HARVARD UNIVERSITY. LIBRARY MUSEUM OF COMPARATIVE 200L0GY. jo/nvuxAAJ, l<^, l^fo'J. \i,'íhS REVISTA MUSEO DE LA PLATA DIRIGIDA POR FRANCISCO R. MORENO Fundador y Director del Museo TOIVEO 3CI ÍÍtórí'í^[*'*"'''^míW^~'''*"3^''^^*'^^'^'™ m^mmmmmm^m /... .JHA^,:..^^a¿^'JÉ. ;j.«i«WU!ÍI l^:'áM(fiiiUé:i .,.. /- ■■^^— ^^M--'- LA PLATA TALLER DE PUBLICACIONES 1904 REVISTA Museo de La. Plata TOMO XI REVISTA MUSEO DE LA PLATA DIRIGIDA POR V FRANCISCO P. ívIORENO Fundador y Director del Museo TOTsAiO Xll LA PLATA TALLER DE PUBLICACIONES 1904 V UN CASO RARO HENDIDURA MEDIA CONGENITA DE LA PARTE FACIAL SUPERIOR ROBERT LEHMANN-NITSCHE DOCTOR EN CIENCIAS NATURALES, nOCTOR EN MEDICINA ENCARGADO DE LA SECCIÓN ANTROPOLÓGICA DEL MUSEO DE LA PLATA CON UNA LÁMINA Tomo XI Un caso raro de hendidura media congénita de la parte facial superior. A fines del año 1897, ea Los Hornos, pequeña población de los alrededores de La Plata, pude observar personalmente el caso que voy á describir en un individuo de dieciocho años, llamado Amadeo Bezzi. Este se encontraba entonces arrestado en la comisaría de la localidad por haberle robado quinientos pesos á otro muchacho que vivía como inquilino en la casa de los padres de aquél. Tuve que ir allí por una diligencia, y, gracias á la amabilidad del señor comisario, me fué posible observarle y estudiarle detenidamente el día 12 de Diciembre del año citado. En la comisaría se le ocupaba en limpiar la caballeriza. Después de esta visita, lo perdí de vista sin haber sabido nada respecto al fallo de su proceso. De cualquier modo, el caso es que, durante el año 1899, se le volvió á arrestar «acu- sado y convicto de tentativa de violación en la persona de una sordo-muda, en complicidad con un tal Carnachia, conocido bajo el apodo de El rengo en razón de tener una pierna ampu- tada y otro individuo más de apellido Mortarelli. «Sorprendida la víctima mientras recogía leña en una vía pública de la sección Hornos, jurisdicción de La Plata, fué arrojada al suelo y sujetada por Bezzi (a) El ñato, mientras el rengo se lanzaba sobre ella á fin de satisfacer con violencia su excitación brutal.» Los tres han sido condenados; Bezzi á año y medio de pri- sión, que cumple actualmente en la cárcel de La Plata. Estos últimos datos los he tomado de un trabajo que apare- ció hace poco en la «Criminalogía Moderna» O. En este artículo, su autor, que es abogado y no médico, trata extensa y elocuen- (') Ricardo del Campo: La monstruosidad en la delincuencia. «Cri- minalogía Moderna», Buenos Aires, Agosto de 1899, año II, número 10, pá- ginas 292 á 293. teniente la gi'avedad del delito, mienti'as que describe la anato- mía patológica del fenómeno basándose en la fotografía del individuo sin haber examinado á éste en persona. Estos dos motivos explican los errores cometidos por el autor en la pu- blicación, que he citado únicamente para evitar el reproche que quizás se me hubiera hecho, á no pi-oceder así, por falta de conocimientos bibliográficos. Durante el mes de Enero de 190Ü, mi distinguido amigo el señor Vucetich, jefe de la sección antropométrica de la Policía de la Provincia, me proporcionó la posibilidad de hacerle una visita á Bt'zzi en la cárcel, pudiendo de este modo complemen- tar y ampliar mis primeras observaciones, anotadas desde ha- cía ya más de dos años. Este segundo examen fué más prove- choso que el anterior para la apreciación del fenómeno, porque como la piel estaba mucho más floja á causa de la detención del individuo, la palpación resultó, por consiguiente, más fácil. En cuanto á su aspecto, lo he notado más ó menos igual; un poco más robusto, más desarrollado; la voz me ha parecido Vamos á entrar ahora en la descripción del caso: Amadeo Bezzi es hijo de Alejandro y Raquel Bezzi. Nació en Julio de 1882, en Paderna, cerca de Milán (Italia). Sus pa- dres son gentes del pueblo: la madre vende huevos y verduras en el mercado de La Plata; el padi'e se encuentra actualmente en la pi'ovincia de Santa Fe, ocupado en los trabajos de la cosecha. Cuando el niño tenía cuatro días, su madre lo llevó á dos hospitales de Milán para ver si era posible corregirle los defec- tos con que había nacido. Los médicos le dijeron que proba- blemente no podría vivir largo tiempo y que sería conveniente operarle más farde, lo que no se ha efectuado hasta hoy. Cuando tuvo dieciseis meses, sus padres emigraron á la Repú- blica Argentina. La anamnesia no nos suministi'a ningún indicio (|ue pueda explicarnos esta anomalía. La madre tampoco sabe explicar la causa; yo le pregunté si tuvo algún antojo durante su emba- razo, á lo que me contestó con seguridad que no. El matri- monio ha vivido siempre en la mejor armonía, sin el menor disgusto. Han tenido doce hijos. Los dos primeros fueron mu- jeres, que murieron ú la edad de veintidós y nueve meses res- ])ectivaniente. El tercero es nuestro Amadeo. El cuarto, una hija (|ue falleció á los quince meses. El quinto, un varoncito o — () (|ue murió á lus tres ó cuati'o horas de haber nacido, l'jl sexto, también varón, á los dos años. Otros cuatro niños que tuv ilespués viven todavía: una muchacha de doce años, dos varo- nes de ocho á nueve y siete años, respectivamente, y una niña de cuatro. El undécimo fué un niño que dejó de existir á los diez meses, mientras que vive todavía el duodécimo: una chi- quilla de dos años. La madre no ha tenido ningún aborto. Los niños que fallecieron, á causa de enfermedades de la infancia, fuei'on todos bien formados, lo mismo que los que viven. Estos últimos están muy bien desarrollados: los mayores son sanos y hermosos como los tipos de la alta Italia. Inútil es decir que tanto los padres como los demás miembros de la familia no presentan monstruosidades de ninguna especie, como me lo aseguró muy expresivamente la madre. Amadeo ha sufrido varias enfermedades en su niñez, pero ahora es un mozo bastante robusto; su estatura es de lm.69; tiene la región torácica algo estrecha, los hombros bajos; ca- mina algo agachado y arrastrando un poco los pies; tiene bas- tante fuerza y es hábil para el trabajo, como lo demuestran sus pies gruesos y sus robustos puños. Las proporciones de sus extremidades no presentan ninguna anomalía; su braza es de lm.76; el brazo derecho, caído naturalmente, mide 73 cm. y es dos ó tres centímetros más largo que el izquierdo; el ante- brazo derecho mide 45 cm.; la mano derecha 16,2 cm. de largo y 9 cm. de ancho. Las manos son muy robustas y carnosas; los dedos gruesos y groseros, con uñas largas aplastadas que acostumbra comér.selas. La membrana natatoria de las dos ma- nos tiene el desarrollo regular. Siguiendo el método de BirknerC), tenemos que la longitud exterior del dedo mayor de la mano derecha es de 112 mm.; la longitud interior de 82 mm.; la de la falanje ba.sal de 58 mm. En la mano izquierda, estas mis- mas medidas nos dan, respectivamente, 105, 78 y 56 mm. La longitud absoluta de la membrana natatoria es, pues, para la mano derecha, de 30 mm.; para la izquierda, de 27 mm., y Birkner indica como longitud absoluta más frecuente en los adultos la de 28 á 31 mm. (44% entre 250 adultos varones). No se notan diferencias en el tamaño de las manos ni de los pies; estos últimos son cortos, anchos, groseros, robustos y carnosos. (') Dr. F. Bikknkk: Beilríige zar Anihropoloc/ie der Hand. I. Teil. «Beitrilge zur Anthropologie uml Ui-ueschichte Baj'ei'ns», Bd. XI, 1895, p. 151-170. — 6 — Las palies genitales están bien formadas; el prepucio es un |)oco largo y lleno de arrugas, y se recoge hacia atrás con toda facilidad. Los testículos están bien desarrollados, son fuertes y duros á la palpación. El pelo de la región pubiana es normal; la parte coxigia no presenta pelos ni remolino; faltan también tetillas supernumerarias. La anomalía se limita, pues, únicamente á la cabeza, donde se encuentra el status siguiente: vista de frente, se percibe in- mediatamente una monstruosidad desfigurante; se trata de una hendidura media congénita de la parte facial superior. La frente es extraordinariamente ancha; la parte más angosta mide 129 milímetros y difiere relativamente poco del ancho mayor del cráneo (155 mm.); su altura es bastante pequeña y el naci- miento del pelo se encuentra muy bajo. El arco superciliar derecho sobresale notablemente; el izquierdo no tanto. La na- riz está hendida en dos mitades y de la raiz de cada una de estas se extiende liacia arriba un rodete óseo que atraviesa la frente, un poco más abajo en el costado izquierdo que en el derecho. El rodete de este último costado está cubierto por un copete de pelos dirigidos hacia afuera, mientras que en el iz- quierdo, en el mismo sitio, sólo existe un mechoncito escaso. Es proliable que esto haya resultado del engrosamiento de los marcos interiores de los frontales, que primeramente han estado separados y luego, durante el desarrollo infantil, se han cerrado por medio de una formación ósea secundaria. El espacio que se encuentra entre los dos rodetes ya descriptos, está algo hun- dido y por el tacto se percibe el hueso; no es perfectamente plano sino algo ondulado; inmediatamente al lado del borde del rodete izquierdo se encuentra una hendidura bastante nota- ble. El hecho de haberse engrosado los marcos interiores de los frontales y los rodetes recién descriptos, se puede explicar por un crecimiento excesivo cuyo irritamiento ha sido diferente en los dos costados; por este motivo el desarrollo del rodete y mechoncito del costado dei'echo ha sido mayor. Llamo aquí la atención sobre la observación bien conocida de Virchow refe- rente al gallo de copete. No se notan las tuberosidades frontales; solamente en el frontal derecho, fuera del rodete de este mismo lado, se percibe una muy poco pronunciada. En el sitio de la fontanella grande, se palpa claramente una depresión larga y aplanada, mientras que es imposible palpar las suturas coronal y sagital que na- cen aquí. Los dos ojos están muy dislocados hacia afuera y á los — 7 — costados; la distancia de las comisuras interiores es extraordi- naria, mide 75 mm.; la de las exteriores 118 mm. La hendidura de los párpados es muy pequeña en ambos costados; su an- chura es, en el ojo derecho, de 22 mm. y en el ojo izquierdo, de 23; es decir, casi un tercio menos que la de un ojo normal. No obstante, los bulbos son de tamaño normal y no presentan ningún indicio de microftalmía como uno puede creer. Con el ojo izquierdo, Bezzi puede ver hacia adelante, con el derecho solamente dando vuelta ú la cabeza. La vista es muy buena; no he podido examinarla detalladamente, pero le hice distinguir á Bezzi desde lejos monedas de cinco y diez centavos y resulla que la vista del ojo izquierdo es más ó menos normal, la del ojo derecho algo reducida. El iris es de color trigueño. Lá movilidad y el reflejo de la pupila son completamente normales; puede cerrar suave y com- pletamente los dos ojos, lo mismo que con fuerza, frunciendo la piel del entrecejo, sin ninguna dificultad. No tiene nariz propiamente dicha; está casi del todo aplas- tada; su raiz es extraordinariamente ancha; la distancia entre las comisuras interiores mide 75 mm. Puede decirse que posee dos mitades de narices. En la raiz de la mitad derecha se palpa directamente debajo de la comisura palpebral interior derecha, una esquina ósea aguda que aparenta ser la esquina exterior de la parte nasal del frontal ó el nasal derecho rudimentario. En este punto faltan completamente los cartílagos, según el examen efectuado por medio de la palpación. En la raiz de ¡a mitad izquierda de la nariz se nota ahora, lo que no era posi- ble en mi primer examen de hace dos años, el nasal izquierdo que es de tamaño normal; su marco interior se palpa muy bien. También se notan por este procedimiento algunos cartí- lagos, y perfectamente el límite entre el hueso nasal y éstos. Probablemente hay que atribuir esos cartílagos al idem trian- gular y quizás á un tabique rudimentario. He aquí por qué el dorso de la nariz izquierda se levanta más que el de la derecha, si es permitido aplicar el término dorso en este caso. Esto se ve muy bien en la lámina que acompaña nuestra publicación. El espacio comprendido entre las dos partes nasales está limitado arriba por una arista algo saliente y bien palpable que corresponde al marco nasal del hueso frontal. La piel que se encuentra extendida debajo de esa arista entre las dos mi- tades nasales, está bastante hundida, y, en el fondo de esa cavidad, se palpa, al parecer, si no la crista ósea del tabique nasal en su totalidad, por lo menos la parte inferior que per- — 8 — lenece al vomer; la crista nasal inferior so nota sin duda al- guna. Las fosas nasales presentan sus aberturas horizontal- mente hacia adelante, sin la inclinación normal hacia abajo; la izquierda es un poco más amplia que la derecha. Las alas están muy poco desarrolladas; la izquierda está aplastada, la derecha es más abovedada. Ninguna de las dos se ha cerrado completamente, terminando en la parte superior en una muesca. El ancho es notable (57 mm.) y la distancia del borde inferior de una de las fosas al de la otra mide 30 mm. Las dos narices permiten libremente el paso del aire, aunque en la izquierda, según el individuo, se efectúa con mayor facilidad. No fué po- sible practicar la rinoscopia ni examinar el olfato. Aunque las dos partes maxilares se encuentran casi com- pletamente soldadas, muestran en este punto una hendidura ó muesca muy notable. El desarrollo de esos dos huesos no ha sido igual en los dos costados: el izquierdo es un poco más grande que el derecho; además, la dentadura derecha es casi recta, mientras que la del lado izquierdo tiene una forma más redondeada. La soldadura de los dos maxilares es por esto oblicua y algo semejante á un ángulo agudo, sobresaliendo hacia arriba; sin embargo, el labio superior la cubre suficien- temente. Este último, tampoco se ha soldado completamente y muestra un pequeño hueco que permite ver, estando la boca cerrada, una punta del incisivo derecho superior y la parte mayor inferior del incisivo izquierdo superior. La boca está, sin embargo, en su totalidad bien formada ; su anchura, es decir, la distancia entre las dos comisuras, mide 55 mm. y la altura de la mucosa labial 21 mm. En la parte superior, tiene solamente dos incisivos fuertes y robustos, que muestran, estando la boca en posición natural, la irregularidad de la soldadura y la situación oblicua de los huesos maxilares sin que se observe ningún indicio de progna- tismo dental. Esos dos incisivos superiores están separados por un estema amplio y no creo que se pueda distinguir si se trata de los se- gundos ó primeros incisivos. En la dentadura superior izquierda hay tres premolares; la jiba lingual del primero es rudimen- taria. La fórmula dental del maxilar derecho es entonces: 1,1, 2, 3; del izquierdo: 1,1, 2,3; de la mandíbula derecha: 2, 1, 2, 2; de la izquierda: 2,1, 2,3. La dentadura de la mandí- bula no presenta pues ninguna anomalía. Guando le hice mi primer visita ya le había salido la muela del juicio derecha superior. — 9 — La soldadura del paladar se ha efectuado normalmenle sin que se note ningún defecto por falla de aproximación de las dos partes (faringe de lobo) ni tampoco por cruzamiento de ellas (tonis palatimis). VA jialadar participa también de la asime- tría ya descripta de los huesos maxilares; forma una especie de cazuela en la parte delantera y á la derecha. Entre el canino superior derecho y el incisivo de la misma parte, sobresale un pliegue de la mucosa un centímetro más arriba, que reúne la mucosa interior del labio superior con las encías. Otro pliegue igual se nota en el costado izquierdo, en la región compren- dida entre el incisivo superior' y la hendidura ya descripta que encontramos en lugar de la soldadura de los huesos maxilares. Estos pliegues foi'man una bolsita, cuya abertura inferioi- y única permite introducir una sonda que se puede palpar per- fectamente desde afuera en la región nasal hasta algo más arriba de la línea que reúne los bordes superiores de las hen- diduras de las fosas nasales. El resto de la cabeza es poco notable: compacta, de forma redonda, grosera, muy ancha (155 mm.) y más bien corta que larga (171 mm.); el índice que indica la relación entre la an- chura y la longitud es, entonces, de 90,6. Son las anomalías patológicas que han producido ese ensanchamiento, que está comprobado también por la distancia de los arcos cigomáticos (138 milímetros). Sin embargo, la altura auricular, es decir, la proyección vertical del borde superior del conducto auditivo superior hasta el punto vertical más alto del cráneo mide, más ó menos, 122 milímetros, sin ofrecer por esto ninguna anomalía, ni tampoco por la distancia entre los ángulos de la mandíbula (95 mm.). Las demás medidas que generalmente se toman en la cara, nos ha sido imposible obtenerlas á causa de la deformidad. El cráneo no presenta protuberancia de desarrollo especial; el occipucio está ligeramente aplastado. -El pelo es tupido y fuerte, forma un solo remolino y es de color castaño. Las cejas y párpados no presentan anomalías notables. Los carrillos y la i'egión de la mandíbula están cubiertos por un ligero bozo, lo mismo que el labio superior, extendiéndose aquí algo más arri- ba, es decir, en la región nasal superior. Las orejas están bien desarrolladas y sin diferencias de tamaño, que es mediano (la derecha mide 61 milímetros de altura por 32 de ancho); son bastante carnosas, bien rellenas. El hélix es ancho y todo su borde está completamente doblado; el ante-hélix sobresale un Tomo XI 2 — 10 — poco ea la parte media; el lóbulo es sésil. Kn cada oreja se nota apenas perceptible el lóbulo de Darwin. Las cualidades psíquicas de Bezzi están un poco atrasadas, aunque me parece que se han desarrollado algo en los dos años que han pasado sin verle. Parece ser un pillo algo be- llaco; es del todo apto para el trabajo, por lo que su cuerpo se ha desarrollado bien. La voz se asemeja á la de una per- sona resfriada ó gangosa; me parece, sin embargo, que ahora se le comprende mejor que antes lo que dice. En cuanto á moralidad, creo que no es un personaje mo- delo; por sus actos, siempre se ha encontrado en conflictos con la policía. En sus delitos, es siempre defendido por la madre; cuando efectuó el robo de los quinientos pesos, ésta decía que el culpable no era su hijo, sino otro muchacho que le indujo á hacerlo. Asegura también que Amadeo no es libertino, nunca le ha observado exceso de deseos eróticos. En su casa observa buen comportamiento para con sus padres y hermanos, por lo que le quieren mucho. Trabaja con muy buena voluntad en todo lo que puede, pero, desgraciadamente, le cuesta muchas dificultades conseguir una ocupación. Sus compañeros, que constantemente se mofan de él, le hacen pasar muy malos ra- tos; su desgracia le ha valido el apodo de El ñato, bajo el cual es bien conocido. Es indudable que con una operación quirúrgica se mejora- ría en algo su defecto, si quisiera someterse á ella. Las hendiduras medias congénitas de la parte facial supe- rior son bastante raras. Recién en este último tiempo han co- menzado á llamar algo la atención, lo que menos ocurría ante- riormente. El doctor BischoíTC) hizo, en 1898, una compilación de veinticuatro casos. Cito este trabajo para los lectores que deseen consultarlo; no ha sido posible ocuparme aquí de la de- más literatura por falta de una biblioteca especial de medicina, pero creo no haber olvidado ningún detalle en la descripción del caso que nos ocupa. Me he limitado, pues, á estudiarlo lo más cuidadosamente posible y como lo merece por su gran rareza. (') Dr. C. \V. Bischoff: Ein Fall von angébot'ener medianev Spaltang cler oberen Gesichtshdlfle. Inaugnral-Dissertation. Bonn 1898. l-t ■o O O) -O DESCRIPCIÓN ALGUNOS SEPULCROS CALCHAQUIS RESULTADO DE LAS EXCAVACIONES EFECTUADAS EN HUALFIN (PROVINCIA DE CATAMARCAl POR CARLOS BRUCH Con cuatro láminas é íhistraciones hechas por el autor Ilualíiu cüii las pircas iumetliatas á la propiedad del señor Legui/.-i Descripción de algunos sepulcros calchaquis En circunstancia de encontrarme con licencia con motivo de tener que atender á mi salud algo quebrantada, acepté el encargo del Director de nuestro Museo, doctor Francisco P. Moreno, de recolectar objetos de historia natural, con el fin de ser en\iados á la exposición de París, y gracias á las facilidades que me proporcionó mi distinguido jefe, pude emprender, á mediados de Noviembre de i8g6, un corto viaje á la pro- vincia de Catamarca. Los dos meses que fui huésped de los señores Lafone y Blamey, los aproveché en reunir una buena colección de la fauna y flora del depar- tamento de Andalgalá. Para visitar también los pueblos antiguos de los Calchaquis, salí el 10 de Enero de 1897 de Muasan ; hice antes, en compañía del señor Víctor Negri. una excursión hasta la Laguna Colorada, en el departa- mento de Culampajá: quedando luego, á nuestra \uelta, quince días en el pueblito de Hualfin. Observé allí una cantidad de ruinas y sepulturas antiguas, cuyas excavaciones me dieron como resultado una pequeña colección de antigüedades y esqueletos, los cuales dejé depositados en Hualfin, con la intención de dirigirme d Santa María. No alcancé á realizar mi proyecto, pues tuve que volver precipi- tadamente á La Plata, y, poco después de mi regreso, recibí la mala noticia de que, al pasar los arrieros con la carga por la estrecha quebrada de Amanao, habían sido sorprendidos por una enorme creciente que arrebató con su fuerza casi todas las muías y el cargamento que llevaban. Afortunadamente, antes, había sacado dibujos y apuntes de 1? co- lección perdida, y si á mi regreso á La Plata no publiqué aquellos datos hasta la fecha, es debido solamente al deseo de visitar otra vez aquellos romo A7 3 — 14 — luí^ares, más detenidamente y con mejor preparación. Pero como por el momento no veo la posibilidad de realizar mi deseo, doy en las si- guientes páginas el resultado de mis observaciones, heclias desde hace cinco años. El I 8 de Enero llegué por segunda vez á Hualfin. Los álamos y sauces, característicos de los pueblos catamarqueíios, forman allí los cercos de vastas propiedades y labranzas que se extienden á ambos lados del río; las serranías lejanas y el Cerro Colorado que se destaca encima de las terrazas fluviales como una inmensa fortaleza, todo contribuye á dar al paisaje árido y monótono un aspecto pintoresco que deja al via- jero bien impresionado de su visita. Y si se dá luego una mirada alrededor de aquellas propiedades, pronto se apercibe de las ruinas y cementerios, últimos vestigios de sus primi- tivos dueños; restos de una tribu muy numerosa: los antiguos Hualfines. Ayudado por un peón, mi baqueano y compañero durante el viaje, principié al día siguiente mis excavaciones, cuyos resultados voy á men- cionar en el mismo orden en que han sido efectuadas. Sobre la pequeña terraza á la derecha é inmediata á la casa del señor Leguizamón, hay una cantidad de ruinas de pircas, á cuyo lado observé varios óvalos, formados por órdenes de piedras de regular tamaño que se encontraban enterradas hasta la mitad. Suponiendo que pudieran ser sepulturas, hice excavar la primera y tropecé á poca profundidad con una cantidad de fragmentos de tinajas grandes, entremezclados con pie- dras y huesos de un esqueleto, cuyo cráneo hallé á los cincuenta centí- metros de profundidad. Luego descubrí una tinaja grande y al lado de ésta un esqueleto bien conservado. El sepulcro tenía 8o cm. de profundidad; había sido ligeramente construido de una pared de piedras en forma ovalada que está marcada sobre la superficie del suelo por otras piedras (fig. Ii. La tinaja (n° i) tiene 6o cm. de altura; la superficie es tosca, no bien alisada, de barro color ladrillo bien cocido, con dos pequeñas asas an- chas, poco arqueadas y colocadas en sentido horizontal casi en el tercio inferior del alto. Abajo de la boca hay una cara representada en bajo relieve; las fajas que corren irregularmente en dirección vertical, están pintadas de negro. Mallé esta tinaja \ada y cubierta con una tapa que debe haber sido probablemente el fondo de otra muy parecida ó sea de un puco ó escudilla. A poca distancia de la sepultura mencionada encontré otras dos del mismo tipo. Estaban marcadas igualmente por la hilera ovalada de pie- dras, que no alcanzaban tan al fondo como la anterior. En cada una hallé los restos de dos individuos y en una estaban sepa- rados por una pared de piedra. Su estado de conservación era muy malo. — 15 — Sobre la misma clevíición y en el centro de un rectángulo encontré otra elipse de dimensiones más pequeñas y más redonda que las otras. La pared de ésta ha sido hecha con piedras chicas, que llegaba hasta una profundidad de 5o cm. Saqué de allí los restos de un individuo muy joven y un pocillito, todos en muy mal estado, debido á la poca pro- fundidad á que fueron depositados. E\ día siguiente observé muchas ruinas en un bajo, precisamente al lado del actual panteón del pueblito, y pude distinguir varias habitaciones y murallas bastante destruidas, pues sólo conservan apenas treinta á cua- renta centímetros de su altura. %sjm^ Ni De un tipo muy diferente á las primeras son varias sepulturas que observé al pie de una terraza; las represento en la lámina 11 y su sitio está indicado en la lámina I con la letra A. Son estos los sepulcros más abundantes y característicos de aquellas regiones. Todos han sido muy bien ejecutados y sobre la superficie del suelo se distingue la parte superior de la tumba, que termina con una elevación bien redonda ; muchas veces la acompaña un semiarco de piedras. La construcción de todos estos sepulcros es cuidadosa y muy sólida, hecha en forma de una bóveda de piedras grandes, bien elegidas y ajusta- das sin ninguna otra clase de material. El croquis (lámina III, ñg.a y b) demuestra este tipo, visto desde arriba y visto abierto. V.\ semiarco está colocado con preferencia con la abertura hacia el — IG — este, que correspondí;! siempre ;i la cabecera de los individuos enterra- dos. En algunos casos está colocado al nivel del suelo y construido por una simple hilera de piedras, mientras forma en otros casos una pared vertical que llega á unirse con la base de la misma bóveda. En los doce sepulcros que hice abrir, he encontrado pocas diferen- cias en las dimensiones, exceptuando el segundo y el séptimo que dan el promedio: interior del círculo. 5o cm.; exterior ó sea la parte que sale de la superficie del suelo, i m. 5o; la mayor anchura se encuentra en la base de la bóveda cuya abertura mide 2 m. 5o y que llega hasta i m. 60 de profundidad. El subsuelo de estas tumbas no estcá trabajado (empe- drado); los individuos han sido depositados allí y luego cubiertos con tierra. Fig. II N 2 A medida que efectuaba las excavaciones, abriendo desde el lado los sepulcros, observaba la colocación de los esqueletos y de los objetos de- positados con ellos. El primero (fig. II) contenía cuatro individuos en mal estado, co- locado uno de ellos en dirección opuesta á los demás. Cerca de los cráneos encontré restos de un tejido grueso, muv mal conservado, y á la cabecera de uno el vaso número 2. Este último está bien trabajado; es de barro poco cocido, delgado y de color negruzco, completamente redondo, tanto exteriormente como en su abertura ; chato, y los anchos bordes doblados hacia adentro, están adornados con la figura de una mujer. Esta tiene el cabello partido por el medio y trenzado en ambos lados; los hombros, brazos y manos arrancan de la cabeza y están co- locados encima del ancho borde de la vasija. En su extremidad opuesta se ven los pies representados en una forma bastante rudimentaria. El tipo de este objeto se asemeja mucho por todos sus caracteres al que describe el seíior Ambrosetti en sus Notas de Arqueología Calchaquí (Boletín del Instituto Geográfico .argentino, tomo XIX, página 52 y tomo XX. página 278). — — 17 — Fio. iil El segundo s^pulcio (fig. III) era el más pequeño de todos; for- mando un solo círculo de 3o cm. de diámetro interno por go de diáme- tro externo en la parte qte se eleva sobre el suelo; el ancho mayor era de I m.6o y la profundidad de i m. 20. Kl sepulcro contenía dos esquele- tos, colocados en sentido opuesto el uno al otro. A la cabecera del primero había un tejido amontonado y mal conservado y el puco número 3. Este es delgado, de color amarillento; su superficie es poco lisa, la base plana; exteriormente tiene un adorno pintado de negro, muy des- vanecido y dos pequeñas asas de barro, torcidas y pegadas verticalmente sobre el cuerpo de la taza. Los otros pucos los encontré coloca- dos de lado á ambos costados de la cabe- cera del segundo individuo. El número 4 es grueso, tosco, de color rojo por afuera; por adentro es liso, algo más obscuro, con líneas irregulares pintadas de negro. El borde es ancho y de doble espesor; inte- riormente está cruzado por veinte rayitas paralelas, en grupos de cinco, separadas por un ancho espacio. El otro puco (n° 5) es más grande, grueso, bastante liso, de color amari- llento y sin pintar. Tiene dos asas para- lelas achatadas, colocadas en sentido \-er- tical y muy poco separadas del cuerpo del puco. — El tercer sepulcro tampoco no tenía el semiarco y había sido construido con menos esmero. No me ha sido posible determinar la posición de los esqueletos, pues aparecieron completamente entre- mezclados entre los fragmentos de tinajas y piedras, de modo que apenas pude establecer la existencia de cinco individuos. Los sepulcros cuarto y quin- to no me dieron mejor resultado. Encontré en cada uno tres esqueletos en mal estado, el puco y el jarrito (pOs (^ y ^j respectivamente; este último lo hallé en el centro del círculo á muy poca profundidad. N" 3.4.5 N 6 N 7 — i.s Kig. IV El puco (n" ()) es delgado, de color amarillento, liso y con su bas; completamente redondeada; tiene dos asas torcidas y pegadas vertical- mente. Exteriormente se distinguen algunas rayas pintadas. El jarrito (n" 7) es á dos asas bas- tante arqueadas y colocadas en s.-ntido vertical desde el borde hasta el primer tercio; es tosco, grueso, más ancho que alto, el fondo es plano; el color ne- gruzco ; de barro poco trabajado con mezcla de cuarcita. — La figura iV da á conocer la dis- tribución di los cuatro individuos y de de los objetos del sexto sepulcro que encontré cerca de los anteriores. Los esqueletos eran mal conservados. El número S es una placa pecto- ral de cobre, rectangular, delgada y lisa, agujereada cerca del borde lateral. El número g es un pequeño puco de forma cónica, de base punteaguda, delgado y bien liso en sus dos faces: de color amarillento. Exteriormente se observa una guarda griega algo bo- rrada; por adentro hay unas líneas pintadas de negro que parten desde el borde del puco y se juntan todas en el centro del fondo, de manera que siem- pre después de una raya derecha hay otra lijeramente ondulada. El puco número i o es parecido al anterior por su hechura: es algo mayor y la base plana; las paredes son bien arqueadas. Solamente por afuera se notan algunos adornos en forma de rayitas, y las dos pequefías asas son idénticas á las ya mencionadas. La urna número i i es de barro colorado, prolijamente trabajado y bien cocido. Su ancho mayor se encuentra en la boca; luego va estrechándose un poco para aumentar de nuevo á la altura de las asas y disminuir bruscamente hasta su base que es plana. En el primer tercio se ven va- rias fajas horizontales, pintadas y mal conservadas; el dibujo que pre- senta el segundo tercio, ha sido grabado á bastante profundidad con una N° 8,9,10, II 19 — N' 12 N" I 3 punta ancha. Este dibtijo se repite al otro lado de la urna y parece repre- sentar una serpiente. Hay dos asas anchas, perforadas, colocadas en sen- tido horizontal. En el interior de la urna encontré una cantidad de hue- secitos pertenecientes á un quir- quincho; tres mates partidos vertical mente y fragmentos de objetos de madera. A la cabecera de dos de los individuos había restos de un te- jido muy grueso, y al lado del otro un montón de ropa de un tejido bastante fino, pero muy mal conservado. — \'ol viendo al panteón, me „ n m b apercibí que había muy cerca de éste tres sepulcros que pertenecían al mismo tipo de los anteriores. Encontré la parte superior destruida; sin duda las tumbas habían sido N i5 abiertas. Hice continuar la excavación y hallé en una de ellas (la séptima del presente informe), á poca profundidad, las dos pequeñas piezas de barro número i 2 ít y ¿>, el jarrito número i 3 y los tres cráneos nú- meros 14, 1 5 y I 6. La pieza número i 2 a re- presenta la cara de un puma ú otro animal felino; la otra (nú- mero 1 2 b) un ser humano; tie- ne la cabecita, hombros y brazos ,, N II, b pegados sobre el fragmento, que tal vez ha pertenecido á alguna tinaja, v ambos son de alfarería colorada y bien cocida. — 20 El jarrito número i 3 es tosco, groseramente trabajado, de barro negro, poco cocido, con mezcla de cuarcita: tiene una forma deprimida y boca ancha. El asa es gruesa, arqueada y grabada con rayitas cruzadas; está colocada vertical mente desde el borde superior v llega casi hasta la base aplanada. Hallé los tres cráneos (números 14, i 5 y i G) en muy buen estado. Los diseños esquemáticos demuestran que los cráneos son muy parecidos entre sí por sus caracteres exteriores; reconocemos indiscutiblemente el tipo calchaqui que está representado más bien por la deformación arti- ficial, que por las propiedades naturales del cráneo. Referente á estas últimas, se observa la preponderancia de la parte cerebral sobre la parte facial; por cuya causa tienen estos cráneos, en cierto modo, una apa- riencia infantil. F]n cuanto á las alteraciones artificiales, que me indujeron en primer lugar á representarlas en estas esquemas, se reconoce en seguida en todos un fuerte aplastamiento frontal. También e.xiste aplastamiento occipital, pero menos pronunciado, como lo demuestra muv bien el número 1 4 ¿í. El mismo diseño (n° 14 a), como también el número i 5 c, demuestran que esta alteración artificial resultó á veces oblicua y de tal manera que el lado derecho parece más aplastado que el izquierdo, per lo cual se ha producido un verdadero plagiocétalo. — En el otro sepulcro (el octavo de la serie), encontré solamente un esqueleto y dos vasos. El núm°ro i 7 es una jarra muy delgada, de barro cuidadosamente trabajado, negruzco, reluciente. Su forma es casi cilin- drica y disminuye un poco antes de lle- gar á su base que es plana. Está pro- vista de una pequeña asa vertical y de líneas irregulares horizontales, inte- ¡~h ~"!'~T^^'^^ V^o.'^ ■'' ,^ rrumpidas por otras verticales, graba- IL-i i-- — í¿*M) ^wA'^'^k^w (^as con una punta fina. El jarrito número 1 S es tosco, de barro poco trabajado y no muy cocido. El color, en general, es gris, con man- chas negruzcas. La forma deprimida; la base poco menos ancha que su abertura; el asa vertical, que parte desde el borde del jarrito, es pequeña. En la novena sepultura no encontré nada de importancia, tampoco en otras dos que hallé encima de la terraza inmediata. N" I 7 N 18 Continuando mi inspección, tropecé sobre la falda de una pequeña loma con otra sepultura aislada que había sido una bóveda muy bien cons- truida, pero no pude reconocer con exactitud la forma de la superficie. A juzgar por los cráneos, esta tumba encerraba nue\e individuos, colo- cados todos en una misma dirección, pero á distintas profundidades. — 21 — Exceptuando dos, estos cráneos estaban muy mal conservados; por lo tanto me conformé con ese par, cuyas esquemas están representadas con los números 19 y 20. De estos cráneos también se puede decir lo que hemos dicho de los anteriores. Interesante es el número 19 que presenta una deformación fronto-occipital, en tal grado, que ha resultado un verdadero hypsicéfalo. N" 19 Los números 21 al 24 son los objetos que encontré en el mismo sepulcro. Representan; una piececita recortada de lata de bronce, muy delgada, de 8 cm. de largo (n" 21); una cucharita de hueso (n° 22) y una cuchara grande de madera (a° 2 3), de mango largo; éste es lijera- mente encorvado de un lado, del otro es derecho con dientes irregulares; la taza es poco profunda. Este objeto es muy parecido al que describe el señor Ambrosetti en el Boletín del Instituto Geográfico Argentino, tomo XX, página 290. N 2 2 N 21 N 2 3 N" 24 £ncontré también un pequeño puco (n" 24), de barro amarillento, sin pintura, y una urna grande en pedazos, que probablemente había sido colocada ya en este estado. Entremezclados con los esqueletos, observé una cantidad de tejidos gruesos de lana, muy mal conservados. Otro día encontré sobre una terraza, cuyo lugar he indicado en el panorama con la letra B (lámina I), tres sepulturas muy distintas á las recién descriptas. Tu II! o XI 4 2-2 Estas están prolijamente construidas en forma rectangular; las pa- redes son de piedras muy grandes, chatas y bien elegidas y puestas en la tierra hasta una profundidad de más de un metro, correspondiendo su borde superior al nivel del suelo. Sobre la superficie de éste, hay pie- dras de regular tamaño que conservan exteriormente la forma rectangu- lar del sepulcro y dejan interiormente un pequeño vacío (fig. V). rig. V El primer sepulcro (fig. VI), era el más pe- queño y tenía i m. So de largo por 90 cm. de an- cho y I m . 2 o de profun- didad. Contenía sólo un individuo, cubierto por tierra y por una cantidad de piedras; á cha del difunto había una pequeña plaquita pectoral de bronce. VI N 26 la dcre- deloada — 23 — y simplemente perforad¿t (ii" 2 5), de 8 cm. más ó menos de li.rgo; á los pies, hallé, bien acuñada entre las piedras, la urna grande número 26. Es tosca, de barro poco trabajado, mezclado con cuarcita y de color negruzco. Los otros dos sepulcros eran mayores; poco se diferenciaban en sus dimensiones: el largo del interior era de 2 m. 20, el ancho i m. 5o y la profundidad poco más de un metro. Ambos contenían dos esqueletos cada uno, colocados en una misma dirección. De la cabecera de los individuos saqué la urna número 27. Esta es muy parecida á una anteriormente encontrada (n° 1 i); algo más pequeña, pero no tan alargada; de la misma clase de barro, colorado; el dibujo que la adorna y que representa también una serpiente, está grabado bas- N 26 tante profundo en la superficie. Debajo del cuello, por afuera, hay algu- nas fajas pintadas, horizontales, y en el borde interior rayitas cortas, longitudinales. En el tercer sepulcro no encontré ningún objeto. Semejante á éstas, vi otras dos sepulturas muy destruidas, encon- trando en una de ellas, ya abierta y destruida, la urna que represento con el número 28. Hasta aquí di por terminado mi trabajo por estos lugares, á pesar de que hubiese tenido ocupación, para largo tiempo todavía, no solamente de completar el estudio de estos sepulcros, sino también él de las nume- rosas ruinas de pircas. Desde la casa de don Ramón Miñaur. me dirigí una mañana hacia el Cerro Colorado y ni bien llegado á las terrazas que se extienden del oeste al este, observé otra vez una serie de ruinas, aún de formas no muy bien definidas, dado el mal estado de conservación en que se hallan; las vi desparramadas, ya al pie de las terrazas, ya encima de las faldas de las mismas, y entre tantas he podido distinguir una bien conservada, cuya hechura está representada en la figura Vil. — 21 — Las estríUificaciones geológicas que cruzan las faldas de esta terraza en dirección horizontal se presentan, de vez en cuando, descubiertas, y se puede observar entonces las hileras de piedras colocadas en forma de semiarco alargado debajo de uno de estos mantos. Mi sospecha de que debía tratarse de un tipo distinto de sepulturas, se confirmó pronto, pues apenas se había excavado debajo de las mismas, se descubrieron los restos de un esqueleto y á la derecha la tinaja grande número 29. N' 29 Esta es de color negruzco y groseramente trabajada ; la hallé tapada como la representa el dibujo. En el interior encontré fragmentos de ob- jetos de madera y restos de un tejido grueso. Las piedras que forman el semiarco del sepulcro, están puestas muy superficialmente, causa que ha contribuido para que otras sepulturas de este mismo género se hallen en mal estado, dada la declinación del te- rreno; las piedras así colocadas, poca resistencia podían hacer á la acción del tiempo. Recorrí luego una vasta extensión y observé una serie de ruinas de pircas que hay principalmente encima de las elevaciones; por desgracia se hallan todas muy mal conservadas y sentí que ni el tiempo ni los recursos me permitían más demora en aquella región. Volví de esta excursión por el mismo camino, y antes de cruzar nue- vamente la terraza frente al Cerro Colorado, me apercibí que en el bajo había una sepultura muy interesante y en perfecto estado (fig. Vill). Sobre Ui superficie del suelo se ven claramente tres círculos formados de piedras de regular tamaño. El mayor medía exteriormente cinco me- tros, el segundo tres y el interior dos metros; este último no está del todo separado del segundo. Por su hechura supus; que esta sepultura debía ser muv semejante á las primeras descriptas y efectivamente la e.xcavación demostró la exactitud de lo que creía. Fia. VIII La tumba ha sido construida en forma de bóveda, muy idéntica á las ya citadas; en su base tenía 2 m. 5o de diámetro y de profundidad. Tanto el segundo círculo como el exterior eran bastante superficiales y poco enterrados. Encontré en éste tres esqueletos, bien conservados, pero bastante entreverados. Me llamó la atención ia falta del cráneo de uno y después de haberlo buscado inútilmente en el interior del sepulcro, apareció colo- cado fuera de éste, junto con los dos jarritos números 3o y 3 espacio entre el círculo externo y el segundo. sólida é I m. 80 N 3o N" 3 i I . en el — 26 — Los dos jarritos son de color rojo, de barro cuidadosamente traba- jado y bien cocido, completamente usos en su superficie. Al día siguiente, mientras que mi ayudante hizo ios preparativos para la continuación de nuestro viaje, me ocupé en hacer una visita á las ruinas que hay en la parte Este del pueblo, y si bien no estoy en condiciones de hacer de aquellas una descripción detallada, porque lo había dejado para mi regreso de Santa María, nos podemos dar una idea de ellas con el croquis del pianito, lámina III. que alcancé á levantar en las pocas horas disponibles. Estas pircas se hallan distantes apenas dos kilómetros de !a casa de don Ramón Miñaur, sobre una pequeña meseta á la izquierda del río. Las paredes habían sido construidas con piedras rodadas, bastante grandes, bien acuñadas; pero se hallan hoyen día muy tumbadas y so- lamente en pocas partes conservan más de medio metro de altura. No me fué fácil descubrir á primera vista las aberturas ó entradas á los distintos departamentos, por cuya causa no pude indicarlas en el dibujo; tampoco alcancé á tomar las medidas exactas de sus dimensiones y es- pesor de sus paredes etc. La meseta, sobre la que habían sido edificadas estas viviendas, está aislada, y desde encima se puede dominar una vasta región. Para darnos una aunque sea pequeña idea gráfica de la población quichua que hoy en día habita las regiones calchaquis y á la cual podemos considerar como descendiente de aquella nación civilizada, representamos, en la lámina IV, dos retratos, que he tenido ocasión de sacar, en Hualfin, en casa del señor Leguizamón. El número i es una muchacha de trece años, muy bien desarrollada. La cabeza es bastante grande, redonda; el pelo es negro, tieso, irregular- mente cortado y se extiende mucho por la frente, donde forma un límite irregular. No se observa ninguna deformación artificial de la frente ni del occipucio, ni tampoco del cráneo en general. La hendidura del ojo es pequeña; el pliegue mongólico está bien pronunciado, pero se distingue todavía la carúncula lagrimal como la mayor parte del párpado superior. La base de la nariz es muy ancha, pero no muy baja; el dorso es ancho y derecho; la punta bastante ancha, redondeada; las fosas nasales son visibles de frente. La boca y la parte mandibular, en general, es bas- tante saliente; los labios son algo gruesos. De la oreja se reconoce poco, pues está bastante desfigurada por una erupción sarnosa. E\ número 2 es un hombre de mediana edad, robusto y bien desarro- llado. El cráneo nos interesa, sobre todo por su forma característica hyp- sicéfala. La frente sube oblicuamente hacia atrás: el occipucio bastante 27 — perpendicular hacia arriba. Sorprende también la gran estrechez de la cápsula cerebral y de todo el cráneo en comparación á su altura. Es siempre interesante observar en el vivo esta forma de cráneos, que esta- mos acostumbrados ver solamente en el material muerto. Prescindiendo de esto, la considerable altura y la pronunciada estrechez, forman un carácter distintivo de la cabeza de este individuo. Respecto á los detalles, el pelo es negro, bien desarrollado; la frente muv estrecha, relativamente alta; el límite del pelo se pierde irregular- mcntc. Los arcos supraorbitales del hueso frontal no sobresalen. La hendi- dura de los ojos es oblicua, muy estrecha, de manera que la pupila que está muy hundida en la órbita queda poco visible. Esta impresión se pronuncia aún más por la base de la nariz que es muy alta y por los arcos cigomáticos muy salientes. La nariz es de proporción mediana, más bien pequeña; el dorso es derecho con una pequeña elevación en la mitad. La parte bocal no sobresale; los labios son estrechos y el labio su- perior es muy bien arqueado. Mejillas hundidas. Sobre el labio superior hay un lijero bozo y en la mitad del labio in- ferior un mechoncito de pelos (mosca); sobre el mentón una verdadera barba de cabra. La oreja está estrechamente pegada y el anteheli.K sale algo en el me- dio; fuera de esto no hay particularidades. Fisonomía reservada, taciturna. El último día de mi permanencia en Hualfin lo ocupé en tomar los dibujos y apuntes de mi pequeña colección, dejándola luego acomo- dada en los cajones, lista para el transporte. Gracias á esta circunstancia, estoy hoy en condiciones de presentar mis datos de entonces á la publi- cidad, á pesar de que las colecciones mismas se hayan perdido. Está de más decir que queda aún mucho por averiguarse en aquellas regiones, las que ocultan todavía tantas riquezas de nuestra prehistoria. Musco de La Piala, Marzo de igoi. Ruinas písno lámina ur Sepulturas Ruinas y Sepulcros fig- I Sep-ulcros Rxiinas '^ta '^ Ruinas de casas Kuiras Panteón actual A Ruinas Sepulcros B Bev. Jcl Museo Je I.n rhUa-Tonio XI C Dhv'ch Sepulcros calchaniuis — Wm Panorama con las poblaciones antiguas de los Calchaquis Rev. del Museo de I.a Plata — Tomo XI. C. Erdch : Sepulcros calchaquis — Lám. II. Sepulcro visto de arriba TALLKRES DEL MUSliO El mismo descubierto lateralmente p ti '^i^mk Í5 O! O 3 J3 03 C Oí Rev. del Museo de La Plata - Tomo XI. C. Bruch : Sepulcros calchaquis — I,ám. IV. /// TALI-IÍRES OKL MUSKO Tipos calchaquis, habitantes de Hucilfin. PATOLOGÍA EN LA ALFARERÍA PERUANA ROBERT LEHMANN-NITSCHE DOCTOR EN CIENCIAS NATURALES, DOCTOR EN MEDICINA ENCARGADO DE LA SECCIÓN ANTROPOLÓGICA DEL MUSEO DE LA PLATA Tomo XI Patología en la alfarería peruana Algunos vasos interesonles y muy característicos del antiguo Perú que representan mutilaciones en la nariz, los labios y las piernas, han dado origen á una gran discusión en el mundo científico en cuanto á las causas á que deben atribuirse dichas lesiones. Yo también he tomado parte en esta controversia y me permito indicar al lector el trabajo que he publicado en esta Revista (Bibl. n" 1). Citaré para completarlo, además, las publicaciones que desde entonces han aparecido sobre nuestro tema (Bibl. n" 2 — 12). Díjose que las causas de dichas lesiones debieron ser mutilaciones intencionales aplicadas como castigos, ó bien los efectos de una enfermedad. Hoy día no hay quien acepte ni defienda la primera opinión. Sin embargo, en la lite- ratura, se hallan indicios que dan á saber que los antiguos peruanos mutilaban de vez en cuando á algunos infelices. En mi trabajo ya citado, me ocupé detenidamente de estos indicios. Se trata de los sirvientes y guardianes de las mujeres del cacique de Puna, quien los hizo castrar y cortar además la nariz y orejas, á fin de que adquiriesen una cara poco se- ductora. Aquí voy á citar un párrafo análogo de Oviedo (') en que nos comunica que también, como pena, se les sacaba los ojos á los delincuentes. Herrera O, sin embargo, no menciona directamente esta clase de condenas cuando habla de «piedra en las espaldas», de «tormentos» y «muerte» como penas que se aplicaban en aquel entonces; pero no es posible sacar en limpio de aquí en qué consistían esos «tormentos», si en sacar- les los ojos ó en efectuarles las demás mutilaciones (cortar la nariz, etc.) á los condenados. Quien haya leído ese capítulo de la obra de Herrera, donde trata de las diversas penas, sabe bien lo cruel que ha sido la justicia de los antiguos peruanos y que no sería de estrañar que fuera su consecuencia la amputación (') Citado según Bastían: «Die Culturliindei- des alten America», Berlin 1.S78, Bd. I, iKig. 548. ^ ('-') Herrera: «Descripción de las Indias occidentales», V, 86—87. — 32 — de los labios, de la nariz, ele. Garcilaso (I, 48, 2) cilu como penas la de muerte, los azotes, el destierro y otras semejantes, con- tinuando el texto así (I, 49, 2): «Cierto, mirado el rigor que aquellas Leyes tenían, que por la mayor parte (por liviano que fuese el delito, como hemos dicho), era la pena de muei'te, se puede decir que eran Leyes de Bárbaros». No obstante la po- sibilidad, hemos de insistir en el hecho de que no se hallan datos directos en las publicaciones peruanas que prueben que se trata verdaderamente de penas en las mutilaciones que ofre- cen nuestras vasijas peruanas. En las tribus vecinas del Perú se practicaba esto, en efecto. Carrasquilla (Bibl. n° 1) me ha comunicado un pasaje de una obra de Restrepo sobre los an- tiguos Chibchas donde éste dice, según un antiguo cronista: «Cortaban manos, narices y orejas, y daban azotes por otros delitos que consideraban menos graves». No he podido consul- tar la obra de Restrepo, pero encontré en la «Historia de las Indias», por Francisco López de Gomara, el pasaje siguiente, que quizás le haya servido de base á Restrepo para hacer su referencia que acabamos de citar. Dice Gomara hablando de los «castigos que usaban en Bogotá contra los malhechores» (66, I): «Castigan mucho los pecados públicos, hurtar, matar, i sodo- mía, que no la consienten. Azotan, desorejan, desnarigan, ahorcan, i á los Nobles, i honrados cortan el cabello por cas- tigo, ó rásganles las mangas de las camisetas». Volviendo á nuestras alfarerías peruanas, debemos observar que muchas representan individuos ciegos. En lugar de los ojos hay grandes cavidades y los movimientos suplicantes de los infelices son la mejor prueba de que éstos carecen verda- deramente de la luz del día. Ante estos casos, nos pregunta- mos: ¿Son criminales penados á quienes les han sacado los ojos, ó han perdido la vista de otra manera, por enfermedad, por ejemplo? En cuanto á aquella primera categoría de vasijas que presentan mutilada la nariz, los labios y tal vez las pier- nas, hoy día, como hemos dicho, no se admite la opinión de que se trate de delincuentes, creyéndose, por el contrario, que sean los efectos de una enfermedad típica del Perú: la «uta», una especie de lupus, mientras que la «lepra», con la única excepción del señor Bloch (Bibl. n" 6), ño hay otro que la ad- mita. Una tercera explicación ha publicado hace poco el señor Ashmead (Bibl. n" 10) sin dar una prueba estricta: La enferme- dad representada en los vasos es la uta y algunas de las alfare- rías demuestran especialmente el tratamiento (juirúrgico del mal, haliiéndose cortado á los enfei-mos la nariz y el labio superior. 33 Lo que hemos di- cho indica el gran in- terés que presentan aquellos objetos del arte cerámico con sus alecciones patológi- cas para la historia de la medicina, y exis- ten otras alteracio- nes patológicas repre- sentadas también en vasos antropomorfos peruanos, que hasta hoy no han sido teni- das en cuenta, ó bien los autores las han únicamente mencio- nado muy a la ligera. Merecen, sin embar- go, como aquéllas, in- terés, y nos parece que es tiempo ya de ocu- parse de ellos. Trátase especialmente de los vasos que represen- tan indttdablemente algo patológico ó al- gún tratamiento mé- dico, como en el ca- so que reproducimos. Hay muchos vasos an - tropomorfos que tie- nen la cabeza mode- lada de una manera maestra, mientras to- das las demás partes del cuerpo y los de- tal les.carecen de exac- titud y están repre- sentados más ó menos en esbozo iMl ;unos de ellos, por ejemplo, las extremidades inferiores, están sustituidas por sim- ples muñones coi-tos; en otros, los dedos suelen estar repre- .sentados solamente por rayitas, (|ue han sido hechas con — 34 — tan poca atención, c|ue en muchos casos salen seis dedos; y sería un error opinar que se Irala de teratología ó polidacti- lismo, etc. Piezas indudables tienen, pues, su valor incuestio- nable como en el presente coso. Dicho vaso pertenece ú la co- lección García Mérou que antes estaba depositada en nuestro Museo y que ha sido llevada, no hace mucho, por su propie- tario á Norte América. Es un mendigo que presenta un tarrito con la mano derecha, en actitud suplicante, mientras que con la izquierda lleva un bastón para arrastrarse con más facilidad, y, cierto, el vaso presenta en su superficie inferior únicamente la pierna izquierda entera, mientras que la derecha termina en un muñón. En las demás partes del cuerpo el individuo no ofrece ningún signo de enfermedad. Aunque entre los vasos peruanos se encuentran muchos al estilo del que describimos, sin embargo éste es el primero que conozco en el cual el ar- tista se ha dado la pena de modelar tan bien la superficie in- ferior, ([ue generalmente los observadores no miran. Ya he- mos demostrado al princii)io de estas líneas que en el antiguo Perú no se aplicaba como castigo la amputación de las piernas; debemos admitir, pues, en el caso presente, que el mendigo ha perdido su pierna por una desgracia, ó que le ha sido amputada, según el arte de Esculapio, por cualquier motivo. Sin embargo, no olvidaremos tampoco que quizás se trote de un mal crónico de la pierna, por el cual el paciente se haya encontrado impedido de caminar y en la necesidad de llevar perpetuamente vendada la parte inferior de la pierna. En efecto; en el vaso la pierna derecha aparece envuelta por vendas. Estas últimas se reconocen en seguida por ser del mismo color que la camisa de la persona. No obstante, esta explicación no me parece admisible; el modelaje de la superficie inferior es bruto, pero se conoce bien el pie sano por ser más ancho y tosco, mientras que el muñón termina en una punta mucho más del- gado. Además, no sé cuál puede ser la enfermedad de la pierna que haya imposibilitado la marcha para siempre, transformando al paciente en mendigo. Lo más sencillo y lógico es, me pa- rece, adoptar una amputación. Aunque no la podemos probar con absoluta seguridad, no por eso dejo de tener importancia poro nosotros un objeto tan interesante del oi'le cerámico precolombiano y lo publicamos como una pequeña contribución para el conocimiento de la hisloi'ia de la medicina paleoamericana. Museo (lü J.ii Plata, Mayo 22 de 1902. bibliografía 1) IjEHMANN-Nitsche: ¿Lepra precolombiana? «Revista del Museo de La Plata», tomo IX, p. 337—370. Una traducción alemana de la mayor parte de este trabajo es: la) — : Prücolumbianische Lepra und die verstümmelten peruanischen Tlion- Figuren des La Plata-Museums vor dem ersten wissenschaftlichen la- teiniscli-amerikanischen Congresse zu Buenos Aires; die angebliclie Kranklieit Llaga und brietliche Nacliricliten von Hrn. Carrasquilla. « Verhandlungen der Berliner Gesellschaft fíir Anthropologie, Ethno- logie und Urgeschichte», 1899, p. SI— 99. — Ad hoc ViRCHOw: ibideni, p. 99; Polakowsky: [Besprechung der ¿Lepra precolombiana?] «Zeitschril't fíir Ethnologie», 1898, p. 417— 418. — «Petermanns ¡Mitteilungen», 1899, Litteraturbericlit, N» 518, p. 127; — : Ueber prakolumbianische I^epra. «Dermatologiscl^es Centralblatt», 3. Jahrg. N» 2, 7 pp. 2) Fritsch: Zwei Aufnahmen von Lepra-Kranken. «Veriíandlungen etc.», 1898, p. 141-152. 3) Polakowsky: ¿Gab es eine pnikolumbianisclie Lepra in Amerika? «Pe- termanns Mitteilungen», 1898, N» 8, p. 188. 4) — : Prücolumbische Lepra. «Verhandlungen etc.», 1898, p. 486— 488. 5) Ashmead: Was leprosy Pre-Columbian in America? « Verliandlungen etc.», 1898, p. 488—492. — Ad hoc ViRCHOw: ibidem, p. 493—494. 6) Bloch: Zur Vorgeschichte des Aussatzes. «Verhandlungen etc.», 1899, p. 205— 214. — Ad hoc V. Luschan: ibidem, p. 214; ViECHOw: ibidem, p. 214 — 210. 7) Ashmead: No evidence in America of Pre-Oolumbian leprosy. «The Canadian Journal of Medicine and Surgery», March, 1899. 19 pp. 8) Richter: Zur Erklarung der altperuanischen Vasen, welche verstüm- melte menschliche Figuren darstellen. «Verhandlungen etc.», 1900, p. 234-2.37. 9) Ashmead: No relation belween the leprosy and syphilis of Japón and Pre-CoIumbian America. «Verhandlungen etc.», 1900, p. .536. 10) — : Pre-Columbian lupus (uta) and its surgical treatment by aniputa- tion of nose and upper lip, as represented on the Huacos pottery of Perú. «The St. Loáis Medical and Surgical Journal», Nov., 1900. 14 pp. 11) — : Deformations on American (Incan) pottery not evidence of Pre- Columbian leprosy. «The St. Louis Medical and Surgical Journal», whole no 724, volume LXXX, April, 1901, n» 4, p. 177—192. 12) Uhle: Die deformierten Kopfe von peruanischen Mumien und die Uta- Krankheit. «Verhandlungen etc.», 1901, p. 404—408. NUEVOS RESTOS DE MAMÍFEROS CAVERNA EBERHARDT EN ULTIMA ESPERANZA Dr. SANTIAGO ROTH ENCARGADO DE LA SECCIÓN PALEONTOLÓGICA DEL MUSEO DE LA PLATA CON TRES LÁMINAS Tomo XI NUEVOS RESTOS DE MAMÍFEROS DE LA CAVERNA EBERHARDT EN ÚLTIMA ESPERANZA El examen de los restos de mamíferos que el señor Rodolfo Haullial ha traído nuevamente este año (1900) de la caverna Ebei'hardt de Ultima Esperanza, Palagonia austral, ha dado el resultado siguiente: DIMANA Del hombi'e hay las siguientes piezas : 1523. Dos metacarpos y un metatarso iiumano. 1524. Dos instrumentos de hueso, un cuchillo de piedra silex y tres tiras de cuero cortadas. Uno de los instrumentos de hueso se ha hecho de un me- tacarpo rudimentario perteneciente á un equidio; el hueso ha sido longitudinalmente partido y tiene la extremidad inferior limada y pulida, con la punta quebrada. El otro instrumento, hecho de un cubito de pájaro, tiene la punta limada en forma de cincel no corlante; los ángulos y bordes son muy redon- deados y pulidos como en una aguja de pasar cintas. IlI cuchillo de silex es de color rojo oscuro; tiene en un lado un filo muy cortante y mide tres centímetros de largo. Una de las tiras de cuero está en los dos lados simétrica- mente festonada, ó, mejor dicho, forma dientes de serrucho hechos con instrumento muy cortante. CARNÍVOROS Felis Listai lemisch Listai, nomen mudum, — S. Roth: Mamifeyti misterioso^ etc. «Revista del Musco de La Plata», tomo IX, 1899. Los nuevos restos recolectados de este animal consisten en siguien Tomo XI — 40 — 1525. Dos costillas. 1526. Una uña y un callo de cuero. 1527. Parte anterior de un cráneo. 1528. Una rama mandibular inferior. 1529. Dos premolares superiores. 1530. Un diente carnicero inferior. 1531. Un incisivo. 1532. Un fragmento de mandíbula con el proceso coronoides y el cóndilo. 1.533. Un retazo de piel. Los restos que poseíamos el año pasado de este carnívoro eran insuficientes para determinar con seguridad el género. He manifestado en mi trabajo del año pasado mis dudas á este respecto ('), según puede verse en la página 30, donde digo: « Como los restos son pocos, no tengo completa seguridad si «realmente forman un género nuevo, y si por nuevos descu- « brimientos resultara que pertenecen al género Felis, se podrá «suprimir el nombre lemisch.» La descripción que el señor Florentino Ameghino (') ha dado del lemisch se relaciona más á un gran felino desconocido que á un desdentado. Por esto me decidí á describir estos restos provisoriamente bajo el nombre de lemisch. Los nuevos descubrimientos resuelven ahora toda duda á este respecto, y demuestran bien claro que pertenecen al género Felis. El trozo de cráneo número 1527 proviene de un individuo viejo, conservando sólo las raices de los caninos (véase lám. I, fig. 2). El paladar es como él del puma, relativamente corto y ancho, de forma triangular; su ancho es igual al de Felis leo, pero algo más corlo y con rostro más bajo. La parte posterior del cráneo es angosta con una cresta sagital alta; en estaparte se parece más al yaguar que al puma, pero el tamaño tan con- siderablemente mayor, prueba que no pertenece ni á una ni ;• otra especie. Para facilitar la comparación directa, he figui'ado en la lá- mina I, al lado de Felis Listai, en las mismas proporciones y (') Roth: El mamífero misterioso de la Patagonia: Grypolheríam do- mcnlicum. «Revista del Museo de La Plata», tomo IX, 1899, p. 421—453. (-) Ameghino: El Neomylodon Listai, un sobreviviente actual de los, Megalerios de la antigua Pumpa. «La Pirámide», La Plata, tomo I, 15 de .Junio de 1S09, p. .jl— 54; 1° de .Julio de 1899, p. 82—84. — 41 — partes, un cráneo de Felis otira (la figuiM 1 representa á éste y la figura 2 á Felis Listai.) La mandíbula número 1528 es de un individuo algo joven; tampoco es completa y tiene los dientes fracturados. La rama mandibular es tan fuerte como la de Felis leo, pero tiene la sín- fisis menos alta y una fosa digástrica más chica; en esta parte se allega más al puma que al león de África. Los caninos son tan grandes como los de este último, pero de foi-ma más re- donda; desgraciadamente no están completos, y, por lo que se puede ver, parece que en la parte posterior no tienen cantos tilosos. El primer molar (p;r) es más grande que en el Felis leo; los otros dos (px y niT) son del mismo tamaño como en éste. El diente carnicero (mx) número 1530, encontrado suelto, es bas- tante más grande que el de i^eZ^^s leo. En la lámina 1, tíg. 5, está i-epresentado, en tamaño natui'al, el correspondiente molar de Felis onr;a, y, en la figura O, el de Felis Listai. Los dos molares superiores número 1529, encontrados también sueltos, que co- rresponden al pJ_ son algo más grandes que los del cráneo de Felis leo que tenemos en el Museo. Las costillas, número 1525, son más ó menos tan fuertes como las del esqueleto de Felis leo del INIuseo; creo que una corresponde á la sexta y la oti-a á la duodécima. La garra, número 1526, conserva la segunda y tercera fa- lanje y un poco de cuero; ésta debe corresponder al cuarto dedo del pie anterior, cuyo tamaño es más ó menos igual al de Felis leo. He aquí algunas medidas comparativas en milímetros: F. F. F. F. coiicotor oni^a Ico Listai Ancho de) paladar entre los dos caninos .... 35 40 46 46 Ancho del paladar entre los dos últimos premolares. 73 82 105 109 T^argo del paladar desde la parte interna de los inci- sivos hasta la margen posterior del último molar. 86 1()S 131 122 Diámetro antero-posterior del diente pJL .... 18 19 23 25 » maj'or linguo-labial pA 01) 11 12 15 iJiúmetro antero-posterior del canino superior . . 16 21 33 28 » linguo-labial del canino superior ... 14 17 19 24 Altura de la rama mandibular en el pX .... 26 36 45 45 Espesor de la rama mandibular en el p^ ... 14 18 22 23 Diámetro antero-posterior del canino inferior. . . 15 21 24 26 )) linguo-labial del Canino inferior ... 12 15 16 20 Diámetro antero-posterior del diente plT .... 13 16 15 20 » linguo-labial del diente pIT 07 10 10 15 — 42 — F. F. F. F. cmwolor otií^a leo Usted Diámetro antero-posterior del diente pT .... 17 r¿3 ¿4 ¿'i » linüuo-labial del diente pT 10 11 12 13 Diámetro antero-posterior del diente carnicero mlT . 17 22 27 26 » antero-posterior del diente carnicero n» 1530 — — — 31 Diámetro linguo-labial del diente carnicero xnT ■ o!» 11 l'i 18 )> linguo-labial del diente carnicero no 1530. — — — 15 Diámetro de la sexta costilla cerca del tubérculum. 15 17 22 22 Diámetro de la duodécima costilla cerca del tubér- culum 08 0:t LS 10 Largo de la segunda falanje 25 28 33 30 Diámetro Ai la parte proximal 13 14 19 l(i Altara de la última falanje 26 2S 32 34 De esta comparación de medidas, resulta que el Fclis Listai se acerca en tamaño al león de África. Por lo tanto, no puede pertenecer al Felis onca como opina el señor Winge O que lia estudiado las piezas encontradas por el señor Nordenskjóld. Í!^l Fclis Listai no sólo ha sido un gato mucho más podei'oso, con un [laladar más ancho, sino que también el color del pelo in- dica que ha sido un animal distinto de todos los galos de la actualidad. El retazo de piel número 1533, que parece provenir de un pie, es algo descolorido, pero se conoce que el animal ha tenido por lo menos tres colores; el color del fondo es pardo, con angostas listas amarillas y anchas fajas de color castaño oscuro; el pelo del pedacito de piel adherido á la cara, conserva su color natural, y éste color castaño luciente tira un poco á rojizo. Esto indica que el Felis Listai ha sido un gato de hermosos colores. Canis avus (Burmeister) De este carnívoro se ha traído las siguientes piezas: 1534. Una mitad de maxilar superior. 1535. Dos molares superiores sueltos. 1536. Una mandíbula inferior incompleta. Todas estas piezas han sido encontradas sueltas; sin em- bargo, parece que pertenecen á un mismo individuo, algo joven. pero adulto. He comparado estos restos con los Canis que actualmente viven en la República; con los que se han encon- (') Véase Nordensk.jOld: Jakttagelser och fynd i grottor vid Ultima Es- peranza i Sydvestra Patagonien. Kongl. Svenska Vetenskaps-Akademiens Handlingar, Bandet 33, no 3, Stockholm iOOO, p. 16. — 43 — trado en la formación pampeana, como también con las des- cripciones que el señor Winge da de ios encontrados en las cavernas del Brasil. De esta comparación resulta que estos restos se acercan más al Canis avus, especie establecida por el doctor Burmeister sobre un cráneo encontrado en la formación pampeana. Las pocas diferencias que existen entre los dos, pueden ser individuales ó de edades; á lo menos no permiten establecer una especie nueva. V'Á maxilar número 1534 conserva sólo el diente carnicero y el primer molar. El paladar es un poco más largo y menos ancho que el del ejemplar encontrado en la formación pam- peana. También el primer molar es más grande, á pesar de (]ue los restos provienen de un individuo más joven i[ue él i|ue describe el doctor Burmeister — que, en su teoría, lo compara con el Canis magellaniciis — donde dice á este respecto ('): «No «encontré otra diferencia específica que en un rostro más an- « cho en la especie diluviana, y dientes relativamente más grue- « sos. Este grosor más considerable se presenta principalmente «en el diente carnicero superior que tiene un tubérculo ante- « rior interno mucho más grueso, siendo el mismo de la es- « pecie actual del todo casi desvanecido, y en la primera de « las dos muelas verdaderas, que es mucho más robusta.» l'^l diente carnicero superior, en nuesti'<5 ejemplai-, tiene un tubérculo anlerior-inteino (paraconus) bastante rudimentario, si bien no tanto como el Canis magellanicus, consistien-do la diferencia más bien en el tamaño mucho mayor; también el primer verdadero molar es de tamaño mucho más grande. El Canis avus presenta, sin embargo, otras diferencias más notables que las citadas; sobre todo era un animal más i'o- busto, tenía una cabeza ancha y corta, mientras que la del Canis magellanicus es larga y angosto. Los dientes son tan grandes como los de Canis jnbatus, y como los maxilares son mucho más cortos que ten el Canis ju- btttns, los dientes se hallan más juntos, casi sin diastema. Por los alvéolos se ve que el primero y segundo premolar se toca- ban, y que el primero se hallaba casi junto al canino como sucede en el Canis latrans de Nebrasca f|ue también tiene los dientes casi en serie continua. El doctor Burmeister dice que él no posee ninguna mandí- bula inferior de Canis; sin embargo, hay una en el Museo Na- (') «Anales ilel Museo Público de Buenos Aires», tomo I, pág. 142. — 44 — cionnl de Buenos Aires que parece pertenecer á esta especie; probablemente la ba adquirido después de su descripción. El señor F. Ameghino descrilie uno que atribuye á esta especie: de ésta tenemos un molde en el Museo, pero proviene de un individuo tan viejo, con los dientes tan gastados, que no se notan sus caracteres. La mandíbula nuestra, número 1537, concuerda también en tamaño y edad del animal con el maxilar superior, que casi no dejan duda que éstos provienen de un mismo individuo. Fuera de las diferencias ya mencionadas, el Canis ainis se dis- tingue también por el diente carnicero inferior (mi~) del Canis magellanicus, que no solo es mucbo mayor, sino que tiene á más de los dos conos del talón, otro acceso.rio rudimentario más atrás. (Véase lámina I, fig. 4, que representa este diente, y figura 3 al correspondiente de Canis magellanicits. ) Este cono accesorio rudimental, que falta en el Canis magellanicus. se observa también en el Canis jubatus. Los otros dientes infe- riores no presentan en su construcción gran diferencia con los del zorro actual. El m"r tiene el metaconid bien desarrollado; éste falla en el Canis Morenoi (') y en algunos otros perros domésticos de pala- dar ancho. Para mí, no hay duda que los dos instrumentos construidos de tibias de perros, y el retazo de piel que se ha encontrado el año pasado en la misma caverna, pertenecen á la misma especie. También el señor E. Nordenskjüld ha encontrado al- gunos restos de un Canis desconocido, que quizás pertenezca á esta especie. Las mencionadas tibias se parecen en su forma al Canis magellanicus,- \>QYO por su tamaño se comprende que pi'o- vienen de un animal, aproximadamente, del grandor del Canis jubatíis; el pedazo de piel, también ya descripto, que pertenece á la parte frontal de la cabeza y deja perfectamente reconocer las dos aberturas semicirculares que corresponden á los párpa- (') El señor Ameghino ha establecido sobre este cráneo, descripto por el señor Lydekker, un género nuevo (üinocynops). Se funda en que la quinta muela superior es de forma cuadrangular y de cuatro tubérculos. En reali- dad esta muela no se diferencia en su construcción general de la corres- pondiente del perro doméstico. El dibujo en la figura que acompaña la des- cripción del señor Lj^dekker no estA muy claro. Más notable es la falta del metaconid en el primer molar inferior, pero éste suele también faltar en algunos perros domésticos, y no me parece que estas y otras pequeñas dife- rencias tan variables en los Canis, sean suficientes para separarlo del gé- nero canis. dos y á las órbitas, demuesti'a pertenecer á un perro de este tamaño: el color del pelo es algo parecido al Canis tncujellanicas, pero por sus bigotes amarillos, no puede pertenecer á ninguno de los Canis silvestres que actualmente viven aquí. He tenido ocasión de comparar nuestras piezas con un cn'i- neo, algo desperfecto, del lobo de la India {Canis pallipes), que se conserva en el Museo Nacional de Buenos Aires, y que me llamó la atención por su parecido; las medidas son casi igua- les. Sin embargo, como este lobo no habita la América, y como los restos que poseemos del Catiis avns no son suficientes para poder constatar con toda seguridad su identidad, creo conve- niente conservar, por ahora, el nombre dado por el doctor Bur- meister. He aquí algunas medidas comparativas en milímetros: Longitud del paladar .Vncho del paladar medido en la parte labial del p^ . Ancho del mismo en la parte posterior del pjL .... Diámetro antero-pcsterior del PJL l^iámetro antero- posterior del mL Diámetro labio-lingual delmJL !•" Diámetro antero -posterior del diente carnicero (mlT) . Diámetro antero - posterior del mT c. magrílanicvs ad. c. jiibaiiis ad. JKH. c. fallipcs ad.jun. c. ants U. Esperanza ad. jun. c. aras f. pampeana re!. 1)2 10,8 — 98 95 L 2G 3i :íO 30,5 33 1 59 54 ■55 60 1 1 lí) 10 19,5 18,5 1 10 14,5 13 13 12 l.J 17 16,5 16,5 -.17 1' 1 21 — 22 — 1 10,1 — 95 — Canis familiaris ( :') 1537. Un cráneo con la mandíbula inferior. Este cráneo proviene de un individuo muy joven, con den- tadura de leche; por su forma parece pertenecer á un perro doméstico; á lo menos en Sud América, no existe ningún Ca- nis silvestre que tenga un cráneo de esta forma, pero como se trata de un animal joven, nada de seguro se puede afirmar. VA rostro es muy corto; de hocico angosto; la frente muy convexa, y el cráneo posterior, que se levanta bruscamente, es grande y ancho. El paladar tiene sólo 4,4 cm. de largo por 1,5 cm. de ancho medido entre los primeros molares de leche, y 3,5 cm. — 40 — entre los últimos molai'es; quiero decir que el puladar, atrás, tiene el doi>le ancho de adelante, lo que sucede también en el perro fueguino, del cual se distingue casi sólo por el paladar relativamente más corto. Como el cráneo pertenece á un ani- mal muy joven, estas propoi'ciones pueden cambiar con la edad. l']n cuanto á la dentadura de leche, casi no hay objeto de des- cribirla; el último molar de leche superior (md±), que en ios Canis tienen la forma del primer molar definitivo, se compone sólo de tres conos bien desarrollados y un rudimentario co- rrespondiente al metaconid. En el perro fueguino, el m_L tiene seis conos, si bien que los protoconulus y metaconulus no son tan grandes como los otros tubérculos, l'^l último molar de leche inferior md 4 , que tiene la forma del diente carnicei'o definitivo (mT); tiene el metaconid mucho más desarrollado que el del perro fueguino, y tiene á más de los dos tubérculos del talón otros accesorios que faltan en el molar persistente del perro fueguino. No tengo á mi disposición ningún cráneo con dentición de leche del [¡erro fueguino, y no sé si en esta raza existe esta diferencia entre las dos denticiones. Así es que no puedo asegurar si el pre- sente cráneo pertenece al perro fueguino. Grypotherium Dar'winii var. domesticum Los restos nuevos de este animal son los siguientes: 1538. Un fragmento de cráneo. 1539. Un fragmento de mandíbula supei-ior. 1540. Varios pequeños fragmentos de cráneo. 1541. Una rama de mandíbula inferior incompleta. 1542. Una sínfisis mandibular. 1543. Dos vértebras dorsales, casi completas. 1544. Varias vértebras caudales. 1545. Un omóplato, casi completo. 154G. Varios fragmentos de omóplatos. 1547. Una clavícula. 1548. Un cubito incompleto. 154',). Un hueso metacarpo y varias falanjes. 1550. Varios fragmentos de costillas. 1551. Un fragmento de cráneo de un embrión. 15.52. Tres retazos de cuero y mechones de pelo. 1553. Una gran cantidad de huesos muy fracturados. — 47 — Estoy perfectamente de acuerdo con el doctor lí. Nordens- kjüld, que el Gri/poiherium de la caverna de Ultima Espei'anza se diferencia del Gnjpotheriuní Darwinii, de la formación pom- peana, sólo por su tamaño más reducido. He tratado esta cuestión detenidamente en mi trabajo ante- rior, donde he dicho: «Aunque se tratara sólo de uno raza dis- « tinta, siempre haijria que darle un nombre propio para poder «distinguirla de la que se encuentra en la formación pampeana.» Algunos autores han manifestado que se debía conservar el nombre especiñco de iVeow¿/tof/o?i Listai, establecido por el señor Ameghino. No quiero renoval- la discusión sobre este temo. Los seño- res doctor Lehmonn-Nitsche y Hauthal han demostrado, con toda evidencio, que las divei-sas descripciones que el señor Ame- ghino ha dado del Neomylodon Listai, no coinciden en nada con los restos del Orypotherium encontrados en la caverna de Ul- tima Esperanza. A mi'is, los descubrimientos del señor Nor- denskjóld y los nuevos hallazgos del señor Hauthal, demuestran que en este paraje lia habido individuos de Gnjpotlierium clomes- ticxiH del mismo tamaño como el Giijpnthcriuní Darwinii de la formación pampeana, y, por consiguiente, no se trata de espe- cies, sino solamente de razas distintas, de manera (|ue esta dis- cusión ya no tiene objeto. También se ha combatido nuestra opinión que este graví- grado haya sido un animal doméstico. El profesor Nehring, de Berlín, dice que sólo animales, de los cuales el hombre~saca cría, pueden ser considei'ados como domésticos, y que el es- tiércol encontrado en la caverna podía provenir de los intesti- nos de animales carneados en ese sitio; por la forma de los dientes, opina que el Grypotherium no comía pasto. La cuestión de la alimentación de los grandes gravigrados, que habitaban las pampas desprovistas de montes, está resuelta por los descubrimientos hechos en las cavernas de Ultima Es- peranza. Por los restos de comida no digei'idos que contiene el estiércol, nóta.se perfectamente bien que estos animales se man- tenían con pastos. Es indudable que este estiércol proviene de animales vivos; ó más, la circunstancia de hallarse en un lugar solo de la caverna, indica que los animales han sido encerra- dos en una especie de corral ó chiquero. Véase el informe del señor Hauthal ('). (') El mamífero misterioso de la Patagonia. uRevi.sta del .Museo de La Plata», tomo IX, 1899. — 48 — Precisamente el estiércol nos demuestra que el hombre ha tenido en domesticidad á este animal, pues las bolas fecales pro- vienen de individuos de todas edades, como se ve por la gran vai'iedad de sus tamaños; hay bolas fecales que pasan de 18 cm. de espesor y otras que no alcanzan ni á ocho. La condición en que se presenta la caverna, pone de mani- fiesto claramente que el Grypotherium no se refugiaba en estado salvaje en este lugar, puesto que el hombre lo habitaba al mismo tiempo. Hauthal ha encontrado los fogones donde la gente hacía la comida; los insti-umentos y restos de comida, que consistían en huesos fragmentados y quemados, fueron encontrados mezcla- dos con el estiércol, precisamente en el sitio que formaba el chiquero, lo que pi'ueba que el Grijpothcrium y el hombre ha- bitaban juntamente dicha caverna. Parece que el único animal, fuera del Gn/pofheríum, que se permitía vivir en ésta, era el perro doméstico, pues Hauthal ha traido este año excrementos de un carnicero, adulto, que puede provenir de este animal; además, el cráneo ya descripto de un perro cachorro demues- ti'a con evidencia que el hombre ha tenido el perro como animal doméstico. Seguramente el Grypotherium ha sido mejor cuidado que el caballo {Onohippidiuvi), pues si á éste lo tenían domesticado, lo dejaban, en este caso, á la intemperie; á lo menos no se ha encontrado estiércol en ninguna parte de la caverna. No entro en mayores detalles .sobre esta cuestión, porque para esto habría que concretar casos. Respecto á los restos traídos en este año, poco de nuevo se puede agregar á lo dicho sobre este animal; lo más impor- tante es, como ya he mencionado, que hay algunos huesos de individuos muy grandes. Un pedazo de maxilar superior indica que el animal alcanzaba casi el tamaño del Grypotlicrium Dar- winii, de la foi-mación ¡tampeana; el alvéolo del segundo diente tiene un diámetro de 2,3 cm., mientras en otros individuos adultos sólo tiene 1,7, y el mismo alvéolo del cráneo que tene- mos del Grypotherium Danvim'i de la formación pampeana, no tiene más que 2,4 cm. Hay una cabeza de costilla tan grande como la más grande del Lestodon armatns. El omóplato casi completo, número 1545, es relativamente bajo y ancho; mide, en la parte posterior, 36 cm. de alto por 44 de ancho. El del Mylodon roinistus mide, en la misma parte, 34 cm. de alto por 3G de ancho. — 49 - No deja de Ilamoi- lo alención que entre los huesos de este animal, traídos este año, haya algunos en estado fósil. De las demás piezas nada nuevo puedo agregar á mi descripción del año pasado. Onohippidium Saldiasi De este animal tenemos las siguientes piezas: 1554. Un i)remaxilar incompleto. 1555. Tres trozos de mandíbulas inferiores. 15.'")6. La parte proximal de un radio con cúljito soldado. 1557. Una mano (metacarpo: primera, segunda y tercera ta- lan ¡e). 1558. Dos pedazos de la parte dista! de dos tibias. 1559. Tres metatarsos de diferentes individuos. 1.5(30. Un trapezium, un trapezoide, un magnum y un cunei- forme. 1.561. Cuatro falanjes. 15r)2. Dos tercei'as falanjes (huesos de casco). Ul premaxilar, número 1554, sorprende por su forma chata y por su ancho enorme adelante, que se enangosta enseguida hacia atrás. No conserva más que un solo incisivo fracturado (|ue mide dos centímetros de ancho por uno y medio de espesor. La mandíbula inferior del Onohippidium no era conocida hasta ahora, pero no cabe duda de que los restos presentes pertenecen al mismo animal, como el molar descripto en mi trabajo anterior. Las relaciones del tamaño y las diferencias (|ue presentan el Equiis y el Hippidium, corresponden i)erfec- tiimente bien. El trozo de mandíbula más completa, conserva cuatro molares: px y T, y mir y -f (véase lám. II, fig. 2). Otro trozo conserva sólo el último molar. La mandíbula debe haber tenido el tamaño más ó menos de la de Equiis rectidens, pero es, atrás, relativamente menos alta, lo que prueban las medidas siguientes de la altura de la mandíbula: Eíjutis reclidens Hippidium compressidens Onohippidium Saldiasi ps Mi i Diferencia 75 102 27 .SI 102 21 75 94 Ifl Los cuatro molares ocupan en el Onoliippidium Saldiasi un espacio de 10,7 cm. ; en el Equtis reclidens de 10,5 cm., y en el Hippidium compressidens de 12 cm. Los premolares, en dirección — 5(J — antero-posterior, son relativamente más cortos y en dirección luliio-Iinguai más anclios que lo son en el Equiis é Hippidiain. Medidas comparativas en milímetros: Eqnus Hippidium fhwhippidiwn rcctidcuíi cwijyressidcns Saldiaíti Diámetro antei'o-po.sterior del p^ .... 29 32 27 » labio-lingual del plT 19 18 21 Dii'imetro antero-posterioi' del p~T .... 27 31 27 >> labio-lingual del pT 18 19 21 Iiii'iiuetro antero-posterioi' del niTT .... 2i 31 26 '1 labio-lingual del niT" 17 17 16 blAmetro antero-posterior del m'ir .... 2.") 32 25 » labio-lingual del mT Hi 16 15 Diámetro antero-posterior del mlT .... 31 .38 30 » labio-lingLial en el b'ibulo anterior . 15 )á l'i Las diferencias más notables que presentan estos tres gé- neros en la construcción de los molares inferiores, consisten en la forma de los pliegues que demarcan la columna nitei-me- dia interna (metaconid). La lámina II, fig. 1, representa cuatro molares inferiores de Eqims rectideiis; la figui'a 2, los mismos de Onoliippidiun/ Saldiasi. La figura 3 representa cuatro molares de Hippidimn fíompressidens; la figura 4 el segundo premolar de O. Saldiasi. La figura 5 representa las formas de los pliegues de esmalte: ^>í(/. = protoconid ; /¿¿/d. = hypoconid ; ^Jrtrf. =paraconid; med.^ metaconid; »»efZ'. = metaconid anterior; í«ef/". = metaconid poste- rior; «¿erf". = metaconid accesorio; eíif/. =entoconid; ;«esí/. = ta- lón ó mesoconid (Rose); i = pliegue externo l — .yj. — De las extremidades tenemos, á más de un pie aaterioi- completo, unos metatarsos y algunas f'alanjes del pie posterioi-. Lo que á primera vista liorna la alenci<3n en el |)ie del Ono- JiippkUum Saldiasi es su poca altura en relación con el gi'osor. Parece que es un carácter del génei'o Onoliippidiitm: pies cortos y muy fuertes; porque también los de Onohippidium Muñixi son relativamente cortos y corpulentos (véase lámina III, tlg. 1, que i-epresenta el pie de Eqims rcctidens; fig. 2, el de Onohippidium Saldiasi; fig. 3, el de Onohippidium Mvñixi, y fig. 4, el de Hippi- dium principale). Como se ve, el pie de O. Blitñiii es más corto que el de Equus reciidens, á pesar de ser mucho más fuerte, y, según las medi- das que el doctor Burmeisler ha dado del metacarpo de Eíjnux curvidens, este último es aún más largo. Todos los metacarpos y metatarsos que tenemos de Equus de la formación pampeana en nuestro Museo, se caracterizan por su poco grosor en comparación con su largo enorme. Poseemos en las colecciones varios metacarpos de Hippidium y todos son, también, en relación con su grosor, más largos (jue los de Onohipjndinm, si bien que el Hippidium tenía los pies más cortos y más corpulentos que el Equus. El pie de la lámina III, figui'O 4, es el más grande que tene- mos de esta forma y por esto creo que pertenece al Hippidium principale. Los metacarpos del Onohippidium se caracterizan por su forma chata y de poco espesor. También la parte proximal y distal es, relativamente, más ancha que en los otros dos gé- neros: el relieve medio (la guío de lo articulación distal) es muy desarrollado. En el Hippidium los metacarpos son menos planos, con diáfisis espesas y angostas; las del Equns son de forma casi redonda, con partes distales angostas. En cuanto á las falanjes del Onohippidium, presentan los mismos rasgos; es decir, son cortas, anchas y chatas. La úl- tima falonje (la del casco) es también, en este punto, relativa- mente más baja y ancha que en los otros dos géneros. El metotarso, que en el Equus tiene una forma casi redonda, es, en el Onohippidium Saldiasi, casi tan plano como el meta- carpo. He aquí las medidas comparativas en milímetros: E. O. 0. H. reciidens Saldiasi Muñixi primipak Largo dtíl metacarpo 226 148 208 224 l^iámetro externo-interno de la diáli-sis. 35 37 41 42 Di'iinetro antero-posterior de la diáfisis. 27 24 28 31 E. 0. 0. H. reelidens Saldiasi Muñixi principalc ik 52 67 76 32 'i2 46 47 36 35 42 42 41 48 52 51 •1!) 48 57 67 57 67 76 74 201 185 — — 31 38 — — 34 29 — — — 53 Largo de la primera falanje en el medio. Diámetro externo-interno de la diálisis. Largo de la segunda falanje .... Diámetro externo-interno de la diáfisis. .Vitara de la tercera falanje .... Diámetro de la parte posterior . Largo del metatarso 251 Diámetro e.xterno-interno de la diáfisis. Diámetro antero-posterior de la diáfisis. Los hallazgos de esle año ea las cavernas de Ultima Espe- ranza, comprueban nuevamente que la determinación del gé- nero Onohippidium por el doctor Francisco P. Moreno, está bien fundada, aunque el señor F. Ameghino, que está siempre dis- puesto á establecer nuevos géneros, no lo admita y lo coloque en sus últimos trabajos con el género Hippidium. El Onohippidium, como puede verse, se distingue de los otros géneros, no solamente por la gran fosa lacrimal tan caracte- rística, la que falta en todos los otros Equideos, sino también por las figuras de esmalte en los molares que se diferencian tanto del Hippidium como las de este último del Equiis. A más de las piezas traídas y ya mencionadas, hay que agregar las siguientes: 1563. Varios maxilares superiores é inferiores de Auchenia. 1564. Varias vértebras de Auchenia. 1565. Varios huesos de pie de Auchenia. 1566. Una gran cantidad de huesos, fragmentados, sin caracte- res (algunos están quemados). 1567. Algunos pedazos de maderas ([uemadas. 1568. Varios pedazos de cuero (entre ellos una oreja). 1569. Unos mechones de pelo. 1570. Unos pedazos de estiércol de Gnjpotherium. 1571. Un estiércol de un carnívoro. Museo de La Plata, .Agosto de 1000. EXPLICACIÓN DE LAS LAMINAS Lámina I, lig. 1. Paladaí' de Felis onra. » 2. Paladar de Felis Lislai. » 3. Diente carnicero mT" de Canis magellanicus. » 4. Diente carnicero vaTT de Canis avus. » 5. Diente carnicero mX de Felis onpa. >i 0. Diente carnicero mT~ de Felis Lislai. Lámina II, íig. 1. Cuatro molares inferiores de Equus reciidens. )) 2. Cuatro molares inferiores de Onohippidium Suldiasi. » 3. Cuatro molares de Hippidium compressidens. )> 4. Segundo premolar de Onohippidium Saldiasi. » 5. Las formas de los pliegues de esmalte en el plT de Hip- pidium compressidens; (prd) protoconid; {hyd) hypoconid: {2:)ad) paraconid; (med) metaconid: (med') el anterior; (med") el posterior; {med'") el accesorio de los metaconid; (end) entoconid; (end') entoconid accesorio ó cuarta co- lumna rudimentaria; (1) pliegue externo que divide los dos lóbulos; (2) pliegue interno que divide los metaconid; {f) foseta interna anterior; (f ') loseta interna posterior: (<:■) pe- queño pliegue de esmalte en la foseta posterior. Lámina III, lig. 1. Pie anterior de Equus reciidens. » 2. Pie anterior de Onohippidimn Saldiasi. . » 3. Pie anterior de Onohippidium, Muñizi. » 4. Pie anterior de Hippidiiim principale. - o ^ .=^ /•^ •2 "-« -cl «3 .'J 1) O Ct, Ct. u (U lU ■a ■O T3 i" 1- 1" s S E o o o ^ L. u zt lU xt u _u u L^ u. t- C3 cS O ü (j O > 16 » transversal » 9 Quizás una de las particularidades descriptos indiquen que se trata de un individuo femenino. La industrio humana está representada por los objetos si- guientes: Una lesna de hueso (fig. 4). Está «hecha de un metacarpo rudimentario perteneciente á un equídeo; el hueso ha sido longitudinalmente partido y tiene la extremidad inferior limada y pulida, con la punta quebrado» (Roth), asi que en un lodo aparece la sustancia esponjosa. Hacia la extremidad proximal, la superficie del instrumento es algo macerada y la lámina externa destruida. Hacia la otra ex- tremidad afilada, la superficie se encuentra en mejor estado de conservación. Se ve que la punta ha sido quebrada ya en aque- llos tiempos y no recién durante la exploración de la caverna. El color del hueso es amarillento oscuro con unas manchi- tas negras. Largo total 14,4 cm.; con lo punta completa debe hober te- nido tres centímetros más. — 59 — Un instrumento de hueso (Qg. 5). Está «hecho de un cubito de pájaro, tiene la punta limada en forma de cincel no cortante; los ángulos y bordes son muy redondeados y 'pulidos como en una aguja de pasar cintas». Estoy completamente conforme con esta explicación, dada por el doctor Roth. En verdad, la extremidad ó epífisis proximal lia sido rota, al parecer intencionalmente durante la faliricación del instrumento, y siendo así las dos extremidades casi del mismo diámetro, el hueso puede pasar bien por un agujero; además, queda así abierto el canal medular; sin embargo, este último, por ser muy largo, no permite fácilmente el paso á una cintita de cuero, tal cual las han usado los indígenas pre- históricos, como i-esulta de una de las piezas que enseguida describiremos (tig. 8). Pero no era necesario hacer pasar por completo el cuerito; bastaba introducirlo hasta la mitad de la aguja por la punta-cincel para efectuar la costura de dos cueros. El color del instrumento es de un marfil blanquizco-araari- llento y se ve que se ha trabajado con él mucho. Largo total 11,5 cm. Un cuchillo de piedra (llg. 6). Es, más bien dicho, la mitad de tal instrumento, hecho de una hoja de un silex rojo oscuro típicamente tallada. En un costado, que representamos en la lámina, el lomo del cuchillo es la superficie externa natural de la piedra; además se ven, en este mismo lado, dos planicies talladas. El costado opuesto forma, por el contrario, una sola planicie. El cuchillo está roto y la parte que queda mide tres centímetros. Un pedacito de cuero (lig. 1). No se puede determinar el animal á (|ue perteneció. No e.i? del Grypotherium. Largo 6 cm. Una tira de un cuero muy delgado (fig. 8). Entra bien en la punta -cincel de la aguja ya descripta. Largo 14 cm. por 3 á 4 mm. de ancho. Un fragmento de un cuero grueso (tig. 9). Tiene 5,5 cm. de largo; el ancho mide en una extremidad 5, en la otra 6 mm., el espesor 2 mm. Las dos orillas son muy — 60 — ialeresanles; se les han hecho muescas, formándose así una dentadura fina. La dirección del corle no va perpendicularmente á la dirección del cuero, sino algo oblicuo; esto corresponde bien con la dirección del instrumento corlante de que se ha hecho uso; tomando éste con la mano derecha y el cuero con la izquierda, al efectuarse el corte tiene que resultar forzosa- mente oblicuo. A mi modo de vei", esta dentadura ha sido hecha con el único objeto de adornar la cinta de cuero y se nota en este objeto minucioso el principio del arte. Un pedazo de cuero (üg. 10). Este pedazo de cuero no forma parte de la colección traida al Museo por el señor Hauthal ; lo pude conseguir en Punta Arenas en el mes de Abril de este año, donde por motivo de mi viaje á la Tierra del Fuego tuve que detenerme algún tiempo. Allá hay dos casas de comercio que enriquecen sus existen- cias con colecciones paleontológicas de la famosa caverna, ¡ofre- ciéndolas al mercado! Este fragmento es de un cuero fino de 17 cm. de largo por 4 cm. de ancho máximo. La superficie interna es de color ma- rrón claro y ligeramente granulada (véase la lámina), lo que indica cierta descomposición. La externa está cubierta todavía en parte por un pelo fino amarillo, por lo que parece proceder de un guanaco joven. El cuero estaba ya rasgado en aquellos tiempos hasta más de la mitad, y para componerlo, los indios lo han cosido con un tendón. Esta costura es, como se dice en cirujía, una sutura sencilla continua: donde se acaba la rasga- dura {a), el tendón está fijado con un nudo simple; lo mismo se ha hecho en la otra extremidad {b). Como aquí, al parecer-. un pedazo grande del cuero se había roto y perdido, los in- dios lo reemplazaron por un remiendo triangular de cuero (e), cosido sobre la parte que faltaba con dos costuras; éstas son idénticas á la ya descripta y corresponden á los dos costados del cuero triangular. De estas dos costuras {d y e), solamente una {d) se ha conservado; se nota que había sido fijada en sus extre- midades con simples nudos, pero solamente uno de éstos ha quedado. De la otra costura {e) restan solamente las pequeñas perforaciones por donde había pasado el tiento. En una esqui- na (/■) queda además el resto de otra costura con su nudo res- pectivo. Claro es que el cuero descripto ha pertenecido á algún objeto de uso doméstico, probablemente á una bolsa, que los indios, — 61 — por i'a/.üii de economía y con muclio cuidado, han remendado cuando era defectuosa. Esta compostura ha durado más tiempo que la iiolsa misma, puesto que los bordes externos del cuero no tienen aspecto fresco; de esto resulta que la bolsa estaba gastada ya en aquel tiempo, conservándose de ella solamente esta parte interesante que nos demuestra la economía de su dueño. He ahí los objetos antropológicos de la nueva colección. En cuanto á los demás objetos que el señor Roth ha estu- diado y que nosotros hemos revisado, pieza por pieza, bajo el punto de vista antropológico, los siguientes merecen una men- ción detallada: Felis Listai. Como los restos de este carnívoro son pocos, no indican que este animal haya servido de alimento al hombre. Sin em- bargo, la pieza número 1532 (el fragmento de una mandíbula con el proceso corouoides y el cóndilo) está muy quebrada y se notan los golpes. El hueso está muy fresco; la superficie articular presenta todavía el cartílago, que es de un color ro- jizo-amarillo oscuro; además existen muchos restos de periosto y de músculos. Casualmente pude examinar en Punta Arenas, en Abril del presente año, una buena colección paleontológica de unas cua- trocientas piezas, procedentes de una nueva cueva cerca de la famosa caverna Eberhardt; esta colección estaba expuesta en venta pública. Entre las piezas más notables se encontraljan muchos restos de Felis Listai, procedentes de unos ocho indivi- duos poi' lo menos; los más interesantes eran restos del cráneo y de la mandíbula, rotos y destruidos; prueba segura de que los indios de entonces comían el feroz carnívoro, como lo hacen hoy todavía sus representantes modernos con el puma. No fué posible percibir la influencia del fuego en estos pocos huesos, que no estaban ni manchados por hollín ni quemados. La fiera ha sido comida cruda ó, por lo menos, la carne ha sido poco expuesta al fuego, de manera que éste no ha ejercido influen- cia sobre los huesos. — 62 — Canis avus. Los restos de esle animal no indican nada bajo el punto de vista antropológico. Pero no me he ocupado todavía del pedazo de cuero que el doctor Roth ha descrito ya en su publicación anterior y que menciona nuevamente en su trabajo que precede á estas líneas. Se ve bien que el cuero ha sido cortado |)or el hombre; los cortes son viejos y del mismo color que el de la superficie interna. Esta es de un color rojizo oscuro, pero no me atrevo á decir que esto sea debido al efecto de una pintura antigua de ocre, aplicada por los indios, ó que su origen sea debido á otras causas, como por ejemplo á la descomposición del tejido intersticial, á bacterios ó á la tierra con que el cuero ha estado en contacto, etc. .Sin embargo, el cuero, en su casi totalidad, es muy blando y flexible, mientras que algunos de sus bordes, que están plegados, son gruesos y duros. Según la opinir)n del doctor Roth y otros señores expertos en esta materia, este cuero ha sido «sobado», procedimiento que usan hoy día los gauchos y la gente del campo para preparar los cueros. Una vez sacado del animal y estaqueado, lo restregan y frotan con la mano para ablandarlo. Los indios Chon, habitantes actuales de la Tierra del Fuego, que por error son llamados Onas, los preparan untándolos con grasa del cururu {Ctenomys magellani- eus), del guanaco, etc., mezclada con ocre. El cuero de Canis aviis de la caverna Eberhardt indica quizás el mismo procedi- miento. Canis familiaris (1). VÁ doctor Roth describe el cráneo de un cachorro y dice que es muy probable pertenezca á un perro doméstico. La an- chura del cráneo sería un signo caractei'íslico de domeslicidad, puesto que la juventud del individuo no basta pai-a explicarla. Como entre los restos hay excrementos de un carnívoro adulto, quizás de un perro, y como un premaxilar fragmentado de Onohippklium Saldiasi (n" 1554) presenta, en una extremidad, señales de que ha sido mordida por un carnívoro (no por un roedor), tenemos ya muchos indicios de que los indios en aquel tiempo sabían aprovecharse de un buen compañero: el perro doméstico. Grypotlierium Darwinii var. domesticum. Los números que tienen un interés especial antropológico son los siguientes: - 63 - N" 1538. Un fragmenlo de cráneo. N" 1539. Un fragmento de mandíbula superior. N" 1540. Varios pequeños fragmentos del cráneo. Todos estos fragmentos están muy rolos, y algunos, el nú- mero 1539 por ejemplo, han sido separados en las suturas. N" 1541. Una rama de la mandíbula inferior, incompleta. Tiene un aspecto de marHl; es la pieza más fresca de toda la colección. Es la parte media del hueso, sin muelas, y le han cortado la parte anterior sinfisiana y las partes posteriores. Las fracturas son antiguas, y los alvéolos, como el canal del nervio mandibular, están rellenados con estiércol. Toda la su- })erficie del hueso está cubierto de rayas y rayitas. No se nota rastros de fuego. N" 15-42. Una sínfisis mandibular. A ésta le han quitado á golpes las dos ramas mandibulares. F^n la superficie del hueso y en las fracturas hay manchas negras que tienen un aspecto como si procediesen de hollín mezclado con grasa, con que se habrá impregnado el hueso. N" 1543. Dos vértebras dorsales casi completas. Una de ellas, completamente fósil, suena como barro cocido, pero no ha sido expuesta directamente al fuego. Desde luego, la fosilización ha de haberse producido de otra manera. La otra vértebra es relativamente fresca. El canal medular y las superficies articulares para la vértebra correspondiente, la superficie espinal y también partes del cuerpo vertebral, todo está cubierto de manchas negras que hacen la impresión como si fuesen producidas por el hollín ó el carbón, mezclados con la grasa resultante del asado hecho al fuego y que se fijó en la superficie del hueso. N" 1544. Vértebras caudales muy gastadas. En éstas se no- tan manchas negras, provenientes de carbón y grasa como las ya descriptas; además, algunas parles de las vértebras se pre- sentan verdaderamente quemadas y calcinadas. Con estas man- chas no hay que confundir otras en forma de dendritas que tienen el mismo aspecto negruzco, pero que provienen de una oxidación ó alteración química, ó quizás de pequeñas algas parasitarias. N" 1545. Un omóplato. Le han roto la cápsula articular, la espina y partes del borde. Todos los golpes y fracturas son antiguos. La superficie externa quizás en relación con la mus- culatura (aquí menos desarrollada que en la superficie interna) queda cubierta de un manchón negro como de hollín; pero el hueso no está directamente quemado. - 04 — N" 1547. Una clavícula, rota en la mitad, sin indicios de fuego. N" 1540. Extremidad pmximal de una falanje, rota inten- cionalmente; la superficie cartilaginosa muy fresca; la sustan- cia esponjosa rellenada con estiércol y pelos. N° 1550. Varios fragmentos de costillas, algunas con man- chas de hollín, otras quemadas, y algunas de éstas hasta cal- cinadas. Se forma así una especie de fosilización, de tal modo, que el hueso queda suspendido de la lengua. Una de las cos- tillas calcinadas está completamente negra. — Entre las astillas de varios huesos hay muchas que están manchadas por el hollín y otras que están directamente que- madas. Esta misma observación se notaba también en una colección particular, expuesta en venta en Punta Arenas, que también procede de la misma caverna Eberhardt y cuya mayor parle ha sido vendida á Bei-lín. Esta colección nada tiene que ver con la otra recién mencionada que proviene de una caverna vecina á la de Eberhardt. Tengo, pues, que rectificar algunos datos de mi publicación anterior. En ella dije que «no era seguro que [la carne de Grypolherium] haya sido asada» (p. 56) ó (p. 63) que nuestro desdentado ha sido comido crudo por el hombre; cierto, los huesos entonces descriptos no demostraban nada al respecto. Visto el nuevo material, debo decir que nuestro desdentado ha sido comido crudo y asado. Onohippidium Saldiasi. N° 1554. Un premaxilar incompleto, muy rolo, los golpes son antiguos, sin indicio de fuego; en una extremidad se no- tan mordiscos de un carnívoro (no de un roedor), quizás del perro doméstico. N° 1555. Tres trozos de mandíbulas inferiores, rotos; pre- sentan muchos de los diseños dendríticos ya mencionados: no se nota ningún indicio de fuego con seguridad. N° 1556. La parle proximal de un radio con cubilo soldado. N" 1558. Dos pedazos de la parle distal de dos tibias; están rotos, los golpes antiguos, no hay indicio de fuego. Auchenia guanaco. K» 1564. Varias vértebras de guonaco actual, rotas, pero no se nota señal alguna de fuego. — G5 — j\l¡ trabajo onterior y el presente son, hasta ahora, los úni- cos en que se hayan estudiado las colecciones de la caverna Eberliardt bajo el punto de vista antropológico. En cuanto á las demás piezas de la misma caverna, recogidas por otros exploradores, llaman la atención las que trajo antes que el señor Hauthal el señor Otto Nordenskjold y que publicó el se- ñor Lünnberg (véase la bibliografía); entre éstas hay pedazos de cuero, alesnas de hueso, astillas de piedra, etc., que prueban la existencia del hombre, pero no han sido descriptas detalla- damente bajo el punto de vista antropológico. También faltan estos detalles que nos interesan á nosotros, en la descripción de otra colección recogida por el señor Erland Nordenskjold y publicada después de la nuestra (véase la bibliografía; es la última publicación del señor E. N.). El señor Erland Nordens- kjold no cree que el Grypotherium haya sido un animal do- méstico; yo, por mi parte, he tratado esta cuestión ya en mi publicación anterior. Digo que existe probabilidad; pero este punto no puede resolverse con seguridad. Una prueba en con- tra sería el hecho de que los antiguos habitantes de la Pata- gonia hubiesen mostrado ya cierto grado de cultura, mientras que las poblaciones indígenas de hoy son nómadas y están muy distantes de llevar una vida sedentaria. Que la caverna ha sido habitada durante mucho tiempo por nuestros desdentados, lo prueba la capa gruesa de estiércol; además, eran individuos adultos y cachorros, pues las bolas de estiércol varían en su diámetro desde 75 hasta 185mm.; la ca- verna era, pues, el domicilio perpetuo de los animales que aquí se reprodujeron y vivían con su cría. Yo me explico bien que una indiada cazadora matara toda la familia del desdentado, que justamente se encontraba en la caverna, comiéndola en el mismo lugar de la matanza, para luego seguir cazando. Des- pués vino otra familia de desdentados á ocupar la misma cueva hasta que, á su turno, fué muerta por el hombre, etc. Así se explican los fogones, las cenizas y los objetos de in- dustria humana que se han encontrado en la capa de estiércol, etc. Quizás el pasto que el señor Hauthal cree haber servido de alimento á nuestro desdentado, sea una matra de cama que usara el hombre cazador. Sin embargo, con todos estos argumentos, no niego la posibilidad de que el Grypotherium haya sido un animal doméstico. Todo el terreno alrededor de la cueva ha sido un paradero indígena, según los varios fogones que existen. Además ha demostrado el señor Spencer Moore, que los restos de plantas que contienen las bolas de estiércol, — 66 — están bien corladas en una sola dirección, lo que difícilmente pueden haber efectuado las muelas mochas del desdentado. Sin embargo, me parece necesario hacer un nuevo examen microscópico; no creo que los indios se hayan dado el ti-abíijo de cortar el pasto con sus cuchillos de [¡iedra, mientras que era más fácil y cómodo arrancarlo con las manos. En contra de la opinión del señor Erland Nordenskjüld, sostengo que ha sido el hombre quien ha roto de tal manera los huesos cuando comía la carne del Grypotherium. El señor Erland Nordenskjold cree, si le he comprendido bien, que las numerosas rayas y lesiones, signos de golpes, etc., provienen de pisadas de los demás desdentados. Pero esta opinión me parece sin fundamento. Los huesos que ha reproducido dicho autor en sus lindas láminas, están todos rotos de la misma manera como los descriptos por mí; por ejemplo, el cráneo está roto transversalmente atrás de la órbita; de la mandíbula, la gente se ha corlado con facilidad un pedazo suculento para su almuerzo, rompiéndole la sínfisis y el proceso corouoides, etc. Por reducidos que sean los nuevos datos que aquí presento, el antropólogo, sin embargo, puede penetrar ya un poco más adelante en el secreto que encierra la existencia del hombre prehistórico sudamericano. Museo de La Plata, Agosto 9 de 1902. RoBEnT LEllMANN-NrrSCHE. bibliografía Amkghino, Florentino: Premiére notiee sur le Neomylodon Listai, un re- présentant vivaut des anciens Eduntés Gravigrades fossiles de FArgentine. La Plata, 2 aoñt 1898. 8 pp. inS". Id.; An existing Ground-Sloth in Patagonia. «Natural Science», \o\. XIIl, No 81, November 1898, p. 324-326. Traducción inglesa del folleto anterior. 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Bd., 1900, N» -i'á, 35, 36, p. 385-392, 409-414, 426-438. Bajo el mismo titulo forma: "Naturwissenschaftliche Abhandlungen», Heft29, Berlín 1901, in S", 46 pp. Id.: Présentation d'une collection de restes de Grypotherium Darwinii (var. domesticum). «Congrés International d'anthropologie et d'archéologie pré- historiques». Compte rendu de la douziéme session á Paris 1900. Id.: Der Mensch und das Grypotherium in Süd-Patagonien. «Verhandlungen der Gesellschaft Deutscher Naturforscher und Aerzte», 72. Versammlung zu Aachen, 1G.-22. September 1900. II. Theil, p. 129-131. Id.: Demonstration einer typischen Collection der Reste von Grypotherium Darwinii var. domesticum aus der Eberhardtiiühle bei Ultima Esperanza. «Correspondenz-Blatt der Deutschen Gesellschaft für Anthropologie, Ethno- logie und Urgeschichte», XXXI. Jahrg., No 10, Oktober 1900, p. 115. Id.: La pretendida existencia actual del Grypotherium. 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Id.: On some remains of Grypotherium (Neomylodon) listai and associated Mammals from a cavern near Consuelo Cove, Last Hope Inlet, Patagonia. «Proceedings of the Zoological Society of London», 1900, January 23, p. 64-79. Spencer, Moore: [Sobre los excrementos del desdentado]. «British Associa- tion for the Advancement of Science», 1899, Meeting of Dover. TouRNOUER, André: Sur le Neomylodon et Tanimal mystérieux de la Pata- gonie. «Comptes rendus des séances de rAcadémie des Sciences» de Pa- rís, 14 janvier 1901.— Extr. 2 pp. Kev. del Museo de La Plata ^- Tomo XI. R. LEHMANN-NITSCH,;: Industria humana. TALLERES DEL MUSlíO LA PIEDRA PINTADA DEL MANZANITO (territorio del río negro) CARLOS BRUCH Acompañando á la Comisión arbitral inglesa que viajaba bajo las órdenes del coronel Thomas Holdich en la Cordillera, tuve ocasión de visitar otra vez el Territorio nacional del Río Negro, que ya había recorrido en otros viajes anteriores. Dadas las circunstancias del viaje, lo único que pude observar de in- terés para la etnología y arqueología, fué una piedra pintada que voy á describir en las líneas siguientes, aunque los dibu- jos que presenta son pocos y muy mal conservados. Nos encontrábamos al fin de Marzo de este año (1902) via- jando al lago Nahuel Huapi y siguiendo la dirección desde el río Caleufú al sudeste. El 26 de Marzo cambiamos de rumbo; no íbamos por el camino viejo hasta el Traful, sino directamente á la orilla_del Limay. Después de medio día, llegamos á la gran bajada y nos dirigimos hacia el Paso de Miranda, empleando el resto de la larde en transportar nuestro equipaje á la otra orilla del río. El día siguiente, guiado por don Pedro Videla, que vive en aquella región y que nos sirvió de baqueano hasta los alrede- dores del Nahuel Huapi, remontamos la accidentada orilla del Limay y entramos por el cañadón del Arroyo Blanco, afluente que recibe el Limay de su margen izquierda. Es aquí donde en un ancho cañadón lateral, lugar que, se- gún me indicó Videla, se denomina «El Manzanito», existe una roca errática, á una distancia de un kilómetro más ó menos al oeste del Arroyo Blanco. Esta roca puede alcanzar á medir doce metros en su altura por quince metros más ó menos de ancho. Al pie de la parte que mira hacia el arroyo, tiene la ])ared cóncava y cubierta de algunos dibujos. Estos están pinta- dos en colorado y algunos de ellos grabados; desgraciadamente se encuentran en mal estado de conservación. Tomo XI 8 tz ■2 Los tipos de los dibujos que represenlamos en el presente cliché, son los siguientes: /I a) Tres pisadas tridáctilas de avestruz; /;) Dos rastros de guanaco; c) Dos puntas de flechas situadas arriba de la piedra, á la izquierda, ó un metro desde el suelo; d) Dos círculos unidos por una línea entrecortada y mal conservada. Estos últimos indican, seguramente, un par de boleadoras ó más bien dos bolas perdidas (bolas charrúas). Dos de los rastros de avestruz y uno de los de guanaco han sido grabados antes de ser pintados. En la piedra hay otros dibujos, pero son indescifrables por su mal estado de conservación. Estas huellas tienen indudablemente mucha relación y qui- zás el mismo origen que las que hemos encontrado en otro viaje á la Cordillera y que hemos descripto y reproducido en el tomo X de la Revista del Museo C). Al alzar unas piedras al pié de la roca misma, encontré unas astillas de sílex, que parece deberían ser atribuidas á la misma indiada á que pertenece el artista que nos dejó sus huellas en la piedra pintada del Manzanito. Museo de La Plata, 26 de Septiembre de 1902. (') Carlos Bruch; La piedra pintada del arroyo Vaca Mala y las es- culturas de la cueva de Junin de los Andes. «Revista del Museo de La Plata», toiuo X, p. 173 — 176, con dos láminas. CATALOGO ANTIGÜEDADES DE LA PROVINCIA DE JÜJIIY CONSERVADAS EN EL MUSEO DE LA PLATA ROBERT LEHMANN-NITSCHE DOCTOR EN CIENCIAS NATURALES, IJOCTOR EN MEDICINA ENCARGADO DE I. A SECCIÓN ANTROPOLÓGICA DEL MUSEO DE LA PLATA CON CINCO LÁMINAS 7"omo XI Catálogo (le las antigüedades de la Provincia de Jnjny «Son tantos los materiales reunidos en la sección paleon- tológica del Museo de La Plata, que la publicación de su catálogo sistemático demandaría mucho tiempo y mayor per- sonal técnico del que dispone en este momento la sección. Es por esta razón que lie dispuesto se publiquen catálogos ilustrados y descriptivos de grupos, á medida que se estu- dien los materiales que les corresponden.» Museo de La Plata, Julio I" de 1S96. F. P. Moreno, Director del Musco. Lqs palabras con que mi distinguido jefe, el señor doctor Francisco P. Moreno, encabeza el Catálogo de los Toxodontes, publicado por el doctor Santiago Roth O, corresponden igual- mente á la sección arqueo -etnológica del Museo, actualmente á mi cargo. Me impongo, pues, la tarea de hacer conocer en estas líneas las antigüedades de la provincia de Jujuy, conservadas en el Museo de La Piola, que presentan una zona de cultui'a bien caracterizada, ofreciendo así al mundo científico un material que puede servir para el estudio de aquellas regiones tan leja- nas en el gabinete de la arqueología. A mi juicio, faltan en todos los museos del mundo objetos antiguos de aquellos lu- gares; por lo menos, no conozco ninguna publicación al res- pecto. El único museo donde encontré antigüedades jujeñas, fué en el Etnológico de Berlín, á donde el conocido explorador Uhle llevó una hermosa colección recogida por el mismo. Es una lás- tima que de esta valiosa colección solamente se haya publicado la descripción de los cráneos y datos generales en las Actas de la Sociedad Antropológica de Berlín C), pero, cuando estuve en esa ciudad, en el año 1900, pude tomar muchos apuntes. (') F. P. Moreno: Prefacio al u Catúlojío de los mamifero.s fósiles con- servados en el Museo de La Plata. Grupo Ungulata, orden Toxodontia », por Santiago Roth, encargado de la sección paleontológica del Museo, u Revista del Museo de La Plata», tomo VIII, p. 35. (-) Verliandlungen der Berliner Gesellschaft für Anthropologie, Ethno- logie und Urgeschichte, 1892, p. i91 ; 1893, p. 306; 189'i, p. 366, p. 400 — 410, especialmente p. 'i09 — 410. — 7G — Mientras eslabo ocupado en la redacción de esle trabajo, el señor Ambrosetti también preparaba una publicación análoga ('), y tuve el agrado de facilitarle mi manuscrito y las pruebas de imprenta. En la obra del señor Ambrosetti, (|ue ya ba salido á luz, hay varias referencias á la mía; yo también las haré en el curso de mi texto, citando aquélla, siempre que fuera necesario. De los objetos que constituyen nuestra colección jujeña, los del cementerio de .Santa Catalina fueron descubiertos por el .se- ñor Pastor Moisés Saravia, quien los ofreció en venta al doctor Moreno. Este envió, un año más tarde (1894), al señor Gui- llermo F. Gerling, ex-naturalista viajero del Museo, para que los trajera. Este mismo empleado recogió en otro viaje, efec- tuado en 189G-97, los demás objetos de la presente colección. Agregaré ú la enumeración sistemática de las piezas los datos sobre los hallazgos y las condiciones en que fueron encon- trados como los obtuve por referencias del señor Gerling. Dadas las interesantes y valiosas colecciones que atesoran aquellos parajes, seria muy de desear que se realizaran nuevas explo- raciones para completar nuestros conocimientos sobre la pobla- ción indígena de Jujuy. Me abstendré aquí de describir anatómicamente los huesos y cráneos; esto es un trabajo especial que interesa más á la antropología física que á la psíquica. Cementerio de Santa Catalina ( Láminas I y 1 H En las altiplanicies que rodean el pueblo de Santa Catalina se descubrió casualmente un cementerio situado debajo de una roca saliente, de donde proviene un cadáver disecado que, des- pués de recibirlo en el Museo, empezó á descomponerse, de manera que fué necesario preparar el esqueleto, resultando así una de las piezas mejores de nuestra colección osteológica. Pertenece á un adulto del sexo masculino y mide, bien mon- tado, 156 centímetros: el individuo era delgado y bien propor- cionado; el cráneo está bien desarrollado y no presenta ninguna deformación artificial. No cabe duda que el cadáver se había conservado bien en las alturas de las montañas, sin haber su- (') Juan B. Ambrosetti : Antigüeilades calcliaquies. Datos arqueológi- cos sobre la provincia de Jujuy (República Argentina). «Anales de la Socie- dad Científica Argentina», tomo LII, 1901, p. 161—176, p. 257—277; tomo Lili, 1902, p. 81-96; tomo LIV, 1902, p. 29-'i8, p. 61—87. frido preparación ni moniiíicoción arlificiai; mientras que con la luimedad de la i'cgión litoral enli'ó en descomposición. El preparador que había limpiado y preparado el esqueleto, conservó, de las partes blandas, la boca y los órganos geni- tales. El labio superior demuestra rastros escasos de bigotes; el pene es muy pequeño, con un prepucio extraordinariamente largo que envuelve y esconde por completo la glande. Los objetos que se habían encontrado con el cad;iver son los siguientes: N" 1. Faja de lana (lámina 1 en colores naturales, '/„ t. n.) Esta faja de lana de varios colores, mide 1,10 m. de largo por 18 cni. de ancho. El tejido presenta un solo derecho. El adorno consiste en triángulos iguales, adyacentes é invertidos. Los colores son: blanco, amarillo claro, amarillo obscuro, ma- rrón claro, marrón obscuro, colorado, azul y verde. La pieza está ribeteada en todo su contorno con un borde algo más grueso que la faja. En ambas extremidades hay dos peque- ñas trenzas de hilo blanco y negro, que luego se reúnen for- mando una sola trenza que indudablemente está incompleta. ARCOS N" 2. Arco de madera. Este ejemplar mide 110 cm. de lai'go, y el diámetro máximo, en la mitad de la pieza, no alcanza á 2,5 cm. Tiene las extremidades ligera- mente encorvadas y afiladas. La sección trans- versal es más ó menos circular, con la modifi- cación de que el costado posterior del arco está achatado, como se puede ver en el cliché n" 1 original por medio de un alambre de plomo. N I lomado del \'i 3. Arco de madera (l'unina 11, lig. .3). Es un arco de dos centímetros más corto que el anterior N" 'í. Arco de madera incompleto. Mide 97 cm. de largo; una de las extremida- des, probablemente de 12 cm. de largo más ó menos, ha sido separada, al parecer, por los dientes de un roedor. Cerca de la punta donde se notan las señales de mordiscos, un espacio de 8 cm. del arco está envuelto por un tendón largo y ancho, de 7,5 mm. El diámetro está representado por el cliché n" 2. N 1 78 I-LECIIAS Las astas han sido hechas del tallo meduloso de una planta )3arecida al saúco y llevan un palito emhulido que soporta la punta. La extremidad superior del asta, en la que está embu- tido dicho palito, está envuelta con tendones. La extremidad inferior presenta una ligera muesca para evitar el escape del tendón del arco y también está reforzada con una vuelta de ten- dones en la mayoría de los casos; además, presenta siempre un anillo hecho con una materia que parece compuesta de barro ó arcillo cocida y substancia pegajosa. Este anillo cubre los tendones cuando los hay; es de color negruzco, ó, en dos casos, rojizo. Más arriba de este anillo, hay unas barbas de pluma pegadas á los dos costados. Las puntas de las flechas son de piedra, lias- tante bien trabajadas y de forma típica con un pe- queño tronco. Este está embutido en el palito y pe- gado á éste por medio de una resina negra. Ade- más, la extremidad superior del palito está envuelta })or un tendón para fijai' mejor la punta de piedra. Tendones Verde Tendones Verde Negro Blanco Marrón É^j Amarillo Verde Blanco Tierra 6 barro negro ^ IffW í Verde Tierra cocida colorada Color natural del madero ■\*erde Color natural ^ Tierra negra Colorado Verde. Plumaje ? Tierra negra Color natural del madero Tierra negra N" 3 El tamaño del asta varía de 3G á 44 cm.: el del palito de í) á 23, comprendida la punta de piedra. — 79 — Las astas estún pintadas de varios colores que pueden ser- vir para la clasificación de cinco tipos (véase cliclié n" 3). Sobre la naturaleza de los colores es muy poco lo que se puede decir. El verde parece ser un óxido de cobi'e. X" .'). Flecha tipo a (l.'iinina II, íig. 5); nn ejemplar. Es la fieclia más larga; el asta mide 44 cm., el palito, con la punta de piedra, 23 cm. El asta está atada, además de los tendones ya descriptos, por otros seis más. La distribución de los colores se ve en nuestro cliché n" 3. X'« (j y 7. Flechas tipo b: dos ejemplares. Las astas miden 40 y 42 cm. respectivamente; los palitos, con la punta, 19 y 22. Están pintadas de verde únicamente. Son los únicos ejemplares cuyos anillos de la extremidad infe- rior del asta son de tierra cocida rojiza. Nos x y '■). Flechas tipo c (li'iiiiina II, üg. í^); dos ejemplares. Las astas miden 39 cm.; los palitos, con la punta, 19 cm. Están menos pintadas que las anteriores, y, como éstas, tam- bién de verde. N'5 1(1. Flecha tipo d: nn ejemplar. El asta mide 38 cm.; el palito, con la punta, 9. Está pin- tada de verde y colorado. Nos n á l'i. Flechas tipo e (lAiiiina II, üg. l'i); cuatro ejemplares. No están pintadas. Las astas miden 37 cm.; los palitos, con la punta, de 9 á 19. Dos ejemplares, los números 13 y 14, tienen el asta atada en la mitad y en la parte inferior, respectiva- mente, con una y dos vueltas de tendones (véase lámina II, figura 14). N» 15. Flecha tipo c; un ejemplar. El asta no está pintada y mide 37 cm.: el palito mide, con la punta de piedra, 14 cm. y está pintado de verde, por lo que esta flecha se distingue de las cuatro anteriores del mismo tipo. 80 UTENSILIOS Los píalos ó bateas son objetos de madera de torma pequeña. No sé para qué pueden haber servido; quizás jtara preparar colores. Serían, pues, una especie de paletas. Me parece que los números 20 á 23 son espátulas. Según Ambrosetti, c[uien se ocupa detenidamente de esta clase de antigüedades (1. c. pág. 2G1 y siguientes), éstas son ta- blitas de ofrendas; dice textualmente, página 262: «ICn cuanto á su uso, no trepido en suponerlo un objeto de culto, un ídolo, al cual le harían ciertas ofrendas que colocaban dentro de la cavidad de la batea.» N» 16. Cucharón (láiuina II, lig. 16, '/a t. n.) Es de madera. El mango está roto por la mitad y la pieza muy deteriorada por los roedni'es. N» 17. Batea chica (buiiina II. lig. I", '/,, t. n.) Batea sencillamente tral^ajada y ^in adornos. Tiene 9,5 cm. de largo por 3,5 de ancho. El espesor alcanza á 7,5 mm. Parece que no ha sido usada. El material es de una madera blanda, blanco-amarillenta, parecida á la del cucharón n" 16. La pieza está reproducida ])or Ambrosetti en lo tigura 20, página 269. N» 18. Batea algo más grande (bnuinu II, lig. 18, ','., t. n.) Su largo máximo es de 13,5 por 4,5 cm. de ancho. Es de madera dura, de color chocolate. El mango y el borde superior tienen embutidos y fijados con resina negra pedacitos de he- matita y malaquita (esta última, en todos los casos, pasa hasta la azurina); además, un disco perforado y otro roto de azurina. que antes habían pertenecido á un collar. La pieza está reproducida por Ambrosetti en la tigura 19, página 268. No 19. Batea (lámina 11, lig. 10^/ y V.)ü, '/,, t. n.) Es una obra maestra de cinceladura. Representa una ser- piente eni'oscada sobre sí misma, así es f¡ue deja en el medio un espacio circular y perforado, que permite pasar el dedo, como en una paleta de pintor. Desde arriba (lámina II, fig. 19 i), se ve que el cuerpo de la serpiente ha sido excavado alrededor de dicha perforación, y presenta la excavación de esta tablilla (jue conserva aún rastros de pintui'a roja. — 81 — Visto desde abajo (lámina II, tig. 19 a), el cuerpo puede com- pararse con dos herraduras concéntricas; la exterior (véase el cliché n» 4) está adornada con romboides que encierran una espiral, cada una en su parte media; debajo de éstos corre una linea ondulada. N"4 La cabeza de la serpiente está cruzada por una cruz r|ue di- vide la frente de la nariz y los ojos entre sí. En la frente lleva un romboide. La herradura menor está adornada con simples líneas cruzadas. El diámetro mayor de esta pieza es de 8cm. y su espesor de dos. Está reproducida también por Ambrosetti en la figura 21, página 270, que concluye la descripción con las siguientes pa- labras (1. c. p. 272): «Dado el signiíicado de la serpiente en la región calchaqui, como representación del relámpago ó rayo, ello abona aun más respecto á mi hipótesis de que estas labli- tas son objetos de culto, rituales, pues no es dado suponer que los artistas indios se hayan dado tanto trabajo en estos talla- dos de madera, artísticos en su mayor parte y de ejecución es- merada, al solo fin de proporcionarse paletas para desleiF co- lores que les sirvieran para embijarse.» No 20. Espátula (lámina II, fig. 20, '/^ t. n.) Esculpida, sin gran cuidado, de una rama descortezada, tiene, en una extremidad, tallada con bastante prolijidad, una cucha- rita que está separada del mango \>ov un surco que rodea el utensilio. El largo total es de 24 cm. Parece haber sido usada. N» 21. Espátula (lámina II, lig. 31, '/, t. n.) Algo más chica que la anterior y más delgada; la cuchara es relativamente más grande y el mango más delgado, lo que hace que el objeto se aproxime más á la cuchara típica que á la espátula. Visto desde atrás, también se reconoce enseguida la forma de cuchara; mide 16,5 cm. No hay indicio que indique su uso. Ha sido trabajada con poca proligidad. — 82 — No 32. Espátula (lámina II, íi^. 22, Vi t- H-) La más chica de todos (13 cm.), es un simple paulo liso que presenta una de sus extremidades un poco aplastada y li- geramente concavada. En el dorso no presenta nada de esto. Es una espátula típica que parece haber sido usada. N» 2.3. Espátula (lámina II, lig. 23, Vj t. n.) Trabajada con gran cuidado, mide 17,5 cm. de largo y es muy aplastada en toda su extensión, de manera (¡ue el espesor apenas alcanza á medio centímetro. La cuchara tiene los dos costados largos, algo parecidos á dos S simétricas. Este uten- silio ha sido usado. ALI'ir.ETEROS ó ¿ESCARIFICADORES? Forman una clase de instrumentos de madera dura de color chocolate muy bien caracterizados; pueden ser comparados á una boquilla para cigarros, pues presentan una caña perforada hecha de una sola pieza, con una extremidad gruesa (la que serviría para colocar el cigarro) y un cañito delgado y fino que constituye la otra extremidad; muchas veces están adornados con lindas esculturas de verdadero arte. En el número 25, que es la única pieza completa, se ve que la extremidad inferior (es decir, la que se pone en la boca tratándose de una boquilla), presenta un surco que está en- vuelto por tendones. En la extremidad gruesa está guardado un atado de unas cinco á nueve espinas de cardo, ligadas con ten- dones (número 25 rf). El utensilio mismo, no cabe duda, debió servir para guardar estos «alfileres»; por esto lo podemos lla- mar «alfiletero», aunque su forma, que siempre se repite, es bastante estraña. ¿Cuál habrá sido el objeto de estos alfileres? Las espinas de cardo siempre están cuidadosamente atadas con un tendón, siendo necesario sacar éste para poder tomar una espina. No creo que hayan servido simplemente para coser vestidos; las del número 25 no se prestarían tampoco para este objeto, encontrándose las espinas en el mismo estado en que fueron sacadas del cardo, es decii', presentando todavía en la extre- midad gruesa el disco circular, que se inserta en la base de la flor. Esto impide coser. Sin embargo, el atado de espinas que está guardado en el alfiletero número 24, tiene cortadas todas las extremidades discoideas. Me parece que el atado de espi- nas de cardón debió constituir en conjunto un instrumento es- — 83 — pecial: lo más lógico sería odmilir Iioya tenido una aplicación médica, en la escarificación de la piel. No se conoce nada sobre las supersticiones ni sobre los tratamientos médicos de aquellos liabitantes de Jujuy. Pero el bicho misterioso que adorna la caña de algunos alfileteros, es tan parecido á un vampiro con cuerpo humano que hace creer que ellos también deben haber tenido la superstición tan conocida. No me parece ser casual la coincidencia de que un instrumento que, supongo, haya ser- vido para escarificaciones, esté guardado en un estuche ador- nado con vampiros, cuyo modo de chupar la sangre (como se cree) no es nada más que una escarificación. Sin embargo, no vamos á olvidar que en los otros dos alfileteros de nuestra colecci(')n, número O del cementerio I de Casabindo (lámina IV a, figura (i) y número 32 del cementerio I del Río San Juan de Mayo (lámina III, fig. 32), hay otros animales representados; el úl- timo, por ejemplo, es un tigre. Todavía queda un misterio la perforación completa del al- filetero, absolutamente inútil para guardar simplemente los al- fileres escarificadores. ¿Habrá sido una ventosa? Una vez es- carificada una parte de la piel, por medio de las espinas, se colocaría la caña en dicha parte y se chuparía el aire poniendo la extremidad gruesa en la boca hasta que saliese la sangre! Esta idea me parece ser la más sencilla para explicar el ob- jeto de los enigmi'iticos alfileteros. No 21. Alfiletero (lámina II, üg. -24. '/_, t. n.) l']s un alfiletero simple, sin adorno, incompleto. La extre- midad gruesa mide 5,5 cm. Las nueve espinas tienen cortada la extremidad discoidea. N» 25. Alfiletero (lámina II, fig. 25, ^¡^ i. n.; fig. 25 a, b, c, algo más grande que ', j t. n.) Alfiletero completo de un largo total de 20 cm.; la extremi- dad gruesa sola mide 4,3 cm. En la caña hay esculpida la ca- beza de un vampiro con los brazos colgando. La distancia en- tre la punta de la oreja y la punta inferior del brazo mide 4 cm- El brazo izquierdo tiene la parte inferior algo más gruesa, for- mando una especie de maza. El brazo derecho tiene la parte inferior dividida de la superior por medio de una incisión, más marcada por delante que en la parte posterior, donde apenas se nota. La cabeza del vampiro caracteriza bien á este animal, con su nariz perforada y sus orejas afiladas. El hocico también está perforado transversalmente, simulando así, visto lateral- — 8 i — menle, una larga y estrecha liendiclura; mirado en dirección antero- posterior, representa la boca en su verdadera dirección. Esta última perforación comunica, pues, con la otra recién descripta. No 25d. Atado de espinas (hnnina II, fig. '2ód, '/■, t. n ) ICste atado consiste de cinco espinas no pi-eparadas, ligadas }ior un tendón fino; éste envuelve una porcii'm mayor que la mitad de la longitud de las espinas que miden de 10,5 á lU,8cm. No 26. Alfiletero incompleto (l;'iiiL¡n;i II, tig. 2(1, '/,, t. n.: üg. -26ii, b, c, algo más granule (jue '/i t. n.) La parte interior y el costado izquierdo del vampiro de este alfiletero están lesionados, desgraciadamente. La longitud de la extremidad gruesa es de 2,4 cm. Ll vampiro tallado en la caña es una ol)ra maestra de escultura. Ls del mismo tipo que el anteriormente descripto, pero más grande (de 5 cm. de largo) y adornado con más detalles. La oreja, por ejemplo, presenta dos hélices concéntricas. La boca está armada de dientes tricuspi- dales en la hendidura lateral ó en la apertura bucal propia- mente dicha, como se observa mirándola por delante. 1mi lo de- más, tiene las mismas perforaciones que la i)ieza anterior. l']i brazo (solamente el derecho está bien conservado) está bien mo- delado; se nota una línea que separa el homliro; el codo está marcado por una excavación, lo mismo que la articulación del antebrazo con la mano. El cuerpo también ha sido bien repre- sentado; es más grueso que la caña y tiene incisiones trans- versales, de las cuales, la inferior forma en su parte media la base de un triangulito acutángulo. Este se ve, pues, por de- lante y por detrás, pero es insignilicante. TLBITOS No 27. Tubito (lámina II, íig. 27, ',', t. n.) Es un pequeño tubo de madera dura, de color chocolate; mide 6 cm. de alto; el diámetro sobrepasa algo de 2,5 cm. La excavación tiene una profundidad de 3,7 cm. y presenta, en su parte media, un pequeño cono. Se dice que dentro de este tu- l)ito se ha encontrado la cañita cuya descripción sigue. No 28. Cañita (lámina II, lig. 2Srt, \\ t. n.: üg. 28//, '/a t. n.). Está hecha de un huesecillo delgado, cuidadosamente pu- lido, de 8,4 cm. de largo. La extremidad más gruesa está en- — 85 — vueitu por un cordón hecho de la segunda corteza de árbol. En un lado de este cordón está pegado un pedacito de resina. V.\ perlil de la otra extremidad está representado por un dis- i|UÍto de metal que, por su aspecto, ¡¡arece ser de zinc ó plomo: este pequeño disco apenas tiene el es[iesor de una hoja de papel un jioco grueso; es tan delgado, que visto de lado casi no se percibe. La perforación apenas alcanza á 0,5 mm. ¿Cuál ha sido el deslino de esta curiosa cañita? Supongo que está incompleta; debe faltarle otra igual que debe haber estado unida con ésta por la extremidad gruesa donde se en- cuentran las vueltas de cordón. De este modo se tendm'a un par de cañitos que podrían colocarse fácilmente en las narices para tomar rapé ú otra materia en polvo. Sin embargo, lo que hace menos probable la suposición de •) Disco plegado en forma de cartuclio, que se asemeja, por su forma, á una tabaquei-a. Su radio mide 13 cm. No 3.5. Silbato (lámina II, flg. 30, '/^ t. n.) Formado por un tubo hueco de barro cocido rojizo, permite sacar un tono muy alto. Largo 12,8 cm. No .36. Disco de bronce (hiinina II, üg. 36, ','4 t. n.) Esta placa i-edonda de bronce ó ¡qjlaca pectoral», según Am- brosetti (1. c. p. 258). mide 7,8 cm. de diámetro por 2 mm. más ó menos de espe.sor; no tiene adorno. En un lado, á 4 mm. del borde, se encuentran dos perforaciones de 3 mm. de diá- metro, cuya distancia de una á otra es de un centímetro. En una de estas perforaciones todavía se conservan restos de cor- dones. Este disco se hallaba dentro de un estuche de cuero, del cual aún existen restos. Se nota que primeramente se plegó un pedazo de cuero; después se corlaron los bordes redondos, cosiéndolos con un tendón grueso. No 37. Instrumento de madera (lámina II, lig. 37, '/a t. n.) El uso de este instrumento es desconocido. Consta de un pedazo de madera de 23,5 cm. de largo, (¡ue ha sido excavado en la mitad superior, formándose así un tubo. Las paredes de éste están perforadas por dos pares de hendiduras longitudi- nales que se cruzan en ángulo recto. Las dos hendiduras inferio- res empiezan en el fondo del tubo y van hacia arriba en una extensión de G,2 cm. Las dos hendiduras superiores tienen una dirección en ángulo recto opuesta á la de las inferiores. Es cu- — 87 — rioso que su borde inferior no corresponda con el superior de las hendiduras inferiores, sino que lo sobrepasa por lj> crn. No me exf)lico el uso que puede haber tenido este instru- mento. Cementerio I del Rio San Juan de Mayo (Limina III) Según las indicaciones del señor Gerling, este cementerio se encuentra no muy lejos (ii una legua, más ó menos, de dis- tancia) del lugar donde se encontró el recién descriplo. Siguiendo el camino desde el pueblo de Santa Catalina, en dirección nor- este, se pasa el Río San Juan de Mayo; la ascensión de las montañas es difícil. Este enterratorio, entre los cementerios aquí descriptos, es el que se halla situado i'i mayor altura: 4000 metros más ó menos. El señor Gerling tuvo noticias que allí se habían encontrado restos humanos y huesos, y en el acto se trasladó á ese punto. En efecto, debajo de una capa de tufo volcánico, de grande extensión, se había formado una cueva natural que mide cerca de 4 metros de largo aproximadamente por 3 metros de altura en la entrada. Actualmente sirve de paradero al ganado. El piso está formado de tufo pulverizado. Una vez quitado éste, se descubre el cementerio á una profundidad que varía de i metro ;í lm.20. Sobre el esqueleto encontrado allí había una capa de medio metro de aquel tufo pulverizado. De la misma manera se encontraron los demás cementerios. En algunos, los cadáveres estaban verdaderamente enterrados con diversos objetos reunidos; en otros, simplemente deposita- dos en la cueva y cerrada la entrada de ésta con grandes pie- dras. Bajando hora y media de la altura donde se hallan los cementerios, hay unas cuevas naturales, cerradas por piedras; esas cuevas contenían comestibles, restos de algarrobo, mor- ios, etc. En el sitio mismo de los cementerios, dice el señor Gerling, se hallaron solamente restos de choclos. Sería interesante practicar en aquellas regiones excavaciones sistemáticas. No 1. Restos de un cadáver (cliché n" 6). Disecado sin preparación alguna no se puede aplicar á este cadáver la denominación de «momia». Nuestro cliché número 6 sacado sin coordinación, hecho al acaso y sin que correspon- — 88 — (Uiii enire si las diversas portes del cuei-po, da una buena idea de las piezas traídas al Museo, listas son: la cabeza con unas vértebras sueltas, el costado dei'eclio, el antebrazo izquierdo, la |)ierna derecha y el fémur con la tibia de la izquierda. Las ])artes blandas han sido dise- cadas y tienen un color gris marrón obscui'o; destruidas en ]iai1es, han sido comidas por insectos cuando estuvieron en la sepultura. Aquí en La Plata empezaron á ponerse en putre- facción; algunas partes, como por ejemplo el tnl('iii del pie iz- quierdo, se han puesto grasien- tas y sucias, pero no despiden mal olor. Es probable que con el tiempo será necesario some- terlas á una preparación. Estos restos han pertenecido á un varón adulto y de peque- ñas proporciones. Parece que el cadáver ha sido colocado en cuclillas, con la espalda y la cabeza inclinadas hacia atrás. A causa de esta posición, la mandíbula inferior ha descen- dido quedando con la boca muy abierta. Los brazos, por lo menos el derecho, están doblados en ángulo recto. Este con- serva todavía un pedazo de vestido grueso, adherido al costado. El cráneo no presenta ningún indicio de deformación arti- ficial. RESTOS DE VESTIDOS Y TE.UDOS N"6 N» 3. Sombrero (lámina III, tig. 2, '4 t. n.) Es un sombrero formado de los cestos de una mariposa (Oeceticus Geyeri Berg), «cuya larva vive y lo construxe ¡lara convertirse en crisálida sobre los algarrobos {Prosopis)». Nuestro ejemplar mide, en el diámetro mayor de las alas, 38 cm. por 13 en su diámetro menor. Un ejemplar análogo, procedente de Santa Catalina, ha sido descripto y representado por Ambrosetti (p. 275 y siguientes). — 89 — N 7 N" 3. Poncho (lámina III, fig. 3, reiH'oducido al i-evés, con la boca abajo). Es de un tejido grueso (1 cm.) de fibras vegetales, proba- blemente de palma, con las cuales están entretejidos mechones lanudos y negros de un cuero que parece ser de alpaca. Estos últimos ya están destruidos en su mayoría, pero se conoce todavía su existencia en la superficie del tejido fundamental. Dada la rigidez del tejido, la boca no es una simple abertura longitudinal como en nuestros ponchos, sino que está hecha en forma de V (véase cliché n" 7). Por la misma razón, la parte anterior del pon- cho presenta dos entalladuras rectangu- lai'es para facilitar el movimiento de los brazos. Esta prenda debe haber sido á la vez una buena coraza. Distancia a — a, 45 cm.; b — b, 27; c — c, 7. La pieza está mencionada por Ambroselti (1. c. página 84). No 4. Faja (lámina III, flg. 4). Hecha de un tejido grueso de lana, la faja propiamente di- cha mide más ó menos 122 cm. de largo por 3,8 á 4,0 de ancho. Está casi destruida entre el primer tercio y los dos restantes y las dos fracciones sólo quedan unidas por uno ó dos hilos; por esta razón la lámina sólo reproduce una fracción. La pri- mera ó sea la que no se reproduce, termina en una presilla de 12 cm. de largo que está reforzada en el medio (donde da la vuelta), formándose así una bola de lana gruesa. La otra ex- tremidad termina en una especie de soga groseramente torcida de lana negruzca; es gruesa al principio y va adelgazándose hasta el fin. Mide en su totalidad dos metros justos. En el punto donde la faja se transforma en dicha soga, tiene sus- pendidos lateralmente dieciseis cordones de lana obscura y ama- rillenta en forma de fleco. La faja es de dos haces, color llama obscuro y amarillento. En cada orilla corre un listón en que alternan los dos colores, con más uno rojizo que suple al obscuro en algunas partes. El adorno de la parte central es geométrico; unas listas obs- curas, de 2,5 cm., sobre el campo amarillento, forman romboi- des y en el centro de cada uno, á distancia de 2,5 cm. de la orilla interior, están otros más pequeños, cuyo menor diámetro iguala al ancho de las listas. Como la tela es de dos haces. Tomo XI 1 o — 90 — los colores se allernan en el otro lado, y es de notar que en los romboides enteros ó dimidiados, de color amarillento, se dibujan otros romboides con lana azul; en la parte obscura estos hilos azules se mezclan con irregularidad en toda la lela. La trama es gruesa, obscura y forma cordón en las orillas. Según el señor Gerling, esta faja sostenía sobre la cabeza el sombrero de crisálidas, opinión que acepta Ambroselti (1. c. página 84). No ü. Pedacito de tejido (lámina III, fiy. 5). Este tejido tiene rayas y cuadritos alternados. El orden de los colores es el siguiente : rayas coloradas, verde musgo, azul de Prusia, amarillas (color descompuesto); cuadritos azu- les y colorados, bordados con rayitas longitudinales de azul y verde; rayas amarillas (color descompuesto), coloradas, verde musgo, azul de Prusia, amarillas (color descompuesto); cuadri- tos como los anteriores; rayas amarrillas (color descompuesto), colorado, y, por fin, de un color que ahora no es posible de- terminar. La figura 5 de la lámina III da una idea de la finura del género. OKDEN DE LOS COLORES No 6. Tejido fino (láiiiina III, fig. 6). Esta pieza de tejido fino tiene la forma de una manga pos- tiza, cuyas dos bocamangas terminan en la misma orilla de la tela. Largo 17 cm.; ancho de la manga doblada 11 cm.; la cir- cunferencia mide por consiguiente 22. No se conoce el uso de este tejido, cuya calidad y forma general representa la figura G de la lámina III. El dibujo consiste en triángulos acutángulos de color claro y obscuro, alternados é invertidos, es decir, la base de un triángulo claro coincide con la de un obscuro y vice- versa. Este sistema no es constante. Los colores son marrón, amarillo, colorado, azul y verde y están distribuidos de una manera que los triángulos tengan un aspecto general claro ú obscuro. Los triángulos mismos se componen de rayas ó cua- dritos y el ornamento es parecido al de la linda faja que re- presenta la lámina I. — 91 — No 7. Bolsa (lámina III, fig. 7). Es una bolsa de lana gruesa; mide 23 cm. de largo por 13 cm. de ancho. El fondo está cosido. De una punta cuelga un pedazo de tejido que parece ha- ber sido una especie de borla. En nuestra lámina III, figura 7, se ha reprodu- cido la fotografía al revés. La bolsa está adorna- da con figuras piramida- les, negras y negruzcas en fondo blanco, esca- lonadas en ambos costa- dos, alternándose para llenar bien los espacios (véase el cliché número 8); es decir, que unas están paradas y otras inverti- das; las separan unas fa- jas de dos líneas paralelas que tocan las esquinas de las gradas; esto en la mitad inferior, que es la más completa. En la par- te superior, el dibujo ha sufrido deterioro, de suer- te que no es fácil restaurar el esquema de la ornamentación: pero notamos allí algo muy característico de las escalinatas y triángulos, es decir, unas griegas ó espirales que entran como complemento de las dos pirámides centrales. N" 8 No 8. Cordón de lana (lámin:i III, fig. 8). Destruido ya en su mayor parte, este cordón está enrollado por una tii'a delgada de cuero en forma de espií-ales. N» '.). Pedazos de sandalias. No los hemos reproducido por tratarse de simples restos. Son muy parecidos á las sandalias del cementerio de Surugá (número 11) que describiremos más adelante (véase lámina Vb, figura 11). — 02 — N" 10. Soga (lámina III, fig. 10). Una soga tejida de lana, de 9 metros de largo: su espe.sor apenas alcanza á 1 cm. OB.IETOS PARA TE.IER N« 11. Madero para tejer (lámina III, fig. 11, cerca "^ t. n.) Esculpido sin gran atención, este madero tiene una especie de manija; mide 25,5 cm. de largo por 1,5 de espesor. N" lá. Madero para tejer (lámina III, íig. 12, cerca V4 t. n.) Es de forma rectangular y tiene la superficie bastante lisa : el diámetro no alcanza á un centímetro; de largo mide 23,5 cm. por 7 de ancho. No 13. Huso de madera (lámina III, fig. 13, Va t. n.) Este huso de madera mide 25 cm. de largo. No 14. Huso (lámina III, fig. 14, Vó t. n.) Huso grande de 43 cm. de largo; la pieza está incompleta en su extremidad superior. El largo del palito menor que forma cruz ó tortero es de 15 cm. N" 15. Cogote de vicuña (lámina III, fig. 1.5, Vs t- ".) Conserva todavía pai-te de la lana. Una extremidad está cor- tada (lisa), la otra ha sido destruida por los roedores. El cuero está doblado actualmente y adentro se hallaron, según se dice, los dos palitos del número siguiente. No 15 «. Dos palitos cruzados (lámina III, fig. 15 «, Vs t. n.) Mantenidos en la posición cruzada por medio de un cordón de lana, los palitos no son lisos y conservan todavía la corteza. Puede ser que el cogote de vicuña haya servido de estuche para un bulto de lana medio preparada y envuelta en estos dos palitos cruzados. ARMAS No 16. Arco de madera (lámina III, fig. 16, '/,, t. n.) Este arco de madera tiene un metro de largo; una extre- midad está algo desperfecta y envuelta por un tendón. — 93 — N" 17. Arco. Esta muy deshecho. Le falta una tercera parle. Por su construcción, estos arcos son idénticos á los ya des- criptos del cementerio de Santa Catalina, números 2, 3 y 4. Nos 18 á 33. Flechas (lámina III, flg. 18, V, t. n.) Son más bien restos de flechas; quedan solamente los pali- tos delgados que soportan la punta de piedra con la parte su- perior del asta. Dos ejemplares, números 18 y 19, conservan la punta de piedra (véase lámina III, fig. 18) que es más gruesa que en las flechas del cementerio de Santa Catalina y algo se- mejante á un cono. Todo lo demás, tanto la forma como la construcción, es idéntica á las flechas anteriormente descriptas (números 5 á 15 del cementerio de Santa Catalina). El material de la punta no es sílex ni obsidiana, como dice Ambrosetti (1. c. p. 87), sino lo mismo que en todas las flechas de la presente colección, una roca metamórfica siliciosa, según indicación del señor Hauthal. \o 33. Hacha de bronce con su mango (l'unina III, lig. 3o, cerca V; t- n.) Esta hacha es una de las piezas más lindas de la colección y la única en su género. La base del hacha está embutida en el mango y fijada á éste por un pedazo de cuero; este último presenta una hendidura por la cual lia sido colocada la base del hacha. Los bordes de dicho cuero están envueltos alrededor del mango y cosidos con dos tiras de cuero. Para fijarlos me- jor se les ha puesto un pedazo de cuero grueso entre las ex- tremidades cosidas. La parte del hacha que sale del cuero mide 10,5 cm. de largo y es muy delgada, como una hoja de cartón; su espesor solamente mide 3 mm. Por delante lleva un gancho cuya punta toca el borde anterior del hacha sin reunií'se con él. El mango mide 42,5 cm.; su extremidad, perforada transver- salmente á la dirección del hacha, lleva un cordón de lana color café. El hacha no ha sido usada. Además no se presta por su sutilez á ser empleada como utensilio ó arma; representa un tipo ornamental. Se trata, pues, de una insignia de cacique ó jefe de aquellos indios. OTROS UTENSILIOS No 3'i. Cucharón de madera (lAmina III, flg. Si, V4 t- n.) Mide 29 cm. de largo y es el más grande de todos los cu- charones y relativamente bien trabajado. Visto por detrás, el dorso del mango es la continuación del dorso del cucharón propiamente dicho. — 94 — N" 2d. Cucharón de madera (lámina III, flg. 25, V4 t. n.) Algo más chico que el cucharón del número anterior, mide 25 cm. de largo, y es del mismo tipo del recién descripto. No 26. Batea (lámina III, fig. 26, '4 t. n.) Esta batea, esculpida en madera, tiene la manija en forma de un animal, cuyo cuerpo bastante grosero tiene la cabeza un poco mejor esculpida. Las orejas y las piernas anteriores están entalladas en dirección antero- posterior, de manera que, visto de frente, el animal tiene las dos orejas y las dos extremidades anteriores separadas, mientras que las extremidades posteriores están unidas. Visto por detrás, la superficie del cuadrúpedo es tan convexa como la batea. Sin embargo, su forma es la misma como si se mirara por delante y por eso nos abstenemos de reproducirla. Esta batea ha sido usada. Largo 13 cm. por 4,5 de ancho. Según Ambrosetti (1. c. p. 267 y sig.), que reproduce nuestra batea al revés, el animal tallado en el mango de esta « tablita de ofrendas» es un huanaco relincho, «es decir, el encargado de vigilar mientras la tropilla come ó descansa, para dar la señal de alarma ó relincho en cuanto note la menor novedad, á fin de que sus protegidos se pongan en salvo con tiempo». N" 27. Espátula (lámina III, fig. 27, V, t. n.) Espátula hecha de un hueso pulido, cuya concavidad apenas es visible. Este utensilio, que ha sido usado, tiene la forma de una plegadera. Mide 22 cm. de largo. No 28. Espátula (lámina III, fig. 28, V4 t. n.) Tiene forma de plegadera igual á la anterior; ha sido usada y es más chica (14,5 cm.). No 29. Espátula (lámina III, fig. 29, '/^ t. n.) Tiene la forma parecida á una cucharita, cuya concavidad es muy poco visible: ésta está separada del mango por una pe- queña rayita en el costado anterior solamente; usada y de 13.8 centímetros de largo. No 30, Espátula (lámina III, flg. 30, V4 t. n.) Tiene forma de plegadera ligeramente excavada. La extremi- dad más delgada presenta en su punta un corte. Mide 11,5 cm. de largo. — 95 — No 31. Espátula (lámina lU, flg. 31, '/^ t. n.) Forniii de plegadera encorvada; el costado anterior convexo está ornado con líneas cruzadas esculpidas. Largo 13,5 cm. No 32. Alfiletero (Luiiina III, flg. 32 y 32 a, '/,, t. n.) Esculpida en madera, esta pieza en su totalidad mide 16 cm.: la extremidad gruesa es de 5,2 cm. El animal tallado en la cañita delgada parece ser un tigre; su posición acurrucada es muy característica (véase fig. 32 y 32 a de la lámina III, donde lo representamos visto por delante y por detrás). El paquete depositado en el «escarificador» consta de cinco espinas de cardo envueltas por la mitad con un tendoncito fino. El instrumento se encontraba guardado en un esluche de cuero (véase el númei'o siguiente). N» 33. Estuche de cuero (lámiiiii III, üg. 33, '/., t. n.) Es interesante hacer notar que este estuche cosido con ten- dones tiene una compostura en una parte 'del dorso (que no se ve en nuesti-a figura 33, lámina III); existe un agujero que está tapado con un pedacito de cuero, bien cosido al estuche. La superficie de éste está ya muy gastada. N» 3'i. Tubito (iruiiina III, üg. 3'i, '/a t. n.) Es hecho de un pedazo redondo de madera y mide 8 cm. de alto por 4 de diámetro. Está tapado en sus dos terceras partes por una especie de piel que parece provenir de alguna fruta. De la misma substancia está hecha también la tapa que se puede sacar. El tubito contiene una materia gris, pulverizada, cuyo análisis no hemos podido conseguir. Nti 35. Tubito (lámina III, üg. .35, >/,, t. n.) Un pequeño tubo hecho de la diáfisis de un hueso largo; mide 9,5 cm. de largo por 2,5 de diámetro. Las dos bocas es- tán cubiertas por tapas de cuero. En el fondo, en una de las tapas, visto por dentro, se encuentra un disco muy delgado, hecho de un hueso. \'''36. Tubito (lámina III, flg. 36, V,, t. n.) Como en el recién descripto hay en este tubo, alrededor del centro, una vuelta de tendones. Además, la tapa inferior está sujetada por tendones. La superior puede sacarse; el tubo con- tiene la misma materia gris del tubo número 34. Mide 9 cm. de largo por 2,5 de ancho. 96 No 37. Tubito (lámina III, ñg. 37, Va t. n.) Hecho de una caña y atado con dos vueltas de tendones, tiene 7 cm. de alto por 2,3 de ancho. El fondo está íbrinado per el diafragma natural de la caña. En este tubito había tres huesos delgados de iiaiaro. OBJETOS VARIOS No 38. Manija de madera (lámina III, üg. 38, V:i *• "•) No se conoce el destino de esta manija, de forma oval. La parte, que al parecer lia sido la opuesta á la empuñadura, está perforada y permite pasar ^ 5 un cordoncito. La otra parte, que suponemos haya servido de agarradera, presenta en los dos costados '^un ornamento meándrico, cuyas líneas rectas están provistas de tres trian- gulilos, formando así una es- calera (véase figura 38, lámina b XI y cliché n" 9 a y h). En la parte convexa, este adorno va- ría algo en el sentido de que las espirales dan la vuelta sobre si mismas (véase el cliché número 9 e). Mide 10 cm. de largo por 5 de ancho. La mitad de un objeto parecido está representado en la lá- mina IV, figura 5 (cementerio I de Casabindo). Una pieza análoga, sin dibujos, se encuentra en el Museo Etnológico de Berlín y proviene de Quillagua cerca del rio Loa, en el norte de Chile (véase los datos que damos al describir el número 5 del cementerio IV de Casabindo). No 39. Atado de plumas (lámina III, flg. .39, cerca V.i t. n.) En un pedazo de cuero de vicuña ú otro animal pai'ecido, de 15 cm. de largo y aproximadamente de 12,5 de ancho y con la parte lanuda hacia adentro, estaban envueltas unas plumas de loro azules, coloradas y verdes; además una aguja muy linda, hecha de una espina de cardo cortada por la mitad y perforada de manera que puede servir bien para coser; mide 7 cm. Dicho pedazo de cuero ha sido atado con un cordón de lana muy fino de 155 cm. de largo. 97 — N» 40. Cartera (lámina III, üg. 40, ", t. n.) Consiste en una tablita de madera de 11,8 cin. de lui-go por 5,5 cm. de ancho y 0,5 de grueso; bien trabajada y lisa. En uno de los costados hay tres perforaciones donde está atado, por medio de tendones, un cuero del mismo ancho que el largo de la tablita, de manera que puede doblarse tres veces y me- dia alrededor de ésta, formándose asi una verdadera cartera (véase cli- ché n" 10). El señor Gerling dijo que aden- tro había restos de plumas de pi- caflor. -N° TO a - ■ o - 1 Ñus 41^ 42^ 43. Bocados para llamas (lámina III, flg. 41, 43, 4.3, ' , t. n.) Bocados esculpidos en madera. De los frenos no se ha con- servado nada, como en el ejemplar del cementerio I de Casa- bindo (lámina IV a, fig. 21). N« 44. Pedazo de cuerno de ciervo (láminu III, lig. 44, Vs á Vj t. n.) Cortado con un instrumento poco cortante, este pedazo de cuerno se parece mucho á los restos que se hallan en las esta- ciones lacustres de los lagos de Suiza. Distancia entre las dos extremidades 6,4 cm. N" 4.5. Taza de madera, con manija (lámina III, flg. 45, '/j t- n) Mide 11 cm. de alto por 9,5 de ancho. ALFARERÍA N" 46. Vaso chico (lámina III, fig. 46, Vi; t- "•) De barro bastante bien cocido, rojo obscuro, mide 4,2 cm. de alto por 3,7 cm. de diámetro máximo. Quizás haya sido un juguete para niños. N» 47. Vaso (lámina III, fig. 47, '/j, t. n.) Es de una forma que se repite en los demás hallazgos; el barro es de color rojizo amarillo, bien cocido. Este vaso mide 5,5 cm. de alto por 5,8 de ancho. 98 N» 48. Vaso (lámina III, lig. 48, '/ó t- i-) 0 Un vaso de barro rojizo que mide 18,5 em. de diúmelro por 6 de alto. Dos prominencias en forma de botones, situados simétricamente en los dos costados, cerca del borde superior, representan las manijas. El vaso está pintado por fuera y por den- tro de color rojo. Interiormente presenta un dibujo negro, que ya no se distingue bien (véase cliché n" 11). N I I No 49. Mate (lániina III. tig. 49, '/^ t. n.) N I 2 Tiene forma de galleta. Cerca de la boca hay dos pares de perforaciones. La parte superior está adornada por unas esculturas meándricas grabadas á fuego; es algo difí- cil reconocerlas; sin embargo, creemos que el cliché adjunto (n" 12) representa más o menos exactamente el dibujo original. Diá- metro 7,8 cm. por 4,8 de alto. Ambrosetti reproduce la pieza (1. c. figura 73, página 71). Nf .50. Restos de un mate. Estos restos tienen la forma de medio corazón. Diámetro del ápice hasta la punta 8,5 cm. VARIOS N" 51. Espinas de cardo. Estas espinas proceden de un jieine, como los describiremos más adelante. No .52. Cráneo de vizcacha. El animal ha muerto, probablemente poi- casualidad, en la tumba donde se encontró su cadáver. No 5-3. Restos de una coraza. Pertenecen al Dasypus (veUerosus ?) que. posiblemente, ha muerto en el mismo sitio como la vizcacha. — 99 — Cementerio I de Casabindo (Lamina I\'a) De estos cementerios, así como de todos los demás, no se me han dado datos exactos sobre las circunstancias especiales en que fueron encontrados los hallazgos. Nci 1. Cráneo con mandíbula. Es de una persona adulta, con ligera deformación artificial del occipucio. UTENSILIOS VARIOS Ni> 2. Espátula (lámina IV a, flg. 2 y 3 «, V^ t. n.) Una espátula ó cuchara de madera que mide 22 cm. de largo. El mango termina con la escultura de dos hermanos ge- melos, cuyos brazos exteriores cuelgan naturalmente; los inter- nos han sido colocados sobre el hombro del compañero. El utensilio demuestra que ha sido empleado. Según Ambrosetti (1. c. pág. 265 y flg. 16), los dos personajes representados son los héroes meteorológicos de la región oeste de América: los dos hermanos Catequil y Piguerao que pueden traer la lluvia. Ambrosetti describe nuestra pieza como sigue (1. c. p. 266): «Este objeto tiene tallados sobre el mango á dos personajes de pie, uno al lado del otro, los que vistos de atrás están abrazados, es decir, cada uno pasa un brazo sobre la cintura del otro, uno el derecho y otro el izquierdo, los otros dos caen naturalmente. Los dos personajes, vistos de frente, tienen cada uno sobre la cabeza dos plumas que sobresalen; pero, vistos de atrás, estas plumas parecen ser cuatro, dos arriba y dos abajo, unidas entre sí en el medio por una faja transversal y colocado el todo en la parte posterior de la ca- beza y sobre una franja de tela.» Véase, además, las intere- santes analogías que encuentra Ambrosetti (1. c. p. 267) con las tablitas de ofrendas. N" 3. Espátula sencilla (lámina IV a, üg. 3, V4 t. n.) El mango de esta espátula va engrosando á su término. El tamaño de la pieza es de 16,5 cm. Indicios de uso. N" 4. Espátula (lámina IV a, flg. 4, '/^ t. n.) Utensilio de cobre ó más bien de bronce, que mide 15 cm. de largo. Ambrosetti (1. c. p. 260, fig. 12) representa un cincel aná- logo, procedente también de Casabindo. — 100 — N" 5. Mitad de una manija (lámina IV a, üg. 5, '/j t. n.) Mide 8,5 cm. de largo. Existe una manija análoga completa, procedente del cementerio I del Río San Juan de Mayo (lámi- na III, figura 38.) No 6. Alfiletero ó escarificador (lámina IV a, íig. (5, '/a t. n.) En el límite entre el primer y segundo tercio se encuentra un animalito esculpido. La escultura está simplemente esbo- zada. AI instrumento incompleto le falta el atado de espinas de cardo; mide 16 cm. N" 7. Huso de madera (lámina IV a, üg. 7, ^|^ t. n.) Huso sin disco, de 29 cm. de largo. Probablemente ha ser- vido para hilar. No 8. Tortera de piedra de un huso (lámina IV a, f3g. 8, '/e t. n.) Es un cono perforado en dirección vertical; mide 2,5 cm. de alto. No 9. Espinas de cardo. Provienen de un peine. No 10. Cordones (lámina IV a, flg. 10). Son varios pedazos de cordones de lana, de color blanco, obscuro ó negro; otros cordones se componen de hilos obscuros y negros. Además, hay un pedazo de cintila de lana de 2 cm. de ancho, rayada de obscuro y negro. Algunos están atados á un bocado de cuero (lámina IV, fig. 10). Hay seis ejemplares de bocados de cuero de esta clase. Nos 11 á 20. Frenos (lámina IV a. flg. 11). Estos frenos de soga para conducir llamas están hechos con fibras vegetales; se componen de dos partes: el freno ó bozal y una soga del mismo tejido que sirve para dirigir el animal. Como en la figura indicada se percibe bien su confección, nos abstenemos de entrar en más detalles. Tenemos dos ejemplares que tienen dos pequeños cordones atados al freno en los punios que indican las flechas, uno de cada lado, que probablemente servían para atar el bocado de madera. En un ejemplar, la soga que sirve para gobernar la llama es muy larga; mide 7m.20. Las dos extremidades de estas sogas terminan por nudos. — 101 — La substancia vegetal de estos frenos se conserva en un es- tado extraordinariamente fresco, lo que es también el caso con los ejemplares de la colección Uble^ en Berlín. Nuestra serie se compone de once ejemplares. N" 21. Freno para llamas (lámina IV a, flg. 31). Se compone del bocado de madera que ya he- mos visto en otros ejemplares de la colección, al cual están atadas en ambas extremidades dos rien- das cortas que terminan en una presilla; en ésta, está atada la soga que sirve para conducir la bes- tia. Tanto el material de las riendas como el de la soga es de lana. Para mayor comprensión, publicamos el cliché número 13, donde se puede ver la forma de la presilla. N I 3 Cementerio II de Casabindo (Lámina l\ b) N<> 1. Cráneo con mandíbula. Este cráneo pertenece á un niño y no muestra deforma- ción. En la parte del occipucio, especialmente en el costado iz- quierdo, hay un gran pedazo del cuero cabelludo con restos de pelo trigueño. VARIOS N" i. Gorra de lana (lámina IV b, fig. 2). Bastante deteriorada en la parte que corresponde á la ca- beza, el borde inferior de la gorra puede dividirse en cuatro partes: una presenta un borde liso de 12 cm.; las otras tres cuartas partes de la circunferencia son salientes, formando tres triángulos hechos del mismo tejido que pueden tapar las ore- jas y el occipucio. El color del tejido es negro con excepción de una parte blanca en la base de los triángulos y en el vér- tice del triángulo medio. Ambrosetli hace mención de esta pieza (1. c. página 83). N" 3. Pedazo de madera delgada (lámina IV b, fig. 3, Vs t- n.) Mide 11 cm. de largo. — 102 — N"* 4 y 5. Dos mitades de calabazas para mate (himina IV h, flg. i, V3 1. n.> El diámetro de la mayor es de 6,8 cm. No 6. Tarrito de barro cocido (lámina IV b, fig. 6, '4 t. n.) Un tarrito de color negro rojizo; el diámetro superior es de 11,5 cm. y el diámetro del fondo de 3,5 cm. Cementerio III de Casabindo (Lámina IX c) N" 1. Cráneo de adulto. Este cráneo, sin mandibuln, no presenta deformación arti- ficial. N» 2. Calvaria de un niño. A este cráneo le faltan la mandíbula y los huesos de la cara: cráneos en tal estado de conservación son conocidos en la an- tropología bajo el nombre de calvaria. La sutura frontal y la sagital de ésta se han consolidado de tal manera que ya no queda ni el menor indicio de ellas. El efecto de este proceso patológico es una dolicocefalía vicariante en grado colosal (71,9). El largo máximo del cráneo es de 185 mm., el ancho máximo 133 mm. Resulta, por consiguiente, un índice cefálico de 71,9. N" 3. Collar grande (lámina IV c, üg. 3). Es una prenda de unas cuarenta cuentas de una piedra calcárea, de color blanco con partes rojizas. Le faltan algunas bolitas. N" 'i. Collar chico (lámina IV u, flg. 4). Tiene unas treinta y cinco cuentas del mismo material que el anterior. El color de algunas es blanco con partes rojizas, el de otras negruzco. La cuenta más chica es de malaquita. El material de los dos collares es extremadamente higros- cópico, á tal punto que aquí, en la liumedad de La Plata, la superficie de casi todas las cuentas ha empezado á descompo- nerse; algunas ya se han caído, completamente convertidas en polvo. Para conservarlas, las he puesto en frascos con kerosene, después de haberlas calentado para hacer salir el agua y el aire. — 103 — Un hallazgo del mismo material se encuentra en el Museo etnológico de Berlín. Son «piedras, sin forma, con un canto perforado para colgar la pieza». Provienen de excavaciones efec- tuadas en la antigua población de Quillagua cerca del río Loa, en el norte de Chile, remitidas al Museo de Berlín por el doc- tor Daniel Diehl. Dicho hallazgo no ha sido publicado y saco estos datos de los apuntes que tomé durante mi estadía en Berlín, el año 1900. No 5. Hueso trabajado (lámina IV c, flg. 5, V4 t. n.) Este hueso ha sido trabajado para sacar una lesna ó un instrumento parecido. Su lai'go es de 19 cm. N" 6. Huso de madera (lámina IV c, fie;. 6, V4 t- "■) Tiene un tamaño de 22 cm. La tortera es una piedra del- gada (6 mm.), en forma rectangular, con las esquinas redon- deadas; la parte superior es algo convexa, la inferior plana; el color de la piedra gris claro. En la faz superior se percibe una es- pecie de dibujo solar esculpido (véase cliché n" 14 en tamaño natural). La superficie in- ferior solamente presenta unas rayitas irre- gulares. Ni 4 Cementerio IV de Casabindo (Lámina IV' d) N" 1 . Cráueo sin mandíbula. Pertenece á una persona adulta, con deformación frontal y occipito-plagiocefal; la parte derecha del occipucio se presenta más aplastada que la izquierda. N» 2. Jarro con dos asas (lámina IV d, fig. 2, ^/. t. n.) ICste jarro tiene 19 cm. de alto por un diámetro máximo de 14,5 cm.; el diámetro del fondo es de 9 cm.; el borde superior deteriorado. Barro fino, irregularmente cocido; la superficie es lisa; el color irregularmente rojo obscuro, gris amarillento y las partes inferiores negras. — 104 — Nf o. Tacita con asa (lámina IV d, fig. 3, Vg t. n.) Tiene una altura hasta el borde superior de 10 cm., hasta la extremidad más elevada del asa, de 11 cm.; diámetro superior, 7,5 cm.; diámetro de la superficie del fondo, 4,5 cm. Es de barro fino, poco cocido y de color negruzco en casi todas sus partes, salvo algunas de color amarillo rojizo. N" 4. Tacita (lámina IV d, fig. 4, '/^ t. n.) Una tacita con el asa estirada en forma de oreja: su altura hasta el borde superior del vaso es de 8 cm., hasta el del asa de 11 cm. El diámetro superior es de 7 cm. y el del fondo de 5,5 cm. De barro fino, de color negruzco y rojizo, esta tacita parece haber sido expuesta al fuego; todavía existen, en parte, substancias quemadas pegadas en la superficie del vaso. N" 5. Tacita (lámina IV d, fig. 5, Vd t. n.) El asa de ésta no es tan grande como la de la taza anterior; altura hasta el borde superior 8,5 cm., hasta el del asa 9,5 cm., diámetro superior 7,5, diámetro del fondo 5 cm. Barro fino y bien cocido, de color rojo claro; indicios de uso como en la pieza anterior. No 6. Piedra chica. También ha sido encontrada en la tumba una piedra negra en forma de huevo. Cementerio V de Casabindo (Lámina IV e) N" 1. Cráneo sin mandíbula. Es de un hombre viejo con deformación frontal y ligera deformación occipital. N» 2. Mandíbula suelta. Procede de una persona anciana. N" 3. Tejido de lana (lámina IV e, fig. 3, Vg t. n.) De color negro y formando cilindro, este tejido está cerrado en una extremidad. Altura 17 cm.; diámetro superior cerca de 16,5 cm.; diámetro del fondo 15,5 á 1(3 cm. En el centro del fondo presenta una pequeña abertura. — 105 — Este objeto curioso ¡)orece liober sido una canasta ó más bien quizás un sombrero, opinión apoyada por Ambrosetti (1. c. página 83). N" 4. Fuente (lámina IV e, üg. 4, '4 t. n.) Es de barro cocido y tiene dos botones que indican las asas. Altura, 9,5 cm.; diámetro superior, 21 cm.; del fondo, 7 cm. Barro poco cocido; la superficie interna es negra, lisa; la ex- terna algo áspera, negra ó rojiza. Es del tipo de alfarería común todavía en aquellas regiones, donde sirve para comer el locro. Cementerio VI de Casabindo (Lámina IV f) N" 1. Cráneo con mandíbula. Perteneciente á un individuo adulto, está cubierto con los restos de carne; cráneo muy poco deformado; se nota sola- mente una ligera deformación frontal. N" 2. Cráneo con mandíbula. Es de una persona muy vieja; e.Kislen todavía muchos res- tos del periosto y de carne disecada, además las primeras vér- tebras cervicales. Ligera deformación frontal y deformación occipital: presentándose la parte derecha del occipucio más aplastada, se trata de un plagiocéfalo. N" .3. Mandíbula. Es una pieza suelta de una persona adulta. N« 4. Gorra (lámina lY f, flg. 4, '/j t. n.) Consiste en una corona de paja igual á las que usan toda- vía actualmente las mujeres para llevar una carga en la cabeza. Dicha corona está envuelta con largos pedazos de cuero de guanaco ó vicuña. De una parte cuelga un cordón de lana negra. El espacio interno de la corona está rellenado con un tejido circular de lana cuya estructura se ve en la figura indi- cada. En el centro hay entretejida una estrellita de lana negra, de que cuelgan hilos sueltos; en las extremidades libres de és- tos están atadas, por medio de un tendón muy fino, unas plu- mas de loro, verdes y coloradas, así que cada hilo tiene atada una pluma. Diámetro máximo de la corona de paja, 23 cm.; diámetro interno, de 15 á 16 cm. romo XI I 1 — 106 No 5. Tejido de lana. Tejido que ha formado la parte circuiar interna de una gorra igual á la anterior. De estas dos gorras hace mención Ambrosetli en su trabajo (i. c. página 82). N" 0. Cepillo (lúmina IV f, flg. 6, V4 t. n.) Es un cepillo hecho de un manojo de una raiz tina atado con un cordón de librillo (corteza). Actualmente todavía las mujeres araucanas de la Cordillera usan el mismo objeto para cuidar su cabellera; no cabe duda que á las indígenas jujeñas les habrá servido para el mismo uso. J^'i 7. Peine (Ifiinina IV f, tíg. 7, '/_, t. n.) Es un peine que hace juego con el cepillo anteiáor; está hecho de espinas de cardo mantenidas entre dos palitos y di- vididas por un tejido de lana. N» 8. Huso (lámina IV f, flg. 8, V^ t. n.) Huso incompleto cuya medida es de 27 cm. Palito y tortera de madera. No 9. Huso. Igual al anterior, es algo más chico y también incompleto. Cementerio VII de Casabindo (Lámina IV' g) N" 1. Cráneo con mandíbula. Es más bien dicho una cabeza disecada. E.xisten todavía muchos pelos y periosto y las primeras vértebras cervicales. El individuo era extraordinariamente viejo y le laUan todas las muelas; los alvéolos están completamente atrotiados. Deforma- ción grande de la frente y del occipucio. — 107 — N" 2. Cráneo con mandíbula. Se han conservado muchos pedazos de carne disecada; exis- ten además las primeras vértebras cervicales. Es de persona adulta y con deformación fronlooccipital. N« 3. Platito de paja (lámina IV g, üg. 3, \'- t. n.) Muy liien hecho de paja fina; el diámetro mide 12 cm. N'i 4. Tubito de madera (lámina IV g, flg. 4, Va t. n.) j\]¡de 5 cm. de alto y está adornado con una elevación en el medio. En la perforación que alcanza solamente hasta la mitad, está colocado un hueso de 5 cm., también perforado, que tiene la forma de una boquilla. Puede sacarse fácilmente. El instrumento está nuevo y se ignora su empleo. N" 5. Peine (lámina IV g, flg. 5, Vs t. n.) Hecho de espinas de cardo, este objeto tiene 9 cm. de largo por 6 de ancho. Parece que le faltan las extremidades, de modo que debe haber tenido una forma igual á la del peine proce- dente del cementerio VI de Casabindo (lámina IV f, figura 7). alfarerías N« 6. Jarrón con dos asas (lámina IV g, flg. 6, '■/-_, t. n.) iNIide 18,5 cm. de alto y el diámetro máximo del borde su- perior 17 cm. El fondo no presenta el borde bien marcado. El color negro rojizo del jarrón es debido á la pintura artificial; el barro está bastante bien cocido. Hay indicios para suponer que haya sido usado. Una urna del mismo tipo, procedente de la Rinconada, está representada en la obra de Ambroselti (I. c. página 173, figura 2). No 7. Jarra con dos asas (lámina IV g, flg. 7, '/s t. n.) Tiene el borde superior tan incompleto que ya no es posible reconstruir su forma primitiva. La parte más elevada del borde superior mide 19 cm. desde el fondo. Este último es plano con un diámetro de 6 cm. El barro es bien cocido, pero la mitad de la superficie está destruida; la otra mitad que se conserva es lisa y bien pin- tada de color rojo obscuro. La mitad superior del jarrón presenta un adorno geométrico de lineas negras (véase cliché n" 15). ^.^^ — 108 — Nos s ii 15. Tacitas chicas (lámina IV g, flg. 8, "^ t. n.) Existen ocho ejemplares, de borro bien cocido y de color anaranjado, cuyas medidas son: altura 5,5 cm.; diámetro supe- rior 7,5 y diámetro del fondo plano 6,5 cm. Nos 16, 17, 18. Tazas (lámina IV g, fig. 10, V^ t. n.) Estos tres ejemplares son más grandes que los anteriores, pero no tan altos. El barro es de la misma calidad; altura 4,5 cm.; diámetro superior, 10; diámetro del fondo, 8 á 8,5 cm. Cementerio VIII de Casabindo (Lámina I\' h) No 1. Cráneo con mandíbula. Es de un individuo adulto, con deformación artificial muy pronunciada en la frente y menos notable en el occipucio. Aquí la parte izquierda está más aplastada (plagiocéfalo). UTENSILIOS No -3. Ollita (lámina IV h, fig. 3, Vs t. n.) Una ollita de barro, poco é irregularmenle cocido; el color del barro varía del negro al rojizo. La superficie parece haber sido pintada de rojo obscuro. El diámetro de la boca es de 8 cm. y el del fondo, ligeramente aplanado, mide 6 cm. No 3. Calabaza (lámina IV h, fig. 3, cei'ca V4 t- n-) Sirvió para tomar mote y es bastante grande; la distancia entre la punta y el mango ó pico de la fruta mide 9 cm. No 4. Cucharón (lámina IV h, flg. 'i, '/,, t. n.) Es el cucharón de madera más largo de todos; mide 34,5 centímetros; el dorso del mango continúa rectamente hasta la cuchara propiamente dicha. N» 5. Madero para tejer (lámina IV h, fig. 5, V4 t. n.) Instrumento trabajado con algún cuidado; tiene una especie de manija y mide 27,5 cm. de largo. Por su forma, en algo se asemeja á la cimitarra de los turcos. — 109 — ARMAS N') 6. Fragmento de arco. Es del mismo tipo que los anteriormente descriptos. Nos 7 y 7„. Cuerdas para arco (lámina IV h, fig. 7). Tenemos dos ejemplares heelios con tendones torcidos. FLECHAS Se han conservado solamente los palitos de madera que no llevan una punta de piedra, sino que terminan en una punta bien afilada de la misma madera. Los tipos son los si- guientes: N"s 8 á 24. Punta bicuspidal {l.'miina IV ii, tig. 8, '/., t. n.) Colección de diecisiete ejemplares completos. N»s 25 y 26. Punta bicuspidal (lámina IV h, üg. 25 y 26, '/.¡ t. n.) Dos ejemplares incompletos. N»'^ 27 á 49. Punta tricuspidal (lámina IV h, flg. 27, Vn t. n.) Veintitrés ejemplares completos. N»s 50 y 51. Punta tricuspidal (lámina IV h, flg. 50 y 51, "^ t. n.) Dos ejemplares incompletos. Nos 52 y 53. Puntas barbadas (lámina IV h, flg. 52 y 5.3, Va t. n.) Dos ejemplares: el número 52 con cinco barbas y el 53 con seis barbas. N"s 54 á 60. Fragmentos de flechas (lámina IV h, flg. 54, ' ., t. n.) Siete ejemplares. En uno (véase lámina IV u, fig. 54) se co- noce bien el método de fijar el palito en el asta, lo mismo que en el número 27 (lámina IV h, fig. 27). Cementerio IX de Casabindo (Lámina IV i) N" 1. Cabeza. Es una cabeza de mujer, disecada, con el periosto y las primeras vértebras cervicales. Existe también toda la mitad iz- quierda del pelo bien trenzado y esta trenza mide casi medio metro. Frente aplanada; ¿deformación artificial? no N" 2. Fragmento de tarro (lámina IV i, flg. 2, ' /,. t. n.) Es la parle inferior de un tarro de barro cocido, con un diámetro de 18 cm. entre las asas. N" 3. Tacita de barro cocido (Lnnina IV i, flg. 3, Vo t. n.) Tiene el borde superior algo incompleto; mide O cm. de alto. N» 4. Atado de pelo humano (lámina IV i, üg. 4, ',., t. n.) Pelo cortado, de 14 cm. de largo y ligado con un cordón tino; su color ya se ha descompuesto en marrón. N"* 5 y 6. Dos bocados. Son dos liocados de madera para llamas, iguales á los que ya hemos representado. Nfi 7. Freno. Es un freno para llamas. Tiene una cuerda de lana atada al bocado y la soga para gobernar á la bestia; es igual al número 21 del cementerio I de Casabindo (lámina I\'a. fig. 21). TEJUJOS N" S. Fragmentos de cordones de lana negra (lámina IV i, Cg. Se/ y 8 6). Las figuras números 8 a y 8¿/ de la lámina IV i nos dan una idea de su categoría; el diámetro varía entre 3 y 6 mm. Nos ¡)^ 10, 11. Tres cordones de lana negra. El diámetro es de 3 mm.; el más largo de los tres cordones mide 27,25 m. (!), el otro 0,50 m. y el tercero 6 metros. No- 12, 13, 14. Cordones de lana negra (lámina IV i, flg. 12 y 12 a). Atados á un pedazo de raiz de planta (fig. 12«); el grosor de los cordones es algo variable. Un ejemplar presenta una presilla corrediza, es decir, los hilos que lo forman permiten en un punto el paso del mismo cordón. En los otros dos ejem- plares, los hilos del cordón están entretejidos en este punto y no permiten el |)aso. Son tres ejemplares de 08, 59 y G3 cm. de largo respectivamente, medido entre la raiz y la otra extre- midad. Los cordones mismos tendrían, pues, el doble largo. — 111 — ■ Nos 15 y 16. Cordones de lana negra (biinina IV [, fig. 15). Como los unter'iores, pero con dos presillas corredizas. Dos ejemplares de 61 y 66 cm. de largo; los cordones, en su tota- lidad, miden, por consiguiente, el doble de las cifras indicadas. Ñus 17 y 18. Cordones de lana negra. Son fragmentos solamente; dos ejemplares. N» 11). Tejido de cordones {I;'iiiiina IV i, fig. 10). El tejido es de lana negra, de la forma curiosa que repre- sentamos en la lámina. Tiene alada una raiz de planta; aunque incompleto, se notan todavía dos presillas corredizas. X"> -20, 21, 22. Tejido de cordones (lámina IV i, fig. 20). Cordones de lana negra, cuya forma se explica mejor en la liimina. Consisten en dos círculos concéntricos que se tocan en dos puntos. Estos dos puntos están reunidos por dos cordones. De un tercer punto de reunión está colgando otro cordón doble con una raiz atada. Si extendemos bien estos curiosos tejidos, miden entre la raiz y la punta opuesta del cordón 29, 32 y 32,5 cm., en los tres ejemplares respectivamente. N»* 23 á 27. Tejido de cordones del mismo tipo. Están incompletos y les faltan las raices. A uno de los cinco ejemplares están atados unos pelos humanos. X'i 2S. Tejido de cordones (lámina IV i, flg. 28). Son iguales á los números 20, 21 y 22, pero en lugar de dos cordones hay cuatro que reúnen los dos círculos concén- tricos. N» 29. Tejido rectangular de lana negra (lámina IV i, fig. 29). Mide 30 cm. de largo por 7,5 á 8 cm. de ancho. N» 30. Tejido más grueso (lámina IV i, fig. 30). Es un tejido de malla grande; la lana es negra y de color café; incompleto, está reducido actualmente á 13 cm. de largo más ó menos en el costado. — 112 Cementerio X de Casabindo N<' 1. Cráneo sin mandíbula. Proviene de un individuo de edad avanzado; cráneo bastante deformado por delante y por detrás. Existe la sutura frontal. N" 2. Cráneo sin mandíbula. Pertenece á una persona viejísima. El maxilar está comple- tamente atrofiado y sin ninguna muela. Deformación fronto- occipital muy pronunciada. Nos 3^ 4^ 5. Bocados de madera. Bocados para conducir llamas, con restos del freno. Cementerio II del Rio San Juan de Mayo (Lámina Va) N» 1. Cráneo con mandíbula. Cráneo de un hombre anciano, que se lialla deformado en la frente y en el occipucio. Todavía conserva algunos pedazos de tejido y de periosto y las primeras vértebras cervicales. N" 2. Cráneo con mandíbula. Es de una persona joven, con la frente algo deformada. UTENSILIOS No 3. Hacha de piedra (lámina Va, ñg. 3, cerca '/< t. n.) Es la pieza más linda é importante del hallazgo. La piedra es de color gris negruzco, achatada sobre sí misma como una tabla y relativamente delgada, de 2 cm. de espesor en toda su extensión. El borde cortante, de 27 cm., está cuidadosamente afilado, formando en cada lado del filo una superficie inclinada de un centímetro de ancho y cortada en ángulo un poco agudo. Visto de perfil, el borde cortante presenta el aspecto de un te- cho de dos aguas i'^i . Todos los demás costados están tallados pero no han sido pulidos. El hacha presenta un semicírculo con manija, todo de una sola pieza. El diámetro desde la ma- nija hasta el filo es de 27 cm. Una pieza análoga, procedente de la Rinconada, publica Ambrosetti (1. c. página 95, figura ■iOft). — 113 — No 4. Fija (lámina Va, lig. i, V, t. n.) Es un pedazo de caña que présenla en el medio un diafragma típico de esta clase de plantas; su largo es de 32 cm. En una extremidad está atado con tendones un hueso que lia sido tra- bajado y cuya punta está rota. La barba está bien conservada. No conozco el uso de este objeto. N" .j. Palito delgado (liminn Va, fig. 5, V4 t. n.) Tiene una extremidad rota y en la otra está colocada la epífisis de un hueso, al parecer carpiano ó tarsiano; su largo total es de 19 cm. Ignoro su destino. N» (i. Huso de madera (lámina Va, flg. 6, V4 t- n.) Es un disco de madera de forma rectangular que tiene las esquinas redondeadas; la parte del asta debajo del disco está intacta (6,5 cm.); la de arriba rota y mide solamente 18 cm. N" 7. Huso de madera (lámina Va, fig. 1 , ',/, t. n.) Está completo, pero es más chico que el anterior y con un tamaño total de 24 cm. El disco tiene la forma de un cono per- forado y debajo hoy todavía unos hilitos de lana blanca y fina. No 8. Huso incompleto (lámina Va, fig. 8, "j t. n.) El palito está roto arriba del disco y su parte inferior mide 8 cm. El tortero consta de una tablita delgada rectangular de 7,5 cm. de largo por 1,5 de ancho. N» !t. Palito (lámina Va, flg. 9, ■/, i. n.) Es un palito en forma típica de huso, de madera dui-a, y de color chocolate rojo obscuro; su tamaño es de 19,3 cm. OBJETOS VARIOS No 10. Pedazo de madera (lámina Va, fig. 10, '/, t. n.) Es una madera trabajada en forma de alesna, cuya punta está intacta y rota la base. Mide 19 cm. No 11. Madera trabajada (lámina Va, flg. 11 5' 11 «, Yj t- n) Tiene una forma más ó menos semicircular (fig. 11 « que representa el diámetro). Por su superficie plana parece haber — 114 — servido para pulir alguna cosa, ó quizás sirviera para tejer. Las extremidades están redondeadas. Largo má- ximo 19 cm. Un utensilio igual, con adornos, fué encontrado en el cementerio de Surugá (lámina Vb, fig. 10). alfarerías Nu 13. Frasco de tierra cocida (lámina Va, fig. 12, ','. t. n.) Es un frasco de tierra rojiza, que tiene la super- ficie pintada del mismo color rojo brillante. Está bien conservado; le faltan solamente algunas partes de la boca y las asas. Estas últimas estaban pegadas en el vientre del vaso, de manera que el espacio entre ellas abarca una tercera pai'te de la circunferencia. iM-a, pues, muy fácil y cómodo llevarlo colgado de una cinta. Mide 20,5 de alto; el diámetro del vientre es de 16,5 cm., el del fondo de 9,5 á 10 cm. y el de la boca de 8,5 cm. N» 13. Vaso de tierra cocida (lámina Va, flg. 13, '4 t. n.) Es de la misma calidad que el anterior; tiene forma de palangana. Diámetro del fondo 9 cm.; diámetro máximo 21,5; el alto apenas al- canza á 9 cm. La boca está tor- cida un poquito hacia adentro. El adorno de color negro ya no se distingue bien. En el exterior, al- rededor de la boca, se ve una es- pecie de guarda de triángulos y espirales de 66,5 cm. de largo, cu- yo borde inferioi- forma una línea continua (cliché n° 16). Del lado de adentro están unas líneas cruzadas (cliché n" 17), pero tan" deterioradas que es imposible reconstruirlas. N" Vi. Vaso (lámina Va, flg. 14, '/, t. n.) Más chico que el anterior y de tipo análogo; los bordes son tan oblicuos como en el vaso recién des- cripto. La tierra bien cocida está pintada de un color rojo, algo obscuro y brillante. l':i diámetro máximo es de 15 cm., el del fondo de 8,5; la altura de 7,5. Exteriormente, ali-ededor de la boca, hay un adorno N" 17 N 16 — 115 — negro del (|ue se distingue todavía una parte compuesta de espirales y romboides (cliché n" 18). El largo de este adorno es de 17 cm. y ha sido hecho muy á la ligera. Un ornamento idéntico se encuentra también en el borde interno de la boca y en toda la superficie interna del vaso; de éste se ha con- servado solamente una parte muy pequeña. N" l.j. Vaso. Es del mismo tipo que el número 14 y de las mismas di- mensiones. La tierra es menos brillante, en parte amarillenta y rojiza, lo que indica que el fuego no ha tenido la misma fuerza. Parece que este vaso no ha tenido ningún adorno ex- teriormente. En la superficie interior ha existido uno, pero ha desaparecido ya de tal modo que sólo se notan unos triángulos acutángulos, cuyas bases tocan la boca y cuyo vértice mira hacia el centro del fondo. ARMAS Nc 16. Arco de madera. Es un arco de madera del mismo tipo de los anteriormente descriptos, pero un poco más corto (83 cm. de largo). N" 17. Arco de madera. Parece ser una pieza incompleta ; el diámetro es elipsóideo; las extremidades están reforzadas con tendones que dan una ó más vueltas. Largo 88 cm. Cementerio de Surugá (Lámina Vb) No 1. Cráneo con mandíbula. Cráneo de un hombre adulto, que conserva muclio periosto y además las primeras vértebras cervicales. La frente está arti- ficialmente muy aplastada; el occipucio no. No 2. Cráneo con mandíbula. De una persona adulta. Hay mucho periosto y las primeras vértebras cervicales. Deformación fronto -occipital, especialmente frontal. - 116 — No 3. Mandíbula suelta. Es chica, de un individuo viejo, cuyos alvéolos de los mo- lares están completamente atrofiados. No 4. Restos de una bolsa (lámina V b, fig. 4). Son restos de una bolsa de lejido fino, parecida á la encon- trada en el cementerio I del Río San Juan de Mayo (lámina III, figura 5). Los colores son marrón, amarillo, colorado y azul. N» 5. Restos de una bolsa. Junto á estos restos se encontraron unos pedazos de metal (^zinc?) y un polvo verde que parece ser óxido de cobre. Además había restos de ocre envueltos en una esquina de la bolsita. No 6. Palito afilado (liunina V b, fig. 6, '/s t- "■) Mide 70 cm. de largo; el diámetro transversal del centro es de 2 cm. de largo por 0,5 de ancho. Quizás haya servido jiara tejer. No 7. Madero afilado (lAinina Vb, flg. 7, ^j^ t. n.) Mide 25 cm. de largo y es tan delgado como una regla: 1,5 por 0,5 centímetros. No 8. Huso con tortera de madera (lámina V b, flg. 8, '/^ t. n.) j\Iide 31 cm. de largo. No 0. Huso (lámina V b, fig. 9, V, t. n.) Huso incompleto con tortera de madera. N'o 10. Madero (lámina V b, flg. 10, '/,, t. n.) De uso desconocido, este madero quizás haya servido para lisar barro en el arte cerámico, ó para tejer, etc. Es igual al n" 11 del cementerio II del Rio San Juan de Mayo (lámina V.\, figura 11). Lleva esculpido un ornamento geométrico, cuyas rayas hondas están relle- nadas en parte de pintura verde, mientras t|ue los espacios intermedios están ligera- mente grabados á fuego. Tamaño 18,5 cm. El perfil del diámetro está indicado en el cliché adjunto, de tamaño natural (n" 19). • N I 9 No 11. Sandalia (lámina Vb, üg. 11). De 20 cm. de largo, su diámeti-o transversal tiene algo más de 10 cm. El cuero de la sandalia propiamente dicho es doble. — 117 — N" 12. Calabaza para mate (lámina V b, flg. 12, '/a '^ \U ^- "•) Mide 10,5 cm. de diámetro y tiene cerco de la boca una pe- queña perforación. No 13. Botija (lámina V u, flg. 13, ',',, t. n.) Tiene dos usas, de 22 cm. de alto; el borde superior está algo deteriorado. El anverso presenta en el cuello un pequeño botoncito que falla en el costado opuesto. En el mismo lado, una parle de la superficie está pintada de negro. Este adorno consiste en triángulos rayados y romboides (véase cliché n" 20 visto por delante y cliché n° 21 visto desde arriba). Además, hay dos líneas transversales en las asas. El reverso de la botija no tiene adornos, con excepción del que se encuentra alrededor del cuello. El barro es algo grueso, poco cocido; el color varía enlre amarillento y negruzco. N» 14. Parte inferior de un vaso (lámina V b, fig. 14, V4 t. n.) El barro de esle vaso es de la misma calidad que el de la pieza anterior. Diámetro del fondo 6,5 cm. Ncs 15 á 30. Restos de flechas (lámina V b, flg. 1.5, ',4 t. n.) En medio de esta colección hay uno (el n» 15) que todavía presenta la punta de piedra y que presentamos en la lámina. Cementerio I de la Rinconada, Pucará (Lámina Vc) N» 1. Cráneo con mandíbula. Es de una persona adulta; además de la deformación fron- tal, se nota también el occipucio algo aplastado. — 118 — No 2. Palo. Tiene 72 cm. de largo y parece ser un, arco incompleto. No 3. Cucharón (lámina V c, flg. 3, ','4 t. n.) Un cucharón de madera que mide 22 cm. de largo. No 4. Espátula de madera (lámina Vo, flg. 4, Vj t. n.) Tiene una í'orma intermedia entre una espátula y un cucha- rón; mide 17 cm. de largo. La excavación se separa del mango formándose aquí un ángulo. No 5. Bocado de madera para llamas. Ya hemos representado otros análogos. Cementerio II de la Rinconada, Pucará (Lámina Vd) No 1. Cráneo con mandíbula. De un individuo adulto; está deformado en dirección fronlo- occipital. No 2. Hacha de piedra negra (lámina V d, ñg. 2, cerca V4 t. n.) Su largo máximo es de 13 cm.; la distancia entre las dos extremidades salientes de la parle basal es de 11 y el espesor de 4,5 cm. La parte cortante está gastada y es muy ancha; en lugar de un corte fino hay una superficie áspera de casi dos centímetros. No 3. Punta de flecha. Es una punta de flecha de piedra negra, de 4 cm. de largo máximo. Nos 4 y 5. Calabazas para mate. Son iguales á las representadas en la lámina Ve, fig. 7 y 8. No 6. Calabaza para mate. Calabaza detei'iorada ; tiene forma de botellón igual al nú- mero 10, lámina V e, fig. 10. — 119 — Varios cementerios de Jujuy (Lámina V* e) Con el Ululo anterior, figuran los objetos siguientes proce- dentes de varios lugares de los alrededores de Santa Catalina y Casabindo, de los que no lie podido obtener indicaciones exactas. No« 1 á ."). Mates (lámina V e, flg. 1, V^ t. n.) Mates sin adornos. El mayor (figura 1) mide en el diámetro máximo 13 cm.; los demás 8 cm. más ó menos. No 6. Mate (Ifunina Ve, fig. O, cerca Vi t- "•) ir N 22 Mate de 11,0 cm. de diámetro máximo. Los adornos, graba- dos á fuego, consisten en dos guardas de triángulos con espi- rales que van en sentido opuesto alrededor de la boca. El largo del dibujo que representamos es de 3.5 cm. (cliché n" 22). Ambrosetti reproduce nuestro dibujo en la figura 67, pá- gina 67 de su trabajo. N» 1. Mate (lámina Ve, flg. 7, cerca ','3 t. n.) N 2 3 El diámetro máximo de este mate es de 9,6 cm. El adorno representa la foi'ma dentellada de un serrucho, acompañada por una línea más ó menos derecha. Largo del original 27 cm. (véase cliché n" 23). Ambrosetti reproduce nuestro dibujo al revés (figura 67, pá- gina 65 de su ti-abajo). No 8. Mate (lámina Ve, flg. 8, \'\ t. n ) El diámetro máximo es de 7,8 cm.; el adorno consiste en dos filas de dientes, una frente á otra, de manera que los de una entran en los espacios libres de la que está vis á vis. Largo del dibujo original 24 cm. (cliché n" 24). — 120 — Ambroselti reproduce nuestro dibujo al revés (figura 62, pá- gina 65 de su trabajo). o N" 2 4 Nos 9, lo, 11. Mates (h'unina Ve, flg. 9, 10, 11, cerca ';., t. n.) Tienen forma de botellones; estos mates miden 13, lü y 9,5 cm. de alto respectivamente. No ]-2. Plato de madera (lámina "Ve, flg. 12, Va t- n.) El diámetro de la boca del plato es de 13 cm.; el espesor de la madera apenas alcanza á un centímetro. No 13 Frasquito de madera (Luiiina Ve, fig. 13, '¡^ t. n.) Mide 5 cm. de alto. No 11. Frasquito de barro cocido (liiniina Ve, fig. 14, '/i t. n.) Es de 4,5 cm. de alto. No 15. Botella de barro cocido (lámina Ve, flg. 15, Vs t- "•) Presenta dos elevaciones en el cuello; el borde superior está algo deteriorado; el barro muy bien cocido; la botella mide casi 10 cm. de alto. No 16. Vaso de barro cocido (lámina V e, flg. 16, y,, t. n.) Tiene aproximadamente 10 cm. de alto; el diá- metro de la boca es de 7 cm. Este vaso representa un cilindro compuesto de dos conos, cjue se en- cuentran algo más abajo de la mitad. La parte su- perior tiene un dibujo negro con líneas cruzadas (cliché n" 25). El barro bien cocido es fino. " n- ^5 No 17. Cuchara de madera (lámina Ve, flg. 17, V. t. n.) El largo de esta cuchara es de 18 cm. Los diseños de los clichés intercalados en el texto de este catálogo, han sido dibujados con el mayor cuidado posible por el autor. •Musco de La Plata, Junio de 1902. ROBERT LeHMANN-NiTSCHE. Kev. - 137 — dos primeros molares el entocónido está soldado con el lóbulo posterior; en el último molar forma un cono aislado. Las coronas son bastante altas con fosétulas poco profundas y raíces largas. El m— tiene un diá- metro antero-posterior de 3 2 mm. y labio-lingual de 22. En el mismo sitio donde extraje estos molares superiores é inferio- res, encontré también unos incisivos y caninos que quizás pertenezcan á este género. La forma general es igual á los de Astrapotherium. Entre los incisivos inferiores hay dos clases; unos, un poco más grandes con la cara superior un poco convexa, y otro, más chico con esta cara un poco cóncava. Los primeros, los coloco con la presente especie; y, los otros, con la que sigue, pues son un poco más chicos. Se entiende que esta reunión de dientes es provisoria; tanto los molares inferiores como los incisivos pueden pertenecer á diferentes géneros, y como tipo de la presente hay que considerar á los molares superiores. Los incisivos inferiores, que supongo pertenecen á esta especie, son simétricos, con la cara inferior muy redonda y la superior un poco con- vexa; esta cara mide 18 mm. de ancho. Los caninos superiores están bastante arqueados en dirección lin- gual, de forma completamente ovalada en la base, y terminan en punta muy prolongada y aguda cuando son frescos. El diámetro externo-interno es de 3 I mm. Los caninos inferiores son muy arqueados hacia afuera con raices completamente cilindricas. La corona termina en punta aguda, y tanto la cara inferior como la superior son muy convexas, casi redondas; esta última cara tiene en la parte interna vestigios de cíngulo. En la parte interna de la raiz, se nota un surco longitudinal. El diámetro de la co- rona en la base es de 26 mm. Formación cretácea superior. Lago Musters (Territorio del Chubut). Notamynus Dicksoni sp. n. (') El tip'o de la presente especie consiste en un molar superior que se diferencia del de la anterior por su tamaño más reducido. El protólofo es menos ancho en la parte interna; la púa media es más desarrollada y casi se junta con el metálofo ; el cíngulo de la parte lingual es mejor desarrollado. La cara labial mide, en la parte superior, 3i mm., y en la base 3 5. El diámetro linguo-labial es de 37 mm. Tengo dos mola- res y un premolar inferiores que pueden pertenecer á la presente espe- cie; son más chicos que los anteriores. El entocónido ha desaparecido en el p— y en m— y está por desaparecer también en el m— , lo que in- dica una especialización más avanzada. Los caninos, que creo pertene- (') En homenaje al capitán Dickson que tomó parte en la expedición del coronel Holdich. — 138 — cen á esta especie, son algo más chicos que los descriptos. La corona de los inferiores es plana en la parte superior, y presenta un surco lon- gitudinal. En cambio, el surco de la parte interna de la raiz ha desapa- recido. Los incisivos están divididos en la punta en dos lóbulos; la cara superior es un poco convexa y tiene un surco longitudinal; también en la cara inferior se nota un ligero surco. Formación cretácea superior. Lago Musters (Territorio del Chubut). Notorhinus Haroldi g. n. sp. n. O Para establecer este género no poseo más que dos molares superiores que pertenecen á dos especies distintas. En la construcción general se parecen á los anteriores, pero tienen la corona más baja y les falta la púa media. La cara labial del molar, que sirve de tipo para esta especie, tiene tres aristas bien marcadas. El parastilo forma un cono más indepen- diente que en el género anterior. La parte del ectólofo que corresponde al parácono es muy rudimentaria, formando sólo una arista sobresaliente mientras que la parte que corresponde al metácono ocupa más de la mi- tad de esta cara, prolongándose muy hacia atrás; sólo en esta parte de la cara lingual hay vestigio de cíngulo. La parte lingual es parecida al género precedente. El protólofo es algo más prolongado hacia atrás; las fosas son menos profundas. El cingulo lateral anterior é interno es poco desarrollado y provisto de dentículos. La cara labial mide en la parte superior 20 y en la base i 6 mm. El diámetro labio-lingual es de 1 9 mm. Formación cretácea superior. Lago Musters (Territorio del Chubut). Notorhinus denticulatus sp. n. Esta especie se distingue de la anterior por su tamaño mucho mayor.. El protólofo es más ancho. El cíngulo lateral anterior é interno es más desarrollado y con dentículos muy marcados y se extiende también sobre el lado posterior del metálofo. El anchor de la cara labial en "la base es de 3 3 mm. El diámetro labio-lingual es de 3o mm. Formación cretácea superior. Lago Musters (Territorio del Chubut). Megalophodon Thompsoni g. n. sp. n. (") El presente género pertenece indudablemente al mismo grupo de mamíferos como los géneros anteriores, pero se diferencia en los molares superiores por tener en la parte interna un solo lofo. El ectólofo del (^) En homenaje al lenienle Haroid Holdich que tomó parte en esta expedición. O Homenaje al capitán W. Thompson que también tomó parte en ja expedición. — 139 — molar, que sirve de base para esta especie, es casi tan ancho en la base como en la parte superior de la corona. La cara labial presenta, á más de las tres aristas correspondientes, el parastilo, parácono y metácono, otro accesorio en la parte posterior. El cíngulo que existe en este lado es bastante desarrollado y se extiende desde el parastilo hasta la margen posterior de la corona; esta cara es un poco cóncava. El protólofo es muy prolongado hacia atrás; se extiende desde el parastilo hasta la parte posterior interna. En el cíngulo lateral posterior, hay un tubérculo, pero éste no está unido por una cresta con el ectólofo como en los géneros anteriores, sino anquilosado con el protólofo. El cíngulo lateral anterior es grueso y se extiende en la cara lingual hasta el tubérculo mencionado. En la fosa mediana hay una pequeña púa sobresaliente y en la parte posterior hay un tubérculo separado del ectólofo por un surco angosto. Las medidas de este molar que seguramente corresponde al m— , son las siguientes en milímetros: anchor de la cara labial 35, diámetro labio- lingual 41. Formación cretácea superior. Lago Musters (Territorio del Chubut). Megalophodon dilatatus sp. n. Esta especie está fundada en un molar superior, con la corona algo gastada por la masticación. Teniendo material más completo, puede ser que resulte que éste forme un género nuevo. Se distingue de la especie anterior, en primer lugar, por tener el protólofo mucho más dilatado. La parte lingual de la corona forma un semicírculo perfecto. El cíngulo interno es muy desarrollado y se extiende sobre toda la corona. La raiz interna es sumamente gruesa, relativamente corta y casi derecha, defor- ma cónica. La cara labial mide en la base 28 milímetros y en la parte superior 3 2 . El diámetro labio-lingual es de 4 i . Formación cretácea superior. Lago Musters (Territorio del Chubut). Blastoconus Robertsoni g. n. sp. n. (') Como tipo del presente género debe considerarse un diente con una corona bastante complicada que corresponde al cuarto premolar ó primer molar. La cara labial de este molar es muy convexa; en la base es más ancha que en la parte superior de la corona. Se notan en esta cara tres aristas, de las cuales la primera corresponde al parastilo, la segunda al parácono y la tercera al metácono. El cíngulo que hay en este lado no es muy desarrollado. (') Homenaje al capitán C. Robertson, miembro de la expedición. — 140 — La parte interna de este molar se compone de dos tubérculos: uno anterior, relativamente grande, y uno posterior más rudimentario. El pri- mero está unido por una cresta angosta con el parastilo del ectólofo y representa el protólofo. El otro tubérculo forma una inflación del cíngulo lateral posterior y debe ser considerado como el germen de un hipócono. En la parte posterior, en el medio de la corona, hay otro tubérculo unido al ectólofo que corresponde al metálofo. En la parte lateral anterior hay un cíngulo que se refunde con el tubérculo del protólofo. La cara labial mide en la base i8 milímetros; diámetro labio-lin- gual 2 2 milímetros. Otro diente que corresponde al tercer premolar y que probablemente pertenece también á este género, presenta los mismos elementos del recién descripto, solamente que son más rudimentarios; apenas si se distin- guen vestigios de un germen de hipócono. El metálofo está representado sólo por una pequeña cresta en el ectólofo. Las raíces de este diente son largas y muy delgadas, divididas en tres ramas; arqueadas hacia el lado lingual. La cara labial mide i 5 milímetros en la base y el diámetro labio- lingual es de 2 0 milímetros. Otro premolar, que también puede pertenecer á este género y que corresponde al primero ó segundo premolar, tiene en la parte interna un solo tubérculo que corresponde al protócono. También tiene una pequeña cresta en la parte interna del ectólofo que corresponde al metálofo. Las tres raices están anquilosadas; sólo en la parte lateral anterior están se- paradas por un profundo surco. Un premolar inferior creo que pertenece también, si no á la misma especie, por lo menos al género, y es de forma bastante particular. Este diente debe corresponder al primer ó segundo premolar inferior. A primera vista podría creerse que se tratara de un diente triconodonte de un carnívoro. Se compone de tres tubérculos puestos en línea longi- tudinal. E;1 primer tubérculo es el más chico: el del medio el más alto y el posterior el más ancho. Examinándolo bien, se vé que este diente es de un ungulado y que sólo se trata de una modificación como en el segundo premolar de A/berlogaudrya que también tiene la forma de un diente de carnívoro. La cara labial no presenta ningún surco y está pro- vista de un fuerte cíngulo. La lingual tiene dos fosétulas: una en la parte anterior y otra en la posterior del cono medio. También en este lado existen vestigios de cíngulo. Este diente tiene dos raíces redondas muy separadas y largas. Diámetro antero-posterior, 17 milímetros; diámetro labio-lingual, en la parte posterior, i o milímetros. Formación cretácea superior. Lago Musters (Territorio del Chubut). 141 Grypolophodon Moreno! g. n. sp. n. O De este género tengo varios molares y premolares superiores que in- dudablemente pertenecen al mismo grupo de mamíferos anteriores, pero á un género completamente distinto. Dos de los premolares y dos molares pueden pertenecer, por su construcción y tamaño, a una misma especie, pero como han sido encontrados sueltos no hay completa seguridad, y como tipo debe considerarse el molar con la corona más complicada. Este molar que corresponde al m— presenta en la cara labial, á más de las tres aristas correspondientes al parastilo, parácono y metácono, otra en la parte posterior. Las tres primeras aristas son mucho más so- bresalientes que la última que se refunde con el cíngulo basal. Esta cara es muy convexa y tan ancha en la base como en la corona. El protólofo y metálofo están anquilosados en la parte lateral posterior, formando en el centro de la corona una fosa relativamente chica y poco profunda. La parte correspondiente al protólofo es más grande que la correspon- diente al metálofo. El primero arranca desde el parastilo formando un semicírculo que se extiende hasta la parte posterior interna de la corona donde se reúne con el metálofo; el punto de unión de los dos lofos está marcado por un resalto perpendicular formado por el metálofo que es más ancho, pero más corto. El cíngulo basal interno es muy desarrollado y se extiende desde el parastilo hasta la margen posterior del ectólofo sin interrupción por todo el derredor de la corona; en la parte posterior interna, presenta una fuerte inflación en forma de tubérculo que debe ser considerada como germen de hipócono. El otro molar que debe corresponder al m-i. es en su construcción general igual al recién descripto, pero más chico y los lofos internos son más angostos. El cíngulo basal interno se refunde en la parte lingual con el protólofo, formando una pequeña fosa en cada lado de la corona. Uno de los premolares, probablemente el p^, tiene la cara lingual muy convexa. También presenta cuatro aristas, pero menos pronuncia- das; la cara interna del ectólofo es plana; tiene en la parte posterior una pequeña cresta correspondiente al metálofo. La parte interna de la co- rona se compone de un cono muy grande en forma de media luna, completamente separado del ectólofo por una fosa longitudinal. La cara lingual de este cono es muy convexa; la interna, ó la que mira hacia el centro de la corona, es plana. El cíngulo basal interno es bastante des- arrollado y se refunde con este cono; tiene en la parte posterior una pe- queña inflación que corresponde al hipócono. Este diente tiene tres raices delgadas y muy largas, que en la parte lateral posterior están an- ( ) Homenaje al doctnr Francisco P. Moreno. — 142 — quilosadas. El otro premolar que debe corresponder al p— es de forma parecida al anterior, pero el cono interno correspondiente al protócono es mucho más rudimentario, de forma redonda y termina en punta ayuda; tiene el aspecto de una t;erminación del cíngulo. En la parte posterior interna del ectólofo, hay también una pequeña cresta corres- pondiente al metálofo. Las tres raices están anquilosadas en la parte la- teral anterior y posterior, y solamente separadas por un profundo surco en el lado labial. He aquí las medidas en milímetros de los diterentes dientes: p_^ PJ_ MJ_ M^ Ancho de la cara labial ló i8 21 22 Ancho labio-lingual 19 23 32 3? Formación cretácea superior. Lago Musters (Territorio del Chubut). Grypolophodon tuberculosus sp. n. El molar superior que sirve de tipo para esta especie, no está del todo completo, pero las partes conservadas demuestran bien que se trata de una especie distinta de la anterior. La diferencia consiste, principal- mente, en el cíngulo interno que es mucho más desarrollado y separado de los lofos, todo en derredor de la corona, por una profunda fosa. El cíngulo presenta abultamientos en varias partes, en forma de tubérculos; algunos de éstos son bastante gruesos, el más grande corresponde al hipócono. Formación cretácea superior. Lago Musters (Territorio del Chubut). Grypolophodon imperfectas sp. n. De la presente especie tengo un molar con la corona perfecta y un premolar que puede pertenecer á la misma especie. Los relieves de la corona presentan un desarrollo parecido á los de Grypolophodon Mo- renoi. El ectólofo es, en la parte superior de la corona, algo más ancho que en la base; en su cara labial, hay cuatro aristas, pero son menos pronunciadas. El protólofo es igual al de G. Morenoi. El metálofo es menos desarrollado y casi separado por completo del protólofo. El cín- gulo interno es grueso y separado de la corona por una fosa; presenta tubérculos como en la especie anterior, pero no tan gruesos. El que co- rresponde al hipócono, apenas si se conoce por una inflación de la parte posterior interna del cíngulo. El premolar, que creo pertenece á esta especie, corresponde al p— ; es parecido al segundo premolar de G.More?ioi\ pero el protócono tiene una cresta rudimentaria que lo une en la parte posterior con el ectólofo. Este diente tiene sólo dos raices — 143 — anquilosadas que únicamente están separadas por un profundo surco en la parte lateral posterior. He aquí las medidas en milímetros: Ancho de la cara labial id 24 Diámetro labio-lingual - 18 38 Formación cret;icea superior. Lago Musters (Territorio del Chubut). Helicolophodon giganteas g. n. sp. n. Este género se basa sobre un premolar superior y un incisivo infe- rior completo, que encontré rodados con otros fragmentos de huesos pertenecientes al mismo género. El premolar, por su forma general, se asemeja mucho al tercer premolar de Parastrapolherium , pero su ta- maño es aún más grande que el de Parastrapothei-ium crassum. La cara labial es muy convexa; la arista que corresponde al parácono es menos sobresaliente, y el parastilo es más ancho que en el Paraslra- potheriiim. La diferencia más notable se presenta en el protólofo; éste es muy voluminoso y enrollado en forma de espiral. La fosa media tiene la forma de una boca de caracol. El margen superior del protó- lofo está arqueado hacia el lado lingual. El cíngulo interno es poco des- arrollado y se aplana casi por completo en el protólofo. El incisivo se parece por su forma geaeral á los de Asirapotherium. La cara inferior es muy redondeada y sin cíngulo. La superior tiene en el medio un surco longitudinal. En esta parte hay vestigios de cíngulo. El premolar mide en la base de la cara lingual 29 mm. Diámetro labio -lingual Sg. El diámetro vertical del incisivo es, en la base de la corona, de 26 mm. El mayor anchor de la cara lingual es de 3 i mm. Estos dientes los he encontrado, como ya he manifestado, rodados sobre una meseta de la formación cretácea superior, y como no hay otra for- mación en ese lugar, deben pertenecer á ella. Lago Musters (Territorio del Chubut). Albertogaudrya robusta sp. n. En un depósito de loess terciario inferior, encontré un premolar y el último molar inferior pertenecientes á este género. El premolar no de- muestra, ni en la forma, ni en el tamaño, diferencias notables de Al- bertogaudrya única y debe pertenecer á esta especie. El último molar es más grande que todos los de las especies conocidas del género Alberlo- gaudrya; á más tiene dos tubérculos en la parte posterior interna bien — 144 — desarrollados. La corona es muy maciza, baja y sólo tiene cíiigulo en la cara labial. Este molar mide en dirección antero- posterior 40 mm. y en direc- ción labio-lingual 20. Formación terciaria inferior. Caíiadón Blanco (Territorio del Chubut) . Isolophodon cingulosus g. n. sp. n. En los mismos depósitos de loess encontré dos trozos de mandíbula inferior (uno conserva dos premolares intactos), un premolar y un mo- lar inferior y un canino superior é inferior encontrados sueltos. Los premolares se componen de dos lóbulos en forma de media luna, casi de igual tamaño. Su construcción es muy parecida á la de los correspon- dientes de Albei'togaiidrva, sólo que tiene la corona más alta, y tanto en la parte lingual como en la labial, hay un fuerte cíngulo. La cara lingual es muy lisa, apenas si se distingue un surco que divide los dos lóbulos, y, en los molares, este surco está aún más borrado. El incisivo inferior es muy arqueado; tiene la corona casi redonda, sólo en la parte superior está un poco aplanado. El superior es de forma triangular. La mandíbula inferior es parecida á la de Astrapotherium; es baja y de forma muy redonda. A juzgar por los trozos de mandíbula, tenía sólo tres premolares. Las medidas en milímetros son las siguientes: py py M— Diámetro antero-posterior 3i 34 Sy Diámetro labio-lingual 19 24 27 Altura de la rama mandibular, 6 5 mm. Formación terciaria inferior. Cañadón Blanco (Territorio del Chubut). Isolophodon aplanatus sp. n. Para fundar esta especie no tengo más que un solo molar inferior (mY); este molar es mucho más chato que los anteriores. La cara labial es completamente llana, sin surco que divida los dos lóbulos. La fosétula anterior interna es poco profunda. El lóbulo posterior presenta, en la parte interna, un ligero engrosamiento que puede ser interpretado como ento- cónido rudimentario. Tanto el cíngulo labial como el lingual son muy desarrollados. El diámetro antero- posterior de este molar es de 4 i mm. y el labio-lingual de 24. Formación cretácea superior. Lago Alusters (Territorio del Chubut). — 145 — GRUPO NOTO UNGULATA O Monolophodon minutus g. n. sp. n. En una formación de cuarcita cretácea, encontré un incisivo, un canino, un premolar y un molar superiores, y un incisivo y un premolar inferiores. Todos estos dientes fueron encontrados juntos en el mismo sitio. Pero sin embargo, á pesar de este hecho y de que su tamaño es proporcionado, no hay seguridad que pertenezcan á un mismo animal; y, como tipo del género presente, debe considerarse al molar superior. El ectólofo de este molar se compone de tres conos unidos por una cresta; el primero, que corresponde al parastilo, es rudimentario; los otros correspondientes al parácono y metácono son casi de igual tamaño y sobresalen en la corona. En la cara labial hay una ancha fosa que divide estos dos últimos conos. La parte interna está construida por un solo lofo correspondiente al protólofo que dá á este molar una forma trian- gular. Este lofo está constituido por un tubérculo relativamente grande, unido por una cresta muy angosta con el parastilo. Los cíngulos, tanto los internos como los externos, están poco desarrollados. El molar está provisto de tres raices largas y delgadas. La cara labial mide 6 mm. de ancho. El diámetro labio -lingual es de 7 mm. En el ectólofo del p-í- el parastilo y metácono son rudimentarios; el parácono forma en, la cara labial, una arista muy sobresaliente; en lo demás, se parece al molar ya descripto. La corona del canino superior es semitriangular con el ángulo e.xterno redondeado. La raiz es casi re- donda y relativamente gruesa. La cara labial del incisivo superior es muy convexa y sin cíngulo, pero presenta el rudimento de un parastilo. La cara lingual es llana y tiene vestigio de cíngulo. La corona es corta, la raiz larga y arqueada. El incisivo inferior se parece en su forma general al de Albertogaudrya única, pero es mucho más chico, con raices dere- chas y relativamente grueso. El premolar inferior, que es uno de los primeros, tiene el lóbulo posterior atrofiado; el anterior es en forma de media luna. Yo creo que este género pertenece á la familia Nolostylopidae . Formación cretácea superior. Río Chubut, cerca de la Colonia. (') Bajo este nombre se puede reunir un gran grupo de ungulados que sólo se han des- arrollado en Sud-América y que no han emigrado. Estos se dividen en varios sub-órdenes y mu- chas familias, á las cuales pertenecen, entre otras, los Toxodontidas, Typotheridas, Homolodon- totheridas, Notohippidas, .\rch3e0hyracidas, Noiopithecidas, Notostylopidas, etc., etc. 146 Lemudeus angustidens g. n. sp. n. El presente género se funda sobre varios premolares y molares su- periores; por su construcción general se parecen a los de Pehuenia. La cara labial, en los molares superiores, presenta una sola arista bien mar- cada correspondiente al parácono. Las que corresponden al parastilo y metacono son muy rudimentarias. En los premolares se ha desarrollado, en vez del protólofo, como en los géneros anteriores, solamente el me- tálofo. Este lofo está formado por un gran cono interno correspondiente al protócono, unido por una angosta cresta á la parte posterior del ectó- lofo. El tercero y cuarto premolar presentan, en la parte posterior in- terna del cctólofo, una pequeña cresta. En los molares, esta cresta es más desarrollada y está anquilosada con el protócono. Tanto en los pre- molares como en los molares, hay en la parte lateral anterior y poste- rior un cíngulo bien desarrollado que se refunde con el protócono. La cara labial está desprovista por completo de cíngulo. Los molares están provistos de cuatro raices, de las cuales las dos labiales y las dos lin- guales están anquilosadas y separadas únicamente por un surco. Estas raices están muy arqueadas hacia el lado lingual. Ancho de la cara labial en la base Diámetro labial i5 27 32 Formación cretácea superior. Lago Musters (Territorio del Chubut). Lemudeus proportionalis sp. n. De esta especie no tengo más que dos premolares superiores; uno corresponde al p— y el otro al p— . Estos dientes se distinguen de los de la especie anterior por su forma más cuadrada, por ser mejor propor- cionados V por tener en la cara labial un cíngulo bien desarrollado. Ancho de la cara labial Uiámelro labio-Iinsua!.. 14 '9 PJ_ ' 9 = 4 Formación cretácea superior. Lago Musters (Territorio del Chubut). Pehuenia insigna sp. n. De la presente especie tengo un paladar con los huesos nasales, pero desgraciadamente no tiene dientes; sin embargo se ve por su forma que pertenece á este género, pero á una especie más chica que Pehuenia — 147 — Wehrlii. También atribuyo á la presente especie un molar encontrado suelto. El premaxilar es algo más prolongado y de forma más redonda; por los alvéolos se ve que el canino no estaba en línea recta con los mo- lares, y algo separado del primer premolar. El maxilar forma, en esta parte, una fuerte curva hacia afuera. La abertura nasal es baja, relati- vamente chica y de forma ovalada; la punta de los huesos nasales llega casi tan adelante como el premaxilar. El arco cigomático es angosto. La cara labial del último molar superior es cóncava con aristas poco marcadas y sin cíngulo. El protólofo y el metálofo no están sepa- rados. En la cara lingual no hay cíngulo, y el lateral anterior y posterior es muy poco desarrollado. El maxilar mide, desde la parte interna de los incisivos hasta la parte posterior del último molar, 124 mm. El anchor entre los arcos cigomáticos es de 127 mm. Anchor de la cara labial del último molar, 14 mm. Diámetro labio-lingual 26. Formación cretácea superior. Lago Musters (Territorio del Chubut). Pehuenia magna sp. n. No tengo más que dos molares superiores de esta especie. Se dis- tingue de las especies descriptas por su tamaño mucho mayor; la cara labial del último molar es muy cóncava, con aristas poco elevadas y sin ningún vestigio de cíngulo. El protólofo es grande; tiene, en la parte posterior, un tubérculo anquilosado. El metálofo es poco desarrollado y se junta con el tubérculo mencionado. En la parte lingual no hay ves- tigio de cíngulo; las caras laterales están bien desarrolladas. La cara labial del último molar mide 3 2 mm. de ancho. El diámetro labio-lin- gual es de 41 mm. Formación cretácea superior. Lago Musters (Territorio del Chubut). Heterclophodon ampliatus g. n. sp. n. Para establecer este género no tengo nada más que dos molares su- periores; pero en el mismo sitio, encontré una mandíbula inferior con dientes imperfectos que probablemente pertenecen al mismo género. Se caracterizan por tener el protólofo y metálofo de tamaños muy desiguales. El primero es muy ancho y ocupa casi toda la parte interna del molar. El segundo forma sólo una angosta cresta que está separada por com- pleto del protólofo por un surco en forma de pliegue de esmalte. La cara labial es un poco convexa y apenas si se notan aristas; sólo el parastilo forma una pequeña arista sobresaliente; esta cara está desprovista de cíngulo, lo mismo que la lingual; solamente en la cara lateral anterior y posterior hay cíngulo. — 148 — La cara labial mide en el último molar superior 40 mm. de ancho; el diámetro labio-lingual es de 36. Formación cret;kca superior. Lago Musters (Territorio del Chubut). Trigonolophodon inflatus g. n. sp. n. Este género se funda en un molar superior y una mandíbula infe- rior con los dos últimos molares, y un premolar hallado suelto. El úl- timo molar superior llama la atención por la forma del protólofo; éste es muy grande, de forma completamente triangular y más bien se pa- rece á un gran cono que ocupa toda la parte interna de la corona. Un ángulo de este cono forma la esquina lingual posterior; ésta es algo re- dondeada; otro forma la esquina lingual anterior y el tercero se junta en la parte lateral anterior con el ectólofo. El metálofo es muy poco des- arrollado. El ectólofo es casi derecho con suaves ondulaciones en la cara labial; apenas si se distingue un surco entre el parastilo y el parácono. Este molar sólo tiene cíngulo en la parte lateral anterior. Anchor de la cara labial, 5i mm. Diámetro labio-lingual, 44. La mandíbula inferior se asemeja á la de Homolodoiitol/uriuin. es baja y maciza. También los molares inferiores son iguales por su cons- trucción general á los de este género. El segundo premolar es de forma cuadrada y está provisto de un fuerte cíngulo. Diámetro amero-postcrior Jcl tercer premolar inferior 25 mm. Diámetro labio-lingual 22 » Diámetro antero-posterior del segundo inolnr inferior 37 » Diámetro labio-lingual 2 5 » Diámetro antero-posterior del último molar 44 » Diámetro labio lingual . 25 » Altura de la rama mandibular en el último molar 02 » Formación terciaria inferior. Cañadón Blanco (Territorio del Chubut). Trigonolophodon elegans sp. n. De esta especie tengo varios premolares y molares superiores y una mandíbula inferior á la que le faltan solamente los incisivos. Los pre- molares superiores son parecidos á los del género Perip/u-agiiis. Toda la cara labial está rodeada por un fuerte cíngulo y el lingual presenta un surco. Las aristas del parastilo y parácono son muy gruesas. La cara labial, en los dos primeros molares, es un poco convexa, muy lisa; apenas se notan unas suaves ondulaciones. En el último molar, esta cara es cóncava con ondulaciones apenas perceptibles. Es más ancha en la base que en la corona. El cíngulo es menos fuerte que en los premola- res. En el primero y segundo molar el protólofo y el metálofo están an- — Uí) — quilosados, pero presentan asimismo un ancho surco que se extiende tam- bién sobre las raices. En el último molar, estos iofos están separados por un plicf^ue de esmalte. El cíngulo interno sólo se extiende sobre la parle lateral anterior y la cara lingual. He aquí algunas medidas en milímetros de los molares superiores. P^ P_3_ P^ MJ_ MJ_ M^ 2 1 23 25 3H 34 35 3o 32 41 49 45 44 Ancho de la cara labial. Diámetro labio-lingual La mandíbula inferior es muy maciza y arqueada; la distancia entre los dos caninos es angosta y la sínllsis termina en punta. Los caninos son grandes, arqueados hacia afuera y hacia atrás. E\ primer premolar es de forma triangular con dos aletas laterales y una cresta media interna. La corona de los dientes no gastados termina en punta. El segundo premolar es de la misma construcción, pero las aletas son más dilatadas. La cresta media es muy prolongada hacia atrás y ar- queada. En la parte interna tiene un pequeño tubérculo aislado corres- pondiente al entocónido. Los otros premolares y molares son. en su construcción general, iguales á los de Homolodontotheriiim . Todos los dientes están provistos de cíngulo tanto en la cara labial como en la lingual. Diámetro del canino 12 mm. Diámetro antero-posterior del tercer premolar 2i3 » Diámetro labio-lingual 22 » Diámetro antero-posterior del último molar 37 » Diámetro labio-lingual 23 » Distancia desde la parle anterior del canino hasta la parte posterior del último molar 225 » Altura de la rama mandibular en el primer molar 70 » Formación terciaria inferior. Cañadón Blanco (Territorio del Chubul). Trigonolophodon modicus sp. n. Esta especie está representada por tres molares superiores y una mandíbula inferior con el cuarto premolar y tres molares. Los molares superiores son de construcción parecida á la especie anterior, pero de ta- maño mucho más chico y no presentan surco en la cara lingual. El metálofo es muy poco desarrollado. La cara labial mide en el último molar superior, 27 milímetros; el diámetro labio-lingual es de 84. Los molares inferiores son también muy parecidos á los de la espe- cie anterior, pero relativamente más angostos y con cíngulo menos des- arrollado. El cuarto premolar tiene en la fosétula posterior interna dos tubérculos que faltan en el correspondiente diente de la especie anterior. Tomo XI I 5 150 Diámetro antcro-postcrior del tercer premolar inferior lo mm. Diámetro labio- lingual .. ... i5 » Diámetro antero-posterior del último molar 3 o » Diámetro labio-lingual . . i 5 » Distancia desde la parte anterior del cuarto premolar hasta la parte posterior del último molar 97 v- Altura de la rama mandibular en el último molar - 48 *> Formación cretácea superior. Lago Musters (Territorio del Ciuibut) Periphragnis cristatus sp. n. La especie está representada por un trozo de maxilar superior que conserva los tres últimos premolares y el primer molar y una mandíbula inferior con los dos últimos premolares y los tres molares. La presente especie se distingue de P. Ilarmeri por los premolares superiores que tienen, en la parte lingual de la corona, una arista perpendicular, aguda, muy sobresaliente, que se refunde con el cíngulo interno. Este es muy ancho y forma en ambos lados dos profundas fosas. Los molares son un poco más cortos en sentido antero-posterior y más anchos en sentido labio-lingual. En los molares inferiores se notan las mismas diferencias, es decir, que son más cortos en sentido antero-posterior y más anchos en sentido labio-lingual. Los lóbulos son de forma algo más redondeada, principalmente en la cara labial. Los cíngulos son menos desarrollados. He aquí algunas medidas comparativas en milímetros: P. II. P. c. Anchor de la cara labial del mj'^ 29 26 Diámetro labio-lingual 33 38 Anchor de la cara labial en el m~ 25 33 Diámetro labio-lingual . i5 19 Altura de la rama mandibular en el primer molar .5 9 64 Formación cretácea superior. Lago Musters (Territorio del Chubut). Calodontotherium Palmeri g. n. sp. n. Para fundar este género tengo un trozo de ma.xilar superior con dos molares, varios molares y premolares superiores encontrados sueltos, una mandíbula inferior con tres premolares y un molar, halladoá en el mismo sitio y que probablemente también pertenecen á este género. Como tipo de la presente especie debe considerarse el trozo de maxilar superior. La cara labial en los molares superiores es muy arqueada, tanto en sentido vertical como transversal y es más ancha en la parte superior de la corona que en la base. Las aristas de esta cara son poco sobresalientes y no hay cíngulo de este lado. La parte interna de la corona se compone — 151 — de dos lofos que ost;in unidos en la base de la cara liní^ual y separados en la corona. El que corresponde al protólofo es más ancho que el mc- tálofo. La fosa media es honda y hay en esta parte dos piias grandes y varias pequeñas; una arranca del ectólofo y la otra del metálofo. La cara lingual es lisa, sin vestigio de cíngulo; en cambio las partes laterales an- terior y posterior están provistas de un fiierte cíngulo. Anchor de la cara labial en la base de la corona del m_^ 2 3 mm. En la parte superior 3 o » Diámetro labio-lingual 34 » Anchor de la cara labial en la base del m_3_ 3o » En la parte superior de la corona 37 » Diámetro labio-lingual 41 » La mandíbula mencionada puede corresponder por su tamaño á esta especie. No conserva la sínfisis, pero se vé que termina en punta; en su forma general se parece algo á la de Trimerosteplianos. La diferencia más grande se nota en los premolares. El lóbulo anterior del segundo premolar se compone de dos aletas divididas en la cara lingual por un suave surco. La parte interna se compone de una cresta media, angosta, que arranca del medio de las aletas y se extiende en forma de una S, muy hacia atrás, formando á la vez la parte posterior del diente. Tanto la parte labial como la lingual están provistas de cíngulos. En el tercer pre- molar se ha formado en la parte interna de la cresta media una punta alta. De esta punta arrancan dos crestas: una se dirige hacia adelante y se une con la aleta anterior externa, la otra se dirige hacia atrás y se une con el lóbulo posterior, de manera que la cara lingual es completa- mente lisa, sin fosétulas. En cambio, hay en la corona dos islas de es- malte; una en la parte anterior y otra en la posterior. El cuarto premo- lar también tiene estas crestas internas, p;ro la posterior no se reúne con el lóbulo posterior, de manera que en esta parte hay una fosétula interna. El primer molar es de la misma forma que el cuarto premolar, pero tiene una fosétula anterior y posterior interna y un entocónido. La distancia de la parte anterior del segundo premolar hasta la parte posterior del primer molares de 8i milímetros. Altura de la rama man- dibular en el cuarto premolar, 3 8 milímetros. Formación cretácea superior. Lago Musters (Territorio del Chubut). Calodontotherium varietatum sp. n. De esta especie tengo los dos últimos premolares y los dos primeros molares de un mismo individuo. El tamaño es más ó menos igual al anterior. La cara lingual es menos arqueada y la diferencia entre la base y la parte superior de la corona es menos grande. El protólofo presenta en la parte anterior interna una cresta muy pronunciada. El cíngulo la- — 152 — lonil posterior es menos desarrollado; en cambio presenta vestigios de cíngulo en la cara lingual. En los premolares, el protólofo y metiílofo están completamente anquilosados; los cíngulos laterales, tanto el ante- rior como el posterior, están bien desarrollados y en la parte lingual se refunden por completo con el protólofo, de manera que esta cara es com- pletamente lisa. He aquí las medidas en milímetros: f'A PA ^^^ "^'J- Anchor de b cara labial en la base i6 17 21 25 Anchor de la cara labial en la parte superior. 18 19 2 3 28 Diámetro labio-Iingual 27 3o 33 36 Formación cretácea superior. Lago Musters (Territorio del Chubut). Eurystephanodon Cattanii g. n. sp. n. O De este género tengo dos cráneos algo desperfectos y varias mandí- bulas inferiores incompletas. El cráneo que sirve de tipo á la presente especie conserva el cuarto premolar y los tres molares. La construcción de este premolar es parecida á la del género anterior. En los molares, la cara lingual no está arqueada en sentido transversal, sino que más bien es un poco cóncava en vez de convexa; presenta varias aristas no muy pronunciadas; las que corresponden al parastilo y al parácono son las más altas. La diferencia de anchura en la corona y en la base es muy notable. En el último molar hay vestigios de cíngulo en la cara labial. Los molares son mucho más anchos en sentido antero-posterior que en sentido labio-lingual; el protólofo es más ancho que el metálofo. En el primero y en el último molar, estos dos lofos están apenas un poco se- parados en la parte superior de la corona. En el segundo molar están separados hasta la base. El primer molar sólo tiene cíngulo en la parte lateral anterior y posterior; en el segundo molar, el cíngulo lateral ante- rior se extiende sobre la cara lingual hasta el metálofo, y en el último molar toda la parte interna está rodeada por un cíngulo. El ectólofo está provisto en la parte interna de pequeñas púas. El cráneo está muy achatado y ensanchado en la parte posterior; los arcos cigomáticos son sumamente angostos; la bulla osea está bien des- arrollada. La parte anterior del cráneo está mal conservada. La distancia desde la parte anterior del cuarto premolar hasta la parte posterior del último molar es de 8 5 milímetros. Ancho del paladar en el segundo molar, 5 i . Mayor anchura del cráneo en el medio de los arcos cigomáticos, I 83 milímetros. (') Dedicado al señor Rafael Cattani, secretario del Museo, — 153 — Eli el mismo sitio donde se encontró el cráneo, se halló también una mandíbula que parece pertenecer al mismo individuo; ésta conserva los dos últimos molares. La sínfisis termina en forma de media luna; las ramas mandibulares son planas y relativamente altas. Los molares son de corona baja, largos en sentido antero-posterior y angostos en dirección labio -lingual. La construcción general es la de Homolodontotheriiim. El lóbulo anterior termina en dos puntas y es más elevado que el posterior. Los molares no tienen cíngulo, ni en la parte lingual ni en la labial. Diámetro antcro-postcrior Jel m 2 26 mm. Diámetro labio-Iingual 12 » Diámetro antcro-postcrior del m 3 3 5 » Diámetro labio-lingual 12 » Altura de la rama mandibular en el m 2 4 7 » Formación cretácea superior. Lago Musters (Territorio del Chubut). Eurystephanodon angusticephalus sp. n. Esta especie está representada por un cráneo que conserva el segundo y cuarto premolar y el primero y segundo molar y un trozo de mandíbula inferior con tres molares mal conservados. Esta especie se distingue de la anterior, en primera línea, por la forma del cráneo que es más angosta y más prolongada y por su tamaño más chico. En los molares, la dife- rencia entre la base y la corona es menor que en E. Calíanii. Ninguno de los molares tiene cíngulo en la cara lingual sino tínicamente en las partes laterales. La distancia desde la parte anterior del segundo premolar hasta la parte posterior del segundo molar es de 70 milímetros. Anchor del pa- ladar en el segundo molar, 42 milímetros. Mayor anchura del cráneo en el medio del arco cigomático, de 144 milímetros. Los molares infe- riores se distinguen de la especie anterior por ser más chicos. He aquí las medidas : M~7 mT ^^~J Diámetro antcro-postcrior . i5 ig 27 Diámetro labio-lingual 6 7 7 Altura de la rama mandibular en el m 2 27 mm. Formación cretácea superior. Lago Musters (Territorio del Chubut). Eurystephanodon crassatus sp. n. De este género tengo un molar superior y un trozo de mandíbula inferior con los dos primeros molares. Puede ser que teniendo más ma- terial resulte ser un género nuevo. La cara labial del molar superior que probablemente corresponde al m^ es muy convexa y casi lisa; es mucho — 154 — más angosta en la base que en la parte superior de la corona. La fosa media es muy abierta y profunda. En' la parle interna del ectólofo hay una sola púa grande. El protólofo y el metálofo est;in muy separados en la corona. La cara lingual está desprovista de cíngulo, que sólo existe en las partes laterales anterior y posterior. La raíz interna es sumamente angosta. .■\nchor de la cara labial en la base ., i5 mm. En la parle superior de la corona 2 3 » Diámetro labio-lingual 21 » La mandíbula inferior es más robusta que en las dos especies ante- riores; la construcción de los molares es igual, pero bastante más gruesa y presenta vestigios de cíngulo. DL-imetro antcro-posterior i5 20 Diámetro labio-lingual 10 11 Altura de la rama mandibular en el segundo molar 41 mm. Formación cretácea superior. Lago Musters (Territorio del Chubui). Archaeohyrax gracilis sp. n. De esta especie tengo un maxilar superior y una mandíbula inferior de un mismo individuo. La forma de los dientes es parecida á la de Aicliaeohyrax patagonicus. La cara labial es un poco convexa, con cres- tas poco marcadas. El segundo molar tiene un surco en la cara lingual. En los molares inferiores los surcos internos son poco profundos; en el primer molar, apenas se puede distinguir uno en la parte interna del lóbulo anterior. Esta especie es aiin más chica que la de Archaeohyrax sulci- dcns. La distancia desde la parte interna de los incisivos hasta la parte posterior del último molar es de 47 milímetros. Los tres últimos molares inferiores ocupan un espacio de i 5 milímetros. Formación terciaria inferior. Cañadón Blanco (Territorio del Chubut). Archaeotypotherium transitum g. n. sp. n. Este género está fundado en un trozo de maxilar superior con tres molares y un molar encontrado suelto; este último es de un animal joven y probablemente pertenece á otra especie. Mientras el género anterior forma un intermedio entre las familias Nolopilhecidae y Hegetolhcridae, el presente forma una transición de la primera á la familia Typolhcridae. Los molares superiores son de forma romba; la cara lingual es exac- tamente igual á la de los Archaeohyrax; tiene tres aristas que forman en la parte superior de la corona dentículos sobresalientes. La parte interna es igual á la de Eutrachytherus. Las púas en la foseta se han transfor- — 155 — mado en un lofo medio, separado del protólofo y metálofo por püei^ucs de esmalte; estos dos últimos lofos se JLintaii en la cara lingual del primer molar; en el segundo molar están separados. La cara labial del m_!_ tiene i 3 milímetros de ancho. La labio-lin- gual, I I . Los tres molares ocupan un espacio de 40 milímetros. Formación terciaria inferior. Cañadón Blanco (Territorio del Chubut). GRUPO DIDALODIA Lambdaconus elegans sp. n. Yo creo que el señor Ameghino ha reunido, en este género, animales que pertenecen á diversos géneros. De la presente especie tengo una mandíbula inferior de un animal algo joven que está cambiando los dientes de leche. Lo he comparado con el tipo sobre el cual Ameghino ha formado este género, y no he encontrado más diferencia que en el tamaño que es menor. Los caninos son lanciformes; en el medio de la cara labial hay una cresta perpendicular bastante alta. El lóbulo anterior del primer premolar es de la misma forma y el posterior es completa- mente rudimentario. En el segundo y tercer premolar, el lóbulo anterior es un poco más alto que el posterior. El cuarto premolar es igual al primer molar; éste se compone de cuatro tubérculos unidos por crestas. El tubérculo anterior-interno es el más alto y está unido con el externo por una cresta casi tan alta como los tubérculos, de manera que cuando el molar está gastado por la masticación, ésta forma un lóbulo transversal. . Los dos tubérculos posteriores están también unidos por una cresta trans- versal. Otra cresta une el tubérculo posterior-e.xterno con el anterior- interno. También en la parte anterior hay una pequeña cresta que forma una foseta anterior, de manera, que estos molares son de construcción bimolophodont. Los molares tienen, á más, un pequeño talón. Diámetro antero-posterior del segundo molar 12 mm. Diámetro labio-lingual 7 v Altura de la rama mandibular en el segundo molar 18 » Formación cretácea superior. Lago Musters (Territorio del Chubut). Anisolambda nodulosa sp. n. De esta especie no tengo más que un solo molar inferior. Lo he comparado con las dos especies conocidas de este género de las cuales se diferencia por carecer de cíngulo y por ser más chico. El lóbulo anterior es casi de la misma altura del posterior, y no es de forma triangular — 156 — sino ovalo-oblonga; el lóbulo posterior es de forma nudosa, tiene un j^ran nudo en la parte labial, otro chico en la lingual y uno en la parte pos- terior. Diámetro antero-postcrior del m 2 íi mm. Diámetro labio-lingual en el lobo anterior 7 ^> Formación terciaria inferior. Cañadón Blanco (Territorio del Chubut). GRUPO SPARASSODONTA Plesiofelis Schiosseri g. n. sp. n. El género está representado por una mandíbula inferior que con- serva los seis últimos molares y un irozo de mandíbula que sólo con- serva el último molar. Según Ameghino, los géneros Borhyaena y Proborhyaena se parecen mucho á la hiena; el presente, en cambio, tiene mucha analogía con los felis, tanto en la forma del último molar como en la forma de la mandíbula; la diferencia consiste, casi únicamente, en el ángulo man- dibular invertido y en la fórmula dentaria. La parte alveolar de la rama mandibular se levanta en los caninos; la apófisis coronoide se dirige muy hacia atrás. La margen externa (línea oblicua) es sobresaliente y está separada de la margen interna por un surco como en los gatos. El cóndilo es ancho; sobresale más del lado externo que en el interno y se halla más abajo de la línea dentaria. La parte interna no se ha conservado por completo, pero se ve que tenía un ángulo invertido. La construcción general del último molar inferior es igual al último molar que se ha conservado en los felis. En los géneros Proborhyaena y Borhyaena , los dos tubérculos principales (para- y protocónido) del úl- timo molar son de forma semi-cónica y muy separados hasta la base de la corona; en el presente género, éstos son lanciformes y están anqui- losados en la base, de manera que en el lado labial hay una angosta hendidura y en el lingual una fosétula. En la parte posterior del pro- tocónido hay dos pequeños dentículos; esto es casi lo único en que se diferencia del molar del género FtV/s; sin embargo, en algunas especies de este último se notan vestigios análogos de dentículos. La cara lingual está casi desprovista de esmalte. Los otros molares se componen de tres conos colocados en fila lineal; el del medio es el más alto y más grande como en los premolares del felis. Los premolares son sólo de dos conos; uno anterior, grande, y otro posterior, rudimentario. Como se ve, casi la única diferencia, que existe entre los felinos y el presente género, con- siste en que los premolares de los primeros tienen la forma de los mo- — 157 — lares anteriores de este último género; pero su forma general y la de la mandíbula son tan parecidas que cuesta creer que solamente se trata de un fenómeno de convergencia. Los seis dientes mencionados ocupan un espacio de 8 6 mm.; el último molar tiene un diámetro antero-posterior de 19 mm. Altura de la rama mandibular en el último molar, 48. Formación cretácea superior. Lago Musters (Territorio del Chubut). Plesioíelis cretaceus sp. n. De esta especie no tengo más que un trozo de mandíbula inferior con el último molar. La forma y el tamaño de este molar es casi igual á los de la esp;c¡e anterior; solamente en el parácono hay un pequeño tubérculo que falta en P. Schlosseri . La diferencia entre las dos especies consiste en que la mandíbula de la presente es mucho más baja; en el último molar sólo tiene 3/ mm. de altura en vez de 48. Formación cretácea superior. Lago IVÍusters (Territorio del Chubut). GRUPO — ?— Eutrochodon inceptus g. n. sp. n. Este género se funda sobre un solo diente que no sé á qué grupo atribuirlo, ni tengo seguridad de que si es superior ó inferior. El diente es muv singular; tiene la forma de un trompo ó cono doble, compuesto de dos conos casi iguales, de los cuales el que forma la corona es un poco menos largo que el que forma la raiz. Estos conos son tan simé- tricos que parecen hechos en un torno; sólo las puntas, tanto la de la co- rona, como la de la raiz, son un poco arqueadas. En la bas; de la corona hay un pequeño cíngulo; lo demás es liso. Todo el diente mide 62 mm. de largo, correspondiendo á la raiz 3o y á la corona 3 2 . El diámetro, en la bas3 de la corona, es de 22 mm. Formación cretácea superior. Lago Musters (Territorio del Chubut). romo .\7 158 APÉNDICE Cervus (Cuassus) entrerianus sp. n. Este animal nada tiene que ver con la fauna anterior; aprovecho solamente la oportunidad para constatar la existencia del ciervo en la for- mación entreriana que no deja de tener importancia. Todas las apariencias indican que los ciervos no se han desarrollado acá, y la aparición de esta especie en la formación entreriana (miocena), es una prueba más de que ha habido una inmigración de mamíferos ya en aquel tiempo. Hace mucho que entre otros restos de mamíferos nos man- daron de Curtiembre un molar superior de ciervo; pero, á pesar de que este molar presentaba el aspecto característico de los fósiles de esta for- mación, tenía alguna duda que ésta fuera contemporánea de los demás fósiles. Últimamente, he visto otros dos dientes de ciervo encontrados junto con mamíferos de esta formación y ya no queda duda que en aquel tiempo el ciervo habitaba nuestra tierra. La pieza por sí sola no tiene importancia; es un molar simétrico con los caracteres generales de los ciervos, que bien puede pertenecer á un género desconocido. Por la forma y tamaño se parece á Cuassus nemo- rivagus. Los estilos de la cara labial son menos pronunciados y lo mis- mo las aristas medias de los lóbulos. Ninguno de los lóbulos internos tiene púa en la fosa; en cambio hay un tubérculo en la parte lingual. La cara labial mide 14 mm.; diámetro labio-lingual, i 3 mm. Formación miocena. Curtiembre (Provincia de Entre Ríos). Tachytypotherium Lehmann-Nitschei Nombre nuevo por Eutypotlierium por haber ocupado este nombre el señor Haeckel para un animal teórico. Tipo Eutypotberium Lehmann- Nitschei, Roth, «Revista del Museo de La Plata», tomo X, igoi. Museo de La Piala, Diciembre de 1902 TIPOS DE CRÁNEOS CRÁNEOS DE RAZAS ESTUDIO CRANEOLOGICO ROBERT LEHMANN-NITSCHE DOCTOR EN CIENCIAS NATURALES, DOCTOR EN .MEDICINA ENCARGADO DE LA SECCIÓN ANTROPOLÓGICA DEL MUSEO DE LA PLATA TIPOS DE CRÁNEOS Y CRÁNEOS DE RAZAS ESTUDIO CRANEOLÓGICO POR ROBERT LEHMANN-NITSCHE Ya me ocupé otra vez O en esta Revista de la anti-opologia craneológica, es decir, de aquella parte del estudio del hombre que compara los cráneos humanos entre sí, sacando á la luz el valor que tiene para la antropología en general, é indicando el doble error en que se ha incurrido al tratar de esta materia. Kn primer lugar, se quería representar lo característico de la forma craneal por ciertas particularidades (]ue se encuentran en cada raza, y, en segundo lugar, se suponía que éstas represen- taban el tipo de la raza. Los rumbos lomados por la craneolo- gía antropológica, en pocas palabi'as, son los siguientes: Con el objeto de hacer más e.xacta la descripción somática de las razas humanas, hecha por Linneo, Blumenbach intro- dujo la craneología como medio complementario pai-a la deter- minación de las cinco razas ó variedades humanas que corres- pondían á los cinco continentes. Los caracteres físicos que éste adoptó de Linneo, juntamente con ios que él mismo agregó, eran los siguientes: color de la piel y del cabello, tipo del cabello, de la forma del cráneo cerebral y de la cara con sus partes. La base de su clasificación era, pues, las razas geográ- ficas que ya existían, cuyos cráneos deseaba caracterizar con palabras descriptivas. Su craneología era, pues, una simple des- cripción de los cráneos como raciales. Del texto de su libro re- sulta que una cierta formación del cráneo le pareció ser carac- terística de cada raza. «Todas las variaciones, dice, en la ca- beza ósea, como también en la forma del rostro gentilicio, de las diferentes tribus, parecen corresponder á cinco variedades principales» y, á continuación de este párrafo, Blumenbach pasa (') Véase la bibliogral'ia al tín Je estas lineas. — íCy2 — ■A describir cada una de estas cinco variedades craneales, con especificación de la raza á que pertenece. Como se ve, el método de Blumenbach era exclusivamente craneoscópico, y según von Torük se funda en las particula- ridades cualitativas ó en los caracteres morfológicos (anatómi- cos) de la forma craneal. Retzius y los que le han seguido durante el siglo pasado, representan métricamente ciertas particularidades del cráneo, tales y como se presentan en cada raza, y creen haber demos- trado con este procedimiento, es decir, en pocas palabras y ci- fras, el tipo craneal en general, ó sea, lo verdaderamente carac- terístico del cráneo, como lo creyó haber hecho Blumenbach por su propio método. El método de estos autores es, como se deja ver, exclusiva- mente craneométrico, y, según von Tóruk, se funda en las par- ticularidades cuantitativas ó caracteres geométricos de la forma craneal; es decir, este método no es otra cosa que representar métricamente (por medio de índices) el largo y el anclio de la calota cerebral y de la cara. Falta empero que saber si realmente se puede representar, como se pretendía, los caracteres típicos de los cráneos por medio de estos dos procedimientos, á saber: la craneoscopía y la craneometría. Para dilucidar las dificultades que se nos presentan, vamos á definir en general qué es lo que se comprende por la pala- bra tipo. Sin duda, es idéntico con «lo verdaderamente carac- terístico». Pero todo lo que se clasifica como característico, implica una comparación; no hay nada característico en abso- luto, y según el número de puntos de vista bajo los cuales se haga una comparación, otras tantas serán las particularidades características ó repre.sentativas del tipo: así también los crá- neos pueden ser comparados bajo diferentes puntos de vista y estos últimos corresponden á las diferentes influencias á que se debe la forma de los cráneos. Será la tarea de este artículo analizarlas una por otra y ci- tar autores que las han tratado especialmente. Después de tal análisis detallado, los cráneos pueden ser observados y com- parados bajo los diferentes puntos de vista al mismo tiempo, por k) que resultará el tipo general de ellos. Emiiezaremos con las influencias patológicas: ellas son causa de variaciones en el cráneo y por consiguiente de todos esos tipos craneales patológicos observados. Tales serían, poi' ejemplo, — 163 — el Iiidi'océí'alo, el braquicéí'alo ó dolicocéf'alo extremo producido por una sinóstosis prematura, etc. Una clase especial, en cierto grado también patológica, viene á ser ese tipo de cráneos artificialmente deformados, sea con inten- ción ó sin ella, y no se debe desconocer que cuando la defor- mación llega á un cierto grado, puede llegar á constituir un tipo característico. Pero dejemos de lado los cráneos patológicos y tratemos solamente de los «normales»; pasemos á tomar en considera- ción diferencias en estos tres sentidos, á saber: por causa del individuo, del sexo y de la edad. De ello resultarían tres diferen- tes tipos craneales. Empezaremos con las ideas del antropólogo húngaro von Tórok, según el cual los cráneos casi no presen- tan otra cosa que variaciones individuales. Según este autor, la craneología tiene por objeto establecer «la correlación lógica entre las particularidades externas del cráneo y las particularidades internas de la persona»; desde luego la craneología no viene á ser más que una ciencia abso- lutamente morfológica y fisiológica. Dicho autor la divide en cranioscopía y craniometría, que ya hemos explicado, y dice que la una ha de complementar á la otra. En sus «Principios de una craniometría sistemática» nos ofrece un análisis de solo una de las dos partes de la craniología y concluye con el re- sultado de que para la definición métrica de un solo cráneo se han de tomar más de cinco mil medidas! Pero dice, al mismo tiempo, que estas cinco mil medidas representarían solamente una obligación teórica de la craniometría á que no se ha some- tido él. Según von Tórók, los cráneos no representan mucho más que variaciones ó tipos individuales. «En la craneología, dice, encontramos formas individuales,» así como «también en la antropología general sólo se trata de los mismos casos indi- viduales». Un museo antropológico, según nuestro autor, ha de coleccionar entonces sistemáticamente miles y miles de indivi- duos de una sola región ó raza por lo menos. Sólo al fin de su libro voluminoso, von Tórók menciona las «variaciones tí- picas entre las diferentes razas» sin hacer á propósito de ellas más que unas cuantas advertencias. No me sorprende que von Tórók no reconozca más diferencias en los cráneos que las in- dividuales, puesto que su rica colección craneológica casi está limitada á ejemplares de su propio país, Hungría; por lo tanto, lo que resultan son diferencias individuales y tipos individuales. Parece que von Tórók nunca haya visto grandes series de crá- neos de otras razas. — — 164 — Las diferencias enti'e los dos sexos producen los tipon cra- neales sexuales. En antropología hay siempre que fijarse en ei sexo; y trabajos como los de Rebentisch y Bartels nos indican lo que se ha hecho al respecto. No hay indicaciones seguras jiara este reconocimiento, porque no se encuentran diferencias fundamentales. La roza, por ejemplo, es un factor de gran im- portancia que modifica las diferencias, y, «cuando nos ocupa- mos de nuevas razas, tenemos que empezar de nuevo con el estudio de las |)articularidades sexuales del cráneo», dijo Vir- chow. — La edad, finalmente, tiene una infiuencia de suma importan- cia en la forma del cráneo y según los años hablamos de tipos craneales infantiles, adiiUos, seniles, etc., con todos los intermedios. Con la infiuencia individual, sexual y de la edad en el ci"á- neo, ya nos hemos dado cuenta de tres de los factores que in- Huyen en su forma. No es del caso averiguar aquí si dicha infiuencia varía según la raza y de qué modo; y menos desde que el punto no ha sido aún bien estudiado en sus detalles. Lo que es raza se puede definir como un grupo somático, caracterizado por cierto número de rasgos comunes á todos los individuos que lo componen; es, pues, una unidad que puede variar en cierto grado entre sus dos extremos. Para fa- cilitar nuestro estudio, supondremos, por el momento, que la razo es invariable é independiente de influencias fisiológicas. Son justamente influencias fisiológicas ó biológicas las que modifican en alto grado á un organismo, y, últimamente, el señor Nystrüm ha explicado lo gron influencia que tiene la profesión en el cráneo del individuo, al grado de producir tipos craneales fisiológicos. Pero no hay que atribuir demasiada impor- tancia á estos influencios, como lo hizo Rieger, y tal vez yo también haya cometido la misma falta en mi trabajo ya citado. Dudo que el cráneo sea «una formación en extremo grado fisio- lógica», como lo pretende Rieger, y taml)ién, por su|)uesto, «que hay que rechazar por completo toda pretensión de atri- buirle un carácter absoluto de raza». Claro está que el cráneo no es de un valor absoluto pora la clasificación de las razas, pero sí lo tiene secundario. No se puede prescindir del todo de las condiciones fisiológicas y, como es muy natural, han de pro- ducir en todas partes diferentes tipos fisiológicos, pero todo ello sin perjuicio de que persista, á través de todas estas diferen- cias, cierta manifestación del tipo de la raza. Por otro poi'te, hay que averiguar si las mismas influencias fisiológicas ó bio- — 165 — lógicas producen los mismos efeclos en distintas razas. Aunque somos del parecer que los tactores fisiológicos intiuyen en algo para la formación del cráneo, tenemos también la convicción ((ue los rasgos raciales tienen mucha parte en la producción de este resultado. Aunque se negase (erróneamente, según yo creo) esta última causa, explicando, con Rieger, como absolutamente tisiológicas ciertas particularidades que se encuentran con más frecuencia en algunas razas (por ejemplo, el proceso frontal de la escama temporal, etc.), no impedirá esto que reconozcamos en esas particularidades ciertos caracteres de raza, como consecuencia de las condiciones especiales de la vida, y que se manifestarían en aquellos individuos por medio de formas particulares. Nadie está por negar la influencia del medio (los factores fisiológicos ó biológicos) en los rasgos raciales; sin embargo, para no au- mentar dificultades, vanaos á mantener la definición siguiente: los caracteres de raza son independientes de las condiciones exteriores, es decir, fisiológicas ó biológicas. Muchas veces sucede que los autores explican las varias formas de los cráneos de las diferentes razas como proceden- tes de las diferencias en la cultura. En cierto grado, la cultura es una especie de medio, y por consiguiente la trataremos aquí como un detalle de los factores Hsiológicos. Lo que resulta son tipos craneales de cultura. Al respecto, dice Ranke: «Las formas craneales de todo el género humano se acercan tanto á las formas craneales conocidas en Europa, que las podemos incorporar directamente á estas últimas. Pero no debemos olvidar que en el cráneo se manifiestan las conse- cuencias de la cultura, ó bien de la falta de ésta, con la misma precisión que en las demás partes del esqueleto.» Como ejem- plo, Ranke cita los huesos pulidos y amarfilados del cráneo pesado de los africanos que presentan un carácter especial; «en pueblos salvajes, las formas craneales ofrecen, en parte, cierta modelación tosca. Pero no siempre sucede esto. Muchas veces, las formas craneales no europeas son idénticas á las europeas, así que reputados craneólogos las han confundido». Ya en el año 1822, Housselle sostenía lo mismo al efectuar la comparación de dos cráneos Purú con otros de los Botocu- dos. Después de describirlos, termina con las sigufentes pala- bras: «Atque cum in toti cranii formatione gentem Puriorum gracilitate et nobilitate quadam Bolocudos praecellere agnosca- mus, profiteri etiam debemus, ut vitam cultiorem el mitiorem non minus corporis nobilior forma sequatur.» — 166 — Agregaré aquí la o[)iaión de Blumenbacli sobre «las causas de la variación gentílica de los cráneos»; él las atribuyó al clima (es decir, parte del medio) y á la deformación artificial trasmi- tida por herencia. La cultura y la falta de ella deben ser factores de bastante importancia; sin embargo, ellas solas no bastarían para expli- car las variantes craneales. Dos razas diferentes en el mismo estado de barbarie deberían presentar las mismas formas cra- neales, lo que no sucede. En todo caso, para comprender la forma del cráneo así como la forma de todo el resto del cuerpo, necesitamos, á más de los factores ya tratados, el de la raxa, con independencia de todos los demás. Es curioso observar como se ha modificado el valor que se daba á este factor (el de la raza) en el curso de los estudios craneológicos. El que fundó la craneología, Blumenbach, vio en el cráneo solamente lo que le era característico por la raza, y lo describió en su famoso libro «Sobre las variedades natura- les del género humano», ilustrándolo con láminas en el atlas craneológico que corresponde al libro; estos atlas constituyen lo que se llama las «Décadas» y «Péntadas» del autor citado, en las cuales representa sus cinco tipos craneales de raza, correspondientes á las cinco razas humanas establecidas por él. La descripción de la forma de los cráneos, dada por él, es una simple descripción craneoscópica: por ejemplo, describe el cráneo de la raza caucásica (europea) de la manera siguiente: «Ocupa el lugar medio (entre el cráneo americano y el ma- layo), es muy simétrica, medianamente redondeado, con la frente medianamente aplanada, los huesos yugales más bien deprimi- dos, en ningún caso sobresalientes, que bajan del proceso ci- gomálico del hueso frontal.» «El borde alveolar más bien redondo; los incisivos de la mandíbula y del maxilar están en dirección vertical.» El cráneo de su variedad ó raza americana lo describe Blu- menbach de la manera siguiente: «Los orcos cigomáticos son algo más anchos, pero más arqueados y redondeados que en el cráneo de la raza mongó- lica y no sobresalen ni forman ángulo como en ésta. Las ór- bitas son generalmente hondas; la forma de la frente y del vértice es debida, en la mayoría de los casos, á la deforma- ción artificial. El cráneo, en la mayoría de los casos, es más bien liviano.» Expresamente traduje la descripción del cráneo americano. — 1G7 — pof el inlerés que puede tener jmra los argentinos. Blumenhacli. en su tiempo, cuando el material croneológico era escaso, tenía razón de tomar cualquier cráneo como representante craneal de toda la raza; aún no se tenía idea en aquel tiempo de las gran- des variedades que se manifiestan en los cráneos de una misma raza. Luego, al extenderse más los estudios craneológicos, no se establecía bien la clase de tipos craneales que se describía; además, por la gran variedad que existe en las formas cranea- les de una y la misma raza, algunos autores perdían el rumbo á tal grado que llegaban hasta negar por completo la influen- cia de raza; su punto de vista era, pues, completamente contra- rio al de Blumenbach. Muy conocido es lo que al respecto dijo Hyrll, quien pretendía poder sacar de cualquier colección de cráneos europeos, ejemplos iguales á los mejores de las demás razas. Si buscamos las causas á que se debe el haberse negado la existencia de particularidades que indican la raza, hallare- mos que ellas resultan del método seguido y de los objetos mismos. De los métodos ya algo se ha dicho y pasaremos á la segunda causa del error. No todos los cráneos manifiestan estas particularidades en igual grado, y relativamente ^son po- cos los que nos las presentan de un modo marcado; y se com- prende que cuanto más marcados sean estos rasgos raciales, tanto más fácil sei'á poderlos identificar. La falta de material suficiente es otro inconveniente; muchos ejemplares para esta- blecer los rasgos necesita el observador que sabe descubrirlos; y recién así bastaría la simple vista para reconocer las parti- cularidades de la raza en el cráneo. Este fué el caso de Blu- menbach, pero acaso no lo haya sido de todos sus sucesores. Por el contrario, el método métrico no nos parece tener mayor valor para la determinación de los rasgos raciales. Con simples guarismos no se puede representar la impresión general que nos debía dejar un conjunto tan complejo como lo es el cráneo. Las variedades entre las formas craneales que se pueden re- presentar por medio del método métrico son las fisiológicas ó biológicas; por ejemplo: la braquicefalía en la Europa medite- rránea es más probable que se deba á la influencia de la re- gión montañosa que á la de una raza extranjera que pueda haber llegado de Oriente. Si tuviese yo que describir las pai-ticularidades raciales que se presentan á la simple vista en el cráneo europeo, lo haría más ó menos en las palabras siguientes: Sus formas son ar- — 168 — tíslicas, simétricas, ni chicas ni grandes, bien modeladas en todos sus detalles, como una obra maestra escultural ó un gra- bado fino en acero. Véase la descripciíMi dada por Bknnenbneh. Al hacer otro tanto con un cráneo patagón, diría: es grande, macizo, pesado, tosco, como labrado á golpes de hacha, ó sea como una xilografía arcaica. Debemos contesar que no es fácil separar las raciales de las demás influencias al describirlas; así, pues, en los párrafos precedentes, acaso haya yo mismo incluido algo que deba atri- buirse á la influencia de la cultura. Ya he dicho antes en el curso de este estudio que los medios fisiológicos ó exteriores, deben modificar las particularidades de la raza, y desde luego la raza misma; pero quizá sea imposible representar y analizar aisladamente uno solo de los factores, pues todos tienen parte en darle su forma al cráneo. Ya hemos dicho (jue Blumenbach tenia razón en su tiempo 2. San Pedro Syco » » 3 . Gliola 5 6 o o » » 4. lama 5 200 » Estos cuatro volcanes colocados en una línea norte-sud, forman un grupo bien limitado. O El nivel de este lago es unos i 5 o metros más bajo que la confluencia de los nacimien- tos del Rio Deseado. {-) El nivel del Lago San Martin es 40 metros más bajo que el del Lago Viedma. - 182 — Número 5. (8 i ) Licancaur 6ooo metros ■» ñ . Toco r 5620 » » 7. Putaña 5 23o » » 8. Henar 5460 » » g . Potor 5 5 o o » » 10.(82) Colache (no Colachi) Sóyo » » II. Abra Grande 6 1 5 o » » !2. Hecar 5540 •■> y> i3. Volcán 5 (3 o o » » 14. (8 3) Lascar - 5870 » » I 5 . Barrial 5 i o o » » I ó. Overo 5730 » » 17. Tumiza 5 ó 7 o » » 18. Lejia 5ó5o » » 19. Agua Caliente 5720 » » 20. Puntas Negras 56oo » » 21. Meñiques Sgoo » » 22. .\gua Caliente 5520 » » 23. Cozor 58 5 o » » 24. Capur.. 5260 » » 25. Tala 5200 » También estos veinte y un volcanes se pueden reunir en un grupo gran(íe, que podría descomponerse en cinco subgrupos. Llama la atención que la mayor parte de estos volcanes están colocados en filas, como por ejemplo, los números 7, 8, 9, 10, 11 y 140 12, i3, i5, H"), 20 y otros. Los dos volcanes siguientes Número 26. Rincón (al que ascendí el 24 de .Marzo deiHgS). 5450 metros. » 27. Incahuasi 58ño » forman un grupo bien limitado. Número28. Harracar 5o5ometros. » 20. Los volcanes de Tultul 5200 » El número 28 es un volcán bien aislado: el número 21) forma un grupo de cinco volcanes chicos, colocados en una línea oeste-este, que separa la Salina del Rincón de la de Quirón. Otro grupo muy bien limitado está formado por los volcanes: Número 3o. Antoco 5 8o o metros. "•> 3i. Quironcolo 5400 » ••> 32. Volcán de Pastos Grandes 5 25o » Bien aislados están los dos volcanes gemelos número 3 3 , al naciente del pueblo de Poma, provincia de Salta; son los volcanes los más orien- tales de la región argentino-chilena que conozco. De los treinta volcanes que siguen no formaré grupos: Número 34. Salín 48oometros. ^> 35. Pular 6340 » » 3fi. (84) Socampa 0080 >> » 37. Cerro Blanco 55oo >» — 183 — Número 38. Tccar 56oo metros ^> 39. Inca 55oo » » 40. Cerro Gordo 5400 » » 4 1 . (85) Llullaillaco 6620 » » 42. Volcán 5200 » » 43. Azuí're 568o » » 44. Cerro de las Aguas Calientes 5 3 00 » » 45. Lozeria 5 i 5 o » » 46. Chaco , 5 3 00 » » 47. Incahuasi - 4400 » » 48. Infieles 4800 » » 49. Doña Inés 5200 w » 5o. Bayo '. 5 3 o o » » 5 I . Agua de la Falda 5 5 o o » » 5 2. Aguas Blancas ... . 5750 » » 53. Parinas 5400 » » 54. Morado 5 200 » » 55. Cerro del Medio 5 3 8o » » 5o. Colorado 525o » » 57. Colorados 6100 » » 58. Peinado Falso 5700 » » 59. Colorado 5900 » » óo. Vallecilo ño 60 » » 61. Panteón .\liste 5 3 6o » » 62. Laguna Brava 5400 » » 63. Juncalito - 6000 » Estos volcanes están colocados en filas con direcciones distintas, en- tre las cuales se destacan bien dos principales: una de norte-sud (nú- meros 44, 45, 46, 47, 48 y 43, 5o, 5i, 52, 53, 54, 55) y otra de este-oesie (números 49. 56, bj, 58 y otros). Son cerros gigantescos que impresionan de una manera imponente; las faldas son á veces tan inclinadas que se deposita muy poca nieve. En la falda occidental del Azufre, que está en estado solfatárico, hay campos de azufre amarillo, cuyo color brillante forma un contraste espléndido con el tono obscuro de la lava basáltica que cubre las faldas del cerro. Este contraste en los colores se destaca todavía más al pie occidental de éste, donde las aguas muy saladas de una laguna están cubiertas, en parte, por una capa compuesta de azufre de un color muy amarillo y de sal blanca brillante, mientras que la barranca oriental está formada por bancos de yeso cristalino. Los siete volcanes siguientes forman el grupo de Antofalla. Todos estos siete volcanes están situados al naciente del encadena- miento principal de la Cordillera y se caracterizan por el aspecto de las corrientes de lava que parecen recientes. Son grandes estratovolcanes que llaman la atención, porque los colores abigarrados (colorado, verde, azul, amarillo, lila, etc.) de sus distintas capas de tobas y lavas, ofre- cen una variedad alegre, refrescante en la monotonía de aquellas regio- nes tan estériles, donde el viajero, por leguas y leguas, no observa ni un ser viviente ni un pastito. — 184 — Este grupo está muy bien limitado al naciente por la falla {Graben- bruch) de Antofalla, que, con un ancho de cinco á ocho kilómetros, se extiende más de ciento cincuenta kilómetros en dirección norte-sud. Estos volcanes son: Número 64. Pajonal 55oo meiros. » 65. Lila 5700 » » 6 6. Patos ... 5720 >^ » 67.(86) Laguna Verde 5820 » » 68. (87) Volcán de Antofalla 6100 » » 69. Cajero 5700 » » 70. (8 8) La Aguada, 5 800 » Otro grupo de volcanes, los de Antofagasta de la Sierra, está toda- vía más al naciente y todos son bien caracterizados por sus corrientes de lava. Son los siguientes: Número 71. Calalaste 535o metros. » 72. Mojones .. .. 55oo v » 73. Alumbreras 7800 » » 74. (89) Peñón 4200 » Al número 73 corresponden dos volcanes gemelos, unos quince ki- lómetros al sud de Antofagasta, al que ascendí el 4 de Abril de 1893. Stübel llama al número 74 volcán Carachapampa, pero esto es una equivocación; Carachipampa, así se escribe, es el nombre de un para- dero al pie occidental del volcán Peñón. De los volcanes siguientes no haré grupos, porque con más explo- raciones su número aumentaría mucho: Número 75. Sierra Nevada, dos volcanes gemelos, con más de 6000 metros. » 76. Mortero 6000 » » 77. Peinado 58oo » » 78. Volcán 566o » » 79. Negro Muerto 6900 » » 80. Bcrtrand 6400 » » 81. Dos Conos .. 5qoo » » 82. Juncal 6 1 5o » » 8 3. Bravo 6060 » » 84. San Francisco 6080 '» » 85. Incahuasi ... 6620 » » 8 6. Ojo de las Lozas 5960 » » 87. Fraile 6340 » » 88. Cenizo 625o » » 89. Tres Cruces 6800 » » 90. Maricunga 5 5 00 ■»» » 91. Santa Rosa 5070 » » 92 . Cajoncillo . 5 5 00 ■» » 93. Patos , 6000 » y> 94. Lampallo 5 000 » » 95. Volcán de Copiapó 6100 » y> 96. Azufre 5ooo » » 97. Dos Hermanas , 52oo » » 98. Nacimiento de Vagucl 6750 » — 185 Número c)0. Gallina » 1 o o. El Nevado » I o I . Reclus •» 102. Bonete y> io3. Veladero .. » I 04. Fandango 5ooo metros 5qoo » 63oo » 6730 » Ó400 » 5ooo » 5ooo metros 6000 » 53oo » 4800 » 58oo » 55oo » 5ooo y> 58oo » 4800 » En estos treinta volcanes también se destacan dos direcciones prin- cipales: una norte-sud (véaselos números 90, 91, 95, 100,76, 82, 88, y 86) y otra este-oeste (véase los números 85, 86, 87, 88. 89 y otros). La colocación en una línea con dirección casi exactamente norte- sud está bien clara en los siguientes volcanes: Número io5. Helados .. ,. » 106. Potro ... » 107. Tres Mogotes 53oo » 108. Inca » ICO. Flecha » 110. Nevado de la Flecha » 111. Bonete » 112. Toro » I I 3. Fierro Solamente los números 107 y i i3 están algo al naciente. El Potro ( I 06) es conocido por el hecho que su cráter, lleno de nieve, tiene en la falda sud el ventisquero más septentrional que se conoce en la República Argentina. El Fierro (i i3) es el último volcán en la parte norte de la región volcánica argentino-chilena, en cuya parte intermedia (entre el 28° y 3 3° latitud sud) hasta ahora se conocen relativatnente pocos volcanes. Pero los vacíos que aparecen aquí no existen en realidad. Investigaciones de viajeros competentes confirmarán pronto los relatos de las comisiones de límites que hablan de muchos grandes volcanes en esta región. Los cerros, cuyo origen volcánico ya no cabe duda, son los si- guientes: Número 114. Volcán de Azufre 6000 metros. >> I I 5. Cerro del Mercedario 6800 v » I I 6 . El Aconcagua . 7000 » Este Último es la cumbre más elevada de los Andes americanos. Número 117. Juncal. » 1 I 8. La Plata. Más al sud siguen los bien conocidos volcanes: Número 119. Tupungato 6100 metros. » 1 2 o . ( 9 o ) San José 5 o o o » » 121.(91} Maipú 53oo » » 122. Volcanes de Cauquenes (termas). — 186 — El número i 23 es el grupo de los volcanes de San Rafael, que se compone de dos: uno más grande, El Diamante de 3 600 metros, al po- niente, y otro más chico, restos de un cráter destruido, al naciente del pueblo de San Rafael en el Río Diamante. Este grupo está muy afuera de la Cordillera en la Pampa abierta. Número 124. Sozneado (termas) 5ioo metros. » 125. Risco Plateado 4800 » » 126. (92) Tinguiririca 4600 >> » 127. Planchón (al que ascendí el 27 de Febrero de I 897). 38oo » » 128. (93) Pcteroa (al que ascendí el 8 de Marzode i 897). 4000 » En las lavas basálticas que forman la cumbre de este cerro ( i 28), hay muchos rastros de caída de rayo (termas). Número 129. (94) Descabezado Chico 3 3 00 metros. » i3o. (95) Descabezado Grande {al que ascendí el i 5 de Marzode I 89 7) , 4200 » » I 3 I . Azul. •>> I 32. Campanario. El cráter del núimero i 3o está completamente lleno de nieve. El número i 3 3 forma un grupo de volcanes chicos al rededor de la laguna Malalhue ó Llanquanelo, casi seca. Un poco más al naciente se levanta la Sierra del Nevado, donde dicen hay también volcanes. El número i34 es un grupo grande de muchos volcanes: sola- mente el más alto, 36oo metros, tiene nombre El Payen, y por eso llamo á estos volcanes el grupo del Payen. Número i35. Grupo del Tromen (erupción en 1822) "... 4000 metros. » I 35 íi. (gnu) Cauquenes? Stübel representa en su mapa cerros de Cauquenes como volcanes. Es muy probable que aquí haya una equivocación. Según los datos que tengo, no existe un volcán cerca de este Cauquenes (3 6° latitud sud), pero sí sé que Stübel mismo descubrió en el año 1877 rastros de acti- vidad volcánica cerca de los Baños de Cauquenes, situados unos dos- cientos kilómetros más al norte (34" i 4' latitud sud), en la orilla izquierda del Río Cachapoal, 12 kilómetros al este del pueblo Rancagua. Enu- meré estos volcanes con el número 1226 indico el número 1 35 n ("96 a) con una interrogación (?). Número i36. (96) Yeguas. » 137, (97) Volcanes de Chillan (termas) erupción en 1861. » 138.198) Antuco. » 139.(1 00) Collaqui. » 140. Polcura. » 141. (99) Copahue (termas). (') Stübel tiene bajo el número 106 a un volcán, Chapelco; este cerro no es un volcán, pero si el resto de una capa basáltica. Por esto lo señalo en el mapa con el número 168. — 187 — Número 142. (loi) Trclope. » 143. (102) Lonquimay, no Lanquimai como Stübcl escribe. » 144- (io3) Llaimas, no Liaima; solfatárico (erupción en 1896; 3oSo metros. » 145. Zullipulli » 146. (104) Volcán de Villarica. soltaiárico (termas) 2900 » » >47- (io5) Quctrupillan, no Quehupillan ó Logol. Lolog es el nombre de un lago aigo al noreste. Número 148. Lanin (termas), subido por mi el 24 de Ahril de 1806. 38oo metros. » 149- (loó) RinihucP) .. 2370 » » I 5o. Huyehuc (termas). » I 5 I . Puntiagudo ó Volcán de Llanqui huc .. 2420 » » I 5 2. (107) Osorno 225o » » 1 5 3 .( I 08) Cal buco (erupción en 1893). *■> 154. Tronador 3400 ^^ Este volcán es el último en la región argentino-chilena, en cuya parte austral se conocen hasta ahora los mantos siguientes: Número 194. Entre el lago Nahuel-IIuapi y el rio TrafuL » 195. Entre los ríos Traful y Calcufú. •^ 196 y 197. Al lado oeste del río CoUon-Cura. » 198. Es un manto de que el número loó a de Stübcl, que figura como volcán, forma una parte. » 199, 200 y 201, entre los ríos Neuqucn, Limay y Alumine. » 202. A los dos lados del Rio Grande (parle superior del Rio Colorado). II La región volcánica patagónica Aunque en esta región predominan los mantos volcánicos, comienzo con la enumeración de los cerros volcánicos: Número i 55. ( i og) Vate 2i3o metros. » i5 6. (lio) Hornopircn. » 157.(111) Hucqui. » I 58 .{ I 1 2) .Minchimavida 2419 » ^> 159. (I i3) Corcovado 2 3 3o *> ^> IDO. (114) Yánteles 2o5o » Estos cerros estiín colocados en una línea tan recta, dirección norte- sud, que este hecho llama la atención de todos los que tienen la ocasión de admirar el fenómeno. Así, por ejemplo, dice el Dr. Pablo Stange''*: «Cerca de la costa se extiende desde el Seno de Reloncavi (41° 3 o' la- titud sud) una fila de volcanes. Nunca olvidaré la impresión que con { ) Die Regelung des argcntínisch-chilenischen Grenzstreites, «Hcttncr's Gcographische Zeit schrift», 9. Jahrgang. 3. Hct't, p. 1Ó2. — 188 — buen tiempo recibí desde cerca de la isla Tenglo en el puerto de Puerto Montt, cuando á mis ojos encantados se presentó una parte de estos volcanes, desde Yánteles C' hasta Melimoyu, alineados en fila.» Agrego como dudosos tres cerros (números i6i. 162 y i63) que, situados en la Cordillera, muchas veces están indicados como volcanes. Los datos que tengo y que afirman el car;kter volcánico, no son muy seguros. Bien puede ser que estos tres cerros no sean volcanes, pero sí lacolitas graníticos que juegan un rol tan importante, en la Cor- dillera patagónica. Número I 6 I . Melimoyu 2400 metros. » 162. Maca 2960 » » 1 63 . San Valentín 2870 » Los Otros cerros volcánicos, situados en la Patagonia austral y cuya naturaleza volcánica está bien confirmada, forman los cuatro grupos si- guientes: Número 104. Grupo del volcán de la \'entana (al que ascendí el 1 4 de Febrero de I 002) 800 metros. V !65. Grupo del volcán Man. » 1 ó 6 . Grupo de los Morros 700 » » 167. Grupo grande de muchos volcanes chicos cerca del pueblo de Gallegos. Este Último grupo, á los dos lados del Río Chico de Gallegos, se compone de algunos grupos secundarios; Siete Frailes, Cerros del Con- vento, Tres Hermanas, etc. Todos estos volcanes no alcanzan gran altura; los más elevados tie- nen como 600 metros. Los dos números de Stübel, número i i 5 Volcán de Fitz Roy y nú- mero I I 6 Chalten son errores y hay que eliminarlos. El Fitz Roy y el Chalten no son dos cerros distintos: son dos nom- bres para el mismo cerro. Chalten es el nombre poco conocido que usan ios indios para designar el cerro que ahora es conocido bajo el nombre de F"itz Roy, nombre que le dio el doctor F. P. Moreno, en el año 1876 O. Este cerro, situado al noroeste del Lago Viedma. no es volcán, pero es un lacolita granítico como lo podría probar (iqo2). También hay que borrar el Apaca, número 117, de Stübel, porque este cerro no existe. Ya Hyades en «Mission scientifique du Cap Horn», 1882 — 188 3 (París 1887), habla en el tomo IV, página 4, donde trata de la geolo- (') Esto debe ser una equivocación; supongo que el doctor Stange quería escribir «Vale». {^) Francisco P. Moreno: Viaje á la Patagonia austral, 1876 ,77, páginas 416 á 417. Hue- nos Aires, 1879. — 189 — gía, sobre este volcán falso que primero aparece en un mapa del capi- tán King, del año 1827 O. Hyades cree que se trata aquí de una interpretación falsa de un fe- nómeno luminoso que Hall (') observó el 25 de Noviembre de 1820 al norte del Cabo de Hornos, y que Hall mismo no pone en relación con un volcán. Hasta ahora se conoce solamente los dos volcanes siguientes en la región de la Tierra del Fuego, y estos son: Número i68. Volcán Gap en el rio Oro, en la pane sepicntrional de la Tierra del Fuego, descubierto por el doctor Otto Nordenskjold, y » i6g. Mont Oreille, en la isla Grivy, descubierto por Hyades. Muy característicos para la región patagónica son los más arriba ya mencionados mantos (escoriales), que cubren gran parte de la región. Todavía no se conoce bien su extensión y su número, y es bien seguro que en realidad cubren un areal aún más grande que lo parece en mi mapa, y bien puede ser que algunos de los mantos, ahora aislados, an- tes formaran un manto continuo. Número 170 y i 7 i . A los dos lados del rio Gallegos ;oo á 3oo metros. » 1710. Al norte del rio Coyle. » I 7 2 . Al sud del Lago Argentino i5oo metros. El número 172 forma una parte de la Sierra de los Baguales y la Meseta de las Vizcachas. Número 173. Al sud del rio Santa Cruz superior 800 metros. » I 74. Al norte del rio Santa Cruz 600 » » I 7 5 . AI este del rio Leona 1000 » » I 76. .Al oeste del rio Leona 1000 » » I 77. .Al norte del Lago Vledma i5oo » » 178. Meseta Cardiel i 5 o o » El número 178 alcanza en la parte occidental una altura de i 5oo metros y encierra casi completamente el Lago Cardiel, que antes tenía desagüe al Río Chico. Número 179, 180 y 181. Al norte del Rio Chico 600 áSoo metros. >> I 82. Meseta Belgrano; asciende en la parte occidental hasta.. 23oo » » j 8 3 . Meseta Zeballos; alcanza en su parle occidental hasta. . . 2600 » » 1 84. Meseta de la Gorra de Poivre 100 » y> I 8 5. Al sud del Rio Mayo. » 18Ó. Meseta de los Cerros Azules. >> 187 y 188. A los dos lados del rio Scnguerr. (*) Charte of a part of South America by captain P. P. King, in Narrative of ihe survcying voyages of H. M. S. .Aventure and Beagle betwcen the years 1820 and i83ó, in 3 volumes, London 1839. (") Voyage au Chili, au Pcrou ct au .Mé.xiquc, pendant les annccs 1820, 1821 el 1822, par le capitaine B. Hall, París, Ariur Bertrand, 1825, tome I, page 3. — 190 — Número 1,89. Una mésela muy extendida al norte de ios lagos Musters y Colhue, deshecha ya en muchas partes. » lyo y IQI. Al norte del rio Chubut. >N 192 y iq3. Dos mesetas grandes en el territorio del río Negro. Ya más arriba mencioné que aquí no quiero entrar en una discu- sión de la teoría de Stübel ó cualquier otra; pero quiero llamar la aten- ción sobre cuatro conclusiones, que resultan ya de esta enumeración, pu- ramente Ideográfica, de los centros volcánicos de la Argentina y Chile. I. Los cerros volcánicos son raros en la Cordillera de la región pa- tagónica. En la parte septentrional de esta región, 42° — 44° latitud sud, se conocen hasta ahora solamente seis volcanes. Los tres cerros núme- ros 161, I (32 y I 63 en la región hasta el grado 46 son dudosos, y más al sud, hasta ahora, no se conoce ningún volcán en la Cordillera, pero sí aparecen volcanes en grupos chicos lejos de la Cordillera, al naciente, en la pampa. No es muy probable que se descubran todavía más volcanes en la Cordillera de esta región, tan estudiada en los últimos años. Al con- trario, resulta de las investigaciones que cerros, que antes se creían vol- canes, no lo son, pero sí erupciones graníticas en forma de lacolitas, como el Fiíz Roy, el Paine (Si" latitud sud y yS" longitud oeste de Creen wich). Resulta siempre más evidente que estos lacolitas jugaron un rol muy importante en la tectónica de la Cordillera en aquella región (al sud del 45° latitud sud). II. Los cerros volcánicos están en la Cordillera con pocas e.xcep- ciones, como los números i23, i33, 1 34, i35 y los volcanes, en la parte austral de la región patagónica. Las erupciones volcánicas en forma de mantos están todas afuera de la Cordillera. III. Los conos volcánicos en la Cordillera están colocados en líneas rectas, las cuales, muchas veces paralelas en su dirección, corresponden á las líneas principales de la tectónica andina. IV. Los volcanes son más densos y mejor desarrollados en volumen allí donde el sistema de la Cordillera está formado por cordones paralelos y constituidos por pliegues, como en la región entre el 22°— 27° latitud sud, región clásica del volcanismo, cuya exploración e.xacta aclarará mu- cho los problemas que nos ofrecen los fenómenos volcánicos, - 191 Ya estos cuatro puntos apoyan para mí la opinión de aquellos auto- res, como Fuchs, Credner, Rej'er, Bergeat, Lenk, Volz, Branco, Sapper, etc., etc., que creen que e.'iiste una conexión causal entre la existencia de volcanes y la tectónica geológica de una región. Yo, por mi parte, me inclino á la opinión que esta sentencia se puede amplificar, tal vez. en este sentido: que también la diferencia de las formas distintas, en las cuales la actividad volcánica se nos presenta en la superficie de la tierra, depende de las relaciones especiales tectónicas de cada región, opi- nión que también expresa Hoernes O en las siguientes palabras: «El re- lieve de la superficie de la tierra, la constructura tectónica de la costra sólida de nuestro planeta y el movimiento de regiones parciales, son de- cisivos para la probable ausencia ó presencia de fenómenos volcánicos.» En este punto, pues, no estoy conforme con Stübel; pero sí tengo la misma opinión que él, de que, ante todo, es necesario estudiar el modo cómo trabajan los focos volcánicos. ¿Pero en qué se muestra este modo de trabajar? Si interpreto bien la opinión de Stübel ("'), él considera distinta la manera de trabajar de un foco volcánico: ó ha sido exhausto en una sola erupción (resultado volcano-monogéneo), ó en algunas erupciones con intervalos (resultado volcano-poligéneo). No puedo consentir en esto. La manera distinta de actuar de los focos volcánicos se nos mani- fiesta principalmente en las formas diferentes, en las cuales los produc- tos volcánicos se nos presentan en la superficie de la tierra. Daré por esto preponderancia á esta manera de actuar y esto nos lleva á la ya an- tigua clasificación en volcanes estratificados y homogéneos. Opino que el principio de clasificación de Stübel no da una dife- rencia principal ó general, pero es más de carácter secundario. Una sola erupción puede producir un volcán estratificado ú homo- géneo. Esto depende, pues, de las condiciones bajo las cuales un foco volcánico entra en erupción. La actividad volcánica, que produce un volcán estratificado, sea en una sola erupción ó en algunas distantes por mayores ó menores inter- valos de tiempo, tiene lugar en condiciones completamente diferentes, que otra actividad que, en una ó en algunas erupciones, produce un volcán homogéneo ó sea formando cúpula ó manto. Hay que investigar estas condiciones diferentes de las erupciones: primero, aquellas de carácter puramente geológico -tectónico, en cuanto (') Prof. R. lloERNEs: Der Vulkanismus der Erde. «Globus». Bd. 68. N° ig, pag. 2q5. (") Siento mucho que hasta ahora tenga solamente á mi disposición el trabajo de Stübel aparecido en Petermann's Mittheilungcn, Bd. XLVIII, 1902. — 102 — se relacionan con la estructura geológica del subsuelo de la región vol- cánica; después las de carácter geológico-petrográfico, que se derivan del material diferente de los productos volcánicos y de las formas dife- rentes bajo las cuales se presenta en la superficie de la tierra; y, por fin, las de carácter físico -químico que resultan del estudio del conjunto de todos los procesos y fenómenos que forman una erupción volcánica. Museo de La Plata, Abril de ioo3. R. Hal'thal. COCCINELLIDAE IN ARGENTINIA, CHILI ET BRASILIA E COLLECTIONE DOMINI CAROLI BRUCHI Descripsit J. WEISE 1. Solanophila eusema : Ovata, subcompressa, nigra, supra dense breviterque cincrco-pubescens, elytris margine humerali modice dilátalo viridi-aeneis, creberrime punctulatis et minus dense punctatis, maculis duabus testaceo-rufis, anteriore prope scutellum sita, oblonga, posteriora pone médium, magna, rotundato-triangulari . — Long. 7 mm. Habitat in provinciaTucuman (IV. 1897). Solatiophil. fausta Er. próxima, minor, aliter colórala, elytris for- tiier punciatis, macula postica subtriangulari, ab illa distincta. Capul nigrum, ore piceo; antennae testaceae, articulo primo nigro, clava leviter infúscala. Prothorax niger, dense subliliter punctato; scutellum nigrum. Eiylra basi amplíala, pone humerum sensim anguslata, ápice conjunc- tim roiundato-oblusa, superne convexa, obscure aeneo-viridia, subnilida, maculis duabus leslaceo-rufis: prima ante médium ad suturam oblonga, latiludine duplo longior, secunda pone médium, magna, posiice rolun- data, antice jiixta suturam subangulata. Corpus subtus nigrum, subtilius cinereo-pubescens, pedes nigri; lineae abdominales modice curvalae, mé- dium segmenti primi vix superantes. 2. Solanophila paenulataGerm.Tucuman (X. i 897), Salta (I. i 897). 3. Solanophila cacica Germ.Tucuman (III. 1 897), Salta (XII. i 896). 4. Solanophila punctatissima: Ovalis, convexa, dense cinereo-pubes- cens, nigra, palpis aniennarumque medio rufescentibus, capite prothora- ceque sal dense punctulatis, niiidulis, hoc antice et in laieribus testaceo- marginato, elytris ferrugineis, subopacis, crebre fortiusque punctaiis, in- lerstitiis densissime punctulatis, lineis abdominalibus magnis, integris. Tomo XI ' y - 104 - — Long. 5 mm. Habitat in provincia Catamarca (111. i H97) ct provincia Salta (XI. 1897). Statura fere Sol. Bourcieri Muís, sed postice magis convexa, elytris crebrius fortiusque punctatis. Caput nigriim, nitidulum. labro picco, an- tice palpisquc brunneo-rufis; antennae testaceae, articulo primo clavaquc piceis vel nigris. Protiiorax latitudine plus quam duplo brevior, niger, ni- tidulus, limbo augusto apical! limboque sat lato iateraii testaceis; scutello subiiirsuto. Elytra prothorace multo iatiora. lateribus sat rotundata. ápice obtusa acuminata, super.ne convexa, ápice magis declivia, tota ferruginea, crebre et fortiter punctata, interstitiis sat angustis densius punctulatis. margine angustissimo, vix explanato. Corpus subtus nigrum, nitidulum, pedes nigri, unguiculis rufescentibus. 5. Solanophila patricia Muís. In provinciis Tucuman (IV. 1897) et Salta (I. I 897) capta. <). Solanophila circumflua Muís. Brasilia (VIH. i 901). 7. Solanophila placida Muís. Tucuman (XI. 1899). 8. Megilla maculata Deg. Gob. Chaco (XI. i 895). 9. Eriopis connexa Germ. Prov. Buenos Aires (1. i 895). 10. Adalia deficiens Muís, et var. albofasciata Muís. Gob. Neuqiicn (111. 1S98). 11. Coccinella Lucasi Muís. Prov. Jujuy ( i o. 11. i 90 1). 12. Coccinella eryngii Muís. var. ¡imbaticolüs Falrm. , An. ¥r. 1 883. 5 06: Prothorax utrinque macula minima oblonga flava. — Chili ( 1 2 . 1 V . I 9 o I ) . 13. Coccinella fulvipennis Muís. Gob. Neuquen (7. III. 1900). 14. Coccinella pulchella Muís. Alto Paraná. 15. Neocalvia Bruchi: Fulva, nitida, limbo Iateraii proihoracis. antice dilatatoet lineam obliquam abbrevialam retrorsum cxserente, albido, elytris subtiüssime punctulatis, maculis tribus fasciisque duabus valde flexuosis albidis. — Long. 5,4— 5,8 mm. Habitat in prov. Tucuman (XII. i 899). Neocalv. Guerini Crotch próxima, aliter signata, fascia secunda al- bida juxta suturam haud usque ad apicem producta, praecipue diversa. Caput fulvum, basi albido-flavum. Prothorax subtilissime punctulatus; scutelium sublaeve. Elytra sat dense subtilissime punctulata, maculis tribus fasciisque duabus albidis: macula prima in basi, juxta scutelium, quadrata, secunda in basi, ante callum humcralem sita, parva, triangu- laris. tertia in ápice prope suturam, subquadrata. l-'ascia prima ante médium, intus abbreviata, arcubus duobus fortiter curvatis composita, — 195 — fascia secunda pone médium, fero ad suturam continúala, in marj^ine antico bisinuata, in margine postico biarcuata et medio plerumque cum macula tertia anguste connexa. Aut elytra albida, limbo suturali, mar- gine laterali maculis que septem magtiis fulvis, his2,3,2 collocatis: macula prima in basi prope callum humeralem, oblongo-quadrata; se- cunda minore, paullo pone basin Ínter callum humeralem et marginem sita, oblonga, antrorsum cum macula prima plus minusve connexa; maculis tribus sequentibus fasciam valde flexuosam, marginem et sutu- ram attingentem formantibus: tertia longissima, oblongo-quadrata, mar- gine antico truncata, postico profunde arcuatim emarginata ; quarta transversa, arcum latum antrorsum flexum formante; quinta marginali, quadrata, ángulo antico interno acutissimo; sexta suturali, longe ante apicem locata, oblique posita, transversim ovalis; séptima marginali, scmiovalis. Obs. In Neociilvia anastomo:;aiiti Crotch macula sexta fulva elytro- rum in ápice sita cst. 16. Psyllobora feralis Muís. Gob. Neuquen (11!. i 897). 17. Psyllobora bicongregata Boh. Prov. Buenos Aires (I. i SgS). liS. Psyllobora pavida: Breviter ovalis. convexa, subtus dilute testa- cea, pectore abdomineque plus minusve infuscatis, supra straminea, nitida, prothorace maculis quinqué piceis: duabus mediis subtriangula- ribus, tribus ante basin, media parva; scutello nigro; elytris minus crebre obsolete punctulatis, maculis undecim partim confluentibus brun- neis. — Long. 2 mm. Habitat in provincia Tucuman (XI. 1899). Praecedenti simillima, sed minor, maculis quarta, quinta et nona elytrorum suturae aequaliter distantibus. Elytra maculis undecim brun- neis: tribus subbasaiibus, prima et secunda sat magnis, confluentibus, tertia parva, infra humerum, quarta inter basin et médium non procul a sutura, ovata, quinta in medio juxta suturam, sexta máxima, oblonga, medio constricta, piceo marginata, séptima et octava ante médium prope latera, saepe conjunctis, interiore majora, oblonga, exteriore parva; nona pone médium juxta suturam, decima pone médium supra marginem, un- décima magna, inaequalis, sat deleta, ante apicem. 19. Cycloneda puncticollis Muís.? var. livida: Testacea, prothorace albido-flavo, maculis novem nigris: duabus minimis pone apicem, late distantibus, quatuor submediis transversim digestis et tribus ante basin, media sat parva, elytris griseo-lividis, flavo circumcinctis. — Long. 4—5 mm. Habitat in provincia Tucuman (XI. 1 899 et 7. XII. 1900). Cyclon. puncticolli similis, minor, supra dilutiore, prothorace puncto nigro adjecto ante scutellum. limbo flavo elytrorum sat discreto benc dis- tincta. — 196 — 20. Curinus coeruleus Muís. Brasilia (VIH. 1901). 21. Pentilia egena Muís. Brasilia (XI. 1901). 22. Brachyacantha Bruchi: Obtuse ovalis. convexa, nigra, anten- nis, palpis maxillaríbus articulo ultimo tarsisque testaceis, limbo late- rali prothoracis elytrisque citrinis, his dense subtiliter punctulatis, limbo apicali, sutura, macula communi rotundata ante médium maculisque binis rotundatis in elytro singulo nigris. — Long. 8—4 mm. Provincia Tucuman (XII. 1899). Mas: capite, limbo apicali prothoracis, utr'nque late et parum pro- funde arcuatim emarginato, epimerisque intermediis citrinis, pedibus anticis testaceis. Brac/iyacaní/iae se/latae Mu\s . certe similis, prothorace aliter signato, macula communi elytrorum minore, rotundata, ab illa differt. Caput sub- tilissime punctulatum, vel nigrum, margine antico clypei rufescente (^), vel citrinum (5), antennis, mandibulis articuloque ultimo palporum tes- taceis. Prothorax capite paullo fortius, dense punctulatus, feminae niger, antice subtiliter ferrugineo marginatus, limbo laterali citrino, intus late arcuatim emarginato; maris niger, limbo laterali et apicali citrinis, hoc sat lato, postice medio parum triangulariter-, utrinque magis angulatim- dilatato. Scutellum nigrum, punctulatum. Elytra prothorace paullo sub- tilius punctulata, citrina, sutura angustc margineque apicali latius nigro- limbatis, margine laterali (basi excepta) angustissime infuscato vel nigro, macula communi ante médium, rotundata, haud vel leviter transversa, maculisque duabus in singulo elytro nigris: prima rotunda, subhumerali, pone basin supra marginem locata, secunda pone médium supra mar- ginen!, rotundata, primae vix vel parum majore, leviter transversa, sub- obliqua. Corpore subtus nigrum, aut lateribus prosterni citrinis, tarsis testaceis, genubus tibiisque anticis interdum rufescentibus (2), aut pedi- bus anticis, epimeris intermediis coxisque ómnibus testaceis femoribus tibiisque intermediis inferné parum rufescentibus. 23. Cleothera secessionis: (5) Breviter et obtuse-ovalis, convexa, nigra, ore, antennis pedibusque testaceis, ano obscure ferrugineo, capite, limbo laterali et apicali prothoracis, vitta subarcuata maculisque duabus elytrorum llavis, prothorace sat dense elytrisque densius subtiliter punc- tatis. — Long. 3 — 3,3 mm. Brasilia (VIII. 1901). Caput flavum, sat dense subtiliter punctulatum, ore antennisque testaceis, articulis basalibus palporum maxillarium piceis. Prothorax sat dense subtiliter punctatus, niger, limbo lato laterali ante médium an- gulatim dilatato, limboque apicali sat lato, medio triangulariter parum dilatato, flavis. Scutellum nigrum, punctulatum. Elytra nigra, dense subtiliter punctata, vitta maculisque binis flavis: vitta lata, juxta suturaní, utrinque angustata, a basi prope scutellum usque ad partcm tcrtiam po- — 197 — sticam pertinente, margine interno levitcr, externo fortitis arctiata ; ma- cula prima in humero, parva, trianguiari; secunda, parum majore, ante apicem, margini magis approximata quam suturae, subrotundata, levitcr transversa. Tibiae anticae in margine dorsali postico parum dilatae. Obs. Macula humerali feminae verisimiliter deest. 24. Cleothera trivialis Muís. Brasilia (VIII et X. 1900). 25. Cleothera matronata Muís. Brasilia (XI. 1901). 2(3. Cleothera Poortmanni Muís. Brasilia (XI. 1901). 27. Cleothera fuscomaculata Muís. Brasilia (VIII. 1901). 28. Cleothera 5-notata Muís. Brasilia (VI et VIII. 1901). 29. Cleothera loricata Muís. Prov. Tucuman (XII. 1S99). 30. Cleothera subparallela Muís. Brasilia (VIII. 1901). 31. Hyperaspis festiva Muís. Prov. Buenos Aires (IV. i 898), Tucu- man (XII. I 899). 32. Hyperaspis conclusa: Obtusa ovalis, sat convexa, nigra, pro- thorace limbo laterali elytrisque flavo-albidis, his sat crebre punctulatis, vitta lata suturali communi vittaque angustiore postice abbreviata nigris, ore, antennis pedibusque testaceis. — Long. 2 — 2,5 mm. Hab. provin- cia Tucuman (6. III et 4. VII. 1900). S Capite, prothoracis limbo apicali augusto limboque laterali lato, maculam oblongam, nigram cingente, flavo-al-bidis. Hyperasp. irimaciilatae L. similiima, supra subtiliter punctulata, vitta media elytro singulo intus rectilineatim limitata. Caput alutaceum, vix sibiliter punctulatum, nigrum (2), vel albido-flavum (-5), sericeo- micans. Prothorax alutaceus, sat nitidus, dense subtiliter punctulatus, niger, aut limbo laterali aequilato antice posticeque parum introrsum producto (?), aut limbo apicali angusto limboque laterali lato, elliptico, maculam nigram oblongam includente, flavo-albidis. Coleóptera flavo- albida, nítida, vittis tribus nigris. Vitta communi lata, ápice breviter angustata, conjunctim acuminala, antice, minus longe pone basin, utrin- que abrupte arcuatim angustata. Vitta media elytro singulo angustiore, basi acuminata, dein subparallela, ante marginem posticum abbreviata, margine interno rectilineata, externo medio late, sed minus profunde arcuatim emarginata. 33. Poria n. sp. i í. Gob. Chaco (X. 1896). 34. Chnoodes tarsalis: Oblongo-hemisphaerica, nigra, vix vel haud aeneo-induta, sat dense subtilissimcque cinereo-pubescens, parum nitida. — 198 — ore, antennis, sibiarLim ápice extremo, tarsis apiceque ahdominis ferru- gineis; elytris crebre puiictatis. areola rotunda comnuini ante médium obsolete punctato, parcius pubescente, nitidulo. — Long. 3 mm. Brasilia (XI. 1901). Frons punctulata. Prothorax sal dense subtilitcr punctulatus, ápice utrinque testaceo-marginatus, prosternum latera versus iiaud impressum. Elytra crebre punctata, dense pubescentia, parum nitida, areola rotunda communi ante médium laeviore, nitidiore. Corpus subtus nigrum, seg- mento ultimo abdominali, margine postico scgmentorum praecedentium tarsisque ferrugineis. 35. Exoplectra miniata Gcrm. Brasilia (VIH. 1901). .36. Azya nigrina: (?) Hemisphaerica, nigra, densius brevissimeque cinereo-pubescens, ore, antennis, pedibus abdomineque testaceis, hoc medio ferrugineo, prothorace elytrisque creberrime punctulatis, his área communi magna, rotundata ante médium nigro-pubescente. — Long. 4 mm. Brasilia (XI. 1901). Statura et similitudo A;, sculaíae Muís, (non Crotch), parum mi- nor, colore obscuriore, pedibus feminae omnino testaceis. Elytra creber- rime punctulata et cinereo-pubescentia, punctis majoribus obsoletis minus dense impressa, macula magna communi, rotundata, evidenter trans- versa, nigro-pubescente et simpliciter punctulata, fere a basi usque ad médium continúala, ornata. 37. CephaloscymnusBruchi: Breviterovatus, testaceo-rufus, minus dense brevissimeque cinereo-pubescens, pectore, fronte basin versus, prothorace (lateribus exceptis) scutelloque nigris, elytris coeruleo-viridi- aeneis, sat fortiter punctatis. — Long. 2 — 2,2 mm. Habitat in Brasilia (XII. I 901). Caput testaceo-rufum, punctulatum, fronte parallela basin versus picea vel nigra et subtiliter punctulata, oculis magnis, oblongis, glabris. Prothorax latitudine postica triplo brevior, antice profunde emarginatus. lateribus antrorsum leviter rotundaiim convergentibus, angulis anticis magnis, subacutis, posticis fere rectis, dorso transversim convexus, sat dense punctulatus, niger, latera versus sensim rufo-tinctus. Scutellum mediocre, triangulare nigrum. Elytra rotundata, convexa, prothorace multo latiora, coeruleo-viiidi-aenea, nitida, sat fortiter punctata, ápice tenuiter testaceo-marginata, epipleuris obscurius ferrugineis. Corpus sub- tus nigrum, parte laterali prosterni, abdomine peJibusque rufo-testaceis, segmento primo ventrali plus minus infúscalo. LA ARTIIRITIS DEFORMANS DE LOS ANTIGUOS PATAGONES CONTRIBUCIÓN A LA A N T RO PO - PATO LOO 1 A POR ROBERT LEHMANN-NITSCHE El Museo de La Plata dispone de un rico material osteoló- gico, procedente de diferentes tribus indígenas de la República Argentina. En primera línea, están representados los Araucanos, los Calchaquíes, los antiguos habitantes de la provincia de San Juan, que bien pueden sei' los Huai-pes, y los famosos gigan- tes del sud, los Patagones. Encargado por el Director del establecimiento, doctor Fran- cisco P. Moreno, de la sección antropológica, incluso la arqueo- etnológica, me fué necesario preparar, ante todo, como tarea fundamental, un inventario sistemático y científico de todas las existencias. Tuve, pues, oportunidad de ocuparme de cada pieza por separado y estudiarlas un poco, anotando al mismo tiempo en el manuscrito del catálogo osteológico todas las particulari- dades anatómicas y patológicas que se me presentaron. Luego después, sacando del gran depósito, en que se conservan los huesos sueltos, los ejemplares que había anotado, formé con ellos un gabinete patológico que está á la vista del público en la sala antropológica. A los que se interesan por la antropo-pato- logía, ofrezco en las líneas siguientes datos estadísticos espe- cialmente sobre una enfermedad bien conocida, pero pocas ve- ces diagnosticada, la arthritis defonnaiis, contribuyendo al mismo tiempo, con estas y otras observaciones, al conocimiento de la patología de las razas humanas, ó de la aiitropo- patología, capítulo tan interesante como poco estudiado, particularmente en cuanto se refiere á las enfermedades de las tribus indígenas del con- tinente sudamericano. Creo que la nueva palabra antropo- pato- logía explica bien que se trata del estudio comparativo de las 200 — < •s os í^ - - 1 1 1 1 1 1 - 1 1 1 1 1 1 Vi < "5¡ .f s 1 1 1 1 1 1 1 4 § 1 1 1 1 -- 1 1 en •i" - "lililí 13 -^ en 1 1 1 1 1 m 1 s "lililí i s co 1 1 _. 1 - 1 en os m [d H ce •Id > "lililí CU -^1 1 1 1 1 1 1 4 S 1 1 1 1 1 1 1 en ■< _] > tí ■2 "^ 1 1 1 1 1 - 1 1 s 1 1 1 1 1 1 1 o H 1 t § =í x: o a» •a 1 o» C 1/ n C £ P: á. en j¿ a. « £ ^ § 1 Ü - w a: o d. 'J c X a, C/3 enfei'medades del género humano, mientras que la zoo-jMÍología y la fif o - patología han de ocuparse de las enfermedades del reino ani- mal (con excepción del hombre) y del reino vegetal. Aquí solamente me ocuparé de una colección de huesos sueltos, hecha en las exploraciones que efectuó en el valle del Río Chu- but, en 1893, por encargo del Mu- seo, el ex-jirimer preparador don Santiago Pozzi, actualmente jefe de los laboratorios del Museo Na- cional de Buenos Aires. Allá, en el valle del Río Chu- l)ut, por los alrededores de la co- lonia galense de Trelew, se en- contraban cementerios antiguos de la población indígena, que, indudablemente, á juzgar por los caracteres muy típicos del esque- leto, son los antecesores de los famosos Patagones ó Tehuelches actuales. A los muertos se les había agregado todo lo que apre- ciaban en vida: puntas de flechas magníficamente trabajadas, bo- leadoras de piedra, collares for- mados con disquitos de conchi- llas, hacha de piedra para cere- monias; también se encontraron, aunque en número reducido, al- gunas ollas grandes de barro co- cido. No se halló nada que indi- cara la influencia europea. La co- lección osteológica consta de algo más de trescientos cráneos, de diecinueve esqueletos que han sido armados en el Museo y de un gran númei'o de huesos suel- tos, más de dos mil. Clasificando estos últimos, he — 201 ~ unolado las particularidades patológicas que presentan, como lo demuestra el cuadro adjunto, que se refiere solamente á los huesos sueltos dejando aparte los esqueletos armados. Presen- tamos la estadística completa. De las enfermedades, que según el esqueleto pueden ser diag- nosticadas, sobresale la arthritis deformans, lo que explica el título con que encabezamos estas líneas. Como se vé, el costado dcreclio y la extreniidad superior son los lugares predilectos de la enfermedad. En cuanto al detalle hemos observado lo siguiente: De los cinco húmeros derechos, tres ejemplares presentan la afección en la articulación del codo. Se nota, en diferentes grados de desarrollo, proliferaciones pequeñas del borde de la superfi- cie articular y erosiones de esta última que están interrumpidas por caras brillantes. En los otros dos ejemplares derechos, la afección de la epífisis distal es apenas notable, mientras que el capítulo está muy deshecho, destruido; el surco intertubercular es muy profundo, pero no se notan facetas brillantes. No estoy absolutamente seguro si es realmente la arthritis deformans que ha producido tales destrucciones en el capítulo de estos dos últimos casos, ó si se trata de una afección tísica. Las proliferaciones no tienen la forma tan típica de una pequeña coliflor; son más bien algo macizas y granuladas. El único húmero izquierdo patológico de la colección pre- senta indudablemente una arthritis deformans. Casualmente, se encontraron el radio- y el cubito correspondientes. La articula- ción cubito -radial está completamente destruida; parece comida por las erosiones; el brazo hn estado inmovible ó poco movi- ble en posición doblada; el radio y el cubito se encontraban al parecer en pronación, de manera (]ue la posición resultante del brazo, apretado al pecho, era la más cómoda para el pobre enfermo. La epífisis proximal del cubito muestra grandes prolifera- ciones; el capítulo del radio está aumentado de volumen; tapa á la diáfisis y la cubre como un sombrero que se cuelga de la extremidad de un palo. Los otros dos radios izquierdos presentan ligeras afecciones en el capítulo. Entre los dos cubitos, hay cinco patológicos del costado de- recho; tres denotan proliferaciones al borde de la articulación proximal; otro, además, también en la distal; el quinto las tiene solamente al lado del capítulo, donde se notan unas partes bri- llantes. Un cubito izquierdo tiene deformado el borde de lu ar- ticulación proximal. — 202 — l'lnli'e los pelvis, li:iy uiui mitad i/,(|u¡(3rda, cuyo ucelúbulo muestiM en su l^orde una ligera [n-njiíeraciún, indicio de una coxitis crónica. Entre las vértebras, hay dos lumbares con los caracteres de la enfermedad mencionada, mientras que un tercer caso es algo dudoso. Se trata de la consolidación completa del atlas, del axis y de la siguiente vértebra cervical. De los fémures derechos, demuestra uno grandes proliferacio- nes sin erosiones y facetas brillantes en la articulación distal; otros dos ejemplares tienen una superficie brillante en la parle posterior del cóndilo extei'no, sin otros indicios. Igual es el caso de un fémur izquierdo, cuyo cóndilo externo está pulido en su parte anterior, mientras que otro fémur, también izquierdo, demuestra afectado el trocánter menor y el capítulo, que ha aumentado algo, en forma de hongo, resultando así la forma conocida bajo el nombre de coxa vara. Las seis tibias patológicas demuestran pocas proliferaciones, ninguna erosión y no presentan ninguna parte brillante en las superficies ai'ticulares femorales. Hace excepción una tiljia de- recha en que la superficie externa de la articulación femoral es brillante y además se notan algunas erosiones. Las dos rótulas demuestran erosiones y parles pulidas en sus facies articulares. Reasumiendo ahora los datos consignados anteriormente, resulla que: La arthritis defoniiaiis se presenta eii la proporción de 4 '% más ó menos en los esqueletos de la población indígena patagónica siendo, con cierta frecuencia, localizada en la articulación del codo derecho. En las alteraciones óseas, la enfermedad se distingue de la que se ob- serva en Europa — por lo menos como yo la conozco — por la in- significancia de las proliferaciones en forma de coliflor g por la abundancia de partes ó facetas pulidas g brillantes. Este último hecho se comprende muy fácilmente. Cualquier euroi)eo, hasta el más pobre, que sufre de esta enfermedad tan dolorosa, goza del reposo y de los cuidados de la familia y mueve la extremidad enferma lo menos posible. Todo lo con- trario sucede con los indios patagones, verdaderos cazadores nómades en los desiertos inmensos de la inhal)itable Patagonia. Los vientos fuertes que azotan todo el año el suelo, las lluvias del otoño, las nieves y el frió del invierno han de (iroducir afecciones reumáticas hasta en las personas más acostumbra- das, nacidas en una tierra tan poco hospitalaria. Y no obstante — 203 — todo, los indios no conocen la vida sedentaria, caminan ca- zando y cazan caminando. Las iiroliferaciones óseas no pueden desaiTollarse por el movimiento casi continuo de todas las arti- culaciones, mientras que justamente por este motivo las facies articulares lastimadas se restriegan una con otra, de cuyo roce han de resultar facetas brillantes que en unos casos solamente tienen el aspecto de marfil liso, mientras que en otros presen- tan verdaderos espejos pequeños, que hacen reflejar los rayos luminosos sobre la vista. Creemos haber explicado el origen mecánico de las facetas brillantes tan abundantes, que predominan en el cuadro palo- lógico que nos ofrecen los huesos patagónicos recién descriptos. Pero algo más podemos deducir de estas alteraciones, esto es una seiisibil/dad poco desarrollada. Si el indio patagón, enfermo de la arlhrilis deformans que produce tanto dolor en un euro- peo, padeciera con la misma intensidad como aquél ¿acaso le sería posible seguir á sus compañeros en las marchas forza- das? Y como las facetas solamente se explican por el movi- miento de la extremidad atacada, resulta que el dolor no debe haber sido demasiado grande para impedir el movimiento en tan alto grado como suele suceder en un europeo. Es bien sabido que en las razas primitivas la sensibilidad está poco desarrollada: de esto ofrecen una nueva prueba los Patagones. La Plata, I-'ebrero de 1903. BRAQUIFALANGIA DE LA MANO DERECHA CON SINDACTILIA PARCIAL DEL ÍNDICE Y DEDO MEDIO OBSERVADA EN UNA INDIA ONA DE LA TIERRA DEL FUEGO POR ROBERT LEHMANN-NITSCHE CON UNA LAMINA Viajando en los primeros meses del año pasado (1902) pol- la Tierra del Fuego con el objeto de hacer estudios antropoló- gicos y etnológicos, gozaba de la hospitalidad de los Salesianos en la estación misionera de Río Grande de la Tierra del Fuego, situada en lo orilla noreste de la isla. Allí tuve ocasión de hacer observaciones interesantes sobre los indios Onas; los había en número considerable (más de cien individuos), de ambos sexos y de todas las edades. Las familias indígenas viven cada una para sí en pequeñas casitas de zinc, gozando cada individuo de toda la libertad posible. Los hombres están ocupados en tra- bajos del campo (cría de ovejas), cubriendo buena parte los gastos de la misión; las mujeres hacen tejidos; á los niños se les enseña en el colegio; son más inteligentes de lo que yo pensaba. Estos indios Onas son los habitantes primitivos de la isla y viven solamente en tierra, mientras que los Yaganes y Alacalufes usan canoas; desde el punto de vista lingüístico pertenecen á los Patagones ó Tehuelches y los reuniré con ellos bajo el nombre de «Grupo Ch'on». Publicaré más tarde los resultados de mi viaje; en estas líneas, describiré solamente un caso de patología que he obser- vado en una india. Se trata de una mujer de unos veinticinco años, bautizada bajo el nombre de Elena. A excepción de la mano derecha, no presenta absolutamente nada digno de mención; su cuerpo está bien desarrollado, como en todas las demás indias de las que Elena no se distingue en nada. La mano izquierda también es normal, como se puede ver en parte en el contorno 206 Fiíí. 1 Contorno de la mano izquierda normal (!^ t. n.) [ñg. 1) y no presenta nada notable; pero la derecha es mal hecho. Los cuatro últimos dedos, á primera vista, parecen mu- tilados, pero resultan ser verdadei'os dedos del pié; no son bas- tante largos, pero flexibles en las articulaciones; además hay sindactilia parcial entre el índice y el medio. Para facilitar la comparación, he dibujado los contornos de cada mano por medio de un grafito sacado de un lápiz, mantenido bien derecho; he reproducido estos contornos en igual tamaño (V,, t. n.) en las figuras 1 y 2. Además he tomado en cada mano vai'ias medi- das por medio de la (¡lissierc, reuniéndolas en un cuadro com- parativo; al fin he retratado la mano que nos interesa en vista dorsal y palmar; estas fotografías han sido aumentadas exocla- mente en medio tamaño natural por medio de las medidas to- madas sobre la mano misma y los figuras 3 y 4 los representan en el tamaño indicado. Las fotografías primitivas no han salido muy bien, por haber tenido que trabajar en condiciones poco favorables y con mucho apuro. La mano derecha, á juzgar por la simple inspección, es i-e- lativamente bien formada hasta las articulaciones metacarpo- 207 Fig. 2 Contorno de la mano derecha patológica (}í t n.) falángicas; á excepción de los dedos, es del mismo largo que la izquierda, pero algo más estrecha. Es decir, la distancia entre el pliegue que separa la palma del antebrazo, y el pliegue me- tncarpo-falángico próximo mide 10,5 en la mano normal iz- quierda y 10,4 cm. en la derecha patológica; el ancho de la mano izquierda es de 8, el de la patológica de 7 cm., medido entre las articulaciones metacarpo -falángicas de los dedos II y V, la mano extendida y el pulgar en abducción. Son pues los dedos que están mal formados. El pulgares el menos aberrante. Comparándolos contornos de las dos manos (fig. 1 y 2) se ve que es algo más corto que su correspondiente de la mano izquierda. La articulación me- tacarpo-falángica no es flexible, formando ambos huesos uno .solo, de forma extendida y un poco excavada. La articulación interfalángica es, por lo contrario, bien flexible; la falange final es del mismo largo que la correspondiente izquierda (c. 27 mm.). Las anomalías del pulgar son entonces relativamente escasas é insignificantes; pero los oíros dedos se muestran deformados de una manera notable y producen lo característico de In mons- — 208 — truosidad. Es decir, cada dedo es casi del grueso normal, pero sus falanges están reducidas en su largo de un grado simétrico, quedando completamente flexibles en sus articulaciones, para flexiones activas y pasivas, como lo podía comi)robar por un examen directo. La india usa la mano perfectamente para tejer como si fuera normal. La mano tiene así el aspecto de un pie; los dedos son verdaderos dedos del pié y para significar estos ca- racteres me he servido de la palabra «braquifalangia». La de- formación de los dedos se conoce mejor comparándolos con los de la mano normal; he tomado entonces de las dos manos algunas medidas que explicaré antes de ocuparme de ellas. Los métodos son los indicados por Fernando Birkner en sus inves- tigaciones sobre la mano humana (Munich 1895). Para medir «el largo exterior del dedo» se hace doblar los dedos extendidos en 90° en las articulaciones metacarpo -falán- gicas, tomando después la distancia ontre el punto más alto del capítulo y la punta del dedo. «El largo de la falange basal» se mide en la mano cerrada desde el punto mas alto del cajiítulo hasta el medio de la pri- mera articulación intei'l'alángica. Sacando esta medida de la anterior, he calculado «el largo de las falanges media y última; había olvidado determinarlas directa y separadamente en la mano misma de la india. «El largo interno (relativo) de los dedos» se mide desde el plie- gue próximo entre palma y dedo hasta la punta de este último. La diferencia enti-e el lai'go exterior é interior de los dedos es «el largo absoluto de la membrana natatoi'ia». Es suficiente si se la determina según las medidas del dedo medio, como lo hizo Birkner. Las cifras obtenidas según los métodos indicados, las he reunido en el cuadro siguiente: CLASE DE MEDIDAS índice DEDO MEDIO DEDO IV DEDO V ft-n Hlíliinetros ) Izq. itorm. Der. »t(tl /, twrm. Der. vial /. rzg. noríii. Dir. vial f. ¡zq. noriti. Der. innl /. Largo exterior del dedo Largo de la falange basal — Largo de las f. media y última. Largo interior del dedo 96 51 45 6(j 73 49 24 37 107 59 48 73 76 47 29 39 103 56 47 68 11 49 28 41 82 45 37 55 01 44 20 30 Basta repasar este cuadro para darse cuenta de que las fa- langes de la mano patológica están simétricamente reducidas en su largo. — 209 — Esto no resultíi tan claro mirando la palma de la mano (fig. 3), puesto (|ue do una parlo los pliegues interfalángicos son incompletos (índice y dedo IV), y (|ue de otra pailo no se puede dislÍMíAuir si cori'esponden exactamente á las articulaciones in- tfirfalángicas (dedo medio y meñique). Sería, pues, inútil medií' las distancias entre los pliegues para compararlos con los corres- [londientes de la mano i/,(|uierda. I,os pliegues de la |ialma no olVecen nada de particular, como k) demuestra la figura 3. Por último, hay (|ue notar la sindaclilia entre las falanges básales del índice y dedo III. Las uñas están bien formadas y poco encorvadas. La membrana natatoria es gi'ande en cada mano, no sola- mente en la mano anormal donde su tamaño es algo mayor; mide en la mano i/,(|uierda 34, en la derecha 37 milímetros. Nuestro amigo Birkner, que se ha ocupado detalladamente de esta materia (I. o. p. 170), hallaba entre 450 adultos de ambos sexos la membrana natatoria G9 veces ó sean en 15,33 % de 32 á 35 mm.; 11 veces ó sean la 2,44 % de 30 á 39 mm.; entre 200 mujeres adultas 14 veces ó sea en 7 % de 32 á 35 mm., nunca de 30 i'i 39 mm. La mano normal de nuestra india con 178 mm. de largo total pertenece, según Birkner, á las manos cortas (menos de 180 mm. en las mujeres) y la membrana na- tatoria de 32 á 35 mm. se hallaba entre 35 mujeres con tales manos cortas .solamente dos veces ó sean en 5,7 %. Resulta de estas cifi-as que dicha membrana de nuestro caso es grande, pero individual, y que no hay motivo de buscar re- laciones con la deformación de los dedos. Con la presente, creo liabei- indicado las particulai'idades más salientes de la mano que nos interesa, tales como resultan de la simple inspección. Resultados seguros se tendrían solamente de una fotografía con rayos Róntgen que no han llegado toda- vía á la Tierra del Fuego. Parece que ca.sos como los que ahora publico no se han descriplo todavía. F.n la notable biblioteca médica del profesor doctor Roberto Wernicke, galantemente puesta á mi disposición, no he encontrado nada al respecto; no hay caso donde las fa- langes estén simétricamente reducidas en su largo. Tales mons- truosidades son rarísimas y merecen darse á la publicidad por medio de esta Revista. Tomo XI y. ' W^ s r-' o (- feo E NOTES LESIONS DE GRANES DES ILES CANARIES ANALOGUES A CELLES DE MENOUVILLE ET LEUR INTERPRÉTATION PROBABLE PAR ROBERT LEHMANN-NITSCHE M. Manouvrier vient, de décrire un cas tres intéressant de le- sión «énigmalique» observes sur un crúne néolithique du dol- men de Menouville (Seine-et-Oise), recueilli par M. Fouju ('). Ce crane est celui d'un sujet aduUe et encoré jeune du sexe masculin. La lesión qu'il présente consiste en une dépression de forme ovale tres nettement circonscrite, ayant á peu pros pour centre le bregma. Ses dimensions sont de 55 millimétres pour le grand axe antéro-postérieur et de 40 millimétres pour le petit axe transversal. La partió la plus prolbnde est perfores par un trou de forme irrégulióre, déntele sur ses bords. Le pourtour de la dépression est formé par une sorle de bourrelet de la table externe du crane; la surface ovale circonscrite par cette saillie est tres lisse et comme écrasée. Tout ceci prouve que l'individu est guéri et le troncón persistant de la suture métopique en pleine lesión indique que celle-ci date de l'en- fance du sujet. M. Manouvrier examine ensuite les diverses interprétalions propres a expliquer cette curieuse lesión el termine son article en disant (|ue rhypotbése d'une cautérisation pi'ol'onde par lirü- lure ou autrement parait étre la plus satisfaisante. Mais il faut attendre la découverte de nouveaux cas. En effet, on trouve deja che/, quelques auteurs la description de mutilations analogues. Cest M. de Lusclian qui en a observé sur des crünes d'anciens Guanches de Tile Ténériffe ("). Vingt- cinq cranes sur deux cent dix (c'est-á-dire plus du dix pour cent) offrent une cicatrice précisément dans la región de la grande fontanelle ou dans son voisinage immédiat. La plupart OjO des crúnes sont de sujets adultes; les sexes masculin et fómi- nin sont représenles h peu prés dons la méme pi-oporlion. A Texceplion d'une seule, de forme presque ronde, les cicatrices sont ovales et le grand axe correspond toujours au diamétre antéro- postérieur du cráne. Le diamétre de la plus pelite ne mesure que 25 millimelres, mais les dimensions des plus gran- des sont de 90 miliimétres pour le grand axe antéro- postérieur et de 70 miliimétres [lour le pelit axo transversal. L'ovale cica- trisé repirésente done une surface d'envii'on 50 centimétres car- rés; il atleint presque la dimensión de la palme de la main. L'aspect de la surface varié selon le cas, mais dénonce presque toujours la guérison complete de l'individu; en peu de cas seu- lement, il parait avoir eu lieu su|ipuratiún grave de Tos, déter- minant la mort. M. de Lusclian explique ees lésions curieuses comme ré- sultant d'une opération chirurgicale; on avait gratté la table externe de la voúte cranienne avec des couteaux probablement de pierre, a cause des idees superstitieuses et mystiques. Pour Taire connaitre des cas analogues, dont Texplication étail bien connue, M. Vircbow montrait un peu plus tard a la méme Société anthropologique de Beriin des cránes modernos allemands ('). Ces cránes présentaient une carionécrose de la región sagittale ou bregmatique; rapplication de remedes caus- tiques sur la tete du vivanl avait produit de pareilles lésions. Personne n'a encoré tenté de cbercher auprés des anciens cbroniqueurs une explication des dites lésions observées sur ces anciens crAnes de la Ganarle. Ne disponsant pas ici a La Plata des ressources lilléraii-es nécessairos, j'ai profilé de mon dernier séjour a Pai-is, en 1900, comme delegué du Musée de La Plata au Congrés internalionol d'anlhropologie et d'arcliéo- logie préhistoriques, pour m'adresser á M. Cbil y Naranjo, de Las Palmas, Grande Ganarle, bien connu a la Société d'Anlhro- pologie de Paris el décédé malheureusement il y a quelque temps. G'était bien lui qui, suivanl mol, étail le mieux [¡lacé pour me donner les renseignemenls que je désirais. M. Gbil m'indiqua la conférence sur les anciens Guanches qu'il avait donnée, en 1878, au Congrés International des sciences anthro- pologiques, lenu a Paris du IG au 21 aoút H. II ne put me com- muniquer grand'chose sur la question, ne se souvenanl proba- blement plus d'une maniere exacte de ses délails, d'aulant plus (|ue nous n'avions pas sa |)ublication sous les yeux. Mais j'ni étudié soigneusement dans la suite le mémoire de M. Gbil. II consiste en general en une compilation de renseignemenls düs — 213 — a d'iiiiciens chroniqueurs qui ne sont pas cilés, suivant la mé- tliodo espagnole, el donl réauméralioii se trouve seulement á la lia du dit mémoire, dans le cliajiilrG sur lorigine des Guan- ches (page 202 et suivantes); oii y parle de Topinion des anciens auteurs sur ce sujet. En effet, paga 178, nous lisons ce qui suit: « Lorsqu'ils avaient des douleurs, ils faisaient de larges scari- fications sur la peau de la parlie malade avec leurs couteaux de jtierre, et, caulérisaient ensuite la plaie avec des racines de jones trempées dans de la graisse bouillante; ils prenaient de préterence pour cet usage de la graisse de chcvre.» Cela explique parfaitement les cicatrices bregmatiques des ci'anes des iles Canaries. On voitque les explications de MM. de Luschan et Virchow sont done confirmées en partie. Celui qui dispose des anciennes chroniques écriles sur ees iles el sur les Guanches y trouvera cerlainenienl des données originales, et, en cherchanl les moyens de guérir les maladies, il en trou- vera peut-élre d'aulres indiquanl les remedes centre la céplia- lalgie, etc. Je crois done possible d'établir un parallóle entre les lésions « énigmatiques » des cránes des Guanches el celles de la voúte cranienne provenant du dolmen de Menouville. II me semble également que Fexplication iii'i:i|)oséc pai' M. Manouvi-ier est parfaitement corroborée par les dires des anciens écrivains que nous venons de citer. La Plata, juillet 1903. O Manouvrier: Notes sur un cas de T sincipital inconiplet et sur une autre lesión énigmatique du cráne. Bulletins et Ménioires de la Société d'Anthropologie de Paris, 1003, p. 601-60'i. {') V. Lusuhan: Schíldel mit Narben in der Bregniagegend. Verhand- lungen der Berliner Gesellschaft für Anthropologie, Kthnologie und Urge- schichte, 1896, p. 65-69. — Discussion: Viroliow ib. p. 69. V. Luschan : Ueber eine Schadelsammlung ven den Canarischen Inseln. S. -A. aus: Hans Meyer: Tenerife, Leipzig, 1896, p. 285-319, passini.— Communications próliminaires sur l'article antérieur. (") ViKCHOw: Schádel niit Carionecrosis der Sagittalgegend. Verhandlun- gen etc., 1896, p. 327-330. {■*) Chil y Naranjo: Mémoire sur l'origine des Guanches ou habitants primitifs des lies Canaries. Congrés International des Sciences antiiropologi- ques, tenu á Paris du 16 au 21 aoíit, 1878, p. 167-220. LOS "MORTEROS" DE CAPILLA DEL MONTE (cóhdoba) CONTR115UCIÓN Á LA AROUEOLOGÍA ARGENTINA POR ROBERT LEHMANN-NITSCHE ¿Quién no conoce ó por lo menos no ha oido hablar de las pintorescas sierras de Córdoba, refugio de todos los que nece- sitan un descanso de sus trabajos ó que liuyen del sol ardiente del verano? Hoy en día que el ferrocarril de Córdoba pasa por el valle de la Sierra Chica, se llega con toda comodidad á una región de las más pintorescas del interior de la República y se goza en las pocas horas del viaje de todas las bellezas de un paisaje alpino. La vía férrea costea en muchas partes de su trayecto las faldas empinadas de la quebrada, por cuyo fondo se descuelga un río, (jue se había transformado en un to- rrente impetuoso por las lluvias extraordinarias de esta Semana Santa. Pasamos el lugar de San Roque, donde el dique, el más grande de su clase en todo el mundo, acababa de dar una prueba de su resistencia. Pasamos por Cosquin y La Falda, puntos principales, y bajamos á Capilla del Monte, centro de todo lo más pintoresco que ofrece el paisaje. Se ha formado un pe- queño pueblo en el valle que atraviesa el río del mismo nom- bre, antes llamado Calavalumba. El suelo es accidentado y pedregoso en todas sus partes; por todas ellas aparece la roca primitiva, ya elevándose sobre la superficie, ya al nivel con ella ó de no como bloques aislados de tamaño más reducido. Entre las piedras nace una vegetación abundante, siempre que no la haya cortado la mano del hombre. Pasamos la noche del 23 de Abril, y el día siguiente, en una magnífica mañana de oto- ño, visitamos al .señor Osear Doering, profesor de la Universi- dad de Córdoba y presidente de la Academia Nacional de Cien- cias, á quien encontramos en su casa situada al otro lado del río. Se ocupaba en sacar cálculos astronómicos, y pasamos á — 216 — charlar de esto y aquello, y á su pregunta si ya había visto los «morteros» úe Cuiiilia, contesté (|ue no. LOn su nnérito, y guiado por él, visitarnos aquellos antiguos restos de la pobla- ción indígena que se encuentra en la banda norte del río. Nos despedirnos con el compatriota y r-egr'esamos al hotel Victoria donde nos habíamos alojado, y en éste hallamos un baqueano que conoce otros morteros situados en la banda sud del río. Fuimos (;on él y de las dos exploraciones obtuvimos los apuntes que se i-epi'oducen en seguida. Las disposiciones del viaje me obligaban á parlir ese mismo día, á las doce, y tenía f|ue terminar mis anotaciones esa misma mañana. Como no llevaba medida, (uve (|ue contentarme con la simple vista })ai-a tasai- el tamaño de los morteros, las dis- tancias enli'C uno y otro, así como las dii'ecciones relativas entre sí. Nuestro dibujo r-epresenla, pues, aproxiinadamcnte la situación natural, pero me parece que en genei'al corresponde á la i"ea- lidad. Como no se nota ninguna i'egla ni en el orden de las excavaciones ni en la elección del lugai', no es indispensable una exactitud minuciosa que solamente se obtendría con ins- trumentos adecuados. Los datos gener-alcs que resultan de las observaciones ais- ladas, son los siguientes: Los «mortei'os» son depresiones redondas, hechas en direc- ción vertical, en piedras cuya superficie es r-elativamente plana, unas como tazas que bajan de la superficie plana de las pie- dras que se levantan algo sobi-e el suelo que las rodea, y que son, las unas, piedi'as aisladas, de tamaño relativamente insig- nificante, las otras, parle de la peña viva (|ue se extiende hasta tr'einta y más metros en toda dir-ección. Las piedi'as elegidas para tallar en ellas los morter'cs, se hallan situadas no muy lejos del agua corTiente. Todas las cavidades son i-edondas como si las hubiesen hecho á compás; el diámetro varía desde el ancho de una mano y media (12) hasta una cuarta (20 cm.); la hondura es más variable. Algunas cavidades son casi planas, que se no- tan solamente i)or una depresión r-edonda y pulida en la misma peña, las que van indicadas en nuestr-o croquis por los pun- tos más pequeños; otras cavidades son verdaderos agujei-os de más de medio metro de i)rofundidad, y van indicados por los puntos más gruesos del mismo. Las demás cavidades se ha- llan enti-e estos dos exli'emos, cuyo término medio puede esti- mar'se en algo más de una cuarta. La distribución de los mortei'os en las piedi'as ó peñas es absolutamente irr-egular; no se nota ningún orden; los más — 217 — próximos distan unos (30 centímetros uno del otro. En un solo caso (grupo V), se encuenli'nn iii;i'upiidos con estrecliez y la distancia entre dos de ellos no mide más que tres dedos (6 cm.). Este grupo es por lo mismo el que más llama la atención. La descripción especial de cada grupo es la siguiente: MORTEROS SITUADOS EN LA BANDA NORTE DEl. RÍO DE CAPILLA DEL MONTE Grupo I.- — En un terreno del señor doctor Osear Doering, se encuenli'a una peña grande de granito, de 25 metros de largo por 12 á 15 metros de ancho aproximadamente. En esta se pue- den distinguir tres partes: dos laterales (la y le) y una del me- dio {ib), que se eleva de uno á dos metros sobre los dos late- rales. Cada una de estas tres partes está cubiei'ta de morteros tal y como se representa en nuestro diliujo número 1. 1 a es el grupo Oeste, 1 ¿^ el grupo medio, le el grupo Este; cada uno de éstos dista del otro unos odio á diez metros, lo que va indi- cado en el croquis por los espacios jiunleados que separan los tres grupos. La orientación de los tres grupos corresponde á lo f|ue da el croquis. En la sección 1 a están tres morteros, (|ue distan enti-e sí dos metros respectivamente, y esto nos servirá de escala para los demás grupos. La sección 16 consiste de once morteros, repartidos en dos grupos que se componen de seis y cinco cavidades respectiva- mente. El mortero de más al oeste es de muy poca hondura. En la sección le notamos también dos grupos, consisten- tes de seis y cinco morteros respectivamente. Uno de este grupo, indicado en el croquis con un punto fino, no es más que una ligera depresión. Unos quince pasos hacia el sud de la peña recién desoripta, se advierte otra de granito que contiene lo siguiente: Grupo II. — Está compuesta de seis morteros, de los cua- les dos se distinguen por su profundidad que excede de medio metro; van designados con puntos gruesos. El mortero de más al sud está partido transversalmente; se encuentra casi en la orilla de la peña, que, al rajarse y caerse un tanto, ha produ- cido la rotura y ésta casualmente pasa por el mismo mortero. Parece como si las crecientes del río que corre muy cerca de este sitio, hubiesen socavado la base de la peña que algo so- bresale, lo que ha producido la rajadura en la superficie. 218 oo o o i ^ 1 . , ; c o o ra. Escala i 1 -- i '" aproxin — 219 — MORTEROS SITUADOS EN I.A ORILLA SUD DEL RIO DE CAPILLA DEL MONTE Grupo [II. — No muy lejos de la estación del ferrocarril y del hotel Victoria, entre la vía férrea y un pequeño arroyo que nace en el mismo pueblo, en fi'ente de una fuente que surte al vecindario de agua, sobresale del suelo pedregoso una laja grande con superficie bastante plana. En ésta, se notan nueve morteros arreglados en tres hileras de cuatro, dos y tres res- pectivamente. La distancia entre el grupo norte y el del sud es más ó menos de doce pasos. Los cuatro morteros de la hilera norte y los dos de la del medio tiene una profundidad de algo más de una cuarta; los tres de la hilera del sud son casi planos. Grupo IV. — En un terreno del señor Doering, arrendado al coronel Domínguez, se hallan, no muy lejos de la entrada, dos piedras aisladas con superficie bastante plana. Una de ellas tiene un mortero muy liondo, pero la piedra se lia despedazado así que la quebradura pasa por el mismo mortero y la tierra cubre en parte la superficie, así que no se levanta del nivel del suelo. La otra piedra se eleva unos treinta centímetros y forma una ligera concavidad en su centro. Grupo V. — Está situado en el mismo terreno que el grupo anterior, distante unos quince pasos de éste. Son dos moles de granito aisladas, una grande y oti'a chica. La chica mide cerca de un metro de largo con un mortero en el medio. La grande tiene dos metros aproximadamente de largo, uno y medio de ancho y se eleva unos cincuenta centímetros del nivel del suelo. La superficie es lisa é inclinada hacia un costado como me- dia agua, y sus morteros son seis; la profundidad y diámetro de ellos será como de veinticinco centímeti-os; distan muy poco entre sí. Los dos más inmediatos están como á seis centíme- tros de distancia; los otros están de diez á veinte centímetros. Dada la forma de la piedra -molino y distribución de los ho- yos, podían trabajar muchas personas sentadas alrededor de ella sin molestarse unas á otras. Según los datos que hemos podido reunir en Capilla del Monte, existen muchos otros morteros en los alrededores, idén- ticos á los que acabamos de describir. — 220 — El origen artificial de los morteros está fuera de toda duda, como lo está también el uso á que se dedicaban. Según el señor Samuel A. Lafone Quevedo, i'i quien hemos comunicado las noticias anteriores, estos morteros servían, en lodos los tiempos prehistóricos, como actuales para moler el niaí\; y aún hoy en día todavía se sirven las genios de estos molinos veci- nales para sus necesidades domésticas. He aquí lo que me de- cía mi informante en sus propias palabras: «Los morteros como los de Capilla del Monte se ocupan todavía en toda la provincia de Catamurca y en las circunve- cinas (Tucumán, Sidta y La Rioja) para moler el maíz de la olla, sea para locro, sea para mazamorra. Se humedece el maíz un poco, en seguida se pone en el mortero en cantidad sufi- ciente y con un canto rodado del río, de hechura conveniente, que toman con la una ó con las dos manos, y después de una invocación al dios del mortero, para que no les suceda la des- gracia de molerse los dedos, comienzan á golpear el maíz con la piedra hasta que queda bien pelado, y después de aventado para limpiarlo del afrecho ó salvado, queda apto para el uso. Esto en cuanto á los morteros que no pasan de una cuarta de hondura, que son los generales en uso. En algunas par- tes suelen hacer estos morteros en troncos de árbol, en cuyo caso la mano también es de piedra. En todas partes de las provincias citadas, se hallan estas piedi-as grandes llenas de agujeros, algunas abandonadas y otras en uso actual. « El locro consiste en maíz preparado de la manera des- cripta y hervido con carne ó con porotos, en cual caso llámase «huascha locro», «locro de pobre»; se sazona al paladar y se sirve después de «lavarle la cara» (') con grasa frita con ají pimentón para darle color. «La mazamorra es el mismo maíz preparado, hervido en agua con un poco de soda («colipa») que se encuentra en la falda de los cerros; se toma fría ó caliente, con leche, etc.; á algunos se les antoja agi-egarla al caldo. «Diferentes de los morteros recién descriptos son los que sir- ven para moler el maíz tostado. El maíz para tostar se prepara poniéndolo un poco húmedo en un tiesto con ceniza caliente que lo hace reventar en rosetas, y una vez tostado se muele en una piedra más ó menos chata con otra piedra con que (') Asi llaman a la operación rio pasar grasa por encima del locro bien caliente; se derrite y le da buen y apetitoso aspecto. 221 se refriega el grono hasta dejarlo en harina fina: ésta se mez- cla con azúcar ó algo dulce y agua para una bebida muy ali- menticia que acostumbran los viajeros, y también para amasar diferentes clases de bizcochos ó colaciones, y cuando son he- chos del maíz del mismo nombre se llaman «capias». «La preparación déla algarroba es completamente diferente. Se elige tiempo fresco y seco y después de puestas de sol, hora á la cual las vainas están abizcochadas, se pone la can- tidad suficiente en una hera preparada de antemano y se la muele con un canto rodado pesado, asegurado á la punta de una palanca con punta de horqueta, que gira sobre otro canto ó bulto que sirve de fulcro. El otro extremo de la palanca tiene una manija en cruz, con que el indio hace mover la pa- lanca y la deja caer sobre la masa de algarroba que está abajo de la muela de piedra; con estos golpes sucesivos sigue la operación hasta que se reduce la parte dulce á harina, y por medio de los cernidores se separa esta hai-ina dulce, que es la que sirve para el «patai», del salvado que se llama «aun- chi» ó «ámchi», muy útil para forraje de los animales en el invierno. La parte fina y dulce se amasa, á veces con un poco de almidón, y se forma en panes como ladrillos cuadrilongos ó discos redondos que con una ligera tuesta queda^n firmes y aptos pai-a el consumo ó la venta.» Todos estos modos de preparar los frutos alimenticios del país, provienen sin duda de los tiempos precolombianos y, ellos mediante, podemos darnos cuenta del objeto que se proponían al elaborar morteros como los de Capilla del Monte, que ser- vían para moler el maíz de la olla, y no para despachurrar la melosa algarroba. La Plata, Abril de 1903. Le nid de VEmuenes eauieuMa. (Oliv.) Sauss. (GUÉPE SOLITAIRE) ET OBSERVATIONS SUR DEUX DE SES PARASITES PAR CARLOS BRUCH AVEC UNE PLANCHE Quoique la plupart des guepcs soÜtaires, qui vivent aux environs de La Plata, aicnt déjá été décrites systématiquement, heaucoup de leurs ma'urs ont échappé jusqu"ici aux observateurs. Je me propose done, dans les ligues suivanies, d'étudier spécialement la nidification de 1 Eu- menes caniculata et de faire part de mes observations sur quelques pa- rasites trouvés dans l'intérieur du nid de cet hyménoptére. Notre Eumene niciie généralement sur le pan des murs ou des parois en bois, c'est-á-dire sur un plan vertical, aussi bien dans des endroits exposés aux intemperies que dans des endroits abriles. II construit son nid tantót isolément tantót amonedé en un groupe de cinq ou six et méme davantagc. Le matériel employé a sa construction est de la terre fine, agglutinée, serte de mortier qui, suivant la nature du terrain envi- ronnant, est melé á du sable, du gravier ou des parcelles de coquillages. La forme du nid est hémisphérique, de un centimctre et demi de diametre sur un centimétre de hauteur. Lorsque plusieurs nids sont construits ensemble, ils forment une pelote de terre aplatie, plus ou moins bien pétrie, dans laquelle, pourtant, chacun des nids peut se dis- tinguer isolément. La surface sur laquelle le nid est assujetti forme, dans presque tous les cas observes, paroi intérieure et n'est généralement pas revétue de mortier. Seulement au cas oCi la construction du nid aurait été entreprise sur une base peu solide et plus ou moins lisse, 1 insecte étnblit un fond pour consolider son édifice; ce fond étant du méme matériel que le nid, l'intérieur de celui-ci est alors entiérement badi- geonné. Cette particularité est cependant rare, car d'habitude l'insecte s'épargne le travail de crépir le petit emplacement sur lequel ¡1 fixe son nid. 224 Pour construiré son nid, la fcmclle commence par élever, a 1 endroit clioisi, un petit talus circulaire de quelques miUimétres de large, lequcl sera, pour ainsi diré, la base de la petite voúte projetée. Sur le contour exiérieur de ce talus, Tinsccte bátit alors une coupole dont les parois ont environ un miUimetre d épaisseur. Avant d achever le nid et den murer définitivement la voúte, la femelle y pond un a-uf, toujours unique, qu elle ne se contente pas de déposer siniplement dans le nid, mais qu'elle suspend au plafond par un 111 court ct tcnu, de fa(;on que líX'uf peut osciller dans le vide. L ouverture ménagée dans le faite de la coupole est alors réduite á un trou fort petit que l'insecte entourera d'une légére corniche á pans évasés. La construction du nid étant ainsi terminée, ct loeuf fixé dans son intérieur, i! s'agit maintenant de pourvoir á 1 entreiien de la larve qui cclora sous peu. Tandis que le choix des alimenis est tres varié chez les Euménides en general, notre guepe tcnioigne d une certaine prédi- lection pour une clienille spéciale de lépidoptere, une géométride dont sept ou huit exemplaires sont nécessaires a chaqué nichce. Aussitót que notre Euméne a saisi une chenille, elle l'insensibilise avec un coup d aiguillon, et Tintroduit dans le nid par le petit orifica encoré reste ou\ert et construit cvidemmcnt en vue de faciliter cette opé- ration, laquelle se répete jusqu í\ ce que le nombre voulu de victimes ait été attcint. L'insecte détruit alors la petite corniche et bouche en- tiérement l'ouverture du nid. Pour édifier son nid, la guepe a bcsoin ordinairenient d'une journée, ainsi que j'ai pu souvent le remarquer; mais plus d'une fois aussi elle devait y travailler plusieurs jours. Dans tous les nids d'Eumenes sans exception que j ai examines, j'y ai trouvé la méme espece de chenille, qui semble indispensable a la nour- riture de la larve. J'ignore si, dans d'autres contrées ou en 1 absence de cette chenille spéciale. notre guepe chasse un autre gibier. Je n'ai pas en- coré pu vérifier cette hypothése. L'oeuf est cylindrique, Icgcrement arqueen dedans, fortementarrondl aux deux extrémités et de couleur jaune clair; á travers sa surface trans- parente ct luisante, on distingue bientot le dé\eloppement rapide de l'embryon. La longueur de l'ceuf est de 3,5 millimétres et sa largeur de I millimétre. L incubation dure trois jours seulement. Aussitót sortie de loeuf, la larve attaque sa provisión de chenilles insensibilisées, en- coré á l'état frais, et les devore avec avidité. Le premier jour, la larve est d'un vert clair. ;i tete blancliátre; cette couleur se transforme insensiblement en un blanc sale et prend plus tard une teinte brunátre. Les robustes mandibules tridentées sont d'une nuance plus foncée que la couleur du corps. — 225 — La larve progresse á vue d'oeil et déjá au septieme jour, ayant épuisé ses provisions, elle arrive au terme de son évolution; elle tisse alors une toile blanchátre, veloutée, semblable á une peau tres fine, dont elle tapisse les parois du nid; c'est la que s'accomplira la derniére pilase de sa métamorphose. L insecte parfait prend son essor en per- forant lui-méme les parois de sa cellule. J'ajoute ici quelques observations que j'ai recueillies sur la larve d'un insecte vivant au dépend de V Eumenes canictilata dans les nids mémes que je viens de décrire: cette larve est celle d'un Braconide. Je remarquais un jour, en elTet, sur un nid de ees guépes, un Bra- conide qui, malheureusement, s'envola á mon approche, de sorte que je le perdis de vue. Evidemment, c'était un parasite de mon Euméne. Dans un nid récemnient construit que je détachais de la paroi pour l'observer sous une clochc de verre, se trouvaient, en compagnie d une larve d Eumenes caniculala, ágée de deux jours á peine, trois autres larvcs plus petites qui, sans se géner, prenaient part au festín de che- nilles preparé avec tant de soin par la mere. Le jour suivant, examinant de nouveau mon nid, je fus surpris de constater que les trois intrus avaient attaqué la larve de l'Eumenes, et pénétrant hardiment dans ses flanes, lis finirent par la dévorer com- plétement. Douze jours plus tard, d"un des cocons de ees larves parasitaires sortit un Braconide dont l'apparence était identique á celle de linsecte dont la fuite m'avait tant intrigué auparavant. Mon collégue, M. J. Bréthes, á qui j'ai soumis cet insecte, lereconnut pour une espéce de Meteoros; il l'a décrit sous le nom de Meleorus eumenidis i') . Je compléterai seulement la description qu'il en a donnée en disant que sa larve a un peu plus d'un centimétre de longueur; elle est de couleur blanc sale ou brunátre, de forme assez effilée vers la tete, et augmentant progressivement vers le milieu du corps. Les segments ne se distinguent que tres difficilement. La tete est de forme arrondie, tres petite, rentrée dans le thorax; celui-ci, ainsi que les premiers segments, sont pourvus d'une granulation imperceptible qui, avec un fort grosis- sement, apparait sous la forme de petits triangles uniformes. (^) Un nuevo Meteorus argentino (Hymenoptera Braconidac), por J. Bréthes; «Anales del Museo Nacional de Buenos .\ircs», lomo IX (Serie 3*, t. 11), p. 53-55. Tomo XI 2 I — 226 — Le sixiéme jour, la kirvc bien développée, file son cocón pour opérer sa nymphose dans la demeure usurpée et y subir ensuite sa derniere métamorpliose. Son concón de sept millimetres de long sur trois de large, cst de forme ovoide et présente un tijsu blanc et soyeux. En étudiant la nidification de notre FümitMie, ¡1 m'est souvent arrivé, au monient de recueillir les nids, d"y recontrer, outre son legitime pro- priétaire, un autre hyménoptére de deux millimetres á peine et qui me parait étre un C/ialcidide'? Quoique je n aie pu encoré observer la lar\e de ce dernicr, il faut vraisemblablement le considérer comme un autre parasitc de I Euinenes caniculala. La Plata, Marzo de lQo3. Rev. del Museo de La Plata — Tome XI. C. BrUCH: Enuií'nes cnniculttta . 6. 10. 1 — 7. Eumenes caniculata Xid en consiruciion í¿;r. nal. \'ue ¡ntcrieurc du níd (id,). Groupe de nids (id. ). (Kuf '" , gr. nat. ) . Larvo \^¡^ gr. nat.). ñ. Tele de la larvc (grossie). 7. .Mandibule tgrossic). S — lo Meteorus eumenidis iS . Larve r'/j gr. nal.). 9. Tele el -segincnts ihoraciques (grusslsf. I o . Tele (grossiej . TALLtRES DEL MUSEU N Ll E VA S O B S I^: K VA C I O N E S SOBRE MOLUSCOS CRETÁCEOS Y TERCIARIOS DE PATAGONIA POR H. von I H E R I N G CON DOS lAmINAS Nuevas oliseiTacioiies solire moluscos cretáceos y terciarios Dl£ HATAGONIA H. von IHERINO CON POS LAMINAS Los señores Santiago Roth y Rodolfo Hauthal me remitieron algunas colecciones reunidas por ellos en varias excursiones geológicas á la Pa- tagonia, cuyo examen constituye el objeto del presente trabajo. Trataré en seguida y en primer lugar de las formaciones marinas, después de las terrestres, dando la descripción de las nuevas especies, y, finalmente, agregaré algunas conclusiones generales. A FORMACIONES MARINAS I . FORTÍN ROCA (rIO NEGRO) En los depósitos marinos de esta localidad se encuentran numerosos fósiles, en su mayor parte moldes que no permiten una determinación exacta; están incluidos en una roca blanda de arcilla amarillenta. El doctor Carlos Burckhardt O publicó un interesante estudio sobre la geología de esta localidad, que fué completado por un trabajo mió sa- lido en los «Anales del Museo Nacional de Buenos Aires». Me limitaré aquí á dar la descripción de las especies nuevas descubiertas por el doctor Santiago Roth y que son las siguientes: Modiola rion egren s is . Rostellaria Roth i. Rostellaria patagonensis. O G. Burckhardt: Le gisement supracrétacique de Roca (Rio Negro). «Revista del Museo de La Plata», tomo X, 1901. p. 207-221, lámina I-IV. 230 2 . PÍO DESEADO Arenisca dura con ostras é impresiones de Crepidula. Entre los fósiles observo una vaha de Osírea / falc/ieri Onm. y otra de Osírea P/iilippi Onm. cuya determinación es dudosa. Estos depósitos pertenecen á la formación patatiónica. Encontráronse también moldes de Crepidula gregaria Sow. Según las informaciones del señor Rotli, es de esta misma formación que pro- vienen los ejemplares de Iheringiana patagonensis Desor, descriptos por el doctor F. Lahille. El fósil más interesante de esta pequeiía colección es, sin duda, el grande y hermoso Helcioniscus. especie nueva que describiré más adelante, bajo el nombre de Helcioniscus luciferus. Obtuve ya antes por intermedio del doctor F. Amcghino una varie- dad de esta especie proveniente de otra localidad del Río Deseado y, según él, de la formación tehuelche. 3 . CERRO PALIQUE Arenisca obscura con ostras grandes. Según las comunicaciones del señor Hauthal, se trata aquí de la misma localidad á la que el señor Mercerat atribuye un carácter basáltico; probablemente formación patagónica. La ostrea de esta localidad no puede tomarse en consideración por haber llegado sin rótulo, pero he recibido del señor Hatithal algunos ejemplares de Magellania patagónica Sow. provenientes del mismo lugar que representan una nueva especie que denominaré paliqueana y que se distingue por su forma alargada y su tamaño grande; el ejemplar típico tiene 71 mm. de ancho por 53 mm. de largo, siendo el diámetro del foramen de 8 milímetros. Haré notar en esta ocasión que mi distinguido colega, el doctor F. Lahille, en su estudio respectivo de la Magellania patagónica, atribu}'e á esta una variabilidad mucho mayor que en realidad tiene, y solamente así se explica su opinión de que esta especie pertenezca al género Tere- bratella siendo indudablemente una Magellania. Tengo muchas pruebas que ponen esto fuera de duda; además hay ejemplares de Terebralella dorsata Gm. que, exteriormente y por la ausencia de las costillas, se aproximan i Magellania patagónica y supongo que esto sea la razón por que el doctor Lahille haya considerado la es- pecie mencionada como perteneciente al género Terebratella. - 231 — 4- SIERRA DE LOS BAGUALES El señor Hauthal exploró varias localidades de esta sierra y encon- tró, en rocas calcáreas, duras y obscuras, fósiles de la formación pata- gónica inferior. Desgiaciadanientc, el papel que envolvía estos objetos casi todos pesados, se ha deshecho y perdido el rótulo, de modo que por ahora no puedo clasificarlos según su procedencia; esto quizás sea posible más tarde, habiéndose tenido el cuidado de marcar cada ejemplar con un número distinto. El señor Hauthal ha remitido colecciones más completas á los se- ñores Ortmann y Steinmann. Me limito por ahora á indicar las especies que he determinado: Oslrea / íatc/ieri Ortm. Oslrea P/ii/ippi Ortm ."? Mytilus c/ionis Mol. (molde). Ciicullaea miilticostata Ih. (Observo de paso que las dos especies de Cucullaea que he determi- nado fueron confundidas por Sowcrby y Ortmann. Más adelante, en la parte que trata de la descripción de las especies nuevas, volvere sobre este asunto.) LaliilUii an gil lata Phil. ^ Venus argentina Ih. Glycimeris qitemadensis Ih. Glvcimeris niicleiis Ih. Strulhiolaria denxcstriiila Ih. Tiirritella ainluiiacniín Sow. Tiirritella patagónica Sow. (var.) Voluta alta Sow. Voluta Pilsbryi Ih. Voluta d' Orbignvana Phil. Hay también pedazos de madera petrificada que contiene conchas marinas del género Martesia y una coraza áz Cáncer patagonicus Phil. 5 . CORRAL FOYEL En una roca cenicienta dura encontráronse conchas y moldes mal conservados, de los cuales, sin embargo, algunos bastante buenos per- miten una clasificación exacta. Atribuyo gran importancia á este descubrimiento por ser Corral Foyel una localidad situada á treinta leguas al sudoeste del lago Nahuel Huapi en el medio de la Cordillera. — 232 — Recibí objetos de dos diferentes localidades (A y B) hallándose en ambas representantes de las especies siguientes: Glycimeris nucleiis Ih. Struthiolaria densestriata Ih. En la segunda localidad, halláronse, además, las especies siguientes: Iheringiana patagonensis Desor. Terebralella venter Ih. Troc/iila pi/eiis Lam. (corrugata Recve). Trophon ¡aciniatus Mart. Dos de estas especies, Trochita y Trophon, viven todavía; las de- más son extinguidas y todas de la formación patagónica. 6. LA PAZ (entbepios) Trataré en otro artículo de las conchas de la formación cntrcriana. La colección traída por el doctor Roth, no contiene nada de nuevo, á no ser un molde de una especie grande de Venericardia, proveniente sin duda de V. crassicosta BorchertO que es, á mi parecer, idéntica con V. patagónica Sow. Es indudable que las conchas coleccionadas por Bravard en Entre- ríos (material muy valioso perteneciente al Museo Nacional de Buenos Aires y provisionalmente en poder del profesor Steinmann) provienen de una localidad donde estas conchas so hallan en un estado relativamente excelente. 7. CARMEN DE PATAGONES Recibí solamente una Ostrea patagónica d'Orb. cuya existencia en esta localidad es bien conocida, tratándose de la formación entreriana. / 8 . TRELEW (rio CUUBUT) En una masa blanda arcillosa, de color ceniza, encuéntranse nume- rosos moldes en parte no apropiados para una clasificación. (') A. Bobchert: D¡c Moüuskcnfauna und das .Viter dcr Paraná-Siufc, Stuttgan 1001. Compárense también las notas criticas de II. von Iiiering: On the Molluscan Fauna of thc Pa- tagonian Tertiary. Procccd. Americ. Philosoph. Soc. vol. XLI, n" 169, 1902, p. i3i-i37, pi. XIX. — 233 — Las especies que pude determinar son las siguientes: Monophora Darwini Desor. Oslrea patagónica d'Orb. Mar/esia patagónica Pliil. Venus argentina Ih. Turitella ambulacnim Sow. Observo aquí que he recibido del sud. por interuiedio del doctor R. A. Philippi, un ejemplar de Venus Volkmanni Phil., que me convence que la concha que he descripto como variedad argentina, es en realidad una especie distinta. Venus argentina es más grande que V. Volkmanni Phil. y el margen dorsal de ésta es arqueado en vez de rectilíneo en el V. Vollimanni . Las márgenes anterior y posterior forman un ángulo en V. argentina, mien- tras que las dos márgenes juntas forman un arco en V. Volkmanni . La diferencia más notable se observa en la forma del lúnulo cuyo la'go entre las dos valvas es de 7 mm. y i o mm. de ancho en V. Volkmanni , de 9 á I o mm. de largo y i 8 de ancho en V. argentina. Comparado el ancho del lúnulo con su largo, es de 3o á 5 5 ',' ,j en V . argentina por 70",', en V. Volkmanni . \ enus paranensis Borchert de Paraná es sinónima. Por el examen de estos fósiles, es evidente que las respectivas capas de Trelevv pertenecen á la formación entreriana. Ocurre entretanto aquí una interesante mezcla con especies de la formación santacruceña, donde se encuentran las especies indicadas de Venus, ¡Martesia y Turitella. Observo, sin embargo, que según Ameghino esta localidad pertenece á la formación patagónica, mientras que Roth la considera como for- mación santacruceña. No conociendo hasta ahora la Monophora de esta última formación, convendría practicar nuevos estudios, á fin de resol- ver las condiciones geológicas de esa localidad, tanto más que no existe la seguridad de que el ejemplar de Monophora provenga de Trelew: el doctor Roth supone que proviene de Puerto Pirámide. B FORMACIÓN TERRESTRE FLUVIAL g. RIO SENGUERR (TERRITORIO DEL CHUBUT) Según el señor Roth, esta formación corresponde á la arenisca del Río Negro. Los moldes consisten en una arenisca de color ceniciento y perte- necen al género Diplodon. Existen también moldes de Gasterópodos pa- recidos al género Paludina. 234 10. AKROYO PERREY (COLONIA I 6 DE OCTUBRE) Esta formación también corresponde, según Roth, á la arenisca del Río Negro, cuya edad presume ser pliocena. Encuéntranse allí valvas de Diplodon palagonicus d'Orb., especie aún v¡\iente en aquella región. I I . ARROYO l.ELE Roca arenisca de color ceniza amarillento, que contiene diversas bi- valvas pequeñas indeterminables y una especie nueva de Diplodon que describiré más adelante. De otra localidad, no muy distante, denominada Arroyo Lepa, re- cibí una placa de arenisca amarillenta conteniendo impresiones bien con- ser\adas de una espacie igual de Diplodon: Diplodon rol/ii sp. n. 12. CAÑADON BLANCO (eNTRE LOS RÍOS SENGUERR Y CHUBUT) En tobas correspondientes al período entre las faunas del Notostylops y Pyrotherium, transición del Cretáceo al Terciario, encuéntranse mol- des de grandes caracoles terrestres, cuva clasificación me hubiera sido imposible, sin la feliz casualidad de encontrarse un ejemplar de cada es- pecie conservando restos de concha en la región bucal. Obtuve ya antes del doctor F. Ameghino especies iguales, pero en el mismo estado insuficiente de conservación. Sería de sumo interés hacer en estos y otros depósitos de la misma zona no explorada nuevas colecciones más amplias para obtener ejem- plares completos de estas especies de Strophochcilus y darnos también una idea de los otros gasterópodos pulmonados que vivían junto con aquéllos. Esta es la primera noticia que nos ha llegado sobre la fauna anti- gua y extinguida de los moluscos terrestres de la América meridional. DESCRIPCIÓN DE LAS ESPECIES NUEVAS Ó POCO CONOCIDAS Las obras más notables consultadas en este trabajo son las si- A.MF.r.niNO, Fi.oKENTiNo : L'íigc des tormaiions scelimcntaires de Rai.agünic, .\nalcs Soc. .Yigcnt., tomos L y LIV, Buenos .'Vires, ioo3. Ihering, H. von ; Os Moüuscos dos terrenos terciarios da Palagonia. Revista do Museu Cau- lista, vol. II, S. Paulo, 1897, pag. 218-382, Est. III -IX. Ihering H. von: Die Conchyüen der patagonischen Formalion. Ncucs Jahrbuch tur Mincralo- gie, Geologie und Palaiontologie. Jahrgang 1899, Band II, p. 1-46, Tal!. I-II. Stutigart. — 235 — Ortmann, a. E.: Repon of ihc Princeton Universiiy Expedition to Palagonia, iSqó-iSpg, vol. IV, Pala:oinologie part. II. Tcriiary invcrtebrates (pag. 45-332, pi. XI - XXXIX), Sluttgart, 1902. SowERBY, G. A.: Bcschrcibung lossilcr und tertiárer Muschcln aus Süd- America, in: Charles DAKwrN-GeoIogtsche Beobacht ungen aus Süd-America. Slutlgarí, 1878, pag. 372-387, Taf. II-IV. Modiola rionegrensis sp. n . (fig. 5) Modiolii íesla elongala. cvlindrico-obloníra. subcompressa, recta, latera áulico brevi. attenualo. postico elongalo, producto compresso. ad exlremilalen stib - angii/ato. Largo 54 mm., alto 28,5 mm., diámetro i3,5 mm. Localidad: Roca (Ilío Negro), formación cretácea superior. La concha es d¿ forma alargada; extremidad anterior corla y estre- cha: la posterior más alta v un poco encorvada hacia abajo. El ápice está situado á una distancia de 4 mm. atrás de la extremidad anterior. Del ápice al ángulo postero- inferior corre una carena obtusa, poco pronun- ciada., que desaparece casi en la extremidad posterior. El margen dorsal, casi rectilíneo, pasa atrás del margen posterior que es arqueado. El mar- gen inferior es un poco cóncavo en el medio. Tenemos dos moldes for- mados en una roca dura, homogénea, de color ceniciento obscuro, á la cual adhiere la concha que es muy fina. Cucullaea multicostata Ih. (fig. 2, 3 y 4) Cuculíaea alta Sowerby in Darwin, i. c. p. 374 (panimí Taf. II, íig. 23. Cucullaea mullicnstala Ihering, Molí, tere 1. c. p. 240. Est. IV, fig. 20, y V, fig. 29. Cucullaea alta Ihering, Cnnch. pat. Korm. I. c. p. i3. El señor Hauthal coleccionó un material nuevo é interesante de esta especie en la Sierra de los Baguales, donde no se encuentra la Cucullaea Dalli. Recibí del señor Ameghino otra serie instructiva referente á la misma especie y recogida por su hermano don Carlos Ameghino en el Golfo de San Jorge. Daré en seguida algunos datos referentes á esta especie de la cual he publicado anteriormente descripciones insuficientes. Cucullaea multicostata se distingue de C. Dalli por su forma obli- cuamente alargada, por los vértices situados cerca de la extremidad an- terior y relativamente poco distantes entre sí, por el arco ligamental re- lativamente estrecho y recorrido por numerosos surcos muy aproximados entre sí. A más de las localidades ya indicadas, obtuve esta especie también de Santa Cruz y de San Julián, siempre de la formación patagónica. 23fi Cucullaea Dalli 111. (fig. i) Cucullaea alta Sowerby in Darwin, I. c. p. 474 (partim) Taf. II, fig. 22. Cucullaea Dalli Ihering, Molí. tere. 1. c. p. 241. Est. VII, fig. 47 . VIH, llg. 5 1 . Cucullaea Dalli Ihering, Conch. pal. Form. 1. c. p. 12. Cucullaea alta Ortmann, I. c. p. 86, Pl. X.W. fig. 4 a-c. Aunque no tenga casi nada que agregar ;i mi descripción anterior, vuelvo aquí sobre este asunto por haber sido contestada mi determina- ción por el señor Ortmann. Parece que este autor no ha tenido á su dis- posición ejemplares de C. multicoslaía. Cierto es que todas sus descrip- ciones se refieren exclusivamente á C. Dalli (de la que reproduzco un ejemplar en la figura i ) procedente de San Juli;in, formación patagónica. Es de forma más regular, casi cuadrangular y ventruda; los vértices muy distantes entre sí están situados más ó menos en el medio del arco ligamental que es muy grande, con surcos menos numerosos, de los cuales, los primeros son más cerca del vértice, pero distan más entre sí que los últimos. Según mi modo de ver, no cabe duda que se trata aquí de dos especies muy distintas, pero no es fácil decidir qué nombre conviene adoptar. Cierto es que Sowerby ha confundido las dos especies, error repe- tido, hace poco, por Ortmann. Prefiero suprimir el nombre de Cí/cíí/ZíicíT alta usado por Sowerby y aplicailo en cada publicación en otro sentido, conservando los nombres que yo he empleado. Con los nombres de Cu- cullaea multicostala y C . Dalli. entiendo ante todo las especies confun- didas bajo el solo nombre de C. alta. Diplodon Rothi sp. n. (fig. 6) Diplodon testa laevi valde inaequitalevali. eliptico-ovata. subcom- pressa. latere áulico brevissimo alteuuato rotundato. postico laliore roluudato. valvulis subtenuibus. uwbonibus parum prouiniulis. radiatim corrúgalo- liratis. Largo 3o mm., alto 21 mm., diámetro i i mm. Localidad: Arroyo Lele (Patagonia). Estas conchas están incluidas en una roca arenosa amarillenta, de tal modo que solamente su lado exterior está visible. Las valvas son bastante delgadas y de superficie lisa. La concha bastante comprimida, siendo el diámetro de la valva derecha de 5 mm., lo que corresponde á un diámetro de 10 mm. para la concha entera. La extremidad anterior es redondeada y menos alta que la posterior; esta última es mucho más larga. El margen ventral es arqueado; el dorsal - 237 — más ó menos rectilíneo; el ápice poco prominente dista de la extremidad anterior apenas 3 mm., siendo provisto de algunos surcos radiales pro- fundos, de 4 á 5 mm. de ancho, de los cuales, los del centro, conver- gen en forma de V. No conozco, entre las especies vivientes en Chile y Argentina, nin- guna que sea idéntica ó solamente parecida á ésta, siendo entretanto de notar que actualmente no se conocen todavía los Unios de los lagos andinos. Recibí del señor Roth de otra localidad no muy distante, llamada Arroyo Lepa, una roca con impresiones de valvas de la misma especie. Helcioniscus luciferus sp. n. (fig. 7 y 8) Ilelcioniacus íesla solidula. suboblonga . antice atlemiata . subde- pressa. ápice siibanlico. i\jdialii!i riide nodoso-cosiíXía, coslis ad 44.. Largo 45 mm., ancho 84 mm., alto 1 i mm. Localidad: Río Deseado (Patagonia), formación patagónica. Esta concha se parece á Nace/la deaurala de la cual difiere por su forma mucho más deprimida y también por otros caracteres. El ápice dista 9 mm. de la extremidad anterior, siendo por lo tanto situado en un 20% de su largo total. Las costillas son fuertes, irrcgularmente nu- dosas, siendo su número de 44, es decir, el total de las costillas prin- cipales, entre las cuales se notan todavía, en varias partes, costillas se- cundarias menores. El segundo ejemplar es aún mucho más deprimido. Además, he recibido del señor doctor F. Ameghino, como prove- nientes de otra localidad, y de la formación tehuelche, dos ejemplares de una variedad de esta especie, pero menores y de forma más redonda, alta v corta. Sería de interés verificar nuevas investigaciones sobre los horizontes geológicos de donde proceden estos representantes fósiles patagónicos del género Helcioniscus. Este hallazgo es tanto más notable cuanto más abunda actualmente el género Nacella en las costas chileno-patagónicas, mientras no se han encontrado hasta ahora especies fósiles del género Helcioniscus ni en las formaciones terciarias de Patagonia ni de Chile. Denominaré var. patagónica á la forma proveniente del Deseado, de la formación tehuelche. El ejemplar mayor mide 20 mm. de ancho por 17 de largo y (3,5 de alto. La posición del ápice es casi igual á la del H. htciferus, pero su forma es más ancha, redondeada y más alta; las costillas radiales son más finas y cruzadas por numerosas líneas concéntricas y prominentes, — 238 — que, en las costillas, forman nudosidades. El margen libre es, como en II. luciferus, simple, v sin ondulaciones ó almenajes. Comparando el ejemplar grande de Río Deseado, que es el tipo de lí. luciferus, solamente entre los Ilelcloniscus de Nueva Zelandia en- contré algunas especies íntimamente aliadas y cuyos caracteres concor- dantes son los siguientes: el contorno de la concha, atrás del ápice, se eleva en curva hasta la mitad de su anchura; el interior de la concha es liso y sin indicios de surcos radiales; su margen libre es grueso y acha- tado, de 3 mm. de ancho, formando áni;u!o obtuso como el resto de la superficie interior. Todo esto ofrece mucha analogía con Hekioniscus pholidola Less., argyropsis Less. y otros, distinguiéndose bien de Nacella deaurala Gm., tínica especie análoga entre las actuales de Patagonia. Invidentemente los géneros Helcioniscus y Nacella, ligados entre sí y divergentes solamente por su aparato braquial, formaban antiguamente un solo género distribuido en la región antáitica. Actualmente, todas las especies del Estrecho de Magallanes perte- necen al género Nacella, mientras que el género Helcioniscus está casi limitado á Nueva Zelandia, encontrándose una sola especie (//. ardiosaeus Hombr. Jacq.) en Chile. El material fósil no es, entretanto, suficiente para darnos una idea de la historia de las Patellas de Patagonia; pero el hecho comunicado aquí tiene, en este sentido, mucha importancia. Rostellaria Rothi sp. n. (fig. 9 y i o) Roslcllaria testa fusiformi. spira acuminalo- turrila. anfractibus planis. spiraliter crebre strialo-sulcatis. Largo 68 mm., diámetro mayor 3 1 mm. Localidad: Roca (Río Negro), formación cretácea superior. Esta especie está representada solamente por moldes, de modo que la presente descripción debe considerarse como provisoria. En uno de los ejemplares más pequeños, se reconoce, sin embargo, algo do la escultura superficial de la concha que consiste en surcos es- pirales lineales que separan costillas espirales é iguales, en número de 14 ó I 5 en la vuelta. Combinando ejemplares grandes y chicos, resulta que el número to- tal de las vueltas debe alcanzar á diez ú once. Las vueltas son achatadas y separadas por una sutura profunda. El estado de conservación no permite formarse una idea exacta de la boca. En el ejemplar mayor (fig. 10), se nota que la última vuelta se eleva — 239 — cerca de la apertura, subiendo liasta la mitad de la vuelta anterior. Cerca de la apertura se observa, en la última vuelta, una depresión ancha y chata, situada á 5 ó 6 milímetros debajo de la sutura, que, evidente- mente, es un indicio de que el labio externo era partido. Existe hacia abajo otra depresión semejante que hace suponer que le corresponde otra incisión del labio. Al lado de la columela, se nota hacia abajo una pro- funda cavidad longitudinal, correspondiente al canal que parece haber sido muy corto. La especie nueva se parece á R. Boussingaiilli d'Orbigny (Voy. Am. Mer., pl. XVIII, fig. 2 y 3) del Cretáceo de Colombia, que, entretanto, tiene la espiral más corta y el labio uniforme. Rostellaria patagonensis sp. n. (fig. i i) Roslcl/an'a affinis, R. Cossmantii. spi'ia minus elongata el coslis obliqíiis brevissiinis disíincía. Localidad: Roca (Río Negro). En mi trabajo airiba citado, sobre las conchas de Roca, describí una especie nueva bajo el nombre de R. Cossmanni y cuya diagnosis repito aquí: «Roslellaria íesla fiisi/onni-lnrrila, anfraclil>its sul'con^'cxis. spira- liíer sublilitev dense coslatis, u/limo el penii/limo bicdi-i?ialis. cai-inis plieis brcpibns obliquis deciissalis. cana/i perbrevi . «Largo 41 mm., diámetro mayor ig mm. «Localidad: Río Chico (Chubut), formación del Pyrotherium.» Entre las conchas de Roca, coleccionadas por el doctor S. Roth, há- llase representada una especie íntimamente aliada á R. Cossmanni que describiré á continuación bajo el nombre de Roslellaria palagonensis. El ejemplar típico mide 3 3 mm. de ancho. Esta especie se distingue de la otra arriba mencionada por su forma corta y especialmente por su espiral mucho menos alargada. El ejemplar de Roca es un molde, pero tengo otro procedente del Río Chico (Chubut), formación del Pyrotherium, que tiene una parte de la cascara bien conservada y en ella se observa que las costillas oblicuas son extremadamente cortas y limitadas á la zona de la carena posterior. Estas diferencias, juntas con las de la forma, prueban que se trata de una especie distinta. Hago notar aquí que d'Orbigny ha descripto bajo el nombre de R. americana (d'Orbigny, 1. c. pág. 80, pl. XVIII, fig. 5), otra especie se- mejante encontrada en la formación cretácea de Colombia. La especie de Colombia es de forma más ancha y corta, ventruda, — 240 — distinguiéndose por la extensión de la carena posterior hasta las prime- ras vueltas. Strophocheilus Hauthali sp. ii. (fig. 12) Slrophocheilus testa oblongo-ovata. ventricosa, anfraclibus. 6 tii- midis, subrolundatis : columella siibrecta crassiuscula. apertura par- viiiscula. labro solidulo rejiexo. pariete aperturali medio tubérculo cal- loso ma/i(no miinita. Largo 98 mm., diámetro mayor 5 5 mm. ; alto de la apertura 45 mm. y ancho 28 mm. Localidad: Cañadón Blanco entre los ríos Senguerr y Chubut. Las conchas coleccionadas por el señor Roth, bastante mal conser- vadas, representan apenas moldes de una masa blanca y arcillosa que no permite una descripción completa. También es posible la coe.xistencia de varias especies semejantes. Considero como típico el ejemplar número 3 36¿j, en el cual está conservada parte de la concha en la región columelar y esta parte es de un interés especial porque nos muestra la pared apertura! provista, en el medio, de un tubérculo obtuso, un callo muy grande de i o á 11 mm. de diámetro. La concha consta de seis vueltas separadas por una sutura profunda y de cuya superficie nada queda. Examinando entretanto las impresiones y surcos superficiales que se notan en las últimas vueltas, se ve que la concha era provista de numerosas costillas longitudinales. En las prime- ras ó vueltas nepiónicas, no se notan huellas de escultura. El labio ex- terno de la apertura es reflejo y grueso. En el ejemplar reproducido (fig. i 2) aparece un indicio de un om- bligo falso, debido evidentemente á la conservación incompleta de la concha. Mencionaré aquí algunos moldes muy parecidos recibidos del doctor AmeghinoC), provenientes del norte de Colhué Huapi, horizonte del Astraponotus, que son idénticos á los moldes de Tylostoma, menciona- dos por Santiago Roth, en la Revista del Museo de La Plata, tomo IX, página 3 8 I . Es cierto que los moldes de Colhué Huapi están tan mal conserva- dos que no pueden ser clasificados con exactitud, pero no dejaré de for- mular la opinión de que estos moldes están íntimamente ligados y son en parte idénticos con Strophocheilus Hauthali. Esta especie pertenece al subgénero Borus Albers : está íntimamente (') Cf. Fl. Ameghino: 1. c. p. 201 (3 i 2). — 241 — aliada á un grupo de especies — S. maximiis Sow., popelairianus Nyst. y huscari TsQ\\\iá'\ — distinguiéndose por la apertura relativamente pe- queña y un callo en la pared apertural que, entretanto, es más pequeño y situado más arriba que en la especie fósil. Las especies actuales que acabo de citar existen en la Cordillera de los Andes desde Bolivia hasta el Ecuador. Despierta un interés especial el hecho de que representantes de este grupo ya existían en la zona an- dina al fin de la época cretácea ó al comienzo de la terciaria. Strophocheilus chubutensis sp. n. (fig. i 3 y 14) Strophoclieilus testa oblongo-ovaía impe?'Jbrata, sptra brevi. acu- viiriata. aiifractibus 5 tumidis. pr-imis longittidinaliter costatis: aper- tura parviiisciila. labro rejlexo. Largo 5 8 mm. , diámetro mayor 27 mm. ; alto de la apertura 2 5 mm. y ancho i 5 mm. Lccalidad: Cañadón Blanco, entre los ríos Senguerr y Chubut. Esta especie también está representada apenas por moldes mal con- servados; existe, sin embargo, un ejemplar en que parte de la concha en la circunferencia de la apertura está bien conservada. La concha es de forma oblongo-ovalada y consta de cinco ó seis vueltas casi planas, separadas por una sutura poco profunda. El labio externo es grueso y reflejo; el labio interno, soldado en la parte adyacente de la concha. La boca, relativamente pequeña, no alcanza á medir la mitad del ancho total de la concha. He recibido del doctor F. Ameghino diversos moldes de esta especie, provenientes del Río Chico (Chubut), de la formación del Notostylops. Uno de éstos deja ver vestigios de la escultura que, en la tercera vuelta, consta de costillas agudas distantes entre sí de un milímetro y cruzadas por líneas espirales. La especie es aliada de 5. Almeida Spix y á las especies semejantes del subgénero Strophocheilus Spix, de que difiere apenas por las costillas longitudinales mejor desarrolladas. CONCLUSIONES El presente estudio, además de la descripción de varias especies nue- vas, contiene una interesante contribución á la geología de la República Argentina. Son especialmente dignos de notarse los datos relativos á la existencia de depósitos de la formación patagónica en alturas elevadas de Tomo XI 2 2 — 242 — la Cordillera, y, en este concepto, llaman especialmente la atención ios- lugares de Corral Foyel. En esta última localidad, situada en la Cordillera á unas treinta le- guas al sudeste del lago Nahuel Huapi, á una altitud de cuatrocientos metros sobre el nivel del mar, se encuentran conchas que son de la for- mación patagónica. En Laí^unitas. localidad de la Sierra de los Baguales, á unas ocho leguas al noreste del Cerro Payne, el señor Hauthal coleccionó numero- sas conchas, y. según este mismo señor, las capas del Patagónico calcá- reo alcanzan, en esta localidad, una altitud de 5oo á 700 metros sobre el nivel del mar, mientras que el Patagónico superior sube á miis de mil metros sobre el nivel del mar. Los ejemplares de Cuctillaea multicoslata Ih. que describo y repro- duzco (fig. 2, 3 y 4), provienen del Patagónico calcáreo, es decir, déla parte inferior de la formación patagónica, mientras que, según Hauthal, Ostrea Halclieri Ortm. v Struthiolaria densesíriata Ih. han sido encon- trados en el Patagónico arenoso. El señor Hauthal separa el Patagónico calcáreo del Patagónico are- noso, diciendo que en la región de la costa austral del Lago Argentino (nacimiento del arroyo Calafate), encima de la parte superior de la for- mación patagónica (superpatagónico arenoso de Hauthal), se encuentrar» depósitos concordantes marinos de la formación santacruceña (supra- patagonians beds de Hatcher y Ortmann). Esperando que el señor Hauthal exponga de un modo extenso sus observaciones geológicas, me limito aquí á constatar el hecho de que las- opiniones de Hatcher y de Ortmann, que consideran las diferencias in- dicadas apenas como diferencias de facies, no están confirmadas por el último y rico material examinado por mí v coleccionado por los señores C. Ameghino y R. Hauthal. Para apoyar lo afirmado, agrego textualmente lo que me comunica el señor Hauthal sobre las observaciones geológicas que él ha hecho en la Sierra de los Baguales (Territorio de Santa Cruz): « Respecto á la formación patagónica, tengo que observar que el « Patagónico calcáreo forma una facie del Patagónico inferior. Encontré « esta facie calcárea solamente hasta ahora en la parte sud de la Sierra « de los Baguales (localidad principal: Lagunitas). Allí abundan sobre « todo Cucullaea Dalli y multicoslata. Mylihts c/iorus, Labillia angii- « hila. Voluta alta y Pilsbryi. No encontré nunca estos fósiles en la « facie arenosa que ocurre sobre todo en la parte norte de la Sierra de los « Baguales. .Allí encontré, en los horizontes inferiores, Struthiolaria « densesíriata. « En los horizontes superiores del Patagónico (que he encontrado « siempre en capas arenosas), falta completamente Ostrea Halclieri; en — 2i3 - « cambio abunda una ostrea alarf,'ada, de que se encuentran siempre tres « ó cuatro individuos unidos. \'o he enviado á usted ejemplares de esta « ostrea, procedentes del Arroyo del Ventisquero, en la Sierra de los « Baf^'uales. Usted los ha determinado como Oslrea Pliilippi Ortm. No « creo que éstos sean de la especie O. P/iilippi cuya forma muy caracterís- « tica (también en estado joven) puede diferenciarse siempre de esa ostrea «alarj^ada. Considero esta última más bien como Ostrea patagónica, «aunque sea mucho más chica que O. palaffonica de línire Ríos; por «eso quisiera, de acuerdo con usted, separarla en una variedad: Ostrea « /■errarisi. No es admisible que el tamaño pequeño de ésta sea sola- « mente un indicio de juventud y sería muy estraño que una ú otra « O. /•'errarisi no se haya desarrollado en las mismas condiciones que « O. Pliilippi que alcanza en los mismos lugares dimensiones colosales. « En los sitios donde se encuentra la variedad O. Ferrarisi, es siempre «muy abundante y casi todos los ejemplares son del mismo tamaño.» También es interesante la colección de conchas de la formación eii- treriana del I^ío (.hubut. siendo este punto el más meridional conocido hasta ahora de la extensión de esta formación. Entre las especies nuevas aquí descriptas, tienen un interés extraor- dinario las dos del género Strophochcilus confundidas hasta ahora con conchas marinas del ¡género Tylostoma. Este hecho nos proporciona in- formaciones valiosas sobre el origen aún ignorado de esie género. De sumo interés es también el (.lescubrimiento de una especie de Helcioniscus, género actualmente casi limitado á Nueva Zelandia. San 1',-iulo, I 8 de .\bril de igo'S. EXPLICACIÓN DE LAS LÁMINAS Fíg. I. Cucullaea Dalli Ih. (N" 192), valva derecha, ^^ tamaño natural. » 2. Cucullaea multicostata Ih. (N" i65iq), valva derecha, ^¡^ t. n. » 3. La misma, vista de la parte superior, ^y. t. n. » 4. Cucullaea multicostata Ih. (N" i3Ó25), vista de la parte superior. ^/ t. n. » 5. Modiola rionegrensis sp. n., valva izquierda, t. n. » 6. Diplodon Rothi sp. n., valva derecha, l. n. » 7. Helciotiiscus luciferus sp. n., concha vista de la parte superior, t. n. y 8. La misma, vista de lado. » 9. Rostetlaric Rothi sp. n., concha vista del lado interior, t. n. » 10. Otro ejemplar de la misma especie, visto del lado exterior, ^ t. n. » II. Rostellaria patagonensis sp. n., t. n. » 12. Strophocheilus Hauthali sp. n., ^ t. n. » i3. Strophocheilus chubutensis sp. n., concha vista del lado exterior, -L t. n. » 14. Otro ejemplar de la misma especie, visto del lado interior, -/ t. n. Ktív. del Musen de l,;i IMat.i Timiio XI. H. vuN Ihkiíin'í: Moluscos cretáceos- Lám. I. I Cucuüaca Dalli Ih '/^ i¿.nKin() n;nur;il. 2, ji . 4. Cucullitea inullia'stata Ih. *', j l. n 5. Modiola rionegrensis Ih. '/, i. n. '■.. nipludnn Rnthi Ih. ' , [. n, TALI.liKICS ]íKI. MUSKO Kcv. Jel Musen de 1.a l'lata -Tumo XI. H. vuN liiEniM. : .Moluscos cretáceos — Lám. II 11 1^ W Á 18 14 7, !< . Uclcii'iiiscus luci/erus Ih. ';, umuño natural. o, lo. Rosleltaiia Rothi Ih. ' ,„ t. n. 1 1. Rostellaria palagonensis Ih. '/[ t. n. 12. Stroplmcheilus Hauthali Ih ^'¡^ \. n ¡i. 14. StniphnchcUus chubntcnsis Ih. ''., i n. TAI.I.IÍKKÍ ntl- MÚSICO ENUMERACIÓN DE UNA COLECCIÓN DE AVES DE LAS PROMN'CUS DE SALTA Y JCJUY Y DESCRIPCIÓN DE LN NUEVO TIRÁNIDO (MUSCISAXICOLA MORENOI) CARLOS BRUCH Encargado de la Sección Zoológica del Museo de La Plata Tomo XI 2 3 ENUMERACIÓN DE UNA COLECCIÓN DE AVES de las Provinoias de Salta y Jujuy V Descripción de un n^uievo Xiránido ( Nluscisa>cicola morenoi) POR CARLOS BRUCH Encargado de la Sección Zoológica del Museo de La Plata Ocupado de la catalogación de las colecciones ornitológicas del Museo, encontré una cantklad de pieles que el señor Gui- llermo F. Gerling había coleccionado durante sus viajes que hizo, en 1896, en la provincia de Salla y en el año siguiente en Jujuy. La colección reunida por el citado naturalista abarca ciento setenta y ocho especies, entre las cuales hallé un Tiránido del género Muscisaxicola nuevo, aún no descripto, y trece especies nuevas para la avifauna argentina. La mayor parte de las aves han sido encontradas también en la vecina provincia de Tucumán y á pesar que las ha publi- cado el doctor Miguel Lillo en su reciente trabajo ('), vuelvo á citar las especies en la presente enumeración, quedando asi catalogado oficialmente parte de nuestras existencias. He adoptado el orden que sigue Mr. R. Bowdler Sharpe en su lista de aves, actualmente en publicación y aparecida hasta la familia de los Certidos inclusive. Las especies nuevas para la ornitología argentina son seña- ladas con un asterisco y son las siguientes: (') Miguel Lillo; Enumeración sisteiiiútica Je las aves de la Provincia de Tucumán. «Anales AÍrd. Orden RHIlIFORMES Fam. RHEIDAE 1. Rhea americana (L.) Lath. Salta. Orden TINAMIFORMES Fam. TINAMIDAE 3. Crypturus tataupa (Temm.) Licht. :\Iacho: Salta, Oran, 25. VI. 96. o. Nothoprocta pentlandi (Gray) Sclat. & Salv. Ambos sexos; Salta, Rosa- rio de LeriiKi, IX. DO. 4. Nothoprocta ornata (Gray) Sclat & Salv. Hembra; Jujuy, Santa Catali- na, 4. III. 97. .5. Nothura darwini Gray; Macho; Salta, 27. VIH. 96. 0. Nothura boraquira (Spix) Wagl. Macho; Salta, 27. VIII. 96. 7.*Tinamotis pentlandi Vig. Hembra; Jujuy, Santa Catalina, l'i. V. 97. Orden GALLIFORMES Fam. CRACIDAE 8. Penelope obscura Illig. Ambos sexos; Salta, Departamento Oran, V. 96. 9. Ortalis canicoUis (Wagl.) Wagl. Ambos sexos; Salta, Departamento Gran, V. 96. — 249 — Orden COLUMBIFORMES Fam. columbidae 1(1. Columba maculosa Temin. Riacho; Salta, Rosario de Lerma, IX. OC. Fau. PERISTERIDAE II. Zenaida auriculata (De.s Murs) Bp. Ambos sexos; Salta, Oran, 10. VI. ytí. 13. Gymnopelia erythrothorax (Meyen) Sclat. & Salv. Ambos sexos; Saltn, La Poma. Vlll. IKi. I'!. Columbula picui (Tenini.) Bp. Ambos sexos; Salta, Oran, V.— VIII. 96. l'i . Cliamaepelia talpacoti (Temrn. & Knip.) Selb. Macho; Salta, Cerrillos, V. 97. 1.5. Metriopelia melanoptera (Mol.) Bp. Macho: Jujuy, Santa Catalina, '.I. III. !17. U'i. Metriopelia aymara (D'Orb.) Bp. Hembra; Jnjuy, Santa Catalina, 111.97. 17. Leptoptila chloroauchenia Oicjl. tc Lafr.) Goukl; Ambos sexos; Salta, Oran. 79. *Oreotrochilus estellae (D'Orb. & Lafr.) Gould; Ambo.'; sexos; •Tujuy, Santa Catalina, III. 97. 80. Lesbia sparganura (Shaw) Bp. Macho; Salta, Valle de Lerma, VIII. 96. Orden TROGONES Fam. TROGONIDAE .SI. Trogon variegatus Spix; Ambos sexos; Salta, Oran, VI. 96. Orden COCCYGES Fam. CUCULIDAE 8i. Piaya cayana (L.) Less. Ambos sexos; Salta, Oran, V. 96. 8.:!. Crotophaga ani L. Ambos sexos; Salta, Oran, IV. y V. 96. Si. Güira güira (Gm.) Shelley; Hembra; Salta, V. 96. Orden SCANSORES Fam. RHAMPHASTIDAE 85. Rhamphastos toco !\Iflll. Ambos sexos; Salta, Oran, VI. 96. Orden PICIFORMES Fam. BUCCONIDAE 86. Buceo striatipectus Sclat. Ambos sexos; Salta, (.)ran, VI. 96. 254 Fam. PICIDAE 87. Colaptes rupicola DOib. Ambos sexos; Salta, IX. 96. Jujuv- (Puna), III. 97. 8.S. 'Chloronerpes chrysochlorus (Vieill.) Gra}", Ambos sexos; Salta, Oran. 12. VI. 96. 89. Chloronerpes rubíginosus (Swains.) Swains. Ambos sexos; Salta, Oran, V. y IX. 96. W. Chrysoptilus cristatus (Vieill.) Ambos sexos; Salta, (Jraii, III. 96. 91 . Melanerpes candidus (Otto) Ilarg. .Vmbos sexos; Salta, (.)ian, IV y V. gci. 92. Melanerpes cactorum (Laír. lV DOrb.) Ilaig. Ambos sexos; Salta, III. y VII. 96. 93. Veniliornis frontalis (Cab.) fJberh. Ambos sexos; Salta, I. y VI. 96. 9i. Campophilus leucopogon (Valenc.) Harg. Ambos sexos; Salta, Oran, IV. y VI. lii;. 9"). Picumnus cirrhatus Temm. Machos; Salta, Oían, III. 96. Orden PASSERIFORMES Fam. FORMICARIIDAE 96. Thamnophilus major Vieill. Ambos sexos; Salta, Oran, III. 96. 97. *Thamnophilus gilvicoUis Pelz. .\mbos sexos; Salta, Oran, 1'2. VI. 96. 9.S. Thamnophilus ruficapillus Vieill. Hembra; Salta, Rosario de Lerma. 9. IX. 96. Fam. DENDROCOLAPTIDAE 911. Geositta rufipennis (Burm.) Giebel; Machos; Jujuy, Santa Catalina, ',. III. 97. l(J(t. Furnarius cristatus Burm. ;\Iachú; Salta, 2. VI. 96. 101. Upucerthia luscinia (Burm.) Sclat & Salv. Macho; Salta (Viña), 3(1. VIII. 96. 102. Cinclodes fuscus (Vieill.) Sclat. Ambos sexos; Salta, Departamento líosario. Vil. 96. KW. Cinclodes bifasciatus Sclat. Macho; Salta, Departamento Rosario, 26, IX. 96. lO'i. Leptasthenura fuliginiceps (Lafr. & D"Orb.) Sclat. & Salv. .\mbos sexos; Salta, Valle de Lerma, VIII. 96. — 255 — 105. Synallaxis frontalis Pelz. Muchos; Salta, Oran, V. 0(5. lOi;. Siptornis striaticeps (1)'( )ib. & Lafr.) Sclat. Macho; Salta, 8. VJII. 96. 107. Phacelodomus rufifrons (Max W.-N.) Reichonb. Macho: Salta, Ro- sario lie Lernia, IX. 00. ](JS. Xenicopsis oleagineus (Sclat.) Shpe. Macho; Salta, (Jran, VIII. 9(J. 100. Xiphocolaptes major (Vieill.) Sclat. Hembra; Salta, Departamento Rosario, 14. XI. 06. 110. Picolaptes angustirostris (Vieill.) Bp. Ambos sexos; Salta, Oran, V. y Vil. 06. 111. *Dendrocolaptes pallesceus Pelz. x\mbos se.xos; Salta, Oían, V. 06. Fam. TYRANNIDAE ¡r,'. Agriornis striata GouM; Machos; Salta, Valle de Lerma, VII. 06. Ib-i. Agriornis maritima (DOrb. & Lafi-.) (iiay; ^Machos; .Jiijuy, Santa Ca- talina, III. o;. U'i. Taenioptera coronata (Vieill.) Ilai-tl. .Vmbos sexos; Salta, Oran, V. y VI. 96. ll.j. Taenioptera impero (Vieill). Hartl. .\mbos sexos; Salta, Departamento Lerma, VIII. 06. lili. Cnipolegus anthracinus Ileine; Machos; Salta, Rio Las Piedras, 12. V. 06. 117. *Muscisaxicola morenoi n. sp. Macho; Jujuy, Santa Catalina, III. 97. lis. Muscisaxicola grísea Tacz. Macho; Jnjuy, Santa Catalina, 12. III. 07. 110. »Muscisaxicola flavinucha Lafr. Machos; .Jujuy, Santa Catalina, III. 07. 120. Muscisaxicola ruflvertex DOrb. & Lafr. Macho; Jujuy, Santa Cata- lina, 12. III. 07. 121 . Centrites niger (Bodd.) Cab. ^: Heine: Machos (juv.); Salta, Oran,V. 96. 122. Euscarthmus margaritaceiventris (DOrb. & Lafr.) Sclat. lü, Salv. Hembra; Salta, Oran, V. 06. 12o. Phylloscartes ventralis (Temm.) Cab. & Heine; Hembra; Salta, Oran, VS. V. 06. 12'i. Anaeretes flavirostris Sclat. eV Salv. Macho; Salta, 14. VIII. 06. 12.J. Empidagra suirii (Vieill.) Cab. & Heine; Hembra; Salta, Oran, 9. IX. 96. 126. Pitangus bolivianus (Lafr.) Lafr. Ambos sexos; Salta, Oran, IV. y V. 96. 127. Myiodynastes solitarius (Vieill.) Sclat. Macho; Jujuy, I. 97. 128. Pyrocephalus rubineus (Bood.) Cab. & Heine; Macho; Salta, IX. 06. — 256 — 129. Sayornis cineracea (Lafr.) Schit. Macho; Snlta, Oran, 17. VIH. 96. 130. *Horizopus ardesiacus (Lafr.) Oberh. ¡Macho; Salta, Oran, 20. VI. 96. 131. Myiarchus tyrannulus (P. L. S. Müller) White; Ambos sexos; Salta, Oran, VI. 96. 132. Tyrannus melancholicus Vieill. Hembra; Salta, Oran, V. 96. 1.33. Muscívora tyrannus (L.) Shpe. Hembra; Salta, V. 96. Fam. COTINGIDAE 134. Casiornis rubra (Vieill.) Sclat. Macho; Salta, Oran, 29. VI. 96. Fam. PHYTOTOMIDAE 13.'j. Phytotoma rutila Vieill. Macho; Salta, Oran, l.'i. V. 96. Fam. HIRUNDINIDAE 130. Tachycineta leucorrhous (Vieill ) Shpe. Macho.s; Salla, Depaitamento Rosario, IX. 96. 1.37. Progne furcata Bairl: Hembra; Salta, Molinos, XI. 96. 138. Atticora fucata (Temm.) líaird; Macho; Salta, Rosario de Lerma, 19. IX. 96. 139. *Stelgidopteryx ruflcollis (Vieill.) Baird. Ambos sexos; Salta, Oran, VI. 96. Fam. MUSCICAPIDAE l'iO. Polioptila dumicola (Vieill.) Sclat. Macho; Salta, Oran, VIL 96. Fam. MIMIDAE 141. Mimus triurus (Vieill.) Hartl. Machos; Salta, Valle de Lerma, 4. Vni. 96. 142. Mimus modulator Gould: Macho; Salta, Valle de Lerma, VIII. 96. Ii3. Mimus patagonicus (Lafr. >S: !>'Orb.) Gray: Macho; Salta, 12. VIII. 96. Fam. TURDIDAE l'i'i. Merula rufiventer Vieill. Macho; Salta, Oran, 2. V. 96. 145. Merula amaurochalina Cab. Hembra; Salta, Oran, 6. VI. 96. l'iG. Semimerula fuscatra (I)"Orb. & Lafr.) Shpe. Hembras; Salta, VIH. 96. Fam. VIREONIDAE l'i7. Cyclorhis viridis Vieill. Macho; Salta, Departamento Rosario, V. 96. — uo/ — Fam. mniotiltidae US. Basileuterus bivittatus (D'Orb.) Jnc_v. Macho; Salta, Oran, V. 96. li:). Setophaga brunneiceps D'Orb. Macho; Salta, Departamento Oran, ¿4. IV. 96. Fam. TANAGRIDAE I'jO. Euphonia chlorotica (L.) Licht. ^Macho; Salta, Rio Bermejo, 2.S. IV. 96. l.ól. Tanagra sayaca L. .\inbos sexos; Salta, Oran,V. 90. l'j-2. Tanagra bonariensis ((lia.) Sclat. Ambos sexos; Salta, Oran, V. 96. J.j8. Pyranga flava (Vieill.) Koslowsky. Ambos sexos; Salta, Oran, VI. 96. l'jí. Arremon orbignii Sclat. Macho; Salta, Oran, 22. VI. 96. I.J.J. Saltator aurantiirostris Vieill. ^lachos; Salta, .3. VIII. 96. F.^M. FRINGILLIDAE 1.56. Pheucticus aureiventris (D'Orb. ct Lafr.) Sclat. Ambos sexos; Salta, Oran, VI. — IX. 96. 157. Guiraca cyanea (L.) Sclat. Subsp. argentina Shpe. Ambos sexos; Salta, Oran, VI. 96. 158. Spermophila analis (D'Orb.) Shpe. Hembra; Salta, Rosario de Lerina, 27. VIII. 96. 159. Chrysomitris ictérica (Licht.) Sclat. Machos; Salta, Rosario de Lernia, VIII. 96. 160. Sycalis pelzelni Sclat. Ambos sexos; Salta, Departamento Rosario, 16. IX. 96. 161. Sycalis arvensis (Kittl.) Sclat. & Salv. Macho; Salta, Oran, 4. IV. 96. 162. Brachyspiza capensis (P. L. S. MiiUer) Rigdw. Macho; Salta, Oran, V. 96. 160. Haemophila whitii (Shpe.) Sclat <.Vc Huds. Macho: Salta, Metm, VIII. 96. 161. Poospiza personata (Swains.) Shpe. Maciios; Salta, Rosario de Lerma, VIII. 96. 165. Poospiza erythrophrys Sclat. Ambos sexos; Salta, Rosario de Lerma, VIH. 96. 166. Poospiza torquata (D'Orb. & Lafr.) Bp. Macho; Salta. Departamento Rosario, 20. VIL 96. 167. Poospiza melanoleuca (D'Orb. & Lafr.) Bp. Macho; Salta, Departa- mento Oran, 27. V. 96. 16S. Saltatricula multicolor (Burm.) Biirni. Ambos sexos; Salta, Oran, 12. VI. 96. — 258 — 100. Embernagra olivascens (I)'Oili. i^i Lafr.) D'Oib. Mi)cho; Salta, Oran, k. IV. íiO. 170. Phrygilus fruticeti (Kittl.) Dai'w. Macho; Salta, La Poma, VIII. Í»G. 171. Phrygilus plebeius Cab. Ilrinbra; Salta, Incahuasi, 29. IX. 06. 172. Coryphospingus cristatus (- VI. ti?, resp. 173. Parearía cucullata (Lath.) Bp. Macho; Salta, Oran, 27. IV. P6. Fam. ICTERIDAE 17'j. Molothrus bonariensis ((liii.) Cab. Macho; Salta, 4. III. 9fi. 175. Molothrus badius (Vieill.) Cab. Ambos sexos; Salta, lU. III. 96. 170 Leistes superciliaris (Bp.) Sclat. Ambos sexos; Salta, Oran, V. y VII. 96. 177. loteras pyrrhopterus (Vieill.) O'drb. iÍí Lafr. Ambos sexos; Salta, Or.'in, 20. IV. Ot!. Fam. CORVIDAE 178. Cyanocorax chrysops (Vieill.) Shpe. Ambos sexos; Salta, Oran, IV. y VIII. 96. Musclsaxicola morenoi n. sp. El colof general por encima, es pardo, algo más obscuro sobre la cabeza y que se vuelve más acanelado hacia la ra- badilla. La frente es gris claro; una ceja blanca, bastante ancha, se extiende desde los respiraderos nasales hasta la nuca. El espa- cio preocular es bruno negruzco, algo más obscuro que las tec- trices de la oreja. Las alas y la cola son de color bruno. Las barbas interio- res de las rémiges se vuelven blanquizcas en su región basal; el blanco es más puro en las {¡rimarlas. El borde exterior de las rémiges secundarias está finamente ribeteado de ocre claro, con las puntas blan(|uecinas. Las tectrices primarias están orladas de color ocre, formando así una fajita transalar continua; las secundarias terminan en el mismo color, pero poco pronunciado. Las rectrices exteriores tienen las barbas externas blancas desde la base hasta cerca de la punta. Las plumas supi-acau- dales son del color de las del dorso. Los costados del cuello son algo más claros que el dorso; la garganta es gris, como el cuello. — 259 — LlI pecho, costados y vientre son de color ocre claro; las plumas de la región anal blancas y de un blanco acanelado las subcaudales. Las plumas axilares y tectrices subalares menores, son bru- náceas en la base y blanquizcas en su mitad apical; las mayo- res, de un brunáceo claro uniforme. Pico y patas de color córneo obscuro. Largo total del cuero regularmente embutido 14 ctm.; del ala etit point le t'ond de Tes- pace interdigital du pied. Les contours ainsi oblenus ne peuvent donner qu'une idee de la forme genérale de la main et du pied; ils ne peuvent ser- vir pour étudier des détails. Par exemple, la determinaron du plus long doigt de la main ou du pied, d'aprés ces contours, est assez difficile et méme quelquefois impossible, surtout lors- qu'on exécute les contours de la main avec les doigts ecartes. — 2(58 — aiiisi que cela se fnit généralement et comme nous l'avons fait nous-mémes. On ne peut reconnaitre non plus si l'extrémilé du pouce dépasse ou non raiiiculation intei'ijhalangeale de i'index. Au cas oü j'aurais de nouveau l'occasion de m'occupeí' d'études anthropologiques similaices, j'exéculei-ais les contours de la main avec un écarlement tres faible, de maniere á apercevoir tout juste les doigts. Le deuxiéme doigt du pied est souvenl passablement recourbé en dedans et paroit alors plus court que l'orteil sur le con- tour, tandis qu'en réalité il est plus long lorsqu'il est étendu. Imi aucune maniere, nous ne sommes d'accord avec la mé- Ihode de M. Salvator tils (') (|U¡ veut déterminer d'nprés ees C(in- lours la longueur des phalanges, car c'est chose souvent dil'íi- cile en étudiant les suiets eux-mémes. .9 % #V A) Sicrolék li) Tarnardi Pour oblenii- les impressions de la plante des pieds, nous nous sommes pourvu d'une jilaque de zinc polie, de quelques millimotres d'épaisseur, sur laquelle nous avons répandu de Peñere d'imprimerie a l'aide d'un petit rouleau. Sur la plaque ainsi enduite, Tindividu plaeait son pied bien perpendiculaire- ment, en levant Fautre pied, suns mouvoir le premier; puis notre hoinme posait la plante de son jiied bien noircie sur une íeuille de papier blane, tout en levant fautre pied, sans mou- voir le premier ou le presseí- sur le papier. Nous avons ninsi O Senator: Umi'iss-Zeiclimmgen dar Haude von Togo-Leuten. uVer- handlungen der Berliner Gesellschaft l'íii- Anthropologie, Rthnologio nml Urgeschichte», 1898, p. 278-í>80. — 260 — oliteiui des impressions ti-ós neltes do la voúlo du pied. com- plólement chai-gée du poids du corps; nous les avons repro- duiles au quart de la grandeur nalui-elle. Mallieureusement, nous avons omis de dessiner nvec le ci-ayon les contours du pied noirci place sur le papier: nous ne pouvons done foui-nir un dessin exact en joigniínt en un seul cliché les impressions du pied et de ses contours. C'est pour cela que nous rej)ri)dui- sons séparément les contours et les iinjü'essions. MESURES Le forinulaire poui- les mesures que nous nvons prises tixe mon opinión actuelle sur la valeur de Panlliropométrie et des difterentes mesures. Ces derniéres me paraissent étre de valeur bien inégale; aussi nous les avons distinguées avec des carac- Cl Nróik D) Tsháiek teres d'imprimerie diñcrents. J'estime (|u'il y u principalement lieu de limiter leur noml)re et ainsi que Ton peul le véritier, notre ibrmulaire est d'accord avec celui de Topinai-d abrégé. de moins sur les ¡loints principaux. La mesure effective, la mesure y.7.-:'í'-zyr,-/^ est la taille: nous Favons mesurée en premiei- lieu diez tous les individus. Les proportions du corps sont déjá d'un intérét secondaire. II t'aut d'abord obtenir la liauteur du tronc et celle de la tele, en me- surant le sujel étanl assis, car nous obtenons en meme temps la longueur de rextrémite inférieure du corps, en déduisant le cliiffre obtenu de celui de la taille genérale. II est bien connu que les points poui' mesurer directement Fextrémité inférieure du corps, c'est á diré pour obtenir la hauteur du troclianter. — 270 — du périnée et du bord supéi-ieui- de la symphyse sont á discu- ter; ils sont difficiles ou méme ¡m|)ossibles ü spécifier, le sujet étant vétu. Pour completar la mesure de la longueur de l'extré- mité inl'érieure du corps, au véi-itable sens anatomique, nous mesurons encoré la longueui- du pied. Le point qui separe lo Ironc de la tele et du col est la sep- ticme vertebre cervicale ou la í'ossotte sternale. Nous avons adopté cette derniére pour aller plus rapidement, tout en étant plus facile á prendre comme base, quoique la septiéme verte- bre cervicale soit puul-étre |)ius exacle, au point de vue anato- mique. Comme il n'existe pas encoré jusqu'ici de convention Internationale ¿i ce sujel, nous avons |)réteré prendre les deux mesures. Pour déterminer la longueur de l'exti'émilé supérieui'e du corps, nous recommandons de la calculer en déduisant la Imu- teur du point du troisiéme doigt de celle de l'acromion. Remarquons que nous avons supprimé dans notre formu- laire les rubriques pour désigner les mesures de la partie pel- vienne parce que nous n'avons pu les prendre. Les mesures des doigts de la main, longueur externe et in- terne, celle de la plialange básale du troisiéme doigt ont élé prises daprés la méthode de notre ami BirknerC): on peut done comparer direclement ses cliiffres avec les nóti-es. C'esl pour cela que nous n'avons pus adopté l'arliculation phalango- métacarpale, le vrai point anatomique pour mesurer les doigts, et que nous avons pu trouvor snns aucune dií'ficulté chez nos Indiens. La longueur de la tete est toujuurs au máximum, sans con- sidérer une projection quelcoiique, du glabelle jusqu'au point le plus saillant de l'occiput. Comme limite de la face supérieure, nous avons choisi la base du ne/. ; l'ophi'von est difficile íí dé- terminer, quoique fournissant une limite plus nalui-ulle de la face. PIIOTOORAl'niES Nous nous sommes empressés de fixer le plus tót possible tous nos sujets sur la plaque photographique. La meilleure description n'est qu'un succédané insuftisant, lorsqu'une repré- sentation tigurée de Tindividu manque. Gráce a Tobligeance de M. C. Bruch, qui a bien voulu se charf^ei' de pbotographier nos (') Dr. Ferdin'and Bikkxiíh; ]!eiti-;t¡4H zar Antliropologie der Híind. I. Teil. Beitriige znr Aiitropologie iind Ui'gesi'liiclite Haycrns, XI. Bd.. 18!)5, p. 145-204. — 271 — pet'sonnages dans des conditions peu agréables, nous disposons d'ua álbum anthropologifjue que nous reproduisons sur les planches qui accompagnent ce mémoire. Nous nous sommes ainsi consoles de n'avoir pu éludiei" bien á fond chaqué indi- vidu en particulier. Les photographies du buste ont élé prises avec la tete ap- puyée sur un support spécial. Celles du corps entier sont accom- pagnées d'une échelle graduée qui nous a servi également pour reproduire les photographies sur les planches, dans une pro- portion plus au moins de 1 :12,5. Nous estiinons que celte pro- portion, proposée par M. FourdrignierC), est excellente pour un atlas anthropologique. L'échelle méme fournit un coup d'núl rapide sur les proportions, etc., de Tindividu photographié et nous sommes absolument d'accord avec ce que dit, avec plus ou moins de reserve, A. de Mortillet (page 107): «dans tous les cas.... ou peut et on doit toujours accompagner la photogra- phié d'une échelle graduée. Getle échelle, sans fournir des don- nées parfaitement exactes, peul, dans bien des cas, présenter un emploi avantageux». ÉTUDES ANTHROPOLOGIQUES MATÉRUÍI. Le nombre des individus examines esl de vingt-trois. Nous les avons classés dans le texte et sur les planches d'aprés le sexe et Fage. Nous commencons par les hommes et les jeunes gens et rangeons les temmes en filies, jeunes femmes, femmes adultes et vieilles, pour terminer par quelques nourrissons. Nous avons toujours spécifié la párente des individus, autant que nous avons pu le constater. Les quatre premiers hommes et jeunes gens n'onl aucune affinité avec les autres individus de la troupe. Les femmes et les enfants fbrment six groupes: indiquons ees dei'niers en cliiffres romains de I á VI. En ré- portissant les sujets dans chacun de ees groupes, nous avons les groupements suivants: groupe I (10, 11, 12): II (7, 17); III (5, 8, 13, 14, 15, 22); IV (9, 18, 23); V (6, 16); VI (19, 20, 21). (M Photographies anthropologiques: I. Le mi. par G. de Mortillet. II. Unité photograpliique, [jar E. Fourdrignier. III. Mensurations, par le Dr. L. Ma- nouvrier. IV. Données pliysiologiques, par le Dr. ('apitan. — Revue mensuelle .le l'Keole (l'Anthropologie de Paris, 1898, VlIIe année, 4, p. lO.j— 113. — 272 — Nous avons disposé nos individus sur les planches d'aprés une méthode que nous a fait connaitre M. Fritscli ¿i Berlín, lequel a orrangé ainsi sa magnifique collection de pliotogra- phies anthropoiogiques. Le principe est d'ofíVir a la vue de la personne qui les considere le plus grand nombre possible de photographies sur une seule planche. Uce'ú ne se fatigue pas ainsi et ne «s'hypnotise» pas, ainsi que s'exprime M. Fritsch. Un seul coup d'oeil suffit pour regai'der un grand nombre d'individus ú la fois. L'oeil se fait ainsi de lui-méme une mo- yenne photographique de tous les sujets réunis; il n'est done pas nécessaire de pholographier un individu sur une plaque déjá occupé par un autre, ainsi que l'a pi-oposá M. Batul ('), pour reproduire le type d'une famille, d'une tribu ou d'une race. Suivant celte idee, les photographies des physionomies se trouvent ainsi arrangées sur nos planches qui constiluent un álbum a la Leporello. Comme les photographies du corps en- tier n"exigent pas un pareil arrangemenl, nous avons consa- cré une planche spéciaie á chaqué individu. II sera done t'acile de les extraire de la collection et de les compareí- avec d'autres a Toccasion d'une discussion quelconque. OBSERVATIONS Jeunes gens et gargons: — * 1. Siérolék (planche I; Y 1 a-b). Siérolék (s prononcé brévement), jeune homme d'environ 18 a 20 ans, selon mon estimation. Bien nourri, corps vigoureux, bien développé. Couleur de la peau: fVont et joues Broca 3, un peu plus jaune; poitrine et bras Broca 21, mais plus jaune; dos de la main Broca 28 ±, plus clair; paume de la main Broca 25-26: plante du pied Broca 2J— 26; lévre inlerieure brun violet, de forcé moyenne; lévre supérieure plus foncée; mamelón Broca 28 plus violet; ongles jaune-clair. Le nez et la región des joues avec quelques cicatrices de vérole, dont le fond est un peu plus foncé que la peau elle-mcme, tandis que d'autres petites cica- (') Arthur Batut: La photographie appliquée á la production du type d'ime famille, d'une tribu ou d'une race. Paris 1887. (*) L'astériíiue indique que nous avons pu faire des études completes sur l'indiviilu. — 273 — trices disséminées sur le corps ont occasioné de légéres lésions toutes un peu plus cloires que le reste de la peau. On ne re- marque aucun cliangement palhologique de la couleur, ni ta- touages, ni peintures. Yeux bruns, presque foncés, légérement brides, intérieur de i'iris un peu plus clair; ouverture palpébrale oblique, pli mon- gol peu développé; la conjonclive bleu de lait, fort vascularisée. Expression renfermée, conti-ainte, dissimulée. Cheveux noirs, dressés, forts, coupés, pas frises; les sourcils, de couleur noire, sont tres rares. Les poils de la barbe, des aisselles et de la región pudique manquenl; on voit seulement les Índices d'un tendré duvet: peau du corps lisse. Tele de longueur moyenne, large, haule, sans déformations artificielles visibles; le visage haut, large, rond, sans profilation marquée; joues pleines: front ni bas ni haut, droit, peu plein. sans bourrelels; región zygomatique preeminente; nez moyen, anguleux, a racine large et un peu basse, le dos large, bas, droit, la pointe élargie, aplatie et faisant saillie; vu de face élévation insignifiante, narines ol)lif[ues, ellipliques, visibles par devant, aux ailes un peu bombees: les lévres de la bouche pleines, mais presque tendres, un peu molles, mentón fort, arrondi, large, sans fosselle. Les dents sont au complet; les dents de sagesse ont égale- ment percé; la premiére molaire inférieure de droite est cariée; les incisives, les canines et les prémolaires inférieures sont un peu usées. La courbe dentaire inférieure est anguleuse. Les incisives sont droits, mais un peu diriges vers l'intérieur: ils s'adaptent bien ensemble. Les dents sont fortes, blanclies comme de rivoire; la dentition peut étre considérée comme tres bonne; aucune mutilation artistique. Oreille moyenne, presque petite, appliquée, longue, bien mo- delée. Lobule percé; d'aprés les dires de l'interpréte, une petite rondelle de plomb y est portee généralement, de méme que chez les autres membres de cette troupe. Le rebord est enroulé nor- malement; le nodulus de Darwin manque. La poitrine est bombee, large, avec taille; le cou est court, la nuque forte; les mamelons grands, développés, le bout du sein tres petit. Le ventre est assez proéminent; le postérieur est moyennement arrondi. Mollets faibles el allongés. Mains (voir aussi les contours planche VIII, figure 1) moyennes, larges. fines; membrane natatoire forte (23 mm). Les doigts se termi- nent en pointe; ils sont déliés et plus courts que les méta- carpes. L'annulaire, de chaqué colé, plus long que le deuxiéme — 274 — (observé sur le vif). Les ongles sont longs, élroils. Les pieds (.voir aussi les contours planche IX, figure 1) massifs, un peu lourds, courts et larges. La piante du pied (voir les impres- sions figure A) peu cambrée, dos du pied moyen. Le talen est Gourt; les doigts de pied les plus longs sont Torteil du pied droil et le deuxiéme du pied gauche. Le penis est petit; les genoux sont visiblement tournés en dedans. . Pouls par minute 92; respiralion 2L A remarquer, au point de vue palhologique, que le bi-as droit, vers le coude, ne peut pas se plier entiérement. Siérolék fait TeíTet d'un étre arrogant et dissimulé. * 2. Tarnardí (prononcer Vr guttin'aleinent: planche II; V 2 a—h). Jeune homme de 18 a 20 ans, bien nourri, solide. Couleur de la peau: front Broca 2L plus f'oncé, brun-jau- natre; joues Broca 21, plus foncé; poitrine et bras Broca 21: dos de la main Broca 3—28; paume de la main Broca 24: plante du pied Broca 24—25; lévre supérieure d'un brun-violet, de forcé moyenne; mamelón brun-violet foncé; ongles jaunatres. Les cicatrices plus claires que le reste de la peau. Yeux brun-clairs; le bord intérieur de Tiris ne différe pas de la couleur du reste de Firis; conjonctive bleu de lait; ouver- ture palpébrale droite. oblique. horizontale du cóté gauche; pli mongol peu développé. Cheveux noirs, droits, forts, coupés, sans frisure; les sour- cils sont réunis sur la base nasale, mais sont rares ou man- quenl presque complétement. Un tendré duvet remplace la barbe: les poils pudiques et ceux de Faisselle manquent et toute la peau du corps est absolument lisse. La tete est de longueur moyenne, large, haute, sans défor- mations artificielles visibles; visage haut, large, ovale, plutót plat que profilé; front bas, droit, sans bourrelets; os zygoma- tiques saillants; nez plutót petit que moyen, racine large, dos étroit, bas, concave; la pointe presque fine, d'une éiévation moyenne; ouver tures des narines horizontales, arrondies, visi- bles par devant, ailes bombees. Lévres fortes, saillantes, re- troussées, peu arquees; le mentón de saillie moyenne, rond, sans fossette. Prognathisme bien prononcé de toute la región maxillo-mandibulaire. Dents incisives supérieures verticales et tres grandes; la deuxiéme de gauche a été détruite par la carie. Toutes les au- tres dents de la máchoire supérieure sont fortes et les Iroisié- — 275 — mes molaires sont déj¿i sorlies des deux coles. Je n'ai pas ob- servé l"usui'e des dents de la inachoire supérieur-e; il n'existe pas de diastéme. La courbe denlaire de la machoire inférieure est anguleuse; les incisives el les canines faisant saillie. Les incisives sont asymétriques, relativemeiit petites et implantées d'une maniere verticale et oblique, l'ormant une espéce de palis- sade. Les canines sont courtes, compactes et saillantes: les prémolaires tres fortes; ees derniéres montrent déjá un com- mencement de carie. Les dents de sagesse sont sorties. La machoire supérieure surpasse un peu l'inférieure. En general, les dents sont massives, d'une couleur d'ivoire jaune claii-, mais cependant de qualité moyenne. L'oreille est de grandeur moyenne, apposée, allongée. sans grand relief; le lobule grand et separé de la base, perforé, re- bord normalement enroulé: aucun nodule de Darwin. La poitrine est fortement bombee, large; la taille peu mar- quée, le cou court, la nuque moyenne. Le mamelón et le bout du sein tres petits. Le ventre est assez développé en avant; les fesses bien arrondies; les mollets minees et allongés. Les mains (voir aussi les contours planche VIII, figure 2) sont courtes, larges, fines; la membrane natatoire 20 mm. Les doigts sont effilés, noués aux articulations. J'ai obsei'vé sur le vivant que l'annulaire est plus long que le deuxiéme doigl; les ongles sont longs, étroils, bombes. Les pieds (voir aussi les contours planche IX, figure 2) sont courts, larges, tres gros; la plante est aplatie (voir les impressions figure B); dos du pied d'une hau- teur moyenne, talón court; le doigt le plus long est le deuxiéme, d'aprés mes observations sur le vif; mais sur les contours, on observe au contraire que le deuxiéme doigt se Irouve fort re- courbé, dans sa posilion naturelle. Pour le placer dans la po- silion qu'il doit avoir, il faut étendre le doigt de forcé. Le membre viril est assez court. Remarquons également une grande torsión des genoux en dedans. Pouls par minute 90, respiration 18. Tarnardí est de nature aimable; il produit un peu l'impres- sion d'un idiot et n'esl probablement pas d'une intelligence tres nórmale. Notre bon Iiidien est tatoué sur le visage de Tornemenl simple et géométrique avec lequel les femmes commencent cette opération quand elles se tatouent (voir la figure ci-dessous): au-dessus de la racine du nez un quadriilé; sous les yeux, un tridenl ouverl vers le haut et deux Irails paralléles; sur le front. un ovale mol dessiné, partagé en quatre por deux ligues — 27C) — ci'oisées ol)lic]uement, avee un point au milieu de cliaque quar- tier; audessus de Tovale, une croix; au-dessous, un trait ter- miné par une ligne recourbée vers le haut, comme une ancre. Du l)ord de la lévre inféricure, sur le mentón, s'échelonnent sept figures en forme de h, lesquelles sont flanquees de cha- qué colé de quatre traits verticaux et pai-aliéles, le dernier trait étant muni de petiles ligues comme les barbes d'une fléclie. Le latounge cliez cel liomme esl tout-;i-l'ait inusilé et i'in- tei'préte s'en étonnail lui-méme. Mst-ce que peul-clre les femmes. qui ont l'habitude de se tatouer mutuellement, ne le considé- raient-elles pas comme un hommo normal (j"ai dit plus haut qu'il fait reffet d'un étre un peu sim|)le d'esprit) el Tont-elles taloué de cette maniere? Suivunt López, les femmes seules se tatouent che/, les Tocoit. *3. Nróik (planche III: V 3 n—0). Garcon age de douze ans probablement; relativement faible: a également une muuvaise apparence, maladive; il esl pñle. La couleur de Tensemble de la peau est aussi notablement plus claire; palhologiquement plus claire que chez ses camarades. Le fond du ton est couleur de coing plus foncée; chez un repré- sentant de race blanche, on dirait: iclérique á un haut degré. Les diffcrentes parlies du corps sont nuancées comme suit: — 277 — Couleui' de la peau: tVonl Broca 4; joues Broca 4 plus ou moins; poitriiie Broca 4 plus foncé; dos de la main Broca 3: paume de la main difféi'e peu de celle d'un Européen, seu- lement un peu plus jaunatre. Oii peut en diré aulant de la plante du pied, laquelle présente encoré le ton jaune tendré de la paume de la main. Lévres d"un brunviolet moderé; lévre supérieure plus foncée; mamelón d'un brunviolet foncé. Ongles presque roses comme chez FEuropéen; aucun Lalouage ni pein- ture. Yeux bi'uns foncés, obiiques, un peu brides, pli mongol prononcé. Expression triste, tranquillo, maladive. Sur la con- jonclive gauche des taches irréguliéres d'un brunviolet; Tceil droit avec une tache sur la cornee ou bord inférieur droit de Firis. Cheveux noirs, droits, forls, coupés, sans t'risure; les sourcils sont noirs; manquent presque tous et ne se réunissenl pas. Le reste du corps est complctement exempt de poils. La tete, de longueur moyenne, est large, ni haute, ni basse, sans dgformations ai-tifícielles; le visage haut, un peu étroit, ovale, néanmoins peu prolilé;.les joues sont maigres; le front bas, droit, sans bourrelets; les pommettes saillantes; le nez plulól petit, mal développé; la racine lai'ge, basse, déprimée; le dos large, bas, aplati, formant une ligue légérement con- cave; la pointe large, píate, \)eu élevée; les narines obiiques, visibles de face, aux ailes peu bombees; le nez parait en sa tolalité comme un tétraédre obtus el aplati. Les lévres sont peu i-emarquables, renflées; le mentón est faible, arrondi, sans fossette. Les dents sont toutes tres grandes, spécialement les incisi- ves supérieures intérieures; j'ai mesuré celle du cóté gauche; elle était de 9,5 mm. dans son diamélre transversal et d'une hauteur de 10,2 mm. Les incisives supérieures extérieures sont un peu plus petites. La position des incisives est verticale; les molaires sont tres fortes. L'arcade dentaire inférieure arrondie; l'incisive premiére droite est plantee obliquement. Le reste des deiits inférieures n'offre rien de remarquable, elles sont tres grandes et fortes. L'arcade supérieure surpasse un peu Tinfé- rieure. Aucun diastéma. La couleur est d'un blanc táchete. Tou- tes les vingt-huit dents se présentent dans un état magnifique. L'oreille est grande, décollée, longue, profilée; le lobule est petit, assile, autreíbis perforé; l'ouverture s'est consolidée de nouveau. L'hélix est dans un état normal; aucun nodule de Dorwin. Tomo XI 2 5 — 278 — La poili'ine est, piale, d'un développement normal, sans taille; le cou est de longueur moyenne ainsi que la nuque. Le ventre et les fesses sont proémineiits et assez t'ortement bombes. Les moUets font défaut. Les mains (voir aussi les contours plan- che VIII, figure 3) sonl de longueur et largeur moyennes. Le quatriéme doigt est plus long que le deuxicme (observes sur le vif). Les ongles n'offrent rien ile remarquable. Les pieds (voir uussi les contours planche IX, figure 3) sont courts, tres lar- ges; l'espace entre Forleil et le deuxiéme doigt entrouvert; la plante du pied est bien cambrée (voir les impressions figure C). Le dos du pied assez haul: le talón courl; l'orteil est plus long que le deuxiéme doigt. Le penis est tres petit. Les genoux sont tres t'ortement tor- das en dedans. Pouls par minute 100; respiration 23. •Teune homme aimable, tranquille et modeste. * 't. Tsháiek (planche IV; V 'i a — h). Garrón d'environ quatorze ans, plus grand et vigour^ux que les précédents; visage beaucou]) plus expressif, plus múr, gros- sier, ayant beaucoup plus l'air d"un «sauvage» que les autres, £i la tete forte, indépendante, qui, de méme que Siérolék, ne se laisse mesurer et observer qu'avec répugnance et seulement sur les instances réitérées de Tintei-préte. Couleur de la peau: front Broca 3,21, plus jaune; poifrine Broca 21, plus ou moins; dos de la main Broca 3,28; paume de la main, plante du pied et lévres un peu plus foncées que chez les autres; les ongles ont la couleur rose de l'Européen, sauf ú leur racine oíi ils sont jaunatres. Les cicatrices plus foncées que la peau environnante. Yeux brun-foncés, obliques, brides; le bord intérieur de l'iris est de méme couleur, comme le reste de l'iris; pli mon- gol tres fort; il en resulte une forme amygdaloíde de TcpíI. Ex- pression mauvaise, sombre. Cheveux noirs, droits, forts, coupés, sans frisure; les sour- cils noirs, ne se réunissent pas et font pi-esque entiéi-ement défaut. Le reste du corps est tolalement denué de poils. La tete est relativement plus courte que chez les autres, étroite, tres haute, sans déformation artificielle; le visage haut, étroit, anguleux, peu profilé;les joues plates. Front bas, droit, pas plein, les arcades sourcilléres tres bombees; les os zygo- ma tiques relativement peu saillants. Le nez est long et bas: la racine large, basse, á dos large, bas, étroit et á j^ointe élargie. — 279 - peu élévée, arrondie: narines obliques, pres(|ue rondes, visibles en face, á ailes un peu bombees. Les lévres sont grandes, fortes, gonflées; le mentón minee, rond, pas saillant, sans fossette. Les vingt-huit dents sont tres fortes et massives, magnifi- ques et toutes un peu inclinées en dedans. Elles ont la forme de cunes arrondis. Les incisives sont tres déveioppées, Tinci- sive supérieure extérieure gauche saillanlc, la canine supé- rieure droite inclinée en dedans. L'nrcade inférieure foi'ine une parabole tres prononcée. L'oreille est de grandeur moyenne, appliquée, longue, peu profilée, le lobule perforé, l'liélix est normal, sans nodule de Dnrwin. La |)oiti'ine est bombee, large, sans taille; le cou court; la nu(¡ue moyenne: le ventre et les fesses assez proéminents. Les moUets peu développés, allongés. Les mains (voir aussi les contours planche A'III, figure 4) courtes, étroites, fines; mem- brane natatoire forte, les doigts effilés et en méme temps un peu gonflés dans les articulations; le deuxiéme doigt est plus long que le quatriéme (observé sur le vif); les ongles longs, étroits, tres bombes; les pieds (voir aussi les contours plan- che IX, figure 4) courts, larges, gros; la plante du pied tres peu cambrée (voir les impressions figure D); le dos du pied moyen; le talón court; le premier et le deuxiéme doigt de méme longueur, d'aprés mes observations sur le vif. Pouls par minute 92; respiration 21. II est possible que l'accéléralion du pouls chez les quatre personnes est due a l'abus des cigarettes qu'elles fument inces- samment. ■"). Huashkini {u = oii l'ranoais ; iilanche V a — h). Fils de Serainerlé (numero 14). Garcon de dix ans, bien- veillant, franc et confiant. Je me borne a attirer l'attention sur les points suivants, tels qu'ils résultent de l'examen de sa photographie: Yeux peu obliques, presque horizontaux, peu brides. Re- gard ouvert et franc. Cheveux (d'aprés les échantillons) noirs, droits, forts; on les lui avait coupé pendant son séjour a Buenos Aires. On remarque tres bien qu'ils descendent tres bas sur le front et s'étendaient presque jusqu'au-dessus des sourcils; seulement un petit emplacement irrégulier au front reste libre de cheveux. La tete présente des proportions enfantines; le front est — 280 — droit et incliné en avant; le nez petit; le dos du nez has, un peu oplati, la pointe arrondie. Les lévres sont fines et minees. L'oreille est grande, appliquée, large, tres fortement rele- vée; l'hélix, dans tout son contour, est complétement aplati; aucun nodule de Darwin. Le lobule est petit et pas réuni avec sa base. Ce garcon ne présente nucun tatouage. * 15. Sápolék (planrlie V 6 a—h). Fiis de la femme Nainrainá (numero 16). Garronnet de trois ans peut-étre. Aimable et confiant, restant touta-fait tranquille lorsqu'on le mesure. Bien nourri et robuste. Couleur de la peau: t'ront Sarasin V (Broca 37—29); le visage el la poitrine sont plus jaunatres; les cicatrices plus el a i res. Yeux brun-foncés; obliques, relativement tres peu brides; pli mongol tres prononcé. Cheveux noirs, plutót lisses que droils; un les lui avait coupé pendant le séjour de la troupe á Buenos Aires. Les sourcils sont noirs, non réunis et tres minees. La tete est longue, renversée en arriére en forme de tulipe, large, haute. Le visage bas, large, rond, aplati; les joues ron- des; front bas, droit, plein, sans bourrelets; les pommeltes sainantes. Le nez est petit; la racine large, basse, écrasée; le dos large, droit; la pointe large, aplatie et complétement arron- die, tres peu élevée; les racines presque rondes, un peu visible de face; les ailes un peu bombees. Les lévres minees, arquees. Le mentón foible, rond, sans fossette. Les ineisives sont droites, les supérieures surpassent tres fortement les inférieures. La denlition est, en general, opaque, blanc-bleuálre et de bonne qualité. L'oreille est grande, ronde, tres voútée; le lobule petit, ré- uni avec la base, non perforé. L'hélix normalement enroulé; aucun nodule de Dar\vin. Les mains sont longues, un peu larges; la membrane nata- toire mesure 14 millimétres; les doigts en forme de baguettes de tambour. A chaqué main, le quatriérae doigt est le plus long (observé sur le vif). Les pieds sont de proportion moyenne; Torteil et le deu- xiéme doigt sont de méme longueur á chaqué pied (observé sur le vif). Pouls par minute 144. Ce garcon ne présente aucun tatouage. 281 Femmes: — 7. Palagishi (planolie VI 7 a — b). Filie de Kopieré (nuinéi-o 17), agée de dix sepl ans. Bien dé- veloppée, forte; étre maussade el peu sympalhique; jjalailleuse; elle avait eu une violente dispute avec une des autres jeunes filies et les traces d'égratignures au t'ront, qui en élaient résul- tées, n'élaient pas encere cicatrisées lorsque je la photographiais. Hauteur du corps: 1514 mm. D'api'és la photographie et des échantillons de cheveux cou- l)és, nous pouvons en déduire ce qui suit: Yeux obliques, tres brides, pli mongol accentué; sur la cornee droite un staphylome assez grand. Cheveux noirs, droits, forts; les sourcils monquent. La tete présente loules les formes eiifantines; elle est assez ronde, spécialement vue de proíii, mais déjá un peu étroite et haute vue de face: le visage has, large, rond, plat; les joues rondes; le front bas, voúlé et incliné en avanl; les pommelles sainantes. Le nez de grandeur moyenne; la racine large, basse; le dos large et bas, un peu concave; la pointe large, oplatie, arrondie, un peu tombanle en bas, s'élevant a peine. Les nari- nes, a peine visibles de face; les ailes ne sont pas bombees. Les lévres sont grosses, assez proéminentes, spécialement la supérieure, peu arquees; le mentón petit, arrondi. — 282 — L'oreille assez grande, appliquée. bien profilée, le lobule perforé. Le talouage habituel chez les i'emiiies (voir la figure de la paga antérieure) a été commencé au-dessus de la raciiie du nez, entre les sourcils, par un rectangle divisé en deux por une ligne horizontale: il mesure dans sa longueur 25 mm., dans sa liau- teur 6,5 mm. Du bord iní'érieur descendent en suivant le dos du nez, deux ligues paralléles, de 48 mm. de longueur, qui dé- passenl la poinle du nez el s'étendent presque jusqu'á la partie sous-nasale, sans s"y reunir en crochet. Sur le f'ront se trouve un rhombe mal dessiné, divisé par deux lignes croisées et i'or- mant quatre segments; dans ceiui du haut se ti'ouve un point. *8. Koássená (planclie VI 8 a — b). Filie de Serainerlé (numero 14), agée d'environ quatorze ans, vigoureuse et corpulente, i'orl développée i)our son üge. Gen- tille, aimable et confiante enl'ant, espiégie et malicieuse; se ré- jouit d'étre mesurée et de ce que son tatouage sera dessiné. Couleur de la peau: front Sorrasin \'III (Broca 29 — 30), mais plus gris; poitrine Sarrasin V (Broca 37—29) mais plus gris; dos de la main Sarrasin II, III (Broca 43 — Broca 43 a pros 37 ou 29); dos de pied idem, mais plus sale pour ainsi diré. Les cicatrices plus claires que la peau. Yeux bruns ou brun-f'oncés, obliques, brides, fendus; pli mongol prononcé. Cheveux noirs, droits, forts. couiiés comme chez les autres; les sourcils tres minees. La tete est courte, large, haute, lourde et grosse; le visage bas, large, rond, aplati; les joues rondes; le i'i'ont tres bas, droit, plein. Les cheveux descendent Irés bas, sans former une limite marquée: le front se ti'ouve móme couvei't de beaucoup de petils cheveux. Les pommettes saillanles. Le nez est plat, petit; la racine bien large, basse et eníbncée; le dos aplati et arrondi, concave; la pointe large, aplalie, presque ronde comme un bouton : les narines obliques, visibles de face; les ailes fai- bles. Les Icvres assez fines, pelites, arquees; le mentón petit, arrondi, sans fossette. Les incisives sont droites, les supéi'ieures dépassant les in- férieures; en general, les dents sont opaques, massives, gran- des, d'une qualité tres bonne et blanchatres. L'oi-eille est de grandeur moyenne, applii|uée, ronde, char- nue; le lobule grand, perforé; l'hélix enroulé partiellement; aucun nodule de Darwin. — 283 — Les inains sont, petitos, longucs, kn-ges,. fines; membrane natatoire 23 mm.; le quali'iéme doigl de chaqué main est le plus long. Les ongles sonl longs, élroils, bombes. Les pieds coui'ts, larges; la plante combrée; le dos du pied un peu has, le talón courl. Au pied drnit. le preiiiiei- doigt esL le plus long, tandis (¡irau pied gauche, ees deux doigls ne difícrenl pas en longueui'. Pouls pai" minute 1)6. W Sur la face, nous Irouvons le (atouage déjá décrit, aussi in- coniplet (voir la figure ci-joint). Dans la partie basse du ÍVont, au-dessus de la racine du nez, entre les arcades sourciliéres, le rectangle a bords ai-rondis, est divisé en deux (long. 25 mm., haut. 7,5 mm.); de lá, deux ligues paralléles, d'une longueur de 45 mm. s'étendent verlicalement, en suivant le dos du nez et dépas.sant la pointe du nez. Au-dessus dudit rectangle et au milieu du fronl, on voil un ovale qu'on a commencé á traver- ser par une ligne oblique. L'ovalc mesure 12 mm. de liauteur et 4 mm. de longueur. 11 est évident que le talouage n'est pas encoré terminé. L'avant-bras droit, de la móme Koás- sená, a été oi'né sui' son cóté externe d'un dessin linéaire géométrique, place en forme de bracelet (voir notre dessin). A'A'A'A Y,ViY,Y — 284 — üeux lignes poralléies en formenl la base; de U> s'élévent sur chaqué cote qualre Iriangles termines par une ligne verti- cale; entre ees lignes se trouvent trois petit traits. Le tatouage de l'avant-bras gauche (qui comme l'iiitérieur se trouve sur le cote externe) est plus simple; ^~~^ l'endroit oú se place le bracelet est marqué par les deux mémes ^-^ lignes parailéles, au-dessus desquelles on trouve deux demi-cercles. Dans sa i'égion deltoíde externe, le bras gauche présente en oulre un ovale divisé en tiiiiinii qualre sections par des lignes obliquement croisées; l'ovale est terminé pai- deux pointes de ñéches verti- cales. Au-dessous de la ñéclie inf'érieure, sans aucun contact quelconque, se renconlrent dix traits parailéles toul potits. comme l'indique notre figure. *0. Huorónatá (planche VI 9 a — h). Filie de la femme Parané (numero 18), jeune mere du nouris- son numero 23. Vigoureuse, robuste, peau ferme et tendue; ex- pression du visage niais el stupide, tres ordinaire, surtout vu de cóté, poisible, renfermée, un peu impatiente, timide. Couleur de la peau: front Sarasin X (Broca 30—44); dos de la main Sarasin V (Broca 37 — 29); dos du pied Sarasin II, III, avec violet (Broca 43, Broca 43 aprés 37 ou 29, etc.). Yeux brun-foncés, enfoncés; celui de droite presque horizon- tal, celui de gauche oblique; la fente palpébrale fendue: pli mongol assez fort. Cheveux noirs, raides, mais autant que che/, les aulres fem- mes, forts; les sourciis manquent. La tete esl ronde et de bonnes proportions; le visage est bas, tres large, rond, aplali. Joues un peu creuses ; font l'ap- parence plulúl trómpense, car les pommeltes sont tres pro- noncées en avanl. Le front est bas, droit, pas plein, presque entiérement couvert par la chevelure. Le nez est plutól petit que de grandeur moyenne: la racine large, basse; le dos large, bas, aplati, concave; la poinle large, aplalie, peu élevée, mais toujours plus haute que le dos; les narines obliques, presque rondes, un peu visibles vues par devant; les ailes tres peu bombees. Les lévres tres grosses, saillantes, arquees; le men- tón est de proportion moyenne, arrondi, sans fossette. Les incisives droiles, les supérieures surpassant les infé- rieures. La dentition est en general opaque, massive, angu- leuse. jaunñtre et de tres bonne qualilé. — 285 — L'oi'eille est de moyeane gi'aadeui", a|)|)liquée, loague, peu proHlée; le lobule perforé; fliólix normaleineut développé: au- cun nodule de Darwin. Les inains (voir nussi les conl.oui's planche \'lll, tigure 9) sont plut(M longues, lai-ges; ineinbrane iialatoire 29 mm.; le quatriéme doigt est plus long que le deuxicme a chaqué main (observé sur le vif); les oagles sout un peu longs, élroits, tres iiombés. Les })¡eds (voir aussi les coiilours planche IX, figure 9) sont courts, étroits, la plante cambrée (voii- les contours); le dos du pied de hauteur moyenne, le talón court; le doigt le plus long est le deuxiéme á choque pied; Tespace entre celui-ci et le deuxiéme doigt est assez grand. Pouls par minute 78. Le tatouage a été dessiné avec un haut degré de symétrie et de perfection (voir la figure cijoinle). Nous distinguons sur le front un hexaédre orné d'un point; en[ve les sourcils, le rectan- gle divisé en deux; sur le d(is du nez, les deux lignes parallé- les: sur la lévre supérieure on remarque six raies, symétrique- ment ornees de bai'bes; sur la lévre interieure et le mentón se trouvent des lignes verticales avec de pelites raies interca- lées; sur la paupiére inCérieui'e, un trident duquel descendent deux rangs de raies paralléles; une de ees derniéres en forme de fleche se rencontre vei's Tangle de la bouche. — 286 — Dans lu región suboi'biLale, (|utit,i-e lignes p.-iralléles, en de- hors desquelles se trouve un syslénie de lignes en zig-zog, réu- nies par une ligne droite. Le pi'otil i'appelle un ¡(molif des échelles de cordes» (Strick- leitei-motiv), dessiné avec un haut degré de perfeclion, dont nous donnerons l'explication (Taprós un modele |)lus simple. *l(i. Nrainrló (planche VI 10 a — li). Niéce des deux scoui's numeres 11 el 12. Jeune tille d'envi- ron seize ans. Corpulenle el i-obusle, méme un peu obése; peau tendue. Sur notre figure (planche VI 10 a—h) elle parait som- bre el maussade, mal ólevée; elle esl cependant abordable, quoique toujours un pcu timide el renfermée. Couleur de la peau: IVonl Irés clair ; joues Sarasin MU (Broca 29—30); dos de la main el du pied Sarasin III (Broca 43 aprés 37 ou 29); planle du pied Irés claire; lévre supérieure plus foncée que l'interieure. Yeux plutól bruns (|ue brun luncós, ubliques, brides; pli mongol Irés prononcé. Cheveux noirs, li'és i-aides, i'orls, coupés comme chez ses compagnes. Les sourcils el les cils mancjuenl, les derniers élant remplaces par de jietits poils raides, d'un millimélre de hau- teur. — 287 — La tele est courle, lai'ge, de liauleur inoyenne, sans dét'ur- mutions artiticielles; le visage est bas, large, rond, aplati; les joues rondes. Le IVoiit est tres bas, bombé, et encoré dans son état enfantin; ponimettes saillanles. Nez petit, enfantin; pas trop camus; racine large, basse, ení'oncée; dos large, bas, concave et aplati; pointe large, píate, peu élevée, mais un peu abaissée en avanl: les narines obliques, presque rondes, visibles par devant; les ailes un peu bombees. Les lévres sont grosses, sainantes, bout'ties, mais arquees. Le mentón prononcé, rond, sans íossette. Les incisives sont verticales; les supérieures surpassent les inférieures. La dentilion est en general opaque, ma.ssive, d'un blanc jaunütre et tres bonne. Les oreilles sont de grandeur moyenne, aplaties, longues, assez relevées; lobule petit, réuni avec la base perforée; l'hélix seulement développé jusqu'á la hauteur de la bit'urcation de l'antéhélix; aucun nodule de Darwin. Les muins (voir aussi les contours planche Mil, tigure 10) de longueur moyenne, larges mais pas grosses; les doigts efíllés, le (¡uatriéme plus iong que le deuxiéme (observé sur le vif); membrane natatoire 26 mm.; ongles larges, étroits, bombes; les pieds (voir aussi les contours planche IX, figure 10) sont courts, étroits; la plante est cambrée, le dos du pied de hauteur — 288 — moyenne, talón court; le plus long doigt est le deuxiéme. L'or- teil esl passablement separé des autres doigts. Pouls par minute 86. Nraini'lé est tatouée suf la face (voir lo figui'e de la page antérieure). En dessus de la racine du nez, entre les yeux, dans la región limilée par le nasion et l'ophryon, on remarque un rectangle divisé en deux parlies paralléles par une ligne Imi-i- zontale. Vers le milieu de son bord ialerieur, descendant sur le dos du nez, se trouvent deux ligues paralléles qui se réunissent sur l'extrémité du nez. Sur le front, au-dessus de ce rectangle, se trouve une figure elliptico-rhomboídale, divisée en qu.'ilre parlies par deux ligues croisées par le milieu. La lévre supérieure est nrmée de quatre dessins plus ou moins semblables a des fleches á demi-pointe, et dont deux se dirigent toujours depuis la narine jusque dans la maqúense méme de la lévre. Droil au-dessous de chaqué paupiére infé- rieure on remarque un trident: de chaqué cóté de sa base des- cendent deux rangées paralléles de petites ligues qui dépassent le bord inférieur de la machoire et se terminent sur son colé inférieur par un crochel en foi'me de U. A l'endroit oü ees rangées paralléles dépassent la commis- sure de la bouche, trois des ligues exlérieures ont été réunies par un are el une petite ligne; aux deux cotes du vi.sage il y a une petite variation. Enfin, au-dessus el un peu sur le colé de la commissure externe des paupiéres, nous remarquons un grand liuil (8). La couleur du latouage est fraiche et d'un bleu foncé brillant. 11. Noikenráe (planclii> VI 11 a—h). Soeur de la suivante (numero 12) et lanle de la precedente (numero 10). Jeune filie sur ses vingt ans, dans le premier dé- veloppemenl de la flore juvénile. Beaulé caraclérislique, cepen- dant pas aussi rude que sa sceur; gracieuse et charmante, bril- lante de sanie sans exubérance, aimable, gaie; lorsqu'elle doit élre photographiée dans un groupe, son visage devient rieur. A élé malade pendanl son séjour á Buenos Aires d'une affection pulmonaire avec fiévre. Hauteur du corps 1557 mm. De sa photographie nous en déduisons ce qui suil: Yeux tres peu obliques, beaucoup moins brides que chez les autres femmes; pli mongol faible, beau regard, |)lein de douceur. — 289 — Les cheveux, dont j'ai pi'is des échantillons, sont noirs, raides, íbrts. Les sourcils paroissent manquer complétement. La lele est de proporlion nórmale, un peu courte, large et assez haute; le visage est de liauleur moyenne, moins large que les autres, un peu ovale, peu profilé néanmoins. Les joues rondes, le tVont encoi'e tres enfantin, bas, bombé; les pommet- tes assez saillantes. Le nez est de grandeur moyenne; racine lai'ge, moins basse que cliez les autres Indiennes; le dos large, bas, droit, aplati; la pointe large, aplatie, arrondie, lombant un peu en bas, Irés peu élevée; les racines visibles par devant, aux aÜGs appliquées. Les lévres sont grosses, vilaines, enflées et proéminentes, a peine arquees; le mentón est large, arrondi, sans fossetle. L'oreille est de grandeur moyenne, d'un bon relie!': le lobule pelit, pas réuni avec sa base et perforé. Quant aux mains et aux pieds, je me refere aux contours (voir planche VIH, figure il et planche IX, figure 11); á en ju- ger, les mains sont pelites, gréles et jolies; le deuxiéme doigt parait plus long que la i¡uatriéme á chaqué main; les pieds sont courts et larges, un peu gros, l'orteil est plus long que le deuxiéme doigt. Le tatouage existe seulement sur la face; le dessin est tres bien élabli et ressemble en tous poinls au dessin de face du numero 9 (Huorónatá), que nous avons déjti décrit. *r2. Sokéiná (piononcer Ts breí'; planche VI 12 a—b). So'ur de Noikenráe (numero 11) el tante de Nrainrlé (nu- mero 10). Femme dans sa vingtiéme année, mariée, mais sans enfants. Grande, imposante, forte, d'une beauté sévérement ré- guliére (herbé Schonheit) mais qui ne manque pas de douceur vue de profil. Sérieuse et tranquille. Aux formes solidement modelées, sans étre exuberantes. Couleur de la peau: front Sarasin VIII-IX (Broca 29-30); poitrine Sarasin VI, mais plus gris (Broca 37 — 30, mais plus gris); dos de la main el du pied Sarasin II, mais plus violet (Broca 43, mais plus violet). Les cicatrices plus claires que la peau environnante. Yeux brun-tachetés; le bord intérieui' de l'iris une idee plus claire que le reste de Firis, un peu obliques et brides, pli mongol faible. Cheveux noirs, raides, forls, secs, coupés assez courts et horizontalement sur le fronl; les sourcils et les poils des ais- selles manquent. — 200 - Tete de longueur el largeur moyenne, liaute, un peu angu- leuse, sans déformations aiiiflcielies; le visoge ni haut ni lias, iarge, ovale, peu profilé; joues rondes; fVont has, droit, plein, avec bourrelets; les pommelles quelque peu preeminentes. Nez de grandeur moyenne; la racine largo, pas aussi hasse qu'on le supposerail; le dos assez Iarge et bas, droit: la pointe Iarge, quelque peu tombante en bas, peu élevée; les racines obliques. presque rondes, visibles de face; les ailes appliquées. Les lé- vres sont pleines, fortes, grosses, proéminentes, mais peu ar- quees; le mentón assez faible, rond, sans fossette. Les incisives sont verticales, les supérieures surpassenl les inférieures; les dents sont en general opaques, massives, d'une couleur jaune tendré et en tres bon étal. L'oreille est un peu grande, aplatie, longue, assez profilée; le lobule perforé, Thélix bien développé, sans le nodule de Dorwin. La región thoracique est tres bombee; le cou esl court, de méme que chez toutes les autres femmes; les mamelles sont petites, tombantes en forme de cóne; le mamelón est petit et peu saillant du bout du sein, ler(uel est tres gros et un peu proéminent. Les mains (voir aussi les contours planche VIII, figure 12) sont courtes, de largeur moyenne, fines; membrane natatoire 30 mm.; l'index et le quatriéme doigt sont de méme longueur á chaqué main, selon les observations sur le vif. Les doigts sont fins, amincis á leur extrémité. Les ongles sont longs, étroits, bombes. Les pieds (voir aussi les contours planche IX, figure 12) sont courts, larges, grossiers; la plante du pied est píate; le dos du pied de hauteur plutót moyenne que basse; le talón court; le premier et le deuxiéme doigts sont de méme longueur (observes sur le vif). Pouls par minute 92. Le visage est tatoué de face el de profil; rornementation res- .semble a celle de la femme numero 9 (Huorónatá). *13 Kaikaná (planche Vil 13 }i vuivxinv^ ^ «líuyjüjy c^i ^ en o 04 c^i o ■* — uO-tCOC■JCOCT50CO^O CO lO CO O CJ C^l •■ C00SOCCO"^0\-Í-nD vO-*-*CO-TfCÍOCOO OSOCO -S CMC4 — 1 '-« sO-^COCCCOCOOXO I o o CM "O c-1 lO o a^ ^ to ON co c^ •-< en t* lO ? 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I I íí I I I I M í- 1 C0_ií3_ I lpxvxuo¿ N o o es 00_CO [>^lO_iO_00_X_ií\-* r--_0 «3 Csj \0 --' lO^t^ CO CO CO 'O o ^ co'io'co ^~-*-T^"--^c^^oo'co"•^"-^*.-''cn"^^'o^"^c^■--^^'lo"lf3 cq"o" M "CsXXQDXsOiO-!fCM iD^-C^Tj-^r-i^ *-» ¡ñc^í ^&PJ.91S ^ -3 7 ^ o - . .ñs: • 1) í^_S-2 T3 ■3^ .= -.S o ' 'J C 3 £1, 3 •o _ c (altiti Dras Long p 1^ vértex ergiire cromia -lerieur i: EiSi: C¿ ct-bo^ 3 > .2 3 ■= 3 u T3r3-^-3-o-a'T3Tn3'C Jj "^^ o « ¿i ■— ' I— ' . 1. 1 'tí _ Oí "O a> .c [os np snsíap-nu « 2 f= S 307 — •Cd O o ce z D M J ca 61 "¿I '91 'SI 'El '01 '6 3 'I &1{Sl6lV}9^ 9j,9idr>^ miio.aiw_¿s[ 2 üííKyiiTff 2 mi9.iog 2 5/.íw_íW.í;\r pfmiOMnjf os ^ o co O) »!* r^_ m t^ co 00 -o M o_ o\_^ if5^^_ _i I-I co '-< i> -o --rQo"r^"o'i>"cQ"o"'o"**'"oo" o'ifT cT «5 cí- en cfj I COCCOD i> -o ce CO O^^"-© 0_00_0_0^_00^0^_-^__C^_- 1-1 CO '-' cqavco_^_ I oq_"í*co_ "cj wím'"o'>-'"co" --Toío" c-T oC r^'^o' r^* '-o cy^ 'O -* Qd"'0"'0' (N ci ci -■ CO o^a^lOln-HOMIJ^coc^^^^£JOCJt^^c^lcocc•-«^cnln -H aC oo r^' t~** :3" os so'-^co o'o'cM cn cm"^*"^' co co"^' on'co" H_Tt .o iqcom_o-:t.-iTtQor^_oso_íMC\-*ci H ai oo'o* r^'m o" o -^ co' in lo »— " csTcí o' ■-<' co" OMassnoy oo ^pjodvg CO .y9?i))/gj; <■ C.C^CCCN_CO — «cq_CCr^ -rfOJ OlOJ OS'-'--'-' -- o'cx)'c^'r^"iO <7^«o'cí5'co\d"o"cM cN"cj'--ri-rco'co'c4'ri"'í i-ií-i CO CO r íNOs**cc or-_»ncqo_oo i i c^_o iD w on^tj" co c\ --<_ ad-^'(N'oo*co''^"cO'0*íN"co~ co'co'í-ícsTco'io'co'— *"co" i-i-^<-ii-ii-HiO'-i «I coo lO t>_-!t C-*_Os_'-'_Q0jM [XO -t'P.Í'V^-'^.'^-,'^.'^-^-^.'^.*^- •o osccr*i~ir^r-coinr^ooso«-«oo-HCO'<*0'ít-*co cj 30 c\ «o ■* --« -Tfcoiri^in w cocN-Hin^-icoto |Oi>cs í-i CO »-i r~ r^ ES S6 o «> . -. í^ -ü c -fe ! bo S ií í? : ^ c3 'Jí v- ;; '5 bC - ^ '' X a¡ « ñ .5 « rt rt "5 rC i_! Lü íi oní el jones: Br. 3 un peu plus jaunes. Ptñtriuc i'í ¿K I'l Ul U ACIOXHÍ Rev. iJel Museo do La Piala - Tumi: XI. li. LEiiMji7iK fl'lll.lCAClONt^S METAMORFOSIS Y BIOLOGÍA DE COLEÓPTEROS ARGENTINOS I , PLAGIODERA ERYTIIROPTERA. CALLIGRAPIIA POLYSPILA, CIIALEPUS .MEDILS POR CARLOS BRDCH líncargaclo de la Sección Zoológica del Musen de La Piala ruN TRKS I AMINAS Plagiodera erythroptera Binch. (Lámina I) La Plagiodera erythroptera es uno de nuestros crisomélidos más comunes; se encuentra en los sauces, á los que á veces causa gi'andes perjuicios, debido á su numerosa propagación. Huevo. — La liembi'a i>one sus huevos sobre la parte supe- i'ior de las liojas en grujios de treinta á cuarenta, adheridos por una extremidad á la superñcie de la hoja, y reunidos en hileras más ó menos regulares. La forma del huevo es ovalada, bastante redondeada en las extremidades; la superficie, lisa, de color amarillo oro; largo 1,5. ancho 0,9 milímetros. Larva. — La larva es de color pardo; pero la cabezo, el pro- tórax, los lubéi'culos, los puntos verrugosos y la parte superior de las palas son más obscuros y provistos de pelos cortos gri- sáceos. La piel es finamente gi-anulada; el cuerpo, acuminado en las extremidades, arqueado de arriba y plano de abajo. La cabeza es redonda, más angosta que el protórax, la frente tiene un hoyuelo triangular; las cuatro ocelas forman un cua- drado y están colocadas atrás de las antenas; éstas, bastante obtusas, provistas de pelillos cortos en el segundo artejo y en la extremidad del tercero. Labio supei'ior transversal, el borde anterior arqueado, escotado en el medio. Mandíbulas gruesas, subtriangulares, de color maiTón; el borde anterior, arm.ado de cuatro dientes romos; el borde exterior encorvado, provisto también de dos dientes y un pelo parado por fuera. La len- güeta muy saliente; los palpos labiales biarticulados. Los pal- pos maxilares de cuatro artejos; el primero provisto de dos pelos largos, los siguientes de otros más cortos y el artejo ter- minal ti'uncado, con vello fino en la punta. El protórax es mucho más ancho que largo; en el escudo hay una depresión transversal que es más pronunciada en sus Tnmn XI 28 — 318 — dos extremidades; los ángulos exteriores menos redondeados que los posteriores. Meso- y metatórax armados de un fuerte tubérculo, inseí"- tado á la altura de los poros estigmáticos; debajo de cada tu- bérculo hay dos verrugas en línea horizontal; arriba de los poros hay un pequeño punto vei'rugoso; y, sobre el dorso, una hilera doble de puntos pareados. Estos poros son redondos, ne- gros y se hallan en la parte anterior de los segmentos. Los segmentos aljdominales están adornados de doce ii trece hileras longitudinales de tui)érculos y verrugas distribuidos en el espacio de cada sección como sigue: arriba de los dichos po- ros, un tubérculo más pequeño que los del tórax, atrofiado en los últimos segmentos; en seguida, un punto fino con su pelillo que se repite hasta el sexto anillo; sobre el dorso, transversal- mente, dos puntos verrugosos. Debajo de los estigmas, una ve- rruga grande á la que sigue otra más pequeña, y sobre la parte ventral, transversalmente, tres puntos menos prominentes que se reúnen algunas veces para formar una sola línea en los anillos posteriores. Todos los tubérculos y las verrugas están provistos de pelos cortos grisáceos. Ninfa. — La ninfa tiene una forma aplastada, el dorso ar- queado, la parte ventral plana; es luciente y lisa, sólo en los costados del cuarto y quinto segmentos abdominales hay tres pelillos cortos y dos sobre cada fémur. Su color es pardo obs- curo; una línea baya longitudinal y de ancho variable atraviesa el tórax y se prolonga algunas veces por el dorso, formando á menudo una cruz con el primei- segmento que, en tal caso, es del mismo color. Los costados de los segmentos abdominales son también bayos, los dos últimos, obscuros y ocultos en la piel misma de la larva. La parte ventral de la ninfa es más ó menos uniforme. La frente tiene un hoyuelo longitudinal; el vértice surcado en el mismo sentido. Imago. — El cuerpo de la Plagiodera erylhroptera es luciente obscuro de un azul esmeralda. La cabeza con un surco longi- tudinal. Las antenas negras con los primeros artejos bron- ceados. Pronoto, como el escudo, lisos y del color del cuerpo. Las alas encarnadas; este color se altera después de la muerte del insecto. Las patas son de un obscuro azul esmeralda. Observaciones. — Las pequeñas larvas viven juntas en colo- nias hasta la edad madura y comen de las hojas la substancia — 319 — (|ue liuy entre las nei'vudurns, niientrus que el coleúiitero de- vora la hoja entera. La perimórfosis se produce sobre la misma planta; la larva, después que se ha fijado por la parte anal, queda colgando tranquilamente dos ó tres días. Al transfor- marse en ninfa, revienta su envoltura primitiva, de la que sale poco á poco hasta llegar á los últimos dos segmentos, que- dando asi la ninfa suspendida por la piel encogida de la larva para pasar la penúltima fase de su metamorfosis y aparecer dentro de ocho á diez días como insecto perfecto. Rcv. del Museo de La Plata — Tomo XI. C. Brucíi: Melain. v Biol. de Col. Arg. I — Lám. I. 1 . Hojas de sauce comidas por las larva 2. Huevo (^*Yj tamaño natural). 3. Larva (V, tamaño natural). 4. Mandíbula (muy aumentada). 5. Antena (muy aumentada). Plagiodera erythroptera Blnch. ti. Partes bucales fmuy aumentadas). 7. Pata de! proiórax (muy aumentada). 8. Ninfa, vista dorsal, (^., tamaño natural), 9. » » ventral, (**/, tamaño natural). 10. Ima¿ío (^/, tamaño natural). C. Bruch deL TAI.I.RR DE PL'KI.lCACIüNES Calligrapha polyspila Germ. (Lámina II) Este crisoinélido es muy común ; su distribución geográfica es vüsta, pues se extiende desde In provincin de Buenos Aires hosta el límite norte de las repúblicas vecinas. Su planta ali- menticia es la Sida rhombifoUa, sobre la que se encuentran du- rante el verano larvas y coleópteros. Huevo. — La calligrafa pone una cantidad de huevos á la vez, cuyo número casi siempre pasa de una centena. El lugar preferido es la parte superior de la hoja que ha de servir de alimento á las larvas. Los huevos están pegados por una extre- midad y colocados uno al lado de otro y siempre con una se- gunda y tercera capa supei'puestas; la colocación de estas úl- timas es algo irregulai-, pero más ó menos horizontal. El huevo es cilindrico, ligeramente hinchado en el medio, bastante redondeado en las extremidades. Su color es amarillo claro; la superficie, finamente granulada, deja ver en el mi- croscopio circulillos casi imperceptibles. Largo 1,5 milímetros; ancho 0,7. Larva. — La larva recién nacida es de un color pardo que se obscurece cuando ya es adulta. La piel es finamente granu- lada, cubierta de pelos grisáceos. La cabeza, el protórax, las verrugas de los costados del cuerpo, como también la parte su- jierior de las patas, son más obscuras, lisas y lustrosas. VA cuerpo es muy encorvado en el dorso; la parte ventral plana. La cabeza es redonda, más angosta que el protórax y ve- lluda; la frente algo deprimida, con dos hoyuelos y el borde anterior carenado. En cada lado hay seis ocelas, disti-ilmídas en hilera doble; las primeras están delante de las antenas, las siguientes detrás de ellas. Las ocelas de la línea superior son mayores que las de la inferior. El tercer artejo de las antenas — 322 — es más pequeño que los otros dos, cilindrico, con pelillos muy cortos en su extremidad; a su lado inferior hay otra articula- ción muy pequeña y cónica, y un pelillo corto. Labio superior transversal; el borde anterior arqueado y escotado en el medio; el posterior procurvo en el medio y recurvo en los lados. Man- díbulas color marrón, con cinco dientes distintos en el borde interno y cerca del margen externo dos pelos parados. Los palpos labiales son biarticulados. Los palpos maxilares de cua- tro artejos, provistos de algunos pelos; el artejo terminal sub- cónico. Protórax dos veces más ancho que largo, velludo, con de- presiones transverso les; sus ángulos anteriores más redondea- dos que los posteriores. El meso- y el melatórax con una hen- didura angosta y recta; los costados están provistos de tres verrugos, distribuidas en forma de triángulo. Poros estigmáti- cos pequeños y circulares; debajo de cada poro hay dos verru- gas que forman á lo largo del cuerpo una hilera doble, siendo mayores las verrugas superiores y de todas nacen pelos cortos. Patas triarticuladas, velludas y con una uño fuerte. Ninfa. — La ninfa es de un lindo color amarillo oro; su forma ovoloda, casi esférica; el dorso muy convexo, la parte ventral bastante plana. La cabeza es redonda, provista de pocos pelos; las antenas ocultas debajo de las patas. Pi'otórax operculiforme, provisto de pelos que faltan en el meso- y en el metatórax; éste con un surco longitudinal. Los primeros segmentos abdominales son igualmente largos; los siguientes disminuyen poco á poco; y, el último, acaba en una punta aguda. En el reposo natural de la ninfa, los seg- mentos terminales están encorvados hacia la parte ventral. En el dorso y los costados de cada segmento, hay pelillos cortos y otros dos sobre cada fémur. Lmago. — El coleóptero es de color bronceado obscuro, relu- ciente; su cuerpo ovalado, bastante convexo. Cabeza con pun- titos diminutos; el pronoto visiblemente puntuado y más fuer- temente en los lados, donde tiene una ligera depresión. El color de las alas varía del verde bronceado hasta el ama- rillo pajizo, reluciente, con una puntuación diminuta y distri- buida. Sobre coda ala hay de 11 á 14 manchas de color negro bronceado de formas y tamaños variables. Los cuatro artejos terminales de las antenas negruzcos; los demás, como las pa- tas, de color castaño. — 323 — OiíSERVACioNES. — La hembra, que se distingue lacilmenle por el abdomen fuertemente hincliado, pone sus huevos con intervalo de algunos días. De varios individuos aprisionados, he obtenido alrededor de 300 huevos. Una hembra ha puesto la primera vez 120, al tercer día 143 y al quinto 105 huevos. Las pequeñas larvas nacen á los diez días y viven juntas en colonias. Algunas veces, después de la muda, la cabeza y el protórax tienen un lindo color encarnado; las ocelas aparecen entonces como puntitos negros; poco después, la larva recibe otra vez su color primitivo, que se obscurece con el avance del tiempo. Las larvas criadas en cautividad, al terminar este pe- ríodo de su vida intermediaria, se introducen en la tierra suelta para pasar allí su nínfosis. Con su desarrollo progresivo, la ninfa pierde poco á poco su color amarillo, y aun á través de la envoltura diáfana, se distinguen poco á poco los colores del Rev. del Museo de La Plata — Tomo XI. C. Bruch: Mctam. v Bit^l- de Col. Arg. I — Lám. 11. Calligrapha polyspila Germ. 1. Huevo ('"/j tamaño natural) 2. Larva (*■^^ tamaño natural). 3. Mandíbula (muy aumentada). 4- Antena (muy aumentada). 5. Partes bucales (muy aumentadas). ó. Pata del protórax (muy aumentada). 7. Ninfa, vista dorsal, \*\ tamaño naturalV 8. » "> ventral, (Vi tamaño naturaT . Q. Imago (* i tamaño natural). C Brl"ch del. TALLER DE PURMCACIONüS Chalepus medius (Chap.) lUmina lU) Durante toda la buena estación, el Clialeyus medius es muy abundante en los alrededores de La Plata; se encuentra en to- das sus fases de desarrollo sobre la Rohim'a pseudoacacia, muy común aquí. HuF.vo. — La hembra pone sus huevos siempre aislados en el borde inferior de las hojas. El huevo, de un tercio de milí- metro de ancho y plano de abajo, tiene una forma elipsoidal; su color es morrón; la superficie es mate é irregularmente ondulada. El insecto deposita el huevo encima de una gotita de sustancia especial, que acompaña al huevo en el momento mismo de su deposición. Esta sustancia fija muy bien el huevo en la parte inferior de la hoja, produciendo en ella una acción corrosiva que así {)ermite á la larva recién nacida penetrar fá- cilmente al interioi- de la hoja que recorre en todas direcciones. Larva. — La larva tiene una foi'ma sublinear y plana; su piel está cubierta de una granulación fina y regular, con excep- ción de la cabeza. Es de color blanco amarillento; cabeza y pa- tas de pardo obscuro; el protórax, en su mitad, pardo. Cabeza pequeña más ancha que larga, lisa con algunos pelos; vértice surcado longitudinalmente, con dos ocelas de cada lado. El segundo artejo de las antenas lleva otros dos artejos, de los cuales el de adentro es mucho más corto que el de afuera; aquél termina en algunos pelillos. Labio superior transverso rectangular provisto de pelillos; los anteriores más largos que los posteriores; mandíbulas triangulares, de color marrón, no dentadas, el borde inferior forma una lámina cortante; arriba y cerca del borde externo un pelo aislado erizado hacia afuera. Palpos labiales biarticulados. Elntre la lengüeta y el labio su- perior hay una lengua membranosa muy saliente y finamente velluda, órgano especial que observé en otras larvas de híspi- Tnnw XI 20 — 32G — dos. Máxilas pequeñas, erizadas de pelos largos, con los palpos friiirticulados. Protórax más ancho que largo, más estrecho de adelante que de atrás; en su mitad presenta dos impresiones transver- sales. Meso- y metatórax más anchos que el protorax, pero más cortos; los contornos laterales de sus segmentos redondeados. Segmentos abdominales casi idénticos; los tres últimos, estre- chándose progresivamente; el contorno lateral de los seis pri- meros concluye en un triángulo agudo que termina con un pelo ; en los costados de cada segmento hay igualmente un pelo aislado. El triángulo del séptimo segmento es más obtuso y los siguientes son redondeados. El último presenta dos rayi- tas longitudinales; y, á cada lado de éstas, un pequeño círculo. Patas triarticuladas, poco velludas; la extremidad terminal tiene dos pequeños apéndices; delante de éstos, una uña aguda. Ninfa. — La forma de la ninfa es plana; su tórax cónico; los anillos del abdomen pai'alelos; el color café obscuro, los bordes laterales del abdomen más claros. Una línea débil lon- gitudinal se extiende desde el vértice hasta el protórax. En el medio del metatórax se encuentra una mancha clara alargada. La cabeza, con pocos pelos, encogida en el protórax. Este es cónico, provisto de algunos pelos que faltan completamente en los otros anillos toráxicos. Sobre las alas se distinguen tres carenas longitudinales. En el borde de cada uno de los cuatro primeros segmentos abdominales existe un apéndice que termina en una cerda; á uno y otro lado de la base del apéndice hay otra cerda. Los otros segmentos están provistos de cerdas. Sobre el dorso, cerca del margen lateral del quinto anillo, hay una espina aguda. Cada segmento presenta en las caras dorsal y ventral, hileras transversales de puntitos verrugosos, con sus pelillos cortos. En la extremidad inferior de cada fémur hay dos pelos para- lelos erizados hacia afuera. Imago. — Este híspido es negro luciente. El vértice longitu- dinalmente trisurcado. Pronoto de color anaranjado, fuerte- mente puntuado con una mancha triangular en el disco y los bordes laterales negros. Escudo negro. Las alas son subparale- las; en su región apical, son fuertemente dentelladas, con costi- llas longitudinales muy marcadas en que los espacios primero, segundo y cuarto de cada ala presentan hileras dobles de pun- tos hundidos, las que se elevan á cuatro en el tercero. — 327 — Las alas son de color anaranjado, adornadas con dos fajas transversales negras: una apical y la otra situada en la niilad anterior, es angosta en el medio y se ensanclia hacia el borde de la región humeral. La Í3ase de los fémures tiene el color de las alas. Antenas y patas son negras. Esta especie ha sido descripta, en 1877, por Chapuis, en los «Anales de la Sociedad iMilomológica de Bélgica», tomo XX, píígina 19. Observaciones. — Nuestras observaciones demuestran que la metamorfosis del C'ialepus medias es idéntica á la del Uroplata costipennis {') , y es éste el género de vida propio de todos los híspidos que he podido estudiar. La larva de Chalepus, de dimensiones aún mayores que la de Uroplata, habita las hojas delgadas de la acacia. Bajo la acción simultánea de las larvas, se separa la parte superior de la inferior de las hojas, formando una ampolla blanca que revela inmediatamente la existencia de la larva. Rara vez se verá obligada á abandonar su vivienda, pues una lioja mediana es suficiente para alimentarla hasta que se transforme en ninfa. Toda vez que la hembra no haya sido previsora en la elección de la hoja, ó si por inadvertencia han sido depositados varios huevos sobre la misma hoja, las larvas, después de haber devorado la primera, penetrarán en una segunda hoja. La existencia de la ninfa se ajusta bien al género de vida de la larva. Su asilo le ofrece bastante garantía contra los ene- migos exteriores. Los numerosos pelos y espinas le permiten afirmarse en la ampolla de la hoja y soportar tranquilamente sus sacudimientos; después de un período de ocho días, el insecto ya formado abandona para siempre ese globo que le ha servido de cuna. Museo (lo La Plata, 190-3. (1) Ver J. Bréthes: ;\Iétamoipho,se de V Uroplata (Helerispa costipennis (Both.) Chap., en «Anale-s del Museo Nacional de Rueños Aires», Serie 3^, tomo I (1902), página 13. Rev. del Museo de La Plata — Tomo XI. C. Brucii: Metam. y Biol. de Col. Arg. I — Lám. íll. Chalepus medius (Chap.) Nido (7i tamaño natural). Huevo ('Vj tamaño natural). Larva (Vi tamaño natural). Antena y mandíbula (muy aumentadas). Partes bucales (muy aumentadas). 6. Pata del protórax (muy aumentada). 7. Ninfa, vista ventral, (Vi tamaño natural). 8. » » dorsal, (Yi tamaño natural). 9. .\pcndicc lateral (muy aumentado). to. Imago (°/i tamaño natural). C. Bruch del. TALLER DE PUBLICACIONES Anthicides nouveaux de la République Argentine BKOrEILMS PAR M . CARI. OS BRUCII Formicilla Bruchi. — Reliiliveinent allongé el peu lorge, tres bnilanl, Hnernenl et éparsement ponclué avec de longs poils clairs dressés et el a irse mes, testacé-rougeátre, avec les élytres tbncés et peu disliiictement tasciés de roux antérieurement. Tote longue, arquee en arriére, yeux gris; antennes teslacées, longues, un \)eu épaissies a l'exlrémité; prolhorax tres long, bilobé; le loba antérieur assez éinrgi et suiíglobuieux, le lobe postérieui' court; élytres assez larges et pas tres longs, peu élnrgis vers le milieu et rétrécis ensuite, faiblement deprimes vers la base avec une courte l'ascie i'ousse peu marquée; [)altes testacées, longues, cuisses tres peu épaissies. L. 3 mm. Province de Buenos Aires (ci:)ll. Brucli et Pie), (Musée de La Plata). Tres distinct des espéces du groupe qui me sont connues par la forme élytraie plus paralléle et la plaque mésoslernale |)eu marquée. Anthicus postmaculatus. — Un |)eu allongé, tres brillaiit, a ponctualion peu forte et espacée, orné de tres longs poils clairs dressés épars, entiérement testacé avec la tele un peu obscurcie et, sur les élytres, une fascie poslmédiane foncée. Tele assez grosse, un peu arquee en ari-iére; antennes testacées, courles, épaissies á l'exlrémité; pi'othorax un peu plus long que large, sinué latéralement, modérément dilaté et bien arrondi en avant, droit sur les cótés de la base; élytres en ovale allongé, alténués au sommet, teslacés mais un peu roussütre á la base avec une fascie foncée placee avant l'exlrémité, celle-ci á contours irréguliers; palles gi'éles, teslacées. L. 2 mm. Province de Bue- nos Aires. Cetle espéce rappelle assez Leptaleus delicatulus Laf., mais sa forme esl différenle et sa ponctualion peu marquée; on peut Tomo XI 3 o — 330 — ln |ilocei' dons le voisinage de 'puncticollis Pie, dont elle est tres distincle par la forme des élytres et la poneluotion. Anthicus {Acanthinus) bimaculifer I'ic \:\v. Carlosi. — Assez allongé, en poi'tie foncé, en parLie roux avec les élytres ornes chacun d'une macule anlémédiane et d'une fascie postmédiane jaunatres, de plus bordes de cette coloration au sommet; tete d'un roux obscur ainsi que le prolliorax, ce dernier ¡ilus clair á la base, les deux densément ponctués; antennes testáceos mais rembrunies sur les avant-derniers articles, le terminal étant clair; élytres fortement ponctués presque en ligues, á forte impression básale; pattes rembrunies, base des cuisses el tarses testacés. L. 3 mm. Province de Buenos Aires (coll. Bi'ucli et Pie), (Musée de La Plata). Difícre de bimaculifer Pie par la forme un peu plus allongée, les dessins élylraux plus pales et un peu différents, le dei'uier article des antennes testaeé. Anthicus (IscJnp-ojKiIjnis) albofasciatus Pie \av. argentina. — Elvtres ornes eliacun de deux macules, ou fascies raccourcies, testaeées, celles ci peu revélues de pubescence grise; pattes tes- tacées. Province de Buenos Aires (coll. Brucli el Pie), (Musée de La Plata). Diñere de albofasciatus Pie \rdv la coloration des pattes et les dessins un peu différents. Anthicus [Ischi/ropaljjus) Bruchi. — Hobuste et un peu al- longé, suljconvexe, á ponctuation ruguleuse et dense sur la tete, le protliorax el la base des élytres, en majeure partie foncé, épaules ou base des élytres plus ou moins rousses, pattes et antennes plus ou moins roussalres ou foncées. Tete grosse, arquee et ti'anchante en arriére: antennes gréles, plus ou moins testaeées ou roussatres á la base, plus ou moins foncées á l'extrémité; prothorax tres robuste, fortement reseri-é en arricre; élytres pas tres lai'ges el assez longs, á épaules un peu cffacées, alténués et subari'ondis au sommet, foncés mais variablement marqués de roux aux épaules ou prés de la base, présentant en avant une dépression Iransversale faiblc et une trace de bande grise, ornes, en dessous du milieu, d'une bande transversale faite de poils gris, distincle sans élre tres nette; palles robusles, en partie et variablement roussatres, en partie foncées. L. 3— 4 mm. Province de Tucuman (col!. Bruch et Pie), (Musée de La Plata). — 331 — Se rnpproclie de albofasciatns Pie mois dessus du corps moins deprime, épaules marquées de roux et pas de bande postmédiane nave. Je suis iieureux de dédier cette inléressante espéce á M. C. Brucli, en souvenii- de ses découvertes. Digoin (Saoiie-et-Loirf). Maurice Pie. liNDICE DE LAS .MATERIAS CONTENIDAS EN EL TOAIO XI ^ Paginan : — Un caso raro de hendidura media congénila de la parte taeial superior, por Robert Lehmann-NHsche i-io Descripción de algunos sepulcros calchaquis, resultado de las excavaciones efectuadas en Hualfin (provincia de Catamarca), por Garios Bruch i r-28 Patología en la alfarería peruana, por í^oiíer/ í-e/iHitrnn-iVíísc/ie 2Ó-3Ó Nuevos restos de mamíferos de la Caverna Eberhardt en Ultima Esperanza, por el Dr. Santiago Roth 37-54 Nuevos objetos de industria humana encontrados en la Caverna Eberhardt en Ultima Espcranzcí, por Robert Lehmann-^itsclie 55-70 La piedra pintada del Manzanito (Territorio del Rio Negro), por Carlos Bruch ... 71-72 Catálogo de las antigüedades de la Provincia de Jujuy, conservadas en el Museo de La Plata, por Rüírerí Le/tífíann-iVíísc/ie 73-120 Viaje á los Menhires é Intihuatana de Tal'i y Santa María, en Octubre de 1898, \íOT Samuel A. Lafone Quei'edo, M. A 121-128 Dos mamíferos de Patagonia cazados en el valle del Lago Blanco (Territorio del Chubul). por , I ulio Kosloivsky i2q-i32 Noticias preliminares sobre nuevos mamíferos fósiles del Cretáceo superior y Ter- ciario inferior de la Patagonia, por el Dr. Santiago Roth i33-i58 Tipos de cráneos y cráneos de razas, estudio craneológico, pov Robert Lehniann-Sitsche 159-170 Hallazgos antropológicos de la caverna Markatsh .\¡ken (Patagonia Austral), por Robert Lehmann-Nitsche 171-176 Distribución de los centros volcánicos en la República Argentina y Chile, por Ro- dolfo 11 aulhal .. 177-192 Coccinellidae in Argcntinia, Chíli ct Brasilia e coílectione domini Carolí Bruchí, dcscrípsit J . Weise ig3-io8 La arthritis deformans de los antiguos Patagones. 0)niríbucii)n á la antropo-pato- logía. por Robert Lehmann-Nitsche 199-204 Braquifalangia de la mano derecha con sindactilia parcial del índice y dedo medio, observada en una india ona de ia Tierra del Fuego, por Robert Lehmann-Nitsche 2 o 5-2 10 Notes sur les lésions de cránes des lies Cañarles, analogucs á celles de JVIenouville et Icur interprétation probable, par Robert Lehmann-Nitsche 211-214 Los «morteros» de Capilla del Monte (Córdoba!. Contribución á ia arqueología argentina, por Robert Lehmann-Nitsche 215-222 Le nid de \' Eumenes caniculata (Oliv.) Sauss. (guepe so'itaire) ct Observations sur deux de scs parasiles, par Carlos Bruch 22 3-2 2 ó Nuevas observaciones sobre moluscos cretáceos y terciarios de Patagonia, por //. i>on Ihering 227-244 Enumeración de una colección de aves de las provincias de Salta y Jujuy y Descrip- ción de un nuevo Tiránido (Muscisaxicola Morcnoí), por Carlos Bruch .. 243-260 Etudes anthropologiques sur les índicos Takshik (groupe Guaicuru) du Chaco ar- gentin, par R'ibert Lehmann-Nitsche 261-314 Metamorfosis y Biología de Coleópteros argentinos, por Carlos Bruch 3 i 5-3 28 Anthicídes nouveaux de la Rcpublique .\rgmtine, recu^illis par M. Carlos Bruch, par .^íiiiínce P/c 329-332 3i La correspondencia relativa al Museo de La Plata y sus Anales y Revista, debe ser dirigida á FRANCISCO P. MORENO Director del MUSEO DE LA PLATA Provincia de Buenos Aires República Argentina La correspondancc relalive au Musée de La Plata ainsi quaiix Annales et á la Revue de cei établisse- inenl, dev)-a élre adressce a FRANCISCO P. MORENO Dircctcur du MUSÉE DE LA PLATA Province de Buenos Aires République Argentine 3 2044 106 266 331 Date Due w^ V ♦' "m^y \*^.j m^m *.«- .1 -^■^4i ■«. ■>V'=\ :^* ■^, ■-* í. X