HARVARD UNIVERSITY. LIBRARY OF THE MUSEUM OF COMPARATIVE ZOOLOGY. Z^cL, Q/üXllL. ü'JU/UAXUuJ lj.,IQot hi 'la REVISTA MUSEO DE LA PLATA niBIlilDA l'OH FRANCISCO P. ívIORENO Funiiaiior v. Director del .Musco T03VrO XIKi I.A PLATA TALLERES DE PUBLICACIONES DEL MUSEO ''^' 1 899 / \ REVISTA ]VIi_iseo de La. Plata TOMO IX REVISTA DEL MUSEO DE LA PLATA DIRIGIDA pon FRANCISCO F». X'I Fundador y Director del Mu o REN o seo TOTs/LO I2C r-^^riHÜi ^Hta.La)^ i^JJMj^* V^FFrB^ ''" — WrWíL^W^0^W dijiste/':' j LA PLATA TALLERES DE PUBLICACIONES DEL MUSEO 1899 LIMITES OCCIDENTALES DE LA REPÚBLICA ARGENTINA EL ARTICl'LO riEL Dr. JLAN STEFFEN LA CUESTIÓN DE LÍMITE CHILENO - ARGENTINA CON ESPECIAL CONSIDERACIÓN DE LA PATAGONIA EXAMEN CRITICO ENRIQUE S. 13ELACHAUX DIRECTOR DE LA SECCIÓN CARTOGRÁFICA DEL MUSEO DE LA PLATA Tumo IX. FEB Si 10ÜO LIMITES OCCIDENTALES DE LA REPÚBLICA ARGENTINA EL ARTICULO DEL Dr. JUAN STEFFEN: LA CUESTIOiN DE LÍMITE CHILENO-ARGENTINA CON ESPECL\L CONSIDERACIÓN DE LA PATAGONIA (') EXAMEN CRITICO POR ENRIQUE S. DELACMATJX DIRECTOR DE LA SECCIÓN CARTOÜRÁFUIA DEL .MUSEO DE LA PLATA I Bajo el título arriba indicado, ha publicado el doctor Juan Steffen, notable geógrafo y explorador al servicio de Chile y miembro de la Comisión demarcadora de límites de aquella República con la República Argentina, un artículo que ha visto la luz en el Boletín de la Sociedad de Geografía de Beiiin: «Zeitschrift der Gesellschaft für Erdkunde» y encaminando á demostrar á la opinión extranjera que á nuestro país no le asisten, en la reivindicación de sus derechos, ni la razón histó- rica, ni la verdadera interpretación del texto de los tratados que rigen la materia, y menos aún la configuración real del territorio que el autor conceptúa litigioso. He aquí tres puntos precisos de acusación que, al no ser levantados y refutados con las mismas armas de que se ha valido su autor para establecerlos, tenderían á crear alrededor de la República Argentina y de la justa causa que defiende, una atmósfera desfavorable ante el tribunal de la opinión pú- blica de las demás naciones que siguen el desarrollo de nues- tro litigio fronterizo, en el cual, como es sabido, puede tener intervención, á pedido de los dos interesados, el gobierno de (') Die chilenisch-aigentinische Grenzfrage mit besonderer Beríicksichti- gung Patagoniens, von Dr. Hans Steffen, in Santiago de Chile (con un mapa). « Zeitschrift dar Gesellschaft für Erdkunde » zu Berlín. Band XXXII, 1897, No 1. una nación amiga en determinados casos, señalados de ante- mano por los documentos que establecen el arbitraje. Creemos que, con el objeto de neutralizar los efectos de una propaganda extramuros á cuyos fines i'esponden publicaciones como el folleto de que nos ocupamos y cuya traducción damos en seguida, la República Argentina tiene el estricto derecbo y aun el deber de llevar la discusión científica en el mismo te- rreno lejano elegido poi- su adversario, y liacer oir su voz auto- rizada allá donde basta abora sólo se lia acostumbrado escu- cbar razones y explicaciones cbilenas que, poco á poco, iban transformándose en verdades geográficas, por culpa nuestra. Felizmente, una enérgica reacción en el sentido indicado se ba manifestado aquí de algún tiempo á esta parte, y sabemos que ahora los derechos argentinos, que en este caso son sinó- nimo de verdad científica, encuentran defensores en el exterior como en el interior del país. Pero el examen crítico que hacemos hoy del escrito del doctor Steffen no responde á la necesidad apuntada; es ad nsim/ domi, si nos es permitido emplear tal expresión, y por consi- guiente no hay necesidad de hacer minuciosa mención en él de todos los artículos de los tratados, protocolos, convenios, etc., alrededor de los cuales gira la moderna cuestión de límites. He aquí el artículo del Dr. Steffen. ti-aducido directamente del texto alemán: LA CUESTIÓN DE LIMITE CHILENO-ARGENTINA CON ESPECIAL CONSIDERACIÓN DE LA PATAGONIA POR EL DOCTOn J L' A N STEFFEy, EX £? .^ K T i A ti O DE CHILE RETROSPECTO HISTÓRICO El primer paso que, después de concluidas las grandes ex- pediciones de conquistadores al continente sud-americano, dio la Corona de España para dar á los países conquistados una forma definitiva de estado, fué la creación del Vireinato del Perú en el año 1542. Este vireinato comprendía en un ¡¡rinciiño todas las posesiones españolas en Sud-América, basta que la imposi- bilidad de gobernar tan extensas zonas de terreno desde un solo punto central, hizo comprender la necesidad de elevar sus varias partes á la condición de dominios independientes entre sí. Esta medido, sin embargo, fué adoptada en cierta extensión solamente durante el siglo XVIII por la separación del virei- nato de Nueva Granada, al que se adjudicó la presidencia de Quito, y por la fundación del Vireinato de Buenos Aires, en tanto ([ue la Capitanía general de Chile quedaba oficialmente dependiente del Perú, pero administrada ya, desde la época de Pedro de \'aldivia, por un gobernador especial que dependía inmediatamente del rey. ¿Cómo se procedió ú la delimitación de los Estados que sur- gieron de la sub-division del antiguo Vireinato? Esta cuestión presenta algunas diticultades, sobre todo en lo que se refiere a la extremidad sud de nuestro continente, porque en los docu- mentos faltan informaciones y datos precisos que establezcan si el rey, al hacer esa separación, ha incluido en los límites del nuevo Vireinato del Rio de la Plata la altiplanicie patagónica y las costas del Estrecho de Magallanes, ó si ha querido dejar- los á la Capitanía general de Chile. Es conocido el litigio que ha surgido á este respecto á mediados de este siglo y ha sido llevado con gran vivacidad, tanto por parle argentina como chi- lena, en el terreno literario y diplomático, y al cual dio origen la fundación de la colonia chilena de Puerto Bulnes, en el Es- trecho de Magallanes, en 1843. Cuatro años después del esta- blecimiento de la Colonia, en Diciembre de 1847, el ministro ai'gentino de Relaciones Exteriores presentó una protesta, ci- tando una memoria del conocido historiador don Pedro De An- gelis ('), en la cual este autor ha intentado demostrar, (¡ue la soberanía sobre el territorio de Magallanes corresponde de de- reclio á la República Argentina. En contra de esa opinión se manifestó el sabio chileno Miguel Luis Amunátegui C) que supo presentar una serie de documentos y de pruebas que parecen resolver esta cuestión en favor de Chile. Remontando hasta los más antiguos edictos de la Corona, encontramos una real cédula de 2\) de Mayo de 1555, en la cual se nombra gobernador de Chile al adelantado Gerónimo Alde- rete y se extiende expresamente su gobernación hasta el Estre- cho de Magallanes i"). En el mismo documento se ordena á Al- (^) «Memoria histórica sobre los dereclios de soberania y domiiiio de la Confederación Argentina á la parte austral del continente americano», en la «^lemoria del Ministro de Relaciones Exteriores», t. III, Buenos Aires, íSTi. (-} «Títulos de la República de Chile ii la soberania y dominio de la extremidad austral del continente americano», Santiago 1853. (^) Amu.mátegui: obra citada, pág. 27-28. — G — derele proceda á la exploración de or lo menos un obstáculo, y mucbas veces un fundamento para importantes divergencias de opiniones en las operaciones de los jieritos y de las sub-comisiones. El artículo 3" dice: «En el caso previsto por la segunda parte del artículo 1° del tratado de 1881, en que pudiera susci- tarse dificultades por la existencia de ciertos valles formados por la bifurcación de la Cordillera y en que no sea clara la línea divisoria de las aguas, los peritos se empeñarán en resol- verlas amistosamente, haciendo buscar en el terreno esta condición (jeoíjráficade la demarcación ('). Para ello deberán, de común acuerdo, hacer levantar por los ingenieros ayudantes un plano que les sirva para resolver la dificultad.» El doctor Polakowski (^) en- cuentra que este artículo es completamente inútil: yo diría está también redactado en términos demasiado generales y dá orí- gen á varias interpretaciones, por cuanto no hace notar con suficiente exactitud el punto á que se refiere. Es sin embargo evidente que, tratándose de valles en la Cordillera «en que no sea clara la línea divisoria de las aguas», se tenía presente solamente los valles sin rios, encerrados ge- neralmente entre altas montañas, en su mayor jiarte hoyas si- tuadas á una gran altura sobre el nivel del mar, y de los cuales existen varios ejemplos, entre otros las cordilleras de Atacama, en tanto que con todos los demás valles «formados por la lii- furcacion de la Cordillera» ú otras depresiones del terreno, (') Comp. con las justas observaciones de Serrano: «Limites con la Re- pública Argentina», pfig. 1]. No estoy de acuerdo con la opinión de mi ho- norable amigo Dr. Fonck, que vé precisamente en la introducción do este principio (Begriff) orogr.'itico . la feliz solución de la duda ocasionada por la redacción vaga del articulo principal, I del Tratado (Fonck: «Ligera con- tribución orográüca para la defensa del protocolo del !<> de Mayo», en el «Mercurio», Valparaíso, 6 de Febrero 18í)4). (■) Aquí tenemos nuevamente una prueba evidente de que, á pesar de la introducción del encadenamiento priticixjal, el protocolo de ISÍKH reconoce también la línea divisoria de aguas como principio fundamental de la demar- cación. (■') Obra citada, pág. 86. — 23 — donde existen cursos de agua, no se puede hablar de poca cla- ridad de la línea divisoria de las aguas. En caso de encontrar, pues, un valle sin desagüe aparente, como es el caso en el pié occidental del Paso de San Francisco (27" latitud sud, 68» 30' longitud oeste) encerrado entre la Laguna Verde y la Laguna de Maricunga, las comisiones de ingenieros deben levantar un plano topográfico detallado del territorio en cuestión para ob- tener la condición que debe determinar la línea fronteriza, es decir, la línea divisoria de las aguas. Se debería, por lo tanto, proceder técnicamente en esta forma O: tratar de construir, midiendo exactamente las alturas, el sistema de rios que exis- tiría si, en las varias partes del valle, hubieran cursos de agua. Sería fácil, entonces, trazar la línea divisoria entre las aguas limítrofes existentes ó reconstruidas, y establecer entonces según ésta, la línea princij)al divisoria de las aguas. Esto sería, sin duda alguna, el procedimiento más natural y más correspondiente al espíritu del tratado para solucionar el problema de límites en el difícil caso de valles sin cursos de agua; pero el artículo del protocolo debería contener al res- pecto disposiciones terminantes é indicaciones que facilitaran su ejecución en la práctica. Son éstas las indicaciones princi- pales del protocolo de 1893. Respecto del artículo 4" referente al meridiano del Cabo de Espíritu Santo (véase más arriba): el artículo 10° ha sido tam- bién ya citado. Las disposiciones que quedan son secundarias y so refieren á los principios de los trabajos prácticos, organización de las comisiones de ingenieros, etc. Como era de esperar, el protocolo de 1893 ha sido el punto de partida de una larga serie de nuevas dificultades, durante las cuales, sin embargo, han continuado los trabajos en la región fronteriza, pero que lomaron de vez en cuando (como á principios de 1895-96) un carácter tan serio, causado por la persecución sistemática de ciertos diarios argentinos contra los chilenos, que la paz de Sud-América parecía amenazada. Es en esta última fase del desarrollo de la cuestión de límites que se presenta el protocolo Malte -Quirno Costa, el 6 de Setiem- bre de 1895. Este protocolo se compone de cuatro cortos ar- tículos, cuyos tres primeros tienen por objeto principal impedir una interrupción de los trabajos sobre el terreno, motivada por las divergencias surgidas entre los peritos y explotadas por la O Comp. Bertrand: «Estudio técnico», ¡lAg. 68 y siguientes. -^l ]irensQ. El artículo -i" dice: «Si los peritos no llegaran á solu- cionar las divergencias que pudieran presentarse en el curso de la demarcación, elevarán todos los antecedentes á sus res- pectivos gobiernos á fin de que éstos las solucionen con arreglo á los tratados vigentes entre ambos países.» Es indudable que se puede ver en esta última frase una indicación, aunque no en palabras explícitas, al tribunal arbitral de una potencia amiga previsto en caso extremo, tanto por el tratado de 1881 (artículos 1° y 6") como por el protocolo de 1893 (artículo 10"). Lo que aquí se indica solamente de una manera general está establecido con toda claridad en el último documento referente á la cuestión de límites, el llamado «Acuerdo» Guerrero-Quirno Costa, de fecha 17 de Abril de 1896, el que, en su artículo 2", establece que: «Si ocurriesen divergencias entre los peritos ai fijar en la Cordillera de los Andes los hitos divisorios al sud del paralelo 2()°52'45" y no pudieran allanarse amigablemente por acuerdo de ambos gobiernos, quedarán sometidas al fallo del gobierno de Su Majestad Británica, á quien las partes contra- tantes designan desde ahora, con el carácter de arbitro encar- gado de aplicar estrictamente, en tales casos, las disposiciones del tratado y protocolo mencionados, previo el estudio del terreno por una comisión que el arbitro designará.» Después de las observaciones anteriores huelga todo comentai-io sobre este ai'lículo que establece la solución pacífica de la cuestión de límites chileno-argentinos. Ambas partes reconocen la admisibilidad de un tribunal ar- bitral y confieren este cargo al gobierno de una gran potencia amiga, que debe pronunciar el fallo definitivo en los casos du- dosos, según los tratados existentes y los correspondientes es- ludios en el terreno. Nueva é importante es la determinación exacta que se hace en este protocolo del límite norte, hasta el cual debe trazarse, dentro de la Cordillera, la línea divisoria ajustada á los tratados. Uno de los principales defectos del tra- tado de 1881 consistía precisamente en la inseguridad del dalo sobre la extremidad norte de esta línea fronteriza O, para la cual se ha elegido ahora el paralelo del Paso de San Francisco, por medio de los nuevos estudios de las sub- comisiones chile- nas y argentinas. Respecto á la zona fronteriza hacia el norte, el artículo 1° de este protocolo contiene la disposición siguiente: «Las ope- (') PoLAKOwsKi: El hilo de San Francisco, en «Peterin. :MitteiI.i), 1.S95, pág. 26ü. — 'ZO — raciones de demarcación del límite entre la República Argen- tina y la República de Chile, que se ejecutan en conformidad ni tratado de límites de 1881 y al protocolo de 1893, se exten- derán en la cordillera de los Andes hasta el paralelo 23" de latitud austral, debiendo trazarse la línea divisoria entre este paralelo y el 2(i°52'45" concurriendo á la operación ambos go- biernos y el gobierno de Bolivia, que será solicitado al efecto.» Por lo tanto, la demarcación de límites en el territorio lla- mado Puna de Atacama, entre Chile y la República Argentina, debe tener lugar, de acuerdo con los tratados y con interven- ción del gobierno de Bolivia, en cuyo poder se hallaba esta ex- tensa altiplanicie antes de la guerra chileno-perú-boliviana. Desde la ocupación militar durante esta guerra, la Puna de Atacama está de hecho en poder de Chile, pero el tratado de límites chileno -boliviano de 1884 no hace referencia alguna á la pertenencia política de estos territorios. Pero como estos mis- mos han sido cedidos por Bolivia á la República Argentina en 1893, por un tratado secreto concluido sin conocimiento alguno por parte de Chile, se debe esperar con cierta ansiedad cómo llegarán á ponerse de acuerdo estas tres potencias en esta di- fícil cuestión para la cual, nótese bien, no está previsto el ar- bitraje. III LOS TRABAJOS EN EL TERRENO 1. La dentarcacion de límites en el norte y en el centro de la Cordillera Cuando en 1890 los peritos nombrados por ambas repúbli- cas para la demarcación de los límites, se reunieron en San- tiago de Chile para adoptar las disposiciones necesarias para dar comienzo á los trabajos prácticos, se adoptó la resolución de empezar los trabajos en la Cordillera de Atacama, tomando como punto de salida el Portezuelo de San Francisco. La salida de la sub-comision mixta de ingenieros no fué im- pedida, á pesar de la divergencia surgida respecto á las dispo- siciones fundamentales del tratado de 1881, durante estas ne- gociaciones que, después de haber sido interrumpidas por la revolución y la guerra civil, habían sido reanudadas en el ve- rano de 1891-92. En el mes de Marzo de 1892 la comisión salió — 2i) — de Copiapó, desde donde siguió vioje por el paso de San Fran- cisco hasta las vegas del mismo nombre que se extienden al oriente del mismo. En la altura de dicho paso fué colocado, el dia 15 de Abril, un hito divisorio; pero en la redacción del pro- tocolo correspondiente {') surgieron divergencias de opiniones, negándose la comisión argentina á reconocer la forma jiro- puesta por el ingeniero-gefe chileno A. Berlrand, en que se fundaba la elección de este punto. Inmediatamente después se suspendieron los trabajos por lo avanzado de la estación. En Febrero de 1893 , el perito argentino manifestó el deseo de que una comisión mixta de ingenieros hiciera un nuevo es- tudio de la región andina de Copiapó, antes de prestar su apro- bación al hito de San Francisco colocado en el año 1892. El perito chileno hizo notar que creía que las operaciones se ha- bían llevado á cabo con estricta sujeción al tratado de límites, pero accedió á que se hicieran nuevos estudios, y este conve- nio figura como artículo 8" del protocolo de 1893. De acuerdo con estas disposiciones, en Enero de 1894 vol- vió la comisión mixta á las cordilleras de Atacama, habiendo esta vez preparado el plan de las operaciones que debía efec- tuar la comisión argentina, á la cual, según instrucciones re- cibidas, la comisión chilena no debía prestar más que ayuda. Los trabajos exigieron alrededor de dos meses de tiempo y su resultado fué el levantamiento de la región andina siguiendo el paralelo 27° de latitud entre el meridiano G8" y 69" 39' de longitud oeste entre el paso de San Francisco y el paso de Ma- ricunga (ó Santa Rosa), basado en observaciones astronómicas y trigonométricas. Ambas comisiones certifican en el i)rotocolo firmado en el mismo punto, el dia 7 de Marzo, que el hito colocado en Abril de 1892 está exactamente colocado en el llamado Paso de San Francisco; como también que los valles principales que divide este paso son la Laguna ^'erde al oeste y las Vegas de San Francisco al este. La sub-comision argentina declara, sin em- bargo, que «el punto donde está colocado el hito, no está con- forme con lo que manda el tratado y el protocolo» y pide se continúen los trabajos hacia el occidente «para poder informar con conciencia según sus instrucciones». El dia 14 de Marzo del mismo año las comisiones declararon concluidos los traba- jos y presentaron los respectivos informes á los peritos. Du- (') Véase los documentos referentes do Bertraxd: «Estudio técnico", apéndice, p;'ig. 117 y siguientes. — '¿¡ — i-ante el período del verano 1894-95 no tuvieron lugar operacio- nes comunes en Atacama; pero una comisión argentina hizo nuevos estudios de la región entre los grados 26" y 28" 30' de latitud sud, y presentó también al perito su informe, cuyo con- tenido se ha mantenido reservado hasta ahora. De todos mo- dos, fundada en estos últimos estudios, la República Argentina ha presentado la pretensión de que el hito de San Francisco fuera trasladado al paso de Maricunga ó Santa Rosa, que se encuentra á unos cien kilómetros más al oeste. Existe á este respecto un convenio firmado por ambos peritos en Santiago, con fecha 23 de Octubre de 1895, por el cual el perito chileno, en vista de lo proposición de su colega del traslado de este mojón, declara que para poder resolver definitivamente, debe, por su parte, proceder á una revisión, por medio de ingenieros chilenos, del territorio estudiado por la comisión argentina. Siempre por esta interminable cuestión, el último acuerdo ha dictado una disposición satisfactoria que dice en su articulo quinto: « Convienen ambos gobiernos en que la actual ubicación del hito de San Francisco entre los paralelos 26" y 27", no sea tomada en consideración como base ó antecedente obligatorio para la determinación del deslinde en esa región, estimándose las operaciones y trabajos efectuados en ella en diversas épo- cas como estudios para la fijación definitiva de la línea, sin perjuicio de realizarse otros que los peritos tuvieran á bien disponer.» Chile no se opondría, por lo tanto, á un cambio eventual de este hito, y como con la latitud del paso de San Francisco empieza la competencia del tribunal arbitral, sería éste el llamado, en caso extremo, á derimir esta cuestión. Respecto del valor de la zona litigiosa á la altura del paso en cuestión, uno de los mejores conocedores de ese territorio, se expresa así: «En cuanto al valor económico de esta altipla- nicie no tiene otro que el de la salitrera de Maricunga, cuyos productos deben ser necesariamente exportados por Chile. La esterilidad de esta región está probada por el hecho de que en todo el trecho de cerca de cien kilómetros de extensión entre los pasos de Maricunga y San Francisco, no se encuentra más curso de agua dulce que el ¡¡equeño rio Lamas que des- emboca en la laguna de Maricunga. Este territorio litigioso puede, efectivamente, ser calificado de acuerdo con Martin de Moussy como un présent onéreux O para el estado al cual sea adjudicado.» (') Bertrand: «Estudio técnico», p;'ig. 112. — 28 — La cuestión de la colocación del hito de San Francisco es especialmente difícil por entrar aquí en juego varios convenios de Chile y de la República Argentina con Bolivia O . Lo que queda incomprensible es cómo el perito argentino, que debía conocer los tratados que rigen en la demarcación de límites con Chile y Bolivia, pudo, al dar comienzo á los trabajos en 1890, elegir como punto de partida el paso de San Francisco con la nota especial que «él es en un punto de dicha frontera» C), cuando todos los mapas oficiales y no oficiales de la República Argentina establecen la línea de frontera á unos cien kilómetros más al oeste! En el período de los trabajos que siguió la conclusión del protocolo de 1893, los peritos convinieron en enviar comisiones de ingenieros también á la zona central y la región andina, dando á estas comisiones todas las instrucciones necesarias para los trabajos técnicos y para los protocolos que debían re- dactar en cada [¡unto. Como era de esperarse, también en estas instrucciones hubo diferencias entre los peritos, porque mien- tras el perito chileno establecía en primer lugar el principio de la línea divisoria de las aguas, el perito argentino, en cam- bio, sostenía el principio del encadenamiento princii)al ó de las cumbres más altas. Se llegó, por fin, á la redacción de un documento extenso compuesto de once artículos, firmado el 1° de Enero do 1894, que en los artículos o" y (3" repite casi textualmente las dis- posiciones fundamentales del tratado y del protocolo sin entrar O Remito á los lectores alemanes que se interesan en esta cuestión A PoLAKOwsKi: El hito de San Francisco, «Peterm. Mitteil.», 1895, piíg. 365 y .siguientes. La literatura sobre este capitulo es bastante extensa. Compar., además de las obras antes citadas de Zeballos, Bertrand y otros, especial- mente conBuRMRisTER: ElPaso de San Francisco, en «Peterm. Mitteil.», 1864, ])ág. 865; Bertrand: Memoria sobre la exploración á las cordilleras del desierto de Atacama (con mapa), en «Anuario hidrográfico», X, 1885; Brauke- busch: Los pasos de la Cordillera entre la República Argentina y Chile, en «Zeitschrift für Erdkunde», XXVII, 1892, pág. 292. «Carta geográfica del de- sierto y cordilleras de Atacama», levantada por la Comisión exploradora de Atacama (gefe: F. San Román), 1892; con texto en la «Revista de la Dirección de Obras Públicas », t. I, i, Santiago 1890. C) Extracto del Protocolo de una conferencia del 8 de Junio de 1890, firmado por ambos peritos: «Con referencia á la elección de este punto de partida en el trabajo, se acordó por ambos señores peritos dejar constancia de la siguiente declaración : Que al fijar, en el Paso de San Francisco, el principio de los trabajos de deslinde, no quieren significar que ese lugar sea el extremo norte de la frontera que separa á Chile de la República Argentina, sino que él es un punto de dicha frontera, etc.». — 29 — en la espinosa explicación topográfica de las fórm-ulas princi- pales, contradictorios en parte entre sí. Es importante la disposición del artículo 7" que establece que «se redactará un acta en la que conste entre qué valles opuestos sirve de separación el punto elegido» O. El trazado de una línea fronteriza á través de un valle recori'ido por un rio que hubiera sido posible según el principio de las altas cumbres, no parece ya posible con esta disposición. Entre las disposiciones secundarias de estas instrucciones, se establece que, sin perjuicio de los trabajos geodésicos, se hagan también las posibles obser- vaciones hipsométricas, meteorológicas, geológicas y botánicas. El análisis de cada artículo de este convenio sería demasiado extenso. Como todos los documentos anteriores, éste adolece también de e.^:cesiva generalidad y no ofrece medios suficientes para la solución amistosa de los divergencias de las opiniones que, en la práctica, pueden surgir entre las sub- comisiones. KI convenio de 1" de Enero de 1894 no es nada más que una fórmula artificiosa y prudente que tiene, por objeto facilitar el progreso de los trabajos de los ingenieros, como lo demuestran los dos proyectos de instrucciones y las explicaciones de ambos peritos, donde resalto, con gran claridad, la diferencia de opi- niones respecto á la cuestión fundamental de loda la demar- cación de límites: El perito chileno El pen'io argentino fexplíracion ) (proyecto original j cree de sn deber declarar que por debiendo, en consecuencia, lía- las palabras «encadenamiento jírin- cerse las i n res ligaciones necesarias cipal de los Andes» entiende la para asegurarse de la situación línea 9io interrumpida de cumbres de la principal cadena de la cor- que dividan las aguas g que for- dillera de los Andes, g sobre ella man la separación de las hogas buscar la línea de separación de O regiones hidrográficas tributarias las dos vertientes laterales de esa del Atlántico por el oriente g del cadena, ó sea de la línea divisoria Pacifico por el occidente de aguas que le fuere peculiar. La estructura uniforme, en general, de las altas cordilleras, en su parte central y sobre todo la coincidencia de una línea continuada y bien definido de oltas cumbres con la línea divi- soria de las aguas interoceánicas, hizo posible establecer sin mayores tropiezos una serie de hitos, á pesor de estas bases (') Bertr.wd: iiEstudio técnico», Documento.';, pág. 1-3. — 30 — deficientes: algunos de estos liitos han sido ya confirmados oficialmente. Actualmente existen hilos en los puntos siguientes: 1. Paso del Zancarrón cerca de 29° 25' latitud sud,70<' 12' longitud oeste 2. » de los Bañitos 29o 25' » 70» 12' « 3. » de la Deidad 29» 40' » 70» 10' » 4. « de Vacas Heladas. . . . 29» 46' » 70o 10' » 5. » de las Tórtolas 29o 49' „ 70» iQ' ,, 6. » de la Lagunita .SOo 13' » 70o 10' „ (i) Estos hitos fueron colocados durante los trabajos de Di- ciembre de 1895 á Marzo de 189G. Los jjasos cruzan la línea de altas cumbres divisorias de las aguas, y llevan desde la re- gión de los orígenes del rio chileno Huasco (los tres primeros) y del rio Coquimbo (los tres últimos) hasta la región de los afluentes del rio argentino de San Juan. 7. Paso de Molina (± 34° 22' latitud sud y 70" O' longitud oeste) entre el valle chileno de Cachapoal y el rio argentino Barroso, afluente del Diamante. El protocolo de la colocación de este hito, que todavía no ha sido aprobado, fué firmado por los dos ingenieros de las dos sub-comisiones el 1° de Marzo de 1896. 8. Paso de Las Leñas (34" 28' latitud sud y 70° 5' longitud oeste) se encuentra á 4107 metros de altura, según Gü.ssfeld ('), por cuya descripción es más conocido, y a 4042 metros según Plage- mann. Divide el rio de Las Leñas al oeste, afluente del Ca- chapoal, de dos rios al oriente, afluentes del rio Diamante y del Atuel. Este hito fué colocado el 4 de Marzo del 1894 y su pro- tocolo de colocación fué aprobado el 1° de Octubre de 1895. 9. Paso de Las. Damas (34° 59' latitud sud y 70° 26' longitud oeste) divide un afluente del Tinguiririca, al oeste, del arroyo de La Línea, afluente del Tordillo. El protocolo de su colocación tiene la fecha de 8 de Marzo de 1894 y su confií-macion, 15 de Octubre de 1895. En la misma fecha se confirmó oficialmente el hito de: 10. Paso de Santa Helena á unos 30 kilómetros al sud del anterior, que divide los afluentes del rio chileno Teño de los (') Véase Brackebusch: Los Pasos de la Cordillera, pág. .326-332. El Paso de la Lagunita es probablemente idéntico al de la Laguna ó Agua Negra, descripta por Brackebusch. (■) Viajes en los Andes (Berlin, 1888), p:ig. 144 y siguientes. Las actas sobre la colocación de los hitos en los pasos N° 8-11. Véase Beetrand : «Es- tudio técnico», Documentos, p. 143-146. Consultar también las actas sóbrelos pasosNo7}' S; Plagemann: Das Andine Stromgebiet des Cachapoal (La cuenca lluvial andina del Cachapoal), «Peterm. Mitteil», 1887, III, p. 73 y siguientes. - 31 — del Rio Grande á oriente. Fecha del i^rotocolo: 18 de Marzo de 1894 ('}. 11. Paso de Reigolil (39° 7' 30' latitud sud y 71» 25' longitud oeste), á 1150 metros de altura. Como dice el protocolo corres- pondiente, este paso divide los nacientes de dos zonas fluviales; á oeste una región cuyas aguas corren al rio Maichin, afluente del rio Pucon (Tolten) y á oriente una región que comprende la laguna Pilué que desagua en el lago de Ñorquinco ó Pul- marí, tributario á su vez del rio Collón -Cura. Fecha de la co- locación: 27 de Febrero de 1895; confirmado el 18 de Octubre de 1895. La misma sub-comision número -í-, continuando los trabajos hacia el sud, colocó el hito: 12. Paso de Colocó (39" 13' latitud sud y 71° 23' longitud oeste), á 1500 metros de altura, que señala también el pasaje de la región del Tolten á la del Collon-Curá. Fecha de la colocación: 27 de Marzo de 1895; aprobado el 18 de Octubre de 1895. 2. La demarcación de limites en Tierra del Fuego /y en el extremo sitd de la Patagonia La demarcación de límites en la Tierra del Fuego, de acuerdo con las disposiciones del artículo 4" del protocolo de 1893, fué la obra de dos períodos de trabajos ( Enero-Abril de 1894 y Noviembre 1894 hasta Marzo de 1895) y fué trazada mediante la colocación de veinticinco hitos (en parte pirámides de hierro, en parte mojones de piedra) siguiendo el meridiano del Cabo del Espíritu Santo (63° 36' 38" longitud oeste) hasta la costa norte del Canal de Beagle. La confirmación por parte de los peritos de este trabajo y de los hitos colocados, tuvo lugar en San- tiago el 9 de Octubre de 1895. En la mitad norte de la isla, los trabajos de los ingenieros fue- ron facilitados en sumo grado por el terreno en forma de pampa, de modo que se pudieron establecer veinte hitos de hierro; hacia el sud, en cambio, los trabajos de los ingenieros fueron dificul- tados por las últimas ramificaciones de las altas cordilleras del (') La gran altura absoluta sobre el nivel tlel mar y la dificultad de ac- ceder á todos estos pasos, han imposibilitado hasta ahora de trasportar hasta alli las pirámides de hierro destinadas ú la demarcación, de manera que se tuvo que conformarse con la colocación provisoria de pirámides de piedra. Por lo demás, se emprendieron en gran escala investigaciones en la región de las cordilleras próximas á los pasos. En algunos casos, las sub-comisiones se han limitado áesos trabajos preliminares. uZeitschrit't der Gesellschaft für Erdkunde», vol. XXXII, 1S97. — 32 — sudeste, los lagos y los densos bosques vírgenes. La línea fronteriza viene á cruzar un lago de unos 150 kilómetros do lai'go por 3 á 5 de ancho (Lago Fagnano), cuya extensión mayor se adjudica á la República Argentina y que hasta ahora era casi desconocido. FJste lago se extiende de este á oeste en la parte meridional de la isla y tiene su desagüe en el Gran Océano por el Admirally Sund. En vista de la absoluta imposibilidad de cruzar desde el norte las cordilleras abruptas que se levan- tan entre este lago y el Canal de Beagle, las comisiones tuvie- ron que trasladarse en buques desde el Estrecho de Magallanes (Punta Arenas) para colocar desde el sud el último hito (25) en el correspondiente punto del meridiano-frontera. Este hito se encuentra en el paralelo 54" 52' 51" latitud sud. Los trabajos para la demarcación de límites en el extremo sud del continente hasta el paralelo 52", fueron iniciados sola- mente en el último período de trabajos (verano de 1895-96). Do acuerdo con las disposiciones del artículo 2" del tratado de 1881, las comisiones han trazado por medio de diecisiete hitos, saliendo de Punta Dungeness, una línea que pasa por las alturas de Monte Dinero y Monte Aymond hasta llegar al punto de intersección del meridiano 70" con el paralelo 52", y otros ocho hitos siguiendo este paralelo. Todos estos hitos deben ser todavía confirmados oficialmente. IV LA REGIÓN FRONTERIZA DE LA ALTIPLANICIE PATAGÓNICA AL SUD DEL GRADO 40o 30' 0e LATITUD La parte de la región fronteriza de que nos ocupamos ahora se distingue principalmente de las partes central y norte por el hecho de estar comi)letamente cubierta de bosques abiertos solamente en pocos puntos y que ofrecen grandes dificultades al avance de los hombres, especialmente desde la costa occi- dental. No se trata ya aquí de pasos conocidos desde hace tiempo y utilizados constantemente para cruzar la cordillera, sino que, con pocas excepciones, estos pasos deben ser, ante todo, explo- rados, y las comisiones deben abrirse camino en los bosques con el hacha y el machete. Para internarse en la cordillera hasta la región fronteriza por las costas del Pacífico, existen grandes cursos de agua , |)ero estos mismos rios son navega- bles en un ti'echo muy corto, porque sus corrientes, rápidos, — 33 — y los árboles que arrastran, iiniiiden bien pronto la navegación. Se hace entonces necesario continuar el camino por las orillas, abriéndose con trabajo y dificultad paso á paso un sendero entre los grandes bosques vírgenes. Por el lado argentino, es relativamente más fácil llegar á la región fronteriza, por cuanto la mayor parte de los pasos que llevan desde la altiplanicie patagónica á los valles internos de la cordillera, pueden ser pasados por animales de silla y de carga. La Cordillera de los Andes, cuyas altas cumbres son eu esta parte muy inferiores á las de la región andina chileno-argen- tina del centro y del norte, no forma, en general, una cadena unido, y en forma de muralla con ramificaciones laterales re- gulares como podría creerse al ver un mapa de grandes dimen- siones, y hasta observando la Cordillera á primera vista á cierta distancia, tanto desde oriente como desde occidente. Si se i)e- netra en el interior de la cordillera y se estudia su estructura desde una altura dominante, se comprueba que la cadena, unida en apariencia, se subdivide en una cantidad de cordones para- lelos que, á su vez, se subdividen en una serie de macizos ó cortas cadenas cuya altura y desan-ollo son muy variables, separadas por profundas brechas perpendiculares al eje lon- gitudinal de la Cordillera. Estas profundas brechas constitu- yen un importante signo característico de la cordillera patagó- nica, de manera que el paso desde las costas del Gran Océano á las altiplanicies patagónicas orientales sería fácilmente esta- blecido, á no ser por las dificultades que ofrecen la vegetación y los ríos torrentuosos. Si desde occidente fuera posible seguir sin interrupción por los valles de los grandes rios hasta la altura de los pasos que dividen las aguas, no se necesitaría ascender á la cordillera hasta los límites de los bosques. Me ocuparé ahora, siguiendo de norte á sud, de los princi- pales pasos de esta región O, teniendo en cuenta en cada caso la aplicación de las disposiciones fundamentales del tratado de límites. El paso más al norte de esta región, que al mismo tiempo es hasta ahora el paso más al sud de toda la cordillera que pueda ser cruzado con animales de silla, es el paso de (^) Remito por la orientación general topográfica á la « Carta general de la región recorrida por la expedición exploradora del Rio Patena», en 1: 1.000.000 (u.\nales de la Universidad de Chile», 1884, entrega de Noviem- bre), y á uVerhandlung des deutschen wissenschaftlichen Vereins», III, en- tregas 1 y 2, 1895. El mapa de conjunto agregado á este trabajo contiene, como base, la mencionada carta general, pero trae además los resultados consignados en la primera, sobre mis viajes al Rio Puelo j" Rio Manso. Tumo IX. 3 — 34 — Puyehue, que lleva desde el valle del rio chileno Golgol (li-ibu- lario del rio Bueno) hasta el seno noroeste del lago argentino Nahuel-Huapi. Las condiciones son, en este punto, todavía sen- cillas, encerrado el paso por ambas partes por altas cumbres nevadas (40" 35' latitud sud y TI" 45' longitud oeste); éste se encuentra á 1430 metros de altura sobre el nivel del mar O, y representa al mismo tiempo un punto de la línea de las más altas cumbres y de la divisoria de las aguas interoceánicas. No puede, por lo tanto, caber ninguna duda respecto del punto donde deberá establecerse el hito. Inmediatamente al sud de este paso, la cordillera se bifurca en una cadena principal ancha, que mantiene, en general, la dirección de norte á sud, con muchas brechas, y que se dirige hacia el macizo del Tronador, en tanto que otra cresta alta se dirige en dirección sudoeste por las cumbres del Cerro Llan- quihue Puntiagudo (2250 m.) y la Picada, y del cual puede con- siderarse, como punto avanzado, el volcan Osorno (2257 m.), unido por una silla (Sattel) ancha, pero baja ('). Al mismo tiempo, del primer cordón principal arriba citado, se desprenden una cantidad de altas cadenas paralelas con dirección sudeste que vienen á concluir á la orilla del brazo occidental del Nahuel- Huapi. En esta sección de la cordillera, que abarca unos ochenta kilómetros entre el volcan Osorno y la orilla oeste del lago nombrado, se encuentra la cuenca del lago Todos los Santos, cuyas aguas desaguan en el Gran Océano, y que, con el ancho valle de su principal anuente oriental, el rio Peulla, constituye el camino natural hacia la región fronteriza. Saliendo del valle del Peulla hacia el este, se cruza la altura divisoria de las aguas en dos puntos: uno al norte que, siguiendo la empinada cuesta de los Raulies, conduce direc- tamente á Puerto Blest, en la extremidad occidental del lago Nahuel-Huapi, pasando por encima de la altiplanicie acciden- tada con pantanos y ojos de agua (laguna Cauquenes 2314 m.) y uno al sud que sigue una inclinación bien marcada de O Véase la descripción del Paso en el trabajo del doctor P. Stange : «Memorias é informes relativos á la expedición exploradora del Rio Patena», Santiago, 1895, pág. 142. (") Comparar con esto los informes sobre mi viaje de estudio en esta región, efectuados en unión con O. von Fischer: Relación de un viaje de es- tudio á la región andina comprendida entre el golfo de Reloncavi y el lago de Nahuel-Huapi, «.\nales de la Universidad», t. LXXXIV, entrega 18, y «Peterm. Mitteil.», 1894, VII, púg. 145 y siguientes. En el mismo, los mapas necesarios para la comprensión de los detalles. ! — 35 — oeste á este hasta la orilla de la laguna Fría, que desagua por un pequeño rio en el lago Nahuel-Huapi. Este último jiaso es conocido bajo el nombre de boquete de Pérez Rosales, así llamado del nombre del activo intendente de la época de la colonización en Llanquihuó, que, en 1855 inici(3 la exploración de este paso. El punto divisorio se encuentra en el grado -Í10 2' latitud sud y 71° 40' longitud oeste, á 1013 metros sobre el nivel del mar. En la descripción que he hecho de este boquete, en 1894, he mencionado las dificultades de su paso, que, en esa época, podía solamente transitarse á pié con una caravana de porta- dores y peones que debían abrir el camino á machete. Pero, en estos últimos tiempos, algunos comerciantes emprendedores, residentes en Llanquihué, de origen alemán, se han dedicado á arreglar este paso para el transporte de animales y de cargas mayores, lo que podrá ser de gran importancia para la ciudad de Puerto Montt y para los criadores de Nahuel-Huapi. El go- bierno chileno ha reconocido también la importancia de este paso y ha concedido la suma necesaria para la construcción de un camino adecuado. Es de esperar que la demarcación de limites en este punto no presentará ninguna dificultad, puesto que el Boquete Pérez Rosales divide las aguas del continente y forma una brecha en una línea continuada de montañas que, aun cuando no tenga un filo bien pronunciado, puede ser considerada como encade- namiento principal. Tampoco debería ofrecer mayores dificulta- des la fijación de la línea divisoria en la altiplanicie á la cual se llega por la Cuesta de los Raulies. Al sud del Boquete de Pérez Rosales entramos en la región del histórico Paso deVuriloche (ó Buriloche, erróneamente Bari- loche) O . Su situación no se puede establecer hoy más que por inducción. Si son exactos los datos del padre jesuíta Oli- vares, el único autor que, en su Historia de la Compañía de Jesús en Chile, nos ofrece algunas noticias auténticas sobre este paso, no nos queda sino buscarlo al sud del Monte Tro- nador donde efectivamente la cordillera es atravesada por una ancha depresión del terreno que corre en dirección de oeste á este. En el mapa que acompaña nuestra relación de viaje. (') Véase, sobre el mismo, mis exposiciones en la «v. RiclithofenFest- sclirift»: Beilrdge zar Topographie uncí Geologie der (indinen Región von Llanquihué (Contribución á la topografía y geología déla región andina de Llanquiliué ) , Berlín, 1893, png. 313 }' siguientes. Además los folletos de O. VON Fischek: El Paso de Vuriloche, Santiago, 1894. — se- llemos anotado esta depresión bajo el nombre de \a\\e Burilo- che (véase «Peterm. Mitteil.», obra citada). Antes de que los trabajos de la delimitación lleguen hasta ese punto, será abso- lutamente necesario enviar una expedición para el reconoci- miento definitivo del valle de Buriloche y su continuación hacia oriente desde la división de las aguas hasta la región hidro- gráfica del Nahuel-Huapi. De todos modos, las tres cumbres principales del Monte Tronador (la más alta 3108 m.), están al oeste de la división continental de las aguas, pues la línea divisoria de aguas corre por un filo seguramente unido al macizo principal del Monte Tronador, que separa las nieves que forman un ventisquero que desciende del lado Atlántico (al rio Frió, un tributario del lago Nahuel-Huapi) y varios otros ventisqueros del lado del Pacífico (en el valle del rio Peulla y rio Blanco, que desembocan en el valle que conduce al lago Todos los Santos). Hacia el este, la cadena alta, que divide las aguas, está acompañada por la depre- sión longitudinal del valle del rio Frió, que tiene en el medio una altura de 800 metros, allende la cual se eleva una alta cadena que sale á la orilla del lago Nahuel-Huapi y se dirige al sud. El macizo del Tronador y esta última cadena están ligados por un alto yugo transversal (Querjoch) que lleva el desfiladero por nosotros llamado Portezuelo de Barros Arana, á 41° 8' 19" la- titud sudy71°38' longitud oeste, á 1332 metros de altura sobre el nivel del mar i'), desde cuyo desfiladero se desciende por el valle argentino del rio Frío á la quebrada profunda de un pe- queño rio que desemboca en el valle de Buriloche. Aquí, con la aplicación estricta de la formula del oicadenaniieiüo ¡principal que divide las aguas, debe colocarse el hito de manera que todo el Tronador, que, por su altura y su macizo desarrollado domina todos los alrededores, se encuentre al oeste en territorio chileno. Las condiciones son aquí completamente opuestas á las de una sección conocida del centro de la cordillera chileno-argentina, es decir, del grupo del cerro Aconcagua. También este pico colosal, que domina con su altura y su construcción imponente toda la región vecina, se encuentra fuera de la línea alta divi- soria de las aguas, pero no al oeste como el Tronador, sino al este, en territorio argentino. Todavía más complicada es la configuración de la región montañosa que sigue inmediatamente al sud, cuyo desagüe se O Consúltese «Peterm. Mitteil.», 1894, Vlf, pág. 151. — 37 — opera hacia el oeste por el rio Puelo y hacia el este por los pequeños rios que constituyen el rio Chubut. El sistema flu- vial del rio Puelo ha sido estudiado detenidamente por nos- otros y por la primera vez en dos expediciones distintas: la pri- mera en 1895, acompañado por el doctor P. Krüger y la segunda, en 189G, en compañía del doctor ReicheC); y basados en este detallado estudio, podemos dar las siguientes nociones genera- les de los rasgos fundamentales oro-hidrográficos de esta re- gión, en cuanto sean necesarios ¡)ara el estudio de la cuestión de límites. El valle del rio Puelo, que desemboca aproximada- mente cerca del grado -41" 39' de latitud sud en el brazo del mar en forma de fjord de la Boca de Reloncaví, recorre en la parte inferior de su curso una región montañosa sumamente quebrada, cubierta de bosques impenetrables, que se dirige hacia el sudeste y formando, por una larga serie de cimas, el cordón de las Hualas, coronado por picos nevados. Correspondiendo á la dirección longitudinal noroeste á sudeste ("), generalmente seguida por las grandes depresiones patagónicas de rios y lagos, el valle del Puelo, si nos internamos rio arriba en el interior de la cordillera, se extiende á lo largo del costado noreste del citado cordón, cual una imponente depresión de variable an- chura, y está sembrado, de trecho en trecho, por espléndidos lagos andinos, cordón que, en el lejano sudeste, alcanza suce- sivamente alturas relativamente considerables, y se transforma en una cordillera nevada, de más de 2000 metros de altura. De esta última se destacan varios macizos de estructura rígida, especialmente el bautizado por nosotros con el nombre de Pico Alto, de forma muy bizarra y sobre el cual se apoyan cuchi- llas agudas con puntos en forma de agujas que se dirigen de norte á sud. El valle del Puelo, en su prolongación rio arriba, dobla casi completamente hacia el este y atraviesa la alta cadena que se extiende hacia el norte, y que lleva al Pico Alto y á las vecinas cumbres nevadas. El valle, profundamente encerrado hasta ahora sobre un largo trecho en una especie de cañón, va ensanchán- dose desde este punto siemjíre más hacia el este y da lugar á la formación de dos largas cuencas de lagos, la menor de las cuales, al oeste, se llama Lago Inferior, mientras que la se- (') Véase sobre esto mis Comunicaciones preliminares en «Peterm. Mit- teil.", 1895, VIII, piíg. 190 y siguientes (con un croquis geogniflco) en «Ver- handlungen der Gesellschaft füv Erdkunde » Berlin, 189-5, N"» 4 y 5. (-) Consúltese Bodexbekder en «Peterm. Mitteil.», 1890, X, p. 242 y sig. — 38 — gunda, siguiéndola inmediatamente al este, forma un brazo del gran Lago Superior, donde nace el Puelo. Al norte de esta cuenca continúa la citada cadena de altas cumbres, con dirección aproxi- madamente al sud, y se presenta como una serie de imponentes macizos nevados con formación de ventisqueros, la que está cortada por jírofundas gargantas, pero que forma en su con- junto una cadena central continua, que puede ser reconocida, si se quiere, como encadenamiento principal de la Cordillera. Seguramente no se trata del encadenamiento que divide las aguas, es decir, del que los tratados de límites establecen como norma, porque este último se encuentra á unos 25 ó 30 kiló- metros más al este, en alturas menores ó en cadenas bien de- finidas que, algunas veces, llegan hasta el límite de las nieves, y cuyas altas cumbres apercibe á veces el viajero que viene del oeste, á través de los cortes que existen entre las cumbres ne- vadas de la cordillera central. Toda la región intermedia hasta el pié de la cordillera que divide las aguas, está ocupada por un ancho valle fértil y rico en pastos, el «Valle Nuevo» que, en la constitución de su suelo, en su clima y vegetación, tiene ya grandes semejanzas con la vecina altiplanicie patagónica. Este valle longitudinal encerrado casi por paredes, limitado al oeste por los macizos centrales nevados, y al este por los pri- meros contrafuertes de la cordillera divisoria de las aguas, constituye una llanura que se extiende por varias millas hacia el sud, recorrida por un rio que desemboca en el Lago Supe- rior y de ahí en el sistema del Puelo, y está habitado desde hace algunos años por varios colonos chilenos, que han obte- nido sus títulos de propiedad de las autoridades argentinas. No existe naturalmente tráfico directo con la vecina región de la costa de Reloncaví, y estos colonos han penetrado al valle, sea por el este, sea por el norte, pero de todos modos, del lado argentino. Nuestra expedición de 1895 fué la primera que les mostró la posibilidad de un camino de comunicación con los puertos habitados de la costa del Pacífico, por el valle del Puelo. Por otra parte, la existencia de la colonia del «Valle Nuevo» era completamente desconocida en Chile hasta entonces. La línea divisoria de las aguas es fácil á alcanzar desde el ^"alle Nuevo, si se asciende á los profundos boquetes que atraviesan la cordillera oriental. Nuestra expedición ha visitado uno de estos boquetes, al cual se sube hasta llegará la plataforma di- vi-soria de las aguas en un dia de viaje, hacia el norte de la colonia, ascendiendo por las altas planicies que se suceden en forma de terrazas; nuestra expedición llegó así hasta ponerse — 39 — en contacto con los puntos estudiados por parte de la República Argentina en el valle del rio Maiten, uno de los afluentes del Chubut superior. La división de las aguas en este boquete se encuentra á 856 metros de altura, es decir, 400 metros más alto que el nivel del Valle Nuevo y unos 600 metros mas que el Lago Superior O. En la serie de macizos centrales antes citada, se encuenti'o entre el grado 41° 20' y 41° 40' de latitud otra depresión trans- versal que es recorrida por el rio Manso, el mayor afluente norte del Puelo. Este rio, cuya exploración fué el objeto de nuestra expedición en el verano de 1896, tiene también su origen en la cadena de la cordillera que, en comparación con la anchura general de la cadena, se extiende mucho más hacia el este y se abre camino hacia el oeste al través de varias alturas bajas que comprenden la extremidad norte del Valle Nuevo, y pa- sando por una interminable serie de caldas y correntadas en una especie de cañón intransitable, se llega tan solo á diez kiló- metros de distancia de su desembocadura, á una llanura alu- vial cubierta de bosques vírgenes. Circunstancias especiales no permitieron á la expedición seguir á lo largo del rio hasta la división de las aguas; pero, desde una de las alturas que se levantan al costado del Valle Superior, se pudo comprobar que el curso original occidental del rio Manso sale de un boquete de la cordillera occidental, muy parecido al que acabamos de describir, y que, por lo tanto, su cuenca hidrográfica, como la del mismo Puelo, atraviesa en toda su anchura los macizos centrales, y en su origen llega hasta los pasos fácilmente tran- sitables que marcan la división continental de las aguas. Tam- bién en el valle superior del Manso se encuentran rasgos del avance de la colonización procedente del lado argentino. En cuanto á la utilidad práctica de los caminos seguidos por ambas expediciones en el territorio del Puelo y del Manso, parece ser más apropiado el último para establecer un camino de comunicación entre la costa de Reloncaví y las regiones superiores del Chubut y del Nahuel-Huapi. Naturalmente debe evitarse el encajonado valle del rio Manso, por medio de la as- censión de la cadena que se levanta en su orilla izquierda (oriental) hasta más de 1600 metros, pero tanto su subida como su bajada no es difícil de arreglar para animales de silla; en cuanto al resto del camino, en el valle superior del rio Manso y en la altura divisoria de las aguas hasta la «Pampa» abierta. {') Según el cálculo del doctor Krügei'. — 4ü — no hay dificultad alguna. En tanto que el camino para llegar al paso del rio Manso es relativamente fácil de establecer, el camino por el valle del Puelo hasta los boquetes que dividen las aguas es especialmente difícil, porque se necesitan barcos para recorrer los dos lagos superiores que, por la rígida es- tructura de las montañas que los encierran, no pueden ser orillados por tierra. ¿Cómo debe trazarse ahora la línea fronteriza en la parte de la Cordillera que acabamos de describir? Siguiendo simplemente el principio de la línea divisoria de las aguas de los Andes, es claro que los hitos deben ser erigidos en los boquetes de la cadena oriental; pero se vendría así á adjudicar á Chile el Valle Nuevo, en posesión actualmente de la República Argentina, así como toda la cuenca del Lago Superior, en el cual desembocan muchos i'ios que cruzan fértiles territorios. Con la fórmula del encadenamiento principal absoluto, no se puede hacer nada: porque si se quisiera trazar la línea siguiendo la serie de cum- bres del macizo central arriba citado, esta línea cortaría inevi- tablemente en dos parles el curso del rio Puelo y del rio Manso, lo que, según el tratado de límites, y también por el protocolo de 1893, que debe ser seguido como norma invariable, como según las instrucciones dados a los ingenieros de las sub-comi- siones (véase ai-riba) no sería admisible. Hé aquí, pues, una dificultad cuya solución muy probablemente quedará reservada al arbitro. Entre los paralelos 42" y 43° de latitud sud, la región fron- teriza no ha sido todavía suficientemente explorada para poder hacer de ella una descripción segura. Esta laguna queda sub- sanada hasta cierto punto por la interesante tentativa del doc- tor Fonck O de establecer, sobre la base de los trabajos del padre franciscano F. Menendez, referentes á sus viajes en 1783 y 1786-87, la cuenca fluvial del rio Vodudahue que desemboca en la Boca de Coman, á los 42° 20' latitud sud y 72° 20' longi- tud oeste, como también la región de los nacientes que encierra al este una zona de lagos hasta el divortium aquaruní hacia el Rio Chubul. Hágase notar solamente que, según Fonck, oparece como probable que el grupo de altos lagos de la Cordillera, des- criptos por el padre, son los mismos á los cuales llegó la expe- dición Bell (°) en 1887-88 y en los cuales, según los mapas argen- (') «Viajes ' del 20 de Agosto de 1895, y en Hettner's «Geo- graphiche Zeitschrift», 1895, pág. 437; Polakowski en «Peterm. Mitteil.». Lit. Ber., 1895, N" 584, y «Globus» LXVIII, No 7, pág. 112 y sig. El mapa de Rohde que representa, en su e.sencia, una edición empeorada del antes men- cionado «Plano del territorio del Chubut» de P. Ezcurra, ha sido el pro- totipo de una serie de producciones cartográficas análogas, que en parte se han publicado por la prensa diaria de la Argentina; comp. v. gr. el suple- mento de la «Deutschen La Plata-Zeitung» del 14 de Junio de 1896. El nuevo mapa general del Instituto Geográfico de Buenos Aires, publicado bajo la dirección de Rohde («Mapa general de la República Argentina y de los paises limítrofes» 1896), deja ver muy claramente las pretensiones ai'gentinas en la región cuestionada, y como si no existiese ningún convenio obligatorio sobre el litoral del Pacifico, se extiende aqui la región del estado oriental hasta el curso inferior del Rio Puelo v su desembocadura en la Boca de — 46 — desde el grado 42 hasta el 46 latitud, con el trazado de las líneas pretendidas por ambas partes. En vez de la línea divi- soria de las aguas continentales, la única que se debe fijar en toda la extensión de la Cordillera, se traza una línea fundada en el artículo principal del tratado: la linea del encadenamiento principal de la cordillera que divide aguas con olvido intencional é injustificado del artículo (das» delante «aguas» (artículo que se refiere directamente á la división de las aguas, es decir, la di- visión principal de aguas), línea que recorre cadenas apenas marcadas y á veces no existentes, y que, en parte, dividen aguas de segundo y tercer orden. Esta línea cruza, en cuatro puntos, rios importantes como el Vodudahue, el Palena, el Aysen y el Huemules, estos dos últimos muy cerca ya de su desemboca- dura. El Palena está cruzado aproximadamente á .50 kilómetros al este de su desembocadura, es decir, en un punto en que está todavía medianamente navegable; de modo que la Re]>ública Argentina, según este método, ganaría por lo menos dos puertos y un punto de salida en el curso inferior de uno de los gran- des rios de la costa del Pacífico. Este curioso documento cartográfico no merece una crítica seria, porque se aparta ya del espíritu de los tratados de límites vigentes, por el mero hecho de su pretensión á ciertos puntos del litoral del Pacífico ('). Reloncavi (!). Elmapita suplementario «Detalles delCamiDO de Bariloche», agregado á la 3» hoja, ha sido dibujado visiblemente teniendo en cuenta los resultados de mis viajes y los de von Fischer, 189.3-9.5, y trae como dato inédito el itinerario de la expedición Rohde, en 1883, que pretende haber descubierto el paso de Yuriloche, y haber avanzado hasta el Rio Manso in- ferior, cerca de su incorporación al Rio Puelo. Como no es ahora el mo- mento de entrar en una polémica detallada contra esa última afirmación de Rohde, me limito á manifestar que debo protestar contra ella, fundándome en las observaciones realizadas durante mi expedición al Rio Manso, y daré una aclaración (Auseinandersetsung) á este respecto en mi informe de viajo que se publicará dentro de poco. {') No puedo ocuparme tampoco ahora de los numerosos ataques diri- gidos contra mi y contra mis compañeros de viaje, desde hace más de un año, por la prensa argentina, y algunas publicaciones científicas (comparar «Boletín del Instituto Geográfico Argentino», 1895, entregas 5, 6, 7 y 8) porque la mayor parte de los citados artículos no son absolutamente escritos en un espíritu científico. Basta con citar, entre el mare maimón (Hochflul) de esa literatura, dos artículos escritos con mayor conocimiento de la causa, si bien no sobre la base de observaciones personales del autor: J. Albrecht (¿seudónimo?): La región de las cordilleras andinas en Pátagonia «Ar- gentin. Tageblatt», ;30 de Marzo de 1896, y La frontera en Palayonia, «Buenos Aires-Handelszeitung», 22, 29 Febrero y 7 de Marzo de 1896) en alemán y en español, ambos con maiia-croquis. — 47 — Debemos decir, para concluir, que se producirán también dificultades en la región fronteriza al sud del Palena, v. gr.: en el rio Aysen y rio de los Huemules. El problema del origen de estos rios no está resuelto todavía. El capitán chileno Simpson, que en sus viajes de 1870-73 lia explorado vai-ias veces esa región, ha Iraido informes según los cuales podría creerse que ambos rios tienen su origen muy lejos al oriente de las cordilleras en la altiplanicie patagónica, y que atraviesan toda la cadena montañosa en anchos valles hacia el occidente. Pero en cambio, si se lee con atención la descripción del viaje de Simpson, se verá que nunca ha penetrado suficiente- mente lejos, en el interior, para poder justificar semejante afirmación; no ha salido nunca de la cordillera y formó su juicio sobre la región de los orígenes de estos rios, por las narraciones de personas enviadas hacia adelante. Se tiene, por lo tanto, fundadas razones para dudar de la existencia en esta zona de valles transversales; existen probablemente aquí, como en el Puelo superior y en el Palena, valles fértiles y anchos entre la cadena principal y la divisoria de aguas. Por otra parte, casos análogos á los ya descritos se pre- sentan en partes mucho más al norte de la región fronteriza andina, especialmente en el Bio-Bio superior y en la zona de origen del rio Valdivia. Tratándose aquí también de valiosos territorios ya poblados ó militarmente ocupados por ambas partes, como los fuertes Lonquimay (en el Bio-Bio), y Maipú (en la vega del mismo nombre al este del lago Lacar), es de esperar que, en este punto también, la jurisdicción política será determinada por el tribunal arbitral. 48 — II El artículo del doctor Steffen va acompañado de un mapa que lleva el título de «Croquis de la zona fronteriza ciiileno- argentina», entre el 40" 30' y 44° de latitud sud ('), que reprodu- cimos aquí un poco reducido, y conjuntamente con otro mapa de la misma i'egion, dibujado por la Sección cartográfica del Museo, en idéntica escala, con el objeto de hacer más fácil la comparación y según datos tomados del plano que acompaña la última obra del doctor Moreno {-). El doctor Steffen tiene ya una notable foja de servicios en cuanto á expediciones á las regiones patagónicas andinas, como lo demuestran su mapita y sus publicaciones anteriores; pero lo que aquellas publicaciones demuestran también hasta la evidencia, es la idea preconcebida que domina en todas las producciones, ya sean gráficas ó literarias de nuestro autor; esa idea preconcebida puede formularse de la manei-a siguiente: 1° Poner en evidencia que el principio fundamental estipu- lado en los tratados para la demarcación entre las dos repú- blicas del extremo austral americano es esencialmente hidrográ- fico, y que el límite internacional debe, por consiguiente, coincidir en toda su extensión con el divortium aquaruin continental ó interoceánico. 2° Demostrar asimismo gráficamente en los mapas, planos geográficos, croquis, etc., que en los puntos donde se opera la división de las dos grandes cuencas oceánicas existe también una barrera orográfica formidable, la verdadera cadena de la Cordillera de los Andes de que hablan también nn poco los tra- tados, circunstancia que no puede dejar de reconocer el doctor (•) tt Uebersichtskai'ta des chilenisch-argentinischen Grenzgebiets», zwi- schen 40» 30' und 44° 5' Br. — Una pequeña sección en la parte superior é inferior del mapita (comprendiendo el titulo) no' ha sido reproducida por exigirlo asi el formato de esta publicación. (-) «Apuntes preliminares sobre una excursión ;'i los Territorios del Neu- quen, Rio Negro, Chubut y Santa Cruz», Museo de La Plata, 18'J7. La base que ha servido para la construcción del plano del doctor Moreno está men- cionada en el capítulo «Resultados generales». L'ehersichtskarte des chilenisch-arf^entinischen Grenzgebiets zwischen 40° 3o' und 44- s. Br. \Úa.iívarios....Siefrenyv.Fvi—FnIena-£rfKd.í893^i SUfíírv,Frü^r,]}eÍLJu; I89Sr^6. Escala ? '" "> ->° *" ^ SU. ANDES Y PATAGONIA ANDINA ENTRE EL 41° Y EL 44° DE LATITUD SEGÚN EL «PLANO PRELIMINAR» PUBLICADO EN EL ÚLTIMO LIBRO DEL DR. MORENO 00 Escala °_ J¿ '.° ^° Ag-^'ic./. — 49 — Steffen A pesar de su predilección bien acentuada para interpre- tarlo lodo en pro de una solución estrictamente hidrográfica. Este afán en probar ¡pie la Cordillera andina coincide con el divortium aquarum continental, revela, sin embargo, que el au- tor no está tan seguro como aparenta serlo, de que la linea di- visoria hidrográfica es el límite prescripto por los tratados y para precaverse contra las consecuencias de la interpretación opuesta, tiene la oportuna precaución de hacer coincidir los dos principios orográfico é hidrográfico. El último escrito del doctor Steffen que acabamos de repro- ducir y el croquis que lo acompaña, prueban de un modo ter- minante que la opinión de su autor no se ha modificado á este respecto, y que para él, línea divisoria de aguas continentales es siempre sinónimo de colosal barrera orográfica ó Cordillera de los Andes. Y para (¡ue nadie pueda dudar ([ue tal es la fiel interpretación de su pensamiento, el doctor Steffen se cuida de escribir en letras de molde «Cordillera de los Andes» sobre la poderosa cadena montañosa que dibuja en la mencionada línea divisoria de las dos cuencas oceánicas, entre los paralelos 41" y 44°. Ahora, si probamos con documentos fehacientes que la zona donde se efectúa en aquella sección patagónica el dii-nrUinn nqxa- rum continental está constituido por |)lanicies ó nlli|)lanicies pa- tagónicas; que allí no hay nada que merezca la denominación de cordillera ó dorso andino; que en ciertas partes el desnivel de aquellas planicies es tan insignificante que escapa á la apre- ciación individual, y que las aguas que brotan en su superficie hesitan, puede decirse, sobre su dirección ulterior y hasta llegan á modificarla; que el doctor Steffen cruzó aquella región divi- soria de aguas, donde se producen los fenómenos cai'acterísti- cos que hemos señalado y que corresponden exclusivamente al llano, y (jue. sin embai'go, no vaciló en dilnijar allí su impo- nente Sierra madre, ¿qué idea deberemos formarnos del autor del trabajo, del criterio que lo guía en su modo raro de inter- pretar las cosas y de representar la configuración de la región austral aún no delimitada, en una palabra, de los móviles que le impulsan á obrar en una forma tan insólita, en publicacio- nes destinadas, ante lodo, á circular en el exterior? La contes- tación es embarazosa. Como lo dice su título, el esci'ilo del doctor Steffen, se con- creta principalmente al examen de la zona patagónico-andina fronteriza y al estudio de la interpretación que deben recibir allí los tratados vigentes en el curso de los trabajos de demar- Tumo IX. 4 — 50 — cacion del límite internacional. Sin eniharíío, el autor hace pre- ceder esa parle iirincijial de su li'ahajo por un rctrospocto his- tijrico, abarcandii todo el período transcurrido desde la é))oca del descubrimiento hasta la celebración do los ¡ictuales tratados, con el objeto de demostrar que el límite entre el Vireinato de Buenos Aires i') del Rio de lii Plata y la Capitanía general de Chile no era la Cordillera de los Andes y que la Patagonia toda era chilena. Ojeada retrospectiva l'In uii artículo anterior publicado en París (') hemos exa- minado de paso esa faz de la cuestión, y demostrado que sería dilícil sacar de ella argumentos en pro de la causn liistórica defendida por el doctor Steffen, es decir, la soberanía chilena ejer- citada .sobre la totalidad de las tierras patagí'micas desde la Conquista hasta la era de la Independencia. El interés que pueden suscitar los antecedentes históricos de la cuestión de límites es legítimo, pero no debe hacer olvi- dar que el problema es, antes de todo, de orden geogrVilico. y (|uei'i la geografía — secundada por la geología — pertenece dar la solución definitiva á nuestra larga disputa fronteriza. Es cierto (|ue en el preáml)ulo del tratado de 1881 se dice que: «....dando cumplimiento al artículo 39 del tratado de 1856 ('), los gobiernos do la República Argentina y de Chile han resuelto celel)i'ar un tratado de límites....» etc., cuyos artículos siguen, pero l;i pre- cisión casi matemática con (|ue se determina en aquellos nrlicu. los y en los del protocolo de 1893, el principio que deben tener como norma invariable los demarcadores en sus operaci(jnes de deslinde común, debilita de antemano el valor que se podría re- (') La Qiiesíion des Limites chilo-argenlines. Examen ile la brochuri! d\i Dr. Stelfen. — Hen'ri Delaohaux , Musée de La Plata. Décembre 1897. Publicado en los «Annale.s de Géograpliie » de París. (■) El articulo .S9 del convenio de 1856, está redactado en la íarmn si- guiente: «Ambas p'arte.s contratantes reconocen como límites de sus respec- « tivos territorios, los que poseían como tales al tiempo de separarse de la " domiuaeioii espaüola el año ISIO, y convienen en aplazar las cuestiones « que han podido ó pueden suscitarse sobro esta materia para discutirlas u después pacifica y amigablemente, y en caso ih'. no arribar á un completo «arreglo, someter ln decisión al arbitraje de una nación amiga.» — 51 — conocer á tal ó cual cédula de texto mas ó menos claro ó inte- ligible. 1^1 doctor Sleffen reconoce, por otra parle, que los antece- dentes históricos de la cuestión no podrán desvirtuar el texto preciso de los tratados, texto i[ue interpreta del modo consabido. Tales son las razones que nos impulsan á no conceder ma- yor importancia de la que tiene á ese lado retrospectivo de la disputa que ha sido, además, estudiado por autores de valía. Entendemos, sin embargo, que hay en preparación aquí impor- tantes publicaciones sobre el tópico, á fin de probar ante el mundo que la República Argentina no esquiva el debate en ningún terreno, y está dispuesta i'i seguir su adversario, en la discusión de sus derechos, :í donde le plazca llevarla. Reproducimos i'i continuación algunos [lárrafos del artículo aludido, referentes á las consideraciones de orden histórico que nos sugieren los antecedentes de la cuestión: «En apoyo de su tesis, exhibe (el doctor Steffen) una serie de cédulas venerables, de interpretación á veces dudosa, de cuyo conte.xto deduce la conclusión que el gabinete de Madrid había efectivamente adjudicado á la Capitanía todas las tierras que se extienden desde el Estrecho de Magallanes hasta la provin- cia de Cuyo, pero no nos dice — y la cosa sería algo difícil, pues las cédulas no hablan de ello — d(')nde se encontraba el límite común de aquellas tierras magallánicas con el Vireinato de Buenos Aires. «Es que los límites australes del \'¡reinalo del Plata han sido siempre muy indelinidos, y la omisión que se nota en tal ó cual cédula — como en la de Gaa que cita — de la mención de las tierras patagónicas ó magallánicas en la enumeración de los territorios colocados bajo la jurisdicción de aquel vireinato, se explica fácilmente por la ignorancia casi absoluta en que se estaba respecto de la ancha zona que se extiende al sud del Rio de la Plata. «La misma configuración del suelo en esta extremidad del continente, nos proporciona la explicación del hecho. La toma de posesión del territorio se operó, en lo que es hoy República Argentina, de una manera general de este á oeste, paralela- mente al eje fluvial representado por el Rio de la Plata y su prolongación interna, el Bajo Paraná, — eje de la civilización caucásica en la América del Sud — mientras que en Chile, la población se dcsarrolli') necesariamente miis rápidamente del norte al sud, paralelamente al eje andino, obligada á ello por la formidable barrera orográfica que la estrechaba al oriente, — 52 — .1 unas treinta leguas de aquel otro limite natural que tenía al poniente: el Océano Pacífico. «Debido á esta circunstancia, las regiones australes han sido conocidas y mencionadas mucho más rápidamente del lado Pacífico que del lado Atlántico, pero no sería razonable admitir que esto constituye un título de posesión — aunque no sea más que histórico. Los límites respectivos del Vireinato del Rio de la Plata, de la Capitanía general de Chile y de Cuyo, son de los más indefinidos, según los documentos de la época, pero, de una manera general, puede decirse que el primero se extendía hasta el extremo de la tierra firme, ya que ningún accidente geográfico importante se interponía ó había sido señalado hasta el Estrecho; de hecho, el límite administrativo del Vireinato, en el sud, estaba señalado por las etapas sucesivas de la pobla- ción en su movimiento lento, pero continuo, operado perpen- diculai-mente al eje indicado, etapas realizadas por medio de la fundación de pueblos y de líneas de fortines cada vez más alejadas del centro colonizador: el Rio de la Plata. «Por consiguiente, el hecho que tal ó cual cédula no men- ciona la Patagonia, es decir, las tierras magallánicas como haciendo parte integrante del \'ireinato del Rio de la Plata, no implica en manera alguna la limitación de la soberanía de esta última al límite actual de la provincia de Buenos Aires, pues, en los documentos que conocemos, no liay nada que autorice á creer y aún menos, á afirmar, que un límite intei-- pueslo entre el estuario platense y el lístrecho de Magallanes señalaba la separación de los dominios de las dos comarcas. «Hubo un tiempo en que una línea llevada del cabo San Antonio hacia el interior, representaba casi el límite adminis- ti-ativo del gobierno de Buenos Aires (ó sea el ^'ireinato del Rio de la Plata), y así lo señalaban algunos mapas. ¿Se |)re- tenderá acaso que la Capitanía general de Chile debía exten- derse y remontar hasta allí, y que la joven nación trasandina á la cual dio origen, podía reivindicar legítimamente todo el tei-ritorio comprendido dentro del perímetro indicado? «En este caso, la gran metrópoli que reina sobre el Plata habría tenido literalmente Chile nd portas. «Sin embargo, los antecedentes históricos tan vagos é in- í'onsistentes que acabamos de esbozar, han jiai-ei-ido suíicicnte- nienle probantes ;'t la larga república pai'a autoi'izarla á lomar posesión, en 1843, de ambas costas del lilslrecho de Magalla- nes, en donde fundó, seis años miis larde, sobi'e la orilla con- tinental, la ciudad de Puerto Bulnes. universalmente conocida — 53 — hoy bajo el nombre de Punta Arenas. Ese procedimiento del gobierno chileno dio lugar á enérgicas protestaciones de parte de la República Argentina, y las relaciones entre las dos na- ciones se mantuvieron, durante mucho tiempo, en un estndo de tensión alarmante, hasta la conclusión del tratado de 1881. Es sabido que la dilicultad fué resuella mediante la adopción del paralelo 52" como límile internacional en ese (iniderra amen- rano.» II La letra y el espíritu de los tratados. — Una sola interpretación posible Orografía é hidrografía Después del relros[)ecto histórico que hace de los anteceden- tes del litigio frontei'i/.o, el doctor Stefí'en menciona los tratados que han venido á iinprimii- un rumbo determinado y preciso á la cuestión de limites, y los interpreta en el sentido liidroynifico que hemos señalado. Para llegar á ese resultado, el autor pone á contribución todos los recursos de su rica imaginación y dialéctica y se vale de medios que, en algunos casos, distan mucho de ser correc- tos, como por ejemplo, cuando afirma, ¡tágina 33, que «el prin- cipio de la línea divisoria de las aguas, ha sido introducido en el tratado por pedido especial del ministro Irigoyen». Bien salie el doctor Steffen que el límite derivado del principio hidrográ- fico nunca ha sido aceptado por ningún negociador argentino y que la República Argentina, por el órgano de sus represen- tantes, ha .sostenido siemjire que la frontera debía coincidir con las altas cumbres de la Cordillera de los Andes. El |)ro- ceder del doctor Steffen debe ser, por. consiguiente, juzgado se- veramente, sobre todo en vista de los fines á que obedece, al estampar tales declaraciones erróneas en revistas extranjeras, cuyos lectores no poseen bien los antecedentes de la cuestión. E.so ya es pasar con exceso los límites que toleran la ¡¡olémica y la di.scusion de buena ley. A raíz de la discusión surgida á consecuencia de la dolile interpretación dada á los tratados de límites, se ha publicado una cantidad enorme de artículos, folletos, libros, escritos de todo tamaño y de toda clase, encaminados á seiialar el verda- dero alcance de las cláusulas de aquellos documentos. Todo se ha dicho en este sentido, y conceptuamos inoficioso y superfino — 54 — el probar al lector argentino que el limite prescripto es la Cor- dillera andina y no la caprichosa línea de urden acuática cuya adopción recomienda el sabio explorador: oli'a cosa sería si este examen crítico hubiese sido destinado á lectores extranjeros. Basta con decir que la primera proposición del articulo 1° del Tratado de 1881: «El límite entre la República Ai-gentina y Chile es, de norte á sud, hasta el paralelo 52°, la Cordillera de los Andes», encabezando y dominando todo el documento, es un argumento formidable en pro de la inlerjiretacion orográ- fica — la única veidadei'a y cientíticamente aplicable — que la Re- pública Argentina da al ti'atado y que en su contra vendrán siempre á estrellarse lastimosamente los razonamientos más ingeniosos y sutiles. Se sabe, por otra parte, que para levantar todas dudas al resjiecto, la idea del deslinde cordillerano se encuentra clara- mente señalada y reforzada en los artículos 1" y 2" del Proto- colo de 1803: «....Se lendrá, en consecuencia, á pei-petuidad, como de propiedad y dominio absoluto de la República Argen- tina, todas las tierras y todas las aguas, ¡i saber: lagos, lagu- nas, rios y parles de ríos, arroyos, vertientes que se hallen al oriente de la línea de las más elevadas cumbres de la Cordi- llera de los Andes que dividan las aguas....» etc., y «la Repú- blica Argentina conserva su dominio y soberanía sobre todo el tei'ritorio que se extiende al oriente del ciicadenainicnlo princi- pal de loa Andes....» etc., donde se prevé, que al seguii' el enca- denamiento principal de los Andes, la línea divisoria podría llegar á cortar cursos de agua. La expresión «partes de rios» sería ininteligible en cualquiera otra interpretación (|ue se qui- siese atribuirla, y completamente inconciliable con la teoría de una línea divisoria pui-amente hidrográfica. Esta grave objeción á la intei'pretacion especial ([ue los [yar- üáiwlos del divortium aquarum absoluto quieren dar á la cláusula de los tratados de limites, no pasa desapei-cibida para el doctor Steñ'en, y es aquí donde luce toda su dialéctica para tratar de probaí- que por «partes de rios» se ha (|uerido designar «rios íí parciales; cursos de rios incomjtletos, como existen muchos «ejemplos sobre el vertiente argentino, y que terminan en la «arena ó en las lagunas saladas de la Pampa.» Esa ex|)licaciou es ingeniosa, si se quiere, pero demasiado ingeniosa, y al mis- mo tiempo poco feliz, |)orque el autor olvida que dichos acci- dentes hidrográficos reciben en la terminología geográfica otra denominación. Se les designa bajo el nombre de rios trecheros, rios periódicos, álveos de rios de.secados ó intermitentes, etc.. — 55 — y nunca parír.s tic rios. jA^iya un nuevo tecnicismo geográfico introducido por el inteligente explorador! Por otra parte, aquél no oculta la mala impresión que le causa la redacción do los dos artículos donde se habla de las palien de rion y del e'ncadcitamicntv priiicipal de los Andes, y en (•(insecuencia califica el protocolo de JS93 de «poco sincero» y '(¡¡oco útili), sin duda pori|ue da en el suelo con el complicado edificio de argumentos especiosos que habia levantado en pro de la causa del divortiuvi aqiiarmn interoceánico. Más adelante, el autor dice que: «la idea orográfica de un « encadenamiento pi'incipal es bastante indefinida y no puede n ser absolutamente aplicada para la delimitación política de " limites en una cordillera de montañas tan variada en su con- « figuración y tan poco conocida en todas las particularidades "de su construcción, como la Cordillei'a de los Andes.» Reconocemos con el doctor StelTen, que el trazado de un lí- mite coincidiendo con el encadenamiento principal de los Andes puede y debe presentar numerosas dificultades de orden material en la práctica, pues la zona litigiosa está aún lejos de ser cono- cida en todos sus detalles y no vamos á pretender que los Andes |iresenten allí la clásica forma de una cresta continua, ó espe- cie} de muralla de China. Sin embargo, todas las descripciones, planos, itinerarios, croquis, fotografías, estudios topográficos, geológicos, etc., que poseemos hoy sobre aquella región (y su- man ya un respetable número de datos preciosos y precisos), nos huljilitan para rechazar in limine el límite hidrográfico pro- puesto por el doctor .Steff'en como absolutamente incompatible con la aplicación de los tratados: hoy que las últimas expedi- ciones en la Patagonia andina y preandina lian venido á de- mostrar de una manera intei-giversable que no existe allí, en la zona donde se opera la separación de las dos grandes cuencas oceánicas, el tal encadenamiento principal divisor de las aguas que pretenden algunos de los geógrafos de ultra-cordillera (no todos, i)orque autores chilenos hay, como el ingeniero Bertrand, que han reconocido que: «el divortiiii// aquaniin llega hasta la región plana de las pampas»), no es posible seguir ya soste- niendo tan anticientífica teoría, sin ser sospechado de alterar ii sabiendas la realidad de los hechos. iVdemás, como geógrafo, el doctor Steffen no debe ignorar que el límite de óixlcn puramente hidrográfico, que desea ver adoii- tado en esta extremidad austral del continente, no ha sido apli- cado sobre el terreno de una manera absoluta en otros países. ¿Á qué viene entonces el empeño con que sigue preconizándolo — 56 — aquí? Será quizá para no disentir de opiniones con su superior jerárquico, el distinguido perito por Chile, señor Barros Arana, quien declaró, en cierta ocasión, que: «el curso de las aguas es «una circunstancia continua, esencial, inmutable, caracterís- « tica é iniíerente á una región, mientras que la mayor ó menor (( elevación de un pico es algo accidental que no afecta en nada (( á la contigui'acion de la comarca circunvecina....» Mucho respeto nos merece la ciencia del distinguido perito, pero la verdad nos obliga á declarar (|ue, en la citación reiiro- ducida, ha incurrido en un importante error científico, sobre todo ateniéndose á las condiciones particulares de la Patagonia, donde debían tener aplicación sus teorías. Para que aquella declaración tenga algún sentido, habría (]ue modificarla tan profundamentalmente que digera exactamente la contraparte de lo que así dice. Ni> hay, en la física del globo, algo tan varia- ble en su forma, volumen y dirección como un curso de agua. Bajo la inlluencia de la lluvia, del ¡jlaciario, de la erosión, de la sequedad, de las alternativas de temperatui'a, del viento, etc., un rio avanza, retrocede, aparece, desaparece, vuélvese ora rápido, ora perezoso; desvía su curso, se cava nuevo álveo, cambia de cuencas hidrográficas ó (|ueda sin desagüe; provoca inundaciones en regiones situadas á centenares de leguas de su lecho primitivo, etc. Los ejemplos son tan numerosos que es casi supérfluo mencionarlos. Recordaremos solamente el caso del Hoang-ho, tan inseguro en su trazado (inmutable según la teoría del señor perito), que en el transcurso de las edades ha llegado á cavar su álveo en la parte inferior de su curso, á unos 740 kilómetros de los puntos que antes regaba. bln cuanto á los orígenes de los rios, la Patagonia andina nos proporciona numerosos y remarcables ejemplos de la ins- tabilidad que ofrecen á veces las ramificaciones superiores de un curso de agua. Gracias á la erosión activa que provocan y favorecen extraordinariamente las abundantes lluvias que riegan allí la costa y cuenca fluvial del Pacífico — lluvias que van casi siempre dirigidas de oeste á este á causa de los vientos constantes que soplan en ese sentido — pero cuya influencia benéfica no se extiende mucho mas allá de la Cordillera y sus ramificaciones, lo que determina la aridez relativa de la Pata- gonia oriental, tiende aquella cuenca á avanzar hacia el este, usurpando sobi-e lo (|ue antes pertenecía indudablemente al sistema fluvial del Atlántico. Hay casos de rios, antes tribu- tarios del Atlántico, que, bajo la influencia de las causas — o/ apuntadas, ó á consecuencia de derrumbes parciales de los terrenos que atravesaban, se han visto (ibiigados á desviar su curso primitivo é incoi-|inrar el volumen de sus aguas ú la cuenca del Pacílico. De un año al otro se observan, además, en aquella región. grandes variaciones en el volumen de agua arrastrada por los rios que van al Atlántico, variaciones que pueden ir basta la desaparición de un curso de agua, y la transformación de una cuenca abierta en cuenca cerrada. Uno de los ejemplos más notables de este fenómeno nos estii otrecido por el rio Chico, del Chubut, el que, poco há, llevaba al Rio Chubut y al Atlántico las aguas de una ancha zona, regada por numerosos rios y arroyos, y donde no caben menos de cuatro grandes receptáculos lacustres: los lagos Musters, Colhué, Fontana y La Plata, rio cuyo lecho se encuentra hoy á seco, con rastros de agua de trecho en trecho. h]\ rio Deseado, en época un poco anterior y como se desprende del examen de datos antiguos, traía, segu- ramente mayor caudal de agua que actualmente, pues sus con- diciones son ahora casi idénticas á las del rio Chico; la expli- cación de ese cambio de régimen se encuentra en sus orígenes, donde vemos que el rio Fénix, que se incorpora hoy en el lago Buenos Aires y parece depender de la cuenca del Pacifico, for- maba, antes que un derrumbe de piedras sueltas hubiese modi- ficado su curso, la ramificación sui)erior principal del Deseado. La región montañosef que se extiende al noroeste de la Re- pública, y que constituye el contrafuerte austral de la gigan- tesca meseta peru-boliviano argentina, está sembrada de ruinas de antiguas ciudades indígenas, ubicadas en parajes hoy com- pletamente áridos. ¿Qué significa esto sinú que las condiciones hidrológicas de aquella zona se han modificado ¡¡rotundamente durante el período actual? Resulta de las descripciones anteriores que el sistema hi- drográfico del Globo, y muy especialmente el que riega esta extremidad austral americana, está muy lejos de presentar los caracteres de inmutabilidad que quieren concederle los geógrafos de allende los Andes, y que sería un problema de los mas áirluos, el amojonar en el terreno un límite que tuviera el principio de la división de aguas por base única. Aquí, en la Patagonia andina y preandina, la aplicación del citado principio sería simplemente imposible, porque el tratado dice que el límite debe ser constituido por la Cordillera, y no por el llano en donde se verifica actualmente la separación de las dos cuencas oceánicas, y también porque, en la hipótesis X — 58 — (de realización imposible) de un deslinde según el cUvortiuní aquaniiii foiitincntal. sucedei'ia, al [lOco tiempo de concluida la operación. (|ue la linca divisoi'ia do l;is ¡iguas conlinenlales se habría modiHcado en sus cnntdiaios, y que \ii no cnincidii'ia con la linea amojonada. No, poi- ('icrlo, el rasgo |)riiicipal. relativ;imenLe jiermanente é inmutable de nuesti-o planc-la. no esti'i constituido pm- la i-ed liquida que riega y fertiliza su corteza á semejanza del sistema «■irculatorio en el cuerpo humano; biológicamente hablando, representa el elemento vital de la Tiei'ra, pero es de esencia fun- damentalmente móvil y variable, y cuando haya desaparecido totalmente de su supei'íicie, nuestro mundo extinto seguirá aún durante inmensos periodos ostentado á través de los espacios sidei'ales la imponente esti-ucturu de sus cadenas montañosas, áridas y sin el estremecimiento de la vida, de sus pieos aisla- dos, volcanes y demás protuberancias de su costra: no es la hidroyrafia. es la oru(}rafi(i que constituye el cai'ácter esencial, predominante y i'elativamente ¡¡ermanente de la Tiei-ra, hecho que nos esta confirmado también por las condi(;iones actuales de nuestro satélite (que serán las nuestras de mañana) en cuya superficie visible ha desaparecido el agua, pert.! en donde el re- lieve orográfico nos estii revelado aún con tan admirable nitidez por el lelescojiio. I']sa poca estabilidad en los límites superiores de las cuencas hidrográficas, ha sido chusa de que no se haya adoptado entre las naciones del mundo el sistema de demarcación política que consistiría en hacer coincidir rigurosamente la frontera común con la linea del dÍL-orliiuii a<¡nitniiii de primer orden, ó conti- nental, sistema que, como yn lo digimos, el doctor Steñen y las personas que comparten de sus teorías, quieren ver aplicado en la península patagónica. Cuando el límite intei-nacional entredós naciones está cons- tituido por una cadena montañosa, la línea fronteriza sigue las sinuosidades de la arista central, que siempre tiene un rumbo determinado del cual no se aparta, y pasa entre las vei-tienles que se desprenden de un lado y del otro: es e! divortium aquanai) local, peculiar á la cadena montañosa, el único que tenga apli- cación en el caso de los límites chileno-argentinos: y en el caso de fjue la continuidad de la barrera oi'Ográfica esté interrum- pida por un curso de agua, este último está idealmente cortado y unidas las dos extremidades de la cadena por la línea-frontera como i)odría hacerlo un puente colgante, hecho que un rápido estudio de la geografía físico-política de la Tierra, confirma ple- namente. y — 59 — El caso de los Pirineos, límite orográflco político entre Francia y España, á pesar de ser atravesado por el Garona y el rio Segre; el de la Bohemia, provincia de la monarquía austro-húngara, i'odeada de tres lados por la Alemania meri- dional, de la cual la separan las cadenas del Imv,, de los Sú- deles y del Boehmer Wald, siendo In primera ciimplet;imente atravesada por el rio Elbe. á pesar de lo cual señala el límite político entre los dos imperios; el de los Alpes de Transylvania, continuados en el sud por los montes Stara y los Balkanes, y atravesados por el Aluta y el Danubio, circunstancia que ni>es tomada en cuenta en la delimitación de las naciones fronte- rizas: Hungría y Bumauia; el del Himalaya, cadena sujirema de la Tierra, cuyo eje principal sirve de límite cutre la pniviu- cia china del Tibet y el Hindostán, no obstante ser también cortado en varios puntos, por los caudalosos rios procedentes de la gran altijilanicie tibelana, etc.. son otras tantas jiruebas que demuestran de una manera irrelulable (|ue la IrDutern nro- gráfica dirisoria al mismo tiempo de cuencas flucialcs coiüíik niales es una ulopia en la Tierra, y que los i|ue la preconizan son utopistas ó, cuanto menos, poco avezados en la materia. Descartada toda posibilidad de estal)lecer en la Palagonia andina un deslinde político, coincidiendo con el divorlianí aqita- nim continental, como se desprende del triple examen de: I']! texto de los tratados; La configuración de la región donde se efectúa la se|)ara- cion de las cuencas interoceánicas: Los casos análogos en otros países, es necesario decir que la Cordillei'a de los Andes, en la sec- ción patagónica, no ofrece la uniformidad y la simplicidad de estructura de un cordón longitudinal unido, dominado por una arista central elevada, como, por ejem[ilo, la cadena cauc:is¡ca, una de las más regulares del globo. La cordillera andina dista de ofrecer aquellos caracteres de regularidad, y, en la zona indicada, á contar desde el 41" de latitud hacia el sud, se frac- ciona en varios cordones y macizos más ó menos paralelos, y presenta bien pronto un gran desarrollo lateral, lo que no im- pide que, en algunas partes, los tributarios del Pacífico tengan sus orígenes á unos cien kilómetros al este de las últimas ra- mificaciones orientales. La línea de las cumbres más elevadas es al mismo tiempo la más occidental, y está representada allí poi- las cimas volcá- nicas nevadas del Hornopiren, Centinela, Minchimahuida. Cor- covado, Yánteles, Melimoyu, Mentolat, IMaca, San Clemente, — 60 — San Valentín, etc. Sin embargo, á pesar de su gran elevación general, aquellff linea volcánica no ])odrá ser adoptada como frontera común. por(|ue el articulo 2" del protocolo de 1893 estaiilece que: «....por las disposiciones de dicho tratado, la soiierania de cada estado sobre el litoi-al respectivo es absoluta, de tal suerte que Chile no puede pretender punto alguno hacia el Atliintico. como la República Argentina no puede jiretendcrlo liácia el Pacifico....», y porque sucede que, á la altura del 45" de latitud próximamente, la mencionada linea de altas cumbres se traslada desde el continente en las islas vecinas, de manera que la linea-límite (|ue uniese sus [¡untos culminantes debería necesariamente cortar los canales y brazos de mar que se in- ternan, en ese paraje, en el continente, eventualidad eliminada por las disposiciones del ai'ticulo 2". De paso, haremos notar que, en el caso de haber sido el divortium aquarum interoceánico el límite designado por el tra- tado de 1881 y convenios siguientes, como lo sostiene el doctor Steffen con gi'an refuerzo de argumentos ingeniosos, pero que no pueden resistir á un })rimer análisis (ai-gunienlos pour la galeric), la disposición relativa á la soberanía de cada estado sobre el litoral respectivo seria un absurdo, porque la línea divisoria de aguas nunca podría llegar á tocar las costas. En cuanto á la Cordillera, es cosa distinta, y como sucede efecti- vamente que, en algunas partes, se traslada del continente en los ai'chipiélagos pacíficos, los autores del protocolo de 1893 se vieron ijbligados á dictar esa cláusula [>ara imj)edir que exten- sas costas del Gran Océano llegasen á caer bajo la jurisdicción de la República Argentina, ya que el limite internacional debía coincidir, á los términos del tratado, con el encadenamiento princi[)al de la Cordillera. Ya eliminada en esa forma ia posibilidad de que el elevado cordón occidental semi-continental, semi-insular de la cordi- llera patagónica, fuese elegido, en aquella sección, como límite internacional, los demarcadores deberán buscar, siempre dentro de la Cordillera, pero de la cordillera continental, el encadena- miento principal designado ])or los tratados, y cuyas cumbres nevadas se levantan á una gran distancia al este de la línea divisoria de aguas interoceánica. Será ésta una obra delicada y difícil, dada la fisononn'a es- pecial que caractei'iza el sistema orográfico del extremo austral americano, y ¡lara decidir con entero conocimiento de causa de los puntos por donde deberá pasar la línea fronteriza, será imprescindible disponer, previamente, de un buen levantamiento. — 61 — eu g'i'an escala, de toda la zona cuestionada, acompañado de los datos importantísimos que la geología pitdrá suminislraf sobre el mismo asunto. 111 Brechas y archipiélagos mediterráneos El rasgo característico de los Andes patagónicos consiste en una serie de grandes depresiones transversales, profundas, y que establecen como una comunicación terrestre natural entre los dos océanos. La más deprimida está constituida por la cuenca lacustre donde explaya sus aguas el lago Buenos Aires, y se prolonga al oeste por el emisario de aquella gran napa, y al este por el rio Fénix y el rio Deseado Superior, dos cursos de agua que, en ciertas ocasiones, pueden llegar á unirse bajo la iníluencia de una gran creciente, pero entre los cuales pasa, en tiempo ordinario, la línea del divortiwn oipínnim continpiitnl, lo (|ue el doctor Steffen llama la «Cordillera divisoria de aguas.» La altura mayor de aquella «cordillera divisoria de aguas» es de 470 metros sobre la superficie del mar, lo que significa que si este último se elevara de la misma cantidad sobre su nivel actual, ó, lo que es lo mismo, si esta extremidad conti- nental se hundiese en idéntica proporción, el continente que- dai'ía cortado á esa altura por un brazo de mar que pondría en comunicación permanente los dos océanos, cual lo hace el Estrecho de Magallanes más al sud, el que puede también ser considerado como una de aquellas brechas transversales donde el hundimiento del suelo ha provocado la invasión de las aguas saladas, y la unión liidrográfica de ambas cuencas. A la mis- ma latitud donde una elevación del nivel marítimo provocaría la unión interoceánica, existe, no lejos de la costa, el soberbio cono volcánico del San Valenlin, con una altitud que excede la del Pico de Tenerife en 161 metros ('). Es la cumbre más elevada de toda la Cordillera al sud de la provincia de Mendoza. Las más importantes entre las demás depresiones transver- sales de la Cordillera, son aquellas en cuyo fondo se han abiei'to camino los siguientes rios de cursos y destinaciones opuestos: Puelo-Chubut, Corintos-Ftaleufu-Teca, Pico-Omckel, Lago La Plata- Lago Fontana- Senguerr, Aysen-Coihaike-Mayo, Huemules -Aysen austral -Clialia, etc. {'■) Volcan San Valentín 3870 in.; Pico de IVyde (Tenerife), 3715 m. - 62 — El resultado de aquello configuración particular es de frac- cionar en la zona patagónica la Cordillera, así como las varias ramificaciones on (|uo se sulidividc, en cadenas interrumpidas de trecho on trecho, por cortes per|)endiculares al eje de direc- ción general; y las pintorescas cuencas lacustres que se escon- den en sus valles laterales, así como el sistema fluvial que les sirve de emisarios ó tributarios, dan lugar á su vez ¡i la for- mación de otras brechas perpendiculares á las primeras, de tal manera que el conjunto ofrece la apariencia de uno especie de arcliipirlarjn íprrestrr, fragmentado en numerosos macizi:)s (') islas continfíntalfís, que se presentan como lo continuación en tierra firme — y lo son efectivamente — del archipiélago marítimo occi- dental. A fin de que se pueda tener una idea aún más clara de esa disposición caractei'ística de los Andes patagónicos, hemos re- presentado en un pef|ueño croquis los contornos generales que corresponderían í\1Ií á la Cordillera en la hipótesis de un hun- dimiento del continente de mil metros. En este último caso, desaparecen casi por completo las pe- queñas elevaciones y las altiplanicies por donde pasa actual- mente la línea del divortium aqnarum continmtal. línea i'epresen- tada en el pianito por medio de puntos redondos. En cambio, destácanse aún á una gran altura, las cumbres de los altos cor- dones fracturados — litoral é interior — de la Cordillera, soporta- dos por enormes zócalos cuyas orillas señalan el sitio sumergido de los rios, lagos y canales anteriores. La disposición IVagmen- taria ó insular de los Andes patagónicos resalta entonces con toda evidencia, así como las grandes brechas transversales y los valles laterales que la provocan. Como ya lo hemos visto, no es necesario ir hasta una elevación del nivel marítimo de mil metros para obtener la comunicación interoceánica á tra- vés de la Cordillera patagónica; pero con dicha altura, ó con el hundimiento correspondiente del suelo, el sistema de otravesa- miento de la misma por los brazos de los océanos unidos, es múltiple y completo en la zona descripta: es un verdadero ar- chipiélago, absolutamente idéntico, i)ero más elevado que el de los Chonos. El caso de las brechas patagónicas no es aislado en la geografía física del GIoIjo, pero es probalilemente el m;is inte- resante y carai'terístico. 1mi la Colombia briti'inica, existe tam- bién, entre otras, una gran dejiresion (|ue atraviesa totalmente las Rorkfi Mo/ni/aiiis y la Cascade Jianfje á pesar del enorme desarrollo lateral que aquellas cordilleras presentan allí. En el — 63 — Ihalirpfi de ¡iquella bredin corren, en sentido opuesto, dos rios. la Jiirirrr úe hi Pair con su i'nmiticacion sui)erioi' de Paishii) Hirrr y el Kraser, (íaudaloso ti-ihutai-io del Pacífico, en tanto que la primeiM incorpora sus aguas al Océano Glacial Ártico. BRECHAS V ARClllPnÍLAGOS MEDITERRÁNEOS DE LOS ANDES PATAGÓNICOS EN LA HIPÓTESIS DE UN HUNDIMIENTO DEL SUELO DE 1000 METROS íi2' 4V kff Linea del divortinm aquarum interoceánico aetaal La separación de las dos cuencas se establece en el fondo de la misma brecha, sin estar señalada por ningún accidente orogrático, como sucede también en la Patagonia andina, pero — e,í — existe con esta última In diferencia esencial que el divortinm mpinriim, continental se opera allí dentro de. la Cordillera, mientras en la |)enínsulo patag(3nica se efectúa aJ este de lo Cordillera nevada, llegando los tributarios del Pacífico á incorporar á su cuenca las aguas que brotan en las profundas brechas trans- versales de la planicie patagónica y las que l)a¡an de las vertientes orientales de los Andes, y que su dirección primitiva parecía destinar al Atliíntico, donde indudablemente llegarían aún hoy si los fenómenos del glaeiario, de la erosión y los derrumbes del suelo no hubiesen desviado su curso hacia el Gran Océano. IV Norte y Centro El doctor Stetten entra en el fondo de su estudio con el ca- pítulo I\', encabezado con el título siguiente: «La región fron- teriza de la altij)lanicie patagónica al sud del 40" 3(1' de latitud austral.» La simple lectura de ese titulo es sugestivo, pues implica el reconocimiento, de parte del explorador chileno, de la vei'- dadera naturaleza de la región donde se efectúa el divortinm aqnarain eontinentfd, "que preconiza como límite, y que asimila á lo que llama «línea de las cumbres más elevadas que dividen aguas» ó «encadenamiento principal que divide las aguas», inter- pretación [luesta en evidencia por el plano que acompaña su escrito, donde ha representado en ese paraje una cordillera imponente, y no una altiplanicie. Existe, por consiguiente, una contradicción formal entre los varios términos de que se vale el autor para designar aciuella zona del divortinm aquarnm con- tinental situada al oriente de los Andes y que él conceptúa litigiosa: ii pesai" de todos sus argumentos' y de todas sus explicaciones para hacer creer en la existencia de una Cordi- llera divisoria de aguas continentales, la verdad científica se abre camino espontáneamente, y la realidad de las cosas se deduce lógicamente del contexto mismo del autor. Antes de examinar detalladamente la región patagónica an- dina compi'cndida entre los grados 40,30' y 44 de latitud, el doctor Steffen cr)nsagra algunas páginas al estudio de las regio- nes central y norte, donde se han iniciado trabajos de levanta- miento y de demarcación, y Tierra del Fuego, donde el amojo- — (35 — namiento del meridiano-frontera internacional (,08" 36' 38" oeste de Greenwich) está ya concluido. Como no se trata allí sino de una simple ojeada, no cree- mos necesario entrar á hacer aquí una descripción de la sec- ción andina que se extiende entre el límite norte de la República y el [)rincipio de la Patagonia. Lss sabido que la gran meseta del noroeste, llamada también «Puna de Atacama». ha sido ce- dida por Bolivia i'i la República Argentina en compensación de algunas rectificaciones de frontera en el departamento de Tarija y que á los trabajos de delimitación de aquella zona deberán concurrir, según lo prescribe el tratado, representantes de las tres naciones limítrofes: Argentina, Chile y Bolivia. Los levantamientos ejecutados liasta ahora allí, al precio de grandes dificultades originadas principalmente por la rarefac- ción de la atmósfera (puna), lian confirmado lo fjue ya se sabía respecto del alineamiento de las cumbres principales de la Cor- dillera, que se yerguen al borde occidental de la meseta y domi- nan el vertiente pacífico desde una altura formidable; las más notables llevan los nombres de: Cerros ó Volcanes Licancaur, Hecar. Meñiques, Pular, Socompa, Llullaillaco, Azufre, etc., si- guiéndolas más al sud los ceri'os: Colorado, Juncalito, Juncal, Tres Cruces, Toros Muertos, Dos Hermanos, Los Helados, etc. El hito de San Francisco, cuya erección (Abril 1892) en el paso del mismo nombre dio lugar á tantas discusiones, señala un punto del límite austral de la gran meseta, pero no está situado en el encadenamiento principal de los Andes, sino á unos cincuenta kilómetros al este. El famoso «mojón» fué co- locado erróneamente en aquel sitio por un descuido de la comi- sión argentina, pero su colocación, no aprobada, es de carácter provisorio, y en virtud de un acuerdo celebrado entre los go- l)iernos argentino y chileno, ha sido convenido que se procedería á un nuevo estudio de aquella zona, y que si resulta equivo- cada la ubicación del hito, sería trasladado al occidente. La sección andina comprendida entre la «Puna de Atacama» y el Nahuel-Huapi, que se llama comunmente región central de la Cordillera, no opone á los demarcadores las mismas difi- cultades que la anterior, ni sobre todo que la sección patagó- nica, porque la cadena montañosa ofrece aquí una estructura relativamente simple, y representa al mismo tiempo, salvo algunas excepciones, el encadenamiento i)rinci|)al de la Cordi- llera y la línea divisoi-ia de las aguas no solamente locales, sino también continentales, lo que elimina necesariamente toda discusión posible. Tumo IX. 5 — 6(1 — Pero ya en In parte meridional de esta sección centi'al prin- cipian á aparecer las dificultades, motivadas poi' la doble inter- pi'etacion que se ha dado al texto de los li'atados: — hidrográfica, según lo pretende el doctoi" Steffen é indudalilemente oi'ográfica. según lo sostenemos aquí. ris que la Cordillera, cuya elevación general principia á dis- minuir notable y gradualmente hacia el sud, está ya atravesada por cursos de agua que, como el Bio-Bio y la cadena acuática formada por los rios Calle-Calle, Huahuma. Lago Pucarra. Lago Lacar, y Arroyo Calbuco, toman sus orígenes al oriente del gran cordón principal andino. V.\ rdtimo caso es parliíHilarmente interesante, y ha sido es- ludiiido detalladamente [lor el Dr. Francisco P. Moreno, acom- ])ariado por el geólogo señor Hauthal. Los dos lagos mencio- nados, Lacar y Pucarra. pertenecían, indudablemente, en una época anterior, al sistema hidrográfico del Collon-Curá, es decir, en último término, á la cuenca del Atlántico, y, unidos á los lagos Lolog y Huechu-Lafquen. situados más al norte y para- lelos á los primeros, formaban, según el explorador, un gran receptáculo lacustre único, cuyo desagüe se operaba por medio del rio Chime-huin. La separación de las aguas eonlinenlales se efectúa actual- mente á 800 metros sobre el nivel del mar en un pequeño llano glacial que se extiende entre el rio ()uilqui hué, emisario del lago Lolog y el arroyuelo Calbuco, llano en donde los avances y los retrocesos de los ventisqueros han modificado ron frecuencia los depósitos moreniscos de sus varios períodos de extensión y, finalmente, han obstruido el desagüe hacia el Atlántico, fenómeno cuyos efectos dinámicos vienen repitiéndose á menudo en la región que sigue más al sud. La separación entre las secciones central y austral andinas está señalada á los 41" de latitud, por el lago Nahuel-Huapi. no la mayor, pero sí la más hermosa de las napas lacustres argentinas, y aún podría agregarse, de todo el continente sud- americano. La índole de este riipido estudio no permite entrar en la descripción de los paisajes imponentes y, en algunas partes, sublimes que ostenta la naturaleza en toda aquella región, cuya extensión de norte á sud, abarca unos seis grados de la- titud, entre los |)aralelos 39" y 45", y cuyo digno pórtico ó en- trada pi'imipal está representada por el gran lago. Sin embargo, no resistimos al deseo de pagar de paso un — r,7 — justo ti'il)Ut() de admiración á lo Siii\i( undiiia ('), cuya majos- luosa naturaleza y cuyos recuerdos históricos le han dado la merecida fama que tiene en América. El araucano indómito, que palmo á palmo, aquí y allende los Andes, disputó al hom- bre cauí'ásico sus hogares y sus amadas montañas, levantó, |)0i' el honor del continente de (^>olon. un altar á la libertad en aquel grandioso escenario. Existen estrechas relaciones entre la conliguracion del suelo y sus habitantes: la iSíí/xo! «??í?wrí es tieri'a tradicional de héroes, y la nueva raza enérgica de montañeses cuya vanguardia man- tiene allí alta lo bandera bicolor, cuyos pliegues flamean orgu- llosamente á la brisa purísima de las altas cumbres andinas, recogerá en sus valles el eco aún no apagado de las proezas de que fueron el teatro, é inspiníndose en tan heroicos ejem- plos, sabi-ía — llegado el caso — defender sus montañas y sus hogares como lo hicieron los primeros ocupantes. Nohlesse oblific. La bella napa andina, el Nahuel-Huapi, es una joya sin por entre los demás hermosos lagos de la región, y merece el cali- licativo que le dio el doctor Moreno de «Lago Leman aumen- tado de un Lago de los Cuatro Cantones» : tiene semejanza con este último por los pintorescos brazos ó fjórds que proyecta al sudoeste, al oeste y al noi-te hasta el corazón de la Cordillei'a y al pié de su encadenamiento principal, mientras su seno orien- tal le asimila al primero; y como el lago alpino jurásico, reúne también, en la graciosa cui'va que describe del noroeste al sud- este, el doble carácter de logo de montaña y lago de llano. V Cordillera y altiplanicie patagónicas Al sud del Nahuel-Huapi principia la zona patagónica an- dina propiamente dicho, caracterizada por sus grandes brechas, sus macizos á fisonomía insular y la discordancia continua exis- tente entre la línea de los altas cumbres de lo Cordillera y lo del divortiuiii nquanív) interoceáviro. Lo primera mantiene la di- rección general norte-sud de todo el sistema orográfico, mien- tras la segunda desvía al oriente, en una propon'ion notable, de tol suerte, f|ue lodos los rios que bajón al Pacífico son necesa- • (') Se confiere ordinariamente el nombre de «Suiza andina», Ala región lacustre del Territorio del Neuquen. — (ÍN _ i'iamenle rortados poi' el enondenamicnln pi'inripal. F,l doctor Sletíen no lo comprende, i't no quiere conipi'enderlo asi, porque a contar desde el macizo del Tronador, tuerce violentamente la Cordillera al este y la hace formar con su dirección general un .■íngulo de 50 grados (véase el mapa) con el visible propósito de hacerla coincidir con el divorfimn nquarnni continrutnl, y encerrar toda la red lluvial pacílica dentro de límites orográficos neta- mente indicados, y que reúnan todas las condiciones requeridas por liis tratados para hacer pasar la línea friinteri/.a poi' allí. Desgraciadamente pai-a el autor, la gran cadena que pinta en la región divisoria de aguas continentales existe solamente so- bre el pajiel y la realidad se jiresenta de una manera radical- mente distinta, como ya lo hemos visto y comprobaremos más adelante. Del Nahuel-Huapi al rio Puelo. cuya cuenca visitó el doctor Steffen en 189.5-9G, la Cordillera presenta cuati'o depresiones (|ue estal)lecen una comunicación de un vertiente al otro. La |)i'¡- mera la forman el brazo occidental del Nahuel-Huapi, la laguna Fria, el boquete Pérez Rosales, el rio Peulla y el lago Todos los Santos: es el camino más frecuentado del gran lago ;'i la provincia de Llanquihué. La segunda consiste en el célebre é histórico «Paso de Bariloche» descubierto en el siglo XMI por los misioneros jesuítas, luego olvidado y vuelto li encontrar en nuestros dias. Siguiéndola al sud se pi-esenta la brecha en cuyo fondo corren, en direcciones opuestas, los rios Manso, afluente del Puelo y Curruleufu, afluente del Limay; la lineo de separación entre las dos cuencas tiene aquí una altitud de 1280 metros. LI curso del primero ha sido estudiado por el doctor Steffen (y también por los topógrafos del ¡Museo de La Plata) así como también el del rio Puelo, caudaloso tributario del Pacífico que corre en el fondo de un valle ancho y profundo y constituye la última de las cuoli'o depresiones mencionadas. LI curso del rio Puelo se compone de dos partes bien dis- tintas: el curso inferior, de la Boca de Reloncaví hasta el lago Puelo (llamado Lago Superior por el doctor Steffen) y el cui'so superior desde este lago hasta los nacientes de los rios que lo alimentan. Estas dos secciones se reúnen, bajo un ángulo muy agudo, en el lago Puelo. que se encuentra jirecisamente en el alineamiento del encadenamiento pi-incipal de la Cordillera, de manera i|ue toda la sección superior queda al oriente del mis- mo. LI doctor Steffen no deja de reconocer esta verdad orográ- fica, i'i pesai- do (|ue su maiiitíi la desmiente, y lo hace en la forma siguiente: «Al norte de esta cuenca (el lago Puelo) con- — G9 - tinúa la citada cadena de altas ruinbi-es, con dii'eccion aproxi- madamente al sud, y se ¡iresenta como una serie de imiionen- tes macizos cun formación de ventisqueros, la que eslá cortada jior profundas gargantas, pero que forma, en su conjunto, una cadena continua que jiuede ser reconocida, si se quiere, como cncadenamientü principal de la Cordillera. Seguramente no se trata del encadenamiento que divide las aguas, es decir, del que los tratados de limites establecen como norma, porque este último se encuentra á unos 25 ó 30 kilómetros más al este....» Esta citación se pasa de comentarios; implica el reconoci- miento, por el doctor Steffen, de la verdadera ubicación de la Cordillera, el encadenamiento principal designado por el pi'oto- colo de 1893, á pesar de su afirmación de que no se trata allí del encadenamiento prescripto por los tratados; ya hemos es- tudiado lo que debe pensarse de la interpretación liidrográíica del doctor Steñen y no liay necesidad de refutarla nuevamente. Sin embargo, no debe estar tan seguro de lo que afirma ai'riba, porque agrega más adelante que «la solución de esa dificultad cjuedará muy probablemente resei'vada al arbitraje» ('). Así, pues, tanto el rio Puelo como el rio Manso tienen la parte superior de su curso al oriente del encadenamiento prin- cipal, y la parte inferior al occidente del mismo; en el ¡lunti» donde atraviesan el gran cordón central, están muy encajona- dos y el acceso á la región superior se hace sumamente difícil, jior cuya ra/on sus pi-imeros pobladores — eran colonos [irocc- denles de Chile — penetraron en él por el norte y el este, es decir, por la República Argentina, á cuyas autoridades se habían dirigido para obtener sus títulos de propiedad en una zona (el Valle de Epuyen, llamado por el explorador Valle Nuevo), que el doctor Steffen reivindica para Chile, á nombre del principio erróneo del dirorliuui aqnanun iulcroceánico, no mencionado en O El articulo "I" del Protocolo de 18iJ(J que establece el arbitraje, lo hace en la forma .siguiente: « Si ocurriesen divergencias entre los peritos, al fijar en la Cordillera de loa Andes los hitos divisorios al sud del paralelo •26o52' 15" y no pudieran allanarse amigablemente por acuerdo de ambos gobiernos, quedar.'m sometidas al fallo de S. M. Británica, á quien las partes contratantes designan, desde ahora, con el carácter de arbitro encargado de aplicar eslrictainente en tales caxos, las disposiciones del tratado ;/ pro- tocolo mencionados, previo el estudio del terreno por una comisión que el arbitro designará ». Como se vé, este documento no resuelve todas las dili- cultades, porque está limitado por el texto mismo de los tratados, cuyo sentido y letra no puede alterar. Sin embargo, establece claramente que los casos litigiosos previstos son los que pudiesen ocurrir dentro de la Cor- dillera. — To- los tratados. He aquí una situación extraña y que tampoco necesita comentarios: ios iieclios tienen su elocuencia especial. Los tributarios del Puelo, al este del encadenamiento prin- cipal, son el ari'oyo Quemquemlrcu y el ai'royo Epuyen. Este último sirve de emisario á un lago del mismo nombre y tiene sus i-amiíicacioncs superiores en la extremidad occidental del largo y anclio llano glacial conocido bajo el nombre de Maiten, así llamado del afluente superior del Cbubul, que oi-illa su ex- tremidad occidental, á lo largo de un murallon volcánico hasta su confluencia con el Lelej. El llano de Maiten, limitado al norte por la brecha de Api- chig, está continuadi> al sud por el llano ó [lampa Es([uel, y se extiende, por consiguiente, hasta las lagunas del mismo nom- bre, sobre una distancia f|ue pasa de 120 kilómetros. Allí se opera la separación de las cuencas del Chubut al este y del Puelo y del Palena al oeste. Es el divortiiuu aquaruin del conti- nente, pei'o nada mas, y no acertamos á comprender en vii'- tud de qué Fenómeno una planicie de origen glacial llega á me- tamorfosearse en imponente cordillera, como sucede en el plano del señor Stefi'en? El llano de Maiten, en cuyo centro se levanta la colina vol- cánica de Caquel- Htiincul, presenta una su[ierticie irregular, y ondulada, cubierta de trozos erráticos, característica de las zo- nas glaciadas; el gran ventisquero que recubrió con sus detritos toda la i'egion, ha formado allí líneas de circunvalación de mo- renas terminales que señalan la marcha del gigantesco fenó- meno y permiten su reconstitución. La intervención de los fenómenos glaciales en la dirección seguida ahora por los cursos de agua cuyos nacientes brotan en aquellos terrenos moreniscos ha sido notable, y está com- pletada hoy por una erosión tan enéi-gica, que se puede prever el momento en que los orígenes de los rios Chubut y Maiten se unirán al rio Epuyen, lo que modificará la posición de la lí- nea divisoria de aguas continentales en unos treinta kilómetros más al oriente: es en esta parte del llano de Maiten donde el doctor Steffen dibuja en su plano la Cordillera de los Castillos. Entre los paralelos 42° y 43" se extiende una sección de la Cordillera extremadamente pintoresca, entrecortada de cadenas y valles, en cuyo thahveg los ventisqueros han cavado las cuen- cas de encantadoras napas andinas, pero que, al encuentro de lo que acontece al noi-te del Nahuel-Huapi, pertenecen todas á la red fluvial del Pacífico. Ya hemos citado los lagos lOpuyen y Puelo, á los cuales delie agi'egarse el lago Puelo Infei-ior. cuyo — 71 — emisario es el pío del mismo nombre; los demás receptáculos lacustres, tributarios del Caleufu, se presentan escalonados como un maravilloso rosario natural y llevan los nombres de: Lago Misterioso, lago de Cholila, lago Rivadavia, lago JNIenendez, lago Ftalaíquen, lago Situación. El Fta-leufu representa probablemente la ramitlcacion norte principal del Palena, pero como su curso no ha sido reconocido hasta el codo que este último forma á la altura del 42° 40' latitud, no se puede afirmar todavía si el Ftaleufu y el Palena son un solo y mismo rio, ó si el primero no debe identificarse con el Coi'covado, que se incorpora en el golfo del mismo noml)re y al pié del volcan conocido bajo idéntica denominación. El señor Steft'en no se detiene en el estudio de esa sección de la cordillera patagónica, á consecuencia, dice, de la igno- rancia en que estamos respecto de su verdadera configuración. Eso [)uede ser exacto si se quiere hablar de la región limitada id oeste por el encadenamiento principal de la Cordillera, pero no si se aplica á la zona que se extiende al este del mismo, y que ha sido estudiada detenidamente por la expedición del Museo de La Plata del año 189G. Hemos citado ya la sucesión de receptáculos plateados á (|ue da lugar el curso del Ftaleufu; este curioso sistema fluvio- lacustre se encuentra al este del pliegue central de la Cordillera cuyas nieves y ventisqueros centellean á poca distancia. El di- rortiuní aquaniui continental se opera aquí mucho más al oriente, en el paraje denominado Pampa de Esguel y Bajada Nahuel- Pan, á 740 metros sobre la superficie del mar. El doctor .Steffen cruzó poi- a(|uella región cuando la expe- dición exploradora del Palena en 1893-04, pero no parece ha- berse dado exacta cuenta de su estructura orográfica, poi'que sigue invariable en su interpretación ó en su sistema, y no he- sita en hacer pasar el encadenamiento principal andino por allí, como lo hizo pasar por el llano de Maiten, y como lo hará pa- sar más al sud por la zona de colinas onduladas y cañadones donde se separan las aguas continentales. La realidad se presenta, sin embargo, de una manera muy diferente, y creemos no ¡loder hacer mejor que citar aquí un extracto del último libro del doctor Moreno, donde se hace de ese paraje la descripción siguiente (p. 81 y 82): «En estas pampas de Esguel encontramos nuevamente el divortium aqnaruin interoceánico, siempre producido por la misma causa ya mencionada: la acción glacial. Aquí también las aguas que descendían de la Cordillera hacia el Atlántico se han visto — 72 — obligados á torcer hacia el Pacífico, ol)sti'uidos sus canales na- turales por las morenas extensísimas que cuijren hoy la re- gión. El gr.in ventisquero del oeste, abriéndose paso entre las abras de los cerros que preceden la jirimera cadena longitudinal piu-alela al coi-don central andino, cubrió con sus morenas todo el valle enli-e el norte de Apichig y ¡Monte Tilomas, rellenando esa liiiya liasdi enconli-arse cun oIims mmales del ventisquero perdido del Tecka....» y luego: «Después de haber cruzado más de veinte kilómetros por una llanura a})enus ondulada, en la (|ue sin observaciones de precisión no será posible determinar desde dónde corren las aguas al Pacífico y desde dónde al Atlántico, llanura donde inútilmente se buscará nada que pueda considerarse como «doi-so andino divisorio de aguas», se des- ciende la morena frontal en la gran abra llamada Abra de Es- guel....» Debe citarse lamliien este párrafo, referente al mismo punto: "Si una creciente anormal, que puede producirse en cualquier invierno, aumentara las aguas del llano de l'isguel, seguramente el dicortiunt ai¡iiaru)ii interoceánico se alejaría al oriente de donde está ahora, y ya no sería formado |ior los cerros de Esguel ni por el llano: la meseta oriental pasaría á ser, llegado ese caso, y si se aceptaran las teorías de los so- ñores Steffen, Fischer y Stange, el «encadenamiento de la Cor- dillera que divide las aguas» en una estación del año, mien- tras en otra se encontraría el tal «encadenamiento» en el llano.» Después de esa descripción de la Pampa de Esguel, huelgan los comentarios, y ^jasaremos, con el doctor Steffen, al estudio de la región más al sud, comprendida entre los paralelos 43° y -44 ", que corresponde á la parte central de la cuenca del Palena y á los nacientes del Teka (Chubut)ydel Genua (Senguerr). Allí se levanta, cerca del rio Corintos, artuente del Ftaleufu y á gran distancia al oriente del encadenamiento andino, la progresista población y colonia 16 de Octubre, el centro argentino más im- portante de toda la Patagonia interior. La hermosa arteria fluvial del Palena ó Fta- Palena no está aún completamente conocida, como ya lo digimos, pues no se sabe todavía á ciencia cierta si se le incorpora el Ftaleufu, pudiendo decirse otro tanto de sus supuestos afluentes austra- les. Su brazo central, el Carrenleufu, erróneamente llamado Cor- covado por los colonos de la colonia, nace en el lago General Paz, á los 44" latitud y 71° 30' longitud oest-e. Está situado en el fondo de una gran depresión dominada al norte y al sud por alturas que presentan enormes ranuras, como ancas de prodi- giosos paquidermos, producidas por el ¡¡aso de las morenas; la — 73 — altiplunieie á través de la cual el Con-enleutu Superior, que corre primero de oeste á este en dirección ai Atlántico, se ha cavado un lerlio pinl'undamenle encajonado, es de origen completamente glacial y ofrece los caracteres clásicos de los ¡misajca Diurciiisros. El suelo está literalmente sembrado de una prodigiosa cantidad de granito rodado, que procede visiblemente de los grandes cor- dones andinos occidentales. La región morenisca comiirendida entre el (larrenleul'u y las ramificaciones occidentales superio- res del Cliubut y del Genua, donde se efectúa el divurliitm (iq/ia- non interoceánico, está ocupada por una sucesión de colinas onduladas y de cañadones que difícilmente podrían sei- cnlifi- cados de Cordillera de loa Andca, como lo pretende el doctor Sleffcn y como lo representa en su pianito. La fundación en 1888, de la colonia IG de Octubre, en una zona de la Patagonia andina, que el explorador califica de «du- dosa», zona que hidrográticamenle jiertenece hoy á la cuenca del Pacífico, pero que está situada al oriente del encadenamiento princijial de la cordillera, provocó, cuando fué conocida en Chile, una protesta de parle del gobierno de aquella república é idén- tico resultado tuvieron las ofertas hechas en Eui'opa jioi- la «Argentine Southern C"., limited» de acciones destinadas á la compi-a de terrenos comprendidos dentro del perímetro formado por los grados 41 y 44 de latitud y G!) y 72 de longitud oeste. Por su parte, Chile estableció, el 4 de Enero de 1889, una co- lonia en la desembocadura del rio Palena, que debía servir de base y de punto de partida para la construcción de caminos y nuevas expediciones y empresas hacia el interior, lo que llamó á su vez la atención del gobierno argentino. Pero, en virtud de un acuerdo celebrado entre los ministros Zeballos y Matta, se estipuló (i...que todo acto de uno ú otro gobierno que exten- diera su jurisdicción bástala parte de la Cordillera, de dudoso dominio por no haber trazado todavía en ella, los peritos, el límite definitivo, no afectaría los resultados de la demarcación que se iba á practicar con arreglo al tratado de 1881», con \i> que se establece de un modo perentorio que la fundación de colonias agrícolas dentro del perímetro de la zona reputada litigiosa, no constituye un acto de ¡losesion formal ni un ante- cedente que será tomado en cuenta en el curso de los trabajos de demarcación. A pesar de estas decisiones, el doctor Stefi'en se eleva contra la fundación del centro 16 de Octubre por colonos argentinos en una zona que (>onceptúa litigiosa, en nombre siemjire del principio de la división de las aguas continentales, pero no deja _ 74 ^ ■de reconocer que las condiciones físicas se presentan aquí como en la región del Puelo, es decir, que el encadenamiento prin- cipal de la Cordillera está interiaunpidu y atravesado por el sis- tema fiuvial sujierior del Palena, deduciendo de esta cii'cunslan- cia que a(|uí lamljien la últimn palabra será ¡írununciada \>ioi- allí en 1896, se enconti-aba entonces sin salida, pero hay motivos pai-a creer que, bajo la influencia de los agen- tes meteorológicos, acabará por liacer definitivamente parle de la cuenca del Pacífico. I'ls un nuevo é interesante ejemplo de la instabilidad de la línea del divurtinm (Kiiianiin- intei'oceánico. Al concluir la descripción de a<|uella zona, el doctor Sleffen hace refei-encia á un mapa pul)licado por el coronel Rohde en el Boletín del Instituto geográfico argentino, donde se ha re- pi-csentado la doble interpretación oro-hidrográfica, basándose en el pi-iiner caso, en el artículo in'incijial del tratado «la linea del encadenamiento principal que divide aguas». El autor llama la atención sobre el olvido, que reputa intencional, del artículo Illas», es decir, «las aguas», en vez de «aguas» únicamente. Confesamos con toda ingenuidad no comprender la importancia que ([uiere reconocer á esa omisión, porque el «encadenamiento principal de la Cordillei'a divisoria de aguas» ó «de las aguas», es todo uno, y siempre deberá buscarse dentro del macizo co- losal de la sierra madre, y no al oriente de ésta como lo pide el doctor Steffen. Loque es más serio (|ue el juego de palabras mencionado, es la pretensión de hacei' creer que cordillera, es sinónimo de llano, como se desprende del escrito del explorador, y que la línea divisoria internacional puede lo mismo correr por la |)rimera como por el segundo, sin apartarse do la leti'a y del espíritu del ti-atado! — 75 — VI Del 44° al 46° 30' de latitud La región patagónica andina comprendida entre estos para- lelos, ó sea entre los lagos Genei-al Paz y Buenos Aires, no hace parte del estudio del doctor Stetíen, y pudríamos dar por con- cluido eslc breve exfimen crítico do su Iraiiajo. Sin emhiU'go, antes de terminar, examinaremus rá|)idanicnte las condiciones oro-liidi-ogi'iilicas de aquella zona interesante, á la cual, por oli'a parle, el explorador consagra algunas líneas al mencionar los casos de los rios Aysen y Huemules. En el mapa que acompaña la obra ya citada del Dr. Moreno enconlrai-á el lector uno representación, en lo posible a|)i'oxi- mada á la verdad, de esa parle de la Fatagonia andina, recono- cida y levantada pi'olijamente por los topiigi-ai'os del Museo de La Plata. A delecto de a(|uel documento cartogi'álico. el mapita donde hemos rejiresentado las brechas y los macizos insulares de la Cordillera en la hipótesis de un hundimiento del suelo de mil metros, bastará para diU" una imjiresion sulicientemenle exacta de la región. i'll rasgo característico ya señalado de la Patagonia, las grandes breclias transversales, se acentúa ;i contar de aquí, y los tributarios atlánticos y pacíficos tienen su origen en las mismas depresiones del suelo, á gran distancia al este déla Cordillera andina. .Sus nacientes opuestos llegan casi á tocai'se y forman á veces una red de arroyuelos tan intrincada, que no es siempre fácil detei-minar por dónde pasa la línea divisoria de las aguas continentales: á la altura del -45" 45' latitud, dicha linea dibuja un violento x/y^ag lu'icia el oeste para volver en seguida hacia el este, obligado á ello por las cuencas lacustres Fontana-La Plata, paralelas al i'io Aysen, y cuya extremidad no debe distar mucho del canal del pacífico de Cay. i'^ntre el grado 44 y 44° 30' de latitud, proyecta el Patena sus ramificaciones australes (arroyo Pico, etc.), cuyo desagüe se opera por el Rio Claro, y á las cuales corresponden, al oriente, los afluentes superiores del Senguerr, y los arroyos Cherque y Omckel. E\ arroyo Appelleg, de la misma cuenca fluvial, tiene en frente de sus nacientes las fuentes del Rio Frias, al norte del lago La Plata, y .cuyo cur.so inferior no está aún conocido. lOsle rio constituye quizás la ramificación sudeste del rio Bordalí, — 76 — tributiirio del lago Roselot (que se incorpora al Palena por medio del Rio Claro) pero no sería imposible que baje liasla el canal de Cay ó se vacie en el rjínd lacustre. Ks una incóg- nila que las expediciones futuras se encargarán de despejar. Al sud del Rio Frias se presenta la gran brecba (|ue da lugai' i'i la formación de los dos liermosos lagos Fontana y I, a IMala, y siguiendo á éstos, entr'amos inmediatamente en la dilatada zona que alcanza basta el lago Buenos Aires, y cuya área está ocupada por los tres brazos orientales del Aysen, situados al oi'iente y fuera de la Cordillera de los Andes, como ya es sabido desde la célebre exploración del brazo central por el comandante de marina chileno capitán Simpson, en 1870. lí.\ doctor Steffen no particijia de esa oi)inioii, y sostiene que, no babiendo el distinguido nuuino chileno salido de la ciii'dillera, lo que ha visto no le habilita para alinnnr (|ue los nacientes del Aysen estén al oriente del coi'don andino. Pero la expedición del INluseo de La Plata ha venido á confirmar plenamente la alirmacion del capitán Simpson, y hoy ya no se puede dudar de que todas las ramificaciones orientales del sistema del Aysen estén fuera de la Cordillera, al este, en la altiplanie patagónica, y nacen en el fondo de las grandes depresiones mencionadas donde se encuentran con las fuentes de los tributarios del Atlántico. \'Ai ei fondo de la misma brecha donde corre el Goicbel se halla el brazo norte del Rio Mayo; en una depi'csion más al sud se deslizan en sentido opuesto, los rios Coibaike y Mayo, y en el corte más austral encontramos el brazo sud del Aysen y la Laguna Blanca y arroyo Challa. El arroyo Goicbel nace al pié del Pico Katterfeld ( ISOO m.)- y se dirige primero al sudeste, |iara torcei- luego violentamente al noroeste é incorporarse definitivamente al Aysen y á la cuenca del Pacífico; pero es visible que su curso anterior lo llevaba en otra época al Atlántico, por el Rio Mayo septentrio- nal, antes de que la acción glacial, secundada eficazmente por la erosión, hubiese obstruido su desagüe normal. Hemos hablado en el principio del rio Fénix, actual tribu- tario de la imponente najia lacusti'e del Buenos Aires; este rio, que toma origen al pié del elevado cerro Ap .Juan y á pocos kihjmetros del Aysen austral, reproduce, en escala mayor, el caso del ai-royo Goicbel. Se dirige primeramente al sudeste y después de un recorrido de unos cien kilómetros á través de un llano morenisco, tuerce también al oeste y se echa en el gran lago, no sin desprender el excedente de sus aguas, en época tío crecientes, en el cañadon donde curría antes de una manera permanente hacia el Atlántico, formando el bra/.o norte del De- seado, hasta i|ue el deri'umhe aludido llegó á cambiar su cuenca. Es preciso agregar (|ue no se conoce aún el desagüe del lago Buenos Aires, pero que todo induce <'i suponerle una salida al oeste en el abra de la cordillera, y una incorporación final á la cuenca del Pacífico. Si las expediciones actuales llegasen i'i confirmar estas supo- siciones, el caso del rio Fénix representaría el máximum de ilivergencia en el terreno entre las interpretaciones orográfica é hidrográfica. Las altas cumbres andinas se divisan a(|ui ii i'i mi'is de cien kilómetros al oeste del divortixm riquanni/ inter- oceánico actual, que se opera ;'i 470 metros de altitud y en un punto m.is cercano de la costa del Atlántico que de la del Pacífico. De manera que, admitiendo las teorías del doctor .Steffen, la Cordillera de los Andes divisoria de aguas — ó de las af/iias — después de haber descripto los zigzags bizarros á f|ue le obligarían las sinuosidades de la línea de división hidrográfica desde el lago La Plata, llegai'ía i'i internarse com- ]>letamenle en el continente á la altura del 46" 30' y aun á ajiroximarse al Atli'intico, hecho desmentido de la manera más formal por todos los viajeros, tanto por tierra como por mar, que lian visitado aquellos parajes: desde el estrecho de Behring, en el extremo norte, hasta el estrecho de Le Maire, en el extremo sud, la Cordillera no se aparta de la costa occidental americana, que forma el borde oriental de la depresión inmensa ocupada por el Gran Océano. I'ln las páginas anteriores hemos proliado la inconsistencia de la base sobre la cual el doctor Steflen y los partidarios de sus ideas pretenden apoyar su teoría de un límite intei'nacional derivado únicamente del principio hidrográfico, así como las ideas erróneas que tiene y propala sobre la verdadera configu- i'acion de la zona cuestionada y limítrofe oriental. Pero tanto las últimas expediciones, como las actuales, cuyo objeto es el reconocimiento y levantamiento de aquella región, arrojan tan viva luz sobre las verdaderas condiciones de la Palagonia andina, que ya no será posible sostener con buena le la existencia de una «Cordillera divisoria de aguas conti- nentales». La solución del problema andino se alcanzará únicamente por medio de la luz plena y entera presentada bajo la forma de documentos, mapas, fotografías, etc., observaciones científicas - 78 — de toda índole. Ln ignoi'nnoin. los eiToros, Ins discusiones apa- sionadas y sin base segura, son sus mayores obstáculos: pero el dia que se tenga una carta topográfica exacta y en gran escala de toda la región reputada litigiosa, ya no existirá más la cuestión de límites, porque la solución de la larga contienda se impondrá por sí misma, y resaltará necesariamente de la contextura del teri-eno. Es con la ex}iresion del vivo deseo de (|ue las dos naciones (jue marcban á la cabeza del [irogreso en la Améiúca del Sud lleguen cuanto antes á ese anlielado momento en que quedará suprimido el último elemento de disidencia entre ellas, que terminamos. Tenemos la firme convicción que los dos pueblos recordarán siempre que son bermanos, y que sabrán solucio- nar satisfactoriamente el delicado problema de sus límites co- munes, una ve/, bien enterados de los términos en que se presenta, y que dedicai-án entonces todas sus fuerzas, todos sus recursos, todo su actividad y su genio emprendedor á la colonización metódica de aquella bermosa región del extremo austral americano definitivamente delimitada, región aún casi virgen y la que, una vez aprovechada en toda su extensión, formari'i una de las comarcas privilegiadas de la Tierra, donde el bombre caucásico septentrional acudiní con preferencia desde el viejo mundo, concurriendo así i'i la formación de la raza fuerte y enérgica que se desarrollará allí, y elevará la Patago- nia, antes tan denigrada, á la categoi'ía de tierra 'civilizada, centro poderoso de riqueza y de |)i'ogreso, y factor importante en el desenvolvimiento futuro de la gran familia argentina. Museo (le La Plata, Maizo 1898. OSTEOLOGIE DU BALEINOPTÉRE DE MIRAMAR F. LA H I L LE DOCTEim EN MF.nr.CINE ET ES-SCIENCES NATT/REI-LES CHARGÉ DE LA SECTION DE ZOOLOGIE DtT MUSÉE DE LA PLATA 59-95 I 59.19 (26.4) NOTES SUR L'OSTÉOLOGIE DU BALEINOPTÉRE DE MIRAMAR PAU K. LAHILLE DOCTEUR EN MÉDECINE ET ÉS-SCIENCES NATURELLES CHARGÉ DE LA SECTION DE ZOOLOGIE DU HIUSÉE DE LA PLATA íí oía ■/.£9aXví /.a! é'(Y.é " Largeui' 7/i 'i PARIÉIAL I.e parietal est representé á Textérieur par un os quadrila- tóre et fortement concave. Son bord supérieui- convexe est en rapport, en avant, a veo la branche montante du maxillaire; en arriére, avec rinterpariétai et le suroccipital. Le bord postérieur 6st égalemenl convexe et se trouve en rapport avec le lempo- ral. Le bord inféiúeur est rectiligne et est embrassé par l'ailo du s|)liénoíde. Le liord antéiñeur concave s'appliquo sur le fron- tal, le contourne en arriéi-e et s'arréte au niveau de la goutliéi-e du nerí optique. Longueur du bord supérieui' l^DO » " " postérieur 0,70 » )> » inférieur O/i'i » 11 )> antérieur 1,35 La distance rectiligne entre les bords supérieurs des deux pariétaux, en passant par l'extrémité poslérieure de la branche montante du maxillaire est de 77 cm. I'RONTAI. Chez le baleinopLére de Miramar, le frontal droit est diffc- renl du frontal gauche en ce que la j)arlie du prolongement or- bitaire situé en dessus du pai-iétal et s'insinuant entre la face supérieure et la face inférieure du maxillaire supérieui-, au lieu íl'étre constitué ¡tar une lame uni([ue, se trouve formé de quatro lames osseuses parallcles, sondees seulement en certains points <\q leur étendue. Le prolongement oi'bitaii'e du fi-ontal est tres — «/ — éloigné de la lace supérieure du inaxillaire supérieur. Aussi entre ees deux os, on remarque des exostoses tres développées qui nppartiennent soit á l'un, soit ¿i Tautre. La base, presque cylindrique, mesure en dessous du prolongement orbitaire vingl centimétres de diamétre. Les dimensions suivantes indiquenl les autres caracteres qui ne m'ont pi-ésenté aucune particularité digne d'une mention spéciale : Lai'geur du bord orbitaire en dessus 0"'üO Grand diamétre de lorbite 0,30 Petit diamétre « » 0,16 Longueur du bord postérieur de rapophj'se orbitaire. . . . 1,25 Longueur du bord antérieur de l'apophyse orbitaire. . . . 1,25 Du bord antérieur du palatin au bord orbitaire du frontal. 1,00 Dimensions de la facette zygomatique du frontal 0,18X0,25 Diamétre de Torigine du prolongement orbitaire (en des.sous) 0,20 Largeur du cráne en arriére de l'extrémité postérieure de la branche montante 0,8;^ V O M E R La longueur Lotale de cet os est de 5 m. 37. La portion postérieure du vomer est aplatie et appliquée contre le basi el le pré-sphénoíde. Elle est á peine carénée en son milieu, au moiiis dans sa partie postérieure oú sa largeur est de 20 cm. Cest ú cinquante centimétres en avant de son extrémitc postérieure et au niveau antérieur des orífices posté- i-ieurs des narines que commence la carene proprement dite (de4m.57de long) de cet os. En sa portion antérieure et ter- mínale existe une fente de 30 cm. de long qui sembleraít índiquer une bifidité primitive de Tos. Ses bords supérieurs sont aplatis et inclines de dehors en dedans au niveau du pl.tncber des f'osses nasales antérieures. Profondeur du vomer á la base du rostve 47 cm. Largeur du vomer, en dedans, en ce méme point. ... 20 » Epaisseur du bord supérieur du vomer 9 » Distance máxima de la gouttiére du vomer jus([u'á la surface supérieure des inter-maxillaires 85 » .1 U G A I. Cet os peut étre consideré comme formé de deux branches qui se réunissent á angle droit. Une branche gréle, aplatie, un peu concave en dessus forme la portion orbitaire: une branche épaisse ayant la forme d'une pyramide triangulaire constitue la portion fronto-maxillaire. — 88 — La premiére a une longueur de 32 cm. et une épaisseur de 2,5 cm. La seconde a une longueur de 35 cm. et une épaisseur de 9 cm. á sa base. Le bord interne de la branche orbitaire est arrondi et lisse; son bord externe est plan et rugueux. La face interieure de la portion fronto-maxiliaire se continué avec la surface interieure du maxillaire et vient se loger dans une concavitédu l)ord pos- térieur de celui-ci. La face antérieure de la pyramide presente une créte tres proéminente que determine deux concavités su- perposées. Dans la premiére et inférieure, qui est la plus grande, vient se loger une partie de rapophyse" orbitaire du maxillaire. Dans la seconde, supérieure et plus petile, s'engage Tos lacrymal. La partie supérieure de la pyramide est en contact avec le frontal qui repose sur elle. La face postérieure, dans sa partie inférieure, forme le plancber antérieui- et inférieur de la cavité orbitaire. La distance entre les extrémités des deux bi-ancties du jugal est de 54 centimctres. LACRYMAL Le lacrymal est un os allongé (65 cm. de long), assez étroit (14cm.), plan en dessus, un peu convexe en dessous, se ter- minant en avant i>ar une expansión foliacée et en arriére par une extrémité épaissie et arrondie (|ui vient former sur le sque- lette une petite saillie en avant de Toeil (3 cm. de bauteur pour 7 cm. de base). La plus grande épaisseur de cet os corres- pond á sa región moyenne et ne dépasse pas trente-cinq milli- métres.-La face inférieure repose en arriére et en bas sur la créte de lo face antérieure du jugal. NASAL ET FO-SSES NASALES Chaqué os nasal du baleinoptére de Miramar présente en arriére une encoche profonde oíi se loge une apophyse du fron- tal formée de lamelles osseuses verticales paralléles et tres développées. Les distances qui séparent les faces supérieure et inférieure du nasal sont en avant de 23 cm.; en arriére, de •i2 cm. La longueur de la face supérieure, comprise entre deux plans paralléles et verticaux, est de 40; celle de la face inféi'ieure, de 45 cm. La premiére est oblique de dedans en deliors et d'arriére en avant. Son bord interne s'éléve en créte en avant et son bord externe présente une petite rainure verticale oú vient se loger une portion de rinler-maxillaii'e. — 8!) — Les os nasaux du Ijaleinoptére de Miramar ne sont iioint symétriques. Leur face intei-no n'est j)lane que dans la [)arlie antérieure. En arriére et en has, l'os nasal di'oit est convexe; l'os nasal gauche est concave. L'orifice postérieur des fosses nasales est formé en haut par les ptérygoídiens et le vomer, en bas par les palatins. Les os qui concourent á former le canal dans sa región moyenne sont: le vomer, rethmoide, le frontal et le palatin. Dans sa región antérieure, on rencontre premiérement, au dessus du canal, les nasaux et les frontaux: secondement, au dessous, le iiord supérieur du vomer qui s'ajilatil hoi'izontalement a ¡lartir de ce poinl; et troisiémement, en dehors, Tapopliyse palatina du maxillaire, Tapopliyse maxillaire du frontal el Tapopliyse fron- tale du maxillaire. Les os nasaux s'appliquent par toule leur face externe sul- la face interne du frontal. lis n'ont aucun rapport avec le maxillaire; l'inter-maxillaire les en separe. La largeur du bord postérieur des narines ou Tépaisseur des deux nasaux en avant est de 33 cm. En arriére, Pépaisseur de ees deux os n'est que de 22 cm. Les deux os nasaux forment en avant et en haut une créte élevée. INTER-MAXn.LAIRE L'inter-maxillaire est un os prismatique, triédre dans sa partie antérieure. II est simplement aplali et recourbé dans sa partie postérieure. La face interne de la partie antérieure s'applique sur le vomer. Sa face externe, qui se continué avec la face externe et concave de la partie postérieure, s'applique contre le maxillaire. Quant á la face supérieure de Finter-ma- xillaire, elle devient interne en arriére, á la face interne du méme os. Les inter-maxillaires dépassent les maxillaires en avant sur une longueur de vingt cenlimétres. En arriére, ils arrivent presque en contact avec Poccipital. Ghez le baleinoptére de Miramar, le bord externe de la face supérieure, au lieu d'élre rectiligne depuis la base du rostre jusqu'a son extrémité, présente vers la partie antérieure un ré- trécissement suivi d"un évasement notable de cet os. Les di- mensions üuivantes en indiquent la valeur. L'aréte inférieure de l'inter-maxillaire est en rapport avec Taróle de la face in- terne du maxillaire. — 90 — Distance des bords externes des deux inter-inaxillaires á 1,20 de Textrémité 0'°74 )) » » » » 2,02 » 0,64 » » » » « 4,04 » 0,60 Largeui- de la face supéneui'e á 1,20 de l'extrémité 0,30 » » » >> 2,02 » 0,27 Longueur des inter-maxillaires 5,02 PALATIN Les palatins qui n'ont dans leur parlie anlérieure, simple- nient appliquée sur le vomer, qu'une t'aible épaisseur de 1 ü 2 centimétres, s'épanouissenl brusquement en amere pour se sou- der avec les ptérygoídiens á l'aide de lamelles osseuses tres prononcées. La partie supérieure de leur base se trouve en rapport avec ralisphénoide, le temporal et le frontal, mais le mode d'union avec ees os est bien moins intime qu'avec les ptérygoídiens. La moilié antérieure du bord supérieur ainsi (jue le bord antérieur convexe des palatins sont creusés en gouttiére et recoivent le bord inférieur du maxillaire supérieur: La plus grande largeur du palatin. . . . 0"ó7 Longueur du bord inférieur 1,35 » » supérieur 0,93 » )> antérieur 0,68 » » postérieur 0,40 MAXILLAIRE La forme du maxillaire supérieur rappelle beaucoup celle du maxillaire de B. Sibaldi ou B. intermedia. II est, en effet, beaucoup |ilus dilaté dans sa |)artie moyenne qu'á la base du rostre. II s'en distingue pourtant par la tres grande concavité qu'il présente en dessous et en arriera, au niveau de l'origine des palatins. Dans sa partie antérieure, on remarque en des- sous: d'un Cüté trois et de l'autre deux gouttiéres longitudinales servant de passage aux vaisseaux ainsi qu'aux nerfs palatins. l']n arriére, il existe six á liuit autres canaux qui se dirigent presque perpendiculairement vers le bord libre de l'os. Les plan- ches, ainsi que les dimensions suivantes, indiqueront mieux que toule description leurs autres caracteres. L'ossitication de la face supérieure du maxillaire supérieur semble se faire d'une faron assez irréguliére, au moins a partir d'un certain age. On voil, en effet, superposée h Tos proprement dit, une couche de nodules osseux isolés ou soudés entre eux en certains poinls et formant alors de véritables lames osseuses irréguliéres. — 91 — Longueiir ilii bord inft'-rieur du inaxillaire é^áO >) de l'angle inféneui- á l'extréraitó antérieuie . . 'i,97 Largeiir du inaxillaire A sa base 1,08 Epaisseui- de l'apophyse jugale 0,13 Longiieur de l'apophj'se jugale 0,70 Longueur de l'apophyse montante 0,90 Distance entre les sommets de Tapopliyse montante et de rapophyse jugale 1,40 Largeur de la branche montante A son extrémité 0,3'2 » » » a son origine 0,17 FANONS Les fanons soiit d'un tres beau noir. lis se rejoignent en íivanl et i'ornient en orriére une ligue spirale á l'entrée de Tu^sopliage. Les fanons du cóté droit onl été enlevés une nuil pai- de violents coups de mer et malgré toutes mes recherches ils ne purent étre retrouvés. Les lames sonl noires ainsi que les soies terminales. La hauteur des plus grands fanons est de 85 cni. Ln Imse des plus larges mesure 45 cm. Le boíd ex- terne des lanons est sensiblement vertical. Le bord interne est oblique de dedans en dehors el se décompose en deux parties. Dans la |>arlie interne les soies sont tres courles (2 á 3 cm.) et formenl une sorte de brosse. Un espace denudé les separe des soies de la portion externe qui atteignent de 15, 20 á 25 cm. La liauteui- moyenne de la lame qui supporte la brosse est de 15 cm. .Si on considere les fanons par leur face supérieure, on voit que les grandes lames présenlent une épaisseur de 1 cm. et sont séparées les unes des autres par une gouttiére de inéme dimensión. La séi'ie de bourrelets basilaires est re- marqualile par la rcgularité des espacements. Chaqué lame ]:)résente une double courbure, c'est á diré elle forme une sorte de S á boucles tres ouverles. l'Jn dedans de la lame principale, on observe jusqu'ii treize series de lamelles. Comme ees petits fanons correspondent á des alvéoles distincles, il en resulte qu'en examinant leur ensemble par la face supérieure, on observe des boutonniéres de jilus en plus ¡¡etites disposées en series linéaires dans la direction méme de la gouttiére ou de la grande alvéole des lames principales. Dimensions dex lame.lles secondaives d'ioie rangée moyenne Lamelltí (ext.) n° 1 largeur: 20 mm. Lamelle n» 4 largeur: 17 mm. » 2 » 19 >' » 5 >' 15 » » 3 » IS >. » 6 » 15 » — 92 — LiinieJle n" 7 largeiir: lüinm. Lamelle n" 11 largeiii". i)'i iinji. » 8 » 08 » » 12 » 01 » » 9 .) 07 » » 13 » 03 » 1) 10 » 05 » Les hauteui's correspondan tes, abslraction faite dessoies, sont: Lamelle (ext.) no 1 hauteur: 18miii. Lamelle n" 8 hautenr: 05 mm. 3 » 17 3 )> 12 4 » 10 5 » 09 6 » 07 7 )) 00 » 9 » 04 « » 10 )> 04 » » 11 )> 03 » » 12 )> 02 » .. 13 » 01 » Les soies qui correspondent aux lames secondaires sont aussi longues que les soies de la portion interieure de la lame principale. A la zone la plus interne des rangées de fanons, par conséquent a la suite des petites lamelles secondaires, on ne distingue plus que des soies qui naissent seulement de la membrane basilaire. II est intéressant de remarquer que, dans les series des pe- tites lamelles, les soies ne se trouvent aggiutinées et sondees entre elles qu'á partir d"une certaine hauteur; elles sont libres á leurs bases et á leui-s extrémités. On voit done manit'este- ment que les fanons sont formes de soies d'abord isolées qui ne se sont soudées les unes aux autres (|ue plus tard á l'aide d'une substance agglutinante. MANDIBULAIRE Chaqué mandibujaire forme un are tres prononcé donl l.i fleche atteint 95 cm. La face interne de cet os est plañe et doit toujours occuper dans les squeleltes montes un plan vertical. La face externe est convexa ainsi que la face inférieure. Quant á la surface supérieure, elle est plañe sur une étendue de lm.80 qui correspond au milieu de la longueur de Tos. II existe done en cette región une arete supérieure et interne. Celle-ci se con- tinué avec la créte du condyle. Le bord externe de la face supérieure présente huit trous mentonniers et les distances respeclives et moyennes d'un Irou á l'autre sont d'arricre en avant de 0,46, 0,52, 0,39, 0,3(3, 0,42, 0,41 et 1 m. 50. Le huitiéme trou correspond á la symphyse. Le bord supérieur de la face interne présente une vingtaine (le trous beaucoup plus petits que les trous mentonniers. lis (liuiinuent d'importance d'arriói'e en avant et chacun d'eux so — 03 — conlinue pai- une ciinnelure sensiblement paralléle ii Tárete de Vos. L'iii-ete supra-interne se dirige en dehors dans la |)arlie antérieui'e de la mandibule. A la symphyse, le niilieu de la face interne présente un fort bourrelet saillant qui diminue rapidement d'importance en se dirigeanl en ai'riére el en bas. Dans sa posilion naturelle, l'apophyse coronoíde est verlicale, c'esl á peine si elle se dirige un peu en dehors. Si jusquYi présent on a exageré cette direc- tion chez d'autres espéces, c'est sans doute parce que la mandi- bule n'avait pas été placee dans sa vérilable position naturelle. Le talón du condyle mandibulaire est tres accentué et sa saillie extei-ne est de 12 cm.; exactement égale á son enfon- cement interne. On dirait qu'ii y a eu un chevaucliement de la partie supérieure du condyle primitif sur sa partie inférieure. Voici les principales dinnensions du mandibulaire: Longueui' en ligne droite 6T2 » en suivant la courbure de l'os 6,70 Hauteui- ú la symphyse 0,39 » au nailieu de la hauteur 0,4.5 )> á l'ongine de l'apophyse coronoíde 0,60 » passant par le sommet de l'apophyse coronoíde O,!».") Distance entre le sommet de l'apophyse et le trou tlentaire 0,68 » 1) » » » et la face postérieure du condyle 1,20 Diamétre du condyle 0,43 Distanee de la face postérieure du condyle á rorifice du canal dentaire 0,60 Epaisseur du maxillaire en son milieu 0,98 Ecartement des deux maxillaires en leurs niilieux (mesuré en dedans) 2,80 Ecartement des deux condyles (mesuré en dedans) 1,6,") APPAREII. llYOiDIEN J'ai pu observeí' cet appareil en position et vériíier ainsi Texactitude de Topinion de Gervais. La plus grande largeur des stylo'ides correspond á rextrémité interne de Tos. Les styloüdes sont épais en dehors et amincis sur leur bord postérieur. lis sont presque cylindriques au point d'insertion du cartilage qui les relie au crane; ils sont, au conlraire, aplatis et évasés au niveau de Tinsertion du cartilage qui les réunil au cartilage des apophyses du basi-hyal. Leur longueur est de 55 cm.; leur epaisseur moyenne de 8; leur grand diamétre: en haut est de 13 cm.; en bas leur largeur alleinl 22 cm. Le basy-hyal est concave en dessus; il Test également en dessous et suivant la ligne médiane. Les apophyses antéi-ieures sont tres développées; elles mesurent 31 cm. á partir de la partie médiane et antérieurc de l'os. — 94 — 1mi revaiiclie, les apophyses postérieures ou lubérosilés des lliyro-hyaux sont á peine prononcées et ne dépassent pas 3ciii. de liauteui". Le basy-liyal est écliancré en orriére comme d'ha- bilude. Son épaisseur máxima esl de II cm. Sa plus grande largeur égale 30 et sa longueur 22 cm. Les Ihyro-hyaux sonl légérement rélrécis, un peu en dessous de leur itase. lis ont la méme forme que les styloides; c'est á diré, ils sont cylindriques á leur extrémité extérieure el aplatis du cnU'' inlei-ne. Leui- extrémité supérieure ou externe a IScm. de diamétre; leur por- tion rétrécie présente une largeur de 19 cm. La distance qui sé- l)ore les deux exti'émilés extei'nes des basy-liyaux esl de 1 m. ÍO. Le carlilage Ihyro'íde étail ossifié en son centre et présenlait un véritable écusson osseux de 14 cm. de longueur sur 12 cm. (le largeur el 5 cm. d'épaisseur moyenne. La face supérieure de cet écus.son étail concave et sa face inférieure ou anlérieure fortemenl bombee. OMOPLATE Le bord supérieur de l'omoplate, concave au niveau de l'o- rigine de l'acromion, devient ensuile convexe dans sa seconde moilié; la dislance entre Fépine et la partie la plus élevée de la convexité esl de 13 cm.; le bord est minee dans loute son élendue. Le bord interne, vu de face, présente une courbe réguliére. Vu de protil, il esl légérement inñéchi en arriéi'e au niveau d'une saillie horizontale peu accentuée allant d'abord sur la face externe du col de l'omoplate au bord libre de cet os, en- suiteenavant dans le quarl inférieur du bord. Le bord interne dans sa región moyenne (87 cm.) présente une épaisseur de 2 centimétres seulement, cette épaisseur s'accroil jusqu'a cinq cen- timétres dans la región supérieure (53 cm.), mais surtout dans la región inférieure (80 cm.) oú elle atteint sepl centimétres sur une grande longueur. Le bord inférieur est Irés épais sui'tout au niveau du col de l'omoplate. De sa porlion supérieure se détache une saillie allanl se perdre sur la face externe vers le bord interne de l'omoplate et aussi éloignée du bord inférieur que Test l'épine du bord supérieur. La face antérieui'e de Tomoplate, appliquée contre les cotes, serail presque unie si elle ne presentait sepl ou liuil pelites saillies peu accenluées convergeant toutes vers le col de ]"os. I — do — L'acromion est presque poralléle au coracíVíde et a la cavilé glénoíde. Son bord externe est épais surtout á sa base: son boi-d interne est, au conlraire, tres minee. II est incliné en ar- ricre du plan general de Foinoplate, tandis que le coracoTde so trouve incliné en avant et de la méme í|unntité. Híuiteur totale de romoplate l'-^S » du bord glénoídien inférieur au dessiis de l'angle inférieur de l'oinoplate {\'iC, Diauíétre horizontal passant par le lailieu de la cavilé glénoide . . . 1,10 » » " par le bord inférieur de la cavité glénoide 1,17 Hauteur de la cavité glénoide 0,42 Largeur » » 0,30 Longueur en ligne droite et en partan! du bord glénoídien supérieur. 1,02 » I) » » inférieur . 0,!ll Longueur (en suivant le contour) du bord supérieur 1,07 » » » » inférieur 1,02 Bord interne en ligne droite 1,7!) « » en suivant le contour 2,20 Acroniion: largeur á sa base (au niveau de l'épine) 0,30 » » á son col 0,19 » « á son extrémité supérieure 0,26 Acroniion: longueur (hauteur) 0,46 Coracoide: largeur á sa base 0,22 » » H son extrémité supérieure 0,10 (JoracoiJe : longueur (hauteur) 0,20 Poids de l'omoplate sec et coniplétement dégraissé kilos 37 HUMERUS Dans la description du membre antérieur des baleines, le défaut capital de Tadoption de différents systémes d'orienta- tion dans les divers travaux en rend la lecture difficile. II serait bien plus simple de prendre Fhumérus pour point de déparl. Schématiquement, cet os peut étre consideré comme un paral- lélipipéde présentant a son extrémité proximale, qui s'orticule avec Tomoplale, une calotte bémisphérique formée en sa tota- lité par Fépipbyse supérieure. L'extrémité distale ou inférieure |)résente de larges facettes planes sur lesquelles s'articulent le radius et le cubitus. Les petites faces laterales du parallélipi- péde correspondant Tune au bord libre du radius, l'aulre au bord libre du cubitus, poui'ront se nommer: bords radial et cu- bital de riiumérus. Les grandes faces laterales correspondant Tune avec la grande tubérosité, Tautre avec la tete articulaire glénoidienne, seront done les faces apopbysaire et articulaire de Fhumérus. — 96 — Dans le baleinoplére de Miramor, l'épiphyse supérieure est divisée par le plan vertical diagonal du parallélipipéde humeral en deux moiliés pi'esque égales: premicrement, la tete arliculaii-e glihioídienne correspondant á la face articulaire et au bord cu- bital; secondement la grande tubérosité correspondant á la face apophysaire et au bord radial. Cette grande tubérosité peut se subdiviseí' en deux apophy- ses. La premiére, la plus développée, se continué á sa partió supérieure avec le bord supérieur de la tete articulaire; á sa partie inférieure, elle se divise en deux apophyses secondaires placees Tune sui' le l)ord radial de Tliumérus, Tautre sur le milieu de la face apopliysaire. La seconde apophyse est située i'i la limite de la face apophysaire el du bord cubital. Ce bord est presque droit; le l)ord radial, au contraire, est fortement concave. La partie supérieure de la diaphyse humérale présente trois apoi)hyses qui ne sonlque la continuation des trois apophyses de la grande tubérosité. La face articulaire présente aussi á sa partie inférieure uno autre apophyse qui correspond á la facetle articulaire du cubitus. L"ép¡i>hyse inférieure de l'humérus est déJá chez le baleinop- tére de Miramar enticrement soudée á la diaphyse. L'épiphyse supérieure est également soudée au corps de Tos, mais elle Test a un moindre degré, car on apercoit encoré á Textérieur la ligue de suture. Le bord de la tete articulaire, un peu échancré en sa |)artie supérieure, forme un contour jiresque entiéi-ement circulaire. Longueiir totale de l'humérus 75cm. Distance entre l'aréte cubito-radiale et le bord inférieur de la tete articulaire (sur la face articulaire) 47 » Hauteur de la tete articulaire 28 » Distance entre l'aréte cubito-radiale et le bord inférieur de la tete articulaire (sur la face apophysaire) 53 » Grand diauíétre de Tliuniérus en sa partie supérieure. 48 » » » » » partie moyenne 32 « » » » » partie inférieure 44 » Petit diamétre de l'humérus en sa partie moyenne 23 » Diamétre de la tete articulaire 42 >> Poids de l'humérus sec et complétement dégraissé 27 ks. M. lo docleur Clémenceau d'Angouléme m'a montré un hu- mérus de baleinoptóre trouvé a Las Talas (environs de La Plata). Le propriétaii-e des bañes coquilliers tju'on y exploite, — 07 — le lui avnit clonné. II est fort regrettable que cette piéce remor- quable, qui aurait dü étre oíTerte au Musée de La Plata, soit passée á Fétranger. I,a longueui" totale de Tos était de 67crn. Le diamétre infé- rieur de 3G; le diamétre moyen de 30; le diamétre supérieur de 43 cm.; l'épaisseur moyeiine de 24 cm. Les dimensions déla facette artiL-ulaire i-adiale sdiit : 20X 12 cm.; celies de la facette cubitale: 17 X H cm.; el 6X H «n. CUBITUS ET RADIUS Le.s épiphyses .«upérieures sont complétement soudées aux diapliy.ses; les inféi-ieures Sdiit, au contraire, tout á Tail libres et plongées dans la masse cartilagineuse du carpe. Le bord libre du radias esl pi'esque droit; .son Ijord cubital est concave comme le bord libre du cubitus. Le bord radial du cubitus est, au contraire, convexe comme Textrémité inférieure des diaphyses radíale et cubitale. A la parlie inférieui'e, les bords libi'es du radius et du cu- bitus .sont plus minees que leurs bords en contact. Entre ees deux os il n'y a de facette ai'liculaire qu'en la partie supé- rieure. A la partie inféi-ieure, aux points de contact, on nc re- trouve plus de synoviale et les os présentent une tendance ma- nifesté a se souder entre eux. Longueuv du radiiis en son milieu (sans l'épiphyse inférieure) 1"25 » cubitus en son milieu (suns l'épipliyse inférieure) 1,15 Diamétres du radius á son extrémité supérienre 0,28 X 0>19 » » en son milieu 0,22 X ^'12 » i> á son extrémité inférieure 0,36 X 0»!'' Diamétres du cubitus á son extrémité supérienre (avec l'oléerane) 0,36 X O- '8 » » en son milieu 0,19 X 0-10 1) » á son extrémité inférieure 0,3'i X OjIO Hauteur Je l'apophyse olécranienne 0,35 )i de l'insertion du cartilage olécranien 0,27 Poids du cubitus: 20 kilos. — Poids du radius 17 kilos. CARPE Le carpe de la plupart des baleinoptéres observes jusqu'á présent ne possédent que cinq os: Irois au procarpe et deux au mésocarpe. Du])ar («Osléograpliie de la baleine échouée au port d'Os- lende», 1828) avail compté six os chez B. musculns. Üaiis leur romo IX 1 — 98 — grand ouvrage sur les cétacés. Van Beneden et Gervais mettent en doule ceUe oljsei'valion. Nous lisons, en effet {vide 1. c, p. 197): «Dubar accorde six gros os au carpe dont les uns sont cubiques, dit-il, les autres cylindriques. I! est bien possible qu'il oit compté un os de trop a en juger par le bras qu"il a fait dessiner.» Cbez B. Sibbaldi rapporlé par la mission du Gap Horn, «le carpe serait aussi composé de r\vn\ os, mais ealre les deux de la seconde rangée. il y aurail un espace cartilagineux relativement Irés grand: c'est en ce point que va se dévelo|iper ciiez l'adulte un nouveau noyau osseux qui sera le grand os. Enfin entre le grand os. Tos crocliu et le serni-lunaire apjiaraitra un septiéme os au carpe qui représentera, suivant nous, le central... le pisi- forme se trouve développé chez B. rostrata.» ( Vide 1. c, p. 44.) Le baleinoptére de Miramar semble s'éloigner de tous les autres par la présence de plus de trois os au procarpe. La main droite en présente ([unlre: la main gauche cinq. Des deux cotes le mésocarpe ofi're deux os correspondant aux troisiéme et qua- triéme métacarpiens. Au lieu de rechercher les homologies qui existent entre ees os et ceux des mammiféres supérieurs, on ferait mieux de les comparer á ceux des mains peu différenciées des chéloniens, mains réduites comme chez les baleines a un usage souvent presque exclusivement natatoire. Si nous comparons entre elles les deux mains de la baleine de Miramar et si nous cherchons dans les deux procarpes un os dont rhomologie ne puisse laisser prise au doute, nous trouvons que celui qui est situé dans la direction de l'axe méme du cubitus et (jui offre la particularité d'étre limité en dessus et en dessous par des surfaces planes, correspond manifes- tement au cubital. A cóté de lui vient Tintermédiaire que nous püuvons determinen sürement par sa double relation avec l'espace intercubilo-radial et avec le cubital. L'os qui le suit est le radial. Au-dessus de cliacun des quatriéme et troisiéme métacarpiens correspond le quatriéme et troisiéme carpiens. Par conséquent nous devons considérer dans la main droite Tos situé entre le radius, le radial et le troisiéme carpien comme représentant le second carpien. L'homologue de cet os dans la main gauche est done Tos remonté au |)i"ocarpe et place dans la direction axiale du radius. Le cinquiéme os de la región procarpienne de la main gauche représente done le premier carpien (ou trapéze en ana- tomie humaine). Le cinquiéme carpien et Tos central manquenl ici absolument, de méme que toule trace du |)isiforme. — 99 — I.ÍÍ découvei'te diez le biileinoijlci'e (l'uu c li-apéze me parait intéi'essante puisqu'elle relie les types de eé- tacés á quatre doigts a ceux que en possédent cinq. C/est un ropprochement de plus enti'e les baleines á ventre plissé et les baleines á ventre lisse. METACARPE KT PHALANGES Les doigts sont tres semblables dans les deux niains, soit comme disposition soit comme dimensión. Les trois premiéis sont juxtaposés; le quatriéme est éloigné autant du troisiéme (|ue du bord postérieur de la nageoire. Les carlilages inter- phalangiens m'ont paru inter-épiphysaires, c'est á diré que chez le baleinoptére les épipliyses véritables des phalanges seraient déjá soudées aux os eux-mémes, car on peut noter, fixés aux extrémités de quelques unes des diaphyses phalangiennes un petitdisque qui parait plus épais sur ses bords qu'en son milieu et qui seraient Íes véritables épiphyses. Ce f'ait confirme abso- lument la maniere de voir de Struthers qui pense que chez les Mystacoceti jamáis ne doivent s'ossifier les cartilages inter-pha- langiens et inter-métacarpiens. Les photographies indiquent mieux que toute description la disposition relative des métacarpiens et des os phalangiens, je me borne done á indiquer en métres les dimensions des doigts: Avec Sans nUtarcapicn inétacarpien Longutíur ilii radial antéritiur (index) 1,35 1,05 » )) postérieur (medius) 1,75 1,40 >> » cubital antérieur (annularis). . 1,52 1,23 » » postérieur (niinimus) 1,05 0,88 Poids du carpe et du laétacarpe: 3 kilos. — Poids total des phalanges: 6k.670 Le doigt cubital postérieur ou minimus ¿¡rásente quatre pha- langes et se termine par un cartilage effilé long de 8 cm. Dans les colonnes suivantes, le premier chiffre indique en centimétres la longueur de Tos; le second son diaméti-e en sa región moyenne: 1 M¿TA- PHALANGES CARPE 1 2 3 4 5 6 7 8 Index. ... 27 8,5 Sledius. . . 35 7,5 Anuularis . 27 7,5 Miniíuus . . , 17 ; 7,5 28 29 24 16 5,0 6,5 7,0 4,5 21 20 18 13,5 3,0 6,0 4,5 3,5 15,5 1 2,0 13,5 ' 5,0 13 : 3,5 10 2,5 12 ;i 9 8 1 4 3 2 ü,0 6,6 3,5 2,5 4,5 4,0 2 2 3,5 1,5 1,5 1,0 1 _ 1 — 100 — STERNUM Le sternuin a lii forme dun l)Ouclier ti'ilol)é. Sa tace inlenie. concave, présente un |jroHl couiiie tres régulier et s'évase légé- rement en dehors, en haut et en has dans la región médiane. Le bord supérieur des lobes latéraux est épais, tondis que leur bord interieur est minee surtout á leur reunión au lobe moyen. Leur extrémité est arrondie: celle du lobe median est échanci'ée. Ce dernier lobe est plus minee en son centre qu'en ses cotes. La partie médiane et supérieure du sternum ne constilue pas un lobe distincl et le bord de cette portion se coníbnd [iresque avec la ligne supéi'ieure des lobes latéraux. Ln tenanl compte de la forme genérale et des courbures, on peut diré (|ue le sternum ressemble á une selle de cavale- i-ie qu'on aurait étalée sui- le sol. Voici les mesures de cet os: Hauteur 0"'42 Largeur 0,8(3 Diamétre du lobe median á son origine 0,39 » » » » á son boi'd inférieui- 0,21 Hautour des lobes latéraux á leur origine 0,26 » » " 1) á leur partie moyenne 0,22 Epaisseur du bord antérieur des lobes latéraux 0,05 Longueur du contour total: nioitié supérieure 0,98 » » » » » inférieure 1,08 Poids du sternum seo et dégraissé 3k. 500 OS PELVIENS Ces os sont ici parfailement symétri(|ues. Je n'ai ¡lu les ob- tenir qu'avec la plus grande difficulté; j'ai dú, pour les recueillir. travailler plus d'une heure duns une épaisse couche d'eau dont la lempérature s'élevait á peine á onze degrés. A cóté de ces os qui i-eprésentent par leurs rapporls anatomiques avec le clitoris plutót les pubis que les iscliions, y avait-il des i'udiments car- tilagineux d'auti'es os: ischion ou fémur? Je regretle de n'avoir pu m'en assurer. Ces os [lelviens sont aplatis, coiicaves en dedans et convexes en dehors. lis ont la forme d'un triangle é(|uilatéral dont les trois ccHés seraient conclaves. Le plus grand cóté est dirige en avant. Le sommet opposé á ce cóté cifre une tubérosité. La branche ascendante est étroite; elle devient jiresque cy- lindrique á son extrémité et présente une créte sur sa face — 101 — interne. La branclie transvei'se ou hoi'i/.unlalc esl lariic l'^llo s'épaissit vers son exlrémilé oú s"insére le eartilage median du inler-]iui)ien. Hiuiteur ilu ti-iangle 15,0 cm. Longueur (en suivant le contour) du cote antérieur (base) .... 45,0 » " " " du cóté latéi'al 30,0 » " » » du cñté poístérieui' 27,0 " Epaissenr dans la región moyenne de l'os 1,2 » n de la tubérosité 4,5 » >) de rextréinité de la bi anche antéiieure 2,5 » » " H liorizontale 2,5 » Largeur de la branclie liorizontale 70,0 » " " latérale 30,0 » Poids d'un os pelviens 250 gr. COTES Le baieinoplóre de Miramai- ne [¡pésenle que (|uator/e paires de cotes. J"ai eu i)ien soin de recherciier si en arriére de la derniére il n'y en avait auciine de rudirnentaire, perdue dans les chairs; je n'ai rien trouvé. Si on mesui'e la longueur des cotes, d'une de leurs extrémités n raulre, en suivant le niilieu de leur con- tour, on vdit que les qualriénie, ciníiuiéme et sixiétne sont égales ou pi'esque. Atin de taire ressortir leurs princi|iales iiarticularités, je considérerai tout d'abord la (|uotriéme qui est la plus différen- ciée. Sa face postérieure est plañe; sa face antérieure est régu- liérement bombee. Son bord extei'ne présenle un peu au-des- sous de 1.1 lubéi'osité une doul)le proéminence servant d'attache aux muscles vertébraux. Le Iroisiéme quai-l du bord externe présente une créte (nisertion des muscles externes). Le bord interne en présente une autre plus courte que la precedente et commenranl á peu pi-cs au niveau de la termination ¡nférieure de celle-ci. .Si on fait absti'ai-lion de ees trois apophyses, la cute posséde une méme lai'geur ( 16 cm.) dans toute son étendue. La lubéi'osité est ti peine un peu |ilus large (19 cm.). La cote est (iomprimée en son milieu et comnie elle est en méme temps légérement tordue on peut y ilistinguei- un tubercule antérieur et un tubercule postérieui-. Le col, (Tune longueur de ti-ente-trois cenlimélres affecte la foi-ine d"un |)i-isme ti-iangulaire et se tei'mine par une tete arrondie de six centimélres de diamétre. — 102 — La pi'emicre ai'éte du prisme est Formée par la contJnualion (lu lioi'd interne; la secoiide .suit le prolongeineiit de la Uihéro- sité, c'esl á diré le boi-d externe; la troisitnne esl siluée sur le cóté anlérieur du col et correspond par conséquent á la con- vexité de la cote. Dans les travaux desci-iptiis on a beaucoup parlé des di- verses courbures des cotes. Si on supprime les portions apo- physaires, ellas se rédui.sent en définitive en une tres légére concavilé de la face anlérieure dans la partie supéi-ieure et une convexité un peu plus mai'cjuée de la méine face dans la partie inférieure. 1" TETE DES COTES La modification de forme de la (|ualriéme et la cinquiéme ciHe esl tres brusque. La lele et le col ne sonl plus repi-ésen- tés dans la cinquiéme i[ue par un tubercule inféi'ieui- (jui se retrouve ensuite dans les 6^ 7^ 8'= et 9"^ el qui disparail dans les derniéres. Dans la troisiéme cote, au conlraire, la léte el le col sonl bien plus épais (|ue dans la quatriéme. La lele mesui-e ici 9X7,5 cm.; le col a une longueur de 36 cin. et sa largeur moyenne esl de 12 au lieu d'élre de 9 cm. Dans la deuxiéme colé, la tete el le col sonl forl amoindris et dans la premiéi-e ils ne sonl plus représenles que par une petite créte de Gcm. de base pour 3 cm. de liauleur. C'esl dans la premiére cote que l'angle costal esl le plus marqué. A son niveau la largeur de Tos esl de 17 cm,: elle esl un peu plus du double (35 cm.) á Textrémilé slernale. 11 n'y a pourtanl chez le baleinoptére de Mii'amar aucune trace de bitidilé. 2" TUBÉROSITÉ Dans lu cinquiéme cote, la tubérosilé est plus développée que dans la quatriéme et se rapproche davanlage de la forme rectangulaire qu'elle présenle dans les ñ", 1'-, 8*-' et 9" cotes. Dans les derniéres, la tubérosilé offre une forme circulaire. De la quatriéme á la pi'emiére, sa porlion inférieure se i-ejette de plus en plus vers la face ¡Kistérieure et la porlion supéi'ieui'e perd de [ilus en plus d'importance. Dans la premiére C('>te, la tubé- rosilé toul entiére se réduit á une surface rii-culaire de liuit centimétres de diainélre. — 103 — 3" I. A CRÉTE INl'ÉRIEURE ET ANTÉRIEURE s'accentue dans la troisiéme cóle el prend dans la deuxiéme un dévelo|i|iement tmit á fait inusilé que je n'ai jamáis observé chez aucun autre baleinoplére. La eróte constitue ici une vé- ritable apopliyse de 20 cm. de hauteur et de 30 cm. de base; la largeur de la cote á ce niveau est seulement de 19 cm. Gette apopliyse est également développée du cóté di'oit comme du colé gauche. Dans la premiére cote, la créte inférieure et antérieure est presque aussi développée que dans la troisiéme. De la cjnquié- me á la ([uatorziéme. elle diminue de plus en plus d'importance en se rapproehant graduellement de l'extrémité inférieure. 4» I.A CRÉTE SUPÉRIEURE est développée surtout dans les cotes 4, 5, 6. 9. 10, 11, 12 et 13. Ses deux extrémités sont généralement plus élevées que son milieu et le tissu osseux y est plus compact. La créte se rac- courcit de plus en plus dans les troisiéme, deuxiéme et pre- miére. Dans cette derniére, elle est limitée au niveau méme de l'angle de la cote. 5" I.A CRÉTE I.ATÉRALE POSTÉRIEURE est á peine difi'érenciée dans les trois premieres cotes. Elle atteint son plus grand développement dans les (>", 7" et 8" et forme conime un bourrelet qui serait place sur le bord supé- rieur et lateral de la cote et sur la face postérieure. Cette créte n'est rudimentaire en ai'i'iére que dans les deux derniéi"es coles. 6" POIDS Toutes les cotes étant également bien dégraissées et tres .séches, j'ai eu la curiosité de les peser. Les différences de poids entre les deux cotes droite et gauche de méme ordre sont le plus souvent nuiles; le plus grand écart presenté a été de un kilogramme sur un poid total de dix. De la huitiéme cote á la quatorziéme, le poids diminue d"un méme cóté du corps presque réguliérement de un kilo par cote. La plus pesante de toutes est la cinquiéme (24 kilosj puis la quatriéme (21 kilos). La troisiéme et la sixiéme pésent éga- lement (20 kilos). La premiére pese dix-sept et la derniére cinq kilos seulement. — 104 — ir - 00 t ^ f lO cr , X to TH ai > ■X 1 i 00 « 2 X X s l^ o tQ iC O ~z ■vi 1 üO X x s I-' '-' lO — ' ) inférieur 12 » )) du trou rachiilien en son milieu 29 » Largeur » » á son soinmet 13 » » » » á sa partie rétrécie 10 » » 1) 1) á sa base 08 >> Epaisseur de l'arc supérieur 21 » » » » inférieur 18 >> Diamótre horizontal de la surface articulaire antérieure . . 45 » Dimensions des facettes condyliennes 39X20 » Longueur de l'apophyse transverse 26 » Epaisseur moyenne de l'apophyse 16 » Distance des extrémités des apophyses transverses 96 » Poids de I'atlas sec et dégraissé 23 kilos. AXLS Les épipliyses de Taxis, comme celles de la troisiéme et quatriéme cervicale, sont sondees ¿i leurs centres correspondants. Le centre de Taxis est convexe en avant et concave en arriére. Tomo IX 8 — 106 — La surface articulaire avec Fallas a la forme (¿"un fer ¿^ cheval dont les branches verticales auraient une largeur de 15 cm. et la branche horizontale G seulement. Le diamétre horizontal de cette surface est de 54 cm., la partie céntrale non articulaire mesurant á elle seule 24 cm. L'apophyse odontoíde peu saillante, de 8 cm. de diamétre, se relie aux bords supérieurs de la facette articulaire par une sorte de pédoncule rendu plus saillant par la présence sur ses cotes de deux enfoncemenls qui correspondenl á rinsertion du rebord capsulaire. Toute trace de la soudure entre les apophyses transverses supérieure et inférieure a dis- paru depuis fort longtemps et la largeur de Tare osseux est de 27 centimétres. Cet are, convexe en avant, est concave en arriére. L'apophyse transverse supérieure est au-dessus du canal ver- tebral presque deux fois plus épaisse que l'apophyse inférieure. La tubérosité de l'apophyse supérieure, simple sur l'atlas, est ici dédoublée; et devient de plus en plus petite de la troisiéme á la sixiéme cervicale. A la septiéme ainsi qu"á la premiére dorsale, elle s'accuse davantage tout en redevenant simple. DE LA TROISIEME A LA SIXIEME VERTEBRE CERVICALE La section du trou rachidien a la forme d"un triangie iso- céle. La neurapophyse, tres surbaissée dans la troisiéme et qua- triéme (20 cm. au-dessus du centre), s'éléve un peu plus dans la cinquiéme et atteint 30 centimétres dans la septiéme. L'épais- seur des i;entres est sensiblement égale dans les cinq derniéres cervicales et, abstraction faite des épiphyses, elle est de 8 cen- timétres en moyenne. Les apophyses transverses de la troisiéme cervicale ne sont sondees que d'un cóté. A gauche elles sont simplement tres voisines ¡"une de Faulre. Le canal vertebral est complet-des deux cotes dans les deux vertebres suivantes. Dans la sixiéme, il est encoré largement ouvert des deux cotes, quoique les ares fussent completes par un cartilage chez Tanimal vivant. L'apophyse transverse supérieure présente en Cs, G4, C5 des bords amincis. Les apophyses transverses inférieures sont beau- coup plus massives; leur bord supérieur est arrondi; leur bord inférieur forme une surface plañe qui prend un développement de plus en plus considerable jusqu'á la sixiéme vertebre oú elle atteint une largeur de onze centimétres. L'angle inférieur de l'ex- trémité des apophyses transverses inférieures est toujours inflé- chi en arriére. — 107 — Les apophyses transverses inférieures sontaplaliesen €3,04, Cj cFavant en arriére; dans la sixiéme, au contraire, elle le sont de dessus en dessous et leur plan general est done ici perpen- diculaire au plan de l'apophyse transvei-se supérieure. Le pédicule de Tare neural de cliaque. vertebre s'évase en avant pour former une zygapophyse antérieure á facette articu- laire supérieure arrondie (diamétre 8 cm.) dans la troisiéme ver- tebre, ovale et plus petite dans les vertebres suivantes. Du colé postérieur le pédicule s"évase également pour former les zyga- pophyses postérieures dont les Facettes articulaires correspondenl naturellement a la surface interne de Tare neural. Les centres des troisiéme et quatriéme vertebres sont légé- rement convexes en avant et concaves en arriére; les centres des vertebres suivantes présentent en avant des surfaces planes. SEPTIÉME CERVICALE Cette vertebre différe tellement des precedentes; son chan- gement de forme est si brusque (|ue méme moi qui Tavais vue en place et qui l'avais numérotée, j"ai été obligé, lorsque j'ai eu a l'examiner en détail, de faire coincider ses facettes arti- culaires avec celles de la precedente afin de bien m"assurer que je n'avais point commis d'erreur. Elle se rapprocbe infini- ment plus de la premiére dorsale que des cervicales. Les apo- physes inférieures sont á peine représentées par un petit tu- bercule de 1 cm. a peine de sailiie. Les apophyses supérieures sont épaisses, large de 11 cm. á la base, et de 16 cm. á leur extrémité. Elies se projettent en avant, tandis que chez les cinq derniéres cervicales, ees apo- physes sont minees étroites et dirigées en arriére. Je comprends que Dubar qui a retrouvé sans doute la méme disposition chez B. musculus n'ait assigné a cet animal que six cervicales et quinze dorsales dont la premiére serait dé- pourvue de cotes. Comme il n'est pas tres rare d'observer des cotes cervicales chez les mysticétes, on voit que surtout dans ce groupe la di- visión entre les vertebres cervicales et les vertebres thoraciques est tout conventionnelle. Si chez la plupart des mammiféres vrais {Eutheria), les sejtt premieres vertebres sont en réalité presque toujours fort difl'é- renciées des suivantes, c'est seulement gráce á une générali- sation artificielle quon peut appeler cervicales les sept premieres vertebres des baleinoptéres. — IOS — DIMENSIONS DES CERVICALES Hauteur totale » du corpa Largeur du corps Epaisseur du corps Hauteur du trou rachidien Plus grande largeur du trou rachidien Distanee de Textrémité des apophyses trans. sup. * » » » » ■■' infér. Hauteur de l'apophyse transverso supí-rieure. . infí-rieure . . Lougueur de l'apophyse transverso supérieure. . » inférieure . . Dimensions du canal vertebral Poids (en kilos) 57 32 50 13 15 19 139 131 11 18 53 40 23X13 2G 57 32 50 10 15 20 130 137 6 11 45 40 34X24 10 56 33 46 8 15 20 132 130 ü,ü 10 4G 42 34X23 10 56 33 44 7,5 15 21 130 126 6 50 45 35X22 10,5 59 33 44 9 14 21 122 85 8 4 48 22 35X22 11 69 3i 44 9 13 20 121 11 47 13,5 Vertebres dorsales et lombaires II n"existe que quatorze dorsales et les plus importantes i'i examiner sont la Di (8" vert.), la D4 (11" vert.), la D7 (14'' vert.) et la Du (21'- vert,.). Aussi les ai-je faites représenter et les dessins m'épargneront de longues descriptions t'astidieuses; le tableau des mesui-es renseignera du reste sur les rapports des difieren- tes vertebres entre elles et sur les rapports de leurs dimensions. La huitiéme vertebre présente h la partie inféro-latérale pos- térieure de son centre un petit tubercule pareil á celui de la septiéme cervicale. La neuviéme vertebre (D2) offre, en la méme región, une facette articulaire, rapportée chez la dixiéme (D3) sur le bord tout ii t'ait postérieur et sur son épiphyse. La on- ziéme vertebre iven porte plus. Jusqu'á la dix-septicme vertebre (Dio) les neurépines s'élévent verticalement; elles s'inclinent ensuite progressivement en arriére. A la quinziéme vertebre (Ds), la base de Tapopliyse trans- verso ne s'insére plus sur le pédicule de l'arc neural. Les apo- physes transversos des premieres dorsales se dirigent en avant jusqu'a la douziéme vertebre (D5). Elles sont perpendiculaires au plan sagittal du centre dans D7 et se dirigent en arriére chez les suivantes. A la seizieme vertebre (Dg), les zygapophyses antérieures horizontales dans les vertebres precedentes deviennent presque verticales et ne sont plus représentées que par deux petites facettes situées dans l'angle supérieur formé par les métapo- physes et les ares neuraux. A la dix-septióme vertebre (Dio), les zygapophyses antérieures et postéricures deviennent tout a fait rudimentaires et disparaissent dans les suivantes. — 109 — Les métopophyses postérieures, qui disparaissenl en méme lemps que les zygopophyses antérieures, présenlent leur plus S'rand développement dans la douziéme vertebre (Da). Les mé- tapophyses antérieures, petites, triangulaires et horizontales dans Di, sont dans Du tres grandes, rectangulaires et verticales. L'extrómité libre des apophyses transverses varié naturel- lement selon la región oü on les observe devant s'articuler avec des cotes de longueur, de courbure et de poids fort diíférents. Les apophyses épineuses atteignent leur plus grand déve- loppement dans la vingt-neuviéme vertebre. La voúte du trou rachidien, qui était angulaire dans D7 et ogivale dans Du, i-este sensiblement ogivale dans toutes les vertebres lombaires. Les centres sont fortement carenes sur leur ligne inédio- ventrale et présentent, comme les dorsales, une concavité trans- verse profonde. La plupart d"entre elles, si on Fait abstraction des épiphyses, sont bi-concaves. Cela provient surtout de ce que les pédicules des ares neuraux et des apophyses transverses se dilatent á leur base. Le volume des centres augmente et les métapophyses dimi- nuent peu á peu á partir de la 28" vertebre et se redressent de plus en plus verticalement. Les vertebres lombaires á examiner avec le plus de fruit son Li (vertebre 22), Lg et Lu. Vertebres caudales Chez le baleinoptére de Miramar, le commencement de la región caudale s'établit avec la plus grande certitude. La ver- tebre 35 est encoré carénée á sa partie inférieure et ne pré- sente en cette región aucune trace de facettes articulaires ou de saillies. La vertebre 36, au contraire, offre dans sa región inférieure une gouttiere et deux os en V dont un est sondé avec le centrum. Dans les premieres caudales, il y a entre les os en V et les centres vertébraux interposition des épiphyses; les os en V correspondent done bien ü n'en pas douter aux espaces inter- vertébraux. Pour les derniéres caudales, dont les épiphyses étaient en- liérement soudées aux centres, le fait n'était point douteux, et il est intéressant d'en retrouver la confirmation également dans les premieres caudales. — lio — Les centres sont relativement tres volumineux et diminuenl ti'és lentement. La quarante-neuviéme vertebre (Cu), par exem- ple, est aussi épaisse que la trente-septiéme (C2). La gouttiére ventrale et longitudinale qu'ils présentent formée par Tévase- ment des facettes articulaires antérieure et poslérieure des os en V est fortement concave. Jusqu'i'i la quarante-septiéme vertebre, lo facette antérieure articulaire de l'os en V est plus petite que la facette postérieure; elle lui devient égale dans la quarante-huitiéme. En méme temps, l'arc formé par la créte des facettes antérieure et posté- rieure se rétrécit; les facettes arrivent au contact, se soudent et Iransforment aussi la concavité en canal. Les centres plus ou moins discoides jusqu'en 58 ( C23) prennent ensuite une forme presque cubique. Les derniéres vertebres sont bi-concaves, la derniére est conique. La différence de dimensions la plus considerable s'observe en passant de la cinquante-deuxiéme vertebre a la cinquante- troisiéme. La transition est si brusque qu'on pourrait méme croire qu'une vertebre intermédiaire s'est égarée, si je n"étais sur du conlraire. La derniére vertebre présente une épipbyse postérieure co- nique; le centre, interrompu suivant la ligne mediano dorsale et ventrale, présente sur les cotes un sillón, rudiment du tube qu'on observe dans les vertebres precedentes correspondant á la nageoire caudale. Les épiphyses sont fortement soudées aux centres á partir de la vertebre 42; de la quarante-quatriéme á la cinquante-buitié- me, elles lui sont si entiérement unies qu'on n'aperroit méme plus la suture. De la vertebre 55 ¿i la 64 ou derniére vertebre, les épipbyses redeviennent distinctes. Neuréjnnes. — On remarque, en 41 (Ce), a la base des méta- pophyses, en arriére, et au poinl de jonction des deux ares neuraux, une apophyse qui persiste jusqu'i'i la quaranleneuviéme vertebre. Les dimensions des neurépines diminuent tres rapi- dement. Des la 44" vertebre, cetle apopliyse est plus gréle que les métapophyses, mais elle reste toujours plus élevée. Dans Ci9 et C^o- elle n'est plus représentée que par un tubercule. Les métapophyses se rapprocbent de plus en plus de la ligne médiane. Elles deviennent rudimentaires en C19 et disparaissent en C20. Le canal rachidien est extrémement réduit en Cis; s"enfonce, et se termine en cul-de-sac en G19. La moelle épiniére, comme j'ai pu le constater, ne dépasse pas la cinquantiéme vertebre. — 111 — Dans le canal rachidien des trois vertebres suivantes. on ne rencontre que les enveloppes médullaires avec peut-étre un fdum termínale tres gréle. Apophyses transverses. — A partir de la vertebre 41, elles se di- rigent en avant. En V43, elles commencent á s'échancrer ü leur angle antérieur avec le centrum pour le passagé de Tarlére spinale. En \'u, le bord antérieur des apophyses transverses. venant a se souder avec le centrum, il se produit un canal qui devient ensuite rudimentaire en V50 et disparait á la cinquante- uniéme vertebre (Cíe). Os en V. — Les trois premici'es paires sont libres; les qua- torze suivantes sont soudées á leur extremité inférieure. Puis- qu'on a convenu de rapporter toujours ees os á la vertebre qui les precede, nous pouvons diré que c'est ti la quarante-deuxiéme et a la quarante-troisiéme vertebre que córrespondent les os en V les plus développés. Les premiers n'ont que deux facettes articulaires: une cor- respond au centre de la vertebre antérieure, Fautre au disque inter-vertébral. En V41, apparait une troisiéme facette qui corres- pond a la vertebre postérieure. Cette facette se développe de })lus en plus, mais ne devient véritablement égale á la facette antérieure que dans le quatorziéme os en V (vertebre 49). Dans les os en V précédents, elle se i-eliail á la facette intermédiaire par une partie rétrécie. Dans les vertebres 50, 51 et 52, les trois facettes qui dans les os en A' précédents formaient trois surfaces planes, dont la plus développée de beaucoup était la facette intermédiaire, se fusionnent et ne forment plus qu'une surface courbe unique. En V53, les os en V redeviennent libres. En V56 et en V57, ils ne sont plus representes que par une paire de petits nodules carti- lagineux. Entre C23 et C24, ees nodules disparaissent a leur tour. En resume, dans le baleinoptére de Miramar, il y a vingt- deux paires d'os en \ et si on veut exprimer leur état de li- berté (L), de soudure (S) ou leur état cartilogineux (C), on peut employer la formule suivante: 3 L + 14 s -f 3 L -f 2 C = 22. os EN V OSSIFIÉS 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 Hauteur totale 17 28: 39 43, 47 48 50 49 45 45 41 38 33 29 24 15 10 9 4 2 DiamMre máximum . . . 15 16 16 17 21 23 26 22 24 23 22 20 17 13 15 19 IG 12 5 3 Distances des extrémités . — — — 23 23 22 24 22 22 22 22 23 21 20 20 20 16 _ — — Ecartement — — — 9 8 3 7 5 3 2 1,5 2 2 2,5 3 3,5 3 — — — Foids en décagrammes . . 15 50 120 150,210 200 210 200 180 160 160 130 125 100 100 100 85 38 10 1 — 112 — VERTEBRES 1 Q Q O Q Q «4 Q 00 t4 Q 00 os Q Q in to S a t- Q 00 0 Ti co a O a Ti C4 to ce 1 TP lO ^ \ '^ »J ■* U5 1 co N M N co Oí N Haiitour de la vertí-bre. (Projection verticale). 74 79 88 90 91 94 101 101 105 108 110 114 118 121 121 126 127 131 131 132 134 135 35 47 34 46 33 46 33 48 33 46 32 45 33 46 33 45 32 48 34 49 34 50 34 51 35 51 36 52 34 51 38 52 37 51 41 53 42 55 41 53 42 54 43 55 Largeur du centrum 15 16 13 16 18 20 21 23 23 24 21 25 25 27 24 28 25 30 25 28 25 29 26 29 26 29 27 29 28 31 30 32 28 32 28 34 31 34 30 31 30 35 31 34 LoDgiieur du ceatrum, latí^ralement . Hauteur de l'apophyse épineuse. . . 39 45 55 57 53 62 07 67 73 74 76 80 83 85 87 88 90 90 89 91 92 92 13 22 16 22 16 23 17 21 15 19 15 18 17 18 17 17 18 15 19 15 20 14 20 14 22 14 20 13 21 13 20 18 20 12 19 12 18 13 19 12 17 12 18 11 Largeur máxima du trou rachidien. . Distance des extrt^miU's des apophyses transy. 137 133 128 138 136 135 136 143 152 153 150 155 159 160 161 170 169 169 169 169 174 171 45 8 44 13 41 17 45 18 45 19 45 18 45 19 49 20 52 19 52 19 50 20 52 20 54 18 54 19 55 21 59 20 59 20 58 21 57 21 58 60 58 22 Largeur a la base (partie rútrície). 21 23 10 10 10 9 10 11 15 18 10 22 27 11 25 26 11 25 25 10 26 22 8 29 26 8 30 21 a 30 23 8 28 23 28 23 7 29 20 7 30 20 q 31 21 0 24 23 R 25 21 6 28 24 26 25 7 25 25 26 22 8 Apophyse < Largeur :1 Textrémité (renflement) . transverse \ 22 7 21 7 / Epaisseur ñ l'extrémité . 18 12 15 16 17 19 18 15 13 11 10 8 9 10 7 o 3 3 3 3 3 4 1 Distance du plan ¡nfír. de la vert. 25 31 37 42 46 50 51 53 51 50 45 37 30 24 22 18 18 18 17 17 18 16 Poida en hectograuímes .... 197 232 244 283 290 288 290 285 800 31o'31o!299 327¡340 326 302 296'305 324 316320 335 SYSTÉMATIQUE D"aprés H.-P. Gervais: «Le.s nombi'eux documents publiés depuis quelques années par d'éminents cétologistes ont permis de ramener á cinq les espéce.s vivantes de baleinoptéres et ees travaux viennent tous confirmer l'opinion émise autrefois par rillustre collaborateur de nion pére, le professeur Van Beneden, á savoir que: les baleinoptéres connus fréquentent toutes les régions du globe, franchissant dans leurs migrations la mer de feu, pour nous servir de Fexpression du capitaine Maury.» (Mission Cap Horn, 1891, /. c, p. 4.) L'examen critique de la valeur des trois espéces qui vin- rent s'écbouer dans le Rio de la Plata et qui furent décrites par Burmeister nous aménera peut-étre plus tard á une autre con- clusión, mais, dans tous les cas, en admettant comme parFaitement legitimes une ou deux de ees espéces, nous resterons encoré bien loin des sept genres et des seize espéces décrites par Gray, le taxonomiste aux exploits faineux. Toutes les mesures que Ton prend, soit des os, soit des di- verses parties, n'ont isolément qu'un intérét mediocre, dans Tim- possibilité oíi on se trouve d'évaluer exactement l'age corres- pondant des exemplaires dont on dispose. Aussi ne doit-on les — 113 — y^^ P 13 1 j j j 5 •« M m V ^ ^ ^ j ü i) lO <£> t- ■o on m 1 tD 'O 1 u O -rt C4 co O co es o y OÍ co ^ o o o lO CD 00 o OÍ OÍ a OÍ ; OÍ ■f, OÍ S 0 CO CO , CO CO CQ 1 CO CO eo co ^ 1 Tf <í ^ j ^ ! ^ ^ ^ 1 ^ : * 10 lO co 10 10 10 lO 10 10 oo 10 Oí o T* e« co í ',-> 13.: 138 137 13S 134 136 131 126 130 12C )118 IIG 93 83 77 7Cl 67 65 62 62 56 50 43 36 31 2c 22 18 14 11 8 fi 4 ?,7 fJ M 43 44 42 45 46 45 46 47 48 49 49 49 49 48 48 46 46 46 44 38 32 31 30 28 25 21 17 IC 13 n fi.ñ 4,? 3 i5 Ó3 54 54 53 63 55 55 54 53 54 63 52 51 51 51 49 48 45 42 39 36 28 20 15 13 13 13 13 11 9 8 6,5 4 3 Ü 33 31 32 31 33 33 34 33 33 32 34 39 37 37 37 36 35 34 32 31 27 23 18 13 12 12 12 11 10 9 8 7 4 4 2 3b 3o 35 34 37 38 37 35 36 36 36 39 40 39 38 37 36 35 33 32 28 24 20 15 14 13 125 12 11 9,5 S 6 4 3,ñ 3 32 U5 93 93 89 S6 82 76 71 69 64 62 41 33 24 17 17 14 12 12 10 10 7 6 3 _ _ 7 17 20 20 20 19 19 20 20 18 18 15 12 8 8 7 6 5 5 4 3 3 3 2 1 2 12 12 12 11 11 10 9 9 9 9 7 7 8 8 6 6 5 5 4 4 3 2,5 2 1 _ _ _ 7167 156 148 143 143 135 127 118 109 102 101 90 81 75 67 63 56 53 48 44 40 6 B7 51 47 45 46 40 36 32 28 24 24 19 15 12 8 7 4 4 3 2,5 _ 3 22 23 22 22 22 18 19 20 18 19 19 18 20 26 25 — _ _ _ 3 26 24 24 24 26 24 26 25 23 22 22 18 17 — — _ _ _ _ 5 21 20 23 17 15 18 17 15 17 19 18 15 — _ _ _ _ _ _| 7 8 9 8 9 10 10 9 8 9 9 9 8 — _ — _ _ _ _ i 3 3 4 3 3 2 2 2 3 2 3 3 3 — — — — — _ _ _ _ ! 15 14 14 13 14 12 17 19 24 24 25 29 27 25 22 26 24 24 25 23 22 _ _ ¡352 370 343 348 350 137 360 320 340 320 350 290 280 270 260 250 270 230 220 200 170 L20 75 45 32 27 22 12 6 2 1 0,6 0,1 5g I étudier que dans les rapporls qu'elles íburnissent ; les propor- tions du corps restant relativement constantes et ne variant guére qu'avec les espéces. Parmi ees rapports, un des plus importants pour la déter- mination spécifique de baleinoptéres est, je crois, celui qui existe entre la largeur de la base du rostre, base qu'il faut déterminer avec le plus grand soin (en prenant par exemple la moyenne des resultáis obtenus par divers observateurs sur le méme exemplaire) et la distance inter-pariétale prise immédiatement en arriére de Textrémité postérieure de la branche montante du maxillaire supérieur. Dans le baleinoptére de Miramar, ce rapport égale ^ = 2,24. Dans les figures supposées exactes de 5. iSe^%e?/ (Atlas Van Beneden), il égale ~ = 2,50, chez B. boiiaerensis (Atlas Burmeis- ter), il est de -g ou 2,61; enfin chez B. musculus (Atlas Van Beneden), il atteint ff ou 3,76. Pour déterminer ees dimensions, les photographies ordinaires laissent a désirer par suite de la représentation des plans suc- cessifs a des échelles diferentes, et de Taccroissement d'erreur possible dú a la réduction. — 114 — La distance qui separe le plan vertical passanl par la base du rostre, du plan paralléle passant par le bord antérieur des nasaux, comparée á la longueur de ceux-ci esL également d'une importance capitale. Chez le baleinoptére de Miramar la distance entre ees deux plans esl de 44 cm.; la longueur supérieure des os nasaux étant de 40 cm. Chez le baleinoptére de Schlegel, múle et adulte, dont nous possédons un magnifique exemplaire au Musée, elle est de 14 cm.; la longueur supérieure des nasaux étant de 19 cm. Chez un exemplaire múle, et relativement jeune, de B. patacho- nica que j'ai recueilli a Bahia Blanca la distance rostro-nasale est 20 cm.; les nasaux ont une longueur de 19 cm. Chez £. bo- naerensis comme chez B. australis, le plan vertical antéro -nasal est situé en avant du plan basi-rostral au lieu d'étre situé en arriére de lui ainsi que cela s'observe chez les autres baleinop- tcres. A mon avis, les baleinoptéres peuvent se diviser en deux grands groupes d'aprés le nombre des vertebres, nombre qui semble varier en réaiité fort peu avec l'áge et qui, dans la pre- miare división, est de quarante-cinq ú quarante-neuf ; dans la seconde, de cinquante-cinq á soixante-cinq. Le rostre, dont la forme genérale peut étre triangulaire ou ellipsoidale permet d'établir ensuite d'autres subdivisions. Afín de rendre la systématique des baleinoptéres moins ar- tiflcielle, il faut teñir compte des formes fossiles dont presque súrement on ne recueillera jamáis des squelettes entiers et dont on ignorera sans doute toujours le nombre exact des vertebres. On doit done chercher les relations des caracteres précédents avec ceux que peuvent offrir les formes de la caisse tympanique et de la surface articulaire du mandibulaire, plus fréquemment conserves. Le baleinoptére de Miramar appartient au groupe de B. Sib- baldi. Son rostre est, en effet, franchement ellipsoídal; ses ver- tebres sont au nombre de soixante-deux; ses fanons sont d'un beau noir et sa taille considerable. II nous faut done comparer maintenant de prés les caracteres de ees deux formes et voir si les particularités du baleinoptére de Miramar sont assez peu nombreuses et assez peu im|>ortantes pour qu'on puisse le con- sidérer comme une simple variété de B. Sibbaldi ou bien, au contraire, s'il vaut mieux lui donner un nouveau nom, au moins en attendant des documents complémentaires. Les squelettes qui ont servi á se faire une idee de B. Sib- baldi sont les suivants: — Ii5 — 1° Squelelle de Hull, de 14 m. 32, étudié par Gray et nommé d'abord iiar lui Physalus (Rorqiialus) Sibbaldi (1847) et plus tard Cuvierius Sibbaldii. 2° Squelette de Utrech (maintenant au British Museum), de 15 m. 23 environ. La tete seule a trois métres. Etudié par Flower et nommé par lui Physalus latirostris (1864). 3° Squelette jeune de Gothenbourg, étudié par Malm sous le nom de B. Carolinae (^1867). 4° Squelettes de Buenos-Aires, étudiés par Burmeister sous le nom de B. intermedia: Une femelle de 17 m. 80, échouée ú Buenos-Aires le 14 aoút 18G6; Un mále de 18 m. 30, échoué a Quilmes le 20 avril 1870; Un müle de 17 m. 80, échoué i\ San Fernando le 20 mai 1882. 5° Squelettes de Loponie, de 23 m. et de 24 m., adultes d"aprés P. Gervais et étudiés par lui au Muséum d'His- toire naturelle de Paris. Un squelette, de 18 métres, recueilli par la «Romanche» (mars 1883) á Tile Pouchet. 6" Squelette du Musée colonial de Wellinglon (Nouvelle Zélande), de 21 m. 33. D'aprés Reinhardt, qui recut a Copenhague une tete de B. Sibbaldi qui mesurait 5 m. 17 (correspondant a une longueur totale d"environ 21 m. 33), cet animal est le Steypiredyr des Islandais et le TunnoUk des Groénlandais. La longueur totale du baleinoptére de Miramar est de 28 métres 20 et comme l'animal, á en juger par les épiphyses soit de ses vertebres soit des os des membres, est loin d'étre adulte, il semble qu'on ne puisse l'assimiler á B. Sibbaldi qui, d'aprés Gervais, est complétement adulte lorsque sa taille atteint 23 á 24 métres. A l'état adulte, le baleinoptére femelle de Miramar doit avoir 29 métres environ de longueur. Je sais bien qu'on prétend avoir observé á Tétat vivant, comme á l'état fossile, des races de différentes tailles apparte- nant á la méme espéce. Le capitaine Jouan dit méme avoir ren- contré dans Thémisphére austral des gammes de petites mégap- téres qui n'étaient pas moins tbrmées d'animaux adultes que les autres gammes formées de grands individus (v. Van Beneden, Desc. oss. foss., t. VII, p. 5), je crois pourtant qu'en dehors des difTérences de taille dues au sexe, Fétendue de la varia tion possible doit étre fort limitée. Des mesures precises d'individus — 116 — du méme sexe el véritablement adultes le démonlreront, je crois, aisément. Holboll, qui o vécu au Groenland, assigne a B. SihbahU une longueur de 18 m. 28 a 24 m. 38. C'est, dil-il, le plus grand baleinoptére qui vit dans ees parages. D"un autre cóté, pour- tant, comme les baleiniers anglais accordent au Sulfur bottom une longueur de qualre-vingt-dix pieds ou 27 m. 43 et que cet animal semble correspondre á B. Sihhaldi, quoique aucun sa- vant n'ait encoré, je crois, constaté directement de pareilles di- mensions, on ne peut pas, ce me semble, se baser jusqu'á présent sur la laille seule, la différence atleindrait-elle cinq ou six mé- tres, pour établir une espéce nouvelle. D'aprés la diagnose donnée par Van Beneden et Gervais, la peau de B. Sibbaldi serait d"un brun foncé tirant sur le vert, et, d'aprés Malm, on remarquerait chez cet animal une trentaine de poils places sur un espace circulaire autour du mentón. La peau de la gorge chez le Sulfur bottom ou Silverhottum des baleiniers américains du Pacifique nord, comme chez le balei- noptére de rOcéan Austral connu sous le méme nom, présente des reflets argentes. Le dos du baleinoptére de Miramar, dans toute sa partie visible, les deux cotes de la nageoire cándale et toutes les par- ties supérieures et antérieures des pectorales étaient d'un tres beau noir uniforme comme les fanons et leurs soies. La face ventrale était grise et le dessous de la gorge noiratre et non argenté. L'animal s'éloignait de B. intermedia, representé par Burmeister, par l'absence de toute marbrure; enfin, la ¡leau du mentón, pourtant bien intacte, ne présentait aucune trace de poils. II est vrai que ceux-ci n"existent peut-élre que chez les males ou chez les individus tres jeunes. Chez B. Sibbaldi, ce n'est qu'en comparant tres attentivement la caisse tympanique avec celle des autres baleinoptéres, quon peut Ten distinguer (Van Beneden). P.-H. Gervais dil, au con- traire «que Tappareil auditif difiere de celui des autres espéces du genre baleinoptére par la forme caractérislique de sa caisse tympanique que nous avons figurée» (Mission du cap Horn, 1. c, pl. 2, fig. 8, 9 el 10). Qui faut-il croire? Si on compare les figures indiquées dans le travail de Gervais avec les os tympaniques des autres baleinoptéres, on voit que les différences dépassent a peine l'étendue des variations individuelles. 11 faudrail avoir du reste les piéces originales entre les mains afin de pouvoir conclure avec exactitude, car les dessins presentes ne sont pas précisément tres neis. — 117 — Chez le baleinoptére de Miramar, la caisse audilive, au lieu d'étre ovoide comme chez B. rostrata ou ellipso'ide coinme chez B. muscidus ou chez B. Sibbaldi, a la forme absolument typique d'une navetle ou d'une petile nacelle. II se rapproche un peu de celui de B.Schlegeli (v. Anat. comp., pl. III, fig. 9 et 10). Mais la forme du rostre, celie de Toccipital, le tres grand dévelop- pement de l'apophyse coronoíde, etc., etc., ne permettent oucun rapprochement entre ees deux ty})es si différents sous tous les autres rapporís. H.-P. Gervais sígnale, en outre de la for-me ellipsoidale du rostre, deux caracteres particuliers de la tete de B. ¿sibbaldi, au moins cliez l'exemplaire recueilli au Cap Horn. «Les palatins j)résentent une forme caractéristique: ils sont ti'és longs, tres larges et tres aplatis» (voir p. 18: long. =lm., la plus grande largeur = O m. 42). Pour ma part, je ne vois lá ríen de bien surprenant; ees os sont siniplenient en rapport avec les dimensions plus conside- rables de la tete. Lorsqu'on veut baser un caractére sur une longueur, il faudrait spécifíer une proportion ou indiquer au moins entre quels points exacts la distance a été mesurée. Cette nécessité est encoré beaucoup plus grande si on parle de la longueur d'un os courbe et de contour irrégulier. Quelques ligues avant, H.-P. Gervais dit encoré: «La forme des nasaux est tellement caractéristique qu'ils suffiraient a la détermination d'un sujet de cette espéce... Le bord interne, beaucoup plus relevé que le bord externe, forme, avec celui du cote opposé, une crcte longitudinale médiane saillante, tout á fait caractéristique.» Cette prétendue particularité se retrouve chez B. musculus, et les six exemplaires de B. patachonica que nous possédons au Musée de La Plata la présentent également. Chez le baleinoptére de Miramar, cette créte existe aussi, mai>; elle est peu accentuée. On la retrouve également cliez B. Schlegeli. Chez les squelettes de Hull et du Brilish Museum, la colonne vertébrale de B. Sibbaldi rent'evme soixante-quatre vertebres que Fon s'accordait á classer de la sorte: 7 + 16 + 1.^ -f 26 = 6'x D'aprés H.-P. Gervais, on aurait rapporté ¿i tort deux cau- dales aux vertebres lombaires et la formule exacte serait: 7 -f 16 + l:-i + 28 = fi'i Dans Texemplaire de Tile Pouchet, il y aurait meme une ou deux caudales de plus; on arriverait done au total de soixante- cinq ou soixante-six vertebres. — 118 — Burmeister, examinunt B. intermedia, avait d'aboi-d proposé la formule 7 + 15 + 10 + 20 = 64 dans sa «Descriplion physique», page 546. Plus tard, dans le supplément du lexte de son atlas, il a indiqué 7 -I- 15 + 16 + -27 = 65 quoique, dans la planclie III, il continué á n'indiquei' que soixante-quatre vertebres. Dans le baleinoptére de Miramar, dont j'ai desarticulé moi- méme la colonne vertébrale toul entiére, on compte soixante- quatre vertebres: 7 + 14 + 14 + 20 = 64 Chez B. Sibbaldi, on u'a jamáis signalé, je crois, la présence d'une cote cervicale supplémentaire; par suite la limite de va- riation possible des vertebres thoraciques se réduit á l'unité et si on peut admettre (\\xe B. intermedia est une varíete de B. Sib- baldi dont la seiziéme vertebre dorsale a perdu sa cote corres- pondante, comme cela a lieu dans le squelette de Gothenbourg, il est beaucoup plus difficile de Tadmettre pour le baleinoptére de Miramar qui aurait dü en perdre deux. En outre, en ad- mettant cette supposition, cet animal n'aurait en réalité que douze lombaires véritables; il en manquerait done trois si on accepte comme nórmale la formule reproduite par \'an Bene- den et Gervais. Chez B. Sibbaldi on compte dix-neuf paires d'os en V; chez le baleinoptére de Miramar, il en existe vingt-deux. Chez B. Sibbaldi, le radius a le double de la largeur du cu- bitus (Van Beneden et Gervais, page 215). Chez le baleinoptére de Miramar, la différence est tres faible: 0,22 — 0,19 = 0,03. Chez B. Sibbaldi (Van Beneden et Gervais, H.-P. Gervais), les os du procarpe sont au nombre de trois comme chez B. inter- media et les autres baleinoptéres; chez le baleinoptére de Mi- ramar, le procarpe droit présente quatre os, le procarpe gauche cinq. Chez B. Sibbaldi du British Museum, le nombre des phalan- ges est de 4 — 5 — 5 — 3; chez le baleinoptére de Miramar, ce nombre est de 4 — 8^7 — 4, sans compler bien entendu les métacarpiens. Chez B. Sibbaldi, la sixiéme et la septiéme cote sont les plus longues (Van Beneden et Gervais); chez le baleinoptére de Mi- ramar, c'est la quatriéme qui est la plus longue. — 119 — Chez B. Sihbaldi, Taxis seul a ses apophyses ti-ansverses réunies en cercle á l';"ige adulte (Van Beneden el Gervais); che/, le baleinoptére de Miramai- qui n"est pas encoré adulte, non seulement l'axis mais encoré les Irois cervicales suivantes pré- sentent un anneau complet avec un tres léger relard dans la súudure des deux apophyses gauches de la troisiéme cervicale. Je n'insiste point sur bien d'autres diíTérences qu'on pourra relever facilement du reste entre B. Sibhaldi et le baleinoptére de Miramar, soit en parcourant le texte, soit en examinant les planches. Je rappeilerai seulement la forme et le tres grand dé- veloppement du slernum comme aussi son ossification presque complete contrastant avec Tossification imparfaite des autres os. Je crois que Fensemble de tous ees caracteres est tel qu'on ne saurait Texpüquer par de simples variations sexuelles ou individuelles; d'un autre cote, ¡1 me repugne d'établir une es- péce d'aprés un exemplaire unique quoique complet. Aussi je me contenterai de lui donner le nom provisoire de B. Miramaris en attendant que la rencontre de nouveaux individus permette une aftirmation catégorique ou bien nous conduise á les rat- tacher quand méme á B. Sibbaldi. La largeur ou grand diamétre de la nageoire cándale du baleinoptére de Miramar était de 3 métres; sa longueur, depuis sa naissance jusqu'a Féchancrure médiane postérieure, mesu- rait 1 m. 20 cm. La nageoire renfermait les onze derniéres ver- tebres caudales. A titre de renseignement complémentaire, j'indique dans le tablean suivant le poids moyen des épiphyses de quelques vertebres : DIAMETRES KILOS DIAMETRES KILOS 33 X -55 cm. 3,200 42 X 52 cm. 3,2.50 34X46 » 2,.350 43 X 52 >. 3,600 35 X "ió » 2,450 44 X53 » 3,600 36X50 » 2,500 45 X 52 » 3,600 38X50 » 2,600 47 X 54 » 3,800 39X51 » 2,750 48 X 55 » 3,600 40 X 51 » 2,600 49 X 54 » 4,250 41 X 51 » 2,800 50 X 54 " 4,500 La longueur du bord anlérieur des nageoires pectorales était de 3 m. 80cm. (La distance rectiligne de leur origine a leur pointe: 3 m. 40 cm.). Leur largeur máxima était de 1 métre. La distance de l'échancrure caudale á Tanas était de 8 me- tros. La fente anale avait une longueur de O m. 63 et O m. 33 la — 120 — séparait, en avant, de l'origine des plis posléneurs de la vulve. La longueui' de ees plis était de Om. 30; celle de la vulve elle- méme de O m. 50 et la longueur des plis clitoridiens de O m.42. Les fentes des mamelles mesuraient seulement O m. 10 de long et se ti'ouvaient situées de chaqué C(Jté et un peu en arriére de roritice vulvaire ü une distance de O m. 25 seulement. Comme chez les auti-es baleinoptéres, les replis de la gorge et de la poitrine alteignaient rombilic situé a 1 m. 70 en avant de l'ori- gine antéi'ieure des plis clitoridiens. Des l'abricants de savon de Buenos -Ayres avaient offert d'acheter la graisse de cette baleine á 4 fr. les 10 kilos. Les habitants de Miramar n'osorent s'aventurer dans une opéralion si nouvelle pour eux et rendue aléatoire á la f'ois par le manque de combustible (on ne posséde guéres en cet endroit comme moyen de chauñ'age que du crottin de mouton) et par les fi'ais eleves de transport. Muscc de La Plata, Ic 2 7 dcccmbrc 1897. EXPLICATION DES PLANCHES Plíiiicbe I, fig. 1. — Etiit du baleinoiitére de Miramar á mon arrivtje et au ino- moment des plus basses eaux. » flg. 2. — Vue antérieure. — Le dessous du mentón. » ñg. 3. — Le baleinoptére au moment de Fenlévement d'un os raan- dibulaire. » II. — Profll de la tete. » III. — La tete. — Vue antérieure. » IV. — La tete. — Vue postérieure. » V. — La tote. — Vue supérieure. » VI. — Le niandibulaire. — Le jugal et le lacrymal. » VIL— Os nasaux. — Sections du cráne. — Fanons. — Sternum. — Os pelviens. » VIII. — Caisse tympanique. — Moulage de la cavité encéphalique. » IX. — Les cotes. — L'omoplate. — L'appareil hyoidien. )i X. — Les membres. — Vertebres caudales. — Os en V. » XI. — Les vertebres cervicales, dorsales et lombaires. Rev. del Museo de La Plata — Tome IX. F. Lahille— CETACES — Pl lAI.I.t:klí> IIKI. MUSKU BaLvnoptera M/rama/is. i.ah. Rev. del Museo de La Plata— Ponie l.\. F. Lahillc — CETACES — í>l. II TALLfcKIíS DEL MUSEO Fig. 4. Tele vuc en dessus el en arricrc. » 5. » vuc panoramiquc. » 6 . » vue lie profil. Rev. del Museo de La Plata — Tomil- IX. F. Lahille -^ CÉTACÉS — l'l . U I . ÍAI.LKRKS UKl. MtShC" Fi^. 7. Vuc aniéricurc de la tete. ^^ H. Apparcil hyoidien, face intericurc. » I) , » « protil Rev. del Museo de La Plata — Tome IX. F. Lahille — CETACES — Pl. 1\ Fifí. Id. Tete vue en dcssus el en avant. » II. « vuc en arricrc ct en dcssus. ■*> 12. -Membre antcrieur üauche. o c Rev. del Museo de La Plata —Tome IX- F. LahiUe — CETACES — Pl. VII. TAM.KKF^ IM-I- Ml'SKO Kig. 20, Tete, section transvcrsalc. » 21.» « longiiudinale ^> 22. Sicrnum, lace antcricurc. ■•'• 2 3 . Os thyroVdien. Kig. 24. Nasaux. vue postcro-inlcneurc. V» 25. Nasal Jroii. face latcralc cMernc. V» 2ñ. Fanons. V. 27 líumcrus droít, face exicrriL'. Rev. del Museo de La Plata — Tome IX. F. Lahille — CÉTACÉS — Pl. \'I11. ^ 30 ¡ ■ ■ -v»'' f ;. ^íií '■'a ^i ' - M A ~- /í^i ;-t' ^■■■y ■'■^'iS . -^ ]4 3 ' \^i w \-:: y u k. I Al,[ l-Kl-s DF-.l ,\íl. -^I'O Fig. 28-3 I. Caisse tympanique. » 3 2-3 5. Moulage de la cavité enccphalique. » 32. Vue de profil. Fig. 34. Vuc en arrierc. » 3 3. ■« en dcssus. "> 3 5. ^^ en avani. -H u •a o E O Rev. del Musíü de ba Plata — Tome IX F. Lahille — CETACES — Pl. X. Fig. 40. Les huit premieres vertebres, vue anlcrieuro. » 41. Les dix-huii premiers <>s en V. proiil ■H U < h ■W TZ -^ "^ antropología y craneologia CONFERENCIA dada en la sección antropológica del primer Congreso Cientilíco Latino-Americano (Buenos Aires, 10-20 de Abril de 1898) ROBERT LEHMANN-NITSCHE DOCTOR EN CIENCEAS NATURALES DOCTOR EN MEDICINA ENCARGADO DE lA SECCIÓN ANTROPOLÓGICA DEL MUSEO DE LA PLATA Tomo IX ANTROPOLOGÍA Y CRANEOLOGÍA CONFERENCIA dada en la sección antropológica del primer Congreso Científico Latino-Americano (Buenos Aires, 10-20 de Abril de 1898) POR ROBERT LEHMAN N-NITSCHE DOCTOR EN CIENCIAS NATURALES DOCTOR EN MEDICINA ENCARGADO DE LA SECCIÓN ANTROPOLÓGICA DEL .MUSEO DE LA PLATA Introducción. — El estudio de los pueblos indígenas muy urgente. — Definición del termino antro- pología.— Sus dos tendencias: zoológica y antropológica. — Las mismas de la craneología, subdivisión de la antropología. Señores: El motivo de mi conferencia sera de haijlar sobre la Antro- pología genera!, con especialidad a la craneología y tratar in- cidentalmente sus relaciones con la geografía y la lingüística. Advierto de antemano que los pueblos naturales precisan ante todo un estudio antropológico. Los problemas que susci- taría un estudio de los pueblos inmigrados, establecidos, razas ya arraigadas, serían de una solución muy delicada y difícil; nos abstenemos, pues, por ahora, de ocuparnos de ellos. Tam- poco nos atrevemos á penetrar en el estudio de esa misma raza criolla mestiza, cuyo carácter de origen tan diverso, tiene tanto de común y de uniforme como de extraordinariamente complicado en sus múltiples tendencias, y cuya formación cli- matológica y geográfica no se ha estudiado todavía. Además estas cuestiones no son de suma urgencia, gracias al material que nos queda. Todo lo contrario sucede con nuestras tribus indígenas sud-americanas; aquí sí, hay que apresurarse y salvar lo que aún existe para poder fijar los caracteres de todas ellas destinadas á desaparecer; y, con este material irreparable, po- ner en conocimiento de la posteridad las formas variadas del cuerpo liumano, el desarrollo gradual y las innumerables ma- nifestaciones de su espíritu. Esta es la tarea que moral y cien- — 124 — tíficamente !a antropología sud-americana debería seguir: tarea ardua con la escasez del material destruido por la pseudo-civi- lizacion, la cultura de la roza blanca; por su colonización y sus misiones; por sus religiones y sus fanatismos: enemigos de toda etnografía, de toda antropología. Desde luego: ¿Qué es lo que se llama antropología? He aquí una pregunta en que insistimos ante todo. Es notorio que en contradicción á las demás ciencias que se ocupan puramente del individuo, la antropología aplica su doctrina á la naturaleza corporal é intectual del género humano: se extiende, pues, á la formación física ó somática, es decir del cuerpo, y á la formación étnica que comprende la acción social y la aparición intelectual del género humano {'). Mientras la última encierra muchas y variadas disciplinas como la etnografía, la etnología, la arqueología, la prehistoria, la lingüística, etc., que, á su vez, forman otras tantas ciencias independientes, la primera, la antropología física, forma la an- tropología propiamente dicha, cuyas generalidades se dividen en las dos distintas tendencias, con las cuales la antropología general se hace el deber de estudiar la natui-aleza moral \ material del género humano. Estas dos tendencias principales son: 1* Comparar la posición del hombre en el mundo orgánico con los animales; 2* Comparar mutuamente los individuos del género humano entre sí. Guardemos, pues, estas dos tendencias separándolas riguro- samente. Servirán de hilo conductor al mejor entendimiento de lo que sigue y darán una idea de lo que pretende la antro- pología. Pero, ¿qué es lo que estudia la antropología física en las particularidades del cuerpo? Como ciencia comparativa, tratará de descubrir toda seme- janza y toda diferencia que permita una útil comparación. Para estudiar, en primer lugar, la posición del hombre con relación al reino animal, se ocupa especialmente de lo que lo distingue de éste, contrariamente á la zoología que se apoya en afinidades. O La extensión del término antropología es variada; Brinton en Norte América le da mayor amplitud; en Europa forma parto de un grupo de cien- cias nacidas de ella. Véase Emil Schmidt: «Das Syslem der aiilhropolo- (/ischen Disciplinen') , en «Centralblatt fíir Anthropologie» , publicado por Buschan, 2° año, 1897. — Entrega 2. — 125 — Aunque el hombi'e esté incluso en el mundo orgánico v no lome por sus formas una posición excepcional, se destaca sin embargo de los animales por algo dominante. Este algo es el cerebro: un órgano cuyo desarrollo en volumen y en calidad jione á su dueño en grandísimo contraste con los demás seres del mundo orgánico, contraste en que el antropólogo tunda una separación entre el hombre y los animales vertebrados. Este abismo entre hombre y animal es tan gi-ande que se opone abiertamente á las afinidades que se quiere dar al hom- bre con los animales superiores, tales como los monos antro- [>oides en los que la zoología encuentra su argumento jn-incipal. Según opinión de los antropólogos no existe una raza hu- mana parecida á los animales, razón por la cual pasamos al estudio del segundo objeto de la antropología física; es decir .'i la doctrino de las razas, á la comparación de los individuos entre sí. Cierto es que el género humano se compone de varios gru- pos que demuestran entre sí algunas diferencias, aunque mi- nísimas en comparación de ia multiformidad que presenta el reino animal. Estas diferencias relativamente reducidas no influyen en la opinión de los antropólogos que admiten la existencia de una especie humana única que se divide en «razas», en «variedades», (en el sentido comprendido por las ciencias naturales); porque, precisamente, las formas de esas diversas razas tienen entre sí la mayor analogía. Para estudiar en seguida esas «razas» y compararlas mutua- mente, se debe insistir (solamente con este tin y en este sentido), sobre sus diferencias. Estas consisten á veces en el tamaño y en las proporciones de los miembros del cuerpo, en el olor V) ([ue exhala este último; se las encuentra en los sistemas mus- cular, nervioso y óseo, especialmente en el cráneo y en la den- tición; pero ante todo y esencialmente se hace notar en la pigmentación, así como en el tinte de la piel y de los ojos y en el color y demás cualidades de los cabellos; finalmente, en la fisonomía, ó mejor dicho, en el tipo de la cara. Es muy natural que para la descripción característica de un individuo ó de una raza hay que tomar en consideración todo el conjunto de estos signos; sin embargo, los signos enu- (') Sé muy bien ipie el olor del cuerpo no se ha contado entre los signos característicos de una raza; pero existe, no se puede negar, en todas las ra- zas, aunque no sea siempre de un modo muy sensible ; se encuentra también en las sub-razas. Pero, desde luego, es imposible caracterizarlo por descrip- ción ó comparación. — 126 — merados como los más importantes, revelan, en realidad, las más notables diferencias; los demás signos no tienen tanta va- riación, y son, por consiguiente, menos necesarios para una clasificación. Todo esto sería muy precioso tratándose de personas vivas; pero de los pueblos anteriores, desaparecidos, ¿qué es lo que nos queda?.... El sistema óseo, nuda más. Y, sobre ballazgos en esqueletos, se basan entonces los dos problemas principales de la antropología. El esqueleto debe reemplazar, si posible es. todas las particularidades que caracterizan á un viviente; en él también descubrimos propiedades y cualidades para compa- rarlas no solamente con el esqueleto animal, sino también con otros esqueletos humanos. Es aquí donde tiene la superioridad el cráneo: parte princi- pal del esqueleto. Conocido es que el cráneo se compone de dos partes más ó menos independientes: la parte de la cara y la del cerebro. La primera influye en la fisonomía: uno de los caracteres más salientes del cuerpo en vida. La segunda es la parte predomi- nante, la cápsula que abriga el órgano principal del cuerpo int- inano, cuya función transforma el hombre en hombre y que caracteriza al instante el hombre como tal. La craneología no se ha apartado hasta aquí de tratar las dos cuestiones indicadas. Veamos ahora con qué autoridad lo ha conseguido y sobre lodo lo que podrá conseguii'. La craneología :i00tógica (comparación del cráneo animal con el del hombre). — La capacidad del cráneo. — La frente fuyentc. — Otras « teromorfias » . — Conclusiones: La separación entre hombre y animal. — La craneología á la altura de su misión. Tratemos, en primer lugar, de la craneología zoológica: es decir de la comparación del cráneo del animal con el del hombre. Como lo hemos demostrado, el cráneo encierra la ]>arte fundamental del cuerpo: el cerebro. El desarrollo del cráneo depende casi directamente del des- nrrollo del cerebro; su forma es, por consiguiente, el molde, la expresión del cerebro; y donde éste ha desaparecido, para el es- tudio lo reemplaza ventajosamente aquél. Así es que la craneolo- gía se refiere tanto al estudio del cerebro como á su desarrollo. — 127 — Y ¿cómo manifiesta el cerebro una diferencia tan })alpable •entre hombres y animales? Por su excesivo tamaño tanto abso- luto como relativo al tamaño del cuerpo; lo que produce así un cambio considerable en la estructura de todo el organismo, <'omo, por ejemplo, la marcha vertical; y lo que constituye principalmente la capacidad psíquica, característica al hombre. Mientras el tamaño del cerebro, en proporción al peso del <-uerpo, ofrece en los animales vertebrados diferencias relativa- mente pocas, este tamaño se eleva súbitamente en los hom- bres á un grado muy alto y llega á ser verdaderamente exce- sivo en comparación al de los animales vertebrados. La ilusión solamente ha hecho encontrar grupos de pueblos y aún razas enteras que, por la pequenez de su cerebro, se asimilaran á los animales. «Los exploradores modernos de la antropología física, los etnólogos y arqueólogos», dice Virchow ('), «han contado casi exclusivamente con la esperanza de encontrar una escala gra- dual de un grupo humano inferior ú uno superior y, mas aún. con la idea de que los grupos inferiores de la actualidad cor- respondieran á los más antiguos de los tiempos pasados.» «También la opinión se ha generalizado de que las tribus humanas inferiores se aproximaran á las especies de mamífe- ros superiores por una heredicidad legítima directa, por una evolución sucesiva trazada en una corriente continua tras la naturaleza orgánica. Tan equívocas son estas doctrinas como inseguras sus bases.» Y, efectivamente, nunca se ha descubierto grupo alguno ó raza que tenga el cerebro especialmente pequeño ó una capa- cidad craneal especialmente chica que indicara la pequenez del cerebro. Fluctuaciones en la capacidad del cráneo se producen por otro factor, como, por ejemplo, por la desigualdad en la estatura del cuerpo y la variedad individual ; esta última puede ser considerable, no pasando, sin embargo, nunca de un cierto límite inferior, sin que la función del cerebro sea perturbada. El grado más bajo de la variación individual humana se le- vanta de un modo extraordinario sobre el grado individual ))HÍs alto del animal, aunque se elimina el factor de que el ta- maño del cerebro depende del peso del cuerpo. La capacidad del cráneo demostrando puramente el tamaño del cerebro no da ningún motivo para hablar de razas ó pue- blos inferiores, ni lo dan tampoco las particularidades que derivan del desarrollo del cráneo cerebral. (^) Citado por Ranke: Der Mensch, 2* edición, 1894, t. II, p. 206. — 128 — Entre estas particularidades se comprende, anle todo, lo que llamaremos una frente fuyente (froni fuijant). Como consecuencia de su desarrollo abovedado, el cerebro aumentó no solamente en tamaño absoluto, como lo hemos in- dicado, sino que se arqueó también tanto por atrás como por delante; así que, como primera consecuencia, el foramen occi- pital en su dirección hacia atrás, avanza hacia ahajo, como también la parte frontal del cerebro se aboveda más hacia arriba y hacia adelante. En general, todas las diferencias caracterislicas entre el cráneo del animal y el del hombre, como las explica la cra- neoscopia (el examen de los signos exteriores), deben conside- rarse por signos esencialmente producidos por el desarrollo del cerebro, como las ha reunido von Tórok (') en su modo tan inteligible. "\'olviendo, pues, sobre los dos signos indicados, un foramen occipital dirigido hacia abajo y una frente derecha (vertical) se- rían particularidades linmanas del cráneo, sin tener natural- mente una analogía recíproca muy pronunciada. La posición del primero (ángulo de Daubenton) es expuesta á variaciones relativamente pocas que no se constatan en el viviente. Una depresión de la frente hacia atrás, es decir, una detención de su desai-i-ollo, sería, pues, un signo muy probable de seme- janza con el animal.... Y, en efecto, tales cráneos existen! Tendríamos, pues, aquí, la formación de una estructura formalmente parecida á la de un animal, una teromorfía en el sentido genético. Como prueba, nos ofrecen el famoso cráneo humano encon- trado en el valle de Neander, que, en Europa, representa uno de los cráneos más remotos de la época diluviana (hecho que, no obstante, no se ha confirmado, faltando informes tidedignos de su extracción). Este cráneo, por su frente fuyente, debía ser muy parecido al de los monos; sí, justamente, pertenecer á un hombre-mono. Pero, señores, no hay tal cosa! La impresión de una frente fuyente en un cráneo se recibe ante todo por un error de óptica y depende del modo como el cráneo sea presentado á la vista. De este antiguo casco fósil un.i parte de cápsula solamente está conservada. Así que, si se lo coloca en una tabla horizon- tal, una mesa por ejemplo, se obtiene la visión de una frente O Von Torók: Ueher einige churaclerislIscheUnterschiede zivischen Men- '■hen- and Tierschadel. «Centralblatt für Anthropologie», I, 1896, entrega 3. — 129 — fuyeatc; exactamente el mismo efecto se ol)tiene colocando una porte análoga de un ci'áneo cual(|uiera completamente des- arrollado. Con uno buena orientación, dicho frente parecería menos fuyente; aunque hay cráneos bien colocados que, normalmente, presentan una forma fuyente. Más, esta particularidad pertenece también á lo categoría de las variaciones individuales, fijadas aun por descendencia en al- gunos grupos. Sí, señores; yo mismo llevo una frente algo fuyente y pro- testaría enérgicamente de todo vínculo que se me atribuyese con los monos. Una gran parte de los habitantes del nordoeste de Alemania, los Frisos, son, según e.xámen clásico del doctor Virchow, camaecéfalos (es decir, de cráneo chato) con frente fuyente. La forma de aquel cráneo del valle de Neander existe enton- ces hoy todavía entre los Frisos; aunque á nadie se le puede ocurrir asimilar un Friso á un mono; pero su cráneo, sí, lo califican como tal: un hecho que se explica nuevamente por un error de óptica.... en el cráneo la frente parece más fuyente que en la cabeza del viviente. Cráneos de personas con frente fuyente son igualmente bien desarrollados y no denotan ningún volumen menor que los completamente «normales». 'o^ Siento no poder extenderme más en los puntos especiales llamados semejanzas animales ó teromorfías del cráneo. Estas son solamente, á mi juicio, productos de iguales condiciones biológicas, independientes de una conexión genética, como se manifiestan lógica y legítimamente en cada organismo sea ani- mal sea humano, cuando éste está exjjueslo á las mismas con- diciones de desarrollo y de existencia. Las leyes que forman organismos son inmutables, y no está en mí poder reconocer una conexión genética (por via de consanguinidad) de esas for- maciones teromórficas. Llego, pues, á la conclusión que la craneología, como doc- trina zoológica comparativa, está á la altura de su misión y cumplirá con la ardua tarea que se ha propuesto. Sacará, aunque sin detalles, deducciones del punto culminante de la cuestión: del tamaño absoluto y relativo del cerebro. 130 II La craneologia antropológica (comparación de los individuos entre sí). — Definición de la raza, sub-raza, pueblo. — La misión de la antropología: el estudio de la raza en primer lugar. — Para ello es indispensable el indicio físico, geográfico y lingüístico. — La antropología estudia el indicio físico, que se compone del tipo de la rfl^ti y del tipo biológico. — Misión de la antropología: estudio del tipo de la raza. La craneología de Blumenbach, Retzius, etc., y de Sergi. — Sus dos errores: representación in- suficiente del cráneo, traspaso de los indicios biológicos á los de la raza. — Dos ejemplos: Wilser y Sergi en absoluta contradicción. — Conclusión: la importancia secundaria de la craneología antropológica. La solución de la primera cue.stion (comparación con los iinimales) era primitivamente estraña á la craneología propia- mente dicha y ha progresado con el desarrollo de la antropo- logía, joven ciencia fundada por J. F. Blumenbach. Kste aplicó la craneología como elemento importante en la determinación de los caracteres anatómicos de las razas humanas; y fué ese el destino primitivo de la craneología con que llegó á una ex- pansión imprevista, al universal aprecio. Vamos á ver ahora qué autoridad posee pora examinar la segunda cuestión principal, la de comparación mutua de los individuos del género humano. Para eso, es menester en primer lugar, discutir las ideas fundamentales que tengan relación con los individuos que componen la humanidad. Damos en seguida, literalmente si posible es, conservando sin embargo nuestro criterio i)ersonal, las definiciones y acla- raciones que nos dá Ehrenreich (') en una lujosa publicación que acaba de aparecer, obra de sólidas y duraderas bases que contiene los últimos de.scubrimientos hechos en la ciencia an- tropológica. En el conjunto de la humanidad, que forma, sin duda al- guna , iDia especie en el sentido científico, resaltan grandes grupos que primeramente denotan ciertas semejanzas corpora- les y recíprocas de sus individuos; grupos que por estos mis- mos signos corporales se apartan los unos de los otros. Estos grandes grupos principales forman las raxas. «De la multitud de los individuos con sus innumerables variaciones», dice Ehrenreich (I. c, p. 8), «entresacamos grupos que presentan pocas diferencias entre sí y cuyos individuos (■) Ehrenreich: AnUiropoloyische Stadien íiOer die Urbewolmer B)-asi- liens. Braiinschweig, Vieweg. 1897. — 131 — se identifican por la igualdad de sus miembros. Separamos y agrupamos hasta llegar al material inmenso que no se puede subordinar más; tenemos así los raías fijas, es decir, las for- mas principales del género humano.» Para ir ganando terreno debemos atenernos á los hechos, como se nos presentan á la vista y contar con los hechos que jtos ofrece la naturalexa. Es muy natural qtie para guiarnos debe- mos considerar momentáneamente estos hechos como inmutables; solamente así podemos orientarnos, disponiendo y arreglando el material actualmente inmutable. Así debemos también con- siderar MOMENTÁNEAMENTE y al objeto de una clasificación las razas humanas como constantes, como apariencias rigurosa- mente separadas. Poco nos importa por ahora el origen de las razas que cono- cemos sólo imperfectamente. Y, ¿cómo podríamos, sin bases fundamentales, plantear esta cuestión? Estos grandes grupos que representan razas, son «varieda- des» (en el sentido natural científico) de la especie «Homo»; existen positivamente y son verdaderas realidades; no los crea nuestra fantasía en su manía de sistematizar. Son principios fundamentales: nuestro punto de partida. «La raza principal», dice I'^hrenreich (I. c, p. 31), «existe a priori; su principio es puramente zoológico; se afirma en algo completo, preciso, y apto á caracterizarse anatómicamente.» Además de los signos corporales somáticos, evidentes á primera vista, dicha clasificación natural en razas depende de dos indicios más: del espiritual ó lingííístico y del geográfico. Ciertamente se determina una raza primeramente por lo físico; y cuando se oye hablar de raza, uno comprende ante todo las particularidades exteriores; es decir el indicio somático. Algún origen tendrá el nombre del niño, cuya filiación se de- duce involuntariamente de los signos particulares del cuerpo, de indicios ,-.ooló¡iicos. Este procedimiento de determinar las razas es legitimado por las ciencias naturales que examinan puramente el objeto como tal, tomando en consideración solamente después las demás circunstancias; por consiguiente, el indicio étnico ó lingüís- tico viene, por su importancia, precisamente en segundo lugar. Resumiendo podemos precisar: «El género humano está compuesto en su totalidad de algu- nas pocas formas somáticas ó razas, que corresponden á una ramificación geográfica y lingüística, es decir etnológica » (Ehren- reich, 1. c, p. 21.) Nos ocuparemos después de este punto. — 132 — Si insistimos más en las particularidades exteriores de esas razas, obtenemos sub-grupos, sub-ra\as, también en el sentido puramente zoológico. «Sub-razas son», dice Ehrenreich (1. c, p. 29), «razas en un sentido más íntimo, son tipos de la misma clase, cuya con- sanguinidad es demostrable; pero siempre liay que tener pre- sente que son subordinadas á las grandes razas principales de categoría superior. Comunmente aplicamos el término de sub- raza á mayores complexos de igual consanguinidad ó paren- tesco.» Si observamos los indicios intelectuales ó étnicos, obtene- mos, inclusos en las razas, grupos étnicos, lingüísticos; es decir, pueblos. «Pueblos eran pi'imitivamente comunidades (') de un mismo origen, de igual idioma, inclusos siempre en una i-aza», porque «ningún pueblo pudo pertenecer primitivamente á dos razas.» (Ebrenreich, 1. c, p. 26, resp. F. Müller según Ebrenreich, ibid.) Y, admitido esto, ¿qué relaciones tienen entre sí las sub- razas y los pueblos en una misma raza? «Los pueblos, caracterizados por su idioma, y los grupos de pueblos, caracterizados por su afinidad lingüística, forma- rán solamente entonces sub-razas cuando los rasgos corporales sean comunmente iguales.» «La conexión del idioma es indispensable para determinar una sub-raza; sin ella no se puede admitir con más ó menos verosimilidad su parentesco consanguíneo.» "La semejanza puramente corporal de mucbos pueblos no probaría su parentesco; aún más, las mayores semejanzas de carácter físico de dos pueblos no procurarían pi'ueba positiva alguna de parentesco, mientras que la analogía de los idiomas daría un testimonio casi verídico.» (Ebrenreicli resp. Waitz, 1. c, p. 30.) Así que para la división de una raza en sub-razas son indis- pensables tanto los indicios lingüísticos como los físicos; pero, sin embargo, en algunos casos, estos últimos vienen en primer lugar. Por ejemplo, las razas americana y mongólica, no obstante una cierta semejanza de sus particularidades físicas, deben (') Los inilividuos con alinidad consanguínea componen las familias, el liarentescú, el tronco; varios troncos asociados, el pueblo. «El pueblo es una entidad intelectual; la unidad de un pueblo consiste principalmente en el idioma. 1) (Víase Ehrenreich, 1. c, p. 8.) — 133 — considerarse como dos razns categóricamente distintas por el abismo insondable que separa sus idiomas. En cada una de las razas, las diferencias físicas no son tan hondamente grabadas; son más disimuladas, por lo que sobre- salen con más relieve los demás indicios; desde luego el idioma se destaca natural y lógicamente como signo diferencial y, por consiguiente, la subdivisión de las razas se encontrará con preferencia en los grupos étnicos, en los pueblos. La antropología física se ocupará por eso, generalmente, de las razas principales, mientras el estudio de las sub-razas y pue- blos será entonces una especialidad más reducida. Observemos, pues, con atención lo que es necesario para la determinación de una raza, según la teoría de la antropología física y como lo hemos indicado ya sucintamente: I. FA indicio físico. — Buscar y fijar el tipo de raza, es decir, lo típico del cuerpo de la raza, evitando los indicios eslraños. II. El indicio (jeográfico. — «Razas son formaciones fundamen- tales disti'ibuidas geográficamente; cada una tiene su ubicación propia y pertenece á una zona determinada, ú una provincia geo- gráfica (según Hastian), en la que buscamos la raiz de su orí- gen ó propiamente de sus ramificaciones actuales.» Todos los exploradores (Bastían, Ratzel y Taylor) han insistido en el in- dicio geográfico que corresponde generalmente en su área á la geografía zoológica. (Ehrenreich, 1. c, p. 14.) III. El idioma. — «Cada raza tiene sus idiomas particulares más ó menos numerosos; éstos nunca exceden (sin causas excepcionales) los límites de la raza; entre las razas hay una barrera infranqueable.» (Ehrenreich, I. c, p. 15.) En razón de estos tres indicios se presenta una distribu- ción natural sistemática de las razas, por la cual Ehrenreich establece siete razas principales que se pueden distinguir con precisión. Quizás con el tiempo se descubrirán más. Estas siete razas son las siguientes: la caucásica ó medite- rránea; la atVicana-nigrítica ; la mongólica; la americana; la malaya-polinésica; la australiana y la papua. Los sistemas anteriores no insisten con bastante intensidad sobre el vínculo que unen los tres citados indicios, de los cuales sólo deriva el ideal de un sistema natural del género humano. Sin embargo, todos estos sistemas son más ó menos natura- les y se basan originalmente sobre el de Blumenbach, el padre de la antropología; éste funda sus cinco razas en puntos geo- gráficos y en rasgos generales del cuerpo, por los conocimien- — 134 — tos de entonces y «no según el color de la piel ni por el número de los cinco continentes, como se le lia imputado.» ( Ehrenreicli, 1. c, p. 9.) El primer deber de la antropología es buscar la forma típica del cuerpo de lo rozo, es decir, el indicio número I. Y entonces, ¿cómo se ha de estipular el caráctei- físico general del hombre? Se establece evidentemente por dos factores separándolos rigu- i'osamente: por las apariencias generales del cuerpo, caracte- rísticos á la raza, y por otros factores exteriores, biológicos, que especializan en cierto grado este tipo primero; que lo «esculpen», pero solamente del modo que el tipo de la raza represente siempre el tono fundamental, el corócter principal del ospecto general de un individuo. «El tipo de la roza», dice Ehrenreich, 1. c, p. 36, «es el polo negativo invariable, substanciolmente eterno»; pero los indivi- duos, los pueblos que componen uno roza, son muy diferentes entre sí, lo que es causado por la variedad individual y por innumerables factores biológicos. Es claro que semejanzas entre dos razas, ocasionadas por iguales factores biológicos, no dan razón de hablar de afinidad consanguínea. Las significaré como isomorfias. Hoy, por ejem- plo, uno detención en el desarrollo del aparato oftálmico, el cpicanthiis ó pliegue «mongólico», que se encuentra, en relativa frecuencia, casi en todas las razas. No es por eso un signo de raxa, sino una isomorfía, y no autoriza una afinidad especial entre las razas mongólica y americana. Estudiar los factores biológicos y las isomorfias (es decir, analogías independientes de lo influencio de la raza), es tarea de la biología; y, en efecto, la antropología biológica ha alcan- zado ya hermosos resultados. La antropología propiamente dicha busca el tipo de la raza independiente de los factores biológicos, y lo (¡uiere encontrar, con sus formas fundamentales, precisamente entre la multitud de los tipos biológicos. El hombre, en su aspecto general exterior, se compone de uno infinidad de particularidades corporales, que en su totali- dad forman el hábito general. Es incuestionable que todo no se puede describir, ni medir sino abstractivamente poi- buenas reproducciones ó exámenes visuales directos. Sin embargo, hay signos que acentúan en mayor grado las diferencias entre las razas; conviene, sin duda, repetirlos (en enumeración gradual): son el tamaño del cuerpo y las propor- ciones de sus miemliros, el olor del cuerpo; las particulorida- — 135 - des en los sistemas muscular, nervioso y óseo (por ejemplo en el cráneo y en los dientes) y particulai'idades en la cualidad de la piel; y principalmente en el color de los cabellos, de la piel y de los ojos, como también en las demás cualidades de los cabellos y la fisonomía de la cara. Con los últimos signos enu- merados se clasifican esencialmente las razas, porque revelan las más notables diferencias. Como se vé, señores, para este fin, el cráneo solo viene en segundo lugar. Esta idea, que en la actualidad hace carrera (Virchow, por ejemplo, la ha adoptado), no ha existido siem- pre. Justificamos ahora nuestra legítima crítica, dejándonos ín- timamente guiar en nuestro corto bosquejo por el profesor Ranke (ob. cit.). Hace más de cien años que J. F. Blumenbach, en Goetingia, instituyó en la ciencia los indicios del cráneo para clasificar las razas. Linné, mucho antes, había distribuido zoológicamente el género humano en cuatro variedades: en Americanos, Europeos, Asiáticos y Africanos, basándose substancialmente en el color de la piel y de los ojos, en el color y demás cualidades de los cabellos, y, secundariamente, en la fisonomía del viviente. Blu- menbach admitió las variedades de Linné á las cuales agregó una quinta raza: la malaya; especificó esta división en razas por la comparación y por un examen profundo del cráneo, para cuyo objeto tenia en vista el aspecto general del cráneo. Teniendo presente estos indicios, Blumenbach buscó por una descripción analítica del aspecto general del cráneo á de- mostrar, á determinar y á íijar los caracteres craneales; y tra- taba muy naturalmente de preferencia este indicio por él intro- ducido, examinándolo monográficamente. Este sistema ofrecía una cierta comodidad, un fácil acceso al material; pero nunca Blumenbach perdió de vista que el cráneo era solamente una de las señas características de una raza positiva. Hay que ob- servar que para su objeto partió de las razas ya establecidas; fundó efectivamente el tipo real del cráneo de dichas razas. Esta teoría fué abandonada. Retzius, en Estocolmo, la reem- plazó en la mitad de este siglo, por dos principios diferentes. Cambió primeramente la sencilla descripción de Blumenbach por números y medidas. Midió el ancho y largo de la cápsula craneal ; formuló la relación recíproca : el largo = 100. Creyó establecer exacta y matemáticamente las diferencias extremas (]ue Blumenbach describió tan sencillamente por el aspecto su- perficial. — 13G — Ci'áneos estrechos los nombró Relzius muy inconsecuente- mente dolicocé falos ; los anchos, braqaicéfalos . Ya que se apoyaba en la variación de la anchura para establecer la unidad del largo, la debía bautizar, como lo hizo más tardo Aeby, de este- noeéfalos, respectivamente enrice falos. Por lo pertinente al cráneo facial, de acuerdo con Camper, que liabía ya antes caliticado numéricamente la mandíbula su- perior, Retzius denominó los cráneos con una mandíbula supe- rior saliente con el término de prognatos (palabra empleada por primera vez por Prichard), y de ortognatos los que no tienen esta particularidad. Evitó, no obstante, de establecer un limite numéricamente fijo tanto para los dolicocéfalos y braquicéfalos como para los ortognatos y prognatos. Concedió, y nos hacemos un deber de constatarlo, dice Ranke, ciertas fluctuaciones en las formas de los cráneos, y quiso, sin duda, emplear otros elementos diferenciales para una determinación definitiva. Con su método, Retzius alcanzó efectivamente, y aún desde los tiempos prehistóricos, á caracterizar los Germanos y los La- pones: dos troncos heterogéneos existentes en Suecia; resultado ciertamente satisfactorio que no le impidió de cometer un se- gundo error: Aplicó su sistema á todos los pueblos de la Tierra y los englobó en sus cuatro grupos craneológicamente distintos. Deduciendo sus dos tipos dolicocéfalos y braquicéfalos com- binados con los prognatos y ortognatos, obtuvo: I a) Los dolicocéfalos -ortognatos ó de cabeza lai'ga con man- díbula superior no saliente; li) Los braquicéfalos ortognatos ó de cabeza corta con man- díbula superior no saliente; II a) Los dolicocéfalos -prognatos ó de cabeza larga con man- díbula superior prominente: h) Los braquicéfalos ■ protognatos ó de cabeza corta con man- díbula superior prominente; Y, ¡vaya! Estos cuatro cráneos típicos serían razas! «En lugar de las razas nacidas de la naturaleza», dice Ehren- reich, I. c, p. 10, «se construyeron en el gabinete de estudio, nuevas razas artificiales.» Estos cuatro grupos abrazaban pue- blos completamente distintos y rompían los lazos de parentesco que existían entre otros. Desde luego un error era el método mismo, que, con fórmu- las matemáticas, quiso determinar el aspecto general del cráneo, mientras que no hizo más que establecer algunas particularida- des, es decii-, el ancho relativo del cráneo y la posición saliente de la mandíbula superior. Sencillísimo era el método. Aliviaba incontestablemente el trabajo.... el ejercicio profesional. — 137 — «Nado más era necesario.» dice Ranke, 1. c, p. 209, «que medir el ángulo del urofil y el largo y ancho del cráneo. Cualquiera se creía entonces, aún con los más insuficientes conocimientos anatómicos, con el craneómetro en mano, auto- rizado á cooperar y á discutir.» Mucho más craso todavía era el error, pues, con dos me- didas, se intentó caracterizar el hombre y distribuir el género humano en cuatro grandes grupos. Se perdió completamente de vista la existencia nalui'al de razas humanas naturales. Tanto más absurda l'ué la teoría, cuanto más errónea la práctica. Con intención, y de acuerdo con Ranke, hemos referido en substancia la doctrina de Relzius, pues ella fué el principio en que se fundó toda la craneología. Todo cuanto produjo después, fué obi'a de una minuciosa, en extremo detallada edificación y basado en los fundamentos que acabamos de lucir, ¿cómo podría consolidarse tal doctrina? El objetivo pi'incipal se despreció com- pletamente. No se compararon cráneos, sino medidas solamente! Pi-onto se convenció el craneólogo que no bastaban las pocas medidas y extendió el plano de sus cálculos. Pero, dice von Turük, cinco mil medidas serían necesarias para determinar un solo cráneo matemáticamente. Se trazó un límite entre los gru- pos medianamente definidos, como, por ejemplo, entre los do- licocéfalos y los braquicéfalos y formó grupos intermedios, en este caso, los mesocéfalos. Se vuelve, sin embargo, á considerar el cráneo zoológica- mente y á acentuar su forma exterior. En este método se ha distinguido el profesor Sergi, quien clasificó en términos inteligibles los contornos de la caja craneal. Las dificultades de caracterizar un cráneo como una entidad son insuperables. Todo no se explica con medidas y descrip- ciones; y resultados más satisfactorios se obtendrán con repro- ducciones perfectas ó inspecciones exactas como lo practican las ciencias naturales. Aunque el método puramente numérico tienda más y más á desaparecer y lo craneología se dedique actualmente más ó las formas fjenei-ales del cráneo, el error cardinal, correspon- diendo al segundo de Retzius , existe y se ha extendido en nuestra ciencia. Lo que se había determinado eran unos cuan- tos signos particulares que se encuentran indudablemente en el cráneo hurnano. Se habían descrito anatómicamente las formas Tumo JX I o — 138 — del cráneo, que son producios de la raza respectiva y de las influencias exteriores (es decir biológicas); y debemos agrade- cerle algunos resultados. Pero el error primordial fué, habiendo determinado algunas })articularidades del cráneo, la ilusión de haber caracterizado con eso el tipo general de su raza (como lo quería Blumenbach). La craneología en su modo y arte de proceder actualmente no puede siquiera determinar cuáles de las particularidades se refieren esjjecialmente al tipo primitivo de la raxa y cuáles son abstracciones puramente biológicas. Sin considerar las razas que se manifiestan espontánea- mente en el mundo, se acumularon todas las formas iguales del cráneo, las isomorfías craneales, acuñando así razas artificiales. Sin embargo, en el circuito de una misma raxa la craneología ha conseguido resultados importantes, determinando las dife- rencias que tienen las particularidades entre sí; y como rama de la biología, la antropología biológica ha liecho estudios pre- liminares interesantes que serán de gran utilidad á la antropo- logía propiamente dicha que tiene la obligación de determinar el tipo de la raza. Recordaré como digno ejemplo de estos estudios la clasifi- cación por zonas, hecha con tanta lucidez por Ranke, combi- nando las formas del cráneo con la formación montañesa de la Europa central. Los Alpes establecen para Alemania é Italia el centro de radiación de la más perfecta braquicefalía. Pei-o, irracionalmente, se han hecho sinónimos tales tipos biológicos con tipos de raxa, y las semejanzas ó igualdades del cráneo, biológicamente fundadas, es decir, isomorfías cranea- les, se las consideraron como caracteres de raza. En la literatura relativa á la antropología ningún autor ha descrito estos dos tipos con alguna precisión; y ni con la me- jor voluntad aún escrudiñando penosamente las interlíneas es posible averiguar cuál de los tipos quieren lucir.... Así sola- mente puedo comprender las absurdidades y contradicciones que ha empollado la craneología. En concordancia de dicha confusión, citaré dos ejemplos de los más recientes que me han sido conocidos hace algunas semanas: En la asamblea de naturalistas del año pasado, (|ue tuvo lugar en Brunswick, Wilser hizo una conferencia sobro «Razas humanas é historia universal O». (') «Naturwis.senschaftliche Woclienschrift », N° ], Enero 1898. — 139 — Según este señor, toda la vida orgánica tiene su oi'ígen en el ])oio norte. Allá también plantó el árbol genérico de la hu- manidad, cuyos frutos muy temprano (¿quizás en tiempos an- teriores ol hombre?) ostentaban dos foi-mas características del cráneo: una ói-ala y una redolida. Y como estas dos formas no cambian, por medio de influencias exteriores, son indicios irrecusables de la raza. La ovala, representando la primera raza primigenia, se ha esparcido por oleadas sucesivas sobro Eu- ropa y hasta la parte austral del África, [)asando viaductos desaparecidos; de aquí la conformidad de Europeos y Africa- nos, ¡ambos de cabeza úvalal quedando para ac(uella doctrina sólo ¡a calota craneal. Esta raza primigenia, de cráneo óvalo, se ramificó en dos: una, por la palidez de su piel, formó la raza blanca europea; la segunda, quemada por el sol, la morena africana. — El segundo fruto del gran árbol del género humano, lo remite, con su único bagage, el cráneo redondo, desde el Norte hacia el Asia. Así es que Wilser funda tres razas i»rincipales: dos de cabeza ovala, la blanca y la negra: y una de cabeza redonda, la asiática amarillenta. ¡Todas las demás puédense caracteri- zar como mezclas ó transformaciones! Según él, la raza blanca europea se dividiría en dos sub-razas: la del pelo obscuro del Mediodía; y la del ruljio del Norte, que es la de los Ai'ias. Estos últimos, originarios del Norte de Europa (del pueblo de la lídad de piedra en la actual provincia de Esconia, en Suecia), se desplegaron en Europa en tres direcciones distintas, ensanchándose en forma de abanico, difundiendo en todas par- tes las costumbres y la cultura que caracterizan los pueblos civilizados del Viejo Mundo. Entre medio de estos Arias avanzó como una cuña del Oriente, es decir del Asia, centro de ramificación de las cabezas re- dondas, la tercera raza principal, enemiga de la civilización, que formó la zona mediterránea del centro de Europa. Y de mezclas ulteriores de los Arias, de la sub-raza medi- terránea y de la raza principal asiática, han surgido la mayor parte de los pueblos europeos. Veamos ahora el segundo ejemplo: José Sergi, en Roma O, toma también el cráneo como in- dicio princi¡ml de una raza. Su método ya citado tiene, según parece, gran porvenir, aunque caiga en el mismo error de (') Prof. Dr. GiusEPPE Sergi: Ueber den sogenannien Reihengráberiypus. «Centralblatt f'íir Anthropologie», año III, 1898, entrega I. — 140 — lras])asar sus formas craneales á los jiueblos y á las razas. El también tiene en vista los mismos cráneos que Wilser; y tiene, como éste, una raza principal dolicocéí'ala y una raza principal braquicéfala; pero, en fragante contradicción con Wilser, hace brotar la de cráneo largo en el centro de África y de allá la ramifica tras la Europa hasta el norte de Escan- dinavia. Del Oriente también hubo invasión de cabezas redondas de una raza bárbara más grosera y de un grado de cultura muy inferior.... Y ¡qué contraste! del invasor hace Sergi su Aria! Me parece, señores, haber demostrado, según me lo permite el tiempo limitado, á qué atribuir la degeneración de la craneo- logía, ocasionada por la excesiva ampliación de los dos errores fundamentales aplicados por la doctrina de Retzius. Lo repetimos sumai-iamente, estos dos errores son: 1" Una representación insuficiente del iM'áneo; 2" Una confusión hecha respecto al traspaso de los indicios biológicos á los caracteres de la rcna. La crítica acerba de Rieger, v. Torok, Ehrenreich, etc., que truena contra semejante modo de obrar, no dejará de producir sus efectos benéficos, de reducir la craneología á sus justas pro- porciones, para que, en su campo normal de actividad, en ar- monía con la antropología general, busque, dentro de cada una de las razas, primeramente los factores biológicos; después la determinación del tipo de raza. Justamente aquí, en Sud-América, alentados por la pers- pectiva del buen éxito, podemos penetrar profundamente en el estudio de los pueblos primitivos. Trabajando científicamente, el lingüista apoyará y confir- mará los resultados obtenidos por la antropología. ¡Hagamos, pues, señores lingüistas y antropólogos, un es- fuerzo común para levantar el telón detrás del cual aparece el género humano con su genio y su historia! He dicho. RECONOCIMIENTO DE LA REGIÓN ANDINA DE LA REPÚBLICA ARGENTINA APUNTES SOBRF. LA geología y la PALEONTOLOGÍA DE LOS TERRITORIOS DEL RIO NEGRO Y NEUOUEN (DICITMBRE de 1895 Á JUNIO DE 1896) POR SANXIA.QO ROTH ENCARGADO DE LA SECCIÓN PALEONTOLÓGICA DEL MUSEO DE LA PLATA CON SEIS LA.MIN'AS Tomo IX A Informe preliminar geológico de las formaciones sedimentarias y eruptivas, desde Bahia Blanca hasta el pié de la Cordillera de los Andes O TERRITORIO ENTRE BAHÍA BLANCA Y EL RIO COLORADO El territorio entre Bahía Blanca y el "\'alle del Rio Colo- rado forma la transición entre la formación pampeana y la formación de arenisco gris del Rio Negro. En el partido de Bahía Blanca se encuentra, debajo de una capa de tierra humus bastante arenosa de veinte centímetros á un metro de espesor, la formación pampeana superior compuesta de un loes muy impuro, que contiene, según la localidad, la mitad ó más de rocas no descompuestas en forma de arena mo- vediza y rodados cantosos aislados diseminados en la masa. A veces se encuentran capas de rodados de más de un metro de espesor; el examen de estos rodados demuestra que provienen de las sierras de la Ventana. Hay lugares donde el loes con- tiene conchillas de agua dulce en gran cantidad: también se encuentran muy á menudo huesos de mamíferos fósiles carac- terísticos de la formación pampeana superior entre los cuales abunda el Ctenomys Magallanicus. Esta formación que tiene un espesor de cinco á veinte ó más metros, descansa sobre una capa de tosca que contiene también á menudo rodados y se O Estos «Apuntes» constituyen el informe del señor don Santiago Roth sobre sus investigaciones geológicas realizadas durante la excursión que en 1895-96, practiqué en los territorios del Neuquen, Rio Negro, Cliu- but y Santa Cruz, acompañado de las secciones Topográfica y Geológica de este Museo. Museo de La Plata, 20 Noviembre 1897. F. P. Moreno. — 144 — extiende soIm'B una grnn parte del sud de la Provincia de Bue- nos Aires. Debajo de esta capa de tosca sigue un sedimento algo parecido al de !a formación pampeana superior, pei'o en éste predomina la arena, tanto que ya no se puede denominai' con el nombre de loes. A cinco leguas de Bahía Blanca, cerca del Arroyo Napostá, he tenido ocasión de examinar este sedi- mento hasta la profundidad de quince metros en un pozo en construcción y he visto que el material es tanto más arenoso cuanto más profundo se encuentra. A los quince metros de profundidad formaba una roca arenisca clara, parecida á la que se halla en las barrancas del Rio Negro en Cai-men de Pa- tagones. En Bahía Blanca no he encontrado fósiles de ninguna clase en este sedimento, probablemente porque estaba descu- bierto solamente en un trecho muy limitado, á ocho leguas de Bahía Blanca, en la costa del mar donde descansa sobre la formación pampeana infei'ior (piso hermósico deAmeghino) que constituye en este punto la orilla y el fondo del mar. Por su posición estraligráfica, este sedimento corresponde á la for- mación pampeana intermedia. En el trayecto de Bahía Blanca á Fortin Mercedes en el Rio Colorado, esta formación de piedra arenisca gris no aparece á la luz en ninguna parle; está cubierta de una capa de arena movediza que forma en algunas partes médanos (dunas) de bastante elevación y que proviene de la costa atlántica y de numerosas ensenadas (|ue en tiempos no lejanos han existido en aquel paraje; pero por el material que se ha extraído de los pozos construidos para sacar agua he podido constatar que esta formación se extiende no sólo hasta el Rio Coloi'ado, sino que sigue hasta el Valle del Rio Negro. Hasta sesenta leguas de la costa del Atlántico, en Bahía Blanca, en dirección á la Cordillera, las capas superiores se com- ponen de ar'ena de grano fino ó de tierra arenosa debajo la cual sigue una capa de loes más puro que en Bahía Blanca. A pocas leguas de Bahía Blanca, la línea del ferrocarril á Ge- neral Acha sube á una meseta de cerca cien metros de altura; atiuí se han practicado excavaciones bastante profundas y se ha descubierto un loes bastante ])arecido al de la Provincia de Córdoba. He encontrado la misma clase de loes en los pozos cavados en el Hucal (Ramón Blanco). En el Bajo de Gua- naco, á unas ocho leguas al sud de Hucal, se habían cavado ])0C0 t¡emi)0 antes de mi pasaje por este lugar varios pozos; uno de ellos de setenta metros de profundidad; el material ex- traído se encontraba en el mismo sitio v consistía en loes eolí- — 145 - tico, siendo el que se había sacado del fondo del pozo ú se- tenta metros de profundidad menos arenoso que el que se había extraído á menor profundidad. Antes de llegar á la posta de Cuchillo- Cú, veinticinco le- guas al sud de Hucal, la formación pampeana descansa direc- tamente sobre rocas cristalinas. La casa está edificada en un i)ajo donde, no hace mucho tiempo, corrió un rio. Se ve j)er- fectamente bien el antiguo lecho hoy totalmente seco. Un poco al sud de este bajo hay unas barrancas en donde aparecen en diversos puntos rocas cristalinas sobre las cuales está depo- sitada una tosca blanca muy dura, de poco espesor. Encima de esta sigue la capa cai-acterística de rodados patagónicos. La formación de rocas cristalinas se extiende hasta el Rio Colorado. El campo por donde pasa el camino de Hucal á Choele-Choel no es llano como se pudiera creer viendo los mapas, sino bas- tante quebrado; continuamente se pasa de una lomada á otra, (|ue están separadas j)or grandes bajos, por donde, en otros liempos, corrían ríos y arroyos. Cinco leguas antes de llegar al Rio Colorado, se pasa por uno de estos bajos donde existe un lecho de rios bien visible, en el c|ue, me dijeron, en tiempos de grandes lluvias corría agua: lo llaman Arroyo Salado. Yo creo que éste debe sei' el Rio Seco, marcado en algunos mapas con el nombre Cura-Có. Cerca del camino que pasa por este lecho, hay en las rocas graníticas dos vetas cuarzosas que contienen plata y otros metales; se han practicado algunas excavaciones para extraer el metal, pero hoy está abando- nada la mina. Antes de llegar- á este punto, he visto en la falda de una loma, sobre la roca cristalina, unas capas de conglomerado, que debe ser casi de la misma edad que las rocas cristalinas. Al sud-oeste del Rio Colorado, á pocas leguas del Fortin Uno, se ven unas serranías de poca elevación y es de suponer que sean de la misma formación de rocas crista- linas como la presente. En el Fortin Lino, el Rio Colorado corre j)or un bajo de muchas leguas de ancho y no se ve otra forma- ción descubierta más (¡ue aluviones y rodados patagónicos. Sus barrancas son de poca elevación. En el trayecto desde el Rio Colorado hasta las barrancas del Rio Negro en Choele-Choel no se ve tampoco otra formación que los mencionados roda- dos. A unas cuantas leguas más abajo del Fortin Uno, el Rio Colorado corre por un ancho y hermoso valle que está ence- rrado por ambos lados de barrancas de cincuenta á ochenta metros de elevación. Estas barrancas están interrumpidas de — 146 — distancia en distancia por grandes abras, por las cuales, en otro tiempo, desembocaban al valle rios y arroyos que venían del interior de las mesetas. Seis leguas antes de llegar á Fortin Mercedes el valle se abre por completo; las barrancas á la derecha se dirigen repentinamente hacia el sud y las de la izquierda se |)ierden paulatinamente hacia el nord-este. Desde este punto el Rio Colorado no tiene más valle; corre por una gran llanura que está abierta hasta la costa del mar é inte- rrumpida en algunos parajes por médanos de arena. A veces el rio se desborda derramando sus aguas á la llanura que transforma en grandes lagunas. En el año 1892 encontré el actual cauce casi seco; en cambio existía al sud del rio una inmensa laguna, que se extendía en un largor de veinte leguas Jiasta la costa del mar. El propietario de este campo ha hecho cerrar la boca falsa, obligando las aguas á seguir su curso an- tiguo, con lo que ha salvado una gran zona de terreno, que si no hubiera sido perdido. II TERRITORIO DEL RIO COLORADO Y LA TRAVESÍA HASTA EL RIO NEGRO He examinado las barrancas del Rio Colorado en diversos puntos. En su base se componen de una arenisca gris, poco consistente, interrumpida en diferentes niveles por capas arci- llosas. Para mí, no hay duda que este arenisco pertenece á la misma formación pampeana de Rabia Rlanca y arenisca del Rio Negro. No he encontrado en ella fósiles de ninguna clase en los puntos donde la he podido examinar en el Rio Colorado. La parte superior de la barranca se compone de un conglome- rado, y á veces de tosca muy dura de color blanquizco. Encima sigue una capa de rodados sueltos ó de arena. En el territorio, entre el Rio Colorado y el Rio Negro las capas inferiores están casi en todas partes cubiertas por una capa de estos rodados sueltos y sólo aparecen descubiertas en algunos parajes aisla- dos, por ejemplo, en Lomas Azules y en algunas barrancas de cflñadones más al sud de éstas. Sin embargo, bastan estos puntos aislados para poder constatar que la formación arenisca gris se extiende hasta el Rio Negro donde se encuentra en el mayor desarrollo. — 147 — III MESETAS EN EL VALLE DEL RIO NEGRO El pueblo del Carmen de Patagones está construido sobre la misma falda de la meseta que limita el valle del Rio Negro jior el lado noi'le. La meseta tiene allí una altura de cincuenta metros sobre el nivel del valle, en algunas partes más, en otras menos. Cerca de este pueblo he encontrado una formación ma- rina que en algunas partes bajas del valle asoma algo á la superficie. Los fósiles que lie recogido en cuatro diferentes puntos parecen indicaí- que se trata de la formación marina muy desarrollada en el Chubut, y conocida bajo el nombre de formación patagónica, que se encuentra en muchas partes en la costa del Atlántico, desde la Bahía San Blas hasta Santa Cruz. En este último tiempo se discute mucho sobre las subdivi- siones hechas en esta formación y sobre la edad á que debe pertenecer, sin haber llegado hasta ahora á un acuerdo. No entro aquí en este litigio. Toda tentativa de establecer subdivi- siones y fijar su edad me parece prematura mientras que no sean bien estudiadas las relaciones estratigráficas y determina- dos los fósiles que contienen estas capas en los diversos puntos. La barranca, en la mayor parte, se compone en el Carmen de la roca arenisca gris claro. Esta arenisca es muy homogé- nea de un grano mediano, formando una masa compacta pero de poca consistencia; en unas partes está bien estratificada, en otras no. Entre las capas depositadas horizontalmente se encuentran otras discordantes de las horizontales en posición oblicua, lo que indica su origen lacustre, es decir, una forma- ción de delta. Dos leguas arriba de Carmen de Patagones he encontrado en esta arenisca conchillas de agua dulce. Algunas capas son más duras y más obscuras que otras y también se encuentran á menudo manchones de sustancias arcillosas en la masa. Este arenisco homogéneo constituye más ó menos la mitad de la altura de la barranca; en algunas partes, alcanza hasta treinta metros de espesor. Encima de éste sigue otro sedimento de la misma formación. En esta parte la piedra arenisca está alter- nada por capas arcillosas que contienen á menudo agregados de cristales de yeso. La parte superior de la barranca se compone de arena mo- vediza y depósitos de pequeños rodados de los cuales los más — 148 — grandes alcanzan el tamaño de una nuez. Entre estos rodados predominan los de roca de origen volcánico; menos abundan- tes son los de roca cuarzosa y raros los de piedras cristalinas, de granito, gneis, etc. Esta formación se extiende no solo sobre las mesetas entre Bahía Blanca y el Rio Negro, sino sobre una gran parte de la Patagonia, aun cuando los rodados cambian mucho en tamaño y composición petrográfica. Partiendo de Baln'a Blanca en di- rección á Carmen de Patagones se encuentra, al principio, sólo arena movediza, pero á medida que se aleja de este punto los depósitos de arena de grano tino se cambinn sucesivamente en arena de grano grueso. Un poco al sud de Fortin Mercedes, ya hay rodados del tamaño de una avellana. Otro tanto sucede en dirección de la costa atlántica, hacia la Coi'dillera, pero el cambio en el tamaño de los rodados es más rápido. A veinte leguas de la desembocadura del Rio Negro se encuentran roda- dos del tamaño de un huevo de avestruz. Las mesetas, que en Carmen de Patagones tienen solamente cincuenta metros de altura, se elevan sucesivamente á medida ([ue se sube por el valle del Rio Negro; las que se hallan en frente de Roca tienen más de ciento cincuenta metros de altura. No forman unas barrancas paralelas que corren á los dos la- dos del valle, como están marcadas generalmente en los mapas, sino que están intei'rumpidas de trecho en trecho por grandes ensenadas y anchos valles que salen del interior de las mese- tas, y por las cuales, seguramente, antes corrían rios y arroyos. Desde Negro Muerto hasta la conñuencia del Limay y Neu- quen, las mesetas se componen de dos escalones de los cuales el superior es menos alto que el inferioi-. En algunos parajes, el superior, que se compone casi de puros rodados, se retira algunas leguas hacia atrás en las altas planicies. Hay algunos lugares donde la barranca se compone de arriba hacia abajo de puros rodados, lo que indica, que antes existía aquí un valle que ha sido rellenado por este material. Desde la costa del Atlántico hasta cerca de la bajada de Chinchinal no aparece, en la barranca norte del Rio Negro, más formación que las Li-es aquí mencionadas: una marina, que sólo aparece en la superficie en algunos puntos cercanos del pueblo Carmen de Patagones y en la costa del mar: otra de areniscos y otra de rodados. Las disposiciones de las capas y la composición del mate- rial del depósito arenisco cambian algo según la localidad, por ejemplo, las barrancas de las mesetas en Choele-Choel son — 149 — constituidas en su parte inferior por una arenisca que contiene pequeños rodados diseminados en la masa, así como por pie- dra pómez de tamaño considerable. También be encontrado al- gunos fragmentos de huesos fósiles de mamíferos que parecen pertenecer á un gravigrado del tamaño del Milodon. Aquí la masa principal no es estratificada, pero la arenisca alterna con capas de arcilla y de conglomerado. A unos cuarenta metros de altura hay un depósito de arcilla que se {)arece algo al loes lluvial de la Provincia de Buenos Aires; éste tiene, más ó me- nos, diez metros de espesor, es estratificado y varía algo en co- lor y material. A pesar de todas estas diferencias locales no hay duda que todos estos depósitos pertenecen a una misma formación. En la bajada de Cliinchina! aparece debajo de esta ai'enisca otro depósito que á primera vista demuestra que pertenece á una formación distinta de la anterior. En la parte más inferior de la barranca, hay una arenisca cuarzosa de color claro y de grano grueso cjue en algunas partes está transformado en cuarcito. Este depósito contiene mucha madera silicificada. Más arriba sigue una capa de una especie de toba [tuf), mezclada con arcilla, sobre la cual se halla un conglomerado de guijarros cantosos con aspecto de brecha: en éste se hallan trozos de considerables tamaños. Encima de este conglomerado está depo- sitado el arenisco gris del Rio Negro y arriba de todo se hallan las capas de rodados patagónicos. Esta nueva formación se extiende hasta la confluencia del Neuquen y Limay, pero lo disposición de las capas no es siempre la misma. En frente del pueblo Roca faltan, por ejemplo, los conglomerados y en vez de éstos hay unas capas de arcilla muy variable. Aquí hay también una formación marina con muchos fósiles que hasta alioi'a no han sido encontrados en ningún otro depósito marino en la República Argentina. Esquema estratigráflcó de la meseta enfrente de General Roca !!im!i!!!^j!i!i!i!i-^!Sl|iMlMlS i) Rodados patagónicos 3) Conglomerado 2) Arenisca del Rio Negro 4) Arenisca roja y loba 5) Arenisca cuarzosa ó) Depósito marino — 150 — En su carácter general, la fauna se parece algo á la del terciario inferior, lo que no concuerda con la estratigrafía de las capas. No hay duda que estos sedimentos marinos pertene- cen á la misma formación arenisca cuarzosa, la cual se inter- cala, tanto en las barrancas sud del Rio Negro como en las del norte, en una formación de arenisca roja que aparece aquí en la parte inferior de las mesetas y que contiene restos de Saurios mesozoicos. He comparado los fósiles extraídos de la formación marina de Roca con los del cretáceo superior de la India del Sud que también presenta en su carácter general algo de tercia- rio; y, en efecto, he encontrado mucha analogía entre estas dos faunas; también en la fauna del cretáceo supei-ior del Brasil exis- ten tipos muy parecidos á algunos moluscos extraídos de Roca. Por el resultado de esta comparación me inclino á creer que la formación arenisca cuarzosa de Roca, la cual he encontrado también en diversos otros puntos de la Patagonia, sea cretácea superior. Sin embargo para poder determinar con exactitud la edad de esta formación, es necesario que la fauna sea determi- nado primero prolijamente por un especialista. IV VALLE DEL RIO NEGRO Para terminar con el Rio Negro me falta todavía mencionar los depósitos sedimentarios del valle. Aunque éstos se componen solamente de aluviones, son interesantes para un estudio com- parativo, porque todos los materiales son depositados por las aguas de este rio y hay aquí ocasión de estudiar muy diferentes clases de depósitos fluviales. Se observan capas de grandes ro- dados que bruscamente terminan al lado de depósitos de arcilla; capas de arena que alternan con capas de guijarros, arcilla, etc.; asimismo depósitos sin estratificación alguna, y entre dos ca- pas depositadas horizontalmente, algunas con estratificaciones completamente divergentes de los horizontales. Lo que hace el estudio todavía más interesante es que el Rio Negro corre por un valle llano de poco declive, de 650 kilóme- tros de largo por diez á quince de ancho, que no tiene en todo su trayecto ningún afluente. Aquí pueden observarse los efectos que ejerce el agua en los sedimentos; se ve como el material de guijarros gruesos depositado en las inmediaciones del pueblo General Roca, va sucesivamente disminuyendo en tamaño hasta - 151 — que en el Carmen de Patagones consista solamente en arenas y arcillas. Comparando estos depósitos con los de rodados patagónicos (|ue cubren las mesetas de los dos lados del valle, se encuentra mucha analogía entre ellos y es mucho más probable que rios como el Rio Negro hayan troido, en los tiempos cuaternarios, los materiales de los grandes depósitos glaciales que existen aún hoy en algunas partes montañosas do Patagonia y que los hayan diseminado sobre las mesetas. Indudablemente no son depósitos marinos como Ameghino dice en su último trabajo. V MESETAS DEL VALLE DEL LIMAY En la confluencia de los i-ios Neuquen y Limay que forman el Rio Negro, se encuentra la formación arenisca roja que en frente de Roca aparece bajo la arenisca gris en todo su des- arrollo. El valle del Limay, como el del Rio Negro está encerrado por ambos lados por mesetas que alcanzan una altura de dos- cientos á trescientos metros. Estas mesetas están interrumpidas en cortas distancias por anchos valles y cañadones, de los cua- les algunos son más anchos que el mismo \'alle del Limay. Hasta la desembocadura del Pichipicum-Leufu al Limay, las mesetas del norte se componen de la formación arenisca roja que está cubierta de rodados patagónicos. En la margen sud se encuentra, ¡i la mitad de este trayecto é intercalada entre la for- mación i-oja y la de rodados patagónicos, una formación de toba gris. En la confluencia misma las mesetas se componen, en su parte inferior, de una arenisca cuarzosa roja no muy dura, pero de masa muy compacta. La masa fundamental no es estratifi- cada, pero se ven en ella capas de diversos materiales y de di- ferentes colores rojos. A veces, está transformado en cuarcita. En algunas partes el grano es mucho más grueso que en otras y á veces está reemplazado por arcilla ó una especie de toba de color rojo. Todos estos depósitos que alcanzan aquí un espesor de treinta á cincuenta metros, contienen agregados de cristales de yeso y se encuentran á menudo restos de grandes Saurios y madera silicificada. Estos Saurios han sido descritos por el señor Lydekker en los «Anales del Museo de La Plata,» tomo II: jiertenecen á una familia nueva denominada Titanosauridae, á — 152 — la cun! pertenece, según este paleontólogo, el género Titano- saurus, enconti-ndo en la formación cretácea de Lameta, en la India Central. Encima de la roca ai'enisca roja sigue otra gris claro muy parecida á la que se halla en frente de Roca, en la cual está intercalada la formación marina mencionada. Aquí no he des- cubierto ningún vestigio de depósitos marinos, pero en cambio he encontrado una serie de Saurios mesazóicos de talla me- diana, del grupo de los cocodrilos fluviales, ó más bien dicho de lagunas, pertenecientes á una familia encontrada en Eu- ropa en las formaciones wealdeanas y purbeckeanas donde están representados pov los géneros GoniophoUs, Benüsartia, TheriossHcliiis, Nanosuchus y Oweniasiichus. Los re|)liles encon- trados aquí pertenecen á géneros desconocidos. El señor Smitli Woodward, los ha descrito en los «Anales del Museo de La Plata», tomo IV, estableciendo dos géneros nuevos: Kotosuchus y Cijiiodonlosiichus. También se ha encontrado en estos mismos depósitos algunas víboras aún no determinadas. Esta roca arenisca cuarzosa de color gris claro, presenta en su conjunto casi los mismos caracteres que la de abajo; la di- ferencia consiste sólo en el color ; en vez de ser rojo, es gris. Estos depósitos terminan, en la parte supei'ior, en un banco de cuarcito que siendo más resistente á la erosión, forma una cornisa saliente, visible de lejos. Encima de este banco se halla iilra vez una arenisca roja como la de la parte inferior, pero aquí predomina en vez de la arena, la arcilla ó toba. Debo re- marcar, que tanto en los depósitos de arenisco rojo inferiores como superiores, he encontrado solamente restos de grandes Saurios de la familia Titanosauridae y ningún vestigio de los medianos encontrados en la arenisca gris. En cambio no he encontrado en estos últimos depósitos huesos de los grandes Saurios que abundan piiui'ipalmente en los depósitos rojos superiores. Las cumbres de las mesetas están cubiertas de rodados pa- tagónicos, depositados directamente sobre los sedimentos rojos, faltando aquí por completo el arenisco gris del Rio Negro. El señor Lapalowicz hace resaltar en su trabajo O la seme- janza de esta formación con la de Monte Hermoso, y parece que este señor se inclina á creer que las dos formaciones pertenecen auna misma edad. Efectivamente: se imdiera confundir mirán- (') «Das Ilio Negi'o-Gebiet in Patagonien», Denkschrilt der kaiser- lichen Academie der Wissenschaften (Viena, 1803). — 153 — dola de lejos con la formación pampeana inferior; pero exami- nándola, se ve bien que se trata dedos formaciones completa- mente distintas, que no tienen otra analogía que el color. l'Á viajero que ¡lasa por el Valle Limay sin examinar detenida- mente esta formación, ¡niede creer que se trata de sedimentos muy homogéneos y sin embargo no existe más que una uni- formidad en el color: tanto la composición de material como la construcción en general, cambia continuamente desde la Con- fluencia hasta el Rio Pichi|)icum-L,eufu. A pocas leguas de la Confluencia, la roca arenisca está reemplazada por arcilla muy tína y depósitos de tobas. Dos le- guas arriba del P'ortin Descanso hasta la Bajada Chocon, la base de las mesetas se compone de una piedra de toba, muy dura, (|ue alcanza un espesor de cien metros. Encima de esta sigue un sedimento rojo de diferentes clases de arcilla, de un espesor de cincuenta á ciento cincuenta metros. En la Bajada Colorada las mesetas, que alcanzan aquí una altura de más de doscientos metros, se componen de un sedimento rojo muy par- ticulai'. Este consiste en una arcilla parecida á loes muy áspero y lleno de pequeños fragmentos de roca de canto filoso, pero de la misma materia como la arcilla. A primera vista se po- dría confundir con depósitos glaciales. Hasta en la forma como se efectuó la erosión de las mesetas, parece que fuesen de orí- gen glacial. Sin embargo, no hay duda ninguna que pertenecen á la misma formación arenisca roja de la Confluencia. En este punto existe un filón de roca volcánica de unos tres metros de ancho que atraviesa una meseta, continuando en la misma dirección al otro lado del valle del Rio Limay que tiene aquí unos cinco kilómetros de anchor. Como la roca del filón es más resistente á la acción de la erosión que el arenisco, ésta forma una pared angosta de algunos meti-os de altura. Sin duda se trata de una hendidura de tierra por donde ha l)asado una masa volcánica liquida. Lo admirable es su grande extensión en lo largo por su poco anchor. VI DE PICHIPICUM-I.EUFU HASTA COLLÓN -CURA En el rio Picliipicum-Leufu, la formación de la arenisca roja se pierde debajo de una formación volcánica, y en su lugar aparece una formación de cuarcita muy dura, que no he ob- — 154 — servado en otros puntos y aquí solamente en muy limitada ex- tensión. Yo creo que se trata de una formación distinta y más antigua que la del arenisco rojo. El camino que va al lago Nahuel-Huapi abandona aquí el valle del Rio Limay y corta encima de las mesetas al valle del Rio Gollon-Cura en dirección nord-oeste. Desde este punto el paisaje cambia completamente y presenta un aspecto muy par- ticular. Pasando el rio Pichipicum-Leufu, el camino sube á una meseta de más de trescientos metros de altura que se extiende casi horizonlalmente hasta el pié de las serranías de Chapelcó. Esta llanura está interrumpida sólo por una pequeña serranía de poca elevación en el paraje denominado Angostura. Esta planicie está surcada en todas direcciones por eañado- nes de doscientos á trescientos metros de profundidad que se dividen continuamente y comunican unos con otros. Por esta circunstancia se puede ir con carros por el sud de Limay hasta el lago Nahuel-Huapi. Las altas planicies están completamente desprovistas de árboles y se parecen por esto á las pampas de Buenos Aires, solamente que el pasto es menos abundante. La tierra humus falta; piedras volcánicas cantosas cubren la su- perficie, entre las cuales, en la roca descompuesta, crece pasto duro y una grande variación de cactus muy espinosos. En los cañadones crece abundante pasto que es inmejora- ble para la cría de hacienda. El ancho de los cañadones varía mucho; mientras que algunos tienen de uno á dos kilómetros, otros alcanzan sólo de cien á doscientos metros. En casi todos corren pequeños arroyos que se alimentan por numerosas ver- tientes que bi'otan por debajo de las capas de lava. La base de las mesetas está compuesta de una toba de color gris, llena de manchitas blancas y i)equeños fragmentos de pie- dra pómez. La masa, muy compacta, no es tan dura que no se pueda cavar con pico. Solamente en algunas partes se en- cuentran concreciones duras. La masa principal es sin estrati- ficación. Los depósitos de toba están cubiertos por una masa volcánica con aspecto de basalto obscuro, sumamente duro. La masa piúncipal es compacta, mienti-as que la parte exterior es )>orosa en algunas partes; la porosidad es tal que parece pie- dra pómez. En el Pichipicum-Leufu donde el camino sube á lámesela, se vé en la parte superior del depósito de toba, donde éste está en contacto con la lava, una hermosa variación de colores que llama la atención ya desde lejos. El color gris cambia paulati- namente en amarillo, tomando más arriba un color rojo su- — 155 — bido, obscureciéndose siempre más hasta tomar el color obscuro de la lava. Aquí tiene el observador una metamorfosis cáustica muy típica. En la Piedra de Águila, á seis leguas de Pichipicum-Leuf'u, se componen las mesetas de una roca muy distinta de la toba gris; sin embargo, creo también que es una clase de toba, pero más antigua, de color chocolate, sumamente dura, que no se puede cavar con pico; es de construcción masosa y presenta ca partes estratificación; parece que se trata de una toba porfirica. (Las muestras de rocas traídas de la última expedición, todavía no han sido determinadas.) Estas mesetas tienen una altura de doscientos á trescientos metros sobre el nivel de los cañadones. La parte superior está cubierta por una capa de lava muy porosa, faltando los roda- dos patagónicos. Por este paraje pasa el Arroyo de las Vertientes, que sejunta precisamente en Piedra de Águila con otro ai-royo que viene de la Angostura. Siguiendo á éste, se llega, á unas .seis leguas más arriba, á un lugar denominado Piedra Pintada, tal vez llamado así, porque las rocas de las barrancas presentan co- lores tan vivos que parecen ser pintadas. Las mesetas toman, en este punto, la forma de pequeñas serranías y colinas y presentan una estructura geológica bas- tante complicada é interesante que puede dar mucha luz sobre la edad geológica de las formaciones eruptivas de la Patagonia; pero para poner en claro las complicaciones geológicas en esta región, se necesitaría un mapa topográfico detallado y algunos meses de tiempo para el estudio. Grandes masas de magmas i'ompieron aquí á través del gneis y de otras rocas semejantes, rellenando las desigualdades del terreno que existían, produciendo al mismo tiempo en las capas antiguas dislocaciones, brechas y fenómeno^s batolíticos y lucoliticos, que hacen aparentar las masas eruptivas más modernas y como pertenecientes á la misma formación del gneis. Aquí existen también depósitos se- dimentarios con fósiles marinos y terrestres intercalados entre rocas eruptivas. Todas estas formaciones son cruzadas por filo- nes de basalto. En las inmediaciones de Piedra Pintada he encontrado una formación marina con muchos fósiles, entre ellos Lythotrochus Hiimholdti y Vola alata, lo que demuestra que esta formación debe ser jurásica inferior (lias). Todo esto indica que en esta región ha existido una antigua serranía que en parte ha des- aparecido por la erosión. En este mismo sitio he encontrado — 156 — t:imbien unns pequeíins velas de corljon de piedra. Un estudio detenido dni-ia iiroboljlemente con minas de carbón de piedra. Todas estas coniplieaciones geológicas se hallan en una zona muy limila(bi desde Piedra Pintada, pasando por la Angostura, basta el Cañadon Carro Quebrado. Antes de llegar al valle del Rio Collón -Cura, estas formaciones están cubiertas por la toba gris y mantas de lava: solamente cerca de la desemboca- dura del Rio Caleufu en el CoUon-Cui-a aparecen otra vez, en un trecho limitado, unas formaciones parecidas á las de la Angostura. El señoi' Zapalowicz designa esta formación de la Sierra de la Angostui'a, como grupo andesita antiguo (i'iltrre Andesif- gnippc) y la coloca como el gi'upo andesita moderno {¡iuigere Andesitgrappe) en la época terciaria. Este señor no debe haber examinado bien esta formación. Justamente, en la parte más alta de la sierra que él describe, existe un depósito de gneis con filones de una especie de granito muy parecido á legma- tita. Si bien he encontrado en otras regiones de la Patagonia depósitos de granito que no pueden tener una edad más antigua <|ue el cretáceo, los sedimentos marinos, con fósiles del lias demuestran que no toda la formación que existe allí puede ser terciaria. Las mantas y filones de lava basáltica que cubren y atraviesan en algunas partes la masa principal, pueden ser terciarias; pero el conglomerado eruptivo, la loba roja, el are- nisco cuarzoso y los depósitos marinos son, seguidamente, meso- zoicos y el gneis y el granito tienen lodo el aspecto de las an- tisuas formaciones arcaicas. VII I, AS MESETAS EN EL VALLE DEL RIO COLLON-CURA L-as mesetas en la parte baja del valle del Rio Collon-Cura, consisten en su base de toba gris, que tienen un espesor de cien á ciento cincuenta metros, muy homogéneas, de masa compacta pero no muy dura y de ninguna estratificación. He encontrado en ésta, en varias parles, restos de mamíferos fósiles que de- muestran que esta formación pertenece á la misma edad que la formación santacruceña. La enumeración de estos fósiles la encontrai'á el lector en la segunda j)arte de este traliajo. Esta formación de toba se extiende desde Junin de los An- des sobi-c una gi'an parte de las mesetas al sud del Limay, — 157 — hasta el Teri'itorio del Cluibut. La he encontrado en el Rio Senguerr con los mismos fósiles como en el Col Ion-Cura y creo que los depósitos marinos que hoy en el Rio Cliubut cerca de la costa del Atl.-'mtico, pertenecen también á esta formación, aunque los sedimentos son algo diferentes. También he encon- trado en la parte supei-ior de la formación marina los mismos restos de mamíferos como en las mesetas del Collon-Cura. Encima de la toba en el valle del Collon-Cura, hay una capa de lava de treinta á cincuenta metros de espesor; á ésta sigue una formación arenisca poco consistente, que tiene cien y más metros de espesor. Esta es bien estratificada; contiene mucha piedra pómez y se parece mucho al arenisco gris del Rio Negro en Choele-Choel. Las capas de esta formación son muy varia- das; la composición del material cambia de dos á tres veces en un metro de espesor, pero como la sucesión de las capas varía también mucho, según la localidad, casi no hay objeto de enumerar estas variaciones. Lo que hay de notable, es que la mayor parte de los sedimentos son de origen eruptivo. A pesar de todo el empeño que me he dado en buscar fósiles en estos sedimentos no he podido descubrir ningún vestigio. Por el lado de las sierras las capas areniscas están reem- plazadas á menudo por conglomerados de guijarros gruesos. Esta formación está depositada contra las rocas volcánicas que constituyen las serranías al oeste del Collon-Cura. Las mesetas que parecen ser completamente llanas, tienen aquí doble altura que en el Collon-Cura. En esta parte no he visto la formación de la toba gris en la superficie, y parece que ha existido entre esta formación y la roca eruptiva de las sierras, una gran de- presión del suelo que ha sido rellenada por la formación de la arenisca. He tenido ocasión de estudiar tres puntos en que estas mese- tas están en contacto con las sierras: uno en el valle Quilqui- hue, otro en el valle Caleufu y otro en el arroyo Pichi-Limay; en ninguno de éstos he visto la formación de toba gris. Las faldas de las mesetas que tienen una altura de unos seiscien- tos metros sobre los valles, se componen puramente de la for- mación arenisca. Estos depósitos sedimentarios pertenecen indudablemente á la misma formación de arenisco gris del Rio Negro, que se extienden, como la toba gris y los rodados patagónicos, sobre una gran región de la Patagonia. Los he encontrado en algu- nas partes del Rio Deseado, lo mismo que en el Rio Senguerr, donde están depositados en un paraje sobre la toba gris como Tomo IX 1 2 — 158 — en el Colloii-Cura. En el Senguerr, he encontrado en la arenisca moldes de moluscos y carneóles que parecen ser de agua dulce. En las mesetas del valle del Rio Collón -Cura sigue sobre la formación arenisca una capa de escoria que á menudo está reemplazada hacia el lado de las sierras por rodados glaciales provenientes de las grandes moi'renas que existen en el inte- rior de la Cordillera. VIH Tafelgchirge {^) al oeste del collón -cura Siguiendo el Rio Caleui'u hacia su nacimiento, se atraviesa una región muy montañosa y se nota desde el arroyo Chu- chuma un gran cambio en el paisaje. El rio corre por un valle muy encajonado; de ambos lados se levantan montañas de unos dos mil metros de altura que hay que faldear cru- zando continuamente el rio de un lado á otro para poder seguirlo. Toda esta región es muy quebrada, llena de angosturas en que corren arroyos y pequeños torrentes que caen en forma de cascadas de las faldas de las montañas. La erosión ha producido en esta región caprichosas formas; en algunas partes las peñas se parecen a ciudades derrumba- das, con torres, castillos, fortalezas con grandes murallas, etc. Antes de llegar á la confluencia de los ríos Meliquina y Fi- lohuen que forman el Rio Caleufu, la quebrada se abre en un ancho valle que se bifurca más arriba en dos ramos; el uno toma la dirección norte y va al lago Metiquina y el otro se di- rige al oeste y va al lago Filohuen. En este último hay que pasar una colina de una morrena antigua antes de llegar al lago. Este se halla en una altura de ochocientos cincuenta me- tros sobre el mar y ocupa todo el ancho del valle, teniendo una legua de largo por media de ancho. En los dos lados, las fal- das de las montañas descienden directamente al agua, de ma- nera que no se puede transitar por la orilla ; hay que faldear las montañas cubiertas por espesos montes para llegar á la parte superior del lago, en donde existe un hermoso valle que antes ha sido ocupado también por otro lago. En la parte superior de este valle se halla un pequeño lago de un kilómetro cuadrado más ú menos de superficie. Sus ori- llas descienden perpendicularmele á grandes profundidades y por su forma redonda, este lago parece ser la boca de un cráter. (') Cerros tabulares. — 159 — A muy poca distancia de éste se encuentra el liermoso lago Falkner y en su })rolongacion, separado por un corto brazo de rio, el lago Villarino. Kstos lagos están rodeados de montañas cubiertas por espesos montes vírgenes, casi impenetrables, y en el fondo del paisaje se levantan las altas Cordilleras con sus cumbres ijlanqueadas de nieve perpetua y sus grandes ventis- queros que bajan casi hasta los valles. Lo que llama más la atención en esta región, es la particu- laridad de que casi todas las montañas, desde el arroyo Chu- chuma hasta los lagos mencionados, tienen la misma altura, formando largos cordones á los costados de los rios y lagos. He subido en varias partes á estos cordones y he visto que las cumbres, no destruidas por la erosión, presentan extensas lla- nuras sobre las cuales se puede viajar como en las mesetas del Collon-Cura. Toda la estructura de estas montañas indica que esta región formaba en un tiempo una altiplanicie de dos mil metros de altura, recostada hacia los Andes, v que su ac- tual orografía la debe casi sólo á la erosión muy avanzada. Se parece en todo á las mesetas que se extienden de ambos lados del valle del Rio Chubut desde Paso de Alsina por arriba, solamente que estas últimas son menos altas. En las altas mesetas al oeste del Collon-Cura, que se po- drían denominar Altas Mesetas de Chapelcó para distinguirlas de los mesetas del Collon-Cura, hay unos puntos aislados que se elevan sobre el nivel general, pero esto no autoriza señalar, como se ha hecho, estos cordones como cadenas (Ketteiujebirge). En casi todas las mesetas de la Patagonia hay puntos aislados que se elevan sobre el nivel general. Se ha intentado señalar las altas mesetas de Chapelcó como cadenas laterales que se encadenan al eje principal de los Andes y se les ha dado en algunos mapas una forma simétrica que no tienen y que no concuerda en absoluto con la construcción que presentan. En primer lugar falta toda clase de plegamento que caracteriza el Kettengebirge. Todos los depósitos se hallan en su posición pri- mitiva; las estratificaciones son completamente horizontales; los cordones siguen la dirección del curso de las aguas, lo que prueba que deben su orografía á la erosión. Si las altas me- setas han tomado aquí, en algunas partes, la forma de mon- tañas con crestas y picos, es por la erosión muy avanzada y donde la erosión no ha destruido las cumbres, éstas son ex- tensas y llanas. En castellano no conozco otra expresión para señalar esta clase de serranías que el nombre de cordones de mesetas, lo que no es muy adecuado; mejor sería usar la muy — IGÓ — sigaiFicaliva denominación alemana Tafelgehirr/c, que aún es más explicativa que la palalji'a inglesa 'rabie- inouiifniíí ó montaña tabula !•. Estas mesetas ó tul'elgobirge se componen de una forma- ción eruptiva muy variada en la composición de sus materiales, de colores vivos, que dan a esta región un aspecto muy singu- lai'. Las muestras de estas rocas recolectadas durante la expe- dición no han sido determinadas por un petrógrafo, así que no puedo entrar en detalles. Lo (|ue más abunda son diferentes clases de tobas y otros sedimentos, en su mayor parte también de origen volcánico; éstos forman la masa principal á veces recostada contra anchos pilones de rocas efusivas y muy á me- nudo atravesados por filones de lavas modernas. Existen tam- bién grandes cordones de montañas que se componen de tobas con interposiciones de mantas de lava. Por el lado del Valle del Limay predominan brechas (Brcceieii) y depósitos de con- glomei-ado que muchas veces se componen de piedras can- losas gruesas. Los conglomerados, casi todos estratificados horizontalmente, alternan frecuentemente con piedras areniscas, arcillosas y to- bas. Interesantes son los efectos que produce la erosión en estos depósitos sedimentarios. Se encuentran algunas veces pilares con estratificaciones horizontales de pocos metros de anchor que tienen de veinte á cincuenta metros de altura, que son com- pletamente separados de la pared de la montaña. También se ven á menudo peñas de estratificación horizontal rajadas y par- tidas verticalmente ó derrumbadas en las bai-rancas con frac- turas completamente verticales á la estratificación. Esto debe ser una descomposición especial y característica de esta roca ; la he visto también en otras partes, por ejemplo en el valle del Rio Chubut, donde existe una formación igual. El origen volcánico de la mayor parle del material de estos se- dimentos indica, que la formación de estas montañas ha durado mucho tiempo y que ha hal)ido, entre las acciones volcánicas activas, largos períodos de tranquilidad, durante los cuales acti- vaba la erosión en la roca eruptiva, dando origen á nuevas for- maciones sedimentarias. Lo que llamó más mi atención en esta región fué que hay muy pocas dislocaciones en las capas; casi siempre las he encontrado en su primitiva posición horizontal. En este lugar no he encontrado otra clase de fósiles que madera silicificada, en una capa que se halla á dos mil metros de altura, pero no cabe duda que buscando detenidamente se encontrarían también en esta región restos de vertebrados. Esta — 161 — formación tiene como los anteriores una gran dispersión en Pa- íi'onia ; la lie encontrado liastante desarrollada en el Territorio del Rio Negro, un poco al sud de Maquincliau. Las mesetas del Rio (lliubut se componen, en su mayor parte, de esta formación; en el Rio Chico y en el lago Musters está muy desarrollada v también la he visto en el Rio Deseado, donde se dirige hacia el sud. En varios de estos lugares he encontrado en la toba restos de saurios y mamíferos, y en parles también algunos moluscos. Una comparación de estos restos con los que he encontrado en el arenisco y la toba roja, en la confluencia del Limoy y Neu- (|uen, demuestran que estos sedimentos y estas rocas eruptivas pertenecen á una misma formación. Parece que hay algunas clases de tobas en que no se con- servan los huesos, en las cuales se descomponen hasta las con- chas de los moluscos que son muy resistentes a la descomposición. He visto en la toba terciaria, válvulas muy gruesas de la Ostrca paiagoitica completamente descompuestas, que sólo han dejado su relieve. A esta circunstancia ati'ibuyo que se precisa á veces recorreí' veinte y hasta cincuenta leguas antes de encontrar en estos depósitos eruptivos un yacimiento con fósiles. Varias ve- ces he visto grandes huesos de saurios que consistían solamente en una masa de polvo blanco que se deshacían por los vientos it medida que se descubrían. Esta circunstancia hace muy pe- noso el trabajo de coleccionar fósiles en esta formación. Hay ([ue recorrer y registrar las serranías de arriba aliajo, ])ara en- contrar, donde menos se jiiensa, un yacimiento con fósiles. Nú dudo que la presente formación eruptiva, con su variedad de depósitos sedimentarios, se subdividirá en diferentes pisos ó períodos una vez estudiadas en detalle las diferentes localidades; por ahora la designaré por una sola formación con el nombre de «Formación de toba cretácea» para distinguirla de la for- mación de toba terciaria. En el Lago Falkner, la formación de toba cretácea descansa sobre el granito. Se vé como en algunas partes la roca efusiva ha atravesado aquí el granito y se ha depositado arriba de éste, de manera que la base de la montaña se compone de granito y las cumbres de roca eruptiva más moderna. He visto un paraje, donde el magma volcánico ha encontrado tanta resistencia en el granito, que no ha llegado á traspasarlo, abi'iéndose camino al lado y formando de esta manera depó- sitos intrusivos en el granito, que hacen aparentar las brechas y rocas andesíticas como pertenecientes á la misma formación — 162 — Este paraje me tenía muy preocu)iado: creí al principio haber dado con granito moderno; pero más tarde vi que se tratalja solamente de una intrusión. He observado que los puntos de contacto de la roca cretácea con las formaciones más antiguas de granito, gneis y pizarra, se hallan siempre en la región de los lagos. Asi, por ejemplo, siguiendo el Rio Limay no se en- cuentra otra roca en las serranías que la de la formación cre- tácea, excepto los depósitos glaciales; recien en el Lago Nahuel- Huapi ai)arecen formaciones de granito, gneis y pizarra, sobre las cuales están depositadas rocas eruptivas más modernas. Otro tanto se observa siguiendo el Rio Traful donde recien en el lago del mismo nombre se encuentra granito. En las serra- nías del Rio Caleufu no aparece tampoco una formación más antigua hasta llegar al Lago Falkner donde, como hemos visto, existe granito y las mismas observaciones se hacen en los la- gos Lacar y Lolog donde las formaciones cretáceas descansan sobre granito y gneis. Parece que la existencia de los nume- rosos lagos está en relación con los puntos de contacto de la formación cretácea con rocas graníticas de gneis y de pizari-a más antiguas. Pudiera ser que estos lagos se hayan formado en depresiones originadas por sublevamientos en las capas al prorrumpir los magmas á través de las formaciones antiguas. A veces se hallan dislocaciones en el granito y donde existen gneis y pizarra, éstas presentan plegamentos. He visto un plc- gamento muy hermoso en una formación de pizarra en el lago Nahuel-Huapi. Cerca de la boca de desagüe del lago por el Limay hay tres cerros juntos; el del medio, es de roca eruj)- tiva y los otros dos de una piedra de pizarra amarilla; estos últimos son formados por tres plegamentos de las capas; á más de éstos, las capas están llenas de pequeños pliegues secundarios. Este punto y toda la región de los lagos son muy interesantes |)ara el estudio del mecanismo de los Andes, pero no entraré en más detalles y sólo mencionaré los depósitos glaciales que existen en estos parajes. Desde la desembocadura del Traful, en el Limay, el valle de este último es sumamente angosto, formando quebradas y angosturas. Unas cuatro ó cinco leguas antes de llegar al lago Nahuel-Huapi, las montañas del lado izquierdo se retiran hacia el norte, dejando libre una ancha pampa, que rodea el lago ¡)or el este y por el sud. En el lado sud de esta pampa, el Li- may se ha cavado un profundo canal, descubriendo depósitos glaciales. En la extensa llanura hay dos grandes y varios pe- queños terrados fluviales {Flussterrasseu ) . lo mismo que al- — 163 — gunos peñascos aislados de ciento cincuenta á doscientos me- tros de altura, que se levantan en forma de islotes sobre la ]>ampa. Tanto los terrados fluviales como los otros fenómenos que se presentan a(|uí, ponen de manifiesto que la pampa ha sido ocupada por el lago y que se ha formado por haberse re- llenado esta parle del antiguo lago con escombros glaciales de ventisqueros que han existido en otros tiempos en las faldas de las montañas. También casi todos los otros lagos, que se hallan al poniente del Rio Collon-Cura, han sido antes mucho más extensos que ahora; los lagos Filohuenliuen, Falkner y \'illa- rino, seguramente formaban en un tiempo un solo lago muy largo y angosto: se nota perfectamente bien que el hermoso valle que separa el lago Filohuenhuen del lago Falkner es un anti- guo fondo de lago. En muchos otros valles de esta región, donde hoy no existe lago alguno, se encuentran también vestigios de antiguos lagos, que han sido rellenados por detri- tos glaciales. Todos estos lagos han sido no sólo mucho más extensos sino que sus superficies se hallaban en un nivel mucho más elevado que ahora, como lo demuestra patentemente los terrados fluviales y lacustres que se hallan en las faldas de las montañas, y seguramente muchos desaguaban por ríos que hoy no existen más. Esta circunstancia nos da también la explica- ción del origen de las capas de rodados patagónicos que exis- ten en la parte superior de las mesetas en el bajo Limay y Rio Negro, donde los rios actuales no las habrían podido depositar. El que examina la formación de rodados en las mesetas desde la costa del Atlántico hasta el pié de los Andes, tiene que con- vencerse que los depósitos patagónicos no pueden ser de orí- gen marino, como opinaba Darwin y como sostiene Ameghino aun hoy. En el Valle del Limay, unas dos leguas arriba de Casa de Piedra, se ve, en la falda de las montañas, terrados lacustres, que indican claramente que el lago Nahuel-Huapi ha llegado en un tiempo hasta esta altura. Las angosturas por las cuales corre hoy el Limay, antes de llegar al Traful, tienen que ha- ber sido entonces cerradas y no me extrañaría que se encon- trase más al sud un antiguo lecho de rio, por donde antes desaguaba el lago. Estas angosturas y quebradas del Limay tienen, en esta parte, un aspecto de erosión moderna; no se ven escalones fluviales como los hay más arriba y más abajo- Es muy probable que un pequeño rio venía de esta dirección y alimentaba, junto con el Rio Traful, un antiguo lago que debe haber existido, como lo demuestran los depósitos lacustres — 164 — en los inmediaciones de la desembocadura del Pichi-Limay, y (|ue el mismo pequeño rio haya abierto camino hasta la orilla del lago Nahuel-Huapi de aquel tiempo, que entonces comenzaba á desaguar por allí, abriendo con su caudal el profundo canal del actual Limay. El carácter de la formación de los terrados que constituyen la pampa que rodea este lado del lago Na- huel-Huapi explica semejantes acontecimientos. El doctor Zapalowicz, que también menciona numerosos depósitos de antiguos lagos (Seeboden ó Seeplaftcti) , en los va- lles de esta región, es de opinión que estos terrados fluviales no son de origen glacial. El dice (|ue ha visto terrados fluvia- les que tienen el aspecto de morrenas laterales, pero que en realidad nada tienen que ver con éstas. Realmente los depósi- tos de rodados que constituyen la pampa por el lado este y sud del lago Nahuel-Huapi no presentan los caracteres de ver- daderas morrenas. Los depósitos de guijarros se presentan casi siempre con estratificaciones bien visibles. Las piedras son muy redondea- das como las que transportan los rios y arroyos y no como las que dejan los ventisqueros al derretirse el hielo. Piedras can- tosas faltan casi por completo y no he podido descubrii- nin- gún rodado estriado, á pesar de todo empeño en buscarlo. La única cosa que hace suponer depósitos glaciales, son grandes l)loques aislados de granito, cuya roca no existe en el mismo sitio, pero éstos pueden haber sido traídos, como lo dice tam- liien el doctor Zapalowicz, por hielos flotantes en el momento que este paraje ha sido ocupado por el lago. He examinado depósitos de más de cien metros de altura y no he visto ni vestigio de morrenas de fondo (Griüulmoranenj, lo que indica que en este paraje no se trata de morrenas pri- marias sino secundarias, ó lo que quiere decir, que el mate- rial lia sido traido probablemente á este sitio por torrentes y arroyos que salían de ventisqueros vecinos. Respecto á los bloques de granito diseminados en los depó- sitos guijarrosos, poco implica que hayan sido traidos en hielo flotante, desprendido de ventisqueros que bajaban hasta el lago ó que los ventisqueros hayan avanzado alguna vez hasta este sitio y al retroceder los hayan dejado allí. Lo que interesa á la Geología, es saber si en esta i-egion ha habido un tiempo glacial que corresponde al tiempo glacial de Europa. Esta cuestión, tan discutida en los últimos años principalmente por el señor Ameghino, que niega en absoluto un tiempo glacial en Patagonia, está completamente deflnida en contra de esta - 165 — opinión. Sólo por capricho ó ignorancia en la materia, se puede negar un tiempo glacial en Patagonia. No solamente los gran- diosos depósitos de morrenas al sud del Rio Chubut, sino tam- bién los numerosos vestigios glaciales que hay en el Territorio del Neuquen prueban, con evidencia, que en los tiempos cua- ternarios han existido inmensos ventisqueros en sitios donde, con el clima actual, no puede haberlos. RESUMEN Comparando las relaciones estratigráflcas de las formacio- nes mencionadas en todo su extensión desde Bahía Blanca hasta el pié de la Cordillera, obtenemos en su conjunto el perfil de la lámina I que representa un perfil transversal desde Car- men de Patagones hasta el Lago Falkner O. La formación pampeana superior, que en Bahía Blanca se halla debajo de la tierra humus y que se compone de un loes muy arenoso, viene en su dirección al sud suce.sivamente más arenosa, siendo reemplazada en Carmen de Patagones por un depósito de arena con pequefaos rodados, que se transforma, rio arriba, en capas de rodados. Estas continúan hasta las Cordille- ras, donde forman terrados fluviales y lacustres así como de- pósitos de morrenas. Esta formación, descansa en Bahía Blanca sobre una capa de tosca ; en el Valle del Rio Negro, sobre el arenisco gris, y en el Valle del Limay, sobre la formación cretácea; desde la costa del mar hasta el Arroyo Pichipicum- Leufu, ésta forma la capa superior que se extiende casi sin interrupción sobre todas las mesetas. Suele faltar en las me- setas mas altas y es reemplazada á veces por depósitos de es- coria. En las Ante-Cordilleras (Tafegelbirge de Chapelcó), se halla solamente en los valles y en algunas faldas de las mon- tañas. No cabe duda que esta formación corresponde á la época cuaternaria de Europa. Debajo de esta formación tenemos en Bahía Blanca otro de- pósito de loes muy arenoso que se transforma sucesivamente, en su dirección hacia el sud, en piedra arenosa pura que constituye la formación arenisca del Rio Negro, la cual corresponde á la O Las alturas de las mesetas est;'in un poco aumentadas en este perfil; en la escala 1:150000, una meseta dn cincuenta metros de altura no darla un medio milímetro; también donde continúan las mismas capas sobre grandes extensiones he suprimido extensiones más ó menos largas para acortar el perfil. — 166 — parte superior de la formación pampeana intermediar de la pro- vincia de Buenos Aires. En Bahía Blanca este depósito descansa sobre la formación pampeana inferior (piso hermósico de Ame- ghino) que tiene aquí, según las perforaciones practicadas en el puerto, más de doscientos metros de espesor y se compone de un loes algo impuro con interposiciones de capas areniscas y arcillosas. En el Carmen de Patagones descansa la formación de arenisca sobre depósitos marinos que, por ios fósiles que contienen, deben pertenecer á la formación marina del Chubut, la que corresponde, á su vez, á la formación santacruceña de Ameghino. Lín el valle del Rio Negro, esta formación constituye la base de las mesetas hasta la Bajada de Chinchinal, desde donde se halla depositada directamente sobre la formación cretácea. En todo el Valle del Limay falla esta formación en las me- setas, pero vuelve á aparecer de nuevo en el Rio CoUon-Cura sobre la toba terciaria. Por su posición estratigrática, la for- mación arenisca del Rio Negro puede corresponder al terciario superior de Europa. La toba clara terciaria c|ue constituye la base inferior de las mesetas en el Rio Collon-Cura, se extiende en esta región sola- mente un poco más abajo del arroyo Pichipicum-Leufu, donde se halla sobre la formación cretácea; pero más al sud, llega en algunas partes hasta la costa del Atlántico. Los fósiles que he encontrado en esta toba demuestran que ésta pertenece á la formación santacruceña, la que Ameghino considera como perteneciente al eoceno inferior, mientras que otros autores la creen miocena. Comparando los moluscos fósiles de los depósitos marinos del Chubut, donde en la parte superior abundan los restos de mamíferos de la formación santacruceña con los moluscos de los depósitos marinos de Entre Rios, á los cuales nunca se ha dado una edad más antigua que miocena, se ha llegado á la conclusión que estas dos formaciones perte- necen á la misma edad. Es cierto que Ameghino cree que existen en el Chubut dos formaciones marinas, una miocena y otra eocena, pero este no es el caso ('). Además he encontrado los mencionados restos de mamíferos en la parte superior de estos depósitos marinos: por consiguiente, en la parte que debe corresponder al mio- ceno, según Ameghino. En cambio, no se llega á la misma con- (') Hablo ;i(jiii sólo de los depósitos marinos que se hallan cerca de la costa atli'intica y no de las formaciones mesozoicas que están más al interior. s — 167 — clusion, comparando los abundantes restos de mamíferos ex- traídos de las dos formaciones santacruceña y entrerriana. Si bien hoy algunos géneros que son comunes en las dos formacio- nes, hoy, en cambio, en las formaciones santacruceñas, muchos géneros y liaslo familias (|ue no se encuentran en Entre Rios, lo c(ue no hace admisible la suposición de la contemporaneidad do dos faunas distintas, ó dos provincias geológicas, con dos faunas locales distintas. No hay duda que la fauna terrestre de la for- mación santacruceña presenta, en su carácter general, un as- pecto más antiguo que la de Entre Rios. Con esto no quiero afirmar que la formación santacruceña sea eocena inferior; pero dividiendo la formación terciaria de Potagonia en una superior y una inferior, ésta, seguramente, pertenecerá á la inferior, lo que no excluye sea miocena inferioi". La paralelizacion de las subdi- visiones con los períodos de las formaciones europeas presenta tantas dificultades, que no es fácil que los geólogos lleguen tan [ironto á un acuerdo y prefiero limitarme, por ahora, á cons- tatar solamente la existencia de los diversos depósitos sin pro- nunciarme deiinitivamente sobre su edad. La dispersión más grande en esta región tiene lo formación de tobas cretáceas que comienza ya en el valle del Limay y se extiende hasta la Cordillera. Se compone, como hemos visto, en su mayor parte de tobas y areniscos con intercalaciones de rocas efusivas. Sobre la edad de las diversas zonas de esta for- mación nodo de seguro se puede decir hoy. Los restos de los grandes Dinosaurios encontrados en estos depósitos indican que deben pertenecer al tiempo cretáceo, de- jándonos en duda sobre el período de esta época, tanto más que los restos de cocodrilos encontrados en capas intercaladas en esta formación pertenecen ó una familia, cuyos restos se encuentran en Europa en terrenos jurásicos superiores ó cretá- ceos inferiores, mientras que los fósiles marinos, también de capas intercaladas, presentan el aspecto de la fauna del cretá- ceo superior ó eocena inferior. En la presente formación, se puede distinguir vorias zonos que probablemente abarcan dife- rentes períodos del cretáceo; pero su separación no será posi- ble hasta que se practiquen estudios detenidos de las relacio- nes estraligráficos y petrográficas de las diversas capas y de los fósiles que contienen. iMitro tanto, lo señalaré todo sola- mente como Cretáceo. Muy particular se presenta la formación marina con fósiles del lias que se encuentra tan aislada en el medio de la toba cretácea cerca de Piedra Pintada. Las capas de este depósito se — 168 — hallan en posición completamente horizonlal, así que no se puede exi)licai- su presencia por efecto de plegomentos ú otra clase de dislocaciones. Puede ser que aquí haya quedado un resto de una antigua formación jurásica, mientras que las ca- pas superiores liayan desaparecido por la erosión. Las formaciones de gneis y granito, que se liallan en este paraje y que están también en contacto directo con las tobas cretáceas, apoyan esta opinión. Respecto á las lavas andesíticas, basálticas, en una palabra i'i las rocas efusivas que existen en esta región, no hay duda que pertenecen á diferentes épocas. Seguramente ha liabido desde los períodos jurásicos hasta los tiempos modernos derra- mamientos de lava fluida y su edad se podrá constatar sola- mente por sus relaciones estratigráficas con la toba y por me- dio de comparaciones microscópicas. Para terminar estos apuntes, todavía me queda referir las formaciones de gneis y granito que existen en la Angostura, en el Rio Collon-Cura cerca del Caleufu y en la Cordillera en las inmediaciones de los lagos. A mi parecer las de los dos primeros lugares no están en conexión con las de la Cordi- llera; parece que a([uéllas pertenecen á una serranía muy an- tigua, que ha desaparecido en parte por la erosión, mientras que éstas tienen un aspecto comparativamente más moderno. Sin embargo, el granito que hay en esta parte de la cordillera es más antiguo que el que se encuentra en algunas localida- des más al sud, pues, en esta parte, el granito está cubierto por tobas cretáceas, mientras que en el lago Musters, por ejemplo, se encuentran i'ocas graníticas que descansan sobre depósitos de tobas cretáceas de estratificaciones completamente horizontales y que contienen restos de Dinosaurios. RESUMEN t Ir aducción) Wenn man die stratigraphischen Beziehungen der hier an- geführten Formationen in ihrer ganzen Ausdehnung von Bahia Blanca bis an den Fuss der eigentlichen Cordilleren mit ein- ander vergleicht, so erluilt man im Zusammenhange folgendes Profil: Tafel I veranschaulicht ein Querprofil von Carmen de Pa- tagones bis zum Lago Falkner. Die Hühen des unieren Tafel- — IG'J — laudes sind etwas übertrieben, da eine Terrasse von 50 Meter Hube bei diesem Massstabe keinen lialben Milimeter ergibt: ebenso babe icb da, wo die Scliicbten auf grosse Slrecken die- selben bleiben, das Profíl abgekürzl. Die obere Pamiiasformation. die sicb in Babia Blanca Linter der Humusscbichle betindet und bier aus einem sebr sand- baltigen Loess bestelit, wird gegen Suden immer sandiger bis sie bei Carmen de Patagones nur nocb aus Sandschicbten be- steht, in welcben kleine Geroile vorkommen. Den Rio Negro aufwarts gebt sie allmablig in Gerollscbicbten über, die sicb bis in die Cordilleron verfolgen lassen, wo an ibre Stelle Fluss- und Seeterrassen und Moranen treten. Diese Tbatsacben spre- cben gegen Amegbino's Annabme, dass die patagoniscbe Ge- rollformalion marinen Ursprunges sei und tbeile ich gan/. die Ansicbt von Herrn Zapalowicz, der die Entstebung derselben von den Flussterassen und alten Seeboden des Gebirges ber- leitet, die ich jedocb zum Tbeil tur glacialen Ursprunges lialte. In Babia Blanca rubt diese Formation auf einerToscaschicbte dei- mitlleren Pampasformation , in Carmen de Patagones auf der Rio Negro-Sandsteinformation und im unieren Limaythal auf der Kreideformation. Von der Meeresküste bis zum Ari-oyo Picbipicum-Leufu bildet sie eine fast ununterbrocbene Decke, die sicii in einer Macbtigkeit von 20 bis 100 Meter über das pata- goniscbe Tafelland ausbreitet. \'on bier nach dem Gebirge fehlt sie ofl auf den büberen Plateaux; an manchen Stellen ist sie durch Scblackenschicblen ersetzt. Im Tafellande westlicb vom Collón -Cura Irifft man sie nur in den Tlnilei'n, Schluchten und Bergbalden. Diese Sedimentschicbten entsprechen ganz un/.weifelhaft der Quaternar formation Europas. Unter dieser Formation befindet sicb in Babia Blanca eine andere sandhaltige Loessablagerung, die ebenfalls gegen Suden allmíiblig in die Rio Negro-Sandsteinformation übergebt und der oberen Abtbeilung der mittleren Pampasformation angehort. Sie rubt bier auf der unteren Pampasformation (piso hermosico von Amegbino), welcbe nach im Hafen Belgrano vorgenommenen Sondirungen eine Miicbtigkeit von über 200 Meter hat, und be- stebt ebenfalls aus einem ziemlich sandigen Loess mit Zwischen- lagen von Sandstein und Tbonscbicbten. In Carmen de Patagones rubt der Rio Negro-Sandstein auf einer marinen Scbicbte, die nach den darin vorkommenden Fossilien zu der Marineablagerung von Cbubut gebort. (Letz- tere entspricbt der Santa Cruz-Formation von Amegbino.) Der — 170 — Rio Negro-Sandstein, welcher bis zur Bajada Chincliinal das Liegende des Tafellandes bildet und von da an direkt auf dei- Kreideformalion ruht, felilt im Tafelland vom Limay g¿inzlicli, tritt aber neuerdings am Collón -Cui'a wieder auf, wo er über dem terciaren hellen Tuff lagert. Die Rio NegTO-Sandsteinformation kann nach ilirer strati- grapliischen Slellung dem oberen Tertiar von Europa ent- sprechen. Der bellgraue Tuff, aus welchem am Collón -Cura der untere Theil der Barranca dieses Tafellandes besteht, hat in dieser Gegend keine sehr grosse Ausdehnung; er erstreckt sich nur bis etwas unterhalb des Arroyo Pichipicum-Leufu, wo er auf der Kreideformalion lagert. Weiter im Südem von Patago- nien reicht er jedoch manchmal bis an die Küste des allanti- schen Oceans. Die fossilen Saugethiere, die ich in dieseí' Ablagerung am Collón- Cura gefunden habe, zeigen, dass der helle Tuff zu der Santa Cruz-Formation gehürt, welche Ameghino für unieres Eocen hall, wahrend 'andera Autoren sie ais Miocen bezeichnen. A'ergleichl man die fossilen Mollusken aus den Marineablager- ungen von Chubut, in deren oberem Theile hí'iufig Saugethier- reste der Sania Cruz-Schichten zu finden sind mil den Mollus- ken aus den Marineablagerungen von Entre Rios, welchen man kein hoheres Alter ais miocen geben kann, so kommt man zu dem Schlusse, dass die Marineablagerung von Chubut ebenfalls miocen sein muss. (Ameghino glaubt zwar, dass in Chubut zwei Marineformationen existirán : eine mioceno und eineeocene; diese Ansicht ist aber unhaltbar. Ausserdem habe ich die Süugethierreste von Santa Cruz immer in den obersten Schichlen der Marineablagerung gefunden.) Dagegen führt ein Vergleich der fossilen Saugethierreste aus der Entre Rios- und der Santa Cruz-Formation zu anderen Ergebnissen. Wenn es auch einige Gattungen gibt, die in beiden Formationen vor- kommen, so findet man in Santa Cruz Reste von Gattungen und sogar von Familien, die in Entre Rios nicht vorkommen und nicht zu der Annahme berechtigen, dass man es mit zwei gleichallerigen geologischen oder zoologischen Provinzen zu thun habe. Unzweifelhaft haben die Süugethierreste aus der Santa Cruz-Formation ein ülteres Gepritge, ais die aus Entre Rios, was aber noch nicht beslatigt, dass erstere Formation ins untere Eocen gehürt. Würde man jedoch die ganzen Ab lagerungen der Tertiai-epoche von Patagonien nur in eine obere und untere Abtheilung eintheilen, so würde die Sania Cruz- Formation sicher in die untere gehüren. — 171 — Die grósste Verbreituní; hat in dieser Gegend die Kreide- formation; sie fiingt schon im Rio Negro-Thal an und erstreckt sich bis in die Cordilleren. Wie schon dargethan, besteht diese Formation zumeist aus Sandstein und Tuffablagerungeu, in denen Zwischenlagen und Gange von Ergussgesteinen sowie Conglomeratschichten und Breci-ien vorkommen. Die Schichten dieser Formation, die sowohl das Tafelland am Limay ais aucli das Tafelgebirge westiich vom Collon-Cura Jjildet, befinden sich fast überall in horizontaler Lagerung. Ueber das Alter der verschiedenen Zonen , weiche diese Formation aufweist, Ivann heute noch nichts Bestimmtes ge- sagt werden. Die Knochenreste der grossen Dinosaurier, weiche ich im Sandstein und in Tuffen get'unden habe, weiseu darauf hin, d.iss sie jedenfalls in die Kreide gehüren, welcher Periode derselben isl niir jedoch noch nichtklar, um so weniger ais ich in Zwischenlagerungen von Quarzsandstein eine grosse Anzahl ziemlich gut erhaltener Krokodilchadel gefunden habe, deren Gattungen Familien angehoren, die in den Wealden- und Pur- beckformationen Europas vorkommen. Die marinen Fossilien, Avelche ich in Roca ebenfalls im Quarzsandstein fand, haben dagegen ganz das Geprage von Petrefakten aus der oberen Kreide und dem unteren Eocen. Es ist moglich, dass die verschiedenen Zonen alie Perioden der Kreidezeit umfassen ; diese künnen aber erst auseinander gehalten werden, wenn die stratigraphi- schen Beziehungen der verschiedenen Schichten unter sich und die darin enthaltenen Fossilien gründlich sludierl werden; einst- weilen bezeichne ich das Ganze einfach ais Kreidefbrmation. Eigenthümlich ist die Marineablagerung mit Fossilien aus dem Lias, weche sich so isolirt in den Kreidetuffen bei Piedra Pintada belindet. Die Schichtung derselben ist vollstündig hori- zontal, so dass man ihr ^'orhandensein hier nicht durch Dis- lokation oder Faltung erklaren kann. Es ist anzunehmen, dass hier der Rest einer alten Juraformation erhalten blieb, die durch Erosión verschwunden ist. Bestürkt wird diese Annahme dadurch, dass die Kreidetuffe hier in der Nahe ebenfalls mit Gneiss und Granit in unmittelbarem Kontakt stehen. Was die Ergussgesteine anbetrifft, so ist nicht zu zweifeln, dass sie ganz verschiedenen Zeitraumen angehoren. Sicherlich haben hier seit dem Jura bis in der Neuzeit immer von Zeit zu Zeit vulkanische Ergüsse stattgefunden, deren Alter aber erst durch ein genaues Sludium ihrer stratigraphischen Beziehungen zu den Tuffen und durch mikroskopische Vergleichung des Ge- steins festgestellt werden kann. — 172 — Schliesslich bleiben noch die Graait- uncí Gneissformationen /u eiAviUiueii, welche sich iu dei- Angostura am Rio Collon- Cui-u in der Nahe des Caleufu und in der Cordillere in der Um- gebung dei' Seen beíinden. Mir scbeial, dass diejenigen, welcbe an den beiden erst genannten Orlen vorkommen, niclit inn Zuzamnienbang slehen mit denen in der Cordillere und zu einem alten Gebirge gehoren, welches /um Theil durch Ero- sión verschwunden ist, wahrend letztere in jeder Hinsicht ein neueres Geprage aufweisen. Immerhin glaube ich. dass die Granitformation hier in der Cordillere alter ist, ais einige Gra- nite, welche weiter im Suden von Patagonien vorkommen, da sie von Kreidetuft' überlagert wird, wiihrend z. B. am Lago Muslers, ein granilisches Gestein auf horizontal gelagerten Kreidescliichten liegt, in denen ich Reste von Dinosauriern ge- funden habe. B Enumeración de mamíferos fósiles de la toba terciaria UNGULADOS Hegetotherium Para la delerminacion de estos Ungulados sud- americanos se toca con muchas dificultades. El señor Lydekker, por ejemplo, considera que los géneros Pachyrucos y Ilegetotheriitm deben ser unidos en una familia y propone el nombre Pachijntcidae i'K El señor Ameghino es de la misma opinión y propone por su parte el nombre Hegetotheridac ('). Como el respectivo trabajo de Lydekker, escrito en los meses de Septiembre, Octubre y No- viembre del año 1893 ha sido distribuido recien en el mes de Marzo de 1894 (no en Abril como pretende Ameghino), disputa él la prioridad á Lydekker por haberse distribuido su mencio- nado trabajo tíimbien en el mes de Marzo. Zittel coloca el género Hegetotherium con la familia Protypo- ihrrídae (^). En otra obra Ameghino (*) ha formado una familia Iiüeratheridae en la cual coloca el género Protgpotheriiini. Más tarde cambió el nombre Interatheridae por Protypotheridae (°). Estos repetidos cambios de nombres enredan la sistemática tanto que, por último, no se sabe á qué atenerse. A mi'is se O «Anales del Museo de La Plata» Paleontología Argentina, 1893. (-) « Enuniération synoptique des espéces de mammiféres fossiles des formations éocénes de Patagonie», Febrero 1894. (^) «Grnndzíige dar Palaeontologie», 1895. (*) «Contribución al conocimiento de los mamiferos fósiles de la Repú- blica Argentina», 1889. (°) «Revista Argentina de Historia Natural .>, tomo I, entrega 6 de 1801. Tomo IX I 3 — 174 — han establecido también en este grupo como en ios Nesodontes sobre el diferente estado del desarrollo de la dentadura, no sola- mente diferentes especies, sino también diferentes géneros. Hoy que existe un abundante material de estos interesantes Ungula- dos convendría ocuparse detenidamente en el estudio de ellos, poniéndolos en claro. Por ahora tengo que limitarme á enu- merar sólo las piezas traídas de mi último viaje al Territorio del Neuquen dejando la cuestión sistemática á un lado. Hegetotherium andinum, sp. n. Esta especie se funda sobi-e un maxilar superior con toda la dentadura de un lado. Junto con esta pieza he encontrado un fragmento de mandíbula inferior con un premolar de que no tengo plena seguridad si pertenece al mismo individuo. Ameghino ha erigido diversas especies, unas sobre maxilares superiores y otras sobre inferiores; así no hay seguridad de que todas sean realmente especies diferentes. Del Hegetotherium eostatmn del cual no describe más que las muelas inferiores, dice que es de tamaño casi igual al del Hegetothermm ciineatum. La longitud del espacio ocupado por los p-H- á mJL es, según el autor, 37 milímetros. El presente mide, en la misma parte, 44 milímetros; por consiguiente es mucho mayor. Del Hegetotherium convexum, del que sólo des- cribe dos molares, dice que es menor que el Hegetotherium mi- rabile, y este último es aún menor que el Hegetotheriutn cuiieaíum. Las especies strigatuin y minum son también más chicas. La presente especie se distingue fácilmente por la prolon- gación del premaxilar. El primer incisivo es angosto, tiene apenas 8 milímetros de ancho por 3 de grueso, se encuentra muy de costado siguiendo más al eje de los molares que en las otras especies conocidas y es muy sobresaliente. El esmalte cubre todo el alrededor del diente. El segundo incisivo es de forma ovala y un poco más grande que en la especie Hegeto- therium mirabile. Del tercer incisivo no hay vestigio ni tampoco de un alvéolo. El canino es muy pequeño encontrándose en la misma su- tura maxilar -premaxilar. Los premolares y molares son bas- tante parecidos al Hegetotherium mirabile; á juzgar por los dibujos y medidas que da Ameghino, parecen solamente un poco más largos y más angostos, principalmente el último molar (mJL), que tiene 8 milímetros de largo en vez de 6 y apenas 3 de grueso. La longitud del espacio ocupado i)or las siete muelas es 44 milímetros en vez de 37. La cara labial en los molares — 175 — es ligeramente convexa con dos ondulaciones apenas percep- tibles. Los cantos, tanto los anteriores como los posteriores, son agudos. La cara lingual es bastante convexa: tiene los cantos redondeados, el anleri.jr más que el poslerioi-. Todos los dientes están cubiertos con una capa de esmalte y otra de cemento que es sumamente delgada en la cara labial. El anchor del paladar es, entre los dos últimos molares, de 35 mm. y entre los primeros premolares 18 milímetros, me- dido desde los bordes internos de los alvéolos. El fragmento de mandíbula, encontrado junto con el maxi- lar, conserva sólo el primer premolar y me parece muy grande para poder pertenecer á la misma especie; quizás que esta mandíbula pertenezca á un género distinto. Ameghino C) ha establecido un género nuevo Tremacyllus sin describirlo: dice solamente: «Todos los premolares, tanto superiores como inferio- res, de construcción y forma distinta de los verdaderos molares. Tipo del género Paclnjrucus impressiis (').» Otro género nuevo, Selatherium, establecido por él ('), hay que fundarlo también mejor para poder aceptarlo como tal. La falta de un canino y un incisivo un poco más grande, no es suficiente para probar un género nuevo. Así ignoro si este fragmento de mandíbula pertenece á uno de estos géneros nuevos. En todo caso, no quiero establecer sobre una pieza tan incompleta una nueva especie. El premolar es de forma ovala, con una lijera ondu- lación, tanto por el lado lingual como j)or el labial; tiene 8 mm. de ancho por 5 de grueso. Atribuyo á la presente especie otro maxilar superior encontrado en el mismo lugar, á pesar que es algo más grande. El segundo premolar mide 6 mm. de ancho por 4 de grueso, mientras que el mismo diente del maxilar descrito anteriormente tiene sólo 4 mm. de ancho por 3 de grueso. La cara labial de los molares es aún menos ondulada. Pero todas estas diferencias pueden ser diferencias de edad. Hegetotherium mirabile, Amiíghino De esta especie he encontrado un j)remaxilar. El primer in- cisivo iJ_ tiene sólo 10 mm. de ancho en vez de 11 como in- dica Ameghino; por lo demás es idéntico. El segundo iA es pequeño y cilindrico. Del tercero hay sólo el alvéolo. (') «Revista Argentina», tomo I, entrega 4, 1891. C) Ameghino, 1, c, 13, flg. 23-24. C) K Enumération synoptique des espéces de mainmiféres fossiles des for- niationes éocénes de Patagonie» (1894). — 17G — Un molar superior encontrado suelto concuerda en todo coa el segundo mA como lo describe Ameghino. Atribuyo unos molares inferiores á la misma especie, aunque son un poco más chicos; miden solamente 7 mm. de anchor. Hegetotherium miuum, Ameghino He encontrado un fragmento de mandíbula inferior de esta especie con el cuarto pi'emolar pmx y el primer molar mx á más de unos molares inferiores y superiores encontrados suel- tos. La altura de la rama mandibular es, en el primer molar, de 15 mm., es decii- un milímetro más que da Ameghino. Un molar superior tiene 6 mm. de ancho por 4 de grueso. El premolar pmA tiene G mm. de ancho por 3 de grueso. Estos últimos han sido encontrados sueltos y como Ameghino nu describe molares superiores, no hay seguridad que pertenezcan á esta especie. Me apoyo sólo en la relación del tamaño. Propachyrucos, gen. n. {') En estos sedimentos he encontrado varias mandíbulas infe- feriores de este género, pero ninguna completa. Se distinguen del género Pachyriicos en primera línea por la sínfisis muy corta y angosta. La rama mandibular es sumamente baja y la den- tadura sin interrupción. El plan fundamental de los premolares y molares es el de Paclujnicos y Hegetotherium ; la cara lingual es sin pliegue y sin ondulaciones y bastante convexa. El segundo, tercero y cuarto premolar y los dos primeros molares tienen un solo pliegue que es más abierto que en los géneros anteriores. El último molar es de dos pliegues. Todos los molares son re- lativamente más anchos y más delgados que en los dos géne- ros anteriores. Tiene tres incisivos como el género Hegetotherium pero los dos primeros son en forma y construcción igual al del Pacliyrncos. El tercer incisivo es chico, un poco más separado del segundo que en el Hegetotherium y no se dirige tan hacia ade- lante. Los incisivos, ó más bien todas las sínfisis, parecen en su forma más al Pachgrucos que al Hegetotherium, y como Ame- ghino menciona como tipo de su género Tremacylliis el Pachy- rucos impressiis y diminutus, hubiera tomado estas piezas como pertenecientes á este género. Pero él menciona, como único ca- (') He concluido el presente trabajo en el mes de Noviembre de 1896, pero ú causa de haber estado mucho tiempo en expedición se ha demorado la impresión. Entre tanto, el señor Ameghino ha establecido también un gé- nero Propachyrucos y veo que hemos propuesto para un mismo género un mismo nombre; se trata solamente de diferentes especies. — 177 — rácter distintivo, (|ue todos los premolnres, tanto superiores como inferiores, son de construcción y forma distinta de los verdaderos molares, lo que no es así en el presente género. Este género se acerca tanto á los Pachyrucos que no lo hu- biera separado de éstos si no tuviera varias mandíbulas de diferentes especies que conservan un carácter típico. Propachyrucos depressus, í tal como lo describe y dibuja Ame- ghino en la especie rrotypotherinm praendüum {'). Los frontales no forman una apófisis post- orbitaria sobre- saliente como en los Protypoihcrios. La cresta sagital se extiende en cada lado desde el borde orbital antero-superior en línea derecha hasta el medio del vértice, donde se une en una cresta sola, que se extiende unida hasta la margen superior del llano occipital. Los frontales forman un triángulo que se introduce en forma de una cuña larga entre los dos parietales como en el Icochüns extensus. Los parietales son, en la parte anterior, muy encorvados hacia afuera; enlaparte posterior se hunden hacia abajo, formando una ondulación que se extiende sobre la parte posterior del cráneo. El llano occipital es algo parecido al Tipotherium . Los huesos temporales forman también parte del llano occipital. En el medio de éste, hay una protuberancia que se extiende desde el foramen magnum hasta la cresta superior del occiput. El timpánico termina en una bulba (Bulla ossea) . El cráneo mide en la parte superior desde el primer inci- sivo hasta el foramen magnum 88 mm. ; el anchor entre los arcos zigomáticos es, en la parte anterior, de 55 mm. El pala- dar tiene desde el primer incisivo hasta la margen posterior 60 mm. de largo; el ancho es, entre el primer premolar, de 18 y entre el tercer molar de 23 mm.; la altura del llano occipital desde el foramen magnum hasta la cresta superior es de 20 mm.; la mayor anchura de 62 mm.: largor total del cráneo desde la parte anterior de los huesos nasales hasta la cresta occipi- tal 92 mm.; anchor en la parte anterior de los órbitos 28 milí- metros. Otro maxilar superior de los mismos yacimientos presenta algunas diferencias en la forma de los molares. El pliegue en la cara lingual es más abierto y la cara labial es lisa sin surco ni ondulaciones y es más prolongada en la esquina ante- rior. Encontré también varios pedazos de mandíbulas inferiores y dientes sueltos, de los cuales, cada uno presenta pequeñas diferencias. Me he podido convencer en piezas traidas de Santa Cruz, que la dentadura varia mucho en su forma según la (') «Mamíferos fósiles argentinos,» pl. 14, flg. (3. — 181 — edad del animal y no es prudenle establecer especies nuevas solamente sobre pequeñas diferencias en la forma de los dien- tes, como lo hace Ameghino. Por ejemplo, dice: « Prof/jpothoio compressidens : tamaño casi igual á P. austmle, pero con las muelas comprimidas lateralmente y mucho más angostas. Ver- daderos molares superiores de cara externa suavemente ondu- lados. Protypotherio coiivextdeiis : de tamaño un jioco menos que Protypotherio australe, del (|ue se distingue fácilmente por sus molares superiores de cara externa, apenas ligeramente ondulada y convexa en su conjunto.» Por este estilo ha establecido una cantidad de especies en esta familia, y si vamos á seguir este sistema tendremos que fundar de cada pieza que se encuentra una especie nueva. Nesciotherium indiculus, g. n. y sp. n. No tengo más que un molar para erigir este género y he vacilado mucho antes de establecer un género nuevo sobre un solo molar; pero no conozco ningún género á que podría atri- buir un animal que tiene estas muelas. Este molar es de ma- xilar superior y por su forma se parece algo á los molares del Icoehüus; sin embargo, puede ser que no pertenezca á la fami- lia Interalheridae y lo coloco provisoriamente en ella. Su dimensión en la cara labial es de 12 mm. de ancho, en la lingual de 6. El diámetro transversal es de 8 mm. La cara anterior es muy oblicua: la posterior es derecha. La cara labial es convexa con una ligera ondulación en la parte an- terior. La lingual tiene un pliegue de esmalte que se dirige hacia adelante y es cerrada de modo que divide esta parte del diente en dos secciones, de las cuales la anterior es un poco más angosta que la posterior. Este molar está provisto por todo el alrededor de esmalte. La corona no es llana, pero no forma denticulas (aristas) como las de los otros géneros de la familia Iideratheridae, sino es simplemente cavada en el medio. Nesodonopsis, gen. n. De este género he encontrado un cráneo con la mandíbula inferior y otra mandíbula con dos molares desarrollados y uno en desarrollo. El cráneo no está bien conservado, pero se puede perfectamente determinar toda la dentadura. Este animal ha sido un poco más chico que el Nesodon ori- nas y se parece algo á los Nesodontes, principalmente en la mandíbula inferior. Estos restos vienen á demostrar que la mandíbula inferior — 182 — atribuida al Stenotephanus speciosiis no pertenece al género Ste- notephcuiits, sino al presente género. Ameghino ha colocado esta mandíbula con reserva en este género, que fundó sobre un molar superior encontrado en Entre Rios {'). Seguramente Lydekker no habrá consultado el molar, sobre el cual Amegliino ha fundado este género, al agregar á la mandíbula el maxilar superior y al describirlo como perteneciente al Stenotephamis spceiosiis ('), sino él hubiera visto que los molares de este maxilar superior están construidos sobre un plan completamente distinto de aquel molar encontrado en Entre Rios. Tengo á la vista un molde de este molar que no tiene nada de parecido más que la cara labial muy cóncava del último molar. El molar superior del Stenote- jjhanus de Entre Rios, presenta, como el autor dice, bandas per- pendiculares esmaltadas, separados por bandas no esmaltadas, como en los verdaderos Toxodontes y tiene un solo pliegue en la cara lingual. Se diferencia del último molar de los verda- deros Toxodontes, sólo por ser más cóncavo y por la columna perpendicular interna desprovista de esmalte y menos desarro- llada. Los molares superiores del supuesto Stenotephanus que provienen de Santa Cruz, son tan distintos, que Mercerat los ha clasificado como pertenecientes al Protoxodon, que como se sabe ahora, pertenece al género Nesodon. Tengo dos maxilares á la vista que pertenecen á una mis- ma especie: uno de individúenlas joven que el que ha servido á Lxdekker jior modelo. El último molar, que se pai-ece más al molar de Stenotephanus de ICntre Rios, por ser bastante cón- cavo, no tiene fajas esmaltadas separadas por bandas sin es- malte. Todos los molares en los dos maxilares están provistos por todo el alrededor de una capa de esmalte sin interrupción; no tienen columnas sobresalientes, son completamente lisos, sin ondulaciones ni surcos en la cara lingual; en cambio, el último molar tiene dos pliegues. El mismo Ameghino dice en su «Criti(|ue sur les ongules fossiles de l'Argentine, examen critique de l'ouvrage de M. B. Lydekker (')», donde habla del Sfeiioícplianiis descviío \iov Lydekker: «Ces débris me paraissent démontrer qu'il s'agit d'un représentant de la famille de Xofo- dontidae qui consevva'ií quelques carecieres des Nesodontídae.» Yo participo de la opinión de Ameghino; no hay duda que los mo- lares superiores se acercan en su plan de construcción más al O «Mamíferos fósiles argentinos», 1880, ji. 'i41. (') «Anales del Museo de La Plata», Paleontología, tomo II, ¡i. 24, 189.3. (") «Revista del Jardin Zoológico», 1894, pág. 237. — 183 — del Xotodon que del Stenoíephamis de Knive Rios, si bien el primero presenta distribución de fajas de esmalte que no permiten colocar los dos en un mismo género. La mandíbula inferior dibujada por Lydekker tiene más analogía con el Nesodon que con el Xotodon. pero no hay duda que pertenece á este nuevo génei'o Nesodo- nojísis. Para el animal del maxilar superior, se puede adoptar el nombre Hijperoxotodon speciosus propuesto por Mercerat ('). Nesodonopsis Burckhardti, sis. n. (Lámina VII, ílg. i ) La fórmula dentaria es la misma del Nesodon i-g- c^ pm^ m-|-. Los primeros incisivos superiores i— se hallan en la parte anterior del premaxilar y encima de los i-^. El i— es de forma triangular con tres caras desiguales en tamaño y forma. La cara lateral interna es la más angosta, tiene 5 mm. de ancho y una ligera ondulación en el medio. La cara labial tiene 9 mm. de ancho. En su conjunto es un poco convexa, con una suave ondulación por el lado interno. La cara lingual es casi derecha y tiene 12 mm. de ancho. Los cantos forma- dos por las tres caras son redondeados. El esmalte cubre la cara lateral interna y la labial dando vuelta por los cantos. Este diente es del mismo anchor en la corona como en su base; se parece más al de Toxodon que al del Nesodon. El segundo incisivo iA está situado en el costado del pre- maxilar, pero con dirección hacia adelante. Su forma y dispo- sición de las capas de esmalte es igual al correspondiente inci- sivo del Nesodon, triangular, terminando en una punta sobre- saliente de los otros dientes. La cara lateral interna mide en la base del diente 11 mm., en la externa 9 y en la lingual 10. El tercer incisivo (iJ_) es un diente muy chico, de forma elíptica, muy separado de los otros, implantado en el costado del premaxilar. Mide 4 mm. de ancho por dos de grueso. La capa de esmalte cubre todo el diente, la cara labial es ligera- mente ondulada, la lingual es convexa con una pequeña ranura. El canino es algo separado del último incisivo y del primer premolar, es un diente simple, más ancho que grueso, con la cara labial ondulada; su anchor es 5 milímetros. El primer premolar pmJ_ también es un diente simple sin pliegue ni ondulación. La cara labial es bastante convexa, mide ■i milímetros de ancho. Los otros premolares se parecen en su construcción bastante (') « Anales del Museo Nacional», tomo IV, p. 305. — 184 — á los del Eutracliythenis. No tienen pliegue en la cara lingual, pero en cambio una isla de esmalte en la corona; esta cara es bastante redonda. El segundo y el tercer premolar tienen como los respectivos dientes del Eutracliytherits en la cara labial cerca del canto anterior, un profundo surco. El cuarto premolar tiene en esta parte sólo una ondulación. El esmalte cubre todo el diente menos la esquina postero-intei'na. Las medidas de estos tres premolares son las siguientes: pm_^ diámetro antero-posterioi' 7 mm. » ') transversal (J » pm^ diámetro antero-posterior 8 » » » transversa] 8 » pmi_ diámetro antero-posterior 10 » 1) » transversal 3 » Los verdaderos molares se parecen algo en su forma á los molares del Toxodon,, pero no en las disposiciones de las capas de esmalte; en éstas se parecen al Eidrachytherus. El primero y segundo molar tienen dos pliegues entrantes en la cara lingual, como en los correspondientes molares del Toxodon. El último molar tiene también, como en el Toxodon. un solo pliegue. La cara labial es poco cóncava, pero tiene una suave ondulación en el medio que le liace aparentar más cón- cava. La cara lateral anterior es en los tres molares convexa, y sólo la cara lateral posterior de los dos primeros molares está desprovista de esmalte. Las medidas de los tres molares son las siguientes: inj_ diámetro antero-posterior 13 mm. » » transversal en el lóbulo anterior ... 13 » m_5_ diámetro antero-posterior 15 » >> » transversal en el li'ibulo anterior ... 13 » m_§_ diámetro antero-posterior 14 « » » transversal en el lóbulo anterior ... 12 » Longitud del paladar del primer incisivo hasta el tercer molar 100 » Anchor del premaxilar entre los terceros incisivos . 15 » » » maxilar entre los segundos premolares . 8 » » entre los terceros molares en el lóbulo anterior 24 » El paladar está muy profundamente excavado y la apófisis del maxilar que forma el arco zigomático es bastante sobresa- liente. Las otras partes del cráneo están deformadas por la depresión. La implantación de los incisivos inferiores en la mandíbula es como en el Toxodon. Los \t cubren la mitad de los ít y se hallan en la pai'te más anterior de la sínfisis. El ix es en la — 185 — parte lateral de la mandíbula pero con dirección hacia ade- lante. Los seis incisivos juntos foi'man una media luna. La forma del ít es triangular con cantos redondeados. Las caras labiales y la lateral interna son casi planas; la lingual es un poco ondulada. El ít es menos triangular, forma más bien una media luna. La cara labial es ovalada y la lingual cóncava. El ít es de forma triangular y su corona sobrepasa los otros, los cuales tienen la corona plana. Todos estos dien- tes están cubiertos por una capa de esmalte por todo el alre- dedor. Las medidas son las siguientes: ít ancho 8 mm. grueso 4 » ít ancho 10 » grueso 3 » ÍT ancho 6 » grueso 4 » • El canino es un diente muy pequeño que se encuentra en el medio entre el último incisivo y el primer premolar. De los premolares, el primero es de construcción distinta de los demás. Tiene en la cara labial, en la parte posterior, un pequeño surco, que no se extiende muy abajo en el diente, pero (|ue le divide en dos lóbulos, uno anterior más grande y uno posterior muy chico. La cara labial es ovala y la lingual derecha; todo el diente está cubierto de esmalte. El segundo premolar (pmT) es dividido por un profundo surco en la cara labial en dos lóbulos desiguales, uno anterior chico y uno posterior mucho más grande. La cara labial es derecha sin pliegue ni ondulación; también este diente está cubierto poi- todo el alrededor de una capa de esmalte. La construcción del tercer premolar (pmT) es distinta del anterior; tiene á más del surco en la cara labial un pliegue de esmalte en la lingual. Este pliegue es más abierto en el inte- rior del diente que en la orilla y más atrás que el surco en la otra cara. La capa de esmalte que cubre el diente deja dos bandas angostas libres de esmalte; una en el canto anterior in- terno y otra en el canto posterior. El último premolar (pmT) es de la misma forma como el anterior, pero tiene dos pliegues en vez de uno en la cara lin- gual. La disposición de la capa do esmalte es la misma como en el pmT. La medida de los cuatro premolares, es la siguiente: — 186 — Diámetro del piuT' antero-posterior 6 inm. » » transversal en el i.'ibulo anterior .... 3 « » pin"2~ antero-posterior 8 » » » transversal en el li'ibiilo jiosterior ... 4 » » ptn's" antero-posterior O » » » transversal en el l(ibulo posterior ... 5 » » pmX antero-posterior 10 » » » transversal en el lóbulo posterior ... i » Los verdaderos molares son parecidos al cuarto premolar; tienen en la cara lingual dos pliegues entrantes de esmalte; el último se diferencia de los anteriores por eslar desprovisto de esmalte desde el pliegue posterior liácia atrás, en el canto pos- terior lingual. En esta parte el diente es sumamente angosto. Las medidas de los tres molares, son los siguientes: Diámetro del mT" antero-posterior 12 mm. » 11 transversal en el medio del lóbulo posterior . 5 " » niY antero-posterior 13 » » » transversal en el medio del lóbulo posterior. . 4 » » m"3~ antero-posterior 16 » » » transversal en el medio del lóbulo posterior . 3 » En su primer desaii-oUo, tanto los molares como los pre- molares, se parecen completamente á los del Nesodon, pero mientras que en este último los pliegues de la cara lingual se pierden con la edad más avanzada quedando solamente una isla de esmalte en la corona, que desaparece también con la edad, no sucede así en el presente género. A lo menos por lo que se puede juzgar, según las piezas de este género que tengo ;i mi disposición, ilos pliegues no desaparecen, por que so extienden desde la corona hasta la base del diente y parece que no forman raíces separadas con la edad. En el pedazo de man- díbula inferior descrito por Lydekker como Stenotephanus spe- ciosus los pliegues internos de los últimos premolares están tam- bién por desaparecer, pero me parece que éstos no son premolares sino molares de leche, por que están sumamente gastados, mientras que el último verdadero molar no está todavía bien desarrollado. Lydekker dice c|ue los molares inferiores son casi indistinguibles de los del Xotodon. Sin embargo, los molares inferiores de este último género tienen una columna en la cara labial que indica sobre el desarrollo y la de.scendencia distinta de los del género Nesodonopsis. En su forma general la mandí- bula parece más á la del Nesodon que á la del Xotodon. Es mucho más levantada en los primeros premolares, formando la serie dentaria una fuerte curva. — 187 — Las dimensiones son las siguientes : Longitud total Ifi cm. Longitud de la sinflsis en ¡a parte inferior desde la corona de los incisivos hasta su terminación 45 nim. Altura de la rama horizontal en el último molar desde la corona hasta la margen inferior 42 » Y en el tercer premolar 37 » Anchor de la sinflsis, tomado en la parte anterior de los tres incisivos 28 » Anchor entre los terceros premolares tomado en las caras lin- guales 17 » Entre los últimos molares 28 » Nesodonopsis deformis, sp. n. Esta especie se distingue de la anterior por tener la rama horizontal de la mandíbula inferior sumamente baja. La pieza que me sirve para fundar esta especie es un pedazo de man- díbula inferior con los tres molares de un individuo joven. El primer molar está bien desarrollado. El segundo, aún no bien desarrollado, pero ya estaba en uso; tiene la corona atacada por la masticación. El tercero estaba para salir. Por el plan de la construcción de los dientes, se ve bien c|ue pertenecen á este género, pero á una especie distinta de la anterior. A pesar que se trata de un animal joven, los molares son más grandes y la rama horizontal es más que una tercera parle más baja; su altura es solamente 26 mm., mientras que la otra especie tiene en la misma parle 42 mm. y como los molares son más grandes, este animal debe haber tenido una mandílnila larga y baja. El primero y segundo molar tienen 14 mm. de diámetro antero- posterior. El primer molar, el único que está desarro- llado, es por su forma y construcción igual al correspondiente diente de la especie JSesodonopsis Biirchhardti, sólo que es relati- vamente un poco más angosto, lo que debe ser por la juventud del animal. \'^\ segundo molar parece de dos dientes formado por dos lóbulos en forma de una coma, apenas anquilosados un poco en el surco de la cara labial. Nesodonopsis speciosus Propongo este nombre para la mandíbula inferior queLydek- ker atribuyó al génei'O Stenotephanus, porque creo que es una especie diferente de las dos ya descritas. La rama horizontal es más alta, la parte inferior no está del todo conservada, pero debe haber tenido miis de 50 mm. de alto. Los dos últimos premolares y los verdaderos molares son de diámetro antero- — 188 — posterior más ancho y Iransversalmenle más angosto que el Nedosonopsis Burchliardti. El pm'g" tiene 10 mm. de diámetro an- tero- posterior; el pm^rlO; el mi^ 15; el m-2" 17 y el mT 20 mm. El segundo molar m^, que es el más grueso, tiene Iransver- salmenle 4mn].: los demás son aún un poco más delgados. Los verdaderos molares son de forma y construcción igual á las otras especies. Los premolares me parecen ser dientes de leche, los pliegues internos no bajan hasta la base del diente. Eutrachytherus modestus, sp, n. De este génei-o lie encontrado un pedazo de maxilar superior, mal conservado, del cual siilo se han podido extraer cuatro dientes de la roca; todo el hueso estaba descompuesto. De los otros dientes sólo quedaron fragmentos, pero por los conserva- dos se ve que pertenecen ii un animal la mitad más chico que el EutrachijtTterus Spegaxxiniamis. Amegliino describe en la «Re- vista Argentina de Historia Natural» (entrega 4 de 1891) un in- cisivo superior de una especie llamada EutracJu/íhenis conturhatiis. (Comparando la medida que él dá de esta especie con la de Eulra- chijtherus Spegay.xinicuius se ve, que éste es tamljien de una especie más grande que la presente. Los dientes conservados son un canino, el ¡número y segundo premolar y el último molar. El canino es un diente simple, casi cilindrico, pero muy arqueado, con una capa de esmalte en la cara labial. El primer premolar se parece en su forma al canino, siendo casi del mismo tamaño; su diámetro es de 4 milímetros. El segundo premolar también es un diente simple y se parece á un incisivo de roedor. La cara labial, cubierta de una capa de esmalte que dá vuelta á los cantos, tiene en la parte anterior un pequeño surco que no es profundo. Esta cara es convexa. La cara lingual es muy redonda, sin esmalte, pero con una gruesa capa de cemento; no tiene ni pliegues ni surcos. El diámetro antero-posterior es de 5 y el transversal de 6 milímetros. El molar es de diámetro transversal relativamente mucho más angosto que los molares de la especie Entraclt/jilicrus Sj)c- gazxiniamiis . La cara labial es completamente lisa, sin ondula- ciones ni surcos. La capa de esmalte que cubre toda la cara llega hasta el canto anterior y posterior. La cara lateral an- terior no tiene faja de esmalte. En la cara lingual tiene un pliegue entrante de esmalte (|ue se divide en dos ramas, una se dirige hacia adelante y la otra hacia atrás; más abajo de la corona, las dos ramas construyen una pequeña columna de manera que foi-man dos pliegues. En la pai'te posterior del mo- — ISO — liir !iii\ un surco que debe -ser cünsidei'udo como el reslo de un tercer pliegue. Este molar mide en dirección antero-posterior 14 milímetros y transversal 7. A pesar que se trata de un ani- mal viejo todos los dientes son de base abierta. Palyeidodon obtusum, g. n. y sp. n. ( Lámina VII, fig. 2 ) l'^ste género es uno de los más interesantes, })resentando ca- racteres de diferentes géneros. Es del tamaño del Toxodon Bur- niciaterl; los molares se [la recen algo á éste por su forma y distribución de las fajas de esmalte, pero en el conjunto de los caracteres los molares se acercan más al Nesodo7i y Nesodo- iiopsis. La cara labial del último molar es tan cóncava como en el Stenolcphamts y el segundo molar tiene los pliegues en- trantes en la cara lingual muy parecidos al EiUrachytherium. De este género he encontrado restos de tres individuos, pero todos son bastante mal conservados. De un individuo se han conser- vado sólo los dos últimos molares superiores; de otro indivi- duo muy viejo, los dos primeros molares inferiores y unos mo- lares sujieriores, que son muy deshechos; también los dientes del tercer individuo son muy mal conservados. El segundo molar supei-ior (mJL) es de figura semi - rom- boidal con los cantos muy redondeados. La cara labial se dirige oblicua hacia atrás; en la parte anterior, tiene una suave on- dulación; la [larte posterior es un poco convexa, cubierta por una capa de esmalte que llega del canto anterior hasta el pos- terior y mide 47 milimetros. La cara lateral anterior es obli- cua, apenas un poco cóncava; tiene una ancha faja de esmalte que cubre casi toda la cara, dejando un espacio angosto libre de esta sustancia en el canto externo y lo mismo en el canto posterior interno. Esta cara mide 50 milímetros. La cara lin- gual tiene un pliegue entrante de esmalte parecido al de los molai-es del Entrachythcrins que se divide en dos ramas. Una se dirige derecha hacia adelante, paralela con la cara lateral an- terior. La otra rama es mucho mas corta, formando una curva. Tanto la cara lingual como la lateral posterior, es desprovista de esmalte; esta última cara es algo convexa y mide 18 milímetros. El último molar es de tres caras, una labial, una lateral anterior y una lingual. La labial se dirige, como en el molar anterior, oblicua hacia atrás y es muy cóncava; tiene dos on- ■dulaciones apenas percibibles. La disposición de la capa de es- malte es como en el segundo molar. Esta cara mide en línea recta 55 milimetros. La disposición de la faja de esmalte y la Tomo IX 1 4 - 190 — dirección de lo cora lateral anterior es igual al del molar an- terior y mide 46 milímetros. La cara lingual forma, en su conjunto, una media luna; en la parte anterior tiene un pliegue de esmalte que se divide en dos romas como en el segundo molar. En la parte posterior tiene otro pliegue de esmalte, pero mucho menos pi-ofundo. Esta cara mide 51 milímetros de largo. Los molares inferiores son algo parecidos á los del Nesodon, pero relativamente de diómeti-o antero-posterior menos ancho y el transversal más grueso. El m"r mide anterior y posteriormente 37 mm.: transversal- mente tiene en el lóbulo anterior 21 y en el posterior 17 mm. El surco en la cara labial es profundo y se extiende desde la corona hasta la base del diente. En la cara labial no se ve pliegues, pero esto debe ser por la edad del animal á que pertenecía el molar. La corona presenta tres islas de esmalte; una cerca del canto a n tero -interno, otra prolongado casi en el medio del diente y otra redonda en la parte posterior. El segundo molar es, en forma y tamaño, casi igual al primero. Los jiremolores y el último molar son tan mal conservados, que no se puede determinar su formo. El lóbulo posterior del último molar tiene 52 mm. de ancho. Nesodon Owen De este género he encontrado en estos yacimientos varios restos, pero todos tan mal conservados que no se pueden deter- minar las especies. Horaalodontctherium Cumninghami, Flower De esta especie he troido dos maxilares superiores, uno con una mitad de mondíljula inferior. Los dos maxilares son un poco más grandes que los que tenemos en el Museo proceden- tes de Santa Cruz. También demuestran algunas pequeñas di- ferencias en la formo de los dientes. Ameghino menciona una especie más grande, que llama HomalodontotherinDi crassiim (') pero no ha encontrado nada de los maxilares, sino solamente huesos sueltos de pié; no se puede saber si pertenece á esta especie. Las diferencias que presentan estos dientes de los del H. Cum- ninghami. no las considero suficientes para fundar una especie nueva; pueden ser muy bien solamente diferencias en la edad de los animales á que pertenecen unos y otros restos. (') «Enumératiün synoptique des espóces de niammifi'Tes fossiles des for- mations éocénes de Patagonie», 1894. — 191 — Monoeidodon prinum, gen. n. y sp. n. De este género no tengo más que dos dientes inferiores. No me gusta establecer géneros nuevos sobre material incompleto, sin embargo, no encuentro ni género ni familia en que colo- carlos. Deben pei'tenecer á una familia desconocida del sub- orden Astrapotheridea, que forma un intermedio entre el de To- xodontidea y éste. Estos dientes, que deben ser el primero y el tercer ó cuarto premolar inferior, tienen la parte superior que forma la corona y que sobresale de la mandíbula, cubierta de esmalte, mientras que la parte inferior que entra en la mandíbula, está comple- tamente despi'ovista de esta sustancia, como sucede en los dientes con raices. Esta parte tiene una fuerte capa de cemento. Los dos dientes no presentan ningún vestigio de cíngulo, como tienen los molares de los géneros A&trapotherium y la mayor parte de los Litopternas. La corona del primer premolar está cubierta en todo su alrededor de esmalte, y las caras son com- pletamente lisas, sin pliegues ni surcos; la cara labial es bas- tante convexa, la lingual casi derecha. El plano superior de la masticación es uso y no presenta isla. Este diente mide ante- rior y posterior '10 mm. y transversal 9. La corona cubierta de esmalte tiene en la cara lingual 11 mm. de alto, y en la labial 17. El otro premolar es de dos lóbulos, á pesar que tiene una sola raiz. En su forma se parece muclio al primer molar del Astra- potherium niatjiinni; es cuodrangular, con cantos poco redondea- dos. El lóbulo anterior es, como en éste, mucho más chico que el posterior. En la cara labial, tiene en la parte superior, una entrada en forma de un pliegue, pero no penetra muy adentro. En la cara lingual tiene dos ondulaciones, una en la parle an- terioi', en frente del pliegue de la cara lingual, y otra bastante atrás, en la parte posterior. Estas dos ondulaciones deben re- presentar el resto de dos pliegues. En la parte anterior hay en la corona una isla de esmalte, que indica la existencia de un pliegue. Este diente está cubierto de dos fajas de esmalte, una que cubre toda la cara labial de esquina á esquina, y otra en la cara lingual; en este lado el esmalte principia un poco atrás del canto anterior y se extiende hasta la ondulación posterior. Donde falta el esmalte, el diente está cubierto de una espesa capa de cemento. Las medidas son las siguientes: Diámetro an- tero- posterior, 20 mm.; transversal en el lóbulo posterior, 14. La capa de esmalte tiene en las dos caras 14 mm. de alto. — 192 — Diadiaphorus minusculus, sp. n. De este género lie eacoali-ado unn míindíbuln inferior con los dos primeros molares y un molar inferior suelto. En su plano de construcción presentan estas |iiezas muy poca dife- rencia con el Diailiripl/or/is 111111/nsrulns, pei'O provienen de una especie que es la mitad niiis chica que esta última. La man- díbula es sumamente baja y gruesa con una sínfisis bastante angosta. Los alvéolos indican f|ue los dos incisivos externos son mucho más grandes que los internos. Los molares son de coronas bajas y gruesas con cíngulo poco desarrollado en lo cara labial. Ln el lijbulo i)Osterior tiene el diente nuevo un pequeño tubérculo que desaparece en los molares gastados por la masticación. En lo demás, los molares no se diferencian del Diadiaphorns mai/itsciiliix. Ameghino describe dos especies del género Licaphrium que se parecen algo á esta, principalmente por su tamaño; sin embargo para mí no hay duda que las presentes piezas pertenecen al género Bladíaphorvs. Las diferencias en las medidas entre ])iridia¡ihn)-uíi n/ai/us- culns y Diadiaplionis iiiiiinsriihis son las siguiep^tes: D. jrAYUS. D. M7NUS. mj_ Diámetro antero-posterior 18 min. 10 mm. » n transversal 12 » 9 » in_B_ » antero-posterior 20 » 13 » » » transversal 12 » O » Altura de la rama mandibular en el m J_ 48 » 18 » Longitud desde el alvéolo del primer premolar hasta el segundo molar 00 » 62 » Oxiodontotherium Lydekkeri, Lydekkkk Theoxodon Lydekkeri, Ameghino De esta especie he encontrado un pedazo de mandíbula inferior. RODENTIA Neoreomys indivisus, Ameííhino He encontrado de este género un cráneo bastante completo, pero un poco deformado. Por su tamaño i)uede pertenecer á la presente especie, de la cual Ameghino describe una mandí- bula inferior (Mamíferos fósiles de la Repúljlica Argentina, 1889). Prolaogostomus pusillos, Ameghino De esta especie he encontrado varios dientes sueltos: uno de ellos es bastante más chico y [larece que lia existido una — 193 - especie más pequeña (|ue la iiresenle, |íero sobre un dienteque no difei'encia miis i|ue por el tamaño, no quiero estaljiecer una especie nuevo. Laogostomus lateralis, Amiíchino l'lsta especie es representada por un maxilar inl'ei'ior. Eocardia montana, Ameghino De este roedor he encontrado un cráneo y varios dientes sueltos. Eocardia perforata, Ameghino Tenemos una mandíbula inferior y algunos huesos. Aunque los molares no presentan en la corona islas de esmalte, creo que pertenecen á esta especie. La mandíbula es, sin duda, de un individuo viejo. Megastus elongatus, {fcn. n. y sp. n. Este género está representado por un cráneo casi completo, })ero desgraciadamente algo deformado por la presión de la tierra y de un individuo muy viejo. El cráneo conserva los dos inci- sivos y un molar. Por los alvéolos se conoce que este género ha tenido solamente dos molares. Los incisivos son de forma triangular y muy arqueados. La cara lol)ial es un poco con- vexa con dos ligeras ondulaciones. Estos dientes miden (3 mm. de ancho por 5 de grueso, b'.l primer molar, el único que se ha conservado, es muy gastado, no se conoce ningún pliegue entrante, pero presenta tres pequeños surcos, uno en la cara anterior y dos en la labial. La cara lingual es un poco con- vexa. Este diente mide de diámetro antero- posterior 12 mm. y transversal 7. El cráneo es muy prolongado )■ relativamente angosto y de un animal algo más grande que el Dolichoti^ pa- iacjonicus. El i)remoxilar es ancho, menos prolongado que en el Dolichotis y poco arqueado; mide en la parto inferior desde los incisivos hasta la sutura maxilar 1.5 mm. y su anchor es en la parte anterior de los incisivos de 17 milímetros. La parte antero-superior del cráneo está deformada y no puedo dar descripción ni medidas. La parte posterior del cráneo es bas- tante parecida al Eoeardia. Los huesos frontales son un poco abovedados; su anchor es. en la parte posterior entre las dos órbitas, de 30 milímetros. Los parietales no llegan hasta el mar- gen del llano occipital; el hueso supra-occipital se dirige en la parte superior hacia adelante, formando una lista de 8 mm. de ancho. El llano occipital forma un medio círculo; tiene 38 mm. — 194 — de ancho por 32 de alto, medido en la parle inferior del fora- men magnum hasta el vértice. La apófisis del temporal que forma el arco zigomático es angosta y muy prolongada hacia abajo. El diámetro entre las dos apófisis es 58 milímetros. El largor total del cráneo desde los incisivos hasta el foramen magnum es de 10 centímetros. En estos yacimientos he encontrado muchos huesos sueltos de Roedores, pero como casi lodos los géneros y especies de la Patagonia son establecidos sobre cráneos y maxilares, no se puede saber si estos restos pertenecen á especies conocidas ó no. EDENTATA GRAVIGRADOS Fseudhapalops Rutimeyeri, Ameghino De esta especie he encontrado un maxilar supei'ior. Eucholaeops ingens? Ameghixo He encontrado unas vértebras y falanjes que pueden perte- necer á esta especie. Elipsodon Heimi, gen. n. y sp. n. ( Lámina \'l, fig. 3 } En un trozo de roca dura he encontrado un maxilar su- perior de un Gravigrado del tamaño del Milodon yracilis. Des- graciadamente no se han podido sejjarar de la roca más que los cuatro molares. Los dientes son, en su construcción, parecidos á los del Les- todon; parece que ha existido, como en éste, un diente anterior separado de los posteriores. Esta parte del maxilar no está bien conservada, pero se ve que de los cuatro molares que están en serie cerrada, continúa un espacio sin alvéolo del ma- xilar hacia adelante. Los tres primeros molares son completa- mente elípticos, el cuarto es de forma más redonda. El primer molar es el más chico; tiene un diámeti'o antero-posterior de 9 milímetros por 14 del transversal; es más angosto en la parte lingual que en la labial. El segundo y tercer molar son de forma y tamaño casi igual. El diámetro antero-posterior es de 9 milí- metros por 20 del transversal. El cuarto molar es muy parecido al correspondiente molar del Lestodon triganidens, pero es, en comparación con los anteriores, relativamente más grande. Su diámetro antero-posterior es 17 mm. y el transversal 18. El espacio que ocupan los cuatro molares es 55 mm. — 195 — En esta misma formación, pero en otro jtaraje, he encon- trado unas vértebras de un Gravígrado, (|ue por su tamaño puede pertenecer á este género. GLYPTODONTIA Propalaehoplophorus informis, sp. n. De esta especie he encontrado una mitad de mandíbula in- ferior, una vértebra cervical y una caudal ; un fémur y una libia incompleta; un metatarso y una cantidad de placas de la coraza. A juzgar por estos restos, la presente especie era más baja que el Propalaehoplophorus austraUs. L,a mandilnila inferior es en las dos especies de igual largor, pero de rama horizon- tal más baja. El pi'imer diente es en Propalaehoplophorus atis- tralis casi cilindrico y mide 4 mm; en la presente especie el correspondiente diente es alongado, de cara lingual convexa y cóncava en la labial; tiene G mm. de diámetro antero-poste- rior, por 3 de transversal. El segundo diente también es más grande y de forma distinta; mido antero - posterior 9 mm. por 4 transversal en vez de 5 por 3 como el P. niistralis. La cara lingual es muy convexa y la labial casi derecha con dos lige- ras ondulaciones. E\ tercer diente es en las dos especies del mismo largor, pero en la presente especie es más gruesa; tiene en la parte posterior 6 mm. de ancho en vez de 4. El siguiente diente es también del mismo tamaño, pero tiene un surco an- terior en la cara lingual bastante marcado, lo que no sucede en el correspondiente diente de la mandíbula del P. anstralis que tengo á mi disposición. Los otros dientes no están bien conservados. El axis anquilosado con las otras vértebras cervicales es más chico en Propalnehoplophorus informis que en P. ausfralis; las facetas de la articulación con el atlas, son de forma más redonda y bastante más chicas, lo mismo que la faceta del pro- ceso odontoidens, que también es más saliente. El fémur es tan grueso como en el P. austraUs, pero más corto y sumamente arqueado por el costado interno. El metatarso que corresponde al cuarto dedo del pié izquierdo, es más delgado y más largo que en la especie anterior: su largor es en la parte superior 26 cm. y el metatarso de P. aus- traUs, medido en la misma parte, tiene apenas 21 cm.; en cam- bio, este último, es mucho más grueso; mide en la diáfisis 14 milímetros y el otro sólo 10. Aun más grande es la diferencia en las cabezas articulares. Las placas de la coraza son más — 196 — delgadas que en la especie F. anxlralis. Las liguras centrales de las placas se diferencian de esta última especie en el surco que demarca este centro, formando cantos agudos en vez de un cír- culo redondo y conservando una forma orbicular y no ovala como en el P. incisiviis. Propalaehoplophorus australis, Ameghino De esta especie lie encontrado varios pedazos de coraza de diferentes individuos. DASYPODA Prozaedius exilis, Amiíghixo De esta especie he encontrado un cráneo y algunas placas de coraza de un individuo y varios otros pedazos de coraza de otros individuos. Prozaedius proximus, Amhghino Esta especie está repi'esenlada por un pedazo de coraza. Proeutatus lagena, Ameghino He encontrado solamente placas sueltas de diferentes indi- viduos de esta especie. Prodasypus patagonicus, Ameghino También de esta especie he encontrado solamente ])lacas sueltas de diferentes partes de la coraza. Rev. del Museo de La Plata — ri)m.> iX S. ROTH : Apuntes sobre Geología, etc. EXPLICACIÓN DE LAS LAMINAS ,irii¡n:i 1. Perfil I i';ins versal ilesde Carinen ile Patagones hasta el lago Falkner. o II. Plano de orientación del Rio Negro y Rio Limay. » III. Panorama de las mesetas en el valle del Rio (JoUon-Cura con los Cerros Tabulares ( « Tafelgebirge » ) en el fondo. >i IV. Formación de tobas cretáceas atravesadas por lava en la región del Rio Caleuíii. » V. Formación de arenisca terciaria superior en el valle del Rio (^)uilquihue con la Sierra Cliapelco en el fomlo. » VI. Cráneo de Icochilux (incliad>/s: — I) Visto de lado: 2) Visto por la superficie palatina: ;-J) Visto por la parte frontal: 4) Visto por la parte occipital (tamaño natural). 1) VII. Fig. 1. Cráneo de Nesodonopsis BurcJihanUi: — a) Mamlíbula superior: /;) Mandibula inferior. » 2. Molares (in^ y m£) de Palyeidodon obtusum. » 3. Molares de Elipsodon Heimi. Rev.del Mus«i> de L« PUU — Tomo IX ;. ROTH Apuntn «obre Geología, etc. — Umini 1 PERFIL TRANSVERSAL DE CARMEN DE PATAGONES HASTA EL LAGO FALKNER ESCALA > I : ISOOOO ItíiiO Talkner LagofiJohijf !h ^asf^ ^^tfMWCÜFJ í-í>- A?ChiiChumja. g:^¿^-^^'^fPGg^ v>J^ tfg^^'i Rio CoUon CiuxL ^j^j=^ "^^K/^^B^^ /C^:ssr- - Nitei del maf Rio Collón Cura ¡contimiaaon I Angosin r<¡ íiedra RiUada Piedra de Águila A?Pidú Pican Uofii -Ntvel tfe.' mar A?PÍCÍU ñwnhfvfu innitnimcwn .' Bajada (alorada ^¡g¡^g¡¡^^g^^ mmmtmmm^É A^PiauíL^fu A^PicUn Leo fu (roníinuaoom Bq/ada Chocon. sokm. {UüiVenqtim. Trapo Colorada mil -^-^-^-^ ^ Trapo Colorado iconUnuoíioni C-y'Rocu Nmi f¡i:Ve¡'^l Chichinal Chichinal irmbnuaáoa/ Chilforo eotrm Owéle Owél CoTiesa iconlimuicüin I L"^ Sarmiento is km Carmen de fhf abones CRETÁCEO IMH TERCIARIO CUATERNARIO I I LAVA GNEIS PORFIRO PECMATITO GRANITO LIAS ? CUARCITO TOBA Y ARENISCA ARENISCA TOBA ARENISCA RODADOS andesitica >. oí fósiles con dinosaurios cuarzosa con fos terrestres gris palagonicos marinos con fos.msnnns y depos. marinos delRio Nearo y dcpos glaciales Rev. del Museo de L* P1»U — T.'mo IX S. ROTH Apun te» sobre GeolOEta. etc. — l^ámina |[ K \\- 7 0" edra de Águila - 7 " 1 -"V / Babia Blanca [ Fortin/Uno ^^''■^ Q ^^ V. \^ ^~^.Choele-Choel ^^0 ^x \Tragiia Tragua a. 1 \ \. V i ^''^^ • í'- Mercedes -A ll \_ Tíegro Muerto / ^/ | ^V'^'^'v-*^.^''-^ Conesa i«n,=ca,.. / hd 1 Junin de los Andes\? nA XV^J^^C'ír V ■íC/"^ Piedra ■ó^-^ i . 1 1 Ang^osturá' >' 1 PLy RIO N \H0 DE ORIENTACIÓN EGRO Y RIO LIMAY /^ V \ \ t-i \.Pringles 1 £=< , — - — X ^N^ / ® ^X Carmen dé\Patagones / ^ 1 ESCALA = 1 : 2000 000 GOLV o ^^N y~- ^ S"! tJV A, "t \ A S s 1 1 1 L 12" 70- Gfi° Oeste de Grpenwich 6G" 6 4" 6 2- i Rev. del Museo de La Plata — Tomo IX S. ROTH; Apunten sobre Geología, etc. — l.ímina 111 I Rio Collon-Cura Rio Collon-r.ura r;hapclc( Rio guilquihiré ,í--'if. r, ■■- . '■^'^^^^"=^t^»yr^QGt-.. "'^i^^- Panorama de las mesetas en el valle del Rio Cotlon-Cura con los Cerros Tabulares i«Tafelgebirse»l en el fondo X3 O O) o- o 5 o . Q. . O •«* en '•^ _^ O o i3 iC o « ^ cu c Q. ré O o c D X O o. o § - p o ^ §■ U ;: íl. o RAPPORT PRÉLIMINAIRE EXPÉiiiTioN oéoloí;i(}iíe um LA mm mm SITUF.E ENTRE LAS LAJAS (Argentine) et CURACAÜTIN (Chili) (38—39° LATITLDE SUD) PAR D^ CARL BURCKHARDT GÉOl.OGUE DE LA SECTION D'eXPLORATIONS NATIONALES AU MUSÉE DE LA PLATA Avec un profil transversal de la CordilK-re et trois planches Tumo IX RAF-PORX PRELIN4INA.IRE EXPÉDITION GÉOLOGIQUE DANS LA REGIÓN ANDINE SITUÉE ENTRE LAS LAJAS (Argentine) et CURACAUTIN (Chili) PAR Dr. CARL BURCI^HARDT GÉO LOGUE DE LA SECTION d'eXPLORATIONS NATIONALES AU MUSÉE DE LA PLATA A. DESCRIPTION DES ROUTES ( Voir la cartc de la planche I ) Partí le 2 2 novetnbre i 897 de Buenos Aires en compagnie de mon collégue M. le docteur Leo Wehrli, j'aurais dú faire partie de l'expédition géologique qui devait, selon les instructions, se diriger au Lac Nahuel- Huapi et vers la región située entre ce lac au sud et le Biobio au nord. Retenu deux mois a Valparaíso, par une maladie assez grave, je ne pus me mettre en route que le 9 février 1898. M. le Dírecteur me donna alors l'ordre de partir aussitót par Temuco pour Junin de los Andes, oú mon collégue devait m attendre pour faire ensuite des études dans la región des lacs Lacar et Tromen et du rio Biobio. J'arrivai le 19 février i8g8 k Junin de los Ancíes, oú je ne trouvai ni M. Wehrli, ni des nouvelles de son expédition. Aprés cinq jours d'attente, je résolus d'aller travailler seul. Cette ré- solution fut prise en vue du peu de temps d'été restant; j'éprouvai aussi le plus vif désir de pouvoir enfin me mettre en route, aprés tant de se- maines perdues a Valparaíso. Heureusement je réussis a reunir tres vite les éléments nécessaíres a mon expédition. Comme champ de travail j'avais choisi la región située entre Las La- jas et Curacautin, soit la contrée mentionnée en dernier lieu dans nos instructions. J'espérais pouvoir étendre les études jusqu'á Test de Las (^) La premicre partie de ce rapport a pour but d'exposer les résultats purcment scienli- fiques de mon voyage, tandis que la seconde traitera de leur application á quelques questions de limites entre le Chili et la Rcpublique .argentine. — 2U(J — Lajas et réussir ensuite a tracer le profil transversal complet de la Cor- dillére. Voyageant avec mon assistant Teófilo Gerber, trois péons et qua- torze animaux, par Quillcn. Aluminé^ Gayetué. Pino Hachado.^ Haichol et complétant mon équipement au campement Gayetué de la IV Com- mission de limites et á Las Lajas, je suis arrivé le 7 mars á Varroyo Leucullin (a l'est dn campement militaire de Las Lajas). La j'ai commencé le travail sérieux en étudiant dans les sept jours suivants la región située au novd et ¿1 l'est de Las Lajas et le grand platean qui separe la chaine de la Vaca Muerta de celle de Pino Ha- chado. En allant successivement de l'est á l'ouest, j'ai commencé, le 1 3 mars, l'étude de la chaine de Pino Hachado á Haichol et gráce au temps splendide, qui permettait un travail continué, j'ai terminé les recherches dans cette chaine. prés de Liiicura, le 2 3 mars. Selon les instructions, je devais étudier tout spécialement les envi- rons de VArco. Dans ce but j'ai dressé les tentes d'abord prés du col de I'Arco et ensuite á le-xtrémité oriéntale de la Laguna de I' Aluminé. Malheureusement, six jours de neige et de mauvais temps ont ra- lenti lá de beaucoup le travail scientifique, de sorte que ce ne fut que le 7 avril que j ai pu partir pour la vallée du Biobio en retournant par le méme chemin du col de 1 Arco. Comme la vallée nommée Paule, arrosés par Farroyo Panciinto (affluent gauche du Biobio entre la lagune Gayetué et le rio Longuimay) paraissait offrir un profil clair de cette partie de la Cordillére, j'ai installé lá le campement pour huit jours. L'étude du bord sud du Rio Lonqui- may, dans les environs de la Comisaria, compléterait mes observations. Le 17 avril, je suis parti du rio Lonquimay pour aborder l'étude sommaire de la chaine occidentale et, par le col de Malalcahuella. je suis arrivé á Victoria, oú se terminait l'expédition, le 2 2 avril. Enfin par Santiago, Cumbre deUspallata, Mendoza, je suis retourné á La Plata le 9 mai 1898. Je fais un devoir d'affirmer que la partie occidentale de mon profil, entre Teghelmallin et Curacautin est la moins bien étudiée de toute la partie traversée. La neige prématurée empécha l'étude des hautes parties. surtout du volcan Lonquimay; et l'insuffisance de mes éléments ne me permit pas de m'iiiterner d'avantage dans les régions basses, couvertes de bois et d une triste célébrité, comme Ion sait, par la présence des brigands. Cependant j'ai pu acquérir dans cette partie les fondements in- dispensables pour lever le profil transversal complet de la Cordillére. En somme j'ai passá cinquante jours dans mon champ de traxail proprement dit; de ceux-ci, sept ont été des jours de marche: sept des jours — 201 — de marche et de travail en mémetemps; vingt-trois des jours entiérement voués á la science, tandis que trei'ze n'ont permis aucun travail soit par une pluie continué, soit par des tempétes de neige. Quil me soit permis de remercier ici tous ceux qui m ont prété leur aide, sans laquelle je n'aurais pas pu réaliser cette expédition ; je nomme : M. J. M. Bernichan, majordome de la IV Commission deli- mites; iMM. les officiers du 2""^ régiment de cavallerie á Las Lajas et tout spécialement M. le major E. Roldan; M. Juan Iturra, á Junin de los Andes, et M. E. Lynch Arribálzaga, secrétaire de la Commission argen- tine de limites. B. APERgU PRÉLIMINAIRE DES RÉSULTATS GÉOLOGIQUES ( Voir le profil, planche 1) Le présent rapport ne pourra certainement donner qu'une idee genérale de la región explorée. C'est la tache du travail définitif, que je compte publier dans les «Annales du Musée de La Plata», d'oft'rir aux géologues des renseignements aussi complets que possibles bases sur une ctude approfondie de tous les matériaux réunis. Mon coUégue, M. le docteur Leo Wehrli veut bien se charger de la partie pétrographique du dit travail; le méme a eu la bonté de me communiquer sur les roches volcaniques de la región quelques renseignements qui seront utilisés dans les pages suivantes. La región, qui forme l'objet de ce rapport, se divise facilement dans les cinq parties suivantes, fondees aussi bien dans la structure géologique que dans les grands traits orographiques (voir la carte et le profil pl. I ). I . Les chaines orientales: — a) La chaíne de la Vaca Muerta, a Test de Las Lajas. b) La chaíne au nord de Las Lajas. 2. Le platean de Las Lajas. 3. La chaine de Pino Hachado. 4. Le platean de FAluminé. 5. La chaíne de Lonquima)': — a) La región entre les rios Biobio et Lonquimay. b) La región occidentale entre le Lonquimay et Curacautin. I . Les chainas orientales Le grand platean de Las Lajas est limité á l"est, nord-est et sud-est par des chaines relaíivement basses, peu accentuées et constituées entié- rement de sédiments méso^oiques faiblement plissés. — 202 — a) LA CHAÍNE DE LA VACA MUERTA ( Prolil E F, pl. I I Cette cliaíne qu¡ s'éléve á Test et au sud-est de Las Lajas, est for- mée par une j'oüte i7-cs réguliére de sédiments jurassiques et crétaci- ques. Au centre de cet anticlinal se trouve le gypse, accompagné de gres polychlores. A ees conches suivent vers Touest des gres et calcaires á Astartes et des calcaires ammonitiféres, qui représentent probablement le tithonique. Toutes les couches mentionnées paraissent appartenir au systéme jurassique, tandis que les gres et bañes d'huitres, qui for- ment les pentes occidentales de la chaíne. représentent probablement le terrain néocomien. 11 est tres remarquable que l'anticlinal de la chaine de la Vaca Muerta ne présente pas la direction du nord au sud habituelle des chainas andines, mais se dirige, au contraire, du nord-est au sud-ouest, amin- cissant ainsi le plateau de Las Lajas vers le snd. b) LA chaíne au nord de las lajas (Profil N O, pL I) Aux bords septentrionaux du Rio Agrio— de Las Lajas vers l'ouest — sobservent des faits tout-á-fait analogues á ceux que nous venons de décrire de la chaine de la Vaca Muerta. Lá aussi nous avons une serie de couches i urassico-crétaciques formant un anticlinal peu ondulé. La serie des couches commence au Rio Agrio avec des calcaires etgrés á Lingula et Perisphinctes. Plus haut viennent des couches á ammonites tithoniques, d'autant plus intéressantes, qu'elles refutent d'une maniere complete la théorie de Neumayr, selon laquelle le facies alpin du juras- sique ne devrait pas exister au sud du 22'^ degré latitude sud. Et ici nous pouvons recueillir une faune tithonique á 38°3o' latitude sud! Les calcaires sont superposés par des marnes verdátres et des gres gris alternant avec de véritables bañes d'huitres, qui conliennent des Exogyra, Pinna et Panopaea. Ces couches, qui plongent tantót á Fouest, tantót á Test, en formant le toit de l'anticlinal jurassique, seront les re- présentants du néocomien. Vis-á-vis de Las Lajas se montre une conche néocomienne un peu difFérente: ¡1 v a lá des gres, marnes et calcaires pleins de bivalves. surtout de Trigonies, Pholadomyes et Ostracés. 2 . Le plateau de Las Lajas Quiconque descend de la chaíne de Pino Hachado vers Las Lajas est frappé d'entrer pres de Haichol dans une vaste plaine. Un grand pía- — 203 — teau, á ce qu'il paraíl, horizontal, s'étend de\ant ses j-eux; il a au moins quarante kilométres de largeur. C'est un véritable fragment de la pampa entre les chaines andines. A 1 ouest, il est limité par les cimss escarpées de la chaíne de Pino Hachado, tandis qu'á Test se voit le cordón bas des chaines orientales. J"ignore l'extension de ce platean vers le siid et vers le nord. je peux seulement mentionner qu'il s'amincit notahlement et d'une ma- niere brusqiie au nord de 1 Agrio et de Las Lajas. La surgit tout-á-coup la chaine oriéntale sans qu'on puisse voir á la rive droite de TAgrio au- cune trace qui pourrait étre regardée comme continuation australe des plis mésozoíques du nord de TAgrio. II }■ a la une faille qui forme la limite entre les chaines au nord de Las Lajas et l'Agrio et qui est sans doute en relation avec l'inflexion brusque de ce fleuve et avec sa direction de l'oLiest á l'cst au nord de Las Lajas. La constitution géologique du plateau de Las Lajas est bien simple. Les barrancas des fleuves montrent des éboulis stratifiés modernes. pro- bablement des dépóts d'un grand lac qui couvrait jadis la plaine. En d'autres endroits existent des nappes néovolcaniques formant quelquefois de petites collines surgissant 5a et lá de la plaine. La roche principale est un basalte feldspathique gris foncé, qui posséde, comme nous le verrons, une extensión extraordinaire dans notre profil. Une localité tres intéressante se trouve dans un affluent droit de 1 arroyo Lencullin. Lá une roche, probablement phonolitique, montrant descolonnes superbes, repose sur lesalluvions modernes citées. Les érup- tions ont done continué jusqu'á des époques peu reculées. 3 . La chaine de Pino Hachado La chaine de Pino Hachado, qui s eleve entre les plateaux de Las Lajas et de l'Aluminé, se compose de sédiments méso^oíqices plissés et de roches paléovolcaniques. aii-dessus desquelles s'étend une vaste nappe de basaltes. Les laves néovolcaniques se sont écoulées sur la montagne déjá formée, en couvrant les sédiments plissés en discordance apparente. Commeni^ons par un coup d'oeil sur les éléments primaires, fonda- mentaux de la chaíne, soit les sédiments plissés et les roches paléo^■ol- caniques. Les premiers affleurent á trois endroits distincts : prés de Haichol, a Pino Hachado et aux pentes occidentales de la chaine entre le col de Pino Hachado et Liucura. Dans les environs de l'estancia de Haichol, et de lá vers Test, se trouve une zone sédimentaire composée principalement de gres et de marnes noires schisteuses. Malheureusement, ees sédiments n'ont fourni aucun fossile. de sorte que je ne peux pas émettre ici une opinión fondee sur leur age. Cependant le voisinage de terrains jurassico-crétaciques — 204 — me fait croire que les gres de Haicliol appartiennent probablement aussi aux formations mésozoíques citées. Ces sédiments forment des plis tres visibles, surtout á Test de Haichol. La s'éléve une cima assez isolée (1469 m.), qui montre dans sa pente presque dépourvue de végétation, des bañes sédimentaires for- mant une belie voüte, compiiquée par une faiile tres apparente ("voir le profil CD). Cette voúte excite noire plus \if étonnement, car elle se dirige, per- pendiculairement aux c/iaines andines. de iest á l'ouest! Au-dessus de cette voúte se montre la nappe horizontale de basaltes en discordance frappante avec les couches sédimentaires püssées sousjacentes ( \oir protil CD). Un second alfleurement de terrains sédimentaires s'observe á Pino Hachado, entre le commissariat et le col du méme nom. Nous faisons lá la découxerte d'une roche caractéristique que nous connaissons deja de Texpédition antérieure et qui paraít s'étendredepuis la Bolivie jusqu'au lac Nahuel-Huapi O. Ce sédiment curieux, d"un intcrét particulier, qui passe avec les mémes caracteres pétrographiques par plus de vingt-cinq degrés de latitude, c'est le poudingue jurassico-crétacique , d'origine crupti\e en grande partie , et bien connu depuis longtemps de la Cum- bre de Uspallata et d'autres localités classiques de la Cordillére. A Pino Hachado, comme ailleurs. ce poudingue a pourbase une por- phyrite violet foncé; en outre, il est en liaison intime avec d'autres ro- ches éruptixes, surtout avec une roche porphyriqíie verte. La derniére localité de la chaine, oü ¡'ai pu observer des sédiments, se trouve á l'ouest du Paso Pino Hachado. Des calcaires schisteux gris foncés, á Ammonites probablement néocomiens, forment lá un anticli- nal transversal qui se dirige de Fouest á l'est. Ici done de nouveau — comme á Haichol — se montrent des plis perpendiculaires a l'a.xe de la Cordillére. Le basalte repose ici aussi en discordance apparente sur les sé- diments plissés ( voir le profil A B). Entre les roches paléovolcaniques. il faut citer en premier lieu un porphyre a orthoklase, brun foncé. Cette belle roche s'observe entre Hai- chol et Pino Hachado et á 1 extrémité occidentale de la chaine aux environs de Liucura. Une porphyrile se montre au nord de Pino Hachado, dans le voisi- nage de l'arroyo Tehuel-Nigliu. Son plongement anticlinal y fait présu- mer un ancien centre d'éruption. Les roches néovolcaniques possédent sans doute, vu leur extensión extraordinaire, la plus grande importance. La roche principale, un (') A Nahucl - lluopi selon Communications de .M. Wchrli. — 205 — basalle feldspathique '¿r\s foncé, cou\re presque toute la chaíne et ne laisse percer que (já et la les sédiments et les roches paléo\olcaniques déjá mentionnces. De la hauteur du col de Pino Hachado, cette nappe de basalte descend d'une part par Haichol ¡usquau platean de Las Lajas, duquel elle couvre des parties considerables; d'antre part, elle s'est versee vers l'ouest oú on la rencontre au-dessus des porphyres cites de Lin- cura. L'épaisseur de cette nappe est souvent assez grande par la super- position alternante et multipliée de conches de laves et de tuis poly- chlores. De belles colonnes s'observent en plusieurs endroits; ¡1 y a des series de colonnes droites, tres réguliéres, des bouquets et eventails magnifiques. L'éruption du basalte a eu lieu aprés les plissements de la Cordil- lére, ce qui est demontre par les discordances déjá citées entre les roches néovolcaniques et les sédiments plissés. D'autre part, elle a commencé déjá avant la fin de Tépoque glaclaire, comme je le démontrerai tout á rheure. Outre le basalte, ¡1 existe á l'arroyo Tehuel-Nigliu une roche néo- volcaniqíie plus acide probablement trachvtique, formant une cime volcanique. Cette roche perce la porphyrite déjá mentionnée et corres- pond, comme celle-ci, á un anclen centre volcanique qui s'est maintenu — á ce qu ¡1 paraít — dans cette región intéressante pendant des temps considerables (profil L-M, pl. I). La chaine de Pino Hachado présente beaucoup de phénoménes d"un intérét plutót general. Líne belle moraine termínale á Test du Paso Pino Hachado — dans une región aujoard'hui complétement dépourvue de glaciers — de- montre l'existence á'um période glaciaire. Sur cette moraine se trouve un grand bloc du méme basalte qui couvre la chaíne, pourvu d'une surface polie et de stries typiques provenant de l'action des glaciers. Ce bloc a un intérét tout spécial pour le géologue; il nous enseigne que l'éruption basaltique a commencé avant la fin de l'époque glaciaire et ensuite — comme le méme basalte, strié ici par les glaciers, repose ail- leurs partout en discordance sur les sédiments plissés — que le plis- sement principal de notre cordillére s'est ^terminé avant la retraite défi- nilive des glaciers. De grands éboulements ont eu lieu á Pino Hachado etdans la vallée du Tehuel-iNigliu. Dans les deux endroits, une partie de la nappe vol- canique s'est détachée et ses débris ont formé une multitude de pe- tites coUines dans les vallées, en barraní derriére elles les riviéres et en causant ainsi la formation de petits lacs, dont les traces se voient encoré aujourd'hui sous forme de surfaces planes á peu prés horizontales. 20G 4- Le plateau de 1' Aluminé Descendons la chaíne de Pino Hachado et montons le cerro Batea- Mahuida a Touest du Paso del Arco. Nolis nous trouvons la au milieu de la Cordillere: á Test s'éléve la chaíne de Pino Hachado, vers l'ouest s'étend la chaíne de Lonquimay avec les volcans isolés Tolhuaca, Lon- quimay, Llaimas et Lanin. Mais notre surprise est grande en regardant vers le sud: la on ne voit ni chaines ni montagnes isolées; au con- traire, il s'étend la une grande plaine a peu prés horizontale; c"est le plateau de l'Alumiué. Ce plateau s'étend de la Laguna Aluminé vers l'est jusqu'au pied de la chaíne de Pino Hachado, mesurant une largeur d'au nioins vingt kilométres. La pierre-ponce, qui le couvre, préte au paysage. presque entiérement dépourvu de végétation, un caractére bien monotone. L'érosion a mórcele le plateau en créant de véritables montagnes tabulaires á surfaces totalement planes et á flanes abrupts. Le Batea-Ma- huida méme, sur lequel nous nous trouvons, est une de ees montagnes tabulaires qui donnent au paysage un aspect particulier, en nous faisant oublier que nous nous trouvons au milieu d'une grande chaíne de mon- tagnes. Ce plateau singulier est constitué dans ses partios supérieures par une nappe ncovolcanique ., dont la roche principale est le méme basalte que nous connaissons déjá de la chaíne de Pino Hachado. Au-dessous, on observe du granit; a l'extrémité oriéntale du lac Aluminé, il con- tient de la hornblende, deux sortes d'orthoklase, beaucoup de quartz et des grenats ; plus á l'ouest, prés de l'embouchure de Tarroyo Arco, il ressemble á certains granits des Alpes (granit de Canaria) et est accom- pagné de diorite. Vers le sud, on peut suivre le plateau de l'Aluminé, par Pulmari et Quillen jusqu'á Junin de los Andes. J'ignore s"il continué au nord de Liucura ou s'il se termine dans cette región. En tout cas, il est aminci de beaucoup vers le nord, car, prés de Liucura déjá, se rapprochent sen- siblement les derniers plissements de la chaíne de Pino Hachado et les plis de la rive gauche du Biobio, qui appartiennent á la chaíne de Lon- quimav. 5 . La chaíne de Lonquimay Je comprends sous le nom de chaíne de Lonquimay toute la región andine á l'ouest du Biobio. Elle se divise facilement en deu.x parties assez distinctes par leur constitution géologique. La premiére concerne la región entre les rios Biobio et Lonquimay; la s'observent des granits en contad avec des sédiments jurassiques plissés. Les 7-oches néovolca- niqíies, qui y font complétement détaut, réaparaissent au contraire dans la partie occidentale de la chaíne, entre le rio Lonquimay et Curacautin. t — 207 — a ) LA RKGION ENTRE LE KIO BIOBIO E T LE RIO LONQUIMAY Ce qui donne á cette región, que j a¡ surtout étudiée aux environs de Varroyo Pmicunto, un caractére tout special, c est la présence d'iin massif considerable de granil qui a percé des conches sédimentaires. Le granit contient beaucoup de biotite, peu de hornblende et de quartz ; il forme des cimes á parois blanches, qui contrastent par leur coüleur déjá de loin des sédiments superposés. Ceux-ci, des calcaires schisteux noirs, obtiennent par la décomposition une couIeur rouge fon- cée. Cette différence de couleur donne au paysage un aspect particulier, d'autant plus prononcé par les phénoménes intéressants de contact entre les deux roches. Le granit blanc a percé les sédiments en y envoyant des milliers de lilons et en enveloppant des fragments arrachés du cal- caire. II sera dilficile de voir un phénoméne géologique plus net et plus beau que ees parois de granit blanc qui contiennent de nombreuses len- tilles et fragments sédimentaires rouges de toute grandeur. Ces phénoménes de contact ne peuvent s'expliquer qu'en admettant que Véruption du granit ait eu lieu apres la formalion du calcaire. qui a été percé, partiellement enveloppé et probahlement métamorphisé par la roche éruptive. L age de ce calcaire, ne peut pas étre lixé la oü nous observóos le contact décrit, manquant complétement de fossiles caractcristiques. Mais, heureusement, nous pouvons obtenir la réponse a cette question d'áge en étudiant le projil de la rive droite du rio Lonquitnay. La nous trou\ons la continuation des sédiments décrits; le calcaire noir réapparaít, en al- ternant cette fois avec les couches jurassiques fossiliféres. Une belle voúte, a Test de la Comisaria Lonquimay, est formée par des marnes noires a Macrocephalites macrocephalum, des couches a Cidarites et le poudingue caractéristique — déjá rencontré a Pino Hachado — contenant des dé- bris d'une porphyrite violet foncé et d'autres roches éruptives, notam- ment diabasiques. En connexion avec ces roches, on observe une por- phyrite verte avec de grands feldspaths en tablettes de deux a quatre centimétres cubes, que nous avons déjá sígnales comme compagnon typi- que du poudingue dans notre rapport de l'année passée. De ces observations resulte que le calcaire noir de Pancunlo appar- íienl á la formalion jurassique et que par suite l'érupíion du granit ne peut pas avoir eu lieu avant la fin du jurassique. Les roches graniti- ques jeunes, déjá citées d'autres localités andines, se retrouvent done dans notre champ d'étude. A Test de notre región, aux environs du Biobio, s'observent des sédiments d'un inlérét tout spécial. Ce sont des gres á bivalves et des couches remplies de Litorinelles et d'autres mollusques. Ces couches a Litorinelles font partie des plis andins en plongeant \-ingt á trente degrés — 208 — vers l'est. L'étude détaillée des fossiles qu'elles contiennent fixera leur age; si elles appartiennent aii tertiaire — comme je suppose — elles pour- ront noLis donner des renseignements tres précieux sur 1 age du plis- sement andin. b) LA REGIÓN ENTRE l.E RIO LONQUIMAY ET CL'PACAUTIN Les roches néovolcaniques jouent dans cette región un role prépon- dérant. Un basalte feldspathique gris foncé, probablement identique avec la roche basaltique qui couvre la chaine de Pino Hachado et une grande partie des deux plaieaux, s'observe presque partoutdans ees mon- tagnes boisées á formes peu accentuées. A cette roche s'ajoutent des tufs et de la pierre-ponce, qui couvre toute la hauteur du col de Malalcahuella. La forme intacte des cónes volcaniques qui s'élévent ^á et la sur cette chaine, fait présumer que l'éruption des roches néovolcaniques a eu lieu dans des temps tres modernes. Alors la lave est venue se versen sur les plis préexistants, couvrant d'une nappe immense soit des pou- dingues jurassiques (entre le rio Lonquimay et Teghelmallin et á l'est de Malalcahuella) soit des porphvrites paléovolcaniques (a l'ouest de Malalcahuella). 6 . Resume des observations géologiques Aprés la description régionale precedente, je tácherai d'otírir au lecteur un resume des principaux faits acquis jusqu'á présent. Les terrains sédimentaires se rencontrent dans les trois chaines, forment entierement la chaine oriéntale, et percent qk et la sous la nappe néovolcanique dans les deux chaínes de Pino Hachado et de Lonquimay. lis appartiennent presque exclusivement aux terrains jurassiques et cré- taciques. Quant au ¡urassique, on est frappé par la grande analogie qui existe avec les régions plus au nord, visitées par nous l'année passée. On retrouve le gypse en compagnie de gres polychlores, les conches á am- monites calloviens, les calcaires foncés tithoniques et surtout le poudin- gue suprajurassique avec tous les caracteres observes au nord. Les conches tithoniques sont théoriquement plus importantes encoré que celles que nous avons observées Tannée passée, parce qu'ici — au degré 3 8,3o latitude sud — elles réfutent d'une maniere beaucoup plus énergique encoré la théorie climatérique des temps jurassiques émise pas Neumayr. Les conches ammonitiféres du jurassique se retrouvent dans toute la región parcourue, prouvant ainsi que la mer des temps jurassiques a envahi ici toute la región andine actuelle. — 209 — D'autre part. les gres néocomiens á Ostracées et á nombreuses bival- ves — dépóts typiques du litoral — ne se irouvent qu'au bord oriental de la Cordillére actuelle, dans les environs de Las Lajas. L'examen paléontologique pourra jeter de la lumicrc sur un sé- diment intcressant. qui se trouve, plissé lui-méme, au milieu des plis andins prés du Biobio : les conches á Litorinelles. Si láge tertiaire de ses couches s'atTirme par l'étude des fossiles, on pourra fixer 1 age du plissement de cette partie de la Cordillére. Entre les roches éruptives, nous avons á citer en premier lieu les granits et les roches paléovolcaniqíces . Le granit se présente sous deu.\ formes: 1 une affleure dans la re- gión de l'Aluminé en formant la base du platean interandin; c'est un granit á hornblende avec des orthoklases, beaucoup de quartz et du gre- nat. L'autre, un granit á biotite avec peu de hornblende et de quartz, forme le massif granitique de Lonquimay, qui a percé les couches ju- rassiques preexistentes et en a enveloppé des fragments arrachés, prou- vant ainsi 1 age relativament jeune de l'éruption granitique. \J[~i porphyre proprement dit, á orthoklase, se montre au centre et á l'ouest de la chaíne de Pino Hachado; des porpliyrites variées, quelque- fois en connexion intime avec les poudingues jurassiques, affleurent dans les chaines de Pino Hachado et de Lonquima)'. Les roches néovolcaniques jouent un role tres important dans notre profil. La plupart appartient á un basalte feldspathique gris foncé, cou- vrant sous forme d'une nappe immense non seulement presque toute la chaíne de Pino Hachado et la partie occidentale de la chaine de Lon- quimay. mais aussi des parties considerables des deux plateaux inter- andins. L'éruption de ce basalte et la formation de son immense nappe appar- tient A des temps relativement modernes. La discordance apparente, qui existe entre les nappes et les sédiments plissés soujacents, prouve claire- ment que les plis andins étaient déjá formes avant l'éruption des ba- saltes. D'autre part, nous avons constaté des polies et de stries glaciaires sur un bloc basaltique (á l'est du col de Pino Hachado), ce qui de- montre que l'éruption avait déjá commencé avant la fin de l'époque glaciaire. Un tuf phonolithique qui couvre des alluvions modernes, prés de Las Lajas, s'est formé sans doute dans des temps tres récents. De méme les cunes magnifiques des volcans de la chaine de Lonquimay, que l'érosion n'a pas encoré entamés du tout, sont des témoins irre- futables de la jeunesse du volcanisme. On peut done déduire de ees faits que la formation des roches •néovolcaniques a commencé avant la retraite des glaciers et continué incessamment jusqu'á nos jours. — 210 — Le trait principal de la tectonique de notre profil est sans doute la ramification de la Cordillére en trois chaiues et l'existence de átux pla- teaux interandins entre ees chaines. Les plis, qui forment les trois chaines et qui sont visibles la oü une interruption de la nappe néovolcanique nous permet d'observer les sédiments soujacents, sont, en general, des anticlinaux assez faibles et simples avec peu de complications par des failles. Une particularité de ees plis est á remarquer avant tout: leur direction tres souvent trans- versale, allant de Test á rouest, et par suite perpendiculaire aux axes des chaines andines. Pour aborder la question d'origine des plateaux interandins qui sont certainement á regarder comme des zones sans plissement, il faiit, selon ina conviction, teñir compte d'abord de la direction anormale des plis dans leur voisinage et ensuite de la présence d"un massif granitique con- siderable au-dessous du platean de l'Aluminé. La meilleure explication de Torigine des plateaux me parait alors celle qui admet que des massifs considerables de granit, existant lá oü nous trouvons aujourd'hui les plateaux, ont opposé tant de résistance aux torces orogéniques, qu'ils ont empéché le plissement dans leur domaine et forcé les plis du voisi- nage de s'adapter á leurs contours irréguliers, ce qui a eu lieu quelque- fois par des fractures et tres souvent par des courbures et inflexions des axes des plis. En considérant la Cordillére entiére de notre región, nous voyons qu'elle posséde une sinicture ^onaire et asymmétrique tres prononcée. Cela ressort clairement de notre profil, qui montre de Test a l'ouest les zones suivantes: I . Une zone sédimentaire jurassico-crétacique á plissements simples (les chaines orientales) ; 2. LIne zone sans plissement, couverte de roches néovolcaniques (platean de Las Lajas) : 3. Une zone de plis mésozoíques et de roches paléovolcaniques, surmontées par une nappe basaltique (chaíne de Pino Hachado) ; 4. Une seconde zone sans plissement formée par du granit et cou- verte de laves néovolcaniques (plateau de l'Aluminé); 5. Une zone de plissements jurassiques avec un massif granitique considerable (partie oriéntale de la chaíne de Lonquimay); et enfin 6. Une zone de basaltes avec des centres éruptifs reposant sur des plis jurassiques et des roches paléovolcaniques (partie occidentale de la chaine de Lonquimay). Enfin nos études pourront jeter quelque lumiere aussi sur la ques- tion importante de I age des püssemenls andins. — 211 - Des polies glaciaires sur un bloc du méme basalte, qui couvre en discordance les plis de la chaíne de Pino Hachado, démontrent que le plissement andin principal de notre región s'est terminé déjá avant la retraite définitive des glaciers. Les couches a Litorinelies représentent probablement les plus jeunes sédiments plissés de notre cordillcre. Leur age — a fixer par l'étude pa- léontologique— pourra done d'autre part déterminer le commencement du phénomene orogénique. Notre travail définitif á l'aide de nombreuses photographies aura la tache d'exposer les phénomenes de géologie genérale. II traitera des dépóts glaciaires, éboulements, ancienslacs, terrasses d'alluvion, anciens cours d eau, etc., etc. — des matiéres que nous n'avons pu qu'aborder dans le présent rapport. Ce travail définitif offrira, je lespére, un coup d'oeil general sur la géologie de notre champ d'éíude et pourra contri- buer ainsi á la connaissance géologique de la región andine australe offrant tant de problémes intéressants et cependant si peu connue jusqu"á nos jours. II .4. LA GÉOLOGIE DES ENVIRONS DE LARGO I . La prétendue unión des chaínes au Paso del Arco Jiisqu'á nos jours on a prétendu maintes fois que les chaínes de Pino Hachado et de Lonquimav s'unisseni á l'Arco-. La prenniére des chaínes citées devrait, selon cette opinión, trouver sa continuation aus- trale dans un cordón transversal, qui — dirige de Test á l'ouest — pas- serait par le Paso del Arco en se reliant á l'ouest avec la chaíne de Lon- quimay. Pour juger cette question , montons d'abord la cime oriéntale du Batea-Mahuida ( 1745 m.). A nos pieds s'étend le grand platean de l'Aluminé. Nous le voyons comme une imrnense plaine horizontale entre Textrémité oriéntale du lac Aluminé et la chaíne de Pino Hachado. Vers le nord , il se laisse facilement poursuivre jusqu aux environs de Liucura, et nous reposons sur une de ses parties typiques. Le Batea-Alahuida — si caractéristique par sa forme tabulaire á surface enticrement plañe — se trouve au mi- lieu meme du grand plateau , qui acquiert ici des hauteurs considerables. Nous pouvons done suivre le plateau de FAluminé du lac Alu- miné par le Batea-Mahuida et les environs du Paso de l'Arco jusqu'á Liucura. La chaíne de Pino Hachado aussi se dirige, en cordón elevé, du sud au nord et on la voit passer dans les environs de l'Arco sans qu'il ne s'en détache aucun rameau transversal. Dans les grands traits orographiques , il ne se montre done aucun fait qui pourrait démontrer la continuation de la chaíne de Pino Ha- chado par un cordón transversal et son unión a\ec la chaíne occidentale. .'\u contraire, á premiére vue s'imposent des impressions opposées á cette théorie. II en eit de méme si nous étudions en dctail la constitution géo- logique des environs de l'Arco. La existent des nappes néovolcaniques du mil-me hasalte. qui couvre partout le plateau de l'Aluminé, et dans aucun point nous pouvons rencontrer ni des traces de plis mésozoi'ques, s — 213 — ni des affleurements paléovolcaniques : éléments constitutiís des cliaines de Pino Hachado et de Lonquimay. 11 est évident que ees éléments ne manqueraient pas en cas de l'existence d"un cordón transversal. La tbéorie de l'union des c/iaíne.i á I Arco par un cordón transver- aal se írouve done en opposition apparente avec ioiis les faits orograplü- qiies el ge'ologiqíies. 2 . Le divortium aquarum et l'ancien cours d'eau du Paso de l'Arco (pl. II, lig. 2, et pl. III I A la hauteur du col de l'Arco et á l'endroit mcme du divorliiim aquarum actué!, s'élévent quelques petites collines de forme oblongue, mesurant une hauteur d'environ trente a quarante métres (voir pl. III, figure I, les collines designées avec un «m»). Elles sont couvertes de grands blocs angulaires, formes en partie par un basalte feldspathiqLie, qui se trouve au.\ environs méme du col. En outre, on voit des blocs granitiques et dioritiques qui n'affleurent pas dans les alentours. La constitution de ees collines prouve done leur origine dúe aux glaciers: ce sont des moraines superficielles typiques. Ces collines morainiques, qui forment un petit cordón transversal, marquent actuellement l'endroit du dh'orfimn aquarum. Les eaux de leurs flanes nord se jettent dans le Biobio; celles du sud forment au contraire l'arroyo de l'Arco. II y a done une relalion apparente entre les moraines et le divortium aquarum actuel: les premieres étant évidemment la cause primaire du second . Lá oii les collines sont en discontinuité s'est établi un divortium aquarum tres intéressant. On observe alors (phot. 3, pl. 111) une sur- face tout-á-fait plañe, couverte d'un inarécage. qui forme la ligne de séparation ¡nterocéanique; insensiblement on peut passer du domaine de l'Atlantique a celui du Pacifique. Les eaux y travaillent encoré main- tenant; elles luttent ensemble pour obtenir un plus grand domaine et chaqué petit changement météorologique peut amener ici une dislocation de la ligne divisoire des eaux. Aussi j'ai observé plusieurs ravins en voie de formation. Nous avons vu que le divortium aquarum actuel, coíncidaní a\ec les moraines, se trouve aujourd'hui au haut de l'Arco. Des anciens dé- póts d'un grand Jleuve. qui se trouvent dans la vallée de I Arco, démon- trent que cet état actuel des choses ne date que d'une époque peu re- culée. Ces dépóts, repartís irréguliérement dans la vallée supérieure de l'Arco (voir carte, fig. 2 de la pl. II), consistent en un amas de blocs. Tumo I.\ I 6 — 214 — bien arrondis et de toute f^randeur (voir phot. i , pl. III). On y trouve principalement des granits, des diorites, des congiomérats et des cal- caires noirs jurassiques. Toutes les roches citées n'affleurent pas dans le voisinage de l'Arco actuel ; on les retrouve. aü contraire. asse:; loin xurínuí dans les chaines occidentales . Ainsi nous avons pu constater á Lonquimav le conglomé- rat et á l'arroyo Pancunto le calcaire noir jurassique. Outre ees roches, il y en a qnelques unes qui sont identiques avec celles du voisinage immédiat de l'Arco (roches néovolcaniques) et d"au- tres dont nous ne connaissons pas le lieu d'origine par manque d'ob- servations relatives. Ces dépóts, composés de pierres roulées en partie inconnues dans le voisinage immédiat, ne peuvent pas avoir été formes par l'Arco actuel: ils démontrent, au contraire. qu un grand Jleuve venant de l'ouest a jadis passé par la región de l'Arco. L'aspect general de la vallée large et étendue de l'Arco actuel con- firme cette conclusión (voir pliot. 2. pl. 111). Ici se pose la question. si nous ne pouvons pas fixer dune maniere plus precise le lieu d'origine de ce grand fleuve. En descendant de l'Arco dans la vallée supérieure du rio Biobio. nous sommes trappé par les grands systémes de íerrasses d'alluvion qui s'étendent dans cette vallée (voir phot. 4, pl. III). On peut facilement discerner une terrasse basse. dans laquelle le rio a creusé son lit actuel (l. \. phot. 4, pl. III) et une terrasse haute occupant un niveau d environ deux cents métres au-dessus du fleuve. Cette derniere posséde une extensión tres grande et la ligne droite de sa superficie s'aperi^oit deja de loin (t. III, phot. 4, pl. III). Entre ces deux systémes de terrasses, il en existe encoré d'autres dans dilíérents ni- veaux (p. ex. t. II, phot. 4, pl. III) et a la rive droite — justement dans la región de l'Arco — ■ se montre une terrasse qui s'éléve á des hauteurs encoré plus considerables que la haute terrasse déjá citée (t. IX, phot. 4. pl. III ). Ces terrasses accompagnent le Biobio vers le nord, et j'ai rencontré encoré au nord de l'arroyo Liucura des éboulis fluviátiles sur une hau- teur d'au moins deux cents métres au-dessus du niveau actuel du fleuve. Toutes les terrasses sont constituées par des matériaux analogues á ceux que nous avons sígnales des anciens dépóts de l'Arco ; nous y re- trouvons le granit, la diorite et d'autres roches. On sait que les terrasses fluviátiles représentent des restes d'anciens tonds de vallées, que la fleuve a entamés de nouveau en détruisant et charriant ainsi ses propres dépóts des temps antérieurs. Les terrasses du Biobio, en partie tres élevées, nous prouvent done — 215 — d'une maniere irréfutublü que ce fleuve occiipait jadis un nivean bien plus iiaut qu'aujourd'hui et coulait alors de 200 á 3oo metras au-dessus de son ni\eau actual. En vue da ce fait, on n'éprouve aucune difficulté á simaginer que le Biobio ait pu passer dans las temps recules par la vallée de l'Arco et se déverser par suite dans l'Atlanlique. Si nous réunissons tous les faits acquis, nous pouvons nous faire l'idée suivanta des phénoménes qui se sont probablement passés dans les en\irons da l'Arco: Le rio Biobio supérieur ('), occupant des niveaux beaucoup plus hauls que son lit actual (comme le demontre la hauta terrasse) a passé jadis par le col et la vallée de l'Arco actuel. Lá il a laissé ses traces sous forme d'anciens dépóts flu\iatiles. P^nsuite sont venus las glaciers, qui ont apporté les morainas du col da l'Arco. Celles-c¡ onl barré l'ancien cours du Biobio, na laissant plus passer ce fleuve par l'Arco. Alors le Biobio, abandonnant son ancien lit. s'est x'ersé \ers le nord formant l'in- flexion si apparente et si brusqua de son cours. .\ la hauteur actuelie du col de l'Arco s'est formé le divortium aquarum actuel. Fixé en ge- neral par les morainas, il est au/ourd'liui en partie siijet á des chan- ffeinents múltiples, gráce á la grande \'ariab¡lité das phénoménes d'éro- B. LA DÉFINITION DE LA CORDILLERE DANS NOTHE CHA.MP DE TKAVAIL Un des resultáis principaux da la premiére partie de ce rapport a été la constatation de trois chaines et entre alies l'existence de deux pla- teaux dans notre champ d'étude. Da lá ressort la nécessité d'analysar chacuna de cas chaines et da las comparar mutuellemant , si Ion veut obtenir une délinition fondea de la Cordillére. Les daux chainas da Pino Hachado et da Lonquimay montrent beau- coup danalogie entre ellas; il y a des traits géologiques importanls qui les posent en opposition apparente á la chaina oriéntale (chaine á l'est de Las Lajas ou de la 'Vaca Muerta). Nous pouvons résumer les traits fondamenlaux de la structure géo- logique, qui sont communs á la chaina da Pino Hachado et á calle de Lonquimay. comme suit: Dea plis suríout jurassiques relativcment simples et des roches palcovolcaniques sont couverts par une immense (') Pour prouver d'une maniúrc définilii'c que c'est le Biobio qui a passc par l'Arco, il fau- drait faire des eludes détaillces des terrasses du Biobio actuel et de leurs niveaux respectifs, ce qui m'ctait impossible par le manque de temps. Les travaux de la Commission argentino de limites pourronl probablement comblcr celte lacune. k — 21G — nappe d'un basalle feldspathique gris foncé. Les deiix c/iaines alíc/gnenl des hauteurs considerables el on y rencontre plusieurs cimes qui s'élévenl au-dessus de 2000 méíres. Ces traits communs opposent les deux chaínes citées á celle qui s'éléve au nord et á l'est de Las Lajas et que nous avons nommée chaíne oriéntale. Cette derniére se distingue de ceiles-lá par ses anticlinaux simples de terrains jurassico- crétaciques , par sa constitution entiére- ment sédimentaire, par l'absence totale de roches néovolcaniques et par les hauteurs peu considerables de ses cimes. Elle est , en cutre, séparée des autres par le plateau large et étendu de Las Lajas. Nous vovons done la chaine oriéntale en opposition apparenle avec les deux autres chaines : elle sen distingue par la simplicité de sa slruc- ture géologique et par son clévation peu considerable . Les rapports entre la chaine oriéntale et les deux autres sont analo- gues á ceux qui existent entre le Jura suisse et les Alpes. On sait que le Jura se distingue aussi des Alpes par sa structure simple et par ses cimes relativement basses. Cependant, il y a une dilfé- rence beaucoup plus grande entre les deux chaínes européennes qu'entre les nótres; ce qui tient principalement á la structure des Alpes, qui est beaucoup plus compliquée que celle de la haute cordillére étudiée. On ne pourra done pas, comme en Suisse, désigner la chaine orién- tale avec un autre nom que les autres et la considérer comme chaine de montagne propre. Selon ma conviction, elle aussi doit faire partie de la «Cordillére dans le sens le plus étendu». Cependant les différences indiquées justifient sa séparation des deux autres chaines. Nous proposons done de la désigner comme la basse chaíne, tandis que les deux chaínes de Pino Hachado et de Lonquimay formeront ensemble la haute cordillére. Analvsons maintenant les deux chaines que nous venons de désigner comme haute cordillére pour déduire de cette étude la définition precise de la «Cordillére proprement dite». En premier lieu, se pose ici la question si la structure géologique nous permet d'envisager co'mme Cordillére proprement dite et principale l'une seulement des chaínes citées ou, en d'autres termes, si les ditíerences entre les deux chaines suflisent pour justitier leur séparation. Tandis que nous avons rencontre beaucoup de traits communs rela- tits á la structure genérale des deux chaínes, nous pouvons, dans les détails, énumérer assez de dijférences qui seront exposées dans les lignes suivantes. Entre les terrains séditnenlaires de la chaíne de Pino Hachado, nous rencontrons les gres de Haichol qui manquent dans la chaíne de Lonqui- may; en revanche, les conches á Litorinelles sont propres á la derniére. Le porphyre paléovolcanique est caractéristique pour la premiére chaine, tandis que le granit ne se trouve que dans la seconde. — 217 - Les roches néovolcaniques forment dans la chaíne de Lonquimay des volcans ¡mpo?ants qu¡ s'élévent á des hauteurs beaucoup plus con- siderables que les plus hautes cimes de la chaine de Pino Hachado. On voit qu'une étude détaillée géologique peut montrer assez de dif- férences entre les deux chaines ; mais 11 ne faut pas oublier que toutes les différences énumérées sont des caracteres de second ordre, qui ne troublent en rien la grande analogie genérale des chaines. II est vrai que certaines conches sédimentaires sont propres á Tune des chaines; mais, en general, ce sont des sédiments mésozoíques plis- sés qui forment, pour ainsi diré, le squelette des deux. Certaines roches volcan iques des deu.x chaines sont distinctes; mais, d'autre part, la grande nappe néovolcanique consiste dans les deux chai- nes en un basalte feldspathique. C'est done la méme roche qui couvre soit la chaine de Pico Hachado, soit celle de Lonquimay. 11 est vrai encoré que les centres volcaniques s'élévent a Lonquimay á de grandes hauteurs; mais une étude approfondie de la chaine de Pino Hachado, nous montre que lá aussi existe un anclen centre volcanique (profil L M, pl. I, arroyo Tehuel-Nigliu ), qui se distingue des volcans occidentaux seulement par sa forme orographique ; étant plus anclen que les volcans Lonquimav. Llaimas, etc., il est deja entamé et détruit no- tablement par l'crosion, tandis que les agents extérieurs ont laissé sub- sister a peu prés intacts les cónes majestueux des volcans de l'ouest. En outre, il ne faut jamáis oublier que les volcans de la chaine de Lon- quimay ne forment pas une chaine continué, mais seulement des cimes isolées surgissant qk et lá. D'autre pan, le phénoméne néovolcanique date des temps relativement modernes; il a commencé aprés le plissement andin et ses produits (les volcans et les nappes néovolcaniques) ne forment done pas partie de la structure primaire géologique de la Cordillére. Par la discussion de ees faits. nous venons ;i la conclusión que la géologie et l'orographie des chaines de Pino Hachado et de Lonquimay montrent bien des différences de détail, mais que ees difierences ne peu- vent pas troubler le fait bien fondé de leur analogie et équivalence com- plete dans les traits fondamentaux de la structure géologique. De lá nous arrivons au résultat que les deux chaines de Pino Ha- chado et de Lonquimav, equivalentes dans le sens orographique et sur- toul géologique, doivent étre considére'es comme parties de la Cordillére proprement dite de notre región. Ensuite, si Ion cherche une ligne géo- logique céntrale de la región, celle-ci doit passer par la ligne médiane du platean interandin de i Aluminé qui separe les deux chaines (voir fig. I, pl. II). Cette conclusión est conlirmée par un autre fait qui me parait pos- séder une importance particuliére. — 218 — Le poudin^uc jurassique. en relation intime a\ec les roches porphy- ritiques, joue dans beaucoup de ré^'ions centrales de la Cordillére un grand role. II compose presque entiérement les plus haiites parties de la Cumbre de Uspallata, de Tinguiririca, de la región du Planchón, etc., et peut étre consideré comme roche caractérisíique des sommités andines de ees régions. Done les parties andines citées oú affleure ce sédiment appartiennent sans doute á la Cordillére propremenl dilc. et forment en cutre leurs cimes les plus élevées. Si nous retrouvons niaintenant le méme conglornérat avec tous les caracteres identiques non seulement dans la chaine de Lonquimay (entre les rios Biobio et Lonquimay), mais aussi pres de Pino Hachado lentre le commisariat et le col), nous pouvons regarder ce t'ait comme affirmalion precise de notre conclusión , disant que non seulement la chaine de Lon- quimay, mais aussi celle de Pino Hachado, forment parlie de la Cordil- lére propremenl dite. (La figure i. planche i!, cherche á fixer les con- clusions auxquelles nous sommes arrivés ci-dessus.) Tout ce qui a éié exposé dans les lignes qui précédent se rapporte á notre champ détudes: de méme les conclusions, au.xquelles nous sommes arrivés, sont applicables seulement á cette región. Des études suivies dans des contrées voisines pourront seules démontrer jusqu'á que! point on pourra appliquer nos resultáis ailleurs. Le tait que la structure andine change au sud de notre región peut étre constaté par les tra\'aux de M. Wehrli, dans les environs de Junin et du lac Lacar. Lá, la Cordillére se trouve réduite á un cordón occi- dental qui est situé au sud de notre chaine de Lonquimay et qui, cer- tainement, est á regarder comme leur prolongation australe. Vers 1 est. s'étend une grande plaine sans aucune trace de chaine andine oriéntale. Le Cerro del Perro est un accident spécial et ne peut pas étre comparé avec notre chaine de Pino Hachado. II parait done que non seulement les chaines it l'est de Las Lajas, mais aussi la chaine de Pino Hachado ont disparu complélenient dans la latitude de Junin et que nos deux plateaux interandins rcunis for- ment lá la grande plaine oriéntale deja ciíée. Malheureusement presque toutes les donné.'s géologiques du nord de notre región manquent. .I'ai seulement pu constater: 1. Que les plis des chaines de Pino Hachado et de Lonquimav se rapproehent sensiblement deja prés de Liucura: 2. Que le platean de l'Aluminé atteint des hauteurs considerables vers le nord ; et 3. Que dans la región située au nord de la contluence des rios Lonquimay et Biobio. il ne se montre orographiquement plus rien du plateau, mais au contraire des erétes continúes semblent relier la chaine de Pino Hachado ¿i celle de Lonquimay. — 219 — De ees observations paraít rcsulter le fait que le platean de I' Alu- miné disparait rers le nord et que. par conséquení. les deux c/iaiiies de Pino Hachado et de Lonquimav s'unissent la. La c/iaine de Pino Hachado (et aussi les chaínes orientales) es I done probablcment ¿x considerer comme un ramean de la Cordillére qui s'é- léve de la plaine a une cerlaine disiance au nord de Junin de los Andes. qui atteint ensiiile rapidement vers le nord des hauteurs considerables et qui s unit avec les chaines occidentales au nord de Liucura. Comme ce rameau montre dans notre cliamp d'étude la mcme structure géologique et orographique que la chaíne de Lonquimav, nous devons conclure qii'il y fait partie de la Cordillére propremenl di te. La définition de la Cordillére de notre región sera done difFérente de eelle qui s'applique aux eontrées du sud, étudiées par AL Wehrli. De la il faut eonclure qu'on ne pourra rien généraliser sans des études préalables, et que seulemenl en allant étudier soigneusement 7'égion par región, on pou?-ra obíenir une idee juste sur lexíension de la Cordillére dans les latitudes différentes. La Plata, ¡uillct 1898. Db. Carl Burckhakdt. L Rev. del Museo Ouest cÚRACAUTli Niveaude'amer VAHEE IQMTÍUDlHALt de I-a Plaí* — Tome IX Dr. C. BURCKHARDT: Expédition g¿ologÍque — Pl . I ESQUISSE D'UN PROFIL TRANSVERSAL DE LA CORDILLERE ENTRE LAS LAJAS (ARGENTINEI et CURACAUTIN |CHILIj DU 38°au39° lat. sud par le W. Cari Burckhardt 1898 C H A I N E DE L O N Q U I M AY CHAINE DE PINO MACHADO yolaui Lonquiíiíay Wüalaúuutla : Paso MalalajJimUa LONguiMAY I I Ouest - -í*^.c^^ ^st I T^Tulmm, Río Conu^ami ,m \ Pasoól.Argerdms fTehuilXuilm ~J^__¡¡^,^^ PttÁle ' '" LIUCUfíA ' PINO HACHADO HAICHOL ' RioBwbut '< '''W? ComJsaria Fslqrulf/l RE P ARGENTINA CHAINE ORIÉNTALE Zst L AS LAJAS Ouesi Est "fnv"3TmTr ü Niu.d.tn "fíTv'dTmep TLATEAU DE UALUMINÉ ':" Eche 1 1 e 1 ■ 500 ooo Coliches á LUorineLlfs Créf-C c Jitmssique I 1 Gres suns fossiles Roches iie'ovo I cd ñiques GraniJ eí roches ¡uileovoh 71 O H Rev. del Museo de La Plata — Tnmc IX Dr. C. BURCKHARDT: Expédition géologique — Hl III I. Les anLiens il<;-i)ols d'iin graiid (leuve el ie> nioniines au Paso del Aren m = \foraines V.iüee siipérieure ilei Arco vers k- ?-iiJ j L^ l'ivMriuiLii aquiírum» actuel .lu Faso li-^l Aren m-* Directiim des eaux 4. Les terrasses d'alluvion du Biobio siinérieiir íi — t^= Terrasses rAI-LRRBS DBI Ml'SEO RAPPORT PRELIMINAIRE SUR MON EXPÉDITION GÉOLOGIQUE UANS LA CORDILLÉRE ARGENTINO-CHILIENNE DU 40" ET 41" LATITUDE SUD REGIÓN DU N AH U E L-H U API ) V A l< D" LEO WEHRLI GÉOLOGUE DE LA SECTION D 'eXPLORATIONS NATIONALES AU MUSÉE DE LA PLATA AVEG PLANCHE Tomo IX I 7 RAPPORT PRELIMIN AIRE SUR MON EXPÉDITION GÉOLOGIQUE DANS LA CORDILLÉRE ARGENTIf^O-CHILIENNE DU 40° ET 41° LATITÜDE SUD (REGIÓN DU NAHUEL- HUAPI ) PAR Dr. LEO WEHRLI GÉOLOGUE DE LA SECTION d'exPLORATIONS NATIONALES AU MUbÉE DE LA PLATA [. DESCRIPTION CHRONOLOGIQUE DU VOYAGE I . Départ pour Puerto Montt Notre zone d'exploration étant fixée pour cette campagne aux 40" et 4i°latitude sud de la Cordillére argentino -chilienne, nous quittámes La Plata, le 24 novembre 1897, pour passer au Chüi par Mendoza et Uspallata et commencer nos travaux par Textrémité ouest du cóté du Pacifique. A Mendoza, les fameuses institutions du chemin de fer Trasandino, que nous connaissions déjá depuis l'expédition de i'année derniére, nous ont retenus jusqu'au matin du i"'' décembre. C'est ainsi que jai eu le temps de visiter la región du charbon mediocre de Challao. Le 2 décembre, au soir, nous atteignimes Santiago avec Tintention de nous embarquer aussitót á Valparaíso pour Puerto Montt, port de la cote sud du Chüi, qui était designé comme point de départ pour notre expédition. A Valparaíso, mon coilégue M. le Dr. Charles Burckhardt tomba ma- lade. Nous avions déjá entrepris ensemble Fexpédition de la saison pas- sée C) et ce n'est qu'avec le plus grand regret que je l'ai dü laisser á Valparaíso, oú íl resta jusqu'au mois de févríer. J'étaís done seul pour díriger l'expédition, bien qu avec le concours aímable de M. Charles Bruch. photographe allemand du Musée de La Plata, qui m a beaucoup (^) Wehrli el Burckhardt: Rapport prcliminaire sur une expédition gcologique dans la (Cordillére argeniino-chilienne, <^ Revista del Museo de La Plata''> , 1. VIII, p. 3 7 3 et suivantes. 224 secondé pendant toute la durée du vo\age: ce que je tiens a constater a\ec reconnaissance. Le I 2 décembre, á midi. le vapeur «Amazonas» entra dans la baie paisible de Puerto Montt. Partís le 6 de Valparaíso, nous avions eu en route le temps de visiter Talcahuano avec les collines environnantes et le systéme pittoresque du fleuve Valdivia: du reste, sans resultáis scientifiques. 2 . Calbuco et Tronador De Puerto Montt, une voiture nous conduisit, le 19 décembre. de bon matin, a Puerto Varas, petit village de type allemand au bord du grand Lac Llanquihué. Notre honorable directeur, M. le docteur Fran- cisco P. Moreno, arrivé un de ees jours-lá par le Detroit de Magellan avec «l'Azopardo», a bien voulu nous accompagner jusqu'á ce point. Je quittai Puerto Varas le soir du 20 décembre. iongeant a cheval le bord sud du lac pour étudier ses anciennes lignes de rive et les terrasses. Le iendemain, je me trouvai sur la lave du Calbuco qui s'est déversée comme un torrent volcanique presque jusqu'au niveau du lac pendant l'éruption qui a eu lieu il y a juste quatre ans. A cause du mauvais temps, le sommet méme du volcan n'était pas accessible. II fallait done shabituer á l'état inconstant du temps qui distingue, dans ees latitudes, les zones occidentales de la CordiUere. A peine peut-on compter sur un tiers de beaux jours. et six semaines de pluie continuelle ne sont point une rareté. Quel aspect diíTérent du ciel constamment bleu de la Cordillére a six degrés plus au nord ! Le 2 2 décembre, je rejoignis au bord oriental du lac Llanquihué mon personnel qui avait re^u 1 ordre de s'y rendre directement par va- peur. Les bagages ont été transportes á Pétrohué sur des chars bien pri- mitifs, passant une región en partie marécageuse, en partie extrémement pierrieuse par les masses de débris et laves sanidiniques de l'Osorno, volcan élégant et couronné de neige et de glaces éternelles. Pétrohué est situé au bord ouest du Lago Todos los Santos ( lac de la Toussaint). Nous y passámes la Noel dans une pluie inépuisable et froide. et ce n'est que le 2 7 décembre en dépit des meilleurs barométres et hipsométres que le t^mps nous a parmis de passer sur la rive opposée de ce lac étendu et de forme topographique anguleuse. Aprés un beau tour de lac sur une barque á voile, durant dix heures environ. une bonne brise venant du sud -ouest nous permit de débarquer á Peulla. á 1 em- bouchure de la riviére du méme nom. C"est la, au bord est du lac, un site magnifique. La maison Wiederhold fréres (á Puerto Montt et á Puerto Varas) vient d'y établir un chalet hospltalier. — 225 — Pendant le trajet, plusieurs vues photographiques ont pu ctre prises, de mCMiie que quelques esquisses des montagnes environnantes. Sur un petit canot pliant de toile á voile (qui, du reste, ne servait sans danger qu'á ceux qui sussent nager!), je suis alié chercher des échantillons de pierre au bord et sur les ílots du lac. C'étaient des roches cristallines appartenant aux familles granilique et dioritiqíie. Peulla niéme repose sur du granit. C est un beau lac, celui de la Toussaint avec ees foréts sombres! 11 rappelle, en partie. le lac des Quatre-Cantons de notre chére Suisse. mais il est plus vierge encoré, puisque dans cette ,\mérique du Sud on n"a pas encoré le temps ni la facilité d'apprécier ees beautés naturelles. Les parois granitiques montrent des surfaces moutonnées, témoins du travail des anciens glaciers. Le lac doit avoir atteint, dans le temps, un niveau plus haut: presque tout autour. á cinquante métres au-dessus du niveau actuel, on voit développée une ligne de bord, soit comme reste d'une terrasse d'érosion marqués dans la roche en place, soit comme niveau d une terrasse accumulée de cailloux roulés. C'est par l'érosion rapide du rio Petrohué dans les laves de 1 Osorno que le lac a dú baisser. Le 2g décembre, nous montámes á pied la vallée du Rio Peulla. Pour la premiére fois. étaient visibles les trois sommets du Tronador avec leur manteau de nevés et de glace. s'élevant grandiosement du fond boisé d une petite vallée latérale, presque comme la célebre Jungfrau vue d'ln- terlaken. En face du massif du Tronador, nous passámes la nuit a Casa Pangue^ maison qui appartient aux fréres Wiederhold, oü nos bagages devaient nous suivre. En attendant, je passai la ligne de faite au Boquete de los Raulies A la nuit, nous nous trouvons á Textrémité occidentale du célebre lac Nahuel-Huapi pour nous réveiller le lendemain, au dernier jour de Tan- née, dans un coin vraiment enchanteur, sous les fleurs de myrte partu- mant l'air d'un lac charmant et d'une profonde sériosité. Les montagnes de mille métres de hauteur, baignant leur pied granitique ou couvert de forét épaisse de hétre dans les eaux calmes et d'un bleu foncé inouT, en- tourent le golfe de trois cotes, tandis que vers Test le lac ouvert se perd entre des iles et des presqu'ilcs et se dissout dans le bleu celeste du lointain. Une barque a voiles nous transporte par le bras de Puerto Blest dans la partie principale et ouverte du lac, et, aprés six heures de traver- sée, nous descendons á Puerto Moreno (bord sud). Un colon allemand nous préte quelques bons chevaux, et, au galop, nous arrivons, le soir méme, au bord est du lac chez don JoséTauschek. vieux Bohémien qui s'y est installé depuis des années. i — 22G — C'est ici que se trouvait une partie de la VIP Commission de limi- tes argentine et le chasseur du Musée de La Plata avec les chevaux et les mules designes á mon expédition. Prévoyant avoir besoin plus tard d"un plus grand nombre danimaux, j envoyai le chasseur au nord pour m'en procurer encoré d'autres. Cette excursión préliminaire au Nahuel - Huapi, prolongée encoré vers 1 est par une promenade a che\al au Rio Limar, nous donnait une orientation genérale de tout le profil transversal de la Cordillére que i aliáis lever. M. C. G. Lehmann, premier ingénieur auxiliaire de la VIT Com- mission de limites, devant lever une carte topographique de la región du Tronador et des contrées situées directement au sud du Nahuel-Huapi, nous sommes con\enus de travailler ensemble dans ees régions. Nous avions trois raisons principales pour ce projet : d'abord, le lever topo- graphique ne pouvait que gagner par une explication continuelle géo- logique sur place: ensuite, pour mes propres travaux géologiques, je désirais ou je devais plutót avoir une base topographique qui prit en considération la faénese géologique des formes dans la topographie de l'écorce terrestre. Et enfin, la végétation des régions en question. extré- mement épaisse et riche, rappelant les descriptions des forets du Brésil tropique, empéchait, ainsi que les nevés et les nombreux glaciers, les re- cherches consciencieuses de telle maniere, que 1 emploi combiné de tout notre personel pour pénétrer dans les t'oréts, pour le transport des baga- ges et des vivres, etc., nous paraissait avantageux, gagnant ainsi remar- quablement du temps. A Puerto Moreno, j'ai acheté une embarcation neuve a quatre rames par laquelle nous sommes partis, onze personnes, de Casa Piedra (á une lieue á louest de Puerto Moreno), le 7 janvier 1S98, á huit heures du soir. Le lac paraissait tranquille aprés plusieurs jours d'orage et de tem- péte, dignes de la mer. Nous espérions arriver vers le matin á Puerto Blest. profitant du clair de lune; mais, á minuit, au milieu du lac, Torage éclata de nouveau et nous jeta en arriére. Le vieux Tauschek dirigeait le batean vierge avec une énergie admirable, et nous atteignimes, á forcé des rames. á trois heures du matin, le bord nord du bras de Puerto Blest dans sa derniére pres- qu ilc vers l'est. Les jours suivants, le lac était agité comme la pleine mer. et ce nc fut que dans Taprés-midi du 9 janvier que nous arrivámes enfin á Puerto Blest. Le méme soir, nous montámes. M. Lehmann etmoi, au divortiiim pour redescendre de nuit á Casa Pangue, oü quelques jours de pluie nous ont retenus. Le i 3 janvier, nous établimes un campement lateral au pied nord du Tronador dans un angle entre les deux riviéres qui vien- nent de deux grands glaciers et s'y joigncnt pour former le rio PeuUa. i Cest depiiis ce point que nous avons étudié le «tonneur» piiissant. Une serie de photographies bien réussies et les échantillons de roche démontreront plus tard que cette montagne est un grand volcan ancien de basalte, reposant sur un pied massif de granit et dont les laves autrefois ardentes se sont couvertes dun mantean épais de glace et de neige. Les glaciers majestueux descendent de tous cotes dans les vallées et le bruit presque perpétuel des avalanches de glace a donné le nom á ce colosse. 11 y existe aussi un type de glacier bien étrange qui n'est connu jus- qu'ici ni dans les Alpes ni dans les Andes — que je sache du moins. Cest le glacier qui alimente du cóté sud-est le rio PeuUa: un grand glacier qui remplit une vallée de quatre lieues de long et d"un kilométre ou davan- tage de large avec une inclinaison relativement faible et terminant en amont dans un vaste amphithéátre de parois de roches á pie de 5oo á (ioo mtJtres d'altitude. Ce glacier est nourri uniquemcnt d'ai'a/anc/ies de glace qui tombent de ees parois. Par intervalles de huit a dix minu- tes, on entend ici le bruit de ees masses se ¡etant comme une cascade enorme de banc en banc, de couloir en couloir et laissant en bas sur le glacier des cónes de fragments de glace et de poussiére neigeuse mélés avec les débris de roche basaltique ou granitique arrachés en route. J'ai élu les meilleurs de mes aides pour passer avec eux une nuit sur la partie supérieure du glacier. dans un endroit abrité contre les avalanches. Le lendemain, des qu il fit jour et avant que le soleil eút fondu les glaces menai;antes d'en haut, je me proposais d'étudier ees pa- rois du cercle rocheux. surtout un certain endroit tres curieux oú Ion voyait de loin déjá le contact bien net des basaltes avec le granit de dessous. Le i g janvier, de bon matin, une légére piule tit fondre la glace et précipiter devant nos yeux étonnés, et sur l'endroit méme que nous nous disposions á visiter, une cascade grandiose de glace couvrant ma ligne de contact d'un sucre qui me quitta lenvie de la voir de plus pres! La pluie ne cessait pas depuis le i 9 janvier, et, le 26, nous retour- námes á Peulla pour taire quelques observations complémentaires au bord ouest du lac Todos los Santos, entre Peulla et lembouchure du Rio Blanco. Nous y avons trouvé partout la roche granitique en place. 3. Nahuel-Huapi Le mauvais temps continuant. nous étions retenus une seconde fois á Casa Pangue. Le 3o janvier, le campement principal fut transiere á Puerto Blest et pendant dix jours la pluie nous permit a peine de tra- vailler aux alentours. Les montagnes sont formées ici aussi de granit et de roche dio- ritique. A la Laguna de los Clavos, on remarque une zone étroite de . 22S — schistes talqueux. C'est une roche curieuse á déterminer plus tard. Par ses formes extérieures. le paysage demontre clairement raction des an- ciens glaciers. Les roches moutonnées á Touest, derriere Puerto Blest et vers le nord, ressemblent beaucoup aux montagnes de la Grimsel (dans les Alpes de la Suisse) travaillées par ie glacier de l'Aar quand i! avait, dans 1 époque glaciaire. une étendue et une hauteur plus grandes. II n"v a qu une petite zone commen^ant á mille metres au-dessus du ni- veau du iac que les glaciers n ont pas touchée et qui pour cela montre des formes aigués d'érosion. Enfin, le lo février, un vent favorable nous pennit une traversée á 1 est. Nous passámes de nouveau á voiles le bras de Puerto Blest entouré presque entiérement de montagnes granitiques a surfaces mou- tonnées. Aux granits sont intercalées parfois des veines dioritiques. Au bord sud, un affleurement peu puissant de basalte en forme de colonnes bien prononcées cause quelque embarras géologique. II s agit sans doute d'une petite éruption lócale, ou peut-étre d une lave égarée du Tronador, ou enfin — ce qui du reste ne parait pas trop vraisemblable — la lave est venue de 1 est. La recherche microscopique ou chimique résoudra cette question. En tout cas, l'éruption fut préglaciaire; car le basalte montre une surface moutonnée et par places des stries horizontales. Nous constatons ensuite, au bord oriental (ouvert) du bras de Puerto Blest, une zone de sédiments disloques formant du cóté nord de hauts sommets, paraissant du reste s'élargir vers le nord — á ce qu'on peut voir de loin sur le bras septentrional du Nahuel-Huapi — -dans une serie de montagnes núes, tandis qu'au bord sud cette zone ne se présente que bien faible; plus au sud. elle semble disparaítre. Je n'ai eu ni le temps ni le personnel nécessaires pour la recherche de ees sédiments, car l'accés y est difficile par les foréts impenetrables; en outre, cette zone est si- tuée en dehors de la región spéciale de mes instructions. Nous débarquámes a Puerto Moreno vers les minuit et c'est lá que fut établi notre campement general. On se trouve dans la ■;one étroite de transition entre la pluie et le beait temps. Cette zone separe la Cordillére. suivant du nord au sud des degrés entiers de latitude, en deux régions complétement diflerentes quant aux conditions météorologiques. Cela change presque subitement. Par conséquent, I'aspect de la végétation et la forme des montagnes changent complétement aussi ; Lá. vers le Chili, des crétes d erosión aigués avec des sommets bien caractéristiques dans leur forme, des nevés et des glaciers, des systémes étendus de riviéres, avec leurs ramifications innombrables, une richesse d eau et pour cela les pentes couvertes d une forét épaisse et splendide, peuplées d une faune variée; — 229 — Ici, da cóté oriental, des roches núes, la montagne stérile couverte á peine d"une pauvre végétation de pampa que nous connaissons de 1 ex- pédition aniérieure en la province de Mendoza otfrant un coup d'oeil bien monótono; il n ya pas d eau, ou, s il y en a, elle forme des lacs, de grands fleuves; les petites vallées secondaires restant arides, témoins d une erosión ancienne plus vive mais supprimé; aujourdhui. C'est comme dans les conditions sociales de la République Argen- tine actuelle: richesse enorme á cóté d'une pauxreté extraordinaire. En revancha, il régne un ciel bleu inalterable sur les grandes Pampas argen- tines, et, dans la zone occidentale: il pleut. A Puerto Moreno, une serie de collines allignées vers le lac Gu- tierre^ attire lattention du géologue. Le bord sud abrupt des deux petits lacs au sud du Campanario est encoré formé par des parois granitiques de plusieurs varietés pétrogra- phiques. Depuis Casa Piedra, vers l'est, suit une zone de roches porphyri- ques qui commence au Campanario en direction sud-est, touche les granits du mont Catedral et passe au lac Gutiérrez. Ce sont de beaux porphyres quartziféres, alternant avec des porphyritesdécomposéas et avec des schistes d'une texture plutót fluidalc fort disloques et dont la na- ture pétrographique n a pas encoré été déterminée. Vient vers l'est une zone de titfs grossiers. bréchiformes. en plu- sieurs couches sédimentaires de différentes positions. A Test, vers San Carlos, les tufs passent dans des gres. Les bañes de ees gres alternent avec des poudingues et avec des parties plutót tu- feuses; ils ne contiennent pas de fossiles. L'inclinaison vers l'ouest est de soixante degrés á peu prés. Tout pres de San Carlos, on trouve un affleurement tres curieux de granit qui parait alternen avec les sédiments et qui semble montrer des formes de refroidissement d'une lave néovol- canique, de sorte que l'on aurait (ce qui nc doit pas etfrayer les savants!) un granit eftusif, comme nous lavons vu dans lexpédition de lannée derniére, et comme le Dr. Burckhardt en a rencontré cette année-ci dans la chaíne de Lonquimay. J'espére que la recherche pétrographique en fournira des détails. Les trois petites íles vis-á-vis de Puerto Moreno sont formées par du granit interrompu par place par des filons dioritiques. C est une autre variété que les granits que nous avions vus jusqu'ici. La collection des ditTérentes varietés de granit a été tres riche dans cette expédition. Les roches de ees trois iles montrent en outre des surfaces mouton- nées et du matériel erratique. Allant plus á l'est, on est frappé par une voúle sédimentaire superbe qui forme un are étendu au sud - est de San Carlos vers 1 établissement < estancia) de Tauschek. — 230 — Un certain banc de ce paquet de conches est surtout bien prononcé et visible de loin. jMais c'est une rociie nettement trachytique avec de beaux cristaux de sanidine! W faut qu'elle ait été recouverte de gres et á'argiles et plissée ensuite en concordance avec ees conches sédimentai- res pour formar la voüte. Les argües contiennent des restes át plantes fossiles. Quoique mal conserves, quelques-uns de ees restes ne laissent aucun doLite que ce sont des dicotylédoniens. Par conséquent. ees con- ches ne seraient pas plus anciennes que le crétacé supérieur, admettant que le développement dn monde vegetal ait snivi dans TAmériquc du Snd les lois de 1 école géologiqne enropéanne, ce qni est vraisemblable bien qn'on ne doive pas le soutenir a priori . Les conches fossiliteres sont peut-étre les mémes que celles oñ l'on a rencontré du charbon á quinze llenes plus an snd du Nahnel-Huapi. Mais ce qu on m"a apporté de la, á plusienrs reprises. ce sont plutótdes argües bituminenses qni ne méritent pas une exploitation pratique. Nous constatons done ici, pour la seconde fois, dans notre profil transversal de la Cordillére, une zone sédimentaire plissée, un anticlinal normal. An snd de l'Estancia de Tanschek. un second pli plus étroit est visible á 1 est du premier et un pen conché vers 1 est. Pour notre profil, il se perd dans la plaine étendue de 1 Estancia de Bernal. Du cóté oriental de cette plaine, s élévent les monts Trenque- Malal et Carmen de Villegas qni appartiennent déjá a une zone entiérement ditferente, produite par des érnptions néovolcaniqnes et dont les laves ont débordé un pen anssi vers 1 onest oñ elles sont conservées comme convertures horizontales et relativement minees en discordance sur les gres, etc.. de nos anticlinaux. Le I S; février, nons avons visité le lac Gutierre;, y ayant íait trans- poner par terre notre embarcation depuis Puerto Moreno. Le bord sud de ce lac repose sur du granit. dn gneiss et du porphvre. Ce dernier, par son aspect macroscopiqne, a une certaine ressemblance avec les roches porphyriques dn pendingue jurassique de la vallée de Tingni- ririca ('). Sur une colline an snd dn lac Gutiérrez, entre celni-ci et le lac Mascardi. se préseniaient tres clairement les conditions de la división interocéanique des eaux de cet endroit. C'est le fond d'une vallée assez large et marécageuse. II n y a aucun donte qn autrefois les deux lacs étaient unis et en formaient ensemble un seul avec le Naliuel- Huapi . Vn petit cóne de déjection a formé ensuite une barriere entre les deux petits lacs: an- jonrd hni, l'eau dn lac Mascardi va á 1 Océan Pacifique, mais le lac Gu- tiérrez se déverse dans un ruisseau á Puerto Moreno an Nahnel - Hnapi. (') WeiUU.I el BURCKIIARDT, 1. C. — 231 — M. C. G. Lehinann a bien vouki me communiquer que le lac Mas- cardi n'est situé que deux métres au-dessous du niveau du lac Gutiér- rez, et que le premier se déverse dans une gorge avec des formes fraiches d'érosion active et avec de nombreux rapides. En outre, j'ai calcule- par différence barométrique que le niveau du lac Gutiérrez est de cin- quante nictres plus elevé que celui du Nahuel- Huapi. Le lac Gutiérrez est barré contre ce dernier, en face de San Carlos, par de longs rem- parts morainiques, sans doute les moraines terminales de l'ancien glacier de Gutiérrez, réunies aux moraines laterales du grand anclen glacier du Nahuel-Huapi. Le ruisseau actuel, qui va du Gutiérrez au Nahuel-Huapi. passe, avant d arriver á Puerto Moreno, des cónes plats de déjection et de grandes terrasses d'alluvion fluvio-glaciales. Les nombreuses terrasses d erosión dans la roche en place, de méme que des graviers fluviaux accumulés, indiquent qu'autrefois le niveau de ce lac était beaucoup plus haut. II s'ensuit qu'il avait aussi une étendue horizontale beaucoup plus grande qu'á présent. Le vaste ter- rain plat de l'Estancia de Bernal au sud de Tauschek, de méme que la plaine du Limay depuis le lac jusqu'au premier défilé éloigné de trois lieues au moins en aval de la nouvelle maison de Juan Jones, sont tous des anciens fonds de lac, de méme que les plaines aux alentours de Puerto ¡Moreno. Le Campanario et la serie de collines porphyriques auraient formé des iles dans le grand lac combiné. Le debouché de cet immense bassin se trouvait probablement \ers Bernal : toutefois ce n était point le Limav d'aiiioiird hui. Pendant deux glaciations bien accentuées et bien séparées dans leurs traces, le bassin a été rempli de glace. L une a déposé les nombreuses terrasses fluvio-glaciales avec les cailloux erratiques qui bordent aujourd'hui le lac jusqu á 5o ou loo métres au-dessus du niveau actuel. L'autre a laissé ees gros blocs erra- tiques qui se trouxent jusqu á 400 métres au-dessus du lac et les sur- faces moutonnées si grandiosement développéss dans le bras de Puerto Blest. sur les collines de porpliyres vers Gutiérrez et ailleurs. Mais, sauf quelques petites exceptions locales, je n"ai pas pu cons- tater des moraines terminales typiques avec des cailloux striés, ni des argües de la moraine de fond. Presque tous les matériaux erratiques sont déjá plus ou moins roulés, et les grands blocs sont parsemés assez irré- guliérement; on les rencontre un peu partout á la surface des formes actuelles du terrain. Les eaux du Nahuel-Huapi sont rarement tranquilles. ce qui n'arrive qu'au matin. J'en ai profité deux fois pour tracer une ligue de sondages croisant le lac dans la larg:ur maximale vis-á-vis de Puerto Moreno. Jai effectué quatorze sondages, et ce profil transversal de fond fut augmenté plus tard par cinq mesures dun profil longitudinal depuis Puerto Moreno jusqu'au Limay ; je crois que c'est le premier profil de fond levé dans — 232 — un lac de la Cordillére argentine. Fait avec des appareils primitit's. il en resulte pourtant que le lac est une cuvette á fond presque plat et avec une profondeur maximale et tres étendue de 200 niétres environ. Dans le rapport définitif sur cette expédition. je donnerai des détails et expli- querai la méthode suivie. La senése de ees lacs donnera á réfléchir encoré! 4. Du Limay au Collón -Cura Le 24 février, je quittai Puerto jMoreno avec une p^tite expédition détachée pour arriver á Junin de los Andes le plus vite possible. Par ha- sard, je sus que mon collégue M. Burckhardt, rétabli, était parti pour la Cordillére depuis Victoria (Chili), mais qu'il était retombé malade á Junin. J'établis mon premier campement dans la nouvelle Estancia de Juan Jones, a trois lieues du lac. au bord du rio Limay. De la. je fus á Junin en moins de quarante-huit heures. mais, la veille de mon arrivée, mon ami était parti pour le nord. Je pus done retourner «chez moi». Pour aller, j'avais pris le chemin le plus court traversant les plateaux á l'ouest du CoUon-Cura. Au retour, je passai par le Cañadon de YEslancia de Ahlefeld^ longeant le Collon-Cura jusqu"au Caleufu. A midi du t» mars, mon campement general était rejoint. Je laváis fait transporter pendant mon absence au bord sud-est du NahueLHuapi. prés de r£".<;- tancia de Tauschek. La petite excursión á Junin a été extrémement utile pour l'orien- tation géologique. Aprés cette expérience et aprés le résultat de la premiére course de reconnaissance au Nahuel-Huapi (fin de décembre et premiers jours de janvier), je suis convaincu qu'il est absolument nécessaire. pour comprendre la géologie encoré inconnue d"une región un peu compli- quée — qu'il est nécessaire, dis-je, de parcourir la méme región deux fois au moins á peu d"intervalle. On fait le double de chemin. c'est vrai. mais on y gagnc quand méme du temps. parce que la premiére excursión sert á concevoir le plan d'attaque, á faire la disposition de ses recherches plus détaillées qu'on n appliquerait guére á l'endroit juste sans connaitre en general la structure géologique. On est toujours obligé de faire un choix restreint des • profils qui s; présentent, car il s agit dans ees expéditions d'un grand profil general, préliminaire. étendu sur tout le trajet de la cordillére, plutót que de fixer des détails ¡soles. Ré- servons ees détails pour plus tard. quand on aura une idee genérale d une certaine región géologique, et que Ion disposera de caries topograplii- ques plus perfectionnées! Tous les plans lopogra'phiques concernant la región de cette expédi- tion que jai eus en mains sont dressés sans aucune intelligence géolo- — 233 — gique des formes du terrain. Les travaux chiliens, dans ce sens, paraissent encoré pires que les argentins. La dilficulté poiir noter les observations géologiques est enorme, c'est évident. Le géologue est tres souvent obligó de se taire lui-méme un croquis topographique sans étre du métier. Et. malgré cela, il y a des questions géologiques bien simples qu'il ne peut résoudre. Comment, par exemple, connaítre la prolongation d'une cer- taine direction de couche. d une certaine partie de montagne á une dis- tance relativement grande sans une carte exacte? Aprés ce petit détour á quoi je me sentáis obligó dans 1 intérét d un lever tutur de tout le pays — retournons a notre route de voyags! Les journées jusqu'au i i mars ont otó remplies par une serie de pe- tites excursions aux environs de Tauschek. Le I 2 mars, toute la caravane se mit en route pour installer, le 57, un autre campament gónóral au Rio Chimehuin. á deux lieues en aval de la jonction d; cette riviére avec le Quilquihué. son affluent droit qui vient du lac Lolog. Nous passámes le Limay, le Pichi-Limay. le Caleufu et par l'Estan- cia Ahlefeld au Collón - Cura, voyageant presquc constammant vers le nord-nord-est. Aprés avoir traverso le rio Traful. il se prósente une zone puissante de roches effusives : basaltes. phonolithes. trachytes, dans des formes plus ou moins parantes alternant avec des tufs bréchiformes en masses enormes et só.iimentés dans des conches plus ou moins horizontales. Ce sont de grandes montagnes tabulaires. Le rio Limay a creusó á travers ees dópóts volcaniques une vallée de formes tres jeunes dans le sens géologique. En une bonne partie de son cours. les traces de l'ancienne glaciation font défaut; il n'y existe ni terrasses, ni matériaux erratiques, ni roches moutonnées. etc. Cette partie de la vallé; doit étre post-gla- ciaire. Ce n est qu au Pichi-Limay. bien haut et au nord du Limay. que recommence un vrai paysag; morainique. représentant peut-étrc une ancienne vallée du rio Limay venant du sud et dontla direction se croisa avec 1 actuelle presqu á angle droit. l'ne décomposition presque séche s'est emparóe des roches volcani- ques. Comme plus haut, dans les parties orientales du Nahuel-Huapi. les petites riviéres n existent pas non plus dans la vallóa du Limav. ou bien il y a das vallons sans eau. A une vingtaine de lieues. le rio Traful est le seul affluent remarquable. C est ainsi que la valléa du Limay se présente dans des formes si extraordinaires : un changement perpétuel de fonds de vallée largas, avec des groupes d ilots dans la riviére et des défilés rocheux avec des rapides dangereux pour les embarcations qui tentent de les forcer. Les défilés surtout montrent ees formes bizarres et pittoresques da décomposition intérieure et d erosión extérieure des la- ves et des tufs qui paraissent etre des forteresses avec des tours enormes — 234 — et qui sont déjá connues surtout depuis la puhlication de 1 ouvrage de I\l. le docteur F. P. .Moreno'''. Le fleuve vert sombre avec les vieu.x cyprés, les ruines rocheusss d un rouge foncé peri^ant inimédiatement les pentes couvertes d herbes sé- ches de la pampa, l'ont de cette región un paysage vraiment des plus ri- ches en etiets de contraste et des plus charmants que je connaisse. .Mais il y reste toujours une certaine raideur dans les formes qui le fait paraítre froid. surtout pour un explorateur qui serappelle á chaqué pas les beautés des Alpes de la Suisse — Patagonie réduite, d'aprés M. .Moreno. 11 a raison, ouí... et non... Vers le nord-est, c'est-á-dire vers le rio Collón -Cura, le plateau éruptif est remplacé, assez abruptement, par un second platean un peu plus bas et de nature sédimentaii-e. C'est un amas d'une puissance de plusieurs centaines de metres, formé de gres et de poudingues, en partie de couches tufo'ides. Par place, on voit des stratifications irrégu- liéres de delta. C est un haut-plateau enorme dont la surface tout plañe descend, mais tres lentement, vers Test, et se perd peu á peu dans le plateau bas du Neuquen et Rio Negro avec de petites interruptions dans les restes proéminents d'anciennes montagnes de granit et de porphvres (La Angostura, la Piedra del Águila au-delá du Collón -Cura). A proximité des riviéres Collon-Cura et Caieufu. il e.xiste au fond méme de la vallée un de ees restes de granit qui ne correspond pas, quant á la variété pétrographique. avec les granitsde la Cordillére connus dans nos régions. Ce plateau de gres est un mantean de dcbris transportes d une haute montagne, et fait 1 impression du plateau de la molasse suisse entre le Jura et les .Alpes, mais il est beaucoup plus uniforme. Les grands fleuves y ont creusé de grandes vallées á une profondeur de cent me- tres et davantage avec des parois de gres presque toujours verticales (barrancas). De nombreuses vallées privées d eau aujourd'hui (caña- dones) prouvent qu'autrefois il ya eu de l'eau etqu'il y régnait une ero- sión plus vive. Ces vallées conser\'ent souvent des bañes de grands cail- lou.x roulés. Sur tout le plateau, on trouve de grands blocs erratiques originaires de la Cordillére, parsemés partout et méme dans quelques cañadones (blocs enfoncés?). Pourrait-on en resondre que toute cette región ait subi une glaciation ? ou peut-on expliquer le transport de ces blocs par voie de drift? Des nappes de lave originaires de la zone voisine occidentale se sont étalées sur le platean de gres. Elles sont encoré conservées en partie sous forme de créneaux (Corral de Piedra), ou bien les laves se sont écoulées méme dans les cañadones, á un certain niveau, suivant exacte- (') «Revista del .Museo de La Plata», tome VIII, 1897. — 235 — ment toiites les petites vallées laterales, enfin toutes les irrégularités du sol correspondent al état d'érosion de ce temps-lá (Cañadon de Ahlefeld). Les grésont été métamorphisés par contacts éruptifs; la recherche micros- copique des cailloux brúlés, renfermés dans les gres et poudingues, pro- met d'étre tres intéressante a ce point de vue. Aujourdhui, on ne peut pas encoré résoudre définitivement la question si la zona de gres est pro- duite par la dénudation de la Cordülére, ou plutót par une vieille chaíne située plus a l'est qui a laissé encoré ees qiielques atfleuremcnts dont nous venons de parler. Je m'incline á croire que les matériaux soient venus de l'est, mais je me reserve encoré Fétude pétrographique comparative des cailloLix roulés. Au Collon-Cura, prés du Caleufu, jai trouvé comme base de la for- matioH des gres, et reposant sur le granit étrange, un banc qui se compose presque entiérement des tests d'un tres petit escargot. II est á espérer que cct affleurement. de méme que les nombreux fossiles de vertebres collectionnés surtout par mon estimé collégueM. San- tiago Roth, pendant une expédition qu il fit pour le Musée, il y a deux ans. permettront de fixerl age de cette tormation {tertiaire, d'aprés lui) et établiront peut-étre des relations avec la formation de la Pampa. Ce qui est encoré moins clair, c est la chronologie des phénoménes en relation avec l'éruption ou avec les éruptions du platean volcanique situé á Touest des gres. Admettons. pour étre bref. le terme de ^one ba- sallique. M. Roth a trouvé dans les tufs, appartenant á cette zone, quelques plantes fossiles qui correspondent avec la formation crétacique du Chu- but, et nous nous réservons d'en parler plus tard. Quant aux éruptions supérieures de la zone basaltique. elles sonl p/iis jeunes que le platean des gres qu elles couvrent directement a beaucoup d'endroits. Mais que les gres continuent en dessous de la zone basal- tique, ja n ose pas 1 affirmer. Dans ce cas, il ne serait pas impossible de les combiner avec la zone sédimentaire plissée de San Carlos au Nahuel- Huapi, respectivement avec sa prolongation ou son équivalent, sil en existe un, vers le nord. II est du reste possible que les gres et la zone basaltique aient une zone étroite de transgression entre eux, ou qu ils se touchent par un plan de faille allant plus ou mois du nord au sud. Ajoutons encoré que les gres forment extérieurement un plateau complet, mais que dans l'inté- rieur ils ont souffert une dislocation bien nette quoique assez faible. Jai constaté trois plis clairement anticlinaux depuis la zone basaltique jusqu'au Collon-Cura. 23() 5 . Lacar Le 2 2 mars, je me trouvai a San Martin de los Andes avec un campement partid, la charge principale étant resten au rio Chimehuin. II faisait mauvais temps. Le 3o, Je pus enfin explorar le versant nord du lac Lacar oú j ai été retenu par une piule deplorable du i" au 5 avril, á 1 extrémité ouest du lac, aux bords du rio Hua-Huma. Pendant tout ce temps, la chaine d'Ipela á l'horizon ouest était á peine visible. Je suivis encoré dix kilométres en aval le rio Hua-Huma, et, le (> avril, je profitai des premiers rayons de soleil pour transférer dans une contréi plus saine nos os souffrant de rhumatisme causé par une humi- dité perpétuelle. Nous arrivámes aprés un trajet de deux jours au bord supérieur oriental déla Vega de Maipú y restant quelques jouis pour étu- dier le terrain. La partie occidentale du lac Lacar est creusée dans du granii (avec du gneiss), de méme que le terrain aux environs de San Martin de los Andes, «población» qui venait d'étre fondé;. Dans la partie moyenne du lac, ce massif, á considérer sans doute comme massif unique, est in- terrompu par une zone de basalíe foncé de six kilométres de largeur se dressant au bord du lac en forme ái parois verticales avec des colonnes de refroidissement, et s'élargissant, á une hauteurde i 5oo á 2000 mé- tres au-dessus du niveau de la mer, formant un éventail gigantesque vers 1 est et 1 ouest. Le basalte, se déversant en nappes volcaniques sur les granits. a construit dans le Cbapelco un massif puissant. Ici le ba- salte et le tüf se sont amoncelés conches sur conches, formant un platean volcanique qui s'éléve au-delá de i5oo métres au-dessus du niveau dn lac. Plus a Test, il existe encoré des restes de basalte versé sur le platean de gres comme, par exemple, au Corral de Piedras, ainsi que d'autres restes de toute une ancienne couverture coherente sur le platean. Cette zone de basalte est sans doute la méme que celle du rio Limay. et 1 on doit penser que les colonnes auprés du lac Lacar remplissent la fente d éruption ; c est une fente de direction á peu prés méridionale. perpendiculairedonc á 1 extensión maximaledu lac et per(,-ant tantót entre des zones sédimentaires, rompant tantót des granits comme au Lacar par exemple. Par sa position orographique, un banc de porphvre quartzifére de cinquante métres d'épaisseur joue un role intermédiaire entre le granit et le basalte, de méme au lac Lacar que dans la Vega de IVlaipú. Toiis les írois. granit, porphvre et basalte ont des surfaces moutonnées fort jolies parfois. lis ont done été recouverts par le glacier qui du reste a laissé beaucoup de moraines dans la región. Vers 1 est, au rio Quil- quihué, sétend le platean des gres avec ses trois anticlinaux doux et avec les restes d une conche de lave basaltique superposante et ayant souvent I — 237 — laissé, ici aussi. sur les gres et sur les poudingues, des traces de contact éruptif. Enfin. je dois encoré mentionnerun cas tres curieux de déviation de fleiive qui a eu lieu dans la región du Lacar pendant une époque géo- logique pas trop éloignée. Le lac Lacar se dégorge aujourd hu¡ au Chili par le rio Hua-Huma; mais on peut démontrer trois anciennes vallées, chacune avec le lit d'un grand fleuve, qui allaient au rio Quilquihué: elles s'inclinent vers Test ou vers le nord-est, mais elles n'ont plus de cours d'eau aujourd hui. Elles correspondent á des niveaux antérieurs plus eleves du lac Lacar qui était alors plus grand. En relation avec ees niveaux, on trouve aussi des fonds d anciens lacs comme la plaine de San Martin de los Andes, la Vega de Maipú et autres. Cette opinión est encoré appuyée par l'obser- vation de plusieurs lerrasses d erosión i-éírogrades que jai retrouvées a l'ouest du Lacar. C'est ainsi qu'une vaste contrae de la Cordillére. tri- butaire autrefoisde 1 Oceán Atiantique, a été débondée par l'érosion qui venait de 1 ouest, et que ses eaux découlent aujourdhui au Pacifique. Par cette erosión, la ligne de la división des eaux a été déplacée vers l'est en dehors de la montagne complétement percée par 1 action des eaux. Plus tard, i en donnerai des détails. () . Cerro del Perro Je partís pour Junin de los Andes le i 3 avril. Le lendemain, je fis l'ascension du Cerro del Perro, sommet volcanique ¡solé et bizarre au milieu d'un paysage de gres avec des formes tranquilles et des sommités uniformes. Je supposais d abord que c'était aussi une partie de la cou- verture basaltique connue, semblable au Corral de Piedras ou au faite de roche basaltique au-dessus de Junin. mais j"ai dü me convaincre sur place que le Cerro del Perro est une roche elTusive plus acide, plutót trachyiique a liparitique avec les tufs bréchiformes correspondants. La lave a penetré sous la montagne méme par une fente lócale méridionale dans le flanc oriental de l'anticlinal du milieu des trois anticlinaux de gres. Par son caractére pétrographique, la roche parait étre isolée aussi. Je m"en reserve encoré l'étude microscopique. Dans le sens orographique, je n'ai pu trouver aucune relation a\ec les environs. 7 . Retour á La Plata par Roca et Bahia Blanca Le campement auprés du Chimehuin fut levé le i 6 avril. J'ai clioisi pour le retour la route continentale a travers la Pampa pour avoir une idee genérale du profil transversal du continent entier. Tomo IX I 8 — 238 — Aussi vite que possible, la nómbrense caravane passa, via CoUon- Cura, Angostura, Piedra Pintada, Piedra del Águila, au Limay, a la Confluencia du Limay-Neuquen, et, le soir du 26 avrii, j arrivai á Roca sur le Rio Negro, et par Choele-Choel et Bahia Blanca, le 7 inai i 898, je fus de retour a La Plata. Le dernier contingent de mon personnel d expédition avec les col- lections ne rentra que plus tard ; les difficultés de voyage commencent réellement en dehors de la cordillere, aussitót qu'on a á faire avec les soi-disants moyens de transport, comme, par exempie, les chars attelés de bceufs, la messagerie de Vallée, le chemin de fer du Sud, etc. L' expédition a duré presque six mois. J'y ai levé un projil géo- logique general á travers toute la Cordillere depiiis Puerto Montt sur l'Océan Pacifique jusquau-delá du Nahuel- Huapi, et en outre une grande par lie d'un second profil transversal: Ipela — Lacar — Collon- Cura. En combinant ees profils avec le rapport de l'expédition de M. San- tiago Roth ('), qui trace un profil géologique depuis la región du CoUon- Cura jusqu á Bahia Blanca sur TAtlantique, il en résultera un profil géologique a travers tout le continent sud-américain, des que rexamen détaillé des matériaux de nos expéditions permettra une Identification des deux profils dans la zone oü ils se touchent. II. RESUME GÉOLOGIQUE Jetant un coup d'a-il general sur le profil transversal de la Cordillere acquis depuis Puerto Montt au Pacifique jusque dans la vaste Pampa a Test de la Cordillere, on est d'abord frappé par la prédominance des ro- ches cristallines sur les formations sédimentaires. C'est une ditlerence essentielle contre le profil que nous avons levé, le Dr. Burckhardt et moi, l'année derniére, plus au nord, dans la zone du 3 5" et 3 6° lati- tude sud. La, au nord, la montagne est formée par une douzaine de plis clairs des systémes jurassique et crétacique. Un poudingue jurassique extraordi- nairement puissant, d'origine moitié éruptive, moitié sédimentaire, peut se poursuivre dans les deux tiers de la largeur de la montagne: viennent ensuite de jeunes basaltes et liparites surtout dans les zones marginales de la Cordillere; ees masses volcaniques jouent un role important dans la physionomie de la región comme couvertures de laves étalées au- ( ) «Revista del .Museo de La Plata», tome IX^ p.ig. 1 4 i et suivantes. — 239 — dessus des formations núes de sédiment, tandis que les roches qui caractérisent les massifs centraux font dcfaut. Ici, au sud, par contra, un massif uniquc de granit forme la base principale du profil. Malgré une serie variée de granit, gneiss, diorite et méme de porphyre changeant d'une maniere intéressante selon la loca- lité, 11 reste quand méme pour l'ensemble de la tectonique un seiil grand luassif. Celui-ci commence en dessous du volcan Calbuco ( lac Llan- quihué), passe par le lac Todos los Santos, forme le pied large du Tronador majestueux. porte, au caur méme de la Cordillére, la ligne divisoire interocéanique des eaux au Boquete de los Raulies et s'étend au Nahuel-Huapi avec une breve interruption jusque vers Puerto Mo- reno. On peut méme, au point de vue magmatique, y compter les col- lines porphyriques de Puerto Moreno. Des ¡aves modernes, plus basi- ques, ont alors percé le massif et ont construit le Calbuco, 1 Osorno et le Tronador. 11 n'y a que les deux ^ones elroiies de formations sédinientaires au Nahuel-Huapi qui trahissent la nature des Andes comme montagne de plissemení. 11 semble que ees deux zones soient de faibles représen- tants des zones sédimentaires plissées que nous avons rencontrées au nord. l.es resultáis obtenus par M. Burckhardt, en mars et avril 1898, daos le profil entre le Biobio et Las Lajas ne le contredisent pas. C'est une región intermédiaire entre celle de l'expédition antérieure et le Nahuel-Huapi. Aprés le vaste massif granitique et aprés les deux zones étroites de sédiments s étend, vers Test, le grand plateau volcanique de notre ^one basaltique avec ses tables stratifiées de laves et de tufs plus ou moins horizontaux. d'une puissance qui atteint i 5 00 métres. Elle a son origine dans une zone d'éruption dirigée plus ou moins dans le sens du méri- dien, cest-á-dire en parallélité avec la Cordillére. Mais cette zone d'éruption n a rien a faire, au point de vue tectonique, avec les Andes proprement dites. Les basaltes touchent les sédiments au Nahuel-Huapi, tandis qu'au lac Lacar ils percent le granit. II s'ensuit que la fente est un peu oblique á la direction genérale des Andes. Ce platean éruptif. c'est-á-dire le Chapelco, les montagnes du Limay entre le Pichi-Limay et le Nahuel-Huapi, le cerro Carmen de Villegas, le cerro Trenque-Malal, etc., je ne les considere pas comme Cordillére proprement dite. Ces accumulations de matériaux volcaniques sont dune nature complétement secondaire. Elles n'ont rien á faire du tout avec la genése des Andes. Elles constituent plutót une espéce de Pre- Andes. un liaut- plateau volcanique indépendant qui se relie au bord oriental des véritables Andes. Mais il faut comprendre cette séparation cum grano salis. Je fais ici la différence stricte et nette parce quelle est justifiée dans — 240 — une región oü les basaltes forment une zone propre bien caractérisée. II est alors p;rmis. et méme nécessaire, de les séparer á cause de leur forme orographique ct par leur composition géologique. Mais dans le cas quil se montre plus tard. sous le microscope, ou par lanalyse chimique, des affinités pétrographiques entre les laves de ees Pré- Andes de Test, les basaltes du Tronador et les magmas de l'Osorno et du Calbuco. per- sonne n aura lidéa de ra3'er les trois sommets du Tronador de la liste des Andes proprement dites, ou de reconnaitre seulement au pied gra- tiiíiqiie de ce géant la noblesse pur sang de la Cordillére. 11 est incontestable que les centres d'éruption volcanique se trouvent parsemés dans toute la largeur du profil, quoiqu'on ne puisse pas nier qu'ils forment de préférence des zones marginales. Mais, en tirer une autre conclusión qui établisse des relations entre les forces tectonique et volca- nique pour expliquer la distribution des volcans, je n ose le faire, ne vou- iant pas me laisser entrainer par les hypothéses spirituelles de M. Suess. Je ne saurais encoré rien diré non plus de la succession des an- ciennes éruptions. La couche trachytique dans la voúte sédimentaire de San Carlos (Nahuel-Huapi ) est dáge crétacique tout au plus, parce qu'elle est enfermée et plissée en concordance avec une argile á fossiles dicotylédoniens. Plusieurs basaltes (Nahuel-Huapi, Lacar) portent des traces de l'érosion glaciaire, et sont par conséquent préglaciaires. Dautres tapissent des vallées (de lac) préformées comme dans la Vega de Maipú, etc., et entin le Calbuco a eu une forte éruption le 29 no- vembre iSgS. L'action volcanique na done pas cessé depuis le temps mésozoi'que jusqu á nos jours. Nous avons obtenu 1 année derniére le méme résultat, quant á 1 ac- tivité volcanique, dans le profil de Curicó a San Rafael. Enfin, á l'esl, notre profil termine dans un second haut-plaíeau qui est un peu moins elevé que le premier et qui se compose en gene- ral de gres et de poudingues. II montre d'abord trois anticlinaux et se perd peu á peu vers l'Océan Atlantique dans les plateaux de la forma- tion de la Pampa patagonique. Des recherches spéciales auront á éclaircir encoré les relations stra- tigraphiques qui doivent exister entre le platean volcanique et ce plateau de gres. Le plateau de gres est interrompu plusieurs fois. vers 1 est, par des íroiifons d anciennes montagnes graniíiqíics el porphvriques aujourd hui érodées presqu au niveau du plateau. Leurs roches ne sont pas les mémes que dans le massif granitique de la Cordillére actuelle. Les gres et les poudingues du plateau sont-ils venus de la Cordillére actuelle, ou, de 1 est, de ees anciennes montagnes presque disparues:' La question n est pas encoré résolue. Dans le sens orographique, le plateau — 241 — des i^rés joue, en comparaison avec la Cordillére et avcc ees aiiciennes montagnes, un role semblable a celui de la haute plaine de la Baviére entre les Alpes et le Jura de la Souabe, ou á celui du haut- platean mo- lassique de la Suisse entre le Jura respectivenient les Vosges, la Forét- Noire et les Alpes. A premiére vue, il paraít difficile de trouver une coi'ncidence entre mes profils transversaux des régions du Nahuel-Huapi et du Lacar avec les résultats que le Dr. Charles Burckhardt nous a tournis de la ligne du Riobio á Las Lajas (3q° lat. sud), c'est-á-dire d une ligne située bien plus au nord. .M. Burckhardt a distingué dans sa región, entre la vallée longitudinale du Chili á 1 oucst et la Pampa á l'est, trois chaines sédimen- taires et deux plateaux intercales, a savoir: I I La chaíne de Lonquimay, zone sédimentaire plissée surmontée par le volcan Lonquimay ; 2) Le plateau de l'Aluminé qui parait un platean granitique avec une nappe néovolcanique ; 3) La chaine du Pino Hachado, zone jurassique plissée avec des nappes néovolcaniques et des centres éruptifs; 41 Le plateau de Las Lajas couvert de laves néovolcaniques, et 5) La chaine de la Vaca Muerta, petit pli simple, mésozoi'que, dont la direction semble dévier de la direction genérale méridionale de la montagne. M. Burckhardt compare cette derniére chaine, dans sa relation avec les Andes, au Jura suisse en comparaison avec les Alpes; c'est, au point de vue tectonique. une ramification latérale qui forme une petite mon- tagne á elle-méme. Les deux chaines occidentales. c^Ue de Pino Hachado et celle de Lonquimay, separéis entre elles par le plateau interandin granitique de l'Aluminé, sont considérées par M. Burckhardt comme Cordillére proprement dite. et il trace une ligne géologique céntrale de la haute Cordillére par le platean de l'Aluminé coíncidant á peu prés avec le mé- ridien 7 1° 3o. Si je prolonge cette ligne au sud, elle suit la direction de la Cor- dillére et passe sur le granit du Nahuel-Huapi, jtistement entre les deux ^oiies sédimentaires de ¡non profil. Serait-il done possible que ce fus- sent les mémes chaines, ou seulement celle de l'ouest et qu 'elles auraient été érodées au-dessus du granit du Lacar? Du reste, il me semble hasardé de prolonger une certaine ligne á une si grande distance, n ayant pas de bonnes cartes, car, dans l'intervalle, des chaines peuvent disparaitre, d autres s'élever ou se perdre comme la Sierra de la Vaca Muerta. (Du moins je nai pas rencontré cette derniére chaine dans le profil de Lacar á Collon-Cura .) 242 Le plateau de Las Lajas correspondra done, quant á la tectonique et á l'orographie, á notre zone basaltique, et peut-ctre encoré á une partie du plateau des gres. En tout cas, on ne peut pas considérer le Cerro del Perro comrric une prolongation venant du nord. tel qu'on a deja voulu le faire. C'est simplement un ermite. le Cerro del Perro! La Covdillére propremenl dile commence seulement á l'oiiest du plateau basaltique: poiir la región du Biobio. d aprcs M. Burckhardt. á 1 ouest du plateau de Las Lajas : pour notre región du Lacar. á íouest du Chapelco avec le granit , sans qu on pnisse. c'est évident. tracer une ligne de séparation bien nette. Outre ce profil transversal, rexpédition a livré encoré beaucoup de résultats d'intérét géologique plus general et concernant á peu prés les points suivants: question de la genese des grands lacs; déviations de riviéres; un profil de sondages au Nahuel- Huapi; phénoménes des glaciers actuéis au Tronador; ancienne glaciation double au Nahuel- Huapi et ailleurs ; volcanisme actuel du Calbuco et anclen du Tronador et du Limay; température des lacs. etc., etc. L'n tres grand nombre d'altitudes ont ¿té fi.xées par différences barométriques. M. Charles Bruch a observé au moins trois fois par jour les barométrcs et thermometres. 11 est absolument impossible dans ce rapport court et préliminaire d'entrer dans les détails. .le les reserve pour le rapport final qui est en préparation, de méme que celui de notre premiére expédition de i Sqy. Musco de L.t Piala, juillct i8q8. Dr. Leo W'EnRLi. Rev Oel Museo (Je La Puta _Tomo IX Ouesl />'.-M,m r Calhieo CfPichiJuaii ñiTtfitjiíP Niveau úe la mer a-/ zyz. Laguna Llanquihue 70' W Cfvínw Uto f^tvhii/ hocaPetivhiie C°ñmtiaqudif C°7echaí¡o Grunit . Divriic (¡neiss efe PROFIL GENERAL GÉOLOGIQUE DE I.A CORDILLÉRE ARGENTINO- CHI LI ENNE au 40° el 41° lat Sud RÉGioNS DES Lacs Nahuel-Huapi et Lacar PAR D« LÉOWEHRLI 1898 Porph^n-e quurUif. Ores- p/ potidingiie Formaiipti fiédinventaire laves el lufs n^ovolcuniqu^ Porphyrifp trefar(r/ueA€¿ tertuiirvsf S.üolh) ddge íiicoriMu. Basalles. tracJiytes ele. .-IrLcien. Tiíalxi-fit) Echel le I : 500 OOO (hauteurs et longueursj lago Locar Xone d'éntption Vega .^(aipii ^ ; -¿ Rio Ouilauihitc Dn'ortium inlí^racairtii-um Campanario ':S^sm. -—Zone sédimenlan'e onenl - fauscAek : Bemol fCarmen C''Trerwue^hlu/ I MSB" ' üavaíftía- Est Lago de iodos Ins Sanios Divoiluiin ihteroíd ■^NahupX - Nufípi »^^^ -B zoo Kilomélres AVIS OEOLOOIOUE SUR LA QUESTION DU DIVORTIUM AQUARUM INTEROCEANICUM DANS LA REGIÓN DU LAC LACAR PAR D« LEO WEHRLI GÉOLOGUE DE LA SECTION D 'eXPLORATIONS NATIONALES AV MUSÉE DE LA I'LATA Avec une carte et deux planches AVIS GEOLOGIQUE SUR LA QUESTION DU DIVORTIUM AQUARUM INTEROCEANICUM ÜANS LA REGIÓN DU LAC LACAR PAR Dr. LEO WEHRLI GÉOLOGUE DE LA SECTION d'exPLORATIONS NATIONALES AU MUSÉE DE LA PLATA Appendix tecbnique aii rapport préliminaire sur ¡non expédition géologique dans la Cordillere argentino -chilienne du 40° et 41° latitiide siid, región du Nahuel-Euapi. I . Données géologiques et topographiques Entré le 2 2 mars 1808 dans la ré,gion du Lacar, j"ai consacré nombre d'excursions á l'étude géologique de ce terrain. Le détail de mes routes est énoncé dans le rapport préliminaire sur mon expédition qui precede ees remarques techniques O. Mon dernier campement vers l'ouest fut dressé prés de l'embouchure du rio Hua-Huma sur du g-ríz«//. Cette riviére, tranquille d'abord, coule dans la premiére demi-lieue sur un plan d'alluvions peu incliné. Les versants de la vallée sont formes par la roche granitique, autant qu'elle est visible dans les foréts épaisses. Je presume que la Cordil- lere d'Ipela est granitique également. Dans la zone des sommets, qui atteignent 2000 mctres et plus au-dessus de la mer, existent des restes d'une nappe basaltique horizontale. Les nombreuses vallées laterales s'ouvrent dans la vallée principale par une brusque inclinaison de leur thalvveg. Le fond de ees vallées est bien plus elevé que celui de la vallée principale. Aux versants de celle-ci corresponden! des terrasses d erosión notableinent bien conservées. J en t Revista del iMusco de La Plata», tome IX, pag. 221 et suivantes. — 246 — ai observé six depuis l'embouchurc jusqu'á deux lieues plus bas, cinq á gauche et une sur la rive droite, et dans quatre niveaux difterents au-dessus du riü Mua-Huma: et toutes ees terrasses sont inclinées vers /'esí, c'esi-á -diré contrairement á la direction actuelle du rio Hua- Huma . Ces terrasses retrogrades prouvent que la región située á l'ouest du lac Lacar appartenait autrefois au domaine hydrographique de celui-ci et ce n'est que dans un temps plus moderne qu'une riviere du Chili, le Hua-Huma, a attaqué cette terre par l'érosion et s'est fait tributaire les eaux du Lacar pour les emmener au Pacifique. Avec le courant a augmenté la forcé érosive du petit ruisseau de sorte qu'il a creusé une gorge profonde. Les affluents latéraux n ont pas encoré pu le suivre partout. lis se déversaient ailleurs au lac et doivent maintenant s'alligner á la nouvelle base d'érosion. Quant au paysage, le lac Lacar., qui a six lieues de longueur environ. rappelle le lac de Brienz dans l'Oberland bernois (Suisse). Le bord nord du lac étant inaccessible dans sa partie oriéntale, on gravit, pour faire le contour de ces parois á pie, une rampe de porphyre s'élevant dans la partie céntrale du bord nord a une hauteur de 400 mé- tres au-dessus du lac (lago Lacar 614 m.), et ce n'est que vers San Martin de los Andes quon se retrouve au bord du lac. Au-delá de la rampe, on est surpris par une grande vallée plañe, qui par sa configuration se manifesté á premiére vue comme /ond d'un anden lac qui se déversait probablement vers Test; la encoré, presque au méme niveau, se trouvent deux régions semblables quoique plus pe- tites. Les eaux presque dormantes d'un ruisseau (Arroyo Quinalahué) serpentent á travers le fond marécageux de cette cuvette topographique pour s'animer ensuite et se jeter de cascade en cascade. par une gorge sauvage, dans le lac Lacar. Un second ravin occidental va également au Lacar en traversant la parois porphyrique. C'est un contraste frappant entre ces deux gorges jeunes en forma- tion, descendant vers le Lacar, et le fond plat de l'ancien lac de Quina- lahué en haut. Jen ai determiné le point le plus bas avec 824 métres, tandis que la ligne de circonférence de l'ancien bord du lac se trouve á 1000 métres á peu prés au-dessus de la mer. Regardant plus haut, l'oeil rencontre des formes tranquilles et douces, des sommets arrondis; depuis longtemps l'érosion s'y est équilibrée. Au contraire, en bas. vers le Lacar, la formation des vallées est en pleine activité; il s'y forme des gorges étroites á formes aigües et prononcées. Plus á Test, suit le basalte. C'est la zone basaltiquedéjá décrite qui perce les granits dans cette localité á une largeur de six kilométres en- viron. Elle forme des montagnes tres caractéristiques par leur aspect de «tetes» isolées et leur surface arrondie par l'action des anciens gla- — 247 — ciers ; quelques unes de ees montai;nes sont encoré couvertes de mo- ra ¡nes. Vis -á- vis du bord sud du lac Lacar, les basaltes forment des pa- rois verticales: un éventail droit, grandiose, de colonnes de lave refroidie. C'est ici qu a dü passer la fente d'éruption tres large dans une direction plus ou moins méridionale. Les basaltes sen sont écoulés, s'élargissant au-dessus des granits et des gres en forme de nappes, de couvertures volcaniques. L'examen pétrographique des échantillons de cette zone. passant du Lacar par la vallée du Limay jusqu'aux monts Carmen de Villegas et Trenque-Malal au Nahuel-Huapi , démontrera si c'était oui ou non une éruption unique. A son extrémité oriéntale, prés de San Martin de los Andes, le lac Lacar touche le granit pour la seconde fois au flanc est des ba- saltes, desquels le granit est separé par endroits par un banc puissant de porphvre quarl;ifére. Celui-c¡ s incline vers lest et gagne des deux cotes le fond de la Vega de Maipú. Granit et porphyre montrent des sur- faces moutonnéis. Au-dessus s'éléve le C/iapelco, haut-plateau immense de laves et de tufs correspondants. Les tables de basalte s inclinent de deux á quatre degrés en moyenne \'ers 1 est sortant de la zone d épan- chement. La Vega de Maipú représente aussi un anclen fond de lac. On est frappé de nouveau par les jeunes gorges des petites riviéres qui se jettent dans la plaine de la Vega située á cent métres plus haut que le niveau du Lacar. Mais si l'on remonte un de ees ravins, par exemple celui du milieu du \ersant nord, on parvient i un col assez large (800 métres au-dessus de la mer; Vega Maipú: 71 i métres) qui conduit dans une grande vallée ouverte mais satis riviére. Nous passons une rampe do porphyre surmontée de basalte, puis deux remparts morainiques en forme de demi-cercle ouvert vers le sud, et nous voici arrivés, á 848 métres au-dessus du niveau de la mer, sur la grande terrasse d'accumu- lation du Rio Quilquihué qui \'¡ent du lac Lolog et se déverse au rio Chimehuin, appartenant aussi au systéme atlantique du Collon-Cura — Limay! Au fond de la Vega de Maipú, il ya une petite riviére marquée Arroyo Calbuco sur la carte du Musée de La Plata de i 896. Elle forme un ma- récage dans la ^'ega, puis descend, par une courte gorge de roches gra- nitiques, á San Martin de los Andes et au lac Lacar. A l'extrémité su- périeure, oriéntale de la Vega de Maipú. cette riviére est formée de deux ruisseaux qui viennent de directions exactement opposées. Le premier, celui du sud, descend du Chapaleo. Mais suivons d abord 1 autre, celui du nord! Nous y rencontrons une petite gorge modelée récemment, dans le sens géologique, et puis, á 788 métres au-dessus de la mer, nous arrivons dans un inarécage étroit mais long de deux kilométres et dont — 248 — les bords bien accentués sont en méme temps les bords d'une suiface de terrasse accumulée de graviers s élevant continuelleniLMit quoique tres peu vers Touest. Ce marécage est le lit d'une ancienne el puissaníe viviere dont les eaiix vcnaient de l'est et se réunissaienl á eeHes dii Rio Quilquihiié. La terrasse est la continuation de la terrasse du Quilquihué qm vient du lac Lolog et que nous avons deja rencontrée plus haut; et, cótoyant le marais, nous ailons trouver le rio Quilquihué méme, á un kilométre plus au nord-est et á peine dix métres plus bas. Un ruisseau insigni- Hant, autrefois affluent droit de l'ancienne riviére de ce marécage, profite aujourd'hui de ce lit abandonné pour joindre le Quilquihué. L'autre partie de Tarroyo Calbuco, le ruisseau du sud, est separé du premier, celui du nord, par une iarge colline basaltique couverte en parties de moraines et de blocs erratiques. En amont, cette partie du Cal- buco nous conduit sur la méme terrasse fluviale du Quilquihué, mais á une lieue plus au sud oü 11 se présente également un anclen lit de riviére avec inclinaison vers l'est. mais dont le ruisseau ne profite pas; ¡1 a sa source plus au sud et plus á Tintérieur du plateau du Chapelco. A Test, á une distance d'un kilométre ou deux et sans colline in- termédaire. la terrasse continuant, il existe une autre riviére qui descend du plateau du sud, mais qui tourne vers le nord-est pour suivre l'incli- naison continuelle de la grande terrasse et se joindre au Quilquihué. 2 . Résultat Résumons tous les resultáis obtenus par l'observation du terrrain et táchons de combiner les faits topographiques avec l'explication géolo- gique ! Le passage de la 'Vega de Maipú vers Lolog, le marécage au nord-est de la "Vega de Maipú et Tancien lit de riviére entre la colline de basalte et le Chapelco sont trois points tres remarquables du « divortium aqiiarum interoceanicum » . La ligue de la división des eaiix guille la Covdillere en cet endroit formanl une longue courbe. Par ees trois points ont passé dans un temps antérieur des cours d'eau puissants appartenant au sys- témedurio Quilquihué, c'est-á-dire á l'Océan Atlantique. Aujourd'hLii. il n"y a plus d'eau, la región supérieure correspondante faisant dél'aut: ou bien, s il y en a, elle est drainée vers l'Océan Pacifique. Les faits sont tres clairs. La vue genérale est a peine interrompue par des dépóts morainiques. Jai fixé le niveau de plus de cent points; parmi ceux-ci une vingtaine d'altitudes calculées par différence baromé- trique observée avec un aneroide tres exact, systéme Goldschmid. Nous arrivons done á la conclusión que la región du lac tacar en- — 249 — i'oyaií aiílre/uís ses caux rers l'est ci i Atlantique, íandis qu une erosión de plus en plus active a croisc les Andes du cote occidental el a fini par dévier au Pacifique les eaux du Lacar . L'n canal de trois kilométres de long ct iiuit métres de profon- dcur minimale suffirait pour communiquer le bras septentrional de larroyo Calbuco avec le rio Q)uilquihué. et alors le rio Quilquihué, et avec lui tout le systcme du lac Lolog, enverrait ses eaux au Chili par Maipú — Lacar. Du reste. 1 erosión retrograde de l'Arroyo Calbuco aché- vera ce travail d'une maniere naturelle dans le délai de quelques siéclcs! En concordance complete avec ees conclusions, nous avons trouvé au rio Hua-Huma des terrasses d'érosion retrogrades, c"est-á-dire avec une inclinaison vers l'est. Et il faut considérer les nombreux fonds d'anciens lacs comme restes d"un niveau plus haut du Lacar et par conséquent d'une étendue de ce lac beaucoup plus grande. Le fait est sur. Mais ce qui nc m'est pas encoré clair, c'est l'ordre chronologique des phénomé- nes: la formation des vallées, la genése du lac, son dessechement partid, la déviation des fleuves, les relations avec les éruptions de basalte et avec les glaciations, de méme que Táge absolu de la déviation définitive du lac au Pacifique. Pour ce rapport préliminaire, il ne m'a pas été possible de considérer tout cela. J'ai levé un croquis topographique au i:iooooo de la re- gión en question. sans théodolite, avec de simples aneroide et boussole. afin d'y pouvoir noter les observations géologiques. Les cartes existentes marquent á peine les riviéres actuelles omettant les anciens cours d'eau. C'est lá une región qui méritait une étude plus détaillée tant par ses complications géologiques que par sa position politique dans la zone de la frontiere Internationale. 3 . Quelques remarques comparativas Les déviations de lleuve qui ont eu lieu dans la región du lac Lacar. pendant des périodes géologiques relativement jeunes, ne sont point un phénoméne isolé. Nous avons pu constater de pareilles apparitions au nord, bien qu'á une plus petite échelle dans notre expédition de 1897 au Valle de los Ciegos, Valle Grande, Valenzuela et autres. Dans d"au- tres montagnes aussi, ees phénoménes sont bien connus. Les vallées du cóté océanique d'une chaíne de montagnes ont ordi- nairement plus d'eau et d autant plus de forcé érosive, et, dans des cas extremes, elles ont percé la montagne entiére comme á Lacar. Ordinairemenl, les lignes de faite coupées ne sont que d'ordre se- condaire, séparant deux bras du méme ruisseau ou deux affluents du méme fleuve ou bien deux systémes hydrographiques du méme océan. — 250 — Mais les circonstances particuliéres, tres secondaires pour le phénomeiie méme qu'offre une chaíne de montagnes dans laquelle surgit une ligne divisoire iaterocéanique (comme, par exempie, dans les Andes), peu- vent introduire la complication qu'une déviation de vallée, par le travail érodant d'une riviére voisine, signifie en méme temps la déviation de la ligne interocéaniqne, quelqae petits que soient les deux svstemes en question, quelque local que paraisse le fait, C'est alors une coíncidance que la ligne de faite entre les deux pe- tits svstemes forme en méme temps partie du divortium aquaium inler- oceanicum . Mais le phénoméne naturel reste le méme, quand méme cette ligne serait prétendue comme frontiére poliiique. Le cas du Lacar est un exempie de déviation par excellence; c'est vrai. C'est parce qu"il s'agit casuellement de la ligne interocéanique et parce qu'il y a évidemment trois cours d'un «Rio Lacar» disparu qui allaient du cóté opposé á Tembouchure actuelle du lac. Dans les Alpes, il existe un grand nombre de cas plus au moins semblables. Par exempie: La Maloja est le passage de la vallée de l'Engadin supérieur á la vallée de Bregaglia : c'est une descente ¡mmédiate de la grande vallée de rinn large et avec un fond plan dans la gorge sauvage de la Maira, saiit de I 800 á 1400 métres au-dessus de la mer. Les premieres riviéres late- rales de la Maira sont les anciennes sources de 1 Inn que la Maira a dé- viées par l'érosion. On voit encoré la direction du 'Val Marozzo, etc.. vers l'Engadine, et les niveaux de leurs terrasses correspondent avec ceux de l'Engadine et non pas avec ceux de la Maira. Privée d'une grande partie de ses riviéres, l'érosion est restée en arriére dans la vallée de l'Engadine; c'est pour cela qu'elle est encoré si élevce. Elle appartient au systéme du Danube de la Mer Noire, tandis que la Maira va au Pó, á la Mer Adriatique (voir la planche). Du lac d' Adíen (Tyrol, entre Innsbruck. et Kufstein), débouchait un affluent de l'Inn avant la grande glaciation diluviale. Une petite moraine l'a barré ensuite, et aujourd'hui ses eaux cherchent une pénible sortie vers le nord a travers la haute montagne et se joignent avec risar. Mais puisque l'Isar et l'Inn sont tous les deux des affluents du Danube, cette moraine qui a barricadé le lac d'Achen n'est pas une ligne interocéanique. II est du reste possible que le Lacar ait aussi été barré temporaire- ment par des moraines á l'extrémité oriéntale de l'ancien lac (c est-á-dire de la Vega de Maipú d'aujourd'hui), ce qui aura facilité peut-étre les déviations. car on trouve beaucoup de dépóts glaciaires autour des an- ciennes lignes de ce fleuve disparu, quoique la longue colline entre les deux rameaux de I arroyo Calbuco soit constituée en grande partie de basalte en place. — 2.51 — Au pied nord-est du Rit^hi, en Suisse, s'étalcnt le lac de Zoiig et le lac de Lower^ comme restes d'une ancienne vallée no3ée de la Reuss. I. erosión et un soLilevement tectonique, travaillant ensemble, ont dévié ce fleuve et lui ont fait cherchar une autre issue prés de Lucerne. Et les eaux du lac de Lovverz vont quasi en arriere, en comparaison avec la direction de la Reuss ancienne, pour gagner, avec la Muotta, le lac des Quatre-Cantons dans sa partie supérieure prés de Brunnen (\oir la planche). Un cas semblable a celui de 1 amphithéátre morainique de la Vega de Maipú vers Lolog, c'est le passage du Brñnig en Suisse. C est égale- ment un passage d'abord assez plan et ensuite tres rápida unissant la haute vallée étendue de la Sarner-Aa avec la grande vallée de l'Aar prés da Meyringen. Aujourd hui, les eaux de la Sarner-Aa vont au lac des Quatre-Cantons appartanant done au systéme de la Reuss. Mais, au temps diluvial, le grand glacier de TAar a couvert tout le passage du BrQnig, pénétrant bien loin dans la vallée de la Sarner-Aa en y laissant des dépóts erratiques en forme de moraines. De la méme maniere, le grand glacier du Lacar a pu déboucher de la Vega da Maipú vers Lolog oú il a laissé les deux amphithéátres mo- rainiqucs. Les exemples cites jusqu'ici me sont connus par Tautopsie. Pour les comparer avac d'autres montagnes, ja citarai ancore les Balkans et le Caucase. L'lsker(^), affluent droit du Danube, croise les Balkans naissant au versant sud qui est, du reste, tributaire des fleuves de la Mer Egéíque. Ce serait une espéce de divoriium iníeroceaiiicum si 1 on admettait que la Mer Noire et la Mer Egéíque fussent deux mers différentes. Au Caucase central, les conditionsdu divoriium aquarujn sont bien nettes et ont beaucoup d'analogies avec notre profil transversal du Lacar. D'aprés un profil géologique récamment publié par M. le professeur Alb. Heim ('), le Caucase central ast formé par un massif central de granit avec un peu de gneiss, de diorite, etc., sur lequel raposent les sédiments plissés des formations paléozo'íques at mésozoíques. Les mon- tagnes sont percées par des éruptions de laves andésitiquas qui forment las plus hauts sommets, l'Elborus et le Kasbek, s'élevant á plus de 5ooo métres au-dessus du niveau de la mer. «Avec sas cónes volcaniques et avec ses laves» — je cite 1 auteur en traduction verbale — «le Caucase est parent avec les Andes»; et pour la physionomie et pour la tectonique ses jeunes volcans lui paraissent «des créatures complétament neuves et exotiques». (^) Supan: «Grundzüge der physischen Erdkundc» 2** cdition, Leipzig 1896. (') Heim; Querprojil durch den Central-Caucasus, «Vierteijahrsschrift der naturforschenden Gescllschaft, Zürich», XLIII, cahier i, p. 25 et suivantes, Zurich 1898. 252 «Pour notre profil transversal du Caucase central», dit M. Heim. «la ligne de faite n est point située dans le massif central. Le Terek a coupé le massif central dans la gorge de Dariel. La ligne de faite de notre profil se trouve méme beaucoup plus au sud de 1 axe de l'éventail», c est-á-dire du massif central. Au lieu de toute autre description, voir la planche oú je donne le profil du Caucase central de Heim á une échelle réduite et un peu schématisé. Puisse-t-il résulter de ees appréciations comparatives la conviction que la déviation de la región du Lacar par l'érosion pacifique représente un phénoméne tres intéressant et tres essentiel, mais que des cas sem- blables ne sont point rares ni dans la Cordillére ni dans d'autres mon- tagnes! Musce de La Plata, le 28 juillet 1898. Dr. Leo Wehbli, GcoloGue. Revista del Museo de La Plata — Tnnie IX. Dr, LEO VVEHRLI: Avís giologique, etc. — Planche I WSW. TíioBiifí í/uma "■''■i^iimirfmm^- Ntveau de I? msr DU'orfiuní aqaaruní Kicstcwajo Cora irivfo Ouinalahu/ Ouipelco Divorlium. aqiuuvm Carral defiüjiraji Cerril dd Ferro RioOiimekuin ENE. ¿ Collón Gira PROFIL GÉOLOCIOUE DE LA REGIÓN DE MAIPÚ (par LeoWehpli) I 1 Koclies fíri!nifí/fli¿'s./i<)/'/ihyri,/ur.'¡ rfr I I l'outhc.s ierliai.rrs iS. Roth} I 1 linches hasuJíiqíies rt trnr.hytt^l¡£S --.^.— Terrtis^es f] ' erosión *. Aucünne dirreUori des eaax — > Dtreciton oHiuUe tU.s eaujc ECHELLE I ; 300 000 Nord — > U'7a//¿¿aivÁ'üs PROFIL SCHEMATIQUE DU CAUCASE CENTRAL (d'aprés M.Albert Heim| poup demontrer le .divontium aquarum" I I Crunit [LU CunrhKS ftn¿(-ozoú/iíe..i el vieso2oú¡ues I I And¿si\le ele. ECHELLE I : 300 OOü DEBONDEMENT DE L'ENGADINE SUPERIEURE (Suisse) ^ Ancienruí direction des eaiu> ECHELLE I r 250 000 DEVIATION DE LA REUSS (Suisse) Anri.e/ute viiMee íh l,i Reiiss ECHELLE I : 500000 \«; GloLcier v<ív. el'AlUgna. TALLERES DEL MUSF.Ü DU I.A PLATA Revira del Mu«eo de La Plata— Tome IX, Esl Dr. LEO WEHRLIt Avi? géoloeique. etc. ^ Planche Ouesi I . Montagne tabulaire basaliique du Chapelco G = Granit: P = Porphyrc, R^ Basalic . T^^Terrasics du Rio Quilquih Nord Sud ■2. Passage de lancien glacier de Lacar, de la Vega de Maipú á la Vega de Lolog (Rio Quilquihué) RíT^iRochcs moutonnées de porphyrt, M^Morainc fronlalc Dr. LEO WEHRLI: Avi* géoloaÉque. etc. — Plan che III Revista íbI Mu»ec de L« Plata — Tome IX. Croquis topographique et géologique DB LA REGIÓN DU LAC LAGAR (10° L S- 71° 30' W. GREENWICh) LEVÉ AVEC LE BABOMÉTFíE ANEROIDE GOLDSCHMID ET LA BOttSSOLE SANS THÉODOl-lTE D? LEO WEHRLI # 1898 -I" - ~'Z^'Z.'^ Surfíice moutonnée S^^ Miirécage N Tcrrasse d'érosion ^^^ Rochen ^ Plon^iemenl .. Maison, caban llBlf I'-'S'" I iGranir ES^DOiorile \ I Roche basaliique I 1 Gres et poiidingue (líriLiircs. S Roib( I iGneis-sciauírcs roches I 1 Ancícn lac cristalliiics schisieuscs 1 I Porphyre quartziférc I I Alluvion fluviale r?^ ■%, 'ojo ^ >!,:?> ( 'A9 »í,»i' KCHELLE I : I 00 000 — _3^it_ llinéríiire el campemeiit .io i o\pé.ltti'ín. iil ci iv , i8os 706) (' í calculíe par ditRrenee barotníihque 1 AltitUlie au-Jcssus de la mcr ! fi2«\ ,„i„„l ( í.aluéa 00 inlcrpolía (en rappotí avec une niDycnne He San Manm de loi AnJesj =/ VOCABULARIO TOBÁ-GASTELLÁKO-IWaLÉS FUNDADO EN EL VOCABULARIO Y ARTE DEL PADRE A. BARCENA CON EQUIVALENCIAS DEL INDIO LÓPEZ EN 1888 ARREGLADO POR Samuel A. Lafone Quevedo, M, A, ENCARGADO DE LA SECCIÓN DE ARQUEOLOGÍA V LINGÜÍSTICA ARGENTINA Tumo JX I 9 VOCABULARIO TOBA-CASTELLANO-INGLÉS Clave: L. =voz .según López B o-Barretá — los otros dias; dayx ayo. a-Basigi, L. ncaicó — abrir portillo (uljrir seinlii): open gap (dilch). Becogué, L. coogui — agusanarse: f/riti'' ¡iKKjíjOly. mela-Bemath, L. sarnadimé — ae;i- bar de hilar, fiíiislt spinning. Bevé, L. lasoguini — basura: refuse, a-Bitiodem — agradar: lo please. i-Bó — casa mia: my house. Boygeamáp — tiempo de algarroba: (ilgurrohii lime. c a-C — ven; rome. j-Ca — L. piedra: xlone. le-Cá — tamaño: sise. le-Ca — niueiio: iniicli. ña-Ca aqui avo enagarnilegote ne- del — muchachos venid á dar la lección: hogs come and recite. ya-Ca, L. ykká — labio de arriba: tippeí' lip. na-Cá — indigna: uiucorlhg . na-Cá, naca — Dios! del que exclama ó invoca: oh God .' le-Cá, L. maladesát — crecer: gron\ Caallo — caballo; hofse. sa-Caavealocoyoenaganagec — to- dos los dias: every day. Caapagá, L. cMmai — porongo: gourd. le-Cabasám — hilo delgadísimo: fine yarn. ta-Cacatá, L. scauot — seca: droughi. Cacadé, ]j. conagradi — carancho: l/ird of ¿irey. Cacaydenagá alón? L. negalogojná? ¿Cuyo es esto?: Whose is Ihis ? Cacayni nivoca nalotapegat — diez i'i dos cuatros y dos: len, or Iwo f'oui'x and. a lico. Cacayni, vi 1, nivoca — dos: lioo. Cacalateé, L. scalaté — huérfano de madre: mollierless child. hue-Cacáth — luego: by and by. e-Caquessó — la vez pasada: some liutc ago. ca-Caquiagigá — menos: less. Caconegué — coger á uno: calch him. Cachipé L. — hacha: axe. na-Caen — ironía: irony. s-Caen — dejadlo: let it be. Ua-Caen — de aqui á un poco: pre- sently. — 250 na-Caen, nacaene — asi es, así es: so il is, so it is. na-Caenecó — también asi: also Ihis icay. na-Caensa — desierto: deserl. na-Caenza — verdad: Iruih, sooíh. le-Cagá — de este tamaño: so hig, lilis si:e. lo-Cagaic — mestizo: half breod. s-Cagalgoni, I., uonani — tragar: su'iiUcií'. Cagdeta, Ij. dioroné — venado: deer. Cagetá, L. lipraán— criar niño: nurse ehild. al-Cagiló — escoger: clioose. Cagogoic, lecoti — menguar la luna: moon ivanhig. Cagogoic — luna: ino07i. Cagoic L. — luna: moon. Cagroic L. — luna: moon. Che-Caguém — enemigo: vnemy. le-Cagul, Ij. lecaloúk — ancho: ividc liroad. ye-Cah.a — entonces: then. al-Cahaguiló, L. aloktin — contar: escoger: counl, selecl. Cahayté, L. la'ayté — ojos: eyes. Cahani, L. caani — muchacha : girl. Cahapagá, L. chimay — calabaza, l)ori.ingo: gourd. Cahapagá — porongo: gourd. Cahenó, L. iamukchigni — bien está: (/// riglit, it is irell. na-Cahyen — culpa: blame. Cahim, L. lagtogoté — estanque ; re- scrcoir, pond. Cahim — laguna: /aJíe. is-Cahith, li. iscahitt — ayer: yesler- day. Cahivo — carpintero que liace puer- tas: door-maker. y-Cayá, li. Icayá — hermano ó lier- mana: brollier ov sisler. ya-Cayá — hermano ó hermana: bm- ther or sisler. ya-Cayá — mi hermano : íity brolher. ya-Cayá— mi hermano carnal: my owH brolher. ya-Caya — mi hermana carnal: uiy oicii siste)'. na-Cayá — primo lieruiano: first cou- sin (m.) ya-Cayá lava — primo tercero: Ihird i-oasin (m.) ya-Cayá laual — primo cuarto ó viz- nieto de mi primo carnal, y nieto de mi primo segundo: fourlh cousin, greal-grandson of my first cousin, grandson of my second cousin. o-Cayá, L. — hermano: brolher. er-Cayá, L. — tu hermano: Ihy bro- lher. ar-Cayá, L. — tu hermano: Ihy bro- lher. Cayagáth — socarse: í/e/ dry. Cayaget, 1,. cayóóó — lechiguana, honey ivasp. Cayahat — enjugar otra cosa: lo dry something else. Cayan — reposo: resl. Cayanliá — reposos: resl (en plural). scay-Cayasorasik, L. — yo no tengo la culpa: / um not lo blame. cha-Cayatuch — abominable: abomi- nable. s-Cayca, L. sea — nada: nolhing. Caycá, L. caycá— negar, mezquinar: re fase, heep bach. sa-Caycá— no tengo: / liare nal any. sut-Caycá, L. leaumáth — acabarse algo: come lo Ihe end of a Ihing. no-Caycacaná — entonces : ihen. Caycade? ~ ¿Quién?: V^'ho? Caycalahué, Ij. cuitaic — calva: bald palé. Caycalauách, L. ikchiguí — hueca cosa; liotlou' Ihing. ya-Caycalech — vacia cosa: emply Ihing. Caycalia, Ij. scalia — solo: alone, only Caycaló nadi disietenagná dapieh? ¿Quién comprará la miel?: Wlto will buy the honey? che-Caycó — manso estar: be lame. la-Cayé — cabeza: head. ya-Cayé — mi cabeza: my head. na-Cayiá— dos primos hermanos : Iwo firsl cousins (m.). ana-Caygoch, I;, caygrolali — escu- llir: spil. Caygoguec— toser: cough. so-Cayguém— desdicha : misforlune. Caylapó, \j. lapo — mantellina: c?o/7í, shairl. 257 Caymagá — en todo luKíir.- evenj ifhvre. cay-Caynasigueth— salud : healHi. Caynnahát, L. nauaknalayél— en to- das partes: evet'!/ icliere. ca-Caynahía — próximo nuestro : o/ir ni'ighbiiiir . ca-Caynayecám — próximo tuyo : tluj neighbour. ca-Cayniliá — tres: Ihree. ca-Cayñaaluá - inundo este: tltis u'urld. Cayodá, F^. eyordó — entrar muchos: í'iiler Duniy. Caysino — librarse: be riel of. el-Caic, Ij. elcai— (cabeza), calavera: s/;ii/l. Caidonaconá, L. uishigém — alzarlo: ///■ il iip. Caigeshi, L. — cabezada: head-slall. Caigueltá, L. — calle ancha: widc s/recl or road. Caiguetag, L. — oveja: ewe. che-Caiy — enano ser: be a divarf. Caij — agradecer: be grateful for. Caik, L. — camino: road. 1-Caik, L. — cabeza: head. s-Cailiá, L. — anteayer: day befare i/eslerday. Kaim, L. — laguna: lake, lagooíi. s-Cait, L. — ayer: yeslerday. sh-Cait, L. — ayer: yesterday. Callagá — para el norte: Ihe north. Callaganahag — un wl. so-Catapéc cavayo — el caballo se ha pcrdiilo: I lie liu/'sc is losl. so-Catapéc, L. somapek — caerse y )ierderse: fall and be losl. sa-Catapech, L. soltasauana — des- aparecerse : disappear. so-Catapech, L. cliigú — echar á per- der, lo spoil. Cataqui, L. cactaqui — (a) tambor, caja : druiit, lom-lom Catasaygé — continuar: ronlinae. leu-Ca'tó, L. — fruta grande colorada, i)enca: big red fruil, opitnlia. Catedach — una vez: unce. na-Catecli, L. nacaték — lechiguana ¡luneg ivasp. si-Categé, L. umcainigué — ir alcan- zando: lu valelí aji. si-Categó — según- alcanzando: lu /'ullijir )'p. Categnagati — horno: oren. Cátele, L. — camino : road . Catelolá — capar : caslrale. — 2oí» na-Catelocli — iiinnihif: coinmand. ' ijrtlí'f. su-Catiá, I-. cachi — humo: xi)ioJ;e. s-Catijnaget — [loderlo toilo : lu be iill- puwerftil. na-Catini — lo cogipron: they catiglU him. Catipé — cuña, tvcilge. Catipillagay, 1.. ca'isác — lionniga: iinl . s-Cauá — tiudar: déla y, lüiler. s-Cauem — no, prohibiendo: no, iiii- ¡n'nilire. s-Cauem — malo: bad, etnl, ivicJied. s-Cauem, L. nawétt — malo: had, en'/, icicked. S-Cauem — acedar cosa: lo yo soiir. s-Cauém layta, L. cauem laytá — olor malo ; biid mnell. s-Cauém quiegá — no estas bueno?: in-e yoK nol well. s-Cauen — desgraciadamente: iinfor- I inuilely. s-Cauen — malamente, badly. manos-Cauentá — más malo , worse. ahans-Cauen-ta — tu estas malo: thou mi ill. s-Cauó — yo quiero pasear: / wish to go for a holiday. s-Cavadón — remolón : lazy. Cávala — puente : bridge. a-Cavalech, L. pelék — pisar: Iread. Cavemelech — des|iarejo: uneven. la-Cauénen pan, L. — yo tengo pan: / iKive bread. Cavilan, L. — Cacique de los ladro- nes del campo : ñame of a Cacique. cau-Cavomessim — por eso: Ihere fore. mayano-Kchiguini, L. — como está, está bien?: ¿Hoiv are yoii, Are you welU a-Quebuéch, L. auqueuók — afilar: sharpen. Quecá negothelóc — ningún mucha- cho: not a üingle boi/. Quecalcatá — antes que: befare Ihal. Quecaloyc, L oreyraic — manso: íaiiie. Quecallagá — tiempo : time. Quecallagá — muchas veces : often, many times. Quecallagá siquehé — antes de co- mer : liefore dinner. Quecallagá siccavit — eldia de antes: /III' i/ay befare. Quecallagá, I,, mastaksagué — anti- guamente: of oíd. Quecallanetetá — muy de mañana: ('(')•// eiir/y. Quecanaga yalec yocodelec, latap, dige ethagath — ahijado de bau- tismo: god-cliild. ney-Quedá, L. cayoó — más allá: firr/her orí. ne-Quedá chidi, L. — ,:(jui('>n eres? ^y|lO ar/ Ilion / li-Quedá L. lotawralaM — volver á otro el rostro: /urn face away. ne-Quedená — hoz: siekle. Quegmagaic, I^. ipel-lek — herir: leoinid . si-Quehé,L. dequehé, comen: //(«;/ cfl/ si-Quehe niyóm — como y bebo : I eal and drink. si-Quehé — como: / eat. sasi-Quehe — no como: I do nof ea/. si-Quehó — yo como : I do eal. si-Quehé, I., aunaigui — mascar: clieiv. si-Quehé, L. ilraco — rumiar: chev! eiid . y-Queletá — mi oreja: my ear. Quema, 1.. caá — piedra: stone. Quemagaic — ofensa: offence. Quemodi, \.. laschi — apedrear, gra- nizar: lo liail. de-Queña — de aqui: henee. an-Quepagath — toma del rio, i. e. atajar el rio, tala: take itp water froni a river to irrígate. ne-Quepé, Ij. npé — esta noche: lo niíjh/ . s-Quepeleyá, L. shekpeliá — noche pasada: las! nighi. Queso — el otro día: ihe olher day . si-Quesocti — rozar pajonal: cul dO'wn jiingle. en-Quesogi — partir con cuña: split u'illi ivedge . au-Quesohún — cardenar ó desmon- tar: lo clip {ax a hedge). o-Quesóp, L. nractapigui — rodear: surround. go round. 260 — ne-Quetác — crtbra: goat. si-Quetapéch — estoy comiendo: [ ain ealing. Quetela— asa ú oreja de paila: handle of pan. Quetelá, L. tela — oido: ear. Quetelá, L. tela— oreja: ear. ne-Quetenangath, L. napislii— rien- das: ¡■eiiis. o-Quevá, I., aucocheák — anemeter: lo iiltucl:. au-Quevocli — ablandar: lo sofleii. si-Quiacá — coiriamos: leí us eal. na-Quiagaic, L. auot— (llueve) lluvia: rditi, il rnins. _ si-Quiagám, L. quiaranek — dar de comer: (o feed. si-Quialiác — comamos: leí as eal. Quianágtaguath — pacer el ganado; lo (¡raze catlle. su-Quiat — odio tener: lo hale. su-Quiatapegá — odio: halred. yu-Quiavá — aborrecer: lo hale. sa-Quidá — mi campo: )ny counlr;/. Quidiacate, L. ittiyacté — corazón : heaii. su-Quieliain, L. iechák — engordar: lo /'alien. nu-Quihác, L. nocoyák — paladar : píllale. Quiyagaqui — ¡ilatillo: sinall piale. 1-Quillacté — corazón : hearl. Quinide sigen, L. yaninoolgsótt — aliorcar á otro: lo hang anollwr. Quippi, L. poník — á montones: in lieiiji.^. no-Quiquiuá, L. anquiguó — acer- carse: ilraír nigh. Quiriacaté, L. Iquillacté — corazón: hedfl . ni-Quiriocli — tigre: liger. lio-Quisop, L. apatrangui — rededor poner: pal al I ¡•oimd. si-Quiuavahuél — aborreces el pe- cado: do»l hale xin. si-Clacli, L. igalactegué — tornar ci volver: return. si-Clach, L. igatuk — volver atrás : lurn back. ni-Clách., vuélvete: /«rwíírtcA-, re/ «)■«. si-Clahadcsüp — vuelta dar en re- dondo: lo go riglil round. he-Cliva, L. laigotagrgát — herida: ivoiind. si-Clocó, L. igrloó — volver á ir: lo go again. ni-Coagat — olvido: forgelftilness. le-Có — tanto: so much. ac-Có — vendrás: Ihou shall come. sia-Có, L. diacó — pensar, lo Ihinh. yo-Có— harto (no quiere nv'iíi):e?ioagh. say-Có — amable: amiable. ne-Có, L. dimoctó — asi, ó asi como: so, just as. lesay-Có, L. cainegué — caminar: to walk, Iravel. yo-Cobi, L. cubi — pajizo, color: slraiv rolour. yo-Cobi, L. tóc — rojo: red. na-Cocotalaté, L. lacoctá — caña: cañe. no-Cocotapéch, L. coloroy — roncar: lo snore. Cochilató, L. cós— (negro) puerco, javali, cuchi: boar, hog. Cochiini L. — ave negra: a black bird. Coday, L. chimgrgadaik — agi: hol peppers . cho-Codaich. — salvarse : to save self. Codetoquiti, L. ihuehelaité— lagaña: secrelion f'roin eges. le-Coén — ley : law. Cogiavel — ¿estás triste?: .\)-l sad? no-Cogolagó, L. cologologó — sapo: load. lo-Cogosoqui, L. locoroqui — ma- triz: u-omb. de-Cóh, L. — parir: lo bring forlh. si-Cohac — vaciar el vientre: lo ease .,elf. Coliatetá, L. eccowott — hambre: hungei'. Cohiget, L. coypak, coygett — plato (lie palo): wooden pílale or plaller. Cohiguenec, L. coiguenec — paloma: pigeon. so-Cohin, L. coiyalek — enlazar : lo noose. Colünéch — puntalar: underpin. Cohipocolé — vara: yard. Cohitaechá — valle : valleg. Coliitetá— serena (tiemi)o): larns fine. Cohitetá noeuta — limpia cosa: clean lliing. — 261 hring de-Coho, I- decoho — paiir f'orih. b(>(ir. a-Cohotapéc, 1.. malacole tapiik — al rededor andar: to walk round. a-Cahotapéc, L. malacole tapiik — reiltíilor andar: to go or walk round. col-Coic ((1 calcoic?), T.. Icaic— ca- beza: hedd. Coina, L. — anzuelo: fish-hook. che-Coiiiomain — imitar : úniíaíe. Coyach, 1.. lueták — dolor: jjain. Coyaganagáth, L. chigonrá — pol- villo: hlighl. fine iliisl. Coyaganá — besar: kiss. Coydaich, L. coydaik — ronco estar: be hoarse. Coydetec, L. cuyadagrgnagté -ahun- bi'ar: lo gire ii liglil. Coygoth, \j. coyguett — escudilla: huwl. Coyodaü — nmehisimo: rerg inuch. Coyocotá ahám — al rededor de ti: lili round Iht't'. Coyocota, 1.. coyoctá — cerca: near. Coypa salecoté — palo delegado: thin slick. sa-Coypac — yo cojo leña: / gnther ftiel. Coypác, I,, coypák — palo: .s/iV/c. Coypach, L. cassognagá — cumbrera: ridge of roof. Coypaló — carpintero: carpenter. Coytanalate — horca: gallows. le-Coytech, L. cuitoók — cansarse: 1)1' lii-ed. ni-Coytén, Ij. aquiuik — sobar cuero: drcss hidi'S. no-CoytiquI, L. coichiqui — galillo lie la lengua: rool of longue. lo-Collecg, Ij. coichiguí — tragadero: Ihrodl. yo-Colá — cuello: 7ieck. e-Colá, L. aucolá — desollar: flay. yo-Colá, L. oculá — cuello : rieck. Colacahi — plato lie plata: «¿'¿rerp/rtíe. Colach — vamos: leí us go. cal-Colagatech — vida: Ufe. Colancsyc, L. coloncaic — arisco: ■¡rild. sin/. Colancaic, I^.colancaic — tlojo: Insy, fifU'iird. no-Colcá — muchisimo : very miich. Tomo IX no-Coléc — mi primo menor: my yoiinger cousin (m). Coléc — muchacho : boy. no-Colóc — hijo ó hermano menor: son iv yonnger brolher. so-Colech, \j. socolek — mucliacho : hoy. Coligisác, L. coliguisác — lagarto grande: big lizzard. Coligissist, L. coiliguishik — teñir : dye. Colocay — plata : silver. so-Colocó — iremos: we will go. Cologagaic — (que no sirve) tlojo: l(i:y. good fnr nothing. y-Cololich, I^. Icossót — garganta : throal. Colroró, L. — rana ó sapo: frog or load. Com, L. — ombligo : navel. Comadedácli, I., onalék — á solas: alone. o-Comalencupá — después : afler- warils. ta-Comaltosim — injuriar: lo insnll. Comatagavoy — el año que viene: ne.rl year. Come voy — el año que viene: nexl year. Cómele — después : afler. Comegnalo, L. comogrgaló — arco íl'Ís: ruinlioiv. Cómele, L. cumelé — luego, después: liy and by, afterwards. to-Comelé. L. awit — después: afler- wai'ds. Comelenahag — un dia después: «da»/ afler. Comelelionaagatesá— después de tres ilias: afler Ihree days. Comeletá, L. locchigui — de aqui á un poco: sliorlly. o-Comi, L. comí — nosotros : we. Comi, L. comí— nuestra: oitrs (f). Comohon, L. maik — culebra: snake. Comornalog, L. — relámpago: light- ning. le-Cón, L. Icúm — ombligo : navel. ya-Coná, L. napouát — recibir : re- ceioe. sai-Cona maduma, L. — yo voy á tu casa: I go to your house. 20 — 262 — na-Coná, L. naconá — cántaro de liai'i'd : a cl'ii/ crock. sai-Coná, L. — yo voy á tu (.-asa: I ¡jo tu iioar house. sa-Coná — sefíar: to harcest. la-Coná, L. naconá — botija: jíir. ya-Conaque callaga negotolec ca- cayni yalegesá — padre adoptivo: iiihi¿i/eit fdllier. sa-Conapegogi — ultrajar; lo spot/, injiirc. ya-Conaque callaga negotolec ca- cayni yalesá — madre adoptiva: addpleil inolher. le-Conech — tenedor: fork. sa-Conegét, 1^. aconeget — conse- i^uir : ii'il/nn. sa-Conegét — yo cojo pan: I lake itp Ijri'dil. Conneget — yo cojo: I pick iip. a-Conegeth, L. ashilá — tocar á otro: iiiiii/li nno/her. a-Coneget, L. — es conseguir para casarse: lo gel consent, lo be mar- riecl. oc-Coni cavayo — ata el caballo: /¡e iip lili' liOI'sr. ya-Conogi — puñado: a handfiil. Cononaliá — «lia de trabajo: work- (liiij. sic-Cootapéch, L. diyaká — pasearse: hj gij fijr lui oiiliny. Copaic — gato : cal. Copaicli, L. copaik — gato: cal. ni-Copagá — |dumaje: plumage. s-Copitá — quiero: / wish or wanl. s-Copita — yo queriendo: / do wanl. s-Copitá ni ita — yo (juiero á mi pa- ilre; / loce inij falher. s-Copitá callaga — yo quise: I did ivinil . s-Copita nagl — quiero ahora: I wanl iiuw. s-Copita — yo quiero: / do love or iva ni. s-Copitá tapegá — yo queriendo: / mil lariiig, de-Copitaó, L. — yo te quiero: llore Ilicc. s-Copitapegá — tu auianilo: Ihoii •« ¿¿i/. a-Danaqui-- mortero: iiwrtar. a-Danaquiló, L. ard'anquiló — mano de mortero : peslle. la-Danecanocó — mi naranja: my o¡ringe. la-Danecá — naranja: orange. aien-Dani, L. danianió — flrnie estar: tu stand firiii. Danranraé L. — médico malo: bad doclur. co-Dap, I^. lop, lap — boca: nioulh. u-Dapách, L. olapék — chato: flat. nu-Dapech — avaricia: (ivarice. na-Daranak, L. — serpiente : serpent. e-Dasó natiatini — aquel que está pa- rado: thiil luanwho is standing iip. e-Daso noteatani — aquel que está parado: lluit man standing up. Dasovi, L. dasoví — florecer: blossotn. sag-Dató — massa: paste. sa-Dató — está crudo : it is ratc. Dathó — azada, azadón: hoe. se-Datotá, L. sedatotá — cocido ó co- cinadii: t:ooknd. a-Davá — aquellos: tlwse. a-Davati — remolino: whirl¡tonl. ne-Dé — carta: letler. ne-Dó — libro : l)ook. e-Dó — libro : liook. e-De — mi libro: my Ijoak. anae-De — tu libro: thy tiook. yi-De — mi libro: my book. y-Dealagi cadeanovi — ¿quando vi- nisti'?; Whi'n didst thon come? a-Deancatén — defender á otro, ala- liar: defend another, praise. Decolló — criar de nada: créate oul of liothing Deconech — cuchara, concha : simón, shell (bivalve). no-Dech, L. yadargranarat — lum- bre: fire, light. no-Dech — inüerun: hell. no-Dech, L. nodek — fuego : fire. no-Degalasaic — leña seca: dfy wood, ///el. Dehoch — pareciii: carne in sighi. was füiind. le-Deyá — confesar otro : to shrive. ne-Del — libros: books. a-Delagaic — este año nuevo: Ihis new year. a-Delagaic, L. tres odi— (de aqui tres años) este año nuevo: three yeará henee. Delahi, L. legó — de la otra parte : on or from the other side. Delathó, L. dató — asado : roast. Deleuém — muerto: dead. sasae-Dém — burlar de otro: laugh at, iiiiike gome of. lo-Dém, I., oipak alodem — hacer leña: make fnggots. na-Dená, 1^. sochi — patay: qaod si- mi le, algarroba or other bread. hana-Dená — tu pan: thy bread. na-Dená, I^. ndená — - pan : bread. a-Denách, L. palajchlrigrá — mor- der la araña: to sling (of a spider). a-Denagáth— ¿ corno te llamas?: how are yon calledí na-Denahá — mi pan: my bread. sena cada-Denaynec — ola, ola, ¿qué estas haciendo?: I say, whal art thon diiing ? na-Denaliá — panes: loaves. ca-Denáth, L. ñachi. — 266 Denegantay — iiacienciu tener: haré ¡lili ICIICC. Denoyát— l;ma enredada: linif/led or iiiiilli'd wuul. n-Dep, I.. — agua en creciente: floüds. Dequedá — pm- allá : Ihal way. shi-Deranaqui, L. — pipa: pipe. na-Desigém, L. anerashigém — ane- njan^ar: Ixcl; up. Desi-nedamiagá, L. nshirá — pan- tanii: iiKitgni iré, slongh. a-Dhialá, L. adhialá— (ven asi) luego, presto : úii niedialely . ylii-Di, L. —cacique: ylii-Di, L. — otro cacique Toba, mu- rió: Ñames of Caciques. Dialá — priesa: haste. a-Dialacohinéch, L. ianem — (darse) darse priesa: niake husle. a-Dialach — mover á ).)riesa: inove ihisl ihj . y-Dialaquió — de quando en ijuando: iit/iv and Ihen. na-Diám — Stdvailor: Sariuar. Diasapáth, L. diasapattó — gana te- ner; lo wa/il lo lio. lo lie inclinvd. Diavich, L. diavik — quemar: hurn. no-Dik, L. — fuego: fire. na-Dica — quizá, él liurti'i : perhaps he stole. no-Dich. — quebracho blanco: Iree, ivliile quebracho. a-Diein — burla: inockern. Dyeroni, L. — de mañaina; eafli/. a-Digén, L. móo — paladar i'i gusto: pulule or lasle. Diguisát, L. — nombre de lugar: na- uie uf a pluce. a-Dihém — hacer burla: lo make a fool of. ca-Dihipirech — canilla: shin-bone. Diigui, L. — Cacique hijo del Cacique anterior Iliidi. a-Diyalách, L. — igaalaték — presto: quicklij. a-Dijalá, L. auncainigá — apresu- rarse : lo make haste. a-Dijalac — fácilmente: easily. Dilagá, L. niliá — reñir con otro: iiuarrel. Dilahuel, T.. laylichi — entrañas: vi- luis. Dilamach, L. soconók — mancebo : ijoulh . ki-Dili, L. — nombre de un i'ubol; a li-i'e. ca-Diliequetó, 1^. licté — lodillas: Iniecs. li-Dimehuécli, I,, laloló — convale- cer : lo be convalescent. ca-Dimich, L. mik, umik — nariz : nose. sa-Diná, T-. labrák — clamar: lo culi Olll. Dinach, I-.inák— picar araña: losling, of 11 s¡i¿der. Dinech, L. yerát — esinna: llioi-n. sa-Dlni, L. adini — clavar: nail. ui-Dini. L.— un [lajaritochico: asmall bird. Dinogón — manco estar: lo be luuie. luaimed. ua-Dinohó — (|uiz.'i él es: perhaps he is. Diocotini, L. diocchiguini — luz de la luna: moonliglil. Diocotigni — ya aclara el día: day is (luwniny. so-Dioch — no )iareci('i: lie did nol lur/i up. ho-Dioclietená, L. nquiduó — hasta aqui : Ihis fur. a-Dioetó — adornarse: lo aáomself. Diogtigni — relumlnar : lo gliller. Diogoni, L. — de mañana: Í7i llie mor- ning. Diohi, L. diohi — espantarse temiendo: lo be starlled. Dios — Dios : God. Dios salmatá nahalate iade scauen — 1 líos est'i enojado contra el pecador: God, is angry wilh the sinner. Dios quotarien — por causa ó amor de Dios: for God's suke. Disahá, L. disoó — desear: long fo)'. Disahá — gana: inclinaüon. Disahá, \j disahá — desear: lo ivish. ni-Disicolec yalech —el hijo último: youngesl soti. y-Ditaygé — ¿ adonde está ó adonde ha iilo?: Wherc is he? where is he gone. Dite — crujir de ti-io: chullcring of leelh froiu cold. 267 — Dité, I., elemnomrá — tener frió: lo be (:t)li_l. Ditil, L. Ichill — iiiernás: leg>i. y-Divage — dóiiile: luhere. Divál — 'le valile: idle, free. Djilroik, L. — uinigo malo: l>ad fricml. na-Dó, Íj. potaraní — montón : heap. Dokshi — cristianos: chrhtidns la-Dogonec — verno: son-in-lnw. a-Doliiá, Ij. elok — azorarse: lo be xcared. a-Dohó — sombrero: hnt. na-Dohó, L. nad'ó — soml)rero: hat. ca-Dohoc, L. lolioc — piel: skin. a-Doyagay — manco: linne, inai- iiit'il. la-Doyisi — cuanto más: ihe more. Dolá — qiiebraila olla: broken rrock. ne-Dolé — mnjercita: a rommon ii'oinan. na-Dole — montera, sombrero: hal. ca-Dosapi — nalgas: bi'llockx. sa-Dosigilahuel, I., djilroik — cruel: '•/■//(•/. ca-Doteltá, L. tiltadil — muslos: Ihighs. ca-Dové, Ij. luef — dientes : leeth. a-Dovi, L. lok, casi lék — atrás: belí iiid. lay-Draik nawe, L. — yo soy negro: 1 aiii b/fick. i-Duá, Tj. a'wacpi — yerba (pasto): herb, f/;vrs'.v. Duhuelé, L. loweló — fogón : henrlh. Dusi — ilecir: lo sciij. Dussi — bundirse: lo xi?ik. a-Gá, agá-ay! — quejándose, oh!: of pain or ache. y-Gá — ¿cuál?: which? hi-Gá — ¿quién?: who? y-Gá Dios — ¿quién, cuál, i') qué cosa es Dios ? : who or what is (iodf' la-Gaat, L. liyók, auyokén — desleír: lo diíssolce. ole-Gagá, L. olegrá — gallo i'i ga- llina : cork or lien. i-Gagá, L. nauaqué — sandía: wnter- iiielon. la-Gagadaysat — palmar: (/ palin (¡riirn. la-Gagay — palma: palm. ole-Gagal — gallinas: hens. hi-Gagál — sandías: waler-melons. o-Gagám, L. aogrgám — apalear: lo be labour. le-Gahasitó, L. legresté — botón: bullón. ya-Gaic, L. yapagralcaik — canecer: lo g)-ow grey. ya-Gaic — mucbacho: boy. ya-Gaic — viejo: oíd man. ya-Gaicolec — vii>jecito: a dear oíd iiiiin. a-Gayá — acometer: lo allack. lea-Gal, L. — talón: heel. hi-Galiá — quienes: who. y-Gamen — ¿cómo te llamas? whal ií! f/oirr ñame? y-Gamehenecó — ¿c<'imo haréis? how will Ilion ¡jHi7i' she. na-Halat, L. nalawot — hinchado: sioollen. Halóch — palmo: hands-breadlh. Ham, L. ham — hiél: gall. da-Ham, L. — panza ó barriga: slo- mach, belly. ya-Hamagáth — salvar: lo save. na-Hamen — untarse: lo smear self. sa-Hamen, I^. uamnagué — untar: lo sílli'iW. sa-Hamen — juntura: joinl. cada -Han, L. dahám — vientre: ivoatb. a-Han scauentá — tu malo: Ihoii aii bad. a-Hán — tu : Ihoa. ra-Haná — duro está: il is loiigli, ha ni. sa-Hanataqui, L. nataraqui — hacer ollas: inake pols. sa-Hancató, L. laarnacté — almoha- da: pilloiv. la-Hanéch, L. tetaranté — hilo : j/arn. la-Hanegé, L. anegué— hacer ovillo: make a ball by winding. la-Hanegé, L. ygalagatteque — hilo torcido: Iwisled yarn. na-Hanléch — doblar: lo double. la-Haponat, L. lahaponátt — amon- tonar: lieap up, pile up. la-Haponat, L. lahaponátt— amon- tonar: pile up. Hapuhini — amortajar: lo pul in shroud. — 270 lesa-Hat, I^. lehath— acabar de co- mer: finish i'iilinij. la-Hat, L lendahát — acezar : lo pant. ya-Hát — resuello : brealhintj. la-Hatillalé — niña del ojo: ptipii of Ihe eije. Hatón, L. nomra —hacer l'rio: ii is colcl. sa-Haú, L. uautá — ir ilehitite: go befare. Havac. r>. lauacó — cueva: cavern. cane-Hé, L. npé — cejas; ei/e-brows. si-Hegen — iirobar, liacer: try, make. Helé, L. helé — loro, papagayo: pfo'rol. Helóle — papagaj'o chico: smiiU ^mr- w!. Henná — he aqui: see Itere. no-Henená — natural : nulive, na- tural. la-Heté — cai'pintero que hace ven- tanas : ii'indow-maher. ne-Hetón — escurrir : to ivrinc) oiil. la-Hi, L. caiguilayil — sienes: letji- la-Hi, Ij. uicchigui — vasija: vesseh. li-Hi, L. lihi — caldo: broth. la-Hi, L. layel — costado: side. li-Hi, L. lihi — materia, pobre: mal- ler, corruption. so-Hi, I.. lalcaik — miedo: dread, fear. la-Hi, L. layi — mitad: luil/'. ni-Hi, L. niacaik — (pedorro) pedo • fíirl. no-Hic, L. noyik — casa: hoiise. no-Hic enná — por casa: by wai/ of 1111/ boiise. li-Hicáph, L. lihigál — anca: hind quarlera of horsc. Hicogotapech — aquel que camina : lililí iiKiH lüalking Ihere. no-Hicoléc — casita: small house. no-Hich, 1.. disiü— barro: carlh, in ud. no-Hich — cárcel: prhon, goal. no-Hich — casa : house. no-Hich, L. nohigueltá — cimlai!, pueblo: cily, Imrn. no-Hich, L. naigueltá — pueblo : toivn. no-Hich, L. noyik — rancho de paja: ivallle ranch. Hidich, L. hidik — amigo : friend. Hidioydé, I.. coroittó— aclararse el tiempo: clearing iip, Of wealher. la-Hye, Ij. naconá — botija: vessel, jar. Higogilote — encender vela: liglil a candle. Higni — teñir: dt/e. no-Higuá — sal: salí. Higuet — dar ¡lesai-es: cause grief. sa-Hihim, L. ouayim— llechar: iroiind v'illi. arrow. y-Hiyá, L. diauhsunuktaniá — con- migo: irtlli me. sa-Hilleü — inmortal: iiiiu/orlul. Hij — nrca: chesl. Hijnach, L. naelalá — abispa negra (San Jorge): ivasp. la-Hil — pedazo : bit, piece. Hilich — raj'a: ray. Hilóte, L. lote — (pestañas) cejas: ('//(' hrütrs. no-Him, L. noyin— llorar: cnj, weep. no-Himá — lloras: ihou weepest. li-Himé, L. lihimé — acabar de ha- cer: to have just niade. a-Himualay — preñada estar: lo be piregnant. as-Hinalawak, L. — nombre de lugar: naiue of a place. si-Hini — perder: to lose. s-Hin'ok'qui, L. — otro cacique de lijs Tobas: a Cacique of Ihe Tobas. Hipo-sahuen, L. erayúk — andrajo, tiMpo: )'iig ur taller. Hiquihi, niquihi, L. hiquihi — alma: soul. y-Hisich, L. lashik — rostro : fice. lo-Hiuá, L. louiá — espulgar: lo ¡lick out rermin. lo-Hó — coladero: slrainer. lo-Hó — espumadera: ladle lo skim n/f friilh . cada-Hóc, L. looc — pellejos: skins. de-Hoc, L. — piel: ski>i. lo-Hoc, L. — piel: skin. lo-Hóc, L. lohoc — nube: clouds. la-Hóc, L. look — cuero : hide. lo-Hoc — cascara: shell. o-Hoch, L. look — cascara: shell. — 271 lo-Hóch, I,, cohócchin — añilar: /o 1/0. yo-Hóc, 1.. cok — cuerpo: hodi/. lo-Hocli ni ibó — me paseo en mi casa: / irrilk about in my house. si-Hodém — pobrecito : poor lillle felldw. yo-Hoge, L. toqué — pecho: breas/ (ches (.''). si-Hogoth — acusar : lo acense. no-Hogoncaté — arcabuz: arque- biife. a-Hoiquedactaqué — para abajo: (lownwiirds (el acta algo borrado). co-Hóy, L. sogoná — ama que cria: wel-nuríie. a-Hoyquedactapigén — para arriba: iipwdnis. a-Holay, L. loctén — medir: mcn- siu'e. lo-Hom — apagado: e.vlinguished. ni-Honá — emborrachar á otro : to make anolher lipst/. alo-Honi, L. yauiktapók — arder: /o biirn away. sa-Honim — aumentar: lo increase. a-Hoonagán — cantar: lo smg. Hoquisóp, L. apatranqué — alrede- dor poner: lo place (ir-onml. so-Hotanech, L. hotarnik — quitar: /(;/,;(' from or away. lo-Hotá — nervio: nerve, muscle. so-Hotiné, L. nierohani — esconder: lo liide. yo-Huac — mano mia: my hand. la-Huách. — gotera: drops of raÍ7i Ihrough llie rooj. Huayallagat — amenudo: oflen. Huapagém, Ij. parguém — amansar: lo lame. Hucó, L. aula — enviar: lo send. la-Huel — entrañas: entrails, bowels. sasi-Huelanaté, L. autoetá — acor- darse: lo remember. chi-Huenetáp — abochornado : asha- 1)1 evi, lh)'ead. laguá — próximo mió: my neigh- bour. e-Iahác, 1.. lacchigueloac — ma- nojo: bundle. lahalé, L. yaló — hombre: 7nan. lahalé — hombre: ))ian. lahalec — hijo: son. lahalole — hombrecillo: lillle man. lahantalate — dedo Índice: índex Ji)ige)\ a-Iaic — demonio: devil. a-Iaic — deshonesto: coarse, obs- ceno. 972 — a-Iaic — iliablo : devil. a-Iaic — horrorosa cosa: horrible lliing . lajnodi, L. — Cacique ile los Imlios Correntinos: Cacique of Ihe Cor- renlino Indians. lalá, L. — venir: lo come. lalatigi, \,. cassognrá — tiucno: Ihiindet'. lalé, L. yalolé — liija: dm/r/hler. lalé — hija del padre: fathevs dan- gliler. lale quecanaga yocodelec latap dige etliagath — aliijada de bau- tismo: god-daughler. lalé — hija que yo engendré: dau- ghler I have begotlen. lalé nathedac — hija única: only dnughler. ac-Iale haháe — i'i lionilire, venga: 0 lililí}, come hcre. lalé nisa negotolé — la prohijada ó ailoptada por hija: adopled d. lana — nuca: nape of neck. hi-Ianagáth — nombi'e tener: lo be called. lañé, r>. orea — itejar: lo leave. lanéch, L. laanék — señal: sign. lanegué — regar: lo water. laném, L. yaném — merecimiento: deserls. lanemó, L. yané — entregar: lo de- lirer. laneuech — ilescolgar: lo lake or cal ihiu'll. la-Iani — tentación : lemplalion. lanich, L. lanik — soga: rope. lanuch, I^. lanúk — quijada: jaw. lapagác, L. paigrgáic- blanco: tvhile. lapagagagi — lilampiear: lo wliilen. n-Iapéch, L. napék — dos veces : lirirc. laraig'ló, L. — truta chica colorada, pjenca: smallred fni.il of opii.nlia. larat, L. — espina: thorn. lasáph — anca de animal: aniíiiaTs hind-qiiarlcr. laside, L. lashiidé - llanta: ¡I ule. lasodo lanolé — mi tia, hermana me- nor de mi madre: my aunl, mo- llier's yoanger sisler. a-Iatt, I/. — mosquitos: mosqitiloes. late yalé — hija de la madre : molher's dnughler. late, L. la'té — nnxdre: inolher. latecb, L. laték — estiércol: ihnig. — 273 latehe lopileté — hijo d.; lii luailri': iiiiillicr's !. yapuá — amistad tener: lo be friends ivith. n-Ioth — muchacho : boy. no-Iotecaydá — mismo : same. self. a-Iotegá — estorbo : obslacle. 274 o-Iotegá, ]j. colarattapiyi — ap;u- tar: lo sepárale. n-Ictholec — niucliarliito. lové, L. luef — (lifiite: loulh. a-Iovó — vestiilü mió: my dress or gavtuenl. ere-Iuk, L. — luna nueva: tiew nioon. a-Iulá, L. luksyunik — abreviar: to sliurtcn, iiiake shofl wovk of. lulul, L. — pasto verde: green grasa. la-Ium — veces : limes. la-Ium — á veces: somelintes. José Bardeuak, L. — Cacique Je los ladrones del campo: Cacique of Ihe robbers. José, fj. — Cacique: a Cnciq/ie. Juan José, L. — Cacique de los la- dronas del campo. lo-Lá, L. lolá— turma de animal: aiiimal's lesticles. lo-Lá, L. — testículos : lesticles. a-Lá — trigo: loheal. na-Lá, L. nalá — sol: sun. a-Lá — semilla : seed. a-Lá, L. aura — mazorca : cob of inaize. y-lá — bisabuelo : great-grandfalher. Lak, L. — lomo: loin, back. le-Lacath — criado: servant. no-Lacatigi — luna llena: full moon. no-Lacatigi — luna creciente: moon crexcenl. no-Lacatigi, L. larachigui — llenar: lo fin. sa-Lacó, L. lalactapúk— aullar perro: il howls, of a dog. le-Lácli, L. ellák — corcova: hunch. le-Lách, L. laralpinik — espinazo : back-bone. le-Lach, L. lelák — matadura; raw on a beasl. si-Ladini, L. ladini — enterrar muerto: lo barí/ Ihu dead. Laelshik, L. — tripas: guls. yo-Lagayé, L. calauéy — barba y su pelo: chin and beard. no-Lagatitigí — echar á perder ha- blando: iiiaJie a mes.'< of il lalking. si-Lahá — elegir: choose. si-Lahá, L. menarát — mirar : lo look. sa-Lahán, L. yeranaeraik — convo- car: lo cali logelher. a-Lahanogé — entortar: lo mnke croolicil . Lahavitani — ya es tarde : il is al- rendy lalc. Lahi, L. aloík— mano derecha: righl hand. Lahi — muladar: slablcs (males). Lahi — retazo de ropa: piece of gar- ment. di-Lahuel, L. laylichi — entrañas: liowt'ls. Laydagaic, li. laydraik — oscuro: da)k. aiaja-Laik, L. otro: anolhe¡\ Laidraik, Ij. — negro: black. Laidreik, L. — negro : black. Laylini, L. laylni — en medio: in Ihe luiddle, between. Laylissic, Íj. laylishi — tripas: guls. Laylisi, L. laylishi —intestinos: in- tcsliiics. Caytá — oler ó dai olor: smeU, or stinli. Layum — á veces: al limes. me-Layó, L. luknunráy — cuentero: lell-lale. Layosoü, L. lamy — muchos: iiiany. ne-Lalagath, L. maniguet — es- campar: to stop raining. a-Lalapó — terrón : ciad, lump. 275 — Lalahatli, L. lalagrát — enjambre: (/ swi. na-Mách, I., tagroi — tuerta cosa: lh/'/\ a-Madaktak, I^. — tu dices: ll/o/i sayesl. que-Madagá — loma : ridge. que-Madagá — lomo: b/ick. que-Madagá — risco: xleep rock. Tumo IX \ ye-Madech— enlucir: lo makebrighl . j a-Madech, L. amadék — raspar: lo ¡ üi/'/rpe. na-Madéch — alizar : lo xiiioolh j dOll'17. co-Madedach, T.. onalék — á solas: I /il/i//e. Madeté — tienes frío: Ihoii nrl cold. [ Madiamaú — ¡ ay que bueno ! : O. how nice.' te-Madileú, I^. temeleú — desma- yarse: lo f/i/'nl ii/niy. Madiodiayc — excelente : e.vcellenl. que-Madit — pared de piedra: .s/o?2e ivall. yga-Maditaygen — ¿ hacia dónde ha ido?: tvliillif/- í.s he goneí sa-Madomó — olrecer: lo off'er. no-Magá, L. tap — verano: summer. no-Magá — trio; cold. que-Magaic — ofensa: nflense. gua-Magagec, L. chimaran! ^ la- deai': lo Incline. li-Magani — hoyo; hole, pil. liio-Magaqui — tacho: rn/tidron, l/oilcr. na-Magasó, 1^. nmagasó — calzones: /roíi'ser.v. 2 2 278 — sala-Magasigém — enderezarse: lo sil ur s/inícl iijj. oya-Magáth — cabrero, cabra; i;oal- lirril. ílñiil {ijuiit dog ^). y-Magi ygamelagi — ¿en qué tiem- |)i;i:'; ivluil lime! sala-Magitini — enderezar: lo slraigli- len (tul. Magnaygoth ? — ¿estás enfermo ;' : « /•/ Ihow iiU sa-Magni, I,, marani — ilnrribar: lo OlfCI'-IIl}-OW. la-Magni, 1-. oncolló — piijaro: Oird. a-Magni, L. aramák — rempujar: lo ptisli. co-Mahá — abajo de algo: tender xo/iielli.iiig. no-Mahá, L. nomrá — IVio hacer: lo be fi)lil. nio-Mahám, L. niomagran — dar de b' lier: lo tualer (liorses, ele). ya-Mahasó — calzones: Irowseis. Maic — sauce: willow. Maich, L. maik — serpiente: serpenl. Maichayugót, L. — este pan es mío: lliix Ij retid is: mine. Maichalokanmimadi (?) — este pan es (k' ella: Ihi.'í hijead is hers. Maichalogot, L. — esa plata es de ella: Ihnl moneii is hers. Maichatá, L. — tu padre: Ihy falher. Maichok, L. — este pan es tuyo : Ihis hreiid is Ihine. Mayatagué, L. cayoó — (allá lejos) aculL'i : in Ihnl olher place. Mayolavá — pluma : feather. Mayoyatón — necio : foolish. Mayú — tordo: a Ihrush. ne-Malá — humear: lo smoke. ne-Malá — humo: smokc. y-Malá, !>. — gato colorado: red cal. Malak, L. — humo: smoke. y-Malacatá, L. malactú — enturbiar agua: lo piuldle wiiler. y-Malach, I .. ymalák — azul : blue. Malagaic — gargantilla: neck lace. Malagaich, L. tugradaik — lagarto, iguana: liaard, iyitiiim. Malagaich, L. malraik — lagartija: liiíirrd. Malagi? — ¿cuándo?: wlien' y-Malagi? — ¿cuándo?: whenf Malagui? — ¿desde cuándo?: si7ice irhrn ! y-Malaquio caga sagnanách ? — ¿cuáinlü semliraromos? : when shtill 'ive sow '( Malaquio cadameuéch? — ¿cuándo sananas ?: u'hrn ivill Ihoii (¡el beller. Malcopitá — tu quieres: Uiua ivish- es I II. Malcovat ? ; tienes liambre: iirl I /ion hiinyry? y-Maleyó ? — ¿cuántas veces?: Iimu uflen ! Malereiqué, L. — Caciipie bermann de José: ñame of Cacique. Malhá, L. malhá — ahumar: lo fill willi smoke. Mal-lum, 1;. — luna nueva: nev., moon. Malraalé, I-. — nombre de lugar: ñame of a place. Mamotiaga — exceder : lo e.rceed. Managtité — marcar, errar: lo brand or mar!:. la-Managui — vete luego: go al once. Manaké, I.. — melón: melón. Manich, \,. manik — avestruz : rhea. Manoentá, I., aloic — brazo derecho: rii/lil ana. co-Manta caleguec — el mes que viene ó la luna (jue viene: nexl moon or monlh. a-Máp, I.. map — algarroba blanca: ir hile proso^jis. Máp, L. — algarrobo blanco: Ihe I reo of Ihe wliile pod. yso-Mapóch, L. somopék — andar desviado: lo have missed Ihe road. Mapik, \j. — algarrobo: prosopis diilris, a Iree. a-Mapich, L. mapik — algarrobo: see former. Mapsataniguí, L. — nombre de lu- gar: na me of a place. y-Maquitagé — ¿de dónde viene?: irltence co)nes he? la-Marani, I>. — garza: heron. Marcopitá — ¿ lo quieres?: dos! Ihoa ira II I iU Mariayaten — maestro : masler. — 279 Mariayateú — si'ibid: wixe. Marialavach, l>. dapik — panal: lioney-comb. Mariano, 1.. — Cacique (^focowit): (I Miiriici Cacique. Mariatén — olicial: ¡ifficer. Marinoenta yotiagá — sueño bueno: yood dreaiii. Mariogot, L. — esa es tu plata: Ilud is i/our iiioney. ori-Marizo, I.. ñaató — naiiz tapada: [iiig niisf. Marugpicheú, 1,. — (u lue ipiieres: llioi/ hjres/ ini'. Massaygé — por (l.'mde: which wat/. Masataygó — por ibjmle: which way. Mashcoi, I,. — Indios do cerca del Paraguay: Indians near Pani- íjmni. a-Masiquiagath — exauíinai-, liacer i-ar^(i: lo c. •■amina, lalie account of. Mashiwadon, I..— casado: man-ied. lesu-Math, I.. lisumath — acabar de sembrar: lo /inisli Kowitif/. ti-Math, I.. laliali — (de sapo) es- puma: fral/i. sal-Matá, I.. lalematá — enfadarse: lii lir angrij. sal-Matá — airai'se: lo bv ojfended. sal-Matá — está enojado: he is an- iji'íi- sal-Matá — ensoberbecerse: lo he orcflieaving. sal-Matá, L. lalemactá— irá: wralh. sal-Matá, L. lalemactá — indignarse: to he mad or wrol/i. sal-Matá — resongar: lo gr amble. si-Matacaic, L. simatraic — mez- quino: sHhíjij. y-Mataycó — ¿dónde se veia?: wherc eoald it be seen? sal-Matayá — enfadar á otro: lo iinno]/ some one else. y-Mataycó — ¿ dónde se iria :* : where can he have gone lo? Mataymo — primera: fir&l. a-Matani — ave, pájaro: bird. a-Matapéch, L. chamasapcó — re- gocijarse: lo be joijfal. si-Mataqui — avariento: miserly. nu-Matehuech, L. aumaték — iles- cansar: lo )-esl. su-Matetá— poner todo: lo pict il nll. cada-Matetá — l'odopodei'oso : All- miglily. Matijcagó — de dijnde: whence. Matquerey, h. — nombre de lugar: ñame of place. Mauaca — tu oyes: Ihoa liearexi. co-Maviniquotahanahág — un dia de i'stos: oni; a f lítese days. Mavit — á la tarde: in Ihe •ifler- noon. co-Mavit, mavit, I ,. auitt — :i la tarde: in Ihe aflernoon. co-Mavith, ].. auitt — tarde: la le. Mavitá — á ¡a tardecita: rallicr lale i)i lite aflernoon. a-Mblatrichi, 1.. — hasta mañana: yood liye lili lo mon-üw. Mearoquiyagaté — lo aborreces: Ihoa halesi him. Meaton — frió está : he or il is cold. Mecahi, I^. micahi — nuirciélago: bal. Mecava, L. netcamaiquepék ? — ¿qué hacéis:': Whal do ye? Mecaviach — algo: somethiny. say-Méch — ahitarse: lo surfeil self. say-Méch — sobi'ar: lo be oi:er. lola-Mech, L. Ilikillacte — h irados: livers. Medaní — aventajarse: hj be befare hand. co-Meguani, L. nenté — mañana: lo iiiorroa-. Mehuá — á donde: where. Mehuagé — en donde: jilace where. Melahám? I>. malayamuktá — ¿cómo estás ;' : lioiv arl Ihoa? co-Meleavitá — á la tardecita : lale in Ihe aflernoon. hic-Melecá? — ¿q^ié tamaño?: how i'ig ? hu-Melech — sobar animal : lire oul a hurse. Meleyó? — ¿cuántos?: how many? ig-Meleyó? — ¿cuánto?: hoiv much? o-Melepé — á la noche: al night. o-Melepetá — á la nochecita: jasl al niglil fall. ya-Melesihat — ¿ quién ? : who? Mellan noentá?— ¿estás bueno?: arl well ? 280 — Mellea devemevech?— ¿y;i sanaste?: arl Hiuii (lU riíjhl noic f ay-Menaani — sobrepuja)': lu hid hif/her. a-Menagé, I^. alató — ensuciar: lo fui'/. Menagé Dios? — ¿'li'mile est;'i Dios?: wlici'í' ís (iud/ Menagé — ,:ilónde está?: ivhi'rc is lief Menage — ilonde: ivJiere. co-Mennetata sígnete, vel, como- neté — :'i la mañana: in lite nwrning. co-Mequetá, L. lana — nuca: nape of nci-k. de-Merki, h. — nombre ile lugar: niiiiii' of place. Meraqui — ¿estás triste?: nri Ihoit Meratehé — ,;frio tienes?: art (Mldf Meratotá — está cocido: it is cooked. y-Metá, L. nauák — todo: all. le-Metahac, í;. auancalk — albañal: (Iriiia. Metaygé, L. piocti — jior domle fué el perro: which way wenl Ihc du// ^ y-Mete — todos : a/l. i-Metentedapec — ilel que se admira: e.rclamalion of admiration. le-Metó — principio : begmning. Meticage — de donde: whcnce. li-Meuéch., L. noictá — librarse de enfennedad: lo encape un illness. malaquio cada-Meuéch? — ,: cuando sanareis?: wlien are yon lilielí/ lo hr hcllcr' co-Mevaní — mañana: lo uiurrow. ley-Mi acatacá, 1^. leuma datraerek — acabar de decir: lo finisli saying. li-Miagni — despeñadero : aprecipice. hi-Mic — mi nariz: iini nose. ad-Mic — tu nariz : Uii/ nose. Mik, L. — nariz: «o.s'C. u-Mik, L. — nariz: no.'ne. cadi-Mic, L. dimik — nariz: nose. Micai, I,. — murciélago: bal. ay-Midioch— a])arecer: lo liini np. lay-Migi, L. masegrgaic — enveje- cer (var.); lo groiv oíd (m.). e-Miyagay, L. leráy — envejecer (i'em.l: la groír oíd (1.). ay-Mileú, I., erayúk — luna inen- ^{Uanli' : inining inoon. 0-Milomec ayem sitiodem — ruega por este muchacho: pira y fur Ihis boy. Mimrióle, I,. — nomlire de lugar: na me of place. cu-Min, L. chiñi — zorrino: s^kunk. ay-Mini negót — mi muchacho: my hoy. ay-Mini — Dios mió: iny God! cadi-Mita — generalmente: generallg. cada-Mitá — todos: all. a-Mmá, Ij. ammó — gustar, agradar: liki', '[líense. Mnavaso — estos : Ihesc a-Mó, \.. amoó — ilulce: sweel. a-Mó, L. amucainigué — pasar, an- dar: ptiss. gil. a-Mó — vete: go nwag. Mo hoco — si irás: llioa shall go. ya-Mokchiguini, L. — está bueno: he is ivell. Mocoit, L. — Indios malos de los campos, su cacique Sermingo: The Tollas rail ihe Mococis 'bad' (!!) co-Mogón, Ij. adranák — vibora: vi- per. MoMm — mono : inonkey. Mohocó — ¿ vais ? : are yon going^ a-Moyoá, !>. amoyuá — amancebarse: lo riihabil. Molinalohé — molinero: niiller. ay-Motagaic, L. tagrgaik — liorra- cho estar: lo he tipsy. ay-Motagaic, L. taraik — emborra- cliarse: lo gel drank. yaye-Muk, L, — estoy bueno: / ain wcll. Muctelá, L. — nombre de lugar: ñame of jilai-e. a-Mugasagan, 1^. namugusran — quirquinclio: armadillo. Mugosorán, L. — quirquincho bola: armadillo ii'hich i-olls ilsey ap inio a hall. — 281 — N en-Ná — poi' casa: nui irtnj. en-Ná — traer algo: bring somelhin;/. la-Ná — nuca: )itipe of necl;. en-Ná, nenná, I., enná — aqni: here. en-Ná, L. naá — de aijiii: Jience. ae-Ná — olla: pnt. a-Naalligeté — liu'liai' : ¡o slruggle. e-Nacagoic, \.. cagoik — ines ó luna este : IhU vionlh or moon. sa-Nacatani, L. paragtani — boca abajo estar: lobe fuve downwards. su-Nacatenat — pegar con cola : join ivi/li ¡jlue. Naciph, L. naxip (¿c portuguesa)— labio (le arriba: iipper lip. a-Nacnetech, L. aumcainegué — apre- surarse: to inahe liaste. a-Nacó — quizá vendrá : inay be lie ivill vij}ne. a-Nadaté — tu madre: lliy inolher. Nadená ayen — el pan es uiio : Ihe lijiif i'.s- mine. Nadenahá — mi pan: iinj loaf or breiid. ad-Nadeovát — lianibre tienes: yon are Itungry. y-Nadicayém — detrás de mi: behind me. sa-Nadon — deuda: debí. sd-Nadomó — te daré: 1 will yire thee. oa-Nagaic, L. aneraic — fuerte per- sona: II slrony man. Nagaicalú — alentado: Uisíy fellow. lo-Nagaij — nadador: stvimnier. sa-Nagám, I., lanarancá — to sow. yen-Nagáth, L. lenrát — llamarse, (tener nombre): to be called. a-Nagé, 1,. lanagué — lazo: lasso. la-Nagó — iazo : lasso. Nagét — linage : ¡'uce. Nagi cahogogoic — este mes ó esta luna: this monlh or moon. Nagi necepe — esta noche ó la no- che: tonighl or niylit. Nagi, naguí, L. nagui — ahora: noic. T(,mn ¡.X e-Nagi, L. naneranij — acostarse: lo lie down. Nagi signahág — este día ó este sol: lilis day or this sun. Naginej nagate — este (lia ci el dia de ahora: today or this day. Nagitá — luego : by and by in- stanler. Naglec, L. yaoguelék — estar nu- blado : lo be cloady. na-Nagnách, L. nawará — guanaco: Á meriraii ciiinel. nag-Nagnách. — guanaco : A merican camel. a-Nagnagaté — marca: mark. Nagnaté, L. laatarák — guerrear: to fiyhl. lia ge ivar. e-Nagoniasaló — ¡ola, cállense!: / say, silenre. Nagola avaga, I., ausolá — desgra- nar maiz : lear o/f maise from cob. na-Nagtini, L. auanarát — forcejar: ■iiKike slrony e/l'orl. la-Nagué, L. — lazo: lasso. Nagui, L. — hoy: today. Naguí, ],. nagui — hoy: today. le-Nahá, L. laglaenó — medio dia: mid-day. Nahadé, L. naadé — pintura: paint. Nahagát — al medio dia: to Ihe son til. Nahagát, L. nauák, naagaté — cada dia: earli day. Nahalá, \.. nahalá — mistol: a Iree u'illi sweel frnil. Nahalaté — contra: ayainst. e-Nahamáth, L. sagani — asir : to seize holil of. so-Nahan ? ;has rezado?: has! thoii said Ihy prayersí a-Nahat, L. lemlahát — aliento: brealli. u-Nahatelá, I.. alpatacni — ajust.ir: lo fn on lo. le-Nahaúg — al medio dia: souüi- wards. 23 — 282 Nahlá, L. lalarátt — ¡linjo: loase. sa-Nahuech, L. ausouék — soltar; lo leí fjo. a-Nayá — ]iolvnrai-: lo powñer, lo he dnsli/. e-Nayara, h. — polvo que se levan- ta: )lits¡ whirh /lies: up. sa-Nayaten — desatinar; lo lalk or lid fooHxldlJ. Naydagét— oscurecerse; lor/row dark. da-Naygeth — unirse, pegar; lo Joi/i, slicJi. Naj, L. — día: day. Nalá, I;. — sol: siin. Nalaté, ],. naalaté — (recado), lo- millos; frame of saddte. Nalatéch — lograr: lo ¡^iicceed in (ihliiininij. Nalegech, 1^. naleguék — red de pescar: fishing-net. Naleyá — los otros dias; í^otiie dai/s (igo. Nalhém, L. nal -hém— basta; enoitgh. en-Naliá — también este: also Ihis man. Nalocoten — igualar: ¡o eqiial. Nalotapegat — cuatro: fotir, (4). Nalotath, L. nalotat — igual ; equal. Nalotenoví — cada año: each year. a-Namadech— ovillo hacer; lo wind inlo a lililí. Namadéch — alizar: lo smoolli down. a-Namadech — acepillar; lo plañe dotvn y-Nani — Dios tuyo: ih;/ God. ni-Nanini, L. nahani — echarse; lo lie down. Naniogtini — esconderse: lo hide iiway. Nanogtini — fila: a row. e-Nanuemalesá — mundo: world. Nanogtini — á escondidas; seeretlij. Napallini — ya es de noche ; it is (ili eiid)/ niglil. e-Napecaayaic — tentar; lo teiupl. a-Napúch, L. anapók — deserbar; lo pulí up weeds. Naquedá — allá: ihet-r or lliitlier. ada-Naqui, I^. adagnaqui — almirez ij mortero: mortav. Naquitá naguita — ahorita; pre- senil;/. en-Nasá — señalai' con dedo: poinl lililí finyer. a-Nasaguat, L, nauát — dar pres- tailii; lo lend. a-Nasilgedém — errar hablando; lo inake n inislake in sphakiny. Nasiné, L. tomtá — hambre; cold iiieiil. en-Nasó — este; litis en-Nasó, L. talmaráy — esiiejo: iniiklnií-yliiss. sa-Natá, L. nnatá — hallar; lo find. soo-Natacna — dia de trabajo; work- ilriii. so-Natagán, L. anatagrán — traba- jar; lo irork. si-Natagán — pregunta; lo nsk. ag-Natapingni, I., ochacalü — ca- becear: lo HOd. Natedác — casadera; iiiarriageiiljle. Natedapech — ú cada uno; lo each une. Natedapech — cada uno: each one. sa-Nateguet — ilar porrazo; lo gire a blow. Nati, I,, lagishem — traer á cuestas: lo load on shnulders. caden-Nati, L. naachi — uñas: nails. Natiam — acedarse; lo go sour. e-Natiatini — estar en pié: lo sland iiji. sa-Natini — cayme: / fell down. sa-Natiní, L. yacni — rodar; lo roll of/' or down. ke-Nauncaté, L. — freno; bridle. e-Nawagyemagdetó, Ij. — te que- reuios; we lore lliee. a-Navená, L. che — jior aqui: ihis U'ii !/ . sa-Ncayca — deudoi'; deblor. sa-Ncaten — creer: helieve. N'colo, L. — nombre de lugar: ñame of place. a-Ncuyaganá — Vele: see lo il. a-Ñá — aqui: lierc. Ñartoloi, L. — cacique muy médico: ñame of a Cacique who was a good doclor. Necaén, L. naletá — asi también: .so also. Necaensaú — verdaderamente : Iriili/. la-Néch — ovillo: ball of Ihread. — 283 Nedóp — ;i venilla Je agua : freshel. Nedrae, L. — Cacique inglés de los Coi'rentinos: namn of Cacique. Neesolék, L. Pijilrá — (inui'iú). ya-Nehuéch — aludir: lo afflicl. a-Nelevó — iiKirirás: Ihüu shiiU die. a-Nelom, I., anelóm — estrujar: to sqiieeze oiil. a-Nelóm — exiniínir: lo squeeze oul. Nelotá — últimamente: lateti/. sa-Ném, L. sanadóm — ilar: lo gice. sa-Ném — soeoi'rer: lo Iielp relieve. Joan nadena sa-Nén — doy pan á Juan: / (/iré hread lo .Inhn. Nenogosigén, L. narosliinnalá — nacer el sol: sun vises. a-Nenotini — abajar: lo pxl or go down. Neñandijm — adquirii-: lo acqitire. Nepó — á la noclie: al nicjhl. ao-Netat, L. — dame agua: gire me ii'iiler. Netath, L. netagrgát — agua: waler. Neté, L. ataló — aire: air. sig-Neté — ayer de mañana: gesler- (Itii/ morning. Neto — mañana: morning. Netetá, I., teta — al alba: dawn. a-Netón. L. anelóm — ordeñar: to milk. Neton dapegéc — contento i) gozo: ¡ilfdsiire, delighl. noi-N — cernícalo: keslrel. an-Ni, L. dannió — duia cosa ó fuerte: hard or tough tliing. an-Ni, L. dannió — fuerte cosa : slrong Ihing. Ua-Ni anoyá — dice que ya vendrá: he scn/s he is roming. i-Ni — asi : so. nic-Ni, L. nigni — asentarse : lo sellle down. nig-Ni, L. nigni — nacer hombre: l(j he horn, of a man. Niani — firme cosa: firm Ihing. a-Nianielcayc, L. aneiguelcaik — sordo : deaf. ya-Nich, L. saatarqui — ceñidor: u'disl-band. u-Nidisich — postrero: Ihe lasl. a-Niglach, L. igalák — volver : re- tarn, lurn bark. Nyiomi, L. anachit — convidar: in- di e. Niyeralai'té, L. — nomlire iJe lugar: iKime of ¡ildcc. Nilicotá, L. licotá — nao i'> canoa: slíip or canoe. Niligoy — postema: lamour. ni-Ninasoqui — vinal : Ninogón sigem — al nacer el sol: ni siin-rise. Ninogoni — al ponerse el sol : al sii?iilijwn. Niognáth — jabón: soap. Niquisitapé — alegremente: gaihj. Nirém, L. niém — hormiguero: (nil's. nesl. Nisón, L. chiamasapcó — alegre- mente : lo rejoice. Nitiguisich, T.. chiquisacté — anillo: ring. y-Nito ynitigni — vedle, alii está sentado: xee . Ite is sil/ing down Ihere. en-Nó— deesta manera: in Ihis mny. Noaganath, L. nalaaté — pelear: lo fighl. Noaganagáth — red pequeña: small nrl. Noaliaganáth — puñetear: lo cujf'. Nocaensá, L. amilik — ciertamente: crr/ainli/. lo-Nocodiét — tejado: liled roof. a-Nocovim — enlaza: lo caldi wish noose. a-Nocovin, L. nocovién — entrar : lo enler. lo-Noch, r.. tarquilayi — tiesto: sherd. lo-Nóch, L. dolá-yoléc — casco, tiesto: vessel, sherd. lo-Nochó — teja: lile. e-Nodech lidagá — llanuí de fuego: II 11 me of fire. a-Nodesigén, L. nishigóm — levan- tar, parar: (o lift, raise up, sel up. Noeu laytá, L. noen laytá — olor bueno : sweel smetl. Noen — bueno : good. Noen — mejor: beiler. Noenataanách — (las mujeres hacen la casa), albañil: masón (women make Ihe Itut). 28i le-Noentá — mejor: belter. Noentá — herniosa cosa: beaiilifid thinff. Noentá — felizmente: happily. ayen-Noenta — yo bueno: / am f/ood. Noentá, I^. noén — 1 meno : yood. ma-Noentaú — buenisimo: e.ccellent, Ijesl. Noentegué, L. laitegó — deiecha cosa: sti'iiiyhl thing. Noentegué — tiesa cosa: sí///' Ihinn. Noentelech — está limpio: lie or il ix r/cini. Noentelech — lucida cosa; ti shcu'i/ iJiing. Noentelech — plaza: piiblic sqiiare. Noensaú — muy bueno: very good. an-Noet — vestirse : lo dress self. a-Noetetapech — secreto decir: lo Irl oi/l a secret. si-Nogdém — avergonzar á otro: lo pul lo shame. Nognebú, L. nagrganewó — entrar; lo enlcr. Noen — bueno : good. Nohí — medroso: lirnid. Nohic — por casa: tny way. Nohillá, L. iwá — agria cosa; sour Ihing. Nohin, Tj. noyin — cantar el pájaro: to sing {(I hird). Nohinagá, L. nohonrá — pampa ó campaña: ope.n i/niiipxiign. Noholé — prima menor respecto de su prima mayor; younger cousin (f.) used by her sénior cousin (f.). si-Nohón, L. uacát — quebrar; lo breal; . le-Noydebú — ya; already. Noyin, L. noyin — rebuznar: lo bray. a-Noygóec angopi, L. uirodegonpi — sonar narices: lo blow iiose. Noytolagá — frió de fiebre: fever and ligue. Noyvá — saliti-c: sallpelfe. a-Nol, L. dasotapék — danzar: lo dance. Nolacatihi — conjunción de luna, i'i luna: conjunclion of Ihe luoon, Dioon . la-Nodalasá — hermana menor de él ó de ella: his or her younger sisle¡\ a-Nolagam -- estirarse; lo slrelch self. Nolé — hermana menor ó hija ; youn- ger sisler or daugliler. Nole aytaylecotitá — mi liermana irienor carnal respecto de su her- mana mayor carnal; eldesl sisler's younger sister. Nolegé — dardo; darl. Noleguich, L. nolecaguepóc — adel- gazar: lo lltin down. Nolen — pues: iveU, Ihen. ig-Nonohuéch — salir á recibir: lo gil oul lo mee! or ivelcome. Nonsigén, L. — nombre de lugar: ñame of pilace. Noongá — pampa: open counlry. Noota — se ha huido: he has run away. Norik, L. — dame fuego: gire me a lighl. sa-Norocoic-lec (algo borrado) tani — sembraremos zapallos; we wili súw gourds. a-Nosy — cavar con azadón; lo hoe. a-Nosi, L. anoshí — escarbar: lo scriilch. scrape. Nosienquedá, L. cayasigmók— arri- ba: liiglicr iip. (ibove. a-Nosoni, L. uarán — golpear: lo give blows, hnock. a-Notech, Ij. anoték — desplumar; lo p)luch fealhers. Nouentaü — muy bueno: very good. uu-Nuktó, L. — fusil: gicn. Nudapech — avaricia; avaricc. 285 — aya-P, T-. aláp — boca: moiiili. la-P, l>. — bncíi: moiillí. lo-P, L. — lioca: nioalh. de-P, í.. — buñiulo: iiieadoiv. ma-P, L. — alyni'fobo blanco: p/'o- xopix diiJcis. ta-P, I i. táp — hondo: deep. si-Ph, r>. sio — sur: soiilh. la-Pá, L. lapa — cera: wax. ada-Pá, \,. — tu aniiiio: //í/y friend. ya-Pá, 1,. — mi aniiijo; t/ii/ friend. Paalawák, !>. — nombre de lugar: ¡xniie of place. e-Pac, L. — palo: slirk, icood. ta-Pacá — está caliente: it is hol. da-Paká, L. — agua caliente: ¡lol uxiler. sa-Pacaléch — pasar camino: to trn- ri'/ Olí (I roiid. que-Pacatá — rastrojo: sown field. Pacata, I., pacta — cerco: hedge. chi-Pacatiaptiagá — no está hondo: il is nol nuw dei'pi. sa-Pactá, I^. pagatá — pasar rio: lo fürd II rirer. que -Pacta, L. coipadit -^ cercar: to hedge in. Pactilogon — humada cosa: siiioked lliinij. Pácli, li. nidasó — (espinuda) alga- rroba zor]'una: kind of pirosopiis. coy-Pách — jugo: jtiice. coy-Pách, L. coypak — madera; u'iiod. coy-Pach — plato ile ¡lalo: ivooden piule. de-Pacliatigi, I^. lalimcoó — (rincón lie monte) abrigado lugar: xhel- tered nook or reces.»!. si-Padenagám, I., padenagran — sidtar: lo jiiiiip. leii¡i. coy-Padit, I^. cuaipalit — corral: iiillle pea. caha-Pagá, 1.. chimay — calabaza. porongo: gom-d. ya-Pagác, L. paigrgáic? — blanco: while. Tomo IX ya-Pagacli — vestido blanco: while. ya-Pagach — nieve: snow. ya-Pagach — eiablanriuecor á otro: lo whilen. ya-Pagagagi — blanijuear: lo while- luii^h. ca-Pagagantani, L. naltap'/k — (/' chilena), boca, abajo poni'r: lo pjiil face dowmvards. sa-Pagagem, I.. loparaguém — dar consejo : I II iiileise. sa-Pagagem, L. apagrgaguem — enseñar: lo Icacli. tiana-Pagagém — tu enseñas: Ihoii leachesl . Paganacatahc, L. laschiuguó ? — abrir zanja: lo open ii Ireiich. Paganacatach — reguera: chiiniiel fur initer. sa-Paganagén — yo enseño : / leacJi. cielo-Paganó, L. napegá — encar- gar: lo charge, ask lo do. ni-Paganí — sudaí': siveal. ne-Paganta, L. pagra'atá — caro- nas: hide saddle-clolhii. Pagantá — pellón: sheep -skia or olher sofl saddle gear. si-Pagat, I,, pagat— tienzar: loplail. hage-Pagát, L. parát — hacer tren- za: lo miikc pltiilx. na-Pagyadá, L. alolá — calentuiii: f'ereí-. a-Pagici, L. yoajni — enterrar gra- no; lo buril xeed. oaa-Paglimicli — ñato: pi/g-nosed. ca-Pagloy, L. chiquili — calabaza, mate: gourd. Pagnatagnay, I.,, potordó — aman- sador; roiigli-rider, liorxe-lirenker. Pagreic — blancii; ivliile. Pagtadaic, L. diacaik — ligeio: lighf. qiíick. Pahá, L. upádih — laiz; rool. ya-Pahageth, I,, cotinat — unir: lo jo i II. li-Pahám, L. Uparan — dar de ma- mar; lo gice suck. 24 2SC) — ca-Pahani, L. anakni — nj>iicliarsp: la sloop. nosi-Paliantá — uiai-chai-: lo iiiarrh. Paliateguech — t/'i ruino. \\n: (jnal, lerinini/s. Pahateltá — no pesa: il is nol heary. Palioy r>. pai — viuda: widow. ya-Paic, I.. yraiqui — viejo: oíd. cu-Paik, Ij. — gato: i'dl. co-Paik, I.. — gato: cal. ya-Pay, !>. yrainá — vieja: oíd ivo- i/!/in. ta-Payá, h. dapokó — caliente: liol, iviinii . sa-Payém — ai-nnscjar: lo ndrixc. ñañinla-Pájlayolik, I,. — dame rarne: f/ire me nicnl. na-Palagá, Ij. napalniú — ].il)reuo: (hirksome. Palagat — borrar: lo vijii' uní. sa-Palagáth, I^. despagramá - dcs- hacei : lo mido. ca-Palay, L. caparlaic — malí': fjoiird. la-Palatetá, I,. — cspaMa; s/ionlder. luiik. Palatidega, palatidegagá, I,, pala- chidegá — araña: sjiidcr. Palatidegagá, L. palachilealogo- nek — tela de araña: xpider-welj. Palatigadá — n^order la araña: lo sliiig (llie xpiíln-i. a-Palcona, I,, palconá — )ielota: hall (fivex, ele). na-Palgá — oscuro: ilurl;. na-Palini, I,, napalni — oscuridad: iliirhiie.^.'i. na-Palini — i^stá oscuro: /'/ is dm-k now. Paloch cheena, I.,, canarayak — i'Ui^a i'i totora: rush. la-Paltetá, L. lapalatelá — espaldar: shoillilcr. na-Pam, L. — peluilo: lúnd of nr- iiiiidtllo. ne-Pantacahi — acequia: irrigalion channel. Pantác, íi. — algarrobo negro: ¡)}'0- sopi.t irilh black podx. Pantách, I., pañtak — algarrobo ne- gro: i¡i-osopis tvilh hldck poil.f. Pantách — algarroba negra: pod of hhii-k proí (jii¡t. Pej, L. — noclie: /iíVy/t/. a-Pelá, L. pela — garrapata: lick. a-Pelá — frísol ó poroto: hcini. hi-Pelá — zapatos: xAocx. Pelaguel — á nn-dia iiociic: iiiiil- nii/Ii/. Pelahuel, L. pelawél — meilia uo- rlir: iinil-iliyhl . e-Pelahuel — media noche: inid- nifjhl. Pelalaganacate , L. logranocté — escoba: hroiiin. Pelcapigul distribuir: ilislrilnile. si-Pelech, L. pelgueék — cortar: lo rltl. sa-Pelech, L. piaté — |)¡sada i'i ras- tro: fool-prliil or I riirli. ni-Pelecli — sangi'ar: lo Id liluod. Peleguegaic, \.. pelcoksúk — dego- llar: lo riil lliroiil. sque-Peleyá, I.. shekpeliá — noclie pasada: lusl /¡ii/hl. Peleleguéc — acortar: lu shurlcn. ya-Peleté — abuela, madre del abiudo: ¡/ninil/iiollirr . i/nuiilpi- llirr's iiuilhrr. Pelganaté, lima: ¡He. Pelgagganagát — limar: lo ¡He. Peloch — liarrer: li> aweep. a-Peloch, L. apelok — limpiar, ba- rrer: lo clea/i, S'weep ir¡i. a-Peloch — acendrar oro : lo harniüli fiolil . Pelogadagdagaic — vibora : viper. Penagnacaté, L. loposte — estaca: x/í/A-c. na-Penetó — seco árb(jl: ilri/ Iree. di-Pennó, [.. augrgaik — ahogarse: lo he il riiieneil . Penocotith — ahogar á (jtro: lo (Irowii aiiollier. Penradé, L. — miel de abis|)a: wiisijx himeif. a-Pepegléc — apretar la cosa: lo coinpi'ess iini/IIii»!/. Pesoic, r^. pesoic — viudo : widower. Pesoy, \j. pesoy-pay~viuda: ividow. Pessoyc, I,, pussoic — viudo: ivid- ower. si-Peth, 1.. aupét — remojar: lo iiioUleii. Petacay, L. tacaé — chañar, fruta: frnil ii¡' ijoiirUrii ilrcürlieaiis. si-Petajagú, L. anpét — ecliar en re- mojo: pul in wiiler lo >ioiik. sa-Petani — date priesa: iniiUr husle. sa-Petani, 1,. apiaté — pií': ¡bol. o-Petegé, rociar: lo ^¡trinkle. si-Petet, [.. apcliichigué — soplar : lo lllüW. a-Petet — absolver i'i perdonar: lu tíhaolre or pnrdun. Peué. 1.. Ipu'wé — asta: Itoni. el-Peue, I,. Ipuwél — cuerno: liurn. Peué, \.. Ipuwé — asta i'i cuerno: hnru. le-Peué, I.. upuué — gajo de árbol: brinirk of Iree. Peué — lionpic'la: foi-k (oj'lree). Pevé — de noche: h// iiiglil. la-Pi — bisabuelo: (/)-eiil-griind¡'iilher. co-Piá, 1>. piajté — pií'': ¡bol. la-Piá — pií'' : fool. la-Piá, li. lapia — rastro, ¡lisada: Iraek, fool-prinl. di-Piace — calamhrL' tener: lo liiive Ihe rriiiiiji. ya-Piaglá — uiiibrai : duor-li/ilel. Piayléch — madurarse: lo ripea. malnre. Piajté, \.. — pié: l'ool. 288 ^ Pialahuel I>. — planta de pié: solé (if /'oiil. co-Pialahuel (apia?), I,, pialahuel — ]ilaiihi (le pié: sale uf fniil. lii-Pialelách, L. lapialák — ernpeiiie lie |)ié: insli'ii. ca-Pialelacli, lopia?) — eiupeine: ijroiii. la-Pik, Ij. — miel de juilo: Irec-hour;/. nia-Pik, I,. — árbol: (ree. ma-Pik, L. — nlgan-dlMi: prosopis (I iih-is. clii-Picaic, L. cipcaic — uientir: lo lie. la-Picál, Ij. — brazos: ovnis. da-Pich, 1j. dapik — miel: honey. da-Pich, Ij. dapik — abeja; hee. mek-Pichewá, I,. — él me ijuiere: /((• loi'i's me. ni-Pidiacapéc — ilire (¡iie no quiere venir: he sai/s he ivill no/ come. Pidiagac — porüadaraente: obsliiw- lely. - na-Pidiló — liabas: beans. da-Piditieló — poroto: hean. xi-Piegó, L. icteék — caminante: //(/// fiirer. Pierequí, i,. — estribos: slirr/qís. Pigam, 1,. — cielo: heaven. Pigamlek, L. — otros indios con liabla que este les entiemle. su ca- cique Megsorchi: Indians who speak a clialcct of Toba. ya-Pigé, L. piguel, lapical — bra- zos: (wnia. ya-Pigé — mi brazo: t>n/ arm. cada-Pigó — brazo: arm. ada-Piged — tu brazo: Ihij arm. Pigém, I., piguém — cielo : heaven. ni-Piguem — mi cielo : my heaven. Dios-Pigém — el cielo es de Dios: hi'íiren is Gud's. da-Pigem, L, naquiraik — poniente viento : ivesl uind. a-Pigemeté, L. quenaqueraik — nortí', viento: north, norlh wind. Pigemmalassi —nueve: nine. Pigim sigém, I,, dieroné — amane- cer ; In diiw)i. ne-Pignéch — mi espina: mi/ Ihorn. la-Pigqui, L. dapik— estribo: slir- riip. na-Pigóth — besar: lo kiss. na-Pigtená — pestilencia: playuc, peslilence. Piguel, r.. — braí'o: ar/n. ni-Piguém, ver Pigém — el cielo es ileiJios: lujaren is (jiid's. o-Piguém, \a. lapiguém — al i)0- niente: lo Ihc u-esl. o-Piguém, I.. lapiguém — iioniente: U-i'sl. 1-Pihinék, L. — biu'so: bone. Pijigaralek, L. — yo soy de olía in- diada: / lielong lo anolher tribc. Pijilra, L. — indios con agújelos en las orejas, cacique Silgi'i y Laliqui: Inrliaii!' u'ilh ¡lierced ears. cada-Pilapi — rebisabLielo: cver so man;/ limes grandfalher. ya-Pilaté — prima menor de su pi'i- mo: his ¡/oanf/er feíuale coasin. yo-Pilé adadisa — liermana mayor (\t: i.'l i'i de ella: his or hcr eldest sisler. Pilé — bija ó hermana mayor: daiirjh- ler or eldesl sisler. ana-Pilech, L. piktapigaú — lamer : lO/irli. Pilche — mi liermana mayoi': m// eldesl sisleí'. ya-Pileté — almela de mi tai'taia- buelo : greal-greal-(/randf¡ilher's grandmolher. lo-Pileté— prima menor de su prium: his 1/ounger feíiiale eoiisin. a-Pilloch, 1.. lasoguini — basura: ruhbisli. ta-Pinek, L. — mulita: arinadiUo. Pinech — espina: Ihorn. lo-Pió, íj. toneguishik — cliicbarron: resida e of fried /'al. na-Pioch, I-. pigók — cbupar: lo sark. t'ioch, L. piokoi — ¡ierra: bilch. Pioch, L. piók — perro : dog. Piochavedeveth — echa el perro: Inrn llie dug oal. Piochgodeton, I., tarungrey — la- drar perro: lo hark (a dog). Piochlole — |ierrillo: pap. Pioglalá, L. pioglalarát— pulga: flee. Piognach, L. pironác — médico: dov- lor. 289 — la-Piogó, r,. lapiogó— sesos: brainx. 1 si-Pocóhc, I,, scalalró — veiyüpnza a-Piogó, L. lapiogó — (iK'timn: /iiar- roir. la-Piohó — .sesos: üraimt. lo-Piol — chicluirrones : irsi/htc iif frieil ful. Pionok, I,. — iiii''iIli;o: iltjr/ur. Pioognách, L. pioronak — lieclii- ccrn: nizard. ya-Pigue — miembro: iiiciii/ici-. na-Pisi— colai' i'i ciTiier; hi slrainolf. si-Pitá, \,. yaném — (ilm), foncedoi" to iilluir. Pitahác, I., saupitarak — cstüibar: /() hf iii ///(' yin/. u-Pitaiqui, I,. — Cuciiiiir Tolja. yug-Pitaó, L. — yo le i|iiiero: / locr thec. na-Pitená, L, lalolrashit — enfeniie- (lail : il/iiess lo-Piti yaléc — mis sobrinos, hijos lie mi liermano menor: uty ¡lepheu'n. 1111/ i/uKiiyer hruiher's soiis. lo-Piti yalé — mis sobrinas, hijas de mi lieiniano menor: my nieccs. mil ijuiinyer Orollii'r's daughlefx. Pitiacá — hijo (j hermano mayor: ^on or youngev bvolher. Pitiáca — mi primo mayor: iny el- (li'^l cousin. a-Pititi — sopla: íilow. la-Playel, L. — labio : lijj. sa-Plóc, L. scaalpaá — liuéríano do jiadre: fh/hrrU'ss chilcl. eta-P — está hondo: il is deep nuw. hi-Pó — vestido; garment, dress. hi-Pó — mi vestido: niy dresx or garment. ena-Pó — tu vestido: Ihy garment. hip-Pó — hato: wearing tipparel. hi-Po-sahuen, L. erayuk — andjajo, trajiii: nigs, tullera. a-Pó, L. saleranik — gobernador: goveriiur. Poco, L. puco — brasa: emijers. Pococosit, L. alemactan — atrentar :'i otni: lo insiil/ anuther. di-Pocóch, L. alemactá — afren- tarse : lo liike o/l'enee. si-Pococh — avergonzarse: lo be asltamed. Iciier: lo be iifilni iiii'd. ana-Póch, I,, anapókishem — arran car; lo ¡ili/rl; ii¡i. Pogí, L. naratégét — alajar ; lo xhjji, bídcli the u'iii/. Pogilasón, Jy. opoguilasón — cerrar pueila : stop g. l'coté — nuiln; l,nol. so-Poyagé, 1,. porayagchigué ra- jar: SJl/il. la-Poyath — cunvucatoria ; siaiuno- ning. da-Poyná, L. apoguini ~ abrigarse; to clotlte self irarmly. Poliná, Ij. — padre ilel caci(pie José Bar(h'nak; uuiiie of jicr.ion. le-Polló, L. uagadenát — enano; dwarf. Pon, L. — macana; clitb. e-Pón, L. pon — macana; club. la-Poncát, L. lapoyát — juntarse en lila; lo sliuid iip in ranic iind file. na-Poquená — nervios: ncrves. ya-Potá — est.'i llaco; /íc /.< thin {nuu'i. ya-Potá, L. epo'tó — Haca cosa : peor, lean thing. dia-Potá — Haca estar: lo be Ihiii or lean (L). ya-Potá — llaco e^tar: lo be Ihiu or lean (m.). Potaelaué L. — nombre de lugar: ñame of place. Potay, L. potay — oso Inn-miguero: anl-eater. si-Poté — toco: / loach. sasi-Potó — no toco: i loacli nol. hi-Potó, L. alogó — vestido: dress, garmenl . ne-Petesavóe, l>. cotenat — nudo hacer; to make a knol. — 290 aso-Potetahé — junto á otra cosa: ! na-Puadén — sufrir: lo suffer, en- ni'iif sinni'lhi iig che. i ilnrc. a-Ppeloch — ustá iiiacit^i^'úsii : il ¡.s i Pugadách — alaliaiM': lu ¡iniisi' fililí icilll Wfl'lls. sclf. qui-PpI, L. ponik — niouiniius; Pugagadácli — (iL'Sfdi-a/.íJiiinlii : /(íví/V- /iCí/yi.s'. y-Ppia — ■ Uii pii''; iiiii [mil. a-Ppia — 1 11 \'\i-: Ihi/ fnul. ñi-Pralelacli, I,, lapialák pfinü lie |iit'; inslc[i. /C.vx. a-Pugi, L. apuguui — lapai : lo co- vur iip. na-Pugni — i.ailiiir: lo i-urur. R on-Rá, Ij. — |i;iiii|i;i; opcn roiinlnj. sa-Rák, L. — i-ai-¡(|ncs ile lus Kl-las (> Vuelas: Viiciíjiii:^ of llic h'llns or Vilelas. sa-Rakpichiuá, L. — lu uie iimrri's: Ilion liirrfil me. sa-Ragpitawá, L. — i|ue no lo iiuiere, lu'obableuitíntL' no te ijiiiere: loees Ihee noí. da-Rapech — cernir; lo sifl. li-Ratón — (lespierlo ya: iilremli/ iiirnhe. ar-Renegé — enj^'i'asar: lo i/rease or oil. aur-Retuigú, I,, enauák ^ entiio: enlire, whole. a-Rialá — ilai-hi á oiro: lu i)ice lo iniolher. a-Rialá — presto: qnic/;, iil once. a-Rialá — vete luego: go al once. a-Riarialay — [irestii. presto: i/iiic!;, (jiiic/; . e-Rogi — aiilii'i: iiiirnl invnij. si-Ruaduadón, L. uadám — casarse: lo ijrl mil rrieil . Runa — correosa cosa: easil;/ melleil. Ruuná — cola para pegar: ijlne [or slirking. sa-Sacá — sonlo estar: lo he denf sa-Sacá — ya no oigo: / caiinol heiir iiuir. Sacaavealocoyoenaganagéc — todos liis (li;is: tívenj daij. y-Sacapaló — mi [ilunia: iitii feulher or pen. la-Sacó — tuego atizar: lo ¡loke or slir iip /iré. sa-Sách — tirar piedra: nisl slunes. Sadecohó, L. sadecohó — estéril mujer: Imrren woituni. ay - Sadademeaecli ? — ,; no esfis sano:': mi lliuu mluigi ne-Sadená— harnero, cedazo: riildle. que-Sagá, 1 .. nksará — sarna : inange. I nes-Sagahanich ó capidinigác — cabeza de linaje: heitd of fu mili/. Sagaic — sarnoso: inangy. que-Sagaic — roña: scnh, ¡illli. Sagaicoléc — sarnusito: xeabln/. Sagayá, 1,. uarieraui — (oiga), oir: lo lieiir. missa-Sagayá — nir mis;i: lo liear IIIIISS. mes-Sagallanéc — espuñol : .Sp(inif:h. a-Saglená — i'ueda: irlieel. Sagnacaguamevoy — di' ai|ii¡ á mu- ele) tiempo: II lotig lime ¡irsl. sa-Saguaná — no veo: / aee nol . laña-Saguat — empi'estar: lend. Saliayá — oigo: / ¡leiir. — 291 sa-Saliayá — no oi^o; / do iiol hcar. Sahani — plnntiir: lo pUint. Sahaii, r,. uautá — ir delante: /<< ¡/o Olí. sa-Saliidalech — lalliu'; lo fail of. Sahiliim, 1.. ouayim — lleeliar: lo liil icilh mi iirroir. Sahuanagót, I., scailic — contrailo- cir: lo conlrddici . Saic, I-. siguo — ir; ;/(/. Saic — lili voy: / go iiway. le-Saic — ya 1110 voy: I go iii's i\i' ti: / lio (iflor l/ioii donl. Saicbó — voy á mi casa: / go hoiiie. Saiceda ibó — voy hacia mi casa: / go hoineu'íirds. le-Saicó, L. cainegué — caminar: /(( 1/0. ivfilk. Sayapegá — yo oigo: / hear. Sayapegá — voz: roi'-c. sa-Sayaten nolagatiligí — echar á pi'i'iler liabhniild: lo iiiahe a iiieax of il lalking. sa-Sayatén, L. sosayatén — ililicil : diflirldl. sa-Sayatén — no poder Iiacer: nal lo he ilhlf lo lio. sa-Sayatén, L. sasayatén — ignorar: nol lo know. sa-Sayatén, !>. — no sé yo : / know nol. Sayaten — razi.m: rraxon, chkíh;. sa-Sayen, L. scayscayasorác — Ino- cente: innocenl. Saygásomá — yo cojo pan: / liikf i/p bvcad. Sayglán — ronco: ¡toarse. Saygóth — llay:a: sorc, ulcer. le-Sayméch — lujuria: sensualHii. Sayo — gloria: glory. a-Sayquedá — volver: riiiirn. Salacó, L. lalactapúk— aullar perro: hoirl (lili' dog). Salahá, !>. nolion, nawi — liar <'< lirestar: lend or gire on Irufíl. Salat, L sarasortpélí — arrojar á un ladi>: Ihrow naide. Salecaquiá — no ns granilc: he or il is nol big. Salecolé, í,. apaptá— (mojada cosa). aguanoso: vioisl, ivel, walery. Salecoté — son muchos: Iheg are iiinnu. Salecoté— muy grande: veri/ big. Salecoté — grande no es: il ix nol big. Salecoté — hastante: enoiigh. Salecoteú — muchos: iiinng. ya-Salech — tomar prestailo : late on loan. Saleranik, L. —caciques: a cacique. Salnatini — me he caido: / Itave had a fall. Saloaik, 1,. — Indios con rodillas atr.'is cnmii suri, que no los ha visto: Indians icilh kneex bai-k- ivardít, informanl had nol xeen Ihem. Salogon, I., lorón — nadar: swiiii. Salgranigui, i,. — nombre de lugar: ñame of iilaee. Saloleguini — despenarse: lo dic oi'l, lo rease from siilfering bg dging, a sorl of ei/lhanasia ¡irm-- lised bg nur.^es. nes-Sallany — caballero: genlleman. Sanac siticagé ibó — vengo de 1111 casa: [ come from ing honse. Sanadomó — prometer: lo promise. Sanaye salalaccá, L. — hombre que habla bien: a man who sjieakx Wl'Il. Sancaten — IV': failh, Ira.^l. Sanecvó, 1.. ialá — venir: lo come. Saneget, L. yamrát — trojar: lo garner iip. Sanen — regalar: lo gire awag. Saném, L. sanadóm — dar: give. Sania, dalemactá — renegar: lo xcold and grnmldr. su-Sapelá, L, saplá — pellizcar: lo pincli. Sasicubó — ya no ando: / no longer go abo al. Sasidá, T.. scaycá — ninguno: none. Sasilagán, I,, shilaá — peilir: ask. Sasimeh, i,. Ijictapék — rayar: lo mark wilh linex or x/ryjes. sa-Sasim — infamar: lo defame. Sasintá — satisfacer: lo xalisfg. Sasoná, L. scaycá — nunca: nerer. 202 ^ cadi-Sat, L. — nombre de lugar; ñame of a place. sas-Sath — ri's]ioinler : lo iniswei-. a-Satiquetá, I.. lolotaquiayáp — bo- ciulii: n Diüiillifid. na-Sauat, I,, naawat — liíir (i (ncs- tur: /(* lenil or sell on Iriix/. na-Sauat, 1,. ualaalék — |ircst;ir; la lend. Sauué, L. ucacharát — engendiur : lo bcijel sa-Sa'waton wachigacagué, I,. — ¿no conoce de di'mde li:i venido?: he fhies no/ know whal piare he i-a me froni f na-Sedenaqui — iiapel : paper. Senagát — uiiiriniirai': lo apeak evil "/■■ le-Seró, 1,. — Ihinienco: /lamini/o. ys-Si, r,. cumim — zorrillo; sln'iiL lis-Si, L. Issi — liiel; gall. na-Siedé, L. lashiidé — Ironipeta; Irumptel. na-Siedech — tabaco: lobacco. si-Sieten, L. men — vender; lo sell. na-Sigh, I,, nasi — asador; spil fur roaslini/. Sigen pequé — probaí la coniiila: lii.sle Ihc ilinne)-. Sigleydaú — disimlar; lo diapiile. Signaba, í,. nahá — (lioy) este dia: lodaí/, llíis day. Signahag — el dia de hoy: Ihix ver;/ ilai/. Signát, ]j. natarnik — prenunlar: lo «s/, or qaeslion. la-Signech — mazamorra: hoiiiinu. la-Signech — ul[iiar: lo lake iiiaise ¡huir mi. red irilh waler. que-Sigon — mzar montes; lo pare xlii-iihs iitid Irees. u-Sigsemá — apuntar; lo aiin al. laylis-Si, 1.. laelshik — tripas; guls. I la-Sigué, ].. sienagraná — comprar: Is-Si, I,. — liii'l (corazón negro); gall. lo lili II or parchase. lis-Si, L. shinatagrangraik — ¡ion- , sa-Siguelenató zofia: poison, cenoin. lis-Si, L. icheaj — resina, goma; gun, resin. las-Sik, L. — cara: face. Sycaytiliá, ysicabithliá, L. scailiá memoria: »ie- iHoni . Siguiacli, L. siquiák — animal: ani- mal, beasl. sa-Sihagám, L. schiweranarat — arar; lo ¡iloayh. Iiimbiáz; — anteayer; da¡i he [ore fieslerdaij. | as-Sihidé, I., quirey Siccavit, (I quecallagá siccavit — I iroriiis. ayer ó el dia de antes; ¡/esierdaí/. \ a-Sila — abinilar; lo renl or hire or Ihe da;/ before. Siccavit II cayá — el dia de antes de ayer; Ihe ila;j before yeslerda;/. Sicidaibó — voy á mi casa : I go lo )n;j lioase. y-Sicnic — yo quiero Hechas: / wanl j o-Similiaca — gangoso: who i^peaks Ihroiif/lt Ihe nose. Sinach, L. aunák — morder: lo hile. averiguar: oirl. to-Silahuel — humilde: hmiihle. missa-Silolech — misa ver; allend 111 a ss. Simataquí — avariento: avavicious. arroios. as-Sicuni, L. quinitaqui.'it — (.'■ ca- lalana) aprisiduar: lo iiiake prisio- ly-Sinató, L. oinatt las-Sich, L. nadegalasbik — tizón: n burning slick. na-Sich, L. lasik — ligura, rostro: pice, fea I a res. ys-Sich, L. lasslk — cara ; face. y-Sich, L. lassik — cara ii rostro; face, fealares. Sida — menear; lo shake. Sidanacú — casualmente; as lack wjtild hice it. lo find oiil. ua-Siné, I.. tomtá — líambn'; cold ineal. so-Sinetequigá — excusarse; lo iiiake e.i'fiises. Siph, 1.. sio — sur: soalh. u-Sipaganta, L. shiparatá — -ucia cosa; fial Ihinij, dirh/. Sipeecaló — anta; lapir. cana-Sipissi, L. laplayel — labios; iips. — 203 du-Siquiavel — desvergonzado: sha ineless fellow. Sisa — yo quiero comida: I maní fooil. Sisa scopitá — yo queriendo comer: / . yassót — cocear: lo kich. no-Sotatá, L. damtó — blando: sofl. a-Sotematá, 1.. nemnumurá — roma- dizo: a cold. na-Sotemata — nariz tapada : flal nosed (?). ne-Soti — harina: floiir. as-Sotomatá, L. sopnatá — tos: cougli. no-Sotomatá, L. nemnumrá — ca- tarrado estar: lo haré a cold. na-Sotuená, L. tauán — asistir : lo be presenl al. o-Souech, L. ausouék — desatar: /(/ nnlie, unbind. sa-Souén — tener: lo liold haré. na-Soviagá, L. lasoviará — espiga: ear of corn. Suatetapique— tan solamente: ifonly. Succahim — apenas: scarcely. Suda — con: ivith. Sugetegué, I., eraicó — antepasa- dos: ancesl0)'s. Suhiá — pecado: sin. Suyayá — pecar: lo si?i. si-Sumapéc, L. somapék — perder- se: lo lose self, slray. Sutasagua napéch — ya no veo : / cannol see any longer. na-Sutiagá — cualquiera cosa: any- Ihing. Tomo IX 25 2'.)4 — T at-T, L. — viento: ivind. la-Ta — ala, pluma: wing, fealher. y-Tá — amo ó señor: lorclor masler. ne-Tá — martillo: hamme)'. hi-Tá, I-. ta'á — pailre : father. y-Tá — mi padre que me engendrii: tny father who begot me. uau-Tá, L. — ir con compañero que va adelante: to go ivilh comrade who goc's aheacl. yo-Tá, L. Iota — vena: vein. y-Ta alcayá — mi tic, hermano de mi padre: únele, father s brother. lo-Tha, L. lothál — venas: veins. lera-Tá, L. — dedo: finger. ik-Tá, J.. — padre: father. ua-Taá, L. — otra ave: anoíher bird. u-Taaic, L. otchatchit — adormecer ■A otro: to put anotlier lo &leep. an-Tác, L. — árbol: Iree (algarrobo). an-Tak, L. — árbol de palo fuerte: tree with hard ivood. orol-Ták, L. — nombre de lugar: mime of a place. yn-Tacá — poyo para sentarse: liem-h to íiit on. Tacacatá, L. scauót — seca: drought. en-Tacaedá — lomo: back. Taccatá — está seco: it is dvy iww. Tacát, L. — ave grande como pato : sort of big duch. Takshík, L. — Indios derecho de <_'ori-ientes: Indians. Takerai, L. — lanza: lance. ni-Tach — peinarse : to combe self. na-Tadem, L. npachi — curar: to heal or cure. na-Tadén, naitá, catók — sanar él mismo: lo groiv better all alone. na-Tadenó — remediar: lo aid, help. Tadgrik, L. — árbol para trabajar Hechas: tree which gives wood fil for arrows. til-Tadil, L. — muslo: thigh. Tadiopká, L. — nombre de lugar: ncDir of a. place. ke-Tag, L. — cabra: gont. la-Tagá, L. latagrgá — aloja: al- (jarrulia-beer. Tagacaté, L. tagacté — peine: coinb. no-Tagaic, L. naouót — cimarrón: u'ild, savage. Tagayagay, L. tagayagrgay — ha- bliidur: hilkrr. sa-Tagám — hacer del cuerpo: ease self. na-Tagaque, L. natagaque — olla: pol . Tagasoganó — amenazar: lo Ihrea- li'ii. ne-Tagaté, L. kká — peña; rock. ni-Tagini — peinar: lo combe. ni-Tagini, L. tagini — peinar: to 1-0 mbe. na-Tagnach, L. lato - coger maiz: lo larrcM mai:.e. sa-Tagnani — ensuciarse: lo befoul self ne-Tagnatich — tala (árbol): a tree. cellis tala. Tagni, L. tagní — oriente: Ihe east. o-Tagni, Ii. tagani — pato: duck. a-Tagní, L. tagni — oriente: the east. go-Tagni — pato: a dack. Tagni, L. tagni — al oriente : lo Ihe easl. Taguigó, L. — otros conejitos: olher hinds of rabbils. na-Tagó, L. ntagó — Unjo de san- gre: liloodji-ftu.r. ne-Thagó, L. ttagó — sangre: blood. le-Tagó — sangre: blood. Tagogoic, L. nomaralaité — tuerto del ojo: sfjainl etjed. ne-Tagoloy — eliinche: bag. y-Tagotapéch, L. chigrgonók — ajiolilhir; lo be inolh-calen . la-Tagte — manantial: spring or wcll. y-Tahá — mi padre: iny father. he-Tahá, L. ipák — garrote: ciidgel. áda-Taha — tu padre: tlty father. la-Thahá — chica: lili le. small (í.). 295 y-Thahaló — luuclio; mudt. y-Thahaló, L. sigtaraic — loco: innil. ayen-y-Tahaló — mudo estar : be dinrtb iicli/iill//. y-Thahaló, \j. tagalo — taitainudo: a/iuii Mcrer. y-Thahaló, T-. ytarió (opa) — estó- lido ó zonso : iiliol, dea f and dumb fellow. Tahám, I>. dahám — barriga : belly. Tahasoch, L. tahasott — abrojo: J)ii r. ni-Tahuéch — gotear: lo fall drop by drop. an-Tainigue, L. — andar: lo (¡o, Wíilk. ele-Tay, ]^. enrenay — (cállense), acallar niños: lo lull children lo silence. lo-Tay — secretamente: secrelly. elo-Tay — cállate: silence lo-Tay, L. enrata — callar: lo be- come silence. na-Tayani — azuela: adse. so-Tayavó, L. alimagtán — ofender: lo oft'end. si-Tayapéch — predicar: lo prearh. so-Taycá — acabóse: it is ended. a-Taygót — volverse hacia otro: lo liirn loivards anothev. Taygotagath — llaga: ulcer. raw. a-Tayni-1, atay — para bajar: daivn- wai'ds. Tayquedá — para arriba: npivards. sa-Tayquedá — volver de lailo: lo lurn aside. anai-Tajpirinó, L. — tu vitnes muy lerdo: Ihou comesl sloivly. y-Tal — padres: parents. lo-Thál, L. — venas: veins. Tala legó — á la otra parte del rio : Ihe olher side of Ihe river. Tala, L. elagtaló — (mucha agua), mar: sea. Tala, L. — rio : river. Ta'á, L. tala — rio : river. Talaletá, L. tala — rio grande: big ricer. y-Talcayá — mi tia, hermana de mi padre: iny aunl, falher's sisler. Talolek, L. — teruteru : plover. Tananaü — pi'rpi'tno: perpetual. so-Tanapéc, L. iasot — acosear: lo kick. ac-Tangráy, L. — avisador: sconl, lell-lale. lo-Tani, L. tani — calabaza, zapallo: punqjkin, (joard. ni-Taní, L. nitani — chorrear: loco- ver icilh droppings. Tani — esfi duro: il is hard nmu. ni-Tani, L. nictaní — gota: drop. a-Taniquedá, 1^. nooték — cuesta abajo: down hill. Tanta scauem — cebada: barley. Tanta — trigo: whcal. lo-Tañi, L. — zapallo, pumpkin. la-Tap, L. lotap — frente: forehead. lo-Tap, L. — frente: forehead. ne-Taph — abi'azarse de calor: to be scorched up wilh Ihe heat. Tapcanerói, L. — otro árbol fuerte: anullu'r liard ivood Iree. soy-Tapéc, L. nohih— miedo tener: lo be afraid. lee-Tapek, L. — 50 me muero: I am dying. Tapek — partícula de presente. ele-Tapek mazu? L. — tu estás mu- riendo; Hkjií. arl dying. silo-Tapegá — apacentar: io graze. noy-Tapehiguél — palpitar: palpi- lale, lo hcavc up and down. ni-Tapequó, L. mitapké — buscar: lo seek or scarch. da-Tapi — se liincluj: he or il swel- led up. ca-Tapich — (jnebraclio colorado: red qiiebraclio. ta-Tapigi — esponjar: to swell up like a sponge, rise. le-Tapuc, L. — yo me muero: / dic. Taque, vel, sasayaten, sasahayatén — no sé: 1 do nol know. so-Taqui, L. sotarqui — cincha: girlh. a-Taqui, L. cataqui — tambor: drum, lom-lom. Taquiagay, L. taquiráy — lanza: lance. Taquigi — rechinar dientes: leelh. na-Taquioló, L. natajquiralolé — ollita: small pol. 296 — ma-Taquik, L. — otro árbol de fruta reiliiinla: miotlier Iree irilh round fi'iiil. so-Taragnajté, L. —espuelas: spurs. Taraík, L. — borracho: lipsy, drunk. lok-Tarani, L. — moscardón que pune ipierezas: hlow-fly which lays Uve magcjots. te-Tarani, L. — ave negra : a hliick bird. e-Tarát ''■ etagát, L. —agua: wnler. Tardé, L. — mi padre: my falher. quo-Tarién, F.. nótca — por qué: u-hy. quo-Tarién siquetié? — ¿por qué comes?; ivliy eii/est Ihotí ? quo-Tarien siquehe ayo? — ¿por qué no quieres comer?: ivhy will Ilion nol eal? quo-Tarién — por: by, for. so-Tarqui, L. — cincha: i/iiih. na-Tarqui, L. — olla: pol. so-Tascová — ya no hablo: / s¡. ne-Telá, L. teló — de mañana: carlii i)i lite morning. sue-Tetá — suave ; genlle, soft. lo-Tetá, r,. leté — teta: leal, breas/. Tataancuté ntelh, I^. tetagrganucte — aguja : iieedle. ne-Tetauát — enciende la vela: lighi Ihe caadle. yso-Tetapéc —blandamente: soflly. Tetarani, L. — bandurria: sort of wood-Cí'ck. lo-Teté, L. teté — pechos: breasls. Tetó, L. — tela: dug. Tomo IX ala-Tgpiri, ],. — Dios: God. cada-Ti, L. dasotapek — byilar: dance. lo-Ti, r.. Icogoqui — ubres: udder.s. cada-Ti — canilla: sliin-bone. hi-Tí — mi canilla; ///;/ shin-bone. la-Thi, L. laschí — bofes: lighls. so-Thi? — ¿has dormido?: hasl alepl > lii-Thl, L. noyim — lágrima ; l<-ar. la-Thi — L'igi-ima: lear. lo-Thi L. uacalchi — leclie: )nilk. yo-Tiac — gordo, grueso; ful, sloal. ly-Thia — brea de árbol: Iree pilch. yo-Tiach — está gordo, vei- Ihót : él es robusto. Dobriz, trail. [^arsen. p. 30 'i : he í'.s sloul, il />■ fat. yu-Tiách, L. cheouk— gordo, grueso: ful, sloul. so-Tiagá, saguidic— .iiirede ; on par- pose. su-Tiagá — en vano; in rain. yo-Tiagá — sueño; sleep, dreani. yo-Tiagá scauen — sueño malo: bad drrnni . ni-Tiaga, L. nashiedék — tabaco : tobáceo. aymini-Tiagá — mi tabaco: ni¡i to- báceo. namedini-Tiagá — tu tabaco: tlni lobucco. Tiagadaich, I., oharadaik— gordura: fal. Tiagagá Dios— por Dios, ■> por amor de Dios: fitr liod's sale. lo-Tiagalay, L charaqui — vejiga : bladdcr. co-Tiagantá, I,, leratá — dedos: fin- ge rs. la-Tiagat, L. nachagát — lengua: longiie. cala-Tiagath, 1.. uacliagat — lengua: lonijiie. li-Tiagath, T,. chirtraik — overo : pie- iHilted. u-Tiagath, L. utewék— (voy á ori- nar), oi'inar ; piss. sa-Tiagna, L. charaná — indicar, mostrar: slieiu, poinl onl. na-Tiahám, L. nacham — lieivir la olla : Ihe pol boils. la-Tiamagá, D. luclii — esjiumar olla; lo lake ofí' froth when pol tjoils. 26 — 29N Tianich, L. saatarqui — laiiii. (f;ijn): UHiisIbdnd. a-Tianivá, L acharná — inosünr: xlii'iv. lo-Tiaqui, l> cliaraqui — vejiga: Ij/adder. y-Tiasidém, L. cuñetashiguém — coloar; lo lia ni/ iip. y-Tiasigem — cülgai". lu hang iip. Tiath, Ij. shiparató — mancha: spot, bleniisJi. na-Tiatini — fila poner ; lo place in file or arder. na-Tiatini, L. chajau — pararse: lo slop. xland up. Tiaviti — antes: bvfure. la-Ticáy — lunar: beanU/ spol. a-Ticáy, L. Idela, Ichicay — be- rruga, agallones: warls, xi/philis. Ticayvá — levantar testimonio: bcnr plise u'ilness. ni-Ticna, I;, chigná — Hecha: (irrow. Ticná — Hecha: arrotv. y-Ticna — mi Hecha: mi/ nrrotv. adi-Ticma — tu Hedía: tlnj nrroir. Ticnallole — Heelia cliiquita: sniall iirruw. lii-Ticnéch, L. chiquinék — arco lie Hecha: llie botv ifor Ihe arrowj. ni-Ticnic — arco: bow. na-Tich — Hicha: lurppiness. good forliinc. sa-Tich? — ,; lias comiHo :': hosl Ihoii ealen Z Tliidá — madrastra: slep-i)iol¡ier. lo-Tieye, L. tala — arroyo: riv/ilel. Tientapéc — burla: scof/ing. ne-Tigá, L. cliigú — hi^ler: loslink. Tigadagaic, L. chigadraik — he- dionda cosa: slinking lliing. ni-Tigadalecli — pudrida fruta: rollen fniil. Tigadoagay, L. nchigá — podrido: rollen. Tiganigó, L. cliigramgót — ciervo : deer. li-Tigissi, L. chissitt — costillas: r¡bs. sa-Tigloliól, 1,. tapactá — mojarse: lo wel self. Tigna ayén — la Hedía os mía: Ihe arrow is mine. y-Tigná, Fj. lamú — saeta: diirl. Tignetap, L. Itó, cactá — secaí- al sol : lit dri/ in l/ie si/n. ni-Tígogiiagá —pericote: moiise. ni-Tigonách. — pidiUa: niolh. Tigosognogqui — cedazo : riddle. li-Tigssi, !.. chiquissi — xiñones: Itiilnei/s. ni-Tiguisi - niiliia: uller. ní-Tíguisich, 1 ,. chiguisacté — anillo: ring. shik-Tiguit, ]-.. — palo de dos íiios para cavar tierra : pieee of wood lo diij u'ilh. Tihagát, 1.. yiditapek —listada cosa: slripeil Uiing. la-Tihi — granizo : hatl. la-Tihi, 1,. lach'hí — granizar jiiedra: lo llllil. na-Til, I., nachiil — bañarse: lo bu- llí e. li-Til — canillas: sliin-bones. Tileleté— media, calceta: socks. y-Tilileté — media calceta: sochs. ni-Tilitiagacalóu! — ¡ oy, qué calor tan recio!: ¡toiv hol il is.' ni-Tilitiagá — calor: heal. ni-Tilitiagá — 1.. tápalo — hacer cn- lor: il is Iiol . Tilitiagá, r,. chilchará— sudor: swenl . da-Timecá, 1.. sorduchi — |ierd¡z grande: big paiiridge, no-Tinapécli — despacio: slowli/. la-Tinnegol, L. — entonada : slejj- diitighler. y-Tinic — mi arco, iny bow. a-Tinith — lechuza: owl. soo-Tinó, L, ñorottani— á escomli- das: so lliiil none shall see. ne-Tinoganagá, L. chigonagá — ratón: ral. co-Tinqueda — retirar algci: lu irilli- (Iriiw sonielhing. SOO-Tio — me dormiré: I slinll gu lo sleep. la-Thio — suegro: father-in-law. soo-Tió — dormiré : / shnll go lo sleep. Tiodac negot — poliro muchacho: poor boi/. Tiodách, 1j. unatók — compade- cerse : lo be sui'i'g for. 209 — Tiodách, T.. cawém — liuccr muí á litro: /(; i/ijare . Tiogidisá — infeliz: Kiihiijipi/. la-Tiiiognaná , L. malametalék — carga: load. Tiogodich, L. chogodák — [mbre: ¡iijur. si-Tiogón, L. chigon — soñar: lo ilri'iii/í. Tiogonigetedá — al alba: al duwii. si-Tiogóth, L. dactrán — avisar: lu leí knijW, lu adcixe. la-Tiomagá — espuma de sapo: luiid'.s f'rulh, or spaivii. ho-Tión — apagadlo: extingtdsli il. Tiosagtiguí, L. achigratevó — ce- ñirse: líi/liie/i hell. si-Tioti, L. ochi — dormir: lo sleep. Tiovagán negotoléc — el muclia- clio me lia hecho daño: Ihe boij luis hewilched me. a-Tipigi — reventar: lo hai'sl. la-Tipigicaén — reventar postema : II) liiirsl a lnmuKi' or boíl. Thiquesoch — hibrar palo: lo work líji icuiid. lo-Tasinagnagat— cruciücar: lo rrii- 'ifU- cani-Tissit, L. chissit — costillas: vibs. ni-Tissith, L. chisitt— costilla: rib. quo-Titá — poquito: a lillle. ni-Titá, I., nchitá — sebo ó grasa: liillow or grease. ni-Tita — manteca: bailar. li-Tita — capadura: urerlappiíuj f'al. o-Titá, L. lochacoló — dormitar; lo ■■slamber. ot-Titá — dormido ; asleep. ni-Titá, I,. Ipiú — riijundia: ful on a I'dwI. li-Titá — grasa; ful, ¡jrease. i-Titigni— claramente: clearh/. Titole — mosquito : mosquito. ni-Titolé — mi mosi]uito: mij mo.i- 1/ II i lo. a-Titolé — tu mosíjuito: //);/ mos- quilo. Titolé, L. chit'olé — gegen n mos- quito: moxquilo or sandfli/. sa-Titata — desvariar: lo tvander (in fever). la-Tiugé — fuente que corre: raa- niiif/ spriny. la-Tiuoth — bañarse con las manos: balhc self wilh hands. la-Tivegi — barranca : cltff'. sue-Tó — techar: lu roof. na-Tó, \j. naponát — recoger; lu gallier. hurvenl. le-Thó — envejecer árbol; lu fjruw oíd lof Iree ). Tocamale navogo— para tiempo de brotes; i ii spriiig lime. Tocchigui, L. — esfi crudo: il í'.v slill ratr. Tocoij tocoij nomacalú — Jesúsl ipie frió tan grande: Oh .' how cold il is. Toco'it ó Tocowit, L. — Asi traduce Lói)ez la palabra Indio, al hablar de los suyos. López era indio (^>ui- chuizante de Santiago, capturado por los Tobas }• criado por (dios. El nombre Tocowit corresponde á los (jue nosotros llamamos Tobas: Ñame of Toba Indiana ainoiig Ihemselves. Toch, L. tók — bermejo; red or ver- mil ion. e-Toch — colorado; red. Tochiri, L. — Caciipie (murii'ij: ña- me of Cacique. Togenanangat — confesarse: lo con- fess self. Toginisich, 1.. toneguischik — tos- tado maiz; parchcd. rom. sa-Tognách, L. satognák — coger algarroba: lu gallier algarroba pods. Togoté, Íj. nusliidé — pozo : well, pond. — 300 Togtanech — resumir ; redecin. yo-Togui — lili peclii); tny breast de-Tohón, L. desoktapék —bramar i'i cimlnr aiiiiiiiil: hcihnr or roar 1(1 heiis/). si-Thohon — liiinilir roiia: sieep Oai'iiioih in wulfr. si-Tohonec — riiiisiilei-ar; lo conslíle)'. Toliuelé, ].. ernrát — cliaguar: sltunp aloesí. na-Toyna, I;, latoiná— ( amiiana: hell. na-Toynalaudi - tone; luwer. noy-Talagá — IVio ile lielire : agiie raid. aa-Tolé, 1,. — lugai- de Salta: ¡thiee iiciir Sulla. no-Tolé — liennand maynr res|.i(ícto de ]a liennana menor: yoitnger sisler'n eldesl brollwr. Tom, L. — agua i|m^ e^t'i l'ria ; iriiler u'liicli is fo/il. a-Tomapeget — aire hacer: /o pin. Tomascaianemó, L — no les des jian: ilii nal gire Ihem hread. Tome salawató, L. — no me mates: du nol kill Hit'. a-Tomeiiaataacaém — eníiiar á otro: lo make anolhcr frc.tli iniil cool. Tometá, L. tatóm, tomtá — en- friarse : lu f/row cold. a-Tomicooguel — refrescar: lo groiv cool. si-Tón, L. toniguesliik — derretir sebo: lu )¡iell lulloiv. sa-Tón, L. laiiék — despertai'se: lo iiu'iikrn. ni-Tón, L. paygrát — calentar algo: lo iriinii up somelliing. lia-Tón — esfi frió: it is cold nou\ si-Tón, L. autón — freii: lo fry. Tlioná — espesa cosa: soiiielhing I h irle. Tonanogqui — casco de tostar inaiz: filie rd fijr ¡ifwching eorn. no-Tonatách, í.. tonat-ták — triste: sdd. ni-Tonéch, I,, touenék — recor- darse: ío awfikcn. ni-Tonech, T^. calak, kinadapcá — recio hablar: lo ítpieak iip or out. ne-Tonech, I;, nogonék — telar; luoin. sa-Toném — despertar á otro: awiike iinolher. a-Thonl, L. alóui — carámbano: ii'irh\ ne-Tontapócli? — ^:est'is triste:' — arl Ilion xadí le-Thoó, Ij. chigronók — carcoma ó polilla; iiiúlli or tvonii. Toqué, L. — pecho: chc.tt, brcasl. lo-Toqui — pecho: chesl or bi-ensl. yo-Toqui — mi ]iecho: /¡ig chesl. Toquitigui, I.. tokchigul — crudo: ¡•cnr. Tosilahuel — caritativo: chiirilable. Tosilahuel — humilde: hiimble. ne-Tosocó, I., tescó — fio: unrle. Totocta, 1,. — bien asado: U'clt roaslcd. gra-Touichi, L. — tus ojos: Ihg egea. Tóup, L. — agua honda: deep inile.r. ca-Tquetela, \.. uctela, Igtela — orejas: enrs. Traelate, L. — otros patos: so/7 of d llrks. Túch, T.. túk — grana, color; ürdrlel. la-Tugitich — eterno: eleraal. la-Tugitich — eternidad: oternilg. ana-Tuya, L. chiñí — zorrino: sknnl; (Quichua ). sen-Túnek, L. — no me acuerdo: / caniiol renieniber. Tuquiqui — lagaña tener: lo be blear-eyed. V noy-Vá, L. chim — amargo: biltrr. la-Vá, L. lauá — ah( de ave: wing of a bird. la-Vá, I>. lauá - co-Vá, 1.. laué heud. pluma; /eallier. - cabello: luiir of 301 — yu-Vá — gozarse : to en jo;/ self. la-Vá cadapilavá — nietos ilo ciüiti'o ¡ibiielos: rji-anchons of fonr f/ranrl- parcnls. la-Va cadapilavá — nictus de ciuilro abuelos: grandiUntglilcríi of fonr cp-imdpiireiils. leu-Vá, L. leuwá — niuerte; dcalh. ado-Vá — tu luujer: ///// wife. yu-Vá, L. lowá — nuiridu: Imx- híind. id-Uá, L. awacpi — liiei'bii : lierb. yog-Ua — mi mujer: my wife. ne-"Wá chigorogué ? L. — ¿de dónde lili venido? ivlirnce i-oines lie or 1/111/ f la-Wa, L. — ala: iviini. li-Uaanóth, L. awarán — apuñetear: lii iii//li'i. la-Vác, L. lauatchqui — sepulliira; í/ívírc. ni-Vaca cacoynivá — laitarabuela materna: inalernnl i/real-greal- [/¡■iind/nolhei'. ni-Va — mi vaca: ni y cow. ni-Vaca cacayuilia — cinco, ó tres y dos: fire, or Ihree and Iwo. a- Vaca — i'iyeme: hear me. ni-Vaca cacani — bisaLu(da ma- terna: i/ialerniil //real yrand- iiwlhcr. Vacach, I., wacak — qui/braila cosa: II lirukrn lliiny. Vacal, L. pacál — sombra: shadow. shiidc. Vacalepeué — astas <'i cuernos : Iioriis or iinl/ers. Vacaló — tu vaca: llty cow. Vacallote — vaquilla i'i teruerilla: heifer. ■Wacani, I>. — estrellas: stnrs. Wacani, L. — luc.ero: moi-niny slar. a-Vacapi, L. auacpi, cacta — paja i'i heno: .slraír or lun/. Vacatini, L. uacajni — crucero, estrella: suitlhei'ii cross. a-Vacatini, L. wacani — estrella: Sllll'. la-Vacó, L. lawacó — ceirar jKjr- tillo; i-loxi' II gilii. ya-Uách, Ij. cochipelauák — cabo Je cuña: handte of wedge. yi-Vach, L. lapiguél — brazo: ariii. so-Uách, L. auauék — alargar: In leni/llirii . la-Vach, L. lauak — agujero: lióle. la-Vach — abertura: openini/. la-Vach, L. mpacta — portillo: ijiip. Wachagat, L. — lengua: Imiync. a-Vadevolech, L. wadowolek — guisar: fry, sleiv. Vadóm, L. wadóm — casarse: to i/el iHiiried. a-Vadón — casarse: lo gol riiaried. ah-Uadón — deshonrar con obra: lo seduce carnally. anaa-Vagá — tu maiz : lliy inaizc. ylloa-Vagá — mi uiaiz: iiii/ inaize. a- Vaga, L. aworá — maiz: iiiaize. yu-Vagaganagat — mi huasca: my liide lliong. lu-Vagai, L. luuagrai - tassi — fru- ta: a creeper wilh qiieer xliiiped friiil. sa-Vagaic, L. sauagrgaic — león: lion. asa-Vagaic — león: lion. no-Vagayagá, L. uairerá — zorra: ri.ri'/i lo/' fo.rl. Vagaleguet, 1>. lohuelouac — man- ca: inaimed (liiiiie). a-Vagalihy, L. latagrá — cliicba: inaize heer. u-Vagalóc — dar castigo: lo puniak. Wagam — pegadle: Ihrash or hit liiin. a- Vagan — huasca: ropc's end. u-Vagám, I., uagám — castigar: tlirnsli. yu- Vagan — le pegaron; tlwy tiit or Ijriit liini. na-Vaganagontách, L. guargna- graat — azote : stripe. u-Vaganlóch — disciplinarse: to /¡ngclliiti: self asu-Vagánó — aporrear: to knork aljont . s-Uaganót, L. uagran — dar bofe- tadas : tu cii/f well. s-Uaganóth, L. uaranót — maca- nazo : liliiir wilh club. a- Vagapinóch, L. awalpinék — caña de uiaiz: maize stalk. 302 a-Vagatigl — encubrir: lo harhoiir. Vagi, L. palló — ilriilm; inside, iiilhhi . a-Vagotagatih — lUtyii h;ici/r: /itulie II riiw úr u/cei\ Vagualách — gritar recio: slioiil, rilll l,,ll. Vaguee, L. uetaúk — lUsmulo: iiiihi'd. so-Vahay — algunos: suiíie. Vahama, I., yugrgan — a/otar ; lo lliriish. na -Valló — azucena: /////. a-Vahuech, L. auectá — llevar ü- rauílo: lu Irnd u'illi a ropc. su-Waik, L. — león: lioti. Vayléch — sobro algo: on or iqion siiiiu'tliinij. Vayó — volar: lo fli/. Ca-Vayo occoni — ala el caballo: lie iip lili' liorse. Vayodagay, L. uaijchi — cojo: liii/l, liiine. di -Val, L. uól — mala gana tener: lo be unwillinij. di -Val, — lie vahío: nollnnij lo do. i-Wál, L. — nieto: ijrandxoyi. sa-Valach, L. yaloktapék — voc(,'ar i'i gi'itar: cali oiil, slioii.t. sa-Valách, L. alák — gritar: alionl. Valagáy, L. walray — preiSaila: ¡iri'íjniinl . Valahay, T^. ualray — concebir: lo i-oni-eire. si-Valayagat — (lia de liesta : feasl- daij. h-Ualamat, L. ualamath — apagar: lo i'.rliiii/iiish. a Valamat enodech — apaga el liiegii: ¡lili /he five oiil. vela - Valatmáth — apaga la vela: pul Ihe candle oii.t. Valamáth — apngaiUo: pul il oiil. Valamát - despavilar: lo sniiff'(lhe riindlc). Valéch, L. iialék — encima : on or lipón. cado - Valéch, L. awalgué — Iniella. rasti-o: Iriick. fool-jiriiil. Való, I., al-ló — ceui/.a; ushe.s. a-Valoch, L. quiarayuk — goloso: ijreedy fond of good lliiiujs. Valoch, I,, ualók — lienzo: grey shirl iilfl . Valóch, L. ualók — algudon : rollón. Valóch, L. lomrgqui — camisa: xliirl. a-Valón — llama hacer: lo iinike II hliize. a- Valonnodech — enciende tuogo: lii/hl II /iré. a-Valoqueda — ved ver á otro la espalda: liirn Ihe barh on soine one. a- Valpinech, L. aoralpinék — nutr- ió: i/niinless col' of iimizi'. Ualsliik, L. — fruta del cardón alto: l'riiil of liill cachis. Valuayc — lobo: wolf. sasa-Uam — no veo: / do nol .^ee. sa-Uám — declarar: lo declare. sa-Uan — veo: / do ser. sa-Ván, L. mecten — ver: aee. na- Vana — visible: risihlr. lo-Vanagá, L. louangrá — aiina: .Sllllll. na- Vanaget — detener: lo lieejí hai-l: . ni-Vanaliath, L. luguiátt — bata- llar: lo ballle. na-Wanarnak, L. — guanaco: iiiia- nnro. a-Vanoch — dame iiue cmuer: iiire me ¡ioinelhinn lo eal. h-Uanohé — pan (ile mistol): inis- lol Icaf. a-Vanoth — gemin. Vanóth — ¡ ay ! : oh .' la-Wanuk, L. — dame de comer: gire me my dinner. Wapat, L. — carne: ineel. h-Uapetá — cargo hacer: lo coiii- plain of. h-Uapigni, L. nareinaní — aten- der, oir: lisien lo, liear. na -Vaqué — melones: iiielons. Warairá, L. — zorro: fb.r. Uaralkét, 1^. — manea: liobbles. Wareirá, L. — zoi'ro : fo.c a-Varicó — to cjuemarás: lltou ivill biirn lliyself. a-Vasách, L. sactapecnacá — ape- di'eai': lo sliine. Iiail. a-Vasidigi, L. siidigui — llanta tocar: lo pía y on ¡hile. g-Uasigém — anúba ó enrima: nn /lie Idji or (thove. h-Uasot, L. dasottapek - liailai'. lu ihnicc. e-Uasotagam — ilar cm-cs: lu hid;. la -Wat, L. — liíatai-; lo kill. yu-Vat, Ij. lira'tá — mano: luiud. ala-Vát — iiiataillo; /./// // or hiin. no-Vath, L. nauett — demonio: devil. Vatayvá, L. niyatt — aguardar: lo wail for. o-Vatiyva — esprramo: hy/í7 forme. sa-Vetecó — amar: lo toce. hi-Vatech, L. pia'té — Inullas: iniiks. Uateth — de in'is de esto: hexides litis. sah-Uateton, L. auactón — conooii': lo hncw. a-Vati — cargar el hombre: lo load or Idkf iip (of man). a-Vatlii, L. audoi — llevar: lo rnrrii . ah-Vatiagná — señal heclia con ilcdo; íiiíin ¡nade wilh finyer. ali-Uatón — ileshonrar: lo comipl. a-Vauech, 1,. auauék — tirar esti- rando: lo pulí la uyid. so-Vauech — desnudarse: lo slrip xelf. a-Uco — derramai'se: lo be xpill. a-Uco, í.. ucó — derramar liquido: lí) spill lapnd. yo-Vé, L. luef — iliente: loolh. yu-Ué — dientes: leelh. co-Ué, L. laué — cabellos: ha ir of hcail. sau-Ué, I,, ucacliarát — rngendrar: lo hegel. la- Vé — hoja: leaf. la-Vé ~ hojas: Icaces. la-Ué, L. laué — lana: wool. iu-Vé — muía: ni ale. na-Ué — negra cosa: hlackobjci. la-Vé, r,. laué — hoja: leaf. la- Vé, L. lawé — pelo: luiir. la-Wé, I,. — cabello: hair of head. au-Wekeda, L. — retírate para allá: 1/0 o/f fnilier. a-Vecolá — cardenar ('i desmontar: lo clip or cul dowii foresl. a-Vecuní — haz (') atado: xheaf. a-Véch — amenaza: Ihreal. a-AVécli, I. awék — estira: ¡mil il laii//lil . sa-Uech, L. sawék — salii-: ¡/o oul. a-Uéch, I,, auék — afuera: oalside. yanane-Uech — alargarse: lo slrclcli oal . ay-Véch, L. aywék-edá — liura: oulside. Védale, L. laidraik — negro: blark (m.). Vedaic — mulato: nialallo. Veday — negra: hlark {(.). a-Vedanapép — menearse: lo roll alniíd. :\r maiz: inaizc sheiilhs. lo -Vi — tuci-a ; oiflside. yo -Vi ayém, L. ataratpék — tras de nú: afler me. I blind. i- I Wiraik, L. — crespos; cnrly. Wiraik, L. — hombres negros; bluck 111 en. ' a-Wit, L. — poniente; ivesl. igotar; lo • a-Wit, L. — á la tarde: in Ihe iiflcrnoon. la-Vith, L. lawit — ayer tarde: yes- lerdiiy iiflernoon. u-Vitigotli — estercolar; lo ¡Iress ii'ith dtuuj. Vitigotli — aventar trigo : lo ivinnoiv. a-Vitivoch, L. chiuik — sacudir: lo shiike oitl. la-Vó — casa: house. 305 lalo-Vo, T.. pauó — dentro: inxide. laelo-Vo — dentro: wUhin. na-Wok — asar: lo ronsl. sa-Voc, J^. leainan — poner: íopitl, or lat) dcivn. ni-Voca nalotapegat natedac — nueve. ('> dos veces ciiütro más uno: ¡itnc, of iwicc fuur and one. ni-Voca nalotapegat — ocho, ó dos veces cuati'o: ei/jhl, or livice four. a-Vocolatigi — partir con manos: ítplit ii¡i tvil/i h(i>ids. ni-Vodenagá — seamos amigos : leí i/s he friends. a-Vodinapéch — poco á poco : lili le 1)1/ lillle. a-Vodoqui — engarzar: lo sel in c/old or silre)'. a-Vodovó, Ij. audovo — (lleve), meter: pul in. sa-Vogó, I-,, tápalo — estio: si/m- mer. Voic, L. oik — gavilán: liawk. Voic, L. owik — .'igiiila: eagle. Woic, L. — nombre ile lugar: ñame i)f piare. Voidi, I ,. uui — cada año : earh ijriir. Voy, L. uoi — año: >/ern\ nec-Voy, nagi, voy, !.. uoi — este año: //í/,s i/eiir. si-Voy alcayá — el otro año pasa- do: llie (illier ¡lear llml is ¡jone hi/. a-Voyagan onagni nohich — llama la gente á rezar: rali Ihe people lo 'prinicríí. sa-Voyayáhc — racicín coger: lake Hji ¡'(Ilion. a-Voyasová — causa, ó por: Ijy reason of, for. Voydil — todos los años: ere/7/ year. a-Voylapigué — chupa: coal. sic-Voyliá, L. sigoiliá — este año pasado: Ihis lasl year. a-Voylo cavayo lassiguetó lapich- lapá — dame caballo, te daré cera: give me a horse, I will gice Ihee iva.v. sa-Voyoló, L. awoyolé — (déme) fnego, encender: gire me a ligJil: nnike a fire. Tomo IX sa- Voy ole, !>. ■walonnanodek — tiiegii liacei': ligJil a fire. si-Voyt — antaño: yeavs age. Valaytá — sazonada : seawned. a-Volalegué — salar: salí. sa-Volapi — vestir á otro: lo dress anolher. a-Volasi — enclavar: drire one Ihing inlo anolher. sa - Volasigue, L. niyaúm — deber: lo (iire. a-Volasigue — valer: lo he of valué. sa- Volasigue, 1,. ascbiitem, anat- grgnarat — pagar jornal: lo pay ivages. a-Volasileté — juez: jtidge. a-Volavách, L. avolauák — agu- jeiear: lo malee hales. Valcoléth — iialcon: hawk. sa-Volenagat — nombre poner: lo ñame. sa-Vomanoén — sabor : lasle. a-Vonapoté, I^. .ciui — {x catalana), neblina: lo grow eloudy. a-Voneté, L. cnakeraik — viento hacer: lo be windy. a-Vonevagán, I^. ongrapek — cau- to, caución : song. la-Vopeyló — cerrar portillo: cióse gap. lo-Vopi, L. lovopi — ajuar hacien- da: ¡Ji'operty belongings. a-Vopotá, Ij. cuugát — refregar: lo ruh ur srri'lt. ne-Vosi — mote: sorl of hominy. a-Vosi, \j. taktapék — iiablar: lo speuk. e-Vossi, L. euossi — cocinar: lo cook. a-Vosinal — barro hacer: lo pre- pare mud. a-Vosiquini — arrodillaiis : kneel down. a-Vosoch — pintar: lo puinl. di-Vosuech — soltarse: lo slari on a jou)-ney. a-Vóth, \j. a'wotoó — (llueve mu- clio), aguacero: shoiver. Votli — debajo: under, undernealh. a-Voth, I. awoctuúm — llover: lo )-ai>i. a-Uoth, L. auauót — asar: lo roasl. 27 — 30() Vothaypia — ilebiiji') los pit's: un- ih'r I'düI. a-Votalú, L. avotalú — dilnvio, :ii;iirtceiTi: ileli/f/e, xlinwer. a-Vucanapech — ¡r (Itispin's: í/rj (iflei'ivards. sa-Vuech — i'ame;u': lo h/irroiv wilh lirii ni.'liL'x. na-Vugé, T,. wadóm — loinÍL!U': to fm-niriilf. a-Vusúch, L. ousuk — majal': io k'iixe or brnise. X Xasilete — bacín: Jordán. Xidissó — il ' allí: Ihence. Xylécli — canal: canal. Xiló, í,. aura — chacra: maize field. Xipelá, Ij. peíate — calzado ('i za- |iato: aliOCíí or boola. Xipoduj, L. — aninialito (jne cava la tii-Tia : sorl of mole. Apéndice .4 NOMBRES SUSTANTIVOS Adahasitli, L. ladarashit - cola. Adanaqui — nioitcio. Adanaqui, I,, adagnaquí — aliuiíiz n inortiTO. Adavati — reiiioüuü. Adigen, L. móo — iialailar ó gusto. Aená — olla. Ailpolló — cóndor. Alcutiá — partera. Alimacavó — quebrada de lio. Aló, 1,. aló — mujer. Alóch — laJH, losa. Alotagani — mosca. AUuá — plato de barro. Alluá, I., aloá — sucio, tierra. Ama, quema, nodigua, L. towé — sal. Amáp, L. map — algarroba blanca. Amapich, L. mapik — algarrobo. Amugasagan, L. namugusran— quir- quinchií. Anagó, lanagé, L. lanagué — lazo. Anagnagaté — marca. Anahát, L. lemlahát — aliento. Anogoqui — .Vrgana. Apalcoaá, L. palconá — pelota. Apillóch, L. Lascguini — basura. Asaglená — rueda. Assotomatá — L. sopnatá — tos. Ataqui, L. cataqui — tambor. Aticay, L. Idelá Ichicay — (agallo- nes) berruga. Atinith — lecliuza. Avacatini, 1-. -wacáni — estrella. Avaga, 1.. aworá — maíz. Avagan — huasca. Ayaic — I^iablo. Ayap, L. alap — boca. B Bevó basura. Caallo, L. — caballo. Cacadé, L. conagradi — caranclio. Cachipé, L. — hacha. Cadaete, cadahauete — ojos. Cadaham — bairiga. Cadeham, L. daham — vientre. Cadallacó, L. lallacó — hombros. Cadapigé — brazo. Cadayagá, L. leagal — talón. Cadegetá loó — pastiir. Cademati, cadenath, L. naachi — uñas. Cadihipirech, caditi, litil — canilla. Cadiliequeté, L. licté — rodillas. Cadimic, L. dimik — nariz. Caditil, ].. Ichill, teleta — pierna. Cadahóc, L. lohoc — piel. Cadosapi — nalgas. Cadoteltá, L. tiltadil — muslos. Cadové, L. luef — dientes. Cadgetá, L. díoroné — venado. Cagogoic, L. cagoic, cagroic — luna. Cahami, I., caaui — muchacha. — ;{08 Cahapagá — iinron^in. Cahapagá, I., chiquili — calabaza Ti porongii. Cahim — Injjnna. Cahim, ].. lagtogoté — cstamiut'. Caik, I/. — i'.-iuiiiid. Caiguetag, L. — oveja. Calatiagath, L, wachagat — lengua. Calcolagatech — vida. Calcossot, I., locossot — pescuezo. Calehegén — vida, eterna. Calejnék, L. — poncho. Calotacaypac — palo delgado. Canadé — co.^a. Canasipissi, L. laplayel — l/ibio.-;. Canehé, I,, npé — cejas. Canehé, I., lotap — Irente. Canitissith, nitissith, 1^. chisitt — costilla. Canná — alezna. Capalay, I,, caparlaic — mate. Capialelach, (opia?) — empeine. Casileclecal — oío. Casilgahá, ashiliguiñi— rel.unp;igo. Casona — monte ó ceri'o. Casogonrá — trueno. Castonagá — cerro. Catagay, ].. ladranray — ladrón. Cataqui, I,, cactaqui — tambor ó caja. Categnagati — horno. Catipé — cuña. Catipillagay, I,, ca'isác — hormiga. Catquetelá, L. uctela — oreja. Cávala — puente. Cavayo — caballo. Coday, !>. chimgrgadaik — agi. Codap, L. lop — l)oca. . Cohigét, L. coypák, coygett — (de palo), [líalo. Cohiguenec, L. coiguenec — pa- loma. Cohipocoló — vara. Cohitaechá — valle. Coligisác, L. coliguisác — lagarto grande. Com, L. — ombligo. Ccmequetá, L. lana — nuca. Comogon, pelogadagdagaic, I^. adranák — viboia. Comolion, L. maik — culebra. Copaich, copaíc, L. copaik — galo. Copialaliuel, L. pialahuel — planta (le (lii''. Cosiquiogoy, L. xiquiroy — lan- gosta. Cosonahá, L. tocót — Ijarranco. Cotiagantá, 1,. leratá — dedos. Cotinni, L. lashinik — (chuna) pava ó gallina. Cotto, L, — paloma. Cová, couó, L. laué — cabello. Coyach, I,, lueták — ilolor. Coypác, I., coypák — [lalo. Coypach, L. cassognagá — cumbrera. Coypach, L. coypák —- madera. Coypaló — carpintero. Coytanalaté — liorca. Cumin — ihiñi. Cuñeroy — fruta. CH Chikná, Tj.— Hecha. Chiquinic, L. — arco. D Daham, L. dahám — panza. Danranraé — iiu''dico luab). Dapich, I., dapik — abeja. Dapich, L. dapik — miel. Dapiditicló, napiditicló — poroto. Dathó — azada, azadón. Desi-nedamiaga, L. nshirá — pan- tano. Dilamách, L, soconók — mancebo. Dinéch, L. yerát — espina. Dios — ilios. Djilroik, L. — amigo malo. Duliuelé, L. lowelé — logon. Edá — persona. Edaleliedegá, I,, apakatá — calor de fuego. Eliunná, L. nacó-ná — greda. Emách, I,, emák — brazo izquierdo. Ennasó, L. talmaráy — espejo. Epé, Ij. pé — noche. :io. ham — hiél. Havá, [.. lauacó — cuevít. Hecliva, [,. laigotagrgát — heriila. Helé, L. helé — papagayo, loro. Hetaliá, 1.. ipák — garrote. Hijnach, L. naelalá — abispa (ingra San Joi'ge). Hilóte, L. lote — (pestañaí;) ctíja.s. Hiomagaquí — tacho. Hipelá — zapatos. Hipialelach, L. lapialák — empeine lie pi.''. Hipóte, I.. alogó — vestido. Hiquihí, \j. hiquihi — ama. Hissot, i, . lahiel — costado. Hita, L. ta'á — padre. I Ibó — casa mia . Icololich, cadacoicquiti, L. Icossot — garganta. Iduá, L. awacpi — hierva Igagá, I., nauaqui — sandia. Igualesich, L. gualshik — tnna. Haló, L. — gato amarillo. Illonech, I., illonuc, illonek — eii- chillo. Issicli, I,, lassik — cara. Itá — amo ó señor. Itigná, I., lamú— saeta. J Jea — piedra. Lacayé, colcoic ó calcoic — cabeza. Lacegancató — arado (?). Ladagnaqué, I,, ladagnaqui — mo- lino. Ladanecá — naranja. Lagué, L. lapiralá — escalera. Lahaeté — venlana. Lahallí, í.. lahali — saliva. Lahi, ].. layel - costado. Lahi, L. uiccliigui — vasija. Lahy — arca. Laliyé, L. naconá, laconá — botija. Lahoc, r,. look — cuino. Lahuel, L. laylissi — (tripas) en- trañas. Laylissic, laylissi, 1.. laylishi — tri- pas. Lalimacaú, L. lalim'ú — esquina. Lamagni, L. oncolló — pájaro. Lamarani — gaiza. Lainatani — ave, pájaro. Lanéch — ovillo. Lapaltetá, I., lapalatetá — espaldar. Lapáth, L. lapát — carne. Lapiá, copia — pié. Lapiogó, I., lapiogó — sesos. Lapiohó — sesos. Lassich, I., nadegaleshik — tizón. Lasón, [.. lasóm — puerta. Lasté, L. — madre. Lata — ala, pluma. Latagte — manantial. Latap, L. lotap — frente. Lathi, L. laschi — bofes. Latiagal, calatiagatli L. uachagát — lengua. Lathiognaná, L. malametaték — carga. Lativigí — barranca. Latogoté, L. nushidé — pozo. Lava, L. lauá — ala de ave. Lava, L. lauá — pluma. Lavách, Ij. mpactá — portillo. Lavach, I., lauák — agujero. Lave, L. lawé — ¡lelo. Laué, Ij. Iau3 — lana. Layé, coypatíí;, I., cuaipalit — co- rral. Layi I., ilolegalai — vaina. — 310 Lcote — inili). Lecat, L. Icap — licno. Lecath — lureña. Lecath — barreno. Lecón, L. Icúm — miibligo. Legahasité, li. legresté — botnií. Lelacath — criado. Lelach, ],. laralpinik — esiiina/o. Lelach, L. ellák — corcova. Lemetahc, I,, auancaik — albaüal. Letagó, L. ttagó — saiiyie. Lihl, L. lihi — cabio. Liliicaph, L. liliigal — anca. Limaganl — lioyo. Linigui, L. uiyim, sogonasó — lO- iiiadri'Ja. Litigissi, 1,. chiguissí — ríñones. Lititá — xi'-tsa. Locogosoqui, L. locoroqui— matriz. Locollecg, L. coichigui — tragadero. Lioho — coladero. Lohoc, L. lohóc — nube. Lohotá — nervio. Lolamech, 1.. lolamék — iiigadií. Lolamech, L. Uiquillacte (;') — bi- t^ados. Lolé — vela. Loleló — de.spaviladera. Lonochó — teja. Lothá, L. lothal — venas. Loteté, L. tetó — pedios. Lothi, L. uacalchi — leche. Loti, I.. Icogoqui — ubres. Lotiagalay, L. charaqui — vejiga. LL Llahatlii, L. leachl — ]iantorrilla. Llallote, L. dachani — jierdiz [le- quena. M Maktani, L. — llnvi.i. Madiodiayc — e.\celente. Maic — sauce. Maich, L. maik — serpi(Mite. Malagaich, I,, tugradaik — lagarto, iguana. Malagaich, 1,. malraik — lagartija. Manich, 1;. manik — avestruz. Manoeutá, \j. aloic — (lozo derecho. Mariayaten — luaistrd. Marinoentá, yotiaga — sueiio lairno. Mauaké, L — melón. Mayú — tonto. Mecahi, L. micahi — murciélago. Melayó, L. luknunray — cuentero. Mohim — m(ino. Moliualohé — molinero. N Naatcatacá — palabias. Nacalep, nelagate, L. calejnaunoté — buso para hilar. Nacanahaic — camino i'i senda. Nacatech, L. nacaték — lochiguana. Nacotalaté, L. lacoctá — caña. Naconá, L. uaconá — cántaro de bai ro. Nadaranak — serpiente. Nadená, L. ndená — pan. Nadó, potarani — montón. Nadohó, adobó, L. nado'ó — sóm- brelo. Nagnagnách — guanaco. Nahá, ].. naj, naag — dia. Nahadé, L. naadé — pintura. Nahlá, L. lalarátt — piojo. Nalá, L. nalá — sol. Namacatapec — campo. Namagasó, yamahasó, L. nmagasó — calzones. Nanagnách, [,. nawará — guanaco. Nanogtini — lila. Ñapé — tabla. Ñapé, 1,. ñapé — .irbol. Napoquená — nervios. Naquiagaic, 1,. auot — lluvia. Nasedenaqui — pajul. Nasiné, L. tomtá — Hambre. Nasoviagá, L. lasoviará — llor. Natayani -- azuela. Natatagath, L. la'atarátt — giuria. Natoyuá, 1^. latoina — campana. Natoynalaudé — loire. Naulená — carreta. Navahó — azucena. Nedé — carta. Nedé, edé — libro. Negot, !,. negotoic — niño. ;jii Negotolech — criatura. Nelatach — esclavo. Nelopi — liiicii'nd;!. Neloth, L, Ipuél— rama. Nemalá, L. nemal-lá — liiinio. Nepohoti, T,. l'coté — nudo. Nequedená — lioz. Nequepé, I^. npé — i^sfa nnelip. Nequetác — cabra. Nesoti — hai'ina. Neta — iiiartilln. Netagaté, elocoth, L. kká — peña. Netagoloy — chinche. Netath, Tj. netagrgát — agua. Nethago, letagó, L. ttagó — sangre. Netinoganagá, I., chigonagá— ratón. Nevosi— mote. Nilii, I,, niacaik — pedo. Niognalá — batea. Niognáth — jabiin. Nitiaga, nasiedech, L. nashiedék — tabaco. Niticná, ticná, I^. chigná — tleclia. Nitigognagá — |iericote. NitiguissichjL. chiguisacté — anillo. Nitilitiaga — calor. Nititá, L. nchitá — sebo i'i grasa. Nivigé — giiitari'a. Niyach, L. niyók — pescado. Noaganagáth. — i'od pequeña. Nocogolagó, L. cologologó — sapo. Nocolcá — muchacho. Nodech, L. nodék — fuego. Nodech — inliri-no. Nodicli — qui'bi'acho bhmeo. Noenataanách — albañil. Noenteléch — plaza. Nogotosonách — herrero. Nogualelchet — grillos. Nohic, L. noyik — casa. Nohich, L. dissiú — barnj. Nohicli — circel. Nohich, L. nohigueltá — ciudad, pueblo. Nohogoncaté — arcabu/;. Nolegé — dardo. Nomá, L. nomrá — invierno. Nomagá, I., tap — verano. Novagayagá, T,, uairerá — i-.orra. Novath, ayaic, ]j. nauéth — de- monio. Nuquihác, L. nocoyák — paladar. O Oanagaic, L. aneraic — fuerte ]ior- sona. Ocayá, L. — hermano. ©garrapata, apela, L. micae — chin- che, binciiuca. Ohoch, lohóc, r.. look — cascara. Olegagá, L. olegrá — gallo ó ga- llina. Oloho, L. ctak — cabra. Onrá, L. — pampa. Otagni, L. tagani — pato. Pacata, I., pacta — cerco. Pagantá — pellón. Palatidega, palatidegagá, L. pala- chidegá — araña. Patauó — nido. Penagnacaté — estaca. Pesoic, pessoyc, L. pussoic, pe- soic — viudo. Pesoy, L. pesoy, pay — vimla. Petacay, L. tacaé — chañar, fruta. Peué — hiirqueta. Pigem, I;. piguém — cielo. Pihinech, pinech, L. pihinik, Ipi- hinék — hueso. Pioch, I.. piók — perro. Pioglalá, L. pioglalarát — pulga. Quecallagá — tiempo. Quema, L. caá — piedra. Quemadagá — loma. Quepacaiá — rastrojo. Quetelá, L. tela — oiilo. Quetelá, catquetelá, L. tela — oreja. Quidiacaté, quiriacaté, Tj. uttiyactó — corazón. Quotiloté, L. chilot'tó — gusano. R Sahancaté, L. laarnacté — almo- hada. Saygoth, taygotagath — llaga. Sapetani, L. apiaté — ¡úé. Savomanoen — sabor. Scauem layté, L. cauem laytá — olor malo. Shideranaqui, L. — pipa. Siguiach — ración. Siguiach, L. siguiák — animal. Socolech, nyoth, L. socolék — mu- chacho. Sooná, Ij. sogoná — conejo. Soronrá, L. — sierra. Sotaqué, L. sotarqui — cincha. Sotiaqui, L. cliaraqui — vejiga. Suhiá — pecado. Suwaik, L. — león. Tagacaté, L. tagacté — peine. Tahasoch, I., taliasott — abrojo. Tala, L. tala — rio. Tala, Ij. elagtaló — mar. Tanta ala — trigo. Tanta scauem — eebailn. Taquiagay, L. taquiráy — lanza. Tatogesán — cuervo. Teconéch, L. conek — cnrhai.i, eoni'lia. Tataancuté, L. tetagrganucté — aguja. Tianich, !>. saatarqui — faja. Tiganigó, L. chigranigot — ciervo. Tigosognogqui, nesadená — cedazo, harnero. Tilitiagá, Ij. cliilchará — su bir. Titolé — mos(ini(o. U Udaic, lagdagaic, \,. laigdraic color negro. Uió, I., coyuyo. Uukukté, Ij. — fusil. V Valóch, L. ualók — algo(hin. Valocli, Ij. ualók — lienzo. Valuayc — lobo. Veque, L. limcó — rincón. Vevé, iduá, Ij. auakpi, awacpi vrrba. Voic, L. owik — águila. Voic, L. oik — gavilán. Volcoléth — liahon. Voy, uoi — año. W Warairá, wrareirá — zorro. X Xiló, 1,. aura — chacra. Yacalaliué — barbilla. Yacatac, uaatcatacá, L. nktká — pahilii'a. Yagnagáth, calehená — hilo. Yaguislii, L. — tirador de cm-i'o. Yalialé, \i. yalé — hombn'. Yahat — resuello. Yaléch, yahalec, L. yalolé — hijo. Yalí, L, ilolegalai — baina. Yaná, L. lana — nuca. Yanich, L. lanik — soga. Yapiaglá — unibial. Yapigé — brazos. Yaside, L. laték — ll.iuta. Yate, Ij. la'té — madre. Yvach, Ij. lapiquél — brazo. Yocolá, Ij. oculá - cuello. Yocotaque, L. lorogqui — talega. Yogoqui, Ij. xidigláy — bolsa. Ychoch, L oók — cuerpo. Yohoge, L. toqué — pecho. Yotá, Ij. Iota — vena. Yoteletá, loteletá, L. leletá— pierna. Yoteltá, cadosapl, L. lígal— nalga. Yoteltá, Ij telectá — muslo. Yové, logué, Ij. luef— diente. Yuma, L. loma — cama. Yuvat, cadohuac, L. lira'tá— mano. Yuvé — muía. Apéndice B NOMBRES ADJETIVOS A Adacaygá -— iii;incliai!ü. Adoyagay — iiiiinto. Alócli, L. loók — laioo. Aloné, L. aloné — lielaJa. Amó, I,, amoó — ilulce. Anni, í,. danió — fuerte cosa. Avalócli, L. quiarayúk — goloso. Ayaic — horroivisa i'(.isa. Ayaic — iloshonesto. Aymotagaic, L. tagrgáik — boria- 1/1 10 pslar. Cadamatetá — Toiloiioderoso. Caycalahué, I., cuítale — calva. Caycalauách, L. ikchigui — hueca cosa. Calagotéch, L. noitigú - deiecho. Calotegé, coloteguén — delgado. Canám, T..' canám — ciego. Cani, L. canicie — moza. Cavemelech — de.sparejo. Colióy, L. sogoná — ama que cria. Coydaich, L. coydaik — ronco estar. Colanacaic, callogagaic, cologa- gaic, L. colanacaic — Hojo. Covemalloic, L. dilgroic — bellaco. Culancaic, L. colanacayó — cobarde. CH Chagradák, L. — pobre. Checaguém — enemigo. D Dalagaic, L. dalraic — nueva cosa. Deleuém -— mui'rto. Dokshi — cristianos. Tomo ¡X Etoch — colorado. H Higuetá — tibio. I Imalach, 1.. ymalák — azul. Isotatá, L. damtó — blando. Itliabaló, L. sigtaraic — loco. Ithahaló — mudo. Ladalá, \,. malók — verde. Lagagadaysát — palmar. Laydagaic, 1,. laydraik — oscuro. Laidreík — negro. Lalolá, L. — eulermo. Latliahá — chica. Latugitich — eterno. Lecagui, \j. lecaloúk — ancho. Lecha, L. pók — grueso. Lecha, L. pók — giande. Lechamáp, L. cauem nawi — esté- ril año. Litiagath, L. chirtraik — overo. Licotitá, L. cuchunik— pequeña cosa. Locagaíc — mestizo. M Mariayateú Mayoyaten sabio, necio. N Naca — indigna. Nacaensá — desierto. 28 314 — Nahách, I., laták — rüiitivo. Napalgá — oscuro. Nemách, L. lanák — oorcoviido i'star. Nessallany — ciiballero. Nesoch, L. n'sók — mozo. Nititá, L. Ipiú — enjundia. Noenta — liennosa cosa. Noen — bueno. Nohí — nieilroso. Noyvá, I., chira — ainarfjo. Notonatách, I., tonat-ták — Iriste. O Oaapag-limich — ñato. P Pagreic — blanco. Pagtadalc, h. diacalk - Iíjíim-o. Pateta — diligente. Pesóle, L. pesóle — viudo. Pesoy, L. pesoy, páy — viuda. Pioognách, L. pioronák — lieilii- cero. Quecaloye, L. oregraic — manso. Quoti — |ii'i|Urño. R Rahaní — duro está. S Sadosigilahuel, I,, djilroik — cruel. Sagaic — sarnoso. Sahilleú — inmortal. Saycó — aiualde. Sayglán — ronco. Salecolé, I,, apaptá — (mojada cosa), aguanoso. Sasacá — sordo estar. Sasayen, I., scayseayasorác — ino- i-ente. Seauem — malo. Simatacaie, I., simatraíe — mez- i|UÍUO. Sognagam — músico. Suetetá — suave. Tacacatá, I., scauót — seca. Táp, L. táp — liomlo. Tapayá, 1,. dapokó — caliente. Tigadagaic, L. ehigadraik — li dionda cosa. Tigadoagay, L. nehigá — ]iodrido Tiogodieh, f.. eliogodák — jiobre Toch, r,. tók — bermejo. Toquitigui, r>. tokchigui — crudí Tosilaliuél — caritativo, liuniible. U Udapaeh, L. olapék — chato. Usipagantá, L. sliiparáta — sucia cosa. V Vacách, L. wacák — ipiebrada cosa. Vagaleguet, I-. lohuelouác — manca. Vaguee, L. uetaúk — desnudo. Valagay, L. walray — yueñada. Vedaic, ungoie — mulato. Vedaic, nagué, I., laidraik — negio. Veday — negra. Yagaic — viejo. Yalé, L. yalé — varón. Yapagac, 1.. paigrgaic — blanco. Yoeobi, 1j. toe — rojo. Yocovi, eoviodaic, L. cowí — ama- rillo. Apéndice C VERBOS L.^Lüpuz; I\I.=I\Iocovi. Abasigi, L. ncaicó — abrir iiorüUo (abrir senda). Abitiodem — a^^railar. Acataguech, 1^. anacát — sacar. Acavalech, I,, pelék — pisar. Aconegeth, L. asliilá — tucar á otro: ¡\I. Saschilaa<'>. Acositá, L. ncatarapék — ir ilc us- palilas. Adeancatén — clelenilcí' á otro. Adenách palatidegá, L. palajchi- rigrá — luoriler la araña. Adialách — mover ,i priesa. Adihóm — liaeer burla. Adioetó — adornarse. Agayá — acometer. Agnatapingni — cabecear. Ahuatón — deshoniar. Ahuenam — ai'rollar. Ahueteléch, I,, aumaratt — apairjar. Aliuich — adornai-, Alalianegé — entoitar. Alasigué — merecer. Alcagiló — escoger. Alcahaguiló, L. aloktin — contar, escoger. Alcutiá — acarrear. Alcutiá, I,, autawan — avalar — M. Sol 'ctoan. Alelagatini— esparcii' con las manos. Alemactá — afrentarse. Aleñó — tcuiiar ¡'i tener. Alepáth, L. alopát — liacer madeja. Alimagtán — ofender; !\I. Lsassoa- lék, Alodém, I.. — hacer leña. Alohoni — arder. Aloknát, L. — emparejar. Alvatí — condenar á muerte. Amagnl, L. aramák — rempujar; M. Samma, vó. Amasiquiagath — examinar, liacer cargo. Amatapéch, L. chamasapcó — re- gocijarse. Ameuegé, L. alató — en.suciar. Ammá, !-. ammó — gustar, agradar. Amó, \j. amucainigué — pasar, an- dar. Anaalligeté — lucbar. Anacaygóch, L. caygrolali — es- ciipii-. Anacalegóch — COI re ; M. Ñii'guen, nectó. Anacnetec, 1,. aumcainegué — apre- surarse. Anachit, L. — convidar. Anákni, L. — agacharse. Anamadech — acepillar. Ananarát, l>. — forcejar. Anapiléch, L. piktapigui — lamer. Anapóch, L. anapokishem — arran- car; .M. Ñappók. Anapúch, L. anapók — deservar. Anasaguat, L. nauát — dar prestado. Anasilgedém — eriar hablando. Anatagrán, L. — trabajar; INI. Soen- na' ictagán. Anatiatini — estar en pie. Anavelolec, nedé — tu lees. Anelóm — ex[irimir. Anenotini —abajar. Anetanech, vagualach— gritar recio. Anetón, L. anelóm — ordeñar. Aniglach, asayquedá, Ij. igalak — volver. Annoét — vestirse. Anodesigén, I,, nishigóm — levan- tar, paiar: M. Laassinsig' 'om, as- chivinui. 31G Anól, ]j. dasotapék — danzar. Anolagám — estilarse. Anosi, 1 .. anoshi — escarbar. Anosy — cavar con azadón. Anosoni, I,, uaráa — ¡4ol|)ear. Anotecli, L. anoték— desplinnar. Anquiguó — accircarse. Antainigue, I,. — andar; M. Sec- toannó Antoenó, I,. — acordar á otro. Antoetá, L. — acordarse. Aogrgám, I,. — apalear. Apagici, ],. yoajni —enterrar giano. Aparetpec, f.. — aprendei'. Apatagani — tocar iialjiando: ^l. Sip- poctaá. Apatadavó — eslrechar. Apegém — enjugar ('i secar. Apeloch — acendrar ovo. Apeloch, L. apelók — limpiar, ba- i'reí'. Apepegléc — apretar la cosa. Apetet — absolver ó ¡lerdonai'. Apitití — soplar. Apoguiap, ].. maratáp — lerrar la boca. Apoguini, L. — abrigarse (taparse); -M. Ñappoquiñá. Apugi, L. apuguini — tapar. Arialá — darla á otro. Arrenegé]— engrasar. Asila — alquilar. Asonlech, L. Kishiguém — subir; -M. Assisiu' 'm. Assotagam, L. yassot — cocear. Asuvaganó— aporrear; M. Lovarni. Ataygét — volverse hacia otro. Atianivá, Ij. acharná — mostrar. Atipigí — reventar. Auachigui lasóm, L. — abiir puerta. Auactón, i,. — conocer: M. Sadini. Aucó, I.. ucó — dei-raniar Hípiiilo. Aucó — dei'raniarse. Aucocheák — arremeter ( iitropellar); ^í. Aschiguilék. Aucolá, L. — desollar. Auehenoyik, L. — edilicar casa. Aula, i>. — enviar. Auquechák, L. — defender á otro. Aurau, L. — pegar: M. Lovarni. Ausouék, L. — desatar. Auucü, L. Leaumáth — agotar. Avadevolech, L. -wadowolek — guisar. Avadón — casarse. Avagatigi, avolasi — enclavar. Avaliuech, auectá — llevar liraudo. Avaloquedá — vnlver á olio la es- palda. Avasach — apedrear, Avasaloguec, í,. pacata — iruzar. Avatlii, I.. audói^ llevar; M. Sodó. Avauech, auauék — liiar estii'ando. Avecolá auquesohón — cardenar ú desmontar. Avedó — mover. Avela, !;. aula — mandar; M. Sil-lá. Aveladini, I.. — ladini — sepultar. Avela vá — lionrar. Avelcatá, L. — avsralektá — ir poco á poco. Avenadapéc — batir li nevos. Avequesóch, L. pelcaguenaló — abrir reses. Avequetá — jioder hacer. Avetacá — halda: M. Seectacá. Aveyó, L. anakchil — lavarse. Aviquiá — guiar ciego. Avitivoch, L. chiuúk — sacudir. Aviyó, L. aw^iyó — fregar con agua. Avocolatigi — )iartir con manos. Avodovó, L. audovo, lleve — meter. Avodoqui — engarzar. Avolasi — enclavar. Avonevagán, L. ongrapek — canto, canción. Avosi, avetaca, L. taktapék — ha- blar; j\l. Seectacá. Avosiquini — arroilillaos. Avostoch — pint.ir. Avoth , L. awoctuúm — llover; M. Eyagi^a'!. Avucanapécli — ir ilespues. Avusuch, L. ousúk — majar. Ayengualagai, L. gualgray — estar [ireñada. Ayim noen — estar bueno. Aymenaani — sobrepujar. Ayulá, li. luksyunik — abreviar. B Bayo — volar. Becogué — agusanarse. 317 Cacayló nadi disietenagna dapich — (■.i|iiit'n cuiniii-.u-.i 1.1 iiiirl ;' Caconegué — (•o;ji.a' á nn.j. Caditi — builar: ¡\I. Yassot. Cagetá — ciiiii'; M. Yscliaga"t. Cageta lecotitá, L. lipraán — iiiar niñd. Caidonaconá, L. nishigém — ul/.aiio. Caij — a;,'i-a.l(>i'ci-. Caleteganám — hilar. Caloguetá — cortar cosa. Canagetená — iitirecer algo. Capahanl, [,. anákui — agacharse. Capalech, L. capalék — abrazar. Casogonrá — trueno; M. Asson- necták. Cassognrá, L. — tronar: M. As- sonnecták. Cassuá — iiiiiMiarsc; M. Yacasuangué. Catapék, I,. — piniler: ¡\I. Sas- sog"ai't. Catelolá — caiiar. Cayahát — enjugar otra cosa. Caycá, T.. caycá — negar, mezquinar. Caygoguéc — toser. Cayodá — entrar muchos. Caysinó — librarse. Cdiavotapek, cpitó, L. — consentir. Cielopagané, L. napegá —encargar. Coay, 1>. — olviilarse. Codelegnetagáth — bautizar: M. Soccorag''an. Cohócchin, L. — andar. Conneget — >'o cojo. Coogui, ]j. — agiisanai'se. Cotinát, L. — unir. Cotinquedá — retirar algo. Coyaganá - besar. Coydetec, L. cuyadagrgnagté — alumbrar. Coypách — jugo. Cuyaganá, ¡j. cuyuran — oler. Cuitoók, L. — cansarse. CH Chamasapco, L. — regocijarse. Checoinomain — imitar. Chiguet — ilolnr, (me duele): M. Se- Chihuenetáp — abochornado. Chuchará, I,. — soñar; M. Sii''gue- mactá. Chipicaic, I ,. cipcaic — mentir; M. Ña- mactan. D Dacapi — amortiguar. Dapoyná, 1.. apoguini — abrigarse. Dasotapék, 1,. — liailar: M. Yassot, Dasovi, 1,. dasovi — llorecer. Decohó, L. decohó — parir. Dcohó — criar de nada; i\I. Yscha- gai't — (cieo) . Detohón, ].. dosoktapek — liramar ó cantar animal, Diacó, L. — jiescaí'. Diavich, L. disabá — i|u ■muí-; M. Dioenuani. Decoué, L. coay — (ilvidaisr, Dicutiá, Ij. antoenó — acordar á dlro. Dieroné, L. — amanecei'. Dinach, !.. inák — [licar aiaña. Diogtigni — relumbrar. Diohi, 1,. diohi — espantar temiendo. Dipennó, L. augrgaik — ahogarse. Dipococh — ;ilrentarse. Disahá, r. disoó— desear; ¡M. Dissiá. Disahá, L. disahá — «¡uerer. Dissiá — desear. Dusi — (!ecir. E Ecolá, r.. aucolá — desollar. Ecotitigni — menguar. Ele tay, L. enrenay — acallar ninos. Enapecaayaic — tentar. Euasotagam — dar coces. Euquesogi — partir con cuña. Evossi, L. euossi — Cdcinai'. (yo cuezo); M. DiactOgoit ]ai''acte. Eyordó, L. — entrar muchos. H Hagepagát, L. parát — liacer trenza. Hatón, I,, nomrá — hacer frió. Hidioydé, L. coroiltó — aclararse el tiempii. Higogiloté — encender vela Higuet — dar pesares. — 318 - Huaanóth, L. a-OTrarán — apuñetear. Hualamat — ;i|iii;;;ir. Huapagén, L. parguém — iiiHinisur. Huapeta — chimh Ii;íi-(ii'. Huapigni — aleiiiler, nii-. Huasot, lj. dasottapók — liailar, Hucó — enviar. Hucó, I., aula — enviar. I liii-|iar i'i volver, zar; M. Soei'He. .'iliii'ar. Igalactegué, I,. Iloticaymó — i iii lUeú, I-. ylleú Ipel-lék — lieiir. Isit, L. manit — es(a]iar. Issith — es'-apar, huir: M. Ese'''t. Issitli, L. camachiaicté amuktém — huir. Itiasidém, ygtiasigém — colear. lyaraná, L. — llaiuar: ^I. Soya- g""a'''n. L Lacami — reverenciar. Lach, ilacli — cantar. Lacliegóm — ania.sai'. Ladini, L. — i iilia-rai' ninerto. Lahanegé, I,, anegué — liacer ovijld. Lahaponát, I-. laliaponátt — anion- hinar. Lahath, L. lenlahát — acezar. Laidraik nawé — yo .soy negro; M. Loi'cteac. Lalematá, L. — enf.idai'se. Lalegé, I.. fipogrgóm — espe.sar. Lanarancá, I,. — sembrar. Lañasaguat — emprestar. Lapega, 1.. Ipegá — cuidar. Laponcát, I,, lapoyát — juntarse en lih.. Larachigui, \,. llenar; M. Ñocac- tartigui. Laschi, I.. — a|>e(lrear. Lasigué — comprar; M. Scischec- Lateget — defenderse. Latihl, L. lach'hl — granizar piedra. Lavith — liacer tarde. Lavopeyló — ceriMr ¡Mirtillo. Lawátt, L. — nnitai'. Lawigran, !,. — j^anar juuanilo. Laytá — oler ó dar olor. Leaumáth, ]j. — acabarse algo. Leca, I i. maladesát — ciecer. Lecmaca — errar viemlo. Cagogoic Lecoti — menguar la luna. Lecoytéch, l>. cuitoók — cansarse. Lecoytech — cansarse; M. Nchco- ictevéh. Ledeyá — confesar á ofi'o. Lesahath, I.. lehath — acabar ile COUU!!'. Lesaycó, L. cainegué — laminar. Lesiolác — ya estoy de vuelta; !\I. Aschinectanni. Lesumáth, L. lisumáth — acalcar de sembi'ar. Letagán — gobernar. Leu, L. — morir; M. Diel-leü. Leviáth, L. sadesa — hartar-e. Leymi acatacá, L. leuma datraerók — acabar (b: decir. Liacapegeth — ileslerrar; M. Nal-lát, Sal-lát. Lidimehuéch, L. laloló -convalecer. Lihimé, L. lihimé — acaliai' de bacei'. Limeuecli, I,, noictá — libiarse de enfei'medad. Lipahám, L. liparan — dar de luamar. Lipraan, L. ciiar; M. Ischiga"t. Liquedá, L. lotawalahi — volver á uno el rostro. Liraton — ya despierto. Liyaca, L. — ir paseando. Lysiuató — averiguar. Lodém — haier leña; M. Soei'H. Logvianatith, 1.,. matapoók — (H.) alegrar; ;\I. Niictona' 'co". Lohiuá, L. louiá — es|iulgar. Lolióch — andar; M. Sectoannó. Lohóm — apagado. Lotay — callar. Lotisinagnagat — crucilicar. Suksyuník, L. — abreviar. Luguiátt, L. — batallar. Lysinató, I. Oinátt — averiguar. M Madesigem, L. anerashigém — arre- mangar. Managlité — marcar, herrar. Marani, ]j. — derribar. .•{l'.l — Marinoenta yotiaga — siii^ño lnicni Mata, 1,. — lü|i.ir. Mauaca, Maucá — tu oyes. Men, Ij. — vi'nder. Mectén, L. — ver. Melabemath — ncnlinr de liiluí'. Menarát, L. — mirar. N Nacalagoic, L. noviita, piguinl — revolcarse. Nacalelóch — niaiiilar; M. Sil-la, Yschilnacta'T'n . Nagnaté, L. laatarák — L,'nerreai'. Nagola, avaga, fj. ausolá — ile.sijra- iiar iiiaiz. Nahalaguat, I.. adiniliiktél — liin- rarse. Nahani, L. — caer: M. Sannancni. Nahanléch — doblar. Nahi, I,. — temer: M. Sacconá. Naiaarganl, L. — escuchar. Nalatech — lograr. Nalocotón — ij^nalar. Namadéch — alisar. Nanagtini, I>. ananarát — í'orcejar. Naneranij, L. — acostarse: M. Ni- naani. Nanit, I.. — escapar. Napatí — sanar á otro. Napegá, [.. napegá — dicen. Napegá, L. — (Mi(>ai'gar. Napioch, L. pigók — cliniiar. Napisi — colar ó cerner. Napuadén — sufrir: M. Ncodoaren, Ncodoaren. Napugni — cubrir. Naratogét, L. — atajar. Nareinani, L. — atender, oir. Nareirani, L. — oir; .M. Saccá. Narukpichiwá, I^. — amar: M. Sa- vae'''. Nasauat, L. ualaalék — prestar. Nasauat, !>. naawat — liar ó prestar. Nassotuená — asistir. Natadén, L. naita, caték— sanar r\ mismo. Natadem, L. npachi — curar. Natagnách, I,, lato — coger maiz. Natlién — acertar tirando. Natiatini, L. chajan — pararse. Nato, 1.. naponát — recoger. Navanagét — detener. Nawok — asar; M. Diactogoi't. Navugé, L. wadóm — foiiiicar. Nayatén — vituperar. Nayatén — juzgar. Nayatén — estudiai-. Nayatén — pensar: .M. Sa'''denna- cta^rn. Necaricó — asi hablas de hacer. Nehetón — escurrir. Nelalagath, I-, naniguét— escaiuiiar. Neñandijm — adquirir. Neté — soplai' viento. Nicni, I,, adinilictil — arroilillarse. Nicni, I,, nigni — asentarse. Nicoyten. L. aqueuik — .sobar cueros. Nierohani, I^. — esconder. Nigni, 1,. nigni — nacer hombre. Nihoná — emborrachar á otro: M. Quinniegueté. Ninanini, L. nahani — echaise. Niomahám, L. niomagran — dar de beber. Nipagani — sudar. Nipeen, L. — errar viendo. Nipelech — sangrar. Nishigém, 1,. — alzarlo. Nisón, L. chiamasapcó — alegrarse; M. Niictonaií'co". Nitahuéch — gotear. Nitapequé, Ij. mitapké — liuscar: M. Sidannapqué. Neteth, 1.. ntét — coser ropa: M. Nivá. Nitilitiagá, L. tápalo — hacer calor. Nitohonéc — considerar. Nitón, L. paygrát — calentar algo. Nitonech — lecor.larse. Nivanahath, 1.. luguiátt — batallar. Nivich, L. nauik — buscar. Niyatt, ]j. — aguardar. Niyóm — beber: ^1. Nieei't. Nnatá, L. — hallar: M. Sánate. Noaganáth, L. nalaaté — peb-ar. Noaliaganáth — puñetear. Noccotapech, L. coloroy — roncar. Nognebú, L. nagrgane'wó — entrar. Nogotá — huirse. Noliim, Ij. noyin — llorar : M. Ñoyen. Noleguich — adelgazar. Noleb.enó — rogar. - 320 - Nolesinó — nn'cponfivse. Nolocotenach, Ij. aloknát — empa- rejnr. Nonsigén, i., nishiguém — levan- tarse: M. Laassinsigo' 'm, Aschi- vinni. Nosipalahantá — iiiaicliar. Noytapeliiguét — ]ialpitiii'. Nuhalanlath — azotarsp. Numalehuech, Ij. aumatek — des- cansar. Nyiomi, L. anachit — convidar. O Ochacalú, T.,. — cabecear. Ochonegeth — echar mano. Ocudagath — derrainar no liquido. Ogagám, í.. Aogrgám — apalear (cas- tigo); M. Savagán. Oinátt, I-. — a\erii;iiar. Oipak, I i. — hacer leña. Opetegé — rociar. Oquevá, L. aucocheák — arremeter. Orea, L. — dejar. Osouech, L. ausouék — ilesatar. Otchatchit, L. — adormecer á oti'o. Ouayim, F.. — llcchar. Ovigni, I,, uabaui echarse. Oyaganá , Ij. iyaraná — llamar: M. Soy"ag°"a''in. Oyotegá — apartar. Padenagran, Ij. — saltar. Paganacatahc, I.. lashiugué — abrir zanja. Palagat — borrar. Palatigadá, T^. palajchirigrá —mor- der la araña. Patagoni, 1^. aptagné — aiiretar con las manos: M. Spactarni. Patiglogól — mojar lliivi;i. Pedaléch, L. ochocchit— asustarse. Pedalech, I,, ypetók — trasquilar. Pelcapigui — disti-ibuir. Peleguegaic, L. pelcoksuk — ile- l^dllar. Peleleguéc — acortar. Pelgagganagát — limar. Pelócli — barrer. Penocotith — alioear á otro. Pigim, sigém, L. dieroné — ama- necer. Pogi — atajar. Pogilasón, L. opoguilasóm — ce- rrar puerta. Pogonrani, I^. — tropezar; M. Saac- cassó. Pugadacli — alabarse. Quegmagaic — lierir. Quemodi — apedrear, granizar. Quetegagay — salpicar. Quianagtagnát — )iacer el ganado. Quiaranék — dai' de comer. Quinide sigén, I., yaninoolgsott — ahorcar. S Sacauatitli — vencer. Sacanelagach? — ^:has oido gritar?; ^í. Saccá. Sacatapech, I^. soltasauana — des- aparecei'se. Sacayca — no tengo. Sacalam, I>. sayshitt — no pod(>r; M. Sischit. Sicatijmagét — (loderlo todo.' Sacona — s.'gar. Saconapegogi — ultrajar. Saconegét, L. aconegét — conseguir. Sactapecnacá — apedrear. Sadiná, L. lalrák — clamar. Sadini, I^. adini — clavar. Sagatagnem — dar cuenta. Sagayá — oir. Sagayá, I,, nareirani — oir (oigo): ]\[. Saccá. Saguanót, L. uagran — dar bol'etaila. Sahacó — escuchar. Saliadagám — moler molino. Saliagueth — ganar jugando. Sahanataqui, L. nataraqui — hacer ollas. Sahani — [ilantar. Sahaú, L. uautá — ir delante. Sahayá, L. cdiavotapek, cpitó — consentir. Sahayáten — sé. Sahihim — llechar. 321 — Sahonim — aumentar. Sahuanagét, L. scailik — contradecir. Sahuateton, l>. auactón — conocer; M. Sai'dini. Saic, L. siguó — ir. Salaban — convocar. Salamagetini — enderezar. Salamagasigém — enderezarse. Salát, ]^. sarasorotpék — arrojar :'i un lado. Salauách — barrenar. Salauath — matar; M. Saloat. Salawat, L. — yo ino mato. Salmatá, L. lalematá — enojarse, re- songar. Salmatá — ensoberbecerse, ayrarse. Salmatá — enfadarse. Salmatá, F^. lalemactá — Indignarse. Salmatayá — enfadar á otro. Salogon, L. lorón — nadar; M. So- i'gon. Saloleguini — despeñarse. Samadomó — ofrecer. Samagni, L. marani — derrivar. Sanadomó — iirometer. Sanagám — sembrar. Sanahuech, L. ausouék — soltar. Sanatá — hallar; ¡VI. Sanatá. Sanateguet ■ — ■ dar porrazo. Sanatini, L. yacní — rodar. Sanatini — caer. Sanayaten — desatinar. Sancaten — creer. Saném — socorrer. Saném, L. sanadóm — dar, regalar: M. Yani. Sanol — vomitar. Sapacaléch — pasar camino. Sapacta, L. pagatá — pasar rio. Sapagagem, L. loparaguem — ilar consejo. Sapagagem, I<. apagrgaguóm — en- señar: M. Sapparinactagan. Sapaganagén — yo enseño: M. Sap- parinactagan. Sapalagáth, L. despagramá — des- iiacer. Sapayém — aconsejar. Sarnadiné, L. — acabar de liilar. Sasach— tirar piedra: ]\I. Sinnacaták. Sasahidaléch — fallar. Sasasim — infamar. Tomo IX Sasayatén, L. sayayatén — ignorar. Sasihagám, 1.. shiweranarát — arar. Sasihuelanaté, L. antoetá —acordar- se (no me acuerdo): M. Sentuuék. Silagan, L. shilaá — pedir. Sasintá — satisfacer. Sasitatá, L. sootapek — afligirse. Sasouén — tener: iM. Idi, aveí'. Sassath — responder: M. Sassat. Sataguani — ensuciarse. Satayquedá — volver de lado. Satenatit — engañar. Satiagná, L. charaná — indicar, mostrar. Satigloliól, L. tapactá — mojarse. Satitatá — desvariai'. Satoguách, L. sotognák — coger algarroba. Satón, L. lauék — despertarse. Satoném — despertar á otro. Sauám — declarar. Sauech, L. sawék — salir: M. Sin- nornevék. Sauvé — engendrar. Savalách, L. yaloktapék — bocear ('i gritar. Savalách, L. alák — gritar. Saván, L. mecten — ver. Savequiatli, L. ategran — resollar. Savigni — zambullir á otro. Savolapó — vestir á otro. Savoe, L. leainán — poner; M. Savó. Savolasigué, L. ashiitem anatgrgna- rát — pagar jornal. Savolasigué, L. niyaúm — deber: M. Yai'valé. Savuech — ramear. Sayalgeden — alegrar á otro. Sayaligdi — reir: M. Sayelegré. Sayamagáth — guardar. Sayatén, L. sayaten — saber. Sayatenó, L. aparetpec — aprender. Saygegé — seguir. Sayméch — ahitarse. Sayocoyná — poner trampa. Scagalgoni, L. uonauí — tragar. Scantapech — ir paseando. Scauá — tardar. Scauó — yo quiero pasear. Schelach — amedrentar. Schig — maravillarse. Senagat — murmurar. 29 — 322 — Senapegat — yo digo: M. Issin- napék. Seyalgedém, noyikpók — consolar. Siacani — trope/.a! •; M. Saaccassó. Siacó, I, diacó — (lest-ar. Sicategé, L. umcainigui — ir i'i se- guir alcanzando: ¡\I. Scoactegué. Sichalaléch — dar vida. Siclacli, L. igatuk — volver atr.is. Siclach, L. igalactegué — tornar n volver. Sicladesóp, L. colectapék — dar viKdtas. Siclató — restituir: M. Sinchoetén. Siclocó, L. igrgioó — volver á ir. Sicohac — vaciar el vientre. Sicovó, ]j. laschik — ir, andar; ^I. asik. Sicuni — in'ender. Sicutihac — favorecer. Sicutihac, L. auquechák — defen- der á otro, aplacaí'. Sicuuay — echar mano. Sida — menear. Sienagrañá, Ij. — C(3mprar; ¡\I. Sis- choectennaga' 'n, Sieteget, L. mata — topar. Sigen pequé — prob.ar la comida. Sigleydaú — disputar. Sigomini, L. uomni — zainl)iillir. Seguelanaté — examinar. Siguesocó, L. cahalók — descortezar. Sihalá, L.amcainigué — darse priesa. Siliigen — probar, liacer; M. Siguen. Sihini — ¡urder: M. Nal-lar"ctani, Sassogo''at na'iil-lani. Sihogoth — ausar: M. Sichococtar"n (me confieso). Siladini — enterrar muerto. Silahá — elegir, mirar: ¡M. Siranaái'. Silemonegá — dormitar, (dormir); M. Siil-lacca. Silotapegá — apacentar. Sinách, L. aunák — morder. Sinatagán — ))reguntar: M. Sinna- tran. Sinohón, 1.. uacát— quebrar. Sipadenagám, padenagran — saltar. Sipagat, i, pagat — trenzar. Sipeléch, L. pelgueék — cortar; M. Sil 'chaiicá. Sipetá — conceder. Sipetajagú — ecliar en remojo. Sipetet, Fj. apcliichigué — soplar. Sipocóch — avergonzarse. Sipote — toco: M. Sippoctaá. Siquehé, L. ilraco — rumiar. Siquelié, L. aunaigui — mascar. Siquiagam — ilar do comer; M. Squee. Siquieham, L. iecbák — engordar. Siruaduadón, I., uadám — casarse; M. SoQi'n. Sisieten — vender; ¡\I. Esan. Sitayapéch — predicar. Sitiodém — apeadarso. Sitiodén, L. ancocliiác— librar á otro. Sitiogón, I,, chigon — soñar; M. Si' 'guemactá. Sitón, L. touigueshik — derretir sebo. Siton, L. autón — freir. Sivelenaté — amar; M. Savae'-'. Socautapech, I.,, caatpék — ir si- guiendo. Socatapéch, L. catapék — perder; -M. Sassog"ai't nai'1-lani. Socatapéch, L. chigü — echar á lienler. Socatapec, I.. somapék — caerse y perderse; M. Sannancni. Socohin, L. coiyalék — enlazar. Sochió, L. — voy á ddrmir. Soet — sazonar comida. Sohatanech — quitar. Solii — temer; M. Dioctiái^'. Sohotini — esconder. Solomnodeon, L. aualón —encender. Sollagay, L. sollagray — malparir. Sonatagán, L. anatagran — traba- jar; yi. Soennactagán. Sooui, L. neguenó — sentarse. Sopoyagé, L. porayagchigué — r.-ijar. Sosinetequiagá — excusarse. Sossi — rezar. Sotanapéc, L. iasot — acocear. Sotanee, L. calapoté — desnudar á otro. Sotascová — yo no hablo. Sotayavó — ofender; M. Lsassoalók. Sovauech — desnudar.se. Soyogón, L. yronray — silbar. Suaganó — sobar hombre. Suaganó, L. auran — M. Lovarni. 323 — Sucatiá, I., cachi — Imitar: i\I. Soc- cacti. Succanagam, L. calrük — ir co- n'ÍL'iiilii. Succudini, I,, ocodini — vaciitr. Suetó, L. awót — liacer; 'SI. Soe''t. Suetó, L. salieü — comenzar; M. Soei'te. Suetoivó — ediflcaí' casa. Suguteucü — padecer; M. Assuictit. Suidevó, I;. vidoó— llegar; !\I. Ñovi. Sumatetá — iHuier todo. Supitahác, r,. saupitarák — estorbar. Susapelá, L. saplá — pellizcar. Sutcaycá — acabarse alyo. Suyayá — pecar. T Taccatá — está seco. Tacomaltosim — injuriar. Tagasoganó — amenazar. Tahagui — abrirse la llor. Taina, L. — quedarse; M. Disen- nanni. Tatipi — quebrarse el lazo. Tauán, L. — asistir. Temadileú, I., temeléu — desma- yarse; :\I. Diel-levar^i. Tenatsit— engañar; M. Satennactite. Ticayvá — levantar testimonio. Tiodacli — compadecerse. Tiodách, ].. cawém — hacer mal á olro. Thiquesóch — labrar palo. Togenanangat — confesarse. Touenék L. — recordarse. U Ualamath — apagar. g-Ualeneteneguet, L. lecnát — mezclar. Ualgrgey, L. — abortar. g-Uamagagéc, L. chimarani — la- dear. Ucacharát, L. — engendrar. Ucó, L. — derramar liquido. Ucudini — acabar de vaciar. Ugatitigui, L. auachigui lasom — abrir puerta. Uilrol, L. — temblar. Unahatetá, L. alpatacni — ajustar. Unatók, L. — compadecerse. Utaaic — adormecer á otro. Utewek, L. — orinar. Uvagdlóc — dar castigo. Uvagám, Ij. uagám — castigar; ISI. Savagai'in. Vahamá — azotar. ValaJiáy, L. ualray — concebir. Valamát — despavilar. Vatayvá — aguardar. Vayó — volar. Vitigoth — aventar trigo. X Xapuhini — amoi tajar. Yacanéch — ir persiguiendo. Yaconá, L. naponát — recibir. Yaganahuéth — largar la mano. Yahamagáth — salvar. Yalá, L. — venir; M. Sannák. Yamrat, L. — guardar. Yananeuéch — alargarse. Yané — dejar; M. Spoa'an. Yanehuech — afligir. Yanehuech — descolgar. Yanegué — regar. Yaném, L. — conceder. Yani, L. — restituir, (doy) ; M. Yani. Yapagach — emblanquecer á otro. Yapagagagi — blanquear. Yapagagagui — emblanquecer. Yapahageth — unir. Yauiktapék, L. — arder. Yayatúm, I.. — acertar tirando. Yennagáth, I., lenrát — llamarse, tener nombre. Yeranaraik, L. — convocar. Yogiapó — enjugar boca. Yóm, L. — beber: M. Nieet^'t. Yoylotetá, L. uilrol — temblar. Yugrgan, ]j. — azotar; M. Sava- ga'^'n. Yuquiavá — aborrecer; ;M. Dioqquiá. Yuvá — gozarse. Apéndice D VOCABULARIO CASTELLANO -TOBA APUNTADO DE BOCA DEL INDIO LÓPEZ EN 1888 A la tarde — a'wit. A los que llaman Indios les dicen — Toco'it )' con ellos estaba. Aatolé — cerca de Salta. Abuela — 1, 2. 3, nicoté. Abuelo — 1 yapé, 2 rajpi, M ajpi; pl. 1 yapé, 2 lapi. Acto de cópula — ochi. Agos — cacique de los El-lás. Agua — etarát, ó etagát. Agua en creciente — ndep. Agua honda — tóup. Agua que está l'ria — tom. Agua caliente — dapaká. Aguará — kalag. Aigunqui — nn cacique peleador. Al norte — cullagá. Al alto — lañará. Ala — lawá, lava. Alen — adiós. Algarrobo — mapik. Algarrobo blanco — máp. Algarrobo negro — pantac. Almirez — adagranaqui. Amar — marukpichiwá, ¿me quie- res? Amarillo — cowi. Amigo — 1 yapa, 2 adapá. Amigo bueno, malo — siguilauen djilroik. Andar — antainigué. .\nimaIito que cava la tierra — shi- poduj. Anteayer — scailiá. Anzuelo — coiná. Aquel me avisa — sachirotatniá. Árbol — mapik, antác. Árbol de iialo fuerte — antak. Arco — chiquinic. Asar — navsrók. Ashinala'wak — nombre de lugar. Aurora — yaparinté. Ave negra — tetarani. Ave grande como pato — tacát. Ayer — scait, shcait. Bañado — dep. Barbudo — calanoenok. Barriga - daliam. Beber — aguayakip. Bien asado — totocta. Blanco — pagreic. Boca — lop, lap. Bofes — lasclii. Borracho — taraik. Brazo — piguel. Brazos — lapicál. C Caballo - Cabello - - caallo. - la'wé. — 325 Cabeza — Icaik. Cabezada — caigeshi. Cabra— ketag. Cabrillas — dapichi. Caciques — saleranik. Cadisát — nombre de lugar. Caleetáp — UDiubre de lugar. Calegaragdi — cacique Toba. Calle ancha — caigueltá. Camino — caik, cateic. Canangrái — caci([ue. Cara — lassik. Carne — wapat. Caronas — pagra'atá. Carrillo — lanocó. Casa — noyik. Casado — mashiw^adon — (ya tiene mujer). Cavilin — caciíiue de los ladrones del camiio. Cejas — npé. Cielo — pigam. Ciervo — chigranigot. Cincha — sotarqui. Codaguay — nombre de una hija de López. Codo — Icotó. Comida — alok. ¿Ci'imo está, está bien? — mayamok- chiguini. Conejito — sogoná. Conejos — sogoná. Corazón — Iquillacté. Costado — layel. Costilla — chissitt. Coyuyo — uió. Crespos — wiraik. Cristianos — dokslii. Cuchidék — nombre de lugar. Cuchillo — illonuc. CH Chictrae — caciijue de este intor- iiiante, malo, murió. Chinett — otro cacique de los £l-lás. Cliiñi — cumin, anatuya. Chipelaraistanegui — nombre de lu- gar. Chipiapigui — nombre de lugar. CMsinanrát— nombre de lugar. D Daliiqui, Pijilrá — murió. Uame agua — aonetal. Dame carne — ñañinla pajlayólik. Dame de comer — lawanuk. Dame á beber — yakip. Dame fuego — norik. Dame tu cucliillo — yaalek yllonek. De donde vienes — chilcaagué. ¿ De donde lux venido :' — newa clii- gorogué? De nuiñana — diogoni. De mañana — dyeroní — (levanta temprano) . Dedo — leratá. Demerki — nombre de lugar. Despellar — laralók. Dia — naj . Dice López que todavía está la cam- pana grande en el lugar llamado — Canangray. Diente — luej. Diguisát — nombre de lugar. Diigui — cacique hijo del anterior (Iliidi). Dios — alatgapiri. El pezón — lochi. El es malo — dyilroyu keldá. El me quiere — merkpicliewá. El malo — owet. Ellas — estos son los vuelas (El-lá se pronuncia). Enfermo — laloló. Es conseguir para casarse — aco- neget. Eslabón — yole. Espalda — lapalatelá. Espina — y-arat. Espuelas — sotaragnajté. Está crudo — tocchigui. Est i muerto — eleú. Está bueno — yamokchiguini. Este (pan) es tuyo — maichok. Este (pan) es mió — maichayugot. Este (pan) es de ella — maichalo- kanmimadi (?). 32G — Este es idí hijo — yalék. Este es tu Injn — yalék. Este viene de allí — chidroquedajá. Estoy bueno — yayemuk chiguini. Estrellas — ^vacani. Estribos — pierequi. Fajii — lanik. Flecha — chikna. Freno — kenauncaté. Frente — lotap. Fruta grande colorada de penca — leuca'té. Fruta colorada de tuna ó cardón — yipát. Fruta del cardón alto — ualshik. Fruto, tuna de penca amarilla — cu- ñeróy. Fruta cliica colorada de la penca — yaraig'ló. Fuego — nodik. Fusil — uunukté. Gama — nawenek. Gato — cupaik, copaik. Gato colorado — imalá. (iato amarillo — Haló. Guaguilot — nonibru de iui cacique era Quiñi. Guanaco — nawanarnak. H Haclia — cachipé. Hasta mañana — amblatricbi. Helada — loni. Helado — lomé. Hermano — ocayá. Hiél — Issi, corazim negro. Hígado — Uikillacté. Hijo mió — yalek. Hombre — yalé (j?). Hombre i|ue liabla lindo — sauayé, salalaccá. Hombres negros — uiraik. Hombros — lallacó. Hoy — nagui. Hueso — Ipihinek. Humo — malak. Iliidi — cacicjue. Iliidi — otro caciijuc '1 oba, murió. Ir — nauta, con compañero que va adelante. José — cac¡(]ue. José Bardenak — c;ici(jue de los la- diours del campo. Juan José — caciijue de los ladrones del campo. R Ksoikelshidé — mmibie ile lugar. de los ladrones La muerte — eléu. Labio — laplayel. Ladincay — otro caclípic Laguna — kaim. Lanza — takerai. Lazo — lanagué, Legreidé — caciq del campo. Lengua — w^achagat. León — suwaik. León — cacique. Liebre — huilla (quichua). Ligchiqui — cacique de la misma íamiha de los de adentro. Loguay — nombre de una hija López. Lomo — lak. Lucero — wacani, dionilalkté. Luna nueva — mal-lum, ereyuk. Luna — cagroic, graoec. de — 327 — LL T-lnv¡a — maktaui. M Mncíina — pon. Macho — diogonok. Maclio lio este — peanak. Madre — lasté. Malereiqué — liermano do José (oa- rique ). Malraalé — nombre de liii>ar. Mama — uaralkét. Mapsatanigul — nombre de lugar. Mariano — cacique Mocü^Yitt. Mashcoi — Indios de cerca, del Pa- rafiíiay. Matacos, caralg — así , June, 1895, y Bibl. número 6, p. 49. El doctor Ashmead cree que las allarcrias que tienen un cabo en la parte superior, represen- tan el hueso desnudo, después de haberse efectuado una amputación. Yo por el contrario opino que indican simplemente el cuello de la botella, como en las demás alfarerías. — Wiener: Pérou et Bolivie, París i 880, p. 620, y Seler: Peruanische Alterthüme}\ etc., herausgegeben von dcr Vcrwaltung des koniglichen Museums für Volkerkunde zu Berlin. Dr. E. Mertens u. Cic., Berlín, 1893, lámina 25, números 17, 25, reproducen «miembros amputados» idénticos á los del Musco de La Plata. — 341 — Discusión: — iPor indicacujn de! señor presidente se pasa á cuarto intermedio con el objeto de examinar la colección de alfarería peruana que ha traído el conferenciante del Museo de La Plata.) Doctor Víildés Morel (de Santiaí^o de Chile). — «Soy de opinión de que en cuanto á las mutilaciones de la nariz, lo que representan esos objetos peruanos, son casos de lupus y no de lepra. En la cara que apa- rece con la nariz destruida, debe afirmarse esto con seguridad, porque sería una rara coincidencia una mutilación aislada de la nariz en caso de lepra. En cuanto á los miembros, la interpretación es dudosa.» Doctor Sommer (de Buenos Aires). — «Declaro catei;óricamente que los casos representados en esas alfarerías, no pueden ser de lepra, puesto que la nariz aparece destruida, y en los leprosos, la nariz no se destruye sino que se abulta; no me parecen tampoco casos de lupus vulgar, es decir de lupus tuberculoso. La regularidad de la mutilación de la nariz y hasta del labio superior, muestra que se trata de lesiones voluntarias, probablemente castigos, como ha dicho el doctor Lehmann-Nitsche que podría también interpretárselos. «En cuanto á los miembros que se presenta, opino como el confe- renciante, que no representan casos de lepra, puesto que en esta enferme- dad hay mutilación de una falanje, de una falanjeta, pero nunca de un miembro entero y de una manera tan neta, sin presentar desigual- dades. «Volviendo á la cara, me parece imposible comprender cómo pueda e.xistir, si se trata de lepra, desaparición de la nariz aisladamente, sin que exista ni un solo tubérculo, cuando precisamente éstos son los que llaman la atención. «De todo esto deduzco que estas alfarerías no representan casos de lepra ni de lupus, y me parece difícil explicar por qué verdaderos sabios como los del último Congreso de Berlín no se decidieron de una manera categórica como yo lo hago, en un punto exactamente igual al actual. «Fué debido, sin duda, á la alta autoridad del profesor Virchow, que opinó que era muy difícil decidir si se trataba ó no de lepra en casos representados en algunas alfarerías llevadas á ese Congreso.» Después de haberse clausurado el Congreso Científico Latino-Ame- ricano, recibí las últimas entregas de las publicaciones de la Sociedad .\ntropológica de Berlín. Ella ha continuado ocupándose de nuestra cuestión. Una viva discusión que se suscitó, dio origen á una investiga- — 342 — ción que se llevó á cabo entre los americanistas. Ahora voy á dar un resumen de los resultados que se publicaron en las Ver/ia/idlungen de dicha sociedad ( I 6. 17. 18). El señor W. von den Steinen fib) ha consultado la literatura sudamericana, como por ejemplo las obras de Cieza de León y de Gar- cilaso de la Vega, y no ha podido hallar indicios de mutilaciones que comprueben que las representadas en las alfarerías peruanas hayan sido producidas por penas que se han aplicado á los individuos. Cree, al contrario, que se trata de la representación de una enfermedad. El señor Stübel participa de la misma creencia, mientras que Bas- tían (16) y Middendorf (ló) opinan que se trata simplemente de casti- gos aplicados á criminales. Probablemente la lepra ya existía entre los mejicanos precolombianos. como lo demuestran las deducciones del se- ñor Seler (17): pero, sin embargo, dice que sería posible que se hu- bieran valido de la palabra teococolit^li para significar primeramente cualquiera otra enfermedad de la piel, y luego después la lepra; de manera que se habría hablado erróneamente de esta última enfermedad también respecto á los tiempos precolombianos. El señor Jiménez de la Espada (18) dio á esta cuestión un nuevo giro, pero no cree que la lepra, ni tampoco la elefantíasis, su variedad, sean de origen prehispano en el antiguo Perú; no conoce documentos que apoyen tal opinión y no está de acuerdo con la hipótesis de Carras- quilla y de Bastían (y de Middendorfj que son del parecer que se trata de penados y mendigos. Pretende que no se han aplicado mutilaciones en el cuerpo como penas, excepto la muerte ('), y que mendigos no han existido en el antiguo Perú debido á su orden social tan perfecto. Según (') Conoce el señor Jiménez de la Espada ( i 8, p. 6 i 3) solamente una nota en la litcratur.T peruana que se refiere á las mutilaciones de los labios y de la nariz. Les mutilaban de esa ma- nera los reyezuelos ó curacas de la Isla de la Puna á sus eunucos después de haberlos castrado, á tin de evitar que por su imposibilidad material condesciendan con sus concubinas y conseguir al mismo tiempo que no ejerzan atractivos sobre las mismas. Es evidentemente la misma noticia que refiere Z.^rate: Ilisioire de la découverte et de la conquéte dii Perou, traduile de I'espagnol d'Augustin de Zarate, par S-. D. C, Tome premier. A Paris, par la Compagnic des libraires, MDCCXLII, avec privilcge du Roi.p. 25: «Leseigneur de cetie islc (de Puna) ctait fort craint et fort respecte par ses sujets, et si jaloux que tous ceux qui étoient commis a la gardc de ses femmes, et méme tous les domestiques de sa maison. ctoicnt eunuques: et on coupoit non seulement les parlies qui servent á la gcncration, maís pour les dcfigurer, on leur coupoit aussi le nez. » Lo mismo dice Bastían: Die Culiurlander des Alten America, Berlín i 878, tomo 1, p. 5(i3: « El cacique de Puna hizo no solamente castrar á los guardianes de sus mujeres, sino también amputarles la nariz y los labios para que no presentaran un aspecto seductor (véase Oviedo); los eunucos guardaban á las monjas en los conventos del Perú (según Diego de Molina)». En cuanto á las penas que menciona Bastían según Herrera, no se encuentra noticia alguna de mutilaciones (página 548 y sig.). Tampoco hacen mención Rivero vTsciiudi: Antigüedades peruanas por Mariano Eduardo de Rivero y Juan Diego de Tschudi, Viena i 85 i , pág. 81382). Hablando de las leyes y de las penas, no refieren que se haya cortado ó mutilado los miem- bros del cuerpo. — 343 — el juicio del s2ñor Jiménez de la Espada, esas vasijas, ó mejor dicho, esos votivos representan una enfermedad especial del Perú, una variedad endémica de la tuberculosis: la «llaga» ó «hutía-». «Se sufrió mucho del fíajelo de dicha llaga en los tiempos pasados y se sufre hoy toda- vía en los valles calientes, húmedos y bajos del Perú, especialmente en los parajes donde se cosecha la coca. Los hispanoperuanos denomi- nan «llaga» á esa enfermedad, los quichuas «uta» ó «liutta» (raiz que forma el verbo liuttuni que significa la acción de roer el gusanillo al maíz dentro de la caña) ('). En verdad la enfermedad corroe y carcome los tejidos del labio superior, de la nariz, de la garganta y del paladar. Por eso la hutta es indudablemente un verdadero lupus ó tuberculosis.» El señor Jiménez ha descubierto los documentos y datos referentes á esa llaga en la descripción de un viaje á Andamarca y Pangoa efec- tuado por el síñor Barraillier ( ) y apo^'a su creencia ó conjetura en una (') Vcase Mossi : Diccionario Quichua- Castellano. Sucre, Abnl 28 de 1860. número i33. -i '^*' Fig. I o Fig. I I Fig. 12 En verdad, en la figura lo los dedos de los pies están representados por simples rayas (como los de las manos); la figura i i presenta el aspecto de una costura; en la figura i 2 terminan los pies por botones. ¿Deben ser identificadas estas extremidades inconclusas con las de los votivos peruanos, como lo pretende mi colega? A mi juicio, no. Efectivamente, en la cerámica peruana no se han representado con perfección más que las partes superiores; hay muchísi- mas vasijas semejantes á las nuestras (fig. II á V de la lámina); pero no encontré ninguna en la riquísima colección del Museo de La Plata que presente muñones en vez de los pies sin tener mutilaciones en la cara. Solamente las vasijas que poseen estas mutilaciones tienen los muñones tan característicos de los pies. Ashmead (9) nos dá una prueba afirmativa de nuestra opinión, en una de sus alfarerías. Es un personaje sentado; tiene el muñón con la mano izquierda mostrándolo á los transeúntes (en la otra mano tiene un vaso). Algunos de los otros mantienen un bastón para arrastrarse. Resulta, á mi juicio, que se ha representado, en realidad, el muñón del pié. Las dudas que origina su procedencia que- darán siempre las mismas. Siento no poder presentar al lector algo más positivo; no me es posible afirmar la opinión del señor Carrasquilla, según la cual se tra- — 367 — taría de lesiones artificiales. /,Con qué razón podemos adjudicar á los peruanos la misma Justicia de los antiguos chibchas? Quedaría solamente una causa patológica; pero no se sabe si pro- vienen de una misma enfermedad ó de varias; ni tampoco si hay co- nexión etiológica entre las mutilaciones de los pies y las de la cara. Esto es probable: un muñón típico se encuentra siempre en una alfarería que presenta igualmente lesiones en la cara; es difícil saber como una en- fermedad ha podido mutilar en tanto grado y simétricamente los pies. Resulta que esas mutilaciones han sido producidas por enfermedades cuya naturaleza nos es desconocida por ahora, y que quizás nos será también imposible descubrir su secreto más tarde. Es casi cierto que no se trata de la lepra. BIBLIOGRAFÍA i) Albert S. Ashmead : Vorkommen von Aussatz in prácolumbischer Zeit in America. «Verhandlungen der Berliner Gesellschaft für An- thropologie, Ethnologie und Urgeschichte», iSgSjp. 3o5-3o6. Ad hoc 2) ViRCHOw: ibidem. 3) Bastían: Vorkommen von Aussatz in America in prácolumbischer Zeit. Verhandlungen etc. iSgS, p. 365-366. Ad hoc 4) ViRCHOw: ibidem. 5) Albert S. Ashmead: Photographs of tvvo ancients Peruvian vases, with some particularities presented by them, and some observa- tions about them. «Journal of cutaneous and genito-urinary di- seases», for november, iSgS. 6) Albert S. Ashmead: Pre-columbian leprosy. «.Journal of the Ame- rican Medical Association», iSgS. Ext., 66 páginas. 7) Albert S. Ashmead : Prof. Bandeliers views on Huacos pottery de- formations and pre-columbian syphilis. «Journal of cutaneous and genito-urinary díseases», for february, 1896. 8) Albert S. Ashmead : Pre-columbian leprosy. «Journal of the Ame- rican Medical Association», april 10, iSqy. 9) Albert S. Ashmead: The question of pre-columbian leprosy: pho- tographs of three pre-columbian skulls, and some Huacos pottery. Mitteilungen und Verhandlungen der internationalen wissen- schaftlichen Lepra -Conferenz, im October 1897. Berlín 1897; Band I, Abt. 4, p. 71-75. — 368 — 1 o) ViRCHOw: Die von Dr. Ashmead (New-York) aufgefundenen krank- haften Darstellungen an alt-peruanischen Thonfiguren, ibidem, Band II, 3. Sitzung vom i 3 . October 1K97. p. 79-82. Ad hoc I i) Polakowsky: ibidem, Band II. p. S2. 12) ViRCuow: Die internationale Lepra -Conferenz in Berlin und die verstümmelten peruanischen Figuren. Verhandlungen etc. iSqy, p. 474-476. Ad hoc I 3) Polakowsky: ibidem, p. 476-477. 14) Lehmann-Nitsche: ¿Ha existido la lepra en la época precolombiana? Actas del primer Congreso Científico Latino-Americano (en prensa). Véase el resumen en «La Semana Médica», Buenos Aires, Año V, número 228, Mayo 26 de 1898, páginas 182-183. I 5) Lehmann-Nitsche: ¿Ha existido la lepra en la época precolombiana? Reproducción del anterior (sin la discusión y sin la bibliografía) en los «Anales del Círculo Médico Argentino», tomo XXI, año XXI, números 7 y 8, páginas 196-198. 16) ViRCHOw, W. VON DEN Steinen, Polakowsky (Bastian, Reiss. Stü- BEL, MiDDENDORF, Jiménez DE LA Espada) ' Discussion über «Die verstümmelten Thonfiguren aus Perú». Verhandlungen etc. 1897, páginas 5 5 8-5 6 i . I 7) Seler: Nachrichten über den Aussatz in alten mexikanischen Quel- len. Verhandlungen etc., 1897, páginas 609-61 i. I 8) Polakowsky (Jiménez de la Espada), \V. von den Steinen, Virchow: Discussion über «Pracolumbischen Aussatz und verstümmelte pe- ruanischen Thonfiguren». Verhandlungen etc. 1897, p. 612-621. La Plata, lo de Octubre de 1898. A.PENDICE Impreso lo anterior, hemos recibido del señor doctor J. de D. Ca- rrasquilla L., la carta siguiente que trata del mismo tema: Bogotá (Colombia), Octubre 7 de 1898. Señor doctor don Roberto Lehmann-Nitsche. Museo de La Plata. (Provincia de Buenos Aires), Muy señor mió : En adición á mi carta de Julio último, me es grato comunicar á usted lo siguiente: En «The Journal of the American Medical Association», vol. XXXI, número 6 — Chicago, August 6, 1898— en la sección «Correspondence» — Potíery Evidences of Leprosy. p. 3 i i , — hay publicada una carta del doctor Albert S. Ashmead, en la cual remite al editor del «Journal» una del doctor Leopoldo Glück, y en ambas se combate el error del profesor VirchoNv, sobre la causa de las mutilaciones atribuidas por él á la lepra, con los mismos argumentos que yo aduje en mi carta dirigida á usted, á la cual me refiero, lo que no dudo le servirá á usted para demostrar que las cerámicas peruanas no representan lesiones leprosas. En la «Historia de Yucatán», por Eligió Ancona, tomo primero— Barcelona, imprenta de Jaime Jepús Roviralta, 1889, página iSy, ca- pítulo X — se halla el siguiente párrafo: «La penitencia, así pública como privada, era conocida también entre los mayas. Sujetábanse en los templos á operaciones dolorosas, que consistían en derramamientos voluntarios de sangre y en algunas amputaciones ligeras, de que dejaban vestigios en los altares.» Este párrafo va con una nota, que dice así: «Que hacían sacrificios con su propia sangre, unas veces cortándose las orejas á la redonda, por pedazos, y allí los de.xaban en señal. Otras veces se agujereaban las me.xillas, otras, los becos ba.\os, otras se separaban partes de sus cuer- pos, otras se agujereaban las lenguas al soslayo por los lados y pasaban — 370 — por los agujeros pajas con grandísimo dolor; otras » (Landa: Rela- ción de las cosas de Yucatán,. | XX VI 11.; De esta cita se deduce que no sólo como castigo sino también como penitencia, se practicaban en América amputaciones de partes del cuerpo ó mutilaciones. En la «Historia de la conquista de México», por don Antonio de Solis y Rivadeneyra, Madrid, año de 1776, libro segundo, capítulo XX, página I 52, se lee : «Averiguados ya los designios de Xicotencál, por la confesión de sus espías, trató Hernán Cortés de prevenir todo lo ne- cesario para la defensa de su Quartél, y pasó luego á discurrir en el castigo que merecían aquellos delinquentes, condenados á muerte, según las leyes de la guerra; pero le pareció que el hacerlos matar, sin noticia de los Enemigos, sería justicia sin escarmiento; y como necesitaba menos de satisfacción, que de terror ageno. ordenó, que á los que estuvieron mas negativos (que serían catorce, ó quince) se les cortasen las manos á unos, y á otros los dedos pulgares, y los envió de esta suerte á su Exercito: mandándoles, que dixesen de su parte á Xicotencál, que ya le quedaban esperando; y que se los enviaba con la vida, porque no se le malograsen las noticias que llevaban de sus fortiticaciones. — Hizo grande horror en el Exercito de los Indios (que \enian yá marchando á su fac- ción) este sangriento expectaculo: quedaron todos atónitos, notando la novedad, y el rigor del castigo;» Por esta cita se ve que también los españoles emplearon las muti- laciones como castigo de la traición, ora por haberlas visto empleadas por los mejicanos, ora por haberse usado en Europa: la primera supo- sición, sin embargo, parece excluida, por decirse, en la misma cita, que «quedaron todos (los indios) atónitos, notando la novedad». No obstante, me ha parecido conveniente llamar su atención hacia este dato, por lo que pueda convenirle. Sin otro objeto, por hoy, me es honroso subscribirme de usted muy atento y seguro servidor. Juan de D. Carj-asquilla L. Rev. del Museo de La Plata — Ionio l.\. ROBERT LEHMANN-NITSCHE: ¿Lepra precolombiana? 1 IV VI VII VIH VI 11° (jiielques notes sur plusieurs Copropbages (le Buenos Aires «II nous parait aujourd hui d'extréme importance de reunir en .zoologie l'appréciation comparée des caracteres moraux des ét'res avec celle de leurs caracteres physiques et extérieurs O». A ce point de vue, entre tous les Coléoptéres, les Coprophages sont intéressants au plus haut degré par leur instinct merveilleux pour la conservation de l'espéce. Nous donnons ici au sujet de la nidification de ees insectes des notes toutes nouvelles que plusieurs années de re- cherches nous ont permis de recueillir á Buenos Aires. En donnant des développements plus ampies sur le premier de ees insectes et sa nidification, il nous sera possible d étre plus laconique au sujet des suivants, car, comme il arrive pour tous les groupes naturels des étres, la plupart des détails leur sont communs. I . Phanaeus splendidulus, F. II n'est point de naturaliste qui ne connaisse les puits des Copro- phages: ce sont des garde-manger oü les aliments se conservent frais pendant tout le temps que dure le repas de Tinsecte. Et puis aucun compagnon coprophage ne se permettra de venir s'attabler aux dépens du posscsseur. La profondeur du puits du Phana'us splendidulus n'a jamáis moins de quinze centimétres, mais elle en peut atteindre cinquante; et sa direc- tion est indiquée par nous ne savons quelles circonstances, peut-etre de la résistance du sol, peut-étre de la position de I'insecte qui perfore dans {*) A. d'Orbigny : Voyage dans í'Amérique méridionalc. — 372 — une direction parce qu il est dans telle position donnée, de sorie que si Finsecte se retourne, il creusera dans un nouveau sens; c'est diré que le puits du Phana'us descend verticalement, tourne á droite et tourne á gauche avec la plus grande ¡rrégularité. La terre travaillée est refoulée et pressée contre les parois du puits, et non rejetée au dehors comme quelques-uns pourraient le penser, car la taupinée que Ton voit toujours á l'orifice du puits n'est que la mi- nime partie de cette terre travaillée. Le puits est achevé. Par brassées, le Phancvus y emporte tout au fond un aliment frais et juteux. Or c'est en toute saison qu"on peut le trouver á son travail de purificateur de la surface de la terre, car il ne meurt pas avec les mauvais jours. Tous les Coprophages n'imitent pas le Phanceus dans son travail de perforateur. Mais la n"est pas le point capital du présent anide: c'est du nid que nous voulons entretenir les naturalistes. Pendant les mois d'octobre et de no\emhre, le fond du puits ali- mentaire est creusé d'une cave sphérique du volume d'une petite orange: c'est un atelier. Et dans cet atelier doit étre fabriqué le nid pour lequel le Phanceus n'admet pas la grossiéreté du composant. Aussi toutes les brindilles qui occupent de i'espace sans profit pour la digestión sont im- pitoyablement rejetées; c'est que le nid sera aussi le pain quotidien de la future larve: nouveau rat dans un fromage non moins nouveau. Le nid que fabrique \e Phanceus est d'un fini extraordinaire et la ma- tiére dont il se compose est l'ordure méme. La forme de ce nid est celle d'une sphére dont le diamétre peut alteindre jusqu'á trois centimétres, et n'en ayant jamáis moins de deux et demi. Un point de cette sphére est surmonté d'une calotte hémisphérique d un demi-centimétre de hauteur et de deux millimétres d'épaisseur. Cette calotte est formée de filaments grossiers: on eút dit que le Phanceus. en employant des matériaux quel- conques, avait háte de finir son nid. Mais lá n'en est pas la raison: nous allons la comprendre sur l'heure. La calotte recouvre une petite chambre conique oü le Phanceus a place son ceuf. Or tout germe a besoin d'air qu'il aspire á travers la coque, et l'ceuf du Phanceus ne s'écarte pas de cette loi: l'air lui arrive a travers la calotte permeable. Voilá un probléme que seule la nature pouvait aussi simplement résoudre. L'ceuf est long de plus d'un demi -centimétre, ovale, d'un blanc mat. La longueur et la grosseur des oeufs des Coprophagee ne peuvent étre rigoureusement données, car elles augmentent a mesure qu'appro- che l'éclosion. On voit bientót sur la pellicule de l'ceuf deux taches rou- ges qui sont les mandibules du nouvel étre. L'incubation dure environ dix- sept jours. Dans l'oeuf, la larve a une forme doublée: la tete touche l'extré- — 373 — niité opposée du corps, position que l'insecte conservera pendant toute sa vie larvaire. Aussitót sortie de Toeuf, la larve attaque sa propre maison avec une dent avide et s'interne de plus en plus jusqu'au centre de la sphére qui rhéberge; et elle a l'instinct de n"en pas maní^er la croúte. S¡, malgré notre croyance, ce malheur lui arrivait cependant. elle refermerait la malencontreuse ouverture d une maniere tres singuliére, en y injectant le produit de sa digestión. Nous avons observé cet art que possédent les larves des Coprophages de clore leur maison quand, d'abord par hasard, et puis a dessein, nous avons brisé leur nid. La larve du Phaiuvus est doublée, avec une bosse tres apparente á l'endroit de la courbure. Cette bosse occupe les cinquiéme, sixiéme et septiéme anneaux de Tabdomen. Le corps est ridé comme les larves des lamellicornes en general, a peau blanche, mais le canal digestif lui donne par transparence une couleur noir d ardoise. La tete est bombee, d un jaune paille qui sobscurcit graduellement jusqu'á devenir marrón á I'extrémité des máchoires et noir á l'extrémité des mandibules. Antennes de quatre articles : le premier gros et court; le second long, cylindrique moins épais vers le milieii ; le troisiéme deux fois piut court que le deuxiéme, plus gros vers l'extrémité; le quatriéme petit, conique. Epistome en trapéze transversal, d un jaune livide; man- dibules rougeátres á la base, noires á l'extrémité, avec trois dents peu découpées la mandibule gauche, et deux la mandibule droite. Máchoires pourvues au colé interne d'une protubérance qui porte un onglet pointu et au cóté externe des palpes maxillaires qui sont coniques, un peu plus iongs que les máchoires, de quatre articles. Les máchoires sont tron- quees á l'extrémité et y portent des poils courts et raides. Palpes labiaux de deux piéces, petits. Le front porte cinq enfoncements : un au milieu, cordiforme, la pointe en haut; les deux voisins petits, circulaires. et les deux extremes convergents. Le front est parsemé de poils livides. Pieds avec quelques poils. composés de cinq piéces. Le dernier anneau de l'abdomen est comme tronqué et formant bourrelet á l'extrémité du corps. L'anus est situé au milieu de cet espace plat, transversal. Le dessous de ce dernier segment est garni de poils raides et noirs. Des á présent nous faisons remarquer que les larves des Copropha- ges que nous avons étudiées — celle du Scapíophilus dasyp/eiirus ex- ceptée — et sans doute de tous les Coprophages qui subissent leurs mé- tamorphoses dans leurs nids, sont tellement semblables que la description de l'une peut presque entiérement convenir aux autres. Les différences que présentent de l'une á l'autre espéce i° la con- formation des antennes, 2° les impressions sur le front, et 3° les dents des mandibules sont des caracteres presque illusoires. Cependant les — 374 — dessins formes par les rides qui entourent 1 anus nous paraissent assez décisifs: nous les avons soigneusement figures, mais non décrits, car chacun comprendra la diíTiculté qu'il y a d'exprimer par des mots des courbes plus ou moins semblables. Nous n"avons pas tena compte d'au- tres caracteres, parce qu il faut plus qu'une loupe ordinaire pour les utiliser. Environ deux mois aprés l'éclosion de ra?uf, les métamorphoses de la larve en nymphe et déla nymphe en insecte parfait se sont produites. 2. Phanaeus Milon, Bl. A celui-ci incombent les assainissements cadavériques; et son puits se trouve exclusivement sous les cadavres, depuis celui du Bufo mari- nus (L.) Schneid., celui du Milvago Clümango (Vieill.) Darw., et celui du Taclivuriis barbus (Lacép.) E. E. oú nous 1 avons observé, jusqu'á ceux des animaux supérieurs: tous ees restes lui sont une au- baine dont il sait tirer parti á l'époque de la nidification qui arrive d"oc- tobre á décembre et peut-étre pendant toute la belle saison. Le puits est profond de vingt centimétres au plus, et latelier gros comme le poing. Le nid estén tout semblable á celui du Phanceus splendidulus, si ce n'étaient la calotte qui est homogéne avec le nid, et le diamétre du nid qui me- sure de quatre á six centimétres: c'est un phénomene pour sa gros- seur! Pour faciliter la circulation de Fair, la calotte est percée d un trou en son milieu. Le nid présente une autre particularité: au centre, gros comme une noix, se trouve l'aliment de la larve; tout le reste de la boule consiste en de la terre, pétrie, peut-etre avec des résidus cadavé- riques I La chambre d eclosión est ronde, et Toeuf, long ovale, mesure plus de un centimetre de longueur. Nous signalons quelques-unes des différences que présente la larve du Phana'us Milon d'avec celle du Phananis splendidulus: a) Antennes de cinq articles; le premier gros et tres court. le se- cond légérement conique, le troisiéme sphéroíde, le quatrieme plus gros vers 1 extrémité et le cinquiéme petit, conique. b) Le front porte trois enfoncements; le premier, de forme triangu- laire, s avance par sa base ¡usque vers le milieu de l'épistome, et les deux latéraux lui sont contigus et arques. c) Pour les rides du dernier segment de l'abdomen, voir la planche. 3 et 4. Megathopa bicolor, Guér.; Megathopa intermedia Nous réunissons les Megathopa bicolor et intermedia parce que leurs ma'urs et les caracteres de leurs larves sont identiques. — 375 — Les Megathopa sont des ródeurs. Leur puits se trouve par ci par la dans les chemins oü la fortune leur a fait trouver quelque petite quantité d'excréments. Ce puits ne dépasse pas dix centimétres de profondeur, et il est comblé a mesure que l'insecte enfonce avec sa trouvaille, car les Megathopa ne se donnent pas le travail de presser contre les parois du puits la terre enlevée; ils la rejettent par dessus leurs épaules. L'atelier est sphérique et contient un nid en forme d'oeuf ou de poire á col un peu étranglé. Ce nid peut mesurer de deux á deux centimétres et demi de hauteur. La chambre d'éclosion se trouve au col de la poire et contient un oeuf d'environ un demi-centimétre de long. Nous devons signaler un point de mceurs que ne nous font pas ad- mirer les P/iaiuvus: les Megathopa restent dans l'atelier á cóté du nid jusqu á ce que leur progéniture soit arrivée á l'état d insecte parfait. C'est done pendant deux mois environ que les Megathopa se condamnent á un jeúne absolu: l'amour maternel l'emporte chez ees insectes aux né- cessités personnelles. Entre autres caracteres, leurs larves différent de celle du Phana;us par: a) Les antennes qui sont de cinq articles: le premier gros et tres court: le second cylindrique; le troisiéme cylindrique, moitié long comme le second; le quatriéme sphéroíde, et le cinquiéme conique, petit. b) Le front qui porte cinq impressions: la premiére circulaire s'é- tend la moitié sur l'épistome; les deux suivantes, circulaires, situées au bord supérieur et lateral de la premiére, et les deux autres au-dessus de celles-c¡, longues. c) Les dessins du segment postérieur. Quant aux larves des Megathopa entre elles, nous n avons pu les distinguer Tune de l'autre que par une tres légére différence pratiquement imperceptible, relative aux impressions plus ou moins prononcées sur le front. 5. Gromphas inermis, Har. Comme les Phana'us splendidulits. les Gromphas inermis vi\ent en légions sous les excréments, et lá méme creusent leurs puits dont la profondeur peut atteindre dix centimétres. Quand il s'agit de fabriquer le nid, ce qui arrive en octobre, le Gromphas ne fait pas d'atelier: il se contente de presser au fond du puits telle quantité de matiére qui lui semble nécessaire: quatre centimé- tres de hauteur. Ce nid est cylindrique, terminé par un cóne bombé á chaqué extrémité. Quand le nid est achevé, le Gromphas comble de terre une partie du puits. La chambre d'éclosion est spacieuse et tapissée par- tout a 1 intérieur d'une légére couche de terre. Loeuf est cylindrique, long d'environ cinq millimétres. — 376 — La larve présente quelques caracteres ditTérentiels de celle du Pha- na'us, et entre autres: a) Les antennes qu¡ ont cinq anieles: le premier gros et court; le second, le troisiéme et lequatriéme, cylindriques, chacun deux fois moins long que le précédent, et le cinquiéme conique, petit. b) Le front qui porte trois impressions: celle du miliéu qui se forme de trois enfoncements convergentset les deux laterales qui sont circulaires. c) Les rides du dernier segment. 6. Bolbites onitoides, Har. Nous avons une quasi certitude que le nid dont nous allons nous occuper appartient au Bolbiles onitoides. Au lieu d'étre vertical, le puits est oblique, presque horizontal, et il s'avance environ vingt centimétres avec une profondeur d"á peu prés cinq centimétres sous terre. Un atelier sphérique termine ce couloir. Le nid est une transition, quant a la forme, entre ceux du Plianceus splen- didulus et des Megathopa, quoiqu'il se rapproche plusdu nid de ees der- niers. Et on le trouve tres rarement. La larve se distingue de celle du P/iaiuvus sp/endidiiliis par: a) Les antennes de cinq articles: le premier court et gros; le second cylindrique; le troisiéme sphéroíde, de moitié moins long que le second; le quatriéme terminant en massue, et le cinquiéme conique et petit. b) Le front qui a cinq impressions iongues et convergentes vers la partie supérieure. c) Les dessins du segment postérieur. 7. Onthophagus hirculus, Mannerh. Les nids de ce petit Coprophage peuvent se trouver pendant toute la belle saison, en compagnie ou non du Gromphas inermis, et en grand nombre. lis ne sont jamáis á plus de dix centimétres sous terre; et aprés son achévement, \ Onthophagus comble de terre le puits. Le nid est petit, cylindrique, légérement courbé et place au fond du puits alimentaire comme celui du Gromphas . II mesure environ deux centimétres de long. La chambre d'éclosion est remarquablement grande; plus de la moitié du volumc total du nid! Nous pensons que puisque ie puits est comblé et que 1 air extérieur ne peut pénétrer jusqu au nid, 1 Onthophagus y a pourvu en faisant plus grande la chambre d"éclosion qui contient des lors la quantité suHisante de cet élément. Le Gromphas nous a aussi fait remarquer sa chambre spacieuse. L'oeuf de VOnthophagus est petit, blanc. cylindrique, tres légére- ment arqué, long de deux millimétres sur un demi-millimétre. Et au lieu — 377 — d'etre simplement déposé, ¡1 est coUé par une de ses extrémités sur le bord de la chambre d'éclosion. La larve difiere entre autres caracteres de celle du Phana'iis splen- didulus par: a) La bosse dorsale qui est plus pres de la tete, ce qui lui donne un aspect particulier. b) Les antennes de cinq anieles: le premier gros et tres court; le second légérement conique; le troisiéme cylindrique; le quatriéme en massue, et le cinquiéme petit, conique. c) Le front qui porte une impression annulaire laquelle s'étend un peu sur répistome, et deux autres légéres impressions, une de chaqué colé de celle-lá. d) Les dessins du segment postérieur. 8. Canthon bispinus, Germ. Le puits du Canthon bispinus ne dépasse pas quinze centimétres de profondeur. L'atelier contient toujours deux nids. Ces nids sont les plus singuliers et les plus intéressants que nous connaissions. Le Canthon a tellement exageré la calotte de sa sphére qu'il en a fait une seconde sphére, séparée de la sphére alimentaire par un étranglement ; ce sont deux sphéres accolées, presque égales en grosseur, celle de la chambre d'éclosion est la moindre cependant. Quand nous découvrímes ces nids pour la premiére fois et que nous voulúmes les comparer á quelque objet, ce fut le chiffre 8 qui se pre- senta le premier á notre imagination. Le Canthon nidifie indiíTéremment sous les cadavres et sous les ex- créments, en octobre et en novembre. Et, comme les Megathopa, on le voit toujours a cóté de ses nids jusqu á la sortie des insectes parfaits. Quelques caracteres différentiels de la larve d'avec celle du Pha- }i(xus splendidulus sont: a) Les antennes de cinq articles: le premier court et gros; le second cylindrique ainsi que le troisiéme et le quatriéme; ce dernier un peu plus court que le troisiéme, et le cinquiéme petit, subuliforme. b) Les impressions du front. con\ergentes vers la partie supérieure. c) Les dessins du segment postérieur de l'abdomen. g. Canthon muticus, Har. Le puits du Canthon muticus est profond de dix centimétres et ter- miné par un atelier tres spacieux en relation avec le \olume de l'insecte: une grosse noix á peine contiendrait dans cet atelier tout rempli d'ex- créments émiettés et desséchés. Au centre de cet étrange edredón sont empilés six nids dont la forme rappelle ceux des Megathopa. — 378 — La larve du Canthon muliciis dilTére surtout de celle du PlimiLViis splendidiilus par: a) Les impressions sur le front et la plaque frontale antérieure qui est d'un jaune livide plus foncé que le reste du front. b) Les dessins du segment postérieur de l'abdoinen. 10. Canthon edentulus, Har. Ce Coprophage est solitaire comme le précédent: son puits peut at- teindre vingí centimétres de profondeur. L'atelier ne contient pas l'é- dredon comme celui-lá, mais neuf nids amoncelés: c'est une abondance extraordinaire! Et quelles miniatures que ees nids; c'est exactement le n¡d du Phanceus splendidulus avec des dimensions minimes: sept mil- limétres de diamétre. La calotte est relativement plus grande que dans le modele et plus pointue. De plus, le Canthon edentulus imite les Me- gathopa et le Canthon bispinus en restant auprés de ses nids jusqu'á ce que sa progéniture soit arrivée á perfection. (Notre étonnement n'est pas petit en pensant que le Canthon muticus n imite pas ses compagnons sous ce dernier rapport: nous sommes incliné á croire qu'il nous aura passé inapergu au milieu des débris de son atelier défait.) La larve du Canthon edentulus ditTére de celle du PhaniEus splen- didulus surtout par: a) Les impressions sur le front oü elles son disposées en demi- cercle, celle du milieu grande, les voisines petites, et les extremes moyennes. b) Les dessins du segment postérieur de labdomen. I I . Scaptophilus dasypleurus, Germ. Le puits du Scaptophilus dasypleurus est creusé sous les excré- ments. Et la nidification a lieu de novembre á janvier. Le nid n'est autre chose que le puits alimentaire rempli d'excréments, representan! un boudin tordu et retordu dans tous les sens. La quantité de maté- riaux employés mise en ligne droite dépasserait vingt centimétres en longueuri Et dans ce boudin sui generis sont espacés á peu prés égale- ment, de deux en deux centimétres, dix ceufs ou méme davantage. Ces oeufs sont places sur le bord du boudin: ils ont environ deux millimé- tres de long sur un millimétre et demi d'épaisseur. Nos notes ne portent rien d'écrit au sujet des caracteres de la larve du Scaptophilus dasypleurus. Cependant nous pouvons assurer que sa forme est entiérement dissemblable d'avec celles des Coprophages que nous avons étudiées jusqu'á présent, et est conforme au type de celles des Scarabéiens en general. — 379 — Diloboderus Abderus (Sturm.) Reiche. Notre but, en publiant le présent article, est de faire connaítre les nidifications: c'est pourquoi nous nous permettons d'y indure la des- cription da nid du Diloboderus Abderus, quoique cet insecte ne soit nullement coprophaLje. Pendant le mois de janvier, si on les recherche sous les nombreuses taupinées de terre doni sont parsemés les bords des chemins, les champs et les jardins, súrement que Ton parviendra á découvrir quelques-uns de ees nids. D'abord c'est un puits oblique et irrégulier d'environ vingt- cinq centimétres de profondeur. Au fond se trouve une excavation ou chambre ovalaire presque horizontale d environ six centimétres de long sur trois centimétres de diamétre en son milieu. Cette chambre est toute remplie de débris d'herbes, de feuilles menúes, de tiges brisées de jeunes graminées, etc., le tout formant un paquet assez pressé. Voilá le nid. C'est done simplement un cul-de-sac oü sont recueillis les vivres des futures larves, en attendantqu'elles aient atteint le développement néces- saire pour se frayer un chemin á travers les couches de terre en re- cherche de nourriture qui consistera alors en racines de plantes. Dans le nid sont déposés cinq, six ou sept ceufs, Tun par ci, lautre par la, de maniere que la raíion de chaqué future larve soit á peu prés égale. Ces oeufs sont ronds, d'environ deux millimétres et demi de dia- métre, blancs. Comme les ovaires du Diloboderus Abderus contiennent plus de trente ceufs, linsecte creuse done au moins cinq nids. Quoique nous ne puissions l'assurer, nous croyons que la larve du Diloboderus Abderus reste quatre ans dans la terre. Vers le mois de novembre de la quatriéme année, la larve se change en nymphe restant dans cet état environ trois semaines, au bout desquelles apparait 1 insecte parfait. Une larve que nous tenions dans une boíte se changea en nymphe le 17 novembre 189 5. Le 1 2 décembre suivant, cette nymphe se transformait en insecte parfait: la nymphose dure done presque un mois. On peut voir au Musée National de Buenos Aires une paire de nymphes, l'une mále et lautre femelle, du Diloboderus Abderus, que nous avons remises au Dr. Carlos Berg, directeur de cet établissement. CONCLUSIÓN Au moment que nous finissions le présent article, un naturaliste franjáis bien connu dans le monde scientifique, M. J.-H. Fabre, nous envoyait la cinquiéme serie de ses «Souvenirs entomologiques». — 380 — Ce savant entomologiste consigne enire auires sujets les nidifications de plusieurs Coprophages: Scarabíeus sacer L.. Scarabivus laticollis L., Gvmnopleitrus pilulariiis F., Gvmnopleurus Jlagellaíus ¥., Copris his- panus L., Onthophagus taunis L., Onthophagus furcatus F., Oniticellus JlavipesY.. Geotriipes slercorarius L.. Geoínipes /lypocrita Schne'id. Or, de toLis les Coprophages qui viennent ainsi á notre connaissance avec leurs nids, en tout vingt et un, les larves se divisent en deax grou- pes: le premier comprend les larves á bosse, et il v en a dix-huit. Et ce sont précisément ees larves qui subissent leurs transformations sur place dans leurs nids soit sphér¡qu?s. soit ovoides ou cylindriques. Le second groupe comprend les larves sans bosse: ce sont celles du Scaptophiliis dasypleurus , du Geotrupes síercorariiis et du Geotrupes hvpocriia. Et les larves de ees insectes vivent dans un boudin ou filón qui est un nid sans forme proprement dite. Nous vovons clairement que l'habitat determine l'organisation des larves: les nids proprement dits abritent des habitants bossus, et les nids boudins rei;oivent des larves sans défauts. Mais quelle relation établirons-nous entre la bosse et le nid á forme déterminée, et entre la non existence de la bosse et le boudin? Qu'il nous suffise de signaler le fait sans l'interpréter, car dans la voie des interprétations et explications des faits naturels, les précipices se présentent au moment que 1 on attend le moins. Cependant nous pourrions hasarder que puisque le Scaptop/iiliis doit se transporter de par ci et de par la, il s'aide de tout son corps pour se mouvoir, semblable en cela aux larves des Scarabéiens en general qui voyagent dans la terre pour la recherche de leur nourriture; toutes les parties de son corps doivent done étre également musculées. De la méme maniere sont organisées les larves des Geotrupes observées par M. Fabre. De leur cóté, les dix-huit autres larves á bosse n'ont pas a sortir de leur maison: de légers mouvements sur elles-mémes les mettent á portee de manger avec la plus grande facilité. C'est pourquoi le développement musculaire est seulement nécessaire dans la partie qui contient l'estomac de ees insectes; et c'est pourquoi nous les voyons bossus a Tendroit de lestomac. Avons- nousdonné la vraie raison? Nous n"y prétendons pas encoré! F. JfDl'LIEN. F JUDUUEN — Coprophages de Buenos Aires. NIDS (grandeur nalurelle) I . Canlhun cdcnlulus. 2. Ganthon muticus. 3. Onlhophagus hirculus. + . Gromphas incrmis. 5. Canlhon bispinus. o. Megathopa Ínterin, ct M. biculur. 7. Bolbiics onitoidcs. 8. Phana-us spcndidulub. 0. Phanaíus Milon 10. Scaplophiius dabvpleurus (Nous représcnions en poiniilk la chambre d'cdosion el Tirut.) lAl.I.KKI.í' mil- MISI- RevisU del Museo de La Plata — Tome IX Type des Coprophages (Le pointiilc représente une autre forme contractilc de la bosse.) a = Tetes pour monircr les imprcssions sur le front. b =z Mandibulcs droites. c =z Mandibules gauches. rf = Antennes. e = Anus / = \'ue externe de !a mdchuire et du palpe maxillaire iPhan. splend.). g = Vue interne de la niáchoire ei du palpe maxillaire (Phan. splend.)- 1. PhancEUs splendidulus^ F. 2. PhancEiix MUon, Bl. 3. Megathopa intermedia ct Megathupa bicolor (Gucr.) G. H. 4. Gromphas inentiis. liar. 5. Bnlbites otiiíoides, llar. 6. Onthophagus hirculus^ Mannerh. 7. Canihon bispinus, Germ. 8. Canthon muticus, Har. 9. Canthtm cdentulus, llar. ¡^ ^ jt;^:::^;/ SN-^" ^^ 4^ ^ ^ ^t^o^ ¿¿r' Jí^i^ r<.^^C>ií« ^¿ j?^ ^'í? 20. o¿ ^í* ¿a 2e ^fe (<• ^ ^ p^ :¿> AVISO PRELIMINAR SOBHn MAMÍFEROS MESOZOICOS ENCONTRADOS EN PATAGONIA POR SANTIAGO ROTH ENCARGADO DE LA SECCIÓN PALEONTOLÓGICA DEL MUSEO DE LA PLATA Aunque soy enomiyo de lodo trabajo preliminai-, me he de- cidido, no oijslnnle, á publicar las presentes noticias, en vista de la imposibilidad de terminar, antes de mi salida á una nueva expedición, un trabajo principiado sobre Mamíferos me- sozoicos, encontrados durante mi último viaje. Cuando se habla de mamíferos mesozoicos, se cree, en pri- mer luyar, que se trata de animales de organización inferior, habi(éndose encontrado, hasta hace poco tiempo solamente Mo- nolrematas y Marsupialias. En el terciario inferior, se encuen- tran numerosos mamíferos ya bien especializados. Era muy natural que se esperaba encontrar los antecesores de éstos en las capas cretáceas, y fué un desengaño grande cuando los restos de los mamíferos encontrados en las formaciones cre- táceas de Wyoming, Dakota, Colorado y Montana, descritos por Marsh, no confirmaron esta esperanza. Las publicaciones de Ameghino, que tratan de los mamíferos de la formación del Pyrotherinm, que él ci'ee cretácea, han sido recibidas con mucha duda y desconfianza y nadie quiere creer que esta for- mación sea tan antigua. Yo, |iersonalmente, nunca he encon- Torao IX . 34 — 382 — trado restos de Pi/rotltcriiuir. conozco esta formación solamente por las publicaciones de Ameghino; y, con los datos que él dá, no me animo á formar una opinión sobre su edad. Hatcher (') que ha explorado la región, donde, según Ame- ghino, ha de existir la formación del Pyrotheriwn, no ha [¡odido identificarla, y este señor pone en duda la relación estratigrá- fica tal como ha sido determinada por los hermanos Ameghino ("). No puedo discutir aquí la edad de las formaciones patagó- nicas y me limito á decir (|ue he encontrado los restos, que mencionaré más adelante, en ti-es distintos yacimientos. El primero de estos yacimientos, en donde encontré una gran cantidad de mamíferos placentalios, se halla en una formación de toba de colores muy diversos, en la cual abundan los restos de Dinosaurios, pero no he encontrado los restos de Mamíferos mezclados con los de Saurios. Los primeros se hallan solamente en una capa de rodados de loba muy clara, mientras que los últimos están dispersos por toda la formación. En un sitio he enconti'ado, entre dos capas que contienen restos de mamíferos, un depósito marino con moldes de moluscos de los géneros Tylastomo materiuiim y Tylaalouio torrubriae C[ue, como se sabe, se hallan en la formación cretácea intermedia del Brasil. Tanto por estos moluscos como por los i-estos de Saurios, queda su- ficientemente demosti-ado (|ue esta formación pertenece al tiempo cretáceo. En el segundo yacimiento, he cnconti'ado, en una toba de color rojo, restos de Mamíferos mezclados con restos de Me- galosaurios. Esta formación constituye en parte las mesetas entre el Rio Chubut y el Rio Senguerr. El tercer yacimiento, que se halla en la costa misma del Rio Chubut, se compone de una cuárzita que se encuentra debajo la formación de toba cretácea de Dinosaurios. En este sitio he encontT-ado restos de Mamíferos mezclados con los de Reptiles, entre los cuales abundan principalmente los de Tortugas. Polyacrodon, gen. n. Entre los restos encontrados en el primer yacimiento, hay dos molares superiores muy particulares que se parecen algo á los molares multituberculares. La corona, muy Ijaja, se com- (') American Journal of Science, vol. IV, Noveniber, 1897. O Florentino Aniegliino no ha estado nunca en Patagonia y todas sus teorías geológicas, sobre esta región, se basan en las noticias que le trae su hermano Carlos. — 383 - pone de tubérculos agudos, colocados en tres filas que hacen recordar al molai- de Tri()l¡iphns Fiaasi de la formación triásica. Sin embargo, para mi. no hay duda (|ue estos molares perte- nezcan á mamíferos de la subclase PlacentnJia y muy probable- mente son los antecesores de los Toxodontias. Polyacrodon lanciformis, sp. n. El molar superior, sobre el cual fundo esta especie, tiene un diámeti'o mesio-distal de 11 mm. y uno labio-lingual de 15 mm. Tiene la corona muy baja, de forma semicuadrangu- lar, compuesta de seis tubérculos principales, colocados en tres filas, y una cantidad de pequeños tubérculos que forman una pei'iferia pinaculosa. Los tubérculos son de forma lanceolada, con cantos tilosos, y de distintos tamaños. El paracone y el protocone son los más altos y los más desarrollados. / Polyacrodon ligatus, sp. n. El diámetro mesio-distal del molar, sobre el que se funda esta especie, es de 8 y el labio-lingual de 10 mm. La corona es muy baja y también, como en la especie anterior, de forma semicuadrangular. Se compone de dos tubérculos principales y cinco rudimentales. El protocone, que es el tubérculo más de.s- arrollado, está ligado por medio de crestas con el paracone y el metocone; este último es más chico que el hipocone. Glyphodon Langi, g. n. y sp. n. He fundado este géneru sobre un cráneo que conserva los dos últimos molares, de los cuales solamente el mA es com- pleto. Los molares de este género son también, como los del género anterior, de tipo bunodonte. Se distinguen fácilmente de los anteriores por tener la corona más alta, con tubérculos más bajos, de forma más cónica. El último molar es de forma semicuadrangular; tiene seis tubérculos y, en la cara anterior, un cíngulo. El diámetro mesio-distal es de 14 mm. y el labio- lingual de 16 mm. l'^l penúltimo molar (mA) es de forma y tamaño casi igual que el último. La fórmula dentaria es la si- guiente: iJL, c-L, p±, mA. El cráneo se parece en su construcción al de los Lifopienms. La parte posterior es muy parecida al de Macrauchenio; la parte nasal se aproxima en cambio más al Nesodon. En los órganos huesosos auditivos falta el hueso timpánico ó al menos estaba formado solamente por un anillo suelto que se ha perdido. El — 384 — largor del cráneo, desde la sutura miixilar-premaxilai' hasta el foramen magnum, es de 16 cin. El anchor entre los arcos zigo- máticos es de 10 cm. Megacrodon, gen. n. Este género está fundado sobre dos mandíbulas inferiores incompletas y un molar agüeito. Como en una de las mandíbulas están conservados solamente el cuarto premolar y el primer molar y en la otra sólo el último molar, no tengo la completa seguridad c|ue pertenezcan á un mismo género. Me fundn úni- camente sobre la forma de la mandíliula. Las ramas son muy bajas y muy redondeadas. Megacrodon prolixus, sp. n. ICsta especie está fundada sobre el |)edazo de mandíbula (|ue conserva el cuarto premolar y el [ii'imei' molar y sobre un molar encontrado suelto. Los molares son de forma cuadrangular, con coronas bastante altas. El px tiene el diámetro mesio-distal de 12 y el labio-lingual de 8 mm. El m — es 0,5 mm. más corto; en cambio, en la parte anterior, es un poco más ancho. Estos molares son también del tipo Inmodonte. La parte anterior de los molares es mucho más alta que la posterior y se divide en dos puntas. Ivstos tubérculos son muy agudos; tienen, en la parte anterior, una cresta bastante tilosa que termina en cada lado en un botón de esmalte {Sclimelxknospe). A más de ésta, hay en la misma parte, pero más abajo, un reborde (cíngulo) de esmalte. La parte posterior del molar se compone de tres tubérculos muy bajos, lili del medio, (|ue correspondería al talón, se une con los tubérculos de la parte anterioi- por medio de una pequeña cresta. La mandíbula muy baja, de forma redondeada, tiene, en el m ir, 19 mm. de alto. Megacrodon planus, sp. n. La mandíbula, sobre la cual he fundado esta especie, es muy baja \ larga, con sínfisis muy prolongada. Conserva sola- mente el último molar; pero, por los alvéolos, se vé que la fórmula dentaria debe ser la siguiente: i t, ex. px, mx- El mxse parece mucho al correspondiente molar del Eu- pithecops proximus de Ameghino O; es solamente algo más grande O Mammiféres crélacés de l'Á rgenline, «Boletín del Instituto Geogrúfico Aroentino», tomo XVIII. — 385 — y cai-ece casi por completo de cín.üulo. I'^l diámetro mesio-distal es de 11 y el labio- lingual de 7 mm. La corona se compone de cinco tubérculos muy bajos. La parte antei-ior es un poco más alta que la posterior. El largo total de la mandíbula es de 14 cni.; la altura de la rama horizontal, en el último molar, de 18 mm. La anchura de Iñ sínfisis es, en el |>^, de 22 mm. Proacrodon transformatus, g. n. y sp. n. No tengo más que un solo molar interior para fundar este género. Este diente es muy característico; presenta todavía los ca- racteres del género anterior, pero ya algo transformado. La parte anterior también es más alta que la posterior, pero no se divide en dos |)untas. Los dos tubérculos anteriores son anquilosados, formando una especie de loplio parecido á los molares de Hijrachius. En la parte externo -anterior, que co- rresponde al protoconid, sale una cresta que forma una media luna hacia adelante. En la parte posterior del molar, han des- aparecido los dos tubérculos laterales, y el del medio se ha transformado en una alta cresta en forma de una coma. El diiunetro mesio-distal es de 15 y el labio-lingual de 13 milí- metros. Polymorphis Lechei, g. n. y sp. n. Este género estii fundado sobre dos mandíbulas inferiores: una con la dentadura completa de un lado y la otra con cinco molares. Esta pieza es una de las niiis interesantes que han pasado por mis manos, pues la dentadura reúne caracteres de diversos órdenes. La fórmula dentaria es la siguiente: ix, cr, p-T, mx. El ii" es un diente pequeño y i-edondo. La corona, cubierta por todo el alrededor de esmalte, es corta y obtusa y mucho más gruesa que la raiz. El [-Y se parece al anterior, pero es más grande y tiene la corona un poco puntiaguda. El i-3" es aún algo más grande que el anterior; la corona es chata y más larga y le falta el esmalte en la parte lingual. El canino es de forma triangular, puntiagudo; se parece algo al canino de un carnívoro, pero no es muy largo. El px tiene la forma de un diente secodonte y es de una sola raiz. — 386 — El p~2" también es de tipo secodonle, pero de dos raíces; se parece mucho al correspondiente diente de Di/delphijs Axarae. Los px y px son iguales en foi'ma y tamaño y se parecen algo á los del género Megacrodou. La parte anterior, nii'is alta que la posterioi-, está dividida en dos puntas. Ln la cara an- terior, hay un pequeño tubérculo que se une por medio de una cresta con la punta que corresponde al jírotoconid. La corona de la parle posterior del molar es casi llana, sólo en el diente nuevo existe, en el medio, una cresta sobresaliente. Los ver- daderos molares, si bien conservan todavía algo del ti|)o Ijuno- donte, presentan ya los caractéi-es del tipo lophodonte. Li largor de la mandíbula, desde los incisivos hasta el último molar, es de 8 cm. y la altura, en el último molar, de 2,(3 centímetros. Staurodon Gegenbauri, g. n. y sp. n. Para establecer este género, tengo una mandíbula inferior bastante completa, un canino y un molar infei-iiu' encontrados sueltos. Esta mandíbula se parece algo á la del As/mpof.hcriii»i: tiene, como ésta, los caninos en forma de defensa. La i)arte anterior de la sínfisis no está conservada y no sé si ha tenido incisivos. Los caninos son largos, de forma triangular y muy arqueados. La corona está cubierta por lodo el alrededor de esmalte. La parle lateral extei'na tiene una escopleatura muy particular (|ue, estando cubierto de esmalte, no puede ser efecto de la usura. El espesor, en la base de la corona, es de 8 mm.; la altura de la corona esmaltada, de Ki mm. De los premolares, se ha conservado, en esta mandíbula, solamente el px, pero se conoce por los alvéolos que ha tenido tres. La distancia, desde el canino hasta el primer alvéolo pre- molar, es casi de 4 cm. Tanto los premolares como los mola- res se parecen mucho al génei'o Notosli/lops do Amegh'iwo; pero, en el presente, la parle anterioi- del molar es más alta que la posterior y se divide, en el molar nuevo, en dos puntas que son unidas por una cresta filosa. De la punta que corresponde al proloconid, sale otra cresta hacia adelante formando una media luna. En la parte posterior, se puede distinguir todavía tres tubérculos unidos por una cresta que forman una especie de palizada. Toda la corona del molar está cubierta de esmalte, que sólo falta en el diente viejo donde las crestas están gasta- das. Tanto por el lado labial como por el lingual, los molares tienen un cíngulo muy marcado. — 387 — El largur de la mondibulu, desde el canino hasta el úllinio molar, es de 11 cm.; la altura en el último molar, de 3,5 cm. Staurodon supernus, sp. n. FÁ canino y el molar encontrados sueltos demuestran que lian pertenecido á un animal por lo menos una tercera parte más grande que la especie anterior. La corona esmaltada del canino mide, en esta especie, 26 mm. de alto en vez de 16, y el diámetro es de 12 mm., en \ez de 8. El molar (m-3-) tiene un diámetro mesio-distal de 20 mm., en vez de 16, y el labio-lingual es de 12 mm., en vez de 9. Estos molares provienen de un animal muy joven. Heteroglyphis Dewoletzky, g. n. y sp. n. Para establecer este género, no tengo más que un .solo molar superior. ÍCste presenta ya los caracteres del molar lopho- donte, pero se conoce bien su origen del molar bunodonte del género Pohjacrodon. La corona es baja; los dos pericones se han transformado, en la cara labial, en dos crestas perpendi- culares: una se halla en el medio de esta cara y la otra en la parte antei'ior del paracone. El paracone y el metacone son de tamaño igual y están unidos por una cresta en forma de V. El protoconule es pequeño y tiene una cresta que lo une, en la parte anterioi", con el paracone. El metaconule se une por me- dio de una cresta con el hipocone. El protocone está represen- tado solamente por un pequeño tubérculo del cíngulo. Este úl- timo circunsci'ibe toda la corona del molai'. El diámetro mesio- distal es de 11 y el labio-lingual de 13 mm. Periphragnis Harmeri, g. n. y sp. n. Los molares de este género se parecen á los del Homalodon- totherium, pero tienen un parastyle muy desarrollado; éste lo es aún más que en el género Asmodeus que describe Ameghino ('). Los molares tienen un cíngulo muy desarrollado. El espacio que ocupan los seis últimos molares superiores es, en esta es- pecie, de 13 cm. El anchor del paladar es, entre los p-i, de 5 cm.; V entre los mA, de 6 cm. C^) Mammiféres crélacés de l'Argentine, » Boletín del Instituto (íeogr.M- lico Argentino», tomo XVIII. — 388 — Este género está represen lado en nuestra colección por res- tos de varias especies, pero me falla el tiempo para determi- narlas y sólo mencionaré todavía otro género de este grupo del cual tenemos mucho material, dejandi) ludo lo deniiis |)ara cuando vuelva de la expedición. Rhyphodon Lankesteri, g. n. y sp. n. La dentadura de este gt'mero se parece en principio á la del género anterior, pero se distingue fácilmente de ese poi- falla de cíngulo y por la capa de esmalte muy rugosa en los mola- res. El largor del cráneo es, en esta especie, desde la sutura maxilar-premaxilai- hasta el foramen magnum, de 20 cm. El espacio que ocupan los seis últimos molares superiores es de 9,5 cm. El lai-gor total de la mandíbula inferior es de 22,5 cm. I'^l anchor. enti-e los dos últimos molares, es de4,Gcm., y entre los primei'os premolar-es, de 4 cm. La altura de la rama hori- zontal es, en el último molai-, de 4,7 cm. La fórmula dentaria es la siguiente: i -j^, c —, [) -j, m -g-. El trabajo definitivo sobre los Mamíferos mesozoicos, se publicará, con láminas, en los «Anales del Museo de La Plata». Museo de La Plata, Diciembre 18118. 59-9745 Sq.iQ (82) NOTE SUR LES DIMENSIONS STENÜDELPHIS BLAINVILLEI Dr. K. LA. H I LLE javec une planchk uüuiíle) D'Orliigny avnil dessinc les formes extérieures de cet aiii- imd (Tiiprés un individu en décomposition, de un inéh'e vingt de longueur ('); et un ci-ane, pi'ovenanl de Montevideo, avait au- torisé Gervais h détinir le sous-genre: Stcnodclpliis (1847); l'on- toporia Gray, 1846 (neo Poiitoporcia Ki'oy, 1842). En réalilé, ce n'est qu'en 1808 que Burmeister, ayant pu obtenir a grand peine deux individus récemment captures, en fit connaitre, en méme temps que Fostéologie complete, Taspect general ('). II donna quelques rai'es mesures des dimensions extérieures et aborda Fétude anatomique de ees représentants si curieux de la íamille des Plata/iistidae. Atin de me rendre compte de l'étendue des variations dans les proportions du corps des Sténodelphes {Toninas), suivant leur age et suivant leur sexe, j'ai mesuré avec soin tous les individus que j'ai pu me procurer durant ees quatre derniéres années. Je laisserai pour le moment de cóté Pexamen des fa?lus qui méritent une description particuliore. Le tablean general suivant des mesures extérieures des Sté- nodelphes permettra d'ors et déjá d'élablir, sous la forme gra- pliique, un grand nombre de rapports. Je laisse ce soin aux moi'|ihologistes. J'ai réuni dans une méme colonne les individus du mcme sexe présentant une longueur tolale égale; dans ce cas, les an- tros valeurs intliquées dans la colonne correspondent a la valeur movenne des dimensions absolues observées. O Voyagc dans l'Amériquc méridionale, Mammilores, p. 32, pl. XXIII, figure 5. (-) Anales del Museo Nacional, Buenos Aires, t. I, pl. XXIII, flg. 1. Tomo IX 3 5 Ñ ^ ^ Oi CD o o O o ■rl< m s o « OÍ 00 - cT in o -í ZO Cl o c:; Cl co X ÍT, it: C'l co c-i ÍO Cl lO — ü ^ ¿ s 3 3 o .2 ' CL. a - o o — i ¿ •s = S -e . « K a « 5 3 — ^ o S >J - O) ^ -c a ■-; >J J a 3.2 — 392 — Des trente exemplaii-es rerus, trcize élaient males et d¡x- sept remelles. II semble done que les femelles sont un peu plus communes que les müles; c'est un foit á vériíier. Peut-élre s'op- procliont-elles plus pros des rivoges ¿i Tépoque de la repi-oduc- tion. Peut-étre aussi que leur plus grande curiositc ou une moindre circonspection cause plus facilement leur perte. Dons tous les cas, les Slénodelphes sont exliémement rares pendant riiiver. Emigrent-ils vers le nord? Gagnent-ils simiile- mcal la haute mer, en restant sous les mémes latitudes".' Si seu- lement ils se réfugiaienl dans de plus grandes profondeurs, on continuerait á les observer lorsqu'ils viendraient respirer ú la suríace de Teau. Leur limite extreme, au sud, me parait ctre la péninsule de ^ aldés; quand ¿i leur limite au nord, je ne saurais Tindiquei'. Dans tous les cas, cette espéce existe sur les cotes de la pi'o- vince de Rio Grande do Sul. II est done bien évident (lu'elle n'est pas aussi éti'oitement confinée, comme on le pensait, ú l'estuairc meme du Rio de la Plata. La Courbine {Micropogon undiiJatus et M. Fiint/cri) et la Lisso {MiKjil brnsilcii'Sis et M. plafaniis) sont les (|uati'e espcces de pois- sons t|ue j'ai rencontrées le plus fréquemment dans Teslomac des Sténodelplies. .Jamáis, jusqu'a présenl, je n'y ai observé des Raies, des Pleui'onectes, ou d'aulres [loissons de t'ond. Les Stc- nodelplies, au moins lorsc|u'ils viennent prxís des coles, reste- raient done comme les autres dauphins tout prés de la surface. rist-ce seulement parce qu'ils y trouvcnt i)lus facilement leur nourriture íavoi-ite? Sur les trente individus (|ue j'ai étudiés, deux seulement avaient le méme nombre de dents au maxillaii'e el au mandi- bulaii'e; deux autres présentaienl une dent de plus en bas qu'en haut. Le tiers des individus (dix) avaient une denl de plus en baúl qu'en bas: huit en avaient deux de plus en liaut qu'en bas; quatre individus en avaient trois; ti'ois individus en avaient quatre, enfin un seul présenlait cin([ dents de plus au maxil- laire qu'au mandibulaire. On peut done diré que les Slénodel- pbes ont en general une ou deux dents de jilus de cbaque colé de la macboire sujiérieure que de cbaque colé de la machoire inf'érieure. Le nombre le plus elevé de dents á cbaque maxil- laire est de soixante-deux (un seul individu); le nombre le plus inférieur que j'ai noté est de cinquante- Irois dents (neuf indi- vidus). Au mandibulaire, les dents varient de cinquante-deux a cinquante- neuf. Quant au poids des individus, on peut obsei'ver qu'íi égalité de longueur, les femelles, méme en debors de l'état de gestation, pésent un peu plus que les males; mais les différences ne sont jamáis bien considerables. ■5- B 59.48 Sg. I I -5 I 59.18 (82) 56 (11.8) NOTES TEREBRATELLA PATAGÓNICA (SOW. Dr. K. LAHILLE CHARGE DE LA S£CTION ZOOLOGIQUE DU MUSEE DE LA PLATA ( AVEC DEU.K PLANCHES ) En 1876, G. B. Sowerby (') donna le nom de Terebratula pata- gónica á un bracliiopode rencontré á San José et á San Julián. «Elle est trés-voisine, dit-il, de Terebratula rariabilis (Briti-sh Crag) et oussi de ?'. bisinuata du bassin de Paris. Elle se dis- tingue de ees deux par l'absence de sinus au bord antérieur.» La description de Sowerby est si vague qu'elle pourrait s'appli(|uer á une foule. d'autres espéces. Pour s'en convaincre, il suffit d'exaniiner les superbos planclies publiées (") par Da- \idson. On verra méme que cliez T. bisinuata soit d'Anglelerre, soit de France, la sinuosilé du bord peut disparailre, et, dans ce cas, i'i ne juger que d'aprés la forme extérieure, l'espéce de Sowerby arriverait ii se confondre avec cette derniére. Tout ceci prouve combien on doit se méíier des ressemblan- ces genérales et des descriptions si vagues de la plupart des concbyliogistes et des explorateurs superficiels que ne révent qu'espéces nouvelles pour ajouter quelques números de plus aux catalogues de leurs coUections. II ne suffit pas de diré qu'une espéce est polymorphe; il t'audrait encoré signaler ses variations et leur degré de fréquence. En ce qui concerne les moditicalions dues a l'áge, au sexe, aux localités, il faudrait les étudier en examinant de nombreuses series d'individus. C'est souvent, j'en conviens, fort dit'ficile; mais c'est désor- mais le but auquel il faut tendré si on ne veut pas étre noyé O Beschreibung fossiler lerliiierer Miischehí aiis Süd-America. (-) A Monograi)h of Ihe Brlüslt fussil Bruchiopoda, p. 19. Tomo JX 'i 6 — 394 — sous le flol montant de longues el nombreuses diagnoses lati- nes qui ne servent souvent qu'á masquer Tabsence de toul ca- raclére précis. 11 faudi-ait ii'iiidiquoi" pour chaqué espéce que les caractóres vraiment jiropres el différentiels qui la séparent de toutes les autres. Dans son mémoire sur les molluques des terrains terliaires de Patagonie, ]i. 207, M. Von Iliering a rattaciié au genre Ma- gellauia (Bayle) [Walclhemiia King] la Terebmtula -patagónica (Sow.). En séparant avec précaution les vahes d'un cerlain nombre d'exemplaircs dont le poids moindre indii|uait Tabsence de toule substance de remplissage, j'ai pu observeí", encoré intact, le sup- porl bracliial de ees animaux. C'est méine admirable de voir rélat de parfaile conservation, au centre de ees serles de géodes naturelles, de ce fragüe et minee ruban contourné, tout ti'ans- formé en petits crislaux de carbonate de cliaux. Au lieu de constater simplement, comme dans Magellavia, la présence d'un ruban recourbé atleignant au moins la moilié de la hauteur de la coquille, on voit (pl. 1, fig. 53 a 55) que les brancbes directes du squelette brachial sont réunies a leur base par une lamelle transvei'se, libre, arrondie, souvent minee et contournée c[ui se soude au septum de la valve dorsale au poinl oú elle le croise. C'est done au genre Terebmtella el non au genre Magellania qu'appartient la Térébratule de Patagonie. Je sais bien f|ue Beecher (Am. Nal. 1893), étudiant le déve- lop|iemenl de Magellania, a observé chez cet animal un slade térébratelliforme précédant immédialement le stade magellani- forme. Si les individus representes, pl. 1, fig. 53 á 55, étaient tres jeunes, on |)ouri-ait peul-étre les considérer comme des Ma- gellania en voie d'évolution, mais étant parl'aitement adultes, et Texemplaire photographié en la figure 54 le demontre, ils corres- pondenl bien, á n'en pas douter, au genre Terebratella, genre fossile depuis le jurassique et qui est representé encoré actuel- lement dans les mers de Magellan, de la Terre de Feu, du Chili, etc. I. Etude du type spécifique moyen Mon examen de la morphologie externe de T. patagoniea se rapporte á 350 individus en parfait état de conservation et pi'o- venant des porls de San José, Pyi-amides et Madryn, dans le leri-iloire du Cliubut. Ils ont été recueillis tous dans une méme conche géologique d"une extensión tres considerable. Dans — 395 - cette méme couche, on rencontre Monophora Danvini que j'ai reli-ouvé également á Puerto San José, aux Salines de Valdés, á Puerto Madryn, a San Julián. Cest dans des couches im- médiatement supérieures que j"ai découvert, á San José, quelques Ikeruigia identiques á ceux qui proviennent des environs du lac Buenos Aires. A propos de ce dernier genre, je dois faire remarquer en passant que le 2 juillet dernier le Dr. Von Ihe- ring ma prié de modifier le nom que j'avais proposé. llieriugia avant été employé ]iour désigner un araclinide, et Pilsbry ayant nonimé une nouvelle espéce de mollusques ///crm- gella, Ihering m'a indiqué le nom de Ilieríngina comme étanl celui qui devrait étre adopté, du moins jusqu'á ce qu'un autre no- menclateur ne vienne soutenir que ce nom ressemble encoré trop ¿1 Iheringia et qu'en vertu d\nie loi ridicule d'un congrés zoologique ¡1 vienne s'aviser de le modiñer encoré! A. LONGUEUR l.ONGUEUR ^1 LONGUEUR •2.S LONGUEUR •5 '5 LONGUEUR II lU inin U » 12 13 » 14 » 15 et ÍG nini . . . 17 lum 18 » 19 » 20 » 21 » 1 0 0 0 0 0 1 1 5 6 11 2'2 nini 23 24 » 25 » ■2Ü - 27 » 28 29 30 31 » 32 10 14 13 12 14 13 12 20 10 7 33 lUIll 34 » 35 » 36 37 » 38 » 39 40 » 41 » . . . '. . 42 » 43 » 9 4 S 3 10 12 11 20 12 13 13 44 mm 45 » 46 47 48 49 50 » 51 » 52 ... . . 53 » 54 » U 15 14 10 9 3 3 1 3 2 Ce tableau, qui indique le nombre d'individus qui corres- pondent á une dimensión déterminée, nous montre: 1" La rareté des individus de taille inférieure ;'i 19 mm. Ceci était á prévoir a priori pour plusieurs motifs. (Fragilité et dif- ficulté plus grande de fossilisation. — \'alves plus facilement iso- lables Tune de Fautre. — Les formes jeunes échappent plus facilement au collectionneur. — Triage mécanique des dépóts littoraux qui a isoié les individus légers des individus plus pesants.) — 396 — 2" La rareté des individus de laille comprise enlre 30 mm. et 37 mm. On retrouve ici, comme chez Motiophora, un minimum des plus singuliers. Je crois que pour rexpliquer, il faut encoré invoquer une varia tion sexuelle. L'ai)pareil bracliial, chaqué fois que j'ai pu l'examiner, ne présenlait aucune différence enlre les individus appartenant au premier ou au second máximum. Les Térébratelles femelles sont probablement plus grandes que les mAles. Dans ce cas, ees derniers seraient représenles surlout par le premier máximum el le nombre des femelles, représenlées surtout par le second, serait prépondérant. Je crois qu'une inégalilé numéiúque de plus en plus grande entre les deux sexes a élé un des principaux facteurs de dis- parition des espéces fossiles a sexualité séparée. B. Largeur Si on prend la moyenne des largeurs des individus qui cor- respondenl á une longueur déterminée el fjue Ton trace un diagramme en porlanl les iongueurs sur la ligne des obscisses et les largeurs sur la ligne des ordonnées, on oblieni un tracé fjui tend á devenir de plus en plus rectiligne, á mesure que les moyennes poi-lent sur un nombre plus considerable d'individus. Celle ligne représenle les varialions proporlionnelles de la lar- geur par rapporl á la longueur, c"est-á-dire a l'áge. Chez Terebratella ¡nttagonica, la ligne de vai-iation de la lon- gueur forme avec la ligne des abscisses un angle de 49"; et á une longueur de 30 mm., correspond une largeur moyenne de 26 mm. Construisanl avec ees deux données la ligne de varia- tion, on verra lout de suite, graphiquement (Echelle: 3 = 1), que la largeur moyenne d'un individu de 48 millimélres de long est égale á 42 mm. de large, que celle d'un individu de 21 mm. est égale á 18 millimélres, etc. C. Epaisseur total e En éludianl, par la mélhode graphique anlérieure, la varia- tion de l'épaisseur lolale che/. TerehraieUa patagónica, on oblient une ligne de variation inclinée sur rhorizontale de 65°; et á une longueur de 28 mm., correspond une epaisseur totale de 14 mil- limélres. A une longueur de 32 mm., correspondra done une epaisseur de 10 millimélres, etc. — 397 — Les ligues de variatioiis, iorsqu'on les établil bien cntcndu á l'aide de tres nombreux cléinents, représentent TévoluLion ge- nérale du lype spéci(K|ue moyen, de part el d'autre duquel oscülent les formes individuelles. Klles caraclérisenl ce lypo et sont par suite fort útiles a connaitre. On peut du reste, en ge- neral, les exprimer également sous forme de rapporl numérique ou de IVaction décimale permettant de calculer immédialement la largeur et Tépaisseur (|ui correspondent typiquemenl á une longueur donnée. II. Etude de la variabilité Pour bien connaitre une espéce, il ne sufHt pas d'en pré- ciser les dimensions moyennes á tous les ages de la vie indi- viduelle, il faut encoré en examiner les variations morphologi- ques. C'est ce que je vais exposer maintenant en peu de mots á propos de Tercbratclld patagoiüca. L,a planche I met d'abord en paralléle des formes i-enílées (mode: obesiis, fig. 45 a 48) et des formes a[)laties (mode: comprcssus, tig. 49 a 52). Le premier mode est plus commun que le second. Quant au contour de la fente produite par la reunión des deux valves, on voit qu"il peut étre indifféremment droit (fig. 56et57) ou sinueux (tig. 58 et 59). Lorsqu'on invoque ce caraclére dans les diagnoses des Brachiopodes, on devrait ne luí accorder bien souvent qu'une faiblo valeur. L"apopliyse intermédiaire, qui réunit les deux branches des- cendantes du support bracliial ainsi que le septum median, est, elle aussi, lantót droite (fig. 53 á 55), tantót sinueuse, tanlót un peu rubanée el le plus souvent cylindrique. En se basant seulement sur les caracteres de cette apophyse, on pourrait éla- blir ainsi á la rigueur qualre modes dislincls. La planche II nous montre Texistence de deux series ho- mogénes: mode élargi, tig. 1 á 12; et mode allongé, fig. 12 á 22. Les figures 25 et 26 prouvenl ensuite que le foramen peut présen- ler un diamétre relativement grand ou, au contraire, fort réduit, et cela chez des individus de méme taille. Le crochet du delti- dium peut étre tres saillant (mode: macrorhynchus, fig. 27 a 29), dépassant beaucoup dans ce cas le plan d'union des deux valves. Inversement, il peut étre pi'esque nul (mode: microrhynchiis, figu- res 30 a 32), ne dépassant plus ou dépassant ¿i peine le plan de la fente valvaire. Les figures 33 á 38 représentent des cas spéciaux d"asymé- trie. Les deux cotes de ees individus appartiennent l'un au — 398 — mode elongatus et Tauti'e au mode alaius et on trouve aussi souvent des individus dilates á gauche que des individus dilates a droite. A i:|uelles conditions peuvent correspondre les modes alatus et eloiigatiís-'! Seraient-ils dús exclusivement au sexe? Si c'est exact, il y aurait peut-etre ici, comine chez certains lépidop- téres, des cas d'hermaphi'odisme anormal affectant un seul cóté du corps et se traduisant á rextérieur par les formes sexuelles correspondantes. Ce n'est pas une hypothése que je présente, mais une question que je me pose et que Tétude des Brachiopodes vivanls pourra peut-étre élucider. Un de ees modes: alaius ou cloiu/atus, serait-il par hasard un retour á une foi'me ancestrale ou est-il dú simplement á une action directe du milieu extérieur? Les analyses minutieuses de la morphologie ne doivent servir qu'á poser des problémes au biologiste. Si on ne considérait que les coquilles, les formes inertes, les cadavres d'animaux, on pourrait étre un bon collectionneur; on ne serait jamáis un naturaliste, car Tétude de la nature est essentiellemenl Tétude de la vie. Les figures 41 et 42 monlrent que le contour inlerieur des valves peut étre arrondi; les figures 43 et 44, qu'il peut étre acuminé; les figui-es 39 et 40, qu'il peut aussi étre tronqué. L'examen du bord libre permet done d'établir les modes rotimda- lusj acuiniíiatits et truncatus. La petite vahe peut étre réguliérement bombee ou présenter une dépression céntrale et un sinus median. Dans ce dernier cas, la fente valvaire est également sinueuse. La croissance des valves chez les individus presque adulles peut étre réguiiére ou irréguliére et alors la valve qui s'est accrue le plus et (¡ui a recouvert le bord de la seconde peut étre indiñeremment la valve ventrale ou la valve dorsale. En resume et en ne tenant compte que de la variation nór- male des caracteres extéricurs iudópendants les uns des autres, on i)eut calculer que le nombre des pr¡nc¡|)ales varietés de Tercbratella patagónica s'éléve á un mínimum de 384. Les na- luralistes qui pourraient étre tentés de creer de nouvelles espéces patagoniennes de Brachiopodes feront peut-étre bien de réfléchir ¿i ce résultat. Musco de La Plata, r'aoút 1898. Rev. del Museo de La Plata — Tnmc IX. F. Lahille — BRACHIOPODES P[. I. TALLERES DHL MUSEO Terebratella palagonica (So ^'^' ■} — '1,05 '^'^ Is srandeur naturclle Rev. del Museo de La Plata — Toinc IX. F. LAHILLE — BRACHIOPODES — Pl. M l'ALLBKBS DÜL MUSbO Terebraíe/Ia patagónica (Sow.)— ''',,,;4 de la grandcur naiun QUELQUES OBSERVATIONS NOUVELLES INDIENS GUAYAQUIS DU PARAGUAY ROBERT LEHMANN-NITSCHE DOCTEUR ÉS-SCIENCES NATURELLES DOCTEUR EN MEDECINE CHARGÉ DE LA SECTION ANTHROPOLOGIQUE DU MUSÉE DE LA PLATA Nos connaissances sur les Guayaquis, cette tribu primitive de l'áge de la pierre du Paraguay, sont encoré si limitées quil me paraít d'une véritable utilité d'enregistrer exactement et de pubiier, au fur et a me- sure quelles se présentent, toutes les observations d'un intérét positif, aussi insignifiantes qu'elles paraissent. C'est pour donner suite á cette idee que je me decide á faire aujourd'hui une communication, qui, au fond, contient peu de chose, mais qui fournira cependant des renseigne- ments útiles á beaucoup de spécialistes. L 011 sait que c'est á Al. le vicomte de La llitte que revient le mé- rite d'avoir attiré 1 attention du monde savant sur les Guayaquis et leur culture primitive, que Ton ne connaissait jusqu'alors que par le nom, niéme rarement cité. La premiere publication de Al. de La Hitte a paru dans «La Nación», journal quotidien, de Buenos Aires (números des i 2 et I 3 février iSgS), et a éveillé un tel intérét en Europa méme qu'elle fut l'objet d'un extrait tres détaillé de M. Charles von den Steinen dans le «Globus» (vol. 67, p. 248-249). Sous les auspices du Alusée de La Plata, MAl. le docteur H. ten Kate et le vicomte Charles de La Hitte entreprennent un voyage au Paraguay et consacrent le mois de décembre 1896 et janvier 1897a des recherches sur cette mystérieuse tribu. Le voyage est suivi de différentes Commu- nications préliminaires du docteur ten Kate (voir par exemple «Zeitschrift der geographischen Gesellschaft in Amsterdam», du 3 i mai 1897, citée ft parle «Globus», volume72, numero i, 3 juillet 1897, p. 90. — Com- munication dans «Tijdschrift van het Ron . Nederlandsch Aardrijkskundig Genootschap», Leiden, 1897; etc.), et d'un rapport détaillé qui parut I — 400 — vers le milieu de 1897 O. C'est ce rapport qui constitue la base de nos connaissances sur les Guayaquis. Des analyses de ce rapport om été publiées dans différentcs revues scientiliques. Je ne veux relever ici que le travail du docteur P. Ehrenreich, publié dans le «Globiis» (vol. yS, pages 73-78, numero 5, du 29 janvier 1898). Le célebre explorateur du Brésil, qui est á la fois un anthropologiste éminent et l'un des connais- seurs les plus autorisés de 1 Amérique du Sud, ne se contente pas de donner une simple analjse du rapport de MAl. ten Rate et de La Hitte; il le complete au point de vue bibliographique, émet son opinión per- sonnelle sur différents points et formule une hypothese sur la position ethnographique de nos Guayaquis, J'aimerais. pour ma part, y ajouter quelques petites additions et corrections. Les deux cránes des Guayaquis étudiés par mon savant coliégue. le docteur ten Rate, ont été mesures d'aprés la méthode de Broca. Les me- sures craniologiques, d'apres les indications de la convention de Franc- fort f Frankfurter Verslándigung) deviennent si genérales qu"il est de toute importance de mettre en relation les résultats obtenus par ees deu.x méthodes. La comparaison de ees résultats parait impossible au premier moment. Les difficultés sont cependant plutót apparentes que réelles. Dans la supposition qu'il soit attribué á une méthode essentiellement mé- trique l'importance que lui donne encoré aujourdliLii la plupart des an- thropologistes — un point de vue duquel je suis revenu presque comple- tement (') — 1 on arrive a comparer les mesures obtenues par ees deux méthodes, ajoutant aux mesures données, suivant l'école franijaise. la hauteur sus-auriculaire, les hauteurs du visage et peut-étre l'angle du profil, qui sont á prendre d'aprés les indications de l'école allemande. On a alors tous les éléments pour pouvoir comparer les Índices. On sait que la hauteur sus-auriculaire (projection entre le bord su- périeur du méat auriculaire externe et le point le plus elevé du cráne) est aussi prise sur le vivant par les anthropologistes franc^ais '); elle pourrait, vu son importance, entrer sans inconvénicnts dans les tableaux des mesures craniométriques de l'école franijaise. Quant aux hauteurs du visage, il en est autrement. Elles sont prises, par l'école frangaise, de l'ophryon qui souvent ne peut étre determiné avec precisión, quoiqu'il donne, je lavoue. une limite naturelle du visage, tandis que l'école allemande rapporte ees mémes mesures au nasion. La ditférence entre (') CiiARUEs DE La IlirrE et Dr, 11. ten Kate : Notes ethnographiques sur les Iiuiieiis Guayaquis Ql Descriptiiin de leurs camcléres physiques. <^.\nalcs Jcl Museo de La Plata», An- thropologie II. La Plata, 1897. () RouERT Leh.mann- NiTscuE : Antropología y craneologia. Contorcncia dada en la sección anlropológica del primer Congreso Científico Latino-Americano (Buenos Aires, 10-20 de Abril de 1898). «Revista del Musco de La Plata», tomo IX, pág. 121 y siguientes. { ) Voir, por exemple, la dernicre publication de M. le protesscur Manouvbier: Aperen de eéphalométrie anthropologique . « L'Intermcdiaire des Hiologistcs» , París, 1'" annéc, i 807 98, números 21 et 22 du 5 et 20 Scptembre 1898. — 401 — l'un ct l'autre point n'entre pas dans les tableaux craniométriqíies, la lonjíueur naso-alvéolaire n'étant pas toujours indiquée dans la litlérature frani^aise, de sorte qu'il devient impossible de relationner par le calcul les resultáis obtenus par Tune olí raiitre méthode. On ne peut remédier a cet inconvénient qu'en faisant entrer dans les tableaux craniométriques de l'école franijaise les hauteurs du \isage obtenues suivant la méthode allemande. A cela on pourrait ajouter, a mon avis, l'angle du prolil mesuré au moyen de l'appareil du professeur Ranke. — C'est ainsi que l"on arriverait á pouvoir comparer directement entre eux toutes les me- sures et les Índices obtenus par l'une ou Tautre méthode. La «hauteur» du cráne mesurée d'aprcs les indications de la convention de F"rancfort ( basion au plus haut point du cráne en projection, le cráne étant orienté dans le plan horizontal de Francfort) difiere si peu de la «hauteur» ( basilo-bregmatique) des anthropologistes francjais, laquelle est indiquée dans le tableau craniométrique allemand sous le nom de «hauteur auxi- liaire», que 1 on peut les confondre sans s'exposer á des erreurs notables. L'indice céphalique se determine par les anthropologistes francjais en faisant entrer dans les calculs la plus grande longueur absolue prise sur le cráne ou sur le vivant. D'aprés les indications de la convention de Francfort, les anthropologistes allemands prennent sur le cráne la plus grande longueur en projection horizontale et la plus grande lon- gueur absolue; sur le vivant, ils ne prennent que la premiére de ees mesures, lis établissent, en conséquence, 1 Índice céphalique du cráne en introduisant dans les calculs soit l'une soit l'autre de ees mesures, ou bien toutes les deux indépendamment O. Dans les travaux récents, l'in- dice céphalique est calculé sur la base de la plus grande longueur absolue. Pour se rendre compte de la ditl'érence dans les résultats, suivant que 1 on introduit pour le calcul de l'indice céphalique du vivant la plus grande longueur absolue, ou la plus grande longueur en projection ho- rizontale, M. Ammon a procede á des mesures sur prés de trois mil cons- crits(^). 11 resulte de ses recherches que la différence moyenne n'excéde pas 1,5: c'est á diré qu'elle est insignifiante sur le vivant. En est-il de méme sur le cráne? Les différences seraient probablement un peu plus grandes, surtout dans certains cas spéciaux, comme la serie de cránes d'Australiens publiée récemment par Al. Rrauseí), par exemple. Ce- (*) Kollmann: Ueber die Be^iehungen der Vererbung ^ur Bildung der ^íenschenrassen, «Corrcspondenzblatt der Dcutschcn .\nthropoIogischen Gescllschafi» , numero ii, novembre i8o8, p. ii6 a 121, spccialcment p. 121. {"") ÜTTO .-Vmmon: Ueber die Wechselbe^iehung des Kopf índex iiach deutscher und fran- i^üsischer Messung. «Centralblatt für Anlhropologic, Etlinologic und l'rgeschichlc», public par liuschan, iT année, livraison i, 1897, p. i á 6. — Dijfcren^a ira Vindice cefálico calcolato se- cando Broca e quelto secondo Ihering. <í Archivío per i 'Antropología e la Ktnologia», XX\'I, i 8<)0, p. 295 a 3oo. (■') WiLiiEi.M Krause: Australische Schddel. «Verhandlungcn der Ecrlincr Gcsclischalt tur Anthropologie, Elhnologie und Urgeschichte» , 1897, p. 5o8á 558, — 402 — pend¿>nt Ion peut diré que ees différences ne sont jamáis que de peu d'importance. Ces considérations que j établis, comme je le dis plus haut dans la supposition qu 11 soit attribué á la méthode métrique riinportance que lui donne encoré aujourd'hui la plupart des anthropologistes, m'ont amené á examiner les deux cránes des Guayaquis étudiés par Al. ten Kate. Leur appliquant les indications de la convention de Francfort, j'ai obtenu, pour le premier de ces cránes (sexe indéterminé), les mesures qui suivent: hauteur naso-alvéolaire íObergesichtshohe). 74 mm.: hau- teur sus-auriculaire (Ohrhóhe). 118 mm.: antjle du prolll. au moyen de l'appareil de Ranke, 80 degrés. Le cráne de la pauvre vieille femme assassinée m'a fourni ces mesures: hauteur sus-auriculaire, i23 mm.; hauteur du visage (naso-mentonniére), 92 mm. plus cu moins; la hau- teur naso-alvéolaire et langle du profil sont indeterminables. Les anthropogistes, qui défendent les principes de la craniométrie, peuvent ainsi calculer les Índices et faire sui\re les déductions corres- pondantes. Pour eux, suivant la nomenclature de la convention de Francfort, le premier de ces cránes est brachycéphale (Índice 81,1; modifié d'aprés Ammon, 81,6); hypsicéphale (Índice vertical 78,9, calculé d'aprés la «hauteur auxiliaire»): mésorrhinien (Índice 48,9); hypsikonche (Índice 102,6); leptostaphylin (índice 60,0 ) ; l'índice du foramen occipital est 76,5; Tindice facial supérieur ( Voc/;¿'/-e/7e«-0¿'e/'- gesichtshóhenindex) , d'aprés Broca, 67,9, suivant les indications de Francfort, 5G.i. On voit que la face supérieure est leptoprosope ou plutót, d'aprés M. Weíssenberg ('), entre la chamoeoprosopie et leptopro- sopie. L'indice passe 5 5, o. Le cráne est, en outre, prognathe. Le cráne de la vieille femme est brachycéphale (Índice 81, 5; mo- difié d'aprés Ammon, 82,0); hypsicéphale (índice vertical 77,5, cal- culé d aprés la «hauteur auxiliaire»); platvrrhiníen (índice 5 3,3j; hypsikonche (índice 94,4); leptostaphylin (índice 61,2). L'índice du trou occipital est 81,9; 1 índice facial total, d'aprés Broca, 95,2 (doli- chofacial); d'aprés la convention de Francfort plus ou moins 73.0 (cha- mceo-prosope ; d'aprés Weíssenberg ultra-chamoeo-prosope). Pour compléter ces données ostéométriques, j'ajouteraí que les indi- cations qui figurent dans le travail du docteur ten Rate, relatíves aux dia- métres antéro- postérieur et transversal, au-dessous du petít trochanter du fémur, ont évidemment soulfert une erreur d'ímpressíon. J'ai obtenu les chilfres suivants: Diamétrc antéro-poslérieur au-dessous du petit trochanter » transversal » » » DROIT GAL-CHE 18 18 27 = 7.5 ( ) Du. S. Weíssenberg: Veber die verschicdencn Geskhtsmaasse und Geskhtsindkes, ihre Eintheilting und Brauchbarkeit. «Zeitschrift für Ethnologie», 1897, p. 41 á 58. — 403 — II en resulte, poiir le fémur droit dii squelette de la vieille femme, l'indice mériquc 66,7 et pour le gauche G5,5 O. Pour en revenir á nos Guayaquis mémes, sans toutefois pouvoir signaler des observations plus precises, des rumeurs se sont cependant fait cours au Paraguay, et sont arrivées aussi á la presse de ce pays, antérieurement á la publication de l'article de M. de La Hitte dans «La Nación» du i 2 et 1 3 février 1895. Par lá, il ne faudrait pas croire que la publication de M. de La Hitte perd de son mérite; les notices de la presse du Paraguay, dont je veux parler. ne reposent que sur des obser- vations directes de peu d importance et bien que le journal qui les a publiées paraisse en langue allemande, il ne sort pas des limites du con- tinent. Ces notices viennent confirmer les indications de M. de La Hitte sur diíTérents points et les complétent sur dautres. A ce propos, elles revétent certainement de l'intérét. Leur valeur augmente encoré si Ton tient compte du fait que leurs auteurs nont pas eu de relations avec M. de La Hitte et que les articles en question ont une origine absolu- ment indépendante. Ces notices constituent deux articles de la « Paraguay-Rundschau », revue qui parait á l'Assomption (capitale du Paraguay). Le premier de ces arricies porte le titre «Les Guayaquis» («Die Guayaquis») et est signé B. Sch. qui veut diré Baldomcro Schulz. II a paru dans le numero 12, du 20 décembre 1S94. L'auteur indique comme zone de distribution des Guayaquis les immenses foréts qui s étendent á Test des districts de Villa Encarnación, Villa Rica, Ajos, Carayaó, Union et San Joa- quin jusqu'au Haut-Parana. II dit ensuite qu'il est absolument impos- sible d'afíirmer si cette peuplade comprend une seule ou plusieurs tri- bus. On ne connaít pas non plus le nombre de ces sauvages; et l'auteur insiste tout particuliérement sur leur caractére farouche; ils fuient méme les Cainguas au.x simples Índices de leur approche. La précipitation, dans ces cas. est telle que Ion rencontre fréquemment, dans les campe- ments de ces sauvages, des instruments et ustensiles ainsi que des armes abandonnés par eux. II est, par contre, excessivement rare d'arriver á les surprendre á la vue. « Moi méme», dit M. Schulz, «j'ai eu le bon- heur de voir une seule fois un de ces individus fugitifs. Dans une ope- ration d'arpentage, pratiquant une trouée dans le bois, au pied des mon- tagnes de Villa Rica, mon equipe se reposait á Iheure de midi, et moi. je m'avance pour reconnaitre un curieux affleurement de roches, quand, soudain. j'aperi^ois á une distance d'environ soixante métres une figure sombre descendre d'un arbre: en un instant, elle disparut dans la pro- ( ) J'ai dcjá indique cetlc corrcction dans une analyse du travail du docteur ten Katc, «Archiv für Anthropologie, XXV, 4, i8g8, p. 486 á 488. — «Centralblatt tur Anthropologie», etc., public par Buschan, IlT anace, livraison 3, 1898, p. 240 3242. — 404 — fondeur de la forét. Je n'avais eu le temps que de reconnaítre un Indien nu. La rapidité, avec laquelle il s'était derobé á mes regards, me laissait p resq u e co n fo n d u . » «Pour donner une idee de Textraordinaire agilité de ees sauvages», continué M. Schulz, «je veux faire mention ici du témoignage d'un homme ágé déjá, de Carayao, duquel je n'ai pas de motif de mettre la véracité en doute. Jeune homme encoré, me dit-il, jetáis en service dans une ferme de la contrée. Un jour, avec plusieurs camarades, nous étions occupés de rassembler les troupeaux, quand nous apercevions, á un moment donné et á quelque distance, un groupe de Guayaquis se précipiter d'un bosquet isolé dans ees parages en direction á une forét. Comme le fermier, pour des motifs sur lesquels je reviendrai, avait cette tribu en horreur. nous n'avions certes rien de plus pressé que de nous lancer á leur poursuite. Les sauvages arrivérent á la forét bien avant que nous les atteignions. Un seul d'entre eux n'avait pu suivre; mais, malgré la distance encoré assez grande qu'il devait parcourir á pied pour gagner la forét, ni nous, qui étions bien montes, ni les chiens qui nous accompagnaient, n'aurions réussi á atteindre ce sauvage, qui, certainement aussi, aurait échappé si 1 un de mes camarades n'eut eu la présence d'esprit d'employer les boleadoras , au moyen desquelles le Guayaqui fut renversé sur le sol et put ainsi étre fait prisonnier. Ce sauvage, d'aprés ce témoin, était de taille moyenne, d'un naturel ro- baste et complétement nu. Cette personne n'a pas pu me donner d'autres détails; et, sur la destination de cet individu, il ajoutait que le proprie- taire de la ferme l'avait emmené á l'Assomption, et qu il n'en avait jamáis eu de nouvelles plus tard.» Le degré de culture des Guayaquis est des plus primitifs; ils se nourrissent des produits de la chasse et du miel sylvestre. Les pointes de fleche, d'aprés l'article cité, sont faites du bois ex- cessivement dur du Yhira-pepi. Les haches de pierre, parait-il. sont encoré emmanchées d'une autre fai^on, que celle que décrit M.de La Hitte, car M. Schulz nous dit: «Pour obtenir le miel, ils emploient des haches d une roche noirátre, bien polies, et dont le manche est renforcé au moyen de cordages faits de libres de Caraguatá, imbibés de cire. Ces haches ne présentent na- turellement pas un tranchant vif, et leur eftet est plutót celui d'un marteau, au moyen duquel les arbres sont manteles aux endroits conve- nables, jusqu'i'i ce que le bois se souléve sous forme de fibres que Ton separe alors avec facilité. J ai souvent eu roccasionv>, ajoute Al. Schulz, «d'examiner des arbres qui présentaient des ouvertures de ce genre.» Les dommages que les Guayaquis occasionnent parmi les troupeaux et principalement parmi les chevaux expliquent l'acharnement des colons á poursuivre ces sauvages. «Dans l'une cu l'autre región des districts de Ajos, Carayao et Union», dit le méme article, «ils deviennent de temps — 405 — á autre un véritable fléau. II ne se passe pas de mois qui ne soit signalé par le sacriflce de 1 une ou l'autre tete de bétail. Lors de mon séjour á Ajos, l'année derniére, ils tuérent coup sur coup, au moyen de leurs fleches, cinq chevaux, parmi lesquels se trouvait un magnifique cheval á poil blanc, du chef de pólice de cette región. II y a quelques semaines, on a signalé de nouveau aussi l'exécution de cinq tetes d'animaux de l'espéce bovine, de la ferme du Rosarito (Département de rUnion), des- quels deux tetes seulement ont pu etre sauvées. Des bouvillons tués. ils n enlex'érent que le train postérieur: cette partie leur présente proba- blement. á l'aide de leurs Instruments tranchants si peu perfectionnés, moins de difficulté á ctre séparée.» Cette poursuite aux sauvages, gráce á l'épaisseur des foréts, reste généralement sans résultats, ce qui est d'autant plus réjouissant pour les ethnographes. — L autre article a paru dans le numero 23, du 7 mai 189 5, du méme journal («Paraguay-Rundschau»). II est intitulé: «Une contribu- tion pour la caractéristique des Guayaquis» («Ein Beitrag ^iir Charak- teristik der Guayaquis») et est signé s qui veut diré H.Mangels. II ne contient rien d utilisable. Dans une communication particuliére que j'ai rei;ue de M.Mangels méme, i! retire son aflírmation relative á la taille de ees sauvages, qu'il avait consideres comme des nains. A part cela, l'article ne contient que la description détaillée d une aventure de voyage : Tarticuliste et ses compagnons ont avancé á travers les fourrés d'une forét; et, quand ils songérent au retour, revenant sur leur pas, la forét était incendiée; le méfait est tout naturellement attribué aux Guayaquis, bien quaucun des participants n'aient réussi á en apercevoir. M. Mangels lui-méme ~n'a, en outre, jamáis vu de Guyaquis. C'est á l'extréme bienveillance de M. le docteur Endlich, de Leipzig, qui, aprés un long séjour au Paraguay, et lors de sa visite au Musée de La Plata, sur son retour en Europe, que je dois de pouvoir présenter ici quelques observations propres, ainsi que les belles photographies d'une enfant guayaquie. Le docteur Endlich me conta á ce sujet ce qui suit: Sur la route de Carayao á Union, se trouve la ferme San Miguel. Un jour de février ou de mars 1898, l'administrateur de la ferme voit une colonne de fumée s'élever dans la forét. II se dirige sur les líeux et découvre une femme avec deux enfants. Sans provocation aucune, et suivant 1 habitude au Paraguay des gens qui se disent civilisés de tuer les Guayaquis oú on les rencontre, il blesse la femme qui se met cepen- dant en fuite et échappe. L'un des deux enfants, garqon ágé d'environ huit ans, tombe mort. M. Endlich est parvenú á en obtenir le cráne et des restes du sque- lette qu il destine au Musée Ethnographique de Leipzig, de méme — 406 — qu'une quantitd d'autres objets des Guayaquis collectionnés au Pa- raguay. L'autre des deux enfants, une fillette de quatre á cinq ans, est emmenée á San Bernardino oú on léléve. On l'appelle, en cet endroit, OLÍ elle experimenta les premiers bienfaits de la civilisation chrétienne, du nom de «Miguela». M. le docteur Endlich en prit, approximativement deux mois plus tard, trois photographies que je reproduis dans la planche ci-contre. Sur les deux premieres photographies, l'enfant nue est vue de face et de cóté. Elle a autour du cou un coUier fait de dents perforées, identique á ceux qui sont representes par M. de La Hitte (1. c, pl. IIl, 5, 8, lo). M. le docteur Endlich m assure que ees coUiers sont faits de dents de singes, et que c'était 1 unique ornement que Miguela portait au moment de sa capture. Sur la troisiéme photograpliie. l'enfant est représentée sans le collier. Miguela est corpulente: le bas-ventre est proéminent et les genoux quelque peu tournés en dedans. La physionomie laisse une impression de bonne humeur et de confiance, mélée d'une certaine inquiétude de ce qui va lui passer pendant la photographie. Le corps présente, en outre, les proportions enfantines. La tete est grosse, arrondie, élevée, le front vertical, bien développé et sans déformations : les cheveux apparemment abondants; le visage rond et plein, bien visible dans la figure 3 de la planche. Le berceau-corbeille fut aussi recueilli dans cette triste sccne, et Miguela y prit place immédiatement, comme elle en avait l'habitude. La photographie nous indique, par conséquent, le mode en usage chez les Guayaquis pour le transpon des enfants (avec cette différence que le porteur dans ce cas n'est pas un naturel). Une pareille corbeille se trouve aussi représentée par M. de La Hitte (1. c, pl. IV, 6). Le visage, comme je viens de le diré, se préte bien á l'étude. II est rond et plein ; le front haut: les ares sourciliers assez forts: les yeux brides, plus ou moins en forme de boutonniére et apparemment hori- zontaux. Plis mongoloide tres fort. Distance entre le sommet de 1 angle interne des orbites assez grande. Racine du nez surbaissée, faisant saillie seulement vers la partie médiane de la región qui separe les orbites. Le nez méme forme une proéminence peu élevée á la surface du visage, et s'élargit á la base. Lévres fortes; oreille «nórmale», bien développée; lobules ne faisant pas défaut, mais ils sont sessiles; hélix bien rabattu dans tout son pourtour; le noeud de Darwin fait apparemment défaut. Le prognathisme ne se reconnaít pas facilement. — II est juste de faire remarquer que les caracteres typiques, enumeres ici, ont été releves aussi par le docteur ten Kate. Voici ce qu'il dit de la physionomie du Guayaqui, photographie par le vicomte de La Hitte, en 1894 (l.c, p. 34): «Tarcade sourciliére fortement développée, la — 407 — dépression de la racine du nez epaté, le progtiathisme maxillo-buccal assez prononcé....; le nez parait étre légérement concave et le mentón,- toLit en étant un peu fuyant, fortement développé.» Chez Mauricio Posdeley, il releve entre autre ce qui suit: « l'aspect general décidément mongolo'íde.... ; les yeux brides; le nez en profil lé- gérement convexe; la lévre supérieure un peu renversée en dehors, allant de pair avec un certain degré de prognathisme. Les lobules de 1 oreille sessiles. » Chez Antonio Arzamendi entre autre «les lévres plutót grosses que fines. Nez concave en profil. Yeux brides....; lobule de Toreille sessile.» Chez Damiana: «le nez est un peu retroussé; le lobule de l'oreille sessile des deux cotes. La lévre supérieure renversée en arriére.» Tous ees caracteres se trouvent plus on moins également accentués chez Miguela, et sont, du reste, aussi en harmonie avec la description que nous présente des Guayaquis un observateur aussi experimenté que le docteur ten Kate. La grande «uniformité» des types attira particuliére- ment son attention. Je ne puis toutefois pas partager sa maniere de pen- ser relativement au type mongolo'íde. A mon a\is, comme je l'ai exprimé du reste déjáC), ce genre d'«isomorphie» ne nous fournit encoré aucun point d'appui en faveur de 1 hypothése d'une affinité de sang entre les tribus chez lesquelles on l'observe. M. le docteur Endlich a obtenu, en outre, aussi quelques renseigne- ments relatifs au langage de la petite Miguela. Le sucre n"était pas de son goút aux premiers moments ; elle le refusait par le mot «oté». En examinant un cuir de serpent, elle pronon<;ait le mot «membó». Elle désignait un cuir de grenouille ou de crapaud bourré de sable par le mot «avalevoté» ; une hache (la hache de pierrej, « iiyiipaíy » ; la courge, «guacú»: et l'ceuf, «piya». II est évident que le mot «ai'alei'oíc» con- tient aussi le mot «ole» prononcé dans les mémes moments oú elle re- fusait de prendre le sucre. 11 n est pas douteux que «oté» est un terme exprimant la répugnance. Aussi peu certains que puissent paraítre ees mots encoré inconnus, j'ai cependant été agréablement surpris de rencontrer, parmi la liste don- née par M. Charles de La Hitte, le mot «membó» pour serpent, bien qu"il ne soit pas presenté comme verifié par le cacique des Cainguas. Ce mot que Ton connaít maintenant de sources absolument indépen- dantes peut, á mon avis. étre consideré comme un mot guayaqui authen- tique. Cela nous permet aussi d'accorder aux mots marqués d'un astéris- que('), dans la liste de AL de La Hitte, un plus haut degré d'authenticilé; mais, d'un autre cóté, les Communications fantaisistes d'un savant ge- neral (") sont toutefois bien loin d"étre justifiées. (^) Antropología y Craneolog'ia, I. c, p. i35, etc. ("') F. Laiiille; Guayaquis y Anamiías. «Rev. del Museo de La Plata», tomo ^"1II, p. 453 y siguientes. — 4(t8 - Le docteur P. Ehrenreich (I. c.) entre dans une discussion sur le mot kii (le mot prononcé par l'Indien yuayaqui. suivant ¡VI. Charles de La Hitte, lorsqu'il ki¡ presenta sa photographie pour lexaminer), et en fait découler rh3'pothcse que les Guayaquis représentent une tribu des Ges, qu il cherche aussi á démontrer. M. le professeur Brinton, dans une publication récente O, s'abstient de se prononcer sur cette hypothése. Malheureusement je n ai pu rencontrer, dans aucun des vocabulaires publiés par von Martius. von den Steinen et Ehrenreich des dilTérentes tribus des Ges, un mot ressemblant á membó, mot guayaqui authentique; je n V ai pas trouvé non plus le mot oté. L on se trouve, par conséquent aussi au point de vue du langage, en présence d'une énigme. II est possible que Ton arrive prochainement á une solution, au retour de M. Boggiani, qui se trouve actuellement, dit-on, au Paraguay, occupé á des recherches. L'occasion de pratiquer des observations sur des enfants guayaquis, á en juger par les notices qui sont arrivées á la publicité, se présente assez facilement. Un enfant, qui n'a pas encoré été examiné, se trouve, d'aprés la communication que m'a faite le docteur Endlich, á dix minutes du village de Carayao, oú il est elevé dans la maison d'un Paraguayen. Cet enfant est ágé de huit ans environ, et parle naturellement le guaraní. II fut capturé avec un Guayaqui adulte qui rec^ut un projectile aux fesses. L a- dulte ne pouvait se faire comprendre des Guaranis que par des gestes. II finit, du reste, par prendre la clef des champs. Les objets ethnologiques s obtiennent aussi, au Paraguay, avec assez de facilité. On les rencontre déjá dans I'une ou lautre collection en Eu- rope. Le docteur Endlich fit don de sa collection au Musée Ethnologique de Leipzig, comme je le dis plus haut. La collection d'une école de Trier (Allemagne) s est enrichie aussi, comme on me l'assure, d une donation de M. Charles Reverchon, de Villa Encarnación, consistan! en une belle suite d'objets guayaquis. La collection la plus importante se trouve cependant toujours encoré au Musée de La Plata. Des figures typiques de races, dans la littérature anthropologique, sont si rares, et elles ont une si grande importance, que les matériaux que je communique, bien qu'ils ne se signalent pas précisément par leur ri- chesse, justifient cependant cette publication. Je me fais un devoir d a- dresser, en terminant, mes plus sinceres remercímenls á M. le docteur Endlich pour son aimable bienveillance. Muscc de La Plata, 3i janvicr iSgg. (') Brinton: Thclinguistic Cartography oftlie Chaco Región^ rcpnntQd,'No\'embQr ij, 189S froni aProccedings of the Amor. Philos. Socicly», vol. XXXVU, p. 10. D Cr < < O yj z a 3 z EL MAMÍFERO MISTERIOSO DE LA PATAGONL\ « GR YPOTHERIUM DOMESTICUM» POR RODOLFO HAUTHAL, SANTIAGO ROTH Y ROBERT LEHMANN-NITSCHE CON CINCO L A AI I N A S Tomo IX 37 Reseüa fle los lifcjos eii las caveraas de Ultiuia Esprauza (PATAGONIA austral) POR RODOLKO HAUTHAIv ESCARGADO DE LA SECCUÍN GEOLÓGICA DEL MUSEO DE LA PLATA Hace más ó menos un año que algunos diarios y periódicos científicos O publicaron noticias referentes á la existencia de un gran cuadrúpedo misterioso, desconocido hasta ahora, que aún debe vivir en la Patagonia. Todas estas conjeturas se fundan en los hechos siguientes: En el mes de Enero de 1895, ios señores capitán Ebei-hard, estanciero de Shemenaiken, cerca de Gallegos; Greenshild, también estanciero, de Camarones (Chubut); von Heinz, que ejerce el mismo oficio en el Río Turbio superior; comandante José A. Martín; ingeniero Luis A. Alvarez y algunos otros caballeros, haciendo una excursión por los alrededores de Puerto Consuelo, en el seno de Ultima Esperanza, encontraron una caverna grande á unos seis kilómetros al nordeste del mencionado puerto. En una pequeña loma, situada en la parte anterior de esa caverna, hallaron un pedazo de cuero que llamó mucho la aten- ción de dichos señores. Su largo era de lm.50 por 70 á 80 cm. de ancho. Le faltaba la cabeza y las extremidades; al parecer cortadas artificialmente. Su espesor era de 10 á 15 mm.; estaba cubierto de pelos rubios, gruesos, de 3 á 5 cm. de largo, y en su interior tenía incrustados muchos huesitos del tamaño y de la forma más ó menos de un ¡¡oroto. (')Ameghino: Premiére tiotice sur le Neomylodon Listai, un représenlant rivanl des anciens Edeníés Gravir/racles fossiles de l'Argenline. La Plata, 1898. Véase «Natural Science», 1898, n» 80, p. 288; no 81, p. 324. — «Natura», 1898, vol. 58, p. 5i7. — «Naturwissensch. Rundschau», XIII, 1898, n» 52, etc. — 412 — El doctor OUo Nordenskjrtid, que vinjó por aquella región en el año 1896, visitó también esa caverna y halló otro pedazo de cuero, una uña y algunas pelotas formadas por pelos; todo lo que llevó á Eslocolmo. En la publicación intitulada «Svenska Expeditionen till Ma- gellanslünderna)), 1895-1897, t. II, núm. 7, pág. 149-169, el doctor Einar Lünnberg hace una descripción de esos pedazos fotogra- fiados en las láminas XII, XIII y XIV de la misma obra. Menciono aquí el hecho sorprendente de la reproducción, que hace el señor Basaldúa de las figuras de la misma lámina XII, en el número 32 de «Caras y Caretas», sin citar para nada la obra de donde las reprodujo: y, refiriéndose al pedazo de cuero, dice que ha sido enviado á Londres por el señor Florentino Ameghino. Lo que llama más la atención, es cómo ha podido proporcionarse la obra de Lünnberg. En el mes de Noviembre de 1897, el doctor F. P. Moreno, director del Museo de La Plata; el doctor Racowitza, zoólogo de la expedición de la «Bélgica»; el ingeniero señor Luis A. Alva- rez y el que esto escribe, visitamos esa región y pudimos ver todavía, en la estancia del señor Eberhard, un pedazo de ese fa- moso cuero que el doctor Moreno trajo á La Plata, llevándolo después á Londres, y sobre el cual dio una conferencia en colaboración del señor A. Smilh-Woodward, en la Sociedad Zoológica C). En el mes de Abril de 1899, regresando de una exploración á la Cordillera, al poniente del Lago Argentino, con el objeto de hacer estudios puramente geológicos, me enconti'é en Puerto Consuelo con los señores doctores E. Nordenskjóld y Borge, de Estocolmo. El primero de estos señores había efectuado excavaciones en la cueva mencionada, con buen resultado. Me mostró mu- chas mandíbulas, dientes, uñas, huesos, etc., etc., encontrados en una capa de estiércol que cubre parte del suelo de la caverna. Encontró también algunos pedacitos de conchas, una lezna y al- gunos residuos de j)iedra pez que usaban los indios para fabri- car sus flechas; hecho de gi'an importancia, porque prueba que el hombre vivió allí en la misma época en que existían los ani- males, cuyos restos se encuentran en aquella capa de estiércol. El conocimiento de estos hallazgos me determinó á no vol- ver directamente á Gallegos (como eran mis instrucciones) para dedicar algunos días á excavaciones en la caverna. O Proceedimjs of Ihe Zoological Sociely of London, 1899, Part I, p. 144-156. — 413 — FÁ lunes 24 de Abril por la tarde, comencé el trabajo con cuatro peones y lo terminé el sábado 29 de Abril, abandonando en seguida la caverna. Debo advertir aquí que mis trabajos se limitaron á ligeras excavaciones por carecer de tiempo, de útiles y del número su- ficiente de peones para hacer una exploración sistemática de toda la caverna. Como ya dije más arriba, la caverna está situada á unos seis kilómetros de Puei'to Consuelo, en la falda sud de un cerro de 600 metros de altura. La elevación de la cueva sobre el ni- vel del mar es de 200 metros, según mis cálculos. La parle inferior del cerro se compone de arenisca amarilla, gruesa; encima de ésta sigue un conglomerado (parecido á la molasa) que llega hasta la cumbre. El material de ese conglomerado está constituido, en su ma- yor parte, por rodados de cuarcita y algunos aislados de granito. El sedimiento es muy silíceo, siendo, por consiguiente, muy duro el conglomerado. En este último, hay algunas capas muy delgadas de arenisca amarilla bastante fina, con impresiones de plantas muy mal conservadas. Creo que este conglomerado ha tenido origen en la época terciaria superior; lo he observado también más al norte entre el Cerro Toro y el Cerro Payne, y lo considero como una for- mación local que no se debe confundir, de ninguna manera, con los rodados tehuelches que se encuentran á unos veinti- cinco kilómetros más hacia el naciente. La posición de la arenisca y del conglomerado no es ya la horizontal como en su origen; estos están plegados en forma de una bóveda grande con eje de norte á sud. El declive es muy desigual: al oeste, muy pronunciado; mientras que hacia el este, la inclinación es muy suave. La altura de la caverna, á la entrada misma, es de unos treinta metros; un poco más al interior, el techo se eleva a diez metros, para luego bajar progresivamente hacia atrás. El largo de la caverna es de 170 metros aproximadamente por 80 de ancho; la dirección es nordeste. Del techo penden grandes y gruesas estalactitas. La vista de la lámina I, figura 1, tomada hacia el poniente desde el interior de la caverna grande reproduce el Canal Ul- tima Esperanza, á cuya orilla occidental se levanta un cordón de la Cordillera. La figura 2 de la misma lámina representa el interior de la caverna, cuya descripción sigue. — 414 — En la parte anterior y á la derecha, se levanta una lomita de quince metros, compuesta por grandes ti'ozos de rocas caídos del techo. Estos enormes peñascos presentan aherturas y cue- vitas que permiten la entrada de un hombre arrastrándose. Detrás de la lomita, á unos cincuenta metros más al inte- rior, existe un montón de escombros en forma de terraplén, que alcanza á ambos lados de la caverna, dividiéndola en dos partes. Su formación es debida también á un derrumbe del te- cho, si bien mucho más posterior á los que dieron lugar ;'t la formación de la lomita, según se ve por la descomposición de los trozos que lo forman. El espacio comprendido entre la lo- mita y el terraplén es llano. El suelo, en la parte anterior, está cubierto por una capa de tierra (resultado de la descomposición de la arenisca), por pie- dras (los rodados del conglomerado), mezcladas con pedacitos de ramas, leña y hojas secas de los árboles que forman un bosque delante de la caverna. En esta capa, encontré algunas conchas rotas de Mijtilus chorus y algunos huesos fragmentados de guanacos y ciervos. Más al interior, en el espacio que media entre la lomita y el terraplén que divide la caverna, la capa superior es más delgada, apenas alcanza á unos treinta centímetros, aumentando su espe- sor al pié de la loma, donde llega hasta un metro. Su material es muy grueso, por la gran cantidad de rodados que contiene. Debajo de esta capa, sigue otra de estiércol de 1 m. 20 de espesor en general. Es la única que encontramos de esta cons- titución en el lugar que examinamos; lo (|ue indica, á mi jui- cio, que ha habido allí una especie de chiquero ó establo, donde quizás, durante siglos, se encerraron animales. El estiércol está muy pisoteado; en partes completamente pulverizado y muy seco; de manera (jue, escarbándolo, se le- vanta una nube densa de polvo muy Hno que molesta mucho á los trabajadores. Sin embargo, entre los escombros que han caído del techo, en la misma capa de estiércol, hay bostas ó trozos grandes y compactos de materia fecal (lám. 1\", fig. 5, O y 7). El olor que despide esta capa, se asemeja mucho al ca- racterístico del peludo (Dasypus villosus). Debajo de uno de esos bloques que se hallan en el estiércol, encontré otro pedazo grande de cuero (lám. IV, fig. 1), á un metro de profundidad, que tenía un metro de largo por noventa y tres centímetros de ancho. La posición del cuero era con los pelos hacia arriba, doblado y cortado artificialmente; debajo del mismo sigue la capa de — 415 — estiércol sin encontrarse ningún hueso, lo que prueba que el cuero estaba yo sacado del animal cuando cayeron los escom- bros: por encima sigue también el estiércol en una capa de un metro de espesor. Ksta es la capa que contiene los restos de muchos y dis- tintos animales: mandíbulas, dientes, uñas, huesos, partes de cráneo y otros objetos mas (lám. II y III), sobre los cuales in- formará el señor don Santiago Roth. Lo que llama mucho la ii tención son los numerosos huesos destrozados, encontrándose aisladamente uno que otro hueso entero; atribuyo esta fragmen- tación á la mano del hombre. Sobre la cuestión de la coexis- tencia del hombre, dará su opinión el doctor Lehmann-Nitsche. El hallazgo, en la misma capa de estiércol, de dos leznas (lám. y, fig. 4) y de unos pedacitos de cuero delgado, cortados artificialmente y pertenecientes á otros animales como al zo- rro, etc., viene á [)roporcionar una prueba más de que el hom- bre vivió allí, contemporáneamente con los animales cuyos res- tos se encuentran hoy en la capa citado. Si agregamos á esto los hallazgos de Nordenskjóld, ya men- cionados: una lezna, algunos pedacitos de guascas y algunas piedrecitas trabajadas, iguales á las que yo encontré en una tumba del Cerro Guido, á sesenta kilómetros más al norte, pa- rece que ya no cabe la menor duda sobre aquella hipótesis. La parte más interna de la capa de estiércol está completa- mente quemada; su ceniza es de diferentes colores. No puedo creer que sean dos capas distintas; se ve bien claro como el fuego ha penetrado en zig-zag, en ciertos lugares más que en otros, en la capa de estiércol. l'jn la ceniza, hemos encontrado huesos y una de las leznas, á un metro de profundidad. En la pared al este, hay dos cuevitas en forma de nichos ó alcobas, en una de las cuales, la que está situada frente á la capa de estiércol, se halló el esqueleto de un indio, cuyos restos ya habían sido llevados, en su casi totalidad, por otros visitantes. Considerando las siguientes circunstancias: !'■' Que la capa de estiércol está limitada al espacio compren- dido entre la lomita y el terraplén; espacio que puede cerrarse con mucha facilidad; 2'' Que al pié interior de la lomita, un poco más arriba del estiércol, encontré mucho pasto seco debajo de la misma capa de tierra y piedras que cubre el estiércol. Este pasto puede haber sido traído á ese sitio .solamente por el hombre; — 41G — 3-' (>Lie la manera como se presenta la capa de estiércol in- dica la existencia de un chiquero, exactamente igual á un corral viejo; me i)arece lógico deducir (jue los hombres que, hace siglos, vivieron allí, tenían la costumbre de encerrar sus animales domésticos en esa pai'te de la caverna, reservándose otra [)ara su habitación. El croquis siguiente de la caverna facilitará al lector la com- prensión de todos los datos anteriores: /= Entrada. /— Loinica. í = Terraplén. ]n= Lugar donde encontré ejemplares rotos de M)'tilus cliorus. a^ Lugar donde fué encontrado el primer pedazo de cuero { i 8 9 5 ) . 6= Lugar donde encontré, en 1899. otro pedazo grande de cuero actualinentc en el Museo de La Plata. jLí= Lugar donde encontré el pasto seco. e== Lugar donde fué encontrado, en 1 8o5 , el esqueleto humano. ... Linea que indica el limite entre la ce- niza y la capa de estiércol. Escala i : 3 000 En la misma falda del cerro, hay más cavernas. Una pequeña se halla á algunas cuadras más al iioniente; no efectué excavaciones, pero encontré en el suelo una mandí- luila de zorro. Otra caverna, que mide más ó menos la mitad de la grande, está situada á unos tres kilómetros más al naciente; también está dividida en dos á causa de los bloques que han caído de arriba. En la parte anterior, el suelo se compone de tres capas dis- tintas. La primera, en la superficie, tiene en general de treinta á cincuenta centímetros de espesor; se compone de tierra y pe- dazos de ramas; contiene muchas conclias de Mi/tilus clioras, pero no tan rotas como las que se encuentran en la cueva grande, y muchos huesos fragmentados. La segunda capa es de ceniza, de unos veinte centímetros de espesor: luego viene la tercera que es de arena bastante fina, de un metro y medio de pro- fundidad. En ésta, se encuentran fragmentos de huesos, aun- — 417 — que más aislados y falta completamente el estiércol. Oijservé tambica huesos de guanaco, avestruz y caballo (no del animal misterioso). En la pi-imcra capa, junto con \os MijUlus, encontré una vál- vula de Cardita (especie?) de 35 mm. de largo, con el vértice ras- pado y perforado (lám. V, fig. 11* y IP), lo que demuestra que sirvió como adorno. Todo esto indica que la caverna ha sido habitada únicamente por el hombre, a la inversa de la grande, cuya forma es más adecuada para encerrar animales, pues casi toda la entrada está obstruida por grandes trozos de piedra que dejan, única- mente á la derecha, una especie de camino construido, muy probablemente, por la mano del hombre. Creo, además, que los indios, que vivieron en la caverna grande, mudaron su habitación á la segunda, á causa de los peligros que les ofrecían los derrumbes de la primei-a, cuyas señales se ven hoy todavía y que aún siguen produciéndose. He visto dos cavernas más, pero son chicas y no he tenido tiempo de efectuar excavaciones. De la conformación de las rocas, se deduce que han de existir allí más cavernas, cuyo estudio sistemático arrojaría seguramente alguna luz sobre los trogloditas de los tiempos prehistóricos de la Patagonia aus- tral, época á la cual pertenecen, á mi juicio, todos los objetos hallados en la segunda capa, teniendo en cuenta que los tiem- pos históricos de la Patagonia son mucho más recientes que los de Europa. Como se verá en el informe del señor Rolh, el mamífero mis- terioso, cuyos restos predominan en la caverna grande y al cual pertenece el famoso cuero, no era Mijlodon ni Ncounjlodon, sino un Gnjpotherimn {Glossotherium de Ameghino); animal que los hombres, que vivieron allí en los tiempos prehistóricos, tenían en el estado doméstico, por lo que el señor Rotli le ha dado el nombre de Gnjpotlierium domcstmim. Desgraciadamente, de todos los hallazgos realizados hasta ahora, no se puede deducir nada cierto sobre la raza á que pertenecían los trogloditas (contemporáneos del Onjpotheríwn) y sobre la época en que la caverna sirvió de habitación ó, mejor dicho, cuando comenzó á formarse la capa de estiércol. Como ya tuve ocasión de mencionar más arriba, el único esqueleto humano que se encontró en la caverna estaba casi completamente perdido; pero, según creo, puede servir, como punto de apoyo, para la determinación de los trogloditas, un hallazgo hecho por mí no muy lejos de la caverna. — 418 — En la cumbre del Cerro Guido, que alcanza á una altura de 1100 metros y dista unos sesenta kilómetros más al norte, encontré una tumba antigua de indios, cercada de un montón de piedras de un metro y medio de alto, formando un cir- cuito de cuatro metros de diámetro. En esta tumba, hallé restos de esqueletos humanos, entre los cuales había un cráneo entero y algunas piedritas, residuos de la fabricación de flechas, mezcladas con ellos. Las piedritas son de un vidrio volcánico, negro; de «piedra pez», una roca que no existe en el Cerro Guido, compuesto solamente de areniscas cretáceas. Cuando vi los hallazgos del doctor E. Nordenskjóld, de la caverna grande, me acordé inmediatamente de estas piedritas; pues en aquéllos observé también piedritas iguales en material y forma á las que encontré en la tumba del Cerro Guido. Ahora no sé en qué capa encontró Nordenskjóld esas pie- dritas; si fué en la antigua de estiércol, ó en la más moderna de escombros descompuestos. Pero siempre es muy probable que la misma raza que construyó la tumba del Cerro Guido vivió también en la caverna. Mencionaré aquí que conozco dos tumbas más en aquella región, intactas, hechas en la misma forma de un circuito de piedra, como la del Cerro Guido. La misma incertidumbre existe sobre la época en que jirin- cipió á servir de habitación la caverna. Lo único que es indudable es que ha debido necesitar un espacio largo de siglos, quizás miles de años, para formar una capa de estiércol tan gruesa, ¡¡isada y pulverizada, de 1 m. 20 por 40 cm., y otro espacio, tal vez no menos largo, para for- mar la capa superior de arena, rodados, etc. Considerando solamente el espesor de las capas, ya pode- mos deducir, sin duda, que los hombres comenzaron á habitar la caverna en la época prehistórica. Según mis investigaciones, las cavernas en cuestión se han formado en la época intermedia entre el primer gran periodo glacial de la Patagonia (cuyos rastros se conservan en los roda- dos tehuelches) y entre el segundo periodo glacial patagónico O, cuyas señales, en forma de morainas espléndidas, se encuen- tran en todas partes en la parte occidental de la Patagonia austral. (') Cf. Hauthal: Erforschifng der Glacialerscheitiungen Südpatago- niens, «Globus», Bd. LXXY, n» 7. — 419 — En esta época inlerglacial, se formó, por las fuerzas muy activas de la denudación y erosión, el relieve de la superlicie del suelo tal cual se encuentra hoy. Los valles, formados en esta época, sirvieron más tarde como de caminos á los ventisqueros del segundo periodo gla- cial, avanzando mucho hacia el oriente de la pampa. Es posible que los hallazgos más antiguos de la caverna de Última Esperanza alcanzaran hasta el último tiempo de la época interglacial. Pero esto es únicamente — para mí — una hipótesis probable, que hasta ahora puedo apoyar más. bien sobre las observaciones geológicas generales ya mencionadas y sobre la impresión general de las cavernas y de sus restos, que sobre datos especiales. Solamente una investigación muy detenida y minuciosa, pero de grandes resultados, resolverá esta cuestión importantísima. Creo que la publicación del doctor Otto Nordenskjold sobre sus hallazgos en las mismas cavernas, completará las deduc- ciones. Las cavernas habitadas ya en los tiempos prehistóricos sir- vieron entonces de habitación por un espacio muy largo y hasta los tiempos históricos, principalmente la segunda caverna, donde la capa superior presenta un aspecto más moderno; aquí pre- dominan los restos de avestruz y guanaco. Todas las referencias que se han hecho, afirmando que se había visto un ejemplar vivo de Grypolherium, son completa- mente ilusorias. La Patagonia austral puede dividirse, físicamente, en tres regiones pi'incipales: I'* La de las Pampas, que abarca la extensión comprendida entre la costa y el límite de la región boscosa; 2" La Boscosa, que comprende la extensión que llega hasta dentro de la Cordillera, donde terminan los bosques, á una altura de novecientos á mil metros aproximadamente; 3'' La de la Cordillera, propiamente diclia, casi completa- mente cubierta de nieve perpetua y ventisqueros. La región de las Pampas está poblada por numerosas estan- cias; los cazadores de guanacos la cruzan en todas direcciones; pero nunca, ni nadie, ha encontrado rastros de un animal gran- de desconocido. Su existencia, pues, en esta región, es imposi- ble, y es también imposible, á mi juicio, en la boscosa, por la razón siguiente: de todos los animales que habitan en esta zona, como ser ciervos, vacas salvajes, leones, zorros gran- des, etc., se notan con frecuencia sus rastros. Los cier\os — 420 — tienen sus caminos característicos y las vacas forman también sus senderos, por donde se puede penetrar á ios bosques con relativa facilidad. Aliora bien: si estos animales dejan sus señales inequívocas en los parajes del bosque por donde pasan, con mayor razón debei'ían observarse las liuellas de un animal mucho más corpulento; pero todas las numerosas comisiones chilenas y argentinas, que durante los últimos cinco años han cruzado en todos sentidos la Patagonia, no han encontrado el menoi- rastro. Ahora, sólo resta la Cordillera propiamente dicha; región completamente desprovista de alimentos, á causa de las nieves y hielos perpetuos que cubren toda su superficie. ¿Cómo es posible que en un terreno de estas condiciones pueda vivir un animal que, por su tamaño, necesita indudable- mente una gran cantidad de alimentos para nutrirse? Creo que opinar lo contrario es un absiuxlo. Rodolfo Hauthal. Museo de La Piala, Julio 20 de 1899. II Descripción k los restos eucoiitrados eii la caverua ie Ultima Esperanza POR EXCARGADO DE LA SCCCIÓN PALEONTOLÓGICA DEL MUSEO DE LA PLATA Pocos liallazi;os paleozoológicos han despertado tanta curio- sidad en el mundo cientiíico y laico, como estos de la caverna de Ultima Esperanza, en la Patagonia Austral. Lo que nos induce á publicar estas noticias con preferencia á otros trabajos urgentes, es el hecho de haberse apoderado de este asunto la prensa diaria y de creerse todo el mundo autorizado para publicar su opinión. Casi no pasa un día, sin cjue se publique, en los diarios de Buenos Aires, algún artículo referente al «animal misterioso». Días pasados, por ejemplo, un diario de la capital federal decía que lord Cavendish había seguido la pista de este terrible cuadrúpedo durante algún tiempo; y, «La Prensa» del 28 de Junio de 1899, dice que no ha logrado su objeto de cazar un ejemplar, pero que ha encontrado rastros frescos de aquél. Yo me encontré con el señor Cavendish en el medio de la travesía del campamento Alsina al ^'alle de la Pluma, á unas treinta leguas de la colonia del Chubut, |>unto más lejano que él alcanzo en su expedición. He conversado con él en varias ocasiones, pero nunca me ha dicho una palabra de que hubiera encontrado el rastro del monstruo en cuya busca andaba. En el Chubut, tampoco nadie le creería semejante afirmación. El paraje, por donde pasó el lord, es muy transitado de día y de noche; por allí tienen que pasar forzosamente los viajeros que van á los diversos puntos de la cordillera; allí concurren con frecuencia los colonos á las corridas de guanacos y avestruces, sin que nadie, hasta ahora, haya encontrado el más mínimo rastro de un animal descono- cido, á pesar de no haber ningún monte alto, ni lugar donde pudiera esconderse. — 422 — No creo rjue lord Cavendish haya afirmado tal cosa; ¡lero lo malo sería ([ue el señor Ameghino recopilase todos esos datos que se publican sobre la existencia actual de este animal en la Patagonia, y los ampliase por medio de su talento reconstruotor con que tan bien sabe reemplazar la falta de material positivo por malei-ias imaginarios y cuentos tradicionales. De esta ma- nera, iría al fin a convencer de su existencia actual al zoólogo y al paleontólogo más incrédulos. Siempre sucede así: cuanto menos datos positivos se tienen, tanto más se desarrolla la fantasía, y cuanto más misterioso se presenta el asunto, mayor interés general despierta. Así, cuando Ameghino abrió el camino á la fantasía con su artículo: «Premiére notice sur le Neomylodon Listai, un représentant vivant des anciens Edentés Gravigrades fossiles de TArgentine, La Plata, Aoút 1898» ('), toda la prensa, científica y no cientí- fica, se apoderó de la materia publicando noticias con comen- tarios; pero nadie ha notado que F. Ameghino, para establecer el nuevo género de Gravigrados Neomijlodon, sólo tenía en su poder, como él mismo lo confiesa, algunos huesecillos un poco mayores que un grano de café, provenientes de un cuero; y que todo lo demás que decía, era basado en referencias de otros. A pesar de no haber obtenido nuevos materiales, él ha pu- blicado, desde liace casi un año, otros artículos. En su último trabajo, publicado en «La Pirámide», de Junio 15 de 1899, titulado «Un sobreviviente actual de los Megaterios de la an- tigua Pampa», describe detenidamente un animal fantástico, completando las relaciones respecto de los huesecillos. Después de haber dicho en su primera noticia (Noviembre de 1898), refiriéndose á éstos: «hace poco que me han traído de la Patagonia Austral algunos huesecillos chicos y me han preguntado á qué animal podían pertenecer», dice, en este último trabajo («Pirámide» del 15 de Junio, página 53), tex- tualmente lo siguiente: «Últimamente, mi hermano Carlos Ameghino, quien, desde hace doce años, recorre las tierras patagónicas reuniendo co- lecciones y practicando investigaciones geológicas, consiguió descorrer una pequeña punta del denso velo que hasta ahora encubre la existencia de ese misterioso ser.» (') ¡NIe sorprende que esta obra no se halle en las bibliotecas públicas, ni en el Museo Nacional de Buenos Aires y que la primera noticia, que se tuvo aqui, fué por la entrega correspondiente á Noviembre de 1898 de «Natui-al Science». — 423 — «A mediados del año pasado, desde Sania Cruz, enviábame algunos restos, acompañados de las siguientes líneas: He conseguido por fin, de los indios tehuelches, algunos datos preciosos sobre el famoso lemisch, que no es un mito ó fan- tasma como hemos creído, sino que existe de verdad. En poder de un indio, ha visto un trozo de cuero de lemisch, en el que están embutidos los pequeños huesecillos que te envío, pareci- dos á los que en estado fósil encontramos con los esqueletos do JMylodontes; — y Hompen, otro indio lehuelche, me ha referido como yendo del Senguer á Santa Cruz, encontróse en el camino con un lemisch que le cerraba el paso, con el cual trabó com- bate consiguiendo darle muerte á bolazos. Según ellos, es an- fibio y camina en tierra con la misma facilidad que nada en el agua. Encuéntrase hoy confinado en el centro de la Patagonia, en cuevas y abrigos, sobre las riberas de los lagos Colimé, Fontana, Buenos Aires, de los ríos Senguer, Aysen y Huemules, etc.; pero según tradiciones extendíase en otros tiempos por el norte hasta el Río Negro y por el sud, según recuerdos de los indios viejos, vivía en todos los lagos de la falda oriental de los Andes, hasta el mismo Estrecho de Magallanes. Hace cosa de medio siglo, un lemisch que de los lagos andinos bajaba al Río Santa Cruz, ganó tierra sobre la ribera norte de este río, cerca de la isla Pavón; aterrorizados los indios liuyeron al interior, quedando desde entonces como recuerdo de tan inesperada apa- rición, el nombre que aún hoy lleva la localidad abandonada, lemisch-Aiken (lugar ó paradero del lemisch). Es de hábitos nocturnos, y dicen es tan fuerte que se prende con sus garras de los caballos y los arrastra al fondo de las aguas. Según la descripción que de él me han hecho, es de cabeza corta, con grandes colmillos y orejas sin pabellón; pies cortos y aplastados (plantígrados) con tres dedos en los anteriores y cuatro en los posteriores, unidos por membrana natatoria, á la vez que ar- mados de formidables garras. La cola es larga, deprimida y prehensil. El cuerpo está cubierto con pelo corto, duro y rí- gido; de color bayo uniforme. La talla, dicen, ser mayor que la de un puma, pero de piernas más cortas y mucho más grueso de cuerpo.». Prescindiendo de la contradicción, en que incurre Ameghino al decir en Junio de este año: ^(.Últimamente mi hermano con- siguió descorrer una parte del denso velo, etc.» y más abajo »A mediados del año pasado, desde Santa Ci'uz, enviándome al- gunos restos, etc.», todas sus publicaciones al respecto están embrolladas; quizás por el solo motivo de no querer decir la verdadera procedencia de estos huesecillos. — 424 — No se puede saber si ha fundado el nuevo género Neomylo- don sobre esos huesecillos que su hermano menciona en la carta, y que deben proceder de un trozo de cuero de lemisch que ha visto en poder de un indio, ó si se ha basado sobre huesecillos que otra persona le ha traído de Patagonia. El se- ñor Ameghino debería aclarar esto cuanto antes. Si la primera noticia de este animal, donde él describe los huesecitos y un pedazo de cuero, se funda en los huesos en- viados por su hermano á mediados del año pasado, ¿por qué dice, entonces, en «Natural Science», de Noviembre de 1898 0, que la persona que le trajo los huesecillos le preguntó á qué animal podían pertenecer, puesto que su hermano en una carta, le describe detalladamente el animal? Y si la primera publica- ción se basa sobre huesecillos que otra persona le ha sumi- nistrado, ¿por qué no menciona nada del descubrimiento de su hermano, del cual ha tenido noticias á mediados del año pasado? El esclarecimiento de estos puntos tiene más importancia de lo que á simple vista parece. Tengo muchos motivos para creer que los huesecillos que Ameghino menciona, en la pri- mera noticia, provengan de un cuero que fué traído á nuestro Museo, en el mes de Julio de 1898, y que era el resto de un cuero que el señor Nordenskjókl llevó á Europa en 1897, del cual, otras personas también han sacado pedazos. En tal caso, no se trataría de un nuevo animal, y el nombre Neomylodon sería un sinónimo. Si, por el contrario, su primera noticia se basa en un trozo de cuero que proviene de un lemisch que está en poder de un indio, entonces habría lugar á dudar de que se tratara de un animal todavía desconocido. Entre los desdentados no se conoce, hasta ahora, otro gé- nero que tenga dientes en forma de colmillos, más que el Les- iodon; pero éste no estaba cubierto por un cuero-coraza con huesecillos; en todo caso, el señor Ameghino tiene que conso- lidar mejor su nuevo género Neomylodon. Un pedazo de cuero con huesecillos y referencias de indios, no son argumentos bastante sólidos para poder admitir un nuevo género. Cuando se trajo el primer pedazo de cuero al Museo, pasó á la sección zoológica y todos nosotros quedamos admirados de la construcción particular que presentaba, pero no llegamos á uniformar nuestras opiniones respecto á la clase de animales á que pudiera pertenecer. El Director del Museo, doctor F. P. (') Conozco el trabajo original del señor Ameghino sólo por la traduc- ción inglesa en «Natural Science,» Noviembre 181)8. — 425 — Moreno, opinaba que correspondía á una especie de desdenla- dos parecida al Mtjlodon; yo me inclinaba á creer que más bien se trataba de alguna clase de mamíferos marinos desconocida, de los mares australes; otro empleado del establecimiento ma- nifestó, que no sería imposible que se tratara de un fenómeno patológico. Pero en lo que estuvimos todos de acuerdo, fué en que esos restos eran insuficientes para determinar algo positivo sobre la especie á que pei'tenecía el animal. Ahora, los nuevos hallazgos del señor Hauthal ponen fuera de duda que éste pertenece al género Gnjpotherium, de la familia Megatheridae. De las excavaciones practicadas en las cavernas de Ultima Esperanza, por el señor Hauthal, se llenaron seis cajones con huesos, trozos de cuero, estiércol, etc., que provienen de diver- sos animales. Todos estos huesos tienen un aspecto muy fresco, y, en muclios, se encuentran todavía ligamentos y fibras carnosas adheridas. Exceptuando dos tibias, todos los demás huesos están fracturados y muchos presentan vestigios de golpes. Tanto sobre éstos, como sobre los instrumentos, informará el doctor Lehmann-Nitsche. Los trozos de cuero pertenecen á diversos animales y no presentan los caracteres del cuero crudo y seco; todos tienen el aspecto del cuero curtido, ó mejor dicho, sobado. No poseen dureza córnea, ni la lustrosidad interna del cuero crudo, sino que es fibroso y presenta, tanto en color como en los demás caracteres, mucha semejanza con el Mamuth que se encuentra en Siberia y que he tenido ocasión de examinar. Muchos trozos con.servan pelos, generalmente descoloridos, de color bayo claro, ya provengan de una ú otra clase de ma- míferos. Se ha recogido, además, mucho pelo sin cuero y del mismo color; pero también se han encontrado algunos me- chones que conservan su color primitivo. Más ó menos, en análogas condiciones, se encuentran las uñas y vasos hallados en esa gruta. La mayor parte de los restos traídos por el señor Hauthal pertenecen á una especie del género Grypotherium. Grypotherium Reinhardt Reinhardt: K. danske Vid. Selskabs., XII, 4, pag. 358; lá- mina 1 y 2. Kjobenhavn, 1879. Mylodon Dancinii Owen: Zool. of the Voy. of H. M. S. Beagle, parle I, pág. 68; lám. XVII, fig. 5;" lám. XVIII y xlx, fig. 1-4. London, 1840. Tomo IX 3 8 — 426 — Owen: Description of the Skel. of an Ext. Gig. Slolh, pá- gina 156 0. London, 1842. Miilodon Barivinii Burmeister: «Anales del Museo Público de Buenos Aires», pág. 176. Buenos Aires, 1864. Ídem: Descript. Physique de la Rep. Arg., t. III, pég. 359. Buenos Aires, 1879. Mijlodon Darivinii Lydekker: Catalog of Fossil Mamm. part. V, pág. 105. London, 1887. Mijlodon Darwinii Bi.ainville: Osléographie, ele. Megatherium, t. IV, lám. I, fig. 15. Glossotherium Ameghino: Mamíferos Fósiles Rep. Ai'g. pág. 734 á 739. Atlas, lám. XLIV, fig. 4, 6 y 8; lám. XLV, fig. 1 y lám. LXXXVIII, fig. 1. Buenos Aires, 1889. Olossothcrium Lydekker: «Anales del Museo de La Plata», Pa- leontología Arg., t. III, pág. 84, lám. LIV. La Plata, 1894. Por las condiciones en que se encontraron los restos de este mamífero en la caverna de Última Esperanza ('), casi no hay lugar á dudas que se trata de un animal doméstico. Lo que sorprende es que éste pertenezca á un género cuyos restos se han encontrado hasta ahora escasa y únicamente en la formación pampeana de la República Argentina, mientras f[ue los restos del GUjptodon, Mylodon, Lcstodon, Scelidotherimn, Megathermm, etc., etc., son muy abundantes, y algunos de estos géneros se hallan también en la América del Norte. Darwin encontró el primer vestigio del género Grypotheriuní en Punta Alta, cerca de Bahía Blanca; éste consistía en una mandíbula inferior que Owen describió, en el año 1840, dándole el nombre de Mijlodon Darivinii, en homenaje á su descubridor. Más tarde, cuando Owen consiguió un cráneo completo de Mijlodon robustus, atribuyó á este género un pedazo de cráneo que antes había descripto con el nombre de Glossotheriiiui, opi- nando que quizás podría pertenecer al Mijlodon Darwinii. Según Burmeister, parece que Bravard también había encontrado algu- nos restos que atribuyó al género Scclidotherium. En el año 1875, descubrí en el Pergamino, un esqueleto casi completo que fué adquirido por el doctor Lausen, médico de Buenos Aires, que lo envió á Copenhague. Parece que este se- ñor mezcló los restos de aquel mamífero con los de otros ani- (') Mencionaré aquí solamente los trabajos que contribuyen al esclareci- miento de este género. ('•) Véase á este respecto el informe del señor Hautlial. — 427 — males, porque a lo menos Reinhardt, que estudió los fósiles enviados por Lausen, describe sólo el cráneo, por no saber con seguridad cuáles eran los huesos que pertenecían á este individuo, dándole el nombre de GrypotheriiDn Daruhm. Poco después, el doctor Burmeister consiguió también algu- nos restos y sostuvo que pertenecían al género Mylodon, com- batiendo en su «Descripción Física de la República Argentina» la opinión de Reinhardt que lo atribuye á un nuevo género. Desde entonces, se han encontrado varios restos más. En el Museo, tenemos un cráneo casi completo y varios maxilares superiores é inferiores; dos pies posteriores de un gran graví- grado desconocido, que se atribuyó á este género. Durante los veinte años que yo colecciono fósiles, sólo he en- contrado cinco trozos de maxilares, á más del esqueleto men- cionado. Otro tanto habrá hallado Ameghino. Este señor ha enredado, también, la colocación sistemática de este género, modificando á su antojo la relación y proceden- cia de las piezas. Yo no esperaba verme obligado á perder tiempo en discutir sobre prioridad de nombres y sinónimos: pei-o parece que no se puede hablar de un mamífero extin- guido, de la República Argentina, sin tratar esta cuestión tan desagradable. Estaba en la creencia que el Grypotherium de Reinhardt era sinónimo del Glossotherium de Owen, como lo declaró Ameghino. Este dice textualmente lo siguiente, ha- blando del género Glossotherium ('): «Los primeros restos de este género, consistentes en un crá- neo imperfecto con la mandíbula inferior, fueron descubiertos por Darwin en Punta Alta, cerca de Bahía Blanca, y llevados á Inglaterra, donde fueron descriptos por Owen, en la parte zoológica del viaje del «Beagle», fundando sobre esos restos dos géneros distintos; la parte posterior del cráneo fué descripta bajo el nombre genérico de Glossotkerium , considerándolo como un edentado cercano del Orycteropus, y la mandíbula inferior está descripta un poco más adelante, como procedente de un gé- nero distinto, bajo el nombre de Mylodo)i Daricinii, á cuyo gé- nero refiere igualmente una especie norte-americana, el Mylodon Harlani, que hasta entonces había sido considerado como un Meyalonyx. Pero corto tiempo después, en su magistral des- cripción del Mijlodon robustus, reconoce la identidad del Glosso- therium con el Mylodon Darwinii, conservándolos en el mismo O Mamíferos fósiles argentinos, pág. 734. — 428 — género por cuanto las parles de que disponía no eran real- mente de naturaleza á revelar las diferencias profundas que existen entre Mylodon y Glossolherium. «Ksta misma especie, ó por lo menos otra muy parecido, fué desculjierta por Bravard, y considerada por dicho naturalista no como un Mylodon, sino como un Scelidotherium que designó en sus catálogos con el nombre de Scelidotherinm anlcijlosopum, en lo que no anduvo muy descaminado, pues realmente dicho animal presenta mayores analogías con el Scelidotherium que con el Mylodon. «Mas tarde el doctor Lausen, subdito dinamarqués, resi- dente en Buenos Aires, enviaba al Museo de Copenhague, en calidad de regalo, un cráneo casi completo que fué estudiado por el profesor Reinhardt, quien publicó sobre él, en 1877, una notable memoria, reconociendo en dicha pieza la especie des- cripta por Owen como Mylodoyi Darwinii; pero la formación del cráneo y el número y disposición de las muelas, tan distinto de como se presenta en Mylodon, lo obligaron á establecer para el mencionado animal, un nuevo género que designó con el nombre de Grypotherinm, sin duda por no haberse aperciljido que ya existía el nombre de Glossotherktm aplicado precisamente al mismo animal.» Me parecía muy extraño, al leer esto, que Owen creara dos géneros de una mandíbula inferior y de un pedazo de cráneo provenientes de un mismo animal (de la lectura del parágrafo citado se deduce claramente que el pedazo de cráneo y la man- díbula pertenecían al mismo individuo). Pero consultando la obra de Owen, resulta que no solamente las dos piezas no pertenecen al mismo animal, sino que el trozo de cráneo sobre el cual Owen ha fundado el género Glossathcrium, fué encon- trado en el arroyo Sarandis, en la República del Uruguay O, y la mandíbula sobre la cual lia establecido el Mylodon Dar- winii, en Punta Alta, cerca de Bahía Blanca. Más tarde, cuando Owen recibió un cráneo completo de Mylodon robustus, notó que el trozo de cráneo del Olossotherium debía pertenecer también á este género; pero se encontró en la duda si pertenecía al Mylodon robustus ó al Mylodon Darwinii, opinando que era más probable que correspondiera á este úl- timo, cuyo cráneo no se conocía todavía, y haciendo notar que el Olossotherium debía ser considerado como sinónimo. O Zoology of Ihe voyage of H. M. S. Beagle, 1^ parte, pág, 57. — 429 — Estas circunstancias cambian por completo la cuestión ; Owen mal podía identificar el fragmento de cráneo de OIosso- therium con el de Mijlodon Darwinü, como dice Ameghino, del momento que no había sido descubierto todavía. De la compa- ración con el cráneo de Mt/lodon robustas, Owen llegó á la con- clusión que el Glossotherium era sinónimo de Mylodon, y no ([ue la mandíbula del Mylodon Darwinü pertenecía al primer gé- nero, como debería ser, según Ameghino. Más tarde, cuando se descubrieron los restos del Grypothe- rium que describe Reinhardt, de ninguna manera resultó que el pedazo de cráneo del Glossotherium fuese idéntico á éste, sino (jue la mandíbula inferior del Mijlodon Darwinü y la del. Grypo- therium eran pertenecientes á un mismo género, distinto al Mylodon. Ameghino dice O que Reinhardt ha designado este género con el nombre de Gri/potheritim, sin duda por no haberse apercibido que ya existía el nombre Glossotherium aplicado pre- cisamente al mismo animal. Si Ameghino se hubiese fijado bien, habría visto que Reinhardt habla detenidamente de esta eventualidad; y que, después de ventilarla, llega á una conclu- sión negativa (^). Owen dice que la parte occipital del Glossotherium es una tercera parte más ancha que alta, lo que no ocurre en el Gry- potherium. En todos los cráneos que se conocen de este género, la parte occipital es casi tan alta como ancha, que es, precisa- mente, un carácter distintivo. La parte temporal del pedazo de cráneo que dibujó Owen, también es completamente estraña al Grypotherium, lo que prueba suficientemente que estos dos animales no pueden per- tenecer á un mismo género. Lo que no está aún definido, es si el pedazo de cráneo des- cripto primeramente por Owen como Olossotherium pertenece al género Mijlodon, como él creyó después, ó si pertenece al gé- nero Scelidotherium, donde lo coloca Burmeister (^). Yo participo de la opinión de este último señor, si bien no creo que pertenezca á la especie Leptocephalum, sino á una mu- cho mayor, de la cual existe un cráneo en el Museo de Zü- rich. Por lo menos, en la parte temporal, se asemejan mucho los dos; pero como se trata sólo del fragmento posterior de un (') Mamíferos fúsiles argenli>ios, p. 74. (=) Danske Vid. Selkabs., XII, 4, p. 371 y 372. (^) c< Anales del Museo Público de Buenos Aires», pág. 177. ídem: Des- cripción Física, t. III, pág. 322-323. — 430 — cráneo, no se puede afirmar nada positivo sin una comparación directa de las dos piezas; y no está del todo excluido que este pedazo de cráneo no pertenezca á un género distinto de \osM¡j- lodon, Scelidotherium y Grypotherium, como Owen creyó prime- ramente. En lo que ya no existe duda alguna, es que la mandíbula inferior determinada por Owen O como Mijlodon Darwinii y el cráneo que describe Burmeister (") también como tal, no perte- necen al género Mylodon como opinaron estos dos sabios, sino que tanto éstos como los restos del Grypotherium Darwinii, des- cripto por Reinbardt O, lo mismo que el Glossoíl/erinni Darwinii, el Glossnthcriiun Zcballosi y Glossoiheriiim bonaerense descriptos por F. Amegbino (*), y también el Glossotherium Darwinii publicado por Lydekker C^), corresponden á un mismo género. Aquí no hay cuestión posible sobre prioridad: Owen no ha colocado al My- lodon Dartcinii con el Glossotherinm, y mientras no se pruebe que este pedazo de cráneo pertenece al Grypotherium, es preciso con- servar este último nombre. Lo que no me explico es el motivo que puede haber indu- cido á Lydekker á adoptar el error cometido por Ameghino; al fin de su descripción sobre el género Glossotherium, Lydekker nos dice lo siguiente: «Está representado por una sola especie común á las forma- ciones Pleistocenas del Uruguay y de la Argentina, y fué cla- sificado en presencia de la parte posterior de un cráneo de la Banda Oriental, no queriendo el descriptor reconocer la iden- tidad de su Mylodon Darwinii con el tipo del Glossotherium.)) Parece que á Lydekker le ocurrió lo mismo que á mí al principio: por los trabajos de Ameghino, él creyó que estaba probado que el Glos.sotherium y Grypotherium eran del mismo género; mientras que, como se ve, sólo está demostrado que la mandíbula inferior del Mylodon Dancinii y la del Grypothe- rium Dancinii son idénticas. Los caracteres distintivos principales de este género, son los siguientes: cuatro dientes de cada lado, tanto en los maxilares (') Voyaf/e of H. M. S. Beagle, p;'iR. 68, Jám. XVII, fig. u y lám. XVIII y XIX. (^) Description Physique, pág. 359. (*) A', danshe Vid. etc., pi'ig. 353, láin. I y II. (•') Mamíferos fúsiles argentinos, p:'ig. 737 y 738, lúm. XLIV, fig. 'i, 6 y 8 y lám. LXXXVIII, flg. 1. (°) «.\nales del Museo de La Plata»: Paleontología Argentina, t. III, pág. 84, lám. LIV. — 431 — superiores como inferiores. El último diente superior y el pri- mer inferioi' son los mas pequeños en las respectivas series. El primer diente superior es ovalado; los otros tres son de forma más triangular, con surcos poco pronunciados; el primer inferior es casi redondo; los dos siguientes, más ó menos óvalos con tendencias á formar ángulos y surcos. El último de esta fila es bilobulado y mucho más ancho que los anteriores. El cráneo es alargado, angosto y alto; el premaxilar está ligado, por un arco óseo, á los huesos nasales que dividen la abertura de la nariz lateralmente en dos mitades. La parte anterior del cráneo es muy prolongada, angosta, casi puntiaguda y desprovista de dientes. La sínflsis de la mandíbula también es prolongada, angosta y sin dientes. El animal estaba provisto de una especie de cuero-coraza formada de pequeños huesecillos. Grypotherium domesticum n. sp. (Láminas II, III y IV) Los restos determinables de este animal, traídos por el se- ñor Hauthal, son los siguientes: i. Una mitad posterior de un cráneo de animal adulto, con fibras carnosas pegadas. 2. Una parte posterior de cráneo, menos completa, pero más limpia que la anterior, de un animal más chico. 3. Varios huesos temporales, frontales y nasales, más ó menos completos. 4. Una mitad de maxilar superior derecho de un animal adulto. Aún conserva fibras carnosas y posee toda la dentadura, pero con las coronas rotas. 5. Una mitad de maxilar superior izquierdo, con solo el úl- timo molar completo, proveniente de un animal algo más joven que el anterior. Está completamente limpio de carne. 6. Varios maxilares superiores incompletos y sin dientes. 7. Ocho dientes superiores sueltos. 8. Tres arcos zigomáticos, y varios incompletos, de anima- les de diferentes edades. 9. Una mitad de maxilar inferior del lado izquierdo, incom- pleto, de animal adulto, con encías y fibras carnosas. Con- serva toda la dentadura con las coronas fracturadas. 10. Un pedazo de maxilar inferior del lado izquierdo de un animal adulto, bastante fracturado, pero con toda la den- tadura; conserva las encías carnosas. 11. Un maxilar inferior del lado derecho, más completo que el anterior, pero sólo tiene el primer diente entero; los — 432 — demás están fracturados. Conserva restos de las encías; lo demás del hueso está bastante limpio. Proviene de un animal adulto, pero más chico que los anteriores. 12. Varios pedazos de maxilares inferioi-es, sin dientes. 13. Un arco nasal. 14. Un stylohyale. 15. Un axis incompleto. 16. Una vértebra cervical, casi completa. 17. Varias vértebras dorsales incompletas. 18. Una clavícula, no del todo completa. 19. Un omóplato izquierdo incompleto de un individuo adulto. 20. Varios pedazos de omóplatos. 21. Un húmero derecho incompleto, de individuo adulto. 22. Un trozo de húmero derecho una mitad más chico que el anterior, al i)arecer de individuo adulto. 23. Varios trozos de pelvis y fémures. 24. Una tibia del costado izquierdo completa, con muchas fibras carnosas pegadas al hueso, de un individuo adulto. 25. Una tibia derecha completa con fibras carnosas, un poco más chica que la anterior; también de individuo adulto. 26. Un trozo de tibia derecha de animal joven. 27. Dos peronés incompletos, de adulto. 28. Un sepiculum. 29. Un tuberosum. 30. Dos naviculares. 31. Un cuboides. 32. Meta tarso (Mt. IV), de un individuo joven. 33. Dos falanges unguíferas del pié anterior, una incom- pleta. 34. Una falange unguífera del pié posterior (?). 35. Dos falanges de dedos rudimentarios. 36. Tres uñas grandes (caras córneas). 37. Tres uñas rudimentarias y diez incompletas. 38. Varias costillas incompletas. 39. Un trozo grande de cuero, en parte provisto de pelo. 40. Varios pedazos de cuero pelado. 41. Varias pelotas y mechones de pelo suelto. 42. Una cantidad de excrementos enteros. 43. Una gran cantidad de estiércol pisoteado y en parte pul- verizado. A más de las piezas enumeradas, hay muchos fragmentos de huesos que pertenecen ii este género, pero que no presentan caracteres de importancia. — 433 — La sola especie bien determinada hasta ahora del género Grypotherium es el Grijpotherium Darwinii, de la cual se han descripto con exactitud únicamente el cráneo y la mandíbula inferior. Los dos pies posteriores de un gravígrado desconocido, que tenemos en el Museo, y que Ameghino atribuía á este gé- nero, dice Lydekker que pertenecen, sin duda alguna, á un gran Scelidotherium; este último opina que es la única especie que representa el género. Sin embargo, Ameghino ha establecido otras dos especies: una descripta en 1880 con el nombre de Mylodon Zeballost ('), cuya denominación cambió dos años después por la de Mesodon Zeballosi (") y, en el año 1889, por la de Glossotherium Zehallosi {"). Esta especie es de igual talla que la del Grypotherium Darwinii, según el autor, y se distingue de éste sólo por diferencias en la forma de los dientes. A ella atribuía también una mandíbu- la inferior descripta y dibujada por Burmeister. Es preciso fun- dar mejor esta especie para que pueda ser admitida como nueva. En cambio, la otra, su Glossotherium bonaerense (*) pertenece seguramente á una especie distinta del Grypotherium Darwinii si la descripción y el dibujo que Ameghino dá de un fragmento de maxilar superior son exactos y si éste proviene de un ani- mal adulto. Respecto á los restos que Bravard atribuyó al Scelidotherium ankilosopum y que Burmeister colocó también con el Grypotherium Darwinii, nada puedo decir, porque no encuentro descripción ni dibujo de estos restos. No tengo conocimiento que exista otra especie. Comparando los restos del Grypotherium extraídos por el señor Hauthal de la caverna de Ultima Esperanza con las es- pecies aquí mencionadas, resulta que sólo se diferencian por el tamaño, y no sé si realmente son de una especie diferente del Grypotherium Darwinii. Pero de todos modos, si fuera úni- camente una raza distinta, siempre habría que darle un nombre propio para poder distinguirla de las demás de la for- mación pampeana. Del informe del señor Hauthal resulta, indu- dablemente, que este animal ha sido domesticado, por cuya razón propongo el nombre de Grypotherium domesticum. La forma de los dientes en los maxilares del Grypotherium Darwinii, que tenemos en el Museo, presenta algunas diferencias (*) Gervais y Amkghino: Mamíferos fósiles, púg. 156. (') Catálogo de la sec. de la Provincia de Buenos Aires, ])Ág. 41. (^) Mamíferos fúsiles, pág. 738. (♦) Id. id., pág. 738. — 434 — con la del Gnjpotlieriam domesticum; pero parece que esta dis- cordancia no es un carácter específico. Para mí, no cabe duda que todos los restos de este género, traídos de la caverna de Ultima Ksperanza, pertenecen á una misma especie, no obs- tante la forma distinta de los dientes que se observa de un animal á otro (véase lám. II y III). Una comparación del tamaño de las tres especies sólo puede hacerse por la medición del espacio que ocupan los cuatro dien- tes en el maxilar superior; éste mide en el Grijimtheriiim domes- ticum número 4, 94 mm.; en el número 5, 78 mm. (los dos ma- xilares son de adultos). En el GryíMtherium Danvinü, varía entre 114 y 128 mm. (medidas tomadas de tres animales adul- tos), y el Grypotheriimí bonaerense mide 55 mm. (medida dada por Ameghino de un solo individuo). De esta comparación, re- sulta que el Grijpotherium domesticum, por su tamaño, ocupa un puesto intermedio entre las otras dos especies. Del maxilar superior, número 4 (lám. III, fig. 1*^), se ha con- servado la parte anterior hasta el borde de la abertura nasal: es algo más llana que en el Grypotheriuní Darwinii. l-^n cambio, la apófisis postorbital es más pronunciada. Estas son las dife- rencias más notables después del tamaño. El maxilar número 5 (lám. III, fig. l''^), no es tan completo, pero mejoi" conservado. Los agujeros emisarios son bien visi- bles, y tanto éstos como el paladar no presentan ninguna dife- rencia notable del Grypotheriuin Darwinii. La apófisis postorbital de esta pieza es menos saliente que en el anterior, pero esto puede ser una diferencia sexual ó de edad. Este maxilar pro- cede de un animal más chico. El arco óseo nasal (número 13) es relativamente más ancho que el del G. Baricinii. El lado externo es muy cóncavo y tiene en el medio una sutura bien visible. A la mitad de la altura del arco, éste es mucho más ancho que en la parte superior é inferior. Los bordes son muy ásperos en el medio; en la parte interna está provisto de una fuerte cresta. El arco mide, en la mitad de la abertura nasal, 52 mm. de ancho por 22 de es- pesor. Los dos pedazos de cráneos (números 1 y 2) provienen de dos individuos de diferentes tamaños. En su construcción no presentan diferencias fundamentales con el G. Darjcinii; el vér- tice es algo más aplanado, especialmente en el trozo número 1 (lám. II, fig. 1), y el llano occipital es menos circular, relativa- mente un poco más alto y algo más inclinado hacia adelante. Los dos trozos, que seguramente pertenecen á una misma es- G.d.i G.d.2 139 126 134 128 150 138 62 56 — 435 — pecie, también presentan algunas diferencias entre sí que no pueden considerarse como caracteres específicos. Las medidas que he obtenido del cráneo completo de G. Danvinii, que tenemos en el Museo, y las de estos trozos de cráneos, son las siguientes en milímetros: G. D. Altura desde la basioccipital hasta el vértice . . . 179 Anchura desde la basioccipital á la de los cóndilos . 147 Anchura mayor en el medio del llano occipital. . . 198 Anchura del foramen magaum entre los dos cóndilos . 65 Distancia del foramen magnum hasta el margen de la abertura posterior nasal 180 152 — Los tres arcos zigomáticos, número 8, son muy distintos tanto en la forma como en el tamaño. La apófisis descendente en el menor es mucho más angosta que en los otros dos. En el mayor, la apófisis posterior, que se une con la apófisis tem- poral, es mucho más ancha y más corta que en los otros; y, en el chico, es más larga que en todos los demás. Muy sorprendentes son los díploes de estos cráneos; su desarrollo es tal que los huesos parietales llegan á tener hasta cerca de 5 centímetros de espesor. Los tres pedazos más completos de mandíbula inferior, nú- mero 9 (lám. III, fig. 3"), número 10 (fig. S'^) y número 11 (fig. 3''), provienen de tres individuos de distinto tamaño y se distinguen del G. Dancinü únicamente por sus dimensiones más pequeñas. Las medidas comparativas con una mandíbula que tenemos en el Museo son las siguientes en milímetros: G. D. G.d. g G.d.io G.d.i i El espacio que ocupan los cuatro dientes . . 126 101 92 98 Altura de la rama horizontal delante del primer diente 108 91 — 90 En el axis (número 14), falta lo cpófisic, espinosa con sus correspondientes apófisis articulares. Como este hueso aún no se conoce en la especie G. Dancinü, lo he comparado con el axis del Mylodonrobustus. La diferencia más notable que pre- senta consiste en las superficies articulares con el atlas, que son bastante más grandes. El proceso odontóides en el G. do- mesticum es mucho más grueso, pero relativamente menos pro- longado y con una superficie articular muy grande. Las medidas comparativas son las siguientes: — 436 — M. r. G. d. Diámetro transversal del cuerpo (centrum) en la parte donde se une con la tercera vértebra cervical 57 50 Diámetro superior-inferior del mismo 45 43 Largor del cuerpo ántero -posterior desde la margen posterior de la superficie articular del proceso odontóides hasta la margen posterior del cuerpo 58 50 Ancho mayor del axis medido entre las dos facetas articula- res del atlas 84 87 Diámetro transversal del proceso odontóides 25 32 Diámetro superior- inferior del mismo 26 40 Diámetro superior- inferior de la superficie articular del atlas. 37 45 Diámetro ántero -posterior de la misma superficie .... 30 34 De las otras vértebras cervicales, la del número 14 está casi completa; sólo le faltan las espinas transversales. A pesar de que esta vértebra proviene de un animal joven, es más ó menos del mismo tamaño que la correspondiente del AI. robustus, al cual se parece mucho. Sus dimensiones son las siguientes en milímetros: M.r. G.d.i5 Diámetro tran.sversal del cuerpo 56 56 Altura del mismo 42 40 Diámetro transversal del foramen vertebral 49 46 Altura del mismo 38 4.S Altura de la espina dorsal 60 58 Las vértebras dorsales (número 16), son bastante incompletas y provienen de animales jóvenes. Parece que las apófisis espino- dorsales fuesen mas angostas que las del Mylodon. El omjúplato (número 18) es el más completo. A juzgar por la parte inferior, que está conservada, es bastante más grande que el del M. robustus. La cavidad glenóidea es más cóncava y la margen postcapular no sobresale. La apófisis acromial es muy arqueada hacia abajo y muy prolongada. Las medidas comparativas son las siguientes en milímetros: J\/. r. G. d. Diámetro transversal de la cavidad glenóidea. ..... 94 102 Diámetro ántero -posterior de la misma. ....... 54 62 Distancia de la margen posterior de la cavidad glenóidea hasta la apófisis acromial . 182 198 En el húmero (número 92) solamente se ha conservado la diá- físis. La cresta y la tuberosidad lateral interna son mueho menos pronunciadas que en el 31. robustus; pero esto quizás ocjn'i'a por — 4.S7 — provenir de un animal algo joven. Las crestas donde arrancan los músculos son muy poco pronunciadas y sin asperezas. Este húmero es muy aplanado, por lo que se parece más al del gé- nero SceUdotheritim que al del Mylodon. El número 22 es muy particular; su forma es igual á la anterior, pero la mitad más pequeño, y, sin embargo, parece provenir de un animal adulto. Las crestas, desde donde arran- can los músculos, se presentan en las mismas condiciones como en el otro; esto daría lugar á la suposición de que ha existido una raza más pequeña, pero como es la única pieza de este tamaño, no se puede afirmar nada con seguridad. He aquí la comparación de las medidas en milímetros: M.r. G.d.2i G.d.22 Espesor ántero-isosterior de la diáfisis un poco debajo de la cresta media 55 48 31 Anchor externo -interno en la cresta media .... 95 81 .50 Las dos tibias (números 24 y 25) son de individuos adultos, pero de distinto tamaño. Por su forma general, se asemejan algo más á la tibia del Lestodon que á la del Mylodon. La faceta articular fémuro-tibial interna es de forma semicircular como en el primero y no oblicua como en el Mylodon. La superficie articular correspondiente al tuberosum es relativamente muy grande. La parte distal es bastante parecida en los tres géneros. He aquí las medidas comparativas, en milímetros, de una tibia de L. armatus, de un individuo no muy viejo; de M. robustus y de la tibia más grande (número 24) del O. domesticum : L. a. M. r. G.íi.24 Diámetro ántero- posterior de la faceta articular inter- na fémuro-tibial 07 82 86 Diámetro interno-externo de la misma 06 62 90 Diámetro interno -externo de la faceta articular externa fémuro-tibial 81 62 61 Diámetro ántero-posterior de la misma 72 56 66 Diámetro interno -externo de la parte proximal de la tibia 196 146 166 Diámetro ántero-posterior de la misma parte en el medio 127 95 99 Diámetro ántero-posterior de la diáfisis 99 76 81 Altura de la tibia en el centro de la parte anterior . 318 221 231 Diámetro interno -externo de la parte distal. . . . 156 116 131 Diámetro ántero-posterior de la misma 126 101 121 De esta comparación de medidas resulta que la tibia del G. domesticum, si bien es más grande que la del M. robustus, se aproxima más á éste que al L. armatus. — 438 — De la tibia (número 26), que proviene de un individuo joven, sólo se ha conservado la diáfisis. El peroné (número 27) es muy incompleto; la parte distal falta enteramente y la proximal es muy imperfecta. El diámetro ántero-posterior de la diáfisis es de36mm., y en el M. robustus de 30. !'"1 diámetro interno-externo es de 26 mm. por "18 en el M. robustus. Los huesos cepiculum y el tuberosum (número 28) se ase- mejan bastante á I03 correspondientes del SceJidotlterinm. Los dos huesos naviculares (número 30) provienen de dos individuos de diferente tamaño. En cuanto á su foi'ma, se pa- recen más al Mylodon y Lestodon que al pié posterior que Ameghino atribuyó al género Grypotherium. La faceta que ar- ticula con el estrágalo tiene, en la parte interna superior, una elevación que falta en el M. robustus; taml)ién la faceta articular cuneiforme es distinta de ésta. En lo demás, se parece al navi- cular del M. robustus, solamente que es más grande. Las medidas son las siguientes en milímetros: M.r. G.d. Diámetro transversal 62 70 Diámetro superior- inferior 48 53 También el cuboides (número 31) presenta, en las facetas articulares, diferencias fundamentales con el cuboides del pié que el señor Ameghino creyó que pertenecía á este género. En cambio, tiene mucha semejanza con el del Mylodon; so- lamente, en la parte proximal, hay una superficie articular que se une con el cuneiforme del medio, lo que es propio del gé- nero Scelidotherium pero no del Mylodon. M.r. G.d. 46 57 58 64 49 58 Altura de la parte superior Diámetro superior-inferior en la parte distal Diámetro superior-inferior en la parte proximal. . . En el metacarpo (Mt. IV), número 32, falta la superficie ar- ticular. Proviene de un individuo joven. Por la forma que presenta la falange unguífera número 33, creo que pertenece al tercer dedo del pié anterior. Esta no pre- senta notables diferencias con las falanges correspondientes del Mylodon; es un poco menos arqueada en la punta y un poco más chica. Su largor total es de 122 mm. y la del M. robustus tiene 142. La falange unguífera (número 34) corresponde, creo, al se- — 439 — gundo dedo del pié posterior, y, en este coso, las falanges de los pies posteriores son mucho más chicas que los de los pies an- teriores, como sucede en el género Mylodon. Por su forma, se parece mucho á la falange unguífera del segundo dedo del Mylodon. Esta falange tiene todavía un poco de pelo adherido, lo que demuestra que estaba cubierta de él hasta las caras. Las dos falanges de dedos rudimentarios (número 35) perte- necen, probablemente, una al cuarto y otra al quinto dedo del pié posterior. La falange del cuarto dedo tiene una pequeña punta, lo que hace suponer que ha llevado una uña córnea. Las tres uñas grondes (caras córneas), número 36, son an- gostas, largas y muy puntiagudas, con cantos filosos, lo que prueba que el animal no ha caminado sobre ellas. Segura- mente pertenecen al pié anterior, y, siendo así, parece que el Grypotherium caminaba como el oso horvmgnQVo (Mijrinecopluujus) con las uñas de los miembros anteriores dobladas hacia adentro, mientras que con los pies posteriores caminaba sobre éstas, porque, en el número de las uñas incompletas y rudimentarias, hay algunas que pertenecen al pié posterior y se vé bien que están gastadas, lo que demuestra que el animal ha caminado sobre ellas. La más grande tiene un largor de 116 milímetros. Las costillas (número 38) están muy incompletas y no pre- sentan ninguna particularidad. El gran trozo de cuero (número 39) está muy arrugado y deformado, lo que hace muy difícil determinar á qué parte del cuerpo corresponde. Por la dirección que presenta el pelo, puede ser que haya sido del costado derecho de la parte anterior del animal; la parte a (fig. 1, lám. IV) debe corresponderá la región dorsal; el pelo está dirigido hacia atrás y un poco hacia abajo. En h, el cuero está muy doblado, y parece pertenecer al pescuezo. En la parte c, el pelo de ambos lados va hacia el centro; por esto creo que corresponde á uno de los miembros anteriores, siendo el centro de dicho pedazo la parte posterior del brazo. En el oso hormiguero, se observa que el pelo de la parte interna y externa de los miembros anteriores va dirigida hacia atrás y un poco hacia abajo, juntándose en el medio en la parte posterior, en cuyo sitio el pelo es muy largo. Otro tanto ocui're en el presente cuero, parte c. En la parte d, el cuero está muy plegado y doblado; el pelo tiene dos direcciones, por lo que supongo corresponda á la parte ventral. En el lugar que debería pertenecer á los costa- dos del lomo, el pelo está muy gastado, solamente han que- dado algunos aislados que parecen estar enteros, midiendo — 440 — hasta doce centímetros de largo. En la parte b, que corres- ponde al pescuezo, el pelo está mejor conservado y mide de 7 á 10 cm.; en la región cubital varía de 15 á 22 cm. de largo y en la parte ventral de 10 á 15. Entre los mechones de pelo que se han encontrado sueltos en la caverna, hay algunos que miden más de 30 cm. de largo. El espesor del cuero varía entre 5 y 14 mm. El cuero, pelo y huesecillos han sido muy detalladamente descriptos por el doctor LonnbergC) y por el señor A. Smith Woodward(") y yo sólo quiero agregar que huesecillos, sin ninguna clase de dibu- jos, iguales á los que están embutidos en este cuero, existen también en el Mylodon; en cambio, entre los del Grypotherium dojnesticum, hay algunos que presentan dibujos parecidos á los del Mylodon en el lado superior; de manera que, por la falta ó la presencia de dibujos en los huesecillos, no es posible deter- minar el género. Respecto al tamaño y forma de los huesecillos, varían tanto en un mismo cuero, que no se puede distinguir una forma espe- cífica. He observado algunos de tamaño tan grande, provenien- tes de un Mylodon, como no los he visto en el Grypotherium. Ameghino dice que los huesecillos del Neomylodon están embutidos en la parte más profunda del cuero, dando á la su- perficie interna un aspecto de calle empedrada. En el O. domes- ticum se encuentran en el medio del espesor del cuero, y sola- mente donde está gastado aparecen en la superficie, ya sea del lado interno ó externo. Este trozo de cuero mide 110 cm. de alto por un metro de largo aproximadamente. No se puede dar una medida exacta por estar muy arrugado. Todavía me resta por describir el estiércol (número 52), para lo cual necesitaría el análisis de un especialista. A simple vista, se nota que el animal ha sido herbívoro y parece que se ha alimentado exclusivamente de vegetales. La forma de las bolas fecales está bien visible en la lámina IV. Para facilitar la comparación se han fotografiado bolas fecales de elefante, caballo y grypotherium. (') E. Lonnberg: «Oii some Remains of ik Neomylodon Lislai» Ame- ghino, brought lióme by the Swedish Expedition to Tierra del Fuego 1895-185)7,11 Wissensch. Ergebn. schwedisch. Exped. Magellanslünd. unter Leitung V. Otto Nordenskjold, vol. 11, p. 119-170, lám. Xll-XIV, 1899. (-) Dr. F. P. Moreno: «On a Portion of Manimalian Skin, named Neomy- lodon Lislai, froni a Cavern near Consuelo Cove, Last Hope Inlet, Patago- nia» y A. Smith Woodward: «Description of the Specimen». Proceedings of the Zoological Sociely of London. June Ist, 1899. — 441 — Las figuras 2 y 3 de la lámina IV son de elefante, la figura 4 es de caballo; 5, (> y 7 del G. domcsticum. Todas las figuras han sido tomadas en la misma proporción, aproximadamente una quinta parte del tamaño natural. Como se vé, las bolas fecales del G. doniesticmn son muy características, compuestas de discoides muy apretados unos contra otros y de una forma muy diferente a las del caballo ó de cualquier otro viviente actual de la Patagonia. Entre el estiércol extraído del paraje de la gruta, señalado por el señor Hauthal como chiquero, hay bostas de muy distinto tamaño, pero todas presentan el mismo aspecto que prueba su proceden- cia de una misma clase de animales, sólo de diferentes edades. Mientras las más grandes tienen un diámetro de 18 cm., otras tienen 12 cm. y las más chicas sólo alcanzan á 8 cm. Este es un hecho que viene á robustecer más la hipótesis de que los animales grandes y chicos han sido encei'rados en esa parte de la caverna; si, por el conti'ai'io, hubieran transitado en com- pleta liliertad ó sólo hubiesen estado allí accidentalmente, no se encontraría el estiércol en un solo paraje y es de suponer que estaría muy mezclado con estiércol de otros animales. Tanto las dimensiones del estiércol como las de todos los otros restos del Grypotherium indican que éste ha sido un ani- mal de gran talla. De la comparación de los huesos con los del M. robustiis resulta que ha sido más grande (¡ue éste. Para dar una idea de su tamaño, cito aquí algunas medidas del M. rohustns y del hipopótamo anfibio. Hip. M. r. Largo total desde la nariz hasta la punta de la cola . . 2"900 S^OOO Altura en el pescuezo (axis) 1,02.5 980 Altura en la cruz (penúltima vértebra) 1,065 1,205 Anchura del cuerpo en la penúltima costilla 790 930 De la comparación de estas medidas, se vé que el Ai. robustas era en todo más alto y más corpulento. Ahora bien, como los restos encontrados del G. domesticum indican que éste era más grande que aquél, se puede deducir que habrá alcanzado la al- tui'a de un rinoceronte y que debía ser aún más corpulento que éste. Por la forma de la cabeza tan prolongada y angosta, y por el pelo largo, grueso y rígido que cubría su cuerpo, se aseme- jaba más al oso hormiguero que al perezoso. Es claro que el señor Lista no vio al G. domesticum. ¿Cómo hubiera podido confundir este señor á un animal parecido al Tomo IX 3 9 — 442 — oso hormiguero del tamaño de un rinoceronte con un pangolin que apenas tiene la talla de un zorro? Ya he dicho anteriormente que no se sabe de qué animal provienen los huesecillos descriptos por Ameghino en su primer trabajo; si existiera la seguridad que proviniesen del pedazo de cuero que el año pasado se trajo al Museo, no tendría incon- veniente en conservar el nombre especifico Listai. Pero el señor Ameghino dice que su hermano Carlos le ha enviado los huese- cillos desde Santa Cruz y que provienen de un cuero de lemisch que está en poder de un indio; de manera que no se sabe si los huesecillos en cuestión provienen de un género desconocido, en cuyo caso de un Neomylodon ó si son de un Mylodon, ó del Grypotherium. Por estas razones no quiero adoptar el nom- bre de un animal que no se sabe lo que es; de cualquier ma- nera, la descripción que dá este señor del Neoimjlodon Listai no coincide en nada con el Grypotherium. Según él, el Neomy- lodon es un anfibio, «un animal feroz capaz de arrastrar con sus garras á los caballos hasta el fondo de los lagos; tiene una cabeza corta con grandes colmillos y el cuerpo cubierto de pelo corto». El G. domesiiciim, al conti'ario, es de cabeza muy larga; no tiene dientes en forma de colmillos, ni grandes ni chicos, y está cubierto de pelo largo. Además, el Grypotherium ha sido seguramente un animal doméstico que comía pasto y habitaba tranquilamente la misma caverna con el hombre; por consiguiente, no puede haber sido el animal feroz de que ha- blan los indios tehuelches. Entre los restos extraídos de la caverna de Ultima Esperanza, hay unos huesos provenientes de una fiera; este animal coin- cide, en parte, con la descripción que hace Ameghino del Neo- mylodon, y si bien no concuerda en todo, adoptaré el nombre específico Listai, reemplazando el nombre genérico Neomylodon, por no ser adecuado, por el de lemisch. FEUDM lemisch Listai g. n. (Lám. V, fig. I) Los restos de este género encontrados en la caverna mez- clados con los del G. domestieum, se componen de las siguientes piezas: 44. Mitad inferior de un húmero. 45. La parte distal de un fémur incompleto. — 443 — 46. Un metatarso (Mi. IV') casi completo. 47. Un metatarso incompleto. 48. Un trozo de pelvis que probablemente pertenece ú un puma (felis concolor). En el húmero (número 44) está conservada la diáfisis y la parte distal. Por su construcción, se asemeja algo al F. tigris. La diáfisis es, como en este último, relativamente alta y an- gosta y tiene una fosa radial anterior bastante notable. Esta fosa falta en los húmeros de F. leo, F. anca, F. concolor y otros. La tuberosidad externa es un poco más corta y se parece algo á la del F.leo; también se asemeja bastante á éste por el des- arrollo de los entepicóndilos, principalmente en la tuberosidad del lado inferior, aunque aquí es un poco más acentuada. La cresta posterior del entepicóndilo se une sin interrupción al canto de la supei'ficie articular cubital; la superficie articular del radio no está completa. Para facilitar la comparación, he representado el húmero de varios felinos; en la lámina V, la figura 3 es del F. leo; la figu- i"a 2 del F. concolor y la figura 1 del lemisch Listai. He aquí las medidas en milímetros de los húmeros de di- ferentes especies de felinos que tenemos en el Museo: /. L. F. t. F. 1. F. o. F. c. Diámetro ántero-posterior de la diáfisis . . 33 32 34 30 22 Diámetro interno -externo 25 27 30 23 19 Diámetro transversal de la parte distal, desde el entepicóndilo externo al entepicijndilo interno 75 74 82 63 55 El trozo de fémur (número 45) conserva el cóndilo externo del pié derecho. Lo he comparado con fémures de muchos ani- males; por su forma, se parece más al del -F. onra. Pero como se trata de una pieza tan incompleta y que fué encontrada en- treverada con restos de otros animales, no se puede afirmar con toda seguridad que pertenezca á la presente especie. Si realmente proviene de un fémur de lemisch, como yo creo, las desproporciones serían entonces contrarias al Machaerodus; pues es sabido que el húmero de este género es desproporcio- nalmente grande con relación al fémur; mientras que en el caso que nos ocupa, el fémur es relativamente muy grande, pues la parte conservada es tan fuerte como la misma parte del Ma- chaerodus. Su forma general, es la del fémur del F. ojipa, pero la superficie articular de la rótula es aún algo más llana, más ancha y menos elevada que en éste. Las tuberosidades externas están muy desarrolladas, lo que prueba que el fémur proviene de un animal muy viejo. En la parle lateral interna, donde ter- mina la faceta del cóndilo, tiene una fosa bastante profunda. La construcción del cóndilo se parece bastante á la del F. tigris, con la diferencia que es algo mayor. Sólo puedo dar la medida del cóndilo externo que mide desde el borde superior hasta el inferioi', en el lemisch Listai, 51 mm.; en el Machaerodiis neoga- cus, 50; en el F. tigris, 48 y en el F. concolor, 35 mm. El metatarso (Mt. lY), número 46, es parecido, tanto por su construcción como por su tamaño, al del F. tigris. Las medidas comparativas son las siguientes, en milímetros: Mach. I. L. F. t. F. 1. F. c. Largor total en la parte superior .... 9'i 108 108 115 f'8 Diámetro interno- externo en el centro de la diáfisis 19 14 14 15 10 Del metatarso (número 47) sólo se ha conservado la parte distal que no presenta ninguna particularidad. El trozo de pelvis (número 48), seguramente no pertenece cá esta especie (7. Listai) ; probablemente proviene de un gran puma F. concolor. De la comparación de estos huesos con los correspondien- tes de la familia felina, resulta que éste es de un gato mucho mayor que los que habitan actualmente en la América del Sur. Como los restos son pocos, no tengo completa seguridad si realmente foi-man un género nuevo, y si por nuevos descu- brimientos resultara que pertenecen al género Felis, se podrá suprimir el nombre lemisch. Las descripciones que hacen los indios tehuelches del le- misch coinciden en su mayor parte con un animal de la natu- raleza de los gatos, y es mucho más probable que ese sea la bestia feroz de que ellos hablan y no el G. domesticum que se alimentaba de pasto y vivía en compañía con el hombre en las cavernas patagónicas. Puede ser que aquél sea la fiera noctur- na, tan fuerte, que apresa con sus garras á los caballos lle- vándolos á la rastra. Su talla mayoi' que la del puma y su cabeza corta con grandes colmillos, coinciden con las de la familia de los gatos, pero no con la de los desdentados. Es muy posible que habitara en tiempo no muy lejano en las orillas de los lagos y ríos andinos y que sea el tigre nahuel que ha dado su nombre al lago Nahuel-Huapi. Si bien hay gatos muy nadadores, como por ejemplo, el F. on^a que vive con preferencia cerca de los ríos y lagunas, no — 445 — creo que entre la familia felina haya habido especies que ha- bitaran en el agua y en tierra. Y si los indios han afirmado al señor C. Ameghino que el lemisch es anfibio, es una misti- ficación; tampoco creo que pertenezcan al cuero de éste los huesecillos que Ameghino cita. El cacique teliuelche Kankel, que aliora dos años me sirvió de baqueano durante algunos meses, me refirió en varias oca- siones que el abuelo le contaba que existia un animal muy feroz en el lago Buenos Aires que era muy peligroso andar cerca de él, y lo describía diciendo que cuando bramaba dis- paraban todos los animales, y que, en una ocasión, cuando andaba en la corrida de avestruz, cerca del lago, le había muerto una tropilla de caballos. Como todos los indios son muy supersticiosos y tienen mu- chos cuentos de esta clase, no le hacía caso; pero, cuando tuvo que acompañarme al lago Buenos Aires, comprendí que tenía miedo, porqué durante el viaje tenía toda clase de pretextos: que el camino era muy feo, que los caballos se iban á des- l)iar, etc., hasta que en el último trayecto le ofrecí una muía, y entonces me dijo que en el agua no se veía nada y que era mejor no ir. Antes de la última marcha me manifestó que se había concluido la carne; que él tenía que matar algún aves- truz ó guanaco y que yo podía seguir con otros peones. Le tuve que obligar seriamente á que me acompañara, pero, tres leguas antes de llegar, me dijo que ya no podía errar el ca- mino y que me fuera solo, que él me esperaría sobre una loma desde donde se veía el lago. Yo quería que viniese hasta el mismo lago pai'a que se convenciera que no había ningún peligro. Le dije que era su obligación, como baqueano, de estar á mi lado y que si no venía no le pagaría los tres me- ses de sueldo que le adeudaba. Por último, conseguí que vi- niera hasta un kilómetro de la orilla, sin poder lograr que lle- gase hasta el mismo lago. Yo creo que los indios actuales conocen al lemisch sólo por cuentos tradicionales, y que reúnen los caracteres de diferentes animales en uno solo confundiéndolos enti'e sí. Es muy pro- bable que el anfibio, del cual cuentan que camina en tierra con la misma facilidad que nada en el agua, sea un gran roedor, de cuyo fémur hay un trozo entre los restos traídos por el se- ñor Hauthal. — 446 — CÁNIDA Canis sp. (?) De esta familia, hay dos tibias (números 49 y 50), con las cuales se han construido dos punzones (véase lám. V, fig. 4). Parecen ser, por su forma, del Canis magellaniciis; pero, por su tamaño bastante mayor, no pueden pertenecer á esta especie. Las he comparado con varias tibias de perro doméstico; entre éstas, con las del perro fueguina. La parte distal es bastante distinta á la de todos los perros domésticos; por su tamaño pertenece á un Canis entre el jithatiis y magellanicus, y puede ser que corresponda á alguna de las especies de la formación pampeana. Como casi todos los canis fósiles de esta formación están determinados por cráneos y pedazos de maxilares, no se puede saber si esta tibia corresponde á alguno de los ya des- criptos y prefiero no señalarla con un nuevo nombre específico. Entre los trozos de cuero hallados en la caverna, hay un pedazo correspondiente á la cabeza y que conserva las dos ór- bitas. Comparándolo con la misma parte del Canis magellanicus, resulta ser bastante más grande. Es probable que pertenezca al mismo animal del cual provienen las tibias. El color de los pelos es amarillento como en el C. inagellanicus, con la sola di- ferencia que los bigotes de aquél son amarillos en vez de negros. Mephitis suffocans Esta especie está representada por una mitad de mandíbula inferior (número 51) ; y, como pertenece á un animal muy co- nocido, no la describo. RODENTIA Los restos de este orden encontrados en la caverna, son los siguientes: '6 52. Un trozo de fémur de la parte proximal. 53. Un cráneo y un pedazo de la columna vertebral. 54. Un fémur y una tibia casi completos. El trozo de fémur (número 52) conserva la cabeza articular {caput), el cuello y el trocánter interno. Proviene de un roedor mucho más grande que el carpincho {Hijdrochocrus captjhara), pero es algo más chico que el Megamijs patayonensis. El cuello es — 447 — un poco más corto que el del Megamys; el tfocánter interno es muy desarrollado con una pequeña cresta hacia abajo. Ks muy proi)able r|ue pertenezca á un roedor desconocido; pero, sobre una pieza tan incompleta, no quiei'o establecer un nuevo S'é'iero. Las medidas comparativas son las siguientes en milímetros : M. p. H. c. Raecinr 54 Diámetro ántero-posterioi' ile la cabeza articular . . 46 26 39 Espesor superior -inferior del cuello 2S 13 26 El cráneo y la columna verteliral (número 53), son del Ctcno- Dujfi mageUmiicus. El fémur y la tibia (número 54), pertenecen probablemente á la misma especie; no los describo por ser bien conocidos. EQUID^ Onohippidium Moreno Entre los restos hallados junto con los de G. doinesticum, hay las siguientes piezas de una especie desconocida del género Onohipiñdium : 55. Un molar superior (mi). 56. Un pedazo de maxilar con dos incisivos muy quebrados. 57. Un pedazo de atlas. 58. Dos vasos; uno conserva la falange unguífera y el otro sólo el casco. Los dos provienen de potrillos recién na- cidos. 59. Una ranilla y varios pedazos de cascos de diferentes ani- males adultos. Onohippidium Saldiasi n. sp. (Lám. V, fig. 6 y 1 o) El molar (número 55) es el segundo molar superior del lado izquierdo. Para facilitar la comparación y al mismo tiempo para que el lector pueda formarse un juicio más exacto, he dibu- jado en la lámina V el segundo molar de varios géneros. La figura 5 representa el del caballo criollo {equus caballus); fig. 9, el Hippidium ^compre.tsideus [^); fig. 8, el Onohippidium Muñixi: fig. 7, un Onohippidium de una especie de la formación pam- (') La fotografía ha sido tomada de un molde de yeso comprado al señor Ameghino y determinado por él con este nombre. — 448 — peana no determinada, y liyura G, el molar número 55 de la caverna de Ultima Esperanza. A primera vista se nota que el molar número 55 y el de Onohippidium (íig. 7) son idénticos; y á jiesar que el primero es un poco más grande, pertenece á una misma especie. Es sabido que los molares del género Onohippidium y los del Hip- pidium se diferencian muy poco en su construcción. Las diferencias distintivas de los dos géneros consisten, en primer lugar, en una fosa lacrimal muy profunda que caracte- riza al cráneo del Onokippidium; en el maxilar, del cual proviene el molar de la figura 7, se ha conservado una parte de esta fosa, de manera que no hay duda que pertenezca á este género. Como los molares se distinguen no solamente por su tamaño más reducido que los del Onohippidivm Muñixi, sino también por diferencias en la forma de los pliegues de esmalte, propon- go por estas razones, para la presente especie, el nuevo nom- bi'e de Onohippidium Saldiasi ('). El pilar anterior-interno (protoconé) es en el O. Muñixi me- nos prolongado y el pilar posterior-interno (hipoconé) es más grande y de forma más redondeada que en el O. Saldiasi. El espacio que ocupan los seis molares en el O. Saldiasi es de 1G6 mm.; en el O. Muñixi, de 182 mm. El diámetro ántero- posterior, en el penúltimo molar del O. Muñixi, es de 28 mm.; en e\ O. Saldiasi, áe la formación pampeana, de 25; y, en el del número 55, de 26 mm. El diámetro labio-lingual, en el primero, es de 32 mm.; en el segundo, de 26; y, en el último, de 28 mm. El pedazo de premaxilar, número 56, es muy incompleto. El diámetro del i)rimer incisivo es, en la cara labial, de 21 mm. Yo creo que éste pertenece á la presente especie, pero no hay toda seguridad. El trozo de atlas (número 57) es más angosto, pero más fuerte que el atlas del caballo. Las comparaciones de medidas, son las siguientes: E. cab. O. Saldiasi Anchor del atlas desde la margen anterior de la articulación con el cóndilo occipital hasta la margen posterior de la articulación del axis Diámetro superior-inferior de la articulación con el cóndilo. Diámetro interno -externo de la articulación con el axis. 73 68 35 49 29 37 (') Dedico esta especie al señor Ministro de Obras Públicas de la pro- vincia de Buenos Aires, doctor don Adolfo Saldias, por el interés que ha demostrado en pro del adelanto del Museo de La Plata. — 449 — Los vnsos (número 58) son muy chicos y provienen de ani- males muy jóvenes que no han caminado; los bordes inferiores están doblados hacia adentro y no presentan ningún vestigio de desgaste; su aspecto es el de vasos de feto. Los restos número 59 provienen de diversos individuos y son muy incompletos; no presentan ningún carácter anatómico particular. En la caverna chica, se han encontrado un molar inferioi- y una falange unguífera. El molar está representado en la liimina V, figura 10, y presenta, como se ve, diferencias con el correspondiente molar de Kqiiiis: pero como no se conocen los molares inferiores del orden Onohippidium, no sé si pertene- cerá á éste. La falange es baja y muy ancha. Auchenia Lama De esta especie hay las siguientes piezas: 60. Varios maxilares superiores incompletos. 6L Un cráneo fracturado incompleto. 62. Varias mandíbulas inferiores incompletas, en su mayor parte de individuos jóvenes. 63. Varias vértebras. 64. Varias costillas rotas. 65. Dos omóplatos incompletos. 66. Dos húmeros incompletos. 67. Varios trozos de diferentes miembros. 68. Un lote de pezuñas. 69. Varios pedazos de cueros. Además de los restos enumerados, hay, en cajas, fragmentos de huesos de diferentes animales que no presentan caracteres para poder determinarlos. 70-106. Restos no determinables. 107. Un cajón con pasto. 108. Un cajón con plumas y pelos de diferentes animales. 109. Una caja con corteza y leña de árboles. 110. Dos piedras talladas. 111. Un omóplato de hombre. 112. Una caja con conchillas Mytilus chorus. De la caverna chica, se han extraído las siguientes piezas: — 450 Auchenia Lama 113. Varios maxilares superiores é inferiores. 114. Varias vértebras. 115. Varios trozos de omóplato y de pelvis. IIG. Varios radios y un lote de huesos metacarpianos y fa- langes. 117. Varias costillas incompletas. 118. Un molar inferior de Onohippidium (?). 119. Una falange unguífera de idem. 120. Un tarso-metalarso de avestruz. 121. Un lote de huesos fracturados. 122. Un lote de Mytilus chorus. CONCLUSIONES GENERALES No obstante no poderse afirmar con toda seguridad que el G. dotnesticum se haya extinguido por completo, tengo la con- vicción que actualmente no vive en ninguna parte de la Pata- gonia. Kl señor Hauthal opina que los restos, encontrados en la parte más inferior de la caverna, pueden pertenecer á la época interglacial. En la provincia de Buenos Aires se han encontrado i-estos de grandes gravígrados en depósitos aluviales. Tanto el doctor Moreno como el señor Ameghino mencionan estos casos. En el mes de Mayo de 1882, cei'ca de San Nicolás de los Arroyos, encontré restos de un Megaterio en tierra vegetal. En «La Nación» de 1° de Julio de 1882, llamé la atención de los paleontólogos del país sobre este hallazgo. He aquí el artículo: u Los restos de un megaterio. — Hemos recibido una segunda carta de la misma persona que en días pasados nos anunciara el hallazgo de los restos de un megaterio á ocho leguas de San Nicolás de los Arroyos. « El estudio de este fenómeno, dice la carta á que nos refe- rimos, es de grandísima importancia para la ciencia, pues los - 451 — restos se encuenlron en una capa de liei'i'a negra- vegetal, en la cual no se han hallado hasta hoy huesos de fósiles. En- tiendo, pues, que son éstos los primeros que se encuentran en los aluviones modernos. « En vista de la importancia que este descubrimiento encierra para el estudio geológico de los terrenos de la Pampa, consi- dero que los hombres en él empeñados deben aprovecharlo.» . En el año 1890, en la República del Uruguay, encontré un fémur y dos tibias de un gran gravígrado, que probablemente pertenecen al Grypotherium; estos restos, que están ahora de- positados en el Museo de Zürich, presentan todo el aspecto dé- los huesos frescos y no el de los fósiles. Todos estos hallazgos demuestran claramente que, en época muy moderna todavía, han vivido gravígrados gigantescos tanto en la pampa argentina como en la República del Uruguay. Pero, á pesar de todo, no cabe duda alguna que estos anima- les no existían después de la conquista. Otro tanto sucederá con los animales cuyos restos se han encontrado en la caverna de Ultima Esperanza. Es cierto que éstos presentan un aspecto mucho más fresco que los encontrados en la pampa, puesto que conservan hasta fibras carnosas en los huesos. Sin em- bargo, esto sólo prueba que esos restos se han encontrado en condiciones muy favorables que impedían su fermentación y descomposición. En análogas condiciones se han encontrado, en Europa, restos de materias orgánicas de tiempos prehistó- ricos; por ejemplo, los residuos de los habitantes lacustres en Suiza; cueros de Cervus eunjcenis en Irlanda; cadáveres enteros de Mamuth en Siberia, etc., etc. De manera que la conserva- ción fresca de restos de animales no prueba la existencia ac- tual de éstos. Las excavaciones practicadas por el señor Hauthal en la caverna de Ultima Esperanza han conducido al descubrimiento de cuatro animales desconocidos que pertenecen á otros tantos órdenes diferentes. Como los restos de todos ellos se encuen- tran mezclados y en el mismo estado de conservación, es muy claro que si en la actualidad existe uno, también pueden exis- tir los otros. Con motivo de la cuestión de límites con Chile, se han hecho muchas exploraciones, en estos últimos tiempos, hasta muy adentro de la Cordillera: se ha acampado durante meses en las orillas de los lagos, ríos y arroyos, en medio de bosques vírgenes donde hasta ahora nadie había penetrado, ni siquiera los indios, y, sin embargo, ninguno de los hombres serios que f'oi'maban parte de ellas ha traído la noticia de haber visto rastros de un animal grande desconocido. El G. doniesticnm es un animal de tal tamaño que no se puede esconder en cual- quiera parte; además, su rastro y su estiércol llamarían la atención de cualquiera que los viera. Con más facilidad podría esconderse ei gran felino lemisch Listai, pero también se habría encontrado su rastro si viviese todavía. Los exploradores están habituados á fijarse en cualquier rastro que hallan en el camino, y el de un galo tan grande indudablemente habría llamado su atención. Otro tanto ocurriría con el gran roedor arriba mencionado. Respecto al caballo O. Saldiasi, el señor E. Lynch Arribálzaga, en su notable trabajo sobre el caballo criollo ('), ha demostrado con evidencia que cuando vinieron los primeros españoles á este país, el caballo ya no existia en la América del Sur. Además, el Onohippidium debía tener un aspecto tan distinto que no se confundii-ia con los baguales que existen en algunas partes de la Cordillera austral. Si los indios hablan de animales grandes y feroces, es por cuentos tradicionales; si uno les pregunta cuando refieren estos cuentos: «¿lo ha visto usted?» contestan: «no; pero me han dicho que el indio tal ó el cacique cual lo ha visto». De la misma fuente habrán tenido noticias los antiguos escritores que hacen mención de esta clase de animales. La prueba de ello es que todos confunden los caracteres de animales de diversos órdenes reuniéndolos en uno. Si se toma en consideración todo lo que habla en favor y todo lo que habla en contra, sobre la existencia actual de uno de estos animales mencionados aquí, llegamos á la conclusión que ninguno vive en la actualidad. Pero no por esto los hallazgos de la caverna de Ultima Es- peranza tienen menos importancia científica; nos muestran de nuevo que las materias orgánicas pueden conservarse largo tiempo, encontrándose en condiciones favorables. Ahora podemos formarnos una idea exacta de la configura- ción del Grypotherium. Ahora sabemos que era un animal muy (') Origen y caracteres del caballo criollo, «Semana Pairal», Septiembre 8 de 1894, Buenos Aires. — 453 — parecido al oso hormiguero, y lo que venimos liablando, desde hace años, el doctor Moreno, Ameghino y yo, de que en los desdentados extinguidos debían haber habido animales domés- ticos, viene á confirmarse con evidencia. De los tiempos glaciales no se conocían restos de animales terrestres en la Patagonia, á pesar de que los mejores colec- cionistas de paleontología han explorado durante medio siglo esta región. Sólo el doctor Moreno ha traído de estos lugares el trozo de una pelvis de Glyptodonte. Ahora sabemos que, du- rante la época cuaternaria, los grandes desdentados habitaban también la Patagonia. Con estos hallazgos tenemos una serie, casi no interrumpida, de mamíferos terrestres de las regiones patagónicas, desde los lejanos tiempos mesozoicos hasta hoy. Santiago Roth. Musco de La Plata, Agosto de 1899. III Coeiisteflcia del lioÉre coü iiii gran flesdeütaio y i epiuo EN LAS CAVERNAS PATAGÓNICAS POR ROBERT LEHN^ANN-NITSCHE; ENCARGADO DE LA SECCIÓN ANTROPOLÓGICA DEL MUSEO DE LA PLATA Para efectuar el examen de los restos procedentes de Últi- ma esperanza, me encuentro en análogas condiciones que mi colega el señor S. Roth; no poseo más datos que puedan ilus- trarme para llegar á saber si ha tenido intervención la exis- tencia del homlire en el caso que nos ocupa. Se me ha pedido que el'ectúe un examen minucioso y dé mi juicio, á lo que accedo con sumo placer, puesto que es una cuestión de capital importancia para la antropología sudameri- cana, para la paleontología y para la cultura del hombre pre- histórico. Si cualquier dato que conti-ibuya á ilustrar la época anti- gua de la América del Sud, hasta hoy tan desconocida, es bien recibido, estaríamos más satisfechos si tuviéramos la suerte de poder presentar súbitamente un nuevo cuadro que nos ilumi- nara el horizonte. La base que tenemos para el estudio de esta cuestión, es el informe y los hallazgos del señor Hauthal, quien ya ha hecho sus conclusiones; á mí sólo me corresponde el estudio de los objetos. Vamos á examinar separadamente las diferentes piezas, de acuerdo con el inventario dado por el señor Roth. De manera que entraremos en la investigación de los restos encontrados en la caverna grande, empezando, ante todo, por los del gran desdentado. — 456 — GRAN DESDENTADO (Grypotherium domesticum Roth.) N" 1 (lúm. II, ñií. 1). Es mus bien uaa cápsula ó envoltura cerebral (|ue un cráneo propiamente dicho. En su mayor parle está todavía cubierta por el periosto y restos de las fibras mus- culares. Se han conservado restos carnosos, especialmente en las partes gibosas del cráneo, es decir, en la región de los petro- sos, en la parte baja izquierda de las líneas semicirculares oc- cipitales, en la fosa articular izquierda del cóndilo de la man- díbula inferior y alrededor del cóndilo occipital izquierdo. Por este motivo, presenta un aspecto sucio, de color castaño oscuro, y parece mejor limpiado en los lugares donde no han existido músculos, pi'incipalmente en los parietales, entre las inserciones de los músculos temporales. El cráneo presenta una infinidad de mutilaciones diferentes que sólo le han dejado, como ya hemos dicho, la cápsula cere- bral. Primeramente ha sufrido una rotura transversal á la altu- ra de los arcos cigomálicos. La línea de fractura, propiamente dicha, no existe. Los límites de la quebradui'a son muy iri'e guiares. Vistos desde arriba se destaca una púa de los parie- tales (lám. II, fig. 1, letra a). Observándolo de costado, la irre- gularidad es aun algo más notable; está dentellado, lleno de pequeñas puntas y picos. Desde la línea de fractura parten varias fisuras hacia la parte posterior, especialmente en el cos- tado izquierdo. Este aspecto particular que presenta es debido á la forma- ción singular del díploe, cuyas cavidades también han sido abiertas á causa de la rotura. Creo necesario hacer presente que las cámaras del díploe tienen el mismo aspecto que se observa en las partes del cráneo, donde el hue.so está bien lim- pio. Visto desde abajo, la destrucción es mucho mayor; queda todavía una pequeña parte del vomer; además, los huesos están irregularmente fVacturados sin tener una dirección fija. He ahí el aspecto que presenta el críineo en la parte ante- rior. Además hay otras lesiones. En la parle posterior de los parietales, la lámina externa está hundida en varias partes. Un gran agujero irregular (lá- mina II, fig. 1, lelra b) está situado cerca del occipital; se conoce perfectamente bien cómo las partes marginales han sido des- garradas y dobladas hacia adentro por la fuerza del golije. Lo 40/ mismo se observa en otro agujero (c), situado en el lado dere- cho, pero un })oco más pequeño ; el borde posterior está asti- llado concéntricamente y hundido. Más ó menos, lo mismo se observa en otro agujerito situado un poco más adelante del recién descripto; tiene también los bordes hundidos (d). Visto desde arriba presenta, además, un pequeño vestigio de golpe (e). La lámina externa no está perforada, sino simplemente aplas- tada, un poco hundida, á causa de la fuerza del choque, que no ha logrado romperla. Es interesante esta lesión, porque da á conocer el instrumento que la ha causado; se ve que la punta de éste era pequeña y obtusa. Además, entre el ¡¡arietal y el occipital, se nota otra lesión con los bordes aplastados hacia adentro (/"). En los dos costados, los procesos cigomáticos de los huesos temporales han sido cortados directamente en la raiz (g, h), de manera que han sido abiertas las cámaras del díploe; también han sido cortadas de raíz las alas del hueso esfenóides. Visto siempre desde abajo, se nota un destrozo óseo en el petroso derecho, adentro y un poco más atrás del conducto auricular derecho y en frente del foramen condilóideo del mismo lado. En esta parte, que acabamos de describir, el hueso está lesionado por un instrumento agudo y las astillas permanecen todavía, por encontrarse cubiertas por los músculos y los teji- dos disecados. Un destrozo análogo, aunque de mayor consideración, se percibe en la misma región, pero del lado izquierdo. Además, lia sido completamente arrancado el anillo timpánico izquierdo. Los dos cóndilos presentan indicios de violencia; el derecho está casi completamente cortado, conociéndose i>erfectamente que lo ha sido con un instrumento sin filo. En una parte se percibe muy bien como la superficie ha sido apretada en la substancia esponjosa. Evidentemente que los cóndilos han sido lesionados durante el proceso de sacar la cabeza de la columna vertebral. Aunque esté de más, creo conveniente hacer resaltar que todas las lesiones aquí descriptas son viejas, es decir, que re- presentan el mismo estado de conservación de todo el cráneo. No cabe duda que se trata de destrozos intencionales. El ani- mal ha sido comido y el cráneo aprovechado lo mejor posible. Toda la carne ha sido bastante cuidadosamente quitada; y con el objeto de conseguir la mayor parte posible de comida, han cortado todas las prominencias óseas, de manera que sólo ha quedado la cápsula cerebral. No se perciben indicios de fuego. Tomo IX 40 — 458 — N" 2. Porte posterior de una cápsula craneóidea de un ani- mal joven. — Lo que se ha conservado tiene un color moreno- amarilloso brillante. Falta completamente el periosto, etc.; sola- mente en el occipucio, en la región de la tuberosidad y en los dos costados arriba de los cóndilos, existen todavía algunos desgarramientos de los músculos en sus inserciones. Visto desde abajo, la base del cráneo está casi completa- mente liltre de periosto, mientras que, en los dos costados, las partes inferiores de los petrosos y la región alrededor del con- ducto auricular exterior, hasta los' cóndilos occipitales, está to- davía completamente envuelta entre las masas musculares y el tejido conjuntivo. Los cóndilos occipitales poseen todavía, en parte, el cartílago disecado. Este cráneo ha sido más cortado que el anterior. Sólo se ha conservado también la parte posterior de la cápsula craneóidea, pero mucho más destrozada que el ejemplar número 1. ^'ista de frente, esta cavidad está en alto grado abierta, lo que no ocurre en la del número i. Ha sido cortada muy atrás y Iransversalmente, y de los parietales solamente queda un resto de tres dedos de ancho. Vista desde abajo, la base tam- bién se encuentra rota, transversal y rectamente, delante del conducto auditivo externo. Arriba, en el parietal izquierdo superior y un poco en el occipital, la tabla externa está hundida muy irregularmente en un gran espacio. El borde de este defecto está en parte irre- gularmente astillado y las astillas van dirigidas hacia adentro. Fallan los procesos cigomáticos. El cóndilo occipital izquierdo está ligeramente lesionado. Alrededor del conducto auricular derecho hay muchos destrozos y nj)lastumientos de los huesos y [)artes blandas. Todos estos indicios de golpes son viejos y del mismo color de la superficie del cráneo. Como en el ejemplar anterior, no hay duda que se trata de restos de un festín, en el que no se han tomado el trabajo de roer el cráneo con gran cuidado, en la parte inferior. No hay indicios de fuego. N" 3. Un buen número de restos de temporales, frontales y nasales, completamente despedazados. — Las fracturas son vie- jas; en ciertas partes hay todavía colgajos de ¡¡eriosto y mus- culatura. Sería inútil una descripción detallada para cada pieza. N" 4 (lám. III, tig. i**). Pedazo manuable sacado de un ma- xilar derecho. — Casi cuadrado, el arco cigomático está arrancado de raíz. Hay una gran porción de partes blandas disecadas. No me explico si las coronas que faltan de las muelas han — 459 — sido cortadas intencionalmenle por el hombre ó si se han caído solas por la influencia de las inclemencias del aire, pero me inclino á esta última suposición. N° 5. Es también una parte de maxilar izquierdo. Este ejem- plar ha sido tal vez desligado de la unión con los huesos ve- cinos ó quizás directamente roto. El proceso cigomático está cortado. De color amarilloso brillante. Solamente existen algu- nos pocos residuos de las partes blandas en la cavidad que está situada delante del proceso cigomático (láni. III, fig. 1^). N" 6. Varias astillas de maxilares. — En la superficie de las Fracturas quedan todavía residuos de la capa de estiércol, donde fueron encontrados. N" 7. Dientes sueltos. — No tienen importancia para nuestro trabajo. N" 8. Varios arcos cigomáticos. — Han sido desligados de la unión con el proceso cigomático del maxilar, y, en caso de resistencia, en animales viejos, se ha producido la rotura. Los arcos cigomáticos, muy semejantes á los cuernos de un gamo, han sido tal vez recortados en las puntas exteriores. En un solo ejemplar, proveniente de un individuo viejo, ha sido cortado por la mitad, quedando sólo la parte posterior; faltan, por consiguiente, las ramificaciones. Esta misma mues- tra posee todavía los tejidos conjuntivos y tendones que no conservan las demás muestras. N" 9. Parte media de una mandíbula izquierda con los cua- tro dientes (lám. III, fig. 3^). — Alrededor de las muelas existen todavía las encías; en lo demás de la superficie del hueso sola- mente hay algunos pedacitos del periosto. La mandíbula ha sido rota delante del primer diente y detrás del último; además, se conocen muy bien en la superficie interior de la mandíbula, un jioquito abajo de la última muela, dos indicios evidentes de golpes, que han astillado el hueso. La superficie de este últi- mo, entre el tercero y cuarto molar, está contundida. Se vé muy bien que algunas astillas de la lámina externa, conjuntamente con ésta, han sido encajadas en la parte inte- rior y baja de la fractura posterior. Creo que la falta de las coronas, en los dientes, tiene su explicación en el tiempo. N» 10. Muy semejante al número 9, pero mucho más cor- tado.— E.xisten las encías y astillas del periosto. La mandíbula ha sido cortada delante del primero y detrás del último diente; también ha sido golpeada en la parte inferior, de modo que las cavidades de las raíces dentales están á la vista y puede decirse que estas raíces también han sufrido golpes. Del borde de la fractura entran fisuras al interior del hueso (lám. III, fig. 3*). — 460 — N° 11 (lám. II, fig. 2, lám. III, fig. 3"^). Pedazo bastante grande de la mandíbula derecha, cortado de la misma manera que los anteriores; existen encías y algunas partes ó pedazos del pe- riosto. La porción del hueso, que forma la parte sujjerior de los alvéolos dentales, ha sido cortada en forma de lámina, de manera que está completamente separada del resto de la man- díbula; pero se adapta perfectamente bien. En la lámina II, figura 2, la línea de separación de los dos huesos de la mandí- bula se encuentra marcada por las letras a, h, e. Es indudable que esa lámina no ha sido separada durante la excavación, sino inmediatamente después de la muerte del animal. Es ver- dad que se adaptan perfectamente los planos de la rotura, pero el periosto que cubre las dos piezas, la mayor y la menor, tiene distinto aspecto y está más disecado en la parte menor. En caso de una lesión casual durante la excavación, el periosto debería tener el mismo color. En la figura 3"=, lámina III, ha sido representada la pieza mayor únicamente. La parte inferior no está rota. En la SM|ierficie interna, cerca del borde más bajo, en la región comprendida entre el segundo y tercer diente, se percibe un indicio de golpe que solamente ha tocado el hueso sin lesionarlo mayormente. Esto es importante, porque nos da la prueba indudable que ha sido producido mientras que el hueso estaba todavía fresco; es decir, inmediatamente después de la muerte del animal. Alrededor de este vestigio hay una infiltración .sanguínea y descoloramiento del tejido ó.seo, lo que solamente ha podido suceder durante el estado fresco del hueso. N" 12. Varios pedazos de mandíbulas ó, mejor dicho, de astillas de este hueso. — Faltan los dientes; los alvéolos están llenos del mismo estiércol, como toda la pieza. N" 13. Arco nasal. — Maravillosamente conservado. Todavía tiene colgando restos de cartílagos y partes blandas. No se perciben con seguridad indicios de cortes; no me arriesgo á determinar si algunas hendiduras que presenta en la superficie cartilaginosa del costado interior, han sido producidas por es- trechamiento ó por un instrumento agudo (cuchillo); pero esto importa poco. No se explica cómo esta pieza, con las sínfisis sucias todavía de estiércol y tieri'a, ha i>odido ser hallada ais- ladamente. Lo lógico es que el hombre la hubiera quitado directamente del cráneo. N" 14. Una extremidad de este hueso hióides está cortada. N" 15. Epistrófea. — Las superficies cartilaginosas que ar- ticulan con el atlas están conservadas y rajadas. En un lugar — 461 — se percibe la diferencia entre las rasgaduras producidas por estrechez y las lesiones artificiales. La vértebra está completa- mente cubierta por los ligamentos. La parte posterior que cie- rra la espina dorsal está corlada. Además, hay lesiones ade- lante y en el costado del cuerpo de la vértebra. Hay algunos lugares curiosos, de color rojo negro, en mayor extensión, prin- cipalmente en la cara izquierda de la articulación con el atlas; puede ser que sean los restos del fuego, porqué quizás hayan asado pedazos de la vértelira. N" 16. Vértebra cervical. — La punta de la apófisis espinosa y las apófisis transversales están lesionadas; las caras articula- res poseen todavía, en su mayor parle, la superficie cartila- ginosa. N" 17. ^'arias vértebras dorsales fracturadas, de manera que de algunas sólo quedan astillas y de otras el cuerpo de la vértebra. Todas están, más ó menos, cubiertas de estiércol. N° 18. Pedazo de una clavicula cortada por la mitad. — Hay restos disecados de los músculos. N" 19. Pedazo grande de un omóplato derecho, muy corlado. — Lo que queda es la parle que lleva la cara articular. Esta última está cubierta todavía con el cartílago moreno-rojizo y posee aún los ligamentos de la cápsula. Además, quedan par- tes del acromion: la parle que tiene el foramen incisivo, y una parte de la base de la espina escapular. Se vé que el omóplato ha sido irregularmente corlado. Si fuera una lesión casual producida durante la excavación, se percibirla la diferencia en- tre una lesión reciente y esas antiguas. N» 20. Muclias astillitas y desperdicios de omóplatos cor- tados.— Poseen todavía, en pai'te, residuos de ligamentos y músculos. Dado el gran número de estas astillas (cerca de treinta), me parece que es inútil una descripción detallada. N" 21. Parte media de la diáfisis de un húmero derecho. — Las dos epífisis están corladas. En un lugar del plano proxi- mal del rompimiento se percibe el centro del golpe, que está en el mismo hueso. Es más ó menos redondo; los alrededores están concéntricamente astillados. Probablemente, este golpe no ha bastado para cortar, de una vez, el hueso grueso cubierto por gran cantidad de partes blandas, aunque no se pueden percibir otros centros de golpes en el plano proximal. Si pri- meramente se hubiera tratado de cortarlo con un instrumento, se observarían dos partes muy distintas en el plano de rotura: una lisa, producida por el corte de aquél y otra, completamente irregular, causada por la fractura : la primera no se observa ÍD — 462 — en este húmero. La línea dislal del rompimienlo esta muy den- tellada y se aproxima á la tuberosidad deltoides hasta la dis- tancia de un dedo. Aquí se puede suponer que ha sufrido un olpe con un pequeño instrumento de muy poco corte pero rectilíneo, que ha sacado, en la mitad de la línea del rompi- miento, un pequeño pedazo óseo en forma de concha; sin em- bargo, es muy difícil hacer conclusiones sobre la forma del golpe y sobre la clase del instrumento empleado. El hueso está completamente libre de perioslo, es de color brillante y algo más oscuro que los demás huesos. Varios ara- ñazos que presenta en toda la superficie del húmero, demues- ti'an que el hueso ha sido muy liien limpiado, habiéndose aprovechado toda la carne, hasta tal punto, que en esta opera- ción se han sacado también partecitas de la lámina externa en dos lugares. Estos rasgones han sido producidos, al parecer, por un cuchillo poco cortante, probablemente de piedra. N" 22. Astilla de la diáfisis de un húmero derecho de ani- mal muy joven.- — Es la parte en que se inserta el músculo del tóides. Se vé que el húmero ha sido cortado al través. No se distinguen marcas de golpes. N" 23. Astillas y restos fracturados de pelvis y fémui-es en gran número (unos veinte). — Algunos poseen todavía restos de carne y tendones. No se percibe el efecto de instrumento cor- tante alguno. Me parece inútil una descripción detallada. N" 24. Tibia izquierda de un animal adulto. — La substancia cartilaginosa que queda todavía en las caras articulares pre- senta hendiduras. En casi todo el hueso existen los extremos de los músculos próximos á los puntos de inserción y también desgarrones de ligamentos; en la superficie posterior liay vai-ios arañazos muy finos, producidos por el instrumento que ha ser- vido para sacar la carne y los ligamentos con poca precaución é imperfectamente. Las partes blandas que quedan, están des- hechas, en forma de hebras, lo que prueba que se ha usado un instrumento obtuso. Es probable que, tanto un pequeño defecto f|ue tiene en la esquina interna, como otro insignifi- cante en la esquina anterior del cóndilo femoral interno, han sido producidos al sacar el cuarto. No se pueden constatar otras lesiones ni indicios de fuego. N" 25. Tibia derecha de un animal adulto. — Las caras ar- ticulares conservan el cartílago de color carmesí, oscuro y rojo- moreno. La superficie posterior del hueso está libre de periosto, mientras que en la superficie anterior existen una infinidad de restos musculares y ligamentos, y, según parece, coágulos de — 463 — Directamente debajo del borde interno del cóndilo femoral inlerno, se encuentra una lesión notable que, al parecer, ha sido producida por la pala al efectuarse la excavación. De ori- gen dudoso es otra lesión semejante, situada un poquito arriba del maléolo tibial. No se perciben otras lesiones. N" 26. Parte proximal de la diáfisis de la tibia derecha de un animal muy joven. — La epífisis proximal no se había osi- ficado todavía con ella, y se cayó, extraviándose. Está casi comj)letamente libre de restos de tejidos y cortada transversal- mente por la mitad; la línea de fractura es irregular; quizás haya una señal de golpe en la esquina interna. En el plano infei'ior de rotura, en la misma esponjosa, que está completamente cubierta de estiércol, hay muchos lugares negros, lo mismo que en el plano superior, que ha estado unido antei'iormente á la epífisis. No puedo explicarme con seguridad, si se trata de vestigios de fuego ó del estiércol po- drido; esta última explicación es bastante probable. N" 27. Dos astillas de peronés cortados. — Una conserva aún restos de la parte ai'ticular. N" 28. Un sepiculum. — No presenta ningún valor para nues- tro objeto. N° 29. Un tuberosum. — El cartílago articular presenta el color de la cascara seca de naranja. Una parle está lesio- nada. N° 30. Dos naviculares. — El cartílago es de color anai-an- jado, oscuro, moreno y rojo. Una de esas piezas está algo lesionada. N" 31. Cubóide. — Conservación, etc., como en las piezas an- teriores. Hay algunas lesiones. N° 32. Cuarto metatarso de un individuo joven, en parte mutilado. — La superficie está gastada de una manera muy particular: en los lugares donde la esponjosa aparece á la vista, está impregnada con materia calcárea. Es evidente que esta pieza ha sido macerada por las aguas calcíferas que caen del techo de la caverna. N"* 33, 34 y 35. Una falange terminal de una pata anterior, otra de una posterior y dos rudimentarias. — Conservan, en parte, los ligamentos. No presentan interés para nuestro objeto. Otra falange terminal de una pata anterior (número 33 a), está transversalmente cortada. N" 36. Tres grandes uñas córneas. Su estado de conserva- ción es muy diferente. Es difícil saber si existen lesiones ar- tificiales. 464 N" 37. Lo mismo que hemos dicho del número anterior N" 38. Astillas y pedazos de costillas. Además de los objetos que hemos enumerado pieza por pieza, hay un gran material de algunos centenares de astillas y residuos muy recortados, procedentes de todas las partes del cuerpo. Están de tal manera deshechos que es imposible una cla- sificación. Resumiendo los indicios que nos presentan los huesos cor- tados, vemos que todas las parles del animal han sido separa- das y descarnadas al acaso, sin ningún cuidado. No se puede saber con seguridad, por los restos, de qué manera ha sido muerto el animal. Este ser indefenso y pesado, con sus molares inofensivos, probablemente fué matado á gol- pes de maza en la cabeza. Una vez sacado el cuero, el cadáver ha sido desmembrado. Las parles mayores fueron coi-tadas en pedazos pequeños y comidas con placer. No dejaron nada más que las inserciones de los músculos y los tendones duros. El utensilio que sirvió para el despedazamiento no se puede determinar con seguridad; no se distinguen indicios de golpes producidos con un instrumento cortante. Estas señales de gol- pes y el destrozo completo, nos hacen suponer que se hizo uso de grandes piedras con esquinas cortantes. En el festín, la cai-ne ha sido arrancada de los huesos con los dientes ó quizás ayudándose de un cucliillito. No es seguro que haya sido asada; su sabor ha sido igual al de un herbívoro; las astillas de huesos de animales jóvenes nos demuestran que aquellos glotones supieron apreciar muy bien la carne tierna. El cráneo número 1 no ha sido cortado para facilitar la extracción del cerebro, como ha ocurrido, según parece, en el cráneo número 2. La suposición de lesiones producidas por los dientes de carnívoros, no tiene base ninguna, porque todas las piezas se encontraron en la basura que contenía ¡os restos de la comida. N" 39. Un gran pedazo de cuero, del cual el señor Roth ya ha dado una explicación detallada. Sin embargo, yo no puedo abstenerme de hablar extensamente sobre esta pieza. Se sabe que otro trozo, ó mejor dicho, los huesecillos, han dado origen á la cuestión tan interesante referente á este animal. Las cu- riosas incrustaciones que presenta, desconocidas hasta la fecha — 465 — en toda la naturaleza, son verdaderamente únicas y tienen que llamar la atención en alto grado. Dada su singularidad, no es extraño que primeramente iiayan sido explicadas de dif'ei'entes maneras. En el tiempo en que solamente se conocían ios dos pedazos de cuero que actualmente están en Londres y Upsala, me pareció tan extraño que fuera un estado normal Hsiológico, que creí primeramente que se trataba de una aparición pato- lógica. Supuse que fueran calcinaciones, las que se encuen- tran como alteraciones patológicas ó seniles en casi todos los tejidos. Me parecía lo más verosímil que el cuero que fué lle- vado á Londres hubiera pertenecido á un gran mamífero ma- rino ; por ejemj)lo, á la Otaria jiibata. Este animal tiene en la cerviz un pelo muy semejante al que posee el cuero de Lon- dres, velloso, rígido y de aspecto de paja seca, de color ama- rillo sucio. La cercanía de la orilla del mar y el tamaño de la piel, de que se han cortado varias partes, apoyaron aparente- mente mi opinión. Ahora, con el nuevo hallazgo de pedazos de cuero, no cabe duda que las incrustaciones representan el estado normal fisiológico de la piel, no teniendo, por consi- guiente, nada más en qué fundar ni sostener mi primera opi- . nión emitida. La explicación más sencilla y natural es la de atribuir al gran desdentado todas estas piezas que poseen incrustaciones extrañas, aunque no hayan sido halladas en contacto directo con los huesos de este animal. Para mi tarea especial, es de gran importancia el resumen hecho por el señor Hauthal. Dice que el cuero fué encon- trado aisladamente en la capa de estiércol, sin contacto alguno con otras partes del cuerpo, y que sobre él estaba colocada una de las grandes rocas que siempre caen del techo de la caverna. La parte del cuero donde descansaba esta piedra se pudrió á causa de la humedad. La figura 1, lámina IV, mues- tra el agujero, que es bastante grande. Los bordes de esa abertura son irregulares y casi afilados, á causa del corte, que es muy oblicuo. Los huesecillos que están á la vista en estos bordes, son de un color apagado amarillo-blanquecino; están tan limpios, que presentan el aspecto de un hueso recién sa- cado de la maceración. Completamente diferente se presenta el borde externo; se perciben ios cortes lisos, abarcando cada uno un gran espacio sin interrupción, hechos con mano segura; éstos han servido para sacar el cuero del cuerpo, como se ve muy bien en nues- tra lámina. En este punto se perciben también los huesecillos — 466 — aunque muy diferenles ú los del interior, pues están gastados por el uso y son brillantes: este es un indicio de que el cuero ha sido empleado con algún objeto. La superficie exterior posee el pelo en su mayor parte, l'^n algunos lugares es escaso ó falta completamente, pero no me atrevo á determinar cuál es su causa. Claro que la sequedad, el transcurso del tiempo y el transporte, son motivos suficientes para i)roducir su caída. La superficie interna posee, en su mayor parte, el tejido conjuntivo disecado; así es que sólo se conoce en algunos lu- gares donde este tejido ha sido destruido. El cuero está arrugado de tal modo que sólo se puede me- dir aproximativamente. Su forma es muy irregular; la longitud mayor (a-c), es de 112 centímetros; el ancho mayor (e-/"), de 91 centímetros. Estas medidas las he calculado suponiendo el cuero estirado. La otra extremidad es mucho más angosta; estando desarru- gado, la distancia de g á h es de 40 centímetros, la de k á i de 46; las demás medidas no se pueden tomar sin lesionar la pieza, pero las dadas bastarán para explicar su forma irregular, aun- que bastante grande. Sus bordes y los huesecillos usados nos han demostrado que la pieza tuvo un destino, sin que se pueda precisar cuál fué éste. No creo que haya sido prenda de abrigo: poncho, etc., por su forma irregular y por su tamaño relativamente pequeño. Además, pesa tanto, que no es posible llevarlo como ropa de vestir. En el estado actual pesa 17,75 kilogramos. Suponiendo que estuviera el pedazo que corresponde al gran agujero y el pelo caído, me parece que sin exageración se le puede adjudi- car un peso de veinte kilogramos, más ó menos. Claro está que para poncho sería un poquito pesado. Solamente un visitante muy lego del Museo podría imaginarse que este agujero es la boca de una prenda de esa especie. A más de que el peso y la rigidez del cuero de un Grypotherium recién muerto, impiden por sí solos el empleo como vestido, no se tomaría tampoco cualquier parte del costado, sino que se cortaría con regulari- dad desde la parte de la nuca, abarcando toda la espalda, como lo hacen los indios patagones con las pieles de guanaco. N" 40. Varios pedazos chicos de cuero, cuyo tamaño varía desde el de un dedo hasta el de la palma de la mano. Se han hallado sueltos en la capa de estiércol. Algunos conservan el pelo. Se conoce que ciertos de ellos han sido cortados de otro — 467 — pedazo mós grande; tres se encuentran mezclados entre las substancias arrojadas por el vómito de las aves de rapiña. Para nosotros no tiene ningún interés averiguar si han sido arrancados por esas aves de un trozo mayor ó si los han re- cogido sueltos. De cualquier manera, se trata siempre de retazos que no han tenido ningún destino. N°41. Gran cantidad de pelo suelto. N''42. Trozos enteros de materia fecal. N''43. Estiércol triturado. Para nuestra tarea, no presentan un interés directo. Continuamos con los restos que describió el señor Roth como |)ertenec¡entes á un Gran Felino (lemisch Listai g. n.) N" 44. Extremidad distal de un húmero derecho, transver- salmente cortado (lám. V, fig. 1). Los planos del rompimiento son irregulares y están dente- llados, sin dar á conocer que se haya hecho uso de un ins- trumento cortante. En el hueso quedan todavía restos de mús- culos de ligamentos y del cartílago articular. El color es brillante y amarillo oscuro. Está cubierto de in- numerables rasgaduras y arañazos. El cóndilo e.xterno ha sido cortado. Todos los planos de rompimiento son viejos. N" 45. Resto de los cóndilos distales. El cóndilo derecho está conservado en su casi totalidad, mientras que del izquierdo sólo hay una pai'te muy pequeña. La superficie de fractura es muy plana, el tejido esponjoso está lleno de una tierra semejante á la arcilla. Primeramente creí que se trataba de una lesión pro- ducida por la pala durante la excavación; pero el señor Hau- thal me asegura que no es así; la pieza ha sido hallada tal cual está ahora. El hueso es muy fresco y conserva restos de cartílagos y tendones. N" 46. Melatarso. — Una extremidad está lesionada. El hueso está, en su mayor parte, cubierto de partes blandas deshila- chadas. Su estado es tan fresco que parece haber sido recogido después de la comida. N''47. ICpífisis corlada de un metatarso. — 468 — Puma (?) N° 48. Restos de pelvis completamente cortados. — Queda so- lamente una parte del sacro y una del Íleon derecho. Hay una gran cantidad de músculos y ligamentos. Canino N" 49. Véase lámina V, figura 4.— De la parte distal de la tibia se han sacado leznas, de manera que el hueso está afi- lado. La superficie está llena de rasguños, producidos probable- mente durante la fabricación. K\ color brillante nos indica su empleo durante mucho tiempo. N" 50. Igual á la pieza anterior; son tan semejantes que se pueden confundir. Lo que se ha dicho de la pieza anterior es aplicable también á esta. Mephitis suffocans N^Sl. La mitad de una mandíbula.— No presenta interés para nosotros. Gran Roedor N" 52. Fragmento de la epífisis proximal de un fémur. Queda casi todo el capítulo; el cuello está cortado longitudinal- mente. El trocánter mayor está cortado, lo mismo que la diá- fisis, transversalmente, en la distancia de un dedo en la línea intertrocantérica. El borde del capítulo y el trocánter pequeño tienen indicios de golpes. La esponjosa está, en parte, incrustada con substancias calcáreas, producto de las aguas que caen del techo. ¿Cómo es posible que se encuentre allí esta pieza cortada y aislada sin la intervención del hombre? Roedor pequeño N"* 53 y 54. No tiene interés para nosotros. Equino Llamado por el señor Roth Onohippidium Saldiasi N" 55. Un molar superior (mi). N" 56. Un pedazo de maxilar con dos incisivos muy quebra- dos.— Sin interés especial. N" 57. Resto de un atlas muy interesante. — Está completa- mente cortado: lo que queda es únicamente una parte del cos- tado izquierdo. Las caras articulares poseen, en ¡«arte, los car- tílagos. — 4G