'E^M Toaio TI. POR AGUADO, IJIPRESOU DE CAMARA DE S. M. Y DE SU REAL CASA. 1836. de la« inatcrias contenidas cu este tonio. , »-».^J<^^ ^.fMiV«v« CIEIMCIAS EXACTAS. Jstrononu'a. Observaciones tie Saturno y de su anillo , por el R. P. Secchi ' Observaciones del eclipse total de sol hechas el 3 0 de noviembre de 1853 en Ocajaic (Perii) por Mr. Moesta 3 Anomalias que presenta la eslrella doble 7 0 de Ophinciis, por Mr. Jacob ^ Anuncio del eclipse anular y central que tendra lugar el 1 5 de mar- zo de 1858, por D. Antonio Aguilar, individuo de numero de la Real Academia de Ciencias y Director del Observatorio de Madrid <>^ Estrellas obscrvadas y desaparecidas, por Mr. Chacornac 129 Metodo cierto de determinar los colores de las estrellas.— Del cs- pectro electrico, y observaciones sobre la luz y las manchas del sol, por el R. P. Secchi ^33 Nuevas tablas lunares, por Mr. Hansen 1^3 Delerminacion de la latitud por los azimutes estremos de dos estre- llas circumpolares, por Mr. Babinet -57 Descubrimiento de dos pequeuos planetas, el 38." y 39." de la fa- railia de los asteroides que circulan entre Marte y .Tiipiter. ... "261 Observaciones del planeta Neptuno, verificadas en el Real Observa- torio de Madrid con el circulo meridiano de Repsold, por D. An- tonio Aguilar yD. Eduardo Novella, y comparacion conlasefe- radrides del Sr. Bruhns insertas en el Almanaque aslronomico de Berlin para 1857 264 TOMO TI. ** Desnilirimionto dc iin pequcKo planela, cl 40." de los asteroides . . . 321 Sobrp las paralajes de las eslvellas a de la Lira y fil del Cisne, pnr Mr. Olio Stnive '4 4'.) Observaciones de la ocultacion de Jupiter por la luna verificadas en Madrid, por el Sr. D. Antonio Agiiilar, individuo de niimero de la Real Academia de Ciencias y Director del Observatorio aslroDomico 5 1 ;> Centelleo de las eslrellas, por Mr. Diifonr Ti f 5 Rotarion de Urano, por Mr. Ilouzeau 526 Oeodesia. Sobre la atraccion que los monies de Himalaya y de las regiones elevadas que estan mas alia tienen en la plomada en la India, por Mr. Pratt 136 Dcferminacion de las diferencias de longitud, por Mr. Le-^ errier. 385 CIEtVCIAS FISICAS. Fisica. Calentamiento de los hilos por las corrienles voltaicas, por MM. de la Prevostaye y P. Desain , 10 Sobre la ascension del agua y la deprosion del mercurio en los tu- bes capilares, por Mr, Bede 13 Propagacion del calor en los raetales. (Eslracto ds una Memoria de Mr. G. Wiedemann.) 2C8 Sobre la deterrainacion do las alturas por la tcmperatura de la ebullicion del ngua-. trabajos de MM. Forbes y Regnault, por Mr. Soret 38'J Sobro la descomposicion electro-quimica del agua que sirve de conductor en los fenomenos de induccion elcclro-estatica, por Mr. Soret 40^ Resiiraen de algunos esperimentos para averiguar si la corrienle ei^clrica puede atravesar el agua sin descomponerla, por 3Ir. G. Desprelz 410 Nota relativa al desprendimiento de la electricidad por rozamiento, por Mr. E. Becquerel 452 Efectos magn(^ticos de la torsion, por Mr. Werlhcim 454 De la inflnenria de la temperatura en la fiierza de los imanes, por Mr. L. Dnfour, profesor de fisica en Lausana 531 Azucar de leche, por Mr. Dubrunfaut 336 Nuevos esperimentos sobre la polaridad diamagndlica. (Estracto de una carta de Mr. J. Tyndall al profesor Mr. A. de la Rive). 542 Memoria sobre la teorfa de la esperienria de Lcidenfrost, referente a lo que sc observa al ecliar un ciiorpo liquido sobre una su- perficie caliente, por Mr. BufT 544 Vll Qm'mica animal. Coinposiciou coiuparada lie la libra muscular ile diferentes animales, por Mfll. Valeuciennes^y Fremy , « Electricidad. Aplicacion de la electricidad para dar fuego a las minas 2 (1 J/eteorologta. Resumen de las obscrvacioues meteorologicas hc- chas en cl Real Observatorio de Madrid eu el nies de diciembrc de 1855 Observacioncs meteorologicas verificadas durante el mes de octu- bre de 1855 en las estaciones de las provincias de EspaCa. . . 40 Observacioncs magneticas de declinacion c inclinacion hechas en el observatorio de Madrid el mes de setiembre de 1855 por D. Manuel Rico y Sinobas, encargado de dirigir las observacio- ncs meteorologicas del misrao, e individuo corresponsal de la Real Academia de Cieucias Resiiraen do las observacioncs meteorologicas hecbas en el Real Observatorio de Madrid en el mes de enero de 1856 <)7 Observacioncs meteorologicas verificadas durante el mes de no- ^ viembre de 1855 en las estaciones de las provincias de Espana. 98 Resiimen de las observacioncs melcorologicas hechas en la Uni- versidad de Oviedo en 1855 , (;., Id. id. id. hechas en cl Real Observatorio de Madrid en el mes de febrero de 1 856 ^ C - Observacioncs meteorologicas verificadas durante el mes de dicieui- bre de J 855 en las estaciones de las provincias de Espana 16(i Resiimen de las observacioncs melcorologicas hechas en el gran ruarlel general frances, en el campo de Sebaslopol, durante cl mes de enero de 1856, por el Coronet D. Tomas O-Ryan \ Vazquez, Coraandante del Cucrpo dc Ingenieros 170 Memoria sobre la cantidad de agua pluvial que ha caido en la lla- bana en los axios 1854 y 1855, y su rcparticion mensual y es- tacionai, presentada a la Real Sociedad economica por D. Jose Luis Gasaseca, Director del Institnlo de investigaciones quimi- cas de la Habana, Academico corresponsal de las Reales Aca- demias de Ciencias de Madrid y de Munich ooq Sobre la compensacion reciproca de los maximos y miniiuos baro- mdtricos en una misma epoca, por Mr. Dove -227 Resumen de las observacioncs meteorologicas heclias en el Real Observatorio de Madrid en el mes de marzo de 1856 22 9 Observacioncs meteorologicas verificadas durante el mes de enero dc 1856 en las estaciones de las provincias dc Espana 230 Resumen de las observacioncs hechas en el gran cuarlel general frances, en cl campo de Schastopol, durante cl mes de febrero Vllt (Ic 1856 por el Coroiicl D. Tomas O-Ryan y Vazquez, Comnn- dantc del Cuerpo tie lugenicros 234 Resumen de las observaciones mcteorologicas liechas en el Real Observalorio de Madrid en el mes de abril de 1856 283 Observaciones meleorologicas verificadas durante el mes de febrcro de 1856 en las estacioncs de las provincias de Espaua 284 Notas que ban de acompaiiar a la labia orografica dc parte dc Es- pafia. por MM. Verneuil, Colomb y Loriere 327 \ ariaciones de la densidad de la nieve segun el grueso dc la capa caida en el sueb, por Mr. Jeleznov 334 Resumen de las observaciones meteorologicas hecbas en el Real Observalorio de Madrid en el mes de mayo de 1856 355 Observaciones meteorologicas verificadas durante el mes de marzo de 1856 en las estacioncs de las provincias de Espalia ii56 Noticia del sistema y arreglo de observaciones meleorologicas es- tablecido en Francia por disposicion de la Administracion de li- neas telegraficas y del Observalorio imperial de Pan's, por Mr. Le-Vcrrier 418 Resumen de las observaciones meteorologicas hcclias en el Real Observalorio de Madrid en el mes de junio do 1856 422 Id. id. id. en el mes de julio dc 1856 423 Observaciones meleorologicas verificadas durante el mes de abril dc 1856 en las cslaciones de las provincias de- Espaiia 424 Id. id. verificadas durante el mes de mayo de 1856 en id 427 Id. id. verificadas durante el mes de junio de 1856 en id 430 Id. id. verificadas durante el mes dc julio de 1856 en id 433 Sobre la manifestacion de los fen6menos caloricos por el lermino medio quinque-diurno, por Mr. Dove 468 Observaciones sobre las tempeslades, los vienlos y las borrascas de la parte del mar Mediterraneo comprendida entre las coslas de Francia y Argelia, por Mr. Lartigue 473 Sobre un bierro meteorico que conliene plomo nativo, por Mr. Greg. — Observacion de un aerolito en el momento de caer, por Mr. Symond 478 Resumen de las observaciones meleorologicas bechas en el Real Observalorio de Madrid en el mes de ai^oslo de 1 856 482 Id. id. id. en el mes dc seliembre de 1856 id. Id. id. id. en el mes de octubre de 1856 483 Observaciones meteorologicas verificadas durante el mes de agoslo de 1 856 cij, las estacioncs de las provincias de EspaCa 484 Qui'mica. Conversion del protoxido de plomo en minio a la lem- peratura ordinaria, por Mr. A. Lcvol 81 Memoria analilica sobrc la canlidad dc iodo coulenido en laLacos de distintas calidadcs cnllivadoscn la Isla de Cuba; sobre la ptir- dida en materias volatiles que en su complela desecacion espe- rimenlan dichos tabacos, igualmente que sobre la cantidad de ccnizas que suminislran; con algunas observaciones criticas res- pecto al m(5todo de Mr. Luca para determinar cuanlitativamen- le el iodo, acompaiiadas de la indicacion de las mejoras de que es susceptible dicho nidtodo, por D. Josd Luis Casaseca, Director del Instituto de investigaciones quimicas de la Habana, Acadc- mico corresponsal de las Reales Acaderaias de Ciencias de Ma- drid y de Munich, etc 144 Preparacion del uranio, por Mr, Peligot 323 Panificacion, por Mr. Liebig 324 Metodo de analisis de los bronces y los latones, por Mr. Deville. . 450 Nuevo metodo de purificar y disgregar el grafito, por Mr. Brodie. 403 Trabajos sobre el tungsteno, por Mr. Riche 464 Quimica industrial- El esmeril 153 Sobre los aceites y sus falsificaciones, por Mr. C. Calberl 197 Fi'sica del globo. Terremotos.— Volcanes delodo. — Fenomenos vol- canicos, por Mr. Abich 274 In\ariabilidad de la salazon del mar Caspio, por Mr. de Baer. ... 450 Montaiias y volcanes de Havai, por Mr. Blarechal 545 Quimica orgdnica. Saponificacion de los cuerpos grasos por los oxides anhidros, por Mr. J. Pelouze 414 Fisica aplicada. ]\ota relativa a las inundaciones, por Mr. Dau- se, ingeniero gefe de puentes y calzadas, encargado de la estadis- tica de los rios de Francia 550 CIE!VCIAS IVATURALES. Geologia. Terreno carbonifero de la America Septentrional, por Mr. Marcou 45 Sobre la geologia de los Estados-Unidos y de las provincias jngle- sas de Norte- America, por Julio Marcou 288 Carta a Mr. Elie de Beaumont sobre los fenomenos eruptivos del Vesubio y de la Italia Meridional, por Mr. Sainte-CIaire De- 'ville 488 Viajes por el N. de Bolivia, por II. A. Weddell 500 Paleontologia. Sobre la diversidad primitiva y sobre el niimero de animates en los tiempos geologicos, por Mr. Agassiz 102 Mami'feros fosiles de la America Meridional, por Mr. Gervais, . . . 248 Sobrc la flora de la ^pora terciaria tic las ccrcanias de Lausana (Suiza), por Mr. Cliarles-Tli.-Gaudin 570 Zootogia. Influencia de barnizar los huevos de gallina en la for- inacion del polio, por Mr. Dareste 171 Sobre algunas particularidades de la miologia de los monos supe- riores, y sobre la organizacion dc la inano de los raismos ani- inales, por Mr. Gratiolet 368 Botdnica- Influencia del calor y dc la liiz sobre la dislribucion de los vejetales, por D. Miguel Colraeiro, corresponsal nacional de la Academia de Giencias de Madrid 173 Sobre la reproduccion de las algas, por Mr. Pringsheim 244 Waturalizacion del alerce africano, llamado arar en Marniecos, re- mitido por el Academico corresponsal D. Miguel Colmeiro. ... 360 Fisiologia vegetal. Relacion dc las planfas con la humedad almos- ferica, por Mr. P. Ducharlrc .504 Carta de Mr. Heer a Mr. Alpli.de Candolle sobre el origen pro- bable de los seres organizados actuales de las islas Azores, Ma- dera y Canarias H a 8 Embriogenia de los vejetales segun las conclusiones de Mr. Tu- lasne, confirmadas por observaciones posteriores de Mr. Radl- kofer no 1 Cristalografi'a. Propiedades fi'sicas y opticas del ciiarzo, por Mr. Descloizeaux. . 23.5 Fisiologia vejetal. Influencia de la temperatura en la vejetacion. Calculo que se debe hacer para apreciarla, por Mr. Quetelel. . . 43 f» VARIEDADES. Huracanes observados en las Indias occidentales desde 1 493 f>^> Influencia de la sangre en la regeneracion de las propiedades vi- tales id Nueva materia tintorea sacada de la alcacbofa 64 Descripcion del Ay 123 Destruccion de las chinches 124 Observaciones de Mr. Despretz con motive de esta comunicacion. . 128 Gantidad de azoe qne contienen las diferentes partes dc distiutas pajas 192 Diamante hallado en Bogagem, Brasil, llamado la Estrella del Sur, 248 Propiedades nuevas del carbon vejetal 24 0 Modo de juzgar basia qud punto esta bastante seca una casa aca- bada de constriiir para poderla habitar impunemcnte 250 j\otas para la historia de la Piscicultura, por D. Alvaro Reinoso. i:>\ ((bFcrvacioncs sobre la vision binocular, por el profesnr William B. Royers 2 5;> Alnrabrado del puente del Tamesis por la luzel^ctrica lo'i Origen del telegrafo submarine, y su estension a las Indias y Ame- rica ■ ^55 Real Academia de Ciencias. — Programa para la adjudicacion de premios en el alio 1857 ., 314 Nuevo pozo arlesiano 315 Mapa subterraneo de Bdlgica 31*' Nitrato de polasa producido por la ozona id. Aziicar secrctada por el hi'gado de los aracnoides 317 Nola sobre el eclipse total de sol de 18 de julio de 1860 id. Propiedadcs del litio y del estroncio obtenidas por la pila, por Mr. Bunsen 318 Sobre los diversos nombres del algebra id. Carta de la monarqui'a auslriaca 320 Ocultacion de Jiipiler por la luna, calculada en el Observatorio as- Ironomico de Madrid 378 Estadistica de los ferro-carriles ingleses 37 9 Carta de Bonpland leida a la Sociedad de geografia de Francia, por Mr. Mcrrey 381 Estudio del castaiio de Indias id. Desecamieiito del mar de Harlem 382 Inundacion de los desiertos do Palestina y de Arabia 383 Fallecimiento del Excmo. Sr. D. Jos^ Garcia Otero 440 Bolida estraordiuaria observada por Mr. Sagey id. Cartas ecliplicas del Observatorio de Paris id. Estrellas fugaces del periodo de agosto 447 Existencia de una corriente en el Oc^ano Pacifico 448 Estereoscopo nuevo id. Consideraciones generales sobre los materiales empleados en las coustruccioncs del mar 508 Del uso alimenlicio de la carne de raballo 509 Investigacion del iodo en las aguas minerales 512 Esperiencias sobre la temperatura animal 57 ?> Accion del agua salada en las plantas 574 Etimologia de la palabra cero id. Mauera de obrar el cloroformo en otros cuerpos 575 Diamelro de los planetas id. N." l.-'-REVISTA DE CmmiAS.-Enero 1856. mmm exactas. JLSTROMOiII>t. Observaciones de Saturno y de su anillo; por elK. P. Secchi. (Cosmos, 5 enero 185S.) JCiL planeta se presentaba casi como un disco de marfil; tal era su tranquilidad y lo bien terminado de su contorno, y tal tambien lo muy negro del fondo. La gran division del anillo era asimismo perfeclamente negra como el fondo, y se distin- guia con raaravillosa limpieza en todo su perimetro eliplico. El diametro del anillo era tal, que el limbo superior del globo llegaba exactamente a la division. La sombra del planeta so- bre el anillo apenas era visible en forma de pequenos punlos a derecha 6 izquierda, y so proyectaba sobre el anillo oscuro de modo que reproducia la seccion de una lente concavo-con- vexa, cuyo radio de curvalura de su concavidad era el radio del planeta, y el de su convexidad el del perimetro de la di- vision. En el anillo eslerior no se advertia senal alguna de sombra. A primera vista resuUaba que el anillo eslerior A (1) no estaba iluminado con luz uniforme, sino que parecia sur- cado todo alrededor por una linea mas oscura, que lo dividia en dos hacia el tercio de su amplitud, yendo del centro a la (l) El R. P. Secchi adopta la nomenclatura de Stiuve para la deno- minacion de los anillos, y designa por J el mas esterior, por JS el que sigue, y por C el anillo nebiiloso sitiiado mas alia de B. TOMO VI. 1 parte eslerlor. La visla podia seguir osa linca osciira todo al- rcdedor del anillo, hasla en la parte mas estrecha en que se cruza con el planeta, y todavia mas alia en las partes mas al- ias. Pero mirando con un poco de atencion, se conocia que csa marca no era una verdadera division del anillo, sine solo una linea raenos luminosa, y que la parte interior de el, la mas estrecba, era mas luminosa (pie la esterior; y osta tam- poco se hallaba iluminada con uniformidad, leniendo al pa- recer lambien su linea oscura, pero algo menor. Eligiendo un auraento conveniente, se iiotaba que la luz del anillo no era uniforme, y si que estaba ilurainado a raa- nera de escalones, como si se compiisiese de ellos el raismo anillo. Analizando con igual atencion el anillo B, el segundo, apa- recia iluminado con una luz mucbo mas viva que la del pri- raero, conociendose que dicha luz ni era uniforme, ni unifor- memente graduada del esterior al interior, sino que se hallaba dislribuida en forma de zonas concentricas que disminuian de intensidad por saltos bruscos. Esa apariencia singular hacia resaltar mucbo el limbo esterior del anillo, y la luz de esta parte era indudablemente tres veces mas intensa que la del limbo interior, muy pr6ximo al anillo nebuloso C. Veiase igualmente este ultimo con una precision admirable; su luz ei-a uniforme en toda su estension, y de una tinta perfecta- mente identica a la de la luz cenicienta de la luna. Estaba tan marcado el limite de su limbo interior, y se veia de un raodo tan vivo, que era imposible engafiarse. Entre el limbo de este anillo y el planeta, el fondo era iotalmente negro. El ancho de la zona eliptica del anillo nebuloso era al parecer igual al del espacio oscuro entre su limbo y el planeta. En el anillo nebuloso era imposible distinguir ni divisiones ni sefia- les de lineas circulares, pero no resultaba muy bien definida su union con el anillo luminoso contiguo, confundiendose al parecer ambos en cierta estension. El final de los limites del anillo oscuro era tan marcado, que coslaba mucho trabajo creer que fuese dicho anillo una simple cspansion de materia gaseosa, pues en ese case indudablemente no debia eslar tan porfeclamontc tcrminada, sino que seria difusa como la cola 3 de los cometas. La trasparencia de eslc anillo era muy per- ceptible, viendose muy bieii a traves de su suslancia el limbo del planela. Cod el mayor aumento, el anillo B conservaba loda su lim- pieza en la parte esterior; pero el globo del planela y el borde del anillo esterior perdian algo de su precision. El P. Secchi se inclina a creer que esa alleracion de limpieza no precede ni de defecto del instrumenlo, ni de imperfeccion en la vision, sino tal vez de que esten rodeados de una atmosfera dichos bordes. Las principales parlicularidades observadas en el mismo globo son las siguienles. Encima de la gran zona amarilla de paja que generalmente se atribuye a la reflexion de la luz del anillo en el planeta, se veia una zona de ligero color de rosa muy ancha, que por moraentos aparecia dividida en zonas mas unidas: cierta region de ella se presentaba mas oscura que el resto. Sobre esa misma zona se dibujaba una columna enteramente verdosa, cuyo centre correspondia a! pareccr al polo del planeta. Todo esto se halla exactamente de acuerdo con lo que Mr. Lassel observo en Malla. El P. Secchi ha in- tentado tambien ver los satelites; el primero, que se hallaba casi en la maxima elongacion occidental, no podia descubrirse a causa de la mucha luz del planeta, sino en lanlo quese ha- cia salir del campo el globo y casi todo el anillo; pero cuan- do se lograba hallarlo, hasta se veia con el planeta en el campo. Observaciones del eclipse total de sol. hechas e/30 de noviembre delS^den Ocajaie (Peru); por Mr. Moesta. (Cosmos, ^'j eneio (8jS.) El sitio de la observacion se hallaba a 880 pies sobre el nivel del mar, a la lalilud de 14° 21' 21", y 20' 56",78 de longitud occidental de Santiago, a milla y media de la linea central de la sombra del eclipse. Auxiliaban a Mr. Moesta su ayudanle Mr. Liva, encargado de observar la marcha del barometro y termometro, y Mr. Clark, viajero iuteligenle, que tenia a su cuidado anotar todas las parlicularidades per- 4 ceptibles a la simple vista. Los inslrumenlos que se llevaron eran un anteojo acromalico de 14 pulgadas y media de luz y 5i pies de longitud focal, otro de 2 J pulgadas, un circulo de reflexion de Erlel, un seslante de Pislor, un buen cronome- tro, etc., etc. Pocas boras antes del eclipse se trato inutilmenle de des- cubrir algunas manchas en el disco del sol, cuya superficie se presentaba perfectamente uniforme. El primer conlaclo de los discos del sol y de la luna se verifico a las 2'' 13"° 25', 5. A las 3'',32 aparecio de repente, como en ebullicion, hacia el borde oriental del disco solar, que se iba contrayendo cada vez mas. distinguiendose en el perfectamente los dos limbos del sol y de la luna, una materia nebulosa de color rojizo, que lleno por entero el espacio que mediaba entre ambos limbos, cruzada al parecer por una vena de color mas oscuro, la cual adquirioluego tal intensidad, que era dificil distinguir los dos bordes de los astros: el contacto interior de estos sucedio a las 3''32°'11)%5, y en seguida se desvanecieron el ultimo rayo de sol y tambien el ultimo raslro de materia nebulosa. El eclipse ofrecia entonces un aspecto muy imponente. La luna, cuyo diametro escedia en 82" al del sol, formaba un circulo perfectamente redondo y negro. Alrededor se veia la corona 6 gloria cuya luz, bastante suave, tenia un tinte entre azul y bianco, parecido al de la luz del gas; y era tan brillante en el momento del contacto de la luna, como la luz de este astro cuando esta lleno, pero su intensidad disminuia rapidamente, de modo que a una distancia igual a la cuarta parte del dia- metro de la luna se confundia con el palido resplandor del fir- mamento. La mitad Norte de la corona brillaba con luz uni- forme, pero la Sur se componia de rayos diferentes, muy nume- rosos, que emanaban del anillo en apariencia, todos de la mis- ma longitud, esceplo dos que eran mucho mayores. Uno de ellos, que formaba al Sur con la vertical un angulo de 20°, parecia lanzado a una altura igual al diametro de la luna; el olro, mas corto, bajaba con la inclinacion de 10°: ambos ra- yos, formados de una multitud de otros menores, sumamente finos en sus estremos y muy radiantes, parecian dos colas de coraela, 5 Inmediatamenle despues que se oculto el sol por completo, se vioen la porcion Norte de la corona una proluberancia en- carnada parecida a una nube prolongada que salia al parecer del cerco de la luna : en algunos puntos era evidentemente mas oscura que en otros; su forma se mantuvo invariable; su altura sobre el borde de dicbo astro, medida con el microme- tre de posicion, era 1' 8"; aparentaba mudar desitio, y apro- ximarse al rayo mayor que se lanzaba de la corona bacia ar- riba, y desaparecio al minulo y 20 segundos. Hacia la misma parte de la corona se notaron en toda la duracion de la oscuridad dos manchas opacas, de forma cua- drangular, adheridas al limbo de la luna, y que se hubiera podido creer que resultaban de una interrupcion del anilloen aquella parte, produciendo el efeclo de dos agujeros, a cuyo traves se hubiese visto el fondo oscuro del cielo. Indudable- mente que no fue esto efecto de una ilusion optica, porque mucbas personas percibieron esas manchas con la simple vista. La corona desaparecio de repente a la reaparicion del pri- mer rayo del sol, no habiendose advertido sefial alguna de ella ni antes ni despues de la oscuridad total. Venus y Jupiter se presentaron con todo su brillo; Antares, situado a 5° del sol, y por consecuencia muy proximo a la co- rona, se dislinguia claraniente con solo la vista; la oscuridad era intensa en grado suficiente para baber percibido las es- trellas de segunda magnitird si hubiese habido tiempo de bus- carlas; a 2 6 3 pies de distancia se leia bien en el Nautical almanack y las divisiones de las escalas de los instrumenlos; la oscuridad total concluyo a las 3'' 33- 14%6; habiendo durado por consiguienle 2- 59\ Jupiter fue visible por algunos mi- nutos, y Venus 28" despues de finalizar el eclipse total.' De esta observacion, y de las hechas en 1842, deduce el autor la conclusion de que el sol tiene a manera de tres at- mosferas: una interior, opaca, semejanle a la nuesfra; la se- gunda, 6 folosfera, origen esclusivo del cual emana la luz so- lar; la tercera, por fin, esterior, iraperfectaraente diafana, y que circunda a la folosfera. De las bocas de las manchas de- ben salir exhalaciones gaseosas que, elevandose hasta la ler- 6 cer alra6sfcra, produciran iinas nubes coloreatlas, que no han (le ser olra cosa mas que las proUiberancias encarnadas. Se- mejante hipotesis no carece de probabilidad en Diancra algu- na, puoslo que con un anleojo de raucho alcance se distingue claramente en el disco solar una red de poros sujelos a per- peluas variaciones. En el mes de mayo del ano anterior, despues de leidas y analizadas con gran atencion las observaciones Ian notables de Mr. Chacornac acerca de las manchas solares, nos vimos en el caso de formular la sintesis siguiente, que concuerda de una nianera admirable con las observaciones y la hipote- sis de Mr. Moesta. La reproducimos aqui sin variar una pa- labra de nuestra priraitiva redaccion. «E1 sol se halla rodeado de una atmosfera gaseosa de com- p#cion dosconocida hasta el dia. cuya materia gaseosa liene la propiedad de condensarse en nubes distintas, de formas muy variadas, suspendidas a diferentes distancias del nucleo del astro. A cierta altura de la atmosfera solar, una accionswj generis, de naturaleza tal vez eleclrica 6 magnetica , produce una iluminacion comparable a la que en la atmosfera lerres- tre determina la luz permanente observada por Mr. Colla, 6 la de las auroras boreales. La zona de la atmosfera solar alumbrada por esa luz de una intensidad muy viva, es lo que puede Uamarse con propiedad la folosfera solar. Enciraa y de- bajo de esta las nubes son de iguaj naturaleza mas 6 menos iluminadas, segun su distancia al foco luminoso, visibles por Irasparencia 6 reflexion. Las nubes que hay sobre la folosfe- ra pueden presentarse en forma de protuberancias rojas; y Uegandose a condensar y a iluminarse en la zona luminosa, producen las faculas, liiculas y puntos blancos. Cuando las nubes de la fotosfera van a confundirse con las capas inferio- res pierden su brillo, y constiluyen las penumbras. Las nubes (lue estan debajo de ella forman las manchas, niicleos, po- ros, etc., etc. Asise coordina lodo, y se esplica del modo mas natural posible, habiendo en esto a la vez sencillez y unidad; todo sucede como ha observado perfectamente Mr. Chacor- nac. Hoy esta probado que las nubes dc la atmosfera terres- tre, los cirros y cirrostralos se orienlan en una direccion que 7 guarda relacion con el meridiano magnetico , y tienen una gran parte en la produccion de las auroras boreales; nada hay pues de estrano en que las nubes de las penumbras to- men al orientarse una estructura radiada, etc., etc. Las diferencias entre las dlversas partes de la luz de la po- rona descritas anteriormente, pueden espllcarse por los dife- renles grados de actividad de las diversas regiones de la fo- tosfera, mas intensa y agitada en ciertos puntos que en otros. Mas dificil es esplicar las dos manchas rectangulares. Las observaciones meleorologicas ofrecieron diversas par- ticularidades curiosas. El termoraetro bajo a 14°, 4 Fahrenheit durante la oscuridad total, sinticndose un frio rauy agudo. En el momento en que llego la sombra a las costas del Peru, el aire, tan caldeado comunmenle por los llanos arenosos sobre que esta, se condenso de repente, y esa condensacion atrajo del Oceano una corriente de aire frio, por lo cual se levanlo un viento bajo de Oeste, mientras de la parte Sur coutinuaba soplando unabrisa fria. Al encontrarse ambas corrientes, pro- dujeron unos torbellinos que en muclios puntos levantaron la arena a 200 pies de alto. A media legua proximaraente al Sur del obser.vador habia una montana en forma de tabla. Hacia las tres de la tarde se vio elevarse en forma de columna desde dicha montana una especie de nube de color azul palido, que fue disminuyendo sin cesar a medida que se prolongaba la oscuridad total, y concluyo por volverse muy densa y negra; luego disminuyo, concluyendo por desaparecer poco antes del fin del eclipse. Lashojas del algarrobo y del algodoner'o se cerraron du- rante el eclipse como si hubies'e sido de noche, y recuperaron muy pronto su situacion normal despues de la reaparicion del sol; todos los insectos se ocultaron; las gallinas se agruparon; las demas aves domesticas echaron a volar rasando el hori- zonte; la irapresion que produjo en los espectadores fue in- mensa, los cuales saludaron con entusiasmo la nueva salida de los primeros rayos del sol. AnoinoMas que presenta la estrella doble 70 de Ophiucus; por Mr. Jacob. (L'Institut, 4o nnvienibrc ^8b5.) Mucho tierapo hace que los aslronomos conocen este gru~ po corao uno de los sistenias binarios; pero es incierta toda- via su orbila, aim cuando se haya verificado una revolucion casi entera desde que lo observo por primera vez W. Hers- chel el ano 1779. Todas las orbitas que se ban calculado pecan en ciertos puntos al tralar de representar las posiciones observadas; y las que mejor representan los angulos, fallan complelamenle respeclo de las distancias. Lo mas singular es, que aun en las orbitas que mejor concuerdan con la observa- cion, los errores de los angulos afectan forma periodica, con- servando igual signo por considerable espacio de tiempo. Se ba calculado una orbila para un periodo de 93 anos, en que los errores cslan afectados del signo + de 1820 a 1823, del signo — con una sola escepcion de 1823 a 1830, de signo du- doso de 1830 a 1832, del signo — de 1833 a 1842, y luego llevan el mismo signo casi todos. Esta clase de error debe de- pender de alguna ley, puede provenir de cambio de la ley de gravilacion ; pero mas sencillamente se esplica suponiendo la exislencia de un tercer cuerpo opaco que perturbe a los otros dos. Se ba recurrido ya a esta clase de cuerpos para dar razon de las irregularidades de los niovimientos de ciertas estrellas, simples al parecer, como Sirio y Procion. Si se supone que circula el cuerpo como un planeta alrededor de la estrella mas pequena, no necesila ser muy abullado, puesto que el desvio de la elipse no pasa de 0",1. Admitiendo que la estre- lla pequena describa una elipse secundaria en la cual scan fl = 0",08, e=0",15 y ■SUJ)0(II[]UU i sBsaiSai SBpfiSind ua soai [op cuiiiiira EJni|v •SOJ]OtU|lIUI A scsojoui sBpESind ua satu |op EtnjXEai BJniiv •soj)ani|pni A sBsa|Su[ SBpBij|nd ua i ,j;c b Epianpaj Bipaoi Bjin|v OS m -* ^^ 00 00 35 >ra C t^ cp Pi o ° ►J o o a 5 a f- tf o o ;5fl ■? o a. F" a u "a a re IS S a re a _a « a, re cu « 8 "o • -o "g re 'E ^ 'S b t« o S 2 " 23 a lo re q^ re - ■? -3 ^ s = ^ 2 ^ o 5: !^ O) u s "o jg CO ill — . s w 2 g § W 5 -re « re ?-: 5 g « 2 S V fe re 43 a »rj co 00 1= CO cc CO ^^ ^* o ta ao 1ft 00 CO *

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CO 2 "C 2 a - o a 13 2| K 9 <=■ ^ o 5 S ■«! .2 o^ ■«i 2« s« « w '3 ■^ "S IS O 0) tX) ■ ^"^ QSI as 2 S •^ 1^ -S ca s (=1 J 1 «8 »0 I ^ -a ^ ° ^^ .a O M T3 <" re fl tn a (^ ~ •to 9 o ^ O 5 ce _»0 be 3 "S re iS aj o " (- — ^ ^« O tfc 8«3 £ ^ i ^ I c I « -a -re a .2 o _^ 'o a re » ^ " " .9 o S g a -re "5 a -re • re re cj o^3 3 -■J s o " -s fe re "55 S . t« B _ --- « o » « O u o ■S £ Oi en S V Q -C -S 3 — ^ « O -« ■" ^1j re re re _ u u re a;) S ^ H s V u 0) '^ « 2 = re .2 ^ re re o ■« CA Cli re en u a s 45 IR 00 «C OS C <» ■35" i-T cs 00 t- e-< e» p> — sc c< e-« I 5^ ** "^ »- .^ O CO tc »n -cf c« 0 ift ro ITS to ■* f-" "lo t— OS OS »» s^ «o c^ t~. o 8 3 .5, «B aJ _o "= ^ " =1 0 rn a> u CJ a 13 C8 13 n be -0 A S 0 fc! 0 0 'd a 0 •0 '3 es 3 «! a a ■« ^ a T= -W a a a > e2 0. ft ■3 .a 0 (-4 a 0 -< q 13 a s 0- CO > a a en 0 a 0) 0 n OJ 13 bt. a ^ 13 a 0 0-2 : (« ja a I Bi o to ja '2 $ -S a a « 0) CO CO cr CO n CO u ts H a CJ CJ 0) fC , 13 0) 13 n3 CO as CO rt y 13 " " =0 a «: J2 a a^ "^ a '^ a *' ;§ ' w .2 W s^i: 3 « .2 CIENCIAS NATIRALES. »»^iK^\>^)-€WS>*«*— c;eol.oqia. Terreno carbonifero de la America septentrional; por Mr. Marcou. (Bibllot. nniv. dc Ginebra, y«n/o J855.) La serie de rocas comprendidas en este terreno liene tal importancia bajo los aspectos cientifico, industrial y comer- cial, que ningun, otro grupo de rocas sedimentarias la iguala ni se la aproxima. Bajo el punlo de vista de la ciencia, el terreno carbonife- ro ofrece un horizonte f/eognostico el mas estenso, y cuyos ca- racteres son tambien los que tienen mayor constancia por toda la superficie del globo terrestre. En Europa, Asia, Africa, en ambas Americas y en la misma Australia, se ha- Ua con las mismas rocas, muchas veces tambien con los mis- mos fosiles; no sabiendose verdaderamenle queadmirar mas, si esa constancia de los caracteres litologicos de sus estratos, 6 la presencia de fosiles identicos, enterrados en unas capas contemporaneas, pero situadas unas en los antipodas de las otras. Desde las zonas glaciales del Spitzberg, desde la isla de los Osos y las islas Melville hasta las tierras australes de la Tasmania y Nueva-Zelanda, forma el terreno carbonifero is- las, monies, mesetas, llanos, casi medios continentes, cuya identidad y unidad de caracteres litologicos y paleontologicos presentan las mejores estaciones para hacer alto, y los jalo- nes mas segurospara los trabajos geologicos. A semejanza del naveganle que reconoce su camino por los lejanos rellejos de las luces fijas 6 giratorias de los faros, asi el geologo viajero 47 se orienla fijando sus miradas en las rocas carboniferas que ha podido casi siempre distinguir en los limites de un bori- zonte geografico. Bajo el punto de vista industrial aun es mas importante el papel del terreno carbonifero, porque contiene en su seno la ulla u hornaguera y el bierro, los dos ajenles maspodero- sosdel trabajo y la civilizacion, y sobre los que descansa todo el edificio industrial y comercial del siglo XIX. De esta mane- ra, cuantos mas estratos de la epoca carbonifera tiene un pais, lanto mas ricoes; y puede decirse que para clasificar la im- portancia y porvenir de las naciones, bastaria formar la esta- distica de las porciones de suelo compuesto de terreno carbo- nifero comprendidas en los limites de cada pais. Ciertamente que esta regla admite escepciones, de lo cual es un hermoso ejerapio la Suiza particularmente. Los Estados-Unidos y las provincias inglesas de la Ameri- ca del Norte se hallan tan bien dotadas en cuanto a la esten- sion y potencia del terreno carbonifero que no pueden estarlo mejor, y hasta es posible decir que ban salido privilegiadas. Si se ecba una ojeada a la carta geologica, se advierte la in- mensa estension que ocupa en ella. En ninguna parte del mundo conocido por los geologos, adquieren tanto desarrollo las rocas carboniferas. Desde Terra-Nova hasta la isla de Van- couver, es decir, a Iraves de la parte mas ancha en senlido de Este a Oeste del continente americano, se podria, pordecirlo asi, trazar un camino que pasase casi constantemente por es- tratos de ese terreno, con solo dos interrupciones, una en Nueva-Inglaterra y la otra entre Tejas y las montanas Pedre- gosas. Verdaderamente que ha de causar admiracion a los ingenios mas atrevidos que se dedican a los estudios geolo- gicos, esa vasta estension de las regiones carboniferas; y eso que en la actualidad no se puede aiin formar mas que unape- quefia idea de las variacionese influjo que ha de ejercer esta riqueza mineral en la fortuna, porvenir y hasta en las costum- bres de la sociedad americana. En general puede decirse con bastante aproximacion, que el terreno carbonifero ocupa en los Estados-Unidos y provincias inglesas de la America del Norte una superficie 48 de 180.000 millas cuadradas, es decir, la novena parte de todo el territorio comprendido en los referidos paises; y que comparada con todo el Iglobo, al menos en cuanlo a la par- te conocida geologicamente, posee la America del Norte mas de la cuarta parte de las superficies reunidas de las diversas regiones carboniferas. Las rocas carboniferas de America admiten, como las de Europa, dos grandes divisiones, en que se agrupan los dislintos bancos de que se componen. Ademas, en ciertas regiones, co- mo la gran cuenca carbonifera de los eslados y territorios de Iowa, Missouri, Kansas, Neosho, Cherokee, Choctaw, Chika- saw, Arkansas y Tejas, existe una tercera y grande division, que es al parecer local, y particular a la cuenca del Mississipi, por cuya razon no la considero como si formase un piso dis- tinto en las rocas sedimentarias americanas. Pero en esto como en las grandes divisiones de las rocas silurianas y devonianas, nuestro guia esYerneuil, y repelimos con el la gran verdad siguiente, que ha sido el primero endar a conocer. Entre todas las divisiones principales, dice, de que se compone el lerreno paleozoico de America, el raejor caracterizado es el sislema carbonifero, y aquel que tiene mas caracteres comunes con los depositos europeos de la misma epoca. A. Carbonifero inferior 6 caliza de montana. El carbonifero inferior, cuyo caracter general, y aun uni- versal por decirlo asi, puesto que existe en Asia, Europa, America y Australia, es tener unos bancos de cierta caliza pardusca, dura, bien estratificada, y que encierra numerosos fosiles marines, presenla sin embargo algunas variedades de estructuras geognosticas en diferentes partes de la America del Norte, principalmente en las inmediaciones de las grandes islas y conlinentes formados por las dislocaciones que levan- taron sobre el nivel del mar las rocas de las epocas siluriana y devoniana. Las cuencas carboniferas del golfo de San Lo- renzo, de la Pensilvania y Mariland, que se ban depositado alrededor de las montafias Laurentinas, monies de Nuestra Senora, montanas Verdes y de las de Callokill yHeldcrberg 49 ©frecen ciertas particularidades en la composicion de sus baii- cos, quo merecen mencion especial. En Nueva-Brunswick, Nueva-Escocia e isla del Cabo- Brelon, donde se ha estudiado el terreno carbonifero con el mayor delenimienlo por MM. Jackson, Brown y Dawson, las rocas carboniferas inferioresse componen principalmenle, pri- mero en la base de margas calizo-bituminosas, de conglome- rados y areniscas rojas, luego de margas arenosas de color gris 6 negro, de arcillas que contienen depositos de yeso bian- co; algunas calizas muy fosiliferas se sobreponen a los yesos, y finalmenle terrainan el piso bancos de areniscas y de arci- llas de colores rojo y gris. En el sub-grupo inferior ultimo, designado y descrito por Dawson con el nombre de Lower part of the Lower carbonife- rous series, hay una faja de pseudo-coal measures, que con- siste en bancos de margas esquislosas, calizo-arcillosas, bitu- minosas, de color pardo oscuro, con areniscas subordinadas, >y que a veces conlienen unas capas tenues de uUa bilumi- nosa. La presencia de esla, que existe lambien debajo de los bancos de calizas de fosiles marines del carbonifero inferior, indica que la flora de nuestro planela ha sufrido profundas modificaciones desde la epoca devoniana, y que las condicio- nes de vejetacion que ban prcvalecido y reinado con lanla fuerza c intensidad durante el jicriodo del terreno carbonifero, principiaban ya a manifestarse, preludiando yensayando, por decirlo asi, su podei. En las capas de eslo sub-grupo, el mas inferior, so en- cuentran ya algunas planlas losiles que correspondcn espe- cialmente al gencro Lepidodendron, escamas y hasla peces lo- siles enleros del genero Palceoniscus. Laslocalidades mas no- tables en que puede observarse cste sub-grupo son: Horton y Windsor, en Nueva-Escocia; Plaister-Cove y el estrecho de Canseau en la isla del Cabo-Brelon; y finalmenle, la mina del Hillsboro, en el condado de Albert, provincia del Nuevo- Brunswick. Esta ultima localidad es sobre lodo muy notable: primero, porque la capa de ulla tiene tal potencia que se puede esplotar do una manera muy lucraliva. y tarabien por su calidad, pues os bituminosa en tal grado que la ban con- TOMo vr. 4 50 fundido con el asfallo algunos ingcnicros id6neos de minas; en fin, la cilada mina de Hillsboro es igiialmente celebre porlos hermosos peces fosiles {Paloconiscus Alberti et Cairnsii) que encierra, y que el doctor Carlos T. Jackson ha descrilo y di- bujado tan perfeclamente en su Report on the Albert Coal mine. El yeso intercalado que hay hacia la parte media de este piso so corapone de bancos de ocho a quince pies de grueso de yeso bianco, sacaroideo, a voces anhidro, con arcillas verde y azul, el cual se esplota en muchospuntos de la cosla,prin- cipalmenle en Windsor, distinguiendosc desde lejos sus ban- cos blancos, que resaltan sobre el color negro de las capas de ulla y esquistos de la misraa, 6 sobre el rojo de las arenis- cas y conglomerados carboniferos. Las localidades de Plais- ter-Cove y Cabo-Delfin, en la isla delCabo-Breton.son nota- bles especialmente bajo dicho aspeclo. Los primeros esplora- dores de aquellas regiones refirieron esos yesos y areniscas que los d,com^andii\2i\ New Red sandstone, debiendose a Lyell la determinacion de su verdadera edad; solo que, asi como los primeros observadores se equivocaron refiriendo todos los yesos y areniscas rojas al New Red, exajerando Lyell y Daw- son su determinacion del Loioer Carboniferous respecto a es- tas rocas, comprendieron en ellas yesos y areniscas que cor- respondian realmente al New Red. Por eso se ha descubierto posteriormente, sobre todo por las escelentes observaciones del mismo Dawson, que los yesos y areniscas rojas de la isla del Principe Eduardo, de las islas de la Magdalena y de otros varies puntos de las costas de la bahia Fundy y de Minas- Basin, son de la edad del New Red sandstone 6 triasico. Las calizas que hay encima y debajo de los yesos con- lienen frecuentemenle numerosos fosiles, como son: Produc- tus Martini, concinna, Lyelli et spinosa; Terebratula elon- gata, etc. Las localidades mas celebres en que se encuentran dichos fosiles son: el Cabo-Delfin, Shubenacaidie, Picton, y especialmente detras de la casa del juez Haliburton, el cele- bre y festivo aulor del Sam Slick, the Clockmaker de Wind- sor; las calizas abundan alii en magnesia, yofrecen una ver- dadera lumaqueta; tal es la abundancia de los fosiles. 51 El grueso de todos los baucos del carbonifero inferior en las espresadas regiones del golfo de San Lorenzo y de la ba- hia de Fundy es de 6.000 pies, y a veces mayor enalgunos puntos. En los Estados de Pensilvania, Mariland y Virginia, es la raitad menor la potencia de los bancos, no escediendo nunca de 3.000 pies. Principiando por la parte Sud-Oeste del esta- do de Nueva-York, se halla representado el carbonifero infe- rior en la espresada region por esquistos rojos algun tanlo arenosos, y por areniscas y conglomerados siliceos que circun- dan a las cuencas carboniferas y antraciferas de los Allegha- nys; pero no existen peces ni plantas como en elNuevo-Bruns- wick, hallandose en compensacion senales inequivocas depisa- dasquehan de ser de un vertebrado del orden de los reptiles. Isac Lea, de Filadelfia, es el primero que ha llamado la aten- cion sobre este punlo, y al que se debe el descubrimiento y descripcion del Sauropus primcBvus, encontrado en los esquistos rojos del monte Carbon, cerca de Postville (Pensilvania). En las mismas laminas de esquistos arcillo-arenosos en que se notan las huellas de pies del citado Sauropus, que segun la suposicion de Lea es un reptil cuadrupedo de 7 a 8 pies de largo, hay numerosas rippb marks y rain drops pits, 6 se- nales de Uuvia fosil. Lasrocas carboniferas inferiores de Pensilvania y do Vir- ginia, designadas con el nombre de Vespetiines series por los hermanos Rogers, no lienen yeso, ulla ni caliza, como en la Nueva-Escocia. Los fosiles son bastante raros, esceptuando algunas capas de arenisca, en que se encuentran con abun- dancia Productus y Spirifer, que representan el verdadero Mountain limestone. En las regiones del Oeste formadas por los Estados de Ohio, Indiana, mines, Jowa, Missouri, Kentuky, Teneso, Ala- bama, Mississipi, Arkansas y Tejas, el carbonifero inferior principia por unos esquistos negros [Bituminous slate or black slate), que descansan en los liltimos bancos de caliza devonia- na que forman el cliff limestone. Dichos esquistos negros, que se han considerado por algun liempo como de la epoca devo- niana, corresponden segun mi opinion, al terreno carbonifero. 1)2 del oual liencn lodos los caracleres dislinlivos. En la paitc superior alteman los esquislos con algunas areniscas de gra- 110 limy fino, verdaderas psainrailas de color blanquccino. Esas areniscas, que concluyen luego por predominar con es- clusion de los esquislos, lian recibido los nombres de Wa- rcrley sandstone series, 6 fine grained sandstone and conglome- ral, 6 fine f/rained sandstone of the knobs, 6 finalmenle el de siliceus group. En Kentucky y clTeneso hay con la arenisca de Waverley calizas llenas de oncrinas, siendo la abundancia do psias la que ha dado a algunas localidades, principalnipnleoii las inmediaciones de Louisville, el nombredo colinasdeniol- des de bolones {Button mould Knobs). Sobre el fine grained sandstone (areniscas de grano fino) hay calizas griseo-blanquecinas, que fornian vcrdaderanienle el Mountain limestone, cuyas calizas conlienen a menudo mi- neral de hierro, principalnienleen Kentucky y Tcneso, dond(^ se esplota con ventaja. Los fosiles son muy abundaules, con especialidad los crinoides, de los que se hallaii con frecucn- cia magnificos ejemplares. Grayson spring, en Kentucky, se ha hecho celebre por sus cabezas de crinoides desde los be- llos descubrimientos que hizoalli el doctor Yandell. No es el hierro la unica riqueza mineral que encierra en su seno el carbonifero inferior de las mencionadas regiones, sino que hay tambien en muchos puntos de los Estados de Kentucky, Ohio, Indiana, Missouri y Arkansas, manantiales sa- lados que salen de las rocas de dicha formacion. Varios de ellos se utilizan con ventaja, principalmente en el Ohio. Ha- llandose situada la caliza carbonifera entre dos grupos de ca- pas de areniscas, a saber; la arenisca de AV averley debajo, y olra muy fina que contiene uUa situada encima, y que for- ma parte del carbonifero superior, ofrece en la porcion cen- tral del Eslado de Kentucky el fenomeno de rocas cavernosas desarroUado en escala verdaderamente grandiosa. La descom- posicion de esa caliza, a veces silicea y oolitica, se efectua fa- cilmente por el agua de lluvia y de las fuentes, no habiendo casi ningunarroyuelo en aquella region que no fluya 6 saiga de una caverna. La mas celebre de todas ellas es la de Mamoutk cave, ccrca de Belts Tavern: tiene de largo 5 leguas, y una o3 inmensa serie de laberinlos cuyo numero es desconocido lo- davia; y habiendo en el la im lio, y lagos donde exislen esos celebres peces y cangrejos sin ojos, 6 mas bien con ellos atro- liados, cuyas espocies idcnticas y con ojos viven a su innie- diacion en el rio Verde [Green river). En el Estado de Iowa, Owen divide en dos series el car- bonifero inferior. La que esta debajo, a la cual llama forma- cion de los Bdpidos del Mississipi, se compone de 6 sub-grupos diversos, formados todos de bancos calizos mas 6 menos compaclos y puros, que contienen numerosos fosiles. De di- chas divisiones, cinco lienen nombres especiales, clasificadas por orden de supcrposicion: el primer sub-grupo se distingue linicamente con el n." 1; el 2." se llama f/te encrinilical group of Burlington; el d." the limestones of Hannibal; el 4.° /as cali- zas de Keokuck landing; cl 5/ Sells-beds of the Rapids of the Mississipi; y iinalmente, el 6." el Archimedes limestone. La serie superior, que Owen denomina tambien formacion de la cuenca del rio de los Frdiles, se divide igualmenle en seis sub-grupos, compueslos de bancos calizos, a menudo areno- sos con concrecionessiliceas, que algunas veces se convierten en muy magnesianas, encerrando asimismo algunas capas de areniscas intercaladas. Los fosiles, aunque abundantes, no lo son tanto corao en la serie inferior. Ambas series reunidas so- lo tienen 400 pies de espesor; de donde resulta que la poten- cia del carbonifero inferior, que es de 6.000 pies enNueva- Escocia y de 3.000 en Pensilvania, ha disminuido considera- blemente al dirigirsc hacia el Oeste. El carbonifero inferior se ba descubierlo en el Estado de Alabama, y en el rincon N. E. del de Mississipi. Nicolet ha denunciado su existencia en 1839 alrededor de la ciudad de San Luis, siendo su potencia de 600 pies, y subiendo por el Missouri desde la Independencia hasta Council-Bluffs. El doctor G. G. Shumard, del fuerte Smith, ha hallado y descrilo lacaliza carbonifera en el condado de Washington, estado de Arkansas. Componese de una caliza azul 6 gris os- cura, que conliene gran numero de fosiles caracteristicos to- dos del carbonifero inferior del valle del Mississipi. Es proba- ble que se descubra esta formacion en otros rauchos punlos 54 del Arkansas. Yo la he visto cerca de Shmvne-town en las praderas del Oeste, donde forma el Delaware Mount, subiendo por la raargen derecha del rio del Canada. Habiendose encon- trado el carbonifero superior 6 terreno hornaguero propia- mente dlcho cerca del nacimiento del rio Trinidad y en el Rio-Brazos (Tejas), es probable que se descubra alli lambien la caliza de montana, lanto mas cuanto que el doclor Fernan- do Roemer la ha marcado y descrilo en el rio San Sabas, un poco mas al Oeste del fuerte Belknap. El capitan Stansbury, del ejercito de los Estados-Unidos, en su escelente Memoria sobre su Expedition to the Great- Salt-Lake es el primero que ha visto el carbonifero inferior al mismo piede lasraontanas pedregosas, no lejos del fuerte La- ramie, cerca de Wind mountains, tambien en la costa occi- dental, y en una de las islas del gran Lago Salado. Posterior- mente, habiendo tenido ocasion, como ingeniero de minas al servicio del gobierno de la Union americana, de alravesar to- do el continente, siguiendo en cuanto fue posible el grade 35 de lalitud, he visto el carbonifero inferior formar los contrafuer- tes y aun a veces las cimas de las monlanas pedregosas y de la Sierra-Madre en Nuevo-Mejico. Componese principalmenle de calizas compactas, griseo-azuladas, muy fosiliferas , alter- nando con algunos bancos tenues de esquistos margosos y de areniscas de grano grueso hacia la base: su potencia es pr6xi- mamente de 500 a 700 pies. Esta caliza, que se puede llamar con razon, y tal vez mejor aiin que enlnglaterra, q\ Mountain limestone, porque es la unica caliza que se encuentra en las montanas pedregosas, donde se alza hasta 12.000 pies sobre el nivel del mar; esa caliza, digo, forma fajas largas, eslre- chas, de 2 a 4 millas de anchura todo lo mas, que se eslien- den por los fiances orienlales y occidenlales de las dos 6 tres grandes ramificaciones que componen las montanas pedrego- sas y la Sierra-Madre. Las localidades en que he observado mejor el referido carbonifero inferior, y en las que he cojido una canlidad considerable de fosiles (Productus, Spirifer, Te- rebratuln, Zaphrenlis) son el mismo pueblo de Pecos, cerca del nacimiento del Rio-Pecos, en la misraa cima de Sierra de Sandia, encima de Alburquerque, cerca del pueblecillodeTe- 55 jeras en el paso de San Antonio, al lado do la villa dc cl Paso (Eslado de Chilmahua), en el camino y no a mucha distancia del fuerle Desconfianza, y en el paso de la Sierra-Madre, a corta distancia de Agua fria en el camino del pueblo de Zuni. Mas alia, hacia el Oeste, he descubierto aiin el Mountain limestone en las lineas de dislocacion de la Sierra de Mogo- llon 6 Sierra-Blanca, donde existe compuesta de una caliza silicea, muy dura, de color unas veces de rosa casl encar- nado y otras blanco-amarillenlo, conteniendo varies fosiles en gran canlidad. Solo que en algunos parages ban arrojado sus lavas ciertos enormes volcanes sobre las mencionadas ro- cas, en cuyo caso se presentan un poco metamorficas, y los fosiles estan mal conservados. El carbonifero inferior desapa- rece proximamenle 50 millas antes de llegar al Rio-Colorado, hacia el grado 35 de latitud. El teniente Whipple, encargado de hacer las observacio- nes astronomicas para fijar la nueva frontera entrc los Esla- dos-Uuidos y Mejico, ha recojido cerca de la embocadura del rio San Pedro, en el Rio-Gila, unos ejemplares decalizas que contienen fosiles caracterislicos del carbonifero inferior. Fi- nalmente, el desgraciado y celebre conde Gaston de Raousset- Boulbon me ha enviado fosiles del Mountain limestone, que habia cojido de los conlrafuertes de Sierra de Arisona, en So- nora, Dana, el sabio mineralogisla de New-Haven, ha descrito el primero en su preciosa obra titulada: Geology of the Ex- ploring expedition of the United States, la caliza de raoulafia del Pugel's-Sound, y de la isla de Vancouver, donde ocupa una eslensa superficie. B. Carbonifero superior 6 terreno hornaguero. Encima de la caliza de montana principia una serie de bancos de areniscas y esquistos arcillosos que contienen capas de ulla, y es la que constituye el terreno carbonifero propia- mente dicho. Los caracteres litologicos y paleonlologicos del carbonifero superior de America son identicos a los que pre- :\6 scnta on luiiopa, con la sola escepcion do, tenor inlorcala- das en los esquistos carboniferos algunas capas tonnes de ca- liza de origen marino, lo cual le da un caracter misto que no posee en Europa. Ademas su polencia es raucho mayor, es- tendiendose tambion por una superficio muclio mas conside- rable que la que ocupa en el continente enropeo. Distribuidas las capas de uila por casi la mitad del con- torno de las costas del golfo de San Lorenzo, desde la bahia de San Jorge a Terra-Nova hasta Bathurst en la bahia de los Galores, se muestran con frecuencia en la superficie y aun mas todavia, pues a veces se ven en los tajos que se desplo- man en el mar, invitando al parecer, por decirlo asi, a los barcos que cruzan por aquellos parages a que vayan a car- gar ese precioso combustible mineral. Las minas de Sydney en Cabo-Brelon y de Pitow en Nueva-Escocia, son famosas por sus riquezas y la facilidad que ofrecen para cargar los bu- ques. La ullase halla alii distribuida a diferenles alturas, y el grueso de sus capas es muy vario. De este modo en Syd- ney, segun los apreciables trabajos de Ricardo Brown, hay 31 capas diforentes de ulla, cuyo grueso total, reuniendolas. es de 37 pies. En South-Joggins, en la bahia de Fundy, hay segun Logan un grueso total de 44 pies de ulla, distribuida en 76 capas, de las cuales muchas son sumamente delgadas. Finalmente, en Piclon la mina de Albion tiene un grueso de 60 pies de ulla, distribuida solamente en dos grandes bancos, sin conlar olras muchas capas pequenas que no ha comprendido Dawson en su calculo. La dificultad de esplorar un pais poblado tan complela- mente de arbolado como lo esta toda la region de las orillas del golfo de San Lorenzo, ha sido causa de que incurran los primeros observadores en algunas equivocaciones que se han rectificado enteramente despues, gracias a los numerosos y perseverantes trabajos de Dawson, Brown y Lyell. Pero si es muy dificil el osfudio del pais, las costas escarpadas del mar ofrecen en contraposicion cortes y secciones hermosas y coni- pletas a mas no poder, habiendo facilitado de este modo pun- tos de descanso y de apoyo. En la isla do Cabo-Brelon el ler- rono carboniforo so compone do capas f I . (Long, occidonlal. 47" 6' Porcion geogranca de esle pu,.to.{ L„i^„,| s,„. ^ 23' Principio del eclipse anular y central el dia 14 a 22i. 27"",8' Su posicion geografica j^''"- occidental. 63^58' ' b ., ^a Ualilud Norte.... ir 17 Fin del eclipse central el dia 15 a l'- 15-°,1' Posicion geografica ! ^'"S- oriental. . . 68" 11' "" ° iLatitud Norte.... 69" 17 Fin del eclipse general el dia 15 a 2'' 24-",5. Posicion geografica... . (Long, oriental. . . 53" 12' I Latitud Norte 53" 50' Ademas de los elementos anteriores se han empleado para el calculo correspondiente al Observalorio de Madrid: 80 Laliliid c;eocenli'ica=iO" 13' 9",0 log del radio lerres- Ire =9.99939. Variacion horaria en la paralaje horizontal de la lu- na+l",5. Variacion en el movimienlo horario de la luna +1'»1' Id. en declinacion +1",3, Y el resultado del calculo cs el signiente: Principio del eclipse el dia 1 4 a 23'' 7° 53", 0. Fin del eclipse a l'" BS" 24, "0. Digilos eclipsados 10,0. 0 = 243". Los anuncios siguientes van espresados en tiempo verda- dero de cada iino de los lugares a que corresponde; asi, cuando se dice que en Valencia el eclipse empieza a 23'' 15°',2. se quie- re decir de tiempo verdadero de Valencia, 6 lo que es lo mis- rao, en tiempo civil a las 11'' lo" de la raauana, restando 12'' al liempo astrouomico. Cabo Finisterre Cadiz. ....... Badajoz Sevilla Granada Burgos Santander. . . . Viloria Pamplona Valencia Zaragoza Barcelona. . . . 22'' 30- 22 30 22 38 22 40 22 1)2 23 0 23 23 23 12 23 15 23 17 23 38 230 237 235 237 238 235 234 238 237 238 242 242 17",0 25 ,0 26 ,0 29 39 45 46 51 53 51 0 14 Digitos ccUpsados , 11,7 9,8 10,3 9,9 9,4 10,4 10,5 10.0 9,9 10,0 9,3 8,9 CIENCIAS F1SIC4S. Conversion del protoxido de plomo en minio a la temperatura ordinaria; por M. A. Levol. (An. de Ouim. y Kis., oclubre ■\So4.) Habiendo tenitlo por espacio de muchos anos en un area mallapada.y colocada en si(.iohumedo,unascopeIassaturadas de plomo y cobre ; es decir, en las que eslaba protoxidado el pri- mer metal y el segiindo tarabien, pero solo en parte y en otra en estadode bioxido, note, trascurrido dicho liempo, que ha- bia sustituido a la tinla verde oscura que presentaban pri- railivamente las copelas, otra de color rojo claro muy pro- nunciado, y pude con gran facilidad comprobar la conver- sion del protoxido de plomo en minio, no solo en la superficie de las copelas sino lambien en todo su grueso. Me parecio bastante notable este fenoraeno para empeiiar- me en averiguar la causa, a pesar del mucho tiempo que exi- giesen las esperienciasque debia emprender paradescubriria; y ante todo fui de diclamen que tenia que proponerme la re- solucion de los temas siguientes, 1." El cobre oxidado ^tiene alguna parte en la produc- cion del fenomeno observado? 2.° La misma pregunta respecto a la materia de la cope- la; y en caso de afirmaliva, averiguar cual es su modo de ac- cion,y que principio obraen ella. ^Es acaso el sub-fosfato de cal de que se compone en muy gran parte, 6 es la cal libre que conlienc? 3." ;,Esnecesaria el agua para la manifestacion del feno- meno? ^Obra como intermediaria, 6 bien descomponiendose, y entonces lo hace como agenle directo de oxidacion? TOMo vr. 6 82 Para contestar a cstas prcgiintas, primero hicc que iiiias copelas absorbiesen plorao puro, y hiogo las espiise al con- laclo del aire en las diversas coudiciones que voy a referir. indicando al mismo liempo el resullado de las observa- ciones. 1." Aire seco, luz difiisa Accion niila. 2." Aire seco, rayos solares Idem. 3." Aire seco, oscuridad Idem. 4.** Aire hiimedo, oscuridad Idem. 5." Aire hiimedo, luz difusa Formacion de minio. (Formacion de minio 6." Aire hiimedo, rayos solares. .. < mas rapida que on ( el caso anterior. Estas esperiencias probaban evidenlemenle que la pre- sencia del cobre oxidado no ejerce inllujo alguno en la mani- festacion del fenomeno, y ademas que son indispensables la luz y lahumedad. ;Perode que maneraobra el aire hiimedo? ^Y la materia de la copela, si es que tiene alguna inlerven- cion? Tales eran las cuestiones que me quedaban por resol- ver, y para conseguirlo pracUque nuevas esperiencias con el aire hiimedo y bajo la influencia de la luz. 1." Con protoxido de plomo pulverizado. 2." Con una mezcla de paries iguales de protoxido de plomo y fosfato de cal de huesos, quilandole antes la cal libre. 3." Con otra mezcla en partes iguales de protoxido de plo- mo y cal causlica. Despues de algunas semanas en que todo estuvo espueslo a los rayos solares, comprobe el siguiente resultado. Protoxido de plomo Accion nula. Protoxido de plomo mezclado con\ igual peso de fosfato de cal de hue- [ Accion nula. SOS, exento de cal libre. Protoxido de plomo, mezclado con) pQp,^,,,^,j igual peso de cal causlica j on (ie mmio. 83 ResiiUando piies probada la influencia de la base alcalina, solo me faltaba delorminar el mode de obrar la huraedad; para lo cual puse en una capsula de china metida en el I'ondo de un vaso estrecho de crislai.en la superficie de una capa de agua baslanle gruesa, una mezcia de partes igualcs de oxido de piomo y cal causlica, liiego introduje en el mismo vaso una barra de fosforo que ocupaba (oda su altura, y !o cerre hermeticamente con auxilio de un obturador. Al cabode rauchosdiasdeconlaclodelaalmosfera aislada del aparalo con el fosforo considere que el aire estaba privado de oxigeno, y espuse el vaso a los rayos solares; el fosforo se fundio muy pronlo y se fue al fondo del agua, de modo que la mezcia se enconlro espuesla a la luz en una atmosfera hiimeda, pero li- bre de oxigeno. Pasado mas de un mes que duro la esperien- cia dispuesta de la raanera referida, no se formo minio: por consecuencia el oxigeno atmosferico en la reaccion al conlacio del aire, esel verdadero agenlede oxidacion. Me parece evidenle, de acuerdo con lodos los resultados que acabo de esponer, que bajo la influencia de una base (1), de la liumedad y de la luz, el proloxido de plonio es suscep- tible de absorber el oxigeno y de convertirse en minio, no li- gurando aqui el agua, conio sucede en otros muchos casos, sino como inlermediaria. 11 ETEOROLiOOI A. Observaciones mngiuHicns de decllnacion e mclinacion, heclim; en el Observalorio de Madrid el mes de seliembre de 1855 por D. Matnuel Rico y Sinobas, emargado de dirigir las ob- servaciones meteor oU'xjicas del mismo, e individuo corres- ponsal de la Real Academia de Ciencias. No habiendose podido cncontrar una serie de observacio- nes de declinacion 6 de inclinacion magnetica, por la cual se (l) Para operar no lie iisado mas que la cal, pero dislo muclio de alribuirle en esta circunslancia una accion especial; por el conlrario, me incline a creer que en identidad de circunstancias obrarian de la misma manera otras bases alcalinas. 84 pudieran seguir los cambios y variaciones que aqiiellas ha- bian prcsenlado en el periodo de los dos iillimos siglos rela- tivameiile a iin piinlo cualquiora de la Peninsula, el que sus- cribe las ha hecho en el mes de seliembre proximo pasado en Madrid, verificandolas con un deelinomelroconslrnido por Bar- row, confornie al sistema adoptado por Lloid on Dublin, y de un inclinometrodedos agujas del mismo Barrow; acompanando a lasobservaciones magneticas las que respecio de la I'oninsu- la se ban publicado en dilerenlcs obras, y exislon en algunos Irabajos todavia inedilos. En cuanto a las cpocas de las observaciones acluales, se ha adoptado el tierapo en boras de Gollinga, conforme a lo recomendado y aceplado en los observniorios raagnelicos exis- tenles en la actualidaden la superlicie de la lierra; habien- dose escojido las horas de las maximas y minimas declinacio- nes e inclinaciones, segun las observaciones verificadas en olros puntos. Cada observacion se recoje por Ires lecturas enlaescaladeldeclinoraetro, lomandoposleriormente la media de las dos observaciones, mas el dnpio de la observacion in- termedia, calculando las declinaciones por la posicion del leo- dolito en la meridiana aslronomica que corresponde a 323° 26' del circulo horizontal, y leyendo elarco de declinacion magne- lica en el mismo circulo horizontal del teodolilo que corres- ponde a 341° 48'. El cero de la escala de la barra del decli- nometro se ha hallado despues de diferentes inversiones de dicha barra en la division 201,3. Ademas el valor angular de cada una de las divisionesde la escala, segun diversas me- dias proporciones, se liene apreciado en 34". De las observaciones anliguas verificadas en las costas 6 por las inmediacionesde la Peninsula, se deduce que la aguja declinabahaciael N. E. en toda Espafia por los anos del492. Y por el raolivo ostensible de una de lassituaciones, segun la hisloria, angustiosas y de mas peligro para el que fuealnii- rante espafiol en su primera espedicion en demanda sobre el Allanlico del descubrimiento de lejanas regiones, se inhere que la raya en la cual dejo de norestear la aguja la doblo el vulgo Ueno de zozobra y temor; pero aquella raya para el enlendido marine genoves, y los mares que se cstendian al Oeste le pre- 85 senlaron senales de su victoria proxima contra la sociedad, que le opiiso no pocas dificultades, vencibles tan solo con lapa- ciencia acrisolada de su genio y contra su propio terror, mas diticil de veneer en la soledad del Oceano, y cuando al doblar la isogona sin declinacion se hallo rodeado por horabres rudos, desconfiados, y proximos a la venganza. El alrairante obser- ve con cuidado los cambios de la declinacion de las agujas; y sin embargo de serle desconocida la causa que originaba los cambios de variacion, establecio las dos primeras leyes del magnetismo lerresire, relativas la una a la existencia de una linea sin declinacion, y la otra al aumento en las declinaciones noroestes y noresles, confornie se separaban las agujas de aquella linea navegando por un paralelo. En 1638 todavia noresteaban las agujas en la peninsula, segun Wrigth y el P. Martinius. Hacia 1665 la isogona 0 se hallo en Espana 6 6 7 auos despues que en Londres, y 2 6 3 antes que en Paris, presentandose la primera observa- cion de declinar al Noroesle, segun el citado P. Martinius, en 1668. Proximamente por el ano 1670 debio encontrarse el meridiano sin declinacion por la costa Este de la Peninsula, pues el P. Tosca espresa que los marines del Mediterraneo dicen que la briijula gregalizaba y maestralizaba cuando de- clina al N. E. yal N.O. Desde aquella epoca la declinacion magnetica ha ido auraentando gradualmente durante todo el siglo XVIII, conforme con lo observado en otros paises; y si las observaciones verificadas en Espaiia por marines eslrangeros y por algunos espanoles no se las considerase complelamente exactas, por lo menos se presentan, con muy pocas escepcio- nes, paralelas a las series de observaciones magneticas que se consideran de verdadero valor en otros puntos de Europa. En 1799 delermino Humboldt la declinacion e inclinacio- nes magneticas en diferenles puntos de la Peninsula, y res- pecto de la declinacion hallo que correspondia en Ma- drid 22" 2' al N. 0; pcro debio aumentar hasta 1813 a 16, epoca de la maxima declinacion magnetica en el 0. de Eu- ropa, cuyo aumento de declinacion se reconoce por las obser- vaciones de Francini, Gibri y Owen proximasa la citada epo- ca, y verificadas en Lisboa y Cadiz. 86 En 1829, segun Fisher, la declinacion magnelica de Lisboa era de 22" 23' N.O.; pero Herman en su piano dc las isogonas de declinacion trazadas en la siiperficie de la lierra segun las observaciones direclas, comprende las coslas 0. N. 0. y del E. de la Peninsula Iberica enlre los nieridianos magneli- cos de 24° a 25° que correspondian en aquel ano a las Islas Brilanicas, exisliendo una observacion en 1836 de Berraeyo (Bermeo), en la cosla Cantabrica, verificada por Thompson, de la cual resulta que en aquel punto, que se halla proxima- mente en el meridiano de 1° al E. do Madrid, la declinacion magnetica era en aqnella epoca de 23° N. 0., 6 sea 15' ma- yor en 1836 que la que correspondia a Lisboa, segun Franci- ni, en 1811. En la espedicion de la corbeta Ferroiana en 1853, se ha- llo que la declinacion de Lisboa era igual a la senalada por Fisher 24 anos antes; de lodo lo cual se podria deducir con probabilidad, que las observaciones magneticas verificadas en dlferentes punlos de la Peninsula han sido en lo general de menor declinacion que la verdadera, y relativaraenlealaforma de los merldianos de igual declinacion, que pasando por otros puntos del N. y centro de la Europa han sido seguidos cui- dadosamenle por las aguas del Allanlico en los paralelos cor- respondienles a la Peninsula, y por las inmediaciones de sus coslas. Considerando el piano de las isogonas trazadas por Her- man como proximaraente exaclo, la observacion ultima de Thompson como mas conforme con aquellas isogonas y la ley observada en Europa del decrecimienlo gradual, sucesivoy simultaneo de la declinacion, en oposicion a las 6 observacio- nes conocidas en la actualidad en la Peninsula desde 1800 a 1853, se funda el que suscribe para sospechar que la decli- nacion magnetica N. 0. en Madrid ha pasado en 1815 de 23° y que tal vez 1 lego a 24. Madrid 9 de octubre de 1855. Manuel Ilico y Sinobas. 87 Observaciones de dccliiiacioo magnctica ca Madrid durante c Dies de selicmbre de 1853. Ticmpo de Gotlinga. L El'OCAS. cala del decliuo- luetio. Decl nacion magnc- tica. OBSERVACIONES. Agosto 31 20'' Got. 201.0 201.0 22° 22' 27" ' A pen as sensible el movi- miento del declintaelro Setiem. 1 2h 30' 192.7 j 193.0 (193.5; (-203-0) 0' 202.2 202.6 (203.0) 22 29 39 Movimiento perceptible. 1 20'' 22 21 1 Movimiento lemo. (191.2) 2 21' 30' I 192.0 191.5 (191.0) 22 31 0 2 20'' (201.0) 0 {201-7 201.3 (201.0) (191.5) 30' 192.2 191.8 (191.5) 22 22 i0{ Apenas perceptible el mo- vimiento. 3 2'' 22 30 44 (201.5) 0' 202.0 201.7 (201.5) 3 20'' 22 21 49 (192.5) 30' J 193.5 192.7 4 oh 22 29 55 (192.5) (200.5) 0' 201.2 200.8 (200.2) 4 20' 22 22 38 Muy leulo. (193.2) 30' 193.5 193.3 ' 193.2) 5 oh 22 29 23 (201.5) 5 20'' 0' 202.0 201.7 (201.5) (193. 5\ 22 21 49 6 oh 30' 193.8 193.6 (193.5) (200. 5n 22 29 6 6 20'' 0' 201.5 201.0 (200.7) 22 22 27 7 21' 30' Ii9i.5| 191.5 22 31 0 7 20'' (200.5) 0' 203.8 202.1 ^200.2) 22 21 ^ „ / Hovimiento muy percep- (191.5) 8 2'' 30' 191.0 191.2 22 31 13 ( 191.5,' 88 ObservacioDe^ de dectiDacioo magn^tica en Madrid durante el mes de setiembre de 1853. iPOCAS. Tiempo de Gottiaga, Lccturas en la cs- cala del declino- metro. Declinacion tica. magne- OBSERVACIONKS. Setiem. 8 20'' 0' 201.0 201.0 22° 22' 27" 9 2'' 30' 193.0 193.0 22 29 39 9 10^ "1 202.8) 203.8 203.3 203.0) 22 20 23 { Mfnima declinacion N. 0. de seiiembie. 10 2h 30' 193.0 193.0 '202.8) 22 29 39 10 20*1 0'' 203.8 203.0 202.8) 22 20 39 11 2'' '188.5) 30' 188.2 188.3 (188.5) (■202.0) 22 33 53: Maxima declinacion N. 0. de setiembre. 11 20'' 0' 201.5 201.8 (202.2; (-190.8) 30' 191.8 191.3 (190.8) 22 21 44 12 oh 22 29 11 (-201.5) 12 20b 0' 203.5 202.6 (202.0; (191.5) 22 21 1 13 2h 30' 193.0 192.2 (191.5; (202.2) 0/ 201.2 201.7 (202.4; 22 30 22 13 20'' 22 21 49 (192.8) 14 2'' -ftj 193.2 193.0 '" ( 192.8) (206.0) 22 29 39 Movimiento notable por su 14 20'' q, 199.2 202.6 ^ (2O6.0J 22 21 amplilud relalivaments alobservado en setiembre. (192.5) 15 2h 30, 192.0 192.2 ^° (192.5; (202.2) 22 30 22 15 20'' 0,200.0 201.2 "■(202.5; /190.0) 22 22 16 16 2h 30' (189.8; 22 31 32 89 Obsemciones de declinacion magn^lica en Madrid durante cl mes de setiembre de 1855. Lecturas en la es ""^^"^ irocAS. Ticropo de Gotlinia. cala del dccliiid Deel nacion tica maj^ne- OBSERVACIONES. metro. 1 '204.5^ Setiem. 1 6 20'" 0' 196.5 200.7 '205.2; (192.0) 30' J 194.5 193.2 '191.8; 22° 22' 43" • Movimiento oscilalori notable. 17 2h 22 29 28 (200.2) 17 20'' 0' 203.5 201.8 ^200.0) (192.0) 30' 194.2 193.0 '191.8; 22 21 44 18 2h 22 29 39 (201.5) 18 20'' 0' 203.2 202.8 ^01. 7; (195.0) 22 21 50 19 2h 30' 192.8 193.9 M95.0; (199.5) 0' 200.7 200.1 W99.5; 22 28 50 19 20'' 22 23 15 (194.5) 30' 194.0 194.1 ' 194.C; n 20 2'' 22 28 39 20*' (201.2) 0' 201.0 201.1 '201.2) 20 22 22 :i ol. (191.5) 30' 191.0 191.2 '191.5; 21 22 3t 16 (200.7) 21 20'' 0' 202.0 201.5 ^200.8; (192.7) 30' 193.5 193.05 22 22 0 22 2'' 22 29 39 '192.5; 22 20'' 0'|200.2 200.2 (194.5) 30' 195.0 194.7 22 23 10 23 oh 22 28 7 ',194,2) 23 20'' 0' I2OI.2I 201.2 f 192.7) •^0' 193.5 193.05 22 22 16 24 2h 22 28 42 ^ 92.5 ' 90 01)servaciones dc dccliiiacion maniKSlica fit Madrid durante cl mes de setlcmbrc de 1855. troCAS. Ticinpo ilf GoUiDga. (,ecUiras en la cs- calii (li'l declino- IDCllO. Dcclioaciun lica . niagiic- OllSERVACIONES. ( '200.5) 200.8 200.65 200.5) Seliem 24 20'' '' 22" 22' 46" { (193.5) 30' 193.7 193.6 ' 193.5) 25 oil 22 29 G (2.01.5) 0' 201.2 201.35 '201.5) 25 20'' 22 22 8 (193.7^ 30' 194.2 193.9 '193.5) 26 2'' 22 28 50 N . \ 26 20'' „, (194.2) 0 193.8 194.0 '.194.2) 22 28 45 Periodo notable por su >■ declinacion constante j 27 2I1 30' 191.0 191.0 22 31 27 maxima hacia el H. 0. 27 20'' 0' 194.5 194.5 22 28 18 (191.0) 30' 192.0 191.5 V 191.0) 1 28 2'' 22 31 0 ^ (196.0) 0 202.0.199.5 V 190.2) 28 20'' 22 23 48 2'' (194.5) 30 194.0 194.25 V194.5) 29 22 28 31 « rt 1. (200.7) 0 201.2 200.95 U0O.7) 19 20'' 22 22 29 (194.2) 30' 193.8 194.0 VI94.2) 30 2'' 22 28 45 (199.5) 0' 200.2 199.85 ', 199.5) 30 20'' 22 23 29 30 22'' 0' 201.0 201.0 22 22 27 91 ! o 03 to o _ cc V* o 1 o ^ ^^ «<-l e> ^H ^-t ^H c« J ^a ■5 u a ^H .^ w4 .^ ^. «M <^ - to to to CO to to to f / in ITS e-i o CO to o A ■" T-i CI cs '^ CI c< «\ O ^ • -< 1 <=> <=■ lO to to o 00 • ^ 1 c» at c> c» CI CO c« w s 1 « y o 1 n o s 1 00 in m in m in fifi u 1 ^ 1 u f ■S ^ 1 bj CI in in o c< c n ir« in in oo m <=> ■" "" o ■" "^ C'Z \ \ to cs to to to to to ^ ^ ^ ^ C t! c» a> o » o o ;> > l> CB o o o o o o rH a g a a a a o a 0 _fl fl C3 a s c« c« Cfi CO CO CO o ^ s .H, ^-1 ^H ^H ^H ^^ *H ^^ ■-I -S -3 iC -= . — *— > ^ . ^. .-~'>— s ^ ^ ,. ^ .— -— , o> • CO • C5 • 05 • CS • eo • e» • :'i CB • ts • SB • "2 '. CB • _n • JB • o6 Z i -rt *. -SB S ■!B p -cs • ^ « til c cs o « vf «B —4 'z: "^ ■^ "O ■^ 'O • ~ '5 • - "W ■z: 's I u a> « 09 O o s> CO C« c/3 CO CO CO CO S a _ ■« 2 .9 s' 2 -S o « 92 « 3 _« ^ W Si QJ 20a ca o) |7 !>-) o g ra .2-- 5 •■ C3 O S 9 i: rS -^ ?f a a o - Bop fjq .2 a> .i to _ 1 a ^ a ■ o a s£ a ! tn r s ! r^ !S « ' £ I S o . ■ £-2 -. a £P.S O 3 *^ ^-S ■S « S£ §.2 So o ;-H • — I ^ o ra cs a J' O ^ — re re a a re o , be "3 v= -a O o 93 a a. 2 CD a, -- H « fs a re -Q 5 S £ " WW O od ss O cs o (^ = Sk O 3-- in 5 « 00 Ord -y) o ^ "^ TO CO <= e-» e -* o o = fO CO M -* «o i» in ^H ^- ^^ — :I^p:-"| flj .2£.-,* "c^.S -^ _ -_• ~ =^ « w o w o ^!; S Uh « M en eo m J3 CO 1^3 m cs . O O U CJ CJ 94 ■ a u o 'Sm o o o « "^ (> t> o ^ ^ o O 0) "a 13 O b 'o n « ^TS O) 'o 3 fl r3 o ^ S '2 .2 -^ z o d 6 D H a ■^ _-a -d TD ri rs r: -s z Z •^ "" "" Hj 'J o VM o » O c-\ o «— I O' < " CO ■" «* in Q -) o g O u o "C ^ G< « „ •a o -^ 3 -2 « ^ o 'J O fc, — a ^^ o « <=^ O t" o ::: 'flj o c-< § a2 ■C s a re c/i tn p "^ ■^ fe re t» >^ S ;>o •»< o ^ »^ a ^3 ^ (^ t^ t^ CO 00 -S '-S '^5 f^ 'C 'C .2 u S S u 9!) H _ ^ 2 « "> " 5 g^ g a a a a & .iS o " a3 S S O (4 1-3 9 9 a M o a> e»5 «5 CO CO e o Ol tir UJ a> « jj CB -5f « 00 •* *- s* eo •- CI re « « ^ 'o _; ^ ^ 5 p S C S n re re S)&fS re S 1) « « n ^ S re re - - ^ - O PP > •!3 "« ^ re c ^ '^ o u re re bo wt-:sa'S bee-— accn » re t2 re •- •- ,«^ .t^' re re re 97 REAL OBSERVATORIO DE MADRID. Mes de enero de 1856. bar6metro. Pulgadas io- glesas. Milimefros. Allura media 27,571 28,060 26,890 1,170 0,242 0,030 700 303 maxima (dia 15) 712 714 minima (dia 7) 682,996 29,718 6,147 0,762 OscilacioQ meusual maxima diurna (dia 8) minima diurna (dia 15) TERMOMETRO. Fahr. Reaum. Cent. Temperalura media 46°,2 60,3 31,0 29,3 18,0 3,4 6',31 12,61 -0,44 13,05 8,00 1,51 7" 89 maxima (dia 21) 15,72 -0 56 minima (dia 3) Oscilacion mensual 16,28 10,00 1,89 maxima diurna (dia 1.°). ... minima diurna (dia 7) PLUVIOMETRO. Pulg. ingl. Milimetros. Lluvia caida en el mes 6 O-'i IKR 1fi ^^^ Manuel Rico y Sinobas. 98 crj / of. [ •Epifoa «2 ~ 00 to c« >- -O.I BpSb op [)Cpi|UB3 ^0 «~ "* us va- CO 0, ^^ 1 ■SOUl 10 ?: *^ c/5 1 110 czjsnj Boiixeui iig a 3 CO O H K < ^ 0 0 _ 0 pa a ■^' ■o]iiono 2 >> '^-i >> 0 _ -oj| scm uoiooojjp ng 1 '^ ^r V ^ fO CO -luncovj.^ -juoj ''nmi 1= t^ CO us us 0 0 i~-_ co_ / SOpBjS UO C(|.IO\ \'.\ op cipoai -jcjodiuoj. -«< «o iO to e-1 0 f\ f^ f- US' ■^-T — r v3< CIS CO luncoii A jiiog '-jiib,! <= •<- C^ to CO c> ^ <:ti to I sopciS HO soanjos soX en oT -^ -* t^ us (O us c= CO l-c.i SOI op cipoiu dnioj^ 00 M e^ ~ ~ " t^ r« es 00 C-i £■< PC 1 , H 1 •jnainBO\| i '11103 -*! / '-JIIBJ SOpBjS no SOUl C5 t- fC e^ 0 e^ 0^ CO ci^ 0 0 00^ \|op Biuuiini 'iB.ioiIuiox vr to lO~ CTJ »3<" CO~ to t~- «D «c~ (tT »r CO PL, J 1 -jntiinBoy k -juo^ 0_ 00 C< e-> 05 fo CO CO us C5 C^ '^ f 'jilBi sopcj-i 110 sora « e-r co" fo^ e^^ oo~ c-r to" co~ to ^ uf |op umixBui 'jEjoilaioj, «^ c^ « t^ (T* -^ to -^ »" to « — •jnnineoa k •11103 '"Jiicj sopnj9 ^ OS »- fO US 00 »- -* t- so -^t-;^ \ UO C|potu cjnicjodoioj. t-Tco ^ »fi ■<- •»" us --H •- «0 co" 0" US •^H »-i cs cJ" oT us »< ■= cs CO CO CO C5 / -sajjouiiiim A ■r^ OS to 10 to -^ 00 CO scsoiSui SBpc2[ncI 110 e^ ^ to ^ r, CO us ^ cc SOCU [Op BUlIUjlU BJin[V OS -ja" 0* us OM us c^ us O 0 t~ e^ t^ C* lr~ CI t^ •soj]oaninu a' U5 »- 1^ 00 00 c\ a-. G5 to ^4 CO i^ 05 CO / SCS0[2ui SEpRSpill UO ■^t-T "^ to" =1--^ 1 SOUl [op Biu|XEai cjnjiv c» >re 0 to 0 to <= to C< l- cs t^ CO l~ CO «^ ' •SO.IlOIUipiU k SBS0|2U! SBpB^ind no k ^j;c b — •* C5 — to - H 0 2 2-s 2" « a t- i 3« £ c5 0 S ps3 ■■§ ■^ ^ &^ IS f-H C« bd B'S J . 1 tt g aj "^ ns o ts . M -^ « «^ y o •£:: .'2 .2 cj -, p a> o a " a c •-' _2 to 4) _ o -a "S •3 cs a, tj ^ 's^ ^ »^ *^ ^ ^ ;« " cr-^ a '/■ a t> p _c3 oi 'a ^^ CO CO o ^ ,:5 .2 -a ^ a "* N « oi o) "2 o. a a re a « ~ 1^ a o „ cT-- S >a ii ll ™ tN o 'a ^ re^ a cs =3 « a — " a a s m bj to « «i p a o W W S „ 5 53 ** .- " 9 25 CA c^ o Cti 5 f- o js o g -^ 1^ g V ^ ^ re a> p r S ly 'O -re t. 3 ™ rr aa a4 99 to at c< s a en c* c* c CO e-i = in 5 «^ CO ca " o ^ ° , e >-> o _ ° . o_ n c^ e _ <* ■<=.<=> » ^> ^^ o ^o 00 ^ — eo 1 1 S^ 1 1 CO 1 1 O 1 1 i~ -* CO ^ ^ ^ eo =■ "i^ ^ ^ ^ S n S ^ *^ — 00 CO e^ C» >* CO •* 05 t- 1 05 •* 1ft t~ OO 00 C t~ CO in 00 t^ — o o «s o o O-- -* CO =■ «j> CO in -^ ^ ci cT cT CO 1 1 CO 1 1 CO >«* CO CO 1 1 vj" e-) c« t^ in c^ >n in ■=. es OS CO O d 00 o t^ CO 00 o «o o" ■« t~- <3* c» Oi in c^ f^ CO t^ CO C<" eo CO to Cf -^ t^ es ■^ in ■r^ -^ in — -tH CS -n w eo *- ^ t-_ eo -* ot »» •* 00 o^ ere O Cft o 00 r~ o ■* o vc 00 oT t-T <=r cT 00 ctT oT i^T CTi oT t~ r~r 00 t~r eo' 00 ec ■^ in •»-i ^ ^ -^ cs in ST! us 00 CO 00 C-1 ca CO CI t~ <=■ «= o eo ■^yT °l^ =° oo- 'T!- os" o^ ^ c« ^ OS .* a: «o C-. in en CO Oo" CO OS "^ C^ t~ (r» t^ C-l t^ o t^ c-1 t- n o o si ■a 3 i Ih § a o t P. a ll CO n a a o ;-< o d w re ;s o fc. re § P 5S en o l.2,f§« cs re ~~ ~ ~\-;^ '■«- -^ '- V-^.^^ TO o pf J=i -Q ij-j ta -d t3 (D ^ S J =3 re:H& S a o a r^ re a> "a s Tl a a> S5 ti W O -3 en u ■-■ a Tl Ij o a o s re a o s- o Cl u 1>S _o O re s -a cr ^ o I -S 1 'B. ^ o" o re ?r a g E^ f^ •» tn t^,S a) a ^ a a 2 OS'S a g a « s ^ re S (J re ■=•- "2 .:; ^N re S S G a £ £ « -^ a «; a « t. re a -- 100 s( c 00 e-« ---I" V5 ^) cpitoo 'Ci -g -3,1 EnSe ap p«pniic7) ^ ^ 1 a 2 2 a ^ f Q. ^\ ( •S3UI 10 C _ ^ c\ 3 col U3 B7J3nj ECniXBaj Ilg ^ ■^ g 0. c ^ . H 13 •^ >^ \ G c-^ '- ■" •luncaa X jaDO 'Jncj CS -^ JO sop'.'jrf UO BqJ3.( Bl op Eipam •iBjoduioj, 2 « « ass -^ -fl^ CO a a a C» 1 1 •luiiBoaiC 1033 'Jiicj o t~ CO o e^ 00 CO < sopnjS U3 sajB|os soA -CJ soj op Bipstu "duioj_ ass a s a cT ^ irT cc CO c^ cT c-i t-T t^ d •« g ■jncnnB3a jC •}no3 '•jqcj sopBjS HO soai |op Bniiaim -jejadiusj. 1 V tn ec o «* oo o c o sT ITS vy C< 1 1 c> e« »— to co~ cT o cj^ OO Oo' cT -T^ C^ 1 1 S ■jnunfeaa li "juoq '■JI(>?4 sopujS U3 SOUl eo o to ffa CO »n cs ^ to o -^ o>_ (Op EUIIXBUI •jBJoduiOX 30^ ^ -T oo" -* -^^ in — ■>" ■^ to cT to — 1 •« •jnoinEaa H 1003 ''JtlBi SOpBjS 00 e-< «o as_« C: vj" ift C4 CO as uo Bipooi BJnjBjaduioj, «o 00 to >* oT -^ CO CO oT «:« CO cc in t-T K5 / •sojjstaiiiin i >n OS oc OS O CO CO oa C ire OO — 00 CI 00 sES3|Sni sEpESjnd no "luT o ^ ".cf =^co- C/2 1 S3Ul|3p BOliniUl EJIIJIV OO CO 50 eo t^ a= eo OO 05 Oi to to t~ t^ OS 00 t^ -* t- e*^ SEpEiiind 110 k ^j;c B ■= t~" •^..c "IcT "^ <=• \ BpiOIip34 EipOUl BjnilV 05 fO to to f- OS c» to 1 a t>^ <1 o .-. 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Creo que esta opinion es hija de un falso conoci- miento de los caracteres y de la diversidad de fosiles descu- biertos en las diferentes epocas anteriores a la nuestra, y que se funda en apreciaciones que no se contienen en los mismos limites, ni estan hechas bajo igual punlo de vista. Siempre que se ha tralado de comparar el niimero y diversidad de fo- siles de un periodo geologico cualquiera con los animales y plantasactuales de las mismas clases y familias,ha sido con la idea tacita, enteramente injuslificable a mi ver, de que los fo- siles quehabitaronantiguamente nuestro globo seconocen tan bien comolosque viven actualmente en su superficie. Debiera por el conlrario haberse advertido, que nuestros conocimientos de las faunas geologicas, aun las mejor esludiadas, se hallan limitados siempre a algunas regiones circunscritas. Las comparaciones de los animales fosiles con los vivos debieran por consecuencia circunscribirse a distritos geografi- cos que tuviesen igual estension que aquellos en que existen los fosiles; 6 para hablar con mayor exactitud, una fauna fo- sil con todas sus parlicularidades locales habia de comparar- 103 se con otra viva correspoudiente, y no con todos los anima- les de la misma clase que existen en la actualidad por toda la superficie del globo. Cuando se haya verificado esta corapa- racion con toda la escrupulosidad posible, yse tome enconsi- deracion el poco tiempo enipleado liasta el dia en la investi- gacion de los fosiles, comparado con el que se ha consumido casi por todas partes en el esludio profundo de la naturaleza viviente, se vera que el niimero y diversidad de especies pe- culiares a cada fauna fosil son, en la mayor parte de cases, iguales a los que caracterizan ciertas circunscripcioneszoolo- gicas de igual estension en el mundo actual: lo cualpuede de- cirse de las faunas fosiles de todas las edades. En algunos ca- sos es hasta inverse el resultado del que se supone general- mente; porque hay diferentes faunas fosiles que han presenta- do un numero mucho mayor de especies, ofreciendo una va- riedad de tipos mas numerosos aiin que fauna alguna de nuestro siglo. Algunos ejemplos justificaran estaapreciacion, lal vez inesperada. El numero de especies de conchas vivientes que hay en las costas de Europa no escede de-600. Tambien se calcula en 600 el de las que viven en toda la cuencadel Mediterra- neo, en las costas de Europa y Africa. Pues bien, la compa- racion mas superficial con las especies fosiles que existen en losterciarios iuferiores de las cercanias de Paris, prueba que estas ultimas son mas numerosas que el duplo de las prime- ras. Actualmente se conocen 1200 especies de conchas fosiles de las capas eocenas de las inmediaciones de Paris, que sumi- nistran una prueba sorprendente de la existencia de un nume- ro todavia mayor y de una variedad de especies tambien ma- yor en aquel periodo geologico que en la epoca actual, aun comparandolas con las de un distrito geografico de mas es- tension. Quiza se nos objete que las faunas tropicales ofrecen ma- yor variedad de formas que las de las regiones templadas, y que habiendo side mas elevada la temperatura del periodo terciario, debiamos hallar mayor numero de especies fosiles en sus depositos; mas para contestar a esto me remito a los catalogos de conchas marinas de diversas regiones tropicales. 104 y se vera que el numero de las conchas tosiles de las capas eocenas de los puntos inmediatos a Paris es raucho mas con- siderable que el de cualquiera otra fauna local del periodo actual, aunque sea bajo los tropicos. El calalogo que ha dado Dufo de las conchas que hay al- rededor de las islas Seychelles no Uega a 300 especies, y dicha localidad bien puede compararse en estension con los depo- sitos terciarios inferiores de los alrededores de Paris. Esle dato basta para probar que, en una fauna tropical local, el numero de especies conocidas como cxistenles en nuestros dias es bastante inferior al de las que se sabe ban existido al liem- po de depositarse las capas terciarias de las inmediaciones de Paris. Otro catalogo formado por Sganzin, de las conchas halladas en las cercanias de las islas Mauricio, Borbon y Ma- dagascar, supone 300 especies menos todavia en la gran es- tension de los mares que circundan dichas islas. Si compara- mos ademas los resullados de los trabajos de MM. Hemprich, Ehremberg y Ruppell acerca de las conchas del mar Rojo, hallareraos un numero inferior todavia, y unos tipos no Ian variados como los que hay en los terciarios de Paris, pueslo que la cuenca entera del mar Rojo no ha dado hasta ahora mas que 400 especies de conchas. Consideremos linalmente la esploracion mas completa que hay en este genero, la del profesor Adams, de Panama, que se estiende desde el gra- do 28 de latitud N. hasta el 22 de latitud S. , compren- diendo en una estension de 50 grados de latitud las localida- des mas favorables al desarrollo de las conchas en el Oceano Pacifico y bajo los tropicos, y advertiremos que su lista es- cede poco de 500 especies. Aun en esle caso venios que la ventaja numerica y la de la variedad esla en favor del periodo terciario, y no al del tiempo actual. Y de aqui deduciremos por conclusion, que si anteriores apreciaciones ban ofrecido resultados diferentes, esto depende de la circunstancia de que losfosiks conocidos de algunas localidades rediicidasd estrechos limiles geogrd/icos, se ban comparado con la tolalidad de las especies vivientes conocidas que exislen en la super ficie delglobo. Si proseguimos estas comparaciones en otros periodos geologicos con relacion a olras clasos tambien. obtendremos 105 por lodas paries resultados identicos. Los fosiles lerciarios de Burdeos, aunque no Ian numeiosos en especies como los de los deposilos eoceuos de las inmediaciones de Paris, sobresa- len con igual venlaja que los de los lerciarios inferiores en cuanto al niimero y variedad de las especies, si se los pone en parangon con cualquiera fauna local viviente. Lo mismopue- de asegurarse, y con igual certeza, respecloa las conchas ler- ciarias de las colinas subapeninas, 6 de las del crag de In- glalerra, de las cuales lenemos una lista muy complela. Si de los periodos lerciarios pasamos a la epoca crelacea, ;,no descubrimos en los deposilos de Maeslrichl 6 en los de la epoca de la crela blanca, un niimero y variedad de conchas mayores que los que ofrece costa alguna 6 cuenca marina de eslension comparable con la de las capas lerciarias en unos limiles idenlicos? ^.No hallamos en las capas crelaceas inferiores, como son la arenisca verde 6 el neocomiano, olras reuniones de moluscos que no son inferiores ni en niimero ni en variedad a las de la crela blanca? Las series oolilicas su- friran con igual venlaja una comparacionsemejanle. No sien- do necesario considerar el conjunlo de deposilos, nos liraita- remos a comparar aisladaraenle cada subdivision del periodo jurasico, y lodos nos ofreceran faunas locales de moluscos que, si bien afectando un caracter diferenle de las exislenles en los lerrenos crelaceos 6 lerciarios, no por eso dejan de ser muy variadas para poderlas comparar con las faunas locales vivienles, de un modo tan ventajoso como los deposilos de fo- siles crelaceos 6 los del periodo lerciario. Verdad es que lal 6 cual familia domina en esos diversos periodos segun el caracler particular de cada epoca; loscefa- lopodos son en eslremo numerosos y admirablemente varia- dos durante los periodos cretaceo y oolitico, mienlras que en la epoca terciaria disminuyen hasta el punlo de ofrecer solo es- casos represenlanles; sucediendo lo mismo con las demas fa- railias. Las conchas halladas en los deposilos del periodo de la nueva arenisca roja, en el periodo carbonifero, 6 en tiem- pos mas remolos aiin, son acaso en su tolalidad menos nume- rosas, aunque es dificil declararlas no tan variadas; porque las formas perdidas que se notan en ellasjequivalen com- 106 plelamente a la variedad de familias que ban vivido en los l)oriodos mas modernos. Los descubrimienlos diarios que se liacen en los terrenos paleozoicos. [)i'ueban (jue bajo el pun- to de visla numerico, aun en el eslado actual de nuestros conocimienlos, esas anliguas faunas pueden compararse con las faunas locales de la actualidad que lengan la misma es- tension. Quericndo hacer una coraparacion tan exacla corao fuera posible entre las subdivislones de las formaciones paleozoicas del Estado de Nueva-York y las faunas locales de igual es- tension de los mares actuates, he suplicado al profesor J. Hall que me participase los resuUados suraarios de sus vas- tos (rabajos en este campo de la ciencia, y be oblenido de su bondad lassiguientes conclusioncs. »Miro la arenisca de Posldani y el calciferons sandstone como independientes de los grupos superiores, y creo que formau por si mismos y por su fauna (poco conocida aiin en este pais) un periodo geologico diferente. El niimero total de especies conocidas basta ahora en dichas rocas, admitieudo todas las especies de Owen, solo llega a 26. »La caliza de Chazy comprende por si sola 45 especies, y ademas otra conocida lambien en la caliza del rio Negro. La de Birdseye encierra 19 especies, y otras 2 que se encuentran mas arriba. La caliza del rio Negro cuenla 13 especies que le son peculiares, una comun con la de Chazy, otra que existe tambien en Birdseye, y una comun con la de Trenton. Hay tambien otra especie que es comun a las capas inferiores y superiores, y se estiende por el grupo del rio Hudson, compo- iiiendo 81 especies en junto para las tres series de capas. »La caliza de Trenton comprende 188 especies que le son peculiares, y 30 que pasan al grupo del rio Hudson. El nu- mero total de especies conocidas que hay en dicha caliza, in- cluyendo las que existen en las rocas situadas en la parte su- perior e inferior, sube a 230; cuyo resultado comprende al- gunas especies descubiertas con posterioridad a la publicacion del torao ijriraero de la Paleontologia dc Nueva-York, lo cual elevaria a 200 las especies peculiares. ))E1 grupo del rio Hudson, comprendiendo las pizarras dc 101 Utica, ofrece cerca de 60 especies parliculares; y anadiendo las que se encuentran en las rocas inferiores, se oblieue iin total de cerca de IGO especies. wObservareis que el desarrollo de la vida en el periodo de Trenton ha sido el mas notable de todos, aunque es verdad que esta forraacion es mucho mas poderosa que ninguna otra de los depositos calizos precedentes. La de Chazy es la de mayor espesor, y la del rio Negro la mas delgada de las tres que hay debajo de la de Trenton. »En la parte del siluriano superior descrita en el segun- dotomo de la Paleontologia de Nueva-York, se ve que los fo- siles de la arenisca de Medina, del grupode Clinton, grupos marines del Niagara y de Onondaga, suben al niimero de 341. Los grupos de Medina 6 de Clinton conlienen 123 especies, y los citados de Niagara y Onondaga 218. Las areniscas de Medina y capas arenaceas del grupo de Clinton comprenden 50 especies. Las capas calizas del mismo grupo cuentan 73, que agregadas a las 218 especies de los grupos marines de Niagara y Onondaga hacen 291, niimero total de especies de las capas calizas de dichos grupos. El pe- riodo mas importante aqui es el del Niagara, y aunque su po- lencia no sea mayor que la de los demas, comprende cerca de 200 especies que le son peculiares. En el referido grupo, 60 especies son corales y briozoarios,y entre las 73 de las capas calizas del grupo de Clinton, 19 son igualraente corales y briozoarios. »Aun confio en describir cerca de 200 especies del grupo inferior de Helderberg, que comprende el Water lime, el Pen- tamerus limestone, el Delthyris shaly limestone, el Pentameriis limestone superieur, sin contar los corales y los briozoarios. de los que conozco ya 50 especies proximamente. ))La arenisca de Oriskany puede abrazar 60 especies de fosiles, y tal vez menos. ))En el grupo superior de Helderberg, unade lasmayores formaciones calizas, adivino que ha de haber menor niimero de especies, escepto en corales y briozoarios, de los cuales existen mas de 100 especies en el Estado de Nueva-York y localidades occidentales, En lodo loconocido de dichas calizas 108 no me alievcria a dosignar mas tie 100 especies, fuera tie los rorales y briozoarios. ))Eii los grupos de Hamilton, Partage y Cliermung presu- me que haya lo menos 300 especies, y no me sorprenderiaque trabajos mas complelos dieson a conocer doble niimero en Nueva-York y el 0. »E1 ni'imero de especies que aqui lijo es solo aproximado. Espero que eslos vesultados generales satisfagan vuestros de- seos; pero siento no poderos dar informes mas precisos, prin- cipaimente respecto al Helderberg superior. La apreciacion que OS doy relativa a este grupo y a los mas elevados se funda en las especies que conozco actualmenle; pero mis invesligaciones finales arrojan siempre un niimero superior al que suponia. Estas conclusiones del profesor Hall colocan ya cada uno de los principales grupos de terrenes del Eslado de Nueva- York en la categoria de las faunas independientes y diversas, equivalentes respectivamente a una de las faunas locales del periodo actual, pues repetimos que la de Seychelles contiene solamente 258 especies, y la de las islas Mauricio, Borbon y Madagascar 275. Heraos dicho ademas que 300O millas de estension en las playas occidentales del continente americano, bajo los tropicos, no ban dado mas que un niimero duplo de especies del que puedc recojerse en cada gran subdivision su- cesiva del sislema paleozoico en los estrechos limites de solo el Eslado de Nueva-York. Los ullimos y admirables trabajos de Mr. Elie de Beau- mont sobre el sislema de montanas coinciden con estos hechos de un modo inesperado y muy significalivo; los cuales le ban inducido a admitir un niimero de periodos de grandes trastor- nosen lasuperficie de la lierra cerca de 10 veces mayor que el que conocia bace 25 afios: cada uno de ellos ha ido acom- panado de un levantamiento de otras lantas cordilleras de montanas que difieren en su direccion. Teniendo un caracler enleramenle diferenle los esludios de los paleontologislas, y hallandose fundados en datos que hasla ahora se habian casi considerado como ajenos de las demas series de fenomenos, los han conducido sin embargo casi al mismo tiempo a con- clusiones parccidas re-spccto a la vida organica. Y esos cslu- 109 dios han probado, que las epocas dc dosaparicion y renova- cion de los seres organicos en la lierra han sido mucho mas IVecuentes que lo que se suponia hace solo 10 afios; habien- do sido probableraenle caracterislica cada creacion de uno de esos largos periodos de reposo comparativo, que separaban dos grandes cataclismos geologicos sucesivos. Lo que es ver- dad relativamente a los moluscos, lo es tambien respecto a las denias clases. Losradiados, los bancos de corales de las eda- des paleozoicas, ^,nosonlan abundantes en especiescomo cual- quiera de los del Oceano Pacilico? Comparcmos las lislas mas completas que se liayan dado de los corales correspondientes a una localidad circunscrita, la del Mar Rojo formada por Ehremberg, la de las islas Feejee hecha por el profesor J. D. Dana, y vereraos que las rocas paleozoicas del Estado de Nue- va-York presentan lanta variedad e igual nuraero de especies en sus arrecifes sucesivos. Los bancos de corales del perio- do ooUlico de Normandia, del Jura Suizo, 6 de los Alpes de AVulemberg, ^no han auraentado nueslros catalogos con igual profusion, e introducido en nuestrasobraszoologicasla misma diversidad de formas conocidas en las rcgiones de corales mas ricas del mundo actual? Si de los corales pasamos a los equinodermos, se puede variar la cueslion, y pregunlar si exisle alguna playa marina, de 10 en 10 grades de lalitud y longilud, ni aun bajo los tro- picos, que presenle un niimero de radiados comparable con el que ofrecen casi lodas las formaciones geologicas. El de crinoidos descubiertos solo en las capas conocidas con el nom- brede calizadel Niagara, es igual al de todos los equinoder- mos que se han encontrado a lo largo de todas las costas de los Eslados-Unidos. Los crinoidos, oquinidos y estrellas de mar del periodo oolilico 6 de una subdivision cualquiera de esla formacion, esceden, en cuanlo al niimero de especies, al que puede reunirse en las coslas de conlinentes enleros en el mundo actual. La variedad de formas de dichos animales comparada con la de los periodos crelaceos es igual raente nota- ble, aunque principien ya los crinoidos a ser menos numerosos; pero el gran niimero de espalangoidos yclipeastroidos que sa- len a la escena, compensan con libcralidad esa disminucion. Ill) El tipo do los articulados piiodo prescnlar al parecer, en el eslado aclual do nueslros conocimionlos, una objocion in- destructible al gran ascrto qne he formulado anteriormente, porquc apenas |)orniilen una comparacion con los fosilcs las centenas do millares do inseclos conocidos en nuestros (lias. Con todo, examinemos, siguiendo los principios en que se ban fundado nueslros anferiorescalculos. cual es el eslado verda- dero de la cueslion respecto a los articulados en los periodos antiguos. Naturalraenleno so puede esperar quese ballen gu- sanos bien conservados en las forraaciones geologicas, en ra- zon de la blandura de su cuerpo, que era tan dificil que se conservase, como el de las medusas; pero los ejemplos raros que lenemos de las impresiones que ban dejado dicbos ani- males prueban que existian, asi en las epocas antiguas como en nuestros dias. Lassenales de medusas descubiertas en los esquistos lito- graficos de Solenhofen y conservados en el nuiseo de Carlsruhe, no solo manifieslan la existencia de esta clase desde el pcrio- do jiirasico, sino que suscilan la cueslion de si una gran parte de los polipos fosiles de los periodos mas antiguos, que se ban descrito suponiendo que pertenecian a esa clase, son en rea- lidad las nutrices de las medusas, semejantesa las campanula- res y sextulares del mundo aclual, que ya no se consideran como polipos, sino como una de las generaciones alternantes de las medusas. En cuanto a los gusanos, hallamos en todas las formaciones geologicas, desde las mas antiguas a las mas modernas, serpulos fosiles, 6 unos estuches solidos de gusanos en tail gran nuniero como lasespecies de los mismosanimales que se ven por todas paries en nuestros dias. Y cuando lene- mos Unas pruebas tan evidonles de la existencia de los serpu- los, como es la presencia de sus estuches calizos, ^,noi)odemos deducir fundadamente por conclusion que los gusauos desnu- dos por completo, que se encuenlran por todas partes con los serpulos, estaban tainbien ropresentados en los periodos geo- logicos antiguos por animales analogos? La comparacion aun es mas facil respecto a la clase de crustaceos; porque se ha ballade on las capas lerciarias de Shep|)y una variedad do langoslas y cangrejos qiiesoslendrian Ill vicloriosamenle el parangon con los prodiictos de cualquier cosla dada del mundo acliial; yaun dudo mucho que pudiera verse en parte alguna semcjante variedad de cruslaceos en una estension igual a la de la crela blanca de Sussex, lal como la ha descrito el Dr. Monlell en las inmediaciones de Lewes. Respecto a la comparacion de los cruslaceos de la epoca ooli- lica, meliraito a remilir los genios esceplicos a la monografia de los cruslaceos de Solenhofen del Conde de Munster, que ha representado mas especies de dicha localidad que hay en toda la cuenca enlera del Mediterraneo, escepluando las pequenas especies microscopicas que todavia no se ban tratado de bus- car en los fosiles. En los periodos geologicos mas anliguos, duranle el depo- silo de las rocas carboniferas 6 paleozoicas, presenla un ca- racter muy diversola clase de los cruslaceos. Unos enlomos- Iraceos giganlescos de la eslinguida familia de los Irilobilos ocupan el lugar que ban lenido mas adelanle los cabrajos y cangrejos. Pero las obras paleonlologicas que traen figuras de fosiles de Suecia, Rusia, Rohemia, Inglalerra y Francia nos ban dado a conocer tan gran variedad de especies de eslas fa- railias, como conlienen los deposilos modernos de los ullimos represenlanles de la referida clase. Puede decirse por conse- cuencia, que entre los arliculados, la clase do cruslaceos ha estado represenlada con mas profusion en todas las epocas, y por formas mas variadas, que lo esla en el dia cuenca alguna de nueslros mares. La fauna carcinologica de todo el Oceano Indico apenas escede, en mimero y especies, a la de Bohemia solamente, lal como nos la ban dado a conocer los trabajos de Mr. de Bar- rande. Pudieran escepluarse de la comparacion los inseclos, alen- dida su pequencz y su eslruclura general, sin que de ello rc- sultaran arguraenlos contra nuestro punlode vista, aun cuan- do no se bubiesen observado por parte alguna en gran niime- ro y estado fosil; porque es evidenle que su conservacion de- pendede circunslancias mas favorables que la de otros anima- les de partes duras mas considerables. Pero aunque no se ha- yan hallado inseclos fosiles en todas las formaciones geolo- 112 gicas. ;no lencmos muclias que priicban que en algunosperio- dos, al menos, fueron Ian minierosos como en nuestros (lias? La preciosa monografia tie Behrendt, de los inseclos del ani- bar, demuestra cuan variados cran esos aniraales en el pe- riodo de la formacion de dicha goma; y los trabajos inconi- parables del profesor Oswald Ileer acerca de los inseclos de Oeningen y de Radobos nos ban proporcionado medios de comparacion, que prueban que durante la formacion de la molasa de Suiza eran mas numerosos y variados los insec- los que loson en eldia en ninguna otra localidad dada; y por lo que sabemos de los de Aix. en Provenza, y de los de Oe- ningen, tenemos fundamento para creer que se encontraran por ultimo inseclos en todos los periodos geologicos, desde los depositos carboniferos hasta nuestros dias; es decir, desde que la vejetacion terrestre tuvo un gran desarrollo. El des- cubrimiento de verdaderos arboles en la anligua arenisca ro- ja, hecho por Hugh Miller, justifica la profecia de quese han de encontrar inseclos, sea un dia u otro, hasta en las rocas paleozoicas anteriores a la formacion carbonifera. Aliora viene la cueslion de los vertebrados. ^Es evidenle que sean mas numerosos y variados en nuestros dias? No, con- teslo lambien decididamente a esto, concediendo sin embar- go que ha habido periodos en que no han exislido las clases mas elevadas de eslos tipos, y que por consecuencia los ver- tebrados, como tipos, son mas variados en la aclualidad; pero considerados individualmente, han sido las clases, desde el ins- lante de su aparicion, Ian numerosas y aun variadas en todos los periodos antiguos como actualmenle. Sirvamonos para los vertebrados de la misma medida que hemos usado para los radiados, moiuscos y arliculados, con el fin de justificar nuestro aserto, que al parecer eslacoraple- tamenle en oposicion con lo que sabemos de los vertebrados fosiles. Los peces, segun es sabido,exislen en todas las forma- ciones geologicas. Mas si queremos coraparar los pcces fosi- les de cada periodo, tales como sc conocen en algunas locali- dades aisladas, con la totalidad de los que existen en el Uni- verso actual, esto seria tan poco filos6fico como poco arm6ni- co con nuestros conocimientos acerca de la distribucion geo- 113 grafica de losanimales. Los peces se liallan localizados, como todos los seres vivientes, en limiles dados, y sera suniamenle juslo comparar las especies fosiles de cada localidad con las faunas ictiologicas especiales que hay en diTerentes Oceanos 6 diversas cuencas de agua dulce. Solo partiendo de esta base podremos establecer una coraparacion satisfacloria entre los peces fosiles y los vivientes, en cuanto a su nuniero y varie- dad de formas. El niimero de especies de peces fosiles conocidos aclual- mente en una sola localidad de los depositos terciarios de la is- lade Sheppy, es mas considerable que el de peces cojidos en las costas de ninguna de las islas del Oceano Pacifico, al me- nos en cuanlo conocemos la fauna ictiologica de aquellas re- giones; siendo proximamente tan grande como el de los peces conocidos en todas las costas de la Gran-Bretana. Lo misnio puede decirse de los peces deMonle-BoIca 6 del Libano, 6 de los de la creta blanca de Inglaterra, 6 de los de Solenhoffen, 6 de los del lias del Lyrae-Regis; y si pasamos a depositos mas antiguos, tales como la misma arenisca roja antigua, sabemos (gracias a Mr. Miller y a los trabajos de otros geologos rusos e ingleses) que ese viejo yacimiento en- cierra mas peces que ninguno de los mas modernos, 6 que cuenca algunadada del mundo actual. La variedad de formas que ofrecen en cada periodo, aunque de caracter distinto en todos, ^,no es mayor que la de las formas acluales? Puede por consecuencia decirse con seguridad, que en todas las epocas ban presentado los peces igual variedad de formas y especies tan numerosas como ofrece el mundo actual en identidad de circunstancias. Los mismos resultados nos da la clase de reptiles, pues a pesar de haber estudiado principalmente sus especies gigan- tescas, ^no se advierte, durante las formaciones secundarias superiores, una abundancia y variedad mas notables que las de region alguna tropical? Y, de acuerdo con lo que sabemos de las capas terciarias, ^no tenemos fundamento para presu- mir que aun es mayor su niimero que lo que podemos calcu- larlo? La clase de aves es la que al parecer presenla una escop- 114 cion a nuestro modo de ver; pcro por razones particulares parece que siis huesos se hallan mas siijetos a la descompo- siciori que los de los otros verlebrados. Sin embargo, todos los que ban seguido los dcscubrimienlos ullimos hechos en los fosiles de dicha clase, no insisliran de seguro en la presumida rareza de las aves durante los |)eriodos aniiguos, sino que por el contrario, se inclinarau a creer quesu pequeno numero de- pende de la imperfeccion de nueslros conocimienlos, raas bien que de la falladelos reforidosanimales en lasprimcras for- maciones, pueslo que se ba comprobado su presencia en mu- chos pisos lerciarios, en los deposilos crelaceos, y hasta en los masantiguos yaciraienlos. Los mamiferos fosiles se conocen demasiado bien para que nos detengamos mucbo en ellos despues de lodo lo que acaba- mos de decir, conlenlandonoscon recordar que el numero de especies fosiles descubiertas en el Brasil iguala aide sus ma- miferos vivienles conocidos; que los mamiferos fosiles de Nue- va-Holanda sostienen ventajosamenle la comparacion con las especies vivas del mismo continente; y que la localidad de Montmarfreporsisola badado mas grandes mamiferos que pue- de contar laEuropa enlera, y las incultas lierras de laNebraska tantos como la America septentrional actual entera, De modo que si concedemos sencillaraente que la diversidad ba ido en aumento entre los verlebrados con la aparicion sucesiva de sus diversas clases, el niimero y variedad de estas ban sido en todos los periodos tan grandes como en la actualidad. Estos becbos son de suma importanciarelativamente a la cuestion del orden sucesivo y de gradacion de los animales en los diversos periodos geologicos, y derriban parasiempre uno de los argumentos en que insistian con mas enfasis los partidariosde lateoriadel desarrolio. Antes de conceder que la considerable variedad de tipos de los ullimos periodos sea resullado de modificaciones sucesivas de algunos masanti- guos, seria preciso que se nos probase que esos tipos babian sido efeclivamente mas raros y no tan variados; y lejosde es- lo acabamos de demostrar que lo contrario es la verdad en muchos casos. En otra ocasion be Iraladode presentar un bos- (piejo del verdadero orden do sucesion de los grandes tipos 115 en el reino animal; siendo por lanto inulil repelir aqni lo que puede verse en el Zoological Text Bonk que he publicado jun- to con el Dr. Gould. Me liraitare pues a algunas advertencias generales relalivasa las dificullades especiales que ofrece un estudio mas profundo de esta materia. El estudio del orden de sucesion de los seres organicos que ban habitado nueslro globo en diferentes periodos, ofrece dificultadcs de mas de un genero. Desgraciadamenlelos que se ban propueslo abrazar la materia en toda su estension, rara vez ban considerado dicbas dificultadcs en sus relaciones na- turales; dando de esta manera como generales ciertos resul- lados que exigirian para ser verdaderos muchas califica- ciones. Cuando se comparan fosiles de una misma forraacion geo- logica 6 de formaciones diferentes, no basta asegurarse de su verdadero borizontegeologico, que podriamos llamar clemen- lo cronologico de las invesligaciones; sino que es igualmente importante estudiar las diferencias y semejanzas que resultan de la distribucion geografica por toda la superficie de la lier- ra, que llamaremos elemento topogrd/ico de la cuestion; por- que es un becbo muy conocidoque, dentro de ciertos limites. lasmisnias semejanzas y diferencias que observamos actual- raenle entre los animates que ocupan diferentes partes del globo, existian ya en los primeros periodos geologicos. Por consecuencia debemos conocer del mismo modo el carader biologico general de una epoca que la fauna local de cada pe- riodo. La fauna terciaria de Nueva-Holanda y Brasil, por ejeraplo, se parecen mas a las vivientesde las mismas paries del mundo que entre si. Nuestroscatalogos de fosiles abundan en errores cronologicos del peor genero, procedentes en parte de que se identifican mal capas que pertenecen realmente a periodos diversos, y cuyos fosiles se representan de este mo- do como si hubiesen habitado simultaneainenle nuestro globo, cuando ban podido estar separados enrealidad por largos pe- riodos, y haber vivido en la lierra en condiciones fisicas muy distintas. Esta confusion cronologica se auraenla todavia con los limites demasiado estensos que atribuyen frecuentemente los geologos a los g-upos de los terrenes que forman la cosira 116 (le mieslro glob.o. Por ojempio, si se considera cada una de las formaciones ooUticas y cretaceas como iin gnipo natural indivisible, y se enuraeran los fosiles de todas sus subdivi- siones en una sola y larga lista como los habitanles de un periododilalado, se presentara a la imaginacion una infini- dad de anacronisraos que es imposible reclificar con ninguna mencion especial de localidades. Ni se podra tampoco formar idea alguna correcta en cuanlo a la sucesion de los aoimales y plantas caraclerislicas de esos prolongados periodos sucesivos, sin agrupar anles ycomparar cscrupulosaraenle los fosiles de todas lassubdivisiones naluralesde las referidas fornaaciones, como he tralado de hacerlo en mis monografias do las Trigo- nias y Mi/as de Suiza y paises inmedialos, 6 como lo ha veri- ficado Mr. Alcide D'Orbigny en mayor escala en su Paleon- tolofjia francesa. No creoque haya en el dia paleontologisla alguno de cierta autoridad, que admita que ninguno de los animales, cuyos reslosse hallan enterrados en el lias, hayan vivido simultaneamente con los de la oolita inferior, 6 eslos con los de la arcilla de Oxford, 6 eslos con los de la division oolilica superior. Lo mismo puede decirse de las diferentes subdivisiones naturales de la formacion crelacea, y de las iu- troducidas ultimamente en lasrocas paleozoicas por Sir Ro- derick Murchison y por el profesor Sedgwick, y en America por el profesor J. Hall. I'ero cuando se haya conseguido perfeclamente esa sepa- racion de los fosiles, nueslra tarea principiara entonces, por- que sera cuando se Irate de establecer la identidad zoologica de todas las especies , que debe ser de correcta perfeccion bajo todos los aspectos antes de poder deducir conclusion al- guna general. Y ante todo, la identidad especifica de los restos organicos no es tan facil de comprobar como quieren suponerlo muchos geologos, si se ha de juzgar por sus asertos: a menos que no este sancionada por un zoologo esperimentado la validez de una especie, no puede servir de base a buenas gencralizacio- nes en cuanto a cuesliones de un caracter puramente zoolo- gico. Es verdaderamente sorpreudenle el mimero de falsas asirailaciones acuraulado en las obras do geologia; pero seria 117 injusto acusar de negligencia a los geologos en general sobre esle punto, pues la falla viene casi siempre de otro origen, que es del que proceden los norabres. Solo convendria que se tnviese enlendido que los maleriales acumulados de esle modo no podian femplearse para dilucidar las cuesliones que ban suscitado los progresos modernos de la geologia, y que las exijencias actuales de la paleontologia pedian iraperiosamente la completa revision de todas las asimilaciones bechas en otro liempo. Cosa enlretenida seria, si no fuese penosa, ver el modo que tienen algunos geologos de tratar los fosiles, consi- derandolos sencillamente como caracleristicos de ciertas ro- cas, sin casi sospecbar que sea posible la existencia de una zoologia especial de los diferentes periodos geologicos, y que en cada uno baya babido faunas locales con animales especia- les. Las ideas relalivas a los fosiles caracleristicos son aun muy incompletas, y nada bay mas absurdo que lasquejasque se profieren conlra la multiplicacion inulil de los generos y especies, como si unos y olras no luviesen una exislencia na- tural, independiente de la apreciacion de los uaturalistas. La misraa razon tendrian los aslronomos para quejarse del gran niimero de estrellas, que los geologos para argumentar con- lra el considerable niiraero de especies que establecen los zoologos. En cuanto a la identificacion de las especies, las dificulta- des son de Ires clases. 1.° Puedcn considerarse como identicas, especies distinlas. 2.° Pueden repularse como especies diver- sas, ejemplares de la misma especie, de conservacion des- igual, de edad 6 sexo diferentes, etc., etc. 3." Puede baber- se descrilo la misma especie por aulores diversos con dife- rentes nombres, y baber desconocido los aulores posleriores la identidad de la especie. ^Ouien no couocera la masa de er- rores que puede acumularse, sirviendose indislintamenle de maleriales que no se ban somelido a un exiimen crilico bajo los diversos aspeclos indicados, sin bablar de la dificultad ge- neral de entenderse acerca de los limites de las diferencias especificas? Respecto a esle ultimo punto dire sin embargo, que lodos aquellos que en la discusion de cuesliones genera- les empleen linicamente maleriales revisados concienzuda- 118 raente con los mismos principios, no dejarian tie oblcner re- suUados uniformes; y que cuando so comparan enlre si los do Irabajos hechos con materiales correjidos de diversos modos por autores distinlos, sus diferencias no son tan considerables como pudiera creerse, Los astronomos y fisicos saben hace mucho lierapo que ban de reclificar sus observaciones antes de usarlas, y que deben toraar en cuenla lo que llaman ecuacion personal de los di- versos observadores: ^y no nos ensenaran nunca el modo de apreciar nuesfras respectivas observaciones, y habreraos de emplear siempre nuestros datos, sin reclificarlos primera- mente, correjirlos y despcjarlos de todas las causas de error y contradiccion? Mientras existan diversas opiniones respecto a los limites naturales de generos y especies, ;no es absolu- tamenle indispensable ampliar 6 restringir la escala que apli- quemos a la investigacionde distinlos autores, cuando seemplee para el mismo fin, exactamente del misrao modo que al tratar de bacer observaciones termometricas se principia por reducir a una misma escala las de Reaumur, Celsius 6 Fabrenheit? En segundo lugar, las especies han de clasificarse enlre g^- neros circimscritos en los mismos limiles antes de poderlos comparar razonablemente, 6 al nienos de deducir de ellos conclusiones dignas de confianza, Asi pues, durante el largo lierapo que se han referido al genero unio ciertas conchas bi- valvas de las series ooliticas y carboniferas, podia suponerse que las nayades principiaron a existir en una epoca muy re- mota; pero desde que se supo que las especies ooliticas de esle genero diferian esencialmente de nuestras conchas de agua dulce, y que formaban un genero natural ligado masde cerca con las crasalelas que con los unios, nadie trata ya de bus- car unios en los depositos marinos. Mientras se ha supuesto que ciertos peces losiles del zechstein y lias pertenecian a los generos esox y cyprinus se pudo admitir que las familias do que son lipo dichos generos, habian existido mucho antes de las formaciones terciarias, aunque no se haya descubierlo nin- gun represenlanle suyo con anterioridad a ellas. Antes que se dividieran en generos naturales los espatangoides, el genero spatangus se cilaba asi enlre los fosiles de las formaciones 119 oolllicas como entre las crelaceas y lerciarias, y ahora se li- mila a estas ultimas, y se lialla tambien enlre las vivientes. No creo que exisla una sola especie verdadera de gorgonia enlre los polipos fosiles, y sin embargo figura este genero en todos los calalogos de fosiles desde el periodo paleozoico hasla nuestros dias. Como no es mi intencion entrar ahora en un examen cri- tico de los innuraerables errores que conlienen hasla los mis- mos calalogos modernos, no mulliplicare mas mis ejemplos. Bastanle he alegado para demostrar la imporlancia de las asi- milaciones genericas relativamenle a la apreciacion del orden de sucesion de los seres organicos. Lamenlo solamenle la falla de Sana crilica que han manifeslado en esle punlo varies pa- leonlologos dislinguidos, que creen al parecer que baste el co- nocimientode las especiespara apreciar el orden de la crea- cion, y que los generosson divisionesarbitrarias establecidas por los naturalislas conel linico objeto de facilitar el esludio de las especies; como si las relaciones mas generales de los seres organicos no estuviesen Ian bien defmidas en lodos sus grados, para un espiritu reflexivo, como lo eslan las relacio- nes especificas e individuales enlre si. En tercer lugar, era preciso asegiirarse de las afimdades naturales de los generos. A menos que no se colocasen eslos enlre las familias a que perlenecen realmenle, 6 que esluvie- se delerminado de un modo posilivo el rango de ellas en las clases respeclivas, 6 que se lomaran por base de dicha clasi- ficacion las parlicularidades de eslruclura que los caracleri- cen, y que se apoyasen tales esludios en el modo de desarro- Uo de sus lipos respeclivos, seria una larea desesperada el querer delermiuar el orden de sucesion de los fosiles en las diversas formaciones geologicas. Antes de Irasladar los crinoi- dos a la clase de equinodermos, clasificados por Lamarck en- tre los poliperos, nadie hubiera podido comprender la mag- nifica serie, muy conocida en el dia, cuyo hilo puede se- guirse por entre diclios animales a Iraves de lodas las for- maciones geologicas. Antes de descubrir que el animalillo. descrilo por Thompson como un crinoide viviente, bajo el nombre de Penlacrims europwus, y para el cual eslablecio 120 Blainville el genero Phytocrinus, era en realidad la juven- lud de una comalula, nadie hubiera sospechado las admi- rables relaciones que median enlrc las melamorfosis que su- fren los animales acluales durante su desarrollo, y el orden de sucesion de clasesenlerasde animales durante los periodos geologicos. Mienlras ha sido dudoso el puosto natural de los trilobitos en el reino animal, no era posible apreciar los ca- racteres de los prototipos de la clase de los crustaceos. ^Ouien no conoce la imposibilidad de que llegasen a resuUado algu- no racional respeclo a la gradacion y orden de sucesion de dichos animales, aquellos que clasificaban los trilobitos con los oscabriones? Mientras que hoy forman una cadena admi- rable con los crustaceos macruros del Irias por medio de los entomoslaceos giganlescos de los periodos devonianos y car- bonifcros. El conocimiento embriogenico de los crustaceos nosproporciona a la vez la clave para apreciar correctamente la aparicion tan anligua de los macruros y la muy tardia de los braquiuros. La mulacion de los briozoariosde la clase de los poliperos a la de los raoluscos, cambiara enteramente e! aspecto y relaciones de la fauna de las rocas paleozoicas. jCuan distinto nos parecera el orden de sucesion de los mo- luscos si, conforme a las ideas de Cuvier, separamos como clase los braquiopodos de los acefalos, entre los cuales figuran en la actualidad con razon! La cuestion tan debalida de la epoca de aparicion de las plantas dicotiledoneas en los fiempos geologicos, se hubiera resuelto hace mucho si se hubiese plan- teado bajo sus verdaderos fundamentos. Efectivamenle, las pruebas paleontologicas nohan de proporcionar los principa- les argumentos, dependiendo la respuesta definitiva del lugar que los botanicos senalen por ultimo a las familias de las coni- feras y cicadeas. Si estos ordenes naturales de plantas estan ligados realmenle con las dicotiledoneas, entonces ese fipo principia con las rocas paleozoicas del sistema devoniano, y no existe gradacion en el orden de sucesion de las plantas du- rante los tiempos geologicos. Pero si es mas fundada la opi- nion de Brongniart, si ban de separarse las coniferas y cica- deas de las dicotiledoneas por ser gimnospermas, y si apare- ce ademas que estas ultimas son, como lo creo, inferiores a 121 las raonocotiledoneas, en ese caso poclremosdescubrii- tambien en el reino vejetal la misma gradacion de lipos que enlre los animales. Baslan eslos ejemplos para probar todo lo que es necesario a fin de llegar a una jiisla apreciacion del orden de sucesion de los seres organicos en el curso del liempo, y cuan poca confianza merecen los trabajos hecbos en esta esfera , si no se ban lenido en cuenla los punlos que acabamos de indi- car. Efeclivamente, solo en las clasos cuya eslruclura y em- briogenia seconocen con igual perfeccion, podemos descubrir las leyes que regulan la sucesion de los animales y las planlas en los tienipos geologicos; pero nuestros conocimienlos son aiin muy imperfectos para Uevar adelanfe la investigacion en lodas las familias del reino animal. Sabemos sin em- bargo lo suticiente para no lener duda alguna respecto al re- sullado final, y podemos esperar confiadamenle el momenlo en que se nos ha de revelar en loda su gloria el maravilloso orden de la creacion, lo cual debe estimular nuestros esfuerzos, puesto que el exito dependo enieramenle de nueslros trabajos. El estudio de la distribucion geografica de los animales se ha principiado raucho tiempo despues de haber hecho consi- derables progresos la zoologia sistematica. Aun en el dia es- lan sin marcar en paile alguna concierta precision los lirailes de las faunas; los principios sobre que pudieran establecerse son, bajo varies aspectos, muy controvertibles, y todos los dias se describe un gran numero de animales sin hacer men- cion alguna de sn distribucion natural por lalierra, sin em- bargo de lo mucho que se ha trabajado desde Buffon para sentar sobre bases mas solidas este rarao de nueslros conoci- mienlos, y principalmente para cerciorarse de las leyes que regulan la distribucion geografica de ciertas clases 6 familias consideradas aisladamente. El punto que exije especial aten- cion es la combinacion de esos diferentes lipos en cierlas regiones definidas, y su circunscripcion comun en provincias zoologicas naturales; euyo esludio seria con especialidad im- porlante relativamente a la comparacion de las faunas locales de los antiguos periodos geologicos con las de la creacion ac- tual. Pero como aun eslas ultimas se conocen poco compara- tivamente, tendremos que darnos por satisfechos con esperar 122 el momento en que sean posibles comparaciones coraplelas entre las faunas locales de cada uno, y de todos los periodos geologicos enlre si, y con las otras de los demas periodos. Al lerminar esta digresion, resumire mi critica de las in- vestigacioiies palconlologicas, diciendo que ninguna generali- zacion relativa a la sucesion de los seres organicos liene va- lor, sino en lanto que se lialle basada en materiales en los que eslen comprobados debidaniente el sincronismoy sucesion de las especies y su distribucion geografica, y en los cuales se lialle eslablecida la idenlidad dc ellas en sanos principios geologicos, respelando como es debido las limilaciones equi- valcntes de los generos, y teniendo tarabien en consideracion las mejoras de nuestras clasificaciones zoologicas. Todas las especies que se toinen en consideracion ban de sufrir un exa- men en cuanto a su cronologia, lopografia y zoologia; y bajo este liUirao aspeclo ha de denerse en cuenta el lugar y liraile natural, e igualmente la idenlidad de las especies, sus afini- dades genericas y su clasilicacion zoologica. Volviendo ahora al asuuto principal de esta Memoria, anadire que el niismo caso de ciertas rocas estratificadas que se hallau corapuestas casi enteraraenle de fragnientos de seres organicos (aun en las formaciohes mas antiguas), ha debido convencer hace mucho tiempo a los mas escepticos, de que la vida animal y vejetal ha sido tan actlva y ha eslado derramada con tanta profusion por el gloho entero en todos los tiempos y durante todos los periodos geologicos, como lo esta actualmente. En ningun arrecife de coral del Oceano Pacifico hay tanta acumulacion de reslos organicos corao la que existe encierlos deposilos calizos de las epocas terciaria y crelacea, u oolitica, y hasta en los periodos paleozoicos. La inmensa alforabra ve- jetal que cubre la superficie actual del globo, aunque no su- pongaraos una vejelacion como la mas exuberanle de los tro- picos, y afiadamos tambien toda la estcnsion del Oceano, y aderaas esos espacios de lierras en que es mas reducido el ni'i- mero de plantas por circunstancias no tan favorables; esa al- forabra, digo, no formaria una sola vena esplotable de carbon (lue pudiera compararsecon las numerosas y prepotentes ca- pas que encierran los deposilos del periodocarboniferosolo. Descripcion del Jy. Mr. Vinson describe los caracteres principales do un animal de esta especie que vive en el museo de historia natural de la isla de la Reunion, de la manera siguiente. Cheiromys madagascariensis, Cuv. Tiene el mismo tamauo que un ga- to grande. Se parece a un Lemurio en las formas. Su pelo es largo, as- pero, de color negro months, y en la espalda tiene pelos blancos largos. La cabeza es ancha, los pomulos son sobresalientes, tiene ojos abultados cuyo iris es de color de avellana, con la pupila muy contraida-. le hace dauo la luz del dia. El hocico es de color de rosa, las narices laterales estan muy abiertas, olfateando sin cesar cuando esta despierto el ani- mal. Las orejas son grandes, caidas, de figura conica, casi desnudas. La boca es bastante grande; los labios son delgados, aplanados en su superfi- cie y en sentido horizontal, de suerte que cierran perfectamente la boca cuando mete en ella el animal algun liquido. La cola es muy abultada, aplanada, con crines largas negras puestas en dos direcciones, y en ellas se envuelve el animal cuando descansa, arrollandose la cola al cuerpo pa- ra abrigarse del frio, que teme mucho. Las manos anteriores son muy iol- gadas, con dedos largos terminados por uuas en forma de gancho; el dedo mas largo es el anular, luego el medio-, este se parece a la pata de una ara- Sa gruesa, y se distingue de los demas en la forma y en las funciones. Trepa el animal a los arboles, se agarra a los objetos con los dedos comu- nes, pero con el citado filiforme coje los alimentos, se los lleva a la bo- ca, y busca en los troncos de los arboles las larvas que le gustan sobre- manera; tambien le sirve para beber, lo cual no hace nunca con los la- bios, sino mojando dicho dedo largo en el liquido, pasandolo rapidamente por la boca y secandolo con la lengua, repitiendo esta operacion con in- creible celeridad. Wada de particular presentan los dedos de las manos posteriores: son mas cortos que los de las anteriores, mas velludos, oponi- bles, y con uuas aplanadas; el pulgar se parece mucho al humano. El Ay despide por todo el cuerpo un olor sui generis monies y repugnante. Su voz es un gruuido laslimero. No es animal invernizo. Vive en la costa 0. de Madagascar proxima al Africa, que es mas calida que la del E. , don- de no es conocido. El individuo de que se habla fu6 metido en una jaula de hierro muy fuerte, pero consigui6 romperla y torcer con los dientes 124 un anillo do la cadena dc cobre. Ko obstante de poseer tan formidables recursos de destruccion, es docil, limido, y muy indolentc. Al pronto se espantaba del hombre, pero al cabo do dos meses se le dejaba libre por el dia y no huia, y aun conocia a la persona que le cuidaba, cambio que acaso proviniese de haber enfermado y haberso puesto tristc y flaco. Ho queria larvas de cualesquier arboles, olfateandolas antes de comerlas. Apetecia mucho el caft' con leche y el agua con aziicar. — Destruccion de (as chinches. Con este tilulo leyo Mr. Thenard en la Academia de Ciencias de Paris, sesion del 3 de setiembro de 18S5, la nota siguiente: "Algunos sabios, a cuyo parecer casi me sentiria tentado a adherirme si no fuera autor de esta nota , creeran tal vez que el anlicuado asunto que trato y la forma en que lo presento, no merecen apenas una lectura formal en el seno de la Academia de Ciencias ; pero tranquilizame la idea de que, por el contrario, lo hallaran de bastante interns los que hayan sufrido la picadura de la chinche, que calculo seran muchos, y que lo consideraran por tanto digno de la atencion, al menos por un momento, de esta docta reunion; agradeci^ndome el vivo deseo de asegurarles su des- canso, evitandoles angustiosos sufrimientos: entro, pues, en materia. Hasta el 1811 habian pasado mis noches sin que me hubiera ator- mentado jamas tan horrible inseclo, que no solo nos causa dolorosas pi- caduras, sino que aplastado con los dedos despide un olor tan infecto, que casi sentimos haberlo matado. En aquella ^poca me hallaba en el Colegio de Francia; me habia mu- dado del piso principal al segundo, para instalarme en la habitacion que ocupa actualmente nuestro digno Presidente. Durante algun tiempo nada altero mi sueuo , pero al llegar los calo- res se presento a atacarme el enemigo. Recurri para librarme de ^1 a los medios ordinarios , vali^ndome de chincheras que se sacudian todas las mauanas. ; Inutil precaucion ! cada vez hervia mas de ellas, Entonces retir^ de la pared la cama, despues de muy mirada y limpia, haciendola colocar en medio de la habitacion : vanos recursos tambien, siempre era yo victima. Algunos amigos con quienes tenia confianza, me aconsejaron que de- jara encendida la luz, y en vez de una pusc dos. El insecto, decian, hu- ye de la luz viva, no saldra de su cscondite, y dormireis tranquilo; pero nada de esto sucedio. Ocurrioseme una idea que me parecio escelente, la de poner la cama en medio de la habitacion, como lo hice al principio, pero metiendo sus pi^s en unos vasos llcnos de agua , con lo cual me crci salvado. Sin em- bargo, no fu6 asi; el enemigo se presento a atacarme como de cos- 125 tumbre, subidndose al techo y dejandoso caer perpendicularmente so- bre mi. Me hallaba a punto de tocar retirada y abandonar cl inaldito cuarto, cuando, por ultimo, di con nn remedio eficaz, indefectible en sns resul- tados, y facil de ejecutar sin peligro alguno -. el agua de jabon. Per tanto todos los auos repetia sin falla la esperiencia de que voy a hablar en una de mis esplicaciones de catedra, y puedo asegurar que los concurrentes, interesados casi todos, me escuchaban con suma aten- cion. Como la mayor parte vivian en ei barrio contiguo, hubieran podi- do presentarrae multitud de esos insectos vivos. Hagase en el fondo de un plato un ci'rculo con el dedo raojado en agua de jabon, y ponganse en el centre algunas chinches; al momento se las vera ir de una parte a otra, Apenas toquen a la li'nea de jabon se pon- dran derechas sobre sus largas patas, cayendo en seguida para no vol- verse a levantar. Cuando bice por primera vez este esperimento, senti un momento de alegria, y casi estaba orguUoso de mi victoria, pero aiin no habia llegado al tdrmino de mis trabajos. Es verdad que destruia las chinches, disfrutando asi algunas noches un sueuo que nada venia a alterar; mas pasados pocos dias principiaron de nuevo mis tormentos. Tambien es verdad que las chinches que tenia mi cama no eran de aquellas que hay grandes y muy repletas, sino unas muy pequeuas, trasparentes , color de rosa, que acababan de salir del huevo, y que muy pronto, a la manera de sus padres, verdaderos vam- piros, engordaban alimentandose con la parte mas pura de mi sangre. Por esto comprendi que el jabon no atacaba a los huevos. Desde entonces, en lugar de disoluciones frias de jabon, las us6 ca- lientes hasta el grade de hervor, y el exito fud complete; las chinches quedaron muerlas y cocidos los huevos. La operacion ha de hacersc del modo siguiente: 1.° Se echan 100 partes de agua en un cazo y se le afiaden des par- ies de su peso de jabon verde, ponidndole al fuego hasta que hierva. 2.° Se quitan las colgaduras de la habitacion , y se agrandan con la hoja de un cuchillo las rendijas, si no fueren bastante anchas para que pe- netre el agua en su inferior. 3." Se desarma la cama si es de rajidera, quitando tambien todos los adornos que haya de lo misme. 4." Se tema una gran espenja igual a las que se usan para lavar los pi6s de los caballos, se ata con un bramante a un pale de 40 centimetres de largo, se empapa en la disolucien de jabon hirviendo, y se lavan mu- chas veces de alto a bajo las paredes de la habitacion, principalmente donde haya rendijas, teniendo cuidado de mojar a menude la espenja en 12f> el liquido, quo debe estar siempre muy calicnte i hirviendo cuanto pue- da, a fin do quo obrc con eficacia. 5." Se lavan las difercntes piezas do la cama y demas adornos de ma- dera del mismo mode. Si fucsen preciosos, baslaria con esponorlos al sol y al aire durante ol tiempo necesario para quo saliera del huevo el in- secto, limpiandolos luego. fi.° So lavan igiialmento siempre con la disolucion hirviendo, las ra- jas que hubiese en los ladrillos, piso, entarimado, 6 en las obras de car- pint eria. 7." Se mudan las mantas y cortinas dejandolas al sol por algunos dias. 8." Se renueva la paja si hay alguna, y se pasan por agua hirviendo las telas y lana de los colchones. 9.° Finalmente, so tapan todas las hendiduras do las paredes con una masa hecha de crcta y cola animal, poniendo luego las colgaduras del modo ordinario. 10. Todas las operaciones que preceden es necefario hacerlas en los dormitorios, cuarteles, salas de hospitales y habitaciones donde haya tres 6 cuatro camas. Pero si no hay mas que una 6 dos bastante separa- das entre si , bastard con dar a las diferentes piezas de la cama unas lo- ciones de jabon , i igualmente a las paredes proximas a ella. Las chinches se guarecen siempre en sus rendijas, que es donde van a poner sus huevos. Tambicn pueden usarse otras muchas materias para eslinguirlas, co- mo por ejemplo, el cocimiento de tabaco, las disoluciones mercuriales, la esencia de trementina , etc.; pero prefiero la disolucion de jabon , que carece de olor, al menos muy marcado, no ofrece ningun inconveniente, y es economico, hallandose al alcance de todos. En rigor pudiera bastar el uso del agua hirviendo, pero tal vez se enfriase mucho al aplicarla a las paredes. Por el contrario, cuando contiene un poco de jabon es siempre segura la destruccion de todas las chinches, lo cual es ya bastante. He conocido muchas personas que podian dormir impunemente en una cama infestada de chinches , al paso que otras ni aun podian aproximar- se. ^Dependera acaso esto de que no ptiedan resistir esos insectos, cuyo organo olfativo es en estremo sensible, el olor que exhala indudablemente 'a piel de algunos individuos? La disolucion de jabon mata, no solo a las chinches sino tambien otros varies insectos, y particularmcnte las orugas, hasta el punto que podria servir para destruirlas en muchas legumbres. Con este motivo me acuerdo do un caso que no carece de cierta im- portancia, y con cuya narracion concluire csia iiota, demasiado larga ya: me parece que paso en 1838. Ilabia tantas orugas eu Chauraont , cerra 127 de Villeneuve sur-Yonne, donde tengo unos monies , una pequeCa pose- sion y una casa con jardin, que no era posiblo dar un paso sin aplasia r muchas; cubrian el terrene, se coraian las hojas, entraban en las casas, aa- daban per lodos los muebles, se subian a la mesa, y me acompauaban mienlras comia, bien a mi pesar. Tenia mucbos arboles frutales que que- ria librar, para lo cual me basto circundar el tronco a los 10 6 12 cen- ti'metros de altura con jabon verde mezclado con algo de tabaco. Todos se salvaron; los de los jardines proximos, lodos los manzanos y perales de sidra de los campos, sufrieron por el conlrario grandi'simos estra^os. Mi recoleccion de frula fud abundante y la sola que hubo en el pais. Las orugas en niimero considerable subian hasla el cerco de jabon y en se- guida se bajaban, sin que ninguna llegase a pasarlo. Aiin hubieran sido may ores los estragos del ano siguiente, porque los arboles se hallaban plagados de nidos de orugas , y en las ramas pe- queuas banadas por los rayos del sol, unos enjambres de mariposas de- positaron tal numero de huevos en forma de anillos, que cada uno do estos podia dar de 350 a 400 individuos. Asegureme de ello poniendo algunos en vasos a la temperatura de 22 6 24 grades. Al cabo de Ires dias salieron ya las oruguillas. Por fortuna hubo en marzo algunos dias hermosos para el nacimiento general de las orugas; luego sobrevinieron lluvias frias y lodas desaparecieron , librandose el pais de tan terrible plaga. Recuerdo aiin que las orugas, casi al final de su exislencia, se ren- nieron sobre los arbolillos en bolas tan gordas como cabezas, y que bas- laba para separarlas untar de aceite algunas por medio de una vara lar- ga; toda la masa se deshacia cayendo al pi(5 del arbol. En los paises calidos principalmente ha de ponerse gran cuidado en la destruccion de las chinches. Alii los animalillos, como les llaman, se multiplican con una horrorosa rapidez. Kunca olvidard , que hallandome hospedado en Burdeos en 1838 en una de las fondas de mas fama de esa hermosa y gran ciudad , me desperlo por la noche , aunque estaba muy cansado, un considerable numero de chinches que me devoraba. Quejeme por la mauana a la dueua de la fonda del engauo que habia sufrido, y la dije que me iba a mudar: Como V. guste, Caballero, me contesto can- didamente, pero al mudar de fonda no hard V. mas que mudar de chin- ches. La di el remedio para librarse de ellas; i lo'habra puesto en ejecu- cion? Cediendo a las repelidas siiplicas de varias personas, he creido que debia publicar estos hechos, que me eran conocidos de anliguo, que he contado a quien los ha querido oir, y que otros muchos saben ya tan bien como yo. Tal vez se me diga por que no los he publicado en 181 1. Contesto que 128 me parecio suficiente darlos a conocer de viva voz para que sc propaga- sen generalinente, auadiendo quo mas vale lardc que nunca, cuando aiin seWiizga litil la publicacion. Observaciones de Mf. Desprelz con motivo de esta comunicacion, Con- cluida la leclura de Mr. Thenard , pidio Mr. Despretz la palabra para dar a conocer iin procedimiento que le ba dado un completo resullado. En 1853, despues de una ansencia de dos mescs, cncontro su alcoba invadida de chinches, de las cuales no babia ni una antes de dicho tiem- po, siendo probable que las madres hubieran ido en algun libro viejo. Puso en dos 6 tres escarificadores algunas barras de azufrc, calentandolas de raodo que se inflamo esta sustancia. Repiti6 la esperiencia dos veces en 24 boras, renovando en seguida el aire de la habitacion. Luego puso ri ca- lentar ligeramente en dos 6 tres crisoles una mezcla de cal y sal amonia- co, repitiendo la operacion otras dos veces en el mismo tiempo marcado. Despues abrio las ventanas, se sacudieron los libros, las manias, etc., y las chinches desaparecieron. La ventaja del acido sulfuroso es la de penetrar en los agujeros, grie- tas, etc. Casi es innecesario adverlir, que antes de principiar la esperiencia se han de quitar de la habitacion todos los objetos de hierro 6 acero, 6 los que tengan algunas piezas de lo mismo, como sucede en los relojes, etc. El desprendimiento del gas amoniacal despues de la produccion del acido sulfuroso es rauy esencial. Si dicho acido no estuviese salurado de alcali, al momento se convertiria en acido sulfurico por el concurso del oxigeno y el vapor de agua del aire atmosferico, y quemaria el papel, la ropa blanca, etc., que se hubiesen impregnado de ^1. Resulta, pues, de esta prueba, que el acido sulfuroso no solo destru- ye las chinches, sino tambien los huevos. Facil es de hacer dicho esperimento, solo que no sc puede dormir en la habitacion sin haber renovado antes el aire muchas veces, para que des- aparezca el olor del gas dcido sulfuroso 6 del amoniacal, para lo cual basta con uno 6 dos dias. Rdstanos auadir, que se encontraron algunas chinches en las junturas de la cama de hierro, pero untadas con un poco de esencia de tremonti- na, basto para que muriera inmediataniente hasta la ultima. N." 3.--REVISTA DE CIENCI AS. -il/arso 1856. CIENCI4S EX4CTAS. ASTROMOMIA. Eslrellas observadas y desaparecidas; par Mr. Cuacornac. (Cosmos, ^'rt Julio I8r>5.) JDjl 7 (le agoslo de 1852, a las IS"* me ocupaba, dice Mr. Chacornac, en determinar la posicion de una eslrella de 7.^ a 8/ magnitud, situada enire dos de 9.' hacia las 21'' 36" 5' de ascension recta y — 14° 33', 9 de declinacion. Dichas estre- llas se hallaban en el limite de una cuadricula que forme en- tonces con objeto de descubrir los pequeuos planetas. Al dia siguiente solo comprobe en la referida carta las partes en que se habian situado las eslrellas pequefias, y iinicamenle al concluirla, que fue el 20 del mismo mes, volvi a ocuparrae nuevamente de las mencionadas tres estrellas. Sorprendi6me sobremanera el observar que habia desaparecido la de 7.' magnitud, al paso que lasde 9.* se hallaban exactamenle en el sitio que la carta les asignaba. Convencido que no podia ha- ber error en ella, trate al momento de buscar osa estrella en la hipolesis dCjser un planeta en relrogradacion. Al efecto forme una carta de las eslrellas circunvecinas hasta la de 9.* magnitud, y desde el 30 de ;\gosto comprendia dicha carta en sentido de la retrogradacion 14 grados en ascension recta de la posicion de la indicada estrella, y 8 y 10 grados de latilud a uno y otro lado de la ecliplica: entonces supe que en la misma region acababa de descubrir Mr. Hind el planeta Melpomene, que era mas pequefio que las eslrellas de (pie nie TOSIO VI. 9 130 ocupaba. Abamione pues mi tarca dc buscarla para conli- iiuar activamente mis carlas, crcyeiulo que seria una cslrclla variable, y dcsde enlonccs no ha vuello a aparccer. El 30 de diciembre de 1852 situe una cslrclla de 1).^ magniUid en las 8'' 47", 3, +17° 44',0, al lado de otra muy roja de 6/ magnitud, cuya posicion comprobe un auo despues, el 4 de diciembre de 1853, siendo enlonces invisible, y sin que haya vuello a verse posleriormenle. El 0 dc Julio de 1853 marque en mi carla una eslrella de 9.' magnitud, situada ccrca de una nebulosa y a pocos minulos de otra dc 7.", la cual no trate de buscar dc nuevo hasta el ano siguienle. Al comprobar en 19 de mayo de 1854 la posicion de estas eslrellas, observe que habia desaparecido la de 9." magnitud. Repclida varias veces la observacion en el ano ul- timo, no se dejo ver en el lugar que ocupaba el 5 de julio de 1853, que era 16'' 8",8, —22° 51',0. El 5 dc oclubre de 1853distingui una eslrella de 12. 'mag- nitud en una region en que mi carla no prescnlaba ninguna, y eso que era muy completa: la anote con su signo, y al dia siguienle trale de comprobar su posicion. Las nubes solo me dejaron hacer un breve reconocimiento, pero que me basto para advcrtir que babia desaparecido del lugar en que la ha- bia siluado la vispera; y no pude descubrirla en las inraedia- ciones, ni en esa noche ni en las siguienles, a pesar de mis trabajos seguidos asiduamente. Dcsde aquella no la he vuello a ver en el silio que ocupaba el 7 de oclubre, y que era O'' 44",4, + 8"4G',2. Terminando el 30 de diciembre de 1853 una region poco cstensa de una de mis carlas, situe al lado de una eslrella de 8.' magnitud olra de 11.'' en las 3'' 33",7,+20'' 51',0; pero el 20 de cnero ya no eslaba alii. La he buscado como planela sin poderla hallar olra vez, ni lampoco se ha presenlado como variable. El 10 de enero de 1854 note la desaparicion de una eslre- lla de 11.' magnitud que habia siluado en mis cartas del 4 de seliembre al 29 de noviembre de 1853 hacia las 4'' 26", 9, -|-21" 24', 8. He querido buscarla como planeta, pero sin re- sultados: no se ha vuello a presenlar. 131 El 8 de abril de 1833 piise una estrel.la de 11/ magnilud en las 11'' 3°', 3, +6° J>4',0, la cual lenia precisaraenle la misma ascension recta que una de 9.*, a la que se hallaba muy proxima. El 15 del mismo raes habia desaparecido, y no pude volverla a ver ni el 16 ni el 17 a causa de la presencia de la luna. El 18 conoci que era el planeta Temis, acabado de descubrir por Mr. de Gasparis. El 30 de Julio de 1854 continue una carla principiada en 26 de enero del misrao afio, y en la que solo pude traba- jar entonces aprovechaudo algunas claras que bubo en las no- ches del 30 y 31 de dicho nies; y adverli que habian desapa- recido dos eslrellas: una, de 11.' magnitud, no se volvio a ver hasta raas adelante con el gran anteojo de 11 pulgadasde luz, y se presento solo como de 13.' magnitud; la olra, tanibien de 11.', no se ha vuelto a ver. Su posiciou era iSu 27",5, — 4" 15,0. El 27 de diciembre de 1853 situe en el limite de una de mis cartas que estaba sin concluir una estrella de 10/ magni- tud entre otras dos de 8.' a 9.*, muy proxiraas una de otra, y puse al lado: estrella triple con lodas sus letras. El 26 de marzo de 1854 habia desaparecido la de 10." magnitud, sin que haya podido descubrirse olra vez, a pesar de haberla bus- cado como planeta y como variable. La estrella doble esia hacia4hl4",6.-f23'' 58',0. El 19 de Julio situe una estrella de 10/ magnilud en las 21'' 7"',0,— 15" 5'.0; era el planeta Urania, descubierto por Mr. Hind. En ese mismo dia, y cerca de dicho punto, faltaba tani- bien una estrella de 9.* magnitud que se puso en enero de 1834 hacia 21"^ 28",2, —12" 53', no habiendose dejado ver desde entonces. Una estrella de 11.* magnilud situada el 26 de octubre de 185i en las 7'' 30", 3, 4-23" 54', 7, y que no pude ver en 11 de enero de 1855 ni ulteriormente, bien por mis ocupa- clones, 6 bien por eslar nublado el cielo, ha desaparecido sin duda, pues no ha sido dable verla de nuevo, a pesar de ha- berla buscado como planeta y como variable. En in hora 9.% y muy recienlemente, hau desaparecido 132 (los estrellas; cl 1" dc enero de 18;)5 no se volvio a ver una de 10. '^ magnilud quo se liubo de fijar a fin dc 1854, siendo en la aclualidad complctamente invisible. El 19 de marzo de 18o5 era lambion invisible olra estio- 11a de 11.* magnilud, situada en la carta el 25 de enero del raismo ano. Las observaciones ulteriores no ban podido descubrir nue- vamenle eslas dos ultimas estrellas. Para que secomprenda la posibilidad dc quesepasen lanlas estrellas, dire que al formar rapidanientc mis cartas mc ho visto con frecuencia precisado a dejar para otra ocasion com- probacioncs atrasadas a causa del tiempo miblado, para ocu- parme de las estrellas en oposicion, Cuando se trata de las de pequena magnilud, su escasa elevacion sobre el horizonte, la proximidad de la luna, la gran claridad que difunde en la epoca de su oposicion, las claras parciales son otras tan- tas causas que exijen el hacer observaciones en diferentes puntos del cielo y en una misraa noclie; obligando tambien la pertinacia del mal tiempo, 6 la mucha claridad de la luna, a quese dejen semejantes comprobaciones para despues de rau- chos meses. En ese caso los trabajos alrasados de comproba- cion se acumulan, la raarcha sideral del cielo hace que scan estas cada vez mas dificiles, y cuando se emprenden de nue- vo ya ha desaparecido una estrella, perdiendose asi en bus- carla inutilraente los dias hermosos. Por otra parte, atorraen- tado por el deseo de comprobar las cartas completas de las regiones opuestas, 6 de emprender la formacion de cartas de las horas siguienles, resulta una perplejidad que no siempre permile decidir cual es el partido mejor que haya de tomarse. Finalmente, si se considera que mis cartas solo se estienden a 2^" a uuo y otro lado de la ecliptica, se vera que el plane- ta Pa'as, por ejerapio, las pasa en 8 dias; siendo facil de deducir por conclusion, que son muy dificiles de hallar los planelas pequefios cuyas orbitas tienen una gran inclinacion, aun 15 dias despues de una de sus apariciones en dichas cartas. 133 Melodo cierto de delerminar los colores de las estrellas. Del especlro electrico, y observaciones sobre la luz y las man- chas del Sol; por el P. Secchi. (Bibliot. univ. de Giaeb., octuhre ^8^5.) La determinacion del color de las estrellas es un proble- ma de Astronoraia fisica que ofrece un vivo interes; pero su solucion es muy dificil. Efectivamente, porunlado nosepue- de pensar en servirse de las sustancias coloreadas como ter- minode coraparacion; por olro, es tambien imposible compa- rar el color de una estrella con el espectro solar, y elespectro que producen las luces artificialesordinariaspresenta uncorlo numero de rayas que sirvan de puntos de parlida. El sabio director del observatorio del Colejio Romano, despues de haber ensayado en este sentido los espectros que producen las diversas fuentes luminosas, luvo la idea de va- lerse de la luz de la chispa electrica, que se puede modificar y variar, empleando para producirla corrientes de inlensidad distinta, y haciendola salir de unos polos formados de raela- les diversos. El P. Secchi se ha ocupado del estudio del es- pectro electrico. Su melodo consiste naluralmente en obser- var las rayas que presentan los espectros producidos en diferentes circunstancias, determinando tambien su posi- cion, bien a la simple vista, 6 por medio de medidas exac- tas. El procedimiento que usa para dar fijeza suficiente a la luz de la chispa es muy sencillo. Al efecto ha mandado hacer unas ruedecitas de diversos metales, cuyo bordesehalle aca- nalado como sucede generalmente con las cabezasde los tor- nillos de presion de los inslrumentos. El eje metalico de la rueda coraunica con uno de los polos de la pila, y un peque- no muelle que comunica con el otro, compueslo del mismo metal que la rueda, va a ludir en ella: haciendo que de vuel- tas rapidamente, se suceden las chispas, permaneciendoper- ceptiblemenle en el misrao higar. Si se emplea una corrienle de intensidad moderada, el espectro se com pone, no de rayas oscuras sobre un fondo co- loreado segun sucede en el especlro solar, sine de unasbri- 134 llanles sobre fondo proporcionalmente oscuro. Para eslo bas- la dejar que llegue el especlro eleclrico que se crea mas a pro- posilo al campodel anleojo con que se observe una eslrella, per cuyo medio se obtendran puntos de comparacion que per- miian apreciar el color. Aumenlando 6 disminuyendo la corriente electrica, sera posible conseguir que el brillo de una raya sea igual al dellJastro que se observa. De aqui re- sullaria tambieu un procedimiento fotometrico que facllitase determinar la inlensidad luminosa segun la fuerzade la cor- riente. Cuando esla es rauy energica (50 elementos de Bunsen de gran dimension), el fenomeno es algo diferente, observandose enlonces las mismas rayas brillantes; pero el intervalo que las separa en vez deser oscuro se vuelve brillante, y no se observan en el rayas oscuras. Estos lillimos esperinientos indican al parecer que la luz (le los melaies en combustion no produce en realidad rayas perceplibles en el espectro.Efectivaraente, si se aplican cua- lesquierametales a la llama de un soplete degashidrogeno y oxigeno, no se obtienen las rayas del espectro que se obser- van con la chispa electrica; cuyos cases son lambien al parecer favorables a la opinion de Angstrom, quien admite la exis- tenciade dos espectros sobrepuestos en el de la chispa elec- trica. Independientemente de su interes practice, pueden condu- cir estas esperiencias a ciertas mejoras leoricas acerca de la naluraleza de los astros, y del Sol particularmente. Yeamos corao seesplica el P. Secchi sobre esle particular. « He dicho ya anteriorraente que pudiera considerarse el espectro solar, en razon de sus innumerablesrayos (1), como resullado de la superposicion de todos los espectros artificiales de la chispa electrica; y aliora anado que la diferencia que ofrece el es- pectro producido por simple combustion confirma al parecer (l) El alitor considcra aqui el espectro solar, no como si se formase dc una luz continua corlada solamentc por las rayas oscuras do Fraun- hofer, sine como compuesto de multitud do rayas brillantes situadas unas muy cerca de otras. 135 la opinion de \V. Herschel y de Ampere, que creian que el calor se producia por corrientes eleclricas mas bien que per una verdadera combustion en el sentido general de esta pa- labra. Digo que confirma al parecer la referida opinion, porque nueslros esperimenlos prueban solamente que a la temperatura que se obtiene con el soplete de hidrogeno y oxi- geno no se observan las mismas rayas, pero pudiera suceder que se manifestasen en una temperatura mucho mas elevada, como es la de la chispa. Sin embargo, si reflexionamos sobre la totalidad de fenomenos que esa misma chispa produce, no podemos negarnos a conceder al menos que se verifique en es- le caso una operacion sm ^'enens distinta de una simple com- bustion, porque el calor y la luz que se desprenden estan completamente fuera de proporcion con la corta canlidad de materia que entra en combinacion quimica. El astronorao que acabamos de citar decia por otra parte: dificilmenle po- driamosimaginarnos la existencia, en el Sol, de una fuente perenne de tanto calor sin alteracion aparente ni disminu- cion apreciable desde las epocas mas remotas, a no ser las corrientes electricas.w ^Y no pudiera suceder que estuviese sostenida alii la fuerza electrica tan energicamente por el mismo principle que sustenta en grade mucho raenor la pola- rizacion en los imanes? Poseemos hoy bases cienliflcas mucho mas seguras que leniamos antes para no despreciar esta hi- potesissin dignarnos examinarla; una de las razonesimportan- tes puede sacarse de la poderosa accion magnetica del Sol, quese halla demoslrada en el dia; y lo mismo sucede con la coincidencia de los periodos de las manchas del Sol con los de maximo y minimo de variaciones en los elementos mag- neticos. El autor concluye describiendo algunas observaciones nuevas acerca de las manchas del Sol. La idea que ha llega- do a formarse de la estruclura de ellas, es la de considerarlas como una inmensa hendidura en la capa luminosa, produci- da tal vez por la espansion de los gases en lo interior del cuerpo solar, debiendo, despues de la salida de estos, precipi- tarse la materia fliiida luminosa desde todos los puntos del contorno de la mancha para ir a llenar el vacio que se hubie- 136 sc, formado. El P. Secchi se inclina a creer que no es gaseosa la foloslera, sino mas bien analoga a la lava tie nueslros vol- e a lies. OEODESI^t. Sobre la alraccion que los montes de Himalaya y de las re- giones elevadas que esldii mas alia, tienen en la plomada en la India; por Mr. Pratt. (L'lnslitul, 30 mw/olSbS.) Principia el autor por advertir que, segun lodos saben muy bien hoy, la atraccion de los montes Himalaya y regiones ele- vadas que hay mas alia de ellos ejerce una influencia apre- ciable en la plomada en el N, de la India; cuyo hecho se ha comprobado durante la gran operacion geodesica verificada en aquel pais. La triangulacion ha ofrecido una diferencia de latitud de 5" 23' 42", 294 enlre las dos estaciones eslremasde la division septentrional del arco, a saber Kaliampur y Ka- liana, siendo asi que lasobservaciones astronomicas dan la de 5° 23' 37", 058, que es 3", 236 menor que la primera. Las operaciones geodesicas sonintachables, 6 al menosasi resulta al parecer de la siguiente prueba. Habiendose raedido con la mayor escrupulosidad en los estremos del arco dos bases de 7 millasproximaraenle de desarrollo, y calculado lalongi- tud de la base septentrional por la de la meridional, medidacon auxiliode una cadena de triangulos que comprendia unas 370 millas, se nolo solamente una diferencia de 0,6 de pie entre la longitud medida y la calculada, lo cual produciria linica- inente en la latitud la de 0",006, caso do que existiera toda eila en elmeridiano. Por consiguienle la diferencia de 5", 236 hade atribuirse a cualquier otra causa; siendo la que se pre- senta por si misma como mas probable la alraccion por parte de las masas acumuladas on tan gran abuiidancia on el N. del arco indio. Facil es de ver que dicha fuerza perturba- Iriz obra en la direccion requerida para disminuir la diferen- 137 cia delalitud astronomica enlre ambas eslaciones. Averiguar si la causa designada esplica el error de la dilerencia de lati- tud y tambien la canlidad que produce en el de la direccion, tal es la cuestion que se ha propuesto dilucidar el aulor en la presente menioria. Pudiera parecer a primera vista, que si tiene tanta influen- cia como se supone la atraccion de las raontanas debe alte- rar las operaciones geodesicas, porque al observar la latitud 6 deprcsion de una estacion tal como se distingue desde otro punto, ha de enlrar necesariamente en los calculos el error de la ploraada. Sin embargo, el aulor prueba con el analisis matematico que os enteramente inapreciable el efecto de la alraccion de las montauas en las operaciones geodesicas, y que evidenlemente se ha de atribuir a la operacion astronomica ladiferencia de latitud que exije la correccion. Los resultados obtenidos porel coronel Everest en las tentativas para deter- minar astronomicamente el acimut respeclivo en 7 estaciones, confirman al parecer esto mismo. Para probar cuan importante es tener en cuenta la atrac- cion de las montanas en el problema delicado de la determi- nacionde la figura de la tierra, examina el autor el efecto de un ligero error en la diferencia de latitud de los estrenios de un arco sobre el valor que se deduce como elipticidad de la tierra. Presentandose dos cantidades incognitas en la determi- nacion del esferoide de revolucion que mejor concuerda con la forma de la tierra, a saber, a radio del Ecuador y « la elip- ticidad, se necesitan dos arcos para determinarlas. Elije el au- tor el arco ruso, medido cerca del Cabo Norte, como el que reune mas veniajas para combinarlo con la porcion septen- trional del arco indio; y prueba que un error de 5",236 de menos en la amplitud del ultimo disminuiria el valor de la elipticidad resultante de los dos arcos en ^v proximamente de ia elipticidad total. Si el efecto de la atraccion de las monta- nas es tan poderoso como lo halla por el calculo Mr. Pratt do", 883 en la porcion septentrional del arco indio), dismi- nuiria la elipticidad j i y aun mas i t si se emplease todo el dicho arco indio de Kaliana a Damargia. Pasa luego el aulor al desarrollo de sumelodode calculo. 138 y despues a la reduccion de sus formulas a numeros, de acuerdo con los mejores dalos que ha logrado reunir. Primeramente trata de hallar una espresion de la alrac- cion horizoiUal de un prisma de la corteza lerrestre apoyado en una pequcna base dada, de escasa altura y situada a cier- ta distancia angular dada tambien (medida desde el centro de la lierra) de una eslacion A en que se quiere averiguar la atraccion. En los casos en que se usa dicha espresion se re- duce sin error sensible a en la cual M es la raasa atrayente, a la cuerda que une su base con A, y fl el angulo subtendido por la misma cuerda en el cenlro de la tierra. Aplicando la referida espresion al problema de que se Irata, divide el aulor en seclores la superficle de la lierra por medio de pianos verlicales situados a distancias angulares iguales; cuyos sectores se subdividen luego con circulos me- nores, de los que es A polo comun, resultando de esle modo dividida loda la superficie en cuadrilaleroscurvilineos. Busca luego la ley en virlud de la cual hayan de crecer los radios de los circulos menores, para que la alraccion horizontal de la porcion de corleza que se apoya en uno de dichos cuadri- laleros pueda ser igual al producto de su altura y de su den- sidad media por una cantidad constante, independiente de la distancia del cuadrilalero a A. Si a y « -f 'P son los radios an- gulares de dos circulos menores consecutivos, resulta entonces tW^) (P cos ■ = a una cantidad constante = c. sen a-^r) Para fijar el valor de esa constante, hace Mr. Pratt «P= A » cuando ^ y « sean infinitamente pequenas, lo cual da c — ii. La ccuacion anterior puede resol verse en ese caso numerica- 139 mente con aproximacion suficienle. Asi se calcula una labia de radios de los circulos menores sucesivos. Las dislancias se marcan en una carla 6 globo, y se Irazan los circulos y lineas que dividen la supeiTicie, faltando ya solamenle cerciorarse de las alturas medias de las niasas que se alzan en los com- parlimientos designados en la forma referida. Acorapana a la Memoria una lamina que representa un bosquejo del continenle asialico, en la que se ha Irazado una figura poligonal DEFGIIIJKL (que para mayor co- raodidad llama espacio circunscrito el autor), que senala los limiles de una masa irregular, linica parte de lasuperficie de la tierra que ejerce al parecer en la India efecto sensible en la plomada. I) E F esh cadena del Himalaya con una inflexion en^ del Noroeste a la izquierda; al Esle por el Sur a la derecha; F G otra cadena que va a la mesela de Yu-Nau hacia el 25" de latilud y 103° de longitud; G H\n cadena de montaiias de Yun-Lesig, que cuenta numerosos picos cubierlos de nieves perpetuas; HI es la de Inshan; / / la de King-Khan, suma- mente escarpada por la parte de Oriente, pero no por la de Oeste; y los pasos que ofrece se dice que eslan a 5525 pies sobre el nivel del mar; J K es e\ Altai, cuyo pico mas alto tiene 10800 pies y la altura media 8000, inclinandose la ca- dena al Este; A' L se ha tomado en un principio como una cadena de montanas, pero luego se ha conocido que es una linea interrumpida; L D es la cadena de Bolor, que sube a una altura igual a la de Hindoo-Koosh. Hay ademasotrasdos cadenas que corren en el espacio circunscrito paralelamente al Altai y al Himalaya meridional, que son: la de Thian-Schan 6 MontaQas Celestes, y la de Kuen-Luen, que escontinuacion del Hindoo-Koosh, y se elevan desde 2558 pies hasta 20000 proximamente cerca de Herat, donde se une con la cadena de Bolor; pero de lo que hemos de ocuparnos aqui principal- mente es de la elevacion del espacio circunscrito, porque cuando distan mucho entre si las cadenas de montanas, no ejercen mas infUiencia que la de las mesetas elevadas. Antes de doscribir el pais comprendido enloslimitcs que acabamos de indicar, presenta el autor una ojeada general d* 140 las partes que hay en lo eslerior, y de la cual rcsulta que los calculos puedeii limilarsc al espacio circunscrito. Pasa luego a dar nolicia detallada de la naluraleza del pais que hay en lo interior de los limites de ese espacio, principiando por el Himalaya, que se eleva de pronto en las llanuras de la India a 4000 pies y aun mas, cubriendo un vasto espacio quebrado de 100 a 200 millas de ancho, que sube a grandes alluras; qui- zas hay 200 ciispides que pasan de 18000 pies, llegando has- ta 28000 las mas elevadas. La base general en que se apoyan dichos picos se eleva gradualmente de 9000 a 10000 pies para ir a parar a la gran meseta Norte de la cadena. El caracter del pais, al Sur de dicha meseta, se conoce mucho mejor que el del Norte. Si se traza alrededor de Kaliana una circunfe- rencia que lenga 5°, 046 de radio (valor de uno de los em- pleados para la division de los sectores), pasara por las por- ciones mas alias de la referida meseta, separando en dos par- tes el espacio circunscrito, una meridional que llama el au- tor region conocida, y la septentrional region dudosa. Los efec- tos de ambas partes se separan en los calculos, introducien- do un factor arbilrario. Despues de describir la region dudosa tan completamente como se lo han permitido los datos que ha logrado reunir, su- pone Mr. Pratt, como lo que representa mejor los hechos ge- nerales, que al norte de una linea que corre por Leh y H'Lassa baja gradualmente la region dudosa desde 10000 pies a 2500, siguiendo una linea casi paralela a su centro; luego vuelve a subir bajo el misrao angulo al Norte; y que la porcion que hay al Sur de la region arriba mencionada y no comprendida en la conocida baja con rapidez cuatro veces mayor. PrQcede en seguida Mr. Pratt a las operaciones numerieas, que hace estensivas a todo el espacio circunscrito. La ampli- lud de las zonas usadas en los calculos es de 30", que no es muy considerable segun el autor para lograr buenos resulta- dos. A continuacion damos los que el ha obtenido. 141 EstacloD A, Kaliahas. Desvio tie la plomada en el Meri- diano 12",972 Correccion del desvio por 1 00 pies. de variacion de altura 0 ,312 Desvio de la plomada en el primer vertical 8 ,136 PROCEDENTES DE Region conocida. Region descoDocida Eslacion B, Kalianpur. Desvio en el Meridiano Correccion por 100 pies Desvio en el primer vertical. Estacion C, Damargida. Desvio en el Meridiano Correccion en 100 pics Desvio en el primer vertical. 3 ,219 0 ,059 0 ,789 1 ,336 0 ,022 0 ,000 14",881 0 ,260 8 ,806 8 ,749 0 ,138 3 ,974 5 ,573 0 ,100 2 ,723 27",852 16 ,942 11 ,968 » 4 ,763 6 ,909 )) 2 ,723 De donde se deducen los siguientes resultados: Desvio total en A, 32'', 601 y en acimut 3ri8' oriental. en B, 12 ,880 21 42 en C, 7 ,426 21 31 Diferencia de los desvios meridianos en A y ^=15",885. en A y C=20 ,944. en /? y (7= 5 ,059. La primera de estas diferencias es considerablemente ma- yor que 3", 236, cantidad deducida de la operacion geodesica de la India. El autor examina luego diclios valores con mas cuidado, y discute las distintas hipotesiscon cuyo auxilio pudieran re- ducirse. En primer lugar se puede haber supueslo muy con- siderable la densidad de la masa atrayente: la que se ha ad- mitido es 2,75, considerando como 1 el agua destilada, que es lambien la densidad media adoplada para el monle Sclie- 142 liallien en los calculos do Maskeliiie. Dicha densidad no paiece segraduara como exajerada, pero en ningun caso pnedc lii- potesis alguna relaliva a ellareducirla atraccion mas que una pequena fraccion do su valor total. For olra parte, es posible que se haya aliibuido una masa exajerada a la region dudo- sa. El autor exainina esta hipotesis, y deduce i)or conclusion que aun en el inadmisible supueslo do que no exisliora dicha region, no se reduciria la diferencia de desvios meridianos entre Ay B ii mas de 9", 753. En la tercer region conocida se puede hallar un tercer medio dercduccion. Una gran par- te de la atraccion correspondiente a dicha region depende de la gran mesa; y seria precise descender 6000 pies desdo ella para limilar a o".23G los desvios en A y ^, aun cuando no existiese toda la masa de la region dudosa. De suerle que no hay la menor esperanza, por medio de una hipotesis cual- quiera relativa a las alluras, densidades, etc., de reducir el desvio calculado liasta el punlo de que concuerde con el error descubierto por la operacion geodesica^ Despuesde entregarse a varies calculos eslensos que con- firman los resultades precedentes, concluye Mr. Pratt calcu- lando la forma del arco indio, es docir, delerminando cual se- ria el esferoidede revolucion, siendo el eje de esta el mismo de la tierra, que coincidiera mas exactamente con el refe- rido arco, sin hacer caso del roslo del globe. Los dates em- pleados al efecto sen las longitudes y amplitudes de las por- cion«s septentrionales y meridionales del arco, y per cen- secuencia su forma, e igualmenle las latitudes, 6 por lo me- nos las latitudes aproximativas de los puntos medics de los arcos. Valiendese de las amplitudes sin correjir de la atraccion de las montaiias, obliene el autor como va- lor de la eliplicidad deducida del arco indio sole j-^, que casi concuerda con^j^jj^, resultado del corenel Everest; pero erapleande las amplitudes correjidas de la atraccion de las montanas, segun los calculos del autor, se reduce la eliplici- dad a -^^^ Do donde deduce per conclusion que es mas corlo 143 csle arco que lo que debiera si luviese la elipticidad media de la tierra; creyendo que el modo mas satisfactorio de espli- car esla conlradiccion es admitir la hipotesis de que lasuper- licie de nuestro globo ha sul'rido en aquella region un desvio general de su forma esferoidal media. CIENCI4S FISIC4S. QUIlIICit. Atemoria analitica sobre la cantidad de iodo conienido en laha- cos de dislintas calidadcs cullivados en la isla de Cuba; so- bre la pcrdida en materias voldtiles que en sii completa de- secacion esperimentan dichos tabacos, igualmenle que sobre la cantidad de cenizas que suminislran; con alr/unas observa- ciones criticas respeclo al melodo de Mr. Luca para dcler- minar cuantitatwamenie el iodo, acompafiadas de la indi- cacion de las mejoras de que es susceplihle diclio melodo, por D. Jose Luis Casaseca, Director del Insliluto de investiga- ciones quimicas de la Ilabana, Academico corresponsal de las Reales Academias de Cienciasde Madrid yde Munich, etc. En una nota dirigida a la Academia Imperial de Ciencias de Paris por Mr. Cliatin con fecha 7 de noviembre de 1853, en la que trataba de la presencia del iodo en las aguas llove- dizas, en las de.los riosy en lasplanlas delas Antillasy de las coslas del Medilerraneo, proponiendoseconleslar a ciertas ob- servaciones heclias por Mr. Marlin de Marsella, y a olras mias praclicadas en la Habana, aquel habil y sabio qnimico, que con tanto ardor y perseverancia prosigue su noble larea en la obligacion que se ha irapuesto de invesligar la existencia del iodo en los tres reinos de la naluraleza, anuncio que ha- bia encontrado iodo en el tabaco de la Habana y en el de Francia, casi en igual proporcion en uno que en olro. Cuan- do lei por primera vez la nola de Mr. Chalin, emprendi la invesligacion del iodo en un buen labaco de la Vuelta Abajo, num. 189 do la Majagua, y ronsegui demostrar en 61 la exis- tencia de este mclaloide. 145 El aserto de Mr. Chatin debia hacer presumible, sin em- bargo, que la presencia y la cantidad de iodo no tendrian in- flujo alguno en la calidad del labaco, pues que segun la opi- nion de aquel quimico el tabaco de Francia, que seguramente no debe ser comparable con el de la Habana, conlendria la misraa cantidad de iodo; pero era preciso se supiese con que tabaco de la Habana, 6 bablando con mas propiedad, de la Isla de Cuba, se hicieron los esperimentos de Mr. Chalin, pues que en los alrededores de la capital no se culliva taba- co, como es bien sabido, y el quese recoje a 6 ii 8 leguasde la Habana es el peor detodos, hallandose situadaslas mejores vegasentre el rio de San Diego y el cabo de San Antonio, en el departamenlo veguero conocido comunmente con el nombre de Yuelta Abajo. Nadie ignora que se recoje en esla isla esce- lente y malisimo tabaco; y se cometeria grave error si para juzgaren Paris del labaco cubano se comparaseel tabaco re- cojido en Francia con el que alia se envia de esta isla por cuenta del gobierno frances, pues segun la opinion de los buenos fumadores peritos en la materia no es el mejor tabaco el que se contrata con casas bien acreditadas del comercio de la Habana. Quise pues cerciorarme de la cantidad de iodo contenido en un tabaco superior y en otro reputado muy ma- le, igualmente que en el peor de todos (tabaco de par tido), que segun es notorio se culliva a unas 6 leguas de la Habana. Tuve ocasion de aprovecharme de la oportunidad que me proporcionabau estas investigacionesparadeterminar la per- dida que esperimentasen estos tabacos por efecto de su com- pleta desecacion en una estufa calentada a una temperatura de 70 a 80° cenligrados, igualmente que la cantidad de ceni- zas que me surainistraran en su incineracion, con referencia a su calidad. El resultado de estas investigaciones es el siguiente. Procedimiento que he seguido en la incineracion de los tabacos y en la determinacion del iodo. Opere constantemente sobre 500 gramos de hojas de ta- baco on el eslado de sequedad que ofrecen los manojos desti- TOMO VI. iO 140 nados al torcido. Rocie dicha cantidad de tabaco con una cuarfa parle de lilro de agiia deslilada, 6 scan 0,25 de lilro, la cual conlenia en disolucion Ires gramos de carbonato de po- tasa exento de iodo. Asi rociado el labaco lo incincre al rojo oscuro enunaraarmita de hierro coladocnteramcnlenueva, y que no conlenia iodo. La ceniza de color agrisado en la cual se percibian partes muy blancas que conservaban la forma de la nervadura de las hojas, fue tratada en caliente con lilro y medio de agua deslilada, cu idando de soslener el bervor del agua porlermino dc dioz minutos, y filtrandodcspues. Evaporecon- venientemenlehastasequedad la disolucion filtrada, y efeclue dos Iralamienlos seguidos del residuo con alcohol de 90° cen- lesiraales, empleandolo birviendo e invirliendo, en suma en ambas operaciones la canlidad de medio lilro. Conseguida la evaporacion del liquido alcoholico en un bano de vapor de agua birviendo, trale el residuo seco oblenido con diez cenli- melros ciibicos de agua deslilada. Eslaba seguro de que si el labaco examinado conlenia iodo, debia este enconlrarse en la disolucion final obtenida por los medios indicados, pues que habia tenido buen cuidado de cerciorarme en cada operacion de que en el residuo desecbado no quedaba el menor raslro de seraejanle melaloide. Para delerminarlo cuanlilalivamenle en dicha disolucion final segui el melodo de Mr. Luca, fun- dado en la aplicacion del bromo y del cloroformo, ypublica- do en el tomo XXXVIl numero 23 de las aclas de la Acade- mia Imperial de Ciencias de Paris (Comples-rendus) . Este me- lodo, de una delicadeza escesiva para hacer perceplible la presencia del iodo, no es sin embargo exaclo para delerminar cuanlilalivamenle esle melaloide; perose consigue facilmenle perfeccionarlo a punlo de alcanzar la deseada exaclilud, in- Iroduciendo en el las modificaciones que he ideado, y mani- festare per conclusion deeste escrito. 147 P4rdida observada en la completa desecacion de los tahacos que han sido objelo de mis investigaciones. Tabaco superior, de la Lena. . . -Veea Cantidad de tabaco pucsta en la cstiifa. -100 gramos, 1.^ calidad... 3." )) Tabaco malisimo.— Vega' de la Herradura. Ter- jl.^ calidad. reno que llaman sali- troso, y que dicen no' conliene arena (1) . . Tabaco de partido, el peer f Una sola cali- de lodos los tabacos. . \ dad Eslado de.la cantidad de cenizas que dejaron eslos tahacos en su incineracion. Peso del ta- Perdida baco comple- en matcrias tamciito seen. volatilcs. Gramos. Gramos. 75 25 76 24 77 23 82 18 84 16 86 14 84..... 16 Cantidad dc tabaco incinerado. 500 Tabaco superior.— Vega de la Lena. Tabaco malisimo.— Vega de la Her- radura (3. Tabaco de parlido,\TT , ,. el peor de todos^^f^'^''^^^''- los tabacos ) "^^ a 2 o ■a = o -a -a '=* 95. -a r; ~ -• °- ! Gramos . Cenizas. 80 16 82 16,4 84 16,8 89 17,8 93 18,6 97 19,4 92 18.4 (1) Acostumbran los vegueros dar en la isla el nombre de terreno salitroso al que contiene mucba sal comun; pero se espresarian con mas propiedad llamandolo salino. 148 Cantidad de iodo delerminada por el mModo de Mr. Luca. Tabaco superior.— Vega de la Lena.— Ni el menor raslro en ninguna de sus calidades. Tabaco malisimo.— Vega de la Herradura.— Lacanlidad correspondiente a A de miligramo de ioduro dc potasio en las Ires calidades de este tabaco, 6 sea t^w= 0,00007 de gramo. Tabaco de parlido, el peor de todos los tabacos, ni el mas Icve rastro de iodo. CONCLUSIONES. Resulta de este trabajo, ejecutado con todo esniero, lo si- guiente: 1." Que el tabaco conliene tanta mayor cantidad de prin- cipios volatiles cuanto mejor es su calidad; que dos tabacos que tengan la misma merma en su completa desecacion, como el malisimo de la Herradura de segunda calidad y el peor de lodos [labaco de parlido), pueden sin embargo diferir uno de otro en calidad, lo que sin duda dependera de la naluraleza de los principios volatiles perdidos. 2." Que la cantidad de cenizas sigue la marcha inversa de la calidad del labaco, porque es tanlo menor cuanlo mejor es el tabaco, y tanlo mayor cuanto peor es; que dos tabacos que suminislran igual cantidad de cenizas, cual viene a suce- der con el malisimo labaco de la Herradura de segunda cali- dad y el peor de todos {tabaco de parlido), pueden diferir sin embargo en calidad uno de otro; lo que dependera probable- menle dela naluraleza de sus cenizas, no menos que de lade sus principios volatiles (1). Anadire ademas, que son tanlo mas blancas las cenizas cuanto mejor es el labaco. (l) Esta observacion me constituyc en la necesidad de estudiarla na- luraleza de las cenizas dc las distintas clases de tabacos dc csta isla, y de analizar ademas cuantitativamente dichas cenizas. 149 3," Que tanlo la p6rdida en principios volatiles como la cantidad de cenizas oblenidas siguen una progresion arilmeli- ca, decrecienle en el primer caso y creciente en el segundo (1). 1." caso. — Perdida enfTabaco superior.. 25 24 23 materias volatiles tTabaco malisimo. 18 16 14 2.° caso.-Cenizas {Tabaco superior.. 80 82 84 llabaco malisimo. 89 93 97 4." Que el iodo es accidental en el tabaco; que no influye por consiguiente en su calidad, pues que dos clases de tabaco, escelente el uno y malisimo el otro, no lo contienen; y que parece provenir, cuando el tabaco lo contiene, de la gran cantidad de sal marina existente en el terrene donde crecio la planta, y en el cual parece debiera hallarse el iodo en es- tado de ioduro de sodio 6 de polasio asociado al cloruro de sodio, bien que conforme a la opinion de Mr. Chatin exista en estado de ioduro de hierro en la planta. Observaciones criticas respecto al metodo de Mr. Luca para de- terminar cuantitativamente el iodo, publicado en las actas de la Academia Imperial de Ciencias de Paris. Este metodo, en cuanlo a la sensibilidad de los reactivos empleados, cloroformo y hromo, para descubrir la presencia del iodo (pues yo no he ensayado el sulfuro de carbono) , es muy superior al procedimiento basado en el uso simultaneo del engrudo de alraidon y del acido azoico. Y asi es que mien- tras que por este ultimo metodo no es posible determinar di- rectamente, como de ello me he cerciorado, menos de medio diezmiligramo de ioduro de potasio en diez centimetros ciibi- cos de agua, 6 sea ^o/oto de ioduro del peso total de la disolu- cion , mediante el procedimiento publicado por Mr. Luca puede descubrirse por lo contrario muy facilmente i de diez- (l) Esta proporcion arittndtica es una prueba de la suma inteligen- cia con que estan escojidos y calificados los tabacos en esfa isla, porque la 2.* calidad es precisamentc el termino medio enlre la 1.^ y la 3.' 150 miligramo, 6 sea iso^fiF; pero confieso que no he podido Iras- pasar esle limite. Esta esquisUa sensibilidad no quilaiia sin embargo que se coraetiesen graves crrores si se praclicaso punUialmonle el metodo indicado por Mr. Luca para deterniinar lacanlidadde iodo. En primer lifgar este quimico, que con raotivo de la determinacion cuantitativa de la suma del iodo y el bromo asociados al cloro en una mezcla dada aconseja el uso del agua clorada, y recomienda mucho que sea estareciente y se conserve en un pomo azul esmerilado, cuidando de verificar su graduacion cada vez que vaya a usarse, no hace la misma recomendacion en cuanlo al agua bromada; y en esta parte creo poder asegurar que ha hecho mal, porque sin esta pre- caucion los ensayos praclicados con un intervale de veinli- cuatro horas discreparian mucho unos de otros; por las mis- mas razones que sirven para esplicar los distintos resullados obtenidos con el agua clorada en iguales circunstancias. Pres- cindiendo de estas precauciones, serian tambien erroneos los resultados aun con una agua bromada recientemente prepa- rada, si se dedujese, como lo aconseja Mr. Luca, la cantidad de iodo contenido en un liquido de la del bromo empleado, y de un calculo muy sencillo fundado en los equivalentes qui- micos: lo que no depende de que no sea un equivalenle de bromo la proporcion de este raetaloide que se sustituya a un equivalente de iodo en el compuesto 6 ioduro primilivo, de- jando libre el iodo, que da entonces un color rosado mas 6 menos intenso al cloroformo, sino de que se necesila mayor cantidad de bromo que la quecorresponde al equivalente del iodo para espulsar a este en su lolalidad: en una palabra, es preciso, a mi modo de ver, conlar con varias causas de error, cuales son elinflujo de las masas, la acclon de la biz y la vola- tilidad del bromo. Efectivamenle, el de la enorme masa de agua respecto al bromo y al ioduro, la Irasformacion del bro- mo enacido bromhidrico, y la temperalura mas 6 menos ele- vada de la almosfera deben conlribuir eficazmente al re- snllado observado. Por lo deraas, se conocen en quimica otras reaccioncs semejantes en las que es preciso emplear mayor 6 raenor esceso del cuerpodescomponenlepara efectuar la des- lol composicion total de una combinacion quimica. SieDdo el equivalenle del iodo 1578,2, el del bromo es 978,3 (Reg- nault). Estos numeros yuardan eiitre si la proporcion 1 : 0,62. Se necesitaria pues, seguii la ley de los equivalenles, para uii miligraino de ioduro de polasio menos de medio mUUjramo de bromo, alendiendo a la composicion de cste ioduro; y si se empleara para la determiuacion cuanlilativa una pipela de Mr. Pelouze graduada por cenlinielros ciibicos y decimos de centimetrociibico, deberian baslar ciucodivisiones pequenas, 6 sean cinco decimos de cenlinielro ciibico, si este contuvie- se un miligramo de bromo, estando cargada la pipela de una disolucion apropiada al inlenlo; pero no sucede asi, corao es facil averiguarlo. Con una disolucion de bromo recientemente preparada y asi grdidnada en la proporcion de tin miligramo de bromopor centimetro cubico, he necesilado centimetro cu- bico y medio, 6 sea triple cantidad de bromo de la que al iodo correspondiera por la ley de los equivalentes quimicos, para separar todo el iodo contenido en un miligramo de ioduro de polasio disuello en diez centimelros cubicos de agua dcslila- da. Los calculos fundados en los equivalentes quimicos su- minislrarian, pues, forzosamente un resultado erroneoen es- te caso. He aqui el melodo que yo he seguido, y del cual pre- sume queden los quimicos salisfechos, pues que con el no len- dran que inquietarse por la alleracion que pueda esperimen- tar el agua bromada. ((Cuando se Irala de determinar cuanlitalivamenle menos »de un miligramo de iodo, 6 una proporcion que no esceda »mucho de esle niimero, en diez cenliinelros cubicos de una ))disolucion salina, se prepara anlicipadamenle una disolucion »graduada a razon de 1 miligramo de ioduro de polasio por licenlimetro cubico; se vierle en un lubo graduado por cenli- »melros cubicos 1 de esla disolucion, yse anade agua deslila- ))da hasla la division 10. Ensayase cnlonces esleliquidoconel »cloroformo ,)/ la disolucion graduada de bromo, a razon de 1 » miligramo por centimetrociibico, del modo indicado por Mr. ))Luca, pero valiendose al inlenlo de la pipela graduada que »se usa en losensayoscuprimetricos dc Mr. Pelouze. Aiiolase »enlonces la cantidad de agua bromada empleada, y se prac- 152 ))lica en segiiida ol ensayo do la disolucion en que uno se pro- ))pone (letcrminar cuanlitalivaracnto el iodo, acidulandola wprimoro ligeramente con acido az6ico, y vertiendo luego en ))ella el agua bromada gota a gola. Se deliene el operador «cuando por la anadidura de una gota mas no se aumenia ya la wtinla rosada del liquido despues de haberlo agilado; renue- ))vase entonces la canlidad (ija de cloroformo que se invierte »cada vez en el ensayo {un centimetro cubico), y se conlinua ))liasta agotar el liquido de todo suiodo. Cuandoya no loma co- »lor el nuevo cloroformo, se suslrae por el calculo de la lolali- »dad de agua bromada empleada la que sehaya inverlido en »esle liltimo ensayo improductivo. Se parle entonces la canti- »dad efectiva de bromo empleado en el ensayo de la disolu- Mcion, 6 sea la que resuUa de la indicada sustraccion, por la »que exijioel miligramo de ioduro; y teniendo luego presenle wque lacantidad de iodo conlenido en 1 miligramo de ioduro ))de potasio es de 0,000763 de gramo, se muUiplica esle nu- wmero por la relacion determinada esperimentalmenle entre ))el bromo inverlido en el ensayo de la disolucion y el que se wempleo en el primilivo ensayo de un miligramo de ioduro, wen los lerminos ya indicados, y se obtieue entonces con bas- wtanteexactitud lafraccionde miligramo de iodo correspon- ))diente, en decimos y centesimos de miligramo. Sea v. gr.? ))la relacion mencionada; la canlidad de iodo que conlenian »losdiez cenlimetros ciibicos de disolucion salina sera enton- ))ces los ? de 0s,000763=0s,0005. »Procedese de un modo analogo cuando hay que ensa- »yar una cantidad inferior a un diezmiligramo. Se nece- ))sitan pues dos disoluciones graduadas de bromo, 6 scan dos »aguas bromadas, la una a razon de 1 miligramo de bro- ))mo, la otra a 1 diezmiligramo por centimetro cubico; y ha- ))bra que hacer un primer ensayo de prueba para saber cual »de las dos ha de emplearse en la deterrainacion cuanlitaliva ))propuesta.» Tales ban sido los resultados de mis primeros ensayos sobre los tabacos de esta isla, y a su debido tierapo cui- dare de prescntar los que me proporcione el segundo tra- bajo analilico que voy a emprender para determinar la na- 153 turalezade las cenizas que suministran, y fijar la cantidad res- pectiva de cada una de las' sales de queconslen. No concluire sin dar aqui publicamente las mas espresivas gracias al ilustrado y digno Director de la Sociedad Economica Sr. D. Anionio Zambrana, por el poderoso auxilio que raeha prestado proporcionandorae las niuestras de labaco a que me refiero en este escrilo, y espero de subenevolencia, y de su ardienle deseo por todo lo que pueda contribuir a la mayor ilustracion y prosperidad del pais, que continuara proporcio- nandome tabacos de las mismas vegaspara mis ulteriores in- vestigaciones. Habana 28 de juliode 1855.=Jose LuisCasaseca. QlimieJL IMDtlSTRIJLI.. El Esmeril. (Rev, Britan., yH/ji'o H855.) Nada hay inulil aca abajo, como sin cesar vemos. Tal 6 cual sustancia de insignificante valor hoy, puede adquirirlo raafiana verdadero por tener aplicacion. Ni puede suceder de otro modo: la ciencia no descubre al hombre todos sus secre- tes a un tiempo; cada dia columbramos hechos nuevos, prin- cipios nuevos, nuevas leyes nafurales. Con los progresos de la civilizacion nacen nuevas necesidades que eslimulan nues- tra inteligencia, por cuya razon a cada momenlo descubrimos propiedades utiles en los objetos que habiamos creido antes los menos dignos de nuestra atencion. Con todo, hay sustancias cuyo use es tan antiguo como el mundo, y sin embargo la ge- neralidad del publico las mira hoy aun con la mas profunda indiferencia. ;,Que se sabe del esmeril, por ejemplo? ;Quien ha sonado ocuparse de el fuera del escaso numero de perso- nas que lo usan? ^Que es el esmeril para las nu^ve decimas partes de los que nos leen en este instanle? Un pol vo negruzco, 154 ima cspecie dc arena que sirve a la criada para tener relu- cienles las lenazas y los Hares de la chimenea. Sin embargo, convienc que se sepa que dicho polvo es unobjetoiniportanle de comercio, una fucnlc de prospcridad para los paises en que existe; que sin el solo prcsenlarian nueslros espejos una ima- gen confusa 6 infici; que nueslros telescopios serian muy de- fecluosos respecto a la curvalura y bruuido de los cristales; que nueslros anteojos binoculos y lentes de leatro serian es- traordinariamente turbios; que nueslros lapidaries se verian privados de uno de sus agenles mas utiles; y que nueslros bri- llanles aceros liabrian de renunciar a rellejar la luz. Al parecer conocieron los griegos el esmeril como mate- ria a proposito para brunir. Efectivamente, en casi todas las lenguas de Europa ha conservado el nombre de esta sustancia su eliraologia griega; pero aquellos ignoraban una cosa des- cubierta por los modernos, a saber: que el zaGro, rubi, es- pato diamanlino y el humilde esmeril son, por decirlo asi, una sola y misma sustancia. La analisis quimica ha probado que estos cuatro minerales se componen de 7 deciraas de alu- mina proximamente, y de 3 decimas desilicey oxidodehier- ro; consisliendo la diferencia de aspeclo tan marcada que hay outre ellos linicamente en el modo de agregacion de las mo- leculas. En tiempo de Plinio los lapidaries y grabadores de pie- dras usaban el esmeril de la isla de Naxos; y desde aquella epoca, que sepamos, no ha dejado de producirlo. Tournefort y el Dr. Clarke, arabos han descrilo las dos minas de esmeril de Naxos como hallandose en esplotacion al lierapo de sus respeclivas visilas. En la de Tournefort, hace cerca de siglo y medio, se encontraban las minas siluadas en el fondo de un valle; pero los habitantes descubrian tarabien el esmeril cuan- do labraban la tierra, y lo trasladaban a la costa.Dicha sus- tancia estaba tan barata, que los ingleses laslraban sus bu- ques con ella, y solo pagaban 1 corona (24 rs.) por 28 quin- tales. A principios de esle siglo, dice Mr. Tennant, que el quintal de esmeril valia en el mercado de Londrcs 10 choli- nes (50 rs.) proximamente, pagado el flete. Aunque procedente de Naxos, generalmente se dice cs- 155 meril de Esmirna, porqiic es donde se carga para Inglaterra; siendo adcmas oslo iin medio de distinguirlo del que viene del inlerior de Asia. Uno de los piinlos mas iiolables en que se ha descubierlo el esmeril es la cima de una raonlana llamada Gurauch-Dagh, distanle 12 millas de las ruinas de Efeso. De- jose ver en pequenas asperezas diseminadascon inegularidad en la superficie de una especie de marmol azulado, y al rom- perlo se descubrio lambien en su interior, en estado de nodu- los, corao sucede frecuentemente con el oro; pero debajo ma- nifeslabase ya en bloques enormes de 30 6 40 loneladas de peso. Los bloques aislados se prefieren a los que estan enter- rados, atendida la mayor facilidad de su esplolacion. Los americanos ban dado, segun parece, en estos liltimos tiempos mucha iraportancia a la cuestion del esmeril. Una de sus Revistas periodicas. La Revista cienti/ica americana, re- feria, hace uno 6 dos anos, que el Dr. Lorenzo Smith, duran- te su permanencia en Esmirna en 1847, descubrio un deposi- to de esmeril cuya exislencia se ignoraba liasta entonces. El geologo dio parte de su descubrimiento al gobierno turco, y se nombro una comision para reconocerlo, tomando muy pronto el negocio un giro mercantil. Al parecerlaespiotacion de dicha mina es de las mas sen- cillas, facililando la estraccion, la descomposicion natural de la roca en que existe el esmeril. El suelo que hay alrededor del bloque tiene por lo regular un tinte rojo que sirve de se- rial indicativa. El bloque de esmeril produce en la punta de acero de la sonda unaaccion particular, que es olro indiciode la presencia del mineral cuando es imposible reconocerla con la vista. Si los bloques resisten a los golpes del martillo, se someten durante muchas boras consecutivas a la accion del fuegopara veneer su textura compacta. Como solo puede tras- ladarse el esmeril desde la mina a lomo con caballos 6 ca- mellos, sucede con frecuencia que es precise abandonar blo- ques enormes por carecer de herramientas para partirlos. Curioso e instructive a la vez es el estudio de los efectos del monopolio en el precio del esmeril, y los de la concurren- cia que resulta del descubrimiento de nuevos yacimientos. Las minas que se esplolan en Naxos perteneen al Gobierno 156 griego; las del Asia Menor al turco; y ambos respectivamente tratan, como es natural, de sacar parlido de ellas. Elesmeril de Marriiccos se ha vendido de 6 a 8 libras esterlinas la tone- lada desde principios del siglo hasta el afio 1835; pero en esle ultimo afio, 6 alrededor de el, compro al Gobierno turco un coraerciante ingles de Esmirna el monopolio del esmeril: y luego, siguieudo en ello el ejemplo que ban dado a veces respecto a la uUa los propietarios de minas de Durham yde Northumberland, se arreglo de modo que vendia sus produc- tosal precio que le acomodaba, y al cabo de algunos anos el valor de latonelada de esle articulo subio desde 7 libras a 30. Pero el monopolio de Naxos llevo uu golpe terrible cuaudo el Dr. Smith, a quien llamo la alencion sobre este punlo un bru- nidor de Esmirna, descubrio en 1847 las minas siluadas cerca de dicha ciudad. El monopolio de ellas se concedio por el go- bierno turco a otro comerciante de Esmirna, y la rivalidad de ambos industriales hizo que bajaran los precios a 20, 15 y 10 libras; y aun debera bajar mas por consecuencia de una modificacion en el tratado turco. Los armadores podran en ese caso importar en Inglaterra el esmeril a precios muy infi- mos, puesto que les sirve de lastre para los buques, que vuelven alpuerto con no menos cargaque la quesacaron. En esto, como en todas cosas, se manifiesta bien a las claras el espiritu de monopolio. Pero volvamos a nuestro asunto al esmeril. Antes de poderlo utilizar en los usos a que se destina, su- fre el referido mineral una multitud de preparaciones minu- ciosas. Principiase por reducir los bloques a fragmentos mas pequenos con auxiliode martillos, a los que agrega a veces el fuego su accion; y luego se machacan esos fragmentos con manos de mortero movidas del mismo modo que los machos de fragua. Al salir debajo de ellas presenta el esmeril en su forma unas asperezas mas angulosas e irregulares que si hu- biera sido triturado con cilindros, pero esa angulosidad favo- recelas operaciones subsiguientes. Cuando sehallasuficiente- mente pulverizado se pasan por tamices de tela metalica los granos masgruesos,y de muselina losfinos. En los tamices de tela metalica varia el calibre de las niallas desde 12 a 120 157 (le ellas por pulgada cuadrada; por consiguiente los granos mas gordos, lamizados de esla manera, tieneii proximaraente el grueso de un grano de mostaza; mas para losconstructores de maquinas se prepara a veces el esmeril en granos del la- maflo de los de pimienta. En el sitio donde se machaca se cubren las mesas y tablas deun polvo sumamente lenue, que se recoje para formar el esmeril mas fino. Una priieba notable de los numerosos servicios que presta el esmeril, es que cada grado de finura tiene su nombre pro- pio y particular aplicacion en las artes; habiendo, por ejem- plo, esmeril en grano, que es el grueso, esmeril fino, sobre- fino, flor, flor del fino, etc. Los mecanicos, y principalmente los constructores de instrumentos de optica, dan, segun el ob- jeto que se proponen, una gran importancia al grado de finura del esmeril que usan. Los fabricantes de espejos consumen una cantidad enorme para brufiir sus grandes lunas, y aun refinan y purifican por medio de un procedimiento especial de lavado el polvo de esmeril de que se valen: dicho proce- dimiento es muy curioso. Doce 6 quince cilindros de cobre, de la misma altura pero de diaraetro diferente, que varia de 3 a 40 pulgadas, se hallan colocados uno junto a otro, y ticnen unos pequeilos conduclos 6 canales que los unen entre si por el estremo superior, terminando el de mayor calibre con un lubo de desagiie. Todos los cilindros se llenan de agua clara, y el polvo de esmeril, despues de echarle agua y batirlo mu- cho, se pone en un vaso que coraunica con el cilindro menor con auxilio de un tube. Dispueslo asi el aparato, se vierte lentamente en ese primer cilindro la especie de gachuela de esmeril que hay en el vaso que se acaba de mencionar. El sobrante de liquido pasa del primer cilindro al segundo por el conducto que los une, arrastrando consigo el esmeril mas fino, mientras que los granos mas gordos vuelven a caer en el fondo del primer cilindro. La misma operacion se renue- va del segundo al tercero, y las particulas de esmeril van siendo tanto mas sutiles cuanlo va aumentando el diametro de los cilindros; de modo que en el que tiene 40 pulgadas, es decir en el mayor, llega el polvo de esmeril a su limite estre- mo de lenuidad. Separado de este modo el mineral per mi- 158 meros de grueso, se recojc y dcja secar. En las fabricas dondc se briinen los espejos, los cristalcs riigosos y desigiiales que salen del homo se colocan dos a dos, separados con una ca- pa dc arena mojadti, y se frotan uno con olro, logrando igua- larlos de cste modo; pero la superficie qucda sin brillo, y ra- yada, y el brunido Irasparente solo se obtienecon el polvo de esmeril, cuya finura se aumenta gradualmenle. Es digno de mencion el melodo que se eniplea para ase- gurarse del grado de dureza del esmeril. El mineral se com- pone, al parecer, decorundoY liierro; pero su color, que va- ria desde el gris oscuro al negro, no es una senal cierta de su calidad. Recurrese para esto al procedimienlo siguienle. En un mortero de diamante se rauelen unos terrones de esmeril, y luego se pasa por un taraiz de 400 mallas por pulgada el polvo que resulla, pesandolo. Frolase con esle polvo, em- pleando para ello una molela de agala, un disco de vidrio de diaraetro de 4 pulgadas proximamente, y cuyo peso se sabe cual es. Despues de repelida la operacion cierlo numero de veces se vuelven a pesar el esmeril y disco de vidrio, para conocer la cantidad de este que ha gastado el primero. Del mismo modo y con iguales condiciones se examinan 3 6 4 mueslras de esmeril, y la que desgasla mayor canlidad de vidrio en un tiempo dado, es la mas dura y por consecuencia la mejor. El Dr. Lorenzo Smith ha observado, que en el es- pacio de tiempo que necesila un esmeril bueno para comer la milad del grueso de un vidrio comun, el zafiro azul gasla las cuatro quintas partes: prueba evidente de la enorme superio- ridad del zafiro sobre el esmeril respecto a dureza. Ignora- mos de que metodo se vale el comercio para probarlo; pero el Dr. Smith ha fundado el suyo en que el agata es suficien- temente dura para resistir al esmeril, y el vidrio bastante blando para que lo puedahacer mella. La prueba es indepen- diente en realidad de la dureza 6 violenciade la friccion; por- que desde el momento que el esmeril ha adquirido cierto gra- do de tinura deja de obrar en el vidrio, y el resultado obte- nido queda ya claramente determinado. El papel, pafio, barra y torla de esmeril se esplican por su mismo nombre. El papel no es masque unos pliegos de el 159 con granos de esmeril pegados: el destinado para este uso se fabrica a proposito, y tiene arriigas, pero es flexible. El es- meril con que se cubre admite 5 6 6 grades de finura segun las mallas de los taraices; el niimerode ellas varia de 30 a 90 en pulgada ciiadrada. Base una mano de cola al papel con unabrocha, y se espolvorea por cima el esmeril de iin tamiz. Generalmente para usarlo se arrolla en nn palo, y se emplea entonces como si fuera una lima. El esmeril gasla con mas suavidad cuando se le unlaconaceite. La unica diferencia en- Ire el pano y papel de esmeril consisle en que en el primer caso susliluye al papel un lienzo fuerle, pero la preparacion es la misma. Para los usos caseros se prefiere el primero al papel a causa de su mayor duracion, en cuyo caso se usa so- lo con la mano; pero en general los cerrajeros y mecanicos se valen del papel de esmeril. No estara de mas advertir aqui que el papel de vidrio, el paiio de arena, etc., sonunasvarie- dades que tienen propiedades diferentes segun el objeto que se Irala de conseguir, sirviendo sin embargo lodas para gas- tar y brunir. La tercera especie de esmeril arriba mencio- nada, la barra, se compone de una varilla de madera, cua- drada 6 redonda, a la que se da con brocha una mano de co- la, meliendola luego en el polvo de esmeril: a voces se le da una segunda mano de ambas cosas. Preparada de este mo- do liene mas resistencia y duracion la barra de esmeril que el simple papel arrollado en un palo: en ambos estremos se pone un puno sujelo con clavos 6 tornillos. La torta de es- meril se hace con este y cera, formandocon todo una masa. Las dos suslancias se mezclan bien cuando esta calienle la cera: la solidificacion se obtiene metieudo la mezcla en agua fria. El esmeril bajo esta ultima forma solo se usa para unlar las niuelas de los brunidores de melales. Ilay otra especie de sustancia que se eonoce con el nom- bre de papel de pasta de esmeril parahs suavizadores de na- vajas de afeitar, cuya fabricacion diiiere de la del papel or- dinario de esmeril. Mezclase conla pasta del papel cierta can- tidad de polvo sumamente fino de esmeril y vidrio, y con es- to se hace un papel quepuestoeo una tablilla, y lijeramente untado de aceite, forma un buen suavizador. Tambien sedice 160 que sirven para el mismo objeto las hojas de los libros de memoria en que se escribe con un puntero melalico, pues (pie el lejido li}2;eramenle rugoso de su papel tiene la propie- dadde gastar el acero. Igualniente se emplean unas muelas de esmeril, por me- dio do un procediniienio premiado en Inglalerra hace cosa de 1 2 afios, siendo diclias muelas los discos con que se desgas- ta, brufie y lalla el cristal, los esmalles y melales. Con pol- vo grosero de esmeril y arcilla pulverizada se hace una pas- ta espesa mojandolo todo conagua; cuya pasla sc prensa lue- go en un molde, se seca y cuece al horno. La arcilla suelda las parliculas de esmeril convirtiendolas en una sola masa, que gasta rapidamente los objelos soraetidos a su accion, al raismo tiempo que va ella gastandose aunque con lentitud. Las muelas compueslas del esmeril mas fino no lienen un mordiente tan rapido. pero es mas suave. Tal vez nos pregunten algunos lectores si el Iripoli 6 tier- ra podrida es una variedad de esmeril, y larespuesla no nos parece fuera de su lugar. Las dos sustanciasson enteramente distintas. La tierra podrida, 6 mejor dlcho piedr a podrida, co- rao la llamanlos ingleses, es en realidad una piedra podrida, y el nombre de tripoli precede de habcrla sacado primera- mente del reino asi llaraado. Encuentrase en la pizarra, en la calcedonia, ulla, asfallo y en el esquislo, cuya diversidad de posicion ba dado origen a opiniones muy diversas respecto al de la tierra podrida y su naturaleza. Unoslo ban teuido por un mineral siliceo y otros como mineral aluminoso; atribu- yendole estos un origen volcanico, al paso que olros lo consi- deran como un sedimenlo que ba deposiladoalgun liquido. Los mineralogislas suponen que la tierra podrida no es mas que la desagregacion de una variedad particular de piedra ca- liza, de marmol negro probablemente, producida por la ac- cion combinada de la bumedad y el aire. En Bakewell, con- dado de Derby, la tierra podrida que se encuenlra en los dis- tritos calizos ofrece dos aspeclos muy distinlos. La vapiedad dura, segun la llanian los canteros, exisle en pequefios blo- ques nodulares aislados, diseminados enlre restos de piedra caliza: a una consislencia pelrea reune una naturaleza terro- 161 sa, y se escama, presentando al taclo algo de suave y unluo- so. Sii color es un medio enlre el amarilio yel gris oscuro. La variedad blanda es una especie de tierra esponjosa que exisle en estado de polvo bajo losrestosde piedra caliza: es mas aspera al laclo que la primera, y liene mas bien las pro- piedades de la lierra que las de la piedra. Pero el descubri- miento mas asombroso sobre esta materia es el del celebre micrografo Ehrenberg, habiendo reconocido esle infatigable observadorque la piedra podrida de Bohemia y de Toscana es unproductodenaluraleza organica,compueslodereslos 6 me- jor de esqueletos de infusorios de la familia de las barcillarice y del genero cocconema, gonphonema, elc. Ehrenberg las defi- ne, segun dicen, con lal precision auxiliado de su microsco- pio, que establece su analogia con las especies vivas, seBa- lando en muchos casos la identidad que tienen con estas ulti- mas. iVerdaderaraente es un estudio curioso el de esa petrifi- cacion de la vida! Y como una linea es la dozava parte de una pulgada, esos seres infinitamente pequeiios no ban tenido ni la . tresmilesiraa parte de una pulgada de longitud. Un atomo, a los ojos de cualquiera otra persona que no sea Ehrenberg. TOHO VI. 11 102 METEORO Resumen de las observaciones meleorologicas Enero Febrcro Marzo . Abril. . Mayo. . Junio. . Julio. . Agosto. Setiembre Octubre. Noviembre Diciemhre. . . Pre^io 1 atmoslerica. TEMPI ^ .S « '■5 3 •5 ^ ^ s • ^ s • « 1 „ E a -a ■5 2 tS mm -a Q "O ra ii ° is S 3 mm mm mm 742,8 757,3 1 726,0 29,31,0 4", 8 12" 2 -0",2 732,8 746,7 23 713,4 13 33,3 9,4 15,1 1,9 737,4 749,4 30 716,4 22 33,0 10,5 16,4 4,8 743,8 752,3 9 734,5 13 18,1 13,5 20,9 6,0 739,3 749,8 6 729,2 4 20,C 14,4 19,4 9,1 744,9 753,8 18 736,3 13 17,5 17,7 27,0 10,6 744,2 750,0 1 735,3 10 14,7 21,3 26,7 16,1 745,6 750,9 12 739,1 23 11,8 22,9 31,5 17,8 743,0 750,0 12 733,0 19 17,0 19,6 23,4 15,8 738,6 749,5 24 726,2 7 23,3 15,6 22,5 8,1 739,7 749,8 5 734,7 27 15,1 9,8 12,9 4,8 740,4 752,5 30 725,9 27 14,5 7,0 12,8 1,0 12°, 4 13,2 11,6 14,9 10,3 16,4 10,6 13,7 17,6 14,4 8,1 11,8 Presion media del aEo . . 741,0 Presiones estremas. Mdxima absoluta (el 1." de enero) 7 57,3 Minima absoluta (el 13 de fcbroro) 713,4 Diferencia 43,9 Temperalura media del aCo 12°,0 Idem diurna 13,9 Idem segun la maxima y minima absolutas... l'i,3 Temperaturas estremas. Maxima absoluta (el 17 de agosto) 31,6 Minima absoluta (el 15 de febrero y 15 do diciembre) -6,5 Diferencia. 38,1 Ilumcdad rclativa media del ano. . . . 82",3 Tension corrcspondientc 7,3 Humedades estremas. Maxima absoluta (el 4 dc abril.). . . . 93,9 Minima absoluta (el 19 de abril). ... 66,1 Diferencia 27,8 163 hechas en la Universtdad de Oviedo en 1855. DEL AIRE "7 — MAXIMA MINIMA ^ ABSOLUTA. AUSOLUTA. 2 b a b 2",9 12",5 31 -6", 5 19 7,5 15,2 2 -3,0 15 8,6 16,4 16 0,0 28 11,2 21,9 20 0,4 1 12,6 19,4 27 5,1 7 16,2 28,0 29 5,8 1 19,8 27,8 29 12,4 12 20,7 31,6 17 13,8 9 18,1 24,0 26 10,9 13 13,1 22,6 4 4,9 30 7,9 13,4 5 0,0 31 5,4 13,0 26 -3,0 15 19°,0 18,2 16,4 21,5 14,3 22,2 15,4 17,8 13,1 17,7 13,4 16,0 Estado higrom^trico aire. 83°,5 83,0 80,7 80,8 81,0 77,9 79,7 80,3 83,8 84,4 87,4 85,0 mm 4,65 5,88 5,96 6,15 7,72 8,90 10,62 12,55 11,25 9,21 7,00 5,51 nun 2,29 3,30 3,81 5,57 4,73 6,44 7,69 8,02 5,54 3,94 2,46 2,36 Lat, 43° 24' 5"N. Long. 0° 20' 32" E. meteorol6gicas. Invierno. . . Prima vera . Estio Otouo Picsioii rae- Jin. mm 738,7 740,2 744,9 740,4 Tempciatura media. 5°, 8 10,8 18,9 13,1 Humedad re- lativa. Dias de lluvia. 8 3", 7 80,8 79,3 85,2 29 51 30 37 I.luvia 28,4 76,3 25,4 73,1 Altura meJ-ia sobre el nivel del mar 220 metros. Ha Uovido en el auo ; 147 dias. Gantidad de lluvia en centimetros 203,2 Dia de mayor lluvia (el 30 de mayo) 9,0 164 ■sojjsiqng sopciqnv ■■"pEradsoQ ■pBlssiloioj 0 sousnjx "^ f^ c^ iQ ^ CO «D ic^ o* to r-T ctoe^tccooo-^—ioosoo^ O'Hcse^ — cotctc sfoi^fo 3 fC 2 2 ■S(ini:dran|Oij •CipjEJS^ •0'/I[lG.IQ •fiqaiM / 'O ■ M • M T) 'M O 'O -s "H 'S -S •3 'S •J MM S 2 2 2 2^'t~|— ' CO •« ■»- 2 S 2 e^ SO C-1 I — "-i:)c500>*eot— 05 CO lo *o -^ n ift (Ti ^c* <^ 2 c* cs '-'CS»I*i-^»n»-CO 2CO^^»ft»* 2 2 2 r' 2 2 2 I'S 2 2 "- ire 2 2 CO CO CO -If 2 e^ »~ «0 CO c 2 2 e^ e-« (Tl 2 «*" 2 2 2 2 2 2 C> C^ « ei ■« ^ "» fc2 "^ .2 = ^ ^ oj «-> o III + n — > z -T3 o O O '^ «,1 o '^ t. cc o a e-i ~cz CJ pq = rn ti- :s « P .'m r> 13 re o, TS ffl a o ,a T5 o F a o c o 2 (M i 0- o o -c re -a S o o 'O n o u « a a a a a 13 -o 'O o a a a I-: •r bsi s « H H H a fti t* 165 KEAL OBSEKVATORIO DE MADRID. Mes de f'ebrero de 1836. BAROMETRO. Allura media maxima (dia 7) minima (dia 20) Oscilacion mensual = . maxima diunia (dia 19) minima diurna (dia 24). I'ulgadas iu- glesas. 27,812 28,276 27,199 1,077 0,261 0,028 iMlliinctros. 706/114 718,200 690,842 27,338 6,629 0,711 TERMOMETRO. Temperalura media , maxima (dia 10) , minima (dia 23) Oscilacion mensual maxima diurna (dia 10). minima diurna (dia 20). Fahr. Reaum. 47°,S 6°, 89 64,5 14,44 28,0 -1,78 36,5 16,22 25,7 11,42 7,6 3,47 Cfiit. 8°, 61 18,06 -2 22 20^28 14,28 4,22 PLLVIOMETRO. Lluvia caida en el mes. . . . Pul?. iu''l. 5,7 Milimetros. 14,48 Manuel Rico y Sinobas. ^ J "I'liifoo • i 110 i?7jon| cmixEui iig O .ijuono -oj) sncn iKiiooojip lit; ■luntMijA •)ua3 'iliR.! sopiJJu no rqao ' op cipoiu 'icjodiuoj. 'lunEaa A -juog '-aiinj SOpBjS 113 SOJE|OS s-j.l' ►» IC o t£ «o" ^i^ '^ "• «m ■" c* o ^ o e-l CO o t>i o _ o _ 1*% 0 _ c< o _ •^ o C< O 00 >B t~- >^ O OS ^ o o — «o "^ CO «1" CO ^ -\ -^ ^ ^ ^ in CO CO viT cT ° C4 1 1 o o t-^ o c< c> o o ' to Ci •* o o o in t~ t- eTuf «!f •a< oow«m -:s- t^ e-»t^eo »5 •^ CO CO -JJ- oo to c> OS OS »~, CO CO <=■ t— in t~- e^ »n t^ OS cs in CI e^ ^« "lo- •=^t-r "> in ^ ~ ■^i-^" C» CO OS m OS "J" 00 c< oo c< 00 CO CA »^ n o t~. <=> r-i OS in OS -» OS in es t- CO t^ CO t^ 1 c« r^ d r~. c< t^ .«D (=. t— lO to to 1 in i^ CO — e« •* 00 to to l~ to «}< c< «o in c> •*i-'' OS ^ <» QO" °^o- OS _^ '^co- OS ■* OS to 0-. in OS -5f 00 CO OS *g< c< t^ cs t^ c« t^ Cf t^ c» t- c< r^ OJ "O ! ■§ O « 5-2 o re -j^ 13 •5 «2 aj «> C3 S S V — s .y ^ "w .y ^ S o -« g s „ tJ 5j S o _ ;= "TS CO -^ • — a 'CI „ > o;' o c "■ £; tc 168 v •satu ]o < H PS ■ajuoii.T -oj| snia noio3Dj|p nc; sopci^ no cqaoA n| cip cipom •jcjodiuaj, sopcjS UJ SOJBIOS SOi -Ea so; op eipscu 'Juiaj, •.inaiiic3\i X ■}U33 '•jqBJ SOpBjii 110 SOtll ap coiiuiui •icjocliuoj. ['•jqcj sopi;jS ti3 SDiu Map Biuixuru qii.ioduiaxj •jntnncoij a •jiis^ 'Jqi-j sopBjS 11,1 cipacn cjiiiEJodruaj^ •suJioni]|iu] A csoiSui snpcSind no ssui ]3p caiiuiiu BJiuiv •S0J10tlll|lUI A 'scs3(2ui SBpcSind no I sotu i3p EoiiKeoi canjiY ■soJi3UJHira i SBS3[Sai SKpcSpid n3 ,( j|j;c p i^Bpi3iip3J E[poiu Bjnijv o CO CC ^ " t- 00 I so 1 ire v-f o ^ C5 ^ n ^ rs >(S c* o »^ eo t~ CI ^ — GO e-» ITS C< O «0 CO CJ ^ in o CO c< ^_ "^ c^ o o o cT t= 00 in »- CT5O00 «*coo e^-^t^ CC"^-*^ <1*^**^ GOcoCS 5 O - s 5?. a s *- 2 =: c3 -^ a C S o ^o S ■CI 'i-l a O o re o C5 ^ 1) i: Ot cS o o ,__, ^ o i-! -a '-' a rt P o o 1-^ -a n u P o ej U a <11 U ti -S o ■^ n CJ -3 o a a o a a re ■as *r" (J 1— < o o s ^_, k- o -o 13 ^ 13 3 •^ <*• iac « a - "^ C5 OJ a T= u -o a ■cS re i~ — ^ re o e^ o a Oi ai o H 'C3 re »-• i-l i- ■^ a et a 3 •o Ui H c-< ^ o 4J _o o Ml n a a IGl c C< C-5 00 " •c a *^ :2 a-s o a> s re ',3 *" — < o.~o a b o O o a> ^ o <= ^ ire CO es 1 1 O CO «0 CO I- c ^ c» ^ CO oiffl-a" m>ra>o ^c — ti M e^ cT »re -^ t^ to -^ ire t-^ to CO t~- ire 1 1^ oc 00 c^ to CO 00 c» e^ I •- ° "2 «P re 2 S <1 a >; o lire" «2 -S t^S ■S - « .-3 .= o — -a ^ 3 c« ai 2 2 o^ 8 1 'i a g S " '3 to "2 3 re t: "^ o C-: re fA) TS *^ ir tra tempi ua de un la ndien cent >■ be bo 03 CO •= t^ re o -; o•~ 0< o o »" ■^ '3 '^ t^ re" 1 2 el Guad te hiimc 1 li'neas cl Tajo, moderad ima de - a i-> " -3 a TS S a ^2 t a 3 « „ - - « i; -^ § « S 3 'S re - »- •" o a to " g^o g.-« ire ^ " §,i2 1 g o § 1 » § re .2 ,, S, <><> I^^H>»«— ZOOLiOGlit. fnfluencia de barnizar los huevos de gallina en la formacion del polio; por Mr. Dareste. (L'lustilut, 13 nociVmtrc -1853.) He hecho, dice el aulor, muchas esperiencias con objeto de delerminar la acclon de bafios impermeables dados a hue- vos de gallina en el desenvolviraienlo del germen 6 em- brion que estos conlienen. Hace 30 anos que Geoffrey Saint- Hilaire las coraenzo, y recientemente las siguieron MM. Bau- drimont y Martin Saint-Ange. Pero habicndose contentado es- tos sabios con esperimentos en corlisimo niiraero de huevos, obtuvieron resultados incompletisimos, aunque vieron hechos imporlantes. Valiendome del ingenioso aparato de incubacion de Mr. Valee, he podido estender mis esperiencias a 60 hue- vos, y ver varies hechos que no advirtieron los mencionados sabios. He verificado mis esperiencias recubriendo de barniz cier- tas partes del liuevo, dandolo en distintas epocas desde el principio de la incubacion. Cuando lo he dado a la punta gruesa de los huevos al principiar 6 en los dias priraeros do la incubacion, rompiendolos, he enconlrado muertos cierto numcro de polios; pero no siempre impide el desarrollo de estos, puesto que algunos huevos dieron polios, y en perfects salud. Presenlaban no obstante un hecho aualouiico que con- Hi leniplo digno de atencion. La alanloides no eslaba a|)licada contra las paredes de la caraara aeiea, sino contra una parte de la cascara que no se habia barnizado. Este hecho esplica evidenteraenle la persislencia de la vida en las condiciones raencionadas; porque la alanloides es el segundo organo de la respiracion del polio, y cuando se desenvuelve, viene a aplicarse contra las paredes de la camara aerea. Esta rara posicion de la alantoides, inleresante de suyo, lo estambien en cuanlo parece ser puntode parlida de ciertas anomaliasorganicasdel polio. Los que la tenian, estaban bien conformados casi todos; pero dos de ellos presentaban singu- lares anomalias. Uno tenia la pata izquierda afectada de he- mimelia; esto es, le faltaban enleranieute los dedos, al paso que la derecha era como todas. Otro tenia muy reducida la mandibula superior, y regular la inferior. Conio en todas mis esperiencias sobre la aplicacion del barniz a la superficie de los huevosno he visto anomalias mas que en este caso particu- lar, las creo procedenles de la posicion de la alantoides. Cuando se da el barniz a la punta gruesa del huevo hacia el o.°dia, 6 al tiempo de aplicarse la alantoides contra las pa- redes de la camara aerea, se presentan otras condiciones. De este modo he matado siempre al polio por asfixia, intercep- tando completaraente la coraunicacion del oxigeno del aire con la sangre de los vasos alantoideos. Mas tarde suceden otras condiciones. Luego de aplicarse la alantoides contra las paredes de la caraara aerea, continua desenvolviendose, y poco a poco se va aplicando a la cara interna de la cascara en casi toda su estension. Si entonces se barniza la punta gruesa del huevo, ninguna accion se ejercita ya en el polio; y aquella operacion no puede impedir al alantoides de comu- nicarse con el aire esterior. Asi lo he observado cuantas vo- ces he barnizado la punta gruesa de los huevos del 8." al 12.° dia de la esperiencia, en cuyo tiempo terminaban mis espe- riencias. EI barnizado de la punta aguda del huevo me ha dado re- sultados muy distintos. Al principiar, y en los tiempos prime- ros de la incubacion, no siempre se desenvuelve el polio, y aun parece mas frecuente csto que en la incubacion artificial 173 ordinaria; pero una vez bien desenvuella la alanloides y apli- cada contra las paredes de la camara aerea, nada eslorba al polio el descnvolverse, verificandose con toda regularidad. Asi lo he notado en todas mis esperiencias. noTitrviCA. Influencia del calor y de la luz sobre la dislribucion de los ve- jetales (1); por D. Miguel Colmeiro, corresponsal nacional de la Academia de Ciencias de Madrid. El calor modifica los cliraas considerableraenle, y de el depende en gran raanera la diversidad de la vejetacion que los caracteriza. Con calor muy escaso, 6 sea con frio muy es- cesivo, como lo es el de las regiones donde las nieves se per- peluan, no puede haber vejetacion alguna, y solaraente celu- las aisladas y rojizas, que sonotrostantosindividuos del pro- tococo nival, considerado como planta, se hallan en la superfi- cie de las nieves polares viviendo a espensas de la humedad suministrada por ellas, cuando son heridas por los rayos so- lares. Un esceso de calor se opone tambien al conveniente desarrollo de los vejetales, y en particular cuando la seque- dad llega a ser estreraada. Entre el frio y el calor inteusos existen temperaluras sumaraente variadas, que en union de olras circunslancias'hacen posible la admirable diversidad de las plantas perlenecienles a distintas regiones. Exije cada especie vojetal una temperalura que no pase de ciertos limites; y le conviene ademas diverso grado de ca- (l) Este frasrmento de la segunda parte inedifa del Curso de Botdnica de Don Miguel Colmeiro, csta escrito conforme a los ultimos adelantos de la ciencia, y en \ista de la Geografi'a botdnica razonada de Alfonso De- candolle. La primera parte del Curso de Botdnica, publicada por el rais- moD. Miguel Colmeiro, se halla en las libren'as de Calleja, Madrid y Santiago; en la de Hidalgo, Sevilla; en la de Piferrer, Barcelona; en la de Cabrerizo, Valencia; etc. 114 lor a medida que rocorre los sucesivos periodos do su exis- tencia; siendo muy notables las difercncias que bajo esle pun- to de visla ofrecen especies al parecer muy semejanles. No es per tanlo la teraperalura media de un pais el dato termo- melrico que mas importa avcriguarrespecto de lavejetacion; y al contrario, intercsa sobremanera conocer las temperaturas eslremas del ano y las de cada mes, porque de ellas depende la posibilidaddecxislir delerminadas plantas, baslando que una sola vez baje 6 suba la leraperatura mas de lo conveniente a una especie cualquiera para ocasionar su niuerte: pero sin llegar a tales eslremos lodavia puede orijinarse el dano, siempre que la temperatura no sea cual la exijan la flores- cencia y fructificacion, 6 por lo menos la madurez de las se- millas, pereciendo en este caso la especie desde luego si es anual, y despues de algunos afios, cuando no se multiplique por olros medios. Dos climas, cuya temperatura media sea igual, no siem- pre permiten la existencia y desarrollo de las mismas espe- cies vejetales, viniendo asi a confirmarse lo que se acaba de manifestar. En efecto, piieden diferenciarse tales climas res- pecto de las temperaturas estreraas, y por otra parte basta que ofrezcan diversidad en la distribucion del calor durante el ano para que un clima sea adecuado a ciertas plantas, in- capaces de soporlar el otro durante todos los periodos de la vejetacion. Un misrao clima ofrece algunos anos solamente, y a ve- ces con largos intervales, estremos de temperatura suficien- tes para malar plantas perennes, que pudieran tenerse por naturalizadas; resullando de esto la necesidad de proceder con cautela al calificarlas de aseguradas, mientras no hayan su- frido los mayores eslremos de temperatura alia 6 baja obser- vados en el pais. El jardin botanico de Sevilla ha presentado ejemplos de tales plantas, que despues de haber vejetado con vigor durante tres 6 cuatro aiios, fueron victimas del frio es- traordinario de una sola noche algunas, y del escesivo calor de pocos dias otras diferentes. Como las plantas anuales re- corren rapidamente los periodos do su vejetacion, y pueden nacer en tiempo oportuno para no esperimenlar los rigores 175 almosfericos, viven y se propagan con mas facilidad que las perennesen clitnas cuyas lemperaturas eslremas difieran bas- tante; y si las indicadas plantas exigiesen raucho calor, po- dran tener el suficiente durante el tiempo de su vejetacion, terrainada antes de bajar considerablemente la tempera- tura. Los climas de las costas y de las islas son generalmenle muy uniformes, porque las aguas del mar conservan una temperatura poco variable, que modera la atmosferica; y al contrario, presentan mucha desigualdad los climas de las montaiias y del interior de los conlinentes: siendo de notar que bajo las mismas latitudes son mas considerables las va- riaciones en las partes orienlales que en las occidentales de los mismos, y ademas en el antiguo continente a iguales lati- tudes corresponden por lo comun mas altas temperaturas que en el nuevo. El conocimienlo de estas circunstancias conduce a esplicar una porcion de heclios relatives a la distribucion de los vejetales. Es indudable que disminuye el calor gradualmente desde el ecuador a los polos, y con bastante regularidad, cuando se considera aisladamenle cada meridiano; pero se observan di- ferencias sorprendentes al comparar entre si, bajo este punto de vista, muchos meridianos a la vez. Resulta de ello que las lineas isotermas, 6 sean las que pasan por los puntos dotados de igual temperatura media, no son paralelas al ecuador ni entre si, y al contrario, ofrecen sinuosidades que las des- vian mas 6 menos del indicado paralelismo. Por razones iden- ticas tampoco son paralelas al ecuador, ni entre si, las lineas isoquimenas, que seiialan los puntos con temperatura estrema igualmente baja. Lo mismo sucede respectode hs lineas isote- ras, que marcan los puntos con temperatura estrema igual- mente alta. Para apreciar con exactitud y en sus pormenores la rela- cion que existe entre los dates termometricos y los hechos concernientes a la distribucion de los vejetales, es menester tomar en cuenta muchas consideraciones, y no figurarse que cada planta sea un instrumento analogo al termometro, y ca- paz de raarchar paralelamente con el. La accion de la tempe- 176 ralura sobre los vejetales es miiy variada, y esta siijela amu- chas modificaciones; y sobre todo convicne averiguar cuales temperaluras infliiyen mas en cada clima, nolando lambien el modo de conibinarsc las misraas temperaturas con la mayor 6 menor permanencia dcsu accion. Las observacioncsde Bous- singault, Gasparin, Lindley, yprincipalmente las deOuetelet, a las que auadio algunas Alfonso Decandolle, tienden a resol- ver las indicadas cuestiones, variando el giro que se habia dado anteriormente al estudio de la teraperatura con respecto ala vejetacion. El ultimo de los aulores citados formula ensu reciente Geografia botdnica razonada lo que mas im porta re- solver de una manera muy esplicita, conceptuando cuestion predominante la de saber cual es la temperaturautil a los ve- jetales, como se puede descartar en las observaciones meteo- rologicas de las temperaturas iniitiles, y despues de esta cor- reccion, como se deben calcular los efectosde ella. Son bastante defectuosas las observaciones lermometri- cas que comunmente se hacen, y su insuficiencia para juzgar del influjo de la temperatura en la vejetacion, es una cosa de- mostrada. Sabese por observaciones de muchos fisicos, que la capa atmosferica proxima al suelo puede tener en ciertos me- mentos y localidades una temperatura bastante mas baja que la de las capas sobrepuestas, e igualmente consla que la de estas varia notablemente a diversas alturas en circunstancias diferentes. Dediicese con claridad que las plantas, segun su es- tatura, estan sometidas a temperaturas desiguales; y atendldo esto, mucho falta para que lleguen a reunirse datos termome- tricos tan circunstanciados como se necesitan, y que deben adquirirse con la exactitud posible en muchas localidades. Conforme a las observaciones hechas por Quetelet en Bruse- las, puede sentarse que la temperatura aumenta ordinaria- mente a medida de la allura 6 distancia del suelo, dentro de los limites correspondientes a la vejetacion; siendo la diferen- cia de temperatura mayor en verano y menor en invierno, cuando se hacela comparacion entre las temperaturas medias, aunque deje de suceder lo mismo en los dias estremadamente frios, supuesto que en Ginebra se ha observado en tales dias la grande diferencia de 8° entre un term6metro colocado 177 cerca del suelo y otro pueslo a 30 pies sobre el, y por consi- guiente en atmosfera bastanle menos fria. Como la estalura de cada especie vejetal difiere poco en diversos parajes, no pue- den ser de mucha trascendencia los errores que se originen al examinar comparalivamenle el influjo de la teraperatiira sobre la vejetacion bajo este punto de vista, aiin cuando fuera preferible en todo caso no carecer de los dalos que se echan do menos. Imporla tomar en cuenta la temperatura del suelo en quo se estienden las raices de las plantas, y del cual reciben el agua, que renueva su savia. Aunque la accion del calor es local, comoloprueba el obrar aisladamente en circunslancias dadas sobre la foliacion, la florescencia y la madurez de los frutos, no puede menos de reconocerse que la temperatura del suelo influye algo en la vejetacion; y sobre todo es indudable que respecto de las plantas modera los estremos de calor y frio, hallandose el mismo suelo mas fresco que el aire en verano y mas caliente en invierno. La savia ciertamente par- ticipa de esta temperatura, y la comunica a los organos cer- canos de las raices y a los que pueda llegar rapidamente la misma savia, cuya temperatura, por otra parte, se conserva mas independiente de la atmosferica en los organos poco cou- ductores del calorico. El coco, rodeado de borra, tiene una frescura interior que debe diferenciarse poco de la del terre- ne en donde se hallan las raices; y tambien essabido que le- nerlas profundas da a las plantas mayor resistencia contra la accion de las teraperaturas eslremas; pero la profundidad a que penctran las raices de las plantas no es generalmente muy grande, y por esta razon se ban limitado las observacio- nes a las capas del suelo que dislan de la superficie todo lo mas 1 metro, 6 scan 3^ pies. N^es del caso por consiguien- te tomar en cuenta que a mayor profundidad haya una capa con temperatura invariable, ni tampoco interesa al obje- to la existencia de la capa profunda, constantemenle helada, que es propia de los paises cuya temperatura media no Uega aO». La temperatura del suelo denlro de los limites indicados es menos variable que la del aire libre, segun lo prueban las TOMO VI. 12 178 obscrvacioiios ilc Miinckc on Heidelberg y las dc Quelclel on Briiselas. Taiubicn es dc notar que las ieniperaluras maxima y minima del suelo so trasrailen al traves de el hasla 1 me- tro de espesor en 19 dias, lo cual equivale a decir que a la espresada profundidad snfrc este retardo la temperatura res- pecto de la esterior; aunque debe adverlirse, conforme a las observaciones de Forbes, hechas cerca de Edimburgo, que la amplitud de las variaciones y la velocidad de trasmision es- fim somelidas a la naturaleza mineralogica del lerreno. Co- mo las raices de un considerable niimcro de plantas no pasan de 3 decimetros, 6 seaa 13 pulgadas de profundidad, ofre- cen notable interes las diferencias observadas por Quetelet en Bruselas entro la temperatura del aire a poca distancia del suelo y la de este a la indicada 6 poco diversa pro- fundidad, estando espueslo al norle 6 al mediodia. En una y otra esposicion el terrene a la profundidad media de las raices esta mas caliente que el aire desde el medio del otono hasta el fin del invierno; y al contrario, se lialla mas fresco en el reslo del ano, aunque nunca pasa la diferencia de 3",b: siendo notable que lanto al empezar el otono como al concluir el invierno, hay mementos en que la diferencia es nula. La mayor corresponde al verano; y a la consiguiente frescura de la savia se agregan los efectos dela rapidez de la misma, ocasionada por una abundanteexhalacion, debida a la fuerza del calor y capaz dc moderarlo; pudiendose asi com- prender como a medida que este aumenta tienen las plantas un eficaz medio de aminorar la accion de la temperatura esterior. Si la frescura del suelo variase mucho en climas diversos respecto de las correspondientes temperaturas atmosfericas resultarian errores no insi^ificantes, toda vez que se pres- cindiese del influjo ejerci^ por aquella. Desgraciadamente todavia no ensenan bastante sobre este particular las tablas comparativas de las temperaturas del aire y del suelo obser- vadas en diferentes paises, siendo por tanto dificil hacer las debidas correcciones en los dates termometricos ordina- rios. Esperimenta el suelo la accion directa de los rayos sola- res, y de ello resulta que su capa superficial se calicnta nota- 179 blemente en vcrano por los misraos, ademas de rccibir el calor qne le comunica cl aire y que ha sido objeto delas coiisidera- ciones arribaespueslas. Pero lambienlasplantasesperimenlan la accion directa de los rayos del sol: y comolas observaciones terraometricas comunes se hacen a la sombra, puede decirse que no son exactamente aplicables a los fenomenos de la vida vejetal. Asi lomanlfiesta Gasparinen suCurso de AgricuUura, habiendo hecho observaciones con termometros cubiertos de 1 milimetro,6 sea media linea de tierra, puestosal sol para avc- riguarcuanto aunienta la lemperatura por la accion directa del calor solar; y observaciones semejantes ban sido proyecladas en Londres y llevadas a cabo en el jardin de la Sociedad de HorlicuUura, siendo tres los termometros empleados, dos de ellos cubiertos de lana negra, uno espueslo al sol y otro a la irradiacion nocturna, mientras que el tercero estaba colocado a la sombra de la manera ordinaria. La temperalura media entre las estremas producidas por la insolacion y la irradia- cion, 6 como dice Dove, la media de ima localidad espuesta sucesivamente al sol y ala irradiacion, esta representadapor la media de los dos primeros termometros comparables con el tercero, cuyas indicacioues tieneu el valor de las coraunmen- te apreciadas. Aunque no se hayan repetido en bastantes lo- calidades esta clase de observaciones, puede suponerse con Alfonso Decandolle que la lemperatura media, correspondien- te a las estremas de insolacion y de irradiacion, sea propor- cional en todos los climas a la media obtenida por el proce- dimiento ordinario a la sombra; de modo que los puntos si- tuados en las mismas lineas isotermicas, las cuales hace pasar el mismo Decandolle por donde la lemperatura es igual du- rante un periodo semejante de tiempo, deben hallarse tam- bien juntas en olras lineas trazadas conforme a las medias correspondientes a las estremas de insolacion e irradiacion Los resultados obtenidos hasta ahora en los climas templados de Europa, ofrecen entre las temperaturas medias, obtenidas de uno y otro modo, diferencias que varian segun los meses, y que llegan a esceder en 4" 6 algo mas. Fuera muy conve- niente que en el mediodia de Europa, y particularmente en Espafla, se hiciesen observaciones termometricas, que condu- 180 jesen a verificar los resuUados indicados; siendo bajo esle as- pecto incorapletas e insiificicntes ias consignadas desde enero de 1855 en la Revisla de los progresos de las ciencias. Lo interesanle sobre todo es saber hasta que punlo los ve- jetalesson influidos por la iiisolacion y la irradiacion noclur- na. El variado color de la superficie delasplanlasmodifica se- guramenle la accion de ambas causas de calor. haciendo mas 6 menos comparables las mismas plantas en este concepto al termometro tenuamente cubierlo de tierra, ya que eslo sea preferible a ennegrecerlo; y ademas las partes solidas de las plantas no pueden calentarse del raismo modo que el liquido contenido en el termometro, y particularmente siendo el li- quido metalico, como lo es de ordinario. Por otra parte, du- rante el dia un rapido ascenso de la savia y una abundanle exhalacion moderan la accion del calor solar, mientras que la irradiacion obra de noche con mayor libertad. La direc- cion de los tallos y de las hojas, la sorabra que se prestan las ramas, la esposicion al Norte 6 al Mediodia, y otras circuns- tancias parecidas, modifican seguramente la accion de los ra- vos solares y de la irradiacion noclurna. En consideracion a estos motives por lo que toca a los vejetales deben rebajarse algo las diferencias observadas entre las temperaturas medias ordinarias y las correspondientes a las estremas de insolacion e irradiacion, con tanlo mayor fundamento cuanto que se ve comprobado diariamente, por lo menos en los climas templa- dos, no ser muy considerable la anticipacion de los fenome- nos de la vida vejetal bajo el influjo de una insolacion mas coraplela; ni tarapoco a la sombra, 6 mejor entre sol y som- bra es muy graude el retardo de los misraos fenomenos. Para averiguar con cerlidumbre los efectos del calor so- lar sobre los vejetales, es lo seguro fijar la atencion en estos, y hacerlos objeto de observaciones directas, mas bien fisiolo- gicas que puraraente fisicas, unico medio de tomar a la vez en cuenta los efectos quimicos de la luz solar sobre la veje- tacion, los cuales seria imposible reconocer con el mero au- xilio del termometro. Dos son las maneras de estudiar los ve- jetales bajo el punlo de vista indicado: la primera consiste en eiaminar el influjo de la esposicion al Norte 6 al Mediodia en 181 las monlaflas, porque la diferencia de la altura alcanzada por cada especie en una y olra esposlcion puede ser apreciada en grados termometricos; y en efeclo, basla saber que la disnii- nucion de 1° observada en la temperatura media anual cor- responde en una raontana por ejemplo a ISO melros, para de- ducir que en la misraa una especie espuesta al Mediodia a 300 metros de altura indica una diferencia de 2°; la segunda manera se reduce a observar las epocas relalivas de la folia- cion, florescencia y madurez en plantas de idenlica especie, en el mismo pais y aiio, al sol y a la sorabra, lo cual da por resultado algunos dias de anticipacion de los pies espuestos al sol: y lomando la temperatura media de la sombra durante los dias corridos antes de verificarse aquellas funciones en las plantas diversamente situadas, debe multiplicarse respec- lo de cada una el numero de dias por el de grados correspon- dientes a su temperatura media, y la diferencia de los pro- duclos espresa en grados termometricos los efectos de los ra- yos solares con baslante aproximacion. auncuando pueda va- riar algo segun los paises, las eslaciones y losafios. Los hechos reunidos y comparados por Alfonso Decandolle conforrae a las dos maneras propuestas de reconocer los efec- tos de los rayos solares sobre la vejetacion, suministran re- sultados bastanle importantes. En cuanlo a la primera no se puede menos de tomar en cuenla la diferencia de latilud, y por esta razou en Europa a una latitud media, 6 sea entre 44 y 47", da por resultado que la accion directa de los rayos ca- lorificos y quimicos del sol produce sobre las plantas el efecto de 1° medido por un lermometro colocado a la sombra, mien- tras que a la latitud de 37" el mismo efecto se eleva a 2°, 3. La segunda manera de examinar la accion directa de los ra- yos solares sobre las plantas ha producido en Ginebra, situa- da a 46° de latitud, *cl efecto de 3", 5 durante el periodo de la aclividad vejetaliva, contado desde abril hasla mediados de setiembre; y puede suponerse aquel efecto aumentado has- la 5° 6 6" en los meses mas calienles, y reducido a 1° 6 2** en primavera u otoiio, ademas de variar segun el grado de nebulosidado trasparencia de la atmosfera. Estos resulfados, que Alfonso Decandolle no presenta como bases cierlas, y so- 182 lamcnle como aproxiniaciones, concuerdan bastante con los obtenidos medianle dos lerraomelros, iino espueslo al sol y Giro a la irradiacion iiocturna, del mode antes esplicado. Aparece claro que lodavia se necesila mulliplicar las ob- servaciones para graduar con la exactilud posible los efectos de los rayos solarcs sobre la vejelacion. La siluacion en la parte oriental li occidental de un continente bajo la misma la- litud hace variar los indicados efectos respecto de los cor- respondientes a la situacion central; ypor esto, si en elcenlro de Europa durante lo templado del ano esperimentan las plan- tas espuestas al sol el efecto de 2" medidos por un termorae- Iro colocado a la sorabra, es de suponer que al Oeste en In- glaterra sea el efecto de 1",5 6 el de 1°, y al Este en Hungria de 2°, 5 6 de 3°, viniendo a resultar una diferencia de 2''entre los paises occidentales y orientales en latitudes medias; lo cual da la suma de 306" para los 153 dias comprendidos de mayo a setiembre, y la de 428° para los 214 dias corridos de abril a octubre: niimeros que tienen solamente un valor aproximado. En latitudes muy diferentes varian mucho mas los efectos de los rayos solares sobre la vejetacion; y es sen- sible que en los paises calidos, 6 siquiera en los meridionales de Europa, no se hayan hecho observaciones que puedan com- pararse bajo este punto de vista con las verificadas en el cli- ma del centro de la misma Europa: pero se sabe comunmente cuanto aumenta la fuerza de la accion directa del sol a me- didaque se adelanta hacia el Mediodia, en lerrainos de con- venir la sombra a ciertas plantas; y por otra parte no se des- conoce que uno de los malos efectos de la accion solar en los paises meridionales es desecar escesivamente el suelo, y en particular doude no llueve durante el verano. En tanto que las observaciones direclas no demuestren otra cosa, puede suponerse de li 6 6° el efecto de la accion (lirecla de los rayos solares sobre la vejetacion, 6 sea el que debe anadirse al de la lemperatura esperimentada a la sombra por las plantas. Deben considerarse las tcmperaturas bajas en cuanto son dafiosas 6 iniitiles a los vejetalcs. Consideradas bajo el primer aspecto no debe olvidarsc que muchas de las superiores aO", como las infcriorcs, son capaccs de malar diversas plantas; y i 183 tambien ti pesar de la contraria crceneia generalizada hasta aliora, cs prcciso rcconoccr que piicden conjelarse raomcnla- neamonle los liquidos conlenidos en los organos mas delicados de miichas planlas sin que estas sufrau necesariamenlc algun daflo; pero los transitos repentinos de temperaluras demasiado bajas a otras moderadas son muy nocivos, obrando por esla razon Ian perniciosamente los rayos solares sobre las partes que acaban de esperimcntar mucho frio; y a pesar de todo no se crea que una lemperalura igualmente baja produzca sicm- pre identico efecto sobre una misma planta, porque la dura- cion del frio, el eslado de la planla, su edad, la huniedad del suelo y del aire, la naturaleza del terrene y la presencia de la nieve, son causasque iofluyen mucho. Las temperaturas bajas que se tienen por iniitiles, son todas cuantas, sin daiiar, no promueven ni activan la vejetacion; habiendolas inferiores 6 superiores a 0° segun las plantas, porque cada especie para iniciar su vejetacion necesita una temperatura determinada, que por ser punto de parlida puede considerarse como 0° res- pecto de la especie vejelal correspondienle: y de ello se in- fiere que las temperaturas medias y estremas , calculadas de la manera ordinaria, no estan exaclamenle relacionadas con los fenomenos de la vejetacion, siendo necesario por tanlo eliminar las temperaturas inutiles a las plantas que se consi- deran, 6 bien a las funciones de las misraas que sean tomadas en cuenta. La eliminacion de las temperaturas inferiores a 0" del ler- mometro tienc que ser comun a todas las plantas, no vcjetando ninguna con grades negatives, aun cuando viva sin esperi- raentar dauo; y esla eliminacion es sobre todo indispensable respecto de los climas generalmenle frios, 6 muy frios en in- vierno, porque en ellos distan mas de ser aplicables al estu- dio de la vejetacion las temperaturas medias, en cuyo calcu- lo, heclio del mode ordinario, influyen cantidades negativas, a veces bastanle importantes para producir en aquellas una disminucion considerable. Pero seria muy dificil hacer la de- bida correccion bajo este punto de vista en todas las tempera- turas medias termometricas, fundadas en datos mas 6 menos disperses y no todos publicados; de manera que es prefcrible 184 siraplificar la operaciou, adoptando el m6lodo propuesto por Alfonso DecandoUe, conlbrme al cual se toma encuenlasola- raenle la suma de temperaturas raedlas coniprendidas enlre el dia, cuya media empleza a subir de 0", y en el que la mis- ma desciende a igual grado, desapareciendo asi miicha parte del error, aunque no dejen de ocasionarse otros de alguna consideracion para los climas estremados. Respecto de las temperaturas bajas supcriores a 0°, (|ue son iniitiles a diferentes plantas, larabien es necesaria la cor- reccion, aunque de no eliminarlas resulten errores menos ge- nerales e importanles que los originados por las temperaturas negativas. Como la temperatura ulil para cada especie y para cada una de sus funciones podra ser superior a 1", 2", 3", etc., se hace precise uu calculo bastanle largo y complicado, cuyos resullados obtenidos por Ritler desde 0° a 9° para to- dos los meses del ano 1847 en Ginebra ha publicado Alfonso DecandoUe, patenlizando la manera de presentar las sumas de temperaturas utiles por meses y al ano en diferentes casos. En lugar de calcular, como lo ha hecho Ritter, puedense con mayor sencillez y bastante exactitud averiguar las sumas de temperatura utiles, parliendo de 1", 2°, 3°, etc., segun los casos, y para ello basta sumar las temperaturas medias de los dias compreudidos enlre los dos que las tengan iguales al su- bir y al bajar de los grados indicados coraoinutiles. Puedentambienexaminarse las temperaturas altas en cuan- to son danosas 6 iniitiles a los vojetales, aunque no exista la posibilidad de hacer en las temperaturas, observadas del mo- do ordinario, correcciones que conduzcan a la exactitud. Se sabe demasiado que el calor escesivo contraria algunas fun- ciones, e impide la exislencia de muchas plantas que, como las alpinas y otras, no lo soportan; pero lambien es cierto que las temperaturas demasiado alias para unas especies no lo son para otras, y ademas igual grado de calor produce diverso efecto sobre identica especie segun se halle acompanado de se- quedad 6 de humedad. Es asimismo indudable que una doble temperatura no duplica el efeclo sobre una planla cualquiera; lo cual equivale a decir que el influjo del calor sobre las plan- tas no es exaclamente proporcional al auraento de tempera- 185 tura, parlicularmente desde que esta pasa de la media mas convenienle a cada especie. Obra la temperatura de diverse modo sobre las planlas, segun la epoca de su vejelacion, y por esto no produce los mismos efectos que en la primavera una temperatura igual en olofio, cual se esperiraenta generalmente en Europa, siendo raro que la florescencia se repila en la ultima de aquellas epocas; ni tampoco el calor fuerte, Ian propio para madurar las semillas, es beneficioso a muchas plantas en el primer pe- riodo de su vejetacion. Hasta en los climas mas uniforraes du- rante fodo el ano, como lo es el de la isla de Madera, produ- ce la temperatura diversos resultados en los sucesivos perio- dos que recorren las planlas en cada afio, cayendoseles las hojas y reposando mas 6 menos tiempo, cuando la tempera- tura no deja de ser semejante a la de verano en el centro de Europa. El calor debe estar acompanado de luz para que obre con bastante intensidad; y sin considerar estos agentes susceptibles de variar su modo de accion, es lo cierto que el estado variable de las planlas da lugar a diferentes efcclos, como acabade verse. Creese generalmente que las estremadas y repelidas va- riaciones de temperatura son favorables al desarrollo de los vejetales, y sin embargo no hay en ello lanto de verdad como a primera visla parece. Respecto de las variaciones anuales, dejando a parte los paises en que la desigualdad de tempera- tura esta acompanada de sequedad durante el verano, basta fijar la atencion en muchos de los constanlemente humedos para convencerse de que los hay con frondosa y diversificada vejetacion, siendo la temperatura muy uniforme: asi sucede en los climas ecuatoriales, en los templados y monotones de la isla de Madera, de las Azores y del nordoesle de America, como tambien en los frescos del hemisferio austral. Sin em- bargo, Quetelet alribuye venlajas a las variaciones bastante amplias, 6 mas bien ha emitido la opinion de que las planlas necesitan ciertos grades de calor, los cuales van recibien- do diariamente por efecle de las variaciones, y se inclina deraasiado en favor de la hipotesis de que la temperatura obra sobre las plantas como la suma de los cuadrades de los 186 numeios empleados para espresarla, y no prccisamente como la suma dc estos: y asl seguii el mismo, dos dias con Icmpe- ratura dc 10" en priraavcia no pueden producir d mismo cfec- to que un solo dia con tempcralura de 20'. Perono eslancom- probadas lodavia estas aserciones por medio de esperiraentos decisivos, cuales serian los que se hiciesen en invernaculos, donde se colocasen individuos de una misma especie someli- dos a temperaturas uniformes 6 variables dentro de limites determinados, y Alfonso DecandoUe pone en dudaquelas va- riaciones de lemperatura, como tales variaciones, sean real- menle ventajosas a la vejetacion, raanifeslando ademas que los efeclos de las mismas deben ser diversos segun el momen- to en que se verifican y los grados del lermometro que recor- ren. Por consiguienle los cambios termomelricos algo frc- cuenles y considerables seran ventajosos 6 contraries a la ve- jetacion, aunque no como cambios, y solamentc en razon dc los limites superiores 6 inferiores que traspasan. La accion del calor, en concepto de todos, no puedc ser apreciada exactamente sin tomar en consideracion cl tiempo, 6 sea la duracion de la misma, aunque no haya bastanle conformidad sobrc la manera de combinar en los calculos acertadamente los valores correspondientes a la tempcratura y al tiempo. Lo primero que ocurre y lo mas anliguo es su- mar las temperaturas medias, dia por dia, durante la epoca en que se desean apreciar los efectos calorificos; pero so ban co- metido notables errores al aplicar este melodo, ya parlien- do de una epoca arbilraria del afio, ya conlando los grados negatives del tcrmometro, y ademas entre otras cosas por ha- ber calculado mal las temperaturas medias diarias. El melo- do aplicado por Boussingault a las plantas annates, y en par- ticular a las cereales sembradas en primavera, consiste en sumar las temperaturas medias de los dias corridos desde el de la siembra basla el de la cosecba; y sin negar que asi se obtcngan resultados bastantc salisfactorios respeclo de las plantas indicadas, es indudable que aquel prescindio do va- rias causas capaces de producir errores de alguna considera- cion. Efeclivamcnte fijc) con un poco de arbitrariedad cl prin- cipio y el fin dc la vcjclacion dc cada planta; tomo en cucnta 187 las temperaturas demasiado hajas, y probablemente algunas negalivas; deseslimo la accion de los rayos solarcs; y dejo de nolar las variedades de cereales cullivadas, y las circunslan- cias diferentes de su cultivo. A pesar de lodo, es muy lilil este metodo, que Alfonso Decandolle acepta con algunas modifica- ciones, habiendolo comprobado por medio de observaciones hechas al sol y a la sombra sobre plantas anuales, que le ban dado resultados en apoyo de las sumas de las temperaturas medias, como medio de apreciar los efectos del calor sobre la vejetacion, salvas algunas difereneias dependientes de varias circunstancias. No se ha inclinado Quetelet de igual manera en favor del mismo metodo, que acaso no hallo suficiente por haberlo empleado respecto de las epocas de foliacion, flores- cencia y madurez en diversos paises y anos, sin haber elimi- nado las temperaturas bajas, que alteran mucho los calculos cuando se trala de plantas perennes, pareciendole por tanto preferible tomar las sumas de los cuadrados de los niimeros que espresanlas temperaturas medias; pero ya se ha indica- do que esta hipotesis no esta sulicientemenle comprobada, y los esperimentos hechos por su autor con este objeto no se hallan exentos de objeciones. Ha propuesto Babinet un tercer metodo, fundado lambien en una hipotesis, como es suponer que la temperatura obra proporcionalmente a la intensidad de la causa y al cuadrado del tierapo, lo cual no esta demoslrado por esperimentos hechos al efecto; y de todos modes no es creible que hipotesis semejantes scan aplicables a maquinas organizadas, cuya marcha esta sujeta a muchas fuerzas, yque no funcionan conforme a leyes flsico-matematicas. En ultimo resullado, las sumas de las temperaturas utiles se aproximan bastanle a la exactitud; y aun cuando no sea completa por con- tarse las temperaturas demasiado bajas superiores a 0° y las demasiado altas, hay que pasar por ello, siendo impractica- bles respecto de todas las plantas los muchos esperimentos necesarios para evilar todas las causas de error. Si el pendulo-termometro de Edmundo Becquerel llegasc a ser modificado de manera que contase los grades superiores a 0°, 1", 2", etc., se averiguarian las temperaturas utiles con la mayor facilidad, y lo mismo sucedcria^on la invencion de 188 un termometrografo que marcase las temperaturas superiores a grades determinados.Entretanlo es menesler valerse de los termometros y de los metodos ordinarios, mas 6 raenos apro- ximalivos, segun va espucslo. Como quiera, la suma de las temperaturas utiles, es decir la de las medias superiores a 0°, 1", 2", 3°, etc., calculadas per dias 6 por meses, es diferente en cada localidad, y puede serlo en cada ano, constituyendo uno de los caracteres del clima que mas importancia ofrecen respecto de la vejeta- cion. Lo mas asequible conforme a las observaciones meteo- rologicas actualmente existentes es delerminar para cada lo- calidad los dos dias del ano en que la temperatura media litil llega a sus limites, y multiplicar la suma de los dias interme- dios por los grades de temperatura media correspondienle a estos mismos. Aunque lo mejor sea hacer el calculo parlien- do de las temperaturas medias diarias, tambien puede fundar- se en las medias mensuales 6 en las medias determinadas por decadas, no obstante que se origine asi algun error en la suma total de los grades de calor util. Climas hay correspondientes a diferentes lineas isotermicas, y conformes a pesar de ello en cuanto a la sumade calor lilil, partiendo de tal 6 cual 11- mite; heche que no debe parecer estrane, considerando que las lineas isotermicas se ban establecide con relacion a la tem- peratura media sin esclusion de las inutiles 6 perjudiciales a determinadas plantas. «En una palabra, como dice Alfonso Decandolle, si se su- »ponen utiles a diversas especies de planlas 6 de animales »temperaturas diversas baje el aspecto de su minimum 6 de su ))totalsuma, se encuentran respecto de cada localidad climas Mcencordantes bajo lineas isotermicas muy diferentes. Si en la » carta de Europa 6 de los Eslados-Unidos se trazasen lineas ))por los punlos que tienen, a parlir de 5" por lo menos, una ))suma de 3000°, se podrian trazar tambien otras lineas casi »paralelas por los puntos que luviesen, a partir de 5°, sumas »de 3100, 3200, 3300", etc.; pero este sistema de lineas estaria »cruzado primeramente por otras que pasarian por los pun- »tos que tienen a partir de 6", sumas de 3000, 3100, 3200", etc., ))y despues por lineas que pasarian por puntos que, a parlir 189 »de 4°, lienen sumas de 3000, 3100", etc. La carta quedaria ))cubierla de lineas cruzadas, y en todas partes habria niime- ))rosas concordancias de clima.» Claro es que todo esto tiene su principal aplicacion a los climas de las regiones templadas y boreales, puesto que en los ecuatoriales, si se prescinde de las montanas elevadas, son las temperaturas altas y por tanlo completamente utiles, pudiendose obtener en ellos las sumas de temperatura, valiendose de las medias ordinarias. La re- particion desigual y variable de la humedad es la causa prin- cipal de la diversidad de los climas ecuatoriales. Presenta Alfonso Decandolle en su Geografia botdnica razonada un cuadro que contiene las sumas del calor litil, par- tiendo de diversos grados respecto de diferentes localidades del hemisferio boreal, aunque ninguna de Espana; y convie- ne Irasladar aqui algunos fragraentos de este trabajo, para que sirvan de modelo a quienes con datos suficientes puedan hacer calculos semejantes respecto de localidades de nuestra Pe- ninsula, baslante diferentes por su cliraa. Los observatorios de Madrid y de San Fernando poseen los datos necesarios para fundar estos calculos en las temperatu- ras medias diarias correspondientes a una porcion de aiios con- forme al termometro centigrado; y la ciencia de las plantas, inclusa la que tiene por objeto su cultivo, espera merecerles un servicio cuyas consecuencias seran por de pronto demos- trar mas y mas la utilidad de las observaciones meteorologi- cas. Los profesores que las hacen en otros puntos de la Penin- sula, tales como Oviedo, Santiago, Sevilla, Malaga, Valencia, Barcelona, Yalladolid, etc., se hallan igualmente en el case de contribuir a lo misrao desde luego, partiendo de los datos ya existenles. Al exarainar la influencia del calor sobre la distribucion de los vejetales se ha indicado algo acerca de la ejercida por la luz solar, y poco hay que afiadir relativamente a ella en especial, baslando recordar cuanto de su accion quimica so- bre la vejetacion ensena la fisiologia. Los paises proximos al Ecuador gozan de una luz mas intensa, al contrario de los proximos a los polos, donde ademas de dirijirse la luz obli- cuamente es debilitada con frecuencia por lo nebuloso de la 190 atmosfera, y falla durante una parte del ano, aunque dura mu- cho on verano, activando la vojelacion lo baslante para que recorra todos sus periodos en poco tiempo. Efecto seniejantc se observa en las montafias elevadas, obrando en ellas la luz durante mas tiempo y con mayor intcnsidad que en los terre- nes bajos. La oscuridad de las cavernas y la de los bosques, 6 su escesiva sorabra, inlluyen indudablemente en la vejeta- cion que abrigan, siendo muchas las planlas criptogamas que viven mejor bajo el inllujo de una luz debil, micntras que la mayor parte de las plantas fanerogaraas exijen la claridad del dia y la accion solar. 191 i S " = 1 = — -o a 1 CI O 0 1 — "^ -5 ^-2 i."!oc»'ioo'oooM»n oc'— -*«o«a«iLrje< | -a o c i ^ C3oo«ooo CI <=»«<=< iroc»05mt=>»oo5'»-i 1 ir9v3<«3:C«*«' ■ 1 ». ^ b h lU h h . : : b £: • t. • - 1 2 .H .£ 2 -S -S 2 "^ ' 1 i ■? -s a ■? a a 1 3 'u 'G ■> ■? '? ■? H o ^ ^ ^ a B n a o « .S a § > a > ? ^ —t; -3 ■3= oa £2|-cg-«r 0 0 0^.:^-- Q »,»,C5i««oe<50 >a«>!CCO 1 cooc» >nasc^'=>«o^«»«t^ 1 ■= -a totcift — cojrac-io to^-e^'-<'-cto«ij'c» 1 c(5c<5coe<5e .^ .2 .2 •— a 1 1 ■§ 1 a ■ 2 '^ '2 '^ f* '^ •* -o o —J :^^^^ i § § o. -a •^ '^ S "* .< N S- S 3 2 -a >- .a C « 5 a CJ *" o u o " g.S'g^ 1 a a oo'-rei'O'ansjj c 'O >« o -c o 'O ~ "C! -^ rg ^ h; ■« "S „ OOM<0«Ot^" C CO 00 « ^ 05 CO tHHc>coc<'»«e^oo t- — < c» OS c< b- ■»- e^ 3 [S __. « "5 ra i i ! i '. i ' .' i t- •" c ■ S.,2«= I • • • ... 1 e -o ^ f> 'o 'o 'o. 'o o 'o ' o ' c' o^o'o o o o' o 1 ^ 1 ■" c* CO ^ US eo h- 00 •w es CO "^ if. V »>I oc 1 192 VARIEDADES. Cantidad de dzoe que contienen las diferentes partes de dislintas pajas. Mr. Y. Pierre ha hecho esperiencias comparativas sobre la dosis (le azoe de las diversas clases de pajas que comunmente so dan como for- raie. Los resultados de sus trabajos.se resumen en los numeros de la si- guiente tabla. Natiiraleza de las sustancias. Paja de trigo dorado (entera).. Paja de trigo riibion (entera).. Idem espigas vacias Idem hojas Idem parte superior de la cafia . Idem parte inferior Zurrones de trigo candcal .... Id. otra variedad Id. id Id. id Id. id Zurrones de trigo rubion Id. de trigo bianco Id. de otro rubion Paja de colsa entera Id. pedunculos y membranas de las silicuas Id. ramitas porta-simientes. Id. tercio superior do las caiias y raraas Id. parte inferior Id. silicuas Id. pies con sus raices Paja de trigo moruno (sin abo nar) Id. (fosfatado) Id. parte superior, '/j casi. . . Id. parte inferior Materia sena Aioe de materia Azoe do niatcri [)or 100. scca por •100. normal por 1 00. 79,4 0,61 0,48 8.5,0 0,40 0,34 80,1 0,78 0,62 81,9 0,58 0,48 85,4 0,46 0,39 84,4 0,28 2,24 8t,4 0,G2 0,50 82,3 0,93 0,77 82,1 0,76 0,62 81,8 0,68 0,36 85,9 0,60 0,51 81,8 0,87 0,75 80,1 1,26 1,02 80,0 1,35 1,08 80,1 0,53 0,43 80,5 0,88 0,71 78,5 0,68 0,71 76,6 0,50 0,39 80,8 0,48 0,39 82,0 0,73 0,60 81,8 0,51 0,42 74,9 1,40 1,05 81,3 0,65 0,53 82,3 0,83 0,68 80,7 0,55 0,44 N." 4."-REVISTA DE CIENCIAS.-A6n71856. CIENCI4S EXACTAS. JlHTROMOIIIJi. JSiievas tahlas lunar es ; por Mr. Hansen. (Cosmos, 26 eneru 1853.) E L profesor Hansen, en una carta al aslronomo real Mr. Ai- ry, le da unos detalles llenos de interes referenles a la cons- Iruccion de sus nuevas tablas lunares, y acerca de algunos puntos de la teoria de la luna dependientes de la conforma- cion de nuestro satelite relativamente a su centro de grave- dad. «Por lo que hace a las tablas lunares, dice Mr. Hansen, tengo tan adelanlada su formacion, que representan las obser- vaciones individuales de la luna con un grado de exaclitud casi comparable a la de la observacion de las estrellas. Des- pues de correjido el valor senalado primitivamente a losele- mentos elipticos y coeficientes de las perturbaciones, correc- ciones que linicamente podia dar a conocer con exaclitud la observacion, he comparado las observaciones de Greenwich con mis tablas sin hacer eleccion alguna, y he visto que los errores medios eran de 2", 62 en la ascension recta, y 2",10 en la declinacion. Pero eslos errores no se diferencian esen- cialmente de los que afectan por lo regular las observaciones de las estrellas fijas; las tablas de Burckhardt hubieran ofre- cido errores medios de 5", 25. La comparacion con las obser- vaciones de Bradley da 3", 78 como error medio en ascension recta, y S",70 en la declinacion; cuyo resultado es mas satis- TOMO VI. 13 194 faclorio dc lo que debia esperarse. La armonia con las obscr- vacionesde Dorpat es verdaderaraente maravillosa. Los nuevos elementos de la orbila liinar son los siguicn- tcs: 1800 enero 0''0i>; tiempo medio de Greenwich. Longitud media de la liina 335" 43' 26",71 Longilud del perigeo. . . •. 225 23 53,06 Longitud del nodo ascendente. . . 33 16 31,15 Los movimientos raedios tropicales en 100 anos Julia- nosson: De la longitud media 307." 53' 39", 61 Del perigeo 109 3 2,46 Del nodo —134 8 59,61 Excentricidad de la orbita 0,05490307 Inclinacion 5°8'45'',21 Coeficientedela ecuacion paralactica. 125'',705 Coeficientes de las desigualdades: en longitud 7'',624; en latitud 8",382. La diferencia entre los diametros liorizonlales 6 verticales de la luna es sumamente pequena, y llega solo a 0',15. Sentimos que no nos sea posible reproducir el relalo que hace Mr. Hansen del metodo que ha adoplado para la cons- truccion de las tablas, y del cmpleado para determinar los ele- mentos; pero nos detendremos algunos instantes en considera- ciones muy importantes y curiosas acerca de la forma fisica de la luna. Mr. Hansen habia deducido de la teoria el siguien- te teorema: si no coinciden los centros de gravedad y de figu- ra, en ese caso deberan raultiplicarse todos los coeficientes de las perturbaciones de la longitud media por un factor cons- tante, funcion de la distancia entre dichos dos centros. Si el de figura de la luna dista mas de nosotros que el de grave- dad, el factor constante ha de ser menor que la unidad; si, por el conlrario, el centre de figura dista menos, entonces sera mayor que la unidad el referido factor. Discutiendo repetidas veces Mr. Hansen las observaciones de Greenwich y de Dor- pat, siempre le ha resultado que el factor era mayor que la unidad, yproximamenteigual a 1.0001544; y aunque la dife- 195 rencia con ella es corta, sin embargo es cierta. Por conse- cuencia no coinciden los centros de gravedad y de figura, ha- llandose este cerca de 39000 metres mas proximo a nosolros que el primero. Dobe por tanto existir una diferencia consi- derable de nivel, cliraa y otras circunslancias fisicas entre ambos hemisferios de la luna; el que se halla vuelto hacia nosolros y el que se nos ocultasiempre. Puesto que las capas de densidad homogenea ban de disponerse simetricamente al- rededor del centro de gravedad, y si la forma de la luna es esferica, resuUara de la anomalia indicada que el centro del hemisferio visible de la luna se balla elevado 59000 metres sobre el nivel medio, y el centre del invisible otros 59000 metres y tal vez mas bajo dicbo nivel. La elevacion relativa del primer centro y la depresion del segundo seran aiin mas considerables si es la luna un elipsoide cuyo eje mayor seha- lle en direccion de la tierra. Suponiendo que las cosas suce- denasi, ^debe causar admiracion que la luna, vista desde la tierra, se presente completamente desnuda, privada de toda atmosfera, sin apariencia alguna de vida vejetal 6 animal? Si existiese en la superficie de la tierra una montaiia cuya altu- ra fuera proporcional a la del centro del bemisferio visible de la luna, 6 de 216000 metros, tampoco se descubririan en su ciispide senales de atmosfera ni de vida. Pero puede suceder lo contrario en el hemisferio invisible de la luna, a causa de la menor distancia del centro de gravedad, 6 de la depresion bajo el nivel medio. Es pues posible, y aun probable, la exis- tencia de una atmosfera en dicho hemisferio, y con ella pue- den seguir su curso los fenomenos dela vida animal 6 vejetal. A la inmediacion de los hordes de la luna existe la condi- cion del nivel medio, y por consecuencia se pueden descubrir alii senales de una atmosfera, y efectivamente eso es lo que ha conseguido Mr. de Cuppis. Si tratamos ahora de averiguar las causas de la no coinci- dencia de los centros de gravedad y de figura, se podra ad- mitir que las espansiones volcanicas y otras fuerzas interio- res ban hallado menos resistencia para manifestarse en el he- misferio visible que en el oculto; y que por consiguiente, los levantamientos dela superficie con disminucion de la grave- dad, han sido mas considerables en la parte supeiTicial de la lima vuclta hacia la lierra. Mr. Hansen se halla larabien in- clinadoa mirar las aparienciasde la superficie lunar conocidas con el nombre de arroyos 6 rastros de luz, conio iinas grielas 6 hendiduras producldas por esos enormes levanlamientos 6 hundimienlos. Eslas consccuencias de la teoria analilica nos han sorprendido sobremanera; los astronomos ni siquiera ha- bian sospechado su exislencia, viniendo a abrir el campo a nuevas conjeluras. CIENCIAS FISIC4S. QUllIlCi^ IMDIJSTRIAL.. Sobre los aceites y sus falsi ficaciones; por Mr. C. Calbert. (An. dc Oiiim. y fis., octubre 1834.) Hay una gran canlidad de aceites que so usan para las maquinas, lanas, etc.; babiendose introducido varias especies en el coniercio: y para soslener la concurrencia hay una gran propension a falsificar las mas caras. Llamado con frecuencia a examinar muestras de aceites del comercio, be visto que eran demasiado generales en su aplicacion para que me diesen resullados satisfaclorios, los procedimientos conocidos para descubrir las falsificaciones. Asi pues el procediraiento delicado que recomienda Mr. F. Boudet, principalmenle para reconocer la pre.sencia de los aceites secantes en el de olivas por medio de la accion del acido hiponitrico; el del diagometro de Mr. Rousseau, basado en la conduclibilidad del aceite de olivas para la electricidad comparada con la de los deraas aceites, aunque escelentes para indicar una falsificacion, no bastan para caraclerizar el aceite con que se ha hecho. Para distinguir una clase de aceites de otra tenemos el nietodo de Mr. Fan re, que consiste en un linte ya oscuro ya negro, que toman esclusivamente los aceites de pescado es- puestos a una corriente dc cloro; el proccdimiento de Mr. Mau- mene, con cuyo auxilio se pueden di.stinguir los aceites se- cantes de los que no lo son, atondiondo a que estos, cuando se mezclan con acido sulfiirico couccnlrado, produccn una 198 temperalura mucho mas elevada. Uv. Felhingha probado lil- liniamenle a dar mayor precision a eslc procedimienlo, que no obstante no es aun del todo satisfactorio. Otros varios mediosse ban propuesto, pcro los caracleres que dan no son bastanle claros para usarios con seguridad. Tal es el procedimienlo de Mr. Faure, que consiste en anadir a los aceites una cantidad dada de amoniaco causlico, y en ob- servar despues de la mezcla la apariencia particular y el lin- te bianco 6 amarillo que ofrece el liquido espeso. Lo raismo sucede con el metodo propueslo por Mr. Heldenreicb usando el acido sulfiirico monobidralado, y con el de Mr. Diesel, quo emplea el nitrico concenlrado: en este caso es tan violenta la accion quimica, que las coloraciones caracterislicas que se presentan al principio desaparecen rapidamente por conse- cuencia de la destruccion de los aceites. Estas observaciones me ban obligado aexaminar cual po- dia ser en los aceites la accion de los referidos liquidos, pero dilatados. Los detalles de los resultados que be obtenido se ballan en las paginas que siguen. La coloracion producida puede considerarse como deriva- da de dos acciones quimicas dislintas: 1.^ Al parecer precede de ciertas malerias estraiias que lienen los aceites en disolucion, y existen en las sustancias de donde se los estrae. 2.' Se puede atribuir a que los acidos dilatados ejercen indudablemente una accion en los principios crasos de los rais- raos aceites, pues si se les anade a los tratados de este niodo sal caustica, se obtiene un resultado distinto que cuando no se ba aplicado priraero acido alguno. Esto se prueba con el aceite de nueces, que da un liquido semisaponificado cuando se mezcla solo con la sosa caustica de densidad de 1,340, y una masa fibrosa si se Irata con el acido nitrico dilatado an- tes de anadir el alcali. Tal vez interese bacer nolar aqui que los aceites de pes- cado ban ofrecido todos una reaccion diferente de la de los otros aceites animates 6 vejetales; por consecuencia, en mi opinion no solo el aceite de higado de bacalao es de compo- sicion diferente de la que tienen los demas, como lo prueban 199 las observacionos de Mr. Winckler, sino que sucede proba- blemente lo mismo con los aceiles de ballena y de marsopa. La parte mas dificil de mis investigaciones ha sido la de proporcionarme aceites de cuya pureza esluviese perfecta- raeiitc segiiro; y para conseguiiio asi he tenido que valerme de la bondad de mis amigos del Continente, que me ban pro- porcionado mueslras loraadas en las mismas fabricas: y a pe- sar de la seguridad de su origen, aiin he tomado la precau- cion de cerciorarme de que carecian absolulamenle de mez- cla, aplicandoles al efecto los diversos reactivos que descri- bire mas adelante. La razon por que he usado tan considerable niimero de reactivos consiste en que son tambien muy numerosaslasfal- sificaciones hijas de los intereses comerciales, y sumamente delicadas las reacciones que ofrecen las sustancias organicas. Recomiendo pues que se ensayen siempre comparativamente aceiles tipos con aquellos que se supongan falslficados, y que no solo se aplique un reaclivo de los propuestos, sino todos los que produzcan una reaccion caracterislica con el aceite somelido al enSayo. Puesto que las reacciones que ofrecen los diferentes acei- tes dependen de la fuerza relativa y de la pureza de los reac- tivos, se debe poner la mayor atencion al prepararlos, y en el modo y tiempo necesarios para que se haga sensible la ac- cion quiraica; por lo cual apunlo estos detalles en cada reac- tive. Los procedimientos de que se trata aqui para reconocer las falsificaciones de los aceites se fundan en la coloracion que manifiestan en el contacto de los alcalis y acidos. Indi- care sucesivamente los reactivos que me ban dado resultados mas caraclerislicos. Disolucion de sosa cdusiica. — Densidad 1,340. Las reacciones que ofrece la siguiente tabla se obtienen agitando 1 volumen del reactivo con 5 de aceite, mezclando- los todo lo mcjor posible, y calentando la mezcla hasta el punlo de ebuUicion. •200 TABLA m\\. \. COLORACIOiNES PRONUNCIADAS. Acciirs vcj Accilus (If pfsc.ido. •I;ilc5, De delfin • • • • • • ) De caSamones De lino [ Amarillento. De cachalote. . JRojizo. De higado de bacalao. J • 1 Parduzco. ' Espeso. ( Arnarillo. ( Fluido. COLORACIONES ESCASAS 6 NULAS. Aceitcs diiimalcs. ilJlanco su- cio. Ligeramente amarillento. De manteca de cerdo . \ Blanco. ( Rosado. Aoeilt'S vcjetales. 5«^°^^^• ) Blanco su- I^eclavel { ^.^ ^^^^._ Je nneccs ( u^j^^^ De sesamo / S*^ '■''^'"°- • JBIanco. De araquida j De galli'poli | . .,, , n I- > Amarillento. De ohvas j La sosa causlica de dicha fiieiza es sobre todo ulil para distinguir los aceites de pescado de las olras clases, a causa de la coloracion roja de los primeros; y Iiasta tal piinto es di- versa, que 1 por 100 de aceile de pescado se puede descu- brir/en los deraas. La precedenle labia se puede consultar lambien cuando no se Irala de descubrir una falsificacion, y si solo de la naluraleza misma del aceile. Asi, por cjemplo, el aceile de canamones adquiere un color amarillo-pardo, y se espesa tanto, que se puede volcar el vaso en que esta sin verterse una gola, raientras que el aceile de linaza tonia un 201 color amarillo muclio mas brillante y se manliene lluido; el aceile de araquida picscnla una raasa blanca, y se solidifica con la adicion del alcali; lo mismo sucede con los aceites de gallipoli y de colza; los denias se sostienen lluidos. La causa de la diferencia de aspectos que presenlan los aceites, de los cuales algunos se vuelven mucilaginosos niien- Iras que otros se convierlen en granosos 6 fibrosos con la apli- cacion de ese reaclivo, precede probablemente de la facilidad mayor o meuor con que se saponifican. Siento no baber tenido tiempo de estudiar con detoncion esle punto. Accion del dcido sulfurico dilalado en los aceiles. Como los efectos de dicho acido empleado con diferentes grades en los aceiles que hemos lenido a nueslra disposicion sou por lo general di versos unos de olros, y pueden ser uti- les para descubrir algunas falsificaciones conocidas en el co- mercio, describire por separado cada serie de reacciones. Acido sulfurico de 1,475 de densidad. El modo de aplicar este acido consiste en agitar 1 volu- raen de reactive con 5 de aceile hasla que esten comple- tamente raezclados, dejando luego reposar todo por espacio de 5 minutos. TABIA NUM. 2." INCOLOROS. Aceites uiiiiiJiile De manleca. Blanco sucio. Aeciles vejelales. De araquida. De clavel. De colza. De ricino. Accites de pcscado. De cachalote. ) „ .. ;lo de i Do bigado de bacalao , Carmesi- 202 COLOREADOS. Accites uiiiiiialcs. De casco de ) buey . • . • j Amarillento Accites vcjetalcs. De oliva. . . \ De galh'poli ( Verdoso. De sdsamo. j Dc linaza. . Verde. De cauamo-) Verde os- nes ) euro. De nueces.. Parduzco. Las reaccioiies mas notables de esta labia son las que ofre- cen los aceiles de linaza y canamones: la coloracion verde que adquieren es tal, que si se usasen para falsificar cualquier oiro aceite en proporcion de 10 por 100, acusaria facilraente su presencia la linla verde que comunicarian a los demas. La coloracion roja de los aceites de pescado que produce este reaclivo se halla suficienlemente marcada para que sea facil reconocerlos en los otros, aunque solo eslen en la mini- ma proporcion de 1 por 100; pero cuando se liace mas visi- ble la coloracion es en el monienlo de contacto del acido con el aceile. Acido sulfurico dc densidad de 1,530. Habiendo obtenido con la aplicacion del acido precedente cierto numero de reacciones caracleristicas, me he visto obli- gado a ensayar la influencia de un acido mas fuerle mezclan- do 1 volumen de el con 5 de aceile, y dejando reposar la mez- cla durante 5 miuulos. 203 TABLA NllJl. 3." COLORACIONES LIGER AS. Aceiles animales Aceitcs vejclalcs. De manleca de cerdo. Blanco sucio. ! De olivas . . . Verde amarillento. /"Blanco ligera- De s^samo. . Blanco sucio verdoso. De casco de buey . . .1 mento par- ^ duzco. De araquida. \ De clavel. . . ' Blanco sucio. De ricino. . . j De colza. . . Rosa. COLORACIONES MARCADAS. Aceites de pescado. De cachalote ) d„- Dedelfin H"- De hi'gado de bacalao. Carmesi. Aceites vpjelales. De gallipoli } De niieces juris. De caCamones Gris oscuro. De linaza. Gris sucio. Como el aceite de cananiones, de linaza, pescado, galli- poli y de nueces son los que toman con dicho reactivo iin color diferente, se piiede descubrir sii presencia en los de- raas aceites. Acido sidfurico.—Densidad 1,635. Se uso del mismo modo que los raencionados arriba, y la coloracion se observo a los dos minutes del repose. 204 TABLA NDJI. 4." INCOLOROS. Aceiles vcjctalcs. De clavel. . \ De sesamo. ' Incoloros. De ricino.. ) COLORACIONES DISTINTAS. Accitos de pescado. Acollcs aniinalcs. Aci'ites vejftalcs. De cachalote. > De manteca i De olivas (pa- De delfin. . . f Rojo parduzco De lii'gado de t muy oscuro. de cerdo. . 1 t, j DecascodeP"'"'^''- lido) De caJjamones Verde. bacalao.. . ■ ' biiey .... J (osciiro) . . . De linaza.. . . De gallipoli..\ Dc colza ( Pardo. De nueces. . . i De araquida../ Llaraaie de iin modo especial la atencion sobre este aci- do, pues he vislo que no solo produce reactivos distintos, si- no tarabien muy diferentesde los que dan losacidos preceden- tes. Sus coloraciones son de lal modo marcadas, que se pue- den consullar en un gran niimero de casos de falsificacion. Asi, por ejemplo, me ha sido facil descubrir un 10 por 100 de aceile de colza en ei de olivas, aceite de sebo en el de mante- ca, aceite de nueces en el de olivas, y aceite de pescado en el de casco de buey. Me ha sorprendido la diferencia de coloracion que toman algunos aceites cuando se les trata con acido sulfiirico de dife- rcnte fuerza: de este modo he visto (jue el aceile de gallipoli, que cs bianco con el acido sulfiirico num. 1, se convierle en 205 pardo con el niim. 3; el aceite de colza bianco con el num. 1, adquiere un color de rosa con el num. 2 y otro pardo con el num. 3: cuyo resultado demuestra que el acido sulfiirico no solo descompone los aceites, sino tarabien que un acido de una densidadde 1,665 es el mas concentrado que puede emplearse para obtener resultados, porque los aceites principian a car- bonizarse con un acido de dicha densidad, baciendo imposible la observacion de su color. Accion del acido nitrico de diferente fuerza en los aceites. Como consecuencia de las razones alegadas en la primera parte de esta Memoria, lie hecbo uso del acido dilatado, y ob- lenido una serie de reaccionesde las cuales algunas seran uti- les para ciertos cases especiales de falsificacion, e interesan- tes bajo el punto de vista de la influencia de la oxidacion en los aceites. Acido nitrico de densidad de 1,180. En la tabla siguiente estan detalladas las reacciones que be obtenido con auxilio de este acido, agitado con 5 volume- nes de aceite y despues de 5 minutes de reposo. TABLA NIB. 1." INCOLOROS. Aceites de pescado. Animales. Vejctalcs. De higado de bacalao.. De manteca de cerdo. De araquida. De colza. De clavel. De ricino. 206 COLOREADOS. Aceltes dc pesoailo Deballena.M™"'''"*'"" \ to. Dc dclfin. . Rosa. T^ II' I- fVerdo- De {Tallipoli, . 1 Dc cauamones. ) Verd c sucio. Dc sdsamo (na- \ . ranjado).... Aman- De linaza. Este reactivo es baslaiite sensible para poder descubrir 10 por 100 de aceite de canamo en el de linaza, el cual toma la tinta verde tan caracterislica del primero. El aceite de olivas adquiere tambien el mismo color, pero de tan diverso tinte que no es posible confundirla con el de canamo. Acido nitrico de 1,220 de densidad. Para aumentar la coloracion de ciertos aceiles, y que se haga tan marcada que se descubra su presencia cuando se ha- llan amalgamados con otros, me he valido de un acido mas fuerte; la proporcion empleada y tiempo de contacto ban sido los mismos que los citados arriba. TABLA m. 2.° Accitcs lie pcscado. INCOLOROS. Aniinalcs. De higado de bacalao. Vcjctalcs. De manteca de cerdo. De araqiiida. De colza. De ricino. 207 COLOREADOS. Dc pescado. /Amarillo De delfin. . Rojizo. Animalcs. De casco de ) Araarillen- buey. ■ • . j to. Vejetalcs. De clavel (ro- j Drnieces.'.p''j°- De s^samo . . ; De olivas . . . ) -.r i Degallipoli.S^^^*'^- f Verde par- ' ( duzco. De linaza. . . Amarillo. De cauamo. Los principales caracteres de esta tabla los ban dado los aceites de canamo, scsamo, niieces y marsuino, pudiendo ser- vir sus reacciones para distinguir unos de otros; siendo estas tan delicadas que dan a conocer su existencia cuando estan mezcladas con otros aceites en la proporcion de 10 por 100. Acido nitrico de 1,3^0 de densidad. Se mezclo 1 volumen de este acido con 5 de aceite, y se dejo reposar la mezcla por 5 minutos. TABLA MM. 3. INCOLOROS. Aceites vejetalcs. De araquida. Dc colza. De ricino. 208 COLOUEADOS. Accilcs de pcscado. De ballena. De delfin. • • iti • De higado de ( ^ ' bacalao. , Aoeitcs anlnia'cs. De cascode I Amarillomuy buey. . • . j palido. De manteca ) de cerdo, . j Pardo claro. Aoeitcs Ncjctales. De clavel . . \ De nueces j (oscuro). . ;Rojo. De sdsamo \ (oscuro). . ; Deoliva. . . ) Verde pali- De galh'poli. j do. De caEamo-f Pardo ver- I doso, /"Verde con- De linaza. Tertido en pardo. Las coloraciones que acabamos de describir son muy mar- cadas, y pueden usarse con gran ventaia para descubrir mu- clias falsificaciones demasiado conocidas. Por ejemplo, es facil cerciorarse si existe iin 10 por 100 de aceile de sesame 6 de nueces en el deolivas. En cuanlo a la presencia del aceite de clavel en el mismo de olivas, como no es tan oscura la tinta como el de los pre- cedenles, no se puede descubrir con certeza una falsificacion tan ligera; pero si el ensayador abriga alguna duda en su mente sobre si el aceite esla falsificado con el de sesamo, de nueces 6 de clavel, puede asegurarse aplicando el reaclivo descrito en la labia quesigue (la potasa caustica), y vera que el aceite de nueces se vuelve semi-saponificado y presenla una masa fibrosa, que el aceite de sesamo se espesa y produce un liquido rojo bajo, y el de clavel da tambien una raasa es- pesa, pero flotanle en un liquido sin color. La aplicacion sucesiva del acidonitrico de 1,330 de den- sidad, y de la sosa caustica de 1,340, puede tarabien em- plearse con exito para descubrir las falsificaciones siguientes quese presentan con frecuencia: 1." la del aceite de gallipo- li puro no loma color alguno pronunciado con el acido nitrico 209 y con la sosa adquiere una consistencia fibrosa, mienlras que los aceiles de pescado se coloran de rojo con el acido, y el alcali los vuelve mucilajinosos; 2.° la del aceite de ricino con el de clavel: el primero adquiere con el acido un tinte ro- jizo, y la masa pierde con el alcali gran parte de su aparien- cia fibrosa; 3." el aceite de colza con el de nueces: el acido nitrico presta al primero un color rojo mas 6 menos intense, que aun se pone mas subido con la adicion del alcali, y la masa semi-saponificada aiin se bace mas fibrosa. Las coloraciones marcadas que toman los diversos aceites bajo la influencia de los fres acidos nitricos mencionados an- tes, confirman las observaciones hecbas al principle de este trabajo. La causa que ba impedido a los quimicos que me ban precedido en estas minuciosas invesligaciones obtener re- sultados satisfactorios para distinguir los aceites en las diver- sas falsificaciones, ha side la imposibilidad de templar la vio- lencia de la reaccion, e impedir que tome al momento lamez- cla un color rojo 6 uaranja oscuro, sin distincionde matiz pa- ra las diversas especies de aceites. Sosa cdustica de 1 ,340 de densidad. Las reacciones siguientes las be conseguido con 10 volii- menes de este reactive y 5 de aceite que habia sido tratado con el acido nitrico. TABLA NilH. 4." CONSISTENCIA FIBROSA. Aceites animalcs. Aceites vejctales. Dfi casco de biiey. Blanco. De galli'poli. \ De araquida. ' Blanco. De ricino. . . ! De nueces. . Rojo. De cauamo. . Pardo claro. 14 210 CONSISTENCIA FLUIDA. Do pcscado. De cachalote. De delfin. Do hi'gado de ba- calao. De manleca de cerdo. Vejctalcs. De oliTas.. )„i De colza... j^l^"'^«- Delinaza.. Amarillento. De clavel. Rosa. ( Disolucion acuosa con una De sesame. \ tinta rojiza. Anteriormente he citado algunas reacciones de las mas lililes conlenidas en esta labia, por lo cual solo Uamare la alencion sobre loscasos delascombinacionessiguientes: acei- te de casco de buey con el de colza, de gallipoli con el de clavel, de ricino con el de clavel, de canamo con el de lina- za, d6 ballena con el de nueces. Igualmente debo advertir que el liquido oscuro en que nada la raasa semi-saponificada de aceitede sesamo esuna reaccion delicada, y caracteristica para descubrir esle aceite. Acido fosforico. Un voliimen de este acido hidratado en estado de jarabe, se reraovio con 5 de aceite. y se obtuvieron los resultados siguientes. TABLA NUM. 5." INCOLOROS. Accitcs animalcs. Vejelalcs. De manteca de cerdo. De casco de buey. De araquida. De clavel. De colza. De sesamo. De ricino. 211 COLOREADOS. Areitcs dc pescailn. De cachalote y^^^^ ^^^ ^^ convierte De delnn. ••••••• \ rapidamente en par- De higado de baca- ^^ ^^^^^„ calao ^ Vejetalcs. Deoliva (pa- lido) De galh'poli (paiido). . . Decauamo. De linaza (oscuro) . . De nueces. . > Verde. ( Amarillo I duzco. par- La reaccion notable en esta labia es el color rojo, que se vuelve negro con rapidez, y que dicho acido solo comunica a los aceites de pescado; siendo asi posible descubrir 1 parte de este aceite en 1000 partes de cualquier otro, ya sea vejetal ya animal, puesto que a pesar de proporcion tan minima, la mezcla toraa coloracionrojizo-parduzca caracleristica. Mezcla de dcidos siilfurico y nitrico. Los resultados que ofrece la siguiente tabla se ban obleni- do agitando un volumen de agua de una mistura compuesta de partes iguales de acido sulfiirico de 1,845 de densidad y de acido nitrico de 1,330 de densidad, con 5 voliimenes de acei- te, dejandolo reposar durante dos minutes. 212 TABU NUM. 6/ Arcitcs tU- 1 .■sca.to. Affiles niiiiii.iics. Arcllcs vcjclalc'S. Deraclialote. Deraanleca De colza....... jpg^j^ os- De delfin . . . f Pardo os- de cerdo.. ■Pardo Degallipol...... ^^^^^ De higado do i euro. De casco de Do uiieces ' baralao . . . / liiiey . . . De sdsaino(qucse\ vnelve rojo os- j euro) 1 De cailamo (quel se vnelve pardo ) Verde. oscuro) 1 De linaza (que sel vuelve pardo os- 1 euro) ) De oliva (naran- \ jado) 1 Araarilin. De clavel(palido)./ De araquida (na- j ranjado)...... fjj^^^^^ De ricino ( rojo i parduzco) 1 Como los aceiles de clavel, olivas y araquida sesostienen casi incoloros, se puede comprobar en el los la presencia de cualquier otro aceile, y cuando los de olivas 6 clavel se ha- Uan faisificados con el de sesamo, el color verde es mucho mas persistente que con este lillimo solo; por consecuencia es ne- cesario que el acido permanezca en conlaclo con el aceite que infunde sospecha, a fin de oblener el color subsiguienle del sesamo, a saber, un pardo rojo, y de hecho este color es tan subido, que puede servir para el descubriniiento de di- cho aceite cuando se lialla mezclado con otros. Agua regia. Como consecuencia de los resullados obtenidos con el aci- do nitrico, me he visto en la precision de ensayar la accion del agua regia; y he observado que cuando se compone de las 213 proporcionesordinaiias de 3 \'olumenes de acido clorhidrico y 1 de nitrico, las reacciones que se oblienen son casi idenlicas a las del ultimo acido. Enloiices he preparado dilerenles aguas regias, en las que he aumentado gradualmenle la pro- porcionde acido clorhidrico, y despues de probadas he ele- jido una compuesta de 25 voltimenes de este acido do 1,155 de densidad, y de 1 voliimen de acido nitrico de 1,330 de densi- dad. Las reacciones descrilas en ia siguiente labia se han ob- tenido mezclando y agilando 5 volumenes de aceile con 1 de agua regia, dejando luego en reposo la combinacion duran- te 5 minutos. TABLA mi. 1." mCOLOROS. Acc'itos auimalis. | Vujctalcs. De mantcca tie cerdo. De olivas. De gallipoli. De araquida. De colza. De clavel. De ricino. COLOREADOS. Aceitcs dc pcscado. De higado de ba- calao Dedelfin (pali- ' Amarillo. do) De caclialote (pa- lido) De cascode 1 Amarillo De mieces. buey . . . . ) palido. . Dc sesame. I ^^^^^^y^^ De linaza i (verdoso). , Dccauamo. Verdoso. Comparando las reacciones contenidas en esta labia con las precedenles, llaraa la atencion su conlorniidad, e inclina 214 a creer que no ha intervenido accion alguna marcada; cuya conclusion seria erronea, porque esta probado que el cloro ha obrado sobre eslos aceites, puesto que la mayor parte de ellos adquiere un color vivo y diferenle con la adicion de un alcali de 1,340 de densidad, segun se ve por la siguiente tabla. TABLA RIJM. 8." CONSISTENCIA FIBROSA. Aceites auliiiule.s De casco de buey. Amarillo siicio. Vejcl;il.-,s. De gallipoli (amari-j DSa(id'.).;.'''.'r''"*^'- De araquida ; De ricino Rosa palido. De Dueces Naranjado. De caSamo Parduzco. CONSISTENCIA FLUIDA '_^ Ancitcs de pcscado. Aiiiinalcs. Vcjelales. De cachalote. De delfin. . . / Amarillento na- De higado de ranjado. bacalao . . J De manteca |„ decerdo..)^"-'^- De olivas.. Blanco. T. , , ( Rosa oscu- De clavel . < ro. 1 Naranjado, \ disolucion Desdsamo.'^ acuosa de / igual co- ^ lor. 1 Dc linaza.. Naranjado. Los caracteres descritos en esta tabla nos proporcionan los medios de descubrir con facilidad 10 por 100 dc un acei- tc dado en un gran niimero de falsificaciones; por ejemplo, el aceite de clavel en los aceites de colza, de olivas, en los 215 de gallipoli y araquida, porque lodos toman un color de rosa palido, y ademas el de clavel a medio saponilicar disminuye de consistencia. Con auxilio de la misma tabla se puede descubrir lam- bien la presencia de 10 por 100 de acelte de nueces en los de olivas 6 linaza, porque da mayor fluidez a la masa medio sa- ponificada. Tambien se averigua la existencia del mismo aceite en los de colza, gallipoli y araquida, en razon a que les comunica un tinle rojo. En cuanto a la falsificacion del aceile de canamo con el de linaza, hace mas mucilaginosa la apariencia fibrosa del primero. El aceite de sesamo presenta con este reactive el mismo caracter que el que da con el aci- do y el alcali. Respecto al de clavel, se distingue de todos los deraas en que se medio saponifica en esecaso, adquiriendo al mismo tierapo un herraoso color verde. Por conclusion, dire que abrigo la esperanza de que los reactivos descritos, y el nuevo metodo de aplicar sucesiva- mente los acidos y los alcalis, seran utiles para facilitar el descubrimiento de los aceites estudiados, y tambien para ca- racterizar algunos de ellos. 216 Hi 3.2, rt o o erdoso, s. sucio. ;a. "3 3 « .2 "a ■a »* ■£ : 0 0 s 5 o 0 0 g Ph 0 a ."^ 'm s _re ee <: Q CO 3 s 6 rSJ 0 *el C u tH ^» a> ^4 "3 -a *» -a" s s ' s "9 0 '"' a O ^ ;o "5 O 0 a o P 0 X 3 0 i' -T ;^ Li 0 ^i^ d ^ .^ w 0 «« s "n 1- ct CJ u s "c b 0 n 0 'Z n a 0. c P fl fl P p P 217 6 6 u ^ N CO o S o S 13 J w o t4 ■re 'S* *^ a o n3 o. 3 tf S 1 o rs a -J! rt -ai 6 (I 2 d 3 CO t»^ • o c3 T d ^2 a a o o "a >-> re ' a ® 1 i 1 .2 re t3 13 A4 o "o" en O .2 £ d .2 o 6 (1 *► 6 to «) o re .d aj 'u o « a, o m 'o° "d a o S « ^ "2 i O Oh K Ci u J3 ^ u o CJ ^ 5 a S M, 6 g 6 o n d o (H 0) s ^ ^sj > a o •a >■ a >-• CS a CS •re 13 g re Ut rt V '5° O a H ^ 3 s CC H o 1 1 o i 3 B .5P n o ^^ 3 w — < a ce tH 6 'E g n o a a 13 c _c « c _2 ca P "C ■£ iU « « fid •fl 'CO c S CS re X3 13 ^ a a « a. «. OJ o o « P P p (= 1= fi P fi Q 218 nj ^ e H K e ^ ^ nS n ^ ^ . o to a 2 a 3 1 S 3 1 re a re re o re s re re T3 re •— £B gj re re re re "5 'a" 1 c £ a re -a re CS re '5 re d £ £ 11 t/5 X o ra a g re re re re -r* g S w s g s s "* _d ^ ^ „ ^ ^ ^ °£^ re =3 a •< s " o "2 o CQ cis •^ -a "u eu . C2 ^3 13 1— 1 * S ~ s " > re a < o JO 2 re s 1 a re '£" W • — CS es ^ 3 3 -o :§ « CC3 ■^ c n o £ o £ .a n ;p c: a W a> CS o □ n ff0 <1 a re c/3 Q «a s B — re s s g o d d lO 6 o -a o tS s = d ■©* .© > 'o* -< Q Ph u "c IT t> ^c . E ^ s "a "c 1 3 n - 1 "t a a a > a > P 1= ) 1= » P (= 219 3 s-s S S o g o. s " a a « g S:= s 3 .S. ^ = c= c tC -o « a -o " -2 s a 1-1 •5t 13 « .2 a s "« g S o '« J2 '^ CO s * 00 CO §1^ CL,a<3 / 1 """ i' 63111 ]0 HO czjsnj Eoiinpai ng «f" 2 0 CO H 0 OB a <» ^^ -OS ej- to f-i C3 fe 0 2 0 u -.iinans o_ e 0 _ iJ 0 s > -ojj scni iioioaojip ng 3 •^ ci \ ^ ^:u iS f^ 0 -(unBaHX 1033 '-Jqcj ^ ■* «o o_ e^ 00 « " ^ SOpBjS HO SJJEIOS SOjf ^ •!l< c; s «o e^ tT 0 « H -BJ so| ap Eipoai dniax •* fO •jntunBavi i tua^ a " 1 CO p3 I ''JIIBJ SopcjS U3 sstu \\3\> Buiiiiuu -jEJaduiox 0 e^M 05 P^ c MS 50 0» •((Tos 00 l^ c< •« 000 i-T ift 0" t- c* c< S « .2 oi- & 1 « a .-2 H l.mnBjyX ■jnag ''qjEj 000 o_M t~ 0 oo_ e^ ^ c« ^ 5 AopBju no cqjoi c| »r us >* t-T 00 «o ►-TcT cT -s S M 0 a 0 Asp cipooi ■jBJodnioj, 1 ^gi -1" «vs nero pr6xim rria: simulta: in solo dia c 1:14 1 _, . .... 1 -jntniiEoy i "luo^ f 'J'lBJ SOpBji) uo SOOl |op Eaiixpai 'jEJodcaoj, 0 — 3^ 0 >»r eo" 0 "^OJ. -^ «o cT 0" »-' 43 t~- c< ^ «D ^ -^ t^ e< ^ 0 s ? •jnoinBoa f » 5^ 0 •JU03 ''J'lB.l sopBjS VJ. ^ CO »- 1*°. PO fO 0 2S is • a s s — < 0* CO \ no Eipoai EjniBJodcDOj, i» — »" us '^ e^ 'H a» us ^ , •* c 0 e^ 09 0 / •soJiomijini i sBsoiSin sBpBSind no = «=■ " § » 0 s soui jop uuiinicn Bjnjiv 05 t- 00 ►- a « tn SI'S J; c a j sojjaaiiiim X / SEso|Siii SBpBuind no 1(5 •!)" '"' 00 ^ us 0 to 0 •- CO j soiu |op Eiuixpai BJnjiv 0 t^ CO 0 t- « .2 °^ S' t- U S3 f= so.iianiipin X SES3|2ui SBpcSind uo i ^50 c CO •* 00 - "IS y;p|anp3j Bipacn Ejni|v OS t^ P5 0 ■^ 0 ^ 0 W « CB C3 2I <-5 » « -; -^ « 03 — a> es a 0 0 es 0 < 0 ra S ACIONES GENE 0 templada, at iometro de Ma pie cuadrado 1 S 5 IS 1 ;3 g &a 0 2 "" 2 3-5 3 43 a -^ «3 T3 (C — 231 00 a> o c^ CO - « >* iO b- •0 in " O^ o _ o g c e^ P% t>s >% t>-> >s o e o ^ o 0 o cJ e-i "" .-o c< CO ■»< cs 05 ^ ^H 00 »H ». 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SI n §1 2 § i Q a a § in. O « H ^•2 o i3 03 o S •- a Nl (0 _CJ ,£a tti :£2 g -S CJ Ct3 ■e; ^ j^ « ,5 ';2 ^ 4) a H ca a, 03 3 -« ^ "I ? <| "T " be s ■2,0 .2 S " t^-S re -ore'—' .2 ^ CO O) O ^ S3 c2 « SJ^ s a 3 " £ r2 a i3 "5 a « a o -r aj -o ^ S3 -" o - = Vi -§ " 53 g «3 j -s ■^ ^ ^ 3 « ^«. »ft M ■ c^l 1 a. —3 \ Q- \. I •sani |3 5 ^ ^ 00 CS CO 1 [13 Ezjsnj BOiiscui ng ^ "^ 4 2 ) «j 9 H /■ L ^ \ •^ ;a H \ ■^ > 1 •3JII31U 1 e ^ o. c^ o_ 3 -3JJ 6Cai UOIDDBJip ng ■^ c<9 CO eo C9 2 I £ » ^^^ •ennB3\j i. 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Tomas 0-Ryan y Vazquez, Coman- dante del cuerpo de Ingenieros. Altura maxima observada del baro- metro 0,752 (dia 20 a las 12 del dia). Idem minima 0,730 (dial. "alas 8 delamauana). Media deducida 0,743 Temperatura maxima dada por el termometro al aire libre -|-14°C. (dia 22 & las 12). Idem minima —11 (dia 19 a las 8 de la maiiana). Idem media deducida de todo el mes. -{-^'^ Wiimero de observaciones mensuales. 87 Dias de Uuvia 3 Idem de nieve 6 Nota. En la noche del 26 al 27 la cantidad de nieve caida cubria el terrene con una capa de O^jlSS; el viento reinante durante la caida fue el S. E.; y en la maiiana del 27 tenia lugar a int^rvalos con sol despeja- do, lanzando la nieve el viento que soplaba sin cesar. mmm n4tijr4Les. »*-€>^>«K>*— CBlfiTALOORAFlA. Propiedades fhicas y dpticas del cuarzo; por M. Descloizeaux. (L'Inslitut, 30 majro ^85o.) Desde que Mr. Biot descubrio en 1813 las dos rolaciones contrarias que impriraen ciertos cristales de cuarzo al piano de polarizacion de los rayos luminosos, ha probado Mr. "W. Herschell, que los diferentes sentidos del fenomeno se halla- ban al parecer ligados, las mas veces, a los dos modos de si- metria inversa designados hace mucho tierapo por Haiiy en algunas particularidades de la forma cristalina. Esta primera apreciacion de una ley general ha tornado posteriorraenteuna gran imporlancia, merced a los interesantes trabajos de MM. Pasteur y Marbach; mas sin embargo hay alguna dificultad para aplicarla al cuarzo mismo. Presenta este con frecuencia. ya en su capa geometrica ya en sus propiedades opticas, anomalias inesperadas; y aunque las observaciones de MM. Brewster y Haidinger, y con especialidad el apreciable tra- bajo de Mr. G. Bose, hayan sujetado a una ley regular esas irregularidades aparentes, con todo, no se halla agotado su ostudio fisico y cristalografico; de lo cual podra juzgar la Aca- demia por el analisis de la memoria que le ha presentado Mr. Descloizeaux. Principia este por examinar un gran numero de cristales diferentes en su origen.ynota, como antes lohabiahechoMr. G. Rose, que casi siempre corresponde a cada localidad cierlo aspecto caracteristico. Beudanl habia insistido tambien, hacia mucho tiempo, en la diversidad de formas crislalinas que se 236 desarrollan en medios iliversos, y que afecKl a una misma es- pecie mineral cuando no va acompaiiada de gangas idenlicas. El estudio comparativo de eslos hechos ha reclaniado sin ce- sar la atencion de los mineralogislas; y cuando sehayan apre- ciado mejor sus causas delerrainanles, todos creen que senie- jante estudio ha de arrojar mucha luz acerca de cierlas con- diciones originates de bastantes yacimienlos metaliferos. Tomando pues sus materiales de fuentes aun intactas, ha podido anadir Mr. Descloizeaux muchas formas nuevas a las numerosas descritas ya por sus predecesores; asi es quede 13 eleva a 60 el numero de romboedros, y de 23 a 66 el de for- mas plagiedras; y en la serie de los mismos solo halla 17 que coexisten con sus inverses, yentre las formas plagiedras, 8 linicamente que completen el escalenoedro, sobreponiendo- se al heraiedro inverso correspondiente. A estas razones de conveniencia, que aproximan mas el cuarzo al tipo romboedrico que al exagonal, se agregan aim ciertas diferencias de aspecto 6 de estension entre las formas de angulo igual, pero de orientacion contraria; de mode que caras, hasta semejantes geometricamente por su situacion, son en realidad diversas a causa de algunas propiedades que son tan diferentes como su ley de derivacion acerca de la for- ma primitiva. Aderaas de los prismas, romboedros y plagiedros de las zonas principales, senala Mr. Descloizeaux gran numero de otras caras que ocupan al parecer hasla ahora un puesto no tan importanle en la configuracion geometrica del cuarzo: ha- biendo entre todaslas formas nuevas que nos ha dado a cono- ces su trabajo muchas perfectamente definidas, ya por medi- das de angulos, ya por descubrimiento de zonas, cuya ley de derivacion se rije por niimeros bastante altos. Es de esperar que el estudio detenido de las formas crista- linas mulliplique mas y mas esas derogaciones aparentes de la primitiva sencillez de las leyes de Hauy. Asi es como ha visto la Quiraica aumentar paulatinamenle los reducidos nu- meros que pudo tener al principio poresenciales en la espre- sion de la ley de las proporciones miilliplas. En todas las ciencias de observacion se ha empezado por los hechos mas 237 sencillos, porque son los mas frecuentes; luego se han descu- bierto otros mascomplejos, al paso que lendian a ser escep- cionales. La senciilez y la frecuencia son al parecer efecti- varaente cosas correlalivas, pues aunquepueden deducirse de loda ley fisica consecuencias complexas, rara vez se ve su lealizacion ; porque los fenomenos- tienden a separarse al inismo tiempo de las condiciones de senciilez y de estabi- lidad. El esludio de los casos que se encuentran en dichos limi- los de posibilidad eslrema, presenta por otra parte para la ciencia un interes particular. La accion preponderanle de las fuerzasreguladoras se halla debilitada probablemenle en ellos, dejando asi mas campo a la manifestacion de las influencias perlurbatrices esteriores. Tales podrianser, por ejemplo, re- lativaniente a las formas cristalinas de derivacion complexa, las causas de la frecuente imperfeccion de su estructura, de su rareza relaliva, y de las variaciones que a veces consien- ten en el valor de sus angulos. Vano seria buscar alguna comparacion entre las formas de derivacion sencilla, casi to- das comuues, y cuyas facetas limpias, dominantes habitual- mente, no se hallan sujetas al parecer al mismo grado de in- determinacion. Por consecuencia Mr. Descloizeaux ha hecho una cosa lilil esludiando detenidamente esascaras escepcionales por decir- lo asi, sin ocultar por eso las discordancias del calculo y de los datos surainistrados por el goniomelro. Con muclia razon sobretodoha creido que era imposible compensar la incerli- dumbre de las medidas consu repeticion enun crecidisimo nu- mero de cristales, ni ocultar las contradicciones valiendose de valores 6 lerminos medios que se creen suficientes para que desaparezcan. Por mas que traten de apoyarse en el raetodo de los me- nores cuadrados, y aun en laevalucioncalculada de los erro- res probables, ciertas pretensiones, muy generales hoy, al rigor absoluto de las observaciones cristalograticas, en el fondo no es esto mas que pura ilusion. Facil es probar con es- perimentos sinleticos, que los angulos de los crislales arlifi- ciales se hallan alterados en muchos casos notable e inevi- ^38 lablemeiUe por causas osteriores, agenas en aparieiicia a las fiierzas raolcculares; sieiulo imposible por lanto que los cris- talps naturales so hayan librado completamente do influen- cias parecidas. Cuando tiene poca soguridad la cifra de los minutes, no es muy logico dar lanla importancia a la de se- gundos. Las combinaciones arilraeticas concluyen sierapre por producir cierto numero; pero cuando existen las anomalias en la naluraleza misraa de las cosas. se cometeria un gran error acerca de los principios y estension de las formulas, atribu- yendoles la facultad de reparar ciertas separaciones que no son puramente accidentales, de despejar el dato fisico mas plausible de un resullado numerico arlificial en un todo, de fijar fmalraenle el grade de cerleza que le queda con la di- vergencia de las observaciones parciales. Esa divergencia precede de causas que no llegan a des- cubrirse generalmente. En eslo consisle el verdadero proble- ma; y seria mas filosofico empenarse en averiguarle, en sena- lar sus limites, que no creer ciegamenle en una coincidencia ilusoria entre la observacion y el enunciado abstracto de las leyes de Haiiy. Los misraos astronomos ^no ban ignorado to- das las desigualdades del esferoide terrestre mientras se ban obstinade en confundlr en terraines medios las observaciones locales que se les iban dande a conocer? Las nuevas caras delerrainadas por Mr. Descloizeaux ban aumentado estraordinariamente el numero de los elementos geometricos posibles de la hemicdria, a la cual se liga al pa- recer la accion especifica del cuarzo sobre la luz polarizada. Veinlicuatro caras plagiedras, dofinidas boy crislalografica- mente, pueden efeclivamente ballarse coordinadas alrededor de la columna exagona del cuarzo, ya con la simetria de un helice dextrorsum, ya con la de olro sinislrorsum. Preguntase Mr. Descloizeaux si hay alguna regla practica que delermine la cara de esas series helizoidales, a la cual puede alribuirse una correlacion delerminanle con el caracter oplico corres- pondienle. Numerosas observaciones le ban ensefiado que el esludio de las formas esleriores. escoptuando lal vez una sola, no 239 permite que se saque conclusion alguna absolula, sugiriendo solamenle inducciones muy probables. Ademas, en la insufi- ciencia relativa del examen cristalografico nada hay que de- ba sorprendernos. El desarroUo esterior de la hemiedria no es al parecer de necesidad esencial; y si dicho desarrollo essolo un fenomeno del mismo orden que el que da origen 6 hace que predomine ya una, ya olra de las caras cuya lolalidad constituye una forma crislalina, su aparicion, de lal 6 cual modo, podria muy bien hallarse subordinada a las mismas causas que bastan a veces para suspender completamente su manifestacion. Despues de haber estudiado en esta forma todos los ele- mentos geometricos de los cristales simples, pasa Mr. Des- cloizeaux al examen de las maclas que ofrecen en muy gran niimero. En estos sistemas complexes, permanecen en eviden- cia a veces los individuos yusla-puestos; olras se hallan li- gados de tal modo, que solo se manifiestan los delalles de su composicion por medio de las pruebas delicadas de la luz po- larizada. El esludio de las agrupaciones de la primera clase ha ana- dido poco a lo que se sabia por las observaciones antiguas. Unicamenle prueba Mr. Descloizeaux con medidas multipli- cadas, que en esas agregacionesobedecesoloajoroicma^/flmew/p a las reglas absolulas de la hemitropia la inclinacion de los ejes cristalograficos, y que los angulos oscilan a menudo has- ta 2 grades entre los valores que la teoria les senalaria. Esa especie de indclerminacion, perfectamenle fundada en otros ejemplos, es olra prueba mas de que la rcalidad de los fenoraenos rara vez se doblega a loda la inflexibilidad dc su enunciado geometrico, y que bajo la forma abslracla que tambien se les alribuye, espresan unicamenle las leyes fisicas los cilados lirailes de equilibrio durable, hacia los cuales tienden sin cesar los hechos maleriales; pudiendo sin embargo separarse hasla cierlo punlo, sin romper y aun sin allerar muy profundamente ese equilibrio. Las reuniones por soldadura y penetracion complela ocu- pan mas al aulor, sirviendo de lema a loda la parle fisica de su meraoria. Las maclas se manifiestan solo en ese case por vi- 240 SOS locales 6 estrias inlernas, 6 per iin guilloseado muy me- niulo en las superficies, 6 finalmente per la repelicion anor- mal de ciertas facelas que handebido escluirse del desarrolio regular de la hemiedria. Ya habia analizado con gran deslre- za todas esas circunstancias Mr. G. Rose, al menos en cuanto era posible hacerlo por medio del examen de los caracteres esteriores, los cuales rara vez bastan para dellnir organiza- ciones internas Ian complicadas. Por esa razon Mr. Descloi- zeaux ha ido mas adelante; al efeclo ha hallado unas placas normales al eje, en un gran nuraero de cristales, tenidos por su apariencia cristalografica corao suficienlemente compuestos para descubrir en ellos por medio de la luz polarizada el taraceado de un mosaico interior, y al raismo liempo como bastante sencillos para poder distinguir los elementos presun- los de que se compusieran. Con auxilio de figuras georaetricas ha representado las particularidades tambien geomelricas de la configuracion esterna; y en cuanlo al embulido interior des- cubierto por la polarizacion, ha fijado su imagen con auxilio de la fotografia. Dichas figuras, a las que nada podria anadir ni quilar el observador, patenlizan en toda su realidad multitud de he- chos y dedetalles sumamente inslructivos: ni aun podemosin- tentar dar una idea de ellos; pero prueban que los cristales del cuarzo son casi siempre mas coraplexos de lo que fuera de creer a juzgar por los caracteres cristalograficos. Placas talladas en los estreraos deun mismo cristal, rara vez presen- tan igual eslructura, y casi todas ofreceu un surtido mas o menos complicado de laminas de rotacion conlraria. Procediendo de lo simple a lo compuesto en el estudio de esas placas, se reconoce facilmente que los pianos de union son con mucha frecuencia paralelos a las caras de la pirami- de, con mas rareza a las caras rombos dc Hauy, algunas vo- ces a las del prisma exaedro 6 de cualquier romboedro muy agudo; y tal vez finalmente, en ciertos casos escepcionales, normales al eje de figura. Tales singiilaridades de eslructura, variadas al infinite por alternativas regular 6 irregularmente repetidas, por los innumerables accidentes de forma, grueso, es- ension, orientacion de loda intercalacion, encerrada de ese 241 modo en la masa crislalina, bastan para producir los acciden- tes de color mas irregulares en apariencia; y esla supuesta di- versidad no es pura hipotesis en el caso presente, hija de la necesidadque la causa, yfundada solo en los mismos fenome- nos que se Irala de esplicar; pueslo que trabajando dichas placas por la seccion, ha conseguido Mr. Descloizeaux, con auxilio de una iluminacion a proposito, distinguir muy clara- mente con el lente todas lasuniones interiores, y hasta ha po- dido dibujar y medir con la camara clara los escalones poli- gonales que al salir a la superficie dibujan de ese modo en las partes lustrosas. Esa reunion de cuarzos de rotacion inversa por capas pa- ralelas a ciertas caras de cristales, revela desde luego al pa- recer su modo secreto de crecer. ^Pero como esplicarse enlon- ces la direccion de diversos estratos coloreados, no menos pia- nos ni regulares, que cruzan a menudo en sentido opuesto las laminas de toda rotacion, y que conducen a conclusiones ab- solutamenle contrarias? Sobre todo, ;,que teoria esplicara elor- den y disposicion determinada de dichas laminas y estratos, cuandose limitan a contornos marcados, y dividen en compar- timentos el interior de la masa con una simetria que no es posible sea efecto del acaso? Las figuras que acompanan la memoria de Mr. Descloi- zeaux contienen gran niimero de ejemplos de este genero. Las cuestiones que suscitan se ligan a los mayores misterios de la estructura molecular de los cuerpos, y la fotografia presta para estos estudios recursos muy preciosos. Efectivamente, no coraplace ni se doblega a los sistemas ni a las teorias: y los dibujos que ofrece a los ojos del lector se hallan libres de to- do retoque que tal vez pudieran afiadir involuntariamente a la realidad las ilusiones de una idea imaginaria. Tiendase, por ejemplo, la vista por esasrepresentaciones irrecusables en que no ha tenido la verdad compleraentos ni coraentarios, y se esta- rapor creer que al dar sierapre a la estructura interior de cier- tos cristales coloreados una regularidad constante, ban hecho muchos cristalografos unageneralizacion prematura, y tomado por reglalo que solo podia ser a veces una notable escepcion. TOMo vr. 16 242 PAE.E0I1T0L.001A. Mamiferos fosiles de la America meridional; por Mr. Gervais. (L'lnstilut, 30 maxo 1855 J Habiendo estudiado Mr. Gervais, profesor de Zoologia en la Facullad de Cienciasde Monlpelier, 1." lacolecciondehue- sos fosiles Iraida de Bolivia por Mr. Veddell, procedente del famoso yaciaiienlo de Tarija; 2." los restos hallados por Mr. de Caslelnau en una caverna del Perii, a 4000°' sobre el ni- vel del mar; y 3.° la coleccion de vertebrados fosiles del Museo de historia natural de Paris, ha sacado de diclio estu- dio las siguientes consecuencias. Ninguna de las especies de mamiferos que viven natural- niente en la America meridional, 6 que ban exislido en la epo- ca en que el Elephas primigenius. Rhinoceros tichorhimis, los grandes Osos , las Eienas. el Felis spelcc y otras muchas espe- cies que ban desaparecido hace largo liempo pisaban el sue- lo de Europa, puede considerarse quebaya vivido tarabienen el anligu'o continente. No sucede lo mismo respeclo al genero de los Mastodontes, pues Iraidas del Peru algunas osamenlas suyas por Bombay, las babia considerado G. Cuvier como pertenecientes a la misma especie que el Blastodon angusli- dens de Europa; pero los referidos huesos, segun lo ba ad- verlido ya Mr. Laurillard, son del Maslodon andium. Los mamiferos de las cavernas y de los deposilos de las pampas de la America meridional son, como los que exis- ten lodavia en los mismos paises, diferentes todos en sus es- pecies de los que bay en las dislintas partes del antiguo con- tinente, correspondiendo mucbos de ellos a generos y aun a familias que nose ballan representadas en ningun otropunto, 6 que solo lo estan en algunas partes de la America septen- trional. La comparacion de los mamiferos sud-americanos con los de la poblacion, probablemenle raiocena, que nosban dado a 243 conocer los Irabajos de Mr. Leidy sobrc los fosiles, conduce a un resullado no menos importante. Los fosiles de Nebraska difierenigiialmente delos de la America meridional y de las especies acluales, que pueblan ambas Americas; y por el contrario, guardan analogias indisputables con los mamiferos del mioceno europeo y tambien con los del proiceno, y gran parte de sus especies eran, 6 congeneres 6 al menos distaban poco de las que ban vivido en Europa durante la raisma parte del periodo terciario. Entre los mamiferos fosiles de la America meridional, que no tienen cabida en familia alguna de las conocidas enlonces, se cuentan los generos Toxodon, Nesodon y Macrmichenia, que todos tres pertenecen a la gran familia de los Ongulados. El examen de los principales huesos del Toxodon, que no ba- bia observado Owen, confirraan la opinion emitida reciente- raente por este sabio anatomico acerca de la necesidad de es- tablecer un orden nuevo para el Toxodonte, del cual deben al parecer formar igualmente parte los Nesodontes. El To- xodonte era de la magnitud de los Hipopotamos, a los cuales debia parecerse en todo, y (enersu genero de vida.bajo cier- tos aspectos al menos. Su femur carecia del tercer trocanter, como el de los Proboscidiosy Bisulcos; pero su astragalo es- tabaformado porun modelo muy diferente del que caracteriza dichos dos ordenes de Ongulados. El Macrauchenia era de igual tamano que el Toxodonte, pero de formas mucho menos pesadas; su femur, dotado de un tercer trocanter, sus pies, que se diferencian poco de los Uinocerontes, y los demas caracteres que ban podido recono- cerse en el, prueban que dicho genero, cuya descripcion pri- mera se debe tambien a Mr. Owen, se ha de converlir en el lipo de una familia separada, cuyo pueslo se balla senalado al lado de los Rinocerontes. Indudablemenle fue el repre- sentante de estos ultinios animales en la America meri- dional. Mis observaciones relativas a los Edentulos, afiade Mr. Gervais conlinuando la revista desus trabajos, versan sobre varios generos que pertenecen a la raisma familia que los Megalonyx y los Milodontes, y con mas particularidad acerca 244 del Scelidotherium de Mr. Owen, llago asimismo algunas in- dicaciones nuevas referentes a los Megaterios, y describo un fragmento de craneo de un Tati'i, Iraido por Mr. Weddell del yacimienlode Tarija:dichoTalunopodriadisliDguirsedel En- ciibertado actual, que no se habia observado aun en estado fosil. G. Cuvier y de Blainville no hansido de la misma opi- nion en la cuestion de afinidades que exijen al parecer la aproximacion de los Perezosos a los grandes Edenlulos fosiles que sirven de tipo a las dos familias de los Megalonicideos y Megaterideos. El nuevo genero de los Edentados sub-ameri- canos, al que doy en mi memoria el nombre de Lestodonte, debe hacer que desaparezcanlodas las dudas que pudiera ha- ber sobre este particular. Efectivamente, reune a forraas os- teologicas analogas a las de esos dos grupos de animates po- co distintas de las de los Miolodontes, para que se haya confundido con ellos hasta ahora, el caracter notable de tener en ambas mandibulasun par de dientes caniniformes, que re- cuerdan los de los Perezosos Unau {Bradijpus didactilus). Las colecciones del Museo ban recibido de Buenos-Aires al- gunos restos de las dos especies de este nuevo genero, ambas tan grandes como elMilodonte y el Escelidoterio. Al que tie- ne los caninos mas robustos y la barra mas considerable, le doy el nombre de Lestodon armatus; y el otro se llamara. Lestodon Myloides, por su mayor analogia con el Mylodon ro- bustiis. El trabajo de Mr. Gervais, de que solo da una ligera idea lo que precede, se insertara en el viaje de MM. de Castel- nau y Weddell, cuya publicacion ha mandado que se haga el Gobierno francos. botAmica. Sobre la reproduccion de las Algas; por Mr. Pringsueim. (L'lostilut, io/ebrero iS^6.) La Vaucheria sesjilis tiene, ademas de la multiplicacion no sexual por los zoospores, una reproduccion verdaderamente se- 245 xual con auxilio de dos drganos conocidos como el cuerneci- ilo (Hornchen) y el esporo de dichas Algas. Vaucher sospech6 ya la imporlaocia del primer organo, que miraba como una antera, suponiendo que salia el polvo fecundante por los in- dicados cuernecillos. El desarrollo de estos dos cuerpos se verifica del modo siguiente: ambos se presenlan al principio como unas papilas producidas por el tubo celuloso, a corta distancia una de otra: la papila que ha de formar el cuerne- cillo sale primero. Distinguense desde el principio con facili- dad por la diferencia de sus dimensiones: la primera se pro- longa al momenlo en forma de una rama corta, delgada, ci- lindrica, primero derecha, pero arqueada luego, en uno, dos y a veces en tres puntos. La papila que ha de converlirse en esporango se enturaece paulatinamente hasta formar una es- crescencia lateral mas ancha y corta que la primera, regular al principio, prolongada en pico despues por la parte que mi- ra al cuerno, de modo que semeje un 6vulo semi-encorvado. Hasta entonces la cavidad de ambas producciones es perfec- tamente continua con la del tubo en que eslan, y su contenido esigual al deeste ultimo; pero de repente se forma, en la ba- se del esporango, un labique trasversal, dejando una celula aparte. Al mismo tiempo, hacia su pico se acumula una ma- teria incolora, finamente granulosa, que aumenta en canti- dad, que repele hacia atras y abajo el resto del contenido de dicha cavidad. Durante ese tiempo el contenido de la estre- midad del cuernecillo se decolora por la desaparicion de la clorofda, manifeslandose en seguida una especie de mucilago granuloso sumamente fino: la parte del organo en que se ha verificado esta variacion se separa al memento de la porcion inferior por medio de una pared trasversal, que viene a es- tar proximamente en el centro. Despues principian ya a verse en ese mucilago incoloro unos corpiisculos cilindricos, en los que se distingue cierta agitacion. Como la presion ejercidain- teriormente en el pico del esporango va siempre en aumento, cede muy pronto su membrana por la punta, y sale en parte el contenido por la boca que se forma de este modo; proban- do claramente que no tapiza membrana alguna la porcion es- pelida, que se acumula en forma de gota, permaneciendo cer- 246 ca del orificio refericlo sin organizarse. Oespuos do veiificada la referida esplosion de csporango, so rompe lambion el ciier- necillo por sii verlice, y derrama por fuera su conlcnido, com- piiesto de iniuimeiablescorpusculos en I'oiniade poquenos ci- lindros, la mayor parte aislados, perotodavia baslanle con- glomerados en el mucilago. Los que se hallan aislados y libres se muevoji con niucha rapidez en todos scntidos; y los segun- dos se liberlan a su vez, raoviendose hiego del mismo mode. 20, 30 y aun mayor niimero de ellos penelran en el ori- ficio del esporango de raodo que casi lo llenan; pero la materia mucilaginosa interior los sujeta. Durante mas de me- dia hora se los ve avanzar y retroceder sucesivamente, hasla (|ue por ultimo, apareciendo derepente por bajo de dicho ori- ficio una linea clara, anuncia la formaciou de una liiembrana interna y obturati-iz, que no los deja sino agitarse, a veces por espacio de una hora, en la misma aberlura con que termina el pico del esporango. Mr. Pringsheira ha observado en cier- las ocasiones con mucha claridad, bajo esa membrana forma- (la nuevamente, un cuerpecillo incoloro, mayor que los est*'— riores, del cual no existe nunca indicio antes de la fecunda- cion, y que solo puede proceder de alguno de los poquenos cilindros que haya penelrado en la masa fecundada. Esos cuerpecillos en forma de cilindros son los esperraatozoidos del Vaucheria, cuya longitud es de i^o de linea, que tienen dos pes- taiias desiguales, una a cada estremo, determinando la fecun- dacion su entrada en el orificio del esporango. La membrana formada en la abertura de este y alrededor de su contenido des- pues de su fecundacion, constituye la celula embrionaria quo lo llena exactamenle, y que lia de ser luego la verdadera es- pora envuelta por lodos lados poi- el esporango, Verde al nacer, palidece en seguida; despues se desprende a causa de la des- truccion de su cubierta, poniendose olra vez vorde al cabo de tres meses proximaraente, no lardando luego en germinar. Mr. Pringsheim se ocupa sucesivamente on una [larte do su Momoria de la fecundacion en las fucaceas, llorideas, sp/ia- celaria tribuloides, achlio prolifera, ledoyonium y bulboclmtc, deduciendo de la lotalidad de sus observacioneslasconclusio- nes siguieutes. 247 l.» Los espermatozoidos no fecundan una c^lula formada ya, consisliendo la fecundacion en que uno 6 muchos de esos corpusculos llegan al contenido de alguno que se halla aiin desnudo de membrana; esla materia, amorfa todavia, no se cubre con membrana hasta despues que hau entrado los es- permatozoidos, sirviendo luego al mismo tiempo para tener cucerrados a los que llegaron a entrar. La verdadera vesicula embrionaria no exisle pues antes de la fecundacion, forraan- dose cuando esta se ha verificado ya. 2." Existe entre las algas una reproduccion sexual, y ade- raas otra gemaria y no sexual. us VARIEDADE8. Diamante hallado en JBogagem, Brasil , tlamado la Estretla del Sur. Mr. Halphen recibi6 del Brasil haco muy poco tiempo un diaman- te notable en estremo, tanto por las dimensiones como por la pureza de su forma cristalina. Desde los primeros momentos de su aparicion en el comercio llamo la atencion de los lapidarios, que le piisieron de nombre Estrella del Sur para distinguirlo de los demas diamantes conocidos. Mr. Halphen confio eso precioso diamante a Mr. Dufrenoy, para 'quo estudiase su forma y lo presentara a la Academia de Ciencias. La Estrella del Sur pesa 52si',375, que corresponde a 254J quilates en el lenguaje de los lapidarios; de cuyo peso perdera pr6ximamente la mitad al tallarlo, quedando reducido al de unos 127 quilates. Este peso sin embargo lo hara figurar entre los cuatro 6 cinco dia- mantes mas preciosos que se conocen. El Regente pesa efectivamente 136 quilates, y el Ko-hi-Noov, propio de S M. la reina de Inglaterra, y que llamo la atencion publica en la esposicion universal de Londres de 1851, pesa de 120 a 122 quilates. Segun la opinion de los lapidarios acostumbrados A apreciar el brillo del diamante aun en brute, la Estrella del Sur ha de presentar una per- fecta limpieza, y tendra aquel brillo particular que da al diamante un valor muy subido. Sus dimensiones estraordinarias hacen que su precio sea tan grande, que es imposible fijarlo. El Regente figura en los inventarios de la coro- na por 6.000.000 de francos, y el Ko-hi-Woov lo compr6 la Compauia de las Indias por esa misma suma. Pero ademas del gran valor que ha de tener la Estrella del Sur, ofreco ciertas particularidades que no se habian observado hasta ahora en los cristales de los diamantes, que es la prin- cipal razon por .que se present© a la Academia, y que le dan un gran interes cientiflco; siendo tal su naturaleza, que es probable den origen & nuevas ideas respecto al yacimiento de los diamantes. La forma general de la Estrella del Sur es un dodecaedro romboidal que tiene un bisel muy obtuso en cada faccta, pasando por consiguiente a ser un solido do veinticuatro caras, las cuales tienen un aspecto mate, f^mo si tuviesen muchos granillos. Ademas se notan unas ligeras estrias, que producen las esfoliaciones octaddricas que caracterizan el diamante como espocie mineral. 249 Su peso especlfico, scgun Mr. Luis Halphen, es 3,529 a la tempera- tura de 15° centigrados. En una de las facctas de dicho diamante se advierte una cavidad bas- tante profunda, que se conoce es efecto de un cristal octaedro que debio estar incrustado en otro tiempo en su superficie. Examinado su interior con un lente, deja ver unas estn'as ocla^dricas; de lo cual se deduce, sin quedar duda alguna, que no fue un diamante el cristal que ha dejado aquella marca. En la parte posterior del cristal se advierten otras dos cavidades no tan profundas, pero que tambien presentan estn'as octa^dricas en su su- perficie interna, ofreciendo una de ellas sefiales de tres 6 cuatro cristales distintos. En el mismo lado del cristal se nota igualraente una parte plana en que se deja ver la esfoliacion que Mr. Dufrenoy se inclina a considerar como una fractura; tal vez el punto de adherencia del diamante a la gan- ga, de la cual lo arrancarian los fenomenos diluvianos que lo arrastraron al estado de arena. Finalmente, observabanse en el algunas laminillas negras, como si fuesen de hierro titanado, mineral que se descubre con frecuencia aso- ciado a los cristales de cuarzo en los Alpes y Brasil. De la totalidad de estos datos resulta, que la Estrella del Sur ha de- bido corresponder en un principio a un grupo de cristales de diamantes analogos a los grupos de cristales de cuarzo, espato de Islanda, pirita de hierro y de la mayor parte de los minerales cristalizados; y que el dia- mante debio por consecuencia servir de cubierta a geodas en medio de ciertas rocas que todavia nos son desconocidas. pero que segun la obser- vacion de Mr. Lomonosoff, comunicada a la Academia en 1843, ban de corresponder a los terrenes metamorficos del Brasil. Esto constituiria un verdadero yacimiento, y bajo ese punto de vista su formacion guarda analogi'a con la de casi todos los cristales, principalmente con la formacion geoda del cuarzo quo se observa en el marmol de Carrara. La Estrella del Sur la encontro a fines de julio de 1853 una negra empleada en las minas de Bogagem, uno de los distritos de la provincia de Minas-Geraes, y es el diamante mayor que ha venido del Brasil a Eu- ropa. Los diamantes mas famosos, el del emperador de Rusia, el del gran du- que de Toscana, el Regente y el Ko-hi-Noor, son todos originarios de la India. La operacion del labrado consumira dos meses de trabajo constante, debiendo efectuarse, despues de la esfoliacion, con solo la accion de la muela de lapidario. — Propiedades nuevas del carbon vejetal. Si se clije un carbon Teje- 250 tal hecho ascua y sc sumerje directamentc, 6 despues de apagado por me- dio del agua fria, en una solucion acida de sulfato do cobre, sc deposila progresivamente el metal soLre el carbon hasta cubrirlo enleramente. En los Iiquidos neutros 6 alcalinos no se efectiia Ian Lien la roaccion. En el h'quido Lareswil, por ejemplo, el cobro depositado en el carbon afecta un color irisado de la mayor belleza. La descomposicion de las sales metalicas do acidos organicos es mas dificil que la de aquellas que contienen acidos minerales. Las soluciones de plata en el acido nitrico, el cloruro do plata disuelto en el amoniaco se descomponen facilmente con el carbon vejetal reciente- mente calcinado. Entonces la plata no tarda en cubrir el carbon con una capa admirable, y aun algunas veces aparece como cristalizada. EI carbon de lena incandescente, sumerjido en una solucion de Fowler modificada por el acido sulfurico, produce un eter muy agradable, que se ha propuesto examinar Mr. Moride, de Nantes. EI zinc, hierro, plalino, plomo y mercurio so pueden precipitar con auxilio del carbon, pero se disuelven en seguida en los licores acidos, lo cual no sucede con la plata, y con el cobre solo a las 24 boras de hecha la operacion. EI coke, carbon de lignito, carbon de materias animales y cl de hue_ SOS, no producen ninguno de los esprosados efectos. — Modo de juzgar hasta que punto estd bastante seca una casa acabada de construir, para poderla habitar impunemente. Para conocer si una casa recien concluida esta bastante seca para vivir en ella sin que peli- gre la salud de los que la hayan do habitar, se ha de proceder del modo siguiente. 1.° Elijanse en la casa nueva cierto niimero de habitaciones, tanto de las que se cree que se hallan mas hiimedas como de las que parezcan mas secas. 2." Escojansc en las inmediaciones cierto niimero de cuartos ocupados desde mucho tiempo, para que pueda juzgarse do su grado de salubridad por el estado de salud de los .que vivan en ellos. Gonvendra establecer en estos liltimos una graduacion desde los cuartos bien ventilados, secos y. saludables, hasta las viviendas incomodas, mal ventiladas y demasiado hiimedas, de modo que sus moradores se hayan resentido de ello. 3.° Cuando se hayan elejido 20 habitaciones 6 mas, asi en la casa como fuera, es preciso llenar otros tantos botes, de la misma forma, y que tengan unas bocas de magnitud exactamente igual, con cal viva re- cien cocida, del mismo homo, y bastante pulverizada, 6 con acido sulfu- rico del comercio; 500 gramas por bote es cantidad muy suficiente, ya se haga uso de la cal 6 del acido sulfurico; solo que hay nccesidad de que se peso cl producto quimico que se elija con una balanza muy cxacta. 251 4.° Segun se vayan pesando las dosis y llenando los botes, se ban de trasladar estos y colocarlos por distintos encargados en medio de todas las habitaciones designadas, y cuidaran al salir de ellas do cerrar las ventanas, chimeneas y puertas. En las piezas en que haya intencion de poner camas arrimadas a las paredes, se ban de colocar tatnbien junto a estas los botes del esperi- mento. 5.° Pasadas 24 horas desde que se haya puesto el primer bote, se van quitando sucesivamente, y volvidndolos a llevar unos despues de otros y por el mismo orden en que se colocaron, al sitio en que se hizo el pri- mer peso. Entonces se pesan segunda vez conforme van llegando los botes, yse anota el nombre dela pieza en que ban estado, el peso inicial, y el que tienen al cabo de las 2 4 boras. Asi queda ya terminada la esperiencia. Examinando los niimeros ob- tenidos, se advierte que todos los botes ban aumentado de peso; y com- parando el aumento de los de la casa nueva con el de los procedentes de los distintos cuartos babitados y mas 6 menos saludables, al momento se conoce si parte 6 la totalidad de los cuartos de la casa nueva esfan bastante secos para babitarlos sin ningun peligro. Si no es satisfactorio el resultado, se espera uno 6 mas meses, en cuyo tiempo se caldea y ven- tila suficientemente la casa,haciendo despues otra nueva esperiencia. — Notas para la historia de fa piscicuttura, por Don Alvaro Reinosa. Generalmento se cree que la piscicultura no Ilamo, al parecer, la atencion en Francia, y que paso desapercibida esa aplicacion de la ciencia. Me propongo sin embargo probar, dice el autor, que se ba ejer- cido en Paris desde un principio. En 1772 Adanson, el verdadero Aristoteles de los tiempos modernos por su genio enciclopddico, esplico un curso de historia natural en el Jar- din de Plantas, habiendose hallado entre sus papeles, despues que murio, el manuscrito de sus csplicaciones, que Mr. Payer (l) ha dado a luz en 1845. Este compendio de historia natural, a pesar de los progrcsos de la Zoologia, es aiin muy litil para consultarlo, y entre los libros elemen- tales merece hoy mismo colocarse en primera li'nea por su metodo de es- posicion, claridad de las esplicaciones, y principalmente por las cosas ori- ginates que contiene. Parte de la leccion decimatercia dc dicbo curso se destiuo a tratar de generalidades relativas a los peces, y cuando habla de su generacion, se complace en desenvolver la practica de la fecunda- cion artificial. No quiero abusar do la bondad de la Sociedad, prefiriendo (1) Cours tf Histoirc naturelh- csplicado en 1772 por Miguel Ailansnn', \) dado a luz bajolosauspicins de Mr Adanson, sobrinosuyo, con una introdiiccion y'notas de Mr. Payer, Paris, Victor Masson, ^84a, 2 toraos en 8." 21)2 remilirme i las pdgs. 70 y siguientes del tomo segundo, en las que sc ha- Ilara un completo resumen de la memoria de Jacobi. Aprovecho estaocasion para recordar que la refcrida memoria se pu- blico en Paris por Paul el auo 1770, dpoca anterior a la publicacion de las Soirees he/vetiennes del Marquds de Pezay (1771), y a la del Trata- do de la pesca, de Duhamel de Monceau (17 73). Algunas personas que conocen, mas por su fama que por un pro- fundo estudio, los trabajos de Spallanzani acerca de la generacion, ban llegado a decir 6 creer que sus observaciones ban side las que ban in- dicado el mode de obtener la fecundacion artificial de los huevos de pe- ces. La memoria de Jacobi se comunico a la Academia de Berlin en 17 64, al paso que las esperiencias de Spallanzani, principiadas en 1768, no quedaron publicadas completamente hasta 1787. Si en vez de considerar el auo 1764 como ^poca de la aparicion de la espresada memoria, elegi- mos el 1758, en que se remitio a Francia, adquiere nueva fuerza nuestra observacion. Por consecuencia los trabajos de Spallanzani no pu- dieron servir de guia a Jacobi, al paso que pudo muy bien suceder lo contrario. Sin embargo, tampoco es probable esto, porque Spallanzani ig- noraba el modo de generacion de los peces, lo cual nos indica que desco- nocia la fecundacion artificial de Jacobi. «Efectivamente, dice despues de esponer las conjeturas que se formaban acerca de la generacion de los pe- ces, se ignora completamente c6mo se verifica la fecundacion. » (Pag. 93 del citado libro.) Y sin embargo, en aquella ^poca se habia publicado ya la fecundacion artificial en obras de que pudo tener conocimiento. Asi es que en las notas do la traduccion francesa de Aristoteles por Camus (Pa- n's, 1783, tom. 2.", pag. 354) se hace yamencion de ella. Spallanzani no era amigo de Buffon, y por eso aprovechd aquella co- yuntura para criticarlo? y sin embargo, el autor de las Epocas de la na- turaleza acertaba al afirmar que no hay copula en los peces, y que el macho derrama su licor seminal en los huevos que la hembra ha puesto. «Tal es la opinion del Conde de Buffon, dice; y como la sienta sin g^nero alguno de duda, cualquiera creeria que presentaba en su apoyo las prue- bas mas concluyentes. Con todo, solo se funda en la opinion popular ge- neralizada hasta el tiempo de Swammerdan, no existiendo todavia obser- vacion alguna s61ida sobrc esta materia." Pudiera citar varies naturalistas que ban publicado trabajos sobre ella hace mucho tiempo; por ejemplo el doctor Grand comunico a la Aca- demia de Estocolmo en 1745 una memoria sumamente detallada acerca de la freza del salmon, documento lleno de noticias curiosas, y que con- tiene «la cadena de datos neccsarios para resolver el problema" de acuer- do con los deseos del c^Iebre abad. La opinion de Buffon, que era popu- lar, segun dice muy bien Spallanzani, se formulo por Aristoteles; unico 253 de los antiguos, como afirma Cuvier, que ha tratado de la historia natu- ral de los peccs bajo un punto de vista cientifico y con cierto ingenio." Los trabajos de Spallanzani hahian de conducir natural 6 inevitable- mente a la fecundacion artificial de los peces; y asi vemos que el caba- llero Jos6 Bufalini, de Cesena, logr6 fecundar artificialmente varies peces. — Observaciones sobre la vision binocular: por el profesor William- B.-RoYERs. [Jmericat journal of Sciences and jirtsj julio 1855.) El autor, despues de haber recordado el descubrimiento del estereoscopo y su importancia para la teoria de la vision binocular, describe algunas ob- servaciones nuevas. 1 ." Se toma una labia y se seiialan en ella dos lincas que forman un angulo agudo, tal que sus dos lados resulten separados entre si al estre- mo de la tabla por una distancia igual a la que hay entre las pupilas de arabos ojos. Clavense tres alfileres de igual grueso, uno A en el punto de reunion de las dos lineas, y los otros dos, ^ y C, en cada una de ellas a distancia igual del primer alfiler. Acercando luego la cara a la estre- midad de la tabla y mirando al alfiler mas distante, que se halla en el vertice del angulo, se ve otro alfiler mas grueso que el primero ocupan- do al parecer el mismo sitio 6 muy proximo a el, que es el resultado bi- nocular de los alfileres £ y C, vistos con ambos ojos que converjen ha- cia el punto J. En esta esperiencia, es menos importante notar que cuan- do se ve la imagen compuesta, se distingue a su derecha la imagen del alfiler de la derecha tambien mirado con el ojo izquierdo, y a la izquierda la imagen del alfiler colocado en el mismo lado visto con el ojo derecho; esas imagenes laterales se representan a la misma distancia y de igual grueso que la imagen compuesta. El esperimento in verso sale tambieu perfectamente-. el alfiler J se deja en el vertice del angulo, y los ^ y C se situan en las prolongaciones de las dos li'neas mas alia de J; fijando entonces el alfiler A, que es el mas proximo, se descubre otro segundo mas pequeSo situado casi en el mismo punto que A, y es el resultante binocular de los alfileres compo- ncntes B y C. Tambien se observan en este caso dos imagenes laterales. Si se sustituyen los alfileres B y C en las dos referidas esperiencias con unos dibujos estereoscopicos adecuados, se observa una imagen pers- pectiva, como sucede con el estereoscopo ordinario. 2." Segun hcmos dicho, las imagenes laterales 6 componentes apare- cen a la misma distancia y de igual magnitud que la imagen resultante. Apoyandose en este hecho y algunos otros analogos, considera el autor como una ley de la vision el que cuando tenemos fijos atentamente los ojos en un objeto dado, los demas que vemos al mismo tiempo se nos pre- sentan como situados en la misma distancia. Asi pues, si se pone una luz 2;i4 en cualquier punto y so coloca iin lapiz entre el oLservador y la liiz so veran dos imagenes del lapiz igualmonte distantes al parecer que la luz, pero con la condition que se ha dc lapar con una panlalla la mano que sostenga el lapiz; es decir, que es precise ocultar a la vista todo lo que pudiera indicarnos la verdadera posicion del objeto. 3.° El aulor describe un aparato estereosc6pico basado en el mismn principio que las primeras esperiencias de que nos hemos ocupado; impi- diendo que se vean las imagenes laterales cierla particular disposicion de las pantallas. 4." En la vision binocular ordinaria se ha de situar la vista segun la distancia del objelo quo se mira, haciendo al mismo tiempo que converjan los ejes 6pticos a igual distancia. En las ilusiones que acabamos de refe- rir, es nccesario que se halle el ojo a la distancia real a que se encuen- tran los objetos, al propio tiempo que los ejes opticos ban de cruzarse a la misma distancia a que parece hallarse la figura resultante. De aqui nace unesfuerzo mayor 6 menor, que dificulta a ciertas personas la percepcion clara de estos fenomcnos. 5.° En los estereoscopos de Brewster y de Wheatstone, no se necesi- ta, en general, el mismo esfuerzo: sin embargo, Mr. Rogers demuestra que en ciertas posiciones no llegan los rayos al ojo con el grade de di- verf^encia que ofrecerian si procediesen dircclamcnte del sitio aparente del objeto. jlumbrado del piienle del Tdinesis con la luz electrica. En el mes de enero de 1855 seeslaba levantando un nuevo puente sobre elTamesis, el de Westminster, frente a las camaras del Parlameuto; y como la mar- cha de los trabajos habia de subordinarse al estado de la marea, bubo necesidad muchas veccs de ejecutarlos durante la noche. Para esto en una atmosfera generalmenfe oscura a causa de la niebla, eran dc todo punto insuficicntes los medios ordinarios de alumbrado; fud pues precise rccurrir a la electricidad, cuya viva y deslumbradora luz puedc penelrar las tinieblas mas densas. La csperiencia del alumbrado eldctrico de los trabajos del puente de Westminster se verified el 3 dc dicho mes a las seis y media de la larde. La luz que produjola bateria eldctrica tenia una intcnsidad igual a 72 mecheros de Argant, 6 sea cerca de 1000 bu- jias. El aparato se coloco a la oriila del Tamesis, y proyectaba el haz lu- minoso a 70 melros proximamenle en medio del rio, en cuyo sitio traba- jaban 45 hombres en clavar estacas con auxilio de mazes de gran fuerza. El espcvimento salio pcrfectaraenle-, la luz era intensa, pero no cansaba la vista, cscediendo con mucho a la que da la luna, aunque parlicipaba algun taute de su suavidad. La cueslion capital del costcdc la Inz eler- Iricaha dado al parecer un paso decisivo, pues aprovechando los residues que deja la preparacion de ciertos colores muy pedidos en el comer- 255 cio, es probable quo en lo sucesivo no soa mas costosa esta luz que la del gas. — Origan del telegrafo submarino, y su estension d las Indias y Ame- rica. En las actas de la ultima reunion de la Asociacion britanica para el adelantamienlo de las ciencias, se lee entre olras cosas lo siguiente. Despues de reclamar Mr. S. Brett para si y para su hermano la hon- ra, no solo del invento sino del primer proyecto y establecimiento de los tel^grafos submarinos u oceanicos, refiere Mr. John Brett las dificultades que se le ban presentado y los contratiempos que ha tenido al establecer el primer telegrafo submarino que esta funcionando hace tres auos entre Francia d Inglaterra; y recuerda que ba llegado a cabo con tanta fortuna como buen (jxito la comunicacion telegrafica quo uno a la misma Ingla- terra con Bdlgica desde l.°demayo de 1853. Luego entra en algunos detalles acerca de los obstaculos que ha tenido que veneer, cuando hubo que colocar el cable submarino en el fondo del Mediterraneo, especial- menteal llegar a un valle cuya profundidad cscedia 100 brazas a las que se aseguraba que habia en la linea que une el Piamonte con la Corcega. Las profundidades que se ban hallado entre Inglaterra y Francia, 6 entre la primera y B^lgica, no pasaban a lo sumo de 30 brazas, I'nterin que ha bajado el cable en el Mediterraneo hasta 350 (la braza es de 2 me- tres), profundidad 8 veces mayor que la del canal de Inglaterra. Todos los que iban a bordo creian que el cable se romperia con la enorme pre- sion que habia de sufrir al atravesar ese inmenso vaci'oi y los oficiales es- perimentados de la marina sarda que tomaban parte en esta gran opera- cion, aconsejaban unanimemente dar un enorme rodeo de 8 millas para h- a buscar las islas Gorgona y Capuya, a cuya proximidad indicaha la sonda linicamente una profundidad de 100 brazas. De temer era que, no adoptando este partido, se perdiese todo el cable conductor. Mr. Brett no negaba que fiiese el mas prudente, pero envolvia una gran cnestion que habia necesidad de resolver a la vez. No se trataba de una Iinea que iba a parar a Corcega, sino de otra que partiendo de dicha isla a CerdcBa, y desde esta al litoral de Africa, habia de terminar en las Indias, teniendo por consiguiente que atravesar mares cuya profundidad habia de ir au- mentando. Por lo tanto era muy importanfe decidir en el acto si era po- sible esa travesia. Procediose resueltamente a la ejecucion del pensamiento echando al mar el cable? al principio parecia que bajaba por la ladera de una monlaija submarina de algunas millas de larga, hasta una profundi- dad variable de 180 a 20 0 brazas; luego se creyo que se hallaba repen- tinamcntc al horde de un precipicio cuyo fondo no bajaba de 350 brazas, profundidad que cscedia en mas de 100 brazas a la que indicaban las mejorcs cartas en la derrota seguida hasta alli; el cable se precipito con una celeridad espantosa, y si no hubiera sido tan solido, iududableraente 21)6 se hubiera perdido. Les fae por tanto necesario pasar anclados en el si- tio toda la noche sobre el mismo cable, para reparar las aven'as del bu- que. Mr. Brett se da el parabien por su arriesgada determinacion de no separarse del derrotero mas directo, porqne la esperiencia que adqniri6 en tan peligrosa operacion asegura mejor el dxilo do las que aiin dcben hacerse en mares mas profundos. El inteligente comandante de navio Mar- ques de Ricci, que habia dudado hasta entonces del exilo de la empresa, se convencio plenamente de que esta clase de cables, por su forma y combinacion de los elementos de que se coraponen, presentaba garantias tales de resistencia, que con algunas mejoras que se ban discutido poste- riormente, podran desafiar a las mayores profundidades del Atlantico. Al parecer era mas natural seguir la Peninsula italica hasta Kapoles y por la Sicilia, en vez de dar un salto desde Cerdeua al Africa; pero se temie- ron los obstaculos que hubieran podido suscilar los numcrosos estados pequeBos que habian de encontrarse en la derrota. Tal como ha de plantearse, la linea solo tendra que entenderse con los gobiernos de Cer- deua y Francia, que ban alentado su fundacion por medio de concesiones y garantias las mas generosas, admitiendo que los partes, en cualquier lengua queest^n, se trasmitiran sin mutilacion alguna. Dos planes hay para ir desde el litoral de Africa a Egipto y Alejandri'a. Se puede, 6 bien co- locar un cable submarino en los Placeres a lo largo de las costas del Me- diterraneo, 6 bien enterrar en la arena, a lo largo de la playa, un cable subterraneo. Es una fortuna pensar que cualquiera de los planes, 6 am- bos, pueden realizarse sin que baya nada que lemer respecto a la seguri- dad de la linea. Mr. Brett concluye dando cuenta de los estudios y tra- bajos que ha hecho con el fin de prepararlo todo para la linea de tele- grafia eldctrica que ha de unir d la Inglaterra con America, indican- do las profundidades que se ban de encontrar, siguiendo el derrotero pro- puesto recientemente con pleno conocimicnto de causa por el teniente Maury, tambien presenta un calculo del peso y coste del cable, y dice que con un ingreso diario de 100 a 150 libras (de 100(10 a 15000 rs.) habria para pagar ampliamente el interns del capital invertido. El plan de Mr. Brett comprende varias lineas de comunicacion, y no admite en manera alguna la idea de una sola linea, por parccerle completaraente in- suficiente. S6anos permitido llamar otra vez la alencion acerca de los inmensos servicios que MM. Jacob y John Brett ban preslado a la Sociedad "con sn portentosa creacion: los lel^grafos submarines son un paso de gigantc. —•■»* J f.. mmm exactas. iOiSTR^^'OlIBi^. Delerminacion de la latilud por los azimules c&lremos de dos cslrdlas circumpolares; por Ma. Babinet. (Complcs rcndus, 7 enrm ^8J^l.) loDAs las cslrellas que no Uegan al ccnit de iin punto ofro- con en su acimut un maximum orienlal y olro occidental sus- ceplibles de observarse con la mayor precision, conslituycndo el medio mas exacto de determinar una lalitud cuando se su- ponc conocida la distancia polar de la estrella cuyas cscur- siones estremas en azimut son las obsorvadas. En ese case se esta exenlo dc los errores de la refraccion, dc los de punteria por los hilos horizonlales, que a causa de la dispersion y ab- sorcion de la almosfera producen graves dudas; finalraenle. verificada la medida del doble azimut por la misma punteria a derecha e izquierda sobre un mismo punto luminoso tornado a igual altura, desaparece el error personal, como en la coin- cidencia y lectura del baromotro de sifon, en que los errores de clla en la parte superior e inferior de la colurana mercu- rial son iguales, y se compensan. Aiiadire ademas que los er- rores de inclinacion del eje, tanlo respecto al horizontal y sus pezones como para el vertical y sus inclinaciones varia- bles, son 6 nulas en dicho case, 6 lacilos de rectificar; solo que es necesario que se hagan de dia 6 do noche las dos ob- servaciones de azimnfes eslremos, lo cual es tanto mas indis- pensable por los nuevos estudios verificados en Inglaterra y America, dondc se ban indicado recienlemente y a un mismo liompo las ecuacinncs de dia y de noche. xmio vr. 17 2:)8 Hace miioho liempo que me fije en esle procedimienlo para oblener la lalilud de iin lugar, y de ello he hablado a varios sabios practicos; pero hace algiinos anos que Mr. Sa- witch ha praclicado esle melodo, que no se halla indicado eu la obra de Daily, y ha sacado de el lodo el parlido posible. En cuanlo al metodo que es objeto de la presenle nola, di- remos que si se elije una estrella cuya dislancia polar ^ sea menor que el complemenlo de la latitud, ofrecera a uno y olio lado del raeridiano dosazimules eslremos +^ Y — ^> sepa- rados por una distancia aziraulal igual a 2 A, cuya dislancia medida independienlemente de la refraccion, dara sen. ^sen. A, siendo k la latilud (1). (l) Si se iinagina un triangulo esfdrico cuyos vdrtices scan el cenit Z, el polo P y la estrella E, el lado Z P sera el complemento de la latitud, 6 90" — X, el lado P E sera la distancia polar J\ de la estrella, el angulo en Z sera el azimut A de la estrella, y si llamamos E el angulo en la estrella, tendremos por la relacion de los senos y sus lados opuestos: Sen. E : sen. (90" — a') : -. sea. A : sen. c/1, y de aqui sen. cT sen. A= sen. E. COS. A Para que se verifiquc el maximum de A es neccsario que se halle tambicn en ^1 sen. E, lo cual produce JF = 90". En ese case se obtiene para cl azimut cstremo A sen. t/! = rns. X sen. A, segun se ha admitido en el tcsto: ademas en el triangulo rectangulo ZI'E se obfendra el angulo horario p de la estrella por medio do la formula cos. p = tang. J\ tang. K al paso que la dislancia cenital z, en el inslante do la aniplitud maxinui en azimut, se oblcndra por yen. \ = fos. s cos. t/l. 2r)'j No se trata por siipueslo de una delerminacion que aspire a una precision escesiva; y si solo de una delerminacion geo- grafica 6 de viaje, que sea de exaclilud suficienle, y se pueda obtener en pocos minulos, sin barometro ni termomelro, sin lablas de refraccion ni conocimiento preliminar del meri- diano. Para eslo so observaran dos eslrellas elegidas de modo que con relacion al punlo del observador lleguen casi al rais- mo liempo, la una a su escursion eslrema en aziinul por la parle de Orionte, y la olra a su aniplilud azinuilal maxima por la de Occidenle; debicndo medirse en el circulo horaiio la dislancia azimutal que separa eslas dos escursiones cslre- mas de ambas eslrellas a uno y olro lado del meridiano. Esla sola observacion, ese solo arco medido, unido a lasdislancias polares J" y resullara el valor de A. Como esle elemento se conoce siempre anticipadamenle con baslanle aproximacion, sera facil, sin necesidad decalcu-^ los complicados, hallar el resullado que una variacion liipo- letica de cinco minulos, por ejcmpio, en el valor de a produ- ce en lasuma A-|-A' de ambos azimules; y examinando luego la diferencia que haya enIre el valor q do esla suma y el ba- Uado por una hipolesis de las anleriores, se podra calcular la correccion que haya de hacerse en la lalilud k para que la suma A-|-A' sea prccisamenle igual k q. Cuando se haya pre- [);ir;i(Io el calculo convenientemenlo. basia uno 6 dos minutos para oblcnor dicha corrcccion por medio do una piopor- cion (1). Para hacer una dclcrminacion dc csla clase con Mr. Emile Briinncr, que puso a mi disposicion un pequcno leodolilo dc viaje, y que verifico las lecluras y recUficacioncs del inslru- menlo, me he valido de los dos pares de eslrellassiguienlcs: J" de Casiopea, que pasa por su azimul estremooccidenla! hacia las 9'' SG" de la noche. 0 dc la Osa mayor, que Uega a su azimul eslrcmo orien- tal hacia las 9'' \)>. Y luego: i de Casiopea, cuyo azimut estrcmo sucede pr6\imamen!(> a las 10'' 21-. h de la Osa mayor, cuya escursion cstrema se verilica hacia las 1 0>' 38™. (1) Sea X la lalilud considcrada como peqiieua, y X -\- t olra laliMid tcnida como raayor que la del punto cii que so liacc la oLscrvacioii. Calctilo priincro J, y /i^,, liicgo j4^ y A\ para las latitudes X y A -\-i: lo cual da ./. + ./', = ,/„ Por consigiiienlc, una variacion » en la latitud inlroduce olra (h — 7. en la suma dc los azimulcs. Ahora, si la obscrvacioii da una siiina ic;;ial a q, se hallara la adicion x que ha dc hacerse en la lalitud a, que se Iia- lla disminuida, para lograv la verdadcra por medio dc la proporcion i- n.—(h- •■ :c: q—q,. Ademas Blr. Cauchy ha hccho ya la climinacion algebraica, y por medio de la formula lane;. ('/ + -) tana;, ^y+tanir. ;— — , ^ ' " cos. y cos. z quo sirve para que pucdan calciilarsc por logaritnios todas las espresio- nes binomiaa y aun las trinomias, se consegiiira, si se quierc, el caiculo arilmotico sin iicrcsidad dc suponcr apifiximacien alguna pvoliminar. Todo cslo en la ej)oca del piincipio de cncro, y |)or los iT de lalilud; de modo que en el primer caso se obliene su lalilud con auxilio do observaciones que solo cxijen una eslacion y un cielodespejado por espacio de 27 minulos, y en el segundo durante 17 minutos iinicamenle. Como todo lo mas que se necesita son dos minutos para calcuiar la latitud por la leclura del angulo azimutal q=A-\- -1', es evidenle que podra delerminarse acto conlinuo uno de los aziniutes, A por cjemplo. por medio de la ecuacion sen. ,V sen. .1 cos. A. eon lo cual sera facil colocar el anieojo del inslrumeulo en el meridiano, y por consecuencia saber la hora del lugar con auxilio de la primera eslrella intertropical conocida, y que se lialle en los calalogos, que pase por el hilo del centre de di- cho anteojo. De este modo cualquier viajero, merced a la oporluna eleccion de pares de estrellas, podra en toda esta- cion y pais obtener en pocos minutos la latitud y la hora del lugar, y por lo tantosu longitud cronometrica; viendose asi li- bre de todas las evenlualidades de descomposicion de insiru- menlo, inconstancia atraosferica, accidentes y fatigafisica que ilevan consigo las observaciones de las estrellas. Facil seria probar que la exactitud de este procedimiento puedeconseguir la precision de las determinaciones de la mis- ma geodesia; pero siempre sera preferible en las estaciones geodesicas observar la misma estrella en sus dos escursiones eslremas al Oriente v Occidente. Descuhrimienlo de dos perjucuos planelas: el 38." // 39.° de Id ja- milia de los asleroides que circida enlre Marie y Jupiter. (I.'liislilul, '■} abiU I85G.) Comunicacion de }^}^. A. Colla, Director del Observatorio de Parma.=l^diVimi 27 de marzo dc 185fi.=:El aslrononio €hacornac, a quion debemos el descubriraicnlo dc los pequo- fios planelas Massalia, Focca, Polimnia y Circe en 20 tie se- liembre de 1852, G de abril do 1853, 28 de oclubre de 1851 y 6 de abril de 1855, acaba de enriquecer el sisleraa solar con olros dos planelas de la familia de los asleroides que circu- lan entre Marte y Jupiler, el 38." y 39." de la serie, a los ciia- les ha dado Mr. Lc Verrier los nombrcs de Leda y Lelicia. Eslos dos planelas ban sido descubierlos en el corlo periodo de 29 dias. El primero de eslos planelas ha sido descubierlo por Mr. Chacornac en el Observalorio de Paris a las 9'' 33" de la tarde del 12 de enero de 1856 en la conslelacion zodiacal de Cancer, entre la estrella c^i y la 52." de la de Harding, a cor- ta distancia de la ecliplica. Su brillo igualaba apenas al de una eslrella de 9." a 10.^ magnilud. El anuncio de esle des- cubrimienlo, que lo he recibido direclamente del Observalo- rio por circular de Mr. Peters, designaba para el 12 y 13 de enero las posiciones siguienles; - Tiempo luedio de AMcnsion recta. li m s 12 11 52 43 » "^^-S' ll'',9 12 12 18 22 a*-t-i' 36",7 » 13 9 54 32 a*-j-3 46,9 » 13 10 21 6..... » s do las Kf.— 01.. J NOTAS. tc iibstTVada. efuniciidfs. 1 » )> » N. Pelages nopermitieron tomar la declicacion. -6° 40 47,6 44,1 +3!5 N. Nubes, 42 19,9 15,4 + ^1,5 N. 42 48,8 46,9 +1,9 A. 43 0,6 1,7 +3,9 A. 44 36,3 32,7 + 3,6 N. 44 44,6 41,7 +2,9 N. 44 58,6 54,0 +4.6 A. 45 7,6 4,7 +2,9 A. 45 16,5 14,3 +2,2 N. Fosco. 44 57,2 54,3 +2,9 N. 44 49,3 48,1 +1,2 N. 44 48,3 40,8 +7,5 N. Foco visible. 44 39,4 32,9 +6,5 A. 44 30,4 24,1 +6,3 A. 44 21,2 14,6 +6,6 A. 44 8,4 3,8 +4,6 N. 43 54,9 52,7 +2 2 N. 43 47,6 44.4 +3^2 N. 43 32,2 29,2 +3,0 N. -6" 40 18,2 is/i +2,8 N. CIENCIAS FISiaS. **Sm3K> ©.1>0*«— FlSlCil. Propagacion del calor en /os 7ne/fl/es. (listraclo tie una Me- moria de Wii. G. Wiedejlvmv.) (r,il)liot. iiiiiv. ill' Ciiiolirn, eMr.'> 1836.) Con los csperiiuenlos de Mr. Franz ha comprobado Mr. AViedemann, que las disposiciones de varies metales para conducir el calorico y la eleclricidad difieren muy poco en- Ire si. Valiendose del mismo aparalo que habia empleado en di- chos Irabajos, ha fijado recientemente Mr. Wiedemann la conductibilidad del cine respectoal calor en 19,0, suponiendo igual a 100 la de la plala. Por consecuencia, la disposicion que tiene el cine para conducir tanto el calor como la elec- lricidad, es proximamenle igual a la del laton (1). Habiendo calentado la eslremidad de una barra formada de otras dos de cobre y cslano puestas en conlaclo por sus secciones trasversales, y observando la distribucion del calor, descubrio Mr. Despretz (2) que las lemperaluras do las refe- ridas barras diferian en l°,i7 C M. en su punto de conlaclo; y de aqui dedujo la conclusion, que el calor sufre una resis- icncia a su paso de un metal a olro. Algunos esperimentos (1) Mr. Bccquerel Ii.t dcscubicrto que la comliiclibiliilad cloclrica del cine so Iialla cspresada por 1\. (2) Jnnales de Pogrjendorff, loiu, iG, pag. iS-i. 2«!) mas mndernos de Mr. Angstrom (1) y de Mr. Gore (2) conlir- man al parocer cstc mismo resuUado. Conlinuaiulo sus trabajos relativos a la propagacion del ca- lor, ha estiuliado lamblen Mr. Wiedemann su paso de un me- tal a otro, usando primero el aparato que se ha indicado ya. Los hilos melalicos. ciiya fiuuillad conduclora eslabii averi- giiada preliniinarmcnie, los soldo dos a dos por sus seccionos Irasversales; y despues de remachar las punlas los puso en el a|)aralo, calenlandoles una de ellas con auxilio do una cor - rienle de vapor de agua hasta lanlo que se verifico la dislri- bucion del calor de un modo conslanle en (oda su longilud. Aplicando enlonces el elemenlo lermo-clectricodel aparalo a los hilos en punlosequidislantes, fue facil deterrainar su lem- peralura; y calculando la de los hilos en el punto de contaclo por los resullados de la esperiencia, se obluvieron los nume- ros conlenidos en la siguiente labia. El hilo mas proximo a I loco del calor se pone el primero, y su lemperatura ?/ en el punlo de conlaclo, asi como la del hilo mas dislanle del foco if/,(qHC se supone conslautemente igual a 100), sehanevalua- do en grados del galvanomelro pueslo en comunicacion con el elemenlo lermo-eleclrico. y y> riala-cohre 111,5 100 Cobre-plala 115 100 Cobre-hierro 107,5 100 Cobre-cobre 100 100 Lalon-plala 99 100 Estos niimeros pudieran inducir a creerque efeclivamenle, nl pasar de un melal mejor conduclor a olro, sufre el calor una resislencia que so manifiesla por una nolable disminucion de lemperalura en el punlo de conlaclo de ambns hilos; cuya resislencia dojaria de cxislir en el paso del calor de un hilo a olro del mismo melal 6 de diferente, pcro dolado de mayor (l) Jnnalcs de Poqgendorff, torn. 88, pag. 1G5. {'1) Philosofhicat 3/agazinr, fi, torn. C, pag. 382. 210 conduclibilidad. Esla disparitlad en las observacionos infiiii- dia el leinor do que los resiillados oblenidos dependieson mas bien de un vicio en el nietodo de observacion, que de la in- fluencia. particular do la trasinision del calor entre dos cuer^ pos dislintos. Cuaudo se aplica el elemenlo lermo-eleclrico a los hilos calienles, se comunica en parte el calor al ele- menlo. Ademas de la influencia que produce la diferencia del calor especilico do ambos hilos, la disminucion de tempe- ratura causada por el conlacto del elemenlo origina una cor- rienle de calor en los hilos, que se dirije de lodas paries al punto enfriado, cava corrienle es lanlo mas inlensa y com- pensa lanlo mas pronto el calor perdido^ cuanfo mejor con- ductor es el hilo a que loca el elemenlo. De este modo, de dos hilos juntos somelidos a la esperiencia, el que liene una conduclibilidad superior aparece siempre mas calienle de lo que debiera, cuya causa puede esplicar tal vez los resulla- dos oblenidos. Sin embargo, no es posible que haya ejercido una influencia apreciable en la delerminacion de la conduc- libilidad de los hilos. Suponiendo que su facullad conductora permanezca igual en lodas sus paries mas 6 menos calienles, la variacion de su lemperalura por la presion del elemenlo lermo-eleclrico, sera siempre proporcional a las temperalu- ras, inclusas las de los punlos tocados: la relacion entre es- las ultimas, unica que sirve de base para el calculo de las conduclibilidades relalivas, no se alterara por consecuencia. Para delerminar con mayor exaclilud si hay efccliva- mente resislencia en el paso del calor de un mclal a olro, seria necesario reducir cuanlo fuera dable la perdida del ca- lor que produce el conlacto con el elemenlo lermo-eleclrico; y para conseguirlo asi ha ideado Mr. Wiedemann elsiguiente aparato. Unas barras ciliiulricas de Vi""" de diametro y de diversos melales, apareadas entre si, dos a dos, por sus sec- ■ ciones trasversales, se colocaron en un baslidor de madera, al cual solo locaban por sus punlas: sus superficies de con- lacto se ajuslaban perfeclamente unas a olras. A distancia de 2°"° del punto de conlacio, y desde este a distancias igua- les de 21*'", 4, tenian las barras abierlos y llenos de aceiie unos agujerillos do 0""",9 de diamoiro y 8""° de piofundidad. 271 Una caja de lalon, somelida durante raucho licrapo a una cor- riente de vapor de agua hirviendo, recojia por uno de los es- tremos las barras reunidas Para impedir la radiacion del ca- lor a las otras partes del aparato habia una pantalla, ademas de hallarse este dentro de una caja de cine metida en agua, para evitar lodo cambio en la radiacion lateral. Despues de calentadas las barras por espacio de dos 6 Ires horas, adquirieron un calor conslante en toda su estension. Enlonces se melio sucesivamente en los agujeros un eleraento terrao-electrico, principiando sin embargo por los mas dis- tantes del foco del calor. El elemento se componia de dos hi- los paralelos de hierro y plala soldados por uno de sus eslremos y cortados en punta. En los otros cabos se soldaron dos hilos de cobre que ponian en comunicacion el elemento con un gal- vanometro de espejo de acero imanlado (1). El elemento, es- ceptuando solo la punta aguda, estaba fijo en un tubo de vi- drio raetido en un vaso de lo mismo lleno de agua para man- lenerlo a una temperalura constante. Midiendo las temperatu- ras con auxilio de dichos elementos, se oblienen los niiraeros conlenidos en la siguiente tabla. El niimero de la barra mas calienle es el que se cila primero; las temperaturas se espre- san en grados del galvanometro con el signo b. Los niimeros de los agujeros a que corresponden llevan la x por senal, y se principian a conlar por los mas proximos al punto de con- taclo de arabas barras. Los agujeros de la barra mas calienle van precedidos del signo + (2). (1) Jnnales de Poggevdorff, torn. 80, pa{?. 504. (2) Las barras mas distanles del foco de calor tcnian la lonffiliid deSfiS"" (bismuto) y de CfiG°"° (hiert-o). Sii? ierfiperatura*; formalian pro- xiraamenle nna setie (^comdlrica. 272 Cobre- lierro. Eslafio-liiciro. ' ' Cobte-bis- Cinc-bis- Hiefro- Hierro-co- maio. muto. I. 11. 1. .. liierro. bre. .r +4 t 2G8.7 t 274,7 t 240,5 t 255,5 t 184,5 1 190,0 t 193 185 +'^ 2()1,2 252.0 235.7 243,7 155,5 101 158 » 4-2 250 23(),7 220 231 130 133,0 132 111,3 +1 2o2 220,7 228 220 107 110 108 8L5 -1 2:]() 212 214,5 221 102.5 105 103,2 78.7 5) 120 108 17N 181,2 84,5 80,8 85 74,7 -3 58,7 57,5 U9.5 153 72 73,8 70, 2| 71 -4 32.2 33,5 120 130 01 03,5 59 07,5 -J) » 21,2 100 » 51,2 53.1 » »(1) Calculaiulo por cslos niinieros laslcmpcratiiras ?/. e y dc las barras en el punto do contaclo, so oblienen los siguienlos nuraeros: Cobre-bismiUo 252 Cinc-bismuto 220 Cobre-hierro 1 217,7 II 225,5 Estano-hiciTo 1 1 05 II 108 Iliorro-hierro 105,5 Ilierro-cobro 79,2 ?/.—?/ 252 0 220 0 217.5 0.2 225 0.5 104.5 0.5 107,1 0.9 105.1 O.i 79.2 0 (l) Los numeros dc la labia ca?i nopermilcTi calciilar los valores dc la faciillad dc las bairas para conducir cl calor. Si sc divide la snma dc las tcmpcratnTas dc ambos piintos por la tcmpcralura dc cl delccntro, sc oblienen iinos cocicntes que dificrcn rauy poco del miraero 2; una lip^cTa falla en la observarion prodiicira per consecucncia grandcs errorcs en los resultados que piidiciau dcdncirsc para la dclcrminarion dc la cf^n- diiftibilidad rclaliva dc las barras. 273 La (lifcrencia tie temperalura dc las barras onsii punlodo conlacto es, como se ve, miiy peqiicna, ya pase el calor do iin molal mejor conductor a otro 6 vice versa, ya se propague entre dos barras del mismo nielal. Eslas espericncias no aiitorizan para admitir que haya re- sislencia para pasar de iin calor a otro. Si las barras unidas entre si no tienen las superficies de contacto perfectaraentc lersas, 6 se hallan separadas por una capa lenue de un mal conductor, se nola cierta diferencia mayor 6 menor en las temperaluras de las barras por el pun- [0 dc union. Algunas esperiencias practicadas bajo tales condiciones ban dado los resullados siguienles: 1 SIENDO IMPERFECTO EL C0>-TACTO ESTA>-DO SEPARADAS T,AS EARRAS DE LAS EAURAS. rOR UN PLIEGO DE PAPF.L. Cinc-hierro. Hierro-cobre. Cobre-liierro. Cinc-bisoiuto. X t 17i,o t 155,5 262 c 267 -f3 153.5 125 253,7 2i5 H-2 133,7 07 2i6 230 +1 125 71,7 239 220 — 1 120 G5.5 189.2 197 — 2 99,7 61,5 157,2 100 -3 84,7 58 132.5 52 -4 7L5 55.1 113 29 — i) 01 )) 95,2 18 Calculando las temperaluras y. c y de las barras en el punto de union, se obliene: Cinc-hierro 123,5 122,2 1,3 Hierro-cobre ,.. 68/i 66,1 2,3 Cobre-hierro 238,5 192,5 56 Cinc-bismuto 219 211 8 TOMO VI. 18 Eslas (lifcrencias lampoco poimilon suponer rosisloneia al- guna al paso del calor. Si sc disminuvfi la faculUul conduclo- ra en el punlo de union, 6 por medio de un contacto inipor- fodo, 6 por el dc la interposicion de nn pliego de papel on- Ire arabas barras, basla la espresada disminucion para ospli- car aunquo sea grandes diferencias enire siis temperaliiras. FBSlCi^ W^W^L, €iL.OBO. Terremolos. — Volcanes de lodo. — Fendmenos volcdnicos; por Mu. Abicu. (L'lnslitiit, 27 diciemhre 4S55.) Con molivo de los ulliraos lerremolos que ban ocurrido on la Persia Seplenlrional y en el Caucaso, Mr. Abich dirigio a la Acadeniia de Ciencias de San Petersburgo, en 28 de marzo de 18oi), una coniunicacion en la que se propuso parlicular- mente invesligar si seria posible, mediante el examen dc los fenonienos observados, delerrainar de una manera exacia e( modo de propagarse los terremolos, pues es uno de los ele- nientos necesarios para llcgar ulleriormenle al conocimienio de su verdadera causa. La inlima relacion que exisle enlre los terremolos y los fenomenos volcanicos, hace que la observacion de los prime- ros sea mas inslrucliva e imporlanle en los paises que. como el Caucaso, la Armenia y la Persia Septentrional, abundan en volcanes apagados, y cubiertos de formaciones traquilicas ydolerilicas. Mr. Abich empieza haciendo nolar que en el Caucaso su- perior propiamenle llamado asi, los lemblores de lierra en las inmediaciones de los Ires grandes cenlros de crupcion an- ligua, a saber, el Elbourouz, el Kasbek y el sislema de Bot- llamick en el Tchegem, al S.-E. de Elbourouz^ son raros, y se ban observado poco; pero que son frecuentes 6 por lo menos mas conocidos en la estremidad oriental del Caucaso, en la direccion de una linea que parte desde Chemaklii, sigue la del vallc del Pyrsagat y lermina en la isia de Svinoi, siluada 27;) cntVcnle de la cQibocadiira del I'j^rsagat. Eii esta region hay una zona de temblores hicndelerminada, cuyo eje se eslien- de en la direccion O.N.O.-E.S.E. En dicho pais los lerremolos parecen hallarse inlimamenle enlazados con los fenonienos volcanicos, porque aunienlan en numero e intensidad a la aproximacion de las erupciones de gas encendido que piodu- cen de cinco en cinco afios, una vez por lo menos, en la pro- vincia de Chemakhi 6 en la peninsula de Apcheron el fenonie- no.3 conocido bajo el impropio nombre de volcan de cieno, puesto que solo consiste en una eniision estrepitosa de vapo - res y de'agua por diferentes bocas. Por lo que respecta a los temblores de lierra del Caucaso inferior, de la Armenia propiamonle dicha y de la Persia, las observaciones que liasla el dia se han hecho son tan poco exactas, que nada puede inferirse de el las. En la Armenia Rusa se encuenlran muchos circulos 6 zonas de sacudimienlo. Una de ellas tienc su cenlro en medio del Daralagez, dislrito que encierra profnndos valles al S. del lago Gokhtchai, escavados en terrenes paleozoicos, gredosos y nu- muliticos. En la parte central de este dislrito, y en las inme- diaciones, las fuerzas volcanicas eruptivas a que la Arme- nia debe su principal relieve, han mulliplicado y concenlra- do sus efectos de una manera estraordinaria. Despues de estas indicaciones generates acerca del pais, el autor desciende a los pormenores de las observaciones re- cogidas por el en los liltimos terremotos que alii se han espe- rimentado, y que son objeto especial de su descripcion. Desde luego asegura, apoyado en los dates debidos a Mr. Khanykof, corresponsal de la Academia y consul general de Rusia en Tebriz, que el terremoto que se sintio en la referida ciudad del 22 al 23 de setiembre de 1854 no se propago en el sentido de una linea longitudinal, como se habia creido, apoyandose en dates incompletes, sino que pertenecia a un circulo de sacudimientos en el queocupa el centre Tebriz 6 mas bien el sistema traquilico del Sehend (1). Comparando (l) El Sehend, segun las observaciones hechas por Mr. Abich en 1852, forma un sistcuia abundantementc articulado de conos traquiti- 4 27<) las fcchns do los lomblorcs do liorra obsorvados on TobriT: dosdo 18^«3 basla 1851), hallamos quo luibo cinco en invioi- 110, trocc en la primavcra, cnairo on vorano y siole on olono: dislribiicion que no esla confoi-me con la ley que Mr. Perrcy presenlo en 1846, como dedncida de 2979 terremolos obsor- vados on Europa dosde el siglo XVI. Sogun esle dalo, ol nia- xinio coincide on ofeclo con el inviorno, ol minimo con ol vo- rano, y los dos Icrminos medios, con coila diferen-cia igiialos, en lasotras dos oslacioncs. Poi-o os sabido que esla ley tam- poco concuerda con la dislribucion de los 1)7 lonomolos ob- sorvados en Sicilia (Palermo) desde 1792 liasla 1831 (1); on esla serie, como en la del Schend, la priniavera es la eslacion en que los leniblores de lierra son mas frecuenles. Si se comparan los 4 volcanes apagados, ol Elbourouz, el Kasbck, ol Ararat y el Savalan, bajo sus aspeclos lopo- graficos y fisicos, con las aguas termales que se encuenlraa cos, mas 6 menos crateriformcs, que sc clcTan soLic nn (crrcno ligeTa- mente arqueado, dc una circiinfcrencia de mas de 38 millas gcograficaF, y cuyo eje lougitudinal sigue una direccion bibn pvoiiiinciada dc E. a 0. Xos tres conos principalcs pcifencccn a la parle oriental del sislcnia, y se encuenlran, Fcgiin las oL?cr\aciores de Mr. Abicli, en una li'nea que se dirije exaclanicnie de E. a 0. Las altmas absoliitas dc cslos Iresco- Tios, los mayores dc todo el sistcraa, son, segun las mcdidas Laromdlricas dc Mr. Khanykof dc 10333, 11634 y 11836 pies inglcses (3 1 00", 3390" y 3531™). La parte occidental del Schend esla crizada de gran niimcTO •dc conos, aiinqiie no tan elcvados. Dislriiiuidas sin ordcn, pcro orografi- camente cnlazadas todas eslas elcvacioncs, presenlan, ya fragmenlos de conos, ya criiteres dcslruidos y con frccuencia medio abierlos liacia el Korle. La dimension del gran diamelro E. 0. dc todo el sistcma piiede valuarse por lo menos en 1" de longitud. En medio dc estc sistcma, en cl vallc de Levan-Tcbai, Lrotan de una toba traquitica aguas acidulas y ferruginosas, quo ticnen en disoliicion sulfalo dc magnesia; su tempera- tnra sc ha calculado en 0C,8 el 10 dc julio de 1852, y llcvan cl nom- brc dc Yssy-Soii; su altura altsolula cs dc 7808 pies inglescs, eslo es, 2343"'. (1) Fred, llofi'man, Observ. gcognost., Berlin, 1839, pag. 147; y yfva/. de Fi'iua y Qm'viica, torn. 24, pag. 49. % en sus cercanias, vcrenios que el Elbourouz oscode on mucha a los olros, coiu[)reii(lien(lo no obslante el grii|)o del lieclilaii, ]wr forniar, geologicamenlc liablando, parlo iiilegianle de ^ C' :=! a. s5 V / -soiu |a S t- M , 113 uzjonj coiixEiu iii. rS 1 -oiiiana -ojj si'ui uouaajip nij; CO o _ -il< ^^^ , 'uinBaii \ juoa '-aiicj O <=; C5 sopBju no rojcjos sua 2 = C< C <= -DJ soj ap cipaiu iliuaj. •jnoincaji a itia^ . 1 '-jiirj sopcjS ua saui l|ap cuiiiiiiu •iBjadiuaj, o >n -^ »rt C CO <=»«-■-_ c/0 r- o ~T oo <^ c-« 1^ ^^ c^ 1^ c< »- oo" in 1=1 t^ C« CI 1 l.tuncauA -11133 '-ilJi;;! C5 m ■=? no o «o <=> »- CJ^ -< Aop€Ju BJ cqja.C B| e^r irf vT •jr" tCio" -^ .r^ C P4 Aap Bfpaw -jBJaduiaj, J . Vl< -* CO s » H 1 -jntuiiBaa A •juoQ o c — ta CO c< »n >o o f ' ■iil'-'.l si'pBJ" HO sain irt ro c^ C^ lO CI CO t-T «j. ' [op BuiixBiu 'icjaJuia.i, t- C-l ■« IfS T- •« o ■•^ •— •jnmiiBay X •jiia^ "Ji\«A soppjS jn to^ cr=_ ■^1^~ o a> — \iu Bipaiu cJiiiBJaituja.i, «o M cT (?> -> OO in — GO 00 l- ■^^ O CO «* cc -.-- / •so-nanijijiu A as •=■ 00 CO o Pi. a saiu |ap Bcuiiiiiu BJIillv as -» 1 •sc).iiaiii||iiit a' IC K5 05 « in in C5 sr> in *=f / SBsa|Siii sBpB.'iinil ua "^ s^T ^^ "^ '^t.oo'- o Jsaui lap Eiuixcai BJnJlv CO t* = to ' ■so.iiaiuipiii i scsa|Su| ^ oo Cj 00 -q" 00 1^ ea tc in 1 ^ t-^ !,BpBM|ri(l (1.1 a' ^je B » 00*: ■^.co" =^or \ Bpiaiipoj tM|iaiu B.iiiiiv en »rt o to OS in £■» l- CO r- Cl t- H s- — : ^ 1 «i o 9 O c8 cy5 ^. .2 e=; o cj O fc. - O 2|^ O re r- c: a I, t: o o 3 s << .a a s « en " • — ^^^ ^^^ '"* ^— — ^ — '' aa vr". 2 CJ :a -c &-< c^5 -S s Ed *^-3 285 - »n c o ^ •* ire fo CO VC C5 t~ — t-T c-r e-r M ec o t-T cT cT c* 1 1 = = s <=5 ro fcs «0 CO cj" CM 1 1 = = s •* O Ift CT — in oc M e-i = a = S 5 5 = = = •en .fl" — . O CO "00 in o »- 00 CO CO CI I I ir« I I C XJ< CC I «= — -o •»j «c in oo t- »■ CD 1^ ■— ifT r-T eo V. id CI r^ •o -^ "lei oc CO o -» ■c» t^ CI t^ CO 30 CO c« CO <=> ec v* lO C5 00 -t^ c« c« CO C CO oo — ►^ to c- _-■ "^in ■*.cr to ,4" ■^ CO o» ivO O 1- c t~ C-. lO O ^J* c< r^ CO t^ CO t^ O r- c> t^ <= r^ CO CO M CI oo o ec c< 1^ oo ti o O CO lO C3 ~too- ==,c^ ^-^ ="1- CO- ^.co" cr> -!)• <=> o CV «D O vS- C-. CO o t^ CO «-- CI t-. c> t^ CI t^ m t3 S3 °( 1 uS c; E— ' cc c; C « < •npifn.i -OJ unSi! 0|) |)i;|.i|iiiO >J - cc to o -f >n < ' ''JilBj sopeJiJ u.) soiu \|>ip Bumiiai •H'Joduioj, oc~ e^ -^ C* 1 1 r< »ra "j^ to fo e^ C< 1 1 -a- -jf CO C« 1 1 S •jniunnay A 'juo^ U3 '•ji(nj sopBjS UO saui >* €■!_ '■^ O 1(5 to <=> 00 e-< O •^ CT« [Dp Biuixcrn •]CJodui3X m — -^ 30 --^ -^ >« •»H -H in -" ^ — to" C< to -« — I •jniiiiiBoi,! 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"^-*^xi'\>.> -(r a 8 capas; y en las rai- nas de Albion, junto a Picton (enNueva-Escocia) , hay solo 1 capa de 30 pies de espesor, cuando por lo general en otras partes dicho espesor no pasa de 3 a i pies. La hulla 6 300 taiboii mineral es ciiasi sit'iii|)ie do lesliiia (ibrosa, esceplo en loseslados de Massacliussolt y de Uliude-Island, en donde las ernpciones granilicas y porfidicas han converlido a la luilla en antracila, y lambien al^unas veces en grafilo 6 plombagina. En el estado de Pensilvania hay lambien nn dislrilo carboni- lei'o inniediato a las rocas eruplivas y metamorllcas de la sierra Azul de la Cordillera de Alleglianys; esta region esia dividida en Ires distrilos, conocidos con los nombrcs de Scluiylkil 6 dislrilo carbonilcro meridional, la region central via de \\''yoning, Wilkesbarre 6 dislrilo seplenlrional. El espesor del conjunlo de los eslratos de la formacion car- bonilera varia segnn las localidades: en Nueva-Escocia llega esle espesor hasla 10.000 pies, mienlras que enjowa, Misouri y Arkansas no pasa de 2 a 3.000 pies. Las planlas fosiles, que con tan'a abundancia se encuenlran en los eslralos de esla I'ormacion, perlenecen generalnicnle a las raismas especies (|ue las que se ven en Enropa; las mas caraclerislicas son las siguienles: Lepidodendron elegans, Sigillaria Sillimani, Neti- roplcris cordata, N. Loshii, Pecoptcris lonchilica y Calamiles Cislii. La cuenca carbonifera del golfo de San Lorenzo abraza la cosla de la bahia deSan Jorge en Terranova, cuasi la milad de la isla Cabo-Breton, y loda la cosla del eslrecho deCansean basla Bal-hurst en la bahia de los Galores. En la parle occi- dental de la gran cordillera de los Apalaches se encuenlra la eslraordinaria cuenca 6 deposilo carbonifero del Alleghanys, el cual se esliende porochode los esladosde la Union Ame- ricana, desde Blossburg (en Pensilvania) hasla Tuscalosa (en Alabama.) Cuando se considera la carla geologica, se coraprende muy bien, que la gran capa carbonifera biluminosa liga entre si, sin faltar nunca su conlinuidad, los depositos carbonileros de Michigan, Illinois, Kenlucki, Jowa, Misouri, Arkansas y Te- jas, y que lodos eslos deposilos 6 cucncas consliluian una sola en un principio, a la cual puede Uamarse la cuenca carboni- fera del valle del Mississipi. La separacion y lerminacion de juuchas de eslas cuencas carboniferas son debidas a grandisi- mas inundaciones, (jue han arraslrado consigo una parle de- 301 las capas, y han abiei lo las iniponenlos canadas por doiulc ac- lualmenle corren los rios Ohio, Illinois, Mississipi, do los Frailes, y los del Misouri, Arkansas, Tennessee, Wabasch, etc. Iin cuanto a hi cpoca de eslas inundaciones , doben liaher empezadolan luego comose verilieo la dislocacioii 6 levanla- niienlo de la sierra do AUeplianys, conlinuando despnes on los denias periodos gcologicos, hasia nueslros dias. La cnenca carbonifera situada en la parte central de la Peninsula de Michigan esta niny distanle de lodas las denias, v eslambien la menos imporlanle. El eslado lllinlis esla lodo el Ibrmado por nn gran deposilo carbonifero que lodavia seeslien- (le fuera del leri'ilorio, y ocupa una parte de los eslados India- na y Kentucky. Esle deposito, conocido generalmente por el nombre de Illinois Coal field, se encuentraseparado de los de Jowa y Mississipi, solo por el valle de Mississipi. Finalmente, en la pai-le occidental del Mississipi se en- cuentra otro gran deposito carbonifero, que sin interrupcion en su continuidad, se esliende desde un punio mas arriba del Castillo de los Fraiies en Jowa, hasta la for.laleza de Belkuap ydel rio Colorado, en Tejas. En las Montailas Pedregosas, por las que corre toda la ti- nea del levantaniiento de la caliza carbonosa, rara vez se en- cuentra la formacion de la bulla, y aun entonces esla limilada a un espesor poco considerable. Yo sin embargo he reconoei- do alii su existencia, y tambien entre San Antonio y Manzana, en Nuevo-Mejico, asi como tambien he visto capas de carbon biturainosoen la sierra de Mogoyon, junto al nacimiento del rio Colorado Chiquito; y el capilan Stansbury ha descubierto la bulla en la monlafia Independencia, sobre el camino que conduce desde el fuerte Laramie hasta el fuerle Bridger, cuya bulla corresponde a la formacion carbonifera superior. Los Sres. Mormoneshan encontrado bulla biluminosa de la epoca carbonifera en el territorio do Utah, en sus establecimienlos de Cedar y de Parowan. La formacion carbonifera con capas de bulla ha sido tam- bien reconocida entre la California y el Oregon, en la cosia del Oceano Pacifico, en un pais llamado Cowes-Fluss, 13 mi- llas al mediodia del rio Ump(pia, donde parece exislir uu 302 (loposito (le liiilla do baslaiilo eslension. Finalmonle, se han beneficiado capas de luilla cii varies puiitos de Puget-Sniid, en lerrilorio de Washington, asi conio lambien en el puerlo de Soke, en la isla Vancouver, que todas el las perlenecen a la formacion carbonifera superior. Formacion de la caliza roja moderna. En America solo sc habia enconlrado esia formacion en algunos sillos del mar AUanlico, desde la isla del Principe Eduardo hasla Norle-Carolina. En el verano de 1848, eslan- do de acuerdo con mi amigo el Dr. Charles T. Jakson, cele- bre descubridor de los Aetherisirenses, la he enconlrado en el lago Superior, cuya cosla entera constituye. Mas tarde, en e! reconocimiento de las praderas y de las Montanas Pedregosas que verifique en 1833 y 1834, encontre la arenisca roja mo- derna en una grandisima eslension de la region central de los Estados-Unidos. Las rocas que constituyen esla formacion son principalmente la arenisca roja, la arcilla arenacea roja, verde, amarillenta y blanca, el yeso rosaceo amorfo 6 cristalizado, la caliza magnesiana dolomilica, y la arcilla salinosa. En una pa- labra, se encuenlran en el nuevo mundo los mismos elemenlos que constituyen el trias en Aleraania y en Francia; y rauchas veces, cnando recorria las riberasdel rioCanadiense, me creia Irasportado al valle del Neckar, en los alrededores de Tu- binga, 6 a los valles de Kemper, del Aarga y del canton de Basel: tanla es la semejanza y aun igualdad que lienen las rocas y la fisonomia de eslos paises. En el golfo de San Lorenzo, la arenisca roja moderna ocupa una paile de la costa septontrionai de la bahia de Ins Calores. loda la isla del Principe Eduardo, y toda la de la Magdalena. En la bahia Fundy y en el valle de las Minas se la encuentra por todas paries a jo largo de la cosla, y se es- liende hasta cerca de la ciudad do Lubock, en el estado de Maine. Las famosas areniscas rojas de Flussthal en Connec- ticut, con impresiones de pisadas de avos, de rains drop pits y de pescados fosiles, corresponden a la arenisca roja moder- nn. Lo niismo se vorifica con las areni^icas rojas ik\ Nuevo- .Icrsey, Maryland, Vii-ginia y Nueva-Carolina, donde se la <'!icuen!ra en cutMicas osirechas y de poca estcnsion. En las ccrcanias de lliclimond (Virginia) y on Norle-Caroiina conlie- iie. esla formacion bulla biluminosa, cuyo espesor lloga hasla i"i pies: es la capa de liiilla mas potenle que se conoce. En el 0., la formacion de la caliza roja moderna empieza junloa SauU-Saint Marie, cerca del lago Superior, circunda a este lago, va por el naciniiento del Mississipi y del rio Colo- rado Seplenlrional, constituyc el llano de las alluras del Mi- souri, se esliende por lodas las praderas del 0., y foima final- mente la base de los llanos alios que rodean a las Montanas Pedregosas. Se la encuenlra en los valles del rio Pecos y del rio del Norle, en Nuevo-Mejico. junlo a Zuni y en el pais de los indios Navajos y Moqnis, del rio Colorado Chiquilo y del rio Colorado Grande de la California. Yo no la he encontra- de hacia el 0. mas alia del grado 114 de longitud. El color rojo de esla formacion presta al total de la region Central 6 region de las Monlailas Pedregosas un lonorojizo, y los rios (jue corren en esta region llevan todos ellos un legamo rojo. por cuya razon reciben los nombres de rio Colorado, Red River, Riviere Rouge, Riviere Vermilion, Rio Puerco, etc. Formacion jurdsica. Laexistencia de esta formacion en Norte- America ha sido probleraalica durante mucho tierapo. Rogers y Lyell supusie- ron que el carbon mineral de las cercanias de Richmond, en Virginia, corrospondia a la epoca del lias 6 de la oolila, pero sin presentar razones solidas en que fundar su aserio; poste- riormenle he caracterizado yo csle cai'bon como pertenecien- losin duda ninguna al periodo de la arenisca roja moderna. En mis escursioiies por las Monlafias Pedregosas en 1853, apoyandome en hechos bien seguros, he demoslrado la exis- lencia del grupo jurasico en la region central de America; y hasta ahora no se ha encontrado esta formacion, ni proba- bleraenle se encontrara nnnca, en la region del Allanlico ni on la del Oceano Pacifico. 304 Las principalos rocas del griipo jiirasiro amcricano son: areniscas blancas y amarilhis, una capa de marga azulada, v ligeros eslratos de caliza oolilica 6 compacta de un color ania- rillo. Losfosilcs son cscasos, y ciiasi iinicamenle en la capa do, marga azul se encuenira con gran abundancia una especie de Grijpluca dilnlata, a que yo he dado el nombre de Griphwa Tucumcarii y Oslrca 31arshii. Eslos fosiles demueslran, que la forniacion jurasica americana liene la raisma facies que lasarcilias de Oxford, corrospondienles a las monlafias jura- slcas. La dislribucion geografica de esla formacion en Norlo- America se halla liniitada a la region central de los Eslados- Unidos; ella constituye las culminaciones de los llanos alios que circundan a las Montauas Pedregosas, El celebre llano Eslacado esla euleramente recubierlo por el grupo jurasico. y los cerros conicos de Tucumcari y de las canadas del prin- cipio del curso de los rios Canadienses, eslan coronados 6 ler- minados con las areniscas blanca y amarilla de la formacion jurasica. El Canon Blanco y la Cuesla se cncuentran enlre Antochico yGalisleo, en Nuevo-Mejico, en medio de las rocas de esla formacion. A la misma pertenoce igualmente el lerre- no del surlidero Leon, y muy particularmente las planicies al - las que se eslienden enlre el rio Pecos, la sierra do Guadalu- pe y el rio del Norle. Varias de las planicies alias que so prolongan por enlre las fortalczas de Bent, San Urano y La- ramie, eslan consliluidas en parte por la forniacion jurasica. Por ultimo, se encuenira lambien junto a la aldea Covoro, en el pueblo de Araoma, en la falda occidental de Sierra-Madre, junto al pueblo de Zuni, y en el fuerte Desconfianza. Formacion creldcea. Esla formacion en America se divide en Ires grupos. que son: 1." el neocomiano, 2.° la arenisca verde y creta margo- sa, 3." la crela blanca. Los miembios que enlran en su com- posicion son: calizas blanco-amariilentas, arcillas verdes, y areniscas blancas. Se encueiitra lambien un iiumoro baslanle considerable de fosilcs en cada uno de estos grnpos; los mas caraclerislicos son los siguienles: Gryplicca Pilcheri, G. si- nuosa, Exogyra jlahcllata, Oslrea carinala , Toxastcr toxa- nus. Peclen quinquecostalus , Ammonites flacidicosta. Am. pcder- nalis. Am. Guadalupe, Am. nebracensis, Baculiles asper, Ino- ceramus sagensis , Terebralula Ilarlani, Belemnilella mucro- nata, Plychodus, etc. Descubiertas priraero en New-Jersey por Vanuxem las rocascrelaceas, se estienden por el Delaware, Virginia, am- bas Carolinas, Georgia, Alabama, Mississipi y Tennessee. Co- mo esla formacion lorma el limile de la parte oriental y me- ridional de la masa de la cordillera Alleghany, se introduce algunas veces en la base de las montanas, y nmclias veces se lialla recnbierta por rocas del 3." y 4.° periodo. Los aliivio- iies del rio Mississipi impiden que se vea la crela en el valle pordonde corre, pcro se la vuelvea enconlrar del olrolado, en la parte meridional del eslado de Arkansa, a lo largo de la fronlera de Tejas, en donde forma una faja ancha, que va desdo Laredo en el rio del Norte, por San Antonio de Bejar. Aguslin, Frederikburg, New-Brounsfels, Dallas, I'reston y cl fuerte Washita. Sube lambien por el rio l\^cos, hasla el cru- cero de Horse-Head, el rio Colorado de Tejas hasta cerca de su nacimiento en la lalda meridional del llano Eslacado. yse le ve lambien en el li!lm-Fork del rio Trinidad. Despues del fuerte Washita, la formacion cretacea solo se presenta en trozos aislados, porque los levantamientos del lerreno la ban destrozado y hecho desaparecer en su mayor parte. Se la vuelve a enconlrar por las dos orillas del rio False AVashita, asi como lambien en el rio Canada, en los afluentes septenlrionales de cste mismo rio, en el rio Verde- gris, en el Arkansa junto al fuerte de Beut, en la costa de Republican-Fork del rio Azul. y en Council-BluiT, donde re- posasobre la caliza de montana. Despues se la encueiitra olra vez a lo largo de casi toda la orilla dereclia del Misouri, en Sage-Creek, en las Mauvaises-Terres, y iinalmente en las cer- canias de los fuerles Mandau y Union, junto a la desemboca- dura del rio Amarillo. Este ultimo punlo esel que hasla aho- Toiro VI. 20 ;{UG ra se conocc como el mas soplt'iUrional ilc la formation cro- lacoa on America. Cuaiulo se subc por el rio riiamie del Norlc dcsilo Laredo liasla Sanla Fe, se encuenlra casi por lodas paries la forma- cion crelacea, la cual conslituye lambien el valle de Rio- Piierco. junto a Albiirquerque. No se encnontra en la falda occidental de Sierra-Madre, y lodavia no se ha reconocido en uingun punto de la region del Oceano Pacifico. Formacion fcrciaria. Los miembros lerciarios se dividcn en America, lomismo queen Europa, en tres grandes grupos, a saber: el grupo Eo- ceno, el Miocene y el Pliocene. De estos Ires grupos solo el Eoceno se halla muy descubierto en los Eslados-Unidos; los otros dos eslan limitados a localidades de pocaconsideracion. prescindiendo de que no se ban becho hasta abora Invesliga- ciones que puedan servir de I'undamenlo por su cxactilud y escrupulosidad. La formacion terciaria consiste principalmen- le en capas de caliza blanca, por lo general muy compacla, en arcillas blanca, roja y verde, arena ferruginosa, pudingas y rocas arenaceas rojas y blancas. Los fosiles se encuenlran con frecuencia muy abundanles en eslos eslralos, y muchos de ellos son identicos a los que en Europa se encuenlran al mismo nivel geologico; los principales son lossiguienles: Lu- cina rotunda, Yenericardia Sillimani, Oslrea seinilunata, Na- tica slriala, Fusus Fitloni, Volula Yanuxemi y Charcharodon nnguslidens. En las praderas que se hallan cerca del fueiie Pedro, en el Misouri superior, hay una cuenca eocona lacuslre, conoci- da con el nombre de Mauvaises-Terres (Bad Lands), que con- liene una inmensa canlidad de huesos de mamiferos y restos de tortugas. Hasta ahora solo se babian enconlrado en las formaciones lerciarias los mamilLM-os siguienles: Zcuglodon celoides, Phoca Waiiinani. Delphimis Coimidi, Balmia pa- hellanlica, (odos ellos pertenecicnles a cetaceos. En las Mau- :]i)7 vaisos-Tcrres ile Ncbrasca, el Dr. Le\ tli ha rocoiiocido los si- guicnles mamiferos y chelonios: PcBbrotheritim Wilsomi, AgirocJuenus antiquus, Oleodon Culbcrtsonii, Oreodon gracilis, Arclmoteriian Mortoni, Palwolcrium giganlcum. Rhinoceros occidentalis, Rh. nebrascensis, Machairodiis primcevus, Tcs- tiido nebrascensis, T. Owenii, T. lata, etc., eic. Entre cstos fosiles los mamiferos peiieneccn al ordon de los pachvder- mos, con la linica cscepcion de un animal carnivoro, el Ma- chairodiis primwvus, una especie que hace recordar la pan- lera americana. La dislribucion geografica de eslas formaciones terciarias es muy sencilla: empiezan por una faja bastante eslrecha, que despues va ensanchando sucesivanienle hacia la cuenca del Mississipi. Esta faja empieza en el Cabo Cod, junto a Boston; coje a las isias Nantucket y Martha-Vineyard, Long-Island, la costa oriental de los Estados, Niievo-Jersey, Delaware, 31a- ryland, Virginia, Carolina septentrional y meridional y la Georgia, la parte septentrional de la Florida, el Sud de Ala- bama, la mayor parte del estado del Mississipi, ycuasi la mi- tad de los Estados de Arkansas, Luisiana y Tejas; alraviesa el rio Grande del Norte, entre Laredo y Matamoros, y parece introducirse tambien en Mejico. En la region central 6 region de las Montafias Pedregosas no se conoce otra cuenca lercia- ria sino la que se estiende desde la ribera del rio Platle hasia las Mauvaises-Terres, consistente en dos retazos enlrecor- tados que se encuenlran en la base misma de las Montanas Pedregosas, en las cercanias del fuerte de San Urano, de la bifurcacion meridional del rio Platte. En la region del Oceano Pacifico las formaciones tercia- rias ocupan una superficie considerable; el las constituyen las costas del mar, desde mas arriba de la desembocadura del rio Columbia hasta las cercanias del cabo Mendocino, y cojen lodo el hermoso valle del rio Willammetle en terriiorio de Oregon. Mas hacia el Sud, despues de haber salvado ia mon- lana Shasti, se vuelve a encontrar la formacion lerciaria en el rico y magnifico valle de los rios Sacramento y San Joa- quin, por cuyo valle so estiende hacia Conlra-Costa, frcnie a San Francisco, v forma en su lolalidad la celebre montafia del 308 Diablo. La mayor parlo de las nio;ilnnas coslancras, i.]oin\o Monterey hasta Santa Barbara, son lambien do la formacion lerciaria; esta se cncuenlra ignalmente desde San Pedro hasta San Diego, y forma nna parte de la costa de la Raja Califor- nia, particularmente en el cabo San Barlolomc. Kn la ladera oriental de la verdadera Sierra-Nevada se encnentra una pn- dinga blanca y roja, de mucho espesor, que corresponde a I periodo mioceno. Finalmenle, existen eslralos terciarios en las cercanias de la desembocadura del rio Colorado, en el gol- fo de California, y cnando se sube hacia el rio Mohave, y lam- bien en varios pnntos del curso de Williams-Fork, y en el la- go Prusiano, en las posesiones de los Sres. Mormones. Formacion kvaternaria. La formacion cnalernarra 6 diluvial recnbre a los estra- tos de las olras formaciones en cuasi toda la superficie de las reg-iones oriental y occidental; solo en la region central es donde se halia poco estenditio el diluvium, pues solo se le encuenlra en el fondo de los valles. Consiguiente a esta dis- Iribucion geografica, no es posible dar color a esta forma- cion en la carta geologica: para representaria con exactitud seria preciso formar una carta especial de la formacion dilu- vial. En loda la linea de la costa, que se estiende desde la desembocadura del rio Ilndson, junto a New-York, hasta la desembocadura del rio Grande del Norte en el golfo de Me- jico, se reconocen las antiguas coslas 150 pies mas elevadas que el actual nivel del mar, las cuales en sns eslralos arci- llosos y arenaceos contienen muchos fosilos enleramcnte iden- licos a los que ahora viven en aqucllos mares. Del mismo modo, cuando se subo por los rios, tales como el Mississipi, Arkansas, Misouri, Ohio, rio Grande del Norle, rio Pecos, torrenle de San Lorenzo, etc., se encuentran en las margenes escarpadas que forman su caja, a una elevacion de 50 y de 150 pies sobre el nivel de las aguas actnales, capas arena- ceas qne contienen Unios. Anocloules, Ilelijr, Planorhis. Pn- pa, etc., que no se diferencian nr.da de los que ahora viven en 300 las cufuidas dc oslos rios. Encininlraiiso lainbieii en oslas ai- cillas y arena del periodo diluvial muchos liiiesos de niaini- leros, como por ojeniplo: Bison anliquus, Eqiins americanus, Tapirus americanus. Eleplias amcricnnus, Masloclon (jiyan- tens. Megatherium mirabilc, Megalonix Oeffersonii y iVijlo- duni Ilarlani. En los lerritorios al Norle del grado 41 de lalilud, la forma- cion diluvial de arcilla y arena esta recubierla por olra for- macion de cascajo, bloques erralicos y rocas islriadas y pn- linienladas, que corresponden a la niisma epoca jreologica. Esia I'ormacion, que Agassi/, h;i llamado /orwoc/on de hielo por la inlluencia y la accion que el hielo ha ejercido en el Iransporle de aquellas materias, se encuenlra estraordinariamenle des- envuella; recubie lodo el pais, y muchas veces con unespe- sor de 800 pies. En la California y el Oregon se esliende mucho el cas- cajo, recubriendo lodas las rocas de los valles de la Sierra- Nevada y de las sierras 6 monlanas coslaneras, y en su seno estan encerrados los ricos deposilos auriferos de El Dorado aniericano. Se encuentran ademas, cuasi por lodas paries de la cosla del Oceano Pacilico, los anliguos limitcs del mar, si- luados a GO y 100 pies mas altos que los actuales. Formaciones modcrnas. Las formaciones acluales proceden en America en una grandisima escala. Toda la peninsula que consliluye la parte meridional de la Florida consisle en corales que conliniian vi- viendo y reproduciendose en los bancos 6 bajios de corales de la Florida. El celebre Luis Agassiz, cuyas invesligaciones y cuyo nombie perlenecen hoy dia a ambos mundos, es el |)rimero que ha reconocido y que ha descrito esla formacion actual de la Florida; 61 ha marcado y sefialado paso a paso la marcha secular de los corales, dvj^'que manera cjeculan su labor estos innumerables y activos operarios del Oceano, siendo los conslruclores de aquclla mullitud de islas conoci- das con los nombres de l&las de liei) y de Mangrove, y la 310 lioira firme 6 parte del conlinenle correspondienle a la FIo- liila. El rio Mississipi, en sus inundaciones anuales, dcposila gran canlidad de legamo y loda clase de despojosen las ribe- ras ciiando se reiine con el Ohio; formando ademas un inmen- so delta en su desembocadiira. Este delta avanza cada vez mas en el goifo de Mejico; y las actuales costas de este golfo, desde el lago Pontchartain hasta la desembocadiira del rio Grande, se van formando por las inundaciones de losrios que las alraviesan. El Rio Colorado de California forma lambien un delta en su desembocadiira, y ademas da origen a dunas arenosas en el desierto Cnliforniano, que en las inmedia- ciones del rio Mohave hasta cerca de los picos de las sier- ras, se elevan a una ailura de 5 y de 6.000 pies sobre el nivel del mar. Rocas enipiivas y metanwrftcas. Las rocas cristalineas, volcanicas y metamorlicas ocupan cuando menos la tercera parte del terrene de los Estados- Unidos y provincias inglesas. Constiluyen en su conjunto los puntos centrales de las Cordilleras, determinan el relieve del pais, y separan las diferentes cuencas hidrograficas. He di- vidido estas rocas en tres grandes grupos, dislinguiendo cada uno de ellos con un color particular en la carta geologica. El j)rimer grupo comprende el granito, sienito, porfido, gneis, esquisto niicaceo, etc. Estas rocas forman toda la costa me- lidional del Labrador, la Sierra-Laurenlina, la costa septen- trional del lago de Huron, y la mayor parte de la costa sep- tentrional del lago Superior; conliniian despues por el lago Ueiny, el lago "Wood y lago AV'innipeg, hasta el rio Minascii- priferas en la region polar. La parte orienlal y mas de la mi- lad de New-Fundland consiste en rocas granilicas; y lo mis- mo severiQca en la isia G'it)o-Breton,y en toda la parte oriental deNova-Escolia. La cordillera de Nuestra Senora, en el distri- to de Gaspe, es una formacion cristalina, enteramcnteaislada, asi como otras dos 6 tres que se encuentran mas al Sud en la provincia del Nuevo-BiunsAvick y en cl oslailo iMaiiie. Ciiaiuio se enlra en la parte soplentrional del eslado de New- York, por el rio Chaudiere junio a Quebeck y por Bangor en Maine, .se encuentra una ancha zona de rocas volcanicas y melamor- licas, que se esliende por casi todos los Eslados de New-York, de New- Jersey, de Maryland, de Pensilvania, Virginia, las dos Carol inas, Georgia y Alabama. Esfa zona encierra en si la Sierra-Verde, la Sierra-Blanca, la Sierra de Berkshire y las Montanas Azules del Alleghanys. En el pais al Mediodia del logo Superior, y en el Mississipi superior, existe una rauy grande y estensa sierra forraada por estas rooas. Finalmenle, al Occidenle del Mississipi, en las praderas del Fernen Occi- denlal, se ven cinco raasas separadas unas de otras, que cor- ren lodas del 0. al E. y estan formadas de granilo. La mas septentrional de estas cinco masas se encuentra no lejos de la ciudad de San Luis, en el Misouri, otra va por Little- Rock en el Arkansas, la 3.' se encuentra entre el fucrte Washita y el pais de los indios chactaws, la i.^ es conocida con el nombre de Sierra-Witschita, y por ultimo la o.^ yace al N. de la ciu- dad Frederickburg, en Tejas. En las Montanas Pedregosas, en Sierra-Jemez y en Sierra- Madre, las rocas cristalinas no tienen gran importancia; solo se presenlan pequenas fajas, cuya anchura varia entre 14 y 15 millas, y que se hallan con frecuencia interrumpidas a causa de los sedimentos que las recubren. En la sierra de Mogo- yon cojen un espacio mucho mas importante, y se unen sin interrupcion con las rocas cristalinas que constituyen todo el inmenso desierto Californiano, el valle Grande, la Sierra-Ne- vada propiamente dicha, la Sierra-Shasty, la Sierra-Costane- ra y la Sierra de las Cascadas. La region del Oceano Pacifico esla constituida en mas de dos terceras partes de su estensioii esclusivamenle por granilo, sienito y porfido. El segundo grupo de las rocas cristalinas comprende el trap y las dioritas, las cuales ban aparecido durante la sedi- mentacion do la arenisca roja moderna, en estado fluido, es- tendiendose sobre los estratosde esta formacion, sin ocasionar en ellos grandes trastornos. Estos traps contieneu muchos fi- lones de cobrc nalivo mezclado con plala nativa, asi como 312 iJimbion oxidos (ie cobre. de cine, de plomo y olios varios. Las celebres miiias de cobre del Ingo Superior eslan preci- samcnte en esta clase do rocas. Se encuenlra el Irap euprilo- ro en la isla Magdalena, en la cosla seplenlrional de la bahia de los Calores, en ambas riberas de la baliia Fiindy, en el valle del rio Conneclicul, y en los valles de arenisca loja nio- ilc aiiiii tambien la liil'luli dc la liliirgia nin-.MlMiana. 310 • roiliijo el Algebra en Eiiropa el siglo XIII. EI capilulo XV del Librr abaci de Leonardo Bonacci se (iliila: Terlia pars erit super modiim al- qehrm et almucabatce, principiando de csJe modo: Incipil terlia pars dp solutione quarumdam qucpsdonum secundum algebra almucabala>, sci/iret oppositiones et restaurationes. Cannaci (siglo XIV) solo se sirve del pri- mer nombre: Bagionamenti di algebra^ y lo mismo Regionioulano en el siglo XV. Luca Pacioli (1494) usa pcncraimcnle ambas palalras, ar/e di algebra ed almucaba/a, pero ya forma el adjetivo algebrdtico. Despiies ra siendo mas raro el segundo nombre, 6 el de almurabala. Cristobal Ru- dolf, Stifel, Cardan, Gemma Frisias (1540) iisan linicamenle la palabra algebra. S^n embargo, la de Gosselin (157 7) tienc el tilnlo: De arte magna, sen de occulta parte numerorum, quce et algebra et almucahala vul- qo dicituri no habiendo noticia de obra alguna mas modcrna en que so hallo el segundo nombre 6 almucabala. Aun estuvieron en voga algunos otros titulos. Bonacci, Pacioli, Stifel, Cardan, por ejemplo, considerando el algebra como la parte elevada de la arilmetica, la llamaron ars magna (arte mayor), por oposicion a la arit:- mctica ordinaria, ars minor. Esta denominacion no paso al parecer los Alpcs, y desaparccio despues del ars magna de Cardan (1545) (1). Hay otra denominacion de origen arabe, que llego a estcnderse mas y tuvo mayor duracion. La cantidad incognita se llama schai (res, ali- quid) cntre los arabes, y el cuadrado mdl, possessio, opes. De donde intro- dujo Bonacci las paiabras res y census, tomando el algebra el ti'tulo do ars ret et census, 6 simplemcnto ars rei. Esta denominacion ha subsistido mucho liempo fuera de Italia; y cuando en el siglo XIV, desde Guillermo de Lunis, principiaron los malematicos italianos a escribir en su lengua nacional, adquirieron formas italianas las refcridas denominaciones. La in- cognita tomo cl nombre do cosa6 cossa, yel cuadrado el de censo, 6 zen- so mas comunmonte fuera de Ilalia, palabra al parecer la mas generali- 7ada en dicho reino hacia fines del siglo XV. Asi que Pacioli, en su .S'uTn- ma de arithmelica (1494), hablando de los diversos nombres del alge- bra, dice que el vulgo le da cl de la regola 6 larte della cosa. Luego se latinizo csa palabra italiana, ars cossica, ars cosa'. Gemma Frisius, en su obra yirith. practica (\ 571), dica: Per regulam cosa: sivc algebrm (pag. 81, 105, 110 y 112). La Coss aparece en Alemania entiompo de Cristobal Rudolf (1524) y Stifel (I5r)3). La incognita recibio tambien el nombre b.-lrbaro numerirT cossicus. La palabra coss se sosluvo con las dcmas en el siglo XVII y (I) Casi piiclc (Iccirsc qiu lia rcMicilndo en nurslro^! Jlas. ^Igehru sup.; rill fiipi'ririr. aim en el principio tlcl XVIII. ISic. Relniari Ursi Dillimarsi ariihmedra analitica, vulgo cossoder atgebra. Fran. a. O. ICO I, eii 4." Jritmriica philofophica odcr Shone nene und I'oli/gffjnindele A'uns- tliclid rechnung der Cofs und algebra. ]\ttriibtrg, 1007, en folio. Esila palabra dcsaparecio do las obras clasicas liacia fines del si- glo XVII, escepluando la sii^iiicnle oLra. Cltristman, ars cosa> promota,- Francfort, 1813; el mismo Cardamis sufvus sive de functionibus cosm reso/venlibus tractatiof Slultgard. jOri ginalidad bion insulsa! Viela dio el paso inraenso de susliluir los cocficicnies numdricns con letras, designando con el nombre de species dichos coeficienles literalcs: de aqui la division de Algtbra numerosa y algebra speciosa, que lia dii- rado rancbo tieinpo. De olra palabra cs tambien deiidora a Viela esia ciencia, que subsisle todavia, y so ha adoptado generalracnie: la de andlisis. La obra de este aulor setitiiia: In arlem analylicam isaqoqe (15.. ) En IfiOl aparece ya Reimari Ursi Dithmarsi arilhmelica avalilira; liicgo Jfarrioti arfis ana- lyticcp praxis, London, 1C3I; De La Hire: La construction des equations analytiques, Paris lC7 9;y olras mnchas. La denominacion que caracteriza raejnr la e^cnria del algebra es la propnesla por Kevvlon, aritmelica universal, Porquc, coino dice Descar- tes, convertido en nx'ime.ro el espacio y lo raismo la fuerza, ya uo hay mas que una ciencia; la arrtnifVjVa considerada en su iiniversalidad. —darta de la monarqm'a austriara En la sesion del "29 de noviern- bre de 1855 celebrada por la Academia de Ciencias do Vicna, prcfento Mr. Hacdniger a la seccion, la primcra lioja dc la Carta de la monarqvta austriaca, ciiya publicacion ticne emprendida Rlr. Sclieda, capilan del cuerpo imperial de Ingcnieros geografos. Dif!ia hOja (la n." I 1 de las veinle de que conslara toda la obra) liene por punlo cenlral la cindad de I Milan. La carta se halla levanlada en escala dc jyj";,^;^' siendo cada hoja suya de O^jSO de largo, por 0'4i de ancho. Su altura total es de 1°',1\. y su longilud es3"',08. La publicacinn se hard dando una hoja cada dos ineses. La rcpelida caila cs la misina deque se ocuparon MM. Hacdni- ger y Pratsch en un informe que dieron a la Academia en IC) dc agoslo de 1849, raencionandnla como la mas a propwiln para servir dc base al trazado geol6gico de lodocl imperio auslriaco. Los malcriales so ban ido reuniendo desdo hare algnnos ahos, raeiced a los esfncizos del leuieiile general Mr. Ilauslab y el capilan Mr. Sdieda. N." 6.°-REVISTA DE CIENCIAS.-/Mmb 1856. mmm exactas. -— ♦■>sk3kX^-C-€^^>*«- — ASTROraOlIlA. Descubrimienlo de iin pequet'io planeta, el 40." de los nsleroidcs. (L'lnslitut, 9jK ' ^"'"^'-Wes a 468 Mientras que dos de nosolros mediamos aquellas altas i-e S'ones. elotro, acompanadodel Sr. Botella, sedirL e Pe- nagolosa haca la orilladel mar, para estudiar alh la cons i- 27d™i:i" I *",'!,",'""'"• '' """0""'"' barometre. El d a de PS It "'"■'"• '"""''' '' '" ''^''"'^ P»'- l-i me- Is la de hs^Hn'™- f''"''"^^'^"- f«P»Mo mucbas voces rs!Vs'r„';i?b:t """"'' '™" "'"'""'» ^'" - Hacia dicha parte ocupa con frecuencia el literal del Me- 336 dilorraneo una faja bastanle estrecha de lerreno lerciario, compueslo decaliza lobacea en forma de brccba, con sus fosi- les de apariencia lacustre, e interriimpida en varies piinlos por las calizas cretaceas que forman eordilleras paralelas a la cosla. En unadeellas esla siluado el convenlo del desierlo de las Palmeras, cerca de Oropesa (llamado asi en razon de la abnndancia del Chamirrops humilis), y donde Invinios la sa- tisfaccion de hallar el recuerdo, que conservan aim vivo los monjes, de la visita que hicieron MM. Biol y Arago al prin- cipio del siglo, cuando se les envio a Espafla para medir un areo de Meridiano. Tomamos la allura del punlo mas elevado de lacordillera, el de la capillade San Miguel, que fue la resi- dencia de nuestros celebres corapalriotas, y luvimos el gusto de ver que coincidia con lasuya de un modo baslanle exaclo (722 a 72G melros) (1). La Cordillera de Peniscola es algo mas baja que la de Oropesa, teniendo solo 584 metres en el alto de Campa- nillas. De Peuiscola fuiraos a Valderobles (punto en que habia- mos de reunirnos) por Resell, que esla a 472 melros, y Herves a 733. Al cruzar la parte septentrional de la cievada mesela cretacea observamos las acotaciones de 973 metres para la Muela de Bel, 1189 para e! Col del Infierno, y 1103 para el pueblecillode Castel de Cabres. El lerreno lerciario divide el levantaraienlo general del pais, pues que al Norte de la re- gion cretacea, y en el limite del valle del Ebro, llcga a te- ner 907 melros en el caslillo de Monroyo, y 959 en el alto de Rafales. Aunque proxima al mar, segun se ve, se sostienees- ta region a una gran allura, especial mente cerca de los cele- bres Puertos de Beceite 6 de Tortosa. Con efecto, el monle Ca- ro, que dominadicha ciudad, liene cerca de 1450 metros. EI Ebro entre Asco y Garcia, y luego enlre Miravel y Cherta, pasa sucesivamcnle por dos desfiladeros compuestos de arenisca roja y caliza magnesica, en que hemos ballade los priraeros fosiles de muschelkalk conocidos en Espana, a sa- (l) Memorial da Depot dela Guerre, lomo '1." 337 bei', las Myophoria IcBvigala y curvirostris, el Myrtilus edu- liformis, y dos especies.de CeralUas afines del C. nodosus. Desde el Ebro a Barcelona cruzamos en todas direcciones la Cordillera quesepara el mar de las grandes planicies del Ebro. El terrene terciario adquiere alii alturas de consideru- cion, ya en capas inclinadas ya horizonlales, corao en Mon- sant, que sube a 1065 metres. Une de los pontes mas elevados de la Cordillera de la costa entre Tortosa y Barcelona es el Tesal de la Baltesana, encima de Prades, donde la arenisca roja Uega hasta 1200 metres do altera. Concluiremosestas notas llenas deniimeros, y que tal vez parezcan muy aridas, con la medida de Montserrat, distanle algunas boras al Neroeste de Barcelona. El punto mas alto de tan pintoresca mentana, llamado Miranda de San Geronimo, nos die de 1212 a 1222 metres, y el cenvento (su primer pi- se) de 703 a 71 1. La diferencia de nivel es de 500 melros per lo menos, y facil esapreciar la verdad de lo que deciames ya en 1854 sobre la abundancia de brechas y cenglemerades en Es[)aua (1), observando que unas rocas de dicha naluraleza correspondientesala epocadel terrene terciarie medio, y que se apeyan en las capas numulilicas, ecupan en capas pece inclinadas los 500 melros que forman la cuspide de Men- serrat. (l) Bulletin de la Societe Geologique de France, tomo 11, pdg. 693. TOMO VI. 11 338 © a a u ft <9 a 0 ea cs ^ s A a m f~. n »< pq ^ o a a CS a 3 t< s > 13 (H ra fl IS VS. 0! — a s.s 339 -^ a S es Oh -a ee « =■ 3 ^ ^ o <=■ c = ■= ira •* i*= " =5 ev5 to o -§ l^ « g g in rio que tre Taj edente rio mio i O f2 o 00 •§ a o en £ o no tercia aguas en ium proc no tercia 13 a a es o £-§sg '3 a a a p— < IS O H « H H 2 13 13 •5 a •J a) '» re o rs o o m g 'eS *" .. » J- S " £n3 •rs re re A •rs to « ^^ re o 0 a B *» = g ^ o 2 « „ fc O ■? ?. O g re o — -r: 'S o t! tn re — .2 a -I •^ >i re ^ .2 re .2 o o re r- Xi c. = ^- a ) TO — — > '-' -re fM a a a a a .£J '5 O O O OJ U " 'T3 '^ "^ '^ 'O O O r- ^ r; re o « -re CO o "^ fe^ £ O H H -s; a ^ o c> o OS, t. «2 40 t^ o a. tJ3.2 a o S g M > > _! H g m o -. 340 fc P3 o H "o >-, bO f- > o V t/J y •a- 6 "v <= < .'a to c a o t2 i^ .-=: S .— ^« o " " fe i s "^ >— a "o O ' -3 o .5 "s ^ ^ S « •5 s a £ © 1 .2 £ I 'g i i . 1^ H O H 1^ h:; ►^ cj o i: a ■q|.)S -JciM 4 pup cjponi BU[^ O CO o 00 — ■,:= ». I- a) c: c; « « a O CJ H H »^ oc to «»• C^ t^ ^ ITS cr> ;£ o e^ Lj OS - _: to t^ c< 00 OO t^ C5 c^ e-i oo t^ IM l^ to CO o »« cc CJ CV to 05 c< O p £ a t- Bo ■— o C o — ; ,j ^ t* p3 a K ■< H „ ~j a o o s 341 CO -.J 3 rt -3 o -5 fco 1- 3 ^2 fc. '^ <5 cj o .2 cs « .2 • h< it: o h «> ca M HO H a fc. r; 5-' ^ « S S U3 a .-3 O rS -3 _3 o S o '" .2 -S .2 o .2 « re t- -2 o .— ■a 5^^ a g H « H 2 ^ ^■^° o -: o = o .2 "« § 5 crciario aliza ter eocotnia 3 -3 a 'a o o n CI « re "o ft S H O S 1— 1 a H f»5 •=)• 00 -o ~* «- in 3 ^ 1-§ C5 CO ■* »H 30 CO »-< i^ -w L-r C5 i^ CO -q" » «o -3' =s -a" in ;o TO W5 c* CI CI c'3 •- .2 3^2 s o ^ .. - a a 13 :^ 73 ^j hJ U H w <- > W -3 a i: S a _H "J f; o. g «^ « ^ :::3 i; =J « fa 04 !2''o a re .2 3 § g a <1 K « S Ck =3 S (5 "^ si I.O 13 -^ § a il « —5 2 W • 'C ^ « ,/ »» »: .2 ^ S o (- * 2 " .« " as .2 t- o .2 a © 2 -2 o E tn f- re .2 re re -— o fl -3 S-. o j; o (-1 ?; a « en "W re 00 'o o , t>> 2 a p: .2 a O n3 re — o ^ ^ -2 J3 t^ '^ O ■" >." ia| o 5 ^ t-l HH U •a s a «e re t< "^ C re ° -S *^ .2 u ^ 2 en V3 f? «j ti "S '3 'en re ^re ■re Id '£ -S -"2 re re '-i re fc- .y o •^ o K re g ^ -re H re re re .2 =* 5S "' "" .2 .2 re ■ a o N a re "aj E?„ tn fcio re ■,S '0° -re 'qj -H ^ -jj (- » re .^ -«* fH U h^ -JBl\l ^ pup -RfV 3JJU3 cipaoj Bn(] >* vj" 00 »n c o •»" e-i e-j in ■»< r^ es CO v:j< es ^ ^ •J»iv1««Oco0000l>.M •pijpciV o o 00 ■»- ^1 »n 5 c« CO «* e-< ^ « ointst^asccoeo C»«SC»t— C0«l<<0»f5 lO-sJ't^COOOOOt-CO k2 « _: O •^ .s :s re re 5 re re • re ■ re re • I a ® "2 rt're 3 - I g U cc U O *«! 1-3 343 ^ ® ® '3 a, o ■" o g «^ 1 o " 22 S — 3 fl « «^ to .2 en s> M ^ -o a .2 ■-" •— a ,2§ t- o 3 i ° << 2 !>. 13 a '5 «s o a o .2 ■« « S o* _ *- o -2 a %H « « £ fc- « :2 -2 g re tc ^"re « § oS2.§.2^"S .2 S a - 2 .2 a.i; S a H a ^ J .2 a ua-4! S •S.5 £ & 2< 'S N .2 o £ S '3 s • « S 2 S .2 ^ 2 2 — o a S "•* 2 O tn" a ■g c3 o a a SCO o, tn c3 « —I re o CO « fc 3 " a^ « s o o a « c 55 to S ^ o re "H re S ■^ 2 ^ ^ .2 " - a -a a o' U p h< Eh -< o= o S M CO OS «i K5 40 C4 ^H to e^ »<5 C» ^ t""» CO o^ •»H »« C» ! a 'o 2 a "3 o p^ a S b .; a « s ,£3 — CO Ph < a 3 = ^ — ;re'a£ &H 2 ~ b ® — « re .S < > CC P4 344 o. ,-> — a a 5 " i a e^ "c , — < u na o .N ^ t« £; 2= « 3 ^ .2 c s >« 2 '3 .2 « rt .S fc- o iz: "^ t- " (y o rt « ^ H Q CJ H a a "I g g aJ « £ S 3 •B||3S -JBIV .1 pup e|pom v.u{] •pupBIV JO — ec m >rt in »* ■»H 05 c- -* «0 00 00 (X, O fri re "« a « S o ^ S i! :;3 ° o ° ■- > -a) > g uSa :J45 3 3"^ S i "" • u • o • ^~x , ^d o o o — ' o a ^ a ^^ 5r. 3 a 1- n c a > c 1 -v E s -a c r n 1 o o a "a .2 bp Si a "3 2 « O rt 03 .2 « "^ ^ ?5 ga:> 2 a ^ " J2 rt a 2-S — — • ~— < H ti, 5jt-^-3:T3oooo« i&H W U UP3 oa u .2 13 3 o c 3 346 . — < •.:3 CO Sou" -« re -o re o T3 o « o -o tn 43 CI a o o O 43 o re « M re «) f» o h «J t. •re 43 O ■re OJ 13 O o 43 o a 3 OJ re re "w! s- '"~' re ;h S 5 " ?= 2 ^;>>fe « lO oo i s z t -- * 2 z; 5 < ^ « J 2 fcj u 5 = J OS Q " •cijos -JB|\ A pijp -BI\[ aj|uo ciponj uu,] U CJ -< u o H+:: •pijpuiv "^^co CO CO ect^t^oooc-'^'scoom O-re a a o ~ re ' ■ 2 o ~^ I— 1 o C3 ^n "-r" rt n o _ - „- P^ o o o — o o s ^ o •< ■< o cui g fa g; g ■< u u tia g u-^ I— IP— II— lUi— (I— ihhi-hH Oi-sUCJm lO — I -^-i fO O fO ^ C^ C5 CO CO o* *— c^ n 00 >ft -* iro e-i •«-i C4 to CT! 00 W3 o* »^ o ^ M 00 in o" ^H c «o c<5 o eo CO OS "H c< ^1 '^ a> cc 00 oo to -J!" o ►« -. cc en .2 JS rt e3 o "o "o""; .2 " <« — I H »-| tn .22 « o r c «J S -- CJ .2 k-i --' o _ - ''-§ § a S-o .2 -S « 2 9 o « -5 5:S 2 O g rr-i C3 03 W «« _^ g a fS 2 "g « ni >-* 0-i h^ CL| ft, eg = g.^ t^rea-^'^csfcigj^ais go ■< O gLi g o ;:3 O rt « ^ '35 o J^ "^ g O W g ■< a 348 .S -2 w 2 -w a t^ N OJ !^ S S s := =: « 2- ■= " s t. « a o — > S g S aaaaaa^&caM 1— (I— (t— II— I)— (1— iHOi— iH^ a K t>% 13 > C8 o '^H '3 .2 2 !3 =^ ,-; 0) o re s- 0) -§ t. ^ « £2 3 a< O) ■s-f S be bD-= t* u t: H a «- « o '5 re « g O hJ iJ H U|pS -Ji-IM A p!j[. -C|\l OJtUO Rip^m nfir] •pupi'lV o re n P„y2 iS .2 © re c "^ = aj f-c fc< o 3 -« S ^ a re re ,^ .a .S e- CJ a W ia< ~ a 349 QJ "^ c ce ■n OJ ns Id OJ 'O a< w bn 4W — ;s aj a. >. = iS^'C ^ S- be— -CB <0 ^ — ass-' •*^r3 'T3 00 O (^ ! C< 9 n « ~ '=*'G re ^ s »- •- = .j; o ;= t- "- r; o '3 s . — « o «J S « ., a ^.2 re o Q s 1) ^ re .2 b 2 -1=5 — h ^ b .:: (U o O h E- H Eh H 1= o II s = ■s w pq . re i re H S .N g g S ic to ro 00 —. ^ CC C» K5 OO to ^ '^ ^- -^ r.-5 ■= O <* 03 vS< CO OO •X' 1= 1^ v* C: -^ CO c» U5 «o r^ c< ira 'O -jf in m »H fo t^ , ^H ■»H — •<-ioo)n lo t^ t^ c» H 1 f! ■ .X 'a. 1 a re o re a a _c a. 1:2 re c re ^ a re ~ i: jr> J::; V" ^ re re o ~ s a 2 "^^ 2 o a • g M i-j PC u H a G £ H (S s a: -§^ s 5 o H S eq 350 Qi X) -o i en .2 o a o,-< >^'S 3 cs u a O o a » a ?; -a o re re ■£ .2 'S N re ;-^ ^;^ „ , --; w o S re C3 « S H h^ H W a • CO a O .2 s~ a CJ n £ = a .2 a ph o re ^.5 ^i f-s ScS2 re g i i£ i i C '"' 5 < -S -Ji'(V i piJp -c|\i ajju.j Bipsai par) »n — " in •»-i oi o «x; «o CO ■•") t~ t^ es ro -. »0 •pijpBlV C»Ti (T^ <* SO t~ O 50 ■»1 ■rt -* «« -^ in SO CO « c»5 ■« in CO m c I--, m oo O S • -a fa o t o -a u o 6 c« ^^ t- O cB re ^ «3 ^ ^^ O W U S CJ < 351 ^ h o •" er o g o 3 « re ^ 13 O P re 13 « re a rO P ■^ a re 4^ re P p p re 13 P^ ""* re 13 TS re « p be O" P O u ss P a en _re .2 re re ^ 2 a O re u «J (- re ja re re be o o 1 ^ p P re 2"o' '3 u re CO P 2^ = re -5 re « re't^fe be ^ a 2 - " o •= P be-- „ '^ re p a be--" tn o • " 3 p o « s- oj o *; p^ O Ph h:; 3 1- o e^ o 0» 00 00 00 n <=• -^ o O OS Cl 00 n CO CO in 5 silui illas 1 y are n de "re a re re itica. sica ( ica. ino n o a p y cuarcita enas y arc s molasas inmediacio o _N 'C o p o _re re re _u a u '.13 CO -re aliza numul aliza magnd olomia Irias erciario mai a o a re re fc- re i~ re o < ^ ■< to •^ eo OS CO CO >n e-i «=)< ►^ to ITS C5 to 00 c-\ C* CO o= 00 CO CO CO CO CO lO in c ^« CO o »* CO OS CO CO c to CTS to 00 C-* ^^ p X -S re JS, o t; o IB ,2 o O Ph H W g U S ^ ^ i^-^ o o ^ S 13 Uco wC* is re "^ P a o'S J2 S tn a, > > 352 M * w g I « 5 = c =: g ^ S re a H ^^ 0) 6 ^j t-- „^ re 0^ ,:(i bu > ,^ ^ 'r^ 1 ai ^ « .a -; o o In r >" '^ B -= Ji ^- »- C c« H- g £ tJ re - " re re »o o — (- .2 , re " "" tJ3 '.5 p re "^ fcCc r ♦- •- re CO W WO fO ■» — fC o ^- re „_ :s "re "° S S o ■" ii S re 1-3 " ~M re 4^" fc. o « CJ U H o -3 U CI o ^ .- o » S U > u> ts en c< o u (h O 353 2 OB a ^ "* o bJD— I « .Si •-a 53 5 ► TO O "w « o « a E-i ^ 1-1 00 M o CO »^ ■=> e^ c»s to »* ^H vj< •* •f w 1 1 o» •* 00 CO e^ n V|< VJ< TH CQ • -^ Wfic So t> fi S fe (2 TOMO VI. 23 Variaciones de la densidad de la nieve segun el grueso de la capa caida en elsuelo, por Mr. Jeleznov. (L'lusliliit, 27 diciemhre -1833.) Mr. N. Jeleznov ha hecbo una esperiencia cuyo objeto es medir larelacion que hay enlre la allura de la nieve acumu- lada en el suclo y la canlidad de agua que contiene; 6 en olros lerniinos, la variacion de la densidad de la nieve se- gun el espesor de la capa que forma. La esperiencia se prac- tico en Naronovo el 3 y 4 de abril de 1835, y se reduce a lo siguiente. Por medio de los hordes cortantes de un cilindro de hoja de hierro balido de O^.BS de diametro y l-,33 de allura, cerrado en su base, se corla una columna de nieve hasta el suelo, haciendo lo mismo en su parte inferior con una hoja metalica, volviendo Uiego el cilindro y dejando derretir la nieve. Los mimeros obtenidos en seis esperimenlos hechos como acabamos de indicar son los siguientes, dandose las me- didas en pulgadas y lineas, tales como las estampa el autor. Rclacion de las al- Altura de la nieve. Altura del agua. turas del agiia y de la nieve. Puli;ad,is. Lineas. 1.. .. 30,00.... 96,00.... 32,0 p. 100 2.. . 25,40.... 78,80.... 30,8 3.. . 22,80.... 60,60.... 26,6 4.. . 18,40.... 45,50.... 24,7 5.. . 11,10.... 21,90.... 19,7 6... 5,12.... 8,90.... 17,4 Tdrminos medios. 18,83 51,87. .. . 25,2 En este estado se ve que la densidad de la nieve ha va- riado desde el sencillo al doble, con respeclo a unas alturas de nieve que ban variado en la relacion de 1 a 6; y que por lermino medio la densidad de la nieve que cubria el suelo en el lugar del esperimento a principles del ultimo abril, era equivalente a la cuarta parte de la densidad del agua. Las referidas esperiencias ban venido a confirmar aderaas una anomalia de cierla importancia para que deje de 11a- marse la atencion sobre ella, puesto que prueba cuanta es- posicion hay en oblener con los pluviometros rcsullados erro- neos. Efectivamenle, la tabla manifiesta que la cantidad de 335 agua produclo tie la nieve derrelida ha sido de 51,87 lineas. ciiando la cantidad de agua marcada por los pluviometros del misnio parage desde el 28 de novierabre de 1854 hasta el 23 de marzo de 1855, no asciende sino a 34,71 lineas, es decir, 17J6 lineas menos que la contenida en la nieve que cubria el sueloel 4 de abril. ;,Qae seria, pues, si sehubiese anadido la cantidad de agua que ha podido embeber el suelo por la filtracion, y la que se ha perdido en la evaporacion?Era ya rauy sabido que los pluviometros no pueden dar sino resulta- dos variables, inciertos, y dependientes de multitud de causas variables tambien en si mismas, entre las que debecontarse la direccion del vienlo, el estado higrometrico de la atmosfera, la lemperatura, etc.; pero no es iniitil citar los hechos que prueban hasta que punto debe procederse con reserva cuando se trata de sacar deducciones de datos tan poco exactos. REAL OBSERVATORIO DE MADRID. Mcs de mayo de 1856. BAROaiETRO. Altura media maxima (dia 2()) minima (dia 15) Oscilacion mensual .•= . , maxima diurna (dia 19). minima diurna (dia 16)., Pnlfradas in- slesas. 27,709 27,979 27,429 0,550 0,192 0,024 Milimetros 703.798 710,651) 696,686 13,970 4,877 0,610 TERMOMETRO. Temperatura media maxima (dia 27) minima (tlia 1.") Oscilacion mensual maxima diurna (dia 28). minima diurna (dia 24). F^ihr. 64', 3 89,5 37,1 52,4 28,1 4,7 14°,35 25,55 2,26 23 29 12,48 2,09 17",94 31,94 2,83 29,11 15,61 2,61 PLUVIOMETRO. LIuvia caida en el mes. . . 3,35 Milimctr 8,51 Manuel Rico y Sinobas. 3o6 o r JZ en ^ ^ in Ci3 \ EplfoD ] -oj cnSf ap pcpnucf) CL- ^ ^^ / -8301 p 5 in ^ , na BZJsnj Eoiixyai ns rS 00 a t^ M ■^ o H 1 / T o^ o > 1 -njuana -3JJ seal noioaoJip nv; 1 ■5f ks o ^ o _ \ o ei '^ "^'" (nnEavi a" •juo3 'aiic.l / sopB.iS na sjJCios soA" 2 s 3 -BJ so| op Bipaoj draoj. •JDCUIlBOa A 11133 1 'JIIBJ SOpCjS 03 S3UJ ■ lop Euiiniiu ■iBjaJmaj, o e^ t~ C> t~ C»5 C <=i Ci t/3 as Ml e^ cs" CO — < 00 c< e^ t~r in ■= t- O CI P5 H 1 ' l-ainB3a,< 11133 'n.iBj o m to O C5 lO O CO t-^ *)1 /sopBJo U3 rqJ3A B] Aap Bipani ■jiuadoiBX o' -^r" M cT •=> 00 00 cn"cr P5 -* in — CO 1 J -jninnBaa i -jaao B'jljBj SOpejS U3 S31U f |ap BiuixBtu 'jcaaclaia.L t~ in o ^ O 1ft cT to fo •C to CO t~ CI c^ to »- — 4D •«- •<- •jnniiiBaa i CD CS t^ C^ 1ft 00 to 1ft C •laa^ "Jiie.] sopRjS \ ua cipacu BJnjEjadiuoj^ to -^ •»1 to" co" <= 1ft — ^ C^ ^-^ OS 1ft -rt '■^" "*" t^ CO OO OS 1ft OS / -soj)3aji]]ai A e^ OS CO o / SES3|2ul SEpB^jnci 113 "* t^ ift o? 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OS »ffl c» t^ eo t^ CO t^ c* t- e^ t- oo 00 oo in eo to "-IO- ^lo*- =« ►-: ■^-oo*" "'.co'" J., ^ CS «a> en to OS in OS -<-, 00 CO OS *5(* c» t~ c-« t~ CA t^ |C. t^ es t- CA t- a a § s fe i a a 2 "t; ra o fi £ a: 3 M CO o «• « ^ «U , «-§ g a O -ID n 2 -1 B a w o «- o o O d « H CO Jos6 Lastres y jo la direccio 1 Don Antonio \ sares. fc- C3 O c« ^^ g o .s CIJ ,£3 ■s CI ■-S tU S C (L-T 358 C3 1 (JC 1 c O! t- "* S3 < •EpifoD -dJ vniv ap pepquBQ >^ ~2 ^■0 i C< c~< C<5 c« cu ^ ( "7" •SOtU |3 £ 5 5 0 c/5 .a.1 EZjanj cojiseoi ng ^ to to" i< kj ■" ~r o c M ■Is C^0 »:* > •ojaaiia 2 = . t». °. t^> -ojj scm uoi330jip ng S c^y O ^ vf 0 ^ G c^ to •luncovi ^ "1133 '-Jiinj sopc.rM 113 Eq,i3\' C| ^ Oi ffO t^ 3p cipaui -jcjodmaj. to fo" (tT O 1 1 •miin.niX -luso 'JqEJ =• (r» OS 0 to >* u> SopnjS n3 S0.IE|OS SOA -CJ SO] op E|p3UJ "Juj3J_ o c^ >ft 00 »lO «=■ < a> CO ir> t— Cl c-» t3 / jnoincai] L •)a33 H -4! '•Ji|Bj sopEjS n3 saai O O <3 O I- (S o c^ to ■=> t~ CO PS usp Bmiuiui ■}nj3diu3j_ CO C^ 1 1 S^ 1 1 Oi s 1 •jninnB3\i L -jaoQ u H J' JI]RJ SOpi!ji! 03 S3IU t ^l ^ O C-I 00 O OO €■<_ 0 l^ CO |jp Biii]xi:rn •jB.i3dai3j, •« «0 CO r^ t^ «*} -^ t- •«• '^ ^ t^ CO — •*- «5 -" ■«. to — ■" »^ C» -H •jnainE3a ■( •qri3^ ''Jqcj sopejS o_a» t^ C5 O «=_ — -oo fO_ t^ 0 CO .110 Eipatn BjnjBa3dai3x -^ == oo o ira -* to f^ to •»^ »." 00 tn ■« ^ ** ta — / ■SUJ13ITMJUI1 X ^^ .„ rs to fC CO ^- CO O fO •* »f» to o^ •0 t^ , sns3iSni SBpBSjnd ns ~i ifT ^-to' 1 oT == <=r O 1 souijop Buiinnu Ejn]|y CO •« t^ 00 Cl to to 00 0 to \ -sojisiiiiiiui .( iro in (M to «5 »* to /sES3iSu! SEpE^ind na '^o '^ t-T °icr »^o? 1= o J S31U |3p Emjsctu BJn^iY 00 e^ c> to c< to [ •SO.lJOCMIllIU i. SBS3l2ll| ^ *^ CO «j« ■»" 0 en tn to C= 00 to •^ in in 1 SBpcSpid U3 ,C jjj;.c B ^.^~'■ ^'t.t^ "Is^ "^ o^ ■ Epj3lip3J BjpSlU BanilV CO — CO to (r< to t^ 00 e^ to 1 a p^ O o ;_ K«2 |2 o - o - 0 <^ - o 5 § S o TUDELA VARKA, Victoria! Escobar. 2 a 9' S * II ^' '^^ "^ tin i:^ o vr-. ^ CO » Cd C3 &J> -C H- -S Ig C>3 =3 359 to 00 CO CO o es = s ' s o^ 0 ■n ffT -^ CO CO CO eo t~ O CO t~ (S ■= 0 «0 ■«* C9 »* CO 00 02 0 to t- es ■»- i^ es ■« to CS -rt eo i« c» co_t^ tc 00 »<_ t~ cT -^cT -^<=roo' co~ es oT in •»- us >- V3 -r. »n — t^ cc ^^ es vf ^ CO to CO o» <^. 03 v*< t^ C5 e^ eo es t^ CJ to t^ •!)< «o -< 00 es »^ ■»« CO t^ 1^ to °CO- ■^ «o" °lo" oo .^ o o t- •-. CS t^ CO r^ 1 es t- «* CO O Ol 05 to — CO 00 CO es i^ «o ^ '^ «^ «o ^ i-T o 05 »0 t-T 0 a t>. C-l tr. es t^ a o a 5 1 o ■« o ° ts '^ ctf P a !- C« 0 O ^ . -pS <=-© o o-^ ■^ -- to -TS i a:> O "3 « i s "s? fi'rt ■< S t. i 2 " s .2 ■»< 0 CO g " ert * CD cr> • d^ *a3 • __ -T3 .g ncJ S =3 S § "to C3 KJ} ■ CJJ CIE\'CIAS NATIRALES. — •♦* »■><■* ?f^.— N.» 7.°-REVISTA DE ClE^l AS. -Ociubre 1856. mmm ex4Ctas. — M<»®^-©«i«»*— OEODESIit. Determinacion de las diferencias de longilud; por Mr. Le Verrier. (l.'Institiit, ^5 /igosto <856.) Al analizar el escrito de Mr. Le Verrier nos proponemos de- cir en que consisle el metodo acabado de eiisayar en el Ob- servatorio de Paris, y que parece a punto de practicarse es- tensa y conjuntamente por los aslronomos del mismo, los ofi- ciales del cuerpo de Estado Mayor y los empleados de los te- legrafos electricos, con objeto de determinar las diferencias de longitud entre cierto niimero de puntos dela carta deFran- cia (meridiano de Paris y paralelo medio). Cuando se determino el ano 1854 la diferencia de lon- gitud entre los dos observatories de Paris y Greenwich, con- sistio esencialmente el metodo empleado en usar senales de telegrafia electrica para comparar los estados simultaneos de los pendulos de ambos observatorios. Daban las senales los desvios de dos agujas galvanicas, situadas en ambas estacio- nes, y puestas en movimiento por la accion de una misma corriente. Se observaban de la manera comun las seiiales, anotando el astronomo por apreciacion el tiempo del pendulo en que aparecian. Mas como no se puede contar en general con una exaclitud mayor de dos dScimas de segundo de tiem- po al apreciar el instante de una senal de aquel modo obser- vada, era necesario usar muchisimas senales para conseguir TOMO vr. 25 386 gran precision; lo cual no presentaba dificultad, puesto que solo se requeria cortisimo liempo para cada senal. Pero ocur- ri6 a Mr. Faye la idea de que hubiera sido mejor recurrir al metodo de las coincidencias para comparar los pendulos si- derales de ambas eslaciones. Aparte los detalles de ejecucion, queria Mr. Faye que se diera una serie de senales simulta- neas en las dos eslaciones mediante un pendulo de liempo me- dio, y que se observase en cada eslacion la epoca de la coin- cidencia de diclias senales con el pendulo sideral. De aqui se inferiria con fruto el estado respeclivo de los dos pendulos, porque se observa la coincidencia de dos escursiones con ma- yor precision que con la que se aprecia direclamente una frac- cion de segundo de liempo. ))Desde enlonces, dice Mr. Le Verrier, pensaba en regis- trar las observaciones de pasos por el meridiano, valiendose de un cron6grafo eleclrico. Reconociendo que la determina- cion del estado de los relojes por el metodo de las coinciden- cias seria un adelanlo para delerminar longitudes, me pare- cio que se simplificaria la cuestion si se pudiera escusar com- pletamenle cualquiera delerminacion del estado respective de los pendulos; y parecia posible lograrlo, regislrando enun mismo cronografo las observaciones hechas en ambas eslacio- nes. En principio no cabe objecion a este metodo, puesto que se verifica el registro por medio de un hilo eleclrico cuyo mayor 6 menor largo no puede oponer obstaculo. Pero en la praclica se tropezaba con grandes dificultades, que no se ban superado sino al cabo de muchos ensayos. Por esta razon no respondia a las apremiantes invilaciones que de varias paries recibia para determinar diferencias de longitud, y en especial de MM. Quetelet, de Bruselas, y Lilrow, de Viena. Aspiraba a que el nuevo metodo diera correctamenle las determinacio- nes. Creo que asi se conseguira en adelante, como lo demues- tran los resultados que voy a referir. ((La organizacion del Irabajo exijia Ires distinlos aparalos, a saber: 1.° Un instrumento de pasos en la eslacion de Paris. 2.° Olro en la situada al otro estremo de la linea. 3." Un cro- nografo y un pendulo sideral en la eslacion de Paris. »Como era facil prever que el registro de las observacio- 387 nes en un inismo cron6grafo desembarazaria al observador de estimar el liempo, y suprimiria ademas la comparacion de los pendulos, dando por consiguiente al resultado un valor dependiente solo de la exaclitud de los instrumenlos meridia- nos, importaba que estos tuviesen la precision mas rigurosa. Asi se ha hecho con el anleojo del Observalorio de Paris, me- jorando nuevamente la fijeza de la linea de colimacion, cara- biando el modo de observar la polar, y dando sobre lodo al instrumento grande estabilidad mediante cojinetes fijos. »En Irabajos de tamaiia imporlancia, que requieren sufi- ciente precision para no lener que repetirlos en adelante, era indispensable obtenej una prueba solida e irrecusable del valor del metodo y de la exaclitud de los inslrumentos. Lo mejor era instalar desde luego el anleojo meridiano, pro- porcionado por el Deposilo de la Guerra, en un punto del ler- reno del Observalorio; formar asi otra eslacion de prueba, unida con la primera solo por un hilo metalico, como en las operaciones definilivas; y determinar la diferencia de longi- tud entre dicho anleojo y el del Observalorio por el mismo metodo que se trataba de seguir luego. Debia conformarse el resultado con el que se podia deducir de una medicion geo- metrica hecha direclamente en el terreno. Al efeclo se ha instalado y esla en el Observalorio el anleojo del" Deposilo de la Guerra. »El Observalorio de Paris debia proporcionar el aparato cronografico. En una lira de papel puesla en moviraienlo por un rodaje, Iraza una punta de hierro divisiones equidistan- tes, correspondientes a los movimientos de un pendulo side- ral, y por la accion misma de esle pendulo. Olra li olras dos punlas permilen a los observadores marcar con puntos en la tira de papel, y por medio de corrienles eleclricas, los ins- tantes de pasar una misma eslrella por los diversos hilos de sus instrumenlos. Dediicese la diferencia de longitud de las estaciones, como se dira. Al principio se emplearon punlas secas que picaban el papel como en el lelegrafo de Morse; pe- ro se Iropezo con mil dificultades que obligaron a renunciar a esle medio, y a recurrir al regislro eleclro-quimico.)) Monlado convenienlemenle en el Observalorio el inslru- 388 mentodel Deposilo de la Giierra a fines de julio, y pudiendo servir el cronografo, bicicron el 29 y 30 del mismo mes MM. Le Verrier y Rozet dos series de observaciones de unas mis- mas estrellas, babiendose mudado los observadores en la se- gunda para evitar los errores personales, y volviendo el an- teojo el segiindo dia para anular el influjo de lostornillos. Di- cbas observaciones ban dado para longitud occidental del an- teojo del Observatorio respecto de el del Deposito de la Guer- ra lo siguiente: Julio 29. H''"^ "T^n'SiJltermino medio. -0'.002. 2.*serie -f 0,009) Julio 50. El anteojo del deposito estaba en situacion inversa a la de la vispera. l\ serie "t^SfS ! termino medio. 4-0',054 2.^ sene +0,059) Resultado definilivo +0,026 La medicion directa da +0,035 Error de la medicion astronomica +0',009 Asi, pues, la medicion astron6mica efectuada por igual me- lodo que si hubieran distado mucho entre si los anleojos, y sin aprovecbar su proximidad para comparar los inslrumen- tos, ba dado un niimero exacto en menos de una centesima de segundo de tiempo. «Este resultado manifiesta, dice Mr. Le Verrier, que disponemos de un metodo preciso, y con el cual podemos ya emprendery seguir con rapidez la medicion de las longitudes de diversospuntos de Francia.» CIENCIAS FISICAS. »*i*- ©^*-©** — FISICA. Sobre la determinacion de las alluras por la temperalura de la ebullicion del agua: trabajos de MM. Forbes y Reg- nault; por Mr. Loret. (Bibliot. UDiv. de Ginebra, diciemhre 1855.) Fahrenheit descubrio en 1724 la influencia de la presion almosferica en la temperalura de la ebullicion del agua. De Luc, De Saussure y otros muchosfisicosse ban ocupado suce- sivamentede la misma cuestion, sin enunciar terminanlemen- le la idea de que el termoraetro pudiera servir para sustituir al baronietro. Partiendo del principio de que el agua hierve a la temperalura en que la fuerza elaslica de su vapor es igual a la presion de la atmosfera, Wollaslon fue el primero que dio en 1817 la descripcion de un lermometro, especialmenle des- tinado a reemplazar al baromelro en la medicion de las al- luras. Mr. Jaime Forbes volvio a suscilar esta cueslion en un via- je que hizo por Suiza en 1842, durante el cual praclico mu- chas observaciones acerca del punlo de ebullicion del agua a grandes alluras sobre el nivel del mar. Al efeclo se servia de un aparato formado de un vaso de cobre delgadode fondo pia- no, soslenido por Ires pies raoviles y deslinado a conlener el agua hirviendo. La lampara de alcohol que empleaba como foco de calor, se compone de dos partes. La primera consiste en una especie de plalillo muy bajo, en el que se echa una pequena cantidad de alcohol a que so prende fuego; encima 390 hay dispueslo un pequeno recipienle compueslo de dos cilin- dros concentricos: el espacio comprendido enlre ellos contie- ne alcohol y esta cerrado hermeticamente per medio de un tapon, teniendo ademas en la parte inferior un tubo eslrecho que se encorva, de manera que su boca corresponde al centro del espacio cilindrico vacio. El alcohol que arde en el plali- llo produce la ebulliciondel que esla contenido en el vaso ci- lindrico; el vapor sale impetuosamentepor el lubo, se inflama, y da lugar a una llama vertical que va a dar al vaso lleno de agua y lo calienta con rapidez. Bastan dos onzas de espiritu de vino para que hierva en cuatro minutes una pinta de agua (un cuartillo proximamente). La venlaja de esta especie de eo- lipila que sirve de lampara, es que el vientono puede apagar ni desviar elchorro de fuego, pudiendo calentarse el agua al aire libre, sea cual fuere el estado de la atmosfera. Mr. Forbes adaptaba el termoraetro a la lapadera del va- so, y su deposito penetraba en el agua. Tomaba pues la tem- peratura del agua y no la del vapor, y es barto sabido que estas dos temperaturas no son enteramente identicas. El termometro estaba graduado de 185 a 212° Fahr. (85 a 100 del centigrade), y dlvidido en deciraas de grade, por lo cual se podian calcular las centesimas de este. Sin embargo, Mr. Forbes opina que no puede contarse con una exactitud de mas de ^ de grade; cuya cantidad, que corresponde general- mente a una diferencia de altura de 25 pies ingleses (unos 7,6 m.), es bastante en la mayor parte de los cases. Por medio de este aparato, que es muy poco voluminoso, Mr. Forbes ha hecho muchas delerminaciones del pnnto de ebuUicion del agua en diferentes alturas, cuidando de obser- var simultaneamente el barometro. Calculando luego la altu- ra del lugar de observacion (sin correjir la de la temperatu- ra), segun las observacionesbarometricas, haaveriguadoque las temperaturas de ebullicion variansimplemenleen propor- cion aritmetica con las alturas, y que cada grade de aumen- to de Fahrenheit corresponde a una elevacion de 549p,5 (301°',48 por cada grado centigrade). Esta observacion, por lo demas , esta conforrae con la de De Luc, que dice: Jle visto que las diferencias del calor del 391 agua hirviendo siguen una progresion armdnica, cuando las alturas del barometro se toman en progresion aritmetica. En efecto, pueslo que las presiones varian en progresion ij;eoraetrica cuando las alturas sobre el nivel del mar varian en progresion aritmetica, si las presiones varian tambien en progresion geometrica cuando las temperaturas de ebullicion varian en progresion aritmetica, es evidente que las alturas deben ser proporcionales a las temperaturas. Mr. Forbes advierte que esta ley no seria tan sencilla si se comparasen las temperaturas del vapor de agua con las fuer- zas elasticas; «pero, dice, cuando el aguahierve al aire libre, las presiones estan entonces exactamente en progresion geo- metrica.)) «Nunca he tenido, anade, motives para creer que ambas leyes deban ser las misraas; nuestra teoria acerca de los va- pores no es bastante perfecta para que podamos inferir de ella semejante conclusion. Ciertamente , no puedo menos de pen- sar que la influencia de la presion del aire en la fuerza elastica del vapor incipiente es un hecho que se concilia difi- cilmente con la teoria de Dal ton, relativa a la presion de los fluidos elasticos. Una cosa es determinar la tension del va- por en el maximo de densidad que produce agua a cierta teni- peratura, y otra es fijar la presion atmosferica a que el agua produce vapor a cierta temperatura.» Mr. Forbes concluye su primera memoria en estos termi- nos: ((Consideroque en la practica es bastante, para enconlrar la diferencia de altura en pies entre dos estaciones, multipli- car por ooO la diferencia de puntos de ebullicion, y luego ve- rificar la correccion en la temperatura. como en una observa- cion barometrica.)) En una memoria mas reciente, Mr. Forbes vuelve a ocu- parse del mismo asunto, y publica los resultados de algunas nuevas observaciones hechas por el en los Alpes en 1846. Segun los trabajos de Mr. Regnault, que no eran conocidos al publicarse la primera memoria de que acabamos de hablar, Mr. Forbes parece haber abandonado la idea de que los pun- tos de ebullicion estan rigurosamente en progresion aritmetica cuando las presiones varian en progresion geometrica. No obs- 392 lante, anuncia que segun sus observaciones se obtiene uii re- sultado baslanle exaclo en la mayor parte de los casos, ad- mitiendo que una diferencia de.nivel de 543 pies correspon- de a un grado de Fahrenheit; pero nos aproximareraos mas a las tablas de Mr. Regnault, adoptando 535 pies por cada gra- do de los espresados. En 1845, M. Regnault publico una nola sobre el mismo asunto. Aruegosuyo, diferentes observadorespracticaron al- gunas esperiencias, a fin de comprobar sus propias determi- naciones de la fuerza elastica del vapor de agua a diferentes presiones. Mr. Marie en el monte Pila, MM.Bravais y Marlins en los Alpes, Mr. Izarn en los Pirineos, y Mr. Wise en la ci- ma del Pichincha, han determinado los puntos de ebullicion del agua a diferentes presiones barometricas; y la conformi- dad con las esperiencias de Mr. Regnault ha sido tan perfecta como podia esperarse: calculando las presiones con arreglo a las lemperaturas observadas por medio de las tablas de las fuer- zas elasticas, pocas veces ha llegado a 1 milinietro la dife- rencia. Habiendo, pues, demostrado estas esperiencias lo que por otra parte no podia ponerse en duda, esto es, que las lem- peraturas del vapor del agua son las mismas al aire libra en las montafias que en una atmosfera dilatada arlificialmente, resulta de todo eslo que las tablas de las tensiones del vapor pueden servir para medir las alturas sobre el nivel del mar. El hipsometro propueslo por Mr, Regnault se compone de varies tubes de lalon, que enchufan unosen otros, a la mane- ra de los de un anteojo. El primero de ellos, de 30°"" de dia- raetro, esla cerrado en su eslremidad inferior y sirve de cal- dera que se atornilla en un tubo mas ancho, adaptandose por medio de un raecanismo adecuado a una lampara de alcohol: hay dispuestos algunos orificios, de manera que sirven para dejar paso al aire necesario para la combustion , y un anillo demuesca perraile cerrarparcialmenle los agujeros inferiores cuando el viento sopla con mucha fuerza hacia un lado. El aparato, reducido a sus menores dimensiones con sus tubes cerrados, tiene como unos 15 centimelros de altura, pero des- plegado llega a 35. Inlroducense en la pequena caldera unos 40 centimetres 393 ciibicos cle agua coraun, y se fijael termomelro por medio de UD tapon que se adapta a la boca del ultimo tubo de laton, disponiendolo de suerte que su deposilo se encuentre a 2 d 3 centimetros sobre el liquido, y la estremidad de la co- lumna de mercurio durante la ebullicion apenas sobresalga del tapon: facil es realizar estas circunstancias alargando convenientemenle los tubes. Luego se enciende la lampara de alcohol, y el agua tarda poco enhervir. El vapor sale por un orificio praclicado en la parte superior del tubo de laton, ydebeser bastante ancho para que aquel no encuentre dificultad a su salida; de este modo el termometro se halla completamenle rodeado de va- por, y no hay que hacer ya sino anotar la temperatura que senala. Sus divisiones son arbitrarias, pero exactamente cali- bradas, y su marcha oscila entre 73 y 101° C, yaun entre 80 iiiorc. (1) (1) Si se quiere efectuar esta graduacion por comparacion con un term6metro tipo en agua caliente hasta una temperatura elevada, no se obtendra unresultado exacto. Veamos c6mo aconseja Mr. Regnault gra- duar el instrumento, despues de haber dividido el tubo en partes de igual capacidad, y formado un deposito. «EI termometro esta lleno de mercu- rio (calentado como de costumbre), de tal modo que sumergido en el hie- lo derretido, el metal se detiene en la tercera parte de la longitud del tu- bo, partiendo desde el dep6sito. Senalase este punto en la division, y su- pongo corresponde a n divisiones. Hecho esto se coloca el termometro al lado de un termometro pa- tron en un gran vaso lleno de agua a unos 20 grades; su temperatura debe mantenerse rigorosamente estacionaria, lo que es facil cuando se diferen- cia poco del aire ambiente; ademas, es preciso agitarla de continuo. An6- taso la division n', correspondiente a la temperatura t del termometro n — n patron, y sera el valor del grado de nuestro termometro. Luego se hace salir una porcion de mercurio, de modo que estando colocado el termometro en el vapor del agua hirviendo, la columna se detenga bacia la estremidad del tubo; cierrase el termometro exento de aire, y despues se anota con la mayor cxactitud la division n'', que se- iiala el termometro cuando esta calentado a la (cmperalura T en el vapor 394 Cuando el lerm6metro se halla dividido simplemente en- Ire 75 y 101", presenla un inconveniente bastanle notable. Sabido es en efecto que en el terraometro el punto cero esta es- puesto a cambiar, de modo que cuando se Irala de apreciar con exactitud la temperatura, es precise rodear el termome- tro de hielo derretido, para cerciorarse de si el lugar del ce- ro ha variado algo. Esevidente que no es posible hacer esta operacion si el termometro solo esta graduado para las altas temperaturas; sin embargo, esta comprobacion es tanto mas necesaria para el termometro hipsometrico, cuanto que se deslina a sufrir variaciones repentinas de temperatura, que favorecen la variacion del punto cero. En realidad pudiera hacerse la comprobacion de una manera algo diferente, y con- sistiria en toraar la temperatura del vapor de agua hirviendo al mismo tiempo que se determinase directamente la altura del barometro. Pero como los viajeros preferiran el hips6me- de agua hirviendo, a una presion pr6xima a 700 milimetros. EI valor del grado del termometro modificado sera: t ' 6480 \ / ^6480 El unico inconveniente de este modo de graduar el term6metro, con- sisto en que se supone el coeficiente de dilatacion del cristal igual en to- dos los depositos^ pero es facil ascgurarse de que esta bipotesis no puede inducir a un error sensible, porqiie los tdrminos en que entra dicho coe- ficiente son siempre muy pequeuos. La esperiencia hecba por Mr. Izarn en los Pirineos, ha probado la utilidad de este modo de graduar. Por lo demas, un medio muy conveniente de graduacion, que los ob- servadores podrian tener a veces ocasion de emplear, consiste en compa- rar por una vez, las indicaciones de su termometro en el vapor de agua hirviendo con la altura del barometro en la llanura, y despues en una montaua elevada . En este case es precise tener disponible un barometro seguro. El Gran San Bernardo seri'a una estacion muy a proposito a este efecto para los que viajan por los Alpes. Iro al baronielro, cuyo trasporte es siempre embarazoso, esla comprobacion no les seria posible sino cuando se hallasen en una localitlad en que hubiese un barometro exacto. Mucha mayor facilidad se les presentarade lomar el punto del hielo derretido, porque es muy comun hallar hielo onieveenlas montanas, y se conserva igualmente en casl todas las pobla- ciones. A fin de obviar este inconveniente, Mr. Walferdin ha pro- puesto una raodificacion, que consiste en separar, per medio de una division intermedia, la columna del terraomelro en dos partes, cada una de las cuales tiene una escala conven- cional, debiendo ser estas divisiones, de igual capacidad en ambas escalas. El instrumento debe eslar construido de tal manera, que a la lemperatura de cero la estremidad de la co- lumna mercurial se detenga en la priraera escala, que se corn- pone de un pequeno niimero de divisiones; despues, cuando se coloca el termometro en el agua hirviendo, el mercurio al dilatarse llenaprimero la division intermedia yUega a la se- gunda escala, cuyas divisiones mucho mas numerosas, deben abrazar el espacio de 80 a 101°. Merced a este artificio, sin aumentar sensiblementelalongituddel terraomelro, puede es- tudiarse la variacion del punto cero y hacer las correcciones que necesita. Despues de haber indicado los metodos propuestos por MM. Forbes y Regnault, vamos a decir algunas palabras acerca del valor que en nuestro conceplo presentan. Ocu- pemonos primero en la exactitud con que es posible apreciar el valor absolute de la presion barometrica. Los termometros no pueden indicar las temperaturas ab- solutassino con una aproximacion de masde ^^ de grado; es verdad que algunas veces podra hallarse un termometro mas exacto; pero segun las investigaciones de Mr. Regnault, pa- rece que no es este el caso general. Ahora bien: la variacion de la fuerza elastica del vapor de agua correspondiente a una diferencia de lemperatura de A de grado, es de 1°"°,3 poco mas 6 menos en la proximidad de 100°. Este es pues el limile de exaclitud que puede procurarnos el hipsometro. A primera vista pudiera creerse que el barometro es susceptible de una 396 aproximacion raucho mayor, y que bajo esle punlo de visla es raucho mas ventajoso que aquel. Pero en realidadno debecreer- sequelos barometros, segunsu habitual conslruccion, ofrez- can una certidumbre perfecta en las raedidas absolutas. Los fisicos que ban tenido ocasion de comparar barometros, espe- cial menle si son portaliles, con barometros patrones, saben bien que estascomparaciones conducen con frecuencia a ecua- ciones notablemente diferentes. Si se tienen en cuenta los erro- res que proceden de la comparacion con un patron, de las va- riaciones de la capilaridad y de la correccion relaliva a la temperatura (correccion que no seria exacta a no ser que el deposito del termometro tuviese el mismo diametro que el lu- bo barometrico) no puede, en nuestra opinion, admitirse que las medidas absolutas se verifiquen con una exactitud mayor de O^^jO. Asi pues, el barometro no presenta sobre el hipso- metro una ventaja Ian notable como pudiera creerse. No se pierda de vista que aqui solose trata de los barometros e hip- sometros que se encuenlran generalmente, y que un deter- minado inslrumento conslruido con mas 6 menos esmero, da resultados muclio mas seguros; en prueba de ello pudiera- raoscilar las observaciones hechas por MM. Burnier y Du- four, y por Mr. Yersin en lasmontafiasinmediatas al lago Le- man. Comparando el hipsometrocon el barometro hasta una altura de 2040 metres, ban encontrado una diferencia media de 0°"°,29 entre las presiones indicadas por los dos meto- dos (1). Respecto de las medidas relalivas, parlicularmente cuando se trata de la delerminacion de las alturas sobre el nivel del mar, la ventaja del barometro desaparece casi completamen- te. En efecto, sobre todo si se trata de diferencias de nivel poco considerables, esto es, de pequenas variaciones en las temperaturas de ebullicion, puede creerse que el termometro las indicara con una aproximacion de mas de una vigesima (l) Es precise advertir que esta gran exactitud se obtienc por los tfirminos medios, y que las observaciones tomadas aisladaraenfe ban po- dido prcsentar diferencias mas considerables. 397 parte de grado, mienlras que la exaclilud del barometro no gana de una manera sensible en las medidas relativas, por- que las dudas que proceden de la capilaridad y de la tempe- ralura subsisten siempre. Ademas, la elevacion de las monla- fias se deduce conslantemente de dos medidas de la presion de la atmosfera hechas en dos estaciones diferentes; pero ya sea que un misnio observador haga estas determinaciones su- cesivamente, ya las verifiquen simultaneamenle dos, las cir- cunstancias raeteorologicas pueden hacer variar esta presion entre limites de regular estension, Asi ha reconocido Mr. Ma- rie, que la diferencia de las alturas barometricas entre el monle Pila y San Esteban esta lejos de ser constanle; y de esto podemos cerciorarnos, dirijiendo una ojeada sobre los estados meteorologicos de Ginebra y del Gran San Bernardo, que se publican todos los meses en los Archivos. Debe, pues, considerarse que un error aunque llegue a 1°"° en la aprecia- cion de la presion atmosferica, no liene gran importancia, y que puede, por lo tanto, emplearse el hipsometro, que es de un trasporte mucho mas comodo que el barometro. Y siendo asi, ^a cual de los dos metodos termo-hipsome^ tricos, el de Mr. Forbes 6 el de Mr. Regnault, debemos con- ceder la preferencia? No vacilamos en considerar el de Mr. Regnault como el mas exacto. En efecto, sumergiendo el de- p6sito en agua y no en el vapor que se desprende de ella, el termoraetro puede esperimentar la influencia de la impureza de dicho fliiido; la naturaleza del vaso en que se hierve ejerce tambien cierta accion sobre el punto de ebullicion; ademas, hallandose rodeada de aire la colnmna termometrica, seria preciso aplicar una correccion, porque se encuentra de esta suerle a una temperatura mas baja. Pues bien : a nin- guno de estos inconvenientes esta sujeto el aparato propuesto por Mr. Regnault, porque el termometro se halla enteramente sumergido en el vapor, cuya temperatura no esta sujeta a las mismas variaciones que la del agua. Lo que nos ha parecido verdaderamente interesante en los trabajos de Mr. Forbes es la formula con que propone calcu- lar la altura sobre el nivel del mar, pues es infinitamente mas seucilla que las que usamos habitualmente: restanos solo 398 averiguar si es suficienlemente exacta. Como ya liemos vislo, Mr. Forbes ha llegado a ella parliendo de la suposicion de que las presiones varian en progresion georaetrica ciiando las temperaluras del agua liirviendo lo hacen en progresion arit- metica. Sabido es que esta ley no se aleja mucho de la verdad cuando se consideran las temperaluras del vapor; pero dista uo obstante de ser rigurosa. He querido ver si tomando las temperaluras del agua raisma, se hallaba dicha ley exacla- mente comprobada; a este efecto me he servido de las tablas de las esperiencias de Mr. Regnaull, en las que la tempera- tura del agua esta indicada a la par de la del vapor; despues, tomando dichas temperaluras como abscisas, y los logaritmos de las presiones correspondienles como ordenadas, he cons- truido una curva grafica, que se reduciria a una simple linea recta si la ley fuese absolulamenle exacta. He observado que aunque la curva no fuese muy pronunciada, presentaba no obstante una concavidad muy sensible hacia el eje de las abs- cisas. La ley, por consiguiente, no es rigurosa; y hemes dicho ademas que parecia que Mr. Forbes lo habia reconocido asi en su ultima Memoria. Con todo, el autor insiste en que su formula es baslante aproximativa en la mayor parte de los casos; y como su em- pleo seria en efecto muy comodo, he procurado esplicarrae lo que puede esperarse de ella, aplicandola a las observaciones hipsometricas segun el melodo de Mr. Regnault. Es evidente que en este caso el coeficiente debe ser un poco distinlo del indicado primilivamente por Mr. Forbes, puesto que se trata de las temperaluras del vapor, y no de las del agua hirvien- do. Para calcular una nueva formula, tan salisfactoria como es posible, he buscado la diferencia de altura en metres, cor- respondiente a dos estaciones en que el punlo de ebullicion fuese de 90° para la una y de 100 para la otra. A este fin me he servido de la labia de las fuerzas elasticas del vapor de Mr. Regnault, y de otra para calcular la altura de las mon- tafias que se encuentra en el Anuario de la oficina de las lon- gitudes; luego, suponiendoque las presiones varian en progre- sion geometrica cuando las temperaluras lo verifican en pro- 399 gresion aritmetica, he dividido por 10 esta difereacia de al- lura, espresada en metros, para obtener la diferencia de ni- vel correspondienle a una variacion de 1° centigrado en el punto de ebuUicion. Por este medio he llegado a la formula A=293-,89 T, 6 mas sencillamente h='iU- T, en la cual h espresa la diferencia de altura entre dos estacio- nes, y T la diferencia en grades centigrados entre las tempe- raturas del vapor del agua hirviendo en dichas dos esta- ciones. He estudiado despues hasta que punto es exacta esta for- mula, y he visto que el error posible es bastante considera- ble cuando una de las dos estaciones es suficientemente alta para que el punto de ebullicion sea inferior a 90°. Pero cuan- do las dos temperaturas observadas estan comprendidas en- tro 90 (1) y 100% la aproximacion podra parecer bastante en muchos casos. Por lo demas, he aqui un estado de los erro- res maximos que pueden cometerse empleando esta formula. En la primera colurana eslan inscritas las diferencias de tem- peratura observadas en las dos estaciones, y en las siguien- tes se hallaran los mayores errores posibles cuando las tem- peraturas de ebullicion observadas en las dos estaciones es- tan comprendidas entre los niimeros de grado indicados en la cabeza de la colurana. (I) La temper atura de ebullicion de 90' cerresponde a una altura barom^trica de 525°"°,45. 400 ERUORES AL MAXIMUM ENTRE Diferencia cntre los -— ' — ■* ■» — -^^ — .«« "■ ^ puDtos dc cbullicion. 100 v 85°. 100 v 89°. 100 _v 90°. 15° G9 )) )) U 78 » )) 13 84 )) )) 12 89 » » 11 92 9- » 10 93 17 1- 9 92 24 9 8 90 29 16 7 85 32 20 6 79 33 23 5 70 32 24 4 60 29 23 3 48 25 20 2 34 21 15 1 18 10 9 Resumamos ahora lo que henios dicho en las anteriores paginas, Creemos que el hips6melro es un instrumento que puede ser rauy util a los viajeros, porque es de un trasporte infini- tamente mas facil que el barometro, pueslo que se compone de un aparalo de calefaccion, que no escede de 15 centime- tres de longitud, y de un termometro que se lleva sin peligro de rotura en un estuche de hoja de lata. La observacion con el no es mas larga que la del barometro, porque con este instrumento es preciso siempre esperar cierto tiempo para que no haya gran diferencia de temperatura entre la columna barometrica y el mercurio contenido en el termometro. Si se tratase de observaciones exactas, en que se quisiese obtener el valor absolute de la presion atmosferica, el bard- metro seria sin duda preferible, y no se puede pensar en sus- tituirlo en los observatories con un term6metro sumergido en agua hirviendo. Pero Iralandose de observaciones de las que se quierende- iOl ducir las alturas sobre el nivei del mar (a no ser que se ha^^a una larga serie de observaciones y se tomen los terminos me- dics), el hipsometro puede ser considerado como bastante exac- to, y creemos que su uso satisfara a los viajeros. Si se nos permi- le recomendarles la marcha que deben seguir en sus observa- ciones, les proponemos la siguiente. Se proveeran de un hip- soraelrode Mr. Regnault, cuyo termometro muyexactoten- ga la division intermedia que permita la comprobacion del cero, y siempre que tengan hielo 6 nieve a su disposicion la verificaran, haciendo sus observaciones de la manera que de- jamos indicada, anotando con toda exactitud la temperatura del vapor y la del aire ambiente; y si desean hacer el calcu- lo con todo el rigor posible, les bastara tomar en las tablas de Mr. Regnault las tensiones correspondienles a las tempe- raluras de ebullicion observadas, y despues aplicar las formu- las ordiuarias, enteramente del mismo modo que si eslas presiones hubiesen sido indicadas por el barometro. Pero si los errores indicados en el anterior estado no les parecieseu demasiado grandes para el objeto que se proponen, podran calcularinmediatamente con gran rapidez ladiferencia de ni- vei de las dos estaciones, tomando ladiferencia enlre los dos puntos de ebullicion en las dos estaciones, y multiplicandola por 294, y el producto delerminara la altura no correjida de la temperatura del aire (1). Sabido es que paraefectuarestacor- reccion, basta multiplicar la milesima parte de la altura por la doble suma de las temperaturas del aire en las dos estacio- nes, resultando la correccion positiva 6 negativa, segun que esta suma sea lo uno 6 lo otro (2). Es oportuno observar que despues de haber hecho este calculo rapido, que no requierc (I) En cl caso de que la obscrvacion en una de las estaciones bu- Licse sido practicada con un barometro, podn'amos servirnos indistinta- mente de una li otra fdrmula; pero seri'a conveniente convertir, por me- dio de las tablas de Mr. Regnault, ya la temperatura de ebullicion obser- vada en presion, ya la altura barometrica observada en temperatura. (1) Esta correccion por lo menos, es bastante en el caso que nos ocupa. TOMO VI. 26 i02 ninguna labia, siemprepodra hacerse de nuevo detenidamen- le, crapleando las formas barometricas mas exactas (1). Creeraos que el empleo do una formula Ian sencilla, que para ser aplicable a las observaciones baromelricas necesita- ria el uso de lablas, no sera una dc las menores ventajas que los viajeros liallaran en el hipsometro. Sobrc la desconiposicion electro-quimica del agua que sine de conductor en los fenomenos de induccion eleclro-esldtica; por Mr. Soret. (Bibliot. unlv. dc GInchra, mnrzo I85C.) Mr. Faraday ha consagrado la sesion del 25 de raarzo de 1855 del Institute Real de Londres a discutir la cuestion relativa a si el agua, y en general los electrolisos, poseen un poder conductor propio seraejante al de los raetales. El espre- sado fisico ha senalado particularmente como un argumento favorable aesta conductibilidad fisica, el hecho de que el agua obra como los metales en los fenomenos de la induccion elec- (1) H^ aqui im ejemplo del calculo con la formula simple-. Temperatura de cbullicion en Gi- nebra 98",74 Idem del aire en id 8",'J7 Idem de cbullicion en el gran San Bernardo 91,85 Idem del aire en id — 1,89 Diferencia de nivcl no correjida. . A=294"(98,74 — 91,85)=20a5™,66. Corrccciones en la temperatura del aire —-^^ 2(8,97-1, 89)=!!8,G8. Diferencia de nivel correjida 2054°',34. Calculando sobrc los mismos dates por la formula de Mr. Planta- mour, ballamos 2066",0^ y la diferencia, que precede principalmenfe de la correccion relativa ;i la temperatura del aire, es de 1 I^jGfi. La diferencia real de nivel obtenida por nivelacion, es de '2070"',34. /iO:{ tro-eslatica. l)e esla manera puede forraarse una bolella d(' Leyden, susliluyendo el asua a las guarniciones metalicas; de esta manera, en una esfera de agua aislada y colocada a escasa distancia de un cuerpo electrizado, las dos electrici- dades se separarian y so trasladarian, una a la parte mas in- mediala, otra a la parte mas distante del conductor; de esta manera, por ultimo, durante las tempestades, el agua sus- pendida en el aire, 6 que moja el suelo, trasporta considera- bles canlidades de electricidad. ^,C6rao concebiremos que la propagacion de este agente pueda en estas condiciones ir acompauada de una descoraposicion quiraica? Erapezamos ya a conocer bien la manora con que los li- quidos se conducen cuando Irasmitcn la electricidad a una alta tension procedente de las maqninas electricas. El mismo Mr. Faraday babia reconocido bace mucbo tiempo que de este modo puede producirse un electroliso, aun en el caso de que el aire desempeue el papel de uno de los dos electrodes. Mr. Andrews ha comunicado en la sesion de 1855 de la Aso- ciacion britanica, sus esperimentos relativamente a la des- composicion polar del agua por medio de la electricidad de rozamiento y de la electricidad atmosferica; y mas reciente- mente aiin, Mr. Buff ba publicado una Memoria notable sobre la descomposicion del agua por la electricidad de las maqui- nas. Todos estos trabajos tienen por objeto establecer que la electricidad de las maquinas, al estenderse por un conduc- tor, produce una corriente, que no se diferencia esencialmente . de la corriente ordinaria bajo el punto de vista de los efeclos quimicos. He creido que pudiera ser algo interesanle el examinar si hay tambien una accion electrolitica cuando la electricidad se pone en movimiento por efecto de una inHuencia, como en los casos indicados por Mr. Faraday. Es evidente que cuando se trata de cantidades de electri- cidad tan pequenas como las que es posible couseguir por medio de la induccion, no debemos prometernos apreciar los productos de la descomposicion recojiendolos ; pero la po- larizacion de los electrodes puede indicar si ha habido elec- troliso. 404 lie aqui el esperimento que me he propueslo. Si se toman dos vasos concentiicos de cristal, y se echa agua en enlram- bos hasla cicrta altura, y el agua del vaso interior se liace comunicar con el conductor de una maquina electrica, y el agua del vaso esterior con el suelo, se formara una verdadera botella de Leyden con las guarniciones de agua. Si se pone la maquina en movimiento, diremos, usando el lenguaje vul- gar, que su electricidad positiva sale del conductor de la ma- quina, y penelra en el agua para acumularse en la superficie esterior del vaso de cristal, mienlras la electricidad negativa. alraida por la electricidad positiva de la guarnicion interior, sale del suelo, penetra por un conductor metal ico en el agua conlenida en el vaso esterior, y va a acumularse en la su- perficie esterior del vaso interior. A si los hechos, tratase de ver si los electrodos. esto es, las estremidades de losconduc- tores melalicos que entran en el agua, estan polarizados, pnes esto seria un indicio seguro de una descomposicion del elec- troliso, segun la opinion de la mayor parte de los fisicos. Podra muy bien ocurrir que la cantidad de la electricidad bastante para cargar la botella de Leyden no sea bastante grande para producir una polarizacion sensible; pero esla operacion podra repetirse muchas veces. A este efecto, des- pues de haber cargado la botella, sera preciso verificar la reunion de las dos eleclricidades, pero sin hacer pasar la des- carga por el electrodo que ha servido para Uevar el tluido; porque en su propagacion en sentido inverso, la electricidad destruiria el efecto que anteriormente habia producido. Para, esto seria preciso poner en comunicacion el agua del vaso este- rior con la del interior, mediante un arco metalico, a tin de que la electricidad se escapase por un camino diferente del que habia seguido a su llegada. Mr. de la Rive me ha hecho el obsequio de prestarme su inteligente cooperacion, y practicar conmigo eslos esperi- mentos, que son bastante delicados. Este fisico y yo hemos juzgado que era mas convenienie examinar cl estado de polarizacion del electrodo que entra en el vaso esterior que el del olro. En efeclo, en el vaso interior hay sierapre cierta cantidad de electricidad libre, que en 405 parte se disipa en el aire; hay pues en esle caso tiasporle de una pequeua cantidad de eleclricidad, cuyo movimienlo no cstadelerminado por induccion; en otros lerrainos, el electrodo del vaso interior podria ser polarizado por la corriente que penetra en el agua, y sale de ella disipandose en el aire. Mr. Buff ha reconocido en efecto que se podia descomponer el agua en condiciones analogas. Es precise procurar larabien que el vaso interior este per- fectamente aislado, porque si la eleclricidad llegasc a inlro- ducirsedeslizandose a lo largo de las paredes de el, se esta- bleceria en ultimo resullado una corriente positiva proceden- te de la maquina, que se dirigiria al suelo por medio del agua y de los electrodes. Vease como ha side dispuesto el esperimenlo. Un vaso de crislal, muy lirapio y seco, ha sido Ueno hasta su raitad de agua ordinaria.o de agua ligeramente acidulada, colo- candole luego encima de una torta de resina para mejor ase- gurarse de su aislamiento. En este agua se introdujeron dos placas de platino, perfectamente limpias segun el procedi- miento indicado por Mr. Faraday; esdecir, que habian sido ca- lentadas en una lampara de alcohol, luego frotadas con un pe- dazo de polasa causlica que se fundia en el platino caliente, y por ultimo lavadas con agua destilada, con acido sulfiirico, y de nuevo con agua destilada. Estas dos placas de platino, soldadas a un alambre del raisrao metal destinado aestablecer las comunicaciones, llevaban pies de cristal sostenidos en los hordes del vaso: el conjunto estaba sujelo con lacre, de niodo quenodejaba la menor movilidad a las placas de pla- tino. Dentro de este vaso se coloco otro, que consistia en una lar- gaprobetacilindrica de cristal, de unos i)",! de altura. Esta l)robeta estaba barnizada por su parte esterior con goraa la- ca, y su borde superior se hallaba provistodeunrodetede la- cre.Enel fondodela probetase vertiocierta cantidad de agua. procurandono mojar las paredes interiores masarriba del ni- vel a quedebiallegar el agua. Merced a estas disposiciones, hay seguridad de evitar un trasporte directo de laelectrici- dad de la maquina a lo largo de las paredes del vaso interior; por lodenias, podemos asegiiiainos de eslo por medio do una esperiencia direcla, como mas adelanle veremos. Luego se puso el agua conlenida en la probela inlcrior en coraunicacion con el conductor de una maquina electrica, por medio de una cadenade laton. x\nlesde poner el disco dela maquina en movimienlo, es decir, antes de cada esperimento, se ponian las dos placas de platino en comunicacion con las dos estremidades del hilo de un galvanometro sensible, para asegurarse deque no se producia corriente alguna, y que, por consiguiente, las pla- cas estaban perfectaraente despolarizadas. Hecho esto se desprendian los hilos del galvanometro, y se ponia una de las placas de plalino en coraunicacion con el suelo, ya sea teniendo en la raano el hilo de platino soldadoa ella, ya por medio de una cadena metalica. Despues de esto se ponia en movimienlo la maquina electrica. Cargando una sola vez estaespecie de botella de Leyden, y restableciendo la comunicacion de las placas de platino con el galvanometro, no se adverlia polarizacion sensible. Era preciso ver si se conseguiria producir algun efeclo baciendo muchas cargas consecutivas. Hemos dicho ya que al efectuar la descarga debia evitarse que pasara por la pla- ca de platino, porque esta corriente, que se habia efectuado en sentido opuesto al primero, bubiera destruido la polari- zacion de la placa, produciendo una descomposicion inversa, 6 masbien una recomposicion de los eleraentos separados. A este efecto seinterrumpia la comunicacion de la placa con el suelo, luego se sumergia en el agua del vaso esterior la estre- midad deuna barrita encorvada de cobre, y con la otra es- Iremidad se tocaba la cadena metalica que entraba en el agua del vaso interior. Despues de algunos instantes de con- tacto, necesarios para quo la recomposicion de losfliiidos fue- se completa, so quitabala barrita de cobre, se restablecia la comunicacion de la placa de plalino con el suelo, y se proce- dia a cargar de nuevo. La maquina electrica era bastante energica para que la botella esluviese enteramenle cargada despues de dar tres vueltas al disco. En la mayor parte de los esperimentos se 407 han efecluado 16 cargas y descargas conseculivas, lo que re- queria 48 vuellas del disco. Cuando despues de eslas 16 cargas se ponian las placasde plalino en comunlcacion con los hilos del galvanometro, se ob- servaba una corriente, y la aguja sufria un desvio, equivalen- le poco mas 6 menos a 25 6 30°. La inlensidad de la corrieule varia en razon de la conduclibilldad del agua en que eslan sumergidas las placas de plalino; si el agua es acidulada, el desvio es mayor que en el agua ordinaria (agua del Rodanol. La direccion de la corriente indicaba que en la superficie de la placa de platino, en comunicacion con el suelo durante el esperimento, se habia depositado gas bidrogeno; y esto es lo que debia suceder, porque cuando decimos que la eleclrici- dad penetra en el agua por medio de la placa de platino, que- remos decir que la corriente va del agua al suelo, 6 que la placa es el electrode negativo. Parece pues que hay una des- composicion, sea cual fuere la diGcultad que nos saiga al en- cuentro para concebir el despreudimiento del oxigeno en la superficie del vaso. Hemes indicado las precauciones a que es precise recur- rir para evitar el menor desprendimiento de electricidad a lo largo de las paredes del vaso interior. Para cerciorarse de si el aislamiento era bastante, colocabase sobre el borde supe- rior del vaso interior un disco melalico que le servia como de tapadera, y se ponia esto disco en comunicacion con la maquina en movimiento, mientras que con la mano se tocaba el hilo soldado a la placa de platino para poneria en contacto con el suelo. Despues de haber pueslo en juego la maquina por un momento, examinabase por medio del galvanometro si la placa estaba polarizada. Un desvio de la aguja seria en lal caso la prueba positiva de un aislamiento imperfecto, por- que no comunicando ya con la maquina el agua del vaso in- terior, aquel efeclo no podria atribuirse a la electricidad por influencia; unicaraente la electricidad, deslizandose a lo lar- go de las paredes del vaso interior, penelrando en el agua que lo rodea, y pasando desde alii al suelo, pudiera determi- nar la polarizacion de la placa. En nueslros primeros esperimenlos, la influencia de esia 408 perdida era muy sensible, porque el vaso interior uo era bas- tanle alio y no eslaba barnizado; pero con la probela grande no se observaba despolarizacion cuando se sometia el aparato a la prueba que acabamos de mencionar. Heraos repetido rauchas veces el esperimenlo principal variandolo. Ora ponianios una de las placas de platino, ora la otra, en comunicacion con el suelo, lo que no producia olro cambio en el resullado sino inverlir la direccion del desvio del galvanomelro. Heraos puesto lambien una capa de aceile de Iremenlina sobre el agua del vaso esterior, a fin de obte- ner el aislamiento con mayor exaclilud; y el resullado era siempre identico, si bien de mas facil observacion. En efecto, el galvanometro esla sujeto a perturbaciones procedentes, yade la accion quimica del agua acidulada en la esencia, ya de laagitacion del liquido nohomogeneo: agilacion que es im- posible evitar cuando se emplea la esencia, porque se ocasio- nan movimientos bastanle violentos en la superficie en el mo- mentode la descarga. Finalmente hemos llegado, en virtud de los raciocinios siguientes, a una modilicacion que nos ha parecido decisiva. Mr. Buff ha demostrado que la electricidad de la maquina descompone el agua cuando la atraviesa directamenle. El linico caso, por lo tanto, en que puede suponerse un traspor- le de electricidad no acompafiado de eleclroliso, es aquel en que el liquido no se encuenlra cnlre dos electrodos. En otros lerminos, pudiera admitirse que la electricidad descompone cl agua, cuando uno de los electrodes produce electricidad positiva y cl otro electricidad negativa, siendo ladobleatrac- cion de estos fliiidos hacia el oxigeno y el hidrogeno la cau- sa determinante de la descomposicion; pero cuando no hay si- no un solo electrodo, la descomposicion no tiene lugar, 6 lo tiene tan solo de una manera parcial. Pues bien: este segun- do caso es el de nuestro esperimento, porque si el hidrogeno encuentra en la placa de platino la electricidad negativa ne- cesaria a su desprendimiento, no puede admitirse que el oxi- geno encuenlre la electricidad positiva en la superficie del vaso de cristal. Este esperimento. tal como ha sido descrilo, dcmueslra que aun en este caso hay una descomposicion por 409 lo meiios parcial, pueslo que hay polarizacion del eleclrodo. Pero para hacer ver que esta descomposicion es tan energica corao si hubiera habido dos polos, he aqui como hemosoperado. En lugar de hacer coniunicar direclaraente la placa de plalino con el suelo, hemos colocado al lado del vaso este- rior otro enteraraente igual, y lleno del raismo liquido; en osle segundo vaso hemos introducido dos placas de platino bien lirapias, y de las mismas diniensiones que las del primer vaso; hicimos luego comunicar la placa del primer vaso con el agua del segundo por medio de un alambre de cobre, v unade las placas de este segundo vaso hasidopuesta en co- municacion con el suelo; despues, con corla diferencia, re- petimos el esperimenlo corao anteriormenle. Verificadas las 16 descargas conseculivas, hemos enlazadosucesivamente los dos pares de placas de plalino con los hilosdel galvanometro, y hemos observado de una manera rauy notable el mismo des- vio de la aguja respecto de cada par. Asi pues, la cantidad de agua descompuesla, medida por la polarizacion de los electrodes, parece ser la raisma en el vaso alravesado por la corrienle entre dos electrodes, y en el vaso donde no hay sino un polo. Pudiera tal vez hacerse olra objecion, y decirse que si hay descomposicion quimica, consiste en que una parte de la eleclricidad ha atravesado el vaso: sabemos, en efeclo, que ciertas especies de cristal trasmiten la corriente electrica aun a la temperatura ordinaria. Esta suposicion nos parece inad- raisible: en efecto, en esta hipotesis, si en vez de descargar la botella a cada tres vuellas del disco se diesen 48 sin des- cargarla, deberia observarse mayor polarizacion de la placa de platino, porque durante todo este tiempo las dos superfi- cies del vaso seencontrarian en el ma:simode tensiones opues- tas; deberia pues haber en ella mas eleclricidad trasrailida que descargando frecuentemenle la botella. El esperimenlo demuestra, por el conlrario, que operando de este mode, la polarizacion de la placa de platino es casi insensible. Estosesperimentos son, pues, desfavorables a la hipotesis que admile un poder conductor adecuado a la clcctricidad que reside en los liquidos. 410 Resumen de algunos esperimentos para averiguar si la cor- riente eleclrica puede alravesar el agua sin descomponerla: por Mr. C. Despretz. (Comptes rcndus, 2i abril 1836.) «En una Memoria en que principalmente tralaba de dilii- cidar si el acido nitrico en la pila de Grove 6 en la de Bun- sen ejerce alguna infliiencia en la relacion que existe entre el trabajo interior y el eslerior, he admitido, dice el aulor, que sienipre que pasa al vollamelro una canlidad de eleclri- cidad ineficaz, esta canlidad es muy pequena. En un apendi- ce a esla Meraoria he demostrado que una corriente electrica que pasa por rauchos voltamelros, de los que uno esta lleno de agua deslilada y los olros de agua acidulada hasla un grado cualquiera, desprende el misrao voluraen de gas en cada uno de los voltamelros: esto prueba que el poder con- ductor mas 6 menos grande del agua, en nada modifica la cantidad de eleclricidad ineficaz que puede atravesar los vol- tamelros. Algunos ensayos sobre el particular me inducian siempre a creer, que la porcion de eleclricidad de la cual se emancipa el filele liquido que se encuentra asu paso, es muy pequena. ».Los resultados que paso a relatar me parecen muy a pro- posito para robustecer esla opinion. wMuchas voces, en estosullimos anos, he practicado algu- nos ensayos con el microscopio compuesto y el microscopic solar alumbrado por la luz eleclrica; recienteraenle he repe- tido los mismos esperimentos, y los resultados no me parecen indignos de serpublicados. wHe dispuesto los esperimentos de la manera siguiente: he colocado dcbajo del objelivo de un microscopio compueslo de Mr. Nachez, que aumenlaba 70 veces los objetos, una peque- na Cuba circular llena de agua deslilada, en la cual he fijado doshilos de plalino como de ^ de milimelrodediamelro, sol- dados en unos tubos de vidrio. La longilud de la parte su- niergida en el agua era como de 1 cenlimctro, y la distan- cia de las eslremidades do los hilos como de unos 3 milimc- ill Iros. A esla cubitase hacia Uegar por medio delosdos hilos lacorrientc de una pila rauydebil, y se rairaba la estremi- dad de los hilos con el microscopio. »Los hilos, despues de calenlados hasla el rojo, so inlro- ducian en el acido nilricocalientc, y luego se les agitaba en agua destilada. »Cada eleraento de esla pila se conipone de un vaso poro- so lleno de arena mojada, y de una placa de zinc doblada en forma de cilindro alredcdor de diclio vaso. Verliase agua en el brocal, y cuando el nivel del liquido era el raismo en el va- so poroso y el brocal, se ponia sobre la arena un pedazo de sulfalo de cobra del Jamano de una avellana. La corriente atravesaba la cubila y un galvanomelro de 500 vuellas fabri- cado por Mr. Ruhmkorff. Un solo elemenlo ha producido un desvio debil; dos han dado un desvio permanenle de 15 a 20°; durante 18 minutos nada se ha adverlido en los hilos. wHabiendoanadido un tercer elemenlo, cuya milad habia sidosacada del agua, el desvio permanenle del galvanomelro fue de 30°, y empezola descomposicion. ))Una vez complelo el tercer elemenlo, el desvio perma- nenle llego a 50°, y la descomposicion se manifeslo en los dos hilos. wllabiendo suspendido el esperimenlo, se limpiaron los hilos con un hilo fino de plalino; peroconlinuando losesperi- menlos con dos 6 Ires elemenlos, obluvieronse sensiblemente los mismos resullados. » En los esperimenlos quehace pocos dias he repelido, he erapleado nn microscopjo solar que auraenla aproximadamen- te 300 veces, y que alumbraba con la luz de 100 elemenlos de Bunsen con el aparalo de Mr. Dubosg; una cuba de 5 cen- limelros de grueso Hena de una disolucion de alumbre, apa- gaba una porcion notable del calor radianle emitido por el arco vollaico. ))Dos hilos de plalino soldados como los hilos ya mencio- nados, eslaban sujetos a una cubila de hojas paralelas, que encerraba agua destilada hasta cubrir los hilos, cuya distan- cia era como de 2 milimetros. »Dos de los elemenlos que acabo de describir han ocasio- 512 nado un desvio permanenle de IS** en el galvanomelro, sin producir descomposicion. »La reunion de Ires elementos ba producido un desvio de 4o", y la descomposicion ha sido evidente enamboshilos. »Habiendo retirado un elemento y no quedando sino dos, el galvanomelro ha senalado lOo. Apagada la luz eleclrica, continuando el esperimento por espacio de 15 minulos, y alumbrando despues el microscopio, nada se ha vislo en los hilos. »En los esperimentos verificados con dos 6 tres elemen- tos, los hilos se cubrieron de todo el gas de que podian cu- brirse; si el aguase hubiese descorapueslo durante el ultimo esperimento, se hubieran advertido algunas burbujas. »Es indispensable dejar marchar el esperimento sin diri- gir la luz sobre el microscopio y la cuba. No siendo el calor radiante absorbido en totalidad por ladisolucion de alumbre, llegatodavia suficienle cantidad de el al foco del microsco- pio para determinarel dcsprendimientodel aire contenido en el agua; este aire se adhiere a los hilos, y puede ser causa de graves errores. ))Repetidos muchas veces eslos esperimentos a diferentes grades del galvanomelro, se ban obtenido identicos resul- tados. »Cuando la pila eslaba formada de cuatro elementos, el desprendimiento era abundante en el hilo negative, eslo es, en el que comunica con la estremidad zinc. El desprendi- miento en el hilo positive estaba lejos de ser proporcional, como lo hemos advertido conslanlemente, en las intensidades debiles. wHabiendose empleado hilos de oro y de platino de A de milimetro de diametro, y de longitud de 1 milimetro en la par- te sumergida, los resultadoshan sido iguales. »El galvanomelro de SOO vuellas tiene bastante sensibili- dad para esta clase de esperimentos. He aqui por olra parte algunos numeros adecuados para caracterizarlo bajo el punto de vista de la sensibilidad: un hilo de platino de un milime- tro de diametro, y un hilo de cobre del mismo diametro, pro- ducen un impulso do 40° cuando se les suraerje en agua des- il3 lilada, en una estension de 3^ centimetros, y a 1 cenlimeiro de dislaucia la aguja no tarda en volver a 2 6 3°. ))Un hilo de zinc yolrode cobrede 1 milimetro de diame- Iro ocasionan en igualdad de circunstancias un desvio per- inanenle de 60° despues de un impulso de mas de 90°. »Siguese, pues, de los esperimentos cuyos resuUados aca- bamos de detallar, que una corriente voltdica dehil de una in- tensidad equivalente a 20", y aun menor. indicados en el galvanometro que hemos descrilo, alraviesa el acjua piira sin descomponerla. Esta canlidad es bastante pequena para ser inapreciable aun en las brujulas mas sensibles, y descompon- dria liquidos menos fijos que el agua. ))Tenia proyeclados algunos esperimentos, dispuestos de manera que se pudiese hacer el vacio encima de la cuba, en la que debianmeterse algunas campanitas; pero he creido que este metodo de esperimentacion ofrecia menos certidumbre que los procedimientos que he empleado, pueslo que se despren- deria muy pocogas para que se pudiese hacer la analisis de el; y por tanto seria dificil distinguir el gas procedenle del aire del agua, y el que resultase de la descomposicion de esta. ))En estos esperimentos se presenla una ocasion de hacer muchas observaciones; por ejemplo: antes que la descompo- sicion del agua haya realmenle tenido lugar, suele verse el hilo de platino positivo cubrirse de muchas burbujas de gas, y es probable que la corriente que no es bastante fuerle para destruir la afmidad que une aloxigeno y al hidrogeno en el agua, pueda muy bien veneer la debit afmidad que une al oxi- geno debajo de este liquido, y que se dirije al hilo positive. Este fenomeno se advierte en los esperimentos mencionados cuando la cuba esta rodeada de la intensa luz del microsco- pic solar. Y tambien acontece que el hilo negativo se cubre de algunas burbnjas; pero esto ocurre especialnienle al hilo positivo. »A1 contrario, cuando la descomposicion erapieza y la corriente es un poco energica, como por ejemplo cuando es producida por cuatro pequenos elementos, el hilo negativo se cubre de burbujas de hidrogeno en toda su estension antes que se advierlan algunas en el positivo. U4 ))Los fisicos no eslan de acuerdo en la cuestion sobre que versa esta breve Nola: unos ban admitido y admileu que las corrienles debiles puedon atravesar el agua sin desconiponer- la, en tanto que olros ban apoyado y apoyan la opinion con- traria. Asi pues, no lengo otra iniciativa en este punlo que la que tal vez me corresponda por mi sislema do esperiraenla- cion. Unicamenle be querido ver si me era posible decidir esta cuestion por medio de algunos esperimenlos diferentes de los practicados basta el dia; con esta mira be empleado el mi- croscopio compuesto y el solar. No be averiguado la descom- posicion del agua en las condiciones que dejo indicadas; me limito a decir que no be observado lal descomposicion, y lo conlrario bubiera dicbo con la raisraa indiferencia si lo bu- biese averiguado. ))No ignoro que los fisicos que recbazan de una raanera absolula la posibilidad del paso de la mas debil corriente por el agua sin que esta esperimente descomposicion, es- plicaran los resultados de mis esperimenlos por la con- densacion del gas en los electrodes; mas para los que atenta- mente lean esta Nota, semejante^condensacion parecera poco probable. »En resumen: me incline a creer, segun mis esperimentos, que las corrientes muy debiles atraviesan el agua sin descom- ponerla; y me atrevo a pensar que los fisicos que los repitan SB varan conducidos a la misma consecuencia.); QiJiiiiCA OROitmcji. Saponi/icacion de los cuerpos grasos por los oxidos anhidros; por Mr. J. Pelouze. (C.om[ilcs icndus, ^ jimio ^8dC.) Esta generalmente admitido el principio deque la saponi- ficacion de los cuerpos grasos no puede verificarse sin pre- sencia del agua. 41:; «Los esperimentos de que voy a hablar, dice el autor, prueban que esta opinion no es rigorosamenle exacla, y que los oxidos metalicos anhidros son tan a proposilo para formar jabones, como las mismas bases liidratadas 6 mezcladas con agua. »E1 cuerpo graso que con mas frecuencia he empleado es el sebo; pero tambien he operado con los aceiles, y los re- sullados que he obtenido pueden ser cousiderados como apli- cables a las diferentes clases de cuerpos grasos neutros. »La cal anhidra, mezclada con el sebo, determina hacia los 2o0° su saponificacion completa. El jabon calcareo, des- compuesto por un acido, da una cantidad de acido graso, que representa 95 6 96 por 100 del peso del sebo sometido al es- perimento. »Eslos acidos grasos me ban parecido enteramente iguales a los obtenidos del sebo por Mr. Chevreul. »El mismo jabon cede al agua la glicerina mezclada con una cantidad muy pequena de una sal calcarea, formada por un acido soluble en el agua, cuya naturaleza no he deter- minado. »Durante la reaccion se desprende de la mezcla de materia grasa y de cal anhidra un humo bianco de olor de aziicar quemado, en el cual se distingue tambien el de la acetona. »Estos vapores, cuyo peso no escede en general de 2 a 3 por 100 de el del sebo, ban sido condensados, y en ellos se ha enconlrado agua, acclona y glicerina. «10 paries de cal anhidra bastan para saponificar com- pletamente 10 de sebo; con 12 6 14 la saponificacion se pro- duce con una facilidad mucho mayor. »Cuando se opera sobre una cantidad considerable de mezcla, es muy dificil, aun al separar la masa del fuego cuando el termometro que sirve de agitador seiiala 2o0 6 260°, impedir que la accion llegue a ser en estremo tumultuosa. La mezcla se hincha, esparce un humo sumamente espeso, la temperatura se eleva rapidamente, y la descomposicion ad- quiere el caracter de una destruccion ordinaria por medio del fuego; en tales casos no queda otra cosa mas que una masa negra carbonizada. »La barita y la eslronciana anhidras verifican lasaponili- cacion del sebo y de los aceiles lo raisnio que la cal. »E1 oxido de plorao determina de una manera muy eficaz el mismo modo de descomposicion de los cuerpos grasos. »Elevando gradualniente laleraperaturadeuna mezcla de masicot 6 de litargirio y sebo, es muy facil fabricar un jabon de plorao, cuyo acido azolico debil estrae los acidos margarico, estearico y oleico ordinarios, cuyo peso se elcva, como con la cal, a 95 y 96 por 100 del peso del sebo. »La forraacion de los acidos grasos con el sebo y los oxidos metalicos anhidros es un hecho nuevo e interesante, pero que en nada desvirtua, me apresuro a decirlo, la teoria de la sapo- nificacion de Mr. Chevreul, ni los esperimentos tan numerosos como exactos que le sirven de apoyo. En efecto, Mr. Chevreul, al demoslrar que en el acto de la saponificacion los elemenlos del agua se fijan en la glicerina y en los acidos grasos, ha con- siderado estos acidos, no en sus sales, sino unicamenle en sueslado de liberlad, es decir, despues quebabian sido eli- minados de los jabones; operacion durante la cual es sabido que los acidos se corabinan con el agua. Y aiin anadire, que lejos de modificar las observaciones de Mr. Chevreul mis esperimentos, les preslan en cierlo modo un nuevo apoyo. ))En efecto; cuando se saponifica el sebo por medio del oxido de calcio, si los acidos anhidros, que podemos suponer enteramente formados en la materia grasa, no sufren la me- nor descomposicion, no sucede lo mismo con la glicerina. El sebo pierde por lo menos un 2 por 100 de su peso; y esta perdida no puedeatribuirse sino a una descomposicion equi- valeute al de la glicerina. »En resiimen: si la saponificacion por las bases anhidras es coraplela respecto de los acidos grasos, relativamente a la glicerina indica un orden de fenomenos mas complicado. ))Los acidos anhidros saponifican tarabien los cuerpos gra- sos neutros a una temperatura clevada, pero su accion es lenla, dificil e incorapleta. »IIabiendo hecho pasar por espacio de muchas boras una corrienle de gas clorhidrico seco por sebo a la temperatura de 2o0°, se formaron abundantes vapores de clorhidrina, cu- 117 yo reciente descubriraienlo es debido a Mr. Berlhelot, y cu- yo residuocedio a los alcalis cerca de la milad de su pesode acidos grasos. Una parte considerable de sebo no estaba sa- ponificada, sino mezclada con malerias coloranles que no ban sido examinadas. Yocrei al principio que la fabricacion de las bujias estearicas podria sacar algun parlido de las obser- vaciones espueslas, atendiendo a que la saponificacion del se- bo se verifica mucho mas rapidamenlecon la cal anhidra que por medio de los procedimienlos ordinaries, y atendiendo igualmente a que requiere por otra parte menos cal, y por consiguiente menos acido sulfiirico para la descomposicion del jabon; pero muy pronto encontre en la cal apagada 6 mo- nohidratada otra modificacion a los procedimientos actuales, muy preferible a la anterior, y que estadestinada, en mi con- cepto, a prestar algun servicio a la importante industria de que setrata. »La cal que procede de la calcinacion de la piedra de cal, apagada por medio del agua por el metodo ordinario y mez- clada con el sebo en la proporcion de 10 a 12 por 100, de- termina entre 210 y 225* la saponificacion completa, ))La glicerina permanece intimamente mezclada con el jabon calcareo, que es bianco, amorfo, semitrasparentey ca- si iucoloro, y cede al agua la glicerina. Los acidos clorhi- drico y sulfiirico debiles separan de ella los acidos grasos, que representan todavia un 96 por 100 del peso del sebo so- metido al esperimento. »Operando en 1 kilogramo de sebo y 120 gramas de cal monohidratada finamente pulverizada, y manteniendo la mez- claa 215 y 220°, la saponificacion queda terminada en me- nos de una hora, bastando algunos minutos si la temperatu- ra se eleva rapidamente hasta 250". ))Cuando se aumenta un poco la proporcion de cal apaga- da, y se eleva a 150 gramas por cada kilogramo de sebo, la saponificacion se verifica con mucha mayor facilidad. Este jabon es mas duro, mas bianco, y mas pulverizableque el que se fabrica con menos cal. Los acidos eliminan de el unos acidos grasos de eslremada blancura y pureza. »Ejecutada por cl procedimiento ordinario, esto es, con TOMO VI. 27 418 una lechada de cal, a la lemperalura de la ebullicion de la mezcla, la saponificacion de igual cantidad de sebo requierc Unas 20 6 30 horas. Hay mas: para efecluarla de una raane- ra completa en esta ultima condicion, seria precise emplear una cantidad mayor de cal. ))En las fabricas, la saponificacion por medio de una le- chada de cal dura comunmente todo un dia. ))La saponificacion tan facil, pronta y completa del sebo medianle la cal apagada, no puede menos de llamar la alen- cion de los fabricantes de bujias; de todas raaneras podra ser utilizadaen la ensefianza. »En un trabajo anterior he demoslrado que la saponifica- cion de los aceites en una disolucion alcoholica de potasa 6 de sosa, se efectua casi instanlaneamente. En la aclualidad puede suprimirse la intervencion del alcohol, saponificando en algunos minutes el sebo 6 un aceite por medio de la cal monohidratada, y haciendo a los oyenles testigos de un cur- so de una saponificacion entera, porque el profesor podra en- sefiarles, no solo los acidos grasos sino tambien la glicerina queresultade esta operacion.» iiete:orol.o&i A . Noticia del sistema y arreglo de observaciones meleorologicas establecido en Francia por disposicion de la administracion de lineas telegrdficas y del Observatorio imperial de Paris; por Mr. Le Verrier. (Comptes rciiilus, 2 junto ISjG.) Hara un afio que publicamos, dice el autor, algunos es- traclos de observaciones meteorologicas simultaneas recoji- das en Francia, merced a los desvelos de la administracion de Ifneas telegraficas. En la epoca espresada, el objeto del Ob- servatorio imperial de Paris y de dicha administracion fue averiguar si seria posible establecer, sin perjuicio del servi- cio administrativo, un sistema regular dc observaciones, parte 41<> de las cuales debia ser diariamente Irasmitida por el lelegra- fo. Habiendo sido admitida esta posibilidad, ambas adminis- traciones se pusieron de acuerdo entre si, secundando las mi- ras del gobierno, y obedeciendo las ordenes de los Sres. Mi- nislros del Interior e Instruccion piibiica, para llevar a ter- mino feliz una empresa que no dejaba de presenlar grandes dificultades. «Erapez6se por reconocer que importaba mucho a la ro- gularidad del nuevo servicio, que las observaciones se biciesen en las estaciones telegraficas, que al efeclo debian eslar pro- vistas de los oportunos instrumenlos. No ignorabainos que en cierto niimero de localidades podiamos conlar con el laudable celo de algunos aficionados a la ciencia; pero no lieraos que- rido imponerles un cargo tan pesado como seria el de tras- mitir diaria y regularraente, y a boras determinadas, sus ob- servaciones en las estaciones telegraficas. A pesar de la soli- cilud de los observadores meteorologistas de los departamen- tos, bubiera sido imposible, a causa de las otras ocupaciones anejas a su destino, llegar a una uniformidad satisfactoria, y se bubiera incurrido inevitablemente en muchas irregularidades. Ademas, los observatorios parliculares no podian ofrecer las garantiasdeduracion y permanencia que las estaciones sub- vencionadas por el Estado. Finalmente, el aumento de nuevos puntos telegraficos presentaba la gran ventaja de multiplicar el niimero de las estaciones meteorologicas en la superficie de Francia. »Una vez orillado este primer punto, se convino con el di- rector general Mr. de Vougy, en que la adminislracion de las lineas telegraficas mandase a sus dependientes recojer las ob- servaciones, y lashiciese llegar al Observatorio imperial de Paris, parte por medio del telegrafo, y parte por el correo or- dinario; en tanto que por su parte el Observatorio debia pro- porcionar los instrumenlos y las instrucciones indispensablcs, reducir las observaciones, y encargarse desu publicacion. ))Por ultimo, cada una de las dos administraciones enco- mendo a uno de sus empleados la ejecucion de este plan. La ad- ministracion de telegrafos norabro al efecto a Mr. Pouget-Mai- sonneuve, ventajosaraente conocido por las importantes me- 4»20 joras que ha inlroducido. especialmente en los aparalos elec- lio-quimicos. Por parte del Observatorio imperial el nombra- miento recay6 naluralniente en Mr. Liais. ))Los instrumentos debian llenar condiciones particulares: era precise que fuesen facil y rapidamente observables, con- servando no obstante la exactitud de los instrumentos ordi- naries. En atencion a estas circunstancias, Mr. Liais ha hecho construir un sisteraa de barometros de una sola lectura, que se gradua por comparacion con un patron colocado debajo de la maquina neuraatica, y que llena perfectamente el objeto en cuestion; este barometro ha hecho necesaria la formacion de nuevas tablas de reduccion. Los termometros han side gra- duados en los tubes mismos, y numerados en una plancha de esmalte, lo que hace siempre muy facil su lectura; lienen, ademas, cubierto su deposito con una hoja metalica, cuyo ob- jeto es reducir los efectos de la irradiacion. » Ademas de los instrumentos, las diferentes eslaciones han recibido unos registros 6 apuntes que deben constar en su in- ventario, y cuya coleccion habran deconservar siempre: de esta manera, cada eslacion poseera en lo sucesivo el conjunto de sus anteriores observaciones. Aparte de las trasmisiones telegraficas, las observaciones se remiten diariamente por el correo al Observatorio por medio de boletines. »La instruccion particular de que estan dotados los de- pendientes de la administracion de telegrafos, es una garan- tia segura de la exactitud de las observaciones; los conoci- mientos de los encargados de hacerlasles moveran a mirar con interes una operacion cientifica y util; y teneraos ya la satisfaccion de anadir que nuestro objeto ha side completa- mente conseguido. Para no recargar a los empleados con un trabajo escesivo, se les ha mandado hacer solamente tres ob- servaciones diarias: una al abrirse la oficina, otra a las Ires de la tarde, y la ultima a lasnueve de la noche; invitandoles, no obstante, a observar con mas frecuencia, si fuese poiible. Con raucha satisfaccion decimos que en casi todas las estaciones hay establecidas muchas observaciones suplementarias, en lerminos que el Havre, Abbeville, Estrasburgo, Chalons-sur- Marne y Bayona suminislran hasta seis observaciones diarias. 421 »El director general de las lineas lelegraficas, Mr. de Vougy, ha querido autorizar con su firma la inslruccion, que havislola luz publica en la recopilacion administraliva, con- virtiendose de esle modo en un arliculo de reglamenlo. »Las estaciones, cuyo numero llega a 24, ban sido dis- Iribuidas entre las diferenles cuencas del Rin, del Sena, del Loira, del Gironda ydel Rodano, deraodo que dan a conocer lo mejor posible el conjunto del estado atmosferico de cada unadeestas grandes cuencas. Aunque algunas consideracio- nes no icienlificas, como el curso de los hilos lelegraficos, la mullilud de despachos en ciertas lineas y la situacion de las estaciones en las ciudades, no siempre nos ban permitido co- locarnuestras estaciones en los puntos que hubieramos prefe- rido, creeraos que las estaciones designadas llenaran el obje- to que nos bemos propuesto. »Poseemos actualmente, comprendiendo a Paris, 25 esta- ciones, repartidas como sigue por orden de cuencas: Mul- bouse, Estrasburgo, Mezieres, Dunquerque, Tonnerre, Paris, Cbalons-sur-Marne, Abbeville, el Havre, Clermont-Ferrand, Nevers, Le-Mans, Limoges, Napoleon-Vendee, Saint-Rrieux, Rrest, Rodez, Montauban, Rayona, Rochefort, Resanzon, Lyon, Avinon, Draguiiian y Narbona. wTrece de estas estaciones trasmiten por el telegrafo una observacion hecha al abrirse el despacho, y son: Estrasbur- go, Mezieres, Dunkerque, Tonnerre, el Havre, Limoges, Na- poleon-Vendee, Rrest, Montauban, Rayona, Resanzon, Lyon y Avinon. Estas trece estaciones, ademas de Paris, baslaran para dar todos los dias una idea del estado atmosferico en Francia, pues no se ha creido necesario exigir la estension de la trasmision lelegrafica a mayor numero de estaciones, para no embarazar el servicio admiuistrativo. »Van a adoptarse las convenientes medidas para que muy en breve scan puestas en conocimienlo del publico estas ob- servaciones, inmediatamente despues de su llegada; ademas de esto se insertaran en muchos periodicos, y en una forma adecuada, a fin de que resalten los cambios ocurridos desde el dia anterior. »A pesar de la buena voluntad que se ha hallado en to- 'ill (las paries, la orgauizacion de las cslacioiios en una gran es- lension de pais, ha sido larga y dificil. »Como los baromelrosespecialmente esperinaenlaban bas- lantes deterioros cuando se remitian por medio de los car- ruajes piiblicos, ha sido precise que un dependienle del Ob- servalorio fuese portador de parte deellos, en lanto que otros ban sido confiados a diferentes personas, enire las que se cuentan Mr. Caillet, examinador de la marina, y Mr. Pelit, di- rector del Observatorio de Tolosa, quese ban cncargado de cllos con el mayor celo. Los ingenieros de puenles y caminos nos ban surainistrado, con una benevolencia que les bonra, la altura exactade loslugares. Todas las estaciones telegralicas ostan actualmente en eslado do funcionar, menos Brest, cuyos ioslrumenlos, sin embargo, eslan ya preparados. ))Comprendese facilmente cuan interesanle seria enlazar con los paises eslrangeros la organizacion que acabamos de establecer en Francia. Algunas comunicaciones rolativas a eslc asunlo ban tenido ya lugar, siendo perfectamenle acoji- das en todas partes, »Reslanos ahora disponer todo lo necesario para lapubli- cacion del conjunlo de los documentos recojidos, a fin de que, puestos en breve en manos de losamantes dela ciencia, su discusion sea a la vez mas rapida y provechosa. En la ac- lualidad nos ocupamos de este complemenlo indispensable de la nueva organizacion. » REAL OBSERVATORIO DE MADRID. Mcs dejiinio de 1856. Pulgailnsio- BAROMETllO. | -les.is. I— _: Allura media 27,807 maxima (dia 7) I 28'0;)4 minima (dia 1." 27^531 Oscilacion mensual ! o'o23 maxima diurna (dia 13) o'l83 minima diurna (dia Ki) j 0,023 Mili'iirtros. 706,287 712,561 699,275 13,286 4,648 0,584 423 TERMOMKinO. Temperatura media maxima (dia 30) minima (dia 17) Oscilacion mensual maxima diurna (dia 15} minima diiirna (dia 6)., PLUVIOMETRO. Liuvia caida en el mes Kahr. Hcauoi. 74*/i 18°,85 96,0 28,44 /i6,8 6,57 49,2 21,87 34,8 15,46 6,4 2,85 23",55 35,56 8,22 27,34 19,33 3,56 Pul-. insl. 1,010 iMilimetrus. 25,65 Mes de Julio BAROMETRO. Altura media maxima (dia 30) minima (dia 22) Oscilacion mensual maxima diurna (dia 21). minima diurna (dia 4). . TERMOMETRO. Temperatura media maxima (dia 21) minima (dia 10) Oscilacion mensual maxima diurna (dia 13). minima diurna (dia 4). . . PLUVIOMETRO. Liuvia caida en el mes Pulgadas lu- glesas. 27,765 27,894 27,581 0,313 0,156 0,019 Milimetros. 705,21 708,50 700,55 7,95 3,96 0,48 Fahr. Picaura. 85°,3 23',7 102,2 31,2 54,0 9,8 48,2 21,4 35,7 15,8 22,8 10,1 29°,6 39,0 12,2 26.8 19,8 12,6 Milimctrus, Manuel liico y Sinobas. 424 -f _• cc \ cc *v t^\ •BplfoJ < -S^ -3j ciiSi: op pi;puuc3 ^ ^ \ a ^ o •♦ S f &. 5^ V / •ssni \3 g t- ^ i\ 110 Kzjonj ctuixEiu US r^ " (C ^ c e^ ^ \ s •oiuono a CO "a- ^f -oj) sciu iKiiooDJip ns c: c 0 ^ Jv G M ■^ ■ninBoaX -jnoD '-qJEj «= c <= sopBjS uo tqjo.v E] 2 2 ^ in -» aJ op Eipara •jcjoduioj. tiinBoa'f JU^O '-J'lEj SOpBjS 110 SOJEJOS SoX -BJ SO] op Eipotu ■dniox O CJ^ 00^ 03 t^ C* o «= CO oT "rt" jrT o so CO oT ^ in o» fo e^ 00 CO c» 00 CO c> •jnoinBoa A 'luof) C' CC CO o »" ■* =■>«■* «-JC|BJ SOpBjS UO SOIU ws *^ c' in *^ hop EOiinuu -jEJodnioj, CM s , -.inaiiiBoa k -1003 o «* >n O ift -^^ O 1ft •* H J '•jijEji sopB.iS ao soni jop BoiixEni 'iBJodoiox MS oT e«r CO c< e^ oT o «o C3 «■> •— era cT eo «o e^ w" 1 ■jnmnBoa k •1U03 "J'tEJ sopBjS UO Eipoai EjniEJodcDoj, c» o> fO "^ t^ *^ oT wT cf t^ «o -^ \ to »- '^ >o -^ •»« 1ft ^ « / •BOJjoaiiinn L — -* C5 O eo in U ^ SESOlSui SBpEcind no en ■=!' c-« "^ cT •* 05 •* soai pp caiinim Ejniiv c« »^ C< t- iC -* ta «o c -^ P3 •sojioaiipui k eESOJoDI SBpESjoJ UO ». 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Dioni reda. sa C/3 CC [M ""■— ^^-*— ^ ,^ m 1 S CxQ e a c3 'TS ' S OQ na Eia J c 'iX\ »n ^ , <=r ^ , , o _ ^•^ c o_ >1 CO s '-' n •if o5 o o o 1-1 •»-l o» »n CI irt -t-i ^ ^ h- CO m c* t-. « - -. in ■^"<-" t- t^ t- ** ■* — c» in •* »» <* CO •^ "^ e^ ee »n O >-J 05 (=> e^ =o o" >ft c< — to ?» «j. e^ ©» to ■— »" to ■" ■<-' ift — 00 c» to o oo^co f> o c« o 00 o oT irr.«*" e-> C5 — o CO CO O •* CO o eo CO '^ '^ -* o to CO e^ 05 CO CO to b~ <=) to — ir< t- n jrs OS CO 00 e^ c^ CO C^ c* 00 es c< i>. e* «J< — uo e-« CO >* c« in to — "loT =° ^~ "lo-^ 1^ en OS >ft l~ o c» to o t^ c» t- CO oc 1(5 «S" <=> 00 c^ to CT 00 OS CO ".to" o» _;• «=.oo'- ►^ o OJ to t-- o O l^ 1 C< t>. c< t^ -* u> 00 OS CO — < 00 -< •^ 00 t^ <*! •eco- '-.w" t^ o 0» lO t^ <=> c» r~ c< t^ C< t^ O 1 1 a "> 1 o a P a re re NAD. nuel Fig i a -S ►J ra c3 |>. o o W fi( 13 S .2 ?gl < o O M S fcl * ^ cj : E-< , • _^ 'S t3 -S 't- -C I c » ■ FlSlOLOOli^ TEJETAEi. Jiifluencia de la temperatura en la vejelacion.—Calculo que sc (lebe hacer para apreciaria; por Mr. Quetelet. (L'lnstitiit, 5 octuhre 1855.) Mr. de Gasparin, en una nota leida a la Academia de Ciencias de Paris el 14 de mayo del ano pasado, despues de discutir los diferentes melodos propuestos para delerminar la relacion que existe entre la temperatura y la duracionde la vejelacion de una planta, deduce que ninguno de estos meto- dos da resultados acordes en todos sus puntos con la observa- cion; y ba adverlido que esto debe consistir en que, segun su opinion, la temperatura no es cl linico elemento que baya de tomarse en cuenta. Mr. Quetelet, en vista de dicba comunica- cion, presento a la clase de Ciencias de la Academia de Bru- selas algunasobservaciones, que consideramos litil reprodu- cir, puesto que tienen por objeto, en primer lugar rectificar un guarismo inexacto que ha servido de argumento a Mr. de Gasparin; en segundo, limitar la aplicacion de las consecuen- cias que ba deducido de las discordancias de la observacion; yfinalraente, dar a conocer nuevos resultados, enqueelmeto- do propuesto por Mr. Quetelet no parece tan ineficaz como lo ba consideradoMr. de Gasparin, para represenlar los fenome- nos. Copiamos primero el fragmento de la nota de Mr. de Gas- parin relativo al metodo de Mr. Quetelet. « Observando eslas discordancias, Mr. Quetelet creyo 137 que la suriia de los gradosobtenidosiio era lo linico quedebia considerarse, sino que era tambien precise examinar c6mo lo habian sido. Dos dias que dieron 10 grades de temperalura media, no podian producir en las planlas el inismo efeclo que un dia de 20 grados. En vista de esto, considero la tempe- ratura corao una fuerza viva, en la que era precise conside- rarlasunia deles cuadrados,en lugarde la adicion deles gra- dos simples. No obstante, aplicande su metodo a la florescen- cia de las lilas, ainbas sumas le ban dado resultados identicos durante muclios afios, partiende desde laepocadc lateruiina- ciende lasbeladas, a saber: 4715 grados come suma de eslos, y 1296 {debe leerse 4296°) para la suma do sus cuadrades. No- sotros hemes hecho la misma aplicacion en dos anos diferen- les, en que Colle publico la florescencia de las lilas en el cli- ma de Laon. Eu 1782. desde el 22 de febrero hasta el 3 de abril, tuvimos 577° conio suma de cstos, y 4770 para la de los cuadrades; eu 1790, desde el 22 do eiiero basta el 10 de abril, tuvimos 477°,7 per suma de los grados, y 3410 co- me la de sus cuadrades. Aqui no se advierte ninguu punto de semejanza, ui enlre los dos anos, ni con le que ocurrc en Bruselas. A esto replica Mr. Ouetelet. «^Es exacto este mode de comparar? Admilo el ejemplo de las lilas, aunquc los numeros esteii tornados en el sigle ulti- mo, y no podamos per consiguienle saber si son comparables a los nuestros. En 1790, para llegar a la florescencia fue pre- cisa una suma de 477", 7 de teraperatura, al paso que en 1782 fueron necesarios 10 grades mas. Esta diferencia es, en efcc- to, mucbo menor que la que se advierte eutre las sumas de \os cuadrados de las temperaturas, que se eleva a 1360. Pere es evidenle que tales diferencias no pneden tener la misma significacion, ni servir directamente de bases para comparar los dos metodos. Segun Reaumur, per ejemplo, para formar 100° serian precises cinco dias de 20" de temperatura, al paso ([ue por el metodo de los cuadrados bastarian, para formar el iii'imero 1360, poco mas de tres dias de igual temperatura. Vease, pues, como sellcga a uu resultado enteramente inverse del euunciado por Mr. de Gasparin, 438 ))E1 calculo seiia aiin mas decisivo si so empleasen los numeros observados en Bruselas, pues debo advertir de paso que en uno de los datos referentcs a dicha ciudad se ha co- metido un error en la impresion, que puede inducir a creer que hay una discordancia escesiva, que en realidad no existe, pues se lee 1296 en vez de 4296. »Por lo demas, no debemos prometernos hallar de ano en ano, y en todos los paises. resultados enteramenle identicos, porque esto seria adniitir implicitamente que la lemperalura es la unica causa eficiente de los fenomenos de la florescen- cia. Y aun fuera gran venlaja si todas las deraas causas, obrando unidas y en el mismo senlido, no produjesen en dicho fenomeno sino algunos dias de anticipacion 6 de retraso con relacion a la epoca calculada, teniendo en cuenta unlcaraente las temperaluras. Ademas, todos los dias vemos individuos de una misnia especie, planlados unos al lado de otros y en apariencia bajo las mismas condicioues, producir diferencias analogas en las epocas de su vejelacion. Los frios rigurosos que preceden a la vivificacion de los vejetales ejercen lam- bien una accion muy sensible, y pueden, corao este ano acon- tece, causar un retraso estraordinario de muchos dias en la florescencia. »Si ademas de esto se quiere comparar los metodos y so- meterlos a una prueba mucho mas decisiva, bastara esponer las plantas a una temperatura artificial. Esta idea tan senci- lla me habia ocurrido hacia ya mucho tiempo, y la hepuesto en praclica.)) Aqui Mr. Quetelet refiere una esperiencia verificada en 18o2 a peticion suya por Mr. de Bremaecker, reciente- raente arrebatado al estudio de las ciencias por una muerte prematura, y de la cual dio cuenta en una nota comunicada a la clase en la sesion dc 3 de abril de 1852. ((Habia rogado, dice, al joven sabio que tomase algunos pies de lilas, que las limpiase la tierra y las pusiese luegoen una cueva, para producir un sueuo artificial. Al cabo de al- gun tiempo se puso una de estas plantas en tierra, y se la so- metio en una estufa a una temperatura muy suave e iguai. Diclia pianta sc; cubrio de yenias y hojas, pero no llego a flo- 4;{9 recer (1). La suma de los cuadrados de las lemperaturas ne- cesarias para llegar a la epoca de la foliacion fue exacta- mente la que yo habia calculado para las lilas cojidas al aire libre.w Esta sola esperiencia era insuficiente. Hacia mucho tiem- po que buscaba ocasion oporluna para reproducirla en mayor escala. Mr. Schrani, inspector del jardin bolanico de Bruse- las, tuvo la bondad de acceder a mis deseos, y me entrego las cuatro series de observaciones siguientes, heclias por su iaboriosidad en las eslufas del jardin. Es de adverlir que Mr. Schram ignoraba el objeto que yo me proponia, y que se limito a Irasladar los resultados tales como los obtuvo La eslufa en que se verificaban las observaciones tenia en su md- ximiimuna tcmperalura de 20 a 21° deReaumurJa cualbaja- ba durante la noclie a lo°, y en algunas circunstancias a 10 del mismo termometro. En mi opinion puede tomarse como temperatura media la de 20° del termometro centigrado (2); por lo cual, despues de muchos anos de esperiencia he indi- cado en el Anuario del Observatorio, que las hojas de la lila varin exijen una suma de temperatura igual a 191° cenligra- dos para empezar a abrirse, 6 bien una suma de cuadrados de temperatura igual a 1315. Segun el metodo de calculo de Adanson, Boussingaull y Gasparin, se necesitarian de 9 a 10 dias de temperatura de 20°, al paso que con arreglo a mi me- todo bastarian de 3 a 4. De los estados de Mr. Schram se desprende que en efecto se ban necesitado tres dias y medio de temperatura de 20° para producir el desarrollo de las pri- (1) Mr. de Gaspariu deduce algimas consecuencias de la no flores- cencia de esta planta; pcro este caso es puramente accidental. La espe- riencia de Mr. de Bremaecker no se ha liecho en muchos pids de lila, sino en uno solo. (2) Para que todo fuese exactamente comparably, las lilas varins que esta \ez se colocaron en las cstufus fuerou cojidas en el momento en que empezaban a salir de su sueiio, enlre otras lilas de la misma claso que Grecian al aire libre, y habian eslado hasla enlonces en las inismas condiciones. 440 moras hojillas, y despues de 9 a 10 dias (que siipone el olro metodo de calculo) la foliacion habia Ucgado a su ultimo pe- riodo. Respeclo de la primera florescencia de la lila varin, el Amiario del Observalorio demuestra que se necesilan SOS" de lemperatura centigrada, 6 bien, en mi metodo de calculo, una suma de cuadrados de temperaturas igual a 4057. Esto supone, segun Adanson, mas de 25 dias, y segun mi metodo de 11 a 12 unicamente: y es de advertir que semejanle resul- tado se halla lambien en arraonia con las esperiencias heclias en el jardin bolanico, que fijan por lermino medio en 111 dias la epoca de la florescencia de la lila varin En mi concepto estos resultados son decisivos. Mr. Quetelet menciona luego otra esperiencia verificada en una planta de florescencia tardia, la clethra alnifolia; es- periencia praclicada igualmenle por Mr. Scliram en una es- lufa de la Sociedad de horticultura de Bruselas, cuya lempe- ratura media era de 20° centigrados. Diclio autor daba cuenta de estas nuevas observaciones en los siguientes terminos en la sesion del 22 de setiembre de 1852. ((La planta, arrancada de la lierra el 23 de febrero y tras- ladada al invernaculo. presento sucesivamente las fases del desarrollo descritas en la nola siguiente. En ella se vera que las primeras yemas de la flor se abrieron el 16 de mayo; lo que da en total 83 dias de esposicion en la eslufa con una teraperatura media de 20° centigrados; niimero cuyo cua- drado es 400, y que multiplicado por 83 da un producto de 33.200. Mr. Schram, en la lista de las florescencias que ha observado al aire libre en el discurso de este afio, seuala el 8 de agosto para la del clethra alnifolia. He visto florecer la misma planta en el jardin del Observatorio el 3 de agosto, un dia mas tarde que la florescencia media deducida de muchos anos de observacion. Asi pues, segun los datos de las tempe- raturas, hallo que desde el 23 al 27 de febrero ha helado re- gularmente todas las noches, y que el lermometro no ha em- pezado a subir sobre cero hasia el 28 del citado mes. Supo- niendo que estuviesen las plantas sometidas a las esperiencias en identicas circunslancias (|uc el dia 23, no debo empczar a conlar las temperaturas, respecto a las que crocen al aire li- 441 bre siiio desdo cl 1.° cle inarzo: las lemperaliiras luedias liaii sido las siguientes: Marzo. ;}",3; elcuadrado es 11, yen 31 dias se lendra 341 Abril.. 0,6 )) 44 ). 30 » 1320 Mayo.. 15,2 )) 231 )) 41 » 7161 Jiinio.. 16,7 » 279 » 30 » 8370 Julio... 21,8 » 475 )) Total 21 )) 14725 .. 31917 La temperalura media de los primeros dias de agosto ha sido de 20°,1 , cuyo cuadrado es 404. Per esta razon el cle- thra alnifolia, que ha florecido el 3 de agosto en el jardin del Observalorio, ha recibido 31,917+3,232=35,149 de tem- peralura; valor un poco mayor que 33, 200. » ((Las observaciones sobre el clethra alnifolia, contimia Mr. Quetelet, no tenian otro objeto que la comprobacion del metodo de los cuadrados, mas no su comparacion con el de Reaumur. Si quisiesemos establecer un paralelo deestaclase, advertiriamos primero respecto al primer metodo, que el clethra ha florecido en un invernadero, enteramente lo mismo que en el jardin del Observalorio, por un mismo niimero cua- drado de grades de temperatura. Empleando el metodo de Reaumur, se advertira que el clethra de la estufa ha recibi- do 20° de temperatura por espacio de 8 dias, lo que da 1,660 grados, mientras que en la estufa ha recibido: En Marzo. . 3'',3 durante 31 dias, 6 102,3 Abril... 6,6 » 30 » 198,0 Mayo. . . 15.2 » 31 )) 471,2 Junio. . . 16,7 )) 30 » 501,0 Julio 25,8 )) 31 » 675,8 Agosto.. 20,1 » 3 » 60,3 Total 2008,0 En el modo decontar de Reaumur y de Mr. dc Gasparin, la planta de la eslufa ha florecido 17 dias antes coraparativa- raenle que la que crece al raso, porque en lugar de 1600 grades habria debido recibir 2009; lo que, en lugar de 83, supone 100 dias de 20" dctemperalura. ))Mr. Quetelet refiere luego las observaciones que ha hecho durante el invierno de 1854 a 1855, relativamente a los efec- losque las temperaturas bajas producen en la vejetacion, con particularidad en la de las plantas lefiosas, cuyas ralces pe- netran a gran profundidad. »Los fries de un invierno rigoroso causan una verdadera perturbacion en los periodos de la foliacion y la florescencia; cuando principian a despertar las plantas herbaceas y la ve- jetacion vuelve a proseguir su curso, todavia continuan muertoslosarbolesy arbustos, que esperimentan retrasosmas sensibles. Al observarlos se siente especialmentela necesidad de toniar en consideracion los grades de temperatura nega- tiva. wPara formarme una idea mas exacta acerca de esto, he reunido en el cuadro adjunlo, comprensivo del7 afios, los da- tes de la florescencia de seis plantas muy conocidas, que flore- cen porlo general en la mismaepoca del ano; almismo tierape presento la fecha de dicho fenoraeno segun el terraino medio de las observaciones de los 17 aiies, indicando respectiva- mente con una 6 dos rayas las epocas mas premaluras 6 las mas tardias. 443 o_- o_ o c o O a « a a a a a-g « o "= a-S a a a a a C3 CO a ctt a ^^§§§1^^ -a -a -a .ii .si ^ rs -a _«D -2 r-wiir-cMsosYssioo ©1 o r- so oo c so CO r- t- «r50i«©C5©i'^©-ioo CO '^ so CM OO T-H oo SO r- r-" CO CM ©a rH ^H aaaaaaa « 'iO'ajtSOOSOsOCOl OO rH ,-1 ,_ CM CM a a' a cs a a o -a -a ^ OO T-H ©1 o >. • ^^ C3 a CO « 03 'a ■o a a a a a O' CM so sHOOOSOCO©l ■^H ^<©lCO '^ co^Ji*^5*»^>i*^^'3*»sti ^5j«>=i*«Ji*so:Ososo so 0000000000000000 00000000000000 00 )>Advierlesc a [)rimera visla quo el 20 de mayo ultimo la lloroscencia se habia retrasado 17 dias; csle relraso, el mas notable en el espacio de tiempo comprcndido entre 1838 y 1855, se manifesto casi igualmenle en cada una de las seis plantas seiialadas en el anterior estado. Respecto al lirio [Convallaria majalis), que en cierlo mode formaba una es- cepcion, solo fue de 14 a 15 dias. El auo 1853 ofrecio una gran semejanza con 1855, pues la vejetacion estaba hacia la misma cpoca del ano, esto es, el 20 de mayo, en un retraso de quince dias, el cual era unifor- me con corta diferencia en todas las plantas. Pcro aqui la vi- vificacion habia sucedido a un invierno mas notable por su duracion que por su rigor; es cierto que se habia retrasado, pero las plantas en general no habian sufrido de una manera notable. En cuanto al auo 1853, la cpoca de la vivillcacion puede fijarse a principios de abril; en tanto que, relativamen- teal855, debe fijarse hacia mediados de marzo (el 13), Asi pues, aunque la vivificacion se haya retrasado 15 dias mas en 1853 que en 1855, la florescencia en estos dos afios se verifico en las mismas plantas casi en iguales epocas. El retraso fue un poco mayor en los arboles y arbustos, y al- go menoren las plantas herbaceas. Esta diferencia, que es do unosl5 dias, consiste al parecer sobre todo en la graduacion de la tcmperatura en el interior de la tierra. Efeclivamente, cuando en la superficie de esta se ha raanifestado una helada fuerte, se necesitan por termino medio seis dias para que pro- duzca su efecto a 1 pie de profundidad, doce a 2 pies y diez y ocho a 3 pies, 6 sea cerca de 1 metro de profundidad: de ma- nera que la vivificacion de las plantas en la superficie del suelo pudiera tener lugar, 6 aun habersedeclarado yamuchos dias antes, cuando el frio mas intense se hace sentir todavia en el lugar que ocupan las raices de los arboles corpulentos. Aun ad- mitiendo que latemperatura de estasno obre sino parcialraen- teen losfenomenos de la foliacion y la florescencia, no puede, sin embargo, negarse que ejerce cierto influjo, especialmente si el frio ha sido muy riguroso y ha ilegado a formar una ca- pa de hielo que se conserve sin derretir. Esta causa parecc bastanlc cficaz para esplicar la diferencia de cualro 6 cinco 44;) dias de retraso en la vejetacion de las plantas de ciertas di- mensiones, con relacion a aqiiellas cuyas raices no penetran sino algunas pulgadas de profundidad. Me he complacido igualmente en ver hasta que punto habian sufrido las lilas la impresion de la temperalura es- cepcionaldel855. Desde el memento de la vivificacion has- ta el 21 de mayo, epoca de la florescencia, he contado una suma de 539 grados; es decir, 63 grados mas que en tiempos ordinarios; la planta, por consiguiente, ha florecido con cinco dias de retraso: la temperatnra media en la epoca de la flores- cencia era de 12°,5. Por otra parte, teniendo en cuenta los cuadrados de las lemperaturas, he obtenido 5037 en lugar de 4296; lo cual produce una "diferencia de 741, y supone un re- traso eslraordinario de cuatro 6 cinco dias (156° por dia). Los dos metodos de calculo convienen, por lo tanto, en dar pa- ra la florescencia de las lilas en 1855 un resultado estraordi- nario de cinco dias, y analogo al encontrado, como hemosvis- to, por medio de la observacion directa. iiO VARIEDADES. El 'J de agosto proximo pasado fallecio en Vigo el Excmo. Sr. Don Jos6 Garcia Otero, individuo de niimero de la Real Academia de Cien- cias de Madrid en su Seccion de ciencias exactas. — Bolida. Mr. Coulvier-Gravier haparticipado a la Academia de Cien- cias de Francia, en 5 del mes de marzo ultimo, la observacion de una bo- lida de notabilisimo brillo, hecha por Mr. Sagey en 29 de febrero alas IQi' 2 1 ■", tiempo medio. Era un globo de 1 .* magnitud que aparecio a 5" S. de 3 de los Lebreles, desapareciendo entre « Cefeo y n del Cisne, con direc- cion a a de la misma constelacion; su carrera fud de 70°, y muy lenta su marcha; la duracion de 5 a 6 segundos, sin rastro persistente; su luz era viva, y hacia la mitad de su carrera despidi6 unos fragmentos diver- jentes que se apagaron a 4 6 5° de distancia. Entonces brillo su luz con mayor intensidad, luego fu6 debilitandose, y se volvio rojiza al final de la carrera del meteoro. — Cartas eclipticas del Observatorio de Pans. La ultima entrega de los Anales del Observatorio de Pan's es la primera parte del Atlas que debe acompaiiarlos. Comprende 6 de las cartas eclipticas trabajadas por Mr. Chacornac, que fueron principiadas el auo 1852 en el Observatorio de Marsella, y continuadas en el de Paris desde el de 1854. Abrazan las estrellas hasta de 1 2." y 13.* magnitud, ypara conseguirlo estan en escala mas que cuadrupla que las de la Academia de Ciencias de Berlin. EI grado tiene GOmilimetros de longitud lineal; mas para no dar tamauo escesivo A cada carta, se ban dividido las horas en tres partes iguales, y asi tiene cada carta una superficie cuadrada de 5 grades de lado, quedando en el centre la ecliptica. En Marsella se hacian las observaciones con un an- teojo de 5| pulgadas de luz; en Paris se hacen con otro de 9 pulgadas, vi^ndose por tanto estrellas mas reducidas. Se ban fijado estas vali^ndose de micrometres 6 de reticulas, segun se queria mayor 6 menor precision. Comparando estas cartas con las partes correspondientes de las publica- das por otros astr6nomos, dice Mr. Le-Verrier estar seguro de que tienen muchas mas estrellas: tambien se ha cerciorado, comparandolas con las de Berlin, que varias de las estrellas en estas inscritas ban desapareci- do; cuyo hecho aumenta el interns de semejantes trabajos. Un Atlas com- plete del cielo en una ^poca dada, seria para en adelante un documento utilisimo, fuente de noticias paraconocer los cambiosque sin cesarocur- /i47 ren en los ciierpos estrellares. Si Irabajo (al es penoso para iin solo es- tablecimiento astronomico, ^no sen'a posible entciulerse y concertarse para dividirlo entre varios? Espera, no obstante, Mr. Le-Verrier que el Observatorio de Pan's podra Ilevarlo a cabo. — Estrellas fugaces del pen'odo de agosto. El infaligable observador Mr. Coulvier-Gravier presento a la Academia de Ciencias de Pan's, en la sesion de 18 de agosto ultimo, el estado siguiente de las observaciones que habia hecho de estrellas fugaces del 22 de julio al 14 del mismo agosto; esto es, de la ^poca de agosto en que comunmente se Terifica un maximo, y de los dias que la preceden y siguen. Cielo visi- Duracion lie las ob- ISumero de a o g 2 '"-B Alio. Meses. Dias. 22 ble. servacio- nes. estrellas. a = -3 O ) '■y 1856 Julio. 9,0 h. 1,00 9 10,00 11,3 23 6,8 1,50 10 10,15 9,0 J 9,5 25 8,0 1,50 10 10,15 8,4 26 8,2 2,50 30 11,15 13,5 14,5 28 9,0 2,25 47 12,52 21,0 29 6,7 2,75 23 12,07 9,0 ) 30 7,2 3,00 36 12,30 12,5 ) 31 9,0 3,75 39 12,37 10,5 [l3,0 Agosto. 1 9,5 3,25 68 1,07 16,0 J 2 10,0 3,75 48 11,07 14,2 ) 3 10,0 3,50 49 11,15 15,5 13,6 4 6,3 2,25 30 1,22 11,1 ) 5 8,0 2,00 13 10,30 8,3 ) 6 9,0 2,25 38 12,22 17,1 16,5 7 8,5 3,50 108 1,15 24,1 9 10,0 5,00 339 12,30 67,8 45,8 10 9,5 5,00 224 12,45 44,8 11 9,0 4,25 137 1,07 25,0 12 9,0 3,00 79 1,45 20,0 ) 13 6,2 0,75 25 2,52 20,0 17,1 14 5,0 0,75 12 2,52 11,4 Resulta que este auo, como los anteriores, ha venido aumentando has- ta el 10 de agosto el niimero de estrellas fugaces, y luego disminuido. Los dias 9, 1 0 y 1 1 de agosto ban dado para niimero horario medio a media noche de los mismos tres dias, 45,8 estrellas fugaces. El termino medio de los mismos tres dias del aSo pasado fu^ de 45 estrellas fuga- ces, 6 igual niimero. Los aSos venideros demostraran si vohera a tomar el fenomeno una marcba ascendente, 6 si continunra en descendento 448 ciial parece segnir desdc 18 48, scgun las observaciones de Mr. Coulvicr- Gravicr. En las 57| horas dc observaciones del estado anterior, ha apnnla- do Mr. Coulvier-Gravier 1374 estrellas fiigaces; do cllas bubo 16 globos fugaces 6 bolidas, de las cuales dejaron rastro 1 1 , habi^ndose visto 1 el 23 de Julio, 1 el 25, 2 el 30, 1 el 1." de agosto, i el 4, 2 el 7 y 8 el 9. — Exislencia de una corriente en el Oceano Pacifico. Segun observa- ciones hechas por Mr. Bert, y comunicadas a la Sociedad dc geografia y estadistica de Nueva-York, existe en el Oceano Pacifico una corriente que se dirije al N. y E. de la costa de Asia, y quo al parecer coincide con la del Oceano Atlantico. Asi que se entra en aquella corriente sube la temperatura del aire y del agua; el calor del mar escede al de la atm6s- fera: pero este fen6raeno desaparece cuando se abandona la corriente. En el lado N. 0. el cambio es mucho mas repontino que en el S. E.; y en toda la linea fronteriza, lo mismo que en el centre, el cheque de las olas es tan fuerte, que se asemeja al movimiento del mar cuando se estrella en las rocas. Ya el c^lebre navegante Cook habia advertido en las costas del Japon una corriente haciael N.E., llamada Aurosino por los indi'ge- nas, a causa de su tinte oscuro que se destaca sobre el fondo verdoso del resto del agua. El Kurosiwo proporciona a la isla de Wipon, por cuya inmediacion pasa, un clima mas benigno que el de la Union-Americana bajo la misma latitud. Su influencia se hace senlir igualmente en las costas de la California y de Oregon; asi es que en elPuget-Sund (48° dc latitud N.) los inviernos son tan templados que nunca se ve nevar. Segun parece, existen algunas relaciones entre estas tres corrientes. — Estereoscopo nuevo. En la sesion de la Academia de Ciencias de Pan's del 6 de octubre de 1856 presento Mr. Faye un aparatito destinado a facilitar la vision estereoscopica. So reduce a un pliego de papel en que estan abiertos dos agujeros de 5 milimetros de diametro, distantes entre si lo mismo casi que los dos ojos del observador. Para usar este es- tereoscopo, se pone con una mano sobre el dibujo doble que se tiene con la otra, y se le va acercando poco a poco a los ojos sin dejar de mirar al di- bujo por los dos agujeros. No tardan en parecer estos uno solo, y en- tonces se presenta la imagen en relieve entre las dos planas con perfccta limpieza. No ignora el autor que se obtiene la sensacion del relieve sin servirse de aparato ninguno, pero piensa que el indicado, que se pue- de hacer en pocos mementos, facilita la vision estereoscopica y se apli- ca facilmente a cualesquier casos, en especial a los dibujos de los libros (Cristalografia, historia natjural, etc.), que no se pueden poner en el este- reoscopo comun. N." 8.'-REVISTA DE CAEmiXS.-Noviembre 1856. mmm exactas. - — ^-» (SViSMHtv* ASTROMOlIIit. Sobre las paralajes de las estrellas a de la Lira y 61 del Cis- ne; por Mr. Otto Struve. (L'lnslitiit, 47 setiemhre 1856.) HiL ano de 1839 hallo Mr. W. Struve, valiendose de ob- servaciones liechas en el Observatorio de Dorpat, el va- lor + ^".261 para la paralaje de la estrella « de la Lira, con error probable de 0".025. Introduciendo en los calculos ciertas modificaciones, se redujo dicho valor a +0",229, con error probable de 0",030. A fin de comprobar el valor de la paralaje hallado por su padre, emprendio Mr. Otto Stru- ve en el Observatorio de Poulkowa observaciones de la es- trella a de la Lira, principiandolas en setiembrede 18S1 con el escelente anteojo de aquel eslablecimiento. Al espirar el ano 1852 llevaba hechas 81 observaciones completas, que so- metidas al calculo debido dieron-}-0",143 para valor de la paralaje, con error probable de0",014. Continue las observa- ciones hasta 75. Calculadas todas con el rigor requerido, y tratando aparte las distancias y los angulos de posicion, ha sacado Mr. Otto Struve los valores de la paralaje si- guientes: Por las distancias -f-0",1189,xon error probable de 0",0f57 Por los angulos de posicion. -1-0,1618 0,0115 Por tdrmino medio -|-*'>''^6^ 0,0093 tomo vr. 29 /i50 Mr. Otto Striive prcseiUa coiuo garautia dc la exactitiid deeste resultado, por una parte la pequenez de su error pro- bable y la concordancia de los resultados dados por dos cla- ses de observaciones perfeclamenle independienles cntre si (las distaucias y los angulos de posiciou), y por otra el hecho de que el movimiento propio de la estrella « de la Lira y de la que leha servido de comparacion, deducido de sus obser- vaciones, concuerda en raenos de O^'jOS con el proccdente de compararlo con el de las de Mr. W. Striive, heclias 1I> anos antes; por el valor minirao, en fin, de la difercncia de aber- racion de los dos astros coraparados, diferencia que inlrodujo como incognita en las ecuaciones de condicion. La diferencia no cortaentre el valor hallado por el y el que hallo en 1839 Mr. W. Struve, cree que se puede alribuir con fundamento a los errores accidentales de las observaciones, acusados por los probables de ambas determinaciones. Mr. Peters habia sacado de observaciones con el gran circulo vertical de Poul- kowa +^",103, con error probable de 0",0;)3. Combinando todosestos valores, sale por termino medio 0",1554, con er- ror probable de 0",0088. Esta paralaje de la estrella « de la Lira se refiere propiamente a la de la estrella de compara- cion; pero como esta era de 9.^ a 10.* magnitud, y como se- gun los trabajos de Mr. W. Struve, semejantes estrellas tie- nen por termino medio una paralaje que no pasa de milesi- mas de segundo, resulta que la absoluta de « de la Lira no subiriade0",16. Pasemos a la 61 del Cisne. Las observaciones de Bessel, hechas en Konigsberg y calculadas por el mismo Bessel, ha- biandado por termino medio para valor de la paralaje de di- cha estrella 4-0",3483, con error probable de 0",009o. Mas adelante, a invitacion de Mr. "W. Struve, aplico Mr. Peters a las ecuaciones de Bessel ciertas correcciones reclamadas por los trabajos posteriores de Bessel sobre el coeficiente termo- metrico de la rosea micrometrica y otros, y resulto el valor de la paralaje +0",3602, con error probable de 0'',0121. Mr. Otto Struve ha repetido la misma determinacion, fnndan- dose en observaciones suyas como respecto de « de la Lira. Reunio 39 hechas en 13 meses. Calculandolascomoes dobido, e introduciendo tambien la diferencia de aberracioQ de am- baseslrellas coraparadas como incognita en las ecuaciones de condicion, saca: Por las distancias -|-o",5098, con error probable de 0",0332 Per los angiilos de posicion -|-0,5008 0,0435 Por termino medio -)-0,5060 0,0264 Este resullado difiere 0",1438 del de Bessel, cantidad so- brado considerable para poderla atribnir ni siquiera a acumu- lacion de errores accidenlales de ambas determinaciones. Y todaviasube a 0",1577 la diferencia respecto del valor cor- rejido de Bessel. Mr. Otto Struve considera no obstante que el valor hallado por el tiene lanta garantia de exactitud como el de a. de la Lira. Estriba igualmente en dos clases de obser- vaciones ejecutadas con arreglo a metodos que nada tienen comun; el movimiento propio, deducido de un ano solo de ob- servaciones, concuerda enO",04 sobre pocoraas 6 raenoscon el valor sacado de observaciones meridianas seguidas un si- glo entero; el valor de la diferencia de observaciones de las dos eslrellas comparadas resulta, en fin, del todo desprecia- ble. No puede pol- tanto esplicarse una diferencia tan grande, sino suponiendo que las medidas dadas por el heliometro de Konigsberg adolezcan de cierlos errores sistematicos y en par- te periodicos, cuyo origen y leyes se desconozcan. Por otra parte, la misma accion perturbatriz sospecho ya Mr. Dollen, conmotivb de trabajos sobre la paralaje de la eslrellade Ar- gelandcr publicados por Mr. Wichmann, sucesor de Bessel como observador, con el heliometro de Konigsberg. C1ENCI4S FIS1C48. — •*0 co*^**^— FIlilCA. Nota relativa al desprendimiento de la electricidad por roza- miento; por Mr. E. Becquerel. (Coraptcs rendus, 14 enero 4856.) En las maquinas electricas ordinarias esta reconocido que las amalgamas oxidables originan mayor desprendimiento de electricidad que los demas cuerpos; de aqui la sospecha de que la accion quimica interviniese en la manifestaciondel fe- nomeno. Asi es que varios fisicos han empleado aparatos, co- locandolos en el vacio y en diferentes medios gaseosos, para examinar la influencia del aire en el desprendimiento de la electricidad por roce, habiendo observado Dufay y Boyle que se verifica del mismo modo en el vacio que en el aire. Wo- Uaston, por el contrario, poniendo un pequeno aparato en un recipiente cerrado que podia contener a voluntad aire 6 acido carbonico, y verificando el roce con el vidrio y unas amalga- mas muy oxidables, observe que solo era apreciable el des- prendimiento de electricidad cuando dicho roce se hacia en el aire; de lo cual dedujo por consecuencia, que la accion quimi- ca qUeeste fluido ejerce en los cuerpos frotados habia de tener cierta influencia. Pero como Gay-Lussac y Mr. Peclet han de- ducido conclusiones opuestas y analogas a las de Dufay y Boy- le, puede creerse en definitiva, segun lo probo Gay-Lussac, que Wollaston uso el acido carbonico hiimedo en sus tra- bajos. En los esperimentos cuyos resultados voy a referir, no se ha variado el medio circundante, la maquina eleclrica, sino la 453 naturaleza y eslado fisico de las suslancias que son causa del desprendimientode eleclricidad por su roce con el vidrio. Al efeclo se preparo una maquina electrica que podia aprove- char la eleclricidad desprendida del vidrio y de la almohadi- 11a, de raodo quefuera dable colocar en los cojinetes unos re- tazos de tela de seda, haciendo que se adhiriesen a ellos los cuerpos que debian frotar el vidrio. Para que no se caye- sen eslos de la seda se unto con un poco de manteca, y en otros baslo la simple adherencia, segun su naluraleza. En tal disposicion se hizo andar la rueda de la maquina con la velocidad uniforme de una vuelta por segundo.nolandoseuna gran separacion entre las dos bolas de cobre, decuyo interme- dio sallaban las chispas electricas. Semejanle sistema de me- dida solo puede servir para patentizar las diferencias que re- sultan en los efectos producidos por los diversos cuerpos. El disco de vidrio de la maquina tenia 65 centimetros de diame- tro, y las bolas de cobre 4 centimetros cada una. Siistancias rcdiicidas a polvo, rociadas sobre la al- niohadiUa, que se apodcran de la eleclricidad ne- :;ali\a. Longitud Diasiina de las chispas. Amalgamas do ziuc y estaiio; deutosulfuro ) Variable entre 140 y 100 mi- de estaSo j limetros. Talco; sulfuro de antimonio; per6xido de i Idem entre 100 y 70 milime- manganeso; harina j metres. Carbon de retorta en polvo impalpable; ) Idem entre 50 y 40milime- plombagina; oxide de zinc J tros. Hojas de estauo; flor de azufre ( ^^'"^ '""^'^ ^^ y ^" °'"^'°^«- ( tros. Licopodio; jabon en polvo I Efectos poco apreciables. Estos resultados prueban que el estado molecular de los cuerpos frotados influye mucho mas en los efectos producidos que la misma naturaleza de los cuerpos, puesto que con el talco, la harina 6 el carbon de retorta espolvoreadoen las al- mohadillas de la maquina, se oblienen efectos bastante pare- cidos a los del oro musivo y las amalgamas, aunque no tan energicos como los de eslos ulliraos. 454 El roce se ha verificado al aire, pues si bien hubiera sido preferible operar en medio de olro gas, no pudo liacerseel es- periniento de este raodo a causa de la disposicion del apa- rato. Sabido era ya por las observaciones de mi padre relativas al desprendimienlo de la electricidad de roce, que varias cau- sas aumentan la tendencia negativa de los cuerpos, a saber: 1.° el estado de division de las moleculas; 2.° el mayor roce; 3.° un aumento de temperatura; 4,° una superficie deshistrada 6 llena de asperezas, 6 una conslitucion fibrosa. Puede aiia- dirse tambien a eslas conclusiones, que la influencia del esta- do fisico molecular eslal, que ciertos cuerpos suaves al taclo, como el deutosulfuro de eslano, el talco y la plombagina, producen efectos energicos. Mencionare por ultimo una observacion muy interesante bajo el punto de vista de la fisica molecular, que resulta no solo de estos esperimentos sino tambien de los trabajos publi- cados en la Memoria citada antes, ii saber: que en general las sustancias como el zinc, el estano 6 sus combinaciones, que son oxidables, y que producen, al verificarse lasaccionesqui- micas, efectos electricos energicos, son igualmente las que ofrecen por el roce efectos mas pronunciados; aunque enton- ces obran por una accion enteramente especial, e indepen- diente de las reacciones quimicas que puedan operarse en ellas. Efectos magneticos de la torsion; por Mr. WERXHEni. (L'lnstitut, ^'i junto ^853.) Siempre que una barra de hierro Uega a un estado de equilibrio magnetico, ora se halle todavia bajo la influencia de una corriente iraantada, ora haya sido interrumpida esta, cualquiera torsion pasajera que se le imprima produce una disminucion en su imantacion, y la detorsion le restituye su imantacion primitiva. Estos cambios se miden por los des- vios que csperimenta la aguja de un galvanometro sensible, (|uc forma parte del circuilo dc un fuerte carrele dc indue- 455 cion, siendo ellos proporcionales a los angulos de torsiones, y aumenlando con la masa de hierro y con la intensidad desu imantacion. La calidad del hierro solo introduce diferencias cuanti- lativas, siendo asi que exisle una fundamental enire el hierro y el acero; pues en este el equilibrio magnetico, cuandohalle- gado a establecerse, no sufre alteracion alguna por efecto de la accion de las causas mecanicas. El autor ha intentado, aunque sin exilo, oblener por medio de la torsion de los cuer- pos diamagneticos, efectos analogos a los que ha observado en el hierro. Hasta el dia el niaximo de la imantacion ha correspondido a la posicion de equilibrio natural de la barra en su cero me- canico; pero lal coincidencia procedia linicamenle de la raa- nera de operar: la barra estaba en cero sierapre que se esta- blecia 6 interrumpia la corriente inductora. Y del mismo mo- do, partiendo de esta posicion, se la imprimian alternaliva- raente hacia la derecha e izquierda torsiones iguales entre si y bastante debiles para que las torsiones permanenles fuesen insensibles. No obstante, este masimo puede alterarse con re- lacion al cero, impriniiendole lo que pudiera llamarse una rotacion. En obsequio de la claridad, distinguiremos los tres periodos de que consta cada esperiencia. 1.° Imantando una barra de hierro mientras esta sometida a la torsion, no se produce en ella rotacion alguna; y las tor- siones permanentes que han precedido a la imantacion, lam- poco tienen efecto. 2." Torcido de una manera permanente bajo la accion de la corriente inductora, el hierro duro recibe una rotacion en el sentido de dicha torsion y aumenta con ella; pero sin lie- gar nunca a su intensidad, ni aun a la del angulo eventual, a no ser que la torsion llegue a ser tal, que le haga perder todas sus cualidades primilivas. 3." En todos los hierros torcidos temporalmente, la inter- rupcion de la corriente ocasiona una rotacion en el sentido de dicha torsion; y aunque es casi igual al angulo de torsion en el hierro dulce, el de rotacion es inferior en el hierro duro. Parece imposibleconciliar la totalidadde estos fenomenos, /io6 ni con una esplicacion por medio de los cambios que puede es- perimentar la fuerza coercitiva, ni con la teorfa de Ampere. El aulor recurre a una nueva hipotesis, admiliendo que las corrientes que constituyen el selenoide de Ampere, en vez de ser producidas por el movimiento de Iraslacion de un fluido, proceden de la propagacion de oscilaciones cuya trayectoria queda indeterminada por de pronto. La inercia sustiluye a la fuerza coerciliva, y el acto de la imantacion consiste en la polarizacion de las vibraciones con- fusas y discordantes que subsislen en el bierro. Como al lorcer la barra varian entre si las moleculas que sirven de asiento a las vibraciones concordanles, estas mu- dan tambien de sitio con las moleculas materiales, como su- cede con las vibraciones luminosas en la esperiencia de Mr. Fizeau. Asi pues, la torsion da por resultado una diferencia de fases; y esto ocasiona a su vez una baja de imantacion que desaparece por medio de la torsion. Para esplicar la rotacion basta admitir que las torsiones permanentes y la interrupcion de la corrienle tieneu el poder de hacer que desaparezcan dichas diferencias de fases; de ma- nera que la detorsion mecanica se convierte en una verdadera torsion relativamente al raagnetisrao. Finalmente, el autor seuala el papel que al parecer deben representar estos fenomenos entre las causas que producen las variaciones regulares de la aguja, sus movimientos irre- gulares en el momento de un terremoto, y por ultimo, sus desvios imprevistos a bordo de grandes buques forrados de hierro. FISICit DEL. C;L.0B0. Inmriabilidad de la salazon del Mar Caspio; por Mr. de Baer. (l.'lnstitut, 27 diciembre \^'iVi .) Mr. Baer, en una Memoria tilulada Estudio fisico del 31ar Caspio, ha examinado si la salazon de cstc mar ha sufrido 457 variaciones apreciables desde la antigiiedad, y si la causa de ella consiste en la naluraleza de sii fondo 6 en la de los lerre- nos que forman sus costas. Algunos ban creido, dice, que el fondo del Caspio despues de haber esperimentado numerosas variaciones, ha llegado por lillimo a su forma actual ; y que hallandose rodeado en su parte septentrional por una estepa 6 arenal salitroso, la sal de este fondo es la de la estepa, que las lluvias disuelven conlinuamenle, y arrastran a las partes mas bajas del terre- no, y de este al mar. Tambien se ha creido en estos liltimos tiempos que las aguas de dicho mar habian llegado a tal gra- do de salazon que ya no podia sostenerse en ellas la vida, animal, esceptuando un pequeiio crustaceo (artemia), que puede vivir en los manantiales salados. Mr. de Baer procura remontarse hasta el origen de esta opinion, que se halla en oposicion con los hechos, pueslo que por lo contrario el Cas- pio sumiuistra hoy cantidades Ian considerables de peces, que acaso no hay mar alguno de igual superficie que pueda com- pararse con el bajo este punto de vista. Encargado por la au- loridad de inspeccionar las pesquerias del referido mar, el autor ha creido que no carece de interes investigar si es verdad que la vida se estinga poco a poco en sus aguas, y si de las observaciones fisicas resulta como un hecho necesario que este mar deba cargarse de dia en dia de sal. Gobel se habia propuesto esta cueslion: ;Bebemos creer que el Mar Caspio ha sido un mar de agua dulce, y en la ac- lualidad lo es salado a causa de las sales de los paramos que lo rodean? El autor responde muy sencillamente, haciendo ver que las cardiaceas y demas conchas marinas qne se en- cuentran en todos los depositos del Caspio y en el paramo en cantidades incalculables , demuestran que este mar ha sido salado desde tiempo inmemorial, aun desde los primeros pe- riodos de la formacion de la corteza terrestre. Por lo que res- pecta a los animales que se encuentran en estado fosil en los terrenes y en el paramo, se ha dicho que no existian ya vi- vos en aquel mar; pero este aserto se ve desmentido por la presencia de las conchas del genero adacna, que son eviden- feraenle marinas, y que se ban enconlrado poco ha vivas en 458 el Caspio. Por olra parte, la inmeiisa canlidad de coipulenlos paces ({ue anualmenle se sacan del misino mar, y cuya pesca adquiere por raomonlos mayor estciision, prueba satisfaclo- riamente que debe haber en el para alimenlarlos, gran abun- dancia de organismos inferiores, cuyo testimonio destruye, como se echa de ver, la idea de decrcpitud que se ha forma- do acerca de aquel conjunto de aguas interiores. Hase dicho que el Caspio es hoy un mar cerrado, rodeado de un dilatado paramo abundante en sal, que disuelta por las aguas pluviales, debe llegar al mar, y aumenlar cada vez mas su salazon; pero a esto responde el autor que el ci- tado mar no es como una capsula de porcelana, en la cual el agua que se evapora, abandone la sal de que esta salurada; si- no que es un gran deposito que si bien recibe sal, va tam- bien depositandola al misrao tiempo ; y que por lo tanto eslo esplica suficientemenle el equilibrio en la salazon de sus aguas. El Caspio forma lagunas saladas y lambien lagos salados, como olros muclios mares, describiendo el aulor un niimero bastante grande, e igualmente su modo de formacion, de lo que es facil asegurarse en las mismas localidades; men- ciona ademas gran niimero de bahias y ensenadas en que el agua es mucho mas salada que en alta mar. No seguiremos al autor en la estension que ha dado a lodas las cuestiones relativas a la salazon del Caspio, ni en la es- planacion de las pruebas con que demuestra la invariabili- dad de ella desde el tiempo de Herodoto; pues seria dificil hacer esto sin tener a la vista un mapa del mar de que ha- blamos, de sus lagunas y de los lagos salados que lo rodean; mapa que el autor ha uuido a su Memoria. Antes de termi- nar, marca lambien muchos errores que se ban admitido 6 recibido cierlo credito, acerca de todas estas cuestiones, por el difunlo Hommairc de Hell en su viaje a los lagos salados. La Memoria de Mr. Baer, apoyada en observaciones perso- nales hechas con esmero, resuelve al parecer muchos proble- raas de geografia fisica, que la diversidad de opiniones de los sabios viajeros habia dejado hasla aqui pendientes desolucion dcfmitiva. 459 AUtodo de andlisis de los bronces y de los Intones; por Mr. Deville. (Anal, de Quim. y Fis., abril ISoii.) Hace ya algunos afios que hago iisar en mi laboralorio a los alumnos de la Escuela Normal, dice el aulor, un melodo de analisis de los bronces y latones, que en mi concepto reune las dos condiciones de exactitud y rapida ejecucion; ademas de esto, solo se recurre esclusivamente a los reactivos vo- laliles. Voy, pues, a detallarlo en compendio. Supongo que la aleacion contiene los siguientes elemenlos: Silicio, Hierro, Estano, Cobre, Zinc, Plomo. Se Ionian como unas 5 gramas de la aleacion, y se disuel- ven en acido nitrico puro, en una redomita de cuello estrecho, terminada en un embudo que no permitala salida de las goli- tas del acido. Una vez operada la disolucion, se pone a hervir por espacio de 20 minntos el liquido concentrado, se dilala en dos 6 tres veces su voliimen de agua, y se continua la ebu- llicion durante el mismo tiempo; cuyas condiciones me pare- cenindispensables para dar al oxido de estaiio y a la pequena cantidad de silice toda la insolubilidad que eslas suslancias poseen en el acido nitrico. Separase luego por medio de la fil- tracion 6 la decantacion la parte insoluble, que se pesa des- pues de haber sido calcinada (algunas veces el oxido de esta- no aparece con color de rosa, debido a ligeros indicios de oro, enteramente insignificantes.) Tratada esta mezcla por el hidrogeno y en seguida por el acido clorhidrico, abandona la silice, cuyo peso da a conocer al mismo tiempo el valor exaclo del oxido de estafio. El iicido nitrico separado del estafio y de la silice se eva- pora en una pequena capsula de platino 6 porcelana, y el re- 460 siduo se calcina al caloi- rojo-oscuro. Por este medio se ob- liene una mezcla de oxidos, de los cuales queda tal cantidad, que puede bastar por lo menos para dos analisis. Puede de- jarse de hacer el peso y algunas nuevas adiciones. Durante la evaporacion, en caso de que se verilicase esla, en nada per- judicarian al resultado del analisis. Dicbos oxidos selriluran en un pequenomorlerode vidrio, y se introducen en la canlidad aproximada de 2 gramos, por medio de una especie de capsula de platino 6 de porcelana, en un tubito de cristal de unos 13 centiraetros de longitud, y Ian eslrecbo cuanto sea posible, terminado en una de sus es- treraidades por un tubo capilar, y cerrado en la olra con un tapon de corcho (1), que solo sirve mientras se verifican los pesos. La capsula, el tubo y el tapon se taran juntos, y el pe- so de los oxidos se verifica despues de haberlos calentado al rojo-oscuro en el aparato, por el que se hace pasar una cor- riente de aire seco. Verificado el peso, la corrienle de airese sustituye con otra de hidrogeno, y se calienta hasta que el sis- tema no pierda ya nada de su peso, por medio de unalampara de alcohol del comercio, en cuyo caso el residuo es el oxido de zinc sin reducir, con el cobre, elplomo y el hierro en es- tado metalico: el color de la mezcla sirve deguia al opera- dor, y le indica el fin del esperimento. Vuelve a pesarse aque- 11a, y la perdida de peso indica conlamayor exactitud la can- tidad de oxigeno contenido en los oxidos de los Ires citados me- tales. Si el hierro y el plomo se hallasenen cantidad insigni- ficante, tendriamosconmuchaaproximacion, mulliplicandopor 5 esta perdida de peso, la cantidad de cobre contenida en la aleacion, y por consiguiente la composicion de esta. En un analisis aproximativo de laton, la operacion quedaria termi- nada sin necesidad de mas ensayos. Tomase acidosulfurico destilado sobre sulfate de amonia- co, y con esto se prepara un liquido cuya graduacion se co- nozca aproximadaraente, echando en 200 6 300 centimetros (l ) Esle pequeuo aparato esta fignrado, laiu. 1 .", fig. t .^, loin. XXXIII de los Ana/es de Qnimica y Fi'sica. 461 ciibicosde agua tal cantidad que baste a disolver el duplo del peso de la mezcla de lilerro y zinc que puede suponerse exis- te en la aleacion(l). El acido se somete a la ebullicion, a fin de espeler completamenle el aire, y luego se deja enfriar en un frasco que debe estar casi lleno, cerrandolo despues con un corcho ouna cubierla de goraa elaslica que se adapla bien a las redomillas terminadas en cuello angosto. Hecho esto se intro- duce en ella la capsula de platino 6 de porcelana que contie- ne el oxido de zinc y los raetaies reducidos; elespresado oxi- de se disuelve en breve al mismo tiempo que el hierro, cuya reaccion sobre el acido se facilita mediante la presencia del cobre metalico. (El zinc, si llegasea reducirse, lo que nunca ociirre, pasaria al estado de sulfato). El cobre y el plomo per- manecen. Es preciso agitar el vaso varias veces, a fin de po- ner en suspension los dos metales en el liquido; luego se deja que se aposen durante algunas horas, y se precede per ulti- mo a unacuidadosa decantacien, lavande los oxides con agua hervida. Mientras se verifica esta operacion, puede pasar una pequena cantidad de cobre 6 de plomo, bien al estado de sul- fato por el contaclo del aire, 6 bien ser arrastrada mecanica- mente. De esto nes cercioraremos anadiende a la disolucien clara algunas gotas de una selucion diafana y caliente de hi- drogene sulfurade. Si algunos copos de color oscuro, cuye pe- so fuese de algunos miligramos, se depositasen en el fonde, se procederia asepararlos mediante la decantacien, filtrandolos luego y reuniendelos con los metales. La selucion solo contiene los sulfates de zinc y de hierro; evaporase, y se pesan los sulfates calcinados a un caler apre- ximalivo de 400 grades. (Acte continue pedria calcularse el peso del zinc si no hubiese hierro, pues este medio de apre- ciacion de dicho metal es perfecto.) Para separar el hierro del zinc se calcinan los sulfates en una mufla, y se reducen al estado de oxides. Procedese luego (1) Es una costumbre muy ventajosa el pesar todos los reactivos que se eraplean en un analisis, 6 por lo menos el apreciar aproximati- vamente su cantidad. 462 a pesarlos, y se les huraedece con acido nitrico concenlrado, liasta conseguir la corapleta disolucion del zinc; despues se evaporan hasta la sequedad, y se les calienta ligeramente en bafio dc arena hasta que dcsaparezcan los vapores de acido ni- trico: en lal estado de la operacion, el nilrato dehierro se des- compone. Tratase luego por el nilrato de amoniaco y algunas gotasde esle, qne solo disuelven el zinc. Se decanta y se pesa el oxido de hierro, cuyo peso da a conocer al misrao tierapo la cantidad de oxido de zinc contenida en la mezcla de los oxi- des. Aderaas de esto, pudieranse tambienevaporarlos nitratos de zinc y de amoniaco, volatilizar la sal amoniaco abeneficio del calor. y pesar directamenle el oxido de zinc; pero seme- jante operacion seria iniitil. Respecto a la mezcla de cobre y plomo, en la que es preci- so contar con una pequena parte de sulfuro, que algunas veces se separa de la disolucion sulfiirica que contiene el hierro y el zinc, se disuelve en acido sulfiirico mezclado con acido ni- trico; cuya disolucion, mas 6 menos enturbiada por el sulfato de plomo, se evapora en seco en el bano de arena, y se calcina a un calor de 400 grades. Hecho esto se pesa la mezcla de los sulfates, se separa el de cobre per medio del agua, y se ob- liene el de plomo; cuyo peso, deducido del total de aquelles, da el del sulfato de cobre. Pedriase tambien evaperar este, y cenvertirlo, mediante un esceso de azufre, enprote-sulfuro, por el metodo de Mr. Rivet; pere nunca he hallado inconveniente algune en pesar el cobre en estado de sulfate, con tal que se epere con algunas precauciones, a fin de evitar su descom- posicion, pues basta el mas ligero calor para espulsar el aci- do sulfurico en esceso que pudiera centener. En el memento de procederse a su peso, debe ser enteramente bianco. Si por etra parte no se tuviese confianza en la insolubili- dad del sulfato de plomo, pudieran buscarse en la disolucion del de cobre las particulasde plomo que han pasado al veri- ficarse la operacion del lavado. Despues de hallar per medio del calcule el peso de cada uno de les cuerpes simples que entran en la composicien de la aleacien, se dividen les niimeres relatives a lasilice y al eslaiio per el peso de la aleacien alacada per el acido nitrico; 463 de esle modo se obtiene la proporcion de las referidas male- rias contenidas en 100 paries de aquella. Sea A la suma de estas proporciones relalivas a la silice y al estafio, y B la su- ma de los pesos de los demas metales calculados con los oxi- des 6 sulfates que han servido para el peso: a fin de delermi- nar la proporcion en cenlesimas de todos ellos, bastaria mul- liplicar el peso de cada metal sucesivamente por el quebra- do - — - — . El total sera necesariamente igual a 100. B Para la rectificacion del analisis, es precise que la suma de los pesos de los oxides obtenidos directamente, 6 calcula- dos con arregle a la cempesicien de sus respetivos sulfates, sea igual al peso de los oxidos introducidos en lacapsula. Nuevo metodo de puri/icar y disgregar el grajito; por Mr. Brodie. (An. de Quiin. y Fis., noviemhre 18b5.) El objeto de la presente nota es la descripcien de un nuevo metodo para obtener el grafito en un estado de perfecta pure- za y de escesiva division. Consiste en lo siguiente: El grafito, reducido a pelvo tosco, se mezcla con a de su peso proximamente de clorato de potasa. La mezcla se echa en una vasija de hierro, y se deslie por igual en acido sulfu- ric© cencentrado, del cual se toma doble canlidad que de grafito. Para esto puede usarse acido sulfurico coloreado, y de 1,8 de densidad, segun sale de los vases de plomo. Luege se calienta en bano-maria hasta que cesa el desprendiraiente de los vapores de gas cloroso; y despues de fria se echa en agua, lavandola de un modo cenveniente. Lavado ya y sece el grafito se calienta despues hasta el color rojo, durante cuya operacion aumenla considerable- mente de volumen, y se reduce a polvo de una escesiva di- vision. Para purificarlo se somete a la levigacion, y el pro- ducto obtenido por esle metodo puede considerarse qulmica- mente puro. 464 El procedimiento que acaba de describirse es aplicable en particular al grafito de Ceylan, que es de una estruclura laminosa. Si contiene materias siliceas y se ha de aplicar a la fabricacion de lapices, es precise purificarlo afiadiendo una corta cantidad de fluoruro de sodio a la mezcla de acido sul- fiirico, grafito y clorato de potasa. El silice se desprende en- tonces en estado de fluoruro. No quiero eslenderme mas en esta Nola, dice el autor, en las cuestiones cientificas que suscila el referido descubri- miento. Basteme anadir en terminos generales, que el gralilo se oxida en dicha circunstancia, y que se forma una combi- nacion de acido sulfiirico con la materia que puede conside- rarse como un oxido de grafito. He conseguido aislar esta, y obtenerla privada de acido sulfiirico por otros medlos; siendo la misma la que se descompone durante la calcinacion del grafito tratado preliminarmente con el acido sulfiirico y el clorato de potasa. Facilmente se concibe que el gas que se desprende en tal ocasion puede reducir a polvo sumamenle tenue las particulas densas y fuertemente unidas del grafito. Otros agentesoxidantes, como el acido nitrico y elbicromato de potasa, pueden tambien usarse en lugar del clorato de po- tasa; pero el acido sulfiirico puro no produce efecto alguno. El grafito purificado en esta forma adquiere un estado a proposito para multitud de aplicaciones industriales, como por ejemplo la preparacion de una pintura indeleble, el lus- trado de la p61vora de canon, la fabricacion de lapices y cri- soles, etc. Trabajos sobre el tungsteno; por Mr. Rigue. (L'iDstitut, i^/ebrero H85C.) Para preparar el tungsteno metalico, dice el autor, he re- currido a la reduccion del acido tiingstico por medio del hi- drogeno, atacando al cloruro con el sodio. Si se hace que pa- se una corriente de hidrogeno puro y seco por un tubo de por- celana banado con luten que contenga acido tiingstico, y se calienta hasta el color rojo durante dos horas al menos, em- 465 pleando coke partido en trozos pequefios, se obliene una ma- teria privada de oxigeno. Cuando se opera en teraperatura mas baja, queda siempre nna canlidad de oxidos inferiores mas 6 menos considerable. El tungsleno que se forma a Ian elevada temperalura no esla fundido ni aun agregado, sino que se presenta en granitos crislalizados, susceptibles de tomar el estado melalico por ro- ce, rayandoal vidrio con facilidad. Sometido al fuego de una fragua bastante aclivo para ablandar y que pierda su figura el crisol, ha conlinuado en estado solido; gracias a que habien- do tenido la bondad Mr. Despretz de poner a mi disposicion la pila de la Facultad de Ciencias, he logrado fundirlo, pero habiendo empleado para conseguir esle resultado 200 ele- raentos ordinarios de Bunsen; en cuyas circunstancias se oxi- da una porcion considerable de metal, y produce al liempode su combustion una llama azul, que proyectada en la oscuri- dadsobreuna pantalla blanca, produce hermosisimastintas. El tungsleno solo se oxida en el aire y aun en el oxigeno seco a una temperatura muy elevada, y todavia es muy lenla la accion. En el cloro seco no arde, y se necesita elevar su temperatura a 300° proximamente para que pueda atacarlo. El acido azotico sostenido a 70 li 80° lo convierte, al cabo de tres 6 cuatro dias, en acido tungstico: el agua regia obra con alguna mayor rapidez. Los acidos sulfurico y clorhidrico con- centrados lo trasforman en oxido azul, y este se convierte a la- larga en acido tungstico. El aguaaireada destilada 6 la comun no ejerce en el al parecer accion alguna, ni aun despues de un contacto de mes y medio: lo mismo sucede con cualquier agua alcalina; al paso que si contiene una corta cantidad de acido sulfurico se colora de azul, pero la accion es lenta y muydebil. Este metal no ataca al agua a 100', pero calenla- do hasta el rojo entonces su descomposicion se verifica con la mayor enerjia, hiuchandose el tungsleno y convirliendose to- do rapidamenle en oxido. Si se pone tungsleno con yoduro de elilo en un lubo tapa- do al soplete, calenlandolo hasta la temperatura de 240° pr6- ximamenle, apenas se altera el melal despues de diez dias de contacto; sin embargo, se advierle que flofan en el li- TOHO VI. 30 166 quidounas agujillas nacaradas, que son oxi-yodurode lungs- teno. Susliluyendo el yoduro de elilo con el de metilo, la ac- cion es mas raarcada; produciendo el liquido deslilado, ade- masdel yoduro de metilo no atacado, un licor viscose, que hierveauna temperalura elevada. Si se agilacon alcohol ete- rizado algo calienle, se separa un aceile, al paso que el eter abandona por cvaporacion una suslancia que purificada con- venientemenle, cristaliza en anchas laminas incoloras, se fun- de a los 110° proximamente, y analizado ofrece la compo- sicion 3(^2 lb) Tu, I. Agilado esle yoduro con oxido de plata recien precipilado, produce un polvo bianco que es el 6xido 3 (C» H^) Tu, 0; cuyo cuerpo se combina con losacidos formando sales incristalizables, que adquieren, si se concen- tran, el estado de un liquido viscose, del que vuelve a pre- cipitar los alcalis el oxido anterior. Tambien se oblienen las referidas sales atacando el yoduro con los acidos correspon- dientes. Para determinar el equivalente del tungsleno, me he fun- dado en la reduccion por el hidrogeno pure del acido tiingsti- co ^^<0^ cuya composicion es la adraitida generalmente. El peso de agua obtenido, inclusoel del lungsteno, da elniime- ro 87; cifra algo menor que la admitida antes: y asi debia su- ceder, porque en la antigua determinacion se uso acido tiings- tico mezclado con alcali (puesto quese preparaba con auxilio del carbonate de sosa); al paso que yo he operado con acido puro sacado por calcinacion de una sal amoniacal, 6 precipi- tado con el agua de cloruro puro y sublimado. Deseando obtener el lungsteno por medio de la accion de su cloruro sobre el sodio, me ocupe ante todo de la prepara- cion, en escala algo grande, de la materia roja conocida con el nombre Aq cloruro de lungsteno, que antes se lograba ata- cando este metal por medio del cloro; lo cual consegui facil- mente dirigiendo una corriente de cloro seco sobre una mez- cla de 1 parte de acido tiingstico y 3 de carbon en polvo, puesta en una retorta bitubulada de asperon caliente hasta el color rojo-cereza. Para conseguirlo en estado de pureza, no hay que hacer mas sino destilarlo de nuevo con cuidado por 467 una corriente ile liidrogeno; y como su volatilidad es mayor que la de los otros compuestos formados por la reaccion, se separa de ellos con facilidad. Calenlado esle compuesto con sodio en un tubo lleno de hidrogeno. habiendome dado siem- pre agua y oxido de tungsleno, me incline naturalmente a creer que el pretendido cloruro contenia oxigeno; y efecli- vamente, somelido al analisis, losnumeros que he presenlado conducen exactaraente a la formula Tu Cl'O. Tratado con agua se descompone rapidamente en acido liingstico y clorhidrico; pero si la esperiencia se hace en un tubo cerrado y se adquie- re aderaas la seguridad de que no se desprende hidrogeno en el mercurio, esta reaccion, inesplicable admitiendo la formula Tu CI', se coraprende por el conlrario perfectamente si se le concede a dicha materia la composicion que se le ha asig- nado antes. Con efeclo, resulta Tu Cl'0-{-^HO = TuO'+%H CI. Sin embargo, hay cloruros detungsteno; y si hasta el dia no se ha demostrado su presencia, depende eslo de que se con- vierten en oxi-cloruro rojo si existe la menor cantidad de agua. Tricloruro de tungsteno. Este compuesto se obtiene en abundancia dirigiendo una corriente de cloro seco sobre tungsteno muy puro melido en un tubo caliente de porcelana, por el que se ha hecho pasar antes hidrogeno reseco con ob- jeto de privarlo del aire y la humedad. Forma una materia cristalizante por sublimacion en agujas largas color gris de acero que se funden a la temperatura de 218 grades, pro- duciendo un liquido negro que se concrela y forma un boton gris, cuyo aspecto y fractura presentan todas las apariencias del yodo. El agua lo descompone de un modo instantaneo. Su analisis conduce exaclamenle a la formula Tu Cl\ Biclorurode tungsteno. Preparase en minimas canlidades cuando se verifica con el hidrogeno la reduccion del cloruro anterior puesto en un tubo de vidrio. Cuando ya no se des- prende acido clorhidrico se para la operacion. y queda una corta cantidad de un produclo pardo-negruzco que ofrece al analisis la composicion Tu CI'. Es muy dificil contenerse en los estrechos limites de temperatura en que se efectua la indi- cada reaccion. Si se calienta demasiado, se volatilizael tri- 468 cloruro y se ve el produclo raanchado con lungsleno melalico, del quese deposita una parte en lasparedesdel tubo.forman- do un herraoso anillo reverberanle. Bisulfuro de tungsteno. El sulfuro de tungsteno que cor- responde al acido liingslico, se obliene facilisimamcnle; pero no sucede olro lanto con el bisulfuro del mismomelal, Valiendo- medeuii medio scncillisimo, heconseguidoprepararloenestado de pureza: consisle on calentar juntas dos partes iguales de bitungstato de polasa y azufre en un crisol de barrohaslaque se veriiique la fusion tranquila de la materia. El residuo se trata con el agua, que disuelveel tungstato de potasa; lavando en un fillroel sulfuro, que ha de secarse inmediatamentedes- pues. Forma una materia negra, cristalizada en unas aguji- tas, que se oxida hasta el color rojo al contacto del aire, 6 a 50 grades en presencia del acido nitrico, ofreciendo exacta- mente la composicion del bisulfuro de tungsteno. METEOROLOQlit. Sobre la manifestacion de los fenomenos caloricos por el tir- mino medio quinque-diiirno; por Mr. Dove. (L'lnslitut, 20 junio ^8b5.) Determinar los valores medios entre los cuales oscilan los fenomenos atmosfericos, las variaciones periodicas que dichos valores esperimentan, y por ultimo, las anomalias que ocur- ren en los mismos, es un triple problema que aiin no se ha re- suelto, porque primero es preciso ocuparse en las perturba- ciones, a fin de poder distinguir lo que ha sufrido alguna alte- racion de lo que permanece en su estado normal. Hasta el dia nadie se ha dedicado al estudio de estas perturbaciones, y me- nos aiin se ha tratado de inquirir su origen; habiendose prefe- rido, acaso con razon, procurar eliminarlos mediante un gran numero de observaciones, a fin de lener bases bastante s6lidas sobre que apoyarse. 469 El deber de la cliniatologia es recojer estas observaciones. Las causas de los cambios no periodicos piieden, al coiitrario de lo que sucede en las de las variaciones inmediatamenle periodicas, buscarse fiiera de la lierra, 6 ser consideradas co- mo reacciones reciprocas de los fenomenos que se manifiestan simullanearaente en la superficie del globo: pero sea como fuere, la cueslion que aqui se Irata de resolver es averiguar el modo con que las mutaciones anormales se propagan en la superficie de la tierra; el por que se desarrollan en ciertas epocas, se debilitan luego hasta el estremo, y por lo regular se raanifieslan en senlido contrario. El autor esplana estensa- mente las razones que en este estudio le ban determinado a hacer uso de los terminos medios quinque-diurnos; eleccion cuyos resultados ban justificado, al parecer, su erapleo. Ade- mas nos da noticia de las eslaciones en que se ban becho obser- vaciones bastante exactas y regulares para el objeto que se propuso; observaciones cuyo numero abraza un periodo de 421 aiios. Dicbas eslaciones se hallan situadas entre Paris y los puntos mas seplenlrionales y orienlales de Europa, y las observaciones comprenden mas de 58.000 lerminos medios. Como el valor de eslas no es el mismo en todas las eslacio- nes, el aulor indica el grado de confianza que merecen en cada una de ellas. En su Memoria acerca de la distribucion del calor en la superficie de la lierra, Mr. Dove ha demostrado que los<;am- bios de las isolermas y de las isanomalas en el periodo de un afio, indican el grado de desigual celeridad con que una de- terminada isolerma puede subir 6 bajar siguiendo la altura meridiana variable del sol en la superficie de la tierra. De eslo se infiere que la curva media de las temperaturas de un lugar dado, ni se eleva necesariamenle de una manera cons- tanle en un semeslre, ni baja de igual modo en la segunda mi- tad del mismo ano; y que aun en un medio de cualro aiios, que puede considerarse como normal, sera facil hallar en epocas fijas, en la porcion ascendente de la curva, retrocesos al frio, y por el contrario olros hacia el calor en la porcion descendente. Parece, sin embargo, que eslas anomalias no se eslienden 470 siniultaneamente a toda la tierra; y aun piiede decirse que son locales en toda la eslension de esta palabra. A fin de demos- Irar dicha proposicion, y de averiguar lo que la esperiencia da a conocer acerca do eslo, el aulor dispone las observacio- nes y las eslaciones en ciertos grupos que sirven para hacer resaltar los fenoraenos, deduciendo las siguienles consecuen- cias, relalivas Ian solo a los periodos en que se hallan conte- nldas las observaciones relalivas a Europa y el Asia Occi- dental. En el Norte de la Rusia los retrocesos al frio 6 las recru- descencias mas frecuenles se verifican mas tarde que en Alemania. Las causas de estas perturbaciones son puraraenle terres- tres, mas no cosmicas, segun resulta de la observacion simul- tanea en gran numero de estaciones en el mismo afio. Para demostrarlo bastara publicar sumariamente el resultado de las observaciones hechas desde 1830 hasta 1853, y sonlassi- guientes: 1830. En 10 estaciones, vuelta del frio en Paris; nada en Alemania, 1831. En 10 eslaciones, vuelta energica del mismo en Arkangel; elevacion rapida de la lemperatura en Jakutzk, Irkutzk y Paris. 1832. En 9 estaciones, vuelta pronunciada en la Alema- nia Meridional; nada en la Curlandia. 1833. En 10 eslaciones no hubo reaparicion en parte al- guna. 1834. En 11 estaciones, vuelta en Alemania; elevacion considerable en Irkutzk. 1835. En 11 estaciones, vuelta en Alemania; elevacion muy marcada en Rusia. 1836. En 15 eslaciones, vuelta a principios de mayo, y despues aumento rapido en todas partes, escepto en Brocken. 1837. En 17 estaciones, elevacion rapida a principios de mayo en la Siberia, disminucion notable de la lemperatura en la Europa Occidental, y luego aumento en todas partes. 1838. En 19 estaciones ocurrio un ejemplo muy notable. A principios de mayo se nolaron de Ires a ocho disminuciones 471 generales en la Europa Oriental, llegando a un maximo en Calherinemburgo; tie ocho a trece aumenlos sensibles de ca- lor desde Jakutzk hasta San Petersburgo, y despues se ad- virlio una baja muy marcada de 6 grados y mas desde Berlin hasta Paris. 1839. En 20 estaciones, gran recrudescencia en el Ural y la Europa Occidental; y por el contrario, elevacion rapi- da de temperatura desde San Petersburgo hasta la Prusia Oriental. 1840. En 20 estaciones, gran disminucion en el mar Blanco hasta la Westfalia, con elevacion rapida de tempera- tura en la estepa de Basabinsky y en la Rusia Oriental. 1841. En 20 estaciones, desde Bogoslowsk hasta San Pe- tersburgo , gran elevacion de temperatura ; recrudescen- cia notable de frio en Alemania, llegando a su maximo en Berlin, y sintiendose apenas en Paris. 1842. En 22 estaciones, vuclta en el Ural; debil aumento en la Prusia Oriental. 1843. En 22 estaciones, aumento energico en la Siberia; recrudescencia en la Rusia Meridional. 1844. En 20 estaciones, estado aproximadamente normal, pero aumento de 3° en el Ural, y enfriamiento de 1 a 2° en Alemania. 1843. En 15 estaciones, aumento de temperatura casi general. 1846. En 18 estaciones, aumento en el Oriente; dismi- nucion en el Occidente. 1847. En 17 estaciones, disminucion desde San Peters- burgo hasta Breslau; aumento en el Occidente. 1848. En 39 estaciones, partiendo de Paris; elevacion de temperatura en todas partes; disminucion ulterior. 1849. En 41 estaciones, elevacion de temperatura en la Rusia Septentrional, estendiendose hasta la Weslfalia por el Mecklemburgo; debil disminucion en la Silesia. 1850. En 47 estaciones, elevacion en todas partes (es- cepto en la Siberia) al principio del mes, que conlinuo en Ru- sia y esperimento un ligero cambio en Alemania y Francia; 1831. En 74 estaciones, aumento en la Siberia, disminu- 472 cion en la Rusia europea hasta el Rhin, pero debil, desvane- ciendose enAlemania. 1852. Eq 81 estaciones, desde principios hasta mediados de mes, elevacion notable en todas partes. 1853. En 44 estaciones, desde Memel hasta Paris, dismi- nucion energica de 3 a 8°, que se debililo en las regiones orienlales, pero elevandose considerablemente desde la Ale- mania central hasta Paris. Faltan las observaciones relativas a la Rusia. ^Quien pudiera, auade Mr. Dove, desconocer en estos ejeraplosla influencia delasdiversascorrientes de aire? A los cambioso las disminuciones de temperatura, frecuentes en el mes de mayo, el de abril opone un estado enteramente con- trario, pues sus variaciones son raras en estremo hacia me- diados de el; lo misrao puede decirse del mes de seliembre, relativamenteala disminucion, raras vecesinterrumpida, de la temperatura. Al terminar este trabajo, Mr. Dove presenta una compa- racion numerica relativa a los aumentos y disminuciones de temperatura en los diversos grupos de estaciones que ban ser- vido a sus tareas. El primer grupo comprende a Jakutzk, Ir- kutzk, Bornaul, Bogolowsk, Catherinemburgo, Slatust, Ust- sisorsk, Arkangel, San Petersburgo y Stokolmo, como repre- sentantes de la parte septentrional del antiguo continen- te. El segundo comprende a Arys, Koenigsberg, Dantzig, Stettin, Copenhague, Cliristiania, Berlin, Jena, Arnstadt y Breslau como grupo central. El tercero, a Lugan, Praga, Viena, Peissemberg, Carlsruhe, Udina, San Gotardo y Ro- ma, como grupo meridional. El cuarto, en fin, a Gutersloh, Utrecht, Harlem, Zwanemburgo, Bruselas, Paris y Londres, como grupo occidental. 473 Ni'mero de los aumentos y disminuciones de temperatura. Enero Febrero. . Marzo Abril.... Mayo. . . . Junio. . . . Julio. . . . Agosto. . . Seliembre. Octubre. . Noviembre Diciembie. Grupo Septentrional Aum. Difm- 3,6 4,7 4,9 5,9 5,2 5,2 2,9 0,4 0,3 0,4 1.0 1,8 2,4 1,3 1,1 0,1 0,8 0,8 3,1 5,6 5,7 5,6 5,0 5,2 Grupo central. Auiit . Dism. 3,9 4,2 5,2 5,7 5,0 4,6 4,0 0,9 0,1 0.3 0,8 1,0 2,1 1,8 0,6 0,3 1,0 1,4 2,0 4,1 5,9 5,7 5.2 6,0 Grupo Occideolal. 4,3 4,1 4,9 5,6 5,0 4,9 4,0 1,4 0,1 0.1 1,1 1,4 1,7 1,9 1,1 0,4 1,0 1,1 2,0 4,6 5,9 5,9 4,9 5,6 Grupo Meridional. Auin. Disti! . 3.4 4,8 5,3 5,7 5,1 4,7 4,3 0,6 0,3 0,2 0,6 1,3 2,6 1,2 0,7 0,3 0,9 1,3 1,7 5.4 5,7 5,8 5,4 5,7 Los valores consignados en este estado no indican el nu- mero de veces que la lemperatura siibe 6 baja anualmente, pero demueslran lo mucho que esceden los aumenlos, en ulti- mo resultado, a las disminuciones; y reciprocamente, por consecuencia, el niimero de -veces que la porcion ascendenle de la curva media anual bajo mas que la linea horizontal; y cuantas en su porcion descendente se elevosobredicha linea. Los valores indicadospresentan, pues, mas bien la medida de la importancia de las perturbaciones, que su niimero. Observaciones sobre las lempestades, los vientos y las borrascas de la parte del mar Mediterrdneo comprendida enlre las castas de Francia y Argelia; por Mr. Lartigue. (Comptes rendus, 2b junio 1856.) En verano los vientos polares del N. al N. 0. dorainan entre las costas de Francia y las Islas Baleares: hace buen tiempo, esla alto el barometro, aunque arrecian mucho por inlervalos dichos vientos. Entre las Baleares y las costas de Africa hace buen tiempo, y son moderados los vientos: por lo comunsoplan del N., cerca de las citadas Islas, del N. E. en- tre ellas, y del E., N. E. al E. cerca de las costas de Africa. 474 Los vienlos de cualquiera otra direccion que en eslas parte del Mediterraneo reemplazan a los del N. 0. al N. 6 del N. al E. pocas veces son fuertes, y las tempestades que levan- tan no se ban preslado a ninguna observacion iraporlante. Los vientos secos y abrasadores del S. E., llamados si- rocco, reinan periodicaraente en las costas de la Argelia, y a veces llegan a las de Francia. Parece que existe alguna rela- cion entre estos vientos y los observados en las tempestades mas violentas que se hacen sentir en la parte N. 0. de la Francia. En invierno los vientos del N. al N. 0. soplan con fre- cuencia en las costas de Francia al misrao tiempo que los del N. al N. E. se hacen sentir en las costas de Italia y el golfo de Geneva. En la misma estacion los vientos tropicales son frecuenles en las costas de la Argelia; su direccion es siempre mas cerca del 0. en la parte occidental de estas cos- tas, que en la oriental; y sucede tambien que varian mucbas veces entre el S. y el S. E. por el lado de Bona cuando so- plan entre el S. y el S. 0. por el lado de Oran. Estiendense mas 6 menos cerca de las costas de Francia; y si cuando tie- nen cierta fuerza encuentran vientos polares intensos, pue- den determinar, ya un torbellino ya una tempestad. En este caso los vientos de todas direcciones aumentan de inten- sidad a medida que se aproximan unos a otros, y adquieren su mayor fuerza en los puntos en que convergen; de manera que los vientos pueden no ser rauy fuertes en las costas, y soplar tempesluosaraente en medio del Mediterraneo. Por lo demas, es sabido que las tempestades se hacen sentir pocas veces al mismo tiempo en todas las partes de mar compren- didas entre la Francia y la Argelia; muchas voces, cuando los vientos son violentos entre la Francia y las Baleares, son templados entre estas islas y la Argelia; y viceversa, cuan- do son violentos en esta parte de mar, pueden no ser muy fuertes entre las Baleares y la Francia (1). (1) Las tempestades del Mar Negro sc producen, cemo las del Me- diterraneo, por el cheque de los vientos polares del N. 0. al W. E., con los tropicales del S. 0. al S. E., y pocas veces se hacen sentir al raisnio 475 Es lambieu frecuente en invierno que los vientos tropica- lesnoencuenlrenalospolares hasta el interior de laFrancia; en este caso, los priraeros pueden ser templados en las cos- tas, y soplar corao torbellinos 6 como tempeslades en los pun- tos en que seencuentranencontacto con los vientos polares, los que per su parte auraentan tambien de intensidad a me- dida que se acercan a estos puntos. La depresion del baromelro esta en relacion con la fuerza del vienlo, y aun en algunos casos puede indicar aproxima- damente la distancia a que la lempestad sopla con mas vio- lencia; asi pues, cuando en las costas de Francia la depre- sion es considerable con los vientos del N. al N. 0., la lem- pestad esta poco distante; pero lo esla mucho, cuando con eslos misnios vientos el barometro se mantiene alto. Cuando los vientos que concurren a determinar la tem- pestad tienen con corta diferencia la misma intensidad, el punto de su mayor violencia se acercara, unas veces a las costas de la Argelia y otras a las de Francia; pero si bay una diferencia notable de intensidad, elfoco de la tormentase mo- vera en direccion, ya del viento mas fuerte, ya de la resultan- te de los vientos que estan en lucha. En las tempestades, los vientos soplan del N. al N. 0., 6 entre el E, S. E, y el S. S. 0. en las costas de Francia, y en- tre el N. 0. y el N. E. en las de Argelia; pero a lo largo de las costas, los vientos pueden variar del N. 0. al N. E,, 6 del E. S. E. al S. S. 0. Los vientos del N. 0. suelen ser muy im- petuosos en la parte de costa coraprendida entre el cabo Lar- dier y la embocadura del Vars; pero pocas veces adquieren la violencia de tempestad. tiempo en todas las partes del mar Negro, Cuando los vientos soplan co- mo tempestad en las costas de Eiiropa, suelen ser templados en las de Asia, y viceversa. Tambien puede suceder que, cuando la tempestad ru- ga en medio de dicho mar, los vientos sean poco fuertes en las dos cos- tas opuestas. La tempestad que el 14 de noviembre de 1854 eslallo entre Balaclava y Eupatoria, parece baber sido ocasionada por el choque de estos mismos vientos; pero los efectos producidos demuestran que los del S. al S. 0. eran los mas violentos. 476 Algunas veces en las coslas de Francia y en las inraedia- ciones de la Cerdena, el movimiento de las nubes indica los vientos que determinan lastempestadcs. Si soplan del N, 0., suele verse a las nubes correr del S. 0.: otras veces las nu- bes corren del S. E.; en este caso la lempestad es efecto del choque de los vientos que soplan en esta direccion, con los delN.O. Ocurre con frecuencia que sobre las nubes impelidas por los vientos del S. E. hay otra capa de nubes que sedirigeha- cia el N. E.; entonces la tempestad es ocasionada por los vien- tos del N. al N. 0., cuando chocan con los del S. E. al S. 0. Algunas veces, cuando la tempestad sopla en alguna de estas direcciones, las nubes anuncian los vientos del N. 0. en las altas regiones de la almosfera. Durante las tempestades, que van sierapre acorapanadas decopiosisimaslluvias, y regularmente de relampagos y true- nos, y a veces hasta de nieve, los vientos superiores propen- den a acercarse a la superficie de latierra, y aun muchas ve- ces reemplazanen ella a los vientos inferiores, que en tal ca- so van a soplar a las regiones elevadas. Este cambio no ocurre del mismo modo en lodas las paries del Mediterraneo de que aqui se trata: en ciertos casos, y principalmente lejosde las costas, los vientos se suceden en la superficie mediante una revirada mas 6 menos brusca, y su violencia no disminuye cuando son los vientos polares los que reeraplazan a los tro- picales; mientras que, por lo regular, se manifiesta en el in- terval una atenuacion considerable, si no una calma comple- la, cuando son los vientos tropicales los que reemplazan a los polares. En ciertos casos, en los diferentes puntosen que tiene lu- gar el cambio se forman torbellinos, de losquecada uno ocu- pa rauy poca estension, pero que en momentos dados son ca- paces de determinar efectos desastrosos, aunque no parecen, especialniente en invierno, de la misma naturaleza que los torbellinos observados en loshuracanes. Algunas veces los vientos del N. al N. E. que reinan co- munmente en las costas de Italia y en el golfo de Genova, Ue- gan a las costas de la Provenza, y si los vientos del S. al S. E. 477 soplan entonces del lado de Bona, y los del S. al S. 0. del de Oran, los vientos del N. al N. E. varian al E. N. E. y al E. a medida que adelantan hacia el S. y hacia el 0., y vuel- ven luego hacia el N. 0., soplando entonces del E. al S. E. en el golfo de Lyon. Si no encuentran ningun obstaculo, con- tinuan hasta el Oceano; una vez en el, suben gradualmente ha- cia el N. y el N. E., y forman una corriente circular que ocupa una gran estension. En esle caso los vientos no adquieren mu- cha fuerza; perosi, como sucede frecuentemenle en esta esta- cion, los vientos del N. al 0. N. 0. reinan a lo largo de los Pirineos, el espacioocupadopor la corriente se circunscribe, y los vientos de todas direcciones, pero principalmente los del S. E. al E., pueden llegar a ser violentos. Por lo demas, en el golfo de Genova, en las costas de Africa, Espaila y la Cerdena, los vientos pueden no ser muy impetuosos; pero aumentan pro- gresivamente de fuerza a medida que avantan hacia las cos- tas de Francia, al raismo tiempo que su direccion se aproxima alS.E.oalE. Unas corrientes circulares parecidas a las precedentes se establecen en diferentes puntos de la costa de Europa, en el Mediterraneo y aun en el interior de la Francia : formanse de una raanera analoga a la espresada, y obedecen a las mismas leyes. Los vientos no adquieren en ellasgran intensidad cuan- do no encuentran obstaculos, pero se hacen impetuosos si son conlrariados en su curso. Estas corrientes se diferencian esencialmente de las que conslituyen los huracanes 6 tormentas giratorias: en el pri- mer caso los vientos que siguen el curso ordinario del aire se inclinan a acercarse al suelo mas bien que a alejarse de el; en el segundo los vientos giran en sentido inverso del movi- mlento natural del aire, al mismo tiempo que se levantan arremolinandose de manera que producen una aspiracion mas 6 menos poderosa. No obstante, las tempestades que se mani- fiestan en el Mediterraneo, sea cual fuere por otra parte la manera con que se produzcan, son a veces mas violentas que ciertos huracanes. 478 Sobre un hierro metedrico que contiene plomo nativo; por Mr. GuEG. — Observacion deunaerolitoen elmomenlodecaer;por Mr. Symond, (L'liistitut, \2 diciembre ^85^.) Ha poco liempo que adquiri. dice Mr. Greg, una raasa de hierro raeleorico de algo mas de 17 libras inglesas de pe- so, cuya forma irregular se asemeja a la de una copa nota- bleraenle convexa en uno de sus costados, y cuya superficie esterior esla mas 6 menos cubierla de pequenas prominencias angulares y concoideas. La referida sustancia se enconlro por Mr. Grenwood el 26 de febrero de 1840 en el desierto de Ta- rapaca, a 80 millas N. E. de Talcahuajo y 46 de Heraalga, y fue analizada en 1853 por Mr. G. Darlington, del museo de geologia practica, quien hallo en ella los siguienles elementos: Hierro 93,41 93,48 Niquel 4,62 4,56 Cobalto 0,36 0,37 Manganeso 0,20 0,18 Fosfuros 1,21 1,26 Cromo indicios indicios. 99,80 99,85 La composicion general se parece, comose echa de ver, a lageneralidad de los hierros meteoricos analizados hasta el dia, pero no puedo decir si este hierro contiene eschreibersi- ta. El peso especifico de un fragmento de seis onzas, a pesar de sus cavidades y de otras materias, parece ser aproxima- damenle de 6,5. Para ser un hierro meteorico esla dotado de unaductilidad notable; y aunqueno presenta figuras regula- res cristalinas 6 de Widraam, cuandose trata una superficie lisa por el acido nitrico presenta el aspecto de una testura li- geramente ondeada 6 de aguas, mas clara en algunos puntos que en otros. No obstante, hasta despues de haber corta- do el hierro en diferentes trozos para pulirlo, no advert! que no tenia una estructura homogenea, y que estaba en muchos 479 puntos Ueno de cavidades, algunas de las cuales contenian una materia que al parecer era plomo puro. En otras el plomo solo era del grueso de una pajilla, y no las llenaba por enlero; en tanto que en varias la cavidad estaba completa- mente Uena de plomo del lamano de ungarbanzo. Mr. She- pard, que es en America el mineralogista que acaso conoce mejor los meleoritos, haexaminado con Mr. Heddley conrai- go algunas de estas hojas de hierro en los talleres de Mr. Young, enEdimburgo, y heoios estraido plomo en el momen- to de quitarlas del torno; de modo que no puede haber error 6 equivocacion. A pesar de esto, Mr. Heddle ha examinado pa- ra mayor seguridad algunas de las raasas estraidas, y ha de- mostrado que era plomo quimicamente puro. Cuando la su- perficie empaiiada no tenia rayas, se hallaban pequenas can- tidades de hierro y alumina, y ligeros indicios de fosforo y magnesia. En algunas de las cavidades de este hierro singu- lar habia ta^ibien otras dos sustancias, acerca de las cuales Mr. Heddle dara curiosos pormenores cuando liaga una anali- sis completa de ellas: la una es muy dura, de color negro- parduzco y semi-metalica; la otra, oscuro-amarillenta, insolu- ble en los acidos y de testura terrea. En cuanto al plomo, es el primer ejemplo autentico de la existencia de este metal en los cuerpos meteoricos: y el en- contrarlo tan intiraamente unido al hierro metalico y hundido ensu masa, esun hecho, no solo estraiio en si mismo, sino de dificil esplicacion. No obstante, es probable que formase en su origen una aleacion con el niquel y el cobalto, y que un calor intenso 6 una fusion parcial de la masa de hierro lo de- posilase por resudacion en las cavidades vesiculares. En elsu- puesto de que esta esplicacion sea exacta, seria una prueba del calor intenso a quotas masas meteoricas de hierro parecen hallarsesometidas en el memento en que tocan a la superfi- cie de la lierra, 6 tal vez antes. Las piedras meteoricas deben haberse hallado espuestas a un grado de calor mucho menor durante su caida que las masas de hierro, a lo menos si se juzga por las apariencias, pues el linico indicio de fusion en las piedras es enteramente esterior, y solo esta marcado por una costra delgada, negra y brillante. 480 Las caidas de hierro, comparativaraente con las de las piedras, son en estrerao raras; ylanlo es esto asi, que no te- nemos sino tres 6 cuatro relaciones autenticas de la caida de masas de hierro, y aun eslas son de escaso voliimen, no pudiendo ser comparadas bajo este puntode vista a las masas enormes de 5 a 20 loneladas de peso que algunas veces se ban enconlrado en las lianuras de Mejico y de la America Me- ridional. Si alguien pudiese dudar de que estas inmensas masas de hierro tienen, rigurosaraentehablando, un origen meteorico, anadire aqui algunos detalles acerca de su caida en la ya cita- da region de America en 1844. suceso muy conocido en el paraje donde ocurrio, pero que no ha tenido fuera del pais to- da la publicidad que mere ce. Es importante fijar la con sideracion en la fusion intensa que presenlaba la masa entera en el momentodela caida. La descripcion que de ella hahecho Mr. Syraondesenteramente geografica, y su testo es el siguiente. Habiendome compromelido mucho en los asunlos politi- cosdela Republica argenlina, y lomado parle en lasguerras de 1843 a 1844, acompafle al ejercito de Corrienles en su in- vasion de la provincia deEnlre-Rios. Nueslra retaguardia, en la cual me encontraba, se veia acosadasin cesar por lastro- pas ligeras de la espresada provincia, que diez dias antes ha- bian llegado a la frontera de Corrientes, y no nos daban tiem- po para comer ni mudar de ropa; pero despues de haber pa- sado de este punto en Carritas-Paso sobre el rio Mocorita, pusimos una guardia en su paso, y creyendonos desde aquel momento en seguridad, toda la division so abandono al mas profundo sueiio. De improviso todos despertamos simulta- neamente cual si nos hubiese agilado una violenta sacudida electrica. La division entera, que se componia de unos 400 hom- bres, se levanto en el acto. La causa de todo esto era un aero- lito que caia, y cuya luz tenia unaintensidad inesplicable; su descenso se veriiicaba en una direccionoblicua, probablemen- te bajo un angulo de cerca de 60" con la tierra, y corria de oriente a occldente. Su forma era la de un elipsoide de fuego, y su marcha en el cielo se senalaba con un rastro igneo que se 181 debilitabaaproporcionquelamasa sealejaba.pero era tanin- lenso como ella en su inmecliacion. El ruidoquele acompa- iiaba, aunque diferente del trueno 6 de todo lo que yo habia oido hasta enlonces, era seco, y en estrerao fuerte y aterrador. Esla caida habia ocasionado un movimiento sensible de la at- mosfera; movimiento que al pronto parecia empujarnos, pero que en breve presenloel caracter de un torbellino de escasa duracion. En el mismo instanle lodos declararon haber espe- rimenlado una conmocion eleclrica, lo que tal vez era debi- do a un efecto de la luz deslumbradora y del estrepilo formi- dable en nueslros senlidos aletargados. El punlo en que cayo el aerolito dislaba como unos 100 metros del ala dere- cha de la division, y tal vez 400 del lugar en que yo descan- saba. Acompafiado de nuestro general D. Joaquin Madauaga me acerque a 10 6 12 metros de la masa, pues esta era la menor distancia a que el calor inlenso nos permitia manle- nernos. Hallabase al parecer muy hundida en el suelo, que esta- ba caldeadode talmanera que hervia en derredor. Su tamaflo sobre el nivel del suelo era proximamenle como de una yar- da cubica, ysu forma casi esferica; eslaba hecha ascua, irra- diaba un vivisimo resplandor, y continuo en tal estado hasta el amanecer, hora en que habiendo el enemigo traido su arti- lleria nos obligo a abandonar aquellos lugares y a continuar nuestra raarcha. Dire tambien que en el momento de la caida el cieloestabaenteramente despejado, y que en la tarde ante- rior se habian visloalgunas rafagas a manera de relampagos. No he tenido desde entonces oporlunidad de visitar a Mocori- ta, porque nuestro campamento permanente se establecio a 35 leguas al nortedel vado, yelpaisentre estosdospuntos se quedo despoblado por nuestras dilatadas guerras; mas como el lugar en que cayo dicho aerolito era muy conocido por al- gunosde nuestros oficiales, a quienesse enviaba con frecuen- cia a observar la frontera de Entre-Rios, Ics he oido hacer su descripcion como sifuese de una piedra de hierro. En una oca- sion arme a uno de los mas inteligentes de un martillo, y le en- cargueme trajeseunamuestra; a su vuelta me dijo que la ma- sa era tan dura que la herraraienta semellaba, y habia con- TOMO VI. 31 482 cluido por hacerse pedazos en los esfuerzos infrucluosos que habia practicado para arrancar una parte pequeila. REAL OBSERVATORIO DE MADRID. Mes de agosto de 1856. bar6metro. Pulgad gles asin- is. Milimetroj. Altura media 27,738 27,903 27,398 0,605 0,148 0,024 704,535 708,726 695,899 12,827 3,760 0,610 maxiuia (dia 26) minima (dia 18) Oscilacion mensual maxima diurna (dia 15) minima diurna (dia 22) TERMOMETRO. Fahr. Reaum. Cent. Temperatura media 83',9 103,3 53,5 49,8 36,0 17,7 23",07 31,69 9,55 22,14 16,00 7,87 28°,83 39,60 11,94 maxima (dia 16) minima (dia 23) Oscilacion mensual 27,66 20,00 9,83 maxima diurna (dia 7) minima diurna (dia 19) PLUVIOMETRO. Pulg. ingl. Milimctros. Lluvia caida en el mes )) » 1 Mes de setiembre. BAROMETRO. Pulgadas in- glesas. Milimctros. Altara media 26,839 28,033 27,423 0,610 0,183 0,032 681,700 712 028 maxima (dia 16) minima (dia 27) 696 534 Oscilacion mensual 15 494 maxima diurna (dia 4) minima diurna (dia 6) 4,648 0.813 483 termometho. Temperatura media maxima (tlia l.°j minima (dia 30) Oscilacion mensual maxima diurna (dia 15) minima diurna (dia 5). . PLUVIOMETRO. Liu via caida en el mes Falir. 66°,6 Beaum. 15',37 100,5 30.44 37,2 2,31 63,3 28,13 39,4 17,51 14,5 6,44 19",22 32,06 2,89 29,17 21,89 8,06 Pulfr. inirl. 0,810 Milimetros. 20,57 Mes de ocluhrc BAROMETRO. Pulgadas glesas in- Milimetros. Allura media 27,863 28,198 27,633 0,565 0,131 0,022 707,710 maxima (dia 16) 716,219 minima (dia 1.") 701,865 Oscilacion mensual 14,354 maxima diurna (dia 17) minima diurna (dia 10) 3,327 0,559 TERMOMETRO. Fahr. ItcaiiDi. Cent. Temperatura media 6r,2 83,4 37,5 45,9 36,5 17,5 12°,98 22,40 2,44 19,96 16,22 7,78 16°,22 maxima (dia 6) 28 56 minima (dia 16) 3 06 Oscilacion mensual 25,50 maxima diurna (dia 18) minima diurna (dia 10). . . . 20,28 9,72 PLUVIOMETRO. Pulg. ingl. Milimetros. Lluvia caida en el mes 0,050 1.97 . Manuel Rico y Sinobas. 484 CD / ,c OS . — Cd \ -3j cn9it ap pcpnuBD •C=3 ^ t=- / a 2 Q ;; :=> -J I \ ' -SDUI ]0 5 t-^ « , I 03 Bijonj Eoiuyoi iig rS pT 2 Ot" W g K 1 I J "• (4 ' -ajj SBUi uoioaajip ng a CO ^ o c5 <^' e 0 _ , -uinu.ni A juoj '-iijnq 1 sopcjj'i 113 rqjov r,\ op Eipaai ■jcjailoiax lo 00 e^ -a. f- «? c> to in cT in" cr O-w — «o -- •.-' I aiiicaviA jua^ '-Jiic,! o_«* lO o^-H en o CO «■> • i sope.iS iia sajnjos su.l' l-cjsoi ap u'lpaiu doiox e^ -^jn in so tc" oT o >» -< Cm — -q- C«3 ^ vf CO O •* CO 1 jnaincail a 'jnao o cft OS iO IB OS in H 1 'jqcj sopcji ua saiu ' [ap ccuixciii •jcaadaiaj. tc" ^ (tT oT »« >n C3^ — in" H ^ *5J* CO CO CO c< CO CO c« "" •jnuineaa i a vN o ^•^ in 00 »n -J? oo <=> 05 H 1 'sojiatiiipiii a' <= -jj. ■^ °^ c* -^ H S / scsajSai supEiijnd uo C9 Ui o «o c to o j saai (ap Biuixeai Bjni]v e^ t~ CO t~ CO t^ P3 i r ■soJiatniiiui ^ BBsa|Sui e^ o5 — «f <=> 00 FP in «o in t- in — \ SEpcSind ua A' „j;,c c '^ifS" =^cr * «r \ Epianpaj Eipam Eaiinv o in o» to cs m =« -« 1^ o o <:J O (. J" o Tarragona DonFrancis ^ vier Bru. i'r i cys ^ "" ,"^^^^* ^- — - E£3 »^ « -S QiS s -« IS -i3 s na s a a V* vj- C» US t~r >n oT 05 t^ ^ «D fO «f .^ -T -;* ^^ ro r «r (r< 05 P5 «?■ CO o 1 oa 00 O — «o fO «0 ffO •— »n ^ »- to ^ ■« "*- - O 00 fO o «o lO «o 1ft oc OS CO c< •jf CO C5 «o ^ «o o =■ o in Hi CO O fO «o •»" oo' cT o eo CO ^- Cfe n -< fi e- a M O o 2 'c re fc, (>^ o _ a< £ SJ 3 ® ^ *^ t; I .1—5 W « 486 s{ ■ S «o ^ ^ 1 •SplloD -J -3J i-nSo ap iiBpiliii'D -&> ^ 1 s s S ^^ !=■ r ^ 5f V / ^ ( •soiu |a £ a o» f<_ ^\ U.I czjaiij coinciii ns .^ -^ H- ^^ 2 ° • H S >» ^ o > 'ojiiono -Djj sciu uoiooojip ns -1 ^ '-' 1 G *^. 1 ■mnBO\| A •jua3 'anEj o o» — o -'^o>_ snpCJ" UD cqjo.C B| op cipaiii -ipjoduioj. 2 S « 1 CO 00 t^ M «o -^ 1^ xa" ■iuiics\iX)U33'Jil"J o in -^ sopnjS uo sojcjos soil -CJ so( ap Eipaui -diusx * - ^ « in <= irT CO 2^2 " " " 1 C=. -* CO ' '•jquj sopt!j2 uo sani |op I'oiuiiui neJaduisj, <=> -^ a> o •* »ft O 05 »" ec «c C5~ r^ 00 00 t-T •j)< •* -» g •jiuuncm i •1U33 H 'jqcj sopiMii ua saiu pp L'liiivcni •]i!.ia(iiii3,| o o >ft o CO in CO 1« 00 05 fO CI in in" 00 OS CO c^ •jntnnBDa i •inso '-Jqcj sopBjg e^ >^ t-^ OS in •* CO •* »^ I ua Bipotu EjiiicaaJtuaj^ b- e^ « 00 O CO CO c» .»- oT CO -" t^ e^ c» <* »H oo o CO •« i' -sojiaiiiiiiiu A SBS0|2uj SBpBSind 03 «o o (T* C^ 05 CO / <=. C» 2< sBS3|8ui SBpnSirid do 'n.r-' '=aor -*, o>IU jop BUllXEIU EJlUi\ CO t~ e» CO t^ Ov e^ to •SOJPUIIIIIU X SBS3|2tl! -* e-i C5 O C* »" »^ «)• CO ^ -" t~ fq sBpuSiii'd UO .( „5C B -tcT ^-•*" 'Zn ^ epioiipaj Bipaui Bjni| J CO t^ ' (M CO t- o> C) CO |2 S i = h cp *M O ». o 2 '5 « © CJ ^ cs -«i 'K -5 ^ o £ § o pa es S "S w "S E— -«! .2 5'=' «■ 03 ^,-«^- — ■^■'"^'^ " -IMi S>9 oa sr: OJ ^ :=* da S ^ • '«> P— ss «« 487 -s» s a a a a 3 a ' e >* e_ o l>> cs CO o - 1 ^ »i o» o t^ >* e« ^ 00 e~< eci CO ^ ^ ^ la ^ » CO ■^ '^ M »H C«5 O 00 ff» lO o»_»» t-T vf •»r >K<'t-r>5f CO »■ o* jrs — •• «o « « »n — C(5 00 •* o CO eo CO CO t- 00 «o a> »< 00 o co cT— *■ 0» M Cl ^ CO CO o CO CO ■^ ■" O (O US 00 to CO o» as ^ 00 KS O CJ cs — CO 00 CO k^ C< C< b- c» e^ 00 C< C* •* to o^ 00 oo o c» ira o» 00 OS OS "* «s- "^ «r 'Iw r^ o% a> in t^ OS c» «o c< t^ e^ «o »- «o eo V* CO CO 00 *- o »« o t^ •« 00 =les- =^00- t- o o o 1-. o e< t^ CO t~- 00 CO »« VJ< es >n 0> CO « i^ CO vji '^^" b- <=> OS >» t- o o »>• CH l~ e< i- a 1 a !£ 1 ™ o a ® 2 CS Q « « « nj i H " iJ ra tB ^ « 95 S.2 < o O W «{> : o o • C3 ; &^ 1 • •S .t: -S •« CJ CJ ^— cd J ■° 1 r3 CIENCI4S NATIR4LES. OKOI^OOIA. Carta d Mr. Elie de Beaumont sobre los fendmenos eruptivos del Vesubio y de la Italia meridional; por Mk. Sainte-Clai- RE Deville. (Comptca rcndus, 2S Julio -1850.) aPalermo\Z de junio de 1856. — Al dejar a Napoles para pasar a estudiar las riquezas volcanicas de Sicilia, debo pai- ticiparos losresulladosde las esploraciones que acabo de ve- rificar en el Yesubio y los carapos flegreos. »Empezare diciendo el actual eslado del Vesubio, y lo que en el he podido observar. ))La lava del afio pasado se manliene, como era deespe- rar, a una temperatura elevadisima. En el Fossode la Velra- no particularmente, alii donde esta mas gruesa, presentan muchos punlos el suficiente calor, a poca profundidad, para encender un palo puesto en contaclo con cUos. ))Aunque en ninguno de eslos punlos la incandescencia lle- ga al grade de la que observe en ellos en junio y selierabre de 1855, parecen mas numerosos que entonces, y se alinean bastante generalmente por las pequenas crestas que disenan en el declive 6 corrienle tolal los bordes esleriores delascor- rienles parciales que la componen, 6 por mejor decir, hacia los pnntos de contaclo de esta cubierta eslerior con las cor- rienles que ullimamonlc ban venido a ingerirse y como a em- butirse en ellas. Pero las ligeras humaradas que aun se des- prenden de ellas con cierta abundancia, no son ya humaradas secas, piles casi todas ban pasado al esladode ligeraraenle acidasy acuosas. Me he cerciorado de esla circunstancia, con- densando eslos -vapores en un globo enfriado a 13° bajo cero. »He recojido al cabo de algunas boras una pequena can- tidad de un liquido en eslremo acido, de color verde-raanza- na, y que, aun dilatado en agua, se consolida Iralado por el nilralo de plala, y precipila ligeramenle por el cloruro de bario. Las porciones solidas recojidas en la alargadera eran blancasen una eslremidad, y de amarillo verdoso en la parte mas inmediata al origen del vapor: dichas porciones eran casi linicanienle sal marina coloreada por un poco de cloruro de hierro. »Asi pues, en esle raoraento lashumaradas de la lava in- candescente ban pasado en lolalidad al segundo eslado de ac- lividad que ya senale el ano pasado en una de ellas, y que es- la caraclerizada por la circunstancia de que los cloruros y los sulfatos alcalinos van acompanados de una cantidad muy pe- quena de vapor de aguay de cloruro de hierro acido. »Una de ellas, sin embargo, y es precisamente uua de las que en seliembre proximo pasado me presentaron los vapo- res clorurados anhidros, parece no baber pasado a esle eslado secundario. Su conlorno no esta teiiido de amarillo por los produclos ferruginosos; y en lasgrietasde las rocas de que se desprenden, se encuenlran concreciones de sal marina de es- Iremada blancura; en una paiabra, presenla lodavia todos los caracteres que be indicado en las humaradas secas. Pordes- gracia, el esperimento de condensacion que tambien he ensa- yado respeclo de ellas, no fiie hecho en condiciones bastanLe favorables para que me fuese posible deducir consecuencia alguna en cuanlo a la presencia 6 la ausencia del agua. »Pero a todos estos caracteres esleriores se agrega una circunstancia notable para dislinguirlas de las humaradas aci- das inmedialas. »He verificado en los mismos lugares y repetidas veces, la analisis del gas que acompana a estas humaradas; y he 490 aqui los resulladosque he obtenido(l), yque demueslran que ninguna deellas contiene acido carbonico. Las humaradas acidas de cloruro de liierro estan acompa- fiadas de aire que no contiene, por termino medio, sine 19,6 de oxigeno, mientras que cuatro analisis del aire desprendido de la luiraarada de cloruros blancos me ban dado 20,95, 26,6, 20,9 y 20,9 deoxigeno. Vemos, pues, que esla sensible- mente reducida a un desprendimienlo de aire normal a eleva- da lemperatura, en tanloque en las otras, la presencia de los acidos y del cloruro de hierro esta evidentemenle enlazada con la desaparicion de una pequeua cantidad de oxigeno; resulla- do que por otra parte viene a confirmar exactamente todos los que MM. Le-Blanc, Lewy y yo hemos obtenido este invierno en la analisis de los gases que enjunio y setiembre de 185o se desprendian de las grietas de la lava incandescente. »Tarabien he recojido con el mayor esmero, y por medio de aparatos cuya descripcion dare mas adelante, muestras de cada uno de estos gases, como igualmente de los de que tam- bien voy a hablaros en esta carta. »Despues de haber determinado el estado actual de las eraanaciones que salen de la lava, 6 si os parece mejor, del aparato escintrico del855, era precise procurar darse cuen- ta del estado actual del aparato normal 6 central del volcan; esto es, del crater propiaraente dicho. » Aqui me es preciso hacerme cargo de los cambios radi- cales que han tenido lugar desde mi ultima escursion en oc- lubre de 1853, y que se relacionan a la par con la disposi- cion lopografica de la cumbre y con la dislribucion de las fuerzas eruptivas. ))Si teneis la bondad de referiros a las cartas que os he re- mitido desde Napoles el ano pasado, os convencereis de que (I) Estas analisis, corao todas las de que se hablara en esta carta, han sido hechas on el agua con un tubo graduado sumcrgido en una pro- beta, en la cual introducia sucesivamente, por medio de pequeiios tubes cerrados en una estremidad, potasa caustica, y una disolucion alcalina de acido pirogalico. 491 algunos raeses despues de la erupcion de mayo, el craler su- perior del Yesubio podia considerarse dividido en muchasre- giones baslante distinlas. Al Norte la Punta del Palo, melida en el declive occidental por la cavidad que se abrio en di- ciembre del854, y delermino la ultima erupcion; al Ponien- te, el monton de pequenas lavas arrojadas por la cumbre desde 1842 hasta 1848; en la region meridional, las dos bo- cas abiertas en 1850, separadaspor unaestrecha cresta, y do- minadas por la Punta de 1850, punlo culminante del Vesubio actual; y por ultimo, en el centro lo que quedaba de la anli- gua llanura, enlazandose con todas las partes del crater, y desvaneciendose hacia el Oriente en forma de una pequena garganta ensanchada, que es el punto mas bajo del contorno circular. »Esta disposicion de la meseta superior subsislio hasta el 13 de diciembre de 1855, en cuya epoca tuvo lugar un feno- meno raecanico bastante notable. Una cuarta boca, mucho mas ancha y profunda que las otras tres, se abrio entre las dos cavidades de 1850, haciendo desaparecer por completo la pequena y estrecha cresta que las separaba, y sobre la cual siete meses antes habia esperiraentado aquellos fuerles sacu- dimientos de que os he hablado en una de mis anteriores car- tas, y justificando de este modo los vaticinios que entonces bi- ce publicos, relativamente a la proxima destruccionde aque- 11a porcionde la masa volcanica. Seria bastante dificil tomar medidas exactas, en medio de los torrentes de vapor sofocan- te que impiden hasta el ver enteramente el interior de esta ca- vidad; pero no creo exajerar sus dimensiones calculandolas en 200 metros de profundidad, y aproximadamente en otros tantos cada uno de los diametros horizontales. Esta inmensa depresion, de hordes completamente escarpados y casi ci- lindricos, apenas ha tocado a la mayor de las dos cavidades del850, 6 sea la mas oriental, en tanto que ha absorbido en gran parte la occidental, y penetrado considerablemente en la pequena llanura central. Esta hondonada, hecha como con un sacabocados, ha decentado profundamente los elevados re- bordes que rodeaban a los dos crateres; y el examen de los cortes producidos de esta manera, especialmente debajo de la 492 punta de 1850, demuestra con entera evidencia que la ele- vacion de 80 a 100 metros que esta porcion del crater ha es- periraenlado en una sola noche del citado afio, no se ha verificado en manera alguna por la acumulacion de los pro- ductos fragraentarios, sino por un verdadero levantamiento del terreno. ))La abertura de esta cuarta boca es, aparte de lo espues- to, eliinico carabioqueha ocurrido en la topografia de lame- seta superior del Yesubio. Por lo que respecta a las alturas absolutas y relativas del Palo y de la Punta de 18S0, debo de- cir que dos series de observaciones barometricas ejecutadas por mi enestos dos puntos, ycuyas observaciones correspon- dientes han sido praclicadas con la mayor benevolencia en el observatorio del Vesubio por Mr. Palmieri, y al nivel del mar por MM. Viard y Larousse, ingenieros adictos a la espedicion hidrografica alas ordenes de Mr. Darondeau (1), me permiti- ran determinar con gran exactilud si ha habido algun movi- miento de elevacion 6 depresion desde el mes de octubre del ano pasado. ))A estos cambios en la disposicion de los accidenles topo- (1) Verifiquc mi subida nl Vesubio el 5 de junio, al mismo tiempo quo MM. Darondeau y Ploix. Estos ingenieros han observado la decli- nacion magnetica en la Punta del Palo, en la ermita del Salvador, al mis- mo tiempo que en el nivel del mar en la bahi'a de Napoles. El capitan Mr. Duperrey ba esprcsado el sentimiento de no poder discutir una ob- servncion compavativa de este gdnero, al dar cuenta con la mayor ama- bilidad, de la observacion relaliva a la declinacion, que hice en la cima del Pico do Tenerife en setiembre de 1842. Por lo deraas, seri'a muy util a las ciencias geograficas que el interesante trabajo hidrografico que Mr. Darondeau esta ejecutando hace dos auos en las costas occidentales de Italia, fuese estensivo a las de la Sicilia, puesto que es muy facil con- venccrse de que el mapa de Smith es en estremo defectuoso. Limitando- me a un solo ejemplo de esto dire que he observado recientemente, al trasladarme por mar desde Melazzo a Stromboli, que la isla de Felicuri se distingue largo rato con la mayor claridad entrc Salina y Panania, lo que sen'a absolutaraente iraposible segun las posiciones seualadas a estas islas en el espresado mapa. 493 graficos de la meseta superior, ban correspondido algunas mudahzas igualmente significativas en la distribucion de las fuerzas volcanicas. »La gran cavidad formada en diciembre de 1855 ha pro- ducido desde marzo de 1856 frecuentes erupciones, que ban consistido en la proyeccion de grandes pledras y fragmenlos de lava fundida, acompanada, conio siempre, de fuerles de- tonaciones. En la superficie del suelo y cerca de la cavidad se ven algunas de estas pledras, que a pesar de subastanle corto grueso, presenlan un diametro de 75 a 80 cenlimelros. »Estas pequenas esplosiones cesaron en mayo, pero fue- ron reemplazadas por un fenomeno baslanle raro en el Vesu- bio: la existencia, en el fondo del mayor de los dos crateres de 1850, de una abertura que comunica directamente con el foco interior, y hasla la cual penetra el nivel de la lava incan- descente. Durante la noche, y aun un poco durante el dia, se ve perfeclamente su reflejo; de esta boca sale sin esplosion, pero con un ruido enleramente parecido al que acompafiaba a las emisiones gaseosas del ano ultimo, una masa enorme de vapores con caracteres particulares que los diferencian baslan- te bien de los vapores ordinaries del crater superior. A su sa- lida de la cavidad son de un hermoso bianco, que parece Co- lorado por el reflejo de la materia incandescente de que se es- capan. Pero esos espesos copos de vapores que al parecer no se disuelven en el aire inmediatocon lamismafacilidadque las eraanaciones babituales de la cuspide, conservan atre- chos, a una estraordinaria elevacion y muy lejos de su orijen, un matiz rojo-oscuro, en medio del cual se destacana voces grandes masas de color mas sombrio y casi negro. Estos co- pos no son luminosos en la oscuridad, de modo que es dificil alribuir su rubefacciona la incandescencia de la lava inmedia- ta,la cual, por otra parte, no se manifiesla sino por una aber- tura bastante estrecha, y casi enteramente oculta por los re- bordes de la cavidad que la encierra. Es, por consiguiente, bastante probable que estos diferentes matices pertenezcan a la misma suslancia de las eraanaciones. »En las dos escursiones que he hecho a la cima del volcan, el 5 y 7 de junio, no me ha parecido posible intenlar ningun 494 esperimento de condensaclon de estos vapores: acaso obleii- dre resuUados raejores a mi regreso de Sicilia. Pero'hay una circunstancia que parece indicar que eslas emanaciones no ca- recen de sustancias solidas. Uno de los aparalos de condensa- clon que he eslablecido en otra parte del crater superior, y que liabia quedado funcionando por espacio de 24 horas, se encontro cubierto en su superficie esterior de una pelicula blanca, que presenlaba el sabor y los caracteres del cloruro de sodio, pero que ademas dejo sobre el vidrio despues del la- vado, un elemento evidenteraente insoluble en el agua. Yha- biendo cambiado el viento durante la noche, esta mudanza fue causa de que se dirijiesen al aparalo los vapores despren- didos de la cavidad incandescente. Este esperimento hace, pues, bastante probable la creencia de que estos vapores He- van consigo por lo menos cloruro de sodio, a semejanza de las emanaciones de la lava de 18o5; pero ademas parecen sensi- blemente acidos, a juzgar por el olor sofocante que se res- pira cuando se esta enlre ellos, corao yo estuve una vez, yien- donie rodeado por la nube que forman en la cumbre del Ve- subio. ))Sea como fuere, la existencia en el crater superior de una cavidad en que se manifiesta tranquilamente la incandescen- cia interior, acerca completamente el estado actual del Vesu- bio a aquel en que Spallanzani habia encontrado y descrito el aparato superior del Etna en 1788. Debe anadirse a eslehecho, que la semejanza parece coinpletarse por una circunstancia comun, habiendo sido observado este estado particular, en ara- bos casos, algunos meses despues de una erupcion. »Dos observaciones completaran lo que lengo que deciros sobre este asunlo. »La primera es que la cavidad u orificio que acabo de describir no esta colocada, como pudiera sospecharse, en ei punto mas bajo a que Uegan las cavidades actuales del Vesu- bio. El fondo del gran embudo formado el diciembre ultimo esta al nivel de 100 metros porlo menos debajo de el del ori- ficio, y esto es una nueva prueba que debe anadirse a las que he aducido respecto de la localizacion que afectan las diferen- tes tendencias eruplivas en un misrao macizo volcanico. 495 »La segunda observacion viene tambien en apoyo de la si- guiente conclusion: esle punto incandescenle no esla tan ais- lado como a primera vista parece. En efecto, habiendo bajado al fondo del pequeno crater forraado en diciemhre de 1854 para examinar las humaradas, no pude menos de estranar el calor, verdaderamenteinsoportable, que esperimentaba en los pies y las piernas, en una parte de este crater donde la are- na, en lugar de ser hiimeda, como cerca de las humaradas in- mediatas, estaba absolutamente seca. Habiendo introducido en ella un termoraetro, este subio en pocos minutes a 280°, lo cual me hizo creer con toda seguridad que a corta distancia habia una grieta incandesceute: creencia que raefue confirma- da por mi guia Gozzolino, quien rae aseguro que algunas se- manas antes se veia todavia en aquel lugar una hendidura donde la roca estaba a la temperatura del rojo, y de la cual no estabamos separados sino por algunos metros de arena re- movida. Esta hendidura esta siluada en el angulo Sudeste de lacavidad. es decir, precisamente haciael ladoque mira a la caverna de 1850, y al orificio en actual incandescencia. Es, por consiguiente, natural pensar que estos dos puntos en que se manifiesta hoy la intensidad maxima, estan unidos entre si por una rendija del gran cono, que pasa muy perceptiblemen- te por el eje de este. Puede, pues. en ultima analisis conside- rarse que esla rendija diametral es la misma por la cual el Vesubio, en su actual estado, propende a arrojar sus produc- tos 6 a hacer sus erupciones. »Lo que me resta que deciros acerca de las emanaciones actuales, me parece a proposito para confirmar en lodos sus puntos esta conclusion. En efecto, sea cual fuere la direccion en que nos coloquemos en el interior de la meseta superior para examinar las humaradas que se desprenden de ella, ad- verliremos constantemenle que estas humaradas, yasea porsu temperatura, ya por sus caracteres quimicos, tienen cierta tendencia a hacerse de un orden cada vez mas elevado, a me- dida que nos aproximamos al piano que une los dos puntos de incandescencia, 6 cuando nos aproximamos a estos mismos puntos. Pero esto es verdadero, especialmenle cuando se corn- para, en un mismo grupo de humaradas, su actual estado con 496 el que presentaban en el mes de setiembre del ano proximo pasado. ))Por la parte oriental del piano de que se trata, si se ca- mina, por ejemplo, desde la Punta del Palo hasla el orificio incandescente de 1830, he aqui lo que se observa. ))Las dos laderas del Palo, que el ano ultimo presentaban multitud de humaradas cuya temperatura oscilaba entre 60" y 66", y que no desprendian sino vapores acuosos, carecen hoy enteramente de emanaciones. Asimismo, el grupo de la 11a- nura que se estendia hasla el pie meridional del Palo, y que se componia de humaradas a 79°, en las que el vapor de agua arraslraba una pequena cantidad de acido sulfhidrico, olra pequenisima parte de azufreque se depositaba en sus oriQcios, y una proporcion de acido carbonico, queen las dosmuestras que he recojido el ano ultimo ha variado entre 3 y 9 por 100; ese grupo, repito, ha desaparecido enteramente. Para encon- trar en esta direccion indicios de actividad, es preciso llegar hasta la ladera septentrional del gran crater de 1850 , que en su actual disposicion es uno de los limites de la nueva cavi- dad central. Alii se observan dos grietas casi paralelas al piano diametral de que he hablado, es decir, que se dirijen del Noroeste al Sudeste, y de las cuales la mas distante del piano, con una temperatura de 60°, liene un ligero olor de azufre, deposila pequenisimas cantidades de este, y no enro- jece el papel de tornasol, en tanto que la mas inmediata pre- senta una temperatura de 73 a 74°, y al mismo liempo que deposita azufre, despide un fuerte olor de acido sulfuroso, y desprende vapores que condensados en un globo precipitan copiosamente por el nitrato de plata, y ligeramente por el cloruro acido de bario. )>El interior de la gran cavidad de 1850 presenta cierla semejanza con lo espuesto. En el borde Nordesle, el mas dis- tante de la incandescencia actual, y al pie interior de la pared, se desprenden numerosas humaradas acuosas que tienen una temperatura de 66 a 70", y no exhalan ningun olor ni cjercen accion alguna en el tornasol ni en el acetato de plorao. La analisis de tres muestras del gas recojido no ha presentado ningun indicio de acido carbonico; pero si lassiguienles pro- 497 porciones cleoxigeno: 20,0; 19,9; 20,0. Veinos, pues, que la eslremidad de la sima de 1830 no desprende sino vapor de agua ii una leraperatura baslante poco clevada, y acompana- do solamente de aire privado tal vez de una pequeila cantidad deoxigeno; esdecir, que eslas emanaciones del ultimo orden, al perder lerreno y al desaparecer poco a poco del pie orien- tal del Palo, caracterizado por ellas liace un afio, se han con- servadoiinicaraenle en dicho lugar, »La misma gradacion puede observarse, siguiendo hacia el Mediodia el reborde de la raisraa cavidad. Alii he descrilo el ano pasado unas humaradas cuya temperalura llegaba en setiembre a 180°, y salian copiosamente bajo fuerte presion: eran las emanaciones clorhidro-sulfurosas que entonces con- dense, y cuya analisis he dado ya. Actualmente han dismi- nuido mucho de intensidad, son ligeramente acidas, y su tem- peralura ha quedado reducida a 1S4°. »En resumen, en toda la region sifuada al Oriente de este piano medio, se ve que los fenomenos, aunque han perdido toda su intensidad desde el ano pasado. la han conservado cada vez mayor a medida que nos aproxiraamos al piano en que se han establecido los dos maximos actuales. ))Hacia el lado occidental de este piano se ha observado a la vez el misrao decrecimiento absoluto, y la misma grada- cion de los fenomenos hacia este lugar geometrico. »Las innumerables humaradas clorhidro-sulfurosas que se escalonaban alrededor de la Punta de 1830, han disrainuido considerablemente 6 desaparecido por completo. »Del seno de las pequenas lavas de 1842 a 1848 salen va- pores acuosos, cuya temperalura hacia el horde occidental no pasa de unos 56 a 57"; despues se eleva a 60 y 64° en el horde de la cavidad de 1854. Estas humaradas adquieren al mismo tiempo un poco de acido carbonico, del que he encon- trado en tres analisis hechas en los mismos lugares, en Ires diferentes muestras, 1,3, 1,6 y 2,1 por 100, y un olor niuy marcado de azufre, del que depositan pequeiias cantidades; pero nunca obran en el papel de lornasol. Despues, a medida que se adelanta por este lado hacia el costado Noroeste de la mas pequena de las cavidades de 1850, casi enteramenlo cm- TOMO VI. 32 498 bebida en el nucvo craler, so obscrvan humaradascuya tem- peratiira va aumentando conslantemenle hasla que llega a 74°, coino las que estan a su frente al olro lado del piano de que acabo de hablar; conlienen tambien, al mismo liempo que el vapor de azufre, los acidos clorhidrico y sulfuroso, liasta que al fin, perdiendo el vapor de azufre y haciendose esclusi- vamenle clorhidro-sulfurosas, adquieren una lemperalura de 154°, es decir, la misraa exactamente que he seiialado en las huraaradas del rnisnio orden en el suelo oriental dc la gran cavidad de 18l>0. oEs precise convenir en que seria dificil imaginar cosa mas uniforme y simelrica en la disposicion de las humaradas que irradian alrededor del punto incandescenle del Sudesle. El mismo orden se advierle lodavia alrededor del punlo in- candescenle del Noroeste, eslo es, de la hendidura incandes- cenle situada en el fondo del crater de 1834. »En efeclo, en el mismo crater, y a una distancia muy pe- queiia de esta hendidura, se ven humaradas que presentan, con nna temperatura de 74°, el azufre unido a los acidos clorhi- drico y sulfuroso; despues un poco mas lejos hacia el Occi- dente se hallan emanaciones a 64°, que solo dan azufre con indicios dudosos de acido sulfuroso (1). Eslas emanaciones se unen direclamente con las humaradas a (54 y 60° de las lavas de 1842 a 1848, en que he senalado indicios de azufre y pe- queuas cantidades de acido carbonico; y van, por decirlo asi, a apagarsG insensiblemenle en los vapores puramonte acuo- sos a 56 6 57° del borde occidental de eslas lavas. (I) He hecho en la misma localidad la analisis de estos dos gases-. el de las humaradas de 74° deja absorber por la potasa 2,5 y 2,6 por 100; el de las humaradas de 64", solamente 1 por 100; pero no puedc inferirse que contengan estas proporciones de acido carbonico, porque la absorcion podria ser atribuida, a lo raenos en parte, al acido sulfu- roso. Y lo que hace esto mas probable es que la humarada raas abun- dante de acido sulfuroso es precisameute la que causa la mayor absor- cion. Por lo quo respecta al residuo, este ha contenido en cuatro anali- sis, 20,0, 19,5, 20,1 y 19,8 de oxigeno; es decir, que consiste en aire, privado quizd de una pequeua proporcion de oxigeno. Los menos oxige- nados son tarabien lor- que confienen mas acido sulfuroso. 499 ))Por ullimo, para que la semejanza sea complela eu to- dos los pormenores, la Punta del Palo, que como ya he dicbo ha perdido por todas las demas partes sus humaradas del ano ultimo, no ha conservado vesligios de ellas sino hacia su pie occidental; esto es, precisaraente hacia el lado en que su pen- diente esta cortada por el pequeflo crater de 1854, y que mi- re por lo tanto a la hendidura incandescente. »No temo parecer minucioso en las investigaciones cuyos principales resuUados acabo de presentaros , porque me pa- rece que a causa de haber mirado con desprecio hasta el dia lo que hay de delicado en el estudio de eslas variaciones en los gases desprendidos en el acto por un mismo cono volcani- co, nos hemos acostumbrado a mirar estas emanaciones como distribuidas sin orden aparente, y como por efecto de la ca- sual id ad. »En mis trabajos del ano pasado he consignado eslas va- riaciones de una manera cicrta, y he eslablecido, por decirlo asi, el orden gerarquico que une eslas diferentes manifestacio- nes de la misma fuerza. Hoy cousigo, asi lo creo, demoslrar que en un momento dado las humaradas de un volcan activo forman zonas concentricas y como ondas de decreciente inten- sidad alrededor de cada uno de los puntos de intensidad ma- xima 6 de incandescencia que puede presenlar el mismo apa- ralo volcanico; y bajo esle punlo de vista me ha sido en alto grado favorable el actual estado del Vesubio, puestoque ensu cima presenta esta incandescencia, pero con circunstancias de tranquilidad que permiten estudiar sus mas proximas cer- canias. »Los dos puntos acluales de incandescencia eslan, co- mo ya he hecho notar, en una linea que se aleja muy poco del centro del crater, si ya no es que coincide con el; ademas estan colocados a dos lados diferentes de este centro: de ma- nera que puede adraitirse que en el estado actual del Yesubio, la linea que une el foco interior con el punlo de la superficie en que se manifiesta el maximo de intensidad, 6 si me permilis esta frase, el eje eruptivo actual, coincide sensiblemenle con el eje del cono. La hisloria del Vesubio, la del Etna y la de lodos los volcanes bien estudiados, eslablecen de una manera 500 general que cuanto mayor es el angulo formado por eslos dos ejes, 6 lo que es lo mismo, cuanto mas disla del verlice (en una misraa hendidura) el punto de salida de una lava, mas consi- derable es la emision de las materias, y mas largo es tambien el inlervalo que separa las erupciones colocadas de esle modo. De aqui resuita que puede creerse con alguna verosimiliUid que el Vesubio acaba de entrar en una epoca de aclividad mo- derada, como la que se manifesto de 1822 a 1828, y como la de 1842 a 1848, tan perfectamenle descrila por Mr. Scacchi. Durante esle periodo, las tendencias eruplivas concentradas en la cumbre 6 a su alrededor se anunciaran por un espacio de tiempo mas 6 menos largo, mediante una serie casi conlinua de pequenas conraociones, de proyecciones de materias frag- mentarias, 6 de emisiones de debiles corrienles de lavas; de manera que el inmenso abismo que acaba de formarse en el centro del crater, esta probablemente destinado a ser cegado por la acumulacion de eslos produclos, y aun tal vez a con- verlirse en la base de un pequeno cono terminal, semejante al que se derrumbo antes de la gran erupcion de 1850. » Viajes por el N. de Bolivia; por H. A. Weddell. (Bibliiit. univ. de Ginebra, noviemhre -1835.) En la falda oriental de uno de los picos mas elevados de los Andes sale a la superficie una corriente de agua, en cuyas are- nas brillan pajilas de oro puro; esta corriente se llama Ti- puani. Procedenle de las nieves de la cordillera, esle Pactolo de la Bolivia, que en su origen es un pobre arroyuelo, se convierle mas abajo en un lorrenle formidable, rodeado por la rica naluraleza de los climas tropicales, y a treinla leguas de su mananlial, en uno de los principales tribularios del rio de las Amazonas. Eslas preciosas arenas, cuya riqueza iguala a la de los aluviones mas celebrados del Sacramento 6 de la Australia, fueron objelo del viaje de M. Weddell, quien se embarco el 17 de febrero de 1831 con dos companeros en uno de los grandes vapores que hacen la travesia de Southampton a Panama, atraveso el islmo, se embarco en Panama, y des- 501 erabarco el 14 de abril en Arica, piierlo de la cosla meri- dional del Peru. El paso de la gran cordillera maritima que separa esta cosla del lago Titicaca presenta en la relacion de Mr. Weddell los pequenos incidentes de aventuras y de mo- lestias que se leen en lodas las descripciones de los viajeros que le precedicron, pues nose sal va una cinia de 4.600 metros sobre el nivel del mar sin esperimenlar un frio inlenso, y el maleslar conocido en los Andes con el nombre de Soroche. El 2 de mayo Mr. Weddell descubrio la ciudad de La Paz, capilal do la Bolivia, Ian caprichosaraenle siluada en el fondo de una grieta practlcada a 1.330 pies sobre el nivel de la llanura vecina. La eslancia de Mr. Weddell en dicha ca- pital le ofrecio ocasion de conocer al general Belzu, presi- denle dc la republica, y de procurarse dalos utiles acerca de los recursos del Eslado y de su comercio, especialmente el de la quina. La pinlura dc las coslumbres del pais esta comple- tamente de acuerdo con los curiosos detalles descrilos por Mr. Alcides de Orbigny con lanlo ingenio corao originalidad. Despuesde baberse dedicado durante algunos dias a la es- ploracion del criadero de las arenas auriferas que se benefician cerca de Chuquiaguillo, en las laderas del Nevado de lilima- ni, Mr. Weddell ysuscompafieros at ravesaron la Gran Cordi- llera oriental, que se eleva entre el lago de Titicaca y la cuen- ca del rio de las Amazonas; y siguiendo el pie de otro giganle, elmagestuosolllampu 6 Nevado de Sorata, bajaron al profun- do valle deTipuani, donde encontraron, con la magnifica ve- jelacion de los tropicos, la calida leraperatura y la huraedad, que son su principal elemento. La naturaleza se ostenta en aquellas regiones bajo los rasgos mas admirables y risueuos. A pesar do su fertilidad, este valle tiene una poblacion nuiy escasa, que solose ha reunido para el lavadode las are- nas auriferas. Estas, mezcladas con cascajos, y llamadas ve- neros, se encuenlran en capas de variable grueso en el cauce del rio, y bajo una capa de tierra en los declives del valle. Su esplotacion, para que no sea perdida, dcbe vcrificarse por medio de pequeflas galerias que no es necesario apuntalar, y de pozos cuya profundidad no pasa de 15 metros, a los que se hacen llegar por medio de regalas las aguas que se reunen 502 en un deposito, y que se derraman alternativamente, a mane- ra de las esclusas de desagiie, sobre las raaterias que se desea lavar despues de haberlas desagregado. Col6canse luego las partes separadas por esle procedimiento en pequenas artesas de madera 6 baleas, en las que se verifica la ullima scpara- cion. Pero lodo esto cs aiin muy grosero. «Mr. Zabala, dice Mr. Weddell, nos ha asegurado que cuando la capaaurifera de su playa le daba en el ensayo 30 cenllmos de oro por balea de 15 a 20 llbras de arena, cubria con esceso sus gastos. Pues bien: los ensayos hechos a nuestra vista en Cangalli, en la arena ordinaria de los veneros, ban dado por termino medio el cuadruplo de esla cantidad, 6 sea 1 franco y 20 centimos de oro; y la batea de arena recojida en puntos por donde no ha- bian pasado los gentiles {dinliguos peruanos), hadadohasla 8 y 9 francos de metal. Por otra parte, Mr. de H. dice que ha visto rauchas veces sacar de una batea de arena hasta 30 y 60 gramas de oro.)) Como ejemplo notable de la acumulacion de este metal en losaluviones del valle de Tipuani, citare aqui la playa de lllimani, que producia en 1849, 150 libras de oro en 10 metros cuadrados de venero. Viose entonces una sola batea de arena rendir 4| libras de metal. En 1798, una hendidura en el piano de una playa llamada Cama- Deseada, produjo 12 libras y 15 onzas de oro; y en 1809 se estrajeron de una hendidura de la playa de lllimani dos bateas de arena que produjeron un total de 29 libras, 4 onzas y 34 dracmas de pajillas. Por ultimo, a fines de 1819 en la pla- ya de Salomon, se observo el caso de que 2 metros cuadrados de venero produjesen hasta 53 libras y 4 onzas del precioso metal. Este ultimo hallazgo ocurrio el ultimo dia de la esta- cion de los trabajos, durante lo que se llama la busca, esdecir. durante las boras en que, esperando que la crecidadel rio venga a inundar las zanjas, el duefio de la esplotacion acos- tumbra conceder a sus operarios el derecho de escavar por cuenta propia. La cantidad de oro enconlrada esta vez era demasiado grande para que el propietario no pudiese hacer valer sus derechos, y los operarios se dieron por satisfechos con la cesion que les hizo de una pequena parte del tesoro. No obstante, a pesar delos medios barbaros y anti-economi- 503 cos empleados en la eslraccion del oro de los veneros de Ti- puani, los beneficios eran tan considerables, que por ellos re- cibio este pais el nombre de Potosi de Oro. Enlre las diferenles imporfanles enipresas formadas en el siglo pasado, citase la de un Andres Coll. que en el discurso de 34 afios pago al gobierno espanol la canlidad de 236.000 pesos fuerles en derechos de un 3 por lOO, lo que supone apro- xiraadamenle un producto de 40 millones de francos; y aun probablemente seria mayor, pues deben tenerse en cuenta los fraudes que comunniente se cometen en semejantes cases. El siguiente pasage dara una idea de lo que son los beneficios liquidos de la esplolacion del Tipuani. «El ano en que Mr. Zabala saco de su playa la mayor cantidad de oro, fue el 1846, pues" recojio en una estension de 640 varas cuadradas (446 metres cuadrados) 550 libras de pepitas, con un dispen- dio que no llego a 40.000 pesos fuerles Con ligeras modi- ficaciones en el sisleraa de laboreo, bublera side facil dupli- car la canlidad de los beneficios, que liubieran en tal casoas- cendido a mas de 600 por 100; y Mr. Zabala habria duplica- do su capital aun en sus aflos mas desfavorables. Consta en un documenlo conservado en los archives de La Paz, que un corregidor de Sorata peneiro en este valle en 1635, y vio en el muchos millares de indios ocupados en el lavado de las arenas auriferas. Lo que prueba aun mas termi- nantemenle que estas riquezas eran conocidas de los indige- nas antes de la conquista, es que hay muy pocos puntos en ac- tual esplolacion donde no hayan dejado impresas las huellas de su paso. Algunas paries del venero presentan numerosos indicios de los mezquinos albergues de eslos mineros; y se ha vislo ademas que algunos de sus conduclos penetraban hasta el cauce del rio. Algunas veces han sido victimas de su lenie- ridad, comade trecho en Ireclio lo atesliguan los huesos que se encuentran incruslados en los senderos obstruidos, y los instrumentos enterradoscon ellos. unos de raadera de palme- ra y otrosdecobre. Facil esadivinar cuales seran los desen- ganos de los que han acudido alii recienlemente, cuando con- siguiendo tocar el venero tan deseado, despues de muctios meses de trabajo adquieren la certidumbre de que los gen- 504 tiles se han anticipado a eWos.— /Esld comidof esclamau trislemente entonces. Mas no por esto suspenden sus trabajos, porqiie saben por espericncia que, a causa dela imperfeccion de Ids antiguos pi-ocedimienlos, los restos abandonados por los gentiles no son en manera alguna cosa digna de desprecio. El lilulo 6 ley raojor del oro de Tipuani es de 23 quilales, 6 sean 947 milesimas. Los bosques de esle dislrito abundan en raadeias preciosas, propias pai'a lodos los uses de las an- tes; tales son el Quinquina [Myroxylon perniferiim); el Gua- yaco [Guayacnn); el I'inta-linla y el Canelon, cuya madera es casi negra. El Goyana adquiere dimensiones colosales, y su madera esencaruada, conio la del Cedro, del Tipay del Silmo Colorado. Finalraente, el Tiligua bianco, que es una especie de laurel, surainislra una de las mejores maderas blancas; y el Tiligua amarillo y el Sacaman dan escelenles maderas araari- Uas. La altura del Tipuani es de 580 metres sobre el nivel del mar, y su temperatura media igual a la de Rio-Janeiro, es decir, 23", y permile en los valles de la falda oriental de las Cordilleras, que los Aymaras Uamaban yungas 6 valles calientes, el cullivo del banano, de la caua de azucar, que es enorme, del arbol del cafe, de un cacao de superior calidad, de la coca, de la arachide 6 pistacho de lierra, y del ananas. Encuenlrase tambien alii una especie de mirica, llamada en el pais Arbol de cera. Fisiologia vejetal. — Relacion de las plantas con la Immedad atmosfirica; por Mu. P. Duchartre. (1,'lnslilut, 5 mnrzo I8S6.) Mr. P. Duchartre ha presentado a la Acaderaia de Cien- cias de Paris una Mcmoria que contienc los resullados de los esperimenlos que ha hecho acerca de esla materia. En di- cha Memoria trata de la relacion de las plantas con el vapor acnoso esparcido en la atmosfera; y su primer capilulo se re- 505 fiere a la relacion de las hojas con el vapor invisible del aire. El autor refiere las esperiencias y los asertos conlradiclo- rios, por una parle, de Miller, Duhamel y Meyen, quienes alribuyen a las hojas la facuUad de absorber el vapor invisi- ble del aire; y por otra de Guetlard y de MM. Treviranus y linger, para quienes es dudosa la existencia de semejanle fa- cuUad, 6 la niegan como Mr. linger de la raaneramastermi- nante; haciendo verademas que en esle punto la ciencia se halla en un estado de incertidumbre que exigia indispensa- blemenle una deraoslracion esperimental. El autor espone luego delalladamenle las esperiencias que ha verificado: 1." sobre 11 especies terreslres de hojas no carnosas, como el tulipan, la lila comun, Chionanlus virginica, Phillyrea lalifolia, Kalmia latifolia. Viburnum iinus. Magno- lia grandiflora, Ilexhalearica, I. aqui folium, Eryngium mari- timum, Diolis candidissima; 2." sobre 10 especies terreslres de hojas mas 6 menos carnosas 6 planlas crasas; Talinum pa- tens, Crithmum marilimum, Pereskia Bleo, StapeUa repens, Colyledon luberculosum , Sedum dasyphyllum, S. lati folium, S. anacampseros, Crassula lacfea, Sempervivum teclorum; 3." sobre cuatro planlas epifitas; Angrcccum eburneum, Den- drabium moschatum, Epidendrum elongatwn, Spironema fra- grans. De cuyos esperimentos deduce Mr. linger las siguien- tes consecuencias. 1.° Las hojas, ora sean delgadas y enjulas 6 herbaceas, ora gruesas y carnosas, pertenecientes a planlas terreslres 6 a planlas epifitas, eslan privadas de la facultad de absorber para su alimento el vapor acuoso esparcido en el aire, aun cuando se encuenlre en el en gran abundancia. 2." Las plantas crasas, fallas de riego y del conlacto del agua, son notables por la regularidad con que disrainuyende peso en una almosfera reducida y humeda; y bajo esle aspecto no presentan sino ligeras diferencias con lo que en ellas se advierte cuando crecen al aire libre. La disminucion de su peso constanlc y gradual, aunque lenla, no impide que su vejetacion continue, ni que desarrollen nuevas producciones. Pero es de notar que solo vejetan de esle modo a espensas de 506 alguoas de sus partes, pudiendo decirse que en ellas la acli- vidad vital uo hace mas que mudar de asienlo. Por lo gene- ral sus hojas 6 partes inferiores se secaii y muereii a propor- cion que las superiores crecen y so alargan. 3.° Las plantas muy glaucas, y las que estan cubiertas con una espesa capa de pelos, en nada se diferencian de la generalidad, no obstante las particulares condiciones de su superficie. 4." Las hojas de las plantas epiiitas, a las que se atri- buye mucha importancia en la nutricion de eslos vejetales, lejos de apropiarse la humedad del aire, como generalmenle se supone, son dignas de atencion por la regularidad, y aun por la rapidez con que pierden una parte de su peso, aunque se hallen colocadas en una atniosfera en eslremo hiimeda. En el segundo capitulo el autor se ocupa de la relacion de las raices aereas con el vapor atmosferico. El estudio esperiniental de esta cuestion ofrecia grande interes, bien se considere en si misma ypara la inteligencia de la vejetacionde las plantas epi- ntas, bien se tome en cuenta la opinion generalmente difun- dida, de que las raices aereas de estos vejetales toman el va- por acuoso esparcido en la atmosfera, convirtiendose segunse cree en uno de los maleriales mas indispensables para su nu- tricion. Este estudio presentaba ademas una importancia to- davia mayor, a causa de dos esperiencias recientemente pu- blicadas por Mr. linger, en las cuales el bolanico aleman ha creido hallar la demostracion esperiniental de una absorcion de humedad en vapor, verificada por las raices aereas. El autor refiere minuciosamente sus esperiencias hechas en condiciones variadas al intento, y habiendolas verificado con 8 plantas de la familia de las orquidcas Dendrolium mos- chatum, D. nobile, Dendrobiumspec, Epidendrum elongatum, Oncidium ampliatum, 0. lanceanum, Brnssnvola Perrina, Or- nilhidium densiflorum; do& [ihwias c\c la familia de las Brome- liaceas (2 Tillansia indeterminadas), y 1 Commelinea (Spiiv- nema fragrans), que es una de las 2 plantas observadas por Mr. linger. Auade tambien dos esperimentos hechos en dos especies de Aroideas {Philodendron), provistas a la vez de raices terrestres y aereas; y de sus numerosas observaciones 507 deriva la consecuencia, en completa discordancia con la opi- nion adraitida, de que las raices aereas de las planlas epifilas estan privadas de la facuUad de aspirar el vapor acuoso con- lenido en el aire que las rodea. Asi pues, anuncia como gene- ral el hecho inleresante de que la humedad invisible espar- cida en la atmosfera, por considerable que sea la proporcion en que se encuenlre, en nada contribuye a la nutricion de dichas planlas. Y que siendo asi, esla humedad no puede le- ner para ellas olra venlaja que la de debilitar su Iraspira- cion, a no ser que, a consecuencia de un cambio de eslado, eslablezca con ellas relaciones de un orden diferente, y en todo case inmediatas. rm VARIEDADES. Consideracione.1 generates sobre los materiates empleados en las cons- trucciones del mm: De un estenso Irabajo sobrc esle punlo, recien pre- senlado a la Acadctnia de Ciencias de Paris por IVIM. Chatoncy y Rivot, deducen eslos las priucipales concliisiones siguicnles. I.' Las sustancias para las obras dc mar deben coraponerse de si'lice, alumina y cal, 6 mejor aiin de silice y cal solamenle, en proporciones convenientes para format los silicatos de composicion bien definida que se hallan en todos los morteros que ban resistido al mar. 2.* No basta una composicion qui'mica conveniente de las suslanciaS hidraulicas para dar buenos morteros. Es indispensable que scan muy ho- mogdneas, a fin dc utilizar la mayor cantidad de ellas, de que se com- plelen las combinaciones, y de que fragiien regularmenle. 3.* No pueden resistir bien los morteros a no estar protejidos contra la penetracion del agua, teniendo testura compacta, y esfando recubier- tos de carbonato de cal. Es necesaria la cal libro para formar, combinandose con el acido car- bonico del agua, la cubierta protectora de carbonato de cal. Una do con- chas, yerbas marinas, Idgamo, etc., puede reemplazar al carbonato de cal, y evitar las descomposiciones. 4.' Los metodos de fabricar morteros vari'an con cada clase de mate- riales. Influyen niuchisimo, lo mas acaso, en su resistencia definiliva. Dichos mdtodos deben tener por objeto preparar las sustancias hidraulicas de suerte que las combinaciones quimicas que hayan de existir ulterior- mente en los morteros Uegados a estado perraanente, se concluyan antes de fabricarlos, y que solo tengan que hidralarsc al tiempo de issarlos; y poner rauy compaclos los mismos morteros, y de consiguiente poco per- meables. No se puede conseguir esto en la mayor parte de los cases sine mediante una digestion mas 6 menos prolongada dc las sustancias y los morteros por influjo de la humedad, 5.* Rara vez se cncuentran materiales ualurales de composicion y hnmogencidad conveniente para dar cales hidraulicas que resistan al mar. Se les puede sustituir ventajosamcntc con cales ficlicias, hechas con si- Jex pulvcrizado y apropiadas a cada localidad. 6.* Los cementos ban dado basta aqui buenos resul'ados, y prcstan o09 grandcs servicios en las obras de mar. Sii empleo exijo precaiiciones es- peciales. 7.° No se pueden usar puzolanas naturales siiio con la espresa con- dicion de que antes se sujete a prolongada digestion la mezcla con la cal. Deben preferirse para la mezcla las cales grasas a las hidranlicas. 8.* Siempre seran de dificil use las puzolanas artificiales calizas. No deben eraplearse en las obras de mar, a causa de la irregnlaridad de los morteros en que se introducen. Las puzolanas que no contengan cal, de- ben dar productos mucbo mas regulares. 9." Las acciones destructoras del agua de mar son diferentes segun las localidades. Se debe variar la composicion de los morteros con la na- turaleza de las aguas donde bayan de emplearse, de manera que la cal libre este en proporcion con la mayor 6 menor cantidad de acido carb6- nico y de hidrogeno sulfurado que contenga el agua. 10. La preparacion de las sustancias y la fabricacion de los morte- ros para las obras de mar, exijiran siempre operaciones y cuidados que elevaran su coste; pero se podra limitar su uso a los paramentos direc- tamente espuestos a la accion del agua. 11. Para resolver cuantas cuestiones ocurran, habra qne hacer es- periencias completas, y por precision largas, en las localidades y circuns- tancias respectivas de las obras. — Del uso alimenticio de la came de caballo. Al presentar Mr. GeofTroy-Saiut-Hilaire a la Academia de Ciencias do Paris, en la sesion de 1." de setiembre de 1856, una obra que acaba de publicar, intitulada Cartas sobre las sustancias alimenticias, y particvtarmente sohre la came de caballo, di6 a conocer de palabra el objeto de este libro como siguc: f'En fin, si con nombres falsos ha sido aceptada como buena, tambien la ban declarado tal cuantos la han sujetado a esperiencias bien hechas, encaminadas a inquirir sus cualidades; cuantos la han probado con bue- nas condiciones, esto es, suficientcmente asentada y procedente de caballos sanos y descansados. En este caso es escelente asada; y si deja que de- sear cocida, consiste cabalmente en que da uno de los mejores caldos, et mejor qxiizds que se conoce. Y es buena aunque sea, como en las esperien- cias de MM, Regnault, Lavocat y Joly en Alfort y Tolosa, y como en las mias, de individuos no engordados y de 16, 19, 20 y aun 23 aiios de edad; de animales que apenas valen mas que el pellejo. Hecho capital, pues demuestra la posibilidad de utilizar la carne de caballos que hasta la vejez han servido, y de sacar de ellos al fin de su vida, y cuando su trabajo ha cubierto ampliamente el coste de su crianza y manutencion, un sobreprecio, una ganancia obtenida casi de balde. "La carne de caballo, completamente sana, indudablemente buena (sin valer sin embargo tanto como la de vaca 6 carnero cebado), es ade- mas abundante, y puede dar importantes recursos para alimentarse las clases trabajadoras de las ciudades y los campos. Este tercer punto de los que nos propusimos demostrar, exigiria calculos en que no puedo entrar, pero cuyos resultados dir^. Gombinando los elementos que dan nuestras estadisticas oficiales y otros documentos sobre el niimero de caballos en Francia, la duracion de su vida y el rendimiento de carne de muchos de ellos (1), sale que la de los muertos naturalmente 6 matados cada auo en Francia equivale sobre poco mas 6 menos a — de la carne de vaca 6 de puerco. 1. de las reunidas de carnero y cabra. (1) El ano ^854 se roataron en Viena para las carnicerias 1180 caballos, que dic- ron 26<1.523 kildgramos de buena carne, resultando por termino medio 224, OOo por ca- ballo. Tndos los calculos de mi libro se fundan en csla cifra. »He recibido despucs otro documenlo cuva brevcdad me permite copiarlo. De tres aiios aca que se ha principiado a vender on Vicna carne de caballo, 42 car- niccros ban matado 4725 caballos, que han dado 4 .902.000 libras de carne (< .065 M 43 ol2 yr da todas las juntas de carniccria y salchicheria, 6 bien a mas de dos millones y medio de nuestras racioues medias actuales de carno (tan in- feriores en verdad a lo que necesitan las poblaciones). >i En visla do cifras tales, y aun cuaudo haya que reducirlas para conlar con los caballos inutiles para el consumo, no puede negarse el in- meuso \aIor praclico del resullado siguicnte: "El uso de la carnc de caballo es un lecurso importante, el mas aca- so (aunque no baste del todo) para dar a las poblaciones trabajadoras el aliraento que les falta, la carne. "iSingular anomalia social, que algun dia asombrara haberia sufrido tauto tiempo! Milloues de frauceses carecen de carne; la comen seih, dos, una sola vez al aiio. [Y al lado de esta miseria se rcgalan millones de ki- logramos de buena carne al mes a la iuduslria para usos secundarios, 6 son pasto de puercos y de perros, 6 se tiran a la calle! "[He aqui lo que la ciencia viene autorizando con su silencio por lo menos, como si temiera sublevarse contra una preocupacion popular, y cuando, teniendo ccrradas en la mano verdades utiles, no se atreve, pare- ce, a abrirla y divulgarlas!) — Invesiigacion del iodo en las acjitas minerales. La siguiente es da- da per Mr. Liebig, Guando uu liquido contiene tan corta cantidad de un ioduro que solo se manifiesta coloracion dudosa por efecto de adicionar acido nitrico y almidon, basta afiadir un poquito de iodato alcalino y de acido clorhi'drico para obtener prouti'sima reaccion. En tal caso el acido iodhi'drico y el acido iodico reobran entre si al producirla, y dejan libre una cantidad de iodo mas considerable que la que contenia el ioduro. Si- bese ademas que a la solucion de almidon no la colorea una mezcla de aci- do i6dico y acido clorhi'drico, ni otra de ioduro de potasio y acido clorhi- drico. Mr. Liebig dice haber visto tambien que ciertas aguas madres de aguas minerales dan con el agua de almidon y el acido clorhi'drico solo una coloracion azul tan viva como la precedente de los metodos conoci- dos, cuales son auadir agua de cloro, acido hiponitrico, etc. kilo^rarnos), distribuidas a los com[)radorc5 tn 5. 804. 000 parlidas. El rendimlcDlo me- dio cs de 225,427 kilogramos por caballo, rcsuUando por lanlo aunienlo de ^,424. Todas las demas ciiidades grandcs de Alcmania, y muchisimos pueblos pcqueDos, tie- nen liov como Vicua (y como Copcnbaguc liace nudio siglo) carniccrias dg caballo. Se enipiezau a | oner tambieo cd ttelgica y Su'za. N." OZ-REVISTA DE CIE^CWS.- Diciembre 18r.6. CIENCIAS EXACTAS. — J-S^X^V^- ^MtW|>** AS^TROMOMIit. Observaciones de la ocultacion de Jupiter por la hum, veri/ica- das en Madrid por el Sr. D. Antonio] Aguilar, individuo de ni'imero de la Real Academia de Ciencias, y director del Observatorio astronomico. El dia 9 del raes de oclubre ultimo tiivo lugar la oculta- cion delplaneta Jupiter por la luna, segunse habia anunciado en el num. 6.° de esta Revista correspondiente al mes dejunio de este auo. El Sr. Aguilar hizo la observacion con un acromalico de Merz, de 6 pulgadas de objetivo, de la propiedad del Sr. D. Vi- cente Peleguer, y cedido por dicho Seuor con la mayor com- placencia. La casa del Sr. Peleguer, en donde se hizo esta observacion, esta en la calle de la Adiiana, num. 3, situada 4' al Oeste del Observatorio astronomico, y a una latitud de 40° 2S' 3",0 proximamente. El ocular empleado tenia la fuerza de ISO. Todas las observaciones estan espresadas en liempo medio astronomico del Observatorio. EMRADA. SALIDA. h m s h m 8 1." contaclo.. 12 38 30,01 13 3315,82 2.° contacto.. 12 39 58,50 13 34 40,81 Los Sres. Novella, Aguilar (D. Cayelano) y Cruz obser- varon la ocultacion en el Observatorio, el 1.° con unacroma- TOMo vr. 33 514 lico de DoUond de 44 lineas do aberlura, y iin ocular que auinenlaba 80 veces, el 2.° con otro acroraalico lambien de Dollond, pero dc 30 lineas de aberlura, y el 3." con un Icles- copio gregoriano. Las observaciones son las siguienles. ENTRADA. SALIDA. OBSERVADOR. 1."conlacto. 12 38 30,59 » Centro 12 3916,58 » } (N. 2." contaclo. 12 39 56,58 13 35 9,70 l."contacto. 12 38 31,58 » 2." conlacto. 12 39 54,60 13 35 11,70 1." conlacto. 12 38 31,48 » 2." conlacto. 12 39 58,49 13 34 52,41 } (A.) } (C.) A las 10 de la noclie empezo a formarse un halo, que fu6 tomando cada vez mayor inlensidad, hasla el punlo de no dis- tinguirse con los inslrumentos del Observalorio el 4." satelile de Jupiter, unico que estaba visible, y que se hallaba a gran distancia al Orienle del planela. Con el anleojo del Sr. Pele- guerse veiacomouna eslrella de 6.* magnitud. Los dos con- taclos correspondientes a la desaparicion del planela ofrecen baslanle confianza en todas las observaciones; no asi los que se refieren a la reaparicion del planela, que por lo baja que estaba la luna y sumeijida en una densa niebla, se presentaba el disco del planela con lal debilidad, que apenas se apercibia en la brillanle niebla que rodeaba a la luna. Las observaciones se hicieron con buenos cron6melros de Dent, comparados antes y despues de la observacion con el pendulo magistral del Ob- servalorio, y cuyo eslado era conocido con loda exaclilud per pasos meridianos de cslrellas fundamentales. 51 ;> Cenlelleo de las estrellas; por Mr. Dufour. (r.'InstiHit, 23y«n/o1S5C.) Habiendo dirigido el autor a la xVcademia de Ciencias de Bruselas cierto numero de observaciones y advertencias so- bre el asunto mencionado, dio sobre el Mr. Quetelet el in- forme sigiiienle. ((Las observaciones de que el autor habla a la Academia tuvieroH principio de una manera formal en 1852, y nada se ha desatendido despues para dar a los resuUados toda la exac- tiludeimportancia que en si tienen. Mr. Ch. Dufour ha visi- tado dos veces la ciudad de Bonn para apoyarse en los cono- cimientos de Mr. Argelander, el sabio que sin duda alguna ha trabajado con mas cuidado en este genero de observa- ciones. »Para esplicarse el centelleo, Mr. Dufour ha adoptado los numeros de 0 a 10, represeutando por 0 un centelleo nuto, y por 10 uno de esos fuertes centelleos que solo se advierten pocas veces cuando la estrella esia cerca del horizonte, y pa- rece estreraecerse, carabiar de color, y algunas veces hasla desaparecer. Merced a alguna practica, no tardo en recono- cer los grados de centelleo entre 0 y 1 y entre 1 y 2. Asi pues, creyo que podia dar mas exactitud a las observaciones, dividiendo en 10 cada uno de los grados precedentes, y el centelleo se calculo por 0,7; 1,2. etc. No obstante, no le fue posible establecer esta division sino relativamenle a los cen- telleos inferiores a 5. Concibese, por lo demas, que semejan- les divisiones no pueden ser adoptadas sino con ciertas res - tricciones, que desaparecen tanto mas facilmente, cuanto mas numerosas son las observaciones. »Arniandose de una paciencia a toda prueba, el autor consiguio de esta manera reunir mas de 13.000 observaciones de centelleo. Al llegar a este numero elimino terminantemenle los numeros que le parecian dudosos, conservando linica- menle los comparables, para aproximarlos entre si. Facil cs conocer que sus observaciones no se referian indistintamentc. a todas las estrellas del cielo, sino iinicamente a algunas dig- 516 nas de especial mencion. Por esla razon, despues de liaber esludiado la irradiacion de la Cabra, y su disminucion a mc- dida que cl astro so acerca al zcnit, cnipezo un Irabajo idcn- lico respccto de Vega, y advirlio con la mayor sorpresa que el niimero correspondionte a su ccntellco era mayor que ol de la Cabra. Esta diferencia, que se manlenia conslanle en todas las alluras iguales, le parecio tan notable, que resolvio ir a comunicarsela a Mr. Argelander, quien por su parte habia hecho una observacion enteramente igual, pucsto que habia notado que las estrellas rojas centellean menos que las blan- cas. Y en cfeclo, las Ires estrellas, Arturo, Orion y Aldeba- ran producen un cenlellco mas debit que Procion, Vega y aun la Cabra. Estendiendo sus investigaciones, Mr. Dufour cree poder asegurar, en general, que se aleja poco de la verdad esta proposicion: Escepto en la proximidad del hori- zonte, el cenlellco es proporcional al produclo que se oblie- ne mulliplicando la densidad de la capa de aire que alraviesa el rayo luniinoso por la refraccion astronomica a la altura en que se observa. Por lo demas, aun concibiendo que la dife- rencia de color de las estrellas motive una diferencia en el centelleo, Mr. Dufour cree tambien que hay alguna otra cau- sa que iniluye en este fenomeno. ))En resiimen, pareceme que esta Memoria encierra obser- vaciones muy interesantes, y generalmente poco conocidas todavia, acerca del centelleo de las estrellas. » Ahora creemos deber nuestro reproducir, para las perso- nas a quienes no baste la descripcion que acabamos de pre- sentar, la mayor parte de la misma Memoria de Mr. Dufour, pues no es mucha su estension. Despues de haber dicho que no se ha ocupado aiin sino en la parte optica y astronomica de la cues! ion, reservando para otro trabajo la parte meteo- rologica, Mr. Ch. Dufour continua en estos terminos. «A fines de 1852 consagre formalmente mi atencion al estudio del centelleo de las estrellas, y al de la diferencia que presenta de un dia a otro, Entonces crei seria interesante haccr sobre este fenomeno algunas observaciones regulares, v(M-daderas observaciones meteorologicas, para averiguar des- pues de algun liempo si las variaciones de conlelloo presen Jil7 laban algiina relacion con las perlurbaciones almosfeiicas y la marcha de los instruraenlos de raeleorologia. »Estas obscrvaciones empezaron con el ano 1853, pero no larde en reconocer que la cuestion era mas compleja de lo que al principio me liabia parecido. Y al enconlrarme en esle nuevo campo, en el que ningun liabajo de que yo tuviese no- ticia se habia eraprendido, dude por algun liempo antes de saber que marcha debia seguir. »Piiineroensayey luego abandone diferentes procedimien- los y metodos de observacion; por cuya razon considere los primeros meses de mis investigaciones como un periodo de pruebas y tanleos; y solo a fines de octubrc del espresado ano adquiri la cerlidumbre de lo que debia hacer, pues me encon- traba bastante ojercitado para emprender observaciones fruc- luosas. Desecho en consecuencia todos los nunieros obtenidos anteriormente, y considero que durante estos nueve meses de observaciones, no he hecho olra cosa mas que aprender a ver. »Desde el mes de octubre de 1833 me he aplicado, pues, a estudiar con perseverancia y cuidado todo lo que se refieie al fenomeno del centelleo. Despues de los meses de ensayos eslaba convencido de que, para el objelo que me proponia, el raodo mas venlajoso de conseguirlo era observar con la po- sible frecuencia, fijar una estrella a la simple vista, y apre- ciar su centelleo por medio de un numero. Al principio habia adoptado los niimeros de 0 a 10, siendo 0 un centelleo nulo. y 10 uno de esos cenlelleos fuertes que no se advierlen sino pocas veces, y solaraente cuando la estrella eslacerca del ho- rizonle, y parece estremecerse, carabiar de color, y algunas veces hasla desaparecer. wMediantc la frecuenle coniparacion de los centelleos de las diferentes eslrellas a todas las horas de la noche, liabia llegado a conocer bien lo que era para mi un centelleo 1, '2, 3. 4, 3, etc.; y aun, merci'd a algun ejercicio, no tarde en en- contrar grados entre un centelleo 0 y un centelleo l,y enlre 1 y 2. Asi, pues, crei que podia dar a mis observaciones una exaclilud aim mayor, dividiendoen 10 cada unode los gra- dos precedenles. Asi, el centelleo de una estrella fuc con 518 frecuencia calcula(loen0,7; 1, 2, elc. En realidad, esto equi- valia a dividir en 100 el intervalo que media enlre el cenle- lleo niilo y el cenlelleo maximo. No obstante, no pude hacer e.sta division pordecimales de giado sine respeclo de los cen- telleos inferiores a 5, porque desde cste numero en adelanle nunca tome en considoracion sino las unidades. »Bien se que se j)uede hacerme la objecion de que hay mucho de arbitrario en estas apreciaciones, y que es cosa di- llcil el precisar el numero exacto del cenlelleo. Soy el prime- 10 en reconocer esle inconveniente; sin embargo, dcspueis de muchos meses de observaciones hcpodidoadquirir la segiiri- dad de que mis apreciaciones no dislaban mucho de la exac- titud, y que entre otras, comparando las observaciones de una noche con las de otra, los resullados que oblenia eran bastante uniformes para no inspirarme desconfianzia. Por otra parte, la apreciacion del centelleo no es ya mas dificil que la del brillo de las estrellas variables; y no obstante, aplicando a esta ultima investigacion un procedimiento ana- logo al empleado por mi, se ban obtenido resultados muy notables, y que han sido admitidos en la ciencia. Baslara ci- lar como ejemplo el interesante Irabajo de Mr. Argelauder sobre lassingulares variaciones de la Lira. ))Es verdad que las observaciones de esta naturaleza no son tan exactas como las que se verifican con un instrumento de precision; pero por medio de la multiplicacion del nume- ro puede esperarse ver desaparecer los errores individuales en los medios generates, y obtener de esta manera resultados satisfactorios. Asi, desde el mes de octubre de 1853 hasla el dia, no deie pasar ni una de las noches en que sepodian ver claramente las estrellas, sin hacer cuantas observaciones eran posibles, anotando no solo el centelleo, sino tambien las bo- ras de observacion y los diferentes fenomenos meteorologicos que habia podido tomar en cuenla durante aquel dia 6 en los anteriores. De esle modo reuni casi ^rcce ?m/ observaciones relalivas al cenlelleo: numero que me parecio suficienle para resolverme a utilizarlas, y a examinar lo que podia climinar- se de tan larga serie de niimeros. En tanlo que recogia estas notas, me cuidaba poco de darme cuenta de lo que hacia, a 519 fin de no esperimentar la influencia de las ideas preconcebi- das; solamenle procuraba observar con toda la exactitud po- sible, y de esle mode reunir un gran numero de cifras, sin saber a punto fijo si eran one conformes enlre si, pues esle era un Irabajo que aplazaba para la discusion final. »Casi lodas las observaciones ban sido praclicadas en Morges, a orillasdel lago Leman, a 46" 31' de latilud Norte, y 4" 9' al Oriente de Paris. ))Mi conslante objelo era un esludio meteorologico; mas como Unas mismas estrellas habian sido observadas muchas veces a muy diferenles alturas, importaba empezar ballando la iniluencia de la altura aparenle de un astro en la inlensi- dad de su cenlelleo. »He aqui la raarcha quesegui para llegar a esta ley. Pa- ra una estrella, por ejemplo la Cabra, escogi lodos los dias sefialados por un centelleo normal, esto es, cuando me pare- cia que no habia habido en los dias anleriores ni en los si- guientes ninguna perturbacion atmosferica considerable, y que el cenlelleo de una hora a otra no habia sufrido variacio- nes demasiado caprichosaso irregulares. Los periodos que al efecto me fueron sumaraente utiles, fueron las series de her- mosos dias que disfrutamos en el canton de Yaud a fines de octubre de 1853, y en marzo y setiembre de 1854. Halle larabien respecto de la mencionada estrella, 50 dias que pu- de considerar como tipos, y me parecieron dias de un cenle- lleo medio. ))Erapece desechando todas las observaciones hechas cuan- do la estrella estaba proxima a las nubes, porque habia ad- verlido que en estos cases el centelleo aumentaba siempre considerablemenle; asimismo rechace todas las que habian si- do verificadas al anochecer y al amanecer, porque a tales bo- ras el cenlelleo, en general, es mas fuerte que durante la noche. »llestaronrae, pues, en estos 50 dias 330 observaciones del cenlelleo de la Cabra, que podia considerar como pracli- cadas en muy buenas condiciones. Reuni las que habian sido lomadas a la misma altura, busque luego el termino medio, y aunque era evidente que el centelleo disminuia a medida 520 que la eslrella se aproximaba al zenit, no es menos cierloque deuno a oiro grado senotaban algunas veces anoraaliasbas- tanle ostensibles. No podia cierlamente esperar mcjor resulla- do do investigaciones de este genero, que a causa de su mis- ma naturaleza no son susceplibles de unaexaclilud absoluta. Reuni entonces los niimeros de 5 en 5°, tomando el centelleo anoladoa 43, 44, 43, 46 y 47''porel anotado a 4I)°; el anolado 3 48,49,50, 51y 52 porel anotado a 50°; yasi sucesivamenle. Esta vez la serie no presentaba ya ninguna irregularidad sensi- ble, como quedo evidenciado por la construccion de la curva, para cuyo frazado lome las abscisas proporcionales a las dis- lancias zenilales, y las ordenadas proporcionales a la intensi- dad del centelleo, y obtuve entonces una curva baslante regu- lar, que no presentaba inflexiones algo estraordiiiariassino cer- ca del zenit, donde el centelleo es de lal manera debil, que el mas pequeno error relalivamente a la apreciacion, 6 una per- lurbacion atmosferica que no se note, ejerce gran influencia en el resultado en que figura. »Una vez lerminado este Irabajo respeclo de la Cabra, empeceotrjoenteramenteidentico respectodeVega, y con gran asombro encontre en lodas las alturas unnumeromayoren el centelleo de la segunda que en el de la primera. Confieso que esta circunstancia me desoriento al principio, pues buscaba iinicamcnte la relacion que existe entre la altura de las eslre- lias y la intensidad de su centelleo. Pero mis observaciones habian sido hechas con bastante esmero para poderprouie- terme resultados uniformes; y tomando el terraino medio de losnuraeros conseguidos para fodas las estrellas objeto de las observaciones, nuiueros que suponia poco diferenles entre si, hubiera eucontradoel medio que buscaba. Pero la inesperada diferencia que adverli entre el centelleo de la Cabra y el de Vega subsistia en todas partes, esceptuadas, no obstante, las inmediaciones del zenit, con tal regularidad que empece a creep que en igualdad de circunstancias podia muy bien haber una diferencia real entre el centelleo de la Cabra y el de Ye- ga, siendo mas vivo el de es(a. wParecioiue que esta diferencia procedia tal vez de que la Cabra tenia uu diameiro aparcnle mas considerable, y que 521 asi bajo esle punio de vista se acercaba mas al eslado de los planelas, que con uii diametro aparente mayor cenlellean mu- cho menos que las esliellas fijas. No obstante, antes de aven- luraruna idea tan Irascendental quise saber que conceplo for- maba de mis observaciones a la simple vista y de mis juicios un hombre que ha observado mucho y calculado muchas veces deestamanera laluzdelasestrellas. Medecidi,pues, air acon- sullar sobre esta materia al profesor Mr. Argelander. En julio de I800 prepare las curvas de centelleo de la Cabra y Yega, y me trasladeaBonn. »E1 mencionado profesor me recibio con la mayor afabili- dad, y me presento sus observaciones verificadasa la simple vista con todos los datos que le pedi y le habia procurado so dilalada esperiencia; y tuve el placer de ver que las reflexio- nes que yo habia hecho sobre el particular durante tres anos eslaban complelamente conformes con las suyas, lo cual con- tribuyo indireclamente a aumentar mi confianza en los resul- tados que habia obtenido. , »Mas cuando Mr. Argelander vio mis curvas de centelleo, le parecio que habia una diferencia real entre el centelleo de la Cabra y el de Vega, per© creyo que quiza era preciso atri- buirla a una causa diferente de la que yo le senalaba; y con- viniendo en que una diferencia en el diametro aparente podia producir el hecho consignado, opino que podia tambien pro- ceder de la diferencia de color que hay entre la Cabra y Vega, pues es sabido que esta es una estrella muyblanca, al paso que aquella presenta un raatiz amarillenlo. Es(a idea llamo mi atencion; y para saber hasta que punto podia ser fundada, prometi a Mr. Argelander que a mi regreso a Mer- ges haria calculos analogos respecto del centelleo de mayor numero de estrellas, comprendiendo entre otras las rojas. »Mis numerosas ocupaciones no me ban permitido con- cluir mas pronto este largo trabajo; pero actualmente esta terminado, y con gran admiracion he vislo que la suposicion de Mr. Argelander se confirmaba, de manera que se puede decir que las estrellas rojas cenlellean menos que las blancas. Las tres estrellas, Arturo, Orion y Aldebaran, ban dado un centelleo mas debil que Procion, Vega y la misma Cabra. La 522 diferencia es bastanle grande y sostenida para que no dude declararla muy superior a los errores de observacion, y en reconocer en eslo un liecho positivo. »He dibujado una lamina acerca del particular, y ella me ha hecho ver la diferencia. Para eslablecer el termino medio de las eslrellas blancas no be supueslo a la Cabra menos blanca que Procion y Yega; y entre las eslrellas rojas no be contado a Orion por una razon que espondre brevemenle. »La curva de centelleo de Aldebaran se asemeja bastanle a la de la Cabra. Por lo que respecla a la de Orion no la be trazado, porque presentaba irregularidades mas considerables que las de las otras eslrellas, aunque su centelleo, en gene- ral bablando, es debit, y algunas veces aim masdebil que el de Arturo. Y he dudado tanto menos en colocar estaestrella fuera de linea, cuanlo que, como su resplandor es variable, no seria imposible que su centelleo no presentase toda la re- gularidad que se encuentra en otras paries. Ademas, tambien pudiera suceder que las observaqiones de esta estrella fuesen mas defecluosas que otras, pues ya, antes de hacer misre- ducciones, habia observado que a causa del brillo de la cons- telacion Orion, era muy diticil apreciar el centelleo de sus es- lrellas. La vista queda cansada y corao deslumbrada por la hermosa region del cielo que pasa por el meridiano de la 4.* a la 7.^ bora. Por todas estasrazones he creido deber no ha- cer mencion por ahorade lo relative al centelleo de Orion, y remitir, por decirlo asi, estaestrella al estudio durante dos 6 tres anos, a fin de hacer de nuevo con duplicado celo muchas observaciones de su centelleo. ))Por lo demas, ultimamente, despues de haber vislo por mis curvas que en todas las alturas las eslrellas rojas cente- llean menos que las blancas, me ha parecido que tal vez se podia esplicar teoricamenlea lo menos este liecho, admitien- do la esplicacion del centel leo dada por Arago, eslo es, consi- derandola como una consecuencia del principio de las interfe- rencias. Supongamosen efeclo que algunos rayos de los siete colores priraitivos atraviesan la almosferaen igualdad de con- diciones. Podra muy bien suceder en este case que algunos de olios se desvien, y despues de haber dado cierlo rodeo ven- 523 p;an a inlerforir y desd'uir los rayos del mismo color que hu- bieran recoi rido una dislancia menor en una media ondula- cion. Pero siendo la onda roja la mayor de las ondas lumino- sas, me parece que para hacer inlerferir los rayos rojos sera necesario un desvio mas considerable de las mayores pertur- baciones aUnosfericas; 6 finalmenle, que haliandose lodo eu iguales circunstancias, los rayos rojos, merced a los desvios atmosfericos, seran menos facilmente destruidos que los de los otros colores, 6 que el termino medio de estos. »De aqui resuUa que una estreila roja debe centellear me- nos que una blanca. »Soraeto estaesplicacion al juiciode las personas mas ver- sadas que yo en todas las cuesliones relalivas a la optica. Creo, no obstante, que este raciocinio esla de acuerdo con las sanas nociones de la ciencia, y que mediante el puede esplicarse el hecho, incontestable en mi opinion, de la dife- rencia que hay entre el centelleo de las eslrellas rojas y el de las blancas. »Como mis observaciones ban tenido por objelo todas las eslrellas de primera magnitud y la Polar, acaso causara es- Iraiieza no ver las tablas relativas a Allair, Rigel, Sirio y Anlares. Pero el brillo de Altair es mas debil, y el de Sirio mas fuerte que el de las demas eslrellas sobre que ha recai- domi reduccion. En consecuencia, hubiera podido (eraer que la diferencia de Uiz de estas eslrellas hiciese defectuosa toda comparacion con astrosmasomenosbrillanles. Por olra parte, Rigel, Sirio y Anlares se elevan poco sobre el horizonte de Morges, de modo que las observaciones hansido relalivamen- te poco numerosas; y como ademas ban sido en gran parte hechas en la inraediacion del horizonte, son tambien menos seguras. Mas adelanle podreverilicar los calculos respeclo de cada una de estas eslrellas, pero no me propongo hacerlas enlrar en un raismo termino medio con las observaciones he- chas en mas favorables condiciones, »Cuando hube delerminado la curva deslinada a cstable- cer la relacion entre la dislancia zenital de una eslrella y la inlensidad de su centelleo, procure averiguarsi habia alguna o!ra curva scmejanle a esla, ysideesle modopodria obtener- 524 se la ley del cenlelleo. A este efeclo he praclicado diferenles ensayos, y no tarde en reconocer que la curva del cenlelleo se diferenciaba uolablemenle de aquella en que las abscisas re- presenlan las dislancias zenitalos, y las ordenadas el espesor de la capa de aire alravesado por el rayo luminoso. Las or- denadas del cenlelleo aumenlan mucho mas rapidamenle que las de esla curva. Poriillirao, despues dealgunos ensayos in- frucluosos, he averiguado que se oblendria una curva que se acercaria raucho a la del cenlelleo, si se tomasen por abscisas las dislancias zenilales, y por ordenadas cl producto de la re- fraccion a la allura que se observa, por el grucsode la capa de aire alravesada por el rayo luminoso. El desvio que pre- senlanambascurvasesseguraniente harlo insignificanle en una averiguacion de esla clase. La mayor divergencia ocurre en las alluras corlas sobre cl horizonte, donde las ordenadas de la curva de cenlelleo son menores que las de la otra; pero tambienen eslospuntos las observacionesson poco seguras, y las eslrellas ban perdido su brillo: las de primera magnilud brillan solo como las de segunda y lercera, y por consiguien- te su cenlelleo parece menos vivo, porque si en idenlicas cir- cunslancias almosfericas se observa el cenlelleo de dos eslre- llas de magnilud muy diferenle, en general la mas brillanle parecera despedir un cenlelleo mas inlenso. »Asi, pues, nos alejaremos poco de la verdaddiciendoque esceptuando las inmediaciones del horizonte, el cenlelleo espro- porcional al producto que se obliene multiplicando el grueso de la capa de aire atravesadapor el rayo luminoso, por la refrac- cion aslronomica a laaltura que se consider a. »Pero concediendo que la diferencia decolor de las eslre- llas ocasione la del cenlelleo, creo lambien que hay ademas algunaolra causa que influye enesle fenomeno. Asi es que Ve- ga, quees Ian blanca como Procion, cenlellea menos, al paso que Aldebaran, que por lo menos os Ian roja comoArturo, cenlellea mas. Y eslas diferencias son en esle caso Ian cons- tanles, que no es posiblealribuirlas a alguna causa acciden- tal, especialmenle si se considera que lodos eslos resullados son el lermino medio de muchos cenlcnaresde observaciones. Parece lambien que hay ademas una diferencia escncial enlro 523 elcenlelleodeuna eslrellay efde otra. ^Deberemos atribuir este hecho a una diferencia enfre los diametros aparentes co- mo yo supoDia cuando fui a consultar a Mr. Argelander'' Bas- tante curiosa seria esta averiguacion, si el simple esludio del centelleo pudiese suministrarnos mas nolicias acerca del dia- metro aparente delasestrellas, que losanteojoseinstrumentos de precision. Pero esta es una idea que no me alrevo a espre- sar sino acompanandola con una pregunta. Solo a causa de la gran importancia de la cuestion me propongo conlinuar mis obs^ervaciones y consagrar a este punto una duplicada aten- »Si se interna clasiflcar las estrellas que he calculado se- gun el orden que lessenala la intensidad de su centelleo se debera colocarlasdel modo siguiente: Procion. Vega, la Cabra Aldebaran, Orion y Arluro. he wir'^r'"; ""'' ^''^'' ^'^'"'"' ^'•^ '^« observaciones que he hecho sobreel centelleo de las estrellas: Que en igualdad circunstancias, las estrellas rojas centelleanmenos que la IZlr?"' '"'T-'^'' ^'' ^^"'^"^« ''''''' proporcional al P.oducto quese obtiene multiplicando la refraccion por el S'ueso dela capa de aire atravesada por el rayo luninoso quese considera. Que ademas de la influencia de los coIoTes h y enire el centelleo de las estrellas diferencias esenciale^ que a^ parecer proceden de las mismas estrellas. «Nose meoculta que eslas son proposiciones importantes y por 0 lanto no me atrevo a presentarlassino porque eslo^ profundamente convencido de que las dos primeras son ciertas For lo querespecta a la tercera, me limitopor ahora a indi- carla, sin sacar nuevas consecuencias; mas, como se relacio- na con cuestiones bastante graves, me parece muv digna de ...... Ahora, dice Mr. Ch. D. al concluir. que conozco la elacon que ex.ste entre la allura aparente de una eslrella v la intensidad de su centelleo, me sera facil recorrer de nuevo m= 21,20. Resulta ahora de la teoria esplanada en la Mecdnica ce- leste (lib. 3, num. 43), que conservando por unidad el ejede revolucion del elipsoido. y estabieciendo lendremos para la duracion / de la rotacion del planela, en el caso de la homogeneidad, a T ecuacion en la que se representa por q la espresion f^+^'^'l-arc-ftang. a) — 9\ q = 2a' Desde luego obtenemos los datos a = 1,1129, y por lo tanlo, ^=0,488 3,7=0,085 0; lo que conduce por ultimo a /=0?, 1)22 = 12'' 34m. Fuede, pues, asegurarse que el tiempo de la rotacion de Urano no pasa aproximadaraente de 12 ^ boras; y aun es pro- bable que sea notableraente menor. En efecto, si el pla- neta no es homogeneo, el aplanamiento no llega a | de la re- lacion que media enlre la fuerza centrifuga y la pesantez bajo el Ecuador, el aplanamiento que se produciria en el caso de la bomogeneidad bubiese sido mas considerable que el aplanamiento observado, y la rotacion que bubiese resultado bubiera sido mas corta. Supongamos tambien que el aplanamiento existente este en el limite inferior compatible con la bipotesis de una densi- dad que crece de la superficie al cenlro. El planeta bomoge- neo presentaria un aplanamiento 5 del que existe: lo que da- ria, en nuestro ejemplo, ;)=:0,253 5. Representando los caiculos precodentes, en esta bipotesis, tendremos succsiva- mentex=0,8915; 7=0,186 9; yen (in, ^=0i,322=7i'16-. Esta es la rotacion mas rapida que puede suponerse en Urano. TOMO VI. 3^ 530 La rotacion de este planela esla pues encerrada entre 7i y 12 i horas; resullado que no carece de interes para la as- tronomia fisica. A las analogias que los grandes planelas si- tuados a la estremidad de nueslro sistema. Jupiter, Salurno, Urano y Neptuno, presenlaban ya enlre si, se agrega por con- siguienle ofra, a lo nienos respecto do los tres primeros, bajo el punlo de vista de las duraciones de su rotacion. De este modo el sislema planetario se agrupa bajo el punto de vista fisico, en Ires sistenias parciales. Mercurio, Venus» la Tierra y Marte son planelas de un voliimen mediauo, ma- sas poco sensibles, de mucha densidad, y en los cuales el dia es de 24 horas. Yiene luego la zona de los pequeiios planetas 6 asteroides. Por ultimo, en la parte eslerior del sistema estan los grandes planetas, que tienen magnificos sequitos de sate- lites, masas preponderantes y densidades muy debiles. El dia de Jupiter es de 10 horas, el de Saturno de 10^, y el de Urano, como acaba de verse, esta comprendido entre li ho- ras y 12|. CIENCIAS FISICAS. FISICA. De la influencia de la temperatura en la fuerza de los imanes; por Mu. L. Dlfour, profesor de fisica en Lausana. (Bibliot. tiniv. dc C'mcht a, feb re ro 1836.) Esliuliando de iin modo general la influencia de la tempe- ratura do un iraan en su inlensidad raagnetica, me he vislo naturaimenle en el caso de indagar lo que resulla con la baja de la temperalura. Cuando so imanta una barra a 20°, y luogo se la calienla liasta 100", pierde cicrta proporcion desu raag- netismo; mas cuando se enfria y llega de nuevo a 20°, vnelve a presonlarso una parte de la inlensidad que habia perdido. Asi pues, por ojemplo, si la intensidad magnelica de una barra era 1000 a 20°, bajo a 633 a 95°. y luego al enfriarse fue de 702. Despues de haber verificado muchas veces este ho- cho, anleriormenle indicado por Kupl'er, intente bajar la tem- peratura a un punlo inferior al primitivo de imanfacion; y debo decir que al hacer este ensayo crcia hallar aumento de la intensidad raagnetica, 6 por lo raenos que subsisliria cons- lanle. Prescindire de los defalles de eslas opcraciones, pues me propongo indicarlos en la Memoria que tralo de publicar en breve acerca del conjunio de las variaciones del magnetismo en sus relaciones con la temperatura de los imanes. Basla de- cir que hice mis esperimentos con barras cilindricas deaccro 532 (le 20 cenlimelros (le longilud, ciiyo peso era cle 212 gramos, y que la intcnsidad raagnolica se delerminaba por medio de un pendulo magnetico compuesto de una aguja cilindrica ho- rizontal de 23 gramos, pendienle de la eslremidad de un hilo dc seda de 1 metro. Los iraanes, objoto de los esperimentos, seponian en una caja de cobre debajo del pendulo magnetico, y en clla se liacia variar la lemperalura por medio del agua calenlada por una corriente de vapor, 6 bien por medio de alguna mezcla frigorifica. La duracion de las oscilaciones de la aguja horizontal sometida a la inlluencia de la tierra sola, 6 a la de la tierra y un iraan, permite calcular, merced a una formula muy sencilla, la relacion que existe enlre la intcnsi- dad magnetica del iman y la de la tierra. En todos mis calcu- los he tornado Gomo unidad la intensidad magnetica de la tierra en Lausana, operando en una aguja de 23 gramos. L La barra A esta imantada a la teraperatura de 53 a 59°, manleniendola en una pequena cuba de cobre Uena de agua calenlada al grado conveniente. La imantacion se veri- fica mediante el procedimiento del toque separado, y colo- cando la cuba sobre los dos polos de nn energico electro- iman. Llevase luego la barra debajo del pendulo magnetico en agua cuya temperatura es de 55°, y alii se determina su intensidad magnetica al mismo tiempo que se enfria, y el re- sultado del ensayo es el siguienle: Temperatura. Intensidades. 55" 6,39 30 6,12 13 5,96 5 5.85 Este primer resullado destruyo completamente la opinion que anticipadamente me habia formado acerca de la inlluen- cia de la disminucion de la temperatura, toraando la imanta- cion como punto de parlida; y tanto influyen las ideas primi- tivas, que crei que la barra babia sido imantada mas alia de su punto de saturacion, y que por consiguienle la disminucion 533 tie iiUensidad averiguada no era sino la viielta pura y simple del inian a su grado de saturacion traspasado. II. La barra B esta sujcta a las mismas operaciones que la primera, pero con la diferencia de que la intensidad mag- netica que se le comunica es mucho mas debil, y disla del punto de saturacion. Se imanla a 60°, y se deja enfriar. Teinperatura. lutcnsidades. 60" 1,71 42 1,63 23 1,S3 3 1,35 El mismo hecho que acabamos de describir se reproduce aqui, aunque no haya punto alguno de sobre-saturacion. En visla de esto empece a sospechar que mi hipotesis era erro- nea, y estas inesperadas consecuencias de la disminucion de lemperalura quedaron muy pronto confirmadas per nuevos ensayos. III. La barra Cestaaiin mas debilmente imanlada que la anterior, pero a la misma temperatura; y he aqui el re- sultado. Temperatura. InlensiJades. 60° 0,66 30 0,63 23 0,58 2 0.53 A fin de cerciorarme de que la variacion de intensidad magnetica dependia unicamente de las variaciones de tempe- ratura, mantuve la barra por espacio de 30 minutes a la tem- peratura conslante de 23", y durante este intervalo 5 deter- minaciones de intensidad dieron estos resultados: 0,38; 0,38; 0,61; 0,58; 0,38. Despnes la enfrie bruscamente en 5 minu- tos hasta 2"; y en tal estado tres determinaciones de intensi- dad dieron por resullado: 534 0,53 0,53 0,53. IV. Las anteriores operaciones se repiten con el posible esmero en la barra D, que se manliene a una tcmperalura conslanle por espacio de hora y media, y luego se la enfria bruscamenle. La iraaulacion se verifica dc 54 a 58°. Tiempos. Temperatura. IntcnsiiJadcs. 2''40' 55 a 58° 1.228 » 55 1,228 » 54 1,229 3 5' 53 1,227 3 35 53 1,227 4 5 53 '. 1,228 4 15 28 1,219 » 15 1,213 1,208 1,208 4 35. Vemos, pues, aqui con toda evidencia que la inlensidacf se mantiene sensiblemente conslanle mienlras la temperatura lo es tambien, y que el enfriamienlo deterraina inmediala- mente una disminucion en esta intensidad. V. Finalmente, he querido operar con una barra iman- tada, y mantenida durante largo rato a una temperatura poco eievada. La barra E fiie imantada el 18 de noviembre a 6 u 8"; el 18 de diciembre, es decir, 30 dias despues, fiie colo- cada bajo el pendulo magnetico en el agua a 2°, y dio por resi'ltado: Termino medio. 2° 5,100 I 2° 5,120 j^'^^" El 20 dc diciembre la temperatura del agua era de O^S, V se hallo 535 0",5 5,080 0°,5 5,080 El 26 de diciembre el agua eslaba a 2°. Termino medio. 5,08 . 5,120. h 100 El 30 de diciembre, a la 1 y 40 minutos, la lerapera- tura era de 4°. 5,080 Bajase rapidamente la temperatura de la barra por me- dio de una mezcla frigorifica, y se halla despues de 10 Dii- nulos, y haciendo cualro determinaciones: Teraperalura. Intensidades. 22 a 25° 4,900 » 4.900 » 4,900 » 4,900 Eslo demueslra que el hecho de la disminucion de la iu- lensidad raagnelica con la temperatura no puede ser objeto de la menor duda. De aqui resulla que el estado magnelico de una barra y su temperatura estan intimamente enlazados, y que, parliendo de la imantacion, un enfriamiento disminuye la intensidad magnetica lo misrao que un calentamienlo. Podemos pues anunciar en visia de esto una ley mas general que la que se admilia para esla clase de fenomenos, y decir: Jmantada una barra de acero a citalquiera temperatura, toda variacion de esta disminuye su intensidad magnetica. Es!a, por lo tanto, depende intimamente del estado molecular del cuerpo imantado; y cualquier cambio de estado, ya sea sc- parandose, ya acercandose las moleculas, delermina una per- \ 536 (lida de fiierza magnelica. El magnelisrao esta inlimamenle enlazado con las condicioncs luolecularcs de los ciierpos. Debe adverlirse que la canlidad de raagnelismo de que es susceptible una barra de acero depende de la lemperatura de imantacion. Cuanlo mas baja es esta lemperatura, lanto mayor es la canlidad de magnetismo; pero adquiriendo el acero k cualquiera lemperatura cierta intensidad magnetica, la pieide en parte desde que el estado molecular que carac- teriza esla lemperatura esperimenta algun cambio. EI enfria- mienlo delermina una disminucion de intensidad cuando al en- friarse el cuerpo se aleja dela lemperatura de la imantacion. Si, per el conlrario, el iman ha sido calentado primero, y lue- go se enfria acercandose al estado en que la imantacion ha tenido lugar, esle enfriamiento sera acompafiado de un au- mento de intensidad. Estas variaciones merecen ser tomadas en consideracion en muchas circunstancias, y me propongo desenvolver mas adelanle las consecuencias que de todo lo espuesto deben de- ducirse. Asi, por ejemplo, cuando se delermina la intensidad magnetica de la lierra en latitudes elevadas, o cuando las ob- servaciones se verifican a una lemperatura muy baja, coma con frecuencia ha ocurrido a los sabios navegantes que haik tratado del magnetismo terreslre, es precise hacer una cor- recciou, y lener presente la diferencia que hay enlre las tem- peraturas a que se praclica la observacion. Por boy no me estiendo mas acerca de un asunlo tan interesanle como fecundo en deducciones. Las variaciones de la intensidad magnetica, dependien- tes de la lemperatura del acero, de la de la imantacion, de temple, etc., son ha mucho liempo objeto de mis invesliga- ciones, y espero poder publicar en breve un trabajo mas de- tailado, en que se comprendan los diferentes resuUados que be podido adquirir. Azilcar de leche; por Mr. Dibrunfaut. (L'liistilut, \a fehrero 4856.) Mr. Dubrunfaut ha descubierto en el a/ucar de leche la singular propiedad opticaquehalloeu 1846en la mamelonada 537 disuella en agua; esdecir, la propiedad de ofrecer dos poderes rolalorlos diferenlesa la misma temperalura. En la disolucion degUicosa se nola el ma^orde ellos en el momento de veri- ficarse la disolucion en irio, y el menor se maniliesla algu- nas horas despues. La relacion que cxiste entre ambos pode- res, segiin se ha podido averiguar, es de ff; raas siendoinipo- sible la obsorvacionen el instanle de principiar la disolucion, ha Iralado el aulor de suplirla con el calculo, y ha visto por este medio que una de las i-otaciones debia considerarse como doble que la otra; de aqui los norabies de monorolaloria y birolatoria, con que designa el de la glucosa mamelonaday el de la glucosa modificada por la disolucion. Mr. Pasleur ha coraprobado posteriormenle la misma observacion en el glu- cosalo de sal marina; y hoy vuelve a hallar igual propiedad Ml'. D.en el aziicarde leche. Esta suslancia presenla, como la glucosa, una rotacion mayor en el inslante de disolverse. La variacion de rolacion exije un tiempo que varia segunla don- sidad y temperalura; a 0° es rauy lenla, einstanlaneaa 100°. Tralando de hallar el valor real de ambas rotaciones con au- xilio del mismo melodo que para la glucosa, se ha visto que el aziicar de leche posee en el momento de su disolucion los f del poder rolatorio que se admite en la misma azucar, y que por consecuencia conviene a esta sustancia modificada por la disolucion. No exisle pues en el presentocaso, como sucede con la glucosa, una simple proporcion entre las dos rotacio- nes, sino que las diferencias que manifiestan son de igual or- den y sentido; en fin, quo con arreglo a ellos puede conside- rarse el azucar do leche como una combinacion que cuenta entre sus elemenlosla glucosa con su constilucion caracteris- lica. Estas observaciones han inclinado a Mr. D. a examinar de nuevo algunas propiedades del azucar de leche, y los re- sultados que ha obtenido son los siguientes. El azucar de leche purificada por medio de cristalizacio- nes se disuelve en el agua con elevacion de temperalura, y saturandose este fliiido a 10°, merced al contacto prolongado con unesceso de azucar, es decir, por cualquiera de los me- lodos usados por Gay-Lussac, adquiere una densidad de 1,055, en cuyo eslado reliene 0,1455 de su peso de azucar. Si se / 538 abandona la disolucion saturada a una evaporacion esponla- nea al aire seco y a la temperalura de 10", soloprincipia a dopositar cristales cuando llega a adqiiirir una densidadde 1,003. En tal estado, el agua conflene 0,2164 de su peso de aziicar de leche, modificada por la disolucion. Semejante ca- 80, analogo a los fenonienos de sobresaluracion tan perfecta- raente esludiados por Mr. H. Loewel, descubre aderaas en el aziicar de leche disuelta una propiedad que confirma la dis- tincion que revela la rotacion. Efectivamente, este aziicar es mas soluble en el agua que el cristalizado en la proporcion de 3 : 2. El aziicar de leche espoco higromelrica; si se loma a 10°, en una almosfera en que el higromelro de pelo seuale 50°, y se seca luego hasta 100°, no pierde desu peso mas de 0,01. Secandolo a 150" al aire tambien seco, pierde ademas 0,05 de su peso sin sufrir la menor alteracion; y solo principia a manifestarse esta entre 150 y 160°. El aziicar de leche, seco a 100° y quemado con oxido de cobre y oxigeno, ha ofrecido por termino medio de cualro es- perinientos: carbono 39,70; agua 60,07. La que pierde el azii- car de leche a 100° no puede considerarse como agua de conslilucion. Las 0,05 que pierde de 100 a 150°, es decir, en los liraites de temperalura en que no sufre alteracion alguna, no justifican la formula de Berzelius, admitid/ipor todos los quimicos. Con efeclo, dicha formula C'^ IP'' 0'* liene por fun- damento linicamente la perdida de 0,075 de agua, que ad- milia el celebre quimico, y que no se hallaconforme con la esperiencia. Los niimeroscitados antes permiten designar para la composicion del aziicar de leche secoal50°, C*^ //" 0"; cuya formula se convierte en C" W"^ 0^"" respecto al seco a 100° (1), es decir, para el aziicar privado de agua higrome- lrica. La conslilucion C"" IP 0" que resulla para el aziicar de leche anhidro, del analisis del compuesto plombico hecho por Berzelius, exije un nuevo examen; dudando que resulte en eslo conforme la esperiencia, en sentido de que el aziicar (l) Estos rcsulfados cstan conformes con los publicados liltimamente en Alemania por MM. Slaedelcr y Kraiise. 539 de leche presente con las bases, como las glucosas, compues- tos poco subsistenles. En ese caso sufren diversas trasforma- ciones, con absorcion de oxigeno 6 sin elia, que ban podido muybien enganar a los espefimentadores,y hacerles atribuir a la sustancia normal una composicion correspondienle solo a productos mas 6 menos allerados. Sin embargo, el aziicar de lecbe puede combinarse con las bases en el seno de los disolventes, y salir de eslas corabina- ciones con lodas sus propiedades, si se opera a una terapera- turabaja, y leniendo cuidado de quitar el aziicar de su combi- nacion poco liempo despues de baberle producido. La polasa y la sosa pueden enlrar por Ires equivalentes en estos com- puestos, que se forman con disminucion del poder rotatorio. La cal produce un sucralo soluble que conliene un equivalen- te de base; y pu^de precipilar el aziicar de leche de su diso- lucion en estado de sacarato basico poco soluble. Estesa- carato lo mismo que el que hemos dado a conocer en la glucosa liquida de los azucares de frulas, se obliene facil- menle tralando las disoluciones de aziicar en frio con una gran cantidad de bidrato de cal en polvo, CaO, HO. Si se calienta el aziicar de leche a 100°, con adicion de algunos cenlesiraos de acido sulfiirico, so eleva su rotacion, trasformandose parcialmenle al mismo liempo en aziicar fer- mentable. Comparando con el peso de aziicar empleado su maximum de produccion, coincide con la elevacion de 0,37 en el alcohol de rolacion de u de la primiliva. En tal caso puede producir y queda en el vino una sustancia acliva, que vuelve a laderecha el piano de polarizacion, que no fermen- ta,yque deja de ser aziicar de leche. Conlinuando la reaccion sulfiirica mas alia del termino que acabamos de indicar, hay alleracion en el aziicar fermentable sin cambio notable en la rotacion. No nosha sido posible conseguir mamelonar ni cristalizar el aziicar de leche que los acidos han hecho fermentable. Con la reaccion nitrica produce acido miicico, distinguiendose por estas dos circunstancias de la glucosa de la uva, con que la han confundido hasta hoy los quimicos. Por su rotacion se clasifica este aziicar entre los mono y bi-rotalorios, bajo cuyo 540 aspeclo se aproxima a nueslro parecer a cierlo aziicar fer- mentable que exisle en los manas del comercio, y que pudio- ra nuiy bien no sor olra cosa que el elemenlo fermentable de la melilosa de Mr. Derlhelot. Tratado con levadura el aziicar de leche, conlascondicio- nes que se observanen la ferraenlacion alcoholica. se obliene una canlidad apreciable de acido carbonicosin produccion de alcohol, ni variacion sensible en la rolacion ni en la densidad de la disolucion. Por lo lanto este acido essoloal parecer un producto de la sustancia misma del ferraento. Cuando se calienlan las giucosas a 100° con un esceso de alcali caustico, anulanl^ equivalentesdelabase. El aziicar de leche en igualdad de condiciones produce un resultado iden- tico al de dichas suslancias. Fundadosen csta propiedad he- mes ideado un metodo sacarimetrico, que guajda cierla analo- gla con el de Frommer. Siguiendo con los aparatos de polarizacion los progresos de la reaccion del acido nitrico en el azucar de leche bajo las condiciones que se observan para preparar el acido mucico, se nolan cierlas variaciones molecularcs que ofrecen a nuestro modo de ver algun inleres. El efecto inicial del acido nitrico en el azucar de leche se revela, como el del sulfiirico, por un aumento de rolacion de \} hacia la derecha. Cuando seha ve- rificado este efecto, vuelve el piano de rolacion hacia 0, acu- yo punto llega al cabo de cierlo tierapo, pero sin pasar de el; Uiego varia de nuevo a la derecha en cantidad igual a la cuarta parte de la rotacion primitiva del azucar de leche, y en llegando a este limile se anula la rotacion con los progre- sos de la reaccion nitrica para no volverse a reproducir. Es de advertir que la formacion del acido mucico es con- temporanea de la reaccion que semarca al primer moviraien- lo del piano de polarizacion de derecha a izquierda, como si se verificase dicha reaccion en una sustancia dolada de rota- cion hacia la derecha. La produccion del acido oxalico, que se manifiesta unicamente al final de la esperiencia, coincide con el periodo que se marca por el segundo raovimienlo del piano de polarizacion de derecha a izquierda, lo cual indica al parecer que el acido oxalico se forma tambien con los cle- 5il menlos dc una suslancia acliva dolada de rotacion ii dcrecha, pero dislinta de la primera. tanlo on la epoca de sureproduc- cion como en la do sii ani(iiiilamienlo. La propiodad eomuii que poseen dos suslancias Ian dife- reules como el aziicar de leche y la goma, de dar el scr a un misnioproduclo final, el acido miicico, bajo la inlluencia del nilric'o, presla interes al cxamen de las reacciones de esle acido en la goma, bajo idenlico punlo de vista que Iiemos cspecificado respeclo al ay.ucar dc lechc. Nos parece conve- nienle resumirlo aqui con brevedad. La rolacion de la goma del Senegal, que se verifica hacia la izquierda, se vuelve a la derecha con la influencia dc los acidos, segun ha observado Mr. Biot. Bajo el influjo oxidante del acido nidico so anula dirha rotacion hacia la derecha con el progrcso do la reaccion, la cual pi-oduce el acido miicico, luego se convierle a la izquierda, siendo entonces el maxi- mum que alcanza la rolacion primiliva de la goma. En esa cpoca cs solo cuando princi|)ia la reaccion oxalica, al paso que el piano de polaiizacion se dirije hacia 0.-, mas sin poder llegar a el en las condiciones ordinarias que se recomicndan para la preparacion de los acidos miicico y oxalico. Entonces queda en el agua-madre una suslancia acliva de rolacion lia- cia la izquierda. En tales condiciones puede nolarse que el acido miicico se forma al parecer, como sucede con el aziicar de leche, de una suslancia dotada de rolacion a la derecha. Lo contrario se nota en el acido oxalico, quese produce al pa- recer con la goma por una suslancia que gira a la izquierda. Con presencia de estos dates no se puede dudar que el acido miicico esel resullado final de la reaccion causada por el nitrico en una misma y sola suslancia. que so produce Irau- siloriamente con la goma y el aziicar ile leche. Esta revela- ciou de las observaciones opticas, que permile seguir con la visla las fases complexas que sufrcn las suslancias oplica- mente aclivas, conlribuirii en esta circunstaucia, como en olras muchas analogas, a proporcionar los medios de apode- rarse al vuelo de unos productos efimeros, y de aislarlos. De csle modo sera facil a los quiinicos seguir con mas seguridad la filiacion de las metamorfosis, de las cuales por lo regular 542 solo pueden comprobar el resultado final; no siendo el menor servicio de los prestados a las ciencias per Mr. Biot, la crea- cion de medio Ian original y fecundo de invesligaciones. Nuevos esperimentos sobre la polaridad diamagnelica. (Estrac- to de una carta de Mr. J. Tyndall al Profesor Mr. A. de la Rive.) (Bibliol. univ. de Ginebra, enero I8S6.) Supongo ya conocido mi aparalo y los esperimentos he- chos con el bismuto y el vidrio pesado, pero voy a afladir aho- ra algunos pormenores sobre las indagaciones que he realiza- do posteriormente; y a fin de ilustrar mejor este punto, ad- milire las condiciones que para demoslrar con todo rigor la polaridad diamagnelica, exijen los que mas opuestos seliallan a reconocer su existencia. Una deellas es emplear en la ope- racion fragmentos aislados de bismuto en vez de usarlo sin Iriturar. Al efecto tomo cierta cantidad de este metal, y lo espongo al aire; a muy poco tiempo se empana a causa de una oxidacion superficial, y se inutiliza para servir de con- ductor a una corriente electrica; pero metido en un tubo dicho polvo produce un desvio del iman en cl mismo senli- do que el que determina una raasa corapacta de bismuto. El antimonio es mejor conductor, y sin embargo es menor su fa- cultad diamagnetica, locual prueba que los efectos observa- dos dependen con efecto de la propiedad diamagnetica misma, y no de la fuerzaconduclora de la suslancia somelida al es- perimento. Hay mas: el cobre, que es proximamente cincuen- ta veces mejor conductor que el bismuto, tiene una potencia diamagnelica casi nula. Erapleando el aparalo que se ha usado para los diversos esperimentos referidos, no seobliene con dicho metal efecto alguno apreciable, lo cual no debiera su- ceder si los fenomenos dependieran de las corrientes indu- cidas. Si paso a los cuerpos verdaderamense aisladores, dire que independienlemente de las esperiencias verificadas con vidrio pesado, he hecho otrascon cilindros de azufre, marmol esla- 543 luario, cera, espato calizo, nitro y fosforo; habiendome dado lodos signos de polaridad igualmente distinlos, aunque en menor grado que el bismuto. Resulta pues que una eslalua de marmol, sometida a la influencia del raagnetismo terres- tre, tiene en la base un polo Norte y en el vertice otro Sur; precisamente en condicion inversa bajo este punlode vista de la de una estatua de hierro que se hallase en condiciones ana- logas. Indudablemente ha de suceder lo misrao con todo cuer- po humano colocado de pie en la superficie de la lierra, puesto que son diamagnelicos lodos los tejidos de que se compone. En cuanto a los liquidos, be probado del misrao modo que, alpaso quesoluciones de clorurosde cobaltoy de niquel y sulfalo de hierro, puestas en lubos de vidrio y rodeadas de una helice cruzada por una corriente electrica, obran como si fuesen hierro dulce, el agua destilada, sulfato de cobre y otras sustancias diamagneticas manifiestan la polaridad de esta misma clase, como sucede con un cilindro de bismuto. No me seria dificil aumentar indefinidamente el numero de sustancias sometidas al esperimenlo. Anadire por ultimo, que es facil deducir a priori, delprin- cipio de la polaridad diamagnetica, todos los fenomenos rela- tivos a la accion magno-cristalina; de otro modo es hasta im- posible esplicar la mayor parte de ellos. Es raro por cierto que no se haya insistido mas en las discusiones quese ban sus- citado sobre esta materia. Particularmente algunos de los pri- meros esperimentos de Mr. Faraday, que prueban que la fuerza magno-cristalina no es atractiva ni repulsiva, indu- cen por necesidad a confesar que es polar (1). (1) En mi tratado de eleclricidad, tomo i,pag. 576, hice ya notar que los fenomenos magn(5ticos y diamagndticos que presentan los crista- les se esplican perfectamente admitiendo la existencia de una polaridad diamagnetica analoga a la magn^tica, con tal que se tenga al mismo tiem- po en cuenta la influencia de la estructura molecular, cuyo efecto ha de- moslrado y analizado tan bien Mr. Tyndall. (J. de la Hive.) 544 Memoria sobre la leoria de la esperiencia de Leidenfrost, re- ferenle a lo que se observa al echar un cuerpo liquido sobre una super jicie caliente; por Mr. Bufi'. (An. de Quiin. y Fis., octuhre 1856.) Tres leorias se ban discurrido para esplicar los fenomenos singulares que suceden cuando se echa iin cuerpo liquido so- bre una superficie calienle. 1.' Se ha supueslo que al liquido lo separaba de la cara solida calentada una capa de vapor, que lo sostenia en virtud de su elaslicidad. Se dedico parlicularmente Mr. Person a juslificar con esperiencias esla manera de ver. 2.* Se ha admilido la exislencia de una fuerza repulsiva particular que actuaba entre la cara calenlada y el liquido. Esla parece ser la opinion de Mr. Bouligny. 3," Se han considerado los fenomenos como resultando me- ramenle de un gran cambio de la raagnitud de las fuerzas ca- pilares: no mojando el liquido a la cara calentada, no seria intimo el contacto de anibos cuerpos, y por tanto se corauni- caria con ditlcultad el calor del uno al otro. Las dos hipotesis primeras exijen que haya algun inlervalo sensible entre el liquido y la cara calentada; la tercera per- mite que haya contacto en cierlos puntos al menos. Mr. Buff se ha propuesto demostrar, contra la aseveracion de varies fisicos, que se verificaba realraente dicho contacto. A! efecto ha hecho la esperiencia siguiente: en una capsula de plata, calentada con una lampara de espiritu de vino, echo agua deslilada caliente, que inmediatamente lomo el estado esfe- roidal; metio en el agua un alambre de cobre, que comuni- caba con uno de los estremos de un gaivanoraelro, y puso el otro estremo del mismo galvanonoetro en relacion con la cap- sula de plata. Mientras fue poca el agua, no hubo corriente alguna sensible; pero en cuanto se echaron en la capsula 300 gramos de agua, a fin de que fuese mas intimo el contacto, sin alterarse no obstante el estado esferoidal, el desvio de la aguja del gaivanoraelro' indico el paso de una corriente nacida 545 del coiilacto del agiia con el cobre y la plata. Convirtiendo al agua en conductriz, afiadiendola una gota de acido sulfiirico, baslo echar 130 gramos para determinar la produccion de una corriente; introduciendo por ultimo en el circuilo cuatro ele- mentos de Bunsen, basto una gota de 15 a 20 milimetros de diametro para trasmilir la corriente, De estas esperiencias concluye Mr. Buff, (|ue un liquido conductor que ha tornado el estado esferoidal en una lamina calenlada, no detiene enteramenle el paso de la eleclricidad. Parece este tanto mas dificil, y do consiguiente menor el nii- mero de puntos de conlacto, cuanto mas pequena es la gota, y mas alia la temperalura de la lamina. Ha notado tambien Mr. Buff, que cuando se ocasiona el es- tado esferoidal echandoun liquido volalil sobre otro fijo mas caliente. v. gr., agua sobre aceite, presenla la superficie del li- quido inferior utia depresion enteramenle parecida a la que so observa cuando flota un solido en la superficie de un liquido que no se moja. Algunos fisicos ban vislo directamenle un intervalo sensi- ble entre el liquido en eslado esferoidal y la cara caliente que losostiene. Advierle Mr. Buff que dichos fisicos ban observado masascortisimasde liquido. En tal caso la gota puede verse levantada un instante por los vapores que se forman debajo, eae luego por su propio peso; y como estas alternativas se re- piten con frecuencia, resulta que se puede ver la llama de una vela u otro objeto por el eslilo, como si constantemente bubiera un intervalo sensible entre el liquido y el solido. FlSlCit OEL. OL.OBO. Monfanas y volcanes de Hmoai; por Mu. Marechal. (L:i science pour liiiLs, 10 enero -I8S6.) Desde que so sosj)ech6 la existencia do ciertas relaciones entre la produccion de los temblores do liorra y las erupciones TOMO vr. 35 volcanicas, los sabios ban dirigido sus Irabajos con niicvo ar- dor hacia los volcanes. Do ese modo el Vesubio, Elna y el Stromboli, csUuliados liacc muclio liompo, ban sido objelo de nuevas invesligacioncs por parte do Mr, Carlos Deville. Los trabajos Uevados a cabo hace medio siglo acerca de los princi- pales grupos volcanicos de la licrra, ofrecen por lo demas a los sabios modernos una coleccion de observaciones ya baslanlc preciosa. A MM. A. de Humboldt y Boussingault soraos deudores de los documentos mas interesantes y lalos relalivos a los vol- canes de America. Bory Saint-Vincenl ha descrito espccial- mente los de las islas de Africa, el pico de Tenerife y el volcan de la isla de la Reunion; ya mullitud de sabios de lodas las na- ciones ban sondeado los era teres del Heel a, y observado los fe- nomenosdc los f/eijsers de Islandia. Unicamente el estudio de los volcanes de Oceania es el que se ha descuidado hasta ahora. Y no es porque fallan mon- lanas ignivomas en dicha parte del mundo; al contrario, hay en aquellas regiones algiinos territories Uenos de productos vol- canicos hasta tal punlo, que seria dificil hallar otros pareci- dos en ningun pais del globo. En la isla de Hawai (la antigua Owhyhee), la tierra ma- yor del archipielago de Sandwich, por ejemplo, existe una region tan llena de montanas volcanicas que no se parece a paisage alguno lerrestre. El conjunto de sus picos conicos, de los cuales se clcvan algunos a considerables alturas, le dan mas bien el aspecto de las cercanias de la niontana de Ty- cho en la Luna, tal como nos la presentan los telescopies de mayor aumento. Una carta de Mr. Marechal, inserta en el num. 62 de los Anales de la propagacion de la fe, nos dice que Hawai es una tierra de volcanes, y que el mas considerable cuenta mil bocas, sin que haya exageracion. Apenas existe en aquella isla paraje alguno en que no se encuentren, ya crateres cega- dos, ya inmensas llanuras de lava, ya en fin montecillos de formacion volcanica. Todo anuncia, dice el misionero, que en lo pasado no ha sido esta tierra sino un vasto incendio, y que bajo el suelo se ocultan todavia abismos de fuego. Sin em- 547 bargo, la isla es ferlil, liene buenos pastos, y mantiene en las faldas del Maunakea mas de 20.000 loros salvajes. Ilabiendo verificado la ascension del pico de Hualalai, si- luado frente a la bahia de Kailua, con sucompaiiero Mr. Julio Remy de Livry, ha medido su altura, que es de 8G81 pies. Dicha raontafia esta cubierta de multitud de crateres apaga- dos, cuyos nombres son en estremo originales. El mas famoso es el llamado Ka-Hualalai, y se parece a una chimenea en- negrecida en la ciispide por el humo y el hollin, formando un agujero eslrecho y profundo hasta lal grado, que segun el di- cho de los Hawaianos, que no lo ban vislo siquiera, el im- prudente que se lirase a el por la mauana. aiin no habria lle- gado al fondo por la tarde. «En cuanto a nosotros, que lo he- raos examinado de cerca arrojando denlro piedras enormes, nos heraos curado de las hiperboles bawainianas.)) De lo alto de la ciispide notaron los viajeros unas espe- cies de cupulas cubierlas de nieve, las gigantescas monlanas Maunakea, Hamakua, Kaua, Ilaleakala, Maunaloa, etc.; con- siderandose esta ultima, llamada comunmente iK/owna^'oa, como la mas alta de la Oceania, y se la suponen 4.833 metros de altura. Las llanuras circunvecinas mucho mas bajas, el cen- tre de la isla entre los montes, asi como la superficie del Oceano, aparecian veladas con un lelon que ofrecia a sus ojos como un estenso mar que banaba las escarpadas laderas del pico por mucho mas abajo de sus pies. Todos los grandes bos- ques que circundan a Hawai estaban envuellos, lomismo que la playa, en aquellos vapores acumulados, pudiendo lini- camente fijar sus miradas en las grandes montanas ve- cinas, que elevaban sus cimas mas alia de las nubes. El ter- mometro centigrado descendio a 7 grades bajo cero, al paso que el calor, a la orilla del mar, es regularmente de 28 a 29 grades. Una estension poco considerable de bos((ues virgenes se- para el pico Hualalai de la boca mas ancha del lago Igneo, que es un abismo de fuego de tres leguas de circunferencia, al cual arrojaban los antiguos Hawaianos los huesos de los rauertos, con objeto de aplacar el hambre de Pele, diosa de los volcancs. 548 Finalmenle, MM Marechal y Julio Remy escalaron los llancos del Maunaloa basla i.OOO pios proximamenle sobrc el nivel del mar. El licmpo oslaba nublado, y el coloso oceanico se perdia en las luibes. El hurao de los fuegos sublerraneos se elevaba en diferenles punlos en una estension de 4 6 1) le- puas, escapandose por las grielas como si fueran otras tantas Ironeras. «Este mar de lavas, dice Mr. Marechal, ardia aim no hace un siglo; para Uegar a el bajamos por una cuesla baslanlc suave y por cnire paredes escarpadas, como si es- luviera corlado a cincel. Al cabo de 25 minulos eslabamos en el abismo, que presenla una vasla capa de lavas porecida a un lago de bronce rodeado de alios escarpes. La superficie lisa esla surcada de Norlc a Sur por una zona de enormes pie- drasvolcanicas aniontonadas unassobre otras. Antes deentrar en la parte del volcan en actividad, de una legua de circunfe- rencia proximamenle, y que vl ardiendo toda cuando llegue a la isla, distinguimos un cono truncado dc 8 a 10 pies de alto, en cuyo interior se oian detonacionos sordas. Ese ruido conli- nuo infundio terror en nueslras almas, conociendo que eslaba- mos sobre uuos abismos, de los cuales solo nos separaba una costra de algunos pies. Al aproximarnos al cono distinguimos las paredes interiores rojas por el fuego. ))Desde la ciispide la vista contempla y se detiene en la su- perficie de una materia incandescente en fusion, de un rojo mas encendidoque el de la sangre, que subia a borbotones. El fluido tiene de 12 a 15 pies de profundidad, perdiendose la vista en la ancha dimension del lago abrasado que se esliende por los nancos del cono que pisamos. El calor, el olor de azufre y la inseguridad de la solidez de las lavas que nos sostienen, solo nos han permitido contemplar tan magestuoso horror por algu- nos segundos. A cien pasos proximamenle hallamos otro crater, y el fue- go y la lava en fusion salian por unas grielas. El ruido sub- lerraneo era parecido al de una maqu ina de vapor cuando fun- ciona, 6 como el ruido regular del flujo y reflujo del mar, 6 biensemejante al delos fuellesde una gran herreria. La lava principia a rebosar por unas hendiduras, mudando de color al conlacto del aire: su hermoso color rojo se convierle en el 549 (le bronce, y sc iiploma luego. Todo anuncia la proximidaddc una erupcion. Con efeclo, principia. Nos hallamos a la oiilla do un lago de luego de 100 pies de largo por 70 de ancho. El fliiido subc ondulando do Sur a Norle, peio al cabode un cuarto de bora baja olra corriente de Norle a Sur, establcciendose dos con- trarias de lava en fusion. Con una marmila de boja de lala sujela a la punla deun baston sacamos un poco de liquido birviendo, e imprimiraos en el algunas monedas; pero laira- presion sale nial, sefialandose apenas las letras. Mienlras que nos ocupabamos de esle modo de acunar moneda enunade las fraguas mas aclivas de Vulcano, viene una rafaga de vienlo y sellevanuestrossombrcrosen medio del abrasado lago; uno de ellos lo sumergio en menos de un segundo una onda de fliii- do que lo arrollo como si fucra una ola, y el otro, que era el raio, resplandccia en la supcrficie con gran sentimienlo mio. P.D. Por una carta escrita en Hilo (islade Hawai)con iecha 13 do oclubre dc 1855, y que se ba publicado en el Washington Intelligencer , saberaos que continua la erupcion del gran volcan de que acabamosde hablar, y que basla lo- ma una eslension de las mas amenazadoras. »E1 gran horno de Maunaloa, se dice en la referida carta, se balla on plena aclividad. Durante 36 dias no ha dejado de correr la lava en fusion basla el pie de la monlana. Nuestra at- raosfera de Hawai se encuenlra sobrecargada de gas y bumo. a cuyo traves aparecen los rayos del sol como dc un amarillo oscuro. »La cantidad de lava que sale de esle inmenso doposilo es enorme. Las partes mas elevadas de la monlana eslan cubier- tas de lava humeanle en una vasta eslension, al paso que las erupciones de dicha materia en fusion, verificadas en los flan- cos, ban corrido por una superficie de muchas millas de es- lension. La corrienle principal de lava, lomandoen cuenta lo- daslassinuosidades, lienemas de 50 millas de longitud por 3 de lalitud media, y aiin continua corriendo en direccion de nuestra bahia. Se calcula en 10 millas la distancia que aiin la separa de nosotros. ))Va trazando Icntaraenlc su camino por medio debosques 550 profundos y cspesas malezasque hay a nueslra espalcia, y no l)arara hasla el mar, a no ser que llegiie a agolarsc Ian inmenso manantial tie lava. El 2 del presenle nies Mr. Mac-Culley y yo heraos ido a obscrvar la eriipcion, siguiendo el caiice del rio Wailuku. Cualro dias y medio gaslamos en llegar al crater de la cima. siguiendo la terrible corriente de lava desde el 11- mite de los bosques hasla la cuspide de la montana. »En esle momenlo corre la lava per un silio cubierlo, de modo que solo se puede ver en los puntos por donde salen gases con abundancia. Es una cosa imponenle en verdad. Hemes examinado uno de los respiraderos, a cuyo Iraves hemos visto la terrible corriente que iba por bajo de nosotros con la celeri- dad de iO nudos por algunos parajes. Despues de una ausencia dediez dias volvimos en direccion de Kailua. Lo que hemos visto, lo que hemos oidoy esperimentado, esimposibledescri- birlo.)) FIISICA APL.1€i%Uil. Nota rclnliva a las immdacioncs; por Mn. Dausse, inijvniero fjefe de piientes y cahodas. encarf/ndo de la esladhlica de los rios de Francia. (CiJsnios, l\ juUn ^83C.) Las sorprendentes inundaciones que serepiten desde 1840, y que causan Ian grandes y tan dolorosas perdidas, escilan naturalmente la cuestion relativa a si la ciencia puede conju- rar este azote para lo sucesivo, averiguando desde luego si estamos en via de conseguir este feliz resultado. En la actualidad se construycn rauchos nuevos diques, y se reponen y reedifican los antiguos aiin mas eslensos. Todo esto cuesta, como es nolorio, grandes deserabolsos al Eslado y a los riberenos; pcro despues de haber preservado de esta mancra por un tiempo mas 6 menos largo nuestros valles y nuestras ciudades, vemos que unas inundaciones cada vez mayores desbordan todos los diques que so creian insumer- 551 (jiblcs, y causan, en la inisma proporcion dc su allura, los mas tenibles cslragos. No solo nadic prolesta conlra la calilicacion que acabamos de cslampar, sino que a nuestra vista se ejccutan, segun esle sistema cada vez mas en boga, vastos proyeclos recienle- nienle adoplados. Y aun hoy, al reconslruir con gran premura los diques arraslrados, ^no se les anade una elevacion de algunos pies en eslos mismos puntos y en lodos los demas, y tal vez se conviene, despues de muchas discusiones efimeras, en dejar las cosas en su actual eslado? ;,Acaso no ha llegado el momeulo de demoslrar que el sistema de los diques insiimergibles cs ilusorio, ruinoso y fu- neslo? Y en rigor, antes de liegar tan lejos, de urgencia en ur- gencia, en el dcsdichado sistema de encerrar escesivaraenle dentro de diques a los rios, conveudria averiguar si so puede senalar un limitc a sus mayores crecidas; cuestion primera y fundamental, cuestion casi pueril a fuerza de ser natural, y que no obstante puedo decir con loda ingenuidad que por na- die he visto propuesta. La mayor crecida del Sena, desde que se anota diariamentc su altura, es decir, desde 1777, 6 cerca de 80 afios, fue la de 3 de encro de 1802, que subio a 7", 45. El termino medio de los 80 indximos annates, 6 la crecida media, no es sino de 4'°,56; es pues inferior en mucho, en cerca de 3°*, a la crecida de 1802. Pero en tiempos pasados ha habido crecidas mucho ma- yores. En efeclo, la de 25 de diciembrc de 1740 subio a 7"", 90; la de 1." de marzo de 1658 a 8°", 80; y la mayor de que se ha conservado medida, esto es, la de 11 dejuliode 1615, mas alta en 0°',24, llego a 9", 04; altura que, como se ve, casidu- plica la crecida media. Mi estadislica de los rios de Francia, cuyos prinieros en- sayos sedigno coronar la Academia en 1840, y que tocaria a su termino si no me saliesen al paso indecibles dificultades para hacer las comprobaciones y correcciones que exije. de- muestra que en todos los rios y en lodos los puntos de su 5o2 curso ha resullado un hcclio parecido al que acabo de citar respeclo del Sena; es decir, que en todos se lian vislo creci- das casi sin relacion alguna con su estado ordinario. Es verdad qne estas lerribles crecidas ocurren pocas ve- ces; pero no es nienos cierlo qne nadie conoce la causa 6 la ley de su aparicion. El Isere tnvo cinco desbordaniienlos en elsiglo XVIII; en 1711, 1733, 1740, 1704 y 1778. En nues- tro siglo ha tenido dos, si no Ian alarmanles corao los citados, por lo menos bastante meraorables; en 1816, y muy recien- temenle. La crecida de 1816 subio en Grenoble a 3°", 70, y la de 1856 acaba de siibir a 3",80. Pero la de 1778 Uego a 3M0, siendo asi que la crecida media de este rio es de 2'°,40. Senlados estos hechos, pregunto: ^que razon hay para creer que nose reproduciran crecidas Ian alias 6 mas que la de 1778 en el Isere, y que la de 11 de julio de 1615 en el Sena? El clima, a lo que se sabe, no ha cambiado; y por lo que respecla al Isere, su lecho, en una longitud de mas de 15 le- guas hacia arriba de Grenoble, ha sido encerrado entre alios diques; y en lugar de una dilalada llanura, donde a cada cre- cida formaba lagunas, tiene actual menle un eslrccho canal abierto entre enormes diques. ;,Cual es la causa de las crecidas? Estas proceden de abundanles lluvias que se prolongan y comprenden una vasta comarca, y a las que a veces se unen rapidos derretimienlos de nieves; lluvias y derrelimientos que resullan de ciertos vientos, cuya duracion nadie se atreveria a asegurar que no ha podido ser, por espacio de 12 6 24 bo- ras, mas larga que en la epoca de las may ores crecidas. En julio de 1851 un viento del S. 0. trajo durante 48 boras sobre las cimas calcareas proximas a la Gran-Cartuja un aire hiiraedo y tibio procedenle de Africa, que rozo ligeramente el Mediterraneo; el enfriamlento que esla masa de aire, sin cesar renovada, esperimentaba al pasar por estas montanas, las mas elevadas, y por lo lanto las mas frias que habia en- conlrado en su camino por nueslro conlincnte, ocasionaba una caida de agua tan copiosa, que no eran golas grucsas y accleradas lo que se veia caer, sino verdaderos hilos conli- 353 nuos dc agua. Si el vienlo que la Iraia hubiese duiado 12 u M horas mas, hubieramos vislo indudablemenle iin nuevo dilu- vio, sin que ninguna ley fisica conocida se hubiese opueslo a tamana cataslrofe. Este es un ejemplo memorable, del que saco esla con- secuencia. harto sencilla e inconleslable, y sin embargo desconocida a pesar de su inmensa importancia. «No hay li- mite asignable a las grandes crecidas de nuestros rios; y lanto los diques del Loira cuanto los del Rodano, el P6 y olros, no son insumergibles.» Pudiera citar un valle, en el que nuestros anlepasados se limilaban a asegurar los ribazos de los rios, y despues, a ma- yor 6 menor dislancia por ambas paries, levantaban montones de tierra un poco encima del punlo a que llegaban las creci- das ordinarias. Entre estos montones y los rios hacian las plan - taciones a que menos podia perjudicar una inmersion pasa- gera, y mas alia las mas delicadas.Las grandes crecidas, que son precisamente las mas cargadas de cieno, lo invadian todo; pero aunque es verdad que deslruian las cosechas, tarabien lo es que dejaban un abono que dispensaba en los anos si- guienles de estercolar la tierra inundada; dc esta manera, los perjuicios causados a las cosechas un afio, en el Irascuiso de diez 6 veinte se hallaban cumplidamenle indemnizados. Posleriormente, en la necesidad de dar a los diques ma- yor altura a cada nuevo desbordamiento, se vino a parar al estrerao de no querer arriesgar cosa alguna, esto es, a los prelendidos diques insumergibles, con los canales de sanea- miento, que son el complemenlo y la perfeccion de este sis- tema en los cases mas rebeldes. En verdad, el cosle de estos diques colosales y el de los canales hace pagar segunda vez la tierra; su conservacion es un impuesto abrumador; y aun- que noes necesario beneficiar de liempo en liemi)o aquella, ocurren algunas veces, y en la aclualidad sucede asi, devas- taciones horrorosas, que se hubieran evitado con el modesto sislema de nuestros padres. Entonces igualmente los cauces abandonados que se en- cuentran en todas partes se cegaban poco a poco, y con- cluian por quedar habililados para el cullivo, mienlras que 1)1)4 con los cliquos insumeigibles (lucdaii conveilidos en cloruos |)anlanos, al paso que his lierras bajas y frias quedan redu- cidas a la iniposibilidad do Icvanlarse en liempo algnno. Pu- diera citar, si ])rcciso fiiesc, una peninsula (pie las crocidas ban lerraplcnado por si mismas, levantandola ccrca do l"' en J)0 anos, y que en lugar de los juncos y espadanas que lini- camcnlc producia en olro tiempo, produce boy Irigo y cana- mo cu abuudancia, a los que las crecidas casi ningun dafio causan. En la parte inferior del valle del Rodano, el espaciocom- prendidoenlre el ribazo del rio y el elevado murallon quedc- liende vaslos lerrenos, liene el nombre particular dc scgo- neaux. Pues bien: estos segoneaux eslan hoy, raerced al ter- raplenado natural, mucho mas alios que el terrene cerrado, producen cosecbas mucho mas ricas, y los terrenes se venden a una mitad mas, y a veces a doble precio que los terrenos preservados. Eslehecho, y otros muchos no menos concluyen- tes, ha side citado en la Acaderaia por uno de sus mas distin- guidos individuos, Mr. de Gasparin, en un notable trabajo de que esta nota no es sino un debit eco. Antes de la ultima inundacion de la campina de Avignon, los propielarios consternados se lamenlaron amargamente, y obtuvieron del Estado abundantes socorros, lo cual no impi- dio que los anos siguientesel cieno abandonado por el Roda- no les dlese sin abono alguno escelentes cosechas: debo este curioso dato al inspector general Mr. Mallet. Pero los diques llamados insiimergibles no solo privan a los valles del cieno 6 legamo dc las inundaciones, abono natural que generalmente es muy fecundo, sino que cuando eslan muy proximos enlresi, corao lo aconscjan los ullimos progresos de la ciencia, aumentan considerablemente la altura de las cre- cidas. Y cuando estos diques son al mismo liempo muy sinuo- sos(disposicion queha sido impuesta por principio bace mu- cho tiempo), tienen que sufrir en las grandes avenidas el cho- que de violentas corrientes, que generalmente los destruycn, sin nccesitar para ello rebasarlos: basta lo espueslo para que me abslenga de pruebas aun masirrecusablcs. En el autiguo sistcma, por el conlrario, estendiendose las 00;) crecidas por loda la llanura, se disminuian en j)roporcion de la siiperficic que abarcaban; y las plantaciones, las cercas, los arboles, y especialmente losnionlones de tierra trasversa- les, si se conslruyen a semejanza de los que ha muchos siglos exislen en Egiplo, nioderan la celeridad de la avenida, que, lejos de desA'astar el suelo. deposita en el un cieno fecun-. dante. Quedense, pues, los diques insuniergibles (conslruyendo- los hasta donde sea posible de modo que verdaderamenle lo scan) para las ciudades, pueblos y aldeas construidas por desgracia en lugares deraasiado bajos, pueslo quecuando se Irala de la vida de los bombres no es justo litubear. Mas por lo querespecta a los valles, debemos conlenlarnos con diques cuyo nivel no estralimite la allura de los ribazos, aseguran- do eslos, levanlandolos convenientemenle, y reservando un cauce, ni demasiado alto ni muyestrecho. Practicado eslo, le- vantense moulones de tierra a cierla dislancia de este cauce, quedebera ser la mayor posible, basla un poco mas arriba de las crecidas ordinarias; reniinciese, si es preciso, a ciertos cultivos, 6 limitense a los terrenes menos espuestos; y si hay afluentes torrentosos que amenacen aumcnlar de una manera peligrosa el caudal del rio, lengase gran cuidado de prolon- gar sus corrienles, a fin dehacerlas desembocar casi parale- lamenle al rio, con un declive poco diferente del suyo, arro- jandoles con este objeto, basla donde se pueda, en los cauces abandonados; esludiense a esle fin con gran esmerolaseleva- ciones, despues de haber oido atenlaraenle a los ribereuos, que conocen multilud de bechos que importa mucho lener en cuenta, puesto que de otro modo nunca se lograria prevenir- losensu lotalidad y tomarlos en consideracion como es debido. Finalmenle, para conjurar los peligros inevitables que re- sultan de las grandes crecidas, el gobiernodebe favorecer la formacion de companias de seguros niuluos. EI hombre no po- see en la tierra cosa alguna que no este sujeta a contratiem- pos; y estos ocurren, asi respecto de las cosechas que se pro- mete de la tierra como de todos los demas bienes. Sublevarse contra esta ley inmutable, y pedir a la ciencia que la borre por completo, es, en mi concepto, un delirio. 550 ^,Objelaiase acaso (jue lotlo eslo pueile ser convenieiile en iin valle sin diques, pero (|ue respeclo de aqnellos (juc los tienen, y en cuyo numerosecuenlan los principales, la cues- lion vai'ia de aspeclo? Empiezo respondiendo, que en cuanlo al valle del Loira, por ejemplo, es precise conservarcon esmero el juego del di- que de Pinay, que a cada crecida del AUo-Loira convierle la llanura del Forez en una especie de lago, y csludiar lodas las denias aplicaciones posibles de esle admirable palialivo. Es preciso ver las partes pantanosas 6 bajas, eslensas y de merior enlace que presenlan las Uanuras encerradas eu- tre diques, y hacer de el las unos deposilos que puedan abrirsc a las crecidas en ciertos niomentos. En general, es preciso no contenlarse con un dique anli- guo, sino multiplicarlos de diversos modos, corao lo ban he- cho los habilantes del valle del Po. Es preciso procurar realizar el pensaniienlo de Mr. Elias de Beaumont, quien propone ensanchar el canal de Saviere, para que las crecidas del Rodano superior desagiien en el la- go Bourget. Es preciso tratar de saber si los ginebrinos accederian a recibir en su cristalino Leman, come se lo pideMr. Yallee, el torrenle de Arve, no obstante sus turbulentas aguas y los guijarros que acarrea. Es preciso buscar todas las aplicaciones quepueden ha- cerse de la idea de Mr. Rozet, de retardar el curso superior de los atluenles de nuestros rios en los desfiladeros pedre- gosos, en que por medio de la mina seria facil amonlonar mo- les sobre moles de piedra, para obstruir su paso. Es preciso buscar todas las localidades que j)ueden pres- tarse a cualquiera clase de raedios a proposilo para detener 6 disminuir las crecidas de las corrieutes que las atraviesan. Es preciso especialmenle poblar de arboles y cubrir de musgo los terrenes en declive, y tambien las rocas, como se practica, nosinfruto, en los Altos-Alpes, porque esle es iu- dudableraente el mas general y poderoso de lodes los palia- lives. Por ullimo, donde no hay medio algunode poner a cubier- n57 so las habitacioncs, cs prcciso deslerrar lerminantemente las constriicciones poco solidas, como la administracion acaba de verificarlo en la llaniira baja inmediata a Lyon. Debe lam- bieii examinarse si convendria renovar estas habitaciones y levanlar su suelo, como lo hicieron los antiguos reyes de Egiplo en ciudades enteras. Voy a resiimir todo lo espuesto. Aiinque hace 36 auos que pertenezco a la profesion, nun- ca he visto hacer la observacion Ian sencilla, sin embargo, de que las grandes crecidas de nueslros rios no tienen limites asignables, y por consiguienle, que el sistema de los diques insumergibles, es no menos ilusorio que ruinoso y funesto, por muchas razones, de las que he citado algunas. Basla ase- gurar el lecho de los rios por medio de diques al nivel de la altura de los ribazos y complelados por monlones de tierra, que preservan de las crecidas ordinarias las plantacio- nes a que masfunesta seria la inmersion, para que los valles se ulilicen del cieno de los rios, esdecir, del verdadero oro que todas las avenidas arraslran, y que de olro raodo va a per- derse enteramenle en el mar. Solo de esta manera se mantie- nen eii una conveniente relacionde allura, el lecho y el valle de los rios. El economico y sencillo sistema que propongo evitalascalastrofes. en tanto que, por el contrario, el olro las provoca necesariamenle. y tanlomasdesastrosas, cuanto ma- yor es la altura que se ha dado a los murallones que en else emplean. Solo los seguros raiituos pueden oponerse eficaz- raenle a los estragos causados de tierapo en tiempo por las crecidas estraordinarias: estragos que todos los paliativos imaginables jamas evitaran por completo, puesto que no cs posible olra cosa que disminuirlos. Los diques altos y verda- deramente insumergibles deben reservarse para poner a cu- bierto las poblaciones que han cometidola falta de esfable- cerse en lugares bajos. — »»e Candolle sohrc cl origen probable de los seres organimdos acluales de las islas Azo- res, Madera y Canarias. (Bibliot. iiniv. dc Giriebra, nhril I8'.>6.) En vueslra obra sobre la geografia de las planlas, que be leido con el mayor intercs, habeis adoptado el modo de ver de Eduardo Forbes, dc que en los tiempos miocenos el conti- nente europeo se estendia hasla las islas Azores y Canarias; y lo habeis apoyado con nuevas pruebas. En efecto, el caracler europeo predominante en la naturaleza de estas islas, que se observa en sus insectos y en su flora, nos demuestra una anti- gua union con el continente. Sin embargo, no debemos olvidar que, con respecto a Europa, estas islas son todas ellas dife- rentes de las del Mediterraneo. Se disUnguen desde luego por especies propias mucho mas numerosas, que conslituyen un lercio 6 un quinto de las plantas; en segundo higar, por al- gunos lipos americanos que aparecen en todas estas islas. No solo encontramos en ellas cicrtas especies americanas que po- drian haber llegado alii por alguna causa accidental, como el viento, las corrientes, 6 haber sido Ucvadas por el hombre, si- no tambien generos americanos que se encuentran representa- dos por especies particulares. Citare por ejemplo los generos Clelhra, Bystrogopon y Cendronella, asi como tambien el uni- co pino de las Canarias {Pinus canariensis. Sm.) que perte- J)o9 iiecenii las fornias americanas de hojas tcrneas aciciilares. La rclacion tic los laureles cs muy notable hajo cstc aspeclo; cons- liliiyen una gran parte do losbosqiies de las islas de Madera y de Canarias, dividicndose en cuatro especies y jugando un papel muy imporlante. Dos especies {Oreodaphne foetens y Persea indica) son tipos cscncialmente americanos; la tercera [Phccbc Barbusana, Webb) perlenece aungeneroquc se en- cuentra en la India y en America; la cuarta, en fin {Lauriis canaricnsis, Webb) corresponde a la especie de Europa. Por psta circunslancia de los bosques de laureles, las islas del Al- lantico difieren mucbo del continente alVicano, en donde abso- lutaraente no existen, y sc unen mas bien a la America que no a Africa, a pesar de su proximidad. Estos hechos toman mucba imporlancia por la observa- cion de que la flora de las islas Atlanlicas esta muy relacio- nada con la flora torciaria de Europa, lie demoslrado, en m\ flora terciaria helvetica, queun con- siderable numero de plantas de la epoca terciaria correspon- den a las especies propias de Madera y de Canarias; de modo que debe existir cierta relacion enlre estas floras. Por otra parte, nuestra flora terciaria manifiesta una grande aproxima- cion con la flora del mediodia de los Estados-Unidos. Muchos generos enteramente caracteristicos, como Taxodium, Se- quoia, Liqiiidamhar , Sahal, etc., se ballaban esparcidos sobre lodo nuestro territorio terciario, y se componian en parte de especies muy aproximadas a las que hoy vejetan en America; otros generos estan igualmente en Europa y en America (como Quercus, Coryks, Popidi/s, Acer, etc.), y se encuentran en la epoca terciaria curopea conipueslos de las especies corres- pondientes a las especies americanas. Encontramos casos analogos en losmoluscos terrestres y en los insectos, bien que esto no sea tan positive como con res- pecto a las plantas. Estas notables circunstancias tienen una esplicacionsi ad- raitimos el que, en la epoca terciaria, los continentes de Eu- ropa y de America estuviesen unidos, y que esta superficie se hubiera esteudido por alguna proycccion hasla las islas Atlan- ticas. Un golpe de vista sobre la carta de las profundidades ")60 del Oceano poi- Maury (reprodiicida por Dove en el periodico geografico de Gumprecht, 181)3, pag. 118), hace ver que el fondo del mar Allanlico forma un valle longitudinal, cuyos si- lios mas profundos eslan desde el vigesimo al cuadragesimo grados de latiUid septentrional, sobre poco mas 6 menos a igual distancia ila Europa y de Africa; pero por ambos lados de este profundo valle hay una estensa planicie maril'ma que coraprende las islas Allanticas, asi como tambien lodo el es- pacio enlrc el continente europeo, Terra-Nova y la Acadia. Despues de esta planicie erapieza otro valle menos profun- do en direccion de S. 0. a N. E., entre Madera y las Azores, y va a terminar cerca de lacosta de Oporto, Si nos es permitido dar alguna importancia a estos datos enteramente generales, deberemos admitir que en los liem- pos miocenos, la planicie raarilima antes indicada ha sido una tierra firme. Este pais, esla antigua Atlanlida, tendtia los mismos ve- jetales que la Europa raiocena central, cuyos despojosse en- cuentran en las molasas de la Suiza con una tan admirable riqueza de formas, de las cuales se podran dar cerca de seis- cientas descripciones en mi flora terciaria. Las concbas ma- rinas sobre las orillas de esta region ofrecian una gran con- formidad en America y en Europa; y hasta en los seres ac- tuales se ha reproducido este fenomeno notable, pueslo que Europa tiene mas conchas marinas litorales y peces de coslas comunes con la America, sin que lo seanlosde plena mar: esto nos prueba que, en cierta epoca, una faja de terreno de- be haber unido dichas dos partes del mundo. Las islas Atlan- tidas habian ya salido hacia las costas meridionales de este continente en los tierapos diluvianos. El que en los tiempos miocenos esluvo este pais en el fondo del mar, lo demuestran las conchas fosiles de Puerto-Santo y de S. Vicente en Madera, y las de las Azores; pero que estuviese ya emergido en los tiempos diluvianos, lo vemos por los moluscos terrestres de Canical, y por las plantas fosiles de S. Jorge en Madera. Las islas formadas en esta epoca recibirian su vejetacion de la Atlantida en los tiempos diluvianos, en una epoca por consiguienle, en que este continente habia entrado en una nue- 561 va faz de desenvolvimiento. Si suponemos que enlonces, por una depresion subsecuenle del terreno, quedase destruida la union con America, y mas larde la que exislia con Europa, quedarian esplicados los elementos de la flora actual de eslas islas. Enconlramos en ellas los restos de la antigua flora at- lanlida, habiendose por consiguiente conservado muchos tipos de la flora terciaria que ban desaparecido en Europa. Eslos reslos forman, con un cierto niimero de olras especies, las plantas parliculares a estas islas, correspondiendo en parle con las especies americanas, porque todas ellas proceden de un mismo centro de formacion. Pero con Europa lienen estas islas Unas especies comunes, lo cual parece probar que su union con este continente ha durado mas tiempo. En la epoca diluviana la flora de la Europa central fue trastornada por grandes cambios de clima (estension de las beleras); y como por la depresion de la Atlantida quedo destruida la union con America, la nueva vejetacion europea no pudo estenderse por aquella parte, sino mas bien hacia el Este. Asi es como se esplicarian los caracteres que recibio la nueva vejetacion, en particular la de los paises inferiores; mientras que los Alpes y el Norte ban cambiado menos. Por esto tambien se encuentran grandes analogias entre Europa, Asia y la America septentrional. Llego pues a obtener la mis- ma conclusion que V. con respecto a estas ultimas regiones, a saber: que la vejetacion alpestre es seguramente la mas anti- gua de nuestro pais, y quemastarde, cuando el clima subio de temperatura, despues de la epoca de las heleras, se fue aquella elevando desde las regiones bajas hasta las raontanas y a los Alpes. Embriogenia de los vejetales , segun las conclusiones tie Mr. Tulasne. confirmadas por observaciones posteriores de M. Radlkofer. (Bibllot. univ. de Ginebra, jiilio -)8a6.) Entre los botanicos que hace algunos anos se ban dedicado a estudiar con fruto la formacion del embrion en los vejeta- les, tiene mucho peso la opinion do Mr. Tulasne, individuode TOMO VI. 3R 562 la Academia de Ciencias de Paris. Siis raulliplicadas Merno- rias no contenian hasta ahora mas que hechos esludiados con suma paciencia y discernimienlo, pero sin conclusioncs gene- rales sobre el fondo de la cueslion; la ullinia lermina ya con un resuraen de las opiniones del autor. Nos ha parecido con- veniente trascribirlo, lanto mas cuanto indica la opinion de los anatomicos mas celebres que ban tratado del asunlo, al pro- pio tiempo que la de Mr. Tulasne. El resuraen es el siguiente. En cuantas planlas Uevamos estudiadas, cs un hecho cons- tante la exislencia en el centro del ovulo, en el instanle de la antesis, de uno 6 mas sacos cerrados, compuestos de una mem- brana sola y continua, y destinados a engendrar en su seno uno 6 mas embriones. La lotalidad de los trabajos hechos por muchos observadores autoriza suficientemente a creer que lo misrao sucede en todos los vejetales fanerogaraos, puesto que los que, como ciertas liliaceas, parecian haberse sustraido a la ley comun, estan en realidad tan sometidos a ella como lodos los demas, segun se ha reconocido. Concibese solamenle que cuando los fenomenos consecutivos a la emision del polen y a su deposilo en el esligraa se producen con mu- cha lenlitud, como ocurre en ciertas amentaceas, pueda su- ceder que el saco embrionario este lodavia escasamente for- raado, y que apenas se perciba en el momento de la antesis; asi es que en este caso particular pudiera tal vez concederse a Mr. Hartig, si no que el saco embrionario es un product© de la fecundacion, a lo raenos que solo se muestra posterior^ mente a la germinacion del polen sobre el estigma. En efecto, no deberia creerse verificada la fecundacion del ovulo sino despues del encuentro del filamento polinico con el saco em- brionario, puesto que sin duda consiste esencialmente en este encuentro, y por lo tanto supone necesariamente la existencia simultanea en un momento dado de estos dos organos. Hase demostrado ya, y de ello nos hemos asegurado por el estudio del colchico de otofio, que los hilos polinicos persisten algu- nas veces durante muchos meses sin destruirse en la base del estiio 6 las cavidades ovarias, y que esperan impune- raente en tal estado, si es precise, a que los ovulos se hayan 563 heclio aplos para recibirlos. Eslo es probableraente lo que tiene lugar en cierlas amentaceas, en las que la fecundacion propiamente dicha no se verifica verdaderamenle sino muclias semanas despues de la inflorescencia. Gomo quiera que sea, la manifestacion de esle fenomeno es de tal nianera uniforme, que el saco embrionario parece verdaderamenle el linico 6r- gano esencialal ovulo, y que en rigor podria constituirlo por entero. MM. Meyen. Schleiden y Schacht ban coraprendido efectivamente de este raodo el ovulo de Gui. Mr. Hofmeister, de acuerdo en este punto con MM. Brong- niart, de Mirbel, Amici, Hugo de Mohl, Criiger, Hunger y todos los parlidarios mas 6 menos declarados de las teorias preformistas, aseguran que en el memento del contacto del hilo polinico con el saco embrionario existen ya en este hacia su eslremidad una 6 mas vesiculas libres 6 aplicadas a su membrana, y deslinadas a recibir la influencia fecundante. MM. Schleiden, Wydler, Geleznoff, Schacht, Deecke y otros polinistas, 6 niegan terminantemente la existencia de estas ve- siculas, 6 no admiten su presencia como un hecho constante, y en todos los cases se niegan absoUitamente a considerarlas como unos embriones rudimentarios. A sus ojos no son sino unos simples intersticios, unas celdillas aparentes 6 sin con- sistencia, libres de toda adherencia organica con el saco em- brionario, que desaparecen pronto, y no toman ninguna parte importante en la generacion del embrion. Tampoco Meyen creia, como es sabido, en la preexistencia de la vesicula em- brionaria, aunque no atribuia al filamento polinico el papel que le atribuye Mr. Schleiden. Yo no se si debemos atribuir, como pretende Mr. Hof- meister, al modo de diseccion, tal vez demasiado uniforme, que hemes seguido en el empleo casi constante de las agujas, el no haber conseguido poder distinguir en ningun case en el saco embrionario de nuestras plantas, antes de su fecunda- cion, verdaderas vesiculas que se pudiesen tocar y agitar sin destruirlas; vesiculas formadas de una membrana resistenle, y semejantes en una palabra a la vesicula embrionaria que nace, en nuestra opinion, de la membrana del saco, posterior- mente al contacto fecundante. Aderaas de estas muUiplicadas U64 observaciones negalivas, y de las consideraciones leoricas que en olro tiempo heraos descnvuelto, hay todavia otras razones que nos bacen dudar, ya de la existencia de vesiculas reales en el saco embrionario antes de la fecundacion, ya, si en efecto existen, del papel principal que so les atribuye. Dedu- ciraos estas razones de lodo lo que hasta el dia se ha dicho. No solo, por ejemplo, MM. Schleiden y Schacht disputan a Mr. Ilofnieisler que su presencia sea constante, sino que de- mueslran ademas que en la bolsa uterina hay otras vesiculas enlerainente iguales, colocadas en su estreraidad inferior. Es- tas mismas vesiculas pre-embrionarias no serian en niuchos cases, segun parece reconocerlo Mr. Hofmeister, capaces de resistir a la accion del agua, en la que se disolverian, mani- festando asi, si no nos equivocaraos, que no eslan realmente forraadas por una membrana celular. El raismo observador dice hoy, hablando de las vesiculas de las plantas de la fa- milia de las personadas, que se adhieren solidamente a la pa- red interna del saco embrionario; yo, sin embargo, no veo que ninguno de los numerosos dibujos que ha publicado hasta el dia senale un vestigio seguro de esta adherencia, y aun muchos de ellos parecen representarlos enteramente libres y flotantes. Tambien se habra advertido, como nosotros lo he- mes hecho, que estos mismos dibujos los muestran casi siem- pre en el mismo estado de desarrollo, como si hubiese sido imposible verlos mas tiernos 6 de mas liempo; y asimismo su voliimen parece ser mayor algunas voces que el del embrion ya multicelular. (Vease a Hofm., Entsteh. des Embr., Leip- zig, 1849, y la Flora de 1851; Annales des Sc. natur.. nueva serie, t. XVIII, pag. 449, 457, lam. X y XI.) Por lo que respecta a la otra cuestion que acabamos de tocar, esto es, la relativa al mode de union de la verdadera vesicula embrionaria con el saco que la encierra, nuestros ultimos estudios corroboran lodo lo que hemes dicho y dise- fiado acerca de esto en nueslro primer Irabajo. La union inti- ma, la estremada adherencia de la vesicula embrionaria, y por consiguienle del mismo embrion 6 de su suspensor, con la membrana del saco uterine, determina sobre este una marca disciforme , que segun parece fue observada por primera vez 565 por Mr. Meyen en el Mesembryanlhernum lin gum forme, pero que el miraba corao una perforacion temporal producida por el contacto del filamento fecundante. MM. Schacht y Deecke la han observado y diseflado tambien, y la consideran como un agujero (loch), practicado en la membrana erabriofera, 6 por decirlo en otros terminos, como el orificio del tubo poli- nico, que ha penetrado en la cavidad del saco para conver- tirse en el en suspensor del embrion. A pesar de las asevera- ciones en sentido conlrario de Mr. Schacht, me complazco en esperar que otros fitolomistas reconoceran como nosolros que nunca hay alli sino una aberlura aparente, y que el tubo sus- pensor, sea cual fuere la edad en que se le observe, esta siempre, lo mismo que la vesicula embrionaria, de la que no es sino la prolacion, enteramente cerrado en su base por la membrana del saco que la sostiene. Este es, por lo demas, el caso de recordar que antes de la publicacion de nueslro pri- mer trabajo en 1849 reinaba todavia, no obstante todas las invesligaciones de los embriologistas, mucha incertidumbre acerca de las verdaderas relaciones del embrion con el saco uterine; incertidumbres terminanlemente espresadas en las ul- timas lineas de la celebre Meraoria de Endlicher, Iraducida en otro tiempo en los Annales (2.^ serie, t. XI, pag. 298 y 308). Seria preciso saber, decia este ilustre sabio, «si, yen que ca- sos el ovulo vejelal (grano de p61en 6 hilo polinico) llegado al utriculo [ovulo, iderus) conlrae una union placentaria con sus paredes interiores, y se pone con el en una reciprocidad de accion organica» (tomo citado, pagina 308). MM. Schach y Deecke han venido en nuestro apoyo para demostrarque el embrion esta desde su origen, y de cualquier modo que se Ic conciba, en union inlima con el saco embriofero. La mencionada opinion de MM. Schacht y Deecke acerca dc la naturaleza del disco embriofero, conduce a examinar las relaciones que se establecen realmente entre el hilo po- linico y el saco embrionario. Mr. Schleider suponia que en todos los cases la membrana de este era rechazada por el fi- lamento, que locubria como unaespeciede manguilo, mode- landose sobre el , para ser luego reabsorbido sin duda y des- aparecer paulalinamenlc. MM. Gelcmoff y Schacht han creido 306 que no siempre ocuiria esto, y que lo mas comun era que el hilo polinico alravesase realmenleel saco erabrionario y penelra- se en su cavidatl, sin revestirlo de ninguna cubierla mas 6 me- nos pasagera. De esta opinion parlicipaban MM. Vidler y Ph. de Marlins, y tal es la creencia de los poiinislas mas de- cididos: hoy MM. Schacht y Deecke declaran abiertamenle que la profesan. Los bolanicos de la escuela francesa, y con ellos MM. Amici, Mohl, Hofmeisler, Muller, Crnger, y sin duda otros, nunca ban visto al hilo polinico perforar la membrana del saco embrionario; creen que la estreraidad de dicho hilo se deliene en la superficie eslerna de esle saco, adaplandose y adhiriendose a el mas 6 menos intimamente, y que si lo de- prime algunas veces hasla el punlo de converlirseen una ca- vidad prolectora, permanece sin embargo siempre en lo es- terior, y deja al saco intacto y conlinuo en su membrana cons- tituliva. Si Meyen ha creido en otro tiempo que en cierlas planlas el embrion se conlinuaba con el hilo polinico, eslo con- sisle en que les negaba equivocadamenle un verdadero saco embrionario; no obstante, no por eslo se inclinaba al lado de los poiinislas. La no inlroduccion del filamento polinico en el saco em- brionario, cspara nosotros un hecho que basta para demoslrar- lo la observacion directa. Concedemos ciertamente que hay cases dudosos, eslo es, cases en que diferenles obslaculos se oponen a que el observador pueda reconocer con seguridad si el hilo ha entrado 6 no en la cavidad embriofera; pero en des- quite, multitud de planlas muestran posilivamenle que esta inlroduccion no tiene lugar, mienlras que tal vez hasla el dia no se conoce realmente ninguna en que se haya realizado visiblemenle. Mr. Schacht anula en la aclualidadcasitodos los ejemplos que habia presenlado en su gran Memoriaimpre- sa en Amsterdam de esta pretendida inlroduccion; les concede muy poco valor demoslralivo; y apenas lo lienen mayor, en su concepto, los trabajos de los poiinislas anteriores a el, pu- diendo decirse que solose cree apoyado con seguridad en las observaciones suministradas, lanlo a el como a Mr. Deecke, por los pediculares. Pero MM. Mohl y Hofmeisler ban probado cumplidamente que su confianza en estas planlas debia ser 567 igiialmenle falsa; el ultimo, especialmenle, ha dado una es- plicacion que me parece de todo puntoexacta, de la famosa preparacion producida por Mr. Deecke, apesarde lascontia- dicciones a que ha dado niargeu; yniediante esla esplicacion ha destruido las pruebas positivas que algunos pretendian de- ducir de aquella preparacion. Podemos, pues, resumir como sigue los hechos de obser- vacion y las razones principalesque militan contra la opinion de los polinislas. La consistencia notable y casi constante de la membrana embriofera en la punta del saco esterior, circunstancia que al parecer seria un obstaculo a su ruptura 6 su perforacion por el hilo polinico. El destino que la estremidad de este esperimenta en la su- perlicie del saco, pues se aplasia, se adhiere 6 modela sobre sus salidas terminales; es rauy oblusa, dificil deperforar, y se ocasiona una depresion mas 6 menos profunda en el sitio en que se coloca: la cavidad formada de este modo permanece siempre cerrada hacia el lado del receptacuio embriofero. La vesicula embrionaria esla frecuentemenle adherida al saco, baslanle lejos del punlo a que esleriormenle loca el hilo fecundanle, y por consiguiente no puede ser tornado por la es- tremidad interna de este. Cuando hay oposicion direcla entre estos dos organos, la membrana del saco los separa, el disco de implanlacion de la vesicula es undiafragraa que no se des- truye aunque el tubo polinico venga a apoyarse sobre el. La base de la vesicula es casi siempre de un diamelro mucho mayor que el hilo polinico, y se adhiere con mucha fuerza a la membrana del saco ombrionario: doble circunstan- cia, que la introduccion del hilo polinico no podria esplicar sa- lisfactoriamente. Finalmente, este hilo esla con frecuencia Colorado, y por lo regular es casi solido. a causa de lo compacto de su mem- brana constitutiva, siendo asi que la vesicula embrionaria y el suspensor que nace de ella presentan una complela Iraspa- rencia, hallandose al principio casi vacios de loda materia s6- lida, y estando formados de una membrana tan delgada, que muchas veces pasa desapercibida aun a la vista mas ejercita- 568 (la. Eslas oslensibles desemejanzas hacen de lodo punto impro- bable que el suspensor sea una conlinuacion del hilo polini- co, y que formen a la par un solo e ideiUico organo. Respecto de las consecuencias doctrinales de la teoria de Ids polinistas, a pesar de todos los esfuerzos hechos por Mr. Schacht a fin de atenuarlas, direraos que nos parecen siempre un duriis sermo, poco a proposito para atraer parlidarios a Mr. Schleiden. Mr. Schacht se lisonjea, por lo demas, con bastante ligereza dehaber descorrido los velos que ocultan a nuestra perspicacia los misterios del fenomeno de la fecunda- cion. Aun cuando fuese, segun su juicio, la eslremidad del hilo polinico la que se convirlieseen embrion, ^en que se con- cebiria mejor que en la opinion contraria, el desarrollo de este y las cualidades particulares que adquiere? La nueva planla no puede ser una prolacion directa y esclusiva del in- dividuo polinifero, ni tampoco del que lleva el ovulo; porque en efecto, si solo fuese esto, deberia continuarlo 6 reproducirlo con tanla exactitud como un vastago conlinua el vejelal que lo ha producido, y no se adivinarian lasrazones en cuya vir- tud constituye una enlidad tan distinla de sus padres, como lo es habitualraente. Pero el medio particular en que creciese la estremidad del filamento polinico no podria robarlesu na- turaleza original; y asimismo, en la hipolesis opuesta la ve- sicula embrion anterior a la llegada de este hilo, no deberia perder a su contacto su priraera cualidad. Si ocurre lo contra- rio, como por ambas partes se supone, el primer fenomeno, el que admilen los polinistas, es tan inaccesible como el otro a nuestro entendimiento. Por otra parte, desde el memento en que la sexualidad de los vejetales no es dudosa, y en este or- den inferior de las criaturas animadas el concurso de los dos elementos 6 principios diferentes es casi tan indispensable co- mo en losanimales para la procreacion de unnuevo ser, pa- rece poco logico, como en otra parte he dicho, suponer que este preexiste a su concurso, ya bajo la forma de grano de polen, ya bajo el aspectode vesicula embrionaria. Evidente- mente, en la fecundacion y generacion de los seres organiza- dos hay mucho mas que una simple mezcla de materias plas- ticas, mas (imcnos diferentes: no ver en ellos sinoeslo, y hie- J !)69 go creer como Mr. Schacht que se tiene una idea raas sa- tisfactoria y verdadera de este fenomeno que aquellos que quieren sobre todo admirar en el la obra de una fuerza supra- material, es enganarse corapletamente y desconocer laesen- cia de la vida, porqueesta, donde quiera que resida, supone el espiritu; y negar esta verdad, que hallamos escrita en todas partes, es entregarse voluntariamente a las tinieblas. Despuesde publicarse la Memoria de Mr. Tulasne, cuyas conclusiones acabamos de consignar, ha visto la luz publica un importanle trabajo de Mr. Radlkofer, discipulo de Mr. Schleiden, a cuyo final este declara que renunciaasu opinion acerca de la penetracion del tubo polinico en el saco embrio- nario. El autor disiente de Mr. Tulasne en creer que las ve- siculas conlsnidas en el saco son anteriores a la influencia del polen; pero define lo que se sabe relativamente a la fe- cundacion vejetal casi en los mismos terminos que Mr. Tu- lasne, diciendo que es el resultado de la influencia sobre el contenido de una de las vesiculas del tubo polinico dilatado hasta su inmediacion. Asi, pues, en definitiva, las sabias in- vesligaciones de nuestraepoca ban probado que el embrion se manifiesta a consecuencia del contacto de dos vesiculas, una procedente del polen y otra del ovulo; pero respeclo de la causa intrinseca de su influencia, y de su naturaleza intima, no se sabe nada mas que en los tiempos en que se hablaba del aura seminalis que obraba sobre el estigma. Hemes disipado unanube cercana, y vuellose a formar lejos; asi marcbau to- das las ciencias: el progreso consiste en dilalar niiestro ho- rizonle visible, pero las tinieblas estan siempre mas alia de el. 1170 PAL.Ii:OIlTOI.OCilit. Sobre la flora dc In epoca tcrciaria de las cercanias de Lausana (Suiza), por Mr. Ciiarles-Tii.-Gaudin. (nibliot. Hai\ . lie Gincbra, maro I80O.) Hace niucho lierapo que, tanto en el eslranjero comoen la Suiza alemana, eslan hablando de los vejelales fosiles de nues- tros terrenos terciarios; pero lo que es en nueslro lerritorio, apenashace Ires anos que ban empezado a eraprendersealgu- nas invesligaciones en este mismo sentido con cierta energia y perseverancia. Habiamos empezado de una manera brillante, pero Mr. Perdonnet, baciendo abriruna galeria en un banco de molasa de so campo de Monrepos en 1820, descubrio una magnifica hoja de palmera, parecida a la palraera Sabal, que crece actualraenle en la Luisiana y la Carolina. Una plancha de marraol colocada alii raisrao, recuerda esle hecho por me- dio de una inscripcion. Esta bermosa mueslra fue depositada en el museo, y citada por algunos sabios estranjeros, como MM. Brongniart en Francia y Sternberg en Alemania; mas como se babia presentado aislada, sc creyu que dicba boja habia si- do llevada alii por algun casual accidente, pues nadie supo- nia que una palmera bubiese podido crecer en el suelo del canton de Vaud, que tiene en nuestros dias un clima tan di- ferente, ni que este vejetal pudiese ir acompanado de gran nii- mero de especies exolicas no menos interesantes, Asi, pues, nosebicieron uUeriores investigaciones. No obstante, mas ar- riba de Veveyse encontro otra hoja de palmera pertenecien- le a otra especie, y Mr. Blanchet recojio otras mucbas en La- vaux. Hace doce 6 quince anos, una cantera abierta en el Cal- vario mas arriba de Lausana, suministraba a MM. Eduardo Chavannes, Lardy y Blanchet ^cierto numero de hojas di- cotiledones. Esle era el limitc a que habia llegado la cicncia, cuando en 18;j2 empezo la apertura del lunel situadoal Norte de la Jill ciudad, y cuyos liabajos tuvieion que alravesar muchas ca- pas tie marga y molasa, que conlenian reslos vejetales mas 6 meuos bien conservados. El profesor Mr. Morlot, cuyo celo por la ciencia es objelo del aprecio de todos los miembros de la Sociedad, dio el primer ejemplo de lasiuvestigaciones, al paso que olro profesor, Mr. Heer, reconocio desde luego en los dibujos que le prcseiite de los fosiles encontrados, diez y ocho especies de plautas, y este niimero aumenlo en breve ra- pidamente. No hay capa de marga 6 apunte de molasa que Mr. De la Harpe, hijo, y yo no hayamos esplorado bajo esle punlo de vista, y pronto las canteras de Rianmont y Jouxtens, lasminas de carbon situadas alo largo de la Pandese, los ya- cimientos de Estave, del Petit-Mont, de Montenailles, de las Croisettes, de Rovereaz, de la Soledad y de la Borda, ban ido sucesivamente presentando su contingente de plantas fosi- les. Mr. Morlot, en una de susescursionesgeologicas, descu- brio el yacimiento del molino Monod, y empezo su esplota- cion; pero la falla de tiempo, y las dificultades que leera pre- ciso veneer para destruir una pared casi perpendicular, cuyas capas se presenlaban en corle oblicuo, le hicieron renunciar a su proyecto. El interes con que Mad. deRumine raira todo aquello que puede favorecer el progreso delas ciencias, nos permitio a Mr. De la Harpe, a Mr. G. de Rumine y a mi, con- tinuar muchas veces,enlos veranosde 1854 y 1835, lostraba- jos comenzados, lo cual fue una circunstancia ventajosa para el adelanlo de nuestra flora lerciaria. El estudio caminaba a la par con los descubrimienlos, y los trozos se trasladaban a Lausana.seesplorabanconel mayor cuidado a domicilio, y lue- go se remitian a Zurich. Nuestro sabio compatriota el profesor Mr. Heer, ha tenido la bondad de describir y publicaren su magnifica obra, a raedida que iban descubriendose, las espe- cies nuevas para la ciencia y la Suiza, y las muestras escogi- dasconesmerode algunas especies anteriornienle enconfradas en olras partes. De esta manera hemos podido recojer hasla el dia un considerable niimero do muestras, que comprenden ciento cuarenta y cinco especies, que se distribuyen en cuaren- ta familias. Setenta y cinco son nuevas para la Suiza, y cua- renta y cuatro enteramente nuevas para la ciencia. Calorcc 572 perlenecen a las criplogamas, seis a las fanerogamas girauos- perraas, diez y siete alas monocoliledoneas, y cienlo ocho a las dicotiledoneas. Este conjuntocoloca nuestra localidad en el nii- mero de las mas ricas, no siendo sobrepujada en Suiza sino por Oeningen, y en el estranjero por Oering. Si comparamos nuestras plantas con las de otras localida- des de la Suiza, veremos que 70 se encuentran en otras par- tes en la molasa de agua dulce inferior, y 27 en la de agua dulce superior. 5 especies pertenecientes a la molasa supe- rior se encuentran en nuestro yacimiento, mientras en el se cuenlan 42 de las que se hallan esclusivamenle en la molasa inferior. La flora de Monod pertenece pues evidentemente a la molasa inferior, y aun a sus mas antiguas capas; y esto es lo que prueba la abundancia de las hojas pertenecientes a la hermosa familia de las Protedceas, que actualmente esta re- partida en el cabo de Buena-Esperanza y la Oceania. Si se tratase de indicar las causas que ban producido esle cumulo de vejetales, confieso que me veria muy confuso. Todo lo que sobre el particular puede asegurarse con exacti- tud, esque indudablemente tenemos un deposito de agua dul- ce. Las plantas peculiares de los terrenes hiimedos, como por ejeraplo las colas de caballo, las que banan sus raices en las aguas cenagosas, como las caiias, las juncias y los esparga- mios, parecen indicarlo claramente. Y si se necesitase una prueba mas convincente, citaria las conchas de limneas y los elitros de bidrofilos que ban sido descubiertos por Mr. De la Harpe y yo, pues estos insectos babitan siempre en las aguas tranquilas y un poco pantanosas, en las que nadan con faci- lidad, y abandonan algunas veces a la caida de la larde para toraar, cruzando los aires, el camiao de otro lago 6 eslanque mas de su gusto. 573 VARIEDADES. Espcriencias sohre fa temperatura animaf. En la sesion de la Ara- demia de Ciencias de Pan's del 18 de agostode 185f>, leyo Mr. Bernard una estensa memoria sobre el asunto arriba espresado. Sc ha propuesto el autor, mny conocido porsus singulares trabajos acerca de la formacion del azucar en el hi'gado, estudiar la temperatura de la sangre antes y des- pues de pasar por varias partes importantes del cuerpo, como los apara- tos digestive, pulmonal, g^nito-urinario, de la vida de relacion, etc. La memoria se cine a relatar los esperiraentos concernientes a las modifica- ciones de temperatura que esperimenta la sangre al circular por el apara- to digestive; esperimentos hechos con mamiferos, y especialmente con perros. Resume los resultados de sus trabajos en las conclusiones si- guientes: 1.* El aparato digestive ocasiona constante calentamiento del fliiido sanguineo, de suerte que en ^1 esta mas caliente la sangre venosa que la arterial. 2.' La sangre que sale del aparato digestive por las venas hepati- cas es un mananlial constante de calorificacion de la que va al corazon por la vena cava inferior; y aun es el principal, porque en ninguna partc! del sistema circulatorio de la sangre esta esla tan caliente como en las ve- nas hepaticas; y los estados de los esperimentos demueslran que en los ani- males mas vigorosos puede subir a 4t'',6 centigrados dicha temperatura. S.** De los organos que concurren al calentamiento de la sangre en el aparato digeslivo, ocupa el primer lugar el h/gado; de donde resulla que se debe mirar a este organo como uno de los principales focos del calor animal. Continuando Mr. Bernard las esperiencias que se ha propuesto hacer comunico a la misma Academia el 1 5 de seliembre siguiente las que ha- bia verificado respecto de la sangre al atravesar por el aparato respira- torio. De ellas deduce las conclusiones siguientes: 1 .* La circulacion de la sangre por el aparato pulmonal es causa de cnfriarse el mismo liquido. 2.* No puede por tanto mirarsc a los pulmones como foco del ralor animal. 3." La trasformacion de la sangre venosa en arterial no va acompa- uada en los animales vivos de aumento de calor de dicho liquido, sino al fontrario, de baja de temperatura. o74 — j4ccion del agua salada en /as plant as. El 15 tie febrero i .i '■ '^'^rx-x r^x -■ft^. V'J« i^-v;