su enfermedad....» 56 MIREILLE GARCÍA MORÉ á pesar de no haber documento alguno que confirme lo dicho por el insigne novelista, pues sólo leemos en el testamento de Rueda, su voluntad de ser enterrado allí, donde lo estaba su hija Juana, * vo- luntad que no se sabe si fué cumplida. “*El Cabildo de aquella catedral—dice Moratín,—le hizo ente- rrar en la nave principal de ella, entre los dos coros: honor conce- dido á un cómico y en aquel tiempo, que manifiesta cuánta fué la estimación que hicieron de él sus contemporáneos”?; 2 y añade esta frase ambigua: “La posteridad más injusta, ha dejado perecer y olvidar el depósito de sus cenizas que ocupan ya desconocido y co- mún sepulero.?? * Este último reproche, alude 4 la imposibilidad de hallar ninguna tumba en la citada catedral que pueda atribuir- se al célebre representante, lo cual ha tratado de explicar Schack diciendo que: *“Este sepulero, como otros muchos monumentos pre- ciosos de la catedral de Córdoba, ha desaparecido sin dejar la me- nor huella, gracias á los estragos y deterioros que ha sufrido des- pués su edificio.?” * Velilla, después de aceptar que se le enterró entre ambos co- ros en la catedral de la citada ciudad, lo pone en duda, diciendo— con aparente buen juicio, —que aunque sea debida esta opinión á Cervantes, “ningún otro dato se ha encontrado que lo confirme?”, * y le parece extraño que se le tributasen tales honores en una época en la que tanto menosprecio se tenía por la profesión de represen- tante. Todo esto no ha sido óbice, para que aleún autor obstinado afir- mase que la inscripción funeraria existía aún en su tiempo en la catedral. * Pero no es el no hallarse el sepulero lo que contradice la afirma- ción de Cervantes, universalmente aceptada, pues en muchos casos las reparaciones y cambios realizados en los antiguos templos, para 1 «E cuando á Dios nuestro Señor pluguiere que de mí acaezca finamiento, mando que mi cuerpo sea sepultado en la iglesia mayor de Córdoba, en la sepultura donde está sepultada Juana de Rueda, mi hija.» 2 Opina Merimée que si esto fuera cierto, sería una prueba de que existía en España en esa época, más amplio criterio que en la Francia de Moliere. 3 Cat. cit., Obras, pág. 201, no 93. 4 Obra cit., pág. 349. 5 Obra cit., págs. 49, 50 y 51. 6 Baret, Obra cit., pág. 224. A LOPE DE RUEDA Y SU TEATRÓ 57 necesidades del eulto y aun para asegurar la solidez de los edificios, ha hecho desaparecer temporalmente sepulturas célebres, que han sido halladas de nuevo al realizarse obras posteriores. Pero lo gra- ve del caso, y que parece echar por tierra toda esta suposición, es el no aparecer documento alguno en los archivos de dicha catedral, aun después de las más esmeradas investigaciones para lograrlo, y, en prueba de esto, inecluímos á continuación las frases en que el di- ligente Marqués de la Fuensanta del Valle declara la inutilidad de sus esfuerzos en ese sentido: ““Desearíamos dar algunas noticias biográficas además de las que han dado hasta hoy otros escritores del batihoja sevillano; pero en esto, no hemos sido afortunados, pues nuestras investigaciones han resultado estériles; con el fin de comprobar lo que dice Cervantes de que le enterraron en la igle- sia mayor de Córdoba entre los dos coros, nos dirigimos al ilustre Magistral de aquella catedral, Sr. D. Manuel González Francés, quien se ha tomado el trabajo, en obsequio nuestro, y por el que le damos aquí público testimonio de nuestra gratitud, de leer por sí mismo y una por una, todas las actas Capitulares del año en que se supone murió Rueda, y de algunos anteriores y posteriores y nada ha encontrado que haga referencia á él; duda también el Sr. Francés, que pudiera enterrársele entre los dos coros como afir- ma Cervantes, puesto que á 27 de Mayo de 1567, ““presentóse en Ca- bildo el racionero y obrero Dr. Domingo de Lezo, é hizo relación del estado de la hacienda de la fábrica, y considerando la necesidad que hay de que la obra del coro nuevo se acabe, por haber tanto tiempo que está descubierto y las capillas colaterales, se nombró una comisión que conferenciando con el Obispo, traiga informe de lo que proceda, para que la obra se acabe.”” ? 1 Fuensanta del Valle; Prólogo de su ed. de las Obras de Lope de Rueda, págs. IX y X. 58 MIREILLE GARCÍA MORÉ Del aspecto físico de Rueda podemos tener sólo una idea vaga por el retrato, grabado en madera, que aparece en la portada de la primera edición de El Deleytoso (del cual incluímos aquí una reproducción), pues siendo el dibujo de una primitiva rudeza y en extremo confuso, no permite fijar más que muy escasos detalles de su persona. RETRATO DE LOPE DE RUEDA que figura en la portada de EL DELEYTOSO editado por Timoneda en 1567 Se ve en él representado un hombre anciano, grueso, de barba y bigotes blancos, de cejas altas y nariz de perfil deprimido, pero eso es todo lo que se alcanza á distinguir. No se advierten rasgos característicos: ni los ojos ni la boca aparecen de manera que pue- dan dar idea de su forma. Hasta un violento rasgo que le cruza la cara desde debajo del párpado izquierdo, pudiera indicar tanto una ancha cicatriz, como una profunda arruga mal interpretada por el artista. Natural es que en dibujo de tales condiciones, el rostro carezca de expresión y que, por lo tanto, sólo con su buen deseo haya podi- do encontrar en él un notable investigador “dulzura y gracia ex- presiva en las facciones.??” 1 Este es el único retrato auténtico de Rueda que se conoce, pues 1 Cotarelo. Est. de Hist. Lit., de Esp. pág. 224. LOPE DE RUEDA Y SU TEATRO 59 el que—-inspirado en el mismo—apareció al principio del libro de Pellicer, * es una pura invención que no tiene del original más que la forma del sombrero. Se comprende que el dibujante se empeñó en rejuvenecerlo y en darle la expresión de que carecía, y como para eso era preciso disponer de rasgos que faltaban, los inventó, demostrando tantas dotes artísticas como ausencia de eserúpulos. Ha ideado un hombre joven aún, de amplio tórax, labios abultados, como dispuestos para los visajes; ojos hien destacados, vivos y pe- netrantes; nariz grande, aguileña, y cejas altas, propias para los fingidos asombros cómicos. Del conjunto se desprende una sensa- ción de rusticidad á la vez que de inteligencia, penetración y pers- picacia. Este mismo grabado es sin duda el que figura en la Biblioteca Nacional de Madrid, á juzgar por la deseripción que se halla en su catálogo. ? Como la mayor parte de las supercherías artísticas y literarias, ha tenido ésta buena fortuna, pues ha sido aceptada generalmente hasta el punto de constituir hoy la efigie consagrada del gran cómico. ? Otro retrato de Lope se publicó en el Almanaque de la Ilustra- ción para 1884 * al frente del trabajo de Cañete, ya citado en este estudio, sin que aquel erítico, siempre tam minucioso, hiciera la más ligera referencia al dibujo, lo cual no es para inspirar gran confianza. Por otra parte, es difícil aceptar que el autor del ar- tículo permitiera que fuese ilustrado éste con un documento apó- erifo, en el que se inventaran facciones é indumentaria. Por estas razones no se explica que ninguno de los investigadores españoles se haya ocupado de esclarecer el punto. La impresión que deja este último dibujo, ? es la de un hombre 1 Obra cit. Veásele reproducido en la hoja siguiente. 2 No 1620, Busto. Ov. en marco rectang. con adornos en la parte sup., zócalo con lápida para la inscripción y sobre él un libro abierto, máscara escéuica, clarín, €. 4. Blanco la yo An. 65, Al. 116.—«Catálogo de los retratos de personajes esp. que se conservan en la sece. de Estam- pas y de Bellas Artes de la Bibl. Nac.», por el encarg. de la Secc. A. M. ds Barcia.—Madrid, 1901—pág. 634. La descripción y el tanaño de éste y del de Pellicer coinciden con la única diferencia de que el grabado del libro aparece firmado: Alex0 Blanco, lo cual debe provenir de una simple omisión al citarlo en el Catálogo. 3 Grabada por Geoftroy. figura en el Tesoro del Teatro Español, París, 1838, pág. 154, la que reproducimos frente á la pág. 72. Según el Sr. Cotarelo, el grabado de Geoftroy «fué el modelo para el retrato al óleo que en 1852 pintó D. Manuel Barrón, en Sevilla, con destino á la galería de la Bibl. Colombina, donde se halla». «Es el no 4 de la col. y mide 84 cent. de alto, por 63 de ancho.» Est. de Hist. Lit. de Esp., pág. 224. PAL: 32 Véase la reproducción que figura en este trabajo, frente á la pág. S6. A 5 60 MIREILLE GARCIA MORÉ de mediana edad, de aspecto muy moderno, indiferente, insignifi- cante, y desprovisto de personalidad. Por último, á pesar de la popularidad de Lope de Rueda y de haberlo recordado con insistencia autores que le conocieron, ningu- no, ni siquiera Timoneda, que tanto lo admiraba y que cuidó de perpetuar su retrato, nos dice una sola palabra referente á su figura. El único dato de esta clase que hemos hallado, no merece con- fianza, pues está eserito en Italia, por un italiano, setenta años des- pués de muerto Rueda, y aun parece referirse, más que á éste qui- zás, á una estatua suya. Aludimos á la breve y extraña descripción que hace Fabio Franchi en su Ragguaglio di Parnasso, comprendido en las ““Essequie poetiche ovvero lamento delle muse italiane in morte del Signor Lope de Vega””, etc., que citamos sólo por comple- tar estos informes. ? 181 LA OBRA DE LOPE DE RUEDA Su importancia y significación en la Literatura Castellana.—Ca- racteres, cualidades y defectos de su teatro —Modificaciones que introdujo en la dramática española.—Lope de Rueda como hablista. Cuando España salió del profundo letargo en que había caído después del siglo de oro, quiso, á falta de nuevos genios, glorificar los antiguos, cuyas obras habían sido—durante la decadencia—las- timosamente confundidas, alteradas, extraviadas y atribuídas á otros autores. La crítica literaria, por indemnizar de ese injusto olvido la me- moria de los viejos dramaturgos, llegó, como ocurre siempre en ta- les casos, al extremo opuesto. Ese exagerado reflujo de la opinión, alcanzó también, como es natural, á Lope de Rueda, á quien ciertos eríticos—en su afán de enaltecerlo, basándose en datos equivocados de algunos antiguos autores, y quizás interpretando mal palabras del más célebre de ellos—han llamado el creador de nuestro teatro. 1 «....finalmente in nome di tutti (un uomo di yiso tondo, di naso bracco, fronte murata di pelo, e pietra, il cui colore non si secopriva per due empiastri di barbugli, che lo coprivano), disse....»ete. ....«io sono Lope di Rueda....»ete, Rime, e prose raccolte dal Signor Fabio Franchi perugino.... RETRATO QUE APARECE EN EL “TRATADO HISTÓRICO SOBRE EL ORIGEN Y PROGRESOS DE LA COMEDIA??, ETC. por €. Pellicer.—Madrid, 1804. Parte 1. A a AS LOPE DE RUEDA Y SU TEATRO 61 La fuente más autorizada de esta teoría, es el sentido—erróneo, á nuestro parecer—en que han sido tomadas palabras del gran Cer- vantes, en las cuales se ha creído hallar la afirmación de que fué Lope de Rueda quien sacó de pañales las comedias. En nuestra opinión no se desprende esto tan claramente de las siempre citadas frases. Cervantes dice: “*... los días pasados me hallé en una conversación de amigos, donde se trató de comedias y de las cosas á ellas concernientes... Tratóse también de quien fué el primero que en España las sacó de mantillas y las puso en toldo, y vistió de gala y apariencia. Yo, como el más viejo que allí estaba, dije que me acordaba de haber visto representar al eran Lope de Rueda, varón insigne en la representación y en el entendimiento.”” 1 No afirma, pues, el autor de El Quijote, que fuera Rueda el pri- mer dramático español, sino se limita á decir que, tratando con otros de “quien fué el primero que en España””, ete, él, “como el más viejo que allí estaba””, expuso el recuerdo más lejano que tenía; pero á eso se limita, sin pretender que ese primer recuerdo suyo colncidiera con el origen de las comedias. Y aun dando á sus pala- bras la interpretación que ha prevalecido, faltaría saber qué enten- día Cervantes por sacar de pañales y poner en toldo; es decir, si st refería al aspecto literario ó al de la presentación en público, como parece indicarlo la frase **... y vistió de gala y apariencia?”. 2 Lope de Vega sí afirma terminantemente la prioridad del autor sevillano, al decir: “no siendo (las comedias) más antiguas que Lope de Rueda, á quien oyeron muchos que hoy viven””; * pero no siendo posible suponer que Lope de Vega, ni Cervantes—en el caso de aceptarse la interpretación que se da generalmente á sus pala- bras—ignorasen la existencia de Encina, Lucas Fernández, Gil Vi- cente, Torres Naharro y otros, debe conjeturarse que se refieren á la comedia genuinamente española, á “la formación del tipo dra- mático nacional—como dice Merimée—esbozado desde Lope de Rueda””. De todos modos, no es posible sostener hoy tal aserción, como lo prueban las siguientes palabras. de Wolf al hablarnos de algunas 1 Obra cit. Prólogo, pág. 7, 2 Esta interpretación es la que prefiere Jovellanos, único autor que no concede á las fra- ses de Cervantes la significación que les atribuyen la generalidad de los críticos: «y esto es en lo que al parecer da Cervantes la supremacia 4 Lope de Rueda»—Jovellanos.—Discurso Hist, Polít. sobre el orígen y vicisit. de los espect. y divers. publ. en Esp.--Granada 1820, pág, 36, 3 Prólogo á la parte XIII de las Comedias, 4 Obra cit., pág. 299. 62 MIREILLE GARCIA MORÉ piezas teatrales españolas de la primera mitad del siglo xv1 existen- tes en la Biblioteca Real de Múnich, que son, dice, “Restos preciosos de un período del drama español, en el cual se echaron de ver las se- millas de la originalidad y grandeza á que llegó después, saliendo de la ¡elesia y de la liturgia á la plaza pública.?? 1 Y por si esto no hubiera bastado á destruir la teoría que atribu- ye á Rueda la prioridad absoluta del teatro español, Cañete produ- jo “noticia de treinta y ocho dramáticos anteriores á 1540, de los que no tuvieron conocimiento ni Moratín, ni Colón, ni Schack, ni Tieknor, ni Barrera?” 2, Entre aquéllos pudieran citarse: Cristóbal de Avendaño (Auto de Amores); Lope Ortiz de Stúnñiga (Farsa en coplas sobre la comedia de Calixto y Melibea); Alonso de Salaya, y otros. “Había pues, en tiempos de Encina y de Lucas Fernández, otros poetas que encerraban también en pequeño espacio, una ae- ción sencilla, sagrada ó profana, alegórica ó real, ahora notable por por el vigor de la frase y por lo pintoresco del estilo, ahora por la atinadísima pintura de afectos y de caracteres. Y aunque estos li- geros bocetos de los grandes cuadros que más adelante han de tra- zar un Lope de Vega, un Téllez, un Alarcón, un Calderón de la Barca, no van todos por el buen camino ni son iguales en mérito, leyendo atentamente los que han llegado hasta nuestros días (mí- nima parte del caudal acumulado entonces), veremos que los di- versos géneros que ilustran la escena patria con tan varias y admi- rarables creaciones cuando llega á su plenitud de vida, existen como en germen en las éslogas, farsas, autos y representaciones de aque- llos antiguos vates, iniciadores y fundadores del drama genuina- mente español. Desde la tragedia al entremés, pasando por los dife- rentes matices de la comedia moral, política, urbana; desde la ideal personificación de vicios y virtudes, hasta el retrato de figu- ras tocadas del más grosero realismo; desde el enamorado galán de capa y espada, hasta el gracioso decidor, maleante y desvergon- zado, todo se deja ya conocer en el primitivo teatro español, que se distingue por su ingenuidad.?” * Merimée apoya estas aserciones, cuando dice: ““El número de obras (dramáticas) impresas ó manuseritas, en colección ó sueltas, que nos quedan de la primera mitad del siglo xvi, es considerable, 1 Cit. por Cañete, Teatro Esp. del siglo XVI, Madrfd 1885, nota de la pág. 38, 2 Teatro Esp. etc., pág. 4. 3 Cañete Teatro Esp., págs. 65 y 66. LOPE DE RUEDA Y SU TEATRO 63 ella aumenta cada día por publicaciones nuevas.” * ““El estudio de caracteres, aparece ya en Torres Naharro, la intriga se complica y se enriquece, los personajes de todas clases se multiplican.”” ?2 Si no puede sostenerse que Rueda fué el que sacó la comedia del templo, pues ya Juan del Encina. á fines del siglo xv, desarrolló asuntos esencialmente profanos en las mansiones de los grandes, es lo cierto que (aunque como dice Fitzmaurice Kelly, * algunos han querido atribuirle á Encina la prioridad del drama bucólico) este autor sólo representó sus obras ante un auditorio reducido y culto que no bastaba á darle al naciente teatro español un carácter nuevo y una dirección definitiva y propia: era necesario popularizarlo, y Rueda fué el primer actor y autor verdaderamente popular, cuyas obras llevan ya la marca indeleble de su raza, aun aquellas ins- piradas en comedias extranjeras. Lope fué—al menos entre los autores de cierta importancia—el que sacó la comedia á la plazuela y la subió al tablado; no quiere decir esto que su calidad de actor y autor esencialmente cómico, le impidiese rendir culto en ciertas ocasiones, como hemos visto al in- vestigar su vida, al teatro de carácter religioso. Del mismo modo, no porque en esta época se pusiese el teatro al alcance del pueblo, del que fué tomando vida y colorido, dejó por eso de merecer la protección cortesana, sin la cual no hubiera po- dido vivir en sus primeros tiempos. Antes bien, la alcanzó cada vez mayor, como lo prueban las fiestas palatinas y principales en las que hallamos figurando á Lope de Rueda. Es más, Fitzmaurice Kelly, exagerando algo, á nuestro humilde ¿uicio, * hace depender de esa protección el nacimiento del teatro genuino español, cuan- do nos dice que si éste no surge realmente hasta la época de Fe- lipe II, si las obras, como la Farsa Cornelia, de Prado, y el Entre- més de las Esteras, no tuvieron eco ni éxito, se debe esto á que el teatro necesitaba para romper la superstición clásica, la protección cortesana, apoyo que hasta entonces le había faltado por no estar Obra cit., pág. 194. Obra cit., pág. 198. His. de la Lit. Esp., Madrid. (s. a.) pág. 232. Nos fundamos para pensar así, en que. aun después de fijada la corte en Madrid, fueron centros de producción dramática Valencia y Sevilla. Jovellanos dice: «No era por cierto la de Madrid la única escena en que brillaron los ingenios de aquel tiempo; Sevilla, Valencia, Zara- goza y otras ciudades, tuvieron en el mismo reinado teatros y representaciones en nada infe- riores á la de Madrid, que apenas elevado á corte permanente, no pudo todavía exceder en grandeza á tan ricas y populosas ciudades.» Obra cit., pág. 38. V. Lamarca.—El Teatro de Valencia, etc. Valencia 1840, págs. 12 y sgts. E 0 NA 64 MIREILLE GARCÍA MORÉ nunca fija la corte en lugar determinado. Si Carlos V—sigue di- ciendo Kelly—hubiera fijado su residencia en Madrid, quizás el teatro hubiera evolucionado mucho antes de lo que lo hizo, en el sentido que después ha sido el característico y el nacional. * Expuesta á erandes rasgos la sienificación literaria de la obra de Rueda, dada la situación del teatro español anterior á él, debié- ramos, para colocarlo en su verdadero lugar en la historia de la dra- mática en general, comparar su teatro con el que en la misma épo- ca se desarrollaba en otras naciones; pero como ésa sería tarea que ocuparía més tiempo que aquel del que disponemos, bástenos citar la opinión de dos autorizados críticos: la de Ticknor, que dice: ““Sus cuatro comedias son muy parecidas á las piezas del teatro primitivo inglés, que cabalmente nacía al mismo tiempo con dra- mas como Ralph Royster Doyster y la Ahuja de Gammer Gur- ton?” 2; y la de Philaréte Chasle, más radical aún, que afirma que “Cuando Heywood hacía representar en Inglaterra sus bufonerías sin interés y sin verve; cuando París no tenía aún más que miste- rios muy triviales, y moralités extravagantes, hacia 1540, el español Lope de Rueda representaba sobre las plazas públicas de Madrid, verdaderas comedias-proverbios, llenas de buen sentido y de sal””. * Pudiéramos decir, pues, que sólo los famosos autores italianos, en algunos de los cuales se inspiró Rueda, habían dado al teatro de aquella época más vuelo y amplitud. En el teatro del autor sevillano v, como hemos dicho ya, aun en el de sus antecesores, aparecen ya todos los caracteres que más tar- de, desarrollados por Lope de Vega, habían de imprimir un sello especial al teatro español. La sensación de esta verdad se experi- menta á poco que se penetre el espíritu de los personajes y situa- ciones del antiguo teatro; pero como su demostración sería demasia- do extensa—pues exigiría largas consideraciones y un estudio de comparación excesivo para la índole de este trabajo—citaremos, en apoyo de nuestra modesta opinión, la muy autorizada del eminente profesor E. Merimée, que, después de declarar que la comedia es- pañola es Lope de Vega, añade: ““y sin embargo, observando esto de cerca, ese creador no ha creado nada, ese padre de la Comedia no ha hecho ctra cosa que darle su nombre. No hay ningún elemento de la comedia de Lope (de Vega) que no se encuentre en sus pre- decesores ó en sus émulos. ”” V. obra cit., pág. 232. Historia de la Literatura Española. Madrid, 1851, tomo II, página 145. Etudes sur le drame espagnol, («Etudes sur 1'Espagne, etc.) París s, a. (1847), pág. 15. NA A id a LOPE DE RUEDA Y SU TEATRO 65 ““La mezcla de lo trágico y de lo cómico existía no solamente en otros teatros extranjeros sino también en todos los dramaturgos españoles anteriores. El gracioso, personaje obligado de la Comedia, aparece ya bajo el nombre de el simple, el bobo, en Torres Naharro y Rueda. Todos los asuntos tratados antes de Lope (de Vega) des- de el principio del siglo xv1 hasta el momento en que él se hizo el monarca de la escena, pueden, con la mayor facilidad entrar en las diversas categorías de su obra?”. 1 Y si esos caracteres llegaron á constituir el molde nacional, se ha debido á que Rueda, al representar en las plazas públicas, ante el pueblo, y no ya sólo ante clases privilegiadas, supo copiar la vida misma de aquél, * retratando y realzando con arte, en sus pa- sos, verdaderas escenas de su tiempo; supo encontrar y compren- der la fuente inagotable de riquezas artísticas que se hallaba al al- cance de todos en las costumbres y tipos de la España del siglo xvi, que eran para él, poseedor del instinto de la comedia, materia mu- cho más fecunda que los falsos tradicionales modelos clásicos. Por eso dice un autor * que: *“el teatro fué, en sus principios en la península, la pura imagen de la vida cotidiana, en los pasos de Lope de Rueda y de Timoneda. Velázquez y Goya, entre los pinto- res, pertenecen ciertamente á esa escuela que Pacheco, desde el si- elo xvI, llamaba los ““naturalistas?””, reconociéndoles como propósi- to, la reproducción personal de la Naturaleza, y no la idealización ó los ensueños caprichosos en los que la realidad no tiene parte al- guna.?? Cañete opina lo mismo: **Encina—dice,—Torres Naharro, Lu- cas Fernández, Gil Vicente, Castillejo, Alonso de Salayva, Lope de Rueda y Timoneda, procuraban dar á sus personajes el colorido propio de la realidad humana, tomándolos del natural.”? + Pero desgraciadamente, no supieron los dramáticos conservar al teatro su encantadora naturalidad, ese sabor de vida que nos transporta, aun hoy, á la vieja España, cuando leemos un paso ó una comedia de Rueda; el teatro, al perder su color primitivo, ha perdido su encanto, su vida y... “la crítica bien informada no puede menos de reconocer que, desde Lope de Vega, al teatro espa- 1 Obra cit., pág. 318. 2 «En cuanto á la invención, el principal mérito de Lope de Rueda, consiste en las gracias cómicas del diálogo y en la deseripción de los caracteres.» Lista Lecc. de Lit. Esp. etc. Madrid. (s. a.) yol. I, Lec. V., pág. 96. 3 Savine, Le naturalisne en Espagne. París 1885, pág, 6, 4 Cañete, Teatro Esp., páginas 175 y 176, 66 MIREILLE GARCÍA MORÉ ñol, se desvió con, frecuencia del hermoso campo de la verdad hu- mana donde tanto sobresalieron en medio siglo un Torres Naharro, un Carvajal, ó un Lope de Rueda, para extraviarse y perderse en el laberinto de lo convencional y de lo falso?”. 1 Si esta naturalidad nos aparece á veces acompañada de dema- siada despreocupación; si en ocasiones encontramos en esas obras, chistes demasiado pueriles, debe atribuirse esto á que Lope era un comediante que vivía del público, del buen éxito de sus creaciones que él mismo tenía que encarnar, por lo que es natural que cuidase principalmente de adaptar sus comedias al gusto del auditorio. Y no tenemos derecho á reprochar á Rueda esa debilidad, pues- to que el gran Cervantes mismo, al escribir tiempo después para el teatro, lo hizo, según Moratín, “como los demás, y olvidando lo que sabía para acomodarse al gusto del vulgo y merecer su aplauso””; ? y aún el famoso Lope de Vega declaraba sin escrúpulos: l ““y quando he de escribir una Comedia, encierro los preceptos con seis llaves; saco á Terencio y Plauto de mi estudio, para que no me den voces, que suele dar gritos la verdad en libros mudos; y eseribo por el arte que inventaron los que vulgar aplauso pretendieron, porque como las paga el vulgo, es justo, hablarle en necio para darle gusto.?? * Señaladas ya la naturalidad y lo que hoy llamaríamos verismo, como cualidades que sobresalen en las obras de Rueda, debe tenerse en cuenta otra que da á todo su teatro un tono peculiar: y es el carácter siempre jocoso del mismo. En efecto, en sus pasos, los papeles son todos, por distintas razones, cómicos, pues, además de sus simples, de los que se encuentran á veces dos y tres en una mis- ma farsa, los demás personajes, por las situaciones en que se ha- llan, Óó por otras condiciones, mueven continuamente á risa. Del mismo modo, en las comedias, en medio de un acto serio, se inter- 1 Cañete, Teatro Esp., págs. 175 y 176. 2 Discurso hist. sobre los orígenes del teatro, e. Obras de D. N. y D. L. Fernández Mora tín, Madrid, (Rivadeneyra) 1857, pág. 163. 3 Lope de Vega, Arte Nuevo de hacer comedias en este tiempo. Col. de las obras sueltas, etc. Madrid, 1776. Vol. IV, pág. 406. LOPE DE RUEDA Y SU TEATRO 67 cala de pronto una escena jocosa que no es más que un paso; eso, sin contar que alguna vez, como en el Coloquio de Tymbria, es la parte seria la que viene á formar como si dijéramos pequeños en- tremeses en la obra, cuya mayor parte está ocupada por las gracias y simplezas del bobo. Y aun en ésta, como en otras de sus obras, en medio de las escenas más agitadas, casi trágicas, resalta siempre la nota cómica del simple, que viene á destruir la impresión grave que pudiera dejar en el público el diálogo entre otros personajes y sus si- tuaciones más ó menos angustiosas. Por tanto, el gracioso clásico del teatro español aparece ya im- puesto en Lope de Rueda con la misma insolencia, la bellaquería, y á veces con idéntica inoportunidad que en el apogeo de la comedia; está ya destinado á hacer jugar á la mímica un importante papel; es él quien dice frecuentemente las verdades algo amargas (que no podría decir otro personaje) como en un tiempo el diablo de las re- presentaciones litúrgicas; es generalmente, en las obras de Rueda, un simple astuto, tonto—y aun no siempre—en su expresión, pero nunca en sus intenciones. Su condición es, por lo regular, la de eria- do ó escudero, como siguió siendo después en el teatro posterior. Aunque en las obras de Rueda no existen acotaciones que lo in- diquen así, se comprende que el gracioso debió hablar frecuente- mente en apartes, para hacer reir al público, y en más de una oca- sión está dispuesto el diálogo para hacer resaltar los chistes del sim- ple, por medio de las preguntas breves, bruscas y asombradas de los otros personajes. Si á veces nos parecen algo largas las escenas cómicas interca- ladas en la trama más grave de las comedias, con la que no guardan trabazón, se debe ésto quizás, á que están esos papeles destinados al autor de la compañía, el que, naturalmente, se reserva la parte del león. Además, las ligeras censuras que por ésto se le pudieran dirigir, fueron sin duda compensadas ampliamente en su tiempo, por las carcajadas de los públicos alborozados, que con sus aplau- sos y exclamaciones hacían estremecer su tablado. Es curioso, tras de señalar ese carácter cómico predominante en la primitiva comedia española, leer el siguiente juicio que sobre el teatro posterior hace una obra antigua, publicada en Lyon en 1674, y que demuestra cuánto cambió de dirección la dramática española, en un lapso de tiempo relativamente corto: **Los españo- les siguen el camino opuesto de los italianos, y conformándose con el natural de su nación, proceden con mucha seriedad y no des- 68 MIREILLE GARCÍA MORÉ . mienten de aquella gravedad natural ó afectada, que apenas agra- da sino á ellos mismos.?”? ““Los asuntos trágicos son mucho más propios de su carácter que los cómicos.?” ! El lenguaje usado por Rueda es siempre fácil, lozano, harmonio- so, y (á excepción de los coloquios en prosa) libre de todo rebus- camiento ó artificio, mereciendo de Timoneda el ser llamado por eso nuestro autor: “luz y escuela de la lengua española.?” ?. Lista nos dice que “fué un padre de la lengua, prescindiendo de sus sa- les y gracias cómicas, y de la viveza de su diálogo: por la pureza y corrección sostenida de su frase; por la verdad de la expresión que siempre se nota en ella y por la harmonía y fluidez de su estilo, dotes en que antecedió al inmortal Cervantes, en tiempo, no en mérito””. $ Estas palabras de Lista han sido seguramente mal interpreta- das por el eminente crítico Fitzmaurice Kelly, que llama blasfemia á este paralelo, sin advertir quizás que Lista, ¡jugando con la pala- bra ANTECEDIÓ, no quiere decir más sino que Lope, en lo de escribir con fluidez, ete., sólo precedió á Cervantes en tiempo. Verdad ésta que confirma el mismo Kelly cuando dice de Lope que *“su mayor mérito fué ser el primero?””. * El mismo Lista añade al tratar de la introducción que de la prosa familiar hizo Rueda, que: “sobresalió entre todos los eseri- tores de su tiempo en la gallardía de su prosa que se acerca mucho á la de Cervantes. Su lenguaje—dice,—es como la aurora de la in- mortal obra del Quijote.?? ? Y luexo insiste, al hablar de la Eufe- ma—mal que pese á Fitzmaurice Kelly —: “En cuanto al lenguaje, hay muy poca diferencia, como ya he dicho, de él al de Cervan- tes... Estos dialogos se parecen en gran manera á los del Qui- jote.?? $ Baret, afirma también que Cervantes lo igualó, no lo superó. * 1 El Teatro francés, dividido en tres libros, donde se trata: 10 Del uso de la Comedia; 20 De los autores que escriben, etc., cit. y trad. el tit. por Pellicer, Obra cit., P. I, pág. 35. 2 Edición de las obras de Rueda hecha por Timoneda en 1567. 3 Lista, obra cit. tomo I, pág. 236. 4 Obra cit., Lág. 236. 5 Obra cit., vol. I, lec. V, pág. 96. 6 Obra cit., vol. I, lec. V, pág. 101. 7 V. obra cit., pág. 224, LOPE DE RUEDA Y SU TEATRO 69 Y es más, su autoridad como hablista ha sido consagrada por el hecho de figurar entre los “autores elegidos para el uso de las vo- ces y modos de hablar?””, que la Academia empleó como autorida- des, en su primer diccionario. | Y se comprende que Rueda se daba perfecta cuenta de la im- portancia del lenguaje usado, para dar la sensación de los diver- sos personajes, pues nunca desdice aquél del nivel social de éstos. En sus comedias, es de buen tono y henchida el habla usada por los nobles entre sí, y brusca, aunque elevada, la que usan para con los inferiores; es mucho más bajo y popular el lenguaje de éstos; y mientras emplea palabras de germanía cuando hablan los píca- ros, ladrones, ete., pone términos rústicos en boca de los pastores. Sólo en los coloquios en prosa notamos que Rueda se aparta de su buen gusto: en ellos, las transposiciones exageradas y las frases demasiado largas, hacen incómoda la lectura, y obscuro el sentido, mientras el lenguaje, demasiado ampuloso y altisonante, es del todo impropio en charla de pastores. Sus argumentos son bien combinados: apenas esbozados en los pasos y susceptibles por éso de un rápido desarrollo, mientras en las comedias se prestan á una trama complicada, aunque con raras inverosimilitudes, y á un ingenioso enredo digno precursor de los excesos del siglo de oro. Tanto en los unos como en las otras, muestra Rueda una de las cualidades más apreciables en todo autor cómico, y que más dela- tan en él el instinto de las tablas y el conocimiento del público; y es el arte con que evita alargar innecesariamente las escenas. Aun en aquellas en las que lo feliz de la situación y de las expresiones debiera incitarlo á insistir, explotando su inagotable ingenio, como en el tan celebrado monólogo de Gargullo, sabe mantenerse dentro de los límites de una discreta sobriedad, bien diferente de la exce- siva profusión que, en interminables tiradas, enojosas á pesar de los harmoniosos versos, hallamos en los más afamados autores del Tea- tro español. Respecto á las innovaciones introducidas por Lope, con rela- ción al teatro anterior á él, es Agustín de Rojas quien nos da más 1 Dicc. de la Lengua Cast., en que se explica el verdadero sentido de las voces, su naturaleza, ete. t. IV- Madrid, 1734, pág. 7 de la explicación de las abreviaturas, ete., dice: «Lope de Rueda: Sus comedias». 70 MIREILLE GARCÍA MORÉ amplios detalles, cuando en la loa que “tiene muchas cosas anti- guas de la comedia y de hombres que ha habido en ella de mucha fama””, nos dice al hablar de los autores españoles: ») ““digo que Lope de Rueda, eracioso representante y en su tiempo gran poeta empezó á poner la farsa en buen uso y órden nueva. Porque la repartió en actos, haciendo introito en ella, que ahora llamamos loa, y declaraban lo que eran. Las marañas, los amores, y entre los pasos de veras, mezclados otros de risa, que porque iban entre medias de la farsa, los llamaron entremeses de comedia; y todo aquesto iba en prosa más graciosa que discreta.” * Sobre esto, dice Lista “que introdujo la notable innovación de escribir comedias en prosa, en la cual no fué imitado sino de muy pocos de sus sucesores””; y añade en otro lugar: ““La innovación más considerable que hizo Lope de Rueda en sus composiciones fué la de escribir en prosa, imitando al autor de la Celestina.?” ? Esta modificación introducida por Rueda, de escribir en prosa, fué encaminada, probablemente, á colocar á sus personajes en un medio más real; y no se debió ciertamente á falta de condiciones ú de dotes poéticas, pues manejaba el verso con facilidad y gracia, como lo evidencian los testimonios de sus contemporáneos y las po- cas muestras que de sus coloquios conservamos. Por desgracia, esta última circunstancia nos ha privado, hasta ahora, de las composi- ciones de Rueda que sin duda serían las principales de su género. En cuanto á los anteriores informes de Rojas, no debemos con- 1 El Viaje entretenido, de Agustín de Rojas. (Reproducción de la primera edición completa de 1604.) Madrid, MCMI, vág. 145. 2 Obra cit., vol. II, Lec. V, pág. 96. LOPE DE RUEDA Y SU TEATRO 71 siderarlos como infalibles, porque sabemos que no merecen crédito otros que da en la misma loa. En efecto, refiriéndose á esos versos de Rojas, nos dice Pellicer, que parece que desconocía la Propaladia de Naharro, cuando dice de Rueda que repartió la farsa en actos, haciendo introito en ella, pues en todas las comedias de la colec- ción citada, está usado el introito, y ““en cuanto á la distinción en actos, no sólo los redujo éste (Naharro) á jornadas, como ya se ha dicho, sino que Lope no usó de actos, ni de jornadas, sino sólo de escenas seguidas, á los menos en dos de sus comedias, * como se dirá adelante*”; * y luego añade que lo de ““buen uso y órden nueva””, sí es cierto, “porque interpuso los entremeses y por mayor artifi- cio de la trama ó enredo y mayor propiedad del estilo cómico?”. Estos entremeses, son los llamados pasos. Un autor nos dice, en los siguientes versos, que Lope introdujo los bailes y entremeses : ““En esta forma, pues, que dicho queda, Las vino á hallar * el eran Lope de Rueda, Quien con chistozos sabios intereses Introduxo los bayles y entremeses, * Cuyo estilo verá el que hallar pueda Sus obras, que imprimió Juan Timoneda.”” 5 Del mismo modo nos cuenta Rojas en su ya citada loa, que: ““Bailaba á la postre el bobo, y sacaba tanta lengua todo el vuleacho embobado de ver cosa como aquella. ?” 1 En ninguna de ellas existen más que escenas, puestodo lo demás: acotaciones, actos, ete., que figuran en algunas ediciones, son obra de Moratín. 2 Obra cit., P, I, pág. 22. 3 Las «escénicas funciones». 4 El autor de la obra en que se incluye el citado trozo, García de Villanueva, en su obra más abajo citada, dice en nota de las págs. XVI y XVII: «La sencillez, las sales y las gracias que se hallan en nuestros entremeses, forman una de las partes que contiene la hist. de nuestro primitivo teatro esp. á que con justo motivo se debe llamar la atención.» 5 Poema de Josef Julián de Castro, insertado por García de Villanueva en su Origen, épo- cas y progrs. del Teatro Esp. Discurso hist. Madrid, 1802, págs. XVI y XVII. 72 MIREILLE GARCÍA MORÉ Se refieren estos autores, seguramente, á los bailes (algo forza- dos á veces), que encontramos en sus coloquios, pues en el de Camila, el simple Pablos baila (luego de hacerse mucho de rogar) á petición de su mujer; y en el de Tymbria, á más de un baile aná- logo de la negra Fulgencia, termina el coloquio por una danza general. También nos dice Rojas que: . . . . . . . . . . . . . . “Después como los ingenios se adelgazaron, empiezan á dejar aqueste uso reduciendo los poetas la mal ordenada prosa en pastoriles endechas; hacían farsas de pastores en seis jornadas compuestas. ?” Acaso alude aquí el autor del Viaje Entretenido á los co- loquios en verso; pero en ese caso, no debe señalárnoslos como pos- teriores, puesto que el mismo Rueda los escribió; y si con esas pa- labras quiere hablarnos de las églogas, es aún mayor la equivoca- ción, puesto que son muy anteriores á Rueda. En fin, sea cual fue- re la forma dramática poética á que se refiera, está en un completo error, porque en muestro teatro fué muy anterior la poesía á la prosa, y tan arraigada se hallaba aquélla, que aun después de que Rueda usase la prosa familiar en sus obras, se volvió, como ya he- mos dicho, al verso, y sólo en la época contemporánea se adoptó generalmente aquella forma. Como resumen de las innovaciones y caracteres del teatro de Rueda, podemos citar este juicio de Lista: “Vemos primero, que conservó al drama de cierta extensión el carácter novelesco impreso por Torres Naharro *: segundo, que me- joró notablemente é hizo progresos muy apreciables en la descrip- ción de los caracteres, bien que la mayor parte de los vicios que censuró eran los de la gente baladí...? cuarto, que inventó la co- 1 Esto proviene de que tanto Naharro como Rueda recibieron la misma influencia italiana. 2 Respecto á esto último—que noes absolutamente exacto, ya que Rueda presentó en sus obras tipos de todas clases—pudiéramos decir que es en ello en lo que tuvo especial origina- lidad y tino. RETRATO DE LOPE DE RUEDA INCLUIDO EN EL “TESORO DEL TEATRO ESPAÑOL”, DE OCHOA—MADRID 1838 (T. I, al frente de la pág. 155.) LOPE DE RUEDA Y SU TEATRO 73 media de magia, lo que seguramente citamos como un hecho histó- rico; pero no como una parte de su elogio...?? ? Y como para que todos los caracteres del teatro castellano se en- cuentren ya en Rueda, hallamos en él hasta sus defectos. La condición que atribuía Delatouche ? al Teatro español, de falta de base en la intriga, nimia á veces aunque interesante, en la que un detalle, lo accidental, es el motivo de un largo enredo, nos aparece ya en Lope de Rueda, como veremos después al anali- zar sus comedias. También se ha tachado á Rueda de ser á veces deshonesto en sus obras; Juan Timoneaa (como lo declara él mismo en la epís- tola preliminar de su edición primera de las obras de Rueda) se vió obligado á suprimir ciertas cosas Ó expresiones “no lícitas y malsonantes””, y á someter toda la obra á la censura de un teólogo. También Lista concluye su brillante juicio sobre Rueda con esta frase: “Solo añadiremos ahora en obsequio de la verdad, que Rue- da, aunque mucho más casto y urbano que Torres Naharro, no siempre es tan limpio como la moral y el decoro lo exigen. Tal vez es obsceno y grosero no sólo en las expresiones, sino también en el pensamiento: defecto de que poco á poco se fué purgando nuestro teatro, aunque nunca llegó á estarlo completamente hasta el último tercio del sielo xvm.?” * Pero, á más de que este defecto era disculpable en la época en que se produjeron tales obras, y de que no están exentas de esas tachas las de Tirso, y otros cuya fama no se ha empañado por ello, á más de eso, repetimos, aunque algunas de sus obras las conocemos sólo por haberlas oído en lecturas que suponemos hechas ad usum delphini, presaumimos que en ellas sólo algunas palabras ó fra- ses habrán sido cambiadas; pero en sus situaciones, en sus tramas, no hemos creído encontrar más que el naturalismo algo brusco y excesivo que se acepta y disculpa en célebres y más refinados au- tores dramáticos muy posteriores á él. Y como no era éste un grosero privilegio del teatro, sino que se manifiesta también en los distintos géneros literarios, como con- secuencia del medio en que se producían, es natural que Lope de Rueda tratara de ponerse al nivel de *“la licencia y libertad del vulgo”? de la época, de que nos habla Mariana, y que él, autor y V. lo que respecto á esto decimos más adelante, al tratar de la 4rmelina. V. Cours de Litt. Comp. París, 1859. Obra cit., pág. 128. A 74 MIREILLE GARCÍA MORÉ actor popular, empleara en sus diálogos la erudeza que el pueblo, y hasta las altas clases, usaban en su conversación. En la obra literaria de Rueda, llama la atención el corto nú- mero de producciones que ha llegado hasta nosotros; pero se debe ésto sin duda á que muchas de ellas se han perdido, como lo de- muestra el hecho de haber aparecido hace muy poco, un coloquio del que no se conocía más que el argumento (coloquio del que tra- tamos más adelante en particular), y el no tenerse noticias hoy de otras de sus obras, más que por sus títulos. También podría atribuirse ésto á la conformidad del público con lo que se le daba; conformidad que en vez de aguijonearle á producir mucho (como sucedía en la época más exigente de Lope de Vega), le permitía representar con éxito durante toda su vida con un breve repertorio y con un número más corto aún de obras suyas. Si el público de las comedias y de los pasos, hubie- ra sido más refinado, más culto, y por lo tanto, más exigente, en- tonces hubiera dado Rueda toda la medida de su talento. TIT LAS COMEDIAS Quien antes de leer las comedias de Lope de Rueda, que cons- tituyen la parte más importante de su obra, se gulase por el tono de los juicios generalmente emitidos por la crítica, llegaría á pen- sar, con el Sr. Ramón León Máinez, que las comedias de este autor pecan por exceso de trivialidad; * pero seguramente al leerlas, aun con ese prejuicio, experimentaría una sorpresa. No son éstas primitivos ensayos construídos sobre pueriles ar- eumentos, sino al contrario, tienen todas una trama más ó menos complicada, bien urdida y desenvuelta, y un enredo suficiente y á veces, como en Los Engañados, excesivo. Sus asuntos están fre- cuentemente inspirados en obras italianas, y á veces conservan de ellas, con la esencia de los argumentos, aleunos nombres y aun fra- ses de los principales personajes. En Los Engañados, por ejemplo, á excepción de Gerardo, sólo la servidumbre (Quintana el ayo, la negra Guiomar y los simples Salamanca y Pajares) tiene caracte- 1 «Las comedias de Lope de Rueda y de Timoneda, pecan por demasiado triviales y sen- cillas.» Cervantes y su época, Jerez de la Frontera, 1901, t. I, lib. V. Cap. V., pág. 561. =T Ot LOPE DE RUEDA Y SU TEATRO res netamente españoles, á pesar de que la acción pasa en Módena; los demás, los señores, conservan su nacionalidad, y algunos sus nombres italianos. Algo de esto ocurre también en la Eufemia, en la que figuran este nombre y el de Valiano, siendo en cambio es- pañoles los de la vieja Jimena, el lacayo Vallejo, Melchor Ortiz el simple, etc. Pero aun estos personajes extranjeros, en sus caracteres, en los sentimientos que manifiestan y en la manera de expresarse, son ge- nuinamente españoles, y en esto no hace Rueda más que continuar la especie de nacionalización de obras italianas realizada ya por autores anteriores á él. No están, sin embargo, en este caso, todos sus personajes, pues, como ya hemos visto al citarlos antes, la ser- vidumbre y tipos del pueblo son característicos de España. W Respecto á esto, si no temiéramos emitir una opinión demasiado arrieseada para nuestra pluma, diríamos que, á nuestro juicio, tal parece á veces que Rueda no conoce suficientemente las clases altas para poder tomarlas del natural; en otras ocasiones se diría que es- tán copiados esos tipos de la realidad; pero que seguramente cierto sabor ficticio que en ellos se advierte, se debe, más que á la influencia directa de las obras en que Rueda se inspiró, á la imitación que las altas clases españolas hacían de la nobleza de las pequeñas y refi- nadas cortes italianas. En cuanto á la pintura de los personajes populares, es evidente que los tomó d*apres nature, por lo que pro- ducen la sensación de vida real é ingenua, sin afectaciones, si re- medos, y palpitante de originalidad. Como consecuencia de esto, las comedias, aun cuando son vero- símiles para su época y para su género, aun cuando sus caracteres estén deseritos y sostenidos con admirable habilidad, no nos dan en conjunto, esa sensación de lo real, más que en ciertas escenas que son en sí mismas, pasos, impresiones de la España de entonces, cuadros de la vida diaria ejecutados con mano segura y brillante colorido, de los que pudiera decirse lo que de la literatura picares- ca dice Farinelli: ““Las pinceladas magistrales de la Atalaya de la Vida Humana, no son substancialmente diferente de las que em- pleaban Murillo, Velázquez y Goya, pintores insuperables en su esfera de la realidad de la vida.?”” * Si estos pasos intercalados en las comedias, nos parecen á veces desligados de ellas é innecesarios, se debe sin duda á que Rueda, 1 España y su Literatura en el extranjero, etc. Madrid, 1902, pág. 14. 76 MIREILLE GARCÍA MORÉ como el mismo Plauto, á más de sobresalir por la pintura de las costumbres de su época, se preocupó también, y sobre todo, de di- vertir á su auditorio, y en esas escenas derramaba á manos llenas los chistes de los que sólo algunos nos parecen hoy nimios y vagos, y que de seguro, por contener alusiones de actualidad, debieron ser los más gustados por el público de entonces. De estas escenas aisladas de las comedias, trataremos con más detalles al hablar de los pasos. Todos esos caracteres y situaciones de las comedias de Rueda están admirablemente unificados, enlazados y movidos por lo que llama Fitzmaurice Kelly ““el sagaz instinto de la situación dramá- tica”? sostenido de continuo, mientras “la cómica extravagancia de los argumentos se desenvuelve con un diálogo chispeante y de brusco estilo??. * Pasemos ahora á examinar las comedias de Rueda. Por no can- sar con el relato de extensos y á veces complicados argumentos, preferimos dar con cada una, además del reparto completo que ayude á comprenderla, el introito escrito por el autor, y que él recitaba al comenzar la representación, á la manera de los anti- guos actores romanos. Aunque algunos de ellos no bastan á hacer que se conozca el enredo de la obra, tendrán siempre la ventaja de dar á conocer pequeños fragmentos de prosa característica del autor. Cuatro son las comedias de Rueda que han llegado hasta nos- otros, impresas por primera vez por Timoneda, con estos títulos: Las primeras dos elegantes y graciosas comedias del excellcte Poeta, y representante Lope de Rueda; sacadas á luz por lua Timoneda. Comedia Eufemia. Comedia Armelina. Las segundas dos Comedias del excellete Poeta y representante Lope de Rueda, agora nueuamente sacadas a luz por Iua Ti- moneda. Comedia llamada Comedia llamada de los engañados. Medora. 1 Hist. de la Lit. Esp. Madrid (s. a.) pág. 235. LOPE DE RUEDA Y SU TEATRO 77 Comedia llamada Eufemia Muy ejemplar y graciosa, agora nuevamente compuesta por Lope de Rueda. En la cual se introducen las personas siguientes : LEoNARDO, gentil hombre. VALIANO, señor de varonías. EUFEMIA, su hermana. EULALIA, Negra. MELCHOR ORTIZ, simple. PAULO, anciano criado. CrisTixa, criada de Eufemia. VALLEJO, lacayo. PoLo, lacayo. GRIMALDO, paje. XIMENA DE PEÑALOSA, vieja. GITANA. Introito que hace el autor. “En un lugar de la Calabria (auditorce), (sic.) hubo dos her- manos de ilustre sangre nacidos, un varón y una hembra. El va- rón que Leonardo se llama, determinado de ver tierras extrañas, de Eufemia, su hermana, se despide. Donde de lance en lance en casa de Valiano, señor de Varonías, viene á parar. El cual Leonar- do recibe en su servicio, y hace uno de los principales de su casa. Si escuchan el fin de nuestra poética fábula, verán por envidia urdido un caso asaz peligroso; pero la Divina Providencia, reme- diadora de semejantes tratos, da orden. De suerte, que estando en el mayor peligro de todo, acaba en fin próspero y alegre.—Et valete.?” Es la Eufemia la única comedia de Rueda en que predomina cierta tendencia á lo trágico; hay en el presentimiento y en la vaga profecía de la desgracia, así como en las emocionantes escenas finales, algo como un ambiente, aunque tenue, de antigua tragedia, cuya impresión no consiguen anular los chistosos pasos de que está sembrada. * Tiene toda ella un tono elevado, una atmósfera austera y noble, consecuencia quizás de lo enérgico y recto de los tipos que descri- be: Valiano, que no titubea en castigar la injuria que cree que se le ha hecho, y que se muestra justiciero y noble al fin de la obra. Leo- 1 Dice Royer que «llega casi á la tragedia». Ob. cit., pág. 157. MIREILLE GARCÍA MORÉ “J 00 nardo, que se indigna contra su hermana, á la que maldice cuando la cree culpable. Eufemia, pudorosa y recatada, pero cuya energí: se despierta ante la desgracia, y que no se detiene en su camino hasta no haberse justificado, y salvado la vida de su hermano. Y por último, la criada Cristina, que aunque culpable de una candi- dez algo inverosímil, se muestra al fin fiel y arrepentida. Sólo se epartan algo de esta gravedad, los lacayos y la negra Eulalia, y sobre todo Ortiz, el simple, tipo predilecto de Rueda, del que no se resigna á prescindir ni aun en la más seria de sus comedias. A pesar de esta elevación en el ambiente general de la obra, tuvo Rueda el buen tacto de no exagerar la nobleza del lenguaje, que es apropiado á los personajes y nunca cansado. Encontramos en esta obra un tipo nuevo: el de Paulo, especie de Yago astuto, veloso y pérfido, que luego de tramar con sus in- trigas el dramático nudo, recibe el justo castigo que estaba destina- do al inocente Leonardo. Los efectos dramáticos están en esta obra admirablemente com- binados: la escena en que la gitana profetiza á la atribulada Ku- femia sus futuras desgracias, es realmente teatral, sin que por eso pierda nada de su sabor de realidad, pues las frases de Cristina y de Ana no pueden ser más naturales y donosas. La secena última en que Eufemia habla sin darse á conocer, re- velando al fin bruscamente 4 Valiano quién es ella, tiene, á más de ser movida, muy emocionante y dramática, un carácter clásico. No por eso deja de haber en esta comedia, como en las otras, pasos intercalados; entre ellos el de Polo, Vallejo y Grimaldo (re- producción del Rufián Cobarde), que Lista introduce en su obra y celebra, agregando: “Todo ésto supone mucho talento de invención en cuanto á descripciones de caracteres, y muchos recursos dra- máticos.?” También es un paso que pudiera perfectamente representarse aparte, aquel en que los dos señores encargan al fanfarrón que mientras ellos hablan de asuntos privados, guarde la entrada de la calle en la que él, después, dice ver y rechazar á varios importunos. Del mismo modo es un paso, aunque de distinta índole, la pri- mera escena, á la que Moratín, siguiendo su norma de darles nom- bre, hubiera titulado: ““Los Linajes””. LOPE DE RUEDA Y SU TEATRO 79 Comedia llamada Armelina muy poética y graciosa, compuesta por Lope de Rueda en la cual se introducen las personas siguientes : PASCUAL CRESPO, herrero. VIANA, tutor de Justo. Inés García, su mujer. MULIEN BUCAR, Moro. ARMELINA, dama. MEDEA, furia infernal. MENCIETA, MOCA. NEPTUNO, Dios de los mares. GUADALUPE, simple. ALGUACIL. Justo, gentilhombre. DreGo DE CÓRDOBA, capatero. BELTRANICO, paje. RODRIGO, casamentero. Introito que hace el autor. “Sepan apacibles auditores, que Pascual Crespo, herrero fa- mosísimo, oficial siendo moco, tuvo un hijo en cierta manceba, la cual se la llevó, llevándosela por amiga, un capitán que pasó á Hungría, donde la madre y el capitán murieron, dejando al niño por heredero de todo lo que tenían, y por tutor á Viana, hombre anciano de la misma ciudad. A Viana, un deudo y muy acostado suyo le quitó una hija que tenía, dicha Florentina, á respecto que la trataba muy mal su madrastra, y por su desdicha fué captivado de moros, y la niña vendida por esclava á un hermano deste Pas- cual Crespo, el herrero, y que entonces por la mar mercadeaba, y al punto de su muerte por el amor que le tenía, la dejó libre y con arto dote con que el herrero la casase. Esta es, señores, la maraña de nuestra comedia, y entended que Armelia es Florentina, como se declara á la fin de nuestra poética representación.—Et valete.?” La Armelina, tal vez porque casi tedos los personajes que en ella figuran pertenecen al pueblo y por ello requieren ser movidos en una atmósfera real, es quizás la comedia de Lope de Rueda que menos se diferencia en conjunto, del estilo de sus pasos, Cierto es que en ella aparecen nada menos que Neptuno y Medea; pero sólo accidentalmente, por cortos instantes, y aún así, emplean un estilo u digno, pero no todo lo artificioso que su grandeza haría temer. SO MIREILLE GARCÍA MORÉ En cambio, desde la primera escena (escena en el sentido en que el autor emplea esta división), que toda entera es un cuadro de costumbres, hasta el final, menudean los incidentes de un interior de obreros de la época, presentados en diálogos admirables de viva- cidad y de gracejo. Uno hay que recuerda ciertos pasos de la Eufemia, pues la mujer del herrero Pascual Crespo dice ser ““hija de Antón Ramírez, Ruiz, Alvarez, Alonso de Pilano, Ureña de Pimentel”; y al preguntarle el: —“*; Y el Pimentel de dónde le vino?””, contesta ella: —**De la pimienta que vendió en esta vida siendo especiero. ¿No veis vos que de pimentibus sale Pimentel 2?” Diego el zapatero, queriendo requebrar á Armelina, lo hace con términos del oficio: ““Pielanchísima, blanda y amorosa que cubre mis quemantísimas entrañas. Afilado trinchete para cercenar la penetrante vira de penado capato, y corcho de mi mal forjado pan- tuflo.?? “*... ha lezna y aguja, que atraviesa de parte á parte el retoricado coracon mío.?” Después resulta que lo que él había visto blanquear en la venta- na, no era la dama, sino un paño “puesto á enjugar”?”. El simple Guadalupe, haragán y dormilón, llena la obra más que ningún gracioso de Rueda: toda la escena segunda está ocupa- da por sus cosas. El malhumorado moro nigromante Mulien Bucar habla un castellano medio alearabía y también trabuca los refra- nes, como “a buenox palabrax poco entendedores.”” La principal intriga es la siguiente: Justo, hijo ignorado de Crespo, está enamorado de Armelina, hija, también extraviada, de Viana; pero á ésta la quieren casar con un zapatero viudo, y ella, en su desesperación, intenta suicidarse, arrojándose al mar; pero aparece Neptuno, que lo impide y le cuenta su vida, declarándole que ella es Florentina, hija de Viana que la busca. Más tarde se presenta de nuevo el dios de las aguas á revelar á ambos quiénes son sus padres, y todo se arregla, con- certándose las bodas de Justo con Florentina (Armelina) y las de Mencieta, la criada, con el paje Beltranico. La aparición de Medea, evocada por el conjuro del nigromante, y la de Neptuno, han hecho considerar esta obra por aleunos, y entre ellos Lista, no sólo como la primera comedia de magia de nuestro teatro, * sino como **la primera pieza de este género que se repre- 1 Lista. Obra cit., vol. zI, pág. 115, LOPE DE RUEDA Y SU TEATRO 81 sentó en Europa””, * en lo cual, á nuestro juicio, cometió dos errores el gran literato: el primero en lo que se refiere á la magia, porque estos personajes no hacen más que presentarse, pero sin realizar ninguna hazaña sobrenatural, limitándose á revelar los misteriosos orígenes de los protagonistas, y eso es cosa que hacen también, como veremos después, la Fortuna en el Coloquio de Camila, y la arpía Mesíflua en el de Tymbria (y aun en esta última hay personas en- cantadas en el tueco de un árbol que son libradas del encantamiento en la escena) y el segundo porque está muy lejos la Armelima de ser la primera pieza teatral en la que se presenten personajes mi- tológicos, pues en Plácida y Vitoriano, de Juan del Encina, apare- cen Venus y Mercurio que realizan una escena con más carácter de magia al resucitar á Plácida que se había dado una puñalada en el corazón. Toda la obra está escrita con muy apropiado lenguaje, pero tiene razón Lista al decir que “es infelicísima en cuanto á la ac- ción y los recursos mágicos que creó el poeta””, y agrega que basta leer la lista de los interlocutores para conocer la pobreza de imagi- nación del autor al inventar su fábula. Esto es evidente, y además, hay en la obra demasiada maraña, como la llama Rueda, para des- enredarla de manera tan vulgar Termina la comedia con una canción elosada que Cotarelo con- sidera “la única poesía lírica que conocemos del gran cómico””, agregando que ““es una glosa de cierta canción que acaso correría por entonces”? ?, y es curioso que el erudito maestro no haya reco- nocido en esos versos la primera parte de una canción de Jorge Manrique, porque figura también, entera, con ligeras variantes y sin mención de autor, entre otras canciones, al final de la ya citada égloga Plácida y Vitoriano, de Juan del Encina *, que él analiza y comenta en un muy documentado estudio. * Respecto á la elosa, hizo notar en su trabajo el Sr. Narciso Alonso A. Cortés * que es de Cristóbal de Castillejo, y eso parece lo más acertado, pues, aunque por la época en que escribieron pu- diera ser tanto de éste como de Rueda, la glosa de Castillejo eom- 1 Lista. Obra cit., vol. I, pág. 117. 2 Est. de Hist. Lil. de Esp., pág. 221. 3 Teatro Completo de Juan del Encina. (Ed. de la Real Acad. Esp.) Madrid 1893, págs. 369 4 Juan del Encina ylos orígenes del Teatro Español, —Est. de Hist, Lit. de Esp. págs. 175 5 Obra cit. pág. 7 nota la go Y MIREILLE GARCÍA MORÉ prende todos los versos completos de la canción de Jorge Manri- que *, mientras que la insertada al final de la Armelima, siendo la misma—-con pequeñas diferencias—ceomprende sólo las primeras estrofas de la glosa de Castillejo, es decir, las que se refieren á la primera parte de los versos de Jorge Manrique. Además, la circunstancia de que esta canción figure al final de una ésloga de Encina, y, elosada, al final de una obra de Rueda, parece indicar que los versos cantados al terminar las representa- ciones, no tenían que ser forzosamente originales. La parte de la canción que aparece glosada es la siguiente: CANCIÓN Quien no estuviese en prensencia no tenga fe ni confianca que son olvido y mudanca las condiciones de ausencia. Comedia llamada de Los Engaños Muy graciosa, apacible compuesta por Lope de Rueda. Introdúcense las personas siguientes : VERGINIO, padre de Lelia. JULIETA, GUIOMAR — MOC(A, Ne- GERARDO, padre de Clavela. gra. MarceELo, ama de Clavela. Fanricio, hijo de Vergimio. LeLIaA, en forma de paje llama- Lauro, caballero. do Fabio. FURULA, Mesonero. PAJARES, simple. CIRUELO, lacayo. CLAVELA, dama. QUINTANA, ayo de Fabricio. Argumento del Autor. ““Si nos prestan atención, generoso auditorio, oirán un verí- simo y no menos agradable acontescimiento, que once ó doce años 1 «Poétas líricos de los Siglos XVI y XVII»—Madrid 1854. págs 135 y 136. LOPE DE RUEDA Y SU TEATRO 83 después que Roma fué saqueada, acontesció con Verginio, ciuda- dano della. Fué, pues, el caso, habiendo este Verginio perdido gran suma de bienes y hacienda en el saco, y juntamente un hijo de edad de seis años, con Lelia su hija, se vino á vivir aquí en Móde- na, la cual ciudad representa este teatro, á do Lauro, gentilhombre de Lelia se enamora. Verginio, por hacer cierto camino á Roma, á su hija en un monesterio deposita. Vuelto Gerardo, familiar y ami- go suyo, dotándola con gran suma de dineros á Lelia, por mujer se la pide y el padre se la concede. Lelia, sabiendo en el monesterio que por la ausencia suya, su querido Lauro de Clavela, la hija de Gerardo, anda enamorado, en hábitos de hombre determina salir- se, y llamándose Fabio con su amante por paje se deposita. Aquí ceso, señores, dejando de contar como el hijo perdido en Roma llamado Fabricio llega á este pueblo, y por ser tan semejante á Lelia, su hermana, los engaños que sobre ellos suceden. Sé que se holgarán en extremo vuesas mercedes, si están atentos, y queden con Dios.-—Et valete.?” Los Engañados no es, como pudiera suponerse, á juzgar por lo que corrientemente se cree, un esbozo de comedia; es ya una obra de enredo y de costumbres, en la senda de las de Lope de Vega. En ella se nota ya ese carácter que Delatouche reprochaba al teatro español del Siglo de Oro, de edificar sobre una confusión de per- sonas, Ó sobre un cambio de trajes, una comedia de intrincado ar- egumento, * como sucede en la que examinamos, pues sólo viéndola ó leyéndola con detenimiento, es inteligible su trama. Bien es verdad que ése es también carácter común de las come- dias italianas de aquella época y anteriores que imitó Rueda, y que el disfrazarse para aparentar sexo distinto, era recurso muy frecuente en ellas; pero no es extraño que deslumbrara á Rueda, cuando tal influencia llegó, por él, hasta Tirso, que no vaciló en construir su Don Gál sobre idéntico asunto, ? y hasta Eguílaz, que hizo de esta última (aunque sin aspirar á la originalidad), un pas- tiche en su Aventura de Tirso, á la que no faltan ni interés ni ha- bilidad. 1 Obra cit., pág. 127. : 2 Esta comedia de Tirso trata también de una mujer que, como Lelia, se disfraza de hom- bre para seguir á su ingrato novio, y logra, como en Los Engañados, que su rival se enamore de ella; llegando la semejanza hasta los nombres, pues hay como en la de Rueda, un Quintana y un Fabio. 84 MIREILLE GARCÍA MORÉ A pesar de estar inspirada, como veremos, en una comedia ita- liana, tiene un sello tan nacional, que nada en ella nos revela su origen extranjero, á no ser el que Lelia, su padre Verginio, y su hermano Fabricio, sean romances, algunos detalles como el lla- mar á veces á Verginio: ““Verginio romano””, al uso de Italia en aquel tiempo, y que la acción pase en Módena. Cada escena de esta preciosa comedia constituye un sugestivo cuadro de las costumbres de la época, pintado con mano maestra: el diálogo entre Gerardo y Guiomar es tan natural que nos parece, salvo muy pocas diferencias en el habla, estar sucediendo en la actualidad. El lenguaje de la negra es tan característico, tan igual al que aun en nuestros días usan en Cuba las viejas africanas, que ciertas frases pudieran ser pronunciadas hoy por éstas. El uso de sus expresiones y de proverbios trocados, está imitado á maravilla, y hasta la cómica afectación de su redicha manera de hablar debió estar tomada del natural, pues es de la misma índole que la ridiculi- zada en el primitivo teatro bufo cubano, en los clásicos papeles de los llamados negros catedráticos, copiados también d'apres nature, y de los cuales hemos alcanzado aún varios ejemplares en las piezas cómicas actuales y aun aleunos en la vida real. El dialogo agrio entre las dos criadas, y la escena de ambas con su dueña Clavela en la puerta de la casa, en la que ésta trata de hacer hablar á Guiomar de la elevada aleurnia africana de su familia, mientras la criada blanca (Julieta) se burla, nos pinta la vida monótona de la joven Clavela. Del mismo modo el diálogo entre Lauro y Lelia vestida de paje, no pudiera estar mejor lleva- do. Por último, las escenas en que figura el simple Pajares, son dig- nas de hacer reir á un público más exigente que el de los corrales. Son tan lógicas y tan bien combinadas las entradas y salidas de personajes en la escena, que nos parece estar observando la vida de una antigua casa española. Comienza á enredarse á tal extremo la trama en el acto ter- cero, que parece imposible que el autor mismo pueda manejarla, y asombra ver que signe el hilo de ella sin incurrir en la más míni- ma contradicción, sin dejar lugar á la menor duda, y sin que ja- más abandone á ningún personaje por secundario que sea, pues todos, hasta en los momentos en que menos se espera, hablan desde su punto de vista y se mantienen en su propia situación aun cuan- do el nudo llega á tal punto que, como dice Fabricio, uno le toma por extranjero, otro por mujer y el otro por paje. LOPE DE RUEDA Y SU TEATRO 85 La obra concluye, como si fuera ya una comedia típica españo- la, con dos matrimonios inesperados ambos, por ser, como es natu- ral, totalmente opuestos á los que al principio de la obra aparecen concertados. Al llegar al tercer acto, se advierte—coincidiendo con el nudo de la comedia—un cambio en el tono general de ella: su pri- mera parte es más tranquila, más descriptiva, casi únicamente de costumbres; la segunda es más elevada, totalmente de capa y espada; y, aunque no menos jocosa que la anterior, no por eso deja de tener escenas violentas muy bien llevadas y que amenazan ha- cerse trágicas. Pero este doble aspecto de la obra no perjudica en nada su per- fecta unidad ni la cuidadosa trabazón entre escenas y diálogos. Está escrita toda la comedia con una difícil facilidad que indi- ca trabajo y arte; pues en todos los enredos parciales de la trama seneral, en todas las digresiones, hay un tacto, un instinto de la justa medida, que impide que fatiguen nunca; y en todo el des- arrollo de la obra una habilidad, una soltura y una lógica admi- rables. Comedia llamada Medora muy afable y regocijada compuesta por Lope de Rueda Introdúcense las personas siguientes : GARGULLO, lacayo. ORTEGA, simple de Acario. UNA GITANA. ÁGUEDA, mujer anciana de Lupo. MiceER Acartio, ciudadano. CASANDRO, gentilhombre. BARBARINA, Su mujer. Farisco, su criado. ANGÉLICA, su hija, dama. PERICO, su paje. Meboro, hijo de Acaro. Lupo, padrastro de Estela. PAULILLA, MOCA. EsTELA, doncella. ARMELIO, que es Medoro. Introito que hace cel autor. “Un micer Acario (nobles auditores) tuvo dos hijos de Barba- rina, su mujer; un varón y una hembra, tan semejantes en forma 86 : MIREILLE GARCÍA MORÉ y gesto, cual suele y puede cada día hacer la gran maestra natura- leza; en este tiempo, andando los gitanos por estas partes, por no estar Acario ni Barbarina, padres de los niños en casa, una gitana entra y hurta á Medoro, que así había nombre el mochacho, y deja en la cuna un gitanillo, hijo suyo, muy malo, tanto que de allí á pocos días murió, quedando Angélica, que ansina se llamaba la niña, criándose en casa de los padres, y creciendo en hermosura, honestidad y buenas costumbres. Casandro, gentilhombre, de noble sangre, de Angélica se enamora. En este comedio allega la gitana, que trae á Medoro en su compañía vestido de hábitos de mujer, llamándole Armelio. El Casandro que la ve, pensando que es Angé- lica, le habla en amorosas palabras, y el mochacho le desconoce, sobre esto verán, señores, eraciosisimas marañas, y de qué suerte descubre la gitana, cuyo hijo es Medoro, dejando aparte los amores de Acario con Estela, y los de Barbarina con Casandro, y las as- tucias de Gargullo, lacayo, y las necedades de Ortega, simple. Por- que todas estas cosas son parte de la comedia para hacella más gra- ciosa, y servir á vuesas mercedes como todos deseamos.—Et valete.?? Como se ve en el anterior Introito, la trama de esta obra estri- ba también, como la de Los Engañados, en dos hermanos gemelos parecidísimos, y, como en el Coloquio de Camila, en la sustitución de uno de ellos en la cuna, estando, además, como todas sus come- dias, adornada con varias intrigas amorosas y amenizada con pasos. Es quizás, de las comedias de Rueda, la que más personajes có- micos tiene, y sin duda aquella en que más ha empleado el autor los efectos burdos de farsa, de los que recordamos los siguientes: Acario quiere amedrentar á Lupo diciéndole que es el alma de un muerto, y Lupo y sus hombres lo meten en un saco y lo llevan al cementerio á pesar de sus protestas; Barbarina asusta al simple Ortega en la calle, á obscuras, haciéndole creer que es un fantasma; Acario amedrenta á Barbarina siguiéndola desde el cementerio, adonde ella ha ido á coger “tierra de difuntos”? para un romaje; los simples riñen y se apalean, y Acario recibe una tunda de co- rreazos. El principal personaje cómico que toma parte en la obra es Gargullo, lacayo, el cual dice un muy celebrado monólogo que, con RETRATO DE LOPE DE RUEDA QUE ACOMPAÑA AL ESTUDIO DE CAÑETE “TOPE DE RUEDA Y EL TEATRO ESPAÑOL A MEDIADOS DEL SIGLO XVI'” Publicado por el 4/manaque de la Ilustración para el año 1884 Madrid 18853—pág. 32 el mil ES LOPE DE RUEDA Y SU TEATRO 87 la admirable escena que le precede, pudiera considerarse como un paso, y cuyo asunto es el siguiente: Una gitana le hace la morisqueta á Gargullo, fingiendo que en una bolsa que está enterrando cuando él llega, hay tesoro que ella ha robado, y que puesto que él la ha sorprendido, será para los dos. Con el pretexto de que ella tiene que huir, le coge á cuenta un es- cudo, una cadena de oro que él había robado, y hasta la capa. An- tes de irse, ella le pregunta dónde habita, y él contesta : ““—¡Sabes la plaza de Pelliceros? ““—Sí, muy bien. *“— Aguarda, que no es ahí mi posada. ““— ¡Pues dónde? ““— ¿Sabes la placeta de las Moscas? ““—Esa no. ““—No, no la sabrás; ¿sabes la calle de los Asnos? “SÍ sé, ““— Pues tampoco vivo ahí, ete.?”” Después pronuncia Gargullo el monólogo, proyectando lo que hará con tanto caudal, la importancia que se dará, etc. Hay algo en él, en otro género, del espíritu del paso de Las Aceitunas, que exa- minaremos después. Este Gargullo, tipo de fanfarrón cobarde, cuenta sus proezas, como Sigiienza, jura por los serpentinos, y ha destripado á varios en desafío. En su pretensión llama á Peñalva: Peñalvilla (como llamaba Vallejo, en la Hufemia, Grimaldicos al paje Grimaldos). Este llega de pronto y le insulta, pero cuando se ha marchado, cuen- ta Gargullo que ha corrido más sangre por la calle que en el rastro, y que Peñalva le pidió perdón, por lo que le hizo “merced de la vida por cinco años?”. También hay en esta comedia diálogos en los que usa el autor un lenguaje pedante; pero tanto en ellos como en las otras ocasio- nes en que usó lo que él mismo llama retórica, supo bien Rueda lo que hacía, y prueba de ello es, que tanto en la escena que ahora re- cordamos como en la del zapatero ante la ventana, en la Armelima, hace, el que habla, alusión á su lenguaje inesperadamente florido; dice Acario: ** .. para ir como debo para hablar con aquella carísima de más querubín de yeso, y más blanca que la misma leche, que de las ve- ricundas lechugas sale, con los iracundos dientes del simplicísimo burro son cortadas. ¡Oh, cuerpo del cielo, qué pedazo de retórica 88 MIREILLE GARCÍA MORÉ 1, Ec he dicho sin tenella pensada ni estudiada!.. ¡Oh, qué lengua- razo estó!?”” Además, en la escena de la declaración de Acario á Estela, pone en boca de aquél una parodia de esa misma retórica que hace em- plear á los pastores de su coloquio en prosa. Acario, casado con Barbarina, se enamora de Estela. Explota esta pasión su lacayo Gargullo, quien de acuerdo con ella, hace que el pretendiente se disfrace de leñador, para robarle su traje y su cadena de oro, y que Lupo, el padre de Estela, le azote con **cin- chas de caballo””. El criado infiel, fineiendo haber recibido también los correazos hasta quedar desfallecido, se hace llevar á cuestas por su burlado y maltrecho amo. Como se ve, hay en la obra varias intrigas que se desarrollan á un tiempo. Al fin de la comedia, para facilitar la huída de Angéli- ca que ha de casarse con Casandro, ponen en su lugar, vestido de mujer, al hijo de la gitana, al que se refiere el introito. El mucha- cho escapa, y los padres de Angélica lo siguen creyéndolo su hija, mientras ésta aparece tranquilamente en su casa. Asombrados ellos ante tan notable parecido, la gitana les declara que Medoro es el hijo que ella les hurtó, reconociéndolo la madre por un lunar que tiene bajo el cabello. La comedia acaba también con dos bodas: la de Angélica con Casandro, y la de Estela con Gargullo, quien se dirige al público y le dice á guisa de despedida : ““ Ea, señores, cada uno se vaya á su posada, que si toda la gen- te que está allá dentro, y vuesas mercedes han de comer en casa, bien podemos echar á cocer la mula y su gualdrapa y todo; y por lo tanto, perdonen.”?? (Continuará.) EL NUEVO CONOCIMIENTO POR EL DR. CARLOS THEYE Profesor de la Escuela de Ciencias Los progresos de la ciencia moderna se han extendido de tal modo, así en el campo de sus interpretaciones teóricas como en el de sus generales aplicaciones, que se hace difícil permanecer en estrecha y constante relación con ella, para la adquisición de todo nuevo conocimiento que de esos progresos pueda derivarse. Y no nos referimos tanto al material considerable acumulado, por los que en todos los países cultivan las ciencias naturales, en descubri- mientos de todo género que hacen ya de difícil estimación los pro- vechos materiales que la ciencia pueda reportar, sino á la base misma de todas las ciencias que dimana de la consideración de la verdadera esencia de la materia. Ya nadie contradice el concepto atómico de constitución de la materia. Los átomos forman como los ladrillos del universo; el átomo está en todo, y lo que afecte á los átomos nos afecta á nos- otros mismos. El conocimiento de la naturaleza, movimiento y masa de los átomos constituye por tanto la condición necesaria para la real y verdadera interpretación de los fenómenos naturales. A ello ha dedicado el profesor Robert Kennedy Duncan, de la Uni- versidad de Kansas, un interesante libro de elara exposición y abundante cosecha de datos, que lo hacen aceptable y útil á los que deseen penetrarse de que lejos de ser expresión de la verdad la tremenda acusación formulada con el nombre de bancarrota de la Ciencia; innumerables é importantísimos hechos la rechazan, tales como el descubrimiento de las ondas electro-magnéticas por Herz y Branly y su aplicación á la telegrafía inalámbrica, los trabajos realizados por Moissan en su horno eléctrico, las síntesis químicas llevadas á cabo por Fischer, el descubrimiento de los gases raros de la atmósfera por Rayleigh y Ramsay, los trabajos de Becquerel y los Curie sobre la radioactividad sirviendo de base á las investi- gaciones más recientes de W. Ramsay sobre transmutación de los 90 CARLOS THEYE elementos químicos como justificación de la clasificación periódica imaginada por el químico ruso Mendelejeff, y poniéndonos de ese modo en contacto espiritual con los alquimistas investigadores de la piedra filosofal y del elixir de vida; transmutaciones en verdad no aceptadas aún por todos los hombres de ciencia que dedican á estas cuestiones sus actividades, pero que á pesar de ello revelan la tendencia cada día más generalizada de admitir la unidad de cons- titución de la materia. Y aquí tocamos ya al punto capital del nuevo concepto de la materia tal como se desprende de los hechos experimentales rela- cionados con la radioactividad de ciertas substancias, y que esta- blece que esos átomos químicos que constituían hasta ahora la úl- tima expresión de la materia y que por definición no son divisibles, lejos de ser simples, se hallan constituídos por partículas más pe- queñas unidas en cierto número y de cierto modo, así como á su vez la unión de los átomos en cierto número y de cierto modo da lugar á la formación de las moléculas. Para darnos cuenta de la existencia de dichas partículas debe- mos acudir al hecho físico del aumento de conduetibilidad eléctri- ca de los gases producida por el calor, lo cual nos obliga á admi- tir la existencia de las mismas, á las cuales dase el nombre de 20nes y que pueden llevar electricidad positiva Óó negativa. Una baja temperatura y una alta presión son favorables á la lonisación po- sitiva de los gases; y por el contrario alta temperatura y baja pre- sión favorecen la producción de iones negativos. Á esos lones ne- cativos se les da más propiamente el nombre de corpúsculos. Esos iones gaseosos mil veces más pequeños que el átomo más pequeño existen en la llama de las bujías, en los metales incandes- centes, en las lámparas de arco, en la proximidad de los dinamos, en la presencia de los rayos X, en los cuerpos radioactivos, como el urano, el torio, el radio, en la corteza terrestre, en el aire mismo que respiramos. El átomo estaría, pues, constituído por gran nú- mero de jones negativos Ó corpúsculos á enorme distancia uno de otro y que se mueven con inconcebible velocidad. Ese gran vacío in- tercorpuscular hace posible la coexistencia de varios sistemas de corpúsculos dentro de un mismo átomo. Por ejemplo, el torio se halla constituído por un sistema excesivamente complejo de cor- púsculos que explican su transmutación en cinco átomos diferentes. Como una carga negativa de electricidad lleva siempre asocia- da con ella una carga positiva igual, hemos de imaginar al átomo EL NUEVO CONOCIMIENTO 91 como representado por una esfera de electrificación positiva con- teniendo un número más ó menos grande de corpúsculos con carga eléctrica negativa, balanceadas ambas electricidades para consti- tuir el átomo neutro. Y entonces la masa del átomo será la suma de las masas de los corpúsculos que contiene, de tal modo que el peso atómico es la medida del número de corpúsculos que constitu- yen el átomo. Si el átomo de hidrógeno contiene mil corpúsculos, el de oxígeno contendrá 16,000; el de mercurio 200,000, compro- bándose así la hipótesis de Proust, no en el sentido de que los áto- mos de todos los elementos estén constituídos por átomos de hidró- geno, sino que lo están por átomos primordiales mil veces más pe- queños que el átomo de hidrógeno. Asimismo la existencia de los corpúsenlos constitutivos del átomo y su distribución dentro de éste, darían la explicación de la innegable correlación de los átomos unos con respecto á otros en las familias naturales y de la que encontramos ejemplos en el grupo del calcio, estroncio y bario; en el del cloro, bromo, iodo; en el del azufre, selenio y teluro, ete., en los cuales el peso atómico del elemen- to intermedio es con mucha aproximación el promedio de los dos ex- tremos. Y si tomamos en consideración la ley periódica de Mendele- jeff, vemos que si el peso atómico mide el número de corpúsculos que el átomo contiene, y si las propiedades de éste dependen de la distri- bución y agrupamiento de los corpúsculos dentro del átomo, es ob- vio que hemos, en un grado razonable, solucionado el problema de la ley periódica, siendo esos agrupamientos en anillos concéntricos ó no de 5, 10, 15, 20 corpúsculos. Supongamos una familia natural de 5 elementos; el primer átomo, ó sea el de menor peso, estaría cons- tituído por el menor número de corpúsculos que sería 3 agrupados forzosamente en forma de triángulo; el átomo del segundo ele- mento, de mayor peso que el anterior y más complejo, contendría, además del triángulo de 3 corpúsculos del anterior, un anillo de 8 corpúsculos; el tercer elemento tendría 24 corpúsculos, es de- cir, un anillo más que el segundo elemento, cuyo anillo sería un agrupamiento de 13 corpúsculos; la diferencia entre ese ter- cer elemento y elcuarto estribaría en un cuarto anillo que éste tendría con 16 corpúsculos, dándole á este cuarto elemento un total de 40 corpúsculos; y por fin, en el: quinto elemento en- contraríamos el átomo constituído por 5 anillos de 3, 8, 13, 16, 20 corpúsculos respectivamente; y nos explicamos que átomos forma- dos de esta manera, con grupos de corpúsculos relacionados unos 92 - CARLOS THEYE con otros posean propiedades físicas y químicas que asimismo guar- den relación unas con otras. También pueden encontrar explicación en esta teoría del pro- fesor Thomson la valencia de los elementos, la acción química de unos sobre otros, las peculiaridades mismas de los gases raros des- cubiertos en el aire atmosférico por Rayleigh, Ramsay y Travers. Dichos gases no poseen poder alguno de combinación con elemento aleuno conocido, y como en la teoría de Thomson toda acción quí- mica depende de la carga eléctrica que adquiere el elemento al per- der ó ganar corpúsculos, todo elemento incapaz de combinarse debe esta propiedad negativa á la existencia de agrupamientos ó cor- púsculos tales que por su número le es totalmente imposible ganar ó perder corpúsculo alguno y modificar por lo tanto su estado eléc- trico, y eso es lo que acontece con dichos gases. La teoría corpuscular del átomo permite asimismo al profesor Thomson explicar la transmutación de la materia, tal como se realiza en los elementos radio-activos, y la misma radio-actividad de ciertos elementos como el radio, el urano, el torio, cuya condi- ción resulta de la prodigiosa cantidad de energía interna que en- cierran esos átomos y que se hace aparente al realizarse su desin- tegración, y siendo dicha energía proporcional al número de ceor- púsculos que constituyen el átomo de esos elementos. Además, la masa de los corpúseulos depende de su carga elée- trica; á mayor carga eléctrica, mayor velocidad y mayor masa en los corpúsculos, en el átomo, en la molécula y en la materia misma así constituída, y como la velocidad es enorme, casi igual á la de la luz, puede admitirse que la masa total del corpúsculo debe su for- mación á la carga eléctrica. Masa quiere decir cantidad de materia. ¿Cómo una cantidad de materia puede depender de la velocidad con que una carga eléc- trica se mueve? Pues por la razón de que esa carga eléctrica se mueve dentro del éter que rodea á esos corpúsculos de carga ne- gativa, llevando parte de ese éter por adherencia, por arrastre, como haría una esfera moviéndose dentro de un líquido sin frie- ción, de tal modo que la esfera es acompañada en su movimiento por un volumen definido del líquido. Esa carga eléctrica que cons- tituye ella sola la totalidad de la masa del corpúsculo, arrastra en su movimiento cierta cantidad del éter que la rodea. Toda masa es, pues, la masa del éter dentro del cual se mueve la carga elée- trica, y esta masa inicial constituída de ese modo constituye el EL NUEVO CONOCIMIENTO 93 electron. Los corpúsculos de la teoría de Thomson y los electrones de Elster y Geitel señalan, pues, un mismo estado inicial de la ma- teria, es decir, cargas de electricidad negativa que se mueven den- tro del éter, y cuya masa depende de la velocidad del movimiento. Cada agregado de corpúsculos negativos se halla rodeado de una esfera de electricidad positiva, constituyendo todo ello el áto- mo. Por tanto, en último análisis, materia y electricidad son si- nónimos. Y ahora debemos preguntarnos si todas estas deducciones de los trabajos de sabios tan eminentes como Thomson, Kaufmann, Elster y otros, representan una halasgieña realidad Ó una ilusión engañosa, un simple espejismo que al desaparecer ha de dejarnos tan sedientos como antes por conocer la verdadera naturaleza y génesis de las cosas que nos rodean y de nuestra propia existencia. Imposible es dar por ahora á tal pregunta una respuesta que nos satisfaga. El conocimiento absoluto de la verdad es probable- mente imposible en el estado actual de la ciencia; ella resultaría de la concordancia ó desacuerdo de las hipótesis admitidas en estas investigaciones con hechos por nosotros mismos realizados en una experimentación adecuada. Ello es imposible llevarlo á cabo. Cier- to que resulta entonces todo ello materia de fe; es la ciencia en plena evolución proporcionando en cada nueva etapa algunas sa- tisfacciones á nuestro noble ó soberbio afán por penetrar los secre- tos de la creación del Universo. PERA E ERA A DR. TEÓFILO MARTINEZ DE ESCOBAR En la ciudad de las Palmas de Gran Canaria, donde desde hace tiempo vivía consagrado á los goces tranquilos de su hogar, imposi- bilitado ya por sus achaques para el trabajo intelectual al que había dedicado los mejores años de su laboriosa vida, acaba de «rendir su tributo á la muerte el que fué nuestro inolvidable maestro y maestro de gran parte de la juventud cubana, y distinguido catedrático de la extinguida Facultad de Filosofía y Letras de nuestra Universidad, Dr. Teófilo Martínez de Escobar. Su nombre va unido en nuestra patria al desarrollo de la cultura, ya que no obstante su condición sacerdotal, llegó á identificarse con nuestra sociedad y 4 desenvolver en ella las altas dotes con que la Naturaleza le había favorecido, conquistándose con las excepcionales condiciones de su carácter todas las simpatías. Hombre de una mentalidad elevada, poseedor de una sólida cul- tura, el Dr. Martínez de Escobar había ya dado, antes de su llegada á Cuba, pruebas de su valía, publicando en 1870 una traducción en lengua castellana de la Crónica de Isidoro Pascense, y haciendo oposi- ción el año de 1869 á las cátedras de Psicología, Lógica y Filosofía Moral, vacantes en los Institutos de Huelva y Osuna en la Península. Por Decreto del Gobierno General de esta Isla fué nombrado en 27 de Abril de 1875 Catedrático interino de Metafísica de la Real Universidad de la Habana, de cuyo cargo tomó posesión en 11 de Mayo del propio año, siendo confirmado en el mismo por Real Or- den comunicada á esta Isla en 12 de Junio siguiente, nombrándosele al fin en propiedad para dicha cátedra en 7 de Diciembre de 1880. En 14 de Junio de 1881, hizo su recepción solemne, como tal ca- tedrático en el Claustro General, leyendo con tal motivo un intere- sante trabajo sobre el tema siguiente: (Exposición histórico-filosófica sobre los principales sistemas acerca del criterio de la moralidad», contestándole en dicho acto el Profesor de la misma Facultad de Fi- losofía y Letras á la que él pertenecía, Dr. Antonio María Tagle y Granados. DON TEÓFILO MARTINEZ DE ESCOBAR 95 Su labor universitaria durante más de veinte años, queda demos- trada con decir que desempeñó interinamente la cátedra de Litera- tura General y Española y estuvo encargado de la de Lengua Hebrea, además de explicar la de Metafísica, de que era propietario; actuó como juez de tribunal en las oposiciones á las cátedras de Historia Universal é Historia de la Filosofía; pronunció la oración inaugural en la solemne apertura del curso académico de 187941880; y fué De- cano accidental de la expresada Facultad de Filosofía y Letras, de la que era uno de los más eminentes y esclarecidos profesores. En 2 de Noviembre de 1889, fué trasladado á las cátedras de Es- tética é Historia Crítica de la Literatura Española, pertenecientes al período del Doctorado en Filosofía y Letras, cesando en su desempe- ño y en su cargo de Catedrático por consecuencia de los sucesos que produjeron la extinción de la soberanía española en 1898. Además de su labor en la Universidad, el Dr. Teófilo Martínez de Escobar fundó poco después de su llegada á esta Isla el Colegio de 12 y 22 Enseñanza «La Gran Antilla”, que regenteó como Director Lite- rario y que supo elevar á gran altura, haciendo de él en poco tiempo uno de los mejores de la capital. Fué el Dr. Martínez de Escobar socio de número de la Sociedad Económica de Amigos del País, de la de las Palmas de Gran Cana- ria, y socio fundador de la Sociedad Antropológica de la Habana. Tales fueron los méritos científicos y literarios del ilustre hijo de Canarias que acaba de fallecer en su país. Alejado del nuestro des- de antes del cese de la soberanía española, por exigirlo así su salud grandemente quebrantada, no dejó por eso de mantener constante y cariñosa comunicación con los que habían sido sus discípulos más queridos, interesándose siempre por la suerte de nuestra Facultad, y de nuestro país, que él llegó á considerar como el suyo propio. Cualquiera que sea el juicio que merezca á la crítica su doctrina científica en el campo de la Filosofía, y su método de enseñanza, que no es la oportunidad de examinar en esta sencilla nota necroló- gica, siempre será preciso reconocer que el Dr. Teófilo Martínez de Escobar, además de sus extraordinarias facultades para el magisterio, de su sólida cultura, de su mentalidad poderosa, poseía en alto gra- do la rara cualidad de ejercer sobre los demás una influencia, una atracción misteriosa, con la dulzura de su palabra sugestiva y la afa” bilidad de su carácter, no exento sin embargo de firmeza. La RevisTa DE La FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, rinde al emi- nente profesor de la extinguida Facultad de Filosofía y Letras, que 96 DON TEÓFILO MARTINEZ DE ESCOBAR acaba de desaparecer, el tributo que debe á su memoria; y nosotros, entre los que nos contamos buen número de sus discípulos, que de él recibimos al par que sus lecciones, inmerecidas muestras de cariño, acongojados ante el hecho triste de su desaparición, trazamos con ma- no trémula estas líneas, flores de nuestro recuerdo, como sencilla ofrenda que colocamos sobre la silenciosa tumba del maestro. LA REDACCIÓN. BIBLIOGRAFIA L José Victoriano Betancourt. —Estudio biográfico por EMETERIO $. SANTOVENIA. 1902. El Sr. Emeterio S. Santovenia es un joven estudioso que desde hace algún tiempo viene consagrándose á escritos biográficos de buen interés para las letras cubanas. No hace mucho, en 1910, publicaba un folleto sobre D. Tranquilino Sandalio de Noda poniendo de re- lieve datos referentes á su persona que fueron muy bien recibidos; con posterioridad concretó su esfuerzo al inolvidable novelista Sr. Ci- rilo Villaverde cuya novela, de sabor típico cubano, le ha dado un lugar prominente entre los que han descollado en nuestra patria en el género literario, y ahora no quiere que se esfume la interesante personalidad de D. José Victoriano Betancourt, que tiene en su vida laboriosa mucho bueno que ofrecer á nuestra literatura, mucho que brindar en su característica de hombre recto y bueno. Así como ha hecho el Sr. Santovenia con el Sr. Betancourt debe seguirse haciendo con los demás beneméritos cubanos, honrando á los buenos, ponien- do de relieve en esta forma sus virtudes para que nuestro pueblo co- nozca á sus hombres y los venere siempre, pues el mejor espejo de virtudes que debemos ofrecer es aquel en el que se reflejan las condi- ciones morales de todos aquellos compatriotas que han dado lustre á la patria tanto en el orden mental como en el moral. El libro del Sr. Santovenia debiera ser adquirido para las biblio- tecas de nuestras escuelas públicas á fin de que fuese lectura semanal en las aulas de nuestros planteles. IL. Problemas urgentes de la Primera Enseñanza en España.—Dircurso leído en el acto de su recepción en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas por el Dr. RAFAEL ALTAMIRA Y CREVEA. Agradecemos en todo lo que vale la bondad que ha tenido el Dr. Rafael Altamira obsequiándonos con un ejemplar de su bien escrito BIBLIOGRAFIA e) gn y mejor pensado trabajo acerca de los Problemas urgentes de la Pri- mera enseñanza en España. Nadie con más competencia que el Director de la Primera enseñanza en dicho país para llevar al seno de la docta Corporación los puntos principales que consideró digno de preferente atención para iniciar una era de progreso y de beneficio en la enseñanza. El primer punto urgente, nos dice, es el del sueldo de los maestros, que á su vez contiene tres cuestiones fundamentales: la del sueldo mínimo, la de la escala y la de los ascensos. Refirién- dose al sueldo considera del todo necesario el que los maestros estén bien pagados pues nunca tendrá España maestros mejores, ni será posible la selección natural en el reclutamiento del personal docente, mientras el ejercicio de esa profesión no ofrezca una defensa contra la miseria, mientras no se ponga en ella, son sus palabras, un acl- cate, un incentivo económico. La vida difícil por que siempre ha atravesado el maestro, la paga excesivamente reducida y la frecuen- cia del atraso ha contribuído ciertamente, al decaimiento de su es- píritu y 4áque las consecuencias de un lamentable estado de cosas redundase en notorio perjuicio para la enseñanza. Hay que pagar bien los maestros, añade, para que acudan á la profesión hombres que en ella valdrían y que de ella se apartan porque no le ven por- venir económico; y es tanto más razonable lo dicho cuanto que ese caso ha podido observarse aquí donde los maestros, por lo general, bien pagados, toman el puesto con carácter transitorio, en espera de otro destino mejor, llevando el desaliento al aula y el retroceso á la enseñanza, mientras las escuelas de niñas progresan en grande es- cala, porque el salario que tiene la maestra es una solución para la hija de familia que se dedica á tan noble profesión, no siéndolo para el hombre que en legítima aspiración de algo mejor se mueve en un medio de vida excesivamente caro. Por ello es que entre muchas otras razones señala la psicológica como de fuerza extraordinaria, pues mientras los espíritus se hallen preocupados con la cuestión económica, será imposible obtener de los maestros una atención sos- tenida para otras cuestiones. Aboga el Dr. Altamira por la reforma de la escala reduciendo las categorías, suprimiendo los sueldos intermedios y haciendo más rá- pidos y remunerativos los ascensos. Nadie negará el beneficio que tal reforma habrá de proporcionar; las dificultades en los ascensos; la tardanza en efectuarlos y las privaciones á que somete al maestro la primera categoría, exige la necesidad de prestar inmediata atención al mejoramiento de la categoría inferior sin perjuicio de estimular á BIBLIOGRAFIA 99 los que se hallen en las otras con aumentos proporcionales. Cesen por completo, como quiere el Dr. Altamira, los trastornos originados por los ascensos que llevan consigo el cambio de una escuela á otra; tal medida adoptada es antipedagógica pues la remuneración debe hacerse al maestro y no á la essuela; haciéndolo así la enseñanza no sufrirá perjuicio alguno ni en el orden téenico, ni en el administra- tivo, pues las sacudidas que sybrevienen por causa de tal trasiego son de consecuencias fatales en la evolución pedagógica. Trata asimismo el Dr. Altamira de la creación de escuelas en nú- mero suficiente para la población escolar y aun cuando este punto debe ser atendido, cual corresponde en todo país que se preocupa de la instrucción y ese mismo problema lo tenemos también aquí ya que la afluencia de niños á las aulas hace necesario un remedio y éste no puede ser otro que el de crear nuevas aulas, no deja de tropezarse frecuentemente con dificultades, como las que él apunta, y aquí se advierten; pero es á su vez no menos cierto que hay que hacerle fren- te al poblema y resolverlo satisfactoriamente pues es deber de todo Gobierno el de formar sus ciudadanos y éstos no se forman sino en las escuelas, pues sin las escuelas necesarias la obligación escolar, como nos dice, sería un precepto baldío, siendo una contradicción el obligar á los padres á que envien á sus hijos á la escuelas no te- niendo donde colocarlos, exigencias que quita fuerza y autoridad á la sanción penal que la acompaña. Entiende el Dr. Altamira que todo aumento de escuela, toda mo- dificación en el sentido del progreso exige un cambio en el material escolar, pues el existente, al igual que los locales es viejo, sucio, ab- solutamente antihigiénico unas veces, antipedagógico otras é insufi- ciente, por lo que también se hace preciso una sustitución conve- niente de acuerdo con los adelantos que en este orden se hayan rea- lizado inspirado en lo que la pedagogía considera como más adecua- do. Para no alargar más la síntesis que hacemos de las ideas funda- mentales del discurso del Dr. Altamira añadiremos que aboga tam- bién: 19 por la unificación del título delos Maestros desapareciendo las diferencias de elemental y superior; 29 por la fijación del progra- ma escolar desde los párvulos hasta la terminación de la enseñanza primaria sobre la base del Art. 39 del R. D. de 26 Octubre de 1901; 32 por el establecimiento de un servicio de estadistica lo más com- pleto y exacto posible; 4% por el establecimiento de un Negociado de relaciones con el extranjero y de informes para conocer al día las novedades en materia de primera enseñanza y dirigir y titular á los 100 BIBLIOGRAFÍA maestros de su país; 5% por el servicio de publicaciones técnicas ini- cia lo con el fugaz Boletín oficial de la Dirección general de Instrue- ción pública; 60 por organizar relaciones escolares de España con América; y 72 por codificar las disposiciones vigentes en cuanto á la enseñanza primaria y de las reglas de procedimientos administra- tivos. Estas son la mayor parte de las ideas que sustenta en su discurso el Dr. Altamira, dignas de aplauso por el bien que habrá de derivar- se caso de ser acogidas. La Dirección general de la enseñanza pri- maria necesitaba de un hombre de las condiciones del Dr. Altamira que á una competencia pedagógica reconocida reuniese la honradez de pensar y valor cívico de llamar las cosas por sus nombres. III. Historia de los Archivos de la Isla de Cuba, por el Sr. Joaquín LLA- VERÍAS. Habana, 1912. El Sr. Llaverías ha realizado una obra de mérito indiscutible haciendo la historia de los Archivos de Cuba, facilitando á cuantos se interesen por el desenvolvimiento de nuestro país el medio de poder acudir 4 aquellas fuentes necesarias para la mejor ilustración de su historia. No estamos acostumbrados á labores de esta índole, vive uno en medio de tanta superficialidad, de tanta hojarasca, de tantas publicaciones inútiles, que cuando surge una de esta clase hay que exteriorizar bien el regocijo que ella produce y no escatimar el aplau- so merecido 4 quien modestamente ha sabido conquistarlo; por ello se lo enviamos muy sincero al Sr. Llaverías. Aparte de la forma natural en que aparece expuesta la narración historica, sin presun- ciones de ningún género, sin echársela de literato, ni dárselas de es- eritor, con modestia encantadora como dice en el Prólogo el Sr. Fran- cisco de P. Coronado, ha querido recoger en la obra cuanto tiene re- lación en la materia propia delos Archivos, por lo que “partiendo de la destrucción, en 1538, de los documentos que existían en la Haba- na, por el corsario francés que en aquella época saqueó esta ciudad y á vueltas de recordar las ordenanzas dictadas por Felipe II en 1569 y las de Felipe II en 1602, narra la historia de los archivos parciales, formadas en las varias dependencias del Gobierno colonial como an- tecedente para referir lo que primero se llamó Archivo de Real Ha- cienda de la I. de Cuba transformado en Archivo General de la I. de BIBLIOGRAFIA 101 Cuba, convertido en Archivos Generales en la primera Intervención y denominado hoy Archivo Nacional”. Este libro prestará utilidad grande á una Academia de la Historia en la confección de la Historia de Cuba. Dr. J. M. Driuico, Profesor de Linguástica y Filología. MISCELANEA El Profesor Topi-— La muerte del Dr. Topinard, acaecida á fines del año nard. próximo pasado, ha sido una nota de duelo para todos los que se dedican al cultivo de las ciencias antropológi- cas. Mr. J. Deniker, autor del libro Les races et les peuples de la terre, ha es- crito el siguiente artículo que condensa la vida y publicaciones del sabio profesor. «Paul Topinard, fallecido el 20 de Diciembre de 1911, fué el último repre- sentante de la brillante falange de sabios franceses que, en la segunda mitad del siglo pasado han fundado y propagado la Antropología en el mundo entero. Alrededor de maestros como Paul Broca y A. de Quatrefages, se agrupaban en- tonces alumnos como G. de Mortillet, Hamy y Topinard; y si es necesario con- siderar á Broca como el verdadero fundador de la Antropología, es justo atri- buir á Topinard el papel del más ardiente propagador de esta ciencia, Nacido el 4 de Noviembre de 1830, en la Isla Adan (Seine-et-Oise), Topi- nard no ha seguido el camino ordinario de los estudios. De niño fué á los Es- tados Unidos con su padre, ocupado en las exploraciones florestales; y se des- envolvió libremente en medio de la naturaleza: su instinto de observación tuvo un vasto campo de estudio que aprovechar. Vuelto á Francia después de diez años de ausencia, Topinard aborda los estudios escolares casi á la edad en que otros los terminan; lo cual no le impidió verificar con éxito todos losexámenes de la Facultad de Medicina, y ser nombrado interno y Doctor (1869). Lleva á cabo investigaciones originales y publica en 1865 una memoria notable sobre la ataxia locomotriz progresiva. «Durante el sitio de París camplió su deber como médico de las ambulancias establecidas en las fortificaciones; y fué allí, mientras los cañones retumbaban, donde conoció á P. Broca, cuya seductora palabra le decide á abandonar la clientela y se dedica completamente, desde 1872, al cultivo de una ciencia en- tonces joven, la Antropología. Trabajó en el laboratorio creado y dirigido por Broca publicando memorias importantes sobre el prognatismo, sobre los aus- tralianos y sobre los pueblos de Argelia. Tuvo el mérito de publicar en 1876el primer manual de Antropología, donde resume fielmente los conocimientos de la época; manual que alcanzó seis ediciones sucesivas. «Nombrado en 1876 profesor en la Escuela de Antropología, creada por Broca y sus amigos, y luego, en 1877, director adjunto del Laboratorio de An- tropología en la Escuela de Altos Estudios, ensancha el campo de sus investiga- ciones y estudia, uno tras otro, todos los caracteres somáticos (talla, ángulo fa- cial, columna vertebral, etc.) que distinguen entre sí las razas humanas ó que diferencian al hombre de los antropoides y de los otros mamíferos; al mismo tiempo examina los diversos métodos antropométricos y se ocupa de la historia de la Antropología en general. Todos estos esfuerzos lo prepararon para la pu- blicación de una obra magistral: Eléments d? Anthropologie générale (París, 1885), la que, á pesar de presentar algunas partes antiguas, permanece siendo todavía MISCELANEA 103 de los tratados más consultados de antropología somática y goza de universal consideración. Prueba de esto es su traducción á cinco ó seis idiomas. «A la muerte de Broca, Topinard le sucede como Secretario general de la Sociedad de Antropología (1880-1885) y como Director de la Revue d* Anthropo- logie (1880 1889), dos funciones que le toman mucho tiempo y con detrimento de sus investigaciones personales. Sin embargo, de esta época datan los traba- jos importantes sobre el cerebro, la cubicación del cráneo, sobre las proporcio- nes del tronco, etc. «Habiendo dejado la enseñanza de la Escuela de Antropología en 1890 y después de un viaje á los Estados Unidos, Topinard se ocupó de cuestiones ge- nerales, y sus libros "homme dans la Nature (1891) L*Anthropologie et la Scien- cie sociale (1900), así como sus artículos en el Monist del Dr. Carus, de Chicago, testigos son de sus preocupaciones en materias religiosas y en los problemas del porvenir de las sociedades humanas. «Bajo su apariencia un poco ruda, Topinard tenía un corazón bueno y muy generosas ideas, acogiendo benévolamente á los que hacían su ingreso en los estudios antropológicos; y formó de esa manera numerosos alumnos, franceses ó extranjeros, que han servido, así como sus escritos, para propagar en el mun- do entero la nueva ciencia.» (Revue générale des Sciences pures et appliquées, Mars, 1912.) La representación La Revista felicita al Dr. Juan M. Dihigo por su feliz del Dr. Dihigo. arribo á tierras cubanas después de su largo viaje, tan lleno de interés por muchos conceptos; y á reserva de publicar el informe que en breve ha de presentar á la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes el laborioso Profesor de la Escuela de Letras y Filosofía, transcribimos á continuación el artículo publicado recientemente en El Figaro por el Dr. Arístides Mestre, y que dice así: «Pronto regresará á nuestras playas el Dr. Juan Miguel Dihigo después de su viaje por Oriente, donde llevó la representación de la Universidad habanera á dos fiestas que tuvieron lugar ha poco en Grecia: el Congreso de Orientalistas y la celebración del Jubileo de la Universidad de Grecia. Como Profesor de Lingúística y de Filología y redactor jefe de la Revista DE La FACULTAD DE LE- TRAS Y CIENCIAS, ninguno con más justificación que él podía haber concurrido á dichos actos en nombre de Cuba, dada su competencia en esos especiales es- tudios, que constituyen, entre nosotros y fuera de nosotros, una excepcional dedicación. «En los primeros días del próximo pasado Marzo dejó la ciudad de New York, y el vapor (Argentina», de la línea Austro-Americana, lo condujo desde esa ciudad hasta Patras, atravesando el Atlántico y el Mediterráneo, después de haberse detenido en Nápoles y de pasar entre Zante y Cefalonia, la mayor de las islas jónicas; ya en tierra griega, en Patras, por la costa sur del golfo de Corintio, dirigióse en ferrocarril 4 Atenas. Terminadas las solemnes fiestas de esa Universidad visitó el Egipto: Alejandría y Cairo, las célebres pirámides y la Esfinge, y Port Said. Después viajó por la Palestina y la Siria: Jafa, Jeru- salén—recorriendo la fértil llanura de Saron que se extiende hasta el pie de las montañas de Judea; el camino de Lida, y cerca de ella, Ramlé, la antigua 104 MISCELANEA Arimatea, patria del que sepultó á Jesús; y Bittir, vieja ciudad cananea, la antesala de Jerusalén. Luego fué á Beirut, con su gran Universidad francesa, Lycos con sus monumentos, y Baalbek, la ciudad más célebre de la Siria. De Beirut á Esmirna con su Monte Pagos, y de Esmirna á Constantinopla; de allí.... á Viena por Bulgaria, Servia y Hungría. De Viena á Berlín, á París, á Madrid.... He aquí, en síntesis, la trayectoria recorrida por nuestro compa- triota, ciertamente interesante; y por donde ha podido alimentar su inteligen- cia observando los restos de épocas históricas bien lejanas de la nuestra, y con el espectáculo de las espléndidas ciudades que brindan al viajero los atractivos de esta civilización. ¡Contraste de la vida antigua y de la vida moderna, que representa la jornada inquieta, pero al cabo progresiva, de la humanidad so- bre la tierra! «Para un espíritu elevado, culto, ávido siempre del estudio, los goces inte- lectuales están por encima de todo, y el alma los solicita con ansiedad incom- parable. La visita ála Palestina y á la Grecia, ha sido seguramente para el Dr. Dihigo—apasionado eterno por el saber, enamorado de las cosas grandes de la vida—causa de infinitos placeres no turbados, si acaso, más que por los recuerdos tristes, por las tristezas de su patria amada. Ante la vista de esas re- liquias que el genio en su empeño investigador ha desenterrado y puesto á la luz de la ciencia, el erudito profesor cubano debió haber experimentado sensa- ciones indescriptibles; en presencia de monumentos que datan de siglos, y pi- sando el suelo, acudiendo al mismo sitio donde vivieron y estuvieron hombres que fueron astros del pensamiento, almas enérgicas que dejaron huellas impe- recederas—más que el bronce y el granito—en su marcha por el mundo, nues- tro amigo habrá sentido á cada paso la fascinación del respeto! «Maravillas de remotos tiempos que harían bullir en el cerebro del docto viajero un sin fin de pensamientos.... ¿Habrá visto que los griegos de hoy son los dignos hijos de sus padres, y que vive la Grecia eterna? ¿El ateniense de la hora presente posee aún el aire intrépido del de los frisos del Paternón, y la mujer de Esparta ha conservado la belleza, fuerte y orgullosa, que los poetas delicados celebraron en sus vírgenes? ¿Sigue el alma de los helenos acariciando el ensueño del engrandecimiento épico de la nación griega?.... Ah! Si exis- tieran ahora los representantes de aquellos rapsodistas que iban por los montes y los valles, peregrinos del arte ideal, recitando y cantando los poemas de Ho- mero; si se mantiene en ese heroico pueblo la misma admiración por la belleza, la admiración do nació el prestigio de Pericles, que hizo de Atenas un palacio de mármoles y pórfidos, de marfil, oro y ébano, y cuyos pobladores amábanla como á una mujer encantadora por la gracia excelsa de su espíritu y el lujo de sus trajes.... Alguien ha escrito que si Atenas en esta época llegara 4 producir cosa digna de apasionar al mundo entero, necesitaría inspirarse en sus leyen- das; así los nuevos griegos volverían sus ojos hacia la antigiiedad, en pos de esa rica fuente, manantial fecundo, inagotable, para el pensamiento y para la acción...» IL) CUE O Ad -] A AO Profesor Dr. Carlos de la Torre. EEES OPEREN) O lo PTAS Ud J Antropología general (1 curso).............. do Dr. Luis Montané. . CONFERENCIAS Anatomía y Fisiología comparadas del sistema ) SO 1 Da TIT E e a » (Dr. Arístides Mestre (Aux.) Medicina Mental á los alumnos de Derecho.... j Los profesores auxiliares de esta Escuela son: Dr. Arístides Mestre (Jefe de lostraba- jos prácticos del Laboratorio de Biología, etc.); Dr. Pablo Miquel (Jefe del Gabinete de Astronomía); Dr. Nicasio Silverio (Jefe del Gabinete de Física); Dr. Gerardo Fernández Abreu (Jefe del Laboratorio de Química); y Dr. Jorge Hortsmann (Director del Jardín Botánico). Estos diversos servicios tienen sus respectivos ayudantes.—El «Museo An- tropológico Montané» y: el Laboratorio de Antropología tienen por Jefe al Profesor titular de la asignatura. ” 3 ESCUELA DE. PEDAGOGIA Psicología Pedagógica (1 curso).......0....... 1 Historia de la Pedagogía (1 curso)............ ta UE AS CNN PE IA Higiene Escolar (1 CULO) a EL O AN Metología Pedagógica (2 Cursos) manto os Profesor Dr. Manuel Valdés Rodríguez. Dibujo lineal (1 EUSO A l NSA y! Sr. Pedro Córdov Dia ua ral (Ll uo) E a o 7 A er ds CONFERENCIAS I. Crítica de la Educación Contemporánea... | La Pedagogía Experimental... E ' TI. Lectura é interpretación de las obras de los Dr. Alfredo M. Aguayo (Aux.) grandes pedagogos contemporáneos .... Agrupada la carrera de Pedagogía en tres cursos, comprende también asignaturas que se estudian en otras Escuelas de la misma Facultad. 4, ESCUELA DE INGENIEROS, ELECTRICISTAS Y ARQUITECTOS “Dibujo Topográfico estructural y arquitectónico. ) CA A O, SR E >» Profesor Sr. Eugenio Rayneri. HER CO LOAN (NCUESO) Pdo cd mas ) Geodesia y Topografía (1 curso)........00.2.. : AA Agrimensura 4 Año) A ie ' » Dr. Alejandro Ruiz Cadalso. Materiales de Construción (1 curso).......... DNA Resistencia de Materiales. Estática Gráfica | DE Je y (1 curso) ; HARO Sr. Aurelio Sandoval. -Construciones Civiles y Sanitarias (1 curso)... ] dro mecamicarl corso)... dicte / - AM A O OS Dei Y Sr. Eduardo Giberga. Ingeniería de Caminos (3 cursos: puentes, fe- / É eabrilesi calles y icarteteras) 0... o. (cota es y de Dr. Luis de Arozarena. Enseñanza especial de la Electricidad (3 cursos) 5h Sr. Ovidio Giberga. Arquitectura é Higiene de los Edificios (1 curso) | Historia de-la Arquitectura (1 curso).......... [ Contratos, Presupuestos y Legislación especial ( Ye á la Ingeniería y Arquitectura (1 curso)..... 0 Esta Escuela comprende las carreras de Ingeniero Civil, Ingeniero Electricista y Arquitecto; y son sus profesores Auxiliares: Dr. Andrés Castellá, Sr. A. Fernández de Castro (Jefe del Laboratorio y Taller Mecánicos); y Sr. Plácido Jordán (Jefe del Labo- ratorio y Taller Eléctricos); con sus correspondientes ayudantes. En dicha Escuela se estudia la carrera de Maestro de Obras; exigiéndose asignaturas que corresponden á “otras Escuelas. 5. ESCUELA DE AGRONOMIA Química Agrícola é Industrias Rurales (1 curso). Dr. Antonio Espinal. Profesor Dr. Francisco Henares. Baábricación de azúcat; (Le CULSO ti NOTO MOnTa. o CUESO dato a ob na 1 Aun tecnla (1) CUESO E is A Roa a E Sr. José Cadenas. Sia LA CUESO) LA Economía Rural y Contabilidad Agrícola (1 cur- EA AR de TA PARA ERA z Legislación Rural y formación de Proyectos ( 03 TOS; Camiones A AI ae A y) El profesor auxiliar de esta Escuela es el Dr. Buenaventura Rueda (Jefe de los Mu- seos y Laboratorios). Para los grados de Perito químico agrónomo y de Imgeniero agrónomo, se exigen estudios que se cursan en otras Escuelas. En la Secretaría de la Facultad, abierta al público todos los días hábiles de 1 45 de la tarde, se dan informes respecto á los detalles de la organización de sus diferentes Escuelas, distribución de los cursos en las carreras que se estudian, títulos, erados, dis- posiciones reglamentarias, incorporación de títulos extranjeros, etc. A WMiISO La REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS es bimestral. Se solicita de las publicaciones literarias ó científicas que reciban la REVISTA, el canje co- rrespondiente; y de los centros de instrucción ó. Corporaciones á quienes se la remitamos, el envío de los periódicos, catálogos, etc., que publiquen: de ellos daremos cuenta en nuestra sección bibliográfica. E Para todo lo concerniente á la Revista (administración, canje, remisión de obras, etc. ) dirigirse al Sr. Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, Re- pública de Cuba. NOTE The REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS (Y CIENCIAS, will be issued every other month. A: We respectfully solicit the corresponding exchange, and ask the Centres of Instruction rl Corporations receiving it, to kindly send periodicals, catalogues, etc., published by them. A detailed account of work thus received will be published in our SEO section. Address all communications whether on business or otherwise, as also periodicals, printed ,matter, etc., to the Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habagal República de Cuba. AWVIS La REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS parait tous les deux mois. On demande l'échange des publications littéraires et scientifiques: il en sera fait un compte rendu dans notre partie bibliographique. Pour tout ce qui concerne la Revue au point de vue de administration, échanges, envoi d'ouvrages, etc., on est prié de s'addresser au Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, República de Cuba. s VoL. XV. UNIVERSIDAD DE LA HABANA. Núm. 2. REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS DIRECTOR: Dr. EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN. REDACTORES JEFES: Dr. ARISTIDES MESTRE. Dr. JUAN MIGUEL DIHIGO. COMITÉ DE REDACCION: Dres. ENRIQUE J. VARONA, GUILLERMO DOMINGUEZ ROLDAN, MANUEL VAL- DES RODRIGUEZ, SANTIAGO DE LA HUERTA, LUIS MONTANE, ALEJANDRO RUIZ CADALSO, AURELIO SANDOVAL, JOSE CADENAS Y FRANCISCO HENARES. SEPTIEMBRE DE 1912. SUMARIO: -—EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS Y EL, JUBILEO DE LA UNI- qee Dr. Juan M. Dihigo. VERSIDAD DE GRECIA (con 36 grabados) .................. CERO CERÍOUICO 0 Lo. ¿o le aa eo E Dr. José Varela Zequetra. — BIBLIOGRAFÍA. —Nuevos meroñes ara resolver ecuaciones > y » por. Pablo Miquel. ISLICAS Man al eo ce > GIAN RO a E IAS MISCELÁNEA.—José María Heredia, traductor. IMPRENTA “EL SiaLo XX>” DE AURELIO MIRANDA TENIENTE REY 27 HABANA ENSEÑANZA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS. Decano: Dr. Evelio Rodríguez Lendián. Secretario: Dr. Juan Miguel Dihigo. Il. ESCUELA DE LETRAS Y FILOSOFIA. Lengua y Literatura Latinas (3 cursos)........ Profesor Dr. Adolfo Aragón. Lengua y Literatura Griegas (3 cursos)....... y Dr. Juan F. de Albear. Tinotística INCHES) li at PA a sa Etología (CUE. aso ls older Ps 4 Dr. Juan Wiguel DHUgo, Historia de la Literatura Española (1 curso)... : 2 Historia de las literaturas modernas extranjeras | y SS RS DO (2ACUESOSIE E A. ia tara ale lea BRNA lts MIGO Enistoría de Anblébtica CCUESsO todas a eE Dr. Evelio Rodríguez Len- Historia moderna del resto del mundo (2 cursos) dián. Psicología CES ido ala lao. Enlosotía Mota (CU Eurso) 22 Ma a a Dr. Enrique José Varona. Sociología (ACUSE IN o IE o SS CONFERENCIAS Elnstoriaida la RilosotMa Ie as cl AS Dr. Sergio Cuevas Zequeira (Aux.) TItetaturas. lo ii des Dr. Ezequiel García Enseñat (Aux.) Dr. Sixto López Miranda (Aux.) TengHas ¡CIASICA D atole dho sas eta dao 227 2. ESCUELA DE CIENCIAS. (a) Sección de Ciencias Físico-Matemáticas. Análisis matemático (Algebra Superior) 1 curso. Análisis matemático (Cálculo diferencial é inte- a) O A A A E Geometría superior y analítica (1 curso)....... Geometría descriptiva (1 curso)............... Trigonometría (1 curso) Física Superior (ler. curso) Fisica, SUPerioriE2? CUESO) ai / Química general (1 curso) ........ ........ ...... ........... +... . .. . . . Biología CLEnESO) cen. Ao aia aretes , Zoolo pia V CUISO as con rá datan e edo Dibujo imeal Carso) 400 on Lao je ) Dibajo Naturala(el" CUE o or ies Mecánica. Racional (Licurso) > ocio nte a as Astronomia (UE CurSo st alo. ra labios di Geodesia (1 curso)... Mineralogía y Cristalografía (1 curso)..... Botánicatoeneral” (1 CUESO o ios Da ajo le roo el (b) Análisis matemático (Algebra Superior)....... Geometría Superior (sin la Analítica)......... Trigonometría (plana y esférica) Cosmolos tar GUESO) a tias ete ade Física SApernori(der CUESO) ia 2. 22 00 cue o te ESC SUperon ir CUESD O). ca o elote ) Química Inorgánica y Analítica (1 curso)...... OmpicaOrpágres (LOuESO) 0 oa des o eo y Dibujo Lineal (1 curso) Dibujo Natural e TO y Mineralogía y Cristalografía (1 curso) Biologia CUE e e aa e US O A SE Botánica general (1 curso) CostoloptamUNCuESO A toca ies EAS e o , ,, ,) > ,» Dr Dr. SE Dr. DE. Dr. Sección de Ciencias Físico-Químicas. Profesor Sr. José R. Villalón. Dr Dr. Dr: (c) Sección de Ciencias Naturales. profeso Sr. José R. Villalón. . Claudio Mimó. Plácido Biosca. Carlos Theye. . Carlos de la Torre. . Pedro Córdova. . Victorino Trelles. Alejandro Ruiz Cadalso. Santiago de la Huerta. Manuel Gómez de la Maza. . Claudio Mimó. . Plácido Biosca. . Carlos Theye. . Pedro Córdova. . Santiago de la Huerta. . Carlos de la Torre. Manuel Gómez de la Maza. Victorino Trelles. Análisis matemático (Algebra Superior) 1 curso Profesor Sr. José R. Villalón. Geometría Superior (sin la Analítica)......... y Trigonometría (plana y esférica).............. Química general (1 curso)......... Dibujo Lineal (1 eo) gero Y Dibujo .Natural(E Curso) dato Eo als ada e ale Física general (1 curso) Mineralogía y Cristalografía (1 curso)......... » Geología (1 curso)...... Botánica. general (Luro) ce aan ) Fitografía y Herborización (1 curso).......... . Claudio Mimó. . Carlos Theye. . Pedro Córdova. . Plácido Biosca. . Santiago de la Huerta. . Manuel Gómez de la Maza. ye ii Vol. XV SES IMEMBRESDE 1912 Núm 2. REVISTA DESTA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS Y EL JUBILEO DE LA UNIVERSIDAD DE GRECIA POR EL DR. JUAN M. DIHIGO Profesor de Lingiústica y de Filología Ji INTRODUCCIÓN Fué ideal de mi vida el visitar aquellos lugares que la historia del gran pueblo griego se había encargado de hacerme conocer y admirar. Aficionado, como el que más, al idioma en que cantara Homero, demostrara su gran ingenio Sófocles y su inagotable elo- cuencia Demóstenes y Esquines, fuíme dando cuenta con las lectu- ras de las obras clásicas de lo que tan sorprendente civilización sienificara y de cómo en las edades subsecuentes, y muy en particu- lar en lo que al desenvolvimiento del arte respecta, por mucho y bueno que se haya producido, no se ha hecho más que reflejar débil- mente lo que el genio griego concibiera y realizara en esos grandio- sos monumentos que aún se mantienen firmes para asombro de la humanidad culta que los contempla y en cada una de sus partes halla elementos dignos de estudio. Aunque les pese á los que llama- ría argueomastix, las ruinas tienen indiscutiblemente su poesía, pues el torso de una estatua, la clave de un arco, una estela fune- raria, el fuste de una columna, un ánfora, un brazalete, cualquiera 106 JUAN M. DIHIGO de esos diversos objetos que se mencionan en las obras de arqueo- logía, aportan á la mente un eco como de otras edades, y ayudados por la luz de la historia permite reconstruir la existencia política, social y religiosa de aquellos pueblos que cumplida su misión deja- ron sobre la tierra los testimonios más elocuentes de su modo de pensar, sentir y vivir. Con razón se ha dicho que estudiar las obras de arte de la antigúedad mostrándoselas á las nuevas generaciones para que beban en las puras fuentes de la inspiración y de la be- lleza, es contribuir á formar el espíritu, es arraigar en él las exce- Atenas vista desde el Acrópolis. lencias del arte, es indicarle la mejor vía para sus inspiraciones por lo que dijo Horacio ““respirad Atenas para haceros más artistas””?. La circunstancia de haber sido designada la ciudad de Atenas como sitio para la celebración del XVI Congreso de Orientalistas, permitióme llevar al terreno del hecho lo que por muchos años fue- ra una mera aspiración y poder así, gracias á la bondad de nuestro Gobierno que tuvo á bien desienarme como su Delegado al Con- ereso, visitar aquellos lugares donde frecuentemente concurrie- ran Platón y Sócrates con sus discípulos, donde Fidias dejara 0 b a A O E A E e A A —— A FE TÉ. ]íjEO$ $ a a E EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 107 huellas de su talento artístico al confiarle Pericles la alta direceión del Partenón, por aquel teatro de Dionisio en que aún parece como que se oyen las voces formidables de Esquilo y las risas de Aristó- fanes; y contemplar, por tanto, tras la serie de monumentos que brinda la Atenas antigua al viajero después de los Propileos y del Partenón, el nuevo aspecto de la ciudad hermosa, animada, lujosa y rica, remedo fiel de grande y bella capital, por lo que con razón so- brada se la denomina un París diminuto. Atenas ofrece al visitante Pr] a , E ed 0. a Las columnas del templo de Júpiter Olímpico. cuanto pueda halagar su espíritu, bien quiera ensancharse éste con el espectáculo de sus obras famosas que acusan el esplendor de un pasado sin igual, ó halagarle con la contemplación de su aspecto moderno, de su vida actual, con la elegancia de sus habitantes, en quienes hállase encarnada la más exquisita cortesía y la más distin- euida caballerosidad. Para los aficionados á la filología en sus múlti- ples manifestaciones, ahí está el Acrópolis ofreciendo en sus tem- plos muestra de hasta dónde llegó el arte en todo su apogeo; las columnas del templo de Júpiter Olímpico, severas y artísticamente 108 JUAN M. DIHIGO acabadas; el monumento corágico de Lisicrates, exponente magní- fico del orden corintio; el arco de Adriano, el Cerámico, etc., ete., todo, todo tiene su interés, como en grande escala lo ofrece también Monumento corágico de Lisicrates. la Grecia de hoy para los que no sienten placer con los múltiples atractivos de la ciudad antigua, que debe cesar en parte de hipnoti- zarnos con la adoración de los muertos, porque no hay sólo una Grecia antigua, sino también una Grecia moderna, joven nación que no vive del favor de los recuerdos, porque ha conquistado con sus actos el derecho á la existencia y el derecho á la ambición. cb EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 109 Y si basta lo expuesto para justificar el encanto de los filhelenos; si el corte de la ciudad antigua con la forma peculiar de sus calles, disposición de sus casas, permite pensar lo que fué aquel lugar en que Aristóteles derramara su saber, Anacreonte embriagara con sus versos delicados y los aedas pusieran de relieve las hazañas de su gran pueblo, no es posible llegar á formarse una idea exacta de lo que es la Atenas del rey Jorge y de la reina Olga, sino viéndola, pues supónese frecuentemente la conservación de un statu quo que mantenga el pasado sin cambio como signo de respetuosa conside- ración. Pero no es así, pues razón tuvo Moréas al llamar al Atica Occidente y Dargos para consignar que en esa capital de tantos El arco de Adriano. atractivos hay en su parte moderna la perfecta reclamación de la influencia de ese gran país que se llama Francia, que tantas sim- patías siempre ha tenido por la patria de Arístides y de Leónidas. Las huellas de su pasado glorioso allí están; las que debieran que- 110 JUAN M. DIHIGO Ielesia Kapnikarea. dar de la influencia turca han desaparecido, y las que puedan ad- vertirse de la época bizantina, casi se reducen á dos monumentos: la Kapnikarea y San Eleuterio, que revelan bien las características de la época. El molde de la ciudad antigua se ha transformado to- talmente; sus calles estrechas y sus aceras nada elegantes, se han sustituído con amplias avenidas que extienden sus paralelas de un extremo á otro, manteniendo la igualdad de sus manzanas; con be- llos jardines situados de trecho en trecho que rompen toda moncto- nía, viéndose todo nuevo, recién hecho, pero ligada siempre al pa- sado, que con tanto orgullo como cuidado conservan: porque la Atenas de Oton 1 fué hecha, del mismo modo que la Atenas de Pe- ricles, interviniendo en la confección de sus barrios arquitectos de erandes aptitudes, bautizando cada calle con nombres antiguos, que demuestran la devoción que por ellos sienten los que se consi- deran como legítimos sucesores, ya que los atenienses piensan que la Grecia del siglo xx es la continuación de la Grecia clásica; su A EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 111 idioma, mal que les pese á muchos, el mismo, insensiblemente trans- formado en el curso de los siglos, como ha dicho Pernot, en virtud de necesidades fisiológicas y psicológicas comunes á todas las len- guas habladas; marcando su arquitectura con las características de la antigua en las columnas del Museo Nacional, en la que exis- ten en la Universidad, en las del frontón de la Biblioteca, en las de la logia superior de la Escuela Politécnica; en la que existen al subir la escalinata del Congreso, como testimonio de admiración y de respeto que no expresa mezquino sentimiento de rivalidad com- paradas con las famosas del Partenón, pero sí el natural deseo de impedir se le niegue su legítimo abolengo. Y prueba del orgullo que sienten por su pasado, que la cultura, aunque en otra dirección, y aunque menos intensa, la mantienen con amor, y á las Escuelas de Alejandría y de Pérgamo, de Rodas, de Bizancio y de Tarsos, y á la Academia Jónica, debe añadirse hoy la Universidad, el Ins- tituto Politécnico, el Odeón, la Academia del Barón de Sina, el Parnaso, ete., ete., que demuestran á su vez cuánto saben los grie- gos apreciar el mérito de la cultura en toda nación. El Museo Nacional 112 JUAN M. DIHIGO Confieso que si me encantó la ciudad antigua, impresionóme gra- tamente la moderna, y dentro de ella, amén de los edificios enume- rados, aquella gran casa rodeada de pórticos, coronada de estatuas que representan los héroes de Homero y sobre cuya fachada se ha estampado una inscripción que sorprende y desconcierta, al decir de un escritor, "Iktov péra8pov, palacio de Troya, que el reconoci- miento y la gratitud de un pueblo ha consagrado al Dr. Schliemann, al gran admirador de Homero, que explorando las ruinas de Tro- La Biblioteca Nacional de Grecia. ya y de Micenas dió con el tesoro de Príamo y la tumba de Agame- nón. En esa morada enciérrase por doquier recuerdos del poeta épico y de los héroes que ha cantado, casa en que labios femeninos recitan centenares de versos del gran Homero, en la que los niños llevan los armoniosos y heroicos nombres de Andrómaca ó de Aga- menón:; y en la que se encierran maravillas artísticas, muebles mo- dernos, en su biblioteca, de puro estilo griego, como que para ha- cerlos, Príamo Nicolaides estudió sus modelos con el valioso auxilio EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 113 y Vice-Director de la Escuela ale- . de Dórpfeld y Karo, Director mana de arqueología. INAUGURACIÓN DEL CONGRESO Y DEL JUBILEO UNIVERSITARIO Grandioso espectáculo fué sin duda el de la inauguración del Congreso y del Jubileo Universitario. No hay pluma por inspirada que resulte, que describa como debiera aquella memorable sesión, El Congreso de los Diputados. y mucho menos sintetice las emociones múltiples que se experimen- taron frente á aquellos restos, cuyos méritos reconocidos se ha en- cargado la sucesión de los tiempos de pregonar. La mera indicación en el Boletín del Congreso de que tal acto habría de llevarse á efecto, fué bastante para sacudir eléctricamente á cuantos habían de ser testigos de él; porque pensar que allí, en aquel templo que tan- to se ha distinguido por la grandeza de sus dimensiones, la belleza de su ejecución, el esplendor de sus adornos artísticos, habría de congregarse en fecha determinada cuantos han sabido vivir la vida eriega admirando intensamente lo que el genio concibiera y reali- 114 JUAN M. DIHIGO zara, era proporcionar al espíritu el más dulce y exquisito de los pla- ceres, era avivar en nuestra mente todo lo que ello hubo de signifi- 'ar en un momento de la historia, era iniciar el Congreso de modo simpático y en extremo agradable. Y todos á una, animados, diri- La inauguración del Congreso de Orientalistas y del Jubileo de la Universidad. El príncipe heredero leyendo el discurso de apertura. gieron sus pasos hacia la histórica altura, unos en coche y otros á pie, en medio de temperatura calurosa, en un medio día que pre- sentaba al detalle la columnata del Partenón, en que los mármoles ardientes ponían de manifiesto sus cambiantes coloraciones, en que el golfo de Sarónica movíase adenas á impulso de brisa ligera allá en la blanca Egsina. Allí estaban sobre la roca, unos en traje negro, tre- menda injuria para aquellas columnas que se estremecían de ho- rror pensando en los amplios trajes de antaño, simples y majestuo- sos, y otros con la vestimenta académica correspondiente; todos se apresuraban á ocupar sus puestos para oir á los oradores que en EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 115 esa fiesta habían de usar de la palabra. Y allí se hallaba el Rey y el Príncipe heredero, protector y Presidente de honor, respectiva- mente, del Congreso, y junto á ellos el Ministro de Instrucción Pú- blica, el Sr. Rector de la Universidad y los representantes elegidos por los Congresistas en la sesión previa que hubo de tener lugar; los que llevaban la toga negra, la roja, la azul celeste, que es el azul del Atica, la muceta de terciopelo encarnado cubierta de oro que se transmiten los Rectores de la Universidad de Greifswald, el amplio traje negro de los obispos griegos, el turbante blanco de un delega- do árabe, el casquete de raso rojo de un delegado indio, y un millar de personas que, circulando en medio de la doble fila formada des- de los Propileos hasta el Partenón por los estudiantes con sus ban- deras, se perdían fácilmente en aquella amplia cella donde estuvo la imagen de la diosa á quien se dedicara el templo. Los Congresistas saliendo del Partenón. Dióse comienzo á la fiesta con el diseurso que leyera el Príncipe heredero; y cuya traducción es ésta: ““Hemos convocado con gran placer en este lugar á los miem- bros del décimosexto Congreso Internacional de Orientalistas, por haber sido designada Atenas hace tres años y medio, en Copen- hague, como el sitio de la próxima reunión. Al igual que los ar- 116 JUAN M. DIHIGO queólogos que hace siete años se reunieron en nuestra ciudad, tenéis el derecho de inaugurar vuestros trabajos en este mismo Templo de la Sabiduría en que proclamé la apertura del primer Congreso Internacional de Arqueología fundado por Grecia. La Grecia an- tigua no hubiera llevado á un grado de perfección inaccesible, obje- to de admiración de los siglos, sus letras y sus artes, apareciendo la roca sagrada del Acrópolis como su incomparable fundamento, si hubiera sido aventajada por la civilización de los pueblos anti- guos del Oriente, de cuyo estudio sois vosotros los más eminentes representantes. Siéntome feliz de que los trabajos del décimosexto Congreso de Orientalistas, cuya apertura declaro y que han de dar nuevo impulso á las pesquisas referentes á los pueblos de Oriente, coincidan con la celebración del septuasgésimoquinto aniversario de la Universidad nacional. La joven ciencia griega halla ocasión fa- vorable de acoger, á la vez que á los Orientalistas, á los delegados de los Gobiernos, de las Academias, de las Universidades, de las Sociedades Científicas, á quienes ha confiado sus respectivas patrias la misión de traer á la ciudad de Pallas Atenas el saludo de las corporaciones sabias de todas partes del mundo. Y es así, y gracias á esta doble fiesta científica, que la ciudad de Atenas transfórmase en estos días en hogar de luces que convergen de todas partes. El genio humano, del cual sois su escogido representante, no tiene pa- tria, más en esta hora, en que todos estamos en este lugar, asediados por inolvidables recuerdos de la antigúedad, estáis vosotros trans- formados insensiblemente en atenienses como nosotros mismos. Y es por lo que os expreso 6 ávdpes 'ABnvaioa. la convicción que tiene el trono y el pueblo eriego, que por absortos que estéis por el culto de la grandeza antigua, no dejaréis de sentir un movimiento de interés y de afecto por la ciudad nueva que os acoge con los brazos abiertos á la vez que con respeto y entusiasmo, intérprete de los sentimientos de la Grecia entera hacia los hombres que han tomado como divisa y fin de su vida la busca de la verdad. ”” Inmediatamente el Sr. Alexandris, Ministro de Cultos y de Ins- trucción Pública, lee el siguiente discurso, que también traducimos: “Hace setenta y cinco años que en esta ciudad, antiguo foco de la ciencia y de libertad, se fundó en los albores de nuestra inde- pendencia, la Universidad de Grecia. Las letras y las ciencias grie- gas habían rasgado el velo de las supersticiones primitivas, disipa- do los errores de la ignorancia, formado el admirable ciudadano que ha bosquejado Aristóteles, abierto á la inteligencia las vías del EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 117 pensamiento y fundado la ley en la razón y la libertad en el dere- cho, hecho aparecer, en fin, en la historia del progreso y de la civi- lización, esta fuerte personalidad griega que nutrida de la sabidu- ría sacó la inspiración de esas grandes acciones que pertenecen á la historia del mundo y que han cambiado la faz política y moral. Por ello fueron restauradas, á la vez, en su antigua patria, que fue- ron desterradas por la tiranía, la Libertad y la Instrucción, los dos presentes más bellos de la Grecia al mundo. En el mismo lugar en que lució en otro tiempo, fué encendida la antorcha de la Ciencia XVI-CONGRES «DESORIENTALISTES Medalla conmemorativa del Jubileo de la Universidad. Medalla conmemorativa del Congreso de Orientalistas. que debía disipar las tinieblas de la ienorancia, para hacer brillar con todo su esplendor la Libertad. La Instrucción fué llamada de su destierro para despertar el pensamiento del pueblo á la luz libertadora de la razón, armarla de una fuerte conciencia del dere- cho distineuida del error, de la verdad distineuida de la mentira y conducida á la clara noción de las ideas directoras de la vida, de la nueva lesalidad, de la organización política en vista de la realiza- ción definitiva y completa de la dicha nacional. Esta alta misión de enseñanza por voluntad del pueblo griego se ha confiado á la Uni- versidad nacional, cuyo aniversario de fundación celebramos hoy. Es á sus profesores que ha encargado de inculcar esos nobles prin- cipios en el alma pura de la juventud estudiosa, mostrando así que consideraba la Universidad como el instrumento más poderoso para la conservación nacional. Y promulgó la organización de lo alto de esta roca sagrada del Acrópolis, en que se levanta el templo de la diosa de la Sabiduría, imperecedera lección, ha dicho el poeta, de conciencia y de sinceridad. Nuestra Universidad cumple su sep- tuagésimoquinto año. Si echamos una mirada á carrera tan corta, tenemos derecho para sentirnos orgullosos al verla tan bien cum- 118 JUAN M. DIHIGO plida; gracias á ella se han hecho accesibles la cultura científica y la instrucción; no sólo ha enseñado, sino inspirado buenas leyes, hecho progresar las artes y alentado la virtud: la religión le debe prelados esclarecidos, las justicia sabios y fieles servidores del dere- cho, la salud pública médicos probados, la juventud meestros dig- nos de su cargo, la patria ciudadanos útiles y virtuosos. Asócia- se, pues, el Gobierno con toda el alma á las fiestas de este aniversa- rio; es con orgullo que participa de la alegría del sabio mundo griego, de la consideración del sabio mundo extranjero, que ve brillar con nuevo esplendor la antorcha del saber griego. El esfuer- zo de nuestra Universidad ha traído las benévolas miradas del Oe- cidente sabio; se ha hecho nuestro más fuerte lazo para con él, le ha valido á nuestro país la amistad de todos los amigos de la civi- lización y de la ciencia. Estos amigos que me cireundan son nume- rosos en este momento. Saludo también al Rector y profesores de nuestras Universidades. ¡Que su enseñanza pueda como abundante fuente apagar la sed de saber innata en el pueblo griego, dispen- sándole todos les conocimientos útiles para la realización de nues- tra dicha común! ¡Que salea de sus manos instruído en sus altos deberes, para luchar con las armas de la ciencia contra toda idea falsa y recibir de manos de la Instrucción la corona inmortal de la verdadera gloria, de la gloria de las obras destinadas á la emanci- pación del espíritu humano! ““Si á pesar de su indomable valor, tuvieron nuestros antepasa- dos que limitar á estrecho espacio el territorio de este reino, sim- ple promesa para el porvenir, primera piedra del edificio futuro del restablecimiento nacional, al menos la divina inspiración de su virtud ha legado al pensamiento griego un admirable instrumento de conquista más allá de las fronteras, fundando este vasto templo de la ciencia en Oriente, la Universidad de Grecia. Es hacia el Oriente, ante todo, que se volvió el pensamiento griego, bienhechor, desde la juventud de la humanidad. En buen hora uníme á ella en sus elevadas aspiraciones, gracias á la inteligencia de Herodoto, eriego aunque asiático, á la ciencia de Tales, á la musa de Safo. Si recibió de la Tebas egipcia los primeros elementos del arte, supo darle, en cambic, la flexibilidad, la inteligencia, la vida en las es- tatuas del templo de Atenas de la isla vecina. Formando á Ciro llegó al desierto líbico; por los ojos del gran sacerdote Manetón penetró en el misterio de la vida egipcia, y por la espada de Ale- jandro extendió la civilización griega hasta la India, el Cáucaso, EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS HL Etiopía. La enseñanza del griego, en la Bactriana, á 80,000 niños asiáticos reunidos, fué como la toma de posesión por medio de la lengua y del espíritu griegos del Asia occidental y del Africa orien- tal. La biblioteca de Aristóteles, en Escepcis, irradió de lejos, como foco de luz que derramara los tesoros de su ciencia. Ciudades como Antioquía, Tarso, Seleucia, Laodicea, se glorían de su origen griego. Por consecuencia, lo que hacía el griego no era la comunidad de la raza, sino la de la educación; no el parentesco por la sangre, sino el parentesco por la inteligencia. Y la madre común, la Grecia, reco- e1ó durante diez siglos abundante mies de gloria en ese campo que el espíritu eriego había sembrado. La elevada inteligencia de Me- nipo, el profundo espíritu político de Eutidemo y de Hybrias, son florescencias de la Caria. Y los grandes geómetras y geógrafos, los Euclides, y los Estrabon, los ilustres ingenieros y astrónomos, los Heron y los Hiparcos, no son frutos de esas colonias de Asia. Con preferencia á todos los dialectos asiáticos, la lengua griega fué es- cogida por la Providencia para ser intérprete universal de las San- tas Escrituras como única capaz de reunir los pueblos de lengua y de costumbres diferentes en un culto común de la Divinidad. El helenismo recibió y enseñó con alegría la nueva filosofía del eris- tianismo, supo dar al pensamiento divino una vestimenta griega para extender á todos los pueblos la difusión del conocimiento de Dios. Así ha presidido eloriosamente el pensamiento griego á la civilización antigua. En la lucha de dos razas opuestas entre el po- der material del Asia y la fuerza moral de Grecia, á esta última correspondió la victoria. Ofreció á nuestra patria, como carrera de acción y de elorias, las nobles luchas de la inteligencia. Y cuan- do se discutió, tras la caída del último de los Paleólogos, la existen- cia del pueblo griego, no quiso morir y emigró con sus otros maes- tros á los pueblos de Occidente, haciéndose la madre del renaci- miento de las Letras. Al volver á posesionarse del suelo de los an- tepasados con la primera sonrisa de la Libertad, consideró como orden de la historia venida de esas ruinas augustas, el coronar su obra fundando esta Universidad, centro anfictiónico de los vecinos pueblos de Oriente, para celebrar en común el mismo culto de la idea y aliarse para la lucha contra la ignorancia. Cuando tales vínculos de origen, de religión, de lengua, nos unen con el Oriente y que en el umbral del Asia trabajamos, cumplida la obra del re- nacimiento nacional, para hacer de nuestra enseñanza consciente de la civilización del Occidente, un bien común para todos los pue- 120 JUAN M. DIHIGO blos que nos rodean, comprenderán fácilmente los extranjeros el placer que experimenta hoy la ciencia griega de que esta fecha, aniversario de una Universidad que desempeña en el Levante una tan elevada misión humana, coincida con la sesión de un Congreso de Orientalistas en Atenas. Los sabios que han consagrado su bri- llante inteligencia al estudio del mundo Oriental, son amigos muy sinceros de este país para no participar de ese placer. Trabajan por agregar nuevas páginas á la historia de los sucesos más im- portantes de una civilización, la primera que se ha manifestado so- bre la tierra, y cuyo desenvolvimiento ha influido tan profunda- mente en el curso del mundo. Si esos trabajos despiertan notable- mente el interés de la humanidad, no pueden sino excitar el entu- siasmo de la Grecia, desde que períodos comunes de acción y de vi- cisitudes, nos han preparado una historia común con el Oriente, haciéndonos producir elorias comunes y llevando la misma señal de las influencias históricas. Saludo, pues, sinceramente. en nom- bre del Gobierno griego, á los sabios exploradores del Oriente. Doiles las gracias por su presencia, que tanto honor nos proporcionan, y deseo para sus trabajos el éxito más completo y más fructuoso.??” Tras el Sr. Ministro de Cultos y de Instrucción Pública, levan- tóse el Sr. Spyridion P. Lambros, Rector de la Universidad, leyen- do el siguiente discurso: ““Sobre esta roca en que los atenienses, en los tiempos gloriosos de Pericles, elevaron de oro y de márfil la imagen de la diosa de la Sabiduría, la Grecia nueva ha querido dirigiros su primer saludo á vosotros todos, que de todas partes del mundo civilizado traéis á nuestra Universidad las felicitaciones fraternales de Academias, Universidades y de otras Sociedades científicas, con motivo del sep- tuagésimoquinto aniversario de su fundación. No obstante ser nues- tra Universidad una de las más jóvenes, entre las instituciones cien- tíficas, sentía la necesidad de retroceder hacia su pasado, invitan- doos á subir con ella hasta la altura desde donde ha irradiado sobre el mundo la belleza del arte y la fuerza del pensamiento. Pero esa roca simboliza también la eternidad del arte y de las letras. Aquí es donde el espíritu griego produjo, merced á inmortal empuje, la se- milla recibida del viejo Oriente. Aquí es donde transmitió, cual otro Sinaí, las tablas de la Ley del Bien, de lo Bello y de lo Verda- dero. Aquí es, pues, donde debían estar reunidos, por vez primera en nuestra ciudad, con los ewpós de la fiesta universitaria, los miembros del XVI Congreso de Orientalistas, en una ceremonia EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 121 solemne y común. Los que han tomado como divisa ““Ex Oriente Lux?” fraternizarán voluntariamente con los que reconocen á Ate- nas como la Grecia de la Grecia, como la antigua ““Alma Mater”” de la sabiduría humana. Hermanos menores que venimos á tomar parte á vuestro lado en la procesión de las antorchas y participar econ vosotros la noble obligación de transmitir á nuestros descen- dientes la antorcha de la Ciencia, nos sentimos elevados con vues- Spyridion P. Lambros, Rector de la Universidad. tra presencia, pero confesamos que nos parecía al conduciros aquí que nuestra primera acogida sería más solemne evocando, en medio de nosotros, las sombras de nuestros antepasados, ante las cuales no doblaréis la rodilla más bajo que nosotros mismos. Fortalecidos con tales recuerdos, estamos todos, aun lós que ha blanqueado la edad, rejuvenecidos por el soplo inmortal de la antigiedad que nos aca- ricia sobre este Acrópolis. Podremos repetir, á la vez, á imitación de los efebos atenienses, el juramento que prestaban en el santua- rio de Aglaura, en el declive de esta roca, el juramento *“de no de- 122 JUAN M. DIHIGO jar disminuir la ciencia, sino que la transmitiremos más grande y más fuerte de lo que la hemos recibido, como juraron de no dejar disminuir la patria. Sean testigos de ello Aglaura, Marte, Júpiter, Auxo y Hegemona””. Y cuando llegó el turno á los oradores extran- Jeros, allí eserimió su espada, revelando su superior mentalidad, el profesor Max Collignon diciendo lo que sigue: ““Es al Delegado de la muy antigua Universidad de París que le cabe el honor de usar de la palabra en esta solemnidad, en nombre de las Universidades extranjeras. Unidas en un mismo sentimiento de gratitud filial por la Grecia antigua, eterna iniciadora de la libre pesquisa que es su función, rinden homenaje á la Grecia moderna, heredera de la tra- dición de sus antepasados. Así como en los tiempos en que los letra- dos del viejo mundo venían á pedir á la ciudad de Pallas la supe- rior cultura, Atenas, por los esfuerzos felices de sus Corporaciones, por la presencia de las Escuelas y de los Institutos extranjeros que alcanzan aquí la más benévola acogida, se ha hecho la Universidad de los pueblos civilizados. Es la Hélada la patria común de todos los que profesan el culto por la ciencia y por el arte, abriéndoles generosamente el tesoro de su incomparable patrimonio. Señores, las Universidades extranjeras felicitan cordialmente á su hermana ateniense y hacen votos por su prosperidad. Votos que llevan en sí un particular matiz de calurosas simpatías porque se dirigen á una Institución cuya historia está íntimamente ligada á la de la renovación del país. Nacida de un admirable arranque del patrio- tismo helénico, la Universidad de Atenas es la obra de todos los helenos, es, según expresión de uno de los héroes de la guerra de independencia, “la casa más grande de la nación””. Saludamos en ella á la hija de la libertad griega, á la activa obrera de la regene- raciór, al signo visible de la indestructible unidad de la raza al centro de las más legítimas ambiciones del helenismo. ¡Ojalá que pueda proporcionársele una larga y gloriosa carrera y continuar sirviendo con creciente esplendor al progreso de las ciencia y de la civilización, en el puesto de honor en que la hallaron hace setenta y cinco años la voluntad y la confianza de la patria libre, dueña en lo sucesivo de sus destinos !”” Y tras él surgió la figura venerable del eran Delbriick ento- nando un himno entusiasta y ardiente, glorificando el patriotismo helénico, manifestando que en esos lugares el pensamiento se sen- EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 123 tía dominado por el pasado, que veía en Atenas el foco de las luces, y en las islas del Egeo The isles of Greece, the isles of Greece Where burning Sappho loved and sung. ““He aquí, decía, la Creta y el Minotauro que se nutre con la sangre griega hasta que venga de Atenas el héroe que extermine el monstruo. He aquí el Atica y el Polytlas dios Odysseus, el héroe que nos es más querido porque nos da idea del patriotismo de los Set El templo de Teseo.—A la izquierda el Observatorio. griegos. Mas nunca se conoce la nobleza, la grandeza, el ardor del patriotismo griego, hasta que se halla uno en medio de los moder- nos helenos. No hay sólo una Grecia antigua, hay también la Gre- cia moderna. Deseamos al pueblo griego que vea realizar sus aspi- raciones nacionales, viendo unirse en un solo y poderoso Estado las partes separadas del helenismo.”” 1 1 Como es difícil hablar en el Acrópolis sin referirse algo á la mitología, es imposible hablar de mitología sin incluir, aunque involuntariamente á la Grecia moderna. Por ello es que al hablar Delbrúek del Minotauro muerto por el héroe venido de Atenas, estalló el audi- torio en aplausos que no eran dirigidos 4 Teseo. De aquí que uno de los miembros de la Lega- ción de Turquía en Atenas escribiese al orador para quejarse de la ingerencia de la política en un Congreso de sabios, limitándose el Prof. Delbrúck 4 decir «Entiéndase con la mitología, Yo no he hecho más que recordar en un templo antiguo nua antigua leyenda», 124 JUAN M. DIHIGO Seguidamente usó de la palabra el Rdo. Mahaffy, Profesor del Trinity College de Dublin, en la forma siguiente: “Es curioso que se me haya elegido para hablar en nombre de todas las Universida- des en el país de la belleza y de la luz, á mí, que soy representante de una Universidad situada en isla lejana y brumosa. Debo confe- sar que los deberes mundanos y religiosos de estos días me han pro- porcionado poco tiempo para responder dignamente al honor dis- pensado. Debo manifestar que no es justo que llame á una joven Universidad, la que festeja hoy su septuagésimoquinto aniversario. Es bien antigua, y en otra época fué enterrada para salir de la tumba al mismo tiempo que la nación griega. Es feliz casualidad la que hace coincidir el septuagésimoquinto aniversario de la resu- rrección de la Universidad con la resurrección del Señor. Es una casualidad también el que no tenga Edad Media. La Edad Media ha legado á las otras Universidades ceremonias y formas que han perdi- do toda significación y no sirven más que para embarazar su obra. Traigo las felicitaciones de todas las Universidades á la Universi- dad festejada, felicitaciones justas porque el progreso adviértese en todo, lo que puedo afirmar con conocimiento de causa, votos que hacen por mi conducto para que el progreso continúe y aumente. Estamos persuadidos que ese deseo se realizará porque el pueblo eriego tiene por guías un soberano constitucional y un gobierno paternal. Progreso que refrenda la nación entera á la que puede aplicarse el verso de Milton: “las estrellas después de su puesta se levantan más brillantes que nunca”?”; y por cuyo porvenir hacemos los más ardientes votos. Creo de mi deber expresar las gracias por la acogida que hemos recibido de todos los atenienses, hombres, mujeres y hasta niños, por la afectuosa hospitalidad dispensada, una de las más grandes virtudes, tanto de los antiguos griegos como de los de hoy. He dicho que festejamos hoy la Resurrección. Ello me recuerda otra fiesta, la de Pentecostés. Los discípulos de Jesús reunidos en este día hablaban muchas lenguas, inspirándolos un solo espíritu. Hoy hablamos muchas lenguas sin llegar á la confu- sión de Babel, porque un solo espíritu nos anima el espíritu de la ciencia, el espíritu de estima por la Universidad que se festeja hoy y á la que, una vez más ,expresamos nuestras felicitaciones. ?” Después de sesión tan solemne y haberse reunido los Congresis- tas en el palacio Zappion, donde los estudiantes, alegres y simpá- ticos, recibían y obsequiaban delicadamente á sus huéspedes, bai- lando pasos nacionales en honor de sus invitados, reuniéronse de EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 125 LH E o E EPA Qe; ES El Palacio Zappion. nuevo Delegados y Congresistas, á las nueve de la noche, en el Aula Magna de la Universidad, con motivo de la recepción de gala que en honor de ellos había de verificarse y donde se hallaban, jun- tos con la familia Real, Venizelos y los Ministros Alexandris, Be- nakis y Griparis, el Cuerpo diplomático, el General Eydoux y los miembros de la misión militar francesa. Tuvo efecto en el Aula Maena de la Universidad, en cumpli- miento del Programa redactado, la solemne ceremonia de la en- trega de las felicitaciones de las Universidades extranjeras. Inició- se dicho acto con este discurso del Sr. Rector: ““Sobre el Acrópolis, ayer, habéis podido transportaros á los viejos tiempos en que esta ciudad de Atenas era la escuela de la Grecia, + maíSevois Tis "Edaños. Lo fué ciertamente en los días de Pericles, no ha cesado de serlo en aquellos días en que los sari- zas del Rey de Macedonia invadían la Grecia durante los siglos, en que los atenienses esclavizados colocaban sobre la roca sagrada, al lado del templo de la diosa, el santuario de la Dea Roma. Los es- plendores de la religión nueva, que regeneró el viejo mundo en decadencia, sólo pudieron lentamente eclipsar los grandes recuer- dos del elorioso pasado, de tiempos en que la antigiiedad eiviliza- da quemaba su incienso á los pies de la diosa que simbolizaba la ER TA TA TA A, IEEE RAS ATAN A A 1 4 126 JUAN M. DIHIGO sabiduría humana en esta ciudad que San Pablo había hallado sembrada de ídolos. Sólo cuando la preponderancia política del Oriente helénico pasó los límites del Bósforo, sólo cuando Bizancio hubo reemplazado á Atenas, fué que ésta retrocedió ante la virgen; Justiniano quiso concluir con el mundo antiguo, él que era el funda- dor del gran templo de la Sabiduría divina en Constantinopla, él que codificaba las leyes de un mundo nuevo. Sigue muestro pensa- miento á los seis últimos filósofos de Atenas expatriados, según la leyenda, buscando un refugio en las regiones alejadas del Asia, cerca del rey de Persia Cosroes. Y la leyenda nos representa esos epigones de la erudición helénica, disgustados de la hospitali- dad del rey bárbaro y transportados por la nostalgia á su propio país, en el cual, durante tantos siglos, habían florecido las letras y AA SA La Universidad. las artes. ¡Ay! Morían oscuramente, sin alumnos y sin sucesores. Atenas no fué más en los tiempos del imperio bizantino, la ciudad amada de las Musas. En medio de restos de la antigiledad desgas- tados por las intemperies y que comenzaba á no comprenderse más, erraban sombras de sabios que descifraban los raros manuscritos EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 127 del pasado. Precipitábase la decadencia en aquellos mismos tiempos en que un alba nueva iluminaba el Occidente donde se fundaban las primeras Universidades. Tras la ignorancia vino la ruina. Llegó un día, día de dolor, en que este pueblo pasó de la decadencia á la esclavitud. Por este trastorno general nos abandonaron las Musas TT TITS TRA La Academia. durante mucho tiempo. No se podía soñar en una universidad en un país en que la enseñanza se reducía á simples lecciones de lectu- ras dadas por algunos sacerdotes en el fondo de las iglesias; en el país en que los niños de un pueblo eselavo rogaban á la ““pequeña luna brillante de alumbrar su camino para ir á la escuela—á la escuela para conocer las letras y las cosas de Dios””.—Sólo, en las islas Jónicas, donde una dominación menos pesada dejaba bastante libertad en la enseñanza, “pudo pensarse en la creación de la Universidad””. Fué la Academia jónica fundada en 1824 por lord Guilford, disuelta en 1864, poco después de la unión de las siete Islas al reino de Grecia. La Academia jónica hacía trece años que existía cuando nuestro pequeño reino de Grecia constituído, su pri- mer rey Otón fundó en Atenas la Universidad que llevó en su prin- cipio su nombre y que tomó á partir de 1862 el nombre de Univer- sidad nacional. La primera piedra del edificio que se le destinó, edi- 128 JUAN M. DIHIGO ficado por los planos del arquitecto danés Hansen, se puso el 15 de Julio de 1809. Terminóse el edificio algunos años después, merced á las suscripciones del Rey, de diversos helenos y filhelenos, im- portando 350,000 draemas, teniendo en la actualidad un valor de dos millones. En Julio de 1911, la Cámara votó dos nuevas leyes universitarias, por las cuales la Universidad se ha dividido en Uni- versidad Nacional, compuesta de las Facultades de Medicina y de Ciencias y de la Escuela de Farmacia y Universidad Capodistrias, compuesta de las Facultades de Derecho y de Letras. Ambas há- llanse administradas por el mismo Rector y el mismo Consejo. El legado que constituye la renta más importante de la Universidad Capodistrias consiste en 8.000,000, producto del capital depositado en el Banco de Rusia en 1849. Dombolis estipuló la fundación de una Universidad que llevase el nombre de su amigo Juan Capodis- trias, primer Gobernador de Grecia después de la guerra de inde- pendencia, en la ciudad que sería la capital del reino helénico cin- cuenta y siete años después de la fecha del testamento. El legado vino á la capital del reino, á Atenas. No me propongo haceros la historia de nuestra Universidad en este momento. Nos reservamos el hacerla más tarde en un volumen que os será distribuído. No nos toca deciros hoy.lo que hemos querido ó podido hacer durante los setenta y cinco años de nuestra existencia, si hemos lhiecho algo. Hallamos un país en que no había más que ruinas. Hemos trabaja- do por proporcionar al Reino lo que le faltaba para servirlo y real- zarlo. Hemos hecho más; hemos esparcido discípulos en todo el Oriente griego. ¿ Habremos hecho algo en pro de la Ciencia durante nuestra corta existencia? A vosotros toca contestar y ya lo haliéis hecho. La concurrencia tan sólida de delegados de tantos gobier- nos, de tantas Academias y de Universidades del mundo entero, nos prueba que somos de los vuestros, que existen entre vosotros y nos- otros lazos de solidaridad, que nos reconocéis como iguales. Os da- mos las gracias, queridos colegas, por este aliento. Arreglada la cuenta de nuestros deberes para con la ciencia, tenemos que arreglar otra. Nuestra Universidad tiene un doble deber; no sirve sólo á la ciencia, debe también servir á la patria, á esta patria helénica que se extiende lejos, más allá de las fronteras de nuestro reino, donde- quiera que se hallen los 10 millones de helenos esparcidos por toda la superficie del globo. Que nuestra Universidad ha cumplido fiel- mente este deber para con la nación griega, son prueba de ello los centenares de telegramas y de mensajes que hemos recibido en estos EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 199 días de todas las comunidades griegas y de nuestros alumnos de todos los países balkánicos y en particular de Francia y de Mace- donia, del Asia Menor, de Europa y de la América. Estas pruebas de simpatías de parte del mundo científico, estos testimonios de afec- to de todo el helenismo, no son para nosotros únicamente un estí- mulo, nos imponen también deberes. Declaramos en este momento solemne, que trataremos, con todas nuestras fuerzas, de cumplirlos, así como los contraídos para con la ciencia. Es el mejor augurio en el momento de entrar en la nueva vía que se abre ante nosotros. ”” Terminadas las últimas palabras del Honorable Sr. Rector, des- filaron los delegados extranjeros pronunciando alocuciones y en- La tribuna del Pnyx. tregando los mensajes en medio de grandes aplausos, espontánea expresión de la buena acogida que tuvieron. Aparece en primer lugar monseñor Cleobulos, Metropolitano de Cerdeña y represen- . tante del Patriarcado; el delegado de la Santa Sede, pronunciando su alocución en griego moderno; el Sr. Collignon, miembro del Instituto de Francia y de quien hubo de decirse cuando habló en el Partenón, que podría pensarse en Pericles sobre del Pnyx represen- tando á su vez al Instituto y á la Universidad de París. Tras Colli- enon, por orden alfabético y por grupos, sucédense los delegados de las Universidades extranjeras, hablando en su mavoría en fran- cés ó en alemán. El representante de la Universidad rusa de Char- kow habló en griego moderno; los delegados de Noruega y de Bul- 130 JUAN M. DIHIGO garia se sirven del latín; el delegado de la Universidad del Cairo, en árabe; siendo el Sr. Gubernatis, Rector de la Universidad de Roma, junto con el Rector de la Universidad de Ginebra, frenéti- camente aplaudidos, despertando este último gran entusiasmo al recordar el nombre de un antiguo alumno de la Universidad de Grecia, muy querido para su patria, el gran filheleno Eynard; y ter- minándose el desfile con los delegados de los establecimientos grie- gos del extranjero y con los representantes de las escuelas del reino. Mas como no había de concretarse mi misión al único objeto de entregar el mensaje que nuestra Universidad enviara á la de Gre- cia, aproveché la hermosa coyuntura presentada para significar el especial placer que tuviera la Universidad de la Habana en corres- ponder á la atenta invitación que se le hiciera, permitiéndome de- cirle cómo en un rincón de la América, en una nación surgida á la vida en medio de dolores y. de luchas incesantes por la libertad, se ha sabido admirar las grandes cualidades políticas, artísticas, lite- rarias, científicas y guerreras de los hombres que han dado lustre á su historia; se ha aquilatado el alto principio en que siempre se inspiran sus gobernantes famosos, darse cuenta de cómo el mérito personal y no las distinciones sociales fueron y son siempre las que franquearon en este pueblo el camino de los honores; cómo en el gran siglo de Pericles se pudo apreciar el alto concepto de la edu- cación, que tanto se estima en esta casa, para templar el carácter y hacer valientes á sus ciudadanos, conciliando á la vez el gusto de la elegancia con la sencillez, la cultura del espíritu con la energía, como ha dicho Tucídides. Cómo allá en mi patria y en la cátedra de Historia, y por boca siempre autorizada de uno de nuestros más sobresalientes maestros, se ha sabido imprimir en la mente de los estudiantes los nombres de Milcíades, de Temístocles, de Leónidas y de Alejandro, de Pelópidas y de Epaminondas, mientras graba- dos quedaban en el corazón los de Termópilas, Salaminas, Platea, Micala y Maratón, brillantes exponentes del ardor patriótico de sus vencedores. Cómo también allá en cátedras que expusieran el esplendor literario de este gran pueblo, aprecióse asimismo su des- arrollo desde el comienzo de la historia griega hasta las guerras medas, sobresaliendo la elegía como forma métrica, con Calino, Tirteo y Arquiloco; la lírica con Aleman, Alceo, Safo, Estesicoro, Anacreonte; la poesía genómica con Solón; la fábula y el apólogo con Esopo, para surgir más tarde, como astro de potencia lumínica ex- traordinaria, en la tragedia, Esquilo, Sófocles y Eurípides; en el EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 151 drama satírico, Aristófanes; en la historia, Herodoto; en la epo- peya, Homero, y en la oratoria, los maestros bien conocidos de to- dos. Y la Filosofía antigua con su carácter naturalista, cuya ten- dencia siempre fué hallar la unidad en la variedad del mundo sen- sible, y las leyes ó lo permanente, sobre el perpetuo cambio y mu- danza, tendencia que presentó dos direcciones filosóficas, una pu- ramente física, que recogió la escuela jónica, y otra moral, que aceptó la pitagórica, en medio de las cuales apareció la eleática, también ha sido estudiada con especial interés en Cuba, como lo fué Sócrates y Platón y Aristóteles para conocer las tendencias de cada uno en la más hermosa de las ramas del saber. Después de esto bien ha tenido derecho Cuba á tomar parte en este concurso de la inteligencia, en la obra de ensalzar las grandezas del pueblo grie- go, rindiéndole un merecido homenaje al igual de lo que han hecho otras naciones, porque el producto de su superior cultura ha pro- porcionado materia interesante para sus inspiraciones. A fin de que el Gobierno conozca literalmente el Mensaje que el Rector de nuestra Universidad enviara al de la Nacional de Grecia, lo transcribo á continuación : ““Al Rector y Claustro de la Universidad Nacional de Grecia. Siéntese bien feliz esta Universidad de la Habana que tantas sim- patías tiene por ese país de la Grecia, de poderles.expresar sus me- jores deseos por el enerandecimiento de aquel Superior Centro do- cente, que ahora celebra con solemnidad justificada el septuagési- moquinto aniversario de su fundación. La patria de Platón y de Aristóteles, de Anacreonte, Sófocles y Eurípides, de Aristófanes y Herodoto, de Hipócrates y de Demóstenes, insignes creadores de la Filosofía, de la Literatura y de la Ciencia, causa asombro por su espíritu de verdadero progreso y produce la admiración de los ex- traños, por distantes que nos encontremos geográficamente. aunque ligados siempre por los vínculos tan íntimos de la aspiración inte- lectual, del noble anhelo de la cultura moderna. ““La Universidad de la Habana, que sabe aquilatar los méritos de la de Grecia, experimenta gran satisfacción en corresponder á la atención dispensada enviando como representante suyo, en las fiestas del mencionado aniversario, al Dr. Juan Miguel Dihigo, Profesor de Lingúística y de Filología, quien será fiel intérprete de nuestros votos más sinceros por la prosperidad de aquel histórico foco de instrucción europea. 132 JUAN M. DIHIGO ““En la Universidad de la Habana, á 28 de Febrero de 1912.— El Rector, Dr. LeorPoLDO BERRIEL.”?” Y cuando terminó acto tan solemne, tan académico, en que cada delegado hubo de esforzarse por expresar mejor la simpatía intensa de su respectiva nación, acto realizado en aquella Aula Magna se- vera y elegante, en la que sobresale la admirable blancura de sus columnas y el elezante orden jónico, en la que cada delegado osten- taba su correspondiente traje académico, preparóse nuestro espí- ritu, en medio de las gratas emociones que por momento experl- mentaba, á recibir otro nuevo y excepcional, como que había de ser producida por la iluminación del Acrópolis. Todas las miradas se dirigieron, de 9.15 á 9.35 de la noche, á la histórica montaña, para contemplarla por efecto de una luz rosa pálida en su comienzo, pero que se robustece sin cesar, haciendo salir los templos célebres de en medio de sombras nocturnas, cual visión extraordinaria, y admirar- los espléndidos en su brillante desnudez, grandiosos, sublimes. Tal espectáculo no puede compararse con ningún otro; preciso ha sido verlo para comprender la gloria, para saborear con fruición la belle- za. Gracias á las luces de Bengala, adquirieron los mármoles delica- das transparencias de carne femenina, erabándose en el espíritu sus El Erecteion con sus cariátides. EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 133 Templo de la Victoria Aptera. líneas maravillosas. Y al debilitarse eradualmente la luz rosa, reapa- recen por milagro, cual efecto de los rayos azules, idealmente poéti- cos, el Partenón, el templo de la Nike, las Cariátides, los Propileos; mientras abajo, en las calles, paralizada la circulación de las arterias principales de la ciudad, avanzando lentamente tranvías y carrua- jes, suben los estribillos de los estudiante, viéndose pasar aleo que asemeja á un río de luz, que no es más que la retreta alumbrada con hachones y organizada por la Universidad en honor de los Congresistas. Y alegres y simpáticos como siempre, hachón en mano, recorren los estudiantes los lugares y vías principales can- tando coros, sobre todo el canto de los estudiantes alemanes, “Gau- diamus igitur”?”, animando la ciudad en noche tan bella como cálida. No ha sido menos interesante que lo relatado la excursión que tuviera efecto á Eleusis. La estación del Peloponeso vió desfilar 134 JUAN M. DIHIGO miles de excursionistas que subían en los vagones, los vagones de Ba- bel, como se ha dicho, porque allí se oyeron todas las lenguas ha- bladas en la tierra y hasta aquellas caídas en desuso y cultivadas tan sólo por esos sabios que condujeran los trenes. Allí en Eleusis dividiéronse los excursionistas en grupos, conducidos por profeso- res de la Universidad, por los foros de las Antigiledades, por pro- fesores de las Escuelas arqueológicas extranjeras. A unos se les hablaba en griego, á otros en inglés, á unos en alemán, á otros en francés. Y es en este lenguaje siempre babélico que se pronuncia- ron conferencias muy interesantes durante más de una hora, acer- ca del antiguo Eleusis, de sus monumentos, de sus ruinas y de sus misterios. Allí en aquel lugar que tanto desea conocer el viajero inteligente, fué donde se hizo notar por su elocuencia el Dr. Per- nier, Director de la Escuela arqueológica italiana, hablando por momentos, en medio de tanta inspiración, con tanto calor, que sus oyentes, entusiasmados, le tributaron el más ardiente aplauso. En la tercera jornada del Jubileo Universitario se efectuaron dos actos de singular importancia: uno en que por vez primera, y en general merecidamente, la Universidad Nacional confería el Los Propileos del Acrópolis. CA EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 155 1 En las ruinas de Eleusis.—2 Explicaciones de las antigiiedades por grupos en las ruínas de Eleusis: el Sr. Politis y su grupo; detrás del orador un ugier de la Universidad sostiene una bandera griega indicando que las explicaciones se hacían en griego. erado de Doctor honoris causa en las Facultades de Teología, De- recho, Medicina, Filosofía y Ciencias, á aquellos hombres que en dicho campo habían adquirido justificado renombre, como así hubo de consignarlo en su discurso el Rector Sr. Lambros, y el otro, la magistral representación del edipo Rey de Sófocles. La relación de los Doctores honorarios es la siguiente: FACULTAD DE TEOLOGÍA Su Santidad el Arzobispo de Constantinopla y Patriarca Ecu- ménico Monseñor Joachim. Su Beatitud el Patriarca de Alejandría Monseñor Photius. Su Beatitud el Patriarca de Antioquía Monseñor Grégoire. Su Beatitud el Patriacareca de Jerusalén Monseñor Damianos. 136 JUAN M. DIHIGO FACULTAD DE DERECHO Beauchet (Ludovico), Profesor de la Universidad de Naney. Beloch (Julio), Profesor de la Universidad de Roma. Benesevic (Wladimiro), Profesor de la Universidad de San Pe- tersburgo. Bernatzik (Edmundo), Profesor de la Universidad de Viena. Brandileone (Francisco), Profesor de la Universidad de Bo- lonia. Clemenceau (Jorge), antiguo Presidente del Consejo de Minis- tros, Senador (Francia). Cochin (Dionisio), Miembro de la Academia francesa, Diputa- do (Francia). Francotte (Enrique), Profesor de la Universidad de Lieja. Galli (Roberto), Diputado del Parlamento (Italia). Lipsius (H. J.), Profesor de la Universidad de Leipzig. Miller (William, Doctor en Filosofía de la Universidad de Oxford. Mitteis (Luis), Profesor de la Universidad de Leipzig. Monnier (Enrique), Decano de la Facultad de Derecho de Burdeos. Nicole (Julio), Profesor de la Universidad de Ginebra. Nordau (Dr. Max), filósofo y publicista (Hungría). Sandys (Sor. Juan Edwin), Orador público de la Universidad de Cambridge. Sehrutka (Edler von Rechtenstamm, Emilio), Profesor de la Universidad de Viena. FACULTAD DE MEDICINA von Behrine (Emilio), Profesor en Marburgo. Celli (Dr. Angel), Profesor de Higiene de la Universidad de Roma. Ehrlich (Dr. Pablo Geh. O. M. R.), Director del Instituto Real de Terapia Experimental (Francfort). Exner (Dr. S. Hofrath K. K. O. $. R.), Profesor de Fisiología en la Universidad de Viena. Golei (Dr. Camilo), Profesor de Patología general en la Uni- versidad de Pavía. EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 157 Hirschberg (Dr. Julio, Geh. M. R.), Profesor honorario de Oftalmología en Berlín. Hugounenq (Dr. Luis), Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Lyon. Kronecker (Dr. Hugo), Profesor de Fisiología de la Universi- dad de Berna. Landouzy (Luis), Decano de la Facultad de Medicina de la Uni- versidad de París. Richet (Dr. Carlos), Profesor de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de París. Ross (Sir), Profesor en la Escuela de Medicina tropical de Li- verpool. Roux (Dr. Pedro Emilio), Director del Instituto Pasteur en París. Schulze (Dr. Oscar), Profesor de Anatomía en la Universidad de Wurzburgo. Smith (Dr. W. R.), Profesor de Higiene en Londres. Weichselbaum (Dr. A.), Profesor de Anatomía Patológica en la Universidad de Viena. FACULTAD DE FILOSOFÍA A los Rectores presentes en Atenas: S. A. el Príncipe Ahmed Fouad Pacha, Rector de la Universi- dad de Egipto. Buhl (Fr.), Rector de la Universidad de Copenhague. Ehrhardt (A.), Rector de la Universidad de Estraburgo. Fabricius (Ernesto), Rector de la Universidad de Friburgo (Alemania). Gavrilowich (Bogdan), Rector de la Universidad de Belgrado. Mac Alister (Sir D.), Rector de la Universidad de Glasgow. Montet (Eduardo), Rector de la Universidad de Ginebra. Stange (Carlos), Rector de la Universidad de Greifswald. Saghin (E.), Rector de la Universidad de Czernowitz. Zapletal (Vicente), Rector de la Universidad de Friburgo (Suiza). Y á los sabios que siguen: Bezzenberger (Adalberto), Profesor de Lingúística comparada de la Universidad de Kónigsbersa. Buek (Carlos), Profesor de Lingúística en Chicago. 138 JUAN M. DIHIGO Brugmann (Carlos), Profesor de Lingilística de la Universi- dad de Leipzig. Bywater (I.), Profesor de Griego de la Universidad de Oxford. Collignon (Max), Profesor de Arqueología de la Universidad de París. Comparetti (Domingo), Miembro de la Academia de Ciencias morales, históricas y filológicas de Roma. Croiset (Alfredo), Profesor de Filología griega de la Universi- dad de París, Decano de la Facultad de Letras. Crusius (Otto), Profesor de Filología griega de la Universidad de Munich. Delbrúck (Bertoldo), Profesor de Lingúística de la Universidad de Jena. Diehl (Carlos), Profesor de Historia bizantina de la Universi- dad de París. Diels (H.), Profesor de Filología clásica de la Universidad de Berlín. Dórpfeld (Guillermo), Profesor antiguo, Primer Secretario del Instituto Arqueológico alemán en Atenas. Gubernatis (Angel), Conde, Profesor de la Universidad de Roma. Harnack (Adolfo), Profesor de Historia eclesiástica de la Uni- versidad de Berlín. Hesseling (D. C.), Profesor de Griego moderno de la Universi- dad de Leide. Hiller von Gaertringen (F. F.), Profesor, Miembro de la Aca- demia de Ciencias de Berlín. Holleaux (Mauricio), Profesor de Epigrafía de la Universidad de París, antiguo Director de la Escuela Francesa de Atenas. Homolle (Teófilo), Director de la Escuela Francesa en Atenas. Hopkins (E. W.), Profesor de Sánserito de la Universidad de Yale (E. Unidos de América). Kenyon (F. G.), de la Academia Británica. Kretschmer (Pablo), Profesor de Lingúística en Viena. Kurtz (Eduardo), Profesor en Riga. Leo (Federico), Profesor de Filología clásica de la Universidad de Gotinga. Luschan (Félix von), Profesor de Antropología. Mahaffy (Rev. Juan P. D. D. C. V. O.), de la Universidad de Dublin. EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 139 Martini (Edgardo), Profesor de Filología clásica de la Univer- sidad de Leipzig. Naber (S. A.), Miembro de la Academia de Ciencias de Ams- terdam. Peez (Guillermo), Profesor de Filología clásica de la Univer- sidad de Budapest. Perrot (G.) ,Profesor honorario de la Universidad de París y Secretario perpetuo de la Academia de Inscripciones y Bellas Letras. Reisch (E.), Profesor de Arqueología clásica de la Universidad de Viena. Robert (Carlos), Profesor de Arqueología de la Universidad de Halle. Roscher (Guillermo), Miembro de la Sociedad de Ciencias del Reino de Sajonia. Sehlumberger (Gustavo), Miembro del Instituto de Francia. Sehultze (Víctor), Profesor de Historia eclesiástica de la Uni- versidad de Greifswald. von Wilamowitz-Móllendorf (Ulrico), Profesor de Filología clá- sica de la Universidad de Berlín. Wheeler (Benjamín), Presidente de la Universidad de Califor- nia (Berkeley). Wilhelm (Adolfo), Profesor de Arqueología de la Universidad de Viena. Wiinseh (Ricardo), Profesor de Filología clásica de la Univer- sidad de Kónigsberg. - Zielinski (F. F.), Profesor de Filología clásica de la Universi- dad de San Petersburgo. FACULTAD DE CIENCIAS Depéret (Carlos), Profesor de Geología de la Universidad de Lyon y Decano de la Facultad de Ciencias. Halácsy (Eugenio von) Botánico (Viena). Lacroix (F. Alfredo), Profesor de Meneralogía en París. Lepsius (Ricardo), Profesor de Mineralogía y de Geología en Darmstadt. Partsech (José), Profesor de Geografía de la Universidad de Leipzig. 140 JUAN M. DIHIGO Philippson (Alfredo), Profesor de Geografía de la Universidad de Bonn. Cuantos asistieron á la hermosa representación de la inmortal tragedia de Sófocles, traducida en verso y al griego moderno, por el distinguido poeta Sr. Angel Vlachos, tienen que haber experi- mentado un intenso placer, porque se asistía á la reproducción de una obra admirable, de una de las más conmovedoras tragedias del eran trágico heleno, en que con mano maestra pone de relieve un El teatro de Dionisio. cuadro de crímenes involuntarios de Edipo, asesino, sin saberlo, de su padre Layo, esposo de su madre Yocasta. “Si hay entre los grie- gos, dice Patin, aleuna tragedia que á esas catástrofes en que se encerraban el sombrío genio de Esquilo, á esos profundos desarro- llos de pasiones y de caracteres, á ese juego variado de situaciones introducidas por Sófocles, á la expresión sencilla y patética en la que tanto excedió Eurípides, añadiéndole la vivacidad de interés EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 141 de los modernos, obra tal debiera ser proclamada la obra maestra de la escena ateniense.”? Esa obra, con la reunión de tantos méri- tos, es el Edipo Rey, porque, como ha dicho Croiset, “es el ejem- plar más acabado del proceso dramático de Sófocles””. Maravillosa fué la representación en su conjunto, extraordinaria en lo que cada artista hubo de demostrar, por lo que no sería posible olvidar en esta relación á First, el único trágico griego de nuestros tiempos en el papel de Edipo, de presencia agradable, de voz ciara y her- Gruta del monumento corágico de Trasilo y columnas corágicas en lo alto del teatro de Dionisio, 142 JUAN M. DIHIGO mosa, con escuela en el recitado, con claridad y énfasis en la pro- nunciación, cuando comenzó diciendo: "0 réxva, véa yeved rod tradaod KáSpov, Ti els rás ¿Spas Taúras kú0node kparodvres éorreuévovs kAúdovs ikerov; Tlampot Trnv módiv 0Agv Buoióv karvós, xos trarávwv PABepov kal arevaypóv. Mx déhov map áyyéhov GAlov, TÉKVO pLoV, va pádw radra, mAdov póvos pov ¿0 ¿éyó, OiSírrovs, O kheuvóos kadoúpevos. Aéye av yépov, émeLón od dvradróv va Aéyns mpére mos ¿0 ouviAdere; embbupeire Y pofciode Ti; els trav va cás cuvdpápo Bédow, kal dvákynToS da qpnv py olereípov trás Señoes cas Ni á Tavoularis, el veterano de la escena griega, en el papel de Tiresias, escuchados con el mayor interés por los Congresistas, rin- diéndoseles un verdadero homenaje de admiración. Y tenía que ser así, tal fué la perfección con que desempeñaron sus respectivos co- metidos. La representación de una tragedia, con motivo de las fies- tas del Congreso y del Jubileo, despertó singular interés entre los asistentes, como así hubo de pasar con su inauguración en la céle- bre colina; había el interés de admirar aquellas grandiosas escenas que tanto se conocían, había intensa curiosidad por escuchar la fraseología del griego moderno, sustituyendo la propia y exclusiva de Sófocles; había deseos vivos de contemplar la indumentaria característica de la época; pero si todo fué bueno, si la frase grieg: resultó bella y eufónica, contra los que afirman que es pobre é incapaz de expresar las ideas abstractas, punto combatido exce- lentemente por Roidis en su libro Ta Elówka ydoroikdy pedérn, demos- trando las producciones literarias modernas, la riqueza extraordi- naria de su vocabulario—hubo, á mi juicio, la falta de un detalle que hubiera realzado en gran modo el éxito obtenido, si en vez de efectuarse en el Teatro Real se hubiera realizado en el Teatro de Dionisio, al pie del Acrópolis, entre aquellas ruinas admirables que conservan las huellas de lo que fué en su pasado, al medio día ó por la tarde, para que todos los detalles de exactitud pudiesen apre- EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 143 ciarse, con un público sentado en sus gradas hasta la gruta de Trasilo ó más allá y moviéndose por sus ráposo.; sentado el Rey en el lugar más honorífico, donde se colocaba el sacerdote, frente al 0vpén lugar que se distingue por su fino decorado de bajos re- lieves arcaicos y en cuyo friso frontal léese la tan conocida inserip- ción “Iepévs Arovúcov Edevdepé”s; y toda su corte y todo su Gobierno en aquellos otros puestos marcados también con inscripciones, como que eran los lugares designados para los sacerdotes de las diversas Asiento del sacerdote Dionisio divinidades, para los magistrados ó bienhechores. De realizarse así, sin duda alguna hubiera contribuido al mayor esplendor del acto. Y cuando tan magnífica representación hubo de concluir, fué gra- tamente impresionado nuestro espíritu al levantarse el telón, en medio de frenéticos aplausos, para contemplar el hermoso cuadro que representaba la Grecia antigua, teniendo el Erecteion por Ca- riátides á las distinguidas Srtas. Antonopoulos, Lambres, Levides, 144 JUAN M. DIHIGO Lycourezos y Naoum, bellísima representación de aquellas Cariáti- des que revelan el genio artístico del que las concibiera y realizara y en las que se notaba un ritmo de líneas rígidas y de líneas suaves que asocia la estabilidad de la columna inerte al movimiento de la figura viva. Y mientras la vista fija admiraba el esplendor y belleza de la figura humana, oíase, hasta donde era posible, en medio de los aplausos incesantes, el himno de Apolo que regalaba nuestro oído. 'Terminada esta primera parte, levantóse de nuevo el telón con el mismo cuadro, pero en vez de las Cariátides antes indicadas, veíanse en los escalones del Erecteion, artísticamente agrupadas, las señori- tas Amira, Versis, Gennadi, Zacharitsas, Louriotis, Nicolaides, Pa- pahatzi, Petzali y Hager, ataviadas con ricos trajes griegos que sim- bolizaban la Grecia moderna. Con razón ha dicho Juan Dargos que ante tal espectáculo, ante grupo tan adorable, no habría un hombre que no se hiciese de inmediato un filheleno. Saben los que conocen la historia griega la importancia grande que tuvo el Estadio en los concursos gímnicos de las Panateneas, y de ahí su nombre de Estadio panatenaico. A Licurgo se deben los primeros arreglos, á Herodes Atico las gradas de mármol que trajera de las canteras del Pentélico, y á un rico heleno de Ale- jandría, Averof, el millón para restaurarlo, por virtud de la cele- bración de los primeros juegos Olímpicos de 1596. Es realmente extraordinario el efecto que produce por lo grandioso y por su resaltante blancura. Allí tuvieron efecto los juegos panhelénicos, las carreras á pie, las luchas, el boxeo, el tiro de dardos, que ofreció el pueblo griego á los Congresistas y Delegados, y si pudo alegrarse nuestro espírita con muchos de los espectáculos presenciados, pudo entristecerse también con los efectos de las luchas cuerpo á cuerpo, que si demostraban la habilidad de la inteligencia y el imperio de la fuerza, revelaron asimismo la parte desagradable que tenían. Y con esto, que es el final de la hermosa jornada, comenzada en el Partenón para terminarse en el Aula Magna de la Universidad con la clausura del Congreso, cumplióse al pie de la letra el hermoso programa que redactase el Comité de Organización que preparar: las fiestas. ORGANIZACIÓN DE LAS UNIVERSIDADES DE GRECIA No he de terminar esta parte sin hacer aleuna indicación acer- ca de la organización de las Universidades del Reino, sobre el des- EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 145 envolvimiento de su enseñanza, que es punto de capital importan- cia en toda nación que se precia de culta. La Universidad Nacional se fundó por Real Decreto de 3 de Abril de 1833, porque al crearse la Secretaría de Cultos y de Instrucción Pública se estableció que ella se encargaría de fundar una Universidad y una Academia; de este modo interpretó el rey Otón el deseo de todos los eriegos de hacer de Atenas la capital intelectual del helenismo entero. No El Estadio fueron ciertamente siempre tiempos bonancibles para la ciudad divina, que permaneció sumida en la más profunda oscuridad; de- sertaron las musas de sus asilos, y Atenas, llevándose su lechuza y ramo de olivo, se vió obligada á abandonar el suelo sagrado, lanzada por la invasión de los bárbaros. Aún dudoso el origen de la idea de fundar una Universidad, pues no se sabía si tal beneficio se debía á Capodistrias, al primer Gobernador de Grecia, ó al gran bien- hechor heleno Domboli, es lo cierto que el primer documento don- de tal proyecto se indica es de 22 de Marzo de 1833, pues la Regen- 146 JUAN M. DIHIGO cia expresó el deseo de formar un Comité que tuviese por misión el estudiar los medios de desarrollar la instrucción pública y sobre todo la creación de Escuelas primarias y secundarias, gimnasios y una Universidad. Fué Maurer quien elaboró el proyecto de la cons- titución de la Universidad, no pudiendo efectuarse su inaugura- ción hasta cuatro años después, acto solemne que revela la emoción sincera del pueblo cuando el templo se consagró á Atenas en un inmueble particular situado en el barrio de Plaka y perteneciente al ingeniero Kleanthis. Los primeros profesores fueron 28; de ellos cuatro alemanes, dos bávaros y un prusiano, sin que fuese causa determinante de la elección los conocimientos especiales de cada uno en la materia que le fué encargada, pues sólo se hizo la desig- nación entre los mejores. Tuvo la Universidad en su primer año 52 alumnos y 75 oyentes regulares; el auditorio, más se componía de personas no inscriptas, y aun cuando los cursos se establecieron realmente más improvisados que laboriosamente preparados, no podrían servir de modelo; para ¿uzgarlos, era preciso no olvidarse del medio, pensar en la Atenas de entonces con su vida estrecha, con miles de dificultades que acusan el mérito de la obra, pero que habrían de ser vencidas en lo futuro, porque el país, al hacer de Atenas su capital, soñó en el esplendor de la ciudad antigua; el re- nacimiento intelectual preocupó al pueblo como la organización del Estado, considerándose la fundación de la Universidad como el mayor triunfo del helenismo; era la casa de los amores del pueblo, donde depositaban la dirección mental del mismo, por lo que no ha de resultar extraño que los griegos, al visitar la capital, quisie- ran conocer la Universidad, no por la suntuosidad del edificio, sino porque indicaba la resurrección nacional. La casa de Kleanthis sólo sirvió provisionalmente, pues el 26 de Enero de 1839, el Rector Ral- lis, de acuerdo con otros profesores, convocó personalidades grie- gas y extranjeras, y después de demostrar la insuficiencia del local, propuso abrir una suseripción nacional el 22 de Marzo, ascendiendo el total de ella á 74,000 dracmas, estando depositado más de 26,000. Con esta suma empezó la construcción de la Universidad de acuer- do con el plano del Arquitecto danés Hansen, y terminada el ala derecha en 1841 pudo ésta instalarse, y 4 punto de hipotecarse el edificio en construcción, salvo la situación estrecha los 25,000 draemas que donara el expríncipe de Servia Miloch Obrenovitceh; votando más tarde la Cámara 50,000 dracmas, susceribiéndose la familia lonidi con 30,000, Bernardakis con 140,000, y con el auxi- EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 147 lio de otros helenos pudo terminarse la obra en 1863. La Universi- dad de Atenas, con un estilo sobrio, elegante, inspirado en la ar- quitectura clásica, hónrase con tres estatuas erigidas en su frente: la de Riga Velestinli el cantor de la libertad; la de Aristóteles Valsoritis, el poeta de las Mnemosinas y la de Corai, el erudito quiota. El muro exterior de la Universidad, protegido por Propi- leos, está decorado con un bello fresco, debido al gran talento del pintor vienés Karl Rahl, ejecutado por Lebredski, que no hizo más que realizar en grande los diseños de Rahl; esta obra, titulada por el que la concibiera historia de la civilización griega, representa al Rey Otón rodeado de la Arqueología, Historia, Matemáticas, Retó- rica, Poesía, Jurisprudencia, Medicina, Teología, Astronomía y Física. No ha gozado siempre la Universidad de una vida tranquila; más de una vez ha tomado parte en las luchas políticas, sobre todo en las de 1843. A partir de 1844 tuvo en la Cámara dos represen- tantes, derecho que fué abolido por la Asamblea Nacional de 1862, Desde su fundación ha evolucionado la Universidad con gran rapi- dez; el número de estudiantes aumenta; en 1837 hubo 52; hoy tie- ne más de dos mil, entre los cuales se cuentan helenos, otomanos, albaneses y hasta de los Estados balkánicos. La reputación de sus profesores está bien acreditada, dígalo si no la que ha alcanzado, entre otros muy merecidamente, el Sr. Jorge Hatzidakis. En 1911 se modificó la organización de la Universidad, y aunque el bien- hechor Domboli había legado una suma importante para fundar una Universidad en Atenas, como quiera que mientras estudiaba el modo de cumplir su voluntad, hubo de sureir la Universidad Nacional, para no erear otra, para evitar que sobreviniesen las rivalidades, el Gobierno solucionó el conflieto reduciendo la Nacio- nal á dos Facultades, la de Medicina y la de Ciencias Físicas y Ma- temáticas, fundando además la Universidad Capodistriaca KaroSur- rpuakov Tlavemiorípov llamada así por deseo del donante, y com- prendiendo las Facultades de Derecho, Flosofía y Teología. Real- mente hoy no hay más que una Universidad gobernada por una Asamblea compuesta de profesores de las dos Universidades, pero poseyendo cada una fortuna particular; la Capodistriaca, ascen- dente á 12 millones y medio, y la Nacional, á más de 7 millones. Los estudios que se efectúan en estas Universidades, son los siguientes: En la Facultad de Medicina: 1. Patología y Terapéu- tica; 2. Clínica quirúrgica; 3. Clínica patológica; 4. Obstetricia; 5. Fisiología; 6. Neurología y Psiquiatria; 7. Medicina legal y 148 JUAN M. DIHIGO Toxicología; 8. Terapéutica especial; 9. Anatomía Patológica; 10. Anatomía Topográfica; 11. Anatomía; 12. Oftalmología; 13. Hi- viene y Bacteriología; 14. Farmacología; 15. Infecciones de la piel y enfermedades venéreas; 16. Patología general; 17. IEnferme- dadesdades de la infancia; 18. Ginecología; 19. Enfermedades de la garganta, oídos y nariz; 20. Anatomía é Histología; 91. Historia de la Medicina. Cuenta además la Facultad de Medi- cina con un Laboratorio de Anatomía; uno de Anatomía patoló- eica; uno de Fisiología; uno de Toxicología y Medicina legal; uno de Higiene y Microbiología; uno de Farmacología y uno de Patolo- vía general y experimental. Todos estos Laboratorios hállanse per- fectamente montados y con el personal técnico y “administrativo correspondientes. Las Clínicas del Hospital Municipal *Errís son cuatro: dos patológicas y dos quirúrgicas; hay también Clínica pediátrica, de partos, oftálmica y de enfermedades venéreas y de la piel. En el Hospital 'Aperaciov están establecidas las Clínicas quirúrgicas y ginecológicas; y en el Hospital Atyiwnreiov la Clínica neurológica. Hay además una Clínica municipal con su Director, que es el Profesor de Farmacología, un Administrador, cuatro Médicos auxiliares y un Boticario con diploma. Las materias de la Facultad Físico-Matemáticas son las siguien- tes: 1. Química general; 2. Geología y Mineralogía; 3. Cálculo Di ferencial é integral; 4. Física; 5. Matemáticas; 6. Química farma- cóutica; 7. Botánica; 8. Zoología; 9. Astronomía; 10. Análisis. Cuenta esta Escuela con los siguientes Laboratorios: 1. De Física; 2. De Fisiología relacionado con el de Zoología, Mineralogía, Geolo- sía y Paleontología; 3. De Química; 4. De Química farmacéutica; 5. De Astronomía; 6. Un jardín botánico. Además de estos departa- tos tiene la Universidad Nacional un Museo de Zoología, uno de Mi- neralogía, uno de Geología y Paleontología, uno Botánico y uno de Antropología. La Universidad Capodistriaca se compone de la Facultad de Teología, cuyas enseñanzas son: 1. Historia eclesiástica antigua, media y moderna; 2. Introducción del Nuevo Testamento, de His- toria bíblica y de Enciclopedia de Teología; 3. Patrología y Ar- queología cristiana; 4. Introducción é interpretación del Antiguo Testamento; Lengua hebrea y Arqueología hebraica; 5. Derecho canónico; 6. Dogma y Moral. La Facultad de Derecho, comprende: 1. Derecho Romano; 2. Derecho Administrativo; 3. Economía Polí- tica y Estadística; 4. Derecho Constitucional; 5. Derecho Municipal; EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 149 6. Derecho Procesal; 7. Derecho Penal. La Facultad de Filosofía, comprende: 1. Lingiística; 2. Historia General; 3. Filología Latina; 4. Mitología y Arqueología griegas; 5. Historia del pueblo griego; 6. Filosofía; 7. Filología Griega; 8. Arqueología; 9. Historia de la Filosofía; 10. Historia de la Filología; 11. Literatura Griega. Como anexos á la Universidad pueden citarse el gimnasio académico y una biblioteca universitaria, rica en antiguas ediciones de obras griegas, ediciones príncipes y en manuscritos, unida á la Nacional, habiendo además las siguientes bibliotecas especiales: 1. De la Fa- cultad de Derecho; 2. De la Facultad de Medicina; 3. Del Instituto arqueológico cristiano; 4. De los Institutos de Teología; 5. Del Inms- tituto matemático; 6. Del Instituto Lingúístico; 7. De los Institu- tos de Filología latina; 8. Del Instituto de Historia y Paleogra- fía; 9. De los Institutos de Arqueología; es decir, la tendencia ma- nifiesta á la especialización, algo de lo que ocurre en la Universidad de París, en la que cada departamento de especialización tiene su biblioteca y sus instrumentos, que permiten trabajar con buenos elementos á los que preparen sus tesis. LA MUJER COMO ESTUDIANTE DE LA UNIVERSIDAD No obstante el gran respeto que se tiene en Grecia por la mujer, no logró, hasta después de vencer múltiples dificultades, hacer su ingreso en la Universidad, siendo la primera la Srta. loanna Ste- phanópolis. No fué grande el número de las aspirantes, porque todo dependía del de graduadas en la Normal Arsakion; sin embargo, no habrá de arrepentirse la Universidad de haberle abierto sus puertas, pues á juzgar por lo que ocurre entre nosotros, los resul- tados habrán sido satisfactorios. INSTITUTO POLITÉCNICO Deseo asimismo llamar la atención del Gobierno acerea de la excelente organización del Instituto Politécnico que existe en Gre- cia, sometido á vaivenes al través del tiempo, reorganizado en 1863 y abierto para las mujeres en 1893. Comprende dicho Instituto la Escuela de Artes aplicadas, tendentes á preparar personas hábiles para el servicio del Gobierno y para las profesiones mecánicas. Esta Escuela aparece dividida en tres departamentos: Ingeniería 150 JUAN M. DIHIGO La Escuela Politécnica (Atenas). civil, Maquinistas y Agrimensores, Capataces y Maquinistas prác- ticos. Los cursos del departamento de Ingeniería civil, distribuídos en cuatro años, son: Primer año: Geometría Analítica; Geometría Descriptiva con aplicaciones; Mecánica elemental; Agrimensura con aplicaciones; Física; Química; Dibujo mecánico. Segundo año: Cálculo diferencial é integral; Topografía con aplicaciones; Cons- trucciones y Materiales de Construcción; Caminos; Mineralogía y Geología; Mecánica teórica; Historia del Arte; Dibujo mecánico. Tercer año: Mecánica aplicada; Puentes; Edificación; Arquitec- tura; Mecanología; Selvicultura; Estética; Dibujo mecánico. Cuar- to año: Puertos; Ferrocarriles; Edificación; Arquitectura; Legis- lación del Gobierno; Teneduría de Libros; Dibujo mecánico. En el departamento de Maquinistas se estudian: Primer año: Geometría Analítica; Geometría Descriptiva con aplicaciones; Me- cánica elemental; Medición de edificios y máquinas; Prácticas en el Laboratorio de herrajes; Química; Dibujo mecánico. Segundo año: Química diferencial y analítica; Mecánica teórica; Construe- ción de casas; Materiales de edificación; Prácticas en el Laborato- rio de herrajes; Dibujo mecánico. Tercer año: Mecánica aplicada; Máquinas y mecánicas cinemáticas; Construcción de Casas; Meca- EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 151 s nología con construcciones; Química Tecnológica; Prácticas en el Laboratorio de herrajes; Dibujo mecánico. Cuarto año: Elementos metálicos; Construcción de máquinas; Metalurgia de hierro; Prác- cas en el Laboratorio de herrajes; Dibujo mecánico. En el departamento de Agrimensores, Capataces y Maquinistas prácticos, el curso es de dos años y medio. La última mitad se dedi- ca exclusivamente á ejercicios prácticos. Los dos cursos compren- den: Primer año: Matemáticas; Mecánica elemental; Geometría Descriptiva; Agrimensura con aplicación práctica; Carreteras; Me- canología; Construcción de casas; Materiales de Construcción; Di- bujo mecánico; Prácticas en el Laboratorio. Segundo año: Topo- grafía con aplicación; Medición de edificios y máquinas; Construe- ción de Puentes; Maquinaria; Selvicultura; Dibujo mecánico: Prácticas en el Laboratorio. ESCUELAS DEMÓTICAS Ó ELEMENTALES Su fundación se debe á un Comité nombrado en Enero de 1829 por Capodistrias; este Comité y ém ras TporarScias "Emurpor señaló el carácter que debían tener y que aun conservan. Posteriormente, en 1834, se dieron leyes expresando el modo de establecerse y la ma- nera de funcionar. La influencia francesa fué grande en esta orga- nización, toda vez que el patrón no fué otro que el de las Escuelas elementales de Francia, lo que á juzgar por lo que significa Alema- nia en Grecia, constituye ciertamente una excepción. En las Es- cuelas demóticas, unos mismos son los estudios para los niños y para las niñas, y el número de sus maestros en cada Escuela, depende del número de los alumnos; cuando excede de 75, hay necesidad de nombrar dos maestros; pero si es menor, sólo uno, que forzosamente ha de ser un hombre el que se encarga de enseñar á niños y á niñas. La edad de ingreso es la de seis años, debiendo concurrir á la Es- cuela hasta haber cumplido 10 años. La asistencia es obligatoria, sin que pueda aceptarse excusa de padres ni de tutores, sino en el caso en que los niños concurran á las Escuelas privadas. La Ley que hace obligatoria la asistencia, data, del año 1834. Para comprender el grado de adelanto de los niños, se examivan dos veces al año, en Febrero y durante las dos primeras semanas de Julio, salvo que por circunstancias especiales de la cosecha sea preciso transferir la época. Realízanse estos exámenes ante un Co- 152 JUAN M. DIHIGO mité de cinco personas designadas por el representante loca] del Gobierno. La designación de maestros para las Escuelas demóficas, los SnuoSidárkkAao. se hace por el Ministro de Instrucción Pública, y como desgraciadamente pasa en todas partes, muchos nombra- mientos dependen del prestigio político de los amigos del candi- dato. Los nombramientos se hacen anualmente, fatal sistema que desorganiza la marcha de la Escuela y permite la intromisión funes: ta de la política. MÉTODO DE INSTRUCCIÓN Todos Jos detalles necesarios para el método que deba seguirse, hállanse indicados en el Osnyós Ó Guía del Maestro, publicado por ver primera en Egina en 1830 y repetida sucesivamente su publi- cación con las modificaciones oportunas. En esto se advierte tam- bién la ipfluencia francesa, pues se afirma que el libro es una tra- cueción de una obra escrita á tal objeto, cuyo título es "EyxeplSuov Sue Ta úmAnkodidakrika oxoAeia, Y o00nyos Tis GAAmAoSi Saki is pedódov úrmo Zapa- [ívov Srevduvro% roú év Ilapioriois Tiporúmovoxodkelov *** karémixpuiaiv TÍs kudepvioeos perappacdev pednpuocpévov, ¿v Alyívn, 1830; úro I, P, Koxkovn. El método que se recomienda en dicha obra, es el lancasteriano, euyo fundamento estriba en que los antiguos discípulos actúen como instructores de los nuevos. Fué también acogido, que Cleo- pulos lo estudió con verdadero interés y publicó, mientras hacía su curso de Pedagogía en Suiza, una exposición del mismo con el título siguiente: ”Exdeois rrepl Tis *AñAmkoSidaxrucis Medódov. ESCUELAS AL AIRE LIBRE No siempre ha sido posible tener escuelas en las mejores condi- ciones, porque ha faltado el principal elemento, que es la casa; de aquí que resultase en Grecia lo que pasa en los países más adelanta- dos en la enseñanza, que fuera de las ciudades principales, los edificios de las escuelas adolecen de pobreza y de grandes deficien- clas. Pero como los griegos aman mucho el aire libre cuando el tiempo lo permite, de ahí el que en las pequeñas ciudades los maes- tros mantengan la escuela fuera de las puertas de la casa, bajo algún gran árbol ó en aleún lugar sombrío. Kaprales, en su libro "Ava ra ”"Opn hace una descripción de la que existe en un lugar no EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS P 153 lejos de Patras, diciendo: **Por causa del excesivo calor, el maestro de escuela realiza su sesión, bajo la sombra de un árbol, con 30 mu- chachos, teniendo cada uno un saco con sus folletos, sentados en bancos y estudiando sus lecciones acompañados por el suave susu- rro de la brisa de la montaña.?”” A veces resulta que el exceso de alumnos y la pequeñez del aula, exigen como un alivio el salir al aire libre. LAS ESCUELAS A B C Estas son las denominadas ypapparorxokeía establecidas en aque- llos lugares en que resulta imposible sostener una escuela demó- tica Óó que por hallarse ésta en apartado lugar, se requiere el esta- blecimiento de las A B C. Por estas circunstancias se explica que los maestros no cumplan con los requisitos que se exigen á los maestros regulares; es decir, que no necesitan tener preparación para la enseñanza, basta con que sean de buenas condiciones mora- les y sepan los elementos de la lectura, escritura, catecismo y arit- mética. La edad de los alumnos es de los 5 á los 8 años; después deberán pasar á una escuela demótica. ESCUELAS HELÉNICAS Estas Escuelas, llamadas también secundarias, son en realidad una continuación de las demóticas, concurriendo á ellas los niños que aspiran á ampliar sus conocimientos. Llámanse así porque es en dichos planteles donde empieza el estudio de la lengua griega. Las materias propias de su curso de estudios son las siguientes: Lengua griega antigua, Lengua griega moderna, Lengua latina, Lengua francesa, Historia, Geografía, Historia Natural, Matemáticas, Físi- ca, Dibujo y Caligrafía. Dentro de un buen plan pedagógico se des- envuelve cada enseñanza, tratándose, por virtud del método con- céntrico, que se fijen bien las ideas en la mente de los niños y que se desarrolle elbuen gusto literario merced al empleo de textos de lec- tura de los mejores autores clásicos. GIMNASIOS De todos es conocido que el primer gimnasio que hubo en Gre- cia fué el Kevrpixov Exodetov fundado en Egina el 13 de Noviembre 154 JUAN M. DIHIGO de 1829, y aun cuando en sus primeros momentos hubo de tener no pocos tropiezos, pudo salir adelante, al extremo de haber en 1837, cuando se abrió la Universidad, cuatro gimnasios que se desenvol- vían con buen éxito, habiendo aumentado considerablemente su número. En éstos, como se puede advertir en las escuelas helénicas, se nota la copia fiel de las escuelas alemanas, verdad que en otros departamentos acontece lo mismo, pues la Universidad demuestra bien á las claras el origen de su molde. No todos los gimnasios ofre- cen el curso completo en todos los años de estudios que comprende, razón por la que se distinguen con los nombres de primera y de segunda clase, según que la enseñanza sea total ó parcial. Los deta- lles de la enseñanza en los gimnasios pueden verse en los reelamen- tos del departamento de educación; allí se halla el programa de estudios que ha de servir de modelo durante el año. Las materias que se enseñan son las siguientes: Lengua griega antigua, Lengua griega moderna, Lengua latina, Lengua francesa, Historia, Mate- máticas, Historia Natural, Física, Filosofía y Gimnástica. Parece desprenderse de una observación detenida acerca de los tópicos de sus estudios tales como se presentan en el TIpóypaupa Malnyárov róv Tupvaciov kal “EdAnvikov Exodeiov rod Kpárovs que las ciencias físicas y naturales se enseñan de modo aleún tanto defectuoso, lo que parece explicar- se por el hecho de que los gimnasios son escuelas clásicas, y á las ciencias antedichas sólo se presta una ligera atención. La Filosofía ocupa un lugar prominente entre las materias de su curso de estu- dios; así lo afirma el Dr. Quin. Mas cuando se examina el programa, se nota la ausencia de la Antropología y de la Etica á que se refiere el profesor aludido, comprendiendo sólo las siguientes materias sin especificar más que lo que á continuación copio: "Eprrerpuis Wuxokoylas TÓ TapirTáva pera tokdhov tapadeypárov kal ¿papuoyóv. Ta houma. pépn TAS EurreipikAs Vuxokoyías pera moAhov ópolwos Tapadeypárov TOV épappoyóv. Loyuxn, edpúrepov Eteralopevov Tod KB” ¡puépous. Como la lengua nativa es el eriego, ocupa un lugar principal en el curso de estudios, lengua bien estudiada en sus diversos aspectos por los alumnos que ingresan en el gimnasio, al extremo de poder leer y comprender las obras sencillas de los clásicos pasados, como son los Diálogos de los muertos, Anábasis y los fáciles diálogos de Platón. Estos estudios le permiten dominar la eramática ática, salvo la sintaxis; puede escribir simples temas en griego antiguo, pu- diendo hasta hacer frases con sorprendente seguridad del antiguo EL CONGRESO DE ORTENTALISTAS 7 155 al hkatharevousa. La enseñanza clásica va elevándose paulatina y pedagógicamente, facilitando los conocimientos adquiridos el que puedan leerse los autores en prosa más difíciles, como Herodoto y Tucídides y hasta los poetas; el que se aprenda á analizar trozos selectos de los dramas de Sófocles y de Eurípides; leer el lenguaje de los poetas, no por la cantidad, sino por el acento, y aprender á escandir un verso dactílico ó yámbico. Los conocimientos de lengua latina adquiridos en las Escuelas helénicas no bastan para la significación de un Gimnasio; de ahí el que tenga el alumno que ampliarlo, permitiéndole los estudios que realice el conocer á Nepote para los accidentes latinos; á César en el terreno de la sintáxis; á Livio y César en la composición, como á Virgilio y á Horacio en la misma materia y hasta llegar á tener una idea de la prosa con el Pro Milone ó la Agrícola de Tácito. La lengua francesa, como ha podido verse, es la única que se estudia, sin que hayan alcanzado éxito aleuno las gestiones realizadas para darle cabida al alemán. Tal oposición no se comprende si se piensa en el beneficio que su enseñanza habría de proporcionar y en la eran influencia que se nota dentro de la oreanización de los estu- dios universitarios de Alemania. Puede, sí, estudiarse el alemán, como le pasa al inelés, potestativamente. En el programa dado en 1906 y que rige aún, no aparece la Geografía con materia propia del Gimnasio; ignoro la causa de esta supresión, pues en 1898 exis- tía, aunque muy imperfectamente por la deficiencia de sus maes- tros, por las dificultades que proporcionaba el griego moderno mer- ced á la pobreza de sonidos que aleunos advierten en el mismo y hasta por la falta de aparatos, según hubo de aseverar el mismo Dr. Quinn. La Historia se estudia con toda amplitud como conti- nuación de la cursada en las escuelas helénicas. ESCUELA NORMAL Hay una escuela normal en Atenas, S.8arkákov, para instructores con 129 alumnos y 16 profesores. Para las institutrices existen cin- co Establecimientos, todos de fundación privada: la Arsakion de Atenas, las de Larissa, de Corfú y de Patras y la Escuela pedagó- sica primaria de señoritas Snuorixóv raplevayoyeiov de Syra. Estos cinco establecimientos han tenido hasta 786 alumnos. 156 JUAN M. DIHIGO ESCUELA DE COMERCIO Existen cuatro sostenidas por el Estado y dos por fundaciones particulares con un total de 315 alumnos. Modificada la ley de instrucción primaria de 1834, que es una imitación de la ley francesa de 28 de Junio de 1833 y de la belga, se hizo gratuita la enseñanza, se dividieron las escuelas primarias en completas rAmpo. y escuelas comunes kowoí; las completas son de niños y de niñas; las comunes ó rurales son mixtas en cuanto al sexo, y la enseñanza es dada por subinspectores. En cada nomo hay un inspector ¿mbeopnris, uN consejo de vigilancia érorrixoóv oupfoúkov presidido por el inspector, existiendo en el Ministerio de Instrue- ción Pública en la Sección primaria, un inspector general yevinos é- mibeopn TS Tis ÓnporikOs éxkmadeuceos. Conviene añadir que según el artículo 6.” de la antedicha ley modificada, los niños de 5 á 12 años deberán concurrir á las escuelas; que los padres que no manden á sus hijos tendrán una multa de 10 lepta á 50 draemas por cada hora de ausencia; que están exceptuados de asistir los que vayan á otra escuela, los que estudien en casa de un Instructor par- ticular como los que se consideren con la suficiente instrucción. En cuanto á la aplicación de la ley, dista mucho de serlo con el rigor que debiera, como tampoco puede afirmarse que la enseñanza sea del todo gratuita, dado que el Consejo Municipal fija en 10 lepta el mínimo de retribución mensual que deben pagar los padres. EDIFICIOS Y MOBILIARIOS Los edificios están construídos conforme á los planos de las es- cuelas mutuas de Francia y su mobiliario sigue igual patrón: filas de bancos con mesas largas. A tenor de lo manifestado en un informe por el Ministerio de Cultos y de Instrucción Pública, había en Grecia 3,418 escuelas elementales con 4,336 profesores; 241,433 alumnos proporcionando un gasto de 6.690.098 dracmas; 314 escuelas helénicas con 940 pro- fesores, 2,517 alumnos y gasto de 2.477,022 dracmas; 26 escuelas públicas con 183 profesores, 3,491 alumnos y gasto de 767,376 drae- mas, y 11 escuelas privadas con 97 profesores, 1,352 alumnos y easto de 259,900 dracmas; he ahí en síntesis. una idea general de la instrucción pública en Grecia excepción hecha de las Universi- EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 157 dades; si es cierto que ha sido importante el desarrollo de la edu- cación en el Reino, no ha habido desde 1897 cambio material en la organización general del sistema de enseñanza. EE EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS La segunda sección de esta parte se concreta exclusivamente al Congreso de Orientalistas, hermosa reunión de hombres de saber que han ilustrado con comunicaciones y conferencias contribuyendo á esclarecer muchos puntos, abriendo vías para la investigación de otros de no menor importancia. Y cumpliéndose en todas sus par- tes el programa que al efecto se hiciera fueron agrupados los tra- bajos presentados dentro de las once secciones siguientes: 1. Lin- cúística, Leneuas indoeuropeas; 2. Historia comparada de las reli- giones de Oriente, Mitología comparada y Folklor, Inscripciones cuneiformes; 3. India (Literatura, Historia, Arqueología); 5. Chi- na y Japón; Asia Central; 6. Indo-China, Birmania, Madagascar, Malasia; 7. Lenguas y Literaturas semíticas (Fenicio, asirio, babi- lonio, hebreo, arameo, etíope); 8. Mundo musulmán (Historia, Li- teratura, Arqueología); 9. Egiptología y Lenguas africanas; 10. Lenguas, Pueblos y civilización de América; 11. Grecia y Oriente: A. Grecia y Oriente en la antigiiedad; B. Grecia y Oriente durante la Edad Media; C. Grecia y Oriente en los tiempos modernos. Como fácil es advertir, las materias tratadas no han podido ser más inte- resantes; el campo de la investigación, amplio, amplísimo, puesto que en él jugó un papel extraordinario la Filología. En la imposi- bilidad de poderse realizar todas las sesiones en la Universidad, ne- cesario se hizo dar á cada sección su respectivo local, por lo que fué empleada junto con la Universidad la Biblioteca Nacional, la Aca- demia, la Escuela francesa, el Imstituto arqueológico alemán y la eran sala de secciones de la Sociedad literaria El Parnaso. Las leneuas admitidas en el Congreso para las comunicaciones y discu- siones, fueron: el francés, alemán, inglés, italiano, griego y árabe; pero la oficial del Congreso para la correspondencia, boletines y actas, lo fué sólo la francesa. Ha sido en extremo sensible el no poder concurrir á cada una de las secciones; el número de éstas y el deber que tenía uno de 158 JUAN M. DIHIGO 1 La llegada de los congresistas al pie del Acrópolis. 2 La inauguración en el Partenón: un grupo de congresistas. acudir á la suya impidió el formar un juicio exacto de todas y en particular de las comunicaciones interesantes que se leyeron, de las hermosas conferencias auxiliadas con proyecciones que se pronun- ciaron, demostrando el estudio profundo de cada materia la minu- ciosidad del detalle advertido y señalado en las vistas presentadas, que revelaron bien el gran triunfo de la especialización, Cómo olvi- EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 159 dar aquel rato delicioso en que oí disertar con voz clara y pausada, con seguridad extraordinaria en la exposición, con alarde de memo- ria notable, al Profesor Heiscuberg sobre el estado de las tumbas sagradas en Jerusalén; al Profesor Pernot acerca de la pronun- ciación ateniense, demostrando la utilidad de la fonética experi- mental para el estudio de la pronunciación con presentación de los aparatos correspondientes que fueron proyectados; afirmando por medio de versos del griego .moderno registrados en los aparatos, primero, que se halla en esos versos dichos por un poeta ateniense, el comienzo de la evolución fonética ya realizada en los dialectos griegos que el oído no permite sospechar en la pronunciación ate- niense, y segundo, que el acento actual no es acento de intensidad, sino de altura y de longitud, revelando la armonía del griego mo- derno que aparece «comprobada por los aparatos; al Profesor Gra- hame Bailey discurrir sobre la importancia del estudio de los idio- mas indomodernos nativos; al profesor Washburn Hopkins sobre el kabaila sánscrito y el kabeiros griego, probando la semejanza in- terna entre las muy primitivas concepciones griega é inda de este espíritu, que en suelo griego se hizo más tarde un símbolo, de don- de han salido los 7 ú S kabirs. Refiriéndose al espíritu llamado kubera (última forma de kabaira), dice que en la India ha sido ter- eiversado, que la mitología corriente da una idea falsa del mismo. Por ello Dowson describe á kubera, de acuerdo con las fuentes mo- dernas, diciendo del dios que es un gran deva, con varias mujeres, varios hijos, ocho dientes y tres piernas. Añade en su comunica- ción el Profesor Hopkins, que si se retrocediese á la literatura épica, que es más antigua que los Puranas (de donde se ha tomado esta descripción), se vería que kubera no fué al principio un dios, sino un espíritu de ocultación y que no es grotesco sino un útil y bondadoso demonio exaltado posteriormente á divinidad por el dios Brahman porque no tomó parte con los malos demonios en la lucha con los dioses celestiales. Añade, que como espíritu de oculta- ción guarda el oro de las montañas y es un subordinado del gran dios de la montaña Siva, cuyo lugar ocupa á medida que se hace más importante, hasta que por último es reconocido como uno de los cuatro dioses guardianes del barrio. Kabaira ó Kubera siempre permanece señalado por sus dos rasgos primitivos, su ocultación ó cualidad gnómica y su carácter fálico; aparece primero en la lite- ratura védica posterior en el Maitrayani Samhita y en el Atharva Veda. Debe ser original y no apropiado, indica el Profesor Hop- 160 JUAN M. DIHIGO kins, expresando que no es probable sea importado el Kabir en Grecia de fuentes semíticas no obstante la opinión común; al eru- dito profesor Ronzevalle disertar sobre los préstamos turcos en el eriego vulgar de Rumelia y especialmente en el de Andrinópolis, en cuyo trabajo ha puesto bien de manifiesto junto á su talento la variedad de su saber en el campo de la ciencia del lenguaje. Diríge- se el estudio á dos categorías de lectores: á los amigos del griego moderno vulgar, cualquiera que sea el grado de corrupción en que pueda presentarse uno de sus dialectos y á los amigos de la lengua popular turco-otomana; y al examinar las invasiones de nuevas pa- labras afirma que no se han efectuado sin causar profundas modi- ficaciones en los mismos fonemas griegos, pues al oir hablar á un rumeliota se nota el tono general; la modalidad de su griego resul- ta tan especial, que sorprende en alto grado aún á las personas más familiarizadas con otros dialectos, sucediéndose sonidos extraños á la lengua griega, como b, dj, d, gu, j, ch, tech, kch, u, th, e, turcos, mezclados con los propios griegos f y, 8, 0, x. Estudiando el Profe- sor Ronzevalle la cantidad enorme de palabras y de locuciones tur- cas que desfilan en el habla corriente de Rumelia, ha llegado á pen- sar que al elemento osmanli se debe una parte muy principal de la transformación que ha sufrido la fonética griega en esas regiones. Como uno de los fenómenos más característicos de esta metamorfo- sis, señala el empleo frecuente, en las palabras griegas, de la pa- latal ch (s) y de sus compuestos xs, rs por las silbantes a, E, ro El Profesor Ronzevalle, después de estudiar el alfabeto turco con letras griegas Ó las abreviaturas correspondientes y de señalar cuanto concierne á las transformaciones del vocalismo, pasa á ana- lizar el léxico, en el que enumera las voces turcas, así como las eriegas, señalando cuanto advierte de interesante en el estudio comparado que realiza. Este trabajo, leído en la sección 11, fué muy aplaudido y su autor muy felicitado. En esa misma sección y en un turno anterior leyó el eminente lingúista Hatzidakis una comunicación Ilepi roú ¿AAnvixoó Acfixoú, lige- ras indicaciones acerca de una obra de carácter nacional que ha- brá de emprender y que ha de ser de éxito positivo, dada la com- petencia que posee. En ese trabajo trata Hatzidakis de la edición próxima del diccionario de la lengua eriega, demostrando cómo se han salvado formas gramaticales anticuadas que son comunes hoy al griego antieuo y al moderno, probando á la vez la evolución natural del idioma sin interrupción, la necesidad de remontar- EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 161 se á los monumentos glóticos y á las dicciones de los precedentes períodos para comprenderlas, interpretarlas y determinar su eti- mología. Y para robustecer su criterio trae á colación Hatzidakis una serie de voces como poípa, rAnpú, kapvá ete., que confirman lo imprescindible del exámen lexicológico para saber igualmente las relaciones y los cambios de significación de las mismas. Y es curio- so y altamente satisfactorio para él, que viene luchando desde hace tiempo por demostrar que la lengua neogriega es un viejo y natu- ral producto de la lengua y perpetua elvilización de los griegos, no debiendo ser considerada como un idioma perfectamente muerto, ni subplantado por aleuna otra forma glótica, ver cómo la mayor parte de las actuales aparecen modeladas de acuerdo con otras muy anticuadas, viniéndonos las pocas nuevas frases hechas de otras mucho más anticuadas, por lo que el investigador descubre siem- pre latente el mismo espíritu helénico. Llévese á cabo tan útil la- bor y podrá jactarse el pueblo griego de haber realizado una obre de carácter nacional, de éxito seguro por estar confiada á manos expertas que han sabido siempre tomar la pluma en defensa de un alto espíritu nacional para probar, primero: que la lengua escrita formada y conservada desde mucho tiempo, es el producto necesa- rio y netural de la historia de su lengua, excepcionalmente conser- vadora, y de su antigua, perpetua y singular civilización; segundo: que ni esa lengua ni los elementos arcaicos que en ella se presentan no son muertos como se ha dicho y sostenido; y tercero: que es im- posible abandonar la lengua escrita construyendo otra en su lugar. Si Hatzidakis llevara á feliz término el hermoso pensamiento que bosquejara en el Congreso, habría de merecer la gratitud de los eriegos por su gran esfuerzo patriótico, y la gratitud de los lin- etiistas por haber resuelto un asunto tan espinoso como discu- ado (1). Y así como estas comunicaciones, muchas otras se leyeron y de- fendieron en que sus autores confirmaron el merecido alto concepto (Y) Por llegar tarde se inserta en nota la síntesis del trabajo que presentó el Prof. A. F. Clay, de la Universidad de Yale, sobre "The Babylonian Sisiktu”. Dice así: ''Reference to the sisiktu occurs frequently in the religious literature ofthe Babylonians. Impressions made by the sisiktu have been found on legal documents as a substitute for that of seal impressions. The purpose of the paper presented was to determine what the sisiktu was. It was held to be of four cords, so frequently seen in Assyrian bas-reliefs, and Babylonianseal eylinders sus- pended from an under garment worn beneath the upper garment, at the end of which were tassels. The writer further maintained that the Hebrew zizith mentioned in the Old Testa- ment, and which is worn by orthodox Jews of the present day, in all probability is not only similar to the Babylonian sisiktu, but also with it had a common origin”, 162 JUAN M. DIHIGO que vienen gozando, pues si el Profesor Mahaffy trató sobre si Pericles ha dicho que los atenienses ¿uhdoxadovuev perebredelas, Lia- mens discurrió sobre ““El concepto primitivo del vocablo masgid””; Urmeneta Errazuriz, acerca de ““El pueblo araucano, aborigen del de Chile, Boisacq sobre etimologías griegas””; y tantos más, que ha- ría interminable la relación. Fué motivo para mí de honda medita- 1 Recepción en el Partenón.—2 En las ruínas de Eleusis.—3 Los Sres. Collignon y Diehl, delegados de la Universidad de París, EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 163 ción el punto que habría de presentar y defender; pensé haber di- sertado acerca de aleuna de las múltiples cuestiones que existen en el campo indoeuropeo, mas pensé también que muchos harían lo mismo y que era deber mío el realizar por todos los medios aleo que fuese genuinamente cubano, ya que al ir á representar á mi país era natural dijera algo del mismo en el terreno lingilístico: y discurriendo acerca de lo que hicieron Bachiller y Morales, Pichar- do, Noda, Macías y tantos más, resolví emprender la ruda labor de examinar cuidadosamente toda la literatura cubana, anotar las vo- ces propias de nuestro país en su única y múltiple transformación, para luego, á la luz de la ciencia fonética, determinar la causa de las modificaciones y á qué principios obedecían; y con el espíritu dispuesto á servir á la patria con amor, emprendí la jornada ruda y que durara más de nueve meses, recopilando con entusiasmo un buen número de voces, mientras deleitaba mi espíritu con la lectu- ra de nuestra sui generis y simpática literatura; y allí, en un rincón muy agradable de la Biblioteca Nacional, con todo el auxilio frater- nal de mi buen amigo Domingo Figarola y Caneda, á quien doy por este medio las gracias más expresivas por su generosidad sin límites para conmigo, confeecioné el trabajo que leyera y defendiera en la sección 10.2, de la que fuí nombrado Vice-Presidente, y cuyo tra- La Escuela francesa de Atenas, donde el Dr. Dihigo leyó su estudio sobre lingúística cubana (A la izquierda el Licabeto). 161 JUAN M. DIHIGO bajo se concreta en síntesis á la fonética del habla popular en Cuba, llamando la atención acerca de que los cambios son visibles en el dominio de las vocales y de las consonantes, notándose en el pri- mero casos de cerasis, sustituciones de vocales simplemente, sustitu- ción con apócope, con síneopa y prótesis sucesivamente; con apó- cope y acento, con síncopa y permutación de vocal. Hay también prótesis con cambio de vocal, modificación con prótesis y apóccpe á la vez; casos de aféresis, de aféresis y de síncopa, de aféresis y de apócope; casos de prótesis, prótesis y palabras compuestas, empleo de letras epentéticas y casos de paragoge de vocales. En el domi- nio de las consonantes se advierte la permutación, pues hay sínceo- pa con permutación de una consonante, síncopa y apócope, sínco- pa y apócope con acento, síncopa con apócope silábico, síneopa con aféresis. En los casos de apócope, los más frecuente son de apócope con acento y de apócope con acento compensatorio. La paragoge de consonantes se efectúa asimismo como los casos de sustituciones. También se nota la influencia de la analogía, las transformaciones en el lugar del acento, la derivación de las palabras, supresión del artículo en la oración, supresión de la preposición y omisión de la conjunción. No soy yo quien deba emitir juicio acerca del trabajo que hube de presentar; permitaseme que sea otro quien hable acerca de la impresión que su lectura le causara; pues así la opinión será im- parcial, y si alguna satisfacción como resultado de ella pueda ca- berme, será tan sólo el haber logrado servir á Cuba lo mejor posible. Dice el Profesor Hopkins lo siguiente: “Dear Professor Dihigo: I was very much interested in the communication which you read at the Congress in Athens and hope you will soon publish it. It appear to me to be of great utility and helpful beyond the bounds of mere Cuban philology, as several of the phenomena which you have su carefully registered are applicable to a larger field and serve beautifully to illustrate phenomena observed in other bran- ches of Indo-European linguisties. 1 was particularly impressed by the examples of the compensating accent which indicates a vanished final consonant. But all the examples are valuable and 1t 18 most useful to have them collected and scientifically arranged in order, as you have done.?”” He ahí, Sr. Secretario, en síntesis, una idea de lo que fué el 1 Conereso de Orientalistas efectuado en Atenas del 7 al 13 de Abril, EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 165 inclusive. Demás está significar la ventaja social de estas reuniones que periódicamente se efectúan, ventaja superior á veces á lo que de ellas pueda derivarse en un orden científico, ya que su fin, como afirman muchos y en ello convengo, es más bien reunir en condi- ciones agradables sabios que viven separados unos de otros y que sólo se conocen por sus obras y por sus correspondencias. No hace mucho que oí hablar en este sentido al Dr. Montané refiriéndose á alguno de aquellos á que asistiera en representación de nuestro (Go- bierno, pero esas comunicaciones con hombres superiores producen placer intenso al espíritu, permite, á veces, olr opiniones interesan- tes en determinadas materias; permite abrirse uno aquellas puertas que las simpatías y la amistad habrán de mantener de par en par y utilizar más tarde las espontáneas ofertas que en esos encuentros se hicieran. Nadie olvidará la significación que tuvieron en el Con- greso de Orientalistas personalidades como Delbrúck, Mahaffy, Col- lignon, entre otros; nadie que haya hojeado un libro de ciencia del lenguaje puede ignorar la autoridad que en esta esfera representa el primero; nadie que sepa algo de historia desconocerá la significa- ción del segundo en cuanto con Grecia se refiera, ni nadie que haya repasado una obra de Arqueología ignorará el mérito indiscutible del tercero, que tanto lustre da á Francia con su singular pericia en el campo de la arqueología helénica; y por eso y por el común acuerdo de todo lo que ellos representan, es que fueron elegidos como representantes nuestros en la memorable jornada de la inau- guración del Jubileo universitario y del Congreso. Bien sabido es de todos que el interés de las sesiones del Congreso descansa en el número y en la calidad de los que toman parte; en este sentido muchas fueron las comunicaciones de mérito que se leyeron, muchas las observaciones atinadas que se consignaron, muchas las ilustra- ciones obtenidas, muchos los superiores cerebros que se congrega- ron, excediendo á cuanto pudo pensarse pero justificándose el nú- mero por el deseo especial de acudir á.la capital griega, donde el espíritu se ensancha, la mente se eleva y el corazón late de inmen- sO regocijo. Al LA INSTRUCCIÓN PÚBLICA EN SIRIA Tras las naturales emociones de aquellos días del Congreso de Orientalistas que tanta espansión dieron á mi espíritu al contem- 166 JUAN M. DIHIGO plar la obra de una civilización pasada de sin igual esplendor y de haber advertido después los infinitos elementos que brinda á la inves- tigación histórica el Egipto con todas sus maravillas, Jerusalén aso- ciado á los grandes sucesos de la historia sacra, trasladéme, en cum- plimiento de la autorización pedida á la Secretaría de su digno car- go, á Beirut, capital del Vilayeto del propio nombre, que surge ele- gantemente en promontorio que se extiende por más de tres millas Beirut y el Líbano. en el Mediterráneo y desde el cual se contempla la hermosa cadena del Líbano, con su cima argentada por la nieve que brilla de modo extraordinario al ser besada por el astro rey. En esa ciudad costanera en que las rocas y los farallones aparecen en forma dente- llada y tras las cuales nótanse ondulaciones tras ondulaciones hasta llegar al Líbano, hay una institución de alto vuelo, de concepto bien conquistado, que realiza una alta misión en dicho lugar y cuya ense- Nhanza desenvuelta dentro de las exigencias de la ciencia moderna EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 167 prepara debidamente á sus jóvenes alumnos para la lucha por la existencia. Refiérome á la famosa Universidad San José dirigi- da por los Padres de la Compañía de Jesús, erigida el 25 de Febre- ro de 1881, con el fin de dar á la juventud de dicho país una ins- trueción tan completa como la que pudiera recibirse en los mejo- res establecimientos de Europa. Es tal el concepto que dicha Uni- versidad ha sabido obtener, que, si no material, al menos moral- mente, le dan alientos los gobiernos de Francia y de Turquía, inter- viniendo por medio de sus respectivos profesores en los exámenes de erado que anualmente se efectúan. La enseñanza superior concrétase á la Teología, Filosofía, Me- dicina, Farmacia y Vacultad Oriental. No he de molestar su aten- ción haciendo un análisis detenido de cada una de ellas; me con- eretaré, sobre todo, á la Facultad Oriental para tratar después de la Facultad de Medicina y de la de Farmacia, ya que ellas han de interesar más que cuanto pueda decirse acerca de la de Teología, que no existe en nuestro superior centro de cultura, por la separa- ción completa de la Iglesia del Estado en nuestro país y no recono- cer éste religión alguna. La necesidad del conocimiento de lenguas y literaturas orientales que abriesen un horizonte á los jóvenes del país, fué ciertamente la causa fundamental de la creación en 1902 de ese grupo de estudios que se llama la Facultad Oriental, porque las relaciones cada vez más frecuentes y estrechas del Occidente con el Oriente han contribuído á la singular importancia que se ha podido advertir en los estudios orientales en sus muy diversos dominios, amén del muy especial que en otro orden de ideas tiene el cultivo de esos estudios en su relación con el pasado. Desde su inicio ,la Facultad Oriental pudo apreciar la necesidad que llena- ba, pues sus cursos eran frecuentados por un auditorio tan simpáti- eo como variado, por el aumento siempre ereciente de sus oyentes, indígenas ó extranjeros, que han permitido, tras la acción del tiempo, robustecer el pensamiento con la conquista del éxito más lisonjero. No entra en los fines propios de esta Facultad preparar tan sólo la mente del eclesiástico para futuras investigaciones; brin- da también todos los elementos á su alcance al estudiante como al hombre del mundo que desee iniciarse en los mismos estudios, que quisiera preparar una carrera científica ó profesional ó anhele al- canzar de los hombres y de las cosas de Oriente el conocimiento que pueda ofrecerle la estancia más ó menos prolongada en los países de esa región. Inspirada la organización de dicha Facultad en una 168 JUAN M. DIHIGO base esencialmente pedagógica, visto la conveniencia de adunar la teoría á la práctica, la aplicación concreta á la enseñanza doctrinal, á impulsos de tan elevada idea muévense los que por su singular pericia han sido elegidos para encaminar á los ávidos del saber por el mejor sendero que haya de llevarlos á la conqnista del mismo. Y como el idioma fundamental es el árabe, de aquí el que sea dicha lengua la base de la enseñanza, lengua capital en todo el dominio oriental, de una riqueza y una estructura tales que su posesión fa- cilita y garantiza á la vez la adquisición razonada de todos los otros idiomas semíticos; lengua siempre viva, tan extendida en la Siria como en Palestina, en Egipto, en Mesopotamia, en el Africa septentrional y en las otras comarcas; y tan útil no sólo para el orientalista de profesión ó para el filólogo, sino de erandes bene- ( Universidad “San José” Beirut (Siria). 4 EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 169 ficios para el historiador, exegeta, arqueólogo, intérprete consular, para el viajero como para el comerciante mismo. La Facultad Orien- tal de la Universidad San José reserva á cada una de sus ramas principales del orientalismo semítico el lugar que por derecho le corresponde, tanto en el presente como en el porvenir; pero esfuér- zase especialmente en profundizar cuanto haga relación con la len- gua y la literatura árabes por lo que pueda redundar en el beneficio que en lo futuro pueda derivarse de todo ello. Los cursos de la Facultad hállanse distribuídos en tres años de enseñanza consecutiva; aparecen dentro del mejor principio pe- dagógico, perfectamente graduados, á fin de facilitar desde su co- mienzo á sus estudiantes y muy especialmente á los extranjeros la iniciación de los estudios orientales. Al lado de los oyentes regula- res por dos ó tres años, hay los oyentes libres; los regulares asisten á todos los cursos obligatorios, quedando en libertad de concurrir á los demás cursos, pero los oyentes libres sólo asisten á los cursos que han elegido. El oyente regular hace una inscripción mediante el abono de 200 francos al año; los libres pueden hacer tantas ins- eripeiones como eursos quieran seguir; el importe anual de cada una de esas inscripciones es de 20 franeos por hora hebdomaria de curso. Posee la Universidad una magnífica Biblioteca Oriental, que puede ser utilizada por los oyentes sin el previo requisito de abono alguno; pero sólo los oyentes adelantados que justifiquen su espe- cial interés de preparar una tesis ó una publicación científica, son admitidos en la sección de manuscritos de la Biblioteca. Merced á la benevolencia exquisita de mi querido amigo y compañero de Conereso el P. Luis Ronzevalle, visité la Biblioteca y pude adver- tir la riqueza de manuscritos que en la misma existen. Los exámenes de esta Facultad lo efectúan aquellos oyentes re- oculares que manifiestan interés de obtener los diplomas de la Facul- tad. Al terminar el tercer año se le entrega un Diploma de final de estudios, siempre que en los exámenes de la totalidad de los cursos seguidos hubiesen alcanzado un completo éxito. Puede también con- ferirse, á petición, á los oyentes regulares de los dos primeros años, el mismo diploma, si por medio de los conocimientos anteriores y de los elementos de la gramática, y mediante una Crestomatía propia con la capacidad necesaria para sufrir el mismo examen. Si el can- didato que ha obtenido el primer diploma desea aleanzar el diploma especial de Doctor de la Facultad Oriental, deberá presentar y sus- tentar una tésis escrita. Los eursos obligatorios de esta Facultad son 170 JUAN M. DIHIGO los siguientes: Arabe clásico: 3 años. En el primer año se estudian los elementos de la gramática, y mediante una Crestomatía propia del caso, se verifican ejercicios prácticos de versión oral y escrita. En el segundo año se realiza el estudio completo de la gramática, el estudio gramatical y literario de los autores, los ejercicios prácticos de traducción y composición con la historia elemental de la litera- tura. En el tercer año se hacen investigaciones especiales en el cam- po de la Filología; análisis determinados de autores, estudios de historia de la literatura y composición árabe. Siriaco: dos años. En el primer año se aprenden los elementos de la gramática, y al igual que en la enseñanza del anterior idioma, se verifican ejercicios práe- ticos de versión oral y escrita de Crestomatía elegida. En el segun- do año, la gramática siriaca en todas sus partes, ejercicios prácti- cos de traducción y el estudio gramatical y literario de los autores. Hebreo: dos años. Este estudio comienza cuando el alumno ingresa en su segundo año, concretándose á los elementos de gramática y á la versión propia de la Crestomatía elegida; al entrar en su tercer año continúa los estudios de la leneua hebrea en toda su parte gra- matical, tratando de establecer la comparación con otros idiomas del grupo. Los ejercicios prácticos de traducción se efectúan cuidado- samente así como el estudio filológico de un texto bíblico. Historia y Geografía Orientales: en tres años. Comprende el primer año la geografía histórica del Oriente clásico; el segundo, la historia anti- gua de Oriente, y el tercero, los estudios especiales de historia y de geografía. Arqueología Oriental: Las investigaciones dentro de esta disciplina comienza en el segundo año de la carrera y se concretan á generalidades, y en el tercero, á estudios especiales. Todos los oyentes regulares están obligados á seguir los cursos anteriormente enumerados, pero deberán también elegir alguno de los consignados á continuación. Arabe dialectal: tres años. Abarc: el primer año el dialecto de la Siria; el segundo, los complementos del curso correspondiente al primer año, con ejercicios prácticos de conversación, y el tercero, la dialectología comparada con ejer- ciclos prácticos orales y escritos. Coplo: en dos años. El primero comprende los elementos de su gramática y los ejercicios que brinda la Crestomatía ad hoc, y el segundo, como resulta con el árabe dia- lectal, los complementos del curso anterior unidos á estudios prác- ticos, tanto gramaticales como literarios. Antiguedades grecoroma- nas: tres años. En el primero se concreta la investigación á la epi- erafía y antigiiedades romanas; en el segundo, á la epigrafía y an- EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 171 tigiedades griegas, y en el tercero, á las instituciones antiguas. Todo resulta en extremo interesante dentro de la Facultad Oriental, y los alientos son ciertamente mayores cuando se piensa que cada clase está encomendada á un profesor de singular pericia. Los nombres de Cheikho, Ronzevalle y Lammens sonarán siempre en mis oídos como la representación de cerebros superiores que, cual faros luminosos, derraman su ciencia en aquel país de mágico atrac- tivo iluminando las conciencias; como poniendo muy alto su saber en los torneos de la inteligencia, á juzgar por lo que ha acontecido res- pecto de los dos últimos en el Congreso de Orientalistas de Atenas. La ciencia lingiística brilla en esta Universidad con singular res- plandor, y la ciencia filológica, que viene á ser dentro de su organi- zación como el complemento de los estudios, da intensa cultura, nutre la mente con las interesantes cuestiones sobre la manera de fechar una inscripción, de clasificarlas, permitiendo conocer los respectivos alfabetos y los sistemas de escrituras. La Facultad Oriental de esta Universidad, que cuenta ya algu- nos años de su fundación, ha sabido permanecer siempre, siendo una escuela de filología oriental en que la lengua árabe, como ya he dicho, conserva naturalmente un lugar privilegiado. Las con- diciones de hallarse en Beirut, que es país de lengua árabe, unido á la rica biblioteca de la Universidad, tanto en manuscritos como en impresos, aseguran al estudiante europeo todos los medios para llevar á cabo un estudio profundo y científico del árabe, que redun- da en beneficio inapreciable cuando se piensa en los estudiantes destinados, de modo principal, á la enseñanza bíblica por la nece- sidad de poseer una sólida base filológica, proporcionado por el do- minio de dicho idoma. Llénanse también en dicha Facultad otras necesidades no menos importantes, pues que para la exégesis del Antiguo y del Nuevo Testamento, se han creado nuevos cursos con un carácter téenico como corresponde á un auditorio de filólogos. Y no se limita tan sólo á lo dicho el esfuerzo grande que se efectúa en la Facultad cuya organización vengo exponiendo, ya que la en- señanza que en ella se recibe no consiste en meras lecciones comu- nes elegidas por los oyentes, sino en la dirección práctica especial que se da individualmente en vista de su porvenir científico; allí halla el estudiante en su maestro el guía amigo que habrá de ser en lo futuro ó su colega ó su émulo. El espíritu altamente liberal que caracteriza á los que rigen la famosa Universidad San José per- miten sean admitidos oyentes de todas las nacionalidades y de todas 172 JUAN M. DIHIGO las religiones, siempre que justifiquen las condiciones de moralidad y de ciencia generalmente exigidas al estudiante católico. La Facultad Oriental posee su órgano propio: Mélanges de la Paculté Orientale. La mayor parte de los artículos se deben á la pluma de los profesores, así como las tesis de Doctorado de los es- tudiantes y los trabajos hechos por los sabios extranjeros cualquie- ra que sea el idioma en que se hallen redactados. La Facultad Oriental ha estado representada en los Congresos de ciencias his- tóricas celebrados en Berlín y de Orientalistas en Copenhague, así como en el último de Atenas, en el cual, tanto los Profesores Lam- mens como Ronzevalle, dieron lecturas á trabajos de sumo interés, habiéndome ocupado del de este último en la parte redactada respec- to del Congreso de Orientalistas en Grecia. Ha sido tal el éxito de las gestiones realizadas por los Profesores Lammens y Cheikho, que el sabio Nóldeke, al referirse á los tres primeros tomos de las Mé- langes, consigna á propósito de los estudios de Lammens sobre el Reino del Califa Omiada Mo “awiah 1 lo que sigue: Auch wer, wie ich; seit langem diese Dinge ganz áhnlich beurteilt hat, wird durch die Abhandlung doch manches Klarer erkennen, terminando así: ““Es ist auf alle fálle eine hervorragende Leistung, deren Studium ich nicht bloss den Arabisten warin empfehlen muss.?? El Profesor Cheikho, conocido en el mundo por su eran saber, también ha dedicado su atención á la famosa Hamása de Buhturi, de cuya obra sólo se conoce un solo ejemplar manuserito que se conserva en la Universidad de Leyde. De la Facultad Oriental paso á exponer cuanto corresponde 4 la Facultad de Medicina de Beirut, fundada por los PP. Jesuítas de la Misión de Siria é inspirada principalmente por el deseo de resis- tir á la infuencia invasora anelo-americana que disponía de una floreciente Facultad de Medicina. Más adelante, cuando trate del colegio sirio protestante, podrá advertirse la causa de esta funda- ción, ya que aquél desenvolviéndose fácilmente por disponer de numerario bastante para sus aspiraciones y con edificios y material de innegable valor, había de causar desazón entre los que tanto se interesan por la causa de la instrucción pública y muy en especial por el predominio de la influencia francesa en un medio en que por el auge de la anglo-americana, pudiera haber corrido riesgo inmi- nente. Las primeras indicaciones al Cónsul General de Francia en Siria fueron hechas en 1880, las que acogidas favorablemente, mo- tivaron nuevas gestiones cerca del Gobierno francés, al objeto de EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 173 aleanzar su indispensable concurso para su realización; alcanzado posteriormente mediante el informe presentado por M. de Torey á su gobierno y las oportunas gestiones que personalmente hizo cerca” de Gambetta, quien dióse cuenta de toda la importancia del proyecto para salvar y extender la influencia francesa en Siria. Julio Ferry, Jefe del Gabinete, aprobó el proyecto, y el 2 de Junio de 1881, una carta de Barthelemy St. Hilaire anunciaba oficialmente que un voto del Parlamento concedía un crédito extraordinario de 150,000 fran- cos para ayudar á los Misioneros de Beirut en la construcción de una escuela francesa de Medicina. Gambetta, hecho Presidente del Consejo y Ministro de Relaciones Extranjeras, añadió el 15 de Noviembre de dicho año la suma de 25,000 francos para la organi- zación del Gabinete de Física. Mientras las cosas así se desenvolvían, otros ocupábanse en París de elaborar el Programa y el Reglamen- to de la Escuela discutiéndose sus diferentes puntos de vista duran- te los años de 1882 y 1883, con los Sres. Freycinet, Duclere y Julio Ferry. El 15 de Septiembre de 1883, J. Ferry hacía conocer dicho Reglamento por medio de una carta, y es ese documento, en verdad, como la Carta de fundación de dicha Escuela y aunque sufrió pos- teriormente algunos cambios con objeto de obtener de la Sublime Puerta el reconocimiento oficial de sus diplomas, realmente la carta de Ferry determinó la organización de esta Facultad francesa en la forma en que aparece actualmente. La Facultad de Medicina está administrada por un Presidente, y su personal téenico se compone de cinco doctores y de un farma- céutico de primera clase, todos franceses, alumnos de las Universi- dades francesas. Tres Padres de la Compañía están encargados de los cursos de Química biológica, Física biológica y Bacteriología. Junto al cuerpo profesional hay un encargado de cursos y diferen- tes jefes de clínica. El Gobierno francés, mediante una consigna- ción anual de 99,000 francos, provee á los gastos del Establecimien- to en la forma siguiente: 70,000 para los seis profesores laicos; 7,000 para el Presidente y los tres profesores religiosos; 6,000 como indemnización á los tres profesores que anualmente van de Francia á Beirut á inspeccionar oficialmente la Facultad y á hacer pasar á los alumnos los exámenes de prueba. Los 15,000 francos que restan, destínanse á instrumentos y gastos de laboratorios, á la conserva- ción de la biblioteca, al pago del Secretario, así como á los nombra- mientos del personal secundario, que es todo laico. Sólo los orienta- les y los europeos que se han fijado definitivamente en Oriente 174 JUAN M. DIHIGO pueden ser admitidos como estudiantes en la Facultad de Medicina, sin que sea causa esencial para la admisión distinción alguna de raza, de nacionalidad ó de religión. Vense allí turcos, árabes, griegos, armenios, egipcios y persas; eristianos católicos y no cató- licos; israelitas, musulmanes, codeándose en la Universidad de Bei- rut cual pudieran hacerlo en la de cualquiera metrópoli, sin cho- ques en cuanto á su patriotismo ni á la legítima libertad que deben disfrutar. Es requisito indispensable para seguir los cursos, el di- ploma de bachiller francés ó sufrir un examen de ingreso ante un jurado nombrado y presidido por el Cónsul General de Francia. La enseñanza efectúase exclusivamente en francés; la asistencia á los cursos, bien sean teóricos ó prácticos, es del todo obligatoria, pa- sándose la correspondiente lista. Al fin de cada año sufre el alum- no un examen de Medicina ó de Farmacia, que corresponde á su año escolar; si fracasa dos veces en este examen, deberá repetir el año, y si resulta con minus habens, tiene por fuerza que retirarse de la Facultad. Medidas de tal índole, de relativo rigor en parte, son en extremo beneficiosas, pues hacen que los alumnos trabajen, que obtengan resultados satisfactorios y que no continúen las carreras los que carecen de aptitudes para ellas, realizándose así, mediante esta medida, un sistema de selección en que triunfan siempre los más inteligentes y preparados, para sucumbir los ineptos, ya que las Universidades no son centros adonde deben concurrir todos los ciudadanos, sino los verdaderamente dispuestos á realizar con éxito la labor que en ellas se lleva á efecto. La duración de los es- tudios es de cuatro años para los médicos y tres para los farma- céuticos; los programas son los mismos de las Facultades de Fran- cia, y los estudiantes están sometidos á los cinco exámenes del Doe- torado y á los tres exámenes llamados definitivos. Los exámenes de prueba de curso efectúanse ante un jurado mixto compuesto de tres profesores Ó agregados de las Facultades de Francia, con el 'arácter de delegados del Ministerio; de tres profesores de la Fa- eultad Otomana de Constantinopla designados por el Sultán, y de todos los profesores de la Escuela de Beirut. Al final de estas prue- bas, concédese al candidato que las ha pasado con éxito, un diploma del Estado otomano de Doctor en Medicina ó de Farmacéutico de primera clase. Los resultados obtenidos merced al celo inteligente de los pro- fesores de Beirut, han sido en extremo lisonjeros; así pude oirlo de labios de los mismos Padres de la Compañía, significándome que la EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 175 Facultad, en sus 28 años de funcionamiento, no ha formado menos de 354 médicos y 87 farmacéuticos, que, dispersos por todo el Oriente, orillas del Bósforo y del Nilo, Persia, Egipto, Líbano, Pa- lestina y Mesopotamia, hasta Constantinopla, han realizado, gra- cias á su saber, beneficios inauditos, pudiendo ser á su vez defen- sores eselarecidos y convencidos de la cultura francesa. Y es que el medio en que hubieron de desenvolverse influyó no poco en la for- mación de sus espíritus, en grabar con caracteres indelebles en sus corazones el cariño hacia la patria adoptiva, creando cada uno de esos graduados de Beirut, dondequiera que se han establecido, un centro de propaganda francesa. La suerte de los graduados de la Universidad de Beirut, de éxito innegable, fortifica el espíritu de los que vienen después, ya que la pericia alcanzada por el estudio y aprovechamiento de las buenas lecciones han hecho que sean tan apreciados como buscados para los puestos oficiales; muchos son médicos de los servicios sani- tarios en Turquía y en Egipto; otros han desempeñado el cargo im- portante de médicos jefes del Gobierno del Líbano; desempeñando otros bien el cargo de médico jefe del Hospital francés de Damas, de cirujano del Hospital de Samsoun, inspector del servicio sanita- rio del camino de hierro de Hedjar y, por el concepto que merece la diena Facultad de Beirut es que el War Office del Cairo solicita de ella la designación de médicos para los servicios médicos del ejér- cito en el Sudán, no obstante existir en Cairo una Facultad de Me- dicina con profesores ingleses y existir en Beirut una Facultad de Medicina americana, cuya enseñanza se hace en inolés. La Facultad abrió sus cursos en Noviembre de 1883, disponién- dose de locales, del personal de enseñanza, de la instrumentación de laboratorios para un máximum de 60 alumnos. Las Hermanas de la Caridad, subvencionadas por el Gobierno, pusieron á disposición de los profesores su pequeño hospital, creándose en 1896 una materni- dad en extremo reducida. Gracias á su organización y al valor de su enseñanza, al éxito de sus alumnos, el desenvolvimiento de la Facul- tad ha sido continuo, alcanzando, tras 27 años de incesante bregar, la cifra de 250 estudiantes; mas es un hecho cierto que pude de visu “apreciar que la acentuación de su prosperidad, como el progreso de las ciencias enseñadas, provocaban una situación en extremo grave, ya que su campo de acción empezaba á reducirse; el personal técnico iba resultando insuficiente; los locales faltaban, y los instrumentos w para laboratorios, anfiteatros, servicios de hospitales, no resultaban 176 JUAN M. DIHIGO abundantes, por lo que hubo de pensarse en la necesidad de construir para la Facultad locales escolares nuevos, sin lujo, pero con propor- ciones para que 350 ó 400 alumnos puedan recibir una instrucción médica teórica y práctica que responda á las exigencias de la cien- cia moderna; en aumentar proporcionalmente el personal de ense- Colocación de la primera piedra de los nuevos edificios de la Facultad de Medicina de Beirut (Siria). ñanza y dotar á la Facultad de un hospital con un número de camas para clínica general, para cirugía, que permitiera fraccionar los alumnos en grupos no numerosos para los estudios prácticos, sin que careciese de servicios especiales para los niños, para las enfer- medades de los ojos, para las cutáneas y sifilíticas, contando tam- bién con un pabellón aislado para enfermedades contagiosas, Al EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 17 ==] objeto de realizar esta ampliación necesaria, adquirió la Universi- dad un vasto terreno situado admirablemente en la eran vía de Da- mas, á la entrada de la Universidad de Beirut, que será un magnífi- co emplazamiento para la nueva Facultad. Comenzados los trabajos, pronto estarán dos pabellones con un anfiteatro y tres laboratorios; un cuerpo de edificio central proveerá los locales para la adminis- tración, gran anfiteatro, biblioteca, salas de colecciones, de exáme- nes, instalación del gabinete y laboratorio de física. A tenor de lo dispuesto en la carta que remitiera al P. Normand el Sr. Julio Ferry y de la cual hemos hablado anteriormente, la Es- cuela de Medicina de Beirut: 1. Enseña los elementos de Física, de Química y de Historia natural médica, Anatomía, Fisiología, Ma- teria médica, Terapéutica, Patología interna y externa y las Clíni- cas médica y quirúrgica. 2. Para inscribirse en la Escuela de Beirut es necesario demostrar conocimiento bastante de la lengua francesa, para lo cual se ha instituído una Comisión de cinco miembros, nom- brada y presidida por el Cónsul General de Francia en Beirut. Cada candidato deberá demostrar por medio de un trabajo escrito y por Proyecto de fachada para la Facultad de Medicina. ejercicios orales, que conoce el francés y posee las nociones elemen- tales que se exigen en Francia para el certificado de gramática. Las preguntas sobre latín y griego son potestativas. 3. La escuela otor- ea diploma de Medicina. 4. Los estudios para el diploma de médico duran tres años. Primer año: Física, Química é Historia natural médica, Osteología, Articulaciones, Miología y elementos de Fisio- logía. Segundo año: Anatomía fisiológica, Patología interna y exter- na, Medicina operatoria, Partos, Terapéutica é Higiene. Al fin de cada año se sufren exámenes de pase. Tres son los exámenes de final de estudios, comprendiendo el primero Anatomía y Fisiología; el segundo, Patología interna, Patología externa, Partos, y el tercero, Clínica externa é interna, Materia médica, Terapéutica. El jurado 178 JUAN M. DIHIGO de exámenes de pase se compone de tres miembros designados por el Cónsul General y elegidos en su mayor parte del profesorado. El Decano de la Facultad puede formar parte del Jurado. Cuando un profesor de las Escuelas ó Facultades de Francia se halla en Beirut, preside lcs exámenes de pase. El Jurado de examen final de estu- dios se compone de cuatro miembros nombrados por el Cónsul Grene- ral, debiendo elegirse, por lo menos, dos entre los profesores de la Escuela y un profesor de las Facultades enviado por el Ministerio de Instrueción Pública; este profesor preside el Jurado. El Director de la Escuela puede asistir ó hacerse representar en los exámenes. Su puesto, al lado del Presidente. Los exámenes se verificarán en el mes de Junio. 5. Los diplomas son otorgados por el Ministerio de Instrucción Pública á informe del Presidente del Jurado. Este es el documento de que antes he hecho mención y que se considera como una carta de fundación de la Escuela de Medicina de Beirut; claro es que en el curso del tiempo, el programa de estu- dios hubo de sufrir modificaciones siempre favorables en el sentido del examen de entrada como en el de las materias que habrían de componer la Facultad. Las asignaturas que se cursan actualmente son las señaladas á continuación: Anatomía, Fisiología é Histolo- gía, un profesor; Patología y Clínica médicas, un profesor; Botáni- ca, un profesor; Farmacia y materia médica, un profesor; Física general y biológica, un profesor; Terapéutica, Higiene, Medicina legal, un profesor; Obstetricia y Ginecología, un profesor; Química biológica, un profesor; Patología y Clínica quirúrgicas, un profe- sor; Bacteriología, un profesor, y Química general, un profesor. Cuenta además la Facultad con un auxiliar del profesor de Anato- mía y de Fisiología y un encargado de la Clínica oftalmológica. La clínica médica tiene dos jefes; la Clínica quirúrgica, dos; la obsté- trica, uno, más un auxiliar del jefe de Clínica quirúrgica y un jefe de clínica honorario. Hay también jefes de los servicios electroterá- picos y radiográficos y de clínica pediátrica. LOS LOCALES Los anfiteatros para los eursos son dos. La Anatomía, Fisiología é Histología tienen sus locales adecuados, en los que se realizan tan- to los trabajos de disección como los prácticos de Fisiología y de Histología. El Museo de Anatomía hállase bien provisto de elemen- tos donados que pueden prestar grandes servicios. La Histología EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 179 cuenta con el instrumental necesario. El laboratorio de Bacteriolo- oía se compone de una sala de trabajo, de un pequeño gabinete para las estufas y cultivos y en cuyo departamento encuentran los alum- nos los medios indispensables para realizar sus investigaciones. Este laboratorio sirve también á los estudiantes de Farmacia para recono- cer las alteraciones y falsificaciones de los productos farmacéuticos. El laboratorio de Química sirve para realizar dos series de traba- jos: los de Química biológica y los de Química general. Existen tres laboratorios de Física: el primero, para la Física molecular y el Ca- lor; el segundo, para la Optica, con un cuarto oscuro para las mani- pulaciones de fotografía, polarización, oftalmoscopia, y el tercero, para la Electricidad. Además de los aparatos correspondientes á esta enseñanza, hállase el laboratorio provisto de instrumentos para la electricidad estática, corrientes continuas y farádicas, radioterapia, medicación, ozono y galvanocaustia. Asimismo se ha dotado un labo- ratorio para la biología animal y vegetal que responde á las exigen- cias de su enseñanza. BIBLIOTECA La Biblioteca de la Facultad de Medicina se ha formado median- te los donativos de amigos, de médicos, de sociedades científicas, de Facultades y por la acción siempre benéfica del Ministerio de Ins- trueción Pública. Todos los años se dedican sumas importantes para la adquisición de libros y de revistas; no puede la Universidad va- nagloriarse aún de poseer una excelente y completa biblioteca, toda vez que erandes cantidades se requieren para mantenerla al día. ESCUELA DE FARMACIA La Escuela de Farmacia, de la que llegó á pensarse la convenien- cia de su supresión temporal, quedó definitivamente establecida, eracias á las fructíferas gestiones de Mr. Remy que en unión de Mr. Greard, Rector de la Universidad y de Mr. Liard Director de Ense- ñabza Superior, lograron organizar los estudios farmacéuticos y ¿segurar un diploma á los estudiantes, pues el 4 de Diciembre de 1889, el Sr. Cónsul General comunicaba á la Administra- ción de la Facultad el proyecto ministerial de organización de la Escuela de Farmacia. El documento que lleva la firma de Mr. Falliéres, actual Presidente de la República francesa, está dividido en cuatro títulos: admisión de los alumnos y 180 | JUAN M. DIHIGO residencia, duración de los estudios, programa de estudios, exáme- nes. Todo aparece bien reglamentado desde la lista de los trabajos prácticos hasta los exámenes de pase y de doctorado. Gracias á esta Carta, se aseguró la existencia y el buen funcionamiento de la Es- u cuela de Farmacia. EL JARDÍN BOTÁNICO Como la enseñanza de la Botánica supone un laboratorio de His- tología vegetal, un herbario, un jardín botánico y paseos de herbori- zación, el laboratorio existe y los alumnos pueden cómodamente es- tudiar en él la maravillosa estructura de los órganos de las plantas. Existe también el herbario, bastante rico, como pude advertir, por los generosos donativos hechos. A los herbarios Rouvier, Blanche, Tillet, Viaux, hay que agregar los compuestos por los profesores de Botánica. El conjunto comprende más de 500 volúmenes en cartón. La ereación del Jardín Botánico data de 1892; transferido en 1900 al lugar destinado á los nuevos edificios de la Facultad, ocupa una extensión de terreno cubierta de bellísima vegetación. EL HOSPITAL Y LA MATERNIDAD Ya he indicado anteriormente cómo el Hospital de las Hijas de la Caridad vino á prestar excelente concurso á la obra de la Facul- tad de Medicina; pues bien abiertas sus puertas en 1883 y en 1885, los profesores y los estudiantes asistían á los enfermos y la enseñan- za clínica pudo desenvolverse en condiciones relativamente favora- bles. Interesado el Gobierno francés en que cada día se sintieran más sus influencias, subvencionó al hospital como establecimiento de be- neficencia. Posee la clínica médica dos salas con quince camas, una para hombres y otra para mujeres. La Clínica quirúrgica tiene también dos salas con quince camas, pero como la sala de operaciones es absolutamente indispensable dentro de esta enseñanza, de aquí que merced á una consignación hecha por Francia en 1897 se construyese una nueva sala en que la claridad y la asepsia están en conformidad con las exigencias de la ciencia moderna. Desde 1890 á 1907 efectuáronse en el hospital 3,134 operaciones. Los dispensarios de la Misericordia convirtiéron- se en las policlínicas actuales; instaladas en un local adecuado reci- ben á diario numerosos enfermos. Dotado el hospital de una sala de EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 181 autopsia y de un laboratorio, fué reorganizado éste conforme á las necesidades, situándosele en sala bien clara, donde se encuentra el material necesario para los exámenes bacteriológicos y análisis quí- micos. La existencia de una Maternidad, así como su conveniente instalación, se deben á los esfuerzos del Profesor Rouvier, quien des- de 1888 exponía al Consejo de la Facultad la necesidad de su erea- ción, y aun cuando se tropezó con dificultades casi insuperables, como son las de carencia de numerario con que responder á una obra de tal índole, las reiteradas gestiones del Dr. Rouvier, el interés que supo despertar en París por causa tan simpática, contribuyó á que en 1896 un donativo del Gobierno francés permitiese la realización de aquellas esperanzas durante tanto tiempo acariciadas. Las Hijas de la Caridad se prestaron á cuidar del establecimiento, así como á facilitar un local que habría de ser sustituído más tarde por otro me- jor en Enero de 1898. Ocupóse el Dr. Rouvier en amueblar y orga- nizar el nuevo servicio; el primer piso se reservó para las enfermas operadas y para las que habían dado á luz; el piso bajo, para la elí- nica y para cuartos aislados. Nada falta en esta Maternidad : gabi- nete de consultas, aula para el curso, sala para examen ginecológi- co, sala de guardia. A todo esto hay que añadir una policlínica gl- necológica que funciona tres veces á la semana en la Maternidad. Susceptible de modificación el programa de la Facultad de Me- dicina según las exigencias de la enseñanza, aun cuando ya he seña- lado las materias fundamentales que se enseñan, creo conveniente indicar los datos que tomo y que permitirán apreciar mejor los cambios posteriores que han ido realizándose. En la Escuela de Me- dicina se profesan los cursos siguientes: Anatomía, Patología inter- na, Patología externa, Terapéutica, Obstetricia, Química general, Química biológica, Física, Botánica y Zoología, Parasitología y Mi- erobiología, Anatomía Topográfica. Las conferencias y trabajos prácticos se refieren á: Disección, Química general, Química bioló- gica, Botánica, Física. Las clínicas comprenden: Clínica médica, Clínica quirúrgica, Clínica de Obstetricia, Clínica oftalmológica y Policlínicas. La Escuela de Farmacia comprende los cursos siguien- tes: Warmacia, Química, Materia médica, Historia natural, Botáni- ca, Parasitología y Microbiología. Las conferencias y trabajos práe- ticos, de Química general, Farmacia, Botánica, Micrografía, Física. También se dan conferencias de Deontología. Estas son las materias que se explican durante el invierno. El propio del verano compren- de en lo tocante á Medicina los cursos siguientes: Anatomía y Fi- 182 JUAN M. DIHIGO siología, Patología interna, Patología externa, Terapéutica, Obste- tricia, Química General, Química biológica, Física, Botánica, Zoolo- gía, Parasitología y Microbiología, Materia médica. Las conferen- cias y trabajos prácticos se refieren á Fisiología, Química general, Química biológica, Botánica, Física, Microbiología, Histología. Las clínicas, como los cursos, conferencias y trabajos prácticos de la ls- cuela de Farmacia, son iguales á los del invierno. Bien puede estar satisfecha, lo que es más, orgullosa la Univer- sidad San José por el éxito obtenido en su enseñanza en los años que tiene de fundada la Facultad de Medicina. La fama notoria de que goza ha sido conquistada al calor de un pensamiento siempre sano y siempre hermoso, y prueba de que no pueden pasar sus es- fuerzos imadvertidos son las manifestaciones consignadas por diver- sos profesores que han tenido ocasión de juzear el desenvolvimiento de los estudios en Institución tan superior. El Profesor Hugvuneng, de Lyon, ha escrito: “Mucho bueno se me ha dicho de vuestra Fa- cultad y no es más que justicia. He asistido á cursos y á elínicas bien desempeñados, lo que no debe sorprenderme. Hemos recogido en los exámenes el testimonio de un plantel serio, de un nivel medio elevado, más elevado de lo que pensaba; tales sorpresas son para los examinadores de tan rara calidad, que producen satisfacción inten- sa.?? Más tarde, el Profesor Ferré, de la Facultad de Burdeos, decía, entre otras cosas: “En esas pruebas prácticas hemos podido com- probar tanto mis colegas como yo, que poseeis una instrucción mé- dica de las más sólidas, equivalente á la que posee la mayoría de los estudiantes de las Facultades europeas francesas ó extranjeras. Seréis médicos instruídos, seréis médicos hábiles en nuestro arte.?” Ya he tenido ocasión de indicar que el impulso dado á la Facultad de Medicina llega hasta la construcción de un gran edificio en que la enseñanza se desenvuelve del mejor modo posible. LA ENSEÑANZA SECUNDARIA La enseñanza secundaria en la Universidad San José, com- prende: 1. La enseñanza secundaria clásica; 2.7 La enseñanza se- cundaria especial, y 3.” Los cursos elementales. La enseñanza secun- daria abraza las lenguas modernas útiles al país, las lenguas clásicas antiguas necesarias para la formación del espíritu é indispensables para el conocimiento serio de la lengua francesa: la Historia, la EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 185 Geografía, las Matemáticas, la Teneduría de libros, las Ciencias fí- sicas y naturales, la Filosofía, ete. Sin perder de vista las necesida- des del país, la enseñanza clásica se acomoda en cuanto es posible á los programas de Francia. Los alumnos que la hayan adquirido y aprobado podrán presentarse al final de sus estudios ante un Jurado del Gobierno francés para obtener el diploma de Bachiller. La en- señanza secundaria especial comprende, ¿unto con el estudio del francés y de las lenguas modernas que sean útiles al país, la Tene- duría de libros, los Principios generales del derecho comercial, la Historia, la Geografía, la Exteratura, las Matemáticas, la Filosofía, ete. Al finalizar los estudios sufre el alumno un examen que le da derecho á un certificado de estudios. Las materias de la enseñanza secundaria se distribuyen en siete clases: sexta, quinta, cuarta, ter- cera, Humanidades, Retórica y Filosofía. Los cursos elementales de duración de dos ó tres años (noveno, octavo, séptimo), preparan á los alumnos más jóvenes para los cursos de la enseñanza secunda- ria; comprenden con los ejercicios de lectura, de escritura y de or- tografía, los elementos de la gramática y las primeras nociones de aritmética, de historia y de geografía. Hay también cursos regula- res y cursos accesorios para las lenguas modernas. En los cursos re- eulares, la lengua árabe ocupa con la lengua francesa un lugar muy importante en la enseñanza. Las materias del curso de árabe, desde los elementos de la lengua hasta la práctica y la retórica, hallánse divididas en ocho clases. Pueden los alumnos, en vez de la lengua árabe, seguir el curso de inglés si fuese autorizados por sus padres; en cuanto á las otras lenguas, el curso regular Cependerá del nú- mero de alumnos. Además del francés, puede estudiarse, dentro de lo que se llama cursos accesorios, el inglés, el turco, el alemán, ete. No habiendo logrado visitar las escuelas públicas de Beirut, no obstante las gestiones que hice, no puedo informar á usted sobre este aspecto de la instrucción pública en dicho país; pero debo confe- sar que no fueron nada halagiteñas las impresiones recibidas, toda vez que de labios de individuos del país pude oir lo poco que le in- teresaba al Gobierno Turco que sus ciudadanos sepan leer y escribir, por lo que la asistencia á las escuelas no resulta obligatoria. Y pensan- do en todo esto, en la necesidad de la escuela como única base para la formación del hombre, para la prosperidad de las naciones, me he dado cuenta de que Turquía se mantendrá siempre en statu quo; que las transformaciones allí son meras ilusiones, ya que los mismos Jóvenes turcos, hoy en posesión del mando de su nación, no realizan 184 JUAN M. DIHIGO lo que de ellos debía esperarse á juzgar por las manifestaciones que oportunamente hicieran, sino que bajo un aspecto de nuevo derrote- ro hacia el progreso, realízanse allí las mismas cosas que anterior- mente. COLEGIO SIRIO PROTESTANTE No he de silenciar otra Institución que frente á la Universidad de San José desenvuélvese en Beirut con grandes éxitos, por más que éstos en sus resultados disten bien de los que ya ha alcanzado la primera. Me refiero al Colegio Sirio Protestante fundado con miras especialmente de carácter religioso, por más que la aparien- cia quiera demostrar lo contrario. Comprende dicho Colegio, que es después de todo otra Universidad, ocho departamentos. El prepa- ratorio concretado á poseer una completa enseñanza secundaria, muy especialmente en el empleo de la lengua inglesa y en preparar á los estudiantes para cursos superiores de otros departamentos. En la Escuela de Artes y de Ciencias se enseña el lenguaje, literatura, ciencia, historia y filosofía en un período no menor de cuatro años, para la obtención del Bachelor of Arts y para el de Master of Arts cuando se cursan estudios más adelantados. | Desde 1909 funciona una Escuela Normal que prepara á los maestros para las escuelas primarias y secundarias. La Escuela de Comercio coloca á sus alumnos en condiciones de emprender cual- quier aspecto comercial. Los estudios se hacen en cuatro años, hasta obtener el grado de Bachiller en Comercio. La carrera en la Escue- la de Medicina comprende cuatro años de enseñanza hasta el grado de Doctor en Medicina y Cirugía. La Escuela de Farmacia distribu- ye sus estudios en tres años, siendo uno de ellos de práctica obligato- ria; aprobadas todas las materias se alcanza el grado de Master of Pharmacy. Tres años se requieren para obtener el título de Doctor en Cirugía dental. Hay además una Escuela para enfermeras, du- rando el curso tres años. Las que hagan estos estudios deberán resl- dir en los hospitales del Colegio; y otra de Arqueología bíblica y de Filología, fundada con el fin de que los alumnos adelantados pro- muevan todo género de investigaciones. Consígnase en el programa la enseñanza de cuatro idiomas: in- elés, árabe, turco, francés y griego moderno; también se enseña el latín en la Escuela de Artes y Ciencias. EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 185 Los edificios del Colegio Protestante en Beirut (Siria). LABORATORIOS Tiene este Colegio diez laboratorios perfectamente equipados: el astronómico, químico, de farmacia, bacteriología, histología, ana- tomía patológica, zoología y botánica, fisiología, física, rayos X y dental. MUSEOS El Arqueológico contiene una colección de antigiiedades obteni- das en Palestina, Egipto, Chipre y Siria. El bíblico, consignado á ilustrar la vida, costumbres, maneras, indumentarias en las tierras y tiempos de la Biblia. El geológico, con una gran colección de fósiles sirios, sobre todo cretáceos de los magníficos depósitos del Líbano; hay también una serie, de mucho valor, de fósiles extranjeros, de todas formaciones, dispuesta en orden de antigiiedad. Además de 186 JUAN M. DIHIGO las rocas y minerales de Siria, hay grandes colecciones de rocas y minerales de diversos países. El botánico tiene muchos modelos de flores y de frutos; el herbario tiene 500 especies. El zoológico se con- creta á la fauna de Siria y de Palestina. ENSEÑANZAS Los estudios que se cursan en el Departamento preparatorio, son los siguientes: Inglés, Aritmética, Biblia, Arabe, Griego, Geografía, Ciencia, Francés, Turco, Historia y Moral. Los que se efectúan en la Escuela de Artes y Ciencias, son: Inglés, Matemáticas, Geogra- fía, Arabe, Francés, Turco, Historia, Fisiología, Biblia, Declama- ción, Latín, Física, Química, Botánica, Zoología, Lógica, Literatura inglesa, Retórica, Arabe, Composición Arabe, Economía, Dibujo, Psicología, Moral, Astronomía, Sociología, Derecho internacional, Educación, Geología, Química analítica, Química orgánica, Química industrial, Embriología. La enseñanza en la Escuela Normal es de las materias siguientes: Inglés, Arabe, Turco, Francés, Métodos, Enseñanza y Crítica, Fisiología, Estudio de la Naturaleza, Matemá- ticas, Historia, Biblia, Declamación, Psicología, Historia de la Edu- cación, Física, Psicología de la Educación, Métodos especiales, Bo- tánica. En la escuela de Comercio se cursan los siguientes estudios: Inglés, Francés, Arabe, Turco, Aritmética, Métodos para los Nego- cios, Historia, Estenografía, Escritura en máquina, Caligrafía, Te- neduría de Libros, Geografía comercial, Física, Teoría de cálculos, Economía, Práctica de Negocios, Organización de Negocios, Quími- ca general, Materiales de Comercio, Lógica, Zoología, Botánica, Feo- nomía aplicada, Sociología, Química industrial, Química orgánica, Análisis químico, Industrias locales, Derecho internacional y ma- rítimo, Derecho comercial, Historia de la Economía en Europa en el siglo xIx, Sociología aplicada, Geología. Las materias que se enseñan en la Escuela de Medicina son: Química general, Química analítica, Anatomía, Histología, Fisiología, Materia médica, Farmacología, Patología general, Higiene, Práctica de Medicina, Patología, Ciru- oía, Clínica quirúrgica, Obstetricia y Ginecología, Enfermedades de la piel, de la vista y del oído, Bacteriología, Jurisprudencia médica, Terapéutica, Dermatología, Enfermedades de la Infancia. La enseñanza de esta Escuela se basa principalmente en la reci- tación de los textos auxiliada con conferencias y demostraciones, EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 187 haciéndose la práctica siempre que sea posible. La Escuela de Far- macia comprende las siguientes materias: Física farmacéutica, Bo- tánica, Química general, Análisis químico, Clínica microscópica, Materia médica, Laboratorio de Farmacia, Emergencias y Ac- cidentes, Zoología, Química industrial, Química farmacéutica, Ma- teria médica y Lexicología, Teoría de la Farmacia, Práctica de Farmacia. La Escuela de Cirugía Dental comprende las mismas ma- terias que se advierten en los programas de las Universidades de Europa y América. Por último, la Escuela de Arqueología Bíblica y de Filología se estableció, como ya he dicho, para capacitar á los estudiosos en las investigaciones bíblicas, filológicas y arqueológicas, en las tierras de la Biblia de manera fácil y económica, como no pudiera obtenerse con la iniciativa industrial. Tiende también esta Escuela á facilitar futuras exploraciones en la Geografía, Arqueo- logía, Historia natural, Etnología y religiones del Oriente, á fin de que sus resultados sean dados á luz para el buen provecho de los aficionados á estas clases de pesquisas científicas. IV LA ESCUELA COMENIUS La Escuela Comenius es un Instituto realista (Realschule), al que sólo faltan los tres cursos superiores (Obersecunda, Unterpri- ma y Oberprima) para ser una escuela realista superior ó instituto científico de segunda enseñanza. Los estudios que en ella se hacen y las horas semanales dedicadas á la enseñanza de cada asignatura desde el primer curso (Sexta) hasta el sexto (Untersecunda), son los que se expresan á continuación : Unt Oher Unt ; ASIGNATURAS VIRANANVDLE TIT 11 Total. A A A A E Lenguaje y narraciones históricas. 6 4 4 3 3 3 23 A EN E A A Lo: EST AA UN A O NS A o. 4 4 13 a O E A IN A 9 Matematicas A o EDO. 6.5. 5-31 188 JUAN M. DIHIGO Unt Oher Unt ASIGNATURAS VEV TT Mota Geografía. AN A A A A e AL Ciencias Naturales 2. a A a a 2 Ol io e ie RA 5 Dibigo natural a 2 A LE Dibujo linea A A Dos horlibr — PA A O a E A == 4 Total por cursos. . . . 30 30 32 33 33 38 191 Los alumnos de la Tertía (cuarto y quinto cursos) y de la Se- cunda (sexto curso) pueden dedicar una hora á la escritura. Los de los mismos cursos disponen de dos horas, que pueden dedicar al Dibujo lineal. Desde el tercer eurso en adelante, los alumnos mejor dotados para la música han de hacer ejercicios de canto coral; los otros reciben sólo una hora semanal de canto. ENSEÑANZA DE LA RELIGIÓN Los alumnos protestantes reciben instrucción religiosa en el es- tablecimiento; también la reciben los alumnos católicos, en unión de los de la escuela *“*Hohenzollern””, los de Gimnasia realista ““Werner-Siemens”” y los de la segunda escuela realista. Los alum- nos judíos se instruyen en su religión en la clase especial estableci- da para ellos en la escuela **Hohenzollern?””. INSTRUCCIÓN TÉCNICA Para los ejercicios gimnásticos se formaron 12 secciones durante el período de vacaciones y otros 12 en el de invierno. La escuela dis- pone de un gran salón para ejercicios físicos; pero siempre que el tiempo lo permite, las clases de gimnasio se dan en el patio al aire libre. Todos los miércoles se dedican dos horas (durante el período de verano) á los juegos y deportes, bajo la dirección de dos profe- sores. Existe en la escuela, desde hace tres años, una Sociedad gim- nástica (Turnverein), á que pertenecen un número de alumnos del tercero, cuarto, quinto y sexto cursos. Esta asociación organiza ex- EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 189 cursiones que duran uno ó dos días, cultiva los sports de invier- no y no descuida los ejercicios de natación. La enseñanza manual (Handfertigkeits-Unterricht) ha dado ex- celentes resultados en dicha Escuela; se han hecho trabajos con pas- ta de papel interviniendo en la confección alumnos divididos en see- ciones, recibiendo cada sección hora y media de clase semanal. Como resultado del esfuerzo hecho durante el semestre, se celebró á su final una exposición de trabajos de papier maché, que fué muy vi- sitada, tanto por los alumnos como por sus padres. FUNDACIONES El diez por ciento de los alumnos reciben instrucción gratuita. Estas becas sólo se conceden á los alumnos que la merecen por su aplicación y conducta. Hay en la escuela una biblioteca para los alumnos que se componen de dos partes: una con 320 volúmenes y otra con 479. También existe una Caja escolar para auxiliar á los alumnos pobres. En 25 de Marzo de 1911 había en dicha caja una existencia de 1,100 marcos. En cuanto á pensión, los alumnos de la ciudad abonan noventa marcos; los extranjeros, ciento cuarenta. Hay exámenes de ingreso que se efectúan en época fija. : Esta es una idea general de la Escuela Comenius que tuve la oportunidad de visitar en compañía de mi querido amigo el Sr. Gon- zalo de Quesado, Ministro de Cuba en Alemania y á quien doy por este medio, nuevamente, las gracias más expresivas por las bondades que hubo de dispensarme durante mi permanencia en Berlín, ha- ciéndola en extremo agradable. y LA FONÉTICA EXPERIMENTAL EN EL COLEGIO DE FRANCIA La quinta parte de la comisión que me fué conferida por usted, se concreta á la ampliación de mis conocimientos en el Laboratorio de Fonética Experimental del Colegio de Francia. Es en verdad sorprendente cuanto se ha trabajado de cuatro años acá en la inves- tigación experimental de los sonidos; el entusiasmo ardiente de su 190 JUAN M. DIHIGO sabio director, cada día más enamorado de esa ciencia que cultiva con tanto éxito; los esfuerzos grandes de sus amigos y discípulos, deseosos de alcanzar la verdad por los medios que allí se les brindan; el interés creciente de sabios extranjeros que á diario consultan so- bre puntos de fonética, al objeto de escuchar la opinión siempre au- torizada del maestro y la paternal acogida que Rousselot dispensa á cuantos á él se aproximan en pos de saber, todo ello coopera de- cididamente al auge que á diario obtienen estos estudios, de los que mucho hay que esperar, aunque en dicho terreno hay que mo- verse con toda la cautela necesaria para robustecer más y más la base en que hayan de asentarse sus principios. No se reducen las pesquisas realizadas á las solas investigaciones del maestro; junto con él han explorado en el terreno de la fonética experimental sa- bios lingúistas que han querido efectuar sus trabajos al calor siem- pre confortante del saber del director del Laboratorio; y de ahí el que se vea cómo Gregoire, en un estudio acerca de la influencia de las consonantes oclusivas en la duración de las sílabas preceden- tes, examina con minuciosidad la diferencia de longitud que apare- cen más variables en palabras como com-bat y com-pas, siendo las consonantes en aquél más largas que en éste. Afirma Gregoire que entre las oclusivas hay también diferencias, que son poco regulares las variantes advertidas en cuanto á la longitud en las voces que tienen una 7, mientras los erupos de sonidos en que figura una vo- cal nasal ó una r tienen una duración del todo variable, así hay di- ferencia entre las sílabas car de cardon, que es más larga que la ca de carton. En cuanto á voces como dépiter, débiter, se nota que por causa de su posición, sufre el peso de las dos sílabas que la siguen, se debilita, resultando las diferencias de longitud menos sensibles que en deépil y en débit. Después de extenderse en otras considera- ciones no menos interesantes, concluye Gregoire, que desde el pun- to de vista fonético, se advierte que las sílabas seguidas de una ex- plosiva sorda tienden á abreviarse Ó alargarse ante una sonora; ésta es una tendencia constante, pues las excepciones son poco nu- merosas. Otro hecho de no menor interés es el relativo al alarga- miento que alcanza la oclusiva de las consonantes sordas; se requie- re más tiempo para que los órganos estén en condiciones de funcio- nar cual corresponde al tratarse de la posición de p, t y h, compara- do con el necesario para las sonoras correspondientes. También afir- ma Gregoire que desde el punto de vista psicológico, es de notarse la acción regresiva ejercida por la consonante sorda sobre la sílaba EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 191 precedente. Millardet, en un estudio acerca de las inserciones de consonantes en sueco moderno, afirma que si se prescinde de las adiciones que no tienen un origen puramente fonético y fisiológico, como son aquellas que descansan en la analogía, puede decirse que la inserción de una consonante transitoria depende por lo general de la sucesión de dos fonemas de la misma clase: vocal + vocal, consonante + consonante. Esta proporción, que resulta cierta en la mayor parte de las lenguas indoeuropeas, se comprueba particu- larmente en el dominio de los idiomas escandinavos. Los casos es- tudiados por Millardet son los siguientes: 1. Vocal + vocal > vo- cal + consonante —- vocal; 2.” Consonante + consonante > conso- nante + consonante + consonante, éste es más raro; 3.” Sonante + sonante > sonante + consonante + sonante, los ejemplos abundan; 4. Consonante + sonante > consonante + consonante + sonante, y 5. Sonante + consonante > consonante + consonante + conso- nante. Estos ejemplos muestran que la inserción de las consonantes transitorias depende muy á menudo del encuentro de una vocal con una vocal ó de una consonante con una consonante. Para comprobar las afirmaciones que hace, ilustra su trabajo con una serie de tra- zados de sumo interés para los lingúistas. Roudet ha querido ana- lizar la clasificación de las vocales hechas por el gran fonetista in- elés Sweet, que modificó á su vez la de Bell y que descansa en los siguientes principios: 1. El contacto de la lengua y del paladar pue- de hacerse en la parte posterior, media ó anterior del canal bucal originando tres posiciones diferentes, que llama Bell back, mixed y front. 2. Que bien sea la articulación posterior, mixta ó anterior, la lengua puede tener tres posiciones principales en sentido verti- cal: high, mid y low. 3. En cada una de estas posiciones de la len- gua, el resonador bucal puede presentar dos estados diferen- tes, el normal, en el que se considera la vocal como primary; en el que se agranda por la retracción del velo del paladar y por la expansión de la faringe, denominándose la vocal wide, y 4.2 Cada vo- cal puede pronunciarse con la abertura de los labios, redondeada ó no redondeada (round ó not round), resultando treinta y seis vocales posibles y designándose cada vocal por sus cuatros caracteres. Al estudiar esta cuestión Roudet indica las modificaciones que ha he- cho Sweet, sustituyendo la distinción de Bell de vocales primarias y de vocales largas; distinguiéndolas en vocales estrechas (narrow) y vocales largas, basadas no en un cambio del velo del paladar y de la faringe, sino en el grado de tensión de los músculos linguales. In- 192 JUAN M. DIHIGO vestigaciones posteriores, al confrontar el sistema de Sweet con la realidad, han hecho comprender que las vocales existentes en diver- sas lenguas no corresponden con los treinta y seis tipos de clasifica- cación, teniendo que admitir Sweet matices intermedios, variedades de las vocales posteriores, mixtas y anteriores, variedades de las vocales altas, intermedias ó bajas. Y como esto no era bastante, tuvo Sweet que completar el sistema primitivo basándose en un nue- vo principio, del cual ha dicho que “además de las nuevas articula- ciones cardinales hay otras nueve articulaciones transpuestas (shifted). Hemos visto que las vocales mixtas normales están carac- terizadas, no sólo por una posición mixta, es decir, intermediaria entre las posiciones anterior y posterior, sino por la forma aplasta- da de la leneua. Las articulaciones transpuestas se obtienen combi- nando el aplanamiento de la lengua con la posición posterior, y las formas inclinadas de las vocales posteriores y anteriores correspon- den con la posición mixta. De este modo se tienen tres series: ¿n- mixed, out-back e im-front. Sweet denomina back-flat á las vocales mixtes-reculées. Cree Roudet que habría fidelidad en el pensamien- to llamado mixtes-descendantes á las out=back, mixtes-montantes á las ¿n-font, advirtiéndose en cada serie los tres grados: high, mid low, así como las formas narrow, wide, round y not round. El Profesor Chlumsky, al referirse al tránsito de los sonidos, manifiesta que al recorrer los trabajos de fonética experimental se nota la falta de unidad en la manera de limitar y de medir los soni- dos; pues si hay acuerdo en cuanto á los sonidos mismos, lo hay menos al tratarse del paso de los sonidos vecinos. En el trazado de la palabra papá se advierten dos clases de sonidos intermediarios: uno de la consonante p á la vocal a, otro de la vocal a á la consonan- te p. Unos dicen que es necesario atribuir los dos tránsitos á sus vo- cales; otros atribuyen los dos ó uno de ellos al menos á la consonan- te vecina y hasta otros dividen el tránsito en dos, distribuyéndolo entre la vocal y la consonante. Como este desacuerdo en el sentir de Chlumsky, perturba, de ahí el que se consagre á examinar la cuestión, haciendo observaciones atinadas como resultado de los diagramas que ilustran su trabajo. Otra investigación no menos interesante y debida al mismo autor es la relativa á una variedad poco conocida dela r lingual, sonido advertido en checo y con su co- rrespondiente grafía 7, siendo preciso para comprender la articula- ción de esta r checa, el remontarse á su origen. Después de estudiar los trazados de la pronunciación de su r, bien pronunciada enérgi- EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 195 camente ó con pronunciación ordinaria, logra, por medio del pala- dar artificial, la pronunciación de su r en los aspectos anteriormente expresados para comparar las variantes que puedan advertirse en uno y otro esquema. Antes de sintetizar sa opinión sobre el presen- te caso, estudia los trazados de la r y de la r inicial y media, auxi- liándose ya de los diapasones, como de tambores grande y peque- ño; igualmente analiza las variantes que ofrecen los trazados de 7 ral final de palabra. Concluye Chlumsky afirmando 19 que la 7 es una variedad de la 7 lingual, porque tanto la F como la rsearticulan por medio de la punta de la lengua contra los alveolos, generalmente por el toque de la punta. 2. La 7se distingue de la r desde el pun- to de vista fisiológico, en que se nota la intervención de los labios, mandíbulas, punta de la lengua, laringe, etc., y desde el punto de vista acústico, en que se aprecia el carácter sonoro de la r checa que no tiene la r, la conversión de la r en una silbante por la fuerza del soplo, la tenias de la 7 de las otras silbantes, tanto por la arti- culación como por el sonido. El Profesor Chlumsky, antes de ter- minar su trabajo, persigue la evolución del sonido de ren las len- guas hermanas, como pasa en el polaco, y ya el distinguido é inteli- gente Profesor Pernot ha indicado dicho sonido en ciertos dialectos del griego moderno. Pedersen halla en los dialectos irlandeses y en el galo escocés sonidos semejantes á la r checa. La fonética del Gua- raní ha originado una serie de consideraciones de singular impor- tancia, hechas por el Sr. Caballero como resultado de las experien- cias efectuadas en el Laboratorio de Fonética Experimental del Co- legio de Francia, siempre bajo la dirección del sabio Rousselot. Para realizar este estudio á conciencia, investiga las vocales por me- dio del paladar artificial, aprecia la nasalidad de las mismas, deter- mina el número de las semivocales, obtiene trazados de consonantes viendo si existen marginales, la particularidad de las vibrantes para después en el grupo de las constrictivas ver lo que ofrecen de peculiar las labiales, dentales, palatales, guturales, las semioclu- sivas y las oclusivas también en sus aspectos de labiales, dentales y guturales, finalizando con un cuadro relativo á la duración y otro á la altura. Otras experiencias tan interesantes como las anteriores, y con el sello que las distingue, han sido hechas por Rousselot en su Labora- torio. Entre éstas debemos señalar la fonética de un grupo de ainos, de ese pueblo, establecido en la isla de Yeso en los Kouriles del Sur y en la extremidad meridional de Sakhalin. Para realizar esta la- 194 JUAN M. DIHIGO bor, aprovechó la cireunstancia de exhibirse ainos en la Exposición anelo-japonesa que tuvo efecto en Londres, en la que podía el pú- blica apreciar una aldea de ainos. Utilizó en sus pesquisas el pala- dar artificial y el registrador, y merced á ellos, pudo analizar las vo- cales, sus variantes, sus timbres diferentes, los casos en que puede advertirse más nasalidad en una vocal que en otra, siendo preciso estudiar los trazados con sumo detenimiento para apreciar las va- riaciones de la nasalidad, para advertir en los diptongos cómo las vocales guardan su timbre. Refiriéndose al sistema de consonantes de los ainos, afirma que es simple y variado, contándose en él una aspirante, una fricativa labial, una silbante, una semioclusiva vi- brante, tres oclusivas y dos nasales. Termina Rousselot diciendo que la fonética de los anos es muy pobre en elementos significati- vos, pero de rara riqueza como medio de armonía y de expresión. De todos los trabajos de fonética experimental es para mí, sin duda, el de importancia notoria, el emprendido por Rousselot con el título de Diccionario de la pronunciación francesa; por el carác- ter de la obra, enteramente nueva, pues nada conozco hecho en este sentido, como por la significación del autor, los resultados prometen ser altamente satisfactorios, resolviendo definitivamente una cues- tión tan esencial como es la pronunciación en el aprendizaje de un idioma, más en el de la lengua francesa, que, con más ó menos com- petencia, casi todo el que se precie de culto la conoce. En vez de con- eretarse Rousselot á indicaciones someras sobre la pronunciación y la cantidad de las vocales, ha estimado conveniente dar el valor de cada uno de los elementos de las palabras, como son el timbre, du- ración, altura musical, intensidad, cada vez que sea preciso, como él indica, y sea posible en un trabajo de un tan gran aliento. En cuan- to á la clasificación de las vocales, considerando como sinónimas las expresiones agudas y cerrada, grave y abierta, admite para cada familia de vocal tres variedades fundamentales: cerrada, media y abierta, que podrán subdividirse cada una en otras tres: aguda, media y grave. Como un diccionario de pronunciación debe descan- sar en numerosas experiencias, en la imposibilidad de presentar to- das, no obstante el caudal que posee con las hechas en veinticinco años de su vida, se ha limitado en cada palabra á presentar dos tra- zados, el que resulta del soplo salido por la boca y el salido por la nariz en un sujeto dado sin perjuicio de hacer observaciones en otros sujetos pata poner de relieve á la vez, la variedad y la unidad de la lengua. La pronunciación de una lengua viva, añade, no po- EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 195 Profesor P. Rousselot Director del Laboratorio de Fonética Experimental del Colegio de Francia. dría ser ni uniforme ni fija, varía en una misma boca, según las cosas que hayan de decirse, los sentimientos que quieran expresar- se, según la forma de la frase y el lugar que ocupen las palabras en la misma, sin olvidar la influencia del medio, las condiciones y diver- sos grados de cultura. Como al lado de formas de uso permanente, hay otras, dice Rcus- selot, que no se presentan sino en circunstancia especiales, unas fa- 196 JUAN M. DIHIGO miliares y descuidadas usadas en la intimidad y con los inferiores, y otras solemnes, propias de la lectura, declamación, y obligatorias para con los superiores; en la duda, cree que es preferible atenerse á las formas elegantes y cuidadas. No queriendo romper con el pa- sado, ya que, como perito lingúista, sabe aquilatar el mérito de los elementos pasados en una lengua, que se modifica por la evolución sufrida, como organismo, ha pensado útil poner al lado de las for- mas vivas las pronunciaciones arcaicas ó caídas, por lo menos, en desuso; ellas, como muy bien dice, pertenecen á la historia y forman parte del pasado literario, por lo que considera de interés saber cómo se pronunciaban las lenguas de Ronsard, de Corneille, de Vol- taire, de Chateaubriand. Tras estas consideraciones interesantes, comienza su labor Rousselot estudiando la a en francés y determi- nando el número de a que se distinguen con toda claridad, señala la cantidad é indica la altura musical. Los éxitos de esta obra benedie- tina compensarán en parte los esfuerzos gigantescos que efectúa su autor por dar un carácter científico á la expresión léxica, y mien- tras más se la estudie y mejor se la conozca, irá %n crecendo si es posible que se eleve más, la sólida reputación que ha alcanzado en Francia y tiene muy merecidamente ganada en el extranjero. La fonética experimental ha enriquecido su instrumental con un nuevo aparato denominado Lioretgraphe, construído para el La- boratorio de Fonética Experimental del Colegio de Francia, ha- biendo encargado la Facultad de Letras y Ciencias otro para su Laboratorio también de Fonética Experimental. Este aparato se utiliza exclusivamente para la transcripción de los trazados del fonógrafo. Refiriéndose á él el distinguido Sr. Chlumsky, dice que no obstante los buenos resultados obtenidos por Hermann, trans- eribiendo, mediante un rayo luminoso, los trazados del fonógrafo, su procedimiento dista mucho de ser cómodo por los cambios del aparato transcriptor; el aparato de Lioret carece de este mal, y en cambio, al suprimir toda operación fotográfica simplifica la trans- eripeión y aumenta la seguridad. Tuve oportunidad de ver funcio- nar el aparato merced á la bondad, que agradecí mucho, del Sr. Lio- ret, y ocasión de oir á Rousselot expresarse en el sentido más enco- miástico. También Mr. Rosset ha inventado un aparato para la transeripción fotográfica del trazado del fonógrafo, y aun cuando el autor entiende de éxito lo concebido y ejecutado, no parece del mismo modo de pensar Rousselot y mucho menos Poirot, que en una controversia mantenida con Rosset, ha afirmado que no asegu- EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 197 ra en su aparato la fidelidad de la transcripción, que si el problema técnico estuviese resuelto, sería de un progreso innegable; pero que faltan las pruebas, y ni las curvas descritas por las dos palancas son del todo congruentes. Para la fotografía de la voz ha ideado Loth un aparato del cual dióse cuenta en los informes del Congreso de Sociedades científicas en 1909 (Ciencias). La invención, á juicio de Chlumsky, es muy ingeniosa, siendo de lamentarse que quede el aparato como un simple instrumento de laboratorio. Al lado de es- tos aparatos deben agregarse el fotográfono, el aparato de Lifehitz, con la única novedad en la manera de reproducir la voz, y el de Marage, que permite fotografiar, desarrollar y fijar inmediatamen- te las vibraciones que una membrana de caucho transmite á un pequeño espejo. Grande, extraordinariamente grande ha sido el movimiento de la ciencia fonética en estos últimos años; como prueba de ello, el Consejo de la Universidad de París ha aceptado, para dicho Cen- tro la creación de un Museo de los ** Archivos de la palabra?”- inau- eurándose el de los Archivos, en 3 de Junio de 1911 en presencia del Sr. Ministro de Instrucción Pública, y en cuyo acto expuso el Sr. Brunot su finalidad que no es otra más que conservar el sonido de la palabra viva, sobre todo en lo que respecta á los dialectos que des- aparecen y poder servir así á la enseñanza de la Lingúística. Tien- de también á la creación definitiva de una ciencia nueva, la Foné- tica, que participa tanto de la acústica como de la fisiología y de la lingúística, sin confundirse con ella, pues que mantiene sus méto- dos, sus instrumentos y sus sabios. Como mayor demostración de lo dicho, tenemos el haberse establecido en la Universidad de París un curso de fonética en cumplimiento del decreto de 31 de Mayo de 1898, el haberse recomendado en Austria, por orden del Ministe- rio de Instrucción Pública, la enseñanza de la Fonética y de la Lingúística á todos los estudiantes de todas las ramas de la Filolo- gía; el haber sostenido el Sr. Pernot en el Congreso de Orientalis- tas en Atenas, una tesis sobre las aplicaciones de la Fonética Expe- rimental al estudio de las lenguas vivas que mereció encomios ¡jus- tificados. La Facultad de Letras del Instituto Católico de París ofrece á los estudiantes dos cursos de Fonética Experimental á la semana; uno teórico de carácter general, y el otro práctico y apli- cado exclusivamente á la pronunciación francesa. El Colegio de Francia, por boca del Sr. Loth, Profesor de lenguas y literaturas célticas, consagra, cada semana, una sección al estudio de la pronun- 198 JUAN M. DIHIGO ciación gala; el abate Rousselot persigue sus estudios sobre la asi- milación y el ritmo en los diversos sistemas de versificación; el Dr. Thooris prosigue sus pesquisas sobre el timbre de las vocales; el Sr. Chlumsky, junto con sus estudios sobre el checo, auxilia á los que concurren al laboratorio, ayudándolos con su gran experiencia; el Sr. Iveoviteh estudia las entonaciones servias; el Sr. Barnil se con- creta al ritmo del catalán; el Sr. Hentrich, Profesor del Liceo de Gladbach, ha acudido al laboratorio del Colegio de Francia para estudiar y comprobar bien los materiales acopiados para su ““Wor- terbuch der Nordwestthúrineischen Mundart””, como el estudiante malayo Sr. Zapata Lillo y el Sr. Mladedenov docent de la Univer- sidad de Sofía han aprovechado el tiempo para investigaciones con- cretadas á sus idiomas respectivos. También Alexeief se ha dedica- do al estudio de los sonidos y tonos chinos; el Sr. Morgan Watcyn ha realizado experiencias sobre su dialecto nativo (Clamorgan, país de (rales), el Sr. Frans Aima ha escrito una tesis de fonética des- criptiva y experimental sobre el dialecto lapón de Inari, y el Sr. Popovic ha dado á luz un artículo que titula “Una pronunciación búlgara?”, que es el resultado de las investigaciones experimentales. Por último, diré que las Universidades de Grenoble, Lille, Montpel- lier, Naney y los cursos de vacaciones de Dijon, Honfleur, Lisieux, París, Rouen, Tours, Villeville-sur-Mer, han anunciado cursos de fonética para los extranjeros, lo que revela el gran entusiasmo que van despertando los estudios de esta ciencia. No es menos interesante lo que pueda decirse sobre creación de Laboratorios; en 1910, Hambureo ereó uno, confiando su dirección al Sr. Panconcelli-Calzia, antiguo alumno del Colegio de Francia. Igualmente ábrese paso esta enseñanza en la América del Norte, donde ya se han empezado á realizar trabajos que, si no acusan un resultado del todo satisfactorio, al menos revelan el esfuerzo y el en- tusiasmo de los que investigan en esos laboratorios, como así resulta en el de la Universidad de California. Para terminar, diré que los entusiastas por estas pesquisas no tienen motivo alguno para sentir desaliento, porque en medio de las grandes contrariedades experimentadas, muchos son los éxitos recogidos. No se alcanza el triunfo sino tras rudo batallar. La Fo- nética Experimental aún tropieza en la vía de su desenvolvimiento con la ignorancia de muchos que son á veces rémora para la conse- cución de su finalidad, pero ella se va abriendo paso cada día, por- que la Fonética, como ha dicho el gran Michel Bréal, “tiende á EL CONGRESO DE ORIENTALISTAS 199 ¿e anotar los hechos en vez de enunciar principios á priori. Cesará de hacerse la Fonética en el vacío con el auxilio de términos técnicos, sin duda, muy sabios, pero que no ofrecen sino ideas inexactas y va- cas. Muchos axiomas que parecían inatacables van á ser juzgados á la luz de la observación. No dudo que esta creación, cuya iniciativa es de nuestro país, deje de ser imitada por otro. Muchos se han sor- prendido al tener noticia de un Laboratorio de Fonética Experi- mental: ¿para qué ha de servir? No temo decirlo: de aquí á 20 años, nuestros sucesores se asombrarán en eran modo cuando se les ma- nifieste que hubo un tiempo en que se hacía fonética, en que se razo- naba, en que se enseñaba sin instrumentos y sin laboratorios””. A estas frases añade Rousselot lo siguiente: “Estas palabras fueron pronunciadas en Abril de 1897. ¿Habremos ganado la partida en 1917? Sin duda, si reunimos una colección de buenos trabajos. Es la mejor manera de contestar á las objeciones de los experimenta- dores que no son fonetistas, ó á los fonetistas que no son experimen- tadores.”? A poco que se observe se comprenderá bien que las pa- labras de Bréal no han caído en el vacío, y que las investigaciones ya efectuadas y las que se realicen en los cinco próximos años, coro- narán el magno esfuerzo del humilde y sabio sacerdote que con tanto brillo labora en un modesto rincón del Colegio de Francia, dedicando todas las vigilias al progreso de esa rama del saber humano. EL RITMO PSÍQUICO 1 POR EL DR. JOSÉ VARELA ZEQUEIRA Profesor titular de la Escuela de Medicina El grupo de jóvenes literatos que ha constituído la Sociedad de Conferencias, tuvo á bien designarme un turno para que contribuyese con mi modesto concurso á revivir entre nosotros el culto de estas nobles tareas, y á implantar en la tierra patria uno de los más fáciles y expeditos sistemas de comunicación de ideas que el moderno espíritu de propaganda ha sancionado. Confieso que me sedujo el programa ex- puesto por el señor Jesús Castellanos, y más aún la declaración de no es preciso ser artista de la forma oral, para tener derecho á ocupar esta tribuna, porque de lo que está necesitado el país es de ideas no de pala- bras, por lo cual debía solicitarse la cooperación de todos aquellos que se reconociesen capaces de dar un pequeño impulso á la labor de Fundación moral de la patria, aunque carezcan de las excepcionales dotes propias de la exposición artística. Gustaban nuestros mayores en sus fiestas literarias, de la elocuencia verbosa y efectista, de las conferencias de corte dramático, de las disertaciones pintorescas y retóricas que subordinan el valor y novedad de las ideas, á los pri- mores de la forma y colorido de las imágenes. No pretende la Socie- dad de Conferencias resucitar esos gustos y procederes inactuales, sino aclimatar, por el contrario, una forma menos artificiosa y más mo- desta de comunicación intelectual: la que con el nombre de lecturas públicas se ha ido generalizando en todos los centros de cultura. No me fué posible desairar el ruego de mis amigos; y, obediente al mandato, voy á continuar aquí, esta noche, en voz alta, alguna de las conversaciones que sostengo conmigo mismo entre una y otra visita médica, entre los cuidados de mi clínica y los deberes de mi 'átedra. Me asalta, sin embargo, al subir á esta tribuna, el temor de per- sistir todavía en nuestro público el arraigado prejuicio que ve pueri- les incompatibilidades entre el ejercicio de ciertas profesiones y el 1 Conferencia pronunciada en el Ateneo de la Habana, el 6 de Marzo de 1911, en la Sociedad de Conferencias. EL RITMO PSÍQUICO 201 culto desinteresado á la belleza: y acude también á mi memoria el recuerdo del malogrado escritor Manuel de la Cruz, y su libro Cro- mitos Cubanos, donde declara, al hacer la semblanza de un grande amigo suyo, que este rótulo, MÉDICO CIRUJANO, que se ostenta en la puerta de su hogar—traducido al romance literario—quiere decir: Aquí yace un artista. Y agrega á continuación: «Las implacables exigencias del sentido práctico de la vida, de- termináronle á ejecutar una especie de suicidio parcial, á mutilar sus facultades inmolando al poeta. Hay un cuadro, cuyo título y autor no recuerdo, en que un robusto mancebo, sentado en el banco de piedra de un jardín, 4 las luces de una tarde de otoño, estrecha entre sus brazos á una garrida muchacha, rolliza y membruda como un modelo de Rubens. Pero el mancebo, casi indiferente á la lozana moza que desmaya á su contacto, clava los ojos con ansiedad y deses- peración resignada en un pinar cercano, entre cuyos troncos aparece esbelta y melancólica, envuelta en tenue sudario, una virgen de perfil heleno, demacrada por el dolor y que lo mira con indecible tristeza. Es la primera novia del mancebo, es la olvidada, que se yergue como el espectro de imborrable remordimiento y que en su actitud de ídolo caído parece una tentación, que pasa y suspende á su antiguo amante, en el instante mismo en que va á saborear la miel de otros besos. ¡Cuántas veces en la prosaica realidad de la vida, no habrá visto surgir á los ojos Ge su ánimo, como surge la sombra de Banque á los ojos de la conciencia de Macbeth, la melancólica visión de su musa, que viene á ofrecerle las caricias de tiempos me- jores, y se vuelve desconsolada y llorosa.» Por supuesto, que ese poeta que ha desertado del cultivo de las letras y á quien tanto enaltece el panegirista con la benevolencia ciega del cariño fraternal que le profesaba, no tuvo jamás la preten- sión de ser un artista en la noble acepción de la palabra, fué cuando más un amateur que, para satisfacer necesidades imperativas de su espíritu, rimó sus emociones juveniles, espigó en los campos de la filosofía y de las ciencias naturales; pero que al consumar el sacrifi- cio de sus más caras devociones, en aras de conveniencias ineludi- bles, conservó el culto interno á sus ideales, y se mantuvo fiel al hada cariñosa que nos aparta de las rutas sombrías, y nos lleva al través de mares libres, al país encantado de la ilusión y del ensueño. Es verdad que abundan entre los hombres de profesión, seres conde- nados á una función mental exclusiva, verdaderos instrumentos mecánicos del engranaje social, que no pueden desviarse de su eje 202 JOSÉ VARELA ZEQUEIRA de rotación, porque el egoísmo de la comunidad les impone esta labor y disciplina del obrero, y no les perdona que distralgan sus fuerzas en actividades ajenas al trabajo que se les asigna. Así, muti- lada su personalidad, se atrofian sus otras aptitudes psíquicas, se embota la curiosidad científica y hasta las necesidades estéticas se hacen rudimentarias. Por fortuna, no todos se resignan á esa dura ley de castas, al papel de hombres diplomas, y reivindican la liber- tad de su pensamiento y el derecho á pernoctar, después de sus jor” nadas de trabajo, en los vastos campos de la hipótesis y de los sueños que nunca se realizan. A mantener tan falso concepto de las aptitu- des incompatibles, contribuye la división y subdivisión de los cono- cimientos, en grupos de ciencias que parecen radicar en dominios independientes separados por linderos infranqueables. ¡Funesto error! ¡Mundo físico é intelectual, leyes mecánicas y biológicas, estados de salud y de enfermedad, armonías y desarmonías, sublimes idealidades é impurezas de la vida, luz y sombras, placeres y alegrías; todo lo que dividimos y disociamos para comodidad de su estudio, ó por necesidades lógicas del espíritu, constituye la urdimbre compleja de la realidad del Cosmos! Hace ya muchos años, que leyendo un viejo y curioso libro, Hi- giene del Alma del Barón E. de Feuehtersleben, subrayé y comenté esta página sugestiva: (La vida del hombre, cual la de la naturaleza toda, consiste en una sucesión de contrastes que se equilibran. La ley de las compen- saciones rige en todo el universo: la vida circula por las arterias del mundo, dando pulsaciones alternativas. La naturaleza sigue esa ley hasta en la estruetura de las plantas, hijas al parecer de la paz y de la más perfecta calma, puesto que las forma mediante una serle de contracciones y de expansiones que se siguen y se preparan unas á otras: á cada nudo corresponde un desenvolvimiento del tallo. No hay superioridad sin defecto equivalente, como no hay ganancia sin pérdida, ni elevación sin caída, ni discordia sin reconciliación. A la par también en la vida del hombre (que es un mundo en miniatu- ra) adviértense continuas alternativas de fatiga y de reposo, de sue- ño y de vigilia, de júbilo y de pena. Nuestra existencia es un mo- vimiento circulatorio, determinado por oscilaciones continuas y equi- valentes.» Atraído más tarde por estudios propios de mi profesión, me ha parecido que sería interesante establecer un paralelo, relacionar en- tre sí esa propiedad biológica de nuestros órganos y tejidos llamada EL RITMO PSÍQUICO 203 flexibilidad, elasticidad, ó en términos más precisos, tensión arte- rial, tono muscular, ritmo motor, con esas otras cualidades de nues- tros estados anímicos en las que parece intervenir una fuerza que por homología pudiéramos llamar flexibilidad, tono mental, ritmo psí- quico. Concretándome al tema que me propongo desenvolver esta noche, pudiera emprenderse con provecho el estudio comparativo entre el orden y sucesión de nuestros estados de conciencia, entre el ritmo de las actividades internas ó ritmo psíquico y ciertos ritmos orgánicos bien conocidos: ritmo cardíaco, ritmo muscular, ritmo nervioso. Estas investigaciones tienden á buscar una explicación fisiológica, una base científica, á la ley que rige las oscilaciones, el flujo y reflujo de nuestras manifestaciones anímicas, y equivaldría á plantear un problema de esa psicología experimental que se cultiva hoy con tan sorprendentes resultados, y cuyas regiones, no bien exploradas toda- vía, están llenas de fecundas promesas y de halagiieñas perspectivas. Se argiúlirá, desde luego, que esas pesquisas encaminadas á establecer relaciones entre el alma y el cuerpo, son cuando menos infructuosas, pues las analogías y semejanzas que se descubran no serán otra cosa que expresiones verbales de hechos radicalmente distintos, pertene- cientes los unos á la materia, los otros al espíritu; que si nuestro lé- xico no tuviera una misma palabra para expresar hechos correspon- dientes á grupos fenomenales diversos, no se nos ocurriría cotejarlos entre sí. Es de advertir que cuando un psicólogo comprueba expe- rimentalmente que todo cambio en las actividades psíquicas va acom- pañado de una modificación orgánica equivalente, y registra, por ejemplo, de un modo gráfico las curvas de tensión arterial producidas por los esfuerzos de la memoria, ó mide la duración de las oscilacio- nes de la atención, no se preocupa de las cuestiones transcendentales y estériles que dividen á materialistas y espiritualistas; acepta, por el contrario, los hechos como datos de observación y estudio, cual- quiera que sea la realidad impenetrable de su esencia íntima; y sies fiel á esta disciplina mental, no se le ocurrirá verter la afirmación grosera de que el cerebro produce el pensamiento como el hígado pro- duce bilis. Una parecida objeción se oye en labios de los que critican á Spencer, fundador de la Sociología, y sobre todo á sus discípulos Schaffle y Lilienfeld por haber pretendido explicar los procesos so- ciales por medio de leyes biológicas, esto es, por querer deducir de las propiedades biológicas de los individuos, las relaciones entre los grupos. Niegan estos críticos que haya una identidad de esencia entre un organismo individual y lo que se ha llamado organismo so- 204 JOSÉ VARELA ZEQUEIRA cial, entre la estructura, crecimiento y acciones de los seres vivos y la estructura, desarrollo y funciones de las sociedades. Son hechos, dicen, pertenecientes á campos distintos, entre los cuales existen analogía, se pueden establecer comparaciones útiles para facilitar la exposición de las teorías óconcepciones científicas, pero que no prue- ban la comunidad de naturaleza. El error en que incurren estos eríticos es suponer que la psicología moderna y la sociología spence- riana se preocupan delas cuestiones trascendentes y que dan á las pa- labras, como símbolos de ideas absolutas, mayor valor que el que se les concede en toda teoría científica á las fórmulas verbales. La ver- dad concebida como absoluta, independiente de la experiencia, an- terior á toda prueba y verificación, la verdad objetiva é inmutable, superior á todos los procesos históricos y vicisitudes humanas, cuy: pupila radiante, abierta sobre la eternidad, lleva su luz al fondo mis- terioso de las cosas; que cuando se muestra en su desnudez esplén- dida subyuga á todas las inteligencias; es una deidad que nadie ha visto ni poseído jamás, es una vacua y estéril abstracción del raciona- lismo. Lejos de existir un objetivismo puro, todas las verdades van impregnadas de la personalidad que las ha concebido, ya que en cier- to modo son siempre individuales. En presencia de un misnio pro- blema tiene cada espectador un punto distinto de mira, y sus pers- pectivas son diversas; á tal extremo, que la doctrina moderna bau- tizada por M. Schiller con el nombre de humanismo, afirma que todas nuestras verdades son productos humanos. Así, mis ideas sobre objetos. sensibles y concretos, ó sobre objetos mentales y realidades abstractas, ó sobre sus relaciones recíprocas, las tengo por verdaderas cuando puedo verificarlas de un modo inmediato, ó las compruebo indiree- tamente, ó bien, cuando están contenidas, como proposiciones lógi- cas, en inducciones de sentido universal ó axiomas. Son asimismo verdades para mi uso todos aquellos principios ó teorías que llevan la paz interna y la cohesión á mi pensamiento, y armonizan el legado de creencias que recibí de mis antepasados con el cúmulo de hechos que me aporta la experiencia. Estas ideas y nociones son mis ver- dades, porque me han apartado de muchos peligros ciertos, me guían en los pasos sombríos de la vida real, me procuran satisfacciones po- sitivas, y seacuerdan con mi modo de ser y mi temperamento moral. Allá en el fondo de mi conciencia tengo archivadas ciertas verdades que me son repulsivas y odiosas, porque, como ruídos discordantes y agresivos, suelen echarme á perder las mejores armonías de mis ratos de solaz. En cambio, tengo otro grupo de ideas y conceptos de cu- EL RITMO PSÍQUICO 205 ya verdad no estoy seguro, ó en los cuales vislumbro la falsedad y el engaño, y que, sin embargo, me atraen y seducen y los amo y culti- vo cariñosamente: errores y ficciones de la vida interna que desem- peñan la misma función directriz de las verdades más fecundas prác- ticas y eficaces, pues me confortan y alientan, y me ayudan á hacer la vida más digna de ser vivida. Me ha parecido pertinente esta profesión de fe pragmática, acep- tando en sus líneas generales la teoría de la verdad de Willian James, para que no se me prohiba en nombre de un método petulante, el fantasear libre y utópicamente sobre un tema serio, ni se me pida el rigor científico de una disertación dogmática y soporífera. Está al alcance de todos el comprender, que así como cada individuo nos re- vela en sus actitudes, en su marcha y mímica habituales un ritmo motriz peculiar de su ser físico, debe poseer también un ritmo inter- no exponente de su personalidad psíquica. Ritmo motriz y ritmo psíquico son las dos fases inseparables, el anverso y reverso de la do- ble personalidad física y mental de cada hombre. Conocer á alguien por sus rasgos fisonómicos más salientes, es bien poca cosa, es el co- nocimiento exterior y estático; hay que penetrar en el fondo de su vida afectiva, conocer las armonías y discordancias de su organismo individual, conocerle en acción, en su conducta, es decir, dinámica- mente: en lenguaje vulgar, saber de qué piecojea. El hombre, como objeto de experiencia y estudio, debe hacerse vibrar; pues así como todo cuerpo sonoro herido convenientemente emite un sonido de tim- bre peculiar, el individuo al contacto de la realidad vibra al unísono y compás de su temperamento y carácter, tiene un modo especial de reaccionar, de transformar cada excitación ó impulso en sensaciones, ideas y voliciones, acomodadas al tono nervioso, al timbre y ritmo psíquico que le son peculiares. No se comporta de igual modo ante un mismo estímulo, el flemático, el sensitivo y el emocional impul- sivo. La edad, el sexo, las profesiones, la raza, imprimen modifi- caciones características al ritmo psíquico... Todo lo que modifique la constitución física, el temperamento moral y el carácter, puede di- versificar á su vez los múltiples y complejos elementos que integran el ritmo vital. Por eso los que están dotados de sensibilidad exqui- sita, imaginación creadora y temperamento artístico, vibran como arpas solias sacudidas por el torbellino de las cosas, y al embate tur- bulento de la vida. Conmovidos en sus fibras más íntimas, exterio- rizan en frases musicales, en inflamadas estrofas líricas, en caden- clas motrices, la sucesión armónica de sus estados de conciencia. 206 JOSÉ VARELA ZEQUEIRA Todas las bellas artes, el baile, la música, la poesía, son la expresión armónica más perfecta y pura de nuestros ritmos internos. Las ne- cesidades orgánicas, apetitos, deseos, aspiraciones y tendencias que integran la personalidad, surgen del fondo de nuestro ser en deman- da de satisfacción. Los placeres, con sus múltiples gradaciones y ma- tices, nacen de la satisfacción de esas necesidades y tendencias, como el dolor y sus numerosos estados afectivos, se originan cuando aqué- llas son contrariadas. Deseos y tendencias contrariados ó satisfe- chos, sucesión de placeres y dolores, he aquí la trama íntima de los estados de conciencia, desde las más fugaces emociones á los más in- tensos paroxismos del sentimiento y las pasiones. Placer y dolor se suceden con periodicidad rítmica. Ninguno de ellos puede perdurar en la conciencia sin anularla, sin extinguir la fuerza misma de su producción. Existen como los polos opuestos de la sensibilidad, y no se concibe el uno sin la existencia del otro. Acabamos de enunciar una ley del ritmo psíquico, de tanto valor práctico como norma y guía de nuestra conducta y como postulado del arte y ciencia de la vida, que sería conveniente encontrarle una explicación fisiológica. Permitidle al profesor de anatomía una li- gerísima digresión técnica. Es hoy una teoría aceptada por cuantos tienen alguna noción de la estructura del cuerpo humano, que todos nuestros órganos y teji- dos están constituídos por elementos celulares, por verdaderos orga- nismos dotados de vida propia; que se agrupan formando colonias, asociados entre sí por conexiones vasculares y nerviosas. Nuestro cuerpo es un agregado social, una federación de estados cuyos ciuda- danos son las células. Entre estos elementos celulares los hay que, por su delicada textura, por tener una función muy especializada y constituir el parenquima de las vísceras, representan los elementos nobles y vitales. Las otras unidades celulares, las que forman la clase plebeya, son meros elementos de sostén, y sirven de cemento ó argamasa de la estructura corporal. Aunque cada grupo de células nobles, hepáticas, renales, nerviosas, etc., goza en cierto modo de vida propia, no puede existir sin el concurso y solidaridad de los otros, á tal punto que cuando en uno de ellos se produce una per- turbación del orden vital, los elementos de los demás territorios or- gánicos acuden á restablecer el equilibrio, por procedimientos de de- fensa bien conocidos de los médicos. Ahora bien, cada una de estas células es un pequeño fragmento de la substancia compleja y delica- dísima á que dió Hugo Mohl el nombre de protoplasma y cuya ines- EL RITMO PSÍQUICO 207 tabilidad prodigiosa depende del doble proceso de integración y des- integración á que está sometida, es decir, del movimiento por medio del cual los materiales nutricios aportados por la corriente sanguínea almacenan energía potencial, y del movimiento antagónico en cuya virtud restituye los productos de consumo y desgaste y cede ó trans- forma las energías acumuladas. Flujo y reflujo de materia viva, car- ga y descarga alternativa de energías, integración y desintegración —interrumpidas por paasas funcionales de reposc—he aquí el tipo más sencillo y elemental del ritmo, tal como se observa en la vida de las células, asiento material de todos los actos vitales. Esta activi- dad periódica de los elementos celulares, nos explica otros ritmos más complicados. Así el ciclo ó revolución cardíaca se divide en tres tiempos: 19 Sístole ó contracción de las aurículas; 29 Sístole de los ventrículos; 32 Pausa ó reposo de todo el corazón. La onda contractil que se propaga rítmicamente desde la base á la punta del corazón, pone en actividad alternativamente las fibras musculares con intervalos de reposo. A su vez el ritmo respiratorio, no depende solamente de las contracciones alternativas y armónicas de los mús- culos inspiratorios y expiratorios que producen la ampliación y de- presión del torax, sino de la acción rítmica coordinadora de mecanis- mos nerviosos muy complicados (Luciani). Forman parte de tales mecanismos, grupos de células nerviosas escalonados en la médula, en el bulbo y corteza cerebral, centros respiratorios cuyas excitacio- nes é impulsos rítmicos determinan todas las numerosas variedades de la función respiratoria. Lo que acabo de decir de las células en general se aplica igual- mente álas células nerviosas de más elevada jerarquia, á las neuronas, que sirven de substractum á los fenómenos psíquicos y 4 todo el con- tenido de la conciencia, pues lo que objetivamente llamamos excita- bilidad y agotamiento celular, es subjetivamente sensibilidad y fatiga. La energía total de un sujeto en un momento dado, es la suma de energías de sus centros nerviosos y de sus diversos aparatos muscu- lares; y el modo como esa energía se distribuye y reparte periódica- mente, es el ritmo característico de su individualidad. Esa fuerza acumulada puede seguir vías diferentes: ora se transforma en idea- ción, en vibraciones internas ó se consume en trabajos mecánicos. Los seres bien equilibrados, distribuyen sus energías sin que éstas se descarguen habitualmente en una sola dirección. Los desequilibra- dos, sean del tipo sensitivo, ó del tipo impulsivo, son casos de arít- mias psíquicas. El neurasténico, por ejemplo, está caracterizado por 208 JOSÉ VARELA ZEQUEIRA el hecho de que el menor esfuerzo de actividad mental ó física lo fa- tiga: sus energías se agotan de modo rápido y se reparan con lenti- tud é incompletamente. Sirvan estas someras indicaciones para comprender por qué los dolores y placeres no pueden perdurar en la conciencia. La vida no es ni un goce ni un sufrimiento perpetuo. Los que aceptan la exis- tencia, deben, mientras la consideren digna de ser vivida, adaptarse dócil ó heroicamente á la ley de los contrastes necesarios, vivir los días serenos y luminosos, y vivir también las noches sombrías y tor- mentosas del espíritu. ¿Qué pensar de las concepciones optimistas y pesimistas sobre el universo? Hasta ahora, ninguna puede vanagloriarse de haber re- suelto el problema fundamental del valor positivo de la vida huma- na, pues el balance general de todos los males y bienes que encierra, presupone la valoración de cantidades heterogéneas que no pueden medirse, ni expresarse numéricamente. Pese á todas las teorías ra- dicales sobre esta cuestión, los más fervorosos optimistas no han po- dido ahogar el clamor de muerte, el lamento de angustia y desespe- ración que se levanta de todos los ámbitos del mundo para desmen- tir tan beatíficas visiones; ni las prédicas del pesimismo han logra- do callar el hosanna victorioso, el salmo de vida que entonan las ge- neraciones nuevas, apercibidas para la lucha, al grito herido de ¡ade- lante y por sobre las tumbas adelante! ¿Qué prodigios de lógica y de cien- cia pueden extinguir en corazones sanos y vigorosos el ansia de vida, ni la resolución de afrontarla con todas sus consecuencias? ¿Qué po- der tiene el raciocinio para inundar de luz los horizontes brumosos de un espíritu hipocondríaco? En un mismo individuo la disposi- ción del ánimo cambia como las estaciones, y alguien ha dicho que la alegría es el buen tiempo del espíritu. La edad es también un predisponente: no se cosechan en la juventud los frutos sazonados de la experiencia, ni en la edad provecta las rosas perfumadas del amor y el ensueño. Lo que importa al arte difícil y refinado de saber dis- frutar ó soportar la vida, es poseer la flexibilidad de acomodación necesaria para adoptar aquellas creencias que mejor convengan á la estación reinante en nuestro espíritu, como se elige el traje más ade- cuado á la temperatura ambiente. Cuando alguna de las muchas decepciones que amargan y enve- nenan la vida, nos asalta súbitamente, y perturba nuestra paz y equi- librio internos, suele ser saludable la lectura reposada de algunas páginas de Schopenhauer. El acre pesimismo Obra como un suave EL RITMO PSÍQUICO 209 paliativo. Más eficaz resultará todavía el revivir en la memoria los propios hechos y las personales experiencias y lecciones que nos ini- ciaron en el conocimiento de los aspectos sombríos de la naturaleza humana. Poder clasificar rápidamente un hecho doloroso é inespe- rado, es despojarlo de la cualidad que lo hace más cruel y temible: lo inusitado é imprevisto. Si la experiencia propia se pone de acuer- do con la experiencia acopiada por la porción más selecta de la hu- manidad, no creeremos que somos víctimas de un accidente anormal y fortuíto, sino de un hecho frecuente en todos los tiempos y países. La interpretación pesimista de la vida, la filosofía de los que afirman que sólo el dolor es positivo, ha fortalecido y consolado muchos es- píritus, en los más duros trances de la vida. Nonos privemos, pues, de sus enseñanzas, como no prescinde la medicina delos jugos amar- gos y nauseabundos que curan ó alivian. Tampoco sería juicioso aceptar sus máximas y aforismos como norma de conducta para ser obedecida en todo tiempo, pues cuando un rayo de sol vívido y ca- liente, reflejado por un cielo azul y altísimo, penetra en nuestra alma ávida de emoción estética, sería cruel é insensato internarse en las selvas sombrías del pesimismo y apartar la vista de las perspectivas que nos embargan. Guardémonos de ver en las conclusiones mora- les de ninguna filosofía pesimista ú optimista, por amplia y sintética que nos parezca, una visión completa de la vida. Desconfiemos más todavía de aquellos sistemas fragmentarios que se erigen sobre la ne- gación de uno de los dos polos de la conciencia: el placer y el dolor. A este respecto la historia de la filosofía nos ha enseñado más que cualquier sistema filosófico aislado. Nos enseña que la inteligencia del hombre, inquieta y aquejada del ansia insaciable de darse una explicación de cuanto le circunda, ha explorado todas las vías ase- quibles, ha contemplado el mundo desde todos los puntos cardinales de su observatorio, para volver al punto de partida, siempre acosado por curiosidad no satisfecha, queriendo demostrar todo lo que cree, y necesitado por ley ineludible de creer algo que no puede demos- trar. Hace ya tiempo que la filosofía ha recorrido todos los puntos de vista del observatorio humano sin haber descubierto nada nuevo. Obligados á percibirlo todo al través de los vidrios ahumados de nuestras sensaciones, la realidad absoluta de las cosas cae fuera de nuestro campo visual. Podríamos afirmar, según esto, que todos los sistemas filosóficos están á igual distancia de la realidad, ó que no podremos comprobar nunca la distancia que los separa de la verdad objetiva. En otros términos: las filosofías no tienen ningún valor 210 JOSÉ VARELA ZEQUEIRA absoluto, si bien tienen el valor relativo inapreciable de ser auxilia- res eficaces en el arte de la vida, pues nos guían, alientan y consue- lan en los días prósperos ó adversos de la existencia. Notemos que los individuos que llegan á cierta cultura mental toman del fondo común de las creencias filosóficas, los conceptos generales, las ideas motrices, las lecciones de conducta moral, la orientación, en suma, más adecuada á su mejor funcionamiento y equilibrio, como toman los seres vivos del medio circundante las sustancias más necesarias á su nutrición. “De aquí la conclusión á que deseaba llegar, que las tendencias y postulados filosóficos, por antagónicos que parezcan en- tre sí, pueden auxiliarnos en los contrapuestos trances y encrucijadas de la vida. Cada pensador y moralista se ha forjado un sistema de conducta y un ideal de vida de acuerdo con su temperamento y su ritmo psí- quico. Vemos, por ejemplo, á Eca de Queiroz desertar de la Ciudad y refugiarse en la Sierra y parafrasear la Vida retirada de Fray Luis de León: Qué descansada vida La del que huye el mundanal ruido.... John Lubbock, embriagado de la Dicha de Vivir, traza un cuadro paradisíaco de las horas más apacibles de la felicidad humana; y mientras Wagner catequiza á la juventud con el programa de Vida sencilla, proclama Roosevelt con su libro y su ejemplo las excelencias de la Vida intensa, y Nietzsche pone en boca de Zarathustra «que siendo imposible una vida feliz, lo que el hombre puede realizar de más bello, es una Existencia heroica, una existencia en que, después de haberse consagrado á una causa fecunda en bienes de orden ge- neral, y haber afrontado grandes dificultades, retorna finalmente victorioso, pero poco ó nada recompensado. » ¿Cuál de estos ideales de vida es el más verdadero? ¿Qué será más provechoso al hombre, gustar moderadamente de los bienes de la vida con el mínimum de dolor y esfuerzo, ó exaltar las energías vitales «para conocer las cimas extremas de la dicha y de la desgra- cia, las más embriagadoras victorias como las más terribles derro- tas»? Nos parece tan inasequible encontrar una fórmula sabia y abstracta de aplicación 4 todos los casos, como pretender templar á un mismo tono las infinitas variedades del ritmo psíquico. Siempre que leo algunas páginas del libro de. Wagner Vida sen- cilla, surge en mi memoria, por natural asociación de ideas, la imagen de la vieja capital del Camagiiey, tal como la conocí y per- EL RITMO PSÍQUICO 911 dura en los recuerdos de mi adolescencia, sin sus actuales refina- mientos de ciudad modernizada, con su fisonomía de ciudad medio- eval, casi aislada del resto del mundo. Los moradores de esta nueva Arcadia, enclavada en el centro de la Isla entre inmensas sabanas y selvas vírgenes, vivían vida honesta y laboriosa, compartiéndola en suave sucesión de días felices, entre las rudas faenas campesinas, y sus deberes cívicos. Como muchos de sus primitivos pobladores pro- cedían de la más pura nobleza española, las familias á que dieron origen, conservaron la índole, costumbres y tradiciones de sus ma- yores, el fervor religioso, el espíritu caballeresco, el don de la hos- pitalidad, y—hasta como caso singular de supervivencia de la forma oral —conservaron en su lenguaje, palabras y modismos arcaicos, que habían caído ya en desuso en todos los países de habla castellana. En las gallardías y virtudes de su juventud, en la gentileza de sus matronas, en la noble apostura de sus ancianos octogenarios, pare- cían haberse acendrado las excelencias de raza de sus progenitores. Tenían el hábito de dormir Ja siesta; y en las horas bochornosas de la tarde, bajo la sombra que proyectaban los vetustos aleros de las casas, la ciudad reposaba silenciosa. Como guardianes de la paz y descanso de los hogares, se erguían las torres de sus numerosas igle- sias parroquiales, y parecía que con el ritmo cadencioso y lento de sus campanas arrullaban el sueño apacible de sus felices moradores. Ahora comprenderéis por qué un camagiúeyano ilustre, el Dr. Gonzalo Aróstegui, debió ser el traductor del libro de Wagner Vida sencilla. ¡Qué contraste entre las suaves oscilaciones de esta vida patriar- cal, y la actividad vertiginosa de las grandes ciudades comerciales! ¡Cómo cambia y se intensifica el ritmo vital! En presencia del her- videro humano de una urbe moderna, el habitante de las comarcas rurales se siente anonadado y suspenso, hasta que el vértigo del mo- vimiento lo fascina y sugestiona; redobla entonces su marcha, y sin darse cuenta de ello, se siente incorporado á la febril muchedumbre, que, como á un grano de arena, lo envuelve y arrastra en el flujo y reflujo de su marea viviente. Para estas gentes aquejadas de la ob- sesión del tiempo, para los temperamentos activos y las naturalezas dotadas de exuberantes energías, el libro de Wagner carece de sen- tido. El ansia de gloria resonante, de poder y riqueza, pone en alta tensión sus centros motores y realizan verdaderos prodigios de ener- gía. Así Roosevelt es un ejemplar selecto de la civilización ame- ricana. Soldado, cazador de fieras, político, estadista, literato, su 912 JOSÉ VARELA ZEQUEIRA ideal supremo es batir el record en todos los dominios de sus múltiples y al parecer contrapuestas actividades. De los campos de batalla pasa al tráfico de sus negocios personales; cuando cesa en la impo- nente labor y responsabilidad de gobernar noventa millones de hom- bres, se interna en las selvas inexploradas del Africa, para afrontar los peligros de la persecución de fieras; y tras una tourné por las pri- meras instituciones docentes de Europa en que diserta, ex abundancia cordís, acomete, sin punto de reposo, una campaña política, y pone al servicio de su causa, la formidable tempestad de pasiones que le- vanta su elocuencia inagotable.—« ¡ Adelante, y manos á la obra —exclama—cualquiera que ésta sea, grata ó ruda; esforcémonos siempre por vencer; aprendamos á laborar y sobre todo á esperar: tras de la noche viene el día y después de los sufrimientos está Dios.» Para ajustar 4 tal diapasón la vida humana, preciso es contar con grandes reservas de energía potencial, de donde resulta que los que no tienen en su fibra orgánica la flexibilidad y resistencia nece- sarlas, caen en la arena, víctimas de la ruína cerebral y la locura. Del estudio de las propias estadísticas de los Estados Unidos deduce el profesor A. Mosso, de la Universidad de Turín, que los políticos de la Unión americana rinden un tributo á la locura, superior á la de los judíos de Europa, que excede de un tres por mil. ¿Qué parentesco espiritual existe entre la Vida intensa de Roose- velt y la Vida heroica de Nietszche? Salta á la vista que en el fondo del ideal de Roosevelt brota inexhausta la fuente del sentimiento religioso; cree que su pueblo, elegido de la providencia, cumple una misión civilizadora y que él obedece un mandato divino sirviéndola devota y esforzadamente. Nietszche, por el contrario, afirma quelo que vale la vida en su totalidad nadie puede decirlo, que ignorará siempre si hubiera sido mejor para él existir ó no existir; pero ama la vida, y la acepta heroicamente con todas sus consecuencias. “Ya que vivo—dice—quiero que la vida sea, en mí y fuera de mí, tan exuberante como sea posible. Diré, pues, sí á todo lo que haga la vida más bella, más digna de ser vivida, más intensa. Si se me demuestra que el error y la ilusión pueden servir al desarrollo de la vida, diré sí al error y á la ilusión; si se me demuestra que los instintos calificados de malos por la moral actual—por ejemplo—la dureza, la crueldad, el engaño, la audacia temeraria, el genio belico- so, son de tal naturaleza que aumentan la vitalidad del hombre, diré sí al mal y al pecado; si se me demuestra que el sufrimiento con- curre tanto como el placer á la educación del género humano, diré EL RITMO PSÍQUICO 213 sí al sufrimiento. Al contrario, diré no 4 todo lo que disminuya la vitalidad de la planta humana. Y si descubro que la verdad, la vir- tud, el bien, en una palabra, todos los valores respetados y reveren- ciados hasta el presente por los hombres, son dañinos á la vida, diré no á la ciencia y á la moral.” Dejemos á los discípulos de Zarathustra esperar, en los linderos del delirio, el advenimiento de la casta privilegiada de seres superio- re3 para quienes fué concebida la doctrina moral del super-hombre. El resto de los mortales, los que formamos legión en todos los confi- nes del orbe civilizado; los que no somos elegidos de los dioses, ni genios, ni apóstoles, ni profetas, ni ostentamos la aureola de excelsi- tudes extra-humanas, tenemos que prescindir de los ideales heroicos, y acomodar nuestras actividades á ritmos de tesitura menos alta. Amamos, sí, la vida y la queremos vivir completa: queremos á la vez discurrir y soñar. Para lo primero, no hay más que una sola disciplina: la que han abierto á la curiosidad y civilización contem- poránea los métodos científicos del positivismo. Para lo segundo, para amar, creer y soñar, las promesas de los sistemas positivistas han fracasado ruidosamente en nuestros días, como habían caído ya bajo la crítica demoledora, las estructuras ideales de tantas comuniones filosóficas. Aquellos de nosotros que Jleven en su frente los tatuajes indelebles de las viejas supersticiones, la tara de herencias atávicas y los prejuicios de la educación, harán bien en profesar y acogerse á los dogmas de alguna religión militante que borde de ilusiones bien- hechoras la senda que les toque en suerte y dulcifique las horas mor- tales de sus miserias. Para los que han perdido la fe en la virtud curativa de las aguas lustrales, y no comulgan en ningún sectarismo filosófico, quedan aún vías lumino as para difundir las ansias de su espíritu y su necesidad de ilusión, quedan otras religiones menos vastas y comprensivas, las que llamaría Emilio Faguet las pequeñas religiones: la profesión, la patria, la familia, y la más pura florecen- cia de la vida, el culto apasionado y libre de la belleza. BIBLIOGRAFIA I.. Nuevos métodos para resolver ecuaciones numéricas, por José Isaac DEL CorRAL—Ingeniero de Minas La obra es un tomo de unas trescientas páginas, dividida en una Introducción y ocho capítulos; en la primera se explica el objeto del libro y al mismo tiempo se da la regla para escribir la función sobre la cual funda el autor su obra; esta función la llama el Sr. Corral enleríana; y da para escribirla la siguiente regla: “se multiplica cada uno de los términos de la ecuación por la diferencia que existe entre el grado de la ecuación y el grado de cada uno de los términos v. gr.: si la ecuación es m mil SO E E (0) 1 el m la euleriana será: j mi HS) E A na 1 1 ml m La tesis principal de las deducciones (es que en la teoría de la resolución numérica de las ecuaciones, la euleriana de la función propuesta goza de tanta importancia y con su empleo se resuelven absolutamente todos los problemas que con la derivada de la mismo». De aquí el autor cree encontrar una cierta dualidad, que en el resto de la introducción trata de probar poniendo en parangón, los teore- mas que emplean las derivadas, con los que emplean la euleriana; de que luego volveremos á ocuparnos. El primer capítulo se refiere á las raíces complejas de una fun- ción real; en este capítulo se viene á tratar de la aplicación del teo- rema de Cauchy que se refiere al número de raíces encerradas en un contorno y que sólo exige que la función sea entera, es decir que loS exponentes sean números enteros y positivos, al caso particular en que la función no sólo es entera, sino que los coeficientes son núme- ros reales, constituyendo así lo que se llama una función real; esta restricción permite al autor poner en vez de la expresión general BIBLIOGRAFIA 215 P+Q V-1; esta otra M+ y N V-1; que sólo puede aplicarse á las funciones reales, esto hace que se pueda cambiar algo las conclusio- nes del lema preliminar y así en vez de la conclusión general que dice: == se anulará 2n veces (siendo n el grado de multiplicidad de la raíz x + y V-1) pasando de positivo á negativo; tenemos esta 10) 10) se anulará 2n veces, y anulándose pasará I N siempre de positivo 4 negativo si y es positivo, y de negativo á po- 10) otra, “que la relación sitivo si y es negativo; la identidad de ambas conclusiones sería O completa si en vez de N pusiéramos y N, tanto es así que el autor se vale de la demostración del teorema general que da Serret en su Algebra, y para hacer ver sus conclusiones hace la sustitución antes dicha. El teorema general, por esta causa sufre una modificación que consiste en esto: «supongamos que la relación a anulándose con cambio de signo, pase de positiva á negativa K veces; y sea K el- 1 número de veces que en anulándose pase de negativa á positiva la diferencia Y = K — K será siempre igual al doble 2 (p —p ) 1 2 1 del número p de raíces imaginarias de coeficiente imaginario posi- 5) tivo, menos el número p de raíces imaginarias, incluídas en el con- 1 torno, pero con parte imaginaria negativa» en vez de la conclusión general que dice: (K — K = Y será siempre igual al doble 2* del 1 número de puntos—raíces ó de raíces de la ecuación $ (z) = O que se encuentran comprendidas en el interior del contorno”. La diferencia es consecuencia de la variación que se le ha hecho sufrir al lema escapando por otra parte en el primer caso el número de raíces reales que pudiera tener la ecuación dentro del contorno considerado, mientras que en el teorema general todas se encuentran comprendidas; por otra parte la demostración está basada en las mismas consideraciones ó al menos muy análogas á las de Sturm y de Liouville que sirven para demostrar el teorema; creo que más bien que un teorema distinto; es el mismo de Cauchy aplicado al caso de una función real en esta parte el autor no hace intervenir su nueva función. 216 BIBLIOGRAFIA El párrafo 29 y el 39 se refiere á las características de Kronecker; y á las raíces imaginarias conjugadas, probando por medio de las características que el número de raíces imaginarias con coeficiente positivo es igual al número de raíces con coeficiente de la parte ima- ginaria negativo. En el segundo capítulo, trata el autor de la definición y propie- dades de la euleriana; supongamos la función m ml ACA A E 0) 1 1==11 m su primera derivada es: 11 m—2 M6 mata (mM) aa e O a (0) il mal! tomando la diferencia: m-—1 m2 ml (A) = ax. -.2ax La =D aa 1 2 il m esta es la función “euleriana primera». Encuentro que esta función denominada euleriana, no es otra cosa que una derivada, y como tal gozará de todas las propiedades de las derivadas. Tomemos la función entera, dada por el autor que es: m ml 12 MES A A A 19) 1 2 m Reemplacemos x por — y multiplicando por u* tendremos: u m nl Ml m o AI e A O A o, O 1 ml m Euler en su teorema sobre las funciones homogéneas dice: da suma de las derivadas parciales, multiplicadas respectivamente por la variable correspondiente, es igual al grado de la función por la función; luego: a A o Xx u mf(x, u) — x P(x, u) =u P(x, u) >:€ u hagamos u = 1 entonces viene á ser: m f(x) — x (x=) =P(x) > u=1 luego la euleriana viene á ser la derivada con respecto á u de la fun- BIBLIOGRAFIA 217 ción hecha homogénea, teniendo cuidado de hacer en ella u = 1. Esta derivada es en el caso actual: mole 12 m-—2 m-—1 ax +F2axu +.... F(m-l)axu +mau 1 2 m-—1 m haciendo u = 1 m-—1 => ax +2ax +... F(m—l)a x+ma. 1 2 mL m que es la euleriana del Sr. Corral. Siendo pues una derivada, los demás teoremas son consecuencias inmediatas; teniendo en cuenta una cosa; que cuando el resultado de combinar varias funciones, no da un resultado homogéneo, es necesario para aplicar la regla correspondiente de las derivadas, que se hagan las funciones que intervienen homogéneas y de grado igual al de la mayor. Quiero decir que si por ejemplo se trata de la suma de dos funciones: == MES) v= 4 (x) una de grado m, y otra de grado n; al to- mar la suma (v + e), no puedo decir que la euleriana de la suma es igual á la suma de las eulerianas de los sumandos á menos que no haya hecho antes las dos funciones «+ y w homogéneas y de grado m que es el mayor; ó lo que hace el aut »r tener en cuenta la diferencia de los grados; esto es una desventaja que tienen las eulerianas; sobre las derivadas corrientes de x. En la multiplicación de dos funciones después de haberlas Lecho homogéneas del grado respectivo, como a! efectuar el producto el re- sultado queda homogéneo, se puede aplicar la regla conocida. El párrafo 6, es una aplicación del teorema de Leibnitz. Los párratos correspondientes á las raíces múltiples á mi parecer no son nuevos, porque tomando el teorema de las funciones homo- géneas hemos llegado á la fórmula: mf(x) — x P(x) =P (x) Ex u=1 toda raíz común áf(x) y áf'(x) lo será también de f'(x) que no u=1 es otra que la euleriana; luego para hallar por ejemplo el máximo común divisor entre f(x) y P(x) para buscar las raíces iguales: se Xx puede tomar f(x) y f'(x) pues el máximo común divisor será el u=1 mismo. En este capítulo, el autor señala que estas eulerianas gozan de 218 BIBLIOGRAFIA dos grados, uno efectivo; y otro que él llama nominal, sea la función del libro: 5 2 (x) =x—7x + 5x—4 La primera euleriana sería: ) E f(x) =— 2 x +2x—2.=P(x) di u=1 tomemos la euleriana de la primera que será la segunda euleriana y será E f(x) = 20 x — 40 esta sería la que el Sr. Corral llama efectiva pues está deducida su- poniendo el grado de la primera dos (efectivo); para obtener la no- minal hay que darle un grado inferior en una unidad, al de la ecua- ción que sería el 4 y la función viene á ser: E f(x) =—42x +60x— 80 y con estas nominales es con las que se trabaja. Pero volviendo á la definición de que E f(x) no es otra cosa que 1 la derivada con respecto á u, de la función hecha homogénea ha- ciendo en ella u= 1; las demás derivadas no son más que las derivadas sucesivas de f'(x , u) en las cuales se va haciendo u = 1; u y entonces se podía haber suprimido eso de grados efectivos y noml- nales que no deja de ser una nueva desventaja. Sea la función Yi 5 23 4 fx, u)=x—7xu+5xu—4u que es la ecuación anterior hecha homogénea; tomemos las derivadas sucesivas con respecto á u y tendremos Ayo 3 4 P(x,u) = —291 xu +F290xu—20u. u e == — 490 1000 80 P"(x, u) =—42x + 190 x u— 240 uo u IV Mu) = 120x480 1 1 se f (x,u) =—480 hagamos u = 1 u BIBLIOGRAFIA 219 y tendremos las eurelianas que llama nominales el autor y que son en realidad las verdaderas El Capítulo III se refiere á los límites del valor y del número de las raíces. El teorema I que dice se obtiene un límite inferior de las raíces positivas de una ecuación buscando un número que haga positivas á f(x) y á todas sus eulerianas; este teorema parece el mismo de Newton pero con el enunciado adaptado á las “eulerianas; divilamos m la ecuación dada por x siendo m el exponente mayor; y apliquí mosJe al resultado el teorema de Newton que dice: «obtendremos un límite superior; buscando un valor de x que haga á fx); P(x); P?(x) .... positivas»; ó lo que equivale á decir que haga la función y sus derivadas positivas: Sea la ecuación m-—l (1) =ax+ax o... tax +a mI m PE m dividamos por x y tendremos m-—1l m A a Fa (2). E) m o IE E ) m € ) > tomemos como variable - y tomemos las derivadas ; m-—2 m—1 o 20 le PE 102 ma )=3 +2, (D + (Da_ (2) Ema (3) ” 7 m2 1 ( E $ (5) EE Al Fm (m—Í) a (5) Luego el valor de q ) que haga positivas todas estas funciones será un límite superior. de las funciones en la forma: ni—1 a ES RE a x+...+a a z $ (2) = f ES m—1 xd LES m m Xx x m_ m-—2 : ax +2%ax+....+ m-—l)a x+ ma z $(- AN 9 mon E m—1 x MY E _ 28. x +>....+>m Da A 02 220 BIBLIOGRAFIA Como los valores que se dan á x son valores positivos; para que sean positivos los primeros. miembros, bastará con que lo sean los numeradores de los quebrados que no son ctra cosa que: OS DE O A , 1 2 ó séase la función y sus eulerianas sucesivas; y será un límite infe- rior ese valor de x porque el mismo valor de x hace que sea a un límite superior. El teorema V, se encontraría lo mismo, haciendo uso del teore- ma de Laguerre; así que me parece sería á todo lo más una conse- cuencia del teorema; ó una nueva manera de enunciarlo. El teorema I, del párrafo 17; es yo creo, el mismo teorema de Budan—Fourier; el teorema dice así: “Siendo dada una ecuación cualquiera f(x) = O de grado m, si en la serie formada por las (m + 1), funciones: COS LEA MI (O) m m_i 2 1 sustituímos en lugar de x un cierto número p; y anotamos sola- mente los signos de los resultados, obtendremos una cierta serie (p) de signos; sustituyendo después en (1) otro número q > p por x, nos resultará otra serie (q) de signos. Sip y q son positivos el número de raíces reales de f(x) comprendidas entre ellos es igual ó menor que la diferencia entre las variaciones de la serie (q) sobre la serie (p); sl ambos (p y q) son negativos el número de raíces nega- tivas comprendidas entre ellos es también igual ó menor que la dife- rencia entre el número de variaciones que respectivamente presentan las series (p) y (q). En ambos casos el exceso K entre la diferen- cia de variaciones de la serie (q) sobre la (p) y de la (p) sobre la (q); y el número de raíces comprendidas entre p y q es un número par. Aplicando lo dicho anteriormente á la serie de derivadas sería éste el teorema de Budan—Fourier: pero se puede probar que de éste se pasa al primero; que al fin y al cabo viene á ser una manera de enunciar el teorema mismo. Sea la ecuación de siempre: m m-—1 E O A O e a == 0 u 1 ml m m dividamos por Xx. y será; BIBLIOGRAFIA 221 m (D)=0 a, ta (DH ta (O A O A NES A a ISI O OOOO OC DICO Si aplico á la serie, el teorema conocido de Budan=Fourier, ten- dré que entre - y - el número de variaciones será igual ó mayor que el número de raíces reales ó como dice el Sr. Corral, el número de raíces reales es igual ó menor que el número de variaciones. Pero las funciones anteriores pueden ponerse en la forma: m Mil , a ara dea e lea li) ( O 1 m—1 m > m axe m-—1 ds ds E dl a $ E qa 1 m X m-—1 e m-—2 0 Za a 1) a $ (E a 0) m 0/0 m—2 Xx TAS O ROO O O O O OOOO e Si p y q son positivos no hay más que contar las variaciones de los numeradores entre ambos números, pues los denominadores son siempre positivos; luego f(x), E f(x), E f(x), .... que esá lo 1 2 que equivalen los numeradores, son los únicos que hay que conside- rar, y entonces se pasa al enunciado que da el Sr. Corral. Si p y q son negátivos cuando hacemos las sustituciones, los de- naminadores conservan el mismo signo en ambos casos, nos basta pues, contar las variaciones de los numeradores que son las funcio- nes eulerianas. BIBLIOGRAFIA tu 159) 158%) El corolari, primero es consecuencia del teorema de Fourier y los otros son los de Descartes, como el mismo autor advierte. El párrafo 18 se refiere á la determinación del límite superior del número de raíces reales de una ecuación comprendidas entre dos números, por medio de una doble serie de funciones, corresponde á la regla llamada de Newton pero en la cual se han introducido las eulerianas en vez de las derivadas con respecto á x. El teorema del párrafo 19, pienso que es más lien otra manera de enunciar el teorema de Rolle, que un teorema nuevo; el teorema dice así: Entre dos raíces reales consecutivas y del mismo signo de la ecuación f(x) = O, existe una ó un número impar de raíces rea- les de la ecuación a f(x) = 0, obtenida igualando á O la euleriana de f(x). Tomemos la ecuación : m mi A Ga x +HEax axis ta O dl 3 m m dividlamos por x y pongamos: 2) m A E m Xx a - 1 E tomando derivadas, considerando (5) como la variable: mt d il , 1 E O (=s) =p ma (E) Xx 1 ZA m Aplicando á esto el teorema de Rolle que dice: que entre dos raíces de la primera, hay una ó un número impar de la segunda; pero: añ se AA a Xx o boa a A ; o “3 í E 0 f (59) de ) m ss m x 5% ml ] Ml e A A DA A | a EA $ (5) ca 1 2 mi 1 Es m—I sa m Xx Xx BIBLIOGRAFIA 293 s sl. ; Pero las raíces de la primera e E ) son las inversas de las del NO 4 c Sia 1 numerador, ó si se quiere el mismo valor de x satisface en $ (E) y en f (x); lo mismo pasa en el numerador de la segunda, luego el enunciado de Rolle equivale al del Sr. Corral. Los colorarios que siguen son las consecuencias del teorema de Rolle, así enunciado. Siguen después como aplicaciones las mismas que trae Combe- rousse, á saber: buscar las condiciones de realidad de las raíces de la ecuación de tercer grado y su extención á las ecuaciones trinomias con exponentes impares. El último párrafo es la aplicación de la característica para obte- ner el límite superior de las raíces complejas de una ecuación, es co- rrespondiente al teorema que trae Weber (Algebra Superior) en el párrafo 113. Capítulo 4o—Este capítulo se refiere al número exacto de raíces reales de una ecuación. El primer párrafo ó sea el 21 de la obra se refiere á un teorema que el Sr. Corral pone como análogo al de Sturm y que creo que es más bien una manera nueva de enunciar el teore- ma, deducida de los desarrollos de Sturm. El teorema consiste en tomar la s%rie de funciones: f(x), Ef(x)X,X,X... X ;o0btenidas del miemo modo que las fun- TU 1 2 3 n ciones sturmnianas; sustituir el número a y después el número fB en la serie anterior, y la diferencia entre el número de variaciones en el primer caso y en el segundo es igual al exceso del número de raíces negativas sobre el número de las positivas que la ecuación f(x) = 0, tiene comprendidas entre a y B. En las consideraciones que siguen al teorema de Sturm, en casi todas las Algebras se encuentran las siguientes: á la serie de funcio- nes sturmnianas f(x), P(x), f (x).... se puede sustituir otra serie 1 de fuuciones: AT O A YE 1 2 n con tal que queden satisfechas las cuatro condiciones siguientes: la La última función de la nueva serie debe conservar el mismo signo, cuando x varía entre las dos substituciones extremas a y Ba: 2a Dos funciones consecutivas no deben jamás anularse simul- táneamente para un valor de x comprendido entre a y B. 224 BIBLIOGRAFIA 3a Cuando una función intermediaria se anula para un valor de x, las dos funciones que la comprenden deben para este valor de x, presentar signos contrarios. 4a La relación de la primera función Y de la nueva serie, á la segunda función Y ; debe cuando se anula para un valor de x, 1 comprendido entre a y B > a pasar siempre de negativo á positivo. Se advierte además que sien vezde a < fsetuviera a > Ben- tonces la relación pasa de positivo á negarivo y la serie de Sturm gana una variación en vez de perderla. Las condiciones que el Sr. Corral impone son cuatro también, las tres primeras iguales á las anteriores, y la cuarta es la siguiente: f(x) La relación ó cociente y 1(x) de las dos primeras funciones de la serie pasa de positivo á negativo para un valor positivo de x que la anule; y de negativo á positivo si x es negativa y suponemos que la variable crece desde a á B > a. Esta última condición es una variante de la 4% anterior, pues eii le 1 AO f(x) multiplicándola por —— y considerando la fracción ——7+%H=>7=x —x —X BT (5) 1 Z se hubiera tenido que si x es positivo la relación pasaría de negativa , 30 ¿ Ñ ! A 1 f(x) á positiva, y si x hubiera sido negativa se tendrá: — — x Et) 1 de estos dos factores el primero positivo si x es negativo, y el se- gundo pasa de negativo á positivo; luego en este caso también se cumpliría la cuarta condición de antes; si impusiéramos esto la serie sería: MES O) ENE RNE 1 1 9 n las cuales demostrarían el teorema de Sturm. Por otra parte, podemos poner ml (e E nin le o 1 en la forma E (xx) ES 1 ; z $ (- A (IS la derivadas sería o) — E 2abemos 2) E) $(7) Ds. x.E f(x) pasa de positiva á negativa que la relación BIBLIOGRAFIA 225 1 cuando (En) va pasando por valores que anulen la función, siendo estos valores decrecientes. Ahora si 4 x le vamos dando valores de y 1 il 1 E a 4 B > a toma. valores desde —= > El luego la serie de- DE a 1 Es) e +5) erece; de donde va de positiva á negativa, pero esta relación , NO Ed) es según hemos visto igual á —7x ; cuando x es positiva, la re- x Et) 1 E A y lación 33753 1rá de positiva á negativa, pero cuando x sea nega- E f(x) 1 tiva, la relación primera irá también de positiva á negativa; lo cual 'ge que mE) vaya de negativa á positiva ex? z >) VERA aya , ativé ho E ES 1 En el caso de raíces negativas cada vez que x, se anule se pierde una variación; cuando las raíces son positivas cada vez se gana una, entonces la diferencia será el exceso de unas sobre las otras ó como dice el autor de las negativas sobre las positivas, pero este exceso ad- mitirá todos los signos. El párrafo 24.—Aplicación del método á la investigación del nú- mero de raíces complejas de una función real, comprendida en un contorno. El autor parte de la expresión M + í y N en vez de P + Qí; esto introduce en el procedimiento de Sturm, la misma modificación que hemos indicado en el teorema de Cauchy. El teorema de la página 132 es el correspondiente al que trae Serret en el párrafo 137; pero siempre con la misma modificación resultante de tomar f(z) = $ (x, y) + Í y 0 (x, y) en lugar de f(2) =4 (x,y) + Í y (x, y) como toma Serret; la segunda hace el teorema general; con el empleo de la primera el teorema queda res- tringido á las funciones reales. Los contornos empleados son los de siempre, cireunferencias y rectángulos concéntricos, y pretende que su método es más sencillo en este caso que el corriente; no sé hasta qué punto llegará la sim- plificación; porque es cierto que se evita una división; pero hay que aumentar las substituciones con el cero; en eambio el otro método e3 general, mientras que éste es sólo aplicable á las funciones reales. 226 BIBLIOGRAFIA Además, para encontrar las raíces reales el Sr. Corral, hace M ; y =0; en el valor general de z; y se encuentra que N se transforma 1(x) , e A e a EN y aplicando el procedimiento del máximo común divisor, Xx cae sobre el mismo método de Sturm para las raíces reales, el cual ha pretendido el autor sustituir. Como en realidad los contornos son simétricos, el mismo número de raíces imaginarias con coeficiente positivo que con coeficiente ne- gativo caerán dentro del contorno; así que creo es escasa la ventaja que pueda haber en el empleo del teorema del Sr. Corral en vez del de Cauchy. El párrato 25. Son aplicaciones á las funciones llamadas esféri- cas, corresponde al párrafo 93 del Weber. El párrafo 26. Se trata del teorema que el Sr. Corral considera análogo al de Sylvester sobre las funciones de Sturm; el enunciado y la demostración son del mismo corte que los que trae la obra de Serret, párrafo 255 del Algebra Superior tanto es así que el Sr. Co- rral para justificar el empleo que hace de la fórmula de Cauchy, “para encontrar una función racional de la variable x, cuyo nume- rador y denominador son funciones enteras de grado m y n respec- tivamente conociendo los m + n + 1 valores de u (se llama así la función racional) que responden ám + n -+ 1 valores dados A S W de x así como cuando trata del límite de la relación 3 cuando x=, se refiere á la obra de Serret. Análogamente á lo que sucede en el teorema de Sturm cuando se emplea la euleriana, la substitución cero es la que da el criterio para saber si todas las raíces son reales. El párrafo 27 trata del método de Hermite; las demostraciones y teoremas se corresponden con los de Serret; con las modificaciones inherentes al empleo de la euleriana en vez de la derivada. Antes de considerar el teorema de Hermite volveremos sobre el párrafo 15 de la obra del Sr. Corral y que trata de la descomposición de una fracción racional; la fórmula que allí se considera es la si- guiente: $ (x) pes E e P E a 1(x) (0) (=D) ET) AO 2 1 2 BIBLIOGRAFIA 997 e esta fórmula no viene á ser otra cosa que la sustitución en la fórmula que se usa siempre; de la euleriana en vez de la derivada. La fórmula corriente es: "ACI $) p(x ) 1(x) E) 1: ) in o ) pero sabemos que mi) PP (6) =E 1) 1 despejando xP(x.)=mf(x)—E f(x) Hl sustituyendo x por x se tendrá 1 x P(x) ==— E (x) puesto que Hx) = ( por ser = raíz, sustituyendo en la fórmula queda ITA x px) x p(x ) (2) E ES 2 DE Aa que es la dada por el autor. y A causa de esto el problema de Hermite sufre una variación pues se toma como fracción 15%] i+j t EX6) EEE) 1 en lugar de O F(t) el resto en el primer caso es i+j+1 431 50 x e A Y AAA RAEE DN DU =>.X 1 ) y el de la segunda es LS A e A) 2 Xx de 1 A o cos Lx ME 1 2 esto debe haber obligado al Sr. Corral á tomar en lugar de Te 1 mi 2 == MN) XA o 1 1 m—1 1 1 m-—1 2 == (A ae E Ex zo) NS o a! 2 m—1 228 BIBLIOGRAFIA Xx m=—1 3 g = 1 (E A AA E o TA 1 m-—1 1 Xx Al 5 aL > (WE AS O E ¿E E > O 1 2 2 m—1 | Ambas son simétricas y racionales; y se pueden poner en la forma Í=22a'” zz ylag=2%2a z z el coeficiente de la primera es oa A] Ja J 1050) Saa a AN Xx A E Al MAD 1 2 esta modificación permite al Sr. Corral sustituir en lugar de dicho 0 AO E 1(t) coeficiente el resto de la fracción _i+ij 1 del mismo modo que F(t) =l . , a t F? (t) en el Serret se sustituye el resto de la fracción 143 en vez F(t) de dicho coeficiente. El teorema queda en virtud de esto dividido en dos partes; en la primera parte se considera cuando t es real y positivo y el número de cuadrados negativos que posee la función g, es igual al número de pares de raíces imaginarias conjugadas, más el número de raíces positivas y menores que t, de la ecuación F(z) = O. La segunda parte considera cuando t es real y negativo; el nú- mero de cuadrados negativos que contiene g es igual al número de pares de raíces imaginarias aumentado en la totalidad de raíces ne- gativas y mayores que t. En lugar de estas dos conclusiones el teorema del Serret tiene la siguiente: «el número de cuadrados afectados con coeficientes posi- tivos es igual al número de pares de raíces imaginarias de F(z) =0 aumentado en el número de raíces reales superiores á t». BIBLIOGRAFIA 229 Cuando la demostración adoptada es la del Weber también apa- recen las x ,x .... enla función cuadrátiea H. 1 2 El párrafo 28 es otra exposición del mismo teorema pero en éste parece corresponderse con los párraros 96 y 97 del Algebra de Weber; el párrafo 29 se refiere al método de M. Hurwitz para en- contrar el número de raíces reales de una ecuación; con la variación de emplear la euleriana donde Weber emplea la derivada; por otra parte el determinante 10) 1 2 v Ss 8 E. S 1 2 3 v +1 Ss Ss SI a iAS S Di == 9 3 4 2 Ss S O LACRA EU S v Dardo ar e 24 S S O S en la cual v = ++ a SÓ = | IAS oscaoNO = xi 5 3 1 2 m podrá obtenerse aplicando el método de Hurwitz á la ecuación m A OS (E) l , k 2 y que corresponde á —— y tiene por raíces los inversos de f(x); . 111 ha Ñ 1 1 AE O A A AS x x Xx 1 2 m Y si se cumple el teorema con las raíces de la segunda, tendre- mos que las raíces de la f(x) son reales. Capítulo V—Se titula así: Separación de las raíces reales de una ecuación numérica. En.realidad los métodos que trae el capítulo, son consecuencia de la aplicación de los teoremas de Budan—Fourier, y Sturm, mo- dificados por la introducción de la euleriana; precede al método de Fourier algunas proposiciones que son análogas á las que preceden al método de Fourier en el Algebra de Serret, 230 BIBLIOGRAFIA Capítulo VI.—Cáleulo de las raíces reales: El párrafo 33, encierra una proposición preliminar; en el párrafo 34 se trata del método de aproximación de Newton y en el párrafo 35 el complemento. que siempre se añade al teorema para aproximar ventajosamente son análogos el enunciado del Sr. Corral con el de Serret, pero con la variación de inrroducir la euleriana; en el párrafo 36 es el que co- rresponde al método de Newton unido al método de las partes pro- porcionales; el párrafo 37 se refiere á un complemento al método de Lagrange, el libro me parece que es la primera vez que habla de este método y encuentro un poco rápida la exposición del método; en el complemento se trata de calcular directrmente los cocientes incom- pletos sin tanteos; en la demostración se sigue la marcha análoga á la del Serret; por más que la introducción de la euleriana alarga el desarrollo sin ninguna ventaja concluye el capítulo por el párrafo 38 que se refiere al método de Laguerre, este método sólo se emplea cuando todas las raíces son reales; la fórmula á que llega el autor, como él mismo lo dice, es la misma de Laguerre, con la sustitución de las eulerianas en vez de las derivadas; la fórmula la trae el Weber párrafo 115 empleando las derivadas. Capítulo VII.—Trata de las raíces 1maginarias. El párrafo 39.—Separación de las raíces imaginarias, por medio de contornos cada vez más cercanos. El párrafo 40 trata de algunas fórmulas generales: en el pá- rrafo 41 se señala la aplicación de las fórmulas del párrafo anterior para calcular las raíces imaginarias después de conocer los valores aproximados, pero en este caso las fórmulas empleando las euleria- nas son todavía más largas que empleando las derivadas; en Serret empleando las derivadas la fórmula tiene por denominador lo si- guiente: DD OEA) 10 ¿EJIDO Y) >:€ O 0 ey o.o0o 0.0 o. 0 y en el Sr. Corral empleando eulerianas: y >S 5x4 E OE Y Ey) 1 E) EE O 1 oo 1 o. o oo o. o [MESE y) + $ (x y) [Ev G y) oo o 0 o. 0 1 oo —E y ESE BIBLIOGRAFIA 231 Estas últimas como se ve alargan bastante la formula; y además como el mismo autor indica el método que hoy se emplea es cl de eliminación. Capítulo VIIL.—Los dos primeros párrafos tratan de la Bezou- tiana de una función; los párrafos 44 y 45 se refieren á una función que el autor denomina Sylvesteriana y que designa con el signo S(R.y .); y que creo podía considerarse como una consecuencia de la misma bezoutiana; pues el autor indica para obtenerla el ir multiplicando por x, cada uno de los términos de la anterior; esto le permite hallar la diferencia del número de raíces positivas y ne- gativas; y como la suma la tiene por la bezoutiana, hallar así cuan- tas positivas y negativas hay aunque esto ya estaba encerrado en el teorema de Hermite. .El párrafo 46 son ejemplos numéricos; e) párrafo 47 corresponde á la transformación de Hermite y se corresponde con el Weber párrafo 74, con las modificaciones que produce el considerar la eureliana; el párrafo 48 se titula raíces comunes ó dos ecuaciones; el teorema l se refiere á las raíces comunes, y como el mismo autor dice es en el fondo la proposición de Lagrange “condiciones necesarias para que dos ecuaciones tengan varlas raíces comunes»; el teorema II es una consecuencia del anterior. El párrafo 49 es el desarrollo de f(n x) conocidas f(x) y sus eule- rianas; viene á ser un resultado de introducir las eulerianas en lugar de las derivadas en la fórmula de Taylor. El libro en resumen: si lo que se propuso el autor fué probar que con la euleriana se podían resolver los mismos problemas que con la derivada, á mi entender lo prueba; pero lo que no alcanzo á com- prender qué utilidad puede haber ó qué ventajas trae emplear la euleriana en vez de la derivada; porque en realidad el conocimiento de la euleriana, supone el de la derivada y por otra parte el sustituir la euleriana en lugar de la derivada en los teoremas; da lugar á que en las conclusiones se tengan que considerar dos casos.—Cuando se trata de las raíces imaginarias se pierde la generalidad de los teore- mas quedando éstos reducidos á ecuaciones con coeficientes reales. El libro indica en el autor un conocimiento considerable en la materia y sobre todo una perseverancia en el trabajo que soy el pri- a mero en reconocer. Dr. Paro MIQUEL. MISCELANEA José María Here- El periódico Le Temps, de fecha reciente, se ocupa con dia, traductor. verdadero interés de la traducción que hizo de la Historia verdadera de la conquista de Méjico por Bernal Díaz del Castillo, compañero de Cortés, el ilustre literato cubano José María de Heredia, verdadera obra de arte, digna por el estilo de los Comentarios de Montlue. Mientras hacía Heredia este trabajo buscó y halló en Guatemala el manus- erito autógrafo de Bernal haciendo fotografiar una hoja que adorna el volumen cuarto de su traducción. Gracias á este facsímil ha sido posible darse cuenta de las grandes alteraciones que ha sufrido el texto de la Historia verdadera en la primera edición de 1632, debidas á un sacerdote de la Orden de la Merced y euyos cambios pasaron á las demás ediciones. Veinte años después de haber terminado Heredia su traducción, un erudito mejicano publicó en Méjico la Historia verdadera de una fotografía del original ofrecida á su Gobierno por el de Guatemala sin men «ionar siquiera los inteligentes esfuerzos de Heredia para darle estimación, y hacer accesible el manuscrito de Bernal. El Sr. Morel-Fatio, que prepara un estudio comparado de las dos versiones de la Historia verdadera, y euyos resultados comunicará oportunamente á la Academia, no ha querido esperar más para reclamar los derechos desconocidos de un miembro ilustre del Instituto de Francia. Esta demanda es tanto más justificada y oportuna, dice él, porque aparece en estos momentos en Inglaterra una traducción inglesa del texto auténtico de la Historia verdadera, hecha por el Sr. Alfredo Percival Maudslay. De seguro que este sabio americanista, añade el Sr. Morel-Fatio, no seguirá el ejemplo del editor mejicano, pues reconocerá lealmente la priori- dad de las pesquisas y del descubrimiento del autor de Jos Trofeos, que fué no sólo un gran poeta sino un excelente y concienzudo erudito. Blolepía GE Carso). ad ad 1 SObIGRÍa MUCRESO A AA Profesor Dr. Carlos de la Torre. Moa. (CICAD) da de ia cos > | Antropología general (1 curso)............... ax Dr. Luis Montané. CONFERENCIAS Anatomía y Fisiología comparadas del sistema HOLNIOSO Ce A A A Dr. Arístides Mestre (Aux. ) Medicina Mental á los alumnos de Derecho.... Los profesores auxiliares de esta Escuela son: Dr. Arístides Mestre (Jefe de lostraba- jos prácticos del Laboratorio de Biología, etc.); Dr. Pablo Miquel (Jefe del Gabinete de Astronomía); Dr. Nicasio Silverio (Jefe del Gabinete de Física); Dr. Gerardo Fernández Abreu (Jefe del Laboratorio de Química); y Dr. Jorge Hortsmann (Director del Jardín Botánico). Estos diversos servicios tienen sus respectivos ayudantes.—El «Museo An- tropológico Montané » y el Laboratorio de Antropología tienen por Jefe al Profesor titular de la asignatura. 3 ESCUELA DE PEDAGOGIA Psicología Pedagógica (1 curso)...........:0... Guetoria de la Pedagoplas (CL curso) 0 oa dra deta lo to do a e a Elxplene Escolar (A CuESsO) A e ac E a Metología Pedagógica (2 cursos) ............. Profesor Dr. Manuel Valdés Rodríguez. Dibidamesal (LU E SA AR ns S Dibujo mittaral (Corso MA ) 3 Sr. Pedro Córdova. CONFERENCIAS I. Crítica de la Educación Contemporánea...) La Pedagogía Experimental............. E TI. Lectura é interpretación de las obras de los Dr. Alfredo M. Aguayo (Aux.) grandes pedagogos contemporáneos ..... Agrupada la carrera de Pedagogía en tres cursos, comprende también asignaturas que se estudian en otras Escuelas de la misma Facultad. 4. ESCUELA DE INGENIEROS, ELECTRICISTAS Y ARQUITECTOS - Dibujo Topográfico estructural y arquitectónico. | CAPTRESOSI | AE UL: E ei Profesor Sr. Eugenio Rayneri. Estereotomía ClICUESODA 3 IE A eE j O NS » Dr. Alejandro Ruiz Cadalso. Materiales de Construción (1 curso).......... Resistencia de Materiales. Estática Gráfica (1 curso) E Sr. Aurelio Sandoval. Construciones Civiles y Sanitarias (1 curso)... ¡Endromecattica (l CUESO de rola da de ER p Maquinaria (1 pp A SE A A SN 1 Sr. Eduardo Giberga. Ingeniería de Caminos (3 cursos: puentes, fe- carriles, calles. y carreteras)........o.omo..» Enseñanza especial de la Electricidad (3 cursos) es Sr. Ovidio Giberga. Arquitectura é Higiene de los Edificios (1 curso) Historia de la Arquitectura (1 curso).......... Contratos, Presupuestos y Legislación especial Es á la Ingeniería y Arquitectura (1 curso)..... Esta Escuela comprende las carreras de Ingeniero Civil, Ingeniero Electricista y Arquitecto; y son sus profesores Auxiliares: Dr. Andrés Castellá, Sr. A. Fernández de Castro (Jefe del Laboratorio y Taller Mecánicos); y Sr. Plácido Jordán (Jefe del Labo- ratorio y Taller Eléctricos); con sus correspondientes ayudantes. En dicha Escuela se estudia la carrera de JZaestro de Obras; exigiéndose asignaturas que corresponden á otras Escuelas. : 5. ESCUELA DE AGRONOMIA Química Agrícola é Industrias Rurales (1 curso). Fabricación de azúcar (1 curso)............... Norononrta (rEnTSO) Mas dd os 1 FOCA (LCUTSO) leo a os a ER Sr. José Cadenas. BACOESCIIRA ÍNECNTSO Jia To a dba en Dr. Luis de Arozarena. Dr. Antonio Espinal. Profesor Dr. Francisco Henares. Economía Rural y Contabilidad Agrícola (1 | UI a a e RE A e > Legislación Rural y formación de Proyectos $ pdas COTA One: CULO a o a Na El profesor auxiliar de esta Escuela es el Dr. Buenaventura Rueda (Jefe de los Mu- seos y Laboratorios). Para los grados de Perito químico agrónomo y de Ingeniero agrónomo, se exigen estudios que se cursan en otras Escuelas. En la Secretaría de la Facultad, abierta al público todos los días hábiles de 1 45 de la tarde, se dan informes respecto á los detalles de la organización de sus diferentes Escuelas, distribución de los cursos en las carreras que se estudian, títulos, grados, dis- posiciones reglamentarias, incorporación de títulos extranjeros, etc. AVISO LA REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS es bimestral. Se solicita de las publicaciones literarias Ó científicas que reciban la REVISTA, el canje co- rrespondiente; y de los centros de instrucción Ó Corporaciones á quienes se la remitamos, el envío de los periódicos, catálogos, etc., que publiquen: de ellos daremos cuenta en nuestra sección bibliográfica. Para todo lo concerniente á la REVISTA (administración, canje, remisión de obras, etc.) dirigirse al Sr. Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, Re- pública de Cuba. NOTICE The REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, will be issued every other month. We respectfully solicit the corresponding exchange, and ask the Centres of Instruction and Corporations receiving it, to kindly send periodicals, catalogues, etc., published by them. A detailed account of work thus received will be published in our bibliographical section. Address all communications whether on business or otherwise, as also periodicals, printed ,matter, etc., to the Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana República de Cuba. AVIS La REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS parait tous les deux mois. On demande l'échange des publications littéraires et scientifiques: il en sera fait un compte rendu dans notre partie bibliographique. : Pour tout ce qui concerne la Revue au point de vue de 1'administration, échanges, envoi d'ouvrages, etc., on est prié de s'addresser au Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, República de Cuba. VoL. XV. UNIVERSIDAD DE LA HABANA. Núm. 3. REVISTA DE'LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS DIRECTOR: Dr. EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN. REDACTORES JEFES: Dr. ARISTIDES MESTRE. Dr. JUAN MIGUEL DIHIGO. COMITÉ.DE REDACCION: Dres. ENRIQUE J. VARONA, GUILLERMO DOMINGUEZ ROLDAN, MANUEL VAL- DES RODRIGUEZ, SANTIAGO DE LA HUERTA, LUIS MONTANE, ALEJANDRO RUIZ CADALSO, AURELIO SANDOVAL, JOSE CADENAS Y FRANCISCO HENARES. NOVIEMBRE DE 1912. SUMARIO: —-DISCURSO INAUGURAL DEL CURSO ACADÉMICO DE 1912 1913. Dr. Francisco Henares. —DESARROLLO Y EDUCACIÓN DEL PODER DE OBSERVACIÓN EN ) A AMS AO ( . “1. MM. “412 , A A E OS MO A EI Ae y —EL LATINISMO EN LOS ESTADOS UNIDOS ....0oocooooomcco.. Gabriel Compayré. — TRANSFORMACIÓN POLÍTICA DE LA RUSIA ....oii.r ooo. do.. Dr. Evelio R. Lendián. —BIBLIOGRAFÍA.— Curso práctico de Dibujo Geométrico, pe e ADE REÍTOOOTAOYA > emir ete rra lacas olaa Nada —Sófocles, —Electra. —Versión del Dr. José Alemany.—Rufino José Cuervo y la lengua castellana, por Fray Pedro Fabo. lo J. M. Dihigo. —Llave del griego, por E. Hernández y F. Restrepo..... -—Anales del Museo de Buenos Alres.....o.o..ooooooooooooooo.. Dr. A. Mestre. NOTICIAS OFICIALES. MISCELÁNEA.—Chatin, Poincaré y Gautier. Claudio Mimó., IMPRENTA “EL SiaLo XxX” DE AURELIO MIRANDA TENIENTE REY 27 HABANA ENSEÑANZA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS. q Decano: Dr. Evelio Rodríguez Lendián. Secretario: Dr. Juan Miguel Dihigo. Il. ESCUELA DE LETRAS Y FILOSOFIA. Lengua y Literatura Latinas (3 cursos)........ Profesor Dr. Adolfo Aragón. Lengua y Literatura Griegas (3 cursos)....... >, Dr. Juan F. de Albear. Titreuistica" INCUES O t A E y 1 : : ES Edolobía (locutor A a J 2 Dr. Juan Miguel Dihigo. De Dr. Guillermo Domínguez y Roldán. Historia de la Literatura Española (1 curso)... Historia de las literaturas modernas extranjeras ERC A NEN aid x Historia de América (1 Curso)... 0.oi..o....... 1 EA Dr. Evelio Rodríguez Len- Historia moderna del resto del mundo (2 cursos) / dián. : E Psicología (NCuEso a a A a y Exdosofía-Moral (LiCuESso Dd). LS a já E Dr. Enrique José Varona. SOHO CUE A rato CONFERENCIAS Histomajde la “Edosola cas tas Dr. Sergio Cuevas Zequeira (Aux.) ai AS A A AO A Dr. Ezequiel García Enseñat (Aux,) Mensual ci la Dr. Sixto López Miranda (Aux.> 2. ESCUELA “DE” CIENCIAS. (a) Sección de Ciencias Físico-Matemáticas. Análisis matemático (Algebra Superior) 1 curso. Análisis matemático (Cálculo diferencial éinte- + Profesor Sr. José R. Villalón. AA CUO T R Geometría superior y analítica (1 curso)....... Geometría descriptiva (1 curso)......o.c..... | Se Dr. Claudio Mimó. Erosonometria (CICOESO) is o ia : SICA SA PEriOr EEES CUESO) aid rotor PS : SICA SAUPELIOL (22 CULO). a | 2 Dx. ¡Elácido, BiOscar Ouínica seneral Carso)... E Sr. Carlos Theye. BIOLQ9TaN (NELSON IRSE NT ea Sal aa 20 Dr. Arístides Mestre. Zoología (1 curso)..... o e ES Dr. Carlos de la Torre. Dibio Tae IRCUESO) ios de ER A Z 7 + AO Naturales curso) toto a Ad. ! y A Costolosiaircursola us. do de 20 EN e MecánicasRacional El corso). its a | ES Dr. Victorino Trelles. ¿Astronomia (da curso lio ra e O is e (Segtlesia (IECUESO) E Is A y Dr. Alejandro Ruiz Cadalso. Mineralogía y Cristalografía (1 curso)..... Botámicataeneral (coto Dr. Santiago de la Huerta. SS Dr. Manuel Gómez de la Maza. (b) Sección de Ciencias Físico-Químicas. Análisis matemático (Algebra Superior) ....... Profesor Sr. José R. Villalón. e: E edo o A A A e od E o Mineralogía y Cristalografía (1 curso)......... , Dr. Santiago de la Huerta. BroloSíar (ACUSA O a a ae e Dr. Arístides Mestre. DOLO LÍA AC O a ta do A E se Dr. Carlos de la Torre, Botánica general pscursO) a ona de o > Dr. Manuel Gómez de la Maza. Cosmolosta Curso Ei A E Dr. Victorino Trelles. (c) Sección de Ciencias Naturales. Anál sis matemático (Algebra Superior) 1 curso Profesor Sr. José R. Villalón. Geon etría Superior (sin la Analítica)......... 1 : : Trigonometría (plana y esférica)... ........... os DS GQuíimicasgeneral (EE CursO o. Se Sr. Carlos Theye. Dibujo iteal. (CHESO) > at Die Dibujo Natural (Licurso lit o RS ; dd Sr. Pedro Córdova. ¡Básica general Ecurso Dd e e 5 Dr. Plácido Biosca. Mi ta OA cs E a Icraaogralía (1 curso)... 00] por. Sentiago de la Huerta. Botánica general (1 curso), +00... ooo. 92. Fitografía y Herborización (1 curso).......... ) de Dr. Manuel Góntez de la Maza. Vol. XV NOVIEMBRE DE 1912 Núm 3. REVISTA DE LA FECULTAD DE METRAS Y CIENCIAS DISCURSO INAUGURAL DEL CURSO ACADEMICO DE 1912 A 1915 POR EL DR. FRANCISCO HENARES Catedrático Titular de la Escuela de Agronomía Señor Presidente de la República: Señor Rector de la Universi- dad: Señores: A causa de la natural marcha del tiempo, que á nadie le es po- sible detener, tenía que llegar y ha llegado la ocasión de que un pro- fesor de la Escuela de Agronomía, abriese con su modesta palabra uno de los cursos de estudios de esta nuestra Universidad Nacional. Honor grande es, desde luego, para todos los que ocupamos esta tribuna, el dirigirnos á tan escogido auditorio; por más que sinta- mos gran desconfianza de nosotros mismos, aquellos que nos hemos dedicado á profesiones cuyo tecnicismo no dispone ciertamente al ejercicio de la elocuencia y cuyos trabajos son practicados sobre la mesa del laboratorio ó en el campo de experimentación, con mucha mayor frecuencia que desde el sitial del profesor. Mas ni este honor que se me ha conferido es rechazable, ni se de- biera rechazar aunque lo fuese; porque siempre será posible el efee- tuar desde esta tribuna labor útil para la enseñanza, y todos los que á ella nos hemos dedicado, en ramos diversos, tenemos el deber ineludible de aprovechar cuanta ocasión se nos presente para ensal- zar y difundir toda obra de cultura y educación, LIBRARY NEW YORK BOTANICAL CARDIEN. 234 FRANCISCO HENARES Son las enseñanzas de nuestra Escuela de Agronomía muy nue- vas entre nosotros: datan en realidad del año 1900; del momento en que nuestro ilustre compañero el Dr. D. Enrique José Varona, como Secretario de Instrucción Pública y con la superior ilustración que todos le reconocemos, juzeó que los estudios de Agricultura en un país como el nuestro eran, no ya de grande utilidad, sino absolu- tamente indispensables. Achaque antiguo es en muchos profesores el llevar á sugestionarse á sí mismos, á fuerza de encomiar la impor- tancia de las materias que enseñan, y llega un momento en que tal profesor piensa y cree y firmemente, que sin el estudio de la Paleon- tología Estratieráfica, poneo por ejemplo, no sería posible la vida en nuestro planeta. Pero yo ereo, señores, que si aleún catedrático puede encarecer la utilidad de las materias cuya enseñanza profesa, sin hacer sonreir á nadie, es el que tiene por misión enseñar Quími- ca Aerícola y Fabricación de Azúcar, en país como Cuba, que es uno de los productores más grandes de azúcar en todo el mundo y que por todos es reconocido como esencialmente agrícola. Si aleún hecho retrata vivamente el desamparo en que este país fué tenido por sus gobernantes durante la época colonial, es el que no existiera en Cuba institución alguna de enseñanza en donde pu- dieran aprenderse los cultivos de aquellas plantas que como la caña de azúcar y el tabaco, han constituído y siguen constituyendo su fuente casi única de riqueza; ni tampoco se enseñasen en parte aleuna los fundamentos científicos, ni la práctica de las industrias, que cual la fabricación de azúcar, la del alcohol, la del almidón y otras varias, ó son ya una riqueza real y efectiva para nuestro pue- blo ó pueden llegar á serlo si por gobiernos celosos de su bienestar se les proporcionan ocasiones favorables para su desenvolvimiento. Pero es que no sólo no se daban oficialmente esas enseñanzas, sino que cuando aleún esfuerzo particular creaba una escuela de agricultura, como hizo el señor Conde de Casa-Moré, con terrenos propios, laboratorios y material adecuado, y sufragaba además to- dos los gastos de su propio peculio, encontraba ese esfuerzo, en lugar de apoyo, animosidad oficial que le combatía hasta hacerlo terminar en ruidoso fracaso. Apena el contraste que ofrecía la conducta de los gobernantes españoles en Cuba, con la que seguían ya en esa época la mayor parte de los gobiernos; principalmente el de los Estados Unidos en América y los de Alemania y Béleica en Europa, los cuales no sólo protegían y subvencionaban todas las iniciativas particulares que DISCURSO INAUGURAL 235 tendían á fundar Escuelas de Agricultura, sino que deseosos de do- tarla con toda clase de recursos y de hacerlas entrar en un plan armónico de enseñanza que condujese á los mejores y más rápidos resultados, ó las declaraban instituciones oficiales ó las cargaban de donativos sin más condición que la de destinar sus productos exclu- sivamente á la enseñanza de todas las ciencias relacionadas con la agricultura y seguir un plan general de enseñanza, que ni siquiera estaban obligadas á adoptar de modo fijo é invariable; sino que dentro de las mismas ideas generales tenían libertad de especiali- zarse enseñando con mayor extensión aquellos cultivos ó aquellas industrias que fueren de primordial interés en la localidad donde la escuela funcionaba. Yo recuerdo con pena, señores, que en ocasión de hallarnos en la Universidad de Harvard los maestros cubanos, los profesores de Química de dicha Universidad, se resistían á creer que en este país no hubiese centro científico alguno en el que se enseñase la fabrica- ción de azúcar; esto era para ellos tan inverosímil, que nos costó mucho trabajo convencerles de que se trataba de una triste verdad y no de una broma. Afortunadamente, en aquella misma época, fué cuando el Dr. Varona subsanó esta falta, creando la Escuela de Agronomía con sus estudios principales de Agricultura, Zootecnia, Química Agrí- cola, ete.; haciendo entrar á la vez en una verdadera vía de ense- ñanza práctica y experimental muchas asignaturas, como las prác- ticas de Química, de erandísimo interés cn muchas carreras y que antes quedaban reducidas casi únicamente á las operaciones que los alumnos querían efectuar y se pagaban de su propio bolsillo. Hoy tienen los alumnos laboratorios que aunque modestos, les permiten efectuar las experiencias y prácticas que las diferentes secciones de la Química reclaman para su completo estudio. Pero entonces, en el año 1890 en que yo comencé á estudiar, no era ne- cesario más que entrar en aquella especie de palomar, que en el vetusto convento de Santo Domingo constituía nuestra única aula y laboratorio de Química, todo en una pieza, para caer en la cuenta de que allí podrían darse clases orales de Química, pero las prácti- cas de ella se tenían que reducir forzosamente á algún que otro ex- perimento, para ilustrar las explicaciones de clase, y aun esto cuan- do existían aparatos y materiales con que llevarlo á cabo; que mu- chas veces faltaban, 23 FRANCISCO HENARES En efecto, el aula con su gradería de asientos para los alumnos y con la plataforma que ocupaba el profesor, llenaba el local casi por completo, y solamente detrás de la pizarra quedaba una espe- cie de cuarto, no muy espacioso, que pomposamente se llamaba La- horatorio de Química. ¡Famoso laboratorio! Su instalación cientí- fica estaba formada por un fogón de ladrillo igual al de cualquier cocina casera, una mesa muy vieja y carcomida, y dos escaparates en bastante mal estado de conservación. El material de enseñanza constaba de unos cuantos, no muchos, frascos y retortas de vidrio; unos pocos productos químicos y un cajón lleno de corchos inservibles de puro viejos; á lo cual, para terminar el inventario, hay que añadir una gran caja de reactivos, de tamaño descomunal, pero que á todos los que estudiamos en aquel tiempo jamás nos sirvió de nada; porque todos los frascos, aunque mostraban muy variados rótulos, se había reducido en realidad á dos clases igualmente inútiles; pues ó se hallaban llenos, pero con el tapón de vidrio fuertemente soldado é imposible de abrir ó se hallaban vacíos y con el cuello roto por haberlos querido abrir á golpes en alguna ocasión anterior. Y sin embargo, aquella escasez de recursos que nos obligaba 4 comprar materiales y aparatos, pagados de nuestro flaco bolsillo de estudiantes, en algo nos fué útil: nos enseñó á trabajar con econo- mía y cuidado exquisitos, que tal vez no hubiéramos tenido si aque- llos elementos hubieran sido propiedad del Estado; díganlo nues- tros actuales laboratorios de Química General, en los cuales cada curso está señalado por una hecatombe de vidriería. En las Universidades americanas, muchas de las cuales son in- mensamente ricas y que se hallan provistas de verdaderos almace- nes de material, se obliga sin embargo á los alumnos á pagar todo objeto ó utensilio que rompen en sus prácticas, y encuentro que es un gran sistema; indudablemente que todo buen estudiante siente y lamenta que un aparato se le haya roto entre las manos, aunque casi siempre suya es la culpa; pero si á este puro remordimiento se mezcla la certeza de tener que pagar el aparato roto, entonces con toda seguridad que el alumno experimentará con más viveza el pro- pósito firme de nunca más pecar. Pero si bien es cierto que el mal estado de la enseñanza en mi época de estudiante, no pudo llegar á quitarnos la vocación ni el deseo de saber á unos cuantos, también es verdad que la mayoría de los alumnos, que no suele hacer trabajos hercúleos para apren- DISCURSO INAUGURAL 23 =U der, salía mal preparada para el ejercicio de las ciencias; aun nos- otros mismos hubiéramos sabido mucho más de haber tenido á nues- tra disposición laboratorios como los actuales, que aun siendo como son imperfectos, tienen mesas cómodas para el trabajo, instalacio- nes de agua y gas, series completas de reactivos con todos sus fras- cos y contenido en buen estado, ayudantes atentos al auxilio del alumno y profesores entendidos; en suma: con todas las condiciones más necesarias, bastante bien cumplidas. También debo consignar en honor á la verdad que aleún tiem- po antes de que el Gobierno americano y el Dr. Varona nos trajeran la reforma completa del plan de estudios y las mejoras de carácter ceneral, ya el Dr. Biosca, al tomar posesión de su Cátedra de Quí- mica General, que había ganado por oposición, entró arrasando el tal laboratorio y sacrificando mucho trabajo personal y bastante dinero, arrojó á la basura casi todo el material científico por mí des- erito; renovó pisos, derribó tabiques, abrió amplias ventanas que llevaron luz á los rincones antes ocupados por la oscuridad y las telarañas y lo que es mejor que todo esto: llevó ciencia nueva y eran laboriosidad á una Cátedra que estaba muy necesitada de ambas cosas. ; Ya habéis visto cuán recientes son los estudios de nuestra: Es- cuela en la historia de la Universidad; pero no es de extrañar que así sea, cuando también son muy nuevos en la historia del mundo. El uso del método experimental en el estudio de las ciencias, de los métodos de investigación científicas aplicados á los procedimien- tos industriales y el aprovechamiento de las fuerzas naturales en servicio de la industria, son producto exclusivo del siglo xIx, que no en vano ha sido denominado: “Siglo de las luces””. Es más: la aplicación de los métodos científicos al estudio y práctica de la agri- cultura, son hijos más bien de la segunda mitad del siglo y por lo tanto las más antiguas investigaciones de este género apenas cuen- tan más de 60 años. La primera estación agrícola del mundo que fué la de Móckern en Alemania, se creó en el año 1850; el resumen de las teoría agrí- colas de Liebig, que encierran los principios elementales de la mo- derna agronomía, fué publicado en Brunswick en el año 1855: la primera estación experimental francesa, la de Nancy, fué creada en 1868, y la primera de los Estados Unidos, la de Connecticut, en 1877. 238 . FRANCISCO HENARES Los nuevos métodos científicos han traído una profunda revo- lución en todos los órdenes de cosas; principalmente en el comercio, los transportes, la industria y la agrienltura; revolución la más erande y trascendental en la historia de la humanidad; la más fruc- tífera y la más beneficiosa; pues si inevitablemente ha hecho algu- nas víctimas, en cambio sus beneficios han alcanzado á la inmensa mayoría de los seres que pueblan la tierra. Cierto que las industrias no se practican habitualmente por idea- les de amor al prójimo; pero á pesar de ello, el industrial que fabri- ca un objeto nuevo, ó mejora otro ya conocido, ó halla manera de producirlo por métodos más económicos, produce un beneficio real y efectivo á sus semejantes; y si también es cierto que el trabajo del agricultor tampoco es desinteresado, no por ello es menos útil ni deja de servir el interés general; pues el labrador que logra aumentar los rendimientos de sus campos, habrá aumentado la cantidad de mate- rias alimenticias existentes, habrá influído en su abaratamiento y por lo tanto habrá contribuído á disminuir el número de los seres humanos que padecen hambre. Por eso hoy, el hambre colectiva, que tantas veces asomó su tétrico semblante á través de la historia de los pueblos, empeñados en continuas guerras, sólo aparece de cuan- do en cuando, en años malos, y en países de la más atrasada agri- cultura: como la China y la India inglesa. La evolución que á consecuencia de los nuevos métodos está ex- perimentando la agricultura en todos los países civilizados, ha mo- dificado por completo las condiciones económicas de la producción agrícola, que ha ido poco á poco transformándose en una industria perfeccionada y progresiva, comparable ya, por la precisión de muchas de sus prácticas, á las otras industrias químicas, metalúr- gicas, ete. Hasta ahora nadie había creído que para dedicarse á la agricul- tura, hiciesen falta erandes dotes de inteligencia ni estudios de nin- euna especie. Tan es así, que es entre nosotros frase corriente, cuan- do algún muchacho es negado de intelecto, decir compasivamente: ““A este pobre habrá que dedicarlo á la agricultura.” Y hay que convenir en que hasta hoy era ¿justificado casi siempre este con- cepto; pues para arañar fatigosamente la tierra con un arado se- mejante al que usaban los romanos hace dos mil años; para plantar caña Óó tabaco de la misma manera que lo plantaron padres, abuelos y tatarabuelos; para encontrarse, después de un año de trabajos y fatigas, con escasa y mala cosecha, que apenas cubre los gastos mí- DISCURSO INAUGURAL 239 seros del mal comer y del peor vestir; para empezar un nuevo año de sinsabores empeñándose hasta los ojos, si es que hay quien quie- re hacer la caridad de prestar dinero al 12 por ciento; para esta vida, ciertamente, no hacía falta ni la inteligencia ni los estudios especiales. Por el contrario, para aceptar y vivir esta existencia de trabajos, privaciones y miserias era absolutamente necesario que la jenorancia mantuviese oscurecido el entendimiento humano y que el hambre hubiese concluído con todo resto de virilidad. Mas no es ésta la clase de hombres que la moderna agricultura necesita, ni es ése el pago y recompensa que ella les da; hoy el buen éxito es seguro, pero sólo para los laboriosos, inteligentes é instruí- dos, y un filósofo ha podido decir con razón: “Ya se irá llegando al convencimiento de que muy pocos hombres viven ó han vivido que no puedan encontrar ocupación para toda su inteligencia en una granja de 200 acres.”” Y por esto se observa que mientras muchos ignaros campesinos de toda la vida, abandonan sus campos para ir á las grandes ciuda- des, ilusionados por engañador espejismo, á pasar mayor y más cruel miseria, se produce una corriente contraria entre las clases superiores, y se envían á las carreras agrícolas é industriales á mu- chos jóvenes estudiosos; y muchos y muy entendidos comerciantes y hombres de negocios comienzan á tomar parte principal en empre- sas agrícolas, persuadidos de que ya hoy, con los métodos modernos, el factor incertidumbre es, en esta clase de negocios, menor que en los de cualquiera otra especie. Mas esta transformación de la agricultura y de las industrias, hija del desarrollo portentoso de los estudios científicos, no puede existir allí donde el progreso de las ciencias esté retrasado, ni don- de los gobiernos no atienden al deber ineludible de proporcionar á sus gobernados instrucción científica industrial y agrícola. En cambio, los gobiernos ilustrados que saben perfectamente que aun en países de enorme desarrollo industrial, la agricultura es siempre la fuente de la cual viven directa ó indirectamente todas las demás profesiones, se esfuerzan continuamente en mejorar la vida del campo para que los que en él habitan no emigren á las ciudades y para atraer hacia él á muchos hombres activos é inteli- gentes, pero que la áspera competencia profesional, en la que fra- casan noventa de cada cien, no encuentran medios suficientes para su vida. 240 FRANCISCO HENARES La tierra espera para ofrecer sus riquezas á los que no van á ella solamente con la fuerza de sus brazos, sino con el cerebro ilu- minado por los conocimientos de la ciencia y con el corazón tem- plado para soportar virilmente los primeros años de frugalidad, de aislamiento y de trabajo persistente. En la nación vecina, no se ha cesado un momento de trabajar desde la época de Washington para elevar el nivel de la educación agrícola y para mejorar las condiciones de vida en que se mueve el labrador. La obra realizada por el departamento de Agricultura ha sido v es de inmensas proporciones. La sola enunciación de las diferen- tes especialidades que abraza es todo un programa de ciencia agrícola: Oficinas de Terrenos, de Bosques, de Industria Animal, de Industria Vegetal, de Estadística, de Entomología, de Caminos Públicos, Departamento de Química y de Meteorología. La luz de sus hombres de ciencia llega hasta nosotros, pues muchos de los métodos que practicamos en nuestros laboratorios, son sus métodos; y las muchas publicaciones que reparten casi gra- tis nos son de gran utilidad en el ejercicio de nuestra enseñanza. Estos hombres y sus congéneres de todos los países están trabajan- do con incesante afán para hacer desaparecer de la vida del cam- pesino el aislamiento, las incertidumbres y los grandes trabajos que hasta hoy han sido su secuela imprescindible. La ciencia moderna ha convertido en tierras florecientes mu- chas que siempre fueron consideradas como inútiles; ha hecho des- aparecer del mundo las tierras estériles 6 agotadas, pues con los métodos modernos de labores y fertilización no hay tales tierras estériles; ha hecho desaparecer del porvenir de la humanidad el fantasma del hambre que todos señalaban en lontananza para la época más ó menos lejana, pero cierta, en que el agotamiento del nitrato de Chile, nos dejara sin nitrógeno que devolver á la tierra, en cambio del que le arrebatamos con las cosechas de los cereales que nos alimentan. Los naturalistas y los químicos se han encargado de encontrar en el suelo, considerado hasta hoy como materia inerte, millones de trabajadores que puestos en condiciones favorables de vida, se multiplican á miles de millones en cada puñado de tierra. Las bae- terias nitrificantes, que así se llaman estos seres microscópicos, to- man de las atmósfera el nitrógeno, que las plantas no pueden utili- zar, y lo llevan debajo de tierra á formar compuestos solubles, que 2 DISCURSO INAUGURAL 241 el vegetal absorhe por sus raíces y emplea en el interior de su orga- nismo para la elaboración de sustancias nitrogenadas. Por si esto era poco, los químicos y los físicos se han encargado de inventar un procedimiento para obligar al nitrógeno y al oxíge- no del aire á combinarse merced al intenso calor del arco eléctrico, y han fundado así una nueva industria que apenas ha salido del laboratorio y ya ofrece el nitrógeno á la agricultura á precios que pueden competir con los nitratos naturales. Han sido también los químicos los que descubrieron que las escorias de la purificación del hierro, que se producen por cientos de miles de toneladas en el mundo, y que hasta hoy eran conside- radas por los fabricantes como un residuo molesto del cual no sa- bían cómo deshacerse, descubrieron repito, que constituían uno de los alimentos fosforados más asimilables por las plantas. Son también los químicos los que velan por que el agricultor re- ciba de los fabricantes los materiales que utiliza como abono y que hoy constituyen una industria enorme. Nosotros hemos analizado en Cuba muchos abonos que honradamente contenían lo que el certificado de fábrica expresaba; pero en Hawaii, la Planters As- sociation se vió obligada á fundar un laboratorio de análisis y en- contró el primer año una diferencia de más de trescientos mil pesos entre el valor real de los abonos que compraron y el valor fraudu- lento que los fabricantes les asignaban. Los hombres de ciencia están suministrando al agricultor re- medios contra las plagas que destruían sus cultivos y contra las en- fermedades que antes diezmaban sus ganados; están proporcio- nándole máquinas agrícolas que le permiten hacer en una hora, sentado en una silla de resortes, más trabajo que el que antes verl- ficaba en un día, destrozándose piernas y riñones; están destru- yendo la soledad y el aislamiento del campo, uniéndolo al mundo de sus semejantes por los hilos del teléfono, por los ferrocarriles y por buenos caminos que le permiten llevar á su casa cuanto necesi- ta y exportar con economía el fruto de sus cosechas. En el afán de dar al agricultar facilidades para la vida del campo, se están modificando hasta los sistemas escolares; modifi- cación que ya se ha puesto en planta en varios estados de la Unión y que se está extendiendo rápidamente. Uonocedores los Boards de Educación del descrédito que ha contribuído á traer sobre la pro- fesión de agricultor la falta de elementos de educación en el cam- po, con sus pobres escuelas de escaso material y su mal pagado 242 FRANCISCO HENARES maestro; sabiendo que la pobreza y fealdad de estas escuelas ale- jan de ellas á los padres hasta el punto de que muchos emigran á las ciudades por educar á sus hijos, han decidido la supresión de estas escuelas aisladas. Para sustituirlas han escogido un lugar central y en él han levantado un edificio escolar, alegre, atractivo é higiénico, tanto en su exterior como en sus aulas; en él han insta- lado un cuerpo de maestros bien pagados para desarrollar progra- mas del tipo más moderno y adelantado. Un cierto número de co- ches públicos, tantos como hacen falta, hacen viajes regulares, tra- yendo á los niños por la mañana y devolviéndolos á sus casas por la tarde. Estas nuevas escuelas han despertado gran entusiasmo entre los niños y entre los padres que á la vez que están orgullosos de sus nuevas escuelas, ven así realizarse una de sus más sentidas aspiraciones. Ahora se están agregando cursos de enseñanza se- cundaria y en todos los grados se enseñarán los elementos de agri- cultura, con tanta atención, por lo menos, como se enseñan las artes y oficios en las ciudades. Si esto hacen países que cuentan con industrias poderosas de todo género, véase lo que estamos obligados á hacer nosotros cuya lista de exportación está formada por productos agrícolas, princi- palmente el tabaco, que representa unos treinta millones de pesos, y por el azúcar, que alcanza la respetable cifra de más de 100 mi- llones de pesos. Este azúcar, que mantiene la vida de casi todos los habitantes de Cuba, fué en otros tiempos una substancia tan rara y preciosa, que sólo como medicamento se usa- PRECIOS DEL AZUCAR EN EL ba; despuás fué bajando su precio, MERCADO DE LONDRES pero por su limitada producción y = == ===|| por la distancia inmensa á que se A | Precio | Precio hallaban los países productores, ANO del Cwt. delaarrobal aún era suficientemente caro para 1960 $206 | 51.50 | que no se viese sino en Ls mesas e ! ¡1 de los ricos. Hoy, merced á la gran 1700 93 | 13.25 | producción del mundo, el azúcar es 18500 40 || 10 un buen alimento que se halla dia- 1900 3.561 0.89 riamente en la mesa de pobres y 1912 4 | 1 ricos. En el margen de este impreso E | he puesto, como curiosidad, una nota de lo que ha valido la arroba de azúcar en diferentes épocas, y puede verse que en el año 1260 era su precio de 52 pesos; en el DISCURSO INAUGURAL 248 año 1800 todavía se cotizaba á diez pesos. Supongo que todos los azucareros cubanos experimentarán profunda melancolía al no po- der colocar su azúcar, aunque fuese á este último precio; pero deben consolarse pensando que si estos precios rigiesen, no fabri- carían ellos dos millones de toneladas; únicamente su bajo precio pone este artículo al alcance del pobre, y los pobres son los que á ellos los convierten en opulentos hacendados. La cantidad de azúcar consumido en cada país está en relación con su civilización, riqueza y precio en los marcados interiores, y por ello vemos que Inglaterra, Cuba y los Estados Unidos ocu- pan, por- orden, los tres primeros puestos de la lista de pueblos consumidores de azúcar. La industria azucarera de Cuba ha ido progresando de un modo continuo, y muchos de nuestros ingenios nada tienen que en- == Vvidiar á las mejores fábricas de CONSUMO ANUAL DE AZUCAR Europa; en ocasiones las aventajan LIBRAS POR HABITANTE por su capacidad y hermosa maqui- naria. elaterrad. aos lbs. 89.5 Por el influjo del tratado de re- (E SO ciprocidad entre Cuba y los Esta- Estados Unidos... ,, 74.8 o X Austria-Hungría. . ,, 37.2 || dos Unidos, gracias al trato prefe- AA », 36.9 || rente que él otorga á los azúcares A O cubanos en el inmenso mercado RUS LOG americano, la industria cubana ha SPAna a 10.2 2 a ” “go | entrado en un período de desarrollo o CASO O O Eo ” 90. xl : e EA 7.7 || que ha sobrepasado las predicciones más optimistas, se han creado nue- vos ingenios de gran tamaño, se han acrecentado y remodelado con modernas máquinas muchos de los antiguos, y cada día se aumenta la extensión de terreno dedicado al cultivo de la caña. Los capitales americanos han tomado gran parte en este ere- cimiento, de tal modo que sus intereses representan ya 54 millo- nes de pesos; pues de los 173 ingenios que han molido en la última zafra, 34 son de exclusiva propiedad americana y han producido el 35 por ciento del azúcar cubano. En la provincias de Camagiey y Oriente, su producción ha alcanzado el 58 y el 70 por ciento de la producción de esas respectivas provincias. Y es lógico que así sea, puesto que los ingenios americanos han ido á fundarse á las provincias orientales, en donde el número de ingenios era menor, y en donde podían encontrar tierras vírgenes, 244 FRANCISCO HENARES sumamente fértiles y baratas, por carecer de vías de comunicación. AMí pueden contar con caña plantada para cinco años, dando en ese espacio de tiempo más de cuatrocientas mil arrobas de caña cada caballería ó sea un promedio de 80 mil arrobas por año y por caballería, como mínimum; cuando en estas provincias occl- dentales, en tierra cuyo valor es diez veces mayor, apenas obten- drían la mitad. En cuanto á las vías de comunicación, las han creado ellos, colocándose en condiciones verdaderamente ideales: cerca del mar para embarcar su azúcar directamente y con terrocarriles propios para el transporte de su caña. En esas poderosas empresas, los hombres prácticos americanos no han tenido miedo de confiar á hombres cubanos la administra- ción y el fomento de tan grandes intereses; y estos hombres han respondido á su confianza multiplicando la riqueza que se había puesto en sus manos, honrando á Cuba con ci prestigio que allí han alcanzado y demostrando, cosa que nosotros ya sabemos, que el cubano tiene hermosas aptitudes naturales, pero que es menes- ter que sus gobernantes le proporcionen medios de educación ade- cuada para desenvolverlas y que le conduzcan hacia las profesio- nes verdaderamente útiles á su país; no al parasitismo burocráti- co ni á la política de baja estofa. a Con el gran éxito de estas empresas, otros se aprestan á la crea- ción de nuevos centrales, y por poco que la actividad actual con- tinúe, llegará Cuba á ser muy pronto el mayor productor de azú- car en todo el mundo. ¿Por qué no ha de serlo? La Naturaleza la ha dado armas invencibles, por poco que sus hijos pongan de su parte inteligencia y laboriosidad. Ya lo ha dicho Roosevelt en uno de sus recientes discursos: ““Cuba no produce cereales; lo que nosotros producimos ella lo consume y lo que ella manufactura y produce lo consamimos nos- otros, porque este orden comercial está prefijado para siempre en los decretos de la Naturaleza. ?” Así es la verdad; pues del mismo modo que la eficacia de la industria moderna se ha loerado por la división dei trabajo, dedi- cando cada máduina y cada obrero á ejecutar una sola operación, hasta alcanzar la mayor rapidez, perfección y economía, así la agricultura y el comercio no harán todo el bien que hacer pueden á la humanidad hasta que cada pueblo produzca todo aquello para DISCURSO INAUGURAL 245 lo cual tenga condiciones naturales favorables y le tome á otros lo que él no sea capaz de obtener económicamente. Por eso la industria azucarera cubana y su agricultura están destinadas á crecer de modo colosal, pues el clima y suelo de Cuba constituyen ventajas tan grandes que han podido hacerlas vivir y salir adelante á través de condiciones muy desfavorables. Si la pequeña preferencia de un 20 % en los derechos aduane- ros ha traído á Cuba el gran desarrollo de que venimos ocupándo- nos, calculad lo que sería si los azúcares cubanos llegasen á, entrar libremente en los Estados Unidos. Creo, sin embargo, que esta con- tigencia se halla bastante lejana; porque lo que á la industria cubana traería el máximum de prosperidad, sería la muerte inevi- table para dos hijas anémicas que los americanos cuidan amorosa- mente: la caña de Lousiana y la remolacha azucarera. Ambas son industrias artificiales, hijas de aranceles exageradamente protec- cionistas, que sólo viven porque los derechos que gravan en las aduanas á los azúcares cubanos, los encarecen para el consumidor americano y permiten á los azucareros del Sur y á los remolache- ros del Norte, vender á precios remuneradores. Otra de las condiciones que cumplen los nuevos ingenios es la de su gran capacidad. Es una verdad bien conocida industrial- mente que la fábrica grande trabaja con una economía que la fá- brica pequeña no puede alcanzar; por eso los ingenios pequeños van desapareciendo poco á poco, pues sólo en circunstancias ex- cepcionales favorables pueden subsistir. Otra condición que nunca falta en las modernas fábricas y que no debiera faltar en ningún ingenio, es la dirección científica de un químico experto; la industria azucarera, más que otras, lo ne- cesita indispensablemente, y por eso, á pesar de lo mucho que pue- de la rutina, van siendo el químico y el laboratorio la rueda más importante de la fabricación de azúcar. No son los razonamientos los que van convirtiendo á los hacen- dados, sino los hechos incontrastables. Ya pueden el maquinista y el maestro de azúcar, los dos jefes del ingenio, asegurar al hacen- dado que no se puede hacer mejor trabajo que el que ellos realizan. El dueño del ingenio que pesa su caña y que también pesa cuida- dosamente el azúcar que embarca, ve con eran dolor de su ánima que de cada 100 arrobas de caña sólo ha sacado 10 arrobas de azúcar, mientras que el ingenio H, que tiene laboratorio y un di- rector químico de verdad, ha obtenido 12 del mismo peso de caña. 246 FRANCISCO HENARES Hace unos cuantos números en un papel, y al año siguiente, un ingenio más con químico director. ¿Queréis saber vosotros, que no sois hacendados. cuáles son esos números que tienen tal fuerza de convicción? Ahora los vais á conocer, pues tan sencillos son que me atrevo á decíroslos y com- prenderéis que hayan podido resistir victoriosamente los asaltos del maestro de azúcar que asegura gravemente, por la memoria de sus antepasados, que si la caña rindió poco es porque tenía mucha goma, y del maquinista que por su parte asegura que lo que dicen los químicos de que su bagazo tenga 7 por ciento de azúcar es una indigna falsedad, y para convencer al dueño, lo lleva junto al con- ductor y le suplica que se sirva masticar un puñado de bagazo. Vamos á suponer que el ingenio de nuestro hacendado muele diariamente cien mil arrobas de caña. En Cuba hay muchos que muelen más. Si en lugar de obtener 12 obtiene 10, claro es que pierde dos arrobas de azúcar en cada 100 arrobas de caña. Luego, en las 100,000 que muele al día, pierde 2,000, y en los cien días de zafra, doscientas mil arrobas de azúcar, que al precio actual, valen más de doscientos mil pesos. ¿Creen uste:les que vale la pena de pagar un químico y un laboratorio? En realidad, la más pequeña de las pérdidas que existen en las grandes fábricas actuales, solamente con aminorarla, paga con ereces todos los gas- tos. Por esta razón, á pesar de la modestia de nuestros medios de enseñanza, casi todos los alumnos que han pasado por nuestra Escuela, han hallado inmediata entrada en los ingenios de azúcar, y los que no lo han hecho ahí, es porque se hallan en otros labora- torios, como el de la Estación Experimental Agrícola, el de la Aduana, en las Granjas Agrícolas ó en otros lugares en donde tra- bajando para sí hacen al mismo tiempo trabajo útil para su patria. La industria azucarera cubana, por la influencia de tiempos difíciles y de la competencia, se ha refugiado en lo único que pue- de salvar á las industrias: en el buen trabajo, en la economía y en los métodos científicos. Hoy ya no es posible malgastar, sino que por el contrario hay que estar siempre vigilante para poner reme- dio á cualquier pérdida en el mismo momento en que ocurre. Hoy en un ingenio en que haya químico dieno de este nombre, no puede ocurrir lo que le pasó á un hacendado conocido nuestro, á quien le resultó que con la misma cantidad de caña, con el mismo maestro y con la misma maquinaria que el año anterior, le salieron diez mil sacos menos de azúcar. Al preguntarle yo cuál era la opinión del DISCURSO INAUGURAL 247 maestro sobre la causa de esta pérdida, me contestó: “Pues el maestro no sabe por dónde se han ido ni yo tampoco. ”” No hace muchos años que la expresión del guarapo de la caña se verificaba en un solo molino y en seco; hoy lo corriente es ver pasar la caña por tres ó cuatro molinos seguidos y regada dos ve- ces con agua caliente; el antiguo método rendía, cuando más, un 710 %.:; el moderno, hasta 84 %; lo cual, en una zafra para un inge- nio de cien mil arrobas, representa 230,000 pesos de azúcar, que iban antes á quemarse en los hornos. La evaporación del agua que contiene el guarapo, hasta dejarlo en punto de que eristalice, se hacía antiguamente en pailas de co- bre, que hervían en contacto del aire y las cuales eran lo más á propósito para destruir azúcar; hoy se hace en los aparatos llama- dos “al vacío””, porque de ellos se extrae el aire con potentes bom- bas, en donde no sólo no se destruye azúcar, si los guarapos están bien purificados, sino que se realiza gran economía empleando para calentar todo el vapor de escape, que ya ha sido utilizado en las máquinas como fuerza motriz y que ya no es susceptible de ningu- na otra aplicación. Hoy se practican también métodos distintos de cristalización en movimiento y de templas llamadas de agotamiento, que sólo pue- den conducirse con acierto mediante la continua vigilancia del químico, por tener que estar al tanto de todas las variaciones de pureza que constantemente ofrecen los euarapos. En cambio de todo este perfeccionamiento de la fábrica, nos encontramos con que en el cultivo de la caña, muy poco ó nada se ha hecho. Desde la época de D. Alvaro Reinoso, el célebre quími- co cubano, sólo el venerable D. Francisco de Zayas, se ha ocupado de hacer trabajos y de proponer una nueva forma en el eultivo que no ha sido seriamente ensayada. El resultado es que por lo general se siguen métodos y se usan instrumentos agrícolas anticuados y que allí donde la fertilidad de la tierra es deficiente, se obtiene caña poca y mala. La mayor parte de las tierras en las provincias occidentales, no llegan al promedio de 50,000 arrobas, cuando en Oriente se obtie- nen 100,000 y en Hawaii mediante el riego 200,000. En la elección de la caña de siembra no se sigue más procedi- miento que el de la vista. y hay que maravillarse de que las con- diciones naturales de Cuba sean tan buenas para la caña que no se haya llegado á arruinarla. 248 FRANCISCO HENARES Hay que recordar que los botánicos y los químicos alemanes, mediante selección paciente y continua han logrado que la remo- lacha azucarera, que en tiempo de su descubridor Margraf, apenas lle- AZUCAR EN LA REMOLACHA gaba al 6 por ciento de azúcar, haya aleanzado más de 18 por ciento. Su AÑOS AZUCAR % riqueza ha ido acrecentándose de año en año, merced á un trabajo in- 1838 8.8 cansable de selección por medio del 1848 9.8 análisis químico, guardando siem- ado 10.1 pre para semilla aquellas remolachas dd Sade que presentaban mayor cantidad de 1888 11.7 azúcar; este trabajo aún sigue hoy, 1898 a habiendo laboratorios, como el de la 1908 18.1 fábrica de Klein Wanzleben, que no se dedican á otra cosa. Con la caña, por el contrario, se sigue la práctica enteramente irracional de pagar un tanto alzado por las cien arrobas, cualquie- ra que pueda ser su riqueza en azúcar; con lo cual más se estimula la mala producción, pues siempre es más fácil obtener mala caña que buena. Nosotros hemos visto en un ingenio entrar caña con 18% de azúcar, y otra de distinta procedencia que escasamente llegaba á 13 % y sin embargo ambas obtenían en la administración el mismo precio. Hace un momento he hablado de la planta azucarera rival de la caña, hasta el punto de que llegó un día, por fortuna ya pasado, en que pareció que iba á concluir con su existencia; pues bien, á pesar de toda la ciencia desplegada en el cultivo de la planta, que nosotros no hemos sabido imitar, y de todos los perfeccionamientos de la fabricación, que sí nos hemos apropiado bonitamente á me- dida que otros los inventaban, parece ya verse claro que la caña seguirá viviendo al lado de su rival, tal vez dominándola; puesto que en los últimos años la fabricación de azúcar de caña ha ganado ventaja sobre la de remolacha en la producción total del mundo. Hay que saber que una hectárea sembrada de remolacha, pro- duce 4 lo más cinco toneladas de azúcar, mientras que la misma superficie plantada de caña produce fácilmente 15 toneladas; la remolacha además no da cosechas remuneradoras si no se añaden al terreno fertilizantes, cuyos componentes y distribución ocasio- nan gastos y el cultivo exige mucha labor manual, que los Estados DISCURSO INAUGURAL 249 Unidos no pueden obtener, y que Alemania sólo consigue, impor- tando cada estación más de 400,000 hombres y mujeres, principal- mente mujeres de la parte oriental de Alemania, de Rusia, Hun- PRODUCCION DEL AZUCAR EN EL MUNDO EN MILES DE TONELADAS PROPORCIÓN AZÚCAR DE | AZÚCAR DE DE AZÚCAR DE AÑO CAÑA REMOLACHAa| TOTAL REMOLACHA 1860 1,376 390 1,766 IO 1870 1,856 S44 2,700 31.3 1880 2,084 1,351 3,615 42.4 1890 2,522 3,937 6,059 98.4 1900 2,978 9,140 8,418 64.6 1910 6,236 8,471 14,707 57.6 ería y Bohemia, para devolverlas á su país después de terminados los trabajos. Por estas causas, una vez terminada la protección artificial que los Gobiernos acordaban al azúcar de remolacha, protección que no podrá volver por razones que no son de este lugar, el azúcar de caña tiende á tomar otra vez papel predominante. Pero hay que recordar que la caña de azúcar no se produce sola- mente en Cuba, sino en otros muchos países tropicales, que en un tiempo estuvieron muy atrasados, pero que actualmente se están esforzando en aumentar su producción; es necesario por lo tanto que aquí se mejoren los métodos de cultivo, se efectúen ensayos en las estaciones agrícolas para mejorar las variedades de caña que actualmente cultivamos, que ensayemos hasta crear variedades nue- vas, si es preciso; que se estudie también lo que sea necesario para devolver su fama á nuestro tabaco que al decir de aleunos ha dis- minuído en calidad y sobre todo que se funden y atiendan con cuantos recursos necesiten, centros de enseñanza agrícola: unos para ilustrar en las enseñanzas modernas á la generación presente; otros, desde la escuela primaria, para inspirar á la generación que llega amor á la Naturaleza é inclinaciones hacia la agricultura. 250 FRANCISCO HENARES He dicho que se atiendan con todos los recursos necesarios las escuelas en donde se den enseñanzas agrícolas, porque entre nos- otros pecan realmente de escasez de máquinas y de material. Tenemos delineado un plan de enseñanza, puesto que la agri- cultura existe entre las materias que deben enseñarse en la escuela primaria; existe en las escuelas anexas á los institutos; figura, como es natural, de modo predominante en el programa de las Granjas, ya creadas, aunque no en funciones todavía, y por último la tenemos en la Escuela de Agronomía de esta Universidad. Considerando la enseñanza de agricultura en nuestra escuela primaria, creo que no se me desmentirá si digo que no existe toda- vía. La mayor deficiencia á este respecto es la falta de preparación “del maestro, que no ha tenido quien le enseñe á él, ni quien le sirva de guía en conocimientos que no pueden aprenderse en el texto y en las láminas de un libro. La agricultura no es una cien- cia: es un arte que aplica los conocimientos de química, la botáni- ca. la física, la fisiología y aleunas otras ciencias. Como á un maes- tro de instrucción primaria no pueden pedírsele conocimientos completos de todas ellas, es menester que los profesores de las Uni- versidades vayan á las escuelas normales preparatorias de maes- tros á darles estos conocimientos en la forma y grado necesarios para que ellos penetren en el espíritu de esta clase de enseñanzas y puedan luego transmitirlo á sus educandos. Esto es lo que se ha hecho en otros países y no esperar que los maestros se formen á sí mismos bajo la presión de unos cuantos exámenes. No ya en las escuelas rurales, en la misma capital de los Esta- dos Unidos, en pleno Washington, más de 45,000 niños de las es- cuelas públicas hacen trabajos de jardinería y horticultura, en terrenos cedidos por el Departamentos de Agricultura al Board de Educación. Los mismos niños miden el terreno y lo dividen en par- tes diferentes, que dan ocasión á enseñar los elementos de la arit- mética y de la geometría, despojando á estas lecciones de la aridez aplastante que suelen tener entre nosotros. Tienen parcelas sem- bradas de flores y legumbres que suministran modelos para las lecciones de dibujo y de historia ó de estudios de la naturaleza, como allí se llaman. Tienen parcelas, que llaman jardín geográfico, sembradas de los vegetales que carecterizan las distintas regiones agrícolas y que sirven á los instructores para sus lecciones acerca de las tierras y labores, lluvias, vientos, ete. Los niños calculan el precio del trabajo manual, el costo de las semillas y abonos y el DISCURSO INAUGURAL 251 valor de los productos recolectados. Todo lo que el niño recolecta es de su propiedad y todos los años se organiza una exposición con las flores, las plantas de adorno y todos los frutos obtenidos. Estos trabajos, además de que contribuyen eficazmente al desarrollo físi- co, inspiran á los niños amor á las flores y á la naturaleza, gusto por la horticultura y los demás cultivos, y les enseñan hábitos de previsión, esmero y economía, cuyo efecto moralizador es conside- rable. La enseñanza de las Granjas-escuelas, esperamos que sea de carácter práctico, aunque sin omitir la explicación teórica de los hechos observados. No han de ser estas escuelas institutos de segun- da enseñanza destinados á preparar alumnos para ingresar en la Escuela de Agronomía de la Universidad; su enseñanza debe ser para jóvenes campesinos que deben seguir en el campo, pero lle- vando á todos los trabajos de su profesión las enseñanzas de la nueva agricultura. Claro está que nada se opone á que aleún que otro alumno que descuelle por su inteligencia, venga á la Univer- sidad á cursar los estudios superiores de Agronomía y Química Aplicada. Aun en estos estudios universitarios hay deficiencias que sub- sanar, que yo no quiero detallar aquí por no hacer pesado este trabajo. Sí debo decir que en mi opinión los alumnos de Fabrica- ción de Azúcar, debieran agregar á la enseñanza de laboratorio que se les da completa, la práctica de los aparatos de la fábrica, como lo verifican en Louisiana, en la Escuela Azucarera de Baton Rouge, practicando durante veinte semanas, repartidas en dos cur- sos, en un pequeño ingenio que la escuela posee. Nosotros durante el curso tratamos de suplir esta deficiencia visitando muchos ingenios que no están demasiado lejos de la Ha- bana, pagándonos el viaje de nuestro bolsillo particular. Así va- mos al Toledo en Marianao, al Mercedita en Melena del Sur, al Providencia en Gúines, al Rosario en el Aguacate, al Carmen y Lotería en Jaruco y algunos otros. Yo me pregunto, sin embargo, por qué razón Cuba que tiene más habitantes que el estado de Louisiana y muchísima más rique- za, no puede tener una escuela azucarera, no igual, sino mucho mejor que la de ese estado americano. Cuba debiera tener por su utilidad y hasta por amor propio la mejor escuela azucarera de América, | 252 FRANCISCO HENARES Es verdad que actualmente es corto el número de alumnos que siguen estas enseñanzas á pesar del ancho campo que se les ofrece con la dirección del gran número de ingenios cubanos y de otros muchos que se están fundando en diversas naciones de la América Central y que vienen á Cuba buscando directores: yo sé de un in- ceniero azucarero que hace tres campañas anuales: en Louisiana, Cuba y Guatemala, aprovechando que los trabajos se verifican en diferente época del año. Yo creo que nuestra escuela, montada como debiera estar, ten- dría muchos más alumnos, unos de Cuba que actualmente van á estudiar fuera y otros de las diferentes naciones de la América latina; aparte de que ninguna clase de escuelas se funda para ob- tener de ellas provechos monetarios, sino los beneficios futuros que en Alemania y en los Estados Unidos se está demostrando que son verdaderamente enormes. El costo de un pequeño ingenio modelo, no es abrumador; mu- echo menos si se reparte en varios años y en cuanto á terrenos, la Universidad tiene los de la Quinta de los Molimos con todas las condiciones necesarias, puesto que poseen agua abundante y línea de ferrocarril para el transporte de caña. Además de que siendo ese lugar el que ya se ha tomado como más adecuado-á nuestras Exposiciones de Agricultura, ¿qué otro espectáculo más intere- sante pudiera haber para cubanos y extranjeros que el de un ver- dadero ingenio fabricando azúcar de caña? En esta escuela tam- bién podrían ensayarse procedimientos y aparatos que evitasen á la industria y á los azucareros cubanos el ser explotados por anun- elos inflados y mentirosos. He entrado en esta clase de consideraciones, porque entre nos- otros, si algo de lo que acabo de decir se hace, tendrá que ser por la protección oficial; pues en cuanto á la particular, ya podemos esperarla en vano. Yo me siento completamente tranquilo respecto á que no vendrán un día de éstos á turbar la tranquilidad de nues- tra clase con la noticia de que un donante anónimo nos envía medio millón de pesos para. mejorar nuestros medios de enseñanza. Sin embargo, en este mismo año de 1912, le han hecho este donativo al Instituto Tecnológico de Boston, que ya era riquísimo. De todos modos, confiemos en que los gobiernos cubanos, ins- pirándose en el amor á su país y á sus conciudadanos, pongan al frente de las Secretarías á hombres capacitados por su cultura para comprender que en el fomento de la agricultura por los cu- DISCURSO INAUGURAL 253 banos se presenta no solamente un problema de mayor ó menor riqueza, sino que en él va envuelta la verdadera condición del ser ó no ser de nuestra existencia nacional. Cuando en el año 1906, tal día como hoy, el actual Presidente de los Estados Unidos pronunció un discurso en esta Universidad, dió á la juventud y á la vez á los padres, consejos tales que mejores no los pudiera dar el hombre más amante de Cuba y de la sociedad cubana. Hace poco tiempo que el ingenioso escritor señor Eduardo Dolz, doliéndose de la afición casi exclusiva á la medicina y á la abogacía por parte de la juventud cubana, reprodujo los principa- les párrafos del discurso del gran estadista americano. Yo deseo que los jóvenes que me escuchan y aquellos en cuyas manos caiga este impreso discurso, consideren nuevamente algunas de sus pa- labras con la atención y gravedad que merecen. Dijo Mr. Taft: *““Mientras los jóvenes cubanos cursen exclusi- vamente los estudios conducentes á graduarse de literatos, médi- cos y abogados, en la vana ilusión de que sólo esas profesiones con- vienen á personas bien nacidas, quedarán desatendidas por los principales interesados, las verdaderas grandes fuentes de la ri- queza nacional.?” ““Hasta el día, deseraciadamente lejano, en que la riqueza na- tural y financiera pertenezca á y esté administrada por cubanos y sirva para desarrollar los intereses de la isla y se invierta en ella, la palabra imdependencia será para Cuba un término más ó menos ilusorio. ?” ““Os aconsejo, terminó Mr. Taft, que consagréis vuestras ener- oías y talentos á la agricultura, á la contabilidad, al comercio y á las industrias; si cediendo á inclinaciones invencibles preferís ca- rreras, haceos maestros y encaminad á la juventud hacia los sen- deros de la nueva vida, para el gran mañana que os espera si vos- otros mismos no lo malográis; haceos ingenieros para dirigir vues- tras obras públicas; haceos periodistas para manejar la prensa, palanca sin rival en los pueblos libres, verdadero libro de las masas que ejercen el sufragio y dan la dirección pública de las naciones. ”” Estas palabras dignas de ser grabadas con caracteres indelebles en la mente de todos los cubanos, son las que yo debiera haber pro- nunciado para terminar mi discurso, pero como mi palabra es de escaso valor y poco puede pesar en las determinaciones de nadie, 254 FRANCISCO HENARES he querido de propósito hacerlas revivir con toda la autoridad de quien en día memorable las pronunciara. También el Dr. Enrique José Varona en uno de sus últimos escrito, uno de esos tristes y luminosos escritos suyos que son el gemido de un alma patriota que contempla una patria muy distin- ta 4 como él la soñara, nos decía ““A todos y á ninguno””: “No faltan individuos arruinados por la guerra que han vuelto á labrar- se una fortuna; no pocas fincas medianas están siendo cultivadas por cubanos. Por este camino se debe buscar la solución del pro- blema; no convirtiendo al gobierno en casa de socorro y lanzando sobre el presupuesto millares de inútiles que cada día se empare- darán más y más en su propia inutilidad. ?”” Estas son las verdades que nos deben servir de guía para cum- plir los deberes que tenemos para con nuestra patria: el trabajo es ley de la vida y no hay profesión que el hombre no pueda ennoble- cer con su inteligencia; no creamos que cuando al primer hombre le fué lanzada esta sentencia: “ganarás el pan con el sudor de tu frente?” no creamos, repito, que se le lanzó una maldición; muy al contrario, Dios en su infinita sabiduría le mostró la ley que debe eobernar la dienidad humana. He dicho. DESARROLLO Y EDUCACION DEL PODER DE OBSERVACIÓN EN EL NIÑO ! POR EL DOCTOR A. M. AGUAYO Profesor de la Escuela de Pedagogía Ha dicho un notable educador inglés, el Profesor Welton, que el verdadero conocimiento es una parte de la vida. La frase pare- cerá una paradoja; mas en pedagogía tiene, á mi entender, una significación profunda. Porque la vida es esencialmente acción, y la escuela, que prepara para la vida á seres eminentemente activos, no debe olvidar que la verdad nos sirve para la acción, la cual, según insignes pensadores contemporáneos, le da valor, sentido y justificación. La acción es, como el Dr. Varona prueba en sus Con- ferencias sobre lógica, la piedra de toque de toda verdad; y un conocimiento meramente trasmitido, un conocimiento libresco que no se ha incorporado al espíritu ni está, como un buen obrero, siempre dispuesto para el trabajo, no es tal conocimiento, sino algo yuxtapuesto é inerte, que carece en la vida de sentido y de vir- tualidad. Por eso mismo, porque el conocimiento verdadero es una parte de la vida, un pedazo de nuestro ser, no hay nada en el mundo más difícil que adquirir y transmitir una verdad. Las verdades son como las cimas de las altas montañas: no se alcanzan nunca. si alguna vez se alcanzan, sino á costa de grandes fatigas, de esfuer- zos continuos, de infinita perseverancia. La mediocridad, poco exi- gente en este punto, se contenta con recorrer las fáciles llanuras del saber comprimido, de la erudición barata y de la ciencia redu- cida á fórmulas; mas para subir á la cumbre y dominar el llano y contemplar en perspectiva el territorio de una ciencia, se necesitan grandes energías, un entusiasmo inagotable y una fe robusta pues- ta al servicio de grandes ideales. 1 Lección oral dada en los ejercicios de oposición á la cátedra A de la Escuela de Peda- gogía de esta Universidad, el día 11 de Octubre de 1912. 256 A. M. AGUAYO Séame lícito evocar esta imagen de un noble pensador, ahora que, en el momento culminante de mi vida, vengo á ofrecer á un Tribunal cultísimo una demostración de los que mis estudios, mi experiencia profesional de treinta años y mis meditaciones me han enseñado sobre uno de los aspectos más importantes de la psicolo- vía infantil y de la educación. Porque sólo recordando las caídas que hemos dado en el error, los desengaños que hemos recibido y las heridas que ha dejado en nuestra alma la experiencia del mun- do y de los hombres, se puede comprender que una profesión inte- lectual (y en particular la de maestro) debe ser algo más que una suma de conocimientos y una disciplina del espíritu; debe ser una experiencia riquísima y, sobre todo, una filosofía, una manera de juzgar é interpretar las cosas y de entretejerlas con el hilo com- plicado de la vida. No es, no, el bagaje de lecturas y teorías lo que eleva y ennoblece á los hombres; sino el uso que sabe hacer de ese tesoro espiritual, la visión intensa de un mañana más grande y más hermoso y la voluntad enérgica de perseguirlo y realizarlo en todo lo posible. El tema de que voy á tratar es el siguiente: desarrollo y educa- ción del poder de observación en el niño. Nada más importante que el estudio intenso de esta actividad mental, cuyo conocimiento acla- ra, ilumina y facilita el proceso de la enseñanza y del aprendizaje. Porque la observación no es, como se cree comúnmente, uno de los medios ó instrumentos de la instrucción. Es mucho más: es la for- ma típica de toda enseñanza, el centro pedagógico del cual, como las ramas de un árbol vigoroso, brotan todas las otras formas de la instrucción: la activa Ó motriz; la verbal concreta, hablada ó escrita, y la abstracta ó conceptual, ya puramente verbal, ya deri- vada de la propia experiencia. Pero antes de entrar de lleno en el desarrollo de mi tema, me será permitido hablar de un asunto que ¿juzgo de importancia capital en mi lección: del punto de vista desde el cual voy á estu- diar la materia escogida. La psicología pedagógica, Ó psicopeda- gogía, como la llama Claparede, es un estudio relativamente práe- tico y concreto. No analiza, como la psicología general, el espíritu del hombre, para estudiar por separado las partes ó elementos que lo integran. Nada de eso. Lo que la psicopedagogía estudia son las actividades mentales del niño tal como se manifiestan en con- ereto, es decir, en su infinita complejidad y sus innumerables de- pendencias y relaciones. A la psicología general le basta con ana- DESARROLLO Y EDUCACIÓN EN EL NIÑO 257 lizar y deseribir los estados de conciencia é investigar las leyes abstractas que los rigen. La psicopedagogía va más allá. La psico- logía pedagógica necesita conocer las relaciones y dependencias que cada actividad concreta tiene con la vida y con el medio am- biente; necesita averiguar qué significado tienen los procesos es- tudiados, qué función desempeñan, á qué fines y exigencias res- ponden. Es decir, que la psicología pedagógica, por lo menos la contemporánea, la que debemos á los trabajos de Stanley Hall, Meumann, Claparede, Lay, Van Biervliet, Sehuyten, y otros in- vestigadores no menos ilustres, es esencialmente un estudio de carácter funcional y pragmático. Comprendo las dificultades con que tropieza el pragmatismo en una teoría sana del conocimiento; me doy cuenta de que su alogismo, su inmediatismo son bastante discutibles en un terreno puramente filosófico; mas en el campo de la pedagogía la teoría funcional es de un valor considerable, porque ilumina con luz de magnesio los problemas más difíciles y abstrusos de la educación. Así nos explicamos por qué casi todos los grandes educadores con- temporáneos, los Claparede, los Stanley Hall, los Meumann, los John Dewey y Jorge Kerschensteiner, son, en pedagogía por lo menos, franca y abiertamente pragmatistas; y por qué uno de ellos, el gran Stanley Hall, ha declarado recientemente que el pragmatismo no es más que una filosofía pedagógica. Trataré, pues, mi tesis desde un punto de vista funcional, es decir, á la luz del significado y la función que para la vida tienen las actividades mentales del educando. El plan que me propongo seguir es el indicado por la naturale- za misma del asunto y del contenido de éste. La psicología peda- gógica ha dejado de ser una mera aplicación de la psicología gene- ral á las necesidades de la enseñanza y de la educación. La paidolo- cía y la pedagogía científica y exacta la han transformado por completo, dándole un contenido propio y específico. Por una parte, la psicología pdagógica necesita conocer la psicología infantil ó genética, es decir, el desarrollo de la mente infantil, en cuanto pue- de ser de utilidad á la pedagogía; por otra parte, es una psicología diferencial, que mide y examina los procesos mentales del niño y los divide y clasifica en tipos naturales. Ultimamente, la psicope- dagogía estudia los métodos y economía del trabajo mental, ó lo que es lo mismo, del aprendizaje, brindando de este modo un sólido cimiento á la educación y la didáctica: Psicología genética; psico- 258 A. M. AGUAYO logía infantil diferencial ó psicodiagnóstico, como la llama Clapa- róde; y métodos y economía del trabajo mental ó psicotécnica: he aquí, en substancia, el contenido de la psicología pedagógica. Un ejemplo, para ilustrar esta triple división: cuando estudia- mos la naturaleza de la observación infantil y las etapas de su des- arrollo evolutivo, estamos en el dominio de la psicología genética ó psicopaidología; cuando examinamos ó medimos el poder de ob- servación de un niño, hacemos un psicodiagnóstico infantil; cuan- do investigeamos cuál es la forma más acertada y económica de hacer la educación del poder de observación, entramos en el terre- no de la psicotéenica. De acuerdo con este programa, que me ha servido siempre para mis lecciones en cátedra, dividiré el asunto de que voy á tratar, en cuatro partes: 1.2, el concepto, naturaleza y función de la observación del niño; 2.2, el examen y medición del poder de observación; 3.2, el desarrollo del mismo; y 4.2, su educación. Antes que nada, y aunque la afirmación parezca ociosa, Creo conveniente establecer que por poder de observación no entiendo una entidad mental, aleo así como una facultad, una fuerza en- cargada de un trabajo espiritual de cierto orden. La psicología moderna no permite esa interpretación. Observación es sencilla- mente un proceso mental ó, mejor dicho, un grupo de procesos mentales muy complejos que ofrecen ciertos caracteres comunes y desempeñan una misma función. Veamos primero cuál es ésta, y después estudiaremos los procesos que constituyen la observación. He dicho va que toda actividad mental desempeña un papel en la vida, tiene una función sin la cual sería incomprensible. Ahora bien, ¿cuál es la función biológica del poder de observación ? El niño no observa nunca por el mero gusto de observar. Cuan- do voluntaria y sostenidamente concentra su atención en un obje- to, así lo hace porque un interés ó una necesidad le impele á ello. Examinará, por ejemplo, un objeto de madera para fabricar otro jeual; mirará con atención á un pájaro para cogerlo en una tram- pa; observará una fruta para dibujarla Ó para modelarla con arcilla; examinará una y otra vez el suelo para buscar un objeto que se le ha perdido; vigilará á un policía para descubrir sus intenciones, ete. En todos estos casos y otros muchos que me sería fácil presentar, la observación responde á una actividad cuyo buen resultado depende de la exactitud y precisión de nuestras percep- ciones. Tiene, pues, la observación una función biológica impor- DESARROLLO Y EDUCACIÓN EN EL NIÑO 259 tante: preparar aquellas actividades cuya ejecución es imposible sin una serie de percepciones exactas y fieles. Esto quiere decir, en substancia, que en el niño, para que una observación resulte provechosa, debe ponerse al servicio de un interés bien anclado en el espíritu ó de una necesidad profundamente sentida. Toda ense- ñanza que no se ajusta á este principio, el cual, á mi juicio, cons- tituye la piedra angular de la didáctica, se halla en abierta opo- sición con la psicología infantil. Veamos ahora en qué consiste el poder de observación. Si analizamos los procesos mentales que constituyen la observa- ción, descubriremos que no son un fenómeno sencillo, sino un gru- po de fenómenos mentales de extraordinaria complejidad. La ob- servación es, primeramente, una serie de intuiciones sensoriales; es decir, de percepciones referentes á un objeto ó estímulo exte- rior. El que observa, v. gr., un pájaro, puede darse cuenta de su forma y su tamaño, del color de su plumaje, de su vuelo, su canto, su manera de anidar, su clase de alimentación, ete., Ó de todas estas cosas sucesivamente. Ahora bien, por sencilla que parezca, toda percepción es un acto mental complicadísimo. La percepción, como la ha definido un psicólogo contemporáneo, es un grupo de sensaciones con un cortejo de imágenes mentales; es decir, un conjunto de sensaciones asociadas á un grupo de representaciones, las cuales se funden con aquéllas y hacen posible su reconocimiento y localización. Pero no basta una sola percepción para llevar á cabo una ob- servación bien hecha: se necesita para ello una serie de percepcio- nes ó, lo que es lo mismo, una percepción repetida; y esta repeti- ción es imposible sin un acto de atención sostenida y voluntaria. Aquí nos encontramos con una nueva dificultad: la atención es á su vez un fenómeno complejísimo, tan complejo y difícil que la psicología no ha podido aún escudriñarlo completamente. La atención, en síntesis, es la reacción de todo el organismo en pre- sencia de un objeto, el enfoque de nuestro cuerpo y nuestro espí- ritu para aclarar y reforzar un estado de conciencia. Nuestro or- ganismo, como dice el gran psicólogo alemán Ernesto Meumann, es como un anteojo que necesita ajustarse á cada fenómeno cons- ciente. Supongamos que oímos repentinamente un toque de corne- tas, batir de tambores y ruido de pasos voluminosos y rítmicos: pues en seguida todo el campo de nuestra conciencia se transforma. Los ruidos escuchados pasan al primer plano de la mente; todo lo 260 A. M. AGUAYO demás se retira al margen; nos sentimos activos; cambia por com- pleto el curso de nuestras representaciones, que ahora bruscamen- te se relacionan con el estímulo exterior. Al mismo tiempo nuestro cuerpo también se modifica: los órganos sensiorales se acomodan á los nuevos estímulos; movemos la cabeza, el tronco, quizás las piernas, para aproximarnos á la causa del ruido; la circulación y la respiración se alteran en mayor ó en menor grado y hacemos gestos que revelan la concentración de nuestro espíritu. Todo el organismo se ha adaptado al estímulo exterior: el paso de un regi miento de infantería por la calle. Mas la percepción y la atención no bastan para explicar lo que se entiende por observación. Cada objeto evoca en la conciencia un margen de representaciones, una constelación de imágenes ó de actitudes conscientes que le dan un valor determinado, una signl- ficación más ó menos precisa. Así, en el ejemplo de que acabo de servirme, el regimiento de soldados no es sólo un grupo de hom- bres que marchan uniformados, fusil al hombro. Es algo más: es un regimiento de soldados; es decir, una fuerza militar encargada de sostener la paz interna y de defender la patria con las armas. Del mismo modo, el conjunto de edificios que corona la altura don- de nos hallamos en este momento no es sólo un grupo de construe- ciones de piedra: es una universidad, un alto centro docente encar- gado de conservar y enriquecer la ciencia y transmitirla á las ge- neraciones futuras. Ahora bien, esta significación de las cosas, esta constelación de ideas asociadas, este margen de representaciones ó actitudes conscientes, esta interpretación de los hechos percibi- dos con ayuda de nuestra experiencia y saber acumulados es lo que se llama apercepción. Tampoco con la apercepción termina el análisis del proceso es- tudiado. El que observa, adopta una actitud ante el objeto de su observación; es decir, persigue un fin, lleva una mira más ó menos clara y definida. No observamos de igual modo el suelo para estu- diar sus propiedades físicas Ó para buscar un objeto perdido. La idea que persigue un ingeniero al observar atentamente una mon- taña, no es la de un naturalista, de un militar ó de un comerciante. Sin una idea directriz, que como la escuela de Warzburgo ha de- mostrado, puede reducirse á una actitud consciente, ninguna ob- servación merece el nombre de tal. Todavía hay más: en toda observación necesitamos comparar, reflexionar ó hacer conjeturas para inferir de lo percibido propie- DESARROLLO Y EDUCACIÓN EN EL NIÑO 261 dades ó hechos que no se advierten por intuición directa ó sen- sorial. Así, por ejemplo, el color y la forma de una nube nos per- miten inferir si ésta amenaza lluvia; por la actitud y la expresión de una persona conjeturamos sus intenciones probables respecto á nosotros. La reflexión entra, pues, en mayor ó menor erado como elemento constitutivo de toda buena observación. En resumen, la observación común y vulgar, la que podemos llamar psicológica, es una serie de percepciones hechas con aten- ción y un fin determinado, é interpretadas ó apercibidas con ayuda de la reflexión. Pero en la ciencia y la enseñanza la observación pide aleo más. Una y otra tienen interés en que observemos bien, ó sea con arreglo á un plan y un método, y en que sepamos ex- presar el resultado de las observaciones. Sin método y plan no hay observación completa y sistemática; y, como demuestra la pedago- gía, todo ejercicio de expresión, cualquiera que éste sea (la palabra, el dibujo, el modelado, etc.), conduce á una observación mejor del objeto estudiado. Tenemos, pues, dos condiciones normativas de toda observación científica: el plan y método y la expresión de lo observado. Antes de entrar de lleno en el estudio del desarrollo del poder de observación del niño, es indispensable conocer los métodos ex- perimentales que se aplican á este aspecto de la psicología peda- gógica. Nada más importante que esta técnica, pues según ya diji- mos, la psicología es en parte un estudio de carácter diferencial, que aspira á medir y comparar los procesos mentales del niño y á dividirlos, si es posible, en tipos y variedades naturales. Veamos, pues, cuáles son les instrumentos de que disponemos para esta obra de psicografía. Hablando con propiedad, es imposible medir el poder de obser- vación. Por medida entendemos aquí, no un grado de magnitud, ni una distancia mayor ó menor á contar desde un mínimo ó cero na- tural ó convencional; sino una clasificación jerárquica; es decir, un lugar determinado en una escala de diferencias individuales. Pero aun tomada en este sentido esa palabra, es imposible medir el poder de observación, que resulta demasiado complejo y no se presta á determinaciones exactas. Lo más que podemos hacer en este punto es valernos del uso de los tests, para apreciar tosca- mente las diferencias cualitativas y cuantitativas de las observa- ciones. Como la mayoría de los tratados de psicología se olvidan de decir lo que es un test, palabra introducida en la ciencia, el 262 A. M. AGUAYO año de 1890, por el norteamericano Mr. Cattell, y aun á veces lo confunden con un experimento de investigación, creo conveniente definir ese vocablo, para aclarar las ideas que expondré más ade- lante. j Un test no es un experimento de investigación; no es nunca la observación de un fenómeno producido en condiciones determi- nadas que permiten aislarlo y estudiarlo en sus relaciones abstrac- tas. Nada de eso. Un test es sencillamente un examen práctico me- diante el cual podemos descubrir una disposición ó cualidad, y determinar el puesto que le corresponde en una serie gradual de diferencias individuales. Los tests no tienen, pues, sino un valor sintomático, y el ideal de la psicología como ciencia pura sería renunciar á ellos y limitarse á los experimentos más exactos y clen- tíficos. Deseraciadamente, la psicología pedagógica es una ciencia de aplicación, y además muy reciente, y no puede prescindir aún de los métodos rápidos y en cierto modo toseos de los tests. La técnica de los experimentos sobre el poder de observación es muy reciente: fué iniciada en 1896 por el inolvidable M. Binet, á quien tanto debe la paidología, y desarrollada después por Meu- mann, Guillermo Stern, Leclére, Nogradv, Pfeiffer y otros pal- dólogos contemporáneos. Sin embargo, á pesar de su breve historia, se ha desenvuelto con vigor inusitado, creando multitud de métodos que actualmente se usan en los laboratorios paidológicos. En esta Universidad existe un laboratorio de esa clase, creado y organizado por mí; y como sería ridículo hablar de técnica, ó sea de habili- dad en el empleo de los métodos, sin referirme á mi propia expe- riencia, trataré en primer lugar de aquellos estudios que, en unión de algunos de mis discípulos, he hecho en el Museo Pedagógico, de que forma parte el laboratorio mencionado. Tres clases de tests se emplean comúnmente en el estudio del poder de observación. Los primeros reciben el nombre de tests de percepción rápida. Los segundos son los de descripción é informe. Los últimos se llaman de testimonio y sugestibilidad. Unos y otros se aplican en el laboratorio paidológico de esta Universidad. Los fests de percepción rápida, llamados de aprehensión visual por el psicólogo Whipple, han sido empleados por Quanz, la Srta. Aiken y otros investigadores. Tienen por objeto descubrir el núme- ro de elementos (letras, sílabas, cifras, dibujos, objetos, ete), que pueden percibirse con la vista durante una exposición moderada- mente rápida. Se emplean con ayuda del taquistoscopio, ó sea el DESARROLIO Y EDUCACIÓN EN EL NIÑO 263 aparato clásico de exposición rápida, Ó sin este instrumento de investigación. En nuestro Museo Pedagógico, que hoy dispone de medios para estudiar con ayuda de los tests, las principales fun- ciones mentales del niño, empleamos los dos procedimientos. El taquistoscopio de que me sirvo, construído bajo mi dirección, no es otro que el de caída, el clásico aparato de Wundt y Cattell. Consiste esencialmente en una cortina ó telón vertical de madera que cae á voluntad del experimentador, y en su descenso descubre una ventana cuadrangular, para volver á ocultarla inmediatamen- te. El observador ó sujeto del experimento, situado frente al apa- rato, percibe en un tiempo breve las letras, puntos, dibujos, cifras, ete., impresos ó manuscritos en una tarjeta colocada detrás de la ventana. Cuando se aplica el método de percepción rápida con ayuda del taquistoscopio, el sujeto del experimento se sienta cómodamente, con la vista fija en un cireulito de papel blanco, pegado en la cortina. A una señal dada con dos segundos de anticipación, el que dirige el experimento descubre la ventana del taquistoscopio; cuenta en seguida dos, tres ó cinco segundos en el stop watch ó cronómetro de pausa, y en el acto deja caer el telón ó cortina. El niño sujeto del experimento, que de antemano ha recibido lápiz y una hoja de pa- pel, dibuja ó escribe los nombres de los elementos percibidos, ó bien hace una descripción oral ó eserita de los mismos. La determinación cuantitativa de los resultados, ó, lo que es igual, la reducción de los mismos á números, es muy difícil en este método, por lo cual se le emplea más bien para el estudio cualita- tivo de los datos. Sin embargo, se puede determinar de un modo tosco el índice del poder de observación, contando el número de elementos que el niño ha podido reproducir. Si se trata de una descripción, puede apreciarse grosso modo el valor de los resulta- dos calificándolos con las cifras 0, 1, 2, ete., hasta 10. Cuando se emplea, sin ayuda del taquistoscopio, el método de percepción rápida, se pueden emplear, como lo he hecho en mi laboratorio, carteles con grupos de objetos conocidos del niño, ó bien grabados artísticos, objetos aislados, ete. Se presentan al niño durante un tiempo relativamente corto, cinco segundos, v. gr., y se le pide que en seguida escriba durante dos minutos los nombres de los objetos percibidos ó que describa oralmente ó por escrito el objeto Ó grabado á que se contrae la observación. El cálculo de 264 A. M. AGUAYO los resultados ofrece las mismas dificultades que en el ejemplo an- terior. El método de percepción rápida no se recomienda mucho en la psicología infantil, por las razones que siguen: 1.2%, porque exige el ejercicio de dos actividades mentales que complican mucho la observación: la memoria, necesaria para recordar lo observado, y cierto dominio de la expresión hablada ó escrita; 2.* porque se sir- ve de un material desprovisto de interés para los niños; y 3.*%, por- que sus resultados son muy inciertos é inseguros. A pesar de todo, el método que deseribimos no debe desdeñarse, porque nos propor- ciona un índice aproximado de las observaciones rápidas del niño. Pasemos al segundo método, el de descripción é informe. Fué ideado en 1896 por M. Binet, y desde entonces su técnica ha ido enriqueciéndose y tomando precisión, merced á los trabajos de Le- clére, Miss Stella Sharp, Miss Bryant, Monroe y otros investiga- dores. Lo mismo que el de percepción rápida, el método que ahora examinamos tiene dos formas: la de descripción y la de informe. Cuando el niño, en los momentos mismos de la observación, describe el objeto exhibido, se emplea la primera de esas formas; cuando lo hace después, se utiliza la segunda. El material que se usa en este método es muy variado: consiste en estampas, sellos de correo y otras muchas clases de objetos. En mi Laboratorio paidológico empleo un material parecido al de M. Binet: una caja de cigarrillos, un sello de correos y una lito- orafía. La técnica del test de deseripción es la siguiente: se exhibe al niño el objeto escogido, á unos 75 centímetros de distancia, y des- pués se le dice: “observa bien ese objeto y escribe lo que veas en él, de modo que cualquier persona que no conozca el objeto se dé cuenta de él por lo que eseribas.?? Se dan al niño diez minutos para observar y escribir la descripción. Cuando se desea, no una descripción, sino un informe, éste se hace inmediatamente después de la observación, ó bien al cabo de una hora, un día, una semana, etc. Como puede verse. sin dificultad, este método no se presta á determinaciones cuantitativas. Lo mejor que con él se puede hacer es apreciar cualitativamente los resultados obtenidos. Sin embar- go. suele estimarse toscamente, grosso modo, el valor cuantitativo DESARROLLO Y EDUCACIÓN EN EL NIÑO 265 de los datos contando el número de palabras escritas, el de deta- lles observados, ete. Este método es muy superior al de percepción rápida, pero adolece de los mismos defectos señalados para aquél, salvo que la memoria interviene poco en el tesí de descripción. No obstante sus inconvenientes, ha sido fecundo en resultados útiles al estudio de la niñez. Pasemos al tercer método, el que hemos llamado de testimonio y sugestibilidad. También ofrece dos formas: la de ¿nmterrogatorio sin preguntas sugestivas, y la de sugestión, es decir, la que se vale de presuntas mañosamente hechas. Por sugestión entiendo aquí, no la sugestión hipnótica, sino la normal en el estado de vigilia; es decir, la introducción brusca en la conciencia de una idea esti- mulante que provoca de un modo impulsivo otra idea, la ejecu- ción de un acto, ete. El método de testimonio y sugestibilidad, ideado por el genial Alfredo Binet, ha sido objeto de estudios minuciosos que han crea- do una riquísima literatura y hasta una nueva rama de la psicolo- oía aplicada: la psicología del testimonio, que según algunos entu- siastas, está en vías de transformar los procedimientos judiciales. El material de que se vale es variadísimo: consiste en grabados, pinturas, estatuas, proyecciones luminosas, narraciones hechas de palabra, experimentos de física, animales naturalizados, sucesos de la vida real, ete. Los más empleados han sido los propuestos por Stern y Heilbronn: series de láminas ó grabados. De ellos nos ser- vimos en nuestro laboratorio paidológico. La técnica de este test es la siguiente: el sujeto observa atenta- mente la lámina ú objeto exhibido durante un tiempo que varía entre 5 segundos y 7 minutos. (El más usado es un minuto). Des- pués da un informe oral ó escrito de lo observado, bien en seguida, bien al cabo de aleunos minutos, horas Ó semanas. Terminado el informe, el niño contesta á un interrogatorio, ya completo, ya incompleto, sobre los detalles del objeto observado. Si se quiere estudiar la sugestibilidad, á este interrogatorio sin su- cestiones sigue otro con preguntas sugestivas, caleuladas para ha- cer un efecto moderado ó fuerte en el ánimo del niño. Si se trata, v. er., de un animal cuya piel no tiene manchas, se puede hacer una pregunta moderadamente sugestiva, diciendo: “¿No tiene la piel del animal algunas manchas?”” O bien una sugestión fuerte, como: “Descríbeme las manchas que tiene la piel del animal.?” 266 A. M. AGUAYO El método de testimonio y sugestibilidad se presta á determina- ciones cualitativas y cuantitativas. La calidad se mide por la fide- lidad del informe y las respuestas al cuestionario; la cantidad, por el número de detalles observados y de respuestas bien contestadas. Los cáleulos que es preciso hacer para estudiar los datos son muy engorrosos. Me es imposible exponerlos en esta lección. Baste decir que uno de los índices, el de fidelidad, se obtiene dividiendo el número de detalles y respuestas exactas di fieles por el total de detalles y respuestas dadas con seguridad: [= = Aunque dista mucho de ser perfecto, este método es muy supe- rior á los dos anteriores. Sus defectos son: que pone en actividad la memoria y el poder de expresión, los cuales complican demasia- do la as del niño, y que, además, prescinde casi siempre del interés infantil, sin el cual es ocioso pedir al niño una buena observación. A más de los tres metodos descritos, se emplean asimismo para eserutar el poder de observación del niño el análisis de sus ideas ó representaciones, según la técnica creada por Seyfert, Engelsper- ger y Ziegler, Paola Lombroso y ES Pohlmann; y el estudio de los dibujos infantiles y la comprensión del dibujo por el niño. Me es imposible exponerlos en esta lección, por corresponder esos ex- tremos á otra parte de la psicología; pero hablaré más adelante de sus resultados. El ideal de un método perfecto sería un ejercicio de observa- ción que versara sobre objetos muy interesantes para el niño y que prescindiese en absoluto de la memoria y el poder de expresión. Este ideal dista mucho de haberse realizado, y quizás no se realice nunca, porque ¿acaso puede darse alguna actividad mental com- pleja y elevada que preseinda en absoluto de la memoria y el len- guaje? Aquí, como en todas las demás aspiraciones humanas, debe- mos contentarnos con aproximaciones al ideal. Los medios propuestos para evitar los defectos de los métodos actuales: los animales vivos, las representaciones teatrales, las vis- tas cinematográficas, no han sido todavía objeto de investigaciones detenidas. Conocido va el modus operandi, podemos pasar á la génesis ó desarrollo del poder de observación. Los métodos que acabo de des- cribir y las observaciones hechas con ayuda del método biográfico y los recuerdos de la propia niñez permiten fijar aproximadamente las etapas por que atraviese en el niño dicha actividad mental. DESARROLLO Y EDUCACIÓN EN EL NIÑO 207 De mucho valor en esta parte de la psicología infantil son los estudios sobre la comprensión del dibujo en los niños, hechos por Stern, Meumann, Heilbronn y otros investigadores. En los prime- ros meses de la vida infantil, el niño es incapaz de advertir ningu- na semejanza entre un dibujo y el objeto que éste representa. Más tarde, por lo común dentro del segundo ó el tercer semestre de la vida, el niño observa alvunas semejanzas toscas y superficiales. Así, por ejemplo, el retrato de un desconocido le recordará á su padre; la representación de un águila evocará en su mente la imagen de una gallina, ete. A los trece ó catorce meses de nacido, según Meumann, el niño puede observar algunos detalles de una figura y reconocer un obje- to; pero este reconocimiento no es obra de un análisis, sino produc- to de una interpretación imaginativa; es decir, de una asimilación, en que las imágenes mentales evocadas se funden con unas pocas percepciones y suplen +odas las demás. El cuento vulgarísimo del violinista á quien un hijo suyo reconoció en un retrato porque en éste aparecía un violín, no es sólo un cuento de camino, sino algo que en mil formas se repite durante los primeros años de la niñez. Poco á poco el niño aprende á percibir mayor número de obje- tos y detalles; pero hasta le edad de catorce ó quince años su poder de observación es bastante limitado. La mayor parte de los niños menores de catorce son incapaces de interpretar una pintura á otra obra artística, y sólo aprecian en ellas el parecido de las figuras ó el interés que tienen los ovjetos representados. Los mismos resulta- dos ofrecen los estudios de las ideas ó representaciones del niño, estudios que debemos á Seyfert, Engelsperger y Ziegler, Stanley Hall, Paola Lombroso, Hans Pohlmann y otros notables investiga- dores. He publicado en la Revista de Educación, que tengo el honor de dirigir, una larga exposición de estos trabajos, la única hasta la fecha escrita en idioma castellano. Me es imposible repetirla aquí, ni aun en extracto, por lo cual he de limitarme á hablar de los re- sultados de dichos estudios, muy numerosos y concordantes. Hllos prueban hasta la saciedad que el poder de observación del niño es extraordinariamente reducido; que el niño no atiende más que á los detalles exteriores y superficiales de las cosas, y que tiene la tendencia á poner en éstas su propia fantasía, proyectándose, por decirlo así, á sí mismo en el mundo exterior. Por otra parte, su poder de expresión es muy pobre, su experiencia muy escasa, y el círculo de sus ideas é intereses sumamente reducido. A los seis 268 A. M. AGUAYO años, cuando el niño llega á la escuela primaria, las ideas claras que tiene cerca de las cosas más vulgares y comunes son increí- blemente limitadas. Respecto á los niños de edad escolar, los mejores estudios que tenemos sobre el poder de observación se han hecho con ayuda de los métodos de experimentación antes descritos. M. Binet, que, se- eún hemos dicho, fué el primero en aplicarlos, encontró en los ni- ños de tres á quince años cuatro tipos de observación Ó descrip ción: el tipo enumerador, el observador, el emocional y el erudito. El primero se limita á indicar los elementos ó detalles del obje to exhibido, pero sin relacionarlos entre sí. El segundo, el observa- dor, establece algunas relaciones entre los rasgos que deseribe, y hace inferencias ó conjeturas acerca de los mismos. ll tercer tipo, el emocional 6 2maginativo, pone en lo observado la propia persona: lidad, expresa la emoción que le produce, ó interpreta el objeto imaginativamente. Por último, el tipo erudito habla de lo que sabe, de lo que le han enseñado, y procura, sobre todo, lucir sus conocl- mientos. listos cuatro tipos, según Binet, se van presentando en un or- den genético ó evolutivo: el primero, á los 3 años de edad; el segun- do, el observador, á los 7; el tercero, á los 15 años, y el último, en cualquier grado de la escueta, mas sobre todo en los superiores. En 1902, Stern, valiéndose de grabados en series, descubrió la existencia de cuatro categorías objetivas de observación: la subs- tantiva, la activa, la de relación y la cualitativa. En la primera, el niño sólo observa las cosas y personas, y dura en el niño hasta los ocho años de edad. En la segunda, ó sea la activa, advierte las ae- ciones Ó actividades de las cosas: termina, por lo general, á los 9 ó 10 años. En la tercera categoría, el niño pone atención á las rela- ciones espaciales, temporales y causales de las cosas, y termina á los 14 6 más años, para dar lugar á la cualitativa, la del niño que sabe observar las cualidades de los objetos. Las categorías de Stern han sido confirmadas por Meumann, Cohn y Dieffenbacher; la de Binet fueron corroboradas y amplia- das por Lecrére, en un estudio publicado en el Anuario Psicológi- co de 1898. Las categorías de Leclere son siete, á saber: las de des- eripción, observación y erudición de Binet, más la de reflexión mo- ral, y la de emoción, que Lecrere divide en tres: de ¿maginación, de emoción sencilla y de emoción estélica. Los nombres indican la na- turaleza de esas divisiones. También concuerdan con los trabajos de DESARROLLO Y EDUCACIÓN EN EL NIÑO 269 Binet los realizados por Erdmann y Grimnwald, y el húngaro No- erady. Este último, valiéndose de una estatuita que hacía observar á sus alumnos, confirmó en 1910 la existencia de los tipos de des- ecripción, observación, emolivo, erudito y reflexivo, de Lecrere. Pfeiffer, en cambio, propuso en 1907 la distinción de once tipos, que luego redujo á dos: el objetivo y el subjetivo, Ó como también los llama, el asociativo y el aperceptivo. En estas investigaciones se advierte una correspondencia y ar- monía extraordinaria. Todos convienen en que existen dos tipos ó categorías de observación: el objetivo y el subjetivo. Las diferen- clas que separan á los investigadores consisten en el punto de vista que se adopta para la clasificación. Unos, como Binet, Lecrére, No- erady, etec., toman como hase las actividades mentales del niño; otros, como Stern, Meumann, Cohn y Dieffenbacher, prefieren estu- diar las categorías lógicas de substancia, cualidad, acción y rela- ción, y en fin, aleunos como Pfeiffer y Baerwald, estudian la acti- tud del sujeto durante el curso de la observación. Parece, pues, fuera de duda la existencia de los tipos ó categorías de Binet, Stern, Lecrére, Pfeiffer, confirmados ya por multitud de experimentos. Por otra parte, los estudios sobre el testimonio prueban que es muy raro un testimonio exacto, sobre todo en los niños, y que mientras más corta sea la edad de éstos, más sujetos se hallan á errores y confusiones de toda clase. Las niñas, por lo general, son menos exactas en sus observaciones que los niños, pero en cambio observan mayor número de hechos y detalles. Las investigaciones de sugestibilidad demuestran, por su parte, que los niños son muy sugestibles, sobre todo los del sexo débil, y que, mientras más pe- queños sean, más grande es su sugestibilidad. En resumen, las conclusiones de los estudios hechos sobre el des- arrollo del poder de observación del niño son: 1.*, que el poder de observación pasa en el niño por una serie de etapas ó categorías, cada una de las cuales representa una manera especial de compren- der el mundo exterior; 2.*, que el niño tiene muy poca experiencia de las cosas, muy pocas ideas aperceptrices, como dicen los herbar- tianos, y un poder de expresión muy limitado; 3.*, que sus ideas son muy reducidas é inexactas; y 4.?, que el niño no observa volun- tariamente sino lo que encadena su interés ó responde á una nece- sidad de su organismo. Veamos ahora las consecuencias pedagógi- cas de estos estudios. 270 A. M. AGUAYO Lo primero que nos asalta, cuando estudiamos la educación del poder de observación del niño, es un problema importantísimo, cuya gravedad y trascendencia ha sido puesta de relieve por el psicólogo Meumann. ¿Por qué el niño, en cada etapa de su des- arrollo mental, observa siempre con arreglo á cierto punto de vista? ¿Lo hace así porque no tiene experiencia de las cosas, por- que le faltan ideas directrices que le guíen en la observación, ó bien por la naturaleza misma de sus procesos mentales? En térmi- nos más sencillos: ¿la incapacidad del niño para observar bien es obra de la educación ó del desarrollo natural? Para resolver este problema, de importancia extraordinaria en la pedagogía, se han hecho en Alemania, Holanda y Suiza algunas investigaciones, una de las cuales, la de Srta María Borst, es ya clásica en psicología pedagógica. Estas investigaciones son de dos clases: de educabilidad del po- der de observación, y de autoeducación. En las primeras se procu- ra dirigir al niño, de modo que se observe con arreglo á un tipo su- perior al de su edad. En las seeundas, se le instituye respecto á sus errores de observación, á fin de que los evite por sí mismo en lo sucesivo. Los estudios de la primera clase han sido hechos en 1904 y 1905 por dos maestras ya famosas: la Srta. Rosa Oppenheim, y la seño- rita María Borst, hoy Sra. María Dúrr-Borst. Como los trabajos de la primera son inferiores á los de la segunda, por aquélla empeza- remos. Rosa Oppenheim, en sus estudios, se valió de láminas ó graba- dos, según el método de Stern. Exhibió á 30 alumnas suyas va- rias láminas ó grabados, y después de recoger sus informes y de interrogarles con arreglo á un cuestionario previamente prepa- rado, les presentaba de nuevo los grabados para que los alumnos pudiesen advertir sus propias faltas. En seguida la Srta. Oppen- heim les advertía que en adelante debían observar con más exacti- tud y responder con mayor corrección á las preguntas. El resultado de los experimentos demostró que el poder de ob- servación mejoraba en los niños, por lo menos en cuanto á la canti- dad de hechos y detalles de los testimonios. En los informes, la can- tidad cambiaba poco; y en cuanto á la calidad ó exactitud de las observaciones, así en los informes como en los testimonios ó decla- raciones, no se advirtió nineún progreso. Meumann explica este fracaso de las investigaciones, asegurando que el método de la DESARROLLO Y EDUCACIÓN EN EL NIÑO 271 Srta. Oppenheim no es, propiamente hablando, un método de edu- cación. La simple indicación de los errores cometidos y la recomen- dación de observar mejor en lo sucesivo no dan ninguna pauta, ninguna guía para asimilar mejor lo percibido. Falta la experien- cia que dirija, el interés que encadene la atención del niño. Sin ella no puede hablarse de educación de dicha actividad mental. Los experimentos de la Srta. María Borst, hoy clásicos en psi- cología pedagógica, fueron hechos en una escuela de Zurich, tam- bién por el método de los grabados en serie. La talentosa maes- tra, para estudiar la educabilidad de la observación, se sirvió de tres métodos: el de dirección general, el de refuerzo de las ideas aperceptrices ó, lo que es igual, de aumento de la experiencia nece- saria para asimilar lo nuevo; y el de estímulo de la voluntad y el interés. Los deseribiremos por el orden en que quedan mencio- nados. Para aplicar el primero de esos métodos, el de dirección gene- ral, la Srta Borst explicaba á sus alumnos la manera como debían observar las láminas ó grabados, y en seguida, en un ejercicio, es- tudiaba el efecto que producía su lección. El segundo método, el de refuerzo de las ideas aperceptrices, era superior al primero. La Srta. Borst, ejercitaba á sus alumnos en el material sensorial del grabado; es decir, en los colores, mag- nitudes, formas geométricas, etc. También les enseñaba los nom- bres de estas formas y cualidades. En seguida, la Srta. Borst les exhibía los grabados escogidos para el experimento, y tomaba nota de los resultados. El mejor de los métodos ideados por la Srta. Borst es el tercero. La Srta. Borst excitaba poderosamente el interés de sus alumnos, espoleaba su voluntad y su curiosidad para que observaran bien, y entonces, ya en caliente, como vulgarmente se dice, les presen- taba el material para la observación. Los resultados obtenidos son muy notables. El segundo méto- do, el de refuerzo de las ideas aperceptrices, ofreció un mejora- miento grande del poder de observación. El tercer método, el de estímulo de la voluntad y el interés, reveló un adelanto mayor aún; y en cambio el primer método produjo resultados negativos ó des- favorables. Estas diferencias se explican racionalmente. El niño no observa sino estimulado por el interés, porque su atención es pasiva y natural, más que activa y voluntaria. El refuerzo de las ideas aperceptrices y el enriquecimiento del léxico le guían tam- 272 A. M. AGUAYO bién en la observación y en la expresión hablada; pero en cambio, una idea directriz, un método no acompañado de interés, resulta para los niños algo abstracto y frío que les confunde en las obser- vaciones. Deseraciadamente, la Srta. Borst no continuó sus estudios du- rante un tiempo suficientemente lareo para producir efectos du- raderos. Pasado un intervalo, examinó nuevamente á sus alum- nos en la práctica ó ejrceicio de la observación, y advirtió con sor- presa que todos ó casi todos habían retornado á su tipo natural, ó sea al propio de su edad. La educación del poder de observación, como toda educación humana, exige tiempo, ejercicio frecuente y continuidad en la obra comenzada. Los experimentos de autoeducación, los que tienen por objeto instruir al sujeto en sus errores de observación, han sido hechos en Holanda y Alemania por varios psicólogos, en particular por Breukink, Baade y Lippmann. El primero, el holandés Breukink, se sirvió en sus investigaciones de proyecciones luminosas, producidas con una linterna mágica ó stereopticon, como se le dice en Alemania. Breukink exhibía á sus sujetos, que eran todos adultos, una vista de linterna mágica, la hacía describir y luego la presentaba de nuevo, para que los sujetos advirtiesen sus propios errores y los corrigiesen. Según Meumann, los resultados fueron buenos, revelaron aleún progreso en las ob- servaciones; mas como Breukink operó con adultos, sus estudios ca- recen de valor en la pedagogía. Baade y Lippmann se valieron de demostraciones ó experimen- tos de física. Hicieron uno de éstos delante de sus alumnos y des- pués les pidieron un informe ó composición sobre el asunto. Termi- nado el informe, dichos investigadores repitieron el experimento, para que sus alumnos mejorasen sus observaciones. No pudo ob- servarse adelanto aleuno en los informes, y esto no debe extrañar, porque el segundo experimento no ofrecía el interés del primero, del cual era una pura y simple repetición. En resumen, el éxito de la educación del poder de observación depende: 1.*, del estímulo del interés y de la voluntad del niño; 2., de la experiencia que el niño tiene acerca de las cosas; 3.” del cul- tivo de la expresión hablada y escrita; y 4.”, del ejercicio, siempre que éste sea inteligentemente dirigido. Digo que ha de ser inteligentemente dirigido, porque Book, Bryan, Harter y otros investigadores han demostrado reciente- mente que la repetición por sí sola no desarrolla ninguna función. DESARROLLO Y EDUCACIÓN EN EL NIÑO 273 Para que un ejercicio sea provechoso es necesario que no se repita nunca exactamente; sino, al contrario, que varíe y cada varia- ción traiga consigo un proceso mejor y más económico. Lo que lla- mamos adelanto ó mejoramiento de una actividad consiste en la adopción de nuevos métodos mejores que los ya empleados, y en el abandono gradual de los procedimientos que no sean provechosos. Estos:resultados de la investigación científica demuestran que la educación del poder de observación exige una reforma radical, una verdadera inversión de todos los valores aceptados. En las es- cuelas, aun las mejores, la educación de esa actividad se lleva á cabo—mejor dicho, se intenta llevar á cabo—de un modo absoluta- mente erróneo. Los maestros juzgan equivocadamente que exhi- biendo á los niños un objeto, lámina ó cartel, y haciendo pregun- tas sobre los detalles, relaciones, cualidades, ete., de la imagen ú objeto, están educando el poder de observación. El error es evi- dente. Para que la observación merezca el nombre de tal ha de ser voluntaria, activa v sostenida por un interés. El niño que en un ejercicio contesta á las preguntas del maestro, sin que ningún inte- rés, ninguna necesidad le mueva á ello, sólo presta una atención forzada y momentánea. No observa por sí mismo, no hace más que percibir lo que le indica su instructor. En estas condiciones no pue- de haber ejercicio provechoso, porque no se cumple ninguno de los requisitos de toda observación. Sin embargo, desde los tiempos de Comenius y más especial- mente desde Rousseau y de Pestalozzi, la escuela primaria se inte- resa grandemente por la intuición sensible ó percepción sensorial, que es la base de toda observación. Pestalozzi hizo de ella el instru- mento de toda instrucción, y creó la enseñanza objetiva, ó instrue- ción por el aspecto, que en su sentir había de servir de base á toda la didáctica. La pedagogía del siglo x1x y sobre todo la pedagogía científica que la centuria actual está elaborando, han dado la razón al gran pedagogo de Zurich. La enseñanza intuitiva no debe ser un simple ramo del plan de estudios, sino, como quieren muchos é insignes pedagogos, el tronco común de toda enseñanza. Tan convencida está la actual pedagogía de que la enseñanza intuitiva ó, como de- bería llamársele, las lecciones de observación, deben ser el cimiento de toda instrucción, que los mejores paidólogos contemporáneos, v. gr., Stanley Hall y Meumann, han propuesto desterrar del pri- mer grado de la escuela primaria los estudios de carácter formal, 974 A. M. AGUAYO como la lectura, la escritura y la aritmética, y reducir las clases á una serie de observaciones bien dirigidas. Después, en los años ulte- riores, según se ha propuesto, las materias de enseñanza irán bro- tando del tronco intuitivo común. Los principios cardinales de la enseñanza intuitiva son los mis- mos que, según ya hemos expuesto, deben servir de base á toda ob- servación bien hecha: el interés del niño, la ampliación sistemática de su experiencia, el cultivo de su expresión y el ejercicio variado Y PYrogresiwo. Hay, empero, dos principios pedagógicos que el maestro jamás debe olvidar, porque son verdaderas piedras angulares de la didác- tica. "El primero es que to:lo ejercicio del poder de observación debe unirse á las actividades fisicas del educando. Pestalozzi lo había comprendido bien, al suspirar en uno de sus libros por un 4 B C de la expresión que sirviese de pendant y complemento á su A B CU de la intuición ó enseñanza intuitiva; pero Froebel fué quien dió la fórmula feliz de esta parte de la didáctica: “todo lo que el niño observa con la vista, debe también hacerlo con la mano””. El segundo principio, no menos importante que el primero, es que debemos explorar y conocer el círculo de ideas é intereses del niño, antes de comenzar su instrucción escolar. Es inútil querer que el niño interprete el mundo exterior si no tiene la experiencia necesaria para ello. Hay que estudiar primero su mentalidad, cono- cer el círculo de su experiencia y sus conocimientos. La psicología tiene métodos para hacer este trabajo: yo los he expuesto reciente- mente en mi Revista de Educación. 1 No podría, aunque quisiera, indicar en detalle las reglas práe- ticas que deben servir de base á la enseñanza intuitiva. ste asunto corresponde á la metodología. Sin embargo, puedo sintetizar estas reglas pedagógicas diciendo que toda lección, cualquiera que sea, debe ser en lo posible una lección intuitiva; que la enseñanza intun- tiva no admite esquemas rígidos y que el material para la observa- ción debe sacarse de la localidad y del círculo de intereses y conoci- mientos del niño. La pedagogía moderna no admite lecciones especiales de cosas. Toda lección debe ser en lo posible, un ejercicio del poder de ob- servación. Lo que aleunos programas ó cursos de estudios llaman lecciones intuitivas por antonomasia, consiste en un curso sencillo de ciencias naturales. 1 Números de Febrero y Marzo de 1912, DESARROLLO Y EDUCACIÓN EN EL NIÑO 275 La escuela moderna tampoco admite esquemas rígidos en las lecciones de observación. La enseñanza intuitiva necesita flexibili- dad, entusiasmo, habilidad y tacto pedagógico. Por eso tal vez resulta tan raro hallar un buen maestro de ciencias naturales. Por útimo, la tercera regla exige que el material de la enseñan- de que hablamos se saque del círculo de interés infantil: los ani- males vivos y las plantas de la localidad, los ejercicios de dibujo natural y modelado, las excursiones escolares, ete.; es decir, todo lo que encadene la atención del niño y encuentre eco en su vida mental. Dos palabras, para terminar: la ciencia no ha resuelto aún los difíciles problemas que presenta esta parte de la psicología pedagó- elca; pero si no los ha resuelto, los ha analizado, ha planteado bien aleunos y creado métodos para las futuras investigaciones. Los ci- mientos del edificio están ya echados: lo que todavía falta, que es muchísimo, depende de una cosa: del saber y el entusiasmo de los hombres que cultiven las ciencias pedagógicas. EL LATINISMO EN LOS ESTADOS UNIDOS ? POR GABRIEL COMPAYRÉ Inspector General de Instrucción Pública en Francia I Dados los caracteres de la civilización angloamericana, podría creerse, á primera vista, que en ellos pierden terreno los estudios clásicos, rechazados por la competencia invasora de los estudios científicos que, en apariencia, se adaptan mejor á un pueblo utili- tario de industriales y comerciantes. Pero en verdad sucede todo lo contrario. En vez de disminuir, ha aumentado, en los últimos años, de manera singular, en los Es- tados Unidos la clientela por la enseñanza del latín. Pruébanlo así las estadísticas que ha publicado la Oficina de Educación de Wash- ineton. Las escuelas secundarias de primer grado (las high schools públicas y privadas y las academias) no contaban el año de 1890, sino 100,144 estudiantes de latín, ó sea un 36, 62 por ciento res- pecto del número total de alumnos. Ocho ó nueve años más tarde, el número de estudiantes de latín se había casi triplicado. En efecto, hacia 1899, contábanse unos 291,695 jóvenes que aprendían la lengua del Lacio. Y la afición por el latín ha progresado de tal modo que, según las estadísticas de la Oficina citada (computadas, pero no publicadas todavía), llegaban á 400,000 los estudiantes de latín en 1909-1910. De ellos corres- ponden 362,548 á las high schools y 42,954 á las escuelas particu- lares. Es digno de ohservar que entre estos latinistas que representan nada menos que el 50 por ciento del total de los escolares america- nos, hay más mujeres que hombres, pues de éstos se registran 147, 598 unidades y de aquéllas, 250,950. La proporción es verda- deramente considerable. El hecho es sintomático. Lleva á la re- 1 La Redacción de la ReEvIsta tiene especial interés en dar á conocer en sus páginas el hermoso artículo debido al esclarecido escritor Sr. Gabriel Compayré y traducido por el dis- tinguido pedagogo cubano Sr. Rodolfo Menéndez, Director de la Escuela Normal de Mérida, Yucatán. 15%) =J =J EL LATINISMO EN LOS ESTADOS UNIDOS flexión y constituye un argumento para los pedagogos franceses que son partidarios de la enseñanza del latín en las escuelas fe- meninas. ¿Cómo explicar un acrecentamiento tan considerable, que no es ni accidental ni espasmódico, puesto que viene acentuándose desde hace unos veinte años? Debe tenerse en cuenta el aumento del número de escuelas y el de la totalidad de la población escolar, pues las high schools que en 1890 eran sólo 2,256 con cerca de 200,000 ascienden ahora á 7,230 con 635,808 alumnos. Ha contri- buído también á la extensión del **latinismo”” en la Unión Ameri- cana, el hecho de que los colegas (las escuelas secundarias de se- eundo grado, en las que se preparan no pocos alumnos de las high schools) han reforzado el estudio del clásico idioma en sus progra- mas de admisión. Mas hay otra causa de por medio. En los pedagogos de los Es- tados Unidos, se ha desarrollado un movimiento muy favorable por el estudio del latín, en atención á su valor educativo. Oigamos las propias palabras de uno de esos pedagogos: “Los encargados de la responsabilidad de la Adn:inistración escolar, los que arreglan ú organizan los cursos de estudios y aconsejan á los padres de los alumnos v á estos mismos, en el momento en que tiene forzosamente que decidirse por uno ú otro de los cursos electivos, comprenden ahora mejor que antes el valor del latín como instrumento de edu- cación y de cultura.” Es algo de lo que sucede en Francia con muchos de los proviso- res de los liceos. Libres del atragantamiento excesivo de los estu- dios modernos, no vacilan en hacer comprender á sus nuevos dis- cípulos, al entrar en la clase de 6.?, la conveniencia que les resulta de decidirse por la sección A en vez de optar por la sección B. De donde resulta que, después de la reforma de 1902 que, á ejemplo de los Estados Unidos, introdujo la diversidad de secciones y de cursos de opción, hay una marcada tendencia, que se acentúa más de año en año, '4 seguir de nuevo el derrotero de los estudios lati- nos. Las estadísticas oficiales francesas en 1891 enumeraban en la 6.* latina una proporción de 42 por 100 alumnos solamente, contra un 58 por 100 en la 6.* moderna. En 1910, consignan el cambio siguiente: 53,10 por 100 para la sección 4; 46,83 para la sección B. En 1911, el progreso ha sido aún mayor: 55,85 contra 44,15. Dista mucho la enseñanza del griego, de hallarse en las high schools de los Estados Unidos en tan favorable situación. A juzgar 278 GABRIEL COMPAYRÉ por las estadísticas, es extraño lo que pasa con tal enseñanza. En 1890, estudiaban griego 12,869 estudiantes. In 1898, se había du- plicado casi su número: 24,994. Después esta cifra ha bajado nota- blemente. En 1903, estudiaban la lengua helénica 18,000 jóvenes, mientras que en 1910, mo pasaban de 10,739. No es para dejar de mencionar la circunstancia de figurar las señoritas, de una mane- ra considerable, en los mencionados totales. De 5,511 estudiantes de griego (1910) en 353 ):igh schools públicas, únicas en que hay eurso de este idioma, figuraban 2,432 unidades del sexo femenino por 3,079 del masculino. Fn las escuelas privadas, era proporcio- nalmente más grande la afición por el estudio del griego que en las escuelas públicas. En sus cursos, es de observarse que sobrepasaba el número de varones al de señoritas. De 5,228 estudiantes de grie- go, eran hombres 4,395 y mujeres 833. Créese que esta diferencia se debe á que las high schools particulares, se hallan, en lo general, organizadas por diversidad de asociaciones religiosas. En ellas se preparan los jóvenes para el ejercicio de funciones eclesiásticas; y en semejantes funciones el estudio del griego, desde el punto de vista teológico, es considerado particularmente útil. Pomamos los datos y cifras 4 que hemos hecho referencia de un libro que acaba de publicarse en Nueva York. El libro, escrito por Mr. Fr. W. Kelsey, es una defensa de las ““humanidades””. El autor, además de su propia labor, aporta en él un número conside- rable de artículos, debidos á la colaboración de profesores america- nos (de la Universidad de Michigan principalmente), de abogados, de periodistas, de teólogos y de “hombres de negocios””. Todos presentan testimonios competentes y unánimes en favor de las hu- manidades. | En momentos en que la cuestión del latín se discute tan acre- mente en Francia; en que, de una parte, la enseñanza de este idio- ma es injustamente desacreditada ante la opinión pública, en oca- siones por los mismos encargados de darlo á conocer; y de otra, las ligas que se han constituído para defenderlo, no carece de interés saber cómo se piensa en una nación que marcha á la vanguardia del progreso y cómo proceden los Estados Unidos en la organiza- ción de los estudios. “La Liga pro la cultura francesa””, título que sería más exacto si se dijera “para la defensa del latín””, asocia- ción compuesta de literatos y académicos, pero que también cuenta 1 Título del libro: Latín and. Greek in American education with symposia on the value o humanistic studies, editado por F. W. Kelsey, 1 vol, en So, 396 páginas, Nueva York, Maemi lan, 1911. - EL LATINISMO EN LOS ESTADOS UNIDOS 279 en su seno con sabios como el eminente matemático Enrique Poin- caré; con hombres prácticos, con ingenieros como Guillain, anti- guo ministro de Obras públicas; “La Liga pro la cultura france- sa””, se vería indudablemente fortalecida en su fe (caso que ella necesitase serlo), con los ejemplos que nos llegan de allende el Atlántico. Para aprender el inglés, como nosotros para aprender el francés, numerosos son los americanos que admiten la necesidad de hacer del latín la base de los estudios. ¿No fué un americano el que dijo: ““el latín es la clave de la enseñanza secundaria??? Po La enseñanza secundaria americana abraza dos grados. El pri- mero es el de las high schools y la duración de los estudios es de cuatro años. El ingreso en estas escuelas se hace á los doce años, edad en que se cursa el quinto año en los liceos, y se sale de ellas á los diez v seis. En las h2gh schools, el latín es facultativo; es uno de los curscs que queda á voluntad de los alumnos en el plan de estudios de estas escuelas; y hemos visto en qué considerable pro- porción, optan los alumnos por el curso de latín. El segundo grado de la enseñanza secundaria se reserva á los colegios, ya distintos y autónomos, ya anexos ó incorporados á las universidades. En los colegios, es obligatorio el latín, en los cuatro años que duran los estudios. No sabemos con exactitud cuál es el número de alumnos que pasan de las high schools á los colegios para continuar sus estudios. En 1889, en 384 colegios, había unos 86,996 alumnos, los cuales constituían una tercera parte, poco más ó menos, del efectivo de las high schools. is verosímil que la pro- porción haya permanecido la misma, y que, en la actualidad, estu- dien el latín en los colegios uncs 150 adolescentes. De modo que estos estudiantes, antes de alcanzar el grado de bachelor of arts, * erado que se obtiene en los Estados Unidos entre los veintiuno y veintitrés años, tienen que estudiar el latín durante ocho años, á razón de cuatro ó cinco horas por semana. Ya en 1894, Mr. Kelsey escribía: ““La situación de los estudios latinos, en nuestro sistema de enseñanza, no ha sido nunca tan fuer- te como lo es ahora. Nunca había habido tantos alumnos en el curso de latín.?” 1 El conocimiento del latín se exige en el examen del bachillerato. Sin embargo, hay excepciones. En la Universidad de Yale particularmente. se admiten en el examen referido £ jóvenes que no han estudiado de modo alguno el latín, Exactamente como sucede en Francia para el bachillerato de la sección D. 280 GABRIEL COMPAYRÉ De entonces á la fecha, puede decirse que no ha disminuído el prestigio del latín, como nos lo demuestra la afluencia de alum- nos que permanecen fieles á su estudio. Pero si el número ó canti- dad de cursantes no deja nada que desear, ¿sucede lo mismo con la calidad de los estudios latinos? Mr. Kelsey cree que no. Por diver- sas razones, la enseñanza del latín no da todos los frutos que de él pueden esperarse, cuando se imparte en desfavorables condiciones. En primer lugar, el tiempo que se le consagra es insuficiente. Nos lamentamos del corto tiempo reservado al latín en nuestros liceos, desde la invasión de las lenguas vivas y de las ciencias. Mr. Kelsey, que ha estudiado cuidadosamente los horarios de los liceos franee- ses y de los gimnasios alemanes. con objeto de compararlos con el horario americano, se manifiesta poco menos que envidioso de nos- otros. “En Francia, exclama, el estudio del latín comienza antes que en los Estados Unidos. Lo propio sucede en Alemania y dura más tiempo, nueve años, con mayor número de horas por semana.?” Un eseritor que ha vivido y laborado largo tiempo en los Esta- dos Unidos y que los conoce bien, Alberto Schinz, decía reciente- mente: “Allí, según las apariencias, se honra mucho más ciegamente que en Europa la tradición de los estudios clásicos. Tentados esta- mos á decir que la enseñanza del griego y latín aumenta en las es- cuelas americanas á medida que disminuye en las escuelas euro- peas, en las que se da la preferencia á otras asienaturas.?” Con aprobación de Mr. Kelsey, se ha pretendido introducir el estudio de los elementos de latín en los dos últimos años de la es- cuela primaria; y aun esta reforma se ha llevado á cabo en Mas- sachusetts y en Michigan. Es nada menos que lo que piden en Fran- cia los que quisieran que el estudio del latín, demasiado restringi- do desde la reforma de 1880, fuese restablecido en las clases de octava y de séptima. Pero Mr. Kelsey no se lamenta sólo de la brevedad de los cursos de latín; sino igualmente de la mediocridad de los profesores. Con mucha frecuencia, las clases de latín en las high schools se confían á jóvenes profesoras, novicias y mal preparadas. Para tales maes- tras, la enseñanza no es sino un expediente provisorio, pues no la practican lo suficiente para adquirir la experiencia necesaria. Con su graciosa presencia embellecen las aulas algún tiempo, y se dan prisa en buscar fortuna en otras labores Ó carreras. Sucede en ocasiones que la alumna de ayer es la maestra de hoy. Refiérese que el director de un colegio decía á una señorita, acabada de salir de EL LATINISMO EN LOS ESTADOS UNIDOS 281 una high school: *“No tiene usted necesidad de ir más adelante en sus estudios. Me propongo, el año que viene, ensayar á usted en el estudio del latín.”? No sorprende, por tanto, que haya discípulas que, excitadas á explicar estas tres palabras de una frase de Tá- cito: Bella accinctis obo unda (se necesita estar bien equipado para ir á la guerra) proponen deliberadamente esta fantástica traduc- ción: “Es necesario que una mujer bella esté bien vestida !”” Aun los profesores de latín que saben lo que tienen entre mano, y á los cuales hace justicia Mr. Kelsey, no emplean los mejores mé- todos. No perciben claramente el objeto de su enseñanza. Esta la limitan á ejercicios de traducción ó de explicación. Sobre todo (y esto parece extraño) prefieren el tema á la versión. Además, los alumnos trabajan en malas condiciones. El excesivo número de clases referentes á diversas materias que se suceden en el mismo día, solicitan demasiado la atención de los alumnos. Víctimas de una precipitación nerviosa, se ven constreñidos á hacer, en deter- minado tiempo, más cosas de las que buenamente debían, se entien- de para que resulten bien hechas. En aleunas de tales deficiencias, ¿no reconocemos los defectos de la educación francesa? La multiplicidad de los ejercicios, el rápido tránsito de una materia á otra, y como natural resultado de esto, la gran divergencia de la atención fatigada, ¿no son realmente una de las causas del debilitamiento de nuestra segunda enseñanza ? TI Consignemos ahora las siete razones que presenta Mr. Kelsey para demostrar la utilidad del estudio del latín y del griego, que considera como instrumentos de educación. 1. Ejercitan el espíritu en las operaciones esenciales del mé- todo científico: observación, comparación, generalización. 2. Hacen inteligible nuestra propia lengua, y desarrollan el poder de la expresión. ; 3. Ponen el espíritu en contacto con la literatura en sus for- mas elementales. 4. Son índices reveladores de una civilización fundamental. 5. Desarrollan la imaginación creadora. 6. Ilustran el ideal moral y justifican la honradez. 7. Suministran medios de recreación intelectual. 282 GABRIEL COMPAYRÉ No tenemos, pues nada que enseñar á los americanos. Saben ellos también como los europeos las diferentes razones en que se apoya el estudio del latín, considerado como un precioso instru- mento de educación. El más precioso quizás, porque es para el espíritu, como dicen los médicos, “alimento completo?”. Sin duda, las buenas traducciones podrían, en cierta manera, suplir el conocimiento directo de la lengua, en lo que concierne á la literatura y á la penetración del pensamiento antiguo. Nada, em- pero, podría reemplazar el estudio de las lenguas clásicas para la gimnástica del espíritu y la disciplina intelectual. La ventaja del estudio de una lengua muerta está en que preci- samente es una lengua muerta, y que al aprenderla, no se pretende revivirla, esto es, no se pretende hablarla. No se trata, por tanto, al estudiarla, de una enseñanza práctica, ni del empleo del método directo, como sucede con las lenguas vivas. Se aprende el inglés, el alemán, para leer los libros escritos en estos idiomas y para servir- se de ellos en la conversación. Y en tal caso, el uso es el gran maes- tro. Podemos renunciar á los temas y á las versiones, ó por lo me- nos, restringir su práctica, con tal de hablar en esos idiomas. Se aprende el latín de un modo contrario. Porque él constituye el mejor medio de formar las cualidades fundamentales del espí- ritu: la reflexión, el juicio, el razonamiento y aun la atención. ¿No han tenido oportunidad de observar algunos directores de colegios americanos que es más perfecta la disciplina y más completo el orden en las clases de latín que en las de ciencias y lenguas vivas? Enrique Poincaré, de la Academia Francesa, publicó en 1911 un interesante estudio con el título de: La ciencia y las humanida- des. Em ese folleto se lee: ““No se aprende el latín para hablarlo, como si se tuviese que preguntar á un contemporáneo de Cicerón, en una encrucijada de Suburra, el camino que correspondía seguir. Se aprende el latín ““por aprenderlo””, porque no es posible estu- diarlo sin ejercitar una provechosa gimnástica.?” Tal aserto parece paradójico; sin embargo, es la pura verdad. En efecto: lo esencial no es saber latín: lo que importa es el tra- bajo que se ha tenido en estudiarlo, dedicándose durante largo tiempo á la composición de temas y á las traducciones. El método directo que suprime éstas y aquéllos, será bueno para las lenguas vivas, que tratamos de conocer con el objeto de hablarlas; pero no para el latín. Tratándose de éste, hay que tener en cuenta que su EL LATINISMO EN LOS ESTADOS UNIDOS 283 verdadero valor radica en el prolongado ejercicio de traducir el francés al latín y el latín al francés. Con tal ejercicio, el alumno adquiere ó desarrolla las facultades de análisis, Ó de discrimina- tion, como dicen los ingleses, sin las cuales no hay **precisión”” en las operaciones de la inteligencia. De igual manera piensa Emilio Faguet. Entrevistado este in- signe literato, declaró: ““Creo que es positivamente cierto que el latín no enseña á hablar el francés. Su utilidad está en el esfuerzo que se ve obligado úá hacer el que lo traduce. Este esfuerzo lo con- duce á poder apreciar '“la propiedad”” de las palabras francesas, la estructura, los giros, la índole y los caracteres particulares de nuestra lengua.?”” El interés de estudiar el latín no resulta únicamente del pare- cido que guarda con nuestro idioma, que es *“el de la madre á la hija??”. La semejanza apuntada ofrece el favorable resultado de allanar las dificultades de la iniciación á los estudiantes, por la si- militud de un gran número de palabras. Tal cosa no sucedería tra- tándose, por ejemplo, de la lengua alemana, erizada de términos completamente extraños para un estudiante francés. Sin embargo, aun en todo lo que el latín difiere del francés, es positivamente útil á la educación intelectual. Precisamente por ser tan diferente de la francesa la construcción latina, necesita el latinista en cier- nes hacer erandísimos esfuerzos de reflexión para llegar á traducir la leneua de Horacio. Una verdadera serie de problemas presénta- se. en caso tal, al joven alumno, problemas que tiene que resolver forzosamente, si quiere comprender con exactitud el sentido de una frase de Cicerón ó de Virgilio. Esto es muy claro para los anglo- americanos. No han faltado entre ellos algunos “caprichosos?” partidarios del método llamado de abreviación, quienes, al ponerlo en práctica, no se dan cuenta de que hacen perder su valor educati- vo al estudio del latín, desde el momento en que éste deja de ser difícil. El método de abreviación, empleado en Francia por el pe- dagogo Dumarsin, consiste en arreglar los textos de tal manera que los principiantes hallen reemplazada la construcción latina por la construcción vernácula. Los maestros oficiales de los Estados Unidos han protestado vivamente contra los que ponen en uso el método de referencia, y al condenar el ¿mglés latín que se ha pre- tendido implantar, piden enérgicamente todo lo contrario: que se familiarice el alumno, lo más que sea posible, con los giros y las dificultades de la construcción latina. 284 GABRIEL COMPAYRE TIT Nota interesante en el libro de Mr. Kelsey es la que nos hace saber que en los Estados Unidos, según testimonio de personas de diferentes profesiones y aun de especialistas en los varios ramos del saber, en todas las esferas de la actividad humana puede ser provechoso el estudio del latín. Y es digno de consignarse que al concierto de testimonios americanos corresponde, en igual sentido, el de los europeos. Citemos, por vía de ejemplo, el valiosísimo y elocuente del respetabilísimo político Mr. James Bryce, embajador de la Gran Bretaña: “No son pocas las personas, dice, que, á lo que parece, están en la creencia de que una lengua que no es de uso corriente es una lengua muerta, sin valor alguno en el mundo mo- derno. Pero la verdad es que una lengua que tiene una gran lite- ratura, en la que el pensamiento de lo pasado habla á los pensa- dores de lo presente, no puede morir jamás. Una lengua de esta naturaleza es mucho más viva que cualquiera otra que únicamente ofrece ciertas cosas dienas de ser leídas... No pretendo, no, que los estudios clásicos puedan nunca hacer de un necio un hombre de talento. ¿Cómo ha de desplegar brillantes cualidades literarias, quien no está dotado de las aptitudes del escritor, del poeta, del literato? Los dones de la Naturaleza pueden suplir las deficiencias de la educación. Mas el conocimiento de la literatura y de la histo- ria de la antigúedad es lo que nos hace más idóneos, es lo que nos permite distinguirnos en el arte ó en la ciencia que cultivemos. Ese conocimiento dilata nuestro horizonte y nos revela un ideal distin- to del nuestro. Nos dispone admirablemente para el análisis erítico y sugiere al espíritu nuevas formas de producción creadora y ar- tistica.!” Al expresarse así, Mr. Bryce juzga las lenguas clásicas desde el punto de vista literario; pero él no desconoce la utilidad general que en el estudio de la gramática y de la filología se asigna al latín y al griego. *“El ingeniero, el banquero, el jurista, el teólogo, el estadista... todos necesitan estudiar los idiomas griego y latino.?” Entre los amigos de estos idiomas, coloca Mr. Kelsey, después de los políticos, á los magistrados y abogados, teólogos, ingenieros, ete., todos “hombres de ciencia.”” Hagamos constar ahora una declaración muy expresiva del químico Bauer de Viena. Preguntósele su opinión acerca de las aptitudes científicas de sus discípulos, ya procediesen éstos del EL LATINISMO EN LOS ESTADOS UNIDOS 285 Gimnasio clásico ó ya hubiesen hecho sus estudios en la Real School. Presumíase que el referido Profesor no vacilase en dar la preferen- cia á los alumnos de la última institución. ““De ninguna manera, contestó. Mis mejores discípulos son los que estudiaron en los gim- nasios clásicos. Sus espíritus se hallan más cultivados. Dadme á un estudiante que haya aprendido bien su gramática latina, y yo res- pondo que hará brillantes estudios químicos. ”” ¿No obtendrán la misma respuesta los profesores de la Escuela politécnica, si se les interrogase respecto de la idoneidad de los jóvenes que hacen sus estudios en los liceos franceses, ya en las sec- ciones de latín, ya en la sección 11? Y de los expuesto se deduce que todos los americanos estén con- vencidos de la excelencia del latín? Evidentemente que no, y he aquí la prueba: la moda en los Estados Unidos consiste, como se sabe, en los cuestionarios y en las ¿mterviewes por correspondencia. ¿Cómo habría dejado de emplearse semejante procedimiento en la cuestión del latín? Mr. Viley, químico de Washington, ha dirigido una circular á una centena de sabios, profesores y no profesores, suplicándoles que diesen su parecer en los relativo á diferentes asuntos y particularmente al enunciado en estos términos: ¿Qué valor concede usted al conocimiento del latín y del griego como base de los estudios y de la actividad científica? De los cien consultados se abstuvieron de contestar más de la mitad, pues Mr. Viley sólo recibió 39 respuestas. De ellas, 17 se concretan á decir que el latín es completamente inútil. Por lo con- trario, 14 son favorables al estudio de las dos lenguas clásicas; 4 opinaron por el latín sin el griego. Como se ve, no hubo unanimi- dad en el voto. En opinión de muchos, las lenguas muertas deben ceder el cam- po á las lenguas vivas. E invitados los que así piensan á clasificar por su importancia las lenguas extranjeras que convienen conocer á un estudiante americano, han pretendido formar la siguiente escala: el alemán, el francés bien entendido, el sueco, el danés... y después de todos, el griego y el latín. * * * No somos, en verdad, tan poco numerosos, en los Estados Uni- dos como en Europa, los que sostenemos: que el latín no es de nin- guna manera una superstición, un prejuicio impuesto por la tradi- ción, destinado á desaparecer al soplo del espíritu moderno. Si 286 GABRIEL COMPAYRÉ pierde terreno en una parte, lo gana en otra. No son las señoritas yanquis únicamente las que se apasionan por'el estudio del latín. Un movimiento análogo se manifiesta en los liceos franceses desti- nados al bello sexo. Y, por lo que á nosotros respecta, diremos con franqueza, que mejor reconocemos el derecho de la mujer al latín que al sufragio público. Más valdría tener mujeres latimstas que mujeres políticas y sufragistas. Y volviendo á las ¿nterviewes, haremos notar que también en nuestro país hay gusto por las ““informaciones.”? La Revue des Francais y el Mercure de France acordaron dirigirse á las mujeres que se han hecho notables en literatura, inquiriendo la opinión de las mismas en lo que atañe al estudio del latín. Y en su mayor par- te han reconocido calurosamente la utilidad del latín. Madama Catulle Mendés ha declarado festivamente: “Yo he sido educada bajo el influjo de venerables métodos. Aprendí el latín al mismo tiempo que á saludar. Y en verdad, creo que el latín me ha sido más provechoso que “hacer la reverencia””. Madama Félix Faure Guyau, que lee el latín y el griego, confie- sa que el latín le ha hecho experimentar grandes alegrías. *“El co- nocimiento del latín, añade, es de la mayor utilidad. El que ignore este idioma necesitará mucho trabajo y mucho tiempo para pene- trar los secretos de la lengua francesa, la cual no es otra cosa que una evolución del latín.?”” Madama Marcela Tinayre, que no es, como ella misma dice, ““una latinista muy asidua?””, sostiene que el conocimiento del latín le ha facilitado con frecuencia sus tareas literarias. Madama Miropolsky, la más conocida de las francesas Jóvenes que ejercen la abogacía, exclama: “Es intolerable que el latín con- tinúe siendo el privilegio de los hombres!?” Madama Brissón, la hija del célebre crítico Francisco Sarcey, no practica el idioma del Lacio, pero quiere que su hijo sea *“un apasionado latinista?”. Tales síntomas son realmente tranquilizadores y nos volverían la confianza, si la hubiésemos perdido. El latín continuará siendo un estudio fundamental. Primero porque sería incomprensible que en una época en que se proclama la doctrina de la evolución; en que se explica y se interpreta lo que es por lo que ha sido, se echase en olvido que es necesario haber penetrado los secretos de las civiliza- ciones antiguas para darse mejor cuenta de la civilización moderna, última fase de un movimiento que comenzó en Atenas y en Roma; EL LATINISMO EN LOS ESTADOS UNIDOS 287 y después, porque la experiencia ha probado que no hay mejor ““formación”” para el espíritu que el estudio de una lengua estéti- ca, tan diferente por la complexidad de sus formas gramaticales de nuestras lenguas analíticas modernas. ““En los Estados Unidos como en Europa—y así lo hace notar Mr. Sehinz—el joven que estudia el griego y el latín es de inteli- gencia más despejada y penetrante que el que no ha saludado si- quiera estos idiomas.?? En la escuela en que se estudia ““humanida- des””, se adquieren la delicadeza, la elegancia que, como observa Poincaré, son tan indispensables al sabio como al literato. Finalmente, y para valernos de la frase de un profesor ameri- cano, el estudio del latín como medio de desarrollar la precisión del pensamiento y la exactitud de la expresión, debe considerarse como *“el facile princeps de los conocimientos humanos, ó substancia pri- mera y principal del aprendizaje científico””. y TRANSFORMACION POLITICA DE LA RUSIA ! POR EL DR. EVELIO RODRÍGUEZ LENDIÁN Decano de la Facultad de Letras y Ciencias Exemo. é llmo. Sr. Rector: lustre Claustro: Señores: ¡Tiranía! ¡Escalera que desciende al mal, oscura, vertiginosa, imposible de evitar, crugiente y suave! ¡En cada es- calón se nota una disminución de luz! ¡ Desgraciado del que pone el pie en el primero! ¡Hoy es la falta, mañana será el crimen! ¡Mañana se asesinará á los que se oprime hoy! Víctor Huco.-(La Piedad Suprema.) No molestaría en estos momentos la atención de este respetable claustro, cuando por mis títulos y merecimientos me considero el último de sus profesores, si el artículo 18 del Reglamento univer- sitario no preseribiese de un modo terminante la celebración de este acto solemne dentro de un plazo perentorio; acto que al mis- mo tiempo que el cumplimiento de un deber, empeña mi gratitud en empresa superior á mis débiles fuerzas, ya que quisiera corres- ponder á vuestra benevolencia y pagaros la deuda que con vos- otros contraigo al ser recibido tan cariñosamente en vuestro seno como catedrático numerario de esta Universidad tan querida, con un discurso digno, por su fondo y por su forma, de vuestra ilustra- da consideración. Al cumplir con el mencionado precepto reglamentario, pro- póngome investigar, en la medida que mis escasos conocimientos lo permitan, uno de los fenómenos más curiosos que pueden observar- se siguiendo atentamente el curso de los acontecimientos en la vida íntima de las nacionalidades modernas; es, á saber, la trans- formación política de la Rusia del Volga y del Ural, su magestuo- 1 Discurso escrito para ser leído en el acto solemne desu recepción en el Claustro General como Catedrático numerario, por oposición, de la asignatura de Historia Universal en la Uni- versidad de la Habana, en el añ 89. TRANSFORMACION POLITICA DE LA RUSIA 289 so y sereno movimiento de avance hasta alcanzar en nuestro tiem- po un puesto prominente entre los pueblos más cultos y civiliza- dos y decisiva influencia en los destinos de la Europa continental, estudio relacionado con el no menos interesante del Panslavismo y el de las causas que han hecho de los eslavos como entidad étnica y socialmente considerados, una fuerza poderosa, un factor esen- cialísimo, frente al germano y al latino, de la civilización de este siglo de luchas y conquistas, luchas entre la libertad y el despotis- mo, conquistas de la razón y del derecho. No se me oculta el escaso ó ninguno interés que á la generali- dad inspiran los asuntos de un país tan lejano y tan imperfecta- mente conocido, pero aparte del valor histórico-filosófico que revis- te esa transformación social y política de un pueblo semibárbaro, que en su fondo no es otra cosa, á juicio de un moderno escritor, sino el magnífico espectáculo de un imperio autocrático que muere y de una democracia misteriosa que avanza, hoy, que lo mismo la Francia republicana que la imperial Alemania se disputan su amistad; que mientras la primera dispensa a los marinos rusos, de la escuadra surta en Tolon, honores sin precedentes en la historia de ambos países, rayando en casi fanatismo el frenesí y entusias- mo delirante de los franceses, la segunda, unida con Rusia por la identidad de disnatías, por el crimen de Polonia, por los recuer- dos de las campañas contra Napoleón, estrecha sus relaciones con ella y ratifica el tratado de comercio con los estados del Czar; que Inglaterra, desde su atalaya que el proceloso mar defiende, vigila atentamente, siguiendo el curso de los acontecimientos, las aproxi- maciones y los tanteos de las naciones que tienen en sus manos la paz ó la guerra, con riesgo de su preponderancia marítima y co- mercial, y temerosa del ascendiente de la política moscovita en la corte del gran Sultán, trata de destruirlo ó por lo menos contra- balancear su prestigio, ganándose la voluntad del monarca, con recursos que le permitan á éste solventar su deuda con Rusia, y reorganizar la escuadra turca; que Austria, unida á la Alemania por la triple alianza que tal vez le convenga mantener por inte- rés político y por afinidades de raza, mira siempre recelosa hacia la península de los Balkanes y recuerda siempre que la neutrali- dad de la Rusia dió por resultado Sadowah y por ende el predo- minio prusiano en Alemania; que Italia, haciendo traición tal vez á sus sentimientos, divorciada de sus afines los latinos, uncida al carro del vencedor de Sedan, exhausto su tesoro, desanerado su / 290 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN pueblo, que busca en las lejanas Pampas argentinas campo fe- cundo para su actividad, sin fuerzas para resistir la insoportable y para ella inútil carga de la triple alianza, aguarda con impacien- cia de galeote el instante anhelado de arrojar lejos de sí la pesada cadena y recobrar su libertad perdida; hoy, en fin, que la Europa entera se estremece y vuelve sus ojos hacia Rusia, cada vez que la eterna cuestión de Oriente levanta su cabeza, cuestión de Oriente que se halla implícita en todas las cuestiones europeas, que intere- sa á los pueblos en ella más inmediatamente complicados, pero no menos á los que parecen á ella más ajenos, pues más que conflicto entre dos naciones, la Rusia y la Turquía, es conflicto entre dos razas, como afirma un eminente escritor, las orientales y las occi- dentales, ““entre el Oriente y el Occidente, como el de Grecia y Persia en los campos de Platea y en las aguas de Salamina, como el de Roma y Cartago en las costas de Sicilia, en las tierras de Es- paña, en los desiertos de Africa; como el de los pueblos cristianos de Occidente y los pueblos muslímicos de Oriente en tiempo de las Cruzadas””, * hoy, nos interesa conocer las causas que han hecho de ese coloso conquistador semiasiático una gran nación por su ex- tensión territorial, su poder expansivo como potencia colonizadora, su organización militar, su diplomacia y, sobre todo, por su auto- ridad é indiscutible influencia en los destinos de la Europa con- temporánea. A ningún pueblo cuesta tanto rehabilitarse ante la humanidad, por la justicia, la libertad y la civilización, como á esa Rusia, en- carnación del despotismo, que siempre engendra el mal, y de la tiranía, que siempre ha deshonrado al que la ha ejercido. Obra de los Yvanes y los Pedros, tan grandes reyes como vulgares crimina- les, que amasaron con la sangre generosa y pura de su pueblo la infame levadura del poder autocrático para aherrojar y envilecer á millones de seres convertidos en despreciables autómatas, en mi- serable juguete de un déspota irresponsable. Nunca puede aplicar- se con más verdad el principio de que la historia es la horrorosa sima del crimen solitario, según afirma Hugo, como al interrogar las leyes, las costumbres, los viejos siglos sangrientos del podero- so imperio moscovita, al revolver el panteón de sus crímenes y abrir el sarcófago siniestro de sus extintas dinastías, al columbrar tanta perfidia, al registrar tanto atentado, al escrutar las lúgu- bres tragedias desarrolladas en el fondo de sus inmensos palacios, 1 Castelar.—Rusia Contemporánea. TRANSFORMACION POLITICA DE LA RUSIA 291 desde que Valdimiro el Grande echó en Nowgorod los sólidos ci- mientos sobre los cuales descansa, y que asesina á su hijo, hasta Alejandro 1, propagador de la grandeza y de la autoridad rusa en Europa, tragedias en que el horror se mezcla a la vergiienza, las lágrimas á la traición, los grandes crímenes á las grandes ven- ganzas, la prostitución del cuerpo á la ferocidad del alma, y cuyos protagonistas son Pedro 1 dictando contra su hijo Alexis senten- cia de muerte; Catalina l, que de sierva fué erigida en autócrata, sorprendida al vender sus favores á Moens; Pedro II, ahogado en aguardiente; Catalina Il, que mata a su marido por medio de sus generales, y con la bárbara crueldad y el refinamiento de un criminal empedernido, encierra en húmedo calabozo, donde muere comida por las ratas, á una hermosa princesa, su rival, vástago ilustre de los Romanoff; Pablo 1, estrangulado con las fajas de los generales; serie de espectros que parecen venir al mundo para oprimirlo entre sus descarnadas manos, llevando sobre sus frentes la guadaña de la muerte, siempre inquietos, llenos de pesares y de remordimientos, deseosos como el feroz Calígula romano, de que la humanidad tuviera una sola cabeza para separarla del tronco de un solo tajo, omnipotentes, casi dioses, y objetos, sin embargo, del odio eterno y de la reprobación universal. A nadie como á ellos puede aplicarse lo que dijo el gran poeta de nuestro siglo: “El poder real no es más que un lúgubre abismo. Todo cuanto puede hacer un rey que sucede á otro, es cambiar la expectación en espanto. La madera del cadalso está unida á la madera del trono. El cetro tiene por espo- sa una espada, y la púrpura, al descender sobre los pueblos, se trueca en un espantoso mar de sangre. Al reinar se respira el fu- ror y la sombra con el imperio. Sólo por una escalera de cadáveres se sube á esos paveses sangrientos que eleva la fuerza...” ¡Ah!, sí, tiene razón el gran poeta, son dioses y enanos; tienen en sus manos la felicidad de muchos seres, y son muy desgracia- dos. Después de todo, ¿quién es el réprobo, quién el culpable? ¿El Czar? ¡No! El Pueblo. A ese hombre se le ha colocado en las nu- bes y se le ha dicho: **¡ Reinad!”” Se le ha mostrado desde esas alturas al pueblo que trabaja y sufre y se le ha dicho: ““Eso es vuestro.” Ha hablado y todos se han estremecido como la hoja en el árbol. “Ha puesto el pie sobre todos, y todos se han prosterna- do.”? Como Júpiter hacía temblar el Olimpo, hace temblar á su pueblo con sólo fruncir las cejas. Como dispone de la vida de los 999 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN individuos dispone de la de los pueblos. Catorce naciones han sido degolladas para dar su vida al imperio, y sus miembros, disyectos, repartidos entre legiones ebrias y reyes hambrientos. El incendio, la peste, la matanza, han realizado su obra de exterminio. Cuando todo esto se ha hecho y el despotismo militar subsiste, hay que disculpar al déspota. Pero como todos estos crímenes se purgan sin remedio ante el tribunal de la Historia, como la humanidad sieue su marcha y las ideas progresivas también, la hora de la protesta llegó al fin, y Rusia, estremecida por hondas sacudidas de la conciencia popular, en situación análoga, según un escritor, á la de Francia en el pasado siglo, atravesando por una crisis la- boriosa y profunda, ve con espanto acercarse el momento de su inevitable solución, porque, si bien dado el progreso de los tiem- pos, pudiera resolverse por una evolución pacífica, social, cuando la atmósfera se encuentra cargada de elementos revolucionarios, parece casi fatal y necesario un tremendo choque, que de las lá- grimas de una mujer, de la sangre de un joven, del grito de un niño huérfano, del lamento de tantos desterrados á la infernal Si-: beria, del dolor de tantas madres, de los suspiros de los que han muerto por la libertad, “se va formando en los aires inmensa y negra nube, de la cual llueve tarde ó temprano, un diluvio de san- A, ere que anega á los tronos y ahoga á los tiranos””. ! TT La Revolución Francesa, que conmovió los tronos é hizo tem- blar á los reyes, llenos de temor ante aquel sacudimiento que sub- vertía el orden social-político existente, que acabó para siempre con la injusticia y con la tiranía del hombre, desde lo alto de la guillotina, entre torrentes de sangre humana, triste, pero necesa- rio holocausto de los pueblos esclavos y envilecidos al dios amado de la libertad; que precipitó en su negro abismo de crímenes y horrores la abominable hidra del despotismo, con su cortejo de aduladores y verdugos, histriones y holgazanes, fanáticos y co- rrompidos, necios é hipócritas, sustituyendo la irresponsabilidad del poderoso con la igualdad ante la ley, y la arbitrariedad y el capricho del tirano con la sumisión absoluta á los preceptos eter- nos del derecho; esa ola inmensa del embravecido mar de las pa- siones desencadenadas, que barrió—como leves plumas arrebatadas 1 Castelar.—Crímenes del Despotismo. TRANSFORMACION POLITICA DE LA RUSIA 293 por el viento—las rancias instituciones de seculares monarquías, apenas si ejerció influencia política sobre Rusia, á la sazón gober- nada por la Semíramis del Norte, la incomparable Catalina II. Las condiciones geográficas de este país, poníanlo á cubierto de los peligros que amenazaban á las comarcas del Rhin, de Italia y de la Suiza, y en tanto que la lava que despedía el espantoso cráter del gran volcán revolucionario, se extendía incandescente por es- tos pueblos, provocando un incendio en cada aldea, una explo- sión en cada territorio, á las heladas regiones de la Rusia llegaba apagada y fría, determinando tan sólo un movimiento de conmise- ración hacia las víctimas de aquella horrenda catástrofe, sin igual en los anales de la historia del continente. Por esta razón, tal vez, la” reina Catalina, que todo lo calculaba fría y tranquilamente, no se preocupó de la propaganda revolucionaria ni temió que pudie- ra ser ésta un peligro para la Rusia; y si bien hay datos que per- miten afirmar que poco antes de su muerte tomó enérgicas medi- das para empezar una lucha contra la Francia, puede asegurarse que semejante actitud no respondió al móvil de la defensa, y sí al de combinaciones serenamente meditadas, consagrándose prefe- rentemente á dos cuestiones para ella de interés más inmediato y que se referían al engrandecimiento de la nacionalidad, la cues- tión polaca y la oriental. Apuntemos, no obstante, como fenóme- no, no por extraño menos curioso, el contraste que ofrece Catali- na, admiradora de Voltaire, amante hasta lo sumo de la culta lite- ratura francesa, en constante comunicación con los más renom- brados corifeos de la sociedad francesa, amiga de Diderot y del Conde de Segur, con Catalina, la decidida protectora de los rea- listas y emierados y enemiga irreconciliable de la Revolución. Y es que la gran reina desconoció, á pesar de su gran penetración y su talento, la importancia de aquella profunda conmoción social y la relación estrechísima que existía entre las ideas de los publi- cistas y los acontecimientos acaecidos con diferencia de años en América y en Francia. Nunca pudo concebir que se atribuyese á Voltaire el haber predicado los principios cardinales de la revolu- ción, y que la literatura francesa hubiese contribuído á derribar el antiguo orden de cosas existente en Francia. El liberalismo, á cuyos ideales rindió culto en un principio, en su entusiasmo y apasionamiento por la cultura y la civilización francesas, quedó reducido á pura teoría, meras especulaciones abstractas, cuando los revolucionarios le hicieron ver sus propósitos de llevarlo al 294 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN terreno de la práctica y traducirlo en instituciones y leyes fun- dadas en la igualdad, la justicia y la libertad. Ayer, como hoy, los monarcas se han rebelado contra todo lo que pudiera empa- ñar el brillo de su potestad, presintiendo en esos ataques de la de- mocracia la ruina de su poder, en ese clamoreo tempestuoso de las masas populares, la fuerza avasalladora de la voluntad nacional que se impone amenazando destruir el absolutismo de los reyes, incompatible con el desarrollo normal de las instituciones políti- cas en los pueblos libres y con los ideales acariciados por todas las sociedades fundadas en el orden, la justicia y la libertad. Y si desde el punto de vista político, poco ó nada influyó sobre la Rusia la Revolución Francesa, desde el de la cultura del país, en nada influyó tampoco el prodigioso movimiento científico y ar- tístico-literario de los siglos xv y xv1, ni el religioso del siglo xvIHH representado por la Reforma. La Europa occidental, como si des- pertara del letargo de varios siglos y sacudiera la inercia intelee- tual de aquellos tiempos en que el clarín guerrero resonaba vi- brante del uno al otro confín del continente en los campos de bata- lla, se entrega con ardor al cultivo de las ciencias, las letras y las artes, determinando este gran movimiento el brillantísimo perío- do del Renacimiento, que se anuncia con la resurrección de la Antigúedad en los estados de Italia, y principalmente en Floren- cia con los Médicis, y tiene como precursores á Dante, Petrarca y Bocaccio, comunicándose á los estados vecinos y sobre todo á la Alemania, donde se fundan escuelas, universidades y academias, que propagaron el humanismo, del cual fueron preclaros represen- tantes en Italia Leonardo Bruno de Arezzo, Valla, Lascaris y Pico de la Mirándola, y en Alemania, patria del pensamiento, el sabio Erasmo, Reuchlin y Ulrico de Hutten. Bajo la protección del gran pontífice León X, las letras y las artes despidieron sus más vivos resplandores, sobresaliendo en la Historia Maquiavelo, y en la Poesía, Tasso y Ariosto, mientras en España brillaban con los des- tellos de su genio, Garcilaso de la Vega, Herrera y fray Luis de León, Calderón de la Barca y el gran Cervantes de Saavedra; en Portugal, Camoens, Rabelais y Montaigne en Francia; y en Ingla- terra, descollando entre todos los poetas, por la grandeza de su inspiración, que se elevaba á las más altas regiones del ideal, el coloso del drama, el inmortal Shaskespeare, cuyas obras perduran á través del tiempo y perdurarán mientras existan corazones que TRANSFORMACION POLITICA DE LA RUSIA 295 sientan las puras emociones que al espíritu producen las luchas de las pasiones y los dolores de la humanidad. Igual entusiasmo, ó mayor aún si cabe, que por la literatura elá- sica, existe en este período por el arte antiguo, y la arquitectura, la escultura y la pintura, tuvieron en Italia y fuera de ella, intér- pretes maravillosos. La arquitectura ojival, con su lujo de ornamentación, produce una reacción hacia la sencillez' y severidad, que encarna Bruneles- chi, verdadero creador de la arquitectura del Renacimiento, per- feccionada por Bramante y por el gran Miguel Angel, que elevó, como muestra de su genio y testimonio de su poderoso intelecto en la Roma de los Pontífices, la cúpula de San Pedro; y si la escul- tura de que Lombardi, Benvenuto, Cellini y Miguel Angel hicieron un arte admirable, no superó á sus modelos, los griegos, maestros eternos de la humanidad en transformar la piedra y darle vida, realizando en el mármol, teniendo por ideal la belleza humana, obras inmortales, en cambio la pintura llegó al cenit de su gloria con Correccio y el Ticiano, Leonardo de Vinci, Miguel Angel y el divino Rafael en Italia; Velázquez, Juan de Juanes, Cano, Ri- vera, Zurbarán y Murillo en España; Rubens, Van Dyck y Durero en Flandes y en Alemania. Mientras tanto, la lucha entablada contra el escolasticismo de la Edad Media por los espíritus satu- rados de escepticismo, abre nuevas direcciones al pensamiento con Descartes y Malebranche en Francia y Bacon de Verulamio en Inglaterra, y á los descubrimientos geográficos de los españoles y portugueses del sielo xv, continuados en el xvi por los holande- ses é ineleses, que dieron gran impulso al comercio, aproximando á los pueblos y estableciendo íntimas relaciones entre los mismos, se unieron los astronómicos realizados por Copérnico, Ticho-Bra- he, Galileo, Keplero y Newton, correspondiendo de este modo al ensanche de las tierras y de los mares, la exploración de los cie- los y el conocimiento de las leyes que presiden al sistema planeta- rio, descifrando el hombre con el auxilio de la ciencia, los miste- rios de la gran Naturaleza, y la Europa, agigantada por el es- fuerzo de infinitas generaciones, hermoseada por el arte, se pre- para á recibir las trascendentales revoluciones sociales de los si- elos XVI, XVI y XVII, que haciendo libre á la conciencia, libre al ciudadano, inauguran en la tierra el reinado de la justicia, sobre cuyos ejes gira el mundo político moderno, y en cuyos principios descansa la civilización contemporánea. 296 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN Rusia no participó de este movimiento general. Si alguna in- fluencia pudo haber ejercido sobre ella la civilización greco-bizan- tina, quedó inutilizada por el dominio tártaro en el siglo xm has- ta desaparecer casi por completo á consecuencia de la toma de Constantinopla por los turcos en 1453; y aislados los rusos, impe- didos de comunicarse Frecuentemente con los pueblos inmediatos, que con seguridad hubieran influído de un modo saludable sobre las instituciones y las ideas de la nación, rompiendo el estrecho molde en que estaban vaciadas unas y otras, se formó aquel bi- zantinismo rígido é inmovil, que cual símbolo de la muerte, es el rasgo característico de la Rusia de los siglos xvI y xv. La Iglesia ruso-griega, cuidándose tan sólo de la forma, esclava de un ritua- lismo falto de sentimiento, y de un ceremonial riguroso, permane- ció indiferente y hasta ajena al movimiento religioso del pueblo Uzeque, de la misma raza que el ruso, y al trascendentalísimo de la Reforma; y de esta suerte, extraños á todo lo que significara civi- lización y cultura, millones de hombres vivían entregados á vene- rar torpemente al Czar, los boyardos y la Iglesia, siervos del dés- pota y esclavos de su lenorancia, porque sumidos en una barbarie semiasiática, no era posible el florecimiento del arte y de la cien- cia, que sólo viven y se desarrollan donde el espíritu se siente libre. Es un hecho comprobado por la historia que la transformación política de la Rusia, su entrada como potencia de primer orden— salvando las barreras que la separaban de la Europa del Occiden- te—en el camino de la civilización, se debe á Pedro el Grande. Este hombre extraordinario comprendió que para poder luchar ventajosamente contra sus vecinos más adelantados, y evitar el peligro de ser por ellos absorbidos, era indispensable empujar á la Rusia, haciéndola salir de aquel estado de concentración y aisla- miento en que se había mantenido por espacio de innumerables siglos y que la: nacionalidad fundada por los waragos-rusos allá por el siglo 1x, constituída por multitud de pueblos, con lenguas, razas y tradiciones diferentes, atrasada y sumida en una barba- rie semiasiática, se transformase en un imperio poderoso, europeo por su cultura, protector de la agricultura, la industria y el eo- mercio, de grandes fuerzas militares necesarias para imponer respeto al continente y obediencia á los súbditos rebeldes. La obra continuada por las Catalinas y los Alejandros, comienza, pues, en Pedro el Grande, sin que el carácter y la organización que dió á su Imperio hayan variado en lo más mínimo, á pesar de dos siglos TRANSFORMACION POLITICA DE LA RUSIA 297 de existencia; que hoy como ayer, cuantas reformas se realizan en él, no reconocen otro origen sino la voluntad del monarca im- pulsada por ideales europeos. Para ello, como Solón y Licurgo en la antigiedad, fué á buscar en lejanos países los elementos de cultura de que carecía, y en Alemania, Inglaterra y Holanda, nu- trió su inteligencia con gérmenes magníficos, que dieron muy pron- to sazonados frutos, aprendió á vivir á la europea, atrajo á su país aquellos hombres de mérito que juzgó convenientes para la propagación de las ideas civilizadoras del Occidente, aseguró la preponderancia de la Rusia sobre la Suecia con la famosa batalla de Pultawa, fundó y embelleció á San Petersburgo, donde fijó su residencia, se declaró jefe de la Iglesia, reformó el calendario, dió un código de leyes, y desde su muerte, acaecida en 1725, la Rusia comenzó á influir notablemente en todos los negocios diplomáti- cos de Europa. La obra de Pedro I, después del breve paréntesis de sus débi- les é incapaces sucesores, fué proseguida con sin igual fortuna, por la incomparable Catalina II en su notable y dilatado reinado, que hizo adelantar á la Rusia en las postrimerías del siglo XvIH, por el Dniester, el Pruth y hasta la Crimea. Apoyada por el Aus- tria y por la Prusia, que igualmente aspiraban á la extensión de sus respectivos territorios, interviene en los asuntos de Polonia, consumando en unión de sus colegas la inicua repartición de su suelo, crimen político sin justificación en la Historia; y de esta suerte, á expensas de la desgraciada Polonia, que vió ahogar en sangre, en la decisiva batalla de Mascejowice, la santa causa de su independencia nacional, y desvanecerse con el eco del Finis Polomae de Kosciusko la última esperanza de una posible regene- ración de la patria polaca, cuyos hijos dispersos por el mundo, fueron á derramar su sangre generosa por la gloria ó la libertad de naciones extranjeras, Rusia, con la política iniciada por Pedro el Grande, de lenta invasión de los estados vecinos, roto el dique que debía proteger á la Europa contra el torrente devastador de los eslavos del Norte, ensancha considerablemente sus fronteras y se desborda hacia el Mediodía amenazando á Turquía. * De esta 1 Por el primer reparto de 1772, obtuvo la Rusia la Livonia polaca, el Palatinado de Miecislaw, las dos extrem'dades del de Minsk y una gran parte de los de Witepsk y Poloczk; por el segnndo de 1793, los Palatinados de Podoliez. Poloczk y Minsk, con una gran parte del de Wilna, la mitad de los de Nowogrodeck, de Brezc y de Polinia y la mitad de la Lituania; y por el último de 1795, todo lo que restaba á la Polonia de la Lituania hasta el Niemen y el Bug, la mayor parte de la Samogicia, con toda la Curlandia y la Semigalia y lo restante de la Volinia.—(Ducoudray.—Historia Universal Contemporánea.) 298 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN época y no desde el supuesto testamento de Pedro el Grande, dice un historiador eminente, data en el gabinete de Petersburgo el plan de carcomer el imperio otomano por sus dos extremidades, la Grecia y la Crimea, de pasar el Cáucaso, de invadir la Persia, de insurreccionar á los griegos y de estrechar á Constantinopla como los turcos habían estrechado á Bizancio, hasta que el Impe- rio. conmovido por hondas agitaciones religiosas, entregase al fin á los poderosos moscovitas, el Sol, los mares, las islas, las llanu- ras y la magnífica ciudad oriental; plan, con admirable precisión seguido por los rusos desde entonces, pues como dice acertada- mente Laboulaye, la política rusa es siempre la misma desde hace tres cuartos de siglo, cual si cifraran en la posesión de la envidia- da y hermosa Constantinopla la grandeza de su pueblo y la reali- zación de su ideal de absoluta dominación desde el océano del Norte hasta los mares del Sur. Si la Historia pudiese dudar, dice el aludido escritor, que el pensamiento de la destrucción de los turcos, así en Europa como en Asia, fuera exclusivamente político, bastaría ver en dónde y por dónde se reveló este pensamiento al mundo moderno. ! Aplaudida por los filósofos franceses, contando con el permiso tácito ó expreso de la Prusia y el Austria, como condición de su parte en la presa de Polonia; fingiendo abrazar la causa de la li- bertad de los griegos del Peloponeso y abrir el Oriente al genio europeo y, en realidad, movida por su ambición y por su sed de eloria. la amiga de Voltaire y de Segur, obtenía de la Turquía, por el tratado de Kainardgi en 1774, Rinburn, en las bocas del Dnieper, Azof, lenikalé y Taganrog, esto es, la embocadura del Don y el mar de Azof, la libre navegación del mar Negro, el paso de los Dardanelos, con la condición, empero, de no tener más que un buque armado en los mares de Constantinopla, y la indepen- dencia del Kuban y de la Crimea, con más el derecho de protee- ción sobre los fieles de la religión griega en la Moldo-Valaquia; se apoderaba de la Crimea en 1783; fundaba, por medio de su fa- vorito Potemkin, á Sebastopol en 1786, comenzándose la célebre fortaleza que tan heroicamente resistió el ataque de los franceses é ingleses en 1855, y como coronamiento de sus conquistas por el tratado de Jassy en 1792, que puso fin á la seeunda guerra soste- nida contra la Puerta Otomana, ensancha los límites de la Rusia hasta el Dniester, abriendo de esta suerte á sus sucesores los tres 1 Lamartine.—Historia de la Turquía. TRANSFORMACION POLITICA DE LA RUSIA 299 caminos por los cuales trataron de llegar á Constantinopla, el ca- mino del Danubio, el del mar Negro, y el de Asia. Expiraba el siglo xvi, cuando después de haber engrande- cido el Imperio que le legara Pedro el Grande con la mitad de la Polonia, la Crimea, las provincias turcas lindantes con el Dniester, una parte del Cáucaso y algunos territorios persas, extendiendo su dominación desde las fronteras de la Prusia á los mares del Japón, asegurando á Rusia su preponderancia en el Oriente y Norte de Europa, y de elevarla á virtud de esfuerzos continuados al nivel de la civilización de la Europa del Occidente, levantando suntuosos monumentos, mejorando la suerte de los siervos, dictan- do medidas provechosas para la administración y el ejército y sobre todo, impulsando y favoreciendo el movimiento científico y literario de su época, moría aquella excepcional mujer, cuya sen- sualidad que los años no habían podido calmar, la hacía aferrarse con frenesí desde el borde del sepulero á las voluptuosidades del mundo, y cuya inteligencia poderosa había sido como brillante faro que había guiado al pueblo ruso entre las encrespadas olas del mar de la barbarie, al puerto de la civilización. Los últimos años de ese gran siglo xvHmt, ocúpalos en la Histo- ria del continente, la gigantesca convulsión social y política de la Francia republicana, las postreras escenas de aquella sin igual tra- gedia á que nos hemos referido más de una vez en el curso de este trabajo, choque de las ideas modernas con los principios del antiguo régimen, que comenzó por luchas de los hombres dividi- dos en partidos y continuó por la Asamblea constituyente, la Asamblea legislativa, el derrumbamiento del trono al morir en el cadalso Luis XVI, el terror con sus mares de sangre, el Directo- rio, el golpe de Estado del 18 Brumario, el consulado de Bonapar- te, sus guerras, sus victorias, sa omnipotencia, y la conflagración producida por la coalición de poderosas naciones contra el tirano que aspiraba en sus locos ensueños de afortunado guerrero á la dominación universal; y Rusia, que había pasado del gobierno tan temido como ilustrado de Catalina al de Pablo I, monarca ca- prichoso que odiaba á Francia tanto como había simpatizado con ella su ilustre antecesora, entró á formar parte de la segunda coa- lición contra dicha nación, con la Inglaterra, Nápoles, el Austria v la Turquía, encontrándose, por vez primera, frente á frente, Francia y Rusia, en los campos de batalla. A pesar de los triun- fos alcanzados por Souwaroff, el temible guerrero, héroe de cien 300 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN combates, cuyo nombre ha llenado diez y ocho años del siglo en que vivió, desde la famosa batalla de Rimnik, y del valor de los rusos que á la vez se mostraban en Italia, Suiza y Holanda, la decisiva batalla de Zurich ganada por Massena, quien en aquella jornada salvó á la Francia como la había salvado Villars en Denain, hizo que Souwaroff, después de haber subido el San Gotardo y admi- rado á los generales franceses con su vertiginosa marcha, se deci- diese, temeroso de una derrota—él, que jamás había sido venci- do,—á emprender la retirada, amenazador y terrible, como un león cargado de años que se siente estrechado y casi anonadado por expertos cazadores, fracasando, por tanto, la coalición en el centro y en el extremo del ala izquierda, pues la Suiza y la Ho- landa quedaban en poder de los franceses, si bien perdida la Ita- lia para éstos, invadido el condado de Niza y amenazada la Pro- venza. Irritado Pablo por la deslealtad de los austriacos é ingle- ses, abandona la coalición y manifestándose, llevado de la volubi- lidad de su carácter, entusiasta admirador del vencedor de Ma- rengo, estrechó sus relaciones con la Francia y hasta llegó á resu- citar el plan de neutralidad armada para contrariar la superiori- dad marítima de Inelaterra, que vió de este modo desvanecerse la influencia que hasta entonces había ejercido en el continente. Estrangulado por cobardes asesinos, como lo había sido Pe- dro 111, Pablo dejaba de ser el poderoso autócrata de los rusos cuando alboreaba el siglo xIx. 100! Si grande y trascendental fué el progreso realizado por la Ru- sia desde el advenimiento al trono del descendiente ilustre de los Romanoff y sobre todo durante el siglo xvim con el reinado de la segunda Catalina, ese progreso, puede afirmarse teniendo á la vis- ta la historia de esa centuria, quedó reducido al engrandecimiento territorial de la nación y al aumento de su influencia como poten- cie europea respecto á sus relaciones internacionales, así como á la regeneración científica y literaria del país por la admisión de la cultura y la civilización europeas; pero ni en lo religioso hicie- ron mella las grandezas del catolicismo ni las conquistas del pro- testantismo, ni en lo político, el derrumbamiento del absolutismo monárquico por la tormenta revolucionaria del 93, pues que las olas de la Revolución Francesa, como afirma Bark, se plegaron con TRANSFORMACION POLITICA, DE LA RUSIA 301 la misma rapidez con que se tendieron, sin influir gran cosa sobre Rusia. Sin embargo, cuando serenamente se medita sobre los hechos de la historia de Rusia en los comienzos del presente siglo, cuan- do se ve á sus soberanos, si no acometer decididamente, por lo me- nos, ensayar con buena fe y laudables propósitos un vasto plan de reformas bajo la base de la libertad y abandonar su tradicional aislamiento para intervenir como aliado de las grandes potencias contra Francia y hasta llegar á asumir la dirección del movimien- to, asienándosele lugar preferente en el sostenimiento de la paz y el equilibrio de la Europa; cuando, convertidos, como el primer Alejandro, en jefes de una eruzada popular contra la Francia, penetran en París, y son agasajados y recibidos con extraordima- rios honores en las principales cortes europeas, hay que convenir en que si la autocracia subsistió, si el régimen constitucional no se abrió paso y devolvió la libertad á tantos pueblos aprisionados, no fué la Rusia tan indiferente á la estrepitosa caída del viejo edifi- cio del absolutismo; que el espiritu de la Francia y de la revolu- ción había extendido sus alas sobre todo el mundo, como afirman Romey y Jacobs, y Napoleon, propagando con sorprendentes triun- fos militares el sentimiento del derecho de los pueblos, los princi- pios de igualdad y de justicia, que no impunemente habían reco- rrido entre los pliegues de sus banderas victoriosas, del Rhin al Dnieper y del Mediterráneo al Báltico, había realizado una misión, como la de Alejandro Magno en el Asia, eminentemente civiliza- dora, resultando de aquel caos, de aquella confusión producida por la mezcla de tantos pueblos diferentes, celosos cada cual de su bienestar y de su independencia, la próxima é inevitable regene- ración de la Europa contemporánea. Empujado, pues, quien sabe si á pesar suyo, por la pendiente de las ideas liberales que los acontecimientos mismos habíanle ofre- cido, Alejandro 1, saludado á su advenimiento al trono, del uno al otro extremo de la Rusia, con grandes aclamaciones de entu- siasmo, iris de esperanza en medio de las angustias de un pueblo harto cansado de los fantásticos furores del tirano Pablo, empren- de serias reformas, que parecían anunciar su propósito de reorga- nizar interiormente la nación, atendiendo con preferencia el cum- plimiento de sus altos deberes como emperador de los rusos y de subordinar á la felicidad de sus súbditos, la política de sus prede- cesores, de grandes guerras y conquistas en el exterior. “Destitu- 302 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN yendo á la mayor parte de los instrumentos de que se sirviera su padre, instituyó un consejo permanente, origen del consejo del im- perio, suavizó los rigores de la censura y concedió mayor libertad para la introducción de libros extranjeros; redujo á la vez los im- puestos y los gastos de la corte y suprimió por un año el recluta- miento militar; hízose presentar por los jefes de administración cuentas é informes detallados y mandólos publicar, medida ente- ramente nueva en Rusia, abolió el tormento, suprimió la confisca- ción de bienes hereditarios, declaró solemnemente su repugnancia á donar campesinos y no permitió insertar en los periódicos las ventas de siervos, como se había hecho hasta entonces; reformó también los tribunales, estableció penas pecuniarias contra los ma- gistrados prevaricadores, constituyó el Senado en alto tribunal de justicia dividiéndolo en siete departamentos para apresurar la conclusión de las causas, restableció la comisión legislativa insti- tuída por Catalina para la redacción de. un código, publicó regla- mentos en beneficio de la navegación, aumentó y mejoró las ceo- municaciones interiores, favoreció la instrucción pública creando varias universidades y gran número de escuelas secundarias, y abolió la prohibición de viajar por el extranjero impuesta por su padre á todos sus súbditos.”” * Si á esto se agrega, el establecimien- to de una Universidad alemana en Dupart y de escuelas públicas en todas las ciudades del Imperio, la fundación de hospicios, las me- didas encaminadas á mejorar la suerte de los siervos y á preparar su emancipación, las dirigidas á proteger el comercio de los ma- res Negro y Azof, rebajando considerablemente los impuestos sobre las mercancías, y por último, los trabajos legislativos, representados por la revisión del Código y los grandes cambios introducidos en la administración de justicia, se comprenderá desde luego la rápi- da y saludable transformación operada en el interior del Imperio y cómo, de haber continuado por esa senda, la Rusia, adelantán- dose en medio siglo, habría evolucionado hacia la libertad, lenta, pero pacíficamente, ahorrándose mucha sangre, por el empeño loco de sus reyes de querer conservar en medio de la Europa libre, de la Europa republicana y monárquico-constitucional, el aterrador fantasma de un imperio autocrático, despótico, coloso amenazador en cuyas manos está la vida de muchos pueblos y de cuyo destino depende la paz y la seguridad del continente. Deseraciadamente, tal vez, para dicha nación, la guerra sus- 1 Scehnitzler.—Historía interior de la Rusia bajo los Emperadores Alejandro y Nicolás. TRANSFORMACION POLITICA DE LA RUSIA 303 citada por la desmedida ambición de Napoleón, atrajo la atención del Czar, deteniéndole en su camino de reformador para lanzarle por otro sembrado de dificultades, y Alejandro, que miraba con recelo la omnipotencia del guerrero corso que acababa de sorpren- der al mundo entero coronándose por su propia mano Emperador de los franceses, no titubeó en entrar á formar parte de la tercera coalición, verdadera conjura de la Europa Septentrional, contra el ambicioso tirano y la grandeza de la Francia. Pero el tirano era Napoleón, genio de la guerra, cuyo cerebro gizantesco concebía asombroso plan de campaña, ejecutado con admirable precisión por sus soldados, ebrios siempre de gloria, y tras la capitulación de Ulma en que son derrotados los austriacos, la brillante vieto- ria de Austerlitz anuncia al mundo el fracaso del Austria y de la Rusia; disuelta la tercera coalición por la paz de Presburgo entre Austria y Francia, una nueva surge para oponerse á la triunfal carrera del héroe de Austerlitz, pero así como en Jena los prusia- nos maltrechos, combatidos sin tregua y sin descanso, vieron eclip- sarse el sol de su esperanza, los rusos, que acudieron en su auxilio, fueron vencidos en Eylau y en Friedland por los franceses, ter- minando esta guerra desastrosa con la entrevista de los dos empe- radores en el Niemen, precursora de la paz de Tilsitt. * Desde este instante el mundo parecía entregado á la ambición y la codicia de la Francia y de la Rusia, que aspiraban á dominar en Europa, repartiéndose sus territorios de tal suerte, que en tan- to Napoleón, cual otro Carlo-Magno, soñaba con el Imperio de Occidente, Alejandro veía realizarse aquel Imperio de Oriente, cuyo ideal habían perseguido todos los soberanos de una dinastía que ilustraban los nombres de Pedro el Grande y Catalina II, al concedérsele por el tratado de Tilsitt, permiso para apoderarse de la Valaquia, la Moldavia y la Bulgaria, á costa de la Turquía —abandonada de este modo por Napoleón á las ambiciosas miras de Alejandro,—sin otros límites que el señalado por la línea de los Balkanes, sin otra prohibición que la ocupación de Constantino- pla. Esta cortapisa, empero, contrariaba al autócrata ruso, que con la tenacidad propia de su raza, había manifestado sus inten- ciones al repetir varias veces al embajador francés estas elocuen- 1 Hubo en Tílsitt tres clases de estipulaciones; un tratado público entre la Francia de una parte y la Rusia y la Prusia de otra; artículos secretos añadidos á dicho tratado; y un oculto tratado de alianza ofensiva y defensiva entre la Francia y la Rusia, el cual debía que- dar envuelto en el secreto más absoluto mientras ambas partes no estuviesen de acuerdo para divulgarlo.—(Thiers.—El Consulado y el Imperio.) 304 K£VELIO RODRIGUEZ LENDIAN tes palabras: “Es preciso que posea la llave que abre la puerta de mi casa”?; palabras que son la expresión fiel de la política rusa durante dos siglos; pero Napoleón, que comprendía que entregar á la Rusia aquella ciudad era entregarle no sólo la llave de Orien- te, sino también la dominación del Mediterráneo, arriesgando el porvenir de sus recientes adquisiciones en Italia, y comprometien- do la prosperidad de la Francia del Mediodía; que sabía, por otra parte, como afirma Thiers, * “que no dando Constantinopla, nada daba, aun cuando diese todo el Imperio turco, puesto que para Ale- jandro y M. de Romanzof, la cuestión consistía únicamente en la posesión de ambos estrechos, y si daba Constantinopla, daba cien veces más de lo que quería, daba el porvenir de Europa y una con- quista cuyo brillo eclipsaría todas las suyas?””, al propio tiempo que se mantuvo inflexible en este punto, haciendo buenas sus no menos célebres palabras, “Constantinopla nunca, es el imperio del mundo””, resolvió satisfacer en cierta medida la codicia del déspo- ta del Norte, abandonándole como rica presa, las provincias da- nubianas y no debiendo consentir en paz alguna que no asegu- rase á Rusia la Finlandia, la Valaquia y la Moldavia. Tal fué, por lo que respecta á la Rusia, el resultado de la entrevista de los dos emperadores en Erfurth, en donde, como verdaderos amos de la Europa, y en medio de las fiestas y de los regocijos que se pro- longaron durante tres semanas, se aseguraron la repartición de sus mejores territorios, cuidándose muy poco Napoleón del ascendien- te que cobraba la Rusia en el Oriente, cuya ambición excitaba él mismo al prometerle las provincias danubianas, con tal de que esta nación contuviese al Austria y reconociera sus conquistas del Mediodía. No pensaba el gran guerrero que pudiera llegar un día en que se rompiese fatalmente el equilibrio entre el Oriente y el Occidente; en que desmoronado el edificio que su genio y su for- tuna levantaran, sólo quedara de su política de dominación y des- pojo un coloso en Oriente, amenazador y terrible, á cuya eleva- ción y poderío contribuyó excitando su codicia, y en cuyo exclu- sivo provecho se habría consumado el desequilibrio de los impe- rios, con perjuicio de la Francia y, en general, de la civilización. Mientras Napoleón, fiel á su propósito de tiranizar á la Euro- pa, hacía la guerra comercial á la Inglaterra, estableciendo en su perjuicio el bloqueo continental, y la guerra de las armas al con- tinente, dirigiendo sus ejércitos á España, único país que le resta- 1 El Consulado y el Imperio. 1 TRANSFORMACION POLITICA DE LA RUSIA 305 ba por sujetar en el Mediodía para dar por terminadas sus con- quistas; mientras la quinta coalición de las potencias, estalla re- pentinamente con el ataque del Austria, dando ocasión á una bri- llante campaña en que fueron derrotados los austriacos en Essling y en Waeram, y que terminó por el tratado de Viena, llegando Napoleón al apogeo de su poder y su grandeza, ante la cual se in- clinaba la Europa—excepto Inglaterra—estremecida bajo la mano de hierro del conquistador temible, Alejandro, descontento por las dilaciones que experimentaba la realización de sus proyectos en Turquía, disgustado por los perjuicios que le ocasionaba el blo- queo continental y oyendo á diario las excitaciones de su madre y del partido de los antiguos rusos contra Napoleón, vacilaba en su fidelidad hacia la Francia, y su conducta, si no indiferente, bas- tante sospechosa, durante la campaña contra el Austria, que hizo dudar al Emperador francés de la sinceridad de su aliado, augu- raban un pronto rompimiento entre ambas potencias, entre los amigos íntimos de Tilsitt y de Erfurth. En el entretanto, Alejan- dro había aprovechado su estrecha alianza con Francia para ex- tenderse por el Jado de Suecia y de Turquía, adquiriendo por la paz de Frederiksham en 1809 la Finlandia con las islas Aland, y por el tratado de Bucharets en 1812, la Bessarabia y parte de la Moldavia hasta el Pruth; y la Suecia y la Turquía, aliadas secu- lares de la Francia, sacrificadas por ésta á sus vastas quimeras de dominación universal, debilitadas, casi aniquiladas por la Rusia, hicieron pagar muy pronto y harto caro á Napoleón su traición, permaneciendo indiferentes espectadores de la gigantesca lucha que se trabó entre el tirano del Norte y el tirano del Mediodía, cuya verdadera causa no era otra sino la rivalidad que existía en- tre los dos amos de la Europa, que se estorbaban mutuamente, y que hizo á Napoleón volver sobre sus pasos y poner en planta sus planes primitivos consistentes en rechazar á Rusia al Asia, para do- minar él solo al continente. Tales y no otros, fueron los móviles de la campaña de Rusia, que precipita la decadencia de la Francia y la caída de Napoleón, ya iniciada con los reveses sufridos por sus armas en España, que combatiendo heroicamente por su indepen- dencia, enseñó al mundo asombrado cómo se moría por la libertad y por la patria, é hizo meditar á la Europa en la posibilidad de batir al león, de acorralarlo y vencerlo en sus dominios, librándo- se de sus garras que la oprimían y desgarraban sin cesar. Ni la toma de Smolensk, ni la brillante victoria de Moskowa, que abrió 306 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN á su ejército el camino de la famosa capital, quitan á aquella em- presa titánica el carácter de una gran temeridad, precursora de un eran desastre. Tras el incendio de Moscou, que trocó en des- aliento el entusiasmo de los franceses al ver brillar desde las altu- ras vecinas las cúpulas del Kremlin, las primeras nieves ante las cuales, según Chopin, se descubrió Kutusof para saludar al aliado de sus armas, sobrecogieron al ejército, obligado á emprender la retirada, falto de víveres y seguido de cerca por los rusos, á los que tenían que disputar con encarnizados combates un camino cubierto de nieve, en el que sólo se destacaban como únicos obje- tos, “abetos sombríos, árboles sepulerales que con su fúnebre ver- dura y la gigantesca inmovilidad de sus negros troncos, comple- taban el desolado aspecto de un luto general, de una naturaleza salvaje y de un ejército moribundo en medio de una naturaleza muerta; * y mientras Napoleón, después de haber pasado el Bere- sina, se separaba de sus infelices soldados y atravesaba de incóg- nito la Alemania para adelantarse en París á la noticia de su desastre, sus tropas continuaban retirándose, desbandadas, dejan- do tras de sí los tesoros, los carros, los cañones, presas del pánico, diezmadas por el frío, y apenas algunos puñados de hombres, res- tos de un ejército de cuatrocientos mil soldados, atravesaron el puente de Kowno, protegidos constantemente por el heroismo del mariscal Ney. Alejandro, vencedor por la nieve y por el frío, se erige en jefe de una nueva coalición contra la Francia, cuyos resultados fue- ron la capitulación de París, y la entrada del Czar en esta capital con los ejércitos aliados, en 1814, la abdicación de Napoleón, la apertura del Congreso de Viena, que debía resolver la suerte de los inmensos restos del imperio napoleónico, la última tentativa de Napoleón para recobrar su poder, y tras la decisiva derrota de Waterloo, su abdicación definitiva, penetrando en París los rusos nuevamente, cuyo monaréa, rodeado de todos los prestigios que le daban su carácter y su superioridad sobre todas las poten- cias, regresó á su país después de una marcha triunfal por los estados de Alemania, para recibir los homenajes de admiración de la Rusia entera, elevada por los esfuerzos de su rey, que había obtenido por los tratados de 1815 la confirmación de sus conquis- tas y adquirido además la mayor parte del ducado de Varsovia, de tal suerte que el Imperio ruso, que por el Norte tocaba al océano 1 Segur.—Historia de la campaña de 1812. TRANSFORMACION POLITICA DE LA RUSIA 307 Glacial y por el Sur al Danubio, mar Negro y mar Caspio, avan- zaba por el Oeste hasta el corazón de Alemania y por el Este hasta la China y extremidad septentrional de América. Un gran cambio, como no se había visto otro desde la invasión de los bárbaros, acababa de operarse en el continente, á consecuen- cia de la revolución francesa y de las guerras que ella engendró. Del Volga al Tajo y del Mediterráneo á la Escandinavia, habíase conmovido hasta en sus cimientos el estado político de Europa, ca- yendo deshecho lo que se consideraba como indestructible, y seña- lados nuevos derroteros, tomaron nuevo aspecto las relaciones in- ternacionales. Tal cosa y no otra representa el sistema político es- tablecido por el Congreso de Viena, conforme al cual el ideal del equilibrio europeo quedó reemplazado por el de una alianza gene- ral de todos los países, bajo la dirección de las cinco grandes po- tencias de Europa, entre las que ocupaba sin competencia el pri- mer puesto la Rusia, según opina un historiador alemán, * “á causa de la impresión, vivísima todavía, que había producido la destrucción del gigantesco ejército de Napoleón en las heladas llanuras del gran imperio del Norte, suceso que, unido á las cuali- dades personales de Alejandro, á quien la Europa apreciaba y temía al mismo tiempo, dió á este soberano una aureola hasta le- gendaria, á manera de ángel exterminador que había sabido pre- cipitar de su inmensa altura hasta el abismo de la nada, al Satán corso”. | Otro cambio no menos radical se realizaba por estos tiempos en el carácter del Emperador, en quien se daban las contradiccio- nes más erandes, déspota caprichoso que quería pasar por filóso- fo humanitario y hacer la felicidad de los pueblos, mezcla extraña, como afirma Metternich, de cualidades varoniles y de debilidades de mujer, ora presa de la melancolía tal vez mantenida por el re- cuerdo de su elevación al trono, ora entregado á los placeres hasta degenerar en el abuso, y que en la época á que nos referimos se sentía arrastrado por dos tendencias á cual más contrarias, el misticismo y el liberalismo, llegando á persuadirse de que era, no ya un instrumento de la Providencia, sino el representante mismo de la Divinidad sobre la tierra. Esta tendencia mística del Czar fué alimentada y desarrollada por la señora de Kriidener, viuda de un diplomático ruso, quien con sus talentos y carácter fantás- tico-místico-religioso, supo atraerlo á París é inducirlo á hacer 1 Flathe.—La época de la restauración y de la revolución. 308 EVELIO ¡RODRIGUEZ LENDIAN ejercicios ascéticos, como penitencias y oraciones. Sea que estas prácticas hicieran nacer ó madurar en el alma contrita del Czar la idea de una santa alianza, como afirma, entre otros, Rabb en su historia de Alejandro Í, sea que esta idea la hubiese recibido del rey de Prusia á raíz de la batalla de Lutzen, * como sostiene Eylert en sus rasgos de Federico Guillermo TIT, es lo cierto que en Sep- tiembre de 1815, cediendo á ese misticismo que debía ser la pre- ocupación del resto de su vida, escribió de su propio puño la minu- ta del proyecto de la santa alianza, en el que se declaraba solem- nemente la resolución irrevocable de regirse, tanto en el gobierno interior de los Estados como en el exterior, por los principios de la religión de Cristo, de la justicia, del amor y de la paz. Excepto Inglaterra, que se excusó terminantemente con la constitución po- lítica de su país, que no permitía á su gobierno contraer*semejante compromiso, y el papa, á quien pareció poco prudente, sin duda, comprometerse en una alianza formada por un soberano cismático griego, otro protestante y un tercero católico, todos los demás mo- narcas de la Europa ingresaron en la Alianza Santa, quizás más por cortesía que por propia convicción; y el Austria, celosa de la preponderancia de la Rusia, y dirigida por el hábil Metternich, se encargó de desnaturalizar aquel pacto, sirviéndose de él para apla- zar indefinidamente las esperanzas de los pueblos á quienes se había halagado en días de peligro con la promesa de un régimen constitucional, y haciendo de Alejandro, que se había creído bajo la inspiración de la señora de Kriidener, el ángel blanco de las naciones, y esperado protegerlas y unirlas, el jefe verdadero de la liga de los reyes contra los pueblos. Así como la Santa Alianza tuvo su origen en el misticismo del Emperador, las grandes reformas que trató de llevar á cabo en el Imperio reconocen por fundamento su entusiasmo por las ideas li- berales, hasta el punto, dice un historiador, de ostentarlas no sólo en el gobierno interior de sus Estados, sino de pretender el papel de su protector en Europa. Esas reformas vastas y trascendenta- lisímas, que no pasaron de proyectos y que á haber sido bien ma- durados y ejecutados lealmente, habrían determinado un gran ade- lanto en el pueblo ruso, vacilante desde la muerte de Pedro el Grande entre la barbarie y la civilización, no dieron los resultados que eran de esperarse, y antes bien contribuyeron á aumentar por lo general los males que estaban destinados á curar. La mejo- 1 Esta noticia no se encuentra confirmada en ninguna otra parte. TRANSFORMACION POLITICA DE LA RUSIA 309 ra de la instrucción elemental y del comercio, el arreglo de la desorganizada Hacienda, el establecimiento de colonias militares en los territorios del Imperio, la abolición de la servidumbre de la gleba ensayada en las provincias marítimas del Báltico, y sobre todo su conducta con la desangrada Polonia proclamándose su rey y otorgándole una constitución liberal, y la promesa que deja- ban entrever algunas palabras de su discurso del trono al abrirse la dieta en 1818, de otorgar también á la Rusia una Constitución análoga y dotarla de instituciones semejantes á las de Polonia, todo esto, que significaba su propósito de conceder á sus súbditos cierta dosis de libertad, asegurándole al mismo tiempo la hegemo- nía de la Rusia en toda Europa, disgustó á los rusos, provocó una reacción que comenzó por falsear la constitución en Polonia, y concluyó por hacerla caer á pedazos, trabajando los polacos por recobrar de un todo su independencia; surgieron á imitación de las misteriosas asociaciones de Alemania, sociedades secretas que extendieron sus ramificaciones por el Imperio, á pesar de la vi- gilancia de la policía rusa, que tramaron conspiraciones contra la vida del Czar; y Alejandro, sin saber qué partido tomar, temeroso de que á las sediciones militares sucediesen las revoluciones socia- les, ignorando si debía ponerse al frente de las reformas, oyendo, como dice Chateaubriand, los pasos del siglo por los desiertos de la Rusia, y la voz suplicante de la Grecia, comenzó por ceder ante tantos obstáculos como le creaban su nación, su carácter, y la di- plomacia del Austria y de Inglaterra, y acabó por curarse, gra- cias á la sutileza y al tacto del gran Metternich, de sus fantásticas veleidades liberales y hacerse paladín decidido y declarado del absolutismo gubernativo. Convengamos, no obstante, en que pudo más en el ánimo del monarca para inducirlo á rectificar su políti- ca, el mal resultado de sus reformas y el poco ó ningún agrade- cimiento que habían producido, y, sobre todo, el descubrimiento de sociedades revolucionarias secretas en su mismo ejército, que la ha- bilidad y diplomacia del eminente Metternich; así es que, desani- mado, hizo alto en el camino de las reformas, y aterrado ante el peligro, admitió el Congreso de monarcas reducido á los cuatro firmantes del pacto de Chaumont, Congreso que se reunió en Aquisgran el 30 de Septiembre de 1818 y en el cual las naciones que habían concluído el tratado religioso-político de la Santa Alian- za, renovaron su compromiso de combatir sin tregua contra el es- píritu revolucionario. Bien pronto los acontecimientos vinieron á 310 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN demostrar que el espíritu revolucionario que Metternich y los re- yes creían amordazado para siempre, estaba vivo, y no podía ser tampoco de otra suerte, pues que el despotismo napoleónico, al derribar y triturar todas las antiguas instituciones, preparó el terreno para la nueva época, y el sentimiento nacional, así como el deseo de libertad política, renacieron con más fuerza tan luego como cesó la tiránica opresión, siendo ese deseo de los pueblos de formar cada uno una nacionalidad y de intervenir en la vida po- lítica por medio de un gobierno constitucional, tan poderoso é irresistible, que informa todos los hechos del siguiente período de la historia del continente. Sin duda alguna, este torrente de las nuevas ideas que ame- nazaba á los soberanos, y para detener al cual, era impotente la política reaccionaria de Metternich, pues que la necesidad que se sentía en toda Europa de una transformación social, respondía al trabajo lento é imperceptible, pero tenaz, de la clase media, en su lucha contra el absolutismo y la organización jerárquica de la sociedad, influyó en eran manera en la conducta de Alejandro con los griegos, negándoles su apoyo en la grandiosa obra de su eman- cipación de la Turquía, poniéndose en contradicción con la política rusa y con sus propios actos, encaminados siempre á crearle con- flictos á Turquía para debilitar su poder y hacerse dueño de Cons- tantinopla. Cuando la Grecia, cuna de la libertad y de la civili- zación europea, patria de los Pericles y Demóstenes, ansiosa de sacudir el yugo opresor de la Turquía, estremecida de entusiasmo y esperando ora de los franceses, ora de los rusos, auxilio y pro- tección, lanza á los aires el grito de rebelión y se apresta á luchar ó á sucumbir por su independencia; cuando una corriente general de simpatía se establece en todo el continente hacia los infortuna- dos griegos, y la opinión pública respondía á cada palpitación de la Grecia con un grito de indignación contra sus verdugos y de adhesión en favor de sus mártires; cuando el sentimiento popular se mostraba poderoso en imprecaciones para los desalmados oto- manos, y en desprecio hacia los soberanos que con tanta indife- rencia abandonaban á las razas cristianas al hierro y fuego de los musulmanes; cuando Eynard, de Ginebra, prestaba sus millones al Gobierno libertador, orgulloso de consagrar sus riquezas á la santa causa de la independencia de la Grecia, y el general francés Fabvier pasaba en un barco mercante á las costas de Morea, dedi- cándose á la vida nómada de los mainotas ó palíkanes, para ense- TRANSFORMACION POLITICA DE LA RUSIA 311 ñar la guerra y la táctica á los pastores, y lord Byron, el gran poeta inglés, abandonaba en la flor de sus años y el apogeo de su eloria, las delicias y placeres de la Italia y las lágrimas de una mujer adorada, para unir su nombre, su brazo, su fortuna, á la causa desinteresada de la Grecia, yendo á morir por el glorioso pasado y el porvenir incierto de un pueblo que ni siquiera cono- cía su nombre, como dice Lamartine, es un hecho tan singular, por su misma rareza, tan extraordinario, ver al soberano de la Rusia, nación que había preparado el movimiento y que debía, por consiguiente, recoger sus beneficios, desperdiciar la ocasión de una guerra ventajosa con Turquía, que sólo encuentra una expli- cación racional, en el deseo de contrarrestar la agitación de los pueblos, cada día más creciente, contra los tronos, y para lo cual los monarcas levantaban ejércitos y se congregaban en congresos como los de Troppau y Leybach, á fin de adoptar medidas salva- doras para todos, considerando, como consideraban, solidaria la causa de todas las monarquías. ¡Cómo extrañarnos, pues, de que Alejandro, sin dejar de estimar como una ley del porvenir y como el destino de la Rusia, la posesión de Constantinopla, sacrificase en esta ocasión sus antiguas ambiciones á una nueva misión, la de sostener el principio de autoridad y proteger á los reyes contra los pueblos? Abrir ese volcán liberal en el Peloponeso con la mis- ma mano con que trataba de cerrarlo en Occidente, dice un his- toriador, debió parecerle á Alejandro no sólo un contrasentido, sino un verdadero crimen, y repuenaba á su conciencia de sobe- rano hacer traición á la causa de la legitimidad de los tronos que tan ardientemente había defendido, cuyo paladín había sido en el continente, al extremo de haber querido hacer de ella una religión política, por las ventajas que pudiera proporcionarle la insurrec-. ción de los griegos, al desmembrar y debilitar, como era consi- guiente, el imperio de los tureos en Europa. *“Más leal que Cata- lina Jl y temiendo estimular en Grecia el genio de las revoluciones que había jurado ahogar en Francia, italia, España y Alemania, aplazaba su política de ambición para obedecer á su política de principios.?? 1 Tocaba á su fin el año de 1825, cuando Alejandro I, joven aún, moría en Taganrok, dejando al Imperio minado por el desconten- to, próximas á estallar varias conspiraciones, trabajado por sor- das maquinaciones el ejército, haciendo oir sus amenazadoras que- 1 Lamartine.—Obra citada. 312 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN jas la Polonia, agobiado en general el pueblo bajo el peso de los tributos; y al recapacitar sobre la marcha de las ideas y el pro- greso de las instituciones durante este reinado, preciso es convenir en que la Rusia había adelantado mucho en el camino de las refor- mas y de la libertad, pues los intentos de Alejandro de otorgar á Rusia una constitución y sus medidas de gobierno en la Polonia, reflejo son de los principios liberales triunfantes en Europa desde la revolución francesa; y si es verdad que al morir el monarca era poco halagieña la situación del Imperio, nada prueba esto contra lo que dicho queda, porque antes bien lo confirma, toda vez que reconoció por causa la reacción produeida por el temor de que se sintieron sobrecogidos, no ya el Czar, sino todos los monarcas de la Europa, al ver cómo se propagaba rápidamente aquel espíritu de libertad pronto á trocarse en revolucionario, que amenazaba derrocar todos los tronos y representado en Rusia por las socieda- des secretas, entre las que descollaba la titulada **Unión del bien público?””, que en su odio al poder absoluto, proclamaba como una necesidad la muerte del Autócrata, si se quería obtener una modi- ficación radical en las instituciones del Imperio. Pero si es cierto que examinando imparcialmente—con la im- parcialidad propia de la Historia—el reinado de Alejandro no puede desconocerse que este monarca concibió el pensamiento de reformar las instituciones, liberalizando el gobierno, obedeciendo más que á su particular iniciativa á la tendencia general de la ¿poca, * es no menos cierto, que preocupado con la suerte de la Eu- ropa, sin comprender que ésta podía bastarse á sí misma, empe- ñado en conservar el título de salvador de la sociedad contra Na- poleón, envanecido con ser el protector de los reyes contra los pueblos, no se apercibió de que la Rusia por él engrandecida, por él elevada á un alto grado de poder en toda Europa, rodeada de extraordinario prestigio en el exterior, necesitaba poner su esta- do social, á virtud de una sabia y prudente transformación inte- rior, en armonía con el de los Estados vecinos; de que el período de engrandecimiento de la nación había terminado en 1815, y su misión como monarca no era otra sino adelantarse al porvenir, regenerándola por medio de acertadas leyes, y asustado de su pro- pia obra, creyendo haber ido demasiado lejos en el camino de las reformas, arrepentido de haber sido demasiado generoso con sus súbditos, que conspiraban contra su vida mientras él se afanaba 1 Bernhardt,—Historia de Rusia. TRANSFORMACION POLITICA DE LA RUSIA 313 por su felicidad, mirando como un resultado de su obra perso- nal lo que no era sino obra del tiempo, dando la razón á los que califican sus empeños liberales de pasajero capricho de autócrata, se echó de nuevo en brazos de la reacción, dejándose convencer fácilmente por Metternich, y se propuso, ¡oh, insensato!, detener el curso de las ideas liberales que él mismo había difundido y que- rido implantar con levantados propósitos, cual quiso hacer Mira- beau con la revolución, sin comprender que los pueblos que lu- chan por su regeneración política y social no retroceden jamás ni ceden un solo paso en el terreno tan afanosamente conquistado, que Dios está con ellos, porque la justicia les acompaña y la razón les asiste, y que empeñarse en detenerlos en su marcha, es tarea tan inútil como imposible, porque las ideas, como las aguas, corren serena y silenciosamente mientras no hallan obstáculos que se opongan á su curso, mas si se les presentan, se arremolinan, sal- tan, se desbordan y lo que antes era manso arroyo, se convierte en amenazador torrente. IV Una nueva faz ofrece la historia política de la Rusia con el advenimiento al trono de Nicolás 1, por la renuncia de su hermano Constantino, en 1825. Hombre dotado por la naturaleza de her- mosa presencia, de apuesto continente, gallardo, revelando su ex- terior todas las. condiciones del mando, de genio inflexible y re- suelto, era la encarnación del autócrata severo, el tipo acabado del monarca llamado á gobernar á un pueblo esclavo, y como tal, acos- tumbrado á suplicar, obedecer y morir. Penetrado este CUzar de su grandeza, seguro de su omnipotencia, habiendo dejado sentir el peso de su autoridad y de su valor y firmeza á toda prueba al reprimir con energía la sublevación en favor de Constantino, pro- púsose desde los primeros instantes de su gobierno, volver á la tradicional política de Pedro el Grande, realizando la unidad po- lítica y extendiendo las fronteras de la Rusia hasta los mares que la limitan por el Sur, el Oriente y el Occidente, propósito que en- trañaba una verdadera reacción, un salto atrás en el camino em- prendido por Alejandro, que llegó á pensar en ser monarca cons- titucional, mientras su hermano, odiando el régimen representa- tivo, se erigía en rey absoluto, contrariando las corrientes genera- les de la época, y los intereses y sentimientos de la nación rusa, 314 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN que aspiraba á una transformación radical de sus instituciones políticas y sociales. La política del nuevo Czar, representada por el espíritu que le animaba de dominación y conquistas, tuvo bien pronto ocasión de desarrollarse con motivo de los asuntos de la Grecia y la Polo- nia y de la guerra con Persia. Deseoso de ensanchar sus fronteras por la parte de esta nación, rompe contra ella las hostilidades, y después de brillantísima campaña, en que se cubrió de gloria el general Paskevitch, obligó á la Persia á cederle por el Tratado de Tourkmuntchai, en 1828, los Kanatos de Eriván y Nakchivan, con el derecho de tener navíos de guerra en el mar Caspio, lo que equi- valía á entregarle la llave del Asia Menor, favoreciendo de ese modo las ocultas intenciones del Emperador, sobre la Turquía asiática: Y como los escrúpulos que habían detenido á su antecesor en el camino de Constantinopla, no tenían ya razón de ser en su elás- tica conciencia de soberano, dada la intervención de las demás na- ciones europeas en favor de los griegos, decidióse á recoger los frutos que debía ofrecerle, sin duda, aquella prolongada contien- da, entre Turquía y la Grecia, ante la Europa indiferente, con- tienda que necesariamente había determinado el aniquilamiento de ambas potencias rivales. Detenido en un principio por la In- olaterra, que con habilidad suma, después de obligar al Sultán á pasar por las condiciones que había impuesto la Rusia en el con- venio de Ackermann, rectificación y desenvolvimiento de la paz de Bucharest (1826), le hizo firmar el tratado de Londres del 6 de Julio de 1827, el glorioso combate de Navarino, destruyendo la armada turca, le hizo pensar en la realización inmediata de sus proyectos; y si Francia é Inglaterra, unidas ante la amenaza del poderoso moscovita que ordenó á su ejército pasara el Pruth, sal- varon á la Grecia, y precipitaron su emancipación, no pudieron impedir la triunfal marcha de aquellos rusos desbordados como un torrente, que al mismo tiempo que atravesaban los Balkanes, avanzaban por el Asia, de victoria en victoria, hacia Trebisonda. De repente, y cuando todo parecía favorecer los planes del ambicioso autócrata, vésele detener en Europa en el camino de Constantinopla, en Asia bajo los muros de Trebisonda, al aceptar el tratado de An- drinópolis (1829), por el que devolviendo Nicolás todas las con- quistas que acababa de obtener en tan breve tiempo, quedando de nuevo el Pruth como límite de los dos imperios ruso y turco, ad- quiría en cambio las Bocas del Danubio, obtenía una ventajosa TRANSFORMACION POLITICA DE LA RUSIA 315 rectificación de fronteras en las provincias del Cáucaso y el pro- tectorado sobre Valaquia, Servia y Moldavia, así como la apertu- ra del canal de Constantinopla y el estrecho de los Dardanelos á los buques mercantes rusos. Es indudable que semejante tratado, no obstante las ventajas que otorgaba á Rusia, detenía á ésta en el camino de sus asombrosas conquistas, y su aceptación por el Czar que aspiraba á dominar en el uno y el otro continente, constituye desde luego un raro fenómeno, sólo explicable cuando á los es- fuerzos de la diplomacia austriaca, interesada en impedir la pre- ponderancia de la Rusia, se considera unida en aquel entonces la necesidad para Nicolás de intervenir en los asuntos de Polonia, y la tristísima situación á que había llegado el ejército, diezmado por el hambre y por la peste, que al mismo tiempo que respetaba á los turcos, causaba entre los rusos una mortandad horrorosa. La revoluciones de Francia tienen el poder de repercutir en todo el continente, y no es maravilla, por tanto, que de la de Julio saliera Ó se originara una verdadera revolución europea, aspiran- do Bélgica á separarse de Holanda, y Alemania á una serie de provechosas reformas. Polonia, que se había visto despojada por el Gobierno ruso de todas las instituciones concedidas por Alejan- dro y garantidas por la Europa en 1815, perdida toda esperanza ante la negativa de Nicolás de dar oídos á sus quejas y satisfac- ción á sus agravios, puenando por libertarse de tan dolorosa opre- sión, se estremeció al rumor de aquellas jornadas de Julio, de aquel levantamiento de Bélgica, de aquellas agitaciones de Ale- mania, y ya colocada en la pendiente fatal que la arrastraba á una desesperada y tremenda resistencia, reta al tirano del Norte, lucha heroicamente por su independencia, dividida por discordias intestinas en el interior, esperando en vano el auxilio del exterior, dejando oir sus imprecaciones de rabia y sus quejidos de dolor, abandonada del Occidente que salvó á Grecia y que permanece aho- ra sordo á sus ruegos, mientras el exterminio se cierne sobre su cabeza y el ejército ruso entra en Varsovia, donde llega á reinar la paz, sí, pero la paz de los sepuleros. La Polonia quedaba ani- quilada. Sus hijos, antes que someterse á la opresión, dispersos por el mundo, esperaron con fé llegase el día de la resurrección de la patria, vilipendiada, escarnecida, pisoteada, ahogada en su pro- pia sangre por los rusos, en tanto por los aires resonaba como un fúnebre lamento el supremo grito, finis Poloniae, lanzado por Kos- ciuzsko al caer en el campo de batalla, 316 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN La ambición del monarca, como su despotismo, no tenía límites. Medir á todos los pueblos de la Rusia con el mismo rasero con que había medido á la infeliz Polonia; hacer de ella un todo homo- céneo, un cuerpo inmenso animado por el espíritu de un solo hombre, el Czar: he aquí su ideal. En su política entraba no per- der ocasión alguna que la permitiera asegurar su dominación en el Mediodía, y como su antecesora Catalina, entendía muy conve- niente á los intereses del Imperio mezclarse en los asuntos de Tur- quía, habituándola á su protección, tratándola como vasalla pri- mero para más fácilmente subyugarla después. No perdonó, pues, la magnífica oportunidad que le ofreció la guerra turco-egipcia para intervenir en favor de la Turquía, haciendo alarde de una generosidad de que estaba muy lejos al ayudar contra el Egipto, á su secular enemigo, puesto que sólo le movía su particular inte- rés; no otra cosa significa el tratado de 1833, llamado de Unkiar- Skelessi, por el cual, á cambio del servicio que las fuerzas del Impe- rio debían prestar á la Turquía, se comprometía el Sultán, en un artículo secreto, en el caso de que se viese atacado el Czar, á cerrar el Bósforo á los buques extranjeros, mientras los rusos podrían libremente lanzarse en el Mediterráneo. Esto era no ya sólo entre- gar á la Rusia los destinos del Imperio Turco, sino una amenaza para las naciones occidentales. Permitir que así, á hurtadillas, ob- tuviese el moscovita el derecho de pasear su pabellón por el mar Mediterráneo, cuando para impedirlo habían, la Francia y la In- olaterra sobre todo, hecho suya la causa de los turcos en Europa, derramando su sangre en cien combates, con tal de que los rusos no fueran dueños de Constantinopla, pues que á tanto equivalía como á entregarles la posesión de ese codiciado mar; abrir la puer- ta al enemigo que las inquietaba y que sigilosamente trabajaba día por día hasta hallarse dentro de la casa, era imposible, y el tratado de los Estrechos de 13 de Julio de 1841, por el cual las erandes potencias reconocían al Sultán el derecho de prohibir la entrada del Bósforo á los buques de guerra de todas las naciones, vino á anular de hecho el artículo del tratado de Unkiar-Skelessi, que abría el Bósforo á los buques de la Rusia, perdiendo ésta la posición tan ventajosamente adqurida, é inaugurándose para ella, desde este momento, un período de contratiempos y desastres en el exterior, que culminaron en la famosa guerra de Crimea. Los grandes progresos realizados por los ingleses en la India, que contrariaban los alcanzados por los rusos en el Cáucaso, cons- TRANSFORMACION POLITICA DE LA RUSIA 317 £ tituyeron á ambos pueblos en rivales que se disputaban con ardor las más feraces campiñas del Asia, pero los triunfos de la Ingla- terra en el Afghanistan y la extensión de su influencia hasta los mares de China, á la que arrancó, no ya en beneficio propio, sino de toda la Europa, el tratado de Nankin, determinaron á la Ru- sia á dirigir sus armas y sus esfuerzos por la parte del Turkestán; lo que la preveupaba, sobre todo, era la posesión de Constantino- pla, y á la prosecución de este fin, consagró el Emperador Nicolás sus últimas energías. Todo parecía conspirar en favor del Czar, quien creyó llegada la oportunidad de completar la obra que habían comenzado los tratados de Bucharest, Andrinópolis y Unkiar-Skelessi. La Euro- pa se encontraba quebrantada por efecto de recientes sacudimien- tos. A la revolución política que derribó á Luis Felipe y estableció en Francia la república, siguió la amenaza de una revolución so- cial, á causa de la exageración de las ideas comunistas, sustenta- das por los que pretendían la emancipación del proletariado, y el deslinde de prerrogativas y derechos del capitalista y el trabaja- dor, la cuestión eterna, de hoy como de ayer, entre el obrero y el señor, que en aquel entonces determinó una insurrección poderosa, y que actualmente, transcurridos casi cincuenta años, renace con más fuerza, apelando á la violencia, teniendo por instrumento el crimen, por móvil la venganza, acusando una profunda perturba- ción en el organismo social, ya que se muestra lo mismo bajo las instituciones republicanas, que bajo las monárquicas, y consti- tuyendo por ende la preocupación más seria de los gobiernos, y el terror de los pueblos trabajadores y pacíficos de nuestro tiempo. El golpe de Estado del 2 de Diciembre de 1851, que entregó á la Francia al poder de Napoleon III, dejó sentir su influencia en el continente, y Nicolás, que se había ganado el favor de la Alemania por alianzas de familia, que contaba con el Austria por haber ase- gurado á ésta la victoria en su guerra con Hungría, y esperaba atraerse á Inglaterra, interesándola en su empresa, seduciéndola con el cebo de Egipto y de la isla de Candía, se decidió á librar la última batalla por la posesión de la hermosa ciudad de Constanti- no, sirviéndole de pretexto la cuestión de los Santos Lugares. Bien pronto los hechos vinieron á demostrarle cuánto se había equivoca- do al contar con la Inglaterra, que, lejos de apoyarla, estrechó su alianza con Francia, para favorecer á Turquía; y la actitud de Prusia y Austria firmando entre sí un tratado para la defensa de 318 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN sus comunes intereses, mientras las naciones secundarias se incli- naban al Occidente, le hizo comprender que toda Europa se vol- vía contra él, impulsada por el instinto de conservación, tan pode- roso en los pueblos como en los individuos, como se había con- citado contra Napoleón 1 en los comienzos del presente siglo. La pretensión del Czar, que se consideraba como jefe de la fa- milia eslava, de querer agrupar en derredor de la Rusia, unién- dolos por un lazo común, para someterlos á su dominación á to- dos los pueblos de la misma raza, constituyendo el panslavismo, y que en el fondo no era sino un medio de intervención en los asun- tos de los Estados en que no pudiese tener cabida el pretexto reli- gioso, había fracasado. por completo, no sólo porque no existe ele- mento de unión entre los pueblos de la raza eslava, según ha de- mostrado Schnitzler, * sino porque semejante trabajo contramina- ba otro panslavismo más natural que tendía á unir á las ramas de la gran familia eslava, ilirios, bohemios, válacos, transilvanos, po- lacos y lituanienses, para formar con ellas una vasta federación de Estados independientes. Ante fracaso tal, sólo quedaba al Czar la cuestión de los Santos Lugares para provocar á Turquía, y no obs- tante el vacío que le hizo Europa, Nicolás no titubeó un momento acerca del partido que debía tomar. Alea jacta est, debió decir tal vez, parodiando al gran romano, cuando en los primeros días del mes de Julio de 1853, sus ejércitos pasaron el Pruth, bien que al revés del invencible César, sólo le deparaba la suerte fracasos sin cuento, desastres irreparables, como las derrotas de Alma y de Inkermán, aunque no extremó con él sus rigores al concederle la muerte poco antes de que se hundiera en Sebastopol el Sol de su omnipotencia. Murió sin ver realizado su deseo de trasladar á Constantinopla el trono imperial, antes bien atormentado su es- píritu por la duda, con el ánimo profundamente abatido al pre- sentir en los postreros instantes de su agitada vida el fin inevita- ble de aquella lucha en la que perdería el fruto de veinticinco años de diplomacia, de organización y de conquistas. Fiel á su programa de dominación y conquistas, ensanchó con- siderablemente el Imperio, mas no dejó por eso de ocuparse en reformar la administración pública, organizar el ejército y mejo- rar la condición de los siervos, extirpando en la primera la vena- lidad y corrupción que la caracterizaban, castigando con mano fuerte lo mismo á generales que á senadores, lo mismo al que ven- 1 El odio entre la Polonia y la Rusia basta para evidenciar este hecho. TRANSFORMACION POLITICA DE LA RUSIA 319 día la justicia que al que lucraba con la salud del infeliz soldado; tomando por lo que respecta á los últimos, medidas prudentes y saludables, ya que obstáculos insuperables le impidieron disponer su emancipación, y de esta suerte Nicolás, que como Czar, fué la personificación del despotismo, de la arbitrariedad, de la ambi- ción desapoderada, del tirano, en una palabra, pronto á ahogar en sangre toda aspiración á la libertad, superior á todas las leyes, orgulloso é inflexible en sus designios, aparece ante la posteridad como un hombre sencillo, familiar, para su pueblo, al que gober- nó siempre con tino, benéfica y paternalmente y cuya felicidad hu- biera realizado si no se hubiera creído predestinado para llevar á cabo el pensamiento de sus antecesores, malgastando en empre- sas temerarias, en guerras exteriores, las fuerzas que debió consa- erar por completo á la magna obra de la organización interior del país, de la regeneración social y política del gigantesco imperio moscovita. y Ante la expectación de toda Europa, pendiente de los sucesos que se desenlazaban trágicamente en el mar Negro, más compli- cados aún con la súbita muerte del Emperador Nicolás, subió al trono de los Czares, Alejandro 11. Menos absoluto en ideas que su antecesor, todo hacía presumir un cambio favorable en el Gobier- no del Imperio, y que la guerra tal vez sostenida y llevada hasta sus últimos límites por el orgulloso é inflexible Nicolás, tendría una rápida terminación. Si alguna vacilación pudo sufrir el espí- ritu del nuevo Czar á este respecto, la toma de Sebastopol, que tuvo resonancia en todo el continente, y que significaba el triunfo de la Rusia, debió inclinarlo, si no decidirlo, á consentir en la re- unión del Congreso de París, cuyas sesiones se abrieron el 25 de Febrero de 1856, aceptando con indecible satisfacción de toda Eu- ropa el tratado de París de 30 de Marzo del mismo año, sobrepo- niéndose valerosamente á la oposición que encontraban en su alre- dedor las ideas de paz, y mirando en las grandes concesiones que hacía á las demás potencias, pues por dicho tratado perdía Rusia su protectorado sobre los principados danubianos y la posesión de las bocas del Danubio, cuya navegación fué declarada libre, retro- cediendo, por tanto, medio siglo, un justo castigo á las faltas de su antecesor, una reparación necesaria á las ofensas inferidas á 320 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN la Europa por la política agresiva de su padre, el Emperador Ni- colás. Inaugurado de esta suerte, el reinado de Alejandro 1I, en me- dio de las dificultades creadas por la terrible guerra de Crimea, ofrece extraordinario interés, en los diversos aspectos bajo los cuales puede estudiarse, de recogimiento primero, de progresos interiores y exteriores después, acusando todos ellos una transfor- mación radical en las instituciones sociales y políticas de la Ru- sia. Cuando se le examina detenidamente, sin perder de vista la marcha de las ideas en Rusia desde principios de siglo, verdadero flujo y reflujo, avance y retroceso, propio de los pueblos que aún poco seguros de sí mismos, acostumbrados á estar de bruces, vaci- lan y caen muchas veces antes de ponerse en pie, se ve en él el triunfo de esas ideas liberales, que pugnaron por abrirse paso bajo Alejandro I, mal contenidas después por el autócrata por excelencia, el inolvidable Nicolás, y que minando sordamente los cimientos del poder absoluto de los Czares, hacen explosión y lu- chan por imponerse á un despotismo cuya existencia contradice el puro ambiente de democracia y libertad que se respira por to- das partes, que ofende igualmente el sentimiento de la dignidad personal que el colectivo de la nacionalidad, que rechaza, para de- cirlo de una vez, el espíritu, libre, grande, expansivo, generoso, culto é ilustrado de la civilización europea contemporánea. Alejandro II, respondiendo quizás á ese estado de la opinión, sin abjurar los proyectos de su padre ni abandonar en lo funda- mental la política tradicional de la Rusia, se apartó desde luego prudentemente del camino que habían seguido todos sus predece- sores, de entregarse á grandes conquistas en el exterior, compren- diendo con sano criterio y sólido juicio, que lo que Rusia necesi- taba era borrar de la memoria de todos el desastre de Crimea, con erandes y trascendentales reformas, en la instrucción pública, en la administración, encaminadas á fomentar el desenvolvimiento de la prosperidad interior de la Rusia; que antes que las empre- sas guerreras era preciso atender á la organización interior del Imperio, y generoso, animado de un espíritu liberal, lanzóse re- sueltamente por la senda de las reformas, realizándolas en todos los ramos con calenturiento afán, sobrepujando á todas, aquella que constituye la página más gloriosa y brillante de su historia, y que coronó su obra redentora, con el aplauso de su pueblo, de la Europa y de la humanidad, la emancipación de los siervos. TRANSFORMACION POLITICA DE LA RUSIA 321 Esta gran medida, preparada desde hacía muchos años, pues tanto Nicolás como Alejandro I, intentaron realizarla, entraña- ba un cambio radical en la organización social, una verdadera re- volución pacífica y bienhechora, que debía lastimar muchos de- rechos é intereses, y levantar muchas protestas por parte de la nobleza, á quien convenía el mantenimiento de la servidumbre. Nada raro, por cierto, semejante hecho, que con diversidad. de tiempos y de países se ha repetido frecuentemente en la Historia, á causa de la profunda perturbación social que produce el recono- cimiento de su personalidad á toda una clase desheredada, y la brusca trarsición del trabajo esclavo al trabajo libre, y felices los pueblos como el nuestro, lo digo con legítimo orgullo, que lle- ado el momento de romper las cadenas del esclavo y devolver al negro la iniegridad de sus derechos de hombre, elevándolo á la altura del ciudadano, ha podido dar al mundo el magnífico espec- táculce de una evolución serena y pacífica, con gran despecho de los que auguraban tremendas desgracias y apocalípticos horrores, con inmenso regocijo de los apóstoles de la igualdad de los hom- bres, y de los hijos todos de esta tierra tan hermosa que ha visto á esa raza hasta hace poco envilecida y desventurada, hacerse dig- na por su amor al trabajo, por su cordura, por sus laudables es- fuerzos para regenerarse, de la libertad que se les otorgó, y con asombro grande del mundo civilizado; que con ello hemos demos- trado nuestras maravillosas aptitudes para llegar á ocupar un puesto entre los primeros pueblos que se distinguen por su labo- riosidad y cultura. Partidario de que estos grandes movimientos sociales, son obra de los pueblos, bajo la influencia de las ideas desarrolladas en el transcurso de los tiempos y no resultado de la voluntad individual, estoy muy lejos de considerar á Alejandro Il como el verdadero y único origen de la emancipación de los siervos. Tal vez, como afir- ma un eseritor, ese primer movimiento se debió á la guerra de Crimea, que puso al desnudo toda la podredumbre del Imperio, é hizo ver todo el mal que en la política moscovita se encerraba: tal vez allí adquirió el pueblo el convencimiento de que el tirano nece- sitaba de él para pelear y vencer, y en presencia de su humilla- ción, de su derrota, que asestaba rudo golpe á su sistema de go- bierno, seguro de sus propias fuerzas, se irguió potente y amena- zador, subiendo el grito de emancipación desde las ergástulas del campo á las alturas del trono, haciendo surgir una nueva Rusia, 322 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN que no se detendría ya un solo instante hasta alcanzar, como había alcanzado la emancipación de los siervos, la emancipación de los pueblos, derrocando al despotismo y colocándose por la conquista de las libertades públicas á igual altura que las naciones más po- derosas de Oucidente. Alejandro lÍ estuvo en lo cierto, pues, no oponiéndose á aquel oran movimiento, que resultado del tiempo y exponente de la voluntad nacional, tenía que realizarse necesariamente, y se ganó el agradecimiento de los siervos y el aplauso de la posteridad, al realizar un gran acto de justicia, resistiendo las exigencias y pro- testas de las clases perjudicadas, evitando de esta suerte que lo que se resolvió en una evolución pacífica, hubiera terminado por una conflagración general que derribase todo lo existente. Desgraciadamente para los rusos, esta conducta del monarca, que debía ser precursora de ulteriores reformas, no se determinó de igual modo, por lo que respecta á las instituciones políticas del Imperio. Cierto que con el siervo se emancipó el municipio y que el jurado entró en los tribunales, que se abolieron los castigos corporales en el ejército, la prensa periódica gozó de más libertad, y hasta cierta representación provincial hizo concebir la esperanza de ver establecidas prontamente más amplias y liberales asambleas, pero los progresos no pasaron de aquí, contribuyendo á detener al Czar en este camino y á lanzarle por el opuesto de la reacción un nuevo alzamiento de la Polonia en 1863, que fué reprimido con espantoso rigor por el general Mourawieff, perdiendo entonces los polacos hasta los últimos restos de su autonomía; y Rusia, que re- cibió de Prusia su apoyo para la represión de las manifestaciones polacas, se apresuró á reclamarle el premio de su actitud en la guerra franco-prusiana, permaneciendo indiferente ante el desas- tre y la ruina de la Francia, obteniendo la modificación del trata- do de París con la abolición de las cláusulas que ponían obstáculo á su desenvolvimiento marítimo en el mar Negro. Esto era, sin embargo, poca cosa, comparado con los inmensos beneficios que su alianza había reportado á la Prusia, y no obstante su carácter pa- cífico, que rechazaba la guerra como contraria al desenvolvimiento interior de la nación, que reclamaba todas sus energías, los triun- fos de la Alemania, la decadencia del imperio turco, los levanta- mientos é insurrecciones de la Rumanía, la Servia y el Montenegro, apoyados secretamente por la Rusia, á quien convenía crear difi- cultades á los turcos, hicieron pensar seriamente al Czar en el des- TRANSFORMACION POLÍTICA DE LA RUSIA 329 quite de la guerra de Crimea, sin contar con los grandes peligros que las guerras de Oriente han ofrecido siempre á la Rusia, que en su propósito de dominar á la raza eslava, se ve obligada á exten- derse fuera de sus fronteras naturales con grave daño de todo el continente, interesado en la emancipación del Oriente, en que la raza eslava sea libre, pero nunca una raza rusificada. La guerra estalló al fin, bajo el pretexto de defender la Rusia la causa de la humanidad, representada por los pueblos cristianos de la Turquía, como si un imperio autocrático pudiera llegar á ser el redentor de poblaciones esclavas; haciendo protestas de que no emprendía una guerra de conquistas, mientras sus ejércitos, después de franquear las dos líneas de la defensa turca, el Pruth y el Danubio, franqueaban la tercera, los desfiladeros de los Bal- kanes. Hagamos alto un momento antes de examinar las consecuen- cias de esa expedición, para echar una rápida ojeada sobre los progresos alcanzados por la Rusia en el exterior desde el adveni- miento de Alejandro II. El Asia, que cada día entra más y más en la esfera de la política europea, constituye un campo vastísimo abierto á la actividad de las grandes naciones, sobre todo de la Inglaterra, la Francia y la Rusia, que han penetrado en aquellas regiones, llevando la movilidad, que es la vida, donde reinaba el silencio y la inmovilidad, que es la muerte. En 1858 obtenía la Rusia la posesión del valle del Amur, que le permitió extenderse sin interrupción desde el Báltico hasta el océano Pacífico; en el Asia central se engerandecía con el Turkestán (1866) y Samarcan- da (1870), y por recientes expediciones, el Kanato de Khokand (1876) y Kanato de Khiva (1877). Sólo le restaba redondear sus conquistas del mar Negro, y ya hemos visto la marcha de los ejér- citos rusos, á los que dejamos traspuestos los Balkanes, camino de Constantinopla. ; Después de la batalla de Plewna, Rusia, de triunfo en triunfo, sin encontrar obstáculos en su camino, llegaba hasta Andrinópolis, y poseída del vértigo de la victoria, olvidando sus antiguas pro- mesas y desinteresadas declaraciones hechas antes de la guerra, avanzó hasta Constantinopla, creyendo realizar el sueño de Pedro el Grande y Catalina II, esos dos titanes de la ambición moscovita, y el tratado impuesto á la Turquía y firmado á las puertas de la maravillosa ciudad, en la aldea de San Stéfano (3 de Marzo de 1878), Jímite de las victorias de los rusos, consumaba la ruina del 324 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN Imperio turco, irremisiblemente perdido, mientras la Rusia ase- guraba su influencia despojando á Rumanía, á quien tanto debía, de la Besarabia, su parte más querida, donde se encuentran las bocas del Danubio; haciendo de Bulgaria un estado casi indepen- diente, que se desbordaría hasta allende los Balkanes, compren- diendo la actual Rumelia; erigiendo una Servia que era una ame- naza, y dilatando el Montenegro hasta las orillas del Adriático, al propio tiempo que abandonaba á los infelices griegos de Macedo- nia, Tesalia y Epiro, por cuya felicidad se había emprendido la guerra, lo mismo que á los eslavos de la Albania, Bosnia y Herze- govina, á merced de la tiranía del vencido; revolución semigeoló- gica que permitía á la Rusia ejercer su dominación hasta las puer- tas de Constantinopla, á la negra Aguila que anidaba en la orilla del Neva, extender sus garras hasta las orillas del Bósforo, con perjuicio de todo el Occidente y sobre todo del Austria y de In- olaterra, más directamente interesadas en la importantísima cues- tión de Oriente. Inclaterra protestó, y así como con sólo adelantar sus escuadras en los estrechos, detuvo al vencedor en su victoriosa marcha, así también moderó éste sus pretensiones y consintió, á petición de aquélla, someter el tratado de San Stéfano á un Con- ereso de las potencias europeas, que se reunió en Berlín bajo la presidencia del príncipe Bismark, y del cual surgió el tratado d+ Berlín, que destruyó por completo el anterior de París de 1856, en el que se había proclamado como uno de los principios del de- recho europeo la independencia é integridad del imperio otomano, al consagrar el desmembramiento de éste, en beneficio de la Ru- sia, del Austria y de Inglaterra, que tomó para sí la vasta isla de Chipre, en justa previsión de los acontecimientos que pudieran amenazar sus dominios de Asia, concluyendo de este modo por este tratado que consumó la ruina de Turquía y que más que pae- to de concordia fué verdadero germen de violencias, todo aquello, como dice un escritor, del amparo á los pueblos eslavos, de la emancipación cristiana, de la guerra en favor de los oprimidos y de la eruzada por el derecho, huecas palabras con las que se encu- bría una irrupción que recuerda la de los bárbaros del Norte, y un crimen como el de Polonia, aunque los turcos, por su origen y tendencias, divorciados siempre de la- Europa civilizada, no hayan podido contar munca, como los polacos, con la simpatía del Oeci- dente, ni sus lamentos encontrado eco entre los pueblos enemigos de su raza, de su gobierno y de su religión. TRANSFORMACION POLITICA DE LA RUSIA 325 El egoísmo y la ambición de la Rusia, la perdió, porque si bien es cierto que aleún fruto sacó de su campaña, no es menos cierto que, de haber sido otra su política, mayores y casi incalculables hubieran sido para ella las consecuencias de la guerra. Oigamos* cómo compendia este pensamiento en magistrales párrafos el dis- tinguido escritor alemán Bark, testigo de mayor excepción en este caso por su procedencia germánica: “La liberación de los pueblos que gimen bajo el yugo turco, por parte de Rusia, por pura com- pasión y simpatía hacia los pueblos oprimidos, hubiera sido uno de los más sublimes espectáculos de la historia del mundo, un acto que hubiera merecido siempre la admiración y el agradecimiento de la humanidad, y de incalculables consecuencias para el des- arrollo de los pueblos. La última guerra ruso-turca no tenía ese carácter desinteresado; parece que los más varios y egoístas mo- tivos la encendieron, y que el deseo, verdaderamente espontángo, generoso, de sacrificarse por los infelices hermanos eslavos y eris- tianos, debió haber influído tan poco en el pueblo ruso y fué tan oscurecido por las tendencias aviesas que se descubrieron durante el curso de los acontecimientos, que apenas vale la pena de hablar de él; si bubiese sido bastante poderosa para dar el golpe decisi- vo en esta cuestión, Rusia habría ganado mucho moralmente, pues hubiera llevado tras sí las cordiales simpatías de los pueblos liber- tados y de los que esperan la libertad. La probable consecuencia hubiera sido que todos esos pueblos hubieran entrado en íntimas y duraderas relaciones con Rusia, cuya preponderancia política é intelectual habría sido reconocida sin repuenancia, y la hubie- ra colocado en el rango de nación universal, con una lengua y una literatura universales. Los acontecimientos mismos prueban que no puede esperarse legítimamente una política tan elevada é ideal de un pueblo que no es libre y de un despotismo militar. ?” Así como la guerra de Crimea produjo la emancipación de los siervos, la guerra de Bulgaria debía producir la emancipación de los rusos. Aquella justiciera medida que devolvía á muchos millo- nes de hombres su libertad, despertó á la nación del letargo en que se hallaba, y las clases ilustradas y pudientes dejaron su actitud pacífica y de mera expectación, en su amor por las ideas liberales, para entrar de lleno en un período de lucha, de propaganda, de acción, comenzando desde este momento entre el pueblo y el em- perador una porfía tenaz, en que á las conspiraciones y atentados del primero, respondía el segundo con las deportaciones á Siberia, 326 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN la confiscación de bienes, la clausura de la patria y del hogar; pero como semejante movimiento tenía profundas raíces en la opinión, puesto que reconocía como causa la legítima aspiración de los ru- sos desde principios de siglo á ser regidos y gobernados constitu- cionalmente, por medio de instituciones compatibles con la digni- dad del hombre; como que no era un simple accidente, sino com- plejo fenómeno político-social, resultado de múltiples concausas, las persecuciones sólo sirvieron como en tales casos sucede, para exitar las pasiones, aumentar el número de los descontentos, que se lanzaron con más ardor á la defensa de sus ideales, despreciando el tormento, la deportación, la muerte, y determinar una profun- da y peligrosa revolución, obra de un partido que en su odio á todo lo existente, amenazaba con derribarlo, apelando á todos los medios, sin que en su desesperación pensara en crear nada para reemplazarlo, pues ostentaba por lema en su bandera, el fatídico mihal, como respuesta al siniestro y terrible lasciate ogni speranza del tirano. A favorecer estas tendencias revolucionarias vino la última gue- rra de Oriente, que produjo una poderosa agitación política, lle- vando á pueblos eslavos por su origen y de triste condición, como los servios y los búlgaros, los principios democráticos y las liber- tades difundidas por las revoluciones modernas, y por eso, con razón sobrada, sostiene un distinguido escritor, que el nihilismo, latente primero, manifestándose más luego desde el instante de la emancipación de los siervos, creció de modo extraordinario á con- secuencia de la guerra de Bulgaria y se desarrolló y extendió por el Imperio, constituyendo en la actualidad un verdadero factor de su política, y para el Czar, objeto de sus iras, un fantasma aterrador. Ese nihilismo representa la protesta de una nación esclava en medio de la Europa libre, la necesidad de una transformación com- pleta del Estado autocrático de los Czares. Producto del socialismo europeo occidental, trasplantado al suelo de la Rusia, pronto se modificó bajo la base de la propiedad comunal, surgiendo lo que dió en llamarse anarquía colectiva. Las condiciones sociales y po- líticas de la Rusia en los primeros años del reinado de Alejan- dro II, ya lo he consignado, eran las más á propósito para hacer soñar á todos los descontentos con una regeneración total de la sociedad, conforme al credo socialista, á lo que puede agregarse que el socialismo encontró en ella un régimen el más propio para TRANSFORMACION POLITICA DE LA RUSIA 327 servir de punto de partida á la realización de las teorías socialistas, el conocido Mir de la gran Rusia, la propiedad comunal. ; No voy á detenerme en el estudio de esta cuestión, hoy de ae- tualidad, toda vez que nos hallamos en presencia de una profunda perturbación de carácter social, generalizada en Europa y en Amé- rica, de una verdadera revolución socialista, que amenaza lo mis- mo á las viejas monarquías que á las modernas repúblicas, y rea- lizada por hombres que sirviéndose de los procedimientos de los nihilistas rusos, hacen estallar bombas y petardos en la calle, en el teatro, en el recinto mismo de la representación nacional, sem- brando por todas partes la muerte, llevando á todos los ánimos el terror, haciendo víctimas de su fanatismo, de su desesperación, de su locura, ya á mujeres y niños inocentes como en el infame aten- tado del Liceo en Barcelona, ya al representante ilustre de la de- mocracia francesa, como el reciente salvaje asesinato de Lyon. No voy á detenerme, repito, en el estudio de este interesantísimo asun- to, la presente agitación socialista, que acusa una enfermedad, un estado patológico del organismo social, pues que ni la índole de este trabajo mi mis conocimientos me lo permiten. Sólo me limita- ré á decir, volviendo á Rusia, que eso que hoy pretenden los anar- quistas en países donde, por estar regidos libremente, como Fran- cia, Inglaterra, España y los Estados Unidos, no tiene razón de ser y antes bien constituye un reto al mundo culto y civilizado, se empeñaron en llevarlo á la práctica en Rusia los nihilistas, para acabar por medio de la destrucción, del incendio, de la matanza, de una vez para siempre, con el absolutismo del Imperio y la servi- dumbre del pueblo. Organizados de tan maravillosa manera, que no obstante el rigor del Gobierno y el celo de los agentes del poder, nadie los conoce, y se reunen y toman acuerdos que se eumplen fatalmente como las leyes de la Naturaleza, con un gobierno impersonal que sólo se da á conocer por sus actos, con adeptos en todas las clases de la sociedad, hasta la nobleza y el clero, que se deslizan entre sombras y acosan al monarca en la mesa, en el lecho, en todas par- tes, por medios tan secretos y con tanta obstinación que resultan impotentes todos los esfuerzos para evitarlo, los nihilistas logra- ron perturbar al país profundamente á partir del año de 1878. En vano se llevó la represión á sus límites extremos; los fusilamien- tos en masa, la horca, los destierros á Siberia, el estado de sitio permanente, la vigilancia de cada casa por dos guardias, el aumen- 328 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN to de la policía, todo fué inútil. Había conspiradores en el ejército, en la policía, en la corte y, como afirma un escritor, la mitad de los rusos espiaba á la otra mitad. Viento de tempestad soplaba sobre aquella inmóvil y helada Rusia, presa del terror, como ante esos sacudimientos subterráneos que nos sobrecogen y espan tan por el misterio que los acompaña y la muerte con que nos amenaza La obra de los nihilistas tendía no sólo á la trasforma- ción del organismo social, como pretenden los socialistas de hoy, sino también á la del organismo político. Ellos representaban el partido de la revolución y aspiraban á la ruina del Estado y á la difusión de un socialismo demoledor y anárquico, enfrente de los panslavistas que pretendían la dominación del mundo por la Ru- sia. Bien hizo el célebre novelista Tourgueneff en llamar nihilis- mo al sistema político de ese partido que en su deseo de alcanzar el régimen parlamentario y las libertades modernas, proclamaba en oposición al absolutismo del poder, la más tremenda negación. ““Nada de religión, nada de Estado, nada de familia, nada de pro- piedad; el comunismo más bárbaro dirigido por la anarquía más desenfrenada.?” 1 Al fin, aquella contienda por tanto tiempo sostenida entre el soberano y su pueblo, se desenlazó en una inmensa catástrofe. Blanco de las iras de los nihilistas el Czar, los atentados contra su vida se repitieron sin interrupción desde 1879, y después de las tentativas del ferrocarril de Moscou y de la espantosa voladura del comedor en el palacio de invierno, el 13 de Marzo de 1881, en el momento en que el Emperador pasaba en ligera berlina acom- pañado de un solo ayudante á orillas del Canal Catalina de San Petersburgo, lanzáronle bombas que le partieron las piernas é hicieron de su cuerpo informe montón de carne machacada, deter- minando la muerte, que no se hizo esperar mucho tiempo, después de consumado tan horrible y bárbaro crímen. No merecía en verdad Alejandro II semejante trágico fin. Cuando se vuelve la vista al pasado y se medita sobre los hechos de su elorioso reinado, la imparcialidad del crítico, la severidad del historiador, exigen de consuno el reconocimiento de la grande obra por él realizada desde su advenimiento al trono. Verdad que re- primió con ferocidad á Polonia, pero á cambio de este error, supo borrar hasta la última línea el tratado de París, llevó á cabo con viva energía la emancipación de los siervos, hecho que por el pro- 1 Castelar.—Rusia Contemporánea. TRANSFORMACION POLITICA DE LA RUSIA 329 fundo cambio social que entraña y por sus consecuencias políti- cas, bastaría á granjearle el agradecimiento de la posteridad, des- trozó al Imperio turco, desde entonces agonizante, extendió su po- derosa influencia sobre todos los pueblos de raza eslava, agran- dando la Servia y Montenegro, adquiriendo la Besarabia, consti- tuyendo independiente á la Bulgaria; se aseguró la navegación del mar Negro y, victorioso en el Asia Menor y en el Turkestán, llegó á amenazar á China, haciendo de la Rusia continental un Imperio dilatado y temible, el futuro rival de Inglaterra y el Japón en los dominios asiáticos, y árbitro de la paz y de la guerra en el conti- nente europeo. vI Ante el cadáver horriblemente mutilado de su padre, fué reco- nocido Emperador de la Rusia, su hijo Alejandro III, por más que la natural alarma por los recientes atentados, retrasaran su coronación hasta el 26 de Mayo de 1883. No cerrado aún el perío- do de su reinado, me limitaré á exponer algunas consideraciones generales sobre el mismo, pues que el juicio definitivo pertenece' sólo á la posteridad. Eslavo por temperamento y carácter, educado no para ocupar el trono, pues éste correspondía al primogénito, sintiendo pro- funda antipatía hacia Alemania, uno de los resultados de mayor influencia en la marcha de la política europea, de la subida al trono del Emperador Alejandro 1Il, ha sido el cambio operado en la política moscovita en favor de Francia, cambio que logró contener las ambiciosas miras de la Prusia, que ha estrechado las relacio- nes de los franceses con los rusos, á fin de mantener el equilibrio de la Europa y contrabalancear el ascendiente de la triple alianza, creación germánica, y de cuya duración depende la suerte de los pueblos y la paz de las naciones. Seguro de que la paz le proporciona mayores beneficios que la guerra, sin mover un soldado ni disparar un solo tiro, prosigue tenazmente su política, teniendo encadenada á la victoria. Unido íntimamente con la Francia, en donde es poderosa su influencia, no le impidió esta alianza concluir con Alemania y Austria-Hun- ería favorables tratados de comercio. En Constantinopla se le res- peta y oye, la Inglaterra le teme; Rumanía, Servia, Bulgaria y Montenegro están minados por la influencia rusa, y en el Asia, 330 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN adonde la llaman los intereses comerciales de la Rusia, á más de la colonización, cerca del Afganistan, se concierta con el Imperio chino para avanzar en la meseta de Pamir, preocupándole poco la Inglaterra, emprende la construcción de un ferrocarril trans- caspiano haciendo surcar á las locomotoras por sus interminables estepas, y lleva á cabo la de un ferrocarril transiberiano, cuya im- portancia no puede caleularse, puesto que suministrará los medios de transporte para el tráfico de China, el Japón y la India con Europa, y dará nuevo rumbo al comercio del Oriente que se hace ahora por las caravanas, aparte de lo que significa desde el punto de vista de contribuir al fomento de la inmigración procedente de la Rusia europea, y de lo que concierne á las relaciones político- w comerciales de Rusia é Inelaterra. La paz, pues, le ha otorgado más, mucho más, de lo que le hu- biera concedido una guerra afortunada. Sin apostatar de la políti- ca tradicional de dominación de sus antepasados, Alejandro III ha comprendido que para proseguir su avance hacia Constantinopla, necesita perseverar en la hábil línea de conducta que se trazó des- de la guerra franco-prusiana su antecesor, y para ello, como éste se interpuso entre Alemania y Francia en 1875, cuando aquélla quiso abusar de su preponderancia, no dudaría el Czar actual in- terponerse tal vez ahora entre ambas naciones, si Francia creyése llegado el momento de desquitarse del desastre de Sedán. ¿Podrá mantener Alejandro por mucho tiempo la paz de su Imperio en el exterior? Mucho es de dudarse, así como casi puede afirmarse que el Asia y no la Europa sera el teatro de esa gisgantes- a lucha que se prepara, ocasionada por los progresos de Inglate- rra y de la Rusia en dicho continente, que por los mismos caminos se dirigen al mismo fin. La palpitante cuestión de la Corea quizás sea la chispa percursora del incendio, pues no hace quince días anunciaba el telégrafo existía en el ministerio de Negocios Extran- jeros de Inglaterra, tendencia marcada á ponerse al lado del Ja- pón en la cuestión pendiente entre este Imperio y el de China, así como que el primer paso del Gobierno de Pekin para ofrecer á Rusia un cambio de frontera en pago de su intervención á favor de China, será para Inglaterra la señal que la decida á ocupar de nuevo á Por Hamilton. El problema está, pues, planteado. Su re- solución pertenece al porvenir y acaso estemos llamados á ser tes- tigos de acontecimientos desarrollados al pie de las montañas del TRANSFORMACION POLITICA DE LA RUSIA 331 Asia central, donde libró sus primeros combates la humanidad, y cuyas consecuencias tuvieran en toda la tierra resonancia. | En cuanto á la política del Czar en el interior de su Imperio, creo firmemente no está lejano el día en que caiga para siempre desplomado el viejo alcázar de la tiranía, al fiero empuje de las ideas liberales que cada vez se imponen con más fuerza. Si como afirma un escritor, la Rusia de hoy está estrechamente unida al resto de la Europa y se ha convertido en un elemento necesario en la vida de los pueblos del viejo continente, abreviando las gran- des invenciones de nuestra época, el espacio y el tiempo que sepa- raba á Rusia de las demás naciones; si es cierto, por otra parte, que nunca se aproximaron los pueblos sin influenciarse mutuamen- te, hay que admitir, como inevitable, el hecho de la pronta trans- formación política de la Rusia, transformación que se realizará de todos modos, porque ha venido preparándose en el transcurso de un siglo y la piden con sin igual persevarancia todas las clases de la sociedad. El nihilismo siempre está en vela y no pasa día ni hora en que no se registren descubrimientos de grandes conspira- ciones, signo evidente de la descomposición del Imperio y de la fuerza de sus enemigos. La abdicación del poder absoluto y la proclamación de una constitución que inaugure la intervención de las clases altas y me- dias en la política, he aquí lo que se impone. Con Alejandro Il murió no sólo el autócrata, sino también la autocracia. Así lo dice el pueblo; así lo quiere la humanidad. Y el triunfo, en definitiva, siempre ha sido en la Historia, no de los hombres, que nada repre- sentan, sino de las ideas, que nunca mueren. Nada hay tan sabio y práctico en política como ver las señales de los tiempos y seguir- las. Por eso Rusia, que ha resistido con imprudente temeridad la im- petuosa corriente de las ideas de libertad y democracia desborda- das como un torrente en el último tercio de este siglo, se verá pre- cisada, quizás muy en breve, por la fuerza de las cireunstancias, y á trueque de provocar una revolución que, hija de la desespera- ción de todo un pueblo, sumerja entre mares de sangre el trono resplandeciente del Dios-Czar, á sustituir por nuevos moldes los viejos de la tiranía moscovita; que esos Imperios, rígidos como la muerte, con sus monarcas de derecho divino, constituyen una ne- vación de la personalidad humana, pertenecen á un pasado que jamás ha de volver, y su existencia, actualmente, es tan imposible 1 Véase la Nota la del Apéndice, 332 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN dentro de los principios que informan el derecho público moderno, que Rusia, para salvarse, tiene que optar entre abandonarse á su propio genio y volverse al Asia, á la que pertenecen sus tradicio- nes y tendencias, Ó transformarse en una nación libre, grande y culta, abrazando valerosa y resueltamente la causa de la civiliza- ción europea. 2 He dicho. APÉNDICE 1 Un mes después de escrito este trabajo estalló la guerra entre el Japón y China (1.0 de Agosto de 1894) por la que el primero disputó á la segunda la preponderancia en la. Península de Corea, región de gran interés para el Japón, porque ella cierra el mar de este nombre y domina el golfo de Petchilí. Vencida China en esta guerra rápida y brillante, firmó el tratado de Simonosaki (17 de Abril de 1895), por el cual, al propio tiempo que pagaba una fuerte indemni- zación de gmnerra, reconocía la completa independencia de Corea, renunciaba a los territorios ocupados por los japoneses, entre los cuales se encontraba la importante plaza de Puerto-Arturo, y cedía al Japón la isla de Formosa. No nos equivocamos, pues, al afirmar en este trabajo, que la cuestión de la Corea sería la causa de una futura guerra de la Rusia en el exterior, y el Asia, y no la Europa, el teatro de la gigantesca lucha. En efecto, por la cuestión de la Corea se produjo la guerra con la China, y su consecuencia fué que el Japón, con la cesión de la Península de Liao-Tung, extremidad meridional de la Mandchuria, donde está Puerto Arturo, lograse poner, al fin, el pie en el con- tinente, cosa que si para la mayor parte de las potencias europeas constituía un peligro lejano para sus intereses asiáticos, para Rusia, que había llegado precisamente en los momentos de estallar la guerra, a obtener de la China el permiso para atravesar la Mandchuria con el ferrocarril transiberiano, y que se prometía a la sombra de este privilegio extender su influencia por ese terri-- torio y el Liao-Tung, era un peligro real y efectivo que comprometía el porve- nir de sus colonias del Pacífico. Por ello, poniendo en juego todos los resortes de su diplomacia, consiguiendo que Francia y Alemania se adhiriesen á su pro- testa, hizo abandonar al Japón á Puerto Arturo, y logrando al fin, en Marzo de 1897, ocuparlo militarmente, después de haber obtenido que la China le cediera en arrendamiento la extremidad sur de la Península de Liao-Tung. Y como á pesar del compromiso que Rusia contrajo bajo la presión de la alianza anglo-japonesa, de devolver á China la Mandchuria retirando sus tropas en determinados plazos, llegó el último, el 8 de Abril de 1903, sin que realizase tal cosa, antes por el contrario, intentando avanzar aún más al solicitar la concesión de Masampo en la costa sur de Corea, frente al Japón, y al no con- seguirla, la del puerto de Cling-Kai-Wan, á veinte millas del anterior, que tam- poro obtuvo, comenzando además la explotación de terrenos de Riang-Po en la desembocadura del Yalú, y creando, por último, el Virreinato del extremo - Oriente, el Japón, ante el peligro áe perder el territorio coreano, apeló á la 2 Véase la Nota 2a del Apéndice. TRANSFORMACION POLITICA DE LA RUSIA 399 guerra, iniciando con un inesperado y brillante ataque, las operaciones militares. La guerra ruso-japonesa aparece, pues, prevista en este trabajo, diez años antes de que comenzase, como una resultante necesaria de la expansión de Ru- sia por el Asia, expansión que la llevaría á chocar con el Japón, la nación asiática que después de su transformación política, se presentaba en el extremo Oriente como una potencia militar y naval de primer orden, ansiosa de prepon- derar en aquellos mares, y cuya tendencia á dominar todos los territorios próximos, ocupados por gentes afines en raza, costumbres y religión, ya mani- fiesta desde tiempo atrás, debió convertirse en una necesidad impuesta por la expansión de la nacionalidad. El que quiera encontrar más detalles sobre este punto, puede buscarlos en la conferencia pronunciada por nosotros en la Universidad el día 6 de Mayo de 1905, sobre el tema **Consideraciones sobre Rusia á propósito de su guerra con el Japón””, y publicada en la REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, en el número correspondiente al mes de Septiembre de 1905. ) pas) Una crisis tremenda y decisiva venía amenazando á Rusia de una manera irremediable, aun antes de estallar la guerra con el Japón, erisis que recuerda la de Francia al terminar el siglo xvi. El movimiento revolucionario se ex- tendió á todas las regiones del Imperio durante el año de 1903, habiendo con- tribuído á ello de una parte, el industrialismo, pues que millones de campesi- nos ó mujics, al establecerse en las ciudades y cambiar de ocupación, trans- formaron sus sentimientos y creencias, y de otra la introducción de periódicos y libros extranjeros y folletos y hojas revolucionarios, que penetrando en todos los hogares, esparcieron la simiente que después habría de germinar. La rebe- lión de los campesinos, á pesar del decreto del Czar suprimiendo el trabajo obligatorio á los mismos, se extendió á las provincias de Poltava, Karkow, Thernigov, Voronech y otras, y más de un centenar de propiedades de las prin- cipales familias de'la nobleza moscovita fueron destruídas. Agréguese á esto, los tumultos populares á diario, el descontento del ejército, minado también por las ideas revolucionarias, como lo demuestra la existencia de una sociedad secreta compuesta de militares liberales, las sentencias de expatriación y de presidio aun por las causas más leves, y la proclamación de la ley marcial en muchas provincias del Imperio, y se tendrá una idea aproximada de la grave - situación por que atravesaba Rusia, aun antes de estallar el conflicto con el Japón. Era la lucha entre la autocracia y el pueblo manifestada en tiempos de Alejandro II bajo la forma de una protesta formidable, obra de un partido que en su desesperación amenazaba con la destrucción de todo lo existente, y cuya víctima más ilustre fué el propio Emperador, y ahora exacerbada por los desastres de la patria, hasta tomar los caracteres de una revolución, no sólo política, sino social. Confirmarndo nuestra modesta opinión, consignada en este trabajo, de que no estaba lejano el día en que se realizase la transformación política de la Rusia al empuje de las ideas liberales, preparada ya la nación con los sucesos ocurridos bajo el reinado de Alejandro III, y muerto éste en 1.0 de Noviembre de 1894, la tendencia marcada que siempre mostraron los Zemstvos Ó Asam- bleas Provinciales á constituir un Zemsky-Zabor, ó Asamblea Central repre- 394 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN sentativa de todos los intereses del país y con atribuciones para intervenir en — la redacción de las leyes, culminó bajo Nicolás II en un serio movimiento en favor de las reformas políticas con motivo de los repetidos desastres del Im- perio en su guerra con el Japón. En Noviembre de 1904, el Príncipe Siratopolk Mirsky, Ministro de Go- bernación, autorizó la reunión de trescientos delegados, mas suspendida á últi- ma hora la autorización que tenían para efectuarla en un salón público, por haberse negado los representantes de los Zemstvos á ajustarse al plan que les trazara el Príncipe, se celebró la junta magna de dichos representantes, en nú- mero de cien, en los salones de una casa particular de la ciudad de Petersburgo, y discutieron detenidamente un memorandum, en el que se encarecía la necesi- dad de una Cámara legislativa que compartiera con el Emperador las respon- sabilidades del Gobierno, y cuyo memorandum debía ser oportunamente pre- sentado al Czar Nicolás. Dicho memorandum incluía diez bases aprobadas por unanimidad, y en él se declaraba que las 'condiciones anormales por que el Imperio atravesaba, eran el resultado lógico de lo distanciado que se encontraba el Gobierno de su pueblo, debido á la falta absoluta de mutua confianza, y que se hacía indispen- sable conceder al pueblo derechos inalienables: libertad de conciencia, de la palabra hablada y escrita, de reunión y asociación, afirmando que había que elevar al obrero al nivel de las otras clases sociales. El artículo final decía así: ““teniendo en cuenta la difícil é importante situación por que atraviesa Rusia en el interior y el exterior, los representan- tes de los Zemstvos, reunidos extraoficialmente en conferencia, expresan la sincera esperanza de que el Poder Soberano de la nación convoque á represen- tantes del pueblo, electos por la libre expresión de la voluntad popular, para con su eficaz cooperación obtener para la Madre Patria, una evolución del Estado, tendente á establecer nuevas bases de legislación para la mutua coope- ración de la Autoridad Imperial y de su pueblo.?? Este memorandum, firmado por ciento dos presidentes de los Zemstvos ó Consejos Provinciales, y que fué entregado al Czar personalmente por el Minis- tro del Interior, era un documento tanto más importante cuanto que iba au- torizado por personas que, si bien electas por dichos Consejos, habían obtenido la aprobación del Gobierno antes de poder desempeñar sus cargos, y entre los signatarios se encontraban además cinco individuos de la nobleza, que ejercían considerable influencia cerca del Czar. Por él, como se ve, se planeaba una es- pecie de Curta Constitucional, que hacía presumir que la organización autocrá- tica del Estado ruso estaba á punto de caer, y que sólo podría conservarse transformándose y adoptando el sistema representativo que permitiría á los Consejos provinciales tener intervención en el gobierno de la nación. En efecto, por ese proyecto se establecía que el Czar nombraría á los Ministros, pero que éstos serían responsables de sus actos administrativos ante el Parlamento, y se declaraba asimismo Que el derecho de la policía á registrar las casas de los ciudadanos sin mandamiento judicial, sería abolido, y que toda persona acusada no podría ser penada sin un ¿juicio previo. El movimiento, como se ve, era formidable. Se tendía á romper con los antiguos moldes, y 4 que la Autocracia se viera obligada á aceptar la coopar- ticipación del pueblo en la dirección de los asuntos públicos. No obstante las TRANSFORMACION POLITICA DE LA RUSIA 335 influencias puestas en juego por los elementos reaccionarios, que se sentían alarmados á la mera indicación de algo que significara Parlamento y Consti- tución, los leaders del movimiento reformista confiaban en que el Gobierno se vería obligado á transigir y ceder, en vista de los términos enérgicos del me- morandum y el firme propósito de los que lo suscribieron de realizar una vigo- rosa campaña por todo el país en pro de sus principios liberales, y en momen tos en que la excitación popular era tan intensa que á diario se veían precisa- dos los hombres más prominentes de los Consejos Provinciales, á rechazar en términos amistosos, con sabios consejos, los ofrecimientos de organizaciones radicales ofreciéndoles cooperación activa á cualquier medida de violencia, en el caso de que las proposiciones del memorandum fueran desechadas. Todo, hasta la guerra inclusive, se hallaba oscurecido en aquellos momentos en Rusia, por el vigoroso movimiento iniciado por los Consejos Provinciales, y en el cual estaba fija la atención de todo el Imperio. El hecho de que se hubie- se permitido la celebración de la Asamblea, aunque se le despojase de carác- ter oficial, para tratar del asunto, carecía de precedentes, y el Czar, sin consul- tar a ninguno de sus consejeros, llamó á Palacio y conferenció con cuatro de los más importantes entre los representantes de los Consejos Provinciales, es- cuchando la opinión de los mismos con respecto á la necesidad de un Parla- mento de elección popular. Los representantes de los Zemstvos explicaron detalladamente al Empera- dor, cómo la actitud por ellos adoptada obedecía á una necesidad general sen- tida en toda Rusia, desde el Golfo de Finlandia hasta las montañas Ural, y desde la Polonia hasta el mar Caspio, y le dieron cuenta del resultado de sus muchas reuniones y, sobre todo, de la celebrada bajo la presidencia de Koro- lenko, el eminente novelista, con asistencia de Máximo Gorki y más de sete- cientas personas, representantes en su mayoría del elemento intelectual y en la que se aprobaron resoluciones exigiendo una Constitución y un Parlamento para el Imperio. Los representantes procuraron que el Czar tuviese conocimiento pleno de la importancia del movimiento y de sus tendentias á evitar la ruina del Imperio, reiterando la opinión expresada en el memorandum, de que todo conato de revolución quedaría aplastado al adoptarse la forma de gobierno que imponían las necesidades del pueblo ruso. **Nos retiramos después de terminados nuestros trabajos, al hogar, tranquilos y satisfechos—dijeron—de haber cumplido un sagrado deber. Los días 19 y 22 de Noviembre, cualquiera que sea el resultado de nuestras gestiones, harán época en la historia de Rusia. ?? Aunque el Emperador quedó profundamente impresionado con las palabras de los Representantes de los Consejos Provinciales, y les hizo multitud de preguntas, no dejó entrever ni remotamente, cuál sería la resolución que adop- taría, que al fin y á la postre fué contraria, fundándose en que los zemstvos nada tenían que ver con el gobierno del Estado. Lo que se acordó al cabo por los ministros reunidos en consejo en Tsarskoe-Selo, fué que el Czar publicase un manifiesto contestando la exposición de los Zemstvos y autorizándolos para continuar reuniéndose y discutiendo las reformas, pero con la advertencia de que no era lleyada la oportunidad de pensar en un cambio radical en la forma de gobierno del Estado. Este úkase del Emperador ,que abarcaba en conjunto y en detalles todos 336 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN los problemas sometidos á su consideración por la Asamblea de Presidentes de los Consejos Provinciales, no fué bien acogido por la opinión pública, entre otras eosas, porque no se mencionaba en él la concesión de la Asamblea Legis- lativa organizada por elección popular, y por la advertencia hecha á los Zemstvos de que se abstuviesen de intervenir en todo aquello que concernía á la administración de los asuntos públicos por el Estado. El Consejo provincial de Moscow acordó en son de protesta suspender sus sesiones por tiempo indefinido, ejemplo que siguieron los de otras poblaciones, y la agitación popular llegó á su colmo, creando una situación embarazosa y difícil, más aún, desesperada, al gobierno del Imperio, sobre todo con las sedi- ciones de las fuerzas navales del mar Negro, en los mástiles de cuyos barcos ondeaba la bandera revolucionaria. Humillada Rusia en el exterior, estremecida en el interior por la tormenta revolucionaria, obra de una demagogia amenazadora y resuelta, que en el pa- roxismo de la desesperación exigía la cesación del inmicuo y absurdo régimen autocrático, dispuesta, de no ser así, á exterminarlo todo, hasta el trono res- plandeciente del Dios-Uzar, rindióse éste al fin, solucionándose la tremenda y pavorosa crisis por que venía atravesando la nación hacía más de un año, al firmar en la noche del 29 de Octubre de 1905, el Decreto por el cual concedía al pueblo ruso las libertades fundamentales de que disfrutan todas las demás naciones, y por las que había suspirado hacía tanto tiempo, confiriéndose por el mismo decreto el cargo de Ministro Presidente del Consejo, al Conde Sergio de Witte, el diplomático triunfante en Portsmouth, con amplios poderes de su soberano para convertir la Asamblea Nacional, creada por un manifiesto ante- fior, en un verdadero Cuerpo Legislativo (Duma), elegido por un sufragio de índole bastante amplia, con todos los derechos de que disfrutan los organis- mos de esta índole en las naciones regidas por el sistema constitucional. * El 30 de Octubre se publicó un manifiesto extraordinario haciendo saber al pueblo ruso que se le concedía la constitución de su propio gobierno, la liber- tad de la palabra, de reunión y de la prensa, el derecho de habeas corpus, y el respeto á los demás derechos individuales, así como la ampliación de las con- diciones impuestas al sufragio al ser creada anteriormente la Asamblea Nacio- nal, quedando desde este día, y con la publicación de este manifiesto, extinguido el gobierno autocrático de Rusia. La transformación política de la Rusia, pues, por mí anunciada en este trabajo eserito en los comienzos del año de 1894, estimándola un hecho fatal y necesario, que habría de realizarse de todos modos y en no muy lejano tiem- po, se verificó once años después, en Octubre de 1905, y en la forma por mí indicada, ó sea con la abdicación del poder absoluto y la proclamación del régimen constitucional. BIBLIOGRAFIA TI. Curso Práctico de Dibujo Geométrico, por el Dr. PEDRO CÓRDOVA, Catedrático de Dibujo Lineal y Natural de la Universidad de la Habana. —Habana, 1912. La obra de Dibujo Geométrico que ha publicado el Dr. Pedro Córdova, catedrático de dicha asignatura en nuestra Universidad, merece que le dediquemos algunos párrafos porque viene á llenar un vacío en esta materia por la carencia de obras de esta índole al al- cance de nuestra juventud y por la exposición de todos los principios fundamentales del dibujo arquitectónico—escultural, etc. Después de una brevísima introducción trata de las líneas en el plano resolviendo todos los problemas de líneas perpendiculares, para- lelas, proporcionales y trazadas en el círculo, así como todas las de ángulos. Extensa y minuciosa es la resolución de los*problemas re- ferentes á polígonos, empezando por los triángulos, cuadriláteros y polígonos en general, que soluciona por distintos procedimientos, desde cinco lados hasta doce. Como al tratar de las líneas habla de la circunferencia y de los problemas que á ella se refieren, en el capítulo de las curvas, que de- nomina características, estudia y construye no sólo las que llamamos cónicas como son la Elipse, Hipérbola y Parábola, que no sólo las construye por distintos procedimientos, sino que traza sus tangentes, normales, etc., describiendo y formando la Espiral de Arquímides, que él llama Voluta y que yo llamaría Evoluta, el Ovalo, el Huevo, la Catenaría, la Epicicloide, la Cisoide de Diocles, la Conchoide sino otras curvas excéntricas que son de importancia y se estudian en el Dibujo. Oportunamente y en la Geometría Analítica, termina el estudio de la parte plana con la descripción de las distintas clases de Arco carpanel, ojival, rampante, etc. y asimismo el referente á las mol- duras; materia que, como se comprenderá, facilita después el cono- cimiento del dibujo escultural y arquitectónico. En capítulo aparte estudia las figuras en el Espacio, empezando por dar una nocién del plano, líneas del mismo y sus combinaciones para tratar someramente de los cuerpos: prismas, pirámides y po- 338 BIBLIOGRAFIA lie lros regulares cuyo desarrollo explica, así como el de los cuerpos redondos: Cilindro, Cono y Esfera, de cuyo último cuerpo hace un detenido estudio para concluir este capítulo dando á conocer las su- perficies «le 29 grado Elipsoide, Hiperboloide y Paraboloide. El estudio de las medidas superficiales y de volúmen forma el capítulo siguiente, al que le da poca extensión é importancia, quizás porque constituye realmente parte del estudio de la Geometría; termi- nando con una serie de equivalencias útiles aunque no necesarias en esta obra. Sigue luego un complemento, como le llama el autor, en el que á manera de miscelánea incluye una serie de problemas que no tie- nen entre sí conexión alguna, sin que deje de considerarlos útiles. Tales como la división del ángulo obtuso en tres partes iguales, los espacios en el círculo, las líneas trigonométricas, la inserción de un cuadrado en el triángulo y equivalencia del mismo y el círculo, líneas de contactos, lúnula de Hipócrates, Círculo de nueve puntos y cua- drilátero completo. Finaliza la obra con una pequeña reseña de la conjunción ó acuerdo de las vías de comunicación y de los acuerdos parabólicos. La parte de impresión es buena como libro didáctico, si bien notamos poca claridad y limpieza en algunos dibujos, quizás porque los ha querido intercalar en el texto. La obra, como hemos dicho al principio, es útil y recomendable á la juventud y por ello felicitamos al autor, nuestro estimado compa- ñero; persona competentísima en la materia que ha desarrollado en el libro objeto de esta bibliografía. Dr. CLaupio MImó, Profesor de Geometría Superior y Analítica. TI. Sófocles —Electra. Con la versión directa y literal del Dr. JosÉ ALeEMANY Y BoLurEr, Catedrático de la Universidad Central.— Barcelona, 1911. Saldamos con gusto la deuda contraída desde hace tiempo con nuestro amigo y compañero el Dr. Alemany dando á conocer el con- cepto que nos ha merecido la traducción que ha hecho de la trajedia Electra. Y tenemos el mayor placer en significar, por este medio, que bien merece plácemes tan hermosa versión pues á la escrupulo- sidad advertida en la conservación exacta del pensamiento se une una forma correcta y elegante. BIBLIOGRAFIA 339 Hemos leído con gran interés y calma este libro en que da, nues- tro amigo, prueba de su competencia en la lengua griega y aunque en la casi totalidad de la traducción estamos de acuerdo, sin embar- go hemos podido advertir, tratándose de una versión directa y sobre todo literal, que muchas palabras no resultan traducidas de esta ma- nera, sino que lo son en forma que dista mucho de lo que debiera ser. Sólo expondremos aquellos casos en que resalte más la diferencia entre lo que quiso decir Sófocles y lo que le hace decir el distinguido Esos casos son los siguientes: traductor: 10 29 49,50 82 Sófocles: Alemany: Dibigo: Sótocles: Alemany: Dihigo: Sófocles: Alemany: Dihigo: Sótocles: Alemany: Dihigo: Sófocles : Alemany: Dihigo: Sófocles: Alemany: Dihigo: Sófocles: Alemany: Dihigo: Sófocles: Alemany * Dihigo: Sóopá te molúgpdopov Ilehkombñv róde el calamitoso palacio de los Pelópidas la casa llena de carnicería de los Pelópidas ¿EoSourropeiv aTéyns salga del palacio salga del techo ávópov mporTrókov de todos los criados de los hombres servidores ádla toro ods opdóv se mantiene firme con las orejas tiesas pero levanta la oreja derecha Ta pév Sófavra manifestarte mi decisión de un lado las cosas que me han parecido buenas kvAodels ex Sippov TpoxniAárov arrojado desde el pescante del carro habiendo rodado fuera de un carro movido por ruedas rpóobdev y TA Aotfíov el mandato del oráculo ante las cosas de Apolo óv”Apns pev polvios el cruel Martes que Martes teñido de sangre 340 100 135 146 189) (89) 189) 289 Sófocles: Alemany: Dihigo: Sófocles: Alemany: Dihigo: Sófecles: Alemany: Dihigo: Sófocles: Alemany: Dihigo: Sófocles: Alemany: Dihigo: Sófocles: Alemany: Dihigo: Sófocles: Alemany: Dihigo: Sófocles: Alemany: Dihigo: Sófocles: Alemany: Dihigo: Sófocles: Alemany: Dihigo: Sófocles: Alemany: Dihigo: BIBLIOGRAFIA kal ovdels olkros TOÚTOV y no hay aquí otra y ninguna queja de estas cosas ¿até pe ádúemv € dejad que me exalte dejadme errar así yovévv TÓV olxopévov del padre que le han arrebatado de sus padres muertos o yevébha ika oh queridas hermanas oh vástagos queridos ovS¿ ÁTOTAÚCOLAL TTOTE nunca jamás dejaré de sufrir yo no cesaré jamás ócel Tis PÁTNP TiOTÓ como una buena madre como una madre fiel orevdovoo ápa kal To crov kal TO ¿uov aras de consolarte y tranquilizarme á mi misma teniendo cuidado á la vez y de tu (asunto) y del mío mismo Spav Tadra á proferirlos de hacer esas cosas kaTÁ OTÉYaS en palacio bajo los techos o p lona Súadeov ¡oh víbora maligna! ¡oh objeto de odio impío! eirrep fiv tréas si estuviera él en casa si estaba cerca 316 321 372 373 378 ¡a 00 (89) 387 Yo co (Sl 446 667 Sófocles: Alemany: Dihigo: Sófocles : Alemany: Dihigo: Sófocles: Alemany: Dihigo: Sófocles: Alemany Dihigo: Sófocles: Alemany: Dihigo: Sófocles: Alemany: Dihigo: Sófocles: Alemany: Dihigo: Sófocles: Alemany: Dihigo: Sófocles: Alemany : Dihigo: Sófocles: Alemany: Dihigo: BIBLIOGRAFIA 341 Ti píhov co. lo que quieres lo que es querido para ti. éyoye ok ¿roca éxeivov salvé á él vo en verdad no he salvado á él d yuvaikes ¡oh amigas! ¡oh mujeres! TÓv púdov Tñode á los reproches de ésta á las palabras de ésta $oov ¿yo károiSa todo lo que he oido tanto como yo sé úpvices e kakó (sin traducir) y cantarás esas desgracias tiva Tóvde Aóyov; ¿qué es lo que deseas? ¿cual (es) esta palabra? elvar kaxyv tois pídoss á ser mala con los seres que me son queridos á ser mala para con los amigos avd: Y hide Spácess Táde, el rwppovioes y tú querida, si meditas bien debes hacer lo que te manda. y tú ¡oh amiga! harás estas cosas si quieres ser razonable Tapa ávdpos pídov de un amigo tuyo de parte de un hombre amigo BIBLIOGRAFIA 823 Sófocles: y Toú “Ahñios batdwv Alemany: como el espléndido sol Dihigo: ó donde el sol brillante 849 Sófocles: Kupeis Serdala, Sehalwv Alemany: eres sobremanera desgraciada Dihigo: eres la miserable de los miserables 1100 Sófocles: Ti Se ¿Eepeuvás Alemany: qué quieres saber Dihigo: pero qué buscas 1103 Sófocles: Toís ¿aw Alemany: ¿la familia Dihigo: á los que están dentro 1117 Sófocles: Kaxóv Tóv 'Opeoreiwv Alemany: la muerte de Orestes Dihigo: de los males de Orestes 1125 Sófocles: — % fdyua Alemany: ¡oh estrella de mi vida! Dihigo: ¡oh voz! 1254, 55 Sófocles: trás xpóvos rapóv Alemany: todo el tiempo pasado Dihigo: todo el tiempo presente Estas son las observaciones que se nos ocurren de la detenida lee- tura de la traducción de la Electra; no obstante lo dicho en nada se aminora el mérito de la labor tanto más cuánto que no resulta fácil hallar un intérprete absolutamente fiel al pensamiento del autor pues en las traducciones si no juega la imaginación un gran papel adolecen del mal de darse á cada vocablo una significación distinta de la que le corresponde. III. Rufino José Cuervo y la lengua castellana, por Fray Pebro Fano. Bogotá, 1912. Quien quiera tener una idea completa de la personalidad cientí- fica y literaria del que fué eminente filólogo Rufino José Cuervo, abra la obra cuyo título encabeza estas líneas y deléitese con lo que en ella se dice. Abundante en detalles inéditos, precisa en los he- BIBLIOGRAFIA 343 chos y rica en citas numerosas y reproducción de documentos, resul- ta en extremo interesante el libro con que ha querido el distinguido literato P. Fabo honrar la memoria de quien fué unánimemente reconocido como la autoridad más alta en asuntos de lengua caste- llana. Trázase en esa obra con mano maestra la historia de quien justificadamente fué apellidado rey de la filología castellana, seña- lándose con habilidad plausible, con la seguridad de quien sabe lo que trae entre manos, aquellos puntos salientes de la vida mental del insigne colombiano, bien como latinista de primera fuerza con la gramática latina que escribiera en unión de Caro, ya anotando sa- biamente al inmortal Bello y hasta sobrepujándole en mérito ó ex- teriorizando sus ideas consignadas en la obra admirable que intitu- lara “Apuntaciones críticas del lenguaje bogotano”, que ha merecido alabanzas por las doctrinas en sus páginas estampadas, doctrinas que han corrido de país en país para rendirle un homenaje más, si es posible, á los que ya había alcanzado. Y con estas cuestiones y otras de no escaso interés, bien presen- tadas por el P. Fabo, vistiendo su pensamiento con ropaje tan ele- gante como el que correspondiera á memoria tan sagrada, termina el autor el tomo primero para tratar en el segundo sobre el (Diccio- nario de Construcción”, indicar su aspecto semasiológico, referirse á las etimologías en él puestas, discurrir acerca de algunos asuntos literarios que tienen relación con Cuervo y terminar con la biogra- fía del maestro. El tomo tercero es todo un epistolario; lo forma un número escogido de cartas halladas entre los documentos que dejara y en las que se comprueba, hasta la evidencia, el concepto mundial que gozara como filólogo; muchas comprenden cuestiones gramaticales algún tanto dudosas que fueron sometidas á su conside- “ación dentro del vasto campo de los estudios lingiiísticos, muy espe- cialmente en cuanto atañen al castellano. Esmeradamente impresa la obra que premiara con tanta razón la Academia Colombiana, es toda ella la mejor corona que pudiera ha berse tejido en honor le tan esclarecida personalidad. Y si e: mé- todo de exposición adoptado revela la inteligencia del escritor, su forma galana y correcta lo acredita como literato distinguido, siendo en conjunto la obra el mejor exponente de cómo deben presentarse libros de esta naturaleza. No entraremos en detalles sobre la perso- nalidad de Cuervo porque en Estudio ad hoc hemos expuesto cuanto acerca del mismo pensamos, como fruto del análisis minucioso que hemos hecho de sus trabajos. 3944 BIBLIOGRAFIA Seríamos ingratos si públicamente no significáramos al P. Fabo nuestra gratitud por el honor que nos ha dispensado al insertar en las páginas de su obra algunos párrafos del Estudio que sobre Cuervo hemos escrito y que son expresión genuina de nuestra intensa admi- ración por aquél de quien ha dicho el P. Fabo, con justicia, que «por- que conoció y manejó á fondo y no someramente el idioma castella- no, no tanto en la forma empírica, ó séase en sus relaciones etimo- lógicas, semánticas y gramaticales, sino también prácticamente, es decir, por medio de las obras didácticas y literarias que dió á luz, uniendo á la práctica la teoría, exhibiéndose con ello maestro en uno y otro respecto, bien se puede llamar lengua de Cuervo la que se ha llamado lengua de Cervantes.» IV. Llave del griego —Colección de trozos clásicos según la Ontología de Maunoury.—Comentario Semántico, Etimología y Sintaxis, por los Padres Eusepio HERNÁNDEZ y FéLrx Restrepo. Friburgo (Alemania). A la amabilidad exquisita del P. Eusebio Hernández debemos el poseer un ejemplar del bien escrito libro titulado “Llave del griego», magnifico exponente del saber de sus autores y de lo bien informados que se hallan del movimiento lingúístico, como lo acredita la muy nutrida bibliografía que acompañan á la obra. Amigos íntimos del que fué sabio helenista A. F. Maunoury y admiradores de la excelen- cia de su método que tiende, como ninguno, á resolver los infinitos escollos que surgen en el aprendízaje de la lengua griega, no hemos podido por menos que aplaudir con entusiasmo la aparición de un libro basado en la doctrina del maestro y enriquecido con preciosos elementos que le benefician en gran modo. Y como nada hay mejor que esas admirables producciones del genio helénico y como ellas son fuente inagotable de saber, cuanto tienda á hacer fácil la inter- pretación de sus obras magníficas, habrá de ser bien acogido, porque ello será, como felizmente dijo Maunoury, khels Bará od peráliov TÓv tiplov, GAN $ padlos máras “Edhdádos rás BidAio0hkas ávolywv, kal rods xápTas nótos ávayvódes. No se realiza una obra de esta índole sin la necesaria y previa preparación, porque destinada para la juventud, preciso se hace el conocimiento del estado mental de ella para que la asimilación sea perfecta y dé los frutos que se apetezcan. Dividen los autores su libro en cuatro partes; comprende la primera los tres libros de la BIBLIOGRAFIA 345 'Avdokdoyía Mixpá de Maunoury con su correspondiente traducción; en la segunda, y en el orden en que aparecen las voces en los libros de Maunoury, analizan los vocablos en conjunto y en sus partes, pre- sentan los verbos en sus tiempos, dan idea de los compuestos verba- les, señalan derivados, demuestran la categoría de la voz en deter- minado autor, cuanto atañe á la etimología al través de diversos idiomas, latín, italiano, francés, castellano, sin privar, cuando el caso lo amerita, de aquellas observaciones lingúísticas necesarias ya expuestas en el texto ó en notas oportunas. Rico y muy rico es el material ofrecido en esta parte, que irá aumentando paulatinamen- te el vocabulario griego del que estudie en el libro y hasta del que tenga algunas nociones. Y como las raíces y los derivados constitu- yen todo el diccionario, han querido, para que el conocimiento sea más perfecto, que al lado de la forma derivada esté la significación de la voz en el orden que corresponda. La tercera parte comprende el estudio de la Etimología metódicamente expuesta y con las indi- caciones adecuadas, tanto para las palabras simples como para las compuestas, terminando con grupos etimológicos en los que si en unos aparece la verdadera raíz indioeuropea como es, 0q" , mrem, bheug" , €, en otros tan sólo una voz, la voz sencilla que denominan cabeza del grupo, bajo la cual se han reunido en tantos miembros cuan- tas son las alternancias vocálicas que presenta cada grupo, las demás voces de la misma raíz. Por último, la cuarta parte está reservada á la Sintaxis y en ella no sabe uno qué admirar más, si el contenido, por el interés que despierta, ó la claridad y la gradación que ponen de relieve las sobresalientes condiciones pedagógicas de sus autores. Y si como ha dicho Wickersham el método de enseñanza de las lenguas clásicas está basado en aprender el discípulo de memoria las declinaciones, las conjugaciones, las reglas, consistiendo las lecciones en formas y reglas que hayan de retenerse en la memoria, en oracio- nes que manifiesten la aplicación de esos preceptos, en oraciones de- fectuosas para señalar el por qué de la incorrección, en la composi- ción de oraciones originales con arreglo á lo explicado en la lección, el método de los Padres Hernández y Restrepo habrá de dar un re- sultado más satisfactorio, porque la manera fácil y agradable de ad- quirir el conocimiento por su método, evita el gran esfuerzo de la memoria con perjuicio de la inteligencia, enriquece con rapidez la mente con nuevos vocablos, graba sin dificultad las ideas consignadas en el Comentario y en la Etimología permitiendo dominar los prin- cipios sintácticos sin inconveniente de ningún género. Lástima que 346 BIBLIOGRAFIA en dicho libro no hubiera un capítulo de fonética y otro de morfo- logía para que la obra resultase completa; de todos modos es un pre- cioso elemento que deben utilizar los profesores de lengua griega en los Institutos y en las Universidades. Dr. J. M. Dinmic0, Profesor de Lingitistica y de Filología. V. Anales del Museo de Buenos Aires, República Argentina. Serie III, Tomo XITI, Buenos Aires, 1911.—Id. id. Tomo XXIIT (Se- rie TI, Tomo XV), Buenos Aires, 1912. Estos son los dos últimos volúmenes que de dicha importante pu- blicación Sud Americana hemos recibido y con destino á la Biblioteca que venimos organizando en el ,(Museo Poey» (Zoología, Anatomía Comparada, Paleontología); volúmenes que contienen abundante material científico relativo á las investigaciones realizadas en el nue- vo Continente. El primer tomo comprende los siguientes trabajos, unos en fran- cés y otros en idioma castellano: L'avant premiere dentition dans le Tapir—F. Ameghino; Una nuera especie de Tapir (Tapirus Spegazzini mn. sp.) —F. Ameghino; Enumération chronologique et critique des noti- ces sur les terres cuites et les scories amthropiques des terrains sedimentai- res néogenes de l' Argentine parues jusq"a la fin de Panne 1907—F. Ameghino; Aplicaciones experimentales á la Biología de las propiedades de las Soluciones Coloidales—H. Damianovich; Arqueología Chilena. Diversos tipos de Insignia Lítica hallados en territorio Chileno—R. E. Latcham; Bibliografía chilena de Antropología y Etnología—C. E. Por- ter; Une nouvelle industrie lithique. L'industrie de la pierre feudue dans le tertiáire de la région littoral a Sud de Mar del Plata—YF. Ameghino; Himenópteros Argentinos—J. Brethes; Montaneia anthropomorpha. Un género de monos hoy extinguido de la Isla de Ouba. Nota preliminar— F. Ameghino; Sur la orientation de la Calotte du Diprothoms—F. Ameg- hino; Muycetes Argentinenses. Series V.—C. Spegazzini; Dipteros nue- vos ó poco conocidos de Sud América—J. Brethes; El Tometismo: Su ori- gen, significado, efectos y supervivencias—L. M. Torres. Merece especial mención por su importancia—sin que otros dejen de tenerla también—el estudio del Dr. Damianovich, Profesor de Fí- BIBLIOGRAFIA 347 sico-Química de la Universidad de Buenos Aires, sobre Aplicaciones experimentales á la Biología de las propiedades de las soluciones coloida- les, trabajo laureado con el «Premio Carlos Berg” y cuya parte pura- mente experimental fué sometida á la Consideración del Congreso Científico reunido en Chile á fines de 1908. El estudio físico-quími- co de las falsas soluciones ó soluciones coloidales, presenta gran valor en Bioquímica y Biología: la Físico-química ayudará seguramente á descifrar los oscuros problemas de la Biología celular. Para Berg, en la investigación de la naturaleza íntima de los Compuestos albu- minoides, “un método bastante cómodo y útil es el que se basa en ciertas esquematizaciones experimentales, capaces de poner en evi- dencia analogías que de otro modo escaparían al examen de los in- vestigadores. El principio de este método consiste en reproducir ar- tificialmente por medios adecuados, las formas, movimientos y demás manifestaciones consideradas como características de la materia viva, tratando de demostrar que la mayor parte de esos fenómenos vitales se Observan también en el reino de la materia inorgánica y que la continuidad de la vida entre ambos reinos es un hecho cierto é ínti- mamente ligado al de la evolución de la materia». En manos de experimentadores ilustres el método indicado ya ha dado sus frutos y su aplicación futura resolverá más de una incógnita. La disertación del Profesor Damianovich—cuyo desarrollo abarca únicamente algunos puntos especiales del concepto general de la tésis —consta de tres partes: en la primera (se hace la descripción suma- ria de ciertos fenómenos que tienen lugar cuando se colocan sobre napas delgadas de soluciones coloidales, gotas y polvos de materias colorantes y la aplicación de estas acciones moleculares á la repro- ducción artificial de algunas figuras cariocinéticas importantes»; el estudio de a atenuación de la función vital de ciertas especies de microorganismos, cuando sobre ellas se hacen actuar soluciones co- loidales de materias colorantes», constituye la segunda; y de Ua ac- ción particular de las mismas soluciones colorantes sobre los granos en germinación”, ocúpase la tercera.- En cada una de esas partes for- múlanse debidamente ciertas conclusiones; siendo una de estas el que dla paralización de la germinación y el retardo ó disminución del crecimiento del vegetal, provocados por las materias colorantes acti- vas parecen ser debidos á la facultad que éstas poseen de contraer combinaciones complejas con los albuminoides activos (albuminoides de la célula viva, diastasas, etc.) de las céludas del embrión y con las sustancias de reserva contenidas en el albumen” (albuminoides 348 : BIBLIOGRAFIA ordinarios, Almidón, etc.)» No podemos detenernos en tan intere- sante análisis científico que revela en su autor un verdadero espíritu de investigación. De la (Nota preliminar» de Ameghino sobre el Montanería Anthro- pomorfa. Un género de monos hoy extingwido en la Isla de Cuba, ya co- nocíamos algunos de sus párrafos por estar insertos en el erudito in- forme del Dr. Luis Montané, competente Profesor de Antropología en nuestra Universidad, sobre el Congreso Científico Internacional de Buenos Aires (RevIsTa DE La FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, Vol. XI, pág. 150, 1910). Los que no se hallan en dicho informe dicen así al describir los dientes: “Los incisivos son proporcional- mente pequeños y de corona angosta, largd y algo espatulada. Los caninos son gruesos, largos, rectos, de corona mucho más alta que la de los incisivos y morales reemplazantes, y con un fuerte reborde ba- sal sobre el lado interno; la raíz es cilíndrica y se conoce estaba im- plantada verticalmente, lo que indica una sínfisis mandibular alta y casi vertical. La longitud de la cúspide á la boca es 21 m. m., de los que 11 corresponden á la corona, la cual tiene en la base cerca de 38m. m. de diámetro. Las tres muelas de reemplazamiento son de una sola raíz, con la corona de mayor diámetro transverso que ante- ro-posterior. La superficie tritoria de la corona muestra dos cúspides opuestas, una externa más alta, y otra interna más baja, unidas por una cresta transversal más baja, con una foseta anterior pequeña y otra posterior más grande. Se parecen á los de Ateles y más todavía á los del hombre. Los tres reemplazantes ocupan un espacio longi- tudinal.—Las dos primeras muelas persistentes (m. 5 y m. 6) son sensiblemente de igual tamaño y de una conformación casi idéntica á las correspondientes del hombre. La corona es casi cuadrangular, de 6,5 m. m., de largo, por 5,5 m. m. de ancho, con los dos lóbulos de tamaño igual, el lóbulo anterior con dos tubérculos y el posterior con tres. El tubérculo mediano posterior se encuentra no sobre el lado externo, como en los monos antropomorfos, sino en el medio de la cara posterior, intercalado entre los dos tubérculos posteriores, in- terno y externo. Las dos raíces de cada una de estas muelas están soldadas en una sola, pero persisten los surcos de separación.—La última muela se distingue por su tamaño algo más pequeño y por el contorno, que en vez de ser cuadrangalar, es casi circular, siendo su diámetro anteroposterior de 6 m. m.; además, el número de cúspides ó tubérculos de la corona se eleva á siete, dispuestos en círculo al re- dedor de una depresión central, lo que da á esta muela un aspecto BIBLIOGRAFIA 349 multitubercular muy característico. La raíz es única y sin vestigios de surcos de separación entre las raíces primitivamente separadas. Las seis muelas inferiores ocupan un espacio longitudinal de 32 m. m.” Sabido es que Ameghino, sabio paleontólogo de la República Argentina, designó con el nombre de Montaneia á ese género de mono (á la especie con el de antropomorpha), en honor de su descubridor, el Dr. Montané; y cuyo descubrimiento es tanto más notable, dice Ameghino, si se toma en consideración el hecho de la no existencia de monos en la Isla de Cuba. Los dientes fueron encontrados en la misma cueva de Sancti Spíritu donde se halló la mandíbula del Homo Cubensis, nuestro hombre fósil. El tomo XXIT (1912) contiene: Doctor Florentino Ameghino, 1851- 1911—J. B. Ambrosetti; Monumento á Ameghino—Mensaje del Poder Ejecutivo; Las colecciones del Dr. Ameghino; La Calotte du Diprothomo d'apres l'orientation frontograbellaire—F. Ameghino; Las escorias y tie- rras cocidas de las formaciones sedimentarias neógenas de la República Argentina—A. A. Romero; Lage des formationes sedimentairas tertiaires de |? Argentine en relation avec 1? Antiquité de 1” Homme (con nota suple- mentaria)—F. Ameghino; Ensayo geológico descriptivo de las Guay- querías del Sur de Mendoza—E. de Carles; Contribución á la Biología de las Avispas y Abejas del Paraguay (Hymenoptera)—A. de W. Ber- toni; Contribución al estudio de las dobles coloraciones diferenciales obte- nidas con un solo colorante —A. C. Scala; Clasification des stigmates so- matiques de Dégénérescence d'apres la Philogeniz—R. Senet; Observation au sujet des notes du Dr. Mochi sur la Paleoanthropologie Argentine—F. Ameghino; Un nuevo concepto de la Célula—F. D. Obarrio; Les con- clusions anthropogenétiques d' Ameghino y les sciences affines—R. Senet; Sobre algunos yacimientos petrolíferos en el Aguaray y Tastagal—E. de Carles; Los crisididas y los Himenopteros eculeatos de la provincia de Mendoza—P. Jorgensen; Los cocodrilos fósiles en las capas del Paraná —C. Rovereto; Antigiiedad del cabello en el Plata—A. Cardoso; Sobre la Brachycoma Acridiorum—J. Brethes; Pséláphides de la Republique Argentine—A. Rafiray; Descripción de un nuevo género y de una nueva especie de Chironomide—3. Brethes; Coleópteres nouveaux des diverses fa- milles originaires de la Republique Argentine—M. Pic; Ancienneté du cheval au Río de la Plata. Résumé supplementaire—A. Cardoso. El Dr. Florentino Ameghino dejó, con su muerte acaecida el año próximo pasado, vacante la dirección del Museo Nacional de Historia Natural de Buenos Aires; puesto que honró aquel sabio con sus nu- 350 BIBLIOGRAFIA merosos trabajos científicos. El Dr. Ambrosetti ha publicado un ar- tículo necrológico referente al mencionado maestro y una completa bibliografía del mismo en el tomo XXIIT de los «Anales» del Museo; en él estudia su obra paleontológica, su obra geológica y paleogeográ- fica, y su obra antropológica. “La unánime manifestación de duelo— escribe el Dr. Ambrosetti—que provocó su desaparición exteriorizada en la prensa, en las escuelas, en la cátedra y en las publicaciones di- versas, ha dado á conocer los rasgos principales de su personalidad, así como también un gran número de datos sobre su vida y carác- tera » (Muy raros serán los ejemplos—agrega—de que un solo hombre, en treinta y cinco años de lucha incesante, haya podido transformar completamente la paleontología, la geología y la paleo- antropología de una región, y, más aún, coronar su obra con síntesis filosóficas de tal genialidad, que harán colocar su nombre al lado de los más grandes naturalistas modernos”. Con talento extraordinario pudo leer en el gran libro de la Naturaleza; laborioso y erudito en grado sumo, su fama recorrió el mundo entero. «Construyó—dice el Dr. Holmberg juzgando á Ameghino—un castillo del cual nadie po- drá desalojarlo, aunque le derrumben algunas torres y almenas en el ataque». El número de sus publicaciones, desde 1875 hasta 1911, asciende á ciento setenta y nueve; siendo miembro de importantes Sociedades y Congresos Científicos, y ocupando durante su vida múl- tiples cargos académicos en Buenos Aires y otros lugares de la Repú- blica Argentina. Y como justo tributo á la memoria del sabio pa- leontólogo, el Ministerio de Justicia é Instrucción Pública ha dictado un mensaje pidiendo se autorice al Poder Ejecutivo para invertir la suma de 25,000 pesos en la construcción de un monumento que será colocado en el Museo de Historia Natural, para el que también se ha solicitado la adquisición de las colecciones, biblioteca y manus- critos del laborioso investigador. Dr. A. MESTRE, Profesor Auxiliar de Biología, Zoología y Antropología. NOTICIAS OFICIALES La Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes con fecha 11 de Octu- bre último resolvió que el Dr. Sergio Cuevas Zequeira fuera considerado como auxiliar con función anexa. —La misma Secretaría con fecha 19 de Octubre (1912) traslada á la Uni- versidad el nombramiento hecho por la Presidencia de la República á favor del Dr. Alfredo M. Aguayo y Sánchez de Profesor titular de la Cátedra A (Psico- logía Pedagógica, Historia de la Pedagogía é Higiene Escolar) de la Escuela de Pedagogía y por virtud de las oposiciones realizadas. —El Rectorado con fecha 7 del actual mes de Noviembre comunica haber- se otorgado el premio Breant conjuntamente á los Dres. Carlos J. Finlay y Arístides Agramonte. MISCELANEA Chatin, Poincaré y Los dos primeros—Chatin y Poincaré—han muerto en Gautier. el curso del presente año; y sus nombres, llenos de prestigio siempre, se destacan entre los de los más glo- riosos representantes de las Ciencias Naturales y Matemáticas. El tercero, Armand Gautier, eminente químico, ha terminado su último curso con una lección magistral juzgada como un verdadero testamento científico. Johannes Chatin nació en París en 1847. Dedicóse al principio á la Botá- nica, para luego sobresalir en el dominio de la Zoología y muy especialmente en el de la Anatomía comparada. En 1877 suplió, en la Facultad de Ciencias de París, 4á Milne Edwards y á Lacaye Duthiers. En 1890 inaugura en la Sorbonne la enseñanza de la Histología zoológica, organizando los trabajos prácticos con un carácter completamente nuevo; y esto diez años después de haber publicado en un grueso volumen sus eruditas lecciones de Anatomía y de Fisiología comparadas sobre Les organes des sens. En 1892 dió á luz su estu- dio biológico y práctico referente á La cellule animale, sa structure et sa vie; el cual nos ha servido de guía para las lecciones de citología zoológica que veni- mos explicando desde hace varios cursos en nuestra Universidad : libro que es el reflejo de la extensa y fructífera enseñanza profesada por el Dr. Chatin du- “ante buen número de años. El ilustre matemático Henri Poincaré falleció, 4 los 58 años de edad, el 17 de Julio próximo pasado. Debutó en 1878 explicando el curso de Análisis ma- temático en la Facultad de Ciencias de Caen; y en 1881 se le encarga, en la 292 MISCELANEA Sorbonne, de la cátedra de Mecánica física y más tarde de la de Física mate- mática; después de la muerte de Fisserand enseña la Mecánica celeste. De Poincaré ha dicho recientemente Darboux que era «el más grande geómetra viviente»; sus trabajos relativos á las ciencias exactas lo hacen considerar entre los sabios más ilustres de nuestros tiempos: físico, astrónomo y filósofo, cuyas prendas morales brillaron á la altura de su intelectualidad! El Profesor Armand Gautier ha dejado la Universidad, por alcanzar el lí- mite de edad, después de una carrera de triunfos. A las investigaciones quí- micas ha dedicado sus mejores días y el más lisonjero éxito ha coronado sus esfuerzos intelectuales, su obra de investigador. Nadie ignora la larga serie de sus trabajos, pues desde su primera Memoria de 1859 su labor ha sido, real- mente, incesante. ¡Con qué serena filosofía no exenta de un fondo de amargo dolor, melancólico, en su lección memorable del 29 de Junio de este año, se despidió de sus alumnos más queridos, de la cátedra que honraron, antes que Gautier, los Wartz y los Dumas, egregios maestros de la ciencia francesa! El ilustre septuagenario no es ya Profesor de la Universidad de París; pero con- tinúa siendo el sabio «con su notable talento experimentador y su imaginación toda meridional», de alma siempre joven, vertiendo aún, felizmente, la luz de su cultura sobre los hombres de su época, sobre los admiradores más entusias- tas de su genio inmortal. - Brologia (LEE a a a A Profesor Dr. Arístides Mestre. Zool sia (EL EUrIO) A EA pi Zoorratía LY Curso). a IA TOS a Y 2) Dr. Carlos de la Torre, Antropología general (1 curso)............... ÍN Dr. Luis Montané. : CONFERENCIAS Histología y Embriología Zoológicas.......... / e A Anatomía Comparada....... a ae ES $ Dr. Arístides Mestre (Aux.) Los profesores auxiliares de esta Escuela son: Dr. Arístides Mestre (Jefe de los traba- jos prácticos del Laboratorio de Biología, etc.); Dr. Pablo Miquel (Jefe del Gabinete de Astronomía); Dr. Nicasio Silverio (Jefe del Gabinete de Física); Dr. Gerardo Fernández Abreu (Jefe del Laboratorio de Química); y Dr. Jorge Hortsmann (Director del Jardín Botánico). Estos diversos servicios tienen sus respectivos ayudantes.—El «Museo An- tropológico Montané » y el Laboratorio de Antropología tienen por Jefe al Profesor titular de la asignatura. 3 ESCUELA DE PEDAGOGIA Psicología Pedagógica (1 curso)... ...0....... 1 Historia de la Pedagogía (1 curso)............ Profesor Dr. Alfredo M. Aguayo. Higiene Escolar Ciscursd o f ; Metología Pedagógica (2 cursos) .........2..: as Dr. Manuel Valdés Rodríguez. Dibujo hiñeal FLO) 1 Eulpodro Uótdov: Dibujo natural (F curso). aia E A A A CONFERENCIAS I. Crítica de la Educación Contemporánea...) La Pedagogía Experimental... .-. 0.0... DUE. hectora Emmterpretación delas. Obras dedos (A A grandes pedagogos contemporáneos.....) Agrupada la carrera de Pedagogía en tres cursos, comprende también asignaturas que se estudian en otras Escuelas de la misma Facultad. 4. ESCUELA DE INGENIEROS, ELECTRICISTAS Y ARQUITECTOS Dibujo Topográfico estructural y arquitectónico. ) IEA OR e ON AAA ? Profesor Sr. Eugenio Rayneri, Hstercotomía Cl. curso). na. a e y ia y MAC Cro). dé a) : > A E ' ” Dr. Alejandro Ruiz Cadalso. Materiales de Construcción (1 curso)......... | ad de Materiales. Estática Gráfica l E ato Sañdoval E TETAS TEAM AAA IIA APTA A YA 1 Construciones Civiles y Sanitarias (1 curso)... ) Hidremecanica, (LCuEsO). Padn Taca osado te aa 2 / HE Maquinaria (1 o z PESAS E AA Y bi Sr. Eduardo Giberga. Ingeniería de Caminos (3 cursos: puentes, fe- / : : cagtuiles.. calles y carreteras). o uta ete dh ee y 33 Dr. Luis de Arozarena. Enseñanza especial de la Electricidad (3 cursos) > Sr. Ovidio Giberga. Arquitectura é Higiene de los Edificios (1 curso) ' Historia de la Arquitectura (1 curso) .......... Contratos, Presupuestos y Legislación especial ( y> á la Ingeniería y Arquitectura (1 curso)..... Esta Escuela comprende las carreras de Ingeniero Civil, Ingeniero Electricista y Arquitecto; y son sus profesores Auxiliares: Dr. Andrés Castellá, Sr. A. Fernández de Castro (Jefe del Laboratorio y Taller Mecánicos); y Sr. Plácido Jordán (Jefe del Labo- ratorio y Taller Eléctricos); con sus correspondientes ayudantes. En dicha Escuela se estudia la carrera de Maestro de Obras; exigiéndose asignaturas que corresponden á otras Escuelas. ; 5. ESCUELA DE AGRONOMIA Química Agrícola é Industrias Rurales (1 curso). Fabricación de azúcar (1 Curso)............... “Aronomia (1 cono ica az o a a 1 ODA TAS (ACHESO lA ns 53 Sr. José Cadenas. Bitotecuta (MEnTSO). Is loa eo Ea, ode Economía Rural y Contabilidad Agrícola (1 cur- Dr. Antonio Espinal. ' Profesor Dr. Francisco Henares. .............+.+. +... ... .. +... +... ... +... .... so Legislación Rural y formación de Proyectos f y CUE. e o e o A E LS, J El profesor auxiliar de esta Escuela es el Dr. Buenaventura Rueda (Jefe de los Mu- seos y Laboratorios). Para los grados de Perito químico agrónomo y de Ingeniero agrónomo, se exigen estudios que se cursan en otras Escuelas. Sr. José Comallonga. En la Secretaría de la Facultad, abierta al público todos los días hábiles de 1 á 5 de la tarde, se dan informes respecto á los detalles de la organización de sus diferentes Escuelas, distribución de los cursos en las carreras que se estudian, títulos, grados, dis- posiciones reglamentarias, incorporación de títulos extranjeros, etc. AVISO LA REVISTA DE La FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS es bimestral. Se solicita de las publicaciones literarias ó científicas que reciban la REVISTA, el canje co- rrespondiente; y de los centros de instrucción ó Corporaciones á quienes se la remitamos, el envío de los periódicos, catálogos, etc., que publiquen: de ellos daremos cuenta en nuestra sección bibliográfica. Para todo lo concerniente á la REvISTA (administración, canje, remisión de obras, etc.) dirigirse al Sr. Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, Re- pública de Cuba. NOoOTLC E The REVISTA DE La FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, will be issued every other. month. We respectfully solicit the corresponding exchange, and ask the Centres of Instruction and Corporations receiving it, to kindly send periodicals, catalogues, etc., published by them. A detailed account of work thus received will be published in our bibliographical section. Address all communications whether on business or otherwise, as also periodicals, printed matter, etc., to the Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, República de Cuba. AVIS La REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS parait tous les deux mois. On demande l'échange des publications littéraires et scientifiques: il en sera fait un compte rendu dans notre partie bibliographique. Ponr tout ce qui concerne la Revue au point de vue de 1'administration, échanges, envol d'ouvrages, etc., on est prié de s'addresser au Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, República de Cuba. 110 y Y AN y da ade E PA ) E NA 0280 3573 A de Y cs MENA y RE