i '^' V 9^- t- li vf V*:sr ^^/t\ ■• -4 Vty^" 'w ■ f *\ 1 V -A ' »— «- J' " **^ «^ 1i ''■'-■; i-' '/ :-f'^<^:-'-:'^^y\^W':^-':i'':m S^M REVISTA DE LOS Fiiii 1 II mmm EX4CTAS, FimS Y MTllRALES. J- i/df/. mwm^'M mmm m m mmm ^MWMi n%mA% Y MWMim. TOMO III. Mi/tbi\ilD: I'OIl AfiUADO, I.MI'RLSOIl J)i: CAMAIIA Iti; S. M. V DK SU riKAL CASA. 1853. dc las K3i»tcrias contciBidas en este tonio. — »nos; y este instrumento, que apenas llegan a construir exac- ))tamente los arlistas mas habiles , el filosofo por sus metodos ))de demostracion, nos explica uno para trazarle con loda per- il ) Por esto sc dice que el tcorenia fue conocido en la antigiiedad bajo el nom bre de Hccatombc, 6 teorema de los 100 hueyes; se le llanio tambien el teorema de PiWifjoras. (2) Celebrc ge6mplra de fines del IV siglo antes de Jcsucristo. 3 »feccion. Este metodo consiste en tomar tres reglas, una de »tres pies, otra de cuatro y otra de cincoj, etc. , etc." Vitruvio enuncia aqui las propiedades de los cuadrados de las areas construidas sobre los tres lados del triangulo rec- langulo formado por las tres reglas, diciendo que *'Pitagoras, ))creyendo que su descubrimiento fuese una inspiracion de las »Musas, las dio las mas esprosivas gracias, y segun se dice »las sacrifico victimas." Tales son las palabras de Vitruvio. Pero pasemos mas ade- lante , y veamos lo que otros autores dicen de este descubri- miento de Pitagoras , e igualmente de otras invenciones atri- buidas a este lilosofo- He aqui la version de' Plutarco (que vivio un siglo despues que Vitruvio ) , en el libro en que manifiesta que no podria vivir dichoso siguiendo la doctrina de Epicuro. "Pitagoras, ))dice, sacrifico un buey con raotivo de una figura de geometria »referente, bien a la proposicion del cuadrado de la hipotenusa, »bienal problema del area de ia parabola." Se menciona aqui, bajo el nombre de Pitagoras, la cua- dralura de la parabola. Diogenes de Laerte vivio un siglo despues de Plutarco, y refiere lo mismo; aiiadiendo "que »Tales de Mileto, despues de haber aprendido la geometria ))entre los egipcios, fue el primero que demostro la inscrip- ))cion del triangulo rectangulo en el semicirculo, y que en ))tal ocasion sacrifico un buey; pero otros autores, en cuyo »numero se halla Apolodoro el Logistico, atribuyen el mismo »hecho a Pitagoras.*' Hay mucba analogia entre las dos cuesiiones de que tra- lamos, asi como la hay entre los dos hechos atribuidos por Dio- genes de Laerte hablando de Apolodoro , para que no exista confusion entre estos dos hechos , muy distintos, a pesar de su aparente analogia. Pero en compensacion, citaremos en gloria de Pitagoras un tercer descubrimiento geometrico, "cierta- . »mente mucho mas elegante y mas digno de las Musas ," como dice Plutarco refiriendolo, que el teorema relativo al cuadrado de la hipotenusa: "es el teorema, 6 mas bien el problema en «el cual, estando dadas dos figuras, se propone construir una »fercera que sea semejante a una de las dadas y equivalents i »;» la olra; cucslion por la ciial tambion se dice ((uo Pilagoras )>ofrcci6 un sacrificio/' Volviondo al looroina priinitivo (|iio iios ocupa, vomos quo ol testimonio mas aniigiio, ol dc Vilruvio, no menciona como perteneciente a Pitagoras mas que el descubrimiento del trian- gulo consfruido sobre los lados 3, 4. o; Iriangulo (pio rosulto celobro en la anligiiedad |)or siis propiodades notables, y el oaracter en algun modo sagrado que se le alribuyo. Asi pues, ademas de la propiedad comun a todos los triangulos reclan- gulos, su area es igual a 6 , y el cubo de esla area es igual a la sunia de los eubos de sns Ires lados. Platon en el 8.° libro de la llepublica, hace ver las relaciones mutuas de los nii- meros 3, 4, 5, 6, cuando en su ardor* mas poetico que filoso- fico, llega a atribuirles una influencia fatal en el destino de los imperios. Hay otro escrilo quenos aclarara aun nuestra cuestion. Es el comentario de Proclo sobre la proposieion 47 del libro 1.° de los Elemenlos de Euclides, que tiene por objeto el feore- nia que nos ocupa, pero considerado en toda su generalidad- Es cierlo que Proclo, que florecio hacia mediados del V siglo de nuestra era, estaba muy dislante del descubrimiento del iiecho que nos ocupa; pero como nosotros lo estamos aun mas, es incontestable que en su epoca las noticias debian ser mu- cho mas numerosas y mas seguras que las de hoy dia. He aqui, pues, como se espresa Proclo, en el citado comentario. ^* Cuando se oye hablar de este teorema, dice, no es raro ))hallar personas que, queriendo dar a entender los conoci- wmientos que tienen de los tiempos remotes, lo hacen subir a "Pitagoras, y hablan del sacrilicio que este filosofo ol'recio por ))su descubrimiento. Por lo que a mi toca, despues de dar a ))/os primeros sdbios que han reconocido la verdad de el todo el »honor que merecen, no dudo decir que profeso una admira- Mcion mncho mayor hacia el aulor de estos Elementos, no solo »por haber dado de el una demostracion de la mayor eviden- ))cia, sine aun mas por haber hecho resaltar, con su rigor ))analitico, otro teoreraamucho mas general: es el del libro 6.** ))(prop. 31), donde se demuestra en general: En lo^ (ridngulos »rectdngulos. toda figura trazada sobre la hipotenusa es igual a 5 »/a siima de las (iguras irazadas solve los oiros ludos. con lul y)que scan semcjantes a la primcra, y esten seinejantcinente dis- npuestas. En efecio, observemos quo todos los cuadrados son Msemejanles ontre si, pero quo todas las iiguras semejantes en- ))tre si no son cuadrados; puosto quo hay una seniejanza pro-- ))pia para los triangulos y para los demas poligonos. Pero lue- »go que se ha demostrado que la ilgura construida sobre la "hipotenusa, sea cuadrado 6 cualquiora otra, es igual a la su- ^)nia de las figuras semejantes y seraejantemente construidas »sobre los olros lados, resuUa de oslo mismo una demostra-- ))cion mas general y mas cientilica para el cuadrado. Ademas, ))se ve al mismo tiempo la razon do la generalidad de la pro- wposicion demostrada, y es que el ser recto el angulo lleva Mconsigo la igualdad del area de la figura construida sobre la! »hipotenusa a la suma de las areas de las figuras semejantes. »y semejantemente construidas sobre los otros dos lados; del » mismo modo que una aberlura mayor del angulo, cuando es ))obtuso, lleva consigo la superioridad de la primera figura, \ wque una menor abertura, cuando es agudo, lleva consigo el ))ser menor la primera figura. Pero no se trata de saber como ))se demuestra ol teoroma del libro 6.°; esto se vera en ade- ))lante. Por ahora limitemonos a examinar como puede ser ))cierta la proposicion actual, sin tratar de genoralizarla, pues_ »to que nada hemos enseuado sobre la semejanza de las figu- ))ras planas, ni nada demostrado sobre proporciones. Por lo wdemas, muclias cuesliones que hemos tratado parcialmente »de este modo, han podido generalizarse por ol mismo ine- »todo, mientras que el autor de los Elementos las demuestra wpor la teoria comun de los paralelogramos. ))Como hay dos especies de triangulos rectangulos, a saber, ))is6sceles y escalenos, hablaremos antes de los primeros. Es ))imposible en esta especie de triangulos, hallar dos niimeros ))enteros que convengan con los lados; porque no hay numoio ))Cuadrado que sea doble de otro numero cuadrado , a menos wque no quiera decirse que io falta 6 sobra una imidad, como »el cuadrado de 7, que es doble del cuadrado de 5 disminui- ))do de una unidad. En los triangulos escalenos, al conlrario, »es posible hallar numoros conveniontes; poripio honids (Ic- 6 »mostrado con evidencia que el cuadrado de la hipolenusa es wigual a la suma de los ciiadrados de los lados que compren- »den el angulo recto, y tenemos un ejeniplo de un liiangulo »en el Tratado de la Repuhlica, en que siendo 3 y 4 los dos la- »dos del angulo recto, vale 5 la hipolenusa. En efecto, el cua- »drado de 5 es 25, niimero igual a la suma de los numeros, ))9, cuadrado de 3, y 16, cuadrado de 4. Pero la tradicion nos ))ha conservado ciertos metodos para hallar semejanles trian- ))gulos; uno de ellos es atribuido a Platon, y olro a Pilago- wras. En este, se empieza por tomar un niimero impar para ))representar el menor lado del angulo recto; se le eleva al » cuadrado ; restando de este la unidad, y tomando la mitad, se ))tiene por resultado el mayor de los lados del angulo recto; »al contrario, anadiendo una unidad al cuadrado y tomando la » mitad, se tendra la hipotenusa. Por ejemplo, tomo el nii- ))mero 3, y formo el cuadrado 9, le resto 1, queda 8, cuya wmitad 4 es el lado mayor del angulo recto; al mismo cua- )>drado 9 anado 1, forma 10, cuya mitad 5 es la hipotenusa, »y tengo el triangulo rectangulo formado de los lados 3, »4, 5. »En el metodo de Platon se empieza por numeros pares. )) Tomando un niimero par, se le supone ser uno de los lados ))del angulo redo; despues se le divide por 2, y se forma el »cuadrado de la mitad; anadiendo a esto una unidad, se ten- ))drala hipotenusa; al contrario, quitandole la unidad, se ten- ))dra el otro lado del angulo recto. Asi , pues, si se toma el ))numero 4, y su mitad 2 se eleva al cuadrado, si a este cua- ))drado 4 se le afiade la unidad, se tendra 5, que sera la hi- ))potenusa, y si al cuadrado 4 se le quita la unidad, se tendra ))3 para el menor lado, y el 4 es el olro lado del angulo rec- »to. En efecto, es lo mismo empezar por 3 6 por 4; pero esto »es eslrano a la cuestion, ))Por lo que toca a la demostracion del Autor (la demos- »tracion de Euclides) , como es muy clara, pienso que seria wsupertluo anadir cosa alguna, no imilando en esto a Heron y )ia Pappus. Pasemos pues a lo que sigue." (Sigue el Comenlario sobre la |)roposicion reciproca.) Aunque este largo Comenlario conticne muchos pormeno- 7 res estranos a la cueslion actual, he creido deber citaiio por completo, aprovechando de esle modo la ocaslon de dar una idea del modo de pensar de Proclo. Pero presenta tambien ciertas circunstancias que me parecen resolver el debate en el sentido de Clavio. En efecto, se ve desde luego que Proclo esta distante de mirar a Piiagoras como siendo esclusivamenle el aulor del descubrimiento de que se trata, y sobre todo como habiendo establecido la proposicion de nuestro examen, con el grado de generalidad que tlene en Euclides ; porque aunque sea principalraente respecto al teorema del 6." libro, como el comentador alaba y admira al autor, no es menos evidente que aquel no se hubiera espresado como lo hace, si solo hu- biese creido poder atribuir a Pitagoras la equivalente a la proposicion 47 del libro 1." de Euclides. Mas no es esto todo: se ve aqui que Pitagoras se ha ocupado en la descomposicion de un niimero cuadrado en otros dos mimeros cuadrados, y que ha dado un metodo (metodo mm) particular) para hallar mimeros que satisfagan a esta relacion. Reflexionando un poco ^,no deberemos creer que Pitagoras, despues de haber reco- nocido las propiedades notables de un primer triangulo rectan- gulo, hubiera querido (para ensayar la generalidad del resul- tado que habia obtenido) variar los ejemplos de triangulos que tuviesen entre si las mismas relaciones que los mimeros obte- nidos por el metodo que prescribe, con el tin de asegurarse empiricamente de que todos estos triangulos eran tambien rec- tangulos? Yo pregunto; este proceder ;, no es tan conforme a la marcha de la ciencia como lo es a la opinion de Clavio? Pero es muy dificil creer que, no habiendo hallado formula general para la descomposicion de los cuadrados, hubiese po- dido adquirir Pitagoras la conviccion matematica de la verdad del teorema de geometria de que se trata. De cualquier modo que se considere, la discusion que nos ocupa parece deber asegurar a Euclides el honor de haber dado la primera demostracion general y completa de la pro- posicion relativa al cuadrado de la hipofenusa; y ella nos ma- nifiesta, por un notable ejemplo , como se oscurecen los lie- chos con el tiempo. Y no es solo sobre el teorema sobre lo que ha recaido esa alteracion, sino tambien respeclo a esa Ira- 8 dicion do un pomposo sacrificio olVecido a los dioses; tradicioii que qnedo dotinitivamoiUe iinida al relate del descubrimiento (jiie lo ()casioii(>. Kn croclo, sogiin lo que dice Di6ii;eues, este sacrificio uo lue menor que un hecalonibe; pero sefi;un Plutar- co, mas anliguo que Diogenes en un siglo, debemos reducir la olrenda a un solo buey; y ultimamenlc, en olros relates mas circunspectos aim, no se emplean sino espresiones que solo sig- nitican un sacrificio cualquiera. En efeclo, '*;,c6nio se quiere, ))dice Ciceron (de la Naturaleza de los dioses, libro 3), ha- ))cerme creer que Pitagoras luibiese podido sacrificar un buey ))en honor de las Musas, cuando por el contrario es constante ))que rehuso inmolar una victima en el altar de Apolo, que- wriendo evifar de esle niodo el derramamiento de sangre?" Esta incredulidad del orador roraano, la justifica Suidas en esfoslerminos: "I'itagoras, dice, prohibia inmolar victimas a "los dioses: y no se debia prosternar sino delanle de un altar ))sin mancilla." En medio de estas contradicciones, hay un medio de con- ciliar estos estremos; y este medio esta en Porfiro (1) (6 Malchus, vida de Pitagoras, cap. 36); dice este autor: '*Los »sacrificios que ofrecia a los dioses, nada tenian de cruel. Pa- «ra apaciguar a los dioses les ofrecia panes, torlas, mirra, wincienso, pero jamas animales..... Los autores mas creibles ))dicen que ofrecio un buey de pasta de harina de trigo, luego ))que descubrio que el cuadrado de la hipolenusa del triangulo )>rectangulo era igual a la suma de los cuadrados de los otros »dos lados.*' Por lo deraas, esle genero de ofrenda 6 sacrificio era de un uso rauy comun en la anfigiiedad, principalmente entre lospi- tagoricos. Asi pues, en el Banquete de lossabios, libro 1, par- rafo 3, se refiere que "Empedocles de Agrigento (2), vence- ))dor en los juegos olimpicos en las carreras de caballos, de- ))biendo (en su cualidad de pitagorico) abstenerse de alimento « animal, mando preparar un buey facticio sazonado con mir- (1) Pnrliro vivio on la seguncia niitad del siglo HI de mipstra era. (2) Filosnfo que vivio liacia la mitad del siglo V antes de Jesucristo. ))ra, incienso y otros perfumes preciosos, v lo hizo distribuir wa la multilud reunida de todos los puntos de la Grecia para wasistir al conciirso." Filostrato (1) (en la Vida de Apolonio (2), lib. 1, cap. 1), y despues de el Suidas, hablan en el mismo senlido: '*El buey ))de pasta que hizo, segun se dice, distribuir en Olimpia bajo ))lbrma de tortas, prueba que era de la secta de Pitagoras." Asi, pues, resumiendo se ve que el famoso hecatombe, so- bre el cual se ban hecho tantos comentarios , se reduce a un buey de pan de especia. P. D. Creo deber anadir una nota relativa a la descompo- sicion de un niimero cuadrado en otros dos niimeros cuadra- dos, de cuyo probleraa se ha hablado anteriormente. Hemos dicho que la solucion de Pitagoras eva muy partial- lar; la de Platon, (|ue bajo cierto aspecto la completa, lo es igualmente. Mr. Biot, en dos articulos sobre los Gromatici ve- teres (agrimensores romanos), insertos en los cuadernos de abril y mayo de 1849 del Diario de los sdbios , ha dado por- menores curiosos sobre la goneralizacion de esta solucion, que debemos recomendar a nuestros lectores. El ilustre geometra ha tratado igualmente de esta cuestion con mas pormenores en los Comptes rendus des seances de I'Academie des Sciences (7 mayo 1849). Ha recordado la pro- posicion 32 del libro 1 de Diofanto. que tiene un objeto analo- go, y la pag. 426 de la notable obra de Mr. Chasles, titulada: Apercu historique sur I'origine et le developpement des methodes en geomelrie. Este sabio matematico da en su obra una regla de Brahmegupta (3) que equivale a la de Diofanto, y comprende como casos particulares las dos reglas dadas por Pitagoras y Platon. En fin, Mr. Poinsot (en la misma sesion de la Acade- mia de Ciencias) ha dado, para la descomposicion de un cua- drado en otros dos, un metodo tan general como simple. Con este motivo me atrevere a indicar tambien un melo- (1) Vivio en fines del siglo II de nuestra era. (2) Apollonius de Tiano, celebre taumatiirgo, vivio en mitad del si- glo I de nuestra era. (:?) Geometra indiano del siglo VI 6 VII de nuestra era. 10 dn muy general, que no distinguiendo en el ni los numeros pa- i-c's ni inipares, ni cl nienor ni el mayor de los dos cuadrados parcialos, lione porfio misnio la ventaja de tralarlos simetri- camente. Para satisfacer a la ocuacion hagamos x=lc-\-a. y=k-\-b. z=k-\-a-]rb; la Irasformacion sera siempre posiblc (1), porque de eslasre- laciones se saca 0=2 — y, b—z — X. k=:x-{-y — z, valorcs cnteros y positivos al misino ticmpo que x, y, z. Sus- tituyendo en la ecuacion propuesta, se muda en k'= = rO O "^ t CS -r-l va c\ — ' CI -H £•« ■■< -a to 3 s- o o S « o|^l|-|«l 'V ^ .. -5-2 ^ o o .1.1 i 03 a o o .a — a a -a -o CO ffS CO g u £ " O —3 13 -a .2 V ai CO .2 — « a> "o .S .S OO lO «C ro t.O c< CO ■xr f5 fO lo o 00 ijn at o o to .^ r-^ 00 CI c^ to OO c« C5 ^ ■o 00 CT> • • • tr> t£> ^ ^-1 C4 L^ fO o •T-t l^ ~^ OS 00 m • • • in ^4- o» lO C« O ^* t^ lo tn l^ CO i^ o c» fo ^-( • • • V3- OO CO OO «=> lO o i-v b~ C t^ <=> M- OS OS • • • 10 t£ OO ro e-< es e-t lO OO o: o^ to OS to OS <=> ■=>''! ^a- CO rO CO o <=> ITS CT> OO to eo OO in t^ e<5 ro o -r- c* e-» ■=> » Tl c-i •^ e-i -^ <=> •rt .rt o -.-< c< c« ■— -^ . . . o o ^ o o o 1= o c cs o o o o o ^ ■=> <=; C^ c • • • c« c^ .^ ^ l^ CO CI l^ o »- c» OO in .■I to ■-< OO . . • o CTS <= to ^H o» to o OS i=> lO OS ■« OS c> OS in OO . • • OO fO <30 M o» cr- ■vh OS ^^ OS o CO 05 CO • • • —1 lO lO lO to lO lO cc l-^ -^H c» => OS c« c» ■— * • • !V1 ■vr to e» OO e< ^■^ ^* l^ OO OO in to to i-^ m in ^ CO ro rO ro •M- --a- ■v^ 1/1 to lO to 1^ ^-* ^ c« c« (M rt c-< c< C-1 Cl c-' c< c« c» c> ~l c< CI CI CI c< ^H CO m c^ O^ -r-t CO ca lo '-^ CD «= ; cs •»<^ c^ -« O CD fO "O fO «o lO ^ ■o 00 in ^ OO O ""H CI 03 i~^ O l^ c< -vi- to c <^ '^ ^* o^tsi-.ciino3tv^^*toc<^4--^i^i= m t)0 i^ i-^ c« OS t^ to t^ OS c< ^* OS ~* ,H ■»- en m m ^* cosotoosot^ci • to t= ^a- as i- 00 c« OS OO i^ <0 ^ o^ OS OS t-o CI Qj i^ to i-^ in ^:f- CI ro eo to t^ c< ci in m in CI ■« osesosososoooooooooo 00 to vj- to ■= tvl l-^ t^ VD a CO to o a o) '4J ® « 5 -o CO ■« i^^ 3 CO CO faS>H^ S isafc-a,<« ww,:?cje,a,P3.joH OO -H .^ — ^+ CI CIENCIAS FISIC4S. Informe dado a la Academia de Ciencias de Paris par una co- mision de su seno, compuesta dc MM. Thenard, Regnault y Biol, y rcdactado por este ultimo, sobre una Memoiua ok Mh. Pasteur, relativa a los acidos aspartico y malico. (Coinptcs rcndiis; 24 noviembre 1854,) Hl trabajo de que vamos a dar cueiita a la Academia es esencialmente un estudio de quimica molecular, como que en el se examina un caso de isomeria el mas estenso e intimo que se haya observado hasta aqui, y acompanado de particu- laridades constantes de genero enteramente nuevo. El feno- meno de la isomeria es de suyo de aquellos que mejor pue- den iluslrarnos sobre el mecanismo de las reacciones quimi- cas, proporcionandonos investigar por comparacion las condi- ciones moleculares, en virtud de las cuales sean tan dislintas en sustancias compuestas de unos mismos ingredieules, y re- unidos en unas mismas proper clones de peso. Pero estas abs- tracciones, que resumen loda la ciencia, no se pueden inferir de los efectos observables, sino siguiendo una serie de consi- deraciones fisicas y mecanicas cuyo primer lermino empieza en sus apariencias mas sencillas, y el ultimo acaba en sus realidades mas ocultas. Vemonos, por tanto, precisados a ma- nifeslar los eslabones principales de esta cadena logica , a fin de patentizar los elementos nuevos que los lieclios osludiados por Mr. Pasteur anaden. Si pareciese al pronto que la rapida 29 csposirion siguiente nos alejaba del objeto que se nos ha en- comendado, disculpenos la confesioii de que en vano heraos buscado otro caraino para llegar a el sin molestar demasiado a la Academia, pero sin sacrificar la severidad de raciocinio y de lenguaje q«ie el asunto prescribe. Lo priraero para resolver las cuestiones cientificas, es plan- tearlas con toda claridad. Apliquemos este preceplo a la que vamps a tratar. En la idea que generalmente se tiene de los fenomenos quimicos, y precise es mirarlos especulativaraente para coordinarlos en una ciencia, se consideran las sustancias entre las cuales se verifican como otros tantos sistemas cor- pusculares de distintas naturalezas, cuyas moleculas consli- tuyentes son mas 6 menos complejas. Las hay que por ahora salen intactas de cuantas operaciones se les hace esperimen- lar, y son las Uamadas simples. Otras, y son las mas, se pue- den subdividir, mediante procedimientos quimicos, en grupos moleculares de ordenes menos complejos , que al fm vienen a resolverse en moleculas pertenecientes a las sustancias sim- ples; y tales moleculas, quimicamente descomponibles, cons- fituyen las sustancias Uamadas compiiesfas. En todos estos sistemas son individualniente impercepti- bles a nuestros sentidos los corpiisculos constituyentes, por causa de su pequenez. No obstante su tenuidad, se les atribu- yen todas las cualidades de la materia tangible, figurandose- los por tanto estensos, de forma determinada, y compuestos a su vez de partes fisicamente congregadas en numero cual- quiera. Son en suma para nuestro pensamiento unos cuerpe- cillos distintos, dotados como los planetas mas abultados de fiierza atractiva proporcional a las masas, y reciproca con el cuadi-ado de las distancias, que en ellos se manifiesta en su peso cuando se congregan muchisimos ; acaso actuantes entre si a distancia, en virtud de fuerzas mas rapidamente decre- cientes, que ejercitarian juntamenle con la anterior, y que de- bemos distinguir por su aparente manera de actuar, aunque pudieran no ser en realidad sino derivadas complejas de la misma ley general. Definidos asi los corpusculos, conservan todas las citadas cualidades individuates en las masas sensi- bles formadas de su congregacion. Pero segun las nociones 30 quo la fisica general da sobrc las coiuiicionos de oxislencia de estos agregados , se los concibc manleniendoso sicmpre en cllos, no on conlacto mutiio, sea j)or causa do fucrzas repul- sivas que de olios onianen, sea por inlor|)oneise intermcdios sensiblemente imponderables que los imj)idan juntarse, resis- tieudoles 6 rechazandoles. Estas condiciones de estado son comunes a todas las sus- tancias de que trata la quimica, como que son la ospresion mecanica de su actual modo de existencia, tal cual so nos presenta. Pero el organismo de los seres vivos origina mu- chos compueslos cuyas partes, quimicamente similares, guar- dan enlrc si correlacion intiraa y como razonada, que pro- viene de su modo de gonoracion fisiologica ; llamaseles sus- tancias orgnnizadas. Los corpusculos quimicos que las com- pcnen, considerados aparte de cualquiera coordinacion res- pectiva, se llaman materias orgmicas, aludiendo a su origen natural; pero sin atribuir a sus elementos simples olras pro- piedades mas que las que manifiestan en la generalidad de las combinaciones en que entran. La delicadeza de los aparalos que confeccionan eslos invisibles corpusculos, ;,pudiera darles en ciertos cases un caracter de organizacion interior? Lo ig- noramos. Hasta hoy, solo en tal clase de sustancias, elabora- das por el organismo vivo, esla comprobada la facultad rota- toria molecular. Sin conocer la naturaleza de las fuerzas particulares que emanon de los corpusculos desunidos de quo cada sustan- cia consta, la esporioncia nos dice que las que principalmonto determinan los efeclos quimicos producen efectos cuya inton- sidad mengua rapidisimamente al paso do crecer la distancia. Porque todas las variedades de efeclos tales, suceden entre li- miles de distancia para nosotros inapreciables. Consisten en que las sustancias cuyas moleculas so entremezclan y se acercan respectivamente dentro de dichos limites, se reunen 6 separan al acaso en sistemas corpuscularos distintos de los primitives, constituyendo estos actos mecanicos lo que se lla- ma combinaciones y descomposicionos quimicas. Dos nebulo- sas celestes que mutuamente se penetrasen, darian imperfecta idea do ello. 31 No obstante la complicacion escesiva de las reacciones, habremos de distinguir en ellas dos ordenes de fenomenos, que difieren en las condiciones mecanicas de verificarse. Sucede- ran unos cuando las mutuas distancias de los corpiisculos que entre si actiian sean tan grandes respecto de las dimensiones de los mlsmos, que todos los elementos de masa de naturaleza semejante de cada corpusculo ejerzan acciones igualmente in- tensas, sea cual fuere la respectiva situacion de aquellos en lo interior. Comenzaran a suceder otros cuando las distancias mutuas de los corpiisculos hayan menguado lo bastante para que las situaciones respectivas de sus elementos de masa, pro- duzcan desigualdades sensibles en las intensidades absolutas de sus acciones individuales. Aquella clase de efectos depen- dera solo de la naturaleza propia y la masa total de los in- gredientes diversos que contengan los corpiisculos de cada sustancia, asi como de las propiedades especiales que podra haber dado la naturaleza a cada uno de ellos, mirados en glo- bo. Bependeran los de la otra clase, ademas del sitio que cada ingrediente ocupe , de su respectiva colocacion, y de la configuracion del corpusculo entero. Entrambos ordenes de efectos de las fuerzas atractivas se realizan con toda evidencia en los movimientos do los cuer- pos que componen nuesfro sistema planetario, y se pueden distinguir con facilidad. Los movimientos generales de circu- lacion que los planetas ejecutan en sus orbitas, y los ocasio- nales trastornos que esperimentan, se verifican sin diferencia apreciable, como si sus masas estuviesen individualmente concentradas en un punto matematico que coincidiese con sus centres de gravedad respectivos. He aqui, pues, el primer orden de fenomenos. Pero las respectivas situaciones de los elementos de masa que componen el cuerpo de cada planeta, lienen influencia sensible y determinante en las oscilaciones de los fluidos que los recubren , y en los diversos movimien- tos que cada uno esperimenta al rededor de su centre de gra- vedad , fuera de su constante rotacion sobre si propio. He aqui el segundo orden de fenomenos. Matematicamente mira- dos, ambos deben verificarse con caracteres analogos en cua- lesquier sistemas de cuerpos libres dotados de reciprocas ac- 32 cionos que se ejerzan a distancia. Pero los efeclos piieden te- nor imiy (lislintas proporciones de las que vemos en miestro sislema planetario. Tan repentinas y tan revueltas podran pre- sentarse sus fases de simuUanea verificaoion , que sabiendo la observacion que existen no acierte a discernirlas. Cabalmenle es lo que sucede en las reacciones quimicas; y se concibe que asi deba ser, cuando se coniparan las con- diciones mecanicas de ambos problemas. Todos los cuerpos permanentes de nuestro sislema planetario, tienen formas casi eslcricas. Los intervalos entre ellos subsislen grandisimos res- pect© de sus tanianos. A distancias tales, la atraccion propor- cional a las masas e inversa del cuadrado de las raismas dis- tancias, es la unica fuerza que tenga influencia apreciable en sus movimientos. Muevense en un espacio que apenas resiste, y alii se mantienen constanles sus masas , pues en los siglos que van de observarlas ninguna alteracion se ha notado. Son pocos, y pequenisimas sus masas comparadas con la del cuer- po principal en torno del cual circulan. Semejante reunion de circunstancias simplifica el problema celeste cuanto cabe. En los fenomenos quimicos por lo contrario, nada sabe- mos de las condiciones mecanicas de los movimientos ni de sus mismas fases. Ignoramos la forma y la constitucion intima de los corpusculos que entre si obran. No los percibimos, ni los intervalos que los separan; de suerte que no podemos co- nocer la relacion entre sus dimensiones y sus miituas distan- cias, ni en que proporciones varian estas. Desconocemos las fuerzas propias que cada corpiisculo ejerza entre estos invisi- bles limites de apartamiento. No podemos discernir otro ca- racter, sino ([iie decrecen con tanta rapidez cuando aumenta la distancia, que son ineficaces a cualquiera distancia para nos- otros sensible. No son tampoco las linicas que determinan los fenomenos, 6 por lo menos no es absoluta su influencia en ellos, porque a cada paso vemos modificados sus efectos por intervencion de principios imponderables que empleamos co- mo agentes, sin saber en que consisten ni como concurren a los resultados. Y por colmo de complicacion sucede que las acciones asi ejerciladas son hasla tal punto prepotenles , que las masas de los corpusculos esperimenlan en virtud de ellas 33 cambios conviilsivos que las resuelven on ^'ciipos menos com- plejos 6 las obligan a congregarse en olros nuevos. Seniejan ies eonvulsiones nos represenlan lo que sucedoria a los fliii- dos que recubren nuestro esferoide lerrestre, si los asfros ((ue los levantan y suellan se acercasen lo baslanle a su nuclco solido para suslraerlos en Jodo 6 en parte a la prepondcian- cia de la aecion del mismo. A pesar de la piivacioii de dalos inmedialos para atacar un problema tan complejo, no se ha quedado estancada la quimica raoderna en mera ciencia de heclios; y aqui cifra su gloria. Al jiaso que sus operaciones le descubrian mayor nii- mero de estos , vi(') de conexionarios con arreglo a sus rela- eiones mas aparentes. Este trabajo de coordinacion dio de si leyes esperimentales, que dentro de la esfcra de aplicacion de cada una hacen prever inlaliblemente casi todos los resul- tados analogos que debeii verificarse, si no hasta delallarlos, cuando menos en las circunstancias generales de suceder. De aqui ha sacado conclusiones que en muehos casos manifieslan con suma verosimilitud cual modo de descomposicion, de re- composicion 6 de mutuo desalojamiento ha debido mecanica- mente ocurrir en las suslancias presentes, y cuales sislemas de grupos corpusculares se ban desunido 6 formado en suma al actuar estas entre si. Refiriendo entonces con el pensa- miento las acciones de estos grupos a los corpusculos invisi- bles que los componen , ha |)odido caracterizarlos con motivo y sin hipotesis individualmente en cada sustancia, concur- riendo a ello sus propiedades observables, la naturaleza y la cuota respectiva de los ingredientes ponderables que los cons- tituyen. El progresivo camino por la quimica seguido para llegar a tales abstracciones, presenta dos secciones, dos ramales dis- tintos, diriamos mejor: el de la coordinacion y el de la es- peculacion. En el primero se funda la quimica en si propia solo, sin esteuder sus miras todavia mas alia de sus resulta- dos inmedialos. Mejora sus analisis, descubre la ley de las proporciones multiples, funda el calculo de los equivalentes. De este parte la generalizacion, porque definiendo los resul- tados de las aualisis, no ya por sus detalles numericos one TOMO III i TOMO III. u las (lojaban aisladas, sino por las rospcctivas masas de los iii- ^rcdienles simples divorsos que consliluycn cada siislancia, ha patent izado una dc las princi])ales condiciones niecanicas de su cxisleueia individual, pudiendosela espresar con una notacion literal senciliisima. Y como naturalmente se reali- zaba en estas espresiones la ley de las proporciones multi- ples, se vieron represenladas con simbolos por la asociacion de dos caracleres todas las sustancias analizadas, especifi- cando uno la naluraleza peculiar de cada ingrediente, y de- siijnando el otro el multiplo resuUante de su unidad conven- cional (pie entra en cada sustancia considerada. Estos dos caracleres resumian todos los datos que puede proporcionar la analisis inmediata. Pero segun llevamos es- puesto el problema quimico, debia ser insuficiente su reunion para sentar una calificacion completa, Porquc no delinen las relaciones de masa que podran guardar entre si los corpiiscu- los constituyentes de las diversas sustancias; porque nada d,i- cen acerca de las peculiares configuraciones de los mismos corpiisculos, ni de la distribucion interior de los diversos in- gredientes que los componen. Y son otras tantas particulari- dades determinantes de las acciones por ellos ejercitadas. Hanse hallado tambien muchas sustancias que estando com- puestas de unos mismos ingredientes simples, unidos con unas raismas proporciones en peso, poseen sin embargo propieda- des fisicas y quimicas diversisimas: llamaselas isomeras. Se ha necesitado buscar por tanlo fuera de la analisis inmediata caracteres generales de identidad 6 de desemejanza que pu- dieran incluirse en la formula simbolica como complemento de calificacion, en este caso como en todos. Resuelvese este problema por una analogia naturalisima, cuando puestas las sustancias consideradas en circunstancias parecidas, forman con otras sustancias combinaciones simila- res, cuyos productos constantes y claramente definidos no di- fieran en cuanto a composicion sino en las respectivas canti- dades de las masas estrailas que se asociaron respectivamente a un mismo peso de las sustancias isomeras que se comparan. IVoporcionanse enlonces los equivalentes de peso, y de con- siguiente las masas de los corpiisculos a dicJias cantidades 35 respectivas, lo ciial da el factor comun por que hayan de multiplicarse sus formulas simbolicas para sujetarlas a la pro- porcion (1). Asi se caracterizan, v. gr., con un factor dislinto las cuatro combinaciones isomeras del ciaiiogeno con el oxi- geno, llamadas dcido cidnico, dcido ciamrico, ciamMida, sus- tancia indiferente, y dcido fidminico. Aplicada de este modo la distinla notacion a estos cuatro cuerpos, es sin duda incon- trovertible cuando se la emplea como simbolo de los.hechos observados. Pero su interpretacion fisica lleva consigo una induccion que no pasa de verosimil; y es que en las esperien- cias, la desigual composicion de los productos probados debe unicamente atribuirse y proporcionarse a las respectivas ma- sas de los corpusculos isomeros cuyos ingredientes eslan alii combinados. Asi es que en tales casos se vale la quirnica de cualesquier analogias, capaces de confirmar la proporciona- lidad que admite. • El estudio de las sustancias organicas, tan generalizado en nueslros dias , presenta muchisimos hechos de isomeria mas dificiles de definir ni aun simbolicamente que el citado. porque las reacciones que en ellos suceden por lo comun des- naturalizan la sustancia que se quiere probar, y por tanto la caracterizan solo indirectamente por los productos que de su descomposicion resultan , y cuando no existe ya , digamoslo asi, lo cual propende a borrar los caracteres primitives de disparidad que resolverian las isomerias. A fin de salir la quimica de estas ambigiiedades, ha buscado, ha hallado en las ciencias que la jtocaban pruebas auxiliares que al aplicarlas no destruyen nada. Tomo de la fisica la ley de los voliime- (1) En dos sustancias de dislinta composicion, las masas de los cor- pusculos quimicos son entre si como los numeros que espresan los equi valentes de peso, respeclivamente multiplicados por dos factores enteros de valores desconocidos. Cuando las sustancias comparadas son isome- ras, dichos factores son iguales 6 multiplos simples de un mismo nume- ro, y las masas de los corpusculos son proporcionales a los equivalentes adoptados. 3f. ncs; on soguida la valiiacion do la donsidad do los vapores de los cuorpos, lanio \ aporizablos conio no. y la niodida de los calores cspocilicos, quo lo han dado ordonos nuovos do equi- valentos quo juutar a los (\o peso, para caraclerizar las di- versas suslancias. La crislalografia le ha otrooido las condi- cionos dol isoniorlisnio ; y soguramonio os oosa Ian singular conio inslrucliva ol vor que una ciencia quo Ian solo Irala de forinas, haya podido prestar servicios a la que esclusivamente so ocupa on fonomonos nioloculares. Poro la soparacion que por convonioucia jjiopia hacomos do ostos esiudios no pasa de ser arlifuial , puoslo que on roalidad estan inliraamento conexionados. La palabi-a isomoifsmo, lal cual la aplican los (juimicos, ospresa tros propiodados analogas quo no siompro. |)oro con frocuoncia, presonlan las suslancias que tienon for- mulas quiniicas semejantos: oslo es, aquellas cuya unica dis line ion consislo en la naluraleza de los ingredientes sinq)les 0 coraplojos (]uo designan sus simbolos litoralos. Muchas de eslas suslancias de formulas semejantes, cuando cristalizan aisladanienle so congregan por su propia accion en solidos goomclricos do formas idonlicas 6 poco dislinlas. Tambien crislalizan conjuntaniente por sus acciones reunidas, cuando se las ha disuelto juntas segun cualesquier proporciones ; y enlonces , si se conduce bien la operacion , los cristales que (Ian lienen estruclura continua , composicion horaogenea en loda la masa, y ofrecen ademas formas parecidas entre si y a las anleriores , esceplo algunas corlas dosigualdades on los angulos, como si los corpusculos de diversa naluraleza que consliluyon tales mezclas, al congregarse en identicos grupos crislalinos y de heterogenea composicion, se viesen obligados por sus miituas reacciones a tomar posiciones poco dislinlas siempre de las que hubioran tenido en sus grupos aislados. Facilmenlo se concibe que unas analogias Ian proximamenle dependienles de las fuerzas moleculares, hayan podido ser uti- les a la quimica. Dosdc luego la han proporcionado manera de esplicar y referir a la gran ley de las combinacionos de- finidas por mulliplos siraplos una porcion do productos natu- rales 6 arlificialos, cuya composicion complicada e inconslanle parecia constiluirlos en oscepcion grave a la ley. Debiendo 37 ademas acercarso o alcjarse eiilre si los cuer|)i)s conipiieslos conforme al raismo principio, y segiin se nianileslasen iso- morfos 6 no, se han sacado de aqui poderosas indiicciones para dislingiiir por comparacion los que deban referirse a iin mismo 6 a diferentes ordcnes de combinaciones aloiuicas, lo ciial ha dado a la teoria imevos puiitos de apoyo y luievas condiciones de eoordinacion. En fin, como siempre sucede en las alianzas de las ciencias, el principio del isomoifismo no ha aprovechado solo a la quiraica; lanibien la mineralogia Ic ha debido nuevas luces, como que ha podido concebir y deli- nir en formulas precisas los lipos abstractos de muchas espe- cies minerales que casi nunca las presenta puras la natura- leza, porque regularmenle estan mezcladas con suslancias isomorfas de sus elementos principales, las cuales han podido, y en general debido, estar presentes con ellos en proporcio- nes mas 6 menos al)undantes al formarse la combinacion. Los geometras lienen idea clara del circulo, aunque nunca se lo haya preseutado perfeclo la naturaleza ni el arte. Segun vaya avanzando la qoimica en el estudio inlimo de los cuerpos, y en el consiste su porvenir, no podra menos de ganar con el contacto de las ciencias que los esploran bajo punlos de vista y con procedimientos distintos de los suyos. Especialmente dos, la cristalografia y la optica, parecen ha- ber de servirle de auxiliares, no solo utiles, sino indispensa- bles para probar y justificar las teorias que sus investigacio- nes le sugieran. Verdad es que la primera no le dara carac- teres que sean inmediatamente aplicables a los corpusculos entre los cuales se verifican las reacciones quiraicas, Los pe- quefios solidos similarcs cuya congregacion compone cada cristal de dimension sensible, son verosimilisimamente agre- gados de muchos de los mismos cor])usculos, en virtud de sus reciprocas atracciones agrupados conlorme a cierto modo de colocacion en las circunstancias fisicas que tenian. La forma cristalina que se observa en las masas debe ser, pues, resul- tado complejo de las mismas alracciones, combinadas con las circunstancias que las modilican. Yariando de consiguientc estas circuustancias, y siguiendo con atencion las partirulari- (lades qiu> ocurran en el conjunlo y los detalles de la forma 38 bajo sus (liversas influencias. dcboran hallarsi; indicios que iiuarden conexion mas 6 menos proxiiua con las faerzas alrac- livas ejercitadas por los corpusculos quimicos cuyo agregado constiluye el ombrion crislaliiio. Eslos esludios podran facili- tarse y asegurarse racilnienle por la obsorvacion de la facul- tad rotatoria molecular, que en los muchisimos casos de su- ceder, nos descubre propiedades espcciticas inherentes a los corpusculos quimicos mismos; no a consecuencia de pruebas (pie bubieran podido moditicarlos. sino inspeccionando tan solo los efeclos sensibles que producen en la luz polarizada, en el estado de observarlos. Semejante facullad es en el dia el iini- co caracter observable, ademas de la pesantez, que se les pueda aplicar individualmente. Se ve, pues, poderoso ali- ciente a estudiar de preferencla las combinaciones en que pueda servir de guia. Y al propio liempo son las mas varia- das y las mas embarazosas de interpretar con seguridad por las unicas indicaciones (piimicas, a causa de su movilidad, junto con la pequenez, por lo coraun indecisa , de sus reac- ciones. La serie de trabajos tan nuevos como iecundos que hace cuatro afios prosigue Mr. Pasteur con exito digno de su per- severancia, contirma todas las consideraciones que van es- puestas. Los ba verificado concurriendo a ellos la cristalogra- fia, la quimica y la optica molecular; y de este concurso pende solo el exito, y es condicion precisa de lograrlo. Supri- mase con efecto uno de los tres aliados, sea cual fuere: los otros dos, aparte 6 juntos, no bubieran podido dar al talento mas despejado sino resuUados aislados, desunidos, cuya co- nexion, su merito principal, se ignoraria lodavia, y que solo tendrian en particular valor de un hecho de detalle, afiadido a lanlos otros. Pero gracias a la dicbosa union de todas las j)ruebas esperimenlales que Servian para esplorar el campo de investigacion en que se habia metido Mr, Pasteur, se le manifesto al descubierto ei coujunto de los fenoraenos que es- tudiaba. No solo el acido racemico, supuesto ser simple an- tes, se \i6 materialmente separado en otros dos molecular- menle distintos , dotados de facultades rotatorias iguales y c.ontrarias, sino (pie los caracteres cristalogralicos que distin- 3!) giieii a eslos componentes del sistema neutio que su coiiibi- nacion Corma, se han biiscado , seguido y comprobado en los mismos cuerpos y en lodas sus sales crislalizables. Se han ballado estos mismos caracleres en otros muclios i)roductos organicos, dotados 6 no de facultad rotatoria, viniendo a ser indicios, no generales aun, pero muy comunes de diclios dos estados. Por primera vez se ha visto tambien manifestarse re- laciones observables entre las cualidades peculiares de las moleculas imperceptibles que componen los cuerpos, y la configuracion de las masas sensibles que resultan de su agre- gacion en cristales. El nuevo Irabajo de Mr. Pasteur esta ejeculado con igual suma de conocimientos y pruebas esperimentales que los pre- cedentes. Solo que ahora le dio materia y los primeros mate- riales del asunto una ocasion que no habia previsto. Parece- ria, pues, casual, si casualidad fuese ir tras un hecho que se presenta como resultado aislado en la ciencia, y cuya irapor- tancia divisa y cuyas consecuencias generales esplaya un en- iendimiento preparado para ello, conexionandolo con trabajos anteriores. Merecen citarse las circunstancias a que aludinios, porque plenamenle confirman la tesis que anunciamos al prin- cipio del presente informe. El ano pasado habia dirijido sus trabajos Mr. Pasteur a la iesparraguina, el acido aspartico y el acido malico. Estos dos acidos se derivan teorica y practicamente de la esparraguina, quiliindola 16 2 equivalentes de aiuouiaco; y por esto cabal- luente escojio estos tres cuerpos para asunto de estudio. La molecula de la esparraguina posee la facultad rotatoria. Que- ria saber si se conservaba esta facultad despues de la progre- siva sustraccion de los eleraentos del amoniaco, y siendo asi, que modificaciones esperimentaba. Le dijo la esperiencia que subsiste, y que solo cesa cuando se pasa del acido malico a los acidos piroxenados llamados maleico y paramaleico, diclio este tambien fnmurico, porque se le encuentra formado en la fumaria. Basta este breve resumen para nuestro fin. Mientras presentaba Mr. Pasteur su trabajo a la Academia, la anun- ciaba Mr. Dessaignes que ^habia logrado formar artificial- menle el acido asparlico, tralando el fumaralo acido de amo- 40 iiiaco por procediiiiionlos (|uc indicaba (1). Esia espocio puso a Mr. Pasteur en una allcrnaliva. cuya discusidu es|)erim(Mi(al (Icbia (lar do si algiin dosfubrimienlo importanle: o el acido aspiirlico dcrivado del t'uiuaralo poseia, conio el acido nalu- lal, la faciillad rotaloria, y en tal caso otVeceria el primer ejeniplo de un (•ner|)0 aciivo derivado ai'lilicialinonle de olro inaclivo; 6 ol acido asparlico artilicial era inaclivo, y en tal caso, no obstante la identidad de composicion (piiniica, dife- riria inoiecularmento del natural. Esto ultimo es lo que su- cede. Lo coraprobo inmcdialanienle Mr. Pasteur en cantida- des minimas del acido artificial que luvo la bondad Mr. Des- saignes de partir con el, luego de participarle aquel cuanto le interesaba, Advirtio tambien que algunos de los cristalitos tenian formas distintas que el acido natural. La concordancia de estos dos caracteres atestiguaba la especialidad del nuevo produclo , y el ingenioso quimico que lo liabia formado era mas acreedor al reconocimiento de la ciencia portandose con tanta generosidad, facilitandolo para esludiarlo bajo un punto de vista que no entraba en sus miras. Pero estos primeros apuntes no pasaban de indicar un asunto fecundo de investi- gaciones cora|)aralivas , (pie convenia proseguir por menor con industriosa paciencia. A ellas ha dedicado Mr. Pasteur un afio, y sus rosultados estan en la Memoria de que infor- mamos. Resumamoslos brevemente. Ha somelido los dos licidos asparticos, el activo y el in- aclivo, a lodas las pruebas fisicas y quimicas en que pudiera mauifestarse la identidad 6 desemejanza de su constitucion molecular. Considerandolos primero en si mismos en estado libre, ha determinado comparativamente su composicion ele- mental, sus formas cristalinas, su densidad, su solubilidad en imos mismos disolventes. Los ha combinado luego con bases (1) Mr. Dessaignes habia obtenido primero su acido aspartico arlifi- cial operaudo en el bimalato de ainoniaco. Asi lo anunci6 en una nota que se presenl6 a la Academia en .sesion del 18 do marzo de 1850. Pero -n nlra posterior, proseiitada el 1(» de seliend)re siguiente, anadi6 que liabia reprodiicido el misnio acido asparlico artificial , derivandolo del inaleato y del funiarato de amoniaco por los mismos proccdimientos. Esta 41 V acidos tie naturaloza parecida , y determinado la coinposi- cion de sus lesju'cliNas sales, hallaiulola conslanlemenlc iden- lica, por pares, con parliculaiidades de formas desemejantes (|ue esmeradamente ha fijado. Los ha estudiado en fin en sus derivados quimicos; y aplieandolos proeedimientos de modifi- cac'ion parecidos, ha sacado dos acidos malicos, uno dolado de facultad rotatoria molecular, y otro sin ella , como los cuerpos de que procedian. Somelio arabos productos a las misnias series de pruebas que sus generadores; esto es, deler- mino lo mismo sus caracteres cristalograficos, I'isicos y qui- micos, lanto en estado libre como combinados. De suerte que el inesperado problema que se le presento, lo ha estudiado eu todas sus partes, en todos los materiales que podia dar, y por todos los procedimientos de observacion como de espe- riencia que cabia aplicarles. Han resultado Ires ordenes de hechos generates, pertene- cientes a los tres puntos de vista de mirarlo. Son los siguien- tes, apuntando la clase de pruebas que los patentizaron , y las consecuencias que arrojan. 1." Estudio opfico. La facultad rotatoria molecular que posee el acido asparlico natural, se comunica a todas sus sa- les, al acido malico que de el se deriva, y a todas las sales de este ultimo, Desaparece en los acidos piroxenados nlteriores. Es nula en el acido aspartico artificial , en todas las sales que se le hacen formar , en el acido malico que de el se es- trae, y en todas las sales de este ultimo. Tampoco la tienen los acidos piroxenados ulteriores que de el se derivan. Designaremos estas dos clases de cuerpos con los nombres de serie acliva y serie inactiva. La posesion 6 privacion de la facultad rotatoria molecular que los distingue atestigua que los terminos correspondientes de ambas series, sales 6 acidos, tienen diferentemente constituidas sus moleculas quimicas. segunda noUcia ctioc6 a Mr. Pasteur, porqiie las dos sales moncionadas, como generadoras, no poseen la facultad rotatoria. Ila comprobado re- petidas veces, que el segundo modo de derivacion indicado por Mr. Des- saignes es tan exacto como el primero, y da igual resultado. pueslo (|ue unas producen individualmenle efectos observa- bles on la liiz polaiizada (|iie olras no. 2.° Estudio crislalofirafico. Disiieltos en unos misraos in- termedios los cuorpos correspondienles do la serio acliva y de la inacliva, y pucslos on circunstancias parecidas, dan gene- ralmcnle cristales de formas desemejantes, a voces poco dis- lintas, otras voces incorapatiblos. Los cases de incompalibili- dad so pudieran atribuir sin duda por suposicion a accidenles de diniorfismo. Pero su persislencia en producirso eniro cier- tos terminos correspondienles de ambas series, cuando todas las circunstancias son parecidas, junto con la constancia de las diferencias que esta misraa identidad de circunstancias promueve en los otros casos, baslan para demoslrar, fuera de cualquiera interpretacion, que las moleculas coniponentes de los cuerpos correspondientes que se comparan, deben eslar diferentemente constituidas en las dos series , lo cual es con- forme con la proposicion que la desemejanza de sus propie- dades opticas traia ya sentada. 3.° Estudio quimico. La composicion elemental de los cuerpos correspondientes es identica en ambas series. Sus mo- leculas constan de unos mismos principles ponderables, uni- dos en unas mismas proporciones atomicas. Toda operacion que aplicada a uno de ellos lo funde, lo disuelve, lo descom- pone 6 lo determina a combinarse con otras sustancias, pro- duce en su correspondiente efectos semejantes, y da productos de identica composicion elemental. Pero suponiendo verificada la operacion comparativamente bajo condiciones y en cir- cunstancias parecidas, se advierten por lo general desemejan- zas en los detalles de su marcba y sus efectos. Son, v, gr., di- ferencias por lo comun leves, aunque constantes y apreciables en la fusibilidad, la solubilidad 6 el tiempo precise para que se veriQquen ciertas trasfermaciones , como si hubiera entre las moleculas de los cuerpos que se comparan cierta respec- liva aptitud mayor 6 menor a ponerse simultaneamente en tal 6 cual cstado. Asi es que poniendo juntos en un aire hiimedo cristales de acido malice active y de acido malice inactivo, que son cemplelamente isomores, los inactivos absorven en dos 6 tres heras la corlisima canlidad de agua que pueden lo- 43 mar , y luego no cambia ya su peso. Los ciislales activos ab- sorveii al contrado el agua lenta y progresivamenle, liasla converlirse en un li([iiiclo viscoso. Igual genero tie deseme- janza, mas marcada aiin, presentan los clorhidralos de acido aspartico active e inactive. Los malatos de plomo activos e inactivos, cuando se precipitan de sus respectivas disolucio- nes, son amorfos, y al cabo de cierto tiempo crislalizan en agujas. Pero en circunstancias identicas , dicho tiempo no suele pasar de horas en el malato active , y ser de dias en el inactive. Todos los productes correspondientes de ambas se- ries se manifiestan desemejantes en lo que pudiera llamarse sus disposiciones individuales. En la practica habitual de las operaciones quimicas , apenas se atiende a disparidades de este orden, y con razon acaso se desprecian por lo comun, como que pueden depender de accidentes fisicos estrauos a la couslitucion molecular, 6 como sobrado minimas para haber de tomarlas por caracteres esenciales. Pero en las dos series de cuerpos activos e inactivos estudiados por Mr. Pasteur tienen otra importancia, porque vienen a ser signos sensibles y consecuencias naturales de la desemejanza que las pruebas opticas y cristalograficas traian manifiesta en la constitucion molecular de los cuerpos correspondientes en ambas series. Advierte Mr. Pasteur con razon, que se presenta ahora un ejemplo intimo de isomeria, y mas continuado y estenso que cuantos van observados en quimica , donde tanto abun- dan. La constante identidad de los efectos que unas mismas reacciones producen en los terminos correspondientes de las dos series de cuerpos, le induce a presumir que si se consi- guiera subir del acido aspartico active a la esparraguina ac- tiva, como se baja de esta a aquel, aplicado igual precedi- miento al acido aspartico inactive , daria una esparraguina inacliva, isomera tambien con la natural. Igual razon de ana- logia , correborada por otres ejemples conecidos , le parece dar margen a creer que muchas sustancias organicas , natu- ralmente dotadas de facultad rotatoria , pudierau tener asi- raismo sus isomeras inactivas, que debia tratar la quimica de formar. Como, por la inversa, un producte erganice obtenido artificialniente no se puede identificar con la sustancia natu- '\\ rill (|ii(' su comitosicioii y ;uiii siis rcaccioius icprcsciilaii . ix 110 liabcrsc: coinpiobadd la idciilidad 6 por io iiicnos la o(|iii- valoncia dc las lormas ci'islalinas, \ sobrc lodo la cNislciicia do la lacullad rolaloria inolccular cuando la posco nalural- inenlo la suslancia (iiic so Irala dc rcproducir (1). CoiisidcrcMiios por iiii inomcnlo cslos mismos liechos dc isomcria hajo el piiiilo visia piiiamenlo (juimico, hacieiido abslraccion dc lodos los dalos (pic la crislalogral'ia y la optica pro|)orcionan para aclararlos. Siiponf,simos que sc hayan ob- (cnido a I acaso los dos acidos asjjarlicos, nialicos y sus sales, sin conoccrsc los caraclcrcs inolccularcs (pic los dislinpucn. Sc vcraii dos scries dc cuerpos cuyos pares corrcs|)ondicnlcs sc manilcstaran Idenlicos cntre si en composicion, reaccio- lies, cxprcsioiics aloinicas y produclos dc cllos dcrivados. y\si cs (pic scgun las rcfj;las y los liabilos piaclicos liasla ahora adoplados por los (piimicos , dcbcria decirse mas bicn (pic incvilablcniciil(> habrian dc conlundirsc cii una sola scrie dc ('iicr|)os; y liic Io (|iic succ(li(') al princii)io, cuando so dcscu- brio el acido asparlico artificial ; ni podia ser otra cosa. Poro mirando mas dcsjiacio so advicrlcn diCeroncias, loves en ver- dad , pcro lijas y aprcciablcs, on la facilidad dc vcrilicarse las divcrsas Irasrorinaciones do los mismos cuerpos, en los liompos quo tardan on sucodor, en las temperaluras y las can- lidades de los mismos disolvontes que se necesitan para oca- sionarlas pariu-idas. Y castas particiilaridadcs, por Io comun despreciadas, eslan ahora cslrochamcntc ligadas con dosoino- janzas molecularc^s quo hubioran bastado para acusarlas. 1)1- ccnos osto por tanio, (pic por si misinas son mucho mas im- jjortanles dc Io quo liiibo ocasion do creer hasta aqui, y ({ue en general sc les debe mirar con mucha mas alencion (|uc la (1) l.a raciilUul rolaloria molecular os indiclo v(!heinciUe pcro no ab- solulo (l(^ ideiirulad, cuando cs nna iiiisma en scnlido, inUnisidad absolu- ta y niodo dc dispcrsarsc a igiialdad dc do.sis en disolventcs parecidos y tornados a i^nal teinpcralura. La falla dc una de cslas condiciones es prueba segura (U^ dcsciincjanza. Los accidentcs del diniorfisnio puedenha- cer dudar de la idcnliri(;acion de las formas crislalinas, y esle es el caso (Ic ainbigiicdad posiblc respccto de los cararleres erislalopraficos (pic heinos Iralado dc iiidicar en el infornic. 4H acoslumbrada. Siicedo aqui en ([iilinica lo inisino que suce- (li6 en astronomia. En lienipo (l(! Toloineo se despreciaban di- lorencias c-i •^a- o r- CO tn '" lO ^^ t^ o ro o c< 1' '"~ CO o _ T- <=; O cs '^r o = i^ i^ <= to o ^ Cs ^ »o ^ C^ C3 O^ 05 c^ 3^ C' Ca O^ JS c5 CI c\ c-« c< J tJ ij >j ij tJ lO n S* C0 O C0 «0 «0 CO CO to c "^ >■ - > ^1 — ■ tD CO CO CO to CO B *^ •^ r tn O -• tn ^1 ~i 00 i-=re H tn 33 C2 to CO 0 w-J V 1 0 tn C5 Ol OI Ct Ol tn tji r- 1 73 m C/5 (jj 4.-^ 00 ■^1 --« 00 i°i=o f O tn -;--x CT5 to 4:^ 00 — ? ' ^^^ ff> tri tn trt cn ffi Ol CO ^1 ^1 -^ 4;^ ^> 00 0 00 c •• •• e 3 IJ o oi X-. Tj ^0 u ^1 ri 99 f -3 tn O Cs en SN 2 1 s oi c. "^ "■ / 2 "^1 ^1 o 0 1 \ pi 0 1 *^ Or -P^ *- 1 9 o 0> 00 00^ ^_ 1 ^ -vi -^1 0 O^ O^ iJT tn Cn 01 1 J 4^ OJ IJ OJ 0 PI -l^J o ►-. ^1 Z *^ OM tJl Ut Or en 1- >2 O^ ^-1 ^1 tn 00 -O-, '^' i' S >* 0 0 00 ^ O ►-• <=> 01 I ^ : I "^ 1 ^5= (J CW 4^ "w = 0 r 1 -^ 0« CD 0 i« / :x n n n m c/i p: = 0 — c 1 =■ i". " n f D 0 — , 1 " o f = ' 1-3 ^' 3 : 0- ■ 0 3 T re §. 5-= 0 a. Q- C ^ i g B G.y 2. -3 3 s o S o i : —'S ' ^ u! ^5 r n ^ go • -I rt \ c * C -.2. B W u; H* ^ 3 2 5:" '^•- « ~ "» oc Ut - 0-. ^ ?5 '■ f -» ^ So Si, ^ O IS c> ^ CO re c^ <^ ^^ a; *> £ S S •= .5 58 Besiimen de las observaciones meteorologicas hechas en la Universidad de Santiago en 1851. Enero. . . Febrero. Marzo. Abril Mayo. Junio. Julio. Agosto. Setiembrc. . 9 de ia inauana 12 deid 3 de la tarde. . 6 de id 9 de la nianana. 12 deid 3 de la tarde. 6 de id 9 de la niaiiana. 12 de id 3 de ia tarde. 6 de id , 9 de la maiiana 12 deid 3 de la tarde. . 6 de id 9 de la maiiana 12 de id 3 de la tarde. . 6 de id 9 de la maiiana 12 de id 3 de la tarde. . 6 de id 9 de la maiiana, I2 de id 3 de la tarde. . 6 de id 9 dela mafiana, 12 deid 3 de la tarde. . 6 de id 9 de la manana. 12 deid 3 de la tarde. . 6 de id BAROMETRO. 738,3 737,9 737,5 737,6 738 737,9 737,5 737,9 "40,5 740,3 739,5 740,2 733 733,3 733,1 733,2 739,6 739 739,4 739,8 741,2 741,3 741,5 741,3 740,4 7 39,5 740 739,8 741,5 741,2 741 741 7 39,3 739,1 7 38,6 739,3 748 748,3 748 748,8 749 749 743 749,3 748 748, 747,6 747,3 742,6 742 742 742 745 "44,8 744 744,7 748 747,8 747,6 747,4 745 744,9 '44,9 744,9 744,6 744,2 744,7 744,1 745 743,8 742,2 742,5 21 , 14 13 21,6 17 17 17 20 25,4 26,4 26,8 24,7 25,3 25,6 25 25 26,1 25,4 25,4 26,3 36,6 735,5 735,8 736 735 735 735 735 737,3 737,4 738,5 737,8 732,5 732 7 30,5 730,5 9,1 11,1 10,8 10,3 8 12,3 11,9 8,6 11 13,5 12,3 10 15,6 17,5 16,1 13,4 17,1 19,5 18,4 14,6 22 7 25 23 20,9 2 2,8 25,1 23 20,3 21,6 28 26,7 24,4 21,6 25,8 25,3 12 15 13 12 12 16,5 16 13 15 18 17 13 11 25 21,5 17 24 28 '>7 5 21 32,5 33 32,5 30 27 30 29,5 26 31 33 33 30 29 32,5 31 18,2127,5 4 9 5 5 8 9 I 12 12,5 10, 5| 8 . 10,5 12 ' 10 I 9,5. 18 19,5' 17 I 15,5, 21 ' 19,5( 18 J 20 23 ( 21 I 19 J 15 1 16 ( 1.6,5 ( 14 ) PLDVIO- 154 269 J91 12G I.; 30 Oclubre. Noviembre. . Diciembre.. ' 9 de la manana. 1 12 de id L :i de la tarde. . [6 deid ' 9 de la manana. (12 de id I 3 de la tarde. . [6 de id !9 de la manana 12 de id 3 de la tarde. . 6 deid Presion media TMnperatura media Presion mayor del ano. ... 749,8 Presion menor de id 713 Presion media de id 7 39,2 Tempera tura media de id.. 16,7° Agua caida durante el ano, 1,5 7 2 6 67 pulgadas espanolas y 8 lineas; 6 5 pies, 7 pulgadas y 8 lineas. , Hubo de Uuvia en enero 19 j febrero H marzo 22 I abril 21 mayo 8 : junio 4 Julio 3 i agosto 1 j setiembre. . . - j " octubre. ... 10 I noviembre.. 21 j diciembre... 10 132 ; En 153 dias reinaron vientos del S. al 0. Santiago 18 rfe febrero de 1852. '&-/Z^09ZtO (OC ad(^97 por el afan del oro, porqiic pudicM-a suscitar temiblc conciuron- cia el descubrimienlo de otros terreuos auriferos. Y no ha lardado en roalizarse el pronosfico do Ermann, habieiidose presentado unpais nuevoy poco conocido, con in- tentos de rivalizar con la California en cuanto a modincar las relaciones comercialos con el mundo antiguo. Se ha descubierlo on la Australia un disfrilo auriforo do iniportancia y oslonsion desconocida todavia , pero que paro- ce riquisimo. El 11 do junio ultimo Uogo a Sidney por valor de 20000 libras esterlinas en oro. y hay en Inglaterra una pepita de oro do cualro libras liallada alii. Se han hecho eslos doscubrimiontos en la union del Sum- merhill Creek con el Macquarrie , a 33 millasal 0. de Bathurst, y a unas 170 al 0. do Sidney , y mas recientomenio aim se ha hallado otra localidad aurifora junto al rio Hunter, a 100 mi- llas al N. de Bathurst. Nadie es capaz de apreciar la extension del terreno aurifero. No carocodo inferos la historia do eslo doscubrimionto. Pro- nbsticaba Ermann quo se Uogarian a hallar otros torronos auri- feros importantos . sin dosignar pais ningnno ; pero Murohison avanzo mas, puesto que en una memoria leida el aiio 1846 a la sociedad goologica do Cornwall y publicada en las Transac- cioncs, dice que la colouia inglosa mas lojana da mucho (pie es- perar en punto a oro. Rocuerda , que al dar cuenta el ano de 1844 de la obra del Condo Strzolechi sobre la Nuova-Holanda, insistio en la somejanza del Ural con la gran cadona quo corre por la parte oriental de la Australia. Hara treinta anos que un pastor oscoces. llamado Macgrogor, hallo podacitos do oro cor- ca do Bathurst , pero on tan corta cantidad quo no dojaba do ser atrevimionto en Murchison el docir a la Sociedad de Corn- wall, quo un rainoro habil pndiera convertir aquol pais on otro Eldorado. Fundaba su opinion en las conexiones de las rocas del Ural con las do la Nuova-Holanda. Tambion Ermann alir- ma que el oro californiano osta disominado en rocas do felspa- to y en cantidad enteramonte parocidas a las que sostienen oro en el Ural. En fin . dcscubriondo llargravos el oro corca de Bathurst el 6 do mayo de 18ol , ha confirmado los ponsamion- tos teoricos de los eeolosos ilustrados. Volvia de California . v 68 h indujo a biiscar oro la ronexion de los lorrcnos do la Nucva-llo- landa con los de aqiiolla parte de la America. Asi. pues. Ermann indicalas conoxionos de lasrocasauri- feras del Ural con las de Calilornia, a inniensas dislancias en nuestro globo; Murchison columbra igual conexion del Ural con la Nneva-Ilolanda ; y recorriendo Hargraves ambos pai- ses, cierra el Irianiiulo lormado por el Ural, la California y la Nueva-Holanda, pone en plania las consideraciones leoricas de la iieologia. y deseubre tesoros cnya imporlancia no es dado a nadie apreciar. aROi^MOORilFIA ^EJETJLli. MODO T)E ACRECENTAMIENTO DE LAS RAICES. (Iiislit. uum. 945, 11 fehrero i852.) En la sesion del 17 de enero de 1852 de la sociedad filo- nialica de Paris, Ernesto German de Saint-Pierre leyo la si- guiente nota. Una de las cuestiones de fisiologia vejetal mas dignas de inleres, es sin disputa el modo de estrnctnra de los tallos y de las raices. Dos opiniones opuestas dividen todavia a los observadores con relacion a este asunto, Unos se creen aiito- rizados para admilir que las fibras lenosas se organizan de abajo arriba; otros (enlre cuyo niimero me cuento) se creen en el derecho de admitir que las fibras lenosas se organizan en cada yema, y descienden desde ella a lo largo del tallo ma- dre y de la raiz, donde auraentan su diametro. Ya be dado a conocer varias observaciones que confirman este modo de pensar. Estas observaciones tienen por objeto la naturaleza de las co/eo/7n"zrts , la estructura de los ovarios adiierentes, y la germinacion de ciertos monocotiledones y dicoliledones ano- malos. He demoslrado: 1." Que las colehorbizas son prolon- gaciones celulares de la base de las hojas cotiledonarias, y 69 que estas emanaciones celulaies constituyen a cierta epoca la corteza de la raiz, mientras que el lejido vascular de las mis- mas hojas se dirije hacia el centro del tallo y de la raiz, don- de coDsliluye manojos lenosos. 2." Que el tubo, considerado en los casos de insercion perigiua y epigina como el resulla- do de la soldadura de las piezas del caliz, es el de la recur- rencia de estas piezas, y que estos tubos constituyen los ejes huecos 6 partes de tallos deprimidos en dedal. 3.° Que du- rante el primer i)eriodo de su vejetacion, el chcerophi/lum bul- bosun, constituido primero por uu meritallo primitivo termi- nado por dos cotiledones , en vez de produeir una yema ter- minal entre los dos cotibdones, arroja una yema a nivel del punto que he designado cmi el nombre de cuello organico, es deeir, en la base del meritallo primitivo; esta yema desarro- llandose separa las recurrencias prolongadas de las dos hojas cot iledonarias , lo que demuestra que el meritallo primitivo 6 tallo primordial se compone en los dicotiledones. al menos en gran parte, de recurrencias prolongadas unidas de las ho- jas. cotiledonarias. La observacion que en el dia constituye el objeto de mi comunicacion conlirma mis ideas anteriores , y precede a la proxima esposicion de otros muchos hechos que conduzcan a resullados analogos. Esta observacion tiene por objeto un caso notable observado en el claucus carota. Durante el invierno poco rigoroso de 1850 , note en mi jardin que una planta de la zanahoria comun {daucus carota), en vez de perecer despues de haber llorecido y fruclilicado en el otono anterior, broto (del cuello de la cepa conservada en parte) nuevas yemas, las cuales llegaron a ser tallos que recorrieron todas las fases de su vejetacion. Esta umbiliCera, normalmente anua, vejelo como una umbilifera vivaz , el hi- nojo por ejemplo. Me cerciore desde el origen que las nuevas yemas se ha- bian desarrollado en la axila de las hojas destruidas el a no anterior en la base todavia viva del tallo desecado. Siguiendo el desarrollo de estas yemas accidentales , note que partian de sus bases raices cilindricas, al principio libres de adheren- cia con la cepa, y que en seguida se conlundian con el nabo 70 6 raiz profundizanlo i)rimiUva. Con objofo do conservar in- taclo estc heclio interosanlo , para hacer faclibic ol ostudio anatomico, arranque la planta y la espuse a una maceracion prolongada en agua comun. Este procediratento me dio los re- sullados mas salisfactorios: la parle carnosa, compuesla de te- jido celular, sc desf ruv 6 , y quedo al descubierto el armazon vascular do la copa. La inspeccion de esta pieza demuestra que mnchas raices (jue nacen de la base de una yeraa descienden libreraente des- de ella , y que el armazon vascular de estas raices, despues de un trayecto independiente, va a cubrir de una nueva capa la raiz formada el ano anterior. Los manojos vasculares cons- tituyentes de estas raices adherentes inferiormente y libres superiormente. no habian podido nacer de abajo para ir a jun- tarse en la base de la yema en el espacio 6 vacio, y unirse por una operacion sin ejemplar. Por lo tanlo debe deducirse que los manojos vasculares, pueslo que no ban podido ascen- der a la vema, ban salido y descendido de ella. »■#-« • ANATOMIA DEL ESCORPION. (Comptearendus, num. 2, i3 enero i85i.) Mr. Leon Dufour leyo en la sesion de enero de 1851 de la Academia de ciencias de Paris, una Memoria referente a la anatomia del escorpion, de la cual estractamos lo mas intere- sante y nuevo. El escorpion sobre que de preferencia hizo sus trabajos, fue el occitanus. Aparato SENSiTivo. Cerebro.—E\ cerebro, mal visto y peor estudiado hasla el dia, es casi sesil en la parte anterior del ganglio toracico, al ({ue se une por dos pilares anchos y cor- tos, constituyendo el collar esofngico. Es pequeno en compa- racion al voliimen del animal, lo cual es ya un dalo para su poca inleligencia \ limitada induslria. Es rcdondeado , len- 71 ticular, bilobulado por delante, con el horde libre y enlero posleriormente; sii piilpa es blanda, iiiiida y homogenea, cu- bierla por una membrana Una, verdadera aracnoidea, que se estiende sobre el vase dorsal. Los ojos y ocelos son simples 6 sencillos y lisos corao los de los aracnoideos y los estematos de los inseclos. Los escorpiones son miopes: no hay mas que un par de ojos grandcs, medios y muy aproximados. Los nervios opticos oculares nacen de las prolongaciones anteriores del ce- rohro. El gloho del ojo es esferoideo, y he descuhlerto un musculo piramidal, que sospecho su-va para dirigir volunta- riamente los ejes visuales, a pesar die la inmovilidad de la cor- nea teguraentaria: una membrana barnizada de negro, coroi- des, envuelve al ojo de un casquillo 6 cubierta hasla el circu- lo gris y calloso que precede al iris, y en donde la cornea se engasla como el crislal de la esfera de un reloj. Los ocelos son laterales y muy pequefios, destinados para ver los objetos muy proximos. Los nennos opticos ocelatos salen del cerebro, un poco detras de los nervios oculares. No he podido encon- Irar mas que tres en cada lado, a pesar de lo que han dicho varios autores. El ganglia tordcico. Debajo del caparazon de esla cavidad se encuentra engaslado este grande centre nervioso, tan dificil de demostrarse en su totalidad: en la parte anterior se implan- tan los nervios mandibuiares y bucales, y esla ondulado por los lados en consecuencia de las inserciones de los cinco pares de nervios locomotores, entre los cuales se descubren peque- fios nervios. Ganglios abdominales . He creido con los anatomicos que me han precedido, que no exislian en el vientrc mas (jue tres ganglios; pero cuando veia que estos se dirigian y distribuian en los tres pares de pulraones correspondienles a los nervios pulmonales, tache de anomalia el supuesto origen , el mismo ganglio toracico del primer par pulmonal. He descubierto en el estremo posterior del gran centre nervioso toracico este pri- mer ganglio desconocido hasta el dia, que da el primer par de nervios pulmonales. Este ganglio, como los otros tres, da un par lateral do nervios en parte pulmonales, y un nervio in- ferior 6 impar. El cordon interganglional es siempre doble. So 72 aconipana en el trayecto del abdomen de sacos adiposos, ol)- longos, nuij unidos \ en ninnero variable, (jiie ban inducido a error a algunos zootomicos. Gamjlios cnudales. Hay solo ciiatro, aunqiie la cola liene seis arliculaciones: son mas rodondeados ([ue los del abdomen, y no dan mas que nervlos laterales. El cordon se divide hacia atras en dos gruesos Ironcos. ciiyas ramificaciones penetran es- pccialmonte en la vesicula venenifica. Sistema nervioso esfoniato-ydstrico. Hacia el origen del eso- t'ago se ve un ganglio pequeno, oblongo ovalado, independien- te de la cadena raquidea, que da origen por los lados y pos- leriormenle a nervios bastanle numerosos. Aparato muscular. Musculos del cefalo-torax. La nalurale- za, tan ingeniosa en sus medios, ha inventado aqui para abur- rimiento y desesperacion de los anaiomicos, un es([ueleto in- terior para la insercion de los musculos, una cubiorta 6 capa- razou corneo cartilaginoso, lleno de apofisis, y con un agujero para que pase el cordon nervioso raquideo. Musmlos abdominales. Los cuticulares doblan la cara in- terna del tegumento: sus fibras siguen varias direcciones. Los perforantes atraviesan al higado de parte a parte, en niimero de siete pares simetricos. Los curdiacos, desapercibidos 6 mal interpretados por mis predecesores, son en el mismo niimero que los perforantes, con la diferencia de ser fusiformes. Muscu- los caudales numerosos y potentes prolejen a los organos, y determinan los movimientos de la cola uudosa, la cual es de todas las partes del cuerpo la que liene una movilidad mas acliva. Aparato circulatorio. El vaso principal se dirije desde el cerebro al ultimo articulo de la cola, y es fusiforme. Porcion ahdominnl; es el verdadero corazon, y se apoya en la escota- dura media del higado. Tiene una cavidad indivisa, su con- traccion es de sistole y diastole, y la impulsion de la sangre ondulosa. Las arrugas Irasversales que presenta son un feno- meno cadaverico. Esta rodeado de dos membranas: una ester- na fibro-musculosa (pericardio); otra interna elastica, con fi- bras anulares espiroideas. La pardon cefalo-tordcica es del- gada, simple, coria y sin pericardio; se pierde en el cerebro, y 73 arbilrariamente se la lia llainado aorta. La porcion caudal os laiga, filifoirae, sin pericardio, da ranias nutrilivas simelricas on armonia con los nudos de la cola: se bifurca posteriormen- Ic para ramificarse en cl aparalo venenifico. Aparato respiratorio. Consiste en verdaderos pulmones, colocados en el vicnire y no en el peclio. Hay cuatro pares, simetricanienle colocados en cuatro segmentos legumentales abdominales. Se abren al eslerior por olras tantas bocas res- piratorias lineales 6 cstij^mas. Son ovales, semitriani-nlares, de iin hermoso bianco arrasado, de tesliira hojosa. y rodeados de una pleura. Cada bojuela esta formada de dos laminas en trorapetilla falciforme. Estas trompetillas 6 corneles, tonexos enlre si |)or sus bases, van a parar a una merabrana subve- siculosa, fija al estigma y destinada para la inbalacion y ex- halacion directa del aire. En los bordes de los corneles 6 trom- petillas bay una membrana contractu, (pie funciona en el actu respiratorio, Esta estructura tan curiosa como ingeniosa de los pulmones, habia sido hasta el dia mal vista y peor apreciada. Aparato digestivo. Los escorpiones son ins.^ctivoros, y n(» acometen mas (jue a las presas vivas. Estos cazadores noclur- nos, mal organizados y mal construidos para la agilidad, des- treza y habilidad, sorprenden a sus victimas interin estan en- Iregadas al sueno. Gldndulas salivates. Mal descritas y re- presentadas por los pocos anafomicos que las han conocido, se encuenlran una a cada lado como sepultada en la auiractuo- sidad posterior del cefalo-torax, donde esta fija por un pe- diculo grueso y muscular; es de consislencia media, con filetes interiores flexuosos; tiene dos membranas, una interna byali- iia, otra esterna fibrosa y resistente. El conducto escretorio loma origen de una mancha inferior centrica, le sostienen dos ligamentos muy linos, y termina en la boca por un hilo tubu- loso cast incoercible. Conducto digestivo. Es filiforme, delgado, fino, submembranoso, y seesliende directamente desde la boca hasta el penultimo nudo de la cola, donde esta el ano. El eso- fago es fino, fragiL engastado en el collar enceialico. El eslu- mago quilifero ocupa el abdomen, donde recibe los conductos hepaticos, y se distingue del inleslino por un rodete pequeno. 74 E\ infestino se cstiendc por toda la cola, coiUiene una pulpa let-al blanca de aspi'clo almidonado. lllrjado. Es muy grando, llena la cavidad abdominal, de la cpuios ol moldc, se cstiende por nuniorosos globulos digilifornies por las anfracluosidades del cefalo-lorax, penelrando en el origen de la cola por dos apendices alaigados. Esla reveslida de una li'inica inmediala llbro-menibranosa, ([ue se esliende por lodos los lobulos y sc oculta en los conduclos. Su composicion intima, consiste en ulriculos ovoideos (|ue segregan la bills, se reunen en grupos, en inanojos con conduclos sucesivos, imperceptibles, cpie se reducen a los conduclos hcpalicos 6 coledocos, que en niime- ro de cuatro pares simelricos y cortos vierlen la bills en el estomago 6 venlriculo quilifero. Aparato genital. Es doble en ambos sexos. Segun la colocacion de los organos esteriores , la union copulativa debe verificarse por supinacion de la hembra. Organos machos. Un tesliculo solo pai'a cada aparalo, compuesto de Ires grandes mallas unilalerales, anastoraosadas, lormadas de un vase espermi/ico tubuloso, delgado, y sumergido enlre los lobulos piramidales de la region inferior del higado. Los con- ductos deferenles son la conlinuacion del vaso esperniillco, y nacen del angulo eslerno de la priraera malla testicular. Las vesicidas son tres, la primera alargada, cilindroidea 6 en ma- za; la segunda mas larga, esla adherida al condnclo eyacu- lador; y la tercera mas anterior y ovoidea, recibe a las otras dos para terminar en dicho conduclo. Los conduclos cyaculalo- rios, colocados a los lados de la cavidad abdominal 6 ijares, son los receptaculos de las partes copuladoras, y terminan posteriormenle por un apendice delgado y replegado. El/jre- pucio 6 cubierta de la verga es un lallo tubuloso moreno cor- neo, con un garfio laminoso al lado , destinado para salir del cuerpo por una evolucion singular en el acto de la union se- xual, y encerrando un pene carnoso y elastico. Organos hem- bras. Los escorpiones son ovigeros y viviparos. La gestacion se prolonga mas de un ano. Los ovarios, organizados corao los lesliculos, son dos, reunidos cntre si por un conduclo medio, formado cada uno de cuatro grandes mallas cuadrilaleras. Las vainas ovigeras m\\\ numerosas. unilalerales, uniloculares y 75 monospermas, preexislen a la fecimdacion. Los cdliccs 6 tiibos uterinos constituyen las mallas deslinadas a la incubacioii de los hiievos, desaiTollo de los embriones, clc. Hay dos dileren- cias notables en el modo de gestacion; en el occitaims y con- generes los huevos fecundados caen en los tubos ulerinos, y se desarrollan prodigiosamenle para incubarse en embriones o letos imagenes perlectas de las ninias desnudas de los insectos. En el afer el liuevo se incuba en la niisnia vaina ovigera, y (d embrion adquiere un crecimiento enorme antes de introducir- se en el tubo uterine para la epoca del parto. Los omductos son continuacion del troneo de las mallas ovarinas. Hacen lambien el oficio de vaginas, y presentan una dilatacion cons- tante, comparable al reservatorio terminal de los insectos. La vulva es I'lnica para las dos vaginas. Ai'ARATo vENENiFico. Los archivos de la ciencia son pobres en hechos positives referentes a la analomia de este aparato. La vesicula con veneno presenta en su convexidad una especie de rafe, indicio esterior de la existencia de dos glandulas ve- nenilicas para los dos oriiicios del dardo. Hay en efecto un va- cio lineal entre las dos mitades de la masa carnosa interior de la vesicula. Cada una de estas mitades representa una cap- sula subhemisleroidea, fibro-cartilaginosa en sus jiaredes y U- bro-mucosa en su interior. La capsula ccrrada por un estre- rao, se prolonga por el otro en un cuello que penetra en el dar- do. Desgarrando la masa muscular se descubren unos cuan- tos vasos blancos segregadores, cuatro 6 cinco simples 6 divi- didos, que terminan en un troneo centrico 6 escretor que se adelgaza para ocultarse en el cuello de la capsula. 76 HllNKRALOeiA. Investigacionex sobrc la cristalizacion por la via seca. Pou Mk. Ebelmen. (Comptes r(.Midus, 17 novieinhic I80I.) En la scsion celebrada en este dia leyo Mr. Ebelmen una Memoria sobre la crislalizacion de los minerales por la via seca, la cual es de sumo inleres bajo todos conceplos, pues aparle del que presenla en la pieparacion de varias sustancias em- pleadas en las artes y en los adelanlos de la induslria, se en- laza naturalmente con uno de los grandes fenomenos, y con las leyes de la generacion de la coslra terrestre, puesto que las masas que constiluyen la parte solida de nuestro planeta deben en su mayor parte esta misma generacion a la accion disolvenle del calorico, auxiliado, a no dudarlo, por la efica- cia de los fundentes que en epocas diferentes determinaron las modificaciones de estado, y aun las proporciones de las formulas atomicas de su composicion. En este supuesto, creemos de imporlancia el trabajo del Sr. Ebelmen, que traducido inlegro es el siguiente. ''En dos Memorias presentadas ya a la Academia, he te- nido la honra de manifestar la esposicion de un nuevo rae- todo de cristalizacion por la via seca, por el cual he logrado reproducir en estado de cristales perfectos muchas sustancias identicas de minerales, enlre las cuales figuran algunos que son piedras raras y preciosas. Los disolventes que habia em- pleado en eslas esperiencias eran de naturaleza acida , tales como el acido borico, el borax, y los fosfatos alcalinos; pero me ha parecido que este metodo podia alcanzar mayor es- tension, y conducir a olras aplicacioncs, empleando los disol- ventes de naturaleza borica, tales como los alcalis. Eslos cuerpos presentan la doble propiedad de liquidarse a temperaturas que pueden obtenerse iacilmente en nueslros hornos, y de volatilizarse complelamente en vasos abiertos a las mismas temperaturas; por consecuencia, todos losesperi- 77 menlos verificados en esle mievo camino ban consistido en di'solver los elemenlos del cuerpo que se queria crislalizar en UQ silicato cargado de iin grande esceso de alcali, y soraeter el todo a la accion de una alia lemperatura como la de los horuos de porcelana, 6 a la del horno de botones de Mr. Bap- terosses. La presencia de la silice se hace necesaria para dar al fundente una cierta fijeza, y tal que permitlese a los cris- tales desenvolverse con la lirapieza apelecida. Este procedimiento, cuyo principio indique a la Acade- mia en la sesion del 12 de mayo ultimo, me ha permitido preparar diferentes combinaciones cristalinas, enlre las cua- les cilare el peridoto, la perowikita (6 lltanato de cal), el ti- lano rulil, y la glucina. En mi comunicacion anterior sobre los dos primeros de estos cuerpos, he dado las indicaciones cristalogralicas y quimicas que me parecia deber hacer con- siderarlas como tipos de las especies mineralogicas a que se refieren. Los cristales de rutilo que he obtenido son Irasparentes, de un hermoso color rojo. Su crislalizacion es la misma que la del rutilo natural: su densidad es 4,26. He obtenido la glucina en cristales bastanle netos, y deun volumen que ha permitido medirlos por el goniometro. Se presenta bajo la forma de prismas de seis caras, terminados con una piramide de seis caras colocada sobre las aristas de la base. El angulo del apartamiento sobre las caras laterales del prisma es de 151° 22'. Se ve, pues, que el sislema crisla- lino de la glucina es el mismo que el de la alumina^ y aun las dos bases son isomorfas. Los cristales del corindo presentan en efecto con mucha frecuencia las caras de un dodecaedro isosceles, cuya nolacion es C^ y su inclinacion sobre las ca- ras laterales del prisma exagonal es de 151° 10'. La densidad de la glucina cristalizada es de 3,058, y su volumen alomico calculado por la formula Gl-0\ sera de 155. El de la alumina es casi el mismo, y de 160. La glucina cristalizada ticne la dureza comparable al co- rindo, y raya con facilidad al cuarzo, y con limpieza a la es- meralda. Es inatacable por los acidos, escepto el sulfiirico concen- IS Irado e hirviendo, que la disuelvo iin poco. El bisulfato de potasa la ataca con facilidad. , El isoraorOsmo de la gliicina con la alumina rae parece que es un dato baslanle para borrar las dudas que aiin se ad- milian acerca de la verdadera formula de esta suslancia. En la segunda parte de mi Memoria he indicado el prin- cipio y algunas aplicaciones de otro metodo de crislalizacion per la via seca; la crislalizacion por precipitacion. Se sabe que se obticnen por la via hiimeda un grande niimero de oxi- des metalicos, precipilandolos de una disolucion salina por una base mas energica; y que los oxidos se precipilan por lo comun en combinacion con el cuerpo precipitante, 6 con otros oxidos que se hallaban al propio tiempo en disolucion. He creido que podria eraplearse un procedimiento analogo en las operaciones por la via seca, sin olra diferencia que sustituir a las soluciones acuosas, los silicates 6 borates en fusion. Los primeros resultados obtenidos en esta nueva di- reccion me ban parecido de bastante interes, y dignos de po- nerse en conocimiento de la Academia. Haciendo obrar la cal en fragmentos gruesos sobre el bo- rate de magnesia, se precipita esta sustancia bajo la forma de cristales diafanos, que algunas veces son de un volumen que puede distiuguirse a la simple vista, y que presentan or- dinariamente las caras del cube y las del octaedro regular reunidas. Su densidad esde 3,636; su dureza es casi igiial a la del feldspato. Los acidos muy diluidos no los atacan, mas empleando el acido sulfurico he comprobado que estaban for- mados por la magnesia en un estado de pureza complela. Se sabe que la magnesia nativa se lia encontrado recien- lementc entre los minerales de laSommapor Mr. Scacchi, quo le ha dado el nombre de perildasa, y sus propiedadesson muy comparables a las de la magnesia cristalizada artificialmente. Crislaliza en octaedros regulares, y presenta tres cruceros en angulo recto. Su densidad es de 3,75. La periklasa es de co- lor verde, y conliene, segun las analisisde MM. Scacchi y Da- mour, 6 a 8 por 100 de protoxide de hierro, que le dan su color y que producen sin duda el corlo aumento que ofrece su densidad sobre la de la magnesia crislalizada. 79 Las propiedades de la magnesia cristalizada quitan lodas las diidas que pudieran lenerse aim sobrc la verdadera cons- liliicion quimica de la periklasa, y la cual considerabanalgu- nos raineralogislas como una combinacion definida del oxido de hierro y de la magnesia. El procediraiento que da la magnesia puede aplicarse igualmenle para obtener la cristalizacion de los proloxidos de nickel, de cobalto y de manganese. El protoxide de nickel se presenta bajo la forma de cris- lales cubo-octaedros de color verde, casi inatacables por los acidos. Su densidad es de 6,80. El volumen alomico del oxi- do de nickel es identicamente el raismo que el de la magnesia. El borato de nickel se descompone completamente por la cal, por la via seca. Los acidos pueslos en contaclo en frio con la materia resultante, disuelven el borato de cal sin traza de nickel. Los silicates de hierro pueden descomponerse completa- mente por la cal. Los acidos diluidos disuelven el silicate de cal, y dejan una arena cristalizada, cuya composicion es la del hierro exidulade Fe'0',ZeO. Si se hace obrar la cal sebre un silicate de oxide de tita- no y de alcali enteramente vitreo, la materia se hace cristali- na, y la accion de los acidos aisla una arena cristalina, iden- tica per su forma, densidad y composicion al titanato de cal TiOP,CaO, 6 perowskila. La misma reaccion aplicada a una combinacion vitriosa del silice, acido tantalice, oxido de hierro y potasa ha pro- ducido combinaciones cristalinas formadas de tantalato de hierro y de tantalato de cal, analogos ambos a los minerales conocidos con los nombres de lantalifa y de pyrocliloro. Me limito, dice el autor de la Memoria, a indicar eslas pri- meras aplicaciones del metodo de precipilacion per la via se- ca, pues deben considerarse como un punlo de partida para nuevas esperiencias. Concluyo mi Memoria seualando el interes que presenlan, segun mi opinion , los fenomenes de la precipitacion por la via seca bajo el punto de vista geologico. Las observaciones geologicas establecen, enefecto, que las masas de materias 80 eruptivas que han alravesado en diferentes epocas los lerre- nos eslralificados, han ejercido sobre eslos una accion de las mas energicas, y que no se puede esplicar por el calor solo, cuyos efectos se han espresado por la palabra metamorfismo. Se ha observado adenias, que la mayor parte de las especies miuerales de formacion ignea perlenecen a eslas zonas de contaclo enlre las rocas eruplivas y los terrenos entre los cuales se han insinuado. Criaderos melaliferosimportanles, y que no afectan la forma de los filones ordinaries, existen muy comunmeute en lo largo de estas lineas de contacto. Tal es el modo de los criaderos mas frecuenle del hierro oxidulado. Si las rocas calizas se han encontrado durante un largo es- pacio de lienipo en contacto con rocas siliciatadas en estado de fusion, han debido producirse, ademas de la fusion y de la cristalizacion del carbonato de cal , otras reacciones quimicas enteramente comparables a las que hemos indicado en esta. Los desprendimientos tan abundantes de acido carbonico que acompanan en todas partes a la actividad.volcanica, parecen indicar la reaccion reciproca de las rocas siliciatadas en fu- sion sobre materias calcareas, y por consiguiente la continua- cion de los fen6menos metamorficos en la epoca actual. La presencia del hierro oxidulado y del hierro titanado en los basaltos y en las rocas siliciatadas proximas al estado de sa- turacion, me parece puede atribuirse a causas analogas. Las reacciones de la precipitacion por la via seca deberan tomarse en consideracion para esplicar la formacion de un gran nu- mero de criaderos minerales y de minerales cristalizados, asi como tambien las relaciones de contacto existentes entre las rocas sedimentarias y las igneas que las han atravesado. ^(£)^ 81 FIISICJl DEli OLOISO. Observaciones en los seres vejetales y animales comprendidos en una zona de media Iccjua en circuito de Oviedo , correspon- dientes a los inescs siguientes de 1852. JUNIO. Florescencia 6 antMsls. Heliolropium europeum Iberis linifolia. Membryanthemum le- nuifolium. Aloe verrucosa. (Lla- garto.) Delphiniim ajacis. Achillea magna. Aloysia cilrodora. Digitalis purpurea. Lonicera pericliuienum. Tilia europca. Lilium caudiduin. Daclyilis glomerala. Loiium tenue. Siipa Lagascat!. Phalaris cauaricnsis. — tuberosa. Delphinium siiiphysa- gria. Seseli glancum. Daucus muricatus. Slachys annua. Salvia coecinea. Liuaria gsenistefolia. Physalis alkekenigi. Anlhyllis hernianiaj. Coronilia varia. Dorycinium hirsulura. Poa pralensis. Lychnis calcedonica. Hyppericum hircinum. phacelia congesla. TOMO III. Peniestemon carapanu latum. Teucrium marum. Piantago vaginata. Rubus fructicosus. Dianthus coronarius. Scabiosa graminifolia. Dhalia variabilis. Aster spectabilis. Jasminum off. Amarantus sanguineus. Lilium crocceuui. Verbascum blataria. Chrysanthemum visco- sum. Nigella damascena. Tagetes patula eterecta, Hemerocallis fulva. Dianthus sinensis. Zinnia multiflora , vs. rubra. Gladiolus grandiflorus. Seseli elatum. Acanthus mollis. Scabiosa alropurpurea. Liguslicum pyrenseum. Ophrys apifera. Medicago apiculala et sativa. Asparagus off. Ulex europeus. Convolvulus arveusis. Lavandula off. Zoologia. Se sorprenden los in- sectos siguientes: Cicindela campestris. Leplura rufescens. Agrion virgo. Bombus italicus. Sphinx atropos. Tabanus hovinus. Hidrophilus piceus. Lucanus cervus. Coccinella septenipiinc- tala. Cordulia flavoniacuiata. Se ven el Tetrao co- turnix y el Merops apias- ter. Eiifermedades reinantes. Afecciones catarrales, erilemas y reumas. JULIO. Florescencia 6 anthesis. Centaurea aspera et o- rien talis. Panicum italicum. Atropa mandragora. Mercurialis annua. Cinoglosa off. Hibiscus siriacus. Cardiospermum halica- cabum. Phalaris arundinacea. Scutellaria albiJa. Hyssopus off. Mentha pulegium. Galega off. Gipsophyla altissima. 82 Reseda lutea. Glaucum luteum. Saponaria off. Lotus paluslris. Asler chiuensis. Matricaria iiiodora. Phacelia coiii^esta. Galium verum. Foeniculuni vulgare. Pulicaria vulgs. Daucus niauritanicus. Dipsacus laciniatus. Asler duniosus. Melisa patavina. Lychnis diosica. Silene longiflora. Cuscuta europea. Medicago saliva Zea maiz. Avena saliva. Paphirus polymorpha. Passioiiaria cerulea. Erica duboecia. Helianthus annuus. Inula bifrous. Madia saliva. Fagus casianea. Psoralea palseslina-. Eryngium aguifoliura. Galega off. Melilotus leucantha. Hieracium labandiim, vs. villosissimum. Mirabilis jalappa , vs. amarUla. Pimpinela anisum. Fuiiksia subcordala. Liliuui ligrinuni. (Flor del lazo.) Zoologia. Lanipiris nocliluca. Grillus lalpa. Enfermedades reinantes. Diarreas. AGOSTO. Florescencia 6 anthisis. Ricinus inermis. Cacalia ficoides. Solanum marginalum. Cephalaria lafarica. Gaura biennis. Poligonum orientale. Canabis saliva. Salureja hortensis. Hibiscus irionuni. (Au- rora.) Chriiniura maritiraum. Zoologia. Marcban los vencejos 4 fines del nies. Enfermedades reinantes. Algunos ataques cere- braies, y diarreas de caractor benigno. SETIEMBRE. Florescencia 6 anthdsis. Solanum sodomreum. Cdnoihera graveolens. Bignonia requinoctialis. Chenopodium album. Cenlrantbus ruber. Amaranlus sanguineus. Cotyledon orbiculala. Chrysanlheraum indi- cum. (Luceros.) Melissa off., clinopodium el patavina. Verbena off. Solanum gracili. Mentha genlilis. (Sin- dalo.) Zoologia. Marcharon las golon- drinas. Enfermedades reinantes. Enteritis y catarros. Pascual Pastor. CIENCIAS EXACTAS. lIECAIlleA APL.lCJL»it. Empleo del hierro en las obras de los ferro-carriles. [/inn. des Fonts et CItaussees- mnrzo r abril dc -1851). El aflo de 1847 nombro el Gobierno ingles una comision encargada de investigar lo conveniente sobre el empleo del hierro y la fundicion en las obras de los ferro-carriles. Se componia del lord Wrottesley, presidente; Willis, profesor de la universidad de Cambridge; James, capitan de ingenieros, Rennie, Cubitt, Eaton Hodgkinson, y Douglas Gallon, teniente de ingenieros, secretario. La orden nombrandola, fecha 27 de agosto dc 1847, la encomendaba el trabajo siguienle. Investigar las condiciones que habian de observar los in- genieros cuando empleasen hierro en obras espuestas a sacu- dimientos violentos y a vibraciones. Ver de sentar principios y reglas que proporcionasen a los ingenieros y artesanos, en sus respectivas esferas, emplear el hierro con confianza. Aplicar las luces de la teoria y esperien- cia a los efectos mecanicos a que en varias circunstancias es- lan sujetos los puentes metalicos de los ferro-carriles. Se facultaba a la comision para consultar con cuantas per- sonas luviese por aptas por su posiciou, saber y esperiencia, para darla noticias exactas referentes al objeto de su investi- gacion. El informe de la comision es de 26 de julio de 1849. Se iraprimio, y se present© a las Camaras del Parlamento. Le acompanan: 84 1.° Trcs apondices oslonsisiinos, que contienen losdetalles de las muchisimas esperiencias hcchas por varios individuos de la comision. 2." Las actas de las sesiones de la comision. 3.° Los informes dados por cscrilo. 4." Un lomo de laminas. Nos ceniremos a tomar del informe lo mas suslancial , y doiide se manifiesten los resultados principales oblenidos por la comision. Despues de la inlroduccion de pura formula, re- pitiendo el objeto de la comision, dice asi. Segun las not icias adquiridas, parece que las formas y pro- porciones hasla el dia adopladas en las obras de hierro, se fundan en esperiencias mulliplicadas y con esmerohechas, su- jelando barras de hierro forjado 6 de fundicion a diferentes cargas, y deduciendo por (eoria y calculo principles y reglas que Servian para estender y aplicar los resultados obtenidos a las construcciones mayores, y a las cargas mas pesadas que la practica exije. Pero estaban bechas las esperiencias con sim- ples presiones, y de consigulente no eran aplicables sus re- sultados sino a la accion de los pesos en reposo. Y por la in- dole de los ferro-carriles, las obras en ellos estan precisa- mente espueslas a sacudimienlos, a vibraciones, a torsiones y a enormes presiones momenlaneas, ocasionadas por los pa- sos rapidos y repetidos de ti-enes de considerable peso. Iguales causas de perturbacion se ban no! ado siempre, aunque en menor escala, en las obras defabricas y manufac- turas. Para evitar sus efectos no se ha hallado otro remedio sino aumenlar las dimensiones de las piezas, sin dedicarse a trabajo ninguno especial con objeto de conocer los principles exactos en que habian de fundarse tales aumentos. Asi es que a las viguetas de fundicion que soslienen pesos estacionarios, como depositos de agua y pisos, se les dan por lo comun di- mensiones tales, que el peso capaz de romperlas sea Ires y hasla cuatro y cinco veces mayor que el que estan destinadas k sostener. Y cuando son para puentes de ferro-carriles, y que de consigulente ban de aguantar muchos sacudimienlos y vibraciones, se les da mas fuerza mudando las proporciones acabadas de indicar, y haciendo de mode que no puedan rem- 85 perse sino por un peso mucho mayor respeclo tie la carga real: cierlos ingenieros lo fijan en su practica en seis veces esta carga, y olros llegan hasta tliez veces, aunque algunos tienen por suQciente la proporcion de 1 a 3 para dar completa seguridad en este corao en aquel caso. Nunca se liabian sujelado direclamenle a esludio alguno cientifico los efeclos de cuerpos graves moviendose con gran celeridad sobre puentes; y en concepto de los ingenieros, tanto practices como teoricos, eran mny de desear semejantes estu- dios. Por tanto, desde liiego encamino la comision sus espe- riencias a ilustrar este punto. Dos eran las cuesliones capitales que se presentaban, a saber: 1.' /,Cuando ha estado sujeta por largo tiempo una pieza metalica a choques y vibraciones, sucede en la colocacion de sus moleculas alguna alteracion que disminuya su resistencia? 2.* ^.Cuales son los efectos mecanicos de los choques y del paso de cuerpos graves para encorvar y romper las barras 6 viguetas en que actuan? Muy discordes andan en pareceres los practices respecto de la primera de estas cuestiones. Muchos hechos curiosos prue- ban que las piezas de hierro forjado que estan espuestas a vi- braciones, como sucede a los ejes de wagones, a las cadenas de gruas que sirven para levantar bultos pesados, etc., sue- len romperse luego de muy usadas, presonlando entonces una fractura cristalina de caracter particular junto con mengua de tenacidad, que algunos ingenieros tienen por procedente de cambio gradual ocasionado por las vibraciones en la estruclu- ra interna del metal. Citanse en apoyo de esto diversos he- chos, V. g.: habiendose taladrado una pieza de hierro fibroso bueno por uno de sus estremos, segun el melodo comun que siempre lleva consigo un movimiento vibratorio considerable, y roto luego la barra trasversalmente, se vio que el trozo ta- ladrado estaba mucho mas ci-istalino que el otro. Unos atri- buyen esta conlestura particular a lalta en la fabricacion, ne- gando que pueda provenir de vibraciones; otros sostienen que el hierro fibroso se puede poner cristalino de varies modes, V. g., calentandolo muclias veces seguidas hasta el rojo, y 86 metiendolo luego en agua fria, 6 raartillandolo en fn'o por me- dia hora lo monos. Brunei opina que las diferencias noladas en el aspecto de la fraclura, piovienon principalmcnte del modo de verificarse esla. Una misma i)ieza de hierro puede presenlar fractura fibrosa rompiendola a golpes lentos pero fuerles, 6 crislalina, haciendolo a el'ecfo de un golpe seco y ^'ivo. Tambien inlluye mucho la (emperatura : roto el hierro en frio esta mas crisla- lino que cuando se le ha calenlado algo. Atribuyen algunos iguales propiedadesa la fundicion. Para estudiar este punto , se hicieron varias esperiencias. Se puso una barra de fundicion de 3 pulgadas (0°',076) de escuadria sobre pies derechos dislanles entre si 14 pies (4°',27). Se colgo nna bala del lecho con un alambre de 18 pies (5"", 48) de largo , de suerte que pegase contra el medio de uno de los costados de la barra. Apartando la bala dc la vertical y sol- tandola como un pendulo, se causaba un choque horizontal contra la barra, pudiendolo aumentar 6 disminuir variando el tamano de la bala 6 la distancia que recorria hasta pegar a la barra. Con este artificio se han sometido diversas barras, menorcs algunas que la citada, a muchos golpes sucesivos, a 4000 cierlas veces; segun convenia se auraentaba 6 dismi- nuia la fuerza de los golpes en cada esperiencia. El resullado general fue, que cuando era bastanlefuerte el golpeparaocasio- nar en la barra una flexion igual a la mitad de la correspondiente a la fraclura con carga muerla, ninguna barra aguantaba 4000 golpes seguidos ; pero que todas las barras , siendo sa- nas, resistian 4000 golpes de bastante fuerza cada uno para producir una curvatura igual a la tercera parte de la mayor flexion posible. Se han sometido otras barras de fundicion de las mismas dimensiones a la accion de una rueda dentada giraloria, pues- ta en movimiento por una maquina de vapor; consiguiendose asi producir lentamente una flexion enmedio de la barra , de- jandola recobrar luego su forma primiliva. Se repitioesta ope- racion hasta 100.000 veces seguidas en cada barra, a razon de 4 por minuto. Tambien se produjo una trepidacion violenta en la barra mientras estaba encorvada. El resullado de las 87 osperiencias fue , que con una flexion igual a la lercera parte de la maxima no se debilitaba la barra ; lo cual se justifico rompiendola por el nietodo comun con carga muerta aplicada enmedio. Pero cuando la flexion ocasionada por la maquina Uegaba a ser la mitad de la maxima, baslaban menos de 900 depresiones para romper la barra; cuyo resultado concuerda con el anterior, y lo conlii-ma. Por medio de otra artificio se ha paseado con lentitud y continuidad , adelante y atras de un estremo a otro de una bar- ra de las citadas dimensiones , un peso igual a la mitad del de fractura. En una barra sana , no ban ocasionado ninguna debi- lidad perceptible 96000 paseos del peso. De todo esto se puede inferir, respecto de los efectos de una flexion reiterada, que se deben calcular las dimensiones de las viguetas de fundicion de suerte que a lo sumo tengan que aguantar la tercera parte de la flexion correspondiente a la fractura. Y como luego se demostrara que la flexion produ- cida por un peso dado , cuando este descansa sobre una vigue- ta , puede crecer considerableraente por causa de un choque 6 de un movimiento dado a la carga, se sigue de aqui que re- duciendo el maximo de esta a la sesta parte del peso que ori- ginaria fractura , se tondra un limite apenas suficienle para la seguridad , aun cuando este bien sana la viguefa. En barras de hierro forjado no ha resultado efecto alguno perceptible de 10000 flexiones seguidas ocasionadas por una rueda dentada giratoria, proviniendo cada flexion de la mitad del peso que con presion estatica produciria una gran flexion permanente. En cuanto al segundo punto , a saber , los efectos mecani- cos ocasionados por choques 6 por movimiento de cuerpos pe- sados, se han hecho muchas esperiencias para ventilarlo. Su resultado fue que barras de fundicion de igual longitud y peso, chocadas horizontalmentc por una misma bala (valiendose del artificio arriba descrito para choques repelidos largo tiempo), presentan igual resistencia, tenga la forma que quiera su sec- cion trasversal, con tal que no varie la superficie. Una barra de 6 pulgadas con 1^ de escuadria, puesta sobre pies derechos entre si distantes 14 pies, exigio un choque de igual fuerza pa- 88 ra roiiiperse enmeilio, bien sc diesc el golpe contra elladogran- de bien contra el pequeflo; e igual cheque se iiecesilo para ronii)er una barra del mismo largo, (jue tenia por seccion un cuadrado dc 3 pulgadas de lado, y por lanto la misma super- ficiede seccion y el mismo peso que la barra precedente. Ilechas olras esperiencias con el mismo artificio, dieron que las flexiones dc barrasde liierroforjado, ocasionadas por che- que de una bala , son casi proporcionales a la velocidad del choquo. En la fundicion crecen las flexiones con mas rapidez que las Aciocidades. Se emprendieron luego otras esperiencias a fin de saber hasta que punto, repartiendo unil'ormeraente pesos adicionales sobre una vigueta , la habililaban para resistir a cheques mas fuerles cuando caia vevlicalmente una bala sobre ella. Sevio que una vigueta de fundicion, cargada con pesos repartidosen todo su largo y puestos de modo que no la impidieran encorvar- se , resistio a cheques mas fuerles de un cuerpo que, sobre ella cayo, que cuando no estaba cargada; y esto asi en la razon de 2 a 1. Pegaba enmedio de lasbarras una bala que caia ver- ticalmenle de diferentes alturas, y las flexiones eran casi pro- porcionales a las velocidades del cuerpo chocanle. Tambien se hicieron esperiencias con objeto de comparar los efectos mecanicos producidos por pesos que , con mayor 6 menor rapidez, pasasen por puentes , con los que producen cuando simplemente estan sentados sobre los mismos puentes. Al efecto se construyo un aparato para que un carro de carga arbifraria cayese, en virtud de su propio peso, por un piano inclinado; las barras de hierre semetidas a la esperiencia es- laban fijas en lo bajodel plane en posicion horizontal, y el car- ro pasaba sobre ellas con la velocidad debida al descenso. Asi se pedian observar los efectos de las diferentes velocidades adquiridas por el carro en encervar 6 romper las barras, y compararlos con los que iguales pesos sentados simplemente sobre la barra hubieran producido. Se hizo el aparato de dimensienes bastante grandes para que los resullados tuviesen valor practice. La cuspide del piano inclinado estaba a 40 pies (IS^jSO) sobre la parte horizontal, y en todo su largo se pusieron dos carriles con 3 pies (O-jOli) 89 ()e ancho de via, para dirijir la carrera del carro, cuya carga podia llegar liasta 2 toneladas (2031 quilogramos). Las barras sometidas a las esperiencias tenian 9 pies (2'°,74o) de largo, estaban piiestas en prolongacion del mismo ferro-carril, en la parte horizontal; la parte inclinada del ferro-carril se unia con la de nivel por medio de una curva de radio grande. Unos indicadores adaplados a las barras, daban a conocer las flexiones ocasionadas por los pasos del carro; se media lam- bien la velocidad de este, aunqiie natural mente estaba su- jeta a la altura del piano inclinado, y nunca paso de 43 pies (13", 10) por segundo, 6 unas 30 millas (48\28) por hora. Se hicieron muchas esperiencias con este aparato, a tin de coraparar los efectos de diferentes pesos y \ elocidades en bar- ras de diversas diraensiones: dieron por resultado general, ([ue la tlexion producida por un peso que pasa sobre una barra en sentido de su longitud, es mayor que la que el mismo peso produce cuando descansa en medio de la barra , y que crece la flexion con la velocidad. Por ejemplo: cuando cargado el carro con 1120 libras (o07\82) se le puso en reposo sobre un par de barras de fundicion de 9 pies (2°',743) de largo, 4 pulgadas (O-^.lOl) de audio y H pulgada (0",038) de grueso, produjo una flexion de — de pulgada (0°',013); y cuando se le hizo pasar sobre las mismas barras con 10 millas (16\09) de velocidad por hora, subio la flexion a — de pulgada (0°",020), y continuo subiendo a medida que se fue aumentando la velocidad, de tal suerte que con 30 millas (48\28) por ho- ra, llego a ser de H pulgada (0°',039) , 6 mas de doble de la flexion estatica. De aumentar tanto la velocidad el efecto de un peso dado en la flexion de las barras, se sigue que se rompera una ban a por carga mucho menor cuando se mueva esta a lo largo de la barra, que cuando este en reposo sobre ella; v. gr., en el ejemplo recien citado, se necesita un peso de 4150 libras (1881 '',67) para romper una barra cuando esta sentado en- medio de ella y en reposo, raientras que bastaria fuese aquel 00 tic 1778 libras ^806^17) para rompcria si corriese sobre ella con 30 millas (iS\28) tic vclocitlail |)or hora. Se not(') tanihicn, (jiic ciiando so niovia la carga no esla- ban enmedio de la bana los pantos do la mayor flexion ni de los mayores eslucrzos, sino hacia los estremos. Cuando se roni- pia la barra ])or cfccio del movimicnto del pcso.sucodia siom- pre asi I'ncra del cenlro, y solia haccrse cnatro 6 cinco pcda- zos, indicando por tanto los grandes y eslraordinarios esfuer- zos a (pic habian eslado sometidas sus diferentes partes. Traloso de averiguar las leyes que entrelazaban cslos re- sullados eon la priictica, y para ello se hizo un aparato mas chico y delicado, a tin de examinar los fenomenos en sii lor- ma mas simple, particularmente en el caso de pasar un solo peso sobre una barra ligera y elaslica. Al pasar el peso por encima de la barra la dobla, y por tanto el camino 6 la tra- yectoria del centi'o del peso, no es una linea horizontal, como lo seria si fuese perfectamente rigida la barra, sino una curva cuva forma depende de la relacion que haya entre la longitud, elasticidad e inercia de la barra, la entidad del peso y la ve- locidad que se le comunique. Si fuere posible determinar con lodo rigor en cualesquier casos la forma de esta curva, se po- drian conocer rt ;9non los efectos do los pesos moviendose a lo largo de las barras; pero es tan complicado por desgracia este problema, que en el estado actual de la ciencia no parece posible resolverlo matematicamente por complelo, escepto en el caso mas sencillo y elemental, de estar dispuesto el peso de suerte que comprima a la barra en un punlo solo de contacto, 6 sea cuando se considera al peso como un punto grave en mov i- mienlo. Pero en la practica, cada vehiculo de cuatro ruedas toca a cada carril 6 a cada barra en dos puntos, y una loco- motriz de seis ruedas y su tender en cinco 6 seis, y esto com- plica mucho el problema. El aparatilo meneionado satisface a la condicion de que cl peso oprima a la barra en un solo punlo; lleva ademas un in- dicador para apreciar los efectos que resulten de variar la masa de la barra respccto de la de la carga que aguante. Segun la indole del problcmn, coiivenia considerar desd(^ lne«o las formas de las Iravcclorias frazadas, \ las llf^xioncs 91 correspondientes tie la barra, ciiaiido la masa de esla fuese su- inamente pequefia respecto de la de la carga. Despues de obtener resultados, variando las relaciones en- tre la longilud del puente, sii flexion estatica y la velocidad del paso de la carga, se trato de coiiocer el efecto que una masa proporcionalmente mayor del puente 6 de la barra po- dia ejercer en las misraas flexiones. La suma dificultad del problema iiuposibililo resolverlo, escepto en los cases de su- poner may pequefia la masa del puente respecto de la de la carga, 6 al reves. Los ejemplos que se presenlan en la prac- lica estan comprendidos siempre enlre ambos cases eslremos: en las esperiencias que verillco la comision en Portsmouth con el piano inclinado arriba dicho, era el peso de la carga tres a diez veces mayor que el de la barra; pero esta razon es sobrado mayor que la que sucede en los puentes, tanto por la precision de emplear en las esperiencias barras muy 'flexi- bles para que puedan verse bien los cambios de curvatura, como por la gran diferencia de longitud; porque si en las es- periencias se empleasen barras cuyo peso eslu\ iese con el de la carga en la misma razon que en la practica, seria imper- ceptible la flexion. Pruebalo, que en un puente de 30 pies (Q",!^) de largo no se admite flexion que pase de -r- de pul- gada (0'°,006), que es j^ de la longitud, interin que en una esperiencia es indispensable ocasionar flexiones de 2 pulgadas (0'°,051) cuando menos. En puentes de 40 pies (IS", 19) de luz, como los hay, el peso do la locomotriz y su tender es igual casi al de la mitad del puente por donde pasan; y en puentes grandes pesa mucho menos la carga que el puente. Demucslrase que suponiendo pequefia la inercia del puen- te, las trayeclorias de la carga y la correspondiente flexion del puente dependen de cierta cantidad que Uaman B, la cual varia en razon directa del cuadrado de la longitud de la barra y en inversa del producto de la flexion estatica central (la que produciria un peso descansando en medio del puen- te) por el cuadrado de la velocidad con que paso la carga por el puente. Si es B pequefia, crece mucho la flexion debida a 92 la velociiiad de la ciu-ga; asi es (|iie se diiplican las floxiones cslaticas cuando es B igual a 1,30, sc Iriplican cuando /i='0.80. y lodavia miicho mas i)ara valoros mcnoros de //. Por el con- frario, valores mayores de esla canlidad corrcsponden a llexio- nes menores. De los Irabajos de la comision resuUa, que -en los puentesexistenles rara voz es B menor (pie li; ipie por lo ge- neral es mucho mayor; y (jiie por laiito el aumenlo mayor de llexion ocasionado por la velotidad no pasa nunca de — ; cpie varia de — a -^^, y que aim puede ser menor. Piieslo que va- ria U en razon direclade la longiUid del puente, es claro que las barras de 9 pies*(2°',743) de las esperiencias de Portsmoulh, corresponden a valores de B mucho menores que los 20 6 30 pies (§",096 6 O^.lli) de longitud de los puenles existentes; que en el primer caso disminuyen todavia mas los valores de B por consecuencia de las mayores flexiones que hubo precision de realizar en las esperiencias, corao se dijo antes. Eslo mani- liesla, que los enormes aumentos de flexion producidos por la velocidad en las esperiencias de Portsmouth no pueden veri- licarse en los puentes existentes, puesto que aquel efecto crece mucho cuando menguan las dimensiones de la obra. Pero todos estos calculos estriban en el supuesto de ser muy reducida la inercia del puente; y las esperiencias hechas con el aparatito antes citado, dicen que cuando es B algo menor que la unidad, propende la inercia del puente a disminuir la llexion; al paso que si es B mayor que la unidad, cuyo caso coraprende clara- mente cuantos pueden ocurrir en la practica, propende la inercia del puente a aumenlar la flexion obtenida en el su- puesto precedents. En fm, el aumento total de flexion estatica cuando se atiende a la inercia del puente, es mucho mayor en los puentes pequefios que en los grandcs. Sean, v. g., iguales la masa de la carga en raovimiento y la del puente : el au- mento de flexion estatica, en virtud de las velocidades mayo- res, en un puente de 20 pies (6'",10) de largo y de rigidez co- mun, sera la mitad mas; al paso que en un puente de IJO pies (lo°',24) de largo no pasara de un septimo el aumento, y dis- minuira mucho en largos c\un mavores. Pero estando demos- 93 Irado que en igiialdad de cireiinstancias disminuye dicho au- inento cuando aiimenta la rijridez del puente, so liene siempre la lacullad de reducirlo liasia evitar todo riesgo. De aqui re- sulla. que al ostimar la resistencia de un puente de ferro-car- ril, se debe tener en cuenta el citado aumento de flexion esta- lica, calculandolo con arreglo a la carga mayor que hay a de pasar por el puente y a la velocidad mayor posible. Ni debe perderse de vista que esa misma flexion esla sujeta a aumen- lar por efecto de las sacudidas que produce el paso de los tre- nes por las junfas[de los carriles. Tambien hizo esperiencias la comision con barras curvas, y aguantaron pesos mucho mayores con velocidades grandes que las rectas, pero fueron grandisimas sus flexiones respecto de sus longitudes. Al llaniar la atencion hacia estas esperien- cias, advierte que en las construcciones actuales, de flexiones tan reducidas, seria poco importanle el efecto de arquear las viguetas 6 de poner curvo el camino, y aun podria traer in- convenienles en la practica. La opinion que generalmente prevalece entre los ingenie- ros parece discorde con los resullados dichos. Casi todos ellos creen que la flexion causada por el paso de un peso con gran velocidad sobre una vigueta, es menor que la que causaria el mismo peso en reposo; y aun cuando ban observado aumen- to, lo atribuyen unicaniente a las sacudidas que la locomotriz 6 el tren producen al pasar sobre las desigualdades que pre- sentan las juntas de los carriles, 6 a otras causaspor el estilo. A fin de examinar esla cueslion, se sometieron a la espe- riencia los puentes de Ewell y Godstone, que estan aquel en la linea de Croydon a Epson y este en el South-Eastern, y que ambos se hicieron para que el ferro-carril pasase por encima de una carretera. Se levanlo un andamio descansando sobre la carretera, y que no podia parlicipar por tanto de los mo- vimientos del puente ; se puso un lapiz en la cara inferior de una de las viguetas del puente, de suerte que cuando cedia este al peso de una maquina 6 un tren, ya en reposo ya en movi- miento, trazaba el lapiz la estension de la flexion en una pi- zarra sujela al andamio. Se hicieron las esperiencias con una locomotriz y un tender , pasandolos sobre el puente con dis- 94 linlas volocitlados. o oslacionandolos cii el misino. El pupiilo do Ewell licno 48 i)ies (11-, 65) do liiz, y la llcxion ostalioa fuo do aliio mas do 4- do pulgada (0"',00I)). Cr(^ci6 un poco. poro sioinpro crecio cuaiulo pasaba la maquina sobre el puen- le; eon cosa de 50 millas (80\46) dc velocidad, fue — ma- yor. Como el esfuerzo ejercido en una vigneta es casi propor- cional a la lloxion. doberii inforirsc dc lo diclio que la veloci- dad de la carga habilila a esla para ejercer igual presion que si f,,e,se — mayor y estuviese on reposo en medio del puento. Pesaban maquina y lender 32 toneladas (32610 quilogramos), y la velocidad los ponia capaces de ejercer en la vigueta una presion igual a la de un peso de 4I> toneladas (45704 quilo- gramos). Iguales resuUados se obtuvieron en el puente de Godstone. Otras varias esperiencias hizo la comision con objeto de proporcionar datos ([ue completasen la leoria mecanica de las viguetas elaslicas. Cuando esperimenta cualquiera flexion una vigueta, se comprime su cara concava y se alarga la conve- xa. A toda teoria general buena de las flexiones, vibraciones y fracturas, dobo proceder conocimiento exacto de las leyes que rijen en aquella compresion y en este alargamiento. La ley que comunmente se admite en las investigaciones malematicas, y conforme a la cual se supone ser entre ciertos limites proporcionales las compresiones y dilataciones longi- tudinales a las fuerzas que las ocasionan, aunque casi verda- dera en ciertos cuerpos, no lo es quizas tanto en todos. Se bicieron por tanto esperiencias para determinar con ri- gor la dilatacion y compresion longitudinal de barras largas de fundicion y de bierro forjado. Se midieron los alargamien- tos sujotando una ])arra de 50 pies (15°",24) do largo, y 1 pul- gada (0°\025) dc escuadria en el tecbo de un odificio elovado, y colgando pesos de su estremo inferior. 95 Para metlir las compresiones se metio una barra de 10 pies (3°',05) de largo y 1 pulgada (O^.OSS) de escuadria en una corredera 6 canal puesta en un baslidor 6 marco de fun- dicion, que permitla a la barra escurrirse libremente y sin rozamiento, pero que impedia cualquier flexion lateral. Se compriniio la bana niedianle una palanca cargada de pe- sos variables. Se loniaron lodas las precauciones imaginables para obtener resullados exactos. Las siguienles formulas, de- ducidas de las esperiencias, espresan la relacion existeule en- tre la dilatacion 6 la compresion de una barra de fundicion de 10 pies (3'",0o) de largo y 1 pulgada (O^.OSo) de escuadria, y los pesos V que respectivamente las ocasionan: Dilatacion F=rll611 7 p -201905 e^ Compresion..... F=107763rf— 3631rf=: y es el peso en libras que obra en la barra, e la dilatacion y d la compresion en pulgadas. De estas formulas se deducen las siguientes para una bar- ra de 1 pulgada de escuadria (0°',025) y de cualquier largo: Dilatacion.. . 1^=^13934040 y -2907432000 ^, Compresion.. F===1 2931 560 y - 522979200 y: / es la longitud de la barra en pulgadas (1). Estan calculadas estas formulas con arreglo a los resulla- dos niedios de las esperiencias hechas con cuatro especies de fundicion. (1) Para una barra de un milimetro cuadrado de seccion, y espresan do en quil6gramos el peso que produce la dilatacion y la compresion, se convierten diclias f6rniulas en Dilatacion V = 9770j -2043327-^, Compresion.... V=9088y-367S47 — . 96 La resisto.ncia media a la lousion quo do oslas c's|)ei-iencias rosiiKa es en la fiindioion, do 11)711 libras por pulgada cua- drada (1104 quilogramos por cenlimelro ciiadrado). y el liinilo del alargamienlo dc ^ de la longilud. Ese mismo peso com- primiria a una barra do igual seccion — de su longitud. En ol hierro forjado es casi exacta la ley ordinaria. Usanse comunmenle muchas especics de fundicion, cuyas propiedados no eslan lijadas con rigor suUcienle. ta comision esperimonio diez y siete, midiendo su rosistoncia tanto a la tension como al aplaslamienlo. Hizo lambien esperiencias so- bre la resislencia Irasversal de las barras de fundicion y de hierro forjado, sometiendolas a fuerzas, ya horizontales ya verlicales; y dieron a conocer conipletamenle las flexiones leniporales y permanentes de la fundicion, asi como su falla de elasUcidad. Las barras sometidas a presiones trasversales tenian de 1 a 3 pulgadas cuadradas (de 6,45 a 19,35 centimelros ciia- drados) de seccion, y otras diversas secciones- Segun los pesos que las rompieron se ve que no se puede tomar por termino de comparacion una barra de 1 pulgada cuadrada al calcular la resistencia de olra barra mayor del mismo metal, aunque este sea el melodo que se sigue c% la practica, porque facil es de comprender quo en la parte de la barra que primero se enfrie debe oslar el grano reducido y apretado, al })aso que la cen- tral de una barra de 2 6 3 pulgadas cuadradas (13 a 19 cen- timetres cuadrados) consta do facetas comparativamente gran- des; y se halla que barras do 3 pulgadas cuadradas (19 cen- timetres cuadrados) de seccion, acepilladas todas sus caras hasla tener solo j de pulgada cuadrada (4,"- ""'■■• 84) de^sec- cion, oponon corta resistencia a la presion trasversal y al aplaslamionto. De aqui resulta, que al buscar un tipo para la resistencia de la fundicion que haya de emplearse en una obra grande, debera lomarse una barra de grueso igual al de la parte mas gruesa de la obra proyectada. 91 Difieren mucho las opiniones en puiito a las calidades y mezclas mejores de fundiciones; y en suma, parece que laelec- cion de las que se emplean en las obras depende lanto, prac- ticaraente hablando, de los respectivos precios , que rara vez se ven facuUados los ingenieros para escojer las mejores cali- dades. Se confiesa que ningun medio tienen de asegurarse de que el fundidor empleai*a realmente las mezclas eslipuladas en los contratos, y que no es posible reconocer con ensayo algu- no si una pieza dada de hierro se fabrico con aire caliente 6 con frio. No cabe otra garantia sino que los ingenieros, al con- tratar la fabricacion de cierto niimero de viguetas, estipulen (dejando al fundidor la eleccion de los materiales) que no po- dran romperse estas con carga menor que cierto peso designa- do, y que hagan fundir una mas que dicho niimero. Entonces podra tomar una cuaiquiera el ingeniero para romperla. y si se rorape con carga menor que el peso convenido, tendra de- recho para desecliarlas lodas. Al principiar a construirse ferro-carriles, se hicieron los puentes conforme a los mismos principios que los de las car- reteras y que los acueductos. Se ha visto que algunos eran so- brado debiles para aguantar los enormes pesos y las vibracio- nes de los Irenes de ferro-carriles. Se ban reputado otros por demasiado costosos; y otros en fin, tales como los colgantes, se ha probado que eran del iodo impropios para ferro-carriles. La necesidad ademas de separarse lo menos posible del ni- vel en tales caminos, junto con la de pasar por encima 6 de- bajo de los canales existentes, de los rios 6 de las carreteras, obligo a dar a los puentes de que se trata la forma conve- niente para asentarlos todo lo mas baio que se pudiera con- servando debajo la debida altura para el paso: 6 sea haber la menor diferencia de nivel posible, entre la carrelera 6 cor- riente de agua que hubiera de salvar el puente y la que lu- viera que atravesar. Por estos motivos, y por las innumerables ocasiones que en los ferro-carriles ban ocurrido de construir puentes nuevos, y por los trabajos siempre encaminados a reducir el coste de su construccion, se ban discurrido y ensayado muchos sistemas nuevos, de los cuales algunos tienen verdadero me- TOMO III. 7 98 rito y valor , pero olros adolecon de oslabilidad miiy dii- (losa . En suma, ol arte do construir los puentes do los ferro-car- rilos, no se puedo ronsidorar como llogado al ostado de fijeza qno hal)ililaria al ingoniero para aplicar los principios con en- lera conlianza. Ponso por tanto la comision, (|uo debia osludiar los melodos (pie se emi)leaban en tales construccioncs, y con- signar las opiniones y la practica de los ingenieros mas acre- dilados en esle ramo, particularmenle en lo tocante a la for- ma y proporciones de las viguetas de iundicion, a los limiles praclicos de su uso, a los metodos para combinarlas con lodo lo demas de la obra, a las formas diversas de las viguetas com- puestas, a la conveniencia de las varias combinaciones que se pueden hacer del hierro forjado con la fundicion , a las res- pectivas ventajas, en fin, de las viguetas simples y de las de- mas formas encorvadas, 6 de cualquier otro medio de dar ri'udez. El puente mas sencillo, y el que da mayor altura de paso para un nivel determinado, es sin disputa el de vig-uetas rectas. La longitud de una viguela simple de fundicion esta su- bordinada solo a la posibilidad de hacer buenos colados y a la dificultad de mover grandes masas. Asi unos dicen que la ma- yor longitud admisible en la practica es de 40 pies (12°', 19), ofros de liO pies (15"°,24), y otros hasta de 60 (18'°,24). El abuso de los puentes oblicuos ha precisado a aumentar considerablemenle la longitud de las viguetas, siendo por tan- to de lamentar la tenaz oposicion a cambiar la direccion de las carreteras y de los canales cuaudo ha de atravesarlos un ferro-carril bajo un angulo agudo. Parte por esta razon, y par- te tambien por algo de gala de los ingenieros que Iratan de ostentar su habilidad, se ven puentes tan oblicuos con vigue- tas doble mas largas que lo necesario en uno recto. ' Cuando la luz li otras circunstancias precisan^a^renunciar a viguetas rectas simples, suelen usarse compueslas dejpiezas fundidas aparte y engrapilladas, 6 a veces combinadas con ti- rantes de hierro forjado, lo cual proporciona muchas varieda- des de construccion. Asi se puede estender el uso de viguetas hasta luces do mas de 120 pies (SG",!)?). 99 De combinarse el hierro forjado con la fundicion nacen di- licultades provonientes de la diferente dilatacion, y de lades- igualdad de las masas de ambos metales: un cambio repeiitiiin de temperatiira afecta mas pronto a piezas de hierro lorjado que a las de fundicion. El esfuerzo que aguanta el hierro forjado propende constantemente a producir alargamiento per- manente, resuUando de aqui la necesidad de aprelar de cuan- do en cuando las tuercas de los lirantes. Todos los dates re- cojidos por la comision prueban que se requiere suma habi- lidad y cuidado para usar sin riesgo semejantes sistemas. No se admite que la vibracion causada por el paso de trenes pueda aflojar 6 descoraponer los pernos 6 empalmes de las viguetas compuestas; sin embargo, su'elen meter tarugos de madera, fiellro u otras sustancias por el estilo entre las dos superficies, a fin de atenuar la comunicacion de las vibra- ciones. La opinion general de los ingenieros es scr el arco de fundicion la forma mejor que pueda darse a un puente me- talico, cuando uose esla sujeto por el coste 6 por la altura sobre el rio 6 la carretera que se haya de atravesar. Para puenfes bajos recomiendan muclio lambien la vigueta 6 cercha en cuerda de arco. Todos los ingenieros reconocen la necesidad de aumentar la fuerza de los puentes de los ferro-carriles , y de vigilar con sumo esmero su conslruccion, para darles cuanta resisten- cia quepa. Considerando, pues, que .estan suficientemenle atentos los ingenieros a dar esceso de resistencia a las obras de ferro-carriles, y considerando asimismo cuanto importa dejar libre el espiritu inventor de los inteligenles, para desenvolver una materia hasta hoy tan nueva y que tanto progresa, es de diclamen la comision que seria inoportuna cualquiera disposicion legislaliv a sobre las formas y proporciones de las obras de hierro , pero llama la atencion hacia las siguientes generales CONCLUSIONES. Convendra que al contralar obras de fundicion , estipulen los ingenieros que debera aguantar el metal cierto peso, mas 100 bien que tratar de obtener una mezcla de fundiciones especifi- cadas. Al calcular la resistencia de una especie particular de fundicion con la cual so hayan de hacer piezas do p:ran tama- no , convendra dar a las barras-modelos igual grueso que el de las partes mas gruesas de la obra proyectada. Eslando deniostrado quo para poder resistir a los efeclos de flexion repelida, apenas debe tomar el hierro curvatura igual a la tercera parte de la que pueda aguantar sin romperse, y estandolo lambien que la flexion ocasionada por un peso dado crece con la percusion , convendra que la carga mayor de los puentesde bierro no pase en ningun case de la sesta parte del pe- so que romperia la vigueta si estuviera sentado enmedio de ella. Estando observado que el efeclo de la velocidad que lleve la carga consisle en aumentar la flexion que la misma carga produciria si estuviese en reposo sobre el puenle , y estandolo tambien que el aumento dinamico en puentes de menos de 40 pies (IS", 19) de largo es de sobrada entidad para dar lugar a recelar , y que en largos de 20 pies (G'-^O) basta puede esce- der, siendo grandes las velocidades, a la mitad de la flexion estatica, pero que cabe disminuirlo aumcntando la rigidez del puente , convendra calcular , en puentes pequenos princi- palmente , el aumento de flexion con arreglo al peso mayor y a la velocidad mayor que haya de aguantar el puente, y consi- derar, al calcular la resistencia del puente, el peso que produ- ciria estaticamente la misma flexion como el mayor a que pueda someterse el puente. La resistencia , en fin , que oponc una vigueta a los cheques varia con la masa de la vigueta, no variando el cuerpo cho- cante ; y si crece la inercia de la vigueta sin aumentarse nada su fuerza, crece tambien su resistencia a los choques hasta cierto limite; de donde se sigue que en construcciones espues- tas a sacudimientos 6 conmociones , es cosa que debe consi- derarse el peso. mmm m\m. De las hipdtesis relativas al eter luminoso, y de tm esperimento que parece demostrar que el movimiento de los cucrpos cam- bia la velocidad de propagacion de la liiz en el interior de los mismos. Pon Mr. Fizeau. (Couiples reutliis, 2g setiemiie iS5i.) Jljn el sistema de las ondulaciones son varias las leorias que se han propuesto acerca de la causa de la aberracion. Pueden reducirse a tres, que se refieren al estado en que de- be considerarse el eter que existe en lo interior de un cuerpo trasparente. Este eter se halla, bien sea adheridoy como suje- to a las moleculas del cuerpo, y participa por tanto de los mo- vimientos que pueden imprimirse al cuerpo; 6 bien esta libre e independiente, y no participa de los moviniientos del cuerpo; fmalmente, solo una parte del eter se balla en libertad, mien- tras que el restante esta fijo a las moleculas del cuerpo y par- ticipa solo do los moviniientos de este. Esta hip6tesis,debida a Fresnel, fue ideada con el fin de satisfacer a la vez el feno- meno de la aberracion y a un esperimento de Arago, por me- dio del cual se habia demostrado quo ninguna influencia ejer- ce el movimiento de la lierra sobre el valor de la refraccion que sufre en un prisma la luz de las estrellas. Por dicho me- dio se esplicaban con admirable precision ambos fenomenos; pero ya sea que la idea mecanica de Fresnel pareciese dema- siado estraordinaria para ser admitida sin pruebas mas direc- las, 6 que pareciese posible esplicarse tan salisfactoriamenle los fenomenos observados por una cualquiera de las ofras dos 102 liip6losis, 6 qiiizas que, como han crcidoalgunosfisicos, hayan [)arecitlo algiinas consocuoncias ck' la relVritIa looria contra- lias a la espcrioncia, es lo cierlo que on cl dia no se tiene por dcmostrada la hipotesis do Frosnel, y quo se tiene por muy os- curo el punlo do la relacion que oxistc enlie el elor y la ma- teria. Los liochos espueslos a continnacion han llovado a Mr. Fizoaii a tentar un esperimento que pudiese decidir esta cues- lion. En las tres hipotesis que anlecedon so puede notar, que si se supoue al cucrpo on movimiento podra ser diferente que en el caso de reposo la volocidad con que lo atravesara la luz, y en cada una do ellas sera distinta la influencia del movimiento sobre la volocidad ik' la luz. Asi que, si suponemos que el cuerpo arrastra consigo al eter en sus movimientos. se aumen- tara la velocidad de la luz de loda la del cuerpo, suponiendo que el rayo se dirija en el sentido del movimiento. Si se sui)o- ne libre al eter, ninguna alteracion sufrira la velocidad de la luz. Finalmente, si solo una parte del eter se deja arrastrar, se aumentara la velocidad de la luz, pero el aumento sera tan solo una fraccion de la velocidad del cuerpo y no de latotali- dad de esta. como en la primera hipotesis. No es tan evidente esta consecuencia como las otras dos, jjoro Fresnel hizo ver que puede apoyarse en consideraciones mecanicas muy pro- bables. Suponiendo pues, que se pueda determinar con exac- titud la velocidad de la luz en un cuerpo cuando esta en re- poso y cuando esta en movimiento, tendremos un resultado conforme con la hipotesis que antecede, si se halla que la ve- locidad que corresponde al estado de reposo se halla, efecto del movimiento, aumentada de loda la velocidad del cuerpo. Si OS una misma la velocidad en ambos casos, se hallara satis- focha la segunda hipotesis. Si el aumento de velocidad os solo una parte de la del cuerpo, el resultado estara acorde con la tercera. Verdad es que se propaga la luz con velocidad tan grande comparada con la que podemos comunicar a los cuer- pos, que el cambio de velocidad que puede presentarse es en general demasiado insignificante para que pueda observarse. Con lodo, lo ha parecido posible a Mr. Fizeau, renniendo to- das las circunslancias mas t'avorablos, somotor a una i)ruo- 103 ba decisiva dos medios, el aire y el agua, a los cuales es facil comunicar grandes velocidades, efecto de la movilidad de sus moleculas. A Mr. Arago se debe uii metodo de observacion funda- do en las inlerferencias, y que es muy a proposito para po- ller en e\idencia las mas pequeflas variaciones en los indi- ces de refraccion de los cuerpos. Los Sres. Arago y Fresnel, ban hecbo ver la cslraordi- naria sensibilidad de este metodo por medio de varias obser- vaciones en estremo delicadas, tales como la de la diferencia de refraccion que exisle entre el aire seco y el aire biimedo. Le ba parecido a Mr. Fresnel que un modo de observacion lun- dado en este principio era el linico capaz de bacer evidentes los cambios de velocidad debidos al movimiento. Consisle en producir franjas de inlerferencias con dos rayos de luz des- pues de su paso al traves de dos tubos paralelos, en los cuales puede correr el aire 6 el agua con gran velocidad y en opues- las direcciones. Indicareraos varias disposiciones nuevas que ba exijido el fin especial que se propuso Mr. F. Grandes dificultades debian enconlrarse relativamenle a la intensidad de la luz. La luz debia recorrer los tubos, que eran de vidrio, y de un diamelro interior de 5°"°, 3 en su centro cerca de sus bordes; habia pues que separar mucho mas de lo acostumbrado las dos rendijas, lo que daria lugar a que se de- bilitase mucho la luz en el punto donde nacen las franjas. Se hizo desaparecer este inconveniente colocando detras de las hendiduras una lente convergente, por cuyo medio se obser- vaban las franjas en el punto de concurso de ambos rayos, en donde la intensidad es muy grande. Siendo bastante grande la longitud de los tubos l^.iS?, ha- bia que temer que, efecto de alguna diferencia de temperatura 6 presion entre uiio y otro, produjese una desviacion notable de las franjas, tal que ocultase la debida al movimiento. Se ha evitado esta dificultad haciendo volver ambos rayos ha- cia los tubos por medio de un anteojo que lleva en su foco un espejo. De este modo tiene cada rayo que atravesar su- cesivamente uno y otro tubo, de modo que habiendo recor- 104 rido ambos exactamente el mismo caniino pero en senlidos opuestos, resulta que se hallara compensado el efeclo de cual- quiera dil'erencia de prcsion 6 de lemperatura. Mr. F. se ha (;ercionado por varias priiebas de que efeclivamente la com- pensacion es completa, y de que, sea cual fuere el carabio que se efectue en la densidad 6 en la lomperalura del medio en uno solo do los dos lubos, las franjas conservan exactamen- te la misma posicion. En este eslado debian ser absorvidas las franjas en el mismo punio de parlida de los rayos; se admitia la luz solar lateralmente dirigiendola hacia los tubos por re- flexion sobre una espejo trasparenle; despues de su doble ca- minata al Iraves de los lubos volvian los rayos a interferir un poco mas alia del espejo, en que se observaban las franjas por medio de un ocular con divisiones. Tenia ademas la doble ca- minala de los rayos la ventaja de aumentar el efeclo probable del movimienlo, debiendo ser este efecto el mismo que si los tubos hubiesen tenido doble longitud. Esta disposicion permite ademas el que se pueda emplear un medio muy sencillo para hacer las franjas mas anclias que lo que debian ser con la distancia que separaba las dos hendi- duras (dicha distancia era de 9 miliraetros). Consiste este me- dio en colocar ante una de las hendiduras un espejo muy grueso, e inclinado de modo que aparezcan ambas hendiduras, por efecto de la refraccion, como si se hallasen muy proximas una a otra; son entonces las franjas tan anchas, como si las hendiduras se hallasen en efeclo Ian cercanas como aparecen; y no solo no se disminuye sensiblemenle la intcnsidad, sino que se puede aumentar mucho, dando mas anchura al origen de la luz. Haciendo variar la inclinacion del espejo se puede variar a placer la anchura de las franjas, dandoles de este mo- do la dimension que mas convenga para observar con exacti- tud su desviacion. Indiquemos ahora la disposicion de los tu- bos y del aparato deslinado a poner el agua en movimienlo. Los dos tubos puestos al lado el uno del otro se hallaban cerrados en cada estremo por un solo cristal pegado con goma laca en posicion perpendicular a la direccion comun. Cerca de cada estremo, una vama formando codo eslablecia la comuni- racion rnn un tubo de mavor diameiro sumercido en el fondo 105 de un fiasco; habia pues cualro fiascos en coniuiiicacion con los cuatro estremos de los tlos tiibos. Lleno de agua uno de los frascos se podia inlroducir por medio de un lubo do coniuni- cacion aire comprimido, tornado de un deposito provisto de una bomba de aire. El agua bajo la influencia de la presion se elevaba en el tubo, alravesando en toda su^longitud, y pa- sando al frasco opueslo. Este a su vez podia recibir aire com- primido y volvia el liquido al primer frasco recorriendo el tu- bo en sentido contrario. De este modo se obtenia una corriente de agua cuya velocidad pasaba de 7 metros por segundo. Existia a la vez la misma corriente en arabos tubos, pero en sentidos encontrados. Al alcance del observador se hallaban dos grifos fijos al deposito de aire; al abrir uno de ellos se es- lablecia el raovimiento del agua en los dos tubos , y abriendo el otro se invertia el raovimiento. El deposito, en que por lo regular se hallaba comprimido el aire a 2 atmosferas, tenia una capacidad de lo litres; la de los frascos era de 2, y estos estaban divididos en voliimenes iguales, deduciendosela velo- cidad del agua del tiempo empleado en desocupar medio litro y de la seccion de los tubos. El aparato, dispuesto como dejamos dicho, solo se empleo para liacer los esperimentos con el agua en raovimiento, a pe- sar de que serviria lambien para el aire con ligeras raodifica- ciones; pero habiase hecho con antelacion el ensayo en cuanto al aire en raovimiento con otro aparato algo diferente, y se habia deterrainado que el movimiento del aire no produce des- viacion sensible en las franjas. El agua, por ol contrario, da lugar a una desviacion ovidenle: se desvian las franjas lidcia la derecha cuando es lanzada el agua por delante del observa- dor en el tubo situado a su derecha, y hdcia el observador en el de su isquierda; se desvian lidcia la izquierda cuando las cor- rientes en cada tubo se dirijen en sentidos contrarios a los an- teriores. Mientras dura el raovimiento del agua, conservan las franjas gran viveza, se raueven paralelaraente entre si y sin la raenor confusion de una cantidad sensiblemente proporcio- nal a la velocidad del agua. Es ya muy sensible la desviacion con una velocidad de 2 metros por segundo, y se puede medir cuando las velocidades caen entre 4 v 7 metros.' En una fran- 106 ja (|iie ociipaba 5 divisiones del micromelro, se hall6 que la desviacion en iin esperiinenlo fue de 1,2 division hacia la dere- cha y do 1,2 division hacia la izquierda, siendo la velocidad del agua de 7,059 melros per segundo. La suma de ambas 1 desviacioncs 2,4 divisiones equivalia a — lianja proxima- menle. Para evitar objeciones conviene decir, que el sislema de los dos tubes y frascos en que se efectuaba el movimiento del agua estaba separado enteramente del resto del aparato, pre- oaucion tomada con el Iin de evilar que la presion y choque del agua no produzcan alguna flexion accidental en ciertos puntos del aparato, cuyos movimientos hubieran quizas podi- do ejercer alguna influencia en la posicion de las franjas. Se aseguro ademas Mr. F. de que los movimientos que exprofeso se comuniqucn al sistema de los dos tubos, ninguna influen- cia ejercen en la posicion de las franjas. Conocida ya la existencia del fenomeno, trato Mr. F. de determinar el valor con cuanta exactitud fuese dable; y para evitar una causa de error que creyo podria influir en los resul- tados, hizo variar lo ancho de las franjas, la velocidad del agua y hasta la naturaleza de las divisiones del micrometro, a tin de poder observar desviaciones diferentes, y cuyo valor no se podia conocer de antemano. Se hicieron las observaciones generalmente a la velocidad de 7°", 059 por segundo, cierto mimero a la de 5"°, 515, y al- gunas a la de 3°',7. Los valores observados se trajeron todos a la velocidad maxima de 7°', 059, y coraparados al ancho de una franja tomada por unidad. He aqui los numeros obte- nidos : 107 Valor de la desviacion de las {ranjaij para una velocidad media del agua igual a Difeiencias enlre los valores obseivados y los 7"',059porsegundo. valores medics. 0,200 -0,030 0,220 -0,010 0,240 -}-0,010 0,167 -0,063 0,171 —0,059 0,225 —0.005 0,247 +0,017 0,225 -0,005 0,214 -0,016 0,230 0,000 0,224 -0,006 0,247 +0,017 0,224 -0,006 0,307 +0,077 0,307 +0,077 0,256 +0,026 0,240 +0.010 0,240 +0,010 0,189 —0,041 Siima... 4,373 3redia. . 0,23016 Duplicando el valor medio se obtiene 0,46, numero muy proximo de la mitad de una franja, y que representa el va- lor de la desviacion que se obtiene cuando se invierte en sen- tido de la corriente en los tubos. En fa tabla que antecede se ha introducido al lado de los valores dados por la observacion la diferencia entre estos y el valor medio, con el fin de que se vean las desviaciones de uno y otro lado do la media. Se notara que generalmente represenlan una fraccion insensible del ancho de una franja; la mayor diferencia no pasa de 1 -jY de franja. Una dilicullad (jue no ha sido dado evilar. es- 108 plica eslas diferencias. El maximo dc desviacion solo duraba iin tiempo bast ante corto, y habia por tanto necesidad de ha- cer las observaciones rapidamenle. Si hubiese sido posible mantener conslanto la volocidad de la corrienle por mas tiem- po, las medidas habrian sido mas exactas; poro no parecio posible el conseguirlo sin cambios fundament ales en el apa- rato, cambios que habrian retrasado la conclusion de este tra- bajo hasta una epoca del ano en que los esperimentos que re- quieren la luz solar son casi imposibles. Mr. F. compara en seguida el valor hallado para la des- viacion de las franjas con el que resultaria de cada una de las hipotesis en cuestion. Basta que se desvien las franjas de una cantidad cualquiera por el movimiento del agua, para escluir la suposicion del eter enteramente libre e independienle del movimiento de los cuerpos. Calcula en seguida cual deberia ser la desviacion de las franjas en la suposicion de que el eter se halla unido a las moleculas de los cuerpos participan- do de sus movimientos, y bace ver que la segunda hipotesis esta en discordancia tambien con los resultados de la espe- riencia. Finalmente, hace ver que la tercera hipotesis, la de Fresnel, da valores de la desviacion muy poco diferentes de los que presenta la observacion, y que esta diferencia se es- plica con gran probabilidad por un error en la evaluacion de la velocidad del agua, error cuyo sentido cs facil de de- terminar, y cuyo valor bastante pequeno se puede sospechar por analogia. La teoria de Fresnel esplica, pues, de un modo bastante satisfactorio la desviacion de las franjas debida al movimiento del agua, y el valor de dicha desviacion Hemos dicho que cuando los rayos en lugar de atravesar el agua atravesaban el ifire, no se observa la menor desvia- cion de las franjas debida al movimiento de este, Diremos al- gunas palabras acerca del aparato que ha servido para probar esto. Un fuelle cargado de pesas y movido por una palanca, hacia pasar el aire con fuerza al traves de dos tubos de cobre cerrados por cristales en sus estremos, y de modo que el mo- vimiento fuese contrario en uno y otro tubo. La longilud efec- liva de estos era de 1°',595, y su diametro de 1 centimetro; se 109 media la presion de salida del aire por un luanometro situado a la enlrada de los tubos, podia ser de 3 centimetros de mer- curio. Se deducia la velocidad de la presion y de la dimension de los lubos con arreglo a las leyes del escape de los gases. Se verificaba el valor asi calculado por medio de la capaci- dad conocida del fuelle, y de la rapidez de los movimientos que era precise comunicarle para producir a la entrada de los lubos una presion sensiblemente const ante. Con facilidad se llegaba a obtener una velocidad de 23 metros por segundo, y aun a veces velocidades mayores, aunque inciertas. En nin- gun esperimento se pudo llegar a notar la menor desviacion de las franjas; siempre ocupan la misma posicion, ya se halle el aire sin movimienlo en los tubos, 6 ya se mueva con una velocidad de 23 6 mas metres por segundo. Hay un esperimento de Mr. Babinet, que parece hallar- se en contradiccion con la hipotesis de un cambio de veloci- dad con arreglo a la ley de Fresnel; pero considerando las circunstancias de dicho esperimento, ha notado Mr. F. la exis- tencia de una causa de compensacion que debio hacer insen- sible el efecto debido al movimiento. Es esta la reflexion que sufrio la luz en dicho esperimento. Se puede demostrar efec- tivaraente, que cuando dos rayos tienen en su marcha alguna diferencia, se altera esta por la reflexion sobre un espejo que este en movimiento. Calculando separadamente los dos efec- los en el esperimento de 3Ir. Babinet, se halla que tienen va- lores sensiblemente iguales y de signos contraries. Esta espli- cacion hacia aiin mas probable la hipotesis del cambie de ve- locidad, y un esperimento heche en el agua en movimiento debia ser muy a preposito para decidir el punte con teda seguridad. El exito de este esperimento parece que lleva consigo la adopcion de la hipotesis de Fresnel, 6 a lo menos de la ley que hallo el mismo para espresar el cambio de la velocidad de la luz por causa del movimiento de los cuerpos; pues aun cuando el ser verdadera esta ley sea una prueba muy fuerte en favor de la hipotesis , de que no es mas que una consecuencia, es posible que la idea de Fresnel parezca tan estraordinaria, y tan dificil de ser admitida bajo cierlos pun- no los (le vista, que sc exijan otras pruebas y un examen dele- nido por parte de los geometras, antes de adoptarla como es- presion de la realidad de los hechos. ilEVEOROL.OOIi!L. De las leyes periodicas que scpueden descubrir en los efectos me- dios de las grandes perlurbaciones magnelicas. Por el Coro- NEL Sabine. (Trans. Filos. de la Sociedad Real, 1.* parte de 1851). (Bibliolhuquc universclle de Geoeve, seticmhre \%^\.) El autor enuncio en una discusion de las observaciones bihorarias de la declinacion magnetica heclias en 1841 y 1842 en los observatories de Toronto y de Hobarttown , y publica- das en 1843 y 1845, que las perturbaciones magneticas de gran estension, y que aparentemente se reproducen rara vez, llamadas de ordinario tempestades 6 sacudidas magneticas, debian hallarse sujetas si se las estudiaba en sus efectos me- dios sobre la direccion y la fuerza magnetica abrazando un pe- riodo de tiempo suficiente, a leyes periodicas que las ligaban a las eslaciones del ano y a las horas del dia , en las eslacio- nes particulares. Al preparar para la prensa las observaciones horarias de la declinacion en los afios de 1843, 44 y 45 en las mis- mas dos eslaciones , hallo el autor la confirmacion completa de la opinion que antes emitiera ; y figurandose que la prueba asi obtenida era dcmasiado sistematica , y se apoyaba en una serie de demasiada duracion para que pudiese presumirse que no haya de ser confirmada por la continuacion de las observa- ciones en afios poster lores , ha creido deber ponerla en cono- cimiento de la Sociedad Real , aun cuando sea de presumir que los periodos exactos y los valores numericos medios de los efec- tos producidos , 6 sus relaciones reciprocas en diferentes esta- ciones del ano y en las diversas horas, podran recibir modifi- caciones ulleriores. Ill Las perlurbaciones objeto tie esta investigacion presenlan dos caracteres distiiitos: 1." la irregularidad de su raarcha, pasandoa veces miichos dias sin que sea dado descubrir el me- nor rastro de ellas; 2.° la estension considerable de la devia- cion de la posicion media a que se hall a espuesta la aguja micn- Iras duran, Este ultimo caracter es el que ha conducido a su reconocimienlo general , y a establecer el heoho que , cuando lienen lugar, su iniluencia se estiende por lo regular simul- laneamente 6 casi simultaneamente por todos los puntos del globo en donde se han liecho observaciones. El mismo carac- ler OS lambien el que nos da el mejor indice para dislinguirlas. El autor, aprovechandose de dichos caracteres, ha entresa- cado de la masa total de las observaciones horarias hechas en los tres anos en una y otra estacion, una porcion suficiente de las observaciones afectadas , para formar una eslensa base de invi'stigacion. La porcion asi separada en Toronto , consta de 1650 de las mayores deviaciones de la aguja de declinacion de su posicion media , siendo 22376 el niimero total de las ob- servaciones horarias en el mismo periodo , siendo por tanto la relacion de la 13,6; y en Hobarltown de 1479 grandes deviaciones sobre un numero total de 21436, y la relacion de 1 a 14,5. De las 1650 observaciones afectadas de Toronto, 472 pertenecen a 1843, 612 a 1844, y 566 a 1845. De las 1479 observaciones anormales de Hobarttown, 415 son de 1843, 562 de 1844 y 502 de 1845. Apareceria pues que en estas dos estaciones, situadas en distintos hemisferios y casi en puntos opuestos del globo , ha sido 1843 el ano menos afec- tado, y 1844 el que lo ha sido mas de los tres. Tomando pues por unidad los niimeros de 1845 , las relaciones numericas en cada estacion son Toronto. Hobarllown. 1843 0,84 0,83 1844 1,08 1,12 1845 1,00 1,00 Esta concordancia, unida al liecho que las observaciones afectadas distinlas en dichos anos se han presentado en su ma- 112 vor parte en los niismos dias en una y olra eslacion, vieneii en apoyo de las conclusiones sacadas de las investigacionos precedenles, relalivas al caracter de estas perturbaciones que afeclan simullancamontc las partes mas dislanles del globo. El autor presenta en seguida algunas tablas que conlienen la distribucionde las observaciones distintas, 1.° entre los di- ferentes meses, y 2." en las diferenles horas de su reaparicion, siendo estas boras las del tiempo local. Esle Irabajo abraza en primer lugar el niimero de las observaciones afectadas en los diferentes meses y boras, tomando en cuenta con separacion las que presentan deviaciones al Este y las que las presentan al Oesle, y en segundo los valores mimericos medios de estas de- viaciones en las diferenles horas, distinguiendo las deviaciones orientales de las occideiitales, y lomadas de una media diaria durante todo el auo. Se hallan espuestos con lodo cuidado los resultados de este analisis, y en la opinion del autor revelan de un modo concluyente la existencia de leyes periodicas en las epocas de reaparicion y en los efectos de las grandes per- turbaciones; presentan estas leyes puntos de una analogia no- table en ambas estaciones, y dan a conocer una relacion de causa que subsiste entre las perturbaciones de un lado, y las estaciones del ano y las horas del dia del otro. Hace notar el autor la utilidad praclica que debe tener el conocimiento de dichas leyes para las investigaciones que han sido somelidas reciontemente a la Sociedad Real, por uno de sus individuos mas distinguidos, referenles a las causas fisicas de las variaciones periodicas del magnetismo terrestre, princi- palmente de la variacion diaria. Las actuales investigaciones hacen ver que este ultimo fenomeno debe considerarse hoy dia como debido a dos variaciones periodicas, sobrepuestas una a otra, sujetas a leyes muy desemejantes, yprobablemente tam- bien a causas inmediatas diferentes. Estas partes constituyen- les de la variacion presenlaran relaciones diversas una para con otra en los diferentes puntos del globo, y en varies de es- tos sera preciso, segun opina el autor, separar la variacion diaria total en sus elementos para estudiar sus causas fisicas respectivas. En Toronto v en Hobarttown la variacion diaria ocasionada 113 por las pertiirbaciones forma una parte que se distingue cla- ramente en la variacion diaria total; la mayor parte si no la totalidad de este notable fenomeno, llamado por Mr. Faraday episodio noclurno, parece poder atribuirse a esta causa. Concluye el autor haciendo notar que las investigaciones a que se refiere su escrito no podran considerarse complelas, sino cuando la influencia de las raayores perturbaciones sobre los fenomenos de la declinacion y de la fuerza magnetica se haya sometido a un examen parecido, lo que cree podra rea- lizarse en breve. De los climas, y de la influencia que ejercen los terrenos poblados de bosques 6 sin ellos; por Becquerel. (Couiptes reiidus: 3 enero •ISoo.) Al presentar a la Academia de Ciencias de Paris la obra con el titulo arriba espresado, dijo su autor Becquerel lo que sigue. "Encargado desde el ano 1848 por el Consejo general del Loiret de darle cuenta de los estudios encaminados a mejorar el territorio de la Sologne, hube de mirarlos bajo dislintos as- pectos. Yisto que estuvo poblado de bosques, tuve que inda- gar las principales causas de haber desaparecido estos, y los efectos resultantes para su clima. Tomo por tanto mayores di- mensiones mi trabajo, los materiales recojidos ban sido con- siderables, y he podido considerar de un modo general la in- fluencia que tienen en los climas los terrenos cubierlos de arbolado y los que no lo estan, cuestion de las mas dificiles e importantes de la meteorologiti. »Tengo probado con numerosos ejemplos, que la falta do arbolado en un pais cubierto de el antes con abundancia, es sefial muy segura del paso de grandes conquistadores, de una civilizacion adelantada, de conmociones poliiicas, 6 de vicios en la administraciou. El publico conoce los documentos his- toricos sacados de las fuentes mas autenticas y propias para hacerle conocer lo que fueron los bosques en los tierapos re- motes, las vicisitudes que ban esperimentado por causa de 114 las guerras y por los progresos dc la civilizacion, y lo quo son hoy clia; pueslo quo. he presenlado, disculicndo al mismo tiempo su valor , las observaciones recojidas en diferentes epocas, y con cuyo auxilio se ha Iralado de demostrar la es- labilidad 6 el cambio del clima de iin pais que en lo anliguo tavo arbolado, precediendo ademas a este relalo y discusion un Iratado elemental de los cliraas, con objelo de indicar las numerosas y variadas causas que influyen en su constilucion, y con el de demoslrar la naturaleza de los cambios que el des- cuaje y el cullivo pueden introduclr en ellos. »El orden que he seguido en este resumenhistorico se ha- lla indicado por la naturaleza de las cosas: colocada la cuna de la civilizacion en Asia, en la India, he partido desde alii para hacer mis escursiones selvalicas alrededor del globo, del Hindostan, esa vasta region que se estiende desde la verlien- le meridional del Himalaya hasta el mar de las Laquedivas y de las Indias. Uespues del Hindostan he recorrido la Persia, el Asia Menor, el literal de Africa y el del Mediterraneo, los diversos estados de Europa, dando a conocer los dales esla- disticos de las superficies pobladas de arbolado, y de las que no lo estan en cada uno de ellos; habiendo pasado en segui- da a las dos Americas, y de alii a las Anlillas, para ir al mar de las Indias, visitando las principales islas y archipielagos. ))Despues he descrilo los desiertos, estepas, llanos, sabanas y pampas, indicando su influencia climaterica , y luego las principales landas y tierras inundadas de la Francia, como la Solofia, la Brenne, la Bresse, la Camarga y las Landas; aua- diendo un paralelo entre la campiua belga, que se cuida de mejorar en el dia, y la Soloua, con objeto de probar que pue- de regenerarse esta ultima, valiendose de los mismos medios. .»Como los efectos del descuaje se han mirado de tan di- verso modo aun por los sdbios mas distinguidos, he debido, antes de decidirme, reunir un gran niimero de datos y discu- lir su valor, haciendo abstraccion de toda idea sislematica. wDespues he probado, con gran copia de citas, que los reyes y gobiernos que se han sucedido desde Carlo-Magno hasta la epoca actual, han dado ordenanzas y decretos para impedir la destruccion de los monies y asegurar su conserva- ii;; cion; pero no hao diclado medida alguna para limpiarlos, re- planlarlos, y reparar, en una palabra, los dcsaslres causados en los monies por las guerras, los progresos de la civiliza- cion, y otras causas mas. Napoleon dispuso que se imprimie- rau en 1804 las estadisticas de los departamentos, en las cua- les se encuentrau las quejas de los antiguos distrilos, de las municipalidades y Consejos generales, relalivas a los funes- ios cfectos del descuaje; y lie sacado estraclos de esas esta- disticas, para demoslrar que las quejas eran generales en loda la Francia en dicha epoca. »Las principales cousecuencias que he deducido son las siguientes. Los bosques obran en el clima de un pais come causas frigorificas, corao abrigo contra los vientos, sirviendo para mantener las aguas vivas, y para oponerse a que se re- bajen las montaiias. »Todavia no esla probado que la destruccion del arbolado en una gran estension mejore la temperatura media, como lendian a demostrarlo las observaciones de Jefferson, hechas en Virginia y Pensilvania, puesto que Mr. de Humboldt, que ha recojido y discutido las observaciones hechas en diversos puntos de la America septentrional, saca una conclusion con- traria. Por otro lado,.las observaciones de MM. Boussingault, Hall, Rivero y Roulin, hechas en los tropicos, desde el nivel del mar liasta unas alturas en que se hallan climas templados y polares, prueban que la abundancia de bosques, y la hume- dad que de ellos resulta, tienden a enfriar el clima, y que la sequedad y aridez producen un efecto contrario. Para espli- car esta contradiccion, seria necesario admitir que las obser- vaciones mencionadas por Mr. de Humboldt no ban principia- do sino despues de las grandes lalas de arbolado. Ahadire sin embargo, que pudiera suceder que, permaneciendo la tempe- ratura media siempre la misma, se cambiase la distribucion del calor en el curso del afio, en cuyo caso se modificaria el clima. Los documentos historicos relatives a las variacicnes de cultivo en los siglos pasados, no bastan para resolver estas cuestiones. »La influencia de los montes como abrigo se halla hoy de- mostrada; pero esos abrigos no obran de un modo absolulo, 116 tlependiendo los efeclos que produceii de la allura de donde sopla el viento. Si esla no llega a la del monte, el aire se halla delenido a cada momenlo por los arboles, perdiendo asi cada vez raas su celeridad; de modo que si el monle es bas- tanle espeso , al llegar a su conclusion ha cesado complela- mente. Cuando viene de una allura superior a la de los arbo- les, el monte solo tiene accion en la corriente de aire infe- rior; pero pasado el bosque, 1a masa de aire superior, que no ha encontrado obstaculo alguno, continua su curso con la misma celeridad, conmoviendo al mismo tiempo la capa de aire inferior. A veces un sencillo parapeto de arboles obra como abrigo; asi que en el valle del Rodano, donde sopla el maestral , un simple seto de dos melros de allura preserve los campos cullivados hasta la distancia de 22 metros. »Un monle inlerpueslo al paso de una corriente de aire huraedo, cargado de miasmas pestilenciales, preserva algu- nas veces de los efeclos de esle a todo lo que esla delras de el , mienlras que la parle descubierla queda sujela a las en- ferraedades: el arbolado, pues, sirve como de tamiz al aire infecto, y lo purifica quilandole sus miasmas. »La influencia de los monies como causa conservadora de las aguas vivas de un pais, no puede ponerse en duda: gran numero de cases la afirman sobre este particular, hallandose corroborada ademas con las numerosas quejas consignadas en las esladislicas publicadas en 1804 por orden de Napoleon. »La presencia de bosques en pais de montanas evila la de- nudacion de estas, la formacion de lorrentes, los estragos que causan en los valles las Uuvias lorrenluosas, y que se obslruyan con las rocas deslrozadas, impidiendo lambien las inundaciones de los paises cruzados por rios caudalosos y otros que no lo son lanto. »Finalmenle, el clima de un pais se mejora rompiendo las landas, desecando los terrenos panlanosos, poblando de arboles las monlafias y lerrenos no laborables que no presen- tan la roca desnuda: de ello resulla un aumento de la rique- za publica, y recursos preciosos para las evenlualidades del porvenir.*' 117 Sobre el calor del ijlobo. (Cosmos; \o ftbreio ^.Sb3.) Dos hipotesis se ban senlado sobre el oiigen del calor propio del globo: una, la de Fourier, que es la de casi todos los fisicos y geologos, supone la fluidez ignea primitiva de nuestro planeta, y su enfriamiento progreslvo desde la su- perficie al cenlro; y en este caso es evidenle que la lempe- ratura se ha de haber conservado muy elevada en el nucleo terrestre, mientras que haya ido bajando poco a poco en las capas superficiales. Poisson, sin embargo, no se adhirio a es- tas ideas, y supone que al enfriarse la lierra radiando hacia la atmosfera que le rodea, las partes de la superficie que se soliditicaron las primeras se precipitaron muy pronto al cen- lro, y que una doble corriente ascendente y descendenle ha disminuido asi la gran desigualdad que hubiera resultado en iin cuerpo solido, cuyo enfriamiento se verifica parliendo de su superficie. En esta hipotesis, el fenomeno del calor cre- ciente con la profundidad no se estenderia a la masa enlera del globo, y solo sera una sencilla consecuencia del movi- miento de nuestro sistema planetario en el espacio celeste, cuyas diferentes partes gozaran en virtud del calor sidereo de teraperaturas muy diversas. Pudieran formularse olras va- rias hipotesis para esplicar el calor propio de la tierra; pero en este caso , como en los demas en que la esperiencia puede auxiiiar a la teoria, es bueno hacer observaciones y esperar. Dejando, pues, aparte la discusion de las opiniones de Fou- rier y de Poisson, nos limitaremos ahora a dar cuenta de los resultados obtenidos al estudiar la temperalura de algunos pozos artesianos, dejando a los lectores la facultad de seguir la opinion que mejor les parezca. El pensamiento de hacer este esludio se debe a Mr. Arago, y a Mr. Walferdin somos deudores de los mejores instrumentos para esta clase de ob- servaciones, y de los primeros resultados verdaderamenle admisibles: despues MM. Auguste de Larive, Marcet, Reich, Welter y otros ban seguido el mismo camino, obteniendo resul- tados bastante conformes enlre si. Lo que se ha Iratado de co- 118 nocer principalmente, ha sido el valor del auraento de la tem- peralura segun crece la profundidad: al final de cste articulo pondremos los resultados sabidos hasta el dia, para que pue- da tenersc seguridad de la conforraidad notable que exisle al parecer enlre los dlferentes dalos numericos; perp antes de resumir en un estado los conocimienlos adquiridos, dire- mos algunas palabras sobre el ultimo trabajo de Mr. AYal- ferdin relativo al pozo artesiano de Mondorff (en el gran du- cado de Luxemburgo), que Mr. Welter habia reconocido an- tes con termometros de simple inclinacion. Este pozo artesia- no, cuyo manantial ascendente tiene origen en la arenisca abigarrada, llega hoy a la profundidad de 730 metres, pa- sando mas abajo del nivel del nacimiento, que se halla a 502 metres de la superficie del terrene : al hacer la perforacion se han encontrado dos manantiales superiores, uno de agua salada y el otro de agua dulce. Segun el parecer de Mr. Wal- ferdin, los puntos mas alto y mas bajo del banco de uivela- cion de la arenisca abigarrada del pozo de Mondorff, estan entre 150 y 430 metres sobre el nivel del mar; lo cual espli- ca la fuerza ascensional del surtidor de agua caliente de aquel eslablecimiento. Tres horas se han empleado para ba- jar los termometros bien conocidos de Mr. Walferdin a 720 metres, y despues de haberlos tenido abajo por espacio de doce horas, se sacaron en dos y media: todos estos instrumen- los han dado acordes una temperatura de 27°, 63c. Aunque el pozo tiene 730 metres de profundidad, solo se ha podido llegar con los termometros a la de 720, porque hube un hundimiento en la parte no revestida de lubes del pozo artesiano. Es necesa- rio acordarsc que la temperatura obtenida asi no espresa el calor de la fueule, puesto que el agua salta a 218 me- tres mas arriba del lugar a que han bajado los termo- metros; de mode que alii sole debia haber agua eslanca- da , pero agitada por cerrientes variables que alteren el fe- nomeno. Verificado un sendee al nivel del manantial, ha dado 25°,65, y Mr, Walferdin ha obtenido 25°,13 a la profun- didad de 430 metres, y 26°,29 a la de 609 metres. En cuanto al agua que sube a la superficie, pierde 0°,08 per cada 100 metres de ascension. El misme Mr. Walferdin, con objeto de 119 conocer la temperatura media del suelo de Mondorff, ba co- locado siis lermometros en un pozo cerrado que hay cerca del establecimienlo de bancs, cuya profundidad es de 7 me- tros, de los cuales i^.S son de agua; y 13 dias de observa- cion ban ofrecido una temperatura media de 9',7. Calcu- lando el aumcnto de la temperatura por eslos datos, ha- 11a 1° por cada 31"°,04. Si adoplamos que la longitud del radio terreslre sea de 6.377.398 metros, y que la ley del aumento dado para los pozos perforados sea constante , se tendria que la temperatura del centro de la tierra sera 205457%4. Ahora bien; si el carbono, que es el cuerpo mas refractario que se conoce, se volatiliza a la temperatura de nuestras pilas, que no escede ciertamenle de 2000° centesi- males del termometro puesto al aire libre, ^,en que estado se encontrarian los cuerpos sometidos a un calor 100 veces mas considerable? Esta reflexion nos hace dudar un poco del va- lor real de la ley del aumento, sentada de una manera ab- soluta; pero sea lo que quiera, no por eso dejamos de acep- tar con satisfaccion todo lo que enriquece nuestros conoci- mientos; y la nueva determinacion de Mr. Walferdin es un documento precioso para la fisiologia de la tierra. Atimentos obtenidos en diversos parajes y por diferentes autores. Paris, pozo de Grenelle (Walferdin y Arago). 1" por 31^09 New-Sahverk (cerca de Minden, Prusia) 1° 29™,06 Perigny , cerca de Ginebra (de la Hive y Marcet) = 1" 29-,06 San Andres (Eure) (Walferdin). : V 30", 95 Mondorff (Luxemburgo) (Walferdin) 1" 31",04 Otros resultados. Segun la temperatura media del aire libre y de los sotanos del Observatorio de Paris. 1° 28°',00 En los pozos de minas de Sajonia (Pieich). .. 1° 41"", 84 En una mina de Newcastle (Philipps) 1" 32"',04 no VARIEDADES. Real Academia de Cie'UCWs.— Programa para la adjudkacion depre- mlos en 1854. Articulo 1.° *'La Academia de Ciencias abrc concurso publico pa- ra adjudicar iin premio al autor de la Memoria que desempene salisfac- loriamcnte a juicio de la inisma Academia el tenia siguiente: "£.ra?jn'nar el fenomeno de la fermentacion alcokolica del zitmo de la ntiva, y circunstancias en que debe efectiiarse para la mejor calidad y nmaijor conscrvacion de los liquidos resullanles, con particular aplicacion nd Espafiu." 2." Se adjudicara tambien un accessit al aulor de la Memoria cuyo ni^rito se acerque mas al do la primera. 5." El premio consislira en seis mil realcs de vellon y una medalla de ore. 4.° El accessit consistird en una medalla de oro enteramente igual i la del premio. 5." El concurso quedard abierto desde el dia de la publicacion de cste programa en la Gaceta de Madrid, y cerrado en i° de mayo de 4834, hasta cuyo dia se recibiran en la Secretaria de la Academia to- das las Memorias que se presenten. 6." Podran optar al premio y al accessit todos los que presenten Memorias segun las condiciones aqui establecidas, sean nacionales 6 es- trangeros, esceplo los individuos nunierarios de esta corporacion. 7." Las Memorias habran de estar escritas en casteliano 6 latin. 8.° Eslas memorias se presentaran en pliegos cerrados, sin firma ni indicacion del nombre del autor, llevando por encabezamiento el lema que juzgue conveniente adopla;- ; y a este pliego acompaiiar^ otro tam- bien cerrado, en cuyo sobre esle escrito el mismo lema de la Memoria, y dentro cl nombre del autor y lugar de su residencia. 9.° Ambos pliegos se pondran en manos del Secretario general de la Academia, quien dara recibo espresando el lema que los distingue. 40. Designadas las memorias merecedoras del premio y del accessit, se abriran ado continuo los pliegos que tengan los mismos lemas que ellas, para conocer los nombres de sus autores. El Presidente los pro- claniara, quemandose en seguida los pliegos que encicrran los demas nombres. i J. En la sesion publica del mes de noviembrc de 1854 se leerael acuerdo de la Academia por el cual se adjudiquen el premio y cl accessit, 121 que recibiran los agraciados de manos del Presidente. Si no se hallasen en Madrid, podran delegar persona que los reciba en su nonibre. 12. Ko se devolveran las Memoriasoriginalesa sus aulores, los cua- les sin embargo pueden sacar una copia de ellas.=Madrid 28 de marzo de 1853.=E1 Secrelario perpetuo, Mariano Lorente. — Del magnetismo animal,' por Mr. Fr. Jrago. — Estamos seguros que nueslros lectores veran con vivo interes el siguiente estraclo de la bio- grafia de Juan Silvano Bailly, escrila por Mr. Arago, y leida en 26 de febrero de 1844, pero que no se ha publicado hasta este auo de 1853 en el Jnnuaire du Bureau des Longitudes. Esta es la primera vez que uu sabio del siglo XIX, cdlebre entre los demas, discute la grande y delicada cuestion del magnetismo animal. **A principios del auo 1778 vino un medico aleman a establecerse en Pan's. Mesmer, pues es necesario nombrarlo, pretendia haber descubierto un agente descouocido complctamente hasta entonces a los hombres de la ciencia y a los fisicos; uu fliiido derramado por el universe, y que de es- te modo servia de comunicacion y ejercia su influencia entre los globes celestes: un fliiido susceptible de flujo y reilujo, que se introducia mas 6 menos abundantemente en la sustancia de los nervios, afectandolos de una manera favorable; y por esta razon se dio al fliiido el nombre de magne- tismo animal. »BI magnetismo animal, decia Mesmer, puede acumularse, concen- trarse y trasladarse sin el auxilio de cuerpo alguno intermedio: reflejase como la luz, y los sonidos musicales le propagan y aumentan." »Unas propiedadcs tan raarcadas y precisas, debian ser aiparecer sus- ceptibles de comprobarse por medio de esperimentos; pero era necesario prever el case de que estos no saliesen bien , y Mesmer tuvo cuidado de no olvidarlo, como se ve por la declaraciou siguiente. ^*Aunque el fliiido sea universal, no todos los cuerpos animados le asimilan en el mismo gra- de, pues hay algunos, si bien en corto niimero, que destruyen con su presencia los efectos de este fliiido en los demas cuerpos.^' uAdmitido este principio, y tomandose la facultad de esplicar el mal exito de los esperimentos por la presencia de cuerpos neutralizantes, Mes- mer evitaba el peligro de hallarse cortado. Nada le impedia , pues, anun- ciar con toda seguridad **que el magnetismo podia curar inmediatamente los males de nervios y mediatamente todos los demas; que daba al nledico el medio de juzgar con certeza del origen , naturaleza y progresos de las enfermedades mas complicadas; y por ultimo, que la naturaleza presenta- ba, en el magnetismo, un medio universal de preserver y sanar a los hombres." » El publico se alucino, y su preocupacion llego a lo sumo: In f^o- fiedad franresa aparecio por un momcnto dividida en magnefizadorcs y 122 raagnetizados; y desde un estremo a otro de la nacioD se vieron agentes de Mesmer que, con carta de pago en mano, ponian a contribucion todas las personas pobres de espiritu. »Los magnetizadores tuvieron la sagacidad de dar a eutender que las crisis mesmerianas se manifestaban solamente eu las personas dotadas de cierta sensibilidad, desde cuyo momento el temor de scr clasificado entre los insensibles, hizo que hoinbres y mujeres tomasen al acercarse a la cubeta magnetica la apariencia de epilepticos. "Mesmer abandon6 la Francia por segunda vez hacia fines de 178 f para ir en busca de un gobieruo mas ilustrado, que supiese apreciar los talentos superiores, pero dejando en pos de si gran niimero de adeptos ar- dientes y tenaces, cuyas gestiones importunas determinaron por ultimo al Gobierno a someter directamente los pretendidos descubrimientos magn^- ticos al examen de cuatro profesores de raedicina de la facultad de Paris. Estos medicos solicitaron que se les agregasen algunos raiembros de la Academia de Ciencias, y entonces Mr. de Brcteuil nombro a MM. Le Roy, Bory, Lavoisier, Francklin y Bailly para formar parte de la Comision mista, dando a este ultimo el caracter de secretario encargado de esten- der el iuforme. »E1 trabajo de nueslro compauero salio a luz en agosto de 1784. Nun- ca se redujo uua cueslion compleja a sus rasgos caracteristicos con tanta delicadeza y tacto, ni en tiempo alguno presidio mas moderacion a un examen que las pasiones personales hacian imposible al parecer; ni tam- poco se trato jamas cuestion cientifica con estilo mas digno y elegante. »Los comisionados se trasladan inmediatamente al establecimiento de Mr. Deslon, examinan la celebre cubeta magnetica, la describen minucio- samente , refieren los raedios empleados para escitar y dirigir el magnetis- mo, y Bailly forma el cuadro variado de los enfermos, que era en verdad estraordinario; su atencion se fija principalmente en las convulsiones, que se distinguian con el nombre de crisis, notando que entre el uximero de personas que estaban en crisis hay siempre mas mujeres que hombres: en esto no supone que liaya engauo alguno, admite los fenomenos como com- probados, y pasa a la indagacion de sus causas. »Segvm Mesmer y sus partidarios, la causa de las crisis y de los efec- tos menos caracterizados residia en un fliiido particular; y los comisio- nados debieron en primer lugar consagrar sus esfuerzos para hallar las pruebas de su existencia. "Con efccto, decia Bailly, el magnetismo animal »puede existir muy bien sin servir de utilidad , pero no puede ser util si »no existe." »E1 fliiido magnetico animal no cs luminoso y visible como la electri- ridad , ni produce eu la naturaleza inerte los efectos seiialados y visibles que el fluido del iman ordinario; y por ultimo, no tiene sabor. Algiuios 123 inagnetizatiores sosteuiau que tenia olor ; pero los esperimentos repetidos varias veces demostraron que era un error. La existencia del pretendido fluido no podia, pues, comprobarse sino en los seres animados. »Los efectos curatives hubieran colocado a la Comision en un d^dalo insondable, porque la naturaleza sola, sin ningun auxilio, cura muchas en- fermedades, y en este sistema de observaciones hubiera sido necesario un grandisimo niimero de curaciones y ensayos repetidos por largo tiempo, para dar importancia al magnetismo. »Los comisionados hubieron, pues, de limitarse a los efectos momen- taneos del fluido en el organismo animal. )>Primeramente se sometieron ellos mismos a los esperimentos Los comisionados, magnetizados por Deslon, no sintieron efecto alguno. A las personas que gozaban de salud les sustituyeron enfermos sacados de las difereutes clases de la sociedad, de los cuales, que eran catorce, cinco es- perimentaron algunos efectos, pero la accion del magnetismo fue nula en los nueve restantes. )>E1 magnetismo, a pesar de los pomposos anuncios, no podia en lo su- Tesivo considerarse como indicador seguro de las enfermedades "Faltabadeterminar hasta que punto influye la imaginaciou en nnes- tras sensaciones, y averiguar si estas podian ser la causa, en todo 6 par- te, de los efectos atribuidos al magnetismo. »Nada hay mas claro ni tan demostrativo como esta parte del trabajo de los comisionados. Se dirijen a la casa del Dr. Jumelin , que , ?ea dicho de paso, obtiene los mismos efectos, iguales crisis que Deslon y Mesmer, magnetizando por un metodo enteramente diferente, y sin sujetarse a dis- tincion alguna de polos: elijen las personas que sienten al parecer mas fuertemente la accion magnetica, y engaSan su imaginacion tapandoles los ojos de tiempo en tiempo. »^Y que sucede? "Cuando las personas ven, el sitio de las sensaciones es precisamente la parte magnetizada? y cuando se les vendan los ojos, colocan esas mismas sensaciones al acaso, en partes muy distantes a veces de aquellas a que el magnetizador dirije su accion. El individuo que tiene los ojos abiertos, es- perimenta con frecuencia efectos marcados en ocasion que no se le mag- netiza, y por el contrario, permanece impasible cuando se le magnetiza sin que lo sospeche. »Todas las personas de cualquier clase que scan, presentan iguales anomalias. »Luego las sensaciones que se esperimentan sin estarse magnetizando, evidentemente solo pueden ser hijas de la imaginacion. "Los comisionados eran logicos demasiado severos para darse por sa- tisfechos con estas esperiencias. 124 »Habiendo llevado d un joveri al jardiu de Frankliu en Passy, sc le dijo que Desloii, su conductor, acababa de magnetizar un arbol : entonces rerorrio el jardin y cayo convulse, pero no bajo el arbol magnetizado; la crisis Ic sobrevino teniendo abrazado otro arbol que no lo cstaba , y muy distante del primero "Dcslon olijio entre los enfermos pobrcs dos mujeres que se habian hecho notables por su sensibilidad alrededor de la cubeta inagnelica, y las traslado a Passy: estas mujeres esperimentaron convulsioncs siempre que se creyeron magnetizadas, aunque en realidad no lo estuviesen. En casa de Lavoisier, la cek-bre prucba de la taza produjo efectos analogos: el agua natural causo algunas voces convulsioncs, y el agua magnetizada no. »Verdadcramente que seria preciso renunciar al uso de la razon para no ver en tal conjunto de esperimeutos tan bien ordenados, la prueba de que la imaginacion sola puede producir todos los fenomenos observados en torno de la cubeta mesmeriana, y que los procedimientos magndticos, des- tituidos de las ilusiones de la imaginacion, quedan absolutamente sin efec- to. Los comisionados , sin embargo, se ocupan nuevaraente de la cuestiou bajo este ultimo punto de vista, multiplican los ensayos, toman todas las precauciones posibles, dando asi a sus conclusiones la evidencia de las de- mostraciones matematicas , y sientan por ultimo que un juego de la ima- ginacion puede de la misma manera hacer cesar las crisis que producirlas. »Conociendo que las personas de espiritu debil 6 poco activo se admi- rarian del importante papel que los comisionados seiialaban a la imagina- cion en la produccion de los fenomenos magneticos, Bailly les pone como ejemplos: el desorden de las vias digcslivas causado por el sobresalto; la tristeza que produce la ictericia; el temor del fuego que vuelve a los pa- raliticos el uso de las piernas; la viveza de atencion, que contiene el hipo; el susto que hace encanecer instantaneamenfe el pelo, etc, »Los comisionados examinaron, por ultimo, si las convulsiones, electo de la imaginacion 6 del magnetismo, podian scr utiles, curar 6 aliviar a las personas que padecen. ^^Indudablemente, decia el informante, la ima- ginacion de los enfermos influye con frecuencia mucho en la curacion de sus enfermedades Hay casos en que es preciso trastornarlo todo para ordenarlo nuevamente ; pero la sacudida ha de ser linica mientras en el Iratamiento publico del magnetismo , el habito de las crisis no puede menos de ser fuuesto. *' »Este pensamiento afectaba consideraciones muy delicadas, y se des- envolvio en un informe dirigido personalmente al Key. Este informe debia permanecer en secreto, pero se ha publicado hace algunos auos y no es de sentir: el tratamiento magn^tico bajo cierto aspecto gusta nnicho a los enfermos, y ahora se hallan advertidos de todos sus peligros. wSiempre he sentido que los comisionados no creycsen oportuno el afia- 125 ilir a sii interesanle trabajo un capitulo historico, pues me figuro que al ver iisadas las practicas mesmerianas hace mas de dos mil alios, el pu- blico se hubiera preguatado si en alguna ocasion habia sido necesario un intervale de tiempo tan considerable para acreditar una cosa buena y Util. Circunscribi^ndose a estc punto de vista , con pocos hechos se hubie- ra llenado el objeto. uPhitarco, por ejemplo, hubiera mostrado a Pirro curando las enfer- medades del bazo por medio de fricciones dadas con el dedo gordo de su pie derecho; y sin pasar por espiritu exajerado de interpretacion, se hubiera podido ver en este caso el g^rmen del magnetismo animal "Vespasiano hubiera podido tambien figurar entre los predecesores de Mesmer, a causa de las curas estraordinarias que hizo en Egipto por la accion de su pi^; y remontandose mas, no seri'a dificil invocar igualmente los nombres de Homero y Aquiles. Joaquin Camerario pretendia efec- tivamente haber visto en un ejemplar muy antiguo de la Iliada, unos versos que los copiantes mutilaron por no entenderlos, y en los cuales el poeta hablaba de las propiedades medicinales que poseia el dedo gordo del pie derecho de ese mismo h^roe. »Lo que mas siento es la falta del capitulo en que Bailly hubiera nar- rado como algunos adeptos de Mesmer tuvieron la pretension de magne- tizar la luna , y hacer caer de este modo en un sincope, en un dia dado, a todos los astronomos dedicados a la observacion de dicho astro; pertur- hacion de que , sea dicho de paso , ningun geometra , desde Newton a La- place, se habia apercibido »Ya hemes advertido que los comisionados de la Academia y de la Facultad no pretendieron que las reunienes mesmerianas hubiesen sido siempre ineficaces; mas solo vieron en las crisis sencillos efectes de la ima- ginacion , sin descubrir en ellos ninguna especie de fliiido magndtico. Voy a probar que la imaginacien sola ha producide tambien la refutacion que Servan ha hecho de la teoria de Bailly. ^^jNegais, esclama el abegado general, se Bores comisionados, negais la existencia del fliiido al cual ha hecho Mesmer desempefiar tan gran papel ! Pues yo sostengo, no solo que existe ese fliiido, sine que es el intermedio con cuyo auxilio se escitan to- das las funciones vitales. Defiende que la imaginacien es uno de los feno- menos producidos por ese agente, y que su mayor 6 menor abundancia en tal 6 cual de nuestros organos , puede cambiar totalmente el estado iutelectual normal de los individuos." "Todos convienen en que un aflujo de sangre al cerebro, entorpece el pensamiente. »Un fluido sutil, invisible, imponderable, 6 una especie de fliiidos ner- vioses 6 magudticos , si se quiere , que circulasen per nuestros organos, pudieran evidentemente ocasionar efectes analogos 6 contraries. Per eso 126 los comisionados tuvieroa buen cuidaJo de hablar do imposibilidad en este particular. Su tesis era mas inodesta, contentandose con decir que no habia pnieba alijuna que indicase la cxistcncia de scmcjante fliiido: la imaginarion no tuvo, pues, parte en su informe. Todos los cuerpos se convirtieron, para los fanaticos, en focos de emanaciones particulares raas 6 menos sutiles, mas 6 menos abundantes, mas 6 menos disimiles. Hast a aqui la hipotesis tuvo pocos opnsitores aun entre los espiritus ri- gidos; pero bien pronto se supuso sin la menor apariencia de pruebas, que esas emanaciones corporales individuales estaban dotadas, las unas con respecto a las otras, ya de una gran potencia asimilativa, ya de un an- tagonismo pronunciado, 6 ya por ultimo de una completa neutralidad; y aun se quiso ver en estas cualidades ocultas las causas materiales de los efectos mas misteriosos del alma. ; Oh ! entonces la duda debio necesaria- mente apoderarse de todos aquellos a quienes habia enseiiado el progreso rigoroso de las ciencias a no pagarse de vanas palabras. En el sistema singular que acabo de esponer, cuando Corneille decia: '^Hay ciertos la- zos misteriosos y simpatias , cuya duke correspondencia une mutuamente las almas de igual naturaleza " y cuando el c^Iebre jesuita espaiiol, Baltasar Gracian, hablaba del parentesco natural de las almas y los co- razones, ambos aludian, y seguraraente sin sospecharlo, a la mezcla, penetracion y cruzamiento facil de dos atmosferas. »Sabino, no te quiero, le escribia Marcial, y no se por qu^; todo lo que puedo decirte es que no te quiero.» Los mesmerianos hubieran disi- pado con facilidad las dudas del poeta. wPlutarco nos refiere que el vencedor de Arminio se desmayaba a la vista de un gallo: la antigiiedad se admiro de este fenomeno, pero ^qu6 cosa mas sencilla? Las emanaciones corporales de Germanico y el galla ejercian entre si una accion repulsiva. »E1 Mariscal d'Albret fu6 mas desgraciado aiin que Germanico: la at- mosfera que le hacia caer en un sincope, residia en la cabeza de un ja- bali separada del cuerpo. [Por que pruebas tan tristes deberian pasar los militares, si la teon'a mesmeriana de los conflictos atmosKricos lograse aceptacion!.... jTendrian que guardarse de los gallos, jabatos!.... »Y no solo suponian conflictos los mesmerianos entre las emanaciones corpusculares de los animales vivos, sino que hacian estensivas sus es- peculaciones a los cuerpos muertos, sin vacilacion alguna. ^Han imagi- nado los anliguos que la cuerda de tripa de lobo no puede nunca vibrar acorde con otra de tripa de cordero? Pues la diferencia de atmosfera hace posible el fenomeno. Ese mismo conflicto de emanaciones corporales esplica tambien el siguiente aforismo: ^el sonido de un tambor hecho con pellejo de lobo, quita la sonoridad a otro tambor hecho con pellejo de cordero?... >»E1 folleto de Servan, ingenioso, picante, escrito con gracia, era 127 digno bajo este triple aspecto de la acogida que el piiblico le dispens6; pero no destruia en ninguna de sus partes el trabajo claro, magestuoso y elegante de Bailly »La obra de Bailly dcstruyo completamente las ideas, sistemas y prac- ticas de Mesmer y sus secuaces; mas confesamos sinceramente que no debe invocarse ese trabajo contra el sonambulismo moderno , pues la ma- yor parte de los fenomenos agrupados alrededor de tal nombre no estaban conocidos ni anunciados en 1783. Un magnetizador dice seguramente la cosa menos probable del mundo, cuando afirma que tal individuo, en es- tado de sonambulismo , puede verb todo en medio de la mas profunda os- curidad; que puede leer a traves de una pared y hasta sin auxilio de los ojos.... La inverosimilitud de estos anuncios no resulta del celebre infor- me El fisico, el medico y el simple curioso que se dedican a hacer es- perimentos del sonambulismo-, que creen deber investigar si, en ciertos casos de escitacion nerviosa, ciertas personas se hallan dotadas realmente de la facultad, por ejemplo, de leer con el estomago 6 con el talon; que quieren saber claramente hasta qu6 punto los fenomenos anunciados con tanta seguridad por los magnetizadores de nuestra epoca no perteneceran al dominio de los truhanes y embaucadorcs; todos aquellos, decimos, no recusan en manera alguna la autoridad de cosa juzgada , ni se declaran en oposicion con los Lavoisier , los Franklin y los Bailly , sino que pene- tran en un mundo cnteramente nuevo, cuya existencia ni aun la sospe- chaban tan esclarecidos sabios. "Ko puedo aprobar el misterio de que se rodean los sabios graves que asisten en el dia a los esperimentos del sonambulismo. La duda es una ppueba de modestia, y rara vez perjudica a los progresos de las ciencias: no puede decirse lo mismo de la incredulidad. El que no tratandose do las matematicas puras, pronuncia la palabra imposible, tiene poca pruden- cia-. la reserva es sobre todo un deber cuando se trata de la organizacion animal. »Nuestros sentidos, a pesar de mas de veinticuatro siglos de estudio, observacion e investigaciones , distan mucho de ser un tema agotado. V^ase si no, por ejemplo, lo que sucede con el oido. Un celebre fisico se ''cupa de 61, y al momento nos enseua que con igual sensibilidad relati- vamente a los sonidos graves , tal individuo oye los sonidos mas agudos y otro no oye nada de ellos; y resulta como veridico que ciertas personas, con organos perfectamente sanos, no oyeron nunca el silbido de las chi- meneas, ni supieron que los murcielagos lanzan con frecuencia chillidos muy agudos; y una vez despertada la atencion con tan singulares resul- tados, algunos observadores ban descubierto las mas raras diferencias de sensibilidad entre su oido derecho e izquierdo, etc. »La vision presenta fenomenos no menos curiosos, y un campode invea- 128 tigaciones infinitainente mas vasto todavla. La esperiencia ba probado, por ejemplo, quecxisten personas enteramente ciegascon respecto a cier- tos colores, tales como el encarnado, y que gozan de una vista perfecta relativamente al amarillo, al verde 6 al azul Si el sistema neutoniann de la cmision cs vcrdadero, es preciso admilir de un modo irrevocable que un rayo deja de ser luminoso luego que aumenta 6 disminuye la ce- leridad en un diezmil^simo. „ Entre las maravillas del sonamLulismo, ninguna suscitaria lanlas dudas como una asercion reproducida con frecuencia, relativa a la pro- piedad de que gozan ciertas personas en estado de crisis, de leer una car- ta a cierta distancia con el pid, la mica, el estomago, etc. En este caso parecia completamente legi'tiraa la palabra imposible,- sin embargo, no dudo que los bombres rigidos la retiraran, cuando reflexionen sobre las ingeniosas esperiencias en que Moser produce tambien, a distancia, ima- genes muy claras de toda especie de objetos sobre toda clase de cuerpos, Y en la mas completa oscuridad. wTeniendo presente ademas en que enorme proporcion aimientan las acciones electricas 6 magnelicas por el acto del movimiento, se sentira menor inclinacion a burlarse de los gestos rapidos de los magnetizadores. )>A1 consignar aqui esplanadas cstas reflexiones, be querido demostrar que el sonambulismo no debe desecharse a priori, principalmente por los que ban estado al corriente de los liltimos progresos de las ciencias fisi- cas. He indicado hechos, conexiones de las cuales pudieran los mag- netizadores sacar un arma contra aquellos que creyerau superfluo inten- tar nuevas esperiencias, 6 bien asistir a ellas. Por lo que toca a mi, no titubeo en decir que si bien no admito, a pesar de las posibilidades que he sefialado , la realidad de la lectura a travds de una pared ni de cualquier otro cuerpo opaco, ni por la sola mediacion del codo 6 del occipucio, cree- ria faltar a mi dcber de academico si me negase a asistir a sesiones en las cuales se me prometiese que presenciaria semejantes fenomenos, con tal que se me concediera la influencia suficiente en la direccion de las espe- riencias para estar seguro de no ser victima de una burla. oFranklin , Lavoisier , Bailly , no creian tampoco en el magnetismo mesmeriano antes de llegar a ser miembros de la comision de Gobierno; y sin embargo, se ba podido notar el cuidado minucioso y el escriipulo cou que variaron los esperimentos. Los verdaderos sabios han de tener siem- pre ante sus ojos estos dos admirables versos: Croire tout decouvrir est une erreur profonde- C'est prendre I horizon pour les bornes du monde. N.°3.-REVISTA DE CIENCIAS. - i/arso 1853. mmm natirales. Aspecto general de la Espana. Por Verneuil y Collomb. (l.'iDslitut, ^6 marzo 4853.) JlLn la sesion de la Academia de Ciencias de Paris del 14 de marzo ultimo presento Prevost, en nombre de los mencio- nados Verneuil y Collomb, dos cortes geologicos generales da- dos en Espana de N. a S. y de E. a 0. Son producto de varies viajes verificados por diclios dos geologos en Espana estos lillimos auos. El uno, con escala de — ^, corre desde Santander a orillas del Oceano hasta Motril en el Mediterraneo, y en direccion de N. a S., se pro- longa hasta el literal de la costa de Africa, completando asi una longitud de 1000 quilometros: el otro atraviesa una par- te de Espana en direccion casi perpendicular a la precedente, es decir del E. al 0., parte de las islas Baleares, toca al lilo- ral mediterraneo en Castellon de la Plana, dirijiendose des- pues a Madrid para terminar ci la cadena granitica de Gua- darrama: su longitud es de 800 quilometros, y su escala de ;JU:. Al trazar estos cortes, los autores, para aproximar- 553355 se todo lo posible a la realidad, ban tenido en cuenta la curvatura del esteroide terrestre; y no ban exajerado la al- tura de las montanas, segun se bace generalmente en tra- TOMO III. 9 130 bajos de esta clase: la escala de las alluras es la misraa que la de las dislancias. Digamos ahora algunas palabras sobre los terrenos que atraviesan dichos corles , de acuerdo con una nola presentada a la Academia al raismo liempo que eslos por los autores. Ilacen observar primeramente, al principiar su examen por los terrenos anliguos, que los paleozoico que compreu- den el siluriano, devonlano y carbonilero, eslan muy desar- rollados al N. en la cadena cantabrica que sirve de conlinua- cion a los Pirineos, despues en el centro y al S. en los mon- ies de Toledo y Sierra-Morena, consliluyendo casi por com- pleto los terrenos antiguos esta ultima cadena, los cualesvuel- ven a aparecer en la falda S. de Sierra-Nevada, a lo largo del litoral del Mediterraneo. Han reconocido igualmente en la re- gion del E. la existencia del terreno paleozoico con sus fosiles y rocas caracleristicas, pero sin formar cadenas de montauas, y no se manifiesla sino en algunos puntos aislados, produ- ciendo isloles en medio de deposilos mas modernos. Algunos autores ban anunciado que el trias existia en el N. y S. de la Peninsula, y MM. de V. y de C ban comprobado su presencia en el E. en las proviucias de Cuenca, Valencia y Alicante. Los tres miembros que conslituyen este terreno se encuentran en condiciones proximamente analogas a las que tienen en otros puntos de Europa, con la diferencia de ballar- se completamente privados de fosiles: componese de una are- nisca micacea inferior, que MM. de Y. yde C. comparan a la arenisca abigarrada, y ademas de un sistema de deposilos calizos, por lo regular dolomilicos, que corresponde al borizon- te del muschelkalk; siguiendo despues unconjuntode deposilos margosos, yesosos y salinos, que ocupa el lugar del keuper 6 de las margas irisadas. Este terreno se balla comunmente en el fondo de los valles de denudacion y rara vez en las cum- bres elevadas. Bajo la ultima forma solo lo ban visto ambos viajeros en el pico de Ranera, cuya altura es de 1500 metros proximamente, en la provincia de Cuenca, y en la Sierra de Espadan, al N. de Valencia. El terreno jurasico, que solo se encuentra con cierto de- sarroUo en el E. de Espana, no represenla sin embargo como 131 en Francia grandes depositos litorales ricos en despojos orga- nicos, presentase en fragmenlos prolongados, y consliluye el niicleo central de algunas sierras, como sucede en los alrede- dores de Albarracin, en el pico de Tejo cerca de Requena, y cerca del origen del Tajo y del Guadalquivir; los fosiles abun- dan bastanle, pero rara vez se hallan bien conservados. MM. de V. y de C. ban recouocido linicamente, salvas algunas es- cepciones, en dicha parte de Espana dos miembros principales de la serie jurasica, e! lias y el oxfordio, faltando al parecer las capas superiores. El terreno cretaceo no esta represenlado tampoco en el E. sino por Ires miembros de los principales de la serie, el neo- comio, la arenisca verde, y la creta tobacea. Los depositos crelaceos de esta region, considerados en masa, forman dos fajas de formacion literal, separadas por los terrenes jurasi- cos, en los cuales se apoyan; uno de ellos, por el lado del E., que es el neocomio, corre en sentido paralelo a la linea de la costa actual, prolongandose hasta las cercanias de Tortosa, el otro, volviendo al interior, se estiende en la direccion me- dia del N. 0., y forma una faja de 120 a 130 quilometros de longitud, cuyo centro ocupa Cuenca. La creta superior esta representada por dos dep6sitos distintos: uno, inferior, com- puesto de una arenisca blanca 6 amarilla con cantos de cuar- citas, pasando al conglomerado; otro, superior, compuesto de caliza blanquecina, muy dura, a veces sacaroidea como una dolomia: en este ultimo deposito es donde se ban recojido al- gunos fosiles caracleristicos. El terreno numulltico forma un pequeno sisfema que se estiende alrededor de Alicante, ballandose situado a unos 400 quilometros al S. del gran deposito numulitico de la falda meridional de los Pirineos. Manifiestase claramente prime- ro en la llauura, distante 1 legua de Alicante, y despues forma algunas montanas calizas de 800 a 900 metres, de una estructura muy trabajada , que ocupan parte del pro- montorio avanzado en que terminan los cabos de San Anto- nio y San Martin. El terreno terciario es el que ocupa iodudablemente en toda la Peninsula mayor estension superficial, y ha sido tarn- 132 bien primero el objeto de los trabajos de los geologos espaiio- les, ofreciendo el hecho notable de hallarse casi enteramenle compuesto de depositos de formacion lacuslre. En lasgrandes llanuras de Caslilla la Nucva, en la cuenca del Duero y en la del Ebro, no se encuentran, en distancias de 200 quilometros proximamente, mas que depositos de esle origen. Las tres cuencas, restos de Ires grandes lagos, se ballan separadas en la actualidad por terrenes mas antiguos; pero es posible que se hayan comunicado en la 6poca terciaria. Los terrenes ter- ciarios se pueden dividir en tres grupos principales: el supe- rior, formado esencialmente de caliza silicea, que contiene a veces Helices, Palurinas 6 Planorbos; el medio, en que domi- nan los elementos margosos y yesosos; y el inferior, com- puesto de una serie de biladas de arenisca y conglomerado, y de cantos rodados analogos al nagelflue. Estos depositos con- servan generalmente una posicion horizontal; pero algunas veces se elevan un poco al lado de los terrenes cretaceos en que se apoyan; y MM. de Y. y de C. los refieren a la epoca miocena. FlSilOL.OC:iA. Sobre la composicion de la leche. Por los Sres. Vernois y Bec- QUEREL. (Cosmos, num. 'I.", 50 enero ^833. ) El conociraientp exacto de la composicion de la leche en diversos animates y en circunstancias diferentes, es de sumo interes, no solo para la industria, sine muy principalmente para la higiene; y los estudios y observaciones emprendidas con la mira de ensanchar y perfeccionar nuestros conoci- mienlos acerca de esta materia, son dignos de llamar la aten- cion de los hombres cientificos, que no tanto se ocupan de es- peculaciones esteriles, como de la aplicacion de las leyes na- lurales a las necesidades de la sociedad. Con satisfaccion sabran los amigos de las ciencias, que los Sres. Yernois y Alfredo Becquerel acaban de hacer uu gran trabajo sobre este objeto; y si bien es imposible dar aqui 133 una idea completa de el, estractaremos su metodo analitico, y ios estados 6 cuadros en que se resumen las conclusiones mas interesantes. Ed cuanto al metodo analitico, proceden estos seflores del modo siguiente. Se toman 60 gramas de leche , que se divi- den en dos partes iguales; se ponen a secar en una estufa las 30 primeras gramas a una temperatura que no esceda de 60 a 80° (centigr.); se pesa el residuo. La diferencia que re- sulte entre su peso y el peso primitivo da la cantidad de agua; el peso del residuo indica la cantidad de las raalerias solidas. El residuo solido se trata por el eter, de modo que d6 el peso de las materias mantecosas. Falta dar a conocer el peso de la caseina 6 sustancia caseosa, del azucar, de las materias es- tractivas, y de las sales. Para eslo se usa de la incineracion hecha en una capsuia de platina, la cual aisla inmediata- mente a estas ultimas. Las otras 30 gramas sirven para terminar la operacion. Primeramente se coagulan por medio de una 6 dos golas de cuajo y de acido acetico. Despues se fillra, y se somete el suero a la accion del polarimetro. El grado de desviacion del rayo polarizado da, por medio de una tabla formada de ante- mano, la proporcion exacta del azucar de leche. Estando ya determinados todos Ios elementos de la leche, escepto la ca- seina, basta sustraer del peso total de Ios elementos solidos la suma de Ios que se han obtenido para conocer el peso que se busca. De este modo se han evitado lodas las dificultades que van unidas a la estraccion directa de la caseina. Esta queda solamente unida a las materias estractivas; pero la naturaleza casi completamente indeterminada de es- tas materias, no altera la exactitud de Ios resultados. Las leches de mujer, de vaca, de burra, de cabra, de ye- gua, de perra y de oveja constituyen el objeto de las inves- tigaciones de Yernois y Becquerel, quienes han esludiado con parlicularidad el inQujo de todas las causas que pueden allerar la leche de mujer y de vaca , habiendo indicado el medio bastante facil de reconocer la falsificacion de la leche con el sacarimetro, que Becquerel llama polarimetro, y que ha hecho porlatil y de un manejo muy sencillo: despues , re- 134 sumiendo lodos los resullados oblenidos, formaron dichos se- nores los eslados siguientes, que espresan las relaciones y las diferencias de las diversas leches enire si; relaciones que pue- den presentar ventajas practicas dignas de consideracion. Constilucion de la leche en estado fisiolugico. CLASG. Deosiilades, Peso del agua. Peso de las raa- terias soli- das. Peso del azucar. Peso de la ca- seina y dc las male- riasestrac- tivas. Peso de la maa- teca. Peso dc las sa- les por in- cineraciou. Mujer. 1032,67 889,08 110,92 43,64 39,24 26,66 1,38 Vaca.. 1033,38 864,06 135,94 30,03 55,15 36,12 6,24 Burra. 1034,57 890,12 109,88 50,46 35,65 18,53 5,24 Cabra. 1033,53 844,90 155,10 36,91 55,14 56,87 6,18 Yegua. 1033,74 904,30 95,70 32,76 33,35 24,36 5,28 Perra. 1041,62 772,08 227,92 15,29 116,88 87,95 7,80 Oveja. 1040,98 832,32 167,68 39,43 69,78 51,31 7,16 Orden de importancia de los elementos de la leche en cada especie. i Azucar. Caseina. Manteca. Sales. (Caseina. 1 Azucar. [Manteca. [Sales. 1. 2." Vaca.. 4." Cabra. 5." Yegua. 3." Burra. ^Azucar. I Caseina. j Manteca. '.Sales. 7." Oveja. 6." Perra.. Azucar. I Manteca. I Caseina. .Sales. Caseina. I Azucar. I Manteca. .Sales. 'Caseina. I Manteca. Azucar. [Sales. Caseina. I Manteca. I Azucar. Sales. 135 Clasificacion comparativa de las leches segun el valor de sus elementos. 1." Segun la densidad. Perra, oveja, burra, yegua, ca- bra, vaca, muger. 2." Segun el' peso del agua. Yegua, burra, muger, vaca, cabra, oveja, perra. 3." Segun el peso de las paries soUdas. Perra, oveja, ca- bra, vaca, muger, burra, yegua. 4." Segun el peso del azucar. Burra, muger, oveja, vaca, cabra, yegua, perra. 5.° Segun el peso de la caseina. Perra, oveja, vaca, ca- bra, muger, burra, yegua. 6." Segun el peso de la manteca. Perra, cabra, oveja, vaca, muger, yegua, burra. 7." Segun el peso de las sales. Perra, oveja, vaca, cabra, burra, yegua, muger. Causas de la vejez y de la muerte senil. Por Eduardo Robin. (Comptes reodus, num. 3, enero Kl, l8o3. ) La combustion, necesaria para el nacimiento y sosten de la vida, me parece ser, por su detritus, la causa que marca un terraino a la exislencia, y hace necesarias la vejez y la muerte senil. Animal 6 vegetal, el alimenlo, el combustible que los animates se ven en la presicion de to- mar, no se limita a sostener el mecanismo y facilitar los ma- teriales del acrecentamiento, sino que esta cargado de ma- terias minerales que trasporta, y que la combustion bace aban- donar en las diferentes partes del aparato. Las bebidas que los animales injieren, el aire que respiran, Uevan tambien a la economia mas 6 menos cantidad de materias minerales. El destino que tienen estas materias es de gran importancia en la vida de los animales, porque no solo sirven para la or- ganizacion y la nutricion, sino que con el tiempo, y sobre 136 todo desde cl momento en que no Uenen uso pnra la conso- lidacion del esquelelo, incruslan y mineralizan mas 6 menos las piezas del mecanisrao. La observacion auatomica, la ob- servacion vulgar, las invesligaciones quimicas concurren a demostrar esta incrustacion , esta mineralizacion , parlicu- larmente en el hombre y animalesde sangre caliente. El mo- do como la mineralizacion determina la vejez en el hombre, me parece perfectamente indicada por hechos bien comproba- dos. Por una parte la osificacion de los cartilagos del eslernon, la mayor rigidez de los ligamentos posleriores de las costillas, originan una respiracion cada vez mas lenta, cada vez menos eslensa, que llega a ser casi diafragmatica ; por otra parte la osificacion de los vasos y de sus valvulas, la disminucion del calibre delas arterias, la obliteracion de los capilares, la di- latacion de las vesiculas pulraonares , y la disminucion en nii- merode sus vasos capilares, hacen que la circulacion sea ca- da vez mas dificil, y que se disminuya la superficie respirato- ria. Poniendose el aire cada vez menos en contacto con la sangre, llega a ser este liquido menos arterializado, de co- lor mas oscuro. Ingurgita al sistema venoso como en el esta- do de asfixia, y los esperimentos referentes a la cantidad de acido carbonico exhalado, a la temperalura animal yal paso de ciertos elementos de la sangre a los riuones, no permiten dudar que se produce, desde cierta edad, una combustion gradualmente menos abundanle. Con la diminucion de la combustion y de la produccion del calor, disminuyen lambien la produccion de la electrici- dad y la del fluido nervioso , a que se sigue despues la sen- sibilidad y contractilidad, la fuerza y celeridad de todos los movimientos, la aclividad general de la vida , pues en los ani- raales la actividad de la vida se conserva en relacion con la aclividad de la combustion. Debilitada por estas diferentes causas, la accion nerviosa conlribuye a su vez a la diminu- cion de combustion; y ayudandose asi mutuamente en la obra de destruccion, los fenoraenos aumentan progresivamente de intensidad, basta que por ultimo un soplo ligero apaga la llama de la vida, privada poco a poco de su lucimiento y poder por los detritus insolubles de la combustion. 137 Tal es en el hombie y los mamiferos el modo corao la mine- ralizacion acarrea la vejez y la rauerte senil; segun esto se concibe como la misma causa Uega a producir los mismos efec- tos en los demas animales. lln hecho general me parece da una sancion importante a la manera de ver que acaba de esponerse. En los animales de un mismo orden, la estaturaes uno delos caracteres que mejor raanifieslan la intensldad de la combustion interior: cuando es pequeua , origina grande actividad de combustion , mayor consumo de alimentos, poca resistencia a la abstinencia; y cuando grande acarrea una combustion relativamente debil, poco consumo alimenticio, y mayor poder para resislir la abs- tinencia. He estudiado con cuidado , y en toda la serie de los anima- les , la relacion que hubiese entre la duracion de la vida y el desarrollo delaestatura, y juzgandopor los animales de san- gre caliente, la relacion que hay entre la duracion de la vida y la cantidad de alimentos necesaria para sostener su actividad; debiendo deducir, queen cada orden del reino animal, las grandes especies que queman menos, que viven mas tiempo, que consumen menos, que introducen menos materias minera- les que las pequenas, tienen tambien una vejez menos precoz, y Uegan a una edad mas avanzada. Terraina el autor su nota con varias consideraciones acer- ca de los medios que le parecen mas razonables para retardar loslimitesdela vida. Influjo de la medula espinal en el color de la cabeza. (Coraptcs rendiis, ntim. 9, 1% fehrero 1855. ) En una carta que Budge ha escrito a Flourens, dice lo si- guiente. He encontrado que en la medula espinal hay cierta region cuya estirpacion aumenta cousiderablemente el calor de la cabeza, la cual esta situada entre la ultima vertebra cervical y la tercera vertebra pectoral, y son el octavo ner- vio cervical y el primero y segundo nervio pectoral por los 138 cuales se trasraile este fenomeno. He aqui el esperimento practicado en los conejos. Despues de haber pueslo la region indicada de la medula espinal al descubierlo, he quitado la mitad desde el ullinio nervio cervical hasta el lercer nervio pectoral. Pasados de 10 a 15 minulos el calor de la oreja del mismo lado ha aumentadode lal raanera, que podia nolarse la diferencia al tocar las dos orejas. Cuando hace frio, las orejas de los conejos lienen por lo comun en su punla un calor de 29 a 30 grades centigrados poco mas 6 menos. Del lado operado el termometro manifesto de 4 a 3 grados mas que en el opues- lo; las arterias latian, y se habian dilatado los vasos. Se sabe que Bernard ha notado el mismo fenomeno des- pues de haber corlado en el cuello el nervio gran simpatico; casi no se puede dudar que no sea por este nervio por el que el influjo de la medula espinal se trasmila a los vasos de la cabeza. La region de la medula espinal mencionada al principio es la misma de donde las fibras del gran simpatico, dirigidas hacia el iris, toman su origen. Como he encontrado que el nervio gran simpatico del iris sale de las raices anteriores (motrices) de esta region de la medula espinal, he observado el mismo fenomeno respecto al calor; porque si se cortan solo las raices posteriores (sensitivas), no se altera el calor de la cabeza, 6 si se altera es muy poco. BOTAMICA. Existencia de los espermatozoideos en ciertas algas de agua duke. PoR EL Dr. H. Itzigsolm. (Ann. dcs sciences naturellcs, loin, \T, niim. 3.) Hasta el dia, entre las algas cuyas esporas estan dotadas de movimientos esponlaneos (A. zoosporeas) , no se conocia mas que las cutlerias que poseyesen los anlherideos ; pero las algas de este genero pertenecen al grupo de las feosporeas (Thur.), mientras que las citadas por Itzigsolm, como presen- lando espermatozoideos, son todas las chlorosporeas. Por otra 139 parte, los corpusculos agiles que conlienen los anterideos se parecen a las esporas verdaderas de las algas , y no tienen analogia mas que por sus pestanas y su movilidad con los es- permatozoideos conocidos desde muy anliguo en algunos ve- getales. No obstante, he aqui lo que escribe a Mr. Tulasne ei indicado Itzigsolra. "No he olvidado el interes que habeis tornado en la cues- tion de la presencia de los espermalozoideos en los liquenes, como lo comprueban vuestras investigaciones sobre el apara- to reproduclor deestos vegetates y el de los bongos: esta car- ta no tlene mas objeto que anunciaros un descubrimiento que he hecho muy recientemente; os hablo de los espirozoideos de las algas de agua dulce. Me he servido en este caso de un mi- croscopic construido en Berlin , y se me figura he conseguido esta vez resultados mucho mas completos y mas salisfactorios que los anteriores. Mis investigaciones han sido principalmen- le en la Spirogyra arctea Kiitg, hacia la epoca que se observa en esta conferva el fenomeno bien conocido de la conjuncion. Las esferas condensadas de sus filamenlos son al principio de un hermoso verde, despues se ponen palidas , y por ulti- mo de un bianco gris ; por lo comun gozan en el interior del tpbo en que estan contenidas de un movimienlo muy palpa- ble, mucho mas cuando salen de la celula generatriz. Si se rompe con cuidado entre dos cristales este utriculo y su con- tenido, se ve salir una materia mucosa, del centro de la cual, pasado un cuarlo de hora 6 media bora de reposo , se des- prenden multitud de filamentos espirales , que cada uno es- laba primitivamente contenido en una celula madro. Estos espirozoideos estan casi sierapre agrupados 6 aglomerados en pequenas masas redondeadas, a las cuales doy el nombre de espermatosferias. Al cabo de echo 6 de quince dias, si se ha sabido conservarlos vivos, los espirozoideos han aumentado en longitud y grueso, al mismo tiempo que ban conservado la propiedad de moverse de la manera mas agil. Sin embar- go, hasta ahora no he podido descubrir pestanas ni abulta- miento terminal apreciable. El desarrollo de estos cuerpos en el seno de las celulas madres, es para mi un hecho indudable. He observado hace ya raueho tiempo la formacion de los 140 esperraalosferias en las vaucherias; habitan frecuentemente en las porciones cerradas de los Ulamentos constitutivos de la planta, y son muy gruesos. Mis observaciones sobre este pun- to no estan todavia terminadas; sin embargo, os puedo asegu- rar la exactilud de los resultados mencionados. En lo sucesi- vo OS comunicare los resultados que llegue a oblener ; pero no cabe la menor duda en que la generacion de los esperma- tozoideos en la spirogyra , vaucheria y otras algas analogas, iluslra mucho cuanto a este objeto se refiere de la historia de los liquenes y de los bongos. Por lo lanto se me figura que los hechos que os comunico mereceran llamar la atencion de los botanicos." -^'SM \Y CIENCIAS EXACTAS. OEOIIETRIA. Teorema del tridngulo rectdngulo. Por Colombier. (Nouv. Ann. do Mathem., diciemhre 1852.) Si se designan por x la hipotenusa y por ?/ y - los dos ca- lelos de un triangulo rectaogulo, sera segun que«ea to mayor 6 menor que 2. Primera demoslracion. Por hipolesis es Multiplicando ambos miembros por x"^-^, X^=y^X'^-^-\-Z^X"'-^ (1), Sea TO>2: como x es mayor que y y que z, y de consiguiente Sea w<2: escribiendo la (1) asi 1 1 y como evidentemente es 1111 J /c2-m <^ rffi-m c/ ^.2-?n ^^ jS-m 142 se sigue que Segunda demostracion. Sean a y b dos fracciones propias, y hagamos y=:ax , z:=bx ; (le a qui ym_^.,n_j.ni(^m_|.^n.^ (2). Si m—2: como av^ y 6'" seran respcctivamente menorcs que d^ y b'^, a'"+6"'l, y por la (2) , Si m=Z, sera a;^>r/^4"-^» o el cubo construido sobre la hipo- tenusa de un Iriangulo rectangulo es mayor que la suraa de los cubos construidos sobre los dos catetos. Telescopio gigantesco. (L'institut, 6 oclubre ^852. — Cosmos, o diciembre 1So2.) Se ha montado en Wandsworth, Inglaterra, bajo la direc- cion de Mr. W. Gravatt y a espeusas del Rcverendo Mr. Craig, cura de Leamington, un telescopio de colosales dimensiones. Se compone de una torre de ladrillo de 20 metros de alto , y 4'",5 de diamelro, con un tubo largo en un costado ; habien- dose tomado todas las precauciones imaginables para que no vibre lo mas minimo. El tubo es algo mas ancho por el medio que por los estreraos: tiene 23 metros de largo, y con el ocu- 143 lar y el lubo adicional 25 ; por t'uera esla bruuido , pero por denlro eunegrecido. Varia la dislancia focal de 23 metros a 25,5. Donde se ensancha tiene 4 metros de circuuferencia 6 1,3 de diametro, y el objetivo dista de alii 7 metros. Ha he- cho este en Birmingham Mr. Chance ; liene O^jGO de dia- metro, y no cabe nada mejor en punto a trasparencia y homo- geneidad de estructura; y no dauara notar que el hermoso ob- jetivo acromatico que dio el Emperador de Rusia al observa- torio de Dorpat , y con el cual verifico tantos y tan bellos descubrimientos Struve, no liene mas que 0™,24 de diametro. Se puede mover el instrumento, tanlo en cualquier azimut como hasla 80° en altura, y con toda facilidad y perfeccion. Se concebira de otro modo el alcance portentoso del telesco- pio de que hablamos, diciendo que con el se leen letras de 6 a 7 milimetros distantes 800 metros. Begun los periodicos cientificos ingleses, es muy superior este gigantesco anteojo a todos los demas que se conocen, ya como aparato para medir, ya para examinar el espacio. No solo trasforma la Via Lactea en conjuntos de estrellas bien separados, sino que los descompone en conslelaciones re- gulares, como Orion, la Osa Mayor y otros, y con colores variadisiraos y brillantisimos. Son tan acromaticos el objetivo y los ocuiares, que se presenta Saturno perfectamente bianco. El astronomo americano Bond habia dicho que le parecia ver un tercer anillo 6 faja; pero ni el famo^o telescopic de Nor- thumberland, ni el magnifico de Lord Rosse habian bastado para discernirlo. El anteojo de Craig ha disipado las dudas> manifestando patentemente dicho tercer anillo de color gris baslante brillante; y mas, ha hecho ver el anillo de Satur- no, no como un circulo continuo 6 seguido de luz, sino co- mo compuesto de arcos 6 arcadas de perfecta forma geome- trica, de grueso desigual y no acanalados. Presentase la luna maguifica, perfectamente incolora, y dislinguiendose con tal claridad y precision las Cordilleras, que se pueden dibujar con la mayor facilidad. Es positivo que de haber en la luna un edificio de igual voliimen que la abadia de Westminster, se veria sin mucho trabajo en una noche favorable. 144 Noticia dc los trabajos astronomicos mas recientes sobre Ins estrellas dobles. Por Gautier. (BIbliot. iiiiiv. doGincbra, ni;'//1851.) Desde el memorable desciibrimiento que a principios del siglo XIX hizo Guillermo Herschel, de que existen sistemas de soles giratorios en torno de so comun centro de gravedad, Uamo singularmente la atencion y el interes de los aslro- nomos, aplicandose con la mayor eficacia, bien a indagar y determinar la posicion en la esfera celeste de lodos los grupos de estrellas dobles y multiples, 6 sea de dos, tres 6 mas estre- llas que realmenle estan muy proximas entre si, 6 que lo estan solo opticamente, y que no se pueden distinguir por lo comun sino valiendose de instrumenlos de sumo alcance; bien a estudiar con ahinco las respectivas posiciones de las estrellas de cada grupo , refiriendolas a la principal ; bien a calcular las orbitas trazadas por las estrellas que presentan cambios rapidos de posicion respectiva, a fin de comprobar si son regidos dichos movimienlos por la ley de la gravitacion universal , corao los de los cuerpos de nuestro sistema solar. Desde el auo de 1779 se habia dedicado Herschel a deter- minar, mediante sus grandes telescopiosde reflexion, las po- siciones en el cielo de mas de 500 estrellas dobles 6 multiples, en las cuales eran de menos de 32" las distancias angulares aparentes; de 1801 a 1804 advirtio cambios notables de posi- cion relativa en unos 50 grupos, habiendo trazado al parecer la eslrella mas apagada de cada grupo un arco de cierta es- tension alrededor de la estrella principal en el citado inter- vale de unos veinte auos, y esperimentando tambien con frecuencia ligeras alteraciones la distancia angular aparenle de ambas estrellas. El primer astronomo que se propuso seguir los pasos de Herschel fue Struve, director de los observatories rusos de Dorpal en Estonia, luego de Poulkova cerca de Petersburgo. us Desde el ano de 1813 comenzo susi observaciones sobre las estrellas dobles en Dorpat, prosiguiendolas con afan desde fines de 1824, cuando se puso en aquel observatorio un gran- de anteojo acroraatico de Faunhofer , de 9 pulgadas francesas de luz y 13^ pies de longitud focal, montado paralactica- mente, que era mas adecuado para reconocer muchos grupos y determinar su posicion en el cielo, y para efectuar medi- ciones mlcrometricas acerca de la posicion respecliva de las estrellas de cada grupo. El afio de 1827 publico Struve en Dorpat un catalogo de las posiciones en el cielo de 3112 es- trellas dobles 6 multiples, a distancias raenores de 32" en general, y de las cuales se conocia solo la sesta parte. Diez afios despues dio a luz en Petersburg© un tomo en folio con las mediciones mlcrometricas que habia verificado con e| grande anteojo de Dorpat en 2641 de diclios grupos de estre- llas. Ambas obras pasan per las mas importanles que se ban publicado sobre el asunto. Desde que se abrio en 1839 el raagnifico observatorio de Poulkova, y se puso alii el anteojo acromatico de Munich, de 14 pulgadas francesas de luz y 20^ pies de longitud focal, paralacticamente montado, se dedicaron Struve padre e hijo a revisar de nuevo el cielo boreal, y seualaron 512 estrellas dobles, de ellas 200 que no eslaban en el catalogo de Dor- pat; y Otto Struve prosigue las observaciones microraefricas de las estrellas de esta clase. Juan Herschel continiia tambien sin descanso los Irabajos de su padre de 1821 aca. Primero se asocio con South, que poseia una ecuatorial de Troughton, con un escelente anteojo de Dollond, de 31 pulgadas de luz y o^ pies de longitud fo- cal; con cuyo instrumento efectuaron en Londresambos astro* nomos de 1821 a 1823, mediciones mlcrometricas en 380 es- trellas dobles. Siguieron luego observando separados; v Herschel emprendio en 1825 con un telescopio de reflexion de 18 pulgadas de luz y 20 pies de longitud focal nuevas esploraciones de la parte del cielo visible en Ingla terra, cu- yos resullados se publicaron en las Memorias de la Sociedad astronomica de Londres. El deseo de completar cuanto cabe los trabajos de su TOUO III. 10 146 ilustre padre, lodeckli^a pasar a sii costa a fines dc 1833 con su familia y sus inst rumen los al Cabo de Buena Es- peranza, donde estuvo cuatro anos. En 1841, 6 a los diez afios de su regreso , publico a espensas del Duque de Nor- thumberland, en un tomo en cuarlo abultado , los resullados de lodas las observaciones astronomicas que babia hecho en aquella eslacion austral ; y en dicha obra magnifica se ve en- tre olros el catalogo de 2196 estrellas dobles 6 multiples visibles en el Cabo , y de las mediciones micrometricas de ajgunas de ellas. Nos contentareraos con citar otros trabajos hecbos por Bessel en Koenisberg, por Dawes e Hind en Inglalerra, por Encke y Galle en Berlin, por Kayser en Leyden, por Mit- chell en Cincinnati, y por Dunlop y Jacob en el bemisferio austral , y especialmente por Maedler en el observatorio de Dorpat, que dirije en reemplazo de Struve desde 1842. Pa- seraos a la parte mas importanle , 6 sea a la concerniente a la delerminacion de las orbitas de las estrellas dobles, y de la ley que rije en sus movimientos. El astronomo frances Savary fue el primero que en 1827 dio un sislema de formulas para calcular , segun cualro ob- servaciones lo menos de las respectivas posiciones sucesivas de una de las estrellas componentes de uno de dichos grupos, los elementos de la orbita aparente trazada por ella en tomo de la estrella principal, y el primero tambien que las aplic6 con exito (1). Tomo para ejemplodel calculo la estrella do- ble E de la Osa Mayor, compuesta de dos estrellas de 5/ a 6.* magnitud, de igual brillo casi , y cuya distancia angular media aparente es de unos 2", 4. Demostro Savary que se podian representar los movimientos de una de las estrellas en derredor de la otra comprobados por las observaciones , ad- miliendo que aquella traza en torno de esta en cosa de 58 anos una orbita eliptica, cuyo eje mayor es la distancia media en segundos de grado antes referida , y la escentricidad unas cuatro decimas partes del semieje mayor. Las observaciones (1) V. las adiciones al Conocimiento de los tiempos, de 1830. in y los calculos posteriores han confirmado plenamenle estos resuUados, aunque babiendo de modificarse algo el valor de algunos de los cilados elementos. La duracion de la revolu- cion que parece mas probable, es de unos 61^ anos. Los nue- vos elementos representan , cuanto cabe en determinaciones de cantidades tan diminutas , el conjunto de las posiciones reciprocas de las estrellas del raismo grupo observadas de 1782 a 1847. En este intervalo ha dado vuelta entera una de las estrellas en derredor de la otra, y a raediados de el 6 en 1817 pasaron ambas a su periastro, 6 estuvleron lo mas cercanas posible. Se puede pues admitir como un hecho bien sentado, que los movimientos del referido grupo de estrellas obedecen exactamente a la ley de la atraccion neutoniana; resultado importantisimo, al cual han seguido otros de igual clase. Encke dio tambien, poco despues de Savary, un raetodo para calcular los elementos de la orbita de las estrellas do- bles (1), y lo aplico a p de Ophiuchus, compuesta de una estrella blanca de 4.= magnitud, y otra de 6.' a 7." de color palido, distando entre si las dos estrellas cosa de o". Pero este grupo dio margen a muchas mas dificultades que el otro para oblener elementos eliplicos que satisfaciesen al conjunto de las observaciones. La duracion de la revolucion de la es- trella pequeila en torno de la grande , obtenida primero por Encke, era de unos 74 anos; pero hallaba discordancias en ciertas epocas entre las posiciones resultantes de los elemen- tos calculados y las dadas por la observacion. Maedler deter- mino en 1842 una orbita que discrepaba menos, y que cor- respondia a una revolucion de cosa de 92 anos. Volvio a ha- blar del asunto en el tomo 1." de sus Trabajos sobre los siste- mas de estrellas fijas , publicado en 1847, aunque todavia no hallaba toda la conformidad apetecible entre las orbitas calcu- ladas y las observaciones. Ivon Yillarceau , astronomo ad- junto al observatorio de Paris, que se ocupo en calculos de la misma clase segun un metodo por el discurrido , dio por fin (1) V. las Efemirides de Berlin de 1832. 148 con una (irbila que no cUscrepaba mas que en dos 6 tres de- cimas de segundo de grado , 6 sea en los errores propios de tales observaciones hechas con inslrumentos de mediana po- tencia optica (1). Como son pequeuas las diferencias entre las raediciones de distancia de las dos estrellas del grupo obte- nidas por Bessel de 1830 a 1838 con el heliometro del obser- valorio de Koenigsberg y las efecluadas por Struve, calculo Yillarceau elementos corregidos de la orbita: refiriendo las dislancias sacadas por Bessel a las de Slruve 6 vice-versa, saco: Del primer rondo. Del segundo. Semieje mayor de la orbila 4'', 966 5",076 Escentricidad 0,4145 0,4481 Duracion de la revolucion 92,338 anos. 91,937 Instante del paso por el periastro 1810,671 1810,367 Cortisima es la discrepancia entre los re^ltados; y como tambien lo es entre las posiciones calculadas y observadas segun uno u olro modo , cree Yillarceau que no cabe decidir- se todavia por las mediciones de Bessel mejor que por las de Slruve; pero enliende que las observaciones de p de Ophiu. chus que se prosiguen en Poulkova, serviran para resolver la cueslion. J. Herschel dio tambien un metodo, grafico en parte, para determinar los elementos de la orbila de las estrellas dobles, aplicandolo k y de la Yirgen, conipuesta de dos es- trellas de 3.' a 4.^ magnitud, y que dislan entre si unos 4". En 1718 advirlio ya Bradley la duplicidad de esla eslrella, apuutando al margen de sus regislros de observacion la di- reccion de la linea de union de ambas estrellas entonces. Lo mismonoto Mayer en 1756. Segun los calculosde J. Herschel, fundados en el conjunto de observaciones, dura 171 anos la re- volucion de una de las estrellas en derredor de la otra, descri- biendo una elipse cuya escentricidad es 0,88 del semieje (1) V. las adiciones al Conotimiento de los liempos, de 1852. 149 mayor: Maedler sac6 169,4 anos. La mayor proximidad de las dos estrellas sucedio a mediados de 1836 , estando J. Hers- che! en el Cabo, de donde no podia verlas; pero se observaron con el anteojo grande de Poulkova y una lente que aunienla- ba mil veces, y todavia parecio a Siruve algo cuneiforme el disco de la estrella, y no redondo del todo. Igual circunstancia de dupiicidad nolo G. Herschel en la estrella E de Hercules, compuesta de una estrella amarillenla de 3/ magnitud y otra rojiza de 6,» a 7.^ Las vio distintamen- te en 1782; solo veia una en 1802, y lo mismo y por identi- co motivo se repitio en 1830 , consistiendo en estar entonces la estrella pequefia proxima al punio de su mayor cercania a la grande, y durando su revolucion en torno de esla 30 anos segun Maedler, 36 segun Villarceau, en una orbita de 1",2 de semieje mayor y 0,4 de escentricidad. Es el periodo mas corto de estrella doble que se conoce bien ,. bastante menor que el de los dos planetas de nuestro sisteraa mas distantes del Sol , y poco discrepanle del de Saturno. La estrella n de la Corona Boreal, compuesta de dos es- trellas de S.^ a 6.* magnitud , de color bianco amarillento, y cuya distancia media aparente 6 el semieje mayor de la orbi- ta es de 1" y la escentricidad 0,47 del semieje mayor, pre- senta lambien una revolucion rapida , estimada de 42 a 44 anos. Interpretando Villarceau de otro raodo las observaciones de la misma estrella heclias por G. Herschel en 1781 y 1802, demostro que era posible durase la revolucion 66 anos. Tam- bien probo que en rigor, en la mayor parte de cases de orbi- tas de estrellas dobles, no se poseen todavia bastantes dales precises para delcrminar exactamente todos los eleraentos ; y asi es que en su concepto no se puede tener aim por comple- ta la prueba de la universalidad de las leyes de la pesantez, aunque el mismo auade que ninguna duda liene de ella, y que no tardara en verse resuelta la especie de indetermina- cion hoy subsistente , cuando haya por lo menos echo dates 6 cuatro posiciones completas a las cuales quepa satisfacer. Ademas de las cinco orbitas de estrellas dobles que van raencionadas, hay olras diez cuyos elementos est5n calcula- dos , de las cuales la de periodo mas largo es la hermosa es- 150 Irella Castor 6 a de Geminis, conipuesta de dos estrellas algo desiguales de 3.* magnilud, cuya distancia media aparenle viene h ser de 6". Los eleracntos calculados discordan bas- tante, como que varia de 232 a 632 anos la duracion de la revolucion , segun se atiende 6 no en los calculos a parte de las observaciones de G. Herschel. En 1719 y 1759 aprecio ya Bradley la respecliva posicion de las dos estrellas de este grupo. Segun los calculos de Maedler, seria de 520 aflos la revolucion mas probable de una de las estrellas en derredor de la otra, 5",7 el semiejc mayor de la orbita', y 0,219 la escentricidad ; este ultimo elemento valdria bastante menos que en las demas orbitas de estrellas dobles que eslau calcu- ladas. La estrella s de la Corona , de 6.'^ magnitud , presenla tambien una orbita de periodo bastante mas largo que los otros, como que segun Hind es de 737 anos, y segun Maedler de 478, el semieje mayor 3'', 9, y la escentricidad 0,642 segun este. Dediquemos algunos renglones a la orbita de la estrella do- ble mas notable de todas por su brillo, que tiene considerable movimiento propio y que probablemente es de las mas proxi- mas a nuestro sislema solar, pero que no se ve en Europa. Hablamosdeadel Centauroenelbemisferio austral, compues- ta de dos estrellas de color rojo de uaranja, de brillo algo des- igual, y que algunos observadores las marcan como de 1.° magnitud, pero otros aprecian de 2.' a 3." la mas apagada. Las distancias aparentes mayores de ambas estrellas, observadas en 1751 y 1823, fueron de 23''; ahora es mucbo menor, y vie- ne disminuyendo hace anos cosa de medio segundo cada uno. Segun los elementos calculados por el Capitan Jacob, director del observatorio de Madras, dura la revolucion de una de las estrellas en torno de la otra 77 anos, describiendo una orbita muy prolongada de 15",5 de semieje mayor y 0,95 de es- centricidad. Por los tiempos acluales debe verificarse segun esto la mayor aproximacion entre ambas estrellas. Maedler, en la obra en dos tomos en folio que publico en aleraan por los anos de 1847 y 1848, inlitulandola Trabajos sobre los sistcmns de eslreUa.i fijns, cuyo tomo 1.° trata entera- 151 mente de las estrellas dobles y multiples, no se concreta a cs- ludiar con lodo delenimiento las pocas de movimienlos bas- tante rapidos para poder calcularse desde luego todos los ele- menlos de sus orbilas, sino que trala lambien de obtener, com- parando posiciones respectivas observadas en dislintas epocas, una vahiacion primera aproximada de la duracion de las re- voluciones de las eslrellas dobles que tienen movimientos mas lentos, pero que no obstante presentan, en el intervalo que abrazan las observaciones de ellas hechas, algunas dife- rencias perceplibles de posicion respectiva. De 480 grupos de estrellas, halla ARos. 34 de presunta duracion de la revolucion de.. 100 a 500 91 500 a 1000 182 1000 a 2000 66 2000 a 3000 51 3000 a 4000 22 4000 a 5000 y 34 en los cuales pasaria de 5000 anos. El valor medio de estos periodos de revolucion seria de 13 a 14 siglos. Tambien hay algunas estrellas triples de movimientos pro- bados, que parecen concordantes con la ley de la gravitacion universal. La E de Cancer consla de una estrella principal de 5." magnilud, a cuya inmediaciou (a cosa de 0",9) hay otra de 6.' que gira en derredor suyo, segun Maedler en 58^ anos, en una orbita de 0,44 de escentricidad. Otra estrella de 6." mag- nitud, situada a 5^" de aquella, parece girar en torno de ella en 6231 anos 6 9 voces mas lentamente que la otra; lo cual concuerda bien con la relacion que debe haber entre ambos movimientos, segun la tercera ley de Kepler, y segun las dis- tancias medias indicadas de las dos estrellas a la principal. Cree Maedler haber notado en los movimientos de la 2." es- trella senales de efectos perturbadores provenientes de la 3/ La E de la Balanza, de 4.» magnitud, presenta tambien a 1",3 de la estrella principal, otra, satelite de 5.^ girando en derredor suyo en 105| anos, y otra de 8.° situada a 6", 8 dc m aquella, y que da la vuelta en 1409 anos 6 14 veces mas len- taraenle que la anterior, lo cual concuerda asimismo con la lercera ley de Kepler. Pero sucede aqui y en olros casos una particularidad que solo ocurrc en nuestro sisleraa en al- gunos sateliles de iJ'rano, y consisle en que una de las eslrellas se mueve en senlido conlrario de la olra (1). A 4' de esle sis- tema hay una estrella doble, que acaso este conexionada tam- bien con la misma E de la Balanza. La estrella t de Casiopea, de 4." magnitud, tiene dos es- lrellas satelites de 7.^ y 9.% que se mueven en direcciones contrarias, por lo menos en proyeccion perpendicular al rayo visual a ellas dirijido; el primer satelite da la vuelta en der- redor de la estrella principal en 1065 anos, y el segundo en 2786. Cree Maedler que debe ser considerable la inclinacion de la orbita del primero con el piano perpendicular al rayo visual, y que esto pudiera esplicar por que parece ser apenas triple su velocidad de la del segundo, auuque segun ia relacion de las distancias (1",9 y 7",S) debiera ser octupla. La estrella triple 12 del Lince, de 5.' magnitud, esta en el mismo caso que las dos anteriores en cuanlo a la oposicion de direccion de sus dos estrellas satelites: las presuntas revo- luciones de estas en derredor de aquella, en 389 y 8163 anos, son conforme deben ser, segun las distancias aparentes me- dias 1",5 y 8",7. La estrella doble i^- del Escudo consta de dos eslrellitas de 7." magnitud, entre si distantes 1",3, girando una en torno de otra en 146 anos. Distan 1'.48'' de f^ del Escudo, estrella brillante de 4." magnitud, con la cual guardan conexion pro- bablemente. Piensa Maedler que en esle caso, como en el de 7 de Andromeda, giran dos soles pequenos en derredor uno de Giro, y ambos en el de otro mayor. Hay por ultimo estrellas cuadruples y multiples, que ve- (1) Igual singularidad ofrecen los moviraienlos de los sistenias bi- naries enire si romparados. EI movimiento de la estrella satelite suce- de, cuando en un seutido, ciiando en el opuesto; y bajo este aspecto, como el de la grande escentricidad de las orbitas, se advierte cierta analogia entre estos inoviniientos y los de los conielas de nuestro sis- tema solar. 153 rosiinilmeiite forman tambien sisteniiss parliculares , poiqiie ademas de su aparente proximidad, lienen casiun mismo mo- vimiento propio en el cielo. Asi es v. gr. la eslrelia s de la espada de Orion, sitiiada en medio de la gran nebulosa de es- ta conslelaciou. Consla de i eslrellas principales, de 5.% 6.', 7.* y 8/ magnltud, formando un Irapecio deniro de uu circu- )o de 1" de radio, y en el cual hay otras dos estrellitas de 11/ y 12." magnilud. Pero hace pocos anos que se ban princi- piado a estudiar sus posiciones respectivas, y todavia eslan por comprobar sus reciprocos movimientos. Menciona Maedler unos 50 grupos de eslrellas, cuyas coni- ponentes eslan a mutuas dislancias aparenles raucho mayores que las de las eslrellas dobles propiamenle tales, y que la igualdadde sus movimientos propios anuales parece indicar alguna trabazon real. En esle caso se balla el notabilisimo grupo de las Pleyades, que presenta en un espacio de 1° de radio una eslrelia de 4/ magnilud, seis de 5.% cinco de 6.' y treiuta y dos de 7.° En igual clase cuenta a Can- cer, que en un espacio de igual estension presenta identica acumulacion de eslrellas, pero no Ian brillantes. Indica asi- mismo baslanles pares de eslrellas dobles muy proximos en- tre si, de ellos trece que eslan a menos de 2', diez enlre 2' y 3', seis enlre 3' y 4', siele enlre 4' y 5', etc. En el Caracol hay un grupo de 7 eslrellas dobles, 5 de ellas en un circu- lo de 10' de diamelro. Advierle Maedler que el atenlo es- ludio de los movimientos propios de estos grupos , decidira mejor que sus cambios de respecliva posicion si con efecto estan conexionados, atendida la suraa lenlilud de tales cam- bios. En el caso v. gr., de las eslrellas E y "6 de la Lira, de 4.^ magnilud aquella y de 5.' esla, que dislan una de otra 3f', cada una tiene a 3" de distancia otra eslrelia salelite giran- do en derredor de la principal, una en 1079 anos y otra en 2091. Si estuviesen entrelazados eslos grupos por atrac- cion miilua, resultaria de los citados valores que el cambio de posicion del 2." grupo respecto del 1." no seria confor- me a la lercera ley de Kepler mas que de cosa de 1" en 460 anos, lo cual daria 600000 anos para duracion de la revolucion de un grupo en lorno del olro. 154 llasla lujiii heiiios hablailo solo tie las distancias augulares aparentes de las eslrellas dobles entro si, porque interin lue- ra desconocida su dislancia real a nosolros, no sepodian apie- ciar de otro modo las dimensiones de siis orbitas. Pero se co- noce ya aproximadamente la paialaje aniial de algunas, y de consiguienle la relacion de siis distancias a la Tierra con la del Sol; lo ciial permile obtener una valoracion primera, no solo de la magnitud real del semieje mayor de sus orbitas, sino tambien de la relacion de sus masas con la del Sol, una vez admilido que sus movimientos obedecen a la ley de la gravitacion. La estrella doble ^ del Cenlauro, arriba naencionada, pa- recc tener segun las observaciones de Henderson y Maclear, una paralaje de cerca de 1", lo cual da de dislancia t la Tier- ra 206000 veces la media de la Tierra al Sol. Siendo de 15^" el semieje mayor de la orbila que Iraza una de las estrellas de este grupo en derredor de la otra, resuUa que la dislancia mulua entre ambas estrellas seria 13J veces mayor que la de la Tierra al Sol, 6 algo menor que la de Urano al Sol, que es 19 veces mayor que la de la Tierra al Sol. Pero es muy verosimil que sea algo menor la paralaje cilada, y que por tanto la dislancia de la estrella y el semieje ma- yor de su orbita sean algo mayores. Conocido el semi-cje ma- yor y la duracion de la revolucion, que es de unos 77 anos, se puede calcular, con arreglo a la tercera ley de Kepler, la relacion de la suma de las masas de la misraa estrella doble con la de las de la Tierra y el Sol. Suponiendo 1" de paralaje, sale 0,69 la reierida relacion; si fuere aquella 0",9, resulta esta 0,83. La masa, pues, de esa estrella doble tan brillante, la mas inmediala quizas a nueslro sistema solar, esprobable- menle algo menor que la del Sol. De otras dos estrellas dobles se conoce aproximadamente la paralaje anual; a saber, la 61 del Cisne y la Estrella polar. La de la 61 del Cisne, de cosa de un lercio de segundo (0",348), esacasolamejorconocida, porque se determino mediante dos series de mediciones micrometricas efectuadas con todo es- mero por el celebre Besseldc 1837 a 1840, con el grande he- liometro de Fraunhofer, del observatorio de Koenigsberg. 155 Pero no se conoce bien todavia la 6rbila descrita p(»rlacstre- 11a pequeua dc esle grupo en derredor de la olra: es esta de 6.' magnitud, y aquella de 7/ Su miilua distancia la eslimo Bradley en 1754 en 19", 6, y parece ser por termino medio 15",8. Ambas estrellas caminan rapidamenle juntas por el cielo con un movimiento propioanualde 5",1: el de revolucion de la una en torno de la olra dura 515 afios, segun Maedler. Estosdatos arrojan para distancia media enlre ellas 45 veces la de la Tierra al Sol, y su masa cosa de la lercera parte de la del Sol. La Estrella polar, cuya paralaje no pasa de 0",076 por termino medio de varios valores hallados por diversos astro- Domos, tiene a 18i" de distancia otra acompauante de 9.° a 10." magnitud, que si con efecto esta conexionada con ella por via de atraccion, como es de suponer segun algunas observa- ciones de posicion respectiva heclias por Struve y Maedler, daria la vuelta en derredor de esta en 6000 auos. Estos va- lores dan para su masa la tercera parte de la del Sol, y para distancia entre ambas estrellas, 243 veces la de la Tierra al Sol . Las estrellas dobles cuyas distancias angulares miituas y las duraciones de las revoluciones se conozcan, admitiendo que obedezcan a la ley de atraccion neutoniana, y suponiendo las masas iguales a la del Sol, tendran de paralaje el semi- eje mayor de su orbita, espresado en seguudos, dividido por la raiz cubica del cuadrado de la relacion de su revolucion con la de la Tierra. Asi se pueden sacar valuaciones aproxima- das de las paralajes de tales estrellas innumerables, no ha- biendo otro modo mejor de hallarlas. Son valores interinos, que pueden sin embargo convenir en muchos casos para dar idea de la distancia probable a que dichos grupos estan de la Tierra. Por este metodo se hallan paralajes de decimos de se- guudo de grado, y aun de centesimas. Segun calculos de Maed- ler, en 397 estrellas dobles, cuyas distancias miituas y revo- luciones estan determinadas aproximadamente, la paralaje in- lerina es: de 0",4 a 0",1 en 45, 0,01 0,04 113, 0,04 0,01 216, y de menos de una centesima de segundo en 23. 156 El valor medio de estas paralajes inlcrinasde eslrellasdo- bles, es 0",03. Si la masa de las misnias eslrellas individual- menle consideradas, sobrepujase por termino medio a la del Sol, serian todavia raenores las paralajes reales. Pero segun los valores de las masas antes apunlados, pocos cierlamenle lal cual conocidos, pareceria que mas bien son menores que la del Sol, y que por lanto serian mayores sus paralajes efec- tivas. Sabido es que G. Herschel buscaba y observaba las estre- Uas dobles con objeto de llegar a delerminar su paralaje anual: porque mirando como optica meramente su cercania eu cada grupo, y resultante solo de que estaban situadas en direccion de un mismo rayo visual casi, aunque en realidad dislasen mucho entre si, en tal caso la estrella de menor brillo estaba probablemente mucho mas distante de nosotros que la mas lu - minosa, y mucho mas adentroenlos abismos del espacio. Su- ponia que pudieran observarse en las dos estrellas de un mismo grupo, durante cada ano, ligeroscambios periodicosde posi- cion respectiva, procedentes de diferencia de paralaje enlre la estrella mas cercana y la mas lejana. Aunqiie se hayan pa- tentizado luego bastantes estrellas fisicamente dobles 6 real- menle proximas entre si respeclo de las demas, y iormando sistemas particulares, no por eso dejan de serolras muchas dobles opticamente solo , segun opinaba Herschel ; y poseyen- dose ahora aparatos micrometricos mucho mas exactos que los que uso, de esperar es se consiga determinar paralajes anuas. Por observaciones de esla clase hechas por Slruve de 1835 a 1838 de las posiciones respectivas de la brillante estrella u de la Lira, y otra pequeiiita 43'' distante, saco un valor probable de la paralaje de la misma * de cosa deun cuarlodesegundo. Por no prolongar mas este arliculo , suprimiremos los por- menores interesanles que nos ocurrian decir sobre los diver- sos colores de las estrellas dobles, y sobre la suma pequeflez de los diametros angulares de las eslrellas fijas, que resulta de la teoria de las dobles, cuando se supone su densidad no me- nor que la del Sol , y porque no queremos desperdiciar la oca- sion de manifestar en breves palabras un i)eiisamicnto muy nuevo V nniy curioso de aslronomia estrellar. Parece hoy de- 157 moslrado, que los movimientos propios aniiales cle alguuas es- trellas fljas muy brillaiites tienen ligeras variaciones, de las cuales no se puede dar razon, hasla ahora al menos , por la ley de la gravilacion universal, a no admilirse que cerca de cada una de tales eslrellas haya algun abultado cuerpo oscuro, cuya atraccion combinada con la de la estrella ocasiono un movimiento de rcvolucion en derredor de su comun centre de gravedad. En setiembre de 1844 publico Bessel una memoria sobre la variabilidad del movimiento propio de las eslrellas fijas, demostrando que la ascension recta de Sirio habia aumentado 5" en lOauos, como resultaba de comparar su valor entonces con el quedaban las observaciones de 1735 y 1825; y apun- 16 ya la idea de que esto pudiera atribuirse a la atraccion de un cuerpo oscuro proximo a Sirio. Peters, profesor de Koe- nigsberg, contirma la especie en un trabajo concerniente a la variabilidad del movimiento propio del mismo Sirio, que ha dado a luz a principios de 1851; llegando a dar elementos de una orbita eliptica que describiria Sirio en 30 anos, y cuya escentricidad seria 0,8 del semieje mayor. Parece que Schu- bert ha Uegado a resultados identicos. La distancia media de esta estrella al cuerpo oscuro no se puede determinar direc- tamente, porque la inmensa de tal cuerpo a nosotros no ha permitido ver, hasta ahora a lo menos, el resplandor que la reflexion de la luz de Sirio en su superficie debe arrojar ; y de consiguiente no se puede llegar a conocer aproximadamente siquiera la relacion de las masas de arabos cuerpos con la del Sol, como se consigue con las eslrellas dobles de paralajes conocidas. Admiliendo sin embargo Peters que la paralaje de Sirio es menor que 1" (es -p de segundo, segun las observa- ciones de Henderson y Maclear), demuestra que el semieje mayor de la orbita, visto perpendicularmente al rayo visual y estimado en segundos de grade, debe ser mayor que 2",4; deduciendose de aqui que la masa del cuerpo oscuro debe es- ceder ~~ a la del Sol , 6 ser 6 veces mayor que la de Jupi- 158 ter. Si fiiesen iguales las raasas de Sirio y el cuerpo oscuro, deberian ser mayores que ~ de la del Sol. Schuberl ha observado en la Virgen cierta variabllidad del inovimiento propio, que esplica admiliendo una revolucion dc dicha eslrella en 40 aiios. Marth lo confirma, fundandose en observaciones de Bessel. Por ullirao, acaba de hacer Maedler un trabajo sobre la variabllidad del movimienlo propio de Procion, fundandola en observaciones de toda confianza, pero sin dar todavia los ele- mentos de la orbita de la eslrella. Adviertesolo que se pueden csplicar las cortas variaciones de posicion , admiliendo una revolucion de 50 a 60 auos hecha por Procion en una orbila de 2", 5 de semidiametro. Presenlase, pues, aqui un campo de indagaciones del mayor interes, como que podran patentizarnos la existencia y accion de cuerpos invisibles hoy, y que acaso lo sean siem- pre. Justificado queda, en nueslro concepto, lo que al princi- pio de esle articulo deciamos sobre el afan y dichosa venlura con que los aslronomos, asi observadores como calculadores, se habian dedicado y seguian dedicandose a estudiar las eslre- llas dobles. El hecho de que los habilanles de uno de los re- ducidos cuerpos oscuros del inmenso universe hayan logra- do a merced de las adrairables facultades intelectuales y de los escelenles organos con que plugo al Criador dolarles, ad- quirir en tan corto tiempo nociones posilivas de esos millares de sistemas siluados a enormes dislancias, y probar enlre otras cosas que probabilisimamente obedecen a la misma ley que el suyo, hecho es seguramente esle que constiluye una de las paginas mas gloriosas de la historia de las ciencias hu- manas. CIENCUS FISICAS. Memoria sobre nuevos esperimentos para dar fuerjo a las minas por medio de la eledricidad: por el Comandante de ingenieros D. Gregorio Verdu, corrcjponsal nacional de la Real Acade- mia de Ciencias de Madrid. E NTRE los efectos notables que puede producir la chispa electrica 6 la corriente de la pila, no es ciertamente elmenos curioso el de la inflamacion de la polvora a largas distancias, objeto de particular interes en la voladura de las minas mili- lares y en otras aplicaciones. Las esperiencias cuyo resultado tengo el honor de pre- sentar a la Academia de Ciencias, ban sido ejeculadas con apa- ratos empleados por primera vez para dicho objeto, y creo podran ofrecer interes, no solo porque dan un medio mas fa- cil, practico y seguro en mi concepto de inflamar la polvora a cualquier distancia, sino tambien considerandolasfisicamen- te, porque sirven para reconocer por un hecho de mas la po- derosa energia de las corrientes de induccion. Mas para que puedan apreciarse las diferencias que exis- ten enlre los nuevos medios, objeto de mis esperimentos, y los del raismo genero usados hasta el presenle, creo oportu- no hacer ver el eslado en que se hallaba esta cuestion tanto en Espana como en otros paises. Bien conocidos son los efectos que produce la chispa de la maquina electrica 6 de la botella de Leide: por su medio se consigue enrojecer, fundiry hasta volalilizar raetales, inflamar ciertas sustancias y particularmcnte la polvora. Pero esta lil- 160 liino electo a pesar de (jue fue previslo por Mr. Gillot en su es- celenle Iralado de forliricacion sublerranea, no ha sido apli- cado jamas en el objelo que nos ociipa, valiendose de seme- jantes aparalos, pues se opondrian aellosu mismadisposicion y naturaleza. Solamenle con la pila voltaica se ha tralado de emplear la cleclricidad para inflamarla polvora y producir la esplosion de hornillos, lanto en lierra, como debajodel agua para la demolicion de buques. El procedimiento usado generalmenle consiste en poncr iin alanibrito de plalino 6 de hierroenlrelasdoseslremidades de un conductor metalico que pueda coraunicar cuando se quie- ra con los dos polos de una pila. Si el hilo de plalino 6 hier- ro se halla rodeado do polvora, y dispuesto del modo conve- niente entre las estremidades del' conductor, la esplosion se verifica instantaneamento en el momento que se cierra el circulo vollaico; y esle efeclo es debldo a la ignicion del hilo de plalino, cuya longilud, como se supone, es proporcio- nadaa la del circuilo y a la energia de la pila. Esle medio, empleado con exilo para cortas distancias de 100 a 200 varas, ha sido ensayado repetidas veces en la Es- cuela practica de Ingenieros de Espana. En 1838 y 1839 sir- vio para varias esplosiones submarinas en Inglalerra, y par- licularraente las que luvieron por objelo deslruir el Royal- Georges, navio de alto bordo que obstruia la rada de Spilhead. Se ha hecho uso de conductores de cobre descubiertos 6 aislados ,- e indistintamenle de casi todas las pilas hidro- eleclricas conocidas, como las de WoUaston, Bunsen, Daniel y otros. En 1851, al inaugurar el telegrafo submarino entre Dover y Calais, se hizo en Inglalerra la curiosa esperiencia de dar fuego a una pieza de arlilleria desde una a otra orilla del ca- nal de la Mancha, valiendose del conductor permanente ya establecido entre aquellos dos puntos, pero perfeccionando 6 modilicando de un modo tan favorable los medios anleriores, que no debe eslrauarse la gran superioridad del resullado ob- tenido. En vez del hilo de plalino 6 hierro se uso como siis- (ancia interpolar un tubilo de gutta-percha reveslido interior- menle de una capa delgada de sulfuro de cobre; se empleo 161 una pila de gran niimero de elementos, aunque estos de poca superficie, y por ultimo se practic6 la esperiencia en circuns- lancias de aislamiento casi perfecto. La bateria voltaica estaba compuesta de 12 pilas parcia- les, cuidadosamenle construidas y formadas cada una de una pequeua caja de gutta-percha con 12 separaciones que reci- bian igual numero de pares de cobre y zinc, de 4^ pulgadas de lado, formando en todo 240 elementos. En vez de liquido escitador se empleo arena cuarzosa humedecida con agua aci- dulada por — 6 — de acido sulfurico. Hallandome en Londres el ano anterior tuve ocasion de presenciar varias esperiencias de este genero, y aun repetir algunas por mi mismo, obteniendo la inflamacion.de la pol- vora a la dislancia de 50 millas inglesas , y aun raayores aumen- tando proporcionalmente la fuerza de la bateria galbanica. EI conductor, aislado con gutta-percha, no pudiendo quedar lendido en toda su longitud, se hallaba arrollado en diferen- tes puntos; circunstancia que senalo porque puede teuer in- fluencia en los resultados, mayormente tratandose de elec- tricidad dinamica 6 producida por la pila. Con el informe que di de estas esperiencias a mi superior gefe el General D. Antonio Remon Zarco del Valle, el Cuer- po de Ingenieros de Espaua ha podido repetirlas en su escue- la practica, obteniendo esplosiones de hornillos a 4000 varas de distancia, que era la longitud del conductor aislado de que podia disponer. El exito de este procedimiento, independientemente de las circunstancias de mas perfecto aislamiento, lo atribuyo a dos causas principales: 1.^ a la mayor tension en la corriente elec- trica que da la pila empleada; y 2.° a la naturaleza de la sus- tancia interpolar, al sulfuro de cobre, bien al efecto de su descomposicion quimica, bien simplemenle a la resistencia que opone a la corriente, en virtud de la cual salta la chispa entre las dos estremidades muy proximas de los conductores metalicos. Los medios de que acabo de hacer mencion eran los que se habian usado hasla el presente con mas 6 menos exito , se- TOMO in. ' 11 162 p;un el cuidado y precauciones observadas en la esperiencia, cuando he emprendido los nuevos cusayos, cuyo principal ob- jeto ha sido comprobar la posibilidad de los Ires hechos si- guientes. 1.° Si per medio de las corrienles dc induccioo, coinbinadas con las de la pila ordinaria , podria obtenerse la chispa electriea a distancias considerables con la intensidad 6 laenergiasuticienleparainflainarlapolvora. Porconsignien- Ic , poder reemplazar las pilas 6 balerias galbanicas de gran poder, ya por la superficie ya por el niimero delos elemen- los empleados hasla ahora en csla aplicacion, por uno 6 dos elemenlos de una piiahidro-eleclrica comola de Bunsen, com- binados con un aparato de induccion. 2.° Si seria posible es- cluir enteramente el uso de la pila voUaica, que aunque ins- trumento precioso para la ciencia y para la industria, es sin embargo un aparato demasiado embarazoso en la aplicacion fisicomilitar que nos ocupa. 3.° Si podria obtenerse la inflama- cion de la polvora a grandes distancias directamente por la chis- pa electriea, esto es, sin el intermedio del hilo de platino 6 hierro, ni de cualquier otra sustancia interpolar. El resultado de los esperimentos probara si se ban conse- guido cumplidamente los tres objetos indicados. El aparato de induccion de que me he servido es el per- feccionado por Mr. Rumkorff, de reducido voliimen, y cuyos efectos de luz observados recientcmente en el esperimento 11a- mado del huevo fdosofico, son tan notables bajo tantos concep- los. Yo dire aun que al presenciar esla esperiencia interesanle quise probar si podria utilizarse la energia 6 la tension elec- triea que da este aparato para producir efectos de otra natu- raleza como los que llevo mencionados. Habiendo sido favorables los primeros esperimentos que hice en pequeno con Mr. Rumkorff, he repetido otros mas en grande en la fabrica de conductores de cobre aislados con gutta-percha, cuyo director Mr. Eukman se apresurd gus- loso a proporcionarme toda la longitud necesaria para estos ensayos, que se verificaron el martes 5 del corriente. Se cargaron desde luego dos elementos de una pila de Bun- sen, y puestos en comunicacion con el aparato de induccion, se form6 un circuito de 400 metres de conductor de cobre ais- 163 lado de 1 milimetro de diametro. Hacia el medio de su longi- tud se dispuso iin pequeQo cebo-electrico, formado de dos Irozos de conductor aislado, cuyas estremidades despues de limadas en punta, quedaban a muy corla distancia una de otra, a 1 milimetro proximamente, atravesando antes nn tubito de gut- ta-percha. Se puso polvora en contacto con las estremidades melaiicas, envolviendo el todo con gutta-percha. La inflamacion se verifico instantaneamente en el momen- to mismo en que se establecio la comunicacion electrica del aparato de iuduccion con los dos elementos de lapila. Sucesivameute obtuve esplosiones con el mismo exito res- pecto de longitudes de circuilo de 600", 1000, 4400, 4800, 5000, 6400, 7600, y por ultimo hasta de 26.000 melros, co- locando siempre hacia el medio el pequeno cebo electrico dis- puesto como anleriormenle. A todas estas distancias se han inflamado tambien las mez- clas de fosforo, nitro 6 clorato de polasa con que se preparan las pajuelas fosforicas. El ultimo esperimento se repitio haciendo entrar la tierra hiiraeda en el circuito, obteniendose la esplosion instantanea- mente; y en esle caso, la distancia a que se inflamo la polvo- ra, medida en longitud de conductor, era realmente de 26.000 metres. Para comunicar entre si las diferentes longitudes del con- ductor aislado con gutta-percha se juntaron y retorcieron por sus estremidades, quedando la union sin aislar 6 al aire libre, de modo que debio haber una gran perdida de electricidad por eslos diversos puntos, mayormente en un aire saturado de humedad, pues llovio durante todo el dia en que se hicieron estos esperimentos. Se procure estender el conductor en cuanto lo permitia la locaiidad, y no presume que las partes que quedaron arrolla- das pudieranproducir el efecto delmultiplicador, por la razon sencilla de que la intensidad de las chispas iba disminuyendo en proporcion a la longitud empleada. Queda pues probado, que con solo dos elementos de Bun- sen y un pequeno aparato de induccion de Mr. Rumkorff, se ha inflamado la polvora por lo menos a 26.000 metres de dis- 164 tancia, hecho curioso, que es aiin el primer esperimenlo fisico en que con la electricidad eslalica, 6 raodificada por el aparato de induccion, se ha producido la chispa con la energia suli- ciente para inflamar la polvora a tan considerables distancias. Se procedio en soguida a olra serie de espericncias reem- plazando los dos elementos de la pila por un aparalo de Clar- ke, construido igualmente por Mr. RumkorlT, y conservan- do como antes el de indaccion. Se empezo por una longitud de circuito de 440 melros, y se dispuso la esperiencia en las mismas circunstancias que antes. La esplosion se verifico en el momento que se puso en actividad el aparato de Clarke. Espericncias semejantes a distancias de 1000, de 1800, de 3000 y por ultimo de 5600 metres tuvieron lugar con el mismo exito. La ultima se repitio tambien colocando un pe- queuo hornillo debajo del agua. En este dia no pude continuar los esperimentos mas alia de este limite, de 5600 metros; pero la rapidez y energia con que se producian las chispas aunque muy pequenas me hacen creer que podran obtenerse esplosiones a mayores distancias, Mas aun cuando estas hubieran sido mucho menores que las indicadas anteriormente, la posibilidad y facilidad de pro- ducir la esplosion de los hornillos de mina por medio de un aparato mecdnico sin necesidad de pila, es un resullado cu- ya importancia en la aplicacion que nos ocupa podran com- prender facilmente las personas competentes en la materia. En otro trabajo mas especial me propongo dar todos los pormenores tecnicos que puedan ser necesarios para apli- car estos procedimientos en todas las circunstancias posi- bles.-=Paris 11 de abril de U^Z.=Gregorio Verdu. 165 4|^U11II€A. Nuevos hechos relativos a la historia del dcido racemico. Carta DE Kesnet a Biot. (Comptcs renJus, 5 cneio 1855.) Permitidme que aunque algo tarde, os de gracias por la ma- nera con que me habeis citado en vueslro interesanle inforrae leido en la sesion del 22 de octubre de 1849, sobre la memo- ria de Mr. Pasteur. Yuestras lisonjeras espresiones hubieran debido animarme a contribuir por mi parte al estudio del aci- do racemico, pero los trabajos industrialesabsorven demasia- do tiempo para permitir los cientificos. Una clrcunstancia fa- vorable ha venido en mi auxilio, y ereo que el mejor modo de corresponder al honor que me ha dispensadola Academia, es el de dirijiros una pequeua cantidad de acido racemico que hemos sacado en el curso de nuestras operaciones: os envio, pues, cuatro frascos en una cajita, rogandoos que guardeis una parte y pongais la restante a disposicion de la Academia. »Ved, caballero, el modo con que se ha oblenido nueva- menle este acido en nuestra fabricacion. »En 1850 compre a Mr. Praquin de Saint-Maixent (Deux- Sevres) cierta partida de tartrate de cal procedenle de la li- quidaciou de una fabrica de cremor de tartaro y de acido lartrico, siendo el espresado lartrato producto del precipitado de las aguas madres. Mr. Gundelach, agregado como quimi- 00 a mi establecimiento, reconocio la presencia del acido ra. cemico, lo cual nos decidio a tratar solo este lartrato de cal, del que hemos sacado una centesima parte de su peso proxi- mamente. 5)Recientemente hemos empleado una partida de tartaro de Toscana, en el cual es verdad que no hemos reconocido de un modo directo la presencia del acido racemico ; pero al muy poco tiempo de haberlo usado hemos visto pequefios cristales de este acido, sobrepuestos en pequenas cantidades a los cristales de acido tarlrico. 166 »En Dueslra opinion, el acido racemico que liemos saca- do con gran abundancia del tartralo de cal de Saint-Maixent, se ha debido acumularen las agnas madrcs durante una fabrica- cion prolongada, y patentiza la presencia de dicho acido en los tarlaros de la Saintonge que se emplearon. Tambien es nuestro dictamen que el acido racemico que acabamos de des- cubrir precede del tartaro de Toscana, pero contenido en tan pequenas canlidades, que es precise operar sobre grandes ma- sas para estraerlo. »He coraunicado estos resultados a Mr. Pasteur, cuyos tra- bajos importantes sobre el acido racemico ban side tan lumi- nosos, y sin duda llegara a resolver el problema de suforraa- cion: os los parlicipo igualmente, persuadido que la Academia los juzgara de algun interes." A continuacion de la carta de Mr. Ketsner, Mr. Biol da las esplicaciones siguientes. *'La opinion que Mr. Ketsner emile en su carta, respecto a la acumulacion casi total del acido racemico en las aguas madres que proceden de la purificacion de los lartaros en bru- to, y sobre la necesidad de buscarlo especialmenle en ellas para obtenerlo en abundancia; esta opinion , digo es entera- mente conforrae a la que se formo Mr. Pasteur el verano ul- timo cuando su viaje por Alemania, y que nos la comunico en dicha epoca a Mr. Dumas y a mi, en las cartas que toda- viaconservamos. La certeza y evidencia que presentan a nues- tro entender las conclusiones que ha sacado acerca de la mar- cha que conviene seguir para hallar nuevamenle ese precioso producto, que habia desaparecido hace tanto liempo de un mo- do tan estrafio, nos animaron a pedir confiadamente a la Aca- demia el que facilitara a Mr. Pasteur los fondos necesarios para terrainarsus investigaciones. La carta de Mr. Ketsner, y los productos que la acompauan, prueban que los designios de la Academia se han visto realizados brevemente, y que su liberalidad ha sido bien empleada, puesto que la cuestion que- da ya resuelta y conseguido el fin. Mr. Pasteur ha creido de su deber dar cuenta a la Academia de los resultados que ha obtenido, y asi lo ha verificado en una nota que nos ha dirijido para la corporacion, a la cual pedimos su perraiso para leerla. 167 QUIMICA. — Noticia sobrc el origen del dcido raceinico, por Mr. L. Pasteur. *'El acido racemico se descubrio en Thann por Mr. Ketsner hacia el aiio 1820. En los numerosos trabnjos de que lue ob- jeto por espacio de muchos afios, se considero generalmenle, sin que para ello hubiese prueba alguna, que existia formado completamenle en los tartaros de los vinos de los Yosgos; raas esto solo era una presuncion, nacida del lugar de la fabrica en en que se habia descubierlo. Esta opinion se repitio en todas las obrasde quimica, liasla en las publicadas moderuamenle, y lo que se creia mas bien era, que el acido no habia dejado de obtenerse en la fabrica de Thann: pero en 1849 supc todo lo contrario por Mr. Ketsner, es decir, que no.se habia vuelto a ver desde la epoca de su descubrimiento. Esta cir- cunstancia llamo vivamente la atencion de todos los quimicos, y Mr. Ketsner publico, a pelicion de Mr. Pelouze, en los Comptes rendiis de 1849, las modificacioncs que habia in- troducido en sus operaciones desde 1820. Mr. Pelouze es- cribio tambien a Mr. White, fabricante en olro tiempo de aci- do tarlrico, quien segun se aseguraba , habia obtenido el acido racemico. Mr. White contesto que efectivamente ha- bia recibido eu su fabrica un producto diferente del acido tartrico, que lo habia tenido por acido racemico; anadiendo que los tartaros que empleaba en aquella epoca procediau de Napoles, Sicilia y Oporto. Habiendo comunicado Mr. Pe- louze a Mr. Ketsner la observacion de Mr. White, se acor- d6 al memento Mr. Ketsner que por el auo de 1820 hacia traer de Italia una parte de sus tartaros. (Veanse las notas de Mr. Pelouze insertas en el tomo 29 de los Compies rcndus.) Ausente Mr. Ketsner, y obligado a permanecer en Paris por su cargo de representante, me apresure a escribir a Mr. Gundelach, habil quimico de su fabrica, rogandole que hi- ciese venir tartaros de Italia, principalmente de Sicilia yde Napoles. Diversas circuustancias independienles de la volun- tad de Mr. Ketsner, retardaron los esperimentos que eslos sabios debian hacer. 168 »La Sociedad de Farmacia de Paris tuvo la feliz idea en 1851 de proponer como tema de premio las dos cuestiones sigiiienles. 1." ;,Existen liirtaros que conlengan el acido racemico completamenle formado? 2.^ Delerminar las circunstancias en que el acido tartrico pudiera Irasformarse en acido racemico. » Apenas se supo el anuncio del premio, un dislinguido sa- bio de Londres, Mr, Pereira, hizo publicar en el Diario de Farmacia, por mediacion de Mr. Guibourt, que el acido ra- cemico existia en gran canlidad en el comercio ingles. wEsta noticia me sorprendio mucho, causandome gran placer. No solo me habia ocupado conslanlemente del acido racemico por espacio de dos aiios, sino que acababa de des- cubrir tales relaciones enlre las potencias rolatorias del acido malico y del larlrico, y las formas cristalinas hemiedricas de los bitartralos y bimalato de amoniaco, que viendo por otra parte en la naturaleza que siemprc van unidqs los aci- dos malico y tartrico, creia, y creo todavia como muy proba- ble, que donde existe el acido racemico ha de hallarse el racemico malico; es decir, la combinacion de los acidos ma- licos derecho e izquierdo. Todas estas razones me hacian dar gran iraportancia a cuanto tenia relacion, proxima 6 lejana, con el origen misterioso del acido de Thann. Por otra parte debo decir, que a pesar de la incertidumbre que reinaba en este puulo, me parecia imposible en el estado actual de la ciencia la trasformacion del acido tartrico en acido racemi- co, fundado en esle razonamiento muy sencillo, el cual, si bien no es infalible, no por eso deja de tener un valor real. Siendo el acido racemico la combinacion en pesos iguales de los acidos tartrico derecho e izquierdo, es evidente que el problema de la trasformacion del acido tartrico derecho or- dinario en acido racemico, es el mismo que el de la trasfor- macion del acido tartrico derecho en tartrico izquierdo. Pero todo lo que se hace con el acido tartrico derecho, se puede verificar, en ifjualdad de circunstancias, con el tartrico izquier- do; por consiguienle, en una operacion cualquiera, princi- palmenle de la clase de las de la fabricacion de acido tartri- 169 CO, en que solo se emplean como agentes sustancias despro- vistas de poderes rolatorios, si el acido derecho pudiera con- vertirse en izquierdo, la misma operacion, aplicada al acido izquierdo, loconverliria en acido derecho. En olros terminos; la irasformacion es imposible al parecer, y todo lo mas que se puede obtener es el acido tartrico inactive. Mas adelante esplicare las objeciones que pueden hacerse a este razona- miento, pues ahora solo eniito estas ideas con objeto de que los quimicos puedan apreciar bien los motivos de la preferencia que daba yo a la opinion, de que el acido racemico era un producto natural. wEstos detalles daran a conocer ademas mi impaciencia de aclarar el hecho anunciado por Mr. Pereira. Yo le escribi, igualmente que a Mr. Hoffman, y ambos me sirvieron con la mayor deferencia: de este modo supe que la persona que vendia en Inglaterra el acido racemico era Mr. Simpson; que dicho abastecedor traia su acido de Alemania; y que la can- tidad que tenia en su almacen era de corta consideracion, porque Mr. Simpson no podia obtener de su corresponsal en aquel pais todo el que queria. Mr. Hoffman, por su parte, hi- zo el favor de escribir a los principales fabricantes de acido tartrico de Inglaterra y Escocia; resultando claramente deto- das las respuestas que se le dieron por escrito, las cuales conserve, que el acido racemico es enteramente desconocido en las fabricas de Inglaterra: sin embargo, no debe sacarse de aqui la consecuencia que no exista en aquellos paises, y hasta tengo la conviccion contraria, a causa del origen de los tartaros de las fabricas inglesas. »En tal estado se hallaba la cuestion, cuando tuve el ho- nor de ver en Paris a Mr. Mitscherlich a fines de agosto ul- timo, cuyo celebre quimico me informo que un fabricanle de Sajonia preparaba el acido racemico, y que le habia surtido de el. Pocos dias despues fui a visitar al espresado fabricante, con una carta de introduccion que tuvo la bondad de darme Mr. Mitscherlich. Mr. Fikentscher, persona muy instruida, me recibio con suma amabilidad , y me manifesto que el acido racemico se sacaba en su fabrica, pero en muy corta canti- dad, y que en otro tiempo sacaba mas; que poco despues del 170 descubiimiento de este acido habia preparado una gran can- tidad, de la cual le quedaban todavia algunas libras; que en la aclualidad lo dejaba pcrder; que la |)roporcion que resultaba era variable; y que no habiendolo oblenido con los lartaros de Austria, pensaba como yo quo esle acido no era en manc- ra alguna un produclo artificial; y linalmente, que cuando lo habia preparado en mayor cantidad, traia los lartaros de Trieste, pero que en el dia empleaba los de Napoles. En se- guida pase a visitar la fabrica, y quede sorprendido al ver la pequeiia cantidad de acido raceraico que obtenia M. Fikents- cher. Efectivaniente, figiirese cualquiera unas grandes cubas de plomo cubiertas con una capa espesa cristalizada de aci- do tartrico en gruesos cristales, y en las cavidades que for- man sus paries salientes poqueuos cristales en forma de agu- jas, destacandose por su blancura de los voluminosos y lim- pidos cristales de acido tartrico, y se tendra una idea del mo- do con que aparece el acido racemico en la fabrica de Sajo- nia; ademas, esos cristalitos no se forman nunca en las pri- meras crislalizaciones. Por otra parte, he comprobado quo el liquido acido que suministran dista mucho de conlenerlo en grandes cantidades, y casi no da ninguno en las crislali- zaciones subsiguientes, lo cual depende de que el acido ra- cemico es muy poco soluble en una solucion concentrada de acido larlrico. wQuede muy admirado, y me causo gran sentimiento el ver que el acido racemico se formaba en proporcion tan pe- quena. Yo sabia que Mr. Ketsner, por el ano de 1820, habia oblenido tales masas, que lo despacho por centenares de qui- logramas. Desesperaba ademas que pudiera llegarse a estu- diar con fruto el acido malico de las uvas para descubrir en el la presencia del racemico malico, pero una circunslancia me Iranquilizo sobre eslo. Efeclivamente, Mr. Fikentscher opera con fartralos medio rejinados, y creia yo, lo cual se con- firm© despues, que si Mr. Ketsner obtenia proporcionalraente en 1820 mayor cantidad de acido racemico, era porque habia operado con lartaros completamente en bruto. Es claro que si el acido racemico exisle formado en ellos, debe quedar su mayor parte en las aguas madres del refinado, sea cualquiera 171 el eslado que lenga en el tartaro bnito: el mismo racemato de cal es en realidad poco soluble en el bilarlrato de potasa. Ha- biendome enlerado Mr. Fikentscher que en Trieste y Yenecia habia grandes fabricas de refinacion de lartaros, resolvi dlri- girme a dichas dos ciudades para esUidiar en ellas las aguas madres de sus fabricas; pero al paso por Viena debia detener- me para visitar otras de acido lartrico, circunstancia que fue rauy feliz, pues en esta capital se aclaro del modo mas cum- plido la cueslion del origen del acido racemico, consideran- dolo conio un producto puramente natural. »Acompariado del sabio prol'esor Mr. Redtenbacher, que durante mi permanencia en Viena estuvo conraigo tan atento, que no puedo agradecerle cual se merecen los favores que me dispenso, visite diferentes fabricas do acido tartrico, sin que en ninguna se hubiese descubierto el acido racemico. Sin em- bargo, no tarde en reconocer, al examinar las diversas cuali- dades del acido tartrico almacenado en la fabrica de Mr. Nach, que muchos ejemplares tenian en su superficie pequenos cris- tales, que al momento conoci eran de acido racemico, mas en tan corta canlidad, que emplee mas de tres boras en recojer algunas decigramas. Entonces nos dijo Mr. Nach que esos cris- talitos se habian presentado hacia algun tiempo en su fabrica, y en ciertas cristalizaciones, en tal cantidad que esto habia desacredilado su acido tartrico, que los pintores calificaban de impuro. Yaliose de una espresion muy exacta, diciendome que se hubiera creido que el acicjo tartrico se habia cubierto con una cristalizacion de sal de estauo; y efectivamente, asi es como se presenta lambien en la fabrica de Sajonia ; pero Mr. Nach habia tornado los pequenos cristales por sulfato de sosa (el tartrato de potasa lo descompone con el sulfato de cal): vease ahora una circunstancia muy importante y deci- siva. Mr. Nach nos aseguro que dichos cristales en forma de agujas, solo se habian visto en su fabrica hacia un ailo proxi- mamente, y que hacia dos nada mas que empleaba los tarta- ros en bruto de Austria. Antes, cuando usaba los tartaros se- mirefinados , nunca se presento el acido racemico; de donde resulta: 1." Que los lartaros en bruto, do Austria, contienen acido 172 racemico ya formado; pues es evidenle que si este acido fiiera un producto artificial, se hubiera manifeslado constantemente en una fabrica cuyo modo de operar no varia, habiendo cam- biado solamenle la calidad de los tarlaros que emplea. 2." Que los tartaros en bruto, de Austria, ban de contener dicho acido eo menor cantidad que los de la misma clase de Napoles, puesto que estos, despues de refinados, todavia su- ministran el acido racemico, y cuando bace poco tiempo que los liquidos se ban puesto en accion. 3)Ademas, como las aguas madres habian eslado en mo- vimiento mas de un afio antes que presentasen el acido ra- cemico, solo aparecio este cuando se bubo acumulado por las operaciones sucesivas que concentran poco a poco, en un pe- queuo voliimen, el acido contenido en una gran cantidad de materia primaria; porque las aguas madres de una operacion sirven para el procedimiento de otro nuevo tartaro en bruto. Este resultado se confirmo por lo que vimos en una fabrica que solo contaba algunos meses de existencia, que empleaba tambien los tartaros de Austria, y en la cual no se habia des- cubierto todavia el acido racemico. Por ultimo, las conclu- siones precedentes recibieron nueva confirmacion con espe- rimentos del mismo orden verificados en la fabrica de Mr. Sey- bel: bacia dos 6 tres afios que no se habia dejado de usar eu ella el tartaro medio-refinado, y en el invierno ultimo apare- cieron los pequenos cristales, que se rairaban como una im- pureza procedente de los tarfaros en bruto empleados nueva- mente. Es necesario advertir que los tartaros de que se hace uso en la gran fabrica deMr. Seybel, proceden principalmente de Hungria y Estiria; lo cual prueba que los tartaros en bru- to de estos paises conlienen el acido racemico como los tar- taros de Austria y Napoles. ))llustrada asi la cuestion de que me ocupaba, no fui ya a Trieste, y porque ademas supe por Mr. Redtenbacher, que ha- bia sido profesor de Praga, que en esla ciudad existia una gran fabrica de acido tartrico: decidi, pues, visitarla, y en ella descubri tambien los cristales en forma de agujas de aci- do racemico, que se obtienen hace siete afios. El quimico de la fabrica, el Dr. Mr. Rassman, conocia ya dicho acido, y aun 173 me manifest6 que habia hecho algunos esperimentos, por me- dio de los cuales esperaba trasiormar el acido tartrico en aci- do racemico; asegurandome, sin embargo, que no habia con- seguido resultado alguno posilivo en esta Question, y que solo creia posible la trasformacion. »Apresureme a volver a Francia, y a dar cuenta de los resultados de mi viaje a Mr. Ketsner, con objeto de esplicar por una parte la ausencia completa en su fabrica del curioso acido desde mas de 30 auos, y por otra su presencia en can- tidad notable hacia 1820. Hallandose ausente Mr. Ketsner, ha- ble largamente con su hijo politico Mr. Rissler, y con Gunde- lach, de los ensayos que era precise hacer para que viesen aparecer nuevamente el misterioso acido, y sobre todo de la manera en que habian de dirigirse para obtener canlidades de consideracion que pudieran ofrecerse al comercio y a la ciencia. wSegun dejo dicho, Mr. Ketsner empleaba en 1820 los tar- taros de Italia; pero tengase muy presente que los usaba en bruto: y repito, que puesto que los tartaros de Italia una vez refinados dan el acido racemico, y que este es un producto natural, es claro que los tartaros en bruto de aquel pais ban de suministrar en las ultimas aguas madres de la fabricacion canlidades notables de acido racemico, cuyo resultado es pre- cisamente el acido obtenido en 1820. »Hoy, y desde hace muchos afios, Mr. Ketsner saca prin- cipalmente sus tartaros de la Alsacia y la Borgona. Estos tar- taros se emplean en bruto como los de Austria y Hungria, que se gaslan en Yiena. Las aguas madres permanecen hasta tres 6 cuatro afios en movimiento; y por consecuencia, es necesa- rio admitir que los tartaros de Alsacia y de Borgona no con- tienen acido racemico, 6 al menos es en cantidad tan peque- na, que queda enteramente en las ultimas aguas madres, que se arrojan, de lo cual mereceria hacerse un estudio es- pecial. wCuando regrese a Estrasburgo, escribi estensamente a Mr. Ketsner los resultados de mi viaje a Alemania y Austria, rogandole ante todo: 1.° que hiciese traer tartaros en bruto de Napoles; 2.° aguas madres evaporadas de las fabricas de refi- n4 liar el tarlaro, y operar luego sobre eslos residues del mismo mode que con los larlaros en bruto. Mr. Retsner, para quien no son nada los sacrificios pecuniarios en esta cueslion, que es esclusivamente suya, ha hecho ya los espresados pedidos; y aun ha ido mas alia: en una carta, fecha 24 de diciembre, me comunica los resullados que ha conseguido hace muy po- 00, despues que luve ol honor de escribirle. Eslos nuevos re- sullados, uno deellosen parlicular, le dan un merilo particu- lar en la cuestion del origen del acido raceniico, sin contar la sefialada honra de haber descubierto en otra ocasion Ian raro producto. Efectivamente, Mr. Ketsner acaba de introducir en su fabricacion corriente los tarlaros en bruto de Toscana, y a la lercera cristalizacion se ha presentado ya el acido ra- cemico; nueva prueba de que es un producto natural, y de que existe en los tartaros en bruto de Italia en cantidad bastante apreciable: pero el resultado mas importante y confirmatorio de los que preceden es el siguiente. Mr. Ketsner ha tratado aparle cierta cantidad de tartrate de cal procedente de la preci- pitacion de las aguas madres de una fiibrica que liquido, y que empleaba los tartaros de Saintonge, habiendo oblenido muchos quilogramos de acido racemico. Esto manifiesla que los tarta- ros de Francia, al menos los de ciertos paises, contienen el acido racemico, lo mismo que los de Italia, Austria y Hun- gria: tal es el nuevo resultado que honra principalmente a Mr. Ketsner, y no dudo que muy pronto lo hara estensivo a los tartaros de otras localidades. »Porfortuna,aldia siguiente de recibir la carta de Mr. Kets- ner, es decir, el 23 de diciembre, Mr. Redtenbacher me escri- bia desde Yiena que Mr. Seybel, por satisfacer nuestros deseos, habia precipitado con la creta las ultimas aguas madres de su fabrica, que tenian Ires auos; que habia tratado aparte la sal de cal obtenida; y que el liquido acido habia depositado en los primeros dias de diciembre bastantes quilogramos de acido ra- cemico: serian 1400 quilogramos proximamente los del liqui- do en cristalizacion. Mr. Redtenbacher me ha enviado una muestra del acido de Mr. Seybel, y es un acido racemico muy bianco y muy puro. Este esperimento es exactamente el mis- mo que Mr. Ketsner acaba de verificar con el producto de las 175 aguas madres de la fabrica que Irabajaba con el tartaro de Saintonge. ))Tal es la historia complela de la cuestion del origen del acido racemico. He creido necesario entrar en todos estos de- talles, con objelo de que la Academia pueda juzgar mejor acer- ca de los derechos respectivos de MM. Kelsner y Fikenlscher: este tiene el merito de haber conservado, en cierlo modo, el deposito del iicido racemico que se creia perdido enteramente; y a Mr. Ketsner pertenece la lionra de haber demostrado per primera vez su presencia en los tartaros procedeutes de uva de nuestro pais. » Acabo de recibir algunos quilogramos de tartaro semirefi- uado de Napoles, que me ba remitido Mr. Fikentscber, y muy pronto estare en el caso de probar que se pueden estraer de este tartaro cualesquier trozos de racemato de cal. Ya he verificado algunos ensayos durante mi viaje a Leipsick en el laboratorio de Mr. Erdmann, pero no me atrevere a publicar el resuUado hasta que lo confirmen nuevas esperiencias practicadas en ma- yor escala. NoTA. wTengo el honor de acompauar a esta noticia unos ejemplares de acido tarlrico, en cuya superficie se ven peque- nos cristales de acido racemico, que he recojido en las fabricas de Alemania y do Austria. Mr. Ketsner, a quien heenseuado los ejemplares, me ha dicho que exactamente y de la misma ma- nera se habia presentado en otro tiempo y muy recientemente el acido en su fabrica. Para obtenerlo en estado de pureza bas- ta echar agua en la masa: el acido racemico se disuelve al mis- mo tiempo que una pequena cantidad de acido lartrico; pero si se evapora el liquido, el acido racemico cristaliza primero y perfectamente pure en grandes cristales." EE.i:€TRl€IDA». Sobre las corrientes lermo-eUctricas; por Mr. Magnus. (L'Inslilut., uiim. 933.) Mr. Magnus presenlo a la Aeademia de Berlin una Me- moria sobre las corrientes lerrao-electricas. El autor, entre olras cosas, dice: que para averiguar si estas corrientes provienen del trasporte 6 de cualquiera otra accion del calor, es necesario examinarlas en su forma mas simple. Las esperiencias se ban limitado de consiguiente a observar estas corrientes en un metal unico. Conviene en esta circunstancia distinguir dos casos. 1.° Puede producirse una corriente en un conductor enteramente cerrado sobre el mis- mo, y que no consista mas que en un solo metal, 6 que por el contrario coraprenda un multiplicador en el circuito que 'presente un pedazo del metal sometido a la esperiencia, bas- tante largo para que el calentamiento del punto esperimenta- do no haga temer un cambio de temperatura en las estremi- dades en que se verifica el contacto de los hilos del multipli- cador. 2.° Puede tambien obtenerse una corriente poniendo en contacto dos pedazos de un mismo metal, cuya temperatu- ra sea desigual. Las consecuencias en ambos casos son ente- ramente diferentes; y es claro que sirviendose de un conduc- tor que consista en dos piezas de un mismo metal, que se toquen solo en algunos puntos, sin que el de contacto se ca- liente directamente, deben preverse resultados de un orden complejo. A esto debe atribuirse principalmente la diferencia que se observa entre muchas inducciones del autor, y las de otros fisicos que se ban ocupado del mismo objeto. El autor empieza describiendo su multiplicador, y el mo- do como se ha procurado alambres de cobre puro precipitan- do una disolucion cobriza por el amoniaco, y en seguida por una accion galbanica. Solo asi pueden obtenerse multiplica- dores que carezcan de toda accion sobre una aguja doble muy 177 sensible, de modo que esla permanezca en el cero de la escala. Para las esperiencias del primer genero con un conductor de un solo pedazo, ha empleado un alambre de 0,4 hasta 2 li- neas de diamelro, cuya longitud para los menores diamelros era a lo menos de 4 pies. Como la dureza del alambre influye en la direccion e intensidad de la corriente, es preciso evitar con cuidado una fuerte elevacion de temperatura, que produ- ciria una variacion en la dureza del alambre. En general en estas esperiencias no se elevo la temperatura a mas de lOO^c, para lo cual se empleo un aparato calentado con agua hir- viendo. Mr. Becquerel demostr6 que haciendo un nudo en un alam- bre, y calenlando un punto a la inmediacion del nudo, se producia una corriente en direccion del nudo; pero como este fisico empleo una temperatura Uevada hasta el rojo, pudo su- ceder que la corriente fuese producida por un reblandeci- miento del alambre en el punto calentado, mientras que en el nudo conservaria toda su dureza. Es, sin embargo, mucho mas probable que se forme una corriente siempre que se ca- liente un punto de contact© entre un alambre fuerte y otro mas delgado. Con todo, Mr. Magnus demuestra que la diferencia de es- pesor no influye en la produccion de las corrientes termo- eleclricas cuando los alambres son identicos ([uimicamenle hablando, y de una misma dureza, puesto que en estas cir- cunstancias no ha podido obtenerlas variando el espesor de los alambres. El nudo de Mr. Becquerel en el alambre de pla- tina no pudo lener otra influencia que la de impedir que el metal adquiriese la temperatura roja en el punto en que esta- ba el nudo. Para convencerse de ello basta observar, que ha- ciendo una lazada con un alambre de cobre 6 lalon, y calen- tandolo en un punto inmediato a una temperatura que no pase de lOO'c, no se produce la menor corriente, ora sea duro 6 blando el alambre. Pero si se calienta un punto de un alambre duro hasta el rojo para reblandecerlo, y despues de baberse enfriado se calienta hasta 100°c. un punto inmediato, al momento aparece una corriente, y esto se observa a veccs TOMO III. 12 178 aim durante la elevacion de temperalura al rojo, sobre lodo cuando la llama no es completamente inmovil, pucs entonces calienla desigualmenle alguuos do los piintos del limite de la porcion dura y de la blanda. Si se cubre un alambre deplaquS [argantan) por la via gal- bano-plastica y sobre una parte de su longitud con una capa muy delgada de cobre, y se calienla el alambre en el punto inraediato al en que termina la capa de cobre, se ve formar una corriente. Esto podia provenir de que el poder radiante del calor ejerciese alguna influencia en la direccion de la cor- riente: pero no es asi, pues que otras variaciones en la super- ficie de los alambres, como por ejemplo el pulimento, el esta- do escabroso 6 el barniz de sustancias no conductoras, no ban dado lugar a ninguna corriente terrao-electrica. Respecto de los metales cuya dureza puede moditicarse facilmente, y que son susceptibles de laminarse 6 tirarse en alambres, Mr. Magnus ba determinado la direccion y relacion de la intensidad de la corriente, que proviene de una misma diferencia de temperatura para cada diferencia de dureza. Despues hizo esperiencias sobre la direccion e intensidad de las corrientes que resultan del contacto de dos pedazos de un solo y mismo metal, cuando el uno de ellos estando frio, se aproxima al otro, que se ha calentado. Estos pedazos se ban tomado siempre de un mismo alambre, porque las espe- riencias anteriores demostraron que la mas pequena variacion en la dureza 6 naturaleza quimica del metal, bastaba para producir una corriente. Poresta razon, aun cuando se emplea- ban estos pedazos de alambre, uno en el eslado blando y otro conservando su dureza, se cuidaba de cortarlos ambos de un mismo alambre en el estado duro, y se reblandecia despues uno de ellos por el calor. Si en estas esperiencias se ban de obtener resultados corn- parables, es indispensable que el contacto entre ambas pie- zas de metal se verifique siempre del mismo modo. Para con- seguirlo se ha servido el autor de un aparato particular, que aplicaba los dos alambres uno contra otro con una presion constante. La direccion de la corriente en la mayor parte de los me- 179 tales va del alambre frio al caliente, es d«cir, del duro al biando; en otros sucede la inversa. En algunos la inlensidad de la corrienlft que resulla de la dlferencia de densidad en el alambre, es mayor que la que provieue de la diferencia de lemperatura; por ejemplo, la corriente en la plala va del alam- bre biando al duro, ora se caliente mas el uno ora el otro. En otros metales sucede locontrario, tal como el platino, cuya cor- riente marcha siempre del mas caliente al mas frio, cualquie- ra que sea la densidad del uno 6 del otro. Mas esto puede provenir de que en la platina la corriente que resulta de la diferencia de densidad es muy debil (5° solamente), mien- tras que en la plata es muy fuerte, pues Uega a 46° para la plata fina y a 40 para la que esta aleada con 25 por 100 de cobre. En casi todos los metales es mas energica la intensidad de la corriente empleando alambres blandos que sirviendose de los duros; sin embargo, sucede lo contrario con algunos, especialmente con la plata fina y aun con el cadmio. En la plata se observaran anomalias notables: mientras que en la plata fina la corriente marcha siempre del alambre mas caliente al mas frio; en la aleada a 25 por 100 de cobre va del mas caliente al mas frio. Por otra parte, si se calienta la plata fina hasta una tempe- ratura de 250''c. para reblandecerla, y se la pone inmediata- raente en contacto con un alambre duro del mismo metal, la corriente que resulta al principio de la diferencia de tempe- ratura es la mas energica, y predomina en el momento en que la diferencia de lemperatura es la mas fuerte; pero poco des- pues la direccion de la corriente cambia, y mientras que la temperatura de ambos alambres tiende a unifonaarse, la di- reccion debida a la diferencia de densidad se hace dominante, y la corriente marcha del alambre biando al duro, todo lo con- trario de lo que sucedia al principio del contacto. La plata aleada a 25 por 100 de cobre se conduce dei mismo modo si se la calienta hasta 250", y se pone inmedia-^ lamente en contacto con un alambre duro del mismo metal. La corriente que resulta de la diferencia de temperatura es al principio la mas fuerte, y va del metal caliente al frio; pero 180 poco despues la diferencia de densidad se hace predominanle, y la corrienle sigue la direccion opuesla. El plaque [argantan] se conduce exactamenlc del mis- mo modo cuando se eleva la temperatura hasta 100°. Una causa analoga en la inversion delascorrientesse ve- rifica probablemente con frecuencia: y las enormes diferen- cias que presentan los resullados de los fisicos en la delermi- nacion de las direcciones de las corrienles terrao-eleclricas, provienen evidenlemente de no haber dislinguido con bastante cuidado la influencia de la densidad y la de la temperatura. El conlacto del mercurio caliente con el raercurio frio no da lugar a ninguna corrienle, como ya lo babia demostrado Mr. Henrici. Parliendo como lo ban hecbo muchos fisicos (y particu- larmente Mr. de Larive en su memoria sobre las variaciones diurnas de la aguja magnelica y las auroras boreales, inserta en los Anales de fisica y quimica, S."* serie, tomo25, pag. 310) de este becbo, a saber, que la sustraccion de la temperatura en un conductor da lugar a una corrienle, resultaria que cuan- do se calicnla un punlo de un alambre perfectamente homo- geneo y de igual diainelro en toda su longilud, en el cual de- crece la temperatura uniformemente en ambos lados, no apa- rece corrienle alguna, porque en ambos lados se forma una igual y opuesla, que se destruyen; pero que si se pone en conlacto un punlo caliente del alambre con una pieza fria del misrao metal, bajando entonces la temperatura mas rapida- menle de un lado que del otro, podria creerse que deberian formarse corrienles de intensidad diferente; sin embargo, co- mo la direccion en los metales no es identica con la direccion que proviene de la temperatura, esta hipolesis carece de fun- damento. Del mismo modo en un alambre mas grueso en un punlo que en otro, cuando se calienta a la inmediacion de es- te punlo, la temperatura decrece con desigualdad en ambos lados, y deberia de consiguiente formarse lambien en este alambre una corrienle, y con lodo no sucede asi, por las ra- zones arriba espueslas. Podria acaso, en vcz dc atribuirse la corrienle eleclrica a la diferencia de temperatura, considerarla como efecto de la 181 dil'erencia tie conductibilidad para el calor, adoiitiendo que la mas rapida propagacioii del calor, 6 sea la mayor conducti- bilidad, produce una corriente masinlensa. Pero en esle case el coeficiente de conduclibilidad para el calor no seria cons- tante para cada cuerpo , sjno que variaria con la temperalura, de suerte que el poder conductor, 6 sea el coeficiente de con- duclibilidad, seria el mayor unas veces en la parte mas fria, otras en la caliente, segun que la corriente variase de direc- cion, pues que ya se ha dicho no es una misma en esta cir- cunstancia para todos losmetales, ni aun para uno mismo. Pero esto es contrario a la hipotesis generalmente admitida, y que Mr. Poisson ha tornado como base de su tratado sobre el calor; y Mr. Langberg, en su memoria sobre la determinacion de la temperalura y de la conductibilidad para el calor en los cuerpos solidos, ha demoslrado que las observaciones cono- cidas hasta ahora justifican esta hipotesis, Segun Mr. Lang- berg, ei coeficiente de conductibilidad es una funcion de la temperalura. Sise quieren, pues, atribuir las corrientes lermo- electricas a una diferencia en el coeficiente de conductibilidad, seria necesario admitir que para algunos melales aumentabu con la temperalura, mientras que en otros sucederia lo con- trario; esto es, seria mas intensa la corriente en las tempera- luras bajas , y de consiguiente mayor en estas el coeficiente de conductibilidad; lo cual es cuando menos inverosimil. Por igual razon seria precise decir, que el coeficiente de conduc- tibilidad aumentaba en unos metales con la dureza mientras que en otros dismiuuia por esta causa, pues que las corrien- tes varian de direccion en estas circunstancias segun los me- lales; cuya hipotesis es igualmente inverosimil. Importabapor lo mismo asegurarse, en cuauto fuese posi- ble, si estan realmente estas diferencias en el poder conduc- tor; y con este objeto se ha medido el poder conductor de un alambre de lalon de 2,24 lineas de diametro, al que se habia dado una complela densidad pasandole por la hilera en el es- tado blando. Para ello se hizo uso de un metodo particular, por medio del cual podia esperarse que se harian sensibles las menores diferencias en el poder conductor del calor, y sin embargo no se ha observado la mas pequefia. Lo mismo 182 siicedi6 con dos alambres de arganlan del mismo diamelro, uno diiro y otro blando. Siguese de aqui la consecuencia raas importante de esle ti-abajo, a saber, que pues laconduclibilidad para elcalorno es la causa de las corrientes lermo-electricas, no pueden es- tas depender de la propagacion del calor, supuesto se ha de- inostrado lambien que era independiente de la sustraccion 6 disrainucion de temperatura , y del poder radianle, la direc- cion do lacorriente. En este supuesto, esdiiicil deesplicar la causa eficiente de la corriente termo-eleclrica de otro modo que atribuyendola al contacto de elementos heterogeneos. Por el "contacto de dos metales, 6 simplemente de dos pedazos de uno mismo, en el estado blando el uno y du- ro el otro, cada uno de ellos adquiere un estado eleclrico. Debe suponerse que un cambio en la temperatura modifica la intensidad de esta electricidad: asi , por ejemplo, cuando una pieza dura toca a otra del mismo metal, mientras que la temperatura es la misma en los dos puntos de contacto, la electricidad es igual en ambos puntos, pero con direccion opuesta en ambos, de suerte que no resulta corriente alguna. Si por el contrario varia la temperatura en cada uno, la elec- tricidad varia igualmente, y la diferencia de estas dos accio- nes determina la direccion y la intensidad de la corriente. Podria demostrarse la verdad de esta hipotesis haciendo ver las modificaciones que esperimenta la electricidad a diversas lemperaturas, observando al mismo tiempo si estas variacio- nes eslan acordes con la direccion de la corriente; pero hasta ahora no se ha conseguido, sin duda porque la electricidad libre es muy debil para producir una accion sensible sobre el eleclrometro. Aunque no se haya dado esta demostracion , no por eso debe dejar de admilirse esta hipotesis, como la mas proba- ble hasta ahora. Esta presenta con todo una dificullad particular, que sin embargo desaparece despues de un examen detenido. Figu- remonos un conductor, en el que exista una corriente termo- electrica, dividido en una infinidad de capas en una direccion perpendicular a la de la corriente; estas capas tendran todas 183 ellas diferenle leniperaturu. Supongamos que sean Ian delga- das que la temperalura sea conslante en cada una; parece evidente, que si las capas de temperalura diferente puestas en contacto se conducen como conduclores heterogeneos, que por su contaclo se eleclrizan en sentido opuesto , debe suce- der, conforme a k leoria de la pila de Volta, que la eleclrici- dad en las dos capas 6 elementos estremos sea la misma exactamente que la que resullaria del contacto inmediato de estas dos capas, y por consiguiente en un conductor cerrado no podria existir corriente. Pero si materaaticamente considerada la cueslion puede admitirse la uniformidad de temperatura en una capa infini- tanienle delgada, no asi fisica y realmente considerada, por mas delgada que se suponga una capa; porque si la tempera- lura disminuye gradualmente de un estremo al otro, necesa- rio es que esla disminucion se verifique en todas sus capas por delgadas que sean. Bajo este punto de vista, el metal que da origen a una corriente termo-electrica guarda una analogia perfecta con el liquido escitador en una pila hidro-electrica. Ambas se apartan de la ley que Volta ha hallado para la produccion de la electricidad enlre dos conduclores melalicos. Respecto al liquido escitador, puede suponerse que se des- compone por el contacto de uno de los melales, y que uno de sus elementos se une a este metal, mientras que el otro se dirije sobre el seguudo metal. Cada elemenlo integrante del liquido se divide, pues, en otros dos elementos constitutivos diferentes, mientras que en los metales cada lado opuesto del elemenlo melalico es de la misma naturaleza. No es de con- siguiente su estado de fluido el que da origen a la electrici- dad, sino su descomposicion quimica. El eslado de fluido no liene otra influencia que la que resulta de su raovilidad en cuanlo le permite descomponerse, y pasar sin elementos hete- rogeneos a los dos lados opueslos, de cuyo contacto resulta ta corriente. La accion quimica del metal favorece tambien la cor- riente. Si suponemos, por ejemplo, una placa de zinc y olra de cobre puestas en acido sulfiirico diluido, el zinc descom- 184 pondra el agua, y al cabo de poco liempo se cubrira de una capa de sulfate de zinc. Pero como los dos melales no se en- cuentran ya enlonces colocados en el mismo liquido, resul- tara que la electncidad que desprenden al contaclo de este no seria ya la raisma que presentaban cuando eslaban en contaclo inmediato con el. Si se tocan aun fuera del liquido, nace una corriente, la cual descompone de nuevo el agua, y el hidrogeno con el oxido de zinc se dirijen sobre el cobre, mientras que el acido y el oxigeno se mueven hacia el zinc. Hay, pues, una nueva porcion de zinc disuelta, y se manilies- ta una accion quimica mas energica lodavia. Esta es el re- sultado inmediato de la corriente electrica, mientras que la priniera, formada antes de cerrar la pila, puede considerarse como la causa determinante de la corriente, en cuanto produ- ce la heterogeneidad del liquido. La heterogeneidad que presenta un metal cuyos estremos lienen una temperatura diferenle, produce exactamente del mismo modo la corriente termo-electrica. En resumen, puede decirse que cuando el autor empez6 sus esperimentos, esperaba hallar la demostraciou de que las corrientes termo-electricas se debian al movimiento del ca- lor, cuya idea le habia sido sujerida por el fenomeno obser- vado la primera vez por Peltier de la produccion del frio por la corriente electrica. Esta esperanza no se ha confirma- do, y al contrario, sus investigaciones le ban convencido que la corriente termo-electrica, lo mismo que la hidro-electrica, no tienen otro origen que la electricidad que resulta de sus- tancias heterogeneas. iiie:te:orol.ooijl. Metodo -para determinar la temperatura exacia del aire: por M. E, LiAis. (Coraptes reodiis, 18 agosto 1851. Bibliolheqiie nnivcrscllc de Gcucve, seiicmbre -1851.) Es bien sabido que un termometro espueslo al aire libre siente siempre el efeclo del calor radiado por los cuerpos ve- 185 cinos, y que por lo tanto la lemperalura que indica debe solo rairarse como una aproximacion de la temperatura exacla del aire que lo rodea. Interesa mucho para la meteorologia co- nocer dicha temperatura exacta; y esta importaucia se- ria aiin mayor para la astronomia, eu vista de la influen- cia que ejerce el aire sobre las refracciones. Conviene, pues, mucho hallar un metodo para determinar la referida tempe- ratura exacta. Para ello tlguremonos tres termometros semejautes con sus escalas comparadas cou cuidado, y coloquense todos tres de un mismo modo y a un metro proximamente unos de otros contra una pared espuesta al Norte, y cubierta de un revesti- raiento uniforme; si ademas no existen a distancia de algunos metros otras paredes 6 arboles que puedan influir en la ra- diacion, y si finalmente se halla el suelo hasta alguna distan- cia de la pared tambien cubierto de una vejetacion uniforme. 6 del todo desnudo, pero de una misma naturaleza, se podra considerar sin error sensible que dichos tres termometros re- ciben la misma cantidad de calor radiado. (Para mayor se- guridad se podran colocar cerca de cada termometro dos pan- tallas, una de cada lado, para destruir el defecto de regulari- dad que proviene de la posicion de los instrumentos. Podran tambien emplearse las pantallas para anular la desigualdad de accion de los cuerpos vecinos, en caso que no fuese dado realizar las condiciones que quedan sentadas.) Supuesto esto, figuremonos que se cubra con una sustan- cia de poder emisivo diferente el deposito de cada uno de los termometros. Sean f, f, f" los poderes emisivos de cada una de las sustancias empleadas, determinados con cuidado. Si to- dos los cuerpos susceptibles de enviar calor radiado a los termometros se hallasen a la temperatura del aire ambiente, cada uno de los tres instrumentos indicaria exactamenle esta temperatura; pero no es asi, y deberan, pues, senalar tempe- raluras distintas, Llamemos, pues. A, desconocida, la dife- rencia enlre la cantidad de calor radiado enviado por todos los cuerpos inmediatos a cada uno de los termometros, y la que les enviarian si se hallasen a la temperatura del aire que los rotlea. De esta cantidad A de calor radiado, el primer termo- 186 metro absorver^, por causa de la igualdad de las facullades emisiva y absoivenle, una cantidad Af, el segundo una can- lidad Xf\ y el tercero una cantidad Af". En vlrtud del esceso A/" del calor absorvido, el primer termomelro tomara un es- ceso /, que nos es desconocido, sobre la temperatura del aire ambiente. Llamando a y 6 las diferencias de temperatura del segundo y del lercer lermometro con el primero, diferencias que nos da la observacion, el esceso del segundo termometro sobre la temperatura del aire ambiente sera 1-\-a, y la del ter- cero t-{-b. Observemos ahora que, para el equilibrio, la canti- dad de calor perdida por efeclo del esceso t de temperatura por el primer termometro deberia ser igual a Af; la que ha- bria perdido el segundo, efecto del esceso t-\-a, deberia ser igual a Af; y finalmenle, la que perdera el tercer termome- tro, efecto del esceso t-\-h, debera ser igual a Af". Pero la can- tidad de calor perdida por cada lermometro se compondra de dos partes, una perdida por radiacion, y por el conlacto del aire que lo rodea la otra. Para una misma diferencia de tem- peratura, la cantidad de calor perdida por radiacion es pro- porcional a la facultad emisiva de la superficie radiante; y para un mismo poder emisivo, se puede sin error sensible suponer que la cantidad de calor perdida por radiacion es proporcional a los escesos de temperatura, cuando estos esce- sos no pasan de un pequeuo niimero de grades, lo que acon- tecera en el caso actual. Luego si llamamos mfl la cantidad de calor radiado perdida por el primer termometro en virtud de su esceso t de temperatura, la que perdera el segundo ter- mometro en virtud de su esceso t-\-a sera mf' it-\-a), y la que perdera el tercer termometro en virtud de su esceso t-\-h, sera mf" [t-\-h). En cuanto a la cantidad de calor perdida por el contacto del aire, es independiente de la facultad emisiva de la superficie, y sin error sensible se la puede suponer pro- porcional a los escesos de las temperaturas de los termome- tros sobre la del aire ambiente, cuando dichos escesos, como en el presente caso, no son sino de pequeno niimero de gra- des; esto resulta, como para el calor radiante, del desenvolvi- miento en serie de las espresioues del enfriamiento. De modo que si llamamos nl esta cantidad de calor para el primer ler- 18T raometro, sera n{t^n) para el segundo, y n{t-^b) para el ler- cero. De esle Diodo tendremos las Ires ecuaciones: Af=mft-\-nt, Af'=mf'{t-{-a)-\-n{t-]-a), Af"=mf"{t-\-b)-\-n{t-^b); dividiendo la primera ecuacion por mf, la segunda por mf, y la tercera por mf, baciendo ^=K Y eliminando ^. ten- dremos las ecuaciones jt=b+jrM+b). Eslas dos ecuaciones solo encierran dos desconocidas, ky t, Y pueden tomar la forma k{f'l-ft-af)=aff', U{f"l-ft-bf)=bff". Dividiendo estas ecuaciones la una por la otra, se elimi- nara fc, y tendremos una ecuacion de primer grado en t, de la cual sacaremos abf[f"-f') ___ bf"[r-n-af'{r-{)' Sustrayendo de la temperalura que seualaba el primer term6metro este valor de t, que sera positivo 6 negalivo se- gun esten mas calientes 6 mas frios que el aire los cuerpos vecinos, se obtendra la temperatura exacta del aire. 188 Hesumen de las observaciones meleo Enero. . . Febrero. . Marzo. . . Abril. . . IVIajo. . . Junio. . . . Julio. . . . Agosto. . Setiembre. Octubre. . Novicmbre Diciembre. Presiou atmosferica — Bar(Smelro i ratura. mm 42,8 47,3 39,8 40,0 40,9 40,8 42,9 41,6 42,3 40,7 37,1 42,0 750,9 7 57,7 752,3 748,4 749,1 752,8 748,5 748,0 751,4 748,6 751,3 750,1 733,3 729,0 727,3 732,6 732,6 730,5 735,5 733,2 732,2 7 29,4 718,2 726,1 mm 17,6 28,7 25,0 15,8 16,5 22,3 13,0 14,8 19,2 19,2 33,1 2 4,0 TEMPERA 10°,3 7,3 11,8 14,9 15,9 19,2 22,3 23,1 19,0 15,4 13,8 11,0 17M 12,5 19,8 22,1 23,1 25,8 27,9 28,0 24,0 24,0 19,5 16,5 3'',2 2,8 3,5 8,9 8,9 12,9 14,8 14,8 12,0 9,9 5,0 5,0 Presion media del auo. . 7 41,5 Presiones estremas id. . » Maximum (el 4 de fe- brero) 7 57,7 Minimum (el 1 5 de no- viembre) 718,2 Diferencia 39,5 Temperatura media anual. 13°, 5 Idem por la maxima y minima absolutas. ... 14,3 Temperaturas estremas del auo n Maximum (el 3 de juIio). 29,0 Minimum (el 5 de enero). — 0,5 Diferencia. ... 29,5 Humedad relativa anual 81 ",9 Tension del -vapor correspondiente 8,98 Idem calculada 8,22 Tensiones estremas del aiio » Maximum en julio , 12,23 Minimum en febrero 5,51 Diferencia 6,72 189 rologicas del afto de 1852 en Oviedo. TURA DEL AIRE i MAXIMA a ABSOLUTA. 1 ^o is^g 8°, 8 18°,0 16 9,7 6,3 12,7 1 16,3 9,9 20,8 24 12 2 13,2 22,1 21 14,2 14,1 23,8 16 12,9 17,1 28,7 29 13,1 20,2 29,0 3 13,2 19,4 28,6 25 12,0 17,8 27,7 12 14,1 14,0 24,2 5 14,5 12,4 19,5 12 11,5 9,7 16,5 12 M I M n ^ 1 ADSor.cTA. 1 '■?. i -0",5 5 0,0 24 0,1 2 3,5 11 4,1 7 7,5 12 12,5 18 10,6 5 9,1 29 5,6 26 2,0 30 2,0 1 12°, 5 19,7 20,7 18,6 19,7 11,2 16,5 18,0 17,6 18,6 17,5 14,5 Eslado trico del aire. 83",8 84,9 81,9 82,9 82,0 80,4 81,5 80,4 87,2 87,7 84,9 85,4 mm 6,63 5,51 6,96 8,47 8,86 9,94 12,23 11,84 12,05 9,76 8,46 7,05 NOTAS. La tension esta calciilada por las tablas de Biot y Gay-Lussac. Por falta de ins- trumentos conve- nientes no se ban podido hacer las in- dispensables obser- vaciones elecfricas y magn^ticas para completar este tra- bajo. ESTACIONES METEOROLOGICAS. Invierno. . Primavcra. Esti'o. . . Otono. . . Temperalura mc'ilia. 8°, 3 12,4 18,9 14,7 lUimcdad re- lativa id. 8 4°, 7 82,2 80,8 86,6 Tension del Dias de vapor. lltivia. mm 6,40 40 8,10 34 11,34 33 10,09 32 I.luvi» cents. 58,1 49,4 49,1 38,3 SiTUAciON DE LA ToRRE DE LA CA-(Latitud. . . 43° 24' 5" N. TEDRAL JLongitud. . 0° 20' 32" E. Altura media sobre el nivel del mar 220 metros. Ha Uovido durante el afio 139 dias. Cantidad de Uuvia, id. en centimetros 194,9 Dia de mayor lluvia, el 6 de julio 7,3 Universidad literaria de Oviedo. — Lsov Salmean. rft p" ~- re '* T S5 ■— ^ cr; "1 -) 1 — K o-§'c ©-©-3 -, 5 — 3 3 = <^ tS IT ™ t; re O -1 — ^T "^ ^ ^* *-* o » o ® o-o o c ^ r~ a^5 c« «2 re sfre » 3 a.o ts ■— i_i Vj — 5 fS O C ^ li,^ O - 3 3 •^ ^ 7 " S-"^ re ^^ ^ X o ■; 3 3 1*3 'a 2. •C5 p 3 re 3 re" 3 n. e: 1-7" B c 3 re re re 3 i' re C p" M re 13 c 9 H H e e 0 iV> B 0 o 190 re o^ e« I S i-k S ►* S i-j> S ie> h^ CO to In. ^|N. IM. E. I K. N'. E. e bs s to |K. I E. S. E. 1^ (n to CO s a S «. E. S. s >-.| S. S. E. to I S kO t^ E S .|S. >(^ I to KS CO oscnH^s coi-*|S-S.O. •^ I «t kJ fl *• s ,|s. O. I o.s. o. *. U O OS c s |o. I O. IN. (). m I *. C5 ^1 ^J S 1 1\. o. to rfs* ^-^ ao J (J to to ,| M.Ma. 05 S M. c ^ w. KS S ^ = Graiii/o. to S M s w »o s I Mfvp. •^ • '^ I Escarclia. to s to H^ to e h^ *.CT!~4~»o^coc;tC5Ccc»to C5 cowttotocoC5to^^oo'Ot;T05 Rclampa^jds. Tiiicnos 6 lumneslad. Dcspcjados. Niiblados. ►^lOO»*»toS;»f»tOO~»3C^ OO^COOOO^GC^-^ Cubierlos. ?5 s* < 191 V4RIEDADES. La Academia de Ciencias, bellas letras y artes de Burdeos, publica como asunto de un premio de 300 francos, que habrii de adjudicar en 1853, el siguiente. aExamen critico y comparativo de las leon'as dua- h'sticas y unitarias de la qui'mica.)) Esplaya el prograraade este modo. La manera de formarse muchas de las sustancias salinas, y varias reacciones fundamentales que ocasionan, dieron margen a pensar que los acidos y las bases concurrentes a formar sales conservaban su predisposicion , aun luego de combinarse reci'procamente, a originar esta liltima clase de com- puestos. Esta opinion acerca de la constitucion de las sales, nacida en una epoca en que la quimica no bacia mas que librarse de las trabas que le habia puesto la falsa teon'a de Stahl, y cuando la cristalografia era desconocida completamente, ha sido sancionada per la creacion de la no- menclatura guytoniana, y la ban aceptado todos los quimicos, haciendo de ella la base de la ensefianza y de sus trabajos de laboratorio basta estos liltimos tiempos. Como el antagonismo que resulta de la presencia de un acido y de una base no esplica suficientemente la saturacion de ciertas sa- les, ni las formas que afectan en virtud de la cristalizacion, ni tampoco un gran niimero de reacciones importantes; y como por olra parte no se haya demostrado de una manera formal la teon'a atribuida a Lavoisier, se propuso otra nueva en 1836. Esta liltima teon'a, designada hoy con el nombre de unitaria, se ha adoptado por algunos quimicos, que la ban to- rnado por base de sus trabajos, dandole al mismo tiempo un gran desar- rollo. Tales opiniones y semejantes becbos no se ban admit ido sin discu- siones y sin oposicion; sin embargo, habiendose hecho un gran niimero de observaciones desde que se creo la teon'a unitaria de la quimica, im- porta someterla a nuevo examen. Para fijar la atencion en los hechos principales, los aspirantes habran de examinar especialmente: 1 .° la cons- titucion de las diferentes s(5ries de elementos quimicos. 2." Su modo de union al formarse los cuerpos compuestos. 3." La constitucion mas pro- bable de los principales tipos moleculares inorganicos y organicos; juz- gar, si es posible, qud sistema esta mas en armonia con los hechos obser- vados, y a cual convendria finalmenle dar la preferencia. Las memorias ban de estar en poder de la Academia antes del 30 de setiembre de 1853. El resultado del concurso se publicara en la sesion anual que se verifi- que en el mes de dicicmbre del espresado auo. — Una carta de Mr. W. J. Macquorn Rankine, publicada en el ultimo niimero del Philosofical 3Iagazine (correspondiente a dicierabrc), da a co- nocer el becho de que la luz de la aurora boreal, acerca de la cual lia 192 lierho obst'i'vacioncs iinifornies por espacio «le ocho meses, no le ha prc- st'Jitado senal aljjuna de polarizacion. "A posar de que los rcsnllados scan puramente negalivos, dice Mr. R., no dcjara do ser litil manifostar que, habiendo examinado en miichas ocasiones, durante los ocho liltimos meses, la luz de la aurora boreal con tin prisma de Nirhol, no ho visto nunca la menor sefial de polarizacion. Para demoslrar que este resultado no consistia en la debiiidad de la luz, dM que la ultima vez en que hice mi observacion, la polarizacion de la misma luz producida por reflexion en la superficic de un rio, sc dislinguia claramente, mientras que la luz directa se hallaba evidentemente falta de (oda polarizacion apreciable. Este hecho es contrario a la hipotesis de que la luz de la aurora boreal cs reflejada por cristales de hielo." —Mr. DcmidofT ha enviado a la Academia de Giencias de Paris los est ados de las observaciones meteorologicas hechas en Nijne-Taguilsk (Oural) desde enero a setiembre de 1852. Las temperaturas maximas , minimas y medias de cada mes , en grados del termometro de Reaumur, son las siguienles. MaNiiua. Minima. Media. Enero + 0,5 Febrero — 0,5 Marzo + 6,3 Abril +14,8 Mayo +21,4 Junio +23,9 Julio +20,6 Agosto +21,9 Setiembre +19,2 — La Sociedad Real de ciencias de Gotinga propone un premio de 50 ducados (230 0 rs.) a las mejores esperiencias sobre la elasticidad de los cuerpos solidos. Dcberan encaminarse a manifestar los cambios que esperi- mente la elasticidad por los de temperatura; no se limitaran a los cuer- pos sonoros, sino que deheran estenderse a cualesquier cuerpos sujetos a flexion, a torsion. La Sociedad desea que se hagan las esperiencias con esmero y precision, que scan muchas y variadas, y que se espresen sus resultadosen niimcros, a fin de poderse juzgar si es posible sentar algu- na relacion entre los cambios del coeficiente de elasticidad y los de tempe- ratura, entre cierfos limites cuando menos. Deberan remitirse las rae- morias a la Sociedad antes do setiembre de 1855. —31,5 — 12,87 — 29,0 — 11,28 — 16,5 — 3,31 — 13,5 + 2,80 — 2,0 + 11,38 — 1,75 + 11,79 + 4,0 + 13,71 + 2,5 + 12,46 — 4,0 + 8,38 N." 4. - REVISTA DE CIENCIAS. - Abril 1853. mmm n4tijrales. FIISI€A DEL. OL.OBO. Variacion de los fenomenos periodicos de la vejetacion dp los Alpes: por Mr. Schlagintweit. (I.'lnslitiit, 27 agnsto ^85^.) JtLn la sesion del 5 de abril de este aiio comunico Mr. Adol- fo Schlagintweit a la Academia de Ciencias de Bruselas los re- sultadosde las observaciones coraparativas hechas por el y por olros a diferentes alturas de los Alpes, con el fin de ave- riguar con precision los periodos y duracion de los fenomenos principales de la vejetacion. Presentan en los Alpes un inleres particular estas inves- tigaciones, en razon a que con frecuencia y a dislancias mini- mas se advierten en diversas montanas diferencias muy consi- derables, sirviendo como es consiguiente esta mismairregala- ridad de auxiliopara reconocer las circunstancias climatologi- cas, que serian dificiles de percibir por medio de las series ordinariasde observaciones meteorologicas. En orden a ciertas estaciones 6 sitios, y en especial a las poco elevadas y de los confines de los Alpes, pudo servirse de observaciones ya pu- blicadas. y que comprenden un periodo de muchos anos; mas para los restantes, de las cuales algunas esceden el limite de las cereales, las observaciones se contraen a los anos del848 y 49, por lo que se ha visto el autor de la comunicacion en la necesidad de completarlas, buscando y fijando un termino medio en orden a los fenomenos principales de la vejetacion, TOMO III. 13 194 y combinando los datos que ha podido recojer direclamenle de los habilantes, las indicaciones de los anuarios de muchos agricultores entendidos, y las observaciooes hechas por el 6 por otros en los silios en que durante dicbos dos anos habian hecho mas larga permanencia. Vamos a ver los resultados de esle trabajo , advirliendo que se ban reducido a melros las raedidas que se babian marcado en pies por el autor. La duracion del liempo de la vejelacion, es decir, el pe- riodo desde la conclusion del sueno hibernal hasla el princi- pio del siguiente invierno, decrece con la allura, y no escede, en la de 2300 a 2600 metres, de 95 dias; en los estremos li- mites de la vejetacion fanerogamica, mas arriba de los 3250 raetros, se reduce a un mes; y en los anos mas desfavorables, las plantas de aquella categoria, las mas elevadas, permane- cen cubiertas de nieve todo el verano. El liempo que media entre la siembra y la recoleccion de las cereales de invierno aumenta con la allura, y llega a veces a ser de un ano enlero en los liltimos limites de las cereales, esto es, de 1650 a 1700 metres. El retraso de la vejetacion producido por la altura, es en general menor con relacion a la floracion que durante la fruc- tiQcacion: en el primer periodo y termino medio en los Alpes por 325 metres se advierte un retraso de 10 dias, de 12J de dias durante el segundo, y de 11 con respecto A la duracion total de la vejetacion. La temperalura media del aire decrece tambien por aquella misma elevacion en 2''c. , en especial durante el periodo de desarrollo de la vejetacion. La diferen- cia de la retardacion de los periodos de floracion y de fructi- ficacion es bien notable; puede deducirse por un termino me- dio, y comparando las estaciones botanicas diversas de un mismo valle. Parece debida principalmente a la disminucion mas rapida de la lemperatura en verano; las estaciones ele- vadas se enfrian mas entonces que las bajas, y de aqui resul- ta en ellas a la sazon mayor retraso que al principiar la vege- tacion. Como altura media para el descenso de Tc. se halla: en invierno de 217", de 165 en primavera, de 142 en verano y de 181 en otoiio. Parece ademas que la influencia de las tem- peraluras mas frias que sufren las plantas en las regiones 195 elevadas, como que aumenla por su continuidad, y que a cau- sa de este retardo progresivo las 6pocas de la fructificacion se afectan asimismo mas que las de la floracion. Las observaciones habian dado a Mr. Schubler un relraso de 10 a 14 dias en la vejelacion por cada 325", y una diferen- cia de 6 dias por la disminucion de Tc. Mr. Quetelel, por me- dio de un esludio bien entendido de estos fenomenos, hallo que en el clima de la Europa central, 100 metres de elevaciou producen un retraso de unos 4 dias, que corresponde a la in - fluencia de un grado mas de latitud. La temperatura del aire en que se verifica un fenome- no determinado, parece ser en la primavera bastante igual en general a diferentes elevaciones; el derretimiento de las nie- ves y la sacudida del letargo anual se veriflca no obstante en los silios elevados a una temperatura algo superior, pero en cuanto a la fructificacion es bien seguro que a grandes alturas se muestra a una media diurna bien inferior. Las diferencias son muy sensibles en cuanto a ciertas plantas: el cerezo, por ejemplo, madura en la Europa central segun Gasparin a la temperatura media diurna de 17'',8c.; en la Prusia oriental se- gun Dove a 17°,5c.; al pie de los Alpes hasta la altura de 650" la temperatura parece variar entre 17" y 18 c.; pero en los li- mites estremos, en los Alpes centrales, a 1460°", en que la maturacion de los frutos no comienza hasta el 20 de agosto, la temperatura a la sazon no escede de 11° 6 12''c. En cuanto al centeno de invierno, las diferencias de la tem- peratura llegan a esceder de 7° u S^c; respecto a la vid, la ma- turacion de sus frutos comienza en los limiles polares y en los de los Alpes a temperaturas muy inferiores a las de las si- tuaciones mas favorables. Si se compara la suma de las temperaturas 6 la suma de los cuadrados de las temperaturas en las diferentes epocas de la vegetacion, resultara de uno y de otro mode que muchas plantas no llegan a obtener en sus estremos limites de los Al- pes mas que un calor inferior al que reciben en el llano para el grado mismo del desarrollo: siendo esto evidcnte, y sobre todo respecto de las cereales, la cosecha consiguientemente sera siempre nada mas que mediana, y de calidad bien inferior. 196 La comparaciou de las diversas estaciones 6 sitios, hace v«r que muchos carabios de las epocas de vejetacion dimanan de la distribucion de la lemperalura entre los diversos meses, y aun entre periodos de menor duracion. Los puntos de iguales alturas y calor medio anual pero cuyo clima es mas eslremo, se adelantan mas en cuanto al desarrollo de las piantas, que los que esperimentan variaciones de temperatura mas limita- das. Pueden citarse en comprobacion las siguienles observa- ciones comparativas hechas en Innichen (Tirol) y en Heili- genblut (Carintia). Tera[ieratiirn. Fporns de la vijclaciiiii. 18'i8_i8-i9. Iiinichcii. Dciligonblnt. llcdias. Innichen. lleiligcnblul. 3 9 9 9 p. 'i 0 0 4 p. Foliacion. Invierno. . -r,« -<>M.. . . Fresno co-J^^ ^^^^ ^9 mayo. mun S Primavera. 4",7 3°,9. . . . Ftoracion. Verano... ^5^1 13°,0 Cerezo 20 mayo,. 26 id. Centeno de/ •„, • (ii iimio. . 1 7 id. mvierno.. ) •" Fructificacion. Otono. . . . .'»",« 5",6.... Cerezo 26,juIio.. 17 agosto. Centeno de ) invierno..} "" 'S^^t"' '" ''^• Anual 5", 2 5",1 Cebadas det 2 y de 6/13 agosto. 22 id. carreras... ) El producto de las semillas en las cereales, la calidad de los frutos y la proporcion de su peso con relacion al de la paja, disminuyen segun la elevacion; la cosechaenlos limiles ultimos, 16S0, 1700 metres respeclo al centeno de invierno y a la cebada, hasta el punto de ser solamente de dos a tres y media veces superior a la sembradura, tomando por lermino medio alios bastante propicios. Un calor mas elevado durante el tiempo de la vejetacion, aumenta siempre los productos de los sitios elevados, acelerando tambien las epocas de la veje- tacion, y dando en fm por resultado que en tales situaciones los afios abundantes sean en general aquellos en que la raatu- 197 racioii de los cereales se ha veriQcado algo antes del tiempo regular 6 medio de este fenomeno. PAL.i:OIlTOL.OCilA. Investigaciones jisiologicas sobre los medios de existencia de los animales en las cdades geologicas: por Mr. Alcides d'Orbigny. (Comptes rendus, 4 noviembre 1 850.) A pesar de haber trascurrido bastante liempo desde que el aulor presento a la Academia de Ciencias de Paris el es- tracto de una Memoria suya con aquel tilulo, todavia dos pa- rece que sus conclusiones importantes podran presentar inte- res, permitiendo su insercion en nuestraREvisTA. Diceasien resumen. *^Existe en fisiologia una cuestion de la mayor importan- cia, y que el estudio de los animales fosiles puede uuicamen- te resolver. Tralase de averiguar si los diversos organos de los animales mas antiguos ban permanecido tales como fue- ron en un principio, 6 si por el contrario se ban modificado a causa de cambios sucedidos en los medios 6 circunslancias de su posterior existencia. Siendo el organo de la respiracion entre todos, por su na- turaleza y gran susceptibilidad, el mas apropiado, pues que siempre se halla en directa relacion con las indicadas cir- cunslancias, el autor le ba elegido de preferencia para formar la base de sus investigaciones. Esto supuesto, se ocupa primeramente de los animales marinos sin organo especial de respiracion, que se apropian el oxigeno necesario a su existencia por diversas partes esterio- res de su cuerpo. Todos ellos pertenecen al tipo de los radia- dos. En la edad primera del mundo, en los terrenes paleozoi- cos, tienen ya represenlantes de todas las clases, de los amor- fozoarios, foraminiferos, zoofitos y equinodermos, y no de ge- neros muy proximos, sine de los mismos que babilan boy 198 nuestros mares. De aqui infiere el autor, que habiendose pre- sentado bajo todas las formas en las primeras edades del mundo, sin cambio posterior en su organizacion, las condi- ciones de existencia ban permanecido identicas, y no resulta variacion sensible en esta serie de seres desde la primera animalizacion hasta el presenle. Respecto a los animales marinos que respiran en el agtia por branquias, observa D'Orbigny olro tanlo; pues que en los citados lerrenos paleozoicos, los primeros de la animalizacion, exislen, ademas de todas las clases de este gran grupo, y de muchos generos analogos, cuarenta y tres de estos del todo identicos a los de nuestra fauna actual. Tampoco ha debido haber cambio alguno en los elemen- tos de vitalidad respecto a los animales lerreslres de respira- cion aerea por traqueas, pues con la primera grande epoca de la animalizacion se hallan insectos coleopleros, orthopteros y nevropteros de los mismos generos 6 de otros sumamente afi- nes a los que hoy pueblan nuestros contineutes. Ni mas ni menos se deduce en cuanto a los de respiracion aerea por medio de pulmones, pues en los primeros lerrenos del mundo animado exislio un escorpion y varios reptiles saurios; y en el segundo periodo, 6 sea en los lerrenos triasi- cos, nacieron las aves, que son de todos los animales los de sistema pulmonal mas desarrollado, y vivieron con los repti- les. Y con esto las primeras deducciones quedan comproba- das con ejemplos de 18 clases de las 19 del reino animal. La escepcion iinica real a los resullados generales consis- te en la aparicion lardia sobre la tierra, y solamenle en la 6poca de los lerrenos lerciarios que de cerca nos ban prece- dido, de los mamiferos, 6 sean los animales mas perfeclos. ^Pero depende esto de la variacion en las circunstancias de existencia? En tal caso se hubieran adverlido cambios en las demas organizaciones zoologicas en los 300 generos de lodas las clases, de todos los diferenles modos de respiracion que existian ya, y que siguieron mostrandose en los lerrenos ler- ciarios. Es, pues, imposible do admilir como causa una mo- dificacion en la atmosfera; y siendolo igualmente cualquier otro fenoraeno fisico esclusivamente relacionado con el reslo 199 de los seres no queda mas arbilrio que atribuir esla ano- malia a la fuerza misraa creadora, que antes de esla epoca liabia ya repoblado tantas veces los mares y los conlinentes. Las conclusiones de la memoria indicada, y de olras dos anteriores de Mr. D'Orbigny, son en conclusion: l.» Que si existiese la perfeclibilidad progresiva, debie- ran hallarse animates desprovistos de lodo organo especial de respiracion en las primeras edades del mundo, y otros suce- sivameule mas y mas organizados en proporcion a la proxi- midad de aquellas mismas edades a la nuestra , cuando por el contrario, notamos lodos los medios de respiracion espar- cidos, por decirlo asi, de una vez sobre la tierra. 2." Que ya se consideren entre si los periodos crecientes 6 decrecientes del desarroUo de formas zoologicas, ya se com- pare el instante de la aparicion de los ordenes de los anima- les con la perfeccion de sus organos, 6 ya en Xin se adopten por base de investigaciones comparativas los datos fisiol6gi- cos deducidos de la respiracion de los animales, siempre se llega a los mismos resultados negatives sobre la sucesiva per- feclibilidad de los seres en las edades del mundo, los cuales de consiguiente deberan tenerse como definitivos. 3/ No existiendo modificacion alguna apreciable en los organos de la respiracion de los seres desde las epocas mas remolas a la actual, y habiendo existido en todas un gran niimero de generos con los mismos caracteres desde la ani- malizacion primera del globo hasta ahora, se esta en el caso de creer que los elementos vitales no ban sufrido alteracion, y que las circunstancias de existencia ban permanecido sin ella en los mares y continentes. Y 4.* Que en este supuesto, ninguno de tales cambios ha podido influir en la estincion ni en la renovacion de las fau- nas sucesivas, que veraos reemplazadas tantas veces en la superficie del globo desde la primera animalizacion hasta la epoca actual, ultima conclusion de inmensas consecuencias para la hisloria cronologica del mundo antiguo, y de los se- res que le poblaron en las diversas epocas geologicas. 200 Nota sobre una especie dc bufalo fosil descubierla en Argelia, caraclcrizada y descrila por Mr. Duvernov. (Comples reoilus, \ .° diciembre 4831.) Mr. Duvernoy presento una nota acerca de una especie de bufalo fosil {Bubalus (Arni) antiquus) descubierta en Argelia, la que describe del modo siguiente. ^'La familia de los bueyes en el metodo que he adoplado se compoue de cuatro generos, que son los bueyes propiamen- te dichos, los bisontes (bison), los bufalos (bubalus), y el ge- nero ovibos, Bl. wEstos cuatro grupos genericos, cuyos caracleres osteolo- gicos espongo en una Memoria delallada, comprenden cada uno en el eslado actual de la ciencia una especie fosil al me- nos, que se distingue de las especies vivas por caracteres mas 0 menos pronunciados. ))A1 genero buey propiamente dicho pertenece el buey de las turberas de Cuvier (1), bos primigeniiis de Bojanus, cuyos caracteres le distinguen muy bien de nuestro buey domesti- co. Los encuenlro sobre lodo en la forma del craneo, cuyas faces frontal y occipital se reunen en angulo muy agudo, y forman por su reunion un burrelete o rodete muy saliente entre los cuernos. Los cinco craneos de nuestra coleccion tienen esle caracter igualmente que la misma curvatura, y tambien iguales proporciones en los nucleos huesosos de los cuernos. ))El genero bison 6 bonasus se compone de dos especies fosiles, que corresponden alas dos especies vivas, la una es de Europa y la otra de America. Se distinguen por sus gran- des proporciones, y por las demas prominencias huesosas. La especie de Europa es el bos priscus de Bojanus. ))No se conoce bien hasta ahora sino una especie de bii- falo fosil. Nuestra coleccion posee un modelo de yeso de un craneo mutilado de esta categoria, que ha sido enviado de (l) Recherches sur les ossements fossiles, torn. i. 201 Londres, y en el cual se ve la forma de la frente, que es mas corla y mas estrecha en la parte superior que en la base, y rauy ligeramente arqueada en su longitud. ))Los grandes troncos de los niicleos huesosos delos cuer- uos lienen las proporciones, la forma y la direccion un poco delras y hacia la parte de afuera que el ami de grandes cuer- nos. El original precede tambien del norte de la India. ))En cuanto al genero ovibos, Mr. Cuvier cita tres cabezas descubiertas en Siberia, de las cuales las dos primeras ban sido indicadas por Pallas (1). Mr. Dekay ba dado a conocer una cuarta descubierta en America, sobre las orillas del Mis- sisipi, que refiere a la misraa especie, la cual distingue con el nombre de Bos Pallasii, Dek. ))No hablo de los restos fosiles de esta familia que se ban descubierto en las brechas huesosas y en los terrenes tercia- rios. Se necesitaba un estudio comparativo para reconocersi las especies propuestas por MM. Harlan, Hermann de Meyer, Jober y Croizet, etc., pueden admitirse. »La que forma el objelo principal de esta nota ha sido descubierta cerca de Selif, en un terreno diluviano, a 1"° de profundidad, al abrir los cimientos de un molino que esta en actividad actualmente, y que es de la propiedad de Mr. Fa- bre de Ribauvillers. ))Es un craneo mutilado, notable por sus grandes dimen- siones, que me ha revelado la existencia pasada de esta espe- cie. Todos los huesos de la cara faltan , asi como los dientes, esto es, los lacrimales, maxilares, intermaxilares y los palati- nes; pero subsiste el frontal en su parte orbitaria. ))Los hordes orbitarios estan mas inmediatos que en nin- guna otra especie de biifalo, lo cual consiste en la direccion especial de estas prominencias huesosas, que se dirijen des- de su origen un poco hacia adelante en vez de hacerlo hacia atras. La base muy ancha de estas prominencias huesosas ocupa toda la altura de la frente hasta las orbitas. »Su cara superior esta aplastada, la inferior se halla un (1) Recherches sur les ossemenls fossiles, torn. 4, pag. 155. 202 poco redondeada, y piesenta fuertes acanaladuras. La frenle, un poco couvexa en su longilud, cnsancha enlre estas promi- nencias; se eslrecha mucho entre las orbitas. »Hay delras una superficie lisa que sobresale de los ciier- uos, y que pertenece al parietal; forma un angulo recto con el occipital propiamenle dicho, y esta limitada en los lados por las fosas leraporales. dEI bufalo brachycero {bos brachyceros, Gray) nos ha presentado este mismo caracter, con la diferencia de tener es- ta parte de la frente posterior aiin mas larga, pero mas estre- cha en proporcion. CONCLUSIONES. ))Este craneo f6sil tiene todos los caracteres del g^nero bu- falo, y mas particularmente de la seccion de los Amis, sobre todo del Ami de grandes cuernos, pero es muy dislinto por los caracteres que se acaban de enunciar. Propongo designar esta especie bajo el nombre de bubalus (Arni) antiquus.'* De la Alrofia: por Mb. Mobren. (L'lustilut, -15 agosto ^85^.) Mr. Ch. Morren comunico a la Academia de Ciencias de Bruselas una nota de que se dio cuenta en la sesion del 5 de abril ultimo, cuyo titulo era: ''De la Atrofia en general, y wdemoslracion por medio del estudio de la organizacion mis- »ma de este hecho, que el polen de ciertos monstruos es in- ))fecundo." Las atrofias vejetales son de dos distintas clases, unas del eje, otras de sus apendices. Solamente de una parte de las segundas trata esta nota. Habiendo tenido proporcion de una Amarylidea aiin no bien fijada en cuanto a su determina- 203 cion, la HymenocaUis americana, que presentaba los aparalos florales abortivos, la diseccion y analisis de sus flores ban guiado a Mr. Morren a consideraciones que le parecen bien basadas en aquel examen, y que reproducimos en las si- guienles proposiciones, sin enlrar en detalles. !.• Cuando la atrofia acomele al aparalo floral, se com- plica el fenomeno, y no observa unas mismas modificaciones en todas las piezas ni verticilos del aparato. 2.* La atrofia de dicho aparato, indicada por una disrai- nucion de volumen del todo, puede Uevar en pos de si la exislencia normal de los organos protectores, y hacer admi- tir que la causa determinante del fenomeno de la atrofia mis- raa no proviene de las influencias esteriores, sino mas bien de una causa interna inherenle al organismo. 3.* La alteracion atrofica se aumenla de fuera hacia den- tro, de suerle que los aparatos mas protejidos son los mas in- limamenle afectados. 4," La atrofia calicinal puede complicarse con soldadura. 5.* La del aparato floral puede tambien aunarse con la completa falla del elemento corolino, por su no existencia sin duda, en vez de admitirse sierapre un desarrollo incompleto, que supone la presencia del organo. 6/ La del androceo se complica asimismo con la absor- cion completa de los elementos que normalmente hubieran formado un organo, la cual redunda en el aumento de olro organo similar, de modo que la hiperlrofia del uno sea con- secuencia de la atrofia del otro. 7.' En los casos de atrofia del aparato estaminal, las an- leras podran Uegar a ser incapaces de dehiscencia, como por vicio de organizacion podran serlo las de una flor normal; si pues semejantes anteras llevan dentro de si polen, este lal polen quedara deslinado a no ser emitido. 8.* En ambos casos el polen es ineficaz, pues que su membrana esterna, en vez de permanecer cerrada para con- servar, a pesar del aire que la rodea, la integridad de la membrana interna encargada de dar origen al tubo polinico, se abre, dando paso a la membrana interna, que simplemente se entumece formando hernia. 204 Y 9." Aun cuando la membrana interna del polen perma- neciendo cerrada no deje perderse la fovila, todavia es inefi- caz el polen de las anteras alrotiadas, 6 de las que lorman parte de las flores atacadas de atrofia general, pues que el in- terior, que debe estar resguardado de las influencias del aire atmosferico, se halla al descubierto. La ineficacia, pues, del polen de un organo raasculino es una consecuencia de su vi- ciosa conformacion. mmm imm. MATEIIATICJLS. Nolicia hislorica del cdlculo tie las variaciones, sacada de un trafado completo del cdlculo de las variaciones , publicado en Zurich el am de 1849 en 2 vol. en 8.* (Ann. de Matbem., noviembre 18i>2.) vjiertos problemas de geometria y mecanica originaron el calculo de las variaciones, que es el ramo mas sublime del analisis. Tambien se ve aqui una marcha particular del enten diraiento humano de lo dificil a lo facil, de lo complicado a lo simple, cuando parece que era de esperar la contraria. jCuan- tas disertaciones y meraorias ban debido escribirse antes de desembarazar la idea simple de sus accesorias, antes de sentar con claridad el punto esencial del asunto. El primer problema de esta clase lo resolvio Newton al determinar la forma de la superficie de revolucion que espe- rimenta la menor resistencia moviendose en un fluido, segun la direccion de su eje. Publico el resullado el ano de 1687, pero sin dar a cono- cerelmetodo queemple6.{Pn'nc. Philos. nalur. mathem., sec- cion 2, prop. 35, escol., edicion de 1687: en las posteriores es la prop. 34.) El segundo problema fue el de la braquistocrona. Galileo lo discurrio ya, y ballo equivocadamente que la curva era el circulo [Lihcr de motu et mech., dial. 2, prop. 34, escol., pag. 209). El ano de 1693 resolvio exactameute Juan Bernouilli el problema de la braquistocrona, descubriendo que era una 206 cicloide; y el de 1696 lo propuso a los geomelras en los lerminos siguientes. Problema novum, ad cujus soluHonem mathematici invi- tantur. Datis in piano verticali duobus pimctis A e< B, ossignarimobili M viam AMB, per quam gravilate sua descendens, el moveri inci- piens a puncto A, brevissimo tempore perveniat ad alterum punc- turn B. {Ada Eruditorum Lipsiensia, 1696, pag. 269.) Leibnitz, Newton, Santiago Bernouilli y el Marques del Hospital lo resolvieron. Newton dio lambien el lesultado, sin decir el metodo seguido. {Philosophical transaction de 1697, num. 224, pag. 384.) Lo mismo el Marques del Hospital. Reu- oio estos trabajos Leibnitz, y los public6 el ano 1697. {Act. Erud. Lips. 1697, mayo,) La solucion de Juan Bernouilli sa- lio lambien a luz el ano de 1697. {Ad. Erud. Lips., 1697, ma- yo, pag. 206.) Se puede mirar este problema como manantial de los pro- longados trabajos sobre los maximos y minimos de las inte- grales. Juntose luego a la condicion de los valores estremos, la otra de que la curva buscada luviese longitud dada. El primero que piiblicamente propuso semejantes proble- mas fue Santiago Bernouilli. Su hermano Juan envio a la Aca- demia de Ciencias un pliego cerrado, recomendando no se abriese hasla que Santiago publicase su solucion {Journ, des Savants, febrero 1701.) Santiago la publico aquel mismo ano con este titulo: Ana- lysis magni problematis isoperimetrici. (Basilea 1701.) Su solucion, fundada en un principio verdadero, es exacta. La de Juan no se inserto hasta 1706 en las Memorias de la Academia de Ciencias: es defectuosa la solucion, como el mis- mo autor lo confeso luego. En las Memorias de la misma Academia de 1718 publico otra solucion. El principio es el mismo que el de su hermano, pero simplificado. Lo mismo sucede a la solucion que dio Taylor en su obra Mdhodus in- crementorum direda et inversa. (Lond., 1715.) La igualdad de los periraetros dio margen a llamar a esta clase de problemas cuesliones isoperimitricas, y a la investiga- 207 cion de un metodo para resolverlas se le llam6 problema iso- perimetrico. MuUiplicadas considerablemente las cuestiones en que se trataba de hallar curvas que satisfaciesen a cierlas condicio- nes de maximo 6 minirao, se dio a aquellas denominaciones un sentido mas general, mas estenso que lo espresado por sus lilerales significaciones. Bajo el nombre de cuestiones isoperi- melricas se abrazaron cuantas se encaminaban a deterrainar curvas que disfrutasen ciertas propiedades de maximis et mini- mis, fuera cual fuese el niimero y la especie de condiciones accesorias. Las soluciones concordaban en principios, pero se carecia de un metodo general. Euler acomelio esta empresa, y la pro- siguio con afan. El ano de 1739 salio a luz la primera memoria sobre esle punto: Comm. Petrap., t. 6, 1739; Probkmatis isoperimetrici in latissimo sensu accepli solutio generalis, Los problemas di- versos eslan divididos en clases. Primera close. Hallar lodas las curvas en las cuales ad- quiera un valor estremo cierla propiedad A. Segunda close. De lodas las curvas de la primera clase, ha- llar las que disfrulen la propiedad B. Tercera clase. De todas las curvas de la segunda clase, ha- llar las que disfruten la propiedad C; y asi sucesivamente. Esta memoria necesitaba mejorarse y desenvolverse. La segunda memoria salio a luz el ano de 1741 {Comm. Petrap. tom. 8, 1741: Curvarum maximi minimive proprietate gaudentium inventio nova et facilis). Contenia partes defec- tuosas y poco claras. El ano de 1744 public6 una obra estensa inlitulada: Me- thodus inveniendi lineas curvas maximi minimive proprietate gau- dentes, seu solutio problematis isoperimetrici in latissimo sensu accepti. (Lausannse et Genevse, en 4.°, 1744.) Todos los problemas estan divididos en dos clases. La primera comprende las invesligaciones de maximos y minimos absolutos, y la segunda de los relatives. A los problemas co- nocidos anade Euler olros muchos que enriquecen su obra con toda brillantez. Las reglas que se dan son perfeclas, en cuan- 208 lo son generales, y llevansiempre a resultadoverdadero. Gran- de eslima merece especialmente la que proporciona referir las cuestiones de la segunda clase a las de la primera. Pero to- das se fundan en consideraciones gcoraelricas, y es de admi- rar la perspicacia y deslreia con que \ence todas las dificul- tades aquel iosigne geometra. La ciencia pedia no obstante un metodo mas perfecto. Y asi lo conocia Euler cuando ler- minantemente decia: Es de desear un metodo exento de cual- quiera consider acion geometrica, y capaz de esplicar por que en esta clase de cuestiones sea preciso reemplazar Pdp por — pdP. [Mefhodus inveniendi, etc.) Al fin de la pagina 56 se lee: Desi- deratur itaque, etc. Lagrange descubrio este metodo analilico tan deseado. El anode 1755 lo comunico a Euler, que tanto lo merecia (Msce/Za- nea Taurinensia, torn. IV, afios 1766—69, 2.^ parte, pag.163.) Desde luego aprecio Euler la suma importancia del nue- vo invenlo, y asi lo consigno en una carta del 2 de octubre de 1759, escrita a Lagrange, en la cual le decia: La solucion analilica del problema isoperimStrico no deja nada que desear, y me complazco en que este punto, en el cual me he ocupado tan- to tiempo casi solo, lo hayais subido al mayor grado de perfec- cion. La importancia del asunto me ha inducido a estender tam- bien una solucion analitica del problema, auxiliado por vuestras luces; pero nada publicare hasta que imprimais vuestros trabajos, a fin de no robaros ni la parte mas minima de la gloria que osper- tenece. (V. la misma pagina de la Miscellanea Taurinensia arri- ba citada.) El nuevo invento no salio a luz hasta el aiio de 1761. (Mis- cellanea Taurinensia, torn. II, 1760-1761, 2.* parte, pag. 173: Ensayo de un metodo nuevo para dcierminar los mdximos y mi- nimos de las formidas integrates indefmidas.) El invento consis- te en lo siguiente. Somcte Lagrange una espresion corapuesta de variables y de difercnciales a nueva dil'erenciacion, que de- signa, no con la letra acostumbrada d, sino con la ^; y cuan- do esta letra ^ esta delante del signo d 6 ^\ lo pone detras de los mismos. Verifica luego tantas integraciones parciales cuan- tas sean menester hasta que no haya dentro del signo / nin- guna variable afectada a un tiempo de las dos letras d y s^. 209 Las ventajas de este metodo son: 1.^ Ser sencillo y general; esto es, poder estenderse a cual- quier numero de variables, y que asi es tan facil la investiga- cion de las curvas de doble curvatura y de las superficies co- mo antes lo era la de las curvas planas. 2." No solo se obtienen las ecuaciones principales, sino tambien las de los limites; y fue ya posible por lanto sentar ecuaciones de condicion, e introducirlas en el calculo. No obstante estas ventajas, no se puede negar que todavia se notaba falta de cimiento cientifico en la citada memoria primera de Lagrange, porque pudiera preguntarse: 1." ^Que diferencia hay entre la nueva diferenciacion J~ y la antigua d? 2." ^Se esta autorizado 6 precisado a escribir S\ /> en lu- gar de ^d. ^f? 3.° Si las integracioues parciales ulleriores no cambian el valor de la diferenciacion con J", ^por que se necesila sin embargo verificar tales integraciones? Euler creyo llegado el caso de publicar sus trabajos ana - liticos, y el ano de 1766 dio a luz dos memorias. Intitiilase la primera: Etementa calculi varialionmn ; y la segunda Analy- tica explicatio methodi maximorum et minmorum. Ambas es- tan en los Novi Comm. Acad. Petrop., torn. X, 1766. Trata.en ellas Euler de sentar principios capaces de dar cimienlos fir- mes al metodo de Lagrange, llamandolo Calculo de las varia- ciones, que es el subsistente. Al iin de la segunda memoria da por primera vez la ecuacion conocida con el nombre de eciiacion de condicion de infegrabilidad, Aunque reconocio Euler los derechos de Lagrange, no dejo este insigne inventor de lener que disputar desagrada- bles pretensiones. El ano de 1734 habia aplicado Fontaine un metodo nuevo y suyo propio para resolver el problema de la linea tautocrona. (iWew. de la Acad. Itealde dene, 1734.) En 1767 pretendio que se aplicaba el mismo metodo a cua- lesquier cuestiones de maximis y do minimis, pero que no se habia usado. Al efecto publico una memoria [Mem. de la Acad. , 1767), en la cuaS acusa a Lagrange de haberse es- traviado en el nuevo camino emprendido, porqnc no habia TOMo 111. 14 210 profundizado lo bastante la teoda, clc; y al mismo lienipo propone dos metodos, que da por nuevos y por mejores que cuantos iban publicados. Lagrange respondio el ano de 1170 como sigue. Creo que nnda puedo alegar mcjor en jusllficacion mia, como rogar a los inteligentes que lean la memoria de Fon- taine. Se vera que nno de los mdlodos propiiestos es el mismo que publico Euler en su obra de 1744, y el oiro en el fondo cl mio, difiricndo solo en menos huena esposicion. {Misccll. Taurin., torn. IV, auos 1766—1769, 2.° part., pag. 164. Este tomo, sin embargo de su fccha, contiene la justificacion de La- grange, escrita el 28 de mayo de 1770, como se pucde ver en la pag. 187; tambien tiene una meraoria de 1771, pa- gina 250.) En otro caso creyo tambien Lagrange que se le queria dispular la honra del invento. Los dos ge6metras Jacquier y Leseur publicaron en Parma un Tratado de Cdlculo integral, y consagraron un capilulo entero del tomo segundo al nuevo melodo, pero sin mentar el autor. Dijo con este motivo La- grange: No me quejaria si se hiibiesen cenido a aceptar mi me- todo sin nombrar el inventor; en otros parajes de su obra pecan por igual concepto ; mas como citan la memoria de Eider , pa- receria que pretenden alribuirle el melodo, cuando soy yo el pri- mero que lo invento. [Miscell. Taurin., torn. lY, pag. 163.) El celebre Borda escribio tambien una memoria con objeto de demostrar que las ecuaciones con limiles, obtenidas por el metodo do Lagrange, no eran complelamenle ciertas. (Acad. Real de Cienc, 1767 y 1768.) Al electo, resuelve el proble- ma de la braquistocrona, del cual trato Lagrange en su pri- mera memoria. Llega Borda a un resultado exacto, pero que no concuerda con el de Lagrange. Nada prueba este hecho, sin embargo, contra las ecuaciones con limites. Lagrange par- tio de una formula no bastante general; dice {Miscell. Taurin,, torn. II, pag. 176), en la cual las x son las coordenadas paralelas a la direccion de la pesantez. Esta for- 211 mula solo cabe en el case de principiar el movimiento cuan- d'o x=0, y no conviene a los de comenzar en otro sitio. La- grange mejoro luego la formula {Miscell. Taurin., torn. IV, pag. 183), componiendola de suerte que pudiera principiar el movimiento en cualquier punto de la braquistocrona. Podia pretender, pues, Lagrange que bajo cierlos aspectos sus rc- sultados primitivos eran ciertos {Miscell. Taurin., torn. II, pa- ginas 179 y 180), y bajo otros tenia tambien razon Borda. Asi quedo sentada con toda brillantez la certeza de las ecua- ciones con limites. Euler publico el auo de 1770 otra memoria sobre el calculo de las variaciones, insertandola en el tomo 3.° de su Tratado de calculo integral (1), y la cual sobrepuja a todas las anteriores. No se habia conexionado hasta alii el calalogo de las variaciones mas que con cuestiones de maximis y de minimis. Rompe el autor las Irabas de una idea tan mezquina, y anuncia (§. US) que aquel calculo se podia generalizar, y que los problemas se dividen en dos clases. Comprende la primera aquellos en que la relacion enlre ?/ y a; se considera como dada, y se busca la variacion de la 'mlegrdi\/Vdx, dando ^ X Q y cualesquier variaciones; en la segunda se busca la relacion entre x & y, que de cierta propiedad a la integral /Vdx, V, g.: que llegando al maximo 6 al minimo , sea nula la variacion primera <^/Vdx. Siguio dedicandose Euler, no solo a consolidar los princi- ples del calculo de las variaciones, sine a hacer mas intima la conexion del misrao con los demas ramos de la analisis. EI afio de 1772 dio a luz otra memoria inlitulada: 3Iethodus no- va el facilis calculum variationum tractandi. {Novi Comm. Pe- trop., torn. XYI, 1772.) No se habia aplicado todavia el me- todo mas que a espresiones integrales: el autor salta esta va- lla, y reune en Ires calegorias todas las espresiones que se pueden someter a variaciones; pertenecen a la primera las (l) Institutiones calculi integralis, 3 torn., Petrop., 1768 — 70. El profesor Salomon ha publicado una buena traduccion al aleman en 4 vol. en 8.°, Viena, 1828 — 30: el 4." vol. contiene memorias micvas de Eu- ler que no estan en, el original latino. 212 espresiones que solo contieneu I'ormas funcionales , a la se- gunda las que lambien lienen diferenciales, y a la tercera lafs que lambien inlegrales. En el parral'o 4." repile el principio en que Uevaba fun- dado el calculo de las variaciones, y que consiste en dislin- gulr dos clases de carabios en y: uno, designado por dy, pro- viene de converlirse x en x-\-dx; olro, llamado ^y, es enlera- raente arbitrario, y no depende de x. Mirado asi cl calculo de las variaciones, parecia nucvo; pero profundizando en la esen- cia del misrao, descubrio EuI't que se le podia referir eiile- ramente a la leona de las diferenciales parciales. En vez de conservar el cambio llamado variacion, reemplaza la eouacioa yz=(p{x), primei'o por la y-\-^y={x) la ecuacion do una linea; y=(;,{x, t) represenlara todas las lineas infini- tamenle proximas si ' = ^ (1). En las inscripciones romanas, una raya horizontal superior multiplica el numero por 1.000, lo cual se puede mirar como abreviatura para ahorrar espacio. El metodo de Eutocio para espresar myriadas es mas im- (l) Detambre, torn. 2, pag. H. EI acento auadido encima de las le- tras, linicamente para indicar que se usan coino niimeros, no se dele con- fundir con el signo de fraccion. En varios raanuscritos matcmaticos an- tiguos no esta propiamente perpendicular, sino horizontal, do forma quo nunca se pueda confundir con el signo dc fraccion. 234 porlante. Yemos aqu( el primer rastro griego del sistema es- ponencial, 6 mejor de indicacion, tan interesante en el orien- le. M», M^ M? designan 10.000, 20.000, 30.000. Esta aplica- cion esclusiva a las myriadas, se estiende enlre los Chinos y Japones, \ue reciblan su cultura de los Chinos 200 anos antes de nueslra era, a todoslos mulliplosde losgrupos. Tres rayas horizonlales debajo del signo 10 indican 13, tres encima 30. Siguiendo esle metodo escribian el numero 3.456 asi, usando las eifras romanas como signos de grupos, y las indias como esponentes. M' C* p Iguales indices se ven en los egipcios. Encima de una raya encorvada que significa 1.000, ponian 2 6 4 unidadcs para espresar 2.000 y 4.000. En los Aztekas 6 i)/e/Vcanos he hallado el signo de la ligazon con seis unidades por esponente, para espresar 312 afios (6x52=312). En los Chinos, Azlekas y Egipcios el signo de grupo es sierapre el inferior, como si se escribiese X^ por 50; en la cifra arabe gobar, el signo de gru- po esta encima del indicador. No olvidemos que en el gobar los signos de grupos son puntos, y de consiguiente ceros; porque en la India, el Tibet y la Persia, ceros y puntos son identicos. Los signos gobar los descubrio mi amigo y maestro Silvestre de Sacy en un manuscrito de la antigua abadia de Saint-Germain-des-PrSs. Este insigne orientalista dice: *'E1 y)gobar liene mucha conexion con la cifra india, pero ca- ))rece de cero; " creo sin embargo que tiene signo para cero, pero como en el escolio de Neofitos, puesto enci- ma y no al lado de las unidades: son cabalmente los mis- mos ceros 6 puntos que ban hecho dar a estos caracteres el singular nombre de gobar 6 escrilura de polvo. A primera vis- ta se duda si debe verse en esto un paso de las lelras a las eifras. Con trabajo se dislingucn los 3, 4, 5 y 9 indios. Dal y ha sean lal vez eifras indias 6 y 2 mal colocadas. La indica- cion con puntos es la siguiente: 23S 3 para 30, 4 para 400, 6 para 6.000. Estos punlos recuerdan una notacion griega antigiia, pero rara, que solo empieza eu las myrladas: *•• para 10.000, 13 :: para 200 millones. En este sislema de progresiones geo- melricas hay primeramenle un punlo, que sin embargo no se usa, para indicar 100. En Diofanio y Pappus vemos un punto enlre las letras numerativas para reemplazar a la inicial 3Iu (myriada). En lal caso un punlo mulliplica por 10.000 lo que esta a la izquierda. Parece que ciertas ideas oscuras sobre notaciones por medio de punlos 6 ceros, venidas del Oriente, se esparcieron por Alejandrinos en Europa. El verdadero signo de cero para indicar alguna cosa que falta, lo emplea Tolomeo en la escala sexagesimal descendenle, para espresar grados, minutos 6 segundos que faltan. Delambre prelende haber ha- llado tambien el signo de cero en raanuscrilos del comenlario de T/ieon a la sinlaxis de Tolomeo (1). El uso de esle signo en Occidente es por tanto anterior con muclio a la invasion de los Arabes. Vease el escrito de Planude sobre los Arithmoi In- dikoi. Tercer metodo.—Midtiplicacion del valor por coeficientes. Lo (1) Hist, de la Jstron. ant., t. 1, p. 547; t. 2, p. 10. No esta el pa- sage de Theon en sus obras impresas. Delambre se inclina unas veces a esplicar el signo griego de cero haciendolo abreviatura de ouden.y otras a derharlo de cierta relacion particular del numerativo omicron con las fracciones sexagesimales. (Obra citada, t. 2, p. 14; Diario de los sabios, 1817, p. 539.) Es singular que en la antigua aritinetica icdia de la Lila- nati, cero situado junto a un niiraero indica que so debc restar este. (De- lambre, t. 1, p. 540.) ^Que designa el livg (un verdadero cero) escrito en las cifras chinas debajo de 12, 13, 22 y 132? En las inscripciones roma- nas los ceros son obolos repetidos varias veces. (Rockh, Economi'a nacio- nal de los Jlenienses, B. 2, p. 37 9.) 230 que en los Chinos hemos vislo ser indicadores en la esciitura 2 perpendicular, la dit'erencia entre X=:12 y X=20, se halla 2 repetido en direccion horizontal en los Griegos, Armenios y ha bitanles que hablan tamoul en la parte meridional de la pe- ninsula India. Piofanto y Pappus escriben 0mu para dos ve- ces 10.000 6 20.000, al paso que «muj3 (cuando b esla a la derecha de la inicial de la myriada) signilica una vez 10.000 mas 2 6 10.002. Lo mismo sucede en las cifras tamoul, co- mo si se dijera 4X=40 y X4=14. En el pehlwi de la Per- sia antigua, segun Anquetil, y en el armenio, seguu Cerbied, se reconocen muUiplicadores pueslos a la izquierda para es- presar los mulliplos de 100. Tambien debe referirse a esle metodo el punto de Diofanto, arriba mencionado, que reem - plaza a Mu, y multiplica por 1.000 a lo que precede. Cuarto milodo. — Multiplicacion y disminucion ascendentes y descendentes por division en ringleras de numeros cuyo valor dis- minuye en proyresion geomMrica. Arquimedes en las octades y Apolonio en las tetrades emplearon solo esta notacion para numeros que pasasen de (10.000)% para los 100 millones 6 myriadas de myriadas. Vese aqui evidenlemente valor de po- sicion de unos mismos signos, siguiendose en ringleras di- ferentes; hay por tanto valor absolute y relativo , como en la escala sexagesimal descendenle de los astronomos alejandri- uos para indicar los grados, minutos y segundos. Mas puesto que en este caso, por falla de «— 1 6 89 signos, consta cada ringlera de 2 cifras, no puede ofrecer el valor de posicion la ventaja que los numeros indios. Cuando se consideran como enleros las trescienlas sesenla avas paries de la circunferen- cia, los minutos son sesenta avas partes de lal entero, los se- gundos lo mismo de los minutos, etc.: como fracciones les puso Tolomeo el signo de fraccion, el acento encima, y para indicar la progresion descendente, en la cual cada ringlera de 2 cifras es 60 veces menor que la precedente, se multiplica- ron los acentos de ringlera en ringlera. Asi es que los minu- tos llevaron el simple acento de las fracciones griegas co- munes (con la unidad por numerador), los segundos dos acen- tos, los terceros Ires, los grados mismos, como enleros, nin- 237 gun acento, quizas como nada {ouden) un cero (1). Digo qiii- zds, porque en Tolomeo y Theon, los ceros, como signos de grades, fallan todavia. La simple enumeracion de los diferentes metodos emplea- dos para espresar los miiltiplos de los grupos fundamentales por pueblos que ignoraban la aritmetica India , esplica a mi ver el sucesivo desenvolvimiento del sistema indio. Escri- biendo 3568 perpendicular y horizontalmente mediante indi- 3 5 6 8 cadores M C X I, se ve que se pueden escusar los signos de los grupos M, C Y cabalmeute nuestras cifras indias no son mas que los mulliplicadores de los diferentes grupos. Esa misma notacion valiendose de solo unidades (mulliplicadores), la recuerdan los cordones sucesivos del simnpan, representan- tes de millares, centenas, decenas y unidades. En el ejemplo citado manifestaban los cordones 3, 5, 6 y 8 bolas. No se ven signos de grupo. Los signos de grupos son las posiciones mis- mas, y eslas (cordones) estan satisfechas por las unidades (mulliplicadores). Por arabos caminos de la arilmelica figiira- tiva V palpable se llega, pues, a hposicion India. Siesta vado 6 hueco el cordon, bien subsista libre el puesto escribiendo, bien falte un grupo (un lermino de la progresion), Uena aquel vacio graficamente el geroglifico del vacio, un circulo vacio, sung a, sifron, zuphra (2). (1) Respecto del empleo del signo cero, V. Leslie, p. 12-135; JRuit- hen, Germanen und Griechen Hist., II, p. 2-23; Ducange, Glossar. meclim grmcitatis, t. 2, p. 572; Maumart, de numerorum quos arahicicos vacant origine; Pythagor., p. 17. En la aritmetica griega, M" designa una unidad, monas, asi como una delta con un cero (propiamente omicron) encima, significa tetartos (£ast., Gregor,, Cor., p. 851.) En Diofanto, M^x* es 21. El signo gramatical indio auuswara tiene figura de un cero indio (sunga), aunque solo indica raodificacion de la pronunciacion de la vocal que este al lado, y nada tiene que ver con el sunga. (2) En ingles se ha conservado cypher para indicar cero, al paso que en las lenguas occidentales que dicen cero (sifron, seron), indica cifra un numerativo en general solo. En Sanscrit se llama sambhara el niiraero 6 la cantidad. 238 Que la notacion numeraliva se fue perfeccionando en la India solo a pasos sucesivos, lo confirma la cifra tamoul, que medianlo 9 signos de unidades y de signos de grupos i)ara 10, 100 y 1.000, espresa lodos los valores valiendosc de mullipli- cadores anadidos a izqiiierda; y asimismo lo confirman las singulares aritlunoi indikoi del escolio del monje Neofitos, que se conserva en la biblioteca de Paris. {Cod. reg., fol 15.) Las 9 cifras de Neofilos, fuera del 4, son lo mismo que las persas. Las cifras 1, 2, 3 y 9 se ven tambien en inscripciones numericas egipcias. Las 9 unidades estan multiplicadas por 10, 100 y 1.000, poniendo encima uno, dos 6 ires ceros, asi V. gr.: 0 0 00 00 2_20, 24=240, 4=400, 6=6.000. Poniendo puntos en vez de ceros, resulla la cifra arabe //o6ar. Recapilulando lo dicho sobre los muchisimos melodos de nolacion de los pueblos de ambos conlinenles, harlo poco co- nocidos, vemos: 1." Pocos signos de grupos y casi esclusivos de if , w% w*...., no de 2«, 3n...., ni de 2n-, 3»f ...., como tenian los Ro- manos y los Tuscios, X, C, M. (Todos los grades intermedios, 2n 6 2n% v. g., eslan espresados por yuxlaposicion XX, CCC) 2.° Muchos signos de grupos, no solo de n, li' {iota y rho de las letras numeralivas griegas), sino tambien de 3« 6 de 4«' (X y y), lo cual ocasiona suma heterogcneidad de los elc- mentos de espresion de 2-l-2n-|-2/i' (v. g.: ottS, de 222). 3." Espresion de los miiltiplos del grupo fundamental de sus potencias (2/t, 3n, in\ 3n'), bien poniendo (debajo 6 en- •2 3 4 5 cima) indicadores a los signos de grupos (chinos, X, X, C, C; indio-tamoul, 2X, 3X, 4C, SC), bien puntuando 6 acentuando gradualraente los 9 signos primeros de unidades, como a=10, ^ = 20, a=100, a=1.000, >=40.000; engobar, en el escolio de Neofilos y en la escala sexagesimal descendente de los aslronomos aleiandrinos , para — , — , — ,, escribiendo, v. g. •' "^ 60 60 eo"* 1.-37/37." 37.'" Hemos visto, en fin, que los indicadores (muUiplicadores) 239 (le los pueblos del Asia oriental, de los habitantcs de la parte meridional de la peninsula India ; que la acentuacion de los pidhmenes del sistema gobar 6 del escolio de Neofilos , que los cordones del suanpan, podian dar el valor de posicion. Que el sencillo sistema de posicion indio fuese introducido en Occidente a consecuencia de la estancia del sabio astro- nomo Rihan Mahommcd cbn Abmel Albiruni en la India, como opina Sedillot, 6 por tralicantes raoriscos de la costa septen- trional de Africa, y de resultas del comercio que se abria en- tre estos y los Italianos, es lo que esla por decidir. No obs- tante la antigiiedad de la cultura India, tampoco se sabe si el sistema de posicion, que tanto inlluyo en las matematicas, era conocido ya en tiempo de la espedicion macedonia mas alia de la India. ;Cuanto mas perfectas bubieran legado las cien- cias matematicas a la ilustrada epoca de los JIaquemitas un Arquimedes , un Apolonio dc Perges y un Diofanto, si hubiese recibido el Occidente doce 6 trece siglos antes, con la espedi- cion de Alejandro, la aritmetica India de posicion! Pero la parte de la India anterior que atravesaron los Griegos, el Pendjab hasta Palibothra, estaba habitada por pueblos poco cultos; barbaros los llamaban los que vivian mas al Oriente. Solo Seleucus Nicator traspaso el limite que separaba la civi- lizacion de la barbarie, desde el rio Sarasvatis hasta el Gan- ges. De la autigua cifra India tamoul, que espresa 2n, 3n'...., con raultiplicadores adjuntos, y que de consiguiente tiene, ademas de signos de las nueve unidades primeras, otros par- ticulares de n, n% n' se infiere que en la India, al par del sistema de valor de posicion llamado casi esclusivamente in- dio (6 arabe), habia tambien otros sistemas de cifras sin va- lor de posicion. Acaso Alejandro ni sus sucesores bactrios, al penetrar temporalmenle en la India, no se ponian en contacto con naciones que esclusivamente usaran el metodo de posicion. Ojala se prosigan con celo los trabajos, ya por filologos que tengan ocasion de examinar manuscritos griegos, persas y ara- bes (1), ya por viajeros que se detengan en la peninsula India (l) Entre los manuscritos arabes merecen particular atencion los que tratan de hacienda 6 de la aritradlica en general, v. gr. Jbn Jose Al- 240 misma. Nada puede dar lantas observaciones notables como la foliacion de anliquisimos volumenes manuscritos de la lilera- tura sanscrila. ;,Quien sospechara v. gr. que los Indies luvie- ran, junto con una aritnietica decimal de posicion, un sislema sedecimal sin posicion; que ciertos pueblos indios contaran de preferencia por grupos de 16, como los pueblos america- nos, los Kymros y los Bascos por grupos de 20? Esta singular numeracion se descubrio hace anos en un raanuscrilo del an- tiguo poema iodio Mahabharata. (Cod. reg., Paris, p. 178.) Sescnla y cinco paginas de este manuscrito estan foliadas con letras numeralivas indias, pero usandose solo las consonantes del alfabeto Sanscrit {k por 1, kh por 2 ), lo cual esta en contradiccion con la idea (1) rauy en boga, de que en la India se encuentran empleadas esclusivamente cifras y no letras por cifras, como lo hacian los pueblos semiticos y los griegos. En la pagina 60 comienza la singular notacion sedecimal. En los primeros 15 pulhmenes apenas se reconocen dos signos que sean letras sanscritas; / aspirada y d, y parece corresponden respeclivamente a 3 y 12; tampoco se encuentran raucho los signos propiamenle llamados indios (arabes). Es de nolar que la cifra 1 con un cero adjunto signifique 4, y que la 1 dobla- da (dos rayas perpendiculares) con un cero adjunto signifique 8; son, digamoslo asi, puntos suspensivos, grados inlermedios de sistema sedecimal, de -ju y —n; pero ^n (12) esla sin cero, y tiene un geroglifico propio parecido al 4 arabe. Para el gru- po normal 16 y sus mulliplos 2n, Zn se emplean las cifras Bengali conocidas, y asi 16 se espresa con el 1 bengali prece- chindus, de arithmetica indica; Abdel Eamid ben vasee Abalphadt, de nu- merorum proprietatibusf Jkmad ben Omar Alkarabisi, liber de indica nu- merandi rationed el Jlgebra india de Katka^ Mohammed ben Lara, de numerorum disciptina. (Casiri, Bibliot. arabico-hispana, 1. 1, p. 353, 405, 410, 426 y 433.) (1) Si la aritmdtica de posiciou no es originaria de la India, debe ha- ber cxislido por lo menos alli de liempo inmemorial; porque ningun ves- tigio de notacion alfab^tica se halla entre los Indios como la de los He- breos, Griegos y Arabes. (Delambre, Hist, de la Astr. ant., t. I, p. 543.) 241 dido de rasgo curvo; 32 con el 2 bengali, 48 con el 3 ben- gali. Los muUiplos de n vienen a ser, pues, niimeros primero, segundo, tercer ordenes; los numeros 2n-{-4, 6 3n-l-6 (es- to es, en el sistema sedecimal 36 y 54) estan designados con un 2 bengali y una cifra mahabharata (1) 4 al lado, como tarabien con una cifra bengali 3 y olra mahabharata 6; me- todo denumeracion regularisimo, pero incomodo y complica- do, y cuyo origen es tanto mas enigmatico cuanto que pre- supoue el conociraienlo de las cifras bengali. ASiTROMOlllit. Descubrimiento de dos planetas nuevos, uno por Gasparis y d otro por Chacornag. (L'Institut, 20 al/ril 1833.) En la sesion de la Academia de Ciencias de Paris del 18 de abril de 1853, se leyeron dos cartas escritas a Mr. Arago, anunciandole haber descubierto el 6 del mismo mes dos pla- netas nuevos, uno Gasparis desde Napoles y el otro Chacornac desde Marsella. Seran el 24." y 25.° en el orden de los que van descubierlos entre Marte y Jupiter. Planeta de Gasparis (24), 12.'' magnitud, visto en la cons- telacion del Leon. t. m. de Napolcs. A. R. D. 1853. abril 6.... 8'' 55" 34'. . . 11" i' 17",75. . . 6° 48' 40" 7... 9 16 48.... 11 3 50,15.... 6 50 48. Planeta de Chacornac (25), O.** magnitud, visto en la cons- telacion de la Balanza. t. ID. de Marsella. A. R. D. 1853. abril 6... IS'' 40-. A. d. y+4" ll',15..D. y+U' 2" 8... 11 58.. A. d. y-1 57.... D. y+4 22. (l) Se emplea esta espresion impropia para designar linicamente el sistema de cifras que presentan las copias de este poeina. TOMo ni. 16 CIENCIAS FISICAS. lli^OMS^TIISilO. Medios adoptados en los obsenmtorios mngnelicos de las colonias brUdnicas pnra dclerminar los valores absolulos, los cambios seculares y la variacion anual de la fuerza magnUka terres- tre: por Mr. E. Sabine. (Bibliot. univ. Je Giupbra, ocltihre -1851.) El Coronel Sabine Irabaja hace muchos anos en magnetis- mo terresire con la habilidad, perseverancia y celo cienlifico que le distinguen. El Gobierno ingles le dio el encargo intere- sanle y trabajosisimo de dirigir la reduccion y publicacion de las observaciones meleorologicas y magneticas que se ban hecho en los observalorios de esta clase fundados de 1839 a 1840 a costa del mismo Gobierno en diversos piintos de sus colonias muy distantes de Europa; punlos que designo la So- ciedad Real de Londres como los mas a proposito para el ob- jeto cienlifico propuesto. Lleva publicados cualro gruesos vo- liimenes en i.° de tales observaciones, a semejanza de los que conlienen las del observalorio de Greenwich, a saber: En 1845 el 1." tomo de las Observaciones magnelicas y meleorologicas hechas en Toronto de 1840 a 1842. En 1847 el 1." tomo de las hechas en Santa Helena de 1840 a 1843. En 18S0 el 1." tomo de las hechas en Hobarton y en la espedicion naval antartica en 1841 y 1842. En 1851 el 1." tomo de las hechas de 1840 a 1844 en di- chos observatories al tiempo de perturbaciones magneticas eslraordinarias. 243 Se lian regalado los cualro voliimenes a las corporaciones y persoiias que podian sacar frulo de ellos. El mismo sabio Sabine ha piiblicado en las Transacciones filosopcas de la Sociedad Real de Londres baslantes memorias sobre el raaguetisrno terrestre, merecieudo especial mencion la de 1847 sobre la variacion diaria de la declinacion de la aguja imanlada en la isla de Santa Helena, en la cual hace ver el autor que en aquella estacion tropical sucede la mar- cha de dicha variacion en sentido contrario en estaciones opuestas. La Memoria cuyo titulo encabeza el presente arliculo, in- serta en la 1.* parte de las Transacciones fdosoficas de 1850, tiene por objeto estudiar las variaciones anuales y seculares de la intensidad magnelica, como resultan de las observacio- nes hechas en el observatorio de Toronto en el Canada, y en el de Hobarton en la isla de Van-Diemen al S. de la Nueva- Holanda; habiendose escojido estas dos estaciones por estar proximas a los puntos de mayor intensidad de la fuerza mag- netica terrestre en uno y otro hemisferio. Empieza Sabine dando algunos detalles sobre los instru- mentos con que se ban hecko las ciladas observaciones. En los observatorios britanicos coloniales se usarou pri- mero, para determinar la componente horizontal de la intensi- dad magnelica, maguetometros bifilares de 15 pulgadas de largo, parecidos al del aparato de Gauss del raismo nombre, y montados de suerle que al usarlos estuvieran en conexion con el magnetometro unililar 6 declinometro deslinado a ob- servar las variaciones diarias de la declinacion magneti- ca, y cuya barra imantada tiene tambien 15 pulgadas de largo. Pero no tardo en notarse que puestos eslos inslrumenlos a la distancia couveniente uno de otro segun su longilud, dis- taban demasiado las barras en las esperiencias de desvio (de- fleccion) para ocasionar angulos de desvio que guardaseu la proporcion suficiente con los errores inevitables de observa- cion, y que los resultados deducidos podian incurrir en un error probable sobrado grande. Tambien se vio que mienlras se usaban asi las dos barras, se interrumpian inevilabiemen- 244 ^ te las series de observacioncs eon el magnelomelro bifilnr, series en cuya continuidad debe iniluir por precision el valor do esle instrumento, corao diferencial que os, y destinado a determinar variaciones seculares. Para veneer eslos inconvenientes, el segundo en particu- lar, eslendio y circulo la Sociedad Real otras instrucciones recomendando el nso de un aparalo auxiliar, medianle el cual se pudieran hacer en pieza aparte las esperioncias de vibra- cion y desvio requeridas para determinar la fuerza magnetica horizoQlal, sin raudar los magnelometros del observatorio, que quedarian para usarse como instrumentos diferenciales solo. Se acorlaron las barras imantadas del aparato auxiliar, de 15 a 12 y a 9 pulgadas. Pero la esperiencia probo que a la dis- tancia entre las barras requerida por este largo, eran todavia deniasiado pequenos los angulos de desvio para disrainuir su- licientemenle el error probable de los resultados, y para apre- ciar variaciones mensuales 6 anuales en un inlervalo de (iem- po de limitada duracion. Se ban visto luego dos irregularidades instrumentales en el magnet6metro bifdar, mirado como aparato diferencial, que impiden comparar estrictamente entre si las observaciones con el hechas, escepto en corlos intervalos de tiempo. Consiste la primera, prevista ya, en la facultad que la barra imantada tiene de perder parte de su magnelismo. Esta perdida, cuyo efecto se creyo poder eliminar si sucedia de una manera regu- lar, no parece sujeta a ley ninguna general 6 sistematica, y cesa6vuelvea principiaren ciertas ocasionessin causa alguna visible 6 apreciable. Para eliminar el efecto de esta perdida de fuerza, babria de determinarse de cuando en cuando , y sin pasar mucho tiempo, el momento magnetico de la barra; pero mudada esta de sitio, se interrumpiria la continuidad de la serie de observaciones. La otra irregularidad de las indicaciones del magnetome- tro bifilar no estaba prevista, y todavia esta algo oscura su procedencia. Obra su efecto en sentido conlrario del de la per- dida de fuerza magnetica, y muchas veces ha allerado nota- blemente la posicion de equilibrio de la barra imantada. Se ha supuesto que lo causaba el alargamiento del hilo de suspen- 241) sion, pero sin probarlo directamonte, poiquo al monlar los instruraentos no se midio la longilud exacla do los hiios. Afectado asi el magnelometro bifilar de ambas clases de opueslas irregularidades, y no pudiendose eliminarlas salis- factoriamente, no era dado conlar sino en cortos intervalos con los resultados comparalivos diferenciales del mencionado inslrumento, ui Labia medio de usarlo para determinar va- riaciones seculares. Luego de haberse cerciorado el Coronel Sabine de estos defectos, disculiendo los primeros aflos de observaciones de los observalorios magneticos coloniales, encargo al Capitan Riddell, ayudante suyo en la direccion de los misraos. que modificase el magnelometro portatil del profesor AV. Weber, cuyas barras tienen solo 3 a 4 pulgadas de largo, de suertc que se pudieran remediar los diversos defectos praclicos que la esperiencia manifestaba tener este instrumento; y que esten- diese instrucciones para aplicarlo con frulo a determinar la componente horizontal de la fuerza magnetica, y sus varia- ciones anuales y seculares. Se presento a la Asociacion Bri. tanica en Cambridge el ano de 1845 el magnelometro uni- filar portatil modificado, y a todos los observadores ha sido utilisimo el manual del Capitan Riddell, impreso y difundido por orden del Gobierno ingles. El observatorio de Toronto esla situado en el Alto Cana- da, cerca del lago Ontario, en un sitio elevado distante co- sa de media milla al N. de la ciudad de Toronto, que tam- bien se llama York, tiene 43° 39' 35" de latitud, sacada por el Director Le-Froy, Capitan de artilleria , de alturas cir- cunmeridianas del sol, observadas con uu circulo de reflexion repetidor; 79° 21' 30" de longilud al 0. de Greenwich y 107,9 pies ingleses de allura su piso sobre la superficie del lago Ontario. La temperatura media anual de aquel paraje, segun re- sulta de observaciones liechas cada 2 horas dia y noche, de diciembre 1840 a noviembre 1842, es 44",35 Farenheit, 6 seau G°,8G cenligrados. La de los Ires mcses de invierno es— 3°,06 cent, de verano +17,72. 2IG La declinacioa de la aguja iraanlada no pasaba a princi- pios de 1841 de 1° 12' al 0. del meridlano aslrouomico; ha venido luego creciendo cosa de i^,- al afio. Las variaciones diarias regulares de la misma suben a unos 12' en verano y b' en invicrno, moviendose la punla N. de la agiija hacia el 0. de las 8 de la maflana a las 2 de la larde, y hacia el E. de las 2 de la tarde a las 10 de la noche, como sucede en Europa. Las barras imantadas que se usan en Toronto para las series mensuales de observaciones de la fuerza magnelica horizontal absoluta, son cilindros solidos de -j^ de pulgada de diametro; la suspendida tiene 3 pulgadas de largo , y la de desvio 3,67. Se ban hecho las observaciones los dias 16, 17 y 18 de cada mes por lo regular. Se pusieron las bar- ras a tres dislancias diferenles, la menor a 1 y la mayor a 1,4 pies del cenlro de la suspendida. Se leian los desvios en un circulo de 6 pulgadas de diametro, que tenia dos nonius para dar los arcos de 20 en 20 segundos. Yariaron los arcos de desvio de 6° a 10°, segun la distancia. El anteqjo para las lecturas va pegado al circulo azirautal, y se mueve con el. La barra de desvio esla siempre perpendicular a la sus- pendida al leerse los desvios. Para las vibraciones esla en un estribo con un espejo y pendiente de una hebra de seda cu- ya linea de torsion se pone aproximadamente en el meridia- uo magnetico, y todo el aparato esla dentro de una caja de madera de quita y pon. Se determiua la duracion de las vi- braciones observando 300 de eslas en arcos reducidisimos, siendo de 30' la del punlo de parlida, y corrijiendo esle arco. Los cambios de la fuerza magnelica horizontal de la tierra que pudieran suceder enlre las esperiencias de desvio y de vibracion, se eliminan mediante una correccion que proviene de observar al mismo tiempo el magnelometro bifilar; y asi se reducen los resultados a lo que serian si coincidiese la fuerza horizontal, en el instanle de cada observacion , con la media indicada aquel mismo dia por el aparato bililar. Tam- bien se ha eliminado el efecto de las diferencias de tempera- tura que pudiera haber durante las esperiencias, mediante una '247 correccion particular, llay, en lii», cantidades constaiUes dc- pendienles del momeiito de inercia de la barra de desvio y de la variacion del momento de induccion, que deben inlluir en el valor de la I'uerza magnetica absolula, y que se ha Iratado de fijar interinamente; aunque para delerminar variaciones anuales 6 seculares, imporla poco su valor exacto. Dice luego Sabine los resuUados mes por mes de las obser- vaciones de la componente horizontal de la fuerza magnetica terrestre hechas en Toronto de enero 1845 a abril 1849. Sale de -valor medio 3/63043, con -|-0,000oo de error probable, y corresponde al 1.° de marzo de 1847. Comparando los valores mensuales con estc medio, se hallan diferencias positivas en la primera parte del periodo y negativas en la lillima, indi- cantes de decremento secular de la fuerza horizontal. El valor mas probable del decremento anual de esla, que saca el au- tor de discutir los resultados de las observaciones por el me- todo de las ecuaciones de condicion y de los menores cua- drados, es 0,0042. Para poder deducir de estos resultados la fuerza magne- tica total y su variacion secular, es precise conocer lambien la inclinacion de la aguja imantada en la misma epoca, y la variacion de este elemento. Yarias veces al mes se ban hecho observaciones de esta clase en el Observalorio de Toronto, bien con una brujula de inclinacion de Garabey de circulos de 9 pulgadas de diametro, bien con otro instrumento de igua- les dimensiones conslruido por Robinson. El valor medio de las inclinaciones en 52 meses es 75° 16',09, con+0',2 de er- ror probable, y tambien corresponde al 1." de marzo de 1847. Discutidos los resultados mensuales por el metodo de las ecua- ciones de condicion, dan 0',89 de valor mas probable del de- cremento anual de la misma inclinacion. Resulta de aqui 13,8832 para valor de la fuerza magne- tica total en la misma epoca, pero que podra correjirse por causa de las constantes arriba mencionadas, y que estau por determinar exactamente. En cuanlo a la variacion secular de la fuerza magnetica, un increraento anual de inclinacion de 0',89 corresponde a un decremento anual de 0,0035 de la componente horizontal 248 dc la misraa fuerza. Resla solD por tanto un esceso de 0,0007 en el decreraonlo secular de la fiierza horizontal, que no quepa achacar a la variacion de incllnacion, y capaz de dar a sos- pechar la existencia de un corto decremenlo anual do la fuerza magnetica total en el intcrvalo do las obsorvaciones. Aunque sea sobrado breve este intervalo para determinar las variacionos periodicas de la incllnacion y de la fuerza magnetica horizontal durante cada ano, rislas las grandes va- riaciones irregulares que esperimentan estos elementos ea Toronto, en ciertas estaciones del ano especialmente, aten- diendo el autor a las variaciones seculares arriba citadas, saca resultados que dicen que la incllnacion magnetica es algo mayor en los meses de invierno que en los de verano, al paso que la fuerza horizontal esperimenta una corta variacion cor- respondiente, pero de signo contrario. En el 1." torao de las Observaciones de Toronto advirtio ya Sabine que las hechas en 1842 con el niagnetometro bifi- lar, indicaban esceso de valor de la fuerza horizontal en ve- rano. Dispuso que Le-Froy usase en 1847 y 1848 otro meto- do esperimental independiente de los dos anteriores, para de- terminar las variaciones de dicha fuerza. Se suspendio en un estribo, segun el modo coraun, con un espejo pegado al apa- rato y un anteojo dislante, una de las barras imantadas de 3,67 pulgadas de largo, que habia servido en los trabajos topografi- cos de la America del Norte, y que parecia tener ya magne- tismo permanente. Se midio luego dos voces al dia, a las 10 de la mauana y las 5 de la tarde, la fuerza magnetica terres- tre horizontal, observando la duracion de 400 vibraciones, re- ducidas a temperatura determinada y a arcos infinitamente pequeflos. La medida del momento magnetico de la barra, verificada con largos intervalos, indico ligora perdida de fuer- za magnetica, que pudo mirarse como uniforme. Los resultados de las observaciones hechas los afios de 1847 yl848 segun este metodo, ban confirraado plenamente que en Toronto es mayor la fuerza magnetica horizontal en los meses de verano que en los de invierno, habiendose nianifes- lado mas sensible la diferencia que por las observaciones bifi- larcs de 1842 6 por la serie de dcterminacioncsabsolulas de 249 enero 1845 a abril 1849. Segun las series absolutas, parece ser la inclinacion alii 0',88 mayor, y la fuerza horizontal 0,0015 menor que sus respectivos valores medios, durante los cinco meses de estar el sol en el hemisferio austral; mienlras que durante los de estar en los signos septentrionales , aquel elemento es 0',9 menor y este 0,0011 mayor que dichos valo- res medios. La cuestion de saber si estas variaciones son pro- gresivas de uno a otro estremo, y si de consiguiente llegan a sus valores medios hacia el tiempo de los equinoccios, no se podra resolver hasta la conclusion de un periodo mas largo de observaciones. La suma (r,78) de las diferencias de inclinacion de la agu- ja imantada en estaciones opuestas, equivale a una variacion de 0,007 en la componenle horizontal de la fuerza magnetica. La variacion efectivamente observada en la raisma componen- te, corresponde en direccion, segun las estaciones, a la indica- da por el cambio de inclinacion; pero su valor es mucho me- nor que el correspondiente a la alteracion de este ultimo ele- mento. De aqui cabe inferir, que probablemente ocurre en To- ronto variacion anual de la fuerza magnetica total, Uegando esta al maximo en los meses de invierno 6 estando austral el sol, y al minimo en los de verano 6 estando boreal el mismo astro. Da luego Sabine un estracto de los resultados tocantes a los mismos elementos magneticos, sacados de las observacio- nes hechas en Hobarton. El observatorio magnetico y meteorologico de Hobarton se fundo por orden del Almirantazgo el verano de 1840, mien- tras descansaba en la isla de Van-Diemen la espedicion inglesa que iba hacia el polo antartico a las ordenes de sir James Clark Ross, estando sir John Franklin de gobernador de la co- lonia de la misraa isla. Es director del observatorio el coman- dante de la marina real Joseph-Henry Kay, teniendo a sus ordenes varies ayudantes y empleados suballernos. El edificio es todo de madera, y se construyo en sitio propio del Gobier- no en un terreno de arenisca situado a 105 pies ingleses do altura sobre el nivel del mar. Tiene 42° 52',5 de latitud aus- tral, y 147° 27',5 de longitud al E. de Greenwich. 250 Segun obsei'vaciones termomelricas hechas a totlas las ho_ ras del dia y la noche de 1841 a 1848, la temperalura media amial de aquella eslacion es 53°,48 Farenbeit, 6 scan 11°,93 ccDligrados. La declinacion de la agiija iinanlada era en noviembre de 1844, 9° 58' al E. del punlo N. Las variaciones diarias mcdias de esle elcraento son casi las mismas que en Toronto a igualdad de eslaciones; esto es, 11' a 12' en octubre, no- viembre y diciembre, 6 durante el vcrano de Ilobarlon, y solo 3' a 4' en mayo, junio y julio; pero suceden en seulido conlrario que en Toronto a unas mismas boras del dia. Asi es que en Hobarton se desvia lo mas al 0. la punla N. de la aguja i\ cosa de las 9 de la manana y al E. a la de las 2 de la lar- de. Estos desvios son algo mayores que aquellos, y de cosa de 6^' en noviembre al E., mientras no pasan de 5^' al 0. Todos los meses se ba observado en Hobarton la inclina- cion magnetica con unos mismos inslrumenlos y por iguales procedimientos de junio 1843 a diciembre 1848, resultando por tanto G8 determinaciones seguidas y enteramente compa- rables entre si. A aquella latitud es el estremo S. de la aguja imanlada el que se deprime debajo del borizonte. La inclina- cion correspondiente a la epoca media (marzo 1846) es 70' 34'. El decremento anual de la inclinacion, 0',067, liene, como en Toronto, oscilacion anua. Disminuye la inclinacion de abrila agosto 0',89, 6 durante el invierno austral, y aumenta de oc- tubre a febrero 0',85, 6 durante el verano. Asi, pues, en los meses de abril a agosto disminuyen la inclinacion boreal en Toronto y la inclinacion austral en Hobarton, y crecen de oc- tubre a febrero: en Toronto es la minima la inclinacion N. y en Hobarton la maxima la S. en los respectivos veranos de aquellos dos puntos, y casi una misma la variacion en ambos. En enero de 1846 se principio en Hobarton una serie re- gular y seguida de determinaciones mensuales de la compo- nenle borizontal de la fuerza magnetica, como las de Toronto, y se recibieron en Inglaterra los resultados basta diciem- bre 1848. Disculida la serie como la de Toronto, indica va- 2S1 riacion anual de igual caracter en cuaDto a eslaciones, y de identico valor casi. De octubre a febrero, o durante el verano de Hobarton, as 0,0017 mayor la fuerza horizontal que su va- lor medio, y de abril a agosto 0,0013 menor. Siendo mayor la inclinacion en Hobarton de octubre a fe- brero que de abril a agosto, si no variase la fuerza total, de- beria ser su componente horizontal menor de octubre a fe- brero que el valor medio cuando es mayor. Indican , pues, las observaciones, que en Hobarton la fuerza magnetica total esta sujeta tambien a variacion anua, y que de octubre a febrero ) j mayor ) ^^ ^^^^^ ^^^.^^ abril a agosto ) ( menor P En suma, lo mismo en Hobarton que en Toronto se acerca mas a la vertical la aguja imanlada , y es mayor la fuerza magnetica en el intervalo de octubre a febrero que de abril a agosto. '^'^Muy de desear es, dice Sabine, que se vea confirmado wplenamente este singular resultado, continuando las obser- ))vaciones en ambos puntos por el tiempo suficiente al objeto, »y que tambien lo comprueben otras esperiencias parecidas »hechas en diversas partes de la tierra.''' Los hechos, tal cual cabe apreciarlos en el dia, indican la existencia de un influjo general en todo el globo, que tiene periodo anno, y parecen designar a la posicion de la lierra en su orbita como capaz de encaminar a la esplicacion de tal cambio periodico. La parte del aflo en que la fuerza magne- tica es la mayor y la direccion de la aguja imantada la mas cercana a la vertical en ambos hemisferios, de octubre a fe- brero, corresponde a la epoca de estar la tierra lo menos distante del sol, y de moverse con mas rapidez en su orbita. Recientes trabajos de Mr. Dove manifiestan que en esta mis- ma epoca, por causas meleorologicas provenientcs de la des- igual distribucion de agua y tierra en ambos hemisferios, es mas bajo el conjunto de las temperaturas terrestres que en el periodo opuesto del aflo. La estacion de Toronto se escojio por estar inmcdiata a uuo de los dos puntos del bemisferio boreal que son centros de los rizos 6 arillos {loops) de las lemniscatas isodiuami- 252 cas. Son los piintos de mayor intensidad magnetica en dos sistemas que se dislingiien por la- dilerencia del grade de la variacion secular a que en cada uno de ellos parecen estar sujelos los fenomenos. El punto principal de los dos, Uamados impropiamente por algunos polos mafjnelicos, esta situado ahora en los terrilorios brilanicos de la America del N. El Capilan Le-Froy delermino aproximadamenle su posicion geogralica al tiempo del reco- nocimiento magnelico que de aquellos territories verilico en 18i2 y 1843. Tiene unos 270° de longitud geogralica al E. de Greenwich aquel punto, de maxima intensidad magnetica entonces. La del segundo punto se determino algunos aiios an- tes (en 1828 y 1829) cuando la espedicion magnetica a Sibe- ria de MM. Hansleex, Erman y Due, y es de unos lir,27' al E. Resulta pues 159° la diferencia de longitud aproximada entre ambos puntos centrales de intensidad magnetica en el bemisferio boreal, hacia el estrecho de Behring y los conli- nentes contiguos. Va menguando esta diferencia por efeclo de la variacion secular, y la epoca en que los dos centres estaban a 180° de longitud uno de otro debio ser probablemente a fines del siglo pasado. Segun la discusion de las observaciones de inclinacion magnetica en el N. de los EstadosUnidos, que ve- rifico el profesor Loomis y salio a luz en el diario de Silliman, habia venido disminuyendo dicha inclinacion alii, pero em- pezo a crecer por aquella misma epoca. *'El cambio de posicion geografica de estos dos puntos de "maxima intensidad magnetica en el bemisferio boreal, dice »Sabine, sucede de 0. a E. desde los liempos mas remolos, en »que de los fenomenos observados se puedan sacar deduccio- »nes por el estilo, proviniendo por una parte la disminucion, ))de la distancia meridional entre ellos, y por otra el au- wmento, del movimiento de traslacion mas rapido del menor wmaximo. Se ha desperlado la conjetura de que pudiera de- ))jar de ser progresivo en direccion oriental el movimiento «del principal maximo, cuando ambos centres 6 maximos dis- "tasen 180° de longitud, y que pudiera ser luego retrograde. »E1 obscrvatorio de Toronto esta bien situado al parecer para wdecidir esta cuestion. Si pasada dicha epoca continua sien- 253 »(lo la misma que antes la progresion del cambio secular de »los dos sistemas, es de esperar que en definiliva esperimen- »taria decremento anual en Toronto la fuerza magnetica, por- »que la disminuiria mas el alejamienlo del gran maxlmo inme- »diato, qne lo que la creceria la aprbxiraacion del pequefio, »nuicho mas distante. Si fuese retrograde el movimiento del wprincipal maximo, deberia presumirse que esperimentase ))Considcrable auraenlo anual la fuerza en Toronto. Segun las »observaciones que llevo disculidas, es grande la probabilidad ))de corto decremento anual de fuerza en la epoca presente. Y »como solo falta tiempo para que la probabilidad se con- »vierta en certidumbre, es muy de apetecer que se prosi- »gan haciendo observaciones mensuales de la fuerza hori- wzontal y dela inclinacion magnetica en Toronto, hasta que- ))dar enteramenle determinadas la direccion y el valor apro- Mximado de la variacion secular de la fuerza total." Hiii^S^aS^ 254 V4RIED,\DE$. La Real Academia de Clencias de Madrid , en la sesion celehrada el 22 de marM de 1853, otjo con el mayor sentimienlo la siguienle nota, leida por su Sccrctario perpetuo. '*En la sesion de la Academia de Cicncias dc Paris dc li del cor- riente marzo de 1853, lejo el secretario perpetuo Mr. Arago una carta de Mr. Alejandro de Humboldt, participandole la triste noticia del falle- cimicnlo del cdlebre geologo Leopoldo dc Eucb, ocurrido en Berlin el 4 del mismo mes. "Era Each uno de los primitives academicos correspondientcs de nuestra Academia*, y tanto por este motivo, como por haber side uno de los sabios mas famosos de Europa, creemos que nos disimulara la Aca demia molestemos su atencion, ley^ndola el parrafo de la carta de Hum- boldt a Arago. "Dice asi: »Mi querido y escelente amigo: tengo que participarte una noticia tristisima. Hoy 4 de marzo hemos perdido a Leopoldo de Buch; ba espi- rado bace poco de resultas de una calentura lifoidea. No se presenlo gra- ve la enfermedad hasta Ireinta y seis boras antes. Kada anunciaba una pdrdida tan pronta como lamentable. Pocos cjemplos babra como el suyo, de una decision tan firrae, tan activa, tan fccuuda bacia las ciencias, cu- yos li'mites ba ensancbado. La reforma de la gcologia, los acertados cam- bios csperimentados por esta ciencia, son en gran parte obra suya. Reu- nia ademas un alma noble y bermosa^ era fogoso, como lo son todos los hombres que dejan Iras si r astro luminoso en las ciencias ? era bueno, aunque con visos de anstero a veces. Gay-Lussac y tii le conocisteis con toda la individualidad de su fisonomi'a moral. Asi es que Bucb era, despues de mi, la persona que mas te estimaba de corazon y alma.'^ —Mr. Quetelet ba llamado la atencion de la Real Academia de B^lgi- ca bacia dos sencillisimas relaciones, que entrelazan los tiempos de las re- voluciones y las distancias de los satelites de Jupiter y Saturno; se las ha indicado el Baron Behr, y son las siguienlcs. 1." La duracion de la revolucion del sdptimo sat(51ite de Salurno, Hyperion, es quintupla de la del quinto, Rhea; y la revolucion del octa- vo satelite, Japhet, es tambien quintupla de la del seslo, Titano. 2." La duracion de la revolucion del cuarto satdlite de Jupiter es igual a dos veces el tiempo de la revolucion del tercero, mas los cuatro 255 tercios de la tlifcrencia do las duraciones de revolucion del segundo y del primero. En'el tercer volumen de la obra dc Humboldt intitulada Cosmos, pa- pina 501 de la traduccion franeesa, se consigna el heclio singular, anun- ciado per J. Ilerscliol, dc qiic la diiracion de la revolucion del tercer sa- tdlite de Saturno, Tetis, cs doble de la del priraero, Mimas; y la del cuarto, Diane, doble dc la del segundo, Encelades. Tiempo hace se sabe que la duracion dejla revolucion del primer satelite de Jupiter es casi la initad de la del segundo, y la ue este igual a la mitad de la del tercero. — El cometa descubierto en 24 de juIio de 1 8 52 por el Doctor Westpbal de Gotinga lia dejado de ser visible. La ultima observacion se hizo el 3 0 de diciembre por el P. Secchi en Boma, y segun todas las probabilidades debe creerse que es periodico. El doctor Sontang que La calculado sus elementos eh'pticos le asigna una revolucion de 60 afios y 8 decimos. Segun Mr. Martb, del Observatorio de KoBnigsberg. el tiempo que emplea en verificar su revolucion es 58 auos y 35 centSsimos. Su cola la vio Mr. Relsbuber el 26 de agosto en forma muy pronunciada de abanico. En 1 1 de octubre Mr. Fearnley vio salir de su niicleo un corto rayo luminoso de un minuto de estension y que se dirigia hacia la cola. Mr. Hind afirma haber visto aquella misma noclie esta particularidad, semejante a la ob- servada por Kleper en el gran cometa de 1618 y por sir Jobn Herscbel en el cometa de Halley. en aquel memento podia verse el cometa de Westphal con la simple vista. — Los trabajos sobre la composicion quimica de las escorias proceden- tes de las diversas operacioncs metaliirgicas verificadas en Inglaterra y el continente, prometen dar de si muclios resullados importantes y utilisi- mos, bien para mejorar los mdtodos de beneficio de los metales, liien para pafentizar los misteriosos modes de formarse los cristales en la naturale- za. Mr. Leonard, celebre profesor de mineralogia y de geologia en Hei- delberg, se ocupa nuevamente en la actualidad de esta clase de trabajos en gran escala. Los que conocen el celo y ardor infatigable de qui'mico tan eminente, lienen la certidumbre de que llevara a buen fin su vasta em- presa. Mr. Leonard ha dirigido a todos los propietarios de minas y de altos bornos en Europa una circular, invitandoles a que le euvien una muestra de todas las escorias que saquen; nos apresuramos a participar su deseo a nuestros lectores, teniendo suma satisfaccion en auxiliar por el linico medio que esta a nuestro alcance, unos estudios de tanto interes. —La Sociedad ducal Sablonowsky de Leipzig anuncia para el afio de 1855 el siguiente asunto de premio. Sabido es que de la observacion de los eclipses del primer satdlite Ju- piter, dedujo Delambre que el tiempo empleadn por la luz en recorrer la mitad del eje mayor de la orbita dc la tierra era de 8°" 1 3',2, y que la 256 constante do la aberraciou que resullaba era do 20",25. Buscli ha dedu- cido casi los mismos valorcs para cslas dos cantidadcs, per medio de las distancias zcnitales de las cslrellas observadas per Bradley; y Mr. Fizeau empleando medidas terrestres, ha hallado para la rclocidad de la luz un niimero que concucrda con muy corta diferencia con el do Dclambre. Por olra parte, Mr. Slriivo, fundandose en observaciones hechas en Pulkowa con el instruraento de pasos, ha creido que debia adoptar para la velocidad de la luz 8°'17%8, y para la constante de la abcrracion 20",4'i51, valor que apcnas difiere del que Lindeneau habia detcrminado antes por la cul- minacion de las cslrellas polares, a saber-. 20 ',4486. Mr. Struve solo ha hallado como error probable de su constante — de segundo de arco, y per cousecuencia, el error probable en la velocidad de la luz es 0' 2 7 de tiempo, lo cual equivale a la 17.' parte de la diferencia entre su determi- nacion y la de Delambre. Finalmente, Mr. W. Richardson ha dado una cantidad mayor aun que la de Slruve, y es 8°'19",28. Vistas estas dife- rcncias en la determinacion de un elemento de tanta importancia para la as- tronomia, es de desear, segun lo ha advertido ya Mr. Encke (Humboldt, Cosmos., Ill, 91) que so empleen otra vez para una nucva determinacion las observaciones de los eclipses del primer satelite de Jupiter, valiendo- se de los telescopios mas perfectos que hoy se conocen. La Sociedad pro- pone, pues, este estudio como tema de un premio que adjudicara al autor del trabajo que, bien por observaciones nuevas, bien por la discusion de las hechas en el siglo ultimo con los eclipses del primer satelite de Jupiter, determine la velocidad de la luz del sol para llegar a la tierra, con tal pre- cision que el error probable no pase de un segundo de tiempo. Las memo- rias se podran escribir en alemau, latin 6 franc(5s, con un lema y pliego ccrrado que contenga el nombre del autor, dirigi^ndolas hasta el I." de noviemhre de 1855 al Secretario de la Sociedad (para 1853, Mr. W. Dro- bisch). El premio coasistira en una medalla del valor de 48 ducados (2.200 rs.) De varias comunicaciones leidas en la sesion que la Acadcmia de Ciencias de B^lgica celebro el 4 de diciembre ultimo, resulta que el aiio de 1852 ha presentado, como otros, la falta de aparicion estraordinaria de cslrellas fugaces el 1 0 de noviembre. En el Observatorio de Bruselas no sc nolo con efecto nada de particular. Qj^«0^ N.° 5. - REVISTA DE CIENCIAS. - Mayo 18IJ3. CIENCIAS FISICAS. QUllIlCi^. Informe sobre las andlisis de las agtias del Almendares y de Vento, presentado al Excmo. Sr. D. Valentin Canedo, Gober- nador y Capitan general de la Isla de Cuba,por 1). Jose Luis Casaseca, academico corresponsal de las Reales Academias de Ciencias de Madrid y de Munich, director del Instituto de in- vestigaciones quimicas de la Ilabana, etc., secretario de S. M. con ejercicio de decretos, comendador de la Real Orden Ame- ricana de Isabel la Catolica, y caballero de la Real y distin- guida Orden espaflola de Carlos III. E ixcMO. Senor: La analisis quimica de las aguas potables de mananliales y de rios, igualmente que de las minerales 6 me- dicinales, ha sido siempre objeto de cuidadosa atencion para todos los Gobiernos celosos por el bieu de sus administrados; y mal pudiera dejar de suceder lo propio en esla isla , donde la autoridad superior, fiel interprete de las beneficas miras de la Reina nuestra Senora por el bienestar y la prosperidad del pais, acoje bajo su ilustrada proleccion, y fomenta cuanto puede ser conducente a tan apetecido fin. Natural es que interese a la sociedad eniera el conoci- miento de los componentes de las aguas, pueslo que por una parte es el agua indispensable para la existencia del hombre, y se enlaza por lo tanto diiectamente con la salubridad pii- blica la analisis quimica de este liquido, haciendonos saber con certeza si son saludables 6 perjudiciales por su composi- TOMO III. 1 7 258 cion las aguas examinadas; y por olra, no son eslas menos indispensables en la induslria, y de su composicion depende en gran manera el bueno 6 mal exito do algunas arles quirai- cas, corao los lintes, v. gr.; siendo tambien muy necesaria la analisis de las aguas raineraies 6 raedicinales, para que vayan bien fundadas las prescripciones de los medicos en la curacion de los males que aflijen a la humanidad. Siendo el agua polable un objeto de consumo indispensa- ble para toda poblacion, el Excmo. Sr. Condc de Alcoy, du- rante su adminislracion como Gobernador y Capilan general de esta isla, no pudo ver con indiferencia el lurbio y color ocroso con que Uegan las aguas del acueduclo de Fernan- do YII a esta capital en liempo de lluvias; es decir, durante mas de seis meses del ano, haciendolas en estremo repug- nantes como bebida, e inutiles para los uses domesticos. Trato, pues, S. E. de corregir este defecto de los filtros actuales, que no corresponden a las miras que se luvieron al eslable- cerlos, y nombro una comision, a la cual me cupo la honra de pertenecer, para que le propusiera el remedio mas ade- cuado. Crey6 la comision que seria lo mas ventajoso abandonar los filtros existentes, por inutiles, y traer a la ciudad el agua de los manantiales de Yento, la cual a mas de su diafanidad cristalina y constante aun en tiempo de grandes aguaceros, daba indicios de ser mejor en su composicion. El Excmo. Sr. D. Jose de la Concha, antecesor de V. E., que sucedio en el mando al senor Conde de Alcoy, abraz6 la propuesta de la primera comision, y nombro otra I'acultaliva para que estudiase la posibilidad del proyecto de conduccion de las aguas do Vento a la Habana, prescribiendole por el ar- ticulo 6." de su reglamento que hubiera de valerse precisa- mente del director del Institulo de investigaciones quimicas para las analisis comparativas de ambas aguas. Llego, pues, el dia de informar a V. E. del cumplimiento de este honroso encargo; y como se trata de una cuestion que interesa a todo el vecindario de la Habana, me permilira Y. E. que para mayor esclarecimiento en la materia, y como por via de introduccion a mi trabajo, entre ante todo en al- 259 gunas esplicaciones relalivas a las aguas potables y a la cau- sa de las materias estraiias que contienen, proponiendome luego esponer minuciosamenle todas las operaciones que he practicado, para que el convencimiento dc la exaclilud de este examen analilico pueda alcanzar en cierto modo aun a los que no son enlendidos en la ciencia. INTRODUCCION. Pura salio de las manos del Supremo Hacedor del mundo el agua, que tan necesaria es para la vida del hombre y de los animales. La que mantiene la salud no es nunca medicinal; y la diversidad de calidades que ofrece el agua en la superficie del globo que habitamos, depende de causas estranas a su propia naturaleza. El agua que se evapora de los rios y de los mares, que asciende a las altas regiones de la atmosfera, aparece luego en ella en estado vesicular constituyendo las nubes, y vuelve por fin a la tierra, que fertiliza, bajo forma de Uuvia: es agua casi pura, que no contiene en disolucion mas que un poco de aire, una cantidad sumaraenle pequeiia de carbonate de amoniaco y de nitrato de amoniaco en algu- nos casos, e igualmente algunos cuerpecillos flotantes en la atmosfera y susceptibles de disolverse (1). Esta agua casi com- pletamente pura, recojida con sumo esmero y limpieza en el memento de su caida, es la mejor agua posible para la salud, siempre que las azoteas donde cae primero esten completa- mente limpias, y que el algibe donde se recoje y se conserva lo este larabien, y no contenga materiales susceptibles de (l) Dicese que Mr. Barral ha encoutrado cloro, cal y magnesia en el agua de lluvia, cuyo origen seria debido a la suspension de particu- las de sales en la atmosfera, y a su disolucion al condensarse los vapo- res acuosos. Por mi parte, durante la redaccion de esta Memoria he te- nido ocasion dc comprobar en el agua de iluvia tropical la existeucia de las sustancias anunciadas por Mr. Barral; y soy de dictdmen que, bien que contenidas en cortisima cantidad en el agua de lluvia, sera dicha cantidad mucho menor todavia en lo interior de las tierras, en puntos distantes del mar, que cerca del litoral de esta isla. 260 contaminarla, pues a veces sucede que arrastrando cl agua malerias orgiinicas, y conteniendo mucho yeso las paredes de los algibes, esta sal caliza se descompone por la accion del calor nalural de la atmosfera y dc los elemenlos de la sus- tancia organica, dando lugar a la formacion de gas acido siil- fhidrico, que conuinica al agua un olor y un sabor de liuevos podridos paroridos a los de las agues dc San Diego, los cua- les, si se adopla el diclamen de Mr. Mialhe, proceden de la misma causa, y no de que aquellas aguas sean naluralmenle sulfurosas, conforme a la opinion comunmenle adrailida en esla isla. Cuando esto suceda sera lo mcjor purilicar el agua con carbon vegetal, echando en el algibe un saquito de este carbon. El agua de lluvia debe eslar bien ventilada, y por eso convienc que las lapas 6 puertecillas que tapan la boca de los algibes eslen horadadas de agujeros que dejcn libre paso al aire. El que se encuenlra disuello en el agua de llu- via 6 de los algibes la hace digesliva, raienlras que la desli- lada por alarabique, mucho mas pura que la de la lluvia con- siderada quiraicamenle, es indigesta por falla de aire. Si el agua pura bien cargada de aire es la mejor posible, la que mas se aproxime a ella, 6 tenga menos sales y materias estranas en disolucion, sera por lo mismo la mas saludable, bien proceda de rio 6 de manantial. Generalmenle son peores las de manantiales que las de rio, bien que mas crislalinas y mas frescas, porque contienen babilualmente mas sales en di- solucion, y parlicularmente mas carbonalo de cal disuelto por un esceso de acido carbonico, que conservan en razon de su baja temperatura, a no ser que hayan recorrido un gran tra- yecto antes de brotar el manantial, y que en tan dilatado curso, viniendo a ser someras y a adquirir la misma tem- peratura que las de rio, hayan abandonado gran parte de su gas acido carbonico y de su carbonalo de cal por falta de aquel disolvente. Esto mismo es lo que se observa con las aguas de Venlo, como se deraostrara en el cuerpo de este es- crilo. Entre las malerias estranas minerales contenidas en el agua, las mas pcrjudiciales son las sales calizas, y parlicular- mente el sulfate de cal oselenita (vulgarmente yeso); tambien 2GI es malo que una agua este cargad;i de materia oiganica es- tracliva, la cual por su fermentacion puede dar lugar a la pu- trefaccion del liquido. Los rios ofrecen la ventaja de que, por un movimiento intestino que se opera en sus aguas, y por el desprendimiento del gas acido carbonico al conlacto del aire, se depuran en gran parte con la corriente de muchas de estas ma- terias estraiias, que el agua de lluvia pura y casi virgen di- solvio al penetrar por el terreno en las montafias donde se for- maron los manantiales, que reuniendose luego constiluyeron rios, a veces caudalosos, los cuales acaban comunmente por desembocar y perderse en los mares. De todo eslo se deduce que el agua de lluvia recojida con limpieza y esmero, y bien ventilada de modo que este satu- rada de aire, es la mejor que se couoce. Que el agua de manantial 6 de rio, para ser considerada de superior calidad y eminentemente potable, ba de satisfacer a las siguientes condiciones: 1.* Ser bien diafana y trasparente. 2.^ Carecer de todo olor. 3.* Presentar una densidad 6 peso especitico que difiera poquisimo del correspondiente en iguales circunstancias al agua destilada. 4.* Que cueza bien las legumbres, y no corte el jabon al disolverloen ella. 5.' Que no contenga materias salinas, terreas ni de nin- guna otra especie en disolucion. Pero siendo muy raro que se reunan todas estas condicio- nes en una agua potable, bastara que a las tres primeras se agregue la circunstancia de contener pocas sales, por lo me- nos de las que pudieran perjudicar a la salud y alterar las funciones digestivas. Sentados estos principios, paso abora a detallar los proce- dimientos que he seguido en las analisis calitativa y cuantita- tiva de las aguas de Yento y del AIniendares, congratulando- me de que el resultado final de los esperimeutos, que be prac- ticado con el mayor esmero, sea favorable al proyecto de traer a esla capital las aguas de los manantiales de Yen to. 262 Andlisis calitatim de las uguas del Almendares y de las de Vento. Son diafanas e inodoras; no tienen sabor alguno bien mar- cado, pero si parecen las de Yenio algo mas gratas al paladar. Azulean a la larga muy ligeramenle el papel rojo de tornasol, bien que este esperimento se haga en un pomo esmerilado lle- no del agua y perfeclamenle lapado para evitar lodo contacto del aire. Esto prueba que ejercen una reaccion ligeramenle alcalina. Si se hacen hervir, se entnrbian, y se precipita de alias un polvo blanquecino que conliene carbonalos de cal y de magnesia, con indicios de hierro y desilice (1). En efecto, este poso desecado se disuelve con efervescencia en el acido clorhidrico diluido, dejando un cortisimo residuo de silica uni- da a un poco de oxido de bierro. El liquido, filtrado y mez- clado con clorhidrato de amoniaco, da indicios de sesqui-oxi- do de bierro cuando so sobresatura el acido con amoniaco caustico, pues se enturbia, y abandonado a si mismo deja un pequeuo sedimento algo amarillo-rojizo de dicbo oxido hidra- tado. Fillrado nuevamenle el liquido, se precipita la cal en estado de oxalato con el oxalate de amoniaco, y por una nueva nitracion se obliene otro diafano, que precipita fosfato moniaco- raagnesiano granujienlo y cristalizado, con el fosfato de so- sa an disolucion concenlrada y bien diafana. Recojiendo en una disolucion saturada de cloruro de calcio. (l) Estos carbonates dc cal y tie magnesia, unidos al hierro carbo- natado, son los que ocasionan el poso que a la larga forman las aguas del acueducto en las jarras y vasijas donde so conservan para el uso, Ue- gando a veces a incrustarse en ellas bajo cl aspccto de una concrecion ocrosa, que no se arranca completamente sine mediante cl acido muria- tico del comercio algo diluido en agua, que la disuelve con grande efer- vescencia y deja la vasija como nueva. Auadire, que en la Gaceta oficial del 1 8 de enero de este ano se ha publicado de orden del Excmo. Sr. Gobernador Capitan general, y con la aprobarion de la Inspercion dc esludios, el proccdimiento que he pro- puesto para descaiizav cl agua. 2G3 a la que se auade un ligero esceso de anioniaco caustico, el gas que se exhala durante el hervor de estas aguas, se forma un abundanle precipUado de carbonato de cal; de donde se deduce, que los carbonates de cal y de magnesia estandisuel- los por el gas acido carbonico, y se hallan eu eslado de bi- carbonalos, que ocasionan la alcalinidad en las aguas (jue nos ocupan. Estas precipitan de un modo notable con el nitrato de plala, y el precipitado en forma de copos blancos, que se vuel- ven morados al contacto de la luz del dia, es complelamente insoluble en el acido nitrico puro, lo que prueba que cxiste en ella cierta canlidad de cloruros. Tambien precipitan cqn el nitrato de barila, y el precipitado recojido con esmero es inso- luble en el acido nitrico y ofrece lodos los caracleres del sul- fate de esta base. El amoniaco caustico vertido directamente en estas aguas las enturbia, y produce al cabo de algunas bo- ras de descanso un precipitado de carbonato de cal unido i\ un pocode carbonato demagnesia(l). Si se evaporan basta seque- (l) Har^ observar, que los Sres. Henry padre 6 hijo, aulores del Ma- nual de andlisis qm'mica de las aguas minerales, medicinales y destinadas d la economia domestica, publicado en Paris en 1825, dicen en la pai^i- na 109, tratando del ensayo con los reactivos: Basla para averiguar la presencia de la magnesia echar en el agua amoniaco, que la precipila en forma de copos blancos. Esto es exacti'simo sieiupre que en el agua no Iia- ya mas que sales solubles de cal y de magnesia, porque el amoniaco pre- cipita la magnesia y no la cal de sus disoluciones; pero el principle seu- tado come regla general por dichos autores, deja de ser cierto cuando las sales calizas y magnesianas conteuidas en el agua potable constan prin- cipalraente de carbonates de cal y de magnesia disuellos en un esceso de acido carbonico, y que las aguas contienen adcmas yeso 6 sclenila, por- que en tal case, el carbonato de amoniaco que se produce actiia sobre el sulfalo de cal del agua, dando lugar a carbonato de cal que se precipila, y sulfate de amoniaco que queda en disolucion. Se posa tambien una corta cantidad del carbonato de magnesia por falta de su disolvenlc, que era el acido carbonico en esceso, considerado impropiamcnfe corao libre en el agua potable; pero la mayor parte de esle mismo carbonato y casi todo el carbonato de cal priiuilivo quedau en disolucion por efccto de un ho- cho singular, que creo babcr descubierto el primero con motivo del tra- bajo que nos ocupa, y dard lugar a una nota que lendrd la honra de di- 204 dad en suficiente cantidad para que dejen algunos gramos de residue, a cuyo efecto basta evaporar unos 15 litres del agua sometida al analisis, resulta un residue come lerreo, de coler bianco pardusco (1). Esle, dividido en dos partes, y sujetaca- da una a un tralainiento diverse, da lugar a las ebservaciones siguientcs, Una parte calciuada se ennegrece primere y exha- la un elor fetide ameniacal de eriua podrida, debide a la des- composicien per el fuego de la materia organica eslracliva que rijir a las Acadcmias de Madrid y de Paris, cuando haya estudiado mas detenidameuto cl fenomeno y sus cousecuencias. Udlo aqni: si se echa amoniaco caustico en un bicarbonato de cal en disolucion saturada y se neiitraliza el esceso de acido carbonico, parece que a falta de esle disolvente debiera precipitarse todo el carbonato de cal primitivo; mas no es asf: gran parte queda en disolucion a favor del carbonato de amoniaco for- mado, y la que se ha prccipitado se disuelve afiadidndole agua destilada; es decir, que se consigue por este medio un carbonato de cal ne'uiro por su composkiort, y soluble. Cou el bicarbonato de magnesia succde un fe- nomeno analogo, pero con esta diferencia: que el carbonato de magnesia ndutro soluble parece serlo menos que el carbonato de cal soluble. Ave- riguado este hecho en estremo curioso, sc esplica bien por qud en las aguas del Almendares y de Vento solo se precipita cl carbonato de cal forraado por la reaccion del carbonato de amoniaco producido sobre el sul- fato de cal del agua, y no cl carbonato do cal priraitivo, que se vuelve en cici'to modo soluble, y no sc precipita siuo en muy corta cantidad, por ser suficiente la proporcion de agua para mantenerlo en disolucion. (l) Un analisis exacta de aguas ofrece mas dificultad en la Habana que en Europa, en razon del clima, que obliga a lener todo abierlo pa- ra no sofocarsc de calor, y mas todavi'a en un laboratorio de quimica; la brisa, que introduce tanto polvo en las casas, levanta polvillo de carbon de las liornillas, que se mezcla indispensablemente al residuo de la eva- poracion, por mas que se evapore en capsulas cubierlas con papel de fil- tros, i imposibilita la determinacion cuantitativa exacta de este residuo; sicndo lo mejor en tales circunslancias determinar cada componente con exactitud, y la suma representara cl verdadero residuo primitivo. Cierto es que pudiera cvilarsc este inconveniente, debido al clima, calenlando con lamparas de espirifu de vino; pero sera un trabajo muy pcnoso y casi impracticable llevar a cabo por este medio varias evaporaciones de 30 libras de asiua cada una, pnrlicnlarmenle cuando duran de cuatro ii cinco dias. 265 contiene en disolucion el aguaque bebemos del acueducto, y un resultado analogo produce el residuo obtenido por eva- poracion dc la de Vento; pero con la dil'erencia de ser mucho menor el ennegrecimiento y el olor amoniacal, por ser mas corta la cantidad de materia organica que encierra; lo que se comprende facilmente, porque la del rio procede en gran par- te de las personas y de los animales que en el se banan, asi como de las inmundicias que recoje en su curso. La otra par- te del residuo, tralada sin calcinarla y a un calor suave en ba- fio-maria con alcohol de 36° de Cartier, 6 sean 90 grados cen- tesimales en el alcohometro de Gay-Lussac, que es el mas exacto de todos los pesa-alcoholes conocidos (1), suministra una disolucion alcoholica que evaporada en bano de vapor hasla sequedad, y calcinado muy ligeramente luego el resi- duo que deja sobre una lampara de espiritu de vino con me- cha corta para destruir la materia organica disuella con el alcohol, proporciona una sal pardusca con el sabor franco de la sal marina, que disuelta en agua destilada produce un li- quido completamente diafano por fillracion.Este, tratadocon el fosfato de amoniaco 6 en su lugar con el clorhidrato de amo- niaco primero y luego con el fosfato de sosa, no da send al- guna de fosfato amoniaco magnesiano. Si parte de la disolucion salina procedente del residuo de la evaporacion alcoholica, se hace hervir con suficiente cantidad de carbonato de potasa puro, y en disolucion concentrada y bien trasparente, no se forma tampoco precipitado alguno de carbonato de magnesia; de donde se deduce con cerleza que estas aguas no conlienen clo- ruro de magnesio, a pesar de la aseveracion de D. Jose Estevez, que llego hasta delerminar cuantitativamente un cuerpo que no existe en el agua del Almendares, ni tampoco en la de Vento (2). (1) Aconsejar(5, que siempre que se necesile un pesa-alcoholes se use con preferencia el alcohomelro centesimal, que es el mas exacto en sus indicaciones, pucs los de Carlier que circulan comunmente en el comercio hacen cometer a veces errores de 6 y 7 grados por su mala graduacion. (2) En otro lugar pondrd en cotejo la analisis hecha por el Sr. de Es- Icvez con^la que nos ocupa ; aliora solaraente me propongn Uamar la atcn- 266 Y coino reconocido y separado el hierro cual ya se dijo, afladiendo priniero clorliidralo de amoniaco y luego araoniaco caustico, el liquido fillrado no produjo precipilado ni lurbio de ninguna clase con el sulfhidralo de amoniaco, se deduce claramente que no hay en las aguas metal otro alguno que el hierro. Resulta, pues, que cslas aguas no contienen otras malc- rias eslraiias mas que aire, dcido carbonico, carbonaios de cal y de magnesia, carhonaio y silicato de hierro, sulfalo de cal, cloruro de sodio y materia orgdnica estractiva. Pasemos ahora a la determinacion cuanlilaliva de eslos diversos componenles de las aguas del Almeudares y de Vento. cion de los que se dedican al estudio de la quimica sobre un hecho curioso^ que les probara cudnto hay que estudiar, cudnto hay que trabajar y con que escruputosidad y esmero deben practicarse las operaciones en un labora- torio, para conslituirse uno juez y fijar su opinion en una materia cientt- fica,' en una palabra, qn^ les hara palpable la equivocacion que padecen los que se creen quimicos, sin otro titulo a semejante consideracion que el de haber frccuentado las aulas, y asistido a lecciones, gcneralmente mucho mas teoricas que practicas. H^ aqui el hecho. Si no hay cloruro de magnesio, cual yo lo sostengo, ^como es que el agua del Alniendares, reducida a la centdsima parte de su volumen primitivo por el hervor, da seSales positivas, despues de filtrada, de contener magnesia, cuando tan prolongado hervor durante la evaporacion supone la ausencia total del gas acido carbonico escedente, y la precipitacion tambien total del carbonato de magnesia primitivo? Este hecho positive, que se comprueba redu- ciendo a 0,03 litres por evaporacion una cantidad de 3 litres de agua de la caueria, 6 igualmente de los manantiales de Vento, en apariencia con- tradictorio con la existencia del cloruro de magnesio en ambas aguas, lie- ne sin embargo una solucion muy simple y natural; consiste en que el carbonato de magnesia no es completamente insoluble, como lo creen mu- chos quimicos, sino que por el contrario es suficientemente soluble para que pueda demostrarse la presencia de la magnesia con el clorhidrato de amoniaco y el fosfato de sosa en agua destilada y hervida media hora con carbonato de magnesia, no obstante que dicho carbonato est^ bien lavado, y se use para este cspcrimento completamente puro. 267 ANALISIS CUANTITATIVA. Determinacion de la densidad de estas aguas. Lo primero que habia de delerrainarse en estas aguas era su densidad. Se Ueno al intento de agua destilada, hervida y enfriada sin el conlacto del aire un pomito esmerilado, bien limpio y seco, cuya lara se habia hecho con toda exactitud en la balanza de Deleuil (1), y peso el agua pura contenida en el porno, a la temperalura de 31° c., 30,490 gramos; se vacio entonces el agua deslilada, se sec6 nuevamente el po- rno, y se Ueno de agua de Almendares a la misma tempera- lura, pesando entonces 30,515 gramos. De este esperimento se deduce que la densidad del agua del rio Almendares com- parada con la del agua destilada es de 4^^ = 1,0008199 (2). Practicado igual esperimento en el agua de Yento, va- liendome del mismo pomo esmerilado, obtuve el mismo peso 30,515 gramos, y por consiguiente la misma densidad 1,0008199. Ambas aguas son, pues, igualmente gruesas, aunque cargadas de distinta cantidad de sales. Este resultado, en apariencia contradictorio, puede esplicarse sin embargo facilmente, atendiendo a que el aumento de peso que debiera producir en la del Almendares la mayor cantidad de mate- (1) La balauza de analisis de Deleuil, habil artista constructor fran- ces, que obtuvo por sus instrumentos de fisica y quimica una medalla de primera clase en la esposicion piiblica de Londres , y luego la cruz de la Legion de honor en Francia, es tan sensible, que denola la centesima parte de un grano, 6 sea medio miU'gramo, estando cargado cada platillo con media libra francesa, 6 sean 250 gramos. (2) Debo bacer mencion dc un hecho curioso que se me ha presen- tado durante este trabajo, y es que el agua del Almendares , recojida di- rectamente en un pomo al salir de una Have de la caueria, pesa mas que cuando ha quedado espuesta algun tiempo al contacto del aire, y se llena luego con ella el mismo pomo. Esto consiste simplemente en que sale con una temperatura mas baja de 1 grado a 2 que la del ambieute , y entra por lo tanto mayor peso de agua en el mismo pomo, 6 sea bajo el mismo voliimen. 268 rias solidas disuellas, esta proximamenlo compensado con la disminucion dc peso que forzosamenle ocasionan en la misraa agua la mayor cantidad de gas acido carbonico y de aire existentes en ella que en la de Yento; y la corlisima diferen- cia que pueda haber proporcionalmenle a la cantidad de agua, no es sensible en la balanza. Cantidad de gas dcido carbonico litre (1). Determinada la densidad, procedi a la averiguacion de la cantidad de gas acido carbonico contenido en eslas aguas, y que se acostumbra calificar impropianiente de acido carboni- co libre, cuando realmente no lo esta, puesto que unido a los carbonates de cal y de magnesia, como en el caso presente, es el verdadero disolvente de estas sales, insolubles por si propias, con las cuales forma una verdadera combinacion, convirtiendolas en bicarbonatos, que son solubles. El melodo a que doy la preferencia, y que he adoplado detinitivamenle despues de varias tentativas, consiste en poner en un matraz de cristal a proposito para el caso 3 litros del agua que se examiua, hacerla hervir por termino de dos horas, y obligar al gas que se desprende con el hervor a que pase por una disolucion concentrada de cloruro de calcio, a la que se aua- de amoniaco liquido, por cuyo medio, combinandose todo el acido carbonico con el amoniaco , se precipita la cal en es- tado de carbonato de cal; cuya determinacion cuantitativa suministra con la mayor exactitud posible la cantidad de gas (l) No he 'tenido empeuo en determinar la cantidad de aire disuelto en cl agua, porque siendo tanto mas digestiva una agua cuanto mas aire contiene, de todos modos habra de construirso una area cubierta y bien ventilada, donde se recoja directamenle el agua de los manantialcs de Vento antes que pase a distribuirse por la caueria; y bajo de este su- puesto he considerado esa determinacion como iniitil. Esta area sera tanto mas conveniente , cuanto que pasara virgen el agua a los puntos de dis- tribucion sin baber sido contaminada con el conlacto de bombres iii de aniuiales, que sin esta pvecaucion pudieran auracntar la dosis natural de lualerja orgauica eslracliva contcuida eu ella. 2G9 acido carb6nico repulado libre en el agua (1). Este es el me- todo que aconsejan Lassaigne y Frcsenius, y es realraenle el mas exacto, porque no hay perdida ni error alguno en la de- lerminacion del gas acido carbonico; y no sucede asi reco- jiendo el gas acido y el aire del agua en un bano de mercurio 6 hidrargiro-neumalico, absorviendo luego el gas acido con potasa caustica por la cal, 6 con sosa igualmenle caustica, y determinando por ultimo el voliimen del gas absorvido, res- tando el residuo del voliimen primitivo de arabos gases. He aqui los resullados obtenidos con las aguas del Almendares y de Vento. La primera suministro 0,505 gramos de carbonato de cal completamente seco, y el cual se hallaba bien purificado y exento de cloruro de calcio y de clorhidrato de amoniaco, a favor de los nuraerosos lavados que se le hicieron, hasta que los liltimos no precipitaban ya con el nitrato de plata, indicio intachable de la ausencia de todo cloruro. Los 0,505 gramos de carbonato de cal , adoptando los equivalentes del acido carbonico y de la cal que cila el ce- lebre Regnault en su ultima y segunda edicion de 1850, con- lienen 0,22220 gramos de acido carbonico. Si los 3 litres die- ron este resultado, 15 litres contienen 1,111 gramos de gas acido carbonico; y como segun el mismo Regnault a O'c. de temperatura y 0,76 metros de presion 1 litro de gas acido car- bonico pesa 1,977 gramos, la cantidad 1,111 gramos de gas contenida en los 15 litros de agua representara 0,562 litres, 6 sean 56,2 centilitres de gas acido carbonico, cantidad que es- cede rauchisirao a la del agua del Sena. Procediendo del mismo modo con el agua de los manantiales de Yento, dejo sobre 3 litros 0,395 gramos de carbonato de cal, procedente del gas acido carbonico desprendido con el hervor, 6 sea 1,975 gra- mos de carbonato de cal sobre 15 litros de agua, que contie- (l) Conviene en esfc caso, en virlud de lo espuesto anteriormente, liacer hcrvir el h'quido amoniacal, concluida la precipitacion , para des- prender el esceso de amoniaco, que por la accion del acido carb6nico del aire pudiera contribuir a que se perdiera con los lavados parte del carbo- nato de cal que se hiciera entonces soluble. 270 nen 0,3G gramos de ^cido carb6nico, equivalentes a 0,439 li- Iros, 6 sean 43,9 centilitros de cste gas acido a 0°c. de tem- peratuia y 0,76 melros de presion; es decir, que ofrece esla agua algo mas de y de rebaja en la cantidad de acido carbo- nico libre sobre la contenida en la del Almendares. Determinacion de la materia orgdnica estractiva. Parece a primera vista, que reconocido el peso del rcsiduo que deja el agua en su evaporacion hasla sequedad, calcinan- do este residue a una temperatura suficienle para destruir primero la materia organica que se manifiesta por el ennegre- cimiento del residue, y quemar completamente luego su car- bono, el nuevo peso de las sales deducido del primitive de- biera dar por resto el de la materia organica estractiva que se quiere averiguar; pero no es asi, porque los carbonates de cal y de magnesia padecen una perdida de acido carb6nico por un principle de descoraposicion a aquella temperatura, y la dilerencia entre el primero y segundo peso acusaria mayor cantidad de materia organica que la efectiva de toda la per- dida de gas acido carbonico que la recargaria. Puede rectifi- carse en cierlo modo este error, anadiendo despues de la cal- cinacion un poco de carbonate de amoniaco con algunas gotas de agua, y calentando para desprender el esceso de esla sal volatil; pero aqui estriba la diQcultad: si no se calienta bas- tantc, queda carbonate de amoniaco en la masa del residue, que aumenta su peso y disminuye otro tanlo el do la ma- teria organica; y si se calienta demasiado se descomponen nuevamente los carbonates regenerados, y aumenta por lo contrario el peso de esta materia. Despues de varies ensayos he adoptado el metodo de Fresenius , que no ofrece ninguno de estos inconvenientes. Se evapora el agua hasta sequedad con la anadidura de suficiente cantidad de carbonato de sosa, terminando la eva- poracion a un calor suave para no alterar la materia orga- nica, se trata el residue con agua destilada hirviendo, y se repite el Iratamiento. Se filtra el primer liquido por un fil- 271 tro bien lavado con agiia deslilada, y se vierle tambien so- bre el mismo fillro la materia solida con el liquido del se- gundo tralamiento, y se lava por fin con agiia caliente la maleiia insoluble que queda en el liltro, hasla que el li- quido no saiga ya alcalino; se reunen entonces las aguas del lavado a los liquidos filtrados, y se evapora primero a un fue- go moderado, concluyendo la evaporacion en un crisol de plalino al bafio-maria, para esponerio luego en una esUifa a una temperatura de 140" c. Cuando despues de un intervalo de una hora de esposicion a este calor no indica la balanza variacion alguna entre dos pesos consecutivos, es prueba de • que el residuo esta completanienle seco; y al hacer esla prue- ba conviene pesar el residuo eslando todavia caliente, para evitar la absorcion del vapor acuoso atmosferico por la sal marina 6 cloruro de sodio. Hecha perfeclamente la tara de este residuo final, se calcina al rojo por unos instantes en una eolipila vertical, cuidando de que no de vapores blancos, pues en lal caso se volatilizaria una parte de la sal comun. Concluida convenientemente la calcinacion, se pesa de nuevo, y la diferencia de peso constiluye exactaraente el de la mate- ria organica estractiva contenida en el agua examinada, por- que el residuo antes de calcinado no contenia mas que sulfa- to de sosa procedente de la descomposicion del yeso 6 seleni- ta del agua, carbonate de sosa, cloruro de sodio y materia organica, linico factor descomponible por el fuego en este compuesto, y que se disolvio en su lotaiidad en el agua des- tilada a favor del carbonato alcalino auadido. Operando de este modo y con el mayor esmero obtuve de 15 litros de agua del Almendares 0,185 gramos de materia organica estractiva, y de otros 15 litros de agua de los manantiales de Vento 0,075 gramos. Determhiacion del yeso 6 sulfato de cal. El residuo de la calcinacion para delerminar cuantitaliva- mente la materia organica estractiva, contiene, como se ha di- cho, sulfato de sosa, cloruro de sodio, y el carbonato de sosa escedente que se anadio al agua. El sulfato de sosa contiene todo el acido sulfurieo del yeso correspondiente al agua pota- 272 ble examinada, porque en virlud de una doble descomposi- cion entre el carbonato de sosa y el sulfate de cal del agua, se formo carbonato do cal y sulfate de sosa. Tratando, pues, con agua destilada este residue, se disolvera todo el; liltran- do con precaucion el liquido resullante, acidulandolo luego fuertemente con iicido nilrico, y verliendo en el nilrato de ba- rita, se precipitara sulfate de barita, que bien lavado, sece y calcinade delerminara per su peso el del sulfate de cal, aleniendese a la composicion de ambas sales, y partiendo de los equivalentes que adepta Regnault come los mas exac- tes. He aqui los resuUados obtenidos. Agua lie la caneria sobre 15 litros 0,294 gramo de sulfate de barita, que centienen 0,101 gramo de acidesulfurico, que corresponden a 0,172 gramo de sulfate de cal 6 yeso, con- tenido primitivamente en el agua del Almendares, La de los manantiales de Yento en iguales circunstancias suministro 0,713 gramo de sulfate de barita, que contenian 0,245 gramo de acide sulfuric©, y representaban 0,416 gra- mo de yeso primitive 6 sulfate de cal en dichasaguas. Determinacion del cloruro de sodio. El agua fiitrada procedente de la precipitacion del sulfa- te de barita centieue nitrate de barita, el cloruro de sodio primitive del agua potable, y ademas cierta cantidad de ni- trate acide de sosa, con rastros tal vez de acide carb6nice; afiadiendele ahora nitrate de plata, se precipitara todo el clo- ruro en estado de cloruro de plata. El peso de este cloruro bien lavado y secado sobre un Qltro a una lemperatura de 110°c., dara per comparacion con olro llllro de igual peso heche anticipadamente, lavado con agua acidulada per aci- de nitrico, luego con mucha agua destilada, y per fin sece en la estufa a la par que el del cloruro de plata y a la mis- ma temperatura, una diferencia en peso que sera exacta- mente el del cloruro. Genocide este, la composicion por equi- valentes dara el peso del cloruro de sedie. Quince litres de agua del acueducto ban suministrado: cloruro de plata 1,802 gramo, que contienen 0,445 gramo de cloro , y correspen- 273 den a 0,733 de cloruro de sodio. En iguales circunstancias el agua de Vento dio sobre 15 litros 2,4S5 gramos de cloruro de plata, que contienen 0,6068 de cloro, y corresponden a 1,000 gramo de cloruro de sodio. Determinacion del silicato y del carbonalo de liierro. El residue insoluble que quedo en el fillro cuando, des- pues de evaporar a sequedad el agua potable con la afiadidu- ra del carbonate de sosa para la determinacion de la materia organica, se trato con agua hirviendo el producto obtenido de la evaporacion, bien lavado con agua caliente (1) hasta que las aguas del lavado perdieron su alcalinidad, se seco perfec- tamente en una estufa a un calor de llO^c, se despego del filtro con el mayor esmero, se puso en un crisol de plalino, tarado (2) anticipadamente, y se calento luego algunos inslan- tes sobre una lampara de espiritu de vino, acortando la me- cha con el fin de obtener suficiente calor para una desecacion completa sin alterar los carbonates insolubles de cal y de mag- nesia, y se peso por ultimo este residue completamente dese- cado. Peso el de los 15 litros de agua del acueducto 3,605 gramos. Se tomo de este residue 1,5 gramos para determinar el silicato y el carbonate de hierro. Se trat6 la materia con acido clorhidrico pure y diluido; hubo grande efervescencia de acido carb6nico, se disolvieron todos los carbonates, y que- d6 por residue insoluble el silicato de hierro con algunas par- ticulas de polvillo de carbon de las hornillas; cuando hubo ce- sado toda senal de efervescencia, y que esta no se reprodujo con la aiiadidura de nueva cantidad del acido diluido, se dila- te en nueva cantidad de agua, se dejo posar y se decanto el liquido, repitiendo los lavados y decantaciones hasta que el precipitado estuvo bien lavado, lo que se reconocioen los ul- timos liquidos decantados, que ya no precipilaron con el nilra- (l) Cuando se trata en un laboratorio de qui'mica de lavados 6 diso- luciones con agua, se entiende siempre agua pura 6 desti/ada, a no ser que se esprese otra cosa. (l) Este verbo no existe en nuestro idioma, pero permi'laserae espa- fiolizarlo para espresar debidamente la idea de bacer la (ara. TOMO III. 18 2-4 to (le plala. El rcsidiio solido puesto en iin crisol dc plaliiio y calcinado al rojo peso 0,020 gramos, lo que da sobre los 3,605 de residuo primilivo 0,048 graraos (1). El liquido fillrado y el de los primeros lavados fueron convenientemente concen- Irados por evaporacion; se les afiadio entonces un poco de clor- hidrato de amoniaco, y se precipilo luego con amoniaco caus- tico, quo en cstc caso solo precipito el sesquioxido de hierro hidratado, porque es sabido que no precipita la cal de sus di- soluciones, y si bien precipita parte de la magnesia, deja de hacerlo cuando hay sales amoniacales en el liquido, con las cuales forma sales dobles solubles, como sucede con el clorhi- drato de amoniaco. El oxido de hierro, desecado primero al aire y luego en una estufa a 110°c., produjo 0,048 gramos de 6xido de hierro carbonatado, lo que da, sobre los 3,605 gramos de residuo, la cantidad de 0,115 gramos. En iguales circunstancias y procediendo de un modo analogo, el aguade Vento dio sobre 15 litres: silicato de hierro, 0,080 gramos; oxido de hierro carbonatado, 0,080 gramos Determinacion de los carbonatos de cal y de magnesia. Esla determinacion es en estremo dificil, y el que quiera cerciorarse de ello no tiene mas que recorrer el escelenle tra- tado de analisis de Henry Rose, de Berlin, en la parte cuanti- laliva, con respecto a la separacion y determinacion de ambas bases. Por mi parte he dado la preferencia al metodo de los Sres. Phillips y Cooper, porque lo considero el mas exacto y neto en sus resultados de cuantos he ensayado, siempre que la cantidad de carbonate de cal esceda mucho a la de carbonate de magnesia; si bien no es el menos molesto y penoso por los (1) Antes do calcinarlo al i;ojo se deseco sobre una lampara de espi- rilu de vino, y peso 0,041 gramos', la diferencia despues de calcinado fu6, pues, de 0,021 gramos sobre 1,5 gramos de residuo primilivo inso- luble, diferencia que representa el polvillo de carbon que contenia, y se quemo durante la calcination al rojo. De aqui deduciremos, que si 1,5 gra- mos de residuo contenian 0,021 gramos de polvillo de carbon, la tolalidad del residuo 3,60 5 gramos debia contcncr 0,0 50 gramos, que babran de rebajarse de la perdida aparente que resulle en la analisis cuanlitaliva. 27f) vapores blancos y densos de acido sulfiirioo que se exhalan al fin de la operacion, Se toman los dos carbonates bien secos y se trasforman en sulfates, poniendolos en un capsula de por- celana, y anadiendo poco a poco acido sulfurico diluido hasla que cese toda efervescencia, para lo cual conviene dejar la masa en maceracion veinticuatro horas cuando aquella dismi- nuye y se liace insensible, cuidando de emplear en toda la operacion la menor eantidad posible de acido. Al cabo de este liempo se echa todo ello en un crisol de platino, lavando la capsula con el liquido que sobrenada al poso 6 materia in- soluble. Se evapora a un calor suave hasta sequedad, y luego se calcina al rojo algunos iustantes en una eolipila vertical para arrojar fuera los liltimos restos de acido sulfurico. En lal estado se apaga la eolipila, se deja enfriar y se pe- sa, habiendo tarado antes el crisol vacio; de modo que el peso afladido ahora para restablecer el equilibrio en la ba- lanza es precisamente el de ambos sulfates semetidos al ana- lisis. En tal estado se llena el crisol de una disolucion satu- rada de sulfate de cal o yeso, que disuelve el sulfate de mag- nesia y deja intaclo el de cal; se prolonga el contacto per es- pacio de veinticuatro boras, a cuyo tiempo se decanta el li- quido y se renueva la disolucion de sulfate de cal, revelvien- de bien la masa con un tubito de cristal; se repiten asi cuatro o cinco voces las maceracienes, segun que el ensayo calita- tivo ha demostrado la existencia de menor 6 mayor eantidad de carbonate de magnesia en las aguas examinadas, cuidando de que el niimero de lavados sea siempre mayor que el que racionalmente pueda supenerse necesarie en vista de la ana- lisis calitativa; y por fin, se averigua si el ultimo lavado no arrastra ya magnesia, anadiendo al liquido filtrado clorhi- drato de amoniaco en disolucion concentrada, y un esceso de oxalate de amoniaco, que precipila la cal y no la magnesia. Al cabo de algunas horas de contacto y agilacien se filtra, yse vierte en el liquido claro una disolucion bien diafana de fos- fato de sosa, que no producira en el turbio alguno, si mucho menos un polve granujiento y cristaline de fosfato amoniaco- magnesiano, si la disolucion de sulfate de cal del lavado no contenia ya sulfate de magnesia. Entonces, para evitar el er- 276 ror quo resullaria y sefiala Henry Rose dftl aumento de peso ocasionado por un poco de la disolucion de sulfate de cal onipleada para el lavado, que siempre queda en el residue por mas que se decante con esmero, 6 de la cual, si se re - coje el sulfate solido sobre un fdtro, so cnipapa este, he dls- curride el melodo siguienle. Se loma un pedaze de amianto sedose, suficienle para forraar come un tapencile en la gar- ganta de un embude convenienle de crislal, se le meja en la diselucion saturada de sulfate de cal, y sc le deja escurrlr; cuando esta cemplctamente enjute se seca el embude en una estufa a unos 110°c. do temperatura; y estando ya bien seco el contenido, y cuidando de quitar cen una pluma el polvillo pegade a las paredes del embude, se separa tode ello del cristal y se eclia en el fonde de un crisel de platino cuya tara es conocida, y se calcina luege sobre una lampara de espi- ritu de vine hasla desprender les liltimes raslros de agua, en- rojeciendo el fende del crisel. Se pesa, y se aneta el aumento de peso que indica la balanza. Este represenla el peso del amiante, mas el del sulfate contenido en la disolucion de que estaba empapado. Heche esto se lava cen agua el amianto cal- cinado, se le coleca nuevamente en un embude muy limpie, se lava con la disolucion saturada de sulfate de cal, y se echa sobre el, despegandele con la misma disolucion, el re- sidue que quedo intacte en les lavados con este liquido: se vuelven al fillro de amiante los liquidos fillrados hasta que pasen cemplelamente diafanos, y se abandoua entences la fil- tracion a si sola, tapando la boca del embude con papel de fdlros. Al cabo de veinticuatre heras, cuando tode se ha es- currido y esta enjute el amianto, se seca el embude en una estufa a unes 110° c. de temperatura. Cuando ya esta bien seco el contenido se despega tode elle del cristal, y se vierle en un crisolite de platino, quitando con una pluma el polvi- llo pegade a las paredes del embudo. Del peso de la materia, calcinada hasta enrojecer fuerlemenle el fonde del crisel, se resta el del amianto empapado de sulfate y luege calcinado que se determine anticipadamente, come ya se ha dicho, y la diferencia da con toda cxacliliid el sulfate de cal efectivo correspondiente al carbonate primitive. La sustraccien de 277 esle peso del que corresponde a ambos sulfatos dan'i el del sulfate de magnesia, que representa a su turno el carbonato de magnesia primitivo. Las leyes de coraposicion de estos sul- fatos y carbonates respeclivos, y el calculo, suministraran el peso de los carbonates primitivos, objete de la investigacion. Operando con las precaucienes indicadas sobre el residue de la evaperacion de los 15 litros de agua del Almendares, asi come sobre el procedente de las de Yente, agotades de toda la materia erganica mediante el carbonate de sosa, igual- mente que de tode el cloruro de sodie y del sulfate de sosa, no conteniendo otra materia estrafia a los carbonates que el silicate y el carbonate de hierro, que habian de descontarse en el calculo, igualmente que el esceso de carbonato de cal debi- do a la trasformacion del yeso 6 selenila del agua potable en carbonato de cal y sulfate de sosa, a favor del carbonate de sosa anadido al agua antes de evaporarla, se ban obtenido los resultados siguientes (1). Agua del acueducto. — Sulfatos de cal y de magnesia sobre 1,5 grames de residue, agotado de la materia erganica y de las sales que acabames de mencienar, 1,985 grames en brute, es decir con el silicate de hierro y el hierro carbenatade; perdi- da en los lavados con la disolucien saturada de sulfate de cal, 6 sea la cantidad de sulfate de magnesia, 0,195 grames; resto 6 diferencia que representa el sulfate de cal en brute 1,790 grames. Descontando ahora 0,068 grames de silicate de hierro y de hierro carbenatade, quedara 1,722 grames de sulfate de cal efective, 6 scan 3,444 grames sobre 3 grames del residue primitivo, 1,148 grames sobre 1 gramo del mismo residue, y 4,139 grames sobre 3,605 grames, que era la lotalidaddedi- cho residue. Deduciende actualmenle 0,172 grames del sul- fate primitivo de cal contenido en la misma agua, que trasfor- made primero en carbonate con el carbonate de sosa, se re- genero luege en sulfate durante el tratamiente con el acido (l) No se hace mencion del polvillo de carbon contenido en el resi- duo agotado de toda materia organica, porque se quema y desaparece en la calcination al rojo de los sulfatos oblcnidos, y por lo mismo no hay qirc tomarlo en cucnla, ni iniluye en los resultados del calculo. 278 sulfiirico, quedardn 3,967 gramos do sulfate de cal efeclivo, procedenle del carbonalo primilivo del agua potable. Los 0,195 gramos de sulfato de magnesia sobre 1,1) gramos de re- siduo, dan 0,469 gramos sobre la lolalidad 3,605 gramos de dicho residuo. Los 3,967 gramos do sulfato de cal correspon- den a 2,917 gramos de carbonato primilivo y los 0,469 gra- mos de sulfato de magnesia a 0,321 gramos de carbonato.de la misma base. En iguales circunstancias las aguas de Vento dieron, sobre 15 litros, 2,830 gramos de carbonato en bruto, que contenian 1,920 gramos de carbonato de cal, 0,385 gra- mos de carbonato de magnesia, 0,080 gramos de silicato de hierro con mas silice y menos hierro que el del Almendares, 0,080 gramos de hierro carbonatado, y 0,318 gramos de car- bonato de cal procedente de la descomposicion de la selenita con el carbonato de sosa. De todo lo espuesto se deduce el eslado siguiente: Resultado final de las analisis cuantitativas de las aguas. del acueducto de Fernando VII y de las de los ojos 6 manan- tialesde Yento. Sobre 15 litros a la temperatura de 31° c. Estado comparativo de la composicion de ambas aguas. ALMENDARES. VENTO. Carbonato de cal 2,917. . Carbonato de magnesia 0,321 . . Oxido de hierro carbonatado 0,116. . Silicato de hierro 0,048 . . Sulfato de cal 0,172.. Cloruro de sodio 0,733 . . Materia organica estracUva 0,185 . . Total 4,492, Gramos. 1,920 0,385 0,080 0,080 0,416 1,000 0,075 3,956 La exactitud con que se ha procedido en estas analisis puede hacerse palpable sumando las cuairo primeras parlidas, y ahadicndo el carbonato de cal correspondientc al sulfato dc 279 la misma base, conlenido igualmente en el lesiduo insoluble primitivo, agotado de la sal comun y de toda la materia or- ganica. DEMOSTRACION. AGUA DEL ALMENDARES. Residuo primitivo insoluble, agotado de la sal comun y de toda la materia orgdnica. Contenia el carbonato de cal existente primitivamente en el agua, el carbonato de magnesia de la misma, el bierro car- bonatado y el silicato del mismo metal, y ademas el carbona- to de cal procedente de la descomposicion de la selenita del agua con el carbonato de sosa auadido antes de evaporarla, y por ultimo algun polvillo de carbon. Gramos. Pes6 en la balanza de Deleuil 3,605 Sus componentes fueron: Carbonato de cal 2,917 Carbonato de magnesia 0,321 Hierro carbooatado 0,116 Silicato de bierro 0,048 Carbonato de cal procedente de la selenita 0,126 Suma 3,528 De 3,605 Restando 3,528 Diferencia 0,077, 6 sean 2,14 por 100. Y como dijimos en una nota al tratar de la determinacion cuantitativa del silicato de hierro, que los 3,605 gramos de residuo inso- luble contenian 0,050 gramos de polvillo de carbon, la dife- rencia efectiva se reduce a 0,027 gramos, es decir, menos del 1 por 100 de dicho residuo insoluble; y dudo pueda ope- rarse con mas exactitud en la analisis de una agua potable. 280 AGLA DE VENTO. Gramo?. Residue insoluble primitivo 2,830 Carbonato de cal primitivo. 1,920 Idem de magnesia 0,385 Hierro carbonatado 0,080 Silicato de hierro , 0,080 Carbonato procedenle de la selenita 0,318 Suma 2,783 De 2,830 Restando 2,783 Diferencia 0,047, 6 sea menos del 2 por 100 de perdida. ^— ^—i Como igual raciocinio se aplica a este residuo que al del agua del Almendares, resulta que en ambos cases la perdida en la analisis del residuo insoluble no llega al 1 por 100. Antes que pasemos a deducir las observaciones a que na- turalmenle dan margen estas dos analisis comparativas, per- mitaseme que refiera la linica que existia de la del Almenda- res, hecha por un sugeto que gozaba de gran prestigio y repu- tacion como quimico en el pais, con el fin de que toda perso- na imparcial pueda convencerse de que era urgente la nece- sidad de un nuevo trabajo analilico; porque el del Sr. D. Jose de Estevez esta tachado de nulidad, bien que me seadoloroso asegurarlo, pues apreciaba a dicho Senor por su ilustracion y recomendables circunstancias. Para que la analisis hecha ahora sea comparable con la del Sr. Estevez, es preciso darla otra forma, porque la mia esta por gramos y la suya por grams; en la presente se ha operado sobre 15 litres, y en aquella sobre 2 libras de agua. Se averiguo esperimentalmente, con una unidad exacta de medida, cuyo centenido pudo pesarse en la balanza de De- leuil, que 1 litre de agua del Almendares bien medido pesa f 281 989,67 gramos (1) a la temperatura de 31° c; de donde se de- duce que los IS lilros empleados pesaban 14 quilogramos con 845 gramos; y como ua quilogramo pesa 2,1^341 libras espanolas, los 15 lilros represenlan 32,264 libras. Si ahora tenemos presente que 1 gramo=20,031 granos espanoles, de- duciremos la siguiente serie: Sobre 15 lilros, 6 scan 32,264 li- bras espanolas. . Gramos. Granos. Granos. /2,917 58,428 1.81 \ 0,321 6,429 0,20 i 0,116 2,323 0,072/ 1 0,048 0,991 0,031 ( 10,172 3,445 0.11 ( f 0,733 14,681 0.45 \ 0,185 4,005 0,124 1,111 22,254 0,69 / Sobre una sola libra de agua. Poniendo ahora las suslancias y su peso en granos por el orden y del modo que lo espresa el Sr. de Eslevez en su in- forme oflcial, obtendremos el siguienle Estado comparativo de las andlisis del agua del Almendares, ejecutadas en 1828 jjor D. Jose de Eslevez, y en 1852 por D. Jose Luis Casaseca. Composicion que resulta de ambas analisis sobre una libra de agua. Sustancias contenidas en el a"ua. EsTEVEz. Casaseca. Granos. De yeso 2 De carbonato de cal 1 De hidrocloralo de magnesia 2 De sal marina » De acido carbonico 3 De carbonato de magnesia i Granos. 0,11 1,81 0,00 0,45 0,69 0,20 (1) En iguales circunstancias, 1 lilro de agua dcstilada, hcrvida y onfriada sin el contacto del aire, peso 988,35 gramos. 282 Suslaacias exislcnles cu el agaa, dc las cuales uo liace mcuciou alguna d ScDor himi. Hierro carbonalado 0 0,072 Silicate de hierro 0 0,031 Materia organica estracliva 0 0,124 Basta comparar ambos resultados, para convencerse de la nulidad de la analisis ejecutada por el Sr. D. Jose Estevez, porque mientras dicho Seuor encuentra 2 granos 6 sean 200 cenlesimos de grano de yeso 6 sulfate de cal en una libra de agua del Almendares, yo encuentro 11 centesimos; es decir, que la relacion cuantitativa enlre ambas analisis res- pecto al yeso es de 18 : 1; la del earbonato de cal es por locon- trario de 1 : 1,81; la del cloruro de magnesio es de ^ grano : 0, porque realmente no existe semejante sal en esta agua; la del acido carbonico de 1 : 2, sin contar con que pasaron desa- percibidas por el Sr. de Estevez tres sustancias, a saber: el Inerro carbonalado, el silicato de hierro y la materia organica es- tracliva, siendo la determinacion de esta ultima de suma im- portancia, porque de ella depende la putrefaccion que espe- rimenta el agua potable con el calor de la atmosfera cuando esta encerrada mucho tiempo. Diferencias tan enormes requieren de mi parte una esplica- cion de la causa de los errores cometidos, para que se con- venza toda persona sensata e imparcial de que no pretendo se me crea simplemente bajo mi palabra, y de que no es mi animo tampoco bacer una crilica amarga de los conocimien- los del Sr. de Estevez, a quien apreciaba, sino esponer lisa y llanamente la verdad. De numerosas analisis de las aguas que Uegan a Paris de sus cercanias, resulta que la cantidad total de materias soli- das que constituyen el residue de la evaporacion varia de 1 sobre 6.000 partes de agua a 1 sobre 600; las del Almen- dares vienen a suministrar 1 parte sobre 3.300 de agua. Canlidades tan minimas do materias cstranas solidas re- 283 quieren una masa algo notable de agua para su exacta de- lerminacion cuantitativa , porque de lo contrario , los erro- res cometidos con pequeuas porciones de agua, en el peso de tan corlos residuos de las operaclones se multiplican luego de un modo portentoso sobre grandes masas. Cualquiera com- prendera ahora que el primer vicio del trabajo del Senor de Estevez consisle en estar hecho sobre 2 libras de agua, mienlras que el presente precede de la evaporacion de mas de 32 libras. Hecha con toda exaclitud la analisis sobre 32,264 libras espauolas, 6 sean 15 lilros, la que se deduce luego por simple regla de proporcion sobre 1 libra lo sera tambien por- que el calculo es matemalico, pero no lo seria el esperimento directo sobre 2 libras de agua potable, ni el calculo consiguien- te luego sobre 1 sola. En segundo lugar , aunque sea duro decirlo, forzoso es confesar que el Sr. de Estevez no oper6 bien. Oigamos lo que dice en el siguienle parrafo del informe oficial que en 14 de enero de 1828 dirijio al Excmo. Sr. Con- de de Yillanueva, Superintendente general delegado de Real Hacienda en esta isla. **Despues que se supo lo que pesaba el residuo que deja- wron las 2 libras de agua evaporada hasla sequedad, se echo wsobre el, con el fin de separar las sales hidrocloricas de las »demas, 1 onza de alcohol de 20 grados, el cual 'se saco al »cabo de veinte y cualro horas, teniendo cuidado de no dejar Msalir nada de lo que no estaba disuelto; y se repitio la misma Moperacion hasla tercera vez. "Juntas las tres porciones de aquel liquido, se evaporaron »hasta sequedad, se mezclo el residuo despues de saber su »peso con 1 dracma de alcohol de 36 grados, que se separo a ))las veinticuatro horas; y se volvio a hacer lo mismo otras »dos veces. Encontrose en este alcohol solo el hidroclorato de ^imagnesia, etc." He subrayado de intento el final del parrafo, porque en el estriba la causa del error cometido. El Sr. D. Jose de Estevez empleo alcohol de 20 grados para disolver los cloruros, eva- por6 hasta sequedad, y creyo buenamente que tratando el re- sidue de esta segunda evaporacion con alcohol de 36 grados lo 284 que se disolviera habia de ser forzosa y unicamentc clorur^ de raagnesio, y era smplemente sal comtm, 6 cloruro de sodio. ;,Que quimico ignoraba en el ano de 1828 que el espiritu de vino de 36 grades disuehw positivamente los cloruros de sodio, de calcio, de estroncio, asi como el de magnesio? Luego el Se- fior de Eslevez, siendo quimico y discipulo de Prousl, debid, cuando menos, incurrir en un error de abslraccion. Lo que no se esplica tampoco facilmenle, es por que hizo tres tratamientos con el alcohol de 20 grades, y no cuatro 6 cinco; por que dos solamente con el alcohol de 36 grades, y no tres 6 cuatro. En una palabra, la analisisquimica, sin termino tijo prescrito por la misma ciencia, esun amlisisadlihitum 6 de puro capricho. En el caso que nos ocupa, los lavados debieron prolongarse hasta que , despues de ejecutados cuatro 6 cinco, ensayando una gola del ultimo no se enturbiara con ella la disolucion de nitrate de plata, linico modo de com- probar hasta la evidencia en el liltimo lavado la desaparicion completa de todo cloruro. No entro en mas pormenores por- que los considero escusados , pues no proponiendome en esla crilica un ataque personal, sine un objeto de utilidad publica, conceptuo baste lo espuesto para convencer a toda persona imparcial. De este juicio crilico fundado en la razon, y no en persona- lidades que a nada conducen, se desprende una consecuencia litil y provechosa para el publico, y es que si la analisis del agua del Almendares ejeculada por un hombre de la ilustra- cion del Sr. de Estevez, que indudablemente era una persona muy apreciable y de mucha instruccion, esta tachada de com- pleta nulidad, mal pudieramos dar credilo y confianza a las analisis de las aguas de San Diego y olras de la isla, que circu- lan impresas 6 se anuncian en los periodicos, suscrilas por personas que no tienen realmcnte moHvo para saber qiiimica. Inleresa pues a la salubridad publica, que las analisis de las aguas potables, igualmente que de las minerales 6 medici- nales de la isla, esten ejecutadas en lo sucesivo por un quimi- co de aptitud bien probada, y no por ningunjoven simplemente entendido en quimica, porque de las analisis defectuosas pende luego el mal 6xilo delas prescrlpciones de los facultativos, que 285 descansaban en datos erroneos, fruto de la ioexactilud en las analisis de esas aguas. Eslarapemos aqui nuevamenle el Estado comparativo de la composicion de las aguas del Almen- dares y de Vento. Sobre 15 litres de agua a 31* c. Sustancias coDtenidas en el agiia.. Almendares. Vkhto. Gramos. Gramos. Carbonato de cal 2,917- 1,920 Carbonato de magnesia 0,321 — 0,385 Oxido de hierro carbonalado 0,116 — 0,080 Silicalo de hierro 0,048— 0,080 Sulfate de cal 0,172- 0,416 Cloruro de sodio 0,733— 1,000 Materia organica estractiva 0,185 — 0,075 Total 4,492— 3,956 La inspeccion de este eslado suministra las siguienles OBSERVACIONES. Las canlidades totales de sales contenidas en eslas aguas guardan entre si de Vento a Almendares la relacion de 39 : 45, cuya diferencia es 6; y 6 respecto a 39 son proximamente los 15 cenlesimos de esta cantidad, 6 sea mas de y. El agua del Almendares contiene, pues, y mas de sales que la de Vento. Contiene dos veces y media tanta materia organica, lo que la bace forzosamente mas putrescible, porque ese sabornausea- bundo y repugnanle que toma el agua encerrada, con la tem- peratura elevada del aire en las epocas de calor, es decir, du- rante ocbo meses del auo en estos climas, depende de la fer- menlacion 6 descomposicion que esperimenta la materia es- tractiva que tiene en disolucion. Empero la mas notable dife- 286 rencia es la del carboaato de cal, pues sobrepuja la del Almen- dares a la do Venlo en una canlidad superior a la milad de la que esle mananlial contiene. Verdad es que hay en ella mas sulfate de cal 6 selenita, que es una de las sales consideradas conio mas nocivas en el agua potable; pero a pesar de que la cantidad de este sulfato escede en vez y media proximamente a la del Almendares, este esceso recae en tan corta cantidad, que no representa 1 parte do aumento de yeso sobre 60.000 partes de agua. Empero, en cambio tambien resulta que estas aguas tienen mas sal comun que las del rio y mas carbonate de magnesia, lo que debera hacerlas mas digeslivas. Por ultimo, si atendemos a que la lemperatura de las aguas de los mananliales de Yento es un poco mas baja que la del rio Almendares, pero que difiere poquisimo de ella, se conocera que teniendo mucho menos acido carb6nico y car- bonato de cal, ha debido abandonar parte de esta sal y del gas su disolvente recorriendo un trayecto de mucha estension, hasta llegar casi somera al punto en que vierlen los ojos sus aguas. Las temperaturas observadas han sido las siguientes: Seis y cuarto de la maiiana Siete y cuarlo. . Siete y media. . VENTO. Agiia del ojo principal 2r,4 cent. 24,6 24,8 ALMEIID^RES. Agua del medio del rio. 24,5 24,8 24,8 Aire i la inmediacion del maDaotial. 23,6 26,8 27,0 La primera observacion se hizo estando todo en sombra, y las otras dos dando el sol en las aguas, y tomando la lem- peratura del ambiente a la sombra. La temperatura del aire cerca del manantial y al sol era a las siete y cuarto de 28°,2, y a las siete y media de 30 grados. Si comparamos ahora estas analisis con la que se ha he- cho en Francia de las aguas del Sena en punto mas bajo que Paris, resultara el siguiente 287 Estado comparattm de la composicion de las aguas del Almeii- dares, de Venlo y del Sena. Siistaocias contenidas en estas aguas. ALMEHDARES. Aguas del acucduclo VENTO. Agua dc los manantiales SENA. Agua en punto mas bajo que Paris. Gas acido carbonico. . . Cantidad de residue de la evaporacion Centilitres. 56,2 Graraos. 4,492 Centililros. 43,9 Gramos. 3,956 Centililros. 12,5 Gramos. 2,608 Sulfate de cal Carbonate de cal Carbonate de magnesia. Oxide de hierro carbo- natade 0,172 2,917 0,321 0,116 0,048 0,733 0,000 0,185 0,416 1,920 0,385 0,080 0,080 1,000 0,000 0,075 0,295 1,940 0,000 0,000 0,000 0,000 0,373 0,000 Silicate de hierro Cloruro de sodio Sales delicuescentes.. . Materia organica estrac- tiva De esta comparacion resulta, que las aguas de Vento lie- nen algo menos carbonate de cal que las del Sena , y en es- la parte las aventajan. Verdad es que conllenen las aguas de Vento proxiraamente - mas de selenila 6 sulfate de cal que las del Sena, pere aqui se esplica el raciocinio que hici- mes al comparar las de Vento con las del Almendares; pres- cindiendo de que en cambio contienen las aguas de Vento clo- ruro de sodio y carbonate de magnesia, que deben hacerlas mas digestivas. De la analisis de las aguas del Sena no apa- rece tengan sal comun en disolucion, fenomeno que parece increible, y que segun el ceiebre Thenard no es admisible, porque las aguas de los arroyos y las inmundicias deben lle- varle y cederle diariamente esta sal. En todo case, si no la hay es hasta cierto punto un raal, porque la sal marina en muy pequeua cantidad debe correjir algun tanto la propiedad nociva de las sales calizas, haciendo que scan las aguas mas digestivas. 288 Tampoco se comprende que en una gran ciudad cual Pa- ris, tan populosa y de lanto Irafico, donde hay lanlas alcanta- rillas que vierten inmundicias en el Sena, las aguas de este rio, que casi siempre corren lurbias y fangosas, no contengan ma- teria organica eslractiva. Presumo que la analisis de las aguas del Sena no este bien hecha, y creo que si se repiliese hoy die por los buenos quimicos de aquella capital, se encontrarian todavia mas molivos de semejanza entre las aguas del Sena y las de Vento(l). En resumen, los manantiales de Vento deben tener distin- to origen que el rio Almendares, y esta es la razon por que los copiosos aguaceros no enturbian la Irasparencia de sus aguas. Son superiores en su composicion a las de dicho rio, casi tan buenas corao las del Sena, que son las mejores de las cercanias de Paris, y reputadas muy buenas aguas. Son constantes en su composicion, y no pueden causar en las funciones digestivas el traslorno que debe ocasionar una variacion sin termino en la coustitucion quiraica de una agua potable, pues las del Al- mendares contienen positivamente mas sales cuando han tras- currido muchos dias sin lluvia, porque los aguaceros tropica- les mezclan con las aguas del rio gran cantidad de agua casi exenta do ellas, y necesariamente se dilata la disolucion pri- mitiva, al punlo de ser muy sensible la diferencia en el resi- due de la evaporacion, que varia a veces hasta en 0,5 gramos de disminucion en los primeros momenlos de cesar la lluvia, cuando esta ha sido fuerle y continuada durante algunosdias; lo que supone mas de un 10 por 100 de rebaja sobre un mis- mo volumen do agua. Con estos antecedentes no me queda duda alguna respeclo a la inmensa ventaja que ofreceria para la salubridad piibli- ca, el proveer abundanlemente al consume de esta capital de (l) Posteriormente a la presentation de esta memoria, he tenido co- nocimiento de las analisis hechas recientemente por MM. Boutrou-Char- lard y 0. Henry , estampadas por Mr. Boussingault en su Economia ru- ral edicion de 1851. Resulta del trabajo de aquellos quimicos, que todas las aguas de las cercanias de Paris tienen sal comun, y eu todas han re- conocido tambien la presencia de materias organicas. (Enero de 1853.) 289 tan indispensable liquido con las aguas de los manantiales de Vento. Y como a igualdad de circunslancias en su composi- cion quimica, de dos aguas potables la mas saludable es la que tiene mas aire en disolucion, 6 esla mas venlilada, debiera tomarse en cuenla esta condicion esencialisima , conslruyen- do un area 6 deposito de agua de Vento a la salida misma de los manantiales, donde tuvieran gran ventilacion las aguas antes que entrasen en la cafleria 6 acueducto para distribuir- las en la poblacion. Es cuanto puedo manifestar a V. E. en cumplimiento de mi deber, y me fuera grato en eslremo que este trabajo mere- ciera la superior aprobaciou de V. E., y sirviera de estimu- lo para llevar a cabo la empresa de abastecer la Habana con las aguas de Vento; empresa que, cumpliendo con el im- portante fm de satisfacer una necesidad urgenle y de primer orden para el vecindario, seria considerada en todas epocas como una de las mas utiles que pudieran acometerse en el pais, y que eternizaria la memoria del Gobernador de esta isla que la realizase , graujeandole el renombre de bienhe- chor de la humanidad, timbre el mas glorioso de cuantos pue- da ambicionar un Gefe ilustrado, como lo es V. E. Dios guarde a V. E. muchos aiios. Habana 20 de junio de 1852.'=Excmo. Sr. ^/ose Luis Cosaseco. =Excmo. Sr. Don Valentin Cafiedo, Gobernador y Capilan general de la isla de Cuba. FISICJL. Accion quimica de la /Ms,7wr Draper. {PJnl. Mag., mayo 1851.) (Bibliot. UDiv. de Geneve, setiemhre 4851.) En esta nueva memoria, relativa a la accion quimica de la luz, trata Mr. Draper de determinar cual sea el modo de obrar de los rayos luminosos, y cuales los cambios a que dan lugar en los cuerpos: en una palabra, ^cual sea, sobre un grupo de particulas, la naturaleza de la impulsion que da hi- TOMO III. J 9 290 gar a la desconiposicion quimica del cuerpo compueslo que constituye dicho griipo? Despues de algunas consideraciones generales acerca de la naturaleza del calor, y del uiodo de esplicar sii propagacion y su equilibrio en la teoria de las ondulaciones, se pregunla cl autor si no seria debida la causa general de las descom- posiciones efecluadas por radiacion, a que los atoraos que constiluyen las particulas compuestas no se ponen lodos en vibracion con igual facilidad bajo la influencia de la radia- cion luminosa; circunstancia que debe imposibilitar la per- manencia del cuerpo compueslo, y originara por tanlo la des- coniposicion. Entrando en el analisis esperimental de la ac- cion de un rayo de luz sobre un cuerpo susceptible de des- coniposicion, lo considera Mr. Draper bajo tres puntos de vis- ta distintos: trata de determinar la influencia que sobre el resultado ejerce: 1." La intensidad del rayo, 6 sea la amplilud de sus oscilaciones. 2." El numero de eslas ondulaciones; es decir, la diversa naturaleza de la luz. 3." La direccion en que se propaga el movimiento ondulatorio, y en particular la cir- cunstancia de la polarizacion del rayo. Si es debida la descomposicion a la mayor 6 menor faci- lidad con que reciben los atomos la impresion de las vibra- ciones del eter, debe resultar que concentrando los rayospor medio de una lente, se podran obtener efectos quimicos que no pueden realizarse bajo la simple influencia de los rayos directos del sol. Con todo, puede tambien suceder que la concentracion de la luz solar solo haga mas rapida la acciou sin cambiar su naturaleza. En otras palabras, hay que consi- derar en esta clase de fenomenos, como en muchos otros, el efecto de la cantidad y el debido a la intensidad misma de la radiacion luminosa. Un gran numero de esperimentos ban hecho conocer a Mr. Draper que ninguna influencia ejerce la intensidad por si misma; es decir, que no determina descom- posiciones que no podrian realizarse con una menor intensi- dad: se limila a darles mayor actividad, es decir, que obra como cantidad. Asi, por ejemplo, la rapidez con que so des- compone el agua de una solucion clorurada es mucho mayor cuando se halla la solucion espuesla a la accion de los rayos 291 solares que convergen al pasar por una lento de gran poten- cia, que cuando se halla espuesta a la simple accion direcla de los raismos rayos. Pero no pueden los rayos, por mucha que sea su convergencia, efectuar la descomposicion del agua que tiene en disolucion iodo 6 bronio, cosa imposible a los rayos direclos. El autor coloco otras muchas suslancias, tales en particu- lar como oxidos y cloruros metalicos, en el foco de la lente, y en general no esperimentaron mas alteracion que aquella que eo los mismos habria producido una temperatura elevada. El mismo cloruro de plata, cuando esta perfectamente seco, no puede descomponerse bajo la accion de la luz solar por muy concentrada que este. De resultas de algunos esperimentos, llega el autor a ob- servar que siempre que una sustancia esperimenta algun cam- bio quimico, efecto de su esposicion a la luz, ha absorvido ra- yos de cierta refrangibilidad ; y que cuando no hay absorcion, no hay en las sustancias alteracion quimica. El peroxalato de hierro presenta un ejemplo notable. Se descompone bajo la accion de la luz solar en acido carbonico y protoxalato de hierro, sustancias insensibles a la accion de la luz; pero principia la descomposicion por la parte que es herida en pri- mer lugar por el rayo luminoso , de lal modo que si dos tubes Uenos de dicha solucion se colocan concentricamente uno den- tro del otro, no puede descomponerse el peroxalato del tubo interior hasta tanto que no se haya descompuesto en totalidad el del tubo esterior, cuya solucion descoloreada, deja enton- ces pasar los rayos luminosos hasta la solucion interior , la cual, absorviendolos a su vez, se descompone bajo su influen- cia. A los movimientos de vibracion determinados en las moleculas, efecto de la luz absorvida, atribuye Mr. Draper la dislocacion de eslas moleculas, cuyos atomos elementales no pueden en ciertos casos ejecutar movimientos vibratorios que concuerden unos con otros, lo que da lugar a su separacion y consiguientc descomposicion. Numerosos ejemplos confirman la exactitud del aserto, que los efectos quimicos de la luz son debidos a los rayos lumino- sos absorvidos; el rayo, por ejemplo, que ha atravesado una 292 niezcla tie cloro y do hidr6geno ninguna accion ejcrce sobi(^ una segunda niezcla semejanle ; el (lue ha alravesado una so- lucion de bicromato de potasa, ninguna alleracion podria ya producir en un papel mojado en la misma solucion; la luz que aclua sobre una placa de daguerreolipo, es incapaz, despues de su reflexion en dicha placa, de acinar sobre otra. Aim es facil cerciorarse directamenlo, en el caso del peroxalalo de hierro, de que el rayo absorvido es el que produce el efecto ([uimico; y esto buscando cual es de entre los rayos del pris- ma el que detcrmina la desconiposicion del peroxalalo; y la esperiencia da a conocer que este i*ayo y el absorvido son del todo idenlicos. Una observacion que no carece de imporlancia es la dife- rencia esencial que exisle entre la accion calorifica y la ac- cion quimica del rayo luminoso. El efeclo calorifico que se rea- liza en una masa ponderable pasa de un punloa olro, esperi- mentando esla inlluencia una serie enlera de parliculas, uuas Iras otras, en virlud de la conduclibilidad. En la accion qui- mica de la luz nada hay que se parezca a la conduclibilidad, y el efecto no se propaga; eslo es lo que lanla perfeccion da al arte fotografico, y Ian linipios liace los conlornos del daguerreo- lipo. Puede esplicarse facilraenle esta diferencia, si se admile que es debida la elevacion de leraperalura a un aumenlo en la inlensidad de las oscilaciones del grupo de las parliculas vibrantes, y que proviene la descomposicion quimica de la dislocacion de las paries que constiluyen el grupo. El'ecliva- menlo, un sislema de parliculas vibrantes por la mediae ion del eler arabienle, debe escilar las parliculas vecinas a ejecular vi- braciones parecidas; pero no resulla de aqui que cuando una molecula compuesla se halla completamenle descompuesla en sus elemenlos, las que la rodean hayan de esperiraentar el mis- mo efeclo. Si se realiza la descomposicion quimica, es esto de- bido a que el grupo que recibe el rayo que la provoca no puede vibrar acorde con esle rayo; y si esle grupo no puede loraar el movimiento en cuestion, ;c6rao le ha do ser dado el comu- nicarlo a olro? Do lo que precede resulla, que la accion de la luz ns es- triclamenle molecular, que su efeclo se halla limitadoal gru- 293 po de atomos que alcanza, y no se esliende a la masa total del cuerpo; y que cuando diferentes cuerposse hallanespuestosal sol siraultaneamente, cada uno de ellos esperimenta su alte- racion especifica de un inodo independiente de los demas, y sin que estos le afecten. La segunda cuestion que esludio Mr. Draper, es el saber de que raodo se halla afectada la descomposicion de un cuer- po compuesto por la Irecuencia de las vibraciones del rayo luminoso. Mucho tiempo hace que varies fisicos babian reconocido la potencia de los rayos mas refrangibles, y aun la de la parte oscura del espectro que sigue a los rayos violados; rayos que por esta razon babian recibido el nombre de rayos desoxi- dantes. Con lodo, aun cuando los rayos los mas refrangibles sean los que poseen la mayor aclividad quiraica, existen casos en los cuales los otros la manifiestan igualraente. Por lo de- mas, secomprendebaslante bien como puede sucedcr que, aun cuando ningun el'ecto produzca la amplitud de las ondulacio- nes de un rayo luminoso, pueda la frecuencia de estas ejei - cerla sensible para destruir el arreglo que conslituye un gru- po de atomos, y esta del mismo modo que es dado a cierfos cantores, variando su voz de un tono grave a olro mas agudo, liallar un tono que ocasione la ruptura de una vasija de cris- tal. Describe el autor en seguida varios esperimentos, en los cuales ha hecho obrar la luz sobre placas de plata cubiertas de una capa de iodo, de espesor desigual en los diferentes punlos de sus superlicies, y en los cuales ha hallado que, se- gun que el espesor de la capa delermiuaba 6 no la neutraliza- cion de las ondulaciones del rayo reflejado y del rayo directo, era nulo 6 notable el efecto quimico. Hizo asimismo actuar al propio tiempo sobre una placa de daguerreotipo la luz ordi- naria del dia y la de un espectro solar, y observe que en este caso ninguna accion hay en las partes esternas del espectro, ya sea en el eslremo rojo 6 en el violado; que la hay en la parte espuesta al rayo rojo; que esla accion desaparece en la parte amarilla, y que vuelve a aparccer en la porcion anil, en donde llega al maximo de su inlensidad. 294 Parece resuUar dc aqui, quo aquellos tie entre los rayos cuya duracion dc ondulaciones esta espresada porl y 2, coo- peraii con la accion de la liiz del dia, mientras aquellos cuya duracion de ondulaciones esta reprcsenlada por los niime- ros f. If y 2i, interfieren con dicha luz y deslruyen su efecto. Imporla observar, que para obtener eslos resullados no es ne- cesario que la accion de la luz del dia y la del especlro solar sean simullaneas; la primera puede preceder a la segunda sin que sufra elesperimenlo. Sigue Mr. Draper describiendo algunos esperimentos he- chos con la luz eleclrica que proviene de la descarga de una botella de Leyden; cuando se concenlra esla luz por una len- te sobre una placa del daguerreolipo, deja una impresion de un bianco igual en toda su estension, lo que prueba que es uni- forme su brillo, y lo que al propio tiempo demuestra la prodi- giosa sensibilidad de la placa, puesto que la luz que puede de este modo dejar un rastro tan vivo y permanenle de su pre- sencia, apenas dura la millonesima parte de un segundo. Cuan- do se coloca la placa del daguerreolipo en medio de las dos esferas entre las cuales pasa la descarga, de modo que vaya esta de una de las esferas a la placa y de esta a la otra esfera, se pintan enlonces sobre la cara sensible una serie de anillos oscuros y brillantes, analogos a los de Priestley, pero con todo de diversa naturaleza, y que parecen tener cierta relacion con el efecto de interferencia a que antes aludimos. Finalmente, ha tratado el autor de estudiar la influencia que podria ejercer sobre la facultad descomponente de un rayo el hallarse polarizado y alterado de un modo cualquie- ra. Todos los cnsayos hechos con este fin ban dado resulla- dos negalivos; la polarizacion, no solo no ha modificado en nada la accion quimica de la luz , sino que otro tanlo ha su- cedido cuando en lugar de polarizarla se ha somelido la luz a la accion de imanes energicos, como en los esperimentos de Baucalari sobre las llamas ordinarias, y en los de La-Rive sobre el arco voltaico. Piesumiendo, pues, ni la amplilud de las ondulaciones lurainosas, ni la direccion en que se propagan, ejerce influen- cia sobre sus propiedades quimicas, las cuales solo dependen 205 de la mayor 6 menor rapidez de los impulsos periodicos, es decir, de las oscilaciones raismas. A la circunslancia de que un rayo luminoso hace que las particulas materiales que al- canzan tomen un eslado de vibracion mas lapido, debese, pues, atribuir el hecho de su desagregacion , 6 sea de la des- composicion de un cuerpo compuesto, no pudiendo ya coexis- tir dichas moleculas en el mismo grupo por causa de la impo- sibilidad en que se hallan de ser animadas por movimientos que esten acordes y sean por tanto armonicos. Termina Mr. Draper su escrito, estableciendo una compa- racion bastante notable entre el estado pasivo que toman al- gunos cuerpos, parlicularmente el fosforo, bajo la influencia de los rayos que producen la desoxidacion, y la facultad des- oxidante misma de los mismos rayos. Cree que la descompo- sicion es solo una consecuencia del estado pasivo a que da lugar la luz, eslado que hace que la sustancia que lo adquie- re sea incapaz de combinarse con el oxigeno en las mismas circunslancias en que so habria combinado con el si no se hubiese vuelto pasiva. -i( ^(£>Si9^ CIENCI4S N4Tl]R\LES. c;eol.ooia. Caldlogo de lerremotos; por Mr. Mallet. (I.'liislitut, -15 octiihre ISO'),) En la sesion 25. « de la Asociacion Britanica, celebrada en Ipswich en julio ultimo, llamo la atencion de la seccion geolo- gica y fisico-geografica Mr. Mallet con un catalogo de terre- motos, que hizo subir proximamente a 6.000, poniendo de mani- fiesto tambien varias figuras en que, por medio de curvas, se indica la estension de las perturbaciones causadas por aque- Uos en todos los tiempos historicos. Estas lineas ofrecen lige- ras indicaciones de los periodos de paroxismos con intervalos de un medio siglo 6 mas; olra figura presentaba los meses en que se ban -verificado los sacudimientos, uolandose por su medio que el maximum ha tenido lugar en los de diciembre y enero. En seguida Mr. Mallet estendio una carta de la distri- bucion de los terremotos, en la que habiendo dado tantas ma- nos de color a cada superQcie cuantas veces segun el catalogo primero se habian sentido en ella, resullaba una intensidad de color proporcionada a la repeticion de aquel fenome- no. En la misma se veian sin colorido la Guinea, la Abisinia y Madagascar, por la circunstancia de no haber indicio de sa- cudidas en estas regiones. Tampoco la Groenlandia lo tenia, pues que los ligeros sacudimientos que alll se ban advertido, pueden tal vez esplicarse por el encuentro de las masas de hielo contra las costas. Hizo aderaas notar con especialidad el autor un cierto punto del Allanlico proximo a la linea, y a igual distancia de Guinea y del Brasil, en que casi todos los buques que le ban alravesado han esperimentado sacudidas; la 297 sonda en el ha dado resultados estremadaniente varios, fijando a veces el fondo a 400 brazas, mienlras que a pequeflas distan- cias la profundidad era enorme, corao si aquel formase un gru- po de montaflas volcanicas. Tambien la relacion eutre las li- neas de terremotos y las volcanicas se patentizan en su carta; bien que algunas regiones sujetas a las primeras, tales como la Siberia central y una estension de terreno que se estiende desde la India hasta Bohemia, los presentan con bien poca energia. Por medio de otra carta que representa una seccion del globo, y uniendose por medio de rectas los puntos estre- raos en que se han sentido ciertos terremotos, hizo ver las enormes porciones de la masa terrestre que han debido ser afectadas, en el supuesto de que las impulsiones originales ha- yan sido comunicadas a grande profundidad. Concluyo Mr. Ma- llet este curioso relato lamentandose de que, por falta de ca- talogos bibliograficos en las bibliotecas piiblicas, scan las in- vestigaciones de esta naturaleza tan largas y penosas. Conchas fosiles; por Mr. Marcel. (L'lDslilut, 5 enero 1853.) Mr. Marcel de Serres dirije una nola sobre la petrificacion lie conchas en el Oceano actual. Refiere en ella cierto nume- ro de observaciones, de las cuales deduce: 1." que en el Oceano y en el Medilerraneo se forman en la actualidad areniscas conchiferas; 2.° que estas rocas adquieren mayor estension y dureza en el primer mar que en el segundo; 3." que la raisma procedente del Oceano ha presentado una parlicularidad has- ta ahora no advertida en la del Medilerraneo, a saber, la reu- nion de numerosos fragmeutos de conchas petrificadas sin in- dicios de materia animal, y en los mismos fragmentos otras conchas que conservan la frescura de matiz y la sustancia or- ganica que de vivas las caracterizaban; 4." que la petrifica- cion es un fenomeno comun a los tiempos actuales y a los geo- logicos, bien que ahora se verifique con menos intensidad y en escala mas reducida que en los segundos, lo queasimismo 298 se nota en la mayor parte de los feu6menos del mundo a que perlenecemos. Las observaciones de Mr. Marcel de Serres se relieren en especial a la bahia de la ciudad de Bahia, en el Brasil: los ter- renes quese encuenlran en la orilla oriental de la primera, en cuyo fondo esta asentada la poblacion, son en general de gneis negruzco. Doblada la punta del faro, y siguiendo la costa que corre al N., se encuentran playas de arenas en las que se hallan areniscas modernas en capas de gran potencia y esten- sion considerable. Estas areniscas cuarzosas son muy duras, y se esplotan para las construcciones; eminentemente concbi- fera, encierra esta roca muchos guijarros cuarzosos, fragmen- tos de rocas primitivas, y aun diversas sustancias metalicas. Envuelve ademas conchas petrificadas, que conservan solo car- bonates y fosfatos de cal, y otras frescas bien caracterizadas y coloridas. Las ultimas por lo comun en perfecto estado de integrldad, y muy faciles por lo mismo de determinarse, como entre otras la Cyprea exanthema, especie viva muy conocida en las inmediaciones. Mas no es esta localidad la unica en la America del Sur en que se encuentren semejantes depositos modernos; son asimis- mo muy notables a tres leguas de Montevideo de la banda del N. E., y estan formados de calizas friables que contienen con- chas de especies actualmente vivas, y en los dos estados que las de Bahia. Las calizas conchiferas de Montevideo descansan inmedia- tamenle sobre rocas de gneis negruzco bien estratificadas, que fueronatravesadasporpegmatilas y dioritas. Estas rocas erupti- vas han llegado por lo comun hasta las calizas que las recu- bren; y estas lo han sido por las margas arcillosas terciarias conocidas en la America del Sur con los nombres de limo de las pampas 6 to sea. Los aluviones modernos, superiores a todo este sistema lerciario, se apoyan sobre las margas lillimamente citadas, pre- sentando en ellas depositos de conchas petrificadas las unas, y las otras como recientes y coloridas. Todos estos dep6sitos pertenecen a la 6poca actual. 299 Sobre las mareas, el lecho y las castas del mar del Norte 6 de Alemania; por Mr. J. Murray. (L'lnslitut, io/ebrero <853.) Trasladamos el siguiente parrafo, estractado de las se- siones de mayo y junio ultimos de la Sociedad Real de Lon- dres, persuadidos de que el feiiomeno de levantamiento que se cree advertir en la parte septentrional de la Escandinavia, puede ser mirado bajo otro aspecto que hasta ahora lo ha sido, y ser tambien segun el diversas las consecuencias de las que su anterior esplicacion ha producido. El autor se ocupa lo primero en hacer notar la grande semejanza de aspecto que presentan las costas occidentales de Irlanda, Escocia y No- ruega, haciendo observar en seguida que despues de haber dejado atras la gran marea atlantica las riveras de los dos primeros paises, se eslrella con furia en las costas de la Noruega, entre las islas de Lafoden y Stadland, dirijiendose al N. una parte de la corriente, mientras que la otra, doblan- dose al S., ha escavado a lo largo de la costa hasta Sleeve en la entrada del Baltico, casi sobre la orilla misma, un largo ca- nal de 100 a 200 brazas de profundidad, y cuya anchura va- ria de 50 a 100 milias. Despues de haber descrito el metodo que ha seguido en el trazado y colorido de la carta del mar del Norte, ejecutada de orden del Almirantazgo, vuelve a ocu- parse de la direccion do la marea por entre las islas Orcadas y de Shetland, a lo largo de las costas orientales de Esco- cia y de Inglalerra hasta el canal de la Mancha, siguiendo las occidentales de Noruega, de Dinamarca y de los Paises-Bajos hasta el mismo punto. Hace notar que el detritus resullante de la perpetua erosion de casi todas las costas orientales de Es- cocia y de Inglaterra, debido a la marea atlantica, es tras- portado por esta misma al mar del Norte, en que por de pron- to se deposita, aumentado por las arenas y despojos arrastra- dos al canal de la Mancha por los demas brazos de la propia marea. De aqui deduce los efectos siguientes: elevacion gra- dual del fondo del mar, la aparicion do numerosos escollos y bancos de arena, la circunstancia dc obstruirse y cegarse las 300 embocaduras del Rbin, del Mosa y del Escalda, y la de lia- berse formado, en fin, numerosas islas sobre las coslas de la Holanda, que como una gran parte de la Belgica no reconocen otro origen, ni mas ni menos que los vaslos depositos de la cntrada del Ballico, las islas de Caltegat, y aiin el suelo todo de Sleswig, de Dinamarca y de la Jullandla. Tambien se ocupa el autor en considerar las mareas y sus efectos en el Baltico y sus orillas en el liempo que pre- cedio a la formacion de los escoUos y arreciles, deducien- do que entonces la marea entraba en el mar del Norte en- tre la Nornega y la Escocia, se dirijia en derechura bacia las costas de Alemania, y por necesidad bacia elevar las aguas del Baltico a mucba mas altura que el nivel actual; que una gran parte de la Finlandia, de la Rusia y de la Prusia que aquel mar baua, debia estar sumerjida una vez en doce boras, al paso que por el conlrario ahora suben las aguas con gran esceso en la babia de Fundy, en Chepstow y otros pa- rajes sobre el nivel ordinario de plea-mar; que la corriente de retroceso que en la primera epoca ocasionaban eslas aguas acumuladas en la baja marea, aumentada por las de los rios que desembocan en el Baltico, cuando era delenida por el si- guiente flujo, debia formar depositos a modo de una barra pro- longada bacia la Suecia; que el incremento de estos depositos debia constituir bajios, escollos, islas, y aun un largo ban- co de arena de la forma que se observa abora en la Dinamar- ca; y por tin, que no pudiendo penetrar ya la marea en el Bal- tico a consecuencia de estos cambios, los fenomenos adverti- dos en este pais podran esplicarse mas naturalmente por el descenso de las aguas del golfo de Bothnia, sin apelar al le- vantamiento de la parte septentrional de la Escandinavia. Estado en que se encuentran los trabajos de la revision geologica del Reino-Unido de la Gran-Dretam. (\lliiiii;,'-Jiitirtial, 29 t/itro l8o3 ) Teneraos la mayoi' satlsfaccion en ver (jue la Revision geologica del Ueino-Unido bace los mas rapidos progresos bacia 301 SH conclusion, bajo la direccion de Sir Henry T. do la Beche. Loscondados cuya revision esta ya publicada son: Brecknock, Cardigan, Caraarthen, Caruarbon, Cornwall, Devon, Glamor- gan, Merioneth, Monmouth, Montgomery, Pembroke, Radnor, Somerset; y en Irlanda: Carlow, Kildare, Wicklow, Dublin y Wexford. Los condados ya casi concluidos son: Dorset, Glou- cester, Hereford, Shropshire, Brecon, Denbigh, Flint, Angle- sea, Lancashire, Cheshire, Derbyshire, y el Riding occidental de Yorkshire. A esta lista se puede afiadir la isla de Wight, ya concluida pero no publicada todavia, y el Staffordshire septentrional y meridional, a los que solo falta el iluminado 6 colorido, y que podran ser entregados por los SS. Longman dentrode muy pocos dias. Estosmapas estan arreglados a losde lalnspeccion de Artilleria, iluminados por los individuosde la actual comision que se hallan en contacto con el Museo geo- logico. El personal empleado consiste en seis individuos para el campo y las escursiones, inclusos los ayudanles, bajo la di- reccion de Mr. Ramsay; tres en contacto con el Museo geolo- gico, que tiene bajo su custodia la coleccion de la Revision, y con el departamento de Historia natural al cargo de Mr. Edward Forbes. Fundamentada como lo esta esta obra en una base lopografica tan estensa y tan exacta como la de la Ins- peccion de Artilleria, el geologo se halla en estado de indicar los hechos con una exactitud en los contornos generales y una minuciosidad en los detalles, que apenas se le hubiera po- dido ocurrir siquiera hace algunos afios a la persona mas exi- jente. Los limites de cada formacion y la subdivision de las diferentes estratificaciones de pizarra, pudinga, caliza, yeso, carbon y minerales, con sus quiebras 6 dislocaciones, estan trazadas en estos mapas con la mayor exactitud y minuciosi- dad. El merito de los mapas, bajo el punto de vista cientifico y economico, ha sido general y universalmente reconocido. En solo el estado de South Staffordshire, el valor anual de la produccion de carbon y minerales ha sido apreciado, al pie de las minas, en nada menos que 7.500.000 libras; pero las minas se hallan ahora en un curso rapido de estincion. Las investigaciones de Mr. Hill en South Staffordshire duran- te el ano pasado, mientras esluvo empleado en la Revision geo- 302 logica, ban demoslrado que la opinion admitida entre los mi- neros y otras personas con respeclo a la posicion de la are- nisca roja moderna en relacion con la existencia del carbon era erronea; y esla es cntre olras muchas una de las venlajas que deben resullar de una tan vasla revision. El mapa dees- te distrito, corrigiendo el error que antes habia confundido la arenisca roja moderna inferior, 6 sea el Permean, con la arc- nisca roja ordinaria, e indicando adenias las fallas que en al- gunos puntos ban elevado esta a la superficie, ocultando los indicios del carbon de piedra, dara a conocer los silios mas a proposito para profundizar con probabiiidad de encontrar el carbon, y ensenara al minero a evitar la perforacion de mu- chos cienlos de pies que en otros puntos tendria que hacer en roca esteril. En este mapa, que comprende un distrito de 450 millas (inglesas) cuadradas, todas las capas de carbon de piedra estan marcadas con lineas negras; las dislocaciones 6 fallas en los estratos, y que alcanzan a dichas capas, se sena- lan con lineas blancas; la arenisca roja moderna se marca con una tinta de color rojo claro; la marga roja moderna con un color rojo mas oscuro; la arenisca roja moderna inferior con pardo; el basalto y las rocas igneas se indican con color ver- de, y las calizas con azul. Acompanaran a este, asi como a los otros mapas, una serie de cortes horizontales y verticales, poniendo de maniliesto el yacimiento de las rocas y la posi- cion de las capas carboniferas, que en algunos casos llegan a 1.000 pies per bajo del nivel del mar. La seccion vertical en las cuencas carboniferas pone de manifiesto todos los detalles de las formacinnes, en una escala de 40 pies por pulgada. Para otras muchas localidades del reino se daran los mismos detalles cientificos, aun en los casos en que los estratos y for- maciones no aparezcan tener un valor real; y esto con el ob- jeto de que, cuando se haya concluido la Revision geologica, resulle una obra con loda la perfeccion de que es susceptible. 303 Jlierro nativo en madera petrificada; por Bahr. (Bibliot. univ. de G'mchn, febrero <853.) Mr. Bahr ha encontrado hierro metalico diseminado en madera petrificada procedenle de troncos 6 trozos de arboles que se hao criado en una isla flolanle del lago Ralongen, en Smaland. Llaraanse en Suecia islas flolantes las que aparecen de tiempo en tiempo por espacio de algunos dias sobre el ni- vel del agua en olouo, por lo regular en el mes de agoslo 6 de setierabre, que luego desaparecen nuevamente, y continuan a veces suinergidas durante muchos anos. La isla en cuestion cs al parecer una lengua de tierra, anegada en otro tiempo por una inundacion, y que se hallaba plantada de arbolado, porque se encuentra cubierta de troncos de arboles, de los cuales algunos presentan aun madera fresca que se puede ser- rar, y se reconoce que es de pino. Las muestras que se ban sometido al analisis se habian arrancado del tronco mas grueso por el propietario del ter- reno, el Conde Sparre, cuando despues de cuatro anos de in- mersion en el lago aparecio la isla en 1798 sobre la super- ficie. En aquel grueso tronco existen inscripciones que indi- can las epocas anteriores en que habia sido visible la isla. A primera vista esta madera petrificada se parece al hierro de marismas; pero examinandola con mas atencion se reconoce perfectamente en ella la estructura de la madera, y la forma de las celulas demuestra que pertenece a un arbol de hojas anchas, probablemente a una encina. Es mas dura , pero menos friable que el hierro de maris- mas; el polvo es pardo-amarillento, y su peso especifico de 3,854 a 3,910. Con lodo, estos niimeros no son completa- mente rigorosos, porque el hierro no esta estendido con uni- formidad por toda la masa, y ademas hay en ella algunas ca- vidades que conlienen aire, y no se ha logrado espelerlo completamente por medio de la ebullicion. Este f6sil se pulveriza facilmente en el mortero, pero se advierten debajo de la masa algunos granos duros de hierro, que resisten: la lima hace salir por todos lados puntos bri- 304 Uantes dc hierro raetalico, presentandose estc, ya en eslado piilverulonto, ya en granos redondos 6 con angulos redondea- dos, ya lambien en laminilas: algunos de esos granos pesau cerca de 1 decigramo. Si se separa con un tamiz el polvo grueso del lino, se puede con un iman sacar del segundo pol- vo de hierro metalico, que desprende hidrogeno si se pone en conlacto con el acido clorhidrico. Los granos de bierro mela- lico que eslan mezclados con el polvo grueso, se separan fa- cilmente del hidrato ferrico no magnetico: son muy poroses, y se aplaslan con el martillo, ofreciendo por la destilacion seca senales de materias organicas, por !o cual no es posible delerminar exactamente el peso especifico. La esperiencia ha ' dado un resultado que varia entre 6,248, 6,497 y 6,625; esle ultimo se ba obtenido con granos que se habian machacado con el marlillo, y por consiguiente tenian mayor densidad. Si se examina con una lente de gran aumento una particu- la de la masa comprendida enlre los granos de hierro, des- pues de baberla humedecido con una gola de acido clorhidrico para disolver el hidrato ferrico, se ve aparecer muy distinta- mente el esqueleto de la materia leuosa con la estructura de las celulas organicas, y hasla los haces de vasos, que el pro- fesor Mr. Wahlberg ha declarado que perlenecen a los arboles de hojas anchas. Habiendo melido un trozo de mineral pulimentado en una disolucion de sulfate cobrizo, el cobre se ha depositado en forma de red con mallas exagonales mas o menos alargadas. Esta deposicion del cobre indicaba que se habia pulido una seccion trasversal de la raadera. En otro trozo tratado de la misma manera, la seccion longitudinal se ha manifestado aiin mas claramente. En un esperimento comparative hecho con un pedazo de hierro de Pallas, el cobre se ha depositado tam- bien desigualmente, pero sin ofrecer el menor caracter de es- tructura organica. Segun el analisis, los granos de hierro metalico conlienen, ademas del hierro, el vanadio, un poco de niquel y de cobal- to, senales de manganese, muy poca cal, magnesia y alumi- na, acido fosforico y silicico. Eslas esperiencias, hechas por el autor con objeto de pro- 305 bar que el hierro metalico que se halla en dicha madera pe- trilicada es hierro nalivo, y no precede de hierro labrado que pudiera haberse introducido fortuilamente en el arbol en for- ma de clavo 6 de restos de lierramienlas, confirman efecliva- mente al parecer su opinion. Mr. Bahr supone que ese hierro nativo se debe a la reduc- cion de sales de hierro en circunstancias favorables, tal vez bajo la influencia de alguna accion electrica entre la sustan- cia fcelular y las materias incrustanles. Si en realidad es asi, lal vez sea el primer ejemplo bien comprobado de hierro nativo telurico, y bajo este punlo de vista es muy notable. BOTAMICA. Influencia de la temperatma en la epoca de la floracion. (L'Institut, 26 enero •(833.) Mr. Quetelel ha dado a conocer a la Academia de Bruse- las muchas series de observaciones practicadas con el objeto de verificar la ley de las temperaturas. ^^Mis primeras investi- gaciones, dice, se hicieron en la floracion de la Lila; laspre- sentes se refieren a la mas tardia de la Clethra alnifolia. Se ejecutaron asimismo por Mr. Schram en una estufa de la So- ciedad Real de Horticullura de Bruselas, cuya temperatura era constantemente de 12 grades a 20 R.. de 16 grados por termino medio, 6 sea de 20 grados c. Arrancada la planta el 23 de febrero y trasportada a la estufa, presento una en pos de otra las fases de desarroUo des- critas en un cuadro adjunto a esta nota (omitido en el perio- dico l Instil, por no necesario). Notase en el que los primeros botones de flor se abrieron el 16 de mayo, y por consiguiente que el tiempo de permanencia en la estufa fue de 83 dias , y con una temperatura media de 20 grados c. El cuadrado de este ultimo niimero es 400, que multiplicado por el primero da de si 33.200. TOMO III. 20 300 xFijaMr. Schram el 8 do agoslo para la floracion de la Clethra alnifolia en la lisla de las floraciones al aire libra que en el presenle ano ha exarainado. Por mi parte he vislo tlorecer la mlsma planta en el jardin del Observalorio el 3, cs decir, un dia despues que el do la floracion media deducida de la observacion de muchos afios. Los regislros de las tem- peraturas hacen ver (jue del 23 al 27 de febrero ha helado con regularidad lodas las noches, no habiendo principiadoel term6- raetro hasia el 28 a marcar sobre 0. Suponiendo pues las plantas somelidas a esperimenlo en identicas circunstancias desde dicho dia 23, no he debido computar la lemperalura respecto a las que crecian sin resguardo sino desde el 1.° de marzo. Las lemperaturas medias han sido: Marzo. 3°,3 su cuadrado 11 multiplicadopor31 dias. 341 Abril.. 6,6 44 30... 1.320 Mayo.. 15,2 231 31... 7.161 Junio.. 16,7 279 30... 8.370 Julio.. 21,8 475 31... 14.725 Total 31.917 La temperalura media de los primeros dias de agoslo ha sido de 20°,1, cuyo cuadrado es 404. Asi pues la Clethra al- nifolia, que florecio el 3 de agosto en el jardin del Observalo- rio, recibio 31.9174-1.212=33.129 de temperalura, valor ca- si idenlico al de 33.200 oblenido en la eslufa; y la que en el jardin de Horticullura 31.917+3.232=35.149, valor sola- mente un poco superior al mismo. 307 Sobre las funciones de la membrana del timpano, de Ins hueseci- llos y musculos del mismo y de la Irompa de Eustaqmo en el oido humano, con la descripcion de los musculos de la Irompa de Eustaquio, y su accion en las diferentes closes de animales; por Mr. J. ToYMBEE. (L'Inslitut, num. (008, nbrUI'i, -1833.) Por no dar demasiada estension a este articulo nos redu- ciremos a presentar en forma de cooclusiones, los resultados principales que el autor deduce de sus trabajos. 1.° La funcion principal de la membrana de los musculos y de los huesecillos del timpano, es desempenar un papel ana- logo al del iris en el ojo. 2." El musculo estensor del timpano, estirando la mem- brana y comprimiendo al mismo tiempo el liquido del labe- rinto, defiende el oido de la influencia perjudicial de las vi- braciones muy energicas. 3." El musculo eslapediano, aflojando ligeramente la mem- brana y liquido del laberinto, coloca el oido en una posicion tal que pueden afectarle las vibraciones del caracter mas de- licado. 4." Otra funcion de la membrana del timpano es la de constituir una porcion de paredes resonantes de la cavidad timpanica cerrada. 5/ Las aberturas gulurales de las trompas de Eustaquio se cierran, y las cavidades timpanicas no comunican con la de las fosas, escepto mientrasse ejecutan ciertos actos muscu- lares. 6." Los musculos del paladar abren en el hombre y en al- gunos mamiferos las trompas de Eustaquio, y el constrictor superior de la faringe en otros animales. 1." En las aves hay un lubo membranoso comun a las dos trompas oseas de Eustaquio, que se abre por la accion de los musculos plerigoidianos inlernos. 308 8.° Para que la funcion del oiilo sea perfecta, es necesario (|ue la cavidad lirapanica no esle en comunicacion con el aire eslerior. TOXieOLOQI^t. Efcclos del eslramonio; por D. Jose Luis Casaseca. (L'lnstilut, 20 ugosto ^8i>^.) Una carta del Sr. Casaseca, dlrijlda desde la Habana a Mr. Dumas, conliene la siguiente observacion, que comprueba la que anteriormente habia hecho Mr. Runge, de Berlin, sobre los efectos del Estramonio. Por error de un farmaceutico se habia propinado a una Seuora, en vez del cocimienlo de achicoria amarga, olro que llego a creerse pudiera ser del Estramonio. Consultado con este raotivo el autor de la carta, y sabiendo que aquel no reconoce especial reactivo, hizo tragar a un perrillo 43 gramas de la decoccion, y vio reproducidos todos los sintomas del envene- namiento por el Eslramonio; pero lejos de morir el animal, sehaliaba del todo repuesto a las 14 horas. Se propuso enton- ces el Sr. Casaseca verificar en un gato el efeclo anunciado por Mr. Runge, y a este tin, evaporando el cocimiento en baflo de vapor hasta la consistencia de eslracto, puso una pequena canlidad de este algo diluida en agua sobre el parpado inferior del ojo derecho de un gatillo joven. Como no advirtiese de pron- tocambio alguno particular, estuvo algun iiempo inclinado a creer con el Sr. Orfila, que semejante prueba carccia de im- portancia en toxicologia; mas pasadas unas 3 horas, cuando volvio a examinarlo advirli6 que la pupila derecha eslaba su- mamentedilatada, ycontraida la izquierda. Larelacion delos ejes horizontales de las pupilas era como 6:1; la derecha en efecto teuia 3 lineas de longitud, y la del ojo izquierdo media linea solamente. VABIEDARES. La Real Academia de Ciencias de Madrid, en sesiou celebrada el 29 de abril.del corriente auo, nombro individuo numerario suyo al Sr. Don Jos6 Duro y Garcds, en la vacante ocurrida por fallecimicnto del Sr. Don Ventura Mugartegui. — Al abrirse la sesion de la Academia de Cieucias de Pan's del 1 8 de abril de este aiio, dijo su Presidente Mr. de Jussieii que aquellos dias eran aniversario de un hecho raro en la historia de los Cuerpos literarios , y que debia interesar mucbisirao al preseute. Mr. Biot fu6 elegido individuo del Instituto el II de abril de 1803, y aprobada su eleccion el 1.5 si- guiente. Lleva, pues, 50 alios de acadeniico^ y el Presidente, en nombre de la Academia, se congratulo con 61 de la dicba de poseerle, y de la es- peranza de seguirle poseyendo largo tiempo aiin. Auadio Mr. Thenard: *'Solo tengo que hacer una observacion: por fortuna para las ciencias, es wacaddmico nuestro insigne compaCero 50 auos bace." — Muchas comunicaciones dirijidas a la Academia de Belgica, contie- nen detalles relatives a la aparicion de estrellas fugaces bacia la epoca del 1 0 de agosto. En Belgica y en otras partes se nolo en la fecba mar- cada un niimero de estrellas fugaces mas consideraltle que en otra al- guna, de modo que el aiio 1852 debe agregarse a otros mucbos en los cuales se ha observado una aparicion estraordinaria bacia el 1 0 de agos- to. Ponemos a continuacion el estracto de alguuas cartas escritas a la Academia con este motive. Mr. Duprez, que observe en Gante el fenomeno, dice lo siguiente <*La noche del 9 ha estado desfavorable para la observacion; el cielo solo ha permanecido en parte screno desde desde las 10 a las 11, en cuyo intervale de tiempo he podido contar 11 meteoros, de los cuales 4 se distinguian por su brillo y la persistencia de su rastro luminoso. La noche del 1 0 fue, al contrario, muy favorable, y el cielo estuvo perfecta- mente sereno micntras duraron las observaciones: en trcs boras, y en una porcion de cielo comprendida entre el N. W. E. y el S. E., que equival- dria proximamente a la sesta parte, he visto aparecer 83 meteoros en es- te orden: 22 desde las 10'' a las II'", 28 desde las 11'' a las 12'', 33 de 12'' a l'', cuyo resultado da por t(5rraino medio 27,7 estrellas fugaces por bora; niimero que prueba que la vuelta periodica de los meteoros del mes de agosto, se ha manifestado este auo de una manera tan notable como en los anteriores. De las 83 estrellas fugaces observadas, diez y seis eran muy hermosas, tanto por su gran brillo como por la larga duracion del raslro luminoso que las acorapaualta. 310 ijRefiriendo, scgun so acostumbra, la direccion de cada estrella a una linca paralela que pasa por el punto de observacion, he ballado De N. a S 15 estrellas fugaces. De N. N. E. a S. S. 0 2 De W. E. a S. 0 13 De E. W. E. a 0. S. 0 1 De E. a 0 2 De S. E. a N. 0 5 De S. S. E. a W. K. 0 3 De S. a N 9 De S. S. 0. a N. N. E 1 DeS. 0. aN. E 5 De 0. a E 9 De 0. N. 0. a E. S. E 2 DeN. 0. a S. E 12 De 3V. N. 0. a ^. S. E 4 ))Debo aBadir, que me ha parecido que existe un centro de radiacion^ V quo este, segun habia sucedido en las apariciones anteriores, estaba si- tuado entre Perseo y Casiopea; y en efccto, la mayor parte de los me- teoros que he observado, divergian sensiblemente al parecer desde urr punlo comprendido enlre las dos constelaciones. »En todo el tiempo que duraron mis observaciones, he visto presenlar- se en el horizonte W. E. frecucntes resplandores instantaneos semejautes a los del ralampago; y con este motivo recordard que he tenido ocasion de observar esa misma luz en algunas apariciones de estrellas fugaces del mes de agosto, e igual fenomeno se ha notado por oti'os observa- dores. »A las 9 de la noche, el barometro reducido a 0° seualaba 7 53'°°',55, y durante ella bajo 3 milimetros proximamente: un vienfo d^bil soplaba del S. 0., y el termometro seiialaba 1 5'',2 centi'grados, habiendo side el jflinimo de la temperatura ll",?." Mr. Quetelet hace saber, que las observaciones de Bruselas estan enteramente conformes con las de Gante. En la noche del 10 de agosto ultimo, entre 9'' 'A y 12'' 'A? hallandose en observacion con Mr. Bouvy, pudo presenciar tambien la aparicion de un niimero estraordinario de es- trellas fugaces; y examinando al mismo tiempo dos regiones opueslas del cielo, que estaba completamente sereno, conlo 40 en la primera hora y 7 3 eu las dos siguientes observando alternativamente, lo cual da tdrmino medio, 28 estrellas por hora para un observador solo, cuando en las no- ches ordinarias solo sc vcn 8 poco mas 6 mcnos. 311 El niimero de estos meteoros fue menor la noche del 1 1 ; sin embar- go, no dejo de ser muy notable todavia: los mismos observadores conta- ron 46 en dos boras y media, 6 sea por tdrmino medio 18 en cada una. Segun parece, el niimero de meteoros decrece progresivamente a me- dida que se aleja el 1 0 de agosto; asi es que el 1 2 habia disminuido ya perceptiblemente, y se aproximaba al niimero observado en una noche or- dinaria; en 2 y Vi boras solo se contaron 32, 6 sea 12 por bora proxi- mamente? resullado casi identic© al obtenido en la noche del 6, que fue de 22 meteoros en 2 horas, 6 sea 11 en cada una. En los dias 7, 8 y 9 el tiempo habia estado muy poco favorable para las observaciones, habitJn- dose podido observar solamente en la noche del 9 por espacio de 20 mi- nutes, en cuyo tiempo se vieron linicamente tres meteoros en un cielo medio nublado. El caracter de la aparicion de este aBo no ha sido solo el gran nii- mero de estrellas fugaces, sino tambien su tendencia a seguir una mar- cha uniforme: las observaciones de Bruselas hacen ver, como las de Gante referidas ya, que la mayor parte emanaban al parecer de un punto situado entre las constelaciones do Perseo y Casiopea, y radiaban hacia los puntos del horizonte comprendidos entre el S. E. y el 0., y principal- mente al S. 0. y S. S. 0. Para probarlo, agruparemos los meteoros ob- servados segun la direccion de su trayectoria referida al zenit. El 6. El 9. El 10. El II. El 12. Total. Deis. alN 1 » 4 1 1 7 Del S. S. 0. al N. N. E. . I » 1 » » 2 Deis. 0. alN. E » » 1 1 1 3 DelO. S. 0. alE. W. E.. » » » » •> » DelO. alE » » 2 1 1 4 Del 0. W. 0. al E. S. E. ...» 4 » » 4 Del W. 0. al S. E 2 » 3 2 4 II Del K. W. 0. al S. S. E. . » » 5 3 » 8 DelW. al S 1 1 7 4 6 19 DelW. N. E. al S. S. 0.. 1 » 30 8 .. 39 Del N. E. alS. 0 7 2 35 14 8 66 Del E. W. E. al 0. S. 0.. 3 » 12 4 » 19 Del E. al 0 5 » 4 4 7 20 DelE. S. E. al 0. N. 0.. » » 2 .... 2 Del S. E. al N. 0. . . . . . . 1 » 2 4 4 1 1 Del S. S. E. al N. N. 0. ..... 1 .> » 1 Total '. 22 3 113 40 32 210 312 Se ve plies, que do 216 meteoros, cerca de la milad se dirijio cspecial- mente ai S. 0. 6 al S. S. 0. ; los ^ proximamcntc radiaron a puntos del horizonte situados entre el S. E. y el 0.? y -g tan solo hacia otros puntos del ciclo. Si abora agrupamos las cstrellas fugaces por su brillo, oblendrcmos el resultado siguieate. EIC. El 0. El 10. EMI. EM2. Total. Pequeuas 10 1 33 15 19 7 8 Medianas 2 1 30 5 5 43 Brillantes 7 1 '26 1.7 4 55 Muy brillantes. . . 2 » l& 2 2 22 Magnificas 1 » 8 7 2 18 Per ultimo, de las estrellas observadas, mas de la cuarta parte ban dejado tras si rastros luminosos, 7 en la nocbe del 6, 1 en la del 9, 28 en la del 10, 14 en la del 11 y 6 en la del 12 de agosto, quehacenen suma 56 estrellas que ban presentado dicba particularidad. Tambien se ban visto en Bruselas, como en Gante, luces instantaneas semejantes a luces electricas, que se cruzaban por el aire de tiempo en tiempo; y asi como en los auos anteriores, mucbas veces a unas estrellas fugaces seguian al instante otras que Uevaban enteramente las mismas di- recciones. — En la 37." sesion de la Sociedad helvetica de ciencias naturales, ce- lebrada en Sion el mcs de agosto de 1852, leyo Alfonso de Candolle una Memoria sobrc la iufluencia del terreno en las especies vegetales, en la cual recuerda cuan infructuosos babian sido los trabajos mientras se supuso influjo de las formaciones geologicas y no de los terrenos mine- ralogicos, pudiendo sostener cada formacion terrenos de muy diversa na- turaleza fisica y quimica. Mr. do MobI publico en 1838 una Memoria iniportante sobre las especies de Suiza y de los AJpes austriacos, sentando que 129 especies se encuentran siempre y linicamente en terrenos calizos, y 76 en terrenos graniticos u otros analogos. Desde 1838 se ban estu- diado las mismas cuestiones en diferentes paises, tales como los Pirineos, el Delfinado, los Vosgos y el Noi'te de Alemania; y algunos observadores bolanicos y mineralogistas a un mismo tiempo ban descubierto ciertos be- cbos dignos de fe relatives a esas estaciones de la plantas de los monies. Mr. de Candolle ba dirijido sus invesligaciones a todo lo concerniente a las especies comprendidas en las listas de Mr. de MobI, que se encuentran tambien en otros paises, y ha observado quo con freciicncia tal especie, prnpia del terreno calizn on Suiza y el Tirol, se halla on oiro punlo so- 313 bre diferente sustancia; y que, por ejempio, una especie propia del gra- nito se encuentra en otra parte sobre la caliza, la dolomia 6 los basaltos. El niimero de estos casos es considerable, y aumentara indudableinenle a medida que se conozcan mejor los hechos relativos a muchos y Icjanos paises. No es pues la naturaleza mineralogica de un terrene la que es- cluye 6 determina por si sola la presencia de una especie, y si la com- binacion del clima del pais con la naturaleza del suelo; y como la in- fluencia del clima se limita a modificar las cualidades fisicas, pero de nin- gun mode las quimicas del terreno, resultara que estas ultimas no influi- rian nada. Deben esceptuarse los terrenes salines, y tambien un niimero sumamente pequeuo de plantas fanerogamas, niimere ya muy reducido, y que los progresos de la ciencia tienden a dismiuuir cada vez mas. De es- te mode Mr. de Candelle ha sacado las mismas consecuencias que Mr. Thurmann en su Ensayo filostdtico sobre las plantas del Jura, pere per un m^tedo enteramente distinto. — MM. Ernest Barruel y Jean ban estudiado con mas atencien de lo que se habia becho hasta ahora la accion perturbatriz que ciertas sa- les metalicas ejercen en los aceites secantes. Sabide es que espuestos al aire estos, tardan mucbo en absorver una porcion notable de oxigeno ; y que a esa inercia sucede de repente una accion viva y casi efervescente, que se esplica por el desprendimiento considerable de acido carbonico sin produccion apreciable de agua, al mismo tiempe que el aceite se seca esperimentando un aumento de peso que a veces es de 16 por 100. Para obtener este mevimiento intestine es necesarie una temperatura media de 1 0 a 15 grados centigrados. La influencia de la luz sobir 6 rcfle- jada lo favorece muche, y debe ser resultado de una verdadera fermenta- cien oleaginosa analoga a la lactea, y a la cual Mr. Liebig ha puesle el rare nembre de emeracausia. Con estas premisas MM. E. Barruel y Jean se han propueste hallar un fermento que ebrase en los aceites secantes sin desnaturalizarlos 6 colorarlos, resultande de sus investigaciones que el mejor agente de esta clase es el borate de oxide de manganese erapleado en dosis de una milesima 6 mildsima y media del peso del aceite que se use. Si se mezcla, pues, en el memento de prepararlo con cierta cantidad de materia colerante, se disminuye su demasiada actividad, se impide el que comunique a la pintura un color oscuro impropio, y por ultimo, cau- tiando muy buenos efectes, para nada perjudica. 314 Andlisis de los trabajos de Gay-Lussac , por Arago. Jos6 Luis Gay-Lussac, uno do los sabios mas insi^rncs do que so pue- de preciar la Francia, naci6 el 6 do setieuilire de 177 8 en S. Leonardo, aldca del antin^uo Lemosin. De niao era foj^oso y travicso. Dcspues de habcr estado jugando todo el dia con sus compaueros, dedicaba al esludio parte de la nocho. La ley do los sospechosos alcanzo a sn padre, y trata- ron de enganchar al hijo para el ej^rcilo de la Vendt^e; pero probada su edad de 1 5 anos solo, so liberto del servicio militar. Su padre recobro la libertad en 1795, y le mando a Paris al colegio de Savouret; poco des- pues paso al de Sensier, en Passy primcro y luego en Wanlerre. Era el modelo de sus condisci'pulos , y entre ellos siempre so le vio reprimir los raptos de su viveza 6 impaciencia trabajando sin cesar. Acompa- liaba todas las noches a Mme. Sensier, que conducia a Pan's la leche de sus vacas ; y tendido en la paja de la carreta estudiaba la geometria y el algebra, preparandose de este modo para los examenes do la Es- cuela politdcnica, en la que so le recibio en el mes nevoso del afio FI, des- pues de haber hecbo unos brillantes ejercicios. Teniendo siempre al cor- riente los trabajos que so le exijian, empleaba las horas de recreo en dar lecciones particulares a algunos jovenes que se dedicaban al servicio pu- blico, por cuyo medio pudo sostenerse en Paris sin imponer nuevos sa- crificios a su familia. Cuando Berthollet volvio do Egipto con el general Bonaparte en 1800, pidio un alumno de la Escuela politdcnica para que fuese su ayudante en los trabajos del laboratorio, y Gay-Lussac fu6 ese alumno privilegiado. **Joven, lo dijo un dia su celebre maestro, vuestro destino es el do hacer descubrimientos, y empezando desde hoy sereis mi comonsal Quiero ser en lo sucesivo vuestro padre en materia de ciencia." Algun tiempo despues se lo nombro repetidor de Fourcroy, a quieu sustituyo varias vo- ces en su catedra. Cuando so trato de averiguar si la fuerza inagn(5tica disminuye a pro- porcion de la altura en la atmosfera, se confi6 este esperimento importan- te a MM. Biot y Gay-Lussac. Salieron del Conservatorio do artes y ofi- cios el 20 de agosto de 180 i, y no pudieron pasar mas alia de 4000 metres de altura. Gay-Lussac hizo una segunda ascension el 29 fructi- dor del afio XJI , y so elevo hasta 7 000 metres de altura , que era la mayor a que habian Uegado entonces los hombres. Su tor m6 metro se- ualaba 9°, 5 bajo cero, y el del Observatorio 30 ",7 5; 40 grades era pues la estension de la escala tormom^trica a que habia estado espueslo Gay- Lussac desde las diez do la mauana liusta las tres de la larde. Dc eslas 315 observaciones parece resultar que la temperatura varia menos, para ua cambio de altura dado, cerca de la tierra que en las regiones do la at- mosfera de una mediana elevacion; quo la cantidad de humedad conteni- da en el aire va disminuyendo con estremada rapidez; que el aire do las regiones mas altas esla no solamente compuesto de oxi'geno y azoe como el de la tierra, sino que ademas no contiene ni un solo atomo de bidrdge- no; y finalmente, que la fuerza magndtica es constante en todas las alturas accesibles. Esta ultima consecuencia era logica en una ^poca en que por lo general no se sabia que, en un lugar y en circunstancias dadas, la tem- peratura ejerce su influencia en la duracion de las oscilaciones de una aguja magndtica , y que 4 0 grades del termometro deben producir los cambios mas notables (1). Las ascenMones de MM. Biot y Gay-Lussac viviran en la memoria de los hombres como las primeras que se hayan Uevado a cabo con grande ^xito para la solucion de cuestioues cientificas. Gay-Lussac, con una viveza algo acre, critic6 un trabajo eudiom^- trico de Mr. de Humboldt; y este, encontrandole en los salones de Arcueil, le ofrecio afectuosamente su amistad, Tal t\i6 el principio de unas rela- ciones cuya sinceridad jamas llego a desmentirse. De alii a muy poco los dos amigos presentaron a la Academia de Ciencias un nuevo trabajo eudiom^trico interesante: tratabase de apreciar la exactitud a que se puede llegar en el analisis del aire con el eudidmetro de Volta. Ellos probaron que el oxigeno y el hidrogcno considerados en voliimen se combinan pa- ra la formacion del agua en proporcion de 1 0 0 de oxigeno y 2 0 0 de hi- drogeno. Mr. de Humboldt quiso que el mundo cientifico supiese que el descubrimiento de un hecho de tanta importancia era debido esclusivamen- te a la sagacidad de Gay-Lussac. Los dos amigos salieron de Paris el 1 2 de marzo de 1803, provistos de instrumentos meteorologicos, y particularmente de aparatos a proposito para determinar la inclinacion de la aguja magnetica y la intensidad de la fuerza variable que dirije las agujas magndticas en las diversas latitu- des, 6 hicieron observaciones en Lyon, en Chambery, en S. Juan de Mau- (1) Nadie autes de Mr. Arago habia hecho notar, que la apreciacion de las altnras a que se cleva el globo areostatico por medio de la medida de la columna barometrica, y la aplicacion de la formula de Laplace, no ofrere nada de positlvo, y se enreda en ud circu- lo vicidso. Esta formula efectivaincDle presupone lo que se trataba de ohtenerpor las ascen- sioues aerostalicas, las Icyes del decrecimienlo de la presion y de la temperatura, conslde- radas como funciones de la altura. El aeronauta que pudiere determinar la elcvaclon a que hubiese Ilegado con el auKilio dc iastruiucntos geodesicos, independicntcmcnle del baronie- Iro, hacia un distinjiiido scrvicio a ];i cicncia . 31(1 rieniip, eu S. Miguel, eu Lans-le-Bourg, eu cl Mont-Gcnis, en Genova y en lloma. Desde este ultimo punto anuncio en 7 de julio que el acido fluorico existia junto al acido fosforico en las espinas de los pescados; y en 9 del uiismo mes termind el analisis de la piedra alumlpve y do la lolfa. En 15 de julio de 1805 salio para Napolcs, junlaniente con los Seno- res do Humboldt y Leopoldo de Buch, y luvo la dicha de presenciar uno de los mas espantosos temblores de tierra que INiipoles haya sufrido en ningun tiempo. Verified seis ascensiones al Vesubio, que de repente se entrego a sus magnificas y terribles evoluciones, erupciones de polvo, loi- reutes de lavas, fenomenos electricos, etc. En Napolcs observo que el aire contenido en el agua del mar, en vez de 21 paries tiene 30 por 100 de oxigeno. En Wocera comprobo que las aguas de los baiios contenian 29 por 100 dc oxi'gcno, y ademas que uo se alteraban por ningun reactivo. Durante la primavera de 180 5, Mr. Gay-Lussac salio precipitadamen- le de Berlin, para hacer valer sus derechos a una plaza que habia que- dado vacante en el Instituto por muerte del antiguo profesor de Fisica Brisson, la cual obtuvo por una gran majori'a de votes. El ilustre fisico ingles Dalton, cuyas ultimas observaciones ignoraba Gay-Lussac, habia determinado la cantidad en que el aire se dilata por ca- da grado de temperatura entre 0 y 100 grados: por medio de nuevos es- perimentos el joven fisico francos hallo que el coeficiente de dilatacion del aire y de los gases es 0,37 5; esto es, que los gases se dilatan una 37 5.' parte de su voliimen. Esta proporcion fu(5 generalmente adoptada, y em- pleada por todos los fisicos de Europa hasta estos ultimos liempos. Seguu las observaciones de los Sres. Rudberg, Magnus y Itegnault, aqucl niimc- ro no tenia mas error que el dc una 36.^ parte, poco mas 6 menos; pero Gay-Lussac jamas reclamo contra el niimcro 0,36 sustituido al 0,37 que el habia puesto, ni dio esplicacion alguna sobre esta discrepancia. Mr. Arago, que esta pesaroso de no haberle preguntado nada dircctamente so- bre el particular, ha oido decir que la gota de mercurio que servia para inlerceptar la comunicacion del vaso en que el aire se dilataba, con la atraosfera esterior, dejando un poco vacio y habicndo dado paso a una por- tion del aire dilatado, no se movio tanto como lo hubiera hccho sin csa cir- cunstancia; pero esta causa hubiera producido un coeficiente algo bajo, y no un coeficiente demasiado alto. Es mucho mas probable que las paredes inte- riores del vaso en que Gay-Lussac operaba no estuviesen suficienlcmen- fe enjutas, y que la agua higromelrica pegada al vaso, en la baja tempera- tura del punto de partida, se evaporo cuando el aparato fne snniclido a Icmpcraluras clevadas, y que asi aumeulo, sin que hubiera medio algiino 317 todos igualmente dilatables por el calor.*' Gay-Lussac, en los limites en que sus esperimentos qiiedaron encerrados, hallo que esto era un error. Posleriormente se ha vuello a la primera opinion. A decir verdad no es mas que una consecuencia forzosa del Iieclio comprobado por Davy, y par- licularmente por Mr. Faraday, a saber , que las sustancias gaseosas se li- quidan bajo presiones accesibles, y distintas para cada una de ellas. En 1807, Gay-Lussac fu^ uno de los primeros miembros de la socie- dad de Arcueil, fundada por Berthollet en su casa de campo. Las publica- ciones que inserto en los tres volumenes de las Memorias de aquella socie- dad, merecen bajo todos conceptos por su variedad, novedad y exactitud, ocupar el puesto mas distinguido en una historia imparcial de la ciencia. En una memoria que forma parte del tomo I." reunio los resultados de todas las observaciones magn^ticas hechas en compauia de Mr. Humboldt durante el viaje por Francia, Italia y Alemania. Este ramo de la ciencia ha hecho no- tables progresos posteriormente: se ha reconocido que la fuerza horizontal que dirije la aguja imantada esta sujeta a una variacion diurna-, que en un lugar y tiempo dados, la duracion de las oscilaciones de dicha aguja depen- de de su temperatura; mas esto no impide que en la e'poca en que se pu- blico el trabajo de los Sres. Humboldt y Gay-Lussac, fuese considerado co- mo un modelo. El tomo 2.°, entre otros trabajos muy interesant^s contiene unas indagacioues sobre la combination de las sustancias gaseosas, cuyos resul- tados son tan iuteresantes y dignos de atencion, que lian merecido que se les de el nombre de teyes de Gay-Lussac^ y pueden ser formuladas en los ((Jrminos siguientes. Los gases, obrando unos sobre otros, se combinan en voliimen siguien- do las proporciones mas sencillas; las de 1 a 1, de 1 a 2, 6 de 2 a 3. No solamente no se unen fuera de estas proporciones, sino que ademas la condensacion aparente de voliimen que sufren algunas veces por la cora- binacion, tiene tambien una relacion sencilla con el voliimen de uno de los gases combinados. Gay-Lussac se atrevio a deducir de estas leyes la den- sidad de los vapores de varies cuerpos s6Hdos, como el carbono, el mer- curic, el iodo, etc.; y los esperimentos hechos posteriormente han probado que su atrevimiento fue coronado por el mas brillante resultado. En es- tos ultimos tiempos se ha creido poder deducir de la desigual dilatacion y iVsa- tisfacian siempre a la ecuacion precedente. Tambien se po- dia, y asi lo ha intenlado el profesor americano, emplear esa misma ecuacion para determinar a priori las masas de los di- versos planetas, a fin de compararlascon las masas adoptadas. El resultado de la comparacion ha sido tan satisfactorio como erade esperar, ylasdiferencias entre las masas calculadas y las admitidas ban salidocomprendidas siempre entre los limites de las incertidumbres que nacen del estado actual de "la ciencia. Asi, pues, si se admiten como exactas las masas de Jupiter, Saturno y Urano, los valores que se deducen para las masas de Venus y Marte difieren solo en una diez 324 y siele ava parte de los valores admilidos, y para la masa de Mercurio se halla un valor superior en una cincuenta ava parte al asignado por Mr, Le Verrier. Una cincuenta ava, una diez y siele ava parte, es sin duda alguna cosa; pero Mr. de Humboldt dice espresamente en el tomo 3/, que las masas de los tres planetas en cuestion necesi- tan probablemente corregirse. El capitan Smith dice por su parte, que por sola la razon de no conocerse satelites a Venus y Mercurio, no se sabe lodavia con certeza cuales son las masas de los dos planetas. Mr. Hind, fundado en lo mismo, asegura que la masa de Marie es solo aproxiraada. Lo repe- timos; todo lo que se puede pedir a la anaiogia de Mr. Kirk- wood para proclamarla como ley dc la naturaleza, es que las diferencias entre los elementos calculados y los adoptados se comprendan entre los limites de errores posibles: la pequefia canlidad en que la masa de Mercurio deducida de la ley en cuestion, difiere de la masa asignada por Mr. Le Verrier, debe admirar estraordinariamenle cuando se la compara con la enorme diferencia que hay entre el valor anliguo y el admi- tido hoy por Encke: seria, pues, mas que temeridad el no adraitir una incertidumbre de una diez y siete ava parte. La aplicacion que hace Mr. Kirkwood de su ley al pla- neta hipotetico, de quien son hijos los pequenos planetas nuevos, servira para demoslrar como se veriiica la interpo- lacion 6 el paso de un planeta a otro. Llamese m la masa de Marte; M la de Jupiter; /* la del planeta hipotetico entre Marte y Jupiter; r el radio es- terior de la esfera de atraccion de Marte ; R el radio inte- rior de la esfera de atraccion de Jupiter; ^ el diametro de la esfera de atraccion del planeta hipotetico; p, el radio esterior; f,' el radio interior de esa misma esfera; d la distancia media de Marte al Sol; 1.^ to a. OO o OS 00 ■*• ." ^ CO >b< to -, o o o 3 % p C3 eo w. CT en to eo ^ ST O 00 ■^ 03 OS *. to ~< eo -Is : s. Ul eo OS *> *« eo OS OS ' r* ** • o o OO to OS eo — • ST ^ ^^ *> l-» >.* CO to OO CO B S. 5* eo >^ en P o M f M w >i ts a o Ol to 3 S ~i <' > u to o. to M » > w 0 oc M Ul f% ^< M V, o o to Oi o o S oo o to u v3 VJ 11 to to OS OJ 1^ ■i^ l_^ OS CO to 30 <=> o c> e/j to 00 OS to ■-J ii^ OS ~< eo OS OS en *» p 35 OS 00 en to en to to to en OS t! §• ~» 00 t-s 00 CO OS <=> to ^ c to to § s OS OS e e o o i* CO » 00 ~C>T *« CO to eo -~I OO «- ^ lo o p !=> . ^ . 5 *• OS OO to ^ en CO to ? c«s H^ ^* OS ^4 to 00 <=> ^ S ^ "^ 2- e -4 OO OS 00 to OO <=> t) B. «■ t ., > s 00 OS en OS en eo CO to ~» <=> en to CO ib< CO -J P ? o ** 00 ►* CO •»< 00 o to pb- ^ ^s o •=• o o ^ gs a. 00 •=> 00 o OS eo l-k c> -a 00 t=> OS eo OO CO 00 w o w to ■o OS o OS 00 ^ s OS =■ o o 53 tn en ^ to "Ut ^ "to ►.k G. «t e^ ^ o *« 1^ >;:< ►^ O vS 00 eo CO 00 to o ■M to O D to to ~> eo to en CO o l(^ *> to OB CO tO h^ es -I ux to o ^ OS to *- o 5' ■ 327 Se habra uotado que el radio interior de la esfera de alrac- cioii de Mercurio avanza en la orbita hasla una dislancia con- siderable; cuya escepcion indica al parecer la exislencia de Giro planeta 6 de un anillo de asteroides 6 aerolilos muy pe- quenos en lo interior de la orbita de Mercurio. Ya hace mu- chos anos que Mr. Kirkwood se halla inclinado a creer que no es Mercurio el planeta mas proximo al centro de nuestro sislema. Sugiriole al principio esta conjetura la circunstancia de ser la relacion del diametro del Sol a la distancia de Mer- curio mucho mayor que la del diametro de un planeta cual- quiera a ia distancia de su satelite mas proximo. El descu- brimiento de la analogia entre los periodos de rolacion de los planetas vino S robustecer su opinion de la existencia de ese planeta; la distancia del Sol al limite en que se equilibran las fuerzas centripela y centrifuga es 0,168, y la distancia del limite interior de la esfera de atraccion de Mercurio es 0,275: es, pues, probable que en este intervalo hay un planeta que no se ba descubierto todavia, cuya exislencia se halla indica- da ademas por la presencia de cierto orden en la disposicion de las masas planetarias, del cual hablaremos en seguida. En resumen, la probabilidad del planeta situado en el in- terior de la orbita de Mercurio es bastanle grande, debiendo por tanto ser objeto de trabajos asiduos. Suponiendo que fue- se real, habria gran interes en estudiar las perturbaciones que puede producir en el moviraiento del cometa de Encke; y tal vez por este medio se esplicase mejor que se ha hecho has- ta el dia, 6 al menos en parte, la disminucion del tiempo de la revolucion de ese cometa periodico. Sabido es que para dar razon de este decremento, Mr. Encke ha reducido en la pro- porcion de 5 a 12 la masa de Mercurio, que tampoco seria co- mo 1 : 2025810, segun pretendian Lagrange y Laplace, sino 1 : 4865751; confesando sin embargo que esta determinacion solo ha de considerarse como un primer ensayo para aproxi- marse a la verdad. Mr. Kirkwood pasa despues a discutir, bajo el punto de vis- la de su analogia, la cuestion del origen comun de los planetas pequeuos. Todo el mundo conoce la hipotesis de Olbers, que lo atribuia a la esplosion y fraccionamiento de un planeta primiti- 328 vo; y este debia precisamente ser el mismo cuyos elemenlos ha calculado Kirkwood, segun acabamos de ver. Se ha objelado a la hipolcsis de Olbers, que las 6rbilas de lodos esos aslros no sc corlan como debiera suceder en una misma linea recta, 6 que no pasan lodas por un mismo punlo, que seria el de sepa- racion u origen. Pero, dice Mr. Kirkwood, si el planeta primi- tivo ha estallado, los fragmentos mas voluminosos han podido estallar luego, y enlonces en vano se buscaria un punlo comun de partida. La opinion mas probable es, definitivamenle, la que admite que los cuerpos planetoides proceden del fraccio- namiento de una masa primera, cuando aiin se hallaba en el eslado de materia nebulosa, 6 al menos antes de su solidifica- cion. La influencia perturbatriz de los otros planetas, especial- mente la de Jupiter, bien sea sobre un anillo primordial, se- gun insinua Mr. Peirce, bien sobre el planeta hipotetico en es- lado de formacion incompleta, ha podido determinar dicha se- paracion. Porque: 1." en razon de la corta distancia que separa las orbitas de los pequenos planetas, 6 del planeta hipotetico de la orbila de Jupiter, la accion perturbatriz de la enorme masa de este ha debido hacersesentir en la region delos plane- tas pequenos con mas energia que en las demas regiones del cielo; 2.° la anchura del anillo primordial, 6 el diametro del pla- neta hipotetico, seria probablemente bastante considerable para hacer que la influencia de Jupiter sobre sus dos lados opuestos fuese muy desigual; 3." el tiempo de revolucion, 1969 dias, que la analogia de Mr. Kirkwood senala al planeta hi- potetico, es exactisimamente conmensurable con el tiempo de la revolucion de Jupiter, puesto que 11 revoluciones de las primeras componen 5 de las segundas; 4.° entre la multitud de planetas pequenos que circulan en esa zona, hay probablemen- te muchos cuyos periodos de revolucion son conmensurables con el correspondiente de Jupiter; los que hacen su revolu- cion en 1444 dias, tercera parte exacta del periodo de Jupi- ter, se han hallado en conjuncion con este planeta en el mis- mo punlo de la orbila una vez en 4332 dias; y por esto mis- mo la perturbacion causada en su marcha ha sido permanen- tc. En una palabra, es muy posible (fue por consecuencia de las atracciones mutuas, de las interseccioncs dc las orbitas, elc. 329 se hayan formado frecuentemente, eo esa parte del sistema planetario, nuevas combinaciones 6 agregaciones de materia. A no dudar se haran mas adelante descubrimientos impor- tantes en este campo, lodavia sin esplorar. Cuando Mr. Kirkwood anunci6 por la vez primera su ana- logia, no se habia hallado aun mas alia de la orbita de Pallas ningun planeta pequeno; posteriormente se han descubierlo a distancias mucho mayores Higea y Psiquis. Ahora bien: la orbita de Higea es esterior a la del planeta hipotetico, mien- tras que la de Psiquis tiene sensiblemente el mismo dia- metro. Digamos tambien una palabra respecto a Urano. El tiem- po de su rolacion sobre si mismo no se ha delerminado nunca por medio de la observacion; partiendo del valor seualado a la masa por la analogia, ese tiempo sera de 37 boras proxi- mamente. Pero una observacion de Maedler daba a Urano una forma eliptica bastante pronunciada, un acbatamiento muy considerable, para que debiera fijarsele un tiempo de rotacion mucho mas corto. Para respondcr a semejante ob- jecion basta adverlir, que la observacion de Maedler no se ha confirraado por los demas aslronomos, que se valian de an- teojos de mas aumento; asi que Mr. Otto Struve, con el gran refractor de Pulkova, no ha descubierto senal alguna de elip- ticidad. Puede, por tanto, admitirse, hasta nueva orden al menos, que Urano gira lentamente sobre si mismo. Acostumbrados k dividir los planetas en dos grupos dis- tintos, separados por la region de los planetas pequenos, y notando a primera vista alguna semejanza entre los astros de cada grupo, bajo la triple relacion de magnitud, densidad y acbatamiento, casi se estaba, para hacer mas completa toda- via la semejanza, por conceder a los astros de un mismo grupo igual velocidad de movimiento de rotacion; mas bajo este punto de vista, dificilmente se admitiria que Urano gaste 37 boras en girar sobre su eje. Pero ^es cierto que este modo de agrupamiento, y las conclusiones que de el se sacan, estriban en fundamento solido? Esas combinaciones, ^no son complc- tamente arbitrarias e ilusorias? Los voliimenes de la Tierra y Venus son sietc vecos mayores que el de Marte, y veinle 330 veces, proximamente, mayores que el de Mercurio, mieulras que en el grupo eslerior los volumenes de Urano y de Neptu- no son inferiores a la decima parte del voliimen de los olros dos grandes planetas. Jiipiler y Saturno son muy aplanados en los polos, cuando los telescopios de mas poder no descu- bren elipticidad alguna en Urano y Neptuno, Las masas de la Tierra y Yenus son mayores, relalivamente a las de Urano y Neptuno, que lo son las de estos planetas comparadas con las de Jupiter y Saturno. Todavia se podrian citar sin trabajo anomalias mas sorprendentes: la pretendida semejanza entre los astros de cada uno de los grupos ficticios, no tiene, pues, nada de fundado. Ponemos a continuacion un modo de agrupamiento de los planetas, que parece mucho mas natural, que no tiene nada de arbitrario, y cuya razon intima existe muy probablemenle en el modo de formacion de los astros de nuestro sistema. PLANETAS. Diametro medio. Deosidad. l-eruno f^'P^""° ^'^^^ ^'^^^ ^"P^" (Urano 4,428 0,153 ao (Saturno 9,205 0,133 grupo.. . ( j^pjfgj. ji 255 0,243 ^ er (Planeta hipotetico. . 0,584 1,472 3. grupo.. (j^^^j^ ^^gjg ^^^32 .„ (Tierra 1,000 1,000 grupo-- (Yenus 0,991 0,973 g„ (Mercurio 0,391 1,930 6 P ••• (pianeta desconocido. » » Las densidades sentadas en la ultima columna se ban calculado por medio de los diametros 6 de los volumenes, y de las masas tomadas del cuadro que antecede. Abora bien, se ve que en cada grupo las densidades de dos planetas son entre si como sus volumenes, 6 lo que es lo mismo, como las raices cuadradas de las masas; de donde resulta que estas son entre si como las sestas potencias de los diametros. Luego, designando por D, d, los diametros de dos planetas de un 331 grupo cualquiera; por A, ^, sus densidades; por M, m, sus raasas, se tendra D' : d'=A : d; ^Im : Vw=A : $; M : m=iD'' : d\ Lo que mas confirma esta nueva analogia, es que valien- dose de formulas que la espresen para calcular los diametros de Venus, Saturno y Neptuno, cuyos valores son mas incier- tos, los que se obtienen para dichos diametros se hallan to- dos comprendidos enlre los valores que les senalan Mr. de Humboldt y Mr. Hind, dos grandes autoridades en esta ma- teria. La combinacion hecha per Mr. Kirkwood implica tambien la existencia de un planeta en lo interior de la orbita de Mer- curio, e indica entre los planetas de un mismo grupo cierta semejanza de constitucion original, y cierta relacion de con- dicion primitiva y de dependencia mutua: ademas, inclinaria a prever que si se Uegara a descubrir un nuevo planeta si- tuado mas alia de Neptuno, la existencia de ese nuevo pla- neta haria probable la de un segundo astro que formase con el primero un grupo binario. Observaciones del planeta Saturno y de su anillo , hechas en Wateringbury por Dawes, y en Valetta, isla de Malta , por Lassell. (L'lnslitut, 9febrero 4853.) Primer estracto de la descripcion de Dawes. — Carta prime- ra. — Wateringbury , noviembre de IS^'i. — ^^El otono ultimo ha ofrecido pocas ocasiones de hacer observaciones delicadas con aumentos telesc6picos de cousideracion. Sin embargo, pores- pacio de dos 6 tres noches se ha podido observar bien el pla- neta Saturno con mi refractor de 8i pies, y principalmente el 25 de setiembre, en que a pesar de una niebla densa ha sido posible servirse de un aumento de 460 con admirable limpie- za. El siguiente estracto de las notas de mi diario apuntadas en dicho dia, dara a conocer lo que me ha sido permilido ob- servar. 332 »1852, 25 dc setiembre, 8J pies acromalico. Salurno: au- wnieDlo 460, lente biconvexa. Sumamente perceptible cuando »la niebla no es baslante densa para interceplar la luz sulicien- »te. Una linea negra muy estrecha en el anillo luminoso esle- nrior; la porcion (del anillo) esterior a esla linea es menos\U' »minosa que la porcion interior. La parte mas brillante del »anillo esterior, es la que esta pr6xima a la division de este y »el anillo brillante interior. »La sombra del anillo brillaute interior tiene unas fajas, y »se estiende hacia el borde esterno del anillo hasta la quinta wparte de su anchura total proximamente: cerca del borde in- »terno se distingue una sombra oscura y perceptible; pero »el mismo borde esta evidentemente mucho mas brillante, »aunque esta parte sea sumamente estrecba. »El anillo oscuro es visible, pero muy apagado en razon »de la niebla; a veces solo se distingue su porcion esterior. »La proyeccion del anillo oscuro sobre el cuerpo del plane- »ta no es de ningun modo negra, y el borde meridional de la wlinea oscura no es mucho mas negro ni tal vez tantocomo el »resto. Se manifiesta como si la sombra del anillo no fuese wrealmente negra , lo que hace muy probable que ese anillo wapagado pueda muy bien ser trasparente en parte. Existe un »contrasle sorprendente entre la proyeccion pardusca de este »anillo y la sombra del cuerpo del planeta en los anillos lu- wminosos, que es perfectamente negra." Para esplicar este ultimo parrafo, dire que el aspeclo del anillo apagado me habia sugerido, desde que se descubri6, la idea de fluidez, al menos en su superficie; y he tratado de de- terminar el valor de esta idea, examinando desde las primeras apariciones del planeta en 1852 la calidad de la sombra pro- yectada por el anillo apagado sobre el cuerpo del planeta. Yo esperaba, si este anillo palido era tan solido como los lumino- sos, que su sombra deberia verse como una linea negra en el borde meridional de la proyeccion gris del anillo, en el mo- mento que la elevacion de la tierra sobre el piano del anillo escediese en mucho a la del Sol sobre el mismo piano; pero no bubo noche alguna bastanle favorable para semejante obser- vacion hasta el 25 de setiembre, epoca en que la diferencia 333 enlre la elevacion de la Tierra y del Sol no llegaba a un grado. Sin embargo, aunque la anchura total de la linea os- cura, compuesla de la proyeccion del anillo apagado y de su sombra, sea evidentemente mayor que la que deberia tener la proyeccion sola, no se uotaba diferencia alguna en el grado de la linla negra de su borde meridional. »En ei cuerpo del planela, la faja 6 banda ancha al Sur del ecuador se ve esle ano dividida en dos mas claramente que se habia observado en el ano ultimo t) en el anterior. En 1S50 la-oscuridad de la sombra disminuia gradualmente a partir del ecuador hasta que se perdia en la tinta crepuscular gene- ral del polo S.; y en febrero de 1831 una linea luminosa di- vidia en parte esta faja en otras dos bastante anchas, de las cuales la mas proxima al ecuador era la mas oscura y mas marcada. En octubre del mismo ano la division era mas vi- sible, pero variaba perceptiblemente en los diferentes lados del planeta; sin embargo, durante el otouo ultimo se la veia facilmente, y casi de un modo uniforme. Una faja estrecha y bien definida se form6 hacia el grado 40 6 45 de latitud Sur. Al rededor del polo meridional, el casquete en forma de faja es decididamente mas luminoso que el resto del hemisferio, segun lo he observade el aiio ultimo. wLasdescripciones de los diferentes observadores relativa- mente al aspecto del anillo esterior son muy embarazosas. Con mi telescopic se ha podido ver este ano, como en el ante- rior, una linea oscura, estrecha, situada un poco hacia el es- terior de la porcion media de su anchura ; linea que parece formar el limite interno de la parte oscura del anillo, produ- ciendo la impresion bien seualada de una division del anillo en aquel paraje. Por el contrario, las descripciones y figuras del planeta de MM. Bond, Otto, Struve y Lassell, aunque he- chas con auxilio de telescopies de mayor alcance, no indican variacion alguna en este anillo ; diferencia notable que no se como podra esplicarse, a no ser que se suponga que la cor- reccion perfecta de la aberracion y una cantidad moderada de luz, con un aumenlo comparativamente alto, constituyen la combinacion mas favorable para hacer visibles las lineas os- curas muy finas sobre un fondo luminoso. El modo de obrar 334 de los telescopio8 con respecto a semejante clase de objetos, da al parecer alguna verosimilitud a esta idea, »He olvidado decir que continue viendo de vez en cuando una linea oscura muy eslrecba entre el anillo apagado y el brillante, indicando una separacion. El 20 de setiembre he escrito en mi Diario lo siguiente : el anillo apagado resalta bien de tiempo en tiempo; me parece que hay una linea os- cura entre el y el anillo brillante. Aumento, 366. ))Mi primera valuacion (en 1850) de la anchura de esa li- nea (la de 0",3) era ciertamente muy considerable, y estaba fundada en la idea de que si fuese menor no se distinguiria ab- solutamente en semejante situacion; pero valuaciones muy precisas, hechas en el ano ultimo y en el presente , me ban inducido a concluir que su ancho total, aun visto en las cir- cunstancias mas favorables, no puede ser la mitad de aquella cantidad: por lo demas, es un caso que se observa rara vez." Segunda carta. —i)tciem6re 1852. — **Desde que bice mis observaciones de Saturno en setiembre ultimo, se ha realizado la duda que se suscit6 en mi mente relativa a la trasparen- da parcial del anillo oscuro, y el cuerpo del planeta se ha hecho visible al travis de su sustancia. Tengo noticia que el capitan Jacobi, del Observatorio de Madras, ha observado esto mis- mo el 22 de setiembre con un objetivo de Lerebours de 6 pulgadas, aumento 277; y que el 16 de octubre Mr. Lassell ha notado en Malta la misma particularidad con su reflector de 20 pies, sin saber que se habia visto antes que 61 la viese. Aqui hemes tenido pocas ocasiones de comprobar un fen6- meno tan delicado, pues el cielo ha estado escesivamente male por espacio de muchas semanas; pero durante tres no- ches del mes ultimo, y principalmente el 30 , los hordes del cuerpo del planeta ban podido descubrirse y ser seguidos con mi telescopic hasta el horde interne del anillo brillante inte- rior. Notase una irregularidad sorprendente en el contorno de la sombra del planeta sobre el horde esterior del mismo anillo, cuya circunstancia la ha advertido por primera vez Mr. Lassell cuando la sombra caia al lado occidental, y yo la he reconocido claramente en mas de una ocasion desde que la sombra principi6 a proyectarse en el lado oriental." 335 Segundo estracto de la nota de Mr. Lassell. — Yaleta, isla de Malta, 8 de rfiaewire 1852.— "Aprovechando la ocasion de las posiciones favorables de los planetas Salurno, Urano y Nepluno, he trasladado aqui el oloQo ultimo mi telescopio ecuatorial de 20 pies, y desde mediados de oclubre he obser- vado principalmente estos cuerpos. Las ventajas de una lati- lud menor, de un cielo mucho mas puro y sereno, como tam- bien algunos perfeccionamienlos nuevos introducidos en la figura del espejo, me han permitido observar de una manera mas peifecta que hasta ahora habia podido hacerlo, aquellos miembros lejanos de nueslro sislema. Salurno, como era de esperar, ha ocupado una gran parte de mi alencion. El feuo- meno mas notable quiza que he obtenido , y menciono hoy por la primera vez, es la trasparencia evidente del anillo os- curo, puesto que los dos hordes del planela se divisan clara- mente al traves en los puntos en que corta al cuerpo, y hasta cerca del borde del anillo brillante interne. No me ocurre describir de otro modo el aspecto de ese anillo oscuro, sine comparandolo a un anillo de crespon negro que estuviese es- tendido en lo interior del anillo lurainoso, el cual, proyectado en un cielo negro, como sucede en los anillos, se presentaria, reflejandole un poco de luz, con una tinta parda muy oscura, mientras que, proyectado en el cuerpo del planeta, aparece- ria, dejando pasar una porcion de la luz reflejada de ese cuerpo , con un matiz pardo mucho mas claro. ;,Cual es la verdadera naturaleza de ese maravilloso accesorio que pre- senta al parecer la linea de union entre la materia nebulosa y la solida? La limpieza marcada de sus bordes le hace diferir de lodas las demas especies de nebulosas, en tanto que, por otra parte, su trasparencia evidente le quita toda especie de semejanza con los otros cuerpos solidos de nuestro sistema. ))La superficie del cuerpo del planeta ofrece multitud de fenomenos delicados, que no presentan precisamente siempre el mismo aspecto; pero he observado constantemenle cinco zonas 6 fajas, dos de un color rojizo cerca del Ecuador, y tres mucho mas estrechas hacia el polo Sur, de color verde- azulado. La faja mas meridional circunda el polo, que se ha- 11a marcado con un circulo de color mas claro. 336 ))No lie podido descubrir division alguna en lo eslerior del anillo luminoso, aunque su gradacion no es uniforrae, y esla adornada generalmente, segun parece, en el borde interno con una faja mas clara, que tiene pr6ximamente la quinta parte de su anchura. El matiz oscuro de su superficie no pa- rece siempre el mismo; unas veces he visto que era unifor- me, a contar desde el horde de la faja luminosa; y otras he distinguido en el borde eslerno otra parte mas luminosa. ))Tampoco he logrado observar division 6 diferencia de gradacion en el anillo oscuro, que me parece es de color uni- forme, con un horde interno hien definido, aunque puede su- ponerse tenga densidad menor que el borde esterno, donde presenta un contraste marcado con el interno del anillo bri- llanle. »La sombra del anillo en la parte septentrional del cuerpo del planeta se ha vuelto visible desde mediados de noviem- bre: su color no es negro en manera alguna, sino pardo, te- niendo proximamente el mismo matiz que el del anillo, os- curo hacia las asas, 6 tal vez una tinta intermedia entre esla y la porcion proyectada en el planeta. La sombra no aparece claramente definida en el borde esterior/' I^EODE&ilA. Aparato para medir bases, ideado por Porro. Al Sr. J. Porro, Oficial superior de Ingenieros de Cerdena, somos deudores de la invencion de varies instrumentos topo- graficos, y entre ellos de un aparato para la medicion de ba- ses. En el primer tomo de la Revista, pag. 195, se hizo una bre- ve esplicacion de el conforme en un todo con la que da el Se- nor Salneuve en la ultima edicion de su tratado de Geodesia; mas como posteriormente haya tenido mejoras considerables, que no se encuentran indicadas en ningun tratado de lopogra- fia, procuraremos dar aqui una idea ellas. Hubieramos desea- do a este fin poder insertar integra la Memoria remitida por el 331 autor a la Academia de Ciencias del Inslitulo de Francia; raas no habiendo logrado obtenerla, tendremos que conlenlarnos con la ligera resefia que hacen los Sres. Academicos infor- manles, Binet, Faye y Largeleau, que se omitio al copiar el infornie en la pag. 317 del primer tomo de esta Revista, y es como sigue. *^A las tres reglas de platino y de cobre, de liierro y de zinc 6 de pino, empleadas hasla aqui, suslituye Porro una re- gla unica, dispuesta de la manerasiguiente. Un tubo de lalon, bueco, y de largo algo mayor de 3 raelros, descansa por tres puntos sobre tripodes de madera, a saber: en una de sus es- Iremidades por una punfa de acero que entra ligeramente en la madera del primer Iripode, y en la otra estremidad los dos puntos de apoyo sobre el segundo tripode estan dispuestos en forma de dos sectores de circulo de laton, reunidos por un tra- vesano fijo al tubo, y que jira en doscollaressirviendodeeje. Esta disposicion permite efectuarse las dilataciones acciden- lales del tubo sin violencia, y sin rozamienlo sensible sobre la mesilla del tripode. En la parte media del tubo hay un nivel de aire que sir- ve para medir su inclinacion cuando funciona. La forma del tubo es casi cilindrica; en efecto, esta construido de tal suerte que si, suponiendole completamente rigido, se le cortase cuan- do esta en posicion por un piano vertical tirado por su eje, la seccion de la superflcie no seria dos lineas rectas paralelas como en el caso de ser un cilindro, sino dos curvas muy pro- ximas a dichas rectas, y que tendrian su convexidad hacia el zenit. A causa del peso de este tubo y de su falta de rigidez, eslas dos curvas se convierten en lineas rectas. En el interior del tubo ha colocado Porro diafragmas de corcho, cuyos cen- tres estan en linea recta, lo que es facil de reconocer miran- do en el tubo, que a este fin esta abierto en sus eslremidades. Por estos diafragmas hace pasar Porro una vara de pino dada de aceite y barnizada, de 1 centimo de diamelro y de S^jOl de largo. En cada una de las estremidades, y en el eje mismo de esta vara de pino, ha incrustado Porro una pequeua chapa de aleacion de cobre y niquel, de 30 milimetros de largo, dividida en 500 partes, teniendo ambas el cero de la division TOMO III. 22 338 hacia la parte interior. Por un empadronamienlo hecho con el mayor cuidado, se delermina la distanciaenlreloscerosde las dos chapas raetalicas. En fin, el lubo de laton que encier- ra la \'ara de pino lleva en snsestremidades una abertura con cubierta movil, que permite leer las divisiones de las plan- chas. Para que el trasporte sea mas facil, el tubo de lalon pue- de dividirse en tres partes, que se enchufan y fijan por topes; y la vara de pino se descompone tambien en tres partes que se unen de un modo aualogo. Tal es la regla que ha invenlado Porro; luego indicare- mos el uso que hace de ella. Ademas de esta regla hay tres microscopios acromaticos, que aumentan 40 veces la imagen, construidos de la manera siguienle. Sobre el centre de una pieza de tres ramas, en cu- yos estremos hay tornillos pasadores, se eleva una columna metalica hueca, de la cual parten dos ramas horizontales y paralelas, que sostienen en sus estremos verticalmente tam- bien el tubo del microscopio. Para establecer completaraente la verticalidad del eje de este, se ha unido a su tubo un nivel esferico que gira con el. Una barra dentada y un pinon sir- ven para hacer subir y bajar el microscopio, a fin de poner su foco en coincidencia con el objeto que se ha de observar. Por ultimo, dicho microscopio lleva consigo un micrometre, com- puesto de cinco hilos paralelos, y de otro que les es perpen- dicular. Eu la parte superior de la columna central del microsco- pio se coloca un objetivo simple de 3 metros de foco, puesto de tal manera que el piano llevado por su centre perpendicu- larmente a su eje 6ptico pasa tambien por el del microscopio. Este objetivo es llamado por Porro objetivo director, y la dis- tancia desde su centre al eje del microscopio es de 8 centi- metros. Una escala de marfil graduada por sus dos caras en milimetros, cubre cuando se quiere servir de ella el diametro horizontal del objetivo director; esta escala puede colocarse a la derecha 6 a la izquierda del objetivo, subir y descender pa- ralelamente a si misma, lo que es necesario cuando el terre- ne esta inclinado; en fin, puede, girando sobre una de sus os- .339 tremidades, separarse cuando no senecesita. El cero de la gra- duacion de esta escala corresponde al eje oplico del micros- copio. Los tres microscopios son enteramente iguales, y estan co- iocados sobre el terreno en Inpodes de madera, que tienen cada uno una mesilla solidamente sujeta por un solo tornillo. Eslos tripodes pueden recojerse de manera que ocupen muy poco espacio, y su construccion nos ha parecido muy satis- factoria. Podemos ahora esplicar como se efectua la niedicion de la base, cuya direccion ha debido de antemano alinearse por medio de jalones segun el metodo ordinario. En cada eslremo de la base se fija en el suelo un sillar 6 piquete, sobre cuya cabeza esta incrustada una placa metalica que lleva un pe- queno agujero conico. Se coloca eutonces uno de los micros- copios encima del estremo a partir del cual se quiere comen- zar la medicion de la base, y se le situa de manera que la di- reccion de los brazos metalicos que sostienen el tubo del mi- croscopio este proximamente perpendicular a la de la base: el eje optico del objelivo director esta entonces proximamente paralelo a ella. Se coloca ademas este primer microscopio de suerte que su eje optico, puesto previamenle vertical, se se- pare poco del agujero conico de la placa metalica. Como hay una abertura en cada una de las mesillas de los tripodes, se obtiene facilmente esta coincidencia aproximada por medio de una ploraada que se hace pasar por esta abertura. Semid«n en seguida con mucha exaclitud las cantidades en que el eje del microscopio se separa hacia adelante 6 hacia atras del agujero conico. Para calcular esta desviacion, recurre Porro a un medio que vamos a dar a conocer. Adapta a la parte in- ferior del tubo del microscopio un anillo de laton, que lleva consigo una espiga cilindrica de acero, al rededor de la cual puede girar, y en cuyo sentido puedesubirse obajarse la ar- madura de un objetivo acromatico biconcavo. La construccion de este pequeno aparato suplementario permite que coincida el eje del objetivo concavo con el eje del microscopio. Un de- cimetro de marfll dividido en semimilimetros, lleva en su mi- tad un eje de acero que se introduce en el agujero conico que 3i0 tiene la placa melalica del piquele. Colocado esle decimelro en direccion de la base, se hace subir 6 bajar el objelivo con- cavo liasla que, mirando por el microscopio, scpercibancla- ramente las divisiones del decimelro. En esla posicion se leen las indicaciones de los cinco hilos del micromelro, se hace luego dar una semi-revolucion al lubo del microscopio y se leen de nuevo los cinco hilos del micromelro; se invierle en- lonces la escala de marfil y se hacen dos nuevas lecluras en olras dos posiciones inversas del lubo del microscopio. La media enlre lodas eslas lecluras da a conocer la distancia ho- rizonlal enlre el origen de la base y el eje del primer micros- copio. El objelivo biconcavo se separa, pueslo que no debe ser- vir para las operaciones ulleriores, haciendolo girar coupre- caucion al rededor del arbol de acero que lo sosliene. Instalado como acabamos de decir el primer microscopio, y conocida su dislancia al origen de la base, se coloca a 3 melros proximamenle de dislancia, y lambien proximo a su direccion, otro microscopio verlical sobre su Iripode, y dispues- lo de suerle que los brazos melalicos que lo soslienen eslen proximamenle perpendiculares a la direccion de la base; esla precaucion se loma siempre que haya de colocarse un mi- croscopio. A 3 melros mas alia se coloca del raismo modo un tercer microscopio. Cuando eslan establecidos los dos primeros microscopios, y mienlras se ocupa una persona en poner el lercero, dos ob- servadores presenlan la regla por sus eplremidades bajo los dos primeros microscopios, y leen en las pequenas planchas las graduaciones correspondienles a los cinco hilos del micro- melro; cada observador hace dar una serai-revolucion al lubo de su microscopio, y lee de nuevo los cinco hilos del micr6- metro. La media enlre las dos lecluras hcchas por cada ob- servador, da con mucha exaclilud la dislancia enlre los ejes de los dos microscopios. Una operacion en lodo semejanle da la dislancia enlre losejesdeisegundoy del tercer microscopio, como enlre el de esle y el del cuarlo, y asi sucesivamenle hasla el fin. (Como no hay mas que Ires microscopies, el pri- mero viene a ser cuarlo, el seguudo quinlo, elc.) 341 En la medicion de las bases hay que tomar una precau- cion iraportante; consiste en alinear bien las reglas quese co- locan a continuacion unas de olras. En el sistema de Porro, se ve que son los ejes de los microscopios los que deben en- contrarse en el piano vertical que pasa por la linea que une los dos terminos de la base. Para economizar liempo en el terreno, no se cine Porro rigorosamenle a Uenar esta condi- cion, sino que mide cada vez la desviacion de la linea que une los ejes de dos microscopios conseculivos. Para esto, en la direccion de la base y a 200 6 300 melros del observador, se suspende una plomada distantc de la base 8 cenlimelros (se recuerda que es la distancia del centro del objetivo di- rector al eje del microscopio); puesla enlonces horizontal la escala del segundo microscopio, se coloca el observador un poco detras del primer microscopio, y mira al hilo-a-plomo con un pe- queno anteojo puesto de manera que la milad proxiraamente de su objetivo esle cubierta por el objetivo director del primer microscopio. La parte del objetivo del anteojo que ha que- dado descubierta, recibe los rayos que vienen directaraenle del hilo-a-plomo, mientras que la parte cubierta recibe los rayos que parten de la escala de marfil despues que han atravesado el objetivo director y que de el han salido parale- los por hallarse situada en el foco de este. Asi el obser- vador ve la imagen de la plomada sobre las divisiones de la escala de mariil en el lugar mismo en que esta escala es enconlrada por la linea que va desde la plomada al centro del objetivo director, y puede por consiguiente apreciar la cantidad en que se separa de la direccion de la base la linea que une los ejes de los microscopios. Esta desviacion da lugar a una correccion escesivamente pequena siempre, y muy facil de calcular. La medicion de una base exije varies dias; es posible por otra parte, durante el curso de uno de ellos, verse obligado por diversas causas a suspender la operacion: era, pues, impor- tante tener para estos cases senates ciertas invariables, de donde poder partir para continuarla. He aqui corao Porro las discurre. Hace clavar solidamente en tierra y con mucha pro- ximidad, en la prolongacion del eje del ultimo microscopio, un 342 piquele sobre cuyo verlice introduce un tornillo de cabeza plana; sobre esla cabeza de lornillo practica un pequefio tala- dro conico, y siguiendo el procediraienlo empleado al princi- pio de la operacion, defermina la canlidad, mas acfi 6 mas alia, de la proyeccion del eje del microscopio a que se halla colocado el agujero c6nico. Porro supone que la varilla de pino con que mide los in- tervalos sucesivos de los microscopios, no esperimenla nin- guna variacion consiguiente a los cambios de temperalura y al estado higrometrico del aire: la Coraision no ha podido ha- cer esperimentos para apreciar este aserto. Si el general Roy ha encontrado que el pino esta somelido a las influencias al- mosfericas, y recibe por su efeclo modificaciones irregulares, es preciso recordar que sus reglas no eslan como las de Porro irapregnadas de aceite, y cubiertas de un barniz que las pre- serve de la accion de la humedad. Estas precauciones no tie- nen nada de iniitiles; Zach y Plana ban podido servirse de re- glas de pino , y obtener por medio de cUas resultados sa- tisfactorios. Para probar que las varillas de pino preparadas convenientemente no cambian de longitud por influencia de las variaciones atraosfericas, refiere Zach que en 1807 hizo adaptar a dos pcndulos aslronomicos una vara de pino impreg- nada de aceite y barnizada. Uno de los pendulos estuvo duran- te un invierno al lado de otro escelenle de Ferdinand Berthoud, que tenia tijera de compensacion, y era dificil decir cual de los dos marchaba mejor. El segundo pendulo, puesto durante cuatro anos en un observatorio construido de madera, ha se- guido constantemente una marcha regular. Haremos por lo demas observar, que en el aparato de Porro, la regia no es ne- cesariamente de una materia delerminada; Porro emplea el pino, porque tomandolo de una pequena dimension se puede facilmenle obtenerlo homogeneo y sus fibras al hilo, y porque cubriendolo de varias capas de aceite secante y de barniz, pien- sa sustraerlo a las influencias atmosfericas; pero nada impide reeraplazar la regla de pino por una varilla metalica, 6 mejor todavia por dos varillas hechas de metales distintos, y.sobre- puestas segun el ingenioso procedimiento de Borda. Pudiera tcmcrse que el viento verilicara alguna variacion 343 en la posicion de los Iripodes de los microscopios ; si eslo ocurriera, lo acusaria el nivel de aire esferico que lleva con- sigo la columna de cada microscopio. Seria por otra parte muy facil preservarse de la accion del viento interponiendo un biombo 6 pantalla de suficientes dimensiones. Tambien creemos que el tubo de laton en el cual esta encerrada la va- rilla de piuo, debe preservarse de la accion del sol por la in- terposicion de una pantalla, para evitar los movimientos de torsion 6 de flexion. En fin, si alguna tronada, un porrazo li otra causa cualquiera descompusiese uno de los microscopios durante la operacion, solo habria que volver a empezar la medicion de algunas tiradas atras, puesto que se debe haber tenido la precaucion de dejar en tierra, y a trechos bastante proximos, senales cuya distancia al origen de la base se haya determinado con exaclilud." Desde luego se ve ban sido suprimidos por innecesarios el nivelito trasversal de la regla, los esfericos de las columnas de los microscopios, y la vara de pino y el anteojo microrae- trico destinados a situar los taladros de los tripodes a 3 me- tres de distancia unos de otros ; que a las dos patas de uno de los estremos de la regla, se ha sustiluido una sola punta de acero, haciendo las del otro estremo en forma de ruedas . para que se presten sin mucho roce a las dilataciones acci- dentales de la regla; que los objetivos directores se ban colo- cado sobre las columnas distantes 0°,08 de los respectivos microscopios, situando al lado de estos los niveles esfericos que deben servir para establecer la verlicalidad de sus tubos; y por ultimo, que la varilla de metal con nivel y la reglita destinada a averiguar la distancia entre el eje del microsco- pio y el punto marcado en el terrene cuando se comienza 6 suspende el trabajo, ban sido reemplazadas por un ocular bi- concavo, que aleja el foco del microscopio hasta dicho punto del terrene, donde se pone al mismo fin una reglita de marfil dividida en semimilimetros. Por ingenioso que noshaya parecido este aparato; por bien entendidas que esten las modificaciones que ha esperimenta- do, y a pesar de que hombres muy entendidos hayan querido sacarle de la modesla condicion de los instrumentos topogra- 344 ficos, creeraos que, tal como ^e acaba de describir y hemos tenido ocasion de ensayarlo, esla muy lejos de poder ser em- pleado con entera confianza en la medicion de bases de gran- des triangulaciones de primer orden. Ignoramossi en las espe- riencias hechas en Paris por el aulor, y de las que deduce ser 7°"" por quilometro el error probable , se habra tenido cuidado de comparar las medidasobtenidas por el con lasdadas por reglas de plalino como las empleadas por Delambre y Mechain, 6 por olros medios. Si se ha omilido esla precaucion, y se ha fiado linicamente en la igualdad de los resultados obtenidos en di- ferentes mediciones de una misma base, tememos mucho que resultados tan satisfactorios scan debidos a casual uniformi- dad en la temperatura durante los dias de las esperiencias , 6 a compensacion de errores debidos a las varias causas que deben producirlps. Los Sres. Academicos informantes no lienen complela se- guridad en que la preparacion de la regla la preserve lo bas- tante de las dilataciones en el senlido de las fibras, que obli- garon a desechar las de abeto al general Roy, y por eso indi- can sustituir al pino una sustancia metalica; y por otra parte la flexion de la regla varia con la temperatura y con el uso, y la que tenemos a la vista, que a no dudarlo quedaria recta en posicion al salir de la fabrica, ofrece en este momento una concavidad notable hacia la parte superior. Podria decirse- nos que nada importa esto cuando se tiene facilidad de com- parar a toda hora la regla con el patron de un metro que acompana al aparato; mas ;que confianza puede ofrecer esta comprobacion, siendo el patron otra regla semejante en un to- do a la de medicion, con sus mismos defectos, y sin otra dife- rencia que ser mas corta? Sin embargo de cuanto Uevamos dicho, no podemos dejar de aplaudir el feliz pensamiento de dividir la base en partes poco mayores de 3 metros por medio de los ejes verticales de los microscopios, y medir separadamente y con una misma re- gla cada una de estas partes; como asimismo el sistema in- geuioso de correcciones que emplea el Sr. Porro, y que con grande ahorro dc tiempo dispensa los lenlos movimienlos de ajuste. Susliluyanse a los ligeros Iripodes del Sr. Porro otros 345 solidos y eslables, y en los cuales se aseguren con rauelles y sobre gotas de sebo microscopios, y reemplacese tarabien la re- gla de pino con otra de plalino como la empleada por Delam- bre, aunque sin lenguetas movibles, que se sitiie aislada de- bajo de los microscopios e independiente de los tripodes que sostienen a aquellos, y se habran conciliado las venlajas del sistema de Porro con las del de Delarabre, y formado asi un aparalo misto, que careciendo de los defectos de ambos, ofre- cera gran precision para las mediciones geodesicas. CIENGI4S FimS. FISICA. Calores especificos de los fliiidos eldsticos; por Regnault. (L'Inslitiil, 20 ahril 18o3.) Empieza Regnault declarando que se ocupa hace mas de 12 aflos en reunir los elementos necesarios para resolver el problema general, cuya espresion es la siguiente. Dada cierla cantidad de calor, ^cual es teoricamente el trabajo motor que puede obtenerse aplicandolo al desarroUo y dilatacion de di- ferentes fliiidos elasticos en las diversas circunstancias reali- zables practicamente? La corapleta solucion de este problema ofreceria no solo la verdadera teoria de las maquinas de vapor usadas en el dia, sino tambien la de aquellas en que se susti- tuyese el vapor de agua con otro vapor, y aun con un fliiido elaslico permanente cuyo calor aumente la elasticidad. Hasta estos uUimos tiempos se ha admilido que las canti- dades de calor desprendidas 6 absorvidas por un mismo fluido elaslico, eran iguales cuando pasa de un mismo eslado inicial a otro final identico, sea cualquiera el sentido en que se veri- fique la transicion; en una palabra, se admitia que las canti- dades de calor solo dependian de las condiciones iniciales y finales de teraperatura y presion, y que eran independientes de las circunstancias inlermediarias por que pasa el fluido. Carnot admite como principio en su Tratado del fuego, que la fuerza motora que se produce en una maquina de fuego se de- be al paso del calor del foco calorifico mas intenso que lo emite al condensador mas frio que lo recoje definitivamente. Mr. Clapeyron ha desarrollado por medio del calculo la hipotesis de Carnot, demoslraudo que las canlidades de calor ganadas 347 6 perdidas por un mismo gas no dependen unicamente de su es- tado inicial y del final, sino tambien de los intermedios por que SB le ha hecho pasar. Estos liltimos anos se ha introduci- do una modificacion importante en el principio de Carnol; se ha concedido que el calor puede trasformarse en fuerza meca- nica, y reciprocamenle esla en calor. Segun la teoria de Car- nol, la cantidad de calor que posee el fliiido elastico a su entra- da en la maquina, se halla entera en el fliiido que sale, 6 sea en el condensador; siendo la fuerza mecanica producto unicamen- te del paso del calor de la caldera al condensador al atravesar la maquina. En la nueva teoria, esa cantidad de calor no se con- serva por completo en dicho estado; una parte se pierde du- rante el paso por la maquina, y la fuerza motora producida es siempre proporcional a la cantidad de calor perdido. Dees- te modo, en una maquina de vapor de agua que tenga 6 no con- densacion, y con espansion 6 sin ella, la fuerza mecanica de la maquina es proporcional a la diferencia entre la cantidad de calor que posee el vapor a su entrada en la maquina, y la que conserva a la salida, 6 en el momento en que se verifica su condensacion. En esta teoria, para obtener de una misma cantidad de calor el maximo de efecto mecanico, es preciso obrar de manera que la perdida de calor sea la mayor posi- ble; es decir, que la forma elastica que conserva el vapor dis- lendido en el momento de entrar en el condensador, sea la me- nor posible. En cualquiercaso, la cantidad de calor utilizado en la maquina de vapor de agua para la fuerza mecanica, solo sera una fraccion muy pequeua de la que ha sido necesario co- municar a la caldera. En una maquina de vapor de espansion sin condensacion, donde penetra el vapor a una presion de 5 atmosferas y sale a la de la atmosfera, la cantidad de calor que tiene el vapor al entrar, segun los esperimentos de Mr. Reg- nault, es de 653 unidades pr6ximamente; y la que conserva a su salida es de 637. Segun la teoria que se acaba de esponer, la cantidad de calor utilizado para la fuerza mecanica seria 653 — 637; es decir, 16 unidades, 6 sea unicamente la — de 40 la cantidad de calor dado a la caldera. En una maquina de condensacion que reciba el vapor saturado de 5 atmosferas, y 348 cuyo coQdensador presenlase siempre una fuerza elaslica de 55 milimelros de mercurio, la cantidad de calor del vapor en- Irante seria la de 653 unidades, y la que conscrva el ultimo en el instante de la condensacion, es decir, en el que se pier- de para la accion mecanlca, es de 619 unidades; el calor uli- lizado seria, pues, de 34 unidades, 6 poco mas de — del que se di6 a la caldera. Si se calienta con esceso el vapor antes de su entrada en la maquina, 6 se baja lodo lo posible la temperatura de la con- densacion, se obtendra una fraccion mayor de calor ulilizado por la fuerza mecanica; pero el ultimo medio es dificil de rea- lizar en la practica. Con mas facilidad se conseguira el mis- mo objeto haciendo que el vapor de agua sufra menor espan- sion en la maquina, y condensandolo por la inyeccion de al- gun liquido muy volatil, como el eter 6 el cloroforrao. El ca- lor que tiene el vapor de agua en el momeuto de dicha con- densacion, del cual solo una pequena parte se habria podido Irasformar en fuerza mecanica, pasa al liquido mas volatil, que aquel trasforma en vapor a una presion elevada. Si se hace pasar cste vapor a una segunda maquina, donde se distienda hasta el grado de fuerza elastica necesario para que el agua de inyeccion pueda Uevarlo practicamente al condensador, enton- ces una parte del calor se trasforma en fuerza molora; y el calculo fundado en los dates numericos de los esperimentos de Mr. R. demuestra que esa cantidad es mucbo mas consi- derable que la que se hubiera conseguido con la espansion mayor del vapor de agua en la primera maquina. De esle mo- do se esplica perfectamente el resultado econoraico que se puede obtener con dos maquinas apareadas, una de vapor de agua y otra de vapor de eter 6 de cloroformo, respecto de las cuales se practican esperiencias hace algun tiempo. En las maquinas de aire, donde la fuerza molriz se produ- ce por la dilatacion que el calor hace esperimentar al gas den- tro do ellas, 6 por el aumento que determina en su fuerza elastica, el trabajo motor engendrado por cada pistonazo seria siempre proporcional a la diferencia de las cantidades de ca- lor poseidas por el airecntranle y el saliente; es decir, en de- 349 (initiva, a la perdida de calor que ocasiona el aire al alrave- sar la raaquina. Pero corao en la maquina de Ericsson el calor del aire saliente va a depositarse en unos cuerpos de los cuales lo roba el nuevo aire enlranle para llevarlo otra vez a la maqui- na, se ve que, teoricamente, en eslas ultimas todo el calor con- sumido lo ha utilizado el Irabajo motor, mientras que en la mejor maquina de vapor de agua no aprovecha ni •-- del calor em- pleado. Esclaro que aqui no se aprecian las perdidasesteriores, ni los obstaculos mecanicos 6 induslriales que pueden presen- tarse en la practica. MM. Joule, Thomson, Rankine en Inglaterra, y MM. Ma- yer y Clausius en Alemania, parliendo frecuenlemente de puntos dislintos de vista , han desarrollado por medio del calculo esta teoria mecanica del calor, y tratado de deducir de ella las leyes de todos los fen6menos relatives a los fliiidos elasticos. Mr. R. recuerda que, por su parte, hace mucho tiem- po que ha emitido en sus lecciones ideas analogas, a las cua- les habia llegado en virtud de sus trabajos esperimentales re- latives a los fliiidos elasticos. Efectivamente, a cada paso en- contraba en sus investigaciones anomalias que a su parecer ■eran inesplicables por las leorias admitidas anteriormente; y como prueba cita algunos ejemplos, de los que solo traslada- reraos el siguiente. 1.° Si se encierra una masa de gas a la presion de 10 at- mosferas en un espacio cuya capacidad se duplique repenti- namente, la presion desciende a 5 atmosferas. 2.° Coloquense dos receptaculos de igual capacidad en un misrao calorimetro, el uno lleno de gas a 10 atmosferas, y el segundo completamente vacio. Si se establece de repente la comunicacion entre los dos depositos, el gas se dilala hasta doble volumen, y la presion se reduce tambien a 5 atmosferas. Se ve, pues, que en los dos esperimentos las condiciones iniciales y finales del gas son las mismas; pero a esa identi- dad de condiciones acompanan resultados calorificos bien di- ferentes, pues mientras que en el primero se observa un en- friamiento considerable, el calorimetro no raanifiesta en el se- gundo el menor cambio de temperalura. 350 Eslos ejemplos, y algunos otros que omitimos, bastan para demostrar, dice Mr. R., cuanla circunspeccion se debe tener en las conclusiones que se sacan de esperimentos en los cua- les hay fluidos elasticos en movimiento que sufren cambios de elaslicidad, y ejecutan un Irabajo por lo regular dificil de apreciar, porque los efectos calorificos producidos dependen en gran parte del orden y manera con que se ban verificado los cambios. Por desgracia, si es facil enunclar vagamente una leoria fisica, es por el coulrario muy dificil formularla de una manera precisa, de modo que, ademas de ligar todos los dates que la ciencia ha adquirido, se deduzcan los que se ban ocultado hasla ahora a la observacion. La teoria de las ondulaciones luminosas, segun la ba establecido Fresnel, es el solo ejemplo que se presenla hasla el dia. El poner en ecua- cion problemas del calor, considerados bajo el punto de vista mecanico, conduce, como todos los problemas analogos, a una ecuacion de diferenciales parciales del segundo orden, entre mucbas variables que son funciones incognitas unas de otras; represenlando estas las verdaderas leyes fisicas ele- mentales que seria precise conocer para lograr la solucion complela del problema. La integracion de la ecuacion intro- duce funciones arbilrarias, cuya naluraleza se ha de Iratar de descubrir, comparando los resultados que da la ecuacion con los que ofrecen los esperimentos directos, y con las leyes que se deducen de ellos. Desgraciadamenle, en las observaciones acerca del calor, las esperiencias directas se aplican rara vez a fenomenos simples; por lo regular se refieren a cuesliones complejas, que dependen a la vez de muchas de esas leyes, siendo lo mas frecuente el que haya dificultad para senalar la parte que correspoude a cada una. El que bace el esperi- mento debe entonces ver de modificar las circunstancias en que opera, de modo que varie todo lo mas posible en sus es- periencias aisladas la parte que corresponde a cada uno de los fen6menos elementales y a la ley que espresa. Asi obtendra ecuaciones de condicion, que pueden ser un gran auxilio para el descubrimiento de la teoria general, porque esta, cual- quiera que sea, debera satisfacer siempre. A este punto de vista, continiia Mr. R., he dirijido cons- 351 tanteniente mis Irabajos, habiendome dedicado siempre h de- finir de la manera mas precisa las condiciones en que ope- raba, con el fin de que pueda sacarse parlido de mis esperi- raentos, cualquiera que sea la teoria que concluya por pre- valecer. Despues de recordar que la primera parte de sus trabajos, publicada en 1847, compone el lomo XXI de las Memorias de la Academia, afiade Mr. R. que en los que ha continuado haciendo desde aquella epoca ha tenido la cooperacion de Mr. Izarn, que tambien le ayudo en los primeros, y la de Mr. Descos, ingeniero de minas. Los puntos sobre que ban versado los nuevos esperimen- tos, son los siguientes. 1." Las relaciones que existen entre las teraperaturas y las fuerzas elasticas de un gran niimero de vapores en satu- racion, desde las fuerzas elasticas mas debiles hasta la de 12 atmosferas. 2." Las fuerzas elasticas de esos mismos vapores en sa- luracion y sin ella en los gases. 3." Las fuerzas elasticas en saturacion de los vapores producidos por los liquidos mezclados. i.' Los calores latentes de los vapores a diversas presio- nes, desde las mas debiles hasta las de 8 6 10 atm6sferas. 5." Los calores latentes de vaporizacion de las mismas sustancias en los gases. 6." Los calores especificos de los gases permanentes y de los vapores bajo diferentes presiones. 7.° Las cantidades de calor absorvidas 6 que se despren- den por compresion y dilatacion de los gases, ya sea cuando la dilatacion se verifique en un espacio cuya capacidad au- mente, 6 bien cuando sucede al paso por una abertura capi- lar de una pared delgada, 6 por un tubo capilar largo. 8.° Las cantidades de calor que absorve el gas cuando produce durante su espansion un trabajo motor que se con- sume enteramente en el interior del calorimetro, 6 cuya ma- yor parte se utiliza en lo esterior. 9." Por ultimo, las densidades de los vapores en satura- cion bajo diferentes presiones. 352 Los ospcriineDlos que se reficren a estas diversas cuestio- nes, escepluando la ultima, se hallan hoy casi terminados, y Mr. R. anuncia que presentara sucesivamenle a la Academia los resuUados generales, basta tanlo que pueda publicarlos reunidos. Por hoy solo dara a conocer los resuUados de sus Irabajos, relatives a las capacidades calorificas de los fluidos elasticos. Capacidades calorificas de los fluidos elasticos. El calor especlfico de los fluidos elasticos se puede definir de dos maneras diferentes. Segun la primera, se llama calor especifico del fliiido elaslico la cantidad de calor que es nece- sario comunicar a un gas para elevar su lemperatura de 0° a 1°, dejandolo dilalarse libremenle de modo que conserve una elasticidad conslante. En la segunda, es la cantidad de calor que se le debe dar para elevar su temperalura de 0° a 1°, obli- gandolo a conservar el mismo volumen, puesto que su fuerza elastica aumenla. La primera de estas capacidades se ha Ua- mado calor especifico del gas baio presion constante; y la se- gunda, calor especifico bajo volumen conslante. La primera definicion es la unica que coincide con la admitida para la ca- pacidad calorifica de los cuerpos solidos y liquidos, siendo tambien la sola que se ha prestado hasta ahora a la determi- nacion esperimental directa. Hace un siglo que gran niimero de fisicos se vienen ocu- pando en doterminar los calores especificos de los fluidos elas- ticos; pero casi todos se ban dedicado mas a buscar las rela- ciones simples que suponian debian existirentre ellos, que no a determinar los valores numericos de las capacidades calo- rificas de los diferentes gases con relacion a la del agua liqui- da, que se admite generalmente como unidad; y las conclusio- nes que han deducido son en general nmy erroneas. El trabajo de Delaroche y Berard, premiado por la Aca- demia en 1813, es todavia hoy el mas completo en la mate- ria, y cuyos resuUados distan menos de la verdad. Las conclusiones generales que los dos esperimentadores han sacado, son las siguientes: 353 1 .* El calor especifico de los giises no es el mismo en to- dos, bien se considereu los voliimenes, bien los pesos. 2.^ El calor especifico del aire almosferico, considerado con respecto a los voliimenes, aumenta con la densidad, pero en progresion menos rapida, pues la relacion de las presiones es ^-gggj , y la de los calores especificos -p;^. 3.^ De acuerdo con las consideraciones leoricas, y fun- dandose ademas en las esperiencias de Gay-Lussac, admilen que el calor especifico de los gases aumenta rapidamente con la temperatura. A continuacion va el resultado de los esperimentos de Mr. Regnault, teniendo los primeros una fecha de 13 auos, y en los cuales ha empleado los metodos mas variados, y apu- rado los elementos de correccion en sentidos opuestos, con objeto de que los resultados mereciesen una completa con- fianza. Segun dichos esperimentos, el calor especifico del aire con relacion al agua es Entre — 30° y + 10" 0,2379 Entre + 10° y 100° 0,2370 Entre + 0° y 225" 0,2376 Asi, pues, contra los esperimentos de Gay-Lussac, el ca- lor especifico del aire no variaria sensiblemenle con la tem- peratura. Las esperiencias hecbas con algunos otros gases per- manentes, ban ofrecido una conclusion parecida. En los esperimentos del aire atmosferico, becbos bajo pre- siones que ban variado desde 1 a 10 atmosferas, no ba halla- do Mr. R. diferencia sensible entre las cantidades de calor que abandona una misma masa de gas al enfriarse en igual nii- mero de grados. De modo que contra los esperimentos de De- laroche y Berard, que ban coraprobado una diferencia muy notable en las presiones, que solo varian de 1 a 1,3 atmosfe- ra, el calor especifico de una misma masa de gas seria inde- pendiente de la densidad. Conclusiones analogas se ban de- ducido de las esperiencias hecbas con otros mucbos gases; sin TOMO III. 23 3b4 embargo, Mr. R. presenta osla ley con cierla reserva, no atre- viendose a decidir si la capacidad calorifica bajo diferentes presiones es absolutamente conslanle, 6 si siifre una varia- cion muy ligera, porquo los esperiinentos exijan tal vez una leve corroccion procedente del eslado dc movimiento del gas. El calor espccifico 0,231 del aire con relacion al agua, es notablemenle menor que el numero 0,2669 admitido por Delaroche y Berard; resultando asi de mas de 100 delermi- naciones hechas bajo condiciones variadas. Los olros (liiidos elaslicos cuyos calores especiScos ha determinado Mr. R. son, entre los gases simples, el aire at- mosferico, el oxigeno, azoe, hidrogeno, cloro, y el brorao; entre los gases compueslos, el protoxido y deuloxido de azoe, oxido de carbono, acido carbonico, sulfuro de carbono, acido sulfuroso, acido clorhidrico, acido sulfliidrico, gas amo- niaco, hidrogeno protocarbonado y el bicarbonado, vapores de agua, de alcohol, de eter, de eter clorhidrico, de eter sulf- hidrico, de eter cianhidrico, de cloroformo, de cloruro de carbono [C CI"), de espiritu de madera, de acelona, de ben- zoina, de los cloruros fosforoso , arsenioso, de silicio, de es- lauo, de tilano; en una palabra, de todas las sustancias vo- laliles que le ha sido posible preparar en cantidad consi- derable y en eslado de pureza. De los niimeros hallados por Mr. R. resuUa, que los calores cspecificos del oxige- no, azoe e hidrogeno difieren muy poco unos de otros en volumenes iguales; de suerte, anade, que al parecer debe adraitirse que el calor especifico de los gases simples es el mismo cuando se toman de ellos voliimenes iguales y bajo la misma presion. En cuanto al cloro y el brorao, los numeros que han dado son casi iguales entre si, pero muy superiores a los obtenidos para los otros gases simples. El calor especifico del vapor de agua obtenido en un gran numero de esperimenlos es 0,457; es decir, proximamente la milad solo del que hallaron Delaroche y Berard. Es notable que el calor especifico del vapor de agua sea casi igual al del agua en eslado solido, al del hielo, y solo a la milad de el del agua liquida. 355 Todavia me fallaria, anade Mr. R., discutir los valores que he obtenido para los calores especificos de los fliiidos elasli- cos compuestos, con relacion a los de los gases simples que los conslituyeo, y al modo de condensacion que sufren los lil- timos; y tambien comparar los calores especificos del estado s61ido, con los del liquido y el gaseoso, de muchos cuerpos que se ban podido estudiar en esos diferentes estados. Pero esla discusion sera objeto de otra comunicacion posterior, en la cual dare los calores latentes de vaporizacion de las espre- sadas sustancias. 356 TABLA de ioa catores especidcos de los gases simples j compaeslos sometidos i las esperiencias. Gases simp ■' Oxigeno I Azoe \ Hidr6geno / Cloro V Bromo / Protoxido de azoe .... I Deutoxido de azoe. • . . Oxido de carbono Acido carbonico Sulfuro de carbono . . . Acido sulfuroso Acido clorhidrico Acido sulfhidrico Gas amoniaco Hidrogeno protocarbo- nado Hidrogeno bicarbonado. Vapor de agua Vapor de alcohol Vapor de eter Vapor de ^ter clorhi- drico Vapor de eter bromhi- drico / Gases corapueslos.\ Vapor de eter sulfhi \ drico Vapor de ^ter cianhi drico Vapor del cloroformo. Licor de los holandeses. Eter acdtico Vapor de acetona Vapor de benzoina. • . Esencia de trementina Vapor de cloruro fos- foroso Vapor de cloruro arse- nioso Vapor de cloruro de si- licio Vapor de cloruro de es- tano , Vapor de cloruro de ti tano CAIORES ESPECrplCOS. En pcsn. Ka voluiiien. 0,2182 0,2440 3,4046 0,1214 0,05518 0,2238 0,2315 0,2479 0,2164 0,1575 0,1553 0,1845 0,2423 0,5080 0,5929 0,3694 0,4750 0,4513 0,4810 0,2737 0,1816 0,4005 0,4255 0,1568 0,2293 0,4008 0,412 5 0,3754 0,5061 0,1346 0,1122 0,1329 0,0939 0,1263 0,2412 0,2370 0,2356 0,2962 0,2992 0,3413 0,2406 0,2399 0,3308 0,4146 0,3489 0,2302 0,2886 0,2994 0,3277 0,3572 0,2950 0,7171 1,2296 0,6117 0,6777 1,2568 0,8293 0,8310 0,7911 1,2184 0,8341 1,0114 2,3776 0,6386 0,7013 0,7788 0,8639 0,8634 1,1056 0,9713 0,0692 2,400 5,39 1,5250 1,0390 0,9674 1,5290 2,6325 2,2470 1,2474 1,1912 0,5894 0,5527 0,9672 0,6210 1,5890 2,5563 2,2350 3,7316 3,1380 1,9021 5,30 3,45 3,0400 2,0220 2,6943 4,6978 4,7445 6,2510 5,86 9,2 6,8360 337 Esperimentos sohre la radiacion solar; por Mr. Volpicelu. (Bibliot. uiiiv. dc Giuebra, eneio 1833.) En las aclas de la Academia ponlificia de Nuom-Lincei (lo- mo IV, pag. 573) publico Mr. Yolpicelli en 1851 unas ob- servaciones acerca de la radiacion calorifica del sol, probando que la intensidad de esta iba en aunienlo desde los bordes al cenlro del disco aparente del astro. El R. P. Secchi confirmo el hecho, y ademas, valiendose de sus propias observaciones, dedujo que el maximo efeclo calorifico coincidia con cl ecua- dor de aquel aslro. Ahora Mr. Yolpicelli coraunica a Mr. Ara- go, en una carta del 26 de diciembre inserta en las Comptes rendus de la Academia de las Ciencias, haber vuelto a prose - guir sus observaciones por invitacion de Mr. Melloni. Repro- duciraos a continuacion el testo integro de la carta de Mr. Yolpicelli, movidos del interes que ofrece el objeto sobre que versa. "Aprovechandome del eclipse ocurrido en 28 de julio de 1851, y leniendo la fortuna de poder servirme del lermo- actinometro de Mr. Melloni, y del heliostato de Mr. Silber- mann, perfectaraente construido por Mr. Duboscq-Soleil, ob- serve que la radiacion calorifica solar va creciendo desde los bordes al centro de su disco aparente. Este hecho fue tam- bien observado por mi doclo colega el R. P. Secchi, quien ademas averiguo que el maximo efecto calorifico solar coin- cidia con el ecuador de aquel astro. Al poner este esperi- mento en noticia de la Academia de los Lined, recordc que Lucas Yalerio y Federico Cesi, a principios del siglo XYII, habian dicho que los rayos del sol son mas energicos {ga~ gliardi) en el cenlro que en los bordes de su disco: lampoco me Divide de hacer presente que en vuestras propias investi- gaciones acerca de la constilucion fisica del sol, habiais pro- puesto escelentes esperimentos lermo-dinamicos para deter- minar la distribucion del calor en el disco solar. Despues de mi informe, con motivo de los interesantes esperimentos del R. P. Secchi, Mr. Melloni anunci6 que 'Ma proporcion de los 358 »rayos solares trasmitidos por una capa de agua conlenida en- »tre dos vidrios de Alemania, y la de los mismos rayos Iras- «mitidos por una placa de cristal de roca ahuraada, varia se- »gun las diferentes densidadesatmosfericas que aquellos atra- wvlesan, y que esla variacion esla sujela a leyes tan diferen- »les al pasar del uno al olro cuerpo, que en iguales circuns- "lancias presenta signos contradictorios." Al mismo tiempo que Mr. Melloni daba cuenta de este resullado termocroico a la Academia de Ciencias (1) y a la de los Lincei, luvo a bien invilarme a que praclicara algun esperimenlo sobre el parlicular. Para corresponder, pues, por mi parte a una invi- taciou tan honrosa, si bien desconfiando siempre de mis pro- pias fuerzas, emprendi la tarea de hacer algunos esperiraen- tos acerca de la termocrosis del sol; y hoy en dia considero como un deber el comunicaros los primeros resultados de los esperimentos que hice en el Observatorio astronomico ponli- ficio. Si me es dado superar las dificultades que en el mo- mento presente se oponen a que se puedan practicar esperi- mentos, lo mismo en el indicado Observatorio que en el Ga- binete de fisica de la Universidad romana, proseguire mis ob- servacioues segun el plan que me he propueslo, y en seguida tendre el honor de daros cuenta de sus resultados. Pareceme que de las publicaciones del profesor Melloni, de las palabras con que terminals vuestras sabias observacio- nes sobre los esperimentos del R. P. Secchi, y de los princi- pios modernos de la fisica racional, se debe tener por cosa cierta que, para conocer la distribucion calorifica en el disco solar, es precise hacer primeramente la analisis de la termo- crosis de aquel astro, principiando por el estudio del efecto termico de lodo su disco, y luego por el parcial de sus diver- sos punlos. Con arreglo a esla opinion, he principiado con- firmando, por medio de varias sustancias diatermicas, el des- cubrimienlo hccho por Mr. Melloni a beneficio del cuarzo y el agua: luego, sin dejar de servirme del helioslalo, y repre- sentando por el numero 100 la energia calorifica del rayo so- lar incidente, he averiguado que el hecho descubierlo por (l) Pieladon de trahajos de la Jcadevria^ loin. XXW, prig. 105. 359 Mr. Melloni se coraprobaba por medio de varias suslancias dialermicas, y que ademas pucde servir para clasificar a es- tas en dos grupos, de raanera que haliandose el sol en el pe- riodo del mediodia al ocaso, el primer grupo se compone de aquellas sustancias que, como el agua enlre dos vidrios, dis- minuyen considerablemenle la energia calorifica del rayo so- lar incidente , y en el segundo grupo se incluyen aquellas cuyo efecto total se presenta con un caracler diferenle. Esto es lo que me he propuesto demostrar en el siguiente cuadro, al que pienso dar en lo sucesivo mas estension. SUSTANCIAS do la |ii'iiiiera ctase. Agua Aceite de tremen tina Disolucion de alum bre Acido nilrico Alcohol Eter sulfiirico Vidrio comun RADIACION CALORIFtCA. -— «^ -—'^~-- E 2 5^ .— u " 60 40 84 45 SI 43 65 52 62 51 58 35 73 58 SUSTANCIAS (Jc la se^unda clase. f Cuarzo no ahu- mado Vidrio limpio. . . Alumbre Sulfalo de cal... Vidrio verde Vidrio amarillo. Vidrio azul. . . . Sal geraa Acido sulfiirico. Cuarzo ahumado. Sal gema ahu- mada lUDUCION CAI.ORIFCCA. 70 84 5 6 5 12 75 46,1 55 6 80 93 10 8 9 18 100 48 60 11 9 Si bien estos resultados numericos pueden sufrir algunas modificaciones en virtud de ulteriores esperimentos hechos en un momenlo aiin mas inraediato al ocaso del sol, y en me- jores condiciones almosfericas, sin embargo, desde aliora nos creeraos autorizados para asegurar que los rayos calorificos del sol se componen, corao todos, de elementos helerogeneos; que la atmosfera terreslre absorve estos elementos de dislin- 360 los modos, segun esla mas 6 menos condensada; y que esla diversidad de absorcion se raanifiesla por medio de las sus- tancias dialerraicas, que ofrecen resullados opuestos en lo re- lativo a la absorcion del rayo incidenle; de lo cual se deduce, que la inlensidad del rayo solar incidenle depende de la den- sidad de la atmosfera lerrestre que ha recorrido, y ademas de la calidad de los mismos elementos calorificos. Prosiguiendo eslos esperiraenlos, y dando a las sustancias diatermicas cerca de un centimelro de grueso, he podido ob- tener los siguientes hechos. 1.° El cuarzo y el vidrio, ambos bien limpios, son las sus- tancias mas dialerraicas con relacion a los rayos solares que Uegan a la superlicie de la tierra; y eslo conslituye una nota- ble diferencia enlre la radiacion solar y la de los focos calori- ficos lerrestres. De esla propiedad especial rcsulta, que los re- fractores son a proposito paraesperimentar la dislribucion del calorico en el disco solar, y que las lentes escalonadas son los mejores instrura^los para concenlrar el calorico reflejado por la luna, como lo esperimenlo Mr. Melloni, que fue el primero que obtuvo por esle medio felices resullados (1). La diferen- cia enlre las desviaciones de la aguja del galvanometro, produ- cidaspor el rayo solar libre y por el que habia alravesado las dos sustancias indicadas, fue conslanleraente de 1 grade des- de el mediodia hasta Ires cuarlos de bora anles de ponerse el sol. Si pues se llama n el niimcro de grades de la primera desviacion, -^^ sera la espresion de la facullad absorvente, sea del vidrio, sea del cuarzo, hallandose ambos bien limpios. Esto supuesto, haciendo abstraccionde las reflexiones quesu- fren los rayos en las dos superficies paralelas de la sustancia diatermica, puede decirse que el cuarzo y el vidrio limpios y claros dejan paso libre a toda especie de rayos calorificos so- lares despues que eslos ban alravesado la atmosfera ter- reslre. 2.° La sal gema disminuye mucho la desviacion de la aguja, producida por el rayo solar libre; y esla es la razon por que (i) I.a Therm-.(ro?is, prig. '251, por Mr. Melloni; Nripole?, 1850. 361 la tal sustancia se muestra con relacion a los rayos solares menos diatermica que olras varias, y en especial que las dos anleriores, lo cual establece una notable diferencia entre la radiacion que llega a la lierra y la de las corrientes calorifi- cas terrestres, para las cuales la sal geraa goza de la propie- dad diatermica en el mas alto grado. Ademas, despreciando las pequenas diferencias en los resuUados nuraericos, que po- drian atribuirse a varias causas perturbatrices, se ve que la sal gema disminuye casila miladla radiacion libre solar des- de el mediodia hasta una media bora antes del ocaso. Esta circunstancia prueba que la sal gema (hay que advertir que la que yo he empleado era procedente de Cardona, y suficien- temente diafana) afecta de un mismo modo a todos los diver- sos elementos caiorificos del sol, y que con relacion al calor solar que llega hasta nosotros, conserva la propiedad que Mr. Melloni observo que tenia respecto de los focos terrestres de calor, esto es, que era athermocroica. Al hacer pasar un rayo de sol por la sal gema, del grueso de cerca de O^IS, no se producia ninguna desviacion en la aguja, en tanto que con la lampara de Locatelli se veriGcaba la desviacion de 1 grado. Admitiendo, pues, que el sol sea, como me parece muy probable, el origen de toda especie de radiaciones calo- rificas, podemos, en vista de los anteriores esperimentos, afirmar que las atmosferas, la una solar la otra terrestre, apagan en gran parte los rayos que son abundantes en los lo- cos luminosos terrestres, los misraos que el celebre Melloni dis- tingue con el nombre de radiaciones oscuras, y que segun los descubrimientos de este fisico tienen propiedades especificas de Irasmision y difusion muy distintas de las de los rayos del calor liicido. 3.° Hay sustancias, como la sal gema ahumada, el alum- bre y el sulfato de cal crislalizados, los vidrios de color, sea azul 6 verde, que hallandose el sol en diversas alturas sobre el horizonte, hacen que las diferentes desviaciones produci- das por el rayo solar libre sean constantemente las mismas desde el mediodia hasta tres cuartos de hora antes del oca- so. De esto podria inferirse que hay sustancias que con re- lacion a los rayos solares tienen el podcr absorvenle (=A) 362 proporcional en sentido inverse (imersamente) a la energia del rayo libre (=R) incidente sobre si mismas, de manera que indicando por C una energia constante se obtiene A. 1{=C. Eslo iudica igualniente una difcrencia entre los rayos ca- lorilicosdel sol que Uegan Uasta nosolros y los de los centres calorificos lerreslres, 4.° Yarias suslancias dialermicas, especialmenle las acroi- cas, como el cuarzo y el vidrio, hallandose bien diafanas, de- jan, hacia el ocaso, el paso libre a los rayos solares, de ma- nera que las desviaciones de la aguja, antes y aun despues del paso, son casi identicas; lacual demuestra que a proporcion que la densidad almosferica aumenla los rayos calorificos sola- res se filtran por ella de modo que pueden, sin sufrir otra modi- licacion, alravesar las indicadas sustancias, entre las que colo- caremos tambien el vidrio rojo. 5." Tres laminas, una de sal genia, otra de alumbre dia- fano, y otra de sulfato de cal cristalizado, reunidas, dan al ra- yo del sol que atraviesa por ellas una luz blanca, sensibk- viente privada de calorico con respeclo al termo-aclinometro de que yo hago uso; lo cual prueba que las termocrosis distin- tas de las dos laminas de alumbre y de sulfato de cal se comba- ten entre si reciprocamente. Valiendonos de este medio pode- mos debilitar hasta tal pun to el efecto calorico de la radiacion solar, que en cuanto al calorifico quede reducido al de la radia- cion lunar, conservando sin embargo una luz mas intensa. 6." Observase ademas en la luz solar el hecho de que la cantidad de calorico que ha atravesado varias laminas de naturaleza distinla, es independienle del orden en que se ha~ Han dispuestas. 1° El rayo solar libre, es decir, el que no atraviesa nin- guna sustancia diatermica mas que la almosfera , conserva constantemente su energia calorifica desde el mediodia hasta las 3'' y 30°" poco mas 6 menos; en seguida se va debilitando, y no se hace invariable hasta los tres liltimos cuartos de ho- ra del ocaso. 363 Terminare esta carta con dos observaciones, la primera concernienle a los esperimentos hechos para determinar el orden de dislribucion del calorico en la superticie solar, y la segunda relativa a los esperimentos que deben hacerse para conseguirlo. En primer lugar observe, que el R. P. Secchi averiguo que las temperaturas de los vertices superior e inferior, en el dis- co solar aparenle, eran muy poco diferentes entre si (1). Este hecho se esplica facilmente al considerar que los mismos ver- tices corresponden ii dos puntos homologos en la superficie solar, pues cada uno de ellos se encuentra a igual distancia del respectivo polo solar y de la respectiva zona ecuatorial de aquel astro. Razon por la cual, aun teniendo por cierla la bi- polesis de que el calorico en el sol va en disminucion desde el ecuador a los polos del astro, los dos vertices deben tener una misma temperatura, como lo demuestra terminantemente la esperiencia. No se debe, pues, recurrir a ninguna otra cau- sa (2) para la esplicacion del caso esperimental, y en mi concepto basla tener presente que los vertices son dos puntos homologos en la superficie 6 fotosfera solar. En segundo lugar, si quiereadmilirsela hipotesisdela dis- lribucion calorifica menguante desde el ecuador al polo en la superficie solar, se hallara, esperimentando cuidadosamente en declinacion sobre el diamelro que pasa por el cenlro del dis- co aparente de abajo arriba, en la epoca que el ecuador solar esta sobre el centro misrao, que la naturaleza de la curva de las intensidades calorificas es tal, que principia por disminuir y llegar al minimo en el polo austral visible, pueslo quevuel- ve a subir, crecicndo hasta el maximo en el ecuador. En otra epoca del ano, por el contrario, cuando el ecuador solar apa- rece bajo el centro indicado, la misma curva deberia princi- piar en sentido inverso, esto es, tocar creciendo el maximo en el ecuador, y luego disminuyendo llegar al minimo en el polo boreal visible. Hasta el presente esos minimos de temperatura no ban sido , que yo sepa , confirmados por la _(l) Relaciov de los trabajos de la yicad., loni. XXXV, pag-. 166. (2) Comptes rendus, loin. XXXV, pag. 16, linea 14 y siguientes. 364 esperiencia. Ademas, en las dos otras epocasdel afio, es decir, cuando los dos polos del sol son visibles, y eslan en el borde del disco solar aparenle, la curva en cuestion debera ser siuietrica, lanlo encima como debajo del cenlro del disco; mas observando las temperaluras del borde solar se debera oblener otra curva con cuatro puntos singulares, eslo os, dos maximos en el ecuador y dos minimos en los polos. Pero esla simelria no esta aun demostrada evidenteraente por la esperiencia (1); tampoco se ha tralado de hallar esos cua- Iro puntos singulares: prosiguiendo sin embargo en los es- perimentos con tan buen resultado como hasla el presents, es de creer que se desvanezcan las dudas y brille la verdad. Sobre la permeabilidad de los metales por el mercurio; por NiCKLES. (Bibliol. univ. de Giucbra.yeirero 4853.) Mr. Horsford publica en el tomo XIII, 1852, pagina 305 del Silliman's American Journal of Science, los esperimenlos relativos a la accion que ejerce el mercurio en ciertos meta- les, y que sirven de continuacion a los Irabajos de MM. Daniel y Henry. Estos quimicos habian comprobado el caso notable de que encorvando una varilla de plomo 6 eslaflo en forma de sifon, e introduciendola en el mercurio por la parte mas corla, el metal penetra en la varilla, la atraviesa al cabo de poco tiempo, y se vierte por el lado mas largo como si fuera por un sifon. Mr. Horsford examina el tiempo que el mercurio tarda en correr cierta estension de metal, abrazando sus esperiencias el eslano, zinc, cadmio, plorao, plata, oro, platino, paladio, hierro, cobre y laton. Los cinco primeros ban resultado permeables; pero el hierro, platino, paladio, cobre y laton, dice Mr. Horsford que son impermeables a la temperatura y bajo la presion ordi- narias. (l) Comptes rencltis, torn. XXXV, pap. COS. 365 Los resuUados negatives que el cobre y laton ban ofreci- do a Mr. Horsford provienen indudablemente del procedi- mienlo que ha empleado; porque be observado posilivamente lo contrario bace ya algun tiempo, y con motive de ocupar- me en investigaciones de olra naturaleza. En dicba epoca me valia de una bateria de Bunsen con zinc esterior: los conlaclos formados por laminas de cobre estaban clavados al zinc, y cuando seamalgamabaeste ultimo sucedia frecuentemente que el mercurio se estendia sobre ellos, y al cabo de cierto tiempo los contactos se bacian fra- giles, siendo evidente que la parte atacada no era ya cobre, sino una amalgama de dicbo metal. Esta observacion me indujo a hacer esperimentos con otros metales, y obtuve asi el siguienle resultado general: que los metales banados por el mercurio se hacen permeables para el, y comunican esta propiedad a las aleacioues que contienen cierta proporcion de metal permeable. Los cuerpos simples metalicos que he esperimentado ban sido: zinc, hierro, nickel, cadmio, estano, cobre, plomo, an- timonio, plata, oro y platino. El mododeproceder quehese- guido me lo ha diclado el caso mismo que motivaba mis tra- bajos: con un punzon bacia una ranura en la lamina somelida al esperimento, e introducia un poco de mercurio en aquella. Para acelerar la amalgamacion, antes del mercurio metalico echaba una gola de bicloruro de mercurio avivado con acido clorbidMco, y de este modo la superGcie del metal se amal- gamaba momentaneamente, poniendose apta para retener al inslante la cantidad de mercurio necesaria para el efeclo que queria producir. Una lamina de zinc, de un milimetro de grueso, cede de este modo al menor esfuerzo pasado un minuto, y se divide en dos partes en direccion de la ranura. Una lamina mas gruesa exije algo mas tiempo y ranura mayor para dividirse. Con 6 milimelros de grueso, la lamina de ranura amalgamada necesitaba proximamente diez minu- tos y algun esfuerzo para romperse; pero en todos los casos, la fractura era limpia, y siempre en senlido de la ranura. Despues del zinc siguen el cadmio y el estauo, luego el 366 plomo, la plala, el oro, y por ultimo el cobre; lodos estos me- tales se amalgaraan, el mercurio se infillra en ellos pasado mas 6 menos tiempo, y los pone friigiles. Los resultados han sido negativos respeclo al hierro, ni- quel, anlimonio y plalino; pero las aleaciones, como las de bronce y laton, han manifeslado en alto grade el fonomenode que hablo. Facil os convencerse de ello: si se amalgama una lira de laton, al cabo de algunos minutos se puede hacer pe- dazos apretando con los dedos pulgar e indice; una lamina de i milimetros no se ha podido dividir hasla diez minutos despues de aplicado el mercurio. El mercurio no hace al parecer impresion en una aleacion compuesla de partes iguales de antimonio y estafio; la alea- cion Chaudet (3—4 por 120 Sb, 96—97 por 100 Sn), que es muy elastica, se amalgama instantaneamente y se rompe sin trabajo. Resulta, pues, que si la permeabilidad del cobre y del la- ton no puede evidenciarse por medio del procedimiento Hors- ford, basado en la capilaridad, puede demostrarse esa propie- dad siguiendo un metodo inverse, es decir, promoviendo la in- fillracion. Rotacion de la tierra patentizada por la fijeza del piano de osci- lacion del pendulo. Nuevo aparato y nuevo modo de observa- tion; por Mr. Porro. (Cosmos, 24 nhril M^o.) El grande interes que justamente ha despertado entre los sabios la esperiencia, mediante la cual no solo ha demostrado Mr. Foucault sin valerse de los astros, sino hecha visible la rotacion de la tierra por la fijeza del piano de oscilacion del pendulo, ha producido universalmente el deseo de poder re- petir en todo lugar la esperiencia del joven y celebre fisico citado. Mas para observarla facilmente, es necesario un pen- dulo muy largo colocado en un edificio de estraordinaria ele- vacion, exigiendo ademas que la oscilacion sea plana y de amplilud bastante grande. 367 Mr. Porro se ha propueslo realizar la misma esperiencia, valiendosc de un aparato portalil y de un pendulo de longi- lud ordinaria; hacer esperimentos hasta con amplitudes muy peq'uenas de oscilacion, y aun en el vacio, y poder observar y raedir lodas las fases de las oscilaciones elipticas, lo cual proporclonara el medio de comprobar praclicamente la nueva teoria del fenomeno, presentada por los geomelras. Colocado un prisma triangular rectangulo con la cara hi- potenusa horizontal enlre los objetivos de un sistema de coli- macion, las imagenes de los objetos, al atravesar el prisma, se invertiran en sentido vertical por la reflexion total, y la cruz de los hilos del coliraador se presenlara en el foco del an- teojo inverlida en un sentido y no en el otro, como en el gra- bado respeclo al tipo. El mas pequeflo movimiento comunicado al prisma se po- dra apreciar en el foco del ocular, pero con caracteres diferen- les en el sentido horizontal y en el vertical, caracteres que diferiran tambien segun el azimut del piano de movimiento y de los colimadores. Imaginemos que el prisma esle unido invariablemente al hilo 6 la varilla de un pendulo, por muy cerca del punto de suspension, y que, cuando se halle parado, la cara hipotenusa este horizontal: una oscilacion cualquiera (generalmente elip- tica) del pendulo producira una nutacion 6 balance de la espre- sada cara, resultando asi en el foco del anteojo dos movimien- los diversos de la imagen: uno en sentido vertical, debido a la componente normal a las aristas del prisma, y el otro de balan- ce al rededor de un punto relativamente fijo, originado por la componente paralela a las misraas aristas. Para utilizar esta trasformacion del movimiento del pen- dulo en un fenomeno optico descompuesto naturalmente, segun dos pianos normales, se ha suspendido el pendulo en el eje hueco de una especie de pequeno teodolito, al cual iba unido el sistema de colimacion. Haciendo girar el instrumento en azi- mut hasta que uno de los dos movimientos opticos llegue a ser un mdximo y el otro un minmo, resultara evidentemente orientado el sistema de colimacion en sentido de uno de los dos ejes de la elipse descrita por el pendulo. 30)8 Cuando la oscilacion es plana, hay sieinpie dos posicioncs en angulo recto, en las que uno de los dos movimlentos opticos llega a ser nulo, y el olro maxirao; y reciprocaraenle, con un micrometro puesto en el foco del anleojo, se pueden medir sus amplitudes respeclivas. Para observar la dislocacion aparente del piano de oscila- cion relativaraente a una linea fija (el diamelro cero del ins- trumento), se orienla el sistema de raanera que en un ins- lante dado sea minimo uno de los dos movimientos, y se anota el azimut senalado por el nonio. Si pasado algun liempo se observa nuevamenle, se tendra un azimut distinlo, y la diferencia enlre ambos es la dislocacion que se busca. En vez de observar este fenomeno con el ocular del an- leojo, se puede proyectar por medio de la luz solar 6 de la electrica sobre un cuadro, para que logren verlo a un misrao tiempo gran numero de personas en las catedras publicas. Para esto se sustituye el ocular con un objetivo de microsco- pio solar, y se introduce la luz en el colimador con el auxilio de un reflector. Es evidente que con este instrumenlo se puede averiguar en cualquier momento el azimut del eje mayor y menor de la elipse, su amplitud, y hasta medir el azimut y la ampli- tud de otro cualquiera de sus diametros; y por consiguienle lambien es posible trazar por puntos esa curva, sea como quiera, refiriendola a un sistema de coordenadas polares cuyo origen este en el centro. Del misrao modo es evidente que se puede observar muy bien con oscilaciones muy pequenas, lo cual permite que se haga durar la esperiencia mucho mas tiempo que con un pendulo largo comun; ademas, el aparato permite operar con un pendulo corto, 6 alargarlo indefinidamente cuando se hace el esperimenlo en un pozo 6 desde lo alto de un edificio a proposito. 369 QUIillCit. Trabajos sobre la composicion del aire atmosferico; por Reg- NAULT. (Bibl. univ. dc T.inebra , yiirero I8j5.) A pesar de los muchos trabajos que se ban becbo, aiin no se sabia si el aire de nuestra atmosfera conserva una compo- sicion constante en lodo el afio, y si es iguai en todos los pun- tos del globo. Mr. Regnault ba aplicado su nuevo procedi- mienlo eudiomelrico a bacer mucbas analisis del aire: el pro- grama primitivo de su trabajo era el siguiente. El aire atmosferico se babia de tomar en gran niimero de localidades elegidas convenienteraente en la superficie del globo, el 1." y 15 de cada mes al mediodia verdadero de cada lugar, y por espacio de un ano entero. Eslas muestras se ha- bian de dirijir a Mr. Regnault, del colegio de Francia, para que se analizasen en el con circunstancias perfectamente identicas, con el mismo aparalo, y comparandolas con el aire recojido en Paris. Cada serie de analisis del aire estrangero se ballaba de este modo comprendida entre analisis becbas con aire tornado en Paris, y para las cuales se empleaba un mismo gas combinante. Asi se evitaban las incertidumbres que presentan necesariamenle las analisis ejecutadas por es- perimentadores diferenles, y siguiendo procedimientos dis- tintos. Presentabase primeramente una diOcultad: era precise hallar un procedimiento sencillo para tomar el aire atmosfe- rico y conservarlo sin alteracion, que pudiera aplicarse por personas poco acoslumbradas a las esperiencias cientificas, y que los aparatos fuesen poco costosos y poco fragiles. Los es- perimentos preliminares probaron que era imposible conser- var por algun tiempo el aire en presencia de una materia or- ganica cualquiera, por pequeua que fuese en cantidad, sin que se alterase percepliblemente la composicion de aquel. Habia 370 que cvitar, piies, lomar aire destinado a las analisis en glo- bes con Haves. El procedimiento adoptado per Mr. Regnault consisle en tomar unos tubos de vidrio lerminados en dos puntas agudas; y para evilar que eslas se rompan, se cubren con dos cam- panitas pegadas con alraaciga. Cada lubo, preservado de esle raodo, se pone en un esluche de carlon. Cuando se va a to- mar aire, se ablanda la almaciga, se quitan las dos campani- tas y se pone en comunicacion con un fuelle una de las pun- tas delgadas. Para esto, se adapla a la tobera del fuelle una boquilla de goma elastica, se introduce en ella una de las puntas del tubo de vidrio, y en seguida se sopla lentamente con el fuelle por espacio de tres 6 cuatro minutes. De esta manera se renueva el aire del tubo, llenandose este de aire igual al que cxiste en aquel memento en la localidad. Para cerrar seguidanieotc el tubo, se calienlan y estiran las dos puntas delgadas con una l^mpara de alcohol, evitando acer- car la llama al principle del tubo: se unen de nuevo con be- lun las campanilas a las puntas tapadas, con objeto de res- guardarlas, y se coloca otra vez el tubo en su esluche. Se mandaren muches tubos de estos, de capacidad de 30 a 100 centimetres cubicos, a diferentes sabios que vivian en varies puntos; se enviaron olros a les principales consu- lados de Francia, con recemendacion especial del Ministro de Negocios estrangeros; y cierto niimero, per fin, se entrego a les oficiales de la Marina Real, que habian de mandar estacio- nes en algunos paises lejanes. Per desgracia, les suceses politicos de 1848 vinieron a destruir estas prevencienes, y la mayor parte de les tubos se perdio. Sin embargo, Mr. Regnault ha centinuade analizando el aire atniosferico de Paris durante lode el ano de 1848, ha- biendose hecho un gran numero de analisis del aire tornado en diferentes puntos de Francia, Suiza, Rerlin, Madrid, y en el Mediterraneo. Tambien se han analizade muchas muestras de aire recejide en paises lejanes por viajeros y oficiales de la Marina. La delerminacion exacta del acido carbonico contenido en 371 el aire presentaria gran interes; pero no es posible verificar- la con el aire que ha permanecido mucho tiempo en los tu- bes, porque el vidrio absorve parte de dicho acido. No ponemos los resultados de todas las analisis que Mr. Regnault cita en su memoria, y solo copiaremos las tablas de las proporciones de oxigeno que se ban obtenido en el aire recojido en Paris a fines del auo 1847, y en Ginebra y sus in- mediaciones (1) en los anos 1848 y 1849. (l) Las ultimas muestras se rccojieron en Ginebra por Mr. E. Plan- tamour, por Mr. G. Rochette en el monte Saleve, y por el autor de este articulo en el monte Buet y en el Montauvert. 372 Aire tornado en Ginebra y sus inmediaciones. 1." 2.» 1 5 enero. Analisis. Analisis. Observatorio de Ginebra. Mediodia. 20,917 20,909 )> Monte Saleve. . 20,940 20,953 1." febr. Observatorio de Ginebra. > 20,94fi 20,935 » Monte Saleve. > 20,903 20,957 i." abril. Observatorio de Ginebra. J 20,920 )) u Monte Saleve. > 20,928 )> 1 5 Junio. Observatorio de Ginebra. > 20,956 » 1 ." Julio. )i > 20,903 >j 15 id. » > 20,935 >• l.°agost. » ' 20,937 » 1 5 id. » > 20,961 » 1." set. » J > 20,924 u 6 id. Monlauvert ^Chamounix). Monte Buet (Saboya). g"" 25" de la man. 20,963 >, 8 id. Mediodia. 20,930 » 1 ." oct. Observatorio de Ginebra. )> 20,981 » 1." nov. » » 20,969 » 15 id. )> » 20,990 >} 1.° die. » )> » )> 15 die. Observatorio de Ginebra. Mediodia. 20,913 » «840. 1. "enero. M » 20,959 » 1." febr. U a 20,993 » 1 5 id. » » 20,982 » Aire tornado en Paris. 4849r. 29 die. Plaza de la Concordia. Il*" de la noche. 20,953 » » Observatorio del Colegio de Francia. » 20,948 )> 30 id. » Mediodia. 20,939 20,930 » " 4'> SO^delatarde. 20,984 20,967 31 id. » e"" 15"° de la man. 20,949 » » CUspide del Pantcon. Mediodia. 20,959 » )> Cboisy-lo-Roy. El aire se lom6 a n "", 1 0 sobre cl ni- vel del Sena. l*" 40"de latarde. 20,966 n » Esplanada de Vincennes. 20,945 » » Esplanada de Vincennes, bajo arbolado. 1^ 1 5" de latarde. 20,947 » n Sobre un campo de trigo en yerba. Mediodia. 20,980 20,992 373 El total de las analisis del aire de Paris hechas en 1847 y 1848, sube a mas de 100. La menor cantidad de oxigeno hallada asciende a 20,943, y la mayor a 20,999; la media general es 20,96 proxima- mente. La diferencia maxima es de 0,86, siendo mayor que la que puede resultar de los errores en los esperimenlos, la cual rara vez pasa de 0,02. Su valor es tan pequefio, que puede facilmeute atribuirse a alteraciones locales 6 momenlaneas. Los resultados de las analisis de aire tornado en olras lo- calidades del continente, estau comprendidos entre 20,903 y 21,000; es decir, entre los mismos limites de variacion que los del aire de Paris. En cuanto al tornado en el mar, ha pre- sentado conslantemente, en general, la misma composicion dicha, aunque con algunas escepciones. Del conjunlo de resultados consignados en la memoria que estractamos, de las analisis que Mr. Lewy ha presentado a la Academia liltimamente. y en fin, de las hechas por Mr. Bunsen durante un afio entero, de aire recojido en Irlanda, cree poder sacar Mr. Regnault por conclusion: 1." Que el aire de nuestra atmosfera presenta general- mente variaciones de composicion apreciable, aunque muy tenues, puesto que la cantidad de oxigeno varia solo por lo regular de 20,9 a 21,0; pero que la proporcion del oxigeno baja hasta 20,3 en ciertos casos, que son mas frecuentes al parecer en paises calidos. 2.° Que la cantidad media de oxigeno contenida en 100,00 partes de aire almosferico, fue en Paris durante el ano de 1848, de 20,96. CIENCUS NATIRALES. FHilOIiOOIA. J)e la estension de la superjicie del cerebro, y de sus relaciones con el desarrollo de la inteligencia; por Mr. Baillarger, me- dico del hospital de la Salitreria. (Anil, ined.-psicol., enero •I8b3.) Me propongo en este trabajo: 1." Determinar la estension de la superficie de los hemis- ferios cerebrales. 2.° Investigar si exisle, como se lia dicho, una relacion entre la estension de esta superficie y el grado de desarrollo de la inteligencia. PRIMER PUNTO. De la estension de la superficie del cerebro. Sabemos que el cerebro esta cubierto por dos membranas; la aracnoides y la pia-madre. La aracnoides no penetra en el inlervalo de las circunvoluciones, y solo tapiza la superficie, por decirlo asi, aparente de los bemisferios cerebrates. La pia-madre, por el contrario, se mete en todas las anfractuo- sidades, y su superficie es igual en esten-sion a la superficie real del cerebro. Si pudiera desplegarse esta membrana, len- driamos un medio muy sencillo y muy exacto de medir las superficies cerebrales; pero no pudiendose hacer esto, tene- mos que buscar otro medio. La primera idea que se presenta es desdoblar el cerebro mismo. Se refierc en efcclo, que Gall bizo esto con los beraisfc- 375 rios cerebrales, y que era, entra sus descubrimienlos ana- t6micos, al que daba acaso mas importancia. Nada mas facil que medir las superficies cerebrales si se pudiera oblener por esle medio una membrana unida a la cara de las anfractuosidades desiguales, cuya estension es casi im- posible de delerminar exaclamente. Desgraciadamenle el desdoblamiento del cerebro, como lo hacia Gall, lleva consigo una objecion muy grave. La suslan- cia cerebral es eslensible, y las tracciones que se ejercen con los dedos pueden ser causa de un error. Esta consideracion ha debido detener a los anatomicos que hubieran pensado en medir el cerebro por este medio, y del cual no he tralado de servirme. El proceder que empleo consiste en desdoblar el cerebro, sustituyendo a la accion de los dedos una diseccion minuciosa y larga, que tiene por objelo evilar toda especie de estira- miento. Levanlo poco a poco la mayor canlidad posible de suslancia blanca, y reduzco asi gradualmenle a muy poco el espesor del hemisferio. Cuando he separado casi completa- menle la sustancia modular, la membrana hemisferica se des- plega, por decirlo asi, por si sola, si no en totalidad, al me- nos suUcientemente para que se pueda estender y moldearla con yeso. Despues de sacar del molde esla membrana, se puede ob- tener la estension de su saperficie del modo siguiente: se lle- na el molde poco a poco con arcilla, inlerponiendo un tejido delgado, cuya superlicie plana es entonces muy facil de me- dir matematicamente. En resiimen: para oblener la estension de las superficies cerebrales es necesario: 1." Desdoblar lo mas completamente que sea posible los hemisferios, separando poco a poco casi toda la sustancia blanca interior. 2." Moldear con arcilla la membrana cerebral obtenida de esle modo. 3." Medir este molde con un tejido muy delgado, tomando las precauciones convenienles. Veanse los resuUados que he obtenido por este proceder. 376 En cinco cerebros he enconlrado una superficie media de 1700 cenlinietros cuadrados. Unicamente en dos he medido comparalivamente los dos hemisferios, y he hallado: En el primer cerebro: La superficie del hemisferio derecho igual a 764 centime- tros cuadrados. La del hemisferio izquierdo igual a 789 centimelros cua- drados. En el segundo cerebro: La estension del hemisferio derecho era de 853 cenlime- tros cuadrados. La del hemisferio izquierdo era de 837 centimelros cua- drados. De modo que la diferencia de un hemisferio a otro es solo tie A ^ A> lo cual prueba la exactitud de la medida. Veamos ahora la estension del cerebro de algunos ani- males. El cerebro del conejo tiene una superficie igual a 24 centimetres cuadrados. El del gato 52 id. id. Eldelperro 104 id. id. El del carnero 160 id. id. El del puerco 220 id. id. Tal es el resultado de las medidas que he practicado. No le doy como exactamente matematico, pero creo poder garan- lizar la exactitud casi de r'^. PUNTO SEGUNDO. De las relaciones entre la estension de la superficie del cerebro, y el grade de desarrollo de la inteligencia. En una memoria leida en el Instituto en 1822, Desmoulins trato de demostrar que el numero y la perfeccion de las fa~ cultades intelectuales en la serie de las especies y en los in- 371 dividuos de una misma, estaban en proporcion de la estension de las superficies cerebrales. Creo inutil reproducir los argumentos presentados en apo- yo de esla proposicion , y me limitare a hacerlo de los dos mas notables. Se dice que tal animal, muy inteligente, tiene una estension de la superficie del cerebro mayor que tal olro de inteligencia menos desarrollada: es evidente que aqui se trata de la estension relativa al volumen. De una manera absoluta, en efecto, el cerebro de un per- ro, por ejemplo, tiene menos superficie que el de un buey, y sin embargo, el perro tiene mucha mas inteligencia. Si, pues, se compara la estension de las superficies, es te- niendo en cuenta el volumen relative de los cerebros. Asi es, sin duda ninguna, como se ban comprendido las cosas; pero es necesario esplicarlas con mas claridad. Anadire una segunda observacion. Desmoulins, lo mismo que los fisiologos que ban admitido su opinion, no ban dado nunca mas que medidas aproxima- das de las superficies cerebrales; y sin embargo, en cuestio- nes de esta naturaleza, sobre todo cuando se trata de apre- ciar el grade de desarroUo de la inteligencia, es necesario te- ner dates algo mas exactos que poner en la balanza. Es, pues, indispensable para la solucion del problema, por una parte determinar el volumen exacto de cada cerebro, y por otra medir la estension de su superficie. Siendo la densidad de los diferentes cerebros casi la mis- ma, el volumen es proporcional al peso, que puede entonces estar sustituido sin inconveniente por el volumen. Yo he pesado con cuidado el cerebro de un hombre, y des- pues, enlre los de los animales, el del carnero, del puerco, del perro, del gato y del conejo. Me he dedicado despues a medir la estension de sus superficies. Para hacer mas facil de comprender los resultados que he obtenido, tomare primero los dos estremos; el cerebro del hombre y el del conejo. He hallado que los hemisferios cerebrales del hombre, despues de separar las membranas, los cuerpos estriados, los talamos opticos y el cuerpo calloso, pesaban 900 gramas. 378 Su superficie, medida por el proceder que he indicado an- tes, era 1700 cenlimetros cuadrados. Los liemislerios cerebrales del conejo pesabau 5 gramas. Su superficie era de 24 centimelros cuadrados. Si se compara el peso de estos dos cerebros, se encueutra (|ue el del hombre pesa 180 veces mas que el del conejo. La relacion de peso es : : 1 : 180. En cuanto a las superficies, se ve que el cerebro del hom- bre tiene 70 veces mas estension que el del conejo. La rela- cion de superficies es : : 1 : 70. De modo que el cerebro del hombre es 180 veces mas pe- sado que el del conejo, y solo es 70 veces mas estenso. De esto se deduce que los hemisferios cerebrales del conejo lie- nen proporcionalmente a su peso, 6 si se quiere a su volij- men, dos veces y media mas superficie que los del hombre. Creo, por otra parte, deber recordar que el cerebro del cone- jo, como el de los olros mamiferos inferiores, no tiene cir- cunvoluciones, y que su superficie es exactamenle igual a la superficie interna del craneo. He coraparado del mismo modo el cerebro del hombre con el del gato, el del perro, el del carnero y el del puerco, y he encontrado siempre que la superficie era, respecto a su peso, J, I, i mayor en los animales que en el hombre.. Los cerebros mas pequeuos, tomadas en cuenta todas sus proporciones, son constanteraente los mas estensos, y la su- perficie relativa de los hemisferios parece que esla en razon inversa de su peso. Estos resultados son completamente opuestos a la propo- sicionformuladapor Desmoulins; porque lejos de estar el des- arrollo de la inteligencia en razon directa del de la estension relativa de las superficies, esta, por el contrario, en razon in- versa. He debido desconfiar primero de estos hechos, que he com- probado sin comprenderlos; pero muy pronto, habiendo pro- curado esclarecerlos por medio de los dates matematicos , he encontrado la esplicacion siguieute. Suponganse dos cuerpos esfericos de igual densidad, que lengan el uno 20 y el otro 10 centimelros de diametro; los 879 volumenes que son proporcionales al peso son entre si : : 8 : 1, es decir, que el cuerpo mas voluminoso es 8 veces mas pesa- do que el otro. Si, por el contrario, se comparan las superficies, se en- cuentra la relacion : : 4 : 1. Resulta de esto, que el cuerpo mayor es 8 veces mas pe- sado que el pequeuo, y solo es 4 veces mas estenso. Esto es precisamente lo que he encontrado comparando las superfi- cies de los cerebros pequefios con el cerebro del hombre. Estas diferencias entre la relacion de los volumenes y de las superficies es el resullado de esta ley matematica: que los vohimenes de los cuerpos semejantes son entre si como los cubes de sus diametros, al paso que las superficies son entre si como los cuadrados de estos diametros, lo cual da propor- ciones muy diferenles. El cerebro esta sujeto a esta lev, de la que se sustrae en parte por ia existencia de lascircunvoluciones. He aqui la razon por que los hemisferios cerebrales del conejo, a pesar de no tener anfractuosidades, son sin embar- go proporcionalmente casi tres veces mas estensos que los del hombre. Nada hay mas sencillo que los .resultados que me ha su- ministrado la medida directa de la estension de las superficies cerebrales del hombre y do muchos animales; sin embargo, ellas trastornan complelamente esta proposiciun: que el uii- mero y la perfeccion de las facultades intelectuales, estan en proporcion de la estension de las superficies cerebrales. He dicho anteriormenle, que el cerebro solo estaba some- tido en parte a la ley matematica que rije los cuerpos en cuanto a sus relaciones de superficies y volumenes, pero no que estaba enteramente suslraido a esta ley. Para demostrarlo completamente, recordare la estension de la superficie del ce- rebelo relativamente a su peso. Esta estension, multiplicada por millares de laminas, es en efecto considerable respecto a su voliimen, y no hay otro organo que pueda compararse, bajo este aspecto, con el cere- bro de los mamiferos inferiores. Hubiera podido ser asi para los hemisferios cerebrales, y 380 acaso enlonces el grado de desarrollo de la inleligencia ha- bria eslado en relacion coo la estension relativa de las super- ficies cerebrales; lo cual no liene lugar. Creo deber seualar, antes de terminal", el origen del error cometido por Desmoulins y los fisiologos que ban admilido su opinion. Ellos ban juzgado de la estension relativa de las superfi- cies cerebrales por el grado de plegamienlo de eslas superfi- cies, 6 si se quiere, por el numero y prorainencia de las cir- cunvoluciones; esto no es exaclo. El cerebro del bombre, cuyas circunvoluciones son muy numerosas y prominentes, no liene, por el contrario, mas que una estension de superficie relativa muy pequena, por lo mismo que tiene un voluraen muy considerable. Para estu- diar este problema, es necesario dislinguir con cuidado: 1." La estension relativa de superficie en los diferenles cerebros. 2." El numero y salida relativa de las circunvoluciones. Creo baber probado que el desarrollo de la inleligencia no esla en razon de la estension de las superficies cerebrales; pero queda que examinar si se puede eslablecer una relacion de esla especie, suslituyendo a la estension de las superficies el numero y grado de prominencia de las circunvoluciones. ^No se podria , por ejemplo, cambiar los lerminos de la proposicion, y decir que el numero y la perfeccion de las fa- cultades intelectuales estan en proporcion, no de la estension de las superficies, sino del numero y prominencia de las cir- cunvoluciones? Tal es ahora la cueslion que tenemos que examinar. La resolucion de esla cueslion presenta, a mi modo de ver, mu- chas mas dificultades que las que aparecen a primera vista. No basta, en efeclo, comparar esleriormenle dos cerebros de animales, y comprobar que el de mas inleligencia ofrece mas circunvoluciones; el probkma es mucho mas complejo, y no se puede resolver sino teniendo en cuenla muchos ele- mentos que ban sido descuidados. 381 CONCLUSIONES. 1 .« El cerebro del hombre se puede desplegar casi com- pletamente sin estirarle, separando poco a poco la sustancia blanca interior. 2." La estension de la membrana cerebral desdoblada de este modo, es de 1700 centimetros cuadrados. 3.* La superficie del cerebro del hombre, proporcional- mente a su voliimen, es mucho raenos estensa que la del ce- rebro de los mamiferos inferiores. 4.^ No se puede juzgar, sin grave error, de la estension relativa de las superficies de muchos cerebros de voliimenes diferentes, no teniendo en cuenta mas que el niimero y la prominencia de las circunvoluciones. 5.^ El grado de desarroUo de la inteligencia, lejos de es- tar en razon directa de la estension de las superficies cere- brales, esta en razon inversa (1). (l) Debo recordar que esto no prueba que el desarrollo de la inteli- gencia no est6 en razon directa del niimero y estension de las circun- voluciones. Si se reflexiona bien, se vera que estas dos proposiciones no tienen nada de contradictorias. 382 VARIGDADES. — El dia 6 del mes dc mayo ultimo se llev6 a cabo con un resultado satisfactorio, la dificil opcracion de cstablecer el cable submarine que en adelantc ha de unir la Inglaterra con la Bdlgica, superando por este me- dio las dislancias que separan este pais del resto del continente Europeo. Esta aplicacion moderna de la elcctricidad a los teldgrafos, habla mas por si sola que todos los preambulos que pudieran hacerse acerca de sus in- numerables resultados. Hoy dia ya no existen distancias, no hay ya obs- faculos que la mano del hombre no supere y venza con prodigiosos re- sultados. Nos limitaremos pues a dar una breve descripcion de los prin- cipales incidentes de aquellos trabajos, cuyas dificultades ban sido venci- das con un gran 6\ito por los Sres. R. S. Neirall y compauia, con la ayuda del Capitan de la Marina Real inglesa Mr. J. Washington. El cable submarine ha sido construido bajo la dircccion, y por contrato dc la Com- pafiia europea y amcricana de tclegrafos eldctricos. El principio 6 ma- nufactura del cable ha sido el mismo que el que en 1850 se establecio entre Dover y Calais, con la sola diferencia, que en lugar de cuatro alam- bres conductores aislados que tenia aquel, el actual tiene seis conducto- res aislados por una doble cubierta de gutta-percha, cuya construccion ha estado bajo la direccion de Mr. Llatham, jefe de la fabrica de gutta- percha en City-Road. El m^todo que se ha empleado para cubrir los alambres con la gutta-percha es el siguiente: una masa de gutta-percha en un estado de reblandecimiento, se coloca en el interior de un cilindro que teniendo en uno de sus estremos un ^mbolo, precisa a la gutta-percha a pasar a trav^s de unos conductos de hierro de pequeSo diametro, en cuyo centre se encuentra el alambre conductor: este, a medida que se va cu- briendo con la gutta-percha, se le precisa a salir del interior del cenduc- lo atravesande ademas un deposito dc agua fria. a fin de que la sustancia aisladora tome la consistencia que se requiere. El diametro de los conduc- tos de hierro por donde pasa la gutta-percha, varia con el espesor de la cubierta del alambre. Ya cubiertos los alambres, se revistieron despues con cabos de cauame empapado en una disolucien de brea y sebo; en es- te estado se introdujo el cable en un tubo 6 cilindro de hierro de una eran maquina giraloria, a fin de retorcer los doce alambres de hierro galvanizado (de un diametro proximamente de — de pulgada) que for- man su cubierta esterior. Esta operacion del retorcido requiere mu- 383 chas precauciones para lograr una gran cxactitud y regularidad. Si su- cediere que algunos de los alambres so rompieren durante aquclla opera- cion, se vuelven a unir a golpes de martillo, liechas ascuas sus eslremi- dades y sumergiendo la union en un bauo de zinc. El cilindro giratorio ya raencionado daba 1 8 revoluciones por minuto, retorciendo en cada una i 1 pulgadas de cable. El coste del todo del cable ha sido de 33.000 libras esterlinas proximamente, pesa 450 toneladas, se ban empleado 100 dias en su construccion, y 7 0 boras en la operacion de llevar el cable a liordo del buque de h(;lice "William ZliuU, que debia tenderlo en el canal. La lon- gitud del cable cs de 7 0 millas. El Almirantazgo puso a disposicion de la Compauia del telegrafo dos buques de guerra, el Lijard, vapor de rue- das, y el Vivid, vapor de hdlice. Con igual consideracion de la importan- cia de la empresa, el Gobierno belga dispuso un vapor para la asistencia que fuera necesaria sobre la costa belga. El 1 de mayo el capitan Was- hington en el vapor Vivid emprendio el establecimiento de las boyas que debian raarcar la direccion del cable submarino. Pero a causa de eslar el tiempo muy cerrado y tempestuoso, solo i\i6 posible colocar dos boyas, una a 10 millas y la otra a 20 del South Joseland. El establecimiento de las demas se Ilevo a efecto en el curso del dia siguiente. El mi(5rcoles por la mauana cslando ya todo pronto y dada la orden de levantar anclas, el Wilham Zbult y el Lijard vinieron a situarsc a unas 500 yardas de la costa inglesa; en seguida por medio de una gran barca se trajo un eslremo del cable a tierra sostenido por otros 6 botes 6 barcas en los puntos inter- medios. Asegurado aquel estremo, el Zbutt emprendio su marcha hacia la costa belga, sirviendole de guia uno de los vapores de guerra, pues que ademas de ser el Zbult buque de hicrro, teniendo a su bordo una masa de hierro que iba variando por momentos, eran del todo iniitiles sus briiju- las y demas instrumentos nauticos. La marcha del buque vario desde 2 millas por hora a 3, 4, 5 y 6 millas, aumentando aquella velocidad en el curso de la primera hora. Poco tiempo despues de haberse empezado la operacion de tender el cable, sobrevino una niebla que hizo imposible el auxilio de las boyas, y tuvo que recurrirse al empleo de botes Pescadores, asegurando la verdadera direccion del Zbutt por medio de sondas. El 6 de mayo el estremo del cable se hallaba asegurado en la costa belga, y pudo trasmilirse el primer despacho telegrafico a Londres anunciando la conclusion de la empresa, sin haber ocurrido incidente ninguno, sino que el todo habia sido llevado a cabo con un ^xito sorprendente. El despacho mencionado decia asi: "Union enlre la Belgica e Inglaterra. La 1 me- nos 20 minutes de la tarde.=]VIayo 6 de 1853.=A pesar de que el cable submarino tenia una longitud de 70 millas, como ya se ha dicho, la operacion de tenderlo A lo largo del canal se efectud con tal perfeccion 384 y en una h'nea casi tan recta, que linicamente 2 raillas mas de conductor eldctrico se emplearon sobre la dislancia que separa los dos puntos fijos en ambas costas, Dover y Ostende. —En la raauana del dia 29 de mayo ultimo sc ha observado en Madrid un hermoso halo 6 corona solar, perfectamonte marcada y de mucha du- racion. No puede fijarse la bora en que tuvo principio; pero a las 10 ya se advirtio formado y sc conserv6 hasta las 12|. Ocupaba esta corona unos 40°, y su bordo interior ostentaba los colores del arco iris, ballan- dose el rojo bacia el lado del astro. Estos colores estaban perfectamente claros en el tercio del ci'rculo mas alto y en el opuesto. Los arcos de derecha e izquierda los tenian mucho mas apagados. El espacio circular presentaba un fondo aplomado, y por la parte de afuera de los anillos de color se destacaban estos sobre un cerco de nube mas blanca i ilumina- da. El aspecto del cielo era nebuloso por igual a grande altura, pues en la parte inferior la atmosfera estaba perfectamente limpia. En region in- termedia flotaban muchos grupos pequeuos de nubes, que a veces, aunque por corto espacio, interrumpieron la vista de una parte de la circunfe- rencia. Casi generalmente en las inmediaciones del horizonte se veia car- gazon de varias especies. La luz del sol estaba algo velada por la in- terposicion de la capa superior, aunque en ocasiones rompia con algu- na mas intensidad, y aumento consiguiente en la brillantez de los colo- res. El temporal, que en los dias anteriores habia producido abundantes y frecuentes lluvias, en este no dio agua alguna antes ni despues del fenomeno, que termin6 desvaneci^ndose la bruma de la parte mas proxi- ma al sol, y se redujo a filamentos y cirros. El barometro, sin reduccion, marcaba a la sazon 30 pulgadas 2,5 lineas espauolas, continuando la su- bida despues del notable descenso a que antes llego y que fu^ tan apro- ximado al estraordinario de febrero. A la imperfeccion de estas observaciones, nada mas puede anadirsc, pues no lo permitieron las circunstancias del observador. N/ 7. — REVISTA DE CIENCIAS. — Odubre 1853. CIENCIAS EXACTAS. Ai^TROMOllIil. Sobre la conslituciou fisica del planeta Marie; por Arago. (Cosmos, (ifebrr.ro 1855.) Antes de Galileo, era Marte una estrella sin disco bien definido, roja, a veces cenlelleante, y nada mas: Galileo fue el priraero que vio con su anteojo en 1609 destacarse clara- mente en el cielo el disco de Marie, aparecer ya pequeuo ya grande, y que presenlaba fases bastante perceplibles, aunque afeclaban muy poco a la parte luminosa del disco. Sin em- bargo, los anteojos de Galileo aumentaban poco, dispersaban mucho, y daban poco limpias las imagenes; y por esta razon el ilustre creador del melodo cienlilico moderno escribia en 1610 a Castelli, que no sabia bien si Marte era redondo 6 no. En 1616 Fontana hallo queerajiboso al parecer, descubrien- dole en 1639 una manclia negra. El P. Zucchi descubrio poco despues en el olra; y habiendo notado pronto muchosob- servadores que las manchas carabiaban de posicion rapida- mente en la superticie del planeta, concibierou la idea de medir por el moviraiento de ellas el periodo de la rotacion del astro sobre su eje. En 1666'Juan Domingo Cassini fijo que su duracion era de 24'' 40', lo cual confirmo posterior- mente por las observaciones que hizo en Paris. S. W. Hers- chell empezo nuevamente el trabajo de Cassini, y despues de reunir gran numero de observaciones delcM-mino que la rota- cion de Marte se verificaba en 24'' 39' 21"; cuya determina- cion le parecia de tal exactitud, que creyo que en lo sucesi- TOMO III. 25 386 vo podrian los aslronomos conocor por la rotacion de Marie los carabios de celeridad que esperimenlase el movimiento do la Tierra alrededor de su orbila; pero Ilerscholl babia exaje- rado la precision de su Irabajo; el valor de la rolacion de Marie ha variado, y en la aclualidad so calcula que es de 24^ 37' 22". Esta rolacion, y la inclinacion del eje del planela sobre el piano de su orbila, y la inclinacion de esla sobre el piano de la ecliplica, necesitan al parecer nuevas coraproba- ciones por parle de los aslronomos. En cuanio a la forma de Marie, se le habian reconocido fases cuya accion se nolaba en el disco del planela cinco dias antes y cinco despues de la oposicion. Ni Cassini ni Maraldi pudieron reconocer en el achalamienlo perceptible, y eso que el primero fue quien lo descubrio en Jupiter. Herschell vio que Marte era achalado, y, cosa estrana, evaluo su achalamienlo en -^, valor que cier- tamente no se hubiera ocullado a Cassini, pueslo que era igualaldel achalamienlo de Jupiter. Schroelter no acepto el nu- mero de Herschell, midio de nuevo a Marie, y lo encontrb achatado en -'- Maskeline, que estaba entonces a la cabeza So • del Observalorio de Greenwich, discordaba mucho mas de Herschell, pues no daba a Marie ningun achalamienlo: el ce- lebre Bessel confirmo mas tarde la observacion de Maskeline. Habia en este punto una diticultad que resolver, y Mr. Arago lo consiguio: su anteojo de Rochon espero a Marie en sus opo- siciones sucesivas, y con el observe lo siguienle. En 1811 presenlo el planela-^ de achalamienlo; en 1813 el de-^, en 1815, 1817 y 1837, ninguno; en 1845 el de ~, e igual achala- mienlo en 1847. Esla diver^idad de resullados essolo aparen- le, pues en tales observaciones, uno 6 muchos resullados ne- gatives no destruyen uno positive. Basta, en efecto, supener que el planela se nos presenle, ya per sus polos, ya per su ecuador, para que en un case nos parezca redendo y en olro aplanado; en fm, en las pesiciones intermedias los valeres del achalamienlo seran mayores 6 menoros, segun qne se acerquo 387 a una u olra de esas dos posiciones principales. Hay aderaas otras dos causas que pueden inlluir para coiisiderar al plane- la menos achatado que lo que es en realidad: una de ellas precede de la manclia blanca y mas luminosa que el reslo, y se manillesla liiicia sus polos, de donde parece brotar; la olra, de la accion dispersiva de nuestra almosfera, que descompo- niendo la luz de los hordes del astro lo alarga en un senlido 6 en otro, segun la disposicion de las capas almosfericas. El achatamiento de :^ hallado por Mr. Arago puede ser exaclo, 6 menor que el verdadero, pero de ningun raodo mayor. Lo que hay de notable aqui, y lal vez lo espliquen algun dia los geometras, es la perfecla conformidad eutre el achatamiento teorico y real de Jupiter y de Saturno, y la gran discordancia que parece existir enlre el achatamiento teorico de -^ y el de^, observado en el plaueta Marie. Laplace, a quien habia hablado de esto Arago, apcnas se admiro, y alribuia la deformacion de Marte a una de esas ca- taslrofes que Iraslornan la superficie de un planeta aun des- pues de su solidificacion, corao el levantaraiento del Himalaya, y de la cadena de las cordiileras, que han destruido el reves- timiento compaclo de la Tierra, y prolongado su radio en can- tidades aprcciables. Semejanles sucesos han de ser tanto mas formidables, cuanto raenores sean los planetas en que obren; bajo cuyo supuesto Marte podia presenlar campo a su accion det'ormadora. Pero habiendo niedido Arago con el mayor es- criipulo losdiametros perpendiculareso los dos ejes de Marie, y otros dos diametros a do" de los primeros, hallo que estas medidas convenian exactamente con las que daria una forma eliptica regular; de modo que las deformaciones locales de Laplace no eran admisibles para esplicar el achatamiento del planeta. Mr. Airy ha encontrado hace muy poco para la de- presion de Marte un valor menor que el deducido de las ob- servaciones de Mr. Arago, cuyo valor, coraprendido entre el de este y el de Schroettter, es igual a^. Mr. Arago, con objeto ;i88 de asegiirarse que la dopresioi) del disco no procedia de defec- los delanleojo, tuvo cuidado de observar repelidas veces du- rante el curso de sus invesligaciones, discos perfectoscoloca- dos en lo alio del Luxeraburgo, y lodos sus diamelros le pare- cieron invariables. En cuanlo a las manchas blancas quelos aslronoraos habian adverlido en los polos de Marie, y que Maraidi vio canibiar de lamafio, las observacioncs de Hers- chell delerminaban al parecer claramenle su naturaleza. En efeclo, eslo gran aslronomo liabia nolado que en la primavera y vcrano del hemisferio Sur de Marie, la mancha blanca dismi- nuia en el hasla desaparecer, y que se volvia a formar poco a poco duranle el olofio y el invicrno, lo cual sucedia lara- bien en el olro heniislerio en las epocas correspondienles. Se- gun, pues, lodas las probabilidades, las manchas blancas de- bian ser capas de hielo y de nieve que el Sol derretia en la primavera, y que el invierno renovabaen el planela. Mr. Ara. go midio con cuidado su eslension, enconlrando que la man- cha blanca del hemisferio Sur se eslendia hasla el grado 50 de lalilud duranle la eslacion del frio, y por medidas folome- Iricas de naluraleza particular reconocio que las paries blan- cas de Marie enviaban dos veces mas luz que las rojas del mismo planeta; concluyendo de este conjunlo de observacio- nes, de acuerdo en ellas con los demas aslronomos, que las manchas luminosas de Marie proceden de acumulaciones pe- riodicas de nieve y de hielo en sus casquetes polares inver- nales. Tambien opina Arago, con otros muchos observadores, que las fajas verdosas ecualoriales del planeta son solo un efeclo de conlrasle; pero a tin de asegurarse bien, seria ne- ccsario aislar por medio de un diafragma una parte de las fa- jas, sustrayendolas asi de la accion del color rojo inmediato, en cuyo caso solamenle se podria determinar su color ver- dadero. Oueda por ultimo la cuestion de saber por que Marie es rojo, color que le ha valido enlre los hebreos el nombre de abrasado, y el honor de servir de tipo al rubor entre los Egip- cios. Herschell adraitia que algunos terrenes ocraceos y la presencia de la arenisca roja podian esplicar esa coloracion particular, y Lambert opinaba que la vegetacion debia ser 389 roja en la superficie del planela; pero otros astronomos han alri- buido el color de esta tinla a la accion de una alraosl'era. Los rayos del Sol nos parecen efectivamenle coloreados de rojo cuando ban atravesado alj^unas capas almosfericas considera- bles; pero si lal hubiese de ser la causa del color rojo de Marie, los bordes de su disco debieran parecernos mas colo- rados, raienlras que el centre es mas rojo, y los bordes imilan rodearle. con dos meniscos incoloros. Se habia observado que las manchas negras, muy visibles en el centre, desaparecian antes de llegar a las orillas, en cnya atmosfera luminosa no se manifeslaban; y se Irataba de esplicar dicho fenomeno. Mr. Arago lo logro, suponiendo cierto poder reflexive en la at- mosfera de Marte. Efectivamente, si se supone lafuerza ilumi- naute espresada por 31 y la de una mancha por 30, habra entre las dos — de diferencia, que hara la mancha perfecta- mente dislinta; pero si cerca del borde en que la atmosfera es mas densa comunica esla al planeta 20 de luz, el fondo lurainoso se hara igual a 51, y la claridad de la mancha sera de 50. La diferencia, pues, que existe entre estos dos niime- ros, es decir, ~, es demasiado pequena para que el ojo pueda apreciarla distinlamenfe, y la mancha se ocullara al parecer bajo un velo luminoso. Esla esplicacion, haciendola eslensiva a todo el cuerpo del astro, nos manifiesla por que su centre nes parece reiativamente escuro, mienlras que una luz blan- ca y muy viva brilla en sus bordes. OEODES^iy^. Estado aclual de adelantos de la mieva carta topogrdfica de Francia. (Bibl. univ. de Gioebra, mnrzo ^85.■>.) En el sigle XVIII se ejeculo la primera carta lopografica grande de Francia, compuesta de 180 hojas, que lleva el nembre de Carta de Cassini, porque tres generaciones de as- 390 tronoraos do esta familia ban trabajado sucesivaraente en clla. Cualquiera que fiiese cl merilo de la carta con respeclo a la epoca en que se ejecuto, es lo cierto que en 1808 el caballero Bonno, coronel del cucrpo de ingenicros geografos, esponia al emperador Napoleon I, en cumplimienio de su orden, el pro- grama de los Irabajos que se debian emprender para conslruir con lodala perfeccion de metodosycalculosqueelliempohabia inlroducido, olra nueva carta que sustituyesc a la primera; pero hasta 1816, bajo el reinado de Luis XVIII, no se conti- nuo esle proyecto. Una comision presidida por el celebre La- place, de la cual eran vice-presidente y secrelario Delambre y Puissant, fijo las bases, y por Real orden del 6 de agosto de ISn se determino su ejecucion. Encargado el deposito general de la guerra de Paris de esta inmensa empresa, se organizo en el con dicho objeto una comision especial, compuesta de oficiales superioresdelcuer- po de ingenieros geografos, de la cual fueron el coronel Bros- sier, presidentc, y secretario Mr. Coraboeuf. Primeramente era preciso ejecular una triangulacion general de primer or- den, ligandola, bien con la meridiana de Dunkerque a Barce- lona, medida ya por Delambre y Mechain, y prolongada hasta la isla de Formentera per MM. Biot yArago, 6 bien con los trabajos principiados en olras dirocciones, y en particular so- bre la perpendicular comprendida entre Brest y Estrasburgo, y en la parle del paraielo medio que atraviesa la Francia. La red Irigonometrica eslaba dividida en grandes cuadri- lateros, limitados por cadenas principales de triangulos, dis- tantes entre si proximamente 200.000 metres, y dirigidas paralela y perpendicularmente al raeridiano de Paris. Ade- mas de las bases medidas ya cerca de Melun y Perpiiian por Delambre y Mechain, y la de casi 19.000 metres, que lo fue en 1804 cerca de Ensisheim, en Alsacia, por el coronel Hen- ry para servir de punto de partida a una triangulacion en Suiza, se midieron tambien olras bases nuevas, una en Brest por el coronel Bonne en 18'23; olra en Aix por el comandan- te Delcros en 1825; olra en Burdeos por el coronel Brousseaud en 1826; y olra en Gourbera, cerca de Dax, por el coronel Coraba'uf, en 1827. Eslas bases se ban servido decomproba- 301 cion mulua: asi la longitud de la Dase de Melun que resullaba de la medida efectiva, era de 10526'°,91. Esa misraa lonjj;itiid valuada por el calculo ha resullado: 1." Parliendo de la base de Brest y por me- dio de la cadena intermedia de triangulos, de... lO'oSG^.Ol. 2." Partiendo de la base de Ensisheira....... 10o27",08. Diferenles ingenieros ban bccho sucesivamente, desde 1824 al 1845, en gran numero de punlos de esa vasta red, varias observaciones astronomicas con objeto de determinar longitu- des, latitudes y azimutes. Estft primer trabajo, ademas de su importancia fundamen- tal para la construccion de la nueva carta de Francia, ha pro- porcionado y proporcionara todavia elementos muy interesan- tes para la determioacion de la figura real del globo terreslre relativamente a la superficie general de los mares. La cues- lion de la diCercncia de nivel que se suponia pudiera exislir entre el mar Medilerraneo y el Oceano Allantico, es una de las resueltas por medio de las observaciones de distanciasze- nitales reciprocas, que han servido para determinar la altitud 6 altura sobre el nivel del mar de cada una de las eslaciones de la red trigonometrica, habiendose visto por estasoperacio- nes que los dos mares, en su estado de calma, solo forman una misraa superficie de nivel. Preciso ha sido aiin ejecutar olros dos ordenes de triangu- laciones antes de llegar a los levantamientos topograficos propiamente llamados, que han servido para el dibujo y gra- bado de cada hoja de la nueva carta. En un principio se tuvo la esperanza de poder sacar parlido para eslas ultimas opera- ciones de los pianos catastrales y de los ingenieros encarga- dos de ellos; mas, por una serie de varias circunstancias, los ingenieros geografos han tenido que ejecutar durante largo tiempo por si mismos la planimetria. Mienlras que se verificaban sucesivamente las operaciones de triangulacion, el deposito de la Guerra preparaba las hojas en que se habian de dibujar los levantamientos, siluando en ellas los puntos de primero, segundo y tercer orden, segun sus coordenadas en lalilud y longitud, deducidas de calculos geodesicos. El lopografo, partiendo de esos puntos, levanlaba 392 tiespues con la plaiichela 6 la brujula lodos los delalles de planimelria, de inodo que en las hojas se represenlase la for- ma del lerreno, las corrienles de agua, los diferenles cullivos y las conslnicciones de todo genero. Al principio, en 1808, los levantamienlos se hacian en escala de 1 por 10.000; en 1822seadopl6, para abreviarel Irabajo, la del por 20.000; y desde 1826 se ha ompleado la escala de 1 por 40.000, para los punlos que so habian de reconocer en visla de los levan- laraienlos del calaslro. Se ban tornado mucbisinias colas de nivel, y se ban Irazado en los borradores topogriilicos curvas norizonlales de nivel equidistanles, de modo que permiliesen arreglar, por el melodo de lineas de mayor pcndiente, los Ira- zos que espresan en el grabado el relieve del terreno. La Iriangulacion de primer orden se verifico del 1818 al 1845, yla ejecularou, con solo dos 6 Ires escepciones, oficia- les de ingenieros gcografos, aun despues de la fusion de esle cuerpo en el de Eslado mayor, que fue en 1831. La descrip- cion detallada de sus operaciones se ha publicado en el Me- morial del (leposilo (jcneral de la (jiierra, y en otra obra publi- cada por separado con el tilulo de Descripcion geomelrica de la Francia. El 1." lomo en 4.° de esla obra, redaclado por el coronel Puissant, salio en 1832; el 2.°, redactado por el co- ronel Corabffiuf, en 1840; y el 3.° y ultimo, que esta en prensa, se debe al coronel Peilier, gefe actual de la |)rimera seccion del deposito de la guerra. La Iriangulacion de segundo orden se halla tambien casi ejecutada: en la actualidad cubre las 988 milesimas de la su- perficie de la Francia, y la parte levantada ya coraprende los — de dicha superficie. Desde hace 35 anos ba babido en cada uno de 50 a 80 oficiales empleados sobre el lerreno en la ejecucion de los diversos trabajos, tan penosos por lo re- gular, y que exijen mucha fuerza de cuerpo y de espirilu para soportarlos largo tiempo. En 1.° de enero de 1831 se ballaban los trabajos muy adelantados, y se estaban grabando seis hojas, pero nada se habia publicado todavia. Desde 1831 a 1851, es decir, en la epoca en que el general Pelet fue director del deposito de la 393 guerra, han salitlo 130 hojas de la carta; y despiies, bajo la direcciondel general Moriii, se han dado al publico olras 28, ascendiendo por lanlo a 158 el nuraero de las hojas pueslas ya en circulacion. La parte de la carta grabada aclualmente se puede evaluar en -- por lo raenos de su lotalldad. Proba- bleraente se necesitaran todavia diez anos para la conclusion de los Irabajos y del grabado. La carta se ha grabado en es- cala de ^7;^, segun la proycccion modificada de Flamsteed, y cada hoja de grabado tiene casi ^ metro, 6 sea If pies de altura en senlido de la meridiana, y 8 decimetros 6 2 J pies en sentido perpendicular al primcro. La parte de la carta grabada ya, y los elementos manus- critos en que esta fundada, han prestado y prestan todavia grandes servicios para fijar la direccion de los caminos de hierro, de los canalcs, caminos, etc.; ahorrando de este modo largos y costosos esludios, y produciendo asi para el pais una economia considerable. El rendimiento anual de la venta de hojas sueltas de esta carta, al precio de 6 a 7 francos por hoja, es de 25 a 30.000 francos. Pero una carta de tan gran escala no seria en su totalidad de uso muy estenso; por cuya razon el deposito de la guerra ha principiado, bajo la direccion del general Pelet, una carta general de Francia en escala cuatro veces menor, es decir, de 1 por 320.000. Estara dividida en 32 hojas, y ocupara en junto una superficie de 3i metros sobre 3'°,6; y se indicaran en ella, asi como en la carta grande, las vias de comunicacion, las corrientes de agua, las princi- pales divisiones de cultivo y el relieve del lerreno, que se marcara con cotas do nivel. Solo contendra los nombres de las cabezas de partido, al paso que la grande da los de todos los lugares habitados; presentando tambien el conjunto de ma- sas comprendidasentre las corrientes de agua, y conservando a cada una de aquellas el caracler que le es propio. La primera eutrega de la carta reducida se ha concluido en fin de 1852, y comprende el Sur de Inglalerra, el Norte de Francia desde Dunkerque al Havre, y las cercanias de Pa- ris. Su publicacion quedara tcrminada probablemente al mis- 394 mo tierapo que la de la gran carta. Fallaba todavia una nueva reduccion, que olVeciese una carta porlatil de Francia; pero ya se esta estudiando este proyecto , y es de esperar que princi- ple rauy pronto su ejecucion. La nueva carta topografica de Francia ha valido al depo- sito de la guerra de Paris una niedalla grande de oro en la esposicion universal de Londres en 1850. Este admirable trabajo, en el que se habran erapleado 45 afios, subsistira como monuraento notable de la habilidad y abnegacion de los sabios, ingenieros y artistas que hayan tenido parte en su ejecucion. IIECAIIICA APL.ICADA. Reglas prdclicas para la conslruccion tie las mdquinas lo- comoioras, por Mr. Le-Ciiatelieu. (Memorias de la So- ciedad de ingenieros civiles de Paris.) El autor ha creido que pueden eslablecerse empiricamen- te con bastante aproximacion las relaciones entre las condi- ciones de servicio de las maquinas locomotoras y las princi- pales dimensiones de estas, cuyas relaciones, por noserabso- lutas, sino la espresion de resultados medios, podran en lo su- cesivo modificarse con mas acierto que hasta aqui, segun las circunstancias especiales que deban tomarse en consideracion, sin proceder a la ventura, como casi generalmenle se hacia. He aqui las reglas que establece Mr. Le-Chatelier. 1.* A fin de evitar que una escesiva vclocidad de los em- bolos destruya las piezas movibles de la maquina, el mmero de viiellas de las ruedas motrices correspondicnte a 1 metro de carrera de los embolos debe estar comprendido entre 2^ y 3. Es- ta regla, ya de antes conocida y generalmenle admitida, sirve para determinar el diametro I) de las ruedas motrices. 2.' El esfuerzo medio que el vapor debe ejercer en los Em- bolos es ^ dH 395 sieiido p la presion media util del vapor en kilogramos por cenliraetro cuadiado, d el diamelro de los embolos, / el tiro 6 carrera de los raismos, D el diametro de las ruedas molri- ces y ria suma de las resistencias de lodas clases que pro- duce el movimienlo, cuyo valor debe deducirse de la formula de Wyndham Harding, que es la siguiente, NY' r'=2,72+0,094F+0,00484 _—, en la cual T'l-epresenta en kilogramos la resislencia por ca- da tonelada de peso del tren con su carga, V la veloci- dad de este en kilomclros por hora, iVla superficie del frenle del vehiculo en metros cuadrados, y P el peso total del tren con su carga en toneladas. Suponiendo N=^, resulta 7''=2,72+0,094y+0,0242 -^. Por esta formula se calculara primero la resislencia, en ra- sanle de nivel, de los vehiculos que coraponen el tren, con inclusion de la raaquina y el tender; se aumentara al resul- lado 20 por 100 si se Irata de un tren de viajeros 6 25 por 100 si es de mercancias, para lener en cuenta las resistencias adicionales debidas al Irabajo del vapor y a los rozamientos del mecanismo; se anadira finalmenle la resistencia corres- pondienle a la gravedad en el perfil que se considere; cl re- sultado se multiplicara por el peso total P del tren, y el pro- ducto sera el valor de T. 3." Se supondra que la adherencia sea -^ del peso correla- tivo, cuya relacion es la que esta generalmente admitida; y co- nocido el valor de Tse calculara con dicho coeficiente la car- ga que debe pesar sobre las ruedas motrices, y tomando por limile el peso de 10 a 12 toneladas por cada eje, se deducira el numcro de eslos, 6 sea el de pares de ruedas motrices aco- pladas que la maquina debe tener. dH 4.' Suponiendo para la aplicacion de la formula Tz=p—^ 396 quo la caUlera pucde aguantar la presion ofectiva lie 7 almosfe- ras, si se liene en cuenla la pertlida de presion que liene lugar en los condaclos y la que precede de la espansion, de la salida del vapor antes de llogar los einbolos a su lermino, de la con- trapresion que se produce durante el escape del vapor, y de la compresion, viene a resultar que el valor de;) queda redu- cido a 4,5 atmosferas, 6 sea a 4,64 kilogramos por cenlime- Iro cuadrado. Suponese lanibien que cuando la miiquina rea- liza su maximo trahajo lo hace a toda presion, y con arreglo a eslo so ban de calcular los diametros de los embolosy las di- mensiones de la caldera, al paso que el diametro de las ruedas debe delerminarse con arreglo a la velocidad ordinaria de la maquina en las rasantes de nivel y dcscendenles. Esto sentado, de la formula T—p-j- se deducira el valor ded'/, y se obteu- dra finalmenle el de (/ 6 / fijando a priori el de una de estas dos dimensiones. 5.* La relacion de la superficie de calefaccion S del hogar S 1 a la superficie de calefaccion S' de los tubos, debe ser 3- = — • Esla regla se ha deducido de la comparacion de quince raaqui- nas inglesas y de otras lantas francesas, y esta ajustada a la opi- nion ya erailida por varios ingenieros. Las quince maquinas inglesas dieron la relacion 0,96: 10, que nodifieremucho de la de 1 a 10; las quince maquinas francesas dieron la de 0,83 a 10, que noloriamente es escasa, lo cual procede de que las cajas de fuego, por razon de su colocacion fuera do las ruedas, no tienen las suficientes dimensiones. 6.* La relacion de la superficie de calefaccion total al volu- men engendrado por los embolos, del cual depcnde el consu- mode vapor, debe ser ~-i—-=l , espresando^y S' en metres d I cuadrados, y rf y / en decimetros. Diez y ocho maquinas CI c^ inglesas ban dado _X^=:^1,15, e igual numero de maqui- r a I nas francesas -i— =0,93. Esla ultima relacion es aun mas d I 397 escasa que lo que intlica esle niimeio, porque la relacion de la superficie de calefaccion de los lubos a la del hogar es en las maquinas francesas mayor de lo que conviene; y si se alien- de a que eslas maquinas pecan por falta de superficie de ca- lefaccion, al paso que las inglesas, que carccen de escape va- riable, pecan en general por esceso, parece conveniente to- mar como lermino medio "^ , segun se ha hecho. Aplicando estas reglas al calculo de las dimensiones de los tres siguientes lipos de maquinas sujetas a dislinlas con- diciones de servicio, se obtienen los resultados que se espre- san a conlinuacion. 1." lipo. Maquina para Irenes de gran velocidud (expres) de 8 carruajes que pesen cada uno 7^ toneladas; velocidad habi- tual de 80 quilomctros por hora enpendiente de 5 milimetros por metro; peso de la maquina, 26 toneladas; idem del tender, 11 to- neladas. 2." tipo. 3Idquina para trenes omnibus de IQ carruajes que pesen 7 toneladas cada uno; velocidad que no esceda de 45 quilometros por hora en pendientes de 5 milimetros por metro, y de 55 quilometros en rasantes de nivel 6 descendentes; peso de la maquina, 24 toneladas; idem del tender, 11 toneladas. 3." lipo. Maquina para trenes de mercancias de 40 car- ruajes que pesen 9 toneladas cada uno; velocidad de 30 quilome- tros por hora en pendientes de 5 milimetros por metro, y de 40 en las rasantes de nivel y descendentes; peso de la maquina, 28 toneladas; idem del tender, 12 toneladas. 398 Peso total de los trenes. . . Resistencia total Carga de las ruedas mo- trices Niimero de ruedas acopla- das Diametro de las ruedas mo- Inces Diametro de los cilindros . Tiro 6 carrera de los ^m- bolos Superficie de calefaccion del hogar Superficie de id. de los tubos Superficie de id. total. . . 1. •■ Tipo. 97 tonel.' 1920,64 kilogr. 11,50 tonel.' 0 2" ,50 0" ,42 0" ,59 9" %41 94° ',07 103" ',48 2.'» Tipo. 155 tonel.' 2.377 kilogr. 14,86 tonel.' 4 l™ ,78 O" ,40 0" ,57 8" %19 82" %91 91" %20 3." Tipo. 400 tone!.' 4 6 88 kilogr. 28,13 tonel.* 6 1%30 0"',46 0",62 11"%94 119"",40 131°",34 Si eslos resuUados se comparan con las diraensiones de las maquinas quo rans sc aproximan a los lipos fiiados, a saber, la de Cramplon del ferrocarril del Norle, la raista de Gouin del de Lyon, y la nueva para mercancias de aquel ferro-carril, se advierte que las pequefias diferencias que resullan proceden de mejoras hechas en la construccion de estas maquinas. Las reglas que preceden podran allerarse, si de un examen mas delenido resuUare la conveniencia do modificar las rela- ciones establecidas, 6 de fijar olras algo dislinlas enlre si para las tresclasesde maquinas deslinadas a Irenes de viajeros, a los mistos y a los de mercancias, 6 si circunstancias especiales lo exigieren, pero siempre convendra lenerlas presenles aun cuando no fuere mas que para apreciar las diferencias que apa- rezcan enlre sus resultados y los que se adoplen, y las conse- cuencias que de ellas puedan dimanar. Nota sobre la resistencia que ofrecen los wogones con freno de los ferro-carriles. De los esperimenlos hechos por Mr. Poiree, ingeniero de puentes y calzadas, en Francia, se deducen los siguientes re- sultados. 399 La resistencia de los wagones con freno es proporcional alpesode eslos wagones, y puede variar segun el estado de los carriles, eiiaudo la velocidad no es grande, desde 0,11 hasta 0,25 de aquel peso. Esta resistencia disminuye a medida que la velocidad auraenta; peroentre los limites de peso y velocidad del ser- vicio ordinario, la disminucionde resistencia debidaal aumen- to de velocidad, es casi independiente del peso de los wago- nes y del estado de los carriles, pudiendose representar en funciou de la velocidad por 2Sy— 0,35u' y por consiguiente la resistencia de un wagon con freno sera en cuya formula P designa el peso del wagon, y k un coefi- ciente que varia segun el eslado de los carriles, pudiendose suponer A;::=0,13 cuando los carriles estan raojados, y ft=:0,30 cuando estan completamente secos. Esta formula no debe aplicarse sino cuando la velocidad es- ta comprendida entre5 y 22 metros por segundo. Los resultados obtenidos por Mr. Poiree estan en armonia con otros analogos que ya eran conocidos, y habian deraostra- do que son pocas las leyes de fisica mecanica que no sufran alteracion cuando las circunstancias de los casos a que quie- ran aplicarse no son las mismas de los esperimenlos que sir- vieron para establecerlas. Asi, por ejemplo, se ha deducido de repetidas observaciones que la resistencia del aire es pro- porcional al cuadrado de la velocidad, y esto esefectivamen- le verdad cuando se trata de un movimiento uniforme, pero deja de serlo en un movimiento variable, pues en tal caso, en la espresion de la resistencia hay que introducir un nuevo termino proporcional a la relacion del incremento de la velo- cidad a el elemenlo acelerador, y sabido es que en la ley del movimiento de los proyectiles, hay un termino proporcional alcubo de la velocidad. Asi tambien, la resistencia del agua es proporcional al cuadrado de la velocidad, como se ha comprobado por medio de proyectiles lanzados dentro de este fliiido con velocidades 400 varias, y hasla de 500 melros, y esla ley lioneasiraismo lugar en el movimienlo de los barcos en los canaies con velocidades de 3'%I) a 5 melros, cuando aqueilos permanecen en la posicion horizontal, y la ola viene a estar con corla difercncia hacia el medio de la eslora; pero deja de ser cierla asi que sobreviene una perlurbacion cual(|uiera en la posicion de la ola. Olro lanlo sucede en el movimienlo de las ruedas de palelas pla- nas, porque en cuanlo pasan de cierla velocidad, la resislen- cia no es ya proporcional al cuadrado de esla, y aun aconle- ce en lal caso que la resislencia disminuyc si la velocidad aumenta, locnal se esplica porque enlonces, inlerviniendo ya el lierapo poderosamenle en la cueslion, viene a resullar que la rueda gira como si se raoviese en el aire, porque el agua no liene tiempo para Uenar el vacio que la palela produce en su rapido movimienlo. Finalmenle, contrayendo la cueslion a los esperimen- tos de Mr. Poiree, los del general Morin habian ya demos- Irado que en cierlas circunstancias el rozamienlo disminu- ye cuando la velocidad aumenta; por ejemplo, en el caso de dos superficies en conlaclo, que se comprimen, como el roble y el olmo, la resislencia hallada por los esperimen- tos fue: Al romper el movimienlo 324 kilog., 82 Durante el movimienlo 185 » » Diferencia. 139 kilog., 82 Asi acontece tambien, quedoscuerpos unladossobrepues- tos, y que ban estado en conlaclo durante algun tiempo, ofre- cen mayor resistencia al comenzar a moverse el uno sobre el olro que durante el movimienlo, disminuyendo el rozamienlo a medida que la velocidad aumenta. Otros casos hay en la practica,en los cuales la resistencia disminuye cuando crece la velocidad. Esto se observa, por ejemplo, al granear la polvora en loneles por medio de bo- las de bronce, pues sucede que a cierla velocidad las bolas no se separan de la circunferencia, en vez de subir y caer al- ternalivamcnte. 401 En los ferro-carriles, la resistencia de los wagones con freno debe decrecer por lo raenos hasta cierlo limite aumen- tando la velocidad, porque los raovimientos vibralorios dis- miniiyen, y tambien por consigiiienle el gasto 6 consumo de trabajo molor; e induce a creerlo asi, el que aniilando la flexibilidad de los miielles, segun lo ha hecho Mr. Poiree en algunos esperimentos, para lo cual basia interponer un vi- rotillo 6 zoquete entra la caja del wagon y el cenlro de cada muelle, el wagon ensayado producia el mismo efecto que un triueo, resultando una coincidencia muy notable por cier- to, a saber: que la relacion 0,132 entre el peso y la fuerza de traccion que da Mr. Poiree, apenas difiere de la de 0,138, que hace liempo hallo el general Morin haciendo esperimentos Con un trineo de hierro que se movia sin estar sentado sobre un piano del mismo metal , siendo la superficie de conlacto de 3 decimetres cuadrados, y la velocidad de3'° a ^'',^. Una gran velocidad produce indudablemente aminoracion notable en las vibraciones; es decir, un efecto analogo al oblenido directamente anulando la elasticidad de los muelies; pero es de presumir que si los esperimentos se hiciesen a velocida- des de 30y40 metres, no continuaria decreciendo la resis- tencia a medida que aumentase la velocidad, y faltaria la ley de Mr. Poiree, que debeaplicarse tan solo a las velocidades ordinarias de los ferro-carriles. 26 mmm fisicas. Densidad de la Tierra, por Reich. (l.'lnstilut, 29 junto iSao.) Debiera tal vez disculparme, ha dicho Mr. Reicli al pre- seiitar su nuevo trabajo, de que vuelva a Iralar de una mate- ria sometida ya a un examen tan profundo, que puede pare- cer superfluo entrar en nuevas consideraciones accrca de la raisraa. Segun las observaciones que he hecho, y se publica- ron en una nola en 1838, la densidad media de la Tierra re- sulla ser casi la misma determinada por Cavendish, es de- cir, de 5,45. Las observaciones mas estensas hechas por Baily, ban dado 5,66; y como se han ejecutado con sumoes- raero y en gran niimero, el valor oblenido por mi debe des- aparecer ante el que resulla de ellas. Por olro lado, mis espe- rimentos concuerdan tanlo entre si, que es muy probable que la diferencia de los resultados provenga solo del corto nurae- ro de mis observaciones: el mismo Baily tuvo la bondad de examinar con estraordinaria atencion esta diferencia, pero no logro descubrir su causa. La conjetura de que yo haya omili- do tal vez alguna observacion coincidenle , me parece in- exacla. Facil es conocer que a mi vez me habre esforzado en esplicarme esa diferencia, y creo haber descubierlo su ori- gen, que debe atribuirse a dos circunstancias. La priraera consiste en el modo de tratar los resultados obtenidos inmediataraenle por la observacion, el cual ha sido mas exaclo en los calculos de Baily que en los mios, segun voy k demoslrar con un ejemplo. Cuando se han hecbja cua- 403 Iro observaciones, la priraera y la tercera con la masa en una posicion , la segunda y la cuarla en otra, he comparado la media de las dos primeras con la media de las dos ultimas, y Daily ha oblenido sus resultados coraparando por una parte la primera y tercera con la segunda, y por otra la segunda y la cuarta con la tercera. Luego si el brazo dc la balanza de torsion se parase siempre en un mismo punto, cuando la masa esluviera en cierta posicion, estos dos modos de calculo darian los mismos resultados; pero la posicion de equilibrio varia perpetuamente, y por regla general hacia un mismo lado durante una serie de esperiencias. El metodo de Daily es por lanto mas correcto; y si el cambio en la posicion de equilibrio fuera proporcional al tiempo, lo cual no es exactamenle el case, suminislraria resultados exentos de error por completo. Mis precedentes observaciones de la nota mencionada han sido calculadas de nuevo, habiendo obtenido por resultado final S,49. Hay por otra parte una circunstancia que a mi parecer hace probable que el resultado final de Daily sea un poco alto. En la tabla 5." de su obra estan dispuestas las series distintas de observaciones por el peso de las esferas que ha empleado. Tomando la media aritmetica para cada esfera, no siendo ne- cesario para nuestro objeto un calculo mas exacto relativa- menle a los valores de las series diferentes, se ve que la den- sidad media -de la tierra es: con una esfera de plomo de 2i pulgadas.... 5,595 de 2 pulgadas 5,634 — de cobre hueca de 2^ pulgadas.... 5,658 — de platina de H pulgadas.... 5,627 — de zinc de 2 pulgadas 5,666 — de vidrio de 2 pulgadas 5,768 — de marfil de 2 pulgadas 5,775 con el brazo de cobre solamente 6,024 Enesla tabla se observa, que el resultado auraenta a me- dida que el peso de la esfera disminuye, presentando solo la de platina una escepcion insignificante de esla regla general. 404 Es por laiUo nuiy probable que Daily haya hecho alguna cor- reccion de un modo iiiexaclo, que influya de una manera mas apreciable en el caso de las esferas ligeras, produciendo lani- bien sin embargo un error leve de la niisma naluraleza en las pesadas. El aparalo de que me he sorvido estaba colocado en un solano cerrado, poro con objelo de evilar la allcracion de las maderas se mudo a un piso segundo, mas bien con animo de conservarlo que no con el de hacer esperimenios, porque yo no me creia capaz de lomar lodas las prccauciones minucio- sas que habia observado Baily contra los cambios de lempe- ralura y olras perlurbaciones. Sin embargo, con el auxilio de un arlificio descrito por este esperimenlador, y propuesto primeramenle por Mr. Forbes, me he vislo en disposicion de hacer en la nueva localidad algunas observaciones Ian regu- lares como las anteriores. El arlificio consisle en cubrir la urna de la balanza de torsion, lanlo por la parte interior como por la eslerior, con una capa metalica compuesta de hojas de estaflo. Ya se ha demoslrado tambien en olros casos (por MM. Rcgnault y Kohlrausch) la ventaja de una cubierta de metal para las observaciones que se hacen con un aparato suraamente movible. Tal vez proceda esto de una disminu- cion en la sensibilidad del aparato en lo relativo a las dife- rencias de temperaluras, 6 lo que es mas presuraible, de la supresion de toda senal de desarrollo electrico por parte de dicho aparato. Olra modificacion resulta igualmente en este, de la idea que luve en un principle de hacer el menor numero posible de correcciones, 6 mas bien de suprimirlas por completo, de modo que solo luviera que atenderse, en cuanlo fuera dable, a la simple alraccion entre la masa y la esfera. Al efeclo se ha suprimido el hilo grueso metalico que tenia al principio la masa, y al mismo tiempo la atraccion enlre el, la esfera y el brazo, que es bastante considerable; y en lugar de eslo se ha colocado la masa sobre una especie de disco giratorio, que rodea la esfera y su urna de suerte que cuando se cambiaba la posicion de la masa, no se alteraba la atraccion de la es- fera sobre cualquier otro cuerpo: sin embargo, en este caso era 405 imposible el hacer esperiraentos observando la posicion de equillbrio del brazo a diversas distancias enire la masa y la esfera,,pero habia necesidad de adoplar el procedimienlo se- guido por Cavendish y Baily, haciendo que la esfera alra- jese la masa, ya por iin lado ya por olro. Tres series de esperimenlos se ban hecho con las mismas esferas que yo habia usado antes, corapuestas de estano cou un 10 por 100 de bismulo y iin poco de plomo, que pesaban 484,19 gramos, y con las mismas masas de plomo del peso de 450,31 gramos. A continuacion pongo los resultados de ca- da una, remiliendome a la cilada memoria para las indica- ciones especiales de las esperiencias. La primera serie se ha hecho con un hilo de cobre de 0,5 de milimetro de grueso, y 2270 railimelros de largo, y ha dado: 5,5948 5,5933 5,4715* 5,4390 5,6216 5,2067* 5,7114 5,5470 5,7452 5,4406 5,5177 5,5737 5,5270 5,6880 5,6211 5,5587 5,6046 5,5334 5,3773 5,6149 5,6423 5,5237 5,5681 5,5237 Media..., 5,5519 Error probable 0,01 52 Los mismos numeros originales sujieren la ideade que los resultados senalados con el asterisco han de ser erroneos; y suprimiendolos en el calculo, se obliene por Media 5,5712 Error probable 0,0113 En la segunda serie de observaciones se ha empleado un hilo de cobre de 0,4 de milimetro de grueso y 620 milime- tros de largo. El primer hilo era demasiado fuerle para que pudiera estirarlo perfectamenle el peso de la balanza de tor- 406 sion a que esluviese unldo, por lo cual se ha calculado nalu- ralmente que las alleraciones considerables que se ban adver- tido en la fuerza de torsion, lanto por las diferenciaa en la raagniUid de las desviaciones conio en los liempos do las os- cilaciones, pudieran muy bien proceder de esa tension imper- fecta del hilo; de raodo que einpleando otro mas delgado para eliminar esta causa de error, debia esperarse mayor aproxi- raacion entre los resullados dislinlos entre si. El hilo mas del- gado no ha de elegirse tan largo como el masgrueso, con ob- jeto de que la duracion de la oscilacion no se prolongue de modo que sea incomoda. Sin embargo, esta esperanza ha sa- lido fallida, porque en la priraera serie, el tiempo de una os- cilacion doble ha variado desde 688,6 hasla 722,0 segundos, y en la segunda serie, desde 497,0 a 512,6 segundos. El primero corresponde a una variacion de la fuerza de torsion en propor- cion de 1 ; 1,099, y el segundo a otra de la misma fuerza en proporcion de 1 : 1,064; los resultados obtenidos en la segunda serie difieren pues muy poco de los de la primera, porque se ha hallado: 5,5953 5,7574 5,5770 5,7860 5,7442 5,5793 5,3127 5,6176 5,9935 5,5767 5,4817 5,6369 5.5471 5,5847 5,4581 5,5245 5,5157 5,6910 5,5734 5,7812 5,6806 5,5772 5,6016 5,6214 Media 5,6173 Error probable 0,0181 La tercera serie de esperiencias se ha hecho con un alam- bre doble, y los hilos de abajo estaban a 4,2 milimelros de distancia, y los de arriba a 5 milimetros, siendo de 2.270 de largo. Me prometia, por consiguienle, oblener unos resulta- dos que ofrecieran una correspondencia mas exacta, lo cual estaba fundado en que el hilo, pasado uno 6 dos dias, toma 407 una posicioii casi constante, mienlras que el hilo uiiico nece- sita muchos meses para que se anule su lendencia a volver a uno y otro lado. Bajo esle aspecto era decididamente pre- ferible al parecer el hilo doble; pero las diferencias en la fuerza de torsion eran por desgracia mas considerables aun que antes; los tiempos de las oscilaciones tornados aislada- menle ban variado de 770,3 a 813,2 segundos, y por consi- guiente la fuerza de torsion en la proporcion de 1 : 1,114. Esla variacion en dicha fuerza para un hilo doble 6 uno sencillo, que se maniliesia por si misma cuando el peso que produce la tension del hilo permanece igual, que disminuye con el tiempo, es independiente de la temperatura ; y cosa notable, que se presento en las esperiencias de Baily en mas alto grado todavia, merece ciertamente toda la atencion: en las observaciones que se hagan en lo fuluro, debe haber sumo interes en averiguar su causa , y si seria posible auularla completamente. El hilo doble ha dado para densidad media de la Tierra: 5,3468 5,4957 5,5080 5,4487 5,7034 5,6469 5,7235 5,7936 5,6304 5,5102 5,7326 6,4411 5,5539 5,5248 5,3913 5,7192 5,7639 5,5886 5,7233 5,4751 5,7647 5,6360 5,5333 5,5282 Media 5,5910 Error probable 0,0169 No se ha conseguido, pues, obtener con el hilo doble ma- yor conforraidad en los resultados. Con las tres series se obtiene como media general 5,5832, con un error probable de 0,0149. Una dudase prcsentaaqui naturalmenteal enlendimiento, y se pregunta si no hay interveucion de acciones debiles magneticas 6 diamagnelicas entre la masa y la esfera , que 408 lal vez allere la exactilud de los rcsullados, sin adoplar por eso las ideas esplanadas por Mr. G. Whitehead Hearn. [Philosoph. Transact. 1847, part. II, pag. 122.) Con objeto de aclarar este punlo, he hecho numerosas es- periencias con una esfera diamagnelica de bismuto y otra inagnetica de hierro. La de bismuto ha dado: 5,6728 0,3939 5,71D3 5,68S3 0,7876 5,5063 5,1436 5,5032 5,3551 5,5033 Media 5,5266 Error probable 0,0402 La esfera de hierro ha dado a su vez : 5,6269 5,8482 5,9636 5,7234 5,8071 5,3563 5,5645 5,6455 5,8719 5,6098 5,7025 5,5453 Media 5,6887 Error probable 0,0312 El resullado debil obtenido con la esfera de bismuto nada puede decidir en el estado de incertidumbre actual; el de la esfera de hierro raagnetico, mucho mas energico, es por el contrario demasiado divergente para hacer probable que se ha ejercido una influencia perturbatriz en esle caso. Puede suponerse que el magnetismo de la esfera de hierro, obrando de un raodo repulsivo sobre la masa diamagnetica de plomo, hadisminuido la desviacion del brazo debida a la gravita- cion, y por consiguiente dio un \alor algo subido. Resulta evidenlemente que no ha existido accion sensible de la especie en cuestlon, en ninguno de los casos en que se ban hecho los esperimenlos principales con una esfera dia- magnetica en mucho raenor grado que la de bismuto. Cavendish habia descubierlo, y las esperiencias de Baily 409 y las raias corroburaii coraplelamenle su observaclon, que era imposible practicamente tleterminar el tiempo de la os- cilacion de la balanza de torsion de una vez para siempre, de modo que luego ya no liubiera mas que averiguar la des- viacion causada por la masa que se le acerca; con tanta ma- yor razon, cuanlo que a causa de la variacion en la fuerza de torsion del hilo de suspension, de que se ha Iratado antes, solo pueden ob'tenerse resullados correctos, delerminando simullaneamenle el tiempo que dura la oscilacion y la des- viacion. Por esta misma razon no he obtenido resullado lilil de los esperimenlos que he hecho a inslanciasde Mr. Forbes para deducir la densidad media de la Tierra de la duracion observada de las oscilaciones, permitiendo primero a la alrac- cion de la masa, como anteriormenle, obrar en angulo recto con la direccion del brazo, y luego paralelamente a esta mis- ma. Segun se halla dispuesto en la aclualidad mi aparalo, pudiera facilmenle lograrse este elcclo, colocando dos masas de plomo diametralmenle opuestas enlre si, pero situadas de lal modo, que en nn case la linea que uniese sus centros fue- la normal a la direccion del brazo, y luego paralela a la misma. Do esta manera no sufriria inflexion alguna la ba- lanza de torsion, pero se aumentaria la duracion de las osci- laciones en el primer caso disminuyendo en el segundo, y seria facil deducir de la relacion de los dos resultados el va- lor del que se busca. En la memoria referida se hallaran al- gunos delalles acerca de las esperiencias que se han inten- lado en este senlido, pero sin exilo; limilandome aqui a ad- vertir, que si se consiguiese hacer una balanza de torsion de- licada hasta tal punlo que apreciase perfectamente la dura- cion de las oscilaciones, no careceria de interes la solucion del problema tal como acaba de presentarse. Finalmenle debo manifeslar, que he empleado la balanza de torsion en las esperiencias diamagneticas; pero creo in- ulil hablar nuevamente de esto, pueslo que se han publicado en parte, y porque opino que se han hecho con condiciones mas I'avorables las de Mr. Tyndall en lo relativo a la repul- sion diferente del crislal de roca y del espalo calizo en di- reccion del eje, y perpeiidicularmenle a esle. 410 QlJIillCi^. Rcsultados de algunas esperiencias relulicas a la accion quimica de la luz, por J. W. Slater. (L'lnstitut, 20 „biil lior. A (i liiir. A il Imii-, A 2 1 li»r. l'n,m..(li,i iiicMSual . MMsiinn. MMiiiiiri. Enero. .. 57,0 57,9 56,5 55,3 53,0 55,94 61,1 44,8 Febrero. .5 5,1 56,4 54,8 52,8 50,2 53,86 62,3 43,5 Marzo... 59,9 60,0 58,2 56,8 57,4 58,46 63,9 49,3 Abril.... 63,7 64,2 62,7 61,0 61,5 62,62 71,3 57,1 Mayo.... 67,6 67,7 66,1 64,3 65,1 66,16 77,0 56,5 Junio.... 70,8 71,1 70,1 68,3 69,2 69,90 80,9 65,8 Julio 77,8 78,2 76,8 74,3 7 5,4 76,50 91,5 70,0 Agosto.. 7 7,4 77,9 7 5,6 73,8 74,8' 75,90 91,6 71,0 Setiemb. 74,5 74,7 72,5 71,1 71,9 72,94 83,8 67,5 Octubre. 70,5 7 0,4 68,7 68,0 67,6 69,04 7 9,0 59,8 Noviem. 65,9 66,3 64,4 63,6 62,4 64,52 72,9 45,4 Diciera.. 60,8 61,4 59,0 57,9 56,6 59,14 66,2 45,8 De eslos promedios aparece, que el liempo mas frio del auo ha veuido a caer enlre enero y febrero, y que la temperalura de este ulliino raes ha sido la mas baja, asi come la de julio la mas elevada. Aparece tamblen de las columnas Maximo y Minimo, que la mayor oscilacion termomelrica mensual ha lenido lugar en noviembre, que ascendio a 27,5 de Farh. 6 scan 15,3 centigrado; y la menor en marzo y abril, que no paso del4,6 Farh. 6 de 8,1 centigrado. Si se toma el promedio de los rosullados horarios, lle- vando en cuenla el numero de observaciones de que cada uno consta, se halla / 0 66°,79 I 3 67,22 Temperalura a ] 6 65,49 9 63,97 21 63,81 resultados que dan una idea de la marcha del lerraometro durante las horas de observacion. El promedio general es 65°,46, que debe distar algun lanto de la temperalura media del ano, en atencion a que las observaciones compren- den constantemente la hora del raaximo, pero no la del mi- nimo. in Para obtener con la aproximacion posible la tempera- tura media del ano, indican los meteorologislas que se de- be apelar a los promedios de la maxima y minima que se observan diariamenle. A couliuuacion va el cuadro, por me- ses, de los promedios de las teraperaluras maxima y mini- ma observadas diariamenle, con las diferencias que guar- dan entre si, y su semisuraa, 6 sea la indicacion del lermo- melro de Six de que ha de deducirse la lemperatura media. Enero. . . . Febrero.. . Marzo. . . . Abril Mayo Junio Julio Agosto — Setiembre. Oclubre. . . Noviembre. Diciembre. 59,43 37,67 61,68 63,49 69,27 72,13 79,96 79,67 73,87 72,18 67,81 62,63 Minima. 49,80 45.43 53,07 56,94 59,56 64,09 69,83 68,33 65,66 63,72 59,41 53,36 Difercucia. 9,63 12,22 8'61 8,55 9,71 8,06 10,11 11,12 10,21 8,46 8,40 9,09 Promcdio. 34,61 51,36 37,38 61,21 64,41 68,12 74,90 74,11 70,76 67,93 63,61 58,11 nbscrvaciones. 62 58 62 60 62 30 62 62 (iO 62 58 62 Si se toma el promedio general, llevan^o en cuenla el nu- mero de observaciones que en cada uno dc estos resullados parciales entra (en 24 de noviembre faltan en el registro de observaciones el maximo y el minimo), se halla 63,94. Para referir ahora las indicaciones de esle terraomelro a las del anterior, ballo por 300 comparaciones verificadas en los meses de julio, agoslo y diciembre de 1851, que una lemperatura dada por la semisuma del maximo y minimo del termometro de Six necesita una correccion aditiva de 0,46 para ser equivalenle a la que se leeria en el termometro de bola seca del psicrometro. Aplicando, pues, esta correccion al promedio anterior, resulta por lemperatura media 64,4 Farh., 6 sean 18,0 centigrado. Es probable que el resultado asi obtenido no se aleje mu- cho de la verdad. Mientras que las observaciones posteriores TOMO III. 27 418 sc eiicargan de confirmarlo 6 de allerarlo, conviene nolar que segun el la hora mas conveniente para observar el ter- raomelro con el fin de determinar la femperaliira media es la de las 8 de la tarde, mienlras que mas al Norte, en Inglater- ra, se ha deducido de gran niimero de obscrvaciones que la hora de la lemperalura media es a las 7|-. Asimismo, em- pleando la formula de Daubuisson, ^=7008.'?, enlaque^re- presenla la temperatura media del lugar cuya latitud geogra- fica es bS l« l-i) l« l« l^^ l« i« bS l« l« t® — * l-S ^^ *^ o: Oi Ci C5 — -i OO »J Cs C5 O"! iP^ CrS c^ o^ t>s oe CO CO oj «d c^ co b^ cs Ci •-» «0 l^ M =r t« CI ito«'OC CO OS l« l-i OC IS C^ ifi^ -J 1^ bS so ,iSi> CO =r OSCSOidOSCrtCS OS OS|fe»COtB5^ 04i-^-;Cl-i)-JlDl>S a f-^ ZO OS ZJi COt©GOtSC5rt»'wOC»OCi(OeO ^ h;s^Cn(:;:i;r:>S>OSC;< hS>>ia>Co"t«CO *!> iii> 14; C; 00 -^ 1-^1 CTi CO C:i ►-* i>& CSOCCCOiii'CObS tts,H*O>C>i:0 0>OC: OOOO'"^ );^ tJ OT c: tf^ OS OS i^ ■i^' co iJ OS%>^T ^ ^^ oslj '^'iO^■&ocl^t;Ciao h^oio^c;oc ^^ -J --'I I* w5 bi) IMS CO so i:s cs oo CO ic -J -J o-s ife> ^1 "La .J .J ct: -4 o- '-s i^ GO r-s c; oc ^^ o^^ ci os ^J ecciOci-doiH—iMii oscocoos-j 2;0 ij M 'l^'i-k^f^'is'I^ c; H^ ^^ K^ C5 i-s ^^ ■O O 0> O S O CD o o o JS o cjs "i-a "La ",(£> "oc ^ "ii~ os oo i;o cs tf*' 423 En cuanlo a la bora a que corrosponde el promedio, nada he podido deducir de estas observaciones borarias, sin duda porque las variaciones accidentales sobrepujan a lasdiurnas, y encubren 6 desfiguran complelamente la ley de eslas. Solo una cosa indican con baslanle claridad, y es que un maxirao de bumedad relaliva cae enlre las 16i. y 20''. En la duda, pues, de cual pueda ser el verdadero promedio de las cir- cunstancias higromelricas de la almosfera, pondre aqui los tres resuUados oblenidos, a saber: Punto rocio. Tension del vapor. Humcdad. Promedio de losresul-] tados a las boras de observacion , S5,6 0,432 0,722 Idem mensuales 55,7 0,460 0,727 Idem horanas 54,8 0,433 0,724 y tomando el segundo como mas probable, lendremos por ahora: temperaUira media de la saturacion, 6 punlo rocio, 13°,2 centigrade; tension de los vapores, 11, (J8 milimetros; y bu- medad, 0,727, 6 menos de los | de la necesaria para la com- pleta saturacion. Conviene adverlir, que las indicaciones del bigrometro de Daniel no concuerdan con los resuUados oblenidos por medio del psicrometro, siendo en general la lemperatura del punto rocio dada por el primero superior a la del segundo, y ma- yor en consecuencia la tension del vapor y la bumedad rela- liva. Dando por supuesto que merezcan mas confianza los re- suUados del psicromelro, como de la diferencia citada parece inferirse, no por eso dejan de conlinuarse los observaciones con el bigrometro, poniendo en los registros la temperatura que indica el termometro interior en los mementos de la apa- ricion y desaparicion del rocio, por si puede darse con el mode de bacer concordar las indicaciones de ambos instru- mentos. iU 4." VIENTOS REINANTES. La siguiente labia presenta por meses y cuadranles el nii- mero de veces que ban soplado los vienlos a las boras de ob- servacion, v el maximo v ininirao de su fuerza. Enero Febrero. . . Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Setiembre.. Oclubre. . . Noviembre. Dicierabre. 33 47 4 0 5 2 4 16 0 3 21 21 24 30 70 33 28 6 40 26 33 47 53 31) 28 53 42 55 37 44 35 81 54 48 33 N. al O. 63 40 22 70 67 105 61 78 36 51 28 FUERZA. Maxima, Mr'nima. 0,6 0,7 0,9 0,8 0,8 0,7 0,8 0,8 0,6 0,8 0,7 0,8 0,0 0,1 0,1 0,1 0,0 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 Segun ella. la frecuc-ncia relativa de los vieiitos que ban soplado de los cualro cuadranles por su orden iiumerico pue- de representarse por los numeros 1; 2,9; 3,4; y 4,0. En punlo a fuerza, la maxima ha lenido lugar en marzo, concurrien- do asi con la menor presion baromelrica, en cuanlo a mes aunque no en cunnlo a dia: la primera se observo en los dias 6 y 22, con vionto del 2.°cuadrante; la segunda en el dia 26, con viento flojo y variable del S. S. 0. al S. S. E. Asimismo la fuerza minima ha concnrrido en enero con la presion maxi- ma, habiendoso observado la primera en el dia 17, y la se- gunda el 14. Observatorio de San Fernando 31 de agosto de 1853. Saturnino Montojo. 425 Resumen de las observaciones meteorologicas hechas en la Universidad literaria de Santiago en 1852. Enero. Abril. Mayo. Junio. Julio. Agosto. liAROHETRO. TRESION. Febrero . Marzo , . . . Setiembre. 9 de la mauana. 12 de id 3 de la tarde . . 6 de id 9 de la mauana. 12 de id 3 de la tarde . . 6 de id '^9 de la maHana. |I2 de id I 3 de la tarde . . ^ 6 de id / 9 de la maSana. \n de id, .. I 3 de la tarde [6 de id. ... /9 de la mauana. ^,12 de id j 3 de la tarde. . (e de id /9 de la mauana. i|12 de id i 3 de la tarde . . ' 6 de id i9 de la mauana. 12 de id 3 de la tarde. . 6 de id /9 de la mauana. i|12 de id J3 de la tarde. . (e de id / 9 de la mauana. \l1 de id 3 de la tarde . . . 6 de id 739,3 739,1 739 738 743 742,7 742,7 743 734,4 734,5 734,2 734,5 735,8 735,6 735,5 735,9 737,2 731,1 736,8 737,2 737 7 37,4 737 737,1 738,8 738,8 738,6 738,6 739,1 739,2 739,3 738,8 737,7 737,7 737,4 737,4 747,2 746,7 746,7 746,8 752,3 751,8 7 51 751,4 744,8 744,3 744 744 743,6 743,2 742 742 745,7 745,2 744,8 744 742,1 741,8 741,9 7 42,4 743,2 743 743 742,5 745,4 745,4 745 743,3 744 743,7 743,2 743 TERMOMETRO. TEMPERaTURA. 729,1 729 728 728 726,5 726 724,3 725,7 721 721,5 721,2 722,3 729,3 728,3 727,4 7 27,4 730,5 730,5 730 730,4 728,4 729 729,3 7 30,3 734,2 7 34 733,2 733,3 731,7 731,7 732,5 7 33 728,5 729,2 729,6 729,6 10,6 12,5 11,9 9,8 8,8 11,4 10,7 7,8 13,9 15 15,5 15 14,5 11 13,5 13 11 20,5 16,8!22,5 15,8 12,2 16',8 19,3 18,1 14,4 16,9 19,4 18,2 15 19,7 20,8 19,8 16,8 22,9 25 24,1 20 212 23,5 21,9 20 19,7 22,1 21,5 18,9 20 16 20 24 23 18,5 22 22 22 19,5 25 27 25 23 30,5 36 32 30 26 35 28 24 23 27 25 23 PLUVIO- 5,5) 4 9 8,5 6 6 9 9 6 7 9 10 6 13 15 14 10 12 11 10 9 16 X 17,5/ 0,390 u 03 0,225 !.,. lo,. 58 48 15,5 1 19 20 '. 0,236 010 1 4,5J 18 16 ] 18 ^ 19,5 ( 19 ( 17 ) 15 ) 18,5f 16 ( 13 ) 0,079 0,199 0,237 38 28 40 44 34 56 44 30 90 Octubre. Novicmbre. Diciembre. [9 de la mauana. M2 de id I 3 de la larde. . [6 de id ' 9 de la mariana. I 12 dc id I 3 de la (aide. . , 6 de id 9 de la inaiiaua. ' 12 de id I 3 de la tarde. . .6 de id 736,3 741,8 7 25,6 16 6 23 736,2 7 41,6 725,9 19 25 736 741 7 25,.^ 18,4 29 736 741 726,6 15,5 25,5 7 33.8 7 4 5,4 716,8 13,5 18,5 733,2 7 4r. 714,6 15,8 22 732,7 7 4 4,6 713,6 15,3 20,5 732,9 7 45. 710,7 12,9 17 737,7 744,8 721,1 12 15 737,3 7 4 4,9 7 2i,r) 14,3 17,5 7 37 7 44,7 722,4 13,7 17 737 744,6 722,7 11,8 15 >0,24l ..) 0,389 5 8,5 10 11 8,5 >0,394 35 35 56 Presion media Temperatura media. . . mm Presion mayor del auo 7 52,3 Idem menor 710,7 Idem media 737,2 Temperatura media del ano .. . 16,5 A las q de la' manana . A las 12. A las 3 juUo 'IS52.) Entre algunos esperimentos hechos con el objeto de afir- mar por resultados quimicos la hermosa ley de la mutacion de los elementos en los tejidos vivos, el papel que desempefia el fosfato de cal se me ha ofrecido bajo un aspecto del lodo nuevo, y tan imporlante bajo el punto de vista de la higiene piiblica, que he creido deber estudiarle separadamente. De mis investigaciones resulta, que el papel principal del fosfato de cal noes, como se cree comunmente, formar y sustentar los huesos, sino que su principal accion es provocar y sostener la irritabilidad vital en los animales y en ciertas plantas; por cuya razon se le encuentra en la sangre en cantidad deter- 436 minada, pero variable segun cl calor del animal, su edad y su aclividad vital. Por fallade esla sal niueren los pajaros con mas rapidez que los cuadrupedos; y conlienen dos veces mas, aunque lenp;an ciiatro veces menos luiesos que alimenlar. En lasejiunda parte de esla momoria, pruebo que en las ciudades principalmeiile rara vez encucnlran el feto y el ni- fio la cantidad neoesaria de esla sal para el desarroUo y para la vida; y de cste conjunto de hechos se deduce, que esta es evidenleraente una de las causas de las cnfermedades y de la morlalidad cnornie de los niuos, sobre lodo de aquellos que se crian en las ciudades. En efecto, segun la opinion de lodos los sabios, no puede desarroUarse ni vivir un niflo sin una canlidad suficienle de fosfato decal; y segun lasanalisis mas sencillas y evidentes, esta sal no se halla en canlidad sufi- cienle en su alimentacion. Si falta esle principio de la vida, necesariamenle se convertira en principio de enfermedad y de muerte. Nolo sobre la miiUitud de fenomenos ocasionados por la destruc- cion de la parte cervical del nervio gran simpdlico, por Mr. Claudio Bernard. (Complcs renilus, 7 marzo 1853.) Mr. Budge y Mr. Yaller ban comunicado cada uno por su parte en la ultima sesion, esperimenlos relatives a lainfluen- cia de la porcion cervical del nervio gran simpatico en la calorificacion y circitlacion de la sangre en la cabeza, que me congratulo comprueben plenaraente resultados parecidos que yo babia observado ya, y de los que tuve el bonor de leer parte a la Acadcmia hace cerca de un auo {Comptes rendiis de marzo de 1852). Pero como por sus coraunicaciones parezca que los lisio- logos que acabo de mencionar no lienen un conocimiento complete de mis Irabajos sobre esle punlo, deseo en esta nota recordar mis esperimenlos, e indicar almismo tiempo por 6r- den cronologico los diferentes bechos que se retieren a esta cueslion. Esta indicacion bistorica demoslrara mejor que cual- quiera discusion, la parte y la sucesion de los esfuerzos de 437 cada uno en el esUidio esperimenlal, Ian dilicil, de csia parte del sisteraa nervioso. El primer esperimenlo sobre la porcion cervical del nervio gran simpalico perlenece, como lo recordo Mr. Flourensen la ultima sesion, a un sabio frances miembro de esta Academia. Enefeclo, Pourfour du Petit (1) hizo ver en 1727, qnc la sec- cion de la porcion cervical del gran simpaticoocasiona cons- tantemente, ademas de algunos fenomenos de inyeccion en el angulo del ojo, unade la pupila del lado correspondienle, pro- duciendose igual fcnomeno si en vez de cortar el fdetc simpa- tico, se estirpa el ganglio cervical superior 6 inferior. Mr. Biffi (de Milan) en 1840 (2), observe que cuandoia pu- pila esta estrechada por lasecciondel nervio simpatico, so la puedehacer lomar su diametro, galvanizando la estreraidad cefalica del nervio simpatico cortado. En la misma epoca con corla diferencia (3), habiendo ob- servado el Dr. Ruete que en la paralisis de los nervios del tercer par, la pupila dilatada e inmovil puede aun dilatarse mas bajo el influjo de la belladona, concluyo de esto que el iris recibia dos especies de nervios motores correspondientes a sus dos ordenes de fibras musculares; y que el gran simpatico, ani- mando las fibras musculares radiadas, produciael movimiento de dilatacion, mientras que el nervio motor ocular comun, ani- mando las circulares, producia por el contrario el movimien- to de contraccion del iris. MM. Budge y Waller en 1851 (4) reconocieron que el tilele cefalico del gran simpatico en su accion sobre la pupila, solo obra como un conductor que trasmite una influencia cuyo punlo de partida esta en la medula espinal. Esta opinion de que el gran simpatico tiene su origen en los mismos cen- (l) Pourfour du Petit, memoria en la que estu demostrado que los nervios intercostales suministran ramos que llevan los espiritus a los ojos. {Memoires de I'Jcademie des Sciences, 1727). (l) Intorno airinfluenza che lianno siiU'occhio i due nervi grande simpatico e vago (Disert. inaug., Dr. Serafln Biffi, milan(5s), Pavia 1846. (3) Ruete A'linische Heilrage, etc. (4) Comptes rendus de I'Jcademie, 438 tros nerviosos que el sislema cerebro-raquidiaiio, del que no seria en esle caso sino una dependencia , esla eslable- cida hace mucho liempo anat6inicamente,y se halla espuesla en los tralados modernos de analomia. Pero MM. Budge y Waller tienenel raerilo dehaber precisado esperimentalmen- te, en un punlo de la raedula espinal que ban llamado region cilio-espinal, el origen especial de esla porcion cefalica del nervio gran simpalico. La Academia ba apreciado lodo el va- lor de esla observacion, concediendo a sus aulores el premio de fisiologia esperimenlaldel auo 1852. Yo be dado a conocer per mi parte , en un resiimcn im- preso en las Comptes rcndus de la Sociele de Biologie, por los mesesde octubre y noviembre liUimos, algunos de los resul- lados generales de misesperimentos emprendidos bace liem- po sobre el nervio gran simpalico ; y he raanifeslado que el eslrechamiento de la pupila descubierlo por Pourfour du Pelit, y que MM. Budge y Waller ban seualado como consecuencia de la destruccion do la region cilio-espinal de la medula, lo mismo que de la porcion cervical del gran simpalico, esla muy lejos de ser el linico fenomeno que se produce. En efeclo, he demoslrado que esla operacion ocasiona a su vez desor- denes muy numerosos en el lado correspondiente de la cabeza, a saber: 1." La conlraccion de la pupila. 2.° La reduccion de la aberlura palpebral, y al mismo tiempo su deformidad, pueslo que se hace eliplica, y mas oblonga Irasversalmenle. 3." La relraccion del globo del ojo bacia el fondo de la orbila, que hace salir al lercer parpado en lerminos de llegar a colocarse delanle del ojo. 4." El eslrecbamienlo mas 6 menos nolable de la ven- tana de la nariz, y de la boca, del lado correspondienle. 5.° Por lillimo, una modificacion de la circulacion del todo especial, que coincide con gran aumenlodecalorificacion yaun desensibilidaden las paries. Todos eslos fenomenos, asi como el de la calorificacion, provienenevidenlemente de la medula espinal, pueslo que se ha eslablecido que ella es el cenlro de origen del filete ner- 439 vioso cervical simpatico, y que esle ultimo solo es un simple conductor. Al decir eslo Mr. Budge en su ultima comunica- cion,no haafladidoen mi conceplo absolutamenle nada al fenoraeno de la calorilicacion, que yo senale haceuu aiio y lei a la Academia. Mr. Waller recuerda muy bien mis esperimenlos sobre la calorificacion dela cabeza, asi como aquellos con que pro- be los desordenes de la circulacion que acompanan a dicha caloriflcacion. Unicamenle se propone Mr. Waller senlar, valiendose de esperimentos muy bien ejeculados que refie- re, que se puede, por medio delgalvanismo, disminuir omodi- ficar la actividad de la circulacion de la sangre y la lera- peralura de las partes. Ciertamente, Mr. Waller no ha tenido conocimiento de los esperimentos que yo he publicado acerca de esto, puesde otro modo los hubiera cilado como los pri- meros. Cuantas observaciones menciona este fisiologo en su comunicacion del lunes ultimo, las tengo hechas antes que el, y las he demostrado a muchos sabios, cuyotestimonio po- dria iuvocar aun en el seno de esta Academia; pero felizmente los resultados principales de estas observaciones, estan ira- presos desde el mes de noviembre ultimo en la Comple ren- du de la Societe de Biologic, que uno a esta nota, y del que tomo algunos parrafos que hacen relacion a esta accion del galva- nismo. «Si se galvanizala estremidad superior del gran sim- ))patico dividido. todos los fenomenos que se habian visto Mverificar por la destruccion de la influencia del gran sim- ))patico, cambiaude aspecto y son opuestos. La pupila se di- »lata; la aberlura palpebral aumenta; el ojo sale hacia fuera »de la orbita. La circulacion, que era activa, se vuelvedebil. ))La conjuntiva, las narices y orejas, que estabanrubicundas, wpalidecen. Si cesa el galvauismo, todos los fenomenos pro- wducidos primitivamente por la destruccion del gran simpa- ))tico, reaparecen poco a poco para volver a desaparecer de wnuevo si se aplica segunda vez el galvanismo. Este esperi- ))mento se puede continuar a voluntad y repetirle cuantas ve- ))ces se quiera, y sierapre producira los mismos resultados. ))Si se aplica una gola de amoniaco a la conjuntiva de un perro wen el lado donde se ha destruido el gran simpatico, el dolor 440 ))obliga al animal a tener sii ojo cerrado conslanlemente; si en weste momenlo se galvaniza cl eslremo superior del nervio »gran sirapalico corlado, a pesar de"^ dolor que esperimenta, »no puedc el perromantener su ojo cerrado, y al mismo tiem- 3)po que disminuye y desaparece casi tolalmenle la rubicun- ))dez i)roducida per el causlico, los parpados se abren am- ))pliamenle.» Respeclo a la eslrechez de las arlerias, la he observado no solo, como dice Mr. ^Yaller, en las capilares sino larabien en las arlerias de mayor calibre, y algunas veces en la misma ca- rotida. Por iillimo, lerminare repiliendo, que se ha senalado siempre sin razon la contraccion pupilar como la consecuen- cia especial de la destruccion de la porcion cefalica del gran simpatico. Creo haber sido el priraero que ha probado que esta deslruccion de la inQuencia trasmilida por el filete sim- palico produce consiguienlemente muititud de fenomenos muy diferentes, pero relacionados y dependientes unos de otros, como espero demostrarlo muy pronto en una comunicacion a la Academia. CIRUJIA. Sobre un nuevo medio de efectuar la coagulacfon de la sangre en las arlerias, aplicable a la curacion de los aneurismas, por el Dr. Pravaz de Lyon. (Coinples rendus, ^0 enero 1SS3.) El medio que propone el Dr. Pravaz de Lyon, consiste en coagular la sangre en los \asos arteriales por una inyec- cion de algunas gotas de percloruro de hierro en el maximum de conceoiracion; inyecciou que debe hacerse con un trocar muy fino de oro 6 de plalino, que se introduce muy oblicua- mentc al traves de las paredes de la arteria por una especie de movimiento de barrena, A este trocar se halla ajustada una jeringa, cuyo piston debe entrar a rosea, con el objeto de que se efectue la inyeccion sin sacudidas, y que se pueda medir con precision la canlidad de liquido inyectado. Es pre- 441 clso ademas tlelener momentaneamenle el curso de la san- gre en el vaso, y toniar otras precauciones, de que habla- lemos cuando lo hayamos hecho de los esperimenlos pracli- cados por el Di". Pravaz en la Escuela de Veleriuaria de Lyon, ea presencia de Mr. Lallemand y de Mr. Lecoq, director de la misma. 1.° En un carnero aduUo se puso a descubierlo la arte- ria carotida, se interrumpio la circulacion por la compresion con el pulgar e indice becha en dos punlos dislanles uno de Giro 4 6 5 cenlimetros, en cuyo espacio habria interceplada como una cucbarada de sangro. Se praclico una puncion muy oblicuamenle al traves de las pnredes de la arteria, y so in- yeclaron tres 6 cualro gotas de percloruro de hierro, para lo que se bizo dar dos vueltas cora[)lelas al tornillo de la jerin- ga, correspondientes cada una a ccrca de dos gotas de liqui- do, espelidas por la eslreraidad del trocar. Inmediataniente despues de la inyeccion do la sal de bierro, la presion del dedo bizo percibir un aumenlo en la densidad de la sangre, se sinllo formarse el coagulo muy rapidanienle, y cualro rai- nutos despues, creyendo poderle abandonar a si misrao, ce- s6 toda compresion. En efeclo, el coagulo no cambio de posi- cion, y se le sintio en el mismo punto aun durante ocbo dias. 2.° Practicado el esperiraento del mismo modo en la ar- teria carotida de un caballo, dio un resultado parecido. La porcion de arteria en que se babia suspendido la circulacion tenia la longilud de 8 centimetres, y podia contener como cinco cucbaradas de cafe de sangre, y se ia inyectaron ocbo 6 diez golas de percloruro de bierro, en atencion a baber ob- servado el Dr. Pravaz que se necesitan casi dos gotas de sal de bierro para coagular una cucbarada de cafe de sangre. Cuatro minutos despues, en el caballo como en el carnero, se babia formado el coagulo en la arteria; era duro y resislente, y no vario de sitio por la impulsion de la sangre en el espa- cio de un cuarto de bora. Entonces se separo la porcion de arteria sometida al es[)erimenlo, y cuando se abrio, su su- perlicieestaba sin brillo, y presentaba granulaciones y estrias longitudinales en toda la cstension que ocupaba cl coagulo. 3." Se praclico el mismo esperimenlo y de igual modo 442 en olro caballo, que dio resiiltados inmediatos identicos; pero se conserve el animal por espacio de ocbo dias, dejandole la arteria al descubierlo con el objeto de poder seguir los {en6- menos en diferentes ocasiones, y se probo que la dureza de la carotida se eslendia cada dia mas por encima y por dobajo del coagulo primilivo. Cuando se sacrilico el animal (despues de ocho dias), se observaron en el interior de la arleria ca- rotida tres coagulos distinlos que la obliteraban en la esten- sion de 2o,5 centimetros. El de enmedio correspondia a la in- yeccion, era mas oscuro, negruzco, granuloso, y de la longi- lud de 3,5 centimetros. En resuraen, becba la inyeccion del percloruro de hier- ro, ban bastado cualro minulos y medio en el caballo y en el carnero para producir en la arteria carotida la formacion de un coagulo baslante consistenle y adheronte, para que no haya sido arrojado por el impulso de la columna de sangrequeen- viaba el corazon. Tal es el hecbo imporlante del Dr. Pravaz, que ban pre- senciado Mr. Lallemand y Mr. Lecoq, director de la escuela de Lyon. El Dr. Pravaz prosigue sus investigaciones, dando a conocer estos primeros resultados con el objeto de llamar la atencion de los esperimenladores y de los practices acerca de este metodo de obliteracion de los vasos arteriales. Hasta ahora las observaciones del Dr. Pravaz ban sido puramente esperimentales y hecbas de manera que prueben directamente el modo de obrar del agente coagulador que emplea. Para aplicarlo a la curacion de los aneurismas en el bombre, debe modificarse el procedimienlo: convendra inyec- tar el percloruro de bierro en la bolsa aneurismalica, despues de baber detenido antes la circulacion, comprimiendo la ar- teria mas alia del aneurisma, es decir, entre el tumor y los capilares. La caiitidad de liquido estiptico que se emplee sera en razon del voliimen del tumor aneurismatico, y la compre- sion durara cualro 6 cinco minutos poco mas 6 menos. Se- gun Mr. Pravaz, bastan estas condiciones para que se forme un coagulo compacto, voluminoso, capaz de obstruir la ar- teria como lo baria un tapon, y de producir el mismo efecto que una ligadura. 443 V4RIED4DES. El dia 2 del coniente octubre a las seis y cuarto de la tarde falleci6 en Paris el c^lebre sabio Arago, secretario perp^tuo de la Academia de Ciencias de aquella capital, director del Observatorio de la misma, aca- demico corresponsal de la de Ciencias de Madrid, etc., etc. Habia nacido el 26 de febrero de 17 80 en Estagel, cerca de Perpiilan, y tenia por tanto poco mas de 67 aiios de edad. No se fardara en insertar en esta misma seccion de la Revista una noticia de la vida cientifica del citado astronomo y fisico insigne, cuya pdrdida no pueden menos de lamentar cuantos hayan saludado siquiera las ciencias. — En la sesion celebrada por la Real Academia de ciencias de Madrid el 1 4 de junio ultimo, adjudico el premio propuesto para el presente auo al Sr. Don Pascual Pastor y Lopez, catedratico de mineralogia, zoologia y botanica de la universidad de Oviedo, doctor en ciencias naturales, li- cenciado en medicina y ciruji'a, etc. , por su memoria con el lema Monies Herbdseos, contraida al territorio de Asturias. — La Academia de ciencias de Amsterdan propone para asunto de un premio de 600 florines (5.100 rs.), adjudicable en 1855, la cuestion de las variaciones de formas en muchos animales invertebrados que las obser- vaciones modernas seiialan como que se suceden en las generaciones sub- siguientes {generations JFechsel de los autores alemanes), indicando per consiguiente un modo de desarrollo que difiere completamente del de los animales vertebrados. La Academia exije: 1 .° una relacion sucinta, com- pleta y cri'tica de los descubrimientos hechos sobre esta materia; 2.° al- gunas observaciones propias que se estiendanpor lo menos a una clase de animales invertebrados, con figuras copiadas del natural; 3." la aprecia- cion de las consecuencias que puedan deducirse de estos dates para la clasificacion de los animales invertebrados y para la teoria de la genera- cion. Las memorias que se mandeu al concurso se podran escribir en fran- cos, latin, ingles, aleman u holandes, dirigidndolas antes del 3 1 de marzo de 1855 a Mr. Wrolik, en la secretaria de la Academia. — El ingeniero gefe del ferro-carril de Orleans, Mr. Herman, aplican- do acertadamente los principles de la lelegrafia eldctrica, acaba de con- seguir que todos los conduclores de un convoy esten en comunicacion in- cesante con el gefe del tren y con el maquinista. Al efecto ha discurrido y pnesto en practica el sencillo mecanismo siguiente. Dos hilos metalicos barnizados con guta-perca se hallan colocados de un modo fijo y paralelamenle encima de cada wagon, y de sus estremi- 444 (lades cuelgan unas cadenitas que sc confundencon las cadenas de seguri- dad, por medio de las cuales se uiie cada uliagon al que le precede y le sigiie. A lacabeza, es dccir, sobre la misma maqiiina locomotora, hay una pila eidctrica muy ddbil, a la que vienen a parar los dos hilos; y de- tras del ultimo uhagon, que ba de conservarse sierapre aun cuando se disminuya 6 aumenfe cl uiimerode loscochcs intermedins, los mismos hi- los se reunen tarnbieu, de suerte quo cierrau el circnito dcterminado por su comunicacion con la pila. Cuando la marcha cs regular, la corriente circula y la campanilla no toca? pero a la menor desviacion, al mas pequefio accidente, si el ultimo tren se atrasa, si se rompe cualquier cadena, suena la campana, advirtien- do al momenlo de este modo al conductor, gefe y maqiiinista. Ademas, si un conductor cree deber mandar que pare algun tren, por medio de un pequefio conmutador colocado en la garita, puede cojer uno de los hilos de su uhagon y hacer que suene la campanilla. — Segun las observaciones de Mr. Coulvier-Gravier, se han visto este ano, como los anteriores, mas estrcllas fugaces el 10 de agostoque las no- ches antes y despues, pero en menor niimero que el aSo pasado, disminu- cion que se viene uotando desde 1849: de 1837 a 1848 hubo aumento. El citado observador da los niimeros siguientes este alio: Agosto 5 — 6 20 cstrellas fugaces. 6 — 7 19 7 — 8 23 8 — 9 33 9—10 49 10 — 11 56 11 — 12 38 12 — 13 34 La tabla siguienle manificsta lo dicho acerca del cambio de sentido de la curva de 1849 aca, el 1 0 de agosto: Niimero Alios. Iiorario minimo. Auos. Iiorario mi'iiimo. 1837 59 1845 85 38 62 46 92 39 65 47 102 40 68 48 113 41 72 49 98 42 74 50 83 43 78 51 71 44 80 52 60 53 52 445 Se ve que cl mimcro horario de estrellas fugaces registrado este auo, no llega a la mitad del de 1848; y segun vicne mcnguando, se reducira al comnn dc las dpocas ordinarias el ai'iode 1860. Mas no por eso disminuye el fenomeno aniial; al contrario, viene au- mentando desde 1845, segun resulla de la siguiente tabla, en la cual se han descartado las observaciones del 9 y 1 0 de agosto de cada auo, para conservar solo las de la serie anual: DuracioD dc las Metcoros Niimero observaciones. observados. Iiorario. 1845 237l'15"' 2004 8,4 4C 257 30 2269 8,8 47 195 30 2097 10,7 48 97 15 842 8,7 49 158 30 1605 10,1 50 193 30 2271 11,2 51 162 15 1750 10,8 52 164 30 2101 11,8 Vese, pues, que el niimero horario medio y anual viene aumentando cada auo, proporcionalmente casi al ticrapo, habiendo crecido dicho tdrmi- no medio una tercera parte en nueve auos. — Denfro de poco tiempo tendra la Holanda su carta geologica, asf como la B(51gica, que acaba de terminar la suya. Las Camaras votaron en 1851 los- fondos necesarios para emprender las observaciones geol6- gicas que habian de servir de base para dicba carta, yen 1 8 5 2 se ha eje- cutado ya una parte de eilas. Tenemos a la vista el informe dado por la comision encargada de hacerlas, y vamos a decir en breves palabras cua- les son los resultados obtenidos ya, y en qu(5 estado se halla este trabajo. Desde el auo 182 6, cuando la Belgica estaba incorporada a la Holan- da, el Gobierno de los Paises-Bajos decreto el reconocimiento de las pro- vincias raeridionales del reiuo, y ya se habia practicado una parte del tra- bajo cuando ocurrio la revolucion de 1830. Separada la Bdlgica desde este acontecimiento, su nuevo Gobierno continue la esploracion princi- piada de tal modo, que hoy tiene la Bdlgica su carta geologica. Los apu- ros rentisticos de Holanda impidieron la ejecucion de semejante trabajo hasta los lihimos auos, en que segun hemos dicho, se decidio el empren- derlos. En el presupuesto de 1852 se incluyo una partida de 10.000 florines para este objeto, calculando que si se concedia la misma cantidad por espacio de seis auos, bastaria para Uevarse a cabo la empresa confia- da d una comision general compuesta de tres miembros, que son: los Sres. J. G. S. Van-Breda, presidente, F. A. W. Miquel, y W. G. H. Staring, 446 socretario, a la cual se agregaron ademas como miembros corresponsales 20 personas residentes en diversos piintos del pais. V^ase en qui tdrmi- nos sc da cuenta on el informe de las invesligacinnes geologicas pracli- cadas sobre el tcrreno durante el verano de 1852. Esfas investigaciones ban tenido por objcto muchos tcrrenos de nues- tro suelo: los miembros corresponsales que habilan en el ducado de Lim- burgo, ban esludiado los terrenos de dpocas paleozoicas y secundarias de sus paises meridionales, y el ferreno hornaguero de Ilerkenradc se ba re- conocido por dos sabios de los mismos corresponsales que preparaban su descripcion, mientras que otros dos se ban ocupado del reconocimiento de las capas secundarias, y do compararlas con los terrenos de Bdkica que forman su continuacion. La creta de Maestricbt, que ofrece siempre tanto interns cientifico, sera indudablemente el principal objeto de sus es- tudios. TJno de nuestros paleontologos mas dislinguidos prepara una mo- nografia de los Crustaceos y Cirri'pedos de dicba formation, y confiare- mos a otro sabio, cuyos merilos respecto a la clase de Reptiles son conoci- dos de todos, el examen de los grandes Reptiles de Maestricbt, cuyos numerosos restos se hallan en las diferentes colecciones de nuestro pais. Wosotros hemos continuado las investigaciones geologicas de las fron- teras orientales del Over-Issel, principiadas hace mucbos alios por la So- ciedad de Industria de la provincia, y que produjeron descubrimientos im- portantes, babidndose abandonado solo por falfa de recursos pecuniarios. El resultado obtenido era de algun interns para la ciencia, porque se ha- bia encontrado en aquellas localidades un terreno secundario que podria ser continuacion del que constituye el Teiitoburger IFald, y rocas calcd- reas y arenaceas que aparecen ligeramente en la superficie del pais de Munster; y se esperaba ballar en beneficio de la industria piedra de edi- ficar, y materiales que pudiesen servir para la construccion de calzadas, 6 para emplearse como cal bidraulica, con tanta mas razon cuanto que cer- ca de nuestras fronteras se esplotan con ventaja terrenos de igual natu- raleza. En Ootmarssum, donde se creia encontrar piedra arenisca de tes- tura mas dura y menos granulada que la de Bentbeim, el ^xito no ba cor- respondido a las investigaciones practicadas al efecto, babiendo ballade solamente capas tenues y cortadas en porciones angulosas, diseminadas en una masa de arcilla cuya profundidad es desconocida basta ahora, la cual tal vez pertenezca a la 6poca terciaria. Tambien se ha comprobado la pre- sencia de uiicleos margosos, que al parecer son analogos a los septarios de la arcilla de Londres, y en este caso serian a proposito para formar esa argamasa bidraulica conocida tan ventajosamente en Inglaterra con el nombre de cemento romano. Mas felices hemos sido en Losser, cerca de Oldenzaal; un reconocimiento seguido basta una profundidad bastante gran- de, ha dado por resultado encontrar capas de arenisca, de cuya invencion, 447 secfun hemos dicho, habian desistido los primeros esploradore?^ y hemos prohado que eslas capas, a la profundidad de 1 0°',son de tesfnra y dureza tal que las liace niny adecuadas para poder emplearlas como piedra de cons- trurcion. Durante la esploracion se ban descubierto mucbos moluscos fo- siles, circuaslancia que facilitara la delerminacion geologica de aquella roca; la mayor parte de ellos anuncian al parecer el lerreno neocomiano, el Hill del norfe de Alemania. La existencia de capas de marga, cuyo descubrimiento cerca de Lessor en la base de las capas areniscas es de- bido al celo de Mr. Eckhout, en Oldenzaal, sc ba comprobado lamljien en otras localidades de las cercanias del mismo sitio. De esperar es que la agricultura saque alguna ufilidad de este hallazgo. Igualmenle bemos fijado nuestra atencion en las capas de roca que se sabia constituian la parte inferior del suelo de la hacienda Uamada Willink, cerca de Winlerswyk. La proximidad de la greda blanca en las cercanias de Odiuk, la presencia de la cal carbonatada, y tal vez tambien la direccion e inclinacion de esas mismas capas, inclinan a presumir que corresponda a la formacion de la greda; pero desgraciadamente no se ba descubierto ningun fosil con cuyo auxilio pudiera fijarse definitivamente el caracter en las rocas. El Instiluto Real de Ingenieros se ocupa al pre- sente de bacer investigaciones con objeto de averiguar si esfa piedra pue- de servir para la preparacion de la cal bidraulica, mas entrelanto es in- dudable que se puede emplear en los caminos macadamizados: la cantidad que hay de ella es inagotable, y por tanto su esplotacion sera facil. Con el fin de preparar el estudio profundo de dichas capas secunda- rias, y facilitar la comparacion con el terreno analogo de Alemania, hemos emprendido una escursion a lo largo de nuestras fronteras orientales ha- cia los reinos de Prusia y Hannover. Los terrenes terciarios de Limburgo se examinan por los miembros corresponsales que se ocupan en la misma provincia del terreno secun- dario: se ha averiguado tambien su relacion con las capas terciarias de la B^lgica. La Comision ha dispuesio que se recojan moluscos fosiles de los alre- dedores de Delden, Eibergen y de Winterswyk, donde las capas arcillo- sas ofrecen un gran desarrollo, ocupandonos nosotros de su determinacion. Trabajo es este de un gran interns para la ciencia, a causa del lugar im- portante que llenan en la paleontologia terciaria los terrenes de Bdlgica correspondientes a esta ^poca, sobre todo desde que Mr. Lycll se ocupa de su estudio, y trata de aproximarlos a los terrenos de Inglaterra y Francia. Aqui bay ligada una cuestion de imporlancia, la de saber a cual de las diferenles capas de los terrenes belgas debe pertenecer la arcilla de Gueldre. Una de las primeras escursiones que hemos hecho fue hacia el canal 448 de Twickel, cerca de Delden, en Over-Issel, donde bace proximamcnte uu siglo descubri6 Luc la presencia de f6siles marines enteramente alejados de los mares actnales; senlando indudablemcnle asi cl fundainenlo do las obscrvaciones que mas tarde baliian de probar que la mayor parle del suelo do los Paises-Eajos no corresponde do ningun modo a los aluvio- nes marines 6 fluvialilcs modernos. Mienlras se levantan cartas de tal exactitud que sirvan para estudiar el terreno diluviano, bemos dispuesto que se reunan ejemplares de rocas del Gootland, del Veluwo en los alrededores de Elburgo, y cerca de las colinas proximas a Steenwyk, en tanto que uno do nosotros enrique- cia la colcccion con gran numero de ejemplares procedentes de las coli- nas de Locbem. Otro corresponsal ba examinado la colina diluviana y los aluviones modernos de la isla de Urk, en el Zuiderzee; isla cuyo terreno se parece mucho al de VoUenhoTe, Steenwyk y de Roode-Clif en Frisa, y que no es solo una roca, como queria la tradicion popular. A fin de facilitar el reconocimicnto do los terrenes modernos, y prin- cipalmente de los aluviones que censtituyen el suelo de la Ilolanda y de otras provincias llamadas man'limas, bemos creido necesario sondear el terreno en diversas localidades. La sonda ha bajado en Gouda basla la profundidad de 50 metres, y en Purmerande se bace en la actualidad un segundo sendee. Estes pozes artesianos, con los que podran abrirse en otras partes, juntamente con los pozes de Gorcum, Zeyst, Leida y Ams- terdam, aclararan sin duda suficientemente el mode de sucederse y formar- se las capas de dichas provincias: nosotros trataremos de reunir con este objete tedos los ejemplares que procedan de nuestros pozes artesianos. N.* 8. - REVISTA DE CIENCIAS. - Noviembre 1853. CIENCiAS EX4CTAS. ilLll^TROMOlIIJL. Aerolilos y estrellas fugaces. I. AEROLITOS. (Revue britaoniquc. Junto y agoslo 1853-) En todos los siglos y paises, entre los fen6menos conslan- ies y periodicos que presenla el cielo, se han notado los ras- tros repenlinos de una luz erranle e irregular, que de impro- viso aparecen brillantes sobre nueslras cabezas, y se pierden muy luegoen las llnieblas. Suelen ser globes resplandecienles que llevan movimiento rapido. Por lo comun afectan estos meteoros forma de eslreUas fugaces, que en ciertos liempos se agolpan en algunas paries del cielo. Anliguamente seniejantes apariciones escilaban eslupida admiracion, y el temor supersticioso solia toniarlas por pre- sagio de sucesos graves y proximos a realizarse. En todos tiem- pos se ha hablado de piedrascaidas del cielo en masas mas 6 menos voluminosas, diciendose ademas quesu caida iba acom- paiiada de viva luz y de esplosion baslante fuerte. El sagrado escudo de Numa (Ancile), la santa Kaaba de la Meca, la espada del emperador del Mogol, y la gran piedra de la piramide do Cholulacn Mejico perlenecen alahisloriade eslos fenomenos; y cada uno de dicbos objelos dio margen a alguna tradicion popular, antes de que la analisis cientifica discutiera su na- luraleza y origen. 29 /i50 Las picdras llaniadas aerolitos, aunquc mas maravillosas por muchos conceptos que los surcos luminosos llamados es- trellas fugaces, no merecian gcneralmenle que so hiciesc raen- cion de cllas sino do uii modo vago, sin diida por la razon de sor niucho mas raras que cslas. Apenas hacc medio siglo que la ciencia, sin qucrcrlo digamoslo asi , las ha admilido en el dominio dc su observacion, ocupiuulose mas bien en los ca- raclel'es fisicos de esas piedras caidas 6 no del cielo, que en los leslimonios historicos de su caida. Sin embargo, al esludio de.las piedras aoreas, aerolitos 6 meteorilos, es a quien se debe el ardor con que los sabios han estudiado tanibien los demas meleoros. ' I'or admirables que semejanles fenomenos sean en si mismos, era lal la irregula- ridad de su aspecto y apariciones, que no parecia posible po- derlos sujetar a aquel orden de clasillcacion que consliluye la base de la verdadera ciencia. Durante siglos enleros, y aun en liempos modernos, los fisicos se conlenlaban con la idea vaga de un gas inflamable somelido a una accion eleclrica ejercida en las altas regiones de la almosfera. El vapor desprendido de los panlanos, inflamandosc en lo alio de la almosl'ora, y los relampagos con lodas sus formas variadas, olVecian esplica- ciones Ian plausibles, que no se creia necesario tener que re- currir a ninguna otra indagacion. Cuando Franklin, hara un siglo, saco las primeras chispas de unanube lempesluosa, se creyo haber hallado en ese hecho la causa de lodos los feno- menos meleoricos; posteriormcnle se ha comprendido queaiin babia algo mas que indagar. Desde que se supo que la aparicion de los meleoros va algunas veces acompafiada de la caida de piedras 6 raalerias terreas 6 raelalicas,.se miro con mayor interes csa clase de iudagaciones.Inlervino laquimica, y por medio de ella se de- moslro la composicion particular y liomogcnea de esos cuer- pos que por Ian raros caminos Uegan basla nosolros. Enlonces la ciencia creyo deber fijar mas especial menle su atencion en unos hechos que ofrecian tanta novedad. Casi en la mis- ma epoca se erapezo a indagar mas escrupulosamente la al- tura , direccion y celeridad de eslos meleoros, y particular- mcnle de las eslrellas fugaces en tanlo que se mostraban lu- 4S1 ralnosas. Las indagaciones de la ciencia, aunque rodeadas de muchas dificullades, propendian cada vez mas a siiponcr la cau- sa deesosfenomenos rauy dislante de nuestro globo. Sedemos- troque dicha causa acaecia sobre la atmosfera lerrestre; que los meteoros atravesaban cl espacio con grande celeridad; y que la naluraleza de las lineas 6 trayectos qua recorrian, supo- nia otras fuerzas que las de la simple gravilacion hacia el cenlro de la lierra. Cuando al resultado de tales indagaciones sehan acumulado modernamenle hechos notables, como por ejemplo el regreso periodico de las estrellas fugaces, ha te- nido que fijarse la cuestion en la de los grandes cuerpos pla- netarios, y por lo tanto se ha hecho cosmica. Hemos querido principiar por estos detalles preliminares, porque siempre es interesante el trazar las nuevas fases que una ciencia recorre desde que, partiendo de ideas groseras, indigestas y supersliciosas, que refieren hechos aislados, se va gradualmente elevando hasla laspruebas exactas, y hasta de- terminar las leyes que las rijen. Lo mas instruclivo que ofre- ce el esludio filosolico del mundo material es lo que direc- tamente se refiere alhombre, abriendose pasoalpoder y a la ciencia, en medio de los eleraentos que le rodean (1). Despues de haber hecho entrara los meteoros en el do- minio de la ciencia, fallaba coordinar los fenomenos meteo- ricos, a fin de proceder en seguida a la indagacion de sus causas y relaciones fisicas. ^Oue origen podia atribuirse a esas apa- riciones tan vagas y variadas con relacion al tiempo, lugar, lamano y brillo? Lo mas seguro parecia que debia ser ate- nerse por de pronto a la simple division que nos presentan los mismos aspeclos de que hemos hablado, sin referirlos a las causas fisicas que indudablemente intervienen en sus varia- ciones. En primcra linea se nos presentan los globos lumi- nosos, las bolidas, que aparecen de improviso con cierlosca- racteres de que luego hablaremos. A continuacion figuran las (l) Muy bien dijo Laplace, que: El conocimienlo del metodo que ha servido de guia al hombrc de talcnto, no es menos litil a los progresos de la ciencia y ^ la propia gloria, que sus descubrimientos. 452 estrellas fugaces, propias de lodos los lienipos y paises, pero mucho mas nuraerosas en cierlas epocas, y que suelen ser vistas con mucha mas frccuencia en el diafano cielo de las regiones Iropicales. Uilimamcnte sigucn los aerolilos, 6 sea piedras melcoiicas, (lifeicnciandose onlrc si por su forma y tamafio, y prescnlando divcrsos caracteres, que raanifieslan un origen comun, pero enteiamente eslrafio al planeta sobre que vienen a caer. Una vez empefiada la ciencia en hacer indagaciones acer- ca de los meleoros, era natural que pidiera ii la historia y a la tradicion, datos y lestimonios sobre los fenomenos del ge- nero en cuestion observados 6 mencionados en los tierapos antiguos. Asi fue como la ciencia pudo adquirir una mullilud de hechos curiosos, lanto en los escritores clasicos de Grecia y Roma, como en los documenlos de la edad media y liempos posteriores. Los bistoriadores antiguos los indican con mas 6 raenos detalles, variando asimismo en los mas 6 menos grados de fe que tales hecbos les inspiraron. Los naluralistas de la an- tigua Grecia y Roma, desde Aristoteles basla Seneca y Plinio, dejaron dcscripciones baslanlelatas para que no tengamosdu- da de que los fenomenos observados en sus tiempos, en nada se diferenciaron de los que nosolros hemes podido presenciar. Algunos de aquellos bicieron aim mas, pues inlenlaron es- plicar las causas de semejantes fenomenos; y cierlaraente que sus esplicaciones no estarian enteramente fuera de lugar fi- gurando entre las bipotcsis de fecbas mas recicntes (1). Tito Livio nos ba becbo familiares la frases, lapidibus pluit, crebri cecideriint a coclo lapides, etc. Esquiles bace alusion, en un fragmento que posccmosde su Prometco libertado, a una (t) S(Fpe etiam Stellas, venlo impendente, videbis Prcecipiles calo iabi, noctisque per umbram, J/ammarum longos a tergo albescere traclus. (ViRG. G. 1,365.) Esto mismo dijeron Plinio y Teofrasto. Si hubiera alguna cone- xion entre la aparicion de las estrellas fugaces y el viento, consistiria sin duda en que ^ste arrojaria vapores capaces de ocullar el resplandor de aquelks. 453 lluvia de picdras redondas lanzadas de una nube enviada por Jupiter. El hecho mas notable de esle genero de que se ha- ce mencion en la anligiiedad, es la caida de una gran piedra sobre TEgos-Potamos, en el Helesponto, durante la septuage- siraa octava olimpiada (poco mas 6 menos en la cpoca inme- diata al nacimiento de Sot-rates). El silio en que cayo se liizo posteriormente ceiebre por la victoria que Lisandro alcanzo de los Atenienses, y que por cierlo tierapo lossomelio junla- mente con toda la Grecia a los Lacedemonios. Dijose que Anaxagoras babia pronoslicado que aquella piedra caeriadel sol. Sin duda, como en otros muchos casos, el pronostico se ajusto al aconleciraienlo. Aristoteles y el autor de la cronica de Pares, hablaron espresamente de este particular. Diogenes de Apolonia dijo tambien que la piedra de ^gos-Polamos'cayo rodeada de llamas. Pero Plinio, y Phitarco particularmente, afirman que en su tiempo, mas de 500 anos despues del su- ceso, se hallaba visible dicha piedra. Las palabras de Plinio son caracteristicas: Qui lapis eliam nunc oslendilnr ma fjniludine ve- ins, colore adusfo', en seguida a esta particularidad afiade que un comcta abrasador acompano su caida: es decir, que era una bolida (1). No ballamos razon para dudar de la autenticidad de este relato, que acaba de verificarse de un raodo admirable por medio de las palabras ro/ore aduslo. Si dicha piedra conserve hasta la epoca de Plinio el voliimen que se le atribuye, no es (1) Plutarco (Lys.) refiere espresamente que habia sido consagrada por los habitantes del Quersoncso, y habIa de sus grandes dimensfones, asi como de una nube 6 globo de fuego que acompauo a su caida. Ea su libro de Placif. Philos. vuelve a hablar de ella como «dc un aslro pdtreo que descendio hecho un ascua». Plinio hace mencion de una piedra me- teorica de menor voliimen, religiosamente conservada en el gimnasio de Abidos, y que segun decian habia sido nnunciada por Anaxagoras. Esia coincidencia de tiempo y lugar podria dar margen a creer que las dcs piedras provenian del mismo meteoro. Mas adelante habla el mismo autor de iina piedra cuya caida era mas reciente, y que el habia visto en Vocontii (Galia Narbonense). Este lugar es el que hoy sc llama Vaison. en Provenza. 454 del lodo imposible que se la vuelva nuevamenle a descubrir. No seria estrafio que algun rcstode tradicion ayudara a hacer este descubrimienlo, pues sabido esquc la liadicioii subsiste pasando por siglos, gobiornos, y hasla revoluciones ocurridas en la raza de los babilanles. Seguii nucstras noticiasson muy pocas las diligcncias hechas para encontrar este anllguo ae- rolilo. Causanos admiracion que alguiio do los nunierosos viajeros por el Orienle no haya robado algunos dias al exa- men de los serrallos, mezquilas y bazares de Conslanlinopla (y mejor sera decir, a la vida licenciosa del palaclo de Pera) para consagrarlos eselusivaraenle a enconlrar Ian inleresante curiosidad. No es Ian vulgar la gloria que resulla de un des- cubrimienlo, para que un viajero se desdene de aspirar a ella. En el caso a que nosreferimos, seria suficienle paraeternizar el nombre del que lo realizara, y adenias le procurnria la gra- ta salisfaccion de baber enriquccido a la clencia al mismo tiempo que a la bistoria (1). (l) Aunque sobre el sitio en que cayo dicha piedra no hay mas indicacion que el nombre de jEgos-Potamos, es suficiente para circuns- cribir la localidad que seria oportuno cxaminar. Diceu los antiguos ge6- grafos, que en aquellas inmediaciones babia una ciudad llamada iEgopo- tami, que pertenecia a la ribera tracia del Helesponto; de esta misma de- nominacion podemos inferir que babia tambien uno 6 dos rios. La des- cripciou del lugar en que Lysandro alcanzo su famosa victoria, su situacion respeclo a Larapsaco (que abora se llama Lampsaki), contribuirian a fijar los limites de la esploracion. Apenas nos atreveriamos a esperar que se descubriese ningun resto de la piedra tan grande cuya caida se observo en Kami en 921, y que dominaba, segun dicen, en cuatro pies de altura a la corriente del rio en que habia caido. No se llevara a mal que se afiadan dos pasajes tomados de los antiguos historiadores. I.° En el momento en que Lucullus iba a atacar al ejercito de Mi- tridates, «babiendose rasgado siibitamente el cielo, se vio caer enlre am- bos ejercitos un cuerpo que por lo tocante a su tamauo parecia un tonel, y por su color a un pedazo de plata enrojecida por el fuego.» (Plut. Lu- cul. HI, 146, 147, edic. de Reiske. V^ase asimismo Rollin, H. R. II, 800.) CPanteon literario.) /i5o Si los historiadores anliguos de Grecia y Roma, si nues- tra edad media en Europa no nos facililan mas que vagas no- cioncs per lo locante a los aerolites, no sucede io mismo con los chinos, con aquel pueblo singular cnyo idioma, inslilu- ciones y modo de discurrir nos podrian dar lugar a crecr que lambien ellos ban vcnido a parar a nuesiro globo proce- diendo de algiin planela desconocido. La Cliina posee catalo- gos autenlicos de meteoros nolables de loda ospecie , inclu- sos los aerolitos, que se pudieron obscrvar desde 2.400 anos antes. A fin de dar una idea de los delalles que ofreccn aque- llos catalogos, cuya Iraduccion sc debe a Mr. Ed. Biot, do feliz memoria, bastara decir que en los ties siglos Irascuiri- dos desde el 950 al 1270 de nueslra era, no se ban obscrvado menos en aquel pais que 1479 meteoros. Hay que advertir que los que praclicaron esas observaciones estaban al parecer reveslidos de un caracter oficial (1). La ciencia europca no ha principiado a rlvalizar con tan singulares documenlos hasta hace muy pocos anos. En vano las caidas de piedras se ban multiplicado en Francia, Ingla- lerra, Alemania, Italia y otros paises; las unicas memorias conocidas sobre este asunto antes de la de Chladni son las del jesuita Domenico Troili, y de otro autor de quien habla- remos mas adelante. La obra de Chladni. publicada en 1794, forma epoca en el esludio de los meteoros. Este celebre fi- sico, mas conocido por sus trabajos sobre las superficies vi- branles, fue el primero que recojio ejemplos autenticos de los aerolilos. Su catalogo, que en lo sucesivo adquirio gran- (tEl tempio de Minerva fu6 abrasado por un Prester. (Xenof. 11. 1, 3, init.) Sabido es que Prester significa lo mismo que scrpicnlc de fuego. La introduccion en el idioma griego de una palabra que puede aplicarse a todas las apariciones igneas metcoricas, ^no pcdiia probar que esta clasc de apariciones no fue rara en los tiempos anliguos? (l) Mr. Biot saco las obeer-vaciones de la obra de Ma-touan-lin, au- tor distinguido que vivia a fines del siglo XIII , tomandolas desde el si- glo VII antes de Jesucristo basta 9G0. Los tres siglos siguienles per- tenecen a los anales de la dinastia de Soung, que domino en la China durante cse periodo. 456 de eslension, no ha dejado de ser muy util. Apenas habia hasla la epoca aquella un solo sabio que se hubiese ocupado en semejante asuiilo, 6 lo bubiera crcido apoyado en prue- bas. Ropier, Ilalley, Maskelinc y otros no hicieron mas que tocar superficialmenle la bisloria 6 la leoria de las piedras raeteoricas. Sin embargo, en esle particular parece que se debia otorgar conlianza a la bisloria, pues los hechos de que se Iralaba cran de lal condicion, que ni la fantasia ni el te- mor dificilmentc podian allerarlos 6 desfigurarlos. Se ban visto meteoros; se ba oido una esplosion; al mismo liempe ban caido piedras, que con frecuencia ban sido descubiertas y examinadas en el mismo momcnlo de su caida; olras veces no ha caido mas que una masa caliente, 6 bien ban sido tan numerosos los cuerpos caidos , que ban dado idea de una lluvia de piedras hechos son estos tan scncillos y termi- nantes, que no podriamos menos de crcerlos, aun cuando para atestiguar su certeza no hubiese mas autoridad que la de los hecbos analogos ocurridos en nueslros dias. Aqui en- contramos uno de aquellos numerosos ejcmplos de verdades que, habiendo sido reputadas por tales en la antigucdad, se eclipsaron y permanecieron durante algun tiempo en descre- dito, para volver luego a brillar, y ser apoyadas con fuer- tes teslimonios de inesperado origeu. El crisol del quiraico y el ojo practice del mineralogista ban demostrado en los aerolites, hecbos que ninguna conjelura se bubiera atrevido a anticipar, y en vista de los cuales no ban podido menos de prestar su asenso los incredulos. La piedra que en 1795 cayo en AVold-Coltage (Yorkshire) fue una do las que mas contribuyeron a esta conversion. Su caida fue presenciada por dos personas que habian primera- menle oido una esplosion en la almosfera. Sacaronia de la lierra, en que habia penclrado 18 pulgadas, y se vio que pe- saba M libras. Aforlunadamenle fue a parar a manos de un habil quimico de aquel tiempo, Mr. Howard, que en 1802 public6 la analisis de ella en las Transaccioncs filosoficas. A pesar de eso, cuando Pictet, que acababa de llegar do Ingla- terra, leyo al Institute de Francia una comunicacion sobre el particular, encontro tal incredulidad, que luvo que ha- 457 cer una especie de esfuerzo para poder leerla hasla el fin. De alii a un mes Vauquelin presento al Institulo una ana- lisis que acababa de hacer, y que confirmaba plenamente la de Howard. Algunos meses despues, un gran numero de piedras, dos 6 tres mil, una verdadera Uuvia de piedras me- leoricas cayo en Aigle (Normandia); y al mismo liempo se supo que olra abundante Uuvia del mismo genero habia cai- do en Benares, sobre el Ganjes. Finalmenle, por todas par- tes se fiieron multiplicando las pruebas. Vamos a insislir en el aconlecimiento de Normandia, porque esle fiie el que dio lugar a una curiosa indagaciou, dirijida sobre el mismo ter- reno por Mr. Blot. No solo pusieron el celo y habilidad de esle sabio en evidencia la aulenticidad del hecho, sino que facilitaron la prueba de otra mullitud de incidentes acceso- rios que acompafiaron al fenomeno, y que son de grande im- portancia para la leoria de esla especie de caidas. La mas imporlante de eslas consideraciones de segundo orden fue la demostracion de que el raeteoro de dondc las piedras se ha- bian desprendido, habria tenido necesariamente que seguir una direccion oblicua al horizonte (1). El convencimienlo de un hombre de las prendas de Mr. Blot, fundado en su inves- tigacion personal, puede muy bien ser considerado como se- gundo periodo de la hisloria de los aerolites. La repeticion de lantos ejemplos recienles, unida a lo que las tradiciones antiguas referian sobre el particular, hizo des- aparecer todas las dudas. Asi es que al publicar Chladni su segunda y mejor memoria en 1819, acompaiiada de un nu- meroso calalogo de caidas de aerolitos con espresion de la (l) Esto se dedujo ingeniosamente, al observar que el contorno de la superficie sobre que las piedras se babian dispersado era eli'ptico y no circular, como deberia haber sido si hubieran caido vcrticalmente. El meteoro era redondo, grande y brillante; oyeronso esplosiones en un di- latado cspacio; y las piedras estaban calientes y exbalaban un pronun- ciado olor de azufre. Mr. Biot no dice que la marcba del meteoro era oblicua al horizonte, sino que las esplosiones duraron 5 6 C minutes. H^ aqui cual fu(S la verdadera causa de la eliplicidad del lerreno sobre que se verifico la caida de las piedras. 458 fecha y pais en que habian ocurrido, lodo el mundo cienli- fico aceplo el lieclio sin restriccion algiina. Chladni avanz6 un paso mas, alribuyendo iin origen meleorico a cierlas ma- sas feiTuginosas de aspeclo singular balladas en varias regio- nes, de que no se tenian sino confusas Iradiciones, aun cuan- do no faltaban absolutamenle algunos indicios. Estas niasas, algunas de las cuales son de gran peso y volunien, aparecen enleraraente eslranas a las localidades en que se encuentrau, y por lo general presenlan baslanle semejanza con los aeroli- los, para jiislificar el nombie de bieiro meleorico que se les ha dado. El peso de la mayor do todas las conocidas se va- liia en 14.000 libras (4.717 quilogs.), y esta siluada en Olumpa (Brasil), en un teneno en que ni hay hierro ni nin- guna especie de masa petrea.Oira de lamano algo inferior ha sido descubierta cerca de Bahia; y finalmente olra mas pe- quena , pero menos dislanle de nosolros, ocupa un puesto cerca de Andernach, y creese que su peso sera de unas 3.300 libras: mas como la region en que se halla siluada es volcanica, puede tenerse alguna duda acerca de su origen. La analisis que de ella hizo el profesor Bischoff de Bonn de- moslro la existencia de hierro melalico, con una pequena proporcion de nikel, cuya circunslancia garanliza la natura- leza raeleorica de semejante masa. Pallas describio olro ejem- plar del mismo genero, que cxisle en el Museo imperial de Petersburgo. El fragmento analizado se componia de hierro dulce, esponjoso y olivine. Los larlaros que viven en las inmediaciones del silio en que dicha masa fue hallada, con- servan la Iradicion de que cayo del cielo. Eslo dicen tam- bien los mongoles respeclo de una roca negra de 40 pies de alio, siluada cerca de las fuenles del rio Amarillo. No tene- mos nolicia de ninguna Iradicion respeclo de la gran piedra del Brasil. Anles de pasar a la teoria de los cuerpos que se consideran haber sido lanzados sobre la lierra, conviene decir algo mas acerca de su composicion quimica. Esla composicion, no so- lamenle es notable por si misma, sino que ademas liene es- trecha relacion con su leoria, y con olras consideraciones de alto interes. Si se reunen los resullados de las mejores anali- 459 sis hechas hasta el presente, se ve que el numero de elemen- tos reconocidos en los aerolites asciende a 19 6 20, lo cual forma cerca de la tercera parte de las suslancias elcmenlales, 6 consideradas como tal, que se hallan en la lierra. Adcraas, lodes los elementos que entran en la composicion de los ae- rolilos pertenecen a nuestro globo, con la diferencia de que nunca se presenlan combinados del mismo mode. ISinguna sustancia nueva se ha dcscubierto aiin por ese caraino. El mas abundante de los melales lerrestres, el hierro, es el que domina tambien en los aerolitos, de los cuales forma a ve- ces mas de las nueve decimas paries. Eslas pledras admi- ten ademas otros siele metales, a saber, el cobre, el esla- fio, el nikel, el cobalto, el crorao, el manganese y el mo- libdeno , que con mucha variedad enlran en su composi- cion. El nikel y el cromo son los que mas generalmenle se hallan en esta, mas uinguno compile con el hierro en lo re- lativo a la cantidad. Ademas, en diferentes aerolilos se ban encontrado seis alcalis, que son la sosa, la polasa, la magne- sia, lacal, la alumina y la silice. Por ullimo, el oxigeno pue- de tambien figurar en el numero de los componenles de los aerolilos, y tambien podemos conlar entre ellos al carbon, azufre. fosforo e hidrogeno. Por lo tocante al mode de corabinacion de eslos elemen- tos, cada aerolito presenta estremada diferencia. Algunos po- cos, por ejemplo los examinados por Berzelius y Rose, con- tienen olivine, augila, hornblenda y olros ininerales lerres- tres muy parecidos a cierlos compuestos crislalinos que en- contramos en nueslro globo. Alendida la gran cantidad de hierro que se encuenlra en dichas piedras, eslamos auloriza- dos para decir que este metal, que tan inleresanle papel des- empeua en la formacion de nuestro globo, es mas predomi- nante aiin en las regiones del espacio, 6 en las agregaciones de materia desde donde aquellas piedras ban side lanzadas a nueslro globo. Estos resullados curiosos e inesperados, escitaran aiin mas vivo interes cuando prosigamos nueslras indagaciones acerca de la naluraleza de los aerolitos, supueslo que son como unos ejemplares del eslado en que se halla la materia fuera m del planela que habilamos. En tanto que volvemos a halilar de ellos bajo esle punto de visla, diremos que nos alienla la esperanza de que esas analisis se repeliran esmeradamente sierapre que haya ocasion de poderio liacer, a fin de que se pueda Ucgar a una generalidad dc hechos mas estensa y exacta, y acaso al descubriraiento de algun cuerpo elemental desconocido en la lierra. El siglo que hace circular la pala- bra humana a lo largo de los alambres, por debajo de les mares, y atravesando rocas; el siglo que bace producir a la luz del sol las mas delicadas iraagenes del bombre y de los objetos nalurales, bien puede pedir a la quiraica nociones so- bre alguna olra materia mas que la que uos rodea en esta tierra. No carecemos de fundamento al aplicar a la ciencia de nueslros dias una maxima de antigua fecha, emitida bajo otro conceplo: Si computes annos, exigiium tempus; si vices re- rum, cPMim pules. Faltanos indicar brcvemente los caracteres fisicos que distinguen a estos cuerpos singulares. Por de pronto diremos que su estado es fragmenlario, pues en cfecto se presenlan al parccer desprendidos de masas mucbo mayores. Su peso es- pecifico varia mucho segun la proporcion de los cuerpos me- talicos que contienen, y por lo regular fluctua entre dos y y siele veces el peso del agua. El termino medio escede en mucho al peso de las sustancias minerales que existen en la superficie de la lierra, quedando sin embargo muy inferior al termino medio de aquellas que se hallan en la proporcion de 0,5. Los aerolitos presentan olro caracter general y digna de notarse, y es el de estar recubierlos de una costra bri- Uante y negra, las mas de las veces muy delgada. El aspecto y organizacion de esla cubierta denota la accion viva y pa- sajera del calorico, que no ha lenido liempo de penetrar mas profundamente en la masa. No puede decirse, sino por una aproximacion acaso incierta, cual sea la velocidad de los ae- rolitos al acercarse a nuestro globo. Las observaciones sobre el particular se limitan por lo general al tiempo de la apari- cion del meteoro que precede a su caida. Algunos fisicos, en- Ire ellos Mr. Olbers, les ban supuesto una velocidad media do 20 millas (32 quiloraelros) por segundo. Esla gran veloci- 461 ■dad esla confirmada por la profundidad con que algnnos de ellos ban penetrado en la lierra. Esla velocidad, como lo va- mos a ver, abre un importante camino para la solucion de diversas cuesliones relativas a la teoria de estos cuerpos. Puestos asi fiiera de duda los hechos principales concer- nientes a los aerolilos, es necesario Iralar de indagar su ori- gen. Pocas cuesliones podra haber mas interesanles, tanto para los que cullivan la ciencia como para los que no eslan iniciados en ella. ^,De donde vienen esas piedras, de las que algunas son tan dignas de nolarse por su lamano y por su composlcion? ;Oue fuerza es la que las impele hasla la lierra? No podra acaso imaginarse que ban llegado a proponerse cinco soluciones para responder a estos problemas; mas bien diremos seis, si admilimos por un inslante la idea de que los aerolilos son produclo de nueslros volcanes; esto es, piedras que habiendo sido lanzadas por las erupciones volcanicas, parlicipan durante algun tiempo del movimiento de la lierra' y al ultimo caen sobre su superficie. Mas esla es una bipote- sis que nadie sostiene ya. Olra suposicion que tambien atribuye a los aerolilos un origen terrestre, no liene lampoco mas solido fundamento ni mayor probabilidad. Con arreglo a ella las piedras no caen, sine que los relampagos, esto es, la eleclricidad, toraando una forma meteorica, une por medio de la fusion las lierras y los metales que se ballan en el punto sobre que la eleclri- cidad ha caido; y por ultimo, habiendo aquella nueva masa adquirido solidez, habria tornado tambien la ligura que se uota en los aerolilos. Para refular esla suposicion, basta no perder de vista la composicion, el lamano que presenlan al- gunos aerolilos, y fmalmenle el gran numero en que suelen alguna vez aparecer. Por lo demas, esla idea, que jamas ha sido defendida sino de un modo vago, fue abandonada hace ya mucho tiempo. Olra tercera esplicacion ban ideado los que siguen soste- niendo el origen terrestre de los aerolites, y se reduce a supo- uer que su formacion ba sido becha en la almosfera. La dificul- tad que presenlaba la idea de toner que salir de los limites de nuesfro globo, reclulo raucbos parlidarios a esla opinion. 462 Para soslenerla se valian de la idenlidad de las malerias de los aerolites con las que suclen enconlrarse en la lierra. Admilian que todas esas sustancias se ballaban en la almos- fera en sumo grado do alcnuacion, y suponian que siendo esos elementos repenlinamcnlc pueslos en conlaclo y amal- gamados poralguna accion casual, sea clcclrica, sea de cual- quier otro genero, se corabinaban formando el aerolilo, que luego por su peso natural tenia que caer precipiladamente hacia nueslro suelo. La auloridad de csta teoria se fundaba en la obra titulada Lilologia atmosferica, debida al Dr. Izarn, quien tuvo ciertamenle el merilo de suministrar dales hist6- ricos, pero cuya imaginacion bacia deserapenar un papel de- masiado considerable a oqucllas masas esfericas de vaperes metalicos y lerreos aislaclas unas de olras, y pueslas, segun la opinion de dicho doctor, en las alias regiones de la atmos- fera. Vauquelin, a quien Izarn habia dedicado su libro, lo re- fulo decididaraente. 'Trefiero, dijo aquel sabio, creer que las tales piedras provienen de la luna, a lener que suponer que las sustancias que reconocemos per mas fijas se encuentran suspendidas en la atm6sfera en lal canlidad, que pucdan pre- ducir cencrcciones Ian considerables come algunas de las que, segun se dice, ban caido sobre la lierra (1).'' ^,C6mo pue- de concebirse que el bierro, nikel, silice, magnesia, etc., se liallen suspendidas en la atraosfera, ocupando per afiadidura las capas mas elevadas de ella, en tanto que la analisis mas ingeniosa no ha pedido indicar ni vesligies de dichas sustan- cias melalicas en las capas mas inferiores? ^Come se podria tampoco probar que seraejanles malerias, diseminadas en es- lado de la mas cempleta alenuacion, puedan siibilamente re- unirse para formar cuerpos s61idos tan cempactos? Para que la fuerza cenlripela produzca la agrogacien de la materia, es menester que se ejerza en una grande masa; y el becbo es (l) Hay que advcrtir que Vauquelin habI6 con el mayor comedi- miento de la obra de Izarn, y que aunquc no disfraz6 la vcrdad, milig6 su dureza con las mas blandas espresioncs. (Fe'anse los Jnales de la Quimica, XLVIII, 225.) 463 que aim no se conoce ningiiiia potencia fisica capaz de pro- ducir semejante efccto. Puede oponerse a la leoria alraosfe- rica otra objecion mas posiliva, fundada en la direccion del movimienlo y caida de las bolidas. En efeclo, si eslas por una causa, sea la que quiera, Uegasen a forraarse en la at- mosfera, caerian siguiendo la vertical, y no en lineas inclina- das, como generalmenle sucede, segun se ha demoslrado. No pudiendo, pues, suponerse el origen do los raeleoros en los limiles de la accion lerrestre, se conjeluio que debia colocarse en la luna. Esla procedencia fue dispulada y soste- nlda por sabios de primer orden. Se ha dicbo que lo maravi- lloso engendraba la sabiduria, y que algunas veces se anli- cipaban las simples conjeluras a las indagaciones y resullados de la ciencia positiva. Hacia el auo 1660 tuvo lugar en Milan una caida de piedras que mataron a un fraile (notese que esle es uno de los tres 6 cuatro ejemplos que se cilan de muerles ocurridas por esle fenomeno). Pablo Terzago, naluralista de aquella ciudad, se valio de semejante ocasion para publicar sus conjeturas acerca de que aquellas piedras podian prove- nir de la luna. De alii a 134 auos se observo en Siena otra caida de piedras muy numerosas, que escilaron el genio mas elevado de Olbers. Este sabio aslronorao aleman reprodujo la idea emilida por el naturalista lombardo, y que sin duda ha- bia estado olvidada por mucho ticmpo. En 1793 Olbers irat6 de indagar cual debia ser la velocidad inicial necesaria para lanzar desde la superGcie de la luna un cucrpo que pudiera llegar a nuestro globo. De sus calculos dedujo que esla ve- locidad deberia ser de cerca de 8.000 pies por segundo. La teoria del origen lunar, y la cueslion dinamica que presenla, Uamaron pronlamenle la atencion de los sabios. En diciem- bre de 1802 leyo Laplace en el Instilulo un discurso de un atrevimienlo y elegancia dignas de notarse, que impulso y sanciono a un mismo liempo los calculos de Olbers. En la fecha que se leyo esle discurso, no hallaban las ana- lisis de las piedras meleoricas hechas por Howard, y las con- secuencias que de ellas dimanaban, mas que incredulos en- Ire los miembros de la clase cicntifica. Al nombre de Laplace podemos anadir olros no menos 464 iluslres: Poisson, Biot y Berzelius se hicieron sucesivamente parlidarios de la hipolesis del origen lunar. Los calculos que volvieron a hacerse acerca de la fuerza dc proyeccion nece- saria, acabaron de juslificar los resullados oblenidos por Gi- bers. La cueslion permanecio y permanece aiiu en ese esla- do. Sabldo es que el hcmisferio que la luna nos presenla conslantemente conliene monies rauy elevados y numerosos craleres, cuya semejanza con nueslros volcanes seria comple- ta si no fuesen mayores y mas profundos que eslos (1). Por lo tocante a que en ellos existe 6 ha exislido una fuerza ca- paz de romper, elevar y lanzar, no puede lampoco lenerse duda alguna. Luego si las obscrvaciones astronomicas nos dan a conocer que nuestro satelite no tiene almosfera, ni ma- res, ipor que no hemos de conceder que pudiendo las pie- dras ser lanzadas sin que se oponga una presion atmosferica, tengan impulse suficiente para pasar los limites de la atrac- cion lunar y Uegar al dominio de la atraccion terrestre? Los calculos que acabamos de mencionar convienen en que una velocidad inicial cinco 6 seis veces mayor que la de una bala al salir de la boca del canon , podria trasporlar a una piedra a tal distancia que no volviese a caer sobre la luna; en cuyo caso, entrando la piedra en el circulo de nuevas alracciones, principiaria una serie de revoluciones indefinidas, 6 caeria sobre el cuerpo que tuviese baslante poder para alraerla. Berzelius avanzo aiin algo mas, adoplando esa misma hipo- lesis. Teniendo presenle la composicion quimica de los ac- (l) Nuestros lectores que estdn versados en los conocimieutos as- tronomicos, no ignoraran el valor de las obras de Schroeter, Beer y Moed- ler sobre la luna. Ko son tan conocidas las singulares obscrvaciones de Mr. Kamsyth, de Manchester. Este observador liraito su examen a una pequeua porcion de la superficie lunar, poco mas 6 menos de las dimen- siones de Irlanda, y conocida en la topografia de nuestro satelite cou el nombre de Morolychus. La observacion limitada es generalmentc fe'rtil. Despues dc varios alios do asi'dua aplicacion, cl curioso observador llego a conslruir en grandc escala un mapa en relieve, que hace rcsaltar mara- villosamentc el caractcr volcanico de la superficie lunar, asi como los grandes cambios sufridos por las dislocaciones y levantamientos do ter- 46f) rolilos, emitio la ingeniosa conjetura de que una de las fase» de la luna contiene un esceso de hierro, con cuya circuns- taucia podria esplicarse muy bien cl por que aquella superfi- cie esta constantcmcnte vuella bacia la lierra, que posee una fuerza magnetica. Esta hipotesis ha sido desechada, no lanlo por pruebas negalivas, como por carecer de una demostracion mas evi- dente, y sobre todo porque ha cedido ii olro modo de ver que enlaza mas direclamente el fenomeno de los aerolitos con los que presentan los demas meteoros para reunirlos al sistema planetario. La teoria lunar, por decirlo de una vez, ha que- dado estacionaria en su punlo de partida, y no conocemos ningun otro manantial de donde podamos sacar nuevos dalos sobre esle particular. Ni aun con el auxilio de los poderosos telescopios que poseemos en la aclualidad, es posible recono- cer la existencia de volcanes encendidos en la luna. Respeclo a lo que en olros tiempos ha podido suceder, nos veraos en la necesidad de admitir una fuerza de proyeccion mucho ma- yor que la que por de pronto se habia creido para dar razon de la celcridad media con que se aproximan las bolidas a la lierra. Olbers calculo, y creemos que nadie le conlradijo, que para producir ese efecto les bastaria tener a las bolidas una fuerza inicial doce 6 calorce veces mayor que la que Laplace y los demas geometras pudieron averiguar que tenian. Esta fuerza escedcria en mucho a la de nuestros volcanes, y si existiese no lanzaria semejantes raasas sobre la tierra, sine que les haria recorrer orbitas cerradas al rededor del sol. Hay otra esplicacion que se aproxima tarabien baslanle a la anterior. Suponese en esta que las bolidas son pequeiios fragmentos del gran planeta que se cree haber existido entre Marte y Jupiter, y que al deshacerse habria dado origen a to- dos aqucllos pequenos planetas, a todos aquellos asteroides cuyas orbitas esccntricas se cruzan tan numcrosas por aquella parte del espacio. Pocos auos hace que no conociamos aiin mas que cuatro de esos planetas ultra-zodiacales. Su situa- cion y las particularidades de sus orbitas ban juslificado la atrevida conjetura de Olbers respecto de su estado fragmenta- rio. Esta opinion acaba de «c:- robustecida por el reciente des- TAMA IIT ** " 46G cubrimieuto de miichos asteroides siluados en la misma re- gion del cielo. La dimension de estos pcqueuos astros ofrecc niucha variedad, y en algunos es tan diniinula que so escapa a toda nicdida. La idea de que todos proviencn de un mismo origen esla pienamonlc sancionada por consideraciones as- tronomicas. Si en realidad son IVagmenlos de un gran pla- neta, podriaraos razonablemente admitir que la fuerza es- plosiva que los disperso, lanzo tambien al espacio una mul- lilud de fragnienlos mucho mas pequenos aim en orbilas muy inclinadas a la del planela primilivo, lo cual debio suceder en razon de su pequeuez. Sin embargo, aun falta saber si puede haber tales orbilas que conduzcan a esos diminulivos planelas a la iumediacion, es decir, a laesfera de atraccion de la tier- ra. Enliendase que no se Irata mas que de una simple posi- bilidad, y que serla muy dificil aducir 6 esperar pruebas que pudieran apoyarla. Lo mismo que la hipotesisdel origen lu- nar, queda tambien esta otra en el cslado de simple especula- cion, destronada sobrc todopor las pruebas que ban dado mas autoridada otra teoria. Esla otra teoria, de la que nos resta hablar, es la que reune las bolidas con los raeteoros de cualquiera otra forma, adju- dicando a unos y a otros un origen estrauo a la tierra, y si- tuado mas alia de suslimites. Esle origen so encueulra segun esta opinion en losespaciosinterplanetarios, considerados bas- ta el presenlecomo vacios, 6 cuando mas ocupadosporuneter que no nos es conocido mas que por el nombre. Muchas cir- cunstancias ban coutribuido a modiiicar poco a poco las opi- niones que se tenian sobre el particular ; pero lo que mas ba influido es el gran niimero de cuerpos cometarios que ban sido descubiertos, y a quienes se ba vislo alravesar el espacio en todas direcciones, diferenciandose en volumen , en orbitas y en periodos de revolucion, y sufriendo grandes alleraciones aun durante el espacio de tiempo que permanecen a nuestra visla. Se ba creido que algunos de elios se babian perdido; sus orbitas pueden sufrir alteracion al aproximarse a los gran- des planelas; cierlos cometas, de corlo periodo, dan pruebas de atravesar un medio resislenle por la disminucion sucesiva que sufre la duracion de sus revoluciones. Al considerar que 467 el espacio se halla ocupado por tantos cuerpos tan diversos por su forma y estado de condensacion , pero todos en con- tinuo movimiento, nos venios obligados a convenir en que algunas porcioncs do materia, mas pequenas aun, pueden circular al rededor de nosotros, y permanecer ocultas hasla que se aproximen a la tierra lo bastante para ser separadas de su camino, 6 para adquirir esplendor por lainfluencia de ella. Se ha demostrado, segun acabaraos de verlo, que las pie- dras meleoricas provienen de mas lejos que los limites de nuestra atmosfera, y que penetran en ella con grande velo- cidad. Observaciones exactasy numerosas nos ban dado aco- nocer lo mismo respecto de las estrellas fugaces y de los glo- bes meteoricos luminosos. He aqui pues un lazo comun que somele eslos fenomenos a las misraas fuerzas fisicas, sin ne- gar por eso la influencia de las causas que diversifican el as- peclo de las diferentes clases de meteoros, asi como sus caracteres individuales. Debcnpuesnucslrasindagaciones re- ferirse a la materia, cualquiera que sea su forma, ejecutando diversas revoluciones en el espacio por donde se mueve nues- tro globo. Vamos a hablar del movimiento de la tierra al mismo tiempo que del de esas masas nebulosas 6 fragmentarias, por- que esos movimientos interesan a los resultados. Nuestros lec- lores nos permitiran recordarles, que el globo que habitamos se halla constantemente sometido a Ires clases de movimien- tos simultaneos. En cfecto, la tierra gira sobre su eje, circula al rededor del sol , y esta ademas sometida a aquel grande y misterioso movimiento que arrastra al sol mismo con toda su comitiva de planetas, entrelosque figura nuestro globo. Este ultimo movimiento nos trasporta a regiones desconocidas: ^se verilicara acaso en lorno de un centro de accion distaute? Esto es lo que las edades venideras tendran que resolver. La enor- midad de esas combinaciones de fuerzas, de espacio y de tiem- po no puede ser representada por simples palabras, pues aun es costoso conseguirlo por medio de los niimeros. Es nece- sario tener una singular capacidad de abstraccion para seguir esos iumensos fenomenos deluniverso, en especial los de la astronomia sideral, a que perteneceel movimiento de nueslro 468 sistema solar, de que acabamos de hablar. En eso estriba la gloria de la aslronomia moderna; la gloria de Herschell, de Bessel, deSlruvey Argelander consistcenhaber delerminado los movimientos propiosdcesas grandes lumiiiarias que so Ha- inan eslrellas fijas; en haber asignado los periodos de revolu- cion de las nunierosas cstrellas dobles; en haber delerminado la paralaje y medido la dislancia de muchasde ellas; y en ha- ber denioslrado el moviniiento de Iraslacion en el espacio de nuestro sol, asi como su direccion y celeridad. A muy pocos liombres es dado rennir complelamente lodo lo precise para dedicarse a tales indagaciones; liempo, una vigilancia inlensa y asidua, habilidad csquisita en las observaciones masdeli- cadas, y sobre todo, aquel lalenlo malcraaticoque sabehacer brolar la verdad de los mnltiplicados obstaculos que solo, se- gun parece, propenden a perpcluar las dudas. Pero volvamos despues de esla breve digresion al objeto en que debemos ocuparnos. Bajo este punto de visla no te- neraos que considerar mas que el raovimienlo de la lierra al rededor del sol. Este moviniiento se ejecula en una orbila tan grande, que el dia 1." de julio nos lienios alejado del punto en que nos ballabamos el 1.° de enero 190 millo- nes de millas (7G.000.044 leguas de 4 kilometres). Refi- riendonos al primero de esos punlos, donde nos volveremos a hallar de alii a seis meses, podemos formar una idea, debil por supuesto, del espacio que habremos atravesado al cum- plir una revolucion anual. Si existen pues porciones de ma- teria, sea el que quiera su origen, por diminutas que scan, que giran alrededor del sol (pues no podemos concebir ma- teria que permanezca en repose en el espacio), podra muy bien sucederqueel moviniiento deprogresion de la tierra la conduz- caa la inmediacion de alguna de las orbilas tan inclinadas y numerosas que sigue esaespecie depequefiosastros, yqueuna vez somelidos a su accion atractiva los separe de su camino, como sabemos que sucede por lo tocante a los cometas a la aproximacion de los planetas. Eslo supuesto, se comprende que cierto niimero de estos cuerpos debera venir a ponerseen contacto de la tierra, del modo que seha observado, al paso que no haran mas que aparecer luminosos en parte de sus or- 469 bitas. Podria objelarsenos el gran numero de esos encuentros, de esas colisionesindicadas en nueslra teoria respeclo de los globos lurainosos, eslrellas fugaces y aerolilos. Pero la as- tronomia encnenlra por todas paries niimeros que sorprendcn a la misma imaginacion, y que sin embargo se liallan apo- yados en pruebas irrecusables ; luego esto no es un molivo para que se rechacen aqnellos para cuya complela demos- Iracion puede fallar aiin algo. Siguiendo una de las atrevidas conjeturas de Kepler, ha calculado Mr. Arago que el numero de comelas que circulan en el sistema solar puede subir a ocho millones. Bajo el punto de vista que acabamos de pre- sentar, los raeteoros son los cuerpos que mas se aproximan al caracter y condicion de los cometas. Aunque la materia puesta del raodo que acabamos de decir en circulacion, este conden- sada, 6 en un grado infinito de atenuacion, no por eso las 6r- bitas que seguira seran probableraente menosescenlricas que las de los comelas, y lo mismo que a cstosle sera dado recor- rer el vasto campo de los espacios celestes. Su numerosa mul- titud no puede tampoco embarazarnos, parlicularmenle siad- mitimos el periodismo de las eslrellas fugaces, de que habla- remos mas adelante. Esla leoria cosmica de los meteoros tomados en su conjunto, no ha dejado de ganar terreno en estos ullimos tiempos, en tan- to que las demas, 6 se ban quedado estacionarias, 6 han re- Irogradado. La totalidad de las indagaciones fisicas hechas al mismo tiempo, le han dado nuevo apoyo y nuevas aclara- ciones, y los fenomenos han tomado olro aspecto en atencion a que se les ha considerado como parte de un sistema mas estenso, y como sometidos a leyes mas generales. ]Ningun sabio se ha mostrado mas activo que Mr. Humboldt, ya para esponer ya para corroborar la opinion deque los aster6ides 6 aerolites son partes independienles de raaterias dispersadas por el es- pacio, y que se convierten en meteoros luminosos cuando sus orbitas se aproximan suficientemenle a la de la tierra. Con- fiesa Mr. Humboldt haber tratado este asunlo con predilec- cion {mit vorliebe) , y asi se echa de ver tambien en el con- junto de sus argumentos. Sir John Hcrschell participa con no men or autoridad de las mismas opiniones, como linicas que no coraprciulen y csplican opoiliinamcntc todos los fenomenos. De esla manera ha confirmado la cspresion empleada por Laplace en sii discurso do 1802; a saber, quo segun lodas las probabilidades, los aerolitos procedian do las profundidades de los espacios celestes. Esla teoria suscila diversas cuestiones, de las que algunas no nos parecen deber ser omilidas. Por de pronto, ;,dc que di- mana el estado do ignicioii en que se hallan los meteoros al aproximarse a la lierra? (1). ;,lNopuededudarse que en virlud de esla aproximacion se verilica en olios algun olro cambio mas que el de inudar de direccion?Sinduda que al condensar- sepor su eslremada celeridad el aire pure, podria producir la combustion y esplosion que acompanan a la caida de dichas piedras. Sin embargo, muchas dc ellas aparecen radiantes de luz sobre los limites de nuestra atraosfera, y por lo tanto es precise suponer la inlervencion de olras causas. La ciencia moderna npsha ensenado que la luz y el calorse manifieslan en distinlos cases fuera de la presencia del aire: estos feno- menos podrian pues ser magneticos. Los uilimos descubri- mientos aulorizariau esta bipotesis, supuesto que por medio de ellos se ba probado que este poderoso agcnle desempena tan imporlante papel en la aslronomia. Lamemoria reciente- mente publicada por Mr. Faraday sobre las lineas magneticas, si bien presenta el selio de loda la reserva que conviene a su talento, sugiere sin embargo una multitud de ideas de este genero, que aiin no ban sido puestas a prueba; y lambien da a sospecbar la existencia de fuerzas que rccorren el espacio siguiendo lineas delerminadas, y difercnciandose de lodas las demas fuerzas conocidas basta el presente. Empero no nos creemos autorizados para avanzar mas en una senda seguida (1) La hipolcsis de Laplace suponia la existencia de los volcanes lu- nares. Debemos rccordar, que para que im cuerpo, segnn los calculos de losSres. Bioty Poissou, piieda, habiendo salido de laliina, llcgar al punto en que fuese alraido por la tierra, scn'a preciso suponer que babia sido lanzado por una fuerza cinco voces mayor que la que impele a la bala de canon, con cuya velocidad podria recorrcr en dos dias y medio las 85.000 leguas que nos separan de aquel astro. 471 porPoisson, y de la cual todala habilidad de eslc no ha podi- dosacar una consecuencia terminante. La existencia de los meteoros implica la de la materia, ba- jo una forma cualquiera; los aerolitos nos la dan a conocer en el eslado solido al precipilarla sobre la lierra: no careceria de interes el indagar que es lo que se bace de ella cuando no se presenla ese resuUado. Mas en este particular no po- dria pasarse de simples conjeturas. Mucbos meteoros, aun de los mismos que contienen materia solida, en el aclo de aproxi- marse a la tierra pueden sufrir on su raarcba una inflexion capaz de bacerlos luminosos sin impedirles que vuelvan a proseguir su curso en una orbita independienle. La misma aproximacion de que hablamos puede producir en otros me- teoros un estado de esplosion, de donde resulte que la mate- ria que constiluye las piedras meteoricas sea proyectada en forma de polvo mas 6 menos tenue. Este cfecto es sinduda alguna el mas dificil de demoslrar; sin embargo, los escritos de todaslas edades nos ban conservado pruebas numerosas de baberse verificado. Conviene ademas tener presente cuan pe- queua es la proporcion de los meteoros que, babiendo caido sobre la tierra, ban llegado a noticia de! hombre. Apenas son calculables las caidas de meteoros en que no se habra verifi- cado esta circunstancia; pues lejos de ser regla el que se- mejante aconlecimiento sea observado, puede per lo con- trario decirse que es la escepcion de la regla. Bien atendidas estas observaciones, considerando ademas que el mar ocupa las tres cuarlas partes del globo, nadie se admirara de que Schreibers afirme que llega a 700 el niimero de piedras me- teoricas que caen anualmente sobre nuestro globo. Solo en el estado de la ciencia de nuestro ticmpo, en que todo se observa- y calcula, esacasopermilido, sin incurrir en ridicuicz, nolar el aumento que la tierra ba recibido y recibe por este camino. Segun esta teoria, no puede el indicado aumento exislir sin tener un efecto. Pero en realidad ol aumento es tan pcqueno, que se ie puede considcrar como incapaz de poder producir ningun cambio en el movimiento, 6 en el estado de nuestro planeta. No podemos pasar en silencio una curiosa observacion de 472 Olbers, y cs que no se haenconlrado piedra algiina meteorica! en las capas de lerrenos secundarios 6 lerciarios. De manera que no hay priieba dirccla de baber caido ninguna antes de la ultima gran revolucion ocurrida en la superficie de la tier- ra. Sin embargo, nada puededecirse de esle hecho negalivo, |Es tan moderna la fecha en que las rocas ban sido alenta- mente examinadas! Ademas no se ha Iratado de enconlrar en ellas mas que fosiles de otro genero; y por ultimo, algunas- piedras meteoricas se desbacen facilmenle en razon del tran- sito al estado de oxido hidralado de bierro que conlienen, y csta circunstancia pudo contribuir a que se mezclaran total- menle con las tierras que las rodeaban. Hay pues pocas pro- babilidades de que puedan encontrarse meteorites en las ro- cas. A pesar de eso, el liempo podra descubrir lo que desde la epoca actual parece probable ; que el fenomeno de que hemes Iratado exislio mucbo antes de la epoca en que le fue dado alhombre ocupar un lugar en este globo. Hemes llamado ya la atencien sobre las consecuencias que se pueden sacar de la compesicion de las piedras meteoricas. A estescuerpos debemos algunesindicios sobre lahistoria de la materia estrafia al mundo que habitamos.Ellos represenlan otro dominio de lanaturaleza, pcro puesloen rclacion con este en que vivimes, supuesto que nos suministran el hecho notable de no diferenciarse los maleriales quele cempenen deles que nos rodcan. Las sustancias elementales cenecidas entran por una tercera parte en su compesicion: ya hemes visto que el hierro predomina en dichas piedras meteoricas ampliamenle, y que alguna vez se presenta aseciade con la hornblenda, la augita y la olivina, que tambien suelen hallarse en nuestras ro- cas. Mas si los elementos de los meteorites nos son familiares, cncuentranse sin embargo combinados y relacionados deun modo que en ningun otro cuerpo hemes observado. Grande es por lo tanto el interes que dichos cuerpes presentan per su manera de agregacion estrana a la lierra, aunque es- tan conipuestos de elementos lerrestres, diseminados mucbo mas alia de los limilcs de la lierra. No carecia acase de lundamento el decir que son a manera de ejemplares de la materia planetaria, supuesto que la que existe entre la tierra 473 y los demas planelas puede participar de la naturaleza do lo- dos. Prosiguiendo eslas observaciones, podnamos avanzar mas, y deducir du estos hechos argumenlospara apoyar la gran leoria de la aslronomia moderna, que considora a todos los planetas como formados por la condensacion gradual de una materia nebulosa dispuesta concenlricamente al rcdedor del sol. Esta materia, uniforme en todas partes, se habria agregado diversamente en razon de la variacion sufrida por las causas fisicas durante la condensacion de cada planeta. No danara citar un elocuente pasage de Humboldt relativo a este asunto. Despues de haber recordado los diversos agon- ies que nos ponen en relacion con las paries idtra-terrestres del universe, como la luz, el calorico radiante y la gravilaclon, afiade: ^"^Si consideramos las estrellas fugaces y las piedras meteo- ricas como asteroides planetarios, su caida establece relacio- nes diferentes del todo, y verdaderamentematerialesentre los cuerpos cosmicos y nosotros. Cesamos de considerarlos como unicamente capaces de ejercer accion a tal dislancia: a la vis- la lenemos suslancias meteoricas, procedenles, sin generode duda alguna,del espacio, descendidas alravesando nuestraat- mosferay permanentes sobre la tierra. Las piedras meteoricas nosofrecen el unico contacto que podamos tenerconuna sus- lancia estrana a nuestro planeta. Acostumbrados a no conocer los cuerpos no terrestres mas que por la dimension, el calcu- lo y el raciocinio , no podemos sin una especie de admiracion locar, pesar 6 analizar una sustancia perteneciente al mundo esterior. La imaginacion se escila, la inleligencia se anima al contemplar un especlaculo que, para los hombres sin cultura no es mas que un surco de luz que brevemente va a desapa- recer de los azulados espacios. El negro pedrusco vomilado por la tempestuosa nube, no es para tales hombres mas que el producto brutoo dosarregladode alguna fuerza irregular de la naturaleza." Aunque no so hayan aiin descubierto nuevos elemcntos en las piedras meteoricas, no debemos exajerar el valor de esteindicio negativo. Otros ejemplares podrau suministrar re- sultados diferentes, y nada puede aulorizarnos a descuidar la 474 ocasion de ulteriores indagaciones. Ademasdela probabilidad de enconlrar una nueva suslancia elemental, este genero de examen nos dara medios para clasilicar con mas ccrleza los productos de las demas regiones del espacio, e interprelar mejor el mislerio de su origen y movimienlos. Hay otro esludio que se enlaza con el de los aerolites. Las indagaciones beclias en los ultimos 50 afios nos ban becboco- nocer ccrca de 20 nuevas sustancias, indescompuestas basta el presente, y que por la mayor parte son metalicas. De al- gunas de ellas puedc decirse que no existen mas que mues- tras, y otras se encuentran mny rara vez y en pequenas can- lidades. Los naturalistas se ban visto embarazados para com- prender el papel que unas sustancias tan raras y diseminadas pueden tenerque represenlar en la cconomia general del glo- be. Es posible, pero poco probable, que esas minimas par- liculas de materia sean muestras superficiales de mayorescan- lidades de dicbas sustancias encerradas en lo interior de la lierra. No podria concebirse como puede ser que unos cle- menlos tan raros sobre el globo que babitamos. puedan, vista la composicion de los acrolitos, cnconlrarse tan abundante- mente en los demas cuerpos planetarios. Los diferentes esta- dos bajo que la materia nos es conocida con relacion al ta- mano, forma, peso especifico, asi como lo que sabemos de los anillos, fajas 6 cinturas de los satelites y planetas, etc., todo eso nos indica que existen olros tantos modes de agregacion. ^Seria irrazonable suponer que semejante variedad se ha es- tendido a la especie y proporcion de los elementos conden- sados de ese mode, y arrancados a ese vaslo deposito de ma- teria para el cual quisieramos encontrar nombre oportuno? No entrarian especulaciones como estas convenientemente en el doniinio de la ciencia, pero de cuando en cuando sirven de camino para descubrir nuevas 6 inesperadas verdades. No bay duda que el objeto de la especulacion parece demasiado distanle para que se pueda Uegar basta el; sin embargo, ya acabamos de ver de la estrana manera que algunas de estas paries ban llcgado a nuestro alcance. Cuando un sencillo ins- truraento, tan pequeuo como el polariscopo, basta para dar- nos a conocer el estado de la luz, y para decirnos si eraana 47o de un ciierpo siluado tilOO milloiiesde millas, 6 siesrefleja- da por el; cuando las perturbaciones sufridas por un plaiiela conocido manifieslan a! astronomo el lugar y movimientos do un plancta desconocido, bien podremos no perder la es- peranza de lo que el liempo y el talenlo pueden realizar para el descubrimiento de la verdad. Hasla el presenle, nos hemes eslendido parlicularmenle acerca de los aerolites, porque consideramos a esla clase de meteoros corao la mejor interpretacion de aquellos de que tratan las obras. Por lo dicho ha debido comprenderse cuan estrechamente unidos estan todos esos fenomenos, tanto por las apariencias que nos presenlan, como por el examen de su naluraleza y origen. Esta conexion habra acaso arrojado alguna oscuridad sobre el asunto respeclo de aquellos lecto- res que no eslan familiarizados ni aun con lo que ha sido es- crllo por los autores mas habiles. Por ejemplo (1), en la obra de los senores Gravier y Saigey, aunque dividida en peque- fios periodos, esta la hisloria de los meteoros complicada por el conlinuo Iransito de una observacion a olra, y de la ob- servacion a la teoria. Por nueslra parte hemes tratado de evilar cuanto nos ha sido posible esta confusion, mayor- mente atendiendo a la ignorancia que tenemos respecto de muchas de las cosas que inleresan a los fenomenos. Al tratar ahora la cuestion de los globos igneos 6 bolidas seguimos un orden provisional, que podra enteramente cambiarse en lo sucesivo. Usamos los nombres generalmente recibidos, por- que aim no se ha establecido otra nomenclatura mejor. Lo mismo ha sucedido con las demasciencias. Es una progresion que naturalmente se presenta en el desarrollo del espiritu humane. (l) Indagaciones sobre las estrellas furjaccs, pnr los Sres. Coulvier- Gravier y Saigey, inlroduccioa historical Pan's, 1847. 476 Sobre los eclipses de Agalocles, de Tales y de Jergcs; par Mr. Airy. (L'lnstiUil, 21 junto -tSSo.) Despues de habcr hecbo nolar cl poco valor que lieiien los calculos de los eclipses anliguos formados en el siglo liUimo, Mr. Airy indica los adelantos sucesivos que se ban verificado en la perfeccion de la Icoria de la luna, que pueden ser- vir para el calculo do los eclipses, y principalmente para el movimiento de los nodes de esle astro. Lapriraera de lasme- joras ha sido la inlroduccion debida a Laplace de lerminos que espresan una variacion progresiva en los movimientos seculares medios. Con las tablas de Burg, en las que se ban inlroducido esas variaciones, 6 con los mismos elemenlos, ban calculado Mr. F. Kaily y Mr. Otlmans un gran numero de eclipses para ballar el llamado generalmente eclipse de Tales, babiendose fijado ambos astronomos en el de 30 de seliembre del auo 610 antes de J. C, por ser el unico que se puede concordar con la narracion de Herodoto. Mr. Baily, sin embargo, anadio tambien el calculo del eclipse de Agatocles por medio de los mismos elementos, y descubrio que era im- posible ponerse de acuerdo con las relaciones bistoricas; con- cluyendo de aqui que era precise inlroducir alguna variacion importanle en la teoria, y que cuando bubiera sucedido eslo, ya no eslaria acorde con la bisloria el eclipse del ano 610 an- tes de J. C; pero creia que cualquier olro era inadmisible. El aulor presenta luego los diversos valores del movimien- to del nodo, adoplados por diferentes escritores, segun varias observaciones (principalmente de eclipses tolales y anularcs), sefialando el valor particular del eclipse de Stoklastad, sobre el que ba llamado la atencion Mr. Hansteen; valor que au- mentara aun cuando se empleen para los calculos elementos irrecusables. Mr; Airy, pasando en seguida al gran Irabajo de reduc- cion de las observaciones de Greenwich desde 1750 a 1830, e igualmcnle a las nuevas desigualdades de Hansen , y a la 477 estension numerica de las cori-ecciones de los principales ele- mentos, da los coeficienles de la variacion en el valor secular del movimienlo medio del perigeo medio de la luna y de su iiodo, segun los hallados por Laplace, Damoiseau, Plana y Hansen, cuyos georaetras hacen recaer sobre el movimienlo del perigeo la principal variacion que ban inlroducido en los valores de Laplace. Mr. Airy esplica lambien el modo de calcular que ba adoplado. Ha preferido los movimienlos medios de Green- wich y los coeficienles de Damoiseau para la variacion pro- gresiva del movimienlo secular medio, repiliendo los calcu- los con un cambio arbilrario de la longitud del nodo, en atencion a que ba de ser probablemente erroneo este ele- mento a causa de la naluraleza vaga de las primeras obser- vaciones de Greenwicb , y que sus errores produciran el mayor efeclo. Mr. Airy discule luego las relaciones del eclipse de Aga- tocles del 15 de agoslo del ano 310 anles de J. C. To- mando Albowareab (en el cabo Bon) como el silio de su desembarco en Africa, manifiesla las razones que bay para creer que Agatocles se dio a la vela en el norte de Sira- cusa (conjelura debida a Mr. J. \V. Bosanquet) a poca dislan- cia del eslrecbo de Mesina. En la suposicion vulgar de que su parlida fuese del Sur, debio ser el punto de ella los alrede- dores del cabo Passaro. Haciendo el calculo con los elementos inlaclos de Green- wicb, se ve que el eclipse debia ser lotal en el higar lodo lo mas posible al Sur de Agatocles. Repelido el calculo con una variacion arbilraria en la posicion del nodo, se descubre por medio de una construccion grafica la eslcnsion numerica de las variaciones que se ban de inlroducir para llenar lascualro condiciones siguienles: 1." Que el borde Norte de la sombra toque a la estacion Sur. 2.* Que el borde Norte llegue a la eslacion Norte. 3.« Que el borde Sur toque a la estacion Sur. 4." Que el borde Sur llegue a la estacion Norte. Si se adopta la estacion Sur, la variacion ba de hallarse entre las condi- ciones 1 y 2; si la variacion es Norte, debe estar enlre las 2 y 4. Los valores nuraericos ban de aumenlar ligeramenle 478 tralandose de apUcaciones a un eclipse mas antiguo, como el do Tales. Mr. Airy pasa a examinar dicho eclipse de Tales. Segun parece, no hay raolivo para suponer que fuese, como opina Mr. Baily, en un paraje proximo al rio Halys. Los delalles hist6ricos indican con gran probabiiidad que se enconlraron dos grandes ejercilos, y la cueslion consisle en saber en que punlo del Asia Menor pudieron reunirse. El aulor, fundan- dose en la forma y pasos de las montanas, admile que el ejer- cito de los Medos debio enlrar probablemente per el paso del Isus, 6 tal vez por el de Melitene, y que el carapo de batalla ha de estar en un punlo limilado por Melitene, el Isus, Ico- nium, Sardes y Ancira. Calculando los eclipses que ha habido muchos afios antes y despues del 600 antes de J. C, parece que solo el eclipse del 28 de mayo de S8o anterior a la era cristiana, llena las condiciones indicadas y del modo mas satisfaclorio. (Por lo deraas, esta es la fecha adoptada por los anliguos cronologis- tas, que Mr. J. R. Hind ha comprobado al parecer por pri- mera vez durante la rodaccion de la Memoria de Mr. Airy con auxilio de calculos fiindados en buenos elemenlos.) La marcha de la sombra que concuerda mejor con las circuns- tancias mililares y geograficas, es la que supone una correc- cion en los elementos de Greenwich correspondiente a la que haria casi central el eclipse de Agatocles para la estacion Norte, escluyendo toda posibilidad de su paso por la esta- cion Sur. Mr. Airy examina las causas principales que pueden toda- via introducir alguna incertidumbre en eslas conclusiones, y senala las variaciones progresivas en los movimientos se- culares medios como las que merecen principalmenic la alencion. Tambien recuerda que en la historia poelica de Persia se describe un eclipse total observado en circunstancias analo- gas en la provincia de Mazanderan; pero el calculo demues- tra que no ha habido alii eclipse alguno total, al menos mu- chos aiios antes 6 despues del liempo en cueslion. 479 Finalmenle, Mr. Airy llama la alencion sobre el aserle de Herodolo, do que al partir Jerjes de Sardes para invadir la Grecia, habia presenciado alguna cosa semejanle a uii eclipse total de sol. Recurriendo al calculo, se ve que es imposible esplicar este caso per medio de un eclipse de sol; y ademas, el giro particular de la respuesta de los magos a las pregun- las de Jerjes no es conciliable con lal eclipse. El autor o'Jiina que es mas presumible que dicho fenomeno fuese en realidad el eclipse total de luna que bubo el 14 de marzo del afio 479 antes de J. C. Si se admite esta esplicacion. la fecha de la invasion de la Grecia ba de relrogradarse un auo respecto a la que admite la cronologia. E!STAOISTI€A. Calculo de las tablas de morlalidad, por Mr. Quetelet. (L'lnstilul, h'jtinio -ISo3.) En la sesion celebrada por la Real Academia de Belgica el 9 de noviembre de 1Sd2, leyo su secretario perpetuo Mr. Quetelet una nota sobre el asunto que dice el epigrafe de este articulo; y como en eila se trata la cuestion mas bien bajo el punlo de vista matematico que bajo el antropologico, se pone a continuacion en los mismos terminos quo la comunico el autor. 'Tara que una tabla de morlalidad corresponda plena- mente a su objeto, debe dar a conocer la morlalidad aclual en las dilerentes edades; y para que sea ulil, es necesario que los resultados del tiempo pasado sirvan para prever el por- venir. La morlalidad aclual solo puede delerrainarse direcla- mente por el conocimiento de la poblacion de cada edad, y el de las muerles que ocasiona cada una de las edades. Muy pocos son los paises de Europa en que se conocen suficienle- mente eslos dos eleraentos estadislicos: la misraa Belgica no 480 sabia sino imperfcclamento ciial era la division de su pobla- cion por edades antes del censo de 1846, cuyos resultados no se publicaron hasta fin de 1848. Ha sido, pues, precise, antes de dicha epoca, pasar sin el elcmento iraportante de la po- blacion para lormar las lablas de mortalidad, refiriendose solo al niiraero de muertcs. Parliendo de esta base es coino se ban calculado, en la bipotesis de una poblacion estacio- naria, las lablas de mortalidad que be dado sucesivamente desde el afio 1827. A pesar de eslo, se cree sin razon, como lo bice no- tar en la sesion del 9 de noviembre de 1851, que una labia de mortalidad, calculada en bipotesis de una poblacion esta- cionaria, ha de variar sensiblemente cuando esta aumente 6 disminuya, y que debe permanecer sin alterarse si la pobla- cion es eslacionaria. Esta clase de cuestiones son muy difici- les, y sin embargo su aparente scncillez induce a error a las personas poco acostumbradas a tal genero de calculos, segun lo be demostrado en olro trabajo, en el cual ha sido mi ani- mo tratar al mismo tiempo del problema de las tablas de mortalidad con la mayor estension posible. El interes que liene este asnnto importanle, como sucede generalmente en todas las cuestiones relalivas a los Seguros sobre la vida, me ha inclinado a presentar ahora en resumen algunos de los resultados principales que be obtenido, calcu- lando una tabla de mortalidad basada en los dates del censo de 1810, y en los de las defunciones recojidos en cl periodo decenal de 1841 a 1850. Principiare por dar las formulas generales que ban ser- vido de fundamento para los calculos. Sea No el niimero de nacimientos en un auo. iV. de los nihos de 1 auo. N, de 2 aflos. N, de 3 afios. Nn de individuos de n anos; sean aderaas, 481 4, el niimero de muertes de 0 a 1 ano. d. de 1 a 2 afios. d de 2 a 3 anos. dn de n a n -j- 1 aiios. Los nuineros iV„, (/«, d„ d^, etc., se conoceran por los re- gistros del eslado civil; y el censo dara los iiiimeros N,, N„ N^, etc. Sentado eslo, la moilalidad de cada grupo sera res- pectivamenle: 4 de 0 a 1 ano. _ de 1 a 2 afios. iV. A de 2 a 3 afios. j^ de n a n -f 1 afios. Ahora, conocida la morlalidad de cada edad, sera facil calcular las alleraciones que esperimenlara, de ano en ano, el niimero de individuos A^o nacidos al misrno tiempo, supo- niendo que la mortalidad continue invariable: llamaremos iV„ iV„ iVj, etc., los valores de No despues de 1 ano, 2, 3, etc., y tendremos: No—N,=d„ despues del 1." ano; de donde N,=No—do, iV.-A^-iV.^ 2.° N,=^^{N.-d.), N-N,=N^^ 3.« N,=~' (N.-d,), N„-Nn+.=Nn^ }J+1 ^'"+^=-^ [Nn—dn). 31 482 El numero iVo de nacimienlos ha de corresponder a las perdidas sucesivas que habra amialmenle liasla la eslincion, y las ecuaciones precedentes daran esas perdidas anuales N„—N., K—IS,, N—N„ etc.; se tendra, pues, N N N En el caso particular de N,_ iV,_ N,_ ^ Nr^' N~^"' Nr^'' ^^^" la poblacion es creciente 6 decreciente en progresion geometrical y entonces es N„^d^-{-rd,-\-nl,-\-r^d,-\- etc. Cuando la poblacion es estacionaria, y se obtiene N,=do-\-d.-\-d.-\-d,-\-etc. Esta ultima hipotesis es a lo que se ha convenido en 11a- mar el metodo de Ealley; la precedente, examinada con ma- yor especialidad por Euler, casi no se ha puesto en practica. En efecto, rara vez sucede, como lo ha advertido Moser (1), que una poblacion permanezca de un modo uniforme crecien- te 6 decreciente en el trascurso de todo un siglo. En el cuadro que sigue se hallaran tres tablas de morla- lidad; la primera, calculada directamente por la formula ge- neral, de acuerdo con los documentos combinados del censo de 1846 y los de los registros del estado civil de 1841 a 1850; la segunda, calculada por mi en 1850, en la hipotesis de una (l) Die Gesetze cler Lebensdauer,' Berlin 1839, un tomo en 8." 483 poblacion estaciomria; y la tercera, que debo a la condescen- dencia de Mr. Liagre, calculada en la hipbtesis de una pobla- cion creciente en progresion geometrlca, en la proporcion de 1,0062, Y segun las defunciones de 1841 a 1850. Tabia de morlalidad calculada en la hipu'lesis de una poblacion EDADES. „ . . „ . Creciente ea pro' Lua[(iuiera. Estacinnaria • ' • 1 "-■"• i-oidciuudria. rrresmn "pnmptnp resion srcomctrica. Nacimientos. 10000 10000 1000 1 ««o 8497 7945 850 2 7882 7123 790 S 7253 6284 725 10 6886 5822 685 IS 6626 5555 660 20 6350 5225 631 2S 6036 4846 595 30 5730 4539 564 3S 5427 4240 534 40 5110 3932 501 45 4759 3592 464 SO 4401 3288 425 S5 3968 2972 383 60 3454 2616 340 65.. 3837 2162 283 70 2161 1653 218 75 1394 1098 147 80 750 599 82 85 312 242 34 90 92 68 11 95 18 13 3 100 2 1 2 La labia calculada en la bipolesis de una poblacion esta- cionada, se ve que da para la infancia una morlalidad mucho mas rapida que las otras dos tablas. La conformidad de estas para las diversas edades demuestra al parecer, que la pobla- 484 cion de Belgica ha aumenlado sensiblemente en progresion geometrica desde principio de esle siglo. Por lo demas, las tres lablas concuerdan enlre si de un modo bastanle salisfaclorio, a conlar desde la edad de 20 afios, lo cual se nota mejor lomando por unidad el numero de las per- sonas de 50 afios que sobreviven, como lo hace Demonferrand en Francia y Galloway en Inglalerra. EDADES. Nacimienlos. 10 ailos 20 30 40 50 60 , 70 80 90 labia dc morlalidad en la hiputcsis de una poblacioD Cualquiera. F.slacionaria. Creciente. 2267 1559 1441 1300 1159 1000 787 498 175 3042 1765 1589 1380 1196 1000 796 503 182 21 2353 1612 1485 1327 1179 1000 800 513 193 47 Las dos primeras tablas concuerdan mas entre si que con la lercera respecto a las edades que pasan de 50, siendo los niiineros de la ultima bastanle altos, de donde resullaria al parecer que antes de este siglo la poblacion era mas bien es- tacionaria que creciente. CIENCIAS FISIC4S. De la trasmision del color por las sustancias orgdnicas: por Tyndall. (Bibl. univ. de Giaebra, marzo ^8b3.) Las esperiencias de MM. De la Rive y De Candolle babian demoslrado ya que el calor se propaga con mas facilidad en la direccion de las fibras de la madera, que en senlido per- pendicular. El Dr. Tyndall acaba de ocuparse nuevamente del mismo asunto de una manera mas general , babiendose proporcionado para ello cubos de 54 clases de maderas in- glesas y estrangeras, labrados de modo que cuatro caras fue- sen paralelas a las fibras y las otras dos perpendiculares: dos de las primeras eran paralelas a las capas lenosas. El foco de calor empleado ba sido una corrienle electrica, cuya inlen- sidad se bizo invariable por medio de un reostalo. Esa cor- rienle calenlaba un bilo cuya temperalura se comunicaba inmediatamente, atravesando por una lamina de mica, a una de las caras del cubo, por medio de una capa de mercuric puesta encima de ella. Habiendo circulado la corriente cada vez por espacio de 60 segundos , el calor producido Uegaba a la cara opuesta, donde se media por unas pinzas termo-elec- tricas. Estas esperiencias ban dado la ley siguiente. En todas las partes de un drbol ( esceptuando el centro), la madera liene ires ejes desiguales y rectangulares entre si de conductibilidad para el calor. Elprimero y mayor es paralelo a las fibras. El segimdo es perpendicular a las fibras y a las capas anuales de madera. 486 El (ercero y menor es paralelo a las capaa y perpendicular n las fibras. Esosejes coinciden, pues, en magnilud y direcciou con los de elasticidad descubiertos por Savart, y tambien con los ejes de cohesion y permeabilidad para los fluidos. Mr. Tyndall ha hecho igualmente algunas esperiencias con dientes de buey marine y de elefanle, con barbas de ba- llena, cuernos de rinoceronte y de vaca, y ha vislo que su fa- cultad conduclriz es sumamente reducida. Asimismo ha es- perimentado el lacre, la cera de abejas, el cuero de suela, liga, guta perca, caulchu, corazon de avellana y de almendra, musculo cocido decerdo, carne ordinaria, etc., corapro- bando su poca facultad conduclriz, que es inapreciable por el metodo que ha usado. Mejora de la mdquina neumdlica, por Breton. Cosmos, 20 Marzo ^ 853 . La bomba de aire 6 maquina neumatica es uno de los aparatos mas esenciales de la fisica y quimica moderna. In- ventada hace ya largo tiempo (en 1650), no ha dejado de ser para los que se dedican al estudio de la mecanica un objeto de estudios y de incesanles ensayos, pues a medida que la ciencia ha ido haciendo nuevos adelantos, se ha hecho senlir cada vez mas la necesidad de un aparalo por medio del que se pueda conseguir un vacio perfeclo. Para conseguirlo, unie- ron ilustres fisicos sus esfuerzos a los de los artislas. Mr. Ba- binet, por ejemplo, ha tenido la forluna de dar su nombre a un celebre perfeccionamiento, a una modiGcacion ingeniosa de la Have de estraccion, por medio de la cual el piston que se levanta puede producir a un mismo tiempo el vacio en la cam- pana de donde se Irata de eslraer el aire y en el otro piston, coudensando por consiguiente el aire restante en un cuerpo de bomba, de manera que pueda levantar la valvulay escaparse. El vacio obtenido por semejante procedimiento es mucho mas perfecto, y la diferencia entre las columuas de mercuric en el barometro de sifon 6 probeta podria ser en ultimo es- 487 tremo reducida a menos de ua milimelro. Peio hay un obs- laculo casi insuperable para verificar por complelo el vacio, que no ha podido vencerse aiin, y que limita los efectos de esta duplicada eslraccion. Dejabase a la masa de aire aspirada 6 repelida por los pislones que levanlase por si misma las valyulas de enlrada y de salida. Esto se conseguia facilmente al principio de la operacion ; pero luego que el aire, ya muy enrarecido, habia perdido casienteramentesuelasticidad, no podia veneer la re- sistencia que le oponian las valvulas, ni la tirantez de los mue- lies: y llegado este caso era preciso suspender la operacion, pues dejando de bajar el mercurio de la probela, indicaba que todo cuanto se hiciera seria en vano. No habia mas que un solo recurso posible para remediar este inconvenienle: era preciso dispensar al aire enrarecido la funcion que ya no le era posi- ble ejercer respecto de levantar la valvula; y por lo tanto era necesario hacer de modo que al punlo que este aire aspirado 6 repelido por el piston llegaba al fondo del cuerpo de la bom- ba, hallase las valvulas de entrada y salida enteramente abier- tas, y dispuestas a darle paso por un medio mecanico indepen- diente de su accion. Esta idea era muy sencilla, y parece im- posible que no haya sido concebida por un gran numero de personas; pero segun nuestras noticias, solamente los Sres. Bre- ton hermanos son los primeros y linicos que la han realizado de un modo completamenle satisfaclorio. El raecanismo que emplean es tambien muy sencillo, aunque su perfeccion no se ha conseguido sino a fuerza de repetidos ensayos. Para este efecto han armado las valvulas de varillas que descien- den hasta mas abajo de la superficie inferior del fondo del cuerpo de bomba: las estremidades de estas varillas descansan sobre una pieza de metal colocada de canto, y cuyo borde su- perior tiene dos ranuras en forma de piano inclinado. Esta pie- za de metal puesta en comunicacion por medio de un escen- trico 6 palanca articulada con una de las ruedas motrices de lospistones, recibe un movimiento alteruativo horizontal de vaiven, de donde resulta que las varillas de las valvulas des- cansan Unas veces sobre las partes llenas, y entonces las val- vulas permanecen cerradas, y olras en las porciones escoladas 488 y en ese caso las viilvulas quedan abiertas; de manera''que, bien sea cerradas 6 bien abiertas, obedecen siempre a la mis- ma fucrza que pone los pistones en moviraienlo, sin ningiina intervencion del aire aspiiado 6 rcpelido, cuya elaslicidad no tiene ya que veneer ninguna resisleucia, y puede esparcirse li- bremente en el e,spacio que se le presenta dclanle. La dificul- lad de la ejecucion consislia en hacer que las valvulas co- menzasen a cerrarse y abrirse precisamente cuando fuese ne- cesario; en determinar, por consiguiente, con una eslremada exactilud la eslension y forma de las ranuras, asi como el punto de union y las dimensiones de la palanca arliculada; y en ha- cer de modo que al moverse de su pueslo la pieza de metal, no diese acceso al aire esterior, etc., etc. Se ha hecho la aplicacion del nuevo sislema en una ma- quinademovimiento derotacion conlinua, cuya manipulacion es incomparablemente mas facil que la de las comunes dedo- ble manubrio, y que permite producir el vacio en muy poco liempo y sin trabajo. Nosotrosla hemes vistofuncionar, y he- mos quedado verdaderamenle sorprendidos de sus resultados; la diferencia de nivel entre las dos columnas de mercurio era inapreciable a la vista, y apenas constituia un decimo de mi- limetro: no era el vacio absoluto, imposible de conseguirse, pero era el vacio llevado a sus ullimos limites, hasta lai pun- to que casi no habia necesidad de poner en juego la Have de Mr. Babinet, de que la maquina se hallaba lambien provista. El precio de esle hermoso aparato es sin duda alguna muy alto, pues cuesta mas de mil francos ; pero sabido es que no se debe fijar la atencion en el gasto cuando se trata de eco- nomizar mucho trabajo y tiempo, y hacer faciles y buenos es- perimenlos, que un mal aparato suele con tanta frecuencia echar a perder. Pensar en baralura cuando se trata de instru- mentos de fisica 6 quimica, en particular deaquellos que, co- mo la maquina neuraalica, sirven diariamenle, es hacer un calculo bastante estupido. Por lo demas, los Sres. Breton her- manos ban conseguido ultimamenle aplicar su sistcma a las maquinas de dos manubrios, sin subir mucho su precio. Mas para conseguirlo ha sido meuester: l.°no confiar a la lamina de metal rebajada mas accion sobre las valvulas que la de es- 489 pulsion 6 salida; 2.° hacer abrir 6 cerrarlas valvulasde aspi- racion por medio de dos variilas iinidas a dos palancas de ba- lanza iijasen la parte superior de los dos cuerpos de bomba, y que ios pislones al levantarse hacen mover en el momenlo oporluno.Eslanuevadisposicion, lejosdeserun inconvcniente, presenta venlajas positivas, y reemplazara a la anligua aun en las maquinas de rotacion. Anadasea esto que los Sres. Breton hermanos hacia ya mucho tiempo que habian supriraido la Have de las maquinas neuraaticas, e inventado un nuevo mo- do de cerrar con una presion tan energica que nada deja ab- solulamente que desear: asi es que por una parte sus ma- quinas producen un vacio lo mas perfecto posible, y por otra loconservan no solo porun periodo de dias 6 meses^ sino por un tiempo indefinido. Di fusion del color ico: por MM. La Prevostaye y Desains. (Complcs rcndiis, 27 oclulrc -IS3J.) En la sesion del 27 de octubre de la Academia de Cien- cias de Paris, ley6 Mr. F. de La Provostaye una nota en que da cuenta de las investigaciones que ayudado por Mr. P. De- sains, ha hecho acerca de la difusion del calor, Principia recordando que hace afios publico los delalles de algunos esperimentos relatives a la difusion del calor de las lamparas. Este asunto le ha ocupado posteriormente con repeticion, y operando con el calor solar ha oblenido resul- tados mas complelos, y que molivan esla comunicacion. El problema general de la difusion es el siguiente. Si caen 100 rayos de calor homogenco. naturales 6 polarizados, en una direccion dada sobre una placa difundenle, ^cuantos devolvera esta placa? ^Como se hallaran distribuidos al rede- dor del punto de incidencia despues de la reflexion, y cual sera en cada direccion su grado de polarizacion? Sin preten- der dar una resolucion completa, hemos, dicen los autores, atacado en todas sus partes la cuestion. He aqui la marcha seguida. 490 Jncidencia normal. — Poder difundenfe: poderes absorventes. — En el caso en que iin rayo de calor cae normal sobre una superficie cubierla de albayalde, do cinabrio, de cromato de plomo 6 do polvos de plata, bemos hallado lo que sigue. 1.° La cantidad total de calor difundido y las leyes de su dislribucion, son independientes del estado de polarizacion del rayo. 2.° Para los tres primeros cuerpos, las inlensidades del calor dcvuelto a dlstanclas angulares 0° y 6° de la normal ha- ciauna superficie de taraaiio invariable colocada a una misma distancia J, estan enlre si como 1 y cos. 6. 3.° En cuanlo a la plata en polvo varia la ley de dislri- bucion. Devuelve en la direccion de la normal casi dos vo- ces mas calorico que el albayalde, y mucbo menos que este en direcciones oblicuas. 4.° Sumando por los medios indicados en nuestra nola lo- do el que se difunde, se balla que de cada 100 rayos inci- dentes El albayalde difunde 82 ypor tanto absorve.. 18 El cinabrio 48 52 El cromato de plomo. 66 34 La plata en polvo. . . 76 24 El metodo directo que en 1850 indicaron estos aulores para medir los poderes absorventes, da 19, 51, 33 y 21. Incidencias oblicuas. Cuando son oblicuos los rayos inci- dentes, he aqui lo que resulta. 1.° La cantidad de calor devuelto esla en su maximo en la direccion de la reflexion regular, si se opera con la plata en polvo, y por el contrario, sierapre en la direccion normal a la placa, si se opera con el albayalde, el cinabrio y el cromato. 2." Con la primera sustancia, la cantidad total difundida varia con la inclinacion del rayo incidente; con las ultimas no sufre cambio apreciable. 3.° Si es natural el calor incidente, los rayos devueltos se- gun el angulo de la reflexion regular, se hallan polarizados parcialmenle en el piano de difusion. 491 4/ Si se halla polarizado el calor, ya sea paralela 6 per- pencUcularmente al piano tie reflexion, los rayos devueltos bajo el raismo angulo se despolarizan en parte, y mucho mas en el segundo caso. Se puede por medio de la formula n R—n' R' __ calcular el grade de polarizacion que comunica la difusion a un rayo natural recibido y devuelto bajo inclinaciones cono- cidas, cuando se conocen para las misraas inclinaciones R, R'> n y «'; es decir, en que proporcion se hallan reflejados y po- larizados, despues de la reflexion, rayos de una misraa natu- raleza polarizados complelamenle al incidir en los principales acimutes. Reciprocamenle esla relacion nos da la -- por sim- pies medidas polarimetricas. Invesligaciones opticas. La luz se porta como el calor. Los fenomenos lienen el mismo sentido, y solo se diferencian en los valores numericos. Siendo asi que las medidas de fotome- tria luminosa no exijen un cielo perfectamente sereno, ban podido los aulores de la Memoria bacer un niimero de esperl- mentos mucbo mayor. He aqui algunos resullados. Cuando se bace cacr la luz natural perpendicularmente sobre platino plalinado, sobre vidrio negro deslustrado, 6 so- bre una placa cubierta de negro de bumo, los rayos devuel- tos en una direccion casi paralela a la lamina se ballan po- larizados en alto grado en el piano de difusion, y el grado de esla polarizacion va disrainuyendo segun se va acercando el ojo a la normal. Los Sres. de la P. y D. ban medido y analizado este fenomeno, susliluyendo luz polarizada a la na- tural.—Sea (p el angulo formrido por el piano do difusion (es decir, el que pasa por la normal y por el ojo) con el piano de polarizacion , y sea 0 la inclinacion del rayo difundido para con la normal. Cuando 0 es pequena, la intensidad va- ria poco con En dos distintas ocasiones se hicieron los esperimenlos con el segundo aparato. Duraron dos horas y media en la pri- mera y cualro en la segunda, empleandose en uno y otro caso solos seis elementos. En la primera serie de esperimentos la fuerza media desenvuelta fue de ^^ de kilogrametro, y en la segunda de ^de kilogrametro, fuerza tres veces tan grande como la que se obtuvo con el primer aparato, y eso que solo se emplearon para obtenerla un elcclro-iman y seis elemen- tos. Esto nos represeuta, habida consideracion a la relacion entre el numero de elementos y electro-imanes empleados en cada caso, una potencia 32 veces mayor que el priraero. 500 »E1 gasto de zinc no crecio en la misma proporcion, pues fue en la primcra serle de esperimentos de 10,70 gramas por hora y por elemento, y en la segunda de 14,10 gramas, osean 12,40 gramas, termino medio. Es decir, que para des- envolver igual fuerza la segunda maquina, solo consume la quinla parte del zinc que consume la de volante. 3)Siguese pues que la segunda, 6 sea la maquina de movi- mienlo directo y alternado, consume solo por bora y caballo de fuerza 8,28 kilogramas de zinc, base que nos ha servido para determinar el coste verdadero de la fuerza electro-mag- netica. ))E1 gasto de cada uno de los elementos empleados es de 1,20 francos. Estos elementos pueden continuar en acli- vidad por doce boras sin necesidad de renovar el acido, y en este liempo el gasto en zinc, acido, amalgama y mano de obra es termino medio de 0,272 de franco. Eslo nos da por bo- ra y por elemento 0,34 de franco. Nuestra segunda maquina no gasta pues mas de 20 centimes por hora a lo mas, para pro- ducir una potencia media de — de kilogrametro porsegundo. Esta pequeua fuerza podria aplicarse ventajosamente en mucbos oficios que solo exijen esfuerzos muy limitados, ins- tantaneos a veces y con irregularidad, 6 sea a voluntad, sin que esta irregularidad ocasione perdida. Bien sabido es que no es facil conseguir estopor medio del vapor, el cualrequiere ademas aparatos costosos; y es por tanto dificil de aplicar a oficios de poca consideracion. Paradar un ejemplo, observa- remos que la potencia de ^ de kilogrametro producida por la segunda maquina con seis elementos y con un gasto de 18 centimes por bora, bastaria para elevar a la allura de 20 pies y en una bora, el agua necesaria para el consumo de una fa- milia de cuatro personas, contando 60 litres por dia y por in- dividuo. De estos esperimentos saco como consecuencias: 1." Que la fuerza electro-magnetica, sin poder compararse en la actualidad en punto a su produccion en grande con la del vapor, tanto en cuanto al valor absoluto de la cuentacomo 501 bajo el punto de vista economico, es susceptible de emplearse practicamcnte con ventaja en algunos casos. Es verdad que el cosle de la fuerza electro-magnelica es de 20 francos por fuerza de caballo y por hora, y la del vapor seria solo — de lOO esle cosle. 2." Que aun cuando no puede compararse al vapor Ira- tandose de grandes fuerzas, puede competlr con este el elec- tro-magnetismo cuando se trala de aplicaciones que exijen poca fuerza. 3." Que la fuerza eleclro-magnetica no compile con la del vapor, pero que puede emplearse con ventaja en ensanchar sus aplicaciones, si asi puedo espresarme. 4.° Que las maquinas eleclro-magnelicas con movimientos diferentes y alternados, aventajan mucho a las de rotacion. 5.° Que la influencia de las corrientes por induccion pa- rece ser menor en las primeras que en las segundas de estas maquinas. 6.° Que para producir la potencia dicha, el cosle es solo de 3 centimes por elemento y por hora, 6 sean 18 centimes por hora con seis eleraentos. Por ultimo, que del calculo de gastos hay que deducir el valor del sulfate de zinc producido, y hay a mas que tener presente que el mismo gasto proporciona fuerza y luz a la vez.)) CIENCIAS INATIRALES. -o-d)-*- l^eOMOlII^ RVRitl.. Memoria sobre los bancos de oslras del lago Fusaro: por Mr. Coste. (Coraptes reiiclus, 9 nttij^o 18o3. ) Ed el fondo del golfo de Baya, cntre la playa y las rui- nas de la ciudad de Cumas, se ven todavia en lo interior de las tierras los restos de dos lagos antiguos, el Lucrino y el Averno, que tuvieron comunicacion en lo anliguo por iin ca- nal eslrecho. El primero, 6 sea el Lucrino, daba cntrada a las olas del mar por medio de la abertura de un dique, por encima del cual pasaba el camino de Herculano: estanques Iranquilos que ha cegado casi completamenle el levantamien- to de aquel suelo volcanizado , y adonde, segun el diclio de los poelas, parecia que el mar iba a descausar. Una corona de colinas cubiertas de bosques silveslres, proyeclando su sorabra sobre las aguas de ambos lagos, liabia hccho de ellos un reliro inaccesible, que la superslicion consagro a los dioses del iniierno, y a los cuales Yirgilio llevo a Eneas. Mas ha- cia la conclusion del siglo Yll, luego que Agripa los despojo de esa vejetacion gigantesca, y fue abierto el camino subter- rineo (gruta de la Sibila) que iba desde el lago Averno hasla la ciudad de Cumas, desaparecib ante los Irabajos de la civi- lizacion el velo que cubria a la fabulosa Milo; y un bosque de suntuosas ciudades edificadas y adornadas con los despo- jos del mundo, ha ocupado el sitio de aquellas sombrias ar- boledas. Roma entera acudio a esle lugar de delicias, adonde la Uamaba un cielo dulce y un mar azul. Las aguas calienles.. S03 sulfurosas, aluminosas, salinas, nilrosas que descendian des- de la cima de las raontauas, fuerou el prelesto de las eraigra- ciones de los palricios que por tedio abandonaban sus casas. La induslria agolo sus recursos para rodear esle silio de lodos los goces que la molicie apetecia; y entre los que so dedicaron a esta empresa, Sergio Orala, hombro rico, ele- gante, de un trato agradable, y que tenia estraordinario cre- dito, ideo el organizar criaderos de ostras, y dar fama a este molusco, Ilizolas traer de paises lejanos, y persuadio a todo el mundo que las que criaba en Lucrino adquirian un sabor que les daba mayor eslimacion que tenian las del Averno 6 las de los paises mas celebres. Prevalecio su opinion con tal rapidez, que para dar abas- to al consumo, coucluyo por ocupar casi todo cl conlorno del lago Lucrino, levantando cercados para alojarlas dentro, apoderandose asi de la propiedad publica con tan poco mira- miento, que hubo necesidad de formarle causa para arran- carle la posesion de lo que habia usurpado. Cuando le ocur- rio esla desgracia, decia por alusion a los bafios coigados, que tambien habia inventado, y para espresar el grado de perfeccion a que habia llevado su induslria, que si se le pro- hibia criar ostras en el lago Lucrino, sabria hacer muy bien que se midtipHcasen en lostechos. Efeclivamente, Sergio no se limito solo a organizar cebadero;> de oslras, sino que fue el creador de una nueva induslria, cuyas practicas se estienden lodavia a algunos miles de leguas del lugar en que la ejercio. Enlre el lago Lucrino, las ruinas de Cumas y el cabo Mi- seno hay olro eslanque de agua salada, de una legua de cir- cunferencia proximaraente, de dos a Ires metres de profundi- dad, cuyo fondo es cenagoso, volcanico, ncgruzco, no menos famoso que los priraeros; el Aqueronle de Virgilio, en fin, que hoy tieue el nombre de Ftisaro. En toda su circunferencia, y sin saberse la epoca en que tuvo origen esla induslria, se ven de dislancia en dislancia unos espacios por lo regular circu- lares, ocupados por grandes piedras que se ban pueslo con objeto de imilar penascos, poblandolos de ostras de Tarento, y trasformando de este modo cada uno en un banco artifi- cial. Hace 40 aiios proximameule que las emanaciones sulfu- 504 rosas del crater ocupado por las aguas de Fiisaro lomaron lal intensidad, que murieron las ostras de lodos esos bancos arlificiales, y fue necesario llevar olras nuevas. Al rededor de cada roca arlificial , que liene general- mente cuatro varas y media de diamelro, se lian pueslo unas estacas muy proximas unas de olras, de raodo que circuudan el espacio eu cuyo centro se hallan las ostras. Dlchas estacas sobresalen un poco de la superficie del agua , con objeto de poderlas cojer facilmenle con las manos y quitarlas cuando seautil. Hay otras tanibien distribuidas en largas filas y li- gadas con una cuerda, de la cual pendenunos manojos de le- fia delgada, destinados a mulliplicar las piezas movibles que sirven para la cosecha. Llegada la epoca de la freza, efectuan el desove las os- tras, pero no abandonan los huevos como hacen gran numero de animales marinos, sinoque los incuban bajo los pliegues de su manlo entre las laminas branquiales. AUi permanecen sumergidos en una materia mucosa, en cuyo seno se com- pleta su desarrollo embrionario. Cuando las ostras salen del huevo, la madre echa de su lado los hijuelos, que nacen provistos de un aparato de nata- cion, con cuyo auxilio les es facil alejaree en busca de algun cuerpo solido al cual puedan adherirse; este aparato lo forma un labio caduco ciliar, dcscubierlo ppr el Dr. Davaine, y des- crito en el trabajo notable que principio y ba concluido bajo los auspicios de Mr. Rayer. El numero de bijuelos que salen en cada camada del man- to de una madre sola, subc por lo menos a cien mil; de modo que por las epocas en que todos los individuos adultos que componen un banco dan suelta a sns progenituras, ese polvo viviente se exhala como una nube espesa, que se aparta del foco de donde eraana, y que las olas dispcrsan, no dejando en el tronco sino una parte imperceptible de lo que ba produ- cido. Todo el resto se estravia , y luego que la caida del apa- rato nalalorio priva de la facultad de vagar a esas millaradas de animalillos, bajan al fondo, y en el son en su mayor parte presa de los polipos que bay pegados al suelo. Seria pues hacer un gran servicio a la industria si se pu- oOo diese suminislrar un medio de evitar eslas perdidas inmensas y de aprovecliar toda la cosecha, cuyo beneficio se oblendra siguiendo las practicas del lago Fiisaro, ysabiendo dar esten- siou a sus apilcaciones. Las estacas y los raanojos de lefla que se colocan al rededor de los bancos arlificiales, lienen preci- samente por objelo impedir el paso del polvo propagador, y presentarle superficies en que se adhiera, corao un enjambre de abejas al tronco del arbol en que se eslablece la colonia al salir de la colmena. Efectivaniente, el polvo se pega a esas superficies, cre- ciendo con bastante rapidez, de suerle que al cabo de dos auos se puede comer cada cuerpecillo viviente de los que se compone. Enlonces se sacan las estacas y la leua, y se les van quilando las oslras que ban llegado a madurar; y des- pues de haber cojido los frutos de estos racimos arlificiales, se coloca otra vez en su lugar el aparalo, para aguardar que una nueva generacion proporcione otra seguuda cosecba. A veces, sin tocar a las estacas, se limita la operacion a ir des- pegando las oslras con un garlio de mucbos brazos. El tronco de donde emanan estas generacioues, queda pues permanenle, perpetuando y renovandose sin cesar por la adicion anual de la infima minoria que no abandona el lu- gar de su naciraienlo; industria curiosa, cuyas operacionesba podido esfudiar con cuidado el autor, gracias al auxilio y atenciones de Mr. Bonuci, inspector general de monuraentos de la Corona. Produce a! palrimonio, a pesar de su corta apli- cacion, una renla de 32.000 francos. Si se importase esta in- dustria en los ostanques salados dellitoral, seria una verdade- ra riqueza; y estendiendola con algunas modificaciones a la esplolacion de los bancos nalurales que existen en el seno de los mares, lomaria las proporciones de una empresa de utilidad general, y vamos a decir de que modo. Comparando la practica del lago Fiisaro con la manera de esplotar los bancos nalurales que bay en el seno de los ma- rcs, es facil conocer que si no se suprime este metodo de es- plolacion, se agotara infaliblemente la fuente de produccion. La especulacion, sin cuidarse de lasgeneracionesnuevas, que sin embargo seria muy lucrative relener y conservar, solo se 506 ocupa en perfeccionar los instrumentos que eraplea para ar- rancar las capas supcrficiales do los yacimieiilos tie oslras que presenla en uuestros raercados. Su genio no se aplica a otra cosa que hacer raas elicaces los niedios de deslruccion, porque esas capas son precisamenle en las que crecenlos ani- malillos que al nncer no abandonan el Ironco ; y como alaca con igual potencia deslruclora lo antiguo y lo nuevo, se sl- gue que un yacimiento cualquiera se halladeslinado por des- gracia a perecer solo por la esplolacion,siendo asi que podrian cojerse cosechas inconiparablemenle mas abundantos sin tocar nunca a la fuente que las produce; esdecir, aloquc hoy conslituye el unico recurso de la induslria. Para conseguir resullado Ian imporlanle, bastaria aplicar, introduciendo las raodiflcaciones que aconsojasen las circuns- tancias, los procedimientos enipleados con tan buen exilo en el lago Fusaro. Se podian pues hacer unas armaduras dema- dera, con piedras erabutidas en su base para darles raas peso, compuestas de inuchas piezas Uenas de estacas solidamente implanladas y provistas de garfios ; luego en la epoca de la freza se debian echar al fondo del mar para ponerlas, bien en los yacimientcs de oslras, 6 bien al rededor de ellos, de- jandolas asi hasta lanto que el polvo reproductor hubiera cu- bierlo las diferentes piezas; y con el auxilio de maromas, marcadas en la superficie del agua por una boya, se podrian volver a sacar eslos aparalos cuando se creyese oporluno. Estas especies de bancos movibles se podian Irasladar si se queria a los sitios en que hubiese demoslrado la esperien- cia que las oslras crecen rapidamenle, lomando ademas un sa- ber eslimado; 6 bien podian llevarse a cierlas lagunas, donde se tendrian siempre a la mano como si fuese en un labora- torio. Mr. Carbonel, sorprendido de la decadencia de la induslria, ha inlenlado llamar la alencion acerca de la necesidad de crear bancos nuevos; proyeclo util, que merece cierlamenle loraarse en consideracion: pero la cueslion del repoblado conslanlo, so- lo se resolvera adoplando un modo de esplolacion an^logo al que se praclica desde tiempo inmeraorial en el golfo de Na- poles, y haciendo que concurran a la produccion los estan- 507 ques salados, como el de Arcachony las lagunas del Medi- terraneo. Se ha dicho al principio de esta Memoria que los anti- guos conocieron la induslria del lago Fusaro, y que Sergio fue probableraente su invenlor. El siguienle monuraenlo his- torico liende a probar que seremonta tal vez al siglo de Au- gusto, 6 al tiempo del orador Craso, antes de la guerra de los Marsos. Se ha descubierlo en las cercanias de Florencia un vaso antiguo de vidrio , descrilo por Sestini, en el cual se ve la represenlacion de un vivero que comunica con el mar por medio de arcadas, leyendose sobre dicho vaso: Stagnum pala- tiiim, y mas abajo: Ostrearia. Lo que mas admiraalcontemplareldibujo del vivero, es la disposicion delas eslacas, enlazadasen di versos senlidos, dis- puestas en circulos, sin mas objelo indudablemente que el de recibir y guardar la cria de las oslras. Por lanlo la induslria de Fusaro es solo una practica invenlada por los anliguos Romanes , que conlinuaron sus descendientes, y que fue un mananlial de bcneficios inraensos para Sergio Grata, Lu- xuriorum magister, como ie llama Ciceron; pues segun el di- cho de Plinio se dedico a esta empresa, no por diversion sola- mente. sino por la codicia del lucre: Oslrearmn vivaria pri- mus omnium Sergius Orala invenit in Bajano, cctate L. Crassi oratoris, ante 3larsicum helium: nee gnkv causa sed avariliw, magna vecligaliatali ex ingerJo suo percipiens(\). (1) Hist, nat., lib. IX. cap. 54. 908 VARIED\DES. Estraclo de una not a sobre la conservacion de las maderas: por A. Schweizer, ingeniero de la via de los ferro-carriles hannoverianos. (Diario de la Sociedad de los ingenieros austriacos.) Segun el alitor, la podredumbrfe de las maderas precede de la savia que obedecc a la tendencia general de los cuerpos organicos a formar compiiestos mas simples bajo la influencia de los agentes esteriores. La accion del aire, modificada por circnnstancias locales, produce la fermenta- cion piitrida de la savia, la cual en tal estado ataca la fibra leSosa y ori- gina la podredumbre. Las condiciones necesarias para provocar esta fermentacion, son las siguientes. Privacion de la vida vejetal, acceso del aire, bumedad y calor mode- rado entre cero y 50 grades. Seria pucs necesario para conseguir la perfecta conservacion de las maderas estraer de ellas la savia complelamente, y aunque en la practica sea imposible lograr este resultado, hanse intentado varies procedimien- tos para alcanzarlo. Con lal proposito se ha prescrito hacer la corta de los arboles en la epoca en que menos abunda la savia, es decir, en el in- vierno, quitarles la cortcza 6 sangrarlos por el pid; pero a estas practicas y a la de secar las maderas, cuyo efecto es de corta duracion, se ha sustituido, para estraer la savia, el use del agua fria 6 hirviendo, 6 del vapor. El agua disuelve al paso que el vapor volatiliza, y como las sustancias que la savia contiene son mas solubles que volatiles, la accion del agua parece preferible en teoria^ mas como la aplicacion de este liquido exigiria mucho tiempo 6 gastos considerables, y por olra parte el vapor ofrece la ventaja de producir la coagulacion de la albumina, todos los mdtodos de estraccion se fundan en el dia en el uso del vapor, y es muy de notar que los resultados son mas favorables cuando las maderas se cortan en el periodo de la ascension de la savia, circunstancia que hace inutil la pre- caucion antes indicada de hacer la corta durante el invierno. Otros procedimieutos hay que tienen por objeto preservar de la fer- mentacion la savia de los arboles que no ban sido preparados de ningun modo, 6 impedir que el residuo de savia que contengan, despues de eva- porada esta, pueda atraer la humedad, formando una disolucion analoga a la savia misma? y con tal fin se ha cubicrto la superficie de las maderas 509 con aceite, alquitran, pez, asfalto, y en estos liltimos con silicato de sosa, pero no se han obtenido resultados satisfactorios. Mejores se consiguen por la carbonizacion superficial, porque las ma- deras se secan, la albiimina se coagula y la costra de carbon impide el contacto de materias estralias en fermentacion. Tambien se ha ensayado la inmersion de las madcras en una disolu- cion de sal, de salitre, de alumbre 6 de vinagre de leiia; estos cuerpos se sustituyen al agua que contienen las materias organicas de la savia, intro- ducidndose en los poros: y en tal principio se funda la practica de algu- nos arsenales de tener las maderas sumergidas en el agua del mar. Pero todos estos mdtodos no impiden la absorcion de la humedad ni la accion del oxigeno del aire, y se ha tratado por lanto de descubrir otros para in- troducir en las maderas sustancias que las preserven de la fermentacion, aunque queden espuestas a todas las perniciosas influencias que se han in- dicado, y se han ensayado varias materias antisepticas, ora introducidndo- las por presion, ora por absorcion, habidndose fijado la eleccion en las cin- co siguientes, ya por ser de escaso coste, ya por la facilidad de su aplica- cion, ya en fin por la energia de su accion. 1 ." Sulfato de hierro. Se ha empleado en los ferro-carriles de Bdlgica y en algunos de Francia para preparar las traviesas. 2.° Sulfato de cobre. Se ha aplicado en los ferro-carriles de Berlin d Stetin, de Berlin a Hamburgo y de Magdeburgo a Witemberg. La diso- , . 3 lucion contenia — de sulfato. 40 .3." Jiicloruro de mer curio (sublimado corrosivo). Se ha hecho uso de esta sustaucia frecuentemente en Inglaterra. Muchos cuadros pintados sobre madera, muy viejos, se han preservado completamente de la po- dredumbre y de los insectos cubridndolos por detras con esta prepa- racion. 4." Cloruro de zinc. Se ha empleado en el forro-carril de Magde- hurgo a Witemberg para preparar vigas de puente, y en los ferro-carriles hannoverianos, en el sajon-baYaro, y en el de Aquisgran a Maestricht. Tambien se ha aplicado esta preparacion a los postes de la li'nea telegra- fica de Brema, los cuales se han conscrvado perfectamente, mientras que otros, aunque de robley carbonizados por el pie, se pudrieron, y bubo que reemplazarlos. 5.° Creosota. Se ha aplicado en muchos ferro-carriles de Inglaterra, y en el de Colonia a Minden. Las carnes secas al humo, que se conservan durante mas tiempo que las saladas, deben esta vcntajaa los vapores de creosota que contiene el hftmo de los combustibles vejetales. La accion conservadora de esta sustancia procede probablemente de la propiedad que tiene do coagular fucrtementc la albiimina. 510 Disn^lvcse con mncha farilidad en vinagrc 6 en afjua, en la proporcion de 1| pnr 100. Ilafe pi'oyertado en Snizaprcparav las Iravicsas cliamnscandnlas con ramajo, csperando olilcnov vcntajoso resnltado a favor do los vaporcs de ereosota; y oste proccdiinicnio os sin diida prcferilile al do auadir alqui- tran al a2;iia, somelicndo las maderas al vapor de eslo li'quido. En Francia se lia tralado do cnsayav los acetates, pcro los resnltado s no lian sido favoraliles. La accinn relativa de los inp^edientes indicados no es bien conocida lodavi'a. La ereosota y el snblimado corrosivo, son a lo qne parece, los que obran mas en^rgicamente ; pero la esperiencia decidira si, considerada la cuestion ccononiicamente, pneden entrar en competencia con el sulfate de cobre y sobre lodo con el clornro de zinc. Estas snstanrias son todas solubles, y esto da lugar a recelar que al cabo de algnn tiempo dcsaparezcan de las maderas que eslan en contacto con agua 6 con tierra hiiraeda. Semejante inconveniente ba liecbo pensar en tapar completamente los poros de las maderas, a fin de evitar el contacto del aire, de la liume- dad y de las materias pulridas,y se ban ensayado con tal proposito varies procedimientos, a fin de prodncir una especic de petrificacion artificial en el tejido lefloso, introducicndo en el varias sustancias antiseplicas combi- nadas. Se penso desde luego en emplear una disolucion de carbonalo de cal, y se creyo qne esta sal, merced a la evaporacion del agua y a la absor- cion del acido carb6nico, se convertiria en una piedra caliza; pero se toco el inconveniente de no poder introducir en la madcra una cantidad sufi- ciente de lechada, y el carbonate no llego a endurecerse, a le cual hay que agregar que esta sal ataca la fibra lefiosa. La inmcrsion en una disolucion caliente de silicate de sosa, cs ope- racion do bastantc coste, y se ba ensayado poce basta el dia. En el ferro-carril de Colonia a Mindcn se sumergian las maderas en una disolucion de snlfuro (6 de cloruro) de bario, y dcspues en otra de sulfate de hierro, le cual producia la fermacion de sulfate do barita, que llenaba los pores, y de sulfure de hierro, que se cenvertia poco a poco en sulfate y obraba come cuerpe preservador. Este precedimiento es bastante care, pucs cada traviesa cuesta 1 fran- co y 6 centimes; y por otra parte no llena el objete a lo que parece, per- que el sulfate de barita, en vez de precipitarse en polvo le hacc engrueses eristales. Conviene pues bacer use de otras sustancias, y tal vez se conseguiria buen result ado con el cloruro de calcio y el sulfate de sosa, porque se for- maria sulfate de cal pulverulento y cloruro de sodio. Estas sales son mas oil baratas qiie las antes indicadas; y tal procedimicnto, a no Iropezar en la practira con alsjuna iniprevista dificultad, sen'a mas oficaz y economico que los demas que se han indicado. De snponer es que se hallen tambien otras combinaciones que produzcan la pelrificacion artificial que se desee obtener. Proredimiento empleaclo en tos ferro-carriles hannoverianos. Este procedimiento aplicado a las Iraviesas, consiste en estraer la savia por medio del vapor, y en saturar despues las (raviesas de cloruro de zinc disuelto en agua. Las calderas en que se colocan las traviesas son cili'ndricas, de palastro, de 9"°,93 de longitud y de l^TB de diametro, cuyos estremos son dos semi-esferas. Hay dos conti'guas, y mientras la una se carga, la otra esfa funcionando. Colocanse las traviesas sobre unos carritos de hierro cons- truidos especialmente para este fin, y por un carril del mismo metal Uegan alas calderas y entran en ellas: cada carga es de 140 a 150 tra- viesas, y est as tienen S^SST de longitud, O^^Qi de ancho y O^UGde grueso. Llena la caldera, se cierra la puerta hermeticamente, y durante cua- 3 tro boras se introduce el vapor a la presion de 2 ^ '^~r atmosferas: el agua condensada y la savia estraida salen por uu tubo colocado en la parte inferior de la caldera, cuya Have se abre de media en media hora. Concluida esta operacion se pone en movimiento una maquina de vapor, y se hace el vac/o en la caldera basta el punto posible, que viene a ser basta 5 i centimetres, a! poco mas 6 menos. El aire que se estrae, saturado de gases producidos por algunas de las siistancias que la savia contiene, y que se dcsprendeu mas fiicilmente por efecto del vacio, asegura la energica penetracion del cloruro de zinc, el cual, por efecto de la ra- refaccion y a impulsodela presion atmosferica, se precipita deutro de la caldera desdc los grandes deposilos en que esta colocado a proximidad, asi que se abre la comunicacion llegado el momento oportuno. Llenase entonces la caldera completamente, y acto continue se introduce el vapor para hacer bervir la disolucion, con lo cual se consigue coagular la al- biimina completamente, y estraer las partes solubles de la savia. Despues de una bora de ebuUicion se introduce en la caldera mas cloruro de zinc por medio de una bomba que esta en comunicacion con los depositos, y tiene una valvula de scguvidad que se carga con el peso correspon- diente a una presion de 8 a 10 atmosferas. Muevese la bomba durante 4 boras a brazo 6 a impulse del vapor, con la precaucion de pararla cada vez que se llega a la presion maxima, a fin de dar lugar a que se 512 verifiquo la absorcion convenientemenle , y concluida la operacion se vacia la caldcra y la disoliiciou vuelve a los dep6silos, pudicndo servir nuevamontc despucs de soparado por decantacion el liquido que precede de la savia. La disolucion que so emplea se componc de 30 partes de agiia y de una dc cloruro de zinc, que conliene de 28 a 31 por 100 de zinc nietalico, y cuya densidad varia de 1,80 a 1,85. Bajo la presion dc 8 a 10 afm6sferas, el cloruro penclra hasta el co- razon de las maderas blancas, y parlicularmente del haya y del alamo, de tal siierte, que si se asierra una Iraviesa los dos corlcs aparecen einpapa- dos; pero dicha presion no basta para conscguir otro lanto en el roble, y cl liquido se introduce linicamente por los estrcmos, y tan solo entre los anillos 6 capas conc^ntricas, las cuales permanecen secas porque las fibras longitudinales no se dejan pcnetrar. Otro tanto sucede empleando el sul- fato de cobre 6 cualquiera olra disolucion; y no olra cosa pudiera cs- perarse, porque sabido es que, por mas esfuerzos que ha hecbo Boucherie, aun con una presion doble de la indicada, para introducir el liquido has- ta el centro de trozos de roble dc menores dimensiones que una traviesa, no ha podido conseguirlo. Las traviesas preparadas por este procedimiento, pierden prontamentc al aire el agua quo habian absorvido. Al salir de la caldera las de haya pesan cada una 11,7 7 3 kilogramos mas que al entrar en ella, y las de ro- ble de 8,25 a 8,275. Una traviesa de haya de 2'°,337 por 0°',292 y 0'",146, absorve 22,5 litros de disolucion, a cuya cantidad, segun las proporciones antes indi- cadas, corresponde 1,355 kilogramo de cloruro de zinc. Una traviesa de roble de igualcs dimensiones absorve 0,7 0 5 quilogramo dc cloruro. El gasto de la preparacion es de 49 cdntimos por traviesa de roble, 6 sea de 4 francos 91 centimes el metro ciibico: pero si se tiene en cuenta el interds del capital de instalacion en una partida de 40.000 tra- viesas, sale cada una a 82 cdntimos, 6 sea a 8 francos 2 5 centimos el me- tro ciibico. En uno de los talleres del ferro-carril de Aranjuez esta montado el aparato que se acaba de describir, con dos calderas, de las cuales una tie- ne 50 pi(5s de longitud, dos bombas neumaticas, los depositos necesarios y una maquina de vapor; y de tal raodo esta dispuesto, que asi pucde aplicarse al procedimiento esplicado como al de Payne, que fu(5 el que se pensd adop- tar, siendo ciertamente de sentir que no se haya intentado hacer ni un solo esperimento, cuando tan facil y poco costoso fuera obtener, ya que el gasto esta hecho, los buenos resultados que en ofras partes se consiguen. N." 9. - REVISTA DE CIENCIAS. - Diciembre 18S3. CIENCIAS EX4CTAS. ASTROMOllIit. Bolidas y eslrellas fug aces. (Revue britanniquc, agoslo ^833.) II. -Lios globos lumlnosos 6 bolidas son entre lodos los meteoros los que se aproximan mas a los aerolitos, si adraitimos diver- sos ejeraplos perfectamenle comprobados de piedras caidas, ya solas, ya acompafiadas, a consecuencia de esplosiones capaces de romper mayores voliimenes de materias. Para describir el caracter ordinario de las bolidas nos valemos principalmente de los autores franceses, que no admiten algunas de las exaje- raciones de Chladni. No es disputable el derecho de su auto- ridad, pues uno de ellos, durante varies anosque sin cesar ha proseguido sus observaciones, ha tenido ocasion de ver tantos grandes meteoros de este genero, cuantos han sido notados en el mismo espacio de tiempo por lodos los demas observadores del globo juntos. Las bolidas al parecer se mueven siguiendo arcos de circulos maximos; no aparecen procediendo indistintamente de todos los puntos del horizonte, antes por el contrario afectan principalmente ciertas direcciones. Ha sido posible observar- les un movimiento de rotacion sobre si mismos. La irradiacion amplifica mucho su diametro aparente, que alguna vez parece esceder al de la misma luna, lo cual a la distancia de 110 millas (175 kilom.) significa un diametro de TOMO III. 33 514 cerca de 1 milla. (1,000 kilom.)Sii figura essiempre circular, yaparecena diversas alluras, que con frecuencia sobrepujan los liniiles de la almosfera. Su a|)aricion y desaparicionocur- . ren subilamcnle; no se nola cambio alguno en su diamelro. Algunas veces eslallan sin ruido, y generalmenlc dejan en pos de si un rastro luminoso. Rara vez pasa su duracion de pocos segundos; y su velocidad se aproxima a la de la lierra y demas planelas. Los meleoros igneos, en especial las eslrellas fugaccs, pre- senlan una particularidad digna de alencion. Alguna vez pa- rece que suben, esto es, que alternan el movimienlo de subir y bajar corao si fuesen subitamente impelidos por fuerzasnue- vas y opucslas. Cbladni, asi como olros, ban Iralado de espli- car esos becbos por la resistcncia del aire comprimido a cau- sa de un descenso rapido, 6 por la esplosion 6 ignicion de sus propias raasas. Sin embargo, recienlcmenle se ban suscitado mucbas dudas sobre la reaiidad de eslas apariencias. Queda por lo tanto esto punto reservado a las indagaciones y obser- vaciones venideras. Como en las demas paries de la ciencia, los becbos nola- dos estos ullimos afios por lo locanle a los meleoros igneos se ban mulliplicado mucho y descrilo bien. Ya bemos bablado de los notables regislros llevados por los cbinos dcsde una fecba muy remola. Ningun olro pais, ni ninguna epoca anterior a la actual, presenla un documento semejante. El primer cata- logo formal de meleoros notables de lodas clases es el que el eminenleubservador Mr. Ouelelel publico en 1837, y prosiguio con numerosas adiciones en 1841 . Algun liempo despues apa- recieron el calalogo de Mr. Herrick en America, y el que Mr. Cbarles presenlo en 1841 alaAcademiade ciencias, en elcual inlercalo este sabio una revisla relrospecliva muy curiosa, de- dicada principal menle a las eslrellas lugaces. El ultimo deeslos dos calalogos fue analizado por series en las cinco ultimas reu- nionesdela AsociacionCrilanica,yseencuenlraensusinformes anuales: es del prolosor Baden-Powell, quo lo anuncia como una simple conlinuacion del calalogo de Mr. Quetelet, desli- nandolo a que sirva de niicleo de una futura coleccion. En reaiidad esla obra de Mr. Powell no es mas que un regislro 515 muy apreciado y abundante do eslegenero de fenomenos, que atesligua (y sobre esle particular no era necesaria prueba) la pacicncia y habilidad del autor. No diremos que la obra sea coraplela, pues ninguna coleccionde unos fen6menos[lan va- gos y fugaces podria serlo. Hemos manifestado la conexion que hay eiilre las bolidas y las eslrellas fugaces, y esle es el punto mas inleresanle de la historia meteorica. ^.Conlicnen siempre esas eslrellas raalerias analogas a las que hemos le- nido ocasion de conocer en las bolidas, pero se escaparan acaso a nueslra inspeccion, bien porque su caida no hubiera sido observada, bien porque el meleoro proseguira circulan- do en una orbita sin desprender nada de su contenido? Tomando la cueslion en loda su lalilud, nos hallamos pro- pensos a responder afirmalivamenle. Precise es admilir que alguna vez ban caido picdras en ocasiones que se podia creer que el cielo eslaba enleramenle sereno, 6 cuando no se vela mas que una nubecilla circular subilaraenle aparecida. Mas segun las averiguacioncs que hemos podido hacer, eslos suce- sos no ban ocurrido sino de dia. Y en seraejanle caso es claro que lo que bajo la luz del sol no bubiera parecido mas que como una mancha oscura, habria podido parecer un globo in- flamado vislo enlre las linieblas de la noche, Y si esluviera bien probado que algunas de esas esferas de fuego, habiendo hecho esplosion, ban lanzado piedras sobre la tierra, en lal ca- so se podria con todo fimdamenlo presumir que, sin escepcion alguna, conlienen elemenlos analogos. Esto es lo que Mr. Sai- gey no admile coraplelamenle; pero nosotros pensamos de buena fe que la cueslion puede ser planleada del mode que acabamos de hacerlo. Las eslrellas fugaces se separan algo mas de los fen6me- nos anteriormenle descrilos, mas sin dejar de conservar mu- chos y evidenles punlos de conlacU) con ellos. Lo que distin- gue las eslrellas fugaces es parlicularmenle su pequeilez, su frecuencia infinilamenle mayor, los arcos que describen, y su aparicion muchas veces observada a manera de Uuvia; fi- nalmenle, la periodicidad de su regreso. El tamauo menor de eslos meleoros es sin contradiccion el caracter diferencial me- nos pronunciado, supuesto que presenlan todos los grados de 516 eslension, desde cl simple punto luminoso hasta el de globos tan grandes como la luna. Estas graduaciones, sensibles para cualquiera que mire el cielo soreiio durante la noche, sedis- tinguen parlicularmenle cuando ocurren aquellas lluvias de es- trellas fugaces dc que hace poco hemos hablado. La periodi- cidad de eslas lluvias forma el punlo mas inleresanle de esla especie de indagaciones, que son aiin muy imperfectas, pero que los tiempos acabaran de complelar, y probablemenle an- tes de mucho. Las estrellas fugaces son baslante conocidas para que sea necesario describirlas. Cuando los sabiosse ocuparon de ellas fue para delerminar su allura, duracion y velocidad. Bajo este concepto debemos mucho a los trabajos de Brandes y do Benzenberg, ampliamenle espuestos en la obra francesa. Es- tos trabajos, principiados en 1798, fueron conlinuados en liem- pos y lugares diferenles durante 35 auos. Muerto Brandes en 1834, en el memento en que acababa de saberse la prodigiosa aparicion de estrellas fugaces observada en 12 y 13 de no- viembre, dio eslesuceso un objeto mas elevado, al mismoliem- po que mayor precision a la idea que se habia formado acer- ca de aquellos fenomenos. Para poder determinar los instantes de aparicion, era necesario que fuesen observadas por dos per- sonas situadas en los estreraos de una base suficienleraente larga. No era tampoco menos esencial asegurarse de la iden- tidad de los objetos observados: para esto era precise determi- nar el tiempo precise de la aparicion, asi como la velocidad, brillo y longitud del rastro luminoso. Era indispensable em- plear absolula simullaneidad, lo cual no podia conseguirse si- no delerminando rigurosamenle la diferencia en longitud de ambas estaciones. La primera base de que se hizo use tenia dos leguas de largo, y se vio que era demasiado corta para po- der determinar la paralaje de los meteoros. Yolviose a repetir esta observacion en 1801 por otros dos observadores. Para conseguirlo se eligieron cualro estaciones, cuyos puntos es- tremos, a 200 millas (32 kilometres) de distancia, eslaban en Hamburgo y Elber-Eeld. Debe presumirse que esla vez se creyo que la distancia era escesiva, pues no se pudo responder de la identidad de uno 6 dos meteoros entre el considerable nii- D17 mero de los que fueron observados. Esla escascz de resullados posilivos no es cosa rara para astronoraos praclicos, y Benzen- berg se consolo de ella repiliendo aquella frase de Lalande: ^*Solo los astronomos saben cuanlas observaciones frustradas se compran con una sola que saiga bien." Durante el resto del intervalo de tlempo de que heraos ha- blado, los raismos observadores y otros muchos repitieron las mismas esperiencias. Hicieronse asimisrao en muchos punlos de Aleniania en las cstremidades debases dediversa longilud, y se ulilizaron formulas combinadas por Olbers y por Erman. A pesar de eso, la dilicultad de deraostrar la identidad era tan grande, que en 1823, ano parlicularmenle consagrado a esta indagacion, no se pudo, entre 1.712 estrellas fugaces observa- das, considerar corao identicamente vistas desde ambas esta- ciones mas que 37. Lograronse sin embargo preciosos resul- lados, que bastaron para indicar la naturaleza de aquellos me- teoros, y perrailieron que se les pudiera asociar a los globos igneos que anteriormente heraos descrilo. Comprendese que la allura de semejanles raslros lurainosos varia de unos a otros, y lambien del principio al fin de su duracion. Se averi- guo que la altura de las estrellas fugaces varia enlre 15 rai- Uas y 140 6 130 (24 kilom. a 234 y 240): algunas determina- ciones mucho mas alias llegan a ser dudosas en razon de la pequenez de la paralaje). Su velocidad es la do los cuerpos planetarios, y alguna vez llega a 30 raillas por segundo (48 kilom.) Eslas condiciones, unidasa la direccion de sus orbitas comparada con la de la tierra, baslan para que pueda consi- derarseles como partes consliluyentes del sistema planeta- rio, por pequcfia, por tenue que sea su masa. Sin embargo, otra prueba aiin raas marcada vino de alii a poco a corroborar las anleriores; fundase en la periodici- dad que se noto en algunas de esas Uuvias de meteoros, cu- yo niimero y resplandor Uenan de admiracion a quien las contempla. En la noche de! 12 al 13 de noviembre de 1833 se observo en los Eslados-Unidos una aparicion estraordina- ria de estrellas fugaces, y sugirio la primera idea de que tales apariciones podiau ser periodicas. La aparicion a que nos referimos fue descrita con grandes delalles por el pro- 518 fesor Olensled de Ncwhaven, y por otros observadores. Los asleroidcs que formaroii aquella lliivia do fiiego no lenian el mismo lamaflo aparente; los liabia de lodos lamanos, desde el simple rastro losforesconle de las eslreilas fugaces, has- la los globos luiuinosos Ian grandes como la luna. Eslos as- teroides tenian de coniiin, y acaso era la mas imporlanle de las parlicularldades observadas , el que lodos parlian del misrao punlo de la constelacion del Leon, y eslo se verilico mientras duro el fenomeno. La imporlancia de semejanle ob- servacion fue comprcndida en el ado. Suele verse que las es- lreilas fugaces esporadicas atraviesan el cielo en lodas direc- ciones; pero esa mullilud Ian grande de melcoros aparecidos en una sola noclie, y su divergencia al parlir de un mismo punto, daban d enlender un origen comun ; indicaban que moviendose la liena sobre su orbila, se habia acercado a una inasa de raaleria en revolucion, cuya existenciaal aproximar- se la habian palenlizado las alteraciones que en ella habia oca- sionado. El succso a que nos rcferimos, confirmado por otros ob- servadores desde dislintas localidades, dio mas vivo inleres al esludio de los meleoros, Se consullaron los liempos pasa- dos, y se hallo quevarias veces habia aparecido en la raisma fecha un numero eslraordinario de eslreilas fugaces. La mas nolable de eslas apariciones fue observada en Cumana por Humboldt y Bonpland en 1792, viendosela en una vasla es- lension de pais. Por olra parte, se esperaba el porvenir con viva curiosidad. En la noche de! \i de noviembre de 1834, los mismos observadores americanos vieron una grande afluencia do estrellas fugaces que partian tambien de un mismo punto del cielo: pero la claridad do la luna hizo que los resullados de la observacion fuesen parciales e incierlos. En los afios siguientes las apariciones se hicieron mas raras 6 fallaron en- teraraenle, volvieron a reproducirse en 1837 y 1838, pero de un modo mas parcial en cuanto a las localidades. Asi es que en 1837 ofrecieron un especlaculo chocante en algunos pun- tos de Inglaterra, mienlras que apenas fue perceptible en Ale- mania; Mr. Saigey tacha de muy oxajeradas las relaciones ve- nidas del lado de alia del Atlantico, en tanto que a pesar de de eso, ban sido admitidas por liombres eminentes en la cien- cia, como Arngo, Biol, Herschel, Humboldt, Encko, clc, que ban vislo en ellas la prueba completa del regreso periodico de ciertos grupos de asteroides, 6 de la mnlcria que los forma. Debese a Encke haber observado que el punlo de la constc- lacion del Leon, do donde al parecer parlian aquellos nioteo- ros de noviembre, eslaba piecisamenle en la dircccion que la oi'bita terreslrc tenia en aquella epoca. La importancia de este hecho por lo locante a la leoria de estos meleoros, se comprendera muy luogo, Laardientealencioncon quedesdeentoncesse ocuparon de este asunlo, prodnjo prontamente nuevos resullados. Los do- cumenlos anliguos, acordes con las nuevas observaciones, die- ron a conocer que la epoca de noviembre no era launic^que traia consigo seraejanles fenomenos. En Inglaterra y otros punlos la tradicion lijaba el 10 de agosto como dia sefialado por eslas Uuvias de fuogo. En algunas partes de Alemania se creia que S. Lorenzo derramaba Idgrimas, de fiiego la noche que precedia a su feslividad. Un anliguo calendario de frailes hallado en Cambridge, huce mencion de lodos los aconteci- mientos naturales que distinguen los dias del ano, y seflala la misma iecha de agosto como dia demeteoros (meleorodes). Sir W. Hamilton dejo una curiosa nota sobre una lluvia de fuego observada por el en Napoles el 10 do agoslo de 1799. En 1839 estos asteroides de agosto fueron muy notables, y tambien se delcrmino su punto de parlida en el cielo, dicien- do que estaba situado enlre Porseo y el Toro, y hacia el cual se dirije la tangente al punto de su orbila en que la ticrra se halla en aquella epoca. Esto era una luminosa confirmacion de los hechos observados en noviembre. El baber j)roseguido indagando ha hecho enconlrar nuevas indicaciones, que refie- ren a los meses de abril, julio y dicierabre semejanles apari- ciones periodicas. Pero en estas las pruebas son menos evi- denles, y solo dan lugar a multiplicadasobservaciones que ha- bran de hacerse en lo fiUuro. Una vez admilidos estos hechos tan sorprendentes, era precise que se indagase inmediatamente la causa. Ninguna teoria parecia posible, a no fundarse en una masa de materia 520 discontinua girando al rededor del sol, y suminislrando la sus- tancia de los asteroides. Tenieiuio aim el animo lleno del es- peclaciilo que laiila impresion habia causado a sus ojos, el profesor Olmsledt y otros sabios lomaron por su ciienta la cueslioD antes de que se Iralase de ella en Europa. Fue el primero (jue despues de habei; reunido todos los dalos dedujo la existencia de una nube uebulosa compuesla de una raasa de asteroides, que se aproximaba a la tierra en ciertas epocas de su revolucion anual. No tencmos espacio suliciente para esponer las coudiciones de liempos, direccion y cambios fi- sicos causados por la aproximacion de la lierra, con arreglo al sistema del aulor. Afiadia que esta nube meleorica podia formar parte de la nebulosa solar, conocida con el nombre de luz zodiacal. Blot se hizo cargo de esta idea, y la esplano en una Memoria leida a la Academia de Cicncias. Mucho liempo antes Cassini, que fue el primero que observe bien la luz zo- diacal, habia dicho que esta luz proviene de la materia pla- netaria dividida y difundida. Mr. Biot demostro que en 13 de noviembre la tierra se encuentra en una posicion tal, que debe obrar por atraccion 6 por contacto sobre las parliculas materiales de que se compone la nebulosa solar, y en que nos fundamos al ver en esta accion la causa de las lluvias me- teoricas. Mr. Biot amplifica esta esplicacion a las estrellas fugaces esporadicas que aparecen'aqui y alii durante la no- che. Para esto admite que Yenus y Mercurio, que atraviesan las regiones mas centrales de la nebulosa solar, deben disper- sar inuumerables particulas lanzadas en las orbitas poco in- clinadas a la ecliptica, y dirigidas tan diversaniente que la tierra puede encontrarlas, atraerlas y hacerlas luminosas en una parte de su revolucion. Esta leoria ha suscitado contradicciones, y necesita ser aiin nuevamente contirmada. Por lo demas, de cualquier mode que se mire esta cuestion, parece indispensable adraitir la existencia, sea en raasas, sea en grupos separados de la ma- teria revolutiva, y ademas que es apla para formar asteroides. Arago, Herschel y otros astronomos eminentes ban admitido la existencia de la materia dispuesla de este modo, teniendo periodos mas 6 menos regulares de revolucion en orbitas que 521 corlan a la de la tierra en ciertos punlos. Esla zona 6 zonas de materia eslan consideradas como lo que de lodos modos llena mejoi' las condiciones del prohlenia. El esplendor revolutivo que ya hemes alribuido a los raeleoros de loda clase, nos su- ministra una esplicacion clara de la periodicidad. La materia meteorica participa de este estado con todo el sislema plane- tario. Los moviraientos, inclusos los mas escentricos, depen- den del principio general que preside a todas las partes del universe. Por un efecto necesario de esta leoria, se cambla nuestro modo de ver los espacios interplanetarios, que no pueden ser considerados ya como vacios, 6 unicamente ocupados per un eter sulil, imponderable e invisible. Eslos espacios se nos presenlan como ocupados en diversas regiones por ma- teria semejante en apariencia a la que corapone nuestro globo, pero no agregada aiin de modo que pueda formar planetas, 6 bien desprendida de los cuerpos planelarios que anlerior- menle ban existido. Si admitimos que existen zonas 6 ani- llos meteoricos, nos vemos obligados a admitir tambien otras hipotesis del mismo genero, dojando a los -venideros observa- dores el decidir si esas formas maleriales tienen por todas partes la misma composicion y disposicion; si hay pruebas de que las lineas de nodos orbilarios tengan un movimiento progresivo, 6 si esle movimiento es oscilalorio por efecto de las perlurbaciones; si es a esa maleriJ a lo que se deben atribuir los oscurecimientos pasageros del sol, de que se nos ha hecho mencion con bastante frecuencia; y por ultimo, esos mismos observadores tendran que descubrir las causas fisicas que hacen luminosos a los globes y a las eslrellas fu- gaces al aproximarse cuando salen de su vaslo receplaculo. Podria ademas esperarse del porvenir la solucion de otras cuestiones, solucion que nuestros lectores van acaso a anti- cipar. ^Como esplicar esos meteoros aislados, cuya aparicion es siempre tan subita, y el aspecto Ian a menudo brillante? ^Cual es la causa de la caida de las piedras? ^No debemos suponer que algunas porciones revolutivas de materia, como las zonas de donde emanan las lluvias periodicas de meteo- ros, ejeculan sus movimientos en orbitas dislintas? ^Que cau- 522 sas han procUicido la separacion 6 consolidacion de esas ma- sas solilarias? La annlogia, asi conio las leyes bien cono- cidas del mccanismo do los cielos, suiniiiislraii alguna cspli- cacion de la exisleiicia de las zoiias , pero ningiin apoyo semojaiile cnconlramos para dar razoii del aislamieiito de esas masas (jue reconen el espacio. ;,Son acaso simplemente resi- diio de la consolidaeion de cuerpos mayores?^l)eberemos con- siderarlas como dcsprendidas, por alguna fuerza que no cono- ■ ceraos, do cuerpos que anleriormenle han exlslido? El eslado fragmenlario de los aerolitos y la naluraleza de sus compo- nenles, podria sujerirnos esta ulllraa idea. El numeroso grupo de pianolas escenlricos, siluados enlre Marie y Jiipiler, daria un apoyo a esla opinion; pero ya la homos esplanado, y hemos visto cuan lejos eslan de ser ciertas y complelas las conse- cuencias que de ella se derivan. Antes de concluir dobeiuos hacer mencion de la aprocia- ble obra de Mr. Saigey, que despues de una inlroduccion his- torica recuerda las mulliplicadas series de observaciones he- chas por Mr. Coulvier-Gravier, en las cuales tonio tambiea el autor no pequena parle. Preferimos esas relaciones separa- das, porque su conlesto sera mejor comprendido despues de lo que Uevamos dicho del estado anterior de nueslros conoci- mienlos acerca do los meleoros. Direraos en primer lugar, que Mr. Saigey no adraite sino muy parcialmeule las conclusiones adopladas por los mtis dislinguidos sabios contemporaneos. Esas conclusiones le parecen prematuras: en muchos puntos estriban en observaciones dudosas 6 insuficientes. Acrimina a los astronoraos de haberlas ampliado con esceso, dandoles- demasiado apoyo en analogias sacadas de su ciencia mas cier- ta. Asegura que antes de sentar una leoria es preciso que se hayan hecho indagaciones mas estensas y exaclas: cita resul- tados que demuestran que por lo menos es necesario adicio- nar las leorias de los meteoros aclualmente admilidas. Yamos a presenlar el sumario de esos resultados, a lin do que nues- lros lectores puedan juzgar de su naturaleza y alcance. En 1811 Mr. Coulvier-Gravier principio en la ciudad de Reims a hacer observaciones sobre las estrellas I'ugaces y olros meleoros, guiado por diversas leorias, una de las cuales tenia 523 por base la electricidad. Pero hasla 1841 , por consejo de Mr. Arago, no se dedico a consignor delenidamonlc cl nume- ro de los meleoros, la epoca de su aparicion, y su direccion en el cielo. En 18io Mr. Saigey lomo parte en sus (areas, y su colaboracion fue niuy util para disponer melodicamonle los resultados y generalizarlos. Durante 42 meses, desde 1841 hasla 1845, se apuntaron 5.302 estrellas fugaces, vistas por espacio de 1.054 horas de observacion. Este niimero hnbiera sido raucho mayor sin la claridad de la luna, que, cuando esla llena, hace invisibles cerca de las tres quinlas paries de es- trellas fugaces. Teniendo en consideracion este obstaculo, re- sulla que el termino medio de las apariciones es de 6 por hora; en realidad es entre 5 y 0. La presencia de las nubes produce otro vacio de diticil apreciacion. Eslas observaciones horarias ban ofrecido un resullado que no se esperaba, haciendo reconocer una variacion depen- diente de las horas. Con escasas escopcioues, las apariciones son mas frecuentes a medida que avanza la noche, sea cual fuere la epoca del afio; y esto sucede con lanta regularidad, que se ban podido construir labias para cada hora de la no- che. Yeanse algunos ojemplos: el termino medio de las eslre- llas fugaces que se dejan ver de seis a siete de la noche, es 3; de nueve a dioz, 4; de once a doce, 5; de dos a tres de la mafiana, llega a 7,1; y de cinco a seis, llega a 8,1. Esla gradacion se manliene aun al liempo de las vueltas pe- riodicas. Si las variaciones diurnas pareccn notables, las que pre- sentan los meses y los afios no lo son menos. Por medio de una reduccion minuciosa nueslros autores han formado, raer- ced a sus observaciones, una labia que da el termino medio mensual, con el termino medio horario por rainulo. En ella se advierle una notable desemejanza enire los seis primeros meses del afio y los seis ultimos. En la prlmera mitad, el ter- mino medio horario es de 3,4 de estrellas fugaces, y sube a 8 en la segunda. Es decir, que el termino medio esla en su mi- nimo cuando la llerra camina de su perihelio hacia su afelio, 6 cuando va desde el punlo en que se aproxima mas al sol a aquel eu que esla mas dislaiite; y por el coalrario, en el paso 524 del afelio al perihelio la transicion se mueslra rapida. En di- cierabre el ni'imoro liorario medio cs 7,2; en enero no Uega mas que a 3,(5; en junio se reduce a 3,2, y en julio asciende a 7,0. Es cosa digna de nolarse que los dos maximos caigan en agoslo y en noviembre, y que de esla nianei'a correspon- dan con las lluvias periodicas que anleiiormenle hemes indi- cado. Tarabien debemosdecir que esos maximos no se repro- ducen lodos los anos. Dospues de haber sido de 11,9 en agos- to de 1842, se vio que el termino medio en 1844 no era mas que 5,4. En 1842 el lermino medio de noviembre fue 11,3, y en 1843 bajo a 3,4. Otra parte de la obra de Mr. Saigey esla consagrada a la direccion de las eslrellas fugaces. Sin entrar en lodos sus de- talles, igualmenle reducidos a tablas, nos limilaremos a decir que las eslrellas que vienen del Norle 6 Mediodia, lomadasen conjunlo, son poco mas 6 menos iguales en numero a las que vienen del Esle 6 del Oeste, con la diferencia que las que parten del Esle son mucho mas que doble que las que vienen del Oeste, en lanto que el Norle y el Sur las envian en nu- mero igual. Observaciones tan numerosas, anotadascon lanla exactilud, ban debido suministrar olros notables resultados por lo tocante a las longitudes visibles de las trayectorias, posicion del centro de los meteoros, etc. Las eslrellas que aparecen entre el Nor-Nord-Esle y el Nord-Esle tienen el cur- so mas largo, y reconocen un lermino medio de 15 grades. Las que se observan entre el Oest-Sur-Oesle y el Sud- Oeste, no se dejan ver mas que en una eslension de 11°. En todas circunstancias su camino se inclina hacia el hori- zonle. Entre 5.302 de esas eslrellas, solo se ban visto 15 des- cribiendo lineas curvas. Por lo tocante a la allura de los meteoros, diremos que los autores ponen el punto en que aparecen las eslrellas fuga- ces de 20 a 50 6 60 millas sobre la tierra. (32 a 80 6 96 kil.) Tambien ban anotado cuidadosamente los lamanos rcspecti- vos, el color, y el raodo de aparecer. Durante sus 42 meses de observaciones ban anotado 8 bolidas 6 globos lurainosos. Ires de los cuales estallaron, pero sin ruido esplosivo. Ochen- ta eslrellas fugaces, propiamente dicbas, ban sido lambien in- I)2S dlcadas corno de la primera magnilud; por lo cual es preciso entender que tenian la magnilud aparenle y el rcsplandor de Venus 6 Jupiler. Todas las denias restantes fueron clasificadas bajo un termino inferior hasla la sesta magnilud , correspon- diente a la quinla de las eslrellas fijas. El color particular- menle de las mas grandes es el bianco puro, alguna rara vez se raueslran rojizas, y en esle caso su movimienlo se hace diguo de alencion por su lenlilud, y porque carece de hue- 11a luminosa. Aun es mas rare que se muestren azuladas. Sin enlrar en mas amplios detalles, creemos haber dicho lo bastanlc para que se coraprenda el valor de eslas nuevas indagaciones. De ellas brolan muchas interesanles conside- raciones, en las que hasla el presenle se habia fijado poco la alencion, y de las cuales algunas, como ya lo hemos indi- cado, no eslan acordes con las opiniones generalmenle ad- milidas. Creemos necesario que vuelvan a pesarse esas con- sideraciones, y siendo posible se las haga enlrar en el cua- dro de los hechos contenidos en el libro de Mr. Saigey. Considerando eslos hechos como demoslrados, nos creemos en la obligacion de decir que ninguna leoria de los meteoros puede ser ni valedera ni complela si no esplica las variacio- nes horarias y anuales que hemos manifestado. Problemas son eslos de grande interes, pero tambien son indudablemen- te de grande dificullad. Repeliraos que para asimilar esle ge- nero de hechos con los que son objeto de la aslronomia, es menestcr praclicar las observaciones con mucha mayor es- tension. Solo el tiempo puede salisfacer esta indicacion. No nos es da,do seguir al meleoro en su rapida fuga, como segui- mos a los planelas en sus orbilas, y hasla a los comelas es- cenlricos mienlras son visibles. La ciencia moderna nos ha ensenado a deducir la verdad, lanlo de los resullados que ella obliene como de la observacion direcla. La reaparicion frecuentemenle observada de hechos aislados, pero exaclos y bien comprobados, debe necesariamente conducirnos a la ver- dad que buscamos, 6 por lo menos al grado de aproxima- cion que nos es dado esperar. 526 Memoria de Leonardo Elder sobre la utilidad de las matcmati- cas superiores 6 sublimes. (Anal, de inatcm., encro -)S53.) Nadie pone en dnda la utilidad delas matemalicas, pues- lo que son indispensables a muchas de las ciencias y de las arles de que mas necesilamos a cada paso. Creese sin embar- go generalmenle que este caracter de ulilidad es propio de las paries inferiores, 6 mejor diciio de los elemenlos de las male- malicas; y por lo locanle a la parte superior 6 sublime, niega- se que pueda ser de tan ulil aplicacion. Comparanla con la tela de arana, que segun dicen no es util para nada a causa de su escesiva finura. Y eso no obstante lasmatematicas, en general, lienen por objelo la indagacion de cantidades desoonocidas. Para este objelo nos presenlan metodos, carainos, si asi puede decirse, que nos conducen a la verdad, desenlierran las ver- dades mas recondilas y las ponen en evidencia. Asi es que por una parte dan vigor al lalenlo, y por olra esplayan el cam- po de nueslros conocimienlos. ^Puede ser nunca escesivo el trabajo que produce semejanlesresullados? La verdad es por si raisma de un alto precio, y por olra parte es lal el enlace que existe enlre lodas las verdades, que no hay una sola que carezca de utilidad, aun cuando a priraera vista parezca no tener aplicacion. Dicese tarabicn que las matemalicas subli- mes penetran demasiado profundamenle en la indagacion de la verdad; pero esta objecion es mas bien un elogio que una crilica. Empero no nos detengamos en esos meritos demasiado abstraclos. No nos fallara ocasion de probar ampliamente, que la analisis sublime liene derechos nomenos inconlestables que las matemalicas elemenlales para merecer el litulo de ciencia ulil, y que hasla es de un use mucho mas eslenso que ellas, y que las matemalicas, lejos de hallarse demasiado adelautadas. 327 dejan por el contrario mucho que desear en el inleres de esas misraas ciencias para las que al parecer bastan los priraeros rudiraentos. Quiero, pues, deraostrar en esla Memoria, que si las matematicas elcmentales son utiles, no lo son menos las sublimes; que el grado de utilidad va sierapre en auniento a proporcion que mas se proCundiza la ciencia; y por lillimo, que esla esla deraasiado poco avanzada respeclo de sus aplicacio- nes mas vulgares. Para conseguir mi objeU) dare una ojeada sobre las ciencias, cuya uliiidad y necesidad eslan I'uera de duda, como por ejempio, la mecanica, hidroslalica, aslrono- mia, arlilleria, fisica y fisiologia. Probare hasla la evidencia que las mas utiles de eslas ciencias son las que mas necesilau de la analisis superior; y que si alguna vez el I'rulo que de ellas sacamos no esla en proporcion connueslrasesperanzas, node- pende casi siempre sino de que las matemalicas sublimes no eslan baslanle adelanladas. Principio por la mecanica, es decir, no por la parte que analiza los movimientos mas compHcados , y los sujeta a las priraeras leyes del movimiento , pues respeclo de esla parte de la mecanica nadie duda que la analisis mas sutii no sea enteramente indispensable. Mas aunque esla parte de la me- canica sea de estremada utilidad , incurre ordinariamenlo en una crilica de que yo quioro eximir a las matematicas sublimes. Habiare pues aqui de la mecanica, colocada re- gularmente en el rango de los elementos; de aquella cien- cia que invenla maquinas de toda especie para nuestros uses diarios, y que goza la reputacion de grande utilidad. En esla parte mas grosera de la mecanica, seconsideran las maquinas bajo el punto de vista del equilibrio, y no se delermina mas que la fuerza 6 la potencia igual al peso que sedebesostener a beneficio de la maquina. Mas lambien deberia considerarse el movimiento del peso, principalmente en la praclica; y este punlo queda completamente descuidado. Los aulores que ban tralado de esla parte de la mecanica nos ensenan cual es la fuerza necesaria a cada maquina para sostener el peso en el estado de equilibrio; mas cuando el peso debe moverse, se conlentan con decirnos que es precise una fuerza mucho ma- yor. Aun cuando en realidad el peso deba ponerse en movl- 528 mienlo, no dicen si esle debe ser relardado 6 acelerado, ni ticnen lampoco ninguna cuciUa con las circunslancias que producen esle movimienlo. Asi es que los praclicos sabeii muy bien que es rara la vcz que una maquina corrcsponde a su esperanza. Aim mas, esos desenganos suelen alribuirse a la teoria, y las maquinas que invenla no inspiran conlian- za en lanto que no ban sido confirmadas por la practica. Es- ta leoria elemenlal de las maquinas es por lo lanlo imperfec- ta (1), y al niismo liempo se reconoce la necesidad de olra mas segura y que esle mas en arraonia con la praclica. Mas no hay que esperar de la mecanica vulgar semejanle servicio, pues su objelo se reduce a meramente cl equilibrio; y si se trala de esplicar un movimienlo, se ve delenida por una bar- rera insivsserable. Si quereis perfeccionar la leoria de las ma- quinas, esludiad el movimienlo ([ue sucede al romperse el equilibrio; delerminad la fuerza que solicila al movil; y sobre todo las causas esteriores que resislen al movimienlo, como el rozamienlo y la resislencia del aire. No queda pues mas arbilrio que recurrir a la mecanica superior, a la que analiza los moviraienlos mas complicados; y en esle case ya bay ne- cesidad del calculo infinilesinial, y de la analisis mas subli- me, y aun esla apenas basla para esplicar los movimienlos de las maquinas mas sencillas, a pesar de lodos los adelanlos llamados inuliles que ba conseguido hasla el presenle. Ya he demostrado todo eslo hasla la ultima evidencia en una Memo- ria publicada en San Petersburgo (2) acerca de las maquinas simples y compueslas, y he delerminado por medio de la ana- lisis superior los movimienlos y sus efeclos en lodos los ca- sos posibles; y como un gran numero, 6 mejor dicho una infi- (1) Tengase presente que esto se escribio a mediados del siglo XVIII, antes que Carnot, Kavier, Coriolis y los Sres. Poncelet, Combes y Morin hubiesen perfeccionado tan considerablcmente la cicncia de las maquinas; y no hay que olvidar tarapoco que la leoria de las fuerzas vivas aplica- da a la apreciacion del Irabajo mecanico data de Leibnitz, Euler y Daniel Bernoulli. (2) De machinarum tarn simpttcium quam composUarum usu maxi' me Iwro. (Comm. Petrop. X, 1747, p. 67.) J)29 nidad de miiquinas semejantes 6 diferenles piiedcn servir pa- ra un mismo objelo, he eusenado el raodo de descubrir la que produce su cfecto con la menor perdida de liempo 6 de fuerza, problema cuya solucion esde aplicacion conlinua, y eslabasa- do en las teorias mas profundas de la analisis y del calculo infinilesimai. La mecanica podria sumlnistrarnosuna multitud de argumenlos para probar que las malematicas sublimes nos presentan un gran niiraero de aplicaciones en la vida comun; mas lo diciio me parece muy baslanle para demostrar lo que me habia propuesto al decir que las malematicas superiores son indispensables a la mecanica, y hasta a la mecanica ele- mental, tan reconocidamente iitil, que no podria soslenerse ni dar un solo paso sin su apoyo. Paso puesa la hidroslatica, en la cual comprendo tambien la hidraulica, ciencia que diariamenle presta al hombre tanlos servicios, como todo el mundo sabe. Fijemos particularmen- te nueslra atencion en la parte a que se alribuyen estos ser- vicios; es decir, en la hidrostatica ordinaria llamada elemen- tal. En esta es especialmente donde los practicos se quejan de que el resullado corresponde tan rara vez a la leoria. Muy lejos estan de ser infundadas estas quejas, porque la leoria de las aguas corrienles que se esplica en las aulas, es casi enle- ramente erronea, y debe eslrafiarse que no esle aiin mas en desacuerdo con la esperiencia. Seria pues una obra de inleres general el sustituir una teoria exacta a esta leoria falsa, pero las malematicas elemenlales no bastan para conseguirlo, y solo con el auxilio de la analisis superior podriamos condar llevarla a cabo. Facil es convencerse de esa verdad leyendo el escelenle libro que el celebre Daniel Bernoulli ha publica- do sobre la hidrodinamica (1), en el cual nos da a conocer las leyes nalurales que rijen a los fliiidos en movimienlo, y faci- lilan su aplicacion. En seguida su padre, con aquel lalenlo tan ingenioso que ya le habia dado celebridad, demoslro las mismas leyes por otros principios, y creyocorroborar la vcr- dadera leoria de las aguas en movimienlo. En esos dos Irala- (l) Dan. Bernoulli, ITidroUindmica, Strasb. 1738, en 4. TOMO III. 34 o30 (los ligura el calculo inlinilesimal a cada paso. Luego solo a nueslra ignorancia de la aniilisis sublime debemos aclia- car el haber tardado tanlo en conseguir una verdadera leoria de la hidraulica. Luego solo por los progresos de la analisis podra elevarse esla leoria a su mas alto punto de perfeccion, y por consiguienle a su maxima utilidad. Nadie lendra dilicultad en conceder que la astronomia sea una de las paries mas utiles de las matemalicas. Esta utilidad esta enlazada con la exactilud de la leoria, y la consonancia de esla leoria con los fenomenos celestes; luego es evidenle que esla utilidad crece con el perfeccionamienlo de la cicncia. En tanlo que el verdadero sislema de los cuerpos celestes y de sus movimienlos fue desconocido, la aritmelica y los ele- menlos de georaclria y de optica bastaban para la astronomia. Mas al descubrir las verdaderas leyes del movimiento de los cuerpos celestes, el mismo Kepler conocio que las matemali- cas elementales no llegaban ya a la altura de la astronomia. Aparecio luego Newton y dio railagrosamente cima a la obra de Kepler; mas para eso ^que mullitud de calculos no debio loraar de las matemalicas sublimes? Nadie puede dudarlo, despues de haber leido su incomparable obra. Sabemos que los planetas Irazan elipses al rededor del sol, y que las areas descritas por sus radios vectores son proporcionales a los tierapos. Luego para formar las tablas de los movimienlos de los planetas es precise conocer la cuadralura de la elipse, lo cual DO es cierlamente atribuciun de las matemalicas elemen- tales. Otros problemas de los mas utiles y necesarios sirven para determinar las orbitas mismas de los planetas segun las obscrvaciones, y estos exijen aun mas imperiosamenle el au- xilio de la analisis sublime. Menos podria aun hacerse sin es- le aux^lio la indagacion de las lineas Irayeclorias de los co- metas (veanse mis Miscelaneas publicadas en Berlin , lomo YIIl) (1). Por olra parte, la leoria de la luna, aunque am- pliada y robuslecida por las demostraciones tan solidas como (1) Eulerus, Determinatio orbitce cometcc arm. 1742 observatm in Miscel. Ecrol., VII, p. 1. 531 afortunadas dc Newton, aiin no ha podido llegar a buen ler- mino, y es que para conseguirlo se necesila resolver proble- mas de mecanica tan numerosos y dificiles, que la analisis in- finitesimal , por adelantada que parezca hallarse , no tiene aun elementos para hacerlo. Finalmenle, sabido es que las observaciones necesitan correcciones por causa de la re- fraccion; pero una tabla de refraccion no puede compaginarse contando unicaraente con la esperiencia, es preciso que la teoria determine por una altura cualquiera los efectos de la re- fraccion, y esla teoria tiene que pedir k la analisis superior sus mas delicados caiculos. El celebre Bouguer nos lo de- muestra clararaente en su memoria sobre el particular (1), pu- blicada en Paris. De todo lo que acabamos de decir puede in- ferirse en primer lugar, que la astronomia tiene la mayor ne- cesidad de la analisis infinitesimal; y en segundo, que la ana- lisis no esla aun baslante adelantada respecto a sus aplicacio- nes en la astronomia. La artilleria suele por lo general contarse en el numero de los ramos de las matematicas, y bajo este concepto presta los mayores servicios en el arte de la guerra. Ademas de al- gunos problemas de geometria bastante conocidos, cuyo ob- jelo es deducir del diametro el peso de la bala, y reciproca- mente, se considera en especial la linea descrita por el pro- yeclil lanzado por el canon, y se establecen las reglas segun las que debe dirijirse el canon para que la bala de en el bian- co. En esta indagacion se supone que el proyectil, segun lo demostro Galileo, describe una parabola; mas esto no es ri- gurosamente cierto, supuesto que el movimiento no debe efec- luarse en el vacio. Grande es el error en que se ha incurrido por las reglas y lablas fundadas en esta hipotesis, segun sus mismos autores lo confiesan, imputando el error a la teoria, e imaginandose que no tiene valor sino cuando esta correjida por la praclica. El aire nos parece ser un fluido demasiado sutil para producir una resistencia sensible, y sin embargo, en (l) Ensayo de optica, Paris 1729, en 8." 532 losmovimicntos niuy rapidos, corao los de las balas y las bora- bas, la rcsistencia del aire es bastanle para hacer describir al proyectil una ciirva miiy difercnte de la parabola. Para corre- gir cste notable error, para suplir al inoporluno empleo de la parabola, es precise discurrir la verdadera curva que el pro- yectil describe al moverse por el aire. Newton parece que hi- zo grandes esfuerzos para describirla ; mas su eslremada ha- bilidad on la analisis sublime no le baslo para resolver el pro- blema, y dejo cl honor de esle descubrimienlo al celebre Juan Bernoulli (1). Veraos cuan versado debe estar en las mate- malicas sublimes quien desee resolver problemas de arlille- ria. Bajo otros conceplos la arlilleria no merecia hasla laepo- ca actual cl norabre de ciencia, atendida su crasa ignorancia delos principios que le son concernientes. Ademas del mo- viraiento de los proyecliles, tampoco se habia estudiado la fuerza ni la accion de la polvora, locual es, digamosloasi, el eje de la ciencia. En nuestros tiempos es cuando unbabilin- gles, Robins (2), ha enconlrado por una serie de profundos raciocinios la verdadera teoria de la fuerza de la polvora. Por de pronto calculo la que dcsarrolla la inflamacion de la pol- vora y la velocidad que imprime a la bala, y luegodetermino el movimienlo del proyectil. Verdad es que los esperiraentos ban contribuido no poco a sus resullados; mas de no disponer de la analisis sublime, no hubiera podido discurrir esos espe- rimenlos, ni inferir nada de ellos. Dos palabras bastaran por lo tocante a la nautica, pues creo que nadie se atrevera a disputar la ulilidad de las ma- tematicas sublimes respecto a ella. Al considerar el rumbo de un buque soslenido por el Oceano, se nos presenla al me- mento a nuestra imaginacion la curva loxodromica, cuya in- vencion no puede en verdad alribuirse a las materaaticasele- menlales. Esla curva sirve para resolver la mayor parte de los problemas que se presentan a cualquiera que desee estu- diar el arte de dirijir una nave. La teoria entera de la nave- (l) De motu corporum gr avium, pendulorum et projectilium. (1) Robins, New principles of gunnery, London 1742, en 8." 533 gacion, leoria que eslablece las bases de la conslruccion y di- reccion de los buques, es Ian ardua, exije uu conociraiento Ian profundo de la mecanica y la hidrostalica, que necesarla- mente liene que valerse de la analisis sublime. El determinar la posicion que un bajel ocupa en el agua, exije considerable calculo. Si se quiere idear la forma mas conveniente, y deter- minar el peso que podra la nave soporlar para que el equili- brio sea estable, calculando el impulse del velamen y la re- sistencia que el buque podra oponer al oleaje. no habra Giro recurso que venir a parar a calculos de la mayor pro- fundidad. ^,Quierese por ultimo descubrir el arte de dispo- ner las velas, y dar al buque el rumbo conveniente a pesar de los vienios contraries? Pues nada podra conseguirse sin ayuda de la analisis superior. Todo esto se encuentra de- mostrado hasta el ultimo grade de evidencia al leer la es- celente obra de Bernoulli acerca de la maniobra de los bu- ques. Yo tarabien he tralado la misma materia con mas ampliacion en dos libros que llevo publicados sobre la nau- tica. Ninguna duda queda pues sobre el particular. La Fisica, aquella ciencia que estudia todos los fenome- nos de la naturaleza, aun cuando esluviera desprovisla de loda utilidad manifiesta , fijaria por la altura y sublimidad de su objeto la atencion de cualquier apasionado de la ver- dad; por cuyo motive, lodas las ciencias que contribuyen a darle mas estensiou 6 a perfeccionarla, deben ser del ma- yor interes a nuestros ojos. Pero la fisica es el manantial mas profundo de resultados utiles para la vida comun. ^Que diremos pues de las matematicas sublimes, si pruebo que sin su concurso no hay adelantos posibles para la fisica? Per de pronto la mayor parte de los fenomenos que sabe- mos esplicar pertenecen tanto a las matematicas como a la fisica, cual son todos los que se esplican por medio de la meca- nica, hidrostatica, aerometria, optica y astronomia. Ademas ^no es precise en todos los fenomenos que se observe alguna modificacion de la materia, apreciarel movimiento? ;,Yer por que razon y de que manera ha side producido?^Que varia- ciones sufre, etc.? Pues todos esos estudios exijen profundos conocimientos de la mecanica, y un estudio aiin mas pro- 5:vi fundo de la Indrodinamica, si sc trala de ciierpos flnidos. Todas las modificaciones de la materia observadas en la iia- tiiraleza son dcbidas al raovimienlo; lucgo es claro que la mecanica, eslo es, la ciencia del movimienlo, es necesaria pa- ra esplicar hasla el mas simple cambio que sc verifica en el universo. Si se observan con alencion los t'enomenos que pare- cen mas sencillos, si se desea sujelarlos a las leyes de la me- canica, presenlan lantas complicaciones, que es imposible es- plicarlos aun valiendose de la analisis sublime. Asi sucede ge- noralmenle en la ilsiologia, que esludia los inovimientos de los seres vivos. Este ramo de la fisica nos presenta en su eslado ac- tual fenomenos que es imposible esplicar, y que exijirian nocio- nes completas sobre los movimienlos de los solidos y liquidos, unidas a un profundo conocimienio de la analisis sublime. ;Quien, sin conlar con tales rccursos, se alreveria a dedicarse a invesligaciones sobre el impulso dado por el corazon a la san- gre, 6 sobre la circulacion de este liquido por las arterias y venas? Antes de Uegar a semejante esplicacion, es preciso re- solver problemas numerosos y dificiles, para lo cual la ana- lisis sublime, por adelantada que parezca estar, no lo esta su- ficientemente. Todo esto paiecera mas claro que la luz meri- diana, si se leen los autores que ban intentado dar una espli- cacion racional de los fen6menos de la fisica y fisiologia. Me contentare con citar el libro de Borelli (1) acerca del movi- mienlo de los seres vivos. Casi no hay pagina en que no se vea cuanta necesidad tiene de loda la fuerza de la analisis pa- ra conseguir su objeto; y si por casualidad llega a faltarle al- guna vez este auxilio, tiene que pararse desalentado, yno sa- be a donde acudir para suplirlo. Sin embargo, Borelli era en su tiempo muy instruido en las matemalicas, pero estas ban adquirido luego los desarrollos necesarios para invesligaciones de este genero. Creo baber completamente Uegado al termino que me pro- puse, demostrando con loda evidencia la suma utilidad de la (l) J. Alfi Borelli, de motu animaliutn. 535 analisis sublinie. Olros muchos argumentos podrian corrobo- rar mi demoslracion: podria larabicn probar que !a analisis vigoriza el animo, y le da mas aplitiid para la invesligacion de la verdad. Pcro los eneraigos de las matematicas hallarian en eslo un asunto de discusion. Mis primeros argumentos son ir- refutables, y en ellos me detengo. CIENCIAS FISICAS. QiJiiiieA. Ensayo del arcanum del Dr. Slolle en la elaboracion del azii- car; por el Sr. D. Jose Luis Casaseca. Cumplieudo con lo dispueslo, el domingo 22 de mayo ul- timo se constiluyo la comision de agricullura de la Real Junta de Foraento, en union del que suscribe como director del Instiluto de invesligaciones quiraicas, y de un representante de los Sres. Kobbc Luling y Compania, en el ingenio San Francisco, pertenecienlea la Sra. Dona Eleonor y al Sr. Don Juan Tomas Herrera, con el objelo de ensayar en grande es- cala en la elaboracion del azucar el arcanum del Dr. StoUe, de Berlin, enipleando los Irenes comunes Uaraados jamaiqui- nos. Y habiendo dispueslo la comision que me encargase de la redaccion del presenle informe, paso a dar cuenta de las operaciones que so practicaron y de los resulfados obtenidos, esiorzandome en corresponder a la confianza que se me ha dispensado. Se dio principio a la operacion a las tres de la larde. Se echo un poco del arcanum pulverizado en la man- sera del Irapiche, y el reslo hasla cinco libras en la paila descachazadora, desliendolo en un cachimbo. Se calento con- venientemente el guarapo hasla el punto que prescribe el Dr. StoUe, y enlonces se anadio la lechada de cal. Se meneo ligerameule, y se dejo el caldo en reposo un momento. El guarapo estaba enlonces completamente neulro, habiendose inverlido en la lechada dos cocos de cal, pues no cambiaron de color ni el papel azul ni el rojo de tornasol sumergidos en 537 el. Seguu el Dr. Stolle debiera haberse liecho hervirenlonces por lermino de cinco minutos, haber apagado el fuego, y de- jar posar para lirar el liquido a claro 6 fillrarlo por una man- ga de lana, y concenlrarlo luego como de costurabre. Eslas prescriciones del Dr. SloUe son impraclicables en los Irenes jamaiquinos; y sin duda que aquel quimico no lo luvo pre- senle al dictarlas, porque no habiendo mas boca de fuego que la de los tachos, y reciblendo la paila 6 pailas melado- ras y la descachazadora el sobrante de aquellos, cuyo humo y productos del combustible que ban escapado a la combustion se desprenden por la torre 6 cbimenea situada mas alia de la paila descachazadora, resulta hasta la evidencia que para de- tener el calor de la ultima era preciso, 6 suspender en ese liempo toda la elaboracion, 6 que esta paila luviera una boca de fuego independiente de la de los tachos. No sucede asi cou los Irenes de Derosne y los de Rillieux, donde puede perfec- tamente satisfacerse a las exijencias del Doctor prusiano me- diante las desecadoras por vapor y los filtros de carbon ani- mal, y donde se obtendran acaso resullados mas lisonjeros, pero que no pueden afectar mucho la riqueza publica, porque constiluyen un pequeuisimo numero respecto a la generalidad, que son jamaiquinos. En tal estado de imposibilidad, y ha- biendo de conformarnos con el metodo acoslumbrado de ela- boracion, se descachazo con esmero, sacandose dos cubos y medio de cachaza. La paila subio bien, aunque fue preciso echarlo agua, segun se practica en aquel ingenio, para oblener este resultado; se limpio perfectamente, y presento muy bue- na cara la meladura. Pero se uoto que estando esta complela- mente neutra en un principio, a medida de su hervor se vol- vio acida, y fue enrojeciendo cada vez mas el papel azul de tornasol; circunstancia que no aparece prevista por el Dr. Stolle, y que hubiera dado indudablemente un resultado fatal, pues se hubiera formado muchisima miel, y acaso no hubiera cua- jado el aziicar, si de comun acuerdo con el maestro no hubie- ramos remediado el mal anadiendo dos cocos y medio de cal, en todo cuatro cocos y medio, cantidad habitualmente emplea- da en aquel ingenio durante esta zafra, siendo la cana crista- lina que se moli6 para este ensayo vieja de veinte meses, y de 538 planta. Sc lermino y se dio punto como de costumbre, rin- diendo seis panes de grande hormaje la templa, ([uc se mar- caron con una A, para corapaiarlos luego con los de la lem- pla siguienle por el melodo ordinario con cal, que se raarca- ron con una C. A las siele y media de la mafiana del dia si- guienle se pesaron tres panes A y Ires C, a los cuales se les hizo una seual para distinguirlos de los que no se pesaron; debiendo hacer notar que el melodo ordinario suminislio lam- bien seis panes por lempla. Del peso lomado con lodo esmero, resulla el eslado niira. 1." ESTADO NUM. 1." PESO DE LOS AZUCARES EN VERDE. Peso del azucar comprendido el de la horma. Uumcros. Melodo coiuiiD con la r;il. 4 arrobas 10 libras. 4 id. I) id. 4 id. 10 id. El 16 de junio siguienle a las doce menos veinte minulos del dia, se conslituyo nuevamenle la comision, en compauia del que suscribe, en el mencionado ingenio de San Francisco, para observar los resullados de la purga, notandose la ausen- cia del representanle de los consignalarios, a pesar de haber- sele dado aviso oportunamenle para que concurriese como en la primera prueba: se pesaron primero las hormas con su con- tenido ; se aventaron luego los seis panes correlalivos, de que va heclia mencion; se pesaron las hormas vacias; se dislribu- yo el azucar por clases, bianco, quebrado y cucurucho ; y se 539 peso por fin cada clasc separadamenle y con la mayor exac- litud posible, obteniendo por resuUado el que demueslran los siguientes estados. ESTADO NUM. 2." Peso delazucar despues de purgado, comprendido el de la horma. Diumeros. Arcanum. Metodo comun con la cal. 1 2 arrobas 13 libras. 2 arrobas 15 libras. 2 2 id. 12 id. 2 id. 12 id. 3 2 id. 12 id. 2 id. 12 id. ESTADO NUM. 3." Peso de las hormas de estos azucares. fiiimeros. ArcaDuin. Metodo comuD con la cal. 1 4 libras 8 onzas. 4 libras 13 ouzas. 2 4 id. 13 id. 4 id. 13 id. 3 4 id. 13 id. 4 id. 14 id. 540 EST A DO NUM. 4, Azucar ptirgado efectivo, desconlando el peso de las hormas. NuQieros. Aicjmmi. Molixlo coiimii con la cal. 1 58 libras 8 onzas. 00 libras 3 onzas. 2 57 id. 3 id. 57 id. 3 id. 3 57 id. 3 id. 57 id. 2 id. ESTADO NUM. 5. Azucar en verde efectivo, desconlando el peso de la hornia respectiva. Numeros. Arcanum. Metodo oomun. 1 105 libras 8 onzas. 105 libras 3 onzas. 2 101 id. 3 id. 100 id. 3 id. 3 103 id. 3 id. 105 id. 2 id. 341 ESTADO NUM. 6. Cantidad de azucar purgado sobre ciento de azucar en verde, y baja que han tenido los panes. Ccnlidiid de, nziicar purgnnte sobre Buja en los panes a consecuencia ciento en verde. de h ,mrg,i. Numcros. ^- — -^^ ^^■*' --- .-— — — .^ ^ Arcanuiu. Metodo comun. Arcauum. Metodo comuD. 1 55 57 45 43 2 56 56 44 44 3 55 54 45 46 Kimino medio.. 55,3 55,6 44,7 44,4 ESTADO NUM. 7. Azucares purgados y aventados divididos por clases , deducido el peso de las hormas. ARCANUM. METODO COMtnV. Blanco. Quebr. Cucur. Eh Blanco. Quebr. Cucur. 1.. 5 libs. 41 8 12 » 58 8 3 12 44 10 11 13 2.. 2 8 38 3 16 8 57 3 5 » 42 3 10 « 3.. » )) 44 14 12 5 57 3 4 8 37 2 15 8 60 3 57 3 57 2 542 Para juzgar de la exaclilud de esle eslado, y por consi- guiente de la que ofrecen los pesos de las diferentes clases en que se distribuyo el aziicar purgado, comparense los totales con los que arroja el eslado nuniero 4.°, y se vera que son idenlicos. ESTADO NUM. 8. Canlidad de cada clase de aziicar sobre cicnto del purgado y avcntado. Numcros. ^^ A RCANUM „- — -..^ Ml < ^^ METODO COl 1 ruN. < Rlanco. Qucbr. Cucur. Blanco. Quebr. Cuciir. H 1 8 5 70 8 )) 6 100 6 2 74 1 19 7 100 2 4 5 66 8 8 7 100 8 7 73 8 17 5 100 3 » » 78 5 1 5 100 7 9 65 )) 27 1 100 Teimino medio 4 3 72 1 23 6 100 7 6 71 » 21 4 100 Del estado niimero 6resuUa hasta la evidencia, que el ren- dimienlo en la lolalidad de aziicar purgado, sin distincion de clases, y la consiguiente baja en los panes, ha sido lermino me- dio casi ifjual con el arcanum que con la cal; luego en esta pri- raera prueba no hay venlaja ni diferencia bien marcada enlre ambos raetodos. El estado numero 8 re sume la cueslion defi- nilivamenle a favor del nielodo comun y en contra del arca- num, pueslo que con esle se ha oblenido lermino medio menos bianco, mas quebrado y mas cucurucho, y afiadiremos, de peor calidud. Tal vez se nos objete que la cana era mala; pero con- testaremos que la misma era en un caso que en otro, y sin em- bargo los resuUados no han sido iguales. Opinaraos ademas que la escelencia de un melodo de elaboracion no ha de en- 543 sayarse con cana superior, que sin mucho csmero y por el metocio comun de buen aziicar, sino con una que liabilual- mente lo de raalo. Asi es que uno de los hechos que mejor justifican en mi conceplo la escelencia de los Irenes de Bi- lleux y su superioridad inconleslable sobre los demassisteniaS conocidos, es precisaraente que en el ingeniola Asuncion, de D. Lorenzo Pedro, situado en el mismo parlido de Guanajay, a corla distancia del de S. Francisco, se consigue hoy con el tren de Rilleiix un 72 por 100 de bianco de la misma cana que anles no surainistraba mas que el 12. Del mismo modo si el arconum del Dr. Slolle fuera un clarificanle que no tu- viera la propiedad perjudicial de trasformar mucho azucar englucosa, dejando aparte las causas de destruccion del azu- car crista lizable por la imperfeccion del Iren jamaiquino, hu- biera debido al menos dar mejor resultado que el metodo comun. Restame ahora como quimicoesplicar como es que se for- ma mayor cantidad de glucosa con el arcanum que con la cal. La causa es parecida a la observada ya con el bisulfito de cal de Mr. Melsens; el arcanum del Dr. Stolle, segun el anali- sis que ejecule en compania de mi anliguo discipulo el aven- tajado quimico D. Ramon Maria de Hila, para satisfacer a la Inspeccion de Estudios, que fue la primera co-nsultada por la Superintendencia general delegada de Real Hacienda, con el fin de averiguar si conlenia 6 no suslancia alguna perjudiciai a la salud; el arcanum, repito, es una sal doble, nueva, des- cubierta por el quimico prusiano, y compuesla de sulfito de alumina y de amoniaco, con ligera reaccion alcalina, pero de ningun modo perjudicial a la salud. Resulla ahora de esperi- mentos que me son propios, hechos en ei laboratorio de este Institulo con posterioridad a los ensayos en el ingenio de San Francisco, que cuando hierve sola por mucho liempo la diso- lucion del arcanum en agua destilada, se descompone poco a poco, desprendiendose insensiblemente gran parte del amonia- co, y adquiriendo una reaccion acida, sin duda por la forma- cion de un equivalente proporcional de sulfate acido de alu- mina. Cuando no se echa en el guarapo mas que la lechada de cal necesaria para la saturacion del acido natural de la cafia, segun lo recomienda el Dr. Slolle, la descomposkion del 544 arcanum es miicho mayor que si estuviera solo, porque parte de la alumina se va uniendo con las materias estraiias del guara- po que ciarifica, y queda mayor canlidad de dcido sulfurico li- bre, que trasforma gran parte del aziicar cristalizable en gluco- sa 6 miel incristalizable. Seria lo mejor echar de una vez toda la canlidad de cal con que comunmente se elabore , y aun asi dudo se oblenga tan buen resultado como con la cal so- la. En definiliva, el arcanum del Dr. StoUe produce en los Ire- nes jamaiquinos peor resullado que el metodo comun. Creo po- sitivamente que los quimicos de Europa deben reimnciar al uso de todos los sulfilos, que no emplean sino por la creencia equivocada en que estan de la rapidez espantosa con que se altera el guarapo al contaclo del aire bajo el clima tro- pical; tres y cualro boras permanece a veces esle zumo de la cana espuesto al contacto del aire antes de elaborarlo, por demoras a veces inevitables en nuestras casas de calderas, sin que por eso deje de obtenerse luego buen aziicar. El punto capital de que deben cuidarse los que se dedican a buscar un ingrediente que sin ser venenoso pueda sustituirse al acetato de plomo en la elaboracion del aziicar, es que la materia empleada clarifiquecon perfeccion, sin dejar en el cal- do sustancias que trasformen el aziicar cristalizable en gluco- sa. Mieutras esto no se obtenga, aconsejare por mi parte a los hacendados que continiien haciendo uso de la cal , que es el mejor ingrediente conocido hasta ahora para la elaboracion del aziicar de cafia. Habana 15 de julio de 1853. =/os^ Luis Casaseca. OPTICA. De las rayas del espedro: por Mr. Cancuy. (Cosmos, 24 ai«718b3.) Los especlros obtenidos por refraccion de las luces natu- rales 6 artificiales no son , fuera de algunas raras escepcio- nes, una sucesion continua do I'ajas coloreadas dispuestas per 545 el orden de refrangibilidad, sino una serie de fajas interrum- pidas y separadas por mayor 6 nienor numero de rayas, ya oscuras 6 negras, ya brillanles. Las oscuras correspondeii a los rayos delicicnles 6 que se ban apagado, y las brillanles a los rayos escedenles, cuya luz por el contrario se ha aumen- lado, y son los que caracterizan el color propio de la llama. ^Corao se esplica la presencia en el especlro de lodas las luces de esas rayas brillanles y oscuras? Es evidente que no se producen a su paso por el prisma, que no hace mas que presentarlas segun el orden de su refrangibilidad, pueslo que se las ve en igual numero, segun es sabido, en los especlros de las redes producidas por la simple reflexion sobre superfi- cies eslriadas. Tampoco se deben comparar, en nueslro con- ceplo, a las fajas oscuras que causa el paso del especlro al traves de cierlos medios absorbenles, en cuyo caso no podria ser otro sino la almosfera solar 6 la lerreslre. Pero la accion de esla es solo secundaria, en senlido de que si disminuye la inlcnsidad de la luz, hace aparecer cierlo numero de rayas, invisibles anles porque eslaban demasiado ilurainadas; 6 si absorbe cierlas porciones del especlro, hace desaparccer las lineas correspondienles. Hasla ahora no hay observacion al- guna que demueslre que la accion de la almosfera haga va- riar de lugar las rayas conslanlenienle visibles, y origine olras nuevas: Mr. Kuhn hasla ha probado que las pueslas en evidencia por la luz mas debil de la tarde, subsislian exacla- menle en el mismo silio en los dias siguientes; y sin embar- go, la almosfera, variable en sumo grado, sufre de un dia a olro modilicaciones reales. Una observacion de Mr. Forbes hace inadmisible igualmenle la scgunda esplicacion de Sir David Brewster, que alribuia a la almosfera solar la produc- cion de las rayas. Efeclivamenle, segun esla hipolesis, te- niendo los rayos procedenles de los hordes del sol que alra- vesar mayor grueso de almosfera, descompueslos por el pris- ma deberian presenlar mas lineas, 6 lineas mas anchas que los rayos que emanan del cenlro. Mas durante el eclipse de 1836, Mr. Forbes ha visto de un modo claro que el espec- tro producido esclusivamente por los hordes del sol era per- feclamente idenlico, en cuanlo a las rayas, al que resulla del TOMO in. ,S5 5.i6 total de la luz del astro; liiego los rayos que fallan, 6 defi- cienles, no se ban perdido en la atraosfcra solar. Mr. Cauchy ha resuelto la dilicullad con un razonaraiento sencillo, diciendo: "la forma y la velocidad de las ondaspro- pagadas en la superficie de un liquido varian cierlamenle con la forma de la parte de esa superficie agitada primilivamenle; ;,por que, pucs, la forma y la velocidad de las ondas lurainosas no han de depender csencialraente de la naluraleza del cuer- po luminoso, y de la conmocion primiliva que produce en el eter? ;,Por que habia de causar sorpresa ver que los rayos dotados de refrangibilidades difereules ofrecian inlensidades variables, segun la naluraleza de los cuerpos de donde cma- nan 6 que atraviesau? Es evidente que de este modo se han de esplicar las rayas brillantes y oscuras descubierlas en el espectro solar, y en los que producen los cuerpos lumino- sos. En vez de mirar como singulares esas allernalivas de brillo y de oscuridad, era preciso, por el conlrario, admirar- se de no verlas." El raismo Mr. Brewster ha dicho en alguna parte, que es muy facil concebir que cierlos rayos se apa- guen 6 aviven en el ado de la emanacion, y que esa cslin- cion 6 el avivamienlo subsislan raienlras dure la exislencia de la luz emilida. Auadamos una comparacion que todos com- prenderau. Todos los cuerpos sonoros, cuando son heridos , producen, no un sonido linico, sino cierla reunion de sonidos que les son propios, que los caracterizau, y delerrainan la sensacion ' especial que designa el tono; y a nadie le ha pasado por el pensamiento tener por cosa eslraordinaria que un cuerpo puesto en vibracion produzca simplemente el niimero de so- nidos que convienen a su naluraleza, y no lodos los de la es- cala. ^Por que, pues, no ha de ser lo mismo en los cuerpos luminosos? Es evidente que en toda sacudida souora hay so- nidos deficienles, y tambien otros prcdominanles: ;.por que, pues, en toda sacudida luminosa no ha de haber necesaria- mente tambien rayos deficienles y escedenles, es decir, rayas brillantes y oscuras? Si el sonido total 6 resultanle, 6 uno de los componentes, tieue demasiada inlcnsidad, 6 no se per- ciben, 6 se distinguen dificilmenle los ofros sonidos compo- nentes. El numero de estos aumenta al parecer cuando dis- minuye la inlensidad, porque solo en tal case se hacen per- ceplibles: ;,por que razon las rayas sonoras 6 brlllantes no han de presenlarse tambien mas numerosas, cuando la inlen- sidad del fondo luminoso 6 dc las lineas cercanas llegue a disminuir? Finalmente, cuando las vibraciones producidas por ua primer cuerpo sonoro se comunican a otro, esle vibra a su vez, pero de una manera conforrae a su naluraleza, pro- duciendo el sonido dominante, y los componentes que le son propios y consliluyen su tono. Tanto el uno como los otros, aunque tengan cierta relacion con los sonidos correspon- dienles del primer cuerpo sonoro, son en realidad diferentes; de tal modo, que si se examinase el sonido primilivo en el secundario, resullaria que han desaparecido 6 se han estin- guido ciertos conjunlos de vibraciones; que otros por el con- trario han subido; 6 que por ultimo han aparecido algunos nuevos: pues precisamente es lo que sucede cuando se ob- serva un haz de luz despues de su paso por los medics inler- puestos. En resiimen, la existencia de los rayos deficienles 6 escedenles de las lineas oscuras 6 brillanles, no ofrece nada de incomprensible 6 mislerioso; por el conlrario, seria ines- plicable la ausencia de dichas rayas en lodas las luces, 6 en la mayor parte de ellas. FOTOORAFlit. Grabado fotogrdfico en acero; por Mr. Talbot. (L'Inslitut, 4 majo \Sbo.) Empieza Talbot en su memoria recordando las tentativas de muy antiguo hechas por Donne, Berres y Fizeau con ob- jeto de obtener grabados en placas metalicas por influjo de los rayos solares combinados con procedimientos quimicos. Todas partian de una placa de cobre plateada, en la cual se habia fi- 548 jado una imagen fotogriifica por medio del procediraienlo de Mr. Dagucrrc; mas ban sido infriicluosas, porqiie adomas de las dillcullades e iiicorlidunibrc que se hallaban en la praclica, los grabados que se oblenian eran poco profundus, se borra- ban muy pronto, y solo daban un pcqueno niimero de hermo- sas impresiones. Por esta razon dice Mr. T. '"Al ocuparme nue- vamenle de esle Irabajo en el afio pasado, crei (jue debia aban- donar la idea de grabar las placas daguerrianas, y buscar por olra [)arle los verdaderos medios deoblener grabados folografi- cos;" y afiade: ^'Aunque ban sido numcrosas las dilicuUades que se me ban presenlado, creo haber enconlrado al (in un melo- do seguro y bueno, que no exije mucho Irabajo, de exilo facil si se practica con cuidado. Mis invesligacioiies ban tenido principalmenle por objelo ballar un medio de grabar en acero, porque creia que si se lograba bacerlo, aunque fuera debil- mente, en una placade esle racial, con ellase oblendrian, a cau- sa de su dureza, lanlas impresiones como se quisieran." Damos a conlinuacion los delalles del procedimienlo, descrilos con al- guna eslension para que puedan praclicarlo sin dilicullad las personas que guslen usarlo para las reproducciones de dibu- jos, grabados, elc. Se loma la placa de acero en que se quiere grabar, y se principia por sumerjirla en vinagre acidulado con un poco de acido sulfiirico , sin cuya precaucion la capa folografica no se adheriria bien a la superficie demasiado lersa de la placa, de la cual se desprenderia al raomenlo. La suslancia deslinada a producir en la superficie de la placa una capa im- presionable por la luz , es la mezcia de jalelina y bicromalo de potasa. Luego que se ha secado la placa y calenlado lige- ramenle, se cubre uniformeraente con una capa de jalelina; despues se coloca en un pie horizontal, y so calienla suave- menle por medio de una luz puesla debajo, basla que se se- que enleramenle. En esle eslado, su superficie ha de apare- cer de un color amarillo uniforme; pero si se advierlen algu- nos espacios nebulosos producidos por una especie de crisla- lizacion microscopica, enlonces es sefial de que la proporcion de bicromalo de potasa es escesiva, y es precise principiar de nuevo la operacion. Obtenida ya una capa uniforme de jale- 549 Una seca, se loma el objelo cuya imagen quiere sacarse. Su- pongamos que sea de forma pinna, como por ejemplo un tro- zo (.le hlondii 6 la lioja de una plaiila, y secoloca sobre la pla- ca, esponiendolo al so! por osjiacio de uno 6 dos minuios. Lue- go se aparla la placa, se quila el objelo, y se ve si la imagen es perlciia. Kn el caso de que el objelo no pueda coloearse directaraenle por su naluraleza encimade la placa. es necesa- rio oblener primeramenle una imagen negaliva por los me- dios fotograficos ordinaries, sacar de ella en papel 6 crislal olra posiliva,y luego poner esta iillima imagen sobre la placa de acero para imprimirla al sol. Supongaraos, pues, que se consiga de esle modo una imagen correcla del objelo; enlon- ces sera de color amarillo sobre fondo pardo, porque el efec- to de los rayos solares es el de oscurecer la capa de jalelina. Luego se coje la placa irapresionada y se sumerge en agua fria por espacio de uno 6 dos minuios, advirliendose al mo- menlo que el agua vuelve blanca la imagen. Despues se saca del agua la placa y se niele por algunos inslanles en alcohol, y volviendola a sacar se deja escurrir el alcohol, y se seca por ultimo la placa a un calor modcrado: de esle modo queda concluida la imagen folografica, la cual es blanca y se dibuja sobre fondo de un pardo amarillenlo. En esle caso sue- le ser con frecuencia de una hermosura notable, lo que prece- de principalmenle de que al parecer sobresale un poco de la superlicie de la placa. Por ejemplo, la imagen de una blonda iiegra liene aspeclo de verdadera blonda blanca pegada a la superficie de la placa de color pardusco. La blancura de la imagen consisle en que el agua disuelve loda la sal de crorao, y lambion niucha parte de la jalelina que conlenia. Durante esla solucion es cuando el agua ha levanlado las paries sobre que obraba, y aun despues de secas eslas snbsisle el efeclo, de modo que la imagen ya no queda al nivel general de la su- perficie, produciendose as! el efeclo agradable de que se aca- ba de hablar. Ahora se Irala de hallar un liquido capaz de grabar la ima- gen que hemos obienido. Scgun la observacion que se ha he- cho. a saber, que el agua pucde obrar en las imagenes fotogra- llcas producidas en la jalelina , si se quila la sal de cromo 1)50 con gran parte de la misma jaletina, ya se cntreve la posibi- lidad de producir semejante grabatio, pues derramando enci- ma de la placa un liqiiido corrosivo, primeranicnle dobe pe- nelrar donde esperimenla menor resislencia, es decir, en los puntosen que la acciondisolvenle del agiia ha disrainuido el grueso de la cai)a de jaletina. Asi sucede efectivamenle en los primeros moraentos, si se derraraa sobre la placa un po- co de acido nilrico mezclado con agua. Pero lucgo despues el acido penetra en la capa de jaletina por lodas paries, y destruye asi el resultado atacando lodos los punlos de la placa. Haciendo el ensayo con olros liquidos que tienen la propiedad de grabar el acero , se ba vislo que su efccto es muy parecido al del acido nilrico. Para lograr un exito fa- vorable era pues necesario encontrar un liquido que al mismo lierapo do ser bastanle corrosivo para grabar el acero, no luviese sin embargo accion quimica en la jaletina, y solo si una debit penetrante. El bicloruro de platino mezclado con cierta proporcion de agua, ha salisfecho estas condiciones. El mejor medio do obtener la raezcla es hacer primero una solucion muy saturada de bicloruro , auadirle luego una canlidad de agua igual a la cuarta parte de su Yolumen, y despues corregir esta proporcion si es necesario , haciendo ensayos hasta lograr lin complelo exito. Suponiendo que se haya preparado bien la mezcla del bicloruro y de agua, vea- se de que modo se consigue por ultimo grabar la iraagen fotogralica oblenida en la placa de acero. Colocase esta en una mesa horizontal , y sin necesidad de cercarla con cera, como se hace ordinariaraente, se vier- te sobre la placa una pequefia canlidad de liquido , pues si se echase con esceso, su opacidad impediria distinguir el efecto que produce en ella. La solucion del platino no cau- sa desprendimiento alguno de gas sobre la placa, pero pa- sado uno 6 dos minutos se ve que la imagcn blanca se os- curece , senal de que la solucion ha principiado a atacar al acero. Todavia se ha de dejar pasar uno 6 dos minutos , y luego, inclinando la placa, se vierte el sobrante de la solu- cion en una boleUa dispuesla para recibirlo. Despues se seca la placa con un papel secanle, lavandola en seguida 1)51 con agua que contenga bastar.le sal marina, y frolandola luego algo fuerloraente con una esponja huraeda , se logra en poco liempo dospientler y quilar la capa de jaletina que cubria la placa, pudiendose entonces ver el grabado ob- lenido. Las numerosas esperiencias que Mr. T. ha hecbo suslitu- yendo la goma 6 albumina a la jalelina, 6 mezclando ambas sustancias en diversas proporciones, le han convencido de que la jalelina sola es la que da mejor resultado. El procediraienlo que se acaba de describir se puede mo- dificar de diferentes maneras, y variar asi el efeclo del graba- do que resulla. Una de las raodificaciones mas imporlanles consisle en tomar una placa de acero cubierla de una capa de jalelina sensible a la luz, y laparla primero con un velo de crespon 6 gasa negra, esponiendola despues al sol. Cuando se relira la placa, se ven impresas en ella muchas lineas produ- cidas por el crespon. Susliluyendo esle con un objelo cual- quiera, por ejeniplo, la hoja opaca de una planta, se vuelve a. poner al sol la placa duranle algunos minulos, y al relirar- la por segunda vez se advierle que el sol ha oscurecido loda la superficie de la placa eslerior a la hoja, deslruyendo enle- ramenle las lineas producidas por el crespon , las cuales sub- sislen siempre en la iraagen de la hoja que prolejio. Si se con- liniia grabando la placa por los roedios indicados arriba, se logra por ulllmo un grabado que represenla una hoja llena de lineas inleriores, las que lerminau en los hordes de la hoja, fallando complelamenle en lodo el reslo do la placa. Si se sa- ca una impresion de esle grabado, se nola, mirandola desde bastanle dislancia, el aspeclo de una hoja sombreada unifor- memente. Facilmenle se ve, pues, que si en vez de tomar un velo de crespon ordinario se elijiese oiro de trabajo suma- mcnle delicado y ?e sacara su imagen fotografica, duplicando- la cinco 6 seis veces en la placa, se oblendria un resullado de lineas que se cruzasen entre si, Ian finas y numerosas, que su efeclo seria el do una sorabra uniforme sobre el gra- bado, aun niirando de muy cerca. Mr. T. cree que sera ven- tajoso usar esle melodo, porque las lineas estrechas y delica- das grabadas en el acero conservan tenazmente la linla. Observaciones sobre el carbon, y sobrc la diferencia de tempe- ralura de los polos luminosos dc indiiccion; por Despretz. (Coiiiples rcndus, 'J setiemhre 1853.) Los resullados de las esperiencias, dice Mr. Despretz, que luvimos la honra de presenlar a la Academia hace algunos anos sobre la fusion y volalilizacion de los cuerpos, en par- ticular del carbon, raanifiestan que ni por fusion ni volalili- zacion brusca del carbon se puede esperar oblener crislaliza- do esle cuerpo. En aquella epoca demoslramos que el carbon puro fun- dido no era, lo mismo que el diamanle fundido, mas que gra- fito amorfo; y que el carbon volalilizado bruscamenle sobre las paredes de un aparalo, no era mas que un polvo negro sin apariencia crislalina. Estos esperinienlos acerca de la fusion y volalilizacion del carbon se repiten anualniente en el curso de quimica y en el de fisica de la Sorbona. Oblienense por el fuego de la pila mucbos cuerpos crislalizados; espero volverme a ocupar de esle parlicular. El mismo resullado se consegniria con el car- bon si bubiese crisoles menos suscepliblos de fusion que esla suslancia, lo cual no se ba conseguido aiin. He lenido, pues, que recurrir a olros procedimienlos, y el que raejores efeclos ha producido se funda en la volalilizacion lenla, producida por la corrienle de induccion. Para esle efeclo tome un malraz de dos cuellos 6 lubula- duras, dispueslo como el huevo eleclrico: al cuello inferior fi- je un cilindro de carbon puro de algunos cenlimelros de lar- go y 1 de diamelro, y al interior una docena de alambres delgados de plalino; hice el vacio en el balon, y luego, sien- do la dislancia de los hilos al carbon 5 6 6 cenlimelros, hice pasar la corrienle de induccion del aparalo conslruido por Mr. Rubmkorff, y del cual se ha IraUulo en diversas nolas presenladas a la Academia. El arco eslaba rojo desde el car- bon a una corla dislancia del plalino: la parte que envolvia o53 la estremidad de los alambres de platino preseolaba ud color azul violeta. El aparalo se raanluvo siempre en esta disposicion. Pu- siraos en la parte superior el liaz de plalino, a fin dc que no pudieran confundirse las chispas de carbon cun los crislales que acaso se forma rian. La pila se componia de cualro elementos de Daniel re- unidos dos a dos. El esperiraenlo dur6 mas de un mes sin inlerrupcion, sal- vo el liempo necesario para cargar la pila. Sobre los alam- bres se deposilo una ligera capa negra de carbon. Esla capa, vista con una lenle convexa, no presentaba nada de particu- lar; pero mirada con el microscopio conipueslo, que produ- cia un aumento de cerca de 30 voces, ofrecia muchos punlos interesantes. Yo vi sobre los alambres, y sobre lodo en las estremida- des, parliculas separadas unas de olras, cuya forma me pa- recio la del octaedro. Vi lambien sobre la capa negra, y no en las eslremidades, algunos pequenos oclaedros acumuhidos en un monlon. Examine repetidas veces esos alambres, y siempre vi lo mismo. Un cristalografo habil y practice ha reconocido lambien los oclaedros negros Iruncados de las eslremidades, y los pe- quenos oclaedros blancos acumulados en un monlon. Yo no habia dicho a mi colega Mr. Delafosse nada de lo que habia observado. Sustilui a los alambres una plancha pulimonlada de pla- lino de 1| centimelro de diamelro, y aunque hice durar esle esperimento cerca de seis semanas, no se deposilaroii crisla- les sobre la lamina. Esla se presenlo cubieria en la milad dc su superficie de curvas casi circulares de un radio mayor que el de la lamina: cada una de eslas curvas preseolaba uno de los colores do las laminas delgadas. Veianse indislin- lamcnle en vaiios puntos pequenas nianchas de un gris blan- quecino, que parecian ser el lesullado dc la adherencia mo- menlanea de moleculas aisladas. En olro esperimento lije un cilindro de carbon puro en 554 el polo posilivo de una pila debil de Daniel, y en el olro polo un alambrc de plalino: sumorgi los dos polos en agua li- geramenle aciduhida. Esle esperimenlo duro mas de dos me- ses: el hilo del polo nogalivo se ciibrio de una capa negra. Nada se descubrio en esla capa, aunque fue examinada con el microscopio. Rogue a Mr. Gaudin, conocido de la Academia por varias indagaciones, que ensayase el uno y el olro produclo sobre las piedras finas. Demoslro a presencia mia que la pequena canlidad de materia de que eslaba cubierlo uno de los doce alambres de plalino, mezclada con un poco de aceile baslaba para puli- menlar rubies en poquisimo liempo. El polvo negro deposilado por la via humeda, aunque en canlidad mucho mas considerable , exijio mas liempo para dar el mismo puliraenlo. Sabido es que el diamante es el linico cuerpo capaz de pulimentar el rubi; asi es que Mr. Gaudin no ha vacilado en considerar una y olra materia como polvo de diaraanle. En el espacio de dos afios he repelido gran numcro de es- perimenlos, y cilo los dos que me han dado los resullados mas inleresanles. Sobre la diferencia de temperatura de los dos polos luminosos de la corrienle de induccion. Quise saber si los dos polos luminosos de la corrienle de induccion se hallan d una misma 6 en diferentes lemperalu- ras; para este efeclo coloque la probeta de un termomelro de mercurio sensible cerca de la bola superior del huevo elec- Irico. Cuando se hizo el vacio y se produjo el arco luminoso, el termomelro banado de la luz violacea subio, y el que es- laba cubierlo de luz roja bajo: cambiose la direccion de la corrienle varias veces, y el resullado siempre fue el mismo. La elevacion de la temperatura cuando la probeta recibia la luz violacea era de cerca de 3 grades: probableraenle la diferencia hnbiera sido diversa con otras disposiciones, pero siempre bubiera obrado en el mismo senlido. 555 Si a cada estremidad del alambre inducido s"e adhiere olro de hierro delgado, y se poneii en conlacto las dos eslremida- des al aire, se vera que una de ellas se enrojece y presenla un botoncilo fundido; esla parle del alambre inducido, en cu- ya eslremidad se forma la bola, es la que se cubre de luz violacea en el huevo eleclrico. Esto no es un efeclo del trasporte, pues si se reeraplaza el alambre cuya eslremidad se ha redondeado y engruesado por un alambre de plalino bastanle fuerle para no fundirse, esle no formara bolon en su estremidad. Estos hechos conducen a una misma consecuencia, a sa- ber, que el polo violaceo en la corriente de induccion esta mas caliente que el rojo. II CTEOROLiOGI A. Conferencia celebrada en Bruselas para la adopcion de un sislema uniforme de observaciones meteorologicas que han de hacerse en el mar. (Cosmos, 7 octubre 48b3.) Diez naciones han concurrido a esla conferencia, represen- tadas por comisionados que han nombrado los respeclivos go- biernos, a saber: 1.° Por Belgica Mr. Quelelel, director del Observalorio, secrelario perpeluo de la Academia, y Mr. Lau- re, capitan de navio y director general de Marina. 2.° Por Di- namarca Mr. Rothe, capitan lenienle de la Marina Real, di- rector del Deposilo de mapas. 3.° Por los Estados-Uuidos Mr. Maury, teuiente de Marina, director del Observalorio de Wasinghton. 4.° Por Francia Mr. A. Delamarche, ingeniero hidrografo. 5,° Por la Gran-Bretana Mr. F. W. Beechey, ca- pitan de la Marina Real, emploado del Ministerio de Coraer- cio, y Mr. Henry James, capitan del Real Cuerpo de Ingenie- I'os. 6.° Por Noruega Mr. Nils Ihlen, lenienle de la Marina Real. 7.* Por Portugal el Sr. J. de Matlos Correa, capitan- teniente de la Marina Real. 8.° Por Rusia el Sr. Alexis Gorko- renko, capilan-lenienle de la Marina Imperial. 9." PorSuecia 3S6 Mr. Carl Anton Petlersson, primer tenienle de la Marina Real. Y 10.°Porlos Paises-BajosMr. H. Jansen, tenienle de la Manna Real. Cclcbrosp esia fonforpiicia a invilncinn del gobierno de los Estados-Unidos de Ameiiea, coiifoinie a la |)nt[)ii(>«|;i del tenienle Miuiry, que liabia es[)iieslo su plan de esIa mancra. **De desear es (|iie las marinas de todas las nacionos concur- ran a hacer en los mares observaciones meleorologicas de tal modo y con tales medios e inslrumentos, que resulle un sis- tema uniforme. y que las observaciones realizadas a bordo de un buqne de guerra, puedan compararse en lodas las par- ies del mundo a las que se veriliquen a bordo de olro cual- quiera buque de guerra. Como es apolecible ademas que no solo se tome razon d(! las observaciones de eslos buques, sino tambien de las que recojan los mercanles de todas las nacio- nes, paroce muy convenienle y hasta politico que de comun acuerdo decidan las principales paries inleresadas cual haya de ser el modelo del diaiio, cnalcs los inslrumentos que se empleen, con su descripcion, el modo de usarlos, y la forma y melodo de observar." Abierla la confeiencia en Bruselas en 23 de agoslo de este afio de 1853, e inslaiada en el palacio del Ministerio del In- terior, fue por unanimidad nombrado presidente Mr. Quetelet. Resolviose d(>S[)ues en primer lugar, que cada nacion pu- diese continuar valiendose de las escalas y padrones que ten- ga de coslumbre; y que linicamente en los lermometros se pusieran dos escalas, es decir, a un lado la usada en el pais del observador, y al olro la ceiitigrada. Tanio los lermome- tros como los barometros deben eslar coniparados a conoci- dos palrones, |)ara que con exaclilud puedan corregiise los errores. Con este motivo se llama la aleiicion de los I'isicos y conslruclores sobre la imporlancia qu(! liMidria el descubri- mienlo de un barometro marine que proporcionase conseguir resultados absolutos y exaclos en el mar a cada momento y con cualquier tiempo. Desecho la conffrencia el barometro aneroide, |!orque sus resullados e indicaciones son relalivas, sicndo solo absolutos los del barometro de mercurio. Ademas del lermomelro comun se previno en la conferencia se haga 557 uso del (le bola humeda, el de bola blanca, el de bola negra y . el de bola azul 6 color del m;ir. El linico inslrumeiilo que se anade a los ya usados en los bu(|ues, os el que sieve para re- conocer el peso especifico del agua del mar, cuyo cosle es insignilicanle. Los capilanes de la marina mercanle que quie- ran tomar parte en las venlajas que les ofrece el gobierno, deberan por lo menos hacer las observaciones siguienles: posicion del buque, corrienle, allura del baromelro, lempe- ralura del aire y del agua una vez al dia. fuerza y direcrion del vienlo Ires veces al dia, y direccion de la aguja siempre que se proporcione. En la conferencia se rcolamo en favor de eslos documenlos meleorologicos asi recojidos a bordo, los mismos privilegios concedidos en liempo de guerra a los bu- ques que viajan para descubrimienlos y campanascienlificas. En esla conferencia se ban celebrado doce sesiones, a sa- ber: en los dias 23, 25, 26, 29, 30 y 31 de agoslo, y en 1. 2, 3, 4, 7 y 9 de seliembre. En la primera sesion lodos los individuos sucesivamenle, empezando nor Mr. Quetelel, ma- nifeslaron cordialraenle su admiracion y agradecimienlo a Mr. Maury por los servicios que ha hecho a la navegacion y los que esta dispuesto a continuar. Para formar el modelo de diario que ha de llenarsea bordo, fueron comisionados los Srcs. Maury, Jansen y Gorkovenko; y nombrado en la segun- da sesion como secrelario Mr. Wells, dislinguido oficial de la Marina americana, se dio principio a la discusion del cua- dro de observaciones, ocupando con ella lodas las deraas se- siones. En la de 3 de seliembre se repilieron las gracias a Mr. Maury porsn complacencia y desempeno de la redaccion del inforrae y resumen. Kn 4 de seliembre leyo el presidenle una carla que el Sr. Kupfer, director del Observalorio central de Fisica del Imperio ruso, escribia a Mr. Maury Iralando del enlace que pudiera eslablecerse enlre las observaciones meteorologicas (le mar y lierra, y manifeslando que presumia que el Go- bierno ruso esluviese dispuesto a favorecer eslos trabajos. La reuuion no creyo que era propio de sus alribuciones dirijirse por si a los gobiernos; pero invito al presidenle a que con- testara al Sr. Kupfer, cspresandole que veria con la mayor sa- 5S8 tisfaccion que en los paises que se ocupan de obsorvaciones meleorologicas reglamenladas se adoptase un sisteraa uiiifor- me, de manera que en todo el globo se siguiera el misnio y unico niodo de observacion. En la penullima sesion se dieron las gracias al capilan Beecbey por su celo y advertencias que ha hecbo en el inforrae, y que tanlo ilustran el objelo de la conferencia, y las venlajas que ban de inferir al comercio y a la navegacion. Tanibien se acordaron muy cspcciales y por aclamacion al Sr. Qiielelel, presidente, por el celo, inteli- gencia e imparciaiidad con que habia dirijido las discusiones, produciendo Ian salisfaclorios resullados. Hasla el ullimo dia no Uego el Sr. Roche, represenlanle de Dinamarca; pero en- terado de cuanlo se habia decidido, lo aprobo compielamen- te, con lo cual, y leido por ultima vez el diclamen que fir- maron lodos los individuos, declare el presidente concluida la conferencia. En la ullima plana de esle arliculo se ve la forma gene- ral de los eslados, y las diniensiones exaclas de las colum- nas, su disposicion y nolas espresivas del modo de llenarlas, y de hacer las observaciones. La primera pagina de los mo- delos lleva por titulo: Eslrado del diario. En el se anola: 1.° La clase del buque, su nombre, su nacion, y el nombre del ca- pilan. 2.° Si el buque es de madera 6 de hierro, la canlidad de hierro que pueda haber en el cargamenlo, y la que se haya recibido 6 descargado en cada puerto que se tocare. 3." El meridiano a que se refieren las longitudes. En segui- da se sentara: X." Las correcciones del barometro por la com- paracion con el lermoraetro , por la diferencia de diametros de la cubeta y el tubo, por la capilaridad, y por la altura media sobre el nivel del mar. 2." Con que patron se ha com- parado el barometro y termometros, y quien lo ha hecho. 3.** La correccion del instruraento que sirva para graduar el peso especifico del agua del mar. 4." El desvio causado por la alraccion local en el punto de salida y en el de llegada. El titulo de la segunda pigina es: Bescripcion de los instru- mentos usadoslen estas observaciones. La tercera y cuarta pa- gina contienen las esplicaciones para la formaciondel diario, y vamos a copiarlas lileralmenle. S59 Advertencias para formar el estracto del diario. Se pondra la cabeza del eslado: De... d... Eslo se llena coii el nombre de la ultima anibada 6 esladia, y el del punlo a donde se dirije la embarcacion. Columna 1.^ Fecha.— Sera rauy buenoque el liempo que se sefiale sea el civil. Si fuere el astronomico, debe anotarse al principio. Columna 2." Horas. — Esta columna contendra todas las boras pares, y ademas las nueve de la mafiana y las 3 de la tarde. Yan irapresas en caracleres mas gruesos las horas 4 h. dela mafiana, 9 /*., mediodia, 3 h. de la larde, 8 h. de la noche, para indicar que a eslas horas es cuando principal- mente se debe observar, como se dira mas adelante parlicu- larmente en cada columna. / La longilud y latilud se observaran con Columna 3.* j frecuencia en el mar, especialmenle a 4 h. Latitud observa- ; m,^ mediodia, y 8 h. n. Estos dates se refe- ^^ riran por rumbos a las otras horas mas in- l mediatas en que se hayan hecho observa- Columna 4.* I clones, de manera que en lo posible se vea Latitud por es- I 'a exacla posicion del buque en ellas. Esto tima I se recomienda lanto mas cuando el buque 1 se encuenlre en donde haya grandes cor- ^ , „ , / rientes, asi como en la proximidad de los . , . limttes de los vienlos alisios o periodicos. Longitud obser- _, , . , . . . , j Para determinar la posicion por eslima, sir- I ve de parlida la posicion que arrojen las lil- I limas observaciones. Columna 6.^ | Los signos o a , * d , O, *, pueslos a Longitud por es- conlinuacion de la longilud observada, in- tima dicaran si ha sido por distancias de la luna 1 al sol, de la luna a las estrellas, 6 por al- \ turasdel sol 6 de las estrellas. Cuando a vista de tierra se haya marcado la posicion del buque por marcaciones, se apunlara asi, subrayado en las co- Columna 7." Dircccion de las corricntes. . . . Columna 8." Fuerza de las cor- rientes 560 luranas 3 y 5. En la de observaciones se anotaran cuales sean las raarcaciones raas eseiiciales. En goncrai se reconoceran las corrientes (liariamenle al niodiodia por la difeioncia enlre la jjosicion observada y la de eslima. La velocidad en 24 boias se espresara en millas y decimos. Ademas de esla observacion diaria al medi(»dia, se haran olras mas riecuonles cuando el bu(|iie se eucuenlre en las gian- des coriienles del Oeeano, 6 cuando se su- ponga que las coirienles varian nolable- menle durante las 24 horas. Columna 9.* Variacion observada. — La variacion que se observe se apunla con grados y minulos, poniendo a conli- nuacion los signos d 6 *, segun se haya deducido de la luna 6 de las eslrellas (ex. N. 29°, 1(5' 0, a ). Debe liacerse la cor- reccion del efeclo de la alraccion local, 6 en olros lermlnos, apunlar la que se hubiera oblenido si en el momenlo de la observacion hubiese eslado puesia la proa en direccion lal que la influencia de la alraccion local fuese nula. En la co- lumna de observaciones se anolara la variacion, como se ob- serve, y a donde eslaba puesia la proa en aquel momenlo. Muy convenienle seria que a bordo de lodas las embar- caciones bubiese un compas palron (standard compass) para hacer lodas las observaciones de variacion. Esle compas pa- tron 6 cl que se use en su defecio, debera colocarse en el mejor punlo posible para que sea independienle de la alrac- cion local. Las observaciones se haran siompre en el mismo silio. Cuando no se haya observado la variacion, se espresa- ra cual es la supuesla, senalandola con un asterisco, y por de contado correjida de la alraccion local. / La fuerza y direccion del viento deben con loda regularidad apuntarse a 4 h. ra., mediodia, y 8 h. n. Esla fuerza y direccion que se escriban seran las del viento que principalmente ha rcinado en las ocho ho- J ras anteriores. La direccion es la magne- Columna 10. Direccion del viento S61 lica y se ha de espresar en rumbos exactos. Columna 11.^ 1 ^^ fuerza se iiidicara conforme a la gradua- Fuerza 1 ^^^^ convenid-i que vamos a indicar. En delviento f ^''^^^ ^'^ chubasco , su inlensidad se senlara cnlre parenlesis, al freiite de la hora en que haya ocurrido. Graduacion de la fuerza del vienlo en numeros (por lo mas aproximado): 0, calma; 1, el buque erapieza a sentir el timon; 2, aiida desde 1 a 2 nudos; 3, anda de 3 a 4; 4, anda de 4 a 5; 5, amaina sobre juanetes; 6, amaina juanetes-rizo en las gabias; 7, dos rizos en las gabias; 8 Ires rizos en las gabias; 9, aferra gabias; 10, aferra gabias y mayores; 11, vela de estai al filo. Columna 12.' y 13.* El baroraetro y su termdmelro se ob- servaran si se puede en todas las horas indicadas en la co- lumna 2.«, 6 a lo menos a 4 h. m. , 9 h. mediodia, 3 h. t., 8h. n. . Columnas M.^ y lo.* Termometros al aire de bola seca y de bola humeda.--Se seguira en las horas lo que va dicho del baromelro. Si liueve, en el momento en que se observa la bola mojada, se pondra la lelra B al lado de la nota. Todos los lermomelros llevaran dos escalas, una la usada en el pais del observador, y la olra cenligrada. Antes de leer el punto del termometro de bola humeda, se raojara esla con agua dulce al temple del ambienle, dejando algunos minutos el inslrumento al aire libre, pero a la som- bra, y fuera de las corrientes causadas por las velas. Columna 16.* Formas y direccion de las nubes. — Estose observara por lo menos a las 4 h. m., mediodia y 8 h. n., anotandose la forma y direccion que haya en dichas horas. Para la indicacion de la forma de las nubes se seguiran las si- guienles denominacion y abrevialura: Cirro, Ci.; Ciimulo, Cu.; Eslralo, Es.; Nimbo, Ni.; Cirro- Cumulo, Ci.-Cu., etc. Cuando haya simuUaneamente dos corrientes, una superior y olra inferior, se escribira la primera encima de la segunda, N N £ Ci separandelas con una linea — '■ — ' — '- — '-. S. 0. 0. Cu. TOMO III. 36 562 Columna 17.^ La limpieza del cielo se indica con guaris- mos desde 0 a 10. Eslos guarismos sefialan la estension de Q cielo que hay llmpia; asi 8 da a entender que j^ de la atmos- fera estan despojados. Columna 18.^ Nicbla.— Lluvia.-Niovc.— Granizo. — Alas 4 h. m., mediodia y 8 h. n., se apunlaia cl nurnero de bo- ras de niobla, lluvia, nieve 6 granizo qnc haya habido en las ocho anlcriorcs respeclivamcnle. El sigiio de niobla cs A, el de lluvia Ji, el de nieve C y el do granizo D. Una 6 dos ra- yas pucslas debajo del nurnero de boras y signo indicaran la fuerza del fenomeno. Asi 3 Ji, quiere decir 3 boras de llo- vizna; 3 B, de lluvia; 3 IJ, de aguacero. En la columna de observaciones se esprosarFla divcrsa fuerza y direccion del vienlo, antes, en el acto, y despucs de la lluvia, granizo, elc. Columna 19/ Estado del mar. — A las 4 b. m., mediodia y 8 h. n., se apuntara el estado del mar durante las 8 boras anteriores, con abreviaturas. Tarabien se indicara la direccion del oloaje. Columna 20.* Temperatura del agua del mar en la super- ficie.— En cuanto a las boras en que se baya de bacer su ob- servacion, se seguira lo que va dicbo del baromctro y terrao- metro. El raodo conveniente de avcriguar la temperatura del agua del mar en la superlicie, consiste en sacarla cuanto mas aparlado se pueda de la embarcacion con un cubo de madc- ra, y poniendolo sobre cubierta sumergir la bola del termo- metro en cl agua por espacio de '2 6 3 minutes. Ademas de las observaciones de coslumbre, es muy oportu- no inquirir la temperatura del agua del mar en la superficie en ciertas circunslancias, como cuando cambia su color en la proximidad do los bielos, a la inmcdiacion de escollos, del gulf-slream li otras corrientes de la embocadura de los gran- des rios, elc. Tambien debcra reconocerse la temperatura cuando se adviertan temporales y fenomenos electricos. Columna 21.* Peso especibco del agua del mar en la su- perlicie 6 a varias profundidades. — De ello se lomara razoa por lo raenos una vez al dia; y si la medida ba sido de agua, loraada a cierta profundidad, se apuntara el guarismo que 563 esprese esta debajo del que seflala cl peso especifico, con una raya por medio, -j^. El peso especifico se escribe sin mas correccion que la correspondieiile al inslrumento que sc haya usado. La indicacion de la IcniperaUira del agua en el mo- raento de la obscrvacion, se pondra en la coliiinna 20 6 ea la 22. Seria de desear que para los instrumeiilos con que so observe el peso especifico, se adoplase una escala uniforme en que senalase la unidad el jieso cspccKico del agua deslila- da, y para el del agua del mar hubiera division decimal. Colitmna 22.* Temperalura del agua del mar en diversas profundidades. — Se graduara la leinperatura del agua por bajo de la superficie y en profundidades, segun los cases mas 6 menos favorables, siquiera una vez al dia. La temperalura se apunlara encima de la profundidad con una raya enme- dio {~y Cuando se trata de profundidades moderadas, se puede sa- car el agua alando a la sondalesa un cilindro do madera 6 hierro de 0,50 inelros de lai'go y 0,15 de dianielro, con su» correspoudienles valvulas en los eslremos. Muy convenienle cs lambien averiguar con frecuencia la temperalura del agua a la alluia de la Have 6 fuenle de la bodega. Para esta observacion se deja abicrla la Have 8 6 10 minulos antes de lienar el cubo, y se liene luego en este el termomelro 2 6 3 minulos anlcs do leer el grade. Conviene lambien tomar razon de la vclocidad del buque en el momen- to en que se abre la Have. Cuando se examine la temperalura del agua en varias profandidades, se reconocera al mismo tiempo la de la superficie del mar; y cuando enlre una y otra hubiere gran diferencia, se incUiira en la columna de observaciones lo que scuale el lermomelio de bola seca y el de bola mojada. Aunque cslas observaciones son iraporlantes en lodas las regiones del globo. liay cierlos parajes en que las difercncias de la temperalura de la superficie y de varias profundidades ofrece un inleres mas especial, por ejemplo, las regiones de vientos alisios, el mar de la India, el Cabo de Buena-Espe- S64 ranza, y en particular en las corrientes que reinan a sus in- mediacioncs, y la ombocadura de los rios caudalosos. Columna 24." Observacionos.— Esta columna contendra to- do cuanlo el capitan crca ulil anolar en ella, pero llamaraos la alencion a los piiulos siguienles: 1.° En el caso que cl buque fuera de vapor, indicar si al liempo en que se hacian las observaciones se hallaba a la vela 6 Irabajando el vapor. 2.° Toriuenlas, tornados, turbiones de viento, lifones y huracanes, etc.; y se anolaran con la mayor especilicacion posible lodas sus circunslancias, y rauy parlicularmenle las diversas mudanzas del vienlo, de la apariencia del cielo y de las nubcs, del mar, lenomenos cleclricos, lluvia, granizo, etc. Con iVecuencia se apunlara la allura del baromelro, de raa- nera que por lo menos se vean las variaciones de 9 milime- tros. Se anolaran las horas en que lodo ocurra, y se observa- ran del mismo modo las Irompas 6 mangas, con su duracion, apariencias sucesivas, mauera de formarse, su movimiento giralorio y de Iraslacion, como se desvanecen, etc. Cuando se presenlen fenomenos de esla especie a los na- veganles, deberan cslos, para guiarse en sus observaciones, referirse alos fenomenosanaiogosqueliayan observado en olros parajes, y especialmenle hacia los limiles del (jidfs-lream. Uan de apunlarse las diversas circunslancias de las tor- menlas, si hay truenos, relampagos, etc. Muy bueno es tambieu hacer algunas comparaciones de la temperalura de la lluvia con la del aire. En caso de granizo se describiran los granos, y los feno- menos eleclricos que se ofrezcan. Se ha de apunlar la inteusidad del rocio, el moraento en que empieza a sucedcr; y si es mucho se reconocera cual es la temperalura del aire cuanlo mas cerca sea posible de la su- perficie del mar, y al mismo liempo cual es en las cofas. Si hubiese lluvia de polvo 6 niebla roja, se ban de describir con toda especilicacion las circunslancias del liempo, reco- jiendo, si es posible, algo del polvo. Observar la allura de las olas, y su velocidad, por los me- dios ya conocidos para esle fin. 8^5 Anolar los remolinos de las corrientes, particularmenle en los tropicos, y sentar la edad de la luna al liompo de eslas observaciones, Cuaiulo la siiperficie del mar esluviore como salpicada de manchas blancas 6 rosadas, como sucede con frecuencia en el Oceano Pacilico, se describiran, recojiendo ademas unas mues- Iras en frascos de lapon esraerilado, y se sondoara, recono- ciendo al paso la lempeialura del agua del mar en la su- perficie. Habiendo posibilidad, se sondearan las grandes profundi- dades, indicando el liempo que tarda la ploniada 6 escandallo en cada cien metres, y se recojeran y conservaran con cuidado los materiales que sacare del fondo. Convenionte seria para la coniparacion de los resultados, que por lodos se usara uniformemente un mismo grueso de cordel 6 sondalesa, y que el escandallo tenga una forma y peso igual y delerminado. En aquellas regiones en que puodan enconlrarse hlelos, se observara con frecuencia la tcmperalura del agua en lasu- perticie del mar. Esta temperatura es imporlanlisima, por cuanlo las mas veces en talcs regiones suelen las nieblasim- pedir la visia do los hielos, cuya presencia podra asi anun- ciarse a dislancias desde 2 a 8 millas. Especialmenle cuando caen a solaveiilo de la embarcacion, se anotaran las aparien- cias de eslos hlelos 6 lempanos. Es de desear que ademas de los lormomelros comunes haya en el buque otros Ires, cuyas bolas eslen pinladas al temple, respeclivamente de bianco, negro y afiil. Eslos trgs termoniolros se espondran a un liempo al sol, cuando eslc claro, durante algunos minulos, a las 9 h. m., mediodia, 3 h. t., y a cualquiera hora de la noche cuando haya fuerte rocio. Las indicaciones de eslos termomelros se apuntaran en la co- lumna de obsn-vaciones. Se tomara razon de las cstrellas fugaces, su punlo de sa- lida y el de su converjoncia, las constelaciones que atravie- sen, su numero eu un liempo delerminado, observandolas parliculiirmente hacia el 10 de agosto y mediados de no- viembre (13). ^66 Observar en las auroras boreales el momento de su apa- ricion y en que se desvanezcan, su forma, su estension, la par- te del cielo en que se i)rescnlan, su inlensidad, sus colores, radiacion, raoviniicnlos y mudanzas. Se anolaran los lialos 6 coronas, mldiendo su diamelro, y tambien el arco iris, raeleoros, etc. Han de apunlarse tambien las aparicioncs de aves, insec- tos, peces, algas, maderas flolanles; y se raencionaran todas las circunstancias que puedan ofrecer algun interes en todo eslo. En los puertos, 6 donde se diere fondo, sera conveniente observar las mareas, el instante de plea mar y de baja mar, el de vacianle, la fuerza y direccion de las corrientes en los diferentes tiempos de la marea, y en fin, todo lo que es rela- tivo a esta importantc materia. Seria muy interesante que, especialmente en los equinoc- cios y solsticios, se bicieran observaciones meteorologicas en cada bora del dia y de la nocbe. Ademas de las observaciones aisladas consignadas en es- tos estados y diarios, convendria infinite que todos los capi- tanes escribiesen al fin del estraclo 6 resuraen aquellas ideas generales que les baya sujerido su propia esperiencia, sobre todo en el caso de que por mucbo tiempo hayan navegado en los mismos mares. 567 P . -"i; OQ CO (=1 e eg m m e 568 / HA 1 1.31 OO 05 >r^ tC l>© l>i- O SO OO C5 (fix l>i) CIENCIAS NATIR4LES. OEOLOQIA. Distrihucion de la forma cionjurdsica en la super (icie dela tierra; por Mr. L. de Buch. (L'Inslitut, S junio l8o3.) En la sesion celebrada por la Academia de ciencias de Berlin el 16 de diciembre de 1832, leyo el celebre geologo Buch, poco liempo antes de su fallecimionlo, una Memoriaso- bre el asunlo arriba espresado, en la cual decia lo siguienle. Todas las fonnaciones principales de la superficie de la lierra, segun los dcspojos organicos quo conlienen, se enlazan al parecer tan exaclamcnte unas con ctras, que no se concibe a primera vista como pueda fallar una formacion principal de esle genero en una grandc y vasla eslension de lerreno. Sin las capas de la formacion jurasica se conocerian muy poco los amonitos, su eslruclura y la sorprendentc variedad de sus formas; y no sabrianiosconio y por que medio ban desapareci- do de la creacion csas formas si no estuviesen guardadas en las capas de creta. Solo, pues, examinando las capas mas an- tiguas, principalmento las del terreno jurasico , sabemos co- mo las formas mas adrairables de los Crinoideos, los Encri- nitos, que se alzaban sobre un alto pediculo, se Irasforma- ban en equinodcM'mos libres y raovibles. No se puede pre- sumir que un cambio fundamental do esta clase en la vi- da organica se haya limitado a una pequena parte de la su- perficie de la lierra, sin estenderse a olros punlos de la misma superficie. Una variacion Ian importante en las condicionesde la vida es imposible que se haya circunscrito a un corto es- 570 pacio. Hay mas lodavia: el exaraen general de la formacion de transicion demuestra suficienlemenle, por la dislribucion igual de las formaciones de ciela, lanlo en el hemisferio sep- tenlrional como en el austral, la gencralidad do eslas condi- ciones duranic el deposilo de la formacion principal. Si faltan en vastas eslensiones de lerreno las capas que dan a conocer esla formacion, la ausencia de ellas se debc buscar en olras causas mejor que en un eslado complelamenle diferente de las condiciones de la vida en esas regiones; y por consecuencia, semejanle fenonieno debe delerminarnos con mas molivo a se- guir la dislribucion de las rocas sobre la superficie de la lier- ra, a fin de poder sacar de aqui algunas conclusiones acerca de la formacion sucesiva e incesanle de esla superficie. Por desgracia son muy limitados nueslros medios para reconocer el estado anliguo de la lierra. La vida organica de diversas epocas solo se nos ba rcvelado, en gran parle por algunos se- res que Vivian en alia mar, 6 que los rios y las inundacio- nes habian Uevado al mismo; lo que quedaba del lerreno anliguo se ha deslruido inniedialamenle en gran parle, 6 por formaciones ulleriores. Pero sea lo que quiera, parece eviden- le que la falla de lales formaciones principales demuestra la presencia de terrenos solidos, a los cuales no se ban eslendido las capas de alia mar que contenian los produclos de dichas formaciones. Bajo esle aspeclo, las jurasicas son muy nota- bles; y aunque sean faciles de reconocer por sus produclos, no por eso deja de conocerse una lendencia a negar complela- menle su presencia y dislribucion en el hemisferio austral, li- mitandolas en el boreal a un corto niiraero de regiones. Parliendo de eslas ideas, Mr. de Buch enlra en una discu- sion eslensa y muy sabia de todas las nociones que se hallan en las obras de los geologos y en las narraciones de los viajeros, relativas a los terrenos jurasicos de America. Imposible es seguirle en los numerosos detalles que presenta acerca de di- cbos terrenos, y en el examen de sus fosiles; pero daremos a conocer la conclusion que esle sabio geologo ha sacado de tal discusion. Todavia faltan pruebas decisivas y ciertas, dice, en locon- cerniente a la existencia y dislribucion de los terrenos jurasi- 571 cos (le la America del Sur, y hasta lanto que se lengan, se per- milira siemprc consi(l(M-ar como un hecho la ausencia de la formacion jurasica en America, y lo que es mas, negarsu pre- sencia en la mitad de la superficie de la lierra al Sur del Ecuador. El lerreno solido no nos ha presenlado nada pare- cido en el heraisferio austral; y en cuanlo a lo que cubre el mar, solo una nueva revolucion pudiera hacerlo palenle a nueslros ojos. Sisfema heersiano de Mr. Dumonl. Hechos que tienden a probar no pertenece a la sSrie crelacea, sino al lerreno terciario; par Mr. E. Hebert. (L'lnslilul, o octubre ^853.) Las observaciones referidas versan sobre las capas del ler- reno terciario, examinadas en Belgica, y a las que Mr. Du- mont La dado el nombre de sisleraa heersiano; estan eslracla- das de una carta dirigida a Mr. d'Omalius d'Halloy, y comu- nicada por esle a la Academia de Belgica. '*Me he ocupado, dice al aulor, en la delerminacion de los fosiles que habia recojido en Marlinne en el sistema heer- siano de Mr. Dumont. Sabido es que nadie habia observado hasta ahora alii olros reslos organicos mas que impresiones de vejelales. He tenido la forluna de encontrar Ires moluscos; dos de ellos, una Panopwa y un Mylilus, parecen conslituir especies nuevas. Sin embargo, seria preciso hacer invesliga- ciones que no puedo realizaren este momento, para asegurar- me de que no se ban descrilo en ninguna parte. El tercero es la Pholadomya cuneata. Sow., que se encuentra abundante- mente en Saint-Omer acompanando a la Pholadomya Koninc- kii, Nyst., la Ciiculkea crassalina, Desh., y otras especies de nuestras arenas de Bracheux, que se eucuentran tambien en Angre, en Tournay, en Lincent, en Orp-le-Grand, etc., en el landeniano inferior de Mr. Dumont. Este ultimo sistema corresponde pues exactamcnte a nuestras arenas de Bracheux. La Pholadomya cuneata se encuentra tambien, segun Mr. Pres- wich, en Pegwellbay, en sedimentos que este sabio geologo re- S72 fiere a la raisma epoca, pero que yo creo algo mas modernos. De lodos modos es un I'osil cminenlemonle lerciaiio; lo cual se opone a colocar, con iMr. Diimonl, el sislema hecrsiaiio en la serie cretacea. A osla razon, sacada de la paleonloloj^ia, anado yo olra deducida dis la oslraligralia; coiisisle eu que el sislema heersiano descansa sobre la crela denudada de Maes- Irichl. En efeclo, en la region donde se observan las margas heersianas, las capas crelaceas mas superiores son las loba- ceas araarlllas con Ilemipneustes radialus, que se beneiician en Maestricht. En una comunicacion anterior lengo manifes- tado que a eslas capas lobaceas se hallan sobrepueslos sedi- mentos calcareos, que conlienen una fauna especial corres- pondiente a nueslra caliza pisolilica de la cuenca parisiense. En olra comunicacion hccha a la Sociedad lilomatica de Pa- ris, he demosirado lambien que eslos sedimenlos superiores exislen en el Colenlin sobre la cnliza con baculilcs, donde les ba dado Mr. Desnoyers el nombre de calizn luberculosa. Los hechos en apoyo de eslas idenlidades son Ian numerosos, que no puede baber ya la nienor duda sobre ellas. »He aqui, pues, un sedinienlo cretaceo superior que se encuenlra a la vez en Maeslrichl, en el Cotenlin, en Faxoe y en la cuenca de Paris. Es, como se ve, enlre lodos los sedi- menlos de la crda superior, el que licne un hoiizonle mas es- lenso. Aun creo yo, segun algunos ejem|)laros que poseo, que seesliende hasla Hasden en \\'eslfalia. Esle sedimcnfo folia en la region Iwcrsiann; I'ue arrebalado de alii antes dedeposi- larse el sislema heersiano. Este sislema es por lanto poste- rior al gran fenomeno de la denudacion que se observa por lodas partes, hasla ahorn, enlre la crela superior y el terreno terciario; asi debe corresponder a esle ultimo terreno: cons- liluye un primer deposilo, que se verifico en las depresiones resullanles de la denudacion de que acabo de hablar, en una epoca en que el mar terciario no llegaba todavia hasla la cuenca de Paris, hacia la cual, sin embargo, avanznba lenlamente en la direccion Sudoesle. Es el deposilo 6 lal vez uno de los depositos marines (lue he anunciado como conlemporaneos de nueslra caliza lacuslre de lUlly. Es una nuova confirma- cion de mi leoria, que por lo demas estoy pronto a abando- 573 nar Ian luego como deje de concordar con los hechos obser- vados; pero hasta ahora concuerda, y los esplica perfec- lanionte. ))ResiiUa de lo que precede, que en el Norle de la Belj^ica es donde se debe buscar la union, caso do haberla, dol ler- reno crclaceo con el lerciario. Hecitado poco antes la West- falia; creo que lal vez habra alii, 6 en las regiones inmedia- tas, descubrimienlos inleresanles que hacer en el senlido que indico. Solamenle en esia direccion se puede esperar, para el Norle de Europa, enconlrar a la visla aljiun sedimento crelaceo mas reciente que nuestra caliza pisolilica , 6 algun Giro sedimenlo lerciario tambien mas antiguo que las margas heersianas." ZOOI.OGIJL. Genero nuevo de crustdceo pardsito (Pagodina robusla); por Mr. Van Beneden. (L'lnstilut, 3 octulre -1855.) A los diversos lipos gen^ricos nuevos de crustaceos para- sitos ya descritos por Mr. Van Beneden, aiiade ahora otro que ha enconlrado en los bronquios de dos peces Plagioslo- raos, el Esqualo Milandro [Galeus canis) y el Esqualo azul [Carcharias ylaucus); lo describe delalladaraente bajoel noni- bre de Pagodina, y da a la especie el nombre de P. robusta. INo ha enconlrado mas que un solo ejemplo en diez Milandros; un Esqualo azul aliraentaba cinco individuos. Ires hembras y dos machos. Estos Pagodinas difieren complelaraenle por su facies de los demas cruslaceos parasilos; el cuerpo se asemeja mas a uu cruslaceo isopodo que a un sifonostomo. A quien mas se aproximan es a los Diqueleslionos y a los Ergasilios. Tienen tres pares de palas biramadas muy perceplibles, ua par de palas anleriores no dispueslas para la nalacion, y di- ferenciandose completamenle de las demas por su forma. Su gran cabeza, el gran desarroUo del lercer par de palas, las mandibulas y las antenas los alejan de los geoeros conocidos. S7i VARIEDADES. — En la pagina 61 de este lomo se dieron algunas noticias de la son" da que ech6 Mr. Denham, rapitan del navio Heraldo, en alta mar, ha- cia los 36" 49' de lalitud Sur, y 37' 6' de longitud occidental de Green- wich. Ahora anadireinos otros detalles refcrentes a dicha operacion. La sonda se echo en un dia de calma, el 30 de octubre de 1852, al pa- so del Heraldo desde Rio-Janeiro "1 cabo de Buena-Esperanza. La sondale- sa lenia — de pulgada de diametro, era de una pieza, y cuando estaba seca pesaban 11 libras cada cien brazas. El comodoro M.*" Keever, de la marina de los Estados-Unidos, que manda la fragata Congreso, regalo a Mr. Denham 15.000 brazas de dicha sondalesa, 10.000 en un carrete y las 5.000 en olro, la que parecio al capitan del Heraldo perfeclamente adecuada para el fin que se proponia. La ploraada pesaba 9 libras, y tenia 11,5 pulgadas de largo y 1,7 pulgadas de diametro. Cuando el carrete bubo desarrollado 77 06 brazas, se encontro el fondo. Mr. Denham asegura que con el teniente Hutcheson en nn barco, ha levautado la plomada mucbas veces a 50 brazas, volvidndola a dejar caer, y que siempre ha parado de repente a la misma profundidad, sin bajar ni una braza mas. La velocidad del descenso de la sondalesa ha sido la siguiente: Moras. Minulos. Scgiindos. Las 1000 primeras brazas 0 27 15 1000 a 2000 n 0 39 40 2000 a 3000 » 0 48 10 3000 a 4000 » 1 13 39 4000 a 5000 » 1 27 06 5000 a 6000 >» 1 45 25 6000 a 7000 » 1 49 15 7000 a 7706 » 1 14 15 9 24 45 El tiempo total que ha empleado la plomada para andar las 7706 bra- zas, 6 proximamente 7,7 millas geograficas de 60 al grado, ha sido, pues, el de 9h 24m 46=. Las cumbres mas alias de los montes Himalaya, el Dawaligiri y el Kinchinginga no tienen mas que unos 28.000 pies 6 375 4,7 millas geogrSficas sobre el nivel del mar; resultando que el fondo de este tiene profundidades que esceden con mucho a la elevacion de los picos mas altos que hay sobre su supcrficie. La resistencia de la sondalesa, hecha la prueba antes de la operacion, se encontro igual a un peso de 72 libras en el aire. Las 7.706 brazas que ha andado, pesaban 7 7 libras en seco, sin contar la plomada, que tenia, se- gun se ha dicho, 9 libras. Se toraaron grandes precauciones al sacar la plomada a la superficie para reconocer la naturaleza del fondo; pero en tanto que se cogia la sondalesa, se rompio a las 140 brazas bajo el nivel del agua, llevandose un termomeiro de Six, que habia llegado hasta 3.000 brazas do profundidad. — Al presentar a la Academia de ciencias de Pan's el dia 4 de abril de este afio Mr. Imbert-Gourbeyre una memoria suya sobre la accion fisiologica del aceite csencial de naranjas agrias, recapitula las conclusio- nes a que dice haber llegado, en los terminos siguientes: 1.* El aceite esencial de naranjas agrias ocasiona en el organismo, en el estado fisiologico, afecciones sui generis, accidentes especiales. 2." Estos accidentes son de dos clases: una consiste en accidentes lo- cales caracterizados por erupciones de varia indole, otra en fenomenos nerviosos, como cefalalgia, nevralgias faciales, ruido de oidos, opresion toracica, gastraigia, bostczos y estiramientos, agitacion y desvclo noctur- nos, y basta convulsiones epileptiformes. 3.* La accion del principio volatil de las aurantiaceas tiene muchas conexiones con la del alcanfor. 4.* Dicbo aceite esencial parece estar sujeto a la ley llamada de sustitucion 6 de similitud. — El Consul de Francia en Bahia escribe que se ha hallado en Baga- gem (provincia de Minas Geraes) un enorme diamante de 2471^ quilates, y que de consiguiente viene a estar entre el del Gran Mogol (de 279 — quilates) y el Regent e (de 136 — ) Parece que en muy poco tiempo (en 4 dos auos) se ban encontrado en aquella misma provincia tres piedras vo- luminosas: l.°la que acaba de mencionarse; 2.° otra] en Caxoeira-rica 3 (cascada rica), tambien en Bagagem, de 120 — quilates; y 3.** otra en Rio das Velhas, en un sitio llamado Tabocas, de 107 quilates. El nuevo dia- mante tiene, segun se dice, aguas muy hermosas, y su tamaiio es casi cin- 00 veces como el de Sancy (de 56^ quilates). Su peso es, como se \e, de 50 gramas, 86125; y calculando su valor aproximado por la regla ordinaria, se hallara que asciende a 12.251.248 reales. 576 De la composicion quimica de los espej'os en los telescopios de reflexion. — Segun afirma Mr. Sollitt, la mejor aleacion para obtener bnenos y hermosos espejos se compone asi: cobro 32, cstano 15,5, niquel 2. Es comeniente auadirlc una corla cantidad de arscnico para impcdir la oxi- daciou del estalio diiranlc la fusion. Puede lambien prodncir muy biienos efectos agrcgar un poco do plata. Importa reforzar bastante ci grueso del espejo. — Mr. Coulier ha aplicado las escorias de los altos homos de fundi- cion a la curacion de las \ides cnfermas, y ha vislo que deslruia el oidium lo mismo que se bace con el azufre. Como eslas escorias hasta ahora no tienen uso alguno, y por consiguiente nada valen, cree dicbo seHor que seria ventajoso rcducirlas a polvo, lo que es muy facil, y eimplearlas en grande en vez del azufre, que es mas caro. 1 JUN i.-^as FIN DEL TOMO TERCERO. ?&vAj>^ ■^ . . m 'ii >M- i %