' I REVISTA DE LOS PROGRESOS DE LAS CIENCIAS EXACTAS, FISICAS Y NATURALES. ■ /o// REVISTA DE LOS DI LAS CIENCIAS EXACTAS, FISICAS Y NATURALES. tomo xvm. MADRID: IMPRENTA DE LA VIUDA DE AGUADO é HIJO. — PONTEJOS, 8. 1869. ' INDICE de las materias contenidas en este tomo. CIENCIAS EXACTAS* Página. Algebra superior. Nuevo método general para resolver las ecuaciones de tercer grado; por D. L. Sánchez de la Campa. 529 Aplicación de las determinantes; por D. José Echegaray. . . 321 Astronomía. Eclipse del 18 de agosto de 1868. .......... 465 Sobre las estrellas fugaces. Nota leída en la Academia en la sesión del dia 30 de noviembre, por el académico nume- rario D. Antonio Aguilar. ... ................. 593 Geometría superior. Introducción á la Geometría superior; por D. José Echegaray... . . , . 1, 81, 161 y 241 CIENCIAS FISICAS c Fotografía. Método de Grüne para la decoración, por me- dio de la fotografía, del vidrio, porcelana, etc 7 Tecnología. Modo de dar á la madera un baño de muriato de cal para que sea incombustible su superficie; por Mr. Schattenmann. ................ ................ 10 VI Arles químicas. Celulosa fibrosa para la fabricación del pa- pel, sacada de la madera, de la paja, del esparto y del warech ( zostera marina ); por Mr. Payen 20 Fisiología. Investigaciones acerca de la naturaleza de los miasmas producidos por el cuerpo del hombre sano; por Mr. J. Lemaire. ...... 31 Electricidad. Boyas eléctricas de Mr. Emilio Duchemin 96 Noticia acerca de los efectos de coloración que ofrecen las descargas de un aparato de inducción cuando se verifican entre la superficie superior de un líquido y un conductor metálico de platino; por Mr, Ed. Becquerel 180 Química. De las aleaciones y su uso; por Mr. Mattiessen.. 255 Química agrícola . Los abonos del mar de Kernevel, por Mr. Laurean 478 Química analítica. Observaciones acerca de la determina- ción de la cantidad de sustancia orgánica, de ácido fosfó- rico y de nitrógeno que contienen los abonos, y especial- mente el guano del Perú. .......................... 167 Química aplicada. Sobre una sustancia colorante llamada xilendeina , extraída de algunas leñas muertas ; por Mr. Rommier 184 Sobre un nuevo líquido excitador para las pilas eléctricas; por Mr. Delaurier 473 Observaciones sobre el método de ensayo de las sustancias tintóreas, y particularmente el extracto de campeche. Noticia de Mr. Houzeau. 474 Aplicación de la magnesia para el alumbrado oxihídrico.— Noticia de Mr. Carón. 342 De la composición de la mezcla gaseosa que sirve para la luz oxihídrica, y de una nueva sustancia que puede reempla- zar á la magnesia; por Mr. H. Carón.. 347 Preparación de la magnesia empleada como sustancia re- fractaria. Noticia de Mr. H. Carón. 247 Química industrial. Investigaciones sobre la manera de blanquear los tejidos; por Mr. F. Kolb 351 Alumbrado oxihídrico de MM. Tessié du Mothay y Maré- chal. 563 Química orgánica. Síntesis del ácido oxálico 477 Física. Sobre la permeabilidad del hierro por el hidró- geno á la temperatura ordinaria; por Mr. L. Cailletet 251 Física aplicada. Aplicación de los aceites de petróleo para VII calentar las calderas de vapor, y principalmente las calde-7j ras marítimas; por Mr. Y. Verstraet, químico 401 Metalurgia. Método nuevo y fácil para fundir los minerales refractarios 264 Fosfato-metria. Nuevo método normal para dosizar los fos- fatos; por D. R. T. Muñoz y Luna 334 Higiene pública. Del peligro de producirse envenenamientos con el pan cocido en hornos calentados con maderas pro- cedentes de derribos, ó con traviesas usadas en los cami- nos de hierro; por el Dr. Mr. Vohl, de Colonia 481 La coralina como sustancia venenosa ...... 560 Economía agrícola. Composición, valor y aprovechamiento de las inmundicias de las ciudades; por MM. Lawes y Gilbert ..... 558 Meteorologia. Del color de las nubes y del cielo; por Mr. H. C. Sorby 169 Estudios meteorológicos hechos en globo aereostático. Noti- cia de Mr. Flammarion 410 Resúmen de las observaciones meteorológicas hechas en el Real Observatorio de Madrid en el mes de mayo de 1867. 12 Id. id. en el mes de junio. 16 Id. id. en el mes de julio 98 Id. id. en el mes de agosto. ........... 102 Id. id. en el mes de setiembre. ......... .............. 172 Id. id. en el mes de octubre ........ 176 Id. id. en el mes de noviembre. 260 Id. id. en el año meteorológico 356 Id. id. en el mes de diciembre ..... 482 Id. id. en el mes de enero de 1868. .................... 486 Id. id. en el mes de febrero. 550 Id. en el mes de marzo 554 CIENCIAS NATURALES. Botánica. Enumeración de las Criptógamas de España y Portugal; por D. Miguel Colmeiro. 38, 127, 188, 266, 360 y 431 Apuntes para la Flora de España, ó Lista de plantas no ci- VH1 tadas y raras en Galicia, partido judicial de Valladolid, provincia de Madrid y Cataluña; por D. Juan Texidor y Cos ......... 572 y 597 Agricultura. Ley de los abonos 118 Los parásitos del buey y del carnero; por Mr. Eugenio Gayol 123 Horticultura. El origen de las variedades bajo la influencia del clima artificial de los jardines. Fragmentos de filoso- fía hortícola; por Mr. Ed. Morren.. 107 Zoologia. Catálogo metódico de los peces que habitan ó frecuentan las costas de las islas Baleares; por D. Fran- cisco Barceló y Combis. . ............... 219, 299 y 385 Insectos nuevos ó poco conocidos de la Fauna española; por D. Laureano Perez Arcas. .................... 490 Consideraciones sobre la determinación de límites entre la especie y la variedad, fundadas en el estudio de las espe- cies europeas y mediterráneas del género hvmenóptero Polistes (Latreille); por Mr. Sichel. ........... .... 560 Observaciones sobre una notable esponja del mar del Norte; por Mr. S. Loven. ...... , . : 568 Noticia sobre la existencia de un pelícano de gran tamaño en las hornagueras de Inglaterra; por Mr. A. Milne Edwards. . 571 Paleontología. Trabajos más modernos acerca del Mam- mouth 442 Fisiología animal. De las condiciones que determinan el sexo en las abejas. Noticia de Mr. A. Sansón, presentada por Mr. Coste.,. . , 520 Sobre la verdadera causa, desconocida hasta ahora, de la relación que suele existir entre el grado de frió y la abun- dancia de la materia córnea exterior, secretada en forma de pelos, escamas, sustancia córnea común ó plumas.— En general, sobre un nuevo método científico para pro- nosticar el grado de actividad de esta secreción, y hacerle variar más ó ménos de á voluntad del hombre, cuales- quiera que sean las condiciones de temperatura'; por Mr. Eduardo Bobin ................... ............ 660 IX VARIEDADES. Advertencia. ... . - ^4 Real Academia de Ciencias. Premios de 1867 77 Programa para la adjudicación de premios en 1870. 316 Sistemas de riegos circulares 78 Locomotora de amoniaco 78 Animales que contienen anilina. • . 79 Construcciones con algodón. 80 Sobre los colores producidos por los óxidos de hierro 158 Telas impermeables 157 Bismuto de Australia.. 159 Petróleo. 159 Remoto uso del hierro 159 Rotura de un puente de alambre, y fenómeno eléctrico cu- rioso * 159 Meteorología 160 Algodon-pólvora inalterable.. 235 Desinfección del petróleo , . 235 Semillas del eucaliptus ..... 236 Un accidente extraño 236 Decoloración de los cabellos 237 Gaceta de los caminos de hierro. , ......... 237 Aclimatación de los gusanos de seda.. 237 Purificación y aprovechamiento de las aguas de las alcan- tarillas de París 238 Negro de anilina empleado como marca indeleble sobre el lienzo 239 Modo de cortar el vidrio en seco . . 318 Generación del vapor con el gas 319 Introducción de la zizaña acuática 319 Viaje al polo Norte.. 396 De la destrucción del gavial como causa de la invasión pe- riódica del cólera 397 Aplicación útil de las cenizas del carbón de piedra 397 Calórico 398 Coloración de la chispa eléctrica por una disolución.. .... 399 X Pesca de la ballena en 1867 en los Estados-Unidos . . 399 Lámpara sub-marina alimentada por el oxígeno sin comu- nicación con el exterior 460 Cultivo de la menta 461 Exploración de la Australia 461 Las estufas de fundición ¿ejercen una influencia funesta so- bre la salud pública? 462 Observaciones sobre las tarjetas de visita venenosas 623 Mástic para fijar el latón sobre el vidrio 523 Sustancia detonante empleada en la coloración de las pastas alimenticias 523 Máquinas de coser automotoras 524 Pergamino vegetal 526 Medias envenenadas 527 Procedimiento para dorar el vidrio 527 Bronceado del hierro fundido 592 Luz del magnesio 592 N.' l.°— REVISTA DE CIENCIAS. — Enero de 18C8 CIENCIAS EXACTAS. GEOMETRIA SUPERIOR. Introducción á la Geometría superior; por el Sr. D. José Echegaray, individuo de la Real Academia de Ciencias . ( Continuación .) III. — Centro y ejes de la curva intersección de un cono de segundo grado con un plano. Núm. 189. Sea un cono de segundo grado (fig. 89), de- finido por su vértice S y una cónica C. Sea opp un plano que corta á dicho cono, y propon- gámonos hallar el centro o y los ejes de la cónica intersec- ción. l.° Centro. Si por el vértice S trazamos un plano SP P paralelo al plano secante, y determinamos la intersec- ción PP de este plano con el de la cónica C, así como el polo O de esta recta; proyectando sobre el plano opp desde el vértice S el punto O, la proyección o será el centro buscado. TOMO XV11I. 1 En efecto: O y PP son polo y polar de la cónica C; luego sus proyecciones sobre el plano secante serán polo y polar de la cónica c: pero PP está en un plano SPP pa- ralelo á opp y por lo tanto se proyecta en el infinito; luego el punto O se proyectará en el centro o de c, que es el polo del infinito. 2.° Ejes . Sean o a y ob' dos diámetros conjugados de c: tracemos Sa paralela á o a y Sb paralela á ob', y ha- gamos pasar por SO, Sb un plano, y por SO, Sa otro: las rectas O a, Ob serán las proyecciones de los diámetros con- jugados o a , ob' sobre el plano de la base. Ahora bien, el polo de o a' se halla sobre ob' y en el infinito, luego Sb pasa por dicho polo: de aquí resulta que b es el polo de O a, puesto que b y O a son las proyecciones sobre el plano de la base de el infinito de ob' y de la recta O a . Análogamente a será el polo de Ob. Dedúcese de lo dicho que O a y Ob son polares recí- procas, y la cónica, el punto O, la polar PP, la rectas O a, Ob, y los puntos a y ó se hallan en el mismo caso que los elementos análogos de la figura 87 ( Núm . 187): otro tanto podremos repetir para lodos los sistemas de diámetros conjugados o a", ob ,f de c . Los puntos a, b formarán una involución, y su centro se hallará fácilmente trazando el diámetro CO y prolongán- dolo hasta que corte á P P: el punto B será dicho centro. En efecto, cuando el punto a esté en el infinito de PP, la polar será el diámetro C O, que es el conjugado con la di- rección PP, puesto que es el que pasa por el polo O. En resúmen, trazando por S paralelas á cada par de diá- metros conjugados de la cónica c, los puntos a, b forma- rán sobre P P una involución cuyo centro será B. Entre estos diámetros debemos buscar los que formen án- gulo recto, porque estos serán los ejes; luego el problema queda reducido á determinar en la involución B dos puntos conjugados, tales que uniéndolos con el vértice S, las líneas así trazadas formen ángulo recto (Núm. 105). Núm. 190. En el caso que indica la figura 89 las cons- trucciones se reducen á lo siguiente: 3 1. “ Trácese por S el plano SPP paralelo al plano se- cante, y determínese su intersección PP con el de la base. 2. ° Hállese el polo O de la recta PP por relación á la cónica C. 3. ° Trácese la recta arbitraria O a, y determínese su polo b. 4. ° Unanse los puntos C y O, y prolongúese la recta CO hasta que corte en B á PP. 5. ° Descríbase en el plano SPP y sobre ab como diá- metro, la semicircunferencia aDb y la recta BD , perpen- dicular en B á PP. 6. ° Unase el punto D al S, y por el punto medio E le- vántese E F perpendicular sobre SI). 7. ° Desde F, intersección de PPy EF, con F S=F D por rádio, descríbase una semicircunferencia aSp. Uniendo S á los puntos a, p, y trazando paralelas á las rectas Sol, Sp, por o, estas paralelas serán los ejes. Observaciones. 1.a Si la involución fuese de primer gé- nero, solo variaria el método para hallar los puntos a y p. 2. a Las construcciones que se efectúan en el plano SPP pueden efectuarse en el Opp, porque resultarán figuras se- mejantes á las que por el método anterior hemos obtenido. 3. a Sin dificultad se hacen extensivos los métodos ante- riores al caso de un cilindro. IV. — Teorema de Besar gues . Núm. 191. He aquí el enunciado del importantísimo y fecundo teorema de este gran geómetra francés. Sean: A una cónica (fig. 90); P un punto situado en el interior déla curva; pp ..... la polar de P; a y b... dos puntos conjugados recíprocos, de suerte que Pb será la polar de a, y Pa la polar de b . 4 Fijemos, por ejemplo , sobre la recta Pa dos punios D , D' en relación armónica con P y a; y considerando á dichos puntos como los puntos dobles de una involución, el centro será el punto medio O del segmento DD\ y P, a formarán parle del sistema (Núm. 87). Adviértase que hasta aquí los pares de puntos a, b y D, F son arbitrarios, é independientes entre sí. Pudiéramos en efecto, en vez de tomar D , l)\ elegir oíros dos puntos en relación armónica con P y a, puesto que hay infinitos sistemas sobre Pa que gozan de dicha propiedad: pudiéra- mos asimismo comenzar tomando a , b'; a", b" en vez de a , b. Sin embargo, una vez escogidos los puntos a, b, D y D\ y por lo tanto las rectas pp , Pb, Pa, y la involución O , todos estos elementos quedan invariables en el resto del enunciado. Hemos dicho que escojíamos dos puntos D, D' como puntos dobles, y en rigor esto no es otra cosa que definir la involución por medio de sus puntos dobles; pero es evidente que podríamos haber dicho: «escojamos una involución ar- bitraria sobre Pa, de modo que P y a sean puntos conju- gados,» sin que por esto el enunciado del teorema fuese dis- tinto del que vamos á explicar. Hechas estas observaciones, continuemos. Sean c, c un par de puntos de la involución O (que podrán obtenerse trazando sobre D D' la semicircunferencia DsD1; desde un punto arbitrario c la tangente es; y desde s la perpendicular se sobre Pa): por el punto c, exterior á la curva, tracemos la tangente eS, y unamos los puntos S y c' ; por último, determinemos los puntos C y C en que las rectas Se y Se cortan á pp'. De este modo, á cada par de puntos c, c de la involución O corresponde un par de puntos C, C sobre pp; y el teo- rema de Desargues consiste en que dicho sistema de pares de puntos C , C forma una involución sobre la recta pp' . Demostración. En primer lugar transformemos por la perspectiva la figura 90, de suerte que la proyección cónica que resulte cumpla con estas dos condiciones: 1. a Que la proyección ele la curva A sea una elipse. 2. a Que la proyección clel punió a eslé en el infinito. Fácilmente se demuestra que esta transformación es po- sible. Basta, en efecto, elegir un punto arbitrario V por punto de vista, y por plano del cuadro uno paralelo á cualquiera de los que pasan por Va y por una secante aU exterior á la cónica: este plano corlará á todas las generatrices del cono proyectante, y además encontrará á la recta Va en el infi- nito. Designando por un subacento ¡as proyecciones de los puntos de la figura 90, tendremos: 1. ° Que la curva A{ será una elipse. 2. ° Que Pi y pxpx serán un polo y la polar correspon- diente de Al 3. ° Que üí será el polo de Pxbu y bi el de Plal. 4. ° Qüe Pi y ax ; cx y c\ serán puntos conjugados de una involución sobre Px ax. b.° Que CiSi será tangente á la elipse Ax. En resúmen, la figura proyección supone las mismas construcciones que la figura 90, y si demostramos que Cx 67 forman una involución sobre pxpi? quedará demostrado que C y C forman otra sobre pp . La única diferencia entre ambas figuras, consiste en que ax está en el infinito, y que Pxbx es un diámetro conjugado con la dirección plplf. Además Px será el centro de la in- volución Px , at ; Di , D\ ; cx , c\. En segundo lugar , transformemos cilindricamente esta últi- ma figura, de suerte que la proyección A2 resulte ser una circunferencia, y tendremos que, con probar el teorema para este caso sencillísimo, quedará demostrado para la transfor- mada Ai, y para la cónica propuesta A . El teorema aplicado al caso particular que examinamos puede enunciarse así. Sean: O un círculo ( fig . 91); P un punto interior; MA... la polar de P; Pa. ... una recta paralela á M A; 6 o y é.. dos puntos que cumplen con la condición PaXPb = p-= constante; es decir, dos puntos conjugados de una involución ar- bitraria sobre P a, cuyo centro es P y la constante. aT una tangente al círculo O; y por último, A y B los punios en que T a y Tb cortan á M Á. Nos proponemos probar M A x M B = función ( [j.) — constante . Es claro que la ecuación anterior supone que M es el centro de la involución AB (dado que sea involución); pero es evidente que de serlo, M ha ser dicho centro. Porque en efecto, cuando a esté en el infinito dcPa, su conjugado será P, y la tangente aT será a^T\ paralela á Pa, de suerte que las rectas Ta , Tb se convertirán en TT a & y T M, que encuentran á MA en el infinito y en M ; luego M es punto conjugado con el infinito de MA, y por lo tanto, si los puntos A, B; A' , Br; A", B" A ^M forman involución, M será su centro. Puesto que escogidos ay b quedan perfectamente deter- minados Ay B, todo está reducido á espresar M Ay MB en función de Pa y Pb . (Se continuará .) CIENCIAS FISICAS. FOTOGRAFIA Método de Gruñe para la decoración , por medio de la foto- grafía, del vidrio , porcelana , e/c. (Cosmos, 30 noviembre 1867.) He aquí, según el Photographic Neivs y la Sociedad fran- cesa de fotografía, la explicación del procedimiento por el cual obtuvo privilegio el inventor. La primera operación consiste en reproducir los graba- dos, litografías, dibujos en madera, y en general cualesquiera otras especies de imágenes sobre cristales negativos, por me- dio de los procedimientos fotográficos comunes: los clichés obtenidos de este modo, después de lavados y secos, se tiñen de negro por medio del cloruro de platino, y en seguida se les cubre con un vidrio fusible, que se líquida calentándole en un horno de mufla común. Preparados de este modo los cris- tales pueden tratarse por medio de todos los reactivos quí- micos, sin que la imágen se ataque más que un vidrio co- mún. La segunda operación consiste en sacar positivas de estos clichés. Para ello basta tomar el cliché que quiera em- plearse, y operando en una pieza oscura, cubrir de colodion yodurado el lado que lleva la imágen: el cristal barnizado 8 con colodion se sumerje por dos ó tres minutos en un baño de nitrato de plata, y sacándole después de él se pone en un bastidor, dispuesto de manera que el lado no colodionado del cristal quede hacia fuera, mientras que la capa sensible que- da protegida contra la luz exterior por un obturador negro colocado á alguna distancia de su superficie. Dispuesto de este modo el bastidor se somete por espacio de dos ó tres minutos, bien á la acción de la luz natural ó de la artificial, y volviendo á la pieza oscura se sumerje el cristal en un baño revelador de sulfato de hierro y ácido sulfúrico, con lo cual todas las parles heridas por la luz se desarrollan en plata. Se lava entonces con agua, se fija con hiposulfito de sosa, y se termina lavándolo cuidadosamente. En seguida se procede del siguiente modo para desprender la positiva del cliché sobre el cual se ha formado. Sin espe- rar que se seque la capa de colodion se desprende del cristal, levantándola por los bordes con la punta de un alfiler, é in- mediatamente se sumerje en agua que contenga 5 por 100 de glicerina: bien pronto la prueba, perfectamente separada del cristal, sobrenada en el líquido. El cristal que lleva el cliché se lava inmediatamente, se seca y puede servir para una nueva tirada. Las capas desprendidas se conservan por es- pacio de mucho tiempo en glicerina dilatada sin alterarse. Pueden también prepararse estas imágenes positivas operando directamente en la cámara oscura; pero este modo de operar ofrece ménos ventajas que el anterior. La coloración química de las imágenes comprende dos operaciones; primero, la transformación de la sustancia que propiamente hablando constituye la prueba en una sustancia metálica conveniente, y después la preparación, por medio de diferentes sales, de la capa que lleva esta prueba. l.° Tras formación de la prueba propiamente dicha . Cuan- do la imágen no debe conservarse en plata, se trata, si se quiere que resulte dorada, con el cloruro de oro; si con as- pecto de acero, por el cloruro de platino; si negra, con el cloruro de iridio; si parda, con el cloruro de paladio; cuales- quiera que sean por otra parte las demás sales metálicas cuyo uso debe exigir el resto de las operaciones. 9 2.° Coloración de la sustancia que forma el subjetivo de la imágen. Cuando la imágen propiamente dicha ha adqui- rido, segun el método que acaba de indicarse, un color me- tálico determinado, se sumerje la capa en una disolución de sales metálicas, de las cuales se impregna, y que después que se pasan por el fuego producen ya diferentes efectos debi- dos á la combinación de diversos metales aleados entre sí, ó un fondo de coloración única. Así, por ejemplo, si se sumerje una prueba virada en oro en un baño de oro y de nitrato de bismuto, después de la vitrificación la imágen se manifestará en oro mate sobre un fondo de oro brillante : análogo resul- tado se obtiene empleando el platino ó la plata; y en resúmen, variando convenientemente la combinación de las sales me- tálicas en las cuales se sumerje la capa, se obtienen los tonos más variados y opuestos en el dibujo y en el fondo. Fácil- mente se obtienen también fondos de color, empleando sales de hierro, de cobre, de manganeso, de urano, etc. Para trasportar las capas de colodion desprendidas sobre los objetos que deben adornarse, se opera en grandes vasos que se llenan de agua que contenga un poco de glicerina, y se hace adherir el colodion á la superficie por medio de un pincel fino. Al salir del líquido es fácil fijar completamente esta capa en la superficie mientras se seca, sin que forme ningún pliegue. El flujo vitreo que debe formar el barniz en la superficie se pone con facilidad, pintando la prueba con una disolución acuosa convenientemente preparada de sales metálicas, de nitrato de bismuto si se quieren obtener partes lustrosas, y de nitratos de las diferentes bases si se quieren obtener colores, estando mezclados unos y otros con acetato de plomo básico, solo, ó adicionado con boratos. La vitrifica- ción, el bruñido y el pulimento de los objetos adornados de este modo, se verifica por los procedimientos y con los apa- ratos comunes. 10 TECNOLOGIA. Modo de dar á la madera un baño de muriato de cal para que sea incombustible su superficie; por Mr. Schatten- MANN. (Cosmos, 30 noviembre 1867.) Hay un medio muy sencillo y económico para hacer que la madera sea incombustible, y con el cual puede evitarse la propagación del fuego, y procurarse el tiempo necesario para apagar el incendio en su mismo foco. Este medio consiste en darle dos baños con el cloruro de calcio ó muriato de cal lí- quido, residuo que se obtiene por la descomposición de los huesos por medio del ácido clorhídrico ó muriático, que di- suelve la parte caliza sin atacar á la gelatina de los huesos. El cloruro de calcio líquido y neutro tiene generalmente 14 grados en el areómetro de Baumé, y contiene 15 por 100 de cloruro de calcio anhidro. A este líquido debe añadirse un peso igual de cal hidratada ó cal grasa apagada y en estado de pasta, según se obtiene por el procedimiento generalmente empleado para apagar dicha cal. La mezcla forma un líquido semejante á la lechada de cal que sirve para blanquear, y que los albañiles aplican con bro- chas. El gasto que ocasionan las dos capas que hay que dar puede calcularse en 5 francos por cada 100 metros cuadra- dos, á razón de 1 franco por la lechada de cal y 4 por la mano de obra. La administración de las minas de Bouxwiller, que gelatiniza huesos, puede dar el muriato de cal líquido de 14 grados á 2 francos los 100 kilogramos sin el envase. En las localidades en que no hay proporción del cloruro de calcio ó muriato de cal, puede componerse saturando el ácido muriático con cal ó creta, y añadiendo la suficiente can- 11 tidad de agua para obtener una disolución neutra de cloruro de calcio, de unos 14° Baumé. Fácil es convencerse de que por medio del blanqueo con muriato de cal, se puede hacer que resistan á la acción del fuego, y sobre todo á su propagación, unas tablas de madera de abeto de 40 centímetros de largo, cubriéndolas con una capa de él. Cualquiera puede cerciorarse mejor recurriendo al siguiente experimento, que es muy sencillo. Se ponen dos filas de tres ladrillos de 30 centímetros de altura, dejando entre ellos un intervalo de 30 centímetros, en el cual se colo- ca 1 kilogramo de paja no muy menuda; se colocan en segui- da tres tablas de madera al través de estas filas de ladrillos, separándolos por un ancho de tabla, y sobre ellos se ponen otros tres. La misma disposición se adopta con tablas de pino que no esten cubiertas de este barniz, y en seguida se en- ciende la paja. Al momento las tablas no barnizadas se pren- den y se consumen antes de tres minutos; por el contrario, las que están cubiertas con la capa del muriato resisten á la acción del fuego por espacio de muchos minutos, arden muy poco, y se carbonizan solo en el punto en que les toca la lla- ma que forma la paja, sin que el fuego se propague á las de- más partes de la madera, y apagándose generalmente sin que ardan las tablas barnizadas. De aquí resulta la demostración cumplida de que la madera barnizada no arde más que en el punto en que la hiere la llama, pero que resiste á la propa- gación del fuego, que desde luego es fácil de apagar en su foco: no obstante debo decir, que la madera barnizada ex- puesta á un fuego intenso, arde después de destruirse la débil capa que la cubre, y que sería querer llevar las cosas más allá de su justo punto el pretender que fuera enteramente incombustible, pues su verdadera propiedad consiste en resis- tir á la propagación del fuego. Las autoridades administrativas y las municipales harían un gran servicio para preservar las propiedades y precaver los peligros públicos, escilando y aun haciendo obligatorio el que los techos de las habitaciones, las vigas y cualesquiera otros objetos de madera análogos se blanqueasen con muriato de cal, lo que produciría además la ventaja de conservar la n madera, de impedir que insectos perjudiciales anidasen en ella y depositasen sus huevos, y de darla además un color más claro y agradable á la vista. METEOROLOGIA . Resumen de las observaciones meteorológicas hechas en el Real Observatorio de Madrid en el mes de mayo de 1867. OBSERVACIONES GENERALES. Dias 1 al 5.— -Despejados, en general; apacibles y calu- rosos.— De las once á las doce horas de la mañana del dia 1, halo solar muy brillante. — En la noche del 5 relampaguea por el S. O. --Luz zodiacal débil hasta las nueve y media ó diez horas de la noche. Dia 6. — Arrecia el viento, cúbrese de nubes gran parle del cielo, y se notan algunos síntomas de próxima tem- pestad. Dia 7.— Aumentan las nubes, y el viento cobra cada vez más ímpetu. En las primeras horas de la noche descúbrese una tempestad por el 8. 0.; se oyen truenos lejanos, y cae un aguacero insignificante. Sigue lloviznando más tarde. Dias 8, 9 y 10. — Variables y nubosos; fresco y húmedo el primero, caluroso y seco el último; más apacible y grato el segundo que los otros dos. Dia 11.— Muy encapotado y bastante tranquilo. Cerca de las tres horas de la tarde cae un aguacero breve y escaso, Precedido de un relámpago vivísimo y de un solo trueno. 13 Dias 12 al lo. — Muy anubarrados y lluviosos, tempes- tuosos algún rato, y de viento fuerte y continuo del S. O. En el primero, y más lluvioso y borrascoso de los cuatro, cayó también, aunque en pequeña cantidad, algún granizo. Disminuyó la temperatura sensiblemente. Dias 16 y 17. — Se despeja en muy gran parte la atmós- fera, disminuye la humedad y aumenta la temperatura; pero el viento continúa soplando del S. al O. Dia 18. — Cubierto desde un principio de cumuli densos y muy voluminosos. Frecuentes chubascos por la tarde, acompañados de viento violentísimo del S. O. Ceden el viento y la lluvia al oscurecer, y á las once de la noche, se forma una niebla bastante densa, y rara en esta época del año. Dias 19 al 24. — Nubosos, variables y ventosos. Dia 25. — Despéjase la atmósfera y aumenta la tempe- ratura. Dia 26. — Encapótase otra vez el cielo, ántes de medio dia; trascurre la tarde encapotada, revuelta y hasta lluviosa; y muy nubosa y húmeda la noche. Dias 27 y 28. — Despéjase el cielo poco á poco, y con- cluye por mejorar el temporal notablemente. Dia 29. — Nuboso desde un principio; caluroso y cargado de cumuli por la tarde; y tempestuoso sucesivamente por el S., E. y N. E., al oscurecer. Durante la noche continúa relampagueando sin cesar por diversos y hasta opuestos pun- tos del horizonte. Dias 30 y 31. — De celajes ténues, y brisa continua del N. 0. Hermosos dias de primavera. 14 FECHAS, BAROMETRO. Aju A. máx. A. niín. Oscilación. T. T. máx. T. mín rain mía mm mm O 0 0 1 710,26 711,44 709,19 2,25 16,2 25,1 7,8 2 707,79 709,34 706,72 2,62 18,1 26,6 7,2 3 705,76 707,28 704,53 2,75 20,2 29,2 9,2 4 704,79 705,84 703,49 2,35 20,5 30,0 12,3 5 705,81 706,73 704,71 2,02 21,4 30,6 10,1 6 705,33 706,10 703,91 2,19 21,6 31,0 13,0 7 704,10 706,88 702,20 4,68 16,6 24,2 12,0 8 708,23 709,12 707,76 1,36 13,8 19,7 9,9 9 705,26 707,25 703,71 3,54 17,7 26,5 8,8 10 702,13 704,18 699,86 4,32 20,0 29,4 9,0 11 699,31 701,81 697,06 4,75 16,2 24,3 11,2 12 698,48 699,72 697,31 2,41 11,0 16,7 8,6 13 698,93 700,07 698,14 1,93 12,1 16,6 6,4 14 701,50 702,31 700,52 1,79 10,6 17,7 6,7 15 703,93 705,68 702,30 3,38 11,5 16,7 6,6 16 706,82 707,30 706,20 1,10 13,8 22,0 7,0 17 705,66 707,06 704,37 2,69 17,0 24,5 7,9 18 704,65 705,31 703,79 1,52 13,4 19,7 9,9 19 705,92 706,72 705,36 1,36 13,9 19,1 8,8 20 704,95 706,12 703,93 2,19 16,0 21,6 9,4 21 702,80 703,80 701,85 1,95 14,0 21,2 8,8 22 705,49 706,79 703,31 3,48 13,8 21,0 6,6 23 706,59 707,60 705,77 1,83 15,6 23,2 6,5 24 705,00 706,13 704,05 2,08 18,2 25,2 9,8 25 703,23 704,41 702,03 2,38 20,2 27,1 12,2 26 702,72 703,33 701,81 1,52 15,3 23,4 10,2 27 705,29 706,25 704,12 2,13 15,2 ' 22,4 10,0 28 704,65 706,19 703,22 2,97 20,3 29,3 8,0 29 705,34 706,19 704,59 1,60 20,2 28,9 10,8 30 708,71 709,77 707,32 2,45 17,6 25,7 10,6 31 708,85 710,08 707,82 2,26 21,3 30,1 9,6 i.a d.a 705,95 711,44 699,86 11,58 18,6 31,0 7,2 2.a 703,01 707,30 697,06 10,24 13,5 24,5 6,4 3.a 705,33 710,08 701,81 8,27 17,4 30,1 6,5 Mes. 704,78 711,44 697,06 14,38 16,5 31,0 6,4 TERMOMETRO. 15 PS1C T'm ROHEl h! m. Tn A m ATMOMTRO. Evaporación. PLUVIOM Lluvia. ETRO. Dias. ANEM0MET1 Dirección. RO. Veloc. NUBES. FECHAS. mm ni m mm kils. i,°8 50 6,6 6,2 » )) N. (var.) 251 0,3 1 ;,o 50 7,5 5,6 » » N.E.-S.O. 200 0,0 2 ;,2 52 9,0 6,5 )) » M.E.4.S.O. 199 0,0 3 >,8 49 8,2 7,8 » » s.s.o. 377 2,4 4 7,2 50 8,8 6,9 » » s.o. 240 0,4 5 7.4 47 8,5 7,6 » » S.S.E.-N. 519 5,6 6 L,7 59 8,0 5,1 1,1 » S.S.E. 651 8,7 7 1,0 69 8,2 2 7 0,3 » S.S.O. 446 7,4 8 >,0 61 8,6 5,6 » )) o.s.o. 253 5,9 9 lu 47 7,6 8,2 » )> s.o. 455 6,3 10 1,7 67 9,2 2,8 0,4 » o.s.o. 222 9,1 11 ¡, 6 83 8,1 4,4 13,3 » s.s.o. 645 9,1 12 !,0 79 8,1 2,6 3,2 )) s.s.o. 625 7,6 13 1.4 85 8,0 3,8 2,5 » s.o. 522 6,9 14 !,6 73 7,3 2,7 1,4 » o.s.o. 563 7,9 15 U 58 6,7 4,0 » » 0. 351 2,7 16 L,6 60 8,5 6,2 » » S. (var.) 461 3,0 17 U 80 9,0 3,0 2,8 » O.S.O. 472 10,0 18 5,8 73 8,4 4,8 » » o.s.o. 536 3,7 19 5,4 68 9,1 5,9 » » o.s.o. 596 5,9 20 1,5 57 6,6 6,6 » » N.O. 639 6,0 21 1,1 60 7,0 4,7 » » N.O. 543 3,0 22 1:1,5 60 7,7 7,0 » » N.N.O. 344 6,3 23 >,3 56 8,7 6,2 » » N.E.-O. 422 9,1 24 52 8,9 6,9 » » o.s.o. 416 0,9 25 !,5 77 9,9 4,4 » » O.S.O. 412 7,7 26 i A 62 7,7 6,5 » » O.S.O. 406 2,4 27 >,1 54 9,1 7,3 » » •s. 416 0,1 28 L.9 61 11,3 6,3 » » E.S.E. 431 6,7 29 k9 53 7,5 7,1 » » N.N.O. 447 1,9 30 7.0 48 8,7 7,3 » » N.N.O. 329 0,6 31 », 9 53 8,1 6,22 1,4 2 S.O. 359 3,7 1.a d.a 1 5,9 73 8,2 4,02 28,6 6 s.o. 499 6,6 2.a i,0 58 8,5 6,39 )) » 0. 437 4,2 3.a ,6 61 8,3 5,57 25,0 8 s.o. 432 4,7 Mes. 16 Resumen de las observaciones meteorológicas hechas en el Real Observatorio de Madrid en el mes de junio de 1867. OBSERVACIONES GENERALES. Dia 1.— Hermoso dia de verano: despejado, apacible y caluroso. Dia 2. — Un poco variable, revuelto y nuboso. Dia 3. — Ventoso y algo nuboso. — Entre nueve y diez horas de la noche percíbese por el 0. una ténue claridad, como vestigio último y ya dudoso de la luz zodiacal. Dia 4. — Muy ventoso, despejado y fresco. Dias 5 y 6. — De viento suave, y completamente despe- jados. Dia 7. — Variable, nuboso y revuelto, á ratos.— Entre once y once y media horas de la mañana se observó un halo solar, de muy brillantes colores, y formado en un cirrus ex- tensísimo, que llegaba del S. O. al N. E. tocando por ambos extremos en el horizonte, limitado y bien definido por el S. E. y el N. 0., y compuesto de multitud de cirri parciales, perfectamente distintos uno de otro, tenuísimos y perpendicu- lares á la dirección general de la nube primera. El aspecto del conjunto era el de una persiana prolongadísima y estre- cha, compuesta de multitud de listones paralelos y entrea- biertos. Dias 8 al 13. — Despejados y calurosos, regularmente ventosos, y propios del verano. En los tres primeros domina- ron los vientos del N. E., y se conservó limpio el horizonte; y los del S. E. en los tres últimos, ménos diáfanos que los an- teriores, ó manifiestamente calinosos. Dia 14. — De bochorno y viento fatigoso; revuelto, y por mañana y larde anubarrado. 17 Dia 15. — Variable y nuboso; lluvioso por la tarde; bor- rascoso de siete y media á nueve horas de la noche; revuelto todavía hasta el final. Dia 16. — Variable, fresco y húmedo, por la mañana y la noche; caluroso, pesado y como tempestuoso, á medio dia y por la larde. Dia 17. — Cubierto de strati, fresco y húmedo, de madru- gada; halo solar á media mañana; muy nuboso y como tem- pestuoso, al principio de la tarde; aguacero leve, precedido de un remolino de viento, á las tres horas; nuboso y variable hasta las diez de la noche, en que se cubre el cielo por com- pleto; aguacero tempestuoso, de muy corta duración, á las once. Dia 18. — Muy húmedo y tempestuoso desde el principio; muy nuboso y lluvioso á medio dia; tempestuoso por el S. 0. y N. 0., á las tres y media horas de la tarde; lluvia tempes- tuosa, con viento fuerte del O., de las cuatro á las cuatro y media; á esta hora pasa la nube al E. y N. E., y continúa lloviendo y tronando por aquella región hasta las seis; enca- potado, apacible y lluvioso hasta las diez de la noche; despe- jado luego. Dias 19 y 20. — Variables, nubosos y poco calurosos: primaverales ambos. Dia 21. — Más despejado y apacible que los dos anteriores. Dia 22. — Cargado de curnuli tempestuosos, á medio dia y por la tarde; relampaguea, por 0. y N. O., en las primeras horas de la noche. Dia 23. — Muy variable, ventoso y fresco, con aparato de tempestad y lluvia, y viento recio del N. O., al principio de la tarde. Dia 24. — Muy parecido al anterior. Dias 25, 26 y 27. — Despejados, igualmente ventosos y poco calurosos. Dia 28. — Variable, y más ventoso y desapacible que los precedentes. Dia 29. — Cede el viento, se despeja el cielo y aumenta la temperatura. Dia 30. — Caluroso, y algo anubarrado y ventoso. TOMO XVIII. 2 18 FECHAS. BAROMETRO. TERMOMETRO. A. máx. A. mín. Oscilación. Tm T. máx. T. mín. Oscilaci. 1 • mío 708,11 miu 709,00 min 706,95 mm 2,05 23?3 32°,6 12^ 4 20! ! 2 703,39 708,01 703,75 4,26 23,4 33,0 14,2 18,1 3 706,87 708,33 705,54 2,79 16,6 24,7 11,0 13,' 4 708,80 709,42 707,83 1,59 15,6 22,4 9,6 12,: 5 706,82 708,48 705,47 3,01 19,3 28,8 6,2 22, 6 703,39 706,31 704,54 1,77 22,7 31,2 11,6 19, 7 703,39 706,85 704,20 2,65 22,7 32,2 12,9 19, 8 708,76 709,35 708,04 1,31 21,0 29,2 12,6 16, 9 708,30 710,03 706,81 3,22 23,7 32,7 13,8 18, 10 707,76 709,00 706,25 2,75 26,1 35,3 15,6 19, 11 709,19 710,74 707,84 2,90 25,0 34,7 16,1 18, 12 710,64 711,80 709,37 2,43 24,7 34,7 13,8 20, 13 709,55 711,19 708,20 2,99 27,1 37,2 16,4 20, 14 706,18 707,90 705,12 2,78 27,9 36,1 18,9 17, 13 704,33 705,71 703,11 2,60 23,5 32,6 17,1 15, 16 706,62 707,28 704,51 2,77 21,0 29,2 12,8 16, 17 703,31 707,70 703,92 3,78 21,5 29,3 14,1 15, 18 703,88 704,32 703,26 1,06 17,6 25,9 15,0 10, 19 703,09 703,49 702,49 1,00 19,0 25,7 13,5 12, 20 704,76 706,28 703,39 2,89 20,2 26,8 13,3 13, 21 707,01 707,47 706,44 1,03 21,4 28,6 11,9 16 22 703,43 707,42 703,23 4,19 23,8 32,8 12,7 20. 23 704,33 704,86 703,69 1,17 17,0 25,2 13,2 12 1 24 706,23 708,56 704,44 4,12 17,4 24,0 12,7 11 23 710,33 712,52 709,14 3,38 17,3 26,6 8,6 18) 26 713,37 713,99 712,44 1,55 18,9 28,3 9,4 18' 27 713,13 714,42 711,90 2,52 20,8 29,7 12,2 17 » 28 710,46 712,48 708,59 3,89 21,0 29,4 13,0 16 29 707,071709,41 705,31 4,10 23,8 33,2 14,5 18' 30 703,20 706,67 703,72 2,95 26,5 35,7 15,6 20 1.a (1.a 707,20 710,03 703,75 6,28 21,4 35,3 6,2 29i 2.a 706,88 711,80 702,49 9,31 22,8 37,2 12,8 24Í 3.a 708,26 714,42 703,23 11,19 20,8 35,7 8,6 271 Mes. ! 707,28 714,42 702,49 11,93 21,7 37,2 6,2 3i) l1 i ¡JJL 19 PSICROMETRO. tt'-T'jHj TU, 0 O !« 7,1 50 10,4 18,| 7,2 49 10,2 131 5,6 50 6,9 12.1 5,6 50 6,3 jj,| 6,3 50 8,1 11.1 7,2 49 9,6 19.1 7.1 50 9,7 18.1 6,8 48 8,9 181 7,8 44 9,9 19.1 8,3 45 11,4 18.1 i 3, 4 43 10,0 261 3,1 45 10,1 lí’l 1,0 43 11,4 ñ 1,4 43 11,3 s'sl >,1 36 11,8 IU »,3 54 9,5 B! 1,2 66 12,6 «’,! !,0 82 12,3 12.1 5 69 11,2 Di i, O 60 10,5 ,16; .,7 57 10,6 U|| ',0 5110,6 tj'l ,8 66 9,4 11¡ ,1 63 9,3 18,¡ ,0 58 8,2 ill ,6 55 8,6 Hi ,2 52 9,4 ,¡ ,7 55 10,2 «’ ,3 50 10,6 ¡l ,4 40 9,8 ,9 48 9,1 ,2 56 11,1 ¡¡ ,0 55 9,7 ¡t .4 53 10,0 AXIOMETRO. Evaporación. PLUVIOJ Lluvia. 1ETR0. Dias. ANEMOMET Dirección. RO. Veloc. NUBES. PECHAS. ram mm kils. 7,6 » » N.-E.S.E. 226 0,0 1 11,6 » » E.S.E.-O. 527 1,3 2 9,6 » )) N.N.O. 675 2,6 3 11,8 » )) N.N.E. 852 0,1 4 8,7 » )) E.S.E. 265 0,0 5 10,8 » » S. (var.) 338 0,0 6 11,7 » )) S. (var.) 430 3,9 7 9,0 )) )) E.N.E. 536 0,6 8 9,8 » »' E.N.E. 374 0,0 9 9,3 » » E.S.E. 337 0,0 10 9,7 » » E.S.E. 437 0,3 11 9,4 » )) S.E. 303 2,0 12 10,6 )) » S. (var.) 304 0,0 13 12,6 » O.N.O. 577 3,6 14 10,0 0,3 » N.O.-N.E. 585 5,3 15 8,8 » » E.N.E. 456 4,4 16 6,5 0,8 » E. 514 9,4 1 17 3,0 7,1 » S.O. (var.) 371 8,1 I 18 6,1 » - » o.s.o. 440 5,4 19 8,0 » » o.s.o. 535 5,3 20 8,6 » » o.s.o. 360 1,4 21 8,7 » » o.s.o. 423 3,4 22 6,2 » » O.N.O. 620 6,1 23 5,2 » » E.N.E. 559 6,9 24 9,3 » » E.N.E. 581 0,9 25 9,0 » » E.N.E. 520 1,1 26 9,8 )) » E.N.E. 567 0,6 27 9,9 )) » E.N.E. 684 3,3 28 9,2 )) » E.S.E. 337 0,9 29 9,8 » » S.E. 447 4,3 30 10,00 )) » N.E. 456 0,8 1.a d.a 8,47 8,2 3 S.S.E. 452 4,6 2 0 8,57 » » N.E. 510 2,8 3.a 9,01 8,2 3 N.E. 472 2,8 Mes, 20 ARTES QUIMICAS. Celulosa fibrosa para la fabricación del papel , sacada de la madera , de la paja , del esparto y del warech (zostera ma- rina) ; por Mr. Payen. Entre los numerosos é importantes productos á que se atiende poco en la Exposición internacional, podemos citar las pastas de papel de nuevas procedencias. Todos saben efectivamente que los restos de los tejidos de cáñamo, de lino, de algodón y de otras muchas sustancias textiles, se hacen cada dia más insuficientes, á medida que la fabricación y el consumo del papel adquieren mayores pro- porciones, que la instrucción se propaga y que la publicidad adquiere un desarrollo más rápido. De tal estado de cosas, y de esta especie de suprema ne- cesidad, ha nacido una gran industria que se ha desarrollado en Francia, en Bélgica, en Alemania , en Inglaterra y en América, cuyo fin es extraer la celulosa fibrosa, en diferen- tes grados de depuración, y aun blanca y pura (excepto algu- nas diezmilésimas de sustancias minerales), de los vegetales que hasta ahora no habían podido servir de primeras mate- rias para la industria de la fabricación del papel. Estas grandes operaciones conducen por vias diversas á una demostración nueva de la constitución orgánica y de la composición de las fibras leñosas. Respecto á la madera de varios árboles, se consigue el objeto por medio de tres procedimientos distintos: cada uno de ellos separa por grados la celulosa primitiva de las incrus- taciones leñosas que durante el curso de la vegetación van gradualmente espesando las paredes internas de estas fibras por medio de capas concéntricas, de tal modo que partiendo del leño normal cuya composición elemental ofrece en cen- tésimas, según la edad y las especies, 48,5 á 53 de car- 21 bono (1), el oxígeno y el hidrógeno en las proporciones que constituyen el agua, además un exceso de hidrógeno que va- ría de tres á seis milésimas, de seis á once milésimas de ni- trógeno y de dos á seis de sustancias minerales, puede lle- garse á recojer la celulosa intacta, conservando las formas primitivas de las fibras adelgazadas, abiertas, en membranas más ó ménos estrechas y largas, que reúnen las condiciones á propósito para preparar la pasta del papel (2). (1) Las análisis publicadas por Gay-Lussac y Thenard y otros varios químicos sábios, han demostrado que las maderas más ó ménos lijeras y pesadas, de esencias diversas, que vienen en con- diciones diferentes, contienen proporciones de carbono variables entre 0,485 y 0,530; pero como la celulosa, que forma una parte de los tejidos leñosos, tiene una composición constante y con- tiene 0,444 de carbono, si las sustancias incrustadas ó inyectadas en las paredes gruesas de las fibras leñosas contienen en su conjunto 0,545 de carbono, se podrá, por un cálculo sencillo, representar de este modo la composición inmediata de las ma- deras gradualmente pesadas. Sustancia Celulosa. en Carbono, incrustación. 60 40 48,46 40 60 50,46 30 70 51,48 20 80 52,88 (2) El tejido celular destrozado por medio de estas operacio- nes, suministra membranas muy cortas, que no pueden servir para preparar la pasta del papel. En cuanto á los gránulos amilá- ceos cuya presencia he demostrado en los tejidos de la madera de un gran número de árboles, y á veces hasta en las largas ca- vidades de las fibras leñosas, se hallan destruidas, bien por el agua regia, ó transformadas en glucosa por el ácido clorhídrico, dilatado con más facilidad todavía que la célula esponjosa, in- yectada por las sustancias en incrustación. (Véanse los Boletines de la Société impériale et céntrale d’agri- hdture de France, 1862, 1863 y 1864.) 22 Las membranas limpias de este modo, ofrecen constante- mente la composición elemental de la celulosa, representada por el carbono 44,44 y del agua 55,55 indicada por la fórmula C 12 AT10 Oio con todas sus propiedades: composi- ción elemental, desagregación, transformación en dextrina y después en glucosa por el ácido sulfúrico á 60 ó 62 grados, produciendo en los primeros momentos de esta desagrega- ción, el curioso fenómeno de tomar color de violeta por la ac- ción del yodo. Uno de los tres procedimientos aplicados también con éxito para la extracción de la célula fibrosa de la paja de va- rias gramíneas, reproduce en grande, por medio de nuevos aparatos y de modificaciones considerables en la perfección de los mismos, las fases de las operaciones que había efec- tuado antiguamente en el laboratorio para extraer la celulosa de los tejidos de diversos vegetales: consiste en tratar varias veces estas sustancias en caliente por fuertes disoluciones de sosa ó de potasa, y después por el cloro. En las fábricas, la reacción ha llegado á ser más enérgica por la elevación en vasijas tapadas de la temperatura del líquido á 120, 130, y también á 145 ó 150 grados. El tratamiento se ha llegado á hacer todavía más económico reconstituyendo la sosa por la concentración de las fuertes lejías cargadas de sustancias orgánicas, la incineración del residuo en horno de reverbero, y haciendo cáustico al carbonato alcalino por la acción de la cal; terminándose por blanquear la pasta con la disolución de hipoclorito de cal, y lavándolo abundantemente con agua tan pura como sea posible (1). Un gran número de fábricas preparan lodos los dias en Francia y en el extranjero de 1.000, 2.000 y hasta 10.000 kilogramos de pasta de papel blanca y en estado seco (2). (1) Añadiendo moderadamente ácido sulfúrico ó carbónico que desprenda en estado naciente ácido hipocloroso ó cloro, se activa la disolución. (2) Fábricas análogas se han instalado en casa de los Señores Neyret, Orioli y Fredet en Pontcharra; Zuber y Rieder en la isla 23 En la escelente fábrica de Pontcharra, cerca de Grénoble, MM. Neyret, Orioli y Fredet, tratando en caliente por una especie de agua regia dilatada (6 de ácido clorhídrico, 4 de ácido nítrico y 250 de agua), trozos redondos de madera de 5 milímetros de grueso, llegan á desprender la celulosa fibrosa, atacando las sustancias que están en incrustación por medio de la sosa (1) ó amoniaco en una vasija tapada con una do- ble tapa de invención suya: blanqueándolo después con hipo- clorito de cal y lavándolo y refinándolo en la pila, puede pro- ducirse una de las pastas de madera, blancas y puras, que con justicia se colocan entre los mejores y más económicos succedáneos de los trapos de cáñamo, de lino, de algodón y demás fibras textiles (2). de Napoleón; Dambricourt en Saint-Omer; de Nayer, en Yille- broech; Godin de Hay en Bélgica y en Bex en Suiza, por MM. Bachet y Machard , en Yizille departamento del Iseré. Pueden citarse también á MM. Mathias, Arnaud-Yeissiere, en Francia, Routledge en Inglaterra, Nagot en España, etc., entre los manu- factureros que han favorecido la preparación en grande de los suc- cedáneos del trapo. Por último, existe una gran manufactura so- bre el Schuylkill, en las cercanías de Filadelfia, como también otros varios establecimientos de este género. Mr. Welter, en el YVurtemberg y en Francia, aplica para el desfibrado de la madera un ingenioso aparato, cuyo efecto mecánico puede completarse por el blanqueo. (1) Esta, recojida por condensación en un ingenioso aparato, puede servir indefinidamente con una pérdida ligera. (2) No debe causar admiración que la madera suministre en general una celulosa más pura que la paja, si se considera que esta contiene diez veces más sustancias minerales, en las que hay proporciones considerables de hierro. Así es que con frecuencia puede reconocerse la presencia de este metal oxidado en las pas- tas aun blanqueadas y lavadas de la paja, mientras que los pro- ductos obtenidos de la madera en semejantes condiciones, no contienen vestigios sensibles aun á los reactivos. Desde algún tiempo MM. Gagnage y Gignon, con la coopera- ción de Mr. Poinsot (en casa de Mr. Bretón, en Pont-de-CIaye) han llegado á extraer del Zostera marina (impropiamente desig- u Entre los procedimientos que pueden resolver el impor- tante problema de los succedáneos, hay uno en que particular- mente debo insistir, porque me parece que puede servir para esclarecer el modo de agregación de las sustancias incrusta- das en lo interior de las libras leñosas. Los inventores de este procedimiento, MM. Bachet y Ma- chard, se han propuesto conseguir un doble objeto transfor- mando en glucosa una parte de la sustancia en incrustación de las fibras leñosas, y manejando la celulosa que pueda ser- vir para hacer pasta sobre la tela de las máquinas de papel- De este modo han reconocido que la porción fácilmente saca- rificable forma parle de la sustancia en incrustación, pues la madera de corazón y las más duras y más ricas en incrusta- ciones leñosas, son las que con las demás circunstancias iguales, dan más glucosa, v por lo tanto mayores proporciones de alcohol. nado con el nombre de Varech ó Fucus), celulosa fibrosa que entra en la fabricación del papel de empaquetar y aun del papel blanco. La preparación fácil consiste en un tratamiento por la sosa, abun- dantes legías, y después el blanqueo ordinario por el hipoclorito de cal en una pila de refinar. Las fibras en la planta están conglutinadas por medio de compuestos pécticos, de tal manera que reaccionado á la tempe- ratura de 18 ó 90°, durante diez ó quince dias, el ácido clorhí- drico dilatado en 9 ó 10 volúmenes de agua, desprende ó trans- forma en ácido péctico sus compuestos; que si entonces, después de abundantes lociones, se añade amoniaco en ligero exceso, la sustancia glutinosa pasa al estado de amoniaco disuelto, las fibras se desunen por la agitación, y si el líquido no se halla en dema- siada cantidad, añadiéndole un equivalente de cloruro de calcio, se produce inmediatamente un magma de pectato de cal que reú- ne en una masa consistente toda la sustancia orgánica. Hace mucho tiempo que he demostrado que las celdillas del tejido utricular de la patata, las raices carnosas de la remolacha, y un gran número de tubérculos y raices semejantes, se aglutinan también y manifiestan fenómenos semejantes de dislocación bajo la influencia de las mismas reacciones sucesivas; mientras que no he hallado sustancias pécticas en la madera de corazón ó de al- bura de los árboles. 25 En 1860, me comunicó Mr. Bachet este procedimiento, y se comprobó á mi presencia en mi laboratorio en el mes de abril de 1861, con auxilio de Mr. Billequin. Tres experimentos, en los cuales se emplearon una vez 400 gramos y dos veces 500 gramos de madera de abeto, corlada en rodajas de 1 centímetro de grueso, tratadas en cada ensayo por 2 litros de agua y 200 centímetros cúbicos de ácido clorhídrico, mantenidos en ebullición por espacio de diez horas, dieron por término medio 21,13 de glucosa (cal- culada por la disolución de tartrato cupro-potásico) por 100 de madera reducida al estado seco. Examinándolo con el microscopio se observaba, en el re- siduo leñoso, la celulosa resistente con sus formas membra- nosas, mientras que la celulosa esponjosa que constituía la trama de la sustancia en incrustación, había quedado disuella. La proporción de la misma sustancia en incrustación se ha- llaba que había aumentado otro tanto en la masa leñosa res- tante, como también las proporciones de carbono; por último, las sustancias en incrustación privadas de la celulosa espon- josa, se hacían por esto mismo más fácilmente atacables y solubles en las disoluciones alcalinas (1). Tales fueron, en efecto, los resultados obtenidos, que han permitido extraer en grande la celulosa fibrosa de las maderas de diferentes clases de árboles. Estos hechos, reproducidos por medio de métodos nuevos en varias manufacturas, se hallan en perfecta conformidad con las deducciones organográficas ofrecidas por Mr. Bron- (1) Las análisis elementales que hemos hecho hace poco con MM. Champion y Henry Pellet han demostrado en efecto, que después del tratamiento en caliente por medio del ácido clorhí- drico y de lavados con agua, la madera de abeto contenia en peso igual más carbono y exceso de hidrógeno; lo cual evidente- mente corresponde á una proporción mayor de maderas en in- crustación, ó á una cantidad relativamente menor de celulosa. \ éanse los resultados medios de dos y tres de estas análisis, te- niendo presente que, á fin de hacer iguales en lo posible las condi. ciones, ambos ejemplares reducidos con la lima á polvo fino y ta- 26 gniart á consecuencia de las investigaciones á que nos hemos dedicado reunidos. El examen por el microscopio, sometiendo á diversos reactivos trozos muy delgados de madera , tanto trasversales como longitudinales, y lo mismo en su estado na- tural que después de haberlos privado de otras sustancias mizado, se habían además lavado con alcohol y con agua fria ó hirviendo, que les habia quitado: Sustancias solubles. Alcohol. Agua Por 100 de madera normal seca. » 1,5 0,66 Por 100 de madera tratada por el ácido HCl y el agua, y seca después » 1,66 1,00 Se habia por consiguiente eliminado de este modo la influen- cia de las sustancias resinosas, azucaradas, etc. La análisis ele- mental dio por consiguiente: Abeto blanco normal. La misma madera después de la disolución parcial de la ce- lulosa esponjosa de las incrusta- ciones por HCl. Carbono 48,88 51,13 Hidrógeno 6,74 6,16 Oxígeno y vestigios de cenizas. 44,38 42,71 Exceso del hidrógeno sobre las proporciones que constituyen 100,00 100,00 el agua 0,29 0,82 De este modo puede reconocerse, que después de la reacción del ácido clorhídrico que ha disuelto y sacarificado la trama en 27 distintas de la celulosa, nos demuestra que el grueso interior de cada utrículo se halla compuesto al mismo tiempo de ce- lulosa y de nuevas sustancias leñosas mezcladas con ella, de modo que después de haber disuelto y quitado estas sustan- cias, las paredes de los utrículos leñosos no se hallan redu- cidas á una membrana exterior delgada, sino que, por el con- trario, ofrecen una capa interior hinchada y como esponjosa de celulosa, bien distinta, bajo este aspecto, de la zona exter- na, más sólida y perfectamente circunscrita, que corresponde á la membrana primitiva de estos utrículos (1). Esta membrana de celulosa es precisamente la que en el dia llega á extraerse pura por varios procedimientos indus- triales. Ya en 1859 Mr. Pelouze, después de haber dado á cono- cer una modificación isomérica de la celulosa, demostraba que el agua acidulada por los ácidos clorhídrico, sulfú- rico, etc., obra sobre la celulosa normal más ó ménos pura, y la transforma en glucosa cuando se hierve por mucho tiem- po ( Comptes rendus, t. XLVIIi, p. 327) (2). celulosa de las incrustaciones leñosas, las proporciones de carbono V de hidrógeno en exceso se hallan aumentadas en razón misma de las diferencias de composición entre la sustancia incrustante, que contiene 0,545 de carbono, y la celulosa, que contiene solo 0,444. Del mismo modo, después de los tratamientos anteriores, la madera sometida comparativamente á la acción de la potasa dejó disolver 0,4867 de sustancia incrustante, mientras que en estado normal (aunque sea depurado por alcohol y agua), no pierde por la acción de la potasa más que 0,42 de sustancia en incrustación. j (1) Véase el informe de Mr. Ád. Brongniart. (Comptes rendus, Ses. del 22 de marzo de 1840.) (2) Pueden explicarse fácilmente estas disposiciones anatómicas comparándolas á la extructura notable de los huesos de los frutos del celtis: en ellos no existen las incrustaciones leñosas que dan dureza tan grande á todos los huesos de los frutos llamados de hueso examinados hasta ahora: en estos están reemplazados por concreciones de carbonato de cal y de magnesia, que les dan una dureza todavía mayor; de tal modo que en estado normal los 28 Pero lo que creo que caracteriza claramente el procedi- miento de MM. Bachet y Machard, es que, aun sacarificando una parte de las incrustaciones, aprovechan en lo posible la celulosa que constituye las membranas primitivas, y llegan á extraerla, bien teñida ligeramente de color pardo por sustan- cias colorantes extrañas, bien blanca y pura, á propósito para la fabricación de diversas clases de papel. Voy á indicar sucintamente de qué manera se efectúa la sacarificación de la célula esponjosa y la depuración de la celulosa que queda en varias fábricas (las de destilar de Saint-Tripon, las de papel de Bex, en Suiza, y en Vizille, (Isére). En una gran cuba, en que pueden caber 8.000 litros de agua y 800 kilogramos de ácido clorhídrico común, se ponen 2.000 kilogramos de rodajas de abeto, se calienta el líquido por medio de una corriente de vapor hasta que hierva, y se sostiene la ebullición por espacio de doce horas; se decanta la disolución ácida, y después se satura hasta 99 centésimas por medio del carbonato de cal. El cloruro de calcio formado no se opone á la fermentación alcohólica, que por otra parte se excita á la temperatura de 22 á 2o grados, añadiendo le- vadura. Por la destilación se obtiene una cantidad de alcohol en relación con la glucosa producida. El residuo leñoso se lava metódicamente, se estruja con una muela de creta, se lava en la pila para separar las fibras, se quitan ála pasta algunas aglomeraciones que pueda tener, se escurre y se prensa, y de este modo se obtiene una pasta parda á propósito para fabricar el papel llamado de en- volver. Para obtener un producto blanco, debe someterse esta frutos del celtis mellan y rompen las láminas de acero, mientras que después de la acción de un ácido dilatado que haya disuelto con efervescencia los carbonatos minerales, la trama de celulosa se manifiesta delgada, aunque siempre conservando las formas primitivas del hueso, en cuyo caso puede cortarse sin la menor dificultad. 29 sustancia, después de tratarla por el cloro gaseoso, á lejías alcalinas y lavados completos. El blanqueo se completa al mismo tiempo que la división mecánica, por medio del hipo- clorito de cal en una pila de refinar. Un esterio de madera da 100 á 120 kilogramos de celu- losa fibrosa de color pardo rojizo; con el último blanqueo por el hipoclorito de cal solo ó ligeramente acidulado, se ocasiona una pérdida de 30 por 100 próximamente. La causa principal de las pérdidas variables que se mani- fiestan durante el tratamiento químico de la madera y la paja para extraer la celulosa fibrosa, consiste en la reacción del cloro ó del ácido hipocloroso, reacción que es muy difícil li- mitar á las sustancias colorantes y á otras extrañas: en efecto, cuando las dosis de los reactivos decolorantes son demasiado grandes ó se eleva la temperatura, la misma celulosa es ata- cada, experimenta una verdadera combustión en el seno del líquido, y sufre en este caso una transformación parcial ó to- tal en agua y ácido carbónico. Felizmente pueden dismi- nuirse estas pérdidas moderando las cantidades del cloro, y previniendo la elevación de la temperatura hasta prolongarla duración del contacto. Conclusiones. l.° Se ve pues, que la industria nueva á que se prestan los succedáneos de las fibras textiles, ofrece gran interés bajo varios puntos de vista, permitiendo atender á los desarrollos progresivos del consumo de papel, consumo que por sí propio sigue el gran impulso dado á la instrucción general. 2. ° Bajo el punto de vista científico se demuestra, por la producción considerable que hay todos los años, y que repre- senta más del décimo de la producción total de la materia primera del papel, que la celulosa extraída pura de diversas sustancias, y aun de las fibras leñosas más ó ménos incrusta- das, es químicamente idéntica. 3. ° Que la celulosa esponjosa ménos agregada, y que for- ma la trama de las incrustaciones leñosas, puede separarse de los utrículos primitivos por medio de los ácidos, que la transforman en glucosa susceptible de experimentar la fer- menlacion alcohólica. 30 4. ° Que de este modo puede obtenerse de la madera de diversas procedencias forestales, un doble producto, alcohol y membranas de celulosa muy resistentes, flexibles y puras, para entrar hasta la proporción de 50 á 80 centésimas en la composición de los papeles de toda clase, comprendiendo entre ellos los blancos. 5. ° Bajo el punto de vista agrícola, esta extensa demos- tración experimental no ofrece ménos interés, porque indica una nueva salida para los productos de las plantaciones de las coniferas, que por su parte pueden servir para sanear y dar más valor á landas incultas que ocupan todavía inmensas superficies en nuestro país (1). (1) Al indicar en otra ocasión por numerosos experimentos y observaciones al microscopio, los diversos estados de la celulosa, manifestando que constituye los utrículos primitivos de las fibras leñosas, y la trama de las sustancias en incrustación compleja, que van por grados engruesando las paredes internas de estas fibras, no podia esperar que inmediatamente se suscitasen ciertas dudas que en efecto han existido para algunos. Pero en el dia, en que, merced á estos datos de laboratorio rea- lizados en grande, se consigue sin dificultad extraer de las fibras leñosas una parte de la celulosa intacta, conservando la estruc- tura primitiva y entrando cada dia por la razón misma de sus formas originales en la fabricación del papel, no puede quedar duda alguna acerca de este punto. Por esto también he necesitado casi todos los años, hallar nuevos métodos de experimentación para llegar á apreciar exac- tamente el papel de la diastasa y de otros varios agentes en las múltiples transformaciones de los gránulos feculentos, para des- cubrir y admitir sin objeciones los términos de la cohesión, que aumenta desde lo interior á la periferia en cada una de las capas concéntricas que constituyen la masa globulosa de estos granillos. 31 FISIOLOGIA. Investigaciones acerca de la naturaleza de los miasmas pro- ducidos por el cuerpo del hombre sano; por Mr. J. Le- MA1RE. (Gomptes rendus, 16 setiembre 1867.) Los experimentos á que esta noticia se refiere, los ha ve- rificado Mr. Lemaire el 17 de setiembre de 1866, en el fuerte del Este, situado en la llanura de Aubervilliers, al lado de Saint-Denis, en buenas condiciones de salubridad. Eligiendo militares en la fuerza de la edad, en activo servicio, y some- tidos en tiempo de paz á una vida regular y aun al mismo régimen alimenticio, reunia individuos que ofrecían todas las condiciones de buena salud. Las investigaciones se han he- cho, condensando por medio del frió el vapor de agua atmos- férico y estudiando su composición al microscopio. Ha operado desde las cuatro á las cinco y treinta minutos de la mañana, cuando los soldados que se habían acostado á las nueve de la noche estaban aún en sus camas, y cerradas sus habitaciones. Se hicieron tres experimentos simultáneamente en los si- guientes parages: l.° en una habitación del cuartel situada en el segundo piso, que contenia 80 camas, de las cuales es- taban ocupadas 20, y tenia de capacidad unos 420 metros cúbicos. Dos grandes ventanas que caían, una sobre la lla- nura y otra sobre el patio del fuerte, y una gran puerta inte- rior eran las únicas aberturas que había, sin existir ninguna chimenea ni ventilación. Las paredes y el techo se habían blanqueado recientemente con cal. En el momento de practi- carse la experiencia, la temperatura de la habitación era de 18 grados centígrados; el olor de su atmósfera sui generis , y 32 desagradable y la impresión que sufrían los pulmones, muy penosa. En medio de la sala recogió unos 6 gramos de va- por de agua reducida al estado líquido, los cuales puso en una redoma nueva de capacidad de 60 gramos, previamente lavada con agua destilada y tapada con un lienzo nuevo, tam- bién lavado. En el momento de la condensación, el líquido era inco- loro y claro; su olor, el mismo que se había percibido en la habitación; y su sabor, ligeramente picante. No ejercía acción alguna sensible sobre los papeles reactivos. El primer exámen microscópico se hizo dos horas después de la condensación, y permitió demostrar la existencia de un considerable número de cuerpecillos diáfanos, cuyas formas pueden referirse á las siguientes: esféricas, ovoideas, cilindri- cas, regulares ó irregulares. Los cuerpos cilindricos tenían de 0,001 á 0,002 de milímetro de ancho, y 0,003 de milíme- tro de largos: el diámetro de los cuerpos esféricos y ovoideos variaba desde 0,0013 á 0,0020 de milímetro de diámetro. Estos cuerpos, según vamos á ver, son los micrófitos y mi- crozoarios en estado de desarrollo. Un nuevo exámen hecho seis horas después de la con- densación, dió los resultados siguientes. Los cuerpos diáfanos eran mucho más numerosos, y existían á millares en una go- tila del líquido. Se agitaban en él además los bacterium termo y bacterium punctum, y algunos pequeños vibriones efectua- ban movimientos de ondulación muy rápidos. Además se ha- lló en gran cantidad una especie de animalillo que observó Ehrenberg, y que Dujardin pone en duda por no haberle ha- llado en sus numerosos experimentos. Su descripción es la siguiente. Cuerpo ovoideo, diáfano, que no ofrece ninguna abertura ni filamento perceptible mirado con un cristal que aumente 600 diámetros. El mayor número de ellos tienen en su mitad una depresión circular muy marcada , que parece indicar que necesitan dividirse para reproducirse. Efectúan movimientos rápidos en todos sentidos. Las dimensiones de un individuo que no ofrezca depresión circular, varían desde 0,0015 á 0,0020 de milímetro de largo, y desde 0,0010 á 0,0015 de ancho. Creo, dice el autor que es la mónada ovoidea 33 de Ehrenberg. ¿Podría considerarse esta mónada como la causa del tifus? Esto es lo que conviene examinar. El tercer exámen que se ha hecho de este líquido veinti- cuatro horas después de la condensación, ha manifestado en una sola gota muchos Baclerium termo , unos aislados , otros reunidos por grupos de diez, veinte y aun ciento, algunos Baclerium catenula y punclum , aunque raros, muchos vibrio- nes baguettes y mónadas ovoideas en diversos estados, y por último, espórulas ovoideas y otras esféricas, desde 0,0015 á 0,0035 de milímetro de diámetro. Los cuerpecillos diáfanos que había en tan gran número en las primeras horas habían disminuido en una proporción considerable, y su número era seguramente en razón inversa del de los animalillos y las es- poras, pues siendo considerable al principio del experimento, disminuyó á* medida qúe aumentaba el de los animalillos y de las esporas, ¿No prueba esto que dichos cuerpecillos sean in- fusorios en estado rudimentario, ó sean gérmenes cuya exis- tencia admitían los autores sin haberlos visto? El experimento es de interés, no solo por la gran cantidad de micrófitos y microzoarios cuya existencia demuestra, sino por el poco tiempo que se ha necesitado (seis horas) para su completo desarrollo, mientras que se necesitan á esta misma temperatura, cuarenta y ocho horas por lo ménos para que el vapor de agua recojido en la atmósfera de parajes sanos ofrezca bacterios, vibriones y esporas visiblemente. El segundo experimento se hizo con el aire de una casa- mata que contenia 38 camas, de las cuales solo estaban ocu- padas 17. En este experimento el autor demostró en las mis- mas horas que en el anterior, la existencia de los mismos micrófitos y microzoarios, aunque en cantidad mucho menor, diferencia que atribuye á la ventilación de la casamata (que no tenia la habitación del cuartel), y al corto número de ca- mas que había ocupadas. Tercer experimento comparativo hecho con el aire exterior. Mientras que se operaba en el cuartel y en la casamata, fun- cionaba un aparato lleno de hielo en la parte más elevada de la fortificación, que domina la llanura á la altura de la habi- tación del cuartel. La misma capa de aire era por consi- TOMO XVIII. 3 34 guíente la que alimentaba este último. Hacia buen tiempo y muy poco viento. En el momento de la condensación, el lí- quido era incoloro y claro, y su olor y sabor el del agua fresca y pura. Se examinó, al microscopio á las mismas horas que los anteriores, pero solo al cabo de cuarenta y ocho se pudo reconocer en él algunos bacterium termo, vibriones baguettes pequeñísimos y esporas también pequeñísimas, aunque no mónadas ovoideas. Comparando estos resultados á los que se han obtenido en ambos experimentos, llama la atención la diferencia conside- rable que existe en la composición del vapor de agua recogido al aire libre, y la del aire encerrado del cuartel y de la casamata. Al cabo de seis horas, el vapor de agua condensado en el aire encerrado, contenia muchos cuerpos diáfanos, ani- malillos y esporas. Se demostró también en el aire de la casa- mata la existencia de dos bacterium catenula , compuestos de cinco artículos, y de dos vibriones baguettes vivos. Esla'dife- reneia se sostuvo hasta el fin de los experimentos, que se continuaron por espacio de diez dias. Los micrófitos y los microzoarios que salen de los cuerpos que los suministran, se desarrollan en el hombre sano en la superficie de los cuerpos y fuera de los órganos. El depósito vulgarmente llamado grasa, que el sudor, el polvo de la atmósfera y el que contiene el lienzo, deja sobre la piel de lodos yfse acumula todos los dias, suministra milla- res de estos pequeños séres, hallándose en tanlo mayor nú- mero cuanto más abundante es dicha grasa. Este depósito, que contiene una sustancia albuminoidea procedente del su- dor, se mantiene constantemente en estado húmedo ó semi- líquido por la transpiración insensible y por las glándulas sudoríficas, que se escitan durante el dia por el ejercicio y por la noche por el calor del lecho. El contacto del aire y de la temperatura media del cuerpo, muy próxima á + 37° centí- grados, hacen que este depósito se halle en las condiciones más favorables para la fermentación, por consiguiente para que los micrófitos y los microzoarios se desarrollen mejor en él. Estudiándolo en los hombres y mujeres de treinta á se- tenta años, que por espacio de ocho á quince dias habían des- 35 cuidado su aseo, he aquí lo que pude comprobar después de haber escilado la traspiración en el momento de su examen: olor fétido en las regiones ano-perineal , inguinoes-crotal é inguino-vulvar, y en los pies, producida por la sustancia que se habia reunido en ellos. Enrojecía débilmente el papel de tornasol, y el microscopio revelaba en ella la existencia en gran número de cuerpos diáfanos, esféricos, ovoideos y cilin- dricos, semejantes á aquellos cuya existencia he comprobado en el aire encerrado en el fuerte del Este; además millares de bacterios ( bacterium termo , bacterium catenula , formados por dos, tres, cuatro y cinco artículos; bacterium punctum), vibriones , spirillum volutans y mónadas ovoideas. La sustancia recogida debajo de las axilas enrojecía el papel de tornasol, y contenia esporas ovoideas, cuerpos diá- fanos, y muy raros bacterium termo. La que se habia reunido en la parte anterior del pecho, en el epigástrio, en el abdo- men, y en las regiones lumbares y dorsales, enrojecía fuerte- mente el papel de tornasol. Contenia además más esporas re- dondas, que presentaban un núcleo central semejante á una moneda; dichas esporas tenían desde 0,004 á 0,005 de milí- metro de diámetro; y además otras esporas ovoideas, de las cuales cierto número de ellas se hallaban formando brotes ó yemas, y otras divididas en dos; su longitud variaba desde 0,0035 á 0,0045 de milímetro, y su ancho desde 0,0025 á 0,0035 de milímetro. No habia animalillos en ellas, lo cual atribuyo á la gran acidez de esta grasa. El cerumen no contenia ni cuerpos diáfanos, ni esporas, ni animalillos. El aire encerrado se satura muy pronto del vapor de agua suministrado por los pulmones y la piel, y en este caso, no pudiendo tomar la atmósfera más de él, se cubre de sudor la cubierta cutánea. Estas condiciones favorecen á la vez el de- sarrollo de los micrófitos y los microzoarios sobre la piel, y en el aire encerrado cuya temperatura sea más elevada que la de la atmósfera exterior. En los experimentos que he hecho acerca de las fermen- taciones alcohólicas y pútridas, he tenido ocasión de obser- var que los gases y vapores que de ellas se desprenden arras- 36 tran en gran cantidad propágulos, esporas, cuerpos reproduc- tores de microzoarios y aun animalillos enteramente desarro- llados. De esta manera me parece que se esparcen en la atmósfera los que existen bajo la piel. He hecho experimentos al aire libre en París, á la tem- peratura de + 35 á + 36 grados centígrados, sobre la carne, las disoluciones de albúmina y otras sustancias fermentesci- bles, en cuyas condiciones he demostrado que bastan doce horas para que se desarrollen el baderium termo y los vi- briones. La presencia de animalillos enteramente desarrolla- dos seis horas después de la condensación del vapor de agua recogido en las cámaras del fuerte del Este, puede explicarse por la temperatura elevada del cuerpo del hombre, y por la existencia de una gran cantidad de vapor de agua en este aire, cuyas condiciones apresuran su desarrollo. Los efectos rápidos y perniciosos producidos por lo mias- mas de los países cálidos, y por los que suministra el cuerpo del hombre sano, pueden consistir en que son más vigorosos, lo cual se demuestra porque llegan más pronto al estado adulto que los de los países templados, cuyos efectos son mucho mé- nos temibles. El depósito que se forma en el vapor de agua con- densado sobre los charcos, en las salas de disección de los hospitales y en el aire encerrado, se ha considerado por mu- chos como una sustancia nitrogenada que se pudre. Me he cerciorado de que en todos estos casos es el resultado del de- sarrollo de micrófitos y de microzoarios. No he encontrado dichos pequeños séres en el mucus pro- cedente de las fosas nasales, de la laringe, de la cavidad bucal, de la uretra, de la vagina, ni en los esputos bronquia- les de hombres y mugeres en buena salud. Los he conservado por espacio de mucho tiempo en botellitas tapadas y llenas de aire, y me he convencido de que resisten á la descomposición más que la carne y las demás sustancias orgánicas. Los micrógrafos han indicado la existencia de bacterios y vibriones en la sustancia pultácea que se reúne sobre los dientes, como también en restos de alimentos. Debo añadir que en los individuos que tienen dientes cariados y encías 37 irritadas ó poco limpias, se encuentran además spirillum volu- tans y mónadas en gran cantidad. Me he convencido de que los productos de la respiración que en semejante estado atraviesen la boca, arrastran no solo cuerpos reproductores de los microzoarios, sino también pe- queños séres enteramente desarrollados. Generalmente se cree que en el vapor de agua que se des- prende de los pulmones, cuando se ha reducido al estado lí- quido por medio del frió, se forma al cabo de algunos dias un depósito de sustancia nitrogenada, que se pudre después; pero los que han hecho los experimentos incurren en un error. El depósito que se forma en sus experimentos pro- viene del desarrollo de infusorios, procedentes del aire am- biente y de la boca, y estos últimos son arrastrados por los productos de la expiración. Si después de limpiar la cavidad bucal y la garganta con agua que contenga 2 por 100 de ácido tártrico, que mata los microzoarios, y de lavar en seguida dichas partes con agua pura, se aspira el aire por las narices y se hace pasar el pro- ducto de la expiración por un tubo de bolas rodeado de hielo, cuidando que un extremo de él toque á los labios y evitando que se introduzca saliva, el vapor de agua de la res- piración condensado, no da origen ni á un depósito, ni á mi- crófitos, ni á microzoarios. Lo he conservado por espacio de un año en un frasco con tapón esmerilado, permaneciendo v siempre enteramente claro. CIENCIAS NATURALES. BOTANICA. Enumeración de las Criptógamas de España y Portugal ; por D. Miguel Colmeiro, Catedrático del Jardín Botánico de Madrid. (' Continuación .) P. physodes Ach. Lichen V Quer. Lidien phy sodes L . DHL Muse., t. 20, /'. 49. Engl. bot /. 126. Imbricaría physodes DC. Parmelia ceratopliylla Scheer. Hab. España (Quer, Lag.) y Portugal (Brot.) sobre los troncos de los árboles, las rocas y tierra en varias provin- cias, hallándose en las meridionales á la allura de 4 000- 6.000' (Boiss.), y más arriba (Clem.) en algunas localidades, (v. s.) Cataluña (Villers): Valle de Aran (Villers), Aragón (Lag.): Peñarroya (Loscos). Santander (Salcedo): Liébana (Salcedo). Asturias (Quer, Lag.) Galicia (Quer): Cunlis, Caldas de Beyes (L. Seoane). León (Lge.): Villafranca del Vierzo (Lge.) Castilla la Vieja (Quer): cercanías de Burgos, montes de Navaluenga (Quer). 39 Castilla la Nueva (Quer): El Paular (Quer). Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem.) : Sierra de Tolox y oirás parles de la Serranía de Ronda, Júscar (Clem.), Sierra de la Nieve (Boiss.) Portugal (Brot. ): provincias septentrionales (Brol.) P. encausta Ach. Lichen encaustus Sm. Trans. Linn t. 4, f. 6. Engl. bot., t. 2049. Imbricarla encausta DC. Par- melia physodes ¡3 encausta Fr. Hab. España en los Pirineos (Duf.), Asturias al oriente del Naviego (Dur.) y la Sierra-Nevada (Boiss., L. Seoane} sobre las rocas, (n. v.) P. eonspersa Ach. Lidien conspersus Ehrh. Engl. bot., t. 2097. Imbricarla eonspersa DC. Lichen centrifugas Auct. non L. Squammaria centrifuga Hoffm. Hab. España (Lag., Salcedo) y Portugal (Brot.) sobre las piedras en varias provincias, (v. s.) Santander (Salcedo). Asturias (Lag.): Valgrande (Lag.) Galicia (L. Seoane): inmediaciones de Tuy (L. Seoane). Castilla la Nueva (Lag.): cercanías de Madrid, Retiro, Chamartin, Galapagar, Escorial (Lag.) Andalucía (L. Seoane): cercanías de Granada (L. Seoane). Portugal (Brot.) P. Acetabulum Fr. Lichen Vil Quer. Lichen Aceta - bulum Neck. Bill. Muse t. 24, f. 79. Imbricarla Acetabulum DC. Hab. España (Quer, Pozo) sobre los troncos de los árbo- les en varias provincias, (v. s.) Cataluña (Quer): Monserrat y Pirineos (Quer). Aragón (Pardo, Loscos): Castelserás (Pardo, Loscos). Castilla la Vieja (Pozo): Rioja (Pozo). Castilla la Nueva (Quer): Hoz de Beteta, Señorío de Mo- lina (Quer). P. olivácea Ach. Lichen 11 Quer. Lichen olivaceus L. Dill. Muse t. 24, f. 77, 78. Engl. bot., t. 2180. Imbricarla olivácea DC. Hab. España (F. Naw, Quer, Lag.) y Portugal (Vand., 40 Brot.) sobre las cortezas de los árboles y las rocas en muchas provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 1.500-7.200' (Clem.) y más abajo, (v. v.) Cataluña (E. Boul.): Monserrat (E. Bout.) Aragón (Pardo, Loscos): Peñarroya (Loscos). • Santander (Salcedo). Castilla la Vieja (Salcedo): valle de Mena (Salcedo). Castilla la Nueva (Lag.): Escorial (Lag.) cercanías de Madrid (Colm.), El Paular, Sierra de Guadarrama (Wk.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem., Hsens.): Carratraca (Clem., Hsens.), Picacho de Alcalá de los Gazules, Cortes, Benaocaz, Graza- lema, Talla de Pitres, monte Javalcol, Júscar, Desierto de las Nieves, Sierra del Pinar, Portugos, Ujíjar, Cabo de Gala, Albox, Huércal, Sierra de Baza, La Sagra (Clem.), cercanías de Córdoba, Granada, Sierra- Elvira, Sierra-Nevada en el barranco de San Juan (L. Seoane). Portugal (Vand., Brot.): cercanías de Coimbra (Brot.) Nomhr. vulg. Cast. Sarnosa cenicienta (F. Nav.) Var. ¡3 aspidota Ach. Picacho de Alcalá de los Gazules (Clem.) P. stygia Ach. Lichen stygius L . Hoffm., t. 14, f. 2. Imbricar ia stygia DC. Parmelia fahlunensis 8 stygia Schcer. Engl. bol., t. 2048. Hab. España en las cercanías de Madrid, camino del Par- do (Clem.) V en los Pirineos (Duf.) sobre las piedras, (n. v.) P. fahlunensis Ach. Lidien fahlunensis L. Hoffm., t. 12, f. 2. Engl. bol., t. 653. Imbricarla fahlunensis DC. Hab. España (Salcedo, Clem.) y Portugal (Brot.) sobre las rocas en los montes de algunas provincias, (n. v.) Santander (Salcedo). Andalucía (L. Seoane) : Sierra-Nevada en lo alto (L. Seoane). Portugal (Brot.): montes de Gerez (Brot.) Var. p hepatizon Ach. Andalucía á la altura de 2.700' en el Picacho de Alcalá de los Gazules (Clem.) sobre las piedras entre los musgos. P. lanata Nyl. Lichen lanatus L. Engl. bot., t. 846. 41 Cornicularia lanata Ach. Parmelia stygia ¡3 lanata Mey. Fr. P. fahlunensis 8 lanata Schcer. Ilab. España (Villers, Dur.) y Portugal (Brot.) sobre las piedras en algunas provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 9.000' (Boiss.), y niás abajo en las septentrio- nales. (v. s.) Cataluña (Villers): Valle de Aran (Villers). Asturias (Dur.): monte situado al oriente del Naviego, (Dur.) Andalucía (Boiss.): Sierra-Nevada (Boiss.) Portugal (Brot.): montes de Gerez, Serra de Estrella (Brot.) P. tristis Nyl. Lichen tristis Web. Dill. Muse ., t. 17, f. 37. Engl. bot., t. 720. Cornicularia tristis Hoffm. Cetraria tristis Fr. Parmelia fahlunensis y tristis Schcer. Hab. España (Villers, Dur.) y Portugal (Brot.) sobre las rocas, en los Pirineos y otros montes de varias provincias. (V. V.) Cataluña (Villers): valle de Arán (Villers). Asturias (Dur.) : monte situado al oriente del Naviego (Dur.) Castilla la Vieja (Colm.): San Ildefonso (Colm.) Castilla la Nueva (Lge.): Cuelga-Muros sobre el Escorial (Lge.) Portugal (Brot.): montes de Gerez (Brot.) Physcia. Ph. flavicans DC. Lichen flavicans Sw. Dill. Muse . /. 18, f. 16. Engl. bot., t. 2113. Parmelia seu Borrera flavicans Ach. Evernia flavicans Fr. Cornicularia flavicans Schcer. Hab. España (Duf., Fée) y Portugal (Guthnik) sobre los troncos de los árboles, y entre los musgos en los Pirineos y otros montes de algunas provincias, (v. s.) Galicia (Lge.): Pico Sagro (Lge.) Portugal (Guthnik): Serra de Cintra (Guthnik). 42 Ph. villosa Schaer. Parmelia seu Borrera villosa Ach. DHL Muse., t. 21, f. 53. Evernia villosa Fr. Hab. España (Lag., Clera.) y Portugal (Link , Holl.) sobre los árboles y arbustos en algunas provincias, y principal- mente en las meridionales, llegando en ellas á la altura de 600' (Clem.) ó algo más. (v. s.) Andalucía (Lag., Clem.): Granada (Lag.), Sanlúcar de Barrameda, Coto de Ofiana, Marismillas, Cabo de Gala, (Clem.), inmediaciones de Cádiz (Duf.) , Coto del Puerto de Santa María (Wk., Lge.) Portugal (Link, Holl.) Ph. intricata Schser. Lidien intricatus Desf. Flor, atl., t. 253, f. 3. Parmelia seu Borrera atlántica Ach. Ever- nia intricata Fr. Hab. España (Clem., Duf.) sobre los árboles y arbustos en las provincias meridionales, llegando en ellas á la altura de 4.500r (Clem.) próximamente, (v.s.) Andalucía (Clem., Duf.): Algaida de Sanlúcar de Barra- meda, Coto de Oñana, Sierra de Baza (Clem.), cercanías de Cádiz, Cabo de Gata (Clem., Boiss.) Ph. chrysophthalma DG. Schcer. Lichen chrysoph- thalmus L. DHL Muse., t. 13, f. 17. Engl. bol. /. 1088. Par- melia seu Borrera chrysophthalma Ach. Platisma denudatum et armatum ííoffm. Lichen armatus Brot. Hab. España (Clem.) y Portugal (Brot.) sobre los árboles y arbustos en algunas provincias, y principalmente en las meridionales, llegando en ellas a altura de 2.100' (Clem.) poco más ó ménos. (v. s.) Andalucía (Clem.): Algaida de Sanlúcar de Barrameda, Alcalá de los Gazules, Ubrique, Sierra del Valle hacia Gerez de la Frontera (Clem.) Portugal (Brot.): Extremadura portuguesa, Beira, cerca- nías de Coimbra (Brot.) Var . aurea Colm. Parmelia capensis Clem. Lichen et Flor, bcet. ined. non Ach. Thallus filiformis ad divisuras praecipue subcompressus, laevis, aureus, rigidiusculus, intus spongiosus, albus; ramis divaricatis, attenuatis, subflexuosis, ramulosis, diffusis; scutellis satúrate aureis, integerrimis. Clem., loe, 48 cit. Andalucía en la Sierra del Algibe, Alcalá de los Gazules, Ubrique á la altura de 2.400-3.000' (Clem.), sobre los árboles y piedras. Ph. parietina Nyl. Lichen VIII et IX Quer. Lichen parietinus L. Bill. Muse., I. 24, f. 70. Par mella sen Porrera parietina Ach. Imbricarla parietina DC. Iiab. España (Quer, Cav.) y Portugal (Vand., Brot.) sobre las paredes, piedras, tejas y cortezas de los árboles en todas las provincias, llegando á la altura de 10.500' (Clem.) en varias localidades, (v. v.) Cataluña (E. Bout., Colm.): Monserrat (E. Boul.), Mataró (Salvañá), Gerona (Texid.) Aragón (H. Ruiz, Jubera): Panticosa (H. Ruiz), Tarazona (Jubera), Peñarroya (Pardo, Loscos). Santander (Salcedo). Asturias (Pastor). Galicia (Colm., R. Bust.) Castilla la Nueva (P. de Escob.): Madrid (P. de Escob.» Lag., Colm.) Valencia (Clem.); Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem., Hsens.): Carratraca (Clem., Hsens.), Conil, Alcalá de los Gazules (Clem.), Málaga (Prol.), Sierra de la Nieve (Boiss.) , Granada (Wk.) , Sierra-Nevada (L. Seoane). Portugal (Vand., Brot.) Baleares: Menorca (Hern., Camb., Oleo). Var. (3 chlorina Dub. Lichen X Quer. Ímbricaria chlorina Chev. España (Quer) en Cataluña (Texid.) Nombr. vulg. Cast . Empeine (Nebr.), Sarna de los árboles (F. Nav.), Liquen de las tapias (G. OrÜ, Liquen de paredes (Bassag.) Ph. candelaria Nyl. Lichen candelarius Auct. plur. non L. Engl. bot., t. 1794. P armella seu Lecanora candelaria a Ach. Parmelia parietina var. Fr. Scheer. — Parece ser forma suya la Lepraria brotryoides EngL bot., t. 2148, non DC. Hab. España (Asso, P. de Escob.) y Portugal (Brot.?) so- bre los troncos de los árboles, piedras, tejas y muros en va- 44 rias provincias, llegando en las meridionales á la altura de 12.762' (Clem.) próximamente, (v. v.) Cataluña (E. Bout.): Monserrat (E. Bout.) Aragón (Asso, Lag.): Villarluengo (Xarne). Galicia (L. Seoane) : Padrón , Caldas de Reyes (L. Seoane). Castilla la Nueva (P. de Escob.): Madrid (P. de Escob.) Valencia (Clem.): Tiláguas (Clem.) Andalucía (Clem.): Sierra-Nevada en el Mulahacen, Portu- gos, Sierra de Baza, inmediaciones de Barbate, Serranía de Ronda, Sierra de Tolox , Benaojan, Ronda, Alcalá de los Gazules, Cabo de Gata (Clem.) Portugal (Brot.?) Var. S lychnea Acl\. Porrería lychnea Delise. Sierra - Nevada en el Mulahacen , cercanías de la laguna de Va- cares , Trevélez, Benalmedina , Caniles, Sierra de Lujar (Clem.) Ph. ciliaris DC. Schwr ., t. 2, /*. 1. Lichen XXII Quer. Lichen ciliaris L. Tourn. Inst., t. 325, f. C. D. Engl. bot.t t. 1352. P armella seu Porrera ciliaris Ach. Hab. España (Quer, Asso) y Portugal (Brot.) sobre los troncos de los árboles en diversas provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 3.000-6.000’ (Clem., Boiss.) por lo común, (v. v.) Cataluña (Texid.): comarca de Olot (Texid.) Aragón (Asso, Xarne, Lag.): cercanías de Tronchon (Asso) , Villarluengo (Xarne) , Peñarroya (Loscos) , Fiscal (Nuet.) Navarra (Lag.) Santander (Salcedo). Asturias (Lag.): Arvas (Lag.) Castilla la Vieja (Graells, Colm.): San Ildefonso (Graells, Colm.) Castilla la Nueva (Lag.): Escorial (Novoa), El Paular (Wk.) Valencia (Cav., Lag.): Carrascal de Alcoy (Cav., Lag.), Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem.): Carratraca (Clem., ELens.), cercanías 45 de Capileira, Trevélez, Portugos, monte Nimar, quebrada de Javalcol, Sierra de María, Castril, Sierra de Tolox, Sierra del Algibe, Juscar, Ronda, Convento de las Nieves (Clem.), Al- calá de los Gazules (Cabr.), Sierra de la Nieve (Boiss.), Sier- ra-Nevada (L. Seoane). Portugal (Brot.) : ¿eirá boreal (Brot.) Var. y solenaria Señar, Physcia solenaria Bub. Galicia cerca de Cuntís (L. Seoane). Ph. leucomela Mich. Dub. Muscus in Ilice Clus. Ilisp. Bichen leucomelas L. Bill. Muse., t. 21, f. 50. Engl. bot., t. 2548. Parmelia sen Borrera leucomelas A ch. Par - mella speciosa p Mong. el Nestl.— Lichen atro-setiger Brot. ex Señar. Hab. España en Andalucía (Clus., Clem., Lag., Reut.) sobre los árboles y rocas en el Picacho de Alcalá de los Ga- zules, Sierra del Algibe, La Sauceda, Ubrique, á la altura de 2.100-8.000' (Clem.); en Galicia cerca de los Puentes de García Rodríguez (L. Seoane); y Portugal en las cercanías de Coimbra, entre la Quinta das Mayas y San Antón dos OUvaes (Brot.) sobre los árboles musgosos, (n. v.) Ph. speciosa Pr. Parmelia speciosa Ach. Lichen spe~ ciosus Wulf. Jacq. in Coll. III, t. 7. Hab. España en Andalucía cerca de Chiclana y Jerez de la Frontera (L. Seoane), sobre los troncos de los árboles, (n. v.) Ph. stellaris Nyl. Lichen XXI Quer. Lichen stellaris L. Mich., t, 43, f. 2. Bill. Muse., t. 24, f. 70. Parmelia stellaris Ach. Imbricaría stellaris Ach. Hab. España (Quer, Lag., Salcedo) y Portugal (Brot.) sobre las cortezas de los árboles en varias provincias, hallán- dose en las meridionales á la altura de 9.000' (Clem.) y más abajo, (v. v.) Aragón (Pardo, Loscos). Santander (Salcedo). Asturias (Pastor). Castilla la Nueva (Lag.): Escorial, Ribas, San Fernando (Lag.), cercanías de Madrid (Colm.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) 46 Andalucía (Clem., Heens.): Carratraca (Clem., Hams.), La Sagra, montes de Baza, Sierra-Nevada, inmediaciones de la laguna de Yacarés, Trevélez, Sierra-Bermeja, Sierra del Pi- nar, Júscar, Portugos, Talla de Pitres, Grazalema, cerro de San Cristóbal (Clem.) Portugal (Brot.) Var. p hispida Fr. Schcer. Lidien hispidas Auct. Engl. bot., t. 1351. Physcia leptalea DC. España en Andalucía so- bre los árboles y arbustos en Chiclana, Medina-Sidonia, Ta- lla de Pitres, Sierra-Nevada, Cabo de Gata (Clem.), Sanlú- car de Barrameda (Lag.), llegando á la altura de 7.800' (Clem.); y Portugal en las cercanías de Coimbra y otras par- tes en Beira (Brot.) Var. y tenella Schcer. Lichen tenellus Scop. Engl. bot., t. 1351. Parmelia seu Borrera lenella a Ach. Physcia tenella DC. España sobre los árboles y arbustos en Aragón (Pardo, Loscos), Castilla la Nueva cerca de Ribas, San Fernando y Madrid dentro del Jardín Botánico (Lag.), y en Andalucía en la Sierra-Nevada, Sierra del Pinar, Alcalá de los Gazules, Grazalema, Cabo de Gala (Clem.) y Puerto de Santa María (Lge.), llegando á la altura de 7.200' (Clem.) Ph. astroidea Nyl. Parmelia astroidea Clem. Ens. P. Clementi Turn. P. Clementiana Ach. Trans. Linn. IX, t. 13, f. 1. Engl. bot., t. 1779. Hab. España (Lag., Clem., Duf.) sobre las cortezas lisas de los árboles, llegando en las provincias meridionales á la altura de 3.000' (Clem.) y más arriba, (n. v.) Var. ol sideralis Schcer. Parmelia sideralis Ach. Andalu- cía en las cercanías de Cazalla (Clem.) Var. p Carica Schcer. Parmelia Carica Clem. Ens. Leca- nora Carica Ach. Andalucía en las inmediaciones de Chi- clana y Medina-Sidonia (Clem.) Ph. csesia Nyl. Lichen casias Hoffm., t. 12, f. 1. Bill. Muse., t. 24, f. 70. Engl. bot., t. 1052. Parmelia casia Ach. Imbricarla casia DC. Hab. España en Andalucía (Clem.) sobre las rocas en la Sierra-Nevada, barranco de Trevélez, falda de la Sierra-Pe- lada cerca de Coin y otras partes á la altura de 7.200- 47 12.762' (Clem.), en Galicia (L. Seoane), y Portugal en Beira y Entre-Duero y Miño (Brot.) Ph. muscigena Nyl. Lichen muscigems Wahlenb. P armella muscigena Ach. Hab. Pirineos (Nvl.), Galicia en las cercanías del Ferrol y Puentedeume (L. Seoane) entre los musgos, (n. v.) Ph. pulverulenta Nyl. Lichen pulverulentas Schreb. DHL Muse., t. 24, f. 71. Parmelia pulverulenta Ach. Imbri- caría pulverulenta DC. Hab. España (Lge., Salcedo, Clero.) y Portugal (?) sobre las cortezas de los árboles en muchas provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 5.100-9.000' (Clero.) pró- ximamente. (v. s.) Aragón (Pardo, Loscos): Castelserás (Pardo, Loscos). Santander (Salcedo): Liébana (Salcedo). Prov. Vascongadas (Lag.): Irun (Lag.) Galicia (L. Seoane): Neda , cercanías del Ferrol (L. Seoane). Castilla la Nueva (Lag.): Madrid en el Retiro y la Casa de Campo (Lag.) Valencia (Lag.): Alcov (Lag.) Andalucía (Clem.) : Picacho de Alcalá de los Gazules, Sierra-Bermeja, barranco de Trevélez y otras partes en la Sierra-Nevada (Clem.), Sierra de la Nieve (Boiss.), cercanías de Granada _(Wk.) Var. p pytirea Nyl. Lichen seu Parmelia pytirea Ach. Engl. bot., t. 2064. P. pulverulenta y grísea Schcer. Cerca- nías de Madrid en el Retiro y la Casa de Campo (Lag.) Var. e venusta Schcer. Parmelia venusta Ach . Meth., t. 8, f. o. Imbricarla venusta DC. Valencia (Lag.), Andalucía en el Picacho de Alcalá de los Gazules, Talla de Pitres, Sierra de Tolox, barranco de Trevélez, Sierra de Baza (Clem.) y otras partes (Lag.), Galicia cerca de Pontevedra (L. Seoane), y Portugal (Schousb.) Ph. obscura Nyl. Lichen seu Parmelia cycloselis Ach. Engl. bot., t. 1492. Imbricaría cycloselis DC. Hab. España (Lag.) y Portugal (?) sobre las cortezas de los árboles y las rocas en diversas provincias, (v. v.) 48 Aragón (Pardo, Loscos): Torrecilla, Castelserás (Pardo, Loscos). Galicia (Coira.): Rubianes (Coira.), Padrón (L. Seoane). Castilla la Nueva (Lag.): cercanías de Madrid en el Retiro, Ribas y San Fernando (Lag.) Valencia (Clem.): Tiláguas (Clem.) Andalucía (Clem.): Grazalema (Clem.) Var. ¡3 ulothrix Fr. Parmelia ulothrix Ach. DHL Muse., t. 24, f. 72. Imbricarla ulothrix DC. Cercanías de Madrid en la Casa de Campo (Lag.) Ph. aquila Nyl. Lichen seu Parmelia aquila Acli. Dill. Muse., t. 24, f. 69. Engl. bot., t. 982. Imbricaría aquila DC. Hab. España (Clem., Fée) sobre las rocas marítimas principalmente, ó en las próximas al mar en varias provin- cias, elevándose en las meridionales á la altura de 6.000' (Clem.) todo lo más. (n. v.) Prov. Vascongadas (Fée): San Sebastian (Fée). Santander (Salcedo). Galicia (L. Seoane): cercanías de Vivero, rocas marítimas de Vigo (L. Seoane). Andalucía (Clem.): Picacho de Alcalá de los Gazules, Sierra del Algibe, Medina-Sidonia (Clem.) Var. (3 platyphylla Lge. Galicia cerca de Lugo (Lge.) GIROFOREAS. Umbilicaria. U. pustulata Hoffm. Lichen VI Quer. Lichen pústula - tus L. Dill. Muse., t. 30, f. 131. Engl. bot., t. 1283. Gyro- phora pustulata Ach. Hab. España (Quer, Clem., Salcedo) y Portugal (Vand., Brot.) sobre las rocas en varias provincias, hallándose en las centrales y meridionales á la altura de 5.000-6.000' (Wk.), 49 y llegando en las meridionales á la de 7.500' (Clem.) en algu- nas localidades, (v. y.) Aragón (Pardo, Loscos) : Pirineos cerca de Panticosa (Wk.) ' Santander (Salcedo): Cabuérniga (Salcedo). Asturias (Lag., Dur.) : Arvas (Lag.), monte situado al oriente del Naviego (Dur.) Galicia (Herb. Madr., Lge.): cercanías de Cuntís y Cal- das de Reyes (L. Seoane). Castilla la Vieja (Wk.): Sierra de Guadarrama cerca de la laguna de Peñalara (Wk.) Castilla la Nueva (Quer): Escorial (Quer, Colm.), Alcar- ria, Serranía de Cuenca (Quer). Andalucía (Clem.):. Córdoba, Picacho de Alcalá de los Ga- zules y toda la Sierra, Júscar, Cortes (Clem.), Granada (L. Seoane). Portugal (Yand., Brot.f U. atro-pruiiiosa Schser. Ser. U. anthracina Schwr. Lidien anlhracims Wulf. Jacq. Mise. 11, t. 3, f. 4. 11 ah. España en Andalucía en el Picacho de Alcalá de los Gazules á la altura de 1. 800-3, 300r (Clem.), sobre las rocas, (n. y.) Var. [3 tesselata Schcer. Umbilicaria tesselata Dub, Gy- rophora tesselata Ach. Cercanías de Madrid en la Casa de Campo (Lag.) U. polyphylla Hoffm. Lidien polyphyllus L. DHL Muse., t. 30, f. 129. Engl. bot., t. 1282. Gyrophora glabra Ach. Umbilicaria glabra DC. — Lecidea Turneri Clem . Ens.? ex Spr. — Lidien hydr órnelas Brot.f Hab. España (Clem., Lge.) en la Sierra de Guadarrama sobre las rocas del cerro de las Aguilas (Lge.), sobre los ár- boles del Picacho de Alcalá de los Gazules en Andalucía (Clem.), y Portugal cerca de Coimbra en el Convento de las Teresas y en otras parles de Reirá, sobre las rocas y piedras (Brot.), si la planta portuguesa es una forma de la especie, (n. v.) XJ. erosa Hoffm. Lidien erosus Web. DHL Muse., t. 30, f. 118. Gyrophora erosa Ach. Engl. bot., f. 2066. TOMO XVIII. 4 50 Hab. España en Asturias en el monte situado al oriente del Naviego (Dur.) sobre las rocas, (n. v.) U. proboscidea DC. Lichen proboscideus L. Flor . dan., /. 471, /*. 3. Gyrophora proboscidea Ach. Engl . bot., t. 2484. Umbilicada polymorpha (3 deusta Schcer. Lichen deustus Quibusd. non L. L. umbilicatus Salcedo? Hab. España (Salcedo, Bory, Clem.) en los Pirineos, las montañas de Santander (Salcedo) y los Borreguiles de la Sierra-Nevada (Bory, Clem.) sobre las rocas, (n. v.) Var. y árctica Fr. Dill. Muse., t. 30, f. 119. Gyrophora árctica Ach. Sierra-Nevada á la altura de 7.000-10.000' (Boiss.) U. cylindrica Delise Bub. Lichen cylindricus L. DHL Muse., t. 29, f. 116. Gyrophora cylindrica Ach. EnyL bot., t. 522 ex corrig. in indice. Umbilicada polymorpha a cylindrica Schcer., t. 2, f. 6. Hab. España (Lag., Dur.) en los Pirineos y otros montes sobre las rocas, (v. s.) Aragón (Lag.) Asturias (Lag., Dur.): Arvas (Lag.)» Puerto de Leitarie- gos y monte situado al oriente del Naviego (Dur.) Castilla la Nueva (Lag.) : Sierra de Guadarrama en el Cerro de las Aguilas (Lge.) U. vellea Fr. excl. var . hirsuta. Lichen velleus L. DilL Muse., t. 82, f. 5. Gyrophora spadochroa et G. crustulosa Ach. Umbilicada spadochroa et U. cirrhosa Iloffm, U. sac - cala DC. Hab. España (Salcedo, Lag.) sobre las rocas en los montes de varias provincias, elevándose en los de las meri- dionales á la altura de 10.500' (Clem.) en algunas localidades, (v. s.) Santander (Salcedo, Poir.) Asturias (Lag., Dur.): monte situado al oriente del Na- viego (Dur.) Andalucía (Clem.): Picacho de Alcalá de los Gazules, Sierra-Nevada en el barranco de Trevélez, Sierra de Baza (Clem.) Var. ¡3 hela Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Thallo subtu 51 aurorae colore, versus marginem plerumque fusco-atro et saepe glabro, fibrillis concoloribus. Clern. loe. cit. Barranco de o Trevélez (Clera.) U. hirsuta DC. U. vellea 7 hirsuta Fr. seu a hirsuta Schcer. Lichen hirsutas Sw. Áct. Stockh. 1794, t . 3, f. 1. Gyrophora hirsuta Ach. — Lichen subpeltatus Brot.f Hab. España en las montañas de Santander (Salcedo), los Pirineos (Philippe) y la Sierra-Nevada en el Mulahacen (L. Seoane) sobre las rocas, y Portugal cerca de Coimbra (Brot.), si la planta portuguesa es una forma de la especie, (n. v.) U. murina DC. Gyrophora murina Ach. Engl. bot ., t. 2486. Lichen griseus Sw. Act. Stockh. 1794, t. 2, f. 3. Umbilicaria vellea a grisea Schcer. Hab. España (Clem., Boiss.) sobre las rocas en los monles de varias provincias, bailándose en las meridionales á la altura de 7.000-10.000' (Boiss.), y más arriba (Clem.) en diferentes localidades, (v. s.) León (Lge.): Villafranca del Vierzo (Lge.) Castilla la Nueva (Graells) : Escorial en los prados de Cubillos, Guadarrama y otras partes (Graells). Andalucía (Clem., Boiss.): Sierra de Baza (Clem.), Sierra- Nevada (Clem., Boiss.), barranco de Trevélez (Clem.) U. polyrhiza Stenli, Lichen polyrhizus L. DHL Muse., t. 30, f. 130. Lichen pellitus Ach. Engl. bot., I. 931. Gyro- phora pellita Ach. Umbilicaria pellita DC. Hab. España (Lag., Lge.) sobre las rocas en los montes de algunas provincias, y principalmente en los de las septentrio- nales. (v. s.) León (Lag.): Busdongo (Lag.) Galicia (Lge.): Lugo (Lge.) U. atrO“papillulata. Gyrophora papillosa Clem. Li- chen. et Flor. bcet. ined. sed non U. papillosa DC. Thallo membranáceo, tenui, peltalo? profunde partito, Isevi, plano, supra alro-papillulalo, fusco-fumoso ; subtus fusco-cinereo; hirsuto; laciniis oblongis, oblusis, subintegerrimis et eroso- crenatis, fibrillis brevibus; crenis minutissime subcrenulaiis, margine saepe papillulatis. Clem. loe. cit. 52 Hab. España en el Picacho de Alcalá de los Gazules á !a allura de 1. 800-3. 000' (Clem.) sobre los musgos, (n. v.) U. crassa. Gyrophora crassa Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Thallo coriáceo, pellalo, inaequaliler lobato, cinéreo; su- pra subrugoso , elevato , nigro-punctato ; subtus fusco-atro aut fumoso , glebulis flosculoso-pulverulentis , concoloribus, scabro. Clem. loe. cit. Hab. España en el barranco de Trevélez á la altura de 9.600' (Clem.) sobre el granito, (n. v.J LECANOREAS. Psoroma. P. hypnorum Nyl. Lichen hypnorum Vahl. Engl . bot., t. 740. Lecanora hypnorum Ach. Psora hypnorum Hoffm. t. 63, f. 4-7. Par mella lepidora Ach. P armella hypnorum Fr. Schcer. Hab. España (Salcedo, Boiss.) sobre la tierra y los musgos en algunas provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 9.000' (Boiss.), é inferiormente en las demás, (v. s.) Santander (Salcedo). Andalucía (Boiss.): Sierra-Nevada en la vertiente occiden- tal del Corral de Veleta (Boiss.) Pannaria. P. rubiginosa Delise. Lichen rubiginosus Thunb. L. affmis Dicks . Engl. bot., t. 983. Parmella rubiginosa Ach. Imbricarla ccerulescens DC. Hab. España en las montañas de Santander (Salcedo, Lag.) y en Galicia cerca del Ferrol y Vigo (L. Seoane), sobre los troncos de los árboles y las rocas, (v. s.) Var. p conoplea Nyl . Parmella conoplea Ach. España (Lag.) 53 P. plúmbea Delise. Lichen plumbeus Lightf. Scot. t. 26. Bill. Muse., t. 24, f. 73. P armella plúmbea Ach. Im- bricaría plúmbea DC. Hab. España (Clera., Duf.) sobre las rocas y los troncos de los árboles en algunas provincias, hallándose en las meri- dionales á la altura de 1.800-3.000' (Clem.) próximamente, (n. v.) Santander (Salcedo). Galicia (L. Seoane) : inmediaciones de Pontevedra (L. Seoane). Castilla la Vieja (Salcedo): valle de Mena (Salcedo). Andalucía (Clem.): cercanías del Picacho de Alcalá de los Gazules, Júscar, Sierra-Nevada en el Mulahacen (Clem.) P. triptophylla Nyl. Lecidea triptophylla a Ach. et L. microphylla p Ach. Dub. Parmelia triptophylla Fr. Hab. España en Santander y en Andalucía cerca de Car- ratraca (Haens., Boiss.) sobre los troncos de los árboles, (n. v.) Var. p nigra Nyl. Lichen niger Sm. Engl. bot., t. 1161. Lecidea nigra Ach. Collema nigrum DC. Lecidea triptophylla £ corallinoides Schcer. Santander y Castilla la Vieja en el valle de Mena (Salcedo), cercanías de Madrid (L. Seoane), Andalu- cía en las inmediaciones de Cádiz y en las de Málaga (Clem.), sobre las rocas calizas. P. microphylla Mass. Lecidea microphylla Ach. Parmelia microphylla Fr. Hab. España sobre las rocas en Santander (Salcedo), en Galicia cerca de Vigo (L. Seoane), y en la Sierra-Nevada de Andalucía á la altura de 6.900' (Clem.) próximamente, (n. v.) P. ekistophylla. Lecidea ekistophylla Clem. Lich. et Fl. bcet. ined. Crusta effusa et dispersa, imbricata, piceo- cinerea, glabriuscula , lobis minutissimis , subintegerrimis, subconvexis; palellulis atris, plañís, subnitidis. Clem. loe. cil. — Es parecida á la Pannaria microphylla Mass. Hab. España sobre el granito en la Sierra-Nevada de An- dalucía á la altura de 6.900' (Clem.) próximamente, (n. v.«) P. parmelioides. Lecidea parmelioides Clem. Lich. et 54 Fl. bcet. ined. Crusta tartarea, subeffigurata, squamoso-imbri- cala, cinérea, lsevi, valde diffracta; squamis seu fragmentis confertis, subincisis, tumidis, verrucseformibus et adscenden- tibus, sinuoso-flexuosis , plerumque angustis, difformibus; patellulis nigris et nigro-plumbeis, planiusculis, caesio-prui- nosis, lsevibus , margine ad lentem demum subcrenulata, inflexa. Clem. loe. cit. Hab. España sobre el granito ó sus grietas con hierro especular en la Sierra-Nevada de Andalucía á la altura de 8.550-10.500' (Clem.) poco más ó ménos. (n. v.) P. iimscornm Delise. Lichen muscorum Osbek. Leca- nora muscorum Ach. Lecidea muscorum Clem. Patellaria mus- corum Spr. Parmelia muscorum Fr. Lichen carnosus Dick t. 6, f. 7, Engl . bol., t. 1684. Parmelia carnosa Schcer. Hab. España (Lag., Clem.) y Portugal (Brot.) sobre la tierra y las rocas encima de los musgos, y entré ellos en los sitios montuosos más ó ménos elevados de diversas provin- cias. (v. s.) Asturias (Lag.): Peñafurada (Lag.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem.): Sierra-Nevada, Medina-Sidonia y otras partes (Clem.) Portugal (Brot.): cercanías de Lisboa y otras parles en Extremadura y Beira (Brot.) Squamaria. S. crassa DC. Lichen crassus Huds. DHL Muse., t. 24, /. 74. Engl. bot., t. 1893. Lecanora crassa Ach. Lichen la- queatus Wulf. Hab. España (Lag., Clem.) sobre la tierra y las rocas calizas en muchas provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 5.000-7.000' (Boiss.), y más arriba (Clem.) en varias localidades, (v. s.) Cataluña (Lag.): Monserrat (Lag.) Aragón (Pardo, Loscos). Santander (Salcedo). 55 Asturias (Lag.): Puerto de Pajares (Lag.) Castilla la Vieja (Lag.): Rioja (Lag.), Burgos, Sierra de Guadarrama (Duf.) Castilla la Nueva (Lge.): Aranjuez (Lge.) Valencia (Clem., Lag.): Titáguas (Clem.) Murcia (Lag.) Andalucía (Clem.): Chiclana, Alcalá de los Gazules, Ubri- que, Cumbre del Pinar, Grazalema, cerro de San Cristóbal, Carratraca (Clem.), cercanías de Cádiz (Duf.), Sierra de la Nieve, Sierra-Nevada en el Pendón de Dilar (Boiss.) y cerca- nías de Granada (Lge.), Sierra-Nevada en el Picacho de Ve- leta y otras partes (L. Seoane). Var. p ccespitosa Rabenh. Aragón cerca de Caslelserás, en Peñarroya (Pardo, Loscos). Var. y albescens Wk. Cercanías de Granada sobre las rocas en las inmediaciones del acueducto de la Alhambra (Wk.) Var. 8 nivea Nyl. Lge. Chiclana (Lge.) S. lentigera DC. Lichen lentigerus Web. Engl . bol., t. 871. Parmelia seu Lecanora lentigera Ach. Psora lentigera Hoffm. Lecanora crassa ol lentigera Schcer. Hab. España (Lag., Clem.) y Portugal (Brol.) sobre la tierra, las piedras y musgos en los montes de muchas pro- vincias, hallándose en las meridionales á la altura de 150- 6.000r (Clem.) próximamente, (v. v.) Aragón (Pardo, Loscos). Prov . Vascongadas (Fée): Vitoria (Fée). Castilla la Nueva (Lag.): Aranjuez (Lag., Colín., Wk.), Madrid, Bibas y San Fernando (Lag.) Valencia (Lag., Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Lag., Clem.): Jaén (Lag.), Carratraca (Clem., Hsens.), Málaga (Clem., Haens., Boiss.), Sierra de Gador, Castril, Porlugos, Granada, Córdoba (Clem.), Chiclana, San- lúcar de Barrameda (Lag.), cercanías de Cádiz (Duf.) Portugal (Brot.): Coimbra (Brot.) S. viridi-fusca. Parmelia viridi- fusca Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Crusla imbricata, viridi, viridi-fuscave, lobis seu squamis minutis, convexis, subinciso-lobatis, Isevigatis; 56 scutellis confertis, plañís, demum convexis, rufo-luteis, par- vis, margine lenui, integerrima, crusta concolori. Clem. loe. cit. Hab. España en Andalucía sobre la tierra y los musgos en Chiclana (Clem.) é inmediaciones, (n. v.) S. lieleoides. Lichen heleoides Brot. Hab. Portugal sobre los olivos en las cercanías de Coim- bra (Brot.) y en otras partes, (n. v.) S. gypsacea Nyl. Lichen gypsaceus Sm. Trans. Linn. I, t. 4, f. 2. Parmelia gypsacea Fr. Lecidea sen Le - canora Smithii Ách. Parmelia Smithii Clem. Lich. bcet. Squa- maria Smithii DC. Hab. España (Lag., Clem., Hsens.) sobre la tierra y las rocas calizas en varias provincias, hallándose en las meridio- nales á la altura de 3 . 000-7. 500r (Clem.) poco más ó ménos. (n. v.) Castilla la Nueva (Lge.): Aranjuez (Lge.) Valencia (Clem.): Titaguas (Clem.) Andalucía (Clem., Hsens.) : Carratraca (Clem., Haens., Boiss.), Benaocaz, dehesa del Boyar, Sierra del Pinar, Gra- zalema, cerro de San Cristóbal, Torcal de Antequera, Jús- car, Cortes (Clem.), cercanías de Cádiz (Duf.) S. Lagascae Nyl. Lecanora Lagascce Ach. Parmelia Lagascce Fr. Urceolaria Lamarckii DC. Lecanora Lamarckii Schcer., t. 4, f. 1. Hab. España (Lag., E. Bout.) en los Pirineos (Poir. , Duf.) en el Monserrat de Cataluña (E. Bout.), y en Galicia (L. Seoane) sobre las rocas calizas, (n. v.) S. chrysoleuca Nyl. Lichen chrysoleucus Sm. Trans. Linn. 1, i. 4, f. o. Parmelia seu Lecanora chrysoleuca Ach. Squamaria rubina ILoffm. Parmelia rubina a chrysoleuca Schcer., t. 3, f. 4. Hab. España (Schousb.) sobre las rocas en los Pirineos (Poir., Lag., Duf.) en el monte Cebrero de Galicia (L. Seoane) y en la Sierra-Nevada (Clem., Boiss., Wk.), principalmente en el barranco de Trevélez (Clem.), y también en el Cabo de Gata (Lag.), hallándose á la altura de 7.500-9.000' (Boiss.) y más arriba (Clem.) en algunas localidades, (v. s.) 57 Var. ¡3 pellata Nyl. Squamaria peltala DC. Pirineos (Poir.) Var. y opaca Ach. Nyl. Squamaria melanophthalma DC. Lecanora Uparía Schleich. Pirineos (Ramond), Andalucía en Gastril (Clem., Lag.), Jaén, Granada, Sierra-Nevada (L. Seoane). — La P armella Uparía v. olivácea Clem . Ens indi- cada por el mismo en Alcalá de los Gazules, parece ser una mera forma de la variedad. Var. S melaloma Nyl. P armella crassa ¡3 melaloma Ach. P. plumbaginea Clem.? Lich. et Flor. beet. ined. Thallo car- tilagíneo, umbilicalo, adpresso, profunde lobato, imbricato, luleo-virenli, lobis subrotundis , subíobato-crispis, subtus versicoloribus , reticulato-venosis ; scutellis plumbeo-atris, concavis, margine ad lentem crenulato-inflexa. Clem. loe. cit. Sierra-Nevada sobre las rocas á la altura de 8.400-12.900' (Clem.) S. cartilagínea DO. Lidien cartilagineus Westr. Borr . Engl. bot. Suppl., t. 2802. Lecanora cartilagínea Ach. Lidien crassus Brot. non Huds. Hab. España en los Pirineos (Duf.) sobre las rocas y en la Sierra-Nevada á la altura de 7.500 (Boiss.), y Portugal en Extremadura y Beira no lejos de Lisboa y en los muros de la Quinta das Selte-Foníes, cerca de Coimbra (Brot.) especial- mente. (n. v.) Var. p australis Hmpe. Sierra-Nevada en lo alto (Wk.) S. saxícola Nyl. Lichen saxícola Pollich. Engl. bot., t. 1995. Parmelia seu Lecanora saxícola Ach. Lichen muralis Brot. Psora muralis Hoffm. Lecanora muralis Schcer ., t. 4, f. 2. Placodium ochroleucum DC. Hab. España (Lag., Clem.) y Portugal (Brot.) sobre las piedras, tejas y muros en varias provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 7.000-9.000' (Boiss.), y más arriba (Clem.) en diferentes localidades, (v. v.) Cataluña (Villers): valle de Aran (Villers). Santander (Salcedo.) Galicia (L. Seoane). Cae tilla la Nueva (Lag.): Madrid dentro del Jardín Botá- nico, Casa de Campo, Escorial (Lag.) 58 Andalucía (Lag., Clem., Boiss.): Jaén (Lag.), Chiclana, Grazalema, cerro de San Cristóbal, Sierra del Pinar, Júscar, Carratraca, monte Javalcol, Portugos, Sierra-Nevada en el Mulahacen, Sierra de Baza (Clem.), Sierra-Nevada (Boiss.) Portugal (Brot.) : Extremadura y Beira (Brot.) Yar. p versicolor Hmpe. Sierra-Nevada en el Dornajo á la altura de 4.000-5.000' (Wk.) Yar. y pruinosa Nyl. Squamaria pruinosa Dub. Lecanora pruinosa Chauv. L. muralis B albescens Schccr. Psora albes- cens Hoffm. Sanlúcar de Barrameda (Clem., Lag.), Sierra- Nevada (Schimp.) S. coccínea. P armella coccínea Clem . Lich. et Flor, bcet . ined. Crusta subimbricata, orbiculari, flavo-virenti, lobis incumbentibus, inciso-lobatis, crenatis, implicato-flexuosis; scutellis planiusculis, coccineis, margine crustse concolori, integerrima. Clem. loe. cit. Hab. España en Asturias cerca de Arvas y Valgrande (Lag.), y Andalucía en el Cabo de Gata, principalmente en el Mochuelo (Clem.) sobre las rocas, (n. v.) S. Sirgi. Parmelia Sirgi Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Crusta squamoso-imbricata , glabra, luleo-fulva, squamis parvis, convexiusculis, flexuosis et irregulariler lobalis, sub- tus concoloribus ; scutellis confertis, planiusculis, demum convexis et difformibus, atris, margine integerrima tándem fere nulla. Clem. loe. cit. Hab. España en Andalucía sobre el granito en la cima del Mulahacen de la Sierra-Nevada, á la altura de 9.000-12.762' (Clem.) próximamente, (n. v.) S. gélida Nyl. Lichen gelidus L. Engl. bot., t. 699. Lecanora gélida Ach . Hab. España en la Peñafurada de Asturias (Lag.) sobre las rocas, (n. v.) S. aleurites Nyl. Lichen seu Parmelia aleurites Ach. Engl. bot. y t. 858. Lichen diffusus Dicks. Placodium diffu- sum Hoffm. Hab. España en Titáguas, pueblo de Valencia (Clem.) so- bre las cortezas y leños de los pinos y otros árboles con ma- yor frecuencia que sobre las piedras, (n. v.) 59 Placodium. P. circinnatum Nyl. Lidien circinnatus Pers. Engl. bot., /. 1941. Parmelia sen Lecanora circinnata et myrrhina Ach. Lichen radiosas Iloffm. Placodium radiosum DC. Hab. España (Lag., Clem.) sobre los muros y piedras calizas en varias provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 5. 000-6.000' (Boiss.) próximamente, (v. s.) Castilla la Nueva (Lag.): cercanías de Madrid (Lag.) Valencia (Lag., Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Lag., Boiss., Wk.) : Sierra-Nevada (Lag., Wk.}, Sierra de la Nieve (Boiss.) Var. p variabilis Fr. Lichen vari abilis Pers. Parmelia seu Lecanora variabilis Ach. Sierra-Nevada en el Dornajo á la altura de 4.000-6.000' (Wk.) P. alphoplacum Nyl. Lichen alphoplacus Wahl. Le- canora alphoplaca Ach. Parmelia melanaspis Wahl. a Fr. Hab. España en la Sierra-Nevada á la altura de 8.000- 9.000' (Boiss.) sobre las rocas, (n. v.) P. murorum DC. Lichen murorum Hoffm. Engl. bct ., t. 2157. P sor a saxícola Hoffm. Lichen saxícola Brot. Parme- lia seu Lecanora murorum Ach. Hab. España (Lag., Clem.) y Portugal (Brot.) sobre las rocas, piedras, lejas y muros en varias provincias, llegando en las meridionales á la altura de 7.000' (Boiss.), y más ar riba (Clem.) en algunas localidades, (v. v.) Aragón (Pardo, Loscos): Castelserás (Pardo, Loscos). Castilla la Nueva (Lag.): Madrid dentro del Jardin Botá- nico (Lag.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Lag., Clem.): Jaén, Cádiz (Lag.), Conil, el Ber- rueco, cumbre del Pinar, Júscar, Grazalema, cerro de San Cristóbal, Carralraca, Cabo de Gata, Sierra-Nevada, Sierra de Lujar, Castril (Clem.), Sierra-Nevada en las rocas de Va- cares (Boiss.) Portugal (Brot.) 60 Var. p miniatum Dub. Parmelia seu Lecanora miniata a Ach. Medina-Sidonia, Alcalá de los Gazules, Benalmadena, Cabo de Gata, Sierra-Nevada en el Mulahacen (Clem.) Var. y oblitteratum Dub. Parmelia seu Lecanora miniata P oblitterata Ach. Valencia en Titáguas (Clem.) Var. 8 citrinum Nyl. Parmelia seu Lecanora citrina Ach. Lichen citrinus Brot. Patellaria candelaris DC. pr. p. — Aqui parece corresponder la Parmelia lútea Ach. Clem. Cataluña (Villers): Valle de Aran (Villers). Aragón (Pardo, Loscos): Peñarroya (Pardo, Loscos). Galicia (L. Seoane): cercanías de Redondela (L. Seoane). Castilla la Nueva (Lag.): cercanías de Madrid (Lag.)’ Valencia (Lag., Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem., Hsens.): Carratraca (Clem., Hsens.), Córdoba, Sierra de Baza, Alpandeire, Sierra de Tolox, cer- canías de Cádiz (Clem.), Sierra-Nevada (Clem., Boiss.) Portugal (Brot.): Extremadura, Beira, cercanías de Lisboa (Brot.) P. elegans DC. Lichen elegans L. Parmelia seu Leca- nora elegans Ach. Hab. España (Lag., Clem.) sobre las rocas en varias pro- vincias, hallándose en las meridionales á la altura de 7.000- 10.000r (Boiss.), 6.000-11.000' (Wk.), 0-12.762' (Clem.), ó sea desde lo más bajo hasla lo más alto. (v. s.) Aragón (Pardo, Loscos): Caslelserás (Pardo, Loscos). Galicia (L. Seoane). . Castilla la Nueva, (Lag.): cercanías de Madrid en San Fer- nardo y Ribas (Lag.) Andalucía (Lag. , Clem.) : Jaén (Lag.) , Sierra-Nevada (Clem., Boiss., Wk.), Mulahacen, inmediaciones del Cortijo de Lastona y otras partes en el barranco de Trevélez, Sierra de Baza, Sierra de Lujar, Cabo de Gata, principalmente en el Mochuelo, el Berrueco (Clem.), Sierra-Nevada en el Dornajo, Cerro Tesoro, Trevenque, Cerro Calal, Picacho de Veleta, Mulahacen, Alcazaba (Wk.) Var. a orbicularis Schcer. Lichen elegans Sm . Engl. bot., t. 2181, fig. duce, ad sinistram. P. fulgens DC. Lichen fulgens Sw. L. citrinus Ehrh . 61 L. friabilü Vill. Delph., t. 55. Parmelia seu Lecanora ful- gens Ach. Psora citrina Hoffm. Lecanora friabilis Schcer . Hab. España (Lag.f Clem.) sobre la tierra y los musgos en muchas provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 1.800-7.200' (Clem.) próximamente, (v. v.) Aragón (Pardo, Loscos): Peñarroya (Pardo, Loscos). Castilla la Nueva (LagJ: Madrid dentro del Jardín Botánico (Lag.) Andalucía (Clem., Boiss.): Córdoba, Júscar, cerro de San Cristóbal, Sierra-Nevada, Sierra de Gador, Castril, cercanías del rio Barbate (Clem.), Sierra de Tolox (Boiss.), Sierra-Ne- vada cerca de Guéjar (Wk.), Chiclana (Lge.) P. variegatum. Parmelia variegata Clem. Lich. el Flor. bcet. ined. Thallo crustáceo, plano, depresso, orbiculari, rimoso-cinereo, subtus concolori et fusco, crassiusculo, sub- pulverulento, lobato-corrugato, ambitu lobato, stellato-ra- diato, subimbricato , lobis adpressis, convexis , linearibus, subincisis aut ápice dilalatis et lobatis, flexuosis; scutellis planis, demum subconvexis, fuscis, rarius alris, confertis, margine crassiuscula, integerrima, inílexa, crusta concolori. Clem. loe. cit. Hab. España en la Sierra-Nevada principalmente cerca de la laguna de Vacares y en Trevélez á la altura de 7.800r (Clem.), sobre el granito y los musgos en las orillas de los arroyos, (n. v.) P. microcarpum. Parmelia micro carpa Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Thallo crustáceo, plano, depresso, suborbicu- lari, ambitu lobato, cinereo-viridi et pallide flavo, valde ri- moso, lseviusculo, lobis discretis, inciso-lobatis, adpressis, lobis sublinearibus , subflexuosis ; scutellis parvis, conca- viusculis, atris aut fusco-atris, adpressis, margine inílexa, integerrima, crusta concolori, crassiuscula. Clem. loe. cit. Hab. España en Cobdar, Bodurria, Caniles, Sierra-Nevada, á la altura de 3.900-8.550' (Clem.) sobre las rocas, (n. v.) 62 Lecanora. L. cerina Ach. Lichen cerinns Hedw. Engl. bot., t. 627. Palellaria seu V er rucaría cerina Hoffm. Parmelia cerina Ach. Fr. Lecidea cerina Schcer. Hab. España (Clem., Duf.) sobre las cortezas de los árbo- les, musgos y piedras en varias provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 3.000-7.800' (Clem.) próxima- mente. (v. s.) Cataluña (Villers): valle de Arán (Yillers). Castilla la Vieja (Dur.): Burgos, Sierra de Guadarrama (Dur.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem., Boiss.) : Desierto de las Nieves, Sierra- Bermeja, Sierra-Nevada, monte Jalvalcol , Sierra de Baza (Clem.), Carratraca (Boiss.) Var . p stillicidiorum Nyl. Parmelia cerina ¡3 stillicidiorum Fr . Sierra-Nevada en el Corral de Veleta á la altura de 7.500' (Boiss.) Var. y pyracea Ach. Lecidea lúteo- alba a, y Ach. Patella ria ulmicola DC. Aragón (Pardo, Loscos). Var. 8 pallida Clem. Lich. et Flor. bcel. ined. Crusta effu- sa, tenui, insequabili, alba; scutellis plañís, demum conve- xiusculis, luteis, minulis, confertis, margine tenui, subinflexa, subcrenulata, demum subevanida, crustae concolori. Clem. loe. cit. Cercanías de Sanlúcar de Barrameda sobre algunos cislos (Clem.) L. aurantiaca Nyl. Lichen aurantiacus LJghtf. Leci- dea aurantiaca Ach. Parmelia aurantiaca Fr. Lichen salicinus Schrad. Engl. bot., t. 1305. Patellaria salicina Hoffm. Par- melia seu Lecanora salicina Ach. Hab. España (Clem., Hsens.) sobre los árboles y rocas en los montes de algunas provincias, hallándose en las meridio- nales á la altura de 6.000' (Clem.), y más abajo en otras, (n. v.) Andalucía (Clem., Haens.) : Sierra de Baza, Sierra- 63 Nevada (Clem.), Carratraca, cerro de San Cristóbal (Haens., Boiss.) Var. ¡3 erythrella Nyl . Parmelia seu Lecanora erythrella Ach. Patellaria seu Verrucaria flavo-virescens Hoffm. Lecidea aurantiaca y flavo-virescens Schcer. Cataluña en el valle de Aran (Villers), Andalucía cerca de Jaén (Lag.) L. ferruginea Nyl. Lichen ferrugineus Huds. Engl. bol., t. 1650. Patellaria seu Verrucaria ferruginea Hoffm. Lecidea ferruginea Smrf. Parmelia ferruginea Fr. Lecidea cinereo-fusca el L. ccesio-rufa Ach. Hab. España sobre los árboles y rocas en Andalucía cerca de Cádiz y Sanlúcar de Barrameda, Medina-Sidonia, Alcalá de los Gazules, Sierra de Tolox, Sierra de la Nieve, Sierra - Bermeja, Portugos, Sierra de Baza, Cabo de Gata (Clem.), Sierra-Nevada en Vacares, llegando á la altura de 6.000r (Clem.) próximamente, y en Galicia cerca del Ferrol (L. Seoane). L. Lallavei Nyl. Lecidea Lallave Clem. Ens. Par- melia erythrocarpia ¡3 Lallavei Fr. Lecidea erylhrocarpia p Lcdlave Schcer. Hab. España (Clem., Lag., Duf.) sobre las rocas calizas en algunas provincias, y principalmente en las orientales y meridionales, llegando en ellas á la altura de 1.800' (Clem.), y bastante más arriba, (v. s.) Castilla la Vieja (Lallave): Pancorvo (Lallave). Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Murcia (Lag.) Andalucía (Clem.): inmediaciones de Cádiz, cercanías de Chiclana en el Berrueco, Medina-Sidonia, Alcalá de los Ga- zules, Benaocaz, Sierra del Pinar, San Cristóbal, Las Nieves, Júscar, Carratraca, Alcaudete, Alcalá la Real (Clem.) L. vitellina Ach. Lichen vitellinus Ehrh. Engl. bol., t. 1792. Lichen flavus Brot. Patellaria seu Verrucaria vitel- lina Hoffm. Parmelia vitellina Ach. Fr. — Lichen candelarias et Byssus candelaris L. Asso non alior. Hab. España (Asso, Lag.) y Portugal (Vand., Brot.) sobre las piedras, leños y cortezas de los árboles, (n. v.) Cataluña (E. Bout.): Monserrat (E. Bout.) 64 Castilla la Nueva (Lag.): Madrid dentro del Jardín Botá- nico (Lag., Colm.) Andalucía (Gutiérrez): Puerto de Santa María en el Coto (Gutiérrez). Portugal (Vand., Brot.) L. endocarpaea Nyl. Parmelia endocarpcea Fr . En- docarpon Dufourii Dur. Hab. España en Andalucía sobre la tierra (Duf.) en varias partes, (n. v.) L. cervina Ach. Lichen cervinas Pers. Parmelia cer- vina Fr. Squamaria cervina Dub. Var. p squamulosa Fr. Lichen squamulosus Schrad. Engl. bot ., t. 2011. Parmelia squamidosa Ach. Pirineos (Ramond) y Galicia cerca de Tuy (L. Seoane) sobre las rocas. — Es for- ma suya la var. irr órala Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Thallo cartilagíneo, effigurato, toto squamoso, sub-imbri- cato, fusco-castaneo, subtus pallido, pulvere albo tecto, tan- dem glabriusculo, adpresso, parvo, tumidulo, squamis sub- orbiculatis , ápice sallem rotundalo-sublobatis ; scutellis immersis, demum elevatis, planiusculis, atro-fuscis et atris, margine alba, tenui, tándem evanida, subpulverulenta, sub- crenulata. Clem. loe. cit. Andalucía (Clem.) L. mosaica. Urceolaria mosaica Clem. Lich . et Flor, bcet. ined. Crusta tartarea, areolata, castanea, areolis margi- natis, patellulis alris, albo-subpruinosis, immersis, tándem marginatis, margine tenui, libera, plerumque elévala, accesso- ria nulla. Clem. loe. cit. Andalucía en Alcalá de los Gazules á la altura de 1.800' (Clem.) sobre las rocas areniscas, (n. v.) L. chlorophana Ach. Lichen chlorophanus Wahl. Flor. lapp. t. 28, f. 2. Lichen electrinus Ramond. Squamaria electrina DC . Urceolaria citrina Clem. Flor. bcet. ined. Leca ñora flava Schcer. Ilab. España (Clem., Boiss., Colm.) y Portugal (Brot.) sobre las rocas en los Pirineos y otros montes de varias pro- vincias, hallándose en las meridionales á la altura de 8.000- 10.000' (Clem., Boiss.), también á la de 7.000-8.000' (Wk.) y más abajo (Clem.) en algunas localidades, (n. v.) 65 Galicia (L. Seoane) : crestas cuarzosas del Caurel (L. Seoane). Castilla la Nueva (Colm.): Escorial, Sierra de Guadarrama (Colín.) Andalucía (Clem., Boissv, Wk.): Sierra-Nevada (Clem., Boiss., Wk.), inmediaciones de Capileira, Mecina de Bonva- ron, Benalmadena, Cabo de Gala (Clem.) L. atro-punctata. Urceoiaria alropundata Clem. Licli. el Flor. bcet. ined. Crusta tenui, rimosissimo-areolata, citrina, ambitu fimbriato, fimbriis iinearibus, subincisis, planiusculis; apotheciis punctiformíbus, alris, omnino immersis, minutis. Clem. loe. cit. Hab . España en Andalucía sobre las rocas en Cobdar á la altura de 2.100-2.400' (Clem.) próximamente, (n. y.) L. charidema. Urceoiaria charidema Clem. Lich . el Flor. bcet. ined. Crusta laevigata, effusa, tarlarea, rimoso areolata, contigua aut dispersa, citrina, apotheciis immersis, coneavis, citrino-viridibus, margine accessoria concolori, te- nui, sublibera occlusis, 1-5 in singula areola difformibus. Clem. loe. cit. Hab. España en Andalucía sobre las rocas en el Cabo de Gata, principalmente en el Mochuelo, llegando á la altura de 150' (Clem.) tan solo. (n. v.) L. Schleicheri Myl. Urceoiaria Schleicher i Ach. P ar- mella Schleicheri Fr. Hab. España en Andalucía cerca de Córdoba y Málaga (Lge.), y en la Sierra-Nevada (L. Seoane), sobre la tierra y los musgos, (n. v.) Var. p saxícola, Lge. Almería sobre las rocas calizas (Lge.) L. cinérea Nyl. Lidien cinereus L. Engl. bot., t. 1751 . Urceoiaria cinérea Ach. Verrucaria ocellata Hoffm. Urceola - ria tessulata DC. P armella cinérea Fr. P armella seu Leca- nora multipuncta Ach. Hab. España (Clem., Lag.) y Portugal (Grisl.) sobre las rocas en algunas provincias, llegando en las meridionales á la altura de 3.300' (Clem.) y más arriba, (v. s.) Cataluña (E. Bout.): Monserrat (E. Bout.) TOMO XVIII. 5 66 Galicia (L. Seoane): cercanías del Ferrol (L. Seoane). Andalucía (Clern., Prol.) : Chiclana en el Berrueco (Glera.), Sanlúcar de Barrameda (Lag.), Málaga (Prol.) Portugal (Grisl.) Var. p ligrima Ach. Urceolaria cinérea ¡3 ligrima Ach . Sierra de Lujar, llegando á la allura de 6.700' y algo más (Clern.) Var. y polygonia Ach . Urceolaria cinérea rpolygonia Ach. Sierra de Lujar, llegando á la altura de 6.000' (Clem.) Var. 8 tessulata Ach. Urceolaria cinérea 8 tessulata Ach. composita ex Clern. Cercanías de Cádiz en Chiclana sobre las rocas calizas. (Clem.) L. calcarea Nyl. Lichen calcar eus L. Mich ., t. 54, f. 7. Urceolaria calcarea Ach. Parmelia calcarea Fr. — Es for- ma de la especie según Fríes el Isidium stalacticum Clem . Ens. et Ach. indicado en Alcalá de los Gazules, sobre las ro- cas areniscas, por Clemente. Hah. España (Asso, Clem.) y Portugal (Vand.) sobre las rocas calizas en diversas provincias, llegando en las meridio- nales á la altura de 7.500' (Clem.) y más arriba, (v. s.) Aragón (Asso) : Peñarroya (Pardo, Loscos). Castilla la Vieja (L. Seoane): inmediaciones de Valla- dolid (L. Seoane). Andalucía ‘(Clem., Hsens.): Conil , cercanías de Cádiz, el Berrueco, Medina-Sidonia, Alcalá de los Gazules, Sierra de Lujar, Cabo de Gala (Clem.), Carratraca (Clem., Hsens.), Má- laga (Prol.), Sierra de la Nieve (Boiss.) Portugal (Vand.): Coimbra (D. Bapl.) Var. ¡3 contorta Ach. Urceolaria contorta Flork. U. Hoff- manni ¡3 contorta Ach. Lich. U. calcarea P Hoffmanni Ach. Syn. U. calcarea p. contorta Schcer. Castilla la Vieja (Duf.): Burgos, Sierra de Guadarrama (Duf.) Castilla la Nueva (Novoa, Lag.): Escorial (Novoa). Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem., Hsens.): Carratraca (Clem., Hsens.), Conil, cercanías de Cádiz, Alcalá de los Gazules, Sierra- Nevada, Beas, Sierra de Baza, Sierra-Morena (Clem.) 67 L, nodulosa. Parmclia nodulosa. Fr. Urceolaria La- gascce Dnf. U. nodulosa Schcer. Hab. España sobre la tierra cascajosa (Lag., Duf.) en va- rios pantos, (n. v.) L. mutabilis Nyl. Urceolaria mutabilis Ach. P arme- lla verrucosa Fr. Hab. España en Andalucía cerca de Alcalá de los Gazules, (Clem., Lag.) sobre la corteza de los árboles, (n. v.) L. Parella Ach. Lichen Parellus L. Dill. Muse., t. 18, f. 10. Engl. bot. , t. 727. Patellaria Parella Hoffm. P armella pallescens ¡3 parella Fr. Lecanora palles - cens Schcer. Hab. España (Lag., Clem.) py Portugal (Vand., Brot.) so- bre las rocas y los troncos de los árboles en muchas provin- cias, llegando en las meridionales á la altura de 7-200' (Clem.) próximamente, (v. s.) Cataluña (Salvañá, Bassag.): Mataró (Salvañá), Pirineos (Bassag.) Santander (Salcedo). Asturias (Lag.) León (Lag.) Andalucía (Clem., Hsens.): Carratraca (Clem., Hsens., Boiss.), Algeciras, Conil, Medina-Sidonia, Picacho de Alcalá de los Gazules, Sierra del Algibe, Benaocaz , Grazalema, Sierra del Pinar, Sierra de Tolox, Júscar, Lubrin, Portugos (Clem.), cercanías de Granada (Wk.) Portugal (Vand., Brot.) Baleares (Weyler): Menorca (Bamis, Hern., Oleo). Yar. ¡3 upsaliensis Ach. Schcer. Lichen upsaliensis L. Pa- tellaria upsaliensis Hoffm. Santander (Salcedo). Nombr. vulg. Cast. Orchilla de tierra ú Orquilla de tierra (Lag.) Port. Orzelha ou Orcella da térra ou dos montes (Brot.) Balear. Herba de roca (Bamis.) L. tartarea Ach. Lichen tartareus L. Dill. Muse., t. 18, f. IB. Engl. bot., t. 156. Patellaria tartarea DC. Par - mella tartarea Ach. Fr. Hab. España (Lag., Clem.) y Portugal (Brot.) sobre las rocas y musgos en los montes de varias provincias, hallán- 68 dose en los de las meridionales á la altura de 2.700-7.200 (Clem.) lo más. (v. s.) Prov. Vascongadas (Wk.): cercanías de Sopuerta (Wk.) Santander (Salcedo). Valencia (Lag.): Alberique (Lag.) Andalucía (Clem.) : Picacho de Alcalá de los Gazules y toda la Sierra, Benaocaz (Clem.) Portugal (Brot.) : Serra de Gerez, Serra de Estrella (Brot) Var. p frígida Ach. Dub. Lidien frigidus L. Sw. Engl. bot., l. 1879. Picacho de Aléala de los Gazules (Clem.) L. subfusca Ach. Schcer ., t. 4, f. 8. Lidien XX Quer. Lidien subfuscus L . Bill. Muse., t. 18, f. 16. Patellaria populicola DC. Parmelia sub fusca Ach. Fr . Hab. España (Quer, Asso, Lag.) y Portugal (Brot.) sobre las cortezas de ios árboles, los leños y rocas en muchas pro- vincias, llegando en las meridionales á la altura de 7.500' (Clem.) próximamente, (v. s.) Cataluña (Villers): valle de Arán (Villers). Aragón (Asso) : Caslelserás (Pardo, Loscos). Prov. Vascongadas (Lag., Wk.): cercanías de Iruo (Wk.) Asturias (Lag.): Arvas (Lag.) Castilla la Nueva (Lag.): Madrid en la Casa de Campo, San Fernando, Ribas (Lag.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.), castillo de Chiva (Wk.) Andalucía (Clem.): Chiclana, Medina-Sidonia, Alcalá de los Gazules, Grazalema, Granada, Portugos, Cabo de Gala (Clem.), Sanlúcar de Barrameda (Lag.), Carratraca (Haens.), Sierra de la Nieve (Boiss.), Jerez de la Frontera (Wk.) Portugal (Brot.) Var. p fusca Hoffm. Valencia en el castillo de Chiva, Andalucía en Jerez de la Frontera (Wk.) Var. y pallida Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Crusta granúlala; sculellarum margine alba, minute granúlala, unde quasi crenulata, crustae concolori; sculellarum disco plano, tándem subconvexo. Clem. loe. cit. Inmediaciones de Portu- gos á la altura de 2.700' (Clem.) 69 Var. 8 hemisphcerica Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Crusta granulosa, cinereo-sublutescenti, effusa et sparsa; scutellis minutis, sessilibus, disco convexiuseulo, tándem hemisphae- rico, satúrate rufescenti -fusco, nítido, margine integerrima, tumidula, crustse concolori. Clem. loe. cit. Alcalá de los Ga- zules sobre las rocas calizas á la altura de 1.800' (Clem.) Var. s virescens Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Crusta te- nui, pallide viridi, granulosa; scutellis sessilibus subsparsis, minutis, disco planiusculo, lúteo- viridi, margine integerrima, íenui, cruslae concolori vix elevata. Clem. loe. cit. Cercanías de Chiclana (Clem.) Var. £ charidema Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Crusta cinérea, granulosa, insequabili effusa; scutellis sessilibus, subelevatis confertis, demum mutua plerumque pressione fere semper irregularibus ; disco plano, luteo-subfusco et fusco, demum fusco-nigro, glabro, margine túmida, inflexa, subcrenulata, demum flexuosa, glabra , crustae concolori. Clem. loe. cit. Cabo de Gata en el cerro del Fraile (Clem.) Var. i meiioica Ach. Clem. Medina-Sidonia, Picacho de Alcalá de los Gazules, á la altura de 1.200-3.000' (Clem.) Var. p. crenulata Schcer. Lichen crenulatus Dicks. L. dis- per sus Pers. P armella dispersa Ach. Clem. Cercanías de Cá- diz, Medina-Sidonia, Sierra de Lújar, monte Javalcol, Sierra de Baza, Castril, Sierra-Nevada sobre las rocas á la altura de 11.100' (Clem.) L. angulosa Ach. Patellaria angulosa DC. P armella angulosa Ach . Clem. Hab. España (Lag., Clem.) sobre los troncos de los árbo- les en varias provincias, llegando en las meridionales á la altura de 7.200' (Clem.) — Es rigorosamente una variedad de la L. sub fusca Ach. Castilla la Nueva (Lag.): Madrid dentro del Jardín Botá- nico, Casa de Campo (Lag.) Valencia (Lag.): Canals (Lag.) Andalucía (Clem.): Sanlúcar de Barrameda (Clem.) Var. p dealbata Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Crusta plerumque nigro limitata , grísea, tenuiter rimosissima; scu- tellis demum convexiusculis , subcongestis , albis et gríseo- 70 csesiis, subinde nigricantibus, intus nigris. Clem. loe. cit. Cabo de Gata en el Mochuelo (Clem.) L. glaucoma Ach. Lichen glaucoma Brot. L. sordi- dus Pers. Patellciria seu Y er rucaría glaucoma Hoffrn., t. 52, 53. P armella glaucoma Ach . P armella sórdida Fr. Lecanora rimosa Schcer. Lecanora Siuartzii Ach. — Es forma de la espe- cie, según Fries, el Isidlum corallinum Ach . Engl. bot ., t. 1541, ó sea el Lichen coralllnus Z., indicado por Lagasca en Asturias. Forma suya es igualmente la Variolaria dealbata DC. señalada en los Pirineos por Bassagaña con el nombre vulgar de Liquen blanco. Mera forma de aquella es también la Variolaria ladea Pers. ó sea el Lichen lacteus L., común en la Península y Baleares, donde se llama Herba de roca (Ra- mis), como otros liqúenes. ¡lab. España (Clem., Boiss.) y Portugal (Brot.) sobre las rocas en varias provincias, llegando en las meridionales á la altura de 7.000-8.000' (Wk.), 7.500-9.000' (Boiss.) ó hasta la de 10.500' (Clem.) en algunas localidades, (v. s.) Cataluña (E. Bout.): Pirineos, Monserrat (E. Boul.) Santander (Salcedo). Asturias (Lag.): inmediaciones de Arvas (Lag.) Galicia (L. Seoane): cercanías de Cabeiro (L. Seoane). Castilla la Nueva (Lag.): Madrid en la Casa de Campo (Lag.) Andalucía (Clem., Boiss.): montes de Caniles, laguna de Vacares, Trevélez, Mulahacen y otras partes en la Sierra- Nevada, Cabo de Gata, principalmente en Calafiguera, cerca- nías de Cádiz (Clem.), Sierra-Nevada (Boiss., Wk.) Portugal (Brot.): montes de Maráo y otras partes en Tras- os-Monles y Entre Duero y Miño (Brot.) Baleares (Weyler): Menorca (Ramis). Var. p sulpkurea Clem. Ens. Fr. Lichen sulphureus Hoffrn ., t. 4, f. 1. Engl. bot., t. 1186. Parmelia , Lecanora seu Leci- dea sulpliurea Ach. Cercanías de Alcalá de los Gazules y Cabo de Gata en el Mochuelo, llegando á la altura de 1.800' (Clem.) L. nítida. Parmelia nítida Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Crusta tartarea, rimosa, aiquabili, cinereo-lutescenti, 71 viridi-pl timbeó limítala; scutellis hemisphmricis , subconges- tis, aterrimis, nitidis, minutis, margine inlegerrima, grísea» Clem. loe. cit. Crusta subpulverulenla, semilineam usque crassa. — Difiere de la Lecanora glaucoma Ach. en algunos caracléres. Hab. España en Andalucía sobre las rocas calizas en Al- calá de los Gazules á la allura de 1.800' (Clem.) próxima- mente. (n. v.) L. varia Ach. Lichen varias Ehrh. Engl. bol., I. 1666. Patellaria seu Verrucaria varia Hoffm. Parmelia varia Ach . Fr. Hab. España sobre las cortezas de los árboles, piedras y leños en Andalucía cerca de Alcalá de los Gazules (Clem., Lag.) y en oirás partes, (n.y.) Var . y lutescens Nyl. Patellaria lutescens DC . Lepraria lutescens Clem. Ens . Santander (Salcedo), Valencia en Tilá- guas (Clem.), Andalucía cerca de Chichina, Sanlúcar de Bar- rameda, Picacho de Alcalá de los Gazules, llegando á la al- tura de 3.900' (Clem.) Var. s poly tropa Nyl. Lichen polytropus Ehrh. Lecidea polytropa Ach. Cercanías de Chiclana en el Berrueco y otras parles, llegando á la altura de 3.300p (Clem.) L. Coryli. Parmelia Coryli Clem. Flor, bcet . ined. Crusta granulosa, obscure grísea, subvirenti, Isevi; scutellis minutis, planiusculis, vitellinis, margine inlegerrima, viridí, alra. Clem. loe. cit. Hab. España en iVndalucía en el Desierto de las Nieves (Clem.) sobre los avellanos, (n. v.) L. pulchella. Parmelia pulchella Clem. Lich. el Flor . b(et, ined. Crusta tenui, pulveracea, satúrate flava, uniformi; scutellis atris, depressis, demum convexiusculis , minutis, margine crustee conformi, tenuiscula, crenulala. Clem. Flor, baet. ined. Hab. España en Andalucía en el Cabo de Gata, y princi- palmente en el Mochuelo (Clem.) sobre las rocas, (n. v.) L. minuta. Parmelia minuta Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Crusta granulosa, imbricata, cinereo-virenti , effusa, tartárea, tenui; scutellis plañís, tándem convexiusculis, san- 72 guiñéis, margine tumidula, subintegerrima, crustae concolori. Ciem. loe. cit. Hab. España en la Sierra-Nevada, principalmente cerca de la mina del pozo de Capileira, á la altura de 5.1 00r (Clem.) sobre las rocas, (n. v.) L. atra Ach. Lichen ater Huds. Dili. Muse t. 18, f. 15. Engl. bot., t. 949. L. tephromelas Elirh. P armella atra Ach. Fr. Verrucaria atra Hoffm . Patellaria tephromelas DC . Hab. España (Clem., Boiss.) y Portugal (Brot.) sobre las cortezas de los árboles y las rocas en varias provincias, ha- llándose en las meridionales á la altura de 7.000-9.000' (Boiss.), y más abajo (Clem.) en algunas localidades, (v. s.) Andalucía (Clem.., Boiss.): Chiclana, el Berrueco, Medina- Sidonia, Benaocaz, Ronda, Torviscon , Carratraca, Cabo de Gata, Caniles (Clem.), Sierra-Nevada (Clem., Boiss.) Portugal (Brot.) Var. ¡3 virescens Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. C rusta rugoso-granulata, insequabile, cinereo-viridi; scutellis demum convexiusculis, atris, margine virenti, tenui. Clem. loe. cit. Aléala de los Gazules á la altura de 1.800' (Clem.) Var. y geographica Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Leca- nora cyclomela Lallave. Crusta rugoso-granulata, incequabili, cinereo-albida aut cinérea, nigro limitata; scutellis minulissi- mis, demum subconvexis, atris et atro-fuscis, margine alba, tándem subflexuosa, subcrenulalaque. Clem. loe. cit. Cabo de Gata, Medina-Sidonia, Aléala de los Gazules á la altura de 1.800' (Clem.), Sierra-Nevada (Lallave). L. badia Ach. Lichen badius Ehrh. Patellaria sen Ver- rucaria badia Hoffm., t. 51, f. 2. Lichen fuscalus Schrad. P armella fuscata Ach. Patellaria nitens Pers. Hab. España (Lag., Clem.) sobre las rocas en algunas provincias, (v. s.) Castilla la Nueva (Novoa, Lag.): Escorial (Novoa). Andalucía (Clem.): Cabo de Gata (Clem.) L. rubra Ach. Lichen Ulmi Sw. Engl. bot., t. 2218. Lichen pallidus Brot. Patellaria seu Verrucaria rubra Hoffm. Parmelia rubra Ach. Fr. 73 Hab. España (Lag., Cieña.) y Portugal (Brot.) sobre jos troncos de los árboles, (v. s.) Santander (Lag.) Andalucía (Clem., Lag.) : Málaga (Clem., Lag.) Portugal (Brot.) L. oreína Ach. Placodium oreinum Dub. P armella o reina Fr. Hab. España en los Pirineos y en la Sierra-Nevada á la allura de 7.000-10.000' (Boiss.) sobre las rocas, (n. v.) L. exigua Ach. L. periclea p exigua Ach. Patellaria exigua DC. P armella exigua Ach. Clem. Hab. España (Clem., Wk.) en el Cabo de Trafalgar (Wk.) y en otros parajes de Andalucía, é igualmente en Galicia (L. Seoane), sobre las cortezas de los árboles, (n, v.) Var. p pinicola Clem. Lich. el Flor . bcet. ined. Sierra y Hoya del Pinar y otras partes en la Serranía de Ronda á !a altura de 4.500' (Clem.) L. ventosa Ach. Lichen ventosas L.Dill. Musc.,t. 18, f. 14. Verrucaria ventosa Hoffm. Patellaria ventosa DC. P ar- mella ventosa Ach. Fr. Hab. España (Villers, Novoa) en los Pirineos y oíros silen- tes elevados, sobre las rocas, (v. s.) Cataluña (Villers): Valle de Aran (Villers). Galicia (L. Seoane): monte de Cebreros (L. Seoane). Castilla la Hueva (Novoa, Lag.): Escorial (Novoa).. L. hsematomma Ach. Lichen hcematomma Ach. Ehrh. Engl . bot., t. 486. Patellaria seu Verrucaria hcema- tomma Hoffm. Lecidea hcematomma Ach. Lichen coccineus Dicks. Pers. Lichen Turneri Sm. Lecanora Turnen, Flor, dan., t. 1718, f. 1. — Son estados de esterilidad de la especie la Lepraria chlorina Ach. y su var. aurea Ach., indicadas por Clemente en las costas de Andalucía; y también es forma de la misma la Lepraria leiphemia Ach., cuya var. virescens Clem. Lich. se halla en sitios elevados de Andalucía (Clem.) Hab. España (Lag., Dur.) sobre las rocas sombrías prin- cipalmente, y sobre las cortezas de los árboles en las provin- cias septentrionales, y también en algunos montes de las me- ridionales. (n. v.) 74 Asturias (Lag., Dur.): Arvas, Valgrande (Lag.), monte situado al oriente del Naviego (Dur.) Andalucía (Clem.): Picacho de Alcalá de los Gazules? (Cleni.) Var. ¡3 carnea Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Crusta tar- tárea, areolata, subpulverulenta, subcarnea; patellulis sub- pressis, demum convexis , sanguineo-atris , margine sub nulla. Clem. loe. cil. Alcalá de los Gazules á la altura de 1.800' (Clem.) Var. y leevigata Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Crusta tar- tárea, areolato-diffracta , laevigata, subsulfurea, aut subsan- guinea, areolis vix convexis; patellulis elevalis, mediocribus, irregularibus, subglobosis, confluentibus, satúrate sanguineis, margine accessoria sub nulla. Clem. loe. cit. Sierra-Nevada á la altura de 6.000' (Clem.) Var. 8 virens Clem. Lich. et Flor . bcet . ined. Crusta tar- tárea, areolato-diffracta, crassiuscula, subpulverulenta, viridi, sublutea et viridi-fusca; patellulis immersis, deinde depressis, demum subconvexis, ruberrimis, margine propria tenuissima, accessoria nulla. Clem. loe. cit. Cercanías de Castril á la al- tura de 3.900' (Clem.) Var. e fallax Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Crusta tarta- rea, areolata; patellulis sessilibus, junioribus , planiusculis, postea subglobosis, luteo-fuscis, in siqco atris. Clem. loe. cit. Sierra de Lújar á la altura de 6.600-6.750' (Clem.) Var £ prothcea Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Crusta tar- tárea, rimosa, subpulverulenta, subflavo-virenti; patellulis subconvexis, sanguineo-fuscis, margine nulla. Clem. loe. cit. Orillas del Barbate, no lejos de Zújar, en el sitio llamado Montalbo, Carril de la Cuesta de Manzanos, Alcalá de los Gazules, á la altura de 1.800-3.600' (Clem.) Urceolaria. U. ocellata DC. Lichen ocellatus Vill. Delph ,, t. 55. Lecanora Villarsii Ach . Parmelia ocellata Fr . Placodium ocellatum Dub . 75 Hab. España (Clem., Duf., Pav., Haens.) y Portugal (Brot.) sobre la tierra y rocas en diversas provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 2.000-5.000' (Wk.), ó más bien á la de 300-8.400' (Clem.) en varias localidades, (n. v.)' Santander (Salcedo). Castilla la Vieja (Duf.): Burgos, Sierra de Guadarrama (Duf.) Andalucía (Clem., Haens.): Málaga (Clem., Haens., Boiss., Lge.), Alcalá de los Gazules, Benalmadena, Zújar, laguna de Vacares, Trevélez, Carril de la Cuesta de Manzanos cerca del rio Barbate , Sierra de Baza (Clem.) , cercanías de Cádiz (Duf.), Sierra-Nevada en las Alpujarras, cercanías de Lanja- ron, inmediaciones de Granada (Wk.) Portugal (Brot.): montes de Gerez, Serra de Estrella (Brot.) U. scruposa Ach. Schcer., t. 4, /. 4. Lichen scrupo- sus L. Dill. Muse., t. 18,/. 15. L. pertusus Wulf. Patellaria seu Verrucaria scruposa Hoffm. Parmelia scruposa Fr. Hab. España (Lag., Clem.) y Portugal (Brot.) sobre la tierra y las rocas, los árboles y musgos en diferentes provin- cias, llegando en las meridionales á la altura de 7.950' (Clem.) próximamente, (v. s.) Santander (Salcedo): peñas de Sejos en Liébana (Salcedo). Galicia (L. Seoane): cercanías de Tuy (L. Seoane). Castilla la Nueva (Lag.): San Fernando y Ribas cerca de Madrid (Lag.), Toledo en el puente de San Martin (Fée). Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Lag., Clem.): Jaén (Lag.), Alcaudete, Alcalá la Real, Granada, Sierra-Nevada, Sierra de Elvira, orillas del Barbate en el Carril de la Cuesta de Manzanos, cerro de las minas de Turón, Cabo de Gata, fuente de la Manía en Málaga, Conil, Picacho de Alcalá de los Gazules, Ubrique, Benaocaz, Sierra del Pinar, Júscar, Grazalema, cerro de San Cristóbal (Clem.) Portugal (Brot.): Alentejo (Brot.) Var. p bryophila Ach. Lichen bryophilus Ehrh. L. scru- posus Engl. bot., t. 266. ürceolaria seu Gyalecta bryophila Ach. Patellaria muscorum Hoffm. Castilla la Vieja en Burgos 76 y la Sierra de Guadarrama (Duf.) — Es forma suya la var. albissima Clem., indicada por el mismo en Jaén, Sierra-Nevada, Picacho de Alcalá de los Gazules, Grazalema á la altura de 4.800' (Clem.) Var. y cretácea Schcer. Gyalecta cretácea Ach. Aranjuez (Wk.) Var. 8 diacapsis Schcer. Lichen diacapsis Schcer. Engl. bot., t. 1954. Urceolaria gypsacea Ach. Aranjuez (Lag., Lge.) Var. e virella Clem. Ens. Cazalla, cercanías de Zújar, Caniles, Macael, Castril, Carril de la Cuesta de Manzanos, orillas del Barbale, Torcal de Antequera, Málaga, Grazalema, llegando á la altura de 4.500' (Clem.) Var. ? suberis Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Crusla effu- sa, tartarea, rugoso-granulosa, cinérea, crassiuscula; apothe- ciis subimmersis,|urceolatis, nigris, cinereo-pruinosis, tándem plañís, margine accessoria vix ulla, propria tándem omnino libera, disco concolori, inlegerrima. Clem. loe. cit. Picacho de Alcalá de los Gazules á la altura de 3.000' (Clem.) Nomb. vulg. Cast. Concha de piedra (Lag.), Espejuelo, Barba de peña (Clem.) (Se continuará.) 77 VARIEDADES. Real Academia de Ciencias exactas, físicas y naturales. Premios de 1867.— En el concurso público abierto por esta Real Academia, y publicado en la Gaceta de 8 de abril de 1866, para adjudicar los pre- mios á los autores de las Memorias que desempeñasen satisfactoria- mente, á juicio de la misma Academia, los tres temas que en el pro- grama se expusieron , se presentaron dos Memorias únicamente para optar al primer premio, cuyo número, orden de presentación y lemas fueron publicados en la Gaceta de 4 de mayo de 1867. Y habiendo procedido la Academia al examen y calificación de estas Memorias, ha acordado, después del detenido análisis de las mismas, re- solver lo siguiente: PRIMER TEMA. «Describir detalladamente todos los métodos que pueden emplearse para calentar y ventilar grandes edificios ó habitaciones en que deban reunirse muchas personas; comparar los diferentes métodos, dando la preferencia á uno de ellos en general ó en cada caso particular; presen- tar todos los cálculos necesarios, y acompañar un estudio para la aplica- ción de este adelanto en algunos edificios de España, con los dibujos necesarios y todo lo que se crea conveniente para que el trabajo pueda contribuir á generalizar en nuestro país una mejora tan importante.» Las dos Memorias presentadas para optar á este premio tenian por lemas: Núm. 1. «Nadie desconoce la importancia de la higiene de la alimen- tación, ¿y no es el aire uno de los elementos esenciales para la vida?» Núm. 2. «La ventilación de las habitaciones es siempre necesaria para su salubridad; su calefacción solo lo es en algunos casos.» La Academia ha resuelto: 1. ° Haber lugar á adjudicar el premio á la Memoria núm. 1 y señalada con el primero de dichos lemas. 2. ° Que no reuniendo las condiciones del programa la Memoria núm. 2, no había lugar á adjudicar el accessit. A consecuencia de esta declaración se procedió en sesión general de la Academia, fecha 27 del actual, á abrir el pliego que debía contener 18 el nombre del autor de la Memoria premiada, resultando serlo el Sr. Don Francisco de Paula Rojas, Ingeniero industrial y Catedrático de la Es- cuela de Ingenieros industriales de Barcelona. Acto continuo se procedió á quemar el pliego cerrado que acompañaba á la Memoria núm. 2. Lo que por acuerdo de la Academia se anuncia al público para su debido conocimiento. Madrid 28 de enero de 1868. ^níonio Aguilar. Sistemas de riegos circulares. Todos conocen el sistema que se emplea para regar los parterres y jardines públicos, por medio de tu- bos que conducen el agua que sale de un tubo metálico en surtidor ó formando una lluvia más ó ménos fina, para lo cual un hombre dirije el agua alternativamente en todas direcciones. Se ha hecho una modi- ficación importante en el sistema, dándole cierta novedad. No hay necesi- dad de sostener con la mano el tubo por donde sale el agua, sino que se apoya en un soporte de tres pies y da vueltas sobre sí mismo, de modo que riega circularmente, y en un radio cuya magnitud varía con la fuerza del surtidor. De este modo cae el agua en forma de lluvia sobre toda la superíicie que rodea el soporte, y no hay más que mudarle de sitio de cuando en cuando. La fuerza que hace girar á la porción de tubo fija- en el soporte, está lomada de la velocidad del mismo líquido, de la manera siguiente. A la extremidad del tubo hay una placa movible de cobre, cuya superficie cóncava se halla dirigida hácia el lado del surtidor del agua, el cual, al chocar con esta superficie, la imprime un movi- miento suficiente para hacer dar vueltas al tubo, de modo que se obtiene un verdadero sol de agua, que gira y divide el líquido en sentido esfé- rico. La alimentación del agua exije simplemente un depósito elevado algunos metros, y la fuerza que de ello resulta, basta para hacer saltar el líquido y producir la rotación de que acabamos de hablar. Se llena el depósito á medida que va vaciándose , por un procedimiento muy sencillo, y fundado en las propiedades de la palanca. Al extremo de uno de sus brazos se pone una pala ó cajón de madera, con el cual se saca el agua de un estanque al nivel del suelo, y el otro brazo de la palanca se pone en movimiento con las manos, de modo que se vaya sacando el agua con la pala para llenar el depósito. Basta un solo hombre pura elevar mas de 200 litros de agua en 1 minuto, á un depósito colocado á 3 metros de altura. Locomotora de amoniaco. Mr. Frot, ingeniero de la marina, ha ideado un nuevo motor. Mr. Parville da en el Constitucional detalles acerca de él. Es sabido, dice, que- el amoniaco es muy volátil, y que por consi- guiente basta calentarlo muy poco para que se escape de su disolución acuosa; por otra parte, á una baja temperatura, absorbe el agua rápida- mente grandes cantidades de él. De aquí un nuevo sistema para produ- cir fuerza. En efecto, el gas reemplaza al vapor, y después de ejercer su acción queda recogido otra vez en el agua, para poder volver de nuevo bajo el émbolo. Las máquinas comunes pueden emplearse muy bien para este objeto, en cuyo caso la caldera contiene la disolución amoniacal, el condensador representa el colector de amoniaco, y una bomba de ali- mentación trasporta el agua del colector á la caldera. 79 El CTas no se escapa por las cajas de estopa, como á primera vista pudiera suponerse, porque el amoniaco produce una sustancia bastante líquida para suavizar perfectamente las varillas, pero muy consistente para oponerse á las fugas. La locomotora presentada en la Exposición universal es simplemente una antigua locomotora de Mr. Clapasede. Desde el 18 de julio se colocó en el Campo de Marte, y no necesitó basta el 17 de octubre añadir nueva agua á la caldera, funcionando la máquina sin cesar, y produciendo una fuerza de 10 á lo caballos. El nuevo motor gasta unos 1,30 kil. próximamente, lo cual arguye desde luego un buen resultado; á lo que deberemos añadir que la locomotora no se halla cubierta, sino expuesta en un anden abierto, el cilindro no tiene camisa, y por consiguiente hay otras tantas causas de pérdida de calórico. Funciona hace más de dos meses, por lo tanto constituye más que un ensayo; es ya un procedimiento industrial, que basta para contestar á las críticas que se habian hecho del sistema. Animales que contienen anilina. A fines del año 1866, el químico Mr. Martin Ziegler trasmitía á la Sociedad industrial de Mull- house una nota acerca de la existencia de los colores de la anilina en ciertos animales inferiores. El Boletín de esta Sociedad ofrece con este motivo, datos dignos de interés aeerca de este curioso descubrimiento. Se halla en el Mediterráneo y en el Oceáno en las costas de Portugal, un molusco cefalópodo del género Aplysies , llamado por los naturalistas Aplysies Depilans, que tiene bajo los órganos de la respiración una vejiguilla llena de un líquido concentrado, que tiene los colores rojo y violado de la anilina. Estos líquidos son para los animales que los segregan un arma doblemente defensiva, en primer lugar porque les sirven para -en- turbiar el agua y huir de su enemigo, y después porque tienen las pro- piedades tóxicas de la anilina, y esparcen un olor fétido propio del animal. El Aplysies Depilans es de una forma oval, y llega á tener de 6 á 8 pulgadas de largo; se alimenta con algas marinas, y existe en tan gran abundan- cia en las costas de Portugal, que las tempestades arrojan sobre la playa un número bastante considerable para infestar el aire en él momento de su putrefacción. "Será por consiguiente fácil explotar la sustancia colo- rante en gran escala, pues hay moluscos que dan hasta 2 gramos de ella pura y seca, y puede aislarse por el método siguiente. Después de haber añadido algunas gotas de ácido sulfúrico, el color en bruto se recoje sobre un filtro, se trata después con alcohol concentrado, se filtra de nuevo, y se precipita por medio del cloruro de sodio. El compuesto obtenido de este modo es de un color violado de anilina muy puro, que da todas las reacciones del producto comercial idéntico. Así es que añadiendo ácido sulfúrico concentrado, se convierte en un hermoso color azul; y con nueva agua destilada, adquiere el viso violeta. El líquido filtrado procedente del precipitado por el cloruro de sodio, contiene un color rojo que puede obtenerse con un poco de tanino. Este rojo, del mismo modo que la fuchsina, se decolora por la acción del amo- niaco y reaparece con el ácido acético. El precio de estos colores natu- rales, contando, según los cálculos de Mr. Ziegler, los gastos de pesca y extracción, es el de 60 francos el kilogramo. 80 Construcciones con algodón. El Journal del Havre refiere que en la América del Sur, se utiliza el algodón para la construcción de unas casas de nueva especie suficientemente sólidas. El descubrimiento se ha ensayado con éxito completo, y para él se emplea el algodón verde de calidad inferior, los desperdicios esparcidos en el campo, los residuos de las fábricas, en fin, todo lo que se arroja como desecho y no reco- jen las fábricas de papel ; con ello se hace una pasta que adquiere la solidez de la piedra. Para comprender la transformación, basta recordar la dureza y resistencia de las bolas de pasta de papel cuando se comprimen, de modo que sirve para fabricar muebles á la vez ligeros y duraderos. Al algodón que debe servir para la construcción de una casa, se le da un barniz que le hace impenetrable á la lluvia. El Courrier de Charleston y el Enquirer de Columbo, hablan de la invención como de un problema re- suelto. Para construir completamente una casa de algodón, bastaría se- gún ellos la mitad de tiempo que el que es necesario para hacerla de ladrillo, de análogas dimensiones, y además costaría tres veces ménos, tendría igual solidez, y estaría preservada del fuego. Editor responsable, Ricardo Ruiz. i*» íi». .ttmin « 15 ! Fig.Sl. N.° 2.°— REVISTA DE CIENCIAS.— Febrero de 1868. CIENCIAS EXACTAS. GEOMETRIA SUPERIOR. Introducción á la Geometría superior; por el Sr. D. José Echegaray, individuo de la Real Academia de Ciencias. ( Continuación .) Prolonguemos á este fin T A hasta S; bajemos además Tt perpendicular sobre SU, y hagamos para simplificar: O T—ry T t = c, Ot = d, O P— Z), Pa — a, y Pb = b. Los triángulos OTt y SMA dan MA _ O t Ws~~~fT ’ ó bien MA=MsA=ms — - — . c v^2 — d* TOMO XVI II. 6 82 Por oirá parte I) MS~ MP + OP + Oí + Si = ' — f D+d+- luego l\lÁ = r\ D+d 1 D V/r- — ds Análogamente, los triángulos SPa yOTt dan P a Ot (1)- PS Ti ’ ó bien Pa —PS V r 2 — ¿/2 y s us ti luyendo PS = QP + 0/ + Sf = D + d+ - r\—d* Dd + r 9 resultará P a = />r/ -f- r y/ r3 — ú2 (8). Por último MB=zPb — Cb , y comparando los triángulos CBb, LIE 83 ó bien luego Cb = £ b_ = ET_ CB b E — D2 c — Pb B ' D + d 4 2 1) M B = Pb — (c — Pb) u J)(D + d) Pb(Bd + r2) — c(r2 — D2) B(D + d) De las ecuaciones (1) y (3) se deduce (3) MAxMB -^P b (Dd r2) — c(r 2 — B2 D2 s/r2 — d2 Más por hipótesis PaX P ó — constante — p., luego sustituyendo por Pa su valor (2), resultará B d + r2 n, --■—xPb = a, v/r2 — d2 ó bien recordando que Pb ( Dd + r2) = pe, \/ r 2 — d2 = c. De aquí resulla 84 MA X M B = ~ 1) 2 c [XC — c(r2 = ([x — r- -j- D2) — constante (4), y por lo tanto los puntos A, B; A\ B' forman una invo- lución cuyo centro es el punto M, que es lo que nos propo- nemos demostrar. Núm. 192. Observaciones. 1.a Si consideramos á Pa como una polar del círculo, M será el polo, y es evidente que el teorema subsistirá puesto que de la ecuación (4) se deduce MAX MB p. = PaX Pb D2 + r2 — D2 = constante (S), si M A X M B — constante. Es decir, que si sobre MA establecemos una involución A, B ; si trazamos desde A la tangente AT ' y unimos los puntos T y B, las rectas variables T A, T B determinarán sobre la polar Pa otra involución. Luego el teorema subsiste, al ménos para el círculo, no solo cuando el punto P es interior sino cuando es exterior. 2.a Realmente la fórmula (5) es idéntica á la (4), y basta para convencerse de ello sustituir á D su valor en función de O M = En efecto r2 — D D\ y por lo tanto luego MAxMB — ( MAXMB-Í-D — r») 85 ó represen lando el produelo MA X MB por pr (p'-f + #'■). 3.a La involución establecida sobre Pa ó sobre MA es de primer género, pero pudiera ser de segundo, sin que por esto cambiasen los resultados. En efecto, las fórmulas (1) y (2) serian las mismas, y para obtener la (3) tendríamos: MBi=Pbi+Clbl) CA _ EJ c + Pbtm D + d ’ Mi Bi=Pbi r* — D 2 c + Pbi D D + d Pbi (. Dd + r') + c[r* — D a) D(D + d) Esta última fórmula se deduce de la (3), cambiando de signo á P B y á M B. La fórmula final será pues la obtenida anteriormente, cambiando los signos á M A X MB y á p; re- sultado que ya podia preveerse, puesto que ambas involu- ciones han cambiado de género. Observando ahora que am- bos productos, como constantes de dos involuciones, pueden ser positivos ó negativos, resulta que es general la fórmula 4/ Hemos generalizado el teorema para las dos clases de involución que pueden presentarse, y para cuando el polo 86 sea exterior, pero en rigor solo en el caso de una circunfe- rencia. Supongamos ahora que en la cónica ( fig . 90), el punto P es exterior, y que por lo tanto la polar corta á dicha cónica. En la figura 92 hemos representado los tres casos que pueden presentarse, según que la cónica sea elipse, parábola ó hipérbola, y en todos tres se observa que uno de los pun- tos a ó ó, a por ejemplo, es exterior á la curva. Ahora bien, escogiendo en el espacio un punto de vista arbitrario V, y por plano del cuadro uno paralelo al Va U, determinado por V y por una recta aU exterior á la cónica, es claro que dicho plano cortará al cono proyectante según una elipse, y que además la proyección de a estará en el infinito. Luego aun cuando el polo sea interior puede transfor- marse la cónica según las condiciones del (Núm. 191). Apli- cando á la transformada el método de proyección cilindrica, obtendremos por último un círculo, y en él un polo exterior y su polar; pero el teorema de Desargues se verifica (Núm. 191) para este caso, luego se verificará para la cónica propuesta. 5. a Los tres lados del triángulo Pab (fig. 90) se hallan en el mismo caso respecto á la cónica: es decir P es polo de ab , a de Pb, y b de Pa, luego podremos aplicar el teorema precedente para cualquiera de dichos tres lados y su vértice opuesto. Para abreviar diremos, que el triángulo Pab es cor jugado con la cónica. 6. a Desde el punto a (fig. 91) pueden trazarse dos tan- gentes, y hasta aquí solo hemos considerado la a T; pero es claro que de considerar la a T ' obtendríamos idénticos re- sultados, con la única diferencia de hallar otros dos puntos Ar , B '* de la misma involución á que pertenecen A y B. Otro tanto pudiéramos decir del punto b si fuere exte- rior á la circunferencia. 87 Núm. 193. Teorema. Si en la figura 93, idéntica á la 90, unimos dos puntos cualesquiera a y A de las involucio- nes P y M por una recta, y por otra los b, B conjugados de los primeros, la recta Bb pasará por el polo de la A a, y recíprocamente. Demostración. Bajemos Oc perpendicular sobre Áa, y determinemos E por la condición OExOC=r\ ó bien El teorema está reducido á probar que los puntos. b determinado por la ecuación B. .... determinado por MB = 1_ r*_ MA D 2 (p. — r2-f D2); y E , cuya posición sobre la recia OC está definida por la condición OE- rl OC están en línea recta; es decir, que Ef _ h b[ Bg (O es una identidad 88 Hagamos para simplificar: ángulo COF= OC=d OE=d ' i I /dd' = r* Pa=x' enlre cu?as f f cantidades\¿cVr=p. Pb JS ¿c" \ . ; existen las) y r' = ^' = r’-f Z>4) MA=X' i relaciónese ” \ DD' = r\ MB=X' " OP = D OM=D\ Tendremos evidentemente; Pa^x=PH + Ha = OF+ Ha OC COS a + HF tg a eos a . n sen a d + D sen a t ^ — — - — — — - — ; cos a COS a Pb = *" = JL= ^ÜL_; ¿c d -f* D sen a y del mismo modo MA=X' = d + ¿T sen a eos a MB = X"=£, u cos a d + ^ sen a 89 Por oirá parle E /*— dr sen a -f- D ; bf=d! eos a — x" ; bg = D'—D; B g =x" — X"; luego la condición (1) será de la forma d' sen a -| - 1) D’ — D d! eos a — x' x" — X” que sustituyendo por d\ D\ x\ y p.' sus valores, se transformará en la siguiente: — sen a -f- D r p. eos a — eos a d d-\- V sen a u eos a r eos a d-\- — sew a ó bien 1 r 2 eos a (d + D sena) — d p. eos a r2 — D2 p eos a (d D2 + r2 D sen a) — r2(p, — r $2) + # sew a) eos y por último, simplificando 90 1 r2 eos v.(d + D sen a) — d g. eos a 1 r2 eos a (d D sen a) — d y eos a que es una identidad. iVwm. 194. Teorema. Dada una cónica cualquiera ( figu- ra 94, que es idéntica á la figura 90), si se unen dos puntos arbitrarios a , A por una recta, y los conjugados b, B de las dos involuciones P y 31, la recta Bb pasará por el polo E de la recta aAC. Demostración. Transformando la figura 94 en otra análoga á la figura 91, tendremos, según el teorema anterior, que Bb (fig. 93) pasará por E , pero la polar y el polo, así como los sistemas en involución, son proyeclivos; luego el teorema es general. Núm. 195. Imaginemos que en la figura 94, la recta A a está en el infinito: tendremos que b será el centro de la in- volución sobre Pa; B el de la involución 31 A; y O, centro de la cónica, el polo de Aa; luego en el caso general, los centros de ambas involuciones están en linea recta con el cen- tro de la curva. De aquí resulta, que para hallar en la figura 90 el centro de la involución sobre pp\ basta unir el centro A de la có- nica al O de la involución sobre Pa, y prolongar la rec- ta A O hasta que corte á pp' . Núm. 196. Sea cual fuere la involución que se escoja . sobre Pa (fig. 90), los puntos P y a pertenecen á ella: aplicando á estos puntos el método general para deducir el segmento de la involución sobre pp correspondiente al Pa, tendremos que trazar a 8' tangente á lacónica, y unir Sf á P poruña recta; pero a es el polo de Pb, luego S' P coincide con Pb, y b será el punto conjugado de a. Es decir, que a y b son puntos comunes á todas las in- voluciones de pp' correspondientes á las que se establezcan sobre P a. 91 Además los puntos a, b; a, b'; a" , b" forman una involución (Núm. 187) sobre pp, cuyo centro se obtiene trazando el diámetro A T conjugado con pp’, luego puede decirse que ab es el segmento común á la involución fija T y á la involución sobre pp deducida del teorema. Núm. 197. Problema inverso. Sean (/?#. 90) A una có- nica, P un polo, y pp la línea polar. A cada posición de la recta Pa corresponden infinitas involuciones sobre dicha recta, según sea el centro que se elija, y á cada una de estas involuciones corresponde asimismo una involución y un cen- tro sobre pp: este centro varia por la ley de continuidad. Así pues, sea cual fuere el punto que sobre la recta pp es- cojamos como centro de involución, siempre corresponderá á una cierta involución sobre Pa, enlazada con la primera se- gún indica el Teorema de Desargues; más el parámetro de la involución no es arbitrario, como tampoco lo es el de la in- volución correspondiente sobre Pa. Si R es el centro so- bre pp, el parámetro será RaxRb; y uniendo los pun- tos A y R por una recta, el punto O en que corla á Pa será el centro de la involución sobre Pa, y OPxOa su parámetro. En resumen, una vez fija y determinada la recta Pa, po- demos elejir arbitrariamente el centro R de la involución sobre pp\ pero no el parámetro. Podemos aún presentar esta proposición con más claridad suponiendo sobre xx’ ( fig . 95) infinitos centros o, o’, o” variando de una manera continua; á cada centro correspon- derá un parámetro m= o a X o b; m’ = o’ aXo b; m’ = o”aXo”b y en cada punto podemos imaginar escrito el número corres- pondiente: m en o; m en o ; m” en o"; Si suponemos ahora que varia Pa, variarán a y ó, y para los nuevos puntos a y b’ , los números de o, o , o" serán distintos: n — oa’xob' para o; n — o a X o bf para o'; n”~o"a,Xo"bt para o”..... 92 Es decir, que variando Pa por la ley de continuidad, para cada punto fijo o, o , o" de la recta dada xx , conside- rado como centro de involución, corresponderán infinitos valores: m, n, p para o; m\ n, p' para o’ ; m", n \ p" para o" Fácil es demostrar que el parámetro varia para cada punto entre + 00 y —-<*> : en efecto, sea T (fig. 96) el centro de la involución a, b; a', bf; a" , b" (. Núm . 188), y O un punto fijo de pp considerado como centro de todas las involu- ciones que formemos. Veamos cómo varia oaX ob = m cuando varían a y b (fi- gura 96). Tenemos Oa = OT+Ta, y Ob = OT—Tb; luego m = {OT+Ta) (O T — Tb) == Or- + OT(Ta— Tb)~ Tax Tb; pero O T2 y Tax Tb son constantes; luego m — constante OT(Ta-Tb). Por lo tanto, Ta — Tb y m varían entre + o© y — , puesto que para Tb — o, Ta — oo y m — oc, y para Ta — o , Tb = oo y m = — o©; y basta para convencerse de ello recordar que TaXTb ~ constante. 93 De aquí se deduce, que dados sobre la recta pp (fig. 90) un cenlro de involución y su parámetro, este corresponderá á cierta recta Pa y á cierta involución sobre dicha recta, y puede, según lo expuesto, formularse el siguiente Problema . Dada sobre pp una involución , determinar, primero el segmento común con la involución fija T , es decir, los puntos a y b; segundo, la involución correspondiente sobre Pa, su centro, y sus puntos dobles si existen. Examinaremos varios casos. I. Que la recta pp' sea exterior á la cónica, y que la in- volución sea del género m o. Si por T (fig. 98) levantamos TM perpendicular sobre pp\ los segmentos de la involución T serán, como en el caso anterior, los diámetros de las semicircunferencias que pasan por M y tengan su centro en pp'. 91 Sea ahora C el centro de la involución ciada, cuyo pará- metro representaremos por m2. Si sobre la recta CM bus- camos un punto N por la condición C3ÍX CN= m\ y ha- cemos pasar por M y N la semicircunferencia bN 31a, el segmento ab será común á ambas involuciones. En efecto, a y b pertenecen á la involución T, según queda demostrado; y observando que CaX Cb ~ C Nx CM = m\ resulta que también pertenecen á la involución V. Uniendo el centro de la cónica O á C, y trazando las rec- tas Pa y Pb, los puntos o y o' serán los centros de las involuciones sobre Pa y Pb. III. Que la recta pp' sea tangente á la cónica, y la invo- lución corresponda á m < o. Cuando la recta pp’ se aproxima á la cónica (fig. 97), el polo P y el punto T tienden á confundirse: además, dado el punto a para determinar la recta Pb, deberemos trazar dos tangentes á la cónica (fig. 99), una de las cuales será la recta aT y la otra ac. La Pb del caso general será en el que examinamos la Te; la Pa se confundirá con Ta; y el punto b conjugado con a será el mismo punto T. Los pun- tos a , a! , a ' tendrán por único punto conjugado T, y el parámetro de la involución T será nulo. Si consideramos este caso como límite del primero, deberemos suponer nula la ordenada T 31 (figura 97); el punto 31 coincidirá con T, y llegaremos á la siguiente cons- trucción. Por el centro C de la involución dada, levántese 6"m — al parámetro y perpendicular sobre pp: hágase pasar por m y T una semicircunferencia, y el segmento a T será el buscado. Trazando oc tangente á la cónica, obtendremos la recta c T conjugada con la aT, y uniendo los puntos C y O, el o, en que dicha recta CO corta á cf, será el centro de la involución sobre CT. IY. Que la recta pp (fig. 100) sea tangente á la cónica, y además se tenga m^o. 95 Consideraciones análogas á las precedentes conducen á la siguiente construcción. Trácese la semicircunferencia CT, y la cuerda Cm igual á la raiz cuadrada del parámetro de la involución C; bajando ma perpendicular sobre CT, los puntos a y T serán los que nos proponíamos hallar: la tangente ac determinará la recta cT conjugada con a T, y OC determinará el cen- tro o. Y. Que la recta pp ' (fig. 101) corte á la cónica, y que además se tenga m < o. Sea C el centro de la involución dada, y T el punto de intersección de OP y pp; este punto será el centro de la involución fija sobredicha recta, involución que siempre será de primer género. (Se continuará.) CIENCIAS FÍSICAS. ELECTRICIDAD. Boyas eléctricas de Mr. Emilio Duchemin. (Les Mondes, 30 enero 1868.) La boya de Mr. Duchemin es un elemento de pila, forma- da de un doble cilindro de carbón exterior y de zinc interior, sumergido simplemente en el agua del mar: un tornillo de co- bre estañado fijo en el carbón representa el polo positivo, y otro parecido fijo en el zinc, representa el negativo. Las ca- bezas de los dos tornillos descansan en un soporte de madera, que sirve para fijar el aparato á un cuerpo flotante. Los pri- meros ensayos de la boya se hicieron en 1859, y prévio un primer informe favorable, el ministro de marina decidió que debía experimentarse en grande este sistema de pilas, verifi- cándose efectivamente los experimentos en el puerto de Cher- burgo, en agosto de 1866 y setiembre de 1867. Su objeto principal es la preservación del hierro sumerjido en el agua del mar. Si en el polo positivo de la pila se pone una plancha de hierro bien limpia, no tarda en separarse del agua salada completamente oxidada ; si, por el contrario, se la suspende del polo negativo, la plancha queda enteramente preservada. Esta diferencia de efectos se explica muy naturalmente por una de las primeras leyes de la electro-química. Siete ele- mentos de 40 centímetros de circunferencia, bastan para pro- 97 leger por espacio de más de un año una plancha de hierro de varios metros cuadrados; y los últimos ensayos demuestran que la pila puede preservar una superficie de hierro igual á 18 veces la de su elemento zinc. La gran ventaja de las pilas de boya es la duración y constancia de su efecto, resultado natural de la renovación del liquido que las alimenta. Es probable que estableciendo en un pozo en los buques acorazados, una pila parecida de un número suficiente de elementos, cuyo polo negativo comu- nique con la coraza del navio, se le puede preservar de la oxidación que suele corroerle en poco tiempo. Este sistema de conservación por medio de boyas establecidas en los po- zos, podría aplicarse por lo ménos en los buques desarmados que permanecen en el puerto durante muchos meses, y aun años, tanto más cuanto que cuándo están parados experimentan en mayor grado que en las travesías la acción corrosiva del agua del mar. Para conclusión, enumera Mr. Duchemin del si- guiente modo las muchas aplicaciones que pueden recibir sus boyas eléctricas: 1.a para la conservación de los cascos y corazas de hierro de los buques, según acabamos de decir; 2.° para prender fuego á minas sub-marinas y torpedos por el intermedio de un carrete de Ruhmkorff; 3.° para limpiar, por medio del mismo carrete Ruhmkorff, las carenas de los navios, pues la experiencia ha demostrado que haciendo comunicar un polo del carrete con el casco y otro con el mar, se des- prenden inmediatamente las lapas y demás moluscos; 4.° para trasmitir por medio de señales telegráficas las órdenes de las maniobras; 5.° para indicar en los puertos, á los buques que quieran entrar en ellos, el nivel que entonces tiene el mar; 6.° para averiguar la inducción de las más débiles vias de agua corriente; 7.° para trasmitir de un buque á otro señales eléc- tricas, por medio de cables ó conductores volantes; 8.° la combinación de las boyas con el carrete de Ruhmkorff y los tubos de Geissler, permiten señalar por la noche en caracteres de fuego los pasos peligrosos, ó hacer visibles las boyas de las entradas de los puertos. Este problema le sigue Mr. Briou- de de Rouen por su parte. TOMO XVlíl. 7 98 METEOROLOGIA, Resumen de las observaciones meteorológicas hechas en el Real Observatorio de Madrid en el mes de julio de 1867» OBSERVACIONES GENERALES. Dia 1. “Caluroso y pesado, por la mañana; nuboso y algo revuelto, á medio dia y por la tarde; casi cubierto, durante la noche. Dias 2 y B.— -Calinosos al principio; ligeramente nubosos y variables, por la tarde; despejados y un poco ventosos, después de oscurecido. Dias 4 al 7.— Hermosos dias de verano, despejados, calu- rosos y ventosos, á ralos. Dia 8. — Algo nuboso, ventoso y fosco, al amanecer; muy nuboso y turbio por N. 0., N. E. y S. E., entre las doce y las tres horas de la tarde; tempestuoso por el O., al oscure- cer. Desde las ocho á las once horas de la noche relampaguea de continuo por el N. E.— Dia muy caluroso y pesado. Dia 9. — Parecido al anterior. Fosco y amenazador, desde un principio, por S. E., S. O. y O.; tempestuoso, á media mañana, por los mismos puntos del horizonte; anubarrado y variable en lo sucesivo. Remolino ó golpe súbito de viento á las diez horas de la noche. Dia 10. — Nuboso y variable, como los dos precedentes. Aparato de lluvia, sin ninguna consecuencia, en las primeras horas de la mañana. Dias 11, 12 y IB, — Variables y nubosos, como dias de otoño más que de verano. Dias 14 al 19. — Despejados, ligeramente ventosos y no muy calurosos. Nótase la falta de calina en el horizonte. 99 Dia 20. — Despejado, por la mañana; y cubierto de pe- queños cumuli todo el horizonte, y, en particular, por el S. E., S. y S. O., durante la tarde. Al tiempo de oscurecer des- cúbrese por el S. una nube tempestuosa, densa y bien defi- nida, que, por el S. E. y E. pasa al N. E., despidiendo nu- merosos relámpagos, entre las ocho y las nueve horas de la noche. A las nueve y media aparece otra nube, análoga á la primera, por el S. O., y mientras pasa por el zenit hácia el N. E., relampaguea, truena y llueve con alguna intensi- dad. Y á las diez y media asoma por el S. una tercera nube, igualmente tempestuosa, que despide también alguna lluvia, entre relámpagos y truenos incesantes é intensos, y se pierde, asimismo, por el N. E., pasada la media noche. Dias 21 y 22. — Despejados, poco calurosos y algo ven- tosos. Dia 23. — Anubarrado y revuelto. Antes de medio dia sopla el S. O. con velocidad de 20 á 25 metros por segundo. Dias 24 y 25.— Anubarrados también, revueltos y desa- pacibles. Impropios del centro del verano. Dias 26 y 27. — Despejados, ventosos y poco calurosos todavía. Dia 28. — Nuboso, y hasta cubierto algunos ratos, como dia húmedo y triste del otoño. Dia 29. — Algo nuboso por la mañana; despejado y ven- toso, por la larde; arrecia el viento por la noche. Dia 30. — Despejado y apacible. Caliginoso y encendido el cielo, cerca del horizonte, por S. E., S., S. O. y 0. al oscurecer. Dia 31. — Nuboso y ventoso por mañana y larde; cubierto y húmedo, por la noche. Yienlo huracanado, del S. al O., entre las doce y dos horas de la tarde. EECDAS. BAROMETRO. TERMOMETRO. Am Á. máx. A. mín . Oscilación. T 1 m T. máx . T. mín. Oscilad mm mm mm mm 0 0 0 0 1 703,72 706,22 704,70 1,52 23,1 31,2 16,6 14, 2 708,24 709,16 707,52 1,64 22,6 30,3 15,9 14, 3 709,37 710,64 707,97 2,67 25,7 35,2 16,1 19, 4 709,38 710,38 708,42 1,96 25,9 35,5 16,0 19, 5 710,22 711,32 709,05 2,27 25,9 35,1 17,2 17, 6 709,94 710,70 708,60 2,10 27,3 36,6 17,7 18, 7 707,91 709,63 704,18 5,45 28,5 38,2 18,3 19, 8 706,24 707,31 704,07 3,24 27,6 38,2 18,8 19, 9 700,00 707,30 705,82 1,68 25,5 34,3 18,7 15, 10 706,41 ¡707,43 705,31 2,12 26,0 33,8 16,7 17, 11 700,52 706,55 704,37 2,18 23,6 31,9 16,2 15, n 703,91 707,1 1 ”05,05 2,06 20,5 28,6 13,2 15, 13 706,88 707,53 765,69 1,86 22,4 30,2 13,4 1 6, 14 706,63 708,22 705,05 3,17 24,6 32,5 15,0 17, 13 703,38 706,41 704,66 1,75 23,6 31,1 15,2 1 5, 16 706,37 706,98 705,19 1,79 26,3 34,1 15,4 18, 17 708,34 709,64 707,89 1,75 27,3 37,0 17,3 19, 18 708,33 710,28 706,66 3,62 28,5 37,7 17,4 20, 19 706,34 707,65 704,55 3,10 27,3 37,0 19,8 17, 20 703,90 707,29 704,27 3,02 27,2 37,2 17,2 20, 21 703,16 705,80 704,15 1,65 26,3 33,9 12,2 21 j 22 703,42 706,44 704,55 1,89 25,5 34,3 14,7 19, 23 703,00 705,85 704,08 1,77 21,1 27,7 15,8 11, 24 704,69 703,91 703,10 2,81 20 2 28,2 13,8 14, 23 703,41 704,87 702,42 2,45 20,5 28,4 14,0 14, 26 706,23 707,40 705,36 2,04 21,2 29,5 11,2 18, 27 708,21 709,06 707,37 1,69 22.9 32,1 13,1 19, 28 707,73 710,15 705,84 4,31 24’, 1 33,1 14,5 18, 29 703,22 705,93 703,99 1,94 24,2 33,1 16,7 16, 30 704,84 706,63 703,43 3,20 25,4 34,7 15,0 19, 31 702,39 703,92 701,15 2,77 24,5 32,7 17,2 15, 1.a d.a 708,02 711,32 704,07 7,25 25,8 38,2 15,9 22,; 2.a 706.60 710,28 704,27 6,01 25,1 37,7 13,2 24 j 3.a 703,30 710,13 701,15 9,00 23,3 34,7 i 11,2 23, Mes. 706,60 711,32 701,15 10,17 i 24,7 38,2 11,2 27, :ü 101 ; PSICROÍETRO. ATM0HETR0. PLUVIOMETRO. ANEMOMETRO. ¡VI! DES FECHAS, i 1 m Hm Tn 1 iii Evaporación. Lluvia. Dias. Dirección. 1 Veloc. .1 ül>Lo. 1 1 íT 50 mra 10,5 iom 10,2 mm » » s.s.o. kils. 530 7,7 1 l¡, 1 l( j¡,4 47 9,0 10,5 » » O.N.O. 426 0,6 2 1!, U 7,5 49 12,0 10,1 » O.O.-S.S.E. 414 1,7 3 I 7.8 50 11,6 10,4 » » S.E.-O.N.O. 306 0,4 4 isj 1(1 ' p.3 45 10,9 11,2 » » O.S.O.-N.E. 385 0,0 5 S.9 42 11.5 13,9 » » N.E.-S.O. 394' 0,0 6 i! ifi 9,7 42 11,4 13,1 » » E. (var.) 403 0,0 7 1)1 lu 49 13,0 12,5 » »> E.N.E. 442 3,6 8 1¡ iiji ¡(1,9 54 12,6 8,4 » » S.E. (var.} 352 4,9 9 il,! ;7,8 48 11,9 10,5 » » S. (var.) 387 5,1 10 l| 7,7 45 9,7 12 2 » » o.s.o. 468 1,4 11 lo,ij 6,2 51 9,1 11,4 » » O.N.O. 568 4,7 12 Ifi! ir 7,3 47 9,0 10,6 » » O. 420 4,1 13 7,7 47 10,3 10,6 » » o.s.o. 266 0,0 14 inj ¡9,1 39 7,7 13,7 » » 0. 516 0,0 1 5 i¡; 1 Ai 1 9.0 42 10,1 12,2 >, » O.S.O. -O. E. 378 0,0 16 11 AA | | 9,9 38 9,9 13,0 » » N.N'.O. 373 0,0 17 lli aai i 9,4 42 12,0 12 2 » » N.-S.O. 376 0,4 18 9,9 39 9,8 13,1 » » N.N.E. 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Día 1.— Lluvioso, por la mañana; nuboso y muy ventoso, por la tarde;' cubierto y húmedo, por la noche. — Parecido á los dias de otoño, lluviosos y revueltos. Dia 2. — Variable. Arrecia el viento por la tarde, y queda la noche despejada y fresca. Días 3 al 13.— Despejados y calurosos; de viento del N. E. y S. E., de mediana fuerza; y muy calurosos. — A la pos- tura del Sol preséntase, por el S. O. y N. O., encendido y fosco el horizonte. — En la madrugada del 10, obsérvase ya, por el Oriente, la luz zodiacal muy bien definida. Dia 14. — Caluroso, al amanecer; cubierto de varias ca- pas de nubes, luego; lluvioso y como tempestuoso al princi- pio de la tarde; ventoso y cada vez ménos nuboso, por tarde y noche. Dia 13. — Variable, nuboso y ventoso. Dia 16. — Más apacible y claro que el anterior. Dias 17 y 18. — Despejados y apacibles, pero muy calu- rosos. Dia 19. — Muy calinoso, por la mañana; tempestuoso en tre las dos y tres horas de la tarde, hacia el S. y S. E.; ar- recia el viento y cae un aguacero de breve duración é inten- sidad, poco después; anubarrado y lluvioso, por la noche. Dia 20. — Muy nuboso y fatigoso; variable de continuo. Dias 21 y 22. — Análogos á los dos anteriores; nubosos, calurosos y variables. --En la noche del primero, percíbense numerosos relámpagos por el E. y S. E. ; y en la del último se despeja por completo la atmósfera. Bólido muy brillante á las ocho y cuarto. 103 Dia 23. — Despejado, pero muy calinoso. — Durante la no- che, relampaguea por N. y N. E. Dias 24 y 25. — Nubosos y calurosos. — Aparato frecuente de tempestad y relámpagos lejanos. Dia 26. — Vuelve á despejarse, conservándose, sin em- bargo, el horizonte como envuelto ú oculto por ia calina.— Continúa relampagueando durante la noche, hácia diversos puntos del horizonte. Dia 27. — Calinoso y caluroso, por la mañana; nuboso y tranquilo, al comenzar la tarde; despejado y ventoso, al os- curecer; muy ventoso (N. N. E.) y fresco, en el curso de la noche. Dia 28. — Continúa despejado, ventoso y fresco. — Desa- pareció por completo la calina. Dia 29.— Parecido al anterior. — Consérvase limpio el ho- rizonte. Dia 30.— Parecido á los dos anteriores, por mañana y tarde. Por la noche se empaña de nubes el horizonte y mucha parte del cielo. Dia 31. — Algo calinoso, nuboso y variable. 104 FECHAS. BAROMETRO. TERMOMETRO. i- .i ^ m A. máx. A. míu. Oscilación. Tm ! T. máx. T. mín. Oscüaci. 1 mm 70 1 ,49 ni m 702,01 mm 700,44 mm 1,57 18°0 24! 5 0 11,2 13! 2 704,99 707,13 703,03 4,10 19,1 28,4 13,7 14, | 3 707,27 708,40 706,13 2,27 19,5 29,6 10,2 19,1 4 707,99 708,84 706,70 2,14 22,4 32,4 11,1 21, 5 707,54 708,89 706,23 2,66 24,4 35,0 15,0 20, 6 706,79 707,54 703,98 1,56 25,1 34,5 15,0 19, 7 707,04 708,04 705,97 2,07 25,8 35,4 15,0 20, 8 705,84 707,51 704,01 3,50 27,5 37,3 17,8 19, 9 705,65 706,33 704,58 1,75 26,8 36,2 19,0 17, 10 707,42 708,16 706,70 1,46 27,0 36,1 17,0 19, 11 707,77 708,99 706,66 2,33 27,6 36,6 18,4 18, 12 706,68 707,96 705,34 2,62 28,3 38,2 18,9 19, 13 707,36 708,40 705,87 2,53 28,3 37,9 18,5 19, 14 707,54 708,88 706,08 2,80 24,5 33,9 16,7 17, 15 706,98 708,03 705,92 2,11 21,4 29,3 14,8 14, 10 706,80 707,37 706,07 1,30 23,4 32,2 16,2 16, 17 708,18 709,35 707,17 2,18 24,8 34,6 15,8 18, 18 708,76 ¡709,61 707,56 2,05 26,2 35,7 17,2 18, 19 708,30 709,96 706,67 3,29 24,8 34,7 17,1 17, 20 707,26 708,44 705,85 2,59 24,8 32,1 17,0 15, 21 706,45 707,55 705,34 2,21 24,2 32,1 17,0 15, 22 706,00 706,77 704,91 1,86 24,1 32,8 17,8 15, 23 706,51 707,75 705,42 2,33 25,0 34,9 15,6 19, 24 706,76 707,59 705,64 1,95 25,4 34,2 17,0 17, 25 706,82 708,00 705,84 2,16 25,2 34,6 18,0 16, 26 706,47 707,74 705,13 2,61 26,4 34,6 18,3 16, 27 707,64 709,43 706,35 3,08 24,2 34,3 16,6 17, 28 710,90 711,46 709,98 1,48 19,4 27,3 12,2 15, 29 709,53 711,21 708,16 3,05 21,7 32,1 11,0 21, 30 705,78 708,30 703,84 4,46 24,5 34,4 14,7 19,' 31 703,70 704,41 702,81 1,60 | 23,4 30,6 18,0 12,i 1.a d.a 706,20 708,89 700,44 8,45 23,6 37,3 10,2 27/ 2.a ’ 707,56 709,96 705,34 4,62 25,4 38,2 14,8 23,' 3.a 706,96 711,46 702,81 8,65 24,0 34,9 11,0 23/ Mes. | 707,91 711,46 700,44 11,02 24,3 38,2 10,2 28/ u 105 PSICROUE r, Jh1u TRO. Jn m ATUORETRO. Evaporación. PLUYIOU Lluvia. 1ETR0. Di as. AMOMET Dirección. DO. Veloc. NUBES. FECnAS. 13 E 69 mm 10,5 mm 6,8 mm 2,8 » o.s.o. kils. 616 8,9 1 1 ',7 54 8,8 7,2 » » N.O. (var.) 453 3,0 2 11 ! ,5 56 9,3 8,1 » » E.N.E. 324 0,0 3 i I»5 46 9,1 10,3 » » E.N.E. 496 0,0 4 1 | ,9 47 10,3 10,6 » » N.-S.O. 411 0,0 5 1! u 40 8,6 10,9 » » N.O. (var.) 378 0,4 6 1 1 ’5 39 9,1 10,5 » » N.E. (var.) 310 0,0 7 ll; |,8 45 11,9 10.3 » » E. (var.) 421 0,3 8 11 ,3 46 11,7 9,9 » » E.S.E. -O.S.O. 385 2,3 9 11 ,i 42 10,5 9,6 » » (Variable.) 280 0,1 10 1! i ,5 42 10,9 9,5 » )) E.S.E. (v.) 260 0,1 11 11! ,2 33 8,9 11,3 » » E.S.E. 476 0,0 12 1! ,1 34 9,0 11,0 » » S.S.E. 367 0,0 13 11; í 43 9,2 9,4 » i) S. (var.) 437 5,7 14 ii; i ’0 -47 8,6 9,9 » » O.N.O. 578 4,4 1 5 ll : ,3 48 10,0 7,2 » )) N. (var.) 215 3,4 16 id |,4 43 9,7 9,1 » » N.E. (var.) 378 1,4 17 id í ,3 41 9,6 9,7 » » E.S.E. 448 0,3 18 ; ,9 52 11,9 8,0 1,6 » E.S.E. 408 3,6 19 ly ,4 56 12,6 6,3 » » E.-O. 340 5,7 20 y ,4 49 10,7 7,5 » » ! 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(Archiv. des scienc. phys., 25 junio 1867.) diversamente matizado de verde y blanco, ó de amarillo y rojo ó color de naranja, goza en este momento de gran pre- dilección por parte de los aficionados á la jardinería. Los más conocidos del grupo se designan con los nombres de Mistress Pollock y de Sunset; pero existen otros muchos, y á cada mo- mento se indican algunos nuevos: además el mismo Pelargo- nium zonale, que puede dar todas estas variedades de follage, presenta también variedades de flores dobles, entre las cuales es la más apreciada la llamada Gloria de Nancy. Estos hechos, interesantes por sí solos para el horticultor, tienen además otra importancia particular para el botánico. Así en primer lugar es digno de observarse, que ambas séries de variaciones se desarrollan aisladamente, y se excluyen una á otra. Todas las de follage matizado tienen las flores senci- llas; y por el contrario, en las variedades de flores dobles, el follage es unicolor. No solo deja de estar matizado, lo cual 107 fácilmente se explica, sino que además la zona rojo-parda en forma de herradura que pertenece normalmente á las hojas de este Pelargonium , llamado por esta razón zonale , llega á desaparecer. Si se tratase de explicar tal desaparición podría atribuirse á la multiplicación de los pétalos, suponiendo que la sustancia roja necesaria para darles color pasase de las hojas á ellos; ó con mas exactitud, como si la elaboración de dichos pigmentos rojos se concentrase en lo sucesivo por completo en las flores. Esta explicación se justifica por un fenómeno análogo, que observó é indicó hace unos cuarenta años Carlos Morren en la Orchis macúlala y otras especies del mismo grupo. Sábese que éstas plantas tienen las hojas matizadas de color rojo- pardo, y las flores purpurinas: el pigmento de ambos colores es en realidad el mismo; y según las flores toman color las hojas se decoloran, sucediendo con frecuencia que cuando el Orchis está en floración, las hojas son monocromas. Otra reflexión de un orden más importante nos sujieren las recientes variaciones del Pelargonium zonale, y tiene el mérito de la actualidad en vista de la discusión abierta hace algún tiempo en los periódicos ingleses de horticultura, res- pecto al origen de las variedades Mistress Pollock y otras de la misma categoría. Trátase de saber si estas variedades pro- vienen de cruzamiento, de simples siembras, ó por dimorfismo y dicromismo, como dice Mr. Garriere, esto es, por una rama lateral, en términos comunes de jardinería; pero hay acerca de este punto las afirmaciones más contradictorias. Creemos que la verdad está entre todas las opiniones, es decir, que el origen de estas variedades es múltiple y variado. Apareció una de ellas, á nuestra vista y en nuestro jardín, en un pie común del Pelargonium zonale de la variedad Amelia Gri- seau. Se han desarrollado dos ó tres ramas de este individuo con hojas marmoleadas y manchadas de verde, amarillo y rojo, que corladas y plantadas han dado una variedad que ha llegado á fijarse, igualmente pudieron manifestarse otras variedades del mismo grupo en los viveros; pero se nos re- siste creer que hayan podido ser el resultado de fecundacio- nes artificiales, operación siempre delicada y frecuentemente 108 desafortunada, aun con los pelargonios, por parte de los hor- ticultores prácticos. Además de la diversidad de origen, debe admitirse la aparición simultánea de estas variedades á la vez entre los diversos horticultores de Inglaterra, Francia, Bélgica, é in- dudablemente también de otros países. No son MM. Hen- derson, Slandish, etc., los que los han ganado exclusiva- mente, como se dice en el lenguaje vulgar. Prescindiendo del ejemplo que nos es personal, y que antes hemos referido, po- demos citar también, según nuestras noticias, los cultivos de MM. Mawet, horticultores de Lieja, donde ha aparecido otra variedad que en el comercio creemos introducida con el nombre de Conde de Argenteau; y el hecho que indicamos se considera además como establecido en el mundo hortícola. Resulta en nuestra opinión, que estas variaciones no son re- sultados más ó ménos voluntarios y directos de la influencia del hombre sobre la especie, ni la consecuencia de tal ó cual operación ó fecundación más ó ménos artificial, ni una con- secuencia del poder que el jardinero ejerce sobre la planta. No es una depresión, sino una evolución, que no se verifica á posleriori sino d priori , si así podemos decirlo. Estas varieda- des, cruzamientos, modificaciones por siembra ó accidentes son la consecuencia indirecta, aunque fatal, natural y espon- tánea, del desarrollo propio de la especie bajo la influencia del clima artificial de los jardines. Vemos en este hecho una nueva prueba de la verdad de las opiniones sostenidas por Mr. Darwin. Diremos de buen grado, para que se comprenda mejor nuestro pensamiento, sin cuidarnos de la expresión rigorosa que deba dársele, que todas estas variedades estaban y están en el aire, y que se manifiestan porque su dia ha llegado. Con más exactitud, podemos decir que son la consecuencia obligada del estado en que se encontraban los pelargonios en los jardines en 1864 ó 1865, comprendiendo los cruza- mientos, las híbridas y las razas, es decir, la sangre de nues- tros pelargonios domésticos. Modificación por siembra ó di- morfismo, el origen de estas variedades es una especie de disyunción, acompañada de evolución propia. 109 En este sistema, el arte del jardinero bajo el punto de vista de su influencia directa sobre la aparición de las varie- dades, está algo debilitado. Su Ipapel permanece siendo el mismo, y se aumenta cuando se le considera como provo- cando y ayudando la evolución propia de las especies que somete al clima artificial de la jardinería. Los pelargonios de flores dobles, confirman también la opinión que acabamos de aventurar; y en efecto, aparecen al mismo tiempo en muchos jardines, como ha sucedido en Cler- rnonl, en Nancy, en casa de MM. Lemoine y Chalé, y en otras seguramente. Esta aparición fué precedida hace algunos años de varios casos accidentales y efímeros: las primeras flores dobles lo eran poco; las últimas son mejores, y llegarán á existir algunas muy superiores sin duda. El ejemplo de los pelargonios de flores dobles vale mucho más que el anterior, y nadie podrá sostener que estas variedades sean consecuen- cias directas de cruzamientos ó fecundaciones artificiales. No se conoce el medio de producir á voluntad flores dobles, pues es enteramente espontánea su aparición, acaeciendo rara vez en la flora rural, y por el contrario, siendo frecuente en la flora hortícola: los motivos de esta diferencia son fáciles de determinar. No es ménos cierto que en la flora hortícola, y bajo la influencia del medio que se llama un jardín, es espon- tánea la aparición de una flor doble. Una vez obtenida y fija- da la flor, por imperfecta que sea, puede servir, por medio de fecundaciones cruzadas ó por convenientes selecciones, para obtener otras mejores; pero seria un error creer que todas las flores dobles de esta especie, tratadas de semejante modo, desciendan de unos solos padres. En general hablamos de las plantas de la floricultura, donde se manifiestan diversos orí- genes ó focos, y esta manifestación es sincrónica. Como prueba de ello podemos citar la Chryseis (Escholtzia) californica , que generalmente es sencilla. Sin embargo, existe hace poco tiempo una raza doble, que se ha fijado bastante bien. Antes que esta raza estuviese en el comercio, podria citarse aisladamente una Chrijseis doble en algún ca- nastillo, pero que desaparecía con él. Después de aparecer frecuentemente ejemplos semejantes, ha llegado á serlo tanto, 110 que por ultimo se ha fijado la existencia de flores dobles. Lo mismo puede decirse de la Porlulacca grandiflora , de la cual se poseen en el dia razas de flores dobles muy constantes. Pero antes de fijarse definitivamente esta raza, sehabian indi- cado ya varias veces portulacas dobles que han desaparecido; é igual observación es aplicable á la Chryseis californica de flores blancas. Abundan los ejemplos de esta evolución es- pontánea y natural de las plantas hortícolas, y nos limitamos á mencionar todavía la Prímula prmilens ( sinensis ) la Gloxi- nia speciosa y las dalias. En apoyo de las afirmaciones anteriores respecto al ori- gen de los pelargonios de flores dobles, podemos citar una comunicación que á principios de este año remitió nuestro sabio colega y amigo Mr. Henry Lecoq, de Clermont-Ferrand, á la Revista hortícola (1866, p. 26). Hace más de diez años, dice Mr. Lecoq, que tenia en mi jardín un Pelargonium zonale semi-doble, en el cual no fijaba la atención. Como este pelargonio se hallaba esparcido en la mayor parte de los jardines de Clermoot, confieso mi ignoran- cia al creerlo común y conocido en todas partes. Era semi- doble, bastante vigoroso, poco florífero, y precisamente el llamado Triunfo de Gergovia, que es fértil, y suele dar bas- tantes semillas. En 1863 hubo una exposición en Clermont, y Mr. Amblard, horticultor, presentó varios pies del pelargo- nio de flores dobles , pero solamente se conservó uno que lo era enteramente y muy hermoso, el cual procedía de las se- millas del Triunfo de Gergovia. Lo he descrito, dice Mr. Le- coq, en la Revista hortícola con el nombre de Gloria de Cler- mont. Mr. Van Houtte compró esta novedad, pero apénas se tuvo noticia de dicha adquisición, cuando Mr. Domas, horti- cultor de Riom, ofreció otro pelargonio doble, aunque ménos perfecto que el de Mr. Amblard. Hácia esta misma época Mr. Ferrier recibió de otro horticultor de Clermont, Mr. An- ' tonio Pabot, otro Pelargonium zonale de flores dobles, diferente de los dos anteriores y ménos hermoso, que sin embargo figura en los catálogos con el nombre de Marcial Champflour , aficionado de quien Mr. Pabot era jardinero. En resumen, estos cuatro pelargonios dobles son: Gloria de Ncincij ( ra - 111 nunculi flora pleiiissima del catálogo de Mr. Van Houtte), Fer - rier, Martial Champflour y Triunfo de Gergovia. Todos cuatro son de origen auvernés, y á lodos ellos les excede la Gloria de Nancy , la cual introdujo en el comercio Mr. Lemoine, horticultor de esta capital de la antigua Lorena. Sin repetir la historia de la Aucuba, creemos poder recor- dar que fue introducida en Europa en 1783. La planta era fe- menina, y de ella han salido por estacas todas las aucubas que en incalculable número adornan los jardines de Europa y Asia. Por la falta de estambres, sus flores morían vírgenes; pero en 1860 Mr. R. Fortune encontró en las cercanías de Jedo una aucuba macho, y la remitió cuidadosamente á Mr. Standish, horticultor de Ascot, y este la trató tan bien que desde 1863 da llores, cuyo polen se utiliza inmediatamente para hacer fructificar las aucubas femeninas, entre las cuales po- día decirse que no había habido consorcios desde 1783. Ves- tales por necesidad, manifestaron, sin embargo, bien pronto que no se hallaba estinguida en ellas la fuerza reproductora: la unión por consiguiente fué fecunda, y bien pronto pudie- ron verse, primero en la exposición universal de horticultura de Bruselas en 1864, y algo después en todas partes, bayas de un hermoso color rojo de cereza, que esmaltaban el fresco follage de las aucubas. Esto fué una verdadera revolución, porque las semillas obtenidas de tal modo, confiadas á la tierra dieron una progenie enteramente nueva. Debía esperarse, se- gún los precedentes, ver que las jóvenes aucubas nacidas en Europa apareciesen cuando crecieran, unas de un sexo y otras de otro, es decir, unas con estambres y otras con pistilos; pero no sucedió así. Mr. Ch. Lemaire ha publicado, en su Ilustración hor- tícola (1), que en casa de Mr. Narciso Ganjard, horticultor de Gante, un individuo, obtenido de semillas de la Aucuba japó- nica común, desarrolló en enero de 1866 una panoja tirsoi- dea muy lozana , cuyas flores eran todas hermafroditas, se- (1) Veas# Illustration horticoie, 1866, mayo, p. 30 de las Mis- celáneas, y 1867, enero, lám. 503, verso. m gun lo hemos demostrado, dice Mr. Lemaire, oculo nudo vcl lente armato. Cuatro estambres perfectamente formados ro- deaban á un estilo también normal, cuyo estigma nos ha parecido un poco más ancho y ligeramente lobulado. Mr. C. A. Garriere acaba de publicar una observación parecida (!)•: En la sesión del 4 de diciembre de 1866 de la Sociedad Real de horticultura de Londres, se refirió un hecho de los más importantes bajo el punto de vista científico, y que puede modificar profundamente las ideas admitidas generalmente respecto al valor de los sexos en la clasificación de las plan- tas; y en la misma sesión presentó Mr. Standish un pie de la Aucuba hermafrodita, procedente de una siembra que había hecho. La prueba de ello resaltaba de la misma planta, su- puesto que todavía estaba provista de sus cotiledones, y tenia en la cima una inflorescencia en la cual se observaban flores hermafroditas. Mr. Lemaire observó que ni Mr. Standish ni Mr. Gar- riere, parecían saber ó recordar que ya fuese conocido este hecho, lo cual comprueba que la ciencia y la práctica no son siempre muy lectoras. Los derechos de prioridad en favor de MM. Lemaire y Narciso Ganjard son por otra parte incontes- tables; las fechas están consignadas, y el tribunal de la histo- ria sentenciará indudablemente en favor de Gante, contra Londres y París. Por nuestra parte, lejos de lamentarnos de ello, nos alegramos de haber referido dos veces la misma historia, y aprovechamos la ocasión de contarla por tercera vez. Como quiera, recordamos perfectamente haber visto du- rante el verano último, en las estufas de Mr. Jacob -Makoy, en Lieja, una Aucuba que tenia los estambres y pistilos reunidos en el mismo periantio. El hermafroditismo de las aucubas es por consiguiente una manifestación de la evolución efectuada por esta especie, bajo la influencia general del clima artificial de los jardines de Europa. Hay pues tres localidades, según nuestras noticias, donde se ha producido el hecho y además se ha indicado. Estamos (1) En la Revista hortícola, 1867, enero, núm. 1, pág. 7. 113 persuadidos de que si oiras quisieran hablar, podría decirse mucho más, y la misma historia se repetiría muchas veces; pero nos bastan las tres citadas. Aquí no puede admitirse hi- bridación ni cruzamiento, sino simple fecundación de la es- pecie por sí misma. Y al propio tiempo, como si todo estuviese en el aire , el mismo resultado extraordinario se ha manifes- tado en varios puntos á la vez, y tal manifestación no es local sino general, ni resultado del arte del cultivador, sino espon- tánea. Es indudable que en cuanto á la investigación de las causas finales, ó como se dice en el dia con Mr. Darwin, bajo el punto de vista de la selección , dicha trasformacion de una planta dioica en hermafrodita, después de una esterilidad local, fortuita y obligada de 80 años, es un hecho que puede dar motivo á reflexiones. Observemos también que el hecho no se ha producido en el Japón, pátria de la planta, sino en Europa, donde se hallaba deportada, por decirlo así, esto es, fuera de los límites de su área natural. Nunca hemos oido de- cir que las aucubas fuesen hermafroditas en el Japón; indu- dablemente no necesitan serlo. Mr. R. Fortune refiere, que los pies masculinos son allí muy raros y apénas se aprecian, en razón de ser ménos hermosos que las hembras de perlas rojas como el coral; sin embargo, son suficientes los que existen, puesto que allí es segura la fructificación de sus com- pañeras. En Europa es distinto; y en efecto, el clima, las condiciones de selección y la dirección de la evolución, son también diversas. La observación de que tratamos es uno de los más hermosos ejemplos de aclimatación que pueden ci- tarse en el buen sentido de la palabra. Otro hecho podemos citar todavía, relativo al chopo ó álamo blanco de Italia, respecto del cual dice Mr. Andrés Leroy en la Revista horticola: ¿De dónde proviene el Po- pulus fastigiata, llamado también álamo de Italia? Nadie in- dudablemente podrá decirlo. Acerca de este asunto, como de lodos los que se refieren al origen de las cosas, no puede ha- cerse más que emitir hipótesis. ¿Proviene de semillas, ó bien es resultado de lo que algunos llaman juegos de la naturaleza , otros un accidente, y otros también dimorfismo ? Nos inclina- mos á esta última opinión, y daremos la razón de ella. Hac TOMO XVIII. 8 114 más de diez años que nos preocupa este hecho, y nunca he» mos pasado por delante de un álamo de Italia sin examinarlo, á fin de descubrir algunos indicios que pudieran dar á cono- cer su origen. ¡Casi siempre nada! Todos son tan idénticos, que parecen calcados por un mismo modelo; así es que he- mos inferido (y probablemente con mucha razón), que todos los árboles de esta forma que existen provienen de un mis- mo individuo, son hijos de una misma madre. Hemos dicho antes casi , porque recientemente pudimos notar cierto número de pies del mismo álamo, que á diversas alturas tenian ramas encorvadas, y un poco más arriba de estas ramas apartadas, las ramificaciones eran difusas, poco compactas, y los ramos, en vez de ser delgados y puntiagudos, eran gruesos, como flexuosos y algo monstruosos. La lectura de esta comunicación del célebre arboricultor de Angers nos impresionó particularmente, puesto que nos trajo á la memoria una observación que habíamos hecho dias antes. Paseándonos por el jardín botánico de Lieja, observa- mos un grupo de álamos de Italia, de unos diez años, y cuyas ramas estaban muy apartadas. Estos árboles no merecen en realidad el título de álamos piramidales: sus ramas, lejos de afectar la forma piramidal, quedan divaricadas. El hecho in- dicado por Mr. Andrés Leroy adquiere de este modo á nues- tro parecer una importancia especial, y es además extraordi- nario, porque la variación se produce fuera de toda multipli- cación sexual, y simplemente por medio de estacas. No se conocen en efecto, más que los pies femeninos del álamo de Italia, que parece ser una forma del álamo negro (Populus nigra L.) Eecordamos con este motivo, que el barón Ed. de Sélys- Longchamps ha indicado (1) la aparición de un álamo de Virginia (vulgarmente Canadá) perfectamente piramidal, en- tre una plantación en que las demás plantas habian conser- vado intactos los caracteres habituales de esta especie ( P . virginiana Desf.) Sábese por otra parle, que todos los árboles piramidales (1) Véase la Bélgica hortícola, 1864, p. 257. 115 ó fastigiados son simples variedades procedentes de un tipo de cima abierta; la encina, la acacia y el olmo piramidales son respectivamente variedades de la encina, acacia y olmo común. Lo mismo sucede en cuanto al origen de los árboles llorones, como el sauce, el abedul, la sófora y otros. En el seno de las especies se han manifestado una multi- tud de variedades que jamás han sido hibridadas con las de- más. Citaremos el trigo, la patata, el albérchigo, la dalia, el pensamiento, la verbena, la extraña ó reina Margarita, el Flox de Drummond y otras muchas, cuyas variedades perte- necen indudablemente á ellas mismas, supuesto que no tienen ningún rival inmediato; pero podría contestarse que no se trata de hibridación, sino más bien de mezcla , es decir, de cruzamientos entre variedades en el seno de una misma es- pecie. Además, es necesario que las primeras variedades pro- vengan de otras causas, supuesto que en su origen y princi- pio es la especie un tipo único; pero falla averiguar lo que se puede producir por hibridación ó mezcla. Todo lo que se sabe respecto de este punto se limita á algunas generalida- des, tales como el aspecto de la madre y la fructificación del padre, la combinación más ó menos íntima de las dos sangres, y por último, algunas cosas muy bellas respecto á los colo- res, sin pasar de esto. La doblez de las flores, el matizado del follage, la precocidad y el volumen de los frutos, y todos los demás elementos de variación, ¿quién podrá producirlos por fecundación artificial ó de otro modo? Volvamos todavía al ejemplo de la patata: existen, á Dios gracias, muchas variedades de ella; ¿pero quién las ha hibri- dado ó mezclado? Se han plantado patatas, y esto ha sido su- ficiente, pues el clima se ha encargado de dejarlas variar; no digamos de hacerlas variar. El trigo nos ofrece también un excelente ejemplo. Pueden contarse una multitud de variedades de él, pues cada región agrícola, por pequeña que sea, tiene la suya ; pero en esta planta, por disposición providencial, es casi imposible la hi- bridación, pues se verifica la fecundación en el boton mismo antes que los órganos aparezcan. 116 Estamos lejos de negar la existencia de las fecundaciones cruzadas, unas naturales y otras artificiales; hallándonos por el contrario persuadidos de que esta operación es á veces practicada por los cultivadores con buen éxito, y sentiría- mos que alguien se ofendiese de nuestras expresiones. Tam- bién estamos convencidos de que las consecuencias de estas operaciones entran como parle importante en la aparición de ciertas variedades hortícolas, pero menos como consecuencia inmediata que como consecuencia posterior, en virtud de fe- nómenos que pueden calificarse en dos palabras, diciendo que resultan de los principios de la disyunción y del atavismo. Pero nuestra convicción profunda es que la aparición de las variedades en los jardines resulta, sobre todo, de una evo- lución nueva de las especies, producida por el cambio del medio. La Gloxinia speciosa, que por el momento recordamos, es una prueba terminante de ello. Ha cambiado de color, puesto que desde el purpúreo ha pasado al rosa ó blanco; de forma, puesto que estando inclinada se ha hecho recta; de es- tructura, puesto que siendo irregular se ha hecho regular; y por último, se ha hecho doble. Y lodo esto sucesivamente y poco á poco en toda Europa, sin hibridación; y en cuanto á las mezclas, no vemos lo que hubiera podido influir en la peloria ni en la doblez de las flores (1). Esto á nuestro parecer se verifica por sí solo; la especie, en cuanto á la designación que de ella hacen los botánicos, es un accidente local y momentáneo, una pasta plástica que se modela según las circunstancias, ó, como dice Darvvin, que se modifica en virtud del principio de la selección. Los hechos que hemos referido nos han conducido á for- mar la convicción, de que en muchas circunstancias las va- riedades que surgen de las plantas cultivadas, resultan de una evolución espontánea de la especie. Esta evolución es tam- bién sincrónica en el sentido de que se manifiesta al mismo tiempo en las localidades más distintas, en cierto modo en ramas muy separadas de la especie. Indudablemente no es (1) Véase Corisa de la Gloxinia speciosa peloriada en el Bull. de VAcad. roy. de Belgique, 2 série, t. XIX, núm. 2, 1865. 117 extraña á este movimiento la influencia del clima artificial de los jardines; y por otra parte, tiene su origen en el principio original de variabilidad, depositado, según Darwin con razón, en toda especie. Efectivamente, nos repugna admitir que las numerosas variedades que se desarrollan en las plantas sometidas al cul- tivo sean, como generalmente se supone, resultado de hibri- daciones, de cruzamientos, de mezclas ú operaciones más ó menos artificiosas de la jardinería: estos fenómenos fuera de orden son muy raros. Apenas se entretiene la naturaleza en ellos; y los fisiólogos saben cuán difíciles son de verificarse las fecundaciones artificiales, de tal manera que pocos prác- ticos en horticultura pueden tener la seguridad fundada de con- seguirlas siempre cuando las han intentado. Argumentos mu- cho más concluyentes todavía podemos tomar del reino ani- mal, invocando, por ejemplo, la historia del perro, del gallo ó de la paloma doméstica. Las formas específicas no manifiestan exteriormente todo lo que hay en ellas. Permanecen bastante constantes en la flora rural, porque las condiciones del clima subsisten uni- formes; pero si se cambian y varían estas condiciones, como sucede en la flora hortícola, los gérmenes se desarrollan, el estado estático pasa á dinámico, y la pasta plástica de que es- tán formados Jos séres vivos, trata de expresar nuevos carac- teres, hasta entonces en estado latente. La planta doméstica es más independiente y más libre de hacer todo lo que quiera que la planta silvestre, la cual se halla contenida por un cli- ma uniforme hace seis mil años, pero no puede perder tan fácilmente antiguas costumbres: sus variaciones son insigni- ficantes. Pero en el mundo que el hombre forma con tierras labradas, abonadas y mejoradas con estufas y estaciones arti- ficiales, y por medio de cruzamientos y mezclas, la planta ve romperse sus pesadas y viejas cadenas, y aunque por el pronto sigue la costumbre, se altera en un momento dado, y manifiesta una evolución, de la cual apenas podíamos formar idea, y que desespera á los botánicos sistemáticos. Esto es lo que podríamos llamar la filosofía de la horticultura. 118 AGRICULTURA. Ley de los abonos. Tomamos del excelente informe que ha dado al Senado francés Mr. Dumas, todo lo que puede interesar á nuestros lectores. Si la tierra, después de haber perdido los elementos que suministra á los forrages, raíces y cereales, ó secundaria- mente al ganado que el agricultor exporta fuera de su granja, volviese á hallar en sí misma el principio de un nuevo vigor, no había para qué cuidarse del comercio de los abonos. Pero solo el Egipto goza de una perpétua fecundidad, pues lodos saben que las avenidas del Nilo le restituyen, con el limo de sus inundaciones anuales, las sustancias que los frutos sacan del suelo y entran con ellos en el comercio para consumos lejanos. Si en algunos parajes especialmente favo- recidos, los aluviones antiguos y profundos ofrecen á veces el extraño conjunto de detritus calizos, fosfatados, feldspáli- cos y orgánicos, y si los cereales parecen reproducirse en ellos indefinidamente sin necesidad de abono, podrá única- mente inferirse que la capa fértil es gruesa, que durará mu- cho, pero de aquí no deduciremos que durará siempre. Las plantas cultivadas para las necesidades del hombre, toman todos sus elementos del aire, del agua y de la tierra; el ganado que se alimenta de ellas modifica, condensa y con- centra los materiales que han reunido y asimilado en dife- rentes formas. No aumenta la masa de las sustancias orgáni- cas formadas por las plantas, y además destruye una gran parte de ellás, durante el trabajo de separación que verifica para el ejercicio de su propia vida. El hombre que se ali- menta de la carne de los animales herbívoros, prosigue y com- pleta dicha destrucción. Los productos vegetales de la tierra se clasifican en dos categorías. Unos toman sus elementos del aire y del agua 119 pura solamente, sin pedir nada á la tierra. El azúcar, los aceites, el alcohol, las féculas y el algodón se hallan en este caso. El agricultor que los produce y que los exporta, con- serva á la tierra toda su riqueza, si tiene cuidado de arrojar al suelo lodos los residuos de su fabricación. La exportación de los productos hidro-aéreos de este género, no empobrece por consiguiente á la granja que los produce. Otros, como el trigo y demás cereales, las semillas olea- ginosas y el vino, contienen á la vez materiales análogos á los anteriores, y sustancias suministradas por el terreno. Los pro- ductos á la vez hidro-aéreos y terrestres no pueden expor- tarse sin peligro para la tierra, la cual se agola al suminis- trarlos, necesitándose renovar la superficie por labores cada vez más profundas, ó mejor diremos, hacerla recobrar lo que ha perdido. Un país puede exportar indefinidamente azúcar, aceites, alcohol, féculas y algodón sin arruinar su agricultura; pero el país que exportase incesantemente trigo y demás cereales, semillas oleaginosas ó sus pastas, vinos y ganados, sin resti- tuir al suelo las pérdidas que hubiese experimentado, se ve- ría expuesto á la miseria en el porvenir. Lenta, pero fatal- mente iria decayendo el cultivo, el ganado y la población humana, como consecuencia necesaria é inevitable de seme- jante imprevisión; y podría decirse que dicho pais había pro- cedido como un banquero que hubiera creído poder tomar siempre fondos de su caja sin necesidad de reponerla nunca. Tan ciega agricultura llegarla á organizar, por decirlo así, la bancarrota de la tierra en un tiempo más ó ménos lejano. Los materiales de las plantas que estas no pueden encon- trar ni en el aire ni en el agua, son esencialmente el nitró- geno asimilable, el fosfato de cal, la potasa y la cal. Conocidos son los poderosos efectos del margado y en- calado de las tierras en que falta el elemento calizo. En la Bretaña se ha observado cuán enérgica es la acción de los huesos, del negro animal, y del mismo fosfato de cal mineral, sobre tierras privadas del elemento fosfórico. Se ha demos- trado la útil intervención de los abonos ricos en potasa sobre los terrenos privados de este álcali, por haberlo suministrado 120 en varias cantidades repetidamente. El nitrógeno asimilable, el más necesario y agotable de los ingredientes que entran en la vegetación, explica, por su abundancia en el guano y restos animales, el papel enérgico de tales especies de abonos, y su utilidad verdaderamente universal. Las margas y la cal, bajo el punto de vista del comercio, de los abonos y de la mejora de los terrenos, no ofrecen cuestión alguna grave: son productos de consumo local, que embarazan mucho para hacer con ellos largos viajes, y por consiguiente son conocidos sus efectos, y apreciados en su valor por los que los emplean, bien por experimentarlos di- rectamente ó sabiéndolo de los que los experimentan en los alrededores. No sucede lo mismo con los abonos nitrogenados, guano, restos de animales, de peces, basuras ó inmundicias de las ciudades, mantillo, ni con los abonos fosfatados, huesos, ne- gro animal, fosfato de cal mineral, ni tampoco con los abo- nos alcalinos, nitro del Perú, cenizas de las plantas marinas, aguas madres de las marismas, tierras feldspáticas. Su con- centración, su fuerza y su precio generalmente muy alio, permiten los más largos trasportes, pasando por la mano de un gran número de intermedios. ¿Pero cómo el agricultor aislado en su aldea ó en su choza podrá estar seguro de que el guano que compra viene del Perú; que el negro de huesos que se le remite proviene de una fábrica de azúcar colocada á algunos centenares de leguas de su granja; que los abonos ó sales nitrogenadas que se le proponen, están sacados de las grandes fábricas, y bien preparados? Abandonado á sí propio el agricultor se equivocará nece- sariamente acerca del origen, naturaleza y grado de pureza de los ricos abonos, cuyo precio iguala por lo común peso á peso al del trigo ó del azúcar que él mismo produce, y en cuyo aspecto nada observa de particular, porque solo por la análisis química puede darse á conocer su valor, á ménos que no se haya recurrido á la experiencia agrícola directa. Pero si es cierto que, tratándose de abonos, es el más se- guro y delicado de los químicos la misma planta que se ali- menta de ellos, se deduce que el agricultor no puede alma- 121 cenar los que compra y ensayarlos en una de las cosechas, para aplicarlos si le satisfacen en el año siguiente. Las alte- raciones que no puede menos de experimentar dicha mercan- cía, las pérdidas de interés causadas por el retraso de su uso, y las contradicciones de todo género que producirían estas ventas condicionales, dificultan su uso. El agricultor se ve obligado por consiguiente á decidirse á comprar, y valerse de los abonos en el momento en que la tierra los reclame, rodeándose de todas las precauciones que la prudencia pueda sugerirle. No puede saber si se ha equi- vocado hasta en el momento de la recolección, es decir, en la época en que haya adelantado el precio de las labores, de las semillas, de los trabajos de todo género, cuando haya perdido un año de su propio trabajo y el interés de sus capi- tales. ¡Cuántos cálculos equivocados, pérdidas y desastres habría que enumerar si se pusiese de manifiesto ante el Se- nado el inventario de un comercio que exije la más completa rectitud, que debe bailarse rodeado de toda clase de garan- tías, y que, sin embargo, se halla con frecuencia entregado á los traficantes del peor género! La nueva ley que organiza por fin una represión séria del fraude sobre los abonos, ha sido formulada después de una larga, minuciosa é interesante información. Al abrigo de una protección de tal manera constituida, se creará un comercio leal de abonos, buscando un buen resultado, no por medio del engaño y el fraude, sino por la venta fácil y buena cali- dad de las partidas. Podrán además establecerse de este modo, entre el productor de los abonos y el labrador, relaciones de mutua confianza, fundadas en una satisfacción recíproca, y las únicas que pueden durar. No es esto solo, sino que la producción de los abonos ar- tificiales no puede obtenerse de otro modo que desarrollando nuevas fuentes de riqueza, por medio de explotaciones indus- triales especiales y por operaciones de comercio, de las cua- les nos ofrece el guano un excelente tipo. Desgraciadamente no quedará ya más guano en el espacio de quince á diez y seis años, porque los inmensos depósitos que por espacio de millares de años se habían acumulado en los islotes del lito- m ral del Perú habrán ya desaparecido, lo cual es ciertamente una prueba maravillosa de la utilidad que la agricultura europea, y especialmente la inglesa, han atribuido á tan pre- cioso agente. Por el contrario, se desarrolla la explotación de los fos- fatos minerales cada dia más; se trata de utilizar los restos de animales y de plantas marinas; y se emplean las aguas madres de las salinas, ricas en potasa, y las rocas feldspáti- cas disgregadas. Los esfuerzos que la química ha hecho para convertir el ázoe pasivo del aire en ázoe asimilable por las plantas, no se han abandonado tampoco, sino que se conti- núan con curiosidad. Pero en los productos de las alcantarillas de las ciuda- des, y en las inmundicias, es en lo que funda la agricultura principalmente sus esperanzas. En ellos es donde se concen- tran, por un fenómeno de la más maravillosa claridad y por una previsión providencial, todas las sustancias lérreas que toman del suelo las plantas ó los animales herbívoros; hallán- dose en el mismo caso. el ázoe asimilable. Un pueblo que de- vuelva á la agricultura todas las inmundicias, restituirá cada año al suelo los elementos reparadores, necesarios á las plan- tas para la producción de los alimentos de lodos sus habi- tantes. El desarrollo del comercio de los abonos artificiales es el único que puede asegurar el uso acertado y completo de estas materias, que en el dia están mal apreciadas todavia: ellas forman su base, y la ley de que traíamos no ofrecerá únicamente el resultado de mejorar la suerte de los campos, sino también hará la policía de las ciudades más cuidadosa y eficaz, y más regulares los medios de alimentación de sus ha- bitantes. Toda agricultura que no reconstituye la tierra, es devastadora; del mismo modo que puede decirse que toda po- blación urbana que deja perder las inmundicias, prepara su suicidio. Señores Senadores, la ley de que tratamos interesa á las transacciones de un comercio inmenso, pues la Francia con- sume anualmente más de 500 millones de abonos artificiales, y este consumo debe aumentar en grandes proporciones. Pre- 123 para la misma ley una explotación mayor de los fosfatos mi- nerales naturales, y una organización mejor de la higiene de las ciudades, facilitando la explotación y la aplicación agrícola de los productos de las alcantarillas é inmundicias. Con todos estos títulos, constituye un nuevo y gran servicio prestado por el Gobierno del Emperador á la agricultura francesa. Los 'parásitos del buey y del carnero; por Mr. Eugenio Ga- yot , miembro de la Sociedad central de agricultura de Francia. (Journal d’agriculture pratique, 10 octubre 1867.) Los hipodermos son unas grandes moscas con sus dos alas, y provistas de un oviducto con el cual agujerean la piel para depositar en ella sus huevos, en .parage donde las larvas pue- dan nacer y vivir. Apénas se desarrollan los huevos, estas irritan las paredes de su morada y hacen que se forme en ella, una materia purulenta, que les sirve de alimento. A la irritación acompaña la formación de una especie de tumor, que siendo primero del tamaño de una avellana, llega á ad- quirir en los meses de junio y julio, época de la salida de las larvas, el volumen de una manzana pequeña. El número de los tumores es necesariamente muy variable, pues cuando las moscas abundan en los sitios en que trabajan ó pacen los ganados á quienes acometen, se suele ver en algunos anima- les casi completamente lleno de ellos el espacio comprendido desde la cruz á las ancas; pero lo más común es que se ha- llen en corto número en toda esta región. Estos tumores pueden sin dificultad distinguirse de otros de cualquiera naturaleza, porque ofrecen en su parte superior una pequeña abertura característica, fácil de descubrir si se separan los pelos; y todavía se reconoce mejor comprimiendo 124 el tumor por su base, porque entonces se ve salir un poco de pus, y además se observa el anillo terminal de la larva, que tiene trece- Comprimiendo con más fuerza puede salir la larva por completo con el pus de que se alimenta. En el verano es cuando pone el hipodermo, y los tumores de que se acaba de hablar aparecen poco después, y solo á principios del verano siguiente, cuando las larvas han com- pletado su desarrollo y sus diversas evoluciones, es cuando salen de las prisiones, transformándose en ninfas y en insec- tos perfectos. En este último estado tienen una corta exis- tencia, destinada esclusivamenle á la unión de los sexos y á la postura de los huevos. Cuando las larvas han salido, los tumores van reducién- dose, y se forma una costra sobre su abertura, la cual cae muy pronto sin que quede ninguna señal; pero no siempre se ve- rifica esto, sino que algunas veces mueren las larvas dentro del tumor, y este entonces supura, desaparece y se cicatriza muy pronto. Cuando las larvas no existen en gran número, apenas se apercibe el animal de su presencia; pero no sucede lo mismo si son muchas, porque en este caso, por el contrario, pueden producirle algunas incomodidades, y hay que cuidar de des- truirlas, lo cual por otra parte es fácil. Se las mata en su misma habitación, picándolas con la punta de una lesna, ó se sacan con una pinza después de haberlas atraído á la abertura del tumor que las contiene, ó bien se las asfixia, cer- rando la abertura por la cual respiran, con un cuerpo graso. Los medios por consiguiente son muchos, y parece el más sencillo la extracción, cuando se trata de las especies gran- des. En todos los casos persíganse activamente y déseles muerte, para [procurar que se disminuya la posibilidad de reproducirse; y no se olvide que los estorninos revolotean en el verano alrededor de los ganados mientras pastan, y hacen un verdadero servicio que es muy de agradecer. Escarban los excrementos del caballo para sacar las larvas de que ade- lante se hablará, ó bien se posan sobre los lomos del ganado para quitar las del hipodermo. Sin duda picotea con precau- ción y á satisfacción del animal, porque este no se mueve, y m deja que el pájaro se pasee por encima como le plazca, y como si en su lenguaje le dijera; «Amigo mió, espulga con cuidado y líbrame de los parásitos que me devoran, ya que mis dueños no tienen cuidado de ello.» El estornino se encuentra en el Norte, y tiene su seme- jante en el tordo róseo, que habita en las regiones del sud- este de Europa, yes beneficioso para los ganados de estos parages. Seguramente que los perseguidores de estas aves no saben el gran perjuicio que á sí propios se causan: es la ignorancia una cosa muy cómoda. En Francia, el buey es el que está más sujeto á los ata- ques del hipodermo, y por el contrario, en Alemania lo es el caballo. La picadura que estos insectos causan á los ganados es sin duda muy dolorosa, porque los atacados generalmente corren furiosamente; y al hablar de tales insectos se alude á lodos los de la familia. Hay según parece muchas especies, y en la mayor parte de los casos debe creerse que cada una de ellas toma especialmente por víctima un animal con prefe- rencia á las demás. El hombre mismo no se ve libre de sus ataques; y aunque hoy no puede admitirse que exista alguna especie de estas moscas, propia y esclusiva de él, se sabe positivamente que muchas larvas de hipodermos se hacen en algunos casos parásitos humanos, como sucede por lo ménos en la América meridional. Sin formar grupos tan numerosos como otras muchas moscas, los hipodermos viven en todas partes. Son conocidos los del conejo en la parte del mundo que se acaba de designar^ y el del buey es común en toda Europa. El de la Laponia, que se denomina edemagena del tarando, causa mucho daño á los rengíferos. También tienen los suyos el ciervo, el carnero y la cabra. Este último, según Mr. Magne, mide en su cuerpo 10 milímetros de largo; es algo velloso; tiene la cabeza agrisada, el tórax ceniciento, el abdomen amarillo con manchas, y las alas trasparentes. La hembra pone en julio, lo mismo que las otras especies de que antes hemos hablado, y deposita sus huevos á la entrada de las cavidades nasales, en las cuales se m dice que penetran con el aire inspirado: ya se sabe lo demás que sucede. Las larvas nacen y se alojan en las regiones anfractuosas de la cabeza, y allí se fijan por medio de dos fuertes ganchos de que están armadas, viviendo por espacio de diez á once meses, del muco que se segrega abundante- mente por la excitación, debida á la presencia de los pará- sitos. Esta mosca no pica, pero el zumbido que produce causa un gran terror á los rebaños. Desde que se empieza á oir, los animales se agitan, se arriman unos á otros, escondiendo las narices para que no pongan los insectos sus huevos, pues su desarrollo les produce ciertamente los más vivos dolores, y accidentes que pueden llegar á ser mortales. No es el hipo- dermo del carnero el solo que produce estos efectos de ter- ror, sino también el del buey, que espanta á las manadas de tal suerte, que cuando sienten su aproximación se precipitan frenéticas en todas direcciones. Por lo común se suelen igno- rar las causas de estos trastornos, atribuyéndolos á un terror pánico; y cuando acontecen en un sitio concurrido, es tal la confusión que ocasionan que raras veces dejan de causar alguna desgracia. BOTANICA» Enumeración de las Criptógamas de España y Portugal; por D. Miguel Colme i ro, Catedrático del Jar din Botánico de Madrid. {Continuación.) Dirina. D. repanda Nyl. D. Ceratonice Fr. Schcer., t . 4, f. 5. Lecanora Ceratonice Ach. Urceolaria repanda Schcer. Par- melia repanda Fr. Chiodecton africanum Fée. Hab. España (Lag.) sobre las rocas calizas y las cortezas de los algarrobos y de los enebros feníceos. (n. v.) Pertusaria. P. communis DC. Schcer., t. 9, f. 1. Lichen pertu - sus L. Bill. Muse., t. 18, f. 9. Engl. bot., t. 077. Schcer ., t. 9, f. i. Porina perlusa Ach. Thetotrema perlusum Ach. Clem. Lichen carpineus L. Lag., etc. Hab. España (Clem., Salcedo) y Portugal (Brot.) sobre las cortezas de los árboles en diferentes provincias, llegando en las meridionales á la altura de 6.000' (Clem.) y más arri- ba. (v. s.) Aragón (Pardo, Loscos) : Castelserás, Peñarroya (Pardo, Loscos). Santander (Salcedo.) Galicia (L. Seoane). León (L. Seoane): Puerto del Manzanal (L. Seoane). Valencia (Lag., Clem.): Canals (Lag.), Tiláguas (Clem.) Andalucía (Clem., Haens.) : Carralraca (Clem., Hsens.), Sanlúcar de Barrameda (Clem., Lag.)» Ckiclana, Medina- 128 Sidonia, Alcalá de los Gazules, Sierra del Algibe, Grazalema, San Cristóbal, Desierto de las Nieves, Talla de Pitres, Gra- nada, Sierra de Baza, Caniles de Baza, Cabo de Gata (Clem.), Sierra de la Nieve (Boiss.), Sierra-Nevada (L. Seoane). Portugal (Brot.) Yar. p plúmbea Le Prev. Dub. Lichen plumbeus Salcedo? Santander en los montes de Reinosa y Pas (Salcedo). Yar. y areolata Dub. Thelotrema pertusum, var. areola - lum Clem. Ens. Andalucía en Medina-Sidonia, Alcalá de los Gazules, cerro de San Cristóbal, cumbre del Pinar, Pitres, Cabo de Gata (Clem.) Var. 8 poly carpa Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Crusta submembranacea , Icevigata , insequabili , cinereo-sublutea, verrucis hsemisphserico-subglobosis ; ostiolis 2-8 atris. Clem. loe. cit. Sierra de Baza (Clem.) Yar. z gaditana Colm. Yariolaria gaditana Clem. Ens. Sanlúcar de Barrameda, cercanías de Cádiz (Clem.) sobre las piedras. Var. £ variolosa plana Schcer. Lichen fagineus L. Engl. bot., t. 1713. Variolaria faginea Pers. Aragón en Castelserás y Peñarrova (Pardo, Loscos), cercanías de Madrid (Lag.), Va- lencia en Titáguas (Clem.), Andalucía en Grazalema, Alcalá de los Gazules, Granada, Cabo de Gata, Sierra de Baza, llegando á la altura de 7.200' (Clem.), Portugal (Brot.) — La Polystroma Fernandez Clem. Ens. es la misma Y. fagi- nea Pers. var. Fernandez sorediis proliferis Clem. Lich. et Flor. bcet. ined., indicada por Clemente en el Picacho de Alcalá de los Gazules sobre los alcornoques. Yar. ti variolosa scutellaris Schcer. Yariolaria discoidea Pers. Engl. bot., t. 1714. Y. amara Ách. Cercanías de Madrid, Titáguas en Valencia (Clem.) P. pustulata Dub. Nyl. P orina pustul ata Ach. llab. España sobre las cortezas de los árboles en el Pi- cacho de Alcalá de los Gazules (Clem.) y en otras partes de Andalucía, (n. v.) P. glomerata Sehaor. Hab. España en León cerca de Villafranca del Vierzo y en Galicia cerca de Lugo (L. Seoane) sobre la tierra, (n. v.) 129 P. Wulfenii DC. Lidien pertusus Wulf. non L. Fichen hymenius Ach. Engl. bot., t . 1731. Porina fcillax Adi . Per tu- saría communis var . fallax Schwr. llab. España sobre las corlezas de los árboles en Anda- lucía cerca de Cbiclana y Medina-Sidonia (Clem.) y en las cercanías de Córdoba y Granada (L. Seoane), llegando á la altura de 1.800r (Clem.) próximamente, (v. s.) Var. ¡3 variolosa Fr. Lomas del Alcornoque cerca de Medina-Sidonia (Wk.) Plilyctis. Ph. agelasa Wallr. Urceolaria agelwa Ach. Thelo- trema variolarioides Ach. Hab. España (?) y Portugal cerca de Cascaes (L. Seoane) sobre los troncos de los árboles, (n. v.) Thelotrema. T. pruinosum Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Crusta tartarea, rimosa, laevigata, inaequabili, cinérea, verrucis hae- mispkaerico-subglobosis ; ostiolis 1-7 nigris, albopruinosis, demum concaviusculis, majusculis. Clem. loe. cit. Hab. España sobre los árboles y rocas en Andalucía en el Cabo de Gata, Medina-Sidonia, Alcalá de los Gazules y el Picacho, llegando á la altura de 3.900' (Clem.) poco más ó ménos. (n. v.) LECIDE1NEAS. Lecidea. L. exanthematica Nyl. Lidien exanthematicus Sm. Engl. bot., t. 1184. V olearia exanthematica DC. Thelotrema exanthematicum Ach. Th. clausura Schwr. Hab. Pirineos sobre las rocas (Poir.) TOMO XVI II. 9 130 L. Erevosíía Bcliaer. Ilab. España en Castilla la Vieja cerca de Valladolid (L. Seoane) sobre las rocas, (n. y.) L. lútea Sellar. Lidien luteiis Dicks . EngL bot., t. 1263. Ilab. España (?) sobre las cortezas de los árboles, (n. v.) L. piueti Acli. L. globosa Clem. %Ens. Patellaria pi~ neli Spr. Biatora vernalis o pineti Fr. Ilab. España en Andalucía cerca de Chiclana (Clem.) so- bre las cortezas de los pinos, (n. v.) L. lurida A olí. Lidien luridus Sw. EngL bot., t. 1329. Biatora lurida Slenh. Psora lurida DC. ¡Lab. España (Lag., Clem., Haens.) sobre las rocas cali- zas en varias provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 606-6. 906f (Clem.) ó algo más. (v. s.) Asturias (Lag.): Arvas (Lag.) León (Lag.): Vegalamosa (Lag.) Valencia (Clem,): Titaguas (Clem.) Andalucía (Lag., Clem., lísens.) : Jaén (Lag., Clem.), Car- ratraca (Clem., Baens., Boiss.), Alcalá de los Gazules, Sierra del Pinar, Sierra de Tolox, monte Javalcol, Sierra-Nevada, Castril (Clem.), Málaga en el cerro Coronado (Clem., Lge.) L. testacea Aclx. Mich., I. 51, f. 2. Lecanora testa- cea Ach. Biatora testacea Fr. ¡Lab. España en los Pirineos (Duf.) sobre las rocas calizas, y en Andalucía en la Sierra de la Nieve á la altura de 6.000' (Boiss.), en la Sierra-Nevada en el Dornajo y cerca de Gra- nada (Wk.) en sitios semejantes, (n. v.) Xi. deformis Clem. Lich. et Flor. beel. ined. Thalío crustáceo, effiguraío, effuso, imbrícalo, cinéreo, laevi; lobis conferlis, minutis, subincisis, ápice dilatato-suborbiculalis; patellulis atris, marginalibus, planis, adpressis, demum con- vexis, confluentibus, deformibus, margine integerrima. Clem. loe. cit. Ilab. España en la Sierra-Nevada de Andalucía sobre el granito en la cima de Mulahacen, Puerto del Rejón, Vacares, Trevélez, Sierra de Baza, á la altura de 6.600-12.762' (Clem.), ó sea hasta lo mas elevado, (n. v.) 131 L. ehrhartiana Ach. Lidien elirharlianus Ách. EngL bot.y 1. 1136. Parmelia valia % 'parasítica Fr. Lecanora varia y ehrhartiana Schcer. Hab. España en Andalucía (Clero.) sobre las cortezas de las encinas, (n. v.) L. vernalis Ach. Lichen vernalis L. DHL Muse., t. 18, f. 4. Biatora vernalis Fr. Lichen spheeroides Dicks. /. 2, f. 2. Lecidea spheeroides Schcer . Hab. España sobre la tierra en Andalucía cerca de Sanlú- car de Barrameda, llegando á la altura de 3.300r (Clem.) pró- ximamente. (n. v.) L. viridescens Ach. Hab. España en Galicia cerca de Lugo (L. Seoane) sobre los troncos podridos, (n. v.) L. decolorans Elk. Ach. Biatora decolorans Fr! Lecidea granulosa Ach. Patellaria granulosa DC. Patellaria granulosa el decolorans Hoffm., t. 30, f. 3, et t. 39, f. 2. Hab. España (Clem., Dur.) sobre la tierra, los musgos destruidos, las cortezas de los árboles y los leños podridos en algunas provincias, llegando en las meridionales á la altura de 1.800' (Clem.) ó algo más. (n. v.) Asturias (Dur.): Pico de Arvas (Dur.) Andalucía (Clem.): Sanlúcar de Barrameda, la Marismilla, Chiclana, Medina-Sidonia, Alcalá de los Gazules, Sierra de Tolox, Las Nieves, Cabo de Gata (Clem.), Sierra-Nevada (L. Seoane). Var. p porriginosa Clem. Ens. Chiclana, Medina-Sidonia, Alcalá de los Gazules, Ubrique, Sierra de Baza (Clem.), Car- ratraca (Clem., Daens.) L. plicata Clem. Ens. Ach. Biatora plicata Fr. Hab. España en Andalucía cerca de Medina-Sidonia á la altura de 1.200' (Clem.) sobre la tierra, (n. v.) Acaso sea la Lecanora endocarpcea Nyl. en estado de vejez, al parecer de Fríes. L. glebulosa Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Crusta tartarea, glebuloso-rimosa, crassissima, subimbricata , gy- roso-rugosissima, cinérea; patellulis globoso- difformibus, in- marginatis, fusco-atris. Clem. loe. cit. 132 tíab. España en la Siena-Nevada á la altura de 6.000f [Clem.) sobre el granito, (n. v.) L. uliginosa Ach. Biatora uliginosa Fr. Rab. España cerca de León (L. Seoane) sobre la tierra, (n. v.) L. eoarctata Nyl. Parmelia seu Lecanora coarclaía Ach. Lichen glebulosus Sm. Engl. bot., t. 1955. ¡Lab. España (Lag.) sobre varias rocas, (n. v.) L. carneóla Ach. Biatora carneóla Fr. Lichen cor- neas Sm. Engl. bot ., t. 965. Lecidea cornea Ach. Schcer. ffab. España en Andalucía en la Sierra de Pahua (Wk.) sobre las cortezas de los árboles, (n. v.) L. paciiycarpa Duf. Biatora pachycarpa Fr. Lichen incanus Sm. Engl. bot.\ t. 1683. Lecidea incana Turn. et Borr. Byssus incana L. Lepraria incana Ach. Clem. Hab. España (Lag., Clem., Duf.) y Portugal (Yand.) sobre la tierra, los musgos y árboles en diferentes provincias, lle- gando en las meridionales á la altura de 7.800' (Clem.) y más arriba, (v. s.) Cataluña (E. Bout.): Monserrat (E. Boul.) Santander (Salcedo). Castilla la Nueva (Lag.): Madrid en el Retiro y Jardín Bo- tánico (Lag.) Andalucía (Clem.) : Sierra-Nevada en el barranco de Tre- vélez (Clem.) Portugal (Vand.) Jar . t8 latebrarum Dub. Lepraria lalebrarum Ach. Madrid en el Jardín Botánico (Lag.) L. canescens Ach. Lidien canescens Dicks. Bill. Muse., t. 18, f. 17. A. Engl. bot., t. 582. Placodium canes- cens DC. Hab. España sobre las cortezas de los árboles en Andalu- cía cerca de Medina-Sidonia, los Puertos, Sanlúcar de Barra- meda (Clem.), Ghiclana, el Berrueco (Lag.) llegando á la altura de 300” (Clem.) próximamente, (v. s.) L. cana Clem. Licli. et Flor. bmt. ined. Crusta rimoso- granulosa, alba, suborbiculata , tartarea, contigua, tenui, glabriuscula, incana, ámbito lineam fere lato, tenui et pal- 133 pabili, lobis extimis linearibus, angustissimis, subconvexis, ápice subdilatatis et subbiftdis. Clem. loe. cit. Hab. España en la Sierra-Nevada á la altura de 7,200' (Clem.) sobre el granito, (n. v.) L. decipiens Acli. Schcer., t. 5, f. 2. Lidien decipiens Ehrh. Engl. bot., t. 870. Psora decipiens Iloffm. Bialora decipiens Fr. Hab. España (Clem., Hsens., Lag., Lge.) sobre la tierra en los montes de algunas provincias, hallándose en las meri- dionales á la altura de 2.700-7.500' (Clem.), y más abajo en otras, (v. v.) Aragón (Pardo, Loscos). Castilla la Nueva { Lag., Wk .): Madrid dentro del Jardín Botánico (Lag.), Ribas (Colín.), Aranjuez (Colín., Wk.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem., Haens.): cercanías de Carratraca (Clem., Hsens., Boiss.), Sierra-Nevada (Clem., Wk.), Sierra de Lujar, Canloria (Clem.), Granada (Lag.), Sierra de la Nieve (Boiss.) Var. fucescens Hampe. Cercanías de Granada (Wk.) L. mammillaris Duf. Lidien mammillaris Gouan. L. tumidulus Sm. Trans. Linn. 1, t. í, f. 3. Hab. España en Valencia cerca de Murviedro (Duf.) y en Aragón cerca de Alcañiz y Castelserás (Pardo, Loscos), sobre las rocas calizas y los troncos de algunos árboles, (n. v.) L. candida Ach. Lidien candidas Weber. Engl. bot. t. 1138, Psora seu Patellaria candida Iloffm ., t. 33, f. 2. Hab. España (Lag., Clem.) y Portugal (Vand.) sobre la tierra, los árboles, musgos y rocas en varias provincias, ha- llándose en las meridionales á la altura de 6.000' (Boiss.), algo más arriba y más abajo (Clem.) en diversas localidades, (v. s.) ’ Cataluña (E. Bout.): Monserrat(E. Bout.) Aragón (Asso). Asturias (Lag., Dur.): Arvas (Lag., Dur.) León (Lag.): Vegalamosa (Lag.) Castilla la Nueva (Lag.): cercanías de Madrid (Lag.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) 134 Murcia (Lag.) Andalucía (Lag., Clem.): Jaén (Lag., Clem.), Benaocaz, dehesa del Boyar, Torcal de Antequera, Cortes, Sierra de María (Clem.), Sierra de la Nieve (Boiss.) Portugal (Vand.) L. bifrons Clem. Lich. el Flor. bcet. ined. Crusta areoiata, lartarea, iníus alba, areolis viridi-caesiis et viridi- luteis , albo-marginatis , minuíis, insequalibus , varié an- gulosis ; patellulis minutis , pellucidis , dilute flavo-fuscis, subglobosis, basi immersis , immarginatis , conferlis. Clem. loe. cit. Hab. España en Andalucía sobre las rocas calizas, lle- gando á la altura de 6.300' (Clem.) próximamente, (n. v.) L. vesicularis Acli. Lich en sedi folias Scop. Psora seu Patellaria vesicularis Hoffrn ., t. 32, f. 3. Liciten cceruleo- nigricans Lightf. Engl. bot., t. 1139. Hab. España (Lag., Clem.) y Portugal (Brot.) sobre la tierra y las rocas en los Pirineos (Poir., Duf.) y en otros montes, hallándose en los de las provincias meridionales á la altura de 2.109-6.000' (Clem.) ó poco más. (v. s.) Castilla la Nueva (Lag.): Madrid dentro del Jardín Botá- nico (Lag.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem., Hsens.): Carratraca (Clem., Haens., Boiss.), Estepa, Antequera, Sierra-Nevada (Clem.), Granada hácia el Convento de Jesús del Valle (Wk.) Portugal (Brot.) Var. a opuntioides Fr. Lichen opuntioides Villar s. Gra- nada (Wk,) L. albilabra Duf. Biatora albilabra Fr. Lecidea pa- radoxa Schcer. Ilab. España en Valencia (Duf.) y en la Sierra-Nevada de Andalucía á la altura de 6.000' (J. W. Schimper) sobre la tierra y en las hendiduras de las rocas, (n. v.) L. tabacina Schaer, Lichen tabacinus Poir . Psora tabacina DC. Biatora tabacina Fr. Ilab. Pirineos (Bamond). L. cinereo-virens Schaer. 135 Hab. España en Valencia (Duf.) sobre la tierra y las ro- cas. (n. v.) L. conglomérala Ach. Schcer. Lidien aromáticas Sm. Engl. bol., t. 1772. Ilab . España en la Sierra-Nevada de Andalucía (Boiss.) sobre las rocas, (n. v.) L. parasema Ach. Lidien sanguinarius Auct. vet. Bill. Muse., I. 18, f. 3. Patellaria parasema DC. — La Lecidea seu Lepraria alba Ach., indicada por Lagasca y Clemente, puede referirse á un estado de la especie ex- presada. Hab. España (Lag., Clem.) y Portugal (?) sobre las cor- tezas de los árboles y algunas veces sobre la tierra en diver- sas provincias, llegando en las meridionales á la altura de 12.762' (Clem,) próximamente, (v. v.) Prov. Vascongadas (Lag., Fée): Vitoria (Fée). Galicia (L. Seoane): cercanías de Lugo (L. Seoane). Castilla la Nueva (Lag.): Madrid dentro del Jardín botá- nico, Casa de Campo, Ribas, San Fernando, Alcalá de Hena- res (Lag.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem., Hsens.): Carralraca (Clem., ílams. , (Boiss.), Chiclana, Grazalema, Sierra-Nevada en el Mulaha- cen, Cabo de Gata (Clem.), Sierra de la Nieve (Boiss.) Var. ,8 elcBochroma Ach. Lecidea elceochroma Ach. Algaida de Sanlúcar de Barrameda y otras partes, llegando á la altura de 6.000' (Clem.) Var. y punclata Ach. Lidien punel alus Scop. Alcalá de los Gazules á la altura de 1.200' (Clem.) L. enteroleuea Ach.— Es rigorosamente mera varie- dad de la Lecidea parasema Ach. Hab. España (Lag.) sobre los castaños, (n. v.) L. petrsea Flofc. L. alro-alba Ach. L. confervoides Schcer . Rhizocarpon confervoides DC. — La Lecidea Oederi Ach., Lidien Oederi Sw ., es forma de la misma especie. Hab. España en el valle de Aran (Villers) y cerca de Madrid en el Retiro y Casa de Campo (Clem.) sobre las pie- dras. (n. v.) 136 Var. 3 concéntrica Nyl. Lichen concéntricas Dav. Sm: Engl. bot., t. 246. Lecidea atroalba £ subconcentrica Fr. Ver- rucaria petrcea Hoffm. Lichen petrcsus Erot. Portugal cerca de Elvas en el Alenlejo (Brot.) L. atro-alba Flot. Lichen atro-albus L. Engl. bot., t. 2336. Lecidea atro-alba Ach. ¡lab. España en Andalucía sobre las rocas calizas del Berrueco (Clem.), y Sierra-Nevada, en la bajada del collado de Yacarés (Boiss.) L. contigua Fr. Verrucaria contigua Hoffm.? Lichen contiguas Sm. Clem. Ens. — El Byssus saxatilis L. es un es- tado de la especie, según Fríes. Hab. España en el Monserrat de Cataluña (E. Bout.), San- tander (Lge.) y en Andalucía cerca de Alcalá de los Gazules, á la altura de 1.800' (Clem.), sobre las rocas, (n. v.) L. eonñuens Schaer. Lichen confluens Web. Engl. bot., t. 1964. Brot. Verrucaria confluens Hoffm. Patellaria confluens Dub. Hab. España (Villers, Clem.) y Portugal (Brot.) sobre las rocas en algunas provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 7.500-9.000' (Boiss.), y más abajo (Clem.) en diversas localidades, (n. v.) Cataluña (Villers): valle de Arán (Villers). Andalucía (Clem.)* Sierra-Morena, Alcalá de los Gazules, Torcal de Anlequera, Portugos, Sierra de Baza, Carril de la Cuesta del Manzano cerca de Barbate (Clem.), Sierra-Nevada (Clem., Boiss.) Portugal (Brot.): Alentejo, Beira (Brot.) Var. p pilularis Ach. Lichen pilidaris Davies. Sierra- Nevada cerca de las Lagunillas, Cabo de Gata, llegando á la altura de 9.600' (Clem.) Var. s sleriza Ach. Sierra-Nevada (Clem., Boiss.), cerca- nías de las Lagunillas, inmediaciones de la Laguna de Va- cares, Trevélez, á la altura de 9.300-9.750' (Clem.) L. albo-ccerulescens Ach. Lichen albo-ccerulescens Wulf. in Jacq. Collect. II, t. 15, f. 1. Patellaria albo-cceru- lescens Hoffm. — La Z. privigna Clem. Lich. bcet. diversa de la de Acharáis, es forma de la especie expresada. 137 llab. España (Dur., Wk.) sobre las rocas en varias pro- vincias, hallándose en las meridionales á la allura de 1.800' (Clem.) y más arriba, (n. v.) Asturias (Dur.): monle situado al oriente del Naviego (Dur.) Andalucía (Clem., Wk.): Sierra-Nevada en el Dornajo (Wk.) Var. ¡3 speirea Flk. Lecidea calcaren ¡3 speirea Schccr. Spic. Urceolaria pelobolrya Zwackh. herb ■ et forsan Clem. Lich. et Flor.bcet. ined. Crusta tartarea, subspongiosa , cinérea, inlus alba, verrucoso-areolata, crassiuscula, glabra; verrucis tumi- dulis, valde insequal ibus, difformibus, sublobalis, plerisque oblongis versus ambilum subradialim dispositis; apotheciis immersis, píaniusculis, nigris, difformibus, margine accesso- ria, spuria, integerrima, inílexa, crassiuscula. Clem. loe. cit. Sierra-Nevada sobre el granilo á la altura de 10.200-12.762' Clem.), Corral de Veleta y Mulahacen (L. Seoane). L. calcarea Fr. Lichen calcar eus Weis. non L. Palel- laria seu Verrucaria calcarea fíoffm ., A 56, f. 2. Hab. España (?) sobre las rocas calizas, (n. v.) L. lapicida Acli. Fr. L. cinereo-alra Ach. Patellaria lapicida DC. Erigí, bol., t. 821. Hab. España sobre las rocas duras en Andalucía cerca de Medina-Sidonia, el Berrueco, Alcalá de los Gazules, Caniles, Sierra de Baza en el cortijo del Tocon, á la altura de 1.224- 5.700' (Clem.) poco más ó menos, (n. v.) Var. ¡3 silacea Fr. Nyl. Lecidea silacea Ach. Andalucía sobre las rocas areniscas cerca de Alcalá de los Gazules á la altura de 1.800-3.300' (Clem.) L. ambigua Ach. L. variegata Fr. Hab. España en la Sierra-Nevada (L. Seoane) sobre las rocas, (n. v.) . L. fusco-atra Ach. Lidien fusco-aler L. Lecidea fu- mosa Ach. Patellaria fumosa DC. Hoffm., t. 49, f. 2. Hab. España (Asso, Villers) sobredas rocas areniscas y otras en varias provincias, llegando en las meridionales á la altura de 1.800' (Clem.) próximamente, (n. v.) Cataluña (Villers): valle de Aran (Villers). 138 Aragón (Asso): monte de Herrera (Asso). Castilla la Nueva (Lag.): Escorial (Lag.) Andalucía (Clem.): murallas de Cádiz, Alcalá de los Ga- zules (Clem.), cercanías de Granada (L. Seoane). L. atro^brunnea Schser. Lichen alro-brunneus Ram. Rhizocarpon alro-brunneum DC. Palellaria atro-brunnea Dub. Hab. España en los Pirineos (Ram.) y la Sierra-Nevada de Andalucía á la altura de 9.000-10.000' (Boiss., AVk.) sobre las rocas graníticas y pizarrosas, (n. v.) L. armeniaca Schasr. Lichen armeniacus Poir. Rhi- zocarpon armeniacum DC. Palellaria armeniaca Dub. Lecidea viridi-atra Ach. Palellaria viridi-atra Dub. Hab. España (Villers, Clem.) sobre las rocas graníticas y pizarrosas en los Pirineos, valle de Aran (Villers) y en los montes de Andalucía (Clem.) á grande altura, (n. v.) L. asnea Duf. P armella cenca Fr. Lecanora badia ¡3 anea Schar. Hab. España en los Pirineos (Duf.), en la Sierra de Tejeda en Andalucía (Cabr., Boiss.) y en la debesa de Al- facar (L. Seoane) sobre las rocas graníticas y pizarrosas, (n. v.) L. morio Schaer. Lichen morio Poir. Rhizocarpon moño DC. Palellaria morio Dub. Hab. España en los Pirineos (Ram.) y la Sierra-Nevada de ¿Andalucía á la altura de 9.000-10.000' (Boiss.), sobre las rocas graníticas y pizarrosas, (n. v.) L. calcivora Nyl. Lichen calcivorus Ehrh. Lichen immersus Rrot. et alior. Lecidea inmersa a calcivora Schar. Hab. España (Clem., Lag.) y Portugal (Brot.) sobre las rocas calizas en diferentes provincias, llegando en las sep- tentrionales á la altura de 4.500' (Wk.) y en las meridiona- les á la de 7.950' (Clem.), ó solamente á la d-e 5.000-6.000' (Boiss.) en diversas localidades, (v, s.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem., Boiss.) : cercanías de Cádiz, Chiclana, Medina-Sidonia, Alcalá de los Gazules, Ubrique, Grazalema, cerro de San Cristóbal, Torcal de Antequera, monte Javalcol, Sierra de Lujar, Carralraca, Corles, Sierra de María, Caslril 139 (Geni.) Sierra-Nevada, Sierra de Tejeda (Boiss.), inmediacio- nes de Málaga (Lge.) Portugal (Brot.): Paco d’Arcos, Mafra, Arrabida y otras partes en la Extremadura portuguesa (Brot.) Var. p Wulfenii Clem. Ens. Lecidea seu Urceolaria Wulfenii Ach. Verrucaria purpurascens Iloffm. V. versicolor Clem. Lich. el Flor. bcet. ined. Cataluña en el valle de Aran (Villers), Prov. Vascongadas en la Peña Gorveya (Wk.), Valencia en Titáguas, Andalucía en las inmediaciones de Cá- diz y Chiclana en el Berrueco, Medina-Sidonia, Alcalá de los Gazules , llegando á la altura de 3.600' (Clem.), Portugal en Paco d’Arcos, Mafra, Arrabida y otras partes en la Extre- madura portuguesa (Brot.) L. rivulosa Ach. Biatora rivulosa Fr. ffab. España en Galicia (L. Seoane) y otras provincias (Fr.) sobre las rocas graníticas y las cortezas de varios ár- boles. (n. v.) Var. p Kochiana Schcer. Lecidea Kochiana Hopp. Sierra- Nevada en el Picacho de Veleta (W. P. Schimper). L. leucocephala Schser. Verrucaria leucocephala Ach. Borr , EngL bot. SuppL, 2642, f. 2. Ilab. España en la Sierra-Nevada de Andalucía y en Ga- licia (L. Seoane) sobre los troncos de los árboles, (n. v.) L. cerebrina Schser. Opegrapha cerebrina Barrí. DC. Ilab. Pirineos (Ram.) sobre las rocas calizas, (n. v.) L. albo-atra Schser. Lidien albo-ater Hoffm. Lidien corticola Ach. Fngl. bol., t . 1892. Hab. España (Pardo, Loscos) sobre las rocas calizas y las cortezas de los árboles, (n. v.) Var. p margaritacea Rabenh. Aragón cerca de Castelse- rás (Pardo, Loscos). L. geographica Schser., /. 5, f. 3. Lidien geogra- phicus L. Lecidea atro -vir ens p geographica Ach. Bhizocarpon geographicum DC. Patellaria geographica Dub. Ilab. España (Asso, Lag.) y Portugal (Brot.) sobre las rocas en los montes de varias provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 7.000-8.000' (Boiss., Wk.), y de 1.800-11.100' (Clem.) en diversas localidades, (v. v.) 140 Cataluña (Viilers, E. BouL): valle de Aran (Villers), Mon- serrat (E. Boul.) Aragón (Asso): monte de Herrera, Moncavo (Asso). Santander (Salcedo). Galicia (Lge.) Castilla la Vieja (Duf.): Burgos, Sierra de Guadarrama (Duf.), Guadarrama (Colm.) Andalucía (Clem.): Sierra-Morena, Alcalá de los Gazules, Sierra del Algibe, Sierra del Pinar, Benaocaz, Ubrique, Gra- zalema, cerro de San Cristóbal, Sierra de Tolox, Cortes, J ús- car, Lubrin, Tabal, Tabernes, Tortugos, Granada, Sierra- Nevada, cima de Nimar, monte Jabalco! , Huércal, Caniles, Sierra de Baza (Clem.), Picacho de Veleta (Bory), Carra- Iraca (Clem., Haens.), Sierra -Nevada (Boiss., NVk.) Extremadura (Villaescusa): Alange (Villaescusa). Portugal (Brol.) Var. ol decipiens Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. C rusta effusa, tenuissima, atra, verrucis plañís et subconvexis, mi- nutissimis, confertis, subpul verulentis, versicoloribus; patel- lulis planis, immixtis, alris, subconfluentibus, tándem con- vexo-subglobosis, minutis emarginalis. Clem. loe. cit. El Berrueco, Alcalá de los Gazules, Sierra-Nevada á la altura de 1.800-9.000' (Clem.) Var. ¡3 vilellina Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Crusla effusa, atra, lenuissime rimosa, verrucis confertis, sparsis- que, minutissimis, et lineam fere tándem latís, plan iusculis, tandemque valde convexis et fere globosis, plus rninus ple- rumque rugosis , difformibus , subpulverulentis , vitellinis; palellulis plañiusculis, immixtis, alris. Clem. loe. cit. Sierra- Nevada principalmente en el Mulahacen, cercanías de la la- guna de Vacares, Trevédez, Huércal, Carralraca, llegando á la altura de 9.750f (Clem.) L. mutabilis Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Crusta effusa, tenuissima, lenuissime rimosa, atra, verrucis subcon- vexis, minutissimis, confertis, ciñereis, albis et viridibus, subpulverulentis; palellulis in sicco plañiusculis, humectalis, convexo-subglobosis , immixtis in sicco atris, humeclatis fus- cis el luteis, subconfluentibus, minutis, marginalis; disco in 141 sieco subpulverulento. Clem. loe. cil. — Apenas difiere de la Z. atrovirens Ach. Hab. España sobre las rocas en el Mochuelo del Cabo de Gata y en las inmediaciones de Cádiz, Chiclana y Alcalá de los Gazules, llegando á la altura de 1.800' (Clem.) próxima- mente. (n. v.) L. granatensis Clem. Lich. et Flor . bcet. ined. Thallo crustáceo, effigurato, effuso, fusco et flavicanli, rugoso- verrucoso, verrucis difformibus, plus minus convexis, rarius planiusculis, interdum ad lentem angulosis, nitidiusculis, dis- crelis, ssepe sparsis, raro imbricatis, margine dum conspi- cua, griseis; patellulis marginatis, atris, planis, demum con- vexiusculis, verrucis interjacenlibus, demum subconfluenli- bus, subdifformibus. Clem. loe. cit. — Acaso sea mera varie- dad de la Z. atro-virens Ach. Hab. España sobre el granito en la Sierra-Nevada de An- dalucía y en el mismo Mulahacen á la altura de 10.350- 12.762' (Clem.), ó sea en lo más elevado, (n. v.) L. melambola Ach. Z. alra Clem. Ens. Hab. España en Andalucía sobre las rocas areniscas cerca de Alcalá de los Gazules, en el berrueco, monte Javalco!, Ujíjar y otras partes á la altura de 1.800-5.400' (Clem.) próximamente, (n. v.) L. pellucida Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Crusta tarlarea, tenui, subrimosa , cinérea, fusco-subpulverulenta; patellulis globosis, immarginatis, minulis, fusco-ílaventibus, superficialibus, pellucidis, confertis. Clem. loe. cit. Hab. España en Andalucía sobre las rocas cerca de Cá- diz y en Alcalá de los Gazules, á la altura de 1.800' (Clem.) ó algo más. (n. v.) L. disseminata Clem. Flor. bcet. ined. Crusta le- prosa ad lentem minutissime é granillis composita., inaequa- liter et irregulariter sparsa, obscure viridi; patellulis minulis, convexis, dilate fusco-luleis, pellucidis, immarginatis, laevi- bus, regularibus. Clem. loe. cit. Hab. España en Andalucía sobre las rocas calizas en el Berrueco y otras partes, llegando á grande altura (Clem.) en las sierras, (n. v.) • m L. cisticola Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Crusla subleprosa, subrimosa, albo- viren ti et subflaventi; patellulis plañís, submarginatis, demum convexis, conglomeraos, inae- qualibus, minulissimis, luleo-subfuscis, albo-pruinosis, de- mum obscure fuscis et glaberrimis. Clem. loe. cit. Hab. España en Andalucía sobre los cistos en Sanlúcar de Barrameda (Clem.) é inmediaciones, (n. v.) L. spongiosa Clem. Flor. bcet. ined. Crusta cinérea, crassa, sublus valde spongiosa; patellulis fulvo-rubris con- vexis. Clem. loe. cit. Rab. España sobre los olivos en el Desierto de las Nieves (Clem.) y en otras partes de Andalucía, (n. v.) L. sanguinaria Ach. Lichen sanguinarius L. Engl. bol., t. 155. Verrucaria sanguinaria Hoffm. Palcllaria san- guinaria Dub. Hab. España (Asso, E. Bout., Lag.) sobre las cortezas de los árboles, los leños podridos, las piedras y tierra en diver- sas provincias, (v. s.) Cataluña (E. Bout.): Monserrat (E. Bout.) Aragón (Asso): monte de Herrera (Asso). Castilla la Nueva (Lag.): Galapagar (Lag.) Gompliilus. G. calicioides Nyl. Bceomyces calicioides Delis. Rab. España en la Sierra-Nevada (L. Seoane) sobre ios musgos, (n. v.) XILOGRAFIDEÁS. Lithographa. L. tesserata Nyl. Opegrapha tesserala DC. Hab . España en Galicia cerca de Cuntís (L. Seoane) so- bre las rocas, (n. v.) GRAF1DEAS. Graphis. G. scripta Ach. Lidien scriptus L. DHL Musc.,t. 18, f. 1. Opegrapha scripta Ach. Schcer., t. 5, f. 5. Hab. España (Clem., E. Bout.) V Portugal (Brot.) sobre las cortezas lisas de los árboles y arbustos en muchas pro- vincias, llegando en las meridionales á la altura de 7.500' (Clem.) próximamente, (v. s.) Aragón (Üelgel, Pardo, Loscos): Tiermas (Llelget). Cataluña (E. Bout.): Monserrat (E. Bout.) Andalucía (Clem.): Sierra-Nevada (L. Seoane). Extremadura (Villaescusa): Alange (Villaescusa). Portugal (Brot.) Var. ¡3 recta Fr. Schcer. Opegrapha recta Humb. O. betu- ligna Pers. Graphis betuligna Ach. Montañas de Santander (Salcedo). Var. y pulverulenta Schcer. Graphis pulverulenta Ach. Opegrapha pulverulenta Pers. Medina-Sidonia, Alcalá de los Gazules á la altura de 1.500-8.300' (Clem.), Sierra-Nevada y cercanías de Granada (L. Seoane). — ;Es forma suya la Gra- phis seu Opegrapha pulverulenta 8 microcarpa Ach., y se halla en las mismas localidades (Clem.) G. deadritica Ach. Opegrapha dendrilica Ach. Sm. Engl. bot., t. 1750. Hab. España sobre las cortezas de los árboles (Fr.) en varias parles, (n. v.) G. elegans Ach. Opegrapha elegans. Sm. Engl. bot.f t. 1812. Hab. España sobre las cortezas de las hayas (Schousb.) en varios montes, (n. v.) 144 Opegrapha. O. lyneea Borr. Lichen lynceus Sjn. Engl. bol., t. 809. Lecidca lyneea Ach. Lecanaclis lyneea Eschw. Fr. Ilab. España sobre las cortezas de los árboles en Andalu- cía cerca de Chiclana (Clem.)— La var. spilomatica Fr. Spilo- ma melaleucum Ach. es originada por un honguillo llamado Spilomium Graphideorum NyL, cuyas esporas negras sustitu- yen á los apotecios del liquen según Nylander. (n. y.) O. varia Pers. Fr. NyL Hab. España (Clem.) sobre las cortezas de los árboles principalmente y con ménos frecuencia sobre los leños y piedras, (v. s.) Var. a pulicaris Fr. Lichen pulicaris Hoffm ., t. 3, f. 2. Opegrapha vulvella Ach. Inmediaciones de Chiclana sobre los pinos (Clem.) — Hay una forma que es la O. vulvella var. lutescens Clem. Fus. Var. p notha Fr. Opegrapha notha Ach. O. lichenoides Pers. Engl. bol., t. 1890. O. verrucarioides Ach. Cercanías de Chiclana en Andalucía sobre las higueras (Clem.) é inme- diaciones de Neda, Tuy y Yigo en Galicia sobre los troncos secos (L. Seoane). Var. y diaphora Fr. Opegrapha diaphora Ach. Engl. bol., I. 2280. Sanlúcar de Barrameda sobre los naranjos (Clem.) O. saxatilis DC. O. saxícola Ach. O. calcar ea Ach. Ilab. España en Andalucía cerca de Medina-Sidonia y en Alcalá de los Gazules (Clem.) sobre las rocas, (n. v.) O. atra Pers. Usl. Anal. VII, t. 1, f. 2. 0. denígrala Ach. O. alra a denígrala Schcer. Hab. España (Lag., Clem.) sobre las cortezas lisas de los árboles en varias provincias, llegando en las meridionales á la altura de 8.1 00f (Clem.) próximamente, (v. s.) Prov. Vascongadas (Lag.): Irun (Lag.) Andalucía (Clem.): Algaida de Sanlúcar de Barrameda, Sierra de Baza (Clem.) O. vulgata Acli. Engl. bol., I. 1811. O . alra mígala Schcer. 145 ¡lab. España (Lag. , Clern.) sobre las cortezas de los árbo- les principalmente en diversas provincias, llegando en las meridionales á la altura de 7.500' (Clem.) ó más. (v. s.) Prov. Vascongadas (Lag.): Irun (Lag.) Andalucía (Clem.): Medina-Sidonia, Alcalá de los Gazu- les, Ujíjar, Cabo de Gala (Clem.), Sierra-Nevada (L. Seoane). Var. ¡3 hapalea Ach. España sobre las cortezas de las en- cinas (Lag.) Var. y gcographica Clem . Valencia en Titáguas, Andalucía en Granada y Cabo de Gala (Clem.) Stigmatidium. S. crassum Dub. Opegrapha crassa DC. Arthonia crassa Duf. Lichen obscuras Sm. Engl. boL, t. 1752. Hab . España (?) sobre los árboles, (n. y.) Artlionia. A. cinnabarina Wallr. Coniocarpon cinnabarinum DC. Fr. Spiloma tumidulum Ach. Hab. España (?) sobre las cortezas de varios árboles, (n. v.) — El Spiloma leucosligma Ach., indicado en Valencia cerca de Tiláguas y en Andalucía cerca de Alcalá de los Ga- zules (Clem.), debe como otros su origen á diversos liqúenes, según Fries. A. astroidea Ach. Opegrapha astr oidea Ach . Clem. Engl. bot., t. 1847. O . radíala Pers. Hab. España (Clem.) sobre las cortezas de los árboles en diferentes provincias, llegando en las meridionales á la altura de 6.000r (Clem.) en algunas localidades, (n. v.) Andalucía (Clem.): Sanlúcar de Barrameda, Chiclana, Al- calá de los Gazules, Cabo de Gala (Clem.), Sierra-Nevada (L.- Seoane). Var. p epipasta Nyl. Arthonia epipasta Leight. Opegrapha epipasta Ach. Clem. Sanlúcar de Barrameda, cercanías de Cádiz (Clem.) TOMO XVUI. 10 146 Chiodecton. Ch. myrtiooXa Eée. Ess., t . 18, f. 1. Sotuer., i. 8, f. 6. ííab. España en Galicia, territorios de la lilla y Yigo (l. Seoane), sobre los troncos de los mirtos cultivados, (v. v.) ENDOCARPEAS. Endocarpon. E. miniatura Acii. Schcer., t. 9, f. 2. Lidien minia - tus L. DilL Muse., t. 30, f. 127. Engl. bol., t. 593.— El Endocarpon cirsodes Ach. Lag. difiere poco del tipo. Hab. España (Lag., Clem.) sobre las rocas en diversas provincias , bailándose en las meridionales á la altura de 3.300-7.200' (Clem). próximamente, (v. s.) Cataluña (Lag,): Monserrat (Lag.) Araron (Pardo, Loscos): Castelserás (Pardo, Loscos). Asturias (Lag.): Arvas (Lag.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem.): Granada, Sierra-Nevada en el bar- ranco de Trevélez, Sierra del Pinar y otras de la Serranía de Ronda, Alcalá de los Gazules (Clem.), Sierra de Tolox (Clem., Boiss.) Var. ¡3 complicalum Fr. Schcer. Endocarpon complicadme' Ach. Lidien compile alus Sw. Z. miniatus Sm. Engl. bot., t. 593, f. inf. Pirineos, debajo del Puerto de Renasque en Aragón (Lge.), Sierra-Nevada de Andalucía en lo alto (Boiss.) E. fluviátil© DC. Lichen fluviatilis Web. L. aquaticus Weis. Engl. bol. I. 594. Platisma aquaticum Iloffm. Endo- carpon Weberi Ach. E. miniatum y aquaticum Schcer. en varias provincias, hallándose en las meridionales á la al- tura de 3.000-6.300' (Clem.) poco más ó menos, (v. v.) 147 Asturias (Lag.): Arvas (Lag.) Galicia (L. Seoane): inmediaciones de Cuntís (L. Seoane). Castilla la Nueva (Colín-.): Escorial (Colm.) Andalucía (Clem., Haens.): Sierra-Nevada en la dehesa del Boyar, Sierra del Pinar y otras en la Serranía de Ronda (Clem.), Sierra-Bermeja (Clem., Boiss., Haens.) E. Guepini Mong. Schcer. Hab. España en los Pirineos (Schaer.) y cercanías de Má- laga (Lge.) sobre las rocas calizas, (n. v.) E. rufescens Aclx. E. pusillum ¡3 rufescens Fr. Sellar. Hab. España cerca de Málaga en el cerro Coronado (Lag.), inmediaciones de Yigo, Coruña y Ferrol (L. Seoane), sobre las rocas, (n. y.) E. hepaticum Ach. E. pusillum Hedw. Fr. Schcer. a E. Hedwigii Ach. Hab. España sobre la tierra, las rocas calizas y arenis- cas en algunas provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 10.3o0~12.762r (Clem.), y mucho más abajo, (v. s.) Andalucía (Clem.): Sierra-Nevada en el Mulahacen y cerca de las Lagunillas (Clem.) Var. [3 lachneum Ach. Dub. Endocarpon lachneum Ach. Valencia en Titáguas (Clem.), Andalucía cerca de Medina- Sidonia, y Chiclana en el cerro de Santa Ana, llegando á la altura de 1.800r (Clem.) E. atro-virens Clem. Lich. el Flor. bcet. ined. Thallo foliáceo, subcarlilagineo, adpresso, subconvexo, crassiusculo, subelliptico, simplici, triusque lineas longo, lobato-sinuato, luteo-viridi , punctulis nigris insperso, sublus et margine atro-lsevis. An Gyrophora? Clem. loe. cit. Hab. España en la Sierra de Baza sobre las rocas graní- ticas á la altura de 6.300' (Clem.) próximamente, (n. v.) Coscinocladium. C. occidentale Kze. Hab. España sobre los muros y peñascos marítimos de Cádiz (Wk.) é inmediaciones, (n. v.) 148 Pyrenothea. P. eellulosa Floto w. Hab. España en las inmediaciones de la Albufera de Va- lencia sobre el Solano sodomeo (Wk.), espontáneo en lodo aquel litoral, (n. v.) P. stic tica Fr. Lichen slicticus Ach. Verrucaria byssa- cea eí sticlica Ach. Var. p minutissima Ach. Clem. Andalucía sobre las cor- tezas de los pinos y lentiscos en las cercanías de Sanlúcar de Barrameda, Chiclana, Cabo de Gata (Clem.) Verrucaria. V. cinérea Scliaer. Endocarpon cinereum Pers. Sa- gedia cinérea Fr. Lichen tephroides Ach. Engl. bot., t. 2013. Endocarpon tephroides Ach. Ilab. España sobre la tierra en la Sierra-Nevada (L. Seoane) y otros montes elevados, (n. y.) V. umbrina Wahlenb. V. ambrina Ach. excl. var. nigrescens. Hab. Pirineos (Nyl.) sobre las rocas graníticas, (n. v.) Var . p clopima Nyl. Verrucaria clopima Wahlenb. Ach. V. variegata Clem. Lich. et Flor. beet. ined. Crusla tartarpa, areolalo-rimosa, cinerascenli , et fusco-castanea, effnsa. aequabili, areolis depressis, laevibus; tuberculis 1-2 in singula areola, semi-immersis, umbilicatis, aterrimis, minulis, subglobosis, nilidis. Clem. loe. cit. Hab. España en Andalucía sobre las rocas areniscas cerca de Alcalá de los Gazules á la altura de 1.800r (Clem.) poco más ó ménos. (n. v.) V. isidioides Clem. Lich. et Flor. bcet. ined . Crusta effusa, uniformi, rimoso-verrucosa, fusco-cinerea et fusco- olivacea, verrucis lsevigatis, tuberculiferis ; tuberculis basi immersis, globosis, atro-subfuscis et fusco-atris, medio púnc- halo demum excavalis, nec papillatis, nitidulis. Clem. loe. cit. 149 Hab. España en Andalucía sobre el granito en la Sierra- Nevada cerca de la laguna de Vacares, y en Trevélez, á la altura de 7.500' (Geni.) próximamente, (n. v.) Y. prominula Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Crusla tartárea, rimoso-verrucosa, alba, subpulverulenta; tuberculis subhemisphaerico-difformibus , semi-immersis , umbilicalis, fuscis. Clem. loe. cit. Hab. España en Andalucía sobre el granito en la Sierra- Nevada á la altura de 10.200' (Clem.) y algo más arriba, (n. v.) Y. nigrescens Pers. Lichen carbonarias Wulf. in Jacq. Coll. 111 , t. 6, f. 2, 6, b. Verrucaria antiquitatis Flork. V. ambrina (3 nigrescens Ach. Hab. España (Clem.) sobre las rocas calizas y los muros en diversas provincias , llegando en las meridionales á la altura de 6.000' (Clem.) próximamente, (v. s.) Andalucía (Clem.): Sanlúcar de Barrameda, cercanías de Cádiz, Chichina, Medina-Sidonia en el Berrueco, Picacho de Alcalá de los Gazules, Sierra de Baza (Clem.), Pinos de Ge- nil (L. Seoane). Y. incrústala Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Crusla effusa, tenui, duplici, superíiciali, diffraclo-subgranulosa, sordide cinérea, interiori nigra, minutissime rugoso-granu- losa, eequabili; tuberculis minulissimis, globosis, ápice poro pertusis, vix subimmersis, atris. Clem. loe. cit. Hab. España sobre el granito, los ladrillos y techos en las cercanías de Cádiz y en la Sierra-Nevada, llegando á la al- tura de 7.500' (Clem.) poco más ó ménos. (n. y.) Y. fuscella Ach. Lichen fuscellus Turn. Trans. Soc. Linn. Vil, t. 8, f. 2. Sagedia fuscella Fr. Hab. España en Andalucía cerca de Carralraca (Haens.) sobre las rocas, (n. v.) Var. (3 cervino- fusca Fr. Inmediaciones de Málaga sobre las rocas próximas al litoral (Cabrera). Y. rupestris Schrad. Lichen Schraderi Ach. Engl. bol., I. 1711, f. 2. Verrucaria Schraderi Ach . V. muralis Dar. Alger. llab. España (Clem.) sobre las rocas calizas y areniscas 150 en diversas provincias, llegando en las meridionales á la al- tura de 5.400' Clem.) y más arriba, (v. s.) Andalucía (Clem.): cercanías de Cádiz, Sanlúcar de Bar- rameda, Alcalá de los Gazules, Sierra de Lujar (Clem.) Var. p calciseda Schcer. Verrucaria calciseda DC. Sierra de Tolox á la altura de_6.000' (Boiss.) Var. y foveolata Schcer. Verrucaria Schraderi ¡3 foveolata Flk . Peña de Gorveya en las Prov. Vascongadas á la altura de 4.500' (Wk.) Var. 8 purpurascens Schcer. Verrucaria purpurascens Hoffm. Pirineos en el valle de Aran (Villers.) Y. muralis Ach. V. muralis et lithina Ach. V. con- céntrica DC. Hab. España sobre las rocas calizas y los muros en va- rias provincias, y particularmente en Andalucía cerca de Medina-Sidonia, y en el Berrueco á la altura de 1.200- 3.300r (Clem.) próximamente, (v. s.) V. exigua Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Crusla tar- tárea, areolata , effusa, uniformi, contigua, cinérea, tenui; tuberculis minutissimis, semi-immersis, 1-3 in singula areola, supra crustam punctiformibus, nigris. Clem. loe. cit. Hab. España en Andalucía sobre el hierro compacto en la Sierra de Baza contra Caniles á la altura de 6.300' (Clem.) próximamente, (n. y.) Y. bastica Clem, Lich. et Flor. bcet. ined. Crusta effusa , tartarea , areolata , tenui , pulverulenta , cinérea» aequabili, uniformi; tuberculis immersis, papillalis, demum umbilicatis, convexiusculis, nigris, cinereo-pruinosis, Clem. loe. cit. Hab. España en Andalucía sobre las rocas ferruginosas, calizas y areniscas cerca de Alcalá de los Gazules, en el Ber- rueco, á la altura de 900-1.800' (Clem.) poco más ó ménos. (n. v.) Var. p viridi-fusca Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Crusla effusa, tartarea, rimosa, areolata, aequabili, uniformi, viridi- lulescenti, et subsulphurea, tándem fusco-subvirenli; apo- theciis immersis, nigris, 2-6 in singula areola, albo-viridi- pruinosis, pruína tándem detersa, nigris, Clem. loe. cit. Al- 151 cala de los Gazules sobre las rocas areniscas a la altura de 1.800' (Clem.) V. laete-virens Clem. Lich. et Flor . bcet. ined. Thallo tenuissimo, lartareo-membranaceo , viridi , areolato-rimoso, effuso, aequabili, lsevi; tuberculis subglobosis, umbilicalis, subpapillatis, totis atris, prominenlibus Clem. loe. cit. Hab. España en Andalucía sobre las rocas calizas y are- niscas en Sanlúcar de Barrameda, cercanías de Cádiz, Me- dina-Sidonia, Alcalá de los Gazules (Clem.) é inmediaciones, (n. v.) V. maura Wahlenb. Lidien maurus Engl. bot . , t. 2456. Py renula maura Schwr. Hab . España sobre las rocas marítimas en las costas de Andalucía (Cabrera) y en las demás del Mediterráneo, (v. v.) Var. ¡3 picea Colm. Verrucaria amphibia Clem. Ens. Cos- tas de Cádiz, sobre las brechas calizas sumergidas en el mar ó rociadas por las olas, y principalmente sobre los fragmentos •de cuarzo (Clem.) Y. macularis Schger. V. chlorotica Ach. Nyl. Hab. España (Clem.) sobre las rocas sombrías y las cor- tezas de algunos árboles en la Sierra-Nevada (L. Seoane) y otras partes, en varias provincias, (n. v.) Var. ¡3 striatula Schwr. Verrucaria striatula Wahlenb. Var. y acrotella Schwr . Verrucaria acrotella Ach. Lidien acrotellus Sm. Engl. bot., t. 1712. Andalucía cerca de Alcalá de los Gazules y en el Berrueco, á la altura de 900-Í.800' (Clem.), Galicia cerca del Ferrol (L. Seoane). Y. gaditana Clem. Lich. et Flor. bwt. ined. Crusía effusa, tenuissima, grísea; tuberculis minutis, inaequalibus, subglobosis, umbilicalis, nigris, superficialibus. Clem. loe. cit. Hab. España sobre las piedras areniscas y otras en las cercanías de Cádiz (Clem.) y en diversas partes de Andalucía (n. v.) Y. farrea Ach. Hab. España en Galicia cerca del Ferrol (L. Seoane) so- bre los robles, (n. v.) Y. gemmata Áeh. V. alba Schrad. Schwr., t. 8, f. 3. 152 Hab. España en la Sierra-Nevada (L. Seoane) sobre las cortezas de los árboles, (n. v.) V. epidermidis Ach. Schwr. [lab. España (Clem.) en las cortezas lisas de diferentes árboles y arbustos, (v. s.) Y. punctiformis Pers. Schcor. Lidien stigmatellus Ach. Sm. Erigí . bot ., t. 1891. Verrucaria stigmatella Ach. Hab . España sobre las cortezas lisas de los árboles y ar- bustos en Málaga y otras partes (Clem.), tanto en las provin- cias meridionales como en las demás, (v. s.) Var. p ptelceodes Ach. Clem. Ens. Medina-Sidonia, Alcalá de los Gazules, llegando á la altura de 3.000' (Clem.) Var. y trémula Ach. Clem. Flor. bcet. inecl. Sanlucar de Barrameda, Chiclana (Clem.) Var. 8 sparsa Clem. Flor. bcet. ined. Crusta nulla, tu- berculis minutissimis, hemisphaericis, umbilicalis, nigris, sparsis. Clem. loe. cit. Sanlucar de Barrameda, cercanías de Cádiz (Clem.) V. analepta Ach. Schcer. Lidien analeptus Ach. Engl . bot., t. 1848. Hab. España (Clem.) sobre las cortezas lisas de diversos árboles y arbustos, (v. s.) V. suberis Clem. Lich. et Flor. bcet. ined . Thallo membranaceo-subcartilagineo , tenui , fusco-subpulverulento, diffracto, cinéreo; tuberculis superficialibus , subglobosis, atris, subconfertis, subnilidis. Clem. loe. cit. Hab. España en Andalucía sobre las cortezas no lisas de los alcornoques en el Picacho de Alcalá de los Gazules, á la altura de 1.800' (Clem.) próximamente, (n. v.) Limboria. L. sphinctrina Dub. Hab. España sobre las rocas calizas (Duf.) en varias par- tes. (n. v.) Lepraria. No son liqúenes algunas de las especies colo- cadas antes de ahora en este antiguo género, mientras que 133 oirás se consideran actualmente como meros estados de dife- rentes liqúenes, ó alteraciones de los mismos. La Lepraria antiquitatis Ach . ó sea el Byssus antiquitalis L. Hoffm., En. liclu, t. 3, f. 3, que se halla sobre las pie- dras, tanto en España (Lag., Clem.) como en Portugal (Vand., Brot.), no puede referirse á una sola y determinada especie; é igualmente es indeterminable el Byssus ladea L. Bill. Muse., t. 1, f. 2, indicado en Aragón (Asso) y otras parles de la Península sobre los muros, musgos y cortezas de los árboles. IX. COLLEMACEAS. COLLEMEAS. Collema O. furvum Ach. Lichen granulatus L. f. Brot. EngL bot ., t. 1757. Hab. España (Clem.) y Portugal (Brot.) sobre las rocas y los troncos de los árboles en varias provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 1.200-3.900' (Clem.) poco más ó ménos. (n. v.) Aragón? (Pardo, Loscos). Andalucía (Clem.): cercanías de Medina-Sidonia, Alcalá de los Gazules (Clem.) Portugal (Brot.): Extremadura portuguesa, Beira y otras partes (Brot.) C. melsennm Ach, C. jacobecefolium DC. Flor. dan. t. 463, f. 1, 2. m Hab. España en las montañas de León (Lag.) y en la Sierra-Nevada en el Dornajo, á la altura de 4.000-7.000' (AVk.) sobre las rocas, (v. s.) C. intestiniforme Schser. Hab. España en la Sierra de Guadarrama cerca del Pau- lar (Wk.) sobre las muros y rocas, (n. v.) C. plicatile Ach. Engl. bot ., t. 2348. Hab. España en Aragón cerca de Castelserás (Pardo, Loscos) sobre las piedras y muros húmedos, (n. y.) C. turgidum Ach. Hab. España en Cataluña hacia el acueducto de Tarragona (Fée). — No difiere apenas del C. plicatile Ach. C. pulposum Ach. Schcer., t . 10, f. 5. Lichen pul - posus Bernh. Collema crispum Dur. Alger. Hab. España (Boiss., Wk.) sobre la tierra y las piedras calizas en algunas provincias, (n. v.) Valencia (Wk.): Barranco de Tabernes (Wk.) Andalucía (Boiss.): Sierra de la Nieve (Boiss.) C. tenax Ach. Hab. España en Asturias en el Pico de Arvas (Dur.) so- bre la tierra, (n. v.) C. crispum Ach. Lidien crispas L. Farmelia crispa Ach. Engl. bot. Suppl. II, t. 2716, f. 1. Hab. España (Lag., Clem.) y Portugal (Brot.) sobre la tierra y en los muros de los campos en varias provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 1. 200-3. 900r (Clem.) próximamente, (v. s.) Aragón (Pardo, Loscos). Santander (Salcedo). Castilla la Nueva (Lag.): cercanías de Madrid (Lag.) Valencia (Lag., Clem.): Onlinient, Bocairent (Lag.), Titá- guas (Clem.) Andalucía (Clem.): Castril, Alcalá de los Gazules, Me- dina-Sidonia (Clem.), Sierra-Nevada (L. Seoane). Portugal (Brot.): Extremadura portuguesa y Beira (Brot.) O. cristatum Hoffm. Lichen cristatus L. DHL Muse ., /. 19, f. 26. Hab. España en las montañas de Santander, (Salcedo) y 155 Portugal en Alentejo, Extremadura y Beira (Brot.) sobre la tierra y las piedras calizas, (v. s.) C. cheileum Ach. Lidien marginatns Bernh. Yar . y graniforme Ach.? Parmelia achata p sparsa Clem. Lich. et Flor. bcet. ined. Crusta tota supra muscos et lichenes sparsa, nihil aliud exhibens quam granula conferlissima, vix oculo nudo discernenda, atra, et rarius in humectata planta fusco-subl titea, frequenler fusco-atra. Clem. loe. cit. Barranco de Trevélez en Andalucía sobre los liqúenes á la altura de 9.600' (Clem.) Yar. 8 bgssaceum Ach.? Parmelia adnata Clem . Lich . et Flor. bcet. ined. Thallo subgelalinoso, conferlim granuloso, effuso, toto adhserenti, atro; sculellis superficialibus, plañís, tándem convexis, exiguis , margine integerrimo, inflexo. Clem. loe. cit. Castril en Andalucía sobre las rocas calizas á la altura de 5.400' (Clem.) C. fragrans Ach. Lichen odoratus Salcedo ? Eab. España en las montañas de Santander (Salcedo) so- bre los troncos de los árboles, (n. v.) C. nigrescens Ach. Lichen nigrescens L. Collema vespertilio Hoffrn., t . 37, f. 2, 3. C. nigrescens a vespertilio Schcer. Hab. España (Salcedo, Clem.) y Portugal (Brot.) sobre los troncos de los árboles en diversas provincias, hallándose en las meridionales á la altura de 1.500-3.600' (Clem.) próxi- mamente. (v. s.) Santander (Salcedo). Galicia (L. Seoane): cercanías de Orense (L. Seoane). Castilla la Yieja (Salcedo): valle de Mena (Salcedo). Castilla la Nueva (Cut., Amo). Yalencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem., Boiss.) : Mediua-Sidonia , Picacho de Alcalá de los Gazules (Clem.), Sierra de Tolox, cercanías de Casares (Hsens., Boiss.) Portugal (Brot.): Beira boreal (Brot.) Yar. p fasciculare Schcer. Lichen fascicularis L. Yar. y conglomeratum . Collema conglomeratum Iloffm. Cercanías de Granada (Wk.) 156 Var. 8 ccesiam Clem. Fus. et Flor. bcet. ined. Scutellis minulis, sparsis, plañís convexisque, csesiis. Clem. loe. cit. Medina-Sidonia, Picacho de Alcalá de los Gazules (Clem.) C. gaditanum? P armella gaditana Clem. Lich. et Flor, bcet. ined . Thallo membranáceo, pellucido, pulvinato, lobato, parvo, luteo-viridi, utrinque nudo, gelatinoso, suborbiculari; lobis centralibus adscendenlibus, difformibus, granuliferis, crassis, rigidis; lobis periphsericis adpressis, liberis, laliuscu- lis, inciso-crenatis , plicato-undulatis , subrolundatis, teneris, lenuibus; crenis minutissime subcrispis; scutellis plañís, con- ferlis, rubrofuscis, sessilibus, majusculis, dernurn subcon- vexis, margine integerrima, crassa, inflexa, crustae concolori, in scutellis subconvexis altenuata. Clem. loe. cit. ffab. España en Cádiz cerca del castillo de San Sebastian, Málaga y otras parles (Clem.) sobre las rocas calizas, (n. v.) Leptogium. L. lacerum Er. Collema lacerum Ach. C. alrocoerulenm Schcer. t . 10, f. 2. Hab. España en Madrid dentro del Jardín Botánico (Lag.), en Toledo sobre las piedras del Puente (Fée) y en otras parles al pie de los árboles, (v. s.) L. palmafcum Mont. Collema palmatum Ach. C. cor- niculatum DC. Hab. España en la Sierra-Nevada (L. Seoane) sobre tier- ras húmedas, (n. v.) L. Hildenbrandii Nyl. Collema myochroum a satur- ninum Schcer. Hab. España en Aragón cerca de Peñarroya (Pardo, Loscos) sobre los troncos de los árboles, (n. v.) L. saturninum Nyl. Collema saturninum Ach. Engl. bot., I. 1980. Ilab. España en las montañas de Santander y en la Rioja (Salcedo, Lag.) sobre los troncos de los árboles y las piedras, (v. s.) LICÍIINEAS. Ephebe. E. pubescens Fr. Lichen pubescens L. Jacq. Mise . t. 10, f. 5. Cornicularia pubescens Ach. Hab. España sobre las rocas húmedas en los Pirineos y otros montes, cercanías de Chiclana y Cabo de Gata en An- dalucía á la altura de 3.900' (Clem.) poco más ó ménos. (n. v.) Lichina. L. pygmsea Ag. Chondrus pygmceus Lamour. Fucus pygmceus Lightf ., t. 32. Turn., t. 204, f. a, b. Engl. bot., t. 1332. Hab. Costas de España (Lag. , Clem.) sobre los peñascos marítimos, (n. v.) Asturias (Lag., Dur.): Gijon, Candas (Lag.) Galicia (Lge.): Pontevedra, Yigo (Lge.) Andalucía (Clem.): Cádiz (Clem.), promontorio de San Se- bastian cerca de Cádiz (Wk.) Var. p minor Turn. Lichina confiáis Ag. Lidien confiáis Flor, dan., t. 879, f. 2. Engl. bot., t. 257o. Galicia en Yigo (Lge.) (Se continuará.) VARIEDADES Sobre los colores producidos por los óxidos de hierro? por Mr. Ch. Méne. Todos saben que cuando un pedazo de acero se somete á la acción de un calor leve, se pone azul, violáceo ó amarillento, y que de esta manera se da color á los resortes de reloj y demás objetos de acero. Chaptal fue el primero que emitió la opinión de que estos co- lores eran producidos por oxidaciones, y Mr. Méne acaba de confirmar por medio del análisis esta opinión con el motivo siguiente. En una Me- moria que este químico ha presentado á la Academia de ciencias el 8 de octubre último, sobre la coloración azul de las escorias, ha demostrado que por lo común las escorias de los hornos altos, deben su color azul al hierro. Con este motivo hizo observar Mr. Chevreul, que el óxido de hierro en este caso debía probablemente ser una mezcla de óxidos aná- logos á los que Mr. Barreswil había hallado para el azul de Prusia y el galato de hierro. Mr. Méne ha llegado, empleando licores graduados muy débiles de permanganato de potasa, antes y después de la reducción por el zinc del licor de ensayo, á encontrar estos compuestos y además á poner- los bajo una fórmula. Llevando sus investigaciones más adelante, ha con- seguido el autor estudiar los diferentes colores producidos en los vidrios de las escorias por el óxido de hierro, y que dan colores diversos según el grado de temperatura á que se exponen estos compuestos. Según sus análisis, expresa por las fórmulas siguientes las diversas tintas obtenidas por el óxido de hierro en estos casos. Negro 6FeO, Fe2 O3 correspondiente al óxido de las baliduras. Azul 3 Fe 0, Fe2 O3 id. al azul de Prusia. Verde Fe O, Fe2 O3 id. al óxido magnético. Amarillo 2FeO, 3Fe203 Rojo anaranjado. .... FeO, 3 Fe2 O3 Rojo de púrpura Fe2 O3 id. á la hematita olijista. En las conclusiones de su Memoria, presume Mr. Méne que no se llegará » á la producción de los colores en fotografía, más que por medio de oxidaciones de este género, ó análogas, sobre la capa sensibilizada. Telas impermeables. Empléanse en la industria varios procedi- mientos para hacer las telas impermeables á la acción del agua. Entre estos diversos métodos, hay uno por el cual hace poco obtuvo privilegio M. Maus- ta, y consiste en lo siguiente. Se hierven 100 litros de aceite de linaza por espacio de seis horas, con los cuales se mezclan en frió 20 kilogramos de betún de Judea, 2 kilogramos de litargirio, 20 de albayalde y 10 kilogra- mos de goma elástica. Mezclado todo, se hierve por espacio de tres horas á la temperatura de 100 grados. Preparado de esta manera el barniz, se aplica en frió sobre la tela por medio de un cilindro. Bismuto de Australia. Hace algunos años, dice el Diario del alum- brado de gas , que el bismuto ha llegado á ser un metal muy caro; las prin- cipales minas de Europa, de las cuales lo obtiene la industria, van siendo cada vez mas escasas, y en este momento el bismuto. está mas caro que el cadmio, pudiendo servir para los mismos usos en la producción de aleacio- nes infusibles. No podrá menos de saberse por tanto con interés el des- cubrimiento de un gran filón de bismuto nativo en una mina del sur de la Australia. Aunque esta mina se halle situada á unas 67 leguas en lo interior del continente, y por consiguiente sea difícil y costoso el tras- porte, se han remitido numerosos ejemplares del metal á Europa, y se asegura que podrá continuarse surtiendo de él al comercio en grandes cantidades. Petróleo. Dícese que hay en el fondo del Océano, á algunas millas del rio delante de San Luis obispo, al norte de la punta de la Concepción, una fuente considerable de petróleo, que en tiempo tranquilo acaba de cubrir la superficie del mar en la estension de 20 millas. Otra curiosidad natural se halla á unas seis millas de Los Angeles, en una llanura cono- cida con el nombre de Tar-Lake (lago de brea): una cavidad de SO á 100 pies de diámetro está llena de aceite de brea, que los habitantes emplean para cubrir las casas y otros usos. Remoto uso del hierro. Los antiguos egipcios conocían perfecta- mente el uso del hierro, como se ve por los clavos hallados en lo inferior de las puertas de los sepulcros de Tebas, que no pueden haberse abierto lo menos en 2000 años. Los asirios fabricaron también sierras y cuchillos de hierro, cuyos ejemplares, que ahora se hallan en el Museo británico, fueron encontrados en Nínive por M. Layard. Los indios, los habitantes de Madagascar y los del Africa central han trabajado todos el hierro. Rotura de un puente de alambre y fenómeno eléctrico curioso. Durante los últimos frios, el pequeño rio que riega el valle de Glunelg ha quedado, como los demás, cubierto de hielo, formando una capa de 6 á 9 pulgadas (lo á 22,5 centímetros). Cuando este hielo se der- ritió en parte, quedó roto en grandes pedazos, y fué arrastrado rápida- mente hácia el mar, esceplo en los sitios en que encontró obstáculos. Uno de estos obstáculos füé un pequeño puente de alambre construido para los peones, que establecía comunicación entre las dos partes de la propiedad del ministro separadas por el rio. El puente estaba sostenido por cuatro pares de pilares de madera clavados en medio del rio, y contra estos pi- lares se acumuló una gran cantidad de hielo, hasta elevarse el agua, cuya corriente impedia, varios pies sobre su nivel natural. Por último toda la construcción fué arrastrada, habiéndose roto algunos hilos y arrancádose otros. En cada rotura de los alambres aparecieron brillantes surtidores de luz colorada, fenómeno que observaron varias personas, de las cuales 160 una acababa de pasar sobre el puente. Probablemente fué producido por alambres cargados de electricidad, desarrollada por la rotura del hielo y el roce de las masas desprendidas , pues es sabido que la separación de las partes y el rozamiento son dos focos de la acción eléctrica. Meteorología. El servicio meteorológico organizado en Inglaterra por el ilustre Fitz-Roy, no le ha sobrevivido mucho tiempo. Desde su su- presión, el Gobierno inglés se ha visto varías veces escitado para hacer renacer la obra del sábio, que ha sido el primero que ha inaugurado un sistema de comunicaciones telegráficas que indican el estado del tiempo y los signos precursores de las tormentas; así es que el Parlamento se ha decidido á votar una suma de 75.000 francos para comprar y distribuir instrumentos á bordo de 60 navios de comercio y 40 buques del Estado. Se ha prevenido á los capitanes que lleven registros minuciosos de las ob- servaciones hechas en el mar, y que sean trasmitidos á una comisión, pu- diendo de este modo comprobarse muchos hechos para llegar al cono- cimiento de las reglas que presiden á los fenómenos atmosféricos, supuesto que nada en la naturaleza depende del acaso. La aproximación dé una tempestad se halla siempre indicada por una disminución en la presión atmosférica, revelada por el descenso del barómetro. Partiendo de este dato se llega á indicaciones del mayor valor para los navegantes. Así es que la determinación de las temperaturas del Océano á diversos grados de longitud y latitud, es de gran aplicación para el estudio de la dirección de los vientos y de las corrientes; y sabido es por otra parte, qué escelentes resultados han dado las investigaciones emprendidas sobre este punto por el célebre comandante Maury: pero hay todavía muchas dificultades que resolver. Editor responsable, Ricardo Rdiz. .amin a I (i1! N.” 3."— REVISTA DE CIENCIAS.— Marzo de 1868. CIENCIAS EXACTAS. GEOMETRIA SUPERIOR. Introducción á la Geometría superior; por el Su. D. José Echegaray, individuo de la Real Academia de Ciencias . ( Continuación .) Bastará, para conocer el segmento común á dichas involu- ciones: l.° levantar Cm perpendicular sobre pp, é igual en longitud á la raiz cuadrada del parámetro dado m2; 2.° tra- zar TM, y determinar sobre esta recta un punto n por la condición TmxTn = n 2 (siendo n2 el parámetro de la in- volución T); 3.° hacer pasar por m y n la semicircunferen- cia anmb : ab será el segmento buscado y Pa, Pb las dos rectas conjugadas que corresponden á la involución C. En efecto, a y fi pertenecen á la involución C, puesto que se tiene Cm 2 = m2 = Cax Cb : además pertenecen á la involución T, toda vez que TmXTn = n2=TaXTb. La recta oC determinará sobre Pa y Pb los centros o y o’ de las dos involuciones correspondientes. TOMO XVIII. 11 16*2 IV. Que la recta pp' ( fig . 102) corte á la cónica, y que además se tenga m > o. Unamos un punió cualquiera m con T y C, y determine- mos sobre las rectas Cm, Tm dos puntos n y n , que cum- plan con las condiciones CmXCn — m2 ; TmX T n = n2: haciendo pasar por m, n , n una circunferencia, los puntos a y ó en que corte á pp serán los que determinen el seg- mento buscado ab. La recta OC determinará las involu- ciones o y o\ En efecto, a, b pertenecen á la involución C, puesto que CaXCb — CmXCn = m2, y además pertenecen á la involución T, puesto que TciX Tb — T m X T n = n2 . JSúm. 198. Aplicación del teorema de Desargues . Sea C (fig. 103) una cónica cualquiera, directriz de un cono de segundo grado cuyo vértice está en S; y sea pp un plano secante que corlará al cono según otra cónica C’. Nos proponemos hallar sobre el plano de la directriz: 1. ° Un punto P, cuya proyección cónica O’ sobre el plano pp (tomando S por punto de vista), sea el centro de C . 2. ° Dos rectas PA, PB, cuyas proyecciones cónicas Or A' , O' B' sobre pp (siendo siempre S el punto de vista), sean los ejes de C’ . 3. 3 Dos rectas que al proyectarse sobre pp sean dos diá- metros conjugados de C\ formando un ángulo a. í.° Los puntos D , D\ cuyas proyecciones sobre pp sean los focos de C\ 5.° Las rectas del plano C que se proyecten sobre pp según tangentes y normales á C\ Tracemos por el vértice S del cono un plano Sp p , pa- ralelo al pp, y determinemos la recta p p , según la cual 163 corta al plano de C. Hagamos girar dicho plano Sp’p hasta que se aplique sobre el plano de la base, y sea S’ la posición que toma S. (No se eche en olvido, que la figura que presen- tamos está deformada por la perspectiva.) Finalmente, hallemos el polo P de p p’ en la cónica dada C. Con estos elementos podemos hallar todas las incógnitas del problema. Núm. 199. l.° Centro. La proyección O' de P es el centro de C’. En efecto, el polo P y la polar p p se proyectarán so- bre el plano pp según un polo y la polar correspondiente de C ; pero p p se halla en el plano Sp p paralelo á pp, luego su proyección estará en el infinito de este último, y por lo tanto su polo será el centro de la cónica. 2.° Diámetros conjugados y ejes. Sea ab un segmento de la involución T , correspondiente á la cónica C de la base. Todas las rectas alr, al’ r’, que parten de un punto a de p’p\ quedan divididas armónicamente (Núm. 165) por el punto a, la cónica, y la recta Pb conjugada de Pa, puesto que Pb (Núm. 187) es la polar de a; luego las proyecciones sobre pp de los varios sistemas de cuatro puntos a, l, q, r, a, l’, q , r gozarán de la misma propiedad. Ahora bien, a está en el plano Sp’p y va al infinito de pp; luego las proyecciones de las secantes ar, ar’ serán sobre el pla- no de la cónica C rectas paralelas: pero dichas cuerdas de- ben quedar divididas armónicamente por la cónica, el infinito y la proyección de Pb (Núm. 165), de consiguiente las proyecciones de q, q serán los puntos medios de las pro- yecciones de Ir , ZV En resúmen Ir, T r y Pb se proyectarán sobre C’ , las primeras según un sistema de cuerdas paralelas, y la úl- tima según el diámetro conjugado de dichas cuerdas: así, la proyección de la Pa será el diámetro conjugado con la pro- yección Pb. Uniendo, pues, dos puntos conjugados a , b de la involu- ción T, con P, las rectas Pa , Pb se proyectarán según dos diámetros conjugados de la cónica C. 164 Esto mismo, para más claridad, lo hemos representado aparte en la figura 104. ac, ac , ac" son las secantes: Pb la recta que con la cónica las divide armó- nicamente en q, q , q" Pa y Pb las rectas cuyas proyecciones son dos diá- metros conjugados; y en esta figura se ve claramente cómo las proyecciones de las tangentes á C, trazadas por a, serán paralelas, y cómo la proyección de bP, que unirá los puntos de contacto de dos tangentes paralelas, será un diámetro con- jugado con el haz paralelo en que se convierte el haz con- currente acc'c r El plano proyectante de Pa ( fig . 103) pasa por SP y Pa; y ni de Pb por SP y Pb; pero los planos pp y Sp p son paralelos; luego las proyecciones O' A', y O' B’ de dichas rectas pasarán por 0\ y además serán paralelas á Sa y Sb: de aquí resulta que cada dos diámetros conjugados, proyec- ciones de las rectas Pa, Pb, forman el mismo ángulo que las Sa, Sb, que van desde el vértice del cono á los puntos conjuga- dos de la involución T . De aquí se deduce inmediatamente la solución de la se- gunda y tercera parte del problema. Determinando, en efecto, en la involución T un seg- mento ab, tal que uniendo el punto S á los estremos a1 y bf formen las rectas Sa\ Sbr un ángulo a, quedarán determi- nados dos diámetros conjugados de C , cuyo ángulo será evi- dentemente igual á a. Si el ángulo aSb es recto, las rectas Pa, Pb se pro- yectan según los ejes de C . El primer problema se reduce á una sencilla cuestión de geometría elemental (1), el segundo ha sido ya completamente resuelto. (1) El problema puede enunciarse en estos términos: Dada una involución T (fig. IOS) y un punto S, determinar un segmento ab de dicha involución, tal que uniendo el punto S á los a, b, el ángulo aSb que resulte tenga un valor dado a. Para ello uniremos los puntos T y S, y determinaremos el 165 3.° Tangentes. Normales. Si desde el punió S (fig . 103) bajamos, en el plano Sp'p', la recta SE perpendicular sobre p p' , y consideramos á E como centro de una involu- ción cuyo parámetro sea SE2; si además buscamos el seg- mento ab común á ambas involuciones E y T ; si, final- mente, sobre Pa ó Pb determinamos el centro de la involu- ción correspondiente, cuyos puntos dobles Dy D' sean reales, dichos puntos nos servirán para resolver inmediatamente el problema. En efecto, sea G un punto de la curva C. Tracemos la tangente Gh hasta que corte á Pa, y sea h este punto. Hallemos sobre Pa el punto hf conjugado de h, en la involución de la que D y D' son puntos dobles. Es fácil probar que Gh y GE se proyectarán según la tangente y la normal en G ’ de Cr. Que Gh se proyectará según la tangente en G' no cabe duda, y no debemos insistir sobre este punto. Sean ahora E y H 1 los puntos en que Gh y Gli cortan á p p . G SH y GSE' son los planos proyectantes de Gh y Gh\ y cortarán á los planos pp y Sp'p1 según rectas paralelas; luego las proyecciones de Gh y Gh' formarán el mismo án- gulo que SE y SE', intersecciones ¡de los planos proyec- tantes con el Sp p; pero //y /P, según el teorema de De- sargues, son puntos conjugados de la involución P, luego el ángulo ESE' es recto. Es decir, que la proyección de Gh' será perpendicular á la proyección de Gh; y como Gh se proyecta según la tan- gente, dedúcese finalmente, que Gli se proyectará según la normal. í.° Focos. Las proyecciones de los puntos dobles D , D' son los focos de C' . punto N sobre TS, de modo que TS X TN= constante de la in- volución T; y todo queda reducido á trazar sobre NS un seg- mento NabS, que determine aSb = a. Proponemos al lector este sencillísimo problema de Geometría como ejercicio. 166 Se sabe que en una involución de primer género los pun- tos dobles dividen armónicamente á todos los segmentos de la involución; luego si D y // son los puntos dobles, los cuatro punios h , D, h\ D' formarán un sistema armónico, y el haz (G/iD/i D') será un haz armónico. Su proyección so- bre el plano p p será también otro haz armónico; pero Gh y G!i son, según lo demostrado anteriormente, la tangente y la normal de la cónica C en G' ; luego tendremos un haz armónico Gf Idnd' (/¡y. 106), en el que dos de las rectas con- jugadas G’ n, G' t forman ángulo recto, y se sabe que en este caso las otras dos forman ángulos iguales con las primeras: es decir, ángulo dG' n = d' G' n. Otro tanto puede decirse de cualquier punto G", G',f de la cónica C\ luego d y d\ proyecciones de los puntos D , D' , gozan de la siguiente propiedad: uniendo dichos puntos d, df á cualquier punto de la curva — G' por ejemplo , — las rectas dG', d' G' forman ángulos iguales con la normal; y esta propiedad es característica de los focos. Núm. 200. Hemos dicho que cuando en un haz armónico dos rectas forman ángulo recto, las otras dos forman ángulos iguales con las primeras. En efecto, trazando (fig. 107) la secante xx' perpen- dicular sobre Sb, será paralela á S a>, y resultarán los cuatro puntos en relación armónica d, b, d! y el infinito de xx’. Pero siendo el infinito el conjugado de b , este es el punto medio de dd\ y por lo tanto db — d'b; de donde resulta ángulo dSb = ángulo d* Sb. Nota. En la figura 103 la recta PS debe pasar por O', y deben estar en línea recta los puntos li G H' . Téngase además en cuenta, para evitar dudas, que toda la figura está deformada por la perspectiva, y que ha sido pre- ciso alterar la posición de algunas líneas para reducir la ex- tensión de la lámina. (Se continuará.) CIENCIAS FISICAS QUIMICA ANALITICA, Observaciones acerca de la determinación de la cantidad de sustancia orgánica, de ácido fosfórico y de nitrógeno que contienen los abonos , y especialmente el guano del Perú. (Gomptes rendus, 24 junio 1867.) En una noticia reciente de Mr. Gasparin acerca de una cuestión de análisis de las tierras arables, ha hecho observar con razón, que es importante calcular con cuidado la propor- ción de la sustancia orgánica; y después de haber criticado los procedimientos que conoce, propone otro que consiste en calcular la sustancia que hay que analizar, y someterla en seguida á una corriente de ácido carbónico para que vuelva á carbonatarse. Con motivo de este procedimiento hace las in- dicaciones siguientes. El peso del ácido carbónico que procede de la destrucción del carbonato calizo efectuada durante la calcinación de la sustancia sometida á la análisis, se aumenta efectivamente al de la materia orgánica; pero es dudoso que el procedimiento propuesto por Mr. Gasparin permita corregir conveniente- mente esta causa de error. Sé por experiencia hace mucho tiempo, que la potasa cáustica hidratada en estado sólido no 168 absorbe el ácido carbónico seco de un modo apreciable. Un artículo reciente de Mr. Kolb confirma tal hecho, y le hace extensivo, no solo á la cal cáustica sino también á la cal hi- dratada seca. Aunque Mr. de Gasparin emplea el ácido car- bónico húmedo, es dudoso que la reconstitución del carbonato se haga completamente en el tiempo que puede dedicarse á esta especie de experimentos. Habiendo tenido ocasión de hacer muchas análisis de abonos, he tenido necesidad de buscar otro procedimiento, y hace lo ménos quince años que le he dado á conocer en mis lecciones. Dicho método consiste en rociar la sustan- cia calcinada con una disolución de carbonato de amoniaco común, y secar la mezcla en una estufa, con lo cual me he cerciorado de que á la temperatura de 70a, el carbonato amoniacal en esceso se evapora completamente, que la sus- tancia pierde toda su alcalinidad, y queda enteramente vuelta á carbonatar. Debo añadir que en muchos cientos de análisis, la ceniza del guano del Perú no ha dado nunca el menor aumento de peso por el uso del carbonato de amoniaco, lo que evidente- mente es debido á que el producto no contiene carbonato ca- lizo; y tan lejos está de ello, que no contiene bastante cal para hacer pasar todo el ácido fosfórico que se encuentra en él al estado de fosfato tribásico. Si se disuelve el producto mineral procedente de la cal- cinación del guano del Perú en ácido nítrico dilatado, y si después de filtrado se precipita por el amoniaco, se obtiene todo el fosfato tricalizo posible con la cal contenida actual- mente en los abonos. Si después de esta primera operación y nueva filtración se añade nitrato calizo en el líquido amonia- cal, se obtiene un nuevo precipitado de fosfato tribásico. De esta observación resulta, que para calcular la proporción del ácido fosfórico contenido en el guano del Perú en estado de fosfato tricálcico, es indispensable añadir una sal caliza al lí- quido antes de emplear el amoniaco. El guano del Perú contiene carbonato de amoniaco volátil, y también, si se seca este producto, se halla por la análisis que ha perdido una cantidad considerable de nitrógeno. 169 Cuando el guano común contiene 0,16 de nitrógeno, el que se ha desecado puede no contener más que 0,12. El conocimiento de este hecho puede ser útil á los agri- cultores, pues es importante fijar la cantidad considerable de nitrógeno que podría desaparecer sin haber producido un efecto sobre la vegetación. Esto se consigue empleando el sulfato de cal, que trasforma el carbonato de amoniaco en sulfato, que de ninguna manera es volátil. METEOROLOGIA* Del color de las nubes y del cielo; por Mr. H. C. Sorbí. (Philosophical magazine, noviembre 1867.) Los diversos colores que nos ofrecen el cielo y las nubes pueden explicarse, aplicando algunos principios muy sencillos. El primero y más importante consiste en que el vapor de agua, en su estado de trasparencia perfecta, absorbe más rayos ro- jos que de los demás colores de la luz solar, en tanto que las capas inferiores de la atmósfera oponen más resistencia al paso de los rayos azules, lo que debe resultar probablemente de las impurezas contenidas en las exhalaciones terrestres. Los efectos de estas influencias son particularmente sensibles al salir y ponerse el sol, y se manifiestan también en las nieblas espesas que nos parecen rojas, porque los rayos rojos son los únicos que tienen fuerza para penetrarlas y atrave- sarlas. Estas nieblas, por lo general, no tienen más grueso que el de algunos centenares de metros; pero el autor cree que sería igual el resultado, si la luz atravesase centenares de kilómetros de aire, en el cual la materia opaca de la niebla se hallase diseminada en proporción relativamente menos considerable; y desde el momento en que ambas hipótesis se 170 admiten, casi todos los fenómenos observados se explican fácilmente del siguiente modo. El color azul del cielo es de- bido á la absorción de una considerable cantidad de luz roja por el vapor de agua en estado de gas trasparente en las ca- pas más elevadas y puras de la atmósfera. Si se presentan, sin embargo, partículas de agua en estado líquido bajo la forma de una ligera niebla, disminuye la intensidad del color azul, y esta es la razón de no observarse en invierno ó en los climas fríos el fondo azul brillante, que resplandece en los hermosos dias de verano en nuestros países y en lodo el año en las regiones tropicales. La tinta azul que adquieren las montañas vistas en lontananza y en los limites del horizonte, se explica del mismo modo por la influencia del vapor de agua contenido en la masa del aire, situada entre el obser- vador y estas montañas; y resulta también hasta cierto grado, de que las partes de la superficie terrestre que no reciben directamente la luz blanca del sol, se ven iluminadas princi- palmente por los rayos azules del cielo. Si el aire está muy cargado de vapor de agua trasparente, el azul se hace más intenso y profundo; y por el contrario, el color se desvanece si hay agua en estado de bruma ó niebla. Por consiguiente, el color azul anuncia que el aire está cargado de vapor de agua, y puede considerarse como presagio de lluvia. Al salir y al ponerse el sol, los rayos deben atravesar unos 300 kilómetros de atmósfera, á la altura media de kilómetro y medio, para iluminar una nube situada á dicha altura. En este largo tra- yecto por capas muy densas y cargadas de moléculas opacas, los rayos azules son absorbidos mucho más que los rojos y también que los amarillos, y la nube puede adquirir por con- siguiente un viso más ó ménos rojo. Pero á medida que el sol se va elevando, los rayos amarillos llegan en mayor pro- porción, y el color pasa del rojo al naranjado, convirtiéndose al fin en blanco. Pueden manifestarse de diversos colores al mismo tiempo en nubes de posiciones y alturas diversas. A mi parecer, estos colores deberían estar perfectamente des- tacados, y dejar ver en sus intervalos el fondo azul del cielo: pero este ultimo color se halla también modificado por una bruma ligera, que refleja más ó ménos rayos rojos ó amarillos; 171 y se comprende por tales consideraciones, que el cielo sea azul en el cénit, amarillo y rojo cerca del horizonte, y de un viso ligeramente verdoso próximo al sol. De esta manera obtenemos una explicación fácil de los fenómenos brillantes que á nuestra vista ofrecen las nubes rojas ó amarillas, que se manifiestan y parecen suspendidas en un fondo azul, ver- doso ó naranjado, salpicado de nubes sombrías y casi negras, que no reciben los rayos del sol ó que son demasiado densas para que dichos rayos puedan atravesarlas y llegar hasta el observador. Pero para la producción de estos fenómenos se necesita que la luz del sol que se dirije al observador no se halle interceptada por gruesas nubes; y por consiguiente, cuando veamos una hermosa salida del sol en que el cielo esté rojizo, podremos inferir que por la parle del Este hay pocas nubes en la línea de más de 150 kilómetros que atra- viesa la atmósfera, y que en el caso en que el mismo aspecto se manifieste al ponerse el sol, hay pocas nubes hácia el Oeste en una línea de la misma extensión. Pero puesto que los vientos dominantes son los del Oeste, y estos son los que generalmente traen la lluvia, las nubes rojas al salir el sol anuncian que avanzan nubes por el Oeste, y que es probable la lluvia; y por el contrario, cuando se observan en la postura del mismo, puede esperarse que no lloverá, y que el tiempo será bueno. Tales son los principales hechos que pueden de mostrarse acerca de este asunto, habiendo otros de naturaleza más compleja, cuya explicación exigiria detalles que excede- rían de los límites de esta noticia. 172 Resumen de las observaciones meteorológicas hechas éh el Real Observatorio de Madrid en el mes de setiembre de 1867. OBSERVACIONES GENERALES. Dias 1, 2 y 3.— Muy nubosos, lluviosos, y á ratos tem- pestuosos.— En las tardes del 1 y 2, de verdadera tempestad, arrecia considerablemente el viento. Dia 4. — Poco nuboso, húmedo y variable. Dias 5, 6 y 7. — Despejados, apacibles y poco calurosos: excelentes dias de otoño. Dias 8 y 9. — Anubarrados y calurosos: apacible, el pri- mero; revuelto y variable, el último. Dias 10 y 11. — Hermosos dias de otoño: despejado y limpio, el primero; levemente calinoso y algo ventoso, el segundo. Dia 12. — Nuboso y variable, por la mañana; halo solar, á medio dia; negro y como tempestuoso el horizonte, por S. O., O. y N. 0., al oscurecer. Al principio de la noche, las nubes tempestuosas se aglomeran y corren hácia el N. 0., N. y N. E., despidiendo numerosos relámpagos. Cúbrese todo el cielo, antes de las nueve horas. Noche encapotada y hú- meda. Dia 13. — Cubierto y lluvioso, por la mañana; variable, por la tarde y al principio de la noche; encapotado y llu- vioso, de nuevo, al final. Dias 14, 15 y 16.— Parecidos al anterior: algunos ratos, cubiertos y lluviosos; y otros, variables y despejados, y de calor, en este último caso, insoportable, bajo la acción di- recta del Sol. Las lluvias, muy poco abundantes siempre, fueron de carácter tempestuoso al principio, y más apacibles y menudas luégo. 173 Dia 17. — Nuboso y húmedo, todavía; pero más fresco y variable que los anteriores. Dias 18 y 19. — Despejados, y de viento fresco del N. E. Dia 20. — Ventoso y variable ; cubierto y lluvioso, por la noche. Dia 21.— Continúa soplando el viento del N. E.: des- pejado, por lo regular. Dia 22. — Despejado y apacible, por la mañana; revuelto y nuboso, por tarde y noche. Dia 23. — Nuboso y variable; buen dia de otoño. Dias 24, 25 y 26. — Despejados y poco calurosos: el vien- to del N. E., continúa soplando sin interrupción y con mucha fuerza. Dias 27 al 30. —Cede el viento, y el cielo se conserva limpio de nubes: hermosos dias. 1 2 3 4 o 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 .a d 2.a 3.a 174 BAROMETRO. A, 706,17 708,15 708,84 700,59 710,23 707,60 708,79 709,85 711,01 711,58 709,41 710,09 710,39 711,36 709,41 71 0,71 700,26 707,51 708,80,707,64 706,63,707,50 705 06 706,96 705,13)706,52 708.33 709,09 706.34 706,91 708.09 709,41 708,74 709,80 708.40 705.40 706,32 706.09 703,55 704,02 707,49 f05,40 704,43 705,22 703,17 705,23 706,93¡704,27 708,12 709, 26 707, 29 708,63 707,91 709,29 708,75 708,65 710,08 711,04 712,06 712,43 713,61 711,48 712,56 709,72 712,45 707,68 708,6: 710,13 711,09 712, 18713, 08 713,78 714,64 711,58 713,75 708,53 ¡711 ,58 706,58¡709,29 710,87)714,64 708,68 714,64 708,04 706,67 707,70 710,16 711,67 709.95 707.95 ] 707,15 709,45 711,18 712,88 710,20 705.14 703,17 707.15 703,17 TERMOMETRO. Oscilación. T 1 m j T. máx. T. mín, min 0 0 0 2,46 22,9 32,2 15.8 1,39 21,3 30,5 16,0 2,25 18,3 28,3 16,9 2,32 17,2 24,3 12,7 2,17 18,9 27,4 10,8 1,35 21,1 30,5 11,6 1,56 23,6 33,2 13,5 2,31 23,4 31,9 16,8 2,11 24,9 32,6 18,0 1,32 21,8 29,2 15,3 1,41 22,0 30,2 12,0 3,41 21,4 30 9 13,6 2,50 17,4 24,9 13,6 1,60 17,0 24,9 11,6 1,51 19,7 27,4 12,0 2,05 16,9 22,4 15,8 2,66 16,1 21,3 9,8 1,97 13,3 20,5 6,0 1,25 15,6 24,0 8,1 2,08 17,0 23,4 10,1 2,38 16,1 24,3 10,1 1,90 16,4 23,8 9,3 1,94 17,5 23,0 11,5 2,61 17,7 28,7 9,4 4,50 13,5 20,5 8,9 1,48 14,6 23,1 4,6 1,64 16,0 26,0 7,5 1,90 17,3 25,7 9,8 1,76 16,9 25,0 10,8 3,37 16,7 24,8 9,2 6,44 21,3 33,2 10,8 6,12 17,6 30,9 6,0 7,49 16,3 28,7 4,6 11,43 18,4 33,2 4,6 15 2:6 175 | SICROMETRO. AT.U0UETR0. PLUVIOMETRO. ANEMOMETRO. NIIRF.S i FEURAS ' in !h,„ Tn 1 m Evaporación. Lluvia. Di as. Dirección. Veloc. > 58 mm 11,5 ium 6,0 mm 2,0 » S.S.E. kils. 102 7,0 1 1 ) 67 12,3 5,3 3,9 » E.N.E. 115 8,1 2 ) • 81 12,9 2,0 12,7 » (Variable.) 332 8,7 3 66 9,2 1,6 0,2 » s.s.o. 316 2,9 1 58 9,2 1,2 » » S.-N.E. 199 0,1 5 1 56 10,0 5,0 » » N.E.- S.S.E. 228 0,1 6 > 51 11,2 5,9 » » i N.E. (var.) 321 2,6 7 ! 56 11,5 1,7 )) » i N.E.-S. 283 8,0 8 , > 11 10.0 8,1 » » N.E.-O.S.O. 161 7,1 9 ! 60 11,4 6,7 » » S.S.O. 368 0,1 10 1 55 10,7 6,6 » » s.s.o. 292 0,1 11 ) ) 57 10,8 1,8 » )) s.s.o. 251 6,1 12 ) 71 10,8 3,7 5,8 » E.S.E. (v.) 311 7,9 13 ) 4 73 10,1 2,2 6,5 >) E.S.E. 331 5,9 11 ) 67 11,1 3,2 » » E. 125 7,1 15 ) 77 11,0 1,8 1,9 » N.E. 513 9,1 16 i 72 9,8 2,3 » » N.N.E. 178 6,0 17 ) i 59 6,6 3,9 » » N.E. 119 0,6 18 > 51 6,7 6,1 » » N.E. 110 0,6 19 55 7,7 5,3 » » N.E. 513 3,1 20 55 7,1 1,9 » » N.E. 507 0,9 21 ! 55 7,1 1,5 » » N.E. 170 2,3 22 1 57 8,7 1,9 » » N.E. 437 5,6 23 > . 57 8,5 5,1 » » N.E. (var.) 517 0,7 21 j) 13 1,6 7,8 » » N.N.E. 971 0,0 25 i 10 1,5 7,9 » » E.N.E. 651 0,0 26 ) 18 6,2 5,1 » » E.N.E. 319 0,0 27 62 9,2 3,0 » » E. 265 0,0 28 ) 61 9,1 3,8 » » E.S.E. 276 2,3 29 ) 57 7,9 3,9 » » E.N.E. 187 0,0 30 60 10,9 5,25 18,8 1 S.S.E. 339 1,6 1.a d.a » 61 9,6 1,02 11,2 3 N.E. 398 1,7 S) a ! 51 7,1 5,12 » » N.E. 463 1,2 3> I 59 9,3 1,80 33,0 7 N.E. 100 3,5 Mes. 176 Resumen de las observaciones meteorológicas hechas en el Real Observatorio de Madrid en el mes de octubre de 1867. OBSERVACIONES GENERALES. Dias 1 al 7. — Parecidos á los siete últimos del mes ante- rior: de bonanza y serenidad del cielo, viento del N. E., y suave temperatura. — En el 4, el más nuboso de todos, y lo fue muy poco, arreció notablemente el viento, y disminuyó durante la noche la temperatura. Dia 8. — Variable y muy ventoso. Dias 9 y 10. — Algo nubosos, muy apacibles y tem- plados. Dias 11, 12 y 13.— Despejado y ventoso, por la noche, el primero; hermoso dia de otoño, el segundo; variable y caluroso, y, al comenzar la noche, muy cargado de nubes, el último. Dia 14. — Encapotado y lluvioso, al amanecer; lluvioso y muy nuboso, hasta medio dia; muy húmedo y variable, por tarde y noche. — Relampaguea por varios puntos del ho- rizonte durante el último período citado. Dia 15. — Muy nuboso, ventoso y algo lluvioso, por la mañana; de aspecto tempestuoso, al principiar la larde; va- riable, ventoso y fresco, luego. — Nieva en las cumbres de Guadarrama. Dias 16 al 20. — Nubosos y variables: un poco fresco y desapacible, el primero; húmedo y templado, el segundo; revuelto, el tercero; y tranquilos, y con celajes cada vez más lénues, cuarto y quinto. Dias 21, 22 y 23.— Muy despejados y apacibles. — En los dos primeros fórmase, al amanecer, una neblina general sobre el valle del Manzanares. 177 Dia 24. — Nuboso y casi lluvioso, por la mañana; nuboso también, y revuelto, por la tarde; despejado y fresco, por la noche. Dia 25.— Variable, fresco y nuboso, por la mañana; muy nuboso, por la tarde; encapotado y apacible, desde la postu- ra del Sol. Dia 26.— Cubierto, tranquilo y lluvioso, por la mañana; de aspecto tempestuoso y con nimbus á lo lejos, por el S., O. y N. 0., de una á tres horas de la tarde; muy nuboso, varia- ble y húmedo, por la noche. Dia 27.— Nuboso y variable de continuo; de calor fatigoso y picante, á media mañana. Dia 28. — Variable. Durante la noche sopla viento frió y desapacible del N. N. E. Dias 29 y 30. — Despejados y tranquilos; de temple muy desigual, del dia á la noche y del sol á la sombra. Dia 31. — Nuboso, al principio; variable, á medio dia; cubierto y templado, por la tarde; y lluvioso, además, al em- pezar la noche. TOMO XVÜJ. 12 FECHAS. BAROMETRO. Ana A. máx. A. mín . Oscilación. T 1 m T. máx. T. mín. Ose don. mío mm mm mm 0 0 0 » 1 708,58 709,69 707,05 2,64 17,5 25,5 9,2 1 j 2 708,24 709,40 707,14 2,26 15,8 24,3 9,0 1 ,3 3 706,42 708,38 704,79 3,59 17,0 25,6 9,5 1 ,4 4 706,66 708,93 704,92 4,01 11,8 19,2 8,6 1 ,6 5 710,58 712,14 709,41 2,73 9,0 15,7 2,5 1,2 6 712,22 713,04 711,48 1,56 11,7 20,1 2,3 1,8 7 711,55 713,76 709,72 4,04 14,9 24,1 5,8 1,3 8 707,49 708,64 706,07 2,57 15,9 23,4 12,2 1,2 9 709,01 709,89 708,53 1,36 14,8 22,7 9,3 11,4 10 707,54 708,85 706,63 2,22 15,3 24,2 6,5 1,7 11 705,09 705,94 704,42 1,52 16,2 23,6 12,7 1,9 12 703,54 705,33 702,15 3,18 13,5 22,2 5,2 1,0 13 701,98 702,67 701,25 1,42 15,3 22,9 5,1 1 i,8 14 703,69 704,57 702,67 1,90 14,3 19,3 11,0 ,3 15 706,47 709,30 704,19 5,11 11,3 16,6 7,2 ,4 16 712,02 712,88 710,83 2,05 11,0 17,8 3,1 1 .7 17 711,82 713,26 711,08 2,18 14,8 21,5 8,6 1,9 18 708,42 710,06 707,58 2,48 14,6 20,8 10,0 1 |,8 19 707,94 708,67 707,33 1,34 11,6 18,6 6,5 j,i 20 709,77 711,01 708,16 2,85 11,0 17,7 5,0 u 21 712,09 713,22 711,62 1,60 10,9 18,8 4,2 1 i,6 22 709,48 710,73 708,68 2,05 10,4 18,6 2,8 1 ,8 23 706,60 708,01 705,77 2,24 11,4 20,3 2,8 1 (.5 24 705,75 707,04 704,79 2?25 10,0 17,5 3,4 1 ,1 25 707,94 708,76 706,79 1,97 11,2 16,8 2,6 1,2 26 708,02 708,87 707,24 1,63 13,1 18,8 10,0 ,8 27 706,84 707,99 706,02 1,97 13,4 20,6 7,8 i ¡>8 28 708,92 712,09 706,97 5,12 10,8 17,2 5,4 1,8 29 711,03 712,24 710,25 1,99 10,f 17,9 2,5 1 ;,4 30 710,42 711,47 709,59 1,88 12,8 20,4 3,5 - ¡, 9 31 708,58 709,75 707,68 2,07 15,6 21,9 8,2 1 !,7 1.a d.9 708,83 713,76 704,79 8,97 14,4 25,6 2,3 í >,3 2.a 707,07 713,26 701,25 12,01 13,4 23,6 3,1 6 i,5 3.a 708,70 713,22 704,79 8,43 11,8 21,9 2,5 ' 1,4 Mes. 708,22 713,76 701,25 12,51 13,1 25,6 2,3 ¡, 3 TERMOMETRO. tísi; ¡»||J 1,5 ¡I! 179 r >SIC ■ [| m B011E1 t mo. Tn 1 m ATM0HETR0. Evaporación. PLUVIOM Lluvia. ETRO. Di as. ANE110SJETI Dirección. 10. Veloc. NUBES. FECHAS. -¡ * nira m m rmn kils. 6 47 6,7 1,7 » » E,N.E. 468 0,1 1 li GO 4,8 3,7 » )) E. 384 0,0 2 2 57 5,5 3,8 » » E.-O.S.O. 298 0,1 3 4 34 4,7 6,2 » » N.E. 698 2,1 4 13 53 4,5 4,0 » » N.E. 410 1,0 5 3 56 4,6 3,1 » » E.O. 290 1,6 6 7 57 4,9 3,6 » » S. (var.) 247 1,0 7 0 56 5,3 5,5 )) » N.O. 725 2,4 8 r 3 59 4,7 3,9 » » (Variable.) 165 3,7 9 51 1 63 4,8 2,7 » » N.E.-S.O. 199 4,3 10 7 6 50 5,7 7,4 » » N.E. (var.) 533 0,4 11 3 9 42 6,0 3,7 » » N.E.O. 181 0,1 12 í 0 9 55 4,9 4,7 » » (Variable.) 354 2,6 13 7 82 1,7 1,3 4,5 » S.S.O. 391 9,0 14 l i’ 80 1,6 1,4 2,8 » S.O. (var.) 509 6,9 15 1 6 73 2,5 2,2 » » S.O. (var.) 351 7,0 16 ,1 6 75 2,5 2,3 » » N.O. (var.) 223 7,1 17 17 74 2,6 2,6 » » (Variable.) 489 7,0 18 i |9 70 2,8 2,3 » » S.E. (var.) 242 4,0 19 I7 70 2,6 1,7 » 1 E.N.E-S.O. 193 6,4 20 i 10 68 3,0 2,5 » » N.E.-S.O. 259 0,3 21 M 5 63 3,5 2,7 » » N.E. 202 0,0 22 1 2 58 4,2 2,8 » » N.E.-OSO. 218 0,0 23 i 5 61 3,5 2,3 » » (Variable.) 330 4,0 24 6 0 67 3,0 2,5 » » N.E. 403 6,0 25 » 9 80 2,0 1,4 » » E. (var.) 379 9,3 26 1 7 72 2,8 2,8 » » N.E.-S.O. 360 3,4 27 íl 64 3,4 2,8 » » N.E. (var.) 396 1,7 28 5 1 61 3,7 2,7 » » E.N.E. 282 0,4 29 5 6 55 4,7 3,1 » » N.E. 216 1,0 30 1 9 58 5,0 3,1 » » E.N.E. 277 6,7 31 3- 8 56 6.8 3,82 » » N.E. 388 1,6 1.a d.a H 3 67 7,7 2,96 7,3 2 S.O. 347 5,1 2.a 5 1 i 3 64 6,6 2,61 » » N.E. 302 3,0 3.a 3 i > :-3 «. , 63 7,0 3,11 7,3 2 N.E. 344 3,2 Mes. ELECTRICIDAD . Noticia acerca de los efectos de coloración que ofrecen las des- cargas de un aparato de inducción cuando se verifican entre la superficie superior de un líquido y un conductor metálico de platino; por Mr. Edm. Becquerel. . (Comptes rendas, 20 enero 1868.) En la sesión del 30 de diciembre de 1867, di á conocer los efectos de luz que se producen cuando se hacen descar- gas de un aparato de inducción entre la superficie superior de una disolución salina y el extremo de un hilo de platino colocado á cierta distancia, y allí expuse que la luz de la des- carga tomaba diferentes colores, según la naturaleza de las sales que existiesen en la disolución, y que fácilmente podia reconocerse la de estas sustancias, por medio de las líneas ó fajas luminosas que el análisis de la luz por refracción puede hacer distinguir. Posteriormente he tenido ocasión de hacer nuevas observaciones acerca de este punto, y obte- ner varios resultados dignos de interés. Ya he indicado en la nota anterior cuál es la disposición experimental, bastante sencilla, que permite obtener estos efectos. Las disoluciones salinas se hallan colocadas en un tubo de vidrio, de modo que las descargas pasen en el tubo entre la superficie superior de la disolución y el extremo de un hilo de platino aislado, que penetrando por arriba se man- tenga á algunos milímetros de la superficie de este líquido. Si el aparato de inducción es de débil potencia, no puede observarse ningún efecto de coloración cuando el hilo es ne- gativo; es menester que sea positivo. Pero si el carrete es de fuerza y la sal disuelta se evapora con facilidad, se observa una acción, cualquiera que sea el sentido de la descarga, y la 181 corona de que se halla rodeada ofrece en ambos casos efectos de coloración, no obstante que el máximum se produce cuando el hilo es positivo. Dicho resultado es contrario á lo que hubiera podido suponerse, pues es sabido que el tras- porte material en el arco voltaico, lo mismo que en los líqui- dos atravesados por una corriente eléctrica, se verifica en el sentido de la dirección del polo positivo al negativo, y de- muestra que tal vez en la superficie del líquido se produce una descomposición polar. Con un carrete de inducción de cierta energía, la intensidad luminosa de la descarga, como también las nubes que ofrece, presentan un gran brillo. La composición luminosa estudiada por refracción, es más compleja que la que resulta de la introducción en la llama no luminosa de un mechero de gas, de algunos vestigios de sales contenidas en la disolución; y el número de rayas ó fa- jas luminosas que se observan, es mayor que en este último caso. Desde luego el agua se evapora, y al mismo tiempo que las rayas que dependen de los compuestos disueltos, se tiene la composición luminosa que pertenece á sus elementos cons- titutivós; además, como ya se sabe según las observaciones hechas con las chispas eléctricas que parten entre los con- ductores sólidos, la temperatura es más elevada que la de la llama de un mechero de gas. En cuanto á las líneas que pro- vienen de la volatilización del platino deben ser débiles, por- que con el agua no las he distinguido, pero con los demás metales podría no suceder lo mismo. Sin entrar en grandes detalles, en esta nota pueden citarse sin embargo los resulta- dos siguientes, obtenidos con un aparato de inducción un poco enérgico. Si se toma como líquido el agua tan pura como sea posi- ble, la intensidad luminosa de las descargas es débil, y se descubren en la imagen espectral las dos rayas rojas y azules del hidrógeno (correspondientes á las rayas negras C y F del espectro solar), rayas que comunmente se ven, y con mayor intensidad, por medio de tubos que contengan hidrógeno en- rarecido. No he podido observar la raya de color de violeta correspondiente á G , pero quizá con una intensidad mayor sa llegará á conseguir. Es difícil no descubrir la raya ama- 182 rilla del sodio; y como yo operaba en tubos de vidrio, no he tratado de hacerlo. Con la disolución concentrada de ácido clorhídrico en agua, el color de la descarga es ligeramente violáceo, y las dos rayas, roja y azul, del hidrógeno son más marcadas que con el agua. Además de la raya amarilla del sodio puede ob- servarse una faja anaranjada: algunas líneas mucho ménos fuertes se distinguen todavía en la extensión del espectro, lo mismo que cuando se opera con agua. Basta una débil cantidad de sustancia salina en el agua, para que la descarga tome el color debido á esta sustancia ó á sus elementos. He reconocido que una milésima de estron- cio en peso, en agua, da de un modo muy marcado la faja anaranjada y la raya azul característica del estroncio. Hu- biera podido apreciarse una cantidad mucho menor de sus- tancia, como lo demuestra la presencia de la raya amarilla- del sodio en un gran número de casos. Cuando se emplean disoluciones concentradas, son los efectos luminosos más marcados, y especialmente se manifies- tan muy brillantes con los cloruros. Las descargas adquieren un gran brillo con el cloruro de estroncio (el tinte general es rojo), el cloruro de calcio (color anaranjado), cloruro de so- dio (tinte amarillo), cloruro de magnesio (color verde), clo- ruro de cobre (color verde-azulado), cloruro de zinc (color azul). Pero también dan efectos más ó ménos marcados otras sustancias en disolución en el agua, como por ejemplo di- versos compuestos de bario, de potasio, de antimonio, de hierro, de manganeso, de plata, de urano, etc. En general, las rayas luminosas se hallan en mayor nú- mero que las que se observan con las imágenes espectrales de las llamas que contienen las mismas sustancias salinas, lo cual consiste, como anteriormente se ha dicho, en la tem- peratura de la aureola en cuyo centro se hallan las sustan- cias en estado de vapor, que es más elevada que la de la llama; pero las rayas características son las mismas que han indicado MM. Kirchoffy Bunsen. Así es que, con una disolu- ción saturada de cloruro de estroncio, además de las rayas anaranjada y azul clara, se ven dos rayas violáceas, una de 183 las cuales es más fuerte que la otra, y además varias rayas verdes, de las cuales una es más marcada, con cierto número de rayas más débiles en las diferentes partes del espectro. El cloruro de litio, además de la raya roja y de la ana- ranjada más débil, como también de la raya del sodio, la que no es fácil deje de aparecer, da una raya azul bastante viva. La disolución concentrada de cloruro de calcio, que da una luz tan viva, presenta entre un gran número de rayas, y además de la faja anaranjada y de la raya verde que son tan vivas, varias líneas azules, entre las que la raya azul oscuro es muy viva El cloruro de magnesio, en las mismas condiciones, ofrece entre otras rayas dos verdes muy vivas, y una de color azul claro. El cloruro de zinc da en su imagen del prisma una raya roja, tres rayas azules muy vivas, y entre las rayas vio- láceas otra bastante intensa de este color. El nitrato de plata, da entre sus rayas dos líneas verdes muy vivas. Podria multiplicar estos ejemplos, y hablar de los efectos debidos á las mezclas de varias materias, como también al uso de diversos líquidos; pero me limito por hoy á estas con- sideraciones generales, que tienen por objeto únicamente dar á conocer este método de experimentación, que puede apli- carse en un gran número de casos. Si en las circunstancias ordinarias, y con las sales de metales alcalinos, basta la llama del gas para la análisis de los efectos ópticos que ofrecen las sustancias gaseosas candentes, con otras sustancias, y eu casos especiales, puede ofrecer ventajas el método que indico, y que conduce á una temperatura más elevada; hay que decir que además es de un uso fácil. 184 QUIMICA APLICADA. Sobre una nueva sustancia colorante llamada xilindeina, ex- traída de algunas leñas muertas.— Noticia dada por Mr. A. Rommier á la Academia de Ciencias. (Comptes rendus, 13 enero 1868.) A veces se encuentran en el bosque de Fonlainebleau, y rara vez en los demás de París, trozos de leña muerta que se distinguen por un color azul verdoso, por lo común muy marcado. Mr. Fordos ha estudiado estas leñas, y encontrado en ellas una sustancia que ha indicado, como de color verde oscuro, amorfa, soluble en los ácidos sulfúrico y nítrico, y que puede precipitarse sin alteración alguna por la acción del agua. Los álcalis cáusticos y carbonatados la comunican un tinte verde amarillento, y el compuesto que resulta es insoluble en el cloroformo, lo contrario del primitivo, pero queda también insoluble en el agua. Sin embargo, tratándolo con un ácido la sustancia queda aislada, y vuelve á adquirir sus primitivas propiedades. Mr. Fordos ha dado á esta sustancia el nombre de ácido xilocloérico. Con ocasión de tener nuestra habitación en el bosque de Fontainebleau, hemos podido procurarnos una veintena de kilogs. de esta especie de leña muerta, y estudiándola por nuestra parte hemos hallado una nueva sustancia que merece quizá algún interés. Lo mismo que la de Mr. Fordos es sóli- da, amorfa, y de un color verde oscuro; pero el agua la di- suelve con mucha facilidad cuando está hidratada, adquiriendo un color azul verdoso magnífico, y escepto el ácido acético, que la hace marcar más el color azul, la mayor parte de los 185 ácidos, y también la sal marina, la precipitan tomando color verde. Pero la diferencia entre esta nueva sustancia y el ácido xilocloérico es todavía más marcada con los álcalis cáusticos ó carbonatados: mientras que, en efecto, disolviéndose la una no se puede fácilmente hacer que pase á verde amarillento cuando el álcali está en exceso, una vez tomado el color verde cuando el álcali no domina, la materia de Mr. Fordos queda enteramente insoluble, y se hace verde amarillenta. Del mismo modo que el ácido xilocloérico, los ácidos sul- fúrico, nítrico y clorhídrico concentrados disuelven la sus- tancia nuestra, aunque la alteran rápidamente. Forma una laca verde y enteramente insoluble en agua, alcohol, etc., con la cal y la magnesia. Bien sea anhidra ó hidratada, el alcohol concentrado, el éter, el espíritu de madera, el sulfuro de carbono y la ben- zina no la disuelven; pero cuando está hidratada, el cloro- formo adquiere con ella un tinte ligeramente azulado, que pudiera hacerla confundir con el ácido xilocloérico. Pero el hecho más interesante es que, del mismo modo que el añil, se reduce en alcohol á 85° en presencia de la potasa y de la glucosa, y la disolución, que primero loma color pardo, se vuelve verde en contado del aire, y abandona muy pronto la sustancia que se deposita en forma gelatinosa. Es también un medio de purificación. Se fija por otra parte con mucha facilidad y sin mordiente sobre la seda y la lana, y les comunica un hermoso tinte azul verdoso, muy brillante á la luz artificial, que con más vigor se parece al verde de China. Para teñir se necesita añadir primero ácido acético á una disolución acuosa ó amoniacal de la nueva sustancia, y después sumerjir los hilos que quie- ran teñirse, los cuales no se sacan más que cuando el baño se ha elevado lentamente á 80°, para lavarlos entonces con agua ligeramente acidulada con ácido clorhídrico. Nos parece que todas estas propiedades se hallan bastante caracterizadas, para poder creer que la sustancia que hemos estudiado difiere esencialmente de la descrita por Mr. Fordos con el nombre de ácido xilocloérico, y atribuirle un nombre J 86 particular. Atendiendo á que la hemos extraido de la leña, y que alguna de sus propiedades la asemejan al índigo, propo- nemos darla el nombre de xilindeina. La xilindeina se prepara del modo siguiente. La madera seca se reduce á polvo, y se trata varias veces con una diso- lución alcalina que contenga una centésima de sosa ó de potasa; el líquido se recoje entonces por filtración y com- presión por un lienzo, tratándole en seguida con ácido hidro- clórico, que forma en él un abundante precipitado, el cual se lava con agua ligeramente ácida. Un quilogramo de madera tratado así, da por término medio de 60 á 80 gramos de precipitado seco, el cual se vuel- ve á tratar con 20 gramos de potasa en 1 litro de agua, en el cual se disuelve, y después se trata con 2 litros de alcohol á 8d° y y2 litro de agua salada hasta saturación, y sobre todo bien privada de sales calizas y magnesianas. En estas condiciones el alcohol salado precipita la xilindeina, y retiene la mayor parte de las sustancias húmicas que la acompañan. Sin embargo, no por ello puede creerse que desde luego la sustancia sea pura, sino que es menester volver á hacer la operación hasta tres ó cuatro veces, es decir, hasta el mo- mento en que la disolución alcohólica no retenga más sus- tancia parda. Entonces se lava con alcohol la sustancia que ha precipitado, se redisuelve en agua, se vuelve á precipitar con ácido clorhídrico, y se seca bajo la máquina neumática. En estas condiciones, el producto da por la análisis: Carbono Hidrógeno Nitrógeno Oxígeno. Hierro y cal Vestigios. ¿Debe considerarse la xilindeina como una especie quí- mica? Aunque ofrece caracteres muy dignos de observarse, no son, sin embargo, bastante marcados para llegar á tanto; y creemos que lo más prudente es clasificarla en el número 187 de las sustancias colorantes del género índigo, que todavía no están bien determinadas. ¿De dónde proviene esta sustancia? Examinando al microscopio la madera en que se produce, se distinguen en medio fibras teñidas de diversas maneras, espórulas ovoides verdes y dispuestas en forma de rosario, que por la influencia del cloroformo se desagregan y desa- parecen, tiñendo entonces uniformemente la madera de color verde. Según esto ¿deberemos inclinarnos á creer que un hongo particular es el que directa ó indirectamente produce esta coloración? Dejamos tal cuestión para los botánicos. La encina es el árbol en que se suele encontrar con más frecuencia; sin embargo, se halla también en el álamo blanco, ojaranzo y haya. CIENCIAS NATURALES. BOTANICA. Enumeración de las Criptógamas de España y Portugal; por D. Miguel Colmeiro, Catedrático del Jar din Botánico de Madrid . (i Continuación .) X. ALGAS. — — HETEROCARPEAS. s\r\/\s\r\s\ PLOCAMIEAS. Ploeamium. « P. eoccineum Kg. Phyc., I. 64. Fucus XV Quer . Barr. ic . 1289 (mala). Fucus coccineus Iluds. Turn í. 59. Engl. bot 1242. P. Ploeamium Grnel. Fue í. 16, f. 1. Ploeamium migare Lamour . Delesseria Ploeamium. Ág . 189 ¡lab. Costas de España (Quer, Lag.). (v. v.) Asturias (Lag.): Candas (Lag.) Galicia (Quer, Lge.): Coruña (Lge.) Andalucía '(Clem., Cabr.): Cádiz (Clem., Cabr., Colín., Wk., Bourg., Lge.) Sanlúcar de Barrameda (Clem., "Wk.), Bota, Puerto de Santa María, Conil, Tarifa, Algeciras, Málaga, Marbella (Clem.) Baleares : Mallorca, Menorca (Texid.) Var. 7j uncinatum Kg. Plocamium uncinatum Ag. Mediter- ráneo (Ag.) Var. t. mediterraneum Kg. Plocamium mediterraneum Menegh. Mediterráneo (Menegb.) DELESERIEAS. Delesseria. D. sanguínea Lamour. Ess., t. 2. Fucus sanguineus L. Turn., t. 36. Engl. bot t. 1041. ffab. Costas de España (Lag., Prol.). (y. s.) Asturias (Lag.): Candas (Lag.) Galicia (Lge., L. Seoane): Coruña (Lge.), Ferrol (L. Seoane). Andalucía (Prol.): Málaga (Prol.) Hypoglossum. H. Woodwardi Kg. Phyc., t. 6o, f. 1. Fucus Hypo - glossum Woodw . Turn., t. 14. Engl. bot., t. 1396. Delesseria Hypoglossum Ag. Hab . Costas de España en Cádiz (Clem., Cabr., Lag.) y en Galicia cerca del Ferrol (L. Seoane). (v. s.) H. ruscifolium Kg. Delesseria rusci folia Ag. Harv . Phyc. brit., 26. Fucus rusci folius Turn., t. 15. Engl. bot., t. 1395. Hab. Costas de España en Yigo (Lge.). (v. s.) 190 ?H. lingulatum Kg. Delesseria lingulata Duby. Hab. Costas de España en Asturias cerca de Gijon (Lag.) y en Galicia cerca del Ferrol (L. Seoane). (n. y.) H. alatum Kg. Phyc ., /. 66. Fucus alatus Huds. Turn., t. 160. Engl. bot., t. 1387. Dclesseria alata Lamour. Hab. Costas de España en el Ferrol (L. Seoane). (n. y.) Phycodrys. Ph, sinuosa Kg. Fucus sinuosus Turn., t. 35. Engl. bol., t. 822. Delesseria sinuosa Lamour . Fucus rubens L. Hab. Costas de España en Galicia (L. Seoane). (n. v.) Stenogramma. S. interrupta Mont. Harv. Phyc. brit., t. 157. S. europcea Harv. Delesseria interrupta Ag. Mont. in Webb. Otia t. 8. Hab. Costas de España en Cádiz (Cabr., Clem.) y Portu- gal en Lisboa (Welw.). (v. s.) Cryptopleura. C. lacerata Kg. Delesseria lacerata Ag. Nitophyllum laceratum Grev. Fucus laceratus Gmel. Fue., t. 21, f. 4. Turn., t. 68. Engl. bot., t. 1067. Chondrus laceratus Lyngb. Halymenia lacerata Duby. Hab. Costas de España (Lag., Lge.) y Portugal (Brot.). (v. s.) Prov. Vascongadas (Lge.): San Sebastian (Lge.) Asturias (Lag.): Candas (Lag.) Galicia (Lge.): Coruña (Lge.), Yigo (L. Seoane). Andalucía (Clem., Lge.): Cádiz (Clem.), Málaga (Lge.) Portugal (Brot.) : desembocaduras del Tajo y Duero (Brot.) C. uncinata. Nitophyllum uncinalum J . Ág. Hab. Costas septentrionales de España en San Sebastian y la Coruña (Lge.). (n. v.) 191 C. heterocarpa Kg. Halymenia heterocarpa Duby. Hab. Costas de España en el Ferrol y Yigo? (L. Seoane). (n. v.) Aglaophylliim. A. ocellatum Kg. Delesseria ocellata Lamour. Fucus ocellalus Lamour. Diss ., t. 32. Halymenia ocellata Duby. Fucus punclatus. Engl. bot.t t. 1373. Hab. Costas de España (Foii\, Lge.) Galicia (Lge.): Coruña (Lge.) CHAMPIEÁS. Gastroclonium. G. Uvaria Kg. Chondria Uvaria Ay. Gigartina ü varia Lamour. Fucus uvarius Wulf. F. botryoides Wulf. in Jacq. Coll. 111 t. 13, f. 1. Hab. Costas de España en Galicia cerca del Ferrol (L. Seoane) y en Andalucía (Colm.). (v. v.) G. ovale Kg. Chondria ovalis Ag. Fucus ovalis Huds. Engl. bot.9 t. 711. Turn ., t. 81. Gigartina vermicularis Lamour. Hab. Costas de España (Clem., Lag.). (v. s.) Galicia (L. Seoane): Ferrol (L. Seoane). Andalucía (Clem., Lag.): Cádiz (Clem., Cabr.), Castillo de San Pedro (Clem,), Algeciras (Lag.) G. reñexum Kg. Lomentaria reflexa Chauv. L. pygmcea Duby. Gigartina pygmcea Lamour. Ess., t. 4, f. 12, 13. Hab. Costas de España en Cádiz (Colm.). (v. v.) Lomentaria. L. kaliformis Gaill, Kg. Phyc., t. 55, f. 3. Chondria kaliformis Ag. Fucus kaliformis Turn., t. 29. Gigartina kali- formis Lamour. 192 Hab. Costas de España (Clem., Lge.). (v. s.) Galicia (Lge.): Coruña (Lge.) Andalucía (Clem.): Bonanza cerca de Sanlúcar de Barra - meda (Clem.) L. mediterránea Endl. Mont. Hab. Costas de España en Barcelona é Islas Baleares en Mahon (Mont. herb.). (n. v.) L, phalligera Kg. Chylocladia phalligera J. Ag . Hab. Mediterráneo (J. Ag.). (n. v.) L. articulata Lyngb. t. 30. Chondria articulata Ag. Gigartina articúlala Lamour. Fucus articulatus Lightf. Turn., t. 100. Engl. bol., t. 1574. Ulva articúlala Huds. Hab. Costas de España (Lag., Clem.). (v. s.) Asturias (Lag.): Candás (Lag.) Galicia (Lge.): Coruña (Lge.), Ferrol (L. Seoane). Andalucía (Clem.): Puerto de Santa María, Cádiz, Castillo de San Pedro, Algeciras (Clem.) Baleares: Menorca (Texid.) CONDROSIFEAS. Chondrosiphon. Ch. mediterranens Kg. Phyc., t. 53, f. 3. Chondria fistulosa Kg. Hab. Mediterráneo (Kg.). (n. v.) Chondrothamnion. Ch. clavelosum Kg. Chondria clavelosa Ag. Fucus clavelosus Turn., t. 30. Gigartina clavelosa Lamour. Hab. Atlántico y Mediterráneo (Ag.), en las costas de las Baleares (Texid.). (n. v.) Var. p confertum De Notar. Mediterráneo (De Notar.) 193 CONDRIEAS, Laurencia. L. dasyphylla GreY. Kg. Phyc., t. 55, f. 2. Gigar- tina dasyphylla Lamoar, Fucus dasyphyllus Turn., t, 22. Engl. bot., t. 847. II ab. Costas de España en la Coruña (Lge.). (n. v.) L. obtusa Lamour. Fucus obtusas Huds . Turn., t . 21. Engl . bot., t. 1201. Hab. Costas de España (Clem., Cabr.) Andalucía (Clem., Cabr.): Cádiz (Clem., Cabr.) Baleares: Mallorca (Hern., Camb.)» Menorca (Oleo). L. gelatinosa Lamour. Chondria obtusa gracilis Ág< Fucus gelatinosas Desf. F. tenerrimus Clem. Ens.? Fronde tereti, cartilagínea, tenerrima, ramosissima, ramis subtetras- lichis, decompositis, apicibus obtusis. Clem. loe. cit. Hab. Cosías de España (Clem., Lag.). (y. s.) Galicia (L. Seoane): Vigo (L. Seoane). Valencia (Lag.): Alicante (Lag.) Andalucía (Clem., Cabr.): Cádiz (Clem., Lag., Cabr.), Sanlúcar de Barrameda, Algeciras , Málaga (Clem.), Almería, Cabo de Gata (Clem., Lag.) Baleares: Mallorca, Menorca (Te^id.) L. pánica lata Kg. Hab. Mediterráneo (Kg.). (n. v.) L. hy brida Lenorm. in Dub. Bot. I. cespitosa Lamour. Fucus hybridus DC> Chondria pinnatifida y Ag. Turn., t. 20, fig. f. Hab. Costas de España en Vigo y la Coruña (L. Seoane). (n. v.) L. pinnatifida Lamour. liare. Phyc. brit., t. 55. Grev. Alg. brit., t. 14. Chondria pinnatifida Ag. Fucus pinna - tifidus Huds . Turn., t. 20. Engl. bot., t . 1202. Hab. Costas de España (Lag., Clem.). (v. y.) 13 TOMO XVIII. 194 Cataluña (Cav.): Barcelona (Cav.) Galicia (Lge.): Coruña (Lge.), Ferrol (L. Seoane). Valencia (Lag.): Alicante (Lag.) Andalucía (Clem.): Cádiz (Clem., Cabr., Colm.), Sanlú- car de Barrameda, Puerto de Santa María, Conil, Tarifa, Algeciras (Clem.), Sanlúcar de Barrameda, Chipiona, Castillo de Puntales (Wk.), Málaga, Almería (Lge.) Baleares: Mallorca (Lag.) Var. ¡3 Osmunda Turn. Fucus Osmunda Gmel. Fue., t. 16, f. 2. Alicante (Lag.), Galicia (Herb. Madr.) Var. y pyramidala Clem. Fucus pinnatifidus e pyramidatus Clem. Ens. Fronde complánala, semilineam lata, fere sesqui- pollicari , alternatim ramosa, subpyramidata, ramis circa apicem crebrioribus, ramulis brevibus, simplicibus, biíidis trifidisque. Clem. loe. cit. Tarifa, Algeciras (Clem.) Carpocaulon. C. mediterraneum Kg. Phyc ., t. 57, f. 2. Chondria mediterránea Kg. Gigartina denudata Bory. Laurencia Borgi De Notar. Hab. Mediterráneo (Kg.). (n.v.) Lophura. L. lycopodioides Kg. Fucus lycopodioides L. Turn., t. 12. Engl. bot., t. 1163. Bhodomela lycopodioides Ag. Hab. Atlántico (Kg.). (n. v.) RITIFLE.4CEAS. Dictyomenia. D. volubilis Grev. Rhodomela volubilis Ag. Volubila - ría mediterránea Bory. Fucus VIII Quer. Fucus volubilis L. Turn., t. 2. 195 Hab. Costas de España (Quer, Clem.). (v. s.) Galicia (Quer). Andalucía (Clem., Cabr.): Cádiz (Clem., Cabr.), Sanli- Petri, Sanlúcar de Barrameda (Clem., Lag.) Rytiphlaea. R. complanata A g. liare. Phyc. brit., t. 170. Fucus complanatus Clem. Ens. F. cristatus Mert. Plocamium crista - tum Lamour. Ess ., t. 5, f. 1-3. Polysiphonia cristata liare. Hab. Costas de España (Lag., Clem.). (v. s.) Proe. Vascongadas (Lge.): Portugalete (Lge.) Asturias (Lag.) Galicia (Guio): Coruña (Guio), Ferrol (L. Seoane). Valencia (Poir.) Andalucía (Clem.): Tarifa (Clem.) R. semicristata J. Ag. Hab. Mediterráneo (I. Ag.). (n. v.) R. tinctoria Ag. Fucus tinctorius Clem. Ens. F. pur- pureus Turn., t. 224. F. Phenax. Spr. Perl. Mag ., t. 7, /’. 15. Hab. Costas de España (Lag., Clem.) .(v. s.) Valencia (Lag.): Alicante (Lag.) Andalucía (Clem.): Cádiz (Clem., Hered., Cabr.), Rota, Puerto de Santa María, Algeciras (Clem.) POLISIFONIEAS. Alsidium. A. tenuissimum Kg. Phyc., t . 55, f. 1. Chondria tenuissima Ag. Laurencia tenuissima Gree. Gigartina tenuissi- ma Lamour. Fucus tenuissimus Turn.. t. 100. Engl. bot. 1882. Hab. Costas de España en Sanlúcar de Barrameda, Cádiz (Clem.). (v. s.) A. Helminthocliorton Kg. Sphcerococcus Hclmin- Ihochortos Ag. flelminthochorlon of/icinale. Link. Fucus HeF 196 minthochorton Turn ., t, 233. Gigartina Helminthochortos La- mour. — Corallina hispánica capillaceo [olio , obscuré virescens, cauliculo spongioso Tournef. Inst . 571? Corallina hispánica capillaceo folio fusco Tournef. Inst. 571. Ilab. Costas de España (Salv., Talbot, Cav.). (v. s.) Cataluña (Salv.) Galicia (R. Bust.): inmediaciones de Tuy (R. Bust.) Valencia (Cav.): cercanías de Calpe (Cav.) Andalucía (Clem.): Sanlúcar de Barrameda (Clem.) Baleares : Mallorca (Serra, Texid.), Menorca (Hern., Camb., Oleo, Texid.), Ibiza (Texid.) Nombr. vulg. Casi. Musgo marino (A.. Lus.), Yerba ma- llorquína, Yerba lombriguera (Palau), Coralina (Serra), Musgo de mar. Musgo de Córcega, Coralina de Córcega (M. Jimen.) Port . Musgo marinho (Brot.) Catal. Herba cuquera (Palau). Val. Berba cuquera (Palm., Cav.) Balear. Herba cuquera (Serra). Eonnemaisonia. B. asparagoides Ag. Harv. Phgc. brit., t. 51. Pío - camium asparagoides Lamour. Ceramium asparagoides Bolh. Fucus asparagoides Turn., t. 101. Engl. bot., t. 571. Ilab. Atlántico y Mediterráneo (Ag.) en las costas de las Baleares (Texid.). (n. v.) B. pilularia Ag. Fucus pilularia Gmel. Fue., t. 10, f- 2- Hab. Costas de España en Gibrallar (Kg.) y Portugal hacia el Tajo y en los Algarbes (Brot.). (n. y.) Bigenea. D. Wulfeai Kg. D. simplex Ag. Conferva simplex Wulf. Cladostephus Lgeopodium Ag. Fucus Lycopodium Turn. t. 199. Hab. Mediterráneo (Ag.). (n. v.) 197 Halopithys. H. pinas troides Kg. Rijtiphlcea pinastroides J. Ag. Harv. Phgc. brit ., t. 85. Rhodomela pinastroides Ag. Gigar- tina pinastroides Lyngb. Fucus pinastroides Gmel. Turn. 1. 11. Engl. bot., t. 1042. Hab. Costas de España (Clem., Cabr.). (v. v.) Andalucía (Cíem., Cabr.): Cádiz (Clem., Cabr., Wk., Colm.), Sanlúcar de Barrameda (Clem., Wk., Colm.), Conil, Tarifa, Álgeciras, Málaga, Cabo de Gata (Clem.) Bostrychia. B. scorpioides Mont. liare. Pinje, brit., t. 48. Helicothamnion scorpioides Kg. Alsidium scorpioides J. Ag. Rhodomela scorpioides Ag. Fucus scorpioides Gmel. F. am- phibius Turn . t. 109. Engl. bot., t. 1428. Plocamium amphi- bium Lamour. Hab. Costas de España (Lag., Clem.). (v. s.) Asturias (Lag.) Andalucía (Clem., Cabr.): Cádiz (Clem., Cabr.), desem- bocaduras del rio Santi-Petri, Puerto de Santa María (Clem.) Raleares : Menorca (Texid.) Polysiphonia» P. pennata Ag. Ceramium pennatum Roth. Var. p pumila Kg. Rgtiphlcea pumila Ag. Cádiz (Ag.) P. parasítica Grev. Harv. Phgc. brit., t. 147. Hut- chinsia parasítica Ag. H. Mceslingii Lyngb. t. 36. Conferva parasítica Huds. Engl. bot., t. 1429. Hab. Costas del Atlántico y Mediterráneo (Ag.). (n. v,) P. tenerrima Kg. P. Nemalionis Zanard. P. flocosa Zanard . Hab. Mediterráneo sobre diversas algas (Kg.). (n. v.) P. secunda Mont. Hutchinsia secunda Ag. Hab. Mediterráneo (Ag.). (n.v.) 198 P. tenella J. Ag. Hutchinsia tenella Ag. Hab. Mediterráneo (Ag.). (n. v.) P. hamulifera Kg. Hab. Costas meridionales de España sobre algas mayores (Kg.). (n. v.) P. obscura J. Ag. liara. Pinje, brit., t. 102. A. Conferva intertexta Roth. Cat. 1, t. 3, f. 3. Hab. Costas del Atlántico y Mediterráneo (J. Ag.). (n. v.) P. fastigiata Grev. Kg. Phyc ., t. 50, f. 3. Fucus XI Quer. Conferva polymorpha Flor, dan., t. 395. G. Ort. non Linn. Engl. bot., t. 1764. F. lanosas L. Ceramium poly- morphum DC. Hab. Costas de España (Loeffl., Quer). (v. s.) Galicia (Quer, L. Alonso): Ferrol (L. Alonso), Doñinos (Lge.) P. opaca Ag. Hab. Mediterráneo (Ag.). (n. v.) P. Agardhiana Grev. P. atrorubescens Harv. Phyc. brit., t . 172. Hab. Costas de España en el Ferrol (L. Seoane). (n. y.) P. nigrescens Grev. Kg. Phyc., t. 50, f. 4. Lyngb., t. 33. Conferva nigrescens . Engl. bot., 1. 1717. Ceramium vio- laceum Roth. Polysiphonia fucoides Grev. Conferva atra Clem. Ens.f Fronde gracillima, ramoso-subdichotoma, vix gelati- nosa, subfusca, siccala atra, anlenniforme, articulis cylindri- cis, non nisi lente conspicuis, apicibus subulalis. Clem. loe. cit. Hab. Costas de España en Galicia (L. Seoane), y en An- dalucía cerca de Cádiz y Algeciras? (Clem.). (v. s.) P. gaditana. Conferva gaditana Clem. Ens. Fronde fili- forme creberrime ac regularissime diebotoma, parum gelati- nosa, pallide rubra, exsiccata fusco-nigricante ac rigidiuscu- la, articulis subcylindricis. Clem. loe. cit. Hab. Costas de España en Cádiz y Málaga (Clem.). (n. v.) P. subcontinua Ag. Hab. Costas de España (Ag.). (n. v.) P. vinosa Kg. Hab. Mediterráneo (Kg.). (n. v.) 199 P. aurantiaca Kg. Hab. Mediterráneo (Kg.)* (n. v.) P. lusitanica Mont. Hab. Costas de Portugal en Ericeira (Webb.). (n. v.) P. variegata Ag. Hab. Atlántico y Mediterráneo (Ag.). (n. v.) P. laevigata Kg. Hab. Mediterráneo (Kg ). (n.v.) P. nodulosa J. Ag. Hab. Mediterráneo (J. Ag.). (n. v.) P. subtilis De Notar. Hab. Mediterráneo (J. Ag.). (n. y.) P. Perreymondi J. Ag. Hab. Atlántico y Mediterráneo (J. Ag.). (n. y.) P. Montagnei De Notar. Hab. Mediterráneo (De Notar.), (n. v.) P. Brodisei Ag. Conferva Brodicei Dillw., t. 107. Hab. Costas de España en Cádiz (Kg.). (n. v.) P. multifida Duby. Hab. Mediterráneo (Duby) y costas de España en el Fer- rol (L. Seoane). (n. y.) P. polyspora Ag. Hab. Costas de España en Cádiz (Kg.). (n. v.) P. elongata Ag. Kg. Phyc ., t . 50, f. 5. Conferva elon- gata Huds. Dillw., t. 33. Ceramium elongatum Roth. Hab. Costas de España en Asturias (Lag.) y en Andalucía cerca de Cádiz (Clem.). (v. s.) P. Requienii Mont. Hab. Mediterráneo (Mont.). (n. v.) P. Solierii J. Ag. Hab. Mediterráneo (J. Ag.). (n. v.) P. Dervesii Solier. Hab. Mediterráneo (Mont.). (n. v.) P. vestita J. Ag. Hab. Mediterráneo (J. Ag.). (n. v.) P. fceniculacea Ag. Hab. Mediterráneo (Ag.). (n, v.) P flocculosa Ag, 200 Hab. Mediterráneo (Ag.). (n. v.) P. flexella Ag. Dasya Solierii J. Ag. Hab. Mediterráneo (J. Ag.) y costas de España en Cádiz (Bourg.). (n. v.) P. byssoides Kg. Hab . Costas de España en el Ferrol (L. Seoane). (n. y.) P. Wulfeni Ag. Fucus fruticulosus Wulf. in Jacq. Coll. , t. 16, f. 1, Ceramium Wulfenii Rolh. Hab. Costas de España en Cádiz, Tarifa, Algeciras (Clera.). (v. s.) P. Martensiana Kg. Hab. Golfo de Vizcaya (Endress). (n. v.) P. pycnophlcea Kg. Hab. Mediterráneo (Kg.). (n. v.) P. comatula Kg. Hab. Mediterráneo (Kg.). (n. v.) DASIEAS. Eupogodon. E. plaxms Kg. Dasya plana Ag. D. ornithorhyncha Mont. Ryliphlm pumita Zanard. ex J. Ag. Syn. Alg.f t. 2, f.L Hab. Mediterráneo (Ag.). (n. y.) E. cervicornis Kg. Dasya cervicornis J . Ag. Hab. Costas de España en el Atlántico (Kg.). (n. v.) o TrichothamniorL T. coccineum Kg. Dasya coccínea Ag. Hutchinsia coccínea Ag. Ceramium coccineum DC. Fucus coccineus Poir. Confería coccínea Huds. Dillw., t. 36. Engl. bot., t. 1055. Hab. Costas de España (Lge .). (v. s.) • Prov. Vascongadas (Lge.): Portugalete (Lge.) Galicia (Lge.): Coruña (Lge.) Eupogonium. E. villosum Kg. Hab. Mediterráneo (Kg.)* (n. v.) E. Arbuscula Kg. Conferva Árbuscula Dillw., t. G . Dasya Árbuscula Ag. D. Hutchinsia Harv. Hab . Costas del Atlántico y del Mediterráneo (Ag.). (n. v.) E.? corymbiferum Kg. Dasya corymbifera J. Ag. Hab. Costas de España en el Atlántico (J. Ag.). (n. v.) Dasya. D. ocellata Harv. Phyc. brit t. 40. D. simpli- ciuscula Ag. Ceramium ocellatum Grat. Hutchinsia ocellata Ag. Hab. Costas de España en el Ferrol (L. Seoane). (n. v.) TILOCARPEAS. Acanthothylus. A. Heredia Kg. Sphcerococcus Heredia Ag. Fucus He - redia Clem. Ens. F. laciniatus Balb. F. Cypellon Bert. Anteen., t . 5, f. 5. Halymenia spermophora Lamour. Delesseria sper - mophora Lamour . Fucus spermophorus L. Turn ., t. 76. Phyl- lophora Heredia J. Ag. Hab. Costas de España (Clem., Cabr.). (v. s.) Prov. Vascongadas (Wk.): Fucnterrabía (Wk.) Andalucía (Clem., Cabr.): Cádiz (Clem., Cabr.), Sanlucar de Barrameda (Clem., Wk.), Puerto de Santa María (Wk.) Phyllopliora. Ph. rubens Grev. Alg. brit., t. 15. Sphcerococcus rubens Ag. Chondrus rubens Lyngb . Halymenia rulens Duby . 202 Delesseria rubens Lamour. Fucus rubens L. Turn ., t. 12, Engl. bot., /. 1053. Hab. Costas de España (Lag., Clem.) y Portugal (Yand.). (v. V.) Cataluña (Colm.) Santander (Salcedo). Asturias (Lag.): Candás (Lag.) Galicia (L. Seoane): Ares, Ferrol (L. Seoane). Y alenda (Cav.) Andalucía (Clero., Cabr.): Cádiz (Clem., Cabr.), inmedia- ciones del Castillo de San Pedro, Sanlúcar de Barrameda, Marbella (Clem.) Portugal (Vand., Brot.) : desembocaduras del Tajo y Duero (Brot.) Ph. nervosa Grev. Sphcerococcus nervosus Ag. Ha- lymenia nervosa Duby. Dawsonia nervosa Lamour. Delesseria nervosa Lamour Fucus nervosus Turn., t. 43. Hab. Costas de España (?). (n. v.) Phyllotylus. Ph. membranifolins Kg. Pinje., t. 62, f. 2. Chon- drus membranifolius Grev . Sphcerococcus membranifolins Ag. Fucus membranifolius Good. ex Woodw. Turn., t. 74. Engl. bot., t. 1965. F. fmbriatus Huds. Hab. Costas de España (Lag., Clem.). (v. v.) Cataluña (Colm.) Galicia (L. Seoane): Coruña (L. Seoane). Andalucía (Clem.): Sanlúcar de Barrameda, Cádiz (Clem-, Cabr.) Pachycarpus. P. dilatatns Kg. Hab. Costas de España en el Mediterráneo (Wk.). (n. v.) m Oncotylus. O» norvegicus Kg. Fucus norvegicus Gunn. Flor, norv., t. 3, f. 4. Turn ., t. 41. ¿oí., í. 1080. Sphcero- coccús norvegicus Ag. Chondrus norvegicus Lyngb. ffab. Costas de España (Clem., Lag.). (v. s.) Galicia (Lge.): Coruña (Lge.) Andalucía (Clem.): Algeciras (Clem.) O. crenulatus Kg. Sphcerococcus crenulalus Ag. Fu- cus crenulalus Turn., t. 40. Hab. Costas de Portugal no lejos del Duero (Poir., Spr.). (n. v.) Gymnogongrus. G. Grifñtlisise Mart. Chondrus GriffUhsice J. Ag. Gi - g artina Grifjithsice Lamour. Polyides Griffithsiw Gaill. Sphce- rococcus GriffUhsm Ag. Fucus Griffithsice Turn., t. 37. Engl. bot., t. 1926. Hab. Costas de España en Yigo (Lge.), (n. y.) G. plicatus Kg. Gigartina plicata Lamour . Sphcero- coccus plicatus Ag. Ceramium plicatum Roth. Fucus plicatus Turn., t. 180. Engl. bot., I. 1089. Hab . Costas de España (Lag., Clem.). (v. s.) Cataluña (Colm.) Prov . Vascongadas (Lge.): San Sebastian (Lge.) Asturias (Lag.): Concha de Artedo (Lag.) Andalucía (Clem.): Sanlúcar de Barrameda, Cádiz (Clem., Colm.) Var. ficoccineus Clem. Ens. Fronde vix pollicari, tenuísi- ma, pulchre coccinea. Clem. loe. cit. Cádiz (Clem.) G. Torreyi Ag.? Hab. Costas septentrionales de España en Santander y San Sebastian (Lge.). (n. v.) 204 ESFEROCOCCEAS. Pauchea. F. repens Mont. Sphcerococcus repens Ag. Chondrus repens Grev. Gracilaria repens J. Ag. P locaría repens EndL Hab . Costas de España (Kg.) en la Coruña (Fauché) y en Cádiz (Bedeau). (n. v.) Tthodopiiyllis. R. bifida Kg. Sphcerococcus bijidus Ag. Rhodomenia bifida Grev. Harv. Phyc. brit., t. 32. Fucus bifidus. Engl. bot., t. 773. Turn., t. 154. Halymenia bifida Duby. Hab. Costas de España (Clem.> Lag. ). (v. s.) Galicia (L. Seoane). Andalucía (Clem., Lag.): Cádiz (Clem., Lag.), Tarifa, Málaga (Clem.), Almería (Lag.) SpliaBrococcus. S. confervoides Ag. Kg. Phyc., t. 60, f. 3. Fucus confervoides L. Turn., t. 84. Engl. bot., t. 1688. Gigartina confervoides Lamour. Plocaria confervoides Mont. Gracilaria confervoides Grev. Hab. Costas de España (Lag., Clem.) y Portugal (Brot.). (V. s.) Asturias (Lag.): Gijon, Concha de Artedo (Lag.) Galicia (Lge.): Coruña (Lge.) Andalucía (Clem., Cabr.): Cádiz (Clem., Cabr.), Sanlucar de Barrameda (Clem., Flores, Wk.), Rota, Chipiona (Clem., (Lag., Wk.), Isla de León, Puerto de Santa María, Puerto Real, Tarifa, Málaga (Clem.) Portugal (Brot.): Tajo en la desembocadura, costas de Setubal y Cecimbra (Brot.) m Var. ¡3 procérrimas Ag. Fucus longissimus Wulf. F. pro - cerrimus Esper t. 92. Cádiz (Clem.) Var. y ramulosus Ag. Costas de España (?). Var. 8 verrucosus Ag. Fucus verrucosus Gmel. Fue., t . 14, /*. 1 . F. albus Wulf. F. albidus Huds. Algeciras (Clem.) Var. e gracilis Ag. Fucus gracilis Stackh. Cádiz, Castillo de Puntales (Wk.) Var. £ macrocarpus Clem. Ens. Fronde subeómpressa, ra- mosa, rubenti, ramis ramulisque subimplicatis, raro basi alle- nualis, ramulis subulatis, tuberculis magnis. Clem. loe. cit. Sanlúcar de Barrameda (Clem.) Var. -¡a subsimplex Clem. Ens. Praecedenti duplo triplove minor (vix pollicaris), subsimplex, rubella. Clem. loe. cit. Sanlúcar de Barrameda (Clem.) Var. § fastigiatus Clem. Ens. Convenit cum antecedente prseterquam quod inferné subsimplex, superne ramosissima, purpurea, nigricans, ramis confertis, fastigialis. Clem. loe. cit. Sanlúcar de Barrameda en las rocas del Castillo del Es- píritu Santo (Clem.) S. Lagasca. Fucus Lagasca Clem. Ens . Fronde com- pressa, dichotoma sensim sursum altenuata, margine ciliata, ciliis sparsis, tuberculiferis, tuberculis sessilibus, ciliis bre- vissimis suffultis. Clem. loe. cit. Hab. España en las costas de Cádiz (Clem.). (n. v.) S. divergens Ag. Plocaria diver g ens Mont. Hab. Costas meridionales de España (Spr.). (n. y.) S. vagas Kg. Hab. Mediterráneo (Kg.). (n. v.) S. arma tus Ag. Plocaria armata Mont. Gracilaria armata Grev. Hgpncea armata J. Ag. Sphmrococcus durus Kg. Phyc .3 t. 61, /. 2. Hab. Mediterráneo (Ag.). (n. v.) S. compressus Ag. Plocaria compressa Endl. Gracila- ria compressa Grev. Sphcerococcus secundas Ag. Grev. Cr. Scot. Fl., t. 341. Fucus Stackouse Clem. Ens.? Fronde coriaceo- gelatinosa, solida, ramis primariis ac secundariis compressis, eseteris teretibus, extimis repente complanatis atque in mem- branas lineares abeuntibus. Clem. loe. cit. m II ab. Atlántico y Mediterráneo (Ag.) en las costas de Cádiz (Clem.). (v. s.) S. duras Ag. Gr adiar ia dura J. Ag. Gigartina dura Grev. Plocaria dura Endl. Hab. Mediterráneo (Ag.). (n. y.) S. multipartitus Ag. Fucus mullipartiíus Clem. Ens. el Y and. Fucus granateus Turn., t. 215. Chondrus agathoicus Lamour. Ess. t. 3, f. 3-5. CU. multipartitus Grev. Gracilaria multiparlita Mont. Rhodymenia multipartita Mont. Hab. Costas de España (Clem., Cabr.) y Portugal (Vand.). (v. s.) Andalucía (Clem., Cabr.): Cádiz (Clem., Cabr.), Sanlúcar de Barrameda (Clem., Wk.) , Tarifa, Algeciras, Málaga (Clem.), Chipiona (Wk.) Portugal (Yand.) Var. a crispas Clem. Ens . Apicibus subdentato-crispis, subrotundatis. Clem. loe. cit. Sanlúcar de Barrameda, Puerto de Santa María, Cádiz (Clem.) Var. p foliifer Ag. Fucus foliifer Forsk. F. (Eruginosas Turn., t. 147. Costas de Portugal (Kg.) — F. multipartitus ¡3 elongatus Clem. Ens.? Segmenlis extremis valde elongatis, subsimplicibus, constanter atlenuatis. Clem. loe. cit. Sanlúcar de Barrameda, Puerto de Santa María, Tarifa (Clem.) S. palmatus Kg. F. palmatus L. Turn., 1. 115. Engl. bot., t. 1306. F. ovinus Gunn. F. rubens Esper. Fue., t. 75. F. dulcís Gmel. Delesseria palmata Lamour. Ilalymenia pal- mata Ag. Hab. Costas de España (Lag., L. Alonso) y Portugal (Vand.). (v. s.) Asturias (Lag.): Cudillero, Candás (Lag.) Galicia (L. Alonso): Ferrol (L. Alonso.) Portugal (Yand.) S. Palme tta Ag. Fucus Palmetta Esper. Fue., t. 40. Turn., t. 73. Engl. bot., t. 1120. Rhodomenia Palmetta Grev . Hab. Atlántico y Mediterráneo (Ag.) Var . £ palmatus Ag. Fucus pseudo-palmatus Lamour. Cos- tas de España en el Atlántico (Poir.) 201 GEL1DIEAS. ♦ Gelidium. G. cartilagineum Gaill. Fucus cartilagineus L. Turn. t. 124. Engl. bot ., t. 1477. Splmrococcus cartilagineus Ag. Hab. Costas de España (Salcedo) y Portugal (Vand., Link.). (n. v.) Santander (Salcedo) . Portugal (Vand., Link.): Tajo en la desembocadura y entre Setubal y Cecirabra (Link., Brot.) Baleares: Menorca (Alabau). G. corneum Lamour. Grev. Alg. brit ., t. 15. Mont . Expl. Alger., t. 16, f. 6. Sphcerococcus corneus Ag. Fucus cor - neus ffuds. Turn., t. 257. Engl. bol., t. 1970. F. bipinnatus Desf. Hab. Costas de España (Lag., Clem., Salcedo), (v. v.) Cataluña (Colm.) Prov. Vascongadas (Eguía, Lge.) Santander (Salcedo). Asturias (Lag.): Candas (Lag.) Galicia (Lge.): Coruña (Lge.) Valencia (Lag.): Alicante (Lag.) Andalucía (Clem.): Cádiz (Clem., Cabr., Colm.), Rota, Isla de León, Tarifa, Marbella, Cabo de Gata (Clem.), Málaga (Clem., Lge.), Almería (Lge.) Var. p sesquipedale Kg. Fucus corneus sesquipedalis Clem. Ens. Turn., t. 257, fig. f. Gelidium máximum Bory. Cádiz (Clem., Cabr.), Algeciras (Clem.) Var. y nitidum Ag. Gelidium rigidum Bory ex Mont. Fucus spinosus Gmel. Fue., t. 18, f. 3. F. hypnoides Bertol. Asturias (Lag.), Isla de León, Cádiz, Rota (Clem.) Var. 8 sericeum Ag. Fucus sericeus Gmel. Fue., 1. 15, f. 3. F. corneus elegans et F . corneus planus Clem. Ens.? Cádiz (Clem., Cabr., Wk., Bourg.), Coruña (Guio), costa cantábrica 208 (Lge.), Sanlúcar de Barraraeda, Bota, Puerto de Santa María, Tarifa, Algeciras, Marbella, Málaga, Almería, Cabo de Gala (Clem.), Isla de León (Wk.) — Forma minor. Sanlúcar de Bar- rameda, Algeciras (Clem.) Var. e pinnatum Huds. Turn t. 257, fig. d. F. hypnoides Desf. Mediterráneo (DesL) Var. £ laciniatum Ag. Cádiz, Málaga (Kg.) Var. capillaceum Moni. Fucus capillaceus Gmel. Fue., t. 15, f. 1. Santander (Salcedo), Galicia (Herb. Madr.), San- lúcar de Barrameda (Clem., Wk.), Puerto de Santa María, Tarifa, Algeciras, Marbella, Málaga (Clem.), Chipiona (Wk.) Var. x setaceum Moni. Mediterráneo (Mont.) Var. v spinulosum Mont. Fucus corneus attenuatus Clem. ex Kg. Costas meridionales de España (Clem. ex Kg.) Var . o hypnosum Mont. Gelidium hypnosum Bory. Medi- terráneo (Mont.) jar. tí heterophyllum Kg. Fucus heterophyllus Clem. Ens. Bota, Cádiz (Clem.) G. pectinatum Mont. Expl. Álger., t. 10, f. 1. Sphccrococcus corneus £ pristoides Ag. Fucus Serra Gmel. Eab . Costas de España en Sanlúcar de Barrameda, Chi- piona, Cádiz (Wk.). (n. v.) G. miniatum Kg. Fucus miniatus Drap. Gigartina miniata Lamour. Eab. Mediterráneo (Lamour.). (n. v.) G. microdon Kg. Eab. Costas de España en Cádiz (Wk.). (n. y.) Acrocarpus. A. crinalis Kg. Fucus crinalis Turn., t. 198. Sphcero- coccus corneus a- crinalis Ag. Gelidium cr inale Lamour. Eab. Costas de España en el Ferrol (L. Seoane). (n. v.) A. pulvinatus Kg. Sphcerococcus corneus o pulvi- natus Ag. Eab. España en el promontorio de San Sebastian cerca de Cádiz y en la desembocadura del Guadalquivir (Wk.). (n. v.) A. pusillus Kg. Fucus pusillus Turn., t. 108. F. ces- 209 pitosus Stackh. F. clavatus Lamour. Diss ., t. 22, f. 1, 2. Gelidium clavatum et intricatum Lamour. Hab. Atlántico y Mediterráneo (Kg.). (v. v.) CISTOCLONIEAS. Hypnaea. H. musciformis Lamour. //. spinulosa Duby. Splice- rococcus musciformis Ag. Fucus musciformis Wulf. Turn t. 127. Hab. Costas de España (Lag., Clem., Cabr.) y Portugal (Brot.). (v. s.) Asturias (Lag.) Galicia (Lge.): Pontevedra (Lge.) Andalucía (Clem., Cabr.): Algeciras, Sanlúcar de Barra- meda (Clem.), Cádiz (Cabr., Clem.), La Cortadura cerca de Cádiz (Wk.) Portugal (Brot.): Tajo en la desembocadura (Brot.) Baleares: Mallorca (Lag.), Menorca (Texid.) Nombr. vulg. Cast. Yerba lombriguera (Herbol.) Val. Her- ba cuquera (Herbol.) Balear. Herba cuquera (Herbol.) — Suele usarse en lugar del Alsidium Helmintho cortón Kg., y corre mezclada con otras algas. H. Rissoana J. Ag. Sphcerococcus divaricatus Ag. Hab. Mediterráneo (Ag.). (n. v.) H. Valentise Mont. Sphcerococcus musciformis 8 Va- len fice Ag. Fucus Valentino Turn., t. 78. F. hamulosus Turn., t. 79. Hypncea hamulosa Lamour . IJab. Atlántico (Mont.) (n. v.) Cystoclonium. C. purpurascens Kg. Phyc., t. 58. Fucus purpuras- cens Huds. Engl. bot., t. 1243. Turn., t. 9. Sphcerococcus purpurascens Ag. Gigártina purpurascens Lamour. TOMO XV1IL 14 210 Hab. Costas de España en Cádiz (Clem., Cabr., Colm.), Rota (Clem.) é Islas Baleares (Texid.). (v. y.) RINCOCOCEAS. Calliblepharis. C. ciliata Kg. Pinje., t. 62, f. 3. Rhodymenia ciliata Grev. Halymenia ciliata Gaill. Sphcerococcus ciliatus Ág. Fucus ciliatus L. Turn ., t. 70. Engl. hot., t. 1069. Hab. Costas de España (Lag., Flores, Clem.). (v. v.) Prov. Vascongadas (Eguía, Lge.): Bilbao (Eguía), Portu- galete, San Sebastian (Lge.) Asturias (Lag.): Candas, Cudiliero, Gijon (Lag.) Galicia (Guio): Coruña (Guio). Andalucía (Flores, Clem.): Cádiz (Clem., Cabr., Wk., Colm.), Sanlúcar de Barrameda (Clem., Wk., Colm.), Tarifa, Algeciras (Clem.) Var. (3 media. Fucus ciliatus var. media Clem. Sanlúcar de Barrameda (Clem.) CL jubata Kg. Rhodymenia jubata Grev. Harv. Phyc. brit ., t . 175. Sphcerococcus jubatus Grev. Fucus jubatus Good and Hoodw. Sphcerococcus ciliatus y jubatus Ag. Fucus ciliatus var. jubatus, lanceolatus , angustus et spinosus Turn., t. 70, fin- f • h. Hab. Costas de España (Lag., Clem.). (v. s.) Asturias (Lag.): Candás (Lag.) Andalucía (Clem.): Sanlúcar de Barrameda, Cádiz (Clem.) Rhynchococcus . R. coronopifolius Kg. Phyc., t. 61, f. 1. Fucus co- ronopifolius L. Turn., t. 122. Engl. bot., t . 1478. Gelidium coronopifolium Lamour. Sphcerococcus coronopifolius Ag. Hab. Costas de España (Lag., Clem.). (v. s.) Prov. Vascongadas (Lge.): San Sebastian (Lge.) 211 Asturias (Lag.) Concha de Artedo, Candas (Lag.) Valencia (R. García ex Lag.) Andalucía (Clem.): Cádiz, Algeciras, Almería (Clem.), la Cortadura cerca de Cádiz (Wk.) CAULACANTEAS. Caulacantlms. C. ustulatus Kg. Fucus uslulatus Mertens. Sphcero- coccus ustulatus Ag. Gigartina ustulata Duby. Olivia ustulata Mont. Expl. Alger., t. 16, f. 3. Hab. Costas de España (Lge.). (n. v.) Galicia (Lge.): Corana, Ferrol (Lge.) Andalucía (Lge.): Málaga (Lge.) GIGARTINEAS» Gigartina. G. pistillata Lamour, Fucus pistillatus Gmel. Fue t' 12, f. 1. F. gigartinus L. Turn ., t. 28. Engl. boL, t. 908. Ceramium gigartinum Roth. Hab. Costas de España (Clem., Salcedo), (v. s.) Santander (Salcedo, Lge.) Asturias (Lag.): Concha de Artedo (Lag.) Andalucía (Clem.): Rota, Puerto de Santa María, Cádiz, Algeciras, Málaga (Clem.) G. acieularis Lamour. Grev. Alg. brit ., t. 16. Fu- cus acicular is Wulf. Turn., t. 126. Hab . Costas de España en Vigo y la Coruña (Lge.). (n. v.) G. compressa Kg. Hab. Mediterráneo (Kg.). (n. v.) Furcellaria. F. lumbricalis Kg. Polyides rotundus Grev.Alg. bril., t. 11. P . lumbricalis Ag. Spongiocarpus rotundus Grev. Gi- gartina rotunda Lamour. Fucus rotundus Gmel. Hist ., t. 6, f. 3. Turn ., t. 5. Engl. bot ., t. 1738. Hab. Costas de España (Lag., Clem.). (v. s.) Santander (Salcedo). Asturias (Lag.): Concha de Artedo (Lag.) Galicia (L. Seoane). Andalucía (Clem.): Cádiz (Clem., Cabr.), Sanlúcar de Bar rameda (Clem., Lag.), Conil, Málaga (Clem.) F. fastigiata Lamour. Kg. Phyc ., t. 71. Grev. Alg. brit.9 t. 11. F. lumbricalis Lamour. Fucus lumbricalis. Gmel. Turn., t. 6. Engl. bot., I. 824. F. furcellatus L. F. fastigiaíus Huds. Hab. Costas de España (Lag., Salcedo), (v. s.) Santander (Salcedo). Asturias (Lag.): Concha de Artedo (Lag.) Andalucía (Clem., Cabr.): Cádiz (Clem., Cabr.), Málaga (Clem.) Solieria. S. chordalis J. Ag. Sphcerococcus chordalis Ag . Sgn. Delesseria chordalis Ag. Spec. Gigartina gaditana Mont . in Webb. Olia , t. 7, fig. d. t. Hab. Costas de España en Cádiz (Cabr., Clem., Hered., Webb.). (v. s.) Callopliyllis. O. laciniata Kg. Fucus laciniatus Huds. Turn., t. 69. Engl. bot., t. 1068. Sphcerococcus laciniatus Lgngb., t. 4. Haly- menia laciniata Dubg. Fucus ciliatus Gmel. Fue., t. 21, f. 1. Delesseria ciliaris Lamour. Fucus crispatus Stackh. 213 Hab. Costas de España (Clem., Salcedo, Lge.). (v. s.) Prov. Vascongadas (Lge.): San Sebastian (Lge.) Santander (Salcedo). Asturias (Lag.): Concha de Arledo, Cudiílero (Lag.) Galicia (Lge.): Cor uña (Lge.) Andalucía (Clem.): Sanlúcar de Barrameda (Clem.) Euhymenia. E. Lactuca Kg. Cryptomenia Lactuca J. Ag. Fucus Palmetta Gmel Fue., t. 22, f. 3, t. 23. Hab. Atlántico y Mediterráneo (Ag.). (n. v.) E. seminervis Kg. Sphcerococcus seminervis Ag. Ic. ined ., t. 17. Cryptomenia seminervis J . Ag. Hab. Costas de España en Cádiz (Ag., Kg.). (n. v.) E. reniformis Kg. Fucus reniformis Turn., I. 113. Engl. bot., t. 2116. Halymenia reniformis Ag. Iridcea reni- formis Bory. Hab. Costas del Mediterráneo (Kg.) y las del Atlántico en la ria de Yigo (L. Seoane). (n. v.) E. Dubyi Kg. Kallymenia Dubyi Ilarv. Phyc. brit., t. 123. Kallymenia Dubyi Chauv. Nemastoma Dubyi J. Ag. Hab. Costas de España (Kg.). (n. y.) E. Requienii Kg. Kallymenia Requienii J. Ag. Mont . Expl. Alger., t. 10, f. 4. Rhodomenia Requienii J. Ag. Hab. Mediterráneo (J. Ag.). (n. v.) Chondroclonium. Ch. horridum Kg. Hab. Costas meridionales de España en el Mediterráneo (Kg.). (n. v.) Ch. Teedii Kg. Fucus Teedii Turn., t. 208. Ceramium l'eedii Roth. Gigartina Teedii Lamour. Ess., t. 4, f. 11. Sphcc- rococcus Teedii Ag. Hab. Costas de España (Lge.) y Portugal (Turn.). (v. s.) Santander (Lge.) 214 Galicia (Lge.): Cor uña (Lge.) Portugal (Turn.) Chondrus. Ch. crispus Lyngb. Grev. Alg. brit., t . 15. Fucus sen Quercus marina , mínima , lati folia, crispa , hispánica, Tournef. Inst. 566. Fucus XIII Quer excl. synon. Fucus cris - pus L. Turn., t. 216, 217. F. polymorphus Larnour. excl. ser. quarta. Chondrus polymorphus Lamour. Sphcerococcus crispus Ag. Fucus ceranoides Gmel. Fue., t. 7. Brot. F. lace- rus Stackh. F. pumilus Flor, dan t. 1066. Hab. Costas de España (Tournef., Quer, Lag.). (v. s.) Santander (Salcedo). Asturias (Lag.): Candas, Gijon, Concha de Arledo (Lag.) Galicia (Quer, Guío): Coruña (Guío, Lag.), Ferrol (L. Seoane). Andalucía (Clem.) : Cádiz (Clem., Cabr.), Sanlúcar de Barrameda, Bota, Málaga (Clem.) Portugal (Vand., Brot.): Tajo en la desembocadura (Vand., Brot.) Var. p pseudo-crispus. Fucus pseudo-crispus Clem. Ens. Fronde plana, hiñe subalata, coriácea, molli, rarnis subli- nearibus, integris; tuberculis subconfertis, minutissimis, im- mersis, utrinque convexis. Clem. loe. cit. Cádiz (Clem., Cabr.), Bola (Clem.) Nomb. vulg. Cast . Carragahen, Musgo perlado, Liquen de mar, Liquen de Irlanda (Bassag.) Ch. dubius Mont. Sphcerococcus crispus x dubius Ag. Chondrus Clementi et Ch. Cabrerce Bory herb. Hab. Costas de España en el Mediterráneo (Borv).(n. y.) Mastocarpus. M. mamillosus Kg. Phyc., t. 76, f. 8. Sphcerococcus mamillosus Ag. Fucus mamillosus Ag. Turn., t. 218. Engl. bol., t. 1054. F. ceranoides 8 Gmel. Hab. Costas de España (Lag., Colm.). (v. v.) m Asturias (Lag.): Concha de Artedo (Lag.) Galicia (Lge): Vigo, Coruña (Lge.) Andalucía (Colm.): Cádiz (Colm., Kg.) Grateloupia. G. filicina Ag. Harv. Phyc. brit., t. 100. Fucus fdi- cinus Wulf. Turn., t. 150. Delesseria filicina Larnour. Hab. Costas de España (Lge.) y Portugal (Link.) . (y. s.) Prov. Vascongadas (Lge.): Portugalete (Lge.) Portugal (Link., BroL): Tajo en la desembocadura (Link., Brot.) Baleares: Menorca (Texid.) G. vermiculosa Grev. Kg. Phyc., t. 75, f. 1. Fucus verruculosus Bertol. F. Bissoanus Turn., t. 253. Sphcerococcus verruculosus Ag. Erinacea verrnculosa Lamour . Kallymenia verrnculosa Duby. Hab. Mediterráneo (Ag.). (n. v.) G. dichotoma J. Ag. Hab. Mediterráneo (Lenormand.). (n. v.) Iridsea. I. edulis Eory. Harv. Phyc. brit., t. 97. Halymenia edulis Ag. Delesseria edulis Lamour. Fucus edulis Stackh. Ner. brit., t. 12. Turn., t. 114. Engl. bot., t. 1307. Hab. Costas de España (Lag., Clem.). (v. s.) Santander (Lge.) Asturias (Lag.): Cudillero, Concha de Artedo (Lag.) Galicia (Lge.): Coruña (Lge.), Ferrol (L. Seoane). I. minor Endl. Halymenia edulis (3 minor Ag. Fucus reniformis tenuior Turn., t. 113, fg. g. Hab. Costas de España en Cádiz y Málaga (Haens.). (n. v.) I. elliptica Kg. Hab. Mediterráneo (Kg.). (n. y.) 216 HALIMEMEAS. Catenella. C. Opuntia Grev. Alg. bril ., t , 17. Halymenia Opun- tia Ag. Lomentaria Opuntia Guill. Chondria Opuntia Hook- Gigartina Opuntia Lamour. Rivularia Opuntia Engl. bot t. 1868. Fucus Opuntia Turn t. 107. F. ccespitosus Stáckh. Ner. brit., t. 12. Ilab. Costas de España (Clem., Lge.). (v. v.) Prov. Vascongadas (Lge.): Por túgatele (Lge.) Galicia (Lge.): Ferrol (Lge.) Andalucía (Clem., Lge.): Cádiz, Puerto de Santa María (Clem.), Málaga (Lge.) Portugal (LoefíL): Setubal (LoeffL) Baleares : Menorca (Texid.) Halaraclmion. H. ligulatum Kg. Halymenia ligulata Ag. Ulva ligu - lata Woodw. Engl. bot., t. 421. U. furcata Ag. Dumontia incequalis Lamour. Hab. Atlántico (Kg.). (n. y.) H, elongatum Kg. Halymenia elongata Ag. Hab. Costas meridionales de España (Kg.). (n. v.) H. ventricosum Kg. Halymenia ventricosa Ag. Du- montia incrassata Lamour. Ess., t. 4, f. 6. Hab. Costas del Mediterráneo (Kg.) y las del Atlántico en el Ferrol? (L. Seoane). (n. v.) H. cystophorum Kg. Dumontia et Halymenia cysto- phora Mont. Hab. Costas del Mediterráneo (Delile, Bory). (n. v.) H. pinnulatum Kg. Halymenia algeriensis Mont. Ann. se. nat. X, t. 9, f. 2. Chrysymenia pinnulata J. Ag. Hab. Mediterráneo (J. Ag., Mont.). (n. v.) 217 H. spathulatum Kg. Hab. Mediterráneo (Lenormand). (n. v.) H. trigonum Kg. Halymenia trígona Ag. Fucus tri- gonns Clem. Hab. Costas de España en Rola, Puerto de Santa María, Cádiz (Clem.). (v. s.) H. Lanceola Kg. Halymenia Lanceola J. Ag. Hab. Costas de España en el Atlántico (Kg.)* (n. v.*) Dumontia. D. filiformis Grev. Alg. bril.t t. 17. Dumontia in- crassata Lamoar. Halymenia filiformis Ag. Conferva filiformis Flor, dan., t. 1480, f. 2. Fucus contortus Grnel. Fue., t. 22, f.l. Hab. Costas de España en el Ferrol (L. Seoane). (n, y.) D. ventricosa Lamour. Ess., t. 4, f. 6. Hab. Costas de las Baleares en Menorca (Texid.). (n. v.) Halymenia. H. Floresia Ag. Fucus Floresius Clem . Turn., t. 256. Fucus proteus Delile Flor . cegypt., t . 58, f. 1-4. Hab. Costas de España cerca de Cádiz y Sanlúcar de Barrameda (Clem., Cabr.). (v. s.) H. cnrvicornis J. Ag. Hab . Costas del Mediterráneo (J. Ag.). (n. v.) H. cyclocolpa Mont. Expl. Alger., t. 11, f. 1, a-f. H. mullí fida J. Ag. Hab. Mediterráneo (J. Ag.). (n. y.) H. Monardiana Mont. Expl. Alger., t. 11, f. 2, 9-9- Hab. Costas del Mediterráneo (Mont.). (n. v.) 218 GIMNOFLEACEAS. Nemalion. N. multifídum J. Ag. Harv. Phyc. brit.y t. 36. Mesogloia multifida Ag. Chordaria mullí fida Lingb. Chceto - phora mullí fida Hook. Hab. Atlántico (Ag.). (n. y.) N. coccineum Kg. Mesogloia coccínea Ag. Rivularia verticillata Engl., bot. t. 2466. Hab. Costas de España en el Ferrol (L. Seoane). (n. v.) (Se continuará.) ZOOLOGIA. Catálogo metódico de los peces que habitan ó frecuentan las costas de las Islas Baleares; por D. Francisco Barceló y Combis, Licenciado en Medicina y Cirujía y Catedrático de Física del Instituto de las Baleares. PROLOGO. Desde remotos tiempos constituye la pesca uno de los más importantes ramos de la industria Balear, en cuyo ejer- cicio libran su subsistencia infinito número de familias de activos y diligentes pescadores, que en frágiles embarcacio- nes, desafiando las inclemencias del tiempo, se lanzan intré- pidos á grandes distancias de estas fragosas costas, para sur- tir nuestros mercados de pescado fresco casi todo el año. Lejos de haber menguado tan interesante industria en la época que alcanzamos, ha adquirido mayor incremento toda- vía, á causa del movimiento ascendente de la población de estas islas, y de las grandes mejoras que, en las condiciones del bienestar de sus habitantes, ha producido el progresivo aumento de la riqueza pública. Así es que sus abundantes productos suministran al presente copiosos y saludables re- cursos de consumo, proporcionando á las clases poco aco- modadas sobre todo, una gran parte del sustento diario, con alguna comodidad en el precio, que no podrían lograr en el de las carnes, que por circunstancias especiales es bastante elevado, sobre todo en Mallorca, y lo seria aún más sin el provechoso suplemento del pescado fresco. En varias obras de escritores españoles y exlrangeros, se m encuentran datos ó noticias más ó ménos interesantes sobre la Ictiología de las Baleares, pero que distan mucho de ofre- cer un cuadro ni siquiera aproximado de las variadas y nu- merosas especies de peces que habitan ó frecuentan estas costas, pues en dichas obras no llegan á ciento las indicadas, siendo generalmente las que con más frecuencia se pescan. Deseando llenar este vacío, emprendí desde hace ya algu- nos años el estudio de los peces que se crian en estas aguas, sin desconocer las dificultades con que indudablemente debía tropezar para el cabal desempeño de mi decidido propósito. Para llenar lo más cumplidamente mi proyectado trabajo, entablé desde luego relaciones con algunos de los más hábi- les y entendidos directores de las parejas de Mallorca, con el fin de proporcionarme aquellas especies que ordinaria- mente no se llevan al mercado, ya por ser muy raras, ya por su ninguna utilidad como sustancia alimenticia ; procu- rando al mismo tiempo averiguar con especial cuidado el nombre vulgar de las especies desconocidas en los mercados, y fijar con la mayor exactitud posible el de las que son objeto del consumo público, puesto que con frecuencia las confun- den ó equivocan las mujeres encargadas de su expendicion. Así es como he logrado rectificar algunas equivocaciones en que incurrieron sobre este particular Delaroche, Ramis y AVeyler en sus respectivas monografías ; habiéndome auxi- liado mucho en tan difícil tarea relativamente á Menorca, los numerosos datos que me han facilitado mis amigos los señores D. Francisco Cardona y D. Juan Rodríguez, residentes en Mahon. Aun así no me lisonjeo de haber acertado siempre, particularmente en el orden de ios Selacios, respecto de cu- yas especies es donde he encontrado más vaguedad y diver- gencia entre los mismos pescadores. En la distribución ordenada de las especies he seguido el método adoptado por el príncipe Carlos Luis Bonaparte en su. Catálogo dei Pesci Europei, publicado en Nápoles en el año 1846. Todas las especies que yo he visto llevan el signo ! á continuación de las localidades donde las he observado; in- dicando luego los nombres de los autores que las mencionan en sus obras, y sus respectivos lugares. 221 Imposible me hubiera sido llenar plenamente este requi- sito relativamente á las especies mencionadas en la obra de Delaroche, por ser hoy dia muy rara, á no haberme facilitado una nota de todas ellas la complaciente amistad del Sr. Don Laureano Perez Arcas, cuyo nombre figura con mucha fre- cuencia en el presente Catálogo. INDICE BIBLIOGRAFICO. Cleghorn (Jorge). Observalions on the epidemical diseases in Menorca. From the year 1744 to 1749. To which is pre- fixed a short ciccount of the climale, production, inhabitans , and endemical distempers of the Island. (Londres, 1751. — 3.a edición, 1768). Enumera 78 especies de peces, con indicación de sus nombres vulgares. El autor, discípulo distinguido del célebre Monró, fué nombrado en 1744, á la edad de 20 años, cirujano mayor de la guarnición de Menorca, ocupada entonces por los ingleses. Restituido á Londres en 1750, publicó al año siguiente su in- teresante obra, digna de ser consultada aun al presente. &rmstrong (J.). Hisloire naturelle et civile de lisie de Mi- norque. Traduite sur la deuxiéme édition angloise. (Amster- dam, 1763). — Traducida al castellano por Lasierra. (Madrid, 1781.) A pesar de su título, esta obra es muy inferior á la de Cleghorn, bajo el punto de vista de la Historia Natural, pues indica únicamente 15 especies de peces, y aun con bastante vaguedad. Puig (D. Jorge), Regente de la Audiencia de Mallorca. Memorias* de la Isla de Mallorca. 2.a (Memorial Literario de Madrid, julio de 1786.) Termina su preámbulo diciendo: «Las especies de peces que se crian y pescan en esta isla y «sus cercanías ascienden á 122, que por orden alfabético son «las siguientes.» 222 Dicha lista es una confusa mezcla de nombres castella- nos, mallorquines y mallorquines castellanizados, pertene- cientes á Cetáceos, Peces, Moluscos, Crustáceos y Zoófitos. Lóense en ella además algunos nombres enteramente desco- nocidos al presente entre los pescadores de Mallorca; tales como, Búcaro , Lechas , Purga , Ruda, Taima , etc., etc. Delaroche (Francisco Esteban). Tablean des poissons que j’ai observés á higa pendant les mois de décembre , janvier et février de Van 1808. (Annales du Muselina d’histoire naturelle. Tomo XIII, París, 1812.) Esta obra, la más importante de cuantas se han publicado sobre la Ictiología de las Baleares,- comprende 90 especies de peces observados en Ibiza, 4 en Palma y 9 en Barcelona, con la indicación de sus respectivos nombres vulgares. La cir- cunstancia de ser el autor extrangero le hizo incurrir en algunas equivocaciones, muy escusables por otra parte, al expresar los nombres vulgares usados en Ibiza; errores re- producidos después por Cuvier y Yalenciennes en su célebre Ictiología: tales como Cañas viejas por Escañya-veyas; Madre soldat por Mata-soldad ; Murada por Morruda; Chuclet por Cesclet; Ró por Rahor, etc. Ramis (D. Juan). Specimen Animalium , Vegetabilium et Mineralium in ínsula Minorica frequentiorum. (Mahon, 1814.) Menciona únicamente 68 especies de peces, distribuidas se- gún Linneo; pero al designar los nombres menorquines in- currió en notables errores, mucho ménos disculpables por recaer en algunas especies muy comunes, cuyos nombres es- tán al alcance de las personas vulgares. Weyler y Laviña (D. Fernando). Topografía Físico- Médica de las Islas Raleares. (Palma, 1854.) Indica 90 espe- cies de peces, clasificadas según Cuvier, con la designación de sus nombres en castellano y mallorquín. Bover (D. Joaquín). Noticias Histórico- Topográficas de Mallorca. (2.a edición. Palma, 1864). Al reproducir su autor la mencionada Lista de D. Jorge Puig, le añadió algunos nom- bres, introduciendo en ella oportunas correcciones. Perez Arcas (D. Laureano), Catedrático de la Universidad Central. Memoria sobre los Peces de España , premiada por m la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. (En prensa.) Su ilustrado autor ha reunido, en el gabinete de Historia Natural de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central, una colección de Peces procedentes de las costas de Menorca, de los cuales se lia dignado facilitarme una nota que com- prende 90 especies, entre las cuales hay algunas que hasta el presente no he tenido ocasión de observar en Mallorca. Don Cristóbal Yilella remitió en varias épocas, desde 1774 á 1782, al Real Gabinete muchos peces disecados, pro- cedentes de las costas de Mallorca, entre los cuales merecen especial mención un Alopias culpes, Bp., cogido el 6 de mayo de 1779, de 25 palmos de largo, que pesó 16 arrobas y 17 libras; un Squalus carcharías L., cogido en 20 de marzo de 1783, de 23 palmos de largo, que pesó 14 quintales y 1 arroba; y una Cephaloptera Massena , Ris acerca de la cual indico algunos detalles más adelante. 224 CATALOGUS PISCIUM BALEARIUM. SUBCLASSIS I EL ASMOBRANGHII . SECTIO I. — PLAGIOSTOMI. ORDO I— SEL ACHA. FAMILIA I.— RAJID/F. Genus I.— Cephaloptera, Dum. 1. C. Giorna, Ris. Mallorca! sin nombre: rara. 2. C. Massena, Ris. Malí. Manta . En 30 de agosto de 1784 se pescó un individuo de esta especie en las aguas de Mallorca, que pesó 33 arrobas. Medía 20 palmos de envergadura y unos 14 ó 15 de longitud, sin la cola: color azul oscuro en el dorso, y blanco plateado con puntos negros por debajo. Disecada por D. C. Vilella fue re- mitida al Real Museo de Historia Natural, con algunos diseños de la misma. Genus IL— Rliinoptera, Kuhl. 3. R. marginata, M. et H. Malí. Vela-llatina: Man- tellina. Mallorca! Genus III.— Myliobatis, Cuy. 4. M. aquila, Bp. Bal. Milá. Malí. Bon-Jesus. Ma- llorca! Menorca (Cleghorn, Ramis). Mallorca (Weyler). 5. M. bovina, Geoff. Bal. Milá. Malí. Bon-Jesus. Baleares! Genus VI.— Trygon, Adans. 6. Tr. pastinaca, Ad. Casi, la Raya vaca. Malí, y Men. Farrasa. Men. é Ibiza. Fscursana. Mallorca! é Ibiza! Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Mallorca (Weyler). 7. Tr. Gesneri, Cuy. Menorca (Perez Arcas). Genus VII.— Batis, Bp. 8. B. radula, Bp. Casi, la Romaguera, Bal. Roma- guera. Malí. Ratjada peluda. Mallorca! é Ibiza! Menorca (Pe- rez Arcas). Genus VIII.— Dasybatis, Blv 9. D. clavata, Blv. Cast. el Bramante. Bal. ClavelL Mallorca! é Ibiza! Menorca (Cleghorn, Ramis). Mallorca (Weyler). 10. B. asterias* Bp. Malí. Ratjada vera; Ratjada boca de rosa; cuando presenta los dientes de este color. Ma- llorca! 11. D. fullonica, Bp. Malí, y Men. Cardayrc. Ma- llorca! TOMO XVIII. 15 m Menorca (Cleghorn, Ramis). Mallorca (Weyler). Genns XX — Laeviraja, Bp. 12. L. oxyrhynchus, Bp. Cast. la Raya. Malí, y Men. Ratjada. Mallorca (Weyler). Menorca (Ramis). Genns X. — Raja, Lin 13. R. marginata, Lac. Malí. Cavach , Llisól Ma- llorca! 14. R. rostrata Ris. Malí. Cavach , Llisól. Mallorca! 15. R. flossada, Ris. Malí, é Ibiza. Clavell-morell. Men. Clavell-borrell . Mallorca! é íbiza! Menorca (Cleghorn, Perez Arcas). 16. R. punctata, Ris. Malí. Llisól, Grisól. Mallorca! 17. R. miraletus, Lin. Cast. la Raya vera. Malí. Llisól, Grisól. Men. Ratjada. Mallorca! Menorca (Ramis). Mallorca (Weyler). 18. R. qnadrimacnlata, Ris. Malí. Llisól, Grisól, el macho; Ratjada de S . Pere, la hembra, que abunda más que el macho. Mallorca! Genns XI.— Torpedo, Bum. 19. T. narke, Cnv. Cast. la Tremielga ó Tembla- dera. Malí. Tremoló. Ibiza, Tremolosa. Mallorca! Ibiza (De- laroche). 20. T. Galvanii, Ris. Cast. la Tremielga ó Tembla- dera. Malí, y Men. Tremoló. Mallorca! Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Mallorca (Weyler). Genns XII. — Glancostegus, Bp. 21. Gl. cemicnlns, Bp. Cast. la Guitarra. Malí. Gui- tarro, Ibiza, Guitarra, Mallorca! é Ibiza! Genus XIV.— Pristis, Lath. 22. Pr. antiquorum, Lath. Cast. el Pez sierra. Malí, é Ibiza, Peix-serra. Mallorca! FAMILIA II. — SQUALIDtE. Genus XV.— Squatina, Dum. 23. Sq. ángelus, Dum. Cast. el Pez Angel. Bal. Escat-comú. Malí. Escat-Jueu. Baleares! Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas), ¡biza (S)elaro- che). Mallorca (Weyler). 24. Sq. aculeata, Dum. Bal. Escat-vexigal. Baleares! Genus XVI.— Acantinas, Bp. 25. A. vulgaris, Bp. Cast. el Jerron. Bal. Cassó. Malí. Guissona . Mallorca! Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Belaro- che). Mallorca (Weyler). Genus XVII.— Spinax, Bp. 28. Sp. uyatus, Bp. ¡biza, Uyada. ¡biza! Genus XVIII.— Centrina, Cuv. 27. C. Salviani, Bis. Cast. el Puerco de mar. Malí, y Men. Porch marí. Mallorca! Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Mallorca (Weyler). m Genus XXL— Scymnorhinus. Bp. 28. Se. lichia, Bp. Malí. Pastiu. Ibiza, Bastriu. Ma- llorca! Ibiza! Genus XXXV.— Hotidanus, Cuy. 29. N. griseus, Cuv. ibiza Bastriu-vaca. Ibiza! raro. Genus XXX.— Lamna, Cuv. 80. L. cornubica, Cuv. Cast. el Marrajo. Mal!. Tauló? Mallorca! Genus XXXI.— Alopias, Raf. 31. A. vuipes, Bp. Cast. la Guadaña ó Zorra de mar Malí. Peix-espasa. Mallorca! Genus XXXXI.— Sphyrna, Raf. 32. Sph. zigaena, Raf. Cast. el Pez martillo, la Cor- nudilla. Pal. Llunada. Ibiza. Cornuda. Mallorca! Ibiza! Menorca (Cleghorn , Ramis , Perez Arcas). Mallorca (Wevler). 33. Sph. tudes, II. et H. Cast. el Taburon. Malí. Llunada. Mallorca! Genus XXXIII.— Squalus, Lin. 34. Sq. carcharías, Lin. P.P Cast. el Tiburón. Bal. Salproig. Mallorca! Menorca (Perez Arcas). 35. Sq. glaucus Lin. Cast. la Tintorera. Bal. Tinto- rera. Mallorca! Genus XXXVI. —Galeus, Cuv. 36. G. canis, Bp. Cast. el Pez peine. Bal. Ca-marí. Mallorca! (1). Menorca (Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Delaroche). Malí. (Weyler). Genus XXXVII.— Mustelus, Cuv, 37. M. Isevis, Bis. Bal. Mussola. Baleares! Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Delaro- che). Mallorca (Weyler). 38. M. stellatus, Bis. Bal. Mussola. Mallorca! Genus XXX VIH. —Pristiurus, Bp. 39. Pr. Artedii, Bis. Malí. Pinta-rol ja? Gata-moixa? Mallorca! rarísimo. Genus XXXIX. -Scyllum, Cuv. 40. Be. stellare, Bp. Cast. el Alitan, Gato de mar, Bal. Gato . Mallorca! Menorca (Cleghorn, Perez Arcas). Ibiza (Delaroche). Malí. (Weyler). 41. Se. canícula, Cuv. Cast. la Pintaroja, Perro de mar. Bal. Gal-vaire. Baleares! Menorca (Cleghorn , Ramis , Perez Arcas). Mallorca (Weyler). (1) Está prohibida la venta de su carne, como insalubre, en los mercados de Mallorca. 230 ORDO II. — HOLOCEPHAL A . FAMILIA III.— CHIMtERIDjE. Genus XL.— Chimsera, L. 42. Oh. monstrosa, Lin. Malí. Gata-Moixa. Ma- llorca! SUBCLASSIS III — EPIBRANCHII. SECTIO III.— GANOIDEI. -^v\A /'JVVV'- ORDO IV — STURIONES. FAMILIA VI . - — ACCIPENSERID J2 . Genus XLV.™ Aecipenser, Lín. 43. A. sturio, Lín. Gast. el Esturión. Malí. Esturió. Mallorca! (Weyler). SUBGLASSIS IV— POMATOBRANCHII. SECTIO IV.— PHYSOSTOMI. ORDO IV— CYPRINI. FAMILIA XV.— SALMONIDA. Genus LX,— Argén tina, Lia, 44. A. sphyrsena, L. Cast. el Pez plata. Malí. Polido . Mallorca! FAMILIA XXI. — CLÜPEID.E. Genus LXXIX bis.— Sardinella, VaL 45. S. aurita, Val. Bal. Sardina. Malí. Alatxa, más comunmente. Alatxa pixota , cuando es grande. Baleares! Menorca (Cleghorn, Bamis, Perez Arcas). Ibiza (Delaro- che). Malí. (Weyler). Genus LXXIX ter.—Spratella, VaL 46. Sp. pumila, Val. Bal Alatxa . Mallorca! Ibiza! Menorca (Perez Arcas). Gemís LXXX.— -Alosa, Cuy. 47. A. finta, Cuv.? Mallorca (Weyler). Genns LXXXI.— Engraulis, Cuv. 48. E. encrasicholus, Bp. Gast. el Boquerón. Bal. Aladroch. Mallorca! Ibiza! Menorca (Cleghorn , Bamis , Perez Arcas). Mallorca (Weyler). FAMILIA, XXIII. SCOPELIDtB. Genus L XXXVIII. — Saurus, Cuv. 49. S. lacerta, Ris. Malí. Cap-sempa , Peix de San Francesch, Salta-barcas. Men. é Ibiza. Salí a-muradas. Men. Salta-bar dissas. Mallorca! Menorca (Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Delaroche). Genus LXXXIX.™ Aulopus, Cuv. 50. A. filamentosus, Cuv. Mallorca! sin nombre- poco común. ORDO VIII— OPHISOMATA. AAAAAAAAAA FAMILIA XXVIII. — MURJüNIDJS. Genus CI.— Anguilla, Cuv. 51. A. acutirostris, Ris. Bal. Anguila vera . Ba~ leares! 233 Menorca (Cleghorn, Ramis). Ibiza (Deiaroche). Mallorca (Wevler). 52. A. microptera, Kaup. Bal. Anguila rotja . Ba- leares! Menorca (Perez Arcas). 53. A. capitoné, Kaup. Bal. Pollagarau, Pollagaral. Men. Puüigral. Baleares! Menorca (Perez Arcas). Estas tres especies se pescan en las costas y en las lagu- nas de estas islas. 54. A. latirostris, Yarr.P Malí. Anguila-Cabot, Cabot de Bu f era, Men. Anguila cabotera. Albufera de Alcudia! Al- bufera de Mahon! Genus CU.— Conger, Cuv, 55. C. vulgaris, Cuv. Cast. el Congrio. Bal. Congre. Baleares! Menorca (Cleghorn, Ramis). Ibiza (Deiaroche). Mallorca (Weyler). 56. C. niger, Ris. Bal. Congre . Baleares! 57. C. myrus, Ris. Cast. la’ Culebra picuda. Malí. Culebra. Mallorca! Menorca (Ramis). Mallorca (Weyler). 58. C. baleáricas, Delar. Cast. la Varga. Bal. Varga . Mallorca! Menorca (Perez Arcas). Ibiza (Deiaroche). 59. C. mystax, Ris. Malí. Congre dols , Congre de su- cre. Mallorca! Genus GUI.— Ophisurus, Lac. 60. O. serpeas, Lac. Cast. la Culebra. Bal. Culebra de mar. Mallorca! Menorca (Perez Arcas). Ibiza (Deiaroche). Mallorca (Weyler). Genus CIV.—Nett astenia, Baf. 61. N. melanura, Raf. Mallorca! rarísima. Genns CV.“~Murgena, Lin. 62. M. unicolor, Del. Bal. Murenot. Mallorca! Menorca (Perez Arcas). Ibiza (Delaroche). 63. M. helena, Lin. Casi, la Morena. Bal. Morena . Baleares! Menorca (Cleghorn, Bamis, Perez Arcas). Ibiza (Delaro- che). Mallorca (Weyler). FAMILIA XXX.- — SYMBRANCHIDiE. Genus OVIL— Sphagebranchus, BL 64. Bph. imberbis, Del. Ibiza (Delaroche), sin nombre. 65. Sph. ceecus, Schn. Cast. la Morenala. Men. Murer. Mallorca! Menorca (Bamis). Ibiza (Delaroche). Mallorca (Weyler). (Se continuará .) VARIEDADES Algodon-pólvora inalterable. Mr. Abel , químico del arsenal Real de Greenwich é individuo de la Sociedad Real, ha resuelto completa- mente el problema muy difícil é importantísimo de obtener un algodon- pólvora que se conserve indefinidamente sin alteración alguna, sin peligro de explosión ó combustión espontánea en vasos tapados, al aire libre ó expuesto á la luz difusa del sol. Guando el fulmi-coton se ha lavadoy secado bien en la turbina centrífuga, basta humedecerle por medio de un 1 por 100 de carbonato de sosa disuelto en agua, para preservarle de toda destrucción, aun expuesto á la temperatura mayor de los más cáli- dos climas, y se le puede almacenar y trasportarle en la cantidad que se desee. Está pues resuella la dificultad que apenas hace dos años, en el seno déla Academia de Ciencias de París, declararon imposible de resolver dos de sus individuos, MM. Pelouze y el general Morin. Desinfección del petróleo. Desde hace algunos años, el aceite de petróleo desempeña un papel de importancia grande en el alumbrado privado. El olor desagradable que esparce ha hecho sin embargo limitar su uso, y asi es que repetidas veces se ha tratado de desinfectarle, sin llegar á conseguirlo. Es fácil, dice Mr. Joel Green, de Nueva-York, hacer el aceite de petróleo completamente inodoro, como todos los aceites mi- nerales, por medio de procedimientos puramente fisicos y mecánicos, con- siguiendo producir de este modo petróleos capaces de poderse confundir con el aceite de olivas. El método consiste en hacer el vacío en el aparato que contiene el petróleo, calentarlo hasta 57° agitando vivamente el líquido, y separar por simple aspiración las partes más volátiles, que son las más olorosas. El aparato en el cual puede hacerse esta operación consiste en una especie de columna vertical, compuesta de dos depósitos sobrepues- tos que comunican uno con otro, y con bombas aspirantes se hace el va- cio en el depósito superior lleno de petróleo, después se calienta la masa hasta 57°, por medio de una corriente de vapor que pase por un serpen- tín sumerjido en el líquido, y mientras se mueve con agitadores de paleta, aspiran las bombas los gases ó los vapores volátiles disueltos en el pe- tróleo. Cuando la operación va llegando á su fin, se priva al aceite de los últimos vapores olorosos, haciendo obrar las bombas sobre el petróleo muy dividido, lo que se obtiene con facilidad por medio de un disco metálico agujereado y colocado entre los dos depósitos, que da vueltas rápidamente mientras el aceite va cayendo del depósito superior. Todas m las partes del líquido quedan en este caso sometidas á la influencia de las bombas, y la desinfección es completa. No hay más que lavar e* aceite con agua fria, y aun algunas veces no es necesario. Semillas del eucalyptus. Entre los vegetales de Australia, solo cierto número pueden prosperar en los terrenos secos y descubiertos del mediodía de Francia, y particularmente en Argelia. Entre otros po- demos citar los eucalyptus, que adquieren en poco tiempo dimensiones considerables, y cuya madera, resinosa é inatacable, podrá utilizarse fá- cilmente en la industria, ó servir para hacer las traviesas subterráneas de los rails de los caminos de hierro. Mr. Fernando Mueller, director del jardin botánico de Melbourne, acaba de dirigir á la Sociedad imperial de aclimatación nuevas semillas de eucalyptus, y en particular de los eucalyp- tus stuartiana y amygdalina, que llegan á tener en las montañas de la Aus- tralia una altura de 400 á 500 pies, y un diámetro enorme de 10, 15 y aun 25 pies en la base. Mr. Mueller ha agregado semillas del eucalyptus rostrata (árbol de la goma, rojo), cuya madera es tan dura como la de la caoba, y resiste perfectamente á los ataques de la carcoma. Esta nueva remesa comprende también cierto número de plantas y árboles, que pue- den crecer en Europa y ser utilizados en la industria. Un accidente estraño. Mr. Pisko, profesor de física en el liceo de Wieden, en Viena, nos ha referido un hecho que ha presenciado, y de sumo interés para los fisiólogos. El mozo del laboratorio del liceo es un antiguo cabo de gendarmes, de robusta constitución, y de una salud que siempre había sido escelente. En el mes de febrero del año pasado estaba ocupado en limpiar un aparato de inducción, y quiso ensayarlo con algunos elementos. Inmediatamente que cojió los dos polos, no pudo dejarlos, y temiendo descubrir su imprudencia no se atrevió á gritar, aun- que el dolor le hacia exhalar quejidos. En esta situación permaneció por espacio de más de diez minutos, y no se sabe lo que le hubiera sucedido si no hubiera caído al suelo, y en su caída no hubiese roto el hilo conduc- tor. Al cabo de cierto tiempo volvió á recobrar el uso de sus fuerzas, se levantó, y pudo dedicarse á sus faenas. El hecho se verificó á las once y media próximamente, y hasta el dia siguiente no se manifestaron síntomas alarmantes y extraños. Al subir ó bajar las escaleras, el Sr. W. creía siempre que le faltaban los escalones, ó como decía, que el pie quedaba muy corto. Cuando andaba por la habi- tación le parecía que caminaba sobre rollos que iban desarrollándose de- bajo de sí; y todo lo que tocaba se le figuraba esférico. A las once de la mañana siguiente se hicieron más fuertes las sensaciones, y al propio tiempo, por los dos lados del cuerpo el antebrazo se hinchó desde el codo hasta los dedos, y la pierna desde la rodilla á la punta de los pies. El enfermo tuvo que acostarse, y cuando quiso salir de la cama le parecía que no podía llegar al suelo. La hinchazón y el dolor alcanzaron su máxi- mum á cosa de las dos, y casi habían desaparecido á las cuatro de la tarde; pero en los dias siguientes volvieron á presentarse los mismos síntomas y á la misma hora. El enfermo había ocultado al médico á quien se avisó la na- turaleza del accidente, diciéndole tan solo que habia agitado el líquido de las pilas con la mano. Los baños tibios que el doctor habia prescrito no produjeron efecto alguno, y solamente á los cinco dias después del suceso m fue cuando Mr. Pisko, que hasta entonces había estado fuera, supo el es- tado en que se hallaba su preparador. Fue á verlo, le preguntó lo que había pasado, le dijo que lo que referia del ácido era un cuento, y que por fuerza había sucedido otra cosa, viéndose al fin el enfermo obligado á confesar la verdad. Mr. Pisko propuso entonces al médico que le visitaba, que emplease el remedio que suele darse á los que han sido heridos por el rayo, esto es, quina y vino añejo. El tratamiento se mostró eficaz, y al cabo de quince dias ó de tres semanas, los accidentes periódicos han desaparecido poco á poco y sin dejar vestigio alguno. No obstante, en el mes de febrero último, justamente un año después del suceso, volvieron á aparecer los mismos síntomas, aunque muy debili- tados. Combatidos por el mismo tratamiento de la quinina, cedieron al cabo de ocho dias. Será curioso saber si se han repetido en el mes de febrero de 1868. Decoloración de los cabellos. En una Memoria presentada á la Sociedad Real de Londres, ha tratado Mr. Erasmo Wilson de la deco- loración de los cabellos, y especialmente de los efectos repentinos de al- binia producidos por el terror; haciendo muchas aclaraciones importan- tes acerca de este singular fenómeno. Asegura que la decoloración repen- tina es debida á la acumulación de glóbulos de aire en el tejido fibroso de los cabellos, y que no hay falta de pigmento, sino que el color nor- mal queda encubierto por los glóbulos de aire. Por efecto de la conmoción nerviosa los fluidos de los cabellos refluyen á lo interior, lo mismo que la sangre esparcida por todo el cuerpo, y se verifica un movimiento general de reflujo y contracción; pero los vacíos que dejan en el cabello los flui- dos se llenan inmediatamente por el aire atmosférico, y desgraciada- mente de un modo permanente. En la Gaceta de los caminos de hierro, publicación que contaba doce años de existencia, se han refundido la Revista de los Ferro- carriles Españoles, la Revista peninsular ultramarina y el Siglo industrial , intro- duciéndose también importantes mejoras en la publicación. Aclimatación de los nuevos gusanos de seda. Un artículo de Mr. Guerin-Meneville nos da á conocer los adelantos verificados en estos últimos tiempos, respecto de la aclimatación de las nuevas especies de gusanos de seda, que, merced á sus esfuerzos, se introdujeron en Francia hace unos diez años. El que más se ha aclimatado, y cuya cria se halla más adelantada, es el gusano de seda del ailanto ( Bombyx cinthia), introducido desde 1858. En muchos países se han hecho numerosos ensayos de la cria, y se han obtenido resultados muy satisfactorios. Parece cosa averiguada que el gusano, después de muchas generaciones sucesivas, no ha degenerado, y ha dado en Francia, en Holanda y sobre todo en Inglaterra, capullos tan hermosos y aun mucho más que los adquiridos por Mr. Eugenio Simón en 1863 en los mercados de Pekín. También se ha reconocido que esta es- pecie puede naturalizarse, pues, en efecto, se ha reproducido por sí sola, habiéndolo experimentado; mientras que el gusano de seda de la morera, aunque aclimatado en Europa desde hace siglos, no puede reproducirse sin el auxilio del hombre. Asimismo se ha demostrado que la calidad de la seda no cede en nada á los conocidos productos del mismo género, y m que ofrece todas las condiciones requeridas para formar buenos tejidos. La única inferioridad que presenta consiste en tener un color pardo, que no permite su uso para las telas de colores claros, y en ellas no puede prescindirse de emplear la seda del gusano de la morera. Los gusanos de seda que se alimentan de las hojas de roble, y cuya in- troducción y aclimatación se ha procurado en Europa, constituyen cinco especies, procedentes del Japón {Bombyx yama-mai), de la China (B. Pernyi), de Bengala (B. mylitta ), del Himalaya { B.jRoylei ) y de la América septen- trional (B. polyphemus.) La primera de estas cinco especies (B. yama-mai), es aquella cuya acli- matación parece más próxima. El primer capullo se obtuvo en París en 1861, y fué el punto de partida de todos los trabajos que después se hicieron acerca de este nuevo gusano de seda. En la última exposición universal, se han visto productos que provienen de diversos países; y el año pasado en Austria, Mr. de Bretton, que se dedica á la cria de ellos, obtuvo después de tres generaciones más de 4.000 capullos, que le produ- jeron cerca de 300.000 huevos de dicho gusano de seda. Además de las especies citadas, que son de primera importancia, Mr. Guerin-Meneville indica otras cuya aclimatación parece posible en Europa, en Africa, en Egipto, etc-, según algunos ensayos que se han hecho. Entre otros son el Bombyx ( Faidherbia ) Bauhinice, descubierto en el Senegal por el general Faidherbe; el gigantesco B. atlas, de la China y de la India; el B. cecropia, de la América septentrional; el B. Fauvettyi , del Paraguay; los B. aurora y speculum, del Brasil; el B. hesperus, de la China, etc. Pero los ensayos son todavía escasos, para que respecto de este punto pueda emitirse actualmente una opinión fundada. Purificación y aprovechamiento de las aguas de las alcantarillas de París. El problema que había que resolver era el de hallar un medio para librar á la ciudad de los inconvenientes que llevan consigo las aguas turbias y sucias contenidas en las alcantarillas. El volúmen de estas aguas es en este momento de 100.000 metros cúbicos por dia, y pronto llegará á ser de 200.000 metros cúbicos; haciendo pre- veer el aumento siempre creciente de la extensión de la ciudad, que en cinco ó seis años podrán contarse con unos 500 á 600.000 metros cúbicos por dia. Solo tres soluciones podían darse á este problema. La primera consistía en vaciar las aguas de las alcantarillas en el Sena, cerca de Asniéres; y si bien esto puede ofrecer pocos inconvenien- tes en invierno y en el momento de las grandes crecidas, es inadmisible para el verano, porque las aguas sucias de las alcantarillas vician el agua del rio, destruyen los peces, y son inmundas para las poblaciones ribere- ñas. Tal estado de cosas, legado por el pasado, existe todavía, pero se hace intolerable desde el aumento de la capital, y no puede admitirse como una solución permanente. La segunda solución consiste en un sistema de máquinas de elevación y canales, por medio de los cuales las aguas impuras sean trasportadas sobre las alturas, y empleadas en el riego de los prados. Cuando puede realizarse, como en Edimburgo, procura al terreno una fertilidad extraor- dinaria. En la actualidad se ha adoptado para la ciudad de Londres, y se m han destinado extensos canales en construcción á llegar á orillas del mar, para abonar y á hacer fértiles arenales sin valor, que muy pronto se verán transformados, suministrando en su trayecto aguas de riego á los cultivos que puedan aprovecharse de ellos. En París se han hecho, desde principios de la primavera, estudios prác- ticos muy exactos para una tercera solución, que consiste en la clari- ficación química de las aguas de las alcantarillas. Estas aguas, recibidas en extensas cuencas, se mezclan con una dosis de sulfato de alúmina, cuyo valor es de cerca de 1 céntimo por metro cúbico. La precipitación de las sustancias que contienen es muy rápida, y produce cerca de 3 kiló- metros de abono sólido por metro cúbico. El agua decantada, llamada agua sucia, es suficientemente clara para emplearla en el riego de las tierras, para las cuales tiene una acción muy fertilizadora. Contiene, en efecto , cantidades pequeñísimas de sustancias minerales en suspensión, algo de sustancias nitrogenadas y orgánicas, y la totalidad de las sales alcalinas que contenían las aguas impuras. El depósito abundante de la clarificación, que es compacto, contiene la totalidad del ácido fosfórico, los nueve décimos de las sustancias nitro- genadas y orgánicas, y las sustancias minerales disueltas ó en suspensión, constituyendo un excelente abono, muy fertilizador y fácilmente traspor- table. Esta separación constituye una solución muy á propósito y útil para el gran problema del aprovechamiento de las aguas de las alcantarillas. Combinando los diferentes métodos que pueden emplearse según las esta- ciones, se conseguirá el saneamiento completo de estos residuos impuros de la vida de nuestras ciudades. Los resultados de ello serán que se desarrollará un gran cultivo en las huertas, empleando cantidades con- siderables de un precioso abono perdido hasta ahora, y el riego abun- dante de los campos inmediatos por un agua fertilizadora, y que no ofrecerá inconvenientes bajo el punto de vista de la higiene pública. El valor creado es tan importante, que podrán considerarse las ciudades como fábricas productivas de abono, ^suponiendo, como es muy admisible, que las aguas sucias muy fertilizadoras se vendan á un precio igual al gasto que ocasionan los trabajos para surtir abundantemente á la ciudad de aguas claras destinadas á sus necesidades y salubridad. Negro de anilina empleado como marca indeleble sobre el lienzo, por el Dr. Jacobsen. Se prepara Ja; tinta indeleble reuniendo las dos disolucionesfsiguientes. I. Solución de cobre. Se loman 8 gr. 52 de cloruro de cobre cristalizado, 10 gr. 65 de clorato de sosa y 5 gr. 35 de cloruro de amonio, que se disuel- ven en 60 gramos de agua destilada. II. Solución de anilina.™§e disuelven 20^ gr. de clorhidrato de anilina en 30 gramos de agua destilada y se añaden 20 gr. de una disolución de goma arábiga (en la proporción de 1 parte de goma para 2 de agua) con 10 gramos de glicerina. Mezclando en frió cuatro partes de la disolución de anilina con 1 de la disolución de cobre se obtiene un líquido verdoso, que puede emplearse inmediatamente para trazar caracteres sobre el lienzo, pero que se altera al cabo de algunos dias; siendo por consiguiente necesario tener estas 240 disoluciones separadas hasta el momento en que haya que emplearlas. Se trazan los caracteres, bien con la pluma, con la brocha ó con el pincel; si el líquido no corre bien en la pluma, puede dilatarse suficientemente, sin temor de que disminuya mucho la intensidad de la tinta, que primero aparece de un color verde bajo, y que progresivamente se va volviendo negra por su exposición al aire. Además, los caracteres se ennegrecen instantáneamente, si se pasa sobre el revés de la tela una plancha caliente, ó se calienta moderadamente dicho revés sobre una lámpara de espíritu de vino. Como el calor seco propende á hacer quebradizos los filamen- tos que han recibido el color, es mejor exponer la tela al vapor de agua fuertemente hirviendo, y esta temperatura basta para producir instantá- neamente la reacción, es decir, para desarrollar el negro de anilina. Des- pués de pasar el vapor, se lava ligeramente el tejido en agua de jabón tibia, y se ve que los caracteres toman un hermoso color negro azulado. Esta tinta resiste á los ácidos y á los álcalis; y si se ha tenido cuidado de que el líquido penetre bien en la tela y haga los caracteres visibles por el revés, no hay que temer que el color se altere con la lejía. Editor responsable, Ricardo Ruiz. La.ini.utt IB? Fi*S. lo 6. N.° i ° — REVISTA DE CIENCIAS.— Abril de 1868. CIENCIAS EXACTAS. GEOMETRIA SUPERIOR. Introducción á la Geometría superior; por el Sr. D. José Echegaray, individuo de la Real Academia de Ciencias , (Conclusión.) V* — Curvas polares recíprocas . Núm. 201. Imaginemos una curva de segundo grado fija y determinada C , y representemos por A una recta cual” quiera, y por a el polo de dicha recta con relación á la có- nica C. Si la recta A varia por la ley de continuidad, de tal modo que siempre*sea tangente á una curva arbitraria B, el polo a variará también de posición, y engendrará otra curva b: las curvas B y b se dice que son polares recíprocas , y en breve veremos justificada esta denominación; por el pronto notemos que á cada tangente A, A\ A” de la curva B corresponde un punto a , a, á' de la curva b , y que estos últimos son los polos de aquellas rectas. Basta lo dicho para justificar el nombre de polares con que hemos designado am- bas curvas. TOMO XVIII 16 242 Si consideramos dos tangentes A, A' de la curva B, y los polos respectivos a, a , la recta (a a) que une estos dos pun- tos será la polar del punto en que se cortan A y A' ( Núme- ro 186); pero si estas rectas se aproximan, tendiendo á con- fundirse , los puntos a, a se aproximarán también, y la secante aa se aproximará cada vez más á ser una tangente de la curva b. Pasando al límite vemos que el punto (A, Ar), en que se cortan las dos tangentes, se convierte en un punto de la curva B, y la recta a a en una tangente de la curva ú, sin que por esto aa baya dejado de ser la polar de (A, A'); luego cada tangente de la curva b es la polar de un punto de la curva B, y por lo tanto, esta es respecto á b lo que b era respecto á B. De otro modo, y con más claridad, los puntos P , P\ P" p, p', p' de las curvas B y b se corresponden dos á dos: P á p; F á p ; P” hp" ; la tangente en P tiene por polo p, y la tangente en p tiene por polo P; y otro tanto puede decirse de los pares de puntos P\ p ; F\ p " Esta última propiedad prueba que no hay diferencia es- pecífica entre las curvas B y b respecto á la cónica C , y que es propia y adecuada la denominación de reciprocas que co- munmente se les da. Núm. 202. Los desarrollos de los números 152 y siguien- tes, y las fórmulas de la Geometría analítica que determinan las coordenadas del polo dada la polar, ó los coeficientes de esta dado el polo, prueban que las curvas polares reciprocas no son en el fondo otra cosa que figuras correlativas , y po- dremos en consecuencia aplicar á aquellas las propiedades demostradas para estas últimas. Indicaremos, sin demostración en razón á su sencillez, los siguientes teoremas. I. Al punto (A, Ar) en que se cortan dos tangentes A, Af de la curva B , corresponde una recta aa en la curva b , recta determinada por los polos de A y A'. II. Si desde un punto M se pueden trazar m tangen- tes á la curva 2?, una secante cortará en m puntos á la curva b. II!. Si la curva B es una cónica, la b lo será también. 243 IV. La relación anarmónica de cuatro recias concurrentes del sistema B , es igual á la de los polos de dichas rectas. Núm. 203. La consideración de las curvas recíprocas, da origen al principio dualista , ó á la dualidad de la nueva geo- metría : teoría por la que conocidas ciertas propiedades ó ciertos teoremas, ó resueltos problemas de una categoría de- terminada, se duplican dichas propiedades, problemas ó teo- remas, con solo emplear la transformación que en este pár- rafo acabamos de exponer. Algunos ejemplos harán que se comprenda mejor esta idea. Núm. 204. Teorema. Dado un círculo y cuatro pun- tos A\ A", Arrr, A1V sobre él, si escojemos otro punto cualquiera M sobre dicho círculo, el haz de rectas MA\ M A” , MA'", 3IAiy, ó abreviadamente (M A’ A" A"' Aiy), tiene su relación anarmónica constante. Demostración. Este teorema es evidente, puesto que la relación anarmónica de un haz de cuatro rectas solo de- pende de los ángulos que forman entre sí, y dichos ángulos A'A/A", A” M A'" y A,nMAiy lo son, sea cual fuere la posi- ción del punto M. Núm . 205. Teorema . Dada una cónica y cuatro puntos sobre ella, subsiste el teorema anterior para cualquier haz inscrito. Demostración. Basta, para convencerse de la verdad de esta proporción, trasformar la cónica en un círculo, y re- cordar que las relaciones anarmónicas de rectas ó haces son proyeclivas. Núm. 206. Sin necesidad de nueva demostración directa, y con solo aplicar el principio dualista y podemos formular el siguiente Teorerna. Dada una cónica C y cuatro tangentes fijas T \ T\ T"\ 71V, la relación anarmónica de los cuatro pun- tos en que otra tangente variable S corta á las primeras, es constante, é independiente de la posición que esta última ocupa. Demostración. Busquemos por relación á una cónica cual- quiera c tomada, por decirlo así, como base de la transfor- m raacion, la cónica C , polar recíproca de C, y en esta los punios A', AFF, AFFF, A’v, polos de T\ T\ Tn\ T'y. Abora bien, á las tangentes T , T\ T" , Tiy corresponden los puntos A\ AFF, AFFF, A1V; á la tangente S corresponde el punto varia- ble 31; á los puntos en que S corta á T , T\ T'\ Tiy, es decir á ( S , T'), (5, T”), (S, JFFF),(S, J1V), las rectas 31 A\ 31 AFF, A/AFFF, A/A1V; luego á la relación anarmónica de estos cuatro puntos cor- responderá la del haz (31 A1 AFF A"’ A1V); pero esta es cons- tante (Núm. 204), y ambas relaciones anarmónicas son igua- les, luego también será constante la de los puntos en que S corta á las cuatro tangentes fijas. Núm. 207. Como ejercicio de este mismo método, tan fe- cundo como ingenioso, y que permite duplicar de un golpe, por decirlo así, la geometría, presentaremos los siguientes ejemplos. I. Teorema directo. Por cinco puntos dados por sus coordenadas x, y ; x\ y”; x"\ y” ; xiy, ify; xy, yy, solo puede pasar una cónica. Demostración. La ecuación general de la cónica será y2 + a x y + b x2 + cy + dx + e= o, y á esta deben satisfacer las coordenadas de los cinco puntos; luego tendremos las cinco ecuaciones de primer grado entre las incógnitas a, b , c, d , e, y’ 2 + ax' y' + bx2 -f- CV + d x F + e — o. yy 2 + a xy yy + b xy 2 + cyy -f- dxy + e = o, de las que solo podremos deducir un sistema de valores para dichas incógnitas. Solo hay por lo tanto una cónica capaz de pasar por cinco puntos. Teorema inverso . Solo hay una cónica tangente á cinco rectas dadas AF, AFF, AF,F, A1V, Av. m Demostración. Transformemos por el método de las pola- res recíprocas las cinco rectas dadas, y obtendremos cinco puntos P’y P'\ P", Py ; pero solo hay una cónica que pase por estos cinco puntos, luego solo hay una tangente á las cinco rectas dadas. II. Teorema directo. Dados cuatro puntos y una recta, solo se pueden hallar dos cónicas que pasen por dichos pun- tos y tangentes á la recta. Demostración. Puesto que la cónica pasa por los cuatro puntos dados, tendremos cuatro ecuaciones de primer grado en a, b, c, d, e de la forma y'2 + ax y -f- bx 2 4- cy + dx + e — o; v eligiendo la recta dada por eje de la x, al hacer y = o en la ecuación general de la cónica buscada, if + axy + bx 2 -¡ - cy dx e = o, con lo cual obtendremos bx2 dx - -f- e — o, esta ecuación deberá darnos dos raíces iguales, para lo cual debe verificarse d 2 — 4 be = o, ecuación de segundo grado en b, d , e. El sistema de cinco ecuaciones entre a , b, c, d, e, forma- do por, cuatro de primer grado y una de segundo, nos dá dos sistemas de valores para todas ellas; luego hay dos cónicas que cumplan con las condiciones del problema. Teorema inverso. Dadas cuatro rectas y un punto, solo se pueden hallar dos cónicas tangentes á las rectas y que pasen por el punto. La transformación por polares recíprocas es aplicable á este caso como al precedente, y con igual sencillez. m III. Teorema directo . Dados tres puntos y dos rectas, solo se pueden hallar cuatro cónicas que pasen por dichos puntos y que sean tangentes á las dos rectas. Demostración . Sea la ecuación de la cónica buscada y* axy -\-bx2 -{-cy -{- dx e = o, en la que a , b, c, d, e son incógnitas. Tomando por ejes de las x, y las dos rectas dadas, ten- dremos, para determinar las incógnitas del problema, tres ecuaciones lineales en a, b, c , d , e, de la forma y 2 -f“ ax y + c«/r + dx + e= o, y otras dos de segundo grado d 2 — 4 be = o, c1 — 4 e = o. El conjunto de estas cinco ecuaciones solo admite cuatro sistemas de valores, según el teorema de Bezout; luego la proposición queda demostrada. Teorema recíproco. Dadas tres rectas y dos puntos, solo pueden hallarse cuatro cónicas tangentes á las rectas dadas y que pasen por dichos dos puntos. CIENCIAS FÍSICAS. QUIMICA APLICADA. Preparación de la magnesia empleada como sustancia refrac- taria. Noticia de Mr. H. Carón. (Comptes rendus, 27 abril 1868.) Hace dos años, próximamente, que be indicado breve- mente, en una Noticia inserta en ios Comptes rendus (t. LXIÍ, p. 296), las ventajas que podria encontrar la metalurgia en el uso de la magnesia como sustancia refractaria; lamentán- dome al propio tiempo del escesivo precio de esta tierra, que hacia que su uso quedase limitado á los experimentos de laboratorio. En el dia, las circunstancias han cambiado feliz- mente; las recientes modificaciones introducidas en la fabri- cación del acero fundido, especialmente la adopción de los hornos Siemens y del procedimiento de Martin, exijen im- periosamente el uso de ladrillos más refractarios que los actuales, cualquiera que sea su precio. Por otra parte, el carbonato de magnesia natural, que antes costaba á 250 fran- cos los 1.000 kilogramos, puede obtenerse ahora al precio de 70 francos puesto en Marsella, ó á 100 en Dunkerque. La calcinación en el mismo sitio donde se halle el carbonato 248 antes de expedirlo, puede hacer bajar tales precios (1). Pido pues á la Academia permiso para indicar aquí mis procedi- mientos de aglomeración, que espero que podrán utilizar los químicos para fabricar fácilmente vasos refractarios de todas formas, los físicos para obtener las barras que sirven en el alumbrado oxihídrico, y por último, los industriales para reemplazar en ciertos casos los ladrillos más refractarios, que se han hecho insuficientes en la aplicación de algunos proce- dimientos de caldeo. La magnesia que hasta ahora he empleado procedia de la isla de Eubéa, en la que se halla en cantidades considerables en estado de carbonato blanco, muy compacto y sumamente duro. Este carbonato contiene vestigios de cal, de sílice y de hierro; no obstante está sembrado algunas veces de ma- terias serpentinosas y de anchas placas de sílice, que podrían disminuir la infusibilidad de la sustancia, y la harian muy impropia, sobre todo para el alumbrado oxihídrico, si se des- cuidase el separarlas. Por otra parte estas placas se recono- cen con mucha facilidad, y pueden separarse también fácil- mente aun en la fabricación en grande. Respecto á los ladri- llos refractarios, la presencia de una pequeña cantidad de estos cuerpos extraños podria á lo más dar origen, bajo la influencia de una elevada temperatura, á una ligera vitrifica- ción, que no ofrece ningún grave inconveniente. Antes de machacar el carbonato, es útil cocerle á la tem- peratura necesaria y suficiente para la expulsión del ácido carbónico: la sustancia se hace muy quebradiza y puede pul- verizarse con facilidad, en cuyo caso es posible separar la serpentina y la sílice, que no se desagregan por la influencia del calor. Este primer tratamiento no permite todavía aglo- merar la magnesia; y aun suponiendo vencida tal dificultad, como que la temperatura superior á la calcinación primitiva produce una enorme contracción, resultarían hendiduras y (1) La primera calcinación exige menos calor que el que se necesita para calcinar la cal ordinaria, y hace perder al carbonato la mitad de su peso. 249 deformaciones que inutilizarían el uso de la sustancia. Es pues indispensable, antes de modelar la magnesia, someterla á un fuego muy intenso, y por lo ménos igual al que poste- riormente deba soportar. Calcinada de este modo no es todavía plástica; su aspecto es granujiento, y no adquiere cohesión alguna por medio de la compresión; solo mezclándola con magnesia ménos calcinada toma esta cualidad (1): es necesario entonces humedecerla con 10 á 15 por 100 de su peso de agua común, y compri- mirla fuertemente en moldes de fundición, como se practica con las aglomeraciones de carbón de piedra. El ladrillo pro- ducido por esta operación se endurece con la simple exposi- ción al aire, y se hace todavía más resistente cuando se cal- cina hasta el calor rojo. Parece que el mismo procedimiento podría emplearse, variando la forma de los moldes, para ob- tener crisoles de gran capacidad; pero la compresión es difí- cil en las grandes masas, y también en el caso en que los moldes tengan una gran superficie, porque la magnesia se adhiere fuertemente á las paredes. Aunque he podido obtener pequeños crisoles de laboratorio, no considero este medio como aplicable á los grandes crisoles que sirven para la fun- dición del acero: es preferible en este caso, y también en otros, aglomerar la magnesia por la via húmeda. Para dar á la magnesia una especie de plasticidad, he utilizado una propiedad de esta tierra, indicada en la Química de Berzelius: calcinándola fuertemente y después mojándola se endurece al secarse, hecho que sin duda es debido á una hi- dratacion que no se descubre por ninguna elevación sensible de temperatura. Además he observado que solidificada de esta manera, no pierde la magnesia el agua asimilada más que á una temperatura elevada, y entonces la calcinación no (1) La cantidad de esta última varia necesariamente con el grado de calcinación de ambas magnesias, y es casi un sexto del peso de la que ha experimentado la temperatura más elevada (fu- sión del acero). Entiéndase que se debe emplear lo ménos posi- ble de la especie que tiene por objeto asegurar una buena aglo- meración. 250 solamente no la desagrega, sino que, por el contrario, la da una dureza y resistencia que solo pueden compararse á la de los crisoles comunes después de cocidos. Comprobado bien esto, fácilmente se comprende el partido que puede sacarse de tal propiedad. Así es que la magnesia calcinada que sirve para la fabricación de los crisoles, deberá no solo humede- cerse, sino apretarse en moldes, secarse y después cocerse. Para guarnecer los hornos de fundición de acero, se colocará del mismo modo sobre las paredes la pasta de magnesia hú- meda, con lo que naturalmente se cocerá sin que haya que tomar precauciones particulares. Sucede, sin embargo, á veces, bien porque la magnesia esté mucho ó poco hidratada ó porque contenga sustancias silíceas, que los vasos, antes ó después de cocer, no ofrecen toda la solidez apetecible, y para adquirirla hay simplemente que sumerjirlos en agua saturada en frió de ácido bórico, y secarlos y cocerlos en seguida como anteriormente se ha dicho. Esta operación no hace á la mag- nesia más fusible, sino únicamente que se adhieran más fuer- temente entre sí los granos de la sustancia. La magnesia bien pura, fuertemente calcinada y finamente pulverizada, puede emplearse en estado de pasta, y dar los crisoles más delicados y más diáfanos, como también los moldes más finos y complicados. Me he convencido de que muy pronto se empleará esta tierra ventajosamente en la ce- rámica, á pesar de la dificultad de modelarla, comparada con la de la pasta de porcelana. Poco tengo que añadir para dar á conocer mis procedi- mientos de fabricación de barras de magnesia que sirvan para el alumbrado oxihídrico, y para los experimentos de física que exigen una luz á la vez económica, uniforme y muy viva; pero estos detalles podrán darse naturalmente con motivo de los ensayos fotométricos que he hecho para determinar las mejores condiciones del uso de la magnesia en esta circuns- tancia, ó la proporción de su potencia luminosa respecto de las demás sustancias que todavía no se han aplicado á este uso. — Me propongo tratar de esto en una próxima comuni- cación. 251 FISICA. Sobre la permeabilidad del hierro por el hidrógeno á la tem- peratura ordinaria; por Mr. L. Cailletet, Las excelentes investigaciones de MM. H. Sainte-Claire Deville y Troost, acerca del paso de los gases por los cuer- pos sólidos homogéneos, han demostrado que el hierro y al- gunos otros metales puestos á una elevada temperatura, pue- den ser atravesados por el hidrógeno. Hace poco tiempo que he tenido ocasión de cerciorarme de que esta singular permeabilidad del hierro existe también á la temperatura ordinaria, y en una série de experimentos que he tenido el honor de comunicar á la Academia, las con- diciones en que se produce. Efectivamente, habiendo tenido ocasionóle exponer láminas de hierro para limpiarlas en un baño de ácido sulfúrico dilatado, observé con gran sorpresa que estas láminas, perfectamente planas en el momento de la inmersión, estaban cubiertas de muchísimas ampollas durante la acción del baño ácido. Estas ampollas ó burbujas se pare- cían enteramente á las que se producen sobre las barras sometidas á la cementación, y en ciertos hierros expuestos á la alta temperatura de los hornos de soldar. Según he manifestado en diversas investigaciones, los ga- ses del hogar, y particularmente el hidrógeno, son los que penetrando en los intersticios que deja el hierro imperfecta- mente soldado, se comprimen y efectúan el levantamiento de las partes más delgadas. A fin de comprobar la naturaleza de los gases contenidos en las ampollas formadas durante la limpieza, taladré en una probeta llena de agua cierto número de estas ampollas, y re- reconocí que el gas que se escapaba formando muchas bur- bujas era hidrógeno puro. Era por lo tanto evidente que el m hierro había sido atravesado por el hidrógeno , pues si una hendidura del metal había podido dar acceso al ácido sulfú- rico, el hidrógeno producido por su reacción sobre las pare- des interiores del reborde, se hubiera salido por la via que el ácido seguía. Con objeto de estudiar este fenómeno imprevisto de per- meabilidad , construí una gran ampolla artificial, soldando borde con borde dos placas de hierro delgado sobrepuestas. Esta especie de saco va provista de un tubo de cobre de pe- queño diámetro que penetra entre las dos placas fijándose en ellas por medio de una soldadura. Cuando se pone en un baño de ácido sulfúrico ó clorhídrico dilatado un aparato construido de esta manera, se observa al cabo de un tiempo que varia en razón del grueso de las paredes metálicas, que no lardan en desprenderse numerosas burbujas por el extre- mo libre del tubo conductor préviamente sumerjido en un líquido. Hallándose en relación con las superficies del metal ata- cado la cantidad de gas que atraviesa el aparato, basta para obtener un desprendimiento rápido de hidrógeno, valerse de placas de gran superficie, á las cuales, para hacerlas más ma- nejables, les doy la forma de una hélice, que puede colocarse fácilmente en un vaso de la pila de Bunsen. Construido de esta manera un aparato que presente una superficie de 12 decímetros cuadrados, da en un minuto 4 centímetros cúbicos de hidrógeno, cuando es atacado por ácido sulfúrico media- namente concentrado, y se eleva á una temperatura suave á fin de favorecer su acción corrosiva. Sumergiendo el extre- mo libre del tubo conductor en el mercurio, se ve que no cesa el desprendimiento gaseoso; y en un experimento he visto que una presión de 0m,35 de mercurio no detiene el paso del hidrógeno por las paredes del aparato. Es fácil determinar la relación que existe entre la canti- dad de hidrógeno que atraviesa el hierro y la cantidad de este mismo gas desprendido por las paredes en contacto del líquido ácido. Empleando placas de cerca de l/10 de milíme- tro y un líquido á la temperatura de 40°, he hallado que esta relación era de Veo. m En las numerosas investigaciones que he emprendido acerca de la permeabilidad del hierro á la temperatura ordi- naria, he empleado en la construcción de las ampollas arti- ficiales, placas de acero fundido de 1 á 4/10 de milímetro de gruesas. Fácil es comprender que un metal fundido y homo- géneo es muy preferible al hierro , aun el más perfecto y homogéneo, que suele presentar generalmente fisuras ó vesti- gios de una incompleta unión. Los fenómenos tan marcados y fáciles de comprobar con el hierro ó el acero puro ó amal- gamado son nulos con el zinc, aun empleando láminas su- mamente delgadas de este metal. Para poder explicar la gran permeabilidad del hierro, debe observarse: 1. ° Que haciendo el vacío en lo interior de las ampollas artificiales colocadas previamente en el hidrógeno seco, se manifiestan absolutamente impermeables á este gas á la tem- peratura ordinaria. 2. ° Si bajo la presión atmosférica se sumerje una lámina de hierro en un baño de ácido sulfúrico ó clorhídrico dilatado, y se deja por algunos momentos en contado del líquido cor- rosivo, se lava rápidamente esta lámina , primero con agua alcalina y después con agua pura, se observa que se mani- fiesta por algún tiempo en la superficie del hierro un des- prendimiento de burbujitas gaseosas. Debe pues deducirse de este hecho, que el hierro se deja penetrar por el agua acidulada, que en ella forma celdillas, y esto á una profundi- dad que puede ser pequeñísima, pero que ciertamente no es insensible. 3. ° La única diferencia que á primera vista se descubre entre la superficie del hierro que desprende hidrógeno en el seno del ácido sulfúrico dilatado, y esta misma superficie sumerjida en el hidrógeno seco, es la presencia de un líquido ácido del cual se penetra más ó ménos el hierro; pero se sabe que una masa porosa y muy permeable á los gases, como lo es el yeso seco ó bien una vejiga seca, pierde la propiedad de dejarse pasar por los gases á una débil presión, cuando se impregnan estas sustancias con un líquido cualquiera. Si se colocase en una vasija tapada formada por estas 254 sustancias porosas y mojadas, un gas cualquiera, se necesi- taría ejercer sobre él una presión para obligarle á atravesar las paredes mojadas. Podría pues suponerse según estos he- chos: Que el ácido sulfúrico ó clorhídrico que penetre en el hierro hasta una distancia apreciable de la superficie, pone un obstáculo casi absoluto al desprendimiento del hidrógeno que se produce en el fondo de las celdillas metálicas en que han penetrado los ácidos. Este hidrógeno podría pues experi- mentar en lo interior de las celdillas una presión considera- ble, y esta ser suficiente para obligar al hidrógeno á atrave- sar la parte del metal que no está mojada por el ácido, y á desprenderse de la superficie interior de las ampollas artifi- ciales. En las investigaciones que acabo de exponer á la Acade- mia, me han guiado los sábios y atentos consejos de Mr. H. Sainte-Claire Deville, por cuyo motivo no puedo ménos de significarle mi gratitud. En otra comunicación, que no tardaré en publicar, me propongo dar á conocer los resultados de los experimentos emprendidos sobre otros metales por medio de diversos ácidos y de la pila, á fin de decidir si la interpretación, quizá pre- matura, que he dado de los hechos observados puede acep- tarse ó rechazarse. QUIMICA De las aleaciones y su uso; por Mr. Mathiessen. Resumen de una conferencia dada en la Real Institución el 29 de marzo de 1868. (Les Mondes, 7 mayo 1868.) Consideradas químicamente las aleaciones, pueden divi' dirse en tres clases. l.° Las combinaciones químicas. 2.° Las simples mezclas ó uniones mecánicas. 3.° Las soluciones de un metal en otro que se haya solidificado, ó para hablar en breves términos, las disoluciones solidificadas de un metal en otro. Las combinaciones químicas comprenden las aleaciones en las que ambos metales se han unido con gran energía, ha habido un gran desprendimiento de calor, y cuyas propieda- des físicas ó químicas son tales que no se podían prever. Pueden citarse como ejemplos las aleaciones del oro con el estaño, el plomo ó el zinc; pues si á cualquiera de estos tres metales fundidos se añade oro, la unión de ambos metales se verifica con una gran energía, y da origen á un compuesto de brillo maravilloso, aunque sin usos prácticos. Por esta razón la plata y el cobre, que cuestan más que los tres meta- les anteriores, se prefieren, sin embargo, para las aleaciones en la moneda, joyería, etc. Otros metales se unen también mecánicamente, y sus alea- ciones pueden compararse con las mezclas de aceite y agua, ó más bien de éter y de agua, pues no se conocen dos metales que se conduzcan exactamente como el aceite y el agua, y que no se disuelvan algo uno en otro; pero sí se conocen al- gunos que, como el éter y el agua, se disuelven ligeramente uno en otro, disolviendo el éter un poco de agua y el agua un poco de éter. Si, por ejemplo, se mezcla agua y éter en partes iguales, la capa superior de éter contiene un poco 256 de agua y la inferior de agua, contiene algo de éter. Pero dos metales fundidos juntos , como por ejemplo el zinc y el plomo, se conducen exactamente del mismo modo, con- teniendo la capa superior de zinc 1,2 por 100 de plomo, y la capa inferior 1,6 por 100 de zinc. Si se echa una alea- ción de esta naturaleza, en estado de fusión, en un molde, se hará patente la diferencia de composición de ambas capas después del enfriamiento: la primera será más brillante, y se romperá más bien que doblarse, mientras que la segunda no opondrá resistencia á la flexión. Por lo demás, las mezclas ó combinaciones simplemente mecánicas, son comparativamente bastante raras; para los usos prácticos se eligen casi invariablemente las aleaciones que puede considerarse que se refieren á la tercera cíase, desechando como casi inútiles las de la segunda, como tam- bién las de la primera. Pueden incluirse en la tercera categoría, que se compone de disoluciones solidificadas de un metal en otro, las aleacio- nes, tales como las que forman entre sí los cloruros de pota- sio y de sodio, de las que algunas propiedades difieren total- mente de las que caracterizan á las sales componentes, y no puede admitirse que el cloruro de sodio se combine quími- camente con el de potasio. Una propiedad importante de toda disolución solidificada, es que los componentes se difundan uniformemente uno en otro, de modo que el más fuerte an- teojo no puede hacer descubrir en ellos la menor falta de homogeneidad. Las propiedades físicas de estas aleaciones metálicas son las que las hacen preferir á los mismos metales, y han dado una gran extensión á su uso. Estas propiedades físicas pueden subdividirse en dos órdenes, á saber. 1. ° Las propiedades comunicadas á la aleación en propor- ción á las que poseen los metales componentes en todos los casos, sin excepciones. 2. ° Las propiedades que son proporcionales á las de los componentes, solo en ciertos casos y no en otros. En el primer orden se comprenden, el peso específico, el calor específico y la dilatabilidad por el calor. Es fácil de- mostrarlo experimentalmente. Se prueba que el peso especí- fico de una aleación es el término medio de los pesos especí- ficos de los metales compuestos, suspendiendo la aleación en uno de los extremos de una balanza, en el otro extremo los metales componentes separados, y sumerjiendo en el agua á la vez la aleación y los metales. Se demuestra que el calor específico de una aleación es igual al de sus componentes, teniendo la aleación y sus com- ponentes sucesivamente en agua hirviendo y en volúmenes iguales en agua fria, se hallará que la aleación y los metales producen la misma elevación de temperatura. Si se calienta una barra de latón con las precauciones necesarias para medir su dilatación, se demuestra que se di- lata exactamente tanto como la suma de las dos barras que se hallen formadas por el cobre y el zinc de que se compone. Al segundo orden de propiedades físicas pertenece la conducción del calor y de la electricidad, la dureza, la tena- cidad, etc. Tomemos por base de nuestra conclusión la conductibili- dad eléctrica de las aleaciones. Las investigaciones acerca de este asunto, han demostrado que las aleaciones formadas de cuatro metales, estaño, plomo, zinc y cadmio, conducen la electricidad en la proporción de los volúmenes de los com- ponentes; pero que esta proporcionalidad no subsistía respecto de otros metales y sus aleaciones. Si, por ejemplo, se ha fun- dido oro con plata en volúmenes iguales, la potencia conduc- tora de la aleación estará representada únicamente por 5, mientras que lo está por 100 para la plata y por 80 para el oro. Si las potencias conductores se hallan representadas por curvas, se observa que las formas de estas se refieren á tres tipos, que pueden representarse, el primero por una linea casi recta, y los otros dos por las letras L y U. MM. Wiedemann y Franz han demostrado experimental- mente, que los valores obtenidos para las potencias conducto- ras de los metales y sus aleaciones respecto al calor y á la electricidad, son idénticamente los mismos; y hé aquí en qué consiste el experimento que lo demuestra. Si se colocan bar- 17 TOMO XVUI. m ras de oro, de piala y otras formadas de aleaciones de estos metales, de modo que el extremo de cada una de ellas se su- merja en agua caliente y el otro extremo penetre en la bola de un termómetro de aire, la depresión de la columna líqui- da de cada termómetro indicará (aproximadamente) la po- tencia conductora relativa de cada barra; y si se hace pasar una curva por la altura de las columnas líquidas, será esta semejante á la que se obtiene respecto á la conductibilidad eléctrica, lo cual se demuestra por medio de la disposición siguiente. Cerca del aparato descrito se coloca otro, cuya construc- ción es la siguiente. En las bolas de diversos termómetros de aire se fijan hilos del mismo grueso, de la misma longitud y de igual naturaleza material que los que han servido en el experimento de conductibilidad calorífica. Cada uno de ellos se halla soldado por sus dos extremos á dos hilos gruesos de cobre, que están atados á los dos polos de una pila. La cor- riente eléctrica se divide en consecuencia, y en cada hilo pasa una cantidad de ella proporcional á su potencia conduc- tora. La cantidad de corriente que pasa calienta el hilo, y este calor hace descender la columna líquida del termómetro correspondiente; la línea trazada por la altura de todas las columnas, se halla que es casi enteramente semejante á la que hemos supuesto que se habia obtenido por las potencias conductoras del calor. Los experimentos siguientes hacen resaltar la analogía de esta relación con algunas otras. Sonoridad. Cuando se golpean las barras de metal y de sus aleaciones para producir un sonido, se observan grandes diferencias en la nota que resuena; y la experiencia ha de- mostrado casi siempre, que la aleación más sonora es la que corresponde por su composición al máximum de potencia conductora de electricidad. Tenacidad. Si se toman hilos de un mismo diámetro for- mados de metales y de sus diversas aleaciones, para torcerlos hasta que se rompan, se halla que las aleaciones son mucho más resistentes que sus metales componentes; y además pa- recería resultar de los experimentos hechos hasta el día, que 259 entre las aleaciones formadas de los mismos metales, las más resistentes son las que corresponden á los puntos culminantes de las curvas de conductibilidad. Elasticidad. Cuando se estiran las hélices formadas por hilos de metales y sus aleaciones, por medio de pesos iguales, se halla que después de quitar estos pesos, las aleaciones tie- nen en más alto grado que sus metales componentes la pro- piedad de recobrar su forma primitiva; y las aleaciones más elásticas, son las que corresponden por su composición al máximum de potencia conductora. De lo expuesto deduciremos, que las composición química de las aleaciones de dos metales determinados, cuyo uso san- ciona la práctica, es la que da á estas aleaciones su máximum de conductibilidad eléctrica ó calorífica; y que si se trata de formar con dos metales una aleación que posea en el mayor grado una propiedad física especial, se puede investigar tam- bién cuál es la composición correspondiente al punto culmi- nante de la curva de las potencias conductoras, relativa á las diversas aleaciones de los mismos dos metales. 260 METEOROLOGIA. Resumen de las observaciones meteorológicas hechas en el Real Observatorio de Madrid en el mes de noviembre de 1867. OBSERVACIONES GENERALES. Día 1. — Encapotado» húmedo y apacible. Dia 2. — De aspecto muy variable: buen dia de otoño. Dia 3. — Despejado y ligeramente ventoso; extremado del sol á la sombra. Dia 4. — Nuboso, por la mañana; despejado, por tarde y noche. Dias 5 y 6. — Hermosos dias de otoño, despejados y tran- quilos. Rocío, en la madrugada del segundo. Dias 7 y 8. — Algo nubosos y variables; continúa el buen tiempo. Dias 9 y 10.— Completamente despejados y muy tran- quilos. Rocío y neblina, por las mañanas. — Los campos con- tinúan agostados, tristes y sedientos. Dia 11. — De rocío y neblina, por la mañana; nuboso, por tarde y noche. — Halo lunar muy bien terminado y persis- tente. Dias 12 al 17.-— Temporal anubarrado y lluvioso, con viento, fuerte á ratos, del S. E. al S. O. — En la tarde del 15 las nubes adquieren aspecto tempestuoso, por el O. y hácia la sierra principalmente, y llueve entre relámpagos y algu- nos truenos. Dia 18. —Cubierto, muy húmedo y nebuloso, al amane- cer y durante la noche principalmente. El viento, muy débil, se inclina hácia el N. 0. y N, 201 Dia 19. — Despéjase, poco á poco, el cielo, en el curso de este dia.— Pasa el viento al N. E. — Descúbrese la cordillera cubierta de nieve. Dia 20.— Escarcha y neblina, por la mañana; despejado y fresco, luego; frió, desde la postura del sol. Dia 21. — Completamente despejado; pero de viento muy fuerte y frió, ó helado, del N. Dias 22 al 30. — Muy parecidos unos á otros: despejados y apacibles; de temperatura elevada al sol, frescos á la som- bra, y de frió intenso y penetrante, por la noche. En todos ellos escarcha, y se levanta, por la mañana, una ligera neblina. La escarcha es, sin embargo, ménos abundante en el último; y el cielo se va cubriendo de celajes, poco á poco. — A flor de tierra desciende la temperatura á 6, 8 y 10° bajo cero. — El aspecto de los campos es el mismo de mediados ó fines de setiembre; polvoroso y desolado, sin que por sitio alguno se descubra todavía señal de vegetación y de próximo reverde- cimiento de la tierra. NOTA. Recogida y pesada en las madrugadas del 28, 29 y 30, la escarcha caída sobre la superficie superior de un cristal plano, horizoníalmente colocado en medio del campo, y de 11 decímetros cuadrados de extensión, se hallaron los resultados siguientes: dia 28, 18 gramos; 29, 15 gramos; 30, 14 gramos. Por centímetro cuadrado y termino medio la cantidad de escarcha caida ascendería á 15 miligramos cada noche; y por lo tanto, la capa de agua equivalente sería de 0m,15 de espesor. A esto se llama en Madrid una abun- dante escarcha. FECHAS. BAROMETRO. TERMOMETRO. CIO!), Ifll 4 1 \l A. máx. A. mí». Oscilación. Tm j T. máx. T. mín. Ose runa mm mm mm 0 0 0 ' lif! 1 709,53 709,03 708,80 1,13 12,4 16,7 9,4 *3 lili 2 709,95 710,76 709,09 1,67 1 2,2 18,0 7,7 1 1,3 Ijlli J l!t; j¡) 3 710,45 711,43 709,17 1,96 9,8 17,5 3,5 1 ,0 I’1! ; Bit j 4 710,97 712,33 710,16 2,17 10,5 16,0 5,2 1 i 8 f 1 3 707,86 709,68 706,81 2,87 9,4 17,5 2,3 1 ,2 I 6 706,20 706,93 705,36 1,57 9,5 17,6 1,4 1 m I u 7 711,12 713,46 708,95 4,51 10,8 17,6 3,0 1 ,6 I! -i 8 715,89 717,20 714,68 2,52 ¡ 117 17,1 7,5 6 9 714,01 716,29 712,24 4,05 11,1 18,3 7,8 1 j.5 Li 10 710,17 711,53 709,42 2,11 8,9 17,4 1,8 1 ,6 1 ii . 11 708,30 709,95 707,18 2,77 9,7 17,7 1,0 1 7 I'i'tii 12 705,50 706,76 704,70 2,06 11,3 16 1 5,5 1 6 13 704,22 705,56 703,60 1,96 13,8 19,6 9,6 1 ,0 14 699,10 702,41 696,54 5,87 13,5 17,3 10,5 ,8 |P 15 691,50 692,59 698,83 2,76 10,7 15,7 10,8 ,9 I" 16 693,01 695,52 691,08 4,44 6,9 9,6 5,5 ,1 K 17 697,82 700,03 695,77 5,16 8,2 10,2 5,7 ,5 : 18 705,71 708,34 702,65 5,69 9,2 12,5 7,6 ,9 1 19 710,93 711,63 709,83 1,80 ! 8,5 12,1 5,2 Í9 15 20 710,90 711,69 710,17 1,52 7,6 15,0 3,0 1 JO w 21 708,68 709,98 707,69 2,29 5,0 11,3 -0,5 1 ,8 22 711,11 712,21 710,17 2,04 2,9 7,9 —0,3 u 23 710,66 712,48 709,58 2,90 3,9 9,2 —1,8 1,0 i 11 24 710,97 713,84 709,21 4,63 5,4 114 —1,2 1,3 25 713,77 715,01 713,13 1,88 | 4,6 10,7 0,1 1,6 26 711,40 712,88 710,59 2,29 Í 3,4 10,2 —1,9 1,1 1 i, i 27 711,18 712,12 710,44 1,68 1,9 9,0 -3,1 1,1 28 712,71 713,79 710,56 3,23 1,2 8,9 —3,8 1,1 r 29 713,71 714,31 713,06 1,25 1,1 9,1 -4,0 1,1 30 713,45 714,59 712,70 1,89 2,9 8,5 —4,0 1 j,5 1.a d.a 710,62 717,20 705,36 11,84 10,6 18,3 1,4 1 ,9 |‘j.. 2.a 702,70 711,69 689,83 21,86 9,9 19,6 1,0 1 ,6 3.a 711,76 715,01 707,69 7,32 3,2 11,3 —4,0 1 ,3 i1*! d Mes. 708,36 717,20 689,83 27,37 7,9 19,6 -4,0 i ¡6 m r- lie 1 n R0BE1 H,„ [RO. Tn 1 m ATHOMETRO. Evaporación. PLUVIOM Lluvia. ETRO. Di as. ANEM011ETI Dirección. ÍIO. Veloc. SUBES. FECHAS. - idiii rain ni ni kils. 1 i 85 9,2 0,5 1,7 » S.O. (var.) 211 10,0 1 i 80 8,5 2,3 » » i N.N.E. 245 5,3 2 i 56 5,5 3,4 » » N.E. 416 0,0 3 »2 68 6,5 2,5 » )) | N.E., 310 3,9 4 2 77 6,8 1,1 )> 1 N.E.-S.O. 175 0,0 5 i h 71 6,2 0,9 )) )) : S.O. -N.E. 213 0,0 6 2 69 6,6 1,6 » » i E.N.E. 367 2,4 7 2 70 7,1 1,9 » >, 1 E. 384 4,0 8 2 76 7.5 i,i » » ¡ E.-N.O. 188 0,6 9 2 70 6,0 1,2 » » ^ i E.-O. 143 0,0 10 3 66 5,9 1,2 » » N.E. (vais) 182 4,9 11 ii 79 8,0 1,1 0,9 ¡ N.E. 259 8,6 12 2 76 8,8 1,2 » si ! E.S.E. 390 9,9 13 i 81 9,4 0,6 10,2 j S.E. 439 10,0 14 i 80 7,6 1,1 2,1 » ! S.S.E. 716 10,0 15 3 91 6,8 0,9 11,1 „ S. 609 9,6 16 u 97 7,8 0,3 20,2 » | S.O. 335 9,9 17 q 96 8,3 0,5 1,5 í » i O.N.O. 158 7,1 18 i' 89 7,5 0,7 » » i E.N.E. 139 6, 1 19 i i 78 6,2 0,8 » » E.N.E. 321 3,4 20 í 72 4,6 0.8 » » > N.E. 186 0,0 21 L 1 58 3,2 0,8 i » )) ; N.E. 815 0,0 22 > 68 4,1 1,7 » » 1 N.E. 333 0,0 23 f 60 4,0 1,9 » » i N.E. 366 0,0 24 i í 77 5,0 0,6 » » ! ¡ E.S.E. 179 1,1 25 ) 84 4,9 0,7 » » S. 129 0,0 26 ' ) 86 4,6 0,2 » » o.s.o. 114 0,0 27 ) 85 4,2 0,1 » » S.E. (var.) 136 0,0 28 1 l 79 3,8 0,2 » » E.N.E. (v.) 122 0,4 29 } 73 4,0 | 0,2 » » E.N.E. 122 3,9 30 i 3 12 7,0 ! 1,7 1,7 1 N.E. 265 2,6 1.a d.a 3 83 7,6 ; o,8 46,0 6 S.E. 355 8,0 2.a 1 74 4,2 I 0,7 » » E. 250 0,5 3.a 0 76 6,3 1,07 47,7 7 E. 290 3,7 Mes. 204 METALURGIA. Método nuevo y fácil para fundir los minerales refractarios. (Les Mondes, 7 junio 1866.) Varaos á exponer, según dice el Sillimaris Journal, un nuevo procedimiento químico que causará una satisfacción á todos los analistas que hacen investigaciones con los minera- les refractarios. Los minerales de hierro cromatado, el rutilo, el óxido de estaño y otros muchos han atormentado más de una vez á los químicos, por la dificultad de obtenerlos en es- tado de fusión. En el dia esta dificultad se halla vencida. Empleando el fluoruro de sodio y el bisulfato de potasa, puede fundirse cualquiera de los minerales que hemos mencionado en ménos de cinco minutos, y exceptuando el de estaño, con un simple surtidor común de gas de Bunsen. El óxido de es- taño, exije además la acción del soplete, pero con ella se verifica también rápidamente la fusión. Para aplicar el pro- cedimiento, se mezcla en un crisol de platino una parte de mineral con tres de fluoruro de sodio, y el todo se cubre con doce partes de bisulfato de potasa, que puede estar en polvo ó en pequeños fragmentos. Por la acción del calor no tarda la mezcla en hervir, y pasa bien pronto al estado de fusión tranquila. En los experimentos cuantitativos deben evitarse las pérdidas tapando bien el crisol, pero no es necesario ca- lentarle por espacio de más de cinco minutos. En la mayor parte de los casos se verá que la masa fundida y enfriada es soluble en agua; en otros se forma una sal básica soluble en el ácido clorhídrico. No obstante, por una segunda fusión, y añadiendo un poco de ácido sulfúrico concentrado, se pro- duce una masa completamente soluble en agua fria. Pondre- mos algunos ejemplos de ello. El mineral de hierro croma- tado se funde con mucha facilidad, sin necesitar reducirlo á polvo muy fino, y la fusión es completa en tres minutos de 265 exposición al calor de un surtidor de Bunsen. La masa en- friada es en gran parte soluble en el agua, y totalmente en el ácido clorhídrico. La hematita y el hierro especular duro se reducen perfectamente, pues la masa es soluble en el ácido clorhídrico, y después de una segunda fusión lo es también en el agua. En estos últimos casos, el hierro se halla en estado de sulfato, circunstancia ventajosa para su determinación por el permanganato. El mineral de estaño, según hemos dicho, exige el uso de una corriente de aire. Da una masa blanca, casi enteramente soluble en agua, no dejando de insoluble más que una corla cantidad de ácido estáñico, y una segunda fusión con un poco de ácido sulfúrico no deja nada de inso- lubltí. Si la disolución se hace entonces casi neutra, esceplo un pequeño exceso de ácido sulfúrico y todo el hierro que en ella puede encontrarse, se reduce por el hidrógeno sulfurado ó el hiposulfato de sosa; la disolución puesta á hervir depo- sitará todo el estaño en estado de ácido estáñico, y al propio tiempo se depositarán los ácidos túngstico, nióbico y tantá- lico. El rutilo y el esmeril se funden con mucha facilidad por el fluoruro y el bisulfato, y la masa es totalmente soluble en agua fria. El mismo método es aplicable al circonio y ai wolfram; pero respecto del último no es tan necesario, aten- diendo á que es soluble en ácido nítrico. Lo que principal- mente hace recomendable este método de fusión, es la facili- dad y prontitud de su uso. Hasta el dia ha sido necesario aplicar el calor por espacio de una hora ó dos, y después se podia observar que quedaba todavía, según la expresión de los tratados, algo de mineral insoluble, que había que separar por filtración ó por cualquier otro procedimiento también difícil. El autor dice que en la mayor parte de los casos la eriolita común puede reemplazar al fluoruro de sodio, pero que tiene la desventaja de introducir alúmina en la disolu- ción. Por lo demás, el fluoruro de sodio puede prepararse con más facilidad queda que el autor supone. CIENCIAS NATURALES. BOTANICA. Enumeración de las Criptógamas de España y Portugal; por D. Miguel Colmeiro, Catedrático del Jardín Botánico de Madrid . (■ Continuación .) Gymnophlsea. G. dichotoma Kg. Nemastoma dicholoma J. Ag. Iri- dia dichotoma Endl. Hab . Mediterráneo (J. Ag.). (n. v.) CORA LINEAS. Jania. J. rubens Lamour. /. cristata Endl Corallina ru- bens Eli et Soland. C. rubens et cristata Ellis , Corall, t . 24? fig. e. E . f. F. IJab . Costas de España (Cav., Colín.), (v. v.) 267 Cataluña (Colm.) Valencia (Cav.): Benicasim (Cav.) Andalucía (Wk., Colm.): cercanías de Cádiz entre la Cor- tadura y Torregorda (Wk., Colm.) J. longifurca Zanard. Corallina longifurca Kg . Hab. Costas de España en Cádiz (Bourg.). (n. v.) Corallina. C. officinalis Eli. et Soland. Ellis Corall. , t. 24, n. 2. A. Corallina 1. Quer. Hab. Costas de España (Quer). (v. v.) Cataluña (Sing. de Catal., Colm.) Santander (Salcedo). Baleares : Mallorca, Menorca (Texid.) Nomb. vulg. Casi . Coralina (S. de Bib.) C. polychotoma Lamonr. Hab. Costas de España en Cádiz (Lamour.). (v. v.) Amphiroa. A. Beauvoisii Lamour. Hab. Costas de Portugal (Lamour.). (n. v.) ESPONGITEAS, Spongites. Sp. incrustans Kg. Lithophgllum incrustans Philippí . Ellis Corall., t. 27, f. 2, d. D. Hab. Mediterráneo (Philippi). (n. v.) Sp. agariciformis Kg. Melobesia agariciformis Harv. Phyc. brit ., t. 73. Millepora agariciformis Pallas. Millepora coriácea L. Millepora tortuosa Esper t. 29. Lithophgllum expansum Philippi. Hab. Atlántico y Mediterráneo (Philippi). (n. v.) 268 Sp. decussata Kg Litophyllum decussatum Philippi. Melobesia decussata Endl. Millepora decussata Eli et Soland. Zooph., t. 23, f. 9. Hab. Mediterráneo y costas de Portugal (Philippi). (n. v.) Sp. racemosa Kg. Phyc ., t. 78, /. 3. Lithothamnion crassum Philippi. Hab. Mediterráneo (Philippi). (n. v.) Sp. fasciculata Kg. Melobesia fasciculata Harv. Phyc. brit., t. 74. Millepora fasciculata Lamarck. Hab. Atlántico y Mediterráneo (Lamarck.). (n. v.) Sp. nodosa Kg. Hab. Mediterráneo (Kg.). (n. v.) Sp. stalactitica Kg. Hab. Mediterráneo (Kg.). (n. v.) Sp. fruticulosa Kg. Hab. Mediterráneo (Kg.). (n. v.) Sp. calcar ea Kg. Millepora calcarea Ellis et Soland. Zooph., t. 23, f. 13. Melobesia calcarea Harv. Hab. Mediterráneo (Kg.). (n. y.) Melobesia. M. membranácea Lamour. Kg. Phyc., t. 78, f . 1. Corallina membranácea Esper. Zooph., t. 12, /'. 1-4. Hab. Atlántico y Mediterráneo sobre las algas mayores (Lamour.). (n. v.) M. pustulata Lamour. Polyp. flex ., t. 12, f. 2, a. B. Hab. Atlántico y Mediterráneo sobre varias algas (Lamour.). (n. v.) M. corticiformis Kg. Hab. Atlántico sobre el Gelidium corneum Lamour . (Kg.) (n. v.) M. granúlala Menegh, Hab. ¿Mediterráneo sobre las Udoteas del mismo mar (Menegh.). (n. v.) 269 M. verrucata Lamour. Millepora fucorum Lamarck. Hab. Mediterráneo sobre diversas algas (Lamour.). (n. v.) • Hapalidium. H. Phyilactidium Kg. Phyllactidium confervicola Kg. Phyc. Lithocystis Allmanni ffarv. Phyc. brit t. 166. Hab . Mediterráneo sobre varias algas (Kg.). (n. v.) PORFIREAS. Peyssonelia. P. squamaria Dne. Kg. Phyc., t. 77, f. 1. Zonaria squamaria Ag. Dictyota squamaria Lamour. Ulva squamaria DC. Fucus squamarius Gmel. Fue., t. 20, f. 1. Turn., t. 244. Hab. Costas de España (Clem., Lag., Cabr.). (v. v.) Cataluña (Colm.) Prov. Vascongadas (Lge.): Portugalete (Lge.) Santander (Salcedo). Valencia (Lag.): Alicante (Lag.) Andalucía (Clem., Cabr.): Cádiz (Clem., Cabr., Lge.), San- lúcar de Barrameda, Málaga (Clem.) Baleares: Mallorca, Menorca, Ibiza (Texid.) P. rubra J. Ag. Hab. Costas de España en Almería (Lge.). (n. v.) Porphyra. P. bangiaeformis Kg. Hab. Golfo de Vizcaya sobre el Chondrus crispus Lyngb . (Kg.). (ü. v.) P. Boryana Mont. Explor. Alger., t. 13, f. 2. Hab. Mediterráneo (Lenormand). (n. v.) 270 P. vulgaris Ag. Bot. Zeitg. P. purpurea Ag. Syst Viva purpurea Roth . Cat. I, t. 6, f. 1. Hab. Costas de España (Lag.)* (v- s.) Asturias (Lag.) Galicia (L. Seoane). Baleares: Mallorca, Menorca (Oleo, Texid.) P. laciniata Ag. Ic t. 27. P. umbilicalis Kg. Ulva laciniata Lightf., t. 38. U. umbilicalis Flor . dan., t. 1663. — Fichen marítimas , flore rubente, flavescente et viridi. Lob . GrisL? La figura de Lobelio copiada por diversos autores pu- diera representar un conjunto de ejemplares en tamaño muy reducido. Hab. Costas de España (Clem.) y Portugal (GrisL). (v. s.) Galicia (L. Alonso): Ferrol (L. Alonso). Andalucía (Clem.): Cádiz (Clem.) Portugal (GrisL) Baleares: Menorca (Oleo). CERAMIEAS. Microcladia. M. glandulosa Grev. Delesseria glandulosa Ag. Fu- cus glandulosus Soland. Turn., t. 38. Engl. bot., t . 2135. Halgmenia implexa Duby. Hab. Costas de España en el Ferrol y la Coruña (L. Seoane). (n. v.) Centroceras. O. leptacantlmm Kg. Spyridia clavulata J. Ag. Centroceras clavulatum Mont. Hab. Mediterráneo (.1. Ag.). (n. v.) m Ceramium. C. rubrum Ag. Conferecí rubra ffuds. Dillw., t. 34. Engl. hot., t. 1166. Hab. Costas de España (Clem., Lag.). (v. s.) Prov. Vascongadas (Wk.): Fuenterrabia (Wk.) Galicia (L. Seoane): Ferrol (L. Seoane). Andalucía (Clem., Lag., Lge.) : Rota, Cádiz, La Isla, Má- laga, Algeciras (Clem., Lag.), Castillo de Puntales (Wk.) G. delicatum. Conferva delicata Clem. Ens. Fronde gracillima, ramosa, tenerrima, valde glutinosa, globulis mi- nutissimis, intense rubris, opacis, plus minus crebris inters- persa, eleganler rubra, pellucida, obscuriuscule articúlala, arliculis depressis. Clem. loe. cit. Hab. Costas de España en Sanlúcar de Barrameda, Rota, Puerto-Real, Algeciras (Clem.), Cabo de Gata (Clem., Lag.). (v. s.) C. flavelligerum J. Ag. ffarv . Phyc. brit ., t. 144. Hab. Costas de España en Cádiz (Kg.). (n. v.) C. spiniferum Kg. Hab. Costas de España en Cádiz (Kg.). (n. v.) C. cancellatum DC. Conferva cancellata Clem . Ens.? Hab. Costas de España en Cádiz? (Clem.) Aeanthoceras. A. echionotum Kg. Ceramium echionolum Ag Harv. Phyc. brit., t. 141. Hab. Atlántico y Mediterráneo (iVg.). (n. vj Echinoceras. E. ciliatum Kg. Ceramium ciliatum Auct. Conferva ciliata Ellis. Clem. Ens. Hab. Costas de España en Cádiz (Clem., Cabr.). (n. vA m E. hirsutum Kg. Hab. Mediterráneo (Kg.). (n. v.). Hormoceras. H. diaphanum Kg. Ceramium diaphanum Roth. Con- ferva diaphana Lightf. Hab. Costas de España en Andalucía cerca de Cádiz (Clem., Cabr.), Algeciras (Clem.), y en Galicia cerca del Ferrol (L. Seoane). (v. s.) H. moniliforme Kg. Phyc., t. 46, f. 2. Hab. Atlántico en las costas de Cádiz (Clem.) y Mediter- ráneo (Kg.). (v. s.) EL circinatum Kg. Hab. Mediterráneo (Kg.). (n. v.) CALLITAMISIEAS. Ptilota. Pt. plumosa Ag. Lyngb t. 9. Harv. Phyc. brit., t. 80. Plocamium plumosum Lamour. Ceramium plumosum, Roth. Fucus plumosas L. Turn ., t. 60. Engl. bot ., t. 1308. Hab. Costas de España (Guio, Lag., Clem.) y Portugal (Brot.). (v. s.) Asturias (Lag.): Candas, Avilés, Concha de Artedo (Lag.) Galicia (Guio): Coruña (Guio), Ferrol (L. Seoane). Andalucía (Clem., Lag.): Cádiz (Clem., Lag.) Conil, Santi- Petri (Clem.) Portugal (Brot.): desembocadura del Tajo y entre Setubal y Cezimbra (Brot.) Raleares: Menorca, Ibiza (Texid.) gpyridia. Sp. filamentosa Harv. Kg. Phyt ., t . 48, f. 1-5. Harv. Pinje, brit t. 46. Ceramium filamentosuin et Hulchinsia filamentosa Ag. Fucus friabilis Clem. Ens. Conferva Griffih- siana Engl. bot., t . 2312. Hab. Costas de España en Cádiz (Clem., Lge.), Puerto de Santa María, Rota (Clem.) y el Ferrol (L. Seoane). (v. s.) Sp. nudiuscula Kg. Hab. Mediterráneo (Kg.). (n. v.) Wrangelia. W. penicillata Ag. W. teñera Ag. Dasya spinella Duby. Mem. Ceram ., t. 2, f. 4. Hab . Mediterráneo (Duby). (n. v.) Halurus. H. equisetifolius Kg. Griffitsia equiselifolia Ag. Harv. Phyc. brit., t . 67. Ceramium equisetifolium DC. Con- ferva equiselifolia Lightf. Dillw t. 54. Engl. bot., t . 1479. C. imbricata Huds. C. cancellata Roth. Clem.? C. supradecom- posita Clem. Ens.? Differt á cancellata fronde supra decom- posita, nec tantum composita, minus crassa, cirrhorum verti- cillis moniliformibus, distinctissimis, cirrhis ipsis rubris, Clem. loe. cit. Hab . Costas de España en Cádiz (Clem., Cabr.,) Sanlúcar de Barrameda, Tarifa (Clem.), Coruña (Lge.), (v. s.) Griffitsia. G. corallina Ag. Conferva corallina Lightf. Engl . bot., t. 1815. Dilliv. , t. 98. C. coralloides L. Hab . Costas de España (Clem., Lag.) y Portugal (Brot.). (v. s.) TOMO XV11L 18 274 Santander (Salcedo). Galicia (L. Seoane): Yigo (L. Seoane). Andalucía (Clem., Lag.): Cádiz (Clem., Lag.), Puerto de Sania María, Sanli-Petri (Clem.) Portugal (Brot.): Tajo en la desembocadura (Brot.) G. setacea Ag. Conferm setacea Ellis . Engl. bot., t. 1689. Dillw ., t. 82. Kg. Phgc ., t. 44. V. Hab. Atlántico y Mediterráneo (Kg.). (o. v.) G. secundiflora J. Ag. G. crassa Kg. Hab. Costas de España en el Atlántico y Mediterráneo (Kg.). (n. v.) G. sphaerica Schousb Hab. Costas de España en Cádiz (Lge.). (n. v.) G. Schousbcei Mont. in Webb. Otia hisp ., t. 10. G. Opuntia /. Ag. G. imbricata Schousb. G. cmpitosa Ilarv. — Conferm intricata Clem. Ens.? Fronde tereti distiche ramosa, glutinosa, pellucida, ramis sparsis, parce ramulosis, articu- lis cylindrico-globosis. Clem. loe. cit. Hab. Costas meridionales de Europa (Kg.), particular- mente las de Cádiz (Clem.). (y. s.) PMefoothamnion. Ph. tripinnatum Kg. Callithammon tripinnatum Ag. Harv. Phgc. brit., t. 77. Hab. Atlántico y Mediterráneo (Ag.). (n. y.) Ph. tetragonum Kg. Callithamnion tetragonum Ag. Conferva tetragona Witli. Engl. bol., t . 1690. Ceramium bra- chiatum Bonncm. Hab. Mediterráneo (Ag.). (n. v.) Ph. Arbusciila Kg. Callithamnion Arbuscula Lyngb. Hydr.y t. 38. A. f. 1, 2, 3. Hab. Costas de España en la Coruña (Lge.). (n. v.) Ph. versicolor Kg. Phgc., t. 44, f. 2. Callithamnion versicolor Ag. Conferva versicolor Draparn. Ceramium fruti- culosum Roth. Conferva purpurascens Huds. Engl bot., t. 2465. Hab. Atlántico y Mediterráneo (Kg.). (n. v.) 275 Ph. granulatum Kg. Ceramium granulatum Ducluz. C. Grateloiipii Duby. Hab. Costas de España en el Ferrol (Lge.) y las del Me- diterráneo (Kg.)* (n. v.) Ph. pachycaulon Kg. Hab . Golfo de Vizcaya (De Martens). (n. y.) Callithamnion. C. variabile A g. Hab. Costas occidentales de España (Ag.). (n. y.) C. intricatum Ag. Ceramium intricatum Ag. Syst . Hab. Costas de España en Cádiz (Kg.). (n. v.) C. refractum Kg. C. Plumula Ag . pro parte. Hab. Costas de España en el Atlántico (Kg.). (n. y.) C. Borreri Ag. Conferva Borreri Engl. bot t. 1741. Var. ¡3 ftavellatum Kg. Callithamnion semimdum Ag. Cos tas de Málaga (Lge.) C. flexuosum Ag. Callithamnion flexuosum Schousb. Ceramium flexuosum Ag. Hab. Costas meridionales de España (?). (n. v.) C. nodulosum Kg. Griffithsia nodulosa Ag. Mesogloia atlenuata Ag. Batrachospermum attenuatum Bonnem. Crouania attenuata J. Ag. Harv. Phyc. brit., t. 106. Hab. Mediterráneo (Ag.). (n. v.) C. multifidum Kg. Conferva multifida Huds. Engl. bot., t. 1816. Ceramium Casuarinw DC. Hab. Mediterráneo (Kg.). (n. v.) m 1S0CARPEAS. SAUGASEAS. Sticopliora. St. Hornschuchii Kg. Sargassum Hornschuchii Ag. Menegh. Alg. ital. , t. 1. Fucus salid folius Lamonr. Ess., t. 1. f. 2, non Bertol. Sargassum salid folium Moni, non Bory , S . amygdali folium Bory. Hab. Mediterráneo (Ag.)* (n. v.) Carpacanthus. C. Turneri Kg. Fucus natans y acanthicarpus Turn., t. 44. Sargassum vulgare y\ acanthicarpum Ag. S. amyg- dalifolium Bory pro parte. Sargassum Boryamm b amygdali - folium Mont. Hab. Mediterráneo (Ag.). (n. y.) Turbinaria. T. denudata Bory. Sargassum turbinatum Ag. pro parte. Fucus turbinatus Turn., t. 24, fig. a. c. d. e. F. conoides Forsk . Hab. Costas de Menorca? (Hern., Camb., Oleo), (n. v.) Sargassum, S. vulgare Ag. S . Boryamm Mont. Expl. Alger.¿ t. 1 , f. 3. Lenticula marina , serratis foliis Lobelii , Dalechampii , Grisl. Fucus Y II Quer. Fucus natans G. Ort. Palau , Brot . 277 F. salid folius Beriol. non Lamour. Sargassum salid folium Bory non Mont. üab. Costas de España (Sarm., Quer) y Portugal (Grisl., Brot.). (v. v.) Cataluña (Texid.): Barcelona (Texid.) Galida (Sarna., Quer): Coruña (Guio), Ferrol (L. Alonso). Prov . Vascongadas (Lardizab.): Guipúzcoa (Lardizab.) Andalucía (Cieña., Cabr.): Cádiz (Clem., Cabr., Colm.), Marbella (Clem., Wk.), Cabo de Gata, Algeciras, (Clem.), Fuengirola (Wk.), Sanlúcar de Barrameda (Colm.) Portugal (Grisl., Brot.): Tajo en la desembocadura (Brot.) Baleares (Ramis, Weyler): Menorca (Ramis). Nombr. mlg. Cast. Alga marina, Yerba del mar, Alga ó Broza del mar (Martras), Sargazo (Lardizab., Palau), Lenteja marina (Lardizab.), Ceiba (Barnad. padre). Port. Sargaco (Mont., Brot.), Sargasso, Sargasso dos mares (Brot.), Uvas marinhas (Mártras), Alga, Seba (Mont.), Salgaco (Sarm.) Gall. Argazo, Sargazo, Salgazo, Golfe, Golfo, Corrida, Oca, Ocle, Estrume, Ceba, Xebra (Sarm.), Cebra, Xebre (So- breira), Argazo, Ceiba, Seba, Xebre (Cornide). Catal. Uvas, Cuas (Mártras). — Corresponden igualmente estos nombres á los demás sargazos, y también se aplican algunos de ellos á diversas algas. S. baeciferum Ag. S. littoreum Bumph. Herb. amb. VI, t. 76, f. 2. Fucus natans L . F. Sargasso Gmel. F. bacci - ferus Turn., t. 47. Hab. Costas de España (Clem., Salcedo), (v. v.) Cataluña (Texid.): Barcelona (Texid.) Santander (Salcedo). Andalucía (Clem., Cabr.): Cádiz (Clem., Cabr.), Sanlúcar de Barrameda (Clem. Colm.), Málaga, Algeciras (Clem.) S. linifolium Ag. Lenticula marina Serapionis Lobelii , Dalechampii Grisl. Fucus lini folius Turn., t . 168. F. acina- rius Gmel. Hab. Costas de España (Quer) y Portugal (Grisl., Vand.). (v. s.) Galida (Quer): Ferrol (L. Alonso.) Valencia (Lag.) 278 Andalucía (Bourg.): Cádiz (Bourg.) Nomb. vulg. Casi. Lentejas de mar (F. Nav.) CISTOSIREAS. Pyenophycus. P. tuberculatus Kg. Fucus tuberculatus Huds. Turn t. 7. Engl. bol ., t. 726. Hab . Costas de España (Lag., Salcedo, Lge.). (v. s.) Santander (Salcedo, Lge.) Asturias (Lag.)* Avilés, Gijon, Artedo (Lag.) Galicia (Lge.): Coruña (Lge.) Baleares: Menorca (Texid.) Halidrys. H. siliquosa Lyngb. Cystoseira siliquosa Ag. Fucus VI Quer . Fucus siliquosus L. Engl . bot., t. 474. Turn., 1. 159. Hab. Costas septentrionales de España (Quer, L. Alonso), (v. s.) Prov. Vascongadas (Eguía). Galicia (Quer, Le Alonso): Ferrol (L. Alonso). Cystosira. O. barbata Ag. Fucus barbatus Turn., t . 250. Engl. bot., t. 2170. Barr. ic. 1290, f. 1. Hab. Costas de España (Clem., Colm.). (y. v.) Galicia (L. Seoane): Ferrol (L. Seoane). Andalucía (Clem., Colm.): Cádiz, Puerto de Santa María (Clem.), Sanlúcar de Barrameda (Colm.) Var. p concaténala Kg. Fucus mucronatus Bertol, Turn. ex. Clem.? Puerto de Santa María (Clem.) 279 C. paniculata Kg. C. discors ¡3 paniculata Ag. C. fm- niculata Grev. Harv. Phyc . brit., t. 122. Hab. Atlántico y Mediterráneo (Ag.). (n. v.) C. abrotanifolia Ag. Fucus abrotanifolius L.Stackh ., /. 14. Engl. bot ., f. 2130. ifrzá. Costas de España (Clem., Lag., Cabr.) y Portugal (Vand., Brot.). (v. s.) Prov. Vascongadas (Eguía). Santander (Salcedo). Galicia (L. Seoane). Andalucía (Clem., Cabr., Lag.): Cádiz (Cabr., Lag.), Al- geciras, Cabo de Gata (Clem.) Portugal (Vand., Brot.): Tajo en la desembocadura, Seta bal, Cezimbra (Brot.) Baleares: Menorca (Oleo). C. fimbriata Lamour. Fucus fimbriatus Desf . Flor, ati, t. 259, non B. Br. Hab . Costas meridionales de España en Cádiz, Puerto de Santa María, Sanlúcar de Barrameda (Clem.) (y. s.) C. discors Ag. Fucus discors L. Engl. bot., I. 2131. Hab. Costas de España (Clem., Cabr.). (y. s.) Var. p microcarpa Kg. Santander (Salcedo), Galicia en el Ferrol (L. Alonso), Andalucía en Cádiz (Clem., Cabr.), Puer- to de Santa María, Algeciras, Cabo de Gata (Clem.) C. ermita Duby. Fucus crinitus Desf. Barr. ic. 1290, f- 2. Hab. Costas de las Baleares (Weyl.). (n. v.) Phyllacantha. Ph. granúlala Kg. Cystoseira granúlala Ag. Harv. Phyc . brit., t. 60. Fucus granulatus L. Hab. Costas de España (?). (n. y.) Ph. concaténala Kg. Cystoseira concaténala Ag. Fu- cus concatenatus L. Hab. Costas de España (Wk.) y Portugal (Vand., Brot.) (v. s.) Galicia (Texid.): Vigo (Texid.) 280 Andalucía (Wk.): Motril (Wk.) Portugal (Vand., Brot.) : Tajo cerca del Paco d’Arcos (Brot.) Pii. fibrosa Kg. Cystoseira fibrosa Ág. Fucus X Quer . Barr. ic. 1297 fmalaj. Fucus fibrosus Huds. Turn ., t. 209. Engl. bot., t. 1969. F. baccatus Gmel. Fue., t. 3. f. 2. Hab . Costas de España (Quer, Lag., Salcedo), (v. s.) Prov. Vascongadas (Lge.): San Sebastian (Lge.) Santander (Salcedo, Lag.). Asturias (Lag.): Candás, Aviles (Lag.) Galicia (Quer, Lge.) : Coruña (Lge.) , Villagarcia (L. Seoane). Ph. Myrica Kg. Cystoseira Myrica Ag. Fucus Myrica Gmel. Fue., t. 3, f. 1. Turn., t. 192. Hab. Costas de Portugal y riberas del Tajo cerca del Paco d’Arcos (Brot.). (n. v.) Halerica. H. ericoides Kg. Cystoseira ericoides Ag. Ericw folia planta supina, marina , Eleborinha Grisl. Fucus ericoides L. Turn., t. 191. Engl. bot., t. 1968. F. lamariscifolius Stackh. Hab. Costas de España (Lag., Clem.) y Portugal (Grisl.). (v. v.) Cataluña (Texid.): costas del Ampurdan (Texid.) Prov. Vascongadas (Lge.): San Sebastian (Lge.) Santander (Salcedo). Asturias (Lag.): Candás (Lag.) Galicia (L. Alonso): Ferrol (L. Alonso). Valencia (Cav.): Calp (Cav.) Andalucía (Clem., Cabr.): Cádiz (Clem., Cabr., Colín.), Sanlúcar de Barrameda, Puerto de Santa María, Algeciras, Málaga, Marbella, Almería, Cabo de Gata (Clem.) Portugal (Grisl.) H. amentácea Kg. Cystoseira amentácea Bory. Menegh. Alg. ital ., t. 2. Hab. Costas de España en Málaga y Almería (Lge.). (n. v.) 281 Var. p patens Kg. Cgstoseira amentácea ¡5 laxa Moni. Explor. Alger., t. 2 , f. 1. Mediterráneo (Mont.) H. sedoides Kg. Cgstoseira sedoides Ág. Fucus sedoi- des Desf . fíab. Costas de las Baleares (Weyl.). (n. v.) H. selaginoides Kg. Cgstoseira selaginoides Borg. Fu- cus selaginoides L. Clem. Hab. Costas de España (Clem.) y Portugal (?). (n. v.) Cataluña (Texid.): costas del Ampurdan (Texid.) Andalucía (Clem.): Sanlúcar de Barrameda, Bota," Puerto de Santa María, Cádiz, Tarifa, Algeciras (Clem.) Treptacantha. T. Turneri Kg. Fucus Abies marina Turn., t. 249. Cgstoseira Abies marina Ag. Hab. Costas de España en Valencia entre Calp é Hifac (Cav.). (n. v.) FÜCEAS. Ozothallia. O. vulgaris Dne. Fucus nodosus L . Turn., t. 91. Engl. bot., t . 570. Halgdris nodosa Lgngb. Phgsocaulon nodo- sum Kg. Hab. Costas de España (Loeffl., Salcedo), (v. s.) Prov. Vascongadas (Herb. Madr.): Bilbao (Herb. Madr.) Santander (Salcedo, Lag.). Galicia (L. Alonso, Lge.): Ferrol (L. Alonso, Lge.) Fucus. F. vesiculosus L. Fucus 1 et XIV Quer . Turn., t . 88. Engl. bot., t. 1056. Fucus inflatus L. Hab . Costas de España (Escolano, F. Nav., Quer) y Por- tugal (Vand., Brot.). (v. v.) •282 Prov. Vascongadas (Palau, Cav., Eguía, Wk.): Bilbao (Palau, Cav.), desembocadura del Bidasoa , ria de Bilbao (Eguía, Wk.) Santander (Salcedo). Asturias (La g.): Gijon (Lag.) Galicia (Quer): Padrón, Nova (Quer), Ferrol (L. Alonso), Tuy (R. Bust.), Yigo (Lge.), Coruña (Colm., Texid.) Valencia (Escolano, F. Nav.) Andalucía (Escolano, F. Nav.): Gibraltar (Escolano, F. Nav., Talbot), Marbella, Conil (Clem.), Puerto de Santa Ma- ría (Gutiérrez), Cádiz (Cabr., Lge.), Málaga (ProL), Sanlúcar de Barrameda (Clem.) Portugal (Yand., Brot., Figueir.): toda la costa (Brot.) Var. y spiralis Turn . Fucus spiralis L. Engl . bot., 1. 1685. F. vesiculosus longissimus Clem . Ens.f Fronde vesiculosa, spirali, longissima, duas lineas lata, apicibus sterilibus, bre- vibus, obtusis. Clem. loe. cit. Asturias (Lag.), Galicia en el Ferrol (L. Alonso) y la Coruña (Texid.), Andalucía en Cádiz y la Isla (Clem., Lag.), entre Cádiz y el Castillo de Puntales (Wk., Bourg.), y Portugal (Vand.) Var. e longifructus Kg. Fucus longifructus DC. F. angus- tifolius With. Galicia (Quer, L. Seoane). Var. r\ cystocarpus Kg. Golfo de Yizcaya (Kg.) Var. i Slierardi Turn. Fucus Sherardi Stackh. Ner. brit., i. 13. Atlántico (Kg.) Var. x linearis Kg. Fucus linearis Flor. Angl. F. ceranoi- des Esp., t. 146. F. distichus Lightf . Costas de Cantabria (?). Var. [A macrocystus Kg. Atlántico (Kg.) Var. o monocystus Kg. Fucus divaricalus L. Brot. non R. Br. Santander (Salcedo), Asturias (Lag.), Galicia en el Fer- rol (L. Alonso), Andalucía en Rota (Clem.), Cádiz (Kg.) y Portugal (Vand., Brot.) Vas. \ tricystus Kg. Costas de España (Kg.) Nomb. vulg. Cast. Encina de mar ó marina (Escolano, Quer, Palau), Roble marino (F. Nav.), Sargazo vejigoso (Lag.) Port. Bodelha, Carvalho marinho (Brot.), Botilhao (A. da Silveira) , Sargaco vesiculoso, Botilhao vesiculoso, Carva- llinho do mar (Figueir.) 283 F. ceranoides L. non Gmel. Brot . Turn., t. 89. Engl. bot., t. 215. Fucus XIII Quer ex G. Ort. synon. Hab. Costas de España (G. Ort., Lag.) y Portugal (Vand.)„ (V. V.) Santander (Salcedo). Asturias (Lag.): Gijon (Lag.) Galicia (G. Ort., L. Alonso): Ferrol (L. Alonso). Vigo (Texid.) Andalucía (Rodr., Colm.): Sanlúcar de Barrameda, Cádiz (Rodr., Colm.) Portugal (Yand.) Baleares: Mallorca, Menorca en Mahon (Texid.) F. serratus L. Turn., t. 90. Engl. bot., t. 1221. Fu- cus III Quer. Hab. Costas de España (Loeffl. , Quer). (v. s.) Santander (Salcedo). Asturias (Lag.): Gijon (Lag.) Galicia (Quer, L. Alonso): Ferrol (L. Alonso), Coruña (Texid.), Villagarcía, Yigo (L. Seoane). Portugal (Yand.) Nomb. vulg. Port. Sargaco (Yand.) F. canaliculatus L. Gmel. Fue., t . 1. A. /. 2. Engl. bot., t. 823. Turn ., t. 4. Fucus IV Quer. Fucus excisus L. G. Ort. Hab. Costas de España (Quer, Lag., Salcedo), (v. s.) Santander (Salcedo). Asturias (Lag.): Gijon, Candás (Salcedo). Galicia (Quer, L. Alonso): Ferrol (L. Alonso, Lge., L, Seoane), Yigo (Lge.), Pontevedra, Coruña (Texid.) Baleares : Menorca (Texid.) Himanthalia. H. lorea Lyngb. Fucus loreus L. Turn., 1. 196. Engl. bot., t. 569. F. elongatus L. Gmel. Ulva pruniformis Gunn. Hab. Costas de España (Loeffl., Lag., Salcedo) y Por- tugal (Brot.). (v. s.) Santander (Salcedo). 284 Asturias (Lag.): Gijon (Lag.) Galicia (L. Alonso): Ferrol (L. Alonso), Coruña (Lge.) Andalucía (Cabr.): Cádiz? (Cabr.) Portugal (Brot.): Boarcos y Figueira en Beira (Brot.) Baleares: Menorca (Bamis). Nomb. vulg. Cast . Correas (Lag.) LAMINARIEAS. Alaria. A. esculenta Grev. Alg. brit., t . 4. Laminaria escu- lenta Lamour. Fucus esculentus L. Turn., t. 117. Engl. bot., t. 1759. Hab. Costas septentrionales y occidentales de España, y particularmente en las de Galicia (L. Seoane). (n. v.) Haligenia. H. bulbosa Dne. Laminaria bulbosa Lamour. Fucus bulbosus L. Turn., t. 161. Engl. bot., t. 1760. F. palmatus Gmel. Fue., t. 80. Ulva bulbosa DC. Hab. Costas de España (Lag., Clem.). (v. s.) Asturias (Lag.): Cudillero (Lag.) Galicia (Lge.): Coruña (Lge.), Ferrol (L. Seoane). Andalucía (Clem.): Conil, Tarifa, Algeciras (Clem.) Hafgygia. H. digitata Kg. Laminaria digitata Lamour. Fucus IX Quer. Fucus digitatus L. Stackh. Ner. brit., t . 3. Turn., t. 162. Engl. bot., t. 2274. Ulva digitata DC. Hab . Costas de España (Salv., Quer). (v. s.) Prov. Vascongadas (Eguía). Santander (Salcedo). 285 Galicia (Quer, L. Alonso): Ferrol (L. Alonso). Andalucía (Salv.): Cádiz, Marbella (Salv.) Portugal (Brot.) : desembocadura del Tajo y Algarbes (Brot.) Yar. 8 membranácea Kg. Fucus digitatus pellucidus . Clem. Flor. bcet. ined. Fronde membranácea, laciniata, stipitata, laciniis polymorphis, stipite tereli, radice fibrosa. Clem. loe. cit. Málaga (Clem.) Laminaria. L. saccharina Lamour. Kg. Phyc t. 24. /. Fucus saccharinus L. Turn., t. 163. Ulva saccharina DC. Hab. Costas de España en Galicia (Texid.) , Gibraltar (Talbot) y Portugal en la desembocadura del Tajo (Brot.). (v. s.) Nomb. vulg . Cast. Alga marina, Ova marina (Nebr., A. Lus., Laguna), Sargazo azucarado, Fuco azucarado (Palau). L. Phyllitis Lamour. Fucus Phyllitis Stackh. Ner. brit., t. 9. Turn., t. 164. Engl. bot., t. 1331. Hab. Costas de España (?). (n. v.) L. elliptica Ag. Mont. Expl. Alger., t. 9. Yar . p Cabrera Mont. Cádiz (Mont.)* (n. v.) ESPOROCHNEAS. Desmaréstia. D. viridis Lamour. Sporochnus viridis Ag. Fucus viridis Flor, dan., t. 886. Turn., t. 97. Engl. bot., t. 1669. Hab. Costas de España en Galicia cerca del Cabo Ortegal (L. Seoane). (n. v.) D. aculeata Lamour. Fucus aculealus L. Turn., t. 187. Sporochnus aculeatus Ag. Fucus muscoides Gunn. Gmel Fue., t. 12. Hab. Costas de España (F. Nav., Lag., Salcedo), (v. v.) 286 Cataluña (Sing. de Catal.) Santander (Salcedo). Asturias (Lag.): Gijon , Candas, Concha de Artedo (Lag.) Andalucía (F. Nav.): Cádiz (F. Nav., Colm.), Rota (Clem.), Málaga (Prol.), Sanlúcar de Barrameda (Colm.) Nomb . vulg. Cast. Musgo marino (Lagun.), Almugo (F. Nav.) D. pinnatinervia Mont. Cent. III , núm. 57, t. 7, f- 2. Hab. Costas septentrionales de España en San Sebastian (Mont.). (n. v.) D. ligulata Lamour. Sporochnus ligulatus Ag. La- minaria ligulata Hook. Fucus ligulatus Lightf. Flor . scot., t. 29. Turn ., t. 98. Engl. bot., t. 1636. Hab. Costas de España en Galicia cerca del Cabo Ortegal (L. Seoane). (n. v.) Carpomitra. C. Cabrera Kg. Fucus Cabrera Turn ., t. 140. Spo- rochnus Cabrera Ag. Hab. Costas de España en Cádiz (Clem., Cabr.). (n. v.) Sporochnus. Sp. pedunculatus Ag. Menegh. Alg. ital. , t. 3. Fucus pedunculatus Huds. Turn., t. 188. Gigartina pedunculata Lamour. Hab. Costas de España en Cádiz (Cabr.) y en el Ferrol (L. Seoane). (v. s.) Sp. Gaertnera Ag. Fucus Gaertnera Gmel. Fue., t. 19. Hab. Costas de España en Cádiz (Webb.). (n. v.) DICTIOTEAS» Phyllitis. Ph. debilis Kg. Laminaria debilis Ag . ffab. Atlántico y Mediterráneo (Ag.)- (n. v.) Ph. lanceolata Kg. Ulva lanceolata Thore. ffab. Mediterráneo (Kg.). (n. v.) Ph. brevipes Kg. ffaligenia brevipes Lamour. Lami- naria brevipes , purpurascens et reniformis Ag. Lamour. Ess ., t. i, f. 3. L. papyrina Bory. Fucus Phyllitis subsessilis Clem . Ens. ffab. Costas de España en Cádiz sobre la Encina de mar ó Sargazo vejigoso (Clem.). (n. v.) Zonaria. Z. pavonia Ag. Fucus pavonius L. F. pavoninus Vand . Ulva pavonia Engl. bot . , t . 1276. U. cucullata Cav. ex Auct. variis non ex Ic., t. 191, f. 2, e . Didyota pavonia Lamour. Flabellaria pavonia Lamarck. Padina pavonia Gaill. ffab. Costas de España (Salv., Cav., Lag., Clem.) y Por- tugal (Vand.). (v. v.) Cataluña (Salv.): Blanes (Salv.), Cabo de Creus (Texid.) Galicia (L. Seoane): Ferrol (L. Seoane). Valencia (Cav., Lag.) : Calp é Hifac (Cav.) , Alicante (Lag.) Andalucía (Clem.): Cádiz (Clem., Colm.), Tarifa, Algeci- ras, Almería (Clem.), Málaga (Clem., Prol.), Sanlúcar de Barrameda (Clem.) Portugal (Vand.). Baleares: Menorca (Texid.) Z. collaris Ag. Padina collar is Grev. ffab. Costas de España en Málaga (Cabr., Lge.). (n. v.) m Stypodium. St. flavum Kg. Zonaria flava Ag. Fucus flavas Clem . Ens . Fucus spongiosus selinoides Tournef. Inst ., t. 536. F. Tournefortii Lamour. Diss ., t. 26, f. 1. Dictgota Tournefor- tiana Lamour. Zonaria Tournefortiana Moni. Hab. Costas de España (Clem., Lag.). (v. v.) Galicia (L. Seoane): Ferrol (L. Seoane). Andalucía (Clem., Lag.): Sanlúcar de Barrameda (Clem., Lag., Wk., Colm.)., Cádiz (Clem., Cabr., Colm.) St. Atomaria Kg. Dictgota Atomaria Grev. Harv. Pinje . brit., t. 1. Zonaria Atomaria Ag. Ulva Atomaria Woodw. Fucus zonalis Lamour. Diss., t. 25, f. 1. Hab. Mediterráneo (Ag.). (v. s.) Var. p ciliata Ag. Fucus pseudo-ciliatus Lamour. Diss., t. 25, f. 2. Ulva serrata DC. Dictgota ciliata Lamour. Ess. Ulva fastigiata Clem. Ens. Cádiz (Clem., Cabr.), Sanlúcar de Barrameda, Puerto de Santa María, Algeciras (Clem.), Galicia en la ria de Ares (L. Seoane). Halyseris. EL polypodioides Ag. Kg. Phgc ., t, 23. Dictgopteris elongata Lamour . Ess. Fucus polgpodioides Lamour. Diss., t. 24, f. 1. Fucus membranáceas Stackh. Ner. brit., t. 6. Tourn., t. 87. Engl. bot., t. 1758. Fucus ambiguus Clem. Ens. Ulva polgpodioides DC. Dictgoteris polgpodioides Lamour. Hab. Costas de España (Lag., Clem.). (v. y.) Asturias (Lag.): Gijon, La Concha (Lag.) Andalucía (Clem., Cabr.): Cádiz (Clem., Cabr., Colm.), Rota, Puerto de Santa María, Algeciras, Almería (Clem.) Spatogiossum. Sp. Solierii Kg. Dictgota Solierii Chauv. Laminaria padinipes Borg . Hab. Mediterráneo (J. Ag.). (n. y.) m Cutleria. C. adspersa De Notar. Padina adspersa Grev. Zo- nada adspersa Ag. Ulva adspersa Roth. Cat. III , t . 11, f, B. Hab. Costas de España en Cádiz (Cabrera), (n. v.) C. multifida Grev. Álg. brit., t. 10. Zonaria mullí - [ida Ag. Dictyota penicillata Lamour. D. multifida Bory. Ulva multifida . Engl. bot., t . 1913. Hab. Mediterráneo (Ag.). (n. v.) Dictyota. D. vulgaris Kg. D. dichotoma Grev. Alg. brit., t. 10, f. 1, 2, 3. Dichophyllium vulgare Kg. Phyc ., t. 22, f. II, 1-1. Hab. Atlántico (Kg.) (n. v.) Var. ¡3 intricata Kg. Zonaria dichotoma p intricata Ág. Menorca (Texid.) D. dichotoma Kg. I), dichotoma Grev. Alg. brit., t. 10, f. 5. Zonaria dichotoma Ag. Ulva dichotoma Huds . Hab. Costas de España (Lag., Clem.). (v. v.) Asturias (Lag.): Gijon, Artedo (Lag.), Yigo (Texid.) Galicia (L. Seoane): Ferrol (L. Seoane). Andalucía (Clem.): Sanlúcar de Barrameda, Conil, Alge- ceras (Clem.), Cádiz (Clem., Cabr., Colm.) Baleares: Menorca (Texid.) Var. p recisa. Ulva recisa Poir. Costas de Portugal (Beauv.) D. ligulata Kg. Hab. Mediterráneo (Kg.). (n. v.) D. repens J. Ag. Hab. Mediterráneo (Kg.). (n. v.) D. implexa Lamour. Del. Flor, cegypt t. 56, f. 2 . Hab. Costas de España (Lge.). (n. v.) Prov. Vascongadas (Lge.): San Sebastian (Lge.) Andalucía (Lge.): Málaga, Almería (Lge.) TOMO XVIII. 19 290 D. Fasciola Lamour. Zonaria Fasciola Ag. Fucus Fasciola Roth. Cat. /, t. 7, f- 1. Fucus linearis Forsk. ex Ag. Hab. Costas de España en la Coruña (Lge.). (n. y.) B. linearis Grev. Zonaria linearis Ag. Hab. Costas de España (Wk., Lge.). (n. v.) Galicia (Lge.) Coruña (Lge.) Andalucía (Wk.): Cádiz, La Cortadura (Wk.) ENCELIEAS. Striaria. St. attenuata Grev. Harv. Phyc. brit ., t. 25. So- tenia attenuata Ag. Zonaria lineolata Ag. le., t. 40. Viva at- tenuata Nace . Dictyota lineolata Grev. Var. |3 crinita Kg, Striaria ermita J. Ag. Solenia crinita C. Ag. Conferva crinita Ruch. Hab. Costas de toda Europa (Ag.). (n. v.) ■ Enecelium. S. echinatum Ag. Asperococcus rugosus Lamour. A. fistulosas Hook. A. echinatus Grev. Viva rugosa DC. Hab. Atlántico (Ag.). (n. y.) E. foullosum Ag. Kg. Phyc., t. 2!, f. 1. Asperococcus hullosas Lamour. Ess., t. 6, f\ 5. A. Turneri Hook. Harv. Phyc. brit., t. 11. Viva Turneri. Engl. bot., t. 2570. Hab. Atlántico (Ag.). (n. y.) E. sinuo surn Ag. Asperococcus sinuosas Bory. Ulva sinuosa Roth . Tremella rugosula et cerina Clem. Ens. Hab. Costas de España en Cádiz (Clem.). (v. s.) 291 CORDEAS. Spermatoclmus. Sp. rhizodes Kg. Sporochnus rhizodes Ag. Chorda- ria rhizodes Lyngb. Hydr., t. 13. Stilophora rhizodes J. Ag . Harv. Pliyc. brit /. 70. Ceramium tuberculosum Roth . Hab . Costas de España en Galicia (L. Seoane). (n. v.) Sp. papillosus Kg. Zonaria papillosa Ag . Dictyota papillosa Lamour . Stilophora adriatica Menegh. Alg . ital.t \ t. 3, f. 2. /Za5. Costas de las Baleares en Menorca (Texid.). (n. v.) Chorda. Ch. Filurn Lamour. GWu. A/#. brit. , /. 5. i'wcía L. Turn., t. 88. 5o/., t. 2487. Ceramium Filurn Roth. Fucus Tendo Esp. Fue., t. 22. //¿z5. Costas de España (F. Nav., Lag.). (v. s.) Asturias (Lag.): Gijon (Lag.) Galicia (R. Bust.) Andalucía (Lag.): Cabo de Gata (Lag.) Baleares : Menorca (Bamis). Nomb. vulg. Cast. Alga de muelles (F. Nav.) Vur. 8 fistulosa Kg. Ulna fistulosa Huds. Engl. bot., t. 642. U. simplicissima . Clem. Ens. ex Ag. Conferva fístula Roth. Scytosiphon fistulosum Ag. Costas de Asturias (Lag.), Galicia (L. Seoane), Andalucía en Sanlucar de Barrameda, Bota, Puerto de Santa María, Cádiz (Clem.) y Baleares en Menorca é Ibiza (Texid.) MESOGLEACEAS. Chor daría. Ch. flagelliformis Ag. Gigartina flagelliformis La- mour. Fucus flagelliformis Turn., t . 85. Engl. bol., t. 1222. F. longissimus Stackh . Hab. Costas de España en la Isla de León, Cádiz, Puerto- Real (Clem.). (n. v.) Mesogloea. M. vermicularis Ag. Rivularia vermicularis. Engl. bol., I. 1818. Chcelophora vermicularis Hook. Hab. Atlántico y Mediterráneo (J. Ag.). (n. y.) Leathesia. L. marina Endl. Nostoc marinum et mesentericum Ag. Tremella difformis L. ex L. Alonso. Clavaria Nosloc Bory. Chcelophora marina Lgngb. Ilydr t . 66. Rivularia tuberifor- mis. Engl. bol., t. 1956. Hab. Costas de España en el Ferrol (L. Alonso) y en Cádiz (Colm.). (v. v.) LIAGOREAS. Liagora. L. disienta Lamour. Fucus distentus Mertens in Roth. Cal . III , t . 2. F. lichenoides Desf . Hab. Costas de España en el Mediterráneo (Kg.). (n. v.) L. viscida Ag. Fucus viscidus Forsk . Turn., t . 119. Liagora ceranoides Lamour. Hab. Mediterráneo (Kg.). (n. v.) 293 L. versicolor Lamour. L. complanata Ag. Fucus lichenoides Esper. Fue., t. 50. Yar. p ramellifera Kg. Liagora versicolor A. Lamour. Fucus canalicularioides Clem. Ens.f Fronde compressa, ra- mosissimo-corymbosa , ramis sparsis, superne dichotomis. Clem. loe., cit. Sanlúcar de Barrameda, Rota (Clem.), Cádiz (Clem., Cabr.) BATRACOSPERMEAS. Batrachospermum B. moniliforme Roth. Conferva gelatinosa L. Dillw., t. 32. Chara gelatinosa Roth. Hab. España (Clem., Hsens.) en las aguas claras y frias. (v. V.) Cataluña (Cólm.) Aragón (Pardo, Loscos) : Alcañiz, Castelserás (Pardo, Loscos). Galicia (L. Seoane). Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem., Hams.): Carratraca (Haens.) Nomb. vulg. Casi. Barba de muía (Clem.) Yar. p Boryanum Ag. Batrachospermum moniliforme Vauch. Conf t. 11, f. 1, 3. Valencia en Titáguas (Clem.)» Cast. Barba de muía (Clem.) QUETOFOREAS. Thorea. T. ramosissima Bory. Ann. Conferva hirsuta Thore. C. flexuosa Bory il ., t . 2, Batrachospermum hispidum DC . Thorea hispida Desv . 294 Rab. España en Galicia cerca de Cuntis en los riachuelos (L. Seoane). (n. v.) Chsstophora. Ch. endivisefolia Ag. Lyngb., t. 65. Rivularia endi- vicefolia Rolh. Ratrachospermum fasciculatum Vauch t. 113, f. 1, 2. Tremella palmata Hedw. Rab. Toda Europa en las acequias (Kg.). (n. v.) LEMANIEAS. Lemania. L. fluviatilis Ag. Conferva fluviatilis Dillw., i. 7, f. 47. Linn . Polysperma fluviatilis Vauch. Conf t. 1, f. 3. Chantransia fluviatilis DC. Rab. España en Cataluña (E. Bout.), Aragón (Pardo, Loscos), Galicia (L. Seoane), Andalucía (Clem.) y demás pro- vincias sobre las piedras y leños en los rios y riachuelos, (v. v.) Nomb . vulg. Cast. Alga de rio. (Palau.) CARACEAS. Chara. Ch, gymnophylla A. Braun. Rab. España en los charcos y regueras en el Dornajo de la Sierra-Nevada (Wk.) y en Málaga (Lge.). May. (n. v.) Ch. aspera Willd. Ch. hispida Wahlenb . Linn. pro parte. Ch. aspera et fallax Ag. Rab. España en Almería en los charcos de agua salada (Lge.). May., Jim (n. v.) 295 Var. £ capillacea Kg. Pozos del Mezquin en Aragón (Pardo, Loscos). Cli. fragilis Besv. Ch. vulgaris L. et Auct. pro parte, Ch. Hedwigii Ag. Ch. hirta Meyer. Hab. España cerca de Santander (Lge.) en las aguas poco corrientes. May., Jun. (v, s.) Var. ti tuberculífera A. Braun . Galicia en la laguna de Doñinos (Lge.) Ch. vulgaris Wallr. Equisetura VI Quer. Ch. f cutida A. Braun. Hab . España (Loeffl., Quer) y Portugal (Brot.)en las aguas de lento curso en muchas provincias, llegando en las orien- tales á la altura de 5.000r (Wk.). May., Jun. (v. v.) Cataluña (E. Bout., Colm.): Monserrat (E. Bout.) Aragón (Asso); Zaragoza en el riachuelo de la Guerba (Asso), Villarluengo (Xarne.) Santander (Lge.) Asturias (Dur.): Gijon (Dur.) Castilla la Vieja (M. P. Ming.): Valladolid (M. P. Ming.) Castilla la Nueva (Quer, Palau): circuito de Madrid (Quer, Palau, P. deEscob.), Soto de Migas-Calientes hacia el Puente- Verde, vega de San Fernando y Ribas (Quer), Aranjuez (Colm.) Valencia (Cav., Clem.): Titáguas (Clem.) Andalucía (Clem., Hsens.): Málaga (Clem., Hsens., ProL, Boiss.), Jerez de la Frontera, Sanlúcar de Barrameda, Puerto de Santa María, Sorbas (Clem.), Carratraca (Hsens.) Portugal (Brot.): Serra da Arrabida, costa da Trafaria, cercanías de Coimbra en la Quinta das Lágrimas (Brot.) Var. 8 subhispida A. Braun. Sierra de Chiva en la fuente de Boquiva del monte de Santa María, á la altura de 5.000' (Wk.) Nomb. vulg. Val. Asprella, Esprella, Borró, Asprella pu- denta (Cav.) Ch. hispida L. Ch. spinosa Ruprecht. Ch. hispida et tomentosa Willd. Hab. España (Wk., L. P. Ming.) en las acequias y char- cos de varias provincias. May., Jun. (v. v.) 296 Cataluña (Texid.): Gerona (Texid.) Aragón (Pardo, Loscos). Castilla la Vieja (M. P. Ming.): Valladolid (M. P. Ming.) Valencia (Wk.) Murcia (Palau): Hellin (Palau, Cav.) Baleares: Ibiza (Camb.) Var. tj longe hirsuta A. Braun. Albufera de Valencia (Wk.) Val. Asprella (Wk.) Nitella. N. flexilis Ag. Chara flexilis L. Hah . España en las aguas de lento curso cerca de Madrid (Coira.) May. (v. y.) Var. p glomerulifera Kg. Chara glomerulifera A. Braun. Toda Europa (Kg.) N. hyalina Kg. Chara hyalina DC. Ch. pellucida Ducros. Hah. España en la Albufera de Valencia (Wk.) y en Ara- gón en el Guadalope (Pardo, Loscos). May. (n. v.) VALONIEAS. Acetabularia. A. mediterránea Lamour. Tubular ia Acetabulum Gmel. Corallina Acetabulum Cav. Hab. España en Valencia cerca de Calp (Cav.). (v. s.) Dasycladus. D. clavseformis Ag. Kg. Phyc., t. 40, f. 1, Ciados- tephus clavceformis Ag. Conferva clavceformis Both. Hab. Mediterráneo (Ag.). (n. v.) Aseothamnion. A. intricatum Kg. Valonia inkicata Ag. Ulva intri - cata Clem. Ens. U. conspurcata Clein. Flor. bcel. ined. Hab. Costas de España en Cádiz (Clem., Cabr., Bourg.), muelle de Málaga (Clem.), Cabo de Gata (Lag.). (v. s.) Valonia. V. utricularis Ag. Conferva utricularis Roth. Cal. L t. í,f. 1. Hab. Costas meridionales de España (Kg.). (n. v.) CODÍEAS. Espera. E. mediterránea Bne. Hab. Mediterráneo (Dne.). (n.v.) Halimeda. H. Opuntia Lamonr. Exp., t. 20, f. 6. Flavellaria Opuntia Lamarck. Corallina Opuntia Eli. et Sol., t . 20, b . Kg. Phyc., t. 43, 11. Hab o Atlántico y Mediterráneo (Lamarck.). (n. v.) IJdotea. U. Desfontainii Dne. Flavellaria Desfontainii La- mour . Ess., t. 6, f. 4. Codium membranaceum Ag. Conferva flavelliformis Desf. Ulva flavelliformis Wulf, Hab . Mediterráneo (Ag.). (n. v.) m Codium. C. t ornen tosum A g. Spongodium dichotomum La mour . Ulva tomentosa DC . Fucus tomentosus Huds. Turn., t. 135. Engl. bot., t. 712. Agardhia dichotoma Cabr . Hab . Costas de España (Clem., Cabr.). (v. v.) Cataluña (Colm.) Santander (Salcedo). Asturias (Lag.): Candás (Lag.) Galicia (Lge.): Cortina (Lge.) Andalucía (Clem., Lge.): Cádiz (Clem., Lge., Colm.), Castillo de San Pedro cerca de Cádiz (Clem., Cabr.), Sanlú- car de Barrameda, Puerto de Santa María, Tarifa, Algeciras, Málaga (Clem.) Baleares : Menorca (Oleo). Var. y divaricatum Kg. Fucus textilis Clem . Ens. Fronde ex fibrillis contexia, tenaci, stipitata, stipite tereti in folia cu- neiformia dilátalo, fibrillis ad apicem solutis. Clem. loe. cito Cádiz (Clem., Lge.) Var . 8 gracile Kg. Fucus tomentosus fastigialus Clem . Flor. bcet. ined. Málaga (Clem.) Var. £ implicatum Ag. Cádiz (Kg.) (Se continuará.) 299 ZOOLOGIA Catálogo metódico de los peces que habitan ó frecuentan las costas de las Islas Baleares; por D. Francisco Barceló x Coméis, Licenciado en Medicina y Cirujía y Catedrático de Física del Instituto de las Baleares. ( Continuación .) SECTÍO V. — PHYSOCLYSTI . ORDO IX— GADL FAMILIA XXXIII. —OPHIDIIDiE. Genus CXIII.— Fierasfer, Cuv 65 bis . F. ímberbis, Cuv. Mallorca! Genus CXIV. —Ophidium, Lín* 66. O. Vassali, Ris Malí é Ibiza Pixota . Mallorca! Ibiza! 300 67. O. barbatum, L. Cast. el Pez sable. Malí. Cuch, Congre de sucre , Congre dols. Men. Panfont , Mallorca! Menorca (Perez Arcas). Ibiza (Delaroche). FAMILIA XXXY. — GADIDiE. Genus CXVIXI.— Phycis, Artedi, 68. Ph. tinca, Schn. Bal. Molla, Móllara. Mallorca! Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Dela- roche). 69. Ph. blennoides, Schn. Malí. Molla, Móllara . Mallorca! Genus CXIX.— Motella, Cuv. 70. M. mediterránea, Bp. Malí. MosleL Mollareta . Mallorca! 71. I. fusca, Sw. Malí. Mostel , Mollareta. Mallorca! Genus CXXII — Merlucius, Cuv. 72. M. esculentus, Bis. Bal. Llus. Baleares! Menorca (Ramis). Ibiza (Delaroche), Mallorca (Weyler). Genus CXXVII.— Gadus, Lin. 73. G. minutus, L Bal. C apelló. Mallorca! Menorca! Ibiza (Delaroche). 301 ORDO X. — HETEROSOMATA, FAMILIA XXXVIII. — PLEURONECTIDiE . Genus CXXXXV.— Pleuronectes, Bp. 74. PL Boscii, Bis. Malí. Capellá. Mallorca! 75. Pl. citharus, Bis. Malí. Capellá . Mallorca! Ibiza (Delaroche). 76. Pl. Grolimanni, Bp. Men. Llengiiado. Menorca (Perez Arcas). 77. PL arnoglossus, Bp. Malí. Pelada. Mallorca! Genus CXXXV.- Platessa, Cuv. 78. Pl. vulgaris, Cuv.? Mallorca (Weyler). Genus CXXXVII.— Limanda, Bp. 79. L. oceánica, Bp.? (Pleuronectes limanda, L.) Me- norca (Ramis). Genus CXXXIX.— Psetta, Sw. 80. Ps. rhombus, Bp. Cast. el Rodaballo. Malí. Re- mol. Mallorca! 81. Ps. maxima, Sw. Cast. el Rodaballo. Malí. Re- mol. Mallorca! raro. Genus CXL.— Bothus, Bp. 82. B. podas, Bp. Bal. Padás. Mallorca! Menorca (Cleghorn, Perez Arcas). Iviza (Delaroche). 83. B. riiomboides, Bp, Malí. Padás. Mallorca! 302 FAMILIA XXXIX.— SOLEIDtE. Genus CXLL— Solea, Cuv. 84. B. vulgaris, Cuv. Cast. el Lenguado. Bal. Lien - güado. Malí. Peláya más comunmente. Mallorca! Menorca (Cleghorn , Ramis). Ibiza (Delaroche). Malí. (Weyler), 85. S. oeulata, Bis. Malí. Peluda . Mallorca! 86. S. Klein!, Bp. Men. Llenguado. Menorca (Perez Arcas). 87. S. nasixta, Bp. Malí. Peláya . Mallorca! Genns CXLII.— Microchirus, Bp. 88. M. lingnla, Bp. Malí, é Ibiza, Peluda. Mallorca! Ibiza! Palma (Delaroche). Genus CXLÍV.— Plagiusa, Bp. 89. Pl. lactea, Bp. Malí. Peláda. Mallorca! ORDO XI PERCHE. ✓\/\/\ r\s\/\/\s\ FAMILIA XLIY. — MiENULE. Genus CXLVI.—Smaris, Cuv. 90. Bm. vulgaris, Cuv Cast. el Picare!. Bal. Ger- reí . Mallorca! 303 Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Delaro- che). Mallorca (Weyler). 91. Sm. alcedo, Cnv. Malí, y Men. Gerret pamfü. Malí. Gerret d’alagroga Mallorca! Menorca (Perez Arcas). Mallorca (Weyler). 92. Sm. Maurii, Bp. Men. Gerret bord. Menorca (Perez Arcas). Gcims CXLVII,— Maena, Cnv. 93. M. vulgaris, Cnv. Cast. la Méndola; Chuela. Bal. Xucla. Ibiza, Mata-soldad. Mallorca! Menorca! Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Del aro- che). Malí. (Weyler). 94. M. Osbeckii, Cnv. Malí. Gét-lara. Men. Mora. Ibiza, Gerret imperial. Mallorca! Menorca! Menorca (Cleghorn, Perez Arcas). Ibiza (Delaroche). FAMILIA XLV.— SPARIDiE. Genns CXLIX. —Oblada, Cnv. 95. O. melannra, Cnv. Cast. la Oblada. Bal. Obláda. Mallorca! Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Delaro- che). Mallorca (Weyler). Genns CL.™ Box, Cnv. 96. B. salpa, Cnv. Cast. la Salpa ó Salema. Malí Men. Sáupa . Ibiza, Salpa. Mallorca! Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Delaro- che). Mallorca (Weyler). 97. B. boops, Bp. Cast. la Boga. Bal. Boga . Ba- leares! 304 Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Delaro- che). Mallorca (Weyler). Genus CLX.— Cantharus, Cuv. 98. C. vulgaris, Cuv. Cast. el Cantero. Bal. Cántara . Mallorca! Menorca (Cleghorn, Ramis). Ibiza (Delaroche). Mallorca (Weyler). 99. C. griseus, Cuv. Men. Cántara . Menorca (Perez Arcas). 100. C. brama, Cuv.? Mallorca (Weyler). Genus CLII.— Dentex, Cuv. 101. D. vulgaris, Cuv. Casi, el Dentón. Bal. Déntol. Baleares! Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Delaro- che). Mallorca (Weyler). 102. D. macrophthalmus, Cuv. Malí. Déntol. Ma- llorca! (Weyler). Genus CLXLL— Pagellus, Cuv. 103. P. mormyrus, Cuv. Cast. el Pez Herrera. Bal. Mábre. Mallorca! Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Delaro- che). Mallorca (Weyler). 104. P. bogaraveo, Cuv. Bal. Bóga-ravell. Ba- leares! 105. P. acarne, Ris. Cast. el Besugo. Bal. Besuch # Mallorca! Menorca (Cleghorn, Perez Arcas). Ibiza (Delaroche). 106. P. centrodontus, Cuv. Malí, é Ibiza. Gorás . Mallorca! Ibiza (Delaroche). 107. P. erythrinus, Cuv. Cast. el Pagel. Bal. Pa- gell. Baleares! 305 Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Delaro- che). Mallorca (Weyler). Genus CLIV.— Pagrus, Cuv. 108. P. vulgaris, Cuv. Casi, el Pagro. Bal. Págre. Malí. Págara. Mallorca! Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Delaro- che). Mallorca (Weyler). Genus CLV.— Sparus, Ep. 109. Sp. aurata, Lin. Cast. la Dorada. Bal. Orada. Malí, y Men. Oradella. Mallorca! Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Delaro- che). Mallorca (Weyler). ¿Quid Sparus hirta, Lin.? (Ramis y Weyler) con el nom- bre de Esparray? Genus CLVI.— Charax, Cuv 110. Ch. puntazzo, Cuv. Casi, el Sargo Picudo. Bal. Morruda. Mallorca! Menorca (Cleghorn, Perez Arcas). Ibiza (Delaroche). Genus CLVII.— Sargus, Cuv. 111. S. Rondeleti, Cuv. Cast. el Sargo burdo. Bal. Variada. Mallorca! Menorca (Cleghorn, Perez Arcas). Ibiza (Delaroche). 112. S. Salviani, Cuv. Cast. el Sargo. Bal. Sárd. Mallorca! Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Delaro- che). Mallorca (Weyler). 113. S. annularis, Cuv. Cast. la Mojarra. Bal. Es- parray. Baleares! Menorca (Cleghorn, Perez Arcas). Ibiza (Delaroche). TOMO XVIII. 20 30G FAMILIA XLVI. — S(MMI).E. Genus CL VIII.— Seisena, Lin. 114. Se. aquila? Cuv. et Val. Cast. la Corbina. Malí. Corbina. Mallorca! 115. Se. umbra, Lin. Cast. la Corbina. Malí, é Ibiza, Corbina. Mallorca! Ibiza! Genus CLIX. — XJmbrina, Cuv. 116. XJ. cirrosa, Sis. Cast. la Corbinata. Bal. Reig. Mallorca! Menorca (Perez Arcas). Ibiza (Delaroche). Mallorca (Weyler). Genus CLX.— Corvina, Cuv. 117. C. nigra, Cuv. Bal. Escorbay. Men. é Ibiza, Corba. Baleares! Menorca (Cleghorn, Perez Arcas). Ibiza (Delaroche). Ma- llorca (Weyler). FAMILIA XLYII.— PERCUDE. Genus CLXII. — Labrax, Cuv. 118. L. lupus, Cuv. Cast. el Róbalo. Bal. Llop; Lio- barro. Mallorca! Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Delaro- che). Mallorca (Weyler.) 307 Gemís CLXVII.— Apogon, Lac. 119. A. rex mullorum, Cuv. Malí. Alare d' Anfós . Men. Moret vcrmey . íbiza, Escañya-veyas. Mallorca! Ibiza! Menorca (Perez Arcas). Ibiza (Delaroche). Genus CLXIX.— Antillas, Bl. 120. A. sacer, BL Malí. Dentó. Mallorca! Menorca! sin nombre. Menorca (Ramis, Perez Arcas). íbiza (Delaroche) , sin nombre. Genus CLXX.— Serranas, Cuv. 121. S. seriba, Cuv. Bal. Vaca. Baleares! Menorca (Perez Arcas). íbiza (Delaroche). 122. S. cabrilla, Cuv. Casi, el Serrano; la Cabrilla. Bal. Serró. Baleares! Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Delaro- che). Mallorca (Weyler). 123. S. liepatus, Cuv. Malí. Musich. Ibiza. Tres- Muras. Mallorca! Ibiza (Delaroche). Genus CLXXII. — Cerna, Bp. 124. C. gigas, Bp. Cast. el Mero. Bal. Anfós; Neru; Xerna. Baleares! Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Delaro- che). Mallorca (Weyler). 125. C. nebulosa, Coceo. Malí. Anfós bord; Anfós - Jueu . Ibiza. Anfós -burro. Mallorca! Ibiza! Genus CLXXI3X— Polyprion, Cuv. 126. P. cernium, Val. Bal. Pampol rascás. Ma- llorca! 308 FAMILIA XLVIII.— TRACHINIDJí. Genus CLXXV.— Uranoscopus, Lin. 127. U. scaber, L. Cast. la Rata. Bal. Rata. Ba- leares! Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Delaro- che). Mallorca (Weyler). Genus CLXXVL— Traehinus, Lin. 128. Tr. draco, Lin. Cast. la Araña. Malí. Aranya- Monja. Men. é Ibiza. Arañyol. Men. Dragó. Ibiza. Arañya- blanca. Baleares! Menorca (Perez Arcas). Ibiza (Delarocbe). 129. Tr. araneus, Cuv. Cast. la Araña. Malí, y Men. Aranya- fragata. Mallorca! Menorca (Perez Arcas). Ibiza (Delaroche). Mallorca (Weyler.) 130. Tr. radiatus, Cuv. Cast. la Araña. Malí. Ara- ñya de cap negre . Ibiza. Aranya negra. Mallorca! Ibiza! Mallorca (Weyler). FAMILIA XLIX.- — SPHYRJüNIDiE. Genus CLXXVII.— Spliyrsena, BL 131. Sp. spet, Lac. Cast. el Espetón. Bal. Spet. Ma- llorca! Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Delaro- che). Mallorca (Weyler). FAMILIA L. — ATHERINIDJL Genus CLXXVIII.— Atherina, Lin. 132. A. hepsetus, L. Cast. el Pez rey. Bal. Cesclet. Mallorca! Ibiza (Delaroche). 133. A. Boyeri, Bis. Bal. Cabessuda. Mallorca! Menorca (Perez Arcas). Ibiza (Delaroche). 134. A. mochon, Cuv. Bal. Moixó . Mallorca! Ibiza (Delaroche). Estas tres especies abundan en las costas de Mallorca, y á las masas que forman por su reunión á poco después de su nacimiento, se las denomina Jonguillo. FAMILIA LI. — MUGILID/E. Genus CLXXIX.— Mugil, Lin. 135. M. cephalus, Cuv. Cast. el Mujol. Bal. Mújol. Men. Cap-plá. Mallorca! Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Delaro- che). Mallorca (Weyler). 136. M. capito, Cuv. Malí, y Men, Llissa-Agud. Ma- llorca! Menorca! 137. M. chelo, Cuv. Bal. Llissa. Baleares! Menorca (Perez Arcas). Ibiza (Delaroche). 138. M. auratus, Cuv. Malí. Llissa. Men. Llissa - gaita rotja? Mallorca! 139. M. labeo, Cuv. Malí. Llissa. Men. Galup. Ma- llorca! Menorca (Perez Arcas). Estas cinco especies frecuentan también la Albufera de Alcudia. 310 FAMILIA LII. MULLIDLE. Genus CLXXX. — Mullus, Lin. 140. M. surmuletus, Lin. Cast. el Salmonete. Bal. Molí ver; Molí de roca. Baleares! Menorca (Perez Arcas). Mallorca (Weyler). 141. M. barbabas, Lin. Cast. el Salmonete. Bal. Molí de fanch. Malí, é Ibiza, Moll-Jueu. Men. Molí cranquer. Baleares! Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Delaro- che). Mallorca (Weyler). FAMILIA Lili. — TRIGLIDiE. Genns CLXXXI.— Trigla, Lin. 142. Tr. lineata, Lin. Malí, é ibiza. Rafet. Men. Ra- felet. Mallorca! Menorca (Cleghorn, Perez Arcas). Ibiza (Delaroche). 143. Tr. cuculus, Lin. Bal. Gallineta. Mallorca! Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Delaro- che). Mallorca (Weyler). 144. Tr. pseciloptera, Cnv. Malí, y Men. Oriola. Mallorca! # | Menorca (Perez Arcas) 145. Tr. aspera, Vivian. Malí. Capet. Mallorca! 146. Tr. lucerna, Brun. Malí. Rurret. Mallorca! Malí. (Weyler). 147. Tr. gurnardus, Lin. Cast. el Borracho. Malí. Oriola vera. Mallorca! 148. Tr. Lyra, Lin. Malí. Rafel. Men. é ibiza, hi- rióla. Mallorca! 311 Menorca (Perez Arcas). Ibiza (Delaroche). 149. Tr. hirundo, Lin. Ibiza (Delaroche). Gemís CLXXXII. — Peristedion, Lac. 150. P. cataphractum, Lac. Cast. el Armado. Malí. Arnés. Men. é Ibiza, Armad. Men. Ase. Mallorca! Menorca (Perez Arcas). Ibiza (Delaroche). Genus CLXXXIII.-— Dactyloptera, Cuv. 151. D. volitans, Cuv. Cast. el Pez volador. Malí, é Ibiza, Xoriguer; Roncador. Men. Xorich; Volador . Mallorca! Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Mallorca (Weyler). Genus CLXXXXV.— Sebastes, Cuv. 152. S. imperialis, Cuv. Ral. Ser rá-imp erial. Ma- llorca! Menorca (Cleghorn, Perez Arcas). Ibiza (Delaroche), Genus CLXXXV.— Scorpsena, Cuv. 153. Se. porcus, Lin. Cast. el Rescacio. Bal. Ras - cassa. Malí, y Men. Escórpora. Men. Rasóla. Baleares! Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Delaro- che). Mallorca (Weyler). Existe en estas costas la variedad primera de Risso, de color rojo carmín, hocico agudo, con una mancha negra en la aleta dorsal. Malí. Cap-tiñós. Men. Uyot. 154. Se. scropha, Lin. Cast. el Rano. Malí, y Men. Cap-roig. Men. é Ibiza, Rotja. Baleares! Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Delaro- che). Mallorca (Weyler). 312 ORDO XII— BLENNII. aaaaaaaa FAMILIA LIY. — GOBIDJE. Genus CLXXXIX. — Gobius, Lin, 155. G. mediterráneas, Sclm. ( G . niger , Medit. Auct.) Bal. Caból , como á las demás especies siguientes. Ma- llorca! Ibiza (Delaroche). Mallorca (Weyler). 156. G. guttatus, Cuv. Men. Cabót de roca, Menorca (Perez Arcas). 157. G. paganellus, Lin. Men. Cabót Inglés. Ma- llorca! Menorca (Bamis, Perez Arcas). 158. G. cruéntalas, Gm. Mallorca! 159. G. geniporas, Val. Men. Cabót d' arena; Cabót d'alga. Menorca (Perez Arcas). 160. G. jozzo, Lin. Mallorca! Menorca (Perez Arcas). 161. G. longiradiatus, Bis. Mallorca! 162. G. filamentosas, Bis. Mallorca! 163. G. Colonianus, Bis. Mallorca! FAMILIA LV. — CYCLOPTERIDAL Genus CLXLII.— Lepadogaster, Gouam 164. L. Gouani, Lac.P Ibiza, Xucladit. Ibiza (Dela- roche). 165. L. Decandollei, Bis. Malí. Peix-porch. Puerto de Palma! y de Mahon! 165 bis. biciliatus? Bise. Malí. Peix-porch. Mallorca! FAMILIA LYI. ECHENEIDIDiE. Genus CLXLV — Echeneis, Lin. 166. E. remora, Lin. Casi, la Rémora. Malí, ñémora. Mallorca! FAMILIA LYJI. — -BLENNIIILE. Genus CLXLVX.— Blennius, Lin. 167. Bl. gattorugine, Lin. Bal. Raboa; Rabosa , como á las especies siguientes. Mallorca! Menorca (Perez Arcas). Ibiza (Delaroche?). 168. Bl. palmicornis, Cuv. Mallorca! Menorca (Pe- rez Arcas). 169. Bl. ocellaris, Lin. Cast. el Torillo. Mallorca! Ibiza (Delaroche). 170. Bl. graphicus, Ris. Mallorca! Genus CLXLV1X.— Xchthyocoris, Bp. 171. I. galerita, Bp. Malí. Raboa . Mallorca! 172. I. pavo, Bp. Malí. Raboa. Mallorca! Genus CLXLXX.— Pholis, Artedi. 173. P. laevis, Elem. Malí. Raboa. Mallorca! Genus CCI.— Clinus, Cuv. 174. CL argentatus, Ris. Malí. Raboa. Mallorca! 314 FAMILIA LYIIL— CALLIOINYMIDJ;. Genus CCVI— - Callionymus, Lin. 175. C. pusillus, Delar. Malí. Dragó. Mallorca! ra- rísimo. Ibiza (Delaroche). 175 6/5. C. admirabilis, Biss. Malí. Dragó. Ma- llorca! raro. FAMILIA LIX. — — LOPHIIDiE. Genus CCVIL— Lophius, Lin. 176. L. piscatorias, L. Cast. el Pez Sapo. Bal. Ráp . Men. Buldroy . Mallorca! Menorca (Cleghorn , Ramis , Perez Arcas). Mallorca (Weyler). 177. L. budegassa, Spin. Malí. Ráp vermeij. Ibiza. Ráp. Mallorca! Ibiza (Delaroche). ORDO XIII— SCOMBRI. FAMILIA LX.— FISTÜLAllIIDyE. Genus CCIX.— Centriscus, Lin. 178. C. scolopax, L. Cast. el Trompetero; Pito rea!. Malí. Trompeter . Mallorca! (Weyler). FAMILIA LXIII. SCOMBRID.E. Genus CCXIV. — Naucrates, Raf. 179. N. ductor, Raf. Cast. el Pez Simón. Bal. Pám- pol. Común en setiembre y octubre. Mallorca! Ibiza! Menorca (Perez Arcas). Genus CCXV.— Licliia, Cuv. 180. L. amia, Cuv. Bal. Palomida. Men. Sorell de peña. Mallorca! Ibiza! Menorca (Ramis, Perez Arcas). Mallorca (Weyler). 181. L. glaucus, Cuv. Malí. Palomida. Mallorca! 182. L. vadigo, Cuv. Malí. Palomida. Mallorca! Rara. Genus CCXVII.— Micropteryx, Ag. 183. M. Dumerili, Ag. Bal. Sirvia; Sirvióla. Ma- llorca! Ibiza! Menorca (Cleghorn, Perez Arcas). En otoño se pescan en las costas de Mallorca individuos de esta especie, cuyo tamaño no alcanza á medio pie, y les denominan Verderol. 184. M. Rafinesquii, Bp. Malí. Sirvia. Mallorca! Rarísima. (Se continuará .) 316 VARIEDADES. Real Academia de Ciencias exactas, físicas y naturales, •Cumpliendo esta Academia con uno de los objetos de su instituto, ha for- mulado el siguiente programa parala adjudicación de premios en el año de 1870. Artículo l.° La Academia de Ciencias exactas, físicas y naturales abre concurso público para adjudicar tres premios á los autores de las Memo- rias que desempeñen satisfactoriamente, ajuicio de la misma Corporación, los temas siguientes: I. « Escribir , en idioma castellano , un Tratado elemental de Geodesia, aclaro, metódico y completo, que pueda servir de enseñanza y guia á las apersonas que deseen conocer y practicar esta parte de la ciencia mate- »mática, y, si el Gobierno de S. M. lo creyere conveniente , de libro de »lexto para el estudio de la misma asignatura en los Establecimientos »de Instrucción pública del Reino.» Los aspirantes á este premio deberán tener presentes las advertencias que se insertan á continuación. 1. " Que se pide un Tratado especial de Geodesia, y no un libro princi- palmente compuesto de numerosos é inconexos retazos, tomados de otras partes de las Matemáticas. Por lo tanto, al redactarle se supondrán ya conocidas del lector la Aritmética, el Algebra, la Geometría elemental y la descriptiva, la Trigonometría plana y la esférica, la Topografía, la Cosmo- grafía, la Física elemental, los Cálculos diferencial é integral, el de las Probabilidades y la Mecánica racional. No obstante, en un capítulo pre- liminar, podrán resumirse las teorías, resultados y fórmulas de uso fre- cuente y hasta necesario en la Geodesia, pero que, con mayor propiedad, se enseñan, deducen y demuestran en las demás ciencias citadas. Y áun en el cuerpo del libro, siempre que la claridad lo exijiere, podrá echarse mano del propio recurso. 2. ‘ Que el Tratado debe ser de Geodesia moderna, y comprender prin- cipalmente la descripción de los instrumentos y exposición de las teorías de que mayor uso se hace, y tienen más justa Hombradía en la actuali- dad. De consiguiente, al hablar de los instrumentos y métodos antiguos, ó que poco á poco van cayendo en desuso, se procurará la brevedad en las descripciones y en la exposición de la teoría de aquellos instrumen- tos y métodos de observación, ó medida, y cálculo. 3. ® Que á la descripción de los principales instrumentos deben acom- pañar las figuras ó dibujos de los mismos, y á la enunciación de las reglas ó preceptos teóricos, algún ejemplo, tomado, siempre que sea factible, de la práctica ó de operaciones geodésicas, extranjeras ó nacionales, ya realizadas. 4. * Que, en el orden que cada opositor al premio creyere más conve- niente, el libro debe indispensablemente comprender cuantos conoci- mientos geométricos y astronómicos, métodos de observación y de cálcu- lo, reglas y advertencias fueren necesarios para el levantamiento del mapa de un extenso territorio y su representación en el papel; medición de arcos de meridiano y paralelo; determinación de la figura general de la Tierra, por el concurso simultáneo de un número indefinido de ob- servaciones, y de sus irregularidades locales, con auxilio del péndulo; y la teoría de la nivelación geodésica y barométrica. H. « Estudiar los alimentos que consumen la clase labradora y los bra- ceros en algunas de las provincias de España. Este estudio debe com- »prender el de los alimentos todos que se consumen , bajo el punto de » vista de su respectivo equivalente alimenticio, comprobándolo ó de- mostrándolo con trabajos propios, para conocer el valor nutritivo de »cada uno de los diversos alimentos que se consumen en la provincia que »se elija. Deberán acompañarse al trabajo muestras de las sustancias » estudiadas , en el estado conveniente de conservación .» ni. a Describir las rocas de una provincia de España y la marcha pro- »gresiva de su descomposición , determinando las causas que la producen »y presentando la análisis cuantitativa de la tierra vejetal formada de »sus detritus , y cuando en todo ó en parte hubiere sedimentos cristalinos »se analizarán mecánicamente para conocer las diferentes especies mine- erales de que se compone el suelo, asi como la naturaleza y circunstan- ecias del subsuelo ó segunda capa del terreno; deduciendo de estos cono- ecimientos y demás circunstancias locales, las aplicaciones á la agricu- ltura en general , y con especialidad al cultivo de los árboles.» Se exceptúan de esta descripción las provincias que forman los territo- rios de Asturias, Pontevedra, Vizcaya y Castellón de la Plana, por haber sido ya premiadas las Memorias respectivas en los años 1853, 1855, 1856 y 1857. Proponiéndose la Academia, por medio de este concurso, contribuir á que se forme una colección de descripciones científicas de todas ó la ma- 818 yor parte de las provincias de España, ha determinado repetir este tema en Lo sucesivo cuantas veces le sea posible. 2. ° Se adjudicará también un accessit para cada uno de los tres temas propuestos, al autor de la Memoria cuyo mérito se acerque más al de las premiadas. 3. ° El premio, que será igual para cada tema, consistirá en seis mil reales de vellón y una medalla de oro. 4. ° El accessit consistirá en una medalla de oro enteramente igual á la del premio. 5. ° El concurso quedará abierto desde el dia de la publicación de este programa en la Gaceta de Madrid, y cerrado en l.° de mayo de 1870, hasta cuyo dia se recibirán en la Secretaría de la Academia cuantas Me- morias se presenten. 6. ° Podrán optar á los premios ó á los accessils todos los que presen- ten Memorias que satisfagan á las condiciones aquí establecidas , sean nacionales ó extranjeros, excepto los individuos numerarios de esta Corporación. 7. ° Las Memorias habrán de estar escritas en castellano, latín 6 fran- cés, excepto la que se refiere al primer tema, que deberá estarlo nece- sariamente en castellano. 8. ° Estas Memorias se presentarán en pliego cerrado, sin firma ni indicación del nombre del autor, llevando por encabezamiento el lema que éste juzgue conveniente adoptar; y á este pliego acompañará otro también cerrado, en cuyo sobre esté escrito el mismo lema de la Memo- ria, y dentro el nombre del autor y lugar de su residencia. 9. ° Ambos pliegos se pondrán en manos del Secretario de la Acade- mia, quien dará recibo expresando el lema que los distingue. 10. Designadas las Memorias merecedoras de los premios y accessils , se abrirán acto continuo los pliegos que tengan los mismos lemas que ellas, para conocer los nombres de sus autores. El Presidente los proclamará, quemándose en seguida los pliegos que encierren los demás nombres. 11. En sesión pública se leerá el acuerdo de la Academia, por el cual se adjudiquen los premios y los accessils, que recibirán los agraciados de mano del Presidente. Si no se hallasen en Madrid, podrán delegar per- sona que los reciba en su nombre. 12. No se devolverán las Memorias originales; sin embargo, podrán sacar una copia de ellas, en la Secretaría de la Academia, los que pre- senten el recibo dado por el Secretario. Y habiendo acordado la Academia que se comunique este Programa á sus corresponsales y á las corporaciones científicas, tengo la honra de ponerlo en conocimiento de V. S. Dios guarde á V. S. muchos años. Madrid 30 de abril de 1868.=El Secretario perpétuo, Antonio Aguilar. Modo de cortar el vidrio en seco, por la Compañía de las fábricas de cristal de Baeearat. La invención consiste en sustituir á los procedimientos conocidos, el uso de gases calientes, los cuales, conducidos por un tubo terminado en punta ó en lámina delgada sobre el objeto que haya que cortar, producen una fractura tan limpia como pudiera "desearse. Si se pone, por ejemplo, una botella de cristal 319 frente á una llama horizontal y delgada de un gas caliente, se la hace dar una vuelta completa sobre su base, y se mantiene siempre el vidrio muy aproximado al surtidor, humedeciendo el círculo caliente producido so- bre la pieza, se separará la botella en dos partes con más rapidez y lim- pieza que la que hasta ahora ha podido obtenerse por otros procedimien- tos. La ventaja de esta invención consiste en la continuidad y rapidez del trabajo, pues no ofrece ninguna dificultad la emisión de una corriente continua de gas, de aire ó de vapor caliente, y en la mayor limpieza que presenta el corte en las piezas fabricadas. Generación del vapor con el gas. Hace más de un año, dice el Méchanic’s magazin, que hemos anunciado que había adoptado y puesto en práctica este sistema de generación del vapor, una gran compañía de Londres. Una vez dado el ejemplo ha habido muchos imitadores, y entre ellos podemos citar á Mr. M. Ledger, de Lyons-Warf, Upper-Thamés- Street, cuyo establecimiento hemos visitado últimamente. En él hemos hallado una caldera tubular de la fuerza de 3 caballos, que producía vapor bajo la presión de 3 kilóm. 6 á 4 kilóg. 5 por centímetro cuadrado, y que servia para verificar, por medio de cuatro cadenas, la descarga de los buques, principalmente cargados de granos. El generador y el aparato mecánico están situados en el piso más elevado del edificio, no estorban nada, sino que su aspecto exterior agrada á la simple vista por una ele- gante sencillez; y para acreditar su buena ejecución basta manifestar que han sido construidos por Mr. Middleton de Loman-Street, Soulh-Wark. El gas es conducido bajo la caldera en un compartimento que descansa sobre una plancha. Unos surtidores verticales provistos de llaves y de válvulas de aire, salen de este compartimento y llegan á la pared inferior de la caldera, y á esto se reduce toda la disposición del aparato con res- pecto á la producción del vapor. Las bocas ó surtidores son 23, y el con- sumo del gas es de unos u2m,836 milímetros cúbicos por caballo y por hora en la plena actividad de la máquina. En todas partes donde se aplica este sistema se demuestra su eficacia y la economía que produce; siendo por consiguiente completo el resultado en estos dos puntos esenciales, de los cuales depende el mérito de toda nueva invención. Teniendo un medio tan fácil para producir él vapor, creemos que todos los gefes de almacenes que hay en nuestros muelles, probarían, adoptándole, que comprendían bien sus intereses. Introducción de la Zizaña acuática. Mr. Sacc propone que se siembre zizaña en Europa, esto es la zizaña acuática ó arroz de agua de los Estados-Unidos, esparciéndola al efecto en los vastos pantanos de la Europa del Norte y de la media, pantanos que no producen más que jun- cos y turba, y al mismo tiempo podría aclimarse en ellos el castor. El ganado busca la zizaña verde, las semillas de esta planta se comen como el arroz y en forma de pan, y además suministra en abundancia una paja escelente. El castor podría ofrecernos su carne y sus pieles. Habiendo la Sociedad real de agricultura de Londres ofrecido un premio, hace algunos, años sobre la cuestión de la mejor manera de útili- zar los pantanos, que cubren la mayor parte de la península escandinava, fué la respuesta unánime que en ellos deberían criarse patos, y Mr. Sacc observa que la introducción de la zizaña acuática en los mismos pantanos, 320 produciría el resultado de decuplicar el número de tan preciosas pal- mípedas. En cuanto al castor, no es dudoso que también prospera; y el autor cree que el castor de Europa podría en pocos años «hacer competencia á las importaciones del Canadá, y suministrar una parte de las preciosas pieles que los americanos venden tan caras.» Sábese que el castor ha sido en otro tiempo un animal de nuestro país; es decir, abundante en Europa y aun en Francia, de donde no ha desapa- recido completamente, porque todavía se encuentra en las riberas del Ródano, como también en las del Vístula; por consiguiente solo se desea conseguir una reaparición de la especie, y Mr. Sacc desearía que esto su- cediese aún en Francia. Se ven castores medio domesticados que pueblan nuestros pantanos, rodeados de sauces, alisos, álamos blancos y negros, y otros árboles cuya corteza ansia tan precioso roedor. Como es un animal muy sociable, pací- fico y fácil de aprisionar, es de esperar que no opondría gran resistencia á los proyectos de Mr. Sacc. Editor responsable, Ricardo Roiz. iV 5.° — REVISTA DE CIENCIAS.— Mayo de 1868. individuo de la Real Academia de Ciencias . A.I DVERTENOIA . Me propongo en estos artículos dar una sucinta idea de las principales aplicaciones de las determinantes. En cuanto á su teoría puede verse en varias obras elementales, entre las que merecen citarse las siguientes: el Algebra de Laurent, el Algebra superior de Serret , el Algebra superior de Salmón. También en la Revista de Obras públicas se halla un ex- tracto de la obra del profesor Trudi. Los primeros capítulos del presente trabajo, son casi la traducción de la segunda parte de dicha obra, incomparable por su método y su claridad; para los restantes he consul- tado la Teoría de las determinantes de Rrioschi , y varias publicaciones italianas. —José Echegaray . TOMO XVIII. 21 32‘2 §. I. Resolución de un sistema de ecuaciones lineales ^ 1. Suponiendo que entre n incógnitas xu x*, xs.... xü se tenga el sistema de n ecuaciones lineales ai, i X{ ai, 2 x% üi, 3 Xz -j- — • . a\, n X\y — U\, $2, 1 Xl -j- a%, 2 Xz -J- (?2, 3 • ■ az,xv Xw — — ■ z/2, an, 1 Xi 4" 2 Xz -f- #n. 3 Xz -J-. . • • • íín» n <^n ^n» y que se forma una determinante con los coeficientes de las incógnitas en todas las ecuaciones, tendremos de este modo la espresion que se designa con el nombre de determinante de las ecuaciones ó del sistema lineal. Además, si á los elementos de una misma vertical, que son los coeficientes de una misma incógnita en todas las ecua- ciones, se sustituyen los segundos miembros, tendremos una segunda determinante, á la que llamaremos determinante de la incógnita correspondiente . Designando por A la primera y por Nc la de la incóg- nita xr, tendremos A = tti, i £?i,2 Oí, x— i Ui, r a i , r+i Cíi? n a* , i Ü2 , 2. • • • • #2, r— i ttz, r i -f-i .... ÍÍ2, n O a, i Orí} 2 • Ont r— i a n, r a n, r“h a^L, 323 N ,= 01, 01 , 2 • • • .. 01,1—1 Ui 01, r+i • 02, i l 02, 2. • • • • 02, r— 1 U2 02,r+i. 0n, i l 011, 2 • • • Un 0ii, r-j-i • • • • • 0n, n 2. La consideración de estas determinantes conduce in- mediatamente á la resolución de las ecuaciones propuestas. En efecto, si se transforma la rma vertical de A 01,. r 02, r 03, r 0rs , r multiplicándola primero por xr, y agregándole las demás multiplicadas respectivamente por xt la primera, por x 2 la segunda, etc., la nueva determinante 01,i0i,2...01,r-l0i,r^r+0l,ia?l+01,2Í2?2+...0i,A01,r-'l-1..-0i.,n' 02 i 102 , 2 * • • 02 ,r— 102 ,r^r“l"02 , |¿Pl”j“02 , 20?2 { » • • 02 ,110^1102 ,r4-l • • .02» ü! |(3f) 0n, I0n,2*« • 0n, r — I0n ,r,rr^^0n, iXi~\-CÍ2, \1X2~\~ •0n,n0'n0u rd- 1 • ° .0n,ni equivaldrá al producto xT A; pero los elementos de la nueva rma vertical son iguales según las ecuaciones (1) é 0i, 02, wn luego; (3r) no es otra cosa que NT- Tendremos pues A. ®r= Nr 324 De aquí resulta que el valor de una incógnita cualquiera del sistema (1), se expresa por una fracción cuyo numerador es la determinante de dicha incógnita , y el denominador la del sistema . Es decir: kXi==Nt; A #2 — TVa ; A#3— N*; kxn^=Nn (5) Ejemplos . I. Sean las dos ecuaciones ax + by == c, a'x-\-b'y = c , tendremos a b x= c b i a b j y — a c a b r c b' a'b'\ f f a c II. Supongamos las tres ecuaciones ax -\-by c z = d> a! x-\-b' y + c z = d! , a''x + b',y + c,,z=:d". abe x= d b c abe y= a d c r i r f abe d ’ b’ c r ir f abe a d! c f r irr rr abe d"b"c” rr ir? rr abe a ríf c" abe * = a b d r r r r abe a b' d! rr » rr r r abe a,b,,dn 325 3.° Debe notarse que las cantidades dadas de las ecuacio- nes, es decir, u{, u2> u3 uü al sustituirse en la determi- nante A llevan el signo del segundo miembro, así cuando se hallen en el primero debe cambiárseles el signo. Por ejemplo, las ecuaciones ab + by-\- c= o, a x-{-b' y-\-c =o, dan a b X — — c b . a b a — - c ab' —c b' f i f a b a' — c * ó bien a b x = — c b ; ¡ a b y—— a c a' b' c'b' a b' a c 4.° La resolución del sistema (1) puede aún hacerse de- pender de otra propiedad de las determinantes. Si se multiplican las ecuaciones (1) ordenadamente por los complementos algebraicos délos elementos de la rma ver- tical de A, es decir, según la notación admitida, por A i, r A 2 > r A 3 , r. ... a A n , r y se suman los productos, tendremos A i , i- a i , i x^.. +Aif r alfr Xn = Ai, r Ui -{- Ai, r $2, i • A~Ai,rai,v i ”4” A 2,r Cl*,n + Ai,TUi “ (” An» r finí i 4“An»r dn>r ”4“ An,r + Aní r W» 326 pero todos los coeficientes del primer miembro, ménos el de xr son nulos; luego resulta A Xx == Ui A i , r U2 A2 , r * . . . WnAn,r y esta fórmula coincide con la (4), puesto que el segundo miembro es el resultado de sustituir en A á aifI a2,T an,r los elementos ul9 u2 wn. 5.° Puesto que A es denominador común á los valores de todas las incógnitas, si esta determinante es nula sin que lo sean los numeradores, dichos valores serán infinitos: es de- cir, no habrá valores finitos que satisfagan á las ecuaciones, y estas resultarán incompatibles. Importa observar, que si es nulo el denominador A y al mismo tiempo lo es uno de los numeradores, todos los res- tantes serán, en general, nulos también. Para ello demostrare- mos, que si uno de los numeradores Ar es nulo, otro cual- quiera As lo es también. En efecto, si Nr—o tendremos Ui Ai,r-\-U2 A2,v-\-Uz A 3, r Un An,!-—#," pero por hipótesis A —o; luego Al,s A 2 , S Ar, s A\, r A2,r An,r y por lo tanto, á los coeficientes Ad,r A2,r An, r podre- mos sustituir los Ai, s A2,s An,s> con lo cual resultará Ui A,,s + U2 A2,s + Un Ams^O; es decir 7Vs=o. De aquí se sigue, que cuando es nula la determinante de la m ecuación y además la de una incógnita, los valores de todas las incógnitas tomarán la forma indeterminada—. Y en efecto, indeterminadas son en general, puesto que, como probaremos, las ecuaciones propuestas no son indepen- dientes entre sí, sino que, por el contrario, una de ellas es consecuencia de las restantes. Por ejemplo, para demostrar que la primera de las ecua- ciones (1) puede deducirse de las demás, multiplicaremos ordenadamente estas ecuaciones, la primera exclusive, por los complementos algebráicos de los elementos de una vertical cualquiera de A, tal como la rma, escluyendo aun el del primer elemento; y sumando los productos tendremos ($2,1 A2,r-(-$3,i A3, r-f"-..- i An,r)xl V^2, i J12i r | "3,1 ^3) rT-- ~f~($2,2 A 2 , r $2 , 2 A 3 , r “{- ® . ”f“($2,n A2ir“f"$3,n As, r + .. =$2 A 2 , v Uz A 3, r”f* Pero $1,1 A 1 , r — f“ $2 , i A 2 , r “¡” • • • . • “4“ $n » i Aq, r 0 $1,2 A i , r — |— $2 , 2 A 2 > r “1“ • • * ••+ $ n, 2 An, t~0 y por hipótesis Ui Ai,r-f-$2 A.9,r -J-. >”f" $n An, r— -0 luego m «2,1 A 2, !•+••■ • • .4" «n, i An, «1,1 A i , «2,2 A2, r "j"*- II r J? e* ?! + — «1,2 Ai «2 A 2 , r “V" * • • “ An, r «i A i , r y por lo tanto, sustituyendo en la transformada, dividiendo por Altr, y cambiando de signo, resultará «1,1 #i+«i,2 #2 + «i., n #n = «n. Esto supone que Ai,r no es cero , y por eso decimos que, en general cada ecuación será una consecuencia de las otras. 6.° Si entre n incógnitas se tiene un sistema de n-\-l ecuaciones, este sistema será más que determinado, y para que dichas ecuaciones puedan coexistir, es necesario que los valores de n incógnitas deducidas de n cualesquiera de las ecuaciones propuestas verifiquen las restantes ; ó en otros términos, es preciso que eliminando de las ecuaciones dadas todas las incógnitas, la resultante sea una identidad. Esta re- sultante idéntica, ó ecuación de condición para la coexistencia de todas las ecuaciones, se obtiene inmediatamente igualando á cero la determinante de grado w + 1, formada con los coe- ficientes de las incógnitas en todas las ecuaciones, y con los segundos miembros, ya dejando á estos últimos sus signos, ya dándoles signo contrario. Supongamos que las n ecuaciones (1) deban coexistir con la siguiente bi Xi -f* bz x-i 4“ bz Xz -j-. — -f" bü xn := v (7) la resultante será: m ait #12 #13 #iu Ui \=o j #21 #22 #23 #2n #2 ¡ I #3 1 #32 #33 #3u #3 ¡ (8) #ni #n2 #n3 #na #n ¡ , j . i tj b{ b2 bz bn v |1 Esta ecuación (8) es la condición necesaria y suficiente para que la ecuación (7) coexista con las (1). En efecto, 1.° es condición necesaria , porque si de la últi- ma vertical de (8) restamos todas las otras multiplicadas por las respectivas incógnitas xu xu x3 xn, el valor de la determinante no cambiará, pero los elementos de dicha últi- ma vertical se convierten en las diferencias entre los pri- meros y los segundos miembros de las ecuaciones (1) y (7); y como estas diferencias son nulas, puesto que las ecua- ciones suponemos que coexisten, la determinante tendrá todos los elementos de una vertical —-la última— nulos, y será igual á cero. 2.° Recíprocamente, para demostrar que es suficiente , de- mostraremos que si la ecuación (8) se verifica, las (1) y (7) coexisten. Por ejemplo, que la (7) coexiste con las (1). Para ello repitamos la transformación precedente, y ten- dremos #1» i #1» 2 #1,U O #2 ; i #2» #2» n O #n> í #n> #o, u O bi b2 bn v — (bi Xi-\- ó2 #2-.... bnXu) ó bien 330 0n üitt | b2 x2 6Bácu)J=o. C ?21 «22 0*211 \ O ni Or2 «nn De estos dos factores, el primero es la determinante de las ecuaciones (1), que no es nulo, puesto que hay un sistema de valores finitos para xu x2 que satisface á (1); luego V — (biXi-^biXz bnXn) = 0. l.° En la resolución de un sistema de n ecuaciones li- neales con n incógnitas, merece atención especial el caso en que faltan todos los segundos miembros, es decir, Uí = 0 , ih = o, Uz = o un = o. En esta hipótesis el sistema (1) se reduce al siguiente: «1,1 #i + «i>2 + «i,n xa=0 «2,1 Xi -f- «2» 2 %2 •• «2, n Xn = O (9) «n » i Xt -f- «n , 2 X2 -j” "|“ «n , n O y es claro que las determinantes de las incógnitas son todas nulas, puesto que cada determinante tiene una vertical de ele- mentos nulos; y por lo tanto, si A es diversa de cero, los va- lores de las incógnitas serán todos nulos: y en efecto Xi — O ; Xi = 0 Xn —o satisfacen evidentemente á las ecuaciones (9). Si A = o en el sistema (9), todos los valores de las incóg- 331 nitas toman la forma indeterminada — ; y realmente deben ser indeterminadas, porque si á una cualquiera se le da un valor arbitrario, las ecuaciones (9) se cambiarán en n ecuaciones con (n — 1) incógnitas, las cuales deberán admitir valores de- terminados, puesto que la resultante , que es en este caso Un ai, 2 ai, n Ui2 a 22* a 2 n i aü 2 $nn — O (10) se verifica por hipótesis. Así estos valores de las n — 1 incógnitas, y el arbitrario que hemos elegido para la restante, forman un sistema de valores para todas las incógnitas, que verificará á las n ecua- ciones (9). El sistema propuesto es realmente indeterminado, y admite infinitas soluciones. Pero si consideramos las relaciones de las n — 1 incóg- nitas á la restante, por ejemplo, de todas á la última xn, estas relaciones quedan perfectamente determinadas. En efecto, las ecuaciones (9), dividiendo por xn y haciendo para abreviar X\ X2 Xa—x Xu Xa Xa se convierten en a{, i t?d+fli,2 + + Va-x + dx,u = O; a2, x Vi + a2, 2 V2 + . . . . + a2, a-x vn-x + a2, n = o; (11) 1 Va — 1 Ua t u — O, Uux i Vx+an,* V2 + .....+ an , n — 332 y de este modo se tienen n ecuaciones entre n — 1 incóg- nitas «lt vn— *; pero la resultante de este sistema es la misma que la (10), y se verifica por hipótesis; luego las relaciones X\ x¡ Q'n Xa tienen valores finitos y determinados. Conviene observar que en este caso las incógnitas xu xSt xs xn son proporcionales á los complementos algebraicos de los respectivos coeficientes en cualquiera de las ecuacio- nes (11), es decir, á los complementos algebráicos de los elementos de cualquier horizontal de A. Y en efecto, siendo A== o, es siempre nula la suma de los productos de los ele- mentos de cualquier horizontal, ya por sus complementos al- gebráicos, ya por los de los elementos de otra horizontal: así, aplicando esta propiedad á la rma horizontal, tendremos las n relaciones di, i Ar, i 4" ÜI, a Ar, 2 4“ 4” 0>1, n AT,n— O» di, * Ar, i 4“ d2i 2 At, 2 4" +di,a A r, n = O, da, i At, i 4“ da, 2 Ar, 2 4" 4" ®n, n Ar, n O, pero este sistema es el resultado de sustituir en la ecua- ciones (9) á las relaciones Xi X2 XS Xa~ i Xa Xa Xa Xa estas otras Ar, i Ar, n A r, 1 Ar ,B Ar, n- A r, n luego tendremos 333 X\ . X2 l Xa.»... I Xn A\y i • •Ar» ?. • -^r>8 -^r* n lo cual prueba la proposición enunciada. 8.° Propongamos ahora el siguiente problema: Determinar el resultado de sustituir en una función lineal de n variables , sus valores determinados por n ecuaciones li- neales. Supongamos, per ejemplo, que se quiere hallar el resul- tado de sustituir en la función Ax + By + Cz+D (Se continuará ,) CIENCIAS FÍSICAS. FOSFATO-METE! A. Nuevo método normal para dosizar los fosfatos; por D. l\ T. M. de Luna. Desde el momento en que, gracias á los eminentes es- fuerzos de los químicos y agrónomos más célebres de Europa, se ha establecido como ley para la prosperidad en los cam- pos, por medio de los abonos naturales ó artificiales, la pre- existencia en estos del ázoe y del fósforo al estado de sales amoniacales y de fosfatos solubles, de tal manera, que el va- lor fertilizante y por lo tanto comercial, de los abonos, está en razón directa de la proporción en que se hallen asociados dichos elementos, se comprende sin dificultad alguna, la im- portancia que han debido tener los métodos fáciles y prácti- cos, encaminados á evidenciar la riqueza de estos dos princi- pios, de que depende la existencia de los pueblos; toda vez que, por una parte, aseguran la producción máxima de los ya estériles territorios de Europa, y por otra van restituyendo, aunque con lentitud, á la tierra, los elementos fertilizadores primitivos, que le han sido expoliados á través de los siglos, en virtud del sistema devastador de cultivos que han seguido todas las generaciones, y aun hoy practican algunos países, 335 con grave perjuicio de su bienestar presente y prosperidad futura. Justamente preocupado mi distinguido amigo y colega Mr. Bobierre, de Nantes,por cuanto se relaciona con la lega- lidad de las transacciones comerciales de estos indispensa- bles agentes de producción, y comprendiendo con acertado tino lo importante que era popularizar entre los labradores los métodos fáciles y á la vez seguros para conocer la ri- queza en ázoe de los abonos comerciales, ha tenido la fortuna de hacer sumamente práctico el procedimiento volumétrico, que por lo general se sigue en la química orgánica, para do- sizar el nitrógeno, fundado, como es sabido, en las observa- ciones de Bineau, en los trabajos de Will y Warrentrapp, y por último, en las modificaciones introducidas por Peligot. Así que, mediante su ingenioso aparato amonimétrico, y siguiendo la instrucción que al mismo acompaña, es en ex- tremo sencillo fijar el valor en ázoe, por su conversión y riqueza en amoniaco, de cualquiera sustancia orgánica y por consiguiente de un abono comercial. En cambio no existe, que nosotros sepamos por lo menos, ningún método semejante al que acabamos de indicar para la valoración de los fosfatos, elementos hoy de producción tan indispensables para el cultivo, y en ciertos casos, de mucha más importancia que las sustancias nitrogenadas. Es verdad que hay descritos en los tratados de química pura y aplicada, diversos métodos para la determinación cuan- titativa de estos cuerpos, y hasta hay algunos procedimientos bastante expeditos; más sin embargo, siempre es preciso en todos ellos, aun los más rápidos, seguir la marcha lenta y delicada de la análisis general. Realizar respecto de los fosfatos, especialmente los que circulan en el comercio (fosforitas, apatitas, coprolitos, etc.), lo que mi amigo Mr. Bobierre ha hecho relativamente al ázoe de los mismos, utilizando con ligerísimas modificaciones, para ambos ensayos, su aparato ó más bien estuche amoni- métrico; he aquí el objeto fundamental del presente trabajo, encaminado, como dejo dicho, á introducir en la ciencia un nuevo método normal , al que doy el nombre de fosfato- 336 metrla , por la semejanza que tiene con los demás procedi- mientos volumétricos, ideados por el superior talento del cé- lebre Gav-Lussac. Dicho método se funda en los siguientes hechos. 1. ° El ácido hidroclórico puro, á 22° de Baumé, fumante, y en fin, disuelto en su volúmen de agua destilada, puede calentarse hasta la ebullición, durante algunos segundos, sin que se pierda nada del gas; lo cual se demuestra fácilmente hirviendo dicha mezcla en un matraz de vidrio provisto de un tubo de desprendimiento, y haciendo llegar los vapores á una disolución de nitrato argéntico y sobre un papel azul de tornasol. 2. ° Si un volúrfien V de ácido hidroclórico neutraliza otro volúmen V' de sacarato de cal, este mismo volúmen neutraliza á V, aunque tenga en disolución cierta cantidad de fosfato cálcico. 3. ° Ni el cloruro de calcio, ni el amoniaco, puros, precipi- tan al sacarato de cal. 4. ° Neutralizado el ácido por el sacarato, se restablece el color azul del tornasol, enrojecido, préviamente adicionado (de 3 á 4 gotas) como líquido indicador, ENSAYOS. Primeramente, se purificaron con toda escrupulosidad el cloruro cálcico y el fosfato sódico del comercio, y después se obtuvo por doble descomposición fosfato básico de cal, el que fue perfectamente desecado. Verificado esto, se hicieron seis ensayos volumétricos con el objeto de conocer el sacarato de cal necesario para saturar un centímetro cúbico de ácido hidroclórico, adicionando pré- viamente unas gotas de tintura de tornasol, como líquido indi- cador. Se obtuvieron los resultados siguientes: 337 f\: c.c. .... 12.6, 2.° .... 12,2 j lcc- de ácido hi-t le.0 .... 11, #( droclórico, cor-x responde á. . . . ¡ ¡4.* \ .... 12, 4Í .... 12,4 ] 6.° . . . . 12,4/' de sacaraío de cal. Siendo iguales los tres ensayos últimos, tomaremos la re- lación de lcc : 12c-c-,4. Luego se disolvió 1 gramo de fosfato de cal, puro, en 10c;c- de ácido hidroclórico, y añadiendo otros diez centímetros cú- bicos de agua destilada, se favoreció la acción por el calor; en seguida se echó el líquido en una campana graduada, se lavó el matraz, agregando este líquido de locion al primero, y por último, se completaron con más agua destilada hasta 50c.c. Tomando luego 5C C* de esta disolución, que corresponden á lc c* de ácido, fueron necesarios 12cc-,4 de sacarato para saturarlos. Esta cantidad es la misma que se empleó cuando el ácido hidroclórico estaba libre. Fue el término medio de los tres ensayos: t: 12,3 \ 2. ° 12,5 ( de sacarato. 3. ° 12,4 / Verificando el mismo ensayo con cristales de apatita de Jumilla, pulverizados, y operando de la misma manera que con el fosfato puro, resultó que 22 TOMO XVIII. 838 c.c. /l.° 10,6 V 5C-C< del líquido! 2.°.. 10,4 / 1 >desacaralo. ácido, saturaban. ) 3. 0 10,5 l U° 10, b; Por consiguiente, el ácido hidroclórico se habrá empleado en saturar cuerpos x : la disolución estaba trasparente, y no hubo ningún residuo en el filtro. La cantidad de fosfato será, por lo tanto, proporcional á la acidez actual, comparada con la de la disolución del fosfato puro; luego 12,4 : 10,5 :: 100 : 0; x = 84,67 por 100. Hay, pues, en los cristales del mineral 84,67 por 100 de fosfato cálcico (1). Repitiendo el mismo ensayo en las mismas condiciones que los precedentes, con un pedazo de mineral que tenia cristales de fosfato y ganga silícea, quedó un residuo insolu- ble en el ácido hidroclórico, cuyo peso, después de lavado, desecado, etc., fue 0#r,3. El título del líquido fue 5c-e- de líquido cor-j 2.°. ... ... 9,5 responden á....j 3.0 9,7 W.* 9,5 de sacaralo. Término medio, 9C*C*,5. (1) Ejecutando por los métodos de Berzelius y Rosse la aná- lisis cantitativa del fosfato contenido en estos cristales, se llega á un resultado muy aproximado al anterior. 339 La riqueza del mineral se hallará por la proporción si- guiente: 12,4 : 9,5 : : 100 : x; = 76,61 por 100. De esta cifra, que représenla el fosfato real, más el residuo insoluble, hay que restar 30 por 100, puesto que en 1 gramo hay 0er,3 de residuo insoluble, y entonces tendremos la ver-$ dadera cantidad de fosfato que hay en el mineral, qué es 46,61 por 100. Aunque, á priori, estábamos ciertos de que para nada al- teraba á la exactitud del método, la presencia del carbonato de cal, así como acabamos de ver que tampoco influye, en lo más mínimo, la presencia de sustancias insolubles en el ácido hidroclórico, quisimos practicar, sin embargo, un en- sayo directo para convencernos de nuestra creencia, ó modi- ficarla, por la única autoridad que reconocen las ciencias de hechos, como la nuestra, esto es, por la experiencia. Al efecto, se tomaron 0&r,5 de mármol perfectamente puro, y se mezclaron con igual peso de fosfato de cal, en idén- tico estado de pureza; hecho esto, se disolvieron ambos cuer- pos en 10c c* de ácido hidroclórico y agua destilada, comple- tando la necesaria de esta, hasta medir 50cc- Tomados 5C*C- de esta disolución (corresponde á ellos lc c de ácido), se han necesitado para saturarlos: 1.°....... c.c .... 6,3 \ 2 ° .... 6,2 i 3.° .... 6,2 f / de 4.° . . . . 6,1 5.° . ... 6,1 \ 6.° , . .... 6,1 de sacarato de cal. Según hemos visto anteriormente, empleando ler de fos- fato de cal puro, disuelto en el mismo líquido, se necesitan 12cc*,4 de sacarato. 340 En la mezcla hay, pues, de fosfalo lo que resulta por la proporción 12.4 : 100 : : 6,1 : x; ^ = 49,19 por 100. Para los casos en que los fosfatos estén asociados á sus- tancias orgánicas, hay que desecarlos previamente á 100° en baño de María, y proceder como queda dicho respecto del residuo silíceo. En cuanto al hierro, si existe en corta cantidad, no influ- ye sensiblemente en el resultado práctico y general del mé- todo; pero si es muy abundante» es indispensable entonces determinarle por separado, para hacer la debida corrección en los resultados volumétricos. Esperamos salvar estas dos pequeñas dificultades del mé- todo, á cuyo fin nos estamos ocupando de un modo especial en el estudio analítico de los referidos casos. Todos los que conocen teórica y prácticamente nuestra ciencia, saben la dificultad que han tenido, aun los químicos más eminentes, para idear ó descubrir métodos de cierta ge- neralidad , comprendiendo desde su origen todos los casos de una manera absolutamente perfecta. Nosotros nos contentamos con el fundamento del método: otros le perfeccionarán. Ensayado por el alcohol, nuestro sacarato de caí, nos dió un precipitado en el que evidenciamos la siguiente relación entre la cal y el azúcar {Ca 0\ , c„ Un Oh ; ó sea {CaO)*, Sa. azúcar En vista de esto, puede formularse la reacción á que da orijen el presente método, de esta manera: 1. ° {Ca O), + Na + 2 H Cl = 2 Ca Cl+ZHO+Ta azúcar 2. ° {Ca 0\, Ph Os + ZH Cl = %CaCl+ZffO + CaO , Ph 0B 341 3 . 0 Ca O , Ph 05 + {Ca 0), , Sa = {Ca O), , PA Os + Sa azúcar Réstanos indicar, que deben emplearse para verter el sa- carato buretas de bastante diámetro, ó de un solo tubo, por- que se forman burbujas de aire que molestan para leer los grados. Gomo se ve, para este ensayo volumétrico de los fosfatos, sirve perfectamente el estuche amonimétrico de nuestro esti- mado amigo y colega Mr. Bobierre, que ha sido quien nos sugirió el deseo de estudiarle, cuando durante su permanen- cia a nuestro lado, este otoño, tuvimos ocasión de vérsele practicar de la manera hábil y elegante que le caracteriza. Lo único que habrá que hacer, será determinar la titulación del sacarato para el ácido sulfúrico é hidroclórico, y añadir un matracito de ensayo, para disolver el mineral en caliente. Faltaría á un deber de justicia y de afecto si, al terminar este modesto trabajo, no consignára que en todos los ensayos y operaciones he sido auxiliado con la mayor inteligencia y precisión por mi distinguido ayudante y discípulo I). Benito Hernando y Espinosa, cuya laboriosidad y amor á la ciencia, me hacen ver en él una brillante esperanza para el pais y un iejítimo orgullo para sus maestros. 342 QUIMICA APLICADA Aplicación de la magnesia para el alumbrado oxihídrico Noticia de Mr. Carón. (Comptes rendus, 4 mayo 1868.) En la última noticia que he tenido el honor de presentar á la Academia (1), he indicado las diversas preparaciones que hay que hacer experimentar á la magnesia para utilizarla como sustancia refractaria , ahora me falta decir de qué manera puede emplearse para el alumbrado oxihídrico, y en qué condiciones debe colocarse para producir al mismo tiempo la luz más viva y económica. Hace mucho tiempo que se ha comprobado que esta sus- tancia puede ser un foco poderoso de luz, cuando se pone á una elevada temperatura; y según tengo entendido, los últi- mos experimentos que se han efectuado para hacer práctico este nuevo sistema de alumbrado, se deben á Mr. Gaudin, cuyos trabajos son muy conocidos por los químicos y físicos. No trato de investigar las diversas causas que han impedido aplicar esta ingeniosa idea, ni pensaré por ahora en la pro- ducción económica del oxígeno, pues tan interesante proble- ma parece ser en este momento, objeto de las investigaciones de muchos sabios, y estoy convencido de que muy pronto podrá resolverse satisfactoriamente. Me limitaré á indicar de qué modo he llegado á emplear fácilmente la magnesia en las circunstancias particulares en que se coloca. La influencia de las impurezas contenidas en la magnesia, es más de temer en las barras empleadas para el alumbrado que en los ladrillos refractarios; porque una corta cantidad de (1) Véase, pág. 247 de este torno. 343 cuerpos extraños no puede dar á la sustancia una fusibilidad que pueda inquietar, pero debilita la luz, y la da color á veces muy perceptible. Así, por ejemplo, empleando el carbonato de Eubea, de que he tratado en mi última noticia, es indispensa- ble elegir los pedazos más blancos y más privados de serpen- tina y de sílice, so pena de perder los 2/3 y aun los 4/s de la luz que produce la magnesia pura. Esta disminución es de- bida á la sílice, y no á los óxidos de hierro y de manganeso contenidos en el carbonato. Por otra parte, he observado que la sílice combinada con otros cuerpos capaces de ponerse candentes, debilita y da siempre color amarillo á la luz que suministran cuando están puros. La cal en pequeña cantidad no es perjudicial; únicamente da á la llama un ligero tinte- rosado violáceo muy débil, que suele avivar el color de los tejidos sedosos; pero este color no impide poder apreciar las tintas más delicadas con tanta facilidad como si fuese á la luz del dia. De modo que la magnesia debe ser sumamente pura, y sobre todo bien privada de sílice. Después de haber experi- mentado las preparaciones que he indicado respecto de los ladrillos, debe comprimirse entre matrices de acero templado, para darla la forma de barras de 4 á 5 centímetros de longi- tud. También pueden obtenerse estas barras por la via hú- meda, lomando magnesia fuertemente calcinada, y haciéndola pasta por medio de agua pura ó cargada de ácido bórico, apretándola ligeramente en un tubo de vidrio, del cual sale en forma de cilindro, que se recibe en posición horizontal so- bre un vidrio plano ligeramente humedecido con aceite. La barrita, previamente seca, se somete á una fuerte cocción, y se hace con esto más resistente que las que se obtienen por compresión; el ácido bórico no da color sensible á la luz de la magnesia preparada de este modo. En los primeros ensayos de luz, la barrita estaba soste- nida en su parte inferior por un lapicero que la fijaba en po- sición vertical. Tres ó cuatro tubilos inclinados llevaban á cerca de 2 milímetros de la magnesia la mezcla inflamada de hidrógeno y oxígeno; pero bajo la influencia de la alta tem- peratura experimentada por la parte media de la barra, solia 344 suceder que, después de apagada, se rompía por un poco más abajo de la parle calentada. Fué preciso renunciar á este sis- tema, y emplear barras suspendidas por un soporte de hierro, en cuyo caso su extremo inferior queda dentro de las mezclas gaseosas siguiendo una generatriz vertical , y la sustancia calentada con regularidad no se rompe después del enfria- miento. De este modo se consigue que duren más las barras, y se obtiene un aumento perceptible de luz. No es indiferente el tamaño de la barra que ha de produ- cir la luz, sino que debe haber cierta proporción entre la masa que hay que calentar y la cantidad de calor producida por un consumo determinado de la mezcla de ambos gases. La teoría no puede indicar nada respecto á este punto, y hay que proceder por tanteos. Los números siguientes dan alguna exactitud á esta indicación (t). (1) En todos mis experimentos, he tomado por unidad foto- métrica la luz del mechero llamado mariposa de la ciudad de Pa- rís, que gasta 140 litros de gas por hora, bajo una presión de agua de 2 á 3 milímetros. La presión que indico para los diferen- tes gases, se ha obtenido constante por medio de pequeños regu- ladores secos muy poco costosos, que funcionan muy bien, y que Mr. Maldant puso á mi disposición. El volúmen de los gases con- sumidos se registra por medio de contadores ordinarios. El apa- rato fotométrico de que me he valido es el del Dr. M. Bothe; da rápidamente indicaciones muy exactas, aun entre los que están poco acostumbrados á esta clase de experimentos. 345 I C o S o o <0 O r- r- o i:- o co o o© o o© o eo 'O 03 o CO — ' ^ í! 03 - O t! Cí cd Cd N o £ cd Cu a - o c O T3 O O Cu CU O 50 50 50 50 90 SO Cflf cd o g cd = c ^ £ ^ ^ a o o O Cd » 2 a 1 :l ~ s fl » c 7C CU Stf ce "O co T3 o 346 Reemplazando el gas del alumbrado por el hidrógeno puro, se obtiene un aumento de luz considerable, y el consu- mo de oxígeno disminuye también mucho (más de la mitad), aunque hay un inconveniente que indicaré después. Admitamos ahora que pueda obtenerse el oxígeno á pre- cio de 1 franco y 50 céntimos el metro cúbico (precio de venta): se hallará, según lo que hemos dicho, que con luces iguales y barras de 6 milímetros de diámetro, la luz oxihí- drica costaría cerca de la mitad del alumbrado con gas común. Pero en el alumbrado de las ciudades, y en otros muchos casos en que es indispensable la diseminación de la luz, se- ría necesario, para hallarse en buenas condiciones económicas, disminuir el consumo de los gases, y por consecuencia la masa de magnesia que debe ponerse candente. Se llegaría así á emplear barritas de muy pequeño diámetro, y muy frágiles en tal caso para los usos ordinarios; esta dificultad se ha vencido, presentando á un surtidor único de los gases mezcla- dos el corle de una barrita de magnesia, cuyo diámetro, mer- ced á esta modificación, ha podido aumentarse considerable- mente. Inclinando ligeramente el corte de la barrita respecte al surtidor colocado verticalmente, se llega á un sistema de alumbrado que creo que sería fácil y económicamente apli- cable en muchas circunstancias, Después de haber demostrado las ventajas del alumbrado magnesiano, debo señalar sus defectos. Sometida al calor in- tenso, producido por la combinación del oxígeno y el gas, la tierra mejor preparada no deja de gastarse absolutamente: se nitrifica ligeramente; defecto que es poco importante; pero tiene además el inconveniente de volatilizarse sensiblemente, aunque al cabo de cierto tiempo se forma en el sitio donde la llama toca, una cavidad perjudicial á la intensidad de la luz (1). Guando se reemplaza el gas del alumbrado por hidrógeno (1) La cavidad se halla rodeada de magnesia trasportada, cuya cristalización se descubre fácilmente á la simple vista. 347 puro, el desgaste es todavía mayor, y el uso de la magnesia que en el primer caso es admisible, cambiando al cabo de al- gunos dias las barras deterioradas, vendría á ser imposible empleando hidrógeno puro. Esta volatilidad de la magnesia me ha llevado á tratar de investigar si existe algún otro cuerpo capaz de producir tanta luz, y de quedar absolutamente fijo por la influencia del enor- me calor producido por la combustión de ambos gases. Con este motivo he hecho muchos experimentos, que comunicaré muy pronto á la Academia; pero desde luego puedo anunciar que esta sustancia existe, y llena todas las condiciones exigi- das para reemplazar ventajosamente á la magnesia en el alumbrado oxihídrico. De la composición de la mezcla gaseosa que sirve para la luz oxihídrica , y de una nueva sustancia que puede reemplazar á la magnesia; por Mr. H. Carón. (Comptes rendus, 25 mayo 1868.) Las barritas de magnesia obtenidas, bien por compresión ó por la humedad, según he indicado en mis últimas comuni- caciones (1), no pueden resistir indefinidamente al calor intenso que se produce por la combustión del gas del alumbrado mez- clado con oxígeno. Sería también muy difícil valerse de ellas con el hidrógeno puro y el oxígeno, que producen una tem- peratura más elevada; y por lo tanto se corroen con más ra- pidez. Este desgaste y volatilización de la magnesia ¿no puede ser debido á la formación de magnesio reducido y sublima- (1) Revista de los progresos de las ciencias, t. 18, pág. 247. 348 do (1), que se reoxida en seguida por la influencia de los pro- ductos de la combustión? Tal es la cuestión planteada. Sábe- se, en efecto, por los experimentos de Mr. H. Sainte-Claire- Deville (2), que el óxido de zinc sometido al rojo intenso, á una débil corriente de hidrógeno, parece trasportarse, y cris- taliza después en las partes ménos calientes del aparato; y sin embargo , á esta temperatura se sabe también que no es vo- látil, Tenia, además, alguna razón para creer, según los he- chos que cito en otra parte, que la mezcla gaseosa necesaria para obtener la luz mayor, debia siempre contener un exceso de gas combustible y reductor. De ello podia cerciorarme de dos modos: el primero consislia en medir, por medio de con- tadores, los volúmenes respectivos de los gases consumidos, y ver si un volumen de oxígeno correspondía exactamente con dos de hidrógeno puro; pero empleando este último gas, tan difícil de conservar en los aparatos, me era imposible, con los medios de que disponía, evitar que ocurrieran fugas que, aunque á la verdad poco importantes, eran suficientes para invalidar el resultado de mis cálculos. He preferido ope- rar en un vaso tapado, y analizar los productos de la combus- tión que corresponden al máximum de luz. Para conseguirlo introduje el extremo de' la lámpara, armada de su barrita de magnesia y encendida, en un globo de vidrio (con el cuello hácia abajo), de modo que la parte luminosa estuviese en el centro; la boca estaba herméticamente cerrada con un tapón, y se hallaba provista de un tubo que servia para desprender los productos de la combustión. Por medio de llaves exterio- res arreglé la proporción de ambos gases, de modo que se ob- tuviese la mayor cantidad de luz posible en estas condiciones. Operando así he recojido siempre, por el tubo de desprendi- miento, agua é hidrógeno con vestigios de nitrógeno, que pro- vienen indudablemente del hidrógeno y oxígeno que no están (1) Hemos demostrado en otra ocasión, Mr. H. Sainte-Claire» Deville y yo, que el magnesio puede sublimarse fácilmente, cuyo procedimiento es el que más se emplea para purificar este metal. (2) Anuales de chimie et de phys. 3 série, t. 43, pag, 477. 349 enteramente privados de ellos (1). Según esto, parece demos- trado que la mayor cantidad de luz corresponde siempre á un exceso de hidrógeno. Por otra parte, cuando se exponen á estas temperaturas elevadas, y en las mismas condiciones de composición de gas, sustancias oxidadas al máximum aunque susceptibles de re- ducirse al mínimum por el hidrógeno, podemos estar seguros de hallar, después de su extinción, la parte de la barra expuesta á la llama, trasformada en óxido inferior. A este hecho aludí al principio. Así, por ejemplo, el ácido titánico calentado en el oxígeno á la más elevada temperatura no se funde; pero sometido directameute á la llama de la lámpara (que contenga un exceso de hidrógeno) se funde inmediatamente, y de ama- rillo que era se vuelve azul, y con frecuencia negro. Además se observa un fenómeno muy curioso: arreglando los gases de modo que se obtenga el máximum de luz, se producen mul- titud de chispas que salen de la barrita de la magnesia, pare- cidas á las del hierro quemado en el oxígeno. Probablemente el ácido titánico reducido primero, se vuelve á oxidar en se- guida por medio del aire ó del vapor de agua. El chisporroteo cesa en cuanto se aumenta un poco el gasto de oxígeno. Los ácidos túngstico, nióbico y tantálico poseen también esta fusibilidad, y aun se eleva al más alto grado, pues ca- lentados hasta el color blanco en un crisol de platino por me- dio del soplete Schloesing, se funden siempre si la llama con- tiene un exceso de hidrógeno. Cristalizan al enfriarse, y ad- quieren en este caso un viso particular, que indica una mezcla de óxido al máximum y óxido al mínimum. Los tilanalos, tungstalos, etc., de base de magnesia, se funden también y se vuelven negros en la llama oxihídrica; siendo por consiguiente todos estos cuerpos impropios para el alumbrado. Con espe- ranza de encontrar una sustancia absolutamente fija, he en-» sayado otras varias sustancias que rápidamente voy á indicar. (1) Cuando se emplea hidrógeno obtenido con zinc y ácido clorhídrico del comercio, se ve que el globo se tapiza de cristales de ácido arsenioso, y la parte que queda encima del surtidor se cubre de una capa parda de arsénico metálico. 350 Sábese que la sílice, la alúmina, etc., y las tierras refrac- tarias, se funden y dan poca luz. La glucina no se funde; alum- bra por lo ménos tanto como la magnesia; pero es todavía más volátil que este cuerpo, y cristaliza con la misma facilidad. Los óxidos de cromo, de cerio y de lantano se funden gene- ralmente, y son más ó ménos volátiles; el color de sus crista- les indica siempre una reducción cuando hay un óxido infe- rior en posibilidad de formarse. Igualmente he ensayado el silicato de circona, cuya infu- sibilidad conozco; pero, como esperaba, los circones pulveri- zados y conglomerados han dado poca luz, como en general sucede con los silicatos. Me faltaba emplear la circona, tierra que, según Berzelius, tiene la propiedad de brillar extraordi- nariamente á la llama del soplete. Esto es en efecto lo que he observado, y además me parece que no es volátil cuando se la somete al calor de la llama oxihídrica. Hace más de un mes que empleo todos los dias la misma barra de circona, calen- tándola sobre uno de sus ángulos agudos, y no he podido ha- llar todavía ningún vestigio de desgaste, de volatilización ó re- ducción parcial; hecho muy importante, pues con un surtidor de gas tan débil como el de la lámpara de que me valgo, la parte de la llama que da la luz es muy limitada, y es necesa- rio que la sustancia candente quede siempre á la misma dis- tancia del surtidor: á medida que la barra se gasta aumenta esta distancia, y la luz disminuye cada vez más. Me parece por consiguiente, que el uso de la circona en la producción de la luz oxhídrica debe introducir una notable me- jora, pues además de la preciosa cualidad de no desgastarse, tiene también propiedades luminosas superiores á las de la magnesia (en la proporción aproximada de 6 á 5). Verdad es que la circona es infinitamente más rara en la naturaleza que la magnesia, pero se halla en muchas arenas volcánicas, y sobre todo en gran abundancia en las rocas circonianas cer- ca de Miask, en las cercanías de Ilmensec, al pié del Oural (1). (1) Las circonas que he empleado para mis experimentos, pro- vienen de esta localidad; las debo á la amabilidad de Mr. H. Sain- le-Claire-Deville. 351 Por otra parle, he hallado un medio muy sencillo de eco- nomizar la sustancia: no pongo circona mas que en la parte de la barra expuesta á la llama; el resto puede hacerse con magnesia ó tierra refractaria. La compresión suelda la circona con la otra sustancia , y calcinándolo todo se da solidez á la soldadura. Los procedimientos que he descrito para la fabricación de la barra de magnesia, producen también buen resultado con la circona. QUIMICA INDUSTRIAL. Investigaciones sobre la manera de blanquear los tejidos ; por Mr, F. Kolb. (Comptes rendus, 25 mayo 1868.) Mis observaciones acerca de este asunto se han fijado par- ticularmente en la manera de blanquear las hebras de lino: la Memoria que tengo el honor de someter al juicio de la Aca- demia. comprende la primera parte de este trabajo, desarrolla los resultados que me ha producido el estudio del tratamiento de las hebras por los álcalis, y tiene por objeto precisar la na- turaleza de la sustancia que se disuelve en ella, y lleva los nombres bastante variados de resina, sustancia gomosa, gomo- resina, sustancia saponificable, etc. Examinando con el microscopio he podido comprobar que la sustancia gomosa que rodea con uniformidad al filamento antes de enriarlo, desaparece después de esta operación, pro- duciendo escamas desigualmente diseminadas, y adheridas por sus asperezas á la fibra. Estas escamas, ligeramente ambari- nas, toman mucho más color y se disuelven totalmente en con- 352 tacto con los álcalis. Su contextura induce á suponer que debe quitarse una gran parte de ellas al cardar el hilo, hecho que se certifica por medio del microscopio y la análisis. Nada he podido deducir de la análisis elemental del lino; da guarismos que forzosamente deben aproximarse á los de la celulosa. El uso de los diferentes disolventes que se emplean en química orgánica, me ha conducido, por el contrario, á con- clusiones seguras, por un encadenamiento de hechos que el cuadro de este extracto me obliga á exponer con alguna bre- vedad. Tratado el hilo con los álcalis deja legías fuertemente te- ñidas de color pardo, que manifiestan cierta tendencia á for- mar espuma, lo cual me ha sujerido la idea de una saponifica- ción, y á ensayar como disolventes el alcohol , éter y aceites esenciales. La sustancia colorante amarilla es completamente insoluble en ellos, y estos líquidos no quitan al hilo mas que una sustancia grasa, blanca, de consistencia cérea, y una esencia verde, cuyo olor penetrante se halla debilitado en las lejías de los lavaderos. Todo ello no constituye más que 4 ú 8 por 100 del peso del hilo, y forma la porción realmente sapo- nificable en los álcalis cáusticos: los carbonates alcalinos, de- jando al hilo esta sustancia grasa, le conservan al mismo tiem- po más flexibilidad. Después de apurado por el alcohol el líquido hervido, hasta constancia de pérdida de peso, en la potasa, la sosa ó el amo- niaco dilatados, da en los tres casos una pérdida de 22 por 100. El carbonato de sosa tiene exactamente la misma fuerza di- solvente, pero obra con más lentitud. Las lejías pardas obtenidas de este modo y neutralizadas con ácido clorhídrico dilatado, dan un precipitado pardo ge- latinoso; pero el color que conserva el líquido, indica que la precipitación es solo parcial. Ni el ácido en exceso, ni la cal, ni la barita , precipitan lo que ha quedado de la sustancia colorante en disolución. Por lo demás> esta porción soluble varía según la cantidad de álcali, y sobre todo según la dura- ción de la ebullición; así es que doce horas de ebullición con el amoniaco bastan para que los ácidos no produzcan ningún precipitado. 853 El hilo tratado con el agua hirviendo pierde al cabo de una semana 16 por 100 de su peso, y 18 cuando se hace in- tervenir la presión. La sustancia disuelta aparece ácida al tor- nasol, apenas da color al agua, y tiene la singular propiedad de tomar color pardo por el simple contacto de un álcali. Según estos primeros caractéres, no puede admitirse la presencia de una sustancia resinosa. Los álcalis cáusticos ó carbonatados no obran como sim- ples disolventes, pues hirviendo con un exceso de hilo canti» dades á dosis determinadas de carbonaío de sosa ó de sulfuro de sodio, he comprobado que al cabo de ocho horas de ebu- llición no quedan vestigios de ácido carbónico ni sulfídrico. Las resinas no dan tales resultados, pues se saponiíican tanto por los sulfuros como por los óxidos alcalinos. La cal no precipita esta sustancia disuelta en los álcalis: el líquido hervido con una lechada de cal pierde en ella el mismo peso que en la sosa, y se forma en él una combinación soluble de cal, que contiene 48 partes de este óxido para 100 de sustancia colorante: la creta da también, aunque con ma- yor lentitud , análogos resultados. El tratamiento por la creta ofrece la particularidad de que los líquidos obtenidos permanecen incoloros, y los precipita- dos que en ellos se producen son blancos. No obstante, hay identidad de sustancia, supuesto que líquidos y precipitados recobran un color leonado añadiendo simplemente sosa ó amo- niaco. Llegamos, pues, como primeras conclusiones, á caractéres seguros de acidez, y á la probabilidad de un cuerpo blanco, cuya combinación con los álcalis produce solo el color leonado, que hasta ahora se había creído debido á una materia colorante. Tratemos de investigar ahora la naturaleza de este ácido. La análisis elemental le atribuye la composición centesi- mal siguiente : Hidrógeno. 5,6 Carbono 42,8 Oxígeno 52,2 TOMO XVIII. 23 354 Esle resultado permitía eliminar ya de mis investigaciones un numeroso grupo de ácidos orgánicos. La naturaleza gomo- sa, el color, la falta de cristalización de las sales alcalinas, la solubilidad de las sales de cal y de barita, la insolubilidad del ácido en el alcohol, y otra multitud de caracteres muy preci- sos, limitaban cada vez más el circulo de mis investigaciones. Por mucho tiempo, aunque inútilmente, recayeron sobre las materias gomosas y el ácido metagúmico, cuya composición era muy parecida á la que había encontrado; no obstante, no eran completamente semejantes las reacciones. Así es que el ácido metagúmico neutraliza 3 por 100 de su peso de cal, mientras que 100 partes del ácido que estudiaba se hallan saturadas por 48 partes de cal. El líquido deFrom- lierz, que no tiene acción sobre los productos gomosos, da, por el contrario, aquí un depósito de óxido rojo cobrizo, cuyo último carácter, que no es común más que á un cortísimo nú- mero de sustancias orgánicas, contribuyó en gran parte á ha- llar en los compuestos pécticos el término de mis dudas. No puedo disponer de espacio suficiente para recordar en este extracto las excelentes investigaciones de Mr. Fremy acer- ca de la peclosa y sus derivados: este sabio, que ha fijado reacciones tan claras y caractéres tan marcados, ha logrado no solo que nada se pierda, sino que sea fácil toda compro- bación. Debo limitarme á decir, que he obtenido todas las reaccio- nes, los guarismos de composición y los de la saturación por 3a barita y el óxido de plomo, que caracterizan al ácido péclico y al metapéctico. La larga série de mis experimentos me conduce por lo tanto á las conclusiones siguientes. La sustancia gomosa que une las fibras del lino no es más que la pectosa. El enriado tiene por objeto producir la fermentación péc- tica, y el ácido péctico que de aquí resulta queda muy fijo so- bre el lino, bien mecánicamente, ó en parte en forma de pec- íolo de amoniaco. Los álcalis cáusticos en frió forman pectaíos gelatinosos, que producen una especie de engrudo alrededor del hilo y le preservan de un completo ataque. 355 Siendo el ácido péctico poco enérgico, los carbonates al- calinos ejercen en frió una débil acción sobre el hilo; por el contrario, trasformando la ebullición en un ácido enérgico el ácido péctico, el ácido metapéctico, los carbonatos son fuer- temente atacados, y su empleo llega á ser tan eficaz como el de los álcalis cáusticos. Los sulfuros alcalinos obran tan bien co- mo los óxidos. En cuanto á la parte que se debilita el hilo so- metido á estos diversos tratamientos, no es proporcional á la pérdida de peso, ni debida á los productos pécticos. El car- bonato de sosa, aun en grandes dosis, no es causa de que el hilo se debilite, sino que, por el contrario, pierde más resis- tencia empleando sosa cáustica, sobre todo cuando la lejía está concentrada. Empleando cal, aunque sea en frió, se produce en el hilo una pérdida de resistencia considerable. La mayor causa de la destrucción de la solidez del hilo es la duración exajerada de la permanencia particularmente en la sosa cáustica. Después de haberme cerciorado de la existencia de la pectosa en el lino sin enriar, y del ácido péctico en el mismo lino salido de las balsas, debo creer que las nuevas opiniones que acabo de emi- tir, podrán llamar la atención délos químicos sobre la fermen- tación péctica, que aunque es muy conocida como hecho cien- tífico, no se sospechaba que pudiera tener una aplicación in- dustrial de tanta importancia. 356 METEORO Resúmen de las observaciones RESUMEN GENERAL i DECAI BARÓMETRO. ... ^ ^ f TERMOMETRO. | Am A máx. A mín. Oscilac. Tm T máx. T mín. ¡r Oscilac. i; mra mm mm mm O 0 1 710,50 717,74 697,38 20,36 9^4 16,1 3,2 1 2,8 | 713,79 716,69 710,16 6,53 6,4 16,6 —1,4 18,0 , 711,32 716,39 697,69 18,70 4,2 13,9 -3,2 17,1 702,52 708,28 695,63 12,65 5,9 14,5 —4,2 18,7 695,79 702,34 686,23 16,11 2,9 11,6 — 5’5 17.1 j 711,60 716,53 699,81 16,72 8,1 15,9 0,2 15,7 ¡j 713,81 719,67 ¡708,42 11,25 8,9 17,9 1,0 16,9 L 710,93 719,36,701,88 17,48 7,6 18,5 —0,2 18,7 i;::' 714,09 719,83|707,80 12,03 9,6 20,0 0,8 19,2 !¡¡ 699,53 709,07 687,27 21,80 7,0 16,1 -4,0 20,1 L 700,38 706,81 692,74 14,07 10,3 17,4 1,9 15,5 h 704,65 714,83 695,13 19,70 9,6 22,7 0,8 21,9 ¡| 711,42 714,80 706,37 8,43 13,5 25,2 1,8 23,4 || 706,29 711,27 701,80 9,47 15,4 27,4 7,5 19,9 705,43 710,16 697,96 12,20 14,5 25,2 4,5 20,7 ¡ ¡| 705,95 711,44 699,86 11,58 18,6 31,0 7,2 23,8 ¡i 703,01 707,30 697,06 10,24 13,5 24,5 6,4 18,1 705,33 710,08 701,81 8,27 17,4 30,1 6,5 23,6 I . 707,20 710,03 703,75 6,28 21,4 35,3 6,2 29,1 || 706.38 711,80 702,49 9,31 22,8 37.2 12,8 24’ 4 I 708,26 714,42 703,23 11,19 20,8 35,7 8,6 27/1 708,02 711,32 704,07 7,25 25,8 38,2 15,9 22 3 1 706,60 710,28 704,27 6,01 25,1 37,7 13,2 24,5 705,30 710,15 701,15 9,00 23,3 34,7 11,2 23,5 : 706,20 708,89 700,44 8,45 23,6 37,3 10,2 27,1 Ji 707,56 709,96 705,34 4,62 25,4 38,2 14,8 23,4 ¡i 706,96 711,46 702,81 8,65 24,0 34,9 11,0 23,9 ■ 708,53 711,58 705,14 6,44 21,3 33,2 10,8 22,4 S¡ 706,58 709,29 703,17 6,12 17,6 30,9 6,0 24,9 710,87 714,64 707,15 7,49 16,3 28,7 4,6 24,1 708,83 713,76 704,79 8,97 14,4 25,6 2,3 23,3 !| 707,07 713,26 701,25 12,01 13.4 23.6 3,1 20,5 13 708,70 713,22 704,79 8,43 11,8 21,9 2,5 19,4 710,62 1 717,20 1 705,36 11,84 10,6 18,3 1,4 16,9 702,70 1 711,69 ¡ 889,83 21,86 9,9 19,6 1,0 18,6 711,76 ' 715,01 ' 707,69 7,32 3,2 11,3 —4,0 15,3 l|, í 18 Diciembre < 2.a ( 3.a ( 1.a Enero < 2.a { 8.a ( 1.a Febrero. 2/ ( 3.a ( 1.a Marzo { 2.a ( 3.a ( 1.a Abril J 2.a ( 3.a / 1.a Mayo J 2.a ( 8.* ( 1.' Jumo ¿ 2.a ( 3.a ( 1.a Julio ) 2.a ( 3.a ( 1.a Agosto { 2.a ( 3.a C ]-a Setiembre { 2.a í 3.a ( 1-a Octubre. .... 2.a ( 3.a í Noviembre...! 2.a ( 3.a 357 I )GIA. e el año meteorológico. 1 .1 p' i DÉCADAS. PSICRÓMETRO. ATIÓ11ETR0. PLUVIOMETRO. P'L rp n 1 m Evaporación media. Lluvia total. Dias. ir mm mm mra 1,8 90 8,0 0,51 31,2 4 ,0 88 6,4 0,73 0,6 1 ,6 79 4,8 0,87 1,7 1 ,2 84 6,2 0,88 41,0 6 ,8 88 5,2 0,75 37,2 6 ,9 78 6,3 1,56 2,5 2 ,3 74 6,3 2,06 » )> ,2 74 5,7 1,62 20,5 4 ,3 65 5,7 2,62 » )) ;,2 72 5,7 2,65 45,8 4 ,6 82 7,7 1,99 44,4 21,1 8 ;,2 75 6,8 2,48 6 ,5 57 6,6 4,55 » » ,3 62 7,9 4,53 1,5 1 ,5 59 7,1 4,86 4,8 3 ,9 53 8,1 6,22 1,4 2 ,9 73 8,2 4,02 23,6 6 ,0 58 8,5 6,39 )> )) ,9 48 9,1 10,00 )> )) 2 56 11,1 8,47 8,2 3 !o 55 9,7 8,57 » )) ,9 48 11,4 11,08 )) ;,5 44 9,9 12,08 4,2 1 ,3 48 10,0 10,63 )) » ,5 48 10,0 9,42 2,8 2 i 8,6 44 10,0 8,84 1,6 1 ,7 47 10,0 8,05 » )) i, 4 60 10,9 5,25 18,8 4 t,2 64 9,6 4,02 14,2 3 1,3 54 7,4 5,12 » 1) ! i, 8 56 6,8 3,82 )> 1,3 67 7,7 2,96 7,3 2 1,5 64 6,6 2,61 » )) 2,6 72 7,0 1,65 1,7 1 1,5 76 7,6 0,84 46,0 6 1,9 72 4,2 0,72 » ANEMÓMETRO. E.N.E. N.O. E.N.E. S.O. s.o. S.O. o. E. N. E, S.O. s.o. N.E. S.O. o. s.o. s.o. o. N.E. S.S.E. N.E. N.E. O.N.O. S.O. N. E.S.E. N.E. S.S.E. N.E. N.E. N.E. S.O. N.E. N.E. S.E. E. 248 222 267 463 545 857 332 292 279 661 619 493 416 369 398 359 499 437 456 452 510 404 410 470 407 391 379 339 398 463 388 347 7.6 1. 6,212. 3,8.3. 7,0¡1. 7,8;2. 3.6 3. j Diciembre. 2,2 4.2 0,9 5.6 7.2 6.7 Enero. | Febrero. Marzo. Abril. 1,4 4.8 3.8 3.7 6,6 4,2 3 0,8 1.a ) 4,6 ;2.a Junio. 2.8 3.a) Mayo. 2 4 1.4 2,6 1.5 2.5 3.1 4.6 4.7 1.2 1,6 5,1 302 3,0 265 ¡2,6 355 8,0 250 0,5 Julio. a \ >1 Agosto. 1.a .aj Setiembre. .a joctubre. .a Noviembre. 358 RESUMEN! ^ ■ BARÓMETRO. TERMÓMETRO. Am A máx. A mín. Oscilac. T 1 rn T máx. T mín. " 1 Oscilac. f mm mm mm mm o Diciembre. . . 711,85 717,74 697,38 20,36 6,6 16?6 -3°2 19°8 1 Enero 703.58 716,53 686,23 30,30 5,7 15,9 —5,5 21,4 Si- Febrero 712,86 719,83 701,88 17,95 8,6 20,0 -0,2 ao, 2 i? lyiarzo 701,62 714,83 687 27 27,56 9,0 22,7 —4 0 26,7 1 Abril 707,71 714,80 697,96 16,84 14,5 27,4 1,8 25,6 I Mayo 704,78 711,44 697,06 14,38 16,5 31,0 6,4 24,6 1 Junio 707,28 714,42 702,49 11,93 21,7 37,2 6,2 31,0 i Julio 706,60 711,32 701,15 10,17 24,7 38,2 11,2 27,0 Agosto 707,91 711,46 700,44 11,02 24,3 38,2 10,2 28,0 11 Setiembre, .. 708,66 714,64 703,17 11,43 18,4 33,2 4,6 28,6 Octubre 708,22 713,76 701,25 12,51 13,1 25,6 2,3 23,3 |¡¿ Noviembre.. . 708,36 717,20 '689,83 27,37 7,9 19,6 -4,0 23,6 invierno 709,43 719,83 686,23 33,60 7,0 20,0 —5,5 25,5 ! 1,1 Primavera. .. 704,70 714,83 687,27 27,56 13,3 31,0 -4,0 35,0 ; Verano. ..... 706,93 714,42 700,44 13,98 23,5 38,2 6,2 32,0 Otoño . ... 708,41 717,20 689,83 27,37 13 2 33,2 —4,0 37,2 í !,{ Año 707,37 719,83 686,23 33,60 14,3 38,2 — 5,5 43,7 ¡11 389 SilFI \L. SlCtóflETRO. ATMÓMETRO. PLUVIÓMETRO. ANEMÓMETRO. NUBES. — Lluvia total. Isti ( • ')m n Tm Dias de lluvia. K vm Ifj í 86 mm 6,4 mm 0,71 mm 33,5 6 N.E. 245 5,8 Diciembre. 2lj 3 83 5,9 1,08 80,7 14 S.O. 451 6,0 . Enero. íií 5 71 5,9 1,96 20,5 4 N. 302 2,5 Febrero. 26,1 0 76 6,7 2,37 111,3 .18 S.O. 587 6,5 Marzo, 25,1 ,4 60 7,2 4,65 6,3 4 N.O. 394 3,3 Abril. 2í| ,6 61 8,3 5,57 25,0 8 S.O. 432 4,7 Mayo. 51,1 ,4 53 10,0 9,01 8,2 3 N.E. 472 2,8 Junio. 27,1 .9 46 10,5 11,24 4,2 1 O. 429 2,2 Julio. 28,1 ,9 46 10,0 8,78 4,4 2 E. N.E. 392 2,4 Agosto. 28,1 ,0 59 9,3 4,80 33,0 7 N.E. 400 3,5 Setiembre. 231 ,8 63 7,0 3,11 7,3 2 N.E. 344 3,2 Octubre. 23,6 ,0 76 6,3 1,07 47,7 7 E. 290 3,7 Noviembre. 25, $ ,6 80 6,0 1,25 134,7 24 (?) 334 4,8 Invierno. 35,1 ,7 66 7,4 4,20 142,6 30 S.O. 472 4,8 Primavera. 32,1 f,4 49 10,1 9,68 16,8 6 N.E. 431 2,5 Verano. 37;j ¡, 6 66 7,5 2,99 88,0 16 N.E. 345 3,5 Otoño. 13,1 i u 65 7,8 4,53 382,1 76 N.E.(?) 396 3,9 Año. CIENCIAS NATURALES. BOTANICA* Enumeración de las Criptógamas de España y Portugal; por D. Miguel Colmeiro, Catedrático del Jar din Botánico de Madrid . ( Continuación .) C. elongatum Ag. Moni. Expl. Alger., t. 13, f. 1. Ulva decor ticata Woodw. Linn. Bab. Costas de España en San Sebastian (Bory), y en Cá- diz (Cabr., Monnard, Bedeau). (v. v.) Var. a axillare Bory . Agardhia areolata Cabr . Cádiz, (Cabr.) C. lineare Ag. Agardhia ramentacea Cabr. Hab. Costas de España en Cádiz (Cabr.). (n. v.) C, adliesrens Ag. Harv. Phyc. brit., t. 35. A. Spon- godium adhcerens Lenormand. Codium di f forme Kg. Hab. Costas de España en Cádiz sobre las conchas y co- ralinas (Monnard). (n. v.) C. Bursa Ag. Spongodium Bursa Lamour . Agardhia Bursa Cabr. Fucus Bursa Turn., t. 136. Engl. bot t. 2183. F. subglobosus Clem. Flor . bmt. ined . 361 Hab. Costas de España (Clem., Wk.). (v. v.) Cataluña (Colm.) Andalucía (Clem., Wk.): Rota, Cádiz, Málaga (Clem.), Cádiz cerca de la Corladura (Wk., Colm.) Nomb . vulg. Casi. Alocas (Clem.) CAULERPEAS. Phyllerpa. Ph. flagelliformis Kg. Caulerpa flagelliformis Ag. C. filiformis Bering . Hab. Costas de España en Cádiz (Spr. Kg.). (n. y.) Ph. prolifera Kg. Fucus prolifer Forsk . F. Ophio- glossum Web. el Mohr. Turn., I. 58. Ulva repens Clem. Ens. U. prolifera DC. Caulerpa prolifera Lamour. Hab. Costas de España (Clem., Lag.). (v. v.) Valencia (Lag.): Alicante (Lag.) Andalucía (Clem.): Cádiz (Clem., Cabr., Colm., Bourg.), Rota, Tarifa, Algeciras, Málaga (Clem.), Castillo de Puníales (Wk.), Almería (Lge.) Var. y concaténala Kg. Málaga (Froíick). Nomb. vulg. Cast. Laurel de mar (Clem.) VAUCHERIEAS. Bryopsis. B. tennissima Morís. Vaucheria marina Lyngb t. 22. Hab. Costas de España (?) é Islas Baleares en Mallorca (Texid.). (n. v.) B. corymbosa J. Ag. Hab . Mediterráneo (J. Ag.). (n. v.) 362 B. eupressoides Lamour. Mem., L 1, f. 3. Hab. Mediterráneo (J. Ag.). (n. v.) B. museosa Lamour. Ulva mmscoides Clem. Ens.? Fronde tereti , tubulosa, ramosa, implexa, viridi ; ramis sparsis, elongatis, patentibus, ramulis capillaribus. Clem. loe. cit. Hab . Costas de España en Málaga (Lge.), Cádiz (Clem., Cabr.), Tarifa, Álgeciras (Clem.). (n. v.) B. myura J. Ag. B. Petreri Menegh . Hab. Mediterráneo (J. Ag.). (n. v.) B. plumosa Huds. Iiab . Atlántico (J. Ag.). (n. v.) Yaucheria. Y. dichotoma Lyngb. Hydr ., t . 19. Conferva dicho- toma L. Dillw., t. 15. Engl. bot ., t. 932. Hab. Toda Europa en las regueras y charcos de agua dulce (Kg.), y en España cerca de Tuy en Galicia (L. Seoane). (v. s.) Y. Billwynii Ag. Kg. Phyc., t. 15, f. 4. Conferva frígida Dillw., t. 16. Hab. Toda Europa principalmente en las huertas sobre la tierra (Kg.). (n. v.) Y. sessilis Lyngb., t. 22. Eclosperma sessilis Yauch ., t. 2. f. 7. Hab. Toda Europa en las regueras y charcos de agua dulce (Kg.), y en España cerca de Tuy en Galicia (L. Seoane). (n. y.) Y. gemí nata Engl. bol., t. 1766. Eclosperma gemínala Yauch., t. 2, f. 5. Hab. España en Galicia cerca de Belanzos (L. Seoane) en las aguas estancadas, (n. v.) Y. cespitosa Ag. Lyngb., I. 23. Eclosperma cespitosa Yauch., t. 2, f. 4. Conferva canalicularis L. C. fonlinalis Blumenb. Hab. España en Cataluña (E. Bout.) Aragón (Xarne) y demás provincias en las fuentes y acueductos, (n. v.) 363 V. terrestris Ag. Ecíosperma terrestris Vauch. Conf t. 2, f. 3. Lyngb t. 21. Vaucheria frígida Ag. Byssus velu- tina Asso? Brot .? Hab. España (Asso?j y Portugal (Brot.?) sobre la tierra húmeda (v. v.) Aragón (Asso?) Tronchen (Asso?) Galicia (L. Seoane): Ferrol (L. Seoane). Castilla la Nueva (Lag.): Madrid dentro del Jardín bo- tánico (Lag.) Portugal (Brot.?): cercanías de Coimbra (Brot.?) V. racemosa Lyngb., t. 23. Ecíosperma racemosa Vauch. Conf., t. 3, f. 8. Vaucheria multicornis Ag. Ectos- perma multicornis Vauch . Conf., t . 3, f. 9. Conferva amphibia Brot.? Hab. Toda Europa en las regueras y charcos de agua dulce y sobre la tierra húmeda en las huertas (Kg.), y en sitios sombríos más ó ménos aguanosos en Portugal (Brot.?). (n. v.) Botrydium. B. argillacenm Wallr. Ulva granúlala L. Sp. U. sphcerica aggregata L. Flor. suec. Tremella granulata Huds. Vaucheria granúlala Ag. Hydrogastrum granulatum Desv. Botrydium granulatum Grev. Br. Alg., t. 19. Byssus granu- lata L. ex Lag.? Hab. Toda Europa en las regueras y charcos desecados sobre terrenos arcillosos (Kg.), y en España cerca de Tuy en Galicia (L. Seoane). (y. s.) DIPLOSTROMIEAS. Phycolapatlmm. Pb. plantagineum Kg. Ulva plantaginea Roth. Punc- taria plantaginea Grev. Alg . brit., t. 9. Ulva calendulcefolia GmeL 364 Hab. Costas de España en Alicante (Clem.) é Islas Balea- res en Mallorca (Texid.) (v. s.) ENTEROMORFEAS. Enteromorpha. E. intestinalis Link. Solenia intestinalis Ag. Ulva intestinalis L. Fistularia intestinalis Grev. Conferva intestina- lis Roth . Ilab. Costas de España (Cav., Lag.) y Portugal (Brol.). (v. v.) Cataluña (Colm.) Prov. Vascongadas (Wk.): Fuenterrabía (Wk.) Asturias (Lag.)'- Gij on (Lag.) Galicia (L. Alonso): Ferrol (L. Alonso), Yigo (L. Seoane). Valencia (Cav., Lag.): Calp é Hifac (Cav.), Alicante (Lag.), Albufera de Valencia (Wk.) Andalucía (Clem.): Cádiz, Tarifa, Algeciras (Clem.) Portugal (Brot.) Baleares: Menorca (Hern., Camb., Oleo). E. ramulosa Hook. Ulva ramulosa Erigí . bot., t. 2137. U. uncinata Mohr. U. confervoides Lamour . Solenia clatkrata uncinata Ag. Hab. Costas de España en el Ferrol (Lge.). (n. v.) E. paradoxa Kg. Conferva paradoxa Dillw., t. F. Engl. bot., t. 2328. Hab. Atlántico y Mediterráneo (Kg.). (n. v.) E. divaricata? Ulva divaricata Clem. Ens. Fronde gelatinosa, tenerrima, subtereti , tubulosa, ramosa; ramis irregulariter subtripinnalis, pinnis primariis crebris, secun- dariis distanlibus, apicibus obtusis. Clem. loe. cit. Hab. Costas de España en Cádiz? (Clem., Lag.) y Algeci- ras (Clem.). (n. v.) E. compressa Grev. Ulva compressa L. Conferva compressa Roth . 365 Hab. Costas de España (Clem., Lag.). (v. v.) Cataluña (Colm.) Prov. Vascongadas (Eguía). Asturias (Lag.)* Gijon (Lag.) Galicia (Lge.): Coruña (Lge.), Ferrol (L. Seoane). Valencia (Lag.): Alicante (Lag.) Andalucía (Clem., Lag.): Tarifa, Algeciras (Clem.), Cádiz (Cabr., Lag., Colm.), Sanlúcar de Barrameda, Promontorio de San Sebastian cerca de Cádiz (Wk.) Baleares: Menorca (Hern., Camb., Oleo). E. complanata Kg. Ulva compressa Auct . Hab. Costas de toda Europa (Kg.). (v. s.) Var. p crispa Kg. Var. y crinita Kg. Enteromorpha lütorea Suhr. Phycoseris. Ph. Linza Kg. Fucus Xll Quer. Ulva Linza L. Sole- ma Linza Ag. Hab. Costas de España (Quer, L. Alonso) y Portugal (Brot.). (v. v.) Cataluña (Cav.): Barcelona (Cav.) Galicia (Quer, L. Alonso): Ferrol (L. Alonso), Coruña Vigo (Texid.) Andalucía (Clem.): Cádiz (Clem., Colm.) Portugal (Brot.): Tajo en la desembocadura (Brot.) Ph. lanceolata Kg. Ulva lanceolata L. U. Linza Harv ., Phyc ., brit., t. 39. Hab. Costas de España en Barcelona, Tarragona (Texid.), el Ferrol (L. Alonso) y Cádiz (Clem.). (v. s.) Ph. cris pata Kg. Ulva críspala Bertol. U. Bertolonii J. Ag. Hab. Mediterráneo (Bertol.) y Atlántico en Galicia? (L. Seoane). (n. v.) Ph. rígida Ag. Ulva rígida Ag. Hab. Costas de España (Lge.). (n. v.) Prov. Vascongadas (Lge.) Galicia (Lge.) 366 Andalucía (Lge.): Máiaga, Almería (Lge.) Ph. fasciata Mont. Ulva fasciala Delile. U. divisa Suhr. U. nemaloidea Bory. Hab . Mediterráneo (Mont.). (o. v.) ULVACEAS. Ulva. U. Lactuca L. Lichen maritimus sive Lactuca maríti- ma C. Bauhini, Lobelii, Grisl. Fucus II Quer. Iíab. Costas de España (Quer, Lag., Clem.) y Portugal (Grisl., Vand.). (v. y.) Cataluña (Col na., Texid.) Santander (Salcedo). Asturias (Lag.)-' Gijon, Candas, Concha de Artedo (Lag.) Galicia (L. Alonso): Ferrol (L. Alonso), Coruña (Texid.) Valencia (Lag.): Alicante (Lag.) Andalucía (Clem., Cabr.): Cádiz (Clem., Cabr., Colm.), Sanlúcar de Barrameda, Tarifa, Algeciras (Clem.), Málaga (Prol., Hsens.), Promontorio de San Sebastian cerca de Cádiz (Wk.) Portugal (Grisl., Yand.) Baleares (Camb., Oleo): Menorca (Oleo). Nomb. vulg. Casi. Lechuga de mar (Quer), Lechuguilla de mar (Prol.), Alga sensitiva (Bassag.) Port. Alface marinha (Brot.) U. obscura Kg. Hab. Golfo de Vizcaya sobre otras algas (Kg.). (n. v.) U. latissima Kg. Pkyc., t. 20, f. 4. Hab. Costas de España en Cádiz (Clem.) y Portugal (Brot.). (v. v.) Nomb. vulg. Casi. Lechuga de mar (Quer). Port . Alface marinha (Brot.) 367 Prasiola. P. crispa Kg. Viva crispa Lightf . Hab. España en Galicia cerca dei Ferrol sobre la tierra húmeda (L. Seoane). (n. v.) ECTOCARPEAS. Cladosteplius. C. MyriophylTum A g. Kg. Phyc t. 18, f. i. Cia- do stephus verticillatus Lyngb ., t. 36, /’. B. Ceramium verticil- latum BC. Fucus verticillatus Wulf. Conferva verticillata Lightf. Billw ., t. 53. Engl. bot., t. 1718 et 2427, f. 2. Hab. Costas de España (Lag., Clem.). (v. y.) Asturias (Lag.): Gijon, Concha de Artedo (Lag.) Galicia (L. Seoane): Ferrol, Corvina (L. Seoane). Andalucía (Clem., Lag.): Castel de Ferro, Adra (Clem., Lag.), Cádiz (Clem., Cabr., Colm.), Sanlúcar de Barrameda (Clem., Wk., Colm.), Bota, Conil, Tarifa (Clem.), Chipiona (Wk.) C. spoxigiosus Ag. Ceramium spongiosum BC. Con- ferva spongiosa Lightf. Roth. Dillw., t, 42. Engl. bot., t. 2427, f. 1. Fucus hirsutus L. Hab. Costas de España (Clem.). (v. v.) Valencia (Lag.): Alicante (Lag.) Andalucía (Clem., Colm.): Cádiz (Clem,, Colm.), Sanlúcar de Barrameda, Conil, Tarifa, Málaga (Clem.) C. tomentosas Kg. Hab. Costas de España en Cádiz (Kg.). (n. v.) Clieetopteris. Olí. plumosa Kg. Sphacelaria plumosa Lyngb., t. 36. C. Harv. Phyc. brit., t. 87. Ceramium pennatum Flor, dan., t. 1481. Conferva pennata Engl . bol., t. 2336, fig. media. Hab. Costas de España en el Ferrol (L. Seoane). (n. v.) 368 Stypocaulon. St. scoparium Kg. Pinje., t. 18, 1L Sphacelaria scoparia Lyngb., t. 31. Ceramium scoparium Roth. Conferva scoparia L. Billw., t. 52. Engl. bot., t. 1552. Hab. Cosías de España (Lag., Geni.), (v. v.) Cataluña (Colm.) Prov. Vascongadas (Eguía, Lge.): San Sebaslian (Lge.) Santander (Salcedo). Asturias (Lag.): Avilés, Gijon, (Lag.) Galicia (L. Seoane): Yigo (L. Seoane). Andalucía (CSem., Cabr.): Cádiz (Clem., Cabr., Colm., Bourg., Lge.), Sanlúcar de Barrameda (Clem., Wk.), Conil, Tarifa, Algeciras, Málaga (Clem.), Almería (Lge.) Baleares: Mallorca, Menorca (Texid.) Sphacelaria. Sph. pennata Lyngb. Hydr., t. 31. Conferva pennata Billw. y t. 86. B. Hab. Costas de España en Galicia (L. Seoane) é Islas Ba- leares en Menorca (Texid.). (n. v.) Halopteris. H. filicina Kg. Sphacelaria fílicina Ag. Harv. Phyc. brit., t. 142. Ceramium filicinum Gratel. Hab. Atlántico y Mediterráneo (Ag.). (n. v.) Spongonema. Sp. tomentosum Kg. Ectocarpus tomentosas Lyngb., t. 44. Conferva tomentosa Lightf. Billw., t. 56. Ceramium tomentosum Ag. Hab. Costas de España en el Ferrol (L. Seoane). (n. y.) 369 Ectocarpus. E. secundas Kg, fíab. Golfo de Vizcaya (Kg.) (n. y.) E. rufulus Kg. Hab. Mediterráneo (Kg.). (n. v.) E. radiciformis Kg. Hab. Mediterráneo (Kg.). (n. v.) E. littoralis Ag. Conferva litloralis Bill. , L 31. Ilab. Costas de España (Lag., L. Alonso) y Portugal (Vand.). (v. s.) Prov. Vascongadas (Eguía). Asturias (Lag.): Gijon, Candás (Lag.) Galicia (L. Alonso): Ferrol (L. Alonso). Andalucía (Prol.): Málaga (Prol.) Portugal (Vand.) HIDRODICTIEAS. Hydrodicíyon. H. utriculatum Roth. H. pentagonum Vauch., t. 9, f. 1-6. Conferva reticulata Pluk. Phyt t. 24, f. 2. Billw t> b. Hab. España (F. Nav., E. Bout. , Clero.) y Portugal (Brot.) en las aguas tranquilas ó corrientes (v. v.) Cataluña (E. Bout.) Galicia (L. Seoane): laguna de Doñinos (L. Seoane). Andalucía (Clem.): Cádiz (Clem.) Portugal (Brot.): márgenes del Mondego (Brot.) Nomb . vulg. Casi. Telarañas de agua (F. Nav.) TOMO XVIII. 24 370 Z1GNEMACEAS. Zygogoninm. %. erice toriim Kg. Conferva ericeíorum Dillw. Hab. España en Galicia entre el Porrino y Tuv (Lge.) en sitios húmedos (n. v.) Z. lutescens Kg. Conjúgala lutescens Vauch t, 6, /. 3. Conferva hullosa L. Hab . España en el Monserrat de Cataluña (E. Bout.) y Portugal. (Vand., Brot.) en las aguas, (n, v.) Zygnema. Z. cruciatum Ag. Kg. Phyc t. 15, f. 2. Conjúgala cruciata Vauch., t. 6, f. 4, Hab. Toda Europa en los charcos y acequias (Kg.). (n. y.) Spirogyra. Sp. elongata Kg. Zygnema elongatum Berk. Glean., t. 12, f. 2. Hab. España en Galicia en la laguna de Doñinos (L. Seoane)* (n. v.) Sp. decimina Kg. Zygnema deciminum Ag. Conferva decimina Müll. Hab. Toda Europa en las aguas tranquilas (Kg.). (n. v.) Sp. adnata Kg. Conjúgala adnala Vauch., t. 5, f. L Zygnema adnatum Ag. Hab. Toda Europa en los rios y riachuelos, libre y sobre las piedras (Kg.). (n. v.) Sp. majuscula Kg. Hab. España en Aragón cerca de Castelserás (Pardo, Loscos). (n. v.) 371 Staur ospermum . St. ccerulescens Kg. Conferva ccerulescens Engl. bol ., í. 2457. Mongeotia ccerulescens Ag. Conferva alpina Borg. Hab. España en los Borreguil.es de la Sierra-Nevada (Bory). (n. v.) Mongeotia. M. gennñexa Ag. Sgst. Conferva genvflexa Roth. Dilhv ., t. G. Conjúgala angulala Vauch t. 8, f. 1-G. Zygnema genuflexum Ag. Lyngb., t. 58. Hab. Toda Europa en los charcos (Kg.). (n. v.) M. compressa Ag. Zijgnema compressum Lyngb., t. 58. Hab. España en Galicia en la laguna de Doñinos (L. Secan e). (o. v.) M. gracilis Kg. M. genuflexa Kg. Alg. Dcc. Hab. Toda Europa en los charcos (Kg.). (n. v.) CONFERVEAS. Cliroolepus. CIi. aureum Kg. Ectocarpus aureus Lyngb., t. 44. Conferva aurea Dillw., t. 35. Byssus aurea L. Engl. bol., t. 212. Hab. España (Colm.) y Portugal en Beira, entre Duero y Miño, y Tras-os-Montes (Brot.) sobre los musgos, muros y rocas (v. v.) Cladopliora. O. catenata Kg. Conferva catenala Ag. Hab. Costas de España (Salcedo, Clem., Lag.). (v. v.) Santander (Salcedo), m Galicia (L Seoane): Ferrol (L. Seoane). Andalucía (Clem., Lag.): Sanlúcar de Barrameda, Rota, Cádiz, Chiclana (Clem., Coira.) O. prolifera Kg. Conferva prolifera Roth. Cal. 1, t . 3, f. 2. Ceramium catendtmi DC. Hab. Mediterráneo (Kg.). (o. y.) G. rupestris Kg. Conferva rupestris L. Dillw., t. 23. Engl. bot., t. 1699. C. glauca et virgata Roth . Ceramium ru- pestre DC. Hab. Costas de España en el Ferrol (L. Alonso), (v. s.) C. opposita Kg. Hab . Mediterráneo sobre la Fhyllophora nervosa Grev . (Kg.). (n. y.) C. sericea Kg. Conferva sericea Lyngb ., /. 53, A. Var. p mediterránea Duby. Costas de las Islas Baleares (Texid.). (n. v.) C. glomerata Kg. Conferva glomerata L. Dillw. , t. 13. Engl. bot., t. 2192. C. polymorpha L. Chantransia glo- merata DC. Hab. España (E. Bout., Clem.) en los riachuelos y rios (v. V.) Cataluña (E. Bout.): Monserrat (E. Bout.) Aragón (Pardo, Loscos). Galicia (L. Seoane): Ferrol (L. Seoane). Castilla la Nueva (Coira., Wk.): Madrid (Colm.), Aran- juez (Wk.) Andalucía (Clem.) Var. p marina Mont. Var. y longissima Moni. Conferva longissima Desf. Cádiz (Clem.) Nomb. vulg. Cast. Ova (Wk.) O. insignis Kg. Var. y fluviatilis Kg. Conferva usneoides Vallr. Chantran- sia rivularis DC. Prolifera rivularis Vauch. Ríos y riachuelos (v. v.) C, elongata Kg. Conferva elongata Lag. Hab. España en los rios y riachuelos de Asturias (Lag.) y Galicia (L. Seoane). (n. v.) 373 C. fracta Kg. Dilliu ., 1. 14. Conferva vagabunda Huds. C. patens Ag . //a&. España en el Ferrol (L. Alonso) y cerca de Aran- juez en el lago de Ontígola (Wk.). (v. v.) PC. seruginosa. Conferva (¡eruginosa Huds. Hab. Cosías de España en Galicia (L. Seoane) y las de Portugal (Vand.). (n. y.) Rhizoclonium. R. rivulare Kg. Conferva rivularis L. Dillw., i. 39. Alga II Quer. Hab . España (Quer, Asso) y Portugal (D. Bapt., Brot., Figueir.) en los riachuelos (v. v.) Cataluña (E. Bout.): Monserrat (E. BouL) Aragón (Asso, Xarne): Tarazona (Jubera). Galicia (Colm.): Cunlis (L. Seoane). Castilla la Nueva (tterb. Madr.): fontines del Jardín botá- nico (Herb. Madr.) Valencia, (Cay.): Albufera (Cav.) Andalucía (Prol.): Málaga (Prol.) Extremadura (Villaescusa): Alange (Yillaescusa). Portugal (D. Bapt., Brot., Figueir.): Coimbra (D. Bapt.) Baleares (Weyler). Nomb. vulg . Cast. Ova de agua (Huerta), Algj de rio (Quer), Ova de rio, Verdín, Ajomale (M. Jimen.), Ova, Se- das, Limos (Pardo, Loscos). Fort. Limos (Mont., Brot., Fi- gueir.), Limón (Brot.) Val. Cabells de serp. (?) Chsetomorpha. Ch. implexa Kg. Conferva implexa Auct. Hab. Costas de las islas Baleares (Texid.) — Pudiera ser la Ch. mediterránea Kg . Ch. chlor ótica Kg. Conferva chlor ótica Mont. Hab. Mediterráneo (Mont.). (n. v.) Ch. setacea Kg. Phyc ., t. 11, f. 2. Conferva setacea Ag. 814 Hab. Atlántico y Mediterráneo (Ag.).‘(n. y.) Ch. aerea Kg. Confería aerea Billw „ t. 80. Lyngb .* t. 51. Hab. Atlántico y Mediterráneo (Kg.). (n. v.) Ch. mediterránea Kg. Hab. Mediterráneo (Kg.). (n. v.) Psicliohormium. Ps. verrucosum Kg. Confería verrucosa Ag. Hab. España en Galicia cerca de Tuy en las aguas estan- cadas (L. Seoane). (n. v.) Conferva. C. flocco&a Ag. Prolifera floccosa Vauch. Conf.,t. 14, /. 3. Hab. España en los riachuelos y acequias de Galicia cerca de Tuy (L. Seoane) y de Aragón cerca de Castelserás (Pardo, Loscos). (n. v.) C. bombycina Ag. Prolifera composita Vauch. Conf.f t. 14, f. 6. Var. y sórdida Kg. Conferva sórdida Dillw ., t. 60. Ara- gón cerca de Castelserás en las peñas del rio (Pardo, Loscos); CEdogoninm. CE. eapillare Kg. Var. a fluctuans Kg. Ulothrix maxima Kg. En los riachue- los sobre las plantas acuáticas (Kg.). (v. v.) Var. p nalans Kg. Conferva ca pillar is Ag. Ceramium ca - pillare DC. Chanlransia crispa DC. Prolifera crispa Vauch., t. 14, f. 2. Ulothrix rivularis Kg. Charcos y acequias de Ca- taluña (Salv., E. Bout.), Aragón (Asso, Xarne), Santander Salcedo), Galicia (Sarna.), Castilla (Colm.). (v. v.) Nomb. vulg. linillo de agua (F. Nav.), Moho verde del agua (Sarm.) Gall. Babaza, Marujan (Sarm.) 375 ULOTRIQUEAS. B angla. B. versicolor K g. Var. y rnalacensis Kg. Málaga (W k.) B. fusco^purpurea Lyngb., L 24, f. C. Hab. Costas de España en el Ferrol (L. Seoane). (n. v.) B. atro-purpurea Ag. Conferva atropurpúrea Dillw., t. 103. Ag. Ic t. 25. Conferva castanea Trev. Oscillatoria atro-purpurea Ag. Hab. España (?) en los rios y riachuelos, particularmente en las ruedas de los molinos y en los acueductos (Kg.) - (n. v.) Goniotriclium . G. ceranicola Kg. Conferva ceranicola Lyngb., t. 48. Hab. Atlántico y Mediterráneo sobre diversas algas fili- formes (Kg.). (u. v.) Draparnaldia. D. glomerata Ag. Lyngb., t. 64. Batrachospermum glomeratum Vauch. Conf t. 12, /*. 1. Conferva mutabilis Engl. bot., t. 1746. Hab. España (?) en las acequias (n. v.) D. plumosa Ag. Conferva mutabilis Rolh. Dillw., t. 12. Batrachospermum plumosum Vauch., t. 11, f. 2. Hab. España en Galicia cerca de la Coruña (L. Seoane) en los riachuelos (n. v.) Síigeoclonium. St. tenue Kg. Draparnaldia tennis Ag. Conferva exigua Dillw., t. D.f 376 Hab. España en Aragón (Pardo, Loscos) en los riachuelos y depósitos de agua (n. y.) St. pusillum Kg. Conferva pusilla Lyngb., t. 51. Hab. España en Galicia cerca de Betanzos (L. Seoane) en las acequias y riachuelos (n. v.) Schizogonium. Sch. múrale Kg. Phyc., t. 3, f. VI J, 4. Bangia ve- lutina Kg. Alg . aq. dulc . Hab. Toda Europa sobre la tierra (Kg.). (n. v.) Ulothrix. U. z onata Kg. Conferva lucens Dillw., t. 47. Engl. bot ., t. 1655. Draparnaldia confervoides Bory. Hab. España en Galicia (L. Seoane) en los riachuelos so- bre las piedras (n. v.) U. crispa Kg. Conferva bicolor Engl. bot., t. 2288. Hab. España cerca de Málaga y Almería (Lag.) en los ria- chuelos (n. v.) U. radicans Kg. Lyngbia muralis Ag. Oscillatoria muralis Lyngb. Hab. España en Santiago de Galicia (Texid.) sobre la tier- ra, muros y leños en sitios húmedos (v. v.) RiYÜLARIEAS. Euactis. E. prorumpens Kg. Phyc. Rivularia mediterránea Kg. Actien. Hab. Mediterráneo (Kg.). (n. v.) E. hemisphaerica Kg. Phyc. Rivularia hemisphcerica Kg. Actien. Tremella hemisphcerica Linn. ex L. Alonso . Hab. Costas de España en el Ferrol (L. Alonso), (n. v.) 377 E. rivularis Nsegeli. Hab. España en Aragón cerca de Castelserás (Pardo, Loscos). (n. v.) Eivularia. E. Lenticula Kg. Hab. España sobre la página inferior de las hojas del Ne- núfar amarillo (Colm.). (v. v.) PE. plana Herv. Chcetophora plana Ag* Tremella adnata L. ex Spr. Hab . España en el Ferrol? (L. Alonso) sobre las rocas marinas (n. v.) Limnactis. L. Lyngbyana Kg, Lincha dura Lyngb. Hab. Toda Europa sobre las plantas acuáticas (Kg.). (n. v,) ESCITONEMEAS. Stigonema. St. panno suni Kg. Collema pannosum Hoffrn. Collema velutinum Ach. P armella pannosa Ach . Byssus perrera Wolf. Dillw t. 1, f. 18. Hab. Toda Europa sobre las piedras entre los musgos (Kg.). (ü. v.) Scytonema. Se. myoclirous A g. Hab. Toda Europa sobre las rocas húmedas (Ag.). (n. y.) Se. byssoideum Ag. Hab. España (?) sobre la tierra, las rocas y los troncos de los árboles (n. y.) 378 INOSTOCEAS. Nostoc. NT. líchenoides Vauch. Conf., t. 16, f. 3. Hab. España (E. Bout., Salcedo, Lag.) sobre la tierra y las piedras después de las lluvias (v. v.) Cataluña (E. Bout., Colm.): Monserrat (E. Bout.) Santander (Salcedo). Andalucía (Lag,): Jaén (Lag.) N. sphsericum Vauch. Conf., t. 16, f. 2. N- pusil- lum Bonj. Hab. España en Cataluña (Colm.), Aragón cerca de Cas- telserás y Peñaroya (Pardo, Lóseos) y demás provincias so- bre las piedras en los riachuelos (v. v.) N. pomiforme Ag. Lyngb. Hydr., t. 68. A. Ulva pomiformis L . Engl. bot., t . 968. Hab. España en los prados de Guadarrama (Lag.). (n. v.) TsT. commune Vauch. Conf., t. 16, f. 1. N- Paracelsi Geoffr. TV. migare Wahlenb. N • ciniftorum Tournef. Tremella Nostoc L. T. atro-virens Bull t. 184. T. terrestris Dillw., t. 10, /. 14. JUlva eetherea Poir. Hab. España (F. Nav., Clem.) y Portugal (Vand., Brot.) sobre la tierra en los campos después de las lluvias (v. v.) Cataluña (Graells, Colm.) Aragón (Xarne, Pardo, Loscos): Villarluengo (Xarne). Galicia (L. Seoane): Tuy (L. Seoane). Castilla la Nueva (F. Nav.) cercanías de Madrid (F. Nav., Colm.) Valencia (Cav., Clem.): Artana (Cav.), Titaguas (Clem.) Andalucía (Clem.): x\ndújar, Menjíbar, Málaga (Clem.), Granada (Wk.) Portugal (Vand., Brot.) Nomb. vulg. Cast . Ojos del rocío (F. Nav.) Cata!. Ungüen de la pluja (Bassag.) 379 3KT. verrucosum Yaucli. Conf., t. 16, f. 3. Tremella verrucosa L. T. fhiviatilis Clem. Ens. Hab. España (Clem., L. Alonso) sobre las piedras sumer- j idas en los riachuelos (v. v.) Aragón (Pardo, Loscos) : Chiprana, Castelserás (Pardo, Loscos). Galicia (L. Alonso, Colm.): Ferrol (L. Alonso), Yillagarcía (L. Seoane). Castilla la Nueva (Graells): Escorial en el lago superior de la Granjilla (Graells). Andalucía (Clem.): Alcalá de los Gazules (Clem.), Sierra- Nevada en las rocas sumergidas desde el Dornajo hasla San Gerónimo, á la altura de 5.000' (Wk.) Cylindrospermum. C. riparium Kg. Anabaina macrocephala Mcncgh. Hab . Toda Europa en las orillas de las acequias y ríos (Kg.)- (n. v.) Spliaerozyga. Sph. flexuosa Ag. le., t. X. Oscillaloria flexuosa Ag. Anabaina impalpebralis Bory. Hab. Toda Europa en las aguas corrientes ó estancadas (Kg.). (n. v.) Limnoehlide. L. Eios-aquse Kg. Byssus Flos-aquce L. Oscillaloria Flos-aquce Ag. Hab. España (Lag.) y Portugal (Vand.) en los charcos y lagunas (v. y.) 380 LINGBIEAS. Lyngbya. L, crispa Ag. Conferva sluposa Roth. Oscillatoria crispa Ag . O. litt oralis Harv. Pinje, brit t. 105, f. A. Hab. Costas de España en Galicia cerca de Cambados (L. Seoane). (n. y.) L. confervoides Ag. Hab. Costas de España en Cádiz cerca de la Cortadura (Wk.). (n. v.) Leibleinia. L. purpurea Kg. Hab . Atlántico sobre diferentes algas (Kg.). (n, v.) LEPTOTRIQÜEAS. Leptothrix. L. lamellosa Kg. Anabaina monticulosa Bory. Oscil- latoria labyrinthiformis Ag. Ulva labyrinthiformis L. Hab. Portugal (Vand.). (n. v.) OSCILARIEAS. Chthonoblastus. Ch. Vaucheri Kg. Oscillatoria vqginata Vauch. Conf. í. 15, f. 13. Microcoleus ter restris Desmar . Hab. Toda Europa sobre la tierra (Kg.). (n. v.) 381 Phormidium. Ph. vnlgare Kg. Tab. Phyc ., t. 46, f. 4. Oscillatoria autumnális Ag. ffab. España en las Castillas (Colm.) y Aragón (Pardo, Loscos) sobre la tierra en sitios sombríos (v. v.) Oscillaria. O. tennis Ag. Hab. Toda Europa en los sitios pantanosos é inundados y en los charcos desecados (Kg.); (n. y.) O. limosa Ag, Conferva limosa Roth . C. fontinalis Dillw.y t. 64. Oscillatoria Adansonii Vauch. Conf t. 15, f- 6- Hab. España (E. Bout., Clem.) y Portugal (Yand.) en los estanques y riachuelos (v. y.) Cataluña (E. Bout.): Monserrat (E. Bout.) Valencia (Clem.): Titáguas (Clem.) Portugal { Yand., D. Bapt.): Coimbra (D. Bapt.) Nomb. vulg. Val . Limachos (Clem.) O. nigra Vauch. Conf., t. 15, f. 4. Kg. Tab. Phyc., t. 42, f. 3. Hab. Toda Europa en los riachuelos de lento curso (Kg.). (n. v.) PÁLMELE AS. Palmoglcea. P. protuberans Kg. Tab. Phyc., t. 24, f. 1. Ulva protuberans Sm. Engl. bot., t. 2583. Palmella protuberans Ag. Hab. Toda Europa en los terrenos montuosos y húmedos cerca de los caminos y entre los musgos (Kg). (n. v.) Tetraspora. T. hullosa Ag. Kg. Tab. Pinje., t. 28, f. 1. T. mínima Bese. Ulva hullosa Rolh. U. mínima Vauch. Conf ., t . 17, f. 1. Tremella palustris Web. Eab. Toda Europa en los estanques (Kg.)* (v. v.) T. cylindrica Ag. Kg. Tab. Pinje., t. 80, f. 1. Ulva cylindrica Y ahí. ¡Uvular ia cylindrica líook . //aú. España en Galicia en las arenas de los rios y ace- quias (L. Seoane). (n. v.) T. lubrica Kg. Tab. Pinje., t, 30, f. 2. Ulva lubrica Ag. Rivularia lubrica DC. Conferva lubrica Roth. ¡lab. España en Galicia cerca de Tuy en las aguas (L. Seoane). (n. v.) Glceocapsa. G. botryoides Kg. Tab. Pinje., t. 20, f. 4. fíab. Toda Europa en los palos mojados constantemente (Kg.).(n. v.) G. montana Kg. Tab. Pligc ., t. 19, f. 2. Palmella botryoides uda Kg. ¡lab. Toda Europa en los montes sobre la tierra y entre los musgos (Kg.). (n. y.) G. Magma Kg. Tab. Pinje., t. 22, f. 2. Protococcus Aíagma Breb. Palmella montana Ag. Ulva montana Lightf. Engl. bot., t. 2193. Hab. Toda Europa en los montes sobre las rocas húmedas (Kg.). (n. v.) CoccoclTioris. C. stagnina Bpr. Tab. Pinje., t. 18, f. 3. Palmella globosa Ag. Hab. Toda Europa en las aguas estancadas (Kg.). (n. v.) 383 Palmella. P. cruenta Ag. Kg. Tab. Phyc t. 15, f. 2. Telephora sanguínea Pers. Byssus purpurea Lamarck. Tremella cruenta Engl. bot ., t. 1800. Hab. España en Valencia cerca de Titáguas sobre las pe- ñas (Clem.). (n. v.) P. botryoides Lyngb. Kg. Tab . Phyc., t. 13, f. 1. Tremella botryoides Schreb. Nostoc botryoides Ag . Byssus bo- tryoides L. ex Lag. Brot etc. Hab. Toda Europa en los palos húmedos constantemente (Kg.). (n. y.) P. liyalina Breb. Kg. Tab. Phyc., t. 15, /*. 1. Cocco- chloris hy aliña Mencgh. Hab. España en Galicia (L. Seoane) en las aguas estan- cadas (n. v.) Ciiaracium. Ch. angustum A. Br. Hab. España en Aragón sóbrela Spirogyra majuscula Kg. (Rabenh., Pardo, Loscos). (n. v.) PChytridium. Ch. endogenum A. Br. Hab. España en Aragón sobre la Spirogyra majuscula Kg. (Rabenh., Pardo, Loscos). (n. v.) Protococcus. P. viridis Ag. Kg. Tab. Phyc., t. 3. Mucor virides- cens L.f D. Bapt. Hab. Toda Europa en los muros y las cortezas de los árboles (Kg.). (v. y.) P. nivalis Ag. Ic ., t. 21. Hab. España (?) en los Pirineos sobre la nieve (n. v.) 384 DESMIDIEAS. Pediastrum. F. cruciatum Kg. Hab. Toda Europa en las aguas (Kg.). (n. v.) Hyalotheca. H. mucosa Ehrenb. Desmodium mucosum Breb. Con- fería disiliens Engl. bot. Hab . Toda Europa en las aguas cenagosas (Kg.). (n. v.) Phycastrum. Ph. cuspidatum Kg. Binatella tricuspidata Breb. Alg. Fal., t. 8. Hab. Toda Europa en las aguas cenagosas (Kg.). (n. y.) Ph. paradoxum Kg. Staurastrum paradoxum Ehrenb • Jnfus ., t. 10. f. 12. Hab . Toda Europa en los charcos (Kg.). (n. v.) Ph. muric aturo. Kg. Staurastrum muricatum Breb. Ralfs. Trans. Edinb. Bot. Soc., t. 14, f. 1, d. e. Hab. Europa en las acequias (Kg.). (n. v.) (Se continuará.) ZOOLOGIA Catálogo metódico de los peces que habitan ó frecuentan las costas de las Islas Baleares; por IX Francisco Barceló y Combis, Licenciado en Medicina y Cirujía y Catedrático de Física del Instituto de las Baleares . ( Conclusión .) Genus CCXX.— Scomber* Lin, 185. Se. scombrus, L. Cast. el Estornino. Malí, y Men. Barat, Veyrat . Malí. Verdet. Mallorca! (Weyler). Me- norca (Cleghorn). 186. Se. pneumatophorus, Del. Cast. la Caballa- Malí. y Men. Biso. Men. é Ibiza, Caballa. Mallorca! Ibiza (Delaroche). Menorca (Cleghorn). Genus CCXXI.—Auxis, Cuv 187. A. bisus, Bp. Bal. Mélva , Mélvara. Baleares! Genus CCXXII.™ Thynnus, Cuv. 188. Th. vulgaris, Cuv. Cast. el Atún. Bal. Toñina. Baleares! (1) (1) A la parte que corresponde al vientre de esta especie, que es la más sabrosa, la llaman en Mallorca Sorra. TOMO XVIII. 386 189. Th. brachypterus , Cuy. Malí. Toñina. Ma- llorca! 190. Th. brevipennis, Cuy. Malí. Toñina . Ma- llorca! 191. Th. thurmina, Cnv. Casi, la Toñina. Bal. Ba- cora. Mallorca! 192. Th. alalonga, Cuy. Casi, la Albacora. Malí. Uyada. Mallorca! 193. Th. pelamys, Cnv. Ibiza. Palomida. íbiza (De- laroche). Genus CCXXIIL— Pelamys, Cuv. 194. P. sarda, Cuy. Bal. Bonitol. Mallorca! Ibiza! Menorca (Cleghorn, Perez Arcas). Mallorca (Weyler). Genus CCXXV.— Caranx, Cuy. 195. C. trachurus, Lac. Casi, el Saurel. Bal. SorelL Mallorca! Menorca (Clegborn, Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Delaro- che). Mallorca (Weyler). 196. C. fusus, Geoff. Mallorca! Sin nombre. El único individuo que he visto, lo compré en setiembre de 1867 en el mercado de Palma. Genus CCXXVII.— Zeus, Lin. 197. Z. faber L. Cast. el Gallo de mar, Pez de San Pedro. Bal. Gall de la mar; Gall de San Tere. Mallorca! Ibiza! Menorca (Clegborn, Ramis, Perez Arcas). Mallorca (Pela- roche, Weyler). Genus CCXXIX.— -Brama, Behn. 198. Br. Rayi, Behn. Mal!. Casi añola . Mallorca! (Weyler). 387 FAMILIA LXIY. — CORYPH^NIDvE. Gemís CCXXX.— Stromateus, Lin. 199. St. fiatola, L. Cast. el Pámpano. Mallorca! sin nombre, rarísimo. Gemís CCXXXXV.— Coryphsena, Lin. 200. C. hippurus, L. Cast. la Lampuga. Bal. Llam- puga. Mallorca! lbiza! Menorca (Cleghorn, Ramis). Mallorca (Weyler). Muy común, desde el 2o de agosto, en que se da princi- pio á su pesca, basta últimos de octubre. 201. C. imperialis, Raf. Cast. el Dorado. Bal. Bau- rad. Mallorca! raro. Genns OCXXXV.—Centrolophus, Cuv. 202. O. pompilus, Cuv.? (Ramis, Weyler) , con el nombre de Pámpol, FAMILIA LXV . — CEPOLID J2 . Genus CCXL.—Trachypterus, Gouan, 203. Tr. falx, Cuv. Malí. Fleuma . Mallorca! 388 Genns CCXLII. — Cepola, Lin. 201. C. rnbescens, Lin. Malí, y Men. Flámola . Malí. Floch. Mallorca! Menorca (Ramis). Mallorca (Weyler). FAMILIA LXVII.—XIPHEIM;. Genns CCXLIV.— Xiphias, Lim 203. X. gladius, L. Casi, el Pez espada. Malí, y Men. Emperador. Men. é Iviza, Peix esposa, Mallorca! Ivizaí Menorca (Cleghorn , Ramis , Perez Arcas). Mallorca (Weyler). Genns CCXLV.— Tetraptnrns» Raf 206. T. belone, Raf. Malí. Guya de paladá. Mallorca, raro. ORDO XIV. — PHARYNGOGNATHI. FAMILIA LXYIÍÍ . — EXOCETIDiE . Genns CCXLVIL— Sayris, Raf. 207. S. Camperi, Bp. Mallorca! sin nombre, raro. 389 Genus CCXLVIIL— Belone, Cuv. 208. B. rostrata, Fab. Cast. la Aguja. Bal. Guija. Mallorca! Menorca (Cleghorn , Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Delaro- che). Mallorca (Weyler). Genus CCXLXX.— Exoeetus, Lin. 209. E. exiliens, Lin. Malí. OronoL Mallorca! Ibiza! Granóla. 210. E. evolans, Lin. Mal!. OronoL Meo. Granóla . Mallorca! Menorca (Cleghorn, Ramis). Mallorca (Weyler). FAMILIA LXX. — POMACENTRIDJE. Genus COL.— Heliases, Cuy. 211. H. cliromis, Heck. Cast. el Soldado. Malí. Tuta. Men. 3íoret. Mallorca! Menorca (Perez Arcas). FAMILIA LXXI. — LABUIM. Genus CCLI. — Labras, Lin. 212. L. mixtus, Art. Malí. Lloro. Ibiza. Sanut. Malí, y Men. Pastanaga. Mallorca! Ibiza! Menorca (Perez Arcas). 390 213. L. trimaculatus, Penn. Malí, é Ibiza. Pasta- naga. Mallorca! íbiza (Delaroche). 214. L. turdus, Lin. Bal. Grivia. Mallorca! Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Delaro- che). Mallorca (Weyler). 215. L. festivas, Bis. Ibiza (Delaroche), ex Cuvier et Valenciennes. 216. L. viridis, Lin. Bal. Tord-Massot. Mallorca! Menorca (Perez Arcas). Ibiza (Delaroche). Mallorca (Weyler). 217. L. merula, Lin. Bal. Tord-Massot. Mallorca! Ibiza! Menorca (Ramis, Perez Arcas). 217 bis. L. saxorum, Val. Malí. Roquer. Mallorca! Quid Labras cgncedus ? Lio. (Ramis, Weyler), con el nom- bre de Roquer. Gemís CCLII.— Crenilabrus, Cuv. 21$. Cr. pavo, Val. Malí, y Men. Tord-flassader . íbiza. Llevió . Baleares! Menorca (Perez Arcas). 219. Cr. mediterráneas, Val. Bal. Tord-roquer . Roquer , como á las especies siguientes. Mallorca! Menorca (Perez Arcas). 220. Cr. Donovani, Val. Mallorca! 221. Cr, Brunnichii, Bis. Ibiza (Delaroche), ex Cu- vier el Valenciennes. 222. Cr. chrysoplirys, Bis. Mallorca! 223. Cr. ocellatus, Val. Men. Soig. Mallorca! Menorca (Perez Arcas). Ibiza (Delaroche). 224. Cr. Bissoi, Val. Mallorca! 225. Cr. tinca, Val. Mallorca! Ibiza (Delaroche). 226. Cr. Massa, Bis. Mallorca! 227. Cr. griseus, Gm. Menorca (Perez Arcas). 391 228. Cr. Cottse, Bis. Mallorca! 229. Cr. Roissali, Ris. Mallorca! 230. Cr. quinquemaculatus, Bloch, Malí. Roquer . Men. Tambores . Mallorca! Menorca (Perez Arcas). 231. Cr. chlorosochrus, Ris. Mallorca! 232. Cr. Boryanus, Val. Malí. Porcellana. Mallorca! 233. Cr. orbicularis, Val. Mallorca! Genus CCLV.— Corious, Cnv. 234. C. rostratas, Val. Malí. Roquer. Men. Trujeta . Mallorca! Menorca (Perez Arcas). Genus CCLVI.— Julis, Cuv. 235. J. mediterráneas, Ris. Casi, la Doncella. Bal. Donsella. Mallorca! Menorca (Cleghorn, Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Déla ro- che). Mallorca (Weyler). 236. J. Giofredi, Ris. Bal. Donsella. Mallorca! Ibiza Menorca (Perez Arcas). 237. J. speciosus, Bis. Mallorca! Sin nombre. Menorca (Perez Arcas). Genus CCLVII. — Chloriclitliys, Sw. 238. Chl. pavo, Val. Malí. Saig, Just-plá. Men. Vid den Gahona. Ibiza, Nucía , Manistre. Mallorca! Ibiza! Menorca (Perez Arcas). Genus CCLVXII.— Xyrichthys, Cuv. 239. X. novacula, Bp. Bal. Rahor. Mallorca! Menorca (Ramis, Perez Arcas), ¡biza (Delarocbe). Ma- llorca (Weyler). SECTIO VI.— PLECTOGNATHI. '^VXAPt/lAAr^- ORDO XV.— GYMNODONTES. FAMILIA LXXV. — ORTHAGORISCIDiE . Genus CCLXIV.— Mola, Nardo. 240. M. aspera, Bp. Casi, la Mola, el Rodador, Pez luna. Bal. Bot. Mallorca! Menorca (Perez Arcas). Mallorca (Weyler). 393 SUBCLASSIS Y— LOPHOBRANCHII. SECTIO VII.— SYNGNATHI. ORDO XVII.— OSTEODERMI. FAMILIA LXXVí — PEGASIDAS. Gemís CCLXVXII.— Hippocampus, Gu¥. 241. H. brevirostris, Gu¥. Cast. el Caballo marino. Bal. Caball mar i. Mallorca! Menorca (Ramis, Perez Arcas). Ibiza (Delaroche). Ma- llorca (Weyler). FAMILIA LXXVIi. — SYNGNATHI D/E. Genus GGLXXX.— Bipbostoma, Raf. 242. S. acus, Rp. Casi, la Aguja. Malí. Sérp, Serpeló . Mallorca! 248. S. Róndele tii, Del. Malí, é Ibiza, Sérp de la mar. Men. Peix bada. Mallorca! Menorca (Perez Arcas). Ibiza (Delaroche). 244. S. pyrois, Ris. Malí. Sérp, Serpetó. Mallorca! 245. S. pelágica, Bp. Mal!. Sérp, Serpeli . Mallorca! 394 Genus CCLXX.— Syngnathus, Lin. 246. S. fasciatus, Ris. Malí. Sérp, Serpetó. Mallorca! SUBCLASSIS VI — MAESIPOBRANGHI. SECTIO VIII.— CYCLOSTOMI. ORDO XVIII— HYPEROARTII. FAMILIA LXXVIII.— PETROMYZONIM. Genus CCLXXII.™ Petromyzon, Lin. 247. P. marinas, L. Cast. la Lamprea de mar . Bal. Xuclador. Mallorca! Menorca (Ramis). Ibiza (Delaroche), Mallorca (Weyler). PISCIUM VERNACULA NOMINA QUOS UNftUAM VIDI. Amargot. Arañya sardinera, Arlequí. Calet. Flauta. Genovés. Guardia civil. Capurí. Espadani. Gabaig. Lávida. EN MENORCA. Jinjola. JonquetL Juglá. Leu. Panxut. Roquer bavay ó bavós. Roseli. EN 1BIZA. San Runo ó San Remo. Siguená. Sirnella. Verderol. VARIEDADES Viaje al polo KTorte. Hasta ahora se habían hecho muchos é in- fructuosos esfuerzos para llegar hasta el polo Norte, siendo el objeto prin- cipal de la mayor parte de las expediciones, hallar un paso directo y comercial para penetrar desde el Atlántico hasta el Pacífico, bien por el noroeste ó por el nordeste. Después del desastroso resultado de la expedición de Franldin, parecía que se había abandonado por completo este proyecto. Sin embargo, en 1866, el capitán del buque Sherard Osborne, de la marina británica, pro- puso una nueva tentativa por el estrecho de Smith, al Norte de lá Groenlandia, siguiendo poco más ó ménos las huellas del americano Elisa Kane. Acogido este proyecto desde el principio con grandes simpatías, fué combatido, sin embargo, por el doctor Augusto Petermann, que recomen- daba con preferencia el camino entre el Spitzberg y la Nueva-Zembla. En la actualidad, un hidrógrafo francés, antiguo alumno de la Escuela Politécnica, Mr. Gustavo Lambert, propone una dirección enteramente nueva, que consiste en partir del estrecho de Behring, para llegar á la Polinia, mar reconocido como libre, y desde allí al mismo polo Norte. Fundado este proyecto en observaciones prácticas recojidas por el mismo Lambert más allá del estrecho de Behring, y ampliado con consideracio- nes teóricas muy dignas de llamar la atención, y cuya exactitud parece in- dudablé, ha merecido la aprobación de las personas más competentes, y se ha creado una comisión protectora, la cual ha procedido á hacer una ex- citación á todos los conciudadanos que se interesen en los progresos de la ciencia, y que se tengan por dichosos, viendo que semejante empresa diese un buen resultado en honra del pabellón nacional. Abierta una suscricion pública en las oficinas de la Sociedad de Geo- grafía, (salle de Cristina, núm. 3, se espera que suba á la suma de 600.000 francos para armar especialmente un buque, mandado por Mr. Gustavo Lambert, gefe de la expedición, bajo la inspección de una comisión de vigilancia, y con el concurso facultativo de un armador designado por la comisión. Además del personal marítimo, se agregarán algunos hombres espe- ciales á la comisión. Si en l.° de julio próximo fuese todavía insuficiente el importe de las 'suscriciones deberá procederse á reembolsar integra- mente cada suscricion: pero todo hace creer que no suceder^ así. El Monitor anunció que el Emperador se habia suscrito por la suma de 50.000 francos. De la destrucción del gavial como causa de la invasión periódica del cólera. Tal es el asunto de una memoria presentada por Mr. Bretagne á la Sociedad protectora de los animales. Trátase de saber, dice el autor, cómo es que habiendo desaparecido de nuestras re- giones las grandes epidemias de la edad media, puede venir periódica- mente á sorprender y causar estragos una plaga moderna en la Europa del siglo XIX. • Hace miles de años que la religión de Brahma dispone precipitar los cadáveres en las aguas sagradas del Ganges; ¿por qué, pues, desde la pri- mera parte de este siglo solamente es cuando el azote asiático viene á esparcir el terror y la muerte entre nosotros? üna de las causas, si no la única, de este hecho, es la desaparición del gavial ó cocodrilo del Ganges, casi completa en el dia, que ha sido des- truido por los ejércitos ingleses. Este animal, verdadero traga-muertos de los rios de la India, no vive ni puede vivir más que de presas muertas. Estirándose en el rio y mirando contra la corriente, saca un poco el ho- cico sobre el agua, y aspira desde muy lejos las emanaciones cadavéricas, abriendo sus enormes fauces para devorar los restos fétidos. Los que han visto las tropas de mugiles en las bocas de los afluentes de un rio, ó siguiendo el surco de un buque, tragar todas las impuridades que se vierten en el agua, pueden formarse una idea aproximada del papel que el gavial desempeña en la salubridad de los rios. Podemos citar el ejemplo de un pueblo moderno, que con un interés también de salubridad protege aves de un aspecto repugnante: hay en Vera-Cruz bandadas numerosas de buitres llamados Zopilotes, y está pro- hibido matarlos bajo penas muy severas, porque ellos solos en esta ciu- dad, tierra clásica de la fiebre amarilla, son los que devoran las inmun- dicias acumuladas en las calles, y de este modo las hacen desaparecer. Los perros vagabundos de Constantinopla se hallan protegidos con el mismo objeto, y andan por las calles en completa libertad. ¿No podrían las autoridades inglesas de Calcuta decidirse á conceder su protección á los gaviales del Junina y del Ganges? Aplicación útil de las cenizas del carbón de piedra. Créese generalmente en el campo, no solo que las cenizas del carbón de piedra no pueden servir para abonar y fertilizar las tierras, sino que las -hacen infecundas. Así es que en todas partes se observa que los labra- dores arrojan estas cenizas en los caminos, ó las llevan á basureros pú- blicos para desembarazarse de ellas absolutamente, lo mismo que si se tratara de despojos que no tuvieran aplicación útil posible. La porción de cenizas de carbón de piedra que de esta manera se pierde cada año es considerable, y esto sucede con grave perjuicio para la agricultura, que podría proporcionarse gran cantidad de ellas alrededor de las fábri- cas, donde quedan sin aplicación, sin más gasto que el que ocasionase el trabajo de recojerlas. Con este motivo no deja de ofrecer interés el experimento intentado 398 por un corresponsal del Journal de Vagriculture. Consistió en llenar por el otoño tres tiestos con ceniza de carbón de piedra pura, sin mezcla de ninguna otra clase, y en sembrar en el primero trigo, en el segundo ave- na y en el tercero semilla de fresas. Los tiestos se pusieron en seguida enterrados en un acirate del jardín, donde se dejaron abandonados á sí propios. Durante el invierno se verificó la germinación completamente, y en el mes de marzo siguiente las plantas tenían un excelente aspecto. En el mes de abril, el trigo, la avena y los fresales se hallaban en un estado de magnífica vegetación, conduciéndose en toda la eslacion las plantas de la minera más satisfactoria. El trigo y la avena maduraron perfectamente; sus granos eran muy gruesos, brillantes, muy nutridos y pesados. La paja del trigo llegaba á lm,40 de altura y la de la avena á lm,10. Los fresales ofrecian también un hermoso aspecto, y continuaron vegetando con fuerza hasta el mes de octubre, en cuya época fué preciso sacarlos del tiesto, y puestos en la tierra son hoy los más verdes y robustos de todo el sem- brado. Como se ve, sin añadir ninguna tierra ni abono, la ceniza de car- bón ha bastado en este ensayo para sostener hasta su madurez el trigo y la avena, y alimentar los fresales durante un año. Por su naturaleza la ceniza de la hulla puede verificar la división del suelo y ser muy útil para combatir la tenacidad de las tierras compactas, haciendo á la vez por con- siguiente el papel de abono y de correctivo. Esto es, por otra parte, lo que se deduce no solo del experimento que acaba de describirse, sino también del análisis que han hecho varios químicos, entre otros Davy, que ha hallado que esta ceniza contenia en dosis diferentes, según la procedencia de la hulla, sulfatos de potasa, de cal, combinaciones diver- sas de ácidos con las tierras, carbonato de cal, arcilla y sílice. Calórico. Mr. Dumas acaba de comunicar á la Academia de Cien- cias de París, aunque lomando precauciones oratorias, un experimento inesperado de Mr. Emilio Monier, antiguo alumno de la escuela central, químico muy formal y experimentado, y conocido de los lectores de los Mundos, que cree haber demostrado que el calórico, uno de los pretendi- dos fluidos imponderables de la física rutinaria,, sea un verdadero cuerpo ponderable. En los dos brazos de una escelente balanza de Fortín, suspen- dió dos vasos completamente idénticos, cada uno de los cuales contenía 1 kilogramo de agua. Sumergiendo uno de estos vasos en una mezcla fri- gorífica, quedó helada el agua que contenia, y después de conseguido esto, hizo de modo que los 2 kilogramos de agua, uno sólido y otro líquido, quedasen á 0o y en perfecto equilibrio en los dos brazos de la balanza. Esperó en seguida que el agua de ambos vasos volviese á recobrar la temperatura del principio del experimento, que era la de 8o, y reconoció que en este momento la balanza se inclinaba al lado del hielo fundido. El agua caliente pesaba por lo tanto más que el agua fria, con diferencia de una fracción de miligramo. Repetido cuatro veces el experimento dió siempre el mismo resultado, y Mr. Dumas es de parecer que merece no solamente consignarse en los Comples rendus , sino repetirse oficialmente, por ejemplo, en el laboratorio de la facultad de Ciencias, bajo la direc- ción de Mr. Jamin. Para que sea completamente concluyente, se necesitaría operar sobre 1 kilogramo de vapor de agua, en el estado indefinido de los 399 experimentos de Mr. Cagniard de Latour y bajo una enorme presión. Los que han leido en el folleto titulado «La materia y la fuerza,» página 53 y siguientes, nuestras opiniones acerca de la constitución íntima de la ma- teria, saben que admitimos la identidad completa y absoluta de los m de materia ponderable con los de los pretendidos fluidos imponderables, y que no hemos hallado otra razón á la imponderabilidad aparente de los (i que las excesivas velocidades de que se hallan animados en estado de plena libertad. Absorbidos por los m ponderables pierden esta velo- cidad excesiva, y pueden en este caso hallarse sometidos al peso ó gra- vitación universal. Coloración de la chispa eléctrica por una disolución salina: experimento de Mr. S. Becquerel. Haciendo pasar las descargas de un aparato de inducción entre la superficie superior de una disolución salina y el extremo de un alambre de platino colocado á alguna distan- cia, toma la chispa colores diferentes , según la naturaleza de las sales empleadas en el experimento. Las disoluciones salinas se colocan en tu- bos de vidrio, de modo que las descargas pasen en el tubo entre la su- perficie superior de la disolución y el extremo de un alambre dejplalino aislado que se halle á varios milímetros de la superficie dcUlíquídcf; e,l» máximum de intensidad se obtiene con un carrete bastante poderoso y disoluciones concentradas cuando el alambre de platino es positivo. Los * experimentos hechos por Mr. de Luynes, demuestran el vivo color produ- cido por las sales de estronciana, que dan un tinte rojo, al paso que el clo- ruro de sodio da un verde azulado. La luz de estas chispas puede anali- zarse con el especlréscopo, y da el medio de reconocer la naturaleza de las sales contenidas en la disolución. Pesca de la ballena en 1867 en los Estados-Unidos. En 1867 ha ascendido á 342 el total de los buques balleneros, es decir, á 17 más que durante el año anterior. La flota del Atlántico ha sido en el año último de 154 buques que han acarreado 18.809 barriles de aceite, de los que 3.280 procedían del Sur de este Océano. En 1866, los resultados fueron mejores, supuesto que dieron 20 164 barriles con cuatro buques menos. Aunque se considera que las expediciones de 1868 tendrán tan buen resultado como las de 1S67, se cree generalmente que la importación, que el año último fue de 42.713 barriles, podrá ascender desde 45 á 50.000 en este año. Cerca de 20.000 se hallan actualmente á bordo de los buques, todavía en la mar, y 7.994 en manos de los importadores, cuyo stock era una cuarta parte más considerable en I o de enero de 1867. Los parages de Chile, de la Nueva-Zelanda, de la bahía de Crozets y de las islas de los Galápagos dan todavía muchos producios, mientras que los llamados orientales, en el Atlántico, no han dado ningún resultado; siendo de observar que se ha visto uña gran cantidad de ballenas cerca de las costas por las cuales cruzaban pocos buques. La flota del Norte del Pacífico contaba este año 106 buques, lo mismo que en 18íi6. Como en el verano último el tiempo ha estado muy suave, han podido algunos subir hasta los 73°, 31 de latitud Norte. Aunque los resultados hayan sido superiores en 1867 á los del ejercicio precedente (67.000 barriles contra 64.207), no ha tenido la pesca todo el éxito que los 400 primeros meses hablan hecho esperar, y la otoñada ha sido casi completa- mente improductiva. La bahía de Hudson y el estrecho de Davis, frecuenta- dos casi esclusivamente por buques ingleses y escoceses, se han empo- brecido considerablemente; y por el contrario, la bahía de Cumberland ha dado resultados inesperados. La exportación en 1867 subió á Aceite 43.459 barriles Ballena. 642.070 libras superior en Aceite 27.642 barriles Ballena. . 416.075 libras á la del ejercicio anterior. Editor responsable, Ricardo Rüiz. N.° 6." — REVISTA DE CIENCIAS.— Junio de 1868 CIENCIAS FÍSICAS. FISICA APLICADA Aplicación de los aceites de petróleo para calentar las calderas de vapor, y principalmente las calderas marítimas; por V. Verstraet, químico. (Les Mondes, 25 junio 1868.) Los inmensos manantiales de petróleo y otros aceites mi- nerales que se lian descubierto hace algunos años en muchos sitios, han llamado la atención de los industriales y los hom- bres de estado acerca de la aplicación de estos aceites para calentar las calderas de vapor, y sobre todo las calderas ma- rítimas. No obstante, la propagación de este precioso combus- tible se opera con mucha lentitud, especialmente en la ma- rina militar. Varias razones, de la mayor gravedad, motivan sobre este punto la prudente reserva de los Gobiernos: he aquí las cuatro principales. 1. ° Los peligros que ofrecen estos aceites al manejarlos, porser tan fácilmente inflamables; peligros que llegan á ser terribles para los navios en alta mar, y especialmente los bu- ques de guerra, que se ven expuestos á que las balas enemi- gas inflamen sus depósitos. 2. ° Los gases carbonados que se desprenden sin cesar de los aceites minerales, pueden dar lugar á mezclas deto- 26 TOMO X VIII. 402 nantes, y además ocasionan pérdidas considerables, aumentan el precio del combustible líquido, y le privan de sus parles más caloríficas. 3. ° El olor penetrante del petróleo, cuyas emanaciones, invadiendo los espacios mejor cerrados y afectando de una manera perjudicial los órganos pulmonales, podrian hacer intolerable la permanencia en el navio, sobre todo en la cala. 4. ° Por último, como estos aceites son muy ricos en car- bono, si no se suministrase en cantidad suficiente aire, nece- sario para una combustión completa (cantidad que debe ser de 1.500 á 2.000 metros cúbicos por 100 kilogramos de aceite) (1), los tubos y las cajas de humo se atascarían con lodo el carbono que no se hubiese oxidado, lo cual haría pre- ciso el limpiarlos á menudo , siendo esto un inconveniente para emplear el petróleo y otros productos semejantes en las máquinas marítimas, que deben prestar un servicio bastante largo sin reparaciones ni detenciones. Estos son los principales inconvenientes que se trata de evitar, y para ello propongo los siguientes medios. (1) Como veremos más adelante, la composición en centésimas de los aceites de petróleo equivale á Carbono 83,65 Hidrógeno..... 16,35 Para su combustión completa, los 83k,65 de carbono exijirán 223k,06 de oxígeno; los 16k,35 de hidrógeno 130k,80 para produ- cir 306k,70 de ácido carbónico y 147k, 15 de agua. Pero como el peso del litro de oxígeno, en las condiciones normales de tempe- ratura y de presión, es de !sr,4298, los 353k,86 se hallarán con- tenidos en 1537k,85 de aire, que representan 1189,180 mét. cúb., siendo de ls,2932 por litro la densidad del aire, y la composi- ción en centésimas y peso de 23,01 de oxígeno 76,99 de nitrógeno 100,00 m 1. ° Inflamación de los aceites por las balas. Para evitar este peligro se ha propuesto rodear el depósito de una doble cubierta, y llenar el intervalo con tierra ó agua; pero estas sustancias solo pueden ofrecer un obstáculo insuficiente, á ménos que no están en cantidades considerables, lo cual es imposible en razón de su peso. Una sustaucia sumamente á propósito para amortiguar las balas es el serrin de madera, fuertemente impregnado de una disolución concentrada de cloruro de calcio, que se encuentra en cantidades considera- bles en las fábricas de gelatina de huesos, y que no tiene valor ni aplicación. Para que el serrin sea todavía más in- combustible, se calcina en vasijas tapadas, á fin de privarle de todas las sustancias volátiles que contiene, y de este modo se obtiene una sustancia negra, muy lijera, que no es nada inflamable, y que absorberia los aceites, de modo que se pue- da evitar todo peligro si el depósito quedase roto por la ac- ción destructiva de la bala. 2. ° Volatilización del petróleo , de la que provienen los riesgos de explosión y pérdidas considerables de combusti- ble. Este inconveniente, de indudable gravedad, es todavía más fácil de evitar que el primero. Para ello hago que el aire que debe alimentar los hogares, pase por encima de los aceites en los depósitos que los contienen. Este aire, que se introduce por una ancha chimenea, toca á la superficie de los aceites, les quita todos los vapores y gases que emiten, y les arrastra á los hogares. Con esta disposición, no hay nunca presión en los depósitos , cualquiera que sea su temperatura. Para obtener este resultado me valgo de un aparato muy sencillo, que consiste en un tubo hueco de bronce, terminado por un cono truncado que tiene varios agujeros, destinados á dividir el aire. En el tubo terminan: l.° cerca de su extremo cerrado, un conducto que lleva el aire comprimido á dos ó tres atmósferas, por una bomba que la máquina pone en jue- go; 2.° cercá del extremo abierto, otro conducto que comu- nica con el depósito de aceite. El tiro ocasionado por la cor- riente comprimida del conducto de que antes hemos hablado, atrae por el segundo conducto al aire, que al pasar por enci- ma del aceite se carga con sus emanaciones y las lleva al ho - 404 gar. Este aparato, cuya forma puede variarse siempre que el principio se conserve, nos lia dado los mejores resultados en 1862, época en que le empleamos para la fabricación del ácido sulfúrico sin cámaras de plomo, y utilizando el hidró- geno sulfurado. Aplicado á la combustión de los aceites de petróleo, no permitirá ningún desprendimiento de gas explo- sible ni de mal olor, y evitará toda la pérdida del aceite por la evaporación. El sistema que acabamos de describir, al mismo tiempo que evita los peligros que teme la marina, permitirá enrique- cer el aire necesario para la alimentación de los hogares con una cantidad grande de gases lijeros y carburados: en efecto, entre los diversos carburos que componen el petróleo, los unos hierven solo á algunos grados sobre cero; á ellos deben los aceites sus propiedades de desprender con tanta facilidad gases á la temperatura ordinaria; otros, en la proporción de y6 á 7?, hierven regularmente á 80° centígrados; de modo que el aire que pase por encima de los aceites, podrá car- garse con la mayor facilidad de 5 á 10 por 100 de gases li- geros, y esta cantidad podrá todavía aumenlarse con mucha facilidad, bien por una agitación mecánica de los aceites, bien elevando la temperatura. De la aplicación de este sistema resulta también otra ventaja de considerable importancia, cual es la de que po- niendo los grandes depósitos situados en la sentina ó en los pañoles, en comunicación con el aspirador por medio de un pequeño tubo, no solamente podrían aspirarse los gases infla- mables que la temperatura elevada de estas cámaras propen- dería á hacer desaparecer, sino que también se produciría en la superficie de los aceites contenidos en estos depósitos una especie de vacío, que impediría que ardiesen, aun en contacto de una llama, á causa de la falta de aire. 8.° El inconveniente que proviene del olor sofocante de los aceites minerales, desaparece completamente por esta sencilla disposición de los aparatos. 4.° Por último, el inconveniente de los depósitos de negro de humo en tubos ij en cajas , á consecuencia de una combus- tión incompleta de los aceites, se ha conseguido evitar em- 405 pleando mi sistema, á causa de la facilidad con que se puede siempre lanzar en el hogar una cantidad de aire, reconocida por medio de un anemómetro, más que suficiente para tras- formar todo el carbono de los aceites en ácido carbónico sin dejar residuo. Todas las dificultades que han impedido hasta ahora la aplicación de los aceites minerales para calentar las calderas marinas, desaparecen por la aplicación del sistema que nos proponemos. Método de combustión de los aceites. La mayor parle de los medios propuestos hasta ahora para la combustión de los aceites de petróleo, consisten en hacer llegar en chorros más ó ménos gruesos, por tubos, el aceite con una gran cantidad de aire, y encenderle en el mismo extremo de los tubos. No permitiendo esta disposición utilizar más que aceites ligeros, he tratado de hallar un aparato sencillo y cómodo, que pueda adaptarse con facilidad y sin grandes gastos á to- das las máquinas que actualmente se emplean, y permita que- mar todos los aceites minerales, cualquiera que sea su den- sidad. Creo haber conseguido este resultado por medio de la construcción siguiente. El aparato principal consiste en una caldera semi-cilín- drica, poco profunda, cuyas dimensiones se determinan se- gún las de las máquinas de calentar. El semi-cilindro tiene una doble cubierta, que deja un vacío de algunos centímetros, destinada únicamente á recibir los aceites que, por efecto de los vaivenes del buque en una tormenta ó por las fugas del cilindro interior, puedan salir de este. De tal manera los aceites recibidos por la segunda cubierta se reducen á gas, que vienen á arder en la superficie de los aceites en combus- tión y á aumentar su potencia calorífica. En lo interior de la caldera semi-cilíndrica se halla una capa de piedra pómez, previamente purificada y calcinada, de unos 30 centímetros de altura próximamente, la cual desempeña el mismo papel que una mecha en las lámparas de petróleo. El aceite no ocupa en el cilindro, que llamaré cilindro -hogar , más que una altura de 8 á 10 centímetros, de modo que queda siempre 400 una capa libre de 20 centímetros de piedra pómez expuesta á la corriente oxidante de aire lanzada por la máquina; el aparato funciona de este modo, como un fuerte soplete; la al- tura del aceite en el hogar es invariablemente la misma, mer- ced á un depósito construido en forma de vaso de Mariotle. La corriente es constante, é independiente de la voluntad de los fogoneros. Para una batería de hogares, pueden disponerse paralela- mente cuatro ó seis cilindros, adaptando á cada uno de ellos una llave, destinada á distribuir ó detener instantáneamente la corriente de aceite: cada cilindro se halla provisto de dos ó cuatro de los troncos de cono que hemos descrito, según se necesite, á fin de que den el aire necesario para una comple- ta combustión: también podrán reunirse varios conos en un solo tubo alrededor del cilindro, é inyectar el aire compri- mido en todas las partes de este último, con lo cual los acei- tes que se queman en el centro del hogar recibirán tanto aire como los que se queman en su parte anterior. De este modo se obtiene una llama blanca de ^uoa considerable potencia calorífica. Merced á la disposición que acabamos de indicar, un solo hombre podrá conducir y dirijir por sí solo lo ménos cuatro ó cinco hogares, sin ser molestado por el calor ni por ningún olor desagradable, y podrá alternar toda la tripulación des- pués de una ó dos horas de aprendizaje, lo cual proporcio- nará grandes ventajas, especialmente en la marina militar. Al salir de los hogares, los gases de la combustión se dirijen como en los de carbón de piedra á los tubos de humo, y des- pués á la chimenea central. La combustión de los gases, que producen una cantidad considerable de agua, puede calcu- larse en cerca de 140 kilogramos por 100 de aceite; y pose- yendo este agua condensada una temperatura de 60 á 80° cen- tígrados, se la recoje fuera de los tubos en un depósito co- mún, y por medio de un inyector Giffard se la hace servir para la alimentación de las calderas. De este modo se realiza una considerable economía de agua y de combustible. Por último, para completar esta disposición, añadimos en las puertecillas que hay en ios hogares, agujeros para que pene- 407 tre el aire frió bajo los cilindros, y los impida adquirir una temperatura demasiado elevada; colocando también otros agujeros sobre los mismos cilindros, para poder observar á cada momento la regularidad de la combustión. El nuevo sistema de combustión de los aceites de petróleo permitirá utilizar para el mismo uso lodos los aceites minera- les, cualesquiera que sean; los aceites cargados de betún ó de naftalina; los aceites brutos de brea que suministran en can- tidades inmensas Francia é Inglaterra; los aceites de esquis- tos, de turba, de madera, de residuos diversos; en fin, todos ios que resisten á cualquier método de purificación, y que por este motivo no tienen más que un valor mediano para el alumbrado. Debe entenderse que este sistema de ninguna manera se opone á que en el mismo buque, y según deseen los armado- res, se utilice simultáneamente el calentamiento por los acei- tes y por el carbón. Ventajas. Examinemos ahora las ventajas que pueden es- timular á la marina á reemplazar los combustibles ordinarios, carbón de piedra y cok, por los aceites de petróleo ú otros aceites minerales. l.° La primera y principal ventaja, consiste en la dismi- nución considerable de peso y embarazo. Esta disminución es debida á la potencia calorífica desar- rollada por la combustión de los hidrocarburos. Represen- tando su composición media por la fórmula química Cn J/14, se halla que esta composición equivale en centésimas á Carbón 88,65, 100. Hidrógeno El número de calorías desprendidas Por el carbón. . . Por el hidrógeno i.m 34.600 Según estos datos, y las proporciones de cada uno de 408 estos dos cuerpos simples contenidos en los aceites, se halla que 83,65 de carbón representan. . . . 6.102 calorías. 16,35 de hidrógeno 5.657 O sea para 100 kilóg. de petróleo . 11 .759 Por otra parte, el número de calorías desprendidas por un aceite mediano, varía entre 6.000 y 7.500; tomemos por tér- mino medio 6.700, y hallaremos que las cantidades de agua vaporizadas por cada uno de los dos combustibles, se hallan en la proporción de 100 á 57 ; és decir , que los aceites producirán 43 veces más vapor que el carbón de piedra; el peso del combustible disminuirá por lo tanto en un 43 por 100. Para estar en lo cierto, es preciso tener en cuenta la di- ferencia de densidad de ambos combustibles. La densidad del petróleo en bruto varia entre 0,790 y 0,830; admitamos un término medio de 0,800, es decir, 80 kilogramos para el peso de un hectolitro. La densidad media de los aceites es 1,250: pero en la práctica el hectolitro de carbón uo pesa más que 85 kilogra- mos; aun muchos no pesan más que de 72 á 75 kilogramos: por consiguiente, hay respecto del petróleo una diferencia de embarazo de peso de más de 5 sobre 80, ó 6,25 por 100; pero como 57 de petróleo equivalen á 100 de carbón, el estorbo se hallará en la proporción de 60,56 para los acei- tes, mientras que será de 100 para los carbones; es decir, que disminuirá en 39,44 por 100. En la práctica puede sin ilusión alguna valuarse en 30 por 100. A cuya ventaja puede agregarse: l.° La facilidad considerable que hay para encender ó apagar instantáneamente los hogares. 2 ° La potencia calorífica de los aceites, de la cual resul- tará en un momento dado, que se obtendrá rápidamente una 409 gran cantidad de vapores, ventaja preciosa en una batalla naval ó durante una tempestad. B.° La disminución en cuatro quintos del número délos fogoneros, como también del alimento, la paga, el alojamien- to, el peso de estos hombres, y todo lo que es necesario para sostenerlos: ventaja inapreciable para los buques de cortas dimensiones, por ejemplo las cañoneras acorazadas. 4. ° La economía de agua y de combustible, obtenida em- pleando en la alimentación de las calderas, el agua conden- sada en los tubos de humo y procedente de la oxidación de los gases. 5. ° Por último, la instrucción fácil para tener pronto nuevos fogoneros. En cuanto á la economía que se realiza en el gasto del mismo combustible, solo la experiencia del sistema continua- da en gran escala por espacio de muchos meses, podría de- terminarla de una manera exacta; y no nos apresuraremos á prejuzgarla. El mismo sistema aplicado á calentar locomotoras, produ- ciría también excelentes resultados. Nota. Alimentación de los depósitos. Para evitar el uso de las bombas en la alimentación de los diversos depósitos, utilizamos aquí todavía la fuerza motriz del aire comprimido. Ejercemos sobre los líquidos contenidos en el depósito prin- cipal, en los pañoles, una presión conveniente, y por medio de un tubo ascendente, obligamos á los aceites á elevarse en los depósitos de los hogares. De este modo podemos evitar los inconvenientes que pueden resultar de las fugas inevita- bles por los pistones y las cajas de estopa, y al mismo tiempo las pérdidas que estas fugas pueden ocasionar. 410 METEOROLOGIA. Estudios meteorológicos hechos en globo aereostático.— Noticia de Mr. Flammarion. (Gomptes rendus, 25 mayo 1868 y siguientes.) Las ascensiones científicas que he verificado el año ultimo» y he proseguido en este, me han conducido al descubri- miento y comprobación de importantes hechos, cuyo cono- cimiento me parece que puede aclarar algo los problemas todavía tan oscuros de la meteorologia. Penetrado del con- vencimiento de que todos los movimientos de la atmósfera se hallan sometidos á leyes regulares tan perfectamente como los de los cuerpos celestes, cuya medida constituye hoy el edificio inquebrantable de la astronomía moderna, he creído que sería útil á la fundación de la ciencia del tiempo, tratar de ver de cerca el mecanismo de la formación de las nubes* la circulación de las corrientes, el estado físico de las dife- rentes capas de aire; en una palabra, observar el mundo at- mosférico, trasportándose á él, en su acción múltiple y perma- nente. La perspectiva de los beneficios que la ciencia meteo- rológica esparcirá algún día sobre el trabajo del hombre, el exámen de la conexión de esta ciencia con la astronomía y la física del globo por una parte, con la fisiología de la vida de las plantas, de los animales y del hombre mismo por otra, han sostenido mi confianza en la utilidad de estas escursiones aéreas. Vengo á someter á la Academia los principales resul- tados, debidos á diez viajes efectuados en diversas condicio- nes atmosféricas, de noche como de dia, por mañana y tarde, en un cielo cubierto como en un cielo puro. Algunos de estos viajes han durado de doce á quince horas. Fijé mi plan, si- guiendo las séries emprendidas por Biot y Gay-Lussac en 1804, por Barral y Bixio en 1850, y por Welsh y Glaisher 411 en Inglaterra, series á las cuales agregué las indicaciones que dió Arago con esle motivo, y las que nuevas circunstancias en la ciencia me han inducido á agregar. El programa es extenso y complejo. En la actualidad presento los resultados que considero como más sólidamente adquiridos por mis diversas series de experimentos. Las ob- servaciones pueden enunciarse en el siguiente orden: 1. ° Ley de la variación de la humedad en el aire, según la altitud. 2. ° Aumento de la potencia diatermana del aire y de la radiación solar con la altitud y descenso de la humedad. 3. ° Circulación de las corrientes, su desvio giratorio y movimientos generales de la atmósfera, intensidad y veloci- dad de las corrientes. 4. ° Nubes: forma, altura, dimensiones, estado higromé- trico y calórico: fenómenos, etc. 5. ° Ley del descenso de la temperatura del aire. 6. ° Experimentos diversos relativos á la acústica, á la óptica, mecánica, física del globo, astronomía, etc. Para hacer estos experimentos me he valido de dos glo- bos. Uno de ellos, de propiedad del Emperador , ha sido puesto benévolamente por el Sr. Mariscal Yaillant, ministro de la casa del Emperador, á disposición de la Sociedad aereostática de Francia, y de acuerdo con ella he verificado una parte de mis viajes aéreos: este globo tiene 800 metros cúbicos de capacidad. El segundo, de 1.200, pertenece á Mr. Eugenio Godard, aereonauta del Emperador, en cuya compañía he hecho todos mis viajes, tanto en uno como en otro globo. Mi piloto aéreo estaba encargado de la dirección material del globo, no solo para los preparativos de las ascensiones y los cuidados que exije el descenso, sino tam- bién mientras duraban los viajes; cuya condición me ha pa- recido que es la mejor para hacer en completa libertad las observaciones científicas. Expondré el resultado de mis observaciones en el orden de los capítulos antes enunciados, 412 Ley de la variación de la humedad en el aire , según la allüud. En diez séries de observaciones especiales, que represen tan cerca de quinientas posiciones diversas, la distribución del vapor de agua en las capas atmosféricas ha seguido una regla constante, que puede enunciarse en estos términos: 1. ° La humedad del aire aumenta, á contar desde la su- perficie del suelo hasta cierta altura. 2. ° Llega á una zona en la cual permanece en su má- ximum. 3. ° Disminuye constantemente en seguida, á proporción que se va subiendo á las regiones superiores. La zona á la cual daré el nombre de zona de humedad al máximo , varía de altura, según las horas, las épocas y el es- tado del cielo. Solo en raras circunstancias (principalmente á la aurora) es próxima á la superficie del suelo. La marcha general de la humedad es constante, bien se halle el cielo puro ó cubierto, y se manifiesta en las obser- vaciones hechas durante la noche, como también en las ob- servaciones diurnas. Las tablas higrométricas, construidas después de cada viaje, manifiestan evidentemente la subsistencia de esta ley. Se ofrecen diferencias considerables respecto á la altura de la zona máxima y á la proporción de aumento de la hu- medad. Así es que el 10 de junio de 1867, á las cuatro de la mañana (viento N. E.), al salir el sol, y en los límites del bos- que de Fontainebleau, la zona máxima era de 150 metros, únicamente desde la superficie del suelo. El higrómetro cons- truido especialmente para estos estudios, marcaba 93° al ni- vel del suelo, y se elevaba rápidamente á 98 á la altura de 150 metros. Desde esta altura volvia á descender á medida que el globo se elevaba, marcando 92 á 300 metros, 86 á 413 750, 65 á 1,100, 60 á 1.350, 54 á 1.700, 48 á 1.900, 43 á 2.200, 36 á 2.400, 30 á 2.600, 28 á 2.900, 26 á 3.000 y 25 á 3.300 metros. La atmósfera estaba sumamente pura, y sin la menor nube. En otra ascensión, el 15 de julio á las cinco y cuarenta minutos ele la mañana (viento S. O.), descendiendo de una altitud de 2.400 metros sobre el Rhin, en Colonia, hallé la zona máxima á 1.100 metros. El cielo no estaba enteramente puro. La humedad relativa del aire era de 62 grados á 2.400 metros, de 64 á 2.200, de 75 á 2.000, de 85 á 1.800, de 90 á 1.600, de 92 á 1550, de 95 á 1330, de 98 á 1.100 metros zona máxima. Después, á medida que el globo descendía, fué disminuyendo la humedad. A 890 metros descendió ya á 92 grados, á 706 á 90, á 510 á 87, á 240 á 84, á 50 metros del suelo á 83, y en la superficie 82 grados. Siguiendo la misma escala , el termómetro subió desde 2 á 18 grados centígrados. El 15 de abril último, á las tres de la tarde (viento N.), saliendo del jardín del Conservatorio imperial de artes y ofi- cios, he observado una marcha análoga en la variación de la humedad. A la salida en el jardín, el higrómetro marcaba 73 grados, se elevó á 74 á 776, dió 75 á 900, 76 á 1.040 y 77 á 1.150; siendo esta la posición de la zona máxima. La hu- medad disminuyó en seguida progresiva y constantemente: fué de 76° á 1 .230 metros, 73 á 1.345, 71 á 1.400, 69 á 1.450, 67 á 1.490, 64 á 1.545, 62 á 1.573, 59 á 1.608 y 56 á 1650 metros. A 2.000 metros, la humedad del ambiente descendió á 48 grados, á 2.400 fué 36, á 3.000 fué 31, y á 4.000 fué 19 grados. La ascensión se verificó estando el cielo cubierto de nu- bes. El máximum de humedad se advertia un poco antes de llegar á la superficie inferior de estas. El 23 de junio de 1867, á las cinco de la tarde (viento N. N. E.), la zona máxima se hallaba á los 555 metros, y tam- bién en la parle inferior de las nubes. El 30 de mayo á las cuatro de la tarde (viento N. N. O.), la humedad creció desde la superficie del suelo á 500 metros, y se aumentó desde 67 á 75 grados. 414 El resultado general demuestra, por consiguiente, que la humedad aumenta desde la superficie del suelo hasta cierta altura variable, y disminuye en seguida hasta las mayores alturas. No creo que puedo todavía precisar estas variaciones proporcionales , porque causas complejas hacen que estas reglas sean difíciles de fijar. Prescindiendo de la altura, la humedad del aire varia según la hora, la altura del sol sobre el horizonte, el estado del cielo, y á veces también la natura- leza seca y húmeda de los terrenos por encima de los cuales pasa el globo; pero la ley general enunciada antes, me parece que puede adoptarse como una observación constante. Insisto tanto más en este punto, cuanto que creo que el conoci- miento de la variación de la humedad relativa del aire, está considerado como el elemento más importante de las bases meteorológicas. Aumento de la potencia diatermana del aire y de la radiación solar con la altitud y con el descenso de la humedad. Guando se pasa de las regiones inferiores de la atmósfera, y en general á la altitud de 2.000 metros, no puede ménos de percibirse el aumento muy sensible del calor del sol res- pecto de la temperatura del aire ambiente. Nunca me ha im- presionado más este hecho, que en la mañana del 10 de junio de 1867, cuando hallándonos á las siete á una altura de 3.800 metros, hemos tenido por espacio de media hora, 15 grados de diferencia entre la temperatura de nuestros pies y la de nuestras cabezas, ó por mejor decir, entre la del interior de la navecilla (sombra), y la del exterior (sol). El termómetro á la sombra marcaba 8o, y al sol 23 grados: así es que aun- que en los pies teníamos este frió relativo, un sol ardiente nos quemaba el cuello, las mejillas, y en general las partes del cuerpo directamente expuestas á la radiación solar. El efecto de este calor aumenta todavía por la falta de la más lijera corriente de aire. 415 En una ascensión posterior á esla, he experimentado al mismo tiempo la diferencia singular de 20°, entre la tempe- ratura de la sombra y la del sol, á 4.150 metros de altitud. El primer termómetro marcaba 9o, 5 bajo cero, y el segun- do + 10°, 5. La diferencia de proporción de la temperatura del aire con la de un cuerpo expuesto al sol, se descubre y manifiesta en razón de la disminución de la humedad. La radiación so- lar, la diferencia entre el calor directamente recibido del as- tro radiante y la temperatura del aire, aumenta á medida que disminuye la cantidad de vapor de agua esparcido en la at- mósfera. Esta comprobación permanente de la trasparencia del aire privado de agua por el calor, establece que el vapor de agua es el que desempeña un gran papel en la acción de conservar el calor solar en la superficie del terreno. Estos resultados deben estar preservados de toda influen- cia extraña, mejor que los que provienen de observaciones hechas en las montañas, porque en este último caso, la pre- sencia de las nieves y de la radiación debe ejercer un efecto constante, mientras que las observaciones aereoná*ticas se verifican en regiones absolutamente libres. Hemos expuesto los resultados obtenidos acerca de la va- riación de la humedad del aire, según la altitud y el aumento de la potencia diatermana del aire y de la radiación solar. Llegamos ahora al capítulo relativo á las corrientes. Circulación de las corrientes: su desvío giratorio, y movi- mientos generales de la atmósfera : intensidad y velocidad. Sumerjido en la corriente atmosférica que le trasporta, el aereonauta se halla colocado en las mejores condiciones posi- bles para conocer la dirección constante de la corriente y para medir la velocidad. En cada viaje he procurado trazar exactamente, sobre la carta de Francia ó de Europa, la pro- 416 yeccion de la línea aérea seguida por el globo, por medio de puntos de marca que se toman con la mayor facilidad cuando el cielo está puro, y que pueden siempre obtenerse, aun cuando esté nebuloso, bien aprovechando los claros, ó descen- diendo de cuando en cuando debajo de las nubes. El globo marca tan bien la dirección y velocidad absoluta de la corriente, que la primera sensación que se experimenta al navegar por los aires, es la de una completa inmovilidad. Causa una impresión enteramente particular y siempre sor- prendente, el bogar con la velocidad del viento y no sentir el menor soplo, la más leve brisa ni el más ligero movimiento, aun siendo arrastrados con furia en el espacio por la más vio- lenta tempestad. Solo he sentido una vez alguna brisa, el 15 de abril último, por espacio de algunos minutos, y lo atribuyo á que el globo, lanzado entonces con una velocidad de 5o ki- ó metros por hora, llegó á una región en que desalojaba el aire con ménos rapidez. Un hecho capital resalta evidentemente del trazado de las diferentes líneas aéreas, cual es el que las rulas se inclinan unas respecto de otras en el mismo sentido, en virtud de un desvío giratorio general. Por ejemplo, el 23 de junio de 1867, el globo, conducido por un viento del Norte, marchó primero en la dirección del Sur, formó después hácia el Oeste un pequeño ángulo con la línea del meridiano de París, y este ángulo, primero muy poco sensible, supuesto que el globo pasó por el Este de Orleans atravesando el 48° de latitud, se fué marcando cada vez más. Al atravesar el grado 47, la dirección se convirtió en Sur-Sud- este, al llegar al 46° fué repentinamente Sud-Oeste, y de este modo descendimos á las cuatro y veinte minutos de la ma- ñana en Larochefoucault, cerca de Angulema; de modo que habiendo salido de .París la víspera á las cuatro y cuarenta y cinco minutos, habíamos recorrido 480 kilómetros en once horas y treinta y cinco minutos, con velocidades en aumento, de las que después trataremos. El movimiento giratorio de las capas atmosféricas que se advirtió en este viaje, se manifestó de una manera análoga en diferentes travesías. El 18 de junio salimos con un viento 417 Este-Nordeste, y bogando primero al Oeste-Sudoeste pasamos por el zenit de Versalles. Cortando el ángulo del bosque de Rambouiilet, y después de haber atravesado el estanque de Saint-Hubert, echamos el ancla en Villemeux al Sudeste de Dreux. Remolcados con el globo cautivo hasta esta ciudad, nos elevamos de nuevo durante la noche y bogamos repen- tinamente hácia el Oeste. Desde el l.° al 2.° grado de longitud continuó marcando la rotación. Pasamos sobre Verneuil y Laigle, y descendimos en Cacé (Orne), conducidos en la direc- ción Oeste inclinada ya hácia el Norte. En la noche del 9 al 10 de junio, después de haber venido por la tarde de París é inclinándonos hácia el Sur, nos detu- vimos en el límite del bosque de Fontainebleau en Barbizon, subiendo por la mañana en la atmósfera y siguiendo una cur- va, que cada vez fué marcándose más á pesar del estado de calma de la atmósfera , dando vuelta al Sudeste y descen- diendo cerca de Lamothe-Beuroson, al Sur de Orleans. El 15 de abril último, saliendo del Conservatorio marchó el globo primero hácia el Sur-Sudoeste, pasó por el zenit del observatorio, dejó al Oeste Bourg-la-Reina y Lonjumean, y pasó sobre Arpajon y Etampes. Seguimos sensiblemente la lí- nea del camino de hierro de Orleans, dejando á la derecha á Angerville, Arthenay, Chevilly, y atravesando después el bos- que de Orleans, llegamos bien pronto sobre el Loire, vol- viendo cada vez más hácia el Sudoeste. Después de haber de- jado á Orleans á la izquierda de nuestro camino, seguimos el curso del Loire para descender á Beaugeurs, habiendo desig- nado de este modo un arco de círculo que nos conducía hácia el Sudoeste. Me parece difícil creer que estas observaciones constantes no revelen un hecho general. Encima de la Francia, las cor- rientes atmosféricas se desvian, siguiendo un círculo que pa- rece caminar en el sentido del Sudoeste Nordeste Sur. ¿Cor- responden estas observaciones á la ley de giro de los vientos indicada por Dove? ¿Son debidos estos movimientos atmosféri- cos, como lo suponen Fitz-Roy y otros observadores, á la acción del calor solar y á las variaciones diurnas de la tem- peratura general de la atmósfera , ó como lo ha supuesto 27 TOMO xvm. 418 Hadley y lo ha comprobado hace poco Mr. Bourgois, á las variaciones de la velocidad de rotación alrededor del eje ter- restre sobre los diferentes paralelos? ¿Es, por último, la cor- riente general de los vientos alisios descritos por Maury? Por ahora no pretendo hallar la explicación absoluta de estas observaciones, sino que lo que únicamente creo importante consignar es, que he observado este desvío de las corrientes, principalmente hacia el Sudeste (sin duda porque el viento del Norte ó del Nordeste soplaba en estos viajes, y no he ob- servado más que un desvío muy ligero al fin de un camino de 150 leguas del Sudeste al Nordeste, que fué el que seguí en mi viaje de París á Solingen) (Prusia rhenana). Debo mani- festar también que , según los estados meteorológicos de los diferentes dias de mis ascensiones, estados que Mr. Marie Davy ha tenido la atención de levantar por mí, según los boletines del Observatorio, causas eventuales ó locales pue- den ejercer influencia sobre la dirección de la corriente. A esta demostración del desvío de las corrientes, agre- garé ahora algunas otras observaciones ménos generales acer- ca de su velocidad. En el viaje de París á Angulema, mi libro diario de bordo registró la proporción siguiente en el aumento de velocidad: 4m,67 por segundo al salir de París, 7m,40 de Fontenay-aux- Roses á Sermaises, 8m, 17 de Sermaises al Loire, 10m,25 del Loire á la Creuse, y 12m,12 desde este último punto á Laro- chefoucault. Nuestra mayor altura corresponde á la veloci- dad de 9 metros. El 30 de mayo, desde París á Fontainebleau, la velocidad fué de 7m,16 en la partida, y 10m,33 en la llegada. El 19 de junio, en una ascensión nocturna de una hora y veintiséis minutos de la mañana á tres horas y veinticinco minutos, de Dreux á Gracis, la velocidad media del globo es de 10m, 40 durante la primera hora, y tlm,95 durante la segunda. El 14 de julio, desde París á Colonia, la velocidad au- mentó hasta la media noche, y el máximum (14 metros) se manifestó sobre la Bélgica, desde Dinant á Namur, en medio de la noche v á la altura de 1.600 metros. 419 El 15 de abril último fué la velocidad, por término me- dio, siguiendo una progresión creciente. Sin embargo, un máximum (14m,20), se manifestó en medio del viaje á la ma- yor altura. Igualmente he comprobado que es sumamente raro hallar varias corrientes de direcciones diversas al elevarse en la atmósfera. Si dos capas de nubes nos parecen marchar en sentido contrario, es generalmente en razón de su diferencia de velocidad real ó aparente (según la perspectiva). No hablo de las pequeñas corrientes parciales, que se manifiestan en la superficie del suelo, y que dependen de los accidentes del terreno. De estas últimas observaciones resulta, que en el estado normal, la velocidad del viento es mayor á algunos cientos de metros que en la superficie del suelo, y que permanece casi la misma en una ancha zona, disminuyendo en seguida sensi- blemente para aumentar de nuevo á más de 1.000 metros. Observaciones acerca del descenso de la temperatura según la altura . El descenso de la temperatura del aire, que desempeña tan gran papel en la formación de las nubes y en los elementos de la meteorología, está lejos de seguir una ley regular y •constante. Varía según las horas, las estaciones, el estado del cielo, el origen de los vientos, el estado del vapor de agua, etc. Solo por medio de un gran número de observacio- nes se llegará á establecer una regla determinada , teniendo en cuenta la acción de varias causas secundarias que obran sin cesar, y que deben primero conocerse y eliminarse. Resulta de las 550 obsevaciones aerostáticas hechas en medio de condiciones tan desiguales, y peores, sin embargo, que las condiciones de las observaciones hechas sobre las montañas, que el descenso de la temperatura del aire se dife- rencia primero según que el cielo está puro ó cubierto, es 420 más rápido cuando el cielo está puro, y más lento cuando se halla cubierto. En un cielo puro, el descenso medio de la temperatura se ha hallado que era de 4o, á contar desde la superficie del suelo; de 7 grados para los 1.000 primeros metros; de 10°, 5 por 1.500 metros; de 13 grados por 2.000 metros; de 15 por 2.500 metros, de 17 por 3.000 metros; de 19 grados por 3.500. Término medio, un grado por 189 metros. En un cielo nuboso, el descenso de la temperatura se ha hallado de 3 grados por los 500 primeros metros; de 6 por 1.000 metros; de 9 grados por 1.500 metros; de 11,5 por 2.000; de 14 por 2.500; de 16 por 3.000 metros; de 18 por 3.500. Término medio, 1 grado por 194 metros. La temperatura de las nubes es superior á la del aire si- tuado encima y debajo; el descenso es más bajo en las regio- nes inmediatas á la superficie del suelo, y se aumenta á me- dida que se eleva. Es también más rápido por la tarde que por la mañana, y en los dias calientes más que en los fríos. A veces se encuentran en la atmósfera regiones más ca- lientes ó más frías que el término medio de altitud, y que atraviesan la atmósfera como ríos aéreos. Estas variaciones no impiden la ley general enunciada antes de ser espresion de la realidad. Gomo se ha visto en el §. 2, la diferencia entre las indi- caciones del termómetro de la sombra y la del termómetro al sol, aumenta á medida que va elevándose en las alturas de la atmósfera. La multitud de formas que afectan las nubes, y que han tratado de clasificar los meteorologistas bajo ocho denomi- naciones distintas, me parece que puede dar origen á cada momento á errores del observador, pues generalmente no hay conformidad sobre la verdadera significación de cada palabra, y además esta significación precisa no ha podido determinarse. Por esta razón me limitaré á emplear las dos denominaciones más sencillas y más especialmente caracte- rísticas. Llamaré cumulo- estratus á las nubes que general- mente cubren la superficie del suelo, semejantes á enormes masas de vapor gris, á balas de algodón, cuando se mira al 421 zeni l, y que parece que se locan en virtud déla perspec- tiva cuando la mirada se aproxima al horizonte. Llamaré cirros á las pequeñas nubes blancas que aparecen en las al - turas del aire, ligeras, teñidas de color por la tarde, á veces en forma de copos, y se ciernen generalmente en forma de filamentos delgados. Prescindiré de los estratus que no se forman durante el dia, y parecen no ser más que una apa- riencia debida á la perspectiva, y los nimbos que no presen- tan más que el aspecto de nube en el momento en que se re- suelven en lluvia. Por lo tanto no habrá más que dos grandes grupos especiales. Los primeros, los cumulo-estratus, se hallan situados á la distancia media de 1.000 á 1.500 metros de la tierra, aunque se observan á mayor y menor altura. Los segundos, los cirrus, no son inferiores á cinco veces esta distancia media de los primeros. Durante el dia 30 de junio de 1 867 , el tiempo estaba brumoso, y las nubes se extendían como una inmensa capa gris, formada de extensos cúmulo-estratus. A las cinco de la tarde llegamos á la superficie inferior de esta capa, á la al - tura de 630 metros. La superior estaba á la de 810. De modo que eslas nubes, que no dejaban penetrar al sol, no tenían 209 metros de espesor. El máximum de humedad relativa se manifestó bajo la superficie inferior de las nubes. El higrómetro, que allí mar- caba 90°, marca 89 á 650 metros, 88 á 680, 87 á 720, 86 á 800, 85 á 840, sobre la superficie superior de las nubes, y después continuó disminuyendo. El calor aumentó por otra parte, á medida que se penetró en el fondo de las nubes. El termómetro, que marcaba 20° al nivel del suelo, bajó hasta 15 á 600 metros. Al entrar en la nube subió, á 16 á 650 metros, á 17 á 700, á 18 á 750, á 19 á 810 metros; después disminuyó á la sombra, y continuó aumentando al sol. Refiriéndome á esta primera travesía por entre las nubes en el solitario globo, no puedo dejar de manifestar la impre- sión que producen en el alma estas sensibles variaciones. Al salir de la esfera inferior, monótona, oscura y triste, y al m elevarse por enmedio de las nubes, se experimenta una sen- sación de indefinible alegría, que indudablemente resulta de que se percibe insensiblemente alrededor de nosotros una luz desconocida en esta región vaga, que se aclara y se ilumina á medida que se sube en el seno de ella. Y cuando, al llegar al nivel superior, se ve de repente desarrollarse á los ojos del observador el inmenso océano de nubes, causa siempre una agradable sorpresa el cernerse en un cielo luminoso, mientras que la tierra queda sumerjida en la sombra. Un efecto contrario se produce cuando se baja para penetrar en las nubes, pues se experimenta una sensación triste al caer del cielo á la oscuridad común y á la pesada bóveda que sue- le cubrir á nuestro globo. El dia de la ascensión de que vamos hablando, permane- cimos más de doce horas en la atmósfera, y pude renovar va- rias veces los experimentos relativos al nivel superior é infe- rior de las nubes. Dos horas después, la observación referida antes, es decir, la de las siete, la superficie superior habia descendido á 760 metros, y la inferior á 590. A las ocho, antes de ponerse el sol, la superficie superior se hallaba á 700 metros y la inferior á 550. A las nueve, las nubes que se cernian á la misma altura media se estendieron en ligeras capas. Desde antes de ponerse el sol eran ménos espesas y más trasparentes, y solíamos descubrir la tierra al través de ellas. Cuando ya es noche completa sobre la tierra, si se sube encima de las nubes, se percibe todavía una claridad relativa, que permite leer y escribir con mucha facilidad. Las indicaciones termométricas é higrométricas, dan cada vez resultados análogos á los que antes hemos referido: la humedad relativa máxima se observa debajo de la nube, y en el seno de ella la humedad es menor y el calor más fuerte. A las nueve, por ejemplo, el higrómetro marca 96 de 200 metros á 400, y desciende después á 95,94 y 93,92 á 700 metros superficie superior. El termómetro marca 15 grados á 500 metros, 16 á 600; en la nube, 15 á 660, 13 á 710, 12 á 730. 423 Las nubes caen cuando su caída no se halla neutralizada por corrientes de aire ascendente; cuando se elevan, son evi- dentemente llevadas por el aire que sube también. El 15 de julio de 1867, al salir el sol, he podido obser- var lentamente la formación de las nubes sobre la cuenca del Rhin. Vimos que el sol salió á las tres y cuarenta minu- tos; el globo se cernió á 2.000 metros de altura sobre Aix- la-Chapelle; á las cuatro y veinticinco empezaron á formarse nubes debajo de nosotros, en una zona situada á la mitad de nuestra altura próximamente. La tierra, que hasta entonces había quedado visible, desapareció en diversos puntos por inmensos grupos de vapores. Suspendidas levemente en el seno de la atmósfera, se di- sipan las nubes en un punto, y se condensan en otro con una gran facilidad. Además, las ráfagas que flotan por una y otra parte, se reúnen como por atracción. A medida que el sol va elevándose sobre el horizonte da más calor, y por consiguiente hace subir nuestro globo; el mismo efecto se produce en las nubes, que se elevan visible- mente con más rapidez que nosotros. En una hora llegaron á 800 metros, y su superficie superior llegaba á la barquilla del globo, sirviéndola como de peana. Poco á poco se disipa- ron con la misma facilidad; las últimas vagaron de una parte á otra, y bien pronto desaparecieron. El termómetro marcaba 2 grados. El higrómetro se incli- nó á la sequedad, desde 82 á 62, de 1.900 á 2.400 metros. Verificando algo después el movimiento de descenso, hemos hallado 90 grados á 1.600 metros, 98 á 1.100, 90 á 706, 84 á 240, y 82 en la superficie. El 15 de abril último observamos las nubes, no esíendi- das formando una capa uniforme, como generalmente lo he- mos visto, sino diseminadas en diversas alturas de una mis- ma zona, y bastante próximas para parecer una sola capa, vistas desde abajo. La altitud media de su superficie inferior era de 1.200 metros, y la de la superior 1.450. La observa- ción es de las tres y treinta minutos. A las cinco y treinta minutos, la superficie inferior se hallaba á 1.100 metros, la superior á 1.380; y estas nubes eran mucho más trasparentes, más iijeras y más raras. Por lo común, las nubes se funden por su parle superior y se espesan por la inferior. Cuando se boga por encima de esta región de nubes infe- riores (cumulo-estratus), y los cirrus se ciernen en el cielo, parecen estas nubes tan elevadas por encima del espectador como si no hubiera abandonado la tierra; hallándose de este modo entre dos cielos muy diferentes. Al llegar á 4.000 me- tros, el cielo de los cirrus pierde su concavidad y el de los cumulo-estratus forma un hueco. Cuando la atmósfera está pura, el mismo efecto se produce en la tierra, y causa sor- presa ver á los pies una superficie cóncava en vez de otra convexa. Que las nubes son debidas á la condensación de la hu- medad relativa del aire, es lo que parece resultar de todas las observaciones que se han hecho acerca de este punto: las corrientes ascendentes se exhalan de una región húmeda, y atraviesan cierta zona que hace visible su vapor invisible. Un dia que pasábamos en globo por encima del bosque de Vi- llers-Colterel, nos sorprendió el ver por espacio de más de veinte minutos, una nubecilla que podria tener 200 metros de larga y 150 de ancha, y que se hallaba suspendida é in- móvil á unos 80 metros encima de los árboles. Al aproximar- nos vimos también otras cinco ó seis más pequeñas, disemi- nadas, y también inmóviles. Sin embargo, el aire caminaba en razón de 8 metros por segundo; ¿qué ancora invisible re- tenia por lo tanto estas nubecillas? Al llegar encima recono- cimos que la principal se hallaba encima de una masa de agua, y las demás marcaban el curso de un riachuelo. Respecto á la formación de las nieblas, diré que cuando, al rayar el dia, se llega en globo sobre países desconocidos, se distinguen con facilidad los valles de las lomas según sus colores; mientras que las lomas permanecen negras, los va- lles aparecen grises ó blanquecinos. El vapor de agua se ha condensado visiblemente en ellos, y al bajar he comprobado, generalmente, que en este momento el aire es mas fino que en las cimas. Esto es lo que especialmente hemos comprobado entre otras ocasiones, el 19 de junio de 1867, á las tres de la mañana, al bajar en el valle de ia Xouque (Orne). El termo- m metro descendió desde 11 grados á 6, desde unos 400 metros al nivel del suelo; y el 24 de junio á las cuatro de la mañana, al bajar al valle de la Charente, el termómetro bajó desde 16 grados á 14, desde 300 metros al nivel del suelo. En ambas circunstancias había un máximum de humedad en la superfi- cie, sin perjuicio del máximo general indicado antes. En resúmen, la altura media de las dos capas principales de nubes, es la que he indicado al principio de esta noticia. El máximum de humedad no se halla en su seno, sino en el plano de su superficie inferior. La temperatura á la sombra, es más elevada en las nubes cumulo-estratus, que debajo y encima de ellas. Estas nubes no son otra cosa que un estado visible del vapor de agua, esparcido en el aire, en forma ge- neralmente invisible. Caminan con el aire, y pueden hacerse invisibles al atravesar ciertas regiones. Su altura varía se- gún las horas, y á medio día es cuando parece que tienen la mayor elevación. Hasta ahora hemos tratado de las cuestiones fundamenta- les de la meteorología; pero terminaremos esta série de ob- servaciones por algunas relativas en general á la física, y he- chas en circunstancias diversas, las cuales bajo cierto aspecto completarán los capítulos especiales que preceden. Diversos experimentos . A. Trasmisión del sonido: intensidad: velocidad. La inten- sidad de los sonidos emitidos en la superficie de la tierra se propaga, sin estinguirse, en la atmósfera hasta grandes altu- ras. Por ejemplo, el silvido de una locomotora se esliende á 3.000 metros de altura; el ruido de un tren á 2.500 metros; los ahullidos de los perros á 1.800 metros; un tiro de fusil á la misma distancia; los rumores de una población se trasmiten á veces hasta 1.600 metros; y del mismo modo se oyen muy distintamente los toques de un tambor y el sonido de una orquesta. A 1.200 metros es muy perceptible el ruido de los m carruages sobre el pavimento; se reconoce el sonido de la voz humana á 1.000 metros; y durante la noche silenciosa, el curso de un riachuelo ó de un rio algo rápido, produce á esta allura el efecto de caídas de agua grandes y sonoras. A 900 metros se oye el plañidero graznido de las ranas; y hasta el canto del grillo de los campos, se oye á la hora del cre- púsculo á 800 metros de altura. No sucede lo mismo con el sonido de alto á abajo, pues mientras nosotros oíamos una voz que nos hablaba á 500 metros debajo, no se podían percibir nuestras palabras desde abajo, aun cuando nos halláramos á 100 metros de altura. Cuando más nos llamó la atención esta sorprendente tras- misión de los sonidos, siguiendo la vertical de alto á abajo, fué durante mi ascensión del 23 de junio de 1867. Nos hallá- bamos sumergidos en el seno de las nubes hacía algunos mi- nutos, cuando nos vimos rodeados del velo blanco y opaco que nos ocultaba el cielo y la tierra, y observábamos con ad- miración el aumento singular de luz que percibíamos alrede- dor, cuando de repente hirió nuestros oidos el sonido de una melodiosa música, y distinguimos la pieza que ejecutaba, con tanta claridad como si la orquesta hubiera estado á algunos metros de distancia de nosotros y en la misma nube. Nos ha- llábamos entonces encima de Antossv (Sena y Oise), y ha- biendo referido el hecho en un periódico, recibimos con pla- cer algunos dias después, una carta del presidente de la So- ciedad filarmónica de esta ciudad, en que nos decía, que reu- nida la Sociedad en la casa municipal, había visto al globo por una ventana, y había tocado con el mayor esmero una pieza de música, confiando en que podría servirnos esto para los experimentos de acústica; y en realidad fué una buena inspiración. Flotaba entonces el globo á 900 metros del sitio del concierto, y casi en su zenit. A 1.000, 1.200 y aun 1.400 metros de distancia, continuamos percibiendo claramente los sonidos. Esta observación pudo renovarse en cinco circuns- tancias diversas, y siempre he comprobado la permanencia de la intensidad de los sonidos, y que todos ellos marchan con la misma velocidad y llevan la pieza de música en toda su integridad. 427 Las nubes no oponen ningún obstáculo á la trasmisión del sonido. En cuanto á la velocidad, no he podido hacer experimen- tos más que por medio del eco y un buen cronómetro. Las velocidades medias que he obtenido, compuestas del doble trayecto del sonido desde la barquilla á la tierra y de la tierra á la barquilla, se hallan entre 333 y 340 metros. La mejor superficie para repetir el eco es la de un agua tran- quila. Sucede á veces que un lago repite claramente la pri- mera mitad de una frase, mientras que la segunda se completa difícilmente, en razón de la superficie irregular del terreno de la orilla . B. Optica . Sombra luminosa del globo. Al mismo tiempo que el globo va bogando impulsado por la corriente, su som- bra viaja por la tierra ó por las nubes. Su sombra es gene- ralmente negra, como todas las sombras; pero sucede fre- cuentemente también que se destaca en claro sobre el fondo del campo, y parece luminosa. Examinándola con auxilio de un anteojo, se observa que se compone de un núcleo oscuro y de una penumbra en for- ma de gloria, que por lo común es muy ancha respecto del diámetro del núcleo central, y se eclipsa á la simple vista, de modo que la sombra entera parece como una nebulosa circular que se proyecta de color amarillo sobre el fondo verde de los bosques y los prados. En general, he observado que esta sombra luminosa es tanto más marcada, cuanto ma- yor es la humedad en la superficie del suelo. En las nubes ofrece la sombra á veces un extraño aspec- to. Nos ha sucedido en algunos casos, al salir del seno de las nubes y llegar al cielo puro, descubrir de repente á 20 ó 30 metros de distancia un segundo globo perfectamente mar- cado, desprendiéndose en color pardo sobre el fondo blanco de las nubes. El fenómeno se manifiesta en el momento en que vuelve á aparecer el sol, y se distinguen en él los meno- res detalles de la armadura de la barquilla, reproduciéndose hasta nuestros gestos en la sombra. El lo de abril último, nos pareció que la sombra del glo- bo se hallaba rodeada de círculos concéntricos de color, cuyo 428 centro estaba formado por la barquilla, que se destacaba admirablemente sobre un fondo amarillo blanquecino. Un círculo de color azul bajo cenia este fondo, y la barquilla en forma de anillo; alrededor de él se trazaba otro amari- llento; después una zona rojo-parda; y por último, como circunferencia exterior, un lijero viso de color de violeta, que se confundia insensiblemente con el tinte ceniciento de las nubes. Estas causas no son únicamente debidas á un efecto de contraste, y la teoría de las aureolas accidentales no explica enteramente su producción. C. Fotometría. Claridad de la aurora , luz de la luna y de las estrellas. En la época del solsticio del verano, cuando la atmósfera se halla serena y no hay luna, la elevación de 200 metros á media noche, fuera de la bruma inferior, es sufi- ciente para observar al Norte, claramente señalada, la clari- dad del crepúsculo. Cuando la luna brilla en su plenitud, es fácil seguir la comparación de su luz con la de la aurora. Esto es lo que he hecho, entre otras, durante la noche del 18 al 19 de junio de 1867. Comparando simultáneamente la luz de la luna, que acaba de pasar por el meridiano, con la de la aurora, y si- guiendo el aumento de esta, reconocimos que ambas clarida- des se igualaron á las dos y cuarenta y cinco minutos de la mañana, ó sea una hora y trece minutos antes de salir el sol. Desde este momento fué aumentando la luz de la aurora sobre la de la luna. Lo que más nos sorprendió en este experimento, fué el observar que la blancura tradicional de la luz de la luna, no existe sino en comparación de la de nuestras luces artificia- les. Se enrojece delante de la aurora, como la del gas delante de ella. Otra gran diferencia distingue á la luz de la aurora de la de la luna. Cuando todavía no ha llegado á adquirir la inten- sidad de la segunda, penetra la primera en los objetos de la naturaleza, mientras que la de la luna se desliza en su super- ficie y los traza vagamente. Aun en el cielo más puro, las regiones inmediatas á la 42í) tierra, parecen desde lo alto veladas y enturbiadas por los vapores. El centelleo de las estrellas es menor en las alturas de la atmósfera, que en la superficie del suelo. D. Color y trasparencia del cielo . A una temperatura inferior á 3.000 metros de altura, parece el cielo oscuro é impenetrable. Su tinte general, es gris azulado oscuro en las regiones inmediatas al zenit ; azul marcado en la zona eleva- da 40 ó 50 grados; azul bajo y blanquecino cerca del hori- zonte. La oscuridad del cielo superior es generalmente pro- porcional al descenso de la humedad. Cuando la atmósfera está muy pura, parece que se interpone un lijero velo traspa- rente debajo de nosotros, entre la barquilla y las intensas co- loraciones de la superficie terrestre. E. Influencia aparente de la luna sobre la condensación del vapor de agua. Nos ha solido suceder á la mitad de la noche, hallándonos encima de nubes tijeras, ver que insensiblemente se deshacen por la acción de la luna y desaparecen repentina- mente, como sucede en una escala más vasta por la acción del sol. Basta que trascurran dos horas, especialmente cerca de la luna llena, en el seno de la atmósfera, para descubrir que ciertas nubes lijeras se disuelven al propio tiempo que la luna se eleva á mayor altura. ¿Es esto una simple coinci- dencia, ó debido verdaderamente á la influencia directa de la luna? Tales son las principales séries de observaciones que me fué posible verificar en mis diez viajes aereonáuticos; otras hay que no están bastante adelantadas todavía para poder presentarse, y por lo tanto terminaré aquí. Todos los resul- tados que en este trabajo he bosquejado, no deben conside- rarse como absolutos y definitivos; sin embargo, deseo pre- sentarlos como señales útiles para todos los que se dedican al estudio de la meteorología, y tengo la esperanza de que cierto número de mis observaciones podrán servir para fundar esta ciencia. Al terminar esta comunicación, no puedo ménos de ma- nifestar el deseo de que se multiplique en nuestro pais esta série de observaciones y de estudios. El fin de la meteorolo- 430 gia, diré interpretando una afirmación de Humboldt, debe ser reconocer la unidad en la inmensa variedad de los fenómenos, y descubrir, por el libre ejercicio del pensamiento y por la combinación de las observaciones, la constancia de los fenó- menos en medio de sus cambios aparentes. El mundo atmos- férico está todavía velado para la ciencia, y por el número, tanto como por la severidad de nuestras investigaciones, es como podremos arrancar á la naturaleza algunos de sus se- cretos. CIENCIAS NATURALES BOTANICA, Enumeración de las Criplógamas de España y Portugal; por D. Miguel Colme i ro, Catedrático del Jar din Botánico de Madrid . ( Conclusión .) Arthrodesmus. A. convergens Ehrenb. Infus ., t. 10, f. 18. Euas- trum convergens Kg. Hab . Toda Europa en las acequias (Kg.). (n. v.) A. Incus Hassall. Freschw . Alg., t. 85, f. 10. Cos- marium incus Breb . Euas trum retusum Kg. Hab. Toda Europa en las aguas cenagosas (Kg.). (n. y.) Cosmarium. C. cucumis Corda. Ralfs. Trans. Edinb . Bot. Soc , t. 16, f. 8. Euastrum lecve Ehrenb- Hab. Toda Europa (Kg.). (n. v.) C. ansatum Ehrenb. Infus., t. 12, f. 6. Hab. Toda Europa (Kg.). (n. v.) m C. tetrophthalmum Menegh. Euastrum margariti- ferum Ehrenb. Infus., t . 12, f. 7. Hab. Toda Europa en los charcos (Kg.). (n. v.) Euastrum. E. bínale Kg. Heter ocar pella binalis Turp. Euastrum didelfa Ralfs. Trans. Edinb. Bot. Soc., t. 11, f. 2. Hab. Toda Europa en las acequias (Kg.). (n. v.) E. Pecten Ehrenb. Infus., t. 12, f. L Cosmarium oblongum Breb. Hab. Toda Europa en las acequias (Kg.). (n. v.) Micr asterias. M. Rota Menegh. Euastrum Rota Ehrenb. Infus., t. 12, f. 1. Hab. Toda Europa en las aguas (Kg.). (n. v.) Tetmemorus. T. Brebissonii Ralfs. Trans. Edinb. Bot. Soc. J. 12, /*. 1. Closterium Brebissonii Menegh. Hab. Toda Europa en las aguas cenagosas (Kg.). (v. y.) T. granulatus Ralfs. Trans. Edinb. Bot. Soc., t. 12, f. 2, a-g. Hab. Toda Europa en las aguas cenagosas (Kg.). (n. v.) Stauroceras. St. Acus Kg. Closterium Acus Nitzsch. C. rostratum Ehrenb. Infus., t., 6, f. 10. Hab. Toda Europa en las lagunas (Kg.). (n. v.) Closterium. C. Lunula Nitzsch. Ehrenb . Infus., t. 5, f. 15, 1. Vibrio Lunula Midi. Lunulina migar is Bory . 433 fíab. Toda Europa en las acequias (Kg.). (n. v.) C. Ehrenbergii Menegh. C. Lumia Ehrenb. Infus ., t. 5, f. 15, 2. Hab. Toda Europa en las aguas (Kg.)* (n. v.) C. íurgidum Ehrenb. Infus., t. 6. f. 7. Hab . Toda Europa en las aguas cenagosas (Kg.). (n. v.) (DIATOMEAS.) BIDULFIEAS. Odontella. 0. aurita Ag. Kg. Badil., t. 29, f. 88. Diatoma au~ ritum Lyngb ., t. 62, f. D. Biddulphia aurita Breb. Hab. Atlántico (Kg.). (n. v.) Istlxmia. 1. enervis Ehrenb. Infus., t. 16, f. 5. Conferva obliquata Engl. bot., t. 1869. Diatoma obliquata kg. ex parte. Biddulphia obliquata Gray. Hab. Atlántico (Kg.). (n. v.) AlYGUUFEÍtAS. Amphitetras. A. antediluviana Ehrenb. Kg. Badil. , t . 19, f. 3, t. 29, f. 86. Ist Jimia vesicularis Ag. Hab. Atlántico en las costas de Europa (Kg.). (n. v.) TOMO XV11I. 28 TABELARIEAS. Grammatophora. G. marina Kg. Badil., t. 17, f. 24, 1-0. Conferí' a t enice for mis Engl. bol., t. 1833. Bialoma marinum Lyngb L 02. Badllaria Cleopatrce Ehrenb. Infus ., t. 15, /'. 3. Hab. Atlántico (Kg.)* (n. v.) Tabellaría. T. fíoccnlosa Kg. Badil., t. 17, f. 21 . Conferva [lo c cu- lo sa Roíh. Dillw., t. 28. Á. D. Engl. bol., t. 1701. fíiatoma flocculosum Lyng., t. 61. Badllaria labellaris Ehrenb. Infus., t. 15, f. 7. Hab. Toda Europa en las aguas estancadas ó corrientes (Kg.)- (n- v.) ESTRIATELEAS. Striatella. St. unipunctata Ag. Fragilaria unipimctata Lyngb-, l. 62. Hab. Atlántico (Kg.). (n. y.) Tessella. T. interrupta Ehrenb. Kg. Badil., t . 18, f. 4. Hab. Atlántico (Kg.). (n. y.) 435 L1CM0F0REAS. Licmophora. L. radians Kg. Badil., t. 11, /. 4, t. 12, f. 1. Gom- phonema flabellatum Kg. Syn. Echinella flabellata Ehrenb . Infus., t. 19, f. 1. ¡lab. Atlántico (Kg.). (o. v.) Rhipidopliora. R. oceánica Kg. Badil. , t. 10, f. 4. Hab. Atlántico (Kg.). (n. v.) NAVICULEAS. Scliizonema Sch. helmíntosum Chauv. Sch. Arbuscula Kg . Badil., t. 27, f. 1-3. Naunema Arbuscula Ehrenb. Infus., t. 20, f. 14. Hab. Costas de España en la Corima (L. Seoane). (n. y.) Amphora. A. ovalis Kg. Badil., t. 5, f, 35, 39. Navícula Am- phor a Ehrenb. Infus., t. 14, f. 3. Frustulia ovalis el copúlala Kg. Syn. Dial. f. 5, 6. Hab. Toda Europa en las aguas dulces (Kg.). (n. v.) A. gracilis Ehrenb. Amer ., t, 3. I, 43. Kg. Badil. , t. 29, f. 29. Var. p angusta Ehrenb. España en los rios (Kg.).’(n. v.) 436 Stanr oneis. Bt. PhcBnicenteron Ehrenb. Am.er t. 2. V , 1. Bacillaria Phmnicenteron Nitzsch., t. 4, f. 12, 13. Navícula Phcenicenteron Ehrenb. Infus /, 13. /. 1. Toda Europa en las aguas dulces (Kg.). (n. v.) Ampiiiplenra. A. pellucída Kg. Badil. , t. 3, f. 53, t. 30, f . 84. Frustulia pellucida Kg . Syn. Dial., f. 11. //aó. Toda Europa en las aguas dulces (Kg.). (n. v.) Navicula. N. Petersii Kg. Pinnularia Petersii Ehrenb. fíab. Portugal en la desembocadura del Tajo (Kg.). (n. v.) N. euspidata Kg. Badil., t. 3, /*. 24, 37. Frustulia cuspidata Kg. Syn. Diat ., /. 2, /*. 26. Navícula fulva Ehrenb. Infus., t. 13, /*.' 6. Hab. Toda Europa en las aguas estancadas (Kg.). (n. v.) N. ampMsbsDna Bory. Ehrenb . Infus., t . 13, f. 7. Frustulia depressa Kg. Syn. Diat. f. 37. //a¿>. Toda Europa entre las oscilarlas (Kg.). (n. y.) N. major Kg. Badil., t. 4, f. 19, 20. Frustulia major Kg. Syn. Diat., f. 25. Hab. Toda Europa en las aguas dulces (Kg.). (n. v.) N. Eaba Kg. Diploneis Faba Ehrenb. Hab. Portugal en el Tajo (Kg.). (n. v.) N. acnminata Kg. Badil., t. 4, f. 26, t. 30, f. 15. Bacillaria fusiformis Ehrenb. Frustulia acnminata Kg. Syn . f. 39. Hab. Toda Europa entre las oscilarlas (Kg.). (n. v.) GONFONEMEAS. Gomphonema. G. abbreviafcum Kg. Badil., ¡i. 8, f . 5, 6, 8 a. Echinella f abbreviata Ehrenb. Infus., t. 19, f. 4. //a6. Toda Europa sobre las algas de agua dulce (Kg.)- (n. v.) G. olivaceum Kg. Badil, t. 7, f. 13, lo. Echinella olivácea Lyngb. Ihjdr ., t. 70, f. 1-3. Frustulia fSphenella) olivácea Kg. Syn. Dial. f. 31. Hab. Toda Europa en las aguas dulces (Kg.). (n. v.) G. curvatura Kg. Badil, t. 8, /. 1, 2, 3. Hab. Atlániico y Mediterráneo (Kg.). (n. v.) G. subramosum A g. Kg. Badil , t. 8, f. 15. G. discolor Ehrenb. Infus t. 18, f. 8, et G. clavatum Ehrenb., t. 18, f. 6. Hab. Toda Europa sobre las algas de agua dulce (Kg.). (n. v.) G. capitatum Ehrenb. Infus., t. 18, f. 2. Kg. Badil, t. 10, f. 2, t. 21, f. 13. Hab. España en Aragón sobre la Spirogyra majuscula Kg. (Rabenh., Pardo, Loscos) y otras algas de agua dulce (n. v.) G. constrictum Ehrenb. G. ophliceforme Kg. Syn. Dial. f. 50. Hab. Toda Europa sobre las algas de agua dulce (Kg.). (n. v.) G. acuminatum Ehrenb. Infus., t. 18, f. 4. Kg. Badil, t. 13, f. I, 7. ¡lab. Toda Europa en las aguas dulces (Kg.). (n. v.) 438 CIMBELEAS. Cymbella. C. maculata Kg. Badil., t . 6, f. 2, a. 2, b.> t . 29, f. 32. Frustulia maculata Kg. Hab . Toda Europa en las aguas dulces (Kg.). (n. v.) ACHNANTEAS. Achnanthes. A. minntissima Kg. Badil., t. 13,/. 2, c.,t. 21, f. 2. Ehrenb. Infus., t. 20, f. 5. Hab. Toda Europa sobre las algas de agua dulce (Kg.). (n. y.) COCONEIDEAS. Cocconeis. C. Pediculus Kg. Badil., t . 5, f. 9, 1. Ehrenb . Infus., t. 21, f. 11 ex parte . Hab. Toda Europa sobre las algas de agua dulce (Kg.). (n. v.) C. Placentula Ehrenb. Kg. Badil., t. 28, f. 13. Hab. España en Aragón sobre la Spirogyra majuscula (Rabenh., Pardo, Loscos) y otras algas de agua dulce (n. v.) C. mediterránea Kg. Badil., t. 5, f. 6, 8. Hab. Mediterráneo (Kg.). (n. v.) SUíílRELEAS. Synedra. B. acicnlaris Kg. Badil. , t. 4, f. 3. Navícula pro- ducía Breb . Hab. Toda Europa entre las oscilarlas y oirás diatoraeas (Kg.). (n. v.) S. gracilis Kg. Badil. , f. 3, f. 15. Hab. Mediterráneo sobre diversas algas (Kg.)* (n. v.) S. tennis Kg. Badil., t. 14, f. 12. i/aá. España en Aragón sóbrela Spirogyra mayúscula Kg. (llabenh., Pardo, Loscos) en las aguas dulces (n. v.) B. lunaris Elxrenb. Infus ., t. 17, f. 4. Hab. Toda Europa en las aguas estancadas, libre ó parasí- tica (Kg.). (n. v.) S. debilis Kg. Badil., t, 3, f. 45, Hab. Toda Europa en los charcos (Kg.). (n. v.) S. Vauclieriee Kg. Badil., t. 14, f. 4. Hab. Toda Europa sobre las algas filiformes acuáticas (Kg.). (n. v.) S. Ulna Elxrenb. Infus., t. 17, f. 1. Kg. Badil., t. 30, f. 28. Bacillaria Ulna Nüzsch. Frustulia Ulna Kg. Álg. aq. dulc . Hab. España en Aragón sobre la Spirogyra majuscula (Piabenh., Pardo, Loscos) en las aguas estancadas ó corrien- tes (n. v.) S. splendens Kg. Badil., 1. 14, f. 16. Frustulia splen- dens Kg. Syn. f. 23. Hab. Toda Europa sobre las plantas acuáticas (Kg.). (n. v.) Surirella. S. solea Breb. Frustulia quinquepunctata Kg. Syn. Diat. f. 28. Navícula Librilis Ehrenb. Infus., t. 13, f. 22. 440 Hab. Toda Europa en los charcos, particularmente entre las oscilarías (Kg.). (n. v.) Campylodiscus . C. Surirella Ehrenb. Hab. España en las fuentes (Ehrenb., Kg.). (n. v.) MELOSIREAS. Melosira. M. moniliformis A g. Kg. Badil., t. 3, f. 2. Con - ferva moniliformis Müll. C. nummuloides Engl. bot., t. 2287. Galionella moniliformis Bory. Ehrenb. Infus., t. 10, f. 5. Hab. Costas occidentales de Europa sobre las algas fili- formes (Kg.). (n. y.) M. lineata Ag. Kg. Badil., t. 2, f. 16; t. 3, f. 1. Con ferva lineata Dillw. Galionella lineata Ehrenb. Infus., t. 10, f. 2. Hab. Costas occidentales de Europa (Kg.). (n. v.) M. varians Ag. Kg. Badil., t. 2, f. 10. Conferva hyemalis Roth. Galionella varians Ehrenb. ex parte. Infus., t. 10, f. 4. Hab. Toda Europa en las aguas dulces (Kg.). (n. v.) M. orichalcea Kg. Badil., t. 2, f. 14. Conferva ori- chalcea Mertens. Galionella orichalcea Ehrenb. Infus., t. 10, /. 6. Ilab . Toda Europa en las aguas dulces (Kg.). (n. v.) FRAGILARIEAS. Sigmatella. B. Nitzschii Kg. Bacillaria sigmoidea Nitzsch. Bacill, t. 6. Cymbella sigmoidea Ág. Navicula sigmoidea Ehrenb. Infus ., t. 13, f. 13 (mala). Hab. Toda Europa entre las oscilarlas (Kg.). (n. v.) Diatoma. D. hyalinum Kg. Bacill , 17, f. 20. Hab. Atlántico y Mediterráneo sobre diversas algas (Kg.). (n. v.) D. vulgare Kg. Bacill, t. 17, f. 15. Conferva floccu- losa Dillw., t. 28, f. B. C. D.? Bacillaria vulgaris Ehrenb. Jnfus., t. 15, f. 2. Hab. Toda Europa en las aguas corrientes (Kg.). (n. v.) Eragilaria. E. eapucina Desmaz. Kg. Bacill, t. 16, f. 3. F. peclinalis Lyngb., t. 63. Conferva pectinalis Müll Bacillaria pectinalis Nitzsch., I. 6, f. 7. Diatoma pectinale Ág. Hab . Toda Europa en las aguas dulces (Kg.). (n. v.) EUNOCIEAS. Eunotia. E, ampliioxys Ehrenb. Amer., t . I, 1, 26. Kg. Bacill, t. 30, f. 1. Hab . Toda Europa en las aguas dulces (Kg.). (n. v.) PALEONTOLOGIA» Trabajos más modernos acerca del Mammouth. (Archiv. des scienc. phys., t. XX VII, n.° 108.) La existencia de cuerpos de animales parecidos al ele- fante, en el suelo eternamente helado de la Siberia septen- trional, ha excitado en todos tiempos la admiración de los naturalistas y de los profanos á las ciencias. Los nómadas primitivos se habían formado idea de que estos animales enigmáticos eran enormes ratones socavadores, que morían tan pronto como descubrían la luz del día; y los Chinos, por otra parte, trataban de explicar ios temblores de tierra pol- la actividad subterránea que ejercían dichos ratones. Sin participar de la idea de los primeros, y aun haciéndoles son- reír la sabiduría de los segundos, no podían ménos de hallarse en grave dificultad los hombres de ciencia, como todavía lo están para explicar la existencia de herbívoros de una es- tatura tan colosal en las costas glaciales del mar polar, tan pobres en vegetación. En tiempos muy antiguos se había ya aventurado la suposición de que en una época muy remota, la Siberia gozaba de un clima más suave, y que en tiempo de los mammouths, las partes septentrionales se hallaban cubier- tas de grandes selvas. Corroborada por algunos hechos esta suposición, había concluido por ser generalmente adoptada hasta por varias autoridades de la ciencia. La gran masa de madera, no solamente petrificada sino también convertida en capas de carbón, parecía indicar visiblemente la existencia de bosques en estas costas en épocas remotas. Mr. Middendorff, cuya autoridad no puede desconocerse, declara por el con- trario, fundándose en numerosas y minuciosas observaciones, que esta madera flotante y formando sedimento [noah-holz), ha sido arrastrada durante algunos siglos por los rics de la 443 Siberia meridional. Véase de qué modo se expresa, á propó- sito de su demostración acerca del levantamiento de las cos- tas árticas (1). «Es indudable que las conchas y las maderas flotantes que se encuentran en estas localidades á una gran elevación sobre el nivel del mar, demuestran un levanta- miento. Ya antes de la época en que las costas árticas de la Siberia se elevaron sobre el mar, los rios de la misma acarrea- ban y arrastraban especies de madera idénticas á las del dia; y las conchas que alli vivían eran exclusivamente las mismas que las que ahora se hallan en el mar polar. Así es que to- das las particularidades climatéricas que en el dia caracteri- zan el clima de la Siberia y del mar polar, no eran diferentes en la época de dicho levantamiento. Es por consiguiente im- posible admitir que los restos de las maderas que se encuen- tran á 71° de latitud puedan proceder de una vegetación que se haya desarrollado en estas localidades, como muchas per- sonas insisten en creer.» En otros pasages de su célebre obra, y particularmente tratando del Mammouth, repite Mr. de Middendorff que no puede admitirse ninguna modificación en el clima de la Siberia. Por otra parte, la hipótesis de que el clima era antes mucho más caliente, no da de modo alguno la solución del enigma , pues no podría dar cuenta de la buena conservación de los cadáveres de dichos animales, que no hubiera sido posible á no hallarse el suelo siempre helado. El clima no ha podido cambiar con bastante rapidez para que los cadáveres hayan tenido tiempo de descomponerse. Ade- más, los Mammouths están muy cubiertos de pelo, y no se hallaban destinados, como los elefantes del dia, á habitar en los paises cálidos; y también se han encontrado restos de pi- nas entre los dientes de los cadáveres de Rinocerontes situa- dos cerca de los Mammouths; de modo que estos podrían ha- ber vivido en bosques de coniferas. Pero ¿qué hubiera podido constituir su alimento diario en las estepas, que se hallan mucho más allá del límite de la vegetación arborescente? (1) Viaje á Siberia por Middendorff, vol. IV, primera parte, p. m 444 Mr. de Middendorl posiiene la opinión de que los cuerpos de los Mammouths, han flotado y han sido arrastrados desde los parages más meridionales; pero si han rodado por espa- do de muchos centenares de leguas, ¿cómo han podido que- dar entre los hielos en estado de perfecta conservación, y de qué manera se ha efectuado esta conjelacion? ¿Es posible, como pretende Adams, que encontrasen su sepultura en medio de gigantescas masas de hielo puro y compacto, en las que hayan permanecido por espacio de millares de años? Tales cuestiones y dudas solo pueden ser ilustradas por las investigaciones ulteriores de sabios competentes, tanto más cuanto que hasta ahora no se ha abierto ningún cadáver de Mammouth, ni examinado el contenido del estómago, ni determinado exactamente el yacimiento. Así es que Mr. de Middendorff, en su obra publicada en 1860, insiste acerca de la importancia de no dejar perder una nueva ocasión de enri- quecer la ciencia con observaciones que podrán hacer pene- trar los secretos de un período remoto de nuestro globo, y hace un llamamiento á la Rusia, á la cual se refiere particu- larmente esta obligación. Según esta propuesta, la Academia de San Petersburgo decidió ofrecer al que anunciase en tiem- po útil el descubrimiento de un Mammouth, una prima de 100 á 150 rublos de plata, siendo un esqueleto completo sin par- tes blandas, y 300 rublos de plata si fuese un animal con piel y partes blandas. Esto se comunicó oficialmente á las autori- dades/para que noticiasen cualquier descubrimiento á la Aca- demia, á fin de que esta pudiese inmediatamente enviar natu- ralistas á la localidad, La víspera de Navidad del año último, el académico Mr. K. E. de Raer recibió de Mr. de Gulaejew, empleado en las mi- nas de Barnaul, una carta que le anunciaba que un samoyedo del Jurack había encontrado en 1864 un Mammouth com- pleto con la piel, cerca de la bahía del Tas, que se abre en el golfo del Obi. Al buscar el Jurack en las cercanías de la ba- hía sus rengíferos, que se le habían perdido, descubrió un cuerno que salía de la tierra (pues los habitantes de la Sibe- ria llaman cuernos á las defensas de los Mammouths), y que- riendo apoderarse de él socavó alrededor, hasta que descubrió 445 la cabeza de un enorme anima!, Rompió ó serró la defensa, arrancó un pedazo de piel de la cara, y le llevó, para que fuese reconocido, al mayor de la aldea de Dudinsk, sobre el Jenissei (á 1000 werstas sobre Turucbansk). La carta designaba á algunas personas que podían dirigir la investigación del Jurack, y por consiguiente del Mam- moulh. La Academia por su parte redactó inmediatamente las instrucciones necesarias para explotar dicho descubri- miento, encontrando en el maestro Federico Schmidt, cono- cido por sus investigaciones geológicas en la región del rio Amor y en la isla Sacaliña, una persona muy capaz, bajo todos puntos de vista, de llegar á resolver la cuestión. Las instruc- ciones que llevaba le recomendaban, después de haber hallado el Mammouth, preservarlo del contacto del aire, de las fie- ras y de los hombres, y elegir ios caminos y medios para trasportarlo á San Peíersburgo, y el mismo trasporte sería también objeto de una segunda expedición. Si, por el contra- rio, el animal se hallase en un estado de descomposición muy adelantado, ó despedazado por los animales carnívoros, debería examinar anatómicamente los huesos en su mismo sitio, es- pecialmente los órganos de la digestión, y recojer todo lo más que pudiese del esqueleto, de la piel, y de todo cuanto fuera fácil de trasportar. Además, debería hacer un profundo estu- dio de la localidad. Mr. Schmidt se puso en camino el ti de febrero, y llegó el 24 de marzo á Jenissei, desde cuyo punto mandó á San Petersburgo el pedazo de piel antes mencionado. Desde allí tenia intención de aprovechar los caminos de invierno para llegar hasta Ocbotskoji (70 V*0 L. N.), y esperar después que la nieve desapareciese para poder buscar el Mammouth. Mr. K. E. de Baer y el célebre zoólogo Mr. J. F. Brandt, con motivo de este descubrimiento, publicaron en el Boletín de la Academia de Ciencias de San Petersburgo largas Memo- rias acerca del Mammouth y de las cuestiones que á él se refieren; y de ambas, y de la narrado!) del viaje de Midden- dorff, tomaremos los detalles siguientes, empezando por los descubrimientos de paquidermos más antiguos en Siberia. 446 I.— Descubrimientos bien comprobados de Mammouíhs muertos. 1. El burgo-maestre Wilsen, de Amsterdam, que ya en el siglo XVÍÍ desplegó uo gran celo por reunir noticias de Siberia, indica varias localidades en que se encontraban de- fensas de Mammoütlis, y añade también haberse visto anima- les enteros, que tenían un color pardo oscuro, y esparcían una gran pestilencia. 2. Isbrandt ídes, enviado por Pedro el Grande en 1092, por tierra, como embajador á Pekin, hace relación de un hombre que recojia todos los años marfil fósil, y que había encontrado una cabeza de Maminouth que salía de la [ierra helada. La cortó con auxilio de algunas personas, y pudo des- cubrir también un pie, el cual llevaron á Turuchansk (Is- brandt-Iles). — {Tres años de viaje , ed. 1707, p. 56.) 3. Messerschmidt encontró á orillas del rio Tom, al me- diodía de Tomsk, un esqueleto que creyó que estaba com- pleto. (Strahlenberg, p. 395.) 4. Chariton Laptew, que hizo un viaje á la costa septen- trional de Siberia durante el reinado de la emperatriz Ana (1739-1743), refiere que en las orillas del rio Tundra se des- entierran Mammouíhs enteros cubiertos de piel muy gruesa; que el pelo y el cuerpo se hallan descompuestos y los huesos deshechos, pero que las defensas están intactas. 5. En el mes de diciembre de 1771 se encontró á orillas del Wiljni, á 40 verstas más abajo de Simovia, Wiljni inferior, un Rinoceronte ( Rhinoceros tichorinus) en descomposición. Pallas recibió la cabeza y un pie en Irkutsk en el mes de marzo de 1772, y las remitió á San Petersburgo, donde son hoy el ornato del gabinete zoológico. Desgraciadamente no visitó Pallas la localidad. ( Viajes de Pallas, IIL p. 99.) 6. El lugar-teniente Sarytschew formó parte de la expe- dición de Billing, que se dirigió en' 1787 desde Sredne- Kolymsk á Jakutsk. En Alaseisk, colonia á orillas del rio 447 Alaseja, le refirieron que se había encontrado á 100 werslas, y en las orillas arenosas de este rio, un animal muerto, del tamaño de un elefante, que estaba descubierto hasta la mitad superior, intacto y con toda la piel, en la cual se observaban á trozos largos pelos. Sarytschew no se creyó autorizado á dar la vuelta para visitar la localidad, y no permitió tampoco hacerlo á su compañero el doctor Merk. 7. Casi hácia la misma época, ó quizá en otra más anti- gua, debió encontrarse cerca de la desembocadura del Lena un Mammouth con la piel intacta. Efectivamente, cuando el capitán de Tongouses descubrió el famoso Mammouth de Adams, sin poderse explicar lo que pudiera ser, y tres años después se reconoció que era un animal colosal provisto de defensas, los ancianos de la tribu declararon que era esto un pronóstico de mal agüero, porque habían oido decir á sus padres, que un Tongouso había encontrado también uno de dichos animales, y al poco tiempo murió toda la familia. Tanto atormentó al capitán este pronóstico, que cayó gravemente enfermo. Y posteriormente han podido hacerse muchos de estos descubrimientos , sin que la noticia haya llegado á Europa. 8. Refiere Tilesio (Memorias de la Academia de Ciencias de San Petersburgo, 5.a serie, t. 5.°), que cuando en 1805 llegó á Kamtschatka por tercera vez con la expedición de Krusenstern, el capitán del buque ruso Patapow le contó que había visto poco tiempo antes, en las costas del mar polar, un Mammouth cubierto de piel. El mismo Tilesio recibió un puñado de pelo de color pardo oscuro, que Patapow arrancó al animal, y lo remitió á Blumenbach. 9. Llegamos ahora al descubrimiento más célebre, y el cual ha llamado por primera vez la atención acerca de los Mammouths. El botánico Adams supo en 1806, en Jakutsk, que un capitán tongouso había hallado ya en 1799, cerca de la desembocadura del Lena, un Mammouth con piel, pelos y partes blandas, y que después de haber vuelto allí, en los años siguientes le habia quitado las defensas: se dirigió este naturalista á aquel sitio, y no encontró al animal en su posi- ción primitiva, ilabia resbalado desde lo alto de un banco de 448 arena; pero lanío le habían destrozado los perros y las fieras, que solo quedaba de él parte de la piel y el esqueleto incom- pleto. Pero aunque Adams llegó demasiado larde, y su nar- ración ( Bertuch's Ephemeriden, t XXV, p. 257) no es clara ni suficiente bajo el punto de vista científico, los restos que llevó á San Petersburgo, y que dispuso fuesen armados, for- man la base principal de nuestros conocimientos acerca del Mammouth. 10 y 11. El naturalista Mr. Schrenk, en sus viajes por el pais de los Samoyedos ( Bulletin scienlifique de l'Ácadémie de Sainl-Pétersbourg), lia recojido algunos dalos sobre dos esqueletos que se habían encontrado en la gran península que se estiende al Norte, entre el mar de Caria y el golfo del Obi, que antiguamente se conocía con el nombre de Jalrnal, y que él llamó Karachaiskaja-Semlja. Mr. de Baer ha hecho inútiles esfuerzos para volverlos á encontrar, y no ha hallado naturalista alguno dispuesto para hacer un viaje á esta pe- nínsula. 12. El esqueleto del Mammouth que se ha montado en Moscou, y al cual faltan las extremidades posteriores, procede de un animal que se descubrió en 1839 cerca de Jenissie, á 70 verstas de distancia del mar. El entomólogo Mr. Molschulsky tuvo conocimiento de él en 1840, en Tobolsk, y bajo su di- rección fué trasportado en 1842 á Obdorsk, y desde allí á Moscou. Todavía se tienen algunas dudas respecto al paraje exacto en que se encontró. 13. En el verano de 1843, Mr. de Middendorff halló los restos de un Mammouth á los 75° de latitud, cerca del rio de Tairnyr, á 50 verstas únicamente del mar polar. Las partes blandas estaban descompuestas, y los huesos habían perdido su dureza. El animal no había llegado á la mitad del tamaño ordinario. Es el único caso en que la localidad se ha descrito con exactitud. 14. Hace unos 20 años que se descubrió en el distrito de Jakustk un Mammouth, ai cual se atribuye el pie que se trajo de Irkustk, y el cual vió Leopoldo V. Schrenck. (Brandt, Mit- theilungen uber die naturgeschichte des Mammouth' s, p. 40. Bulletin de 1' Academie, t. X, p. 118.) - 449 15. Según noticias que había recogido el médico Mr. Go- lubew, que permaneció por espacio de mucho tiempo en Jakuslk, en 1860 ó 1862 se descubrió un animal de gran ta- maño, por la acción de las aguas del Wiljni, no lejos de la desembocadura de este rio en la Lena. 16. El último ejemplar es el que se encontró cerca de la bahía de Tasowen, en 1864, y que antes hemos mencionado. Vemos pues, como observa Mr. de Middendorff, que á pesar de la escasez de datos antiguos sobre la Siberia, tene- mos de cinco á seis ejemplares de dichos animales gigantes- cos, que datan de una época anterior á la nuestra, y que en el espacio de siglo y medio han salido de la tierra helada con las partes blandas bien conservadas, pero que después han entrado en putrefacción. Teniendo en cuenta todos los des- cubrimientos de esqueletos rodeados de partes blandas en descomposición, apenas podría nadie equivocarse, admitiendo que centenares de estos testigos sorprendentes de otra edad de nuestro globo, hayan aparecido y quedado sepultados de nuevo, ó llegado á enriquecer nuestras colecciones de his- toria natural, sin que hayamos podido llegar al conocimiento exacto de las condiciones de su presencia en estos parages. II. — De la distribución y abundancia de los Mammouths . (Según Mr. K. E. de Baer.) Los animales conservados con las partes blandas, y los esqueletos completos que se han descubierto, no son más que apariciones aisladas, en comparación de la gran masa de osa- mentas y defensas que se encuentran en las regiones árticas de la Siberia. Los cuerpos no han podido conservarse más que á cierta profundidad, en un suelo siempre helado; y nadie puede decir cuántos se hallarán enterrados en el mismo. No hay duda alguna de que los huesos aislados y los cuerpos enteros forman un conjunto más considerable que el que una sola generación ha podido producir. TOMO XVIII. 29 450 Gomo es sabido, los restos de los Mammouths se hallan muy esparcidos en Europa: generalmente los constituyen hue- sos aislados, y rara vez esqueletos. En la Rusia europea se encuentran desde el Petchora al mar Caspio; y en Asia, el punto mas meridional indicado por Pallas es la región del Syr Daria (Jaxartes), desde el cual conducen los comercian- tes defensas á Siberia. Pera es dudoso si provienen ó no de las mismas especies que los de estos países, supuesto que Mr. Falconner ha encontrado muchas especies de elefantes fósiles en las Indias. En la Europa occidental, los restos de los Mammouths se hallan también muy esparcidos, desde el mediodía de la Suecia y de Islandia hasta Italia. No obstante, la identidad de las especies deja algunas dudas, supuesto que en estos últimos tiempos se han creído distinguir tres de ellas muy diversas, el Elephas primigenius , el E. antiquus y el E. meridionalis. Los de Italia parecen pertenecer á esta últi- ma especie, como también una parte de los del mediodía de Francia. Pero las parles más septentrionales de Siberia son las que mayor número suministran, al ménos ahora, pues como las meridionales fueron habitadas probablemente desde hace mucho tiempo, es posible que desde la misma época se hayan ya recojido defensas, supuesto que en la antigüedad era ya un artículo de comercio el marfil fósil. Teofrasto, contempo- ráneo de Alejandro el Grande, habla en su libro, sobre las piedras de marfil desenterrado. Aun en el dia no es raro en- contrar en el mediodía de Siberia, huesos, defensas y molares de elefantes; y según Pallas, son muy abundantes cerca de Irtysch. No obstante, no constituye una industria en la parle me- ridional la recolección del marfil fósil, mientras que todas las personas que se han ocupado en la historia natural de este país, como Strahlenberg, Pallas, Hedenstrom, Wrangell y de Middendorff, manifiestan su admiración por la cantidad de restos de Mammouths que se hallan en las regiones más septentrionales, y particularmente en las islas del mar polar. La vertiente meridional de la cuarta isla de los Osos (al Norte de Kolynia) se halla formada por colinas que se com- 451 ponen de osamentas de Mammouths. Las más célebres son las islas Ljachow, al Norte de Swatoi-Nois, entre las bocas del Jana é Indigirka, cerca de los 74° de latitud; islas que llevan el nombre de un comerciante de Siberia que en 1770 empezó á recojer en ellas marfil fósil, y se enriqueció des- pués de haber obtenido el privilegio de explotarlas exclusiva- mente. Según Sannikow, que ha visitado varias veces este parage, el suelo de la primera de las islas Ljachow parece no estar formado más que de huesos fósiles. Desde esta isla se prolonga en el mar un banco de arena, en el que después de cada tormenta se encuentran nuevos restos, por cuya ra- zón deduce que en este sitio, el fondo mismo del mar se halla formado por defensas de Mammouths. En una de estas islas existe un lago interior, cuyas ori- llas, muy elevadas, se desploman cuando en el verano y pol- la acción del sol se verifica el deshielo del terreno. En tales circunstancias aparecen enormes montones de marfil y de huesos muy bien conservados de Mammouths, rinocerontes y grandes búfalos (quizá el buey almizclado). Pallas, á quien se deben los primeros detalles acerca de estas islas, observa que su marfil es por lo común tan fresco como el que viene de Africa, y manifiesta su admiración y sorpresa por la enorme acumulación de los restos de animales que se descubren en estas regiones árticas. ( Neueste noidische Beitrage, í. III, 1796.) Pallas no conocia el grupo de las grandes islas situadas al norte de las islas Ljachow, que actualmente se designan con el nombre de Nueva-Siberia; y aunque ya las habían des- cubierto los empleados de Ljachow, guardaban el secreto. Después el conde Rumanzow envió allí á Hedenstroem con otros compañeros de viaje, entre ellos Sannikow, y el go- bierno comisionó al lugar-teniente Anjou para establecer la posición de las islas por medidas geodésicas. Hedenstroem y Sannikow refirieron haber encontrado inmensos montones de osamentas de grandes animales, mezclados con troncos de árboles bituminosos. Sannikow dice que allí existían además, y particularmente en la isla de Kotelnoi, inmensas masas de cráneos de carneros, bueyes y caballos, que le indujeron á creer que habían podido vivir allí grandes rebaños de ani- 452 males domésticos. Desgraciadamente, ningún naturalista ha visitado este grupo de islas, ni por lo tanto ha podido obser- var lo que han visto estos viajeros: lo único cierto es la existencia de enormes masas de restos de animales enterra- dos. En el año de 1821, un recolector de marfil de Irkustk recogió 20.000 libras de él, en el grupo de las islas de la Nueva-Siberia, aunque Sannikow habia sacado ya 10.000 en 1809, y en este intervalo no se habia cesado de buscarlo. Sería muy de desear, por consiguiente, que un joven y atre- vido naturalista emprendiese algún viaje á estas islas, por- que solo así podría llegarse á conocer los animales de que proceden tantos restos fósiles. Entre los rios que en las costas de la Siberia desembocan en el mar Polar, y son más ó ménos abundantes en osamen- tas de Mammouths, parece que el Chatanga es el que da más abundantes productos; y aun la parte nordeste de la Siberia introduce anualmente en el comercio una cantidad considera- ble de defensas de Mammouths, en contra de lo que podría creerse, suponiendo que los Mammouths hayan sido arras- trados desde el Sur: é igualmente, según Matjuschkin, los dos Anjui, afluentes del Kolyma, son también muy ricos en hue- sos fósiles. La opinión de los viajeros en Siberia es no solo que la cantidad de defensas de Mammouths aumenta á medida que se van aproximando al norte, sino que generalmente se reconoce que solo en estas regiones puede constituir un oficio la recolección de defensas. De las demás clases de huesos ge- neralmente no se hace caso; sin embargo, á veces se emplean como combustible los que contienen grasa, y otros sirven para los usos domésticos. La opinión de que hay un aumento há- cia el Norte, la cual ya habia emitido Pallas, adquiere nueva importancia por el hecho de que la cantidad de marfil fósil que se introduce en el comercio no disminuye, á ménos que haya sucedido muy recientemente. Según el cálculo de Mr. de Middendorff, anualmente se sacan 40.000 libras de marfil fósil de la Siberia septentrional; y esta cifra parece que in- tencionadamente es muy inferior á la realidad, pues refiere, fundándose en datos especiales sobre las cantidades que lle- gan á Jakutsk, que desde 1825 á 1831 no ha habido ningún 453 año en que se hayan producido ménos de 60.000 libras, y que dos años han dado cerca de 2.000 puds (80.000 libras) cada uno, que además llegan de 80 á 100 puds por año á Turnchansk, y de 75 á 100 puds á Obdorsk. Como en el punto más exlremo del Norte, las defensas son en general más pe- queñas, y no pasan del peso de 120 libras en la Nueva-Sibe- ria, puede, sin vacilar, admitirse que la cantidad indicada proviene lo ménos de 150 individuos. Pero si se considera que muchas defensas, en parte ó enteramente deterioradas por una larguísima exposición á las influencias exteriores, no entran en el comercio, y que entre ellas, hay algunas que provienen de animales muy jóvenes, y cuyo peso no llega á 40 libras, puede admitirse, sin alejarse de lo verdadero, que el número de individuos cuyas defensas enriquecen el comercio cada año llega á 200. Pero como la recolección del marfil fósil continúa con un celo que no ha disminuido desde hace dos siglos, aun probablemente después que los rusos han ex- tendido su dominación sobre toda la Siberia, y mucho antes era un objeto muy apreciado por diversos artistas asiáticos, puede causar admiración verdaderamente que no se haya agotado en tanto tiempo la provisión del mismo. Hemos ci- tado á Teofrasto, que menciona el marfil fósil sin indicar su procedencia, y el sinólogo íilaprolh ha visto mencionado el Mammouth cinco siglos antes de Jesucristo en los libros chi- nos, los cuales le consideraban, á la verdad, como un ani- mal que vivia debajo déla tierra en esta época. En obras más modernas del mismo pueblo se dice claramente que este ani- mal se halla en el extremo Norte, y que las defensas se em- plean en las artes; resultando indudablemente que en tiempos más antiguos, se ha trasportado á la China el marfil de la Siberia. ( Olfers , Abhand . d . Akademie %u Berlín , 1839.) III. — Epoca de la extinción de los Mammouths . Generalmente se admite que los animales gigantescos de los tiempos antiguos, que se encuentran en Siberia, han vi- 454 vido en ella por espacio de millares de años, y que quizá han perecido allí; abandonándose ya la suposición de los grandes cataclismos geológicos, por medio de los cuales se trataba de explicar su existencia en estas regiones. ¿Pero á qué período geológico debemos atribuir la existencia de estos animales? Véase cómo se expresa acerca de esta cuestión Mr. de Mid- dendorff, que ha estudiado como conocedor el sitio en que se encontró un Mammouth. El Mammouth de Taimyr se hallaba enterrado en un monton de arena y guijarros de 35 pies de grueso, compuesto de capas horizontales alternas de arena y arcilla; estas últi- mas no tenían más que 7 pies de grueso, y evidentemente se habian depositado en distintas condiciones que la arena que cubrían. En ellas no podía descubrirse ningún vestigio de moluscos marinos; pero á la mitad del montecillo se hallaba una capa horizontal de lignito pulverizado, de 1 pulgada de grueso y mezclado con cascajo, que indicaba en época ante- rior la acción prolongada de una corriente de agua poco rápida. La presencia de esta capa de lignito no permite atri- buir la formación del monton de arena mezclada con guijar- ros, á una catástrofe diluviana. Si consideramos que los gui- jarros difieren entre sí mineralógicamente, y que su tamaño no pasa del de la cabeza, más bien nos inclinamos á creer que han venido de localidades muy variadas, trasportados por enormes témpanos de hielo que han encallado en el fondo bajo, donde solo podían adelantar pedazos pequeños y que han caído al fondo del mar. Para poder atribuir su acumula- ción á la acción de las corrientes de agua dulce, habría que suponer una rapidez de corriente que se hallaría en contra- dicción con la capa de lignito y la de arcilla; y por otra parte, habría que explicar por qué razón no se encuentra entre estos guijarros, sino raras veces, un pedazo de la piedra caliza de las cercanías, sino que todas son rocas cristalinas, como por ejemplo, el gneiss, granito, esquisto micáceo, felds- pato, etc., que no se hallan sino mucho más al Norte y por consecuencia más abajo. De todos modos, las capas de arcilla y de arena privadas de guijarros que formaban la parte superior del monton, y en 455 las cuales se encontró el Mammoulh, ofrecian tal semejanza con las que he tenido ocasión de observar en el Tundra y en las orillas del Taimyr, siempre sobrepuestas á las capas de arena mezcladas con guijarros, que no tengo duda alguna respecto de las que relativamente se hallan privadas de ellos. Las considero como estratificaciones enjendradas en el fondo bajo, por la acción erosiva del mar contra las costas recien- temente sumerjidas y levantadas , por consiguiente, como aluviones marinos de esta época. En algunas capas, y en lo interior cerca del Mammoulh, he encontrado conchas mari- nas pertenecientes á animales que viven todavía en el mar polar; de modo que he dicho en la relación de mi viaje, que los Mammouths han vivido en Siberia en una época en que el clima debia ser el mismo que en nuestros dias ó casi lo mismo. Desde que se ha reconocido que los depósitos de ma- deras acarreadas (noah-holz) se hallan formados de madera de alerce, de latitudes más meridionales, nos inclinamos á creer que apenas ha cambiado el clima del mediodía de la Siberia. Estas pruebas son por otra parle supéríluas, pues en el punto á que la ciencia cósmica ha llegado, no puede admitirse un descenso de la temperatura de nuestro globo, tan repentino como lo suponia la antigua teoría. Esta pretendia que los animales de los países cálidos, los elefantes de los antiguos tiempos, que vivían, como los de nuestros dias, en bosques de palmeras, fueron enterrados en el hielo, en un suelo perpétuamente helado, antes de que sus cadáveres hu- biesen tenido tiempo de entrar en descomposición. Mejor ins- truidos, merced á los progresos de la geología, sabemos por el contrario, que el enfriamiento de la superficie terrestre se ha verificado de una manera regular y progresiva, y también que puede apreciarse en grados del termómetro. ( Viertel - jahrschrift der naturforschenden Gesellschaft in Zürich, 1859, p. 309.) Por consecuencia, si el clima de la época eocena tenia un carácter tropical muy marcado; si durante la forma- ción miocena superior, la mayor parte de los animales y ve- getales de la zona tropical existían ya; y si bajo el círculo polar, la temperatura media del año era mucho más elevada que anteriormente, no podemos atribuir los Mammouths á 456 ninguna época más antigua que el paso del período plioceno al postplioceno. Mr. Bair no vacila en admitir que los Mammouths han sido contemporáneos del hombre. El Perigord se halla cor- tado por profundos barrancos, en cuyos flancos se suelen en- contrar cavernas muy renombradas desde hace algunos años, por los numerosos vestigios de sus habitantes que en ellas se encuentran, como son, por ejemplo, hachas de piedra, hue- sos y cuernos de ciervo. Además de los huesos trabajados para fabricar utensilios, se encuentran otros huesos, que in- dican que han sido tratados según la práctica de los antiguos pueblos, para extraer de ellos la médula. De tal manera se ha llegado á reconocer, por este ejemplo y los de otras loca- lidades, que muchos animales que Cuvier había creído extin- guidos á la aparición del hombre, vivían todavía en esta época, y muchos de ellos los había matado para su alimenta- ción. La probabilidad de que los Mammouths hayan vivido en los tiempos de los primeros habitantes aumenta cada vez más, sin que, sin embargo, se tenga de ello prueba segura. Pero no hace mucho que Mr. Vibraye ha encontrado marfil labrado, y el año pasado ha visto un cuerno de ciervo, en el cual estaba grabada una cabeza de Mammoulh. Sin embargo, el descubrimiento más importante es el del célebre geólogo Mr. Lartet, que anteriormente había ya visto, en los huesos y cuernos de ciervo de las cavernas del Perigord, dibujos que representaban animales que, aunque es verdad que estaban grabados de una manera bastante tosca, se reconocían sin embargo con mucha facilidad. En el mes de mayo de 1864 visitó de nuevo, en compañía del paleontólogo inglés Mr. Fal- conner, la caverna de la Magdalena, en que más especial- mente se encontraban los dibujos grabados, y en la que indu- dablemente debió albergarse en tiempos muy remotos algún hombre de cierto talento artístico. Allí encontró cinco frag- mentos de una placa de marfil bastante gruesa, en la que las señales grabadas representaban indudablemente un Mam- mouth. No es dudoso que este dibujo se refiera á la edad de piedra. La historia no suministra ningún dato que permita remon- 457 tarse á la época de la aparición de los Mammouths. Las mis- mas leyendas de la Siberia, según lo que de ellas se conoce, no mencionan que los Mammouths viviesen sobre la tierra, y probablemente no se apoyan más que en el descubrimiento de sus cadáveres; y otro tanto puede decirse de los autores chinos más antiguos. No obstante, Bell ( Travels , tomo III, p. 148) cita una tradición, según la cual los Mammouths solo aparecen ála primera luz del dia; y Erman ( Reise , 1.a parle, t, I, p. 711) refiere, según las afirmaciones de Jukagirs, que los antepasados de este pueblo habían disputado la posesión del país á grandes animales, entre los que probablemente deben contarse los mammouths y rinocerontes, que se habían confundido con aves gigantescas (los indígenas tomaban el cráneo por cabeza del ave colosal y los cuernos por garras). En toda la literatura griega y romana, no se habla nunca de elefantes vellosos de Europa ó de las regiones septentrionales del Asia. Brandt ha demostrado suficientemente, que el odon- totyrannus de los antiguos griegos no era un Mammouth. ( Bulletin scientifique , 3,a serie, t. III, p. 335.) IV. — ¿Han vivido los Mammouths cerca del mar Polar ? El punto capital de la cuestión de los Mammouths es, sin contradicción, el de saber si han podido vivir en otros tiem- pos cerca de las costas del mar Polar, privadas en la actuali- dad de bosques; y si, por consiguiente, estas costas gozaban entonces de un clima más suave, que permitiese una vegeta- ción arborescente; ó bien si los esqueletos y cadáveres de estos gigantes han sido arrastrados liácia el Norte por los rios que descienden de las partes pobladas de bosques de la Siberia meridional. Hemos visto ya que Mr. de Middendorff se declara por la segunda alternativa: citemos en sus propios términos el razo- namiento por medio del cual justifica su opinión. «Todos los hechos confirman la idea de que semejantes animales gigan- tescos han vivido en la Siberia central y meridional, en una 458 época en que el clima era parecido ó casi parecido al de nuestros dias. Los cadáveres han sido arrastrados hacia el extremo Norte por el deshielo de los rios engruesados, y pro- bablemente con su costra de hielo. Mientras que en las loca- lidades en que los Mammouths han podido vivir y han vivido, no es raro hallar vestigios que demuestran que el animal vivo se ha hundido, y después de perecer ha quedado enterrado en esta posición, vemos que en las regiones más septentrionales, los cuerpos de estos animales fósiles no se encuentran más que echados. El límite septentrional de la antigua distribución de los Mammouths y de los rinocerontes, no podrá determi- narse más que por el límite norte de los cadáveres ó de los esqueletos de los animales que demuestran que han perecido al sumergirse. No es probable que los cuerpos enterrados en pie, puedan hallarse bajo el círculo polar.» La posición horizontal del ejemplar descubierto por este viajero, ha contribuido en verdad á fijar su opinión: pero otras narraciones, entre ellas las de Mr. Sarytschew, hacen que se susciten dudas, aun fuera de la circunstancia difícil, cómo los cadáveres de los animales hayan podido trasportarse á tan grandes distancias sin haber sufrido daño. La hipótesis de Mr. Brandt, que por decirlo así es inter- media, merece tomarse en gran consideración: sus palabras son las siguientes. Los numerosos ejemplares de los cadáve- res de Mammouths hallados en pie, combinados con la idea de que los que han conservado la piel y los pelos intactos no han podido ser arrastrados por las aguas, me habían inducido á comunicar en una carta á Mr. A. de Humboldt ( Compte rendu de l'Ácademie des Sciences de Berlín, 1846, p. 224), la idea de que los cadáveres de los Mammouths en buen estado de conservación, habían quedado enterrados en el limo en el sitio mismo en que han sido descubiertos (á orillas de los rios), y que habían sido cubiertos después de una capa de limo llevada por los rios y en seguida por el hielo en otoño. El invierno riguroso que ha sobrevenido ha hecho lo demás, y el limo frió que les rodeaba en la primavera, les ha preser- vado del deshielo en la serie de los tiempos hasta nuestra época. De los datos que después, á excitación mía, ha tomado 459 la Academia resulla, que en la Siberia oriental los cuerpos de los Mammouths se han hallado en pie en el suelo helado. Estos datos apoyan mi teoría sobre los cadáveres intactos, no trasportados, que se encuentran en la posición normal del animal vivo, en el parage mismo en que han vivido. Pero como los cadáveres intactos se hallan precisamente en regio- nes desiertas, en las que tan grandes animales como los Mam- moulhs no hallarían en nuestros dias, ni la calidad ni la can- tidad de alimento que les sería necesaria, se debe deducir que el clima del extremo Norte de Siberia ha debido en esta época ser más favorable á la vegetación, y permitir particu- larmente una mayor extensión de bosques hácia el Norte. No obstante, no puede tratarse de una temperatura ni aun pare- cida á la zona templada, porque los Mammouths cuyos cadá- veres se encuentran, no hubieran podido helarse ni permane- cer helados. En cuanto á los cadáveres echados, se debe con siderar que han sido derribados por hundimientos (como el que halló Adams), ó desprendidos por erosiones, y trasporta- dos á pequeñísimas distancias. Los esqueletos y los huesos ó los cadáveres echados muy destruidos, como el descubierto por Mr. de Middendorff, pueden haber sido arrastrados más ó ménos lejos. Los sabios rusos, convienen en la idea de que los cadáve- res de Mammouths se hallan en el suelo helado á orillas de los rios en que la acción del agua los pone á descubierto, y no en masas de hielo puro, como hace tiempo se creía, según las indicaciones de Adams. Mr. de Baer ha tratado de explicar estas indicaciones, por el hecho de que las masas de nieve han podido convertirse en hielo. Los investigadores futuros tienen todavía que explotar un terreno grande y lleno de riqueza; debiendo en primer lu- gur decidirse por una ú otra teoría. Creemos que el maestro Sehmidt, de que antes se ha tratado, se halla en buen camino para realizar importantes progresos en nuestros conocimientos acerca del Mammoulh. 460 VARIEDADES. Lámpara sub~marina5 alimentada por el oxígeno sin eo» municaeion con el exterior. Noticia de MM. Leuaté y Denoyel. Las lámparas sub-marinas empleadas hasta ahora, se componen, ó de lámparas de aceite alimentadas por aire, ó de lámparas eléctricas. Las primeras, que reciben el gas necesario para su combustión por medio de bombas colocadas en la orilla y por intermedio de largos tubos de goma elástica, exigen que muchos hombres trabajen continuamente en la bom- ba; alumbran poco, y los largos tubos que llevan incomodan á los ope- rarios que se sumergen en el agua, disminuyendo también la estabili- dad del aparato; las segundas van provistas de alambres que comunican con la superficie, y su precio muy elevado, hace que sean poco á propósito para emplearlas. Nos hemos propuesto construir una lámpara que lleve consigo el gas, que este arda sin comunicación con el exterior, que pueda fácilmente trasportarse al fondo del agua, y sea ménos costosa que las anteriores. Se compone de una lámpara de moderador de las comunes, alimentada por oxígeno comprimido. El gas, encerrado á la presión de 5 atmósferas en un depósito situado debajo de la lámpara, llega por un tubo á dos coro* ñas anulares, una exterior á la mecha y otra interior, que ambas llevan un gran número de agujeritos. Por medio de un mecanismo puede ha- cerse mover la mecha desde el exterior; y además, por medio de una lla- ve se puede modificar según se quiera el surtidor del gas. La lámpara va rodeada de un cilindro de cristal grueso y bien recocido, y cubierto con una placa de latón, unida al depósito inferior por unas varillas ase- guradas con pernos. La llama obtenida es viva y muy regular, se sostiene por espacio de tres cuartos de hora; y esperamos que aumentando algo la presión del gas y las dimensiones del depósito, aumente también sensiblemente la du- ración. Se han hecho ya muchos experimentos, debiendo mencionarse entre ellos el que se ha practicado en el Sena delante de la casa de la Mone- da. La lámpara ardió por espacio de cuarenta y ocho minutos con una 461 llama brillante, y el operario pudo cerciorarse de que daba mucha más luz que la necesaria para los trabajos de salvamento. Cultivo de la menta. Dice el Avenir national , que aunque la menta ocupa un lugar muy pequeño en la industria, sin embargo, el valor de importación de la esencia de menta sube anualmente á muchos millo- nes. Principalmente pagamos este tributo á Inglaterra y América, más especialmente á la primera; y debe causar admiración, sobre todo cuando se tiene en cuenta que la mayor parte de las variedades comerciales de la menta, creeen espontáneamente en nuestro pais, y que hay muchas tierras que parecen muy á propósito para el cultivo en grande de esta planta, que son exactamente de la misma naturaleza que las de Mitcham, en el condado de Surrey (Inglaterra), de cuyo punto vienen las esencias más estimadas. Habiendo llamado este hecho la atención de un antiguo alumno de la escuela politénica, Mr. L. Roze, tuvo la idea de ensayar este cultivo en varias hectáreas de terrenos situados en las cercanías de Sens. Estos terre- nos, llamados en el pais courtils , son ricos en humus, lijeros, negros, aun- que algo turbosos, y se mantienen frescos y húmedos por las infiltracio- nes subterráneas de las aguas del Vanne. La especie plantada fué la menta piperita ó menta inglesa, cuya esencia es la más fuerte ó tiene más pi- cante. La planta es vivaz, y se reproduce por renuevos que hay que re- plantar cada cinco años. En el primer año la cosecha es poco abundante, pero es bastante considerable en los tres siguientes; no exige más que escardarla dos veces, en julio y en otoño. Se puede calcular, por consi- guiente, en 150 kil. de plantas verdes el producto de una área del ter- reno dedicado á este cultivo. Destilada la menta da un producto en esen- cia bastante variable, y Mr. Roze, en el interesante folleto en que ha con- signado sus observaciones, declara que ha obtenido 1 kilog. de esencia bien de 548 kilog. de planta verde, ó de 638 kilog. Constituye por consi- guiente un producto de cerca de 1 kilog. de esencia, que vale 150 á 180 francos por área de terreno cultivado. Seguramente que estas son cifras que seducen lo bastante para alentar las tentativas de los propietarios en este camino, lo cual produciría el resultado, no solo de librar al comercio francés del impuesto que paga á la Inglaterra, sino también deejercer una vigilancia directa sobre la fabricación de la esencia, y de precaver así en parte las grandes y continuas falsificaciones que experimenta este producto en el extranjero. Exploración de la Australia. Hace poco ha llegado de Coepang Timor (costa septentrional de la Australia), una carta fechada en 27 de noviembre de 1867, y remitida por la espedicion de exploración de la Australia meridional. En esta carta, el gefe de la expedición, capitán Cadell, anuncia que desde su último informe de Burketown, ha hecho descubrimientos muy importantes, á saber, el hallazgo de la boca del rio Roper, á los 14° 15' de latitud Sur, y algunos otros rios de medianas di- mensiones á los 14° 27' y 12° 33' de latitud Sur. La expedición ha en- contrado también, cerca de la bahía de Arnhem, otra bahía de 10 millas de anchura y 20 de profundidad, en la que vierten sus aguas tres rios- Además de estos hechos, la carta contiene noticias satisfactorias acerca del estado sanitario del cuerpo de expedición , y se felicita de la favo- rable acojida que le han hecho los indígenas. m Las estufas de fundición ¿ejercen una influencia funesta sobre la salud pública? Noticia de Mr. Michaud. El 4 de mayo de 1865 tuve el honor de remitir á la Academia de Ciencias, primero una Memoria en contestación á una nota presentada por Mr. Velpeau en nombre del Dr. Carret, cirujano de Chambery, acerca del descubrimiento de una nueva enfermedad, ocasionada, según él, por el óxido de carbono desprendido de las estufas de hierro fundido, enfermedad que causa estragos en los campos de la Saboya, epidémicamente; segundo, un extracto del acta de la sesión del 4 de diciembre de 1861, del Consejo de higiene de Chambery, del cual formó parte, y en cuya sesión Mr. Carret ha expuesto por vez primera su teoría acerca de esta nueva causa de en- fermedad. Habiendo traído hoy la cuestión á la Academia de Ciencias, donde ya el resultado de los experimentos químjcos propendía á admitir la posibili- dad de la influencia funesta de las estufas de fundición sobre la salud pú- blica, excepto las observaciones de MMr. Bussy y Regnault, no dejará de ofrecer interés el recordar á la Academia, la opinión de los médicos de Saboya que han tenido á la vista las enfermedades de que habla Mr. Car- ret en sus Memorias, dirijidas al Instituto, á la Academia de medicina, al ministerio de Agricultura, de Comercio y Obras Públicas. El 4 de diciembre de 1861, el Dr. Carret, formando parte del Consejo de higiene y de salubridad pública de Saboya, asistió á la reunión que se convocó especialmente, con objeto de oirle acerca de una idea que anun- ciaba como nueva é inédita, sobre los funestos efectos de las estufas de fundición en Saboya. En el mes de junio había visto en Jarsy, aldea de JBauges, departamento de Chambery, ochocientas personas atacadas de una enfermedad aún desconocida, y que no podía atribuirse más que á las emanaciones deletéreas del óxido de carbono de las estufas que se em- plean por el invierno en el campo. Después de la exposición muy detallada de los hechos observados, y la enumeración de los síntomas de esta nueva enfermedad, Mr. Revel, anti- guo profesor de íisiologia, demostró inmediatamente, recordando la enu- meración de los síntomas, que no había podido sobrevenir en Jarsy más que la fiebre tifoidea, cuyo parecer fué el que adoptaron todos los médi- cos presentes á la sesión, que miraron también como inadmisible la in- cubación del óxido de carbono. En el uso general é inofensivo de las estufas, ha visto Mr. Revel la condenación de las ideas de Mr. Carret acerca de este sistema de calen- tamiento. Ha refutado sus principales argumentos, y ha hecho notar hace siete años, como acaba de hacerlo Mr. Claudio Bernard en el Instituto, la incompatibilidad del hecho enunciado de la coloración rojo-cereza de la sangre venosa de los enfermos (carácter dado por el Dr. Carret como distintivo), con la supuesta inhalación del gas óxido de carbono, que se- gún diversos autores, y entre otros Devergie, produce siempre una san- gre negra. Mr. Revel ha objetado, por último, que la época en que se manifestó esta epidemia (mes de junio) indica sobradamente que no podía tratarse de estufas de fundición. Mr. Carret ha insistido también, y mucho más terminantemente en el Consejo de higiene de Chambery que en la Aca- demia de Ciencias; el autor ha contestado que el óxido de carbono ins- 463 pirado durante el invierno, había producido un vicio lento de la sangre; y resumiendo su pensamiento en tres palabras, ha añadido que por el ca- lentamiento de las estufas de fundición se producen elementos tóxicos , pútridos y asfíxicos. Para él ha habido en Jarsy desprendimiento é incuba- ción de elementos tóxicos, y en otra localidad, en Vimines, desprendi- miento de gases asfixiantes. Ninguno de los médicos presentes á esta se- sión del Consejo de higiene ha creído poder participar de tales teorías. La endemia de fiebre tifoidea del liceo de Chambery, que ha sido ob- jeto de la primera noticia del Dr. Carret en el Instituto, endemia que su- cesivamente se ha manifestado en otra institución próxima al liceo, en la de los hermanos de la Doctrina Cristiana, y que ha causado estragos en la inmediación de estas dos casas, atribuida á la influencia de las estufas de fundición, no era, según el parecer de los ocho médicos que han cui- dado de estos enfermos, más que la fiebre tifoidea. Esta endemia se ha observado en más de sesenta jóvenes, algunos niños y niñas, de los cuales cerca de la mitad han presentado la fiebre tifoidea con sus variedades y formas^conocidas. Seis de estos enfermos han sucumbido, otros han sido atacados de cólicos gástricos biliosos, estado que suele preceder á las afecciones tifoideas. Los doctores Revel padre y Jarrin debian agregarse al médico del liceo, pero encargados muy pronto de dar un informe oficial, dieron de esta enfermedad una descripción en que lodo práctico no hubiera vacilado en reconocer una fiebre tifoidea; y dejando al Dr. Carret, que había estado de acuerdo con ellos para el tratamiento, el cuidado de exponer sus teorías en un tra- bajo especial, trataron de buscar cerca de las estufas de fundición las cau- sas de esta endemia, una de ellas en el limo que queda en las orillas de una alcantarilla de las inmediaciones después de efectuar la limpieza hasta cierta profundidad, y otra especialmente en el depósito de inmundicias de la ciudad, situado á corta distancia. La Sociedad médica de Chambery ha tenido ocasión por incidencia, con motivo de la endemia del liceo, acerca de la cual ha recibido comu- nicaciones, de emitir su parecer sobre la influencia de las estufas de fun- dición en esta endemia; se han recordado las epidemias anteriores de Jarsy, Vimines, etc. y el parecer unánime ha sido que no existe la en- fermedad que el Dr. Carret pretende inscribir en el cuadro nosológico, puesto que ningún médico ha podido encontrar hasta ahora un solo caso en Saboya, sin que hayan sido más afortunados los médicos de la Alta Saboya. El 11 de setiembre último, nuestros colegas de la Alta Saboya, reuni- dos en la asamblea anual de asociación, se han adherido á las conclusio- nes de una noticia firmada por el Dr. Guilland y yo, que declara no ha- ber observado nunca la enfermedad de que habla Mr. Carret, y sobre la que hace un año que he llamado su atención. El conjunto de hechos y datos que acabo de resumir, y la concordancia completa de las observaciones de los médicos de la Saboya y de la Alta Saboya, parecer autorizar para deducir.- l.° Que las epidemias de que se ha tratado en el Consejo de higiene de Chambery, y sucesivamente en el Instituto, en la Academia de me- dicina y en otras partes, son debidas á otra causa diversa del uso de las estufas de fundición. m 2. ° Que la epidemia de Jarsy y la endemia del liceo de Chambery, no eran más que la fiebre tifoidea. 3. ° Que los tres mil hechos enunciados por el autor de las Memorias sobre las epidemias de invierno , se refieren á enfermedades conocidas, y que no pueden servir de base para el descubrimiento de una nueva en- tidad morbosa. Advertencia. Concluye en este número la Enumeración de las Crip - tógamas de España y Portugal , hecha por D. Miguel Colmeiro; y es posible que se espere la Enumeración de las Fanerógamas; pero su mucha extensión obligará probablemente á que la publicación se haga por separado, veri- ficándolo á medida que sus diversas partes se hallen terminadas. Editor responsable, Ricardo Ruiz. N.° 7.“— REVISTA DE CIENCIAS.— Octubre de 1868. CIENCIAS EXACTAS. ASTRONOMIA Eclipse del 18 de agosto . (Gosmos, 17 octubre 1868.) El ministro de Instrucción pública de Francia ha recibido el siguiente informe de Mr. Stéphan, gefe de la espedicion encargada de observar en el golfo de Siam el eclipse de sol de 18 de agosto de 1868. El informe tiene la fecha del 27 de setiembre de 1868 y dice así: Hemos logrado empezar nuestras observaciones el 28 de julio, y desde entonces hasta el dia del eclipse continuaron los trabajos con regularidad, en tanto que lo permitió el estado de la atmósfera: algunos dias antes del eclipse, terminamos Mr. Tisserand y yo las observaciones relativas á la longitud y latitud de Wha-Tonne (así llamaban los indígenas nuestro campamento), mientras que Mr. Rayet examinaba con el teles- copio de 0m, 20 los espectros de las principales estrellas del cielo austral. Además de MM. Rayet, Tisserant, Chobirand y yo, las personas que debían concurrir á la observación del eclipse eran: MM. Hatt ingeniero hidrógrafo, Director del Observatorio de Saigon. TOMO XVIII. 30 466 Olry , Teniente ele navio , gefe de estado mayor del Gobernador de Cochinchina. Letourneur, comandante del Sarthe. Beliic, comandante del Frelon. Garnault, farmacéutico del hospital militar de Saigon. Los oficiales del Sartlie y del Frelon. Por último, algunos dias antes del eclipse se nos babia reu- nido en Wha-Tonne, Mr. Pierre, encargado de la dirección del Jardín botánico de Saigon. Habiendo tratado Mr. Pierre de explorar con provecho de sus estudios la montaña deKaw- Luang, le rogué que observase desde este punto elevado, du- rante el eclipse, el estado general del país, como también el efecto producido en las plantas y en los animales. Propuse á mis colaboradores el plan siguiente, que desde luego fué aceptado. El primer contacto le observaría MM. Sléphan con el gran telescopio, Tisserand con la ecuatorial, Rayet con el telesco- pio de 0m,20, Hall con un pequeño anteojo meridiano portátil colocado en altazimulh, y Olry con un anteojo terrestre. En el intervalo próximo de hora y media comprendido entre el primer contacto y el segundo, MM. Tisserand, Hatt y Stéphan debían observar los cuernos del creciente, las ocul- taciones de las manchas, las fáculas y la porción de la su- perficie de la luna exterior al disco del sol. Al mismo tiempo MM. Rayet y Chobirand deberían preparar sus especlrósco- pos y estudiar el espectro, á fin de poder apreciar mejor al- gunas modificaciones del mismo, un poco antes y después de la totalidad. Unos minutos antes de que esta llegase, MM. Tisserand y Stéphan, con sus instrumentos más poderosos, debían fijar su atención en el borde occidental de la luna para examinar la aparición de las primeras protuberancias, mientras que MM. Rayet y Chobirand se dedicarían á examinar el espectro producido por el borde extremo occidental del Sol. El segundo contacto le observarían MM. Hatt y Olry, y si fuese posible, también MM. Tisserand y Stéphan. Desde este momento, los dos últimos observadores deberían dedicar todos sus cuidados á la medida de las protuberancias, en posición 467 y en magnitud; MM. Rayet, Chobirand y Hatt deberían exa- minar el espectro por medio del espectróscopo; Mr. Olry debería hacer un dibujo del conjunto, mirado con unos fuer- tes gemelos; por último, todas las demás personas provistas de anteojos, deberían atender á fenómenos imprevistos, tales como, por ejemplo, la aparición de puntos luminosos en el disco de la luna, del agujero de Ulloa, y de otras particulari- dades que los antiguos observadores creian haber descu- bierto. MM. Letourneur y Béhic, provistos de polaríscopos, debían comparar la polarización de la luz de la corona, con la de la luz emitida por las demás regiones del cielo. Mr. Garnault se hallaba encargado de las observaciones magnéticas y me- teorológicas acostumbradas en semejantes casos; y por últi- mo, los oficiales del Sarlhe y del Frelon se habían dignado prestarnos su concurso para las numerosas observaciones de detalle, tales como, por ejemplo, la medida con el sextante del diámetro de la corona, el color del cielo, el aspecto del paisage, el grado de oscuridad, para cuyo fin había dispuesto Mr. Hatt una carta, con objeto de anotar en ella las estrellas visibles. Durante la segunda mitad del eclipse, se reprodujeron las observaciones en orden inverso, pero siendo las mismas que en la primera mitad. La mañana del 18 fué muy hermosa. Algunas ligeras nu- bes atravesaron la atmósfera. El comandante Mr. Letourneur, al volver desde la Sarlhe á tierra, á las seis de la mañana, vió desde la ballenera la luz cenicienta de la luna con una gran claridad. Pero hácia las nueve se puso el tiempo alar- mante; grandes nubes que venían de Kaw-Luang, subieron sobre el horizonte, y atravesaron el cielo con rapidez en la dirección del Sud-Este al Nord-Este. El primer contacto fué invisible: las nubes continuaron amontonándose; todo presagiaba un violento chubasco, y ya llovía á algunas millas más abajo de la pequeña aldea de Wha-When. Por un momento lo crei todo perdido; el eclipse había ya adelantado mucho, y apenas habíamos podido com- probar su existencia en claros que duraron algunos segundos. 468 Felizmente, unos veinte minutos antes del segundo contacto se pararon las nubes casi repentinamente; poco á poco se di- siparon, y diez minutos después, el cielo quedó completamente despejado en una región bastante estensa próxima al Sol. En este momento dirigí una mirada alrededor; todo toma- ba ya un tinte sombrío característico; en cuanto al cielo me pareció, según iba oscureciéndose, que adquiría el color gris de lino, que se llama en física, tinte sensible. De repente, y habiendo desaparecido el último rayo, apa- recieron también á la simple vista, según me dijeron, la pro- tuberancia, la corona, y lo que se ba llamado la gloria. (Mr. Stépkan hace aquí observar, que en el gran telesco- pio, las protuberancias se presentaban con una maravillosa claridad, y había en ellas cuatro grupos formados; su cqlor puede compararse muy bien al del coral rojo ligeramente te- ñido de color de violeta; todas parecían adheridas por una base perfectamente marcada, y no flotar á cierta distancia del sol, como algunos observadores lo han figurado en los últimos eclipses. Una de estas protuberancias, designada por la le- tra (ó) en un dibujo que acompaña al informe, tenia una longi- tud que no era menor de la décima parte del diámetro lunar; otras dos protuberancias ( a y c), casi diametralmente opuestas, estaban dentelladas: la cuarta (d) era un ancho grupo de as- pecto en forma de copos. Pero dejemos continuar á Mr. Sté- phan.) Pudo nuestro programa llenarse completamente, al ménos en cuanto á su parte esencial. El segundo contacto no fué seguido de una desaparición repentina de toda luz viva; después de la desaparición del borde del disco del sol, nos pareció la luna á Mr. Tisserand y á mí, como cercada de un contorno luminoso poco consi- derable, por espacio de un cuarto de minuto poco más ó ménos, de un brillo comparable al sol: este anillo es tan bri- llante, que puede inducir á error acerca de la verdadera exis- tencia del contacto. Algunos segundos antes del tercer contacto volvió á apa- recer, de modo que el globo del sol, propiamente dicho, pa- recía rodeado de una delgada capa diáfana sumamente bri- 469 'liante. Independientemente de esta cubierta , la corona se presentaba con su aspecto habitual. Ocupado en medir las protuberancias, no he podido, á causa de la pequenez del campo del telescopio, abrazar el conjunto de la corona; pero he visto perfectamente en la región d, la forma de madeja in- dicada varias veces. En cuanto á las glorias, según los dibu- jos de Mr. Olry y Bordes, oficial del Sarthe , parecen corres- ponder como posición á las protuberancias. Ninguno de nosotros ha observado distorsión en los cuer- nos, ni cuentas de rosario, ni vestigios de claridades en el disco de la luna. Después del tercer contacto, el cielo quedó nebuloso, y fué imposible ya percibir el cuarto. Creo deber llamar la atención sobre la serenidad con que Mr. Rayet observó sucesivamente el espectro de la mayor protuberancia, colocando la hendidura del espectróscopo en dos posiciones perpendiculares, para cerciorarse de que el espectro obtenido, al menos en cuanto á su parte esencial, es debido á la protuberancia y no á otra cosa. Al dia siguiente del eclipse volvió Mr. Pierre de su ex- cursión. Desde lo alto de la montaña había presenciado un hecho digno de notarse: once veces un poco antes y después de la totalidad, descubrió en la dirección del Nord-Esle al Este, y paralelas entre sí, siete fajas distintas, fijas, perpendiculares al horizonte, que se esteudian entre el mar y el cielo, y que pasaban sucesivamente desde el rojo común al color de vio- leta purpúreo. Sobre el Sarlhe vio pasar algunas ondulacio- nes. ¿No pueden referirse todos estos hechos á una misma causa, y admitir que el aspecto ondulatorio no es debido más que á las variaciones de intensidad y de colores de las fajas permanentes, ménos marcadas en general que lo que estuvie- ron para Mr. Pierre desde lo alto de Kaw-Luang? En cuanto al efecto producido sobre los animales y las plantas, ha sido casi nulo. Por lo demás, la oscuridad no ha sido nunca muy grande, aunque Mr. Tisserand tuvo que en- cender una lámpara para leer la graduación del micrómetro, pues no dejó de observarse en el suelo la sombra del tejado de nuestras casas. 470 Unicamente pudieron observarse cinco estrellas; pero este corto número debe atribuirse á la presencia de nubes que cubrían una gran parte del cielo, pues la porción visible en el momento del eclipse, es una de las más abundantes en her- mosas estrellas. El resultado de las observaciones polaríscopas de MM. Le- tourneur y Beliic, se ha visto que era negativo. De las obser- vaciones magnéticas no parece resultar nada bien determi- nado: sin embargo, uniré los números que he hallado á los demás en la relación que tendré el honor de remitir á Y. E. á nuestro regreso á Francia. Creo deber añadir una circunstancia que me parece á pro- pósito para explicar un hecho bastante extraño, aunque algu- nas veces se ha puesto en duda. Se ha pretendido, y entre otros por Herschell, que cuando una estrella sale detrás de la luna, aparece á veces en lo interior del disco lunar, y esto en una cantidad bastante considerable. Este hecho debe referirse al siguiente, indicado ya por MM. Tisserand y Hatt. Habiendo observado estos Señores la ocultación de una mancha del Sol, les ha parecido á ambos que el tiempo empleado por la man- cha en eclipsarse completamente era demasiado corlo, res- pecto de su diámetro apreciado; en otros términos, la mancha parecía precipitarse hácia la luna. Algunos dias antes, y al observar la ocultación de una estrella, le pareció á Mr. Hatt que saltaba esta á la luna. Para explicar estos aspectos singulares, basta fundarse en el principio tan perfectamente demostrado por Mr. Wolf en su escelente Memoria acerca de la ecuación personal, de que cuando un cuerpo se mueve, nuestra vista le atribule siem- pre y en cada momento una posición retrasada respecto á la que realmente ocupa. Este fenómeno, consecuencia forzada de la persistencia de la acción luminosa, varía de intensidad respecto de los diferentes observadores, siendo la variación tanto mayor cuanto más grande es la ecuación personal. Su- pongamos ahora que se observen con un anteojo la luna y una estrella próxima, á la cual se aproxime. La distancia de esta al punto en que tendrá lugar la colocación, parece de- masiado grande, la estrella puede estar todavía á una dis- 471 lancia apreciable en el momento en que cesa de aparecer» y nuestra vista recibe entonces la impresión de una acele- ración de movimiento: si, por el contrario, la estrella emerge del disco de la luna, el borde de esta parece más retrasado respecto de su posición real, y la estrella parece situada en lo interior. Nuestra estación de AVha-Tonne, espuesta al monzon del Sud-Esle y al aire de inmensos pantanos, ofrecía el inconve- niente de una escesiva insalubridad. Un gran número de ma- rineros de la Sartke y del Frelon, sobre lodo los que kabian permanecido en tierra, fueron atacados de accidentes febriles mas ó menos graves; los oficiales de la Sarthe estaban enfer- mos; el 20 se vió obligado nuestro mecánico á quedarse en cama, de tal manera que tuvimos que proceder nosotros mismos á empaquetar los instrumentos. Mr. Garnault fué acometido á su vez de un acceso violento, capaz de producir verdaderos temores. En estas condiciones, aunque gozá- bamos de una excelente salud, creí deber satisfacer los deseos del comandante Mr. Letourneur, acelerando lo posible nues- tra partida para Saigon. El 21 levamos anclas. Luego que llegamos, nos apresuramos Mr. Tisserand y yo á bajar á tierra nuestro anteojo meridiano, é instalarle en la sala del observatorio que Mr. Hatt, con su habitual benevo- lencia, había querido poner á nuestra disposición. Tuvimos la felicidad de que siguiesen dos hermosas noches consecutivas, lo que nos permitió medir la latitud y arreglar nuestros cro- nómetros según la hora del lugar, de modo que pudiera re- ferirse la longitud de Saigon á la de Wha-Tonne, dada por el eclipse. Al mismo tiempo Mr. Rayet determinaba las constan- tes magnéticas. Nuestra permanencia en Cockinchina fué ménos afortuna- da que en Wha-Tonne. Fuimos atacados sucesivamente por la fiebre, y temimos un acceso pernicioso en Mr. Chobirand, que fué el primero acometido. Esto nos decidió á entrar en Fran- cia inmediatamente. Por lo demás, 'no había razón para que se prolongase la permanencia en Cochinchina. Además de que se habían llenado los principales objetos de la espedicion, la estación de las lluvias nos condenaba á la inactividad, al m menos hasta noviembre: hemos creído que en Europa podría- mos emplear con más utilidad el tiempo. A pesar de mi intención de insistir verbalmente después ante Y. E. sobre las atenciones que durante el viaje hemos debido á toda clase de personas, quiero, Sr. Ministro, hacer mención desde ahora de las que debemos á Mr. Hatt, al Co- mandante de la Sarthe y al gobernador de Cochinchina , y considero como un deber manifestar que, sin su auxilio y so- licitud, nos hubiera sido casi imposible establecernos ni hacer nada. CIENCIAS FISICAS QUIMICA APLICADA Sobre un nuevo líquido escitador para las pilas eléctricas; por Mr. Delaurier. (Comptes rendus, 31 agosto 1868.) Para tener pilas muy fuertes que no desprendan ningún gas deletéreo y ocasionen muy poco gasto, me he propuesto el problema de trasformar el ácido azótico en sulfato de amo- niaco bajo la influencia del ácido sulfúrico y del hidrógeno naciente, y lo he llegado completamente á conseguir, toman- do por intermedio de esta trasformacion el protosulfalo de hierro. Composición industrial de este líquido: 20 partes en peso de protosulfato de hierro, que se disuelve en lo posible, al abrigo del contacto del aire, en 36 partes de agua; después se añaden poco á poco, agitándolo, 7 partes de ácido sulfúrico monohidratado, y del mismo modo una parte de ácido nítrico monohidratado. El líquido producido es el cuerpo más enérgico y eco- nómico que conozco para atacar el hierro, el zinc y otros me- tales sin ningún desprendimiento de hidrógeno ni de bióxido de ázoe. 474 Diré únicamente algunas palabras sobre la teoría de la trasformacion del ácido nítrico en amoniaco. Pongo en presencia la cantidad de hidrógeno necesaria para formar agua y amoniaco y para que no se desprenda el bióxido de ázoe, con lo que habrá un exceso de protosulfalo de hierro, que absorberá el bióxido de ázoe, el cual bajo la influencia del hidrógeno naciente, por la acción del ácido sul- fúrico sobre un metal, se descompone produciendo sulfato de amoniaco y agua, y queda el protosulfalo de hierro, que ha servido para la operación como agente transitorio. Echando la disolución de protosulfato de hierro en la mezcla de ácido sulfúrico y nítrico, se formaría bióxido de ázoe y persulfato de hierro, y se desprendería lodo el bióxido de ázoe, no encontrándose protosulfato de hierro en el líquido para absorber este gas, con lo que se frustraría la operación. Observaciones sobre el método de ensayo de las sustancias tintó- reas, y particularmente del extracto de campeche. Noticia de Mr. A. Houzeau. (Comptes rendus, 5 octubre 18G8.) Cuando para falsificar las materias colorantes que corren en el comercio, se les añaden sustancias inertes de origen mi- neral ú orgánico, tales, por ejemplo, la tierra arcillosa, el serrín de madera, la casca apurada, la melaza, etc., el ensayo por tinturas apurando sucesivamente, produce indicaciones suficientes y seguras. Pero no sucede lo mismo si se les aña- den otras sustancias de menor valor comercial, tales, por ejemplo, como el zumaque, el extracto de castaños, las aga- llas ó sus residuos, etc. Aunque estos diversos ingredientes, agregados á los productos colorantes con objeto de venderlos más baratos, no tienen por sí mismos poder colorante, ó solo lo 475 tienen limitado en la dosis en que se empleen, no obstante, su presencia en el extracto de campeche, en la rubia ó en la ga- rancina, basta para aumentar muchísimo la potencia tinlória de estos importantes productos. Esto resulta de los hechos consignados en mi trabajo. Así es que añadiendo al campeche un 10 por 100 de madera de castaño, aunque contenga ménos hematina ó hematoxilina que el extracto auténtico, produce no obstante, con los mordientes del hierro y de la alúmina, colores más ricos y más nutridos que los que suministra el campeche puro. Esto es notable, sobre todo en los colores de violeta y los negros. Resulta por lo tanto, que falsificando las sustancias colo- rantes del comercio con otras puramente inertes, y corri- giendo la disminución de su poder colorante con la adición determinada de ciertos principios astringentes, como el ex- tracto de castaños, el zumaque, etc., se imposibilita el proce- dimiento de análisis por tintura, y no se puede reconocer el fraude en nuestras fábricas. Convendria pues buscar los medios más sencillos que fue- ran posibles, para descubrir la presencia de estas sustancias estrañas. A la verdad, la melaza puede fácilmente reconocerse en los extractos sospechosos por la proporción exagerada de glucosa (1) que contienen, deduciendo la que pueden conte- ner en estado normal. Pero no sucede lo mismo con las sus- tancias astringentes añadidas, y en particular el castaño. Esta cuestión adquiriría también importancia, aun para los químicos industriales, á quienes se propongan semejantes problemas. Vamos á ver cómo puede resolverse suficiente- mente bajo el punto de vista práctico, que es el de que prin- cipalmente tratamos. La dificultad de separar los principios astringentes, y de distinguirlos de los que existen normalmente en el campeche, me ha hecho recurrir al siguiente método. (1) En la Memoria, se dedica un párrafo especial á la valua- ción rápida de la glucosa en los extractos del comercio, y particu- larmente en el extracto de campeche. 476 Se apura enteramente con el éter absoluto 1 gramo ó 1 decigramo del extracto sospechoso, previamente seco á 110°, y se toma el peso de las materias solubles. La parte del ex- tracto que no se ha disuelto, se vuelve á su vez á tratar con alcohol absoluto hasta apurarla completamente. La comparación de estos diversos pesos con los que se producen en condiciones semejantes con un extracto autén- tico, sometido al mismo examen, basta para hacer sospechoso el fraude. Ejemplo: 100 partes de extracto han dado: Sustancias Sustancias solubles eu el solubles en el éter. alcohol. Extracto auténtico 87,1 (1) 14,3 Extracto sospechoso del co- mercio 76,9 19,5 Pero el extracto de castaño no abandona nada ó casi nada al éter, mientras que es sensiblemente soluble en el alcohol. Es por consiguiente racional hallar en el extracto sospechoso más principios solubles en el alcohol que en el extracto au- téntico. A la verdad, para saber si el extracto sospechoso no se diferencia únicamente del extracto auténtico por las propor- ciones de las sustancias solubles en el alcohol ó el eler, sino también por la naturaleza de estos principios, sería necesario someter cada uno de los productos de estas disoluciones á una análisis inmediata profunda. Bajo el punto de vista en que nos colocamos, no es practicable este medio. Por el contrario, se (1) Estas cifras indican el peso del residuo obtenido después de la evaporación de la disolución, y comprenden por consi- guiente el producto de la oxidación de las materias alterables por el aire. 477 llega rápidamente á un conocimiento análogo, completando estas primeras indicaciones con un simple ensayo de tintura por agotamientos sucesivos. Con el mismo peso, los productos solubles en el alcohol y el éter de cada extracto, deben teñir de una manera análoga la misma superficie de indianas, si tienen igual composición, y teñirla de una manera diferente si no se hallan formadas de los mismos principios inmediatos y en igual proporción. Esto es lo que la experiencia ha con- firmado. En el ejemplo antes citado, los productos solubles en el éter del extracto auténtico y del sospechoso, han teñido igual- mente la misma superficie de tejido preparado con mordiente, habiéndolos empleado en los mismos pesos; mientras que las sustancias solubles en el alcohol, comparadas entre sí y con pesos iguales, han dado en los tintes, resultados enteramente diversos. Sometiendo á este método de investigación diversos ex- tractos de campeche introducidos en el comercio, es como he podido descubrir un fraude, siempre difícil de reconocer pol- los procedimientos empleados en los laboratorios de la indus- tria. En resúmen, hacer más sensible un método de ensayo de las sustancias colorantes usadas en tintorería, precisar su va- lor y sus faltas, combinar este método espedito con la aplica- ción de la análisis inmediata para descubrir los fraudes que pasan desapercibidos, es el fin de mi trabajo. QUIMICA ORGANICA» Síntesis del ácido oxálico. Por medio del siguiente procedimiento , ha conseguido Mr. Dreschel , uno de los ayudantes del laboratorio de Mr. Henry Iíolbe, en Marbourg, trasformar el ácido carbónico 478 en ácido oxálico. Se ponen en un globo de vidrio, sodio pri- vado de la especie de capa cortical que le cubre y arena ca- lentada hasta el rojo, y se hace pasar por todo ello una rápida corriente de ácido carbónico, mientras que se calientan en baño de arena, casi hasta la temperatura de ebullición del mercurio. El sodio fundido, agitado con la arena por medio de una varilla de vidrio, forma primero un caldo de color argentino, que después se vuelve de color rojo de púrpura, y al eabo de algunas horas queda todo ello trasformado en una masa oscura y pulverulenta, que solo en algunos parages ofrece brillo metálico. Es necesario cuidar de no calentar mucho al fin de la operación, para evitar la destrucción del producto. Se reparte sobre un plato la masa enfriada, á fin de que el sodio en esceso pueda oxidarse lentamente, se trata en seguida con agua, se satura de ácido acético, se filtra, y se precipita el ácido oxálico por el cloruro de calcio. El preci- pitado suele teñirse de color pardo. Disolviéndole en ácido clorhídrico y precipitando con el amoniaco la disolución fil- trada caliente, se obtiene una sal perfectamenle blanca. 60 gramos de sodio han permitido preparar de este modo 6 gramos de oxalato de cal puro. Mr. Dreschel ha demostrado por medio de la análisis que es oxalato de cal, y ha separado el mismo ácido oxálico. Tam- bién ha visto que la amalgama de potasio con el grado de 2 por 100, calentada en ácido carbónico hasta el punto de ebu- llición del mercurio, absorbe rápidamente este gas, y suminis- tra un producto rico en oxalato de potasa. QUIMICA AGRICOLA. Los abonos del mar de Kernevel; por Mr. Laurean. Hace mucho tiempo que se usan en nuestras costas, para fertilizar la tierra, sustancias extraídas del mar, tales como 479 por ejemplo, las plantas marinas, las cenizas lijiviadas de las fábricas de sosa, las conchas, las arenas conchíferas, los li- mos, etc. Hace poco también que se emplean los restos de pescados, procedentes de los establecimientos de conservas alimenticias, que existen hasta ahora en un gran número de puntos de la costa, bien enterrándolos completamente en el suelo, ó bien formando con ellos, compuestos con tierra y tam- bién con cal. Pero el estado en que se encuentran estas sus- tancias fertilizadoras, que contienen, con proporciones consi- derables de principios activos, otras grandes cantidades de sustancias inertes ó de agua, no permiten trasportarlas lejos, donde el coste del abono puede ser muy elevado para que pueda ofrecer ventajas su uso. Para que los agricultores de las regiones más distantes puedan utilizar ventajosamente los productos fertilizadores del mar, se ha creado en Bretaña, en Kernevel, cerca de Lorient, una fabrica en donde se trata el pescado y los restos marinos de toda especie, para sacar todo el partido posible de ellos en provecho de la agricultura y de la industria. Allí se cuece el pescado, se prensa y se pone en fermentación, añadiéndole las sustancias complementarias necesarias para la buena com- posición de los abonos que quieran obtenerse. De este modo se saca aceite, grasa, tortas ó residuos de sustancias animales y salmuera, que contienen 1,37 por 100 de nitrógeno, y que sirven con las plantas marinas para la producción del humus. Con los restos de pescado se tiene nitrógeno y fosfato de cal; con las plantas marinas, sales alcalinas y humus; y como se ve, todo lo que se necesita para la producción de abonos completos. A los abonos que se destinan á los suelos turbá- ceos, á los desmontes, etc., se añade fosfato de cal; y á los que se destinan á los suelos calizos grafitosos, etc., se aumenta bastante la proporción de sal marina. He aquí, por lo demás, la composición química de los di- versos abonos del mar de Kernevel; Núm. 1. Abonos de composición mixta, destinados á tier- ras enteramente hechas, sea cualquiera su naturaleza geoló- gica en que no es necesario el uso de abonos especiales: la proporción por término medio para 100 partes en estado seco, 480 es de 5 de nitrógeno, 15 de fosfato de cal y 10 de sales alca- linas. Núm. 2. Abonos de base fosfatada, para las tierras no calizas, para el desmonte de las landas, de los matorrales, de los bosques, para los suelos graníticos, esquistosos, turbáceos, ácidos, etc., la proporción por término medio, para 100 partes en estado seco, es de 2 de nitrógeno, 45 de fosfato de cal y 10 de sales alcalinas. Núm. 3. Abonos de base alcalina, para las tierras cali- zas, margosas ó grafitosas; la proporción por término medio para 100 partes en estado seco: 5 de nitrógeno, 5 de fosfato de cal y 20 de sales alcalinas. La proporción de agua de estos abonos, que son muy hi- grométricos, es de cerca de 30 por 100. Estas tres especies de abonos se emplean en las tierras para que se destinan en toda especie de cultivo, solo que la proporción que hay que emplear varía según la naturaleza de las plantas que hay que cultivar y el estado de fertilidad en que se halla el suelo, ó sea por hectárea de 4 á 600 kilogra- mos, y más para las remolachas, colzas, tabacos y otro cual- quier género de plantas que apuren mucho el terreno. También se han hecho otras dos especies de abonos: una para las vides, preparada de modo que la descomposición se verifique lentamente, y en la cual, siguiendo el método de abonos empleado generalmente, satisface por muchos años á las necesidades del vegetal; otro, destinado al abono del trigo negro, cuyo cultivo es muy importante en Bretaña y algunas otras regiones de Francia, es de una asimilación muy pronta, atendiendo el crecimiento rápido de esta planta. 481 HIGIENE PUBLICA, Del peligro de producirse envenenamientos con el pan cocido en hornos calentados con maderas procedentes de derribos , ó con traviesas usadas en los caminos de hierro; por el Doctor Mr. Vohl, de Colonia . (Dingler’s polytechnisches Journal.) Hace muchos años que en Colonia se tiene la costumbre de caleníar los hornos con madera procedente de derribos de edificios, ó de traviesas usadas en los caminos de hierro; pero esto puede acarrear graves inconvenientes, como vamos á demostrar. Habiendo tenido Mr. Vohl que hacer en 1865 la análisis cuantitativa de varios productos de tahona, halló en las ceni- zas de una especie de bizcocho, proporciones bastante consi- derables de óxido de plomo y de-zinc. Este hecho inesperado no podía atribuirse más que á la naturaleza del combustible; y las investigaciones que se emprendieron, presentaron la prueba de que el horno se había calentado efectivamente con madera pintada, procedente de derribos de casas (puertas, marcos de ventanas, vigas, etc.) Analizado también el cisco procedente de la misma taho- na, se encontró en él óxido de plomo, de zinc, de cobre y sulfato de barita, que provenían evidentemente de la pintura. Algún tiempo después, en otra análisis que ordenó la au- toridad, se encontró una cantidad considerable de óxido de plomo y vestigios de óxido de zinc, en la corteza que formaba la parte inferior de un pan de centeno: en lo interior del pan y en la corteza superior no se encontraban tales óxidos. Habiendo llamado la atención estos hechos, se reconoció que otras varias tahonas calentaban también ios hornos con maderas cargadas de sustancias venenosas. -í OI TOMO XVII i. 482 Para llevar más adelante sus investigaciones Mr. Vohl, hizo quemar cerca de lk,300 del cisco procedente de las ma- deras sospechosas en un hornillo de aire, dispuesto de modo que pudiera recoger no solamente las cenizas, sino también los productos gaseiformes ^de la combustión. Estos últimos dejaron depositar en las partes frías del tubo de salida, una considerable cantidad de un polvo que no era más que óxido de zinc mezclado con un poco de óxido de plomo. El autor refiere también otros resultados; más lo que pre- cede basta para demostrar completamente la existencia del peligro, que debe variar en sus detalles según la naturaleza de las maderas quemadas. METEOROLOGIA. Resumen de las observaciones meteorológicas hechas en el Ob- servatorio de Madrid en el mes de diciembre de 1867. OBSERVACIONES GENERALES. Dia i. — Lluvioso y apacible, por mañana y tarde; muy nuboso y húmedo, por la noche. Dia 2. — Muy nuboso y tranquilo, de madrugada; arrecia el viento, del S. 0. y N. O., primero, y del N. y N. E., luego, hácia la mitad del dia; las nubes que, al principiar la tarde, engrosaron y adquirieron aspecto tempestuoso, se dis- persan ó diluyen en gran parte, por la noche.— Relámpagos lejanos por el N., en el último período. Dia 3. — Huracanado desde las nueve y media de la ma- ñana á las dos horas de la tarde; nuboso y desapacible de continuo. — Ráfagas muy numerosas de viento N., de 23 á 33 metros de velocidad por segundo. m Dia 4. — Nuboso y ventoso, por mañana y tarde; despéjase el cielo, por la noche. Dia 5. — Despejado y apacible. — Escarcha (1,1 gramo por decímetro cuadrado) y neblina consiguiente á su fusión y evaporación, en las primeras horas de la mañana. Dia 6. — Escarcha (1,6 gramos) y neblina, por la mañana; viento fuerte del O. al N., por la tarde; algo nuboso y varia- ble, por la noche. Dia 7. — Nuboso y revuelto. Dias 8 y 9. — De invierno riguroso; encapotados á ratos, ventosos y fríos. — Aparato de nieve. Dia 10. — Poco nuboso, ventoso y muy frió. Dias 11 al 18. — Fríos y despejados: escarcha en casi todos ellos (8,5 gramos, por decímetro cuadrado, en totali- dad); y el viento generalmente débil, sopla constantemente del N. al E. — La nieve, que á mediados de noviembre cayó en Guadarrama, desaparece en muy gran parte. Dia 19. — Nuboso y revuelto, por mañana y tarde; des- pejado y apacible, por la noche. Dias 20 al 27. — De escarcha abundante (12,5 gramos); viento débil del N. E., neblina por la mañana, y algún celaje por la tarde. En el último se cubre el cielo á medio dia, comenzando por el S. E., y por la tarde y la noche amenaza nevar. Dia 28. — Consérvase encapotado y tranquilo, con aspecto de nieve ó lluvia próximas. Dia 29. — Muy nuboso V variable, al principio; cubierto y tempestuoso por la tarde, y lluvioso al final. Dia 30. — Nebuloso, al amanecer; cubierto y húmedo, á medio dia y por la tarde; lluvioso desde el principio de la noche. Dia 31. — Continúa lloviendo ó lloviznando por la mañana; rásganse y se disipan las nubes en parle, á medio dia; varia- ble, nuboso y desapacible, luego; refresca considerablemente por la noche. 484 FECHAS. BAROMETRO. — — — — — — TERMOMETRO. : j 1 A. máx. A. mín. Oscilación. Tm T. máx . T. mín. Oscilación. j-L mm mm mm mm 0 0 0 0 1 1 709,70 711,64 708,15 3,49 4,3 5,3 2,5 2,8 l,¡ 2 706,30 706,69 705,57 1,12 6,9 13,3 3,3 10,0 |s,s 3 707,07 709,91 702,81 7,10 1,4 5,7 -1,5 7 2 1 i 4 708,77 709,59 708,39 1,20 1,1 6,3 —3,2 9^5 ll.S 5 708,75 709,58 708,42 1,16 0,4 7,9 —4,5 12,4 '1,1 6 704,90 706,87 703,37 3,50 3,0 10,6 —5,0 18,6 b 7 705,24 706,43 704,80 1,63 3,0 8,3 1 —0,5 8,8 y 8 702,07 703,33 701,09 2,24 —0,1 4,4 í -2,5 6,9 i; 9 699,18 701,32 697,77 3,55 —1,1 4,0 —4,8 8,8 J 10 704,86 706,72 702,45 4,27 —0,2 5,8 —5,8 11,6 si 11 708,30 709,68 707,10 2,58 0,6 8,1 —6,5 14,6 b 12 710,15 711,16 709,44 1,72 ‘ 2,8 9,9 —3,0 12 9 ,) 13 709,26 710,63 708,24 2,39 6,2 12,3 0,9 11,4 ,f 14 712,82 714,72 710,96 3,76 6,8 14,6 2,7 11,9 ,5 lo 714,25 715,65 713,03 2,62 5,4 15,3 —0,6 15,9 55 16 710,07 711,98 708,49 3,49 6,7 15,4 1,0 14,4 ÍJ 17 705,80 707,19 704,69 2,50 2,6 8,3 —0,6 8.9 :,7 i 18 704,10 704,50 703,38 1,12 1,0 9,1 -3,3 12,4 ,1 ; 19 704,94 706,74 703,76 2,98 4,9 9,4 —5,0 14,4 !,f f 20 707,06 707,54 706,77 0,77 5,4 11,4 1,0 10,4 !,) 7 21 708,86 709,74 708,30 1,44 4,9 11,2 —0,9 12,1 ,5 I 22 711,62 712,81 710,40 2,41 6,0 15,0 0,3 14,7 Ü 51 23 710,93 712,49 709,90 2,59 6,9 14,9 0,0 14,9 J " 24 709,54 709,89 709,07 0,82 4,6 14,6 0,1 14.51 8 Sí 25 709,99 710,95 709,52 1,43 4,7 11,2 —0,3 11,5 jj SI 26 707,93 710,06 706,54 3,52 3,8 12,4 -1,3 13,7 I 58 27 702,11 703,89 700,70 3,19 1,2 3,5 —2,5 6,0 1 85 28 702,79 704,10 701,65 2,45 5,7 8,3 2,6 5,7 29 704,54 704,89 704,07 0,82 6,8 9,4 5,5 3,9 ¡,! 83 30 701,65 703,98 698,82 5,16 6,3 9,1 3,4 5,7 ¡í )f 31 693,29 695,19 691,98 3,21 6,4 11,5 1,5 10,0 ,! 8» 1.a d.a 705,68 711,64 697,77 13,87 1,9 13,3 -5,8 19.1 I JJ 2 a 708,67 715,65 703,38 12,27 4,2 15,4 —6,5 21,9 íJ í|. 705,75 712,81 691,98 20,83 5,2 15,0 -2,5 17,5 l¡ 8» Mes. 706,67 715,65 691,98 23,67 3,8 15,4 -6,5 21,9' |i v * En los 9 dias comprendidos desde e! 8 al 16 no se midió la evaporación, porji^ ( 1,8 mm. — En los dias 17, 18 y 19, el agua evaporada ascendió á 3 mm. 485 H PSIC T' 1 m ROM' ~íL [RO. Tn 1 ni ATMO METRO. Evaporación. PLUVIOMETRO. Lluvia. Dias. ANEMOMET! Dirección. RO. Vcloc. NUBES. FECHAS. 0 } 2 97 mu 6,1 mm 0,1 mm 9,7 » E. kits. 109 10,0 1 5,5 68 5,3 0,9 )) » N.O. 527 5,7 2 !,4 68 3,2 1,6 » » N. 948 4,0 3 ,8 73 3,6 1,5 )) )) N. 405 3,7 4 ,4 79 3,7 1,5 » » s.s.o. 212 0,3 5 ’,5 68 3.2 1,5 » » N.O.-E. 496 0,7 6 ,1 56 3,2 2,8 » » N.N.E. 503 5,9 7 J 73 3,3 *0,2? » )) N.N.E. 628 6,9 8 ,2 79 3,4 0,2 » )) N.E.-O.S.O. 545 6,3 9 ,4 77 3,3 0,2 » » N.N.E. 596 2,7 10 69 3,2 0,2 » » N.N.E. 158 1,0 11 ,9 73 4,1 0,2 » » N.E. 234 0,1 12 ,5 56 3,9 0,2 » » N.E. 659 0,4 13 ,7 44 3,1 0,2 » » N.N.E. 457 0,0 14 >5 44 2,9 0,2 » » N.N.E. 157 0,0 15 l ,1 39 2,8 0,2 » » N.N.E. 165 2,3 16 1,7 60 2,4 1,0 » » E.N.E. 110 5,0 17 ,6 78 3’, 9 1,0 » » E.S.E. 142 1,6 18 ,6 67 4,4 1,0 » » N.O. 531 5,6 19 ,0 74 5,0 1,1 » » N.N.O. 390 2,3 20 i ,5 81 5,2 1,1 » » (Variable.) 148 4,3 21 i ,9 78 5,3 0,7 » » N.N.E. 202 1,1 22 i, ,9 77 5,7 0,9 » » N.E. 256 0,0 23 j, ,2 86 5,3 0,5 » » E. 186 0,9 24 ,0 80 5,1 0,5 » » N.E. 215 0,9 25 1, 8 78 4,7 0,6 » » N.E. 152 0,0 26 l, 9 87 4,3 0,3 » » E.N.E. 319 7,1 27 \ l 8 72 5,2 0,8 » » E. 470 10,0 28 2 83 6,1 0,6 » » E.N.E. 276 10,0 29 i li- 9 96 6,9 0,2 5,4 » N.E. 214 10,0 30 i 2 82 6,1 0,6 7,2 » N.E.-S.O. 476 8,4 31 li ' 8 73 3,8 1,05 9,7 1 N. 497 4,6 1.a d.a Sji 1!, 1 60 3,6 0,53 » » N.E. 300 1,8 2.a • 4 82 5,4 0,62 12,6 2 N.E. 265 4,8 3> SÍ;' 1 72 4,3 0,73 22,3 3 N.E. 351 3,2 Mes. ha rse casi siempre helada el agua: el dia 16 se midió, y resultó una merma de 486 Resúmen de las observaciones meteorológicas hechas en el Ob- servatorio de Madrid en el mes de enero de 1868. OBSERVACIONES GENERALES. Dia 1. — Despejado, muy ventoso y frió. — Descúbrese la cordillera cubierta de nieve. Dias 2 al 7. — Despejados ó muy poco nubosos, apacibles en general, y muy frios. Escarcha en todos ellos, aunque poco (3,0 gramos, por decímetro cuadrado, en suma).— Halo y corona lunares en los dos últimos. Dia 8.— Cubierto y nebuloso; aparato de lluvia ó nieve. Dias 9 al 13. — Nebulosos y húmedos, tranquilos y tem- plados. Llovizna insignificante en todos ellos. — Despéjase el cielo, por completo casi, en la noche del último. Dias 14 al 18. — De escarcha abundante (9,5 gramos); neblina consiguiente, por la mañana; y despejados y apaci- bles, por tarde y noche. En la del último, por excepción, se entolda poco á poco el cielo, comenzando por el 8. y el O., y concluye nublándose por completo. — En las tres preceden- tes se descubre la luz zodiacal , desde el horizonte hasta más de 90° de altura. Dias 19 y 20.— Muy nubosos y templados, de viento fu- rioso y constante del 8. O. y O. Dia 21. — Revuelto, nuboso y variable. Cede un poco el empuje del viento. Dia 22. — Algún vestigio de rocío. — Anubarrado y re- vuelto, por mañana y tarde; nebuloso y húmedo, por la noche. Dia 23. — Arrecia el viento, antes de amanecer, y pasa del S. O. al N. O. Mañana destemplada, muy ventosa y algo lluviosa; tarde y noche despejadas, ventosas y frías.— Relam- paguea por el N. durante la noche. 487 Dia 24.— Concluye el temporal de los cinco dias prece- dentes, y el viento se calma y ondula como indeciso; despé- jase el cielo poco á poco. Dias 25 al 31. — Buenos dias de invierno: ligeramente nubosos y, salvo el 27, revuelto, apacibles y calurosos al sol. En los dos primeros y tres últimos escarcha (4,2 gramos, en suma), y se levanta una ligera niebla por la mañana. El frió es ménos intenso que al principio del mes. La sequedad gran- de, y extremados los ardores del sol. 488 FECHAS. BAROMETRO. TERMOMETRO. A. máx. A. mín. Oscilación. Tm T. máx. T. rain. Oscilación, 1 mili 696,76 mm 699,54 mm 694,39 mm 5,15 — g®4 0 1,8 0 —5,6 0 7,4 2 701,90 702,92 701,00 1,92 — 4*2 2,3 —8,6 10,9 3 702,50 703,41 701,58 1,83 — 4,2 1,8 —9,0 10,8 4 699,40 700,23 698,19 2,06 — 3,9 1,2 —8,9 10,1 5 701,97 703,30 700,29 3,21 — 2,6 4,7 — 7,6 12,3 6 704,58 705,35 703,96 1,39 2 2 4,7 -8,0 12,7 7 705,89 707,19 703,92 3,27 — 0*6 6,1 —6,2 12,3 8 705,70 706,68 704,97 1,71 + 0 8 3,7 — 2,5 6,2 9 707,06 708,00 706,18 1,82 2,7 9,1 — 1*4 10,5 10 708,74 709,35 707,77 1,38 4,2 6,7 2,0 4,7 11 708,62 709,49 708,25 1,24 6,3 9,4 3,8 5,6 12 710,73 711,82 709,13 2,69 7,0 12.2 4,6 7,6 13 713,40 713,88 711,80 4,08 5,1 8,6 4,6 4,0 14 717,19 718,07 716,54 1,53 4,0 11,5 —2,0 13,5 15 718,14 719,15 717,28 1,87 4,5 11,2 —0,3 11,5 16 718,69 719,91 718,08 1,83 7,0 16,1 0,6 15,5 17 717,35 718,49 716,77 1,72 7,6 15,6 2 2 13,4 18 714,37 716,72 711,69 5,03 6,5 13,3 1¡0 12,3 19 707,48 709,82 705,52 4,30 9,1 11,0 5,0 6,0 20 703,93 707,52 701,52 6,00 10,0 14,7 6,0 8,7 21 710,06 710,76 708,78 1,98 7,4 12,2 5,0 7,2 22 708,33 709,34 707,23 2,11 7,6 11,7 5,5 6,2 23 705,07 708,89 703,14 5,75 5,0 8,4 2,3 6,1 24 711,05 711,62 709,73 1,89 4 2 9,6 0,5 9,1 25 710,68 711,45 709,78 1,67 5> 13,1 -0,5 13,6 26 712,12 712,55 711,33 1,22 4,9 12,3 0,2 12,1 27 713,31 714,26 712,39 1 Í 87 4,7 8,5 1,9 6,6 28 714,73 715,31 714,02 1,29 6,0 14,3 —1,2 15,5 29 715,94 717,01 715,24 1,77 7,5 17,0 0,8 16,2 30 716,42 717,64 715,85 1,79 6,2 16,0 —1,0 17,0 31 715,55 716,54 714,94 1,60 5,4 14,9 -1,4 16,3 1.a d.a 703,45 709,35 694,39 14,96 1 \ 2 9,1 —9,0 18,1 2.a 712,99 719,91 701,52 18,39 6*7 16,1 —2,0 18,1 3.a 712,11 717,64 703,14 14,50 5,8 17,0 —1,4 18,4 Mes. 709,60 ! 719,91 694,39 25,52 3,8 17,0 -9,0 26,0 Este número expresa el total de agua evaporada en los nueve primeros dias del i 489 T PSIC r 1 ID ROMETRO. AEROMETRO. PLUVIOMETRO. ANEMOMETRO. i 1 víinrc Tn m Evaporación. Lluvia. Dias. Dirección. Veloc. ^UDlMo i Ejtill&iJ*. mm ID OJ mm kils. 8 68 2,5 » » » N.N.E. 896 1,4 1 5 90 3,0 » » » NJ.E.-O.S.O. 191 0,0 2 0 79 2,6 » » » N.E.-S.E. 284 0,4 3 1 9 82 2,8 » » » N.E. 545 0,6 4 3 77 2,8 * 7,2 » » N.E.-O.S.O. 301 0,4 5 2 77 3,0 » » » s.o. 116 5,3 6 2 80 3,4 » » )) S.O.-N.E. 177 4,4 7 (2 95 4,8 » » )) N.E. 106 10,0 8 1 1 3 94 5.3 » 0,4 » E 98 8,6 9 ' 1 5 99 6,3 0,1 0,3 » E.N.E. 140 10,0 10 i 1 2 98 7,0 0,1 1,2 » N.N.E-S.O. 86 10,0 11 ( í 95 7,1 0,6 0,5 » S.O. -N.N.E. 150 9,7 12 ( 3 97 6,4 0,1 0,4 )) N.-S.O. 113 7,1 13 i ¡j 84 3,0 0.3 • » ,) E.N.E. 81 1,7 14 ) 88 5,5 0,4 » » E.N.E. 142 2,1 1 5 1,1 i ) 82 6,1 0,5 » » E. 160 0,4 16 i,l : > 83 6,4 0,6 » » N. 171 1,7 17 IJ < 1 84 6,0 0,6 » » N.E. -S.O. 268 ! 4,1 18 )l 1 j 92 8,2 1,7 » » S.O. 1153 10,0 19 i i ) 66 6,2 1,7 » » 0. 1387 3,7 20 1| 6 ) 71 5,2 2,5 » » 0. 741 3,6 21 I! Í 85 6,8 0,9 » » o.s.o. 625 8,6 22 fij \ » 65 4,2 2,5 1.5 » O.N.O. 1074 2,9 23 SJ 1 b 59 3,7 1,9 » » ? 412 1,0 24 1 s 31 75 3,0 0,8 » » ? 239 3,1 25 i, * 3; 68 4,3 1,1 » » N.N.E. -O.S.O. 273 1,6 26 6,1 i jt > 51 3,2 4,8 » » N. 792 0,6 27 Í5,f I 1 1 64 4,3 1,5 » » N.E. -S.O. 317 0,0 28 ni s a 1 70 3,1 2,3 » » N.N.E. 367 2,6 29 [1,1 ' í 59 4,0 2,5 » » N.E. 241 0,0 30 [6,1 i h 57 3,7 1,1 » » N.E. -S.O. 149 0,0 31 I )• 84 3,6 0,7 0,7 2 N.E. 285 4,1 1.a d .a isj ' 1 1 87 6,4 0,7 2 1 3 S.O. 371 5,3 2 a 11,1 1 2 66 4,5 2,0 M 1 N.O. 475 2,2 3Ía Sí, ' 1 79 4,8 1,2 4,3 6 N.O. 380 3,8 Mes. ZOOLOGIA Insectos nuevos ó poco conocidos de la Fauna española; por D. Laureano Perez Arcas, catedrático de Zoologia de la Universidad de Madrid . TERCERA PARTE. Núm. 31. — Pterostichus vectonicus, species nova > Elongatus, subparallelus , nitidus, niger , palpis, antemis , tarsisque piceis; thorace cordato , anticé valdé ampliato , posti- cé angustato; elgtris striatis 3 striis obsoleté punctatis , inter- vallo tertio punctis duobus piligeris instructo; maris articulo ultimo abdominis leviter elevato. Longitud 14mm— 15mm, anchura Gmm— 6l/,mm. Prolongado, casi paralelo, negro y brillante. Cabeza lisa, con dos impresiones profundas entre las an- tenas, unidas por una línea media transversa muy fina; pal- pos de color de pez, con el ultimo artejo un poco más claro cerca de la extremidad; antenas más largas que la miíad de 491 3a longitud total, algo más oscuras que los palpos y con so último artejo más claro en el extremo. Protórax acorazonado, dilatado anteriormente, estrechado hácia la base, con los ángulos anteriores arredondeados, los posteriores casi rectos, la márgen lateral bastante estrecha, dos impresiones profundas á cada lado de la base, la externa tanto como la interna, pero la mitad más corta que ella; línea longitudinal media también profunda , pero que desaparece antes de llegar á los bordes anterior y posterior; estos dos escotados en arco de círculo; no se encuentran en su parte superior más puntos que los dos pilígeros de los ángulos de la base, y los dos laterales situados al terminar el tercio ante- rior; pequeñas estrías flexuosas transversas, poco notables y más visibles á los lados de la línea media y de las impresio- nes de la base, están cubriendo toda la parte superior en al- gunos individuos. Escudete en triángulo equilátero, liso, brillante. Elitros oblongos , regularmente arredondeados desde el ángulo humeral hasta la sinuosidad posterior, que se halla muy poco marcada, con estrías bastante profundas y con puntos lijeros, pero bien marcados sobre todo en las estrías internas; dos puntos pilígeros en el tercer intervalo locando á la se- gunda estría, el primero situado detrás de la mitad de la longitud, el segundo en el cuarto posterior. Por debajo negro, liso; cada uno de los anillos del abdo- men con dos puntos pilígeros, más próximo el uno al otro que á los lados. Pies bastante robustos, sobre todo los ante- riores, negros, con los tarsos de color de pez. Se distingue el $ de la ? , además de su tamaño menor, de ser algo más estrecho y de tener los tarsos anteriores dila- tados, porque en el último anillo del abdomen hay una ele- vación longitudinal cuya altura mayor se halla en la parle media de la misma, y solo dos puntos pilígeros cerca del borde posterior, mientras que en la 2 hay cuatro, y es liso todo lo demás. Patria. Don Francisco Martínez y Saez, catedrático de His- toria natural en el instituto de Jerez, descubrió esta notable especie en Villarejo del Valle, cerca del Puerto del Pico. 492 Esta especie, que viene á aumentar las poquísimas que se conocen en España del género Plerostichus propiamente tal, tiene grande analogía con el Pt. cantabricus Schauf. de Astu- rias y Santander, del cual sin embargo se distingue bastante bien por su mayor anchura, por tener el protórax más corto, y más dilatado en su parle anterior, muy profunda la impre- sión lateral externa de la base, por ser punteadas las estrías de los élitros, tener tan solo dos 'puntos pilígeros el tercer intervalo, y la elevación del último anillo abdominal, carac- terística de los machos, muy reducida y más alta en su me- dio, mientras que en el Pt. cantabricus Schauf. dicha eleva- ción es muy saliente , angulosa , principia muy cerca del borde posterior, y su mayor altura se halla situada muy cerca de este. Núm. 32.— Tuorictus sulcicollis, species nova. Ovatus, anticé latior, posticé augustior ; nitidus , subtilis- simé punctalus, pareé pilosus , piceus vel castaneus; epislomate margínalo y semicircular iter exciso; prothorace posticé longitu - dinaliter laté et profundé sulcatOy laleribus non cilialo ; elgtris basi prothorace sub-angustioribus, sub -triangular ibus , minimé ciliatiSy punctatis, punctis ad latera evidentioribus ; tibiis pos - iicis sursum parum incurvis. Longitud 2yamra— 3mm. Aovado, brillante, de color de castaña más ó ménos os- curo, finamente punteado y peloso. Cabeza con punlitos pequeños pero bien marcados, bas- tante ancha, con el epistoma marginado y escotado en semi- círculo; la escotadura se halla ocupada por el labro, que tiene en el borde anterior una franja de pelitos dorados; antenas más cortas que lo ancho de la cabeza , el primer artejo grueso, la maza es sólida, formada por dos artejos, el último de los cuales constituye tan solo la tercera parte de la misma. 493 Protórax doble más ancho que largo, convexo, con pun- tos más tinos que los de la cabeza en la parle media, más fuci les y numerosos cerca de los lados; de cada uno de eslos puntos nace un pelito dirijido hacia atrás, y solo perceptible cuando le da la luz en cierta dirección; anchamente escotado en el borde anterior, con los ángulos próximos arredondeados, al paso que los posteriores son un poco agudos, trisinuoso en la base, con un surco longitudinal ancho y profundo que ocupa el tercio posterior del mismo. Escudete muy pequeño y triangular. Elitros convexos, declives hacia el protórax en su tercio anterior, con puntos separados en el disco y aproximados cerca de las márgenes, los pelitos que salen de estos puntos, más largos y perceptibles que los del protórax; casi tan an- chos como este en la base van estrechando después de una manera continua hasta el extremo, en que son arredondeados; el ángulo humeral es saliente, y hay en él una pequeña fósela oblicua hacia su parte interna, que se halla limitada por el reborde basilar del mismo élitro. Pies cortos, apenas más claros que el resto del cuerpo, las libias anteriores lijeramente ensanchadas y con espinilas en el borde esterno, los posteriores lijeramente encorvados hácia arriba. Patria. Madrid!, Jaraicejo (Paz!) Es tan diferente esta especie de las descritas por Mr. Pey- ron en su monografía, y por el Sr. Kraalz en el Berliner en - tomologische Zeitsclirift , que no he dudado en describirla, á pesar de no haber visto más que dos ejemplares, el uno coj ido por mí en Madrid en el mes de junio, y el otro traído de Ja- raicejo en Estremadura por mi amigo el Excmo. Sr. D. Pa- tricio María Paz y Membiela. En efecto, esta especie por el surco medio longitudinal de la base del protórax, solo tiene analogía con el Th. puncticollis Luc., y aun en este en dicho punto en vez de surco hay una fósela punliforme; la que exis- te además en el hombro, los lados cubiertos de puntos, y los pelitos mucho ménos numerosos distinguen además muy bien esta especie de la africana. 494 Núm. 33. — Asida Barceloi, species nova . Oblonga , rngra, swpra depressa , tuberculis setiferis cooperta, setis brevibus latís ; capite transversé profundius im - presso; thorace incequali , 6ast trisinuata , lobo medio parum producto, leviter emarginato; elytris sub-depressis, bicostatis , fortiter reticulatis, regione suturali canaliculata ; tibiis anli- cis ápice vix ampliatis, calcare externo brevi , acwfo., posticis sur sum parum reflexis. Longitud 1 2mm — 16mm, anchura 6mm — 9mm. Oblonga, negra, opaca, deprimida por encima, pelosa y cubierta de tubérculos salientes. Cabeza con una fuerte depresión transversa, cubierta de pequeños tubérculos que van disminuyendo conforme se acercan al epístoma, y con numerosas cerditas cortas, an- chas, de color amarillento sucio; los lóbulos supra-antenales muy dilatados, los ojos muy reducidos; palpos de color de pez, muy oscuros; antenas negras, dir ij idas hácia atrás lle- gan tan solo al tercio posterior del protórax; su primer artejo grueso, más corto que el tercero, este casi tan largo como los dos primeros reunidos, los demás en el $ más largos que anchos, en la $ moniliformes, excepto el segundo, que es más ancho que largo, y en ambos sexos los dos últimos que for- man una maza oval-arredondeada, constituida en sus dos ter- ceras partes tan solo por el artejo décimo; en todos ellos se notan dos clases de pelitos, cortos los unos, más largos y rí- gidos los oíros. Protórax más estrecho anteriormente que en la base, los lados, arredondeados y más elevados por delante, van ensan- chando hasla la mitad ó un poco más, desde donde conti- núan casi en línea recta hasta formar los ángulos posteriores, que son algo agudos, aunque poco prolongados, los de ade- lante son más oblusos y salientes; el borde anterior se halla m fuertemente escotado en arco de círculo, y en el posterior hay tres sinuosidades, de las que la media, que corresponde al lóbulo, es poco profunda; toda la superficie superior es muy desigual, viéndose en ella una canal media, poco mar- cada, algo más hundida hácia la parte posterior, y dos fóselas á cada lado de ella, no muy profundas y mal limitadas; se ha- lla cubierta además por numerosos tubérculos, mayores que los de la cabeza, separados los unos de los otros, aunque muy próximos, de cada uno de los que sale una cerdita corta y ancha, de color amarillento sucio. Escudete pequeño, triangular, punteado. Elitros tan anchos en su base como el protórax, en los $ ensanchan muy poco más, pero en las ? se dilatan bastante hasta el tercio posterior, donde ofrecen su mayor anchura, para terminar arredondeándose en su extremo; cada uno tiene dos costillas casi rectas ó lijeramente flexuosas; la más pró- xima á la sutura es ménos elevada, nace á corta distancia de la base, sigue paralela á la sutura hasta desaparecer en la parte posterior; la externa, más gruesa y elevada, nace de la misma base, se encorva un poco y llega después á reunirse con la yuxta-sutural hácia el quinto posterior del élitro; el espacio que media entre estas dos costillas, así como el com- prendido entre el borde lateral y la externa, que es muy de- clive, presenta numerosas elevaciones transversas, irregulares y flexuosas, ó séries de tubérculos que hacen muy desigual la superficie de los élitros, exceptuando el pequeño espacio que media entre las dos costillas internas á lo largo de la sutura, que es casi liso; la márgen lateral es ancha tan solo en el án- gulo humeral, que aparece obtuso y dirijido hácia arriba; to- das las partes elevadas de los élitros están cubiertas por tu- bérculos, de cada uno de los que procede una cerda corla y ancha, pero no rizada ó flexuosa como en muchas especies congéneres, y en las partes bajas estas cerditas, rectas tam- bién, son más largas y numerosas; en la parte que hay de- bajo de la márgen lateral, los tubérculos son mayores y más salientes. Por debajo aparece el insecto punteado, excepto en el protórax, donde persisten los tubérculos, y los puntos dan 496 origen á pelitos cortos, rojizos. En los pies, los muslos son más bien punteados que tuberculosos, pero en las tibias su- cede lo contrario; de estas, las anteriores son poco más anchas en la parte inferior que en la media, con el diente esterno agudo, aunque poco prolongado; las posteriores lijeramenle encorvadas hacia arriba. Se distingue el $ de la ? por su estatura menor, la forma más estrecha y paralela, el cuerpo más deprimido por enci- ma, las antenas y tibias posteriores más prolongadas, etc. Patria. Mallorca (Paz!) Dedico esta especie al Sr. D. Francisco Parceló y Com- bis, catedrático de Física en el Instituto de Palma de Ma- llorca, y bien* conocido por sus numerosas publicaciones sobre la Historia natural de las Baleares, como débil muestra de mi agradecimiento por las interesantes comunicaciones con que me ha favorecido sobre las producciones naturales del país que habita. Esta notable especie se distingue bien de todas las del género por la escultura de los élitros, y por la forma de las cerditas que salen de los tubérculos; tiene alguna analogia con la As. reliculala Sol. de Galicia, pero su forma es diversa, y diferentes también las costillas de los élitros. Núm. 34. — Asida Cardona, spccies nova. Elongala, pilosa , creberrimé punctata, plerumque lerru- lenta , nigra* palpis , antennis tarsisque rufis ; thorace convexo , sub-canaliculato > laleribus alté explánalo , anticé profundé emarginato, basi trisinuato, angulis posticis productis , rotun - datis; elylris elongatis , singulañm rotundatis , parle antica et media modicé convexis, posticé later ibusque declivibus , singuli tuberculorum seriebus quatuor vel costis sub-interruptis piloso- crispis, prima tenuiore, á basi remota , tertia majori , posticé alté elevata , versus suturam duela ac deinde haic parallela ; pedibus gracilibus, tibiis anterioribus sub-cglindricis , posticis sursum incurvis. m Longitud 15mm—19mm, anchura 7mni— 8mm. Prolongada, muy punteada, pelosa, negra, con los palpos, las antenas y los tarsos rojizos, cubierta casi siempre por una capa del terreno en que se ha transformado. Cabeza casi rugosa, por ser muy profundos y estar muy próximos los puntos que la cubren, con una impresión trans- versa muy fuerte entre las antenas; epístoma lijeramente es- cotado en su borde anterior; labro con puntos umbilicados y bastante separados unos de otros; los palpos son rojizos, con el último artejo bastante ensanchado; dirijidas las antenas hacia atrás alcanzan al extremo de los ángulos posteriores del protórax, son bastante delgadas, su tercer artejo mayor que el primero, y como todos los demás mucho más largo que ancho, excepto el segundo en el que estas dos magnitudes son iguales, y los dos últimos que forman la maza, pues el décimo es transverso, y el undécimo casi tan largo como ancho y mucho menor que el penúltimo. Protórax más ancho que largo, su anchura mayor corres- ponde á los tres quintos de su longitud, desde donde vuelve á estrechar, pero conservando siempre mayor anchura en la base que en el ápice; los bordes laterales muy dilatados y elevados, el anterior profundamente escotado en arco de círculo, con sus ángulos agudos, arredondeados en la punta; el borde basilar tiene tres sinuosidades, la de enmedio apenas marcada, las laterales corresponden al punto en que se ele- van las márgenes, por lo cual aparecen los ángulos posterio- res mucho más salientes que la parte media, pero se hallan también arredondeados en su extremo; toda la parle superior, que es convexa y tiene á lo largo un surco muy poco mar- cado, algunas veces apenas perceptible, se halla cubierta por una puntuación fina y numerosa, de cada uno de cuyos pun- tos sale un pelito rojo y dirijido hácia atrás. Escudete triangular, punteado en la base, y cubierto en ella por numerosos pelos rojos dirijidos hácia la parle pos- terior. Los élitros, que son prolongados v más estrechos en la TOMO XVIII. 32 498 base que el protórax, van ensanchando insensiblemente hasta el tercio posterior, desde donde estrechan casi en línea recta arredondeándose en el eslremo separadamente el uno del otro, por lo cual queda entre ambos en este punto una escotadura triangular y profunda; se hallan cubiertos de pequeños pun- tos pilígeros, bien separados unos de otros; los ángulos hu- merales son arredondeados, el borde lateral forma en toda su estension una quilla aguda, saliente y pestañosa; la parte media y anterior es poco convexa y casi horizontal, al paso que la posterior y los lados son muy declives. En cada uno de los élitros se pueden contar séries de tubérculos ó costillas interrumpidas en número de cuatro; la más próxima á la su- tura aparece un poco distante del escudete, y es muy poco sa- liente hasta que se reúne en la parte posterior con la tercera; la segunda nace de la misma base, principia siendo recta y continua estando bastante interrumpida hasta los tres quintos del élitro donde desaparece; la tercera, que es la más eleva- da, separa la parte casi horizontal de las declives, principia á la misma aitura que la primera, no está interrumpida, aun- que es flexuosa, hasta la mitad de los élitros, desde donde se continúa por tubérculos cada vez más elevados y cambia de dirección aproximándose á la sutura, reuniéndose con la pri- mera, á la que es paralela, y desde allí continúa en esta mis- ma dirección por algunos tubérculos que cada vez van siendo menores, desapareciendo cerca de la prolongación en que termina cada élitro; la cuarta série ocupa la parte declive lateral, nace en el segundo tercio de los mismos, se halla representada tan solo por un corto número de tubérculos que suelen desaparecer antes de que lo verifique la tercera; los pelitos que cubren todas estas costillas y tubérculos son más largos que los demás del élitro. Algunas veces se notan vestigios de costillas rectas entre la primera y segunda série de tubérculos y entre esta y la tercera, pero apenas percep- tibles, y que no pasan de la mitad de la longitud. Por debajo los puntos son mucho mayores, sobre todo en el protórax, y muy próximos los unos á los otros, excepto en las márgenes de este, y más aún en las de los élitros en que están colocados á bastante distancia, y aparece brillante esta 499 parte cuando se halla libre de la tierra que ordinariamente la cubre. Los pies son delgados, las tibias anteriores casi cilin- dricas, apenas ensanchadas en su extremo inferior, el diente externo agudo, pero más corto que la espina mayor que hay en la parte interna; las posteriores lijeramente encorvadas hácia arriba. Patria. Menorca (Cardona!) Dedico esta especie á mi amigo el presbítero D. Francisco Cardona y Orfila, Director del instituto de Mahon, que tantas riquezas naturales ha descubierto en su patria, con muchas de las que ha aumentado mi colección entomológica y la ic- tiológica de la Universidad central. Esta especie, que pertenece al grupo primero que forma Solier en su monografía de los colapléridos, se distingue de casi todas las demás por la disposición de la tercera costilla de los élitros ; algo análogo se advierte en la As. cincta Rosenh., Pazii Perez, incequalis Sol., pero se distingue de ellas con facilidad por el modo como terminan sus élitros, por su magnitud, dirección de la tercera costilla en la parte posterior, etc. Núm. 3o. — Asida Paulinoi, species nova. Oblonga , supra depressa , nigra , opaca, pilosa, terrulenta; capite pándalo , transver sim modicé impresso, prothorace tu- bercnlato, propleuris grossé punctatis , elytris leviter convexis, punctatis , luberculorum seriebus tribus, secunda á basi linea recta elevata incipiente, marginibus acutis , breviter ciliatis; pedibus gracilibus, tibiis anticis infra ampliatis , calcare ex- terno longo, acuto , retro inflexo , posticis sursum parum cur- vatis. Longitud ltmm— 12mm, anchura 5mm— 5V2mm. Oblonga, deprimida por encima, negra, opaca, pelosa, y casi siempre con una capa del terreno donde se ha transfor- mado. 500 Cabeza cubierta de puntos pilígeros muy próximos, con una impresión transversa mediana; palpos y antenas de color de pez; dirijidas estas hácia atrás alcanzan tan solo al tercio posterior del protórax, con numerosos pelitos largos y eriza- dos; todos los artejos son más largos que anchos, excepto el segundo que es muy pequeño, el décimo que forma un trián- gulo equilátero bastante grande, y el último que es oval y bien distinto del anterior; el noveno apenas se halla dilatado en su extremo, y el tercero es más largo que los dos primeros reunidos, y casi tanto como el cuarto y quinto. Prolórax doble más ancho que largo, más estrecho en el ápice que en la base, muy escotado en arco de círculo en aquel, con los ángulos anteriores agudos y salientes; bisi- nuado en la base, con el lóbulo medio ménos prolongado que los ángulos posteriores, que son un poco agudos; las márgenes laterales anchas, muy delgádas y poco dirijidas hácia arriba, van ensanchando en línea curva desde el ángulo anterior hasta el tercio posterior, desde donde continúan hasta la base casi en línea recta; toda la parle superior es algo desigual, y está cubierta por pequeños tubérculos pilígeros, muy próxi- mos unos á otros, que se continúan por el mismo borde de las expansiones laterales y hasta por debajo de ellas, y que ha- cen opacas todas estas partes. Escudete triangular, punteado en la base, liso en la punta. Elitros vez y media más largos que la anchura de ambos, un. poco más anchos en la base que la del protórax, desde este punto van ensanchando insensiblemente hasta el tercio posterior, y desde aquí vuelven á estrechar en curva convexa primero, siguiendo después en línea casi recta hasta que en el estremo se arredondean uniéndose el uno al otro; por en- cima son ligeramente convexos, están cubiertos de puntos pilígeros muy próximos, y tiene cada uno tres séries de tu- bérculos muy irregulares, á veces transversos, que las hacen de este modo bastante confusas; la série yuxta-sutural nace á corta distancia de la base, y sigue paralela á ella hasta el ex- tremo; la segunda arranca de la misma base por una eleva- ción coslíforme, muy corta, y sigue paralelamente á la sutura hasta terminar en el borde externo y posterior del élitro; la 501 tercera nace á mayor distancia de la base que la primera, es también paralela á la sutura, y desaparece en el tercio poste- rior, del élitro, haciéndose transversos los tubérculos que la forman, y donde se notan otros más ó ménos numerosos entre las séries indicadas y el borde externo; las márgenes latera- les son agudas, brevemente pestañosas, no muy salientes y ligeramente dirijidas hácia arriba; en la parte comprendida entro la márgen y el borde externo se notan pequeños tu- bérculos pilígeros, bastante separados los unos de los otros. Por debajo el cuerpo es punteado, un poco brillante (cuan- do se le quita la capa de tierra que suele cubrirlo) excepto el protórax que es opaco y con tubérculos pilígeros, ménos en un espacio á los lados y encima del esternón donde se ad- vierten gruesos puntos redondos que casi se tocan, y forman una especie de reticulación; en los demás anillos torácicos y en el abdomen los puntos pilígeros son pequeños, distantes, y entrando oblicuamente en el dérmato-esqueleto, tienden á for- mar pequeños tubérculos. Pies delgados, poco prolongados, punteados y pelosos; las tibias anteriores más largas que sus tarsos, crenuladas en todo el borde externo, ensanchadas en la parte inferior, con el diente agudo, saliente y algo encor- vado hácia atrás; las posteriores ligeramente dirijidas hácia arriba. Patria. Coimbra (Paulino d’Oliveira!) Con el mayor placer dedico esta especie á mi amigo el Excmo. Sr. D. Manuel Paulino d’Oliveira, catedrático de la Universidad de Coimbra, en cuyos alrededores descubrió esta notable especie, y varias otras con que ha enriquecido mi colección. Tres ejemplares tan solo he visto de este insecto, y todos ellos me parecen hembras por lo corto de sus tarsos y la an- chura de su abdomen; se distingue bien esta especie por la poca convexidad que presentan los élitros y la puntuación es- pecial de los lados del protórax; tiene alguna analogía con la especie siguiente, As. Morce Perez, pero en esta los élitros son planos ó casi cóncavos, las márgenes más elevadas que la sutura, la forma más prolongada, etc. 502 Niím. 36. — Asida Morj:, species nova. Elongata , supra planulata, terrulenta, nigra, palpis an - tennisque rufis ; capite punctato , trifoveolato , transversim mo~ dice impresso; prothorace tuberculato , w/ra ad latera grossé punctato , angulis anticis productis, rotundatis , marginibus ex- planaos, parum elevatis , ¿as¿ bisinuato , angulis posticis acu- tis, lobo medio parum producto ; elytris sub-parallelis , de- pressis, sub-planis , tuber culis, punctisque minutis conspersis , «6/ ¿asm costula brevi, recta , margine laterali breviter ciliata , tenui, elévala , suturam superante; pedibus pilosis , punctalis, tibiis anticis infra vix ampliatis , calcare elongato , parum acuto , posticis sursum incurvis. Longitud 12mm— 13mm, anchura 4y2mra— 5mm. Prolongada, negra, cubierta por una capa del terreno donde se ha transformado, y casi plana por encima. Cabeza con puntos bastante gruesos y muy próximos los unos á los otros; epístoma muy escotado con dos fóselas, una á cada lado y cerca del borde anterior, la impresión trans- versa no muy profunda, y la frente un poco cóncava; palpos y antenas de color de castaña; estas delgadas, dirij idas hacia atrás no llegan hasta los ángulos posteriores del protórax, sus artejos son más largos que anchos, excepto el penúltimo en el que estas dos dimensiones vienen á ser iguales; el tercero es mayor que el primero y segundo, y casi igual al cuarto y quinto reunidos, el noveno apenas se ensancha, y el último es tan largo, pero más estrecho que el décimo. Protórax doble más ancho que largo, su mayor anchura corresponde á los dos tercios de su longitud; el borde anterior, profundamente escotado, tiene los ángulos muy salientes y arredondeados en la punta, y un surco concéntrico con la escotadura que le hace aparecer bastante elevado; las már- genes laterales son muy anchas, delgadas y poco elevadas; la 503 base tiene una ancha escotadura á cada lado, y sus ángulos son agudos y más sáltenles que el lóbulo medio; la parte su- perior es un poco desigual y se halla cubierta de pequeños tubérculos pilígeros, separados unos de otros, y tanto ó más que en el disco en las espansiones laterales. Escudete triangular, punteado en la base y cubierto en ella por peídos dirijidos hácia atrás, liso y brillante en la punta. Elitros casi paralelos, la anchura de ambos menor que la mitad de su longitud; la márgen lateral es aguda, brevemente pestañosa, más elevada que la sutura, y á veces como plegada en su parte interna, forma el ángulo humeral obtuso y arre- dondeado, ofrece después una pequeña sinuosidad y continúa ensanchando muy poco hasta los dos tercios posteriores, des- de donde estrecha rápidamente formando una sinuosidad más profunda que la humeral, antes de la punta, por lo cual apa- rece esta bastante saliente aunque arredondeada; por encima los élitros son casi planos, un poco convexos donde está la anchura mayor, y despojados de la capa de tierra que los cu- bre, aparecen brillantes, con pequeños puntos y tubérculos pilígeros, muy separados y sin orden alguno al parecer; en la base se nota una costillita elevada, muy corta y recta; desde la márgen hasta el borde lateral hay pequeños tubérculos pilígeros muy espaciados. Por debajo el protórax tiene tubérculos pilígeros en las expansiones laterales y en el esternón, y en el espacio inter- medio gruesos- puntos pilígeros, poco profundos, pero muy próximos unos á otros en términos de formar una especie de reticulación; en los dos siguientes anillos torácicos, lo mismo que en el abdomen, solo se advierten pequeños puntos ó tu- bérculos pilígeros bastante separados, y el fondo más ó mé- nos brillante. Pies delgados, pelosos, punteados, los puntos más gruesos en las tibias; de estas las anteriores apenas dila- tadas en el estremo inferior, con el diente externo prolongado y no muy agudo, los tubérculos del mismo borde poco pro- nunciados, los tarsos más cortos que ellas; las posteriores ligeramente encorvadas hácia arriba. Patria. Sierra de Córdoba (Mora!). 504 Solo he visto dos ejemplares de esta especie, cojidos por D. Manuel Mora, ayudante de Obras públicas, que ha reco- lectado muchos insectos curiosos en la provincia en que ha- bita, y á quien tengo el placer de dedicar este en agradeci- miento por los muchos con que ha enriquecido mi colección; los dos ejemplares me parecen del sexo femenino por la bre- vedad de sus tarsos, si bien en la sección á que pertenecen, no suelen los machos tenerlos muy prolongados. La gran depresión que ofrece por encima todo el cuerpo distingue bien esta especie de las demás que conozco del gé- nero, pues sus élitros son más planos todavía que en la As. planata Sol. $ , y la márgen lateral más aguda y elevada, con la cual no es posible confundirla, por pertenecer esta á la sección de las que son lisas por encima; más analogía tiene con la especie anterior, As. Paulinoi Perez, pero es más pro- longada, paralela, y plana por encima, las márgenes más anchas y elevadas, carece de las séries de tubérculos en los élitros, etc, Núm. 87. — Asida Perezii Chevr. Con esta denominación ha descrito en la Revue zoologique > 1866, mi amigo Mr. Chevrolat, un insecto que cojió en Valla- dolid, y del que me dió dos ejemplares al pasar por esta cor- te, pero que á mi modo de ver no difieren de otros de la As. Goudoti Sol. Se halla en efecto diseminada esta especie por una gran parte de la Península, y á las localidades indicadas en la página 50 de estos opúsculos, todavía puedo añadir ahora que también se encuentra en Saceruela (Sierra-Morena), Cebolla y Jaraicejo en Extremadura, y en la España meridional; no solo habita en las llanuras, sino también en parajes montuo- sos y elevados, y sujeta la larva á condiciones diversas de sequedad ó humedad, de abundancia ó escasez de alimento, ha de presentar el insecto en su último estado diferencias más ó ménos notables. Se reducen estas á su tamaño muy variable (desde 13mm de longitud hasta I9mm), á la puntuación más ó 805 ménos profunda, á la convexidad mayor ó menor de los éli- tros, presentando en este último caso costillas más ó ménos manifiestas, cuyos vestigios llegan á desaparecer cuando los élitros son muy convexos. En esta variedad está fundada la As. Perezii Chevr., pero ejemplares idénticos, y aun de éli- tros más lisos (pues en uno de los ejemplares de Valladolid todavía se percibe algún vestigio de elevación longitudinal), se encuentran en los alrededores de Madrid, en Ribas de Ja- rama, y sobre todo en Aranjuez, al mismo tiempo que otros en los que las costillas están más ó ménos marcadas. Los ejemplares que las presentan más salientes, entre los que tengo en mi colección, proceden del Escorial, la Granja, la Alberca, y sobre todo los de Nava-Redonda y Villarejo del Valle, cerca del Puerto del Pico, cuyos ejemplares por su ma- yor tamaño, por su puntuación más profunda, y por la dila- tación que presenta á veces el protórax de los machos en su parte anterior, se pudieran tomar por especie diversa, no co- nociendo una série tan numerosa como la que tengo en mi colección, de las variedades de la As. Goudoti Sol., cuyos in- dividuos han sido elejidos entre algunos centenares que he tenido á la vista, recojidos por mis amigos, ó por mí mismo, pues lodos los años los encuentro en mayor ó menor abun- dancia. Núm. 38. — Asida Vuillefroyi, species nova. Elongala, nigra, nítida, supra glabra , infra villosa ; ca- pite profundé punctato , transver sim impresso ; prothorace punctis oblongis, ad latera reticulatis, marginibus lateralibus explanatis , sursum valdé reflexis ; elytris convexis, subtiliter punctalis, margine laterali anticé posticéque explánalo; tibiis anticis infra dilatatis, calcare longo instructis , posticis sur- sum curvatis. Longitud $ 13mm, anchura 51/amm» Id. ? 15mm, id. 8mra. 506 Prolongada, negra, brillante, convexa, punteada. Cabeza cubierta de puntos redondos, muy numerosos, los del labro son mucho menores; el epístoma hundido transver- salmente; antenas más cortas que la cabeza y el protórax reunidos, con los artejos cubiertos de pelitos rígidos y bas- tante prolongados, el segundo más corlo que la mitad del tercero, el noveno triangular, más largo que ancho, el déci- mo transverso, así como el último que es una mitad menor que el anterior. Protórax convexo, fuertemente escotado en su borde an- terior, arredondeado en los lados, con su anchura mayor de- trás déla mitad de la longitud; la base es bisinuada, el ló- bulo medio muy poco saliente, los ángulos posteriores un poco más, pero ménos que los anteriores, los que son al mis- mo tiempo más agudos; las márgenes laterales se dirijen de repente hacia arriba; toda la parte superior está cubierta por puntos oblongos que al aproximarse á los lados forman re- ticulación, y en las márgenes estos puntos se hacen confluen- tes, y aparece su superficie rugosa, sobre lodo cerca de los ángulos posteriores; en el medio se ven vestigios, más evi- dentes hacia la parte posterior, de una línea lisa y brillante. Escudete triangular, punteado en la base, liso en la punta. Eli tros convexos, lisos, con puntos muy pequeños y sepa- rados, un poco más anchos en la base que el protórax en la parte posterior, la sutura canaliculada anteriormente, la már- gen lateral ancha en los ángulos humerales, muy estrecha en la parte media, volviendo á ensanchar cuando se aproxima al ápice. Por debajo este insecto es brillante, peloso, punteado, los puntos más gruesos y numerosos en el prosternon, y mezcla- dos en los lados del protórax con algunos surcos longitudi- nales poco marcados; en el abdomen son más finos los puntos y están más espaciados. Tibias anteriores muy ensanchadas en la parte inferior, con el diente estenio muy agudo y sa- liente, el borde del mismo lado es tuberculoso en su mitad superior y liso en la inferior; las libias posteriores están li- geramente encorvadas hacia arriba. Difiere el macho de la hembra en su tamaño menor, más 507 estrechos y ménos convexos los élitros, las márgenes del pro- tórax más anchas, las antenas más largas y delgadas así como también las extremidades, los tarsos anteriores casi tan largos como las tibias, mientras que en la hembra son evidente- mente más cortos. Patria. Granada, en la Sierra-Nevada (Vuillefroy!) Tengo un placer en dedicar esta especie á mi amigo Mr. de Vuillefroy-Cassini, que la descubrió en su primer viaje por Andalucía. Se distingue bien esta especie de la As. Icevis Sol., y de la punctipennis Perez, que como ella tienen en los élitros puntos y no tubérculos, porque los del protórax son oblongos y no redondos, las márgenes de este más elevadas que en la As. punctipennis Perez, los puntos de los élitros, ménos gruesos y numerosos que en esta, no son pilígeros; en la As. Icevis Sol. son más pequeños y ménos numerosos, los élitros son más anchos y convexos, y mucho más lisos, siendo apenas perceptibles los puntos en la parte media, etc. Núm. 39. — Asida ibicensis, species nova. Oblongo -o calis, sub-depressa 3 nigra, supra sub-opaca , infra nitida ; capite punctato , transversím modicé impresso; thorace punctato , punctis rotundatis , subtilissimé coriáceo , ad basim leviter bisinuato, angulis posticis parum productis; ely- tris subtiliter coriaceis, posticé et ad latera tuberculatis, re- gione scutellari usque ad médium punclatis, sub-sericeis, tri- costqtis, costis abbreviatis , parum prominulis; tibiis anticis infra amplialis, calcare externo aculo , elongato, posticis sur - sum leviter curvatis. Longitud $ llmm — 15mm, anchura 7 mm. Id. $ 16mm— 19mn\ id. 8mm — 9mm. Cuerpo oval-oblongo , un poco deprimido, negro, casi opaco por encima, brillante por debajo. 508 Cabeza con punios redondos separados unos de oíros en la frente y sobre lodo en el epístoma, menores y muy próxi- mos en el vértice, que es convexo y abultado, al paso que la frente es deprimida y aun algo cóncava, principalmente en los machos; la impresión transversa es superficial en el me- dio, y solo llega á ser profunda al acercarse á los lóbulos que cubren la base de las antenas; estas son delgadas, largas, di- rijidas hácia atrás casi alcanzan en los machos los ángulos posteriores del prolórax, en las hembras son algo más cortas, y en ambos sexos están erizadas de peliios rojos bastante prolongados; su tercer artejo es mayor que el primero y se- gundo reunidos, y más corlo que el cuarto y quinto; todos son cilindricos á excepción del noveno que es triangular, del penúltimo que es casi doble más ancho que largo, y del últi- mo que es oval transverso y está bien separado del décimo. Protórax doble más ancho que largo, con el borde ante- rior escotado en arco de círculo, los laterales arredondeados en los dos primeros tercios y rectos en el último; la base es casi recta, con las sinuosidades posteriores poco pronuncia- das y los ángulos próximos agudos y un poco dirijidos hácia atrás; por encima es algo convexo, con las márgenes laterales débilmente elevadas; está cubierto de puntos redondos casi iguales á los que hay en la parte anterior de la cabeza y bien separados unos de otros, excepto en las expansiones laterales donde son más gruesos y se hallan muy próximos; se notan vestigios de la línea media, reducidos á un espacio despro- visto de puntos y á una quilla encima del escudete muy corla y poco saliente: es algún tanto opaco el prolórax y debe su opacidad á pequeñísimos puntos que cubren la superficie toda, y que solo son perceptibles con las lentes de grande ♦au- mento. Escudete triangular, punteado en la base, cubierto en ella por numerosos pelitos rojos, liso y brillante en la punta. Elitros vez y media más largos que la anchura de ambos, esta igual á la del protórax en su base, apenas dilatados hasta los dos tercios desde donde principian á estrechar para arre- dondearse en la punta; el ángulo humeral obtuso, apenas ele vado; la márgen lateral un poco crenulada, poco saliente é 509 igual desde los hombros hasta la sutura; son por encima con- vexos, algo deprimidos en las hembras, bastante más en los machos, y en estos mucho más opacos que en aquellas; es debida su opacidad mayor que la del prolórax á pun titos me- nores pero mucho más numerosos, que les dan un aspecto seríceo muy marcado en los machos, algo ménos en las hem- bras; tienen además los élitros tubérculos en los lados y parle posterior que van disminuyendo en número y tamaño confor- me se van acercando á la región escutelar, donde se con- vierten en puntos bien visibles aunque pequeños y muy se- parados; tanto estos puntos como los tubérculos dan origen á pelitos rojizos, muy cortos y finos, dirijidos hácia atrás y so- lo visibles cuando se mira al insecto en cierta dirección; cada uno de los élitros tiene tres costillas lisas, muy poco salien- tes, sobre todo la externa en los machos, y que no llegan á la base ni á la extremidad; son más elevadas en las hembras, sobre todo la de enmedio que suele ser brillante; esta y la interna ó yuxla-sutural nacen en el primer sexto del élitro, se unen en el tercio posterior y se prolongan en una sola ménos elevada, que va á reunirse algunas veces con la externa, cer- ca ya del ángulo sutural. Por debajo es brillante; las expansiones laterales del pro- tórax tienen surcos transversos , hay otros longitudinales cerca del esternón, el cual se halla cubierto de numerosos puntos pilígeros, como sucede también en los otros dos ani- llos torácicos; en el abdomen los puntos están muy separa- dos, y en el segundo y tercer segmento se hallan mezclados con numerosos surcos longitudinales, ligeramente ílexuosos. Los pies son punteados y pelosos, tuberculosas las tibias, las anteriores dilatadas en la parte inferior, con el diente externo largo, agudo y algo encorvado hácia atrás, el borde del mis- mo lado es tuberculoso en sus dos primeros tercios, liso en el inferior; las posteriores están ligeramente encorvadas hacia arriba. Se distingue el $ de la $ , además de las diferencias consignadas en la descripción, por tener más delgados y pro- longados los pies, los tarsos anteriores más largos que las ti- bias, mientras que en la ? son algo más cortos; su estatura 510 es menor, la depresión y opacidad de los élitros mucho ma- yor, etc. Patria. Esta es otra de las especies curiosas é interesan- tes descubiertas en Ibiza por mi buen amigo el Excmo. Se- ñor D. Patricio María Paz y Membiela, durante su última excursión por las islas Baleares. Es análoga esta Asida á la As . depressa Sol. ? J ó sea As. brevicosta Sol., pues por especies diferentes se tuvo á los in- dividuos de diverso sexo hasta que en mi excursión á las Islas Baleares en 1858, tuve ocasión de observar que eran una mis- ma especie, por haberlas hallado repetidas veces en cópula, y como tal las mandé á mis corresponsales; pero se distingue bien de ella la As. ibicensis por ser algo opaca, la puntuación del protórax más espesa, y por los tubérculos de los élitros, pues en la As. depressa Sol. solo hay puntos; los machos no pueden confundirse, pues además de estas diferencias ofrecen también la de tener los élitros planos y sin costillas en la es- pecie de Solier, mientras en esta son algo convexos y con tres costillas. Núm. 40. — Asida Amorii, species nova. Elongala, nigra , supra minutissimé alutacea , sub-opaca , infra nítida; c apile punctato, epistomate sub-rugoso , transver- sim modicé impresso ; prothorace longitudine duplo latior, punctato , punclis minutis , rotundatis, discretis, marginibus sub-horizontalibus, basi bisinuato , lobo medio parum pro- ducto, angulis posticis acutis; elytris convexis, margine late- rali ad humeros et apicem modice dilátalo, tuber culis minutis distantibus adspersis, regione scutellari usque ad médium pune- tata; tibiis anticis infra dilatalis, calcare externo producto , ápice rotundato, posticis sursum incurvis. Longitud 17mm, anchura 8mm— 9mm. Prolongada ú oblonga, negra, brillante por debajo, casi opaca por encima. 511 Cabeza cubierta de puntos redondos muy próximos, prin- cipalmente en el epístoma, donde son mayores y hacen casi rugosa esta parte; la impresión transversa poco profunda, so- bre todo en la parle media. Dirijidas las antenas hacia atrás alcanzan al cuarto posterior del protórax, sus artejos están erizados de pelilos largos; el tercero es mayor que el primero V segundo, é igual al cuarto y quinto reunidos, el noveno es triangular, y tanto ó más ancho que largo, el décimo trans- verso, su latitud doble mayor que su longitud; el último es oval transverso y mucho menor que el anterior. Protórax doble más ancho que largo, el borde anterior escolado en arco de círculo y marginado en casi toda su ex- tensión, pues solo desaparece la márgen un poco al acercarse á la parte media; los ángulos próximos son poco salientes y apenas arredondeados en la punta; los bordes laterales se di- latan casi horizoníalmente, son pestañosos, curvos en su mi- tad anterior, casi rectos en la posterior; la base es doble más ancha que el ápice, con dos sinuosidades poco profundas, poco saliente el lóbulo basilar, y los ángulos agudos y no muy prolongados; por encima es convexo, con puntos redon- dos, pequeños y espaciados, mayores y más próximos á lo largo de la base, en el borde anterior y sobre todo en las ex- pansiones laterales, en términos de hacerse estas casi rugo- sas; con lentes de grande aumento se notan también en toda la parte superior del protórax puntitos sumamente diminutos que le dan un aspecto opaco ó algún tanto mate. Escudete triangular, punteado en la base, liso en la punta. Elitros vez y media tan largos como anchos los dos, con- vexos, con el borde marginal ligeramente ensanchado cerca del ápice y en el ángulo humeral, que es pestañoso y arre- dondeado, muy estrecho en todo lo demás; con pequeños tu- bérculos desiguales, mayores y más numerosos á los lados y cerca de la punta, que casi desaparecen en la parte media y anterior para dar lugar á pequeños puntos; en el macho se notan vestigios de tres costillas, apenas perceptibles, que lo son mucho ménos en la hembra; con lentes de grande au- mento se ven más distintamente que en el protórax los punti- tos ó pequeños tubérculos del fondo, que les dan un aspecto 512 opaco, con algo de lustre sedoso; entre la margen lateral y el borde inferior hay pequeños tubérculos muy espaciados. Por debajo es brillante; las expansiones laterales del pro- tórax se hallan plegadas al través, el esternón está fuerte- mente punteado, y los lados, lisos en un principio, ofrecen puntos mezclados con algunos plieguecitos longitudinales en la parte próxima al esternón; los demás anillos torácicos tie- nen pequeños tubérculos, los abdominales puntos bastante se- parados unos de otros. Pies punteados, los puntos distantes en los muslos, en las tibias oblicuos, más profundos y nume- rosos; de estas, las anteriores dilatadas en su extremo inferior, con tres ó cuatro tubérculos poco salientes en la mitad supe- rior del borde externo, y con el diente inferior saliente y un poco romo en la punta; las posteriores algo encorvadas hácia arriba. Se distingue el & de la ? por su anchura menor, las antenas y los tarsos anteriores más prolongados, ménos con- véxos los élitros, etc. Patria. Espejo en Andalucía (Amor!); Jerez de los Caba- lleros (Mompó!) Dedico esta especie á la memoria de mi amigo el malo- grado D. Fernando Amor, individuo que fué de la Comisión científica del Pacífico, y víctima de su celo por la ciencia, que cultivaba con tanto éxito. Poseo en mi colección un $ cojido por él en Espejo, y posteriormente me regaló una .? de Jerez de los Caballeros el Sr. Mompó, Catedrático interino de His- toria natural en aquel Instituto. Con quien más analogía presenta esta especie, entre las pocas del grupo que tienen redondos los puntos del protórax, es con la descrita anteriormente con el nombre de As. ibicen- sis Perez, de la cual sin embargo la creo perfectamente dife- rente, y se puede distinguir por su forma más prolongada, su convexidad mayor, la puntuación de la cabeza mucho más fuerte, la del disco del prolórax más fina, más gruesa en sus expansiones laterales, ménos extensa en los élitros, en los que faltan ó apenas se perciben vestigios de costillas, etc. Núm. 41. — Asida punctipennis Perez . El Sr. Martínez y Saez ha encontrado también esta rara especie en Palma, provincia de Huelva, durante el mes de abril. En la descripción lata, página 48, se dice de ella que los puntos de los élitros son mayores que los del protórax, en vez de decir que son menores. Núm. 42. — Polydrosus Martínez», species nova. Elongatus, sub -par alíelas, anlicé angustior, niger, anten- nis , pedibusque fulvis , his albo-pilosis; scapo marginen anti- cam prolhoracis atlingente vel superante; corpore squamis viri- dibus, aureo-nilidis tecto ; prothorace transverso , sub-cylin- drico, anlicé leviter , posticé levissimé constricto; elytris punc- tato-striatisy intervallis nigro-punctalis , pilis nigris , rigidis , reclinatis. Longitud 4mm— 5mm. Oblongo, casi cilindrico, anteriormente más estrecho, negro, con los pies y antenas de un color rojo claro, cubierto lodo el cuerpo por escamitas verde-doradas, brillantes, y eri- zado de pelitos negros ligeramente dirijidos hácia atrás. Cabeza ancha, convexa en el vértice, plana en la frente, con una foseta oblonga y estrecha entre los ojos, que son bastante salientes, pico profundamente escolado en su extre- midad, con algunos pelos blanquecinos en este punto; antenas largas y delgadas, el escapo alcanza y aun pasa algún tanto del borde anterior del protórax, el funículo es delgado y pro- longado, con el segundo artejo poco más largo que el primero, pero más delgado que él, la maza es oscura y prolongada. Protórax transverso, casi cilindrico, estrechado anterior- mente, y un poco ménos en la parte posterior. TOMO XVlil. 33 514 Escudete pequeño, prolongado, enteramente cubierto por pequeñas escamitas doradas. Elitros convexos, casi paralelos, con estrías punteadas, y cubiertos por escamitas muy próximas, que en los individuos bien conservados solo dejan ver las estrías, que son muy finas, y una série de puntos negros en los intervalos, de cada uno de los que sale un pelito negro, rígido, ligeramente in- clinado hacia atrás y tanto ó más largo que la anchura de los intervalos. Todo el cuerpo por debajo está cubierto de escamitas do- radas, brillantes y semejantes á las de la parte superior. Los pies son de un color rojo-claro, y están cubiertos por pelitos blancos, más ó ménos abundantes, metálicos á veces en la base de los muslos; estos carecen de espinila. Se distingue el S de la ? por tener uua impresión en el primero y último de los anillos abdominales, más profunda en este, el cual se halla además escotado en el borde pos- terior. Patria. Madrid!, Escorial!, La Granja!, Guadarrama (Kie- senwetler!)* Dedico esta especie á mi amigo y aníiguo discípulo, el Sr. D. Francisco de Paula Martínez y Saez, miembro de la Comisión científica del Pacífico, Catedrático de Historia natu- ral en el Instituto de Jerez, compañero en todas mis escursio- nes científicas, é infatigable investigador de las riquezas ento- mológicas que encierra nuestra Península, el cual ha encon- trado este insecto en grandísima abundancia en los alrededo- res de Madrid. Pertenece esta 'especie al segundo grupo que de este gé- nero forma Schoenherr en su monografía de los curculiónidos, género Eustoíus Thomson, y se distingue del Pol. planifrons G y 1 1 . , flavipes De Geer, pallipes Lucas, impressifrons Gyll. é iníerstiíidis Perr. ( aceris Chevr.), por su escapo mucho más largo y los pelitos erizados de los élitros, del último se dife- rencia además por tener las antenas y los pies de un color rojo-claro, y estos cubiertos tan solo de pelitos blancos. Núm . 43. — Dorcadion Isernii, species noca. Elongatus , posticé attenualus , nitidus, supra glaber, infra cinereo-pubescens; capile silicato, dispersé et inccqualiter punctato , anlennis brunneo-pubescentibus ; thorace medio et anticé Icevigato , basi marginata , later ibusque spinosis crebre punctato, ante scutellum foveola instructo; elytris nitidis , obso - leté bisulcatis, ad basim profundé, later ¡bus crebré punctatis . Longitud 14mm — lomm, anchura 6mm. Prolongado, negro, brillante, lampiño por encima, ligera- mente pubescente por debajo. Cabeza con un surco ancho y profundo que se extiende desde una impresión transversa que hay en el epístoma, para- lela á su borde anterior, hasta la parte posterior del vértice, con puntos muy pequeños que cubren toda la superficie, y otros mayores y más profundos en el epístoma, detrás y en- cima de los ojos, y entre las antenas; estas son negras en toda su extensión, aun cuando está oculto el color del fondo en casi todos los artejos por pelitos pardos y muy cortos. El prolórax es casi cilindrico, estrechado anterior y pos- teriormente, ligeramente escotado en la parte media de su borde anterior, con un reborde alto y bien marcado en la base; lodo él está cubierto de puntos hundidos muy desigua- les, pequeños y escasos hácia la parte media y anterior, nu- merosos y profundos hácia la base y en los lados, sobre lodo detrás de los tubérculos espinosos, donde llegan á ser casi confluentes; los tubérculos laterales son agudos y salientes; en la base encima del escudete hay una fósela transversa más ó ménos profunda. Escudete semi-elíplico, con un hundimiento en su parte media. Elitros lampiños, brillantes, con gruesos puntos en la 516 base, más numerosos hacia los lados, que van siendo más finos y escasos hasta que fallan del todo antes de llegar á la extremidad; en la parle interna del callo humeral hay dos de- presiones longitudinales, que desaparecen antes de llegar á la cuarta parte del élitro, dejando entre sí una lijera elevación costiforme. Toda la parte inferior, inclusos los pies, tienen una pu- bescencia cenicienta, y puntos hundidos, dispersos ó separa- dos unos de otros; las tibias intermedias presentan la escota- dura hácia la parte media, las posteriores están débilmente ensanchadas en la inferior, y apenas encorvadas para arriba. Se distingue el S de la $ por tener el cuerpo más del- gado y prolongado, acanalada la sutura de los élitros, y como en casi todas las especies, los pies algún tanto más largos. Patria. Dos ejemplares, (5) — p— agy ) sustituyamos en ellas los valores (4), y resultará: 1 + + a + m h c-\- m (*) Véase la nota 1 ,a 535 (b + m) ( c + m) + {a + »») (c + w) + (a + m) (b + w) (a + m) (6 + w) (c + m) (m2+(^+g)m+^)+(^2+(^+g)m+^g)+(^2+(^+^)^+q^) (a+/w)(6+m)(c+m) — 7l—~p |^3 m2 + 2(a + ¿>+ c) m -f- (aó + ac + bc)j (6) *= y [3 w + (a + i + c)J (1) “P=7 (8) en cuyos resultados jFT=(a-|“^)(¿ + ^) (c+ m). (9) A causa de las relaciones que ligan los coeficientes de la ecuación (1) con sus raíces, tendremos finalmente: 1 n— — -y (3 m2 — %pm-\- q) x— ^(3 m—p) 1 La ecuación trasformada (3) tomará por consecuencia la forma siguiente: 586 ^ — (3ms — 2/>m + ?)|r+(3m— p) *^7 ^ = o. (10) Ya nos hallamos en estado de resolver la ecuación pro- puesta (1), lo cual se conseguirá si logramos resolver su trans- formada (10). Esta quedará resuelta si, por medio de un arti- ficio de cálculo, logramos hacer desaparecer el segundo y tercer término. La desaparición del segundo no ofrece difi- cultad alguna, mediante un cambio de incógnita bien cono- cido; pero si determinamos convenientemente el valor de m, podrá, como vamos á ver, desaparecer el tercero á la par que el segundo término, por el mero cambio de incógnita, que ha- ría desaparecer, en todo caso, el segundo término. En efecto: en virtud de un teorema general, en las ecuaciones de tercer grado, para que el segundo término desaparezca á la par que el tercero, es necesario que el cuadrado del coeficiente del segundo término, sea igual al, triplo de el del tercero. Esta condición, en la ecuación (10), será consiguientemente: (3 m2 — 2 pm + q)2 ~ — 3 (8 m — p) ; ecuación que indudablemente , si podemos resolverla , nos dará el valor de m que necesitamos. Suprimiendo en ella los factores comunes tendremos: (3 m 2 — 2 pm -f- qf = 3 F(3 m — p), y poniendo en vez de F su valor (9), (3 m2 — 2 pm + q)2=z 3 (m* — pm2 + qm — r) (3 m — p)y y efectuando las operaciones indicadas, 9 w4-f- 4 p2 m2-\- q--\- \ í 9 mi — 9 pm¿-\-§ qm2— -9 mr + —12 pm*-\-f}qm2~~bpqm) { — 3/m3+3p2m2— 3 pqm-\-3 pr, ó bien 537 p2 m2 -\-q* — pqm = 3 qm 2 — 9 mr + 3 pr, que reducida á la forma general nos da ( p 2 — 3 q) m2+ (9 r-pq)m-{- (q2 — 3 pr) — o , (1 1) ecuación de segundo grado, de cuya solución depende la del problema. Resolviendo, pues, esla ecuación tendremos: —(9 r — pq) =±=|/ (9 r — pq)2—í(p2 — 3 q) (q2— 3 pr) ___ _____ (12) Vemos, pues, que se puede hacer depender la solución de la ecuación (10), y por consiguiente la de la propuesta (1), de la ecuación = o, (13) obtenida haciendo en la ecuación (10) (14) Para obtener el valor de $, bastará evidentemente susti- tuir en la ecuación (10), en vez de y el valor g __ 3 m2— 2 pm + q (15) 3 F y esto nos dará : =B3 — (3 m2— 2 pm-\-q)^ + (3 m—p) ~ ; (16) 538 obteniendo el valor de en función de los coeficientes de la propuesta (1), para lo cual nos servirá el valor de m hallado más arriba, podremos resolver la ecuación (13), la cual nos dará: S^-aK'í*; (17) siendo a una de las tres raices cúbicas de la unidad. Sustituido este valor en (14) tendremos: — (18) que sustituido á su vez en (2), nos dará como resultado final dei problema: x= — — — m. (19) 9 — a Creemos inútil desarrollar esta expresión en función de los coeficientes de la ecuación propuesta, porque además de dar un resultado complicadísimo, es más breve el cálculo de la incógnita en función de los argumentos 9, m, a y <í>, que se obtienen sencillamente por separado. Discusión . Hemos obtenido para m dos valores distintos, corres- pondientes á las dos distintas raices de la ecuación de se- gundo grado (11). Es evidente que estos dos valores pueden servir para hallar el valor x en la ecuación general propues- ta. (1); pero sería un absurdo, una vez decididos cuál de esos dos valores hemos de emplear, el emplear el otro para hallar todas las raices de (1), en la creencia de que habiéndonos dado el primer valor tres distintas raices, correspondientes 539 á los tres valores de a de la fórmula final (19), el otro nos da otras tres. En efecto; por medio de uno cualquiera de los dos valores de m se logra reducir la transformada (10) á ecua- ción binomia, y de este modo resolver la ecuación (1) de un modo completo , porque para admitir que la ecuación (1) no habia sido resuelta de un modo completo, sería necesario ad- mitir también que su reducida binomia tampoco lo habia si- do, lo que es absurdo. Ahora bien: si uno solo de los dos va- lores de m resuelve completamente la ecuación (1), el otro debe también por su parte, é independientemente del primero, resolverla. De aquí se deduce que los dos valores de m nos dan á conocer, no distintas raices, sino dos distintas solucio- nes completas de la ecuación (1); soluciones que nos dan, cada una por su parte, todas las raices. Esto además es bien evidente; pues de admitir que cada una de estas soluciones nos da distintas raices, como cada solución nos da tres rai- ces, correspondientes á los tres valores de a, deduciríamos el absurdo de que la propuesta (1), que es de tercer grado, tiene más de tres raices. También es notorio, que los tres valores de x que nos da la fórmula (19), correspondientes á cualquiera de los dos valo- res de m, son los tres raices de la ecuación (1). En efecto: una vez elejido m (y esta elección es completamente arbitra- ria, pues m no tiene que cumplir con más condiciones que la de ser raiz de la ecuación (11), y los dos valores lo son), los valores de x solo dependen de a. Si hubiera algún valor de a, que sustituido en (19), no nos diera una raiz de la ecua- ción (1), la causa de esto sería que el valor de a, tendría que cumplir con alguna condición, en algún caso incompatible, con la de ser raiz cúbica de la unidad; pero esta condición no existe: porque los tres valores de a nos dan una de las tres raices de la ecuación (13), y esta es la única condición á que están sujetos; condición que siempre cumplen para que la fórmula (19) nos dé las raices de la ecuación propuesta (1). El valor de m (12) será real ó imaginario, según sea (9 r — pqf — - 4 (p2 — 3 q) ( q 2 — 3pr) ^o. 540 Probemos ahora, que para que m sea imaginario, es pre- ciso, y basta, que las tres raíces de la ecuación (1) sean reales, y recíprocamente. Para que esto último sea cierto, es condición indispensable que 3 (3 r — pq)2-\- 4 p3 r — 4 p2 q2 + 4 q3 < o. (20) Esto supuesto, si probamos que la condición (9 r — pq)2 — 4 {p2 — 3 q)(q2 — 3 pr) < o (21) es la misma condición (20), quedará probada nuestra propo- sición. Desarrollemos la desigualdad (20); tendremos: 27r2 + 4/?3r — \S pqr — p2q2 + 4 q3 — 3 q (28) Por otra parte: 543 9 r — 3 — 9r — pq _ _ q_ p . p 2 — *3 p p 2 — 3 * y á causa de la ecuación (27) ¥=*- = -¡- (39) p2 — 3 p También tendremos: q2 — %pr q f-Zj “ 3pr-|- /r <7 ir 3 — 3 y en virtud de la ecuación (26) q 2 — 3 pr o\ q/ — 3 1 B + v/— 3 o "T o 2== 3 — y/ — 3 g = 1 v — 3 Tercera raü 1 2 . — 1 — v/ — 3 1 2 ‘ 3 2 =' 3 — v/ — 3 + ? + 2 = 6.(3 + v/ — 3) 12 3 -}- v/ — 3 — 1 -f- — 3 2 : — — 2 Emprendamos ahora el cálculo de las raices en la hipó- tesis m=~; pero en vez de emplear las fórmulas generales, seguiremos otro camino más directo. La ecuación primitiva es, como sabemos: + + l — o, hagamos en ella _1 1_2 — ?/. " y 2 ~ 2 y ' tendremos: 547 8-120+60»-^ 8(4— Ay+ ¿) + 2(2-y) ^ = o 8 — 1 2 y + ^ y2 — y'' 8 y* 8—12 y+ 6 f— t/’+16 y— 16 y2+¡t if+íü y2— 8«/3+8 yz—o 8(/3+6«/2+4j/ + 8=o (A) formando los polinomios derivados, 9 92+ 12 9 + 4 99 + 6 igualando este último á cero, 9 9 + 6 = o 6 2 = ~T = ~J' valor que sustituido en el primero, da, como debe ser: 4— -8 + 4 = o sustituyendo el valor de 9, en vez de y, en la ecuación trans- formada (A) 548 x = Primera raiz. 1 1 1 1 ac — Segunda raiz . 1 1 l+y/-3 4 2 2 ‘ 3 4 y/ — 3 6 2y/-3 — 3 — y/ — 3 —3 y/— 3 + 3 2 y/ — 3 1 +\/“ 3 . 2 Tercera raiz . 1 — v/ — 3 4 ’ 3 2 y/ — 3 2 2 3 j_ 3 y/ — 3 Jt^y/ — 3 + 3 2 y/ — 3" 2 2 y/ — -IT 3 . 2 1 v 3 Los valores de x dados por los de m en este ejemplo eoncuerdan entre sí. Es fácil ver además que verifican la ecuación. 549 NOTAS. 1. a Para obtener los coeficientes de la transformada (3)# bastaría indudablemente seguir el método bien conocido de los polinomios derivados. Hemos creido que el del texto, aun- que peor sin duda, no será desagradable. 2. a La ecuación general (1), en el caso que cumpla la con- dición (23), después de haber hecho desaparecer su segundo término, se halla en idéntico caso que la ecuación cardánica xf + Px^Q^o, cuando O 2 P 3 — j — 4 ‘ 27 Es sabido que el método de Cardan da, bajo forma real y finita, el valor de x en este caso, y por consiguiente el valor de x correspondiente á la condición (23) en la ecuación (1). Parece, pues, extraño que nuestro método dé ese valor de x bajo forma imaginaria. Para hacer desaparecer esta extrañeza, basta observar que el desarrollo en série del resultado obtenido por el método de Cardan, es idéntico al desarrollo de la expresión imaginaria dada por nuestro método. CIENCIAS FISICAS METEOROLOGIA. Resúmen de las observaciones meteorológicas hechas en el Ob- servatorio de Madrid en el mes de febrero de 1868. OBSERVACIONES GENERALES. Dias 1, 2 y 3. — Parecidos á los últimos de enero: des- pejados y apacibles; calurosos en las horas de sol, y frios du- rante la noche. Escarcha en ios tres. (2,5 gramos por decí- metro cuadrado.) Dias 4 y 5. —Varía el temporal. — Anubarrados y re- vueltos. Halo solar muy persistente en el primero. Dia 6.— Parecido á los anteriores, aunque ménos nuboso; despéjase el cielo por la noche. Dia 7. — Escarcha (1,0 gr.) y neblina, por la mañana; nuboso y variable luego. Dia 8.— Muy nebuloso y húmedo, por la mañana; nuboso y como tempestuoso, por la tarde; relampaguea por el E., al oscurecer; muy ventoso y variable, por la noche. —Las nu- bes de la tarde, que despidieron algunos relámpagos y gra- nizo, parecían restos ó vestigios de una borrasca ocurrida hacia el 0. y N. 0. Dias 9 y 10.— Muy ventosos y fríos. El cielo se va lim- piando de nubes poco á poco. 551 Dias 11 al 18. —De viento de N. E., y, por excepción, del S. O., débil y seco; calurosos en las horas de sol y frios por la noche, y casi totalmente despejados. En casi lodos ellos escarcha, pero en cantidad insignificante. En la madru- gada del 12 descendió el termómetro, colocado sobre la yer- ba, en medio del campo, á —11°; y, sin embargo, ni vestigios de escarcha se notaron. Tal fue en este período la sequedad del aire. Dia 19.— Escarcha un poco (0,3 gr.), y se forma niebla por la mañana, la cual se eleva en el curso del dia y empaña parcialmente el cielo. Dia 20. — Despejado y seco; de temperatura extremada. Al final de la noche se empaña el horizonte. Dia 21.— Turbio y con celajes el cielo, por la mañana; despejado, caluroso y seco, por la tarde; nuboso el horizonte, por S. 0. y 0., al final. Dia 22.— Cubierto y lluvioso, por la mañana; nuboso, húmedo y apacible, por tarde y noche. Dias 23, 24 y 25. — Muy ventosos (N. E.) y secos, lige- ramente nubosos. En la noche del último relampaguea por el S. y S. S. E. Dia 26. — Cede algo el viento, y el cielo vuelve á entol- darse: cubierto, húmedo y con aspecto de llover, durante la noche. Dia 27.— Cubierto, por la mañana; húmedo y lluvioso, por la tarde; llueve, aunque poco, por la noche. — Dia de pri- mavera, por lo apacible, húmedo y templado. Los almendros que, hasta mediados del mes, no comenzaron á florecer, se cubren de flor en este dia. Dia 28.— Muy parecido al anterior ; despéjase por la noche. Dia 29.— Escarcha (1,0 gr.); niebla muy densa, por la mañana; nuboso, casi cubierto y húmedo, desde las doce ho- ras en adelante; lluvioso al final. 552 FECHAS. BAROMETRO. TERMOMETRO. A. máx. A. rain. N Oscilación. T 1 m T. máx. T. mín. Oscilación. 1 imn 714,59 mui 715,84 ■mu 713,96 inm 1,88 0 5,2 15°, 3 0 —1,6 1M 2 713,66 715,17 712,99 2,18 6,5 15,4 -0,7 16,1 3 713,39 714,58 712,58 2,00 6,0 13,7 —0,5 14,2 4 715,72 717,51 714,54 2,97 7,0 12,9 2,6 10,3 5 717,00 718,09 716,14 1,95 7,6 13,4 3,6 9,8 6 714,06 716,12 712,39 3,73 5,5 11,9 1,7 10,2 7 710,17 711,54 709,34 2,20 5,8 13,7 -0,9 14,6 8 707,20 708,79 705,30 3,49 5,7 13,6 1,1 12,5 9 709,33 712,08 707,53 4,55 4,6 10,5 0,8 9,7 10 715,99 718,32 712,98 5,34 4,8 12,4 —1,5 13,9 11 716,87 718,77 715,32 3,45 4,6 12,7 -1,0 13,7 12 711,29 713,56 709,76 3,80 6,0 16,7 —2,7 19,4 13 708,11 709,00 706,94 2,06 7,0 16,4 —0,5 16,9 14 710,52 711,23 709,72 1,51 5,5 13,9 0,4 13,5 15 712,53 713,97 711,48 2,49 5,7 15,7 —2,0 17,7 16 713,69 715,15 712,73 2,42 7,0 16,6 -0,1 16,7 17 712,91 713,59 712,30 1,29 6,6 15,8 -1,0 16,8 18 712,10 713,68 711,13 2,55 7,0 16,1 0,6 15,5 19 709,60 710,52 708,47 2,05 5,5 12,6 -1,4 14,0 20 712,18 714,59 710,98 3,61 4,3 11,5 —0,4 11,9 21 714,02 715,17 713,31 1,86 6,0 15,7 —2,5 18,2 22 711,56 712,58 710,42 2,16 6,3 12,8 0,5 12,3 23 714,06 712,74 713,32 1,42 5,5 10,3 0,5 9,8 24 713,94 715,84 712,75 3,09 5,5 11,8 0,5 11,3 25 715,97 713,23 715,09 2,14 7,2 14,3 0,4 13,9 26 711,08 711,33 708,56 5,77 8,7 16,2 2,5 13,7 27 706,48 707,93 705,14 2,79 6,3 13,7 2,0 11,7 28 707,70 708,90 706,66 2,24 4,5 9,5 1,2 8,3 29 709,49 710,79 707,76 3,03 6,2 13,0 -1,1 14,1 1.a d.a 713,11 718,32 705,30 13,02 5,9 15,4 —1,6 17,0 9 a ámi • 711,98 718,77 706,94 11,83 5,9 16,7 —2,7 19,4 3.a 711,59 1 717,23 705,14 12,09 6,2 16,2 —2,5 18,7 Mes. 712,25 > 718,77 705,14 13,63 6,0 16,7 —2,7 19,4 5553 1 T PSIC r 1 ra ROM H,„ RO. Tn A rn ATMOMETRO. Evaporación. PLUVIOM Lluvia. ETRO. Dias. ANEMOMETf Dirección. to. Veloc. NUBES. PECHAS. ium mm ID II) kils. 1 9 63 4,1 1,0 » » N.E-S.S.O. 153 0,0 1 7 67 5,0 1,7 » )) E.N.E. 224 0,0 2 \ 2 73 5,0 1,4 » » N.E. 291 0,6 3 r 7 67 4,9 2,7 » » N.E. 689 6,7 4 i 0 65 4,9 2,5 »> )) E.N.E. 438 7,1 5 « 0 74 4,9 1,7 )) )) E.N.E. 354 2,3 6 1! 2 75 5,0 1,3 » )) N.E.-S.O. 202 5,6 7 1! 0 73 5,0 2,1 » » o.s.o. 501 8,4 8 1 0 48 2,9 4,8 » » N.E. 1081 3,0 9 I 4 46 2,6 5,5 » » N.E. 846 0,0 10 11 0 49 2,9 3,9 » )) E.N.E. 335 0,0 11 11 7 45 2,9 2,4 „ » E.N.E. 258 0,4 12 1 4 50 3,6 3,6 )) » E.N.E. 332 0,0 13 1! 7 54 3,5 2,5 )) ;) N.E.-S.O. 292 0,0 14 1! 1 63 4,3 2,2 » » (Variable.) 177 0,0 15 H 6 60 4,2 2,2 » » S.O.-N.E. 154 0,0 16 | 8 56 3,8 2,5 )) » N.E.-S.O. 208 2,4 17 li 7 56 4,1 2,3 » » S.O.-N.E. 258 1,4 18 1 5 68 4,5 1,8 » N.N.E. 318 8,3 19 11 4 55 3,3 2,9 » » 466 0,0 20 11 8 54 3,6 3,0 » » EJ.E. -O.S.O. 197 3,7 21 í 9 75 5,6 2,6 3,0 » N.E. 249 8,1 22 f 7 52 3,4 5,3 » » N.N.E. 1199 1,3 23 .11 3 36 2,2 7,5 » N.N.E. 1085 0,3 24 11 4 39 2,5 6,8 » » E.N.E. 740 3,0 25 li l 2 56 4,5 3,9 » )) E.N.E. 614 5,1 26 1 ( 3 73 4,9 2,4 5,5 )) E. 541 8,6 27 í 1 9 88 5,5 1,0 0,9 )) E.S.E. 209 7,4 28 11 iO 78 5,4 2,3 » )) S. 361 8,1 29 i j I8 65 4,4 2,47 » )) N.E. 478 3,4 1.a d.a | i 7 56 3,7 2,63 » » N.E. 280 1,2 2 a i 3 61 4,2 3,86 9,4 3 N.E. 577 5,1 3.a i ( 61 4,1 2,95 ! 9,4 3 N.E. 440 3,2 Mes. ✓ Resumen de las observaciones meteorológicas hechas en el Ob- servatorio de Madrid en el mes de marzo de 1868, OBSERVACIONES GENERALES. Dias 1 y 2.— De viento recio del N. y N. E., que rasga y dispersa las nubes: revueltos, secos y destemplados. En la noche del segundo se amortigua el viento, y queda la atmós- fera despejada . Dias 3 y 4. —De escarcha inapreciable y neblina muy tenue, por la mañana: tranquilos, despejados y secos. Dema- siado calurosos al sol y frios por la noche. Dia 5. — Despejado, caluroso y tranquilo, por la mañana; revuelto, por la tarde; nuboso, variable y caluroso, por la noche. Dias 6 y 7.— Arrecia otra vez el viento, y sopla del N. 0.: revueltos, nubosos y tan secos como los anteriores. A las siete y media horas de la noche del primero fórmase una doble corona lunar de bellísimo aspecto. La noche del segun- do fue despejada y apacible, como de verano.— Mustios y de- solados los campos. Dia 8.— De viento, débil y cálido del 8. O.; vase entol- dando el cielo, poco á poco. Dias 9 y 10. — Muy variables: en algunos momentos ame- naza llover; pero el viento desbarata y dispersa las nubes mucho antes de que la lluvia se formalice. Dia 11.— Nuboso y variable, por mañana y tarde; cu- bierto, al oscurecer; lluvioso, de nueve y media á once horas de la noche: del S. 0. pasa el viento al N. 0. y comienza á despejarse en seguida. Dia 12. — Despejado, ventoso y fresco, por la mañana; ligeramente variable y nuboso, por tarde y noche.— Buen dia 555 en la apariencia; mediano ó malo para la vegetación de los campos. Dias 13 al 30. — Temporal muy poco variable y nuboso, destemplado y seco, y de viento del N. E., casi constante y de mediana violencia. — Sequía extraordinaria y muy deplo- rada por los agricultores. Dia 31 . — Muy nuboso y frió, como de invierno, por la mañana; aparato de lluvia ó nieve, á las nueve; casi cubierto, á medio dia; y lluvioso, en cantidad inapreciable, por la tar- de. Antes de anochecer, arrecia el viento, del N. E. siempre, se dispersan las nubes en gran parle, y vuelve á quedar la atmósfera como estaba en los dias anteriores. 556 FECHAS. BAROMETRO. TERMOMETRO. ^ m A. máx. A. mín. Oscilación. T 1 m T. máx. T. mín. Oscilación. in in imn mm mm 0 o 0 o 1 711,85 714,43 708,69 5,74 5,3 9,7 3,3 6,4 2 714,90 715,72 714,24 1,48 7,1 12,9 0,9 12,0 3 714,99 715,93 713,71 2,22 9,2 20,0 -1,4 21,4 4 716,97 717,84 716,33 1,51 11,0 23,1 1,2 21,9 5 715,17 716,87 713,89 2,98 13,5 23,9 1,8 22,1 6 711,89 712,79 711,18 1,61 14,4 20,4 11,1 9,3 7 711,16 712,34 709,84 2,50 14,8 22,7 10,0 12,7 8 705,30 707,75 703,93 3,82 13,1 23,3 5,4 17,9 9 700,73 702,41 699,40 3,01 8,7 12,7 5,3 7,4 10 704,66 705,94 702,39 3,55 6,0 12,4 2,4 10,0 11 704,07 706,06 701,94 4,12 5,8 12,0 —1,7 13,7 12 711,55 714,17 707,21 6,96 6,3 12,3 2,8 9,5 13 713,84 715,32 712,97 2,35 9,0 17,8 1,0 16,8 14 711,65 713,30 710,61 2,69 12,1 22,0 3,4 18,6 15 709,43 710,87 707,96 2,91 9,8 18,8 5,8 13,0 16 710,31 712,30 709,01 3,29 8,6 16,3 2,5 13,8 17 712,11 713,58 710,94 2,64 10,0 19,0 2,0 17,0 18 710,40 712,95 707,86 5,09 6,8 13,9 2,4 11,5 19 703,72 706,12 701,82 4,30 5,8 13,2 0,4 12,8 20 705,06 707,87 703,64 4,23 5,8 12,2 0,4 11,8 21 707,56 708,32 707,56 0,76 7,0 15,7 0,6 15,1 22 707,73 708,56 706,78 1,78 7,4 17,2 -1,3 18,5 23 709,85 710,43 709,11 1,32 9,5 20,1 0,6 19,5 24 708,42 710,12 707,09 3,03 11,7 20,1 3,2 16,9 25 706,78 708,28 706,11 2,17 13,0 20,8 9,2 11,6 26 708,20 709,13 707,33 1,80 11,7 20,2 6,5 13,7 27 709,78 710,69 708,78 1,91 11,4 21,2 3,5 17,7 28 708,40 709,25 706,95 2,30 10,7 19,5 3,9 15,6 29 708,32 709,44 707,28 2,16 7,6 15,6 0,1 15,5 30 706,89 707,63 706,02 1,61 5,9 12,6 1,0 11,6 31 707,59 708,97 706,52 2,45 6,5 13,9 0,0 13,9 1.a d.a 710,76 717,84 699,40 18,44 10,3 23,9 -1,4 25,3 5) a 709,21 715,32 701,82 13,50 8,0 22,0 -1,7 23,7 3^a 708,14 710,69 706,02 4,67 9,3 21,2 — 1,3 22,5 Mes. 709,33 717,84 699,40 18,44 9,2 23,9 — 1,7 25,6 557 A T- SICROMETRO. ATMOMETRO. PLUVIOMETRO. ANEMOMETRO. NURES. FECHAS. lis r m Hm Tn 1 m Evaporación. Lluvia. Dias. Dirección. Veloc. mm mm mm kils. l > > 49 3,3 4,3 1,0 » N. (var.) 1037 3,3 1 n í 54 4,0 4,5 )) » N.N.E. 824 1,1 2 11 4 60 4,8 4,1 » » N.E. 434 0,0 3 II: 5 i 46 4,0 4,4 » » N.E.-S.O. 196 0,0 4 i ¡SI > 31 3,0 6,0 » » N.O. (var.) 414 4,4 5 i. 6 ! 42 4,9 5,8 » . » N.O. 819 4,1 6 11 4 i 57 7,0 4,4 » » N.O. 702 2,6 7 J 4 \ 57 6.1 4,9 )) » S.O. (var.) 359 1,9 8 1 2 i 69 5,8 3,5 » » S.O.-N.E. 744 7,4 9 11 3 i 51 3,5 3,8 )) » O. N.O. 669 1,3 10 i 2 i 62 4,5 4,0 7,6 » s.s.o. 600 6,4 11 f 3 i 52 3,7 3,4 )) » O.N.O. 664 1,1 12 11; 4 i 55 4,5 3,2 » » N.E. 213 1,0 13 ■I! 5 i 51 5,1 3,5 » » 3.E. (var.) 275 0,0 14 n 4 54 4,7 5,4 » » N.E. 669 2,4 15 I 11 5| i 40 3,0 6,0 „ ,, N.E. 710 0,0 16 1 i 54 4,9 4,3 )) » N.E.-S.S.O. 369 0,4 17 í II 4 , 47 3,2 5,9 ». » N.N.E. 728 0,6 18 i 1! 4 48 3,2 3,7 » » N.E. 359 4,1 19 í II 4 46 2,9 4,5 » » E.N.E. 612 0,6 20 1 II 4 50 3,6 3,8 )) » E.N.E. 396 0,1 21 1 5 43 3,0 3,6 )) » N.E. (var.) 264 0,0 22 i 1! 5 46 3,7 5,2 » » N.E. 465 0,6 23 i II 5 51 5,1 5,0 )) » (Variable.) 531 2,1 24 l II 4 56 6,1 5,0 )) » N. 767 5,7 25 5 II 5 50 5,0 5,8 » » N.E. (var.) 708 1,6 26 i 1 4 52 4,9 4,7 » » N.E. (var.) 424 0,0 27 J 1 5 48 4,3 6,9 )) » N.E. 666 0,0 28 1 1 5 42 3,0 5,3 » » E.N.E. 527 0,0 29 0 i 4 47 3,0 4,5 )) » N.E. 508 1,6 30 1 1 J 53 3,7 2,2 )> » E.N.E. 505 7,9 31 ,1 ! 4 52 4,6 4,57 1,0 1 N.O. 620 2,6 1.a d.a ,1 ! 4 51 4,0 4,39 7,6 1 N.E. 520 1,7 2.a ;¡ * 4 49 4,1 4,73 » » N.E. 524 1,8 .3.a 4 50 4,2 4,57 8,6 2 N.E. 553 2,0 Mes. 558 ECONOMIA AGRICOLA. Composición , valor y aprovechamiento de las inmundicias de las ciudades ; por MM. Lawes y Gilbert. (Comptes rendus, 8 febrero 18G9.) MM. Lawes y Gilbert, cuyos trabajos y estudios de eco- nomía rural son de autoridad, acaban de dedicarse á una sé- rie de experimentos sobre los efectos de las aguas inmundas de las ciudades, como abonos y aguas de riego. El interés considerable que ofrece esta cuestión bajo el doble punto de vista de la higiene, de los intereses de la agricultura y de los de la alimentación pública, explica la inserción en los Comp- tes rendus de las conclusiones de su Memoria. 1. ° Solo empleando agua con abundancia pueden lim- piarse las ciudades de los residuos infectos, y alejarlos de las habitaciones, sin perjudicar á la población ni dañar á la salud pública. 2. ° Vaciando las inmundicias de las ciudades en los rios se hacen estos impropios para suministrar agua á otras po- blaciones, se destruye la pesca, y el lecho del rio se cubre de un depósito que, alterándose, produce emanaciones peligrosas para la salud pública. Esto ocasiona también una gran pér- dida de abonos, y por lo tanto no debe nunca autorizarse. 3. ° El mejor modo de utilizar las aguas de las alcantari- llas y de purificarlas, consiste en emplearlas en la agricultura. 4. ° Considerando la gran dilución de las aguas de las al- cantarillas de las ciudades; sabiendo que se renuevan cada dia en abundancia y en todas estaciones; que esta abundancia aumenta todavía en los tiempos de lluvia, cuando la tierra exige ménos ser regada; y conociendo los gastos ocasionados por la distribución de estas aguas, debe deducirse que son más á propósito para el cultivo de los prados que pueden re- 559 cibirlas lodo el año, que para cualquier olro cultivo. Sin em- bargo, á veces puede hacerse ventajosamente la aplicación á otras cosechas, en las tierras situadas en el trayecto ó inme- diación de la línea adoptada para el continuo riego de los prados. o.° Para conciliar los intereses urbanos y los rurales, la mejor manera de aprovechamiento, en la mayor parte de ca- sos, sería emplear de 12.000 á 13.000 metros cúbicos de aguas de alcantarillas por hectárea, y en cada año en los pra- dos en que se cultiva el rey-grass italiano. No obstante, esta cantidad debería reducirse si la experiencia demostrase que el agua no quedaba suficientemente privada de las sustancias que acarrea al pasar por el prado. Es casi seguro que los la- bradores no pagarían 0 fr. 07 c-, y aún es también dudoso saber si podrían pagar 0 fr. 05 c. por metro cúbico traspor- tado todos los años á su tierra, por las aguas de alcantarillas de una fuerza media, tomando por ejemplo las de Londres, y excluyendo las aguas procedentes de lluvias. 6. ° El resultado directo de la aplicación de las aguas de las alcantarillas al cultivo de los prados, sería un considera- ble aumento en la producción de leche, queso y carne, mientras que el consumo de la yerba procuraría una gran cantidad de abono sólido, aplicable á la tierra arable y á las cosechas en general. 7. ° Los gastos y provechos ocasionados á una ciudad para la instalación de ios medios de utilizar las aguas de las alcan- tarillas serían muy variables, según su posición y la natura- leza ó situación de las tierras que hubiese que regar. Cuando las aguas de las alcantarillas puedan ser trasportadas por la pendiente natural, en que se encuentre una extensión sufi- ciente de tierra á propósito para su empleo, la ciudad puede tener una utilidad ; pero en circunstancias contrarias puede suceder que haya necesidad de subirlas, y sea preciso impo^ nerse sacrificios pecuniarios para lograr ventajas sanitarias. 560 HIGIENE PUBLICA. La coralina como sustancia venenosa. El Dr. Ambrosio Tardieu, profesor de medicina legal en la facultad de París, ha leído en la Academia de Ciencias una Memoria acerca del envenenamiento por la coralina, cuyo re- súmen vamos á presentar. Dice así. Expondré primeramente los hechos. En el mes de mayo del año último (1868) fui con- sultado por un joven de 23 años, admirablemente constituido, que no tenia vicio herpético ninguno, y que fué atacado en ambos pies de una erupción vesiculosa muy aguda y dolo- rosa, enteramente limitada á la parle del pie que cubría el calzado, y que señalaba sobre la piel la forma enteramente regular del zapato escarpín que llevaba dicho joven. La piel estaba violentamente inflamada, entumecida, de un color rojo uniforme, sobre el cual se destacaban muchísimas vesículas pequeñas, que se reunían para formar bolsas ó burbujas lle- nas de un líquido sero-purulento. La erupción iba acompa- ñada de un malestar general, fiebre, y dolor de cabeza y en el corazón. El asiento y forma enteramente especial de la erupción, me hicieron creer al momento que la causa era en- teramente local, y no vacilé en buscar su origen en el calzado que llevaba, averiguando que precisamente acababa de usar unas medias de seda de un color rojo muy elegante, que la moda trataba de difundir. Algún tiempo después se produjo un hecho enteramente semejante, y en las mismas circunstancias, con un joven amigo del anterior; y él mismo, habiéndose puesto sus medias des- pués de algunos meses de intervalo, fué alacado de igual modo. Después, en el trascurso del mes de setiembre, los pa- peles públicos reprodujeron una noticia, en la que Mr. 13i- dard, profesor de química de Rouen, referia una observación análoga hecha con un par de medias que le había enviado un 561 inglés, y que presentaban sobre un fondo teñido de color de lila, líneas circulares de seda de un color rojo vivo. La infla- mación de la piel de los pies babia quedado limitada á las partes que se hallaban en contado con las líneas rojas. El color de lila era el violado de la anilina; el rojo estaba hecho con la coralina. Por último, hace pocos dias que los periódi- cos de París referian que una Señora americana que llevaba una falda de seda roja, vió cubiertas sus piernas de granos, ulcerándose algunos, y experimentando aturdimientos y vivos sufrimientos. No había esperado á este último hecho para em- prender investigaciones encaminadas á averiguar la verdadera naturaleza de estos accidentes, que al multiplicarse podian constituir un peligro para la salud pública, cuya gravedad nadie podía medir. En unión de Mr. Z. Roussin, químico, cuya habilidad y saber son bien conocidos, lomé las medias que habían producido los accidentes que se habían observado en el primer caso de que he hablado. Las tratamos por alcohol de 85° hirviendo, en el cual se disolvió rápidamente. La diso- lución alcohólica, evaporada hasta sequedad, nos dio un ex- tracto cuyas propiedades venenosas nos han sido reveladas por los experimentos siguientes. La sustancia colorante seca, redisuelta en una pequeña cantidad de alcohol, se inyectó, por medio de la geringa de Pravaz, bajo la piel de una pala de un perro, de un conejo y de una rana. Los tres animales murieron; la rana el mismo dia, al cabo de cuatro horas, y el conejo al dia siguiente. Los dos últimos habían tenido evacuaciones excesivas y casi ince- santes; pero era preciso obrar con la misma coralina, y para procurárnosla recurrimos á Mr. Pessoz hijo, que la descu- brió en 1860, el cual puso á mi disposición tres ejemplares, uno de coralina pura, otro de coralina roja del comercio, y otro de coralina amarilla. La coralina ó peonina se deriva del ácido rosólico, el cual es á su vez un derivado por oxidación del ácido fénico. Se forma en un aparato autoclavo, calentado á más de 150°, por el contado del ácido rosólico y del amo- niaco: de este modo se obtiene una sustancia sólida en esca- ndías, de color rojo de peonía con reflejos verdes ó amarillo- oscuros, casi insoluble en agua, soluble en el alcohol y los 36 TOMO XV11I. 562 cuerpos grasos, y que ofrece todos los caracteres de un ácido amideo. Habiéndose hecho una primera inyección á un perro de mediano tamaño, con una cantidad de disolución alcohólica correspondiente á 15 centigramos de coralina sólida, apareció al dia siguiente triste, abatido, presa de un derrame intesti- nal muy marcado, y sin apetito; la pierna estaba dolorida por el lado en que se verificó la inyección. El animal se quejaba y saltaba al andar. El cuarto dia se inyectó bajo la piel una nueva dosis de 20 centigramos de coralina. Los accidentes volvieron á aparecer casi instantáneamente; se repitieron las evacuaciones albinas, fué creciendo el abatimiento, se hizo la fiebre cada vez más intensa, y aumentaron los dolores de las ancas; el animal temblaba, y no podia sostenerse; tenia ojos empañados; y por último, sucumbió al tercer dia después de la segunda inyección. Un conejo, después de la segunda in- yección, que contenia 10 centigramos de coralina pura, murió al cabo de cuatro dias, presentando los mismos síntomas. Ménos de 5 centigramos de la sustancia colorante, bastaron para matar con mayor rapidez á una rana. El exámen de los órganos de los animales envenenados por la coralina, era para nosotros de gran interés. En el punto en que la coralina había penetrado bajo la piel, se declaró una violenta inflamación del tejido celular, con infiltración purulenta; y esto explicaba el dolor y la clau- dicación observados en los animales. El estómago se hallaba sano; pero los intestinos, distendidos por una enorme cantidad de sustancia diarréica, ofrecían las señales manifiestas de una inflamación aguda de la membrana mucosa. El hígado presen- taba una degenerescencia grasa. Por último, y este es el ca- rácter en cierto modo esencial de tal envenenamiento, los pulmones, en el perro y sobre todo en el conejo, estaban co- mo teñidos por la sustancia colorante, y presentaban en toda su extensión un hermoso color de escarlata, que se esparcía uniformemente por su superficie, de modo que quedaban bor- radas las divisiones lobulares y los vasos que la surcaban. Mr. Roussin, por un procedimiento muy ingenioso, ha con- seguido teñir por completo de color rojo una madeja de seda 563 con la sustancia colorante sacada de los pulmones y del hí- gado de los animales envenenados. La coralina que había da- do lugar al envenenamiento fué descubierta por su propiedad característica de sustancia tintórea, como lo son la atropina ó la digitalina, por la propiedad que tienen de dilatar la pupila ó aminorar los latidos del corazón. Esta es una nueva aplica- ción, tan feliz como inesperada, del método fisiológico y expe- rimental que me he esforzado en generalizar y proseguir en la investigación de los venenos orgánicos. La coralina es, pues, indudablemente un veneno muy enérgico. Introducida, aunque sea en pequeñas dosis, en la economía viva, puede causar la muerte. Pertenece á una cla- se de cuerpos cuyo número va aumentando el progreso ince- sante de las artes químicas; lo cual es una nueva prueba del considerable interés que para la ciencia de la higiene, y para la misma medicina legal, ofrecen la marcha y los progresos de la industria, y para estudiar la influencia que sus más re- cientes conquistas pueden ejercer sobre la salud de los hom- bres. QUIMICA INDUSTRIAL. Alumbrado oxhydrico de MM. Tessie du Mothay y Maréchal. Al fin hemos conseguido ver y estudiar de cerca el alum- brado del palio de las Tullerías por el gas oxhydrógeno, pu- diendo felicitarnos de proclamar un éxito completo. Las difi- cultades eran enormes, los ensayos y tanteos numerosos; pero por último el problema se halla resuelto. La condición esen- cial para que funcionen bien las barras de magnesio ó de cir- conio, y para fijar absolutamente su brillo, es la regulariza- cion perfecta de la cantidad y de la presión de ambos gases oxígeno ó hidrógeno, ó gas del alumbrado. El oxígeno llega á las Tullerías comprimido en carros ó campanas semejantes á las 564 del gas portátil, y en estas condiciones, Mr. Tessie du Molbay ha conseguido arreglar la emisión á su gusto, y hacerla abso- lutamente constante. Pero era imposible instalar en el palacio de las Tullerías un gasómetro especial de gas del alumbrado, y por consiguiente habia que tomarlo de la cañería común en relación con la distribución general, y bajo presiones varia- bles de un momento á otro. Para conseguir que la presión fuese siempre la misma, ha habido que recurrir á campanas ó flotadores, puestos ingeniosamente en juego por una cor- riente de agua tomada de la cañería del palacio. El conjunto de estas disposiciones, instaladas en una caseta delante de la verja, es una verdadera obra maestra, que excede á todo lo que se podía esperar. El alumbrado de la plaza es completo, y su brillo muy superior al de una buena luz de luna, llamando particular- mente la atención por su absoluta igualdad. La intensidad lu- minosa del suelo y de la atmósfera es perfectamente uniforme, sin aiternativas de brillo y oscuridad, y sin que haya riesgo de que se deslumbren los caballos que entran por las grandes puertas del muelle ó de la calle de Rívoli. Esta es verda- deramente la maravilla de la luz difusa, realizada con un arte y ciencia admirables. La plaza, cuyo largo es de unos 500 metros, se ha rodeada en esta dimensión de tres filas de me- cheros de circonio sobrepuestas unas á otras, de alcances di- versos, ó sea de 250, 125 y 50 metros, y sus rayos son lan- zados y difundidos por lentes de focos más ó ménos largos, y por vidrios más ó ménos pulimentados. Dos mecheros, situa- dos á derecha é izquierda del pabellón del reloj, proyectan sobre el arco de triunfo del Carrousel rayos paralelos muy intensos, que le hacen aparecer como en pleno dia, lo cual da al palacio que queda en la sombra una animación extraor- dinaria. Un tercer mechero de rayos paralelos, colocado al lado del arco de triunfo, alumbra también a giorno el cua- drante del reloj. Pequeños mecheros de circonio descubiertos, esparcidos en varios puntos al lado de los que están armados de lentes y de vidrios deslustrados, excitan agradablemente la vista, y dan al conjunto del alumbrado una belleza particular, según la expresión de S. M. el Emperador. El triunfo es por 565 consiguiente completo, y no tardaremos en ver estos mismos mecheros de circonio iluminar lo interior de un edificio, como el inmenso salón de la Nueva Opera. En todo sitio en que pueda colocarse un gasómetro ó depósito de compresión bien regularizada, la instalación de la luz oxhydrica será un verdadero juego de niños. El número total de los mecheros de las Tullerías es 51 ; y este nuevo alumbrado, verdadero paso de la oscuridad á la luz, de la noche al dia, procurará una economía muy grande. CIENCIAS NATURALES ZOOLOGIA. Consideraciones sobre la determinación de Imites entre la espe - cié y la variedad, fundadas en el estudio de las especies euro- peas y mediterráneas del yénero himenóptero Polistes fia- treillej ; por Mr. Sichel. (Comptes rendus, 13 julio 1868.) I. Hace muchos años que se ha vuelto á tratar con fre- cuencia la cuestión de la mutabilidad ó inmutabilidad de la especie, preocupando vivamente con ella el ánimo de los zoólogos. Nada puede contribuir más á profundizar esta cues- tión y á preparar su solución, ayudando poderosamente á fijar los límites entre la especie y la variedad, que el estudio pro- fundo y la estadística exacta de ciertos géneros de insectos* ricos en individuos, y que tienen un número suficiente de es- pecies comunes en nuestros climas, lo cual nos permite estu- diarlos en grande por séries regulares y completas. Lasséries tomadas en los nidos son las que, permitiendo la comparación de las especies próximas y la observación exacta de las tran- siciones entre cada especie y sus variedades, facilitan singu- larmente las conclusiones, y les dan un grado de exactitud considerable. En tal caso se halla el género himenóptero Polistes, re - presentado en toda la Europa, en Argelia y en la parle occi - 567 dental del Asia por cuatro especies, de las que tres son muy comunes, aun en las cercanías de París, tales como el P. galli- cus, biglumis , diadema y Geoffroyi. II. Pero estas tres últimas especies son idénticas con el P. gallicus L., y solo se diferencian de él como variedades. Esta opinión es la que yo trato de fundar en numerosas prue- bas, convincentes si no me equivoco, á fin de demostrar una vez más cómo el estudio en grande y sobre los séres vivos de los himenópteros, puede contribuir á fijar los límites entre la especie y la variedad. III. Se pueden caracterizar bien estas cuatro especies; pero sus caracteres diagnósticos no son ni constantes ni esenciales, como lo demuestran las proposiciones siguientes, deducidas de una larga y exacta observación. 1. ° Las sub-variedades son tan numerosas, que podrían crearse, como se quisiera, nuevas variedades. 2. ° Las transiciones entre las diferentes variedades son tan frecuentes y tan insensibles, que por lo comun es impo- sible decir dónde acaba una variedad ó sub -variedad y em- pieza la siguiente. 3. ° En el mismo nido se ven desarrollarse al mismo tiem- po ó sucesivamente las diferentes variedades y sub-varieda- des, sobre todo el P. gallicus , biglumis y Geoffroyi, con todos los pasos entre unos y otros. 4. ° Entre los muchos individuos del P. biglumis que he capturado ú obtenido de los nidos, no he encontrado nunca hembra alguna. Las hembras tienen poco más ó ménos los caracteres del P. gallicus , ó son sustituidas por las de este. 5. ° El macho del P. biglumis no existe, sino que ofrece más ó ménos los caracteres del P. gallicus . 6. ° De aquí resulta que el P. biglumis, según la observa- ción más exacta en grandes séries y en muchos nidos, no es más que una modificación particular, una variedad del P . gallicus. 1Y. Las observaciones sobre los Polistes exóticos, condu- cen á conclusiones enteramente análogas. V. Resumiendo, podremos decir que la observación exacta y por séries del género Polistes se presta á demostrar, que la 568 mutabilidad de la especie en Zoología, que es muy grande en cuanto á sus variedades, no se extiende fuera de estas, ni al- canza á los tipos específicos, cuando se hallan bien marcados y correctamente establecidos. Observaciones sobre una notable esponja del mar del Norte; por Mr, S. Loven. (Comples rendus, 22 junio 18G8.) El Museo Zoológico nacional de Estokolmo posee dos ejemplares de una esponja silícea, sacados de las grandes profundidades del mar del Norte, que me parecen dignos de un detenido estudio. Su forma exterior es bastante particular: una constituye una cabeza voluminosa sostenida por un tallo delgado tres veces más largo, y fijado por numerosas raices; el todo tiene una altura de unos 52 milímetros próximamente. La cara superior aplastada de la cabeza, ofrece un solo orifi- cio para la salida de las corrientes, en cuyo fondo se ven pe- netrar conductos hacia lo interior. La cabeza y el pie se ha- llan cubiertos de una piel delgada, pero bastante fuerte, cuyas espíenlas, pequeñas, sencillas, arqueadas y muy apretadas, forman una borra muy fina. Quitando la piel que cubre el pie, parece quedar formado este por filamentos un poco torcidos en espiral; pero bajo la acción del ácido nítrico hirviendo, se disuelve en un gran número de espículas en forma de agujas fusiformes, infladas por el medio y provistas de un conduelo central cerrado por sus dos extremos. La mayor parte de es- tas agujilas son sencillas; otras tienen formas derivadas de las más complicadas. En el mayor número de ellas, el con- ducto central no ofrece ramos en el punto medio, que es más abultado; pero cuando este llega á ser algo mayor, se ve que del conducto central salen dos canalitos transversales y opues- tos. Este es el principio de dos ramas que van á terminar en 569 forma de cruz. La producción de los ramos se hace del mismo modo en oíros punios de la aguja, y su aparición va seguida siempre de una prolongación del conducto central. El pie continúa por lo interior de la cabeza hasta más arriba de su centro, en cuyo punto otros haces de espículas de la misma forma, insertos en el pie, se dirijen hacia afuera por todas par- tes, subdividiéndose hasta debajo de la piel. Los intersticios se hallan cubiertos de parénquima. Las raíces son prolongacio- nes de la piel del pie con muchas fibrillas desiguales, y una sustancia incolora cubierta por una capa delgada amarillenta que quizá carece de espículas, y por la cual se hallan como conglutinados granos de arena, espongotitos, politálamos, etc. Partiendo el pie de esta esponja por el medio, dejando á un lado su parte inferior con las raíces, y poniendo la cabeza sobre la cara aplastada y el pedazo del pie dirijido hácia ar- riba, tendremos un análogo de la ffyalonema, que desde hace treinta años fué objeto de tan diversas opiniones, y en la cual fué Valenciennes el primero que reconoció una verdadera es- ponja. Por otra parte, si se vuelve el ffyalonema de los auto- res en el estado en que hasta ahora se ha considerado como completo, es decir, con su esponja y su cordon de filamentos silíceos, se tendrá el homólogo de nuestra esponja, arrancada del fondo del mar, en que la parte inferior del pie roto habría quedado adherente, como suele suceder con ciertas pennátu- las. Colocada así presenta la ffyalonema, en ¡a superficie aplastada de su cabeza, varios orificios para la salida de las corrientes, perfectamente descritos por Mr. Schultze, á quien también se debe una descripción interna de la cabeza, que conviene mucho con la de nuestra esponja. El mismo autor ha establecido también de una manera segura, que en todos los individuos hasta ahora conocidos del ffyalonema, los fila- mentos del cordon se hallan rotos un poco más allá de la dilatación del punto medio; lo que demuestra que la cabeza y la parte superior del pie se han separado con violencia de la base. Estos filamentos son espíenlas enormes; pero del mismo tipo que los de nuestra pequeña esponja, y las formas deriva- das son las mismas. Hay en el ffyalonema Sieboldi otras es- pículas del tipo de los anfidiscos, que faltan completamente en 570 los individuos de la esponja del mar del Norte. Debe obser- varse, sin embargo, que en la esponjiola en que mejor se co- nocen los amfidiscos, entran en la formación de la cubierta de las gémmulas, y por consiguiente su falta puede expli- carse muy bien por la poca edad de mis ejemplares, ó quiza por la separación de los sexos en las esponjas. En el Hyalonema Sieboldi, Mr. Schultze ha observado en la superficie lateral un gran número de aberturas circulares de conductos que penetran en lo interior. Nada de esto sucede en la especie de que se trata; pero debe observarse que en la membrana roja que los tapiza, Mr. Schultze descubrió los ór- ganos urticantes y los tentáculos de un entozoario parásito; de modo que estos agujeros, en vez de pertenecer realmente á la esponja, pueden ser muy bien, por lo ménos en su estado actual, la obra y habitación de este parásito. En resúmen, si se considera que las diferencias indicadas entre nuestra esponja y el género Hyalonema parecen depen- der, ó de la edad^ ó del grado del desarrollo, ó de una obser- vación incompleta; mientras que por otra parte hay semejanzas muy grandes en los caracteres más esenciales, como la forma general, la situación de los orificios para la salida de las cor- rientes, la disposición de las espíenlas y del parénquima en lo interior de la cabeza y del pie, y la forma de las espículas, me parece que no puede dudarse de que la pequeña esponja que acabo de describir, no debe mirarse como una joven Hyalonema en estado completo. Propongo por consiguiente llamarla IL boreale , advirtiendo que en el estado actual de nuestros conocimientos, no es conveniente bacer de ella un género nuevo. Comparando con esta Hyalonema ciertas esponjas fósiles de la formación cretácea, descritas con el nombre genérico de Siphonia, como por ejemplo la especie figurada como Si- phonia pysiformis por J. D. C. Sowerbv en Filton ( Transac dones de la Sociedad geológica de Londres , 2.a série, t. IV, Pl. XV, a), llama la atención su semejanza, y es evidente que existe entre ambos géneros una afinidad muy grande. 571 Noticia sobre la existencia de un pelícano de gran tamaño en las hornagueras de Inglaterra; por Mu. A. Milne Edwards. (Comptcs rendus, 22 junio 1868.) Muy poco se sabe acerca de las aves cuyos restos se en- cuentran todavía sumerjidos en las hornagueras, y cuya de- terminación precisa no se ha intentado hacer hasta ahora. Ilay, sin embargo, un gran interés en emprender este examen, y en investigar cuáles son las especies de esta clase que ha- bitaban en nuestras regiones, en las épocas en que el castor, el uro, el auroco y el ciervo de cuernos gigantescos vivian en gran número en los bosques y en las orillas de los rios. Me he convencido recientemente de que algunas investigaciones de este género podrían dar resultados importantes. En las hornagueras de las cercanías de Cambridge, en In- glaterra, se ha encontrado una considerable cantidad de osa- mentas de aves, que Mr. Seeley y Alf. Newton han querido que yo examinase. Me ha llamado la atención hallar entre es- tos restos un hueso de pelícano, y he sabido que dicho hueso, que pertenece al museo Woodwardiano, había sido extraído de las hornagueras de los distritos pantanosos (Fenlands) que cubren la parte norte del condado de Cambridge. Los depósi- tos han sido estudiados con mucho cuidado por Mr. Seeley, que con su habitual benevolencia me ha suministrado acerca de este asunto preciosos datos. Debajo de una hornaguera en vias de formación, de grueso variable, y que contiene algunas conchas de agua dul- ce, como también vegetales vivos, se encuentra una arcilla llena en diversos puntos de conchas marinas, y que presenta algunos restos de mamíferos. La arcilla reposa sobre un lecho de hornaguera, donde se encuentran troncos de árboles, al- gunos de los cuales se hallan colocados verticalmente. En esta capa aparecen las osamentas de vertebrados terrestres; y aunque no se ha anotado la posición exacta en que se ha re- 572 cogido el húmero del pelícano, su color y naturaleza indican que provienen de este lecho de hornaguera. Los mamíferos que en él se han encontrado pertenecen á las especies siguien- tes: Bos frontosus, Bos primigenius , Cervus megaceros, Ursus árelos , Luirá vulgaris , Canis lupus , Cervus elaphus , Cervus ca- preolus , íSws scropha , Castor europceus; por último, he podido reconocer varias especies de aves, tales como, por ejemplo, el Cisne ( Cygnus ferus ), el palo silvestre (Arcas boschas ), la zarceta mayor (Arcas querquedula), el somormujo con cresta ( Podiceps cristatus), el Ave-toro [Árdea stellaris) y la gallina de agua [Fúlica atra). Estas aves se hallan todavía en gran número en la costa Este de Inglaterra. Su presencia en las hornagueras no puede cansarnos sorpresa alguna; pero no sucede lo mismo con el pelícano, que no pertenece á la fauna de las Islas Británicas, pues los raros individuos que en ella se han encontrado, habrían sido arrastrados por los vientos mucho más lejos de las regiones que por lo común habitan; y es por tanto inexplicable de este modo la existencia de nues- tro pelícano en los depósitos de hornaguera de las cercanías de Cambridge. Basta echar una ojeada sobre el fósil cuya his- toria estoy haciendo, para cerciorarse de que el trabajo de osificación no se hallaba terminado todavía, como lo indica el estado de las extremidades articulares. No puede, pues, creer- se por un solo momento que esta ave haya dejado el sur de Rusia ó el Africa, y que desviada de su camino por las cor- rientes atmosféricas, haya venido á morir en Inglaterra á ori- llas de los pantanos en que se depositaban las capas de hor- naguera, en las que se ha descubierto. Semejante explicación es inadmisible, y evidentemente el pelícano era originario de esta región. El húmero de que aquí se trata ofrece dimensiones muy considerables. Sus extremidades articulares son incompletas, no se halla en su integridad, y evidentemente con la edad se hubiera prolongado; pero como quiera que sea, mide el hú- mero cerca de 37 centímetros. Conociendo la longitud del hueso del brazo, puede fácilmente deducirse toda la del ala, pues en los pelícanos las proporciones de los diversos huesos que forman la armadura sólida del miembro anterior, varían 573 muy poco. Así es que si se représenla la longitud del brazo de estas aves por 100, la del antebrazo sería 113 y la de la mano 78. Por consiguiente, admitiendo que en nuestro pelí- cano de las hornagueras hayan sido las mismas las propor- ciones de estos huesos, el antebrazo hubiera medido 42 centí- metros y la mano 29, lo que lleva á lm,08 la longitud total del ala, desprovista de sus plumas. He comparado el fósil de las hornagueras de Cambridge con varios húmeros de pelícanos adultos, pertenecientes á diversas especies, tales como el Felecanus ono crot alus , P. cris-pus , P. philippinensis y P. Thagus, y no he encontrado uno solo cuyas dimensiones fuesen las mismas, y apenas se le asemejan los grandes onocrótalos. Según esto, ¿puede consi- derarse el ave de las hornagueras como una especie distinta y de tamaño más considerable? Esta suposición es bastante ve- rosímil, pero quizá sería prematuro querer establecer hoy un tipo específico nuevo; y antes de inscribirle en nuestros catá- logos sistemáticos, me parece más prudente esperar que nue- vas investigaciones hayan logrado el descubrimiento de algu- nas parles del esqueleto, procedente de las aves adultas, que podrán hacernos conocer con más exactitud las proporciones de nuestro pelícano británico. BOTANICA, Apuntes para la Flora de España , ó Lista de plantas no cita- das y raras en Galicia , partido judicial de Valladolid, pro- vincia de Madrid y Cataluña; por D. Juan Texidor y Cos, Catedrático supernumerario de Farmacia en la Universidad Central , socio de la Academia de Ciencias Naturales y de la de Medicina y Cirugía de Barcelona , de los Colegios de Far- macéuticos de Madrid , Granada y Valencia , etc. «Si todos los naturalistas españoles hubiesen publicado los descubrimientos científicos hechos por cada uno de ellos en su tiempo, la Flora, Fauna y Mineralogía de la Península, ha dicho el Dr. Graells, serian en el dia mucho mejor conoci- das;» pero la excesiva modestia de los que no se han atrevido á dar á la pública luz los resultados de sus investigaciones, quizás por considerarlos triviales, y de otros el anhelo de ha- cer una obra completa, difiriendo su publicación hasta consi- derarla acabada, han conducido á la tumba numerosos secre- tos, que habrian enriquecido á la ciencia y honrado á la Pa- tria, la cual registraría en los anales científicos los nombres de varios de sus hijos, hoy sumidos en el Olvido por un esté- ril y lamentable silencio. Las ciencias de observación nos ofrecen á cada paso elo- cuentes ejemplos, para que jamás se desdeñen como triviales y de ninguna importancia los hechos, por sencillos que á primera vista parezcan: los que al pronto se presentan como frívolos y de ningún valor, podrán ser más tarde un manan- tial fecundo de importantes descubrimientos y aplicaciones. Así nos lo enseña la historia respecto á las grandes conquis- tas que sucesivamente se han ido alcanzando: recuérdese si no 575 que el ennegrecimiento de las sales argénticas por la acción de la luz, inauguró la serie de brillantes progresos que ha he- cho la fotografía; la propiedad que por simple frotación ad- quiere el succino de atraer los cuerpos lijeros, fue el primer hecho con que se dió á conocer el poderoso agente que, más larde, ha servido para anular las distancias en la telegrafía; el descubrimiento de la aguja imantada estaba destinado á ser el hilo de leseo, como guia fiel y segura en la navegación marítima; así como la caída de una manzana, observada por el genio investigador de Newton, había de proporcionar al mundo científico el importante conocimiento de las principa- les leyes de la atracción universal; y finalmente, el insigni- ficante fenómeno de las oscilaciones de una lámpara en la catedral de Pisa, fué el punto de partida para descubrir el uso del péndulo, que hoy sirve de compás para medir el tiempo, de balanza para pesar el mundo, y de sonda para de- ducir la forma de nuestro globo. Por estos y otros muchos ejemplos de igual trascendencia, se deduce que no es pru- dente desconfiar de la importancia de cualquier observación, por sencilla y trivial que á primera vista parezca. La falta de esta creencia en multitud de sabios, excesiva- mente modestos, quizás sea la causa principal de que no po- seamos todavía una Flora española, pues que á nuestro en- tender no merece tal nombre la que en 1766 empezó á publi- car Quer, y continuó hasta su conclusión Gómez Ortega; aunque, para hacer la debida justicia á estos autores, preciso es recordar que fué el primer ensayo de este género que ha visto la luz en nuestro país, y es bien sabido que las prime- ras tentativas de una Flora, bien sea general ó bien parcial, de una nación, han sido objeto de numerosas rectificaciones, aun por mano de sus propios autores, que algunas veces han llegado á trasformar completamente la obra. A fin de que pueda llevarse á cabo tan importante publi- cación, interesa en alto grado estimular el celo de los afi- cionados al estudio de la Botánica que se hallan repartidos en los diversos puntos de la Península, para que sus excursiones no resulten estériles; y al propio tiempo que recojan ejem- plares para la formación de herbarios, no omitan comunicar, 576 ó que anoten y publiquen todos los datos y observaciones, por insignificantes que parezcan. Reconocemos de suma uti- lidad los viajes que á expensas del Gobierno se han empren- dido alguna vez al extrangero y á las regiones ultramarinas, por distinguidos naturalistas españoles, mucho más cuando tengan por objeto proveer y mejorar las exiguas colecciones, que con destino á la enseñanza existen en varias Universida- des y escuelas especiales; más no por esto se ha de olvidar el estudio de las ricas y variadas producciones de nuestro pais, siendo preciso que ante todo conozcamos de un modo completo los tesoros que para la ciencia encierra España; y en esto no haremos más que imitar el ejemplo del padre de la Historia natural, del inmortal Linneo, que también ha di- cho: est igitur cognitio naturalis patrios, prceferenda exterarum regionum contemplationibus. Estas consideraciones son las que nos han movido á es- cribir el presente catálogo de plantas raras ó no citadas en Galicia, partido judicial de Valladolid, provincia de Madrid y Cataluña, sin que por un momento haya halagado nuestro ánimo la idea de una importancia que quizás no merezca por ningún concepto; antes nos anima la esperanza de que el ejemplo sirva para excitar el celo de personas de indisputa- ble mérito, y convertir su silencio en un provechoso estímu- lo, por dar publicidad á sus importantes trabajos. Una experiencia de once años dedicados al estudio de la Fitografía y á frecuentes herborizaciones, nos ha permitido recoger en varias provincias de España un crecido número de plantas, á la par que importantes notas y observaciones, y nos ha dado ocasión de apreciar el interés que por lo variada ofrecería una Flora española. Afortunadamente ya existen nu- merosos materiales para llevar á cabo tan importante obra, ya en herbarios como en catálogos y floras de regiones deter- minadas; más no es tanto la dificultad en reunirlos, como la escasa acogida que por desgracia tienen en nuestra patria las publicaciones de este género, lo que retrae á los botánicos españoles para emprender tan útil como delicado y penoso trabajo. El Manual de botánica descriptiva (1848), con muchos datos para la Flora de la provincia de Madrid, por D. Vicente 577 Gutanda y D. Mariano 'del Amo, refundido y aumentado por el Sr. Gutanda en la Flora de Madrid y su provincia (1861); el interesante y razonado Catálogo de plantas de Cataluña (1864), por D. Antonio G. Costa; el de las del partido judicial de Valladolid (1858), por D. Mariano Perez Minguez; el Ensayo de una Flora fanerogámica gallega (1852), por D. José Flane- llas, de cuyas regiones, Cataluña (1846), dos Castillas (1849) y Galicia (1850), había antes publicado importantes Catá- logos ó Apuntes D. Miguel Colmeiro; las Series imperfectas para la Flora de Aragón por los Sres. Loscos y Pardo; la Flora de las Baleares , publicada por Cambessedes, con los Catálogos de estas islas, dados á luz por los Sres. Oleo, Ro- dríguez y Barceló; así como las obras, apuntes ó escritos va- rios de los botánicos Amo, Boissier, Cavanilles, Cosson, Du- four, Gómez Ortega, Echeandía, Graells, Lagasca, Lange, Reuler, Webb, Willkomm, etc., y los insertos en varios pe- riódicos científicos, entre los cuales es de mucha importancia la Enumeración de las criptógamas de España y Portugal, por D. Miguel Colmeiro, componen una reunión de preciosos ma- teriales, que han contribuido eficazmente á difundir y acre- centar la afición al estudio de las plantas. Ellos han introdu- cido grandes adelantos y útiles rectificaciones en el conoci- miento de las especies y variedades de diversas regiones, preparando así el terreno para que algún dia pueda nacer casi completa la Flora de España. Creeríamos faltar á la amistad con que nos favorece el ilustrado naturalista D. Antonio Sánchez Comendador, digno decano de Farmacia y catedrático de materia farmacéutica en la Universidad de Barcelona, si no aprovechásemos esta oca- sión para manifestarle nuestro profundo agradecimiento, por habernos guiado en los primeros pasos en el estudio de las plantas, esponiéndonos su opinión cuando en los reconoci- mientos se nos ofrecía alguna duda. Igual manifestación de gratitud tributamos al Sr. D. Antonio C. Costa, digno cate- drático de Botánica que ha sido en la Universidad de Barcelo- na, y al limo. Sr. D. Miguel Colmeiro, que lo es en la Central, por su fino ofrecimiento de auxiliarnos con sus conocimientos y con sus obras, para mejor conseguir el objeto que nos pro- 37 TOMO XVIII. o78 ponemos en el estudio de las plantas, y por las repetidas ve- ces que consignan nuestro nombre en sus últimas publicacio- nes. Pocas son las especies que nos es dable citar del antiguo principado de Cataluña, que dichos Señores no las hayan consignado antes, á pesar de ser la región que más hemos recorrido; lo cual corroboraría el gran tino y crecido acopio de datos con que contaban al escribir sus respectivos catálo- gos, si la bien sentada reputación que como botánicos el Sr. Colmeiro y el 8r. Costa gozan, en España y en el extran- jero, no escusara comprobaciones de este género. Debemos también un público testimonio de leal amistad y de gratitud á varios complacientes compañeros de excursión, y citaremos especialmente al Dr. D. Federico Tremols, ilus- trado catedrático de Farmacia químico-inorgánica en la Uni- versidad de Barcelona, que ha herborizado en varios sitios de España, singularmente en las provincias de Barcelona y Gerona, y juntos hemos explorado en distintas excursiones la vasta llanura del Ampurdan, las cordilleras de montes que la rodean, y una buena parte de los Pirineos Orientales, desde los cabos de Creus y Norfeo hasta el santuario de Nuria, indi- cando por nobis las plantas que ambos hemos encontrado; á D. Agustín Gavañach, farmacéutico de Rivas, que desde esta población recorrimos los montes de Caraups y Nuria hasta Camprodon. Con D. José Casellas y D. José Morell, de Olot; D. Jaime Jover, de Barcelona; D. J. Rodríguez, de Mahon; D. F. Monsó, de Alcalá, y D. E. Talegon, de Madrid, hemos seguido algunos montes. Con D. Antonio Brunet y D. Esteban Quet, catedráticos de Farmacia en la Universidad de Santiago, hemos recorrido en distintas direcciones la región composte- lana; y los farmacéuticos hermanos D. Manuel y D. Juan Rodríguez Bastillo, nos acompañaron por las inmediaciones de Vigo el primero y de Tuy el segundo, y además recibi- mos de D. Manuel una colección de especies curiosas, reco- jidas en los Alpes por D. José Arias Teijeiro. También hemos visto algunos herbarios que contenían ejemplares procedentes de las regiones que comprendemos en estos apuntes; y merecen especial mención el que fué del abate D. Pedro Andrés Pourret, el cual se conserva con es- 579 pecial cuidado en la Facultad de Farmacia de Madrid, y en diferentes épocas ha sido revisado por distinguidos naturalis- tas. A pesar de la pérdida que tuvo este herbario en el nú- mero de plantas, á juzgar por una nota que en él existe, es- crita por el mismo Pourret (1), contiene bastantes datos para la Flora de España, especialmente de Cataluña, Baleares, antiguos reinos de Valencia y Aragón, ambas Castillas, reinos de León, Galicia, Andalucía y Portugal. De sentir es que se haya perdido un catálogo á que se refiere Pourret en algunas notas, y que escribiría en sus excursiones, pues en él estarían reunidos mayor número de dalos, y probablemente serviría para dilucidar toda duda, por las localidades que cita en las etiquetas, cuando se encuentran varias poblaciones del mismo nombre en diferentes provincias; y quizás anotaria en él la época en que recolectaba las plantas, cuyo dato no se con- signa en aquellas. Algunas especies y variedades que durante este siglo han sido designadas por diferentes botánicos, ya fueron consideradas como nuevas por Pourret, tales como: Sedum amplexicaule DC.; Dianthus altenuatus Sm. v. catatan- nicus AVk., Costa; B. valentinas Wk.; D. toletanus Boiss. et ileut. ; Reseda erecta Lag.; R. virgata Boiss. et Reut.; Ero- dium supracanum L’Herit.; Vicia vestita Boiss.; Astragalus chlorocyaneus Boiss. et Reut.; Chamccpeuce hispánica DC.; Senecio leucophyllus DC.; Arnica montana L. v. angustí folia Dub., etc., etc. Omitimos los datos del mismo herbario que podríamos utilizar para estos Apuntes, por constarnos que un ilustrado botánico los incluye en otra publicación; y solo consignaremos los de especies que debamos citar por haber- las recibido de algún amigo ó nosotros encontrado. Del herbario de Bolos hemos visto algunos tomos, y desa- parece gran parte de la importancia que podría tener, por no indicarse la procedencia de muchos ejemplares, algunos de (1) «En el saqueo que hicieron en mi casa de Orense los sa- télites de Napoleón (dice Pourret en dicha nota), hicieron peda- zos gran parte de mi herbario, y el género de los helianthemos padeció tanto, que me faltan un número sin fin de especies, y las demás se hallan en un estado deplorable.» 580 los cuales, como dice muy oportunamente el Sr. Costa, se- guramente proceden de Francia. El herbario de Pourret con- tiene varias plantas, en cuyas etiquetas este botánico escribió «Bolós,» por haberlas recibido de él; pero tampoco se indi- can las localidades, y aunque algunas crecen en las inmedia- ciones de Olot y Pirineos Orientales, otras jamás se nos han presentado en estos puntos, que hemos recorrido varias veces y en distintas épocas, por lo que no las incluiremos en nues- tro escrito. Pourret, en honor á su amigo: in honor em ami - cissimi D. Francisci Bolós de Mimar t, botanici eximii , fun- daba un género, Bolosia, en la familia de las compuestas. De igual defecto que el herbario de Bolós adolece otro que fué de D. Luis Novoa, ilustrado joven farmacéutico que falle- ció en Santo Domingo, siendo primer ayudante de Sanidad. Contiene algunas especies curiosas, como el Solanum Sodo- meum, Tracheliam cceruleam y otras, que probablemente pro- ceden de Galicia, y aún no están citadas en este antiguo reino; pero no se indica la procedencia de ninguna. Hemos también visto las colecciones de los Sres. Tremols, en Barcelona, y hermanos Bustillo, en Galicia, de las cuales tomamos algunas notas, que consignamos con el nombre de sus autores, signifi- cando con el signo ! á continuación del nombre, que hemos visto la planta mencionada. De D. Yictor López Seoane recibi- mos una extensa lista, casi toda de criptógamas celulares de Andalucía; y sentimos que por la índole de nuestra publicación no podamos utilizar de ella más que algunos datos, ya por- que no comprendemos dicho reino en nuestros Apuntes, ni á la criptogamia, aún poco estudiada en España, damos mucha extensión, hasta prescindiendo de los datos que poseemos, pues muchos ya están consignados en la Enumeración de las criptógamas de España y Portugal, en cuyo Catálogo el Señor Colmeiro reúne con sus observaciones las de muchos botáni- cos, demostrando una vastísima erudición, á la par que una rara habilidad en reunir multitud de datos diseminados. Todas las observaciones que estos y otros amigos nos han proporcionado, algunos con tan generoso desprendimiento, hasta rogarnos que nos las apropiásemos, serán muy escru- pulosamente citadas en nuestros Apuntes: la circunstancia de 581 lan obsequiosa atención nos obliga aún más á no fallar á lo que creemos un deber de amistad y de justicia. Jamás pre- tenderemos apropiarnos dalos y observaciones agenas, pues si se trata de plagiario al que se apropia un escrito que no le pertenece, esta calificación 1 aún significa poco, á nuestro entender, para el que en los trabajos litografíeos usurpa los agenos, omitiendo citar los nombres de personas que, para adquirirlos, con frecuencia han tenido que someterse á peno- sísimas investigaciones y á crecidos gastos pecuniarios. Pro- cediendo de otra manera no sería imposible á cualquiera que posea regulares conocimientos de fitografía, adquirir, que no merecer, una elevada reputación de botánico, lan solo con desplegar alguna habilidad para reunir observaciones y publi- carlas como propias en un Catálogo ó Flora. Como los ilustrados autores del Prodromus Floree hispa- nices, que se publica en Sluttgart, al citar muchas observa- ciones que se hallan consignadas en otros escritos con los nombres de las personas que las han proporcionado, con fre- cuencia sustituyen injustamente estos por el del autor del es- crito, nos consideramos en el deber de manifestar que, si al- guien aprovecha alguno de los datos que vamos á exponer, no perteneciéndonos, no los consigne jamás con nuestro nombre, pues deseamos que se haga justicia á las personas que ya citamos por habérnoslos facilitado. indicamos también de algunas plantas los nombres vul- gares, principalmente catalanes, no consignados en las obras antes citadas; y la mayor parle de los que incluimos corres- ponden á la provincia de Gerona, en especial del Ampur- dan (1), aunque algunos se usan en toda Cataluña; é incluimos algunas especies que hemos encontrado en varias regiones (1) Por Ampurdán entendemos el vasto llano de la provincia de Gerona, comprendido por la parte de Figueras entre la costa del Mediterráneo y las ramificaciones de los Pirineos. Algunos fijan su límite en Besalú; otros comprenden el llano de Tapiólas, y llaman Alto Ampurdán al comprendido desde dicha villa hasta Castellfollit, al cual dan otros mayor extensión. 582 en que se habían citado por algún aulor, y otros después han dudado de su existencia, ó la han negado. Deseamos que los botánicos no vean en este escrito otro fin que el de contribuir á formar la Flora Española, pues tra- bajos de esta naturaleza, que requieren mucho tiempo, excur- siones frecuentes y completa libertad para repetirlas en todas las épocas del año, hasta es natural que no resulten perfectos. Mas ¡qué obra nace inmejorable de las manos del hombre! Si esto no fuera imposible hasta á los genios privilegiados, á las generaciones presente y futuras, casi solo nos tocaría admi- rar las obras de nuestros abuelos. Tal vez para muchos esta carecerá de importancia, por más que solo comprende las plantas no citadas ó notables y raras de regiones que han sido muy estudiadas, de las cuales se han publicado por lo menos tres catálogos (1); no nos toca á nosotros ponerlo ya en buen lugar, ni nos ocuparemos en atacar la opinión de algunas personas, por otra parte ilustradas en otros ramos del saber, que consideran como una puerilidad ó inútil pasatiempo el deseo de dar á conocer un nuevo objeto de Historia natural; tan solo recordaremos de nuevo, que en absoluto ninguna ob- servación puede calificarse de trivial ó inútil, pues tarde ó temprano la ciencia y la humanidad sacan provecho de ella, y tomada por un genio privilegiado, quizás la dirija á impor- tantísimas aplicaciones. Madrid y octubre de 1 868 ,=Juan Texidor . (1) Las obras á que nos referimos principalmente para escri- bir estos Apuntes de plantas no citadas y raras, son el Prodromus Floreo hispanicce y los Pugillus plantarum, etc., por los Sres. W i 1 1 - komm y Lange, quienes han herborizado en las regiones que estu- diamos, y, generalizando mucho, suelen agregar á sus observacio- nes las de varios botánicos, cuyas obras, citadas antes, también consultamos. APUNTES PARA LA FLORA DE ESPAÑA. RANUNCULACEAS. Clematis cirrhosa L.— Monsan y Salou (Jover!) — La Cl. recta L. en la prov. de Gerona, región de la vid, r., vulg. Didorta forta, Ridorta forta. La a. Vilalba L. que es c. en los setos de Cataluña (Coira., Costa, Tex.) vulg. Virurn- bellas. Thalictrum fiavran L. v. pauperculum Gr. God. — Valladolid. Anemone Hepática L. — Montes cerca de Valladolid. Adonis SDStivalis L. — En los campos de la prov. de Gerona c., y vulg. Bulils, Ull de perdiu. A. pyrenaica DC. — Montes de Nuria y Coma de Va- ca (nob.) Ranunculus hederaeeus L. — Valladolid en aguas de lento curso. R. tripartitus DC. v. ñnitans Gr. God.— (Rchb. íl. g. 3 — 2; R. aquatilis v. seu sp. nov. Culand. Fl. Mad.)— Arroyos de Humera, c. Fl. primav. R. Baudotii Godr.P v. fluitans Gr. God.— Tuy (Bust. !) v. s. No he podido estudiar el fr. en esta planta, ni otros caracteres; pero la forma de sus hojas superiores, fla- geliformes-tripartidas con ios segmentos inciso-festonados, y 584 de los pedúnculos con 11. , la separan de otras especies congé- neres descritas por Gr. God. R. confusus Gren. God. — Galicia en el rio Tam- bre. Fl. verano. R. aquatilis L. v. ñuitans Gren. God. — En varios sitios encharcados de la región compostelana y de Tuy. R. aquatilis L. v. submersus Gren. God.— En arroyos cerca de Vigo. R. ñuitans Lam. v. terrestris Godr.— Orillas del rio Guadarrama. Primav. R. platanifolius L. Montes de Nuria, Coma de Yaca y Yilallonga. — De las mismas localidades, y de los montes de Rivas y Caraups, tenemos (nob.) el R. aconitifolins L> R. parnassifolius L. Puigmal (Salv., Pourr.!, nob.) y otros montes de Nuria, Coma de Yaca y de Setcasas; sierra de Cadí, en el Coll del Penjat; Coll de Finestrellas (Trem.) R. pyrenseus L. v. bupleurifolius DO.™ Montes de Nuria, Coma de Yaca y de Setcasas. R. Flammula L. — Terrenos encharcados de Valla- dolid. R. Flammula L. v. serrata DC. (Prod.; R. Ophio- glossifolius Lange non Vill. in herb. Pourr. et Pugillus pl* p. 254). — Orense, Tuy! (Pourr.!), y en muchos prados cena- gosos de Galicia, siendo c. en los de Sar, Yisso, del rio Sa- rcia, Comes, etc. — Obs. La especie del herb. de Pourret procedente de Tuy y de Orense, es idéntica á la que hemos cogido en varios sitios de Compostela, y sus sépalos algo ve- llosos (no lampiños); frutos ligeramente estriados, no lenticu- lares ni tuberculosos; hojas inferiores no acorazonadas, no enteras, aguzadas, las superiores no oblongas, y tallos á ve- ces casi de un metro, distinguen este R. del Ophioglossifo- lius, que además lo hemos comparado con ejemplares de este, procedentes del Guadarrama, uno de los cuales ha sido deter- minado por Reuter y con íc. Rech., t. 8, lam. X. R. repens L. — Inmediaciones de Valladolid en sitios húmedos. R. bulbosus L — Valladolid con el anterior» 585 R. chaeropliyllos L. — Galicia (Colín.), Lugo (Lge.) y cerca de Santiago hacia Comes, Visso, Villacueva, Sion- 11a, etc. Primav. R. philonotis Retz.— Compostela , cerca de Santa Lucía, r. Primav. R. trilobns Desf. — En sitios húmedos de los prados y orillas de los arroyos en Valladolid, Compostela y Tuy. R. parviflorus L. — Yalladolid. — Al E. de Galicia (Lge.), inmediaciones de Santiago en sitios estériles, r., la Coruña, Betanzos, Lugo, Cerezal, Nogales, Becerrea, Herre- ría, etc., en algunos sitios c. c. Verano. R. mnricatns L. — Valladolid.— Es c. c. en los cam- pos de Visso, Sar, Comes, Harines, Villacoba, Conjo y otros de Compostela; Burgos, Betanzos (Lge., Tex.) y abundante en la Coruña, Lugo. — El R. arvensis L., que lo tenemos de Ca- taluña, donde crece en los campos desde la rejion inferior hasta la pirenaica ó subalpina; Escorial, etc., no lo hemos visto en Compostela. R. nemorosas DC. v. multiñorus DO. (Duby el DC. Bot. gal. p. 12.) En los prados de Compostela. Fl. pri- mavera. Ficaria rannncnloid.es Mcench.- —Valladolid. Helleborus viridis L. — Valladolid, esclusa del Ca- nal.— Cataluña en los montes de Bassagoda (nob.) y baja has- ta el llano de Olot, San Juan las Fonts, Sellent, etc., y vulg. Baladra. — El //. niger L. citado en Setcasas y en el partido judicial de Figueras, se habrá confundido con el II. viridis . H. foetidns L. — Valladolid en los montes. — Es c. c. en los de Piedrafita (Plan., Texid.), hacia Ferreiros, y en Cataluña, vulg. Manxiubuls. Belphininm peregrinnm L.— Valladolid.— Con la forma del D. junceum DC. es c. desde el Ampurdan hasta cerca de Caraups. Aconitnm lycoctonnm L. v. fallax Gr. God.— En los montes de Santa Magdalena, Puigsacau, Platravé y Nuria (nob.) donde es más c. la v. pijrenaicum Ser. Aetaea spicata L.— Montes de Nuria (Pour.l nob.), Caraups, Coma de Vaca, Setcasas. 586 Pseonia peregrina Mili.— Además de las localidades en que se halla citada en la Flora del Sr. Costa, puede aña- dirse las montañas del Sellent, y vulg. Llampoina. PAPAVERACEAS. Papaver Rhceas L.— En la prov. de Gerona, vulg. Paramans, y con el P. dubium en Galicia (Lge.), son c. c. en el part. jud. de la Coruña, ménos abundantes en Tor- reiros, y r. r. r. en la comarca compostelana y prov. de Pontevedra. P. Mioeas L. v. vestitum Gren. God.— Galicia, con la anterior, en los campos de Piedrafita (1). P. dubium C. —En los campos del part. judicial de Valladolid. P. Argemone L.— Valladolid.— Barcelona (Pour.!, Te- xidor), Arenys, r. r. r. P. Argemone L. v. glabrum Koch. — En Catalu- ña con la forma genuina y más r. — El P. somniferum L. en la prov. de Gerona, vulg. Pin- lacocas. Meconopsis cámbrica Vig.— En Piedrafila, r. r. Glaucium corniculatum Curt.— Galicia en Bayona (Bust.)— En Cervera, Lérida, Almasellas, ele., se extiende mucho por la provincia de Lérida. Hypecoum procumbens L.— Comarca de Madrid, Fl. primav. H. grandiñorum Bent. — En los campos del part. jud. de Valladolid. (1) Piedrafita. A la cordillera de montes del reino de Galicia nos referimos con aquella denominación, y no á los montes que también así se llaman en Cataluña y otros puntos de España. 587 FUMARIACEAS. Corydalis cava Schweigg.— Montes de Piedrafita, r. r. C. enneaphylla DC. — En Monserrat c.! (Salv., Costa), escasa en San Miguel del Fay ! (Colm.), etc., es r. r. en la costa del Ampurdan (nob.), y llega á Olot. Fumaria capreolata L.— ' Yalladolid. F. Vaillantii Lois. --Yalladolid. F. parviflora Lam.— Barcelona (Colm., Texid.), y Ampurdan en los campos, con la anterior.— Valladolid. CRUCIFERAS. Sinapis Cheiranthus Koch. a genuina Gr.— Yalladolid. S. Cheiranthus Koch. p cheirantiflora Gren. God.— Yalladolid. — De Piedrafita á Lugo. S. Cheiranthus Koch. y montana DC.— Montes elevados de los Pirineos (Nuria, etc.), y el color amarillento de sus pétalos podría hacer dudar si es la y, como al Sr. Costa con los ejemplares procedentes de la Maladetta; pero le con- vienen los demás caracteres (Gren. God.) Eruca vesicaria Cav.— Región media de Galicia. Brassica asperifolia L. a oleifera DC.— Cerros de Alcalá de Henares con la Brassica morí candioi des Bois. Ambas con íl. en Abril. Diplotaxis viminea DC.— Monistrol (Pourr.?), cerca de Caslell de Fels (Colín.), llano de Yillafranca del Panadés; Barcelona (Tremols), alto Ampurdan, r. r. Malcoimia parviflora DC.— Litoral del llano del Llobregat, r. Fl. primav. Matthiola sinuata B. Brow\— Cosía del Ampur- 588 dan, r. r. (nob.); arenales del Masnou ! (Salv.) r. r.; de Salón á Reus (Jover!) Erysimum perfoliatum Gran.— Valladolid. Barbarea vulgaris R. Brow.— Prados húmedos y laderas de los arroyos (Galicia), en Yisso , Sar, Marines, Villacoba, Tuy, ele. FI. primav. B. intermedia Borean. En Harines (Quet). Sisymbrium Alliaria Scop.— Valladolid. S. austriacum Jacq. v. acutangulum Koch.— En varios de los montes más elevados desde los Rasos de Muñas á Nuria, etc. S. hirsutum Lag.— Valladolid. S. sylvestre R. Brow.— Valladolid. Arabis muralis BertoL— Montes de Piedraíila. Cardamine latifolia WahL— Nuria (Pourr.!, Texid ) y Coma de Vaca. C. sylvatica Link. a genuina Gren. God.— -Si- tios incultos de Tuy, c., Puxciros y Compostela, etc. C. sylvatica Link. p umbrosa? Gren. God. — Montes de Piedrafita. Es una forma intermedia de la a y la p Gr. God. Erophyla vulgaris DC. — Yalladolid.— Galicia (Col- meiro); en los montes desde Piedrafita á Lugo. Braba tomentosa Wahl. v. frigida Gr. God.— Montes de Nuria. Roripa nasturtioides Spacch.— Lugares húmedos cerca de Tuy (Pourr.! Texid., Bust.), etc. R. pyrenaica Spacch. — Casaril (!). Cochlearia glastifolia L. — Yalladolid. Calepina Corvini Desv.— Yalladolid. Carrichtera Vellee DO.— Cataluña (Colm.); muros de los campos inmediatos al cementerio de Barcelona, y en las márgenes de la carrelerafy huertas de San Beltran, c.c.en la primavera de 1864, etc. Isatis tinctoria L. — Valladolid. Biscutella lsevigata L. p dentata Gren. God. (. B . saxatilis Schl.)— Andorra en el monte Canillo (!). Fl. Junio. 589 B. lsevigata L. y intermedia Gren. God.— En la prov. ele Madrid cerca de Teluan, en Yillaviciosa de Odón, ele. — La B. ambigua DC. en Cataluña (Colm.); en los campos y sus márgenes en el Ampurdan, Olot y Basagoda no es r. esta especie, que tiene las silicuas lisas, y difiere de la v. que describe Costa (Flora Cat, p. 21), que también tenemos. B. lsevigata L. 8 pinnatifida Gren. God.— Oren- se (Pourr.!), Tuy. — Madrid, estendida y con la y. — En Cata- luña (B. slenophilla L. Duf.), en Monserrat y Pirineos. Fl. primav. Iberis spatlmlata Berg. — Nacimiento del Freser (Salv.), montes de Nuria y Coma de Yaca. I. pinnata Gouan. — Yalladolid.— El L amara L. es c. c. entre los cereales del Ampurdan y vulg. Matablat. Thlaspi perfoliatum L. — Yalladolid. T. alpestre L. — Montes elevados de Piedrafita. Hutehinsia alpina ít. Brow.— Montes de Lugo (Pourr.!) y con la esp. anterior. I-I. petrsea R. Brow.— Valladolid.— Madrid y c. en los cerros de Alcalá de Henares. H. procumbens Desv. — Yalladolid. Lepidium campestre R. Brow. — Campos cerca de Tuy (Bust.) L. heterophyHum Bent. a pyrenaicum Gren. God. — Pirineos de la prov. de Gerona, y alguna r. vez des- ciende hasta el llano de Olot. L. heteropliyllum Bent. v. canescens Gren. et God.— Humera (Madrid), r. r. Primav. L. hirtum BC. — Piedrafita.— El Z. alpinum Z. visto de Benasque. Senebiera Goronopus Poir.— Madrid (Cutand.), Aranjuez.— En el litoral de Cataluña es c., y en el de Galicia menos abundante que la S. pinnatifida DC. CAPPARIDEAS. Capparis spinosa L., por las formas que poseemos podemos dividirla: C. spinosa L. a linneana (Zaragoza, Mallorca, etc.) C. spinosa L. p intermedia Tex. — Hojas casi circulares, y las inferiores un poco acorazonadas; estípulas espinosas muy pequeñas y caducas. (Menorca.) C. spinosa L. y inermis Colm. (Calal. mel. pl. Cat. 17). Hojas casi circulares y sin estípulas espinosas. Prov. de Barcelona (Colm., Costa, Texid.) y muros de Gerona. CISTACEAS. Cistns umbellatus L. — Monte de Yisso cerca de San- tiago (Quet! Texid.), y desde Travadelo á Villafranca del Vierzo. — Valladolid. C. ladaniferns L. — Montes de Lugo (Pourr.í), y en Yidan, r. r. (Quet, Texid.). Helianthemum vnlgare L. tomentosum Gr. God.— Valladolid. H. polifolium DC.— Llano de Vich. H. canum Dun— Valladolid. H. marifolium L. — Valladolid. H. ternifolinm Colm. — Cercanías de Caldas de Re- yes (Seoane), n. v. H. guttatum Mili. — Valladolid. — En algunos bosques del Ampurdan c., etc. H. segyptiacnm Mili.— Galicia (Colm.), Villafranca (H. clandestinum Pour. herb.!), montes de Piedrafila. H. T liberarla Mili. v. trisepalum (Tuberaria vul- garis AYk. v. trisépala Tex.) En toda la región compostelana, c. en Cobas, Pontevedra, Tuy, c. c. en Lasjandras de Porrino, 591 Fl. verano, y pies tardíos hasta Enero. — Obs. El cáliz comun- mente solo consta de 3 sépalos, y muy raras veces tiene otro exterior muy pequeño; pétalos de color amarillo de oro, man- chados de pardo en la uña; hojas con tres nervios, pedúncu- los cabizbajos antes y después de la florescencia, erguidos durante esta. VIOLACEAS. Viola canina L. — Escasa esta especie en Cataluña, Monte Cabrera (Trem.í), Coll de Barcons, Santa Magdalena y otros montes del partido de Olot, Camprodon, Rivas, Va- llés, etc., es c. c. en Galicia, y en Angrois se encuentra r. una variedad con los pétalos de color azul-violáceo pálido y estrías violado -oscuras. V. lútea Smith p pyrenaica Gren. God. —Mon- tes de Nuria (nob.) (Se conlimará .) — — VARIEDADES. Bronceado del hierro fundido. Para dar á la fundición de hierro un color de bronce, sin cubrirla con un metal ó aleación, se lim- pia primero con gran cuidado el objeto que se quiera broncear, y se cubre en seguida con una capa uniforme de algún aceite vegetal: hecho esto se le expone en un horno á la acción de una temperatura algo ele- vada, pero que no debe serlo demasiado á fin de que no se carbonice el aceite. De este modo, la fundición absorbe el oxígeno en el momento en que el aceite se descompone, y se forma en su superficie una capa delgada de óxido pardo, que se adhiere muy fuertemente al metal, y al que puede darse un excelente pulimento, lo cual le da el aspecto de un hermoso bronce. Luz del magnesio. La luz emitida por un hilo de magnesio de 1 milésima de pulgada de diámetro, es igual á la de 74 bujías esteáricas de 5 en libra; consume 3 pies por minuto, ó de onza (7 gramos) por hora, cuyo precio es en el dia unos 2 sh. 6 d. (2 fr. 65). Pero 76 bujías esteáricas consumirían en el mismo tiempo 2 libras de estearina, cuyo precio seria de 2 fr. 50; 40, i pies cúbicos de gas de hulla producirían el mismo efecto y costarían unos 23/4 d. (27 cents.) El excesivo precio del magnesio consiste en el que tiene el sodio, necesario para obtenerle. El magnesio da 265 veces ménos calor que el gas. El gas y las bujías vician el aire por la producción del vapor acuoso y del ácido carbónico; el magnesio no tiene este inconveniente, pero sí uno que le es peculiar, á saber, que se produce una gran cantidad de magnesia calcinada for- mando un polvo fino, que no tarda en hacer insoportable la atmósfera de una sala. El mismo iuconveniente ofrece para la fotografía, aunque se ha empleado muy poco en ella. El mejor magnesio solo puede reem- plazar muy imperfectamente la luz del sol, pues se ha visto que su luz no era más que los V52» de Ia del sol en un buen dia de noviembre, al mismo tiempo que se ha averiguado que su efecto químico era 1/36 del que produce el sol. Editor responsable, Ricaudo Ituiz. N.° 9.°— REVISTA DE CIENCIAS. —Diciembre de 1868. CIENCIAS EXACTAS. ASTRONOMIA. Sobre las estrellas fugaces. Nota leída en la Academia en la sesión del dia 30 de noviembre , por el académico numera- rio D. Antonio Aguilar, Director del Observatorio. La aparición ó lluvia de estrellas fugaces , pronosticada con alguna inseguridad para mediados del actual mes de no- viembre, se verificó en la noche del 13 al 14, si no con tanta magnificencia como en igual fecha de 1866, en grado nota- ble, sin embargo, y digno de ser consignado como dato cu- rioso é importante para lo futuro. Es de advertir ante todo que, por efecto del mal estado del cielo, solo en el mediodía de Europa, y particularmente en España, ha sido observado el fenómeno á que esta breve nota se refiere. Por lo ménos, ninguna descripción detallada de lo ocurrido en el cielo du- rante la citada noche, ha llegado á nuestra noticia del ex- tranjero hasta la fecha presente, si se excepliia Roma, en donde se han hecho observaciones semejantes á las verifica- das en Madrid. Lo que sigue debe, pues, considerarse como un sucinto resumen de las observaciones concernientes al particular de que se trata, hechas en Madrid por los emplea- dos del Observatorio, D. M. Merino, D. C. Aguilar, D. E. Jiménez y D. V. Ventosa, quienes, distribuidos en dos grupos, tomo x.viii. 38 594 y en noches alternadas, cuidaron de inspeccionar el cielo en las del 12, 13 y 14 de noviembre. En la primera, la más despejada y tranquila de las tres, nada de particular ó extraño sucedió. Como en cualquiera otra noche, surcaron de vez en cuando la bóveda celeste al- gunas estrellas fugaces; pero pequeñas todas, emanadas de muy diversas regiones, de dirección arbitraria, y efímeras, como pertenecientes á la clase de las esporádicas. Por tér- mino medio, su número horario se valuó en 6 á 8. En la primera mitad de la segunda noche, ó sea hasta las doce horas, ninguna gran ráfaga luminosa, ó resplandor notable reveló todavía la proximidad de la lluvia meteórica esperada. Muy poco después, sin embargo, el fenómeno co - menzó á manifestarse con desusada esplendidez. En efecto, desde las doce y media horas hasta las dos, se contaron ya 200 estrellas fugaces, animadas de un movi- miento común, aunque un poco divergente, del E. al 0., co- mo si, á manera de proyectiles, emanasen de la constelación del León Mayor; pequeñas ó poco brillantes casi todas, blan- cas y muy efímeras. Algunas se observaron, por excepción, cuyo rastro luminoso subsistió cinco, ocho y hasta diez se- gundos de tiempo; y entre la multitud de estrellas pequeñas, chispas y destellos que cruzaban por el espacio, se distin- guieron también seis mucho mayores, que, por su volumen aparente y resplandor comparable al de la luna llena, mere- cían el nombre de bólidos. De las dos á las tres horas de la madrugada aumentó el número de meteoros luminosos, emanados siempre de la mis- ma región del cielo, por regla general, no desprovista de va- rias y notables excepciones; habiéndose valuado el total de los que en este tiempo se vieron en 350. Entre otros varios muy brillantes, rojizos algunos, azulados muchos, y de color purpurino y verde esmeralda las ménos, apareció entre las estrellas [/. y X de la Osa Mayor, á las dos horas y treinta y tres minutos, un magnifico bólido, que estalló en seguida sin estruendo, y se resolvió en una nube luminosa, de diá- metro aparente muy considerable, unas 15 veces mayor que el de la Luna, y la cual no se disipó por completo, atenuán- 595 dose ó adelgazándose primero por el centro, y trasformándose en anillo, hasta pasados diez minutos. Después de un rato de descanso y paralización, la lluvia de estrellas arreció hácia las cuatro horas de la madrugada, y poco antes de las cinco se contaron hasta 17 y 20 por mi- nuto de tiempo. Con la claridad de la aurora, las menores fueron poco á poco desapareciendo; pero no las de primera magnitud, nu- merosas todavía. Desde las seis horas y diez minutos á las seis horas y treinta y cinco minutos , cuando las verdaderas estrellas habian desaparecido en su mayor parte, y ya ni Ve- nus en la región oriental, Marte cerca del zenit, y Sirio al S. 0., se veian apenas, aún se descubrieron hácia el N. 0., como si de lo alto del firmamento descendiesen sobre la ca- pital, hasta 13 meteoros de incomparable blancura é intenso resplandor. La observación del fenómeno concluyó con la salida del Sol é iluminación general de la atmósfera, cuando ya los obreros se hallaban dedicados á sus faenas ordinarias. En la noche del 14 al 15 se observaron algunas más es- trellas fugaces que en la del 12 al 13, pero incomparable- mente ménos que en la del 13 al 14. El flujo de meteoros había ya pasado, y recobrado la bóveda celeste su aspecto ordinario y su tranquilidad característica , pasajeramente perturbadas. El fenómeno más notable de la noche última fué el siguiente. A las doce horas y veinte minutos, mientras, á causa del intenso frió que reinaba entonces, descendía un observador de la azotea del edificio, y otro le reemplazaba en su puesto al aire libre, se formó en la constelación de la Osa Mayor, entre las estrellas p y , una nube luminosa, de figura irre- gular y variable por momentos, y de tamaño aparente tres ó cuatro veces mayor que el de la Luna. Admirado de aquella aparición, cuyo extraño aspecto se asemejaba al de un come- ta, el segundo observador avisó al primero; y persuadidos ambos de lo extraordinario del fenómeno, y asombrados de su persistencia, decidieron examinarle con auxilio de una pequeña ecuatorial establecida en medio del campo. Pero mientras penetraron en la rotonda, voltearon la cúpula y 596 prepararon el anteojo, la nube luminosa se fue disipando, y desvaneció por completo poco á poco. ¿Procedía del estallido de algún bólido, como la observada en la noche anterior? Ve- rosímil parece. — En el resto de la noche, según dejamos ya dicho, nada de particular ocurrió. Cierto es que á las tres de la madrugada comenzó á nublarse el cielo, y que á las cuatro se cubrió por completo casi. — —«/VA CIENCIAS NATURALES. BOTANICA. Apuntes para la Flora de España , ó Lista de plantas no cita - das y raras en Galicia , partido judicial de Valladolid, pro - vincia de Madrid y Cataluña; por D. Juan Texidor y Cos, Catedrático supernumerario de Farmacia en la Universidad Central , socio de la Academia de Ciencias Naturales y de la de Medicina y Cirugía de Barcelona , de los Colegios de Far- macéuticos de Madrid , Granada y Valencia, etc . ( Conclusión .) RESEDACEAS. i Reseda Phyteuma L. a germina.™ Hojas caulina- res trífidas. R. Phyteuma L. p fragrans Texid. (R. aragcr nensis Lose., Pardo). Hojas trífidas ó enteras; flores oloro- sas y anteras rojizas. R. Phyteuma L. y integrifolia Texid.— Hojas todas enteras; flores no olorosas y anteras como en la a. 598 La a es c. c. en Cataluña, prov. de Madrid, Valladolid, y r. r. en Galicia. La ¡3 desde el Ampurdán hasta los valles pi- renáicos, vulg. Mardují, se extiende por las prov. de Barce- lona, Tarragona y Lérida, se interna en las de Aragón. La y es c. en el partido de Olot, no r. en toda Cataluña, Madrid y Aranjuez. Astrocarpus Clusii Gay. — Valladolid . — Orense (Pourr.!) A. Clusii Gay. p suffruticosus (A. suffruticosus Lge.) — En los terrenos arenosos de los montes de Galicia está citado el A. sesamoides DC. v. stellata Dub., pero no hemos observado esta planta en dicha región. En cambio abunda en Compostela y se extiende por toda Galicia otro Astrocarpus, que por sus sépalos agudos, estambres más de 9, con los fila- mentos escabrosos y dispuestos 2 á 2 delante de los pétalos, carpelos con el podoginio pubescente, hojas radicales lanceo- lado-casi-espatuladas, y tallos de 2 ó más decímetros, hacen referirla al A. Clusii. Difiere empero de esta en tener con fre- cuencia más de lo estambres, 7-8 carpelos, el sépalo supe- rior muy pequeño, y los tallos leñosos estriado-escabrosos. DROSERACEAS. Drosera rotundifolia L.— Montes de Lugo (Lge., Texid.), terrenos cenagosos de Compostela, c. en los lugares de Son, Amios (Texid., Quet), y en los de Pontevedra y Tuy. POLIGALEAS. Polygala vulgaris L. — Alrededores de Valladolid. Ff Junio. F calcarea Schultz. — Con la anterior. Esta esp., que es c, en muchos montes de los partidos jud. de Figueras. 599 Olot y Puigcerdá, algunas veces presenta los pétalos de color blanco. P. microphylla L. — Orense (Pourr. lierb.!) y montes del Vierzo. P. exilis DC. — Figueras, Crespiá, Liado, Olot y mon- tes vecinos, etc., r. r. Fl. verano. DIANTACEAS. Cucubalus bacciferus L. — Valladolid. — Orillas del Tajo c. c.; r. r. en Olot, Bosch de Tosca, Sanprivat, Castell- follit, y c. c. en el llano de Ampurias (nob.) Silene inflata Smit. a genuina Gr. God.— En Galicia es r. en Compostela; Tuy (Bust.I), Coruña en los campos; es c. en los de Piedrafita. Cataluña, vulg. Curibells. S. inflata Smit. p minor Moris. (Cucubalus uni- florus Pourr. herb.!) — Galicia (Pourr.!) r. r. en la región ma- rítima. S. inflata Smit. 8 fabaria Otth.— Corcubion (Caa- maño!); en los arenales marítimos de Galicia, r. r. S. cónica L. — En los arenales desde Barcelona á Ba- dalona, c. cerca del Cañet, r. en el llano del Panadés, y en ambas Castillas con la S. conoidea L. — Frecuentemente se confunden esta y la cónica, aunque la talla menor de la úl- tima, la forma de su caja y la del cáliz umbilicado en la base, que es globulosa en la S. conoidea L., las distinguen perfec- tamente. S. hirsutissima Otth. (S. pilosa L. in herb. Pourr.!)— Litoral de Galicia (Lge., Texid.), se interna hasta Orense (Pourr.!) y montes del Vierzo y Piedrafita. Verano. S. gallica L. v. genuina Gren. God.— Galicia (Lge., Texid.), es c. c. en los campos y sus márgenes en Com- postela y Vigo. La v. divaricata Gr. God. (non S. lusitanica L.) Vigo, Pontevedra, Compostela, Coruña, Lugo. — Madrid, Humera y Pozuelo. 600 S. Saxífraga L. — Montes elevados de los Pirineos (Salv., Colm., Costa, Carbó, nob.), como Nuria, Setcasas, Rivellas, Basagoda, del Mont, del Fay, Monseny, etc., y vulg. Herba pedrera. S. acaulis L. — Puerto de Benasque (!), etc. Fl. Julio. Lychnis Githago Lam. — Entre los trigos en Santia- go (Quet!) r. r., y c. c. en Piedrafita hacia la Vega de Val- cárcel. Fl. verano. L. maerocarpa Bois. et Reut. — Valladolid. Gypsophylla repens L. — Pirineos (Colm.), elevados montes, etc. (Costa), y Nuria (nob.) Fl. verano. Dianthus barbatus L. Montes de Nuria, r. D. earthusianorum L. gemiinum Gren. God.— Montes elevados de Galicia. Es c. en el Alto Ampurdán, llano de Olot y valles pirenáicos con la v. concjestus Gr. God., c. en Sanprivat, Platravé, etc., sin faltar la forma uniflora. Vulg. Clavells boscatans ó de gitana. D. attenuatus Sm.— Costa desde la Selva á Cadaqués é islas cercanas, c. (nob.), Ampurias y Escala r. Fl. verano. D. pungens L. — (Godr. Flor.; Wk. Icón., tab. VI!) Montes cerca de Lugo. Junio. D. lusitanicus Brot. — (Wk. Icón., tab. II!) — Montes del Castro (Quet, Texid.), kácia la Bacolla y otros montes de la región compostelana. D. laricifolius Bois. et Reut. (Wk. Icón., tab. VI!) Montes de Piedrafita, no r. en Cerezal. Con fl. en Junio de 1866. ESTELARIACEAS. Buffonia tenuifolia L. —Cardona (Costa), Vich (Car- bó!), Monserrat. — Valladolid, c. Alsine verna L. — En montes elevados de Cataluña (Nuria, etc.) y del parí. jud. de Valladolid, y su var. viscida Gren. Godr. en Valladolid y Compostela. Fl. verano. 601 Honkeneja peploides Ehrh.— Vigo (Pourr.! Texid.) y resto de la costa de la prov. de Pontevedra en los arenales. Moheringia trinervia Clairv.— Galicia (Pourr.!), Puxeiros y Tuy. Arenaria serpyllifolia L. — En los campos de Lugo (Lge., Texid.), Coruña, Betanzos, Santiago, Pontevedra, Vigo y Piedrafita. En los mismos sitios la var. scabra Fenz . A. tenuifolia L.— Valladolid. A. controversa Bois.— Valladolid. Stellaria media Vill. p major Koch.— Márgenes del rio Sar y en sitios húmedos de Tuy. — Orillas del Manza- nares, alrededores de Madrid y en sitios húmedos de la Casa de Campo. S. gramínea L. — Galicia (Pourr.!, Colm.), es r. en los prados de Sar, en Tuy, etc. Holosteum umfoellatum L.— Valladolid. Cerastium glutinosum Fríes.— Pirineos de la pro- vincia de Gerona. O. aggregatum Dur. — Me parece deber referir á esta especie una planta que por Abril cogí en Picachos (Compos- tela) sin fr. y flores muy reunidas con los sépalos escariosos en la margen interior y poco ó nada en la exterior. C. vnlgatum L. ¡3 glandulosum Koch.— Con el C. glutinosum Fries. . C. alpinum L. v. hirsutum et v. lanatum Gr, God. — Ambas v. en los montes de Nuria. C. dichotomum L.— Galicia (Colm.) entre los cerea- les en algunos campos de la región compostelana, y c. en los de Angrois. Primavera. C. perfoliatum L.— Valladolid. Malachium aquatieum Fries.— Arroyos de Pere- lada (Trem.), y todo el Ampurdán, r. cerca de Olot! (Pourr.!) En San Juan las Fonts encontré un pié que creció apoyado en arbustos, y media 17 decímetros. Spergularia rubra Pers. v. campestris Fenz.— Valladolid. S. salsuginea Fenz.— Valladolid.— Madrid, c. hácia el partidor del Canal; y en el Molar (Casabona!)! m LINAGEAS. Linum strictum L. v. cymosum Gr. God.— Altos de Puxeiros, etc. (Galicia). — Acompaña la v. laxiflorum Gr. God . en Monserrat, Vallés, Ampurdán y Pirineos. Fl. verano. L. maritimum L. — Litoral del Ampurdán, etc. (nob.), se interna hasta Bañólas cerca de los arroyos y laguna. L. viscosum L. — Collsacabra, Platravé y Puigsacau (nob.), en los Pirineos, extendido, y llega á la región alpina. L. angustifolium Huds.— Valladolid.— Galicia (Col- meiro), muy estendido en Piedrafita, en Gamoneo, Coruña (Lge.), Sobrado, Vega de los Anzuelos, Pontevedra, Redon- déla, Vigo y Tuy, etc. — El Z. usitatissimum Z. vulg. en Ca- taluña Llinet. L. catharticum L. — Piedraíita (Lge., Texid.), en Meixonfrio, hácia la Coruña, r. FL Junio. — En Cataluña desde la región inferior á la pirenáica. Radiola linoides Gmel. — Galicia! (Pourr.!, Lge.), en sitios estériles de los alrededores de Santiago, c. hácia San Lázaro y montes del Castiñeiriño, Cobas, Rajó, Sales, prados inmediatos al rio Tambre; c. c. en Lugo, Sobrado, etc. Fl® desde Junio á Octubre. MALVACEAS. Malva Alcea L. v. multidentata Koch. — Con la genuina en Compostela. M. moschata L. v. intermedia Gr. God.— -Mon- tes de Nuria (nob.) M. tournefortiana L. — Yalladolid, r. M. nicaeensis All — Es r. r. en las regiones baja y 603 media de Cataluña, en sitios herbosos y húmedos. — Vallado- lid. — Fl. primavera. Lavatera Olbia L. v. hispida Gren. God.— Desde Rosas á Francia, r. (nob.) GERANIACEAS. Geranium sanguineum L. -Montes de San Fer- reol, San Gerardo, del Mont, etc.; Nuria (Tremols.) G. dissectum L. — Cerca de Barcelona (Salv., Colm.) y de Moneada (Costa), llano del Llobregat, Monjuí, Ampurdán, Puigsacau, Platravé, San Juan de las Abadesas, etc. Erodium littoreum Leman. — Costa del Ampurdán (nob.), Castell de Fels (Tremols). Verano. E. Botrys Bertol. — Llano de Barcelona (Colm.), há- cia Sarria, cerca de Hostafranchs y de Badalona (nob.) r. r. E. cicutarium L’Herit. y pilosnm Thuill. — Litoral de Galicia. E. petrseum Wi.ll — Cabo de Nofeo, en la costa del Ampurdán (nob.) Verano. E. macradenum L’Herit.— Coll Daví (nob.)— Junio. HIPERICACEAS. Hypericum tetrapterum Fries.— Región compos- telana, Vigo y Tuy. H. humifusum L. — Monseny (Tremols!) H. tomentosnm L. — Monistrol (Pourr.!), Bleda, etc., (Colm.), Castell de Fels, c. (Costa, Texid.), llano de Ampurias y laguna de Bañólas. H. erispum L. — Monjuí de Barcelona , cerca de la Creu-cuberta, r. H. hirsutum L Pirineos (Colm.). Valldoreix, mon~ 604 tes de Collsacabra (Trem.!, Jover!), Platravé, Santa Magda- lena y llano de Olot, r. r. Fl. verano. ACERINEAS. Acer pseudo-platanus L. — Orillas del rio Miño. — El A. campestre L . en Cataluña, vulg. Abro, Aubró. OXALIDEAS. Oxalis Acetosella L. — Montes de Valiadolid. — Esta especie y la O. corniculata L . , en Cataluña vulg. Pa de cucut. O. violácea L.— Tuy (Bust.) RUTACEAS. Ruta bracteosa DC.— Santiago (Quet!) y otros sitios de Compostela, se extiende por la prov. de Pontevedra hasta Yigo, etc., y Tuy! (Bust.!) Fl. Abril, Julio. Peganum Harmala L.— Valiadolid. La Coriaria myrti folia L., c. en Cataluña, vulg. Budó, Ruido. ILICINEAS. Ilex Aquifolium L. v. heterophylla Rchb — Compostela, c. en la Cruz de Frades y Becerrea, etc., acom- pañada de la forma genuina. 605 RAMNACEAS. Zizyphus vulgaris Lam.— En el Ampurdán Alio, r. en setos. Rhamnus Frángula L. — Cataluña, en montes selvo- sos (Colm.), Monsan (Jover!), y en los de la Cot, de Santa Margarita y de San Juan de las Abadesas. El R. lycioides L. en Castell de Fels, Sitjes, San Pedro de Rivas, etc.,“ y el R. Alaterms L. en el Ampurdán, c., y vulg. Llampuga. TEREBINTACEAS. Pistacia Lentiscus L.— De esta especie, c. en mu- chos montes de Cataluña, existen dos pies arbóreos en San Pedro de Rivas, en los cuales hemos recolectado almáciga. Cneorum tricoccum L.— LitoraJ del Ampurdán (nob.) LEGUMINOSAS. Erinacea pungens Boiss.— Montes del Fau (prov. de Gerona), y vulg. Cuxins de señora. Sarothamnus purgans Godr. Gren.— Nuria (Pourr.!, Colm.), en el Salt del Sastre con fr. y pocas fl. á fi- nes de Agosto de 1865.- — El S . vulgaris Wim., vulg. Móduga, Ginesta borda. Genista anglica L.— Montes de Piedrafita. En el Ce- brero? (Pourr.) G. triacanthos Brot. (Scorpius parviflorus Pourr.!) En terrenos incultos de Tuy! (Pourr.!, Bust.!) y Porriño (Lange, Texid.), Vigo, montes de Marrozos. 606 G. hispánica L. — En muchos montes pirenáicos de la prov. de Gerona, etc. G. linifolia L. — Grao de Olot (Colm.) y montes ele- vados de la costa en la prov. de Gerona. G. micrantha Orteg. — Lugo y Piedrafita, Sobrado de Aguiar (Lge., Texid.), Vega de Anzuelos y en San Pedro del Cebrero. Junio. G. hirsuta Vahl.P seu G. Hystrix Lge. descr. ignot. — Procedente de Reinosa (Valladolid) poseo una Ge- nista con fl. y pocos fr. apenas desarrollados, que presenta mucha analogía con la G. hirsuta Yahl. (Cutanda. Fl. Madrid.) Difiere de la G. hispánica, entre otros caracteres, en ser mucho más robusta; y tiene las fl. reunidas 8-12 en cabe- zuelas terminales, pedúnculos poco más largos que el tubo del cáliz, y sin brácteas; labios del cáliz muy desiguales, el superior corto y con lóbulos triangulares alargados, el infe- rior con los tres lóbulos iguales; hojas todas agudas, lineares las superiores y lanceolado-oblongas las inferiores, lampiñas en su cara superior; tallos robustos, estriados, grisáceo-ver- dosos, con espinas estriadas y ramosas, los nuevos inermes, verdes, pero cubiertos de pelos blancos, así como el envés de las hojas, los pedúnculos y el cáliz, siendo poco vellosas las espinas, las estrías de los tallos añosos y la quilla de las flores. Cytisus heterochrous Webb.— Alto Ampurdán, San Juan las Fonts, etc.: vulg. Godua. En el herb. Pourr.! (Cytisus patens L.), procedente de Olot. C. albus Link. — Galicia (Pourr.), es c. c. c. en Pie- drafita y montañas de León. Primav. Árgyrolobium argenteum L.— Ampurdán y mon- tes de Olot, etc. Lupinus angustifolius L. — Valladolid. Ononis cenisia L.— Montes de Nuria (nob.) O. campestris Koch.— Comarca de Valladolid. O. procurrens Wallr. v. arvensis Gren. God. — Tuy! (Bust.!) Se extiende por la región inferior de Galicia. — Valladolid. O. procurrens Wallr. v. maritima Gren God.-— Litoral del Ampurdán. FL verano. 607 Los Anthyllis Vulneraria L. var. vulgaris Koch. et v. ru- briflora DC ., también en Galicia y más c. en el parí. jud. de Yaíladolid. Junio de 1866. Medicago falcata L. — Aranjuez v. v. sin fr. M. orbicularis All. (M. applanata Willd.)— Valla- dolid. — Aranjuez, Alcalá, Moncloa, Casa de Campo, orillas del rio Guadarrama, etc. M. polycarpa Willd. v. denticulata Gr. God. — Moncloa y en algunas huertas de las inmediaciones de Madrid. Primav. M. Gerardi Willd. (M. elegans Pourr. herb.!) — Yaíladolid . — Gracia (Pourr.!), Caldas de Mombuy (Colm.), Badalona , Mataré y Ampurdán. El pedúnculo carece de arista. Medicago muricata Bent. v. aristata. (M. tur- binala W. v. dextrorsa Wk., et M. spberocarpa Bertol. v... Costa, Fl. Catal., p. 60). Planta vellosa, que solo difiere de la forma genuina (Gren. God. I, pág. 896) por su pedúnculo un poco aristado. Litoral del Besos y Llobregat; llano del Va- llés. Fl. primav. — El M. muricata All. en las inmediaciones de Barcelona (Colm.) Trigonella polycerata L. v. pinnatifída Lge.— Valladolid. Melilotus neapolitana Tenor. — Campos de Tuy (Bust.) M. alba Lanío — Las Navas, orillas del Manzanares y del Henares, etc. Trifolinm angustifolium L. — Castilla (Colm.), co- marca de Valladolid, etc. — Ampurdán, vulg. Fench bort. T. incarnatum L. — En algunos prados cerca de Sam tiago, r. T. médium L.— San Juan las Fonts y Pirineos hasta Nuria. T. arvense L. — Valladolid. T. serrulatum Lag.— Madrid (Colm.), Chozas (Cu- tanda), Húmera. T. resupinatum L.^ — Valladolid. T. montanum L. a genuinum Gren. Godr.~~ 608 Prados y bosques de Pontevedra, altos de Puxeiros y Pie- drafita. T. montanum L. v. Gayanum Gren. Godr.— Compostela. Fl. Junio. El T. scabrum L. es c. cerca de San- tiago. T. procumbens L. —Orillas del Manzanares (Coira.), Húmera, Molar (Casabona). T. patens Schreb.— Puigsacau y cordillera de los Pirineos desde Bassagoda y San Aniol á Nuria. Fl. verano. T, agrarium L. a majus Koch.—Tuy.— Valla- dolid. — Molar, Húmera, Aranjuez, etc. — En Cataluña c. y ex- tendido con la v. minus Koch., y también cerca de Valla- dolid. Dorycnopsis Gerardi Boiss.— No solo en Orense (Pourr.!) y Villafranca del Vierzo (Lge.), sino en todo el lito- ral é interior de Galicia. Dorycnium suffruticosum Vill.— Valladolid. Tetragonolobus siliquosus Roth. — Valladolid, orillas de los rios y arroyos. T. purpureas Moench. — Cartuja (Jover!) Lotus rectus L.— Montes de Rosas á Francia (nob.), Bañólas, llano del Panadés, etc. L. hispidus L.— Valladolid. Astragalus stella L. — Valladolid. A. Cicer L. — Montagut (Pourr.!) y Urgel, r. r. A. narbonensis Gouan. — Cerros de Valladolid, con el hamosus L. que es c. c. A. incanus L. — Montes de Nuria y otros pirenáicos, Alto Ampurdán, Olot, etc. Phaca australis L.— Montes de Nuria y Coma de Vaca. Psoralea bituminosa L. — Valladolid. Vicia angustifolia Roth. v. Bobartii Koch.— Húmera y Pozuelo. Primav. V. peregrina L. v. glabra.— Legumbres lampiñas. Moncloa y Villaviciosa, r. r. V. hy brida L.— Valladolid. V. onobrichioides L.— Valladolid. 609 V. Orobus DC. — En el valle de Arán con fr. en Agosto (!). Ervum gracile DC. v. leiocarpon Gren. God.— Campos de Compostela. Otoño. El E . Ervilia L. cultivado en Cataluña y vulg. Essus. Lathyrus tuberosas L. — Yalladolid. L. setifolius L. genuinus Gren. God.— Pirineos orientales y Monserrat. El L. Aphaca L. Cataluña c., y vulg. Gerdell, Xerdell. Coronilla mínima L. v. australis Gren. God.— Ampurdán. La v. genuina Gr. God . también en Aranjuez. C. varia L.?— Cerros de Tuy (Bust.), v. s. incompleta y sin fr. C. Scorpioides Kocb. — En Cataluña sobrado c. y vulg. Baña de cabra. Ornithopus perpusillus L.— Aranjuez. O. sativas Brot.— Menos c. en Galicia que los O. compressus, perpusillus y ebracteatus , se halla muy exten- dido por lodo el país; el Burgo, etc. (Lge.), cañada del rio de los Sapos (Plan., Texid.), Pontevedra, Vigo, Tuy; Corcubion (Caamaño!), Sarela, Sales, Yidan, orillas ó prados del Miño, Coruña, Lugo, Sobrado, etc. Fl. primav. á Julio. O. ebracteatus Brot.— Ampurdán. Primav. ROSACEAS. Spirsea Filipéndula L. — Yalladolid. — Galicia (Col- meiro), de Yigo á Tuy. Dryas octopetala L. — Montes de Nuria. Potentilla aurea L.— Montes de Nuria y Coma de Vaca. P. Tormentilla Nestt. — Comarca de Yalladolid. P. reptans L. — En Cataluña es c., y vulg. Gram ó Agram porquí ó negra. Galicia en los campos de Tuy, Cru- zul, etc. TOMO XVIIh 39 610 P. rupestris L. — Orense (Pourr.!), sierra del monle Jurado. P. frutieosa L. — Pirineos (Bolos, Colín.), Nuria, con la P. nivalis Lap. Rubus glandulosus Bell. v. umbrosus Gren. God. — Sania Magdalena, r. R. collinns DO. (R. velutinus Pourr. herb . ! ) — Mon- serrat (Pourr.!, Texid.); es r. en los mansos Manera, Coma y Fióla. R. discolor Weih. et Nees.— Orense (Pourr.!), ex- tendida por Galicia, y no r. en algunos zarzales cerca de Tuy (Texid., Bust.), Vigo, Pontevedra, Santiago y Cortina. R. thyrsoideus Wim.— Valladolid. — En Galicia más c. que la especie anterior. R. corylifolius 8m. — Guadarrama (Lge. seg. Cut.), orillas del rio Tajo. Mayo. Rosa sempervirens L.— Alto Ampurdán, r. R. alpina L. y intermedia Gren. et Godr.— De Caraups á Nuria, Coma de Vaca y Tragurá. R. canina L. — En Cataluña vulg. Roser de pastó. — La var. dumetorum Gren. God. en la Casa de Campo, y la v. hirlella Gr. God. en Valladolid. R. rubiginosa L. — En Aranjuez con la v. sepium Gren. et Godr. Poterium dictyocarpum Spach. v. glaucum Gren. et God.— Valladolid. P. muricatum Spach.— En Valladolid. POMACEAS. Cratsegus monogyna Jacq.— Comarca de Vallado- lid. — Galicia: Orense (Pourr. í), Lugo y Santiago (Lge., Texi- dor), Vigo, Tuy. — Alto Ampurdán y llano de Olot, etc. — El Cr. Oxyacantha L., que Colm. cita en ambas Castillas y n. v. por Cutanda, que no le fija localidad, es r. en la Casa de Campo. 611 Sorbus torminalis Crantz.— Pirineos y cerca de Barcelona (Colm.), Tibidabo y monte de San Gerónimo, r. El Armeniaca vulgaris Lcimk. Cataluña vulg. Abricoquer, y Malagraner al Púnica Granatum L¡ ONAGRARIACEAS. Epilobium virgatum Fríes. —En sitios húmedos en la comarca de Tuy! (Bastillo!) E. collinum Gmel. — Montes de Nuria (Sal v. ! , Texi- dor), Coma de Vaca y San Aniol. (Enothera rosea Alt.— En los muros y paredes de Santiago, ¿connaturalizada? Isnardia palustris L.— En el Tajo.— Aguas de poca corriente en el llano de Ampurias, hacia la Escala (nob.) — Galicia.— Fl. verano. HALORAGEAS. Myriophyllum verticillatum L.— Remansos del rio Fluviá, Muga, etc., y la var. intermedium Koch. en el llano del Ampurdán. HIPPURIDEAS. Hippuris vulgaris L. a genuina Gr. Godr.— Llano del Besos en charcos, donde la encontré en 1860 y no se me ha vuelto á presentar. LITRARIACEAS. Lythrum Salicaria L. v. gracile DC.— Vallado- lid, orillas del Pisuerga y del Canal. — Seo de Urgel (!) y Alio Ampurdán. Verano. L. acutangulum Lag. — Costa del Ampurdán y r. en el interior.— Tuy (Bust. ! ), etc. L. maculatura Boiss. — Alrededores de Valladolid, r. L. Hyssopifolia L.— Galicia (Colm.), sitios húmedos y arenosos cerca de Nogales; Tuy! (Bust.!), etc. L. Thymifolia L. a erecta.— Orillas del Henares, r. Setiembre. Peplis Portula L. — Extendida por Galicia y c. c. en la región compostelana. «Se halla en sitios aguanosos de Ca- taluña (Colm.),» donde es r. r. y la hemos encontrado en el Ampurdán, Camprodon, Tragurá. MIRTACEAS. Myrtus communis L.— Cabo de Creus, Rosas (nob.), Tordera, Pujarnol, etc. PORTULACACEAS. Portulaca olerácea L. — Valladolid. P ARONIQUI ACE AS . Polycarpon peploides DC.— En la costa del Medi terráneo desde Rosas á Francia (nob.) Verano. 613 Loefflingia hispánica L. — Aranjuez. Paronychia cymosa Lam. (Illecebrum thymifolium et I. arctioides Pourr. herb.!), cerca de Orense, y Tuy (Pourr.!, Texid.) P. nivea DC. — Montes de Valladolid. — San Juan délas Abadesas, Surroca, Coma de Vaca y Nuria. Hemiaria hirsuta L. — Comarca de Valladolid, con la H. cinérea DC. H. fruticosa L. — Litoral del Ampurdán, r. Llega á Francia por Colliura. H. scabrida Bois. — Valladolid, y lo mismo que en el Guadarrama, Casa de Campo, Pardo, Villaviciosa, etc., fl. y fr. desde Junio á Agosto. Corriggiola telephiifolia Pourr.— Montes de la Fió- la y Massanet (nob.), Cadaqués, Rosas, Calella, etc. — Valla- dolid c. se extiende por el reino de León; Lugo (Lge.), donde es c. c. así como en el lugar de Castro, y no r. cerca de San- tiago, en los agros de Carreiro, Harines, etc. Ortegia hispánica L.— Valladolid.— Piedrafita. Scleranthus polycarpus DC. (Gren. Godr.)— Ga- licia (Pourr.!) en toda la región composlelana, no r. cerca de Santiago y c. en Angrois. Se. perennis L.— San Juan de las Abadesas, Campro- don, etc. CRASULACEAS. Tillsea mus cosa L. — Barcelona (Pourr.!), c. en los arenales del llano del Llobregat. Sedum Cepsea L. — Galicia (Colm ), Piedrafita, mon- tes de Lugo. S. rubens L. — En los campos de Hostalrich, Tordera y Santa Coloma. S. villosum L. — Montes de Nuria. S. micranthum Bast — Costa del Ampurdán (nob.), r. r. 614 S. dasyphyllum L.— Galicia (Colín.)» en los muros de Tuy (Texid., Bust.) El S. brevifolium DC ., Galicia (Colm.) y Orense (Pourr.!), es c. en los montes de Piedrafita, Lugo y Tuy, se extiende por todo el pais, aunque no abunda en la Coruña, Santiago, Pontevedra y Vigo. S; reflexum L.— Tuy (Bust.!) S. elegans Lej. (S. dodecandrum Pourr. herb.)— -Tuy, Piedrafita, etc. — Valladolid. — Guadarrama, Aranjuez, Villa- viciosa de Odou, etc. Sempervivum montanum L. — Montes elevados del Monseny (Colm., Trem.) y Pirineos orientales (Nuria, San Aniol, Basagoda, etc.), y vulg. Matafocli, como á otras crasu- láceas. SAXIFRAGACEAS. Saxífraga umbrosa L. v. serratifolia Bon- Piedrafila del Cebrero, no r. cerca de San Pedro. Empezaba á íl. en Abril y á fr. en Junio de 1866. S. hirsuta L. v. Geum Gren. God. --Montes de Nuria. S. granulata L. — Montes de Piedrafita, en sitios hú- medos, c. Primav. S. tridactylites L. — San Llorens del Mont (Trem.), llano de Olot y sus montes. Noceda (Lge.) y desde Nogales a Lugo en algunos sitios c. Con íl. en Abril de 1866. S. groenlandica L. — Valle de Andorra (!). S. longifolia Lap. — Montes de San Aniol, Bassa- goda, etc., yk vulg. Onosma, corona de rey, herba de singla, herba de tall. Chrysosplenium oppositifolium L. — Galicia (Pourr.!), Becerrea! y Villafranca del Vierzo! (Lge.) es c. c. en sitios húmedos de Piedrafita, con fl. en 8 Abril de 1866. — Lugares húmedos de la sierra de Nuria, Caraups y Vila- llonga. 615 UMBELIFERAS. Daucus gummifer L.P seu D. dentatus Ber- tol. — Costa del Ampurdán r. (nob.) Fl. verano, y v. v. con fl. sin fr. Torilis nodosa Gaertn.— Valladolid. — En Cataluña, vulg. Cachurros como á otras especies. Bifora testiculata DC. — Ampurdán , llano de Olot, etc. (nob.) Laserpitium Nestleri Soy-Will. genninum Gr. God. — Olot (Pourr.!), es r. r. en los montes de Puigsa- cau, Travé, y valles de Camprodon y Tragurá. iSthusa Cynapium? L. — Alrededores de Tuy (Bust.) CEnanthe globulosa L. — Laguna de Bañólas y llano de Ampurias, r. r. Verano. CE. pimpinelloides L— Prados de Cataluña (Salv.), en los pantanosos (Colm.); en el bajo Ampurdán y Besos. Fl. primavera. Bupleurum ranunculoides L. genninum Gren. God. — Cataluña en Peña-blanca (!), etc. Verano. B. ranunculoides L. v. caricinum DC.— Puig de Bassagoda, San Aniol, Rivellas, etc. B. Gerardi Jacq. (an B. junceum L. v. Gerardi). — Cataluña, en el Laberinto (Colm.), prados del Alto Ampurdán y llano de Olot. — Obs. El número de radios de su umbela, que es de 3-7 en los ejemplares bien desarrollados; el invo- lucro pentafilo; las hojuelas del involucrillo aguzado-alezna- das, más largas que la umbelilla, no permiten confundirlo con el B. junceum L., que también crece en el Ampurdán, y del cual quizás solo es una variedad. B. aristatum Bart.— Llanos del Llobregat y Alto Ampurdán. Verano. Berula angustifolia Koclx,— Cataluña, en las aguas encharcadas del llano de Ampurias, fl. y fr. en Agosto. 616 Pimpinella magna L. — Montes de Tupis (nob.), Ri poli, Rivas, etc., Coma de Vaca y Tragurá. Ammi Visnaga Lam. — Comarca de Valladolid. — Desde el Arapurdán asciende hasta Rivas, etc. Helosciadium repens L.— Valladolid. Scandix australis L. — Montagut (Pourr.!), y Ur- gel, r. S. Pecten»veneris L. (S. hispánica Cut. in parí.) — Madrid en los campos! (Colm.), Humera, Villaviciosa, Al- calá, etc. Anthriscus sylvestris Hoffm.— Galicia (Colm.), Vigo y Tuy. Eryngium tenue Lam.— Montes de Valladolid. LORANTACEAS. Viscum álbum L. — Cataluña (Colm., etc.), en los Pirineos de la provincia de Gerona sobre Cratsegus, Pyrus, Acer, etc. vulg. Vescarsí. Poseo una variedad encontrada so- bre el tallo de una Hederá helix, arbórea en Bassagoda, con las bayas de color rojo y lodos los órganos menores que en el tipo, singularmente las hojas, que son muy poco oblicuas. CAPRIFOLIACEAS. Sambucus Ebulus L.— Galicia (Colm.), La Coruña, Compostela, Vigo, Tuy, etc. Viburnum Opulus L.— Galicia, orillas del rio Sion - Ha (Quet.) hacia Verdiá, r. r. El V. Lantana L. en el Am- purdán y montes de Olot; vulg. Cartellatja. Lonicera pyrenaica L. — Bassagoda, Rivellas, Rasos de Muñas, etc. La L. implexa Alt. vulg. Xuclamel. L. hispánica Boiss. et Eeut. — Piedraíita en los setos, hácia Cruzad. -Villaviciosa de Odón. Fl. Junio 617 RUBIACEAS. Galium Cruciata Scop— La Coruña, Nogales, ele., en los setos. Junio, Setiembre. G. vernum Scop. a Bauhini Gren. God. — En sitios incultos de la comarca Compostelana, y c. c. en Amios, Sionlla, Angrois, Sar, San Lázaro, Harines, etc. Fl. primave- ra.— Obs. La planta es pubescente. G. rotundifolium L. —Galicia en Redondela. G. boreale L. v. glabrum Gren. God. —Orense (G. auriense Pourr. lierb.!), Piedrafita. G. sylvaticnm L. v. pyrenaieum Gr. God.— Valle de Arán (!). G. pusilTum L v. hypnoides Gren. God.— Montes de Nuria. G. saxatile L.— Cataluña (Colín.) , en los Pirineos (Pourr.!), montes de Nuria, rasos de Munás y Piivellas. G. divaricatum Lam.— Terrenos secos de Tu y. G. tricorne With. v. Iseve Tex. — Alto Ampurdán y llano de Olot en los campos, r. con el tipo. — Tallos lisos, desprovistos de aguijones. Fl. Junio. Asperula cynanchica L. — Más c. que la v. longi flo- ra Rclib. en el Ampurdán, y vulg. Herba prima. — La var. densiflora Gren. God., en los montes de Valladolid. Rubia tinctorum L. v. latifolium.— Alcalá de Henares, Setiembre de 1867. Obs. Hojas anchamente ovales, obovadas ú oblongas. VALERIANACEAS. Centranthus ruber DC.— Galicia (Colm.), no solo en la cerca de la huerta y paredes de la iglesia de San Mar- 618 tin en Santiago, sino en otros muros, así como en Pontevedra, Tuy y Coruña. Mayo, Julio. Valeriana offieinalis L. — Al S. O. y á una legua y media de Santiago, orillas del rio Villestro (Quet), r. r. como en los alrededores de Tuy. V. pyrenaica L. — Montes de Piedrafita, r. r. V. dioica L. (V. offieinalis Plan, non L. Flora!) — Es c. en Viso y prados inmediatos al rio Sar, etc. — Valladolid orillas del Renedo. — Pirineos orientales de Cataluña. V. tripteris L, — Valle de Andorra y montes veci- nos (!). En Monserrat es r. r. y fl. en primavera la var. intermedia Gren. Godr. — Sus bracleolas escariosas y lineares; hojas un poco glandulosas y largamente pecioladas las de los tallos estériles, la distinguen de la V. montana L. de hojas enteras, que también tenemos de los Pirineos. V. montana L. v. — Valladolid, prado de Rubí (!). Obs. Es una var. intermedia entre la genuina y la P ambigua Gren. God., pues las hojas caulinares inferiores son temadas y las superiores dentadas. Valerianella rimosa Bast. — No r. en los campos del Ampurdán y llano de Olot, vulg. Margaridetas. DIPSACEAS, Oephalaria leucantha Schrad. Comarca de-- Valla- dolid. Scabiosa gramuntia L. v. tomentosa Gr. ct God.— Recasens y resto de la cordillera de los Pirineos en la provincia de Gerona hasta el Ampurdán. Snccisa pratensis Moench. v. hirsuta Rclib. — Toda la región media de ios Pirineos en la prov. de Gerona, montes de Olot y Alto Ampurdán, etc. Fl. verano. Xnautia dipsacifolia Hort. — San Juan de las Aba- desas, Camprodon y Caraups. COMPUESTAS. Eupatorium cannabinum L.— Sitios húmedos cer ca de Val lado] id. Petasites officinalis Moench.— Sanliago (Quet., Texid.), Vigo y Tuy. — El Tussiiago Farfara L . en Cataluña c., y vulg. Pola d’euga. El Homogine alpina Cass., en la cor- dillera de Nuria, etc. Phagnalon saxatile Cass. v. intermedium DC. — Muros de la región Compostelana, Vigo, Tuv, etc. Conyza ambigua DC. — No solo en el litoral ó región inferior de Cataluña, sino en el Monsenv, y llega hasta Rivas (nob.) Erigeron acre L.— Valladolid. Bellis sylvestris Cyr — En sitios herbosos de Tuy, Puxeiros y Vigo. — Gerona, Ampurdán y llano de Vich. Arnica montana L. — En Piedrafita, r. En los prados cenagosos de Galicia es c. c. el A. montana L. v. pratensis Pourr. herb.! (A. m. ¡3 angustifolia Duby.) El Senecio vulgaris L., extendido por el part. jud. de Valladolid, en Cataluña es c. y vulg. Xerixells ó Serixells; los S. aquaticus Huds., genuinus el pennalifidus Gren. God., en las tierras inundadas y márgenes de ios arroyos en Galicia; el S. Doria L. en Cataluña llega hasta el llano de Ampurias, r. Senecio Jacobsea L. v. immaculatus Wk. — Am- purdán y llano de Olot. S. Cineraria DC. — Ampurdán cerca de Rupiá (Salv., Colm.), en sitios selvosos desde el Cabo de la Figuera al de Rosas, y vulg. Rosa de mar (nob.) S. spathulaefolius DC.— Esta hermosa planta, que algunas veces llega á crecer más de un metro en los prados húmedos de Compostela, es c. en los de Visso, en los de Sar y orillas del rio de este nombre. Mayo, Junio, 620 Artemisia gallica Willd.— Costa del Ampurdán, es r. la forma con panoja compacta (nob.), que se confundió con la A. maritima L. — La A. camphorata Vill. en toda la cordi- llera de los Pirineos orientales, y es c. en los montes de Bas- sagoda, San Aniol, Ogassa, Nuria, etc. A. Mutellina Villd. — Nou Fonts, Font del Freser (Salv., Colm.) y otros montes de la cordillera de Nuria y Setcasas; Castanesa (!). Chrysanthemum Myconis L.— Campos del Am- purdán, r. r. Anthemis arvensis L. v. incrassata Boiss.— Valladolid. A. Cotula L. — En los campos de Valladolid. A. montana L. a Linneana Gren. Godr.— Cabo de Creus, montes de la Selva y de Recasens. Fl. Agosto. Santolina rosmarinifolia Mili, a vulgaris Boiss. — Orillas del rio Pisuerga. — Alrededores del Molar (Casabona!) — La S. chamcecyparissus L . es c. c. en los Piri- neos de la prov. de Gerona y vulg. Camamilla groga ó de montaña. AcMllea Ageratum L. — Yalladolid: es la forma pu bescente. Bidens tripartita L. — Valladolid, en las orillas de los rios. — Alcalá de Henares. — Tuy! (Bust.) — Ampurdán, Camprodon, Urgel. Asteriseus spinosus Godr. et Gren.— Yalladolid. Corvisaria Helenium Merat.— La-Cot, cerca de 01 ot y vulg. Herba campana. Ínula montana L. — Yalladolid. Pulicaria vulgaris Gsert.— Comarca de Tuy. P. sicula Moris. — Ampurdán. P. arabica Gass. p hispanicus Boiss,— Valla- dolid. Gupularia graveolens Godr. Gren.— Llanos del Llobregat y Vallés (Costa, Texid.), es c. c. en el Bajo Am- purdán . Helichrysum decumbens Gamb.— Orillas del rio Manzanares, r. r. Otoño, m H. Stcechas DC. — Part. jud. de Yalladolid. En el Am- purdán con el H. angustí folium Z., y vulg. Mansanilla borda ó boscatana (nob.) H. foetidum Cass.— Santiago; Caldas de Reyes! (Seoa- ne), Vigo y Tuy. Filago germánica L. v. Intescens Gren. God.— Valladolid. F. arvensis L.— Part. jud. de Valladolid. — Ampurdán (nob.), etc. Evax asteriseiflora Pers. — Villaviciosa de Odón, Madrid.— Valladolid, y se extiende por el reino de León. Carpesium cernuum L. — Olot (Colm.), donde es c., como en San Privat, San Juan las Fonts, etc., desciende has- ta el Bajo Ampurdán y llega hasta los montes de Rivas, Bas- sagoda y Fau. Caléndula arvensis L. var. parviñora (C. par- viflora Raf.) El tipo es c. c. en Valladolid como en casi toda España, y la var., que difiere solo del tipo en tener las flores menores y los aquenios exteriores con tres series de espinillas en el dorso, en la prov. de Gerona, etc., Madrid, Húmera, Compostela. Fl. invierno y otoño. Galactites tomentosa Mcench. — Región marítima de Galicia (Lge., Texid.) y en la compostelana, Harines, San- ta Lucía, Tarroeira, Caldas, etc. Mayo— Diciembre. El Cynara Cardunculus L. en Cataluña vulg. Pressó. Cirsium lanceolatum L. [3 iiypoleucum DC.— - Tuy (Bust.) y hacia Vigo. C. eriopliorum Seop.— Vilaller y valles de los Piri- neos centrales (Costa, etc.); ocupa desde la región alpina hasta el litoral y vulg. Lloba. C. monspessulanum All.— Tuy, orillas de los arro- yos (Bust.) Centaurea amara L.— En los campos de Castro y otros de Compostela. Otoño. C. microptilon Godr. et Gren.— Costa del Am- purdán (nob.) Fl. verano. C. pectinata L.— Toda la cordillera de los Pirineos orientales. Fl. verano. 622 C. mae tilosa Lam.— De Vigo á Tuy! (Busl.!) FI. Julio. C. sonchifolia L. — En los arenales desde Salou (Jover!) á Tarragona. C. aspera L. v. subinermis DC.— Montes y lla- nos de los partidos judiciales de Figueras, Bisbal y Olot. Fl. verano. C. aspero-calcitrapa Godr. et Gren. — Alto Ampurdán, no r. cerca de Tortellá. Fl.en Setiembre. Las abejas que van á chupar el néctar de las C. aspera et C. Calcitrapa L ., c. c. en dichos sitios, llevando el polen de una especie á la otra, ocasionan la formación de esta y la siguiente especie híbridas, en las cuales se notan gra- daciones que manifiestan la íntima relación que de unas á otras existe. C. calcitrapo-aspera Godr. et Gren.— Por vez primera encontré esta especie en Masanet de Cabrenys, en una expedición con el amigo Tremols, donde es r. r., y des- pués la he visto en el llano de Olot, Alto Ampurdán r., llano del Panadés, y extendida por las provincias de Aragón, c. cerca de Zaragoza, es c. c. en Alcalá de Henares y disemi- nada por la prov. de Madrid. Fl. verano y Setiembre. C. micrantlxa Hffgg. (non Duf.)— En la prov. de Ma- drid con la C. castellana Boiss. et Reut., y en la región com- postelana. Fl. otoño. — La C. solstitialis L . en el Ampurdán c. y vulg. Aurayolas (nob.), y la C. Calcitrapa L. c. en Catalu- ña, y vulg. Herba espidiera. Microlonclms Duriaei Spach.— En los prados ori- llas del Miño. M. Clusii Spach.— Valladolid. En Cataluña c. y vulg. Baleja. Cnicus benedictas L.— Ampurdán r. Primavera. Kentrophyllum lanatum DC.— Valladolid.— Es c. en la prov. de Gerona y vulg. Fuells. La Stwhelina dubia L. es c. en algunos sitios incultos y montuosos del Ampurdán y Pirineos de la prov. de Gerona. Carlina acanthifolia All.— En los montes pirenáicos elevados de la prov. de Gerona c. 623 Xerantliemum inapertum Willd.— Montes de Va- lladolid. X. annuum L.— Llano de Vich. Cichorium Intybus L. v. glabratum Gren. et God. — En el Ampurdán más c. que el tipo y vulg. Xicoina, Mastaguera. — La Catananche ccerulea L. es c. c. en el partido de Olot, y nombre vulg. Cigalas , abusivamente por el ruido que hacen sus escamas al comprimirlas. Hedypnois polymorpha DC. — Valladolid. — La v. diffusa Gren. God . Coruña, Betanzos. Hypociiseris glabra L. genuina Godr.— Cerca- nías de Madrid (Colm., Cut. , Texid.) y Aranjuez. Obs. La planta de Aranjuez no tiene las hojas completamente lam- piñas. Scorzonera hirsuta L. — Madrid. S. macrocephala DG. — Valladolid. S. humilis L. — Galicia en Meixonfrío. Junio. Podospermum laciniatum DC. v. integrifo- lium Gren. God. — Aranjuez y comarca de Madrid, donde abunda la var. intermedium Gren, God. P. laciniatum DC. v. latifolium Gren. God — Valladolid. Tragopogón orientalis L.~— Moncloa, Casa de Cam- po y prados de la prov. de Madrid. — Cataluña (Salv.); Piri- neos, Platravé, Bassagoda y Ampurdán. Verano. Taraxaeum gymnanthum DO.— Valladolid. — Ex- tendido en la prov. de Madrid, principalmente en Aranjuez y Madrid en el Retiro. Lactuca Scariola L. v. integrata Gren. God. (L. augustana All.) En los Pirineos orientales r. r. Sonchus arvensis L.— Vigo.— El V. oleráceas L., y otros, en Cataluña, vulg. Llatisó. Crepis taraxacifolia Thuil. (C. prsecox Balb.) — Si- tios herbosos cerca de Barcelona y montes vecinos. Primav. C. aurea? Cass.— Valles de Nuria. Agosto. C. virens Vill. v. diffusa Gren. God. — Galicia (Colm.), en sitios incultos en los montes de Santiago, r. y extramuros de la Coruña, Nogales, Vigo y Tuy. Verano. 624 C. pulchra L. — Orillas del rio Pisuerga. Junio de 1866. C. succissefolia Tauseh. v. nuda Gren. God.— Nuria, y probablemente en otros montes elevados. C. lampsanoides Frol.— Galicia (Salv., Colm.) En Sar (Texid., Quet) y Viso, Becerrea, Rajó, Santa Lucía, etc. Fl. Abril, Junio. Hieracium Pilosella L. v. nigrescens Fríes.- Valladolid r. — Ampurdán r. r. El //. pumilum L . , de Nuria (Gren., God., nob.) baja hasta Caraups. Fl. verano. H. arnicoides Gren. et God.— Montes de San Pe- dro de Roda en la prov. de Gerona. H. sylvaticum Smith. — Montalegre en Orense (Pía- nellas), es general en los montes de Piedrafiía, Cerezal. Se- tiembre. H. boreale Fríes v. Friesii Schultz.— Partido de Olot, con el //. Sabaudwn L. H. boreale Fríes v. curvidens Gren. God.— Montes de Composlela, y Piedraíita en Cruzul y Cerezal r. — Partido de Olot. H. boreale Fríes v. vagum Gren. God.— Piri- neos orientales. H. boreale Fríes v. occitanícum Gren. God.— Compostela. Otoño. H. hirsutum Bernb.— Montes de Nuria, con fl. y fr. en 26 de Agosto de 1865, r. r. H. umbellatum L. — Monsacopa de Olot (Pourr.!), en bosques del Alto Ampurdán y montes inmediatos r. r. Fl. verano. Andryala macrocephala Boís.— Cercanías de Va- lladolid.—Junio de 1866. A. ragusina L. v. incana Gr. God.— Orillas de los rios Llierca, Fluviá, Muga, etc., y vulg. Herba del vesch. Se cultiva en Cataluña c. el Tagetes patula L. y vulg. Ballutets, y el Helianthus annuus L. vulg. Mirasol, Corona de rey. 625 AMBROSIACEAS. Xanthium macrocarpum DC.— Valladolid.— Ma- drid (Lge., Texid.), Villaviciosa de Odón, orillas de los rios Henares, Jararna y Manzanares, siendo c. c. en la Pradera del Canal, en Alcalá, Torrejon, etc. Extendido y r. en el reino de Valencia. X. spinosum L. v. canescens Costa.— Orillas del Manzanares, y le tenemos también de Cataluña, orillas del Besos. CAMPANULACEAS. Campánula patula L.— Valladolid. C. Trachelium L. v. dasy carpa Gr. God. — En los Pirineos de Cataluña. Trachelium coeruleum L.— Crece en varios muros de Santiago, y fl. en verano. Nota. Tal vez allí sea esta especie procedente de algún jardín, pero no podemos ménos de consignarla, puesto que crece espontáneamente en otras localidades de España, como Granada (Campo! , Seoane) , Murcia , Tarifa , San Roque (Pourr.!), etc. y en Almansa, Almaccllas y Carcagente. Con fl. en Julio de 1867. ERICACEAS. Erica cinérea L. — Esta especie, c. c. en Galicia, en Cataluña (Pourr.!, Colm.) debe ser r. r., y hasta ahora solo se me ha presentado en los montes de Tordera, r. r. con fl. TOMO XVIII. m en 11 de Junio de 1860.— La E. multiflora L. en Tordera, alto Ampurdán y región media de la prov. de Gerona. E. arbórea L. v. grandiflora (E. sp. nov.? cua- driflora Pourr. herb.!) Obs. Flores grandes (6-8 milímetros de largo y 4 de ancho), olorosas y el pedúnculo solo iguala un tercio de su longitud; cáliz también de y3, con los sépalos vellosos en el nervio medio, y ligeramente pestañosos; es- tambres con los filamentos urceolados. — Orense (Pourr.!) Extendida por los reinos de León y Galicia, no es r. en la comarca compostelana, en Amios, Harines, y c. en los montes cerca del Tambre, en cuyos puntos y otros de Galicia crece la E. arbórea L. genuina, que tenemos también de los mon - tes del partido de Olot, etc. La E. scoparia Z., en los montes cerca de Barcelona, Tor- dera, Olot, etc. PRIMULACEAS. Prímula intricata Gren. God. — Montes de Nuria, y v. s. de Benasque. P. latifolia Lap. — Montes de Nuria. Fl. Julio, fr. Se- tiembre (nob., Jover.) — La P. elatior Jacq. cult. en Cataluña vulg. violé de San Joseph. Lysimachia Ephemerum L.— Valladolid , orillas del Pisuerga, del Renedo, etc. Anagallis Monelli Clus. — Aranjuez (Pourr.!, Texi- dor), Casa de Campo, Humera, orillas del rio Guadarrama, Molar y Pedrezuelos. Tenemos de Portugal el A. linifolici L., especie bien descrita, así como el A. Monelli , en el Prodro- mus DC., y tan diferentes la una de la otra, que no creemos haya lugar á considerarlas como una sola especie, como sos- pecha un botánico extrangero. Androsace maxima L. — Llano de Camprodon. A. pubescens DC. genuina.™ Peñas de Casta- nesa (1). 627 JAZMINEAS. Jasminum fruticans L. — Comarca de Valladólid. — El /. o f [icinale L. connaturalizado y c. entre los basaltos de Castellfollit de la Roca, etc., vulg. Llesamí. El Ligustrum vulgare L. en Cataluña, vulg. Llampuga blanca. APOCINACEAS. Vinca major L. — Montes de Yigo y Tuy. Fl. mucha parte del año, incluso Diciembre. V. media Link. et Hoffm. —Galicia (Colm.), Hari- nes (Quet), Sai* y otros varios sitios de Compostela; Ponteve- dra y Vigo.—Tuyí (Bust.!, Lge.), etc. ASCLEPIAD ACEAS. Cynanchum acutum L. — Valladólid, orillas de los ríos. —Llano del Ampurdan, siendo c. en los setos y cañave- rales cerca de San Pedro Pescador (nob.), y vulg. Corrajola de bou . Vincetoxicum ofñcinale Moench. — Desde la cos- ta del Mediterráneo (nob.) hasta la región alpina de los Piri- neos en la prov. de Gerona, c. V. nigrum Moench.— Tuy (Bust.!)— Montes de Va lladolid. — En los bosques cerca de San Miguel del Fav. Junio de 1865. 028 GEN CIAN ACE AS. Erythraea pulchella Horn.— Comarca de Vallado- lid. — Junio, Julio. E. latifolia Smith. — Galicia, juncales de Brens (Caa- maño!), etc. E. spicata Pers.-— Llano del Bajo Ampurdan (nob.), etc. — Valladolid. E. marítima Pers.— Litoral de Galicia (Lge., Texid.), penetra en la región Compostelana, en un prado entre Rajó y Sales (Texid., Quet). Junio. — En Cataluña, Castell de Fels (Costa, Texid.), llano del Llobregat y en el Alto Ampurdan. Julio. Cicendia filiformis Delarbre.— Región composte- lana; en prados de Rajó, Santa Lucía, Sales, orillas del rio Tambre, Puxeiros, Piedrafita, etc. Verano. Gentiana cruciata L.— Montes del Fau, Rivellas, de Santa Magdalena, Platravé, etc., c. c. G. ciliata L. — Montes de Bassagoda, r.— Setiembre de 1864. Menyanthes trifoliata L— Valladolid. —Orillas del Henares, r. Lymnanthemum Nymphoides Link.— Cerca de Tuy en el Miño. CONVOLVULACEAS. Cuscuta alba Presl. — Piedrafita. — Sus congéneres en Cataluña, vulg. Cabells de romaní. Ipomsea sagittata Lorente.— Valencia (Pourr.t), y en la Rápita. 629 BORRAGINEAS. Symphytum officinale L.— Tuy, en terrenos hú- medos, r. S. tuberosum L.— Cerca de Santiago, r. r. (Quet).— Barcelona, Vallvidrera, Tordera, Olol, etc. Nonnea alba DC. — Alrededores de Valladolid. Junio. Alkanna tinctoria Tausch.-— Litoral del Ampur- dan, r. r.; Monistrol y Monserrat (nob., Jover), Reus, Falset y Monsan (Jover!); terrenos arenosos y secos del partido judi- cial de Lérida; Primav. — Julio. Onosma echioides L. — Alto Ampurdán y vecinos montes, vulg. Xuclamel. Echium italicnm L.— Campos del part. jud. de Va" lladolid. — En el Ampurdán, y asciende con disminución por los Pirineos. E. pustulatum Sibt. et Sm.~ Alrededores de Va lladolid. E. arenarium Gus. — Si es de bastante importancia el carácter de ser extra -axilares las fl. inferiores en la sec- ción b de la Flore de France, solo podemos referir al E. are - narium una planta r. r. r. en el litoral déla provincia de Gerona, cuyas fl. están en aquella disposición, brácteas agu- zadas, dilatadas y oblicuamente acorazonadas; carpelos aqui- llados, y hojas inferiores un poco agudas, las superiores algo dilatadas en la base, sentadas y medio abrazadoras. Fl. verano. Pulmonaria angustifolia L.—Es c. c. en sitios hú- medos de la región compostelana, y varia cuando crece en terrenos montuosos, pues con el Sr. Quet en Abril de 1866 encontramos en la Sionlla algunos pies que tenian todas las hojas sentadas , abrazadoras y aovado-lanceoladas. Myosotis palustris With. p strigulosa Mert. et Koch. — En sitios encharcados de los prados de Sar, 630 A míos, ele., en Compostela, y piés con el tallo lampiño y otros con pelos aplicados ó inversos. $L palustris With. v. repens Mert. et Koch.-— Ampurdan en terrenos pantanosos y cerca de los rios. Fl. verano. M. stricta Link. — Cataluña en sitios cultivados (Col- meiro), ocupa las regiones inferior y media. — Casa de Cam- po (Colm.), Somosaguas, Pozuelo, Villaviciosa, Alcalá, etc. M. versicolor Pers. — Yalladolid.— No es r. en los campos de toda la región Composlelana y en algunas paredes de Santiago. M. intermedia Link.—-Aranjuez. Mayo. —En Cata- luña con el M. stricta Link. M. sylvatica Hoffm. — En los charcos de la región Composlelana, c. en Sar; comarca de Tuy. Mayo, Julio. Cynoglossum Cheirifolium L.— Alrededores de Vallad olid. C. pictum Ait— Vallad olid. C. officinale L. — En la cordillera de Puigsacau y San Juan las Fonts, r. r.; Monseny (Tremols!) Fl. verano. C. Dioscoridis Vill. — Montes de Olot á Ogassa, con fl. y fr. en Julio. Le acompaña y es más c. en los Pirineos el C. montamm Larri. — En Alcalá de Henares el Heliotropium supinum L. SOLANACEAS. Solanum sodomeum L.— Reus (Jover!)— En Fenlla (Caamaño!) Es r. r. en el litoral de Galicia y vulg. Tomate do inferno. En el herb. de Pourret existe otra planta con el nombre Physalis angulata L. en las viñas de Orense, y vulg. Tomate do invernó. — En el mismo herb. existe el Solanum sodomeum L. procedente de Menorca, lo que prueba que esta planta no ha sido introducida de poco tiempo en dicha isla* según el amigo J. Rodríguez consigna, que es en ella creencia general. 631 Atropa Belladona L.— La tenemos de varias locali- dades en que la citan los Señores Colm. y Costa, es c. en al- gunos montes de Ilipoll á Rivas (nob.); Monsan (Jover!) Datura Metel L — Rajo Ampurdan (nob.), cerca de Olol y monte del Cos. VERBASCEAS. Verbascnm montanum Schrad.— Comarca de Tuy (Bust.) V. thapsiforme Schrad.— Comarca de Tuy.— El F. Thapsus L. en Cataluña, vulg. Cua de moltó, Rapalasa borda. Y. pulverulentum Vill.— Galicia en Orense (Pourr.í), Pontevedra, Tuy, etc. Y. phlomoides L.— En terrenos incultos de Tuy (Bust.) Y. Blattaria L.— Olot, etc. (Costa, Texid.), se ex- tiende por todo el Ampurdan y ios valles de los vecinos Pirineos. Y. virgatum With. — En los prados de Tuy y Yigo, c. ESCROFULAR1ACEAS. Scrophularia nodosa L.— Orillas de los rios Jarama y Henares. S. aquatica L.-— Galicia (Colm.), Santiago y otros si- tios de la región compostelana; Redondela, Yigo, Tuy, etc. S. canina L. — Tuy (Bust.!); en Cataluña vulg. Ruda de cá ó de gos. La variedad pinnatifida (S. pinnatifida Brot.), diseminada por ambas Castillas. Antirrhinum Asarina L.— Caraups, Rivas y mon- tes de Nuria y de Tragará (nob.); Monseny (Tremols!); mon- tes de Rivellas, Bassagoda, Recasens, San Pedro de Roda, etc.» 632 y probablemente toda la cordillera de los Pirineos orientales. Costa del Ampurdán (nob.) y San Miguel del Fay. Fl. Junio, Agosto. Anarrhinum bellidifolium Desf.— Montes de Va- lladolid. — El A. Duriminium Brot., también en los montes cercanos á Santiago de Galicia. Linaria Elatine Desf. — Esta especie, c. en el part. de Olot; en Galicia es r. cerca de Santiago (Plan., Texid.), Porrino, etc., se extiende hasta Tuy y es c. L. vulgaris Moench. — Es c. en los muros y paredes de la Coruña, Lugo, Santiago, Pontevedra y Tuy. Fl. prima- vera.— Julio. L. itálica Trev.— Pau, Rosas y otros sitios del Bajo Ampurdán (nob.), asciende por los Pirineos hasta Masanet y la Fióla. Fl. verano. L. micrantlia Spr.— Cervera, Lérida, r. L. spartea Hoff.— Valladolid. — Tuy y Vigo (Bust.í, Lge., Texid.), Caldas de Reyes y Piedrañta. L. alpina DC.— De los montes de Nuria (Pourr.! nob.), Caraups y Rasos de Muñas, baja algunas veces hasta Olot, donde es r. r. entre los trigos. La L. slriata DC. en Liado, Cabanas y otros sitios del Bajo Ampurdán, c. cerca de Fi gueras. L. supina Desf. p pyrenaica Lapeyr.— Montes de Piedrafita. La L. marítima Poir. (Antirrhinum triste Pourr. herb. !), es r. r. en la costa de Cataluña y c. en la de Galicia. L. serpyllifolia Lge.— Valladolid (Lge., Texid.) y montes de Piedrafita. Junio. L. arenaria DC.— Arenales de Tuy; reino de León y Valladolid. L. arenaria DC. v. saxatilis Gren. God. (An- tirrhinum parviflorum Pourr. herb.!), en Tuy (Pourr.!, Bust. ! , Texid.), y en Compostela. L. bipunctata Steud.— Aranjuez (Colm.), cerros de Vallecas. Verónica spicata L— Montes de Nuria (Salv.. nob.), de Vich (Pourr.!) y de Camprodon á Olot. 633 V. Teucrium L. — Monserrat y valle de Hebron (Colm.), valle de Arán? (Costa). En Monserrat, cordillera del Tibidabo, alto Ampurdan y Pirineos la var. normalis Gren . God., que fl. verano. V. urticaefolia L. — No r. en los montes de Nuria, Bassagoda, Recasens, etc., desciende basta varias colinas del partido de Olol, y en Flatraver, Puigsacau, etc. V. Anagallis L.— No solo en Orense (Pourr.!), Co- ruña (Lge.) y Sar (Plan.), sino que se extiende mucho por la región compostelana, Pontevedra, Vigo y Tuy, etc. V. scutellata L. — Comarca de Tuy. — Pirineos orien- tales de Cataluña. V. montana L,— No solo en Orrio! (Plan.), sino en Pontevedra, Yigo y Tuy. —Nuria y Olot (Pourr.!) y otros montes del partido, r. vez desciende hasta el alto Am~ purdán. V. aphylla L. — Montes de Nuria, r. r. V. bellidioides L.— Montes de Nuria, Coma de Vaca, Setcasas, etc. V. alpina L.— Montes de Nuria (nob.)— La V. serpylli- folia L ., que es c. en Galicia: Santiago, Betanzqs, Coruña, Lugo, Cruzul, Nogales, etc., ocupa la regiones alpina y pi- renáica de Cataluña, r. en Nuria, montes de Rivas, etc. Limoseila aquatica L. — Región compostelana y va- lles de Piedrafita. Digitalis purpurea L.— Siendo c. en Galicia y c. c. en Compostela, es r. r. la variedad con fl. blanca. Odontites viscosa Rchb.— Desde el alto Ampur- dan y sus montes hasta San Juan de las Abadesas.— La O. rubra Pers. en Alcalá de Henares, etc. O. lútea L.— En los Pirineos de la prov. de Gerona, á más de 1.500 metros de altura, no r. Otoño. Rhinanthus major Ehrh. a glaber F. Schultz.— Extendido en Galicia: Tuy, región compostelana y Piedra- fita. — Olot, etc. (Costa, Texid.), todo el Ampurdan y valles pirenáicos de la prov. de Gerona. R. minor Elirh. — Prados de los Pirineos en la prov. de Gerona y orillas del Fluviá. 634 Melampyrum pratense L —En la colina al sud de Comes, monles de Rajó, Vitares, etc., y Piedrafita. Junio.— El Pedicularis foliosa Z., en Nuria y Setcasas. Gratiola officinalis L. — Orense (Pourr.!), Tuv(Bust!, Texid.), etc.— Ampurdan en sitios húmedos, r. OROBAN CACEAS. Phelipaea Muteli íieut.— Ampurdan y llano de Olof c. sobre muchas pl. incluso el trigo. Ph. ramosa C. A. Meyer. En el part. judicial de Oíot, c. sobre cáñamo. Orobanche Hederse Vauch. — En San Miguel del Eay, y c. c. en el bajo Ampurdan (nob.) Lathraea squamaria L.— Monseny hacia Viladrau. Primav, LABIADAS. Lavandula latifolia Vill.— Valladolid. — La Lav • pedunculata Cav. se extiende desde Piedrafita c.; Astorgn, Va- lladolid, etc. — LaZ. Stcechas L. en Cataluña, vulg. Timó. Mentlia viridis L. gennina.— Valladolid.— Alcalá de Henares. — La M. rotundi folia Z. en Cataluña c., y vulg. Menta de bou. M. aquatiea L. v. hirsuta Xoch. -Cerca de Ba- ñólas, extendida por el Ampurdán, r. — Valladolid. M. citrata Ehrh. — Bajo Ampurdan (nob.), r. FI. ve- rano.— Valladolid. Preslia cervina Fresen. — Llano de Ampurias, r. (nob.); Bañólas, llano de Hostalrich y Vallés; Palau, Tordera (Carbol) Thymus Serpyllum L. a linnseanus Gr. God.— Galicia en los monles de Cruzul. 035 T- Chamaedrys Fries. — San Privat, col! de Barcons, Platravé y Surroca. Verano. Satureja montana L. —Galicia (Colm.), en los mon- tes de Tuy (Busl.) Micromeria grseca Bent. v. latifolia Bess.— Comarca de Tuy. Calamintha grandiflora Moench,— No r. en sitios sombríos y frescos del llano de Olot, y recorre los Pirineos desde Beeasens hasta Caraups, vulg. Tarongina borda. — En los mismos sitios la C: menthmfolia Hort. O. boetica Bois. Reut.—Tuy! (Bust.!, Lge.), Vigo, Pontevedra, Santiago, Castro, Lugo, etc. Fl. otoño. C. alpina Lam.—Valladolid. C. Acinos Clairv.— En varios campos de Galicia. Melissa officinalis L. — Compostela. — En el Ampur- dan, vulg. Herba bayera. Salvia officinalis L.-— Tuy (Bust.!) S. Sclarea L. — Desde León á Yalladolid.- — Villaviciosa de Odón, etc. S. ÜEDthiopis L. — Yalladolid. — Villaviciosa, etc. S. Yerbenaca L. v, oblongifolia Bth — Ampur- dan r., y vulg. Tarrech. S. lavandulsefolia Vahl.— Comarca de Valladolid. Nepeta latifolia DC. — Valles de Rivas, Tragurá(nob.), Fl. Julio— Set. Glechoma hederacea L. Par t. de Valladolid, sitios sombríos y húmedos. Lamium incisum W. -Monserrat y Ampurdan, etc. Galeopsis pyrenaica Barth.— Cordillera de Nuria.— Agosto. Stachys germánica L.— Valladolid, St. lieraclea All. — Montes de Surroca (Costa, Texid.), de Muñas, Rivellas, Monteya, Basagoda y Fau.— El S. sylva - tica L. en Sil veira (Plan.), se extiende por Compostela (Texid., Ouet); Tuy (Bust.), etc. St. palustris L.— Prados de Camprodon, Vilallonga y Tragurá. Junio. Ballota fcetida Lam.—Valladolid.— Santiago y re- 636 gion inferior de Galicia. En Cataluña c., y vulg. Malrrubí puden. Sideritis scordioides L.— Valles pirenáicos de la prov. de Gerona y alto Ampurdan. S. hyssopifolia L.— Valladolid en la cuesta de la Marquesa. S. perfoliata L. — Montagut (Pourr.l), y r. r. en el Urgel. Marrubium vulgare L. v. lanatum Boiss.— Cercanías de Alcalá, Madrid, Húmera y Molar. Melittis Melissophyllum L.— Piedrafita, r.— Va- lladolid.—En los Pirineos de la prov. de Gerona, y c. en San Juan las Fonts, variando mucho sus pétalos en intensidad de color. Scutellaria alpina L.— Montes de Nuria hasta San Aniol. Brunella grandiflora Mcench. v. pyrenaica Gren. God. — Cerca de Santiago r. r. (Quet!), y montes de Piedrafita. Junio.— La B. vuhjaris Mcench. en Cataluña, vulg. ilerba del traído, y la B. alba Pall. a et (3 en Monserrat y llano de Olot. Ajuga Chamsepytis Schreb.— Valladolid.— La A. ha Schr. en el litoral de Cataluña (Costa, Texid.), llano del Panadés, y Ampurdan, vulg. Esquiva. Teucrium scordioides Schreb. — Ampurdan en si- tios húmedos. Fl. verano. T. Chamaedrys L. — Valladolid. T. aureum Schreb. — Montes de la Fióla (nob.), del Fau, etc. T. Polium L. — Ampurdan, con el T. capitatum L . que es c. ACANTACEAS. Acanthus mollis L.— Escabanas y Cée (CaamañoíJ; Bayona, Tuy, r. r. 637 VERBENACEAS. Verbena officinalis L. v. prostrata Gren. God. — En los arenales de los rios Miño y Manzanares, así como en los caminos de algunos jardines de Madrid. V. supina L. — Cerca de Barcelona (!), r. r. r. y v. s. El Vitex Agnus-castus L. se interna en la prov. de Gero = na hasta la capital, Besalú, etc., á veces con flores blancas ó ligeramente rojizas. Vulg. Ximbla en el litoral. PLANTAGINEAS. Plantago intermedia Gilib.—Eíi sitios húmedos de la prov. de Gerona. Verano. Pl. Coronopus L.— En el litoral y bajos Pirineos de Cataluña varia mucho en la forma y consistencia de las ho- jas, algunas veces carnosas, y son casi lineares ó muy an - chas, casi enteras, lampiñas ó vellosas, etc., var. que pueden referirse á las a, (3, y, 8 descritas en la Flore de France. Pl. crassifolia Eorsk. — Litoral del Ampurdan (nob. PL maritima L.— Valladolid. Pl. subulata L. a genuina Gren. God — Valla- dolid.— Costa desde Rosas al Cabo de Creus. Pl. carinata Scbr.— Cadaqués (Tremols!) PL acantbophylla Den — Montes de Lugo y Piedra- fita. PLUMBAGINEAS. Armeria Ruscinonensis Gir. — Costa del Ampur- dan, principalmente en los cabos Nofeo y de Creus é islas in- mediatas (nob.) Verano. 638 A. plantaglnea W. v. leucantha Bss. (A. plan- taginea W. v. alba Tex.), solo difiere del tipo por sus flores de color blanco, y no ser herbáceos los foliolos exteriores del involucro. Humera, Pardo, Villaviciosa, Chozas, etc. A. Duriaei Bss. (A. Bourgei Bss.) — Villaviciosa, c. Fl. prima v. Statice Limonium L. et ,8 serótina Bchb. Golfo de Rosas, r. r. la a, y la ¡3 en todo el litoral del Am- purdan (nob.) Fl. Agosto y Setiembre. S. Girardiana Guss. — Golfo de Rosas (nob.) S. echioides L.— Valladolid. S. ferulacea L. — Golfo de Rosas (nob.) La Globularia Alypum Z. es c. c. en el Bajo Ampurdan, disminuye á medida que se interna y asciende por los Piri- neos. Vulg. Escorsiata. FITOLACEAS. Phytolacca decandra L.— Cerca de Santiago, en Vidan (Quet!), etc. AMAR ANTACE AS. Amarantos deflexas L.— -Valladolid, orillas de los rios— Alcalá de Henares, Vigo, Tuy. A. sylvestris Desf. — Tuv, Vigo, etc., litoral de Ga- licia. A. patoins Bertol. — Litoral en el llano del Llobre- gat, r. r. Octubre de 1860. A. retroflexus L Tuv (Bust.!) — El .4. albus L. en Aran juez, etc. SALSOLACEAS. Atriplex hortensis L. — Valladolid, subesponlánea, y en Alcalá de Henares con el Á. has tata L. Chenopodium anibrosioides L. — Comarca de Ya- lladolid. Cli. álbum L. v. laneeolatum Gren. God. — Valladolid. — Región compostelana. El Ch. opulifolium, tam- bién orillas del Jarama, Henares y Tajo. Ch. rubrum L. — Valladolid. — La p crassifolium Mog. orillas de los ríos Manzanares y Henares. Ch. Bonus«Henricus L. — En Piedrafita , Junio de 1866. Kochia prostrata Schrad. — San Pedro de Roda, Pau (nob.) y resto del Ampurdan. — Alcalá de Henares. Corispermum hyssopifolium L. — De Torreden- barra á Tarragona. POLIGONACEAS. Rumex alpinas L.-— Vich, Camprodon (Colm.), mon- tes de Nuria! (Pourr.!) y Coma de Yaca. El R. pulcher L. en Cataluña, vulg. Mollerosa. Polygonum amphibium L. v. natans et v. terrestre Mcench. — Ambas v. en Valladolid. P. Lapathifolium L. y nodosum Gren. God.— Alcalá de Henares. P. aviculare L. v. segetum Ledeb.— Litoral del Ampurdan y campos arenosos basta Besalú. P. aviculare L. v. erectum Roth.— En ambas Castillas c.; r. en la prov. de Gerona. P. aviculare L. v depressum Meis.— Madrid, Vallecas, etc -—Barcelona. 640 DAFNACEAS. Passerina virgata Desf.— Desde el litoral hasta la región subalpina de la prov. de Gerona. Verano. P. Thymelsea L. — Terrenos margosos de la prov. de Gerona, y vulg. Senet bort. P. dioica Ram. — Montes de Nuria (Pourr.! nob.), Ca- raups, Coma de Vaca, San Aniol, y Puig de Bassagoda. Daplme Rodriguezii Texid. — Flores 2-4 , rara vez 5, 1, sentadas en la axila de las hojas muy aproximadas en el extremo de las ramas; perigonio pubescente en la parte exterior, con las divisiones ovales, un poco escotadas en el ápice, más cortas que el tubo; este de 6-8 milímetros, y co- lor verdoso con tinte purpúreo. Baya Hojas largas de i centímetro, esparcidas, obovado cuneiformes, casi mucronu- ladas, coriáceas, algo crasas, lampiñas y cortamente pesta- ñosas, la cara superior es verde-oscura y reluciente, verde- pálida la inferior y punteado-escrobiculada, con el nervio medio muy prominente. Tallo leñoso, flexible, muy ramoso, con la corteza gris blanquecina, ramas ascendentes, y las jó- venes algo pubescentes. Arbusto de 3-5 decímetros, forman- do mata; flores olorosas. — Es r. r. r. en una pequeña colina inmediata á Cala-Mezquita (Isla de Menorca). Fl. marzo (J. Rodríguez!) Dedico este nuevo Daphne á mi amigo D. Juan Rodríguez, autor del Catálogo razonado de plantas de Menor- ca, quien la encontró en una de sus frecuentes excursiones y me la remitió en 1866. El D . Gnidium L. en el Ampurdan, vulg. Tintorell. SANTALACEAS. Thesium pratense Ehrh. — En sitios incultos de Puxeiros, Lugo y Piedrafita. 641 Osyris alba L. — Comarca de Valladolid. — En la prov. de Gerona, vulg. Matatort. ARISTOLOQUí ACEAS. Aristolochia Clematitis L. — En el Ampurdan, c. en algunos sitios sombríos é inmediaciones de varios arroyos y rios en Figueras, Perelada y Castellón de Ampurias (nob.); Besalú, Palau de Montagut, San Juan las Fonts, etc. A. Pistolochia L. — Valladolid. A. rotunda L. — Ampurdan y varios montes del par- tido judicial de Olot, etc. A. longa L. — Valladolid. — Comarca de Tuy! (Busl.!), y más r. en Vigo. EUFORBIACEAS. Euphorbia pilosa L. — Vega de Anzuelos, Sobrado y Coruña. — Orillas de! rio Guadarrama r. r. con 11. y fr. en 25 Mayo de 1868. — Olot! (Costa), todo el Ampurdan, llanos del Besos y Llobregat. E. dendroides L. — Bajo Ampurdan, es r. r. cerca de San Pió y c. entre los peñascos desde el cabo Norfeo al de Rosas (nob.) Fl. á fines de invierno. E. nicaeensis All.— Valladolid. Junio. E. falcata L. — En los campos del Ampurdan, y ascien- de por los Pirineos. E. pinea L. (E. tetraceras Lge. Pug. pl. 822!) — Co- marca de Tuy! (Bust.!) y litoral de la prov. de Ponteve- dra r. — Litoral de la prov. de Gerona. — Verano. — La E. Lathyris Z. en Cataluña, vulg. Cagamuja, y todas las Euphor - bias vulg. Lleletresas. Mercurialis perennis L— Valladolid. TOMO XVIII. 41 M. ambigua L. — Es c. c. cerca de Pontevedra, Re- dondela, Vigo, Tuy, etc., no c. en Compostela, Coruña y Lugo, y una vez se nos ha presentado en una huerta de Ma- drid. Crozophora tinctoria Juss.— Campos del Ampur- dan c. c., etc. URTICACEAS. ürtica pilulifera L. — Cerca de Barcelona (Colín.); de Tordera y llano de Ampurias; Cadaques (Tremols). Parietaria lusitanica L. — Alrededores de Tuy. — La P . diffusa M. A. en el Bajo Ampurdan, vulg. Mollerosa, con cuyo nombre en el llano de Olot se designa al Rumex pul - cher L . CUPULIFERAS. (Juercus sessiliflora Salib. v. pubescens Math, — Prov. de Pontevedra, y se extiende por la de Oren- se.— El Q. coccifera L . desaparece del Ampurdan, y vulg. Garriga. SALICINEAS. Salix fragilis L.— Casa de Campo (Cutand., Texid.), orillas del Manzanares (Colín.), del Jarama y del Henares. — S. Caprcea L. en Camprodon, etc., y vulg. Gatsaula. S. repens L. v. fusca Koch.— En los prados de Lugo. 643 MIRICACEAS. Myrica Gale L.— Riberas de San Julián de Sales (Quet, Texid.), en Rajó, cerca de Santiago y márgenes del rio Tambre. De las coniferas, el Pinus uncinata Ram. en el bosque de Nuria, vulg. Pimelich, y el Juniperus Oxycedrus L . en la prov. de Gerona, vulg. Cadach. ALISMACEAS. Alisma ranunculoides L.— Terrenos inundados de los partidos de Vigo y Tuy (Texid., Bust.) Triglochin maritimum L.— Desde Castell de Fels (Costa, Texid.), en los juncales de todo el llano del Llobregat y del Bajo Ampurdan. Butomus umbellatus L.— Desde Valladolid hasta León en sitios húmedos. Fl. Junio. COLCHICACEAS. Narthecium ossifragum Huds.-Compostela, ori- llas del riachuelo en Amios, con fl. Junio 14 de 1866. — Nuria, Maladeta y Valle de Arán (!). Tofieldia calyculata Wahlbg — Valle de Arán (!); montes de Nuria y de Setcasas. Junio. 644 LILIACEAS. Adenoscilla! unifolia Texid. {Scilla monophylla Pourr. herb.! et Plan. Flora gallega, p. 380!; Se. mono- pbyllos Lk., Se. pnmila Brot.) — Inflorescencia en racimo corto de 4-10 flores, y pedúnculos erguidos, 2-4 veces más largos que el perigonio, provisto en su base de una bráctea persistente escariosa azulada, lanceolada ó aovad.o-aleznada, 2-5 veces más corta que el pedúnculo. Divisiones del perigonio extendidas y aovadas ú oblongas, obtusas, de color azulado ó rojo azulado, más intenso en una línea longitudinal en el dorso, que es liso. Caja casi globosa, trígona, obtusa y coronada por un pequeño pezón; semillas globosas, con mu- chos puntos salientes, y blancas ó grises. Hoja única de color verde-gay, que con la base envuelve al escapo, erguida, linear-lanceolada, con el envés convexo y el vértice obtuso y en cucurucho. Escapo derecho, lampiño, de 1-2 decíme- tros, comunmente más corlo y alguna vez más largo que la hoja *4. — La florescencia de esta planta dura pocos dias, des- de fines de Abril á mediados de Mayo. — Es c. c. en tierras incultas de los montes del Viso, Santa Lucía, Castiñeriño, Pi- cachos, Mallou, Meixonfrio, etc., de Compostela. Ornithogalum narbonense L. — Valladolid. — Lito- ral de la prov. de Gerona r., asciende por los Pirineos hasta la región alpina. Gragea arvensis Sclilt. En los campos de Mon- serrat y de sus cercanías. Obs. Difiere del G. arvensis Sch.y descrito en la Flore de France , por no tener las hojas lampiñas, y el tallo es velloso junto al corimbo, no casi lampiño. Allium Seorodoprasum L. bulbiferum (A. gra- rainifolium Pourr. herb.!) Umbela completamente bulbífera. En sitios húmedos en Sar y Viso, Pontevedra y Tuy, r. r. entre los setos, árboles y cañaverales. 645 A. sphoerocephalum L.— Valladolid. A. neapolitanum Cyrill.— Valladolid. A. carinatum L. v. consimile Jord.— Ampur- dan y llano de Olol; monte de Santa Magdalena, c. en Platravé; Monserral, llanos de Monistrol y del Panadés. Verano. A. paniculatum L. v. pallens L.— Valladolid. — Cerca de Madrid (Colm., etc.), y extendido por la prov., es c. en la Casa de Campo, Villaviciosa, Molar, Aranjuez, etc. A. fallax Don.— Casaril (!); Monserral! (Salv., Pourr.), montes del Grao de Olot, Rivas y otros de los Pirineos orien- tales (nob.) En Setiembre de 1864 y 1865, y en Julio de 1866, con esta planta encontré en la cumbre del Puig de Basagoda una variedad de flor blanca. Erythronium dens-canis L.— Galicia (Pourr.!, Colm.); cerros de la Sionlla. Abril. Hyacinthus amethystinus L.— Cataluña en Peña- Blanca (!). Fl. Junio. Asphodelus albus W.— Monserral, San Llóreos del Mont, Cabo de Creus! (Tremols!); va internándose con dismi- nución hacia Olot. — El Aphylanthes monspeliensis c. en el parí, de Olot, vulg. Llonsa, Pa de cucut. ESMILACEAS. Polygonatum multiflorum A1L— Vega de Porras en Valladolid. Asparagus officinalis L. v. campestris Gren. God. — Llano del Ampurdan (nob.)— Alcalá de Henares y Somosaguas. — Orillas del Pisuerga. A. acutifolius L. — Alrededores de Valladolid. — En Cataluña c. c., y vulg. Espargulera, y el Ruscus aculealus L. vulg. Gallarans. 646 IRIDEAS. Trichonema Columnae Rch.— Es c. c. en todo el llano del Llobregat, y c. extramuros de Barcelona. Iris lutescens Lamk.— Rendijas de los peñascos del bajo Ampurdan, cerca del Port de la Figuera (nob.) I. foetidissima L. — Comarca de Valladolid. — Bajo Ampurdan c. c. — El Gladiolus segeium Gaw. en Cataluña, vulg. Herba palma. AMARILIDEAS. Narcissus Pseudo-Nareissus L. v. bicolor Gren. God. — Piedrafita y Vierzo, etc. N. poeticus L. — En Gavá, prov. de Barcelona, etc= (Jover!) N. intermedias Lois. — Cadaqués (Tremols). ORQUIDEAS. Spiranth.es sestivalis L.—Tuyy prov. de Orense.— El S . autumnalis Rchb. en Olot (Bolos); en los bosques de todo el Ampurdan y valles pirenaicos c. Epipactis microphilla Swart. — Aranjuez , r. Junio. Serapias Lingua L.— Valles de Ridaura, Camprodon y Vilallonga. Mayo. Los Serapias occultata Gay y Aceras pyraniidalis Rchb . son c. c. en el Ampurdan, llano de Olot y montes pire- náicos. 647 Aceras longibracteata Rchb.— Cordillera de San Gerónimo, cerca de Barcelona (Tremols). Orchis Morio L. v. picta Rchb.—Tibidabo y Cadaqués (Tremols!). O. ustulata L. — Monserrat; Coll D’Avi (Tremols!) O. Simia Lam. — Olot (Colm.), alto Ampurdan, r. r. cerca de Tortellá. Fl. Agosto. O. militaris L. — Sitios selvosos y sombríos de San Juan las Fonts (Cataluña). Abril. O. másenla L.— Comarca de Valladolid, r. r.— Gali- cia (Colm.); alrededores de Tuy, Puigsacau, Platravé, valle de Camprodon y Setcasas. O. provincialis Balb. — Montaña de San Llorens del Mont (Tremols!) O. laxiñora Lam.-— Olot (Colm., Texid.) y San Juan las Fonts, r. r. r. — El O. macúlala L. es r. r. en el llano de Olot. O. montana Schmidt.— Tibidabo (Colm.), Caslell de Fels, Valí vidrera (nob.), San Gerónimo, Monseny y Collsaca- bra (Tremols!), Platraver. Ophrys tenthredinifera Willd.— Castell de Fels, (Tremols). Marzo. O. fusca Link. — Tarrasa, Sabadell (Tremols!). O. lútea Cav. — Valí vidrera , Sabadell y Tarrasa (Tremols). HIDROCARIDEAS. Hydrocliaris Morsus-ranse L.— Charcos y arroyos desde Castellón de Ampurias hasta San Pedro Pescador, Fl. Julio — Setiembre. 648 POTAMEAS. Potamogetón natans L. — Llano de Ampurias y San Pedro Pescador (nob.); lagunas de Bañólas y de Sils. P. fluitans Roth. — Aranjuez, en el Tajo, ríos Hena- res y Jarama.-— Prov. de Gerona en los rios Fluviá, Ter, Muga, etc., c. P. polygonifolius Pourr.— Alcalá de Henares en Setiembre de 1867, v. v. sin íl. ni fr. ; la tengo de Galicia, y comparada con otra de Orense (Pourr. herb.!). P. rufescens Schrad.— Sils y laguna de Bañólas. Fl. en Setiembre. P. gramineus L. v. heterophyllns Gren. God.— En el rio Henares. Setiembre de 1867. P. lucens L. — Ampurdan y laguna de Bañólas. Verano. P. perfoliatus L.— Cataluña (Colín.); laguna de Bañó- las r. — Madrid cerca el partidor del canal de Lozoya en 1863 (Texid., Alea). — Tuy (Bustillo). P. crispus L.— Cataluña (Colm.), Montagut (Pourr.!); lagunas del Ampurdan.— Orense. (Pourr.!) P. pectinatus L. — Madrid y Alcalá de Henares, etc., en los rios y charcos. La tenemos citada en las aguas de len- to curso de Castell de Fels, del partido de Olot, y también vive en la laguna de Bañólas, charcos del Ampurdan, Sils y Urgel. P. densus L. — Bio Henares. — Orense (Pourr.!), Tuy. — En Cataluña más c. que la var. laxifolius Gren. God. LEMNACEAS. Lemna minor L.— Lugo (Lge., Texid.), Nogales, Cal- das de Reyes y Tuy. 649 L. ¿polyrhiza L? — Llano de Ampurias (nob.) v. v. sin ti. ni fr. AROIDEAS. Aruin Dracunculus L.~— Vigo (probablemente con- naturalizada). (Bust. !) A. Arisarum L. — Tuy (Bastillo). — El A. maculatum L. en Cataluña, c. y vulg. Pe;w1e Vadella (!), Xerrie. JUNCACEAS. Juncus diffusus Hoppe. — Comarca de Tuy. J. pygmseus ThuilL— Orense, Tuy! (Pour.!), es c. en Picachos, prados de Viso, Sar, Mallou, Meixonfrio, lugar de A míos, etc.; Piedrafita del Cebrero. Primavera. J. lamprocarpus Ehrh. v. macrocepliala Gren. God. — Costa del Ampurdan. J. sylvaticus Reich.— Escorial! (Cutanda), cerca de Madrid, Humera, Jarama y Alcalá. J. alpinus Vill.-— Pirineos (Colm.); montes de Nuria. El J . obtusiflorus Ehrh. crece en Composlela. J. Gerardi Lois. — Aranjuez. — El /. bufonins L. v. fasciculatus Gren. God. en Alcalá de Henares, etc., á veces con llores solitarias (Aranjuez, etc.), y otras aglomeradas aun en ramas de un mismo pie. Luzula Forsteri DC - Montes de Piedrafita.-— Llano y montes de Olot. L. sylvatica Gaud.— Piedrafita hácia Nogales, Villa- franca del Vierzo, y entra en el reino de León. — Montes de Olot, en Coll de Barcons, Puigsacau, etc. L. Desvauxii Kunt— Valle de Aran (!). Fl. Agosto, L. nivea DO. — Piedrafita del Cebrero. 650 L. campestris DC. — Del Ampurdan llega hasta los montes de Nuria. L. spicata DC. —Cordillera de Nuria, verano. CIPERACEAS. Cyperus fuscus L.— Orense (Pourr.!), Tuv, etc.— Canal y orillas del Manzanares (Colm., Texid.), orillas del Jarama y del Henares, no r., y á veces c. la forma C. vires - cens Hoffm. Desde el Ampurdan hasta Ripoli y Rivas. C. flavescens L. — Monserrat (Pourr.!), Hostalrich (Colm.) y llano de Tordera; se extiende por la región infe- rior, y llega hasta la pirenáica de la prov. de Gerona. Schoenus nigricans L. — Ferrol (Alonso), breñales de Neyro (Quet, Texid.), etc. — En San Miguel del Fay, Pu- jarnol, Bañólas, Crespiá, etc., en caliza tobácea. Eriophorum angustifolium Roth — Castanesa (!). Scirpus sylvaticus L.— Partido judicial de Olot. Verano. Be. Miclielianus L. — Orillas del Manzanares, r.— El Se. mciritimus L. genuinus God., en Alcalá de Henares; Aranjuez, orillas del Tajo, del mar de Ontígola, y Casa de Campo. Se. setaceus L. — Orillas del rio Manzanares, r. r. — Lugo, Santiago (Lge., Texid.), es c. c. en los prados húme- dos de Harines, Sar, Viso, Mallou, orillas del rio Tambre, etc. Mayo, Julio. Se. Savii Seb. et Maur. — Cerca de Cervera, etc., y Ampurdan. Heleocharis aeicularis ít. Brow.— Terrenos ce- nagosos y arroyos de poca corriente en Compostela; Mallou, Tambre, etc. — El H. palustris R. Brow., en muchos prados de la región compostelana. Carex divisa Huds. — Aranjuez en sitios sombríos. Mayo. 651 C. setifolia L. — Barcelona (Costa, Texid.) — Casa de Campo. — Menorca (C. arenaria Pourr. non L. herb.!) C. divulsa Good. — Aranjuez, Madrid, en los prados y orillas del Manzanares, Casa de Campo c., Molar, etc. Verano. C. muricata L. genuina Gren. Godr.— Vallado- lid. Junio. C. paniculata L. — Galicia, en Santiago (Lge.), orillas y prados del rio Sar. C. leporina L. — Setcasas, Villalonga y Camprodon. Junio. C. stricta Good. — Composteia, en prados húmedos. C. acuta Fríes a genuina Gren. Godr. — Com- postela, en prados húmedos. C. microcarpa Salzm. — Composteia , en Comes, Santa Lucía, Villacoba, etc. Abril. — Varía en tener una ó dos espiguillas masculinas, y en este caso la inferior es pe- queña. C. glauca Scop. genuina Gren. Godr.— Húme- ra, Aranjuez, montes de Ontígola, etc. Mayo. — La v. Leiocar- pa Wk. es c. c. en Composteia. C. maxima Scop. — Orillas del rio Besos y sitios hú- medos al lado S. de los montes próximos á Barcelona, como Tibidabo, Fuente Budallera, etc. — Valladolid. C. atrata L. — Puerto del Hospital de Viella (!). C. nigra A1L— Valle de Aran y Castanesa (!). C. prsecox Jacq. — Extendida por Galicia, ye. en los montes de Composteia. Primav. C. montana L. — Parajes montuosos (Colm.); prados de los Pirineos que lindan con la prov. de Huesca. C. pilulifera L. — Aranjuez r. r., y con f. en Junio 2 de 1867. C. ornithopoda VilL— En Monserrat con el C . digi- tata L. C. frígida All.— Esquierri, verano (!). C. flava L.— Cataluña (Colm.), alto Ampurdan hasta la región alpina de los Pirineos. G. hirta L. — Orillas del rio Pisuerga. — Llano de Olot, 652 Tortellá y de Barcelona, hácia San Andrés de Palomar, r. r. - El C. extensa Good. en el litoral del Ampurdan. Verano. GRAMINEAS. Mibora verna Adans. — Valladolid. Phalaris canariensis L.— En los cereales cerca de Valladolid. Ph. paradoxa L. — Cataluña (Colm.); litoral del Am- purdan. Verano. Plileum pratense L. v. nodosnm Gaud.— Piri- neos orientales y región media de la prov. de Gerona. Vera- no.-—El Ph. arenarium L. es c. en el litoral del llano del Besos. Alopecnrns Gerardi Vill.— Montes de Nuria. Oreochloa disticha Linch.-— Puigmal, bosque de Nuria, Coma de Vaca, etc. Setaria verticillata P. Beanv. — Tuy! (Busl.), Vigo, etc. — Valladolid. — Cataluña (Colm., Texid.), es c. c. en las regiones inf. y media: vulg. xereix, sereix. Agrostis alpina Scop.— Montes de Nuria. Agosto. Andropogon hirtum L.— Monjuí (Colm.), Montser- rat, montes de Villafranca y Pirineos orientales. Verano.— Qbs. Tiene los pedúnculos muy erizados; bráctea vellosa; es- pigas con pelos sedosos, abiertos; arista solo 4 veces mas lar- ga que la glumilla, que es obtusa; tallo á veces mas alto de un metro. — El Sorghum alepense Pers. en Cataluña c. y vulg. Cañota, en el llano del Urgel c. c., y la conocen por Milloca. Polypogon monspeliense Besf. — Valladolid. Corynephorus faseiculatus Bois. et Reut.— Litoral del Ampurdan. Junio. Trisetum ovatum Pers.— Piedrafita. Fl. verano. Holcus setiglnmis Bois. et Reut.— Tuy (Bust.í) Glyceria plicata Pries.— Orillas del rio Guadarra- ma. Primavera. 653 G. aquatica Wr. (Rchb. 1 — 1614!) — Composlela, orillas del rio de los Sapos, r. Junio. G. distans Walhen. — Aranjuez, arroyo del Retiro y Casa de Campo. Poa alpina L. — Montes de Nuria, Valle de Aran y monte Canillo de Andorra (!). P. nemoralis L. v. alpina Gr. God. —Montes de Nuria. Verano. Eragrostis megastachya Link.— Madrid (Cutanda, Texid.), Alcalá de Henares, Villaviciosa, etc. — En el Arapur- dan y llano de Olot es c. c. con la E. poceoides P. Bcauv. en los terrenos volcanizados. E. pilosa P. Beauv.— Orillas del Pisuerga; del Man zanares, y en otros sitios húmedos de la prov. de Madrid.— La Briza media L . en la prov. de Gerona, vulg. Bellugadís. Mélica Magnolii Gren. God. — Montes herbosos cerca de Madrid, Alcalá de Henares, Villaviciosa de Odón, etc. Scleropoa marítima Parí.— Coruña. Verano. Sel. foliácea Godr. Gren. — Arenales del litoral del Mediterráneo en las prov. de Gerona, Barcelona y Tar- ragona. iEluropus littoralis Parí.— Litoral del Ampurdan, Verano. Daetylis glomerata L. v. vulgaris Bs. — Valla dolid . — Aranjuez, Retiro, Moncloa, Casa de Campo, Pozuelo, Villaviciosa, etc., c. Biplachne serótina Link. (Rchb. t. 1—71!)— Lla- nos de Besalú, Olot y San Juan de las Abadesas. Fl. verano. Cynosurns polybracteatus Poir.— Sitios incultos del Molar. — El C. echinatus L . r. en Composlela. Bromus maximus Desf. v. Gussonii Parí.— Composlela. Primavera. B. erectas Huds. — Tuy (Bust.!) — El Hordeum muri - num L. es c. c. c. en Cataluña, y conocido poco vulg. por Espigablat, Espigatrencal. Elymus Caput-Medusae L.— Es c. en Piedrafita. Agropyrnm acutum RcBm. et Schult — Alcalá de Henares, Molar, etc. 654 A. glaucum Rcem. v. microstachyum Gr. God. — Muros de Santiago. Brachypodium ramosum Roern. et Schult. ~ Extendido en Cataluña, y vulg. Llistó. B. distachyum P. B.— Valladolid. Junio. Lolinm perenne L. v. tenue Schrad.— En Hu- mera, cerca de Madrid. L. multiflorum Lam. —Entre los cereales en los cam- pos de Tuy, Vigo! (Lge.), Compostela y Coruña. L. temulentum L. v. leptoclicetum Braun. (L. glumosum. Plan. Fl. p. 409!)— En los campos de Carrei- ro (Plan., Texid.) y toda la región compostelana, lo mismo que en Cataluña, con los cereales, y menos c. que la v. macro- chcetum Braun. L. siculum Parí. (Wk.)— Llanos del Llobregat, del Besos y Ampurdan. HELECHOS. Ophioglossum vulgatum L. —Montes de Santa Magdalena y Platravé (part. de Olol). Osmunda regalis L.— Es c. en las márgenes del rio Tambre, Cobas, Castro, Pontevedra, Vigo, c. en los altos de Puxeiros, etc. Ceterach officinarum Willd.— Valladolid, r. r.— Bayona (Bust.!), Nogales, Cruzul, etc. Nothoclsena vellea Desv.— Cadaqués (Tremols!) CystopterisfragilisBern.— Alrededores de Tuy, etc. Asplenium Pilix-foemina Bern. — En toda la re- gión compostelana, Vigo, altos de Puxeiros, Tuy, etc. — En el Monseny, todo el Ampurdan y valles pirenaicos, etc. (nob.), hasta el valle de Aran (!). A. lanceolatum Huds. — Cataluña, en CasarilyFui- cada (!).— Tuy (Bust.!, Texid.), Vigo, Pontevedra, Compos- lela, etc.; Ferrol (Seoane). 655 A. Triehomanes L. — Muros y paredes húmedas de Valladolid. — Tuy, Vigo, Lugo, Nogales, etc. Ferrol (Seoanc). A. marinum L. — Litoral del Ampurdan, desde el cabo de Rosas al de Creus, más c. en la Cova deis Capellans (nob.), en la cual los frondes siempre están con el haz hácia la aber- tura de la Cueva. — Yigo, etc. (Texid., Seoane). — Una forma con los frondes 4 veces menores, ó A. marinum L. v. minus Colm., es r. en Vigo (Pourr.!, Texid.). Scolopendrium officinale Sm. — Valladolid , en paredes húmedas, r. — Es c. c. en la comarca de Olot, etc. Adianthum Capillus^Veneris L.— Cerca de Valla- dolid, r. — Bastante extendida en Cataluña, desde la costa has- ta la montaña, y vulg. Falguerola. Allosurus crispus Bern.— Camprodron, Caraups, Nuria, etc. Cheilanthes odora Sw.-— Cataluña, cerca de Cada- qués; vulg. Falguerilla (Trem.!) El Pohjpodium Dryopteris L— En el valle de Aran (!), y en la cordillera de Nuria estaba en fr. por Agosto de 1865. EQUISETACEAS. Equisetum palustre L. — Llano del Llobregat, Vila- decans, Castell de Fels, etc. — Márgenes del rio Guadarrama. E. iimosum L. v. ramosum Gr. God.— Orillas del rio Miño, en el part. jud. de Tuy, y del Pisuerga y Tajo en Castilla. E. ramosum SchL (Ephedra distachia Pourr. (non L.) v. minor, sin fr.) — Aranjuez (Pourr.!, Lge.), orillas del Tajo, no r. E. variegatum Sclú. — Arenales húmedos y de los arroyos, en la Moncloa, Casa de Campo, Somosaguas y rio Guadarrama, no r — Vega de Camprodon, Primavera. 656 RIZOCARPEAS. Salvinia natans Hoffrn.— Bajo Ampurdan, en las aguas estancadas. LICOPODIACEAS. Selaginella spinnlosa A. Br. — En los valles de Nuria y de Aran, con f. en Agosto. S. helvética Spreng. (Flora austríaca, lám. 106! )— - Cerca de Rosas (nob.), r. r. en el bajo Ampurdan, llano del Llobregat y Monserrat. — La S. denticulata Koch. en Menor- ca (!), donde la cita Oleo, y con duda la consigna el Señor Rodríguez. NOTA. Por estar muy adelantada la publicación del im- portante catálogo ó Enumeración de las criptógamas de Es- paña y Portugal cuando remitimos algunas notas á su ilus- trado autor, no pudieron ser incluidas en él muchas de, las especies que hemos citado, así como se nos han presentado más tarde algunas especies celulares, tales como: MUSGOS: Polyirichura juniperinum Hedió. (Pompos- tela); P. Hercynicum Hedió. (Compostela); Barlramia pomi- formis Turn. v. minas R. T. (Compostela); Bryum cespiti ~ tium L. (bajos Pirineos orientales); Neckera crispa Hedió. (Monseny); N. curtipendula Hedw. (Montes de Olot); Hijpnum Schreberi W. (Tuy); Torlula mar alis Hedw. (prov. de Ge- rona); T. ruralis Sw. (id.) HEPATICAS: Riccia fluilans L. (Charcos del Ampur- dan c. y Llobregat) ; Feyatella cónica Corda (prov. de Gerona). 657 LIQUENES: Peltigeria saccata DC. (Compostela); Physcia glauca DC. v. fallax Ach. (Nuria, Rivas, Campro- don, etc.); Ramalina pollinaria Ach. (montes de Cataluña so- bre los troncos); R. fastigiata Ach. (Compostela); Sterocau- lon pascale L. (Compostela, r. r.); Cenomyce uncialis Ach. v. cladonioides et v. leprosa Delib. (Compostela); C. coccifera Ach. (Compostela); C. cornuta Ach. (Tuy); C. pyxidata Ach. (Vigo, Tuy, Piedrafita). HONGOS: Geastrum hygrometricum Pers. (Compostela, Olot); Puccinia Genliance Link. (Puigsacau, Platravé, etc., de Cataluña); P. Stellatarum Dub. (Ampurdan, r.); Uredo ovata Straws. (Montes de San Juan de las Abadesas, Fluviá); U. Senecionis DC. (Olot, Sanprivat, etc. en varios Senecio y en Carpesium cernuum); U. hypericorum DC. (Compostela); U. confluens DC. (Barcelona en Mercurialis annua) ; U. mixta Steud. (montes cerca de Barcelona), U. cichoracearum DC. (Madrid); U.appendiculala Pers. (Ampurdan); U. Beberás DC. (Ampurdan); U. iridis Dub . (Casa de Campo, Valladolid); U. Labiatarum DC . (Ampurdan); JEcidium ramnculacea - rum DC. (Ampurdan); JE. Cirsii DC. (Madrid); JE. Euphor- biarum DC. (Pozuelo, Yillaviciosa, etc.); Erineum Juglar - dis DC. (Ampurdan); Scleroticum Clavus DC. (Valle de Aran). ALGAS: Cystoceira ericoides Ag. v. selagenoides Turn . (Ampurdan); C. concaténala Ag. (Vigo); Fucus spiralis L. (en toda la costa de Galicia, c. c.); Ulva latissima Kg. (Ccruña). ADICIONES. Thalictrum minus L. v. saxatile {Th. saxa - tile DC.)— La analogía del Th. saxatile DC. es tal en algunos ejemplares que tenemos de Camprodon, Vilallonga y Setcasas, con el Th. minus L., que su panoja un poco ramosa algunas veces, pero con ramos capilares, peciolos á veces acanalados TOMO XVIII. 42 658 y los parciales rollizos ó angulosos en el mismo pié, aproxi- man dichas plañías para no ser consideradas como especies diferentes, la última de las cuales es c. c. en las orillas del Fluviá. Th. flavum L. v. angustifolium Gren. God.— Bajo Ampurdan, r. r. Ranunculus aquatilis L. a fluitans et y ter» restris Gren. et God. — Ambas formas en Aranjuez, la primera en el Tajo y mar de Ontígola, y la segunda en sus orillas. Mayo. R. alpestris L. — Cordillera de Nuria. R. Gouani Will.— Valle de Aran (1). Berberís vulgaris L.— Montes del Vierzo. Sinapis Cheirantus Koch. v. cheirantiflora Gr. God. — Valle de Aran (!) y Nuria. Malcolmia parviflora DO.— Bajo Ampurdan. Ve- rano. Erysimum ochroleucum DO. v. laneeolatum Gren. Godr.— Extendido por los Pirineos de Cataluña hasta la región baja. E. hieracifolium L.— Monserrat, c. Fl. Julio. Barbarea sicula Presl. — Camprodon , Vilallonga, Setcasas y Nuria. Arabis ciliata Koch. v. hirsuta Koch.— Valle de Aran (!); llanos de Camprodon y Nuria. A. muralis Bert. — Compostela y Pontevedra. Alyssum alpestre L. — Nuria (Colm.); Seo de -Ur- ge! (!). Julio. Cardamine impatiens L.— Compostela. —Vega de Olot y Camprodon. Draba tomentosa Wahl. v. frígida Gren. Godr. (D. slellata (3 DC.) — Valle de Aran (!). Cistus ladaníferas L.— Castanesa (!). Dianthus Saxifragus L.— Desde Setcasas á More- nys. Fl. verano. Malva moschata L. v. intermedia Gren. God. — Valle de Arán (!). M. Tournefortiana L. — Ampurdan. Verano. 6 o 9 Geranium palustre L.— Valle ele Arán (!). G. sanguineum L. v. prostratum DC.— -Valle de Arán (!). Acer platanoides L.— Valle de Arán (!). Lupinus reticulatus Desv.— Hostalrich (Salv.); llanos de Tordera y del Ampurdan, r. Fl. verano. Trifolium Thalii Vill. — Cordillera de Nuria y mon- tes de Camprodon. Agosto. — El Medicago poly carpa Will. v. denticulata Gr. God. en Aranjuez. — El M. orbicularis Alt. y su var. marginata {AL margínala W.)t extendidos por ambas Castillas, más c. la var. Valeriana tuberosa L. —Montes del Vierzo y de Puxeiros. Campánula glomerata L.— Composlela, montes del Vierzo. Tulipa sylvestris L. — Montes del Vierzo. Fritillaria Meleagris L. — Montes del Vierzo. Ailium ursinum L.— Compostela hácia Santa Lu- cía, r. Polygonatum multiflorum.— Santiago en Sar. Avena bromoides Gouan. — Compostela y montes del Vierzo. Madrid, noviembre de 1868 .zzzJuan Texidor, ERRATAS DE ESTE ARTICULO PÁGINA. LÍNEA. *> DICE. LÉASE. S83 7 La a. Vitalba La Cl. Vitalba 584 10 fluitans Larri. aquatilis L. 624 5 Vigo Visso 634 27 Falau, Tordera Palau- Tordera 660 FISIOLOGIA ANIMAL. Sobre la verdadera causa , desconocida hasta ahora , de la re- lación que suele existir entre el grado de frió y la abun- dancia de la materia córnea exterior , secretada en forma de pelos, escamas , sustancia córnea común ó plumas. —En general , sobre un nuevo método dentí/ico para pronosticar el grado de actividad de esta secreción , y hacerle variar más ó ménos á voluntad del hombre , cualesquiera que sean las condiciones de temperatura; por Mr. Eduardo Robín. Se ha observado, desde hace mucho tiempo, que la cu- bierta de cada uno de los órdenes de los mamíferos es en general mucho más gruesa en invierno que en verano, en los países fríos que en los calientes, y que, sobre todo, el vello varía con la temperatura. ¿Cuál es la causa de estas variaciones? No se ha visto en ellas más que una previsión de la naturaleza, que hace el vestido grueso cuando el animal necesita estar bien cubierto, y lijero cuando el vestido grueso le daría mucho calor. En otros términos: se ha dicho que Dios da la ropa según el frió ; y aquí se han detenido todas las investigaciones, porque en efecto, no se necesita hacer esfuerzos para encontrar una ex- plicación, que ya se cree tener. Me propongo demostrar que el hecho general, según apa- rece de esta explicación, sería falso, y que no dejaría descu- brir la verdadera. Voy á dar la que para el hombre de cien- cia resalta del conjunto de hechos, haciendo comprender que da más luz sobre ellos, que satisface más á la inteligencia, y que conduce además á comprender y anticipar otros hechos 661 generales de igual interés, cuya explicación realmente cien- tífica no se había descubierto hasta ahora. La causa racional es muy general, y se reduce á lo si- guíente. En los mamíferos, en las aves, é indudablemente en los reptiles, existe una relación directa, enteramente natural, entre la abundancia de las sustancias córneas ó análogas se- cretadas á lo exterior en forma de pelos, escamas, sustancia córnea común ó plumas, y la actividad de la respiración; en- tre la cantidad de calor producida, y por lo tanto la cantidad de sustancia alimenticia necesaria para sostener la vida en condiciones normales. Para demostrarlo, voy á examinar sucesivamente las di- versas influencias que hacen variar la actividad de la respi- ración y la producción de sustancia córnea. Influencia del tamaño . Cuando escribí las Memorias comprendidas en mi folleto sobre la vejez (1), un gran número de consideraciones y de hechos adquiridos, me hicieron pensar que el tamaño era en cada orden, y sobre todo en cada tribu de los mamíferos y de las aves, el carácter que mejor indica la actividad de la res- piración, la producción del calor, y el consumo alimenticio. MM. V. Regnault y Reiset hicieron posteriormente, en un gran número de animales, de diferentes clases, experimentos que. unidos á los de Mr. Letellier, etc., demostraron que en cir- cunstancias iguales, el consumo de oxígeno y la producción de ácido carbónico eran mayores en los animales de pequeño tamaño, que en aquellos en que está muy desarrollado el cuerpo. En el dia se ha cedido á la evidencia, y se admite que el tamaño tiene efectivamente, en circunstancias iguales, y en cada orden de animales de sangre caliente y en los de los insectos, el carácter que yo le asigné como medio de pronos- ticar el grado de actividad de la respiración. (1) París, en casa de J. B. Bailliere y Gauthier-Villars» 662 Pues bien, si se van examinando los mamíferos y las aves, se ve que su tamaño presenta en general, con la abundancia en la secreción de materia córnea exterior, la misma relación que con la actividad de la respiración, de la calorificación y del consumo alimenticio; lo que equivale á decir, que en igualdad de supuesto, en el caso en que el tamaño haga au- mentar la actividad respiratoria, también hace aumentar la producción de sustancia córnea; y cuando hace disminuir la actividad respiratoria, también disminuye la producción de sustancia córnea. En los paquidermos, las pequeñas especies en las que hay gran producción de calor y gran consumo alimenticio, tienen un cuerpo cubierto de pelos; las grandes, como hipopótamos, rinocerontes, proboscidios, etc., en las cuales la producción de calor y el consumo alimenticio son débiles, ofrecen una piel desnuda ó casi desnuda: esto es, casi desnuda en el rino- ceronte, que vive siempre rodeado de aire; más desnuda en el hipopótamo, que permanece mucho tiempo dentro del agua sin necesidad de respirar, y suele estar con frecuencia en ella, cuya vida acuática exige por consiguiente una respiración poco activa; y en los paquidermos proboscidios, á cuyo gran tamaño se agrega una gran lentitud en los movimientos res- piratorios y circulatorios. En los rumiantes con cuernos, se observa que tienen pe- los largos las especies pequeñas (ovejas, cabras, camellos) de nuestros climas, y pelos cortos las especies grandes (girafas, bueyes). En los rumiantes sin cuernos, igualmente se nota que tie- nen pelo largo las especies pequeñas (vicuña, guanaco), y más corto las especies grandes (el camello, por ejemplo). Por último, examinando las aves de gran tamaño (aves- truz, casuarios), que tienen alas cortas y escaso plumón, es difícil no admitir que en ellas la sustancia córnea de las plu- mas, es proporcionalmente mucho ménos abundante que en las aves de especies pequeñas. 663 influencia de la habitación unida á la del tamaño. La proporción entre la abundancia de la sustancia córnea y la energía de la respiración, es más marcada cuando á la influencia del tamaño se agrega la de la habitación. Las liebres no hacen madrigueras, mientras que los cone- jos viven á pares en profundas madrigueras, en las cuales permanecen la mayor parte de su vida; y en las priuieras se observa más espeso el pelo que en los segundos. Una especie de tapir, el de América, es el único que llega á tener el tamaño de un asno pequeño; pero habilualmenle vive en las regiones húmedas y cálidas de este pais, en las cuales no llega á tener la respiración más que una mediana fuerza, y es digno de notarse por tener la piel casi desnuda. Otra especie, que habita las regiones elevadas de las Cor- dilleras de los Andes, debe tener una respiración más activa; pero se halla revestida de una piel cubierta de un pelo largo Y negro. Los carnívoros anfibios que pasan la mayor parte de su vida en el mar, que no vienen á la playa más que para des- cansar ó amamantar á sus hijuelos, y con frecuencia se su- mergen y permanecen por espacio de mucho tiempo debajo del agua, tienen una espesa cubierta de íegido adiposo sub- cutáneo, y sin dificultad soportan dos meses ó más la priva- ción de alimento. Todas estas particularidades indican que tienen una respiración que consume poco oxígeno y poca sus- tancia alimenticia. Estas especies no tienen más que un pelo corto y aplanchado. Del mismo modo los cetáceos, animales cuya habitación común exige, en un período algo largo, un consumo de oxí- geno necesariamente más débil en volúmen igual que el de los animales terrestres no minadores, no tienen, como ellos, la piel cubierta de pelos ó de escama. Y los cetáceos comunes ó sopladores, más esclusivamente acuáticos que los herbívo- ros, parecen más completamente desnudos que estos últimos. 664 En las tortugas fluviátiles, de respiración más débil que las terrestres, su coraza suele carecer de escamas; y en las marinas, de respiración ménos activa todavía, se observan los Sphargis, que en vez de tener el cuerpo cubierto de lámi- nas córneas ó de escamas, no tienen más que una piel coriá- cea, parecida al cuero. Influencia de los sexos . En los mamíferos, como en las aves, análogamente á lo que sucede en la especie humana, las diferentes particulari- dades que manifiestan el grado de actividad de la respira- ción (1), inducen á considerar la intensidad respiratoria como mayor en el macho que en la hembra, y la producción de sustancia córnea indica esta diferencia. En los mamíferos se ve que las crines y los cuernos se hallan más desarrollados en el macho que en la hembra. Si uno de los sexos tiene cuernos ó crines solamente, la hembra es la que está privada de ellos. Así: En la especie humana, y sobre todo en la raza caucásica, el sexo masculino es particularmente el sexo velloso. En los monos, el orangután macho se distingue de la hem- bra, por la barba y por el pelo más largo. En la especie del león, falla en la hembra la melena que cubre la cabeza, el cuello y las espaldas del macho. En las otarias ó leones marinos, solo el macho está ador- nado de una especie de melena. Los cuernos del macho cabrío son más largos que los de la hembra. El musmón tiene cuernos largos, que general- mente faltan en la hembra. Lo mismo sucede con el carnero común; y un hecho análogo se ha observado en muchos ani- males. (1) En el corzo, el gamo, el alce, etc., por ejemplo, las hem- bras comen ménos que los machos. 665 En las aves, hay por lo general completa semejanza en las hembras fecundas y las que no lo son todavía; pero el macho presenta la riqueza de colores y el desarrollo del plu- mage, que hacen tan dignas de notarse un gran número de especies. En la clase de reptiles, el tamaño más pequeño, los colo- res más brillantes, la fuerza y vivacidad más marcadas en los machos que en las hembras, deben ocasionar en los pri- meros una producción mayor de sustancia córnea. En los insectos, las antenas del macho son más largas que las de la hembra. Aunque en la tribu de los rumiantes de cuernos caducos ó cuernas, formada por el género ciervo, se diferencia un poco la sustancia de los cuernos de la sustancia córnea co- mún, su producción se halla no obstante sometida á las mis- mas influencias; y sin embargo , las cuernas que adornan la cabeza del macho faltan en la hembra , escepto en una sola especie, que es la del rengífero. Y esta particularidad, que se suele referir sin comprenderla, no es una escepcion de mi regla, sino por el contrario una confirmación, como más ade- lante veremos. Influencia de la pubertad y de la menstruación . Mientras que en el hombre, la cantidad de ácido carbónico exhalado en un tiempo dado va aumentando desde los ocho á los treinta años, y se hace repentinamente muy grande en la época de la pubertad, en la mujer cesa de repente este au- mento al llegar esta época, especialmente á consecuencia de la aparición de las reglas. La fuerza respiratoria, excepto en las épocas de preñez, permanece estacionaria siempre que la menstruación conserve su integridad. Cuando llega la supresión de las reglas, la exhalación de ácido carbónico aumenta bruscamente de una manera muy digna de notarse, y después disminuye como en el hombre, 666 á medida que la hembra va llegando al límite de la vejez. (MM. Andral y Gavarret.) El sistema piloso manifiesta de una manera notable estas diferencias de actividad : la pubertad en el hombre es la se- ñal de un desarrollo de la barba y del pelo; en la mujer, por el contrario, la barba y el cuerpo casi no tienen vello en la pubertad; pero cuando cesa la menstruación que moderaba la actividad respiratoria, por lo común una importuna barba, que suele aparecer, viene á manifestar claramente que no es tan completo el privilegio en favor del sexo. Influencia de la edad . La vejez disminuyela actividad respiratoria: la vejez, por lo tanto hace en el hombre que el cabello crezca más des- pacio que en el joven. influencia del desarrollo del órgano respiratorio y sus anejos . Está perfertamente demostrado el hecho de que la respi- ración, la calorificación y el consumo alimenticio son mucho más activos en las aves que en los mamíferos; y basta consi- derar el gran desarrollo de las plumas respecto del de los pelos, las mudas que les hacen desaparecer y la renovación que experimentan, para reconocer que la cantidad de sustan- cia córnea segregada por la cubierta del cuerpo, es mucho mayor en las aves que en los mamíferos. Esta secreción, mucho más abundante que en circuns- tancias iguales, sustrae una proporción mayor de sustancia mineral al ave que al mamífero, y coincide, respecto al tamaño y á pesar de la mayor actividad de las funciones, con una duración de vida mucho más larga en la primera que en el segundo. Según el principio establecido en mi Memoria acer- 667 ca de la vejez (1), rae parece enteramente racional atribuir esta gran longevidad á una pérdida más sensible de sustan- cia mineral, que retarda mucho la incrustación, y la vejez que contribuye á producir. Me parece racional en conse- cuencia, ver en este medio tan digno de notarse, aquel de que hace uso la naturaleza cuando quiere reunir en la vida la duración con la actividad, y el que, por consiguiente, el hombre deberia tener más interés en imitar en la medida compatible con su esencia. Sea ó no así, es lo cierto que la respiración, la calorifica- ción y el consumo alimenticio, más débiles en los reptiles que en los animales de temperatura constante, no llevan consigo en los primeros, la producción de una cantidad tan grande de sustancia córnea. Entre ellos los batracios, que durante su primer estado respiran por branquias, lo mismo que los peces, el oxígeno que se halla en el agua; que en su segundo estado pueden por lo común contentarse en invierno con la sola respiración cutánea; que, por último, se aproximan á los peces más que otros reptiles, tienen una piel desnuda (2), mientras que en los demás suele estar más ó ménos cubierta de escamas. Influencia del estado salvaje y del de domes licidad. Recordando que el aire libre y la actividad de ios movi- mientos favorecen la respiración, pudiera inferirse que, en general, los animales en estado salvaje tienen una actividad respiratoria mayor que nuestros animales domésticos, y par- ticularmente que aquellos que por costumbre se hallan rete- nidos en espacios en que la renovación del aire es difícil, y (1) París, en casa de J. B. Bailliére y Gauthier-Villars. (2) Es sabido que casi todos están privados de uñas, y en al- gunos, como las ranas y las salamandras, se ha demostrado pol- los experimentos de MM. Regnault et Reiset, que el consumo de oxígeno es en peso igual menor que el de los lagartos. 668 está viciado, tanto por la respiración como por la acción de los escremenlos. En efecto, las especies salvajes parecen en general tener un pelo más abundante y desarrollado que las domésticas, cuando la falta de alimentación no se opone á este resultado. Comparando el cerdo común con el jabalí, se ve que este presenta cerdas erizadas más duras que las del primero; y entre ellas, dice Buffon, se observa un pelo corto, muy sua- ve y de color amarillento, ceniciento ó negruzco. Este pelo es suave y rizado casi como el de lana, y falta enteramente en el cerdo común y en los de Siam. Si el cerdo común se hace salvaje, vuelve á recobrar el pelo del jabalí. Por lo me- nos, Mr. Roulin ha visto en los páramos ó llanuras de Amé- rica, elevadas á más de 2.500 metros sobre el nivel del mar, algunos puercos montaraces, que entre sus cerdas espesas y rígidas tenían una verdadera lana (1). Según Herodoto, en la parte septentrional de Creta se encontraban en otro tiempo caballos salvajes, que tenían, se- gún se decia, un pelo de cinco dedos de largo en todo el cuerpo. En la América del Norte, en la del Sur, en las estepas de la Europa oriental y en las del Asia, vagan errantes grandes rebaños de caballos, que desde hace mucho tiempo se han hecho salvajes; y las descripciones de los viajeros están con- formes en indicar que tienen un pelo más duro que el de los caballos domésticos. Y si á la influencia del frió se añade la del estado salvaje, se observa que tienen un pelo largo y como lanoso, según sucede en Siberia. El carnero silvestre, y el argalí ó carnero silvestre de las montañas de Asia, del cual parecen descender nuestras varie- dades, que son tan numerosas, tienen los cuernos más gran- des que nuestros carneros comunes. (1) Según Herrera, se encontraban en Cubaga, en las Antillas, puercos en estado salvaje, cuyas pezuñas se habían prolongado de manera que habían adquirido un palmo de largo. * Influencia de la temperatura . Si se considera ahora que un descenso de temperatura exterior bien marcada, determina en los mamíferos y en las aves una respiración más abundante y mayor producción de calor, ocasionando un consumo alimenticio más considerable, y que lo contrario sucede con la elevación de temperatura, se hallará muy natural, por lo que se ha dicho, que el vestido de dichos animales sea más compacto en invierno que en verano, y que bajo las crines, pelos ó plumas que en parte le componen, se encuentra en la primera estación una cantidad por lo común más considerable de vello ó de plumón respec- tivamente; y que una diferencia análoga se ofrezca cuando se comparen los mamíferos y las aves de los países fríos con los de los países templados, y especialmente con los que son cá- lidos. Desde luego debe observarse , que la coincidencia del vestido con la estación no es más que un caso particular del hecho general, cuyo primer descubrimiento creo haber realizado. De cualquier modo que sea, las siguientes observaciones, que serán fáciles de multiplicar, van á demostrar que la pro- porción existe de una manera tan interesante como digna de notarse en general, por el valor de los hechos. Según Adam- son, en los pueblos de la zona glacial caen hasta los talones los cabellos, que son tan largos como el cuerpo: llegan única- mente á la cintura en los que habitan en las zonas templadas; y no forman más que una especie de lana fina y rizada, que apenas llega á los hombros, en los de la zona tórrida. La raza caucásica, cuando pertenece á los países fríos ó templados, es notable por una barba poblada, y por la canti- dad de pelos que cubren la mayor parte de su cuerpo; pero sus representantes de las regiones bajas de la zona tórrida (Indios, Arabes, Egipcios), son mucho más velludos. Hechos análogos se observan en la raza mogola, que en circunstancias iguales tiene ménos barba que la caucásica. 670 La raza negra, que vive en las regiones más cálidas, y cuya sangre experimenta ménos hematosis, es la más escasa de todas de barba y pelos en la superficie del cuerpo. Hemos visto que el pelo de los conejos es ménos espeso que el de la liebre; siendo, sobre todo, digno de notarse el hecho en los paises fríos. Se lee en Buffon, que todos los caballos de los paises muy calientes, como los caballos turcos, los persas, los árabes y los berberiscos tienen el pelo mucho más corto que los de- más. Se ve por consiguiente, añade, que la temperatura del clima es la causa de ello , pero sería difícil dar la razón. Además, los caballos árabes no tienen mechones de pelos en las patas. Los proboscidios, animales de las zonas tórridas, están casi desnudos, al paso que los mammouths, que en una época geo- lógica anterior á la nuestra habitaban en las regiones pola- res de la América y del Asia septentrional, tienen la piel cu- bierta de una especie de largas crines ó de lana muy abun- dante. En las altas montañas del Thibel, tiene la cabra un vello más largo. El pato de flojel, que habita en las regiones glacia- les del polo norte, tiene un plumón más espeso y abundante que el de nuestros climas. Las mejores pieles de castor y de oso, las más ricas por la abundancia de pelo, y en general las pieles más estimadas, son las que se encuentran durante el invierno en las monta ñas y en las regiones más frías de la tierra. Por último, si se juzga por el ciervo del Canadá, que tiene las cuernas muy largas y gruesas respecto de las de los ciervos de nuestros paises, la producción de sustancia córnea en los ciervos puede aumentar por la acción del frió. A la misma conclusión se llega, considerando que la única especie del género ciervo en que la hembra presenta cuernas, es pre- cisamente la de los paises más fríos; es decir, la del rengífero, que habita en la región helada de ambos continentes. Examinemos ahora la influencia de las zona tórrida. En los paises excesivamente cálidos, como el Senegal, la Guinea y diversas partes de la América del Sur, el perro 67 1 está absolutamente desnudo. Lo mismo sucede con el perro turco, que es originario de los paises cálidos del Africa (1). Generalmente en los trópicos las especies animales lanudas tienen, en vez de lana, un pelo rígido, corto y liso. Los car- neros de Guinea, por ejemplo, apenas tienen más que un pelo claro ó negro. En las Indias y en Madagascar, el carnero de gran cola ó carnero de Arabia tiene el cuerpo cubierto de pelos, mientras que su raza tiene lana en los paises menos cálidos. En el Perú y en Colombia salen los polluelos casi desnudos del cascaron, y permanecen en el mismo estado; de modo que las gallinas de estas regiones se hallan desnudas. ¿Pero es necesario que los animales de una especie sean ori- ginarios unos de los paises muy cálidos y otros de los templados ó frios, para que se manifiesten los efectos de que se acaba de tratar? De ningún modo. Los naturalistas lo saben, pero sin poder sacar ninguna consecuencia importante , puesto que ignoran la causa por que estos efectos se verifican en un mismo animal, bien por el cambio de estación ó por el de clima. Véanse los ejemplos siguientes. En los paises templados, los caballos tienen un pelo mé- nos largo en verano que en invierno. En la estación del calor, el pelo del Dzigtai es liso y brillante, y por el invierno es espeso y apretado; cuyo hecho se observa también en todos los caballos salvajes de los paises frios. Las tentativas hechas para obtener lana en las Indias, trasportando á ellas carneros de los paises templados, fraca- saron bien pronto, porque, como era de esperar, no se pu- dieron aclimatar en una región tórrida sin perder su lana y cubrirse de pelos. En invierno, el argalí ó carnero salvaje de las montañas de Asia tiene un pelo espeso y duro; pero en verano no tie- ne más que un pelo corto. Según el obispo Herker, basta llevar caballos y perros de (1) Parece que en ciertas partes muy cálidas del Africa, el caballo está también completamente desprovisto de pelo. 672 la India á las montañas del Thibet, del Nepaul, etc., para que bien pronto se halle su cuerpo cubierto de lana como el de la cabra velluda de estos climas. Un hecho análogo, pero más general, se ha observado en el jardin de aclimatación de París: se ha visto que los ani- males de los paises cálidos se cubrían de abundante pelo, que en cada invierno iba haciéndose más poblado. Al cabo de dos años, los carneros del Senegal han echado un pelo largo y rizado, en vez del pelo corto que tenían cuando lle- garon. Los carneros-leones, también traídos de Africa, expe- rimentaron también repentinamente el mismo cambio. Mu- chos manicús originarios de las Antillas, adquirieron un pelo más largo; y el plumage de las aves ofreció análogas modi- ficaciones. Así por consiguiente, por la intervención de la nueva causa, de la causa real y primitiva, ya no es únicamente la influencia ejercida sobre el vestido de los mamíferos y de las aves por el aumento ó disminución de temperatura, lo que se puede prever, sino también la influencia del tamaño, de la habitación, de los sexos, de la pubertad, de la edad, del es- tado salvaje y de domesticación, de la abundancia directa de la hematosis debida á la estructura del órgano respiratorio y á la del corazón, y además, según después veremos, la de la castración. Y no solamente se conoce la acción de estas in- fluencias sobre el vestido, sino también la que ejercen sobre la materia córnea en general, y en particular sobre la carne de los mamíferos y las antenas de los insectos. Al descubrir esta causa general, ¿no he hecho más que ocupar la actividad de la inteligencia, y suministrar un medio de pronosticar el conjunto de hechos relativos á la produc- ción de la sustancia córnea en el hombre y los vertebrados? No por cierto, otras son mis pretensiones. En conclusión, supuesto que, según lo que se ha dicho, el vestido no varía en todas las circunstancias naturales pre- cedentemente indicadas, sino porque ellas hacen variar la actividad de la respiración y la de la combustión lenta ope- rada por el oxígeno, y puesto que el gran secreto de la na- turaleza en el arte de producir estas modificaciones se halla 673 completamente descubierto, podrá el hombre, sin verse obli- gado á los rodeos que esta emplea, obtener los mismos resul- tados; es decir, hacer variar el vestido de los animales dán- doles á respirar un aire más ó ménos condensado, más ó ménos rico en oxígeno. En una palabra, podrá en seguida recurrirse al oxígeno ó á los agentes propios para suministrar este gas, con ventaja en la circulación. De esta manera: Se podrá producir en verano el vestido de invierno. Se podrá dar más ó ménos completamente á los animales de los países cálidos, y en su pais propio, el vestido de los de la misma especie que habiten en los países fríos. Se podrá en cualquier sitio dirijir la producción y la can- tidad de la lana. Se podrá comprender mejor cuáles son los remedios, cua- les las influencias que producen la finura del pelo, y las mo- dificaciones que puede experimentar (1), la calvicie y la alopecia más ó ménos completas, y se podrá poner remedio, obrando de una manera directa sobre la respiración y la com- bustión lenta interior; y por consiguiente, además de condu- cir á curaciones anteriormente imposibles, se podrá con fre- cuencia, en las personas jóvenes todavía, hacer recobrar á la vida una nueva actividad. Sabiendo que la causa hasta ahora desconocida que, mo- dificando la actividad de la respiración según el grado de calor, puede hacer que el vestido sea según el frió lo exija, no es más que el oxígeno atmosférico, se comprenderá que la coincidencia debe existir únicamente respecto de los mamí- feros que no invernan, y de las aves; que debe cesar en los mamíferos que invernan y en los reptiles é insectos, porque en ellos la actividad de la respiración, de la calorificación y (1) Creo recordar que, merced á un régimen arsenical, echan los caballos un pelo más corto y más fino: ahora se comprenderá que siendo así, se podría encontrar en esta observación un punto de partida para ulteriores aplicaciones; Sería de grande interés para la ciencia, el llegar á convertir de este modo las ovejas de lana fina, en otras de pelo corto. TOMO XVIII. 43 674 del consumo alimenlicio, sigue la marcha directa de la tem- peratura en vez de una marcha inversa, como sucede en los vertebrados de temperatura fija. Podrá también comprenderse, que si en los paises y en las estaciones trias, la naturaleza, por la actividad mayor en la respiración, en el consumo alimenticio de los animales de temperatura constante, propende á producir una incrustación más rápida y una vejez más precoz, hace más activa, sobre todo en los ciervos, la causa de la desincrustacion, debida á la pérdida por las sustancias córneas y sus análogas. Que si en los paises cálidos y en tiempo también cálido, la naturaleza disminuye en los animales la actividad de la respiración, el consumo alimenlicio, y la intensidad de las causas de incrustaciones y de vejez, disminuye también las de la incrustación, por la menor producción de sustancias córneas ó análogas. Que no obstante, dando á la secreción de sustancia cór- nea una actividad considerable, se llega á prolongar consi- derablemente la vida del ave, á unir por este medio la activi- dad á la duración; y los hombres de saber ¿inteligencia, comprenderán que hay aquí un hecho del cual podrán sacar partido en la medida compatible con la naturaleza humana. Aunque me parece que el oxígeno es por sí solo capaz de producir los resultados que acaban de indicarse, no obstante, si se tiene en cuenta suficientemente el hecho de que el pelo puede modificarse con más rapidez en las altitudes que á tem- peraturas iguales cerca del nivel del mar, habrá que consi- derar que la acción del frió se halla auxiliada en las altitu- des por una disminución de presión. Esta presión menor ha- ce que la sangre vaya á la circunferencia del cuerpo, y más abundante, en igualdad de casos, la alimentación de los pelos. Dedúcese de esta consideración, que sería racional auxi- liar en lo posible la acción interior del oxígeno ó de los oxi- genantes, por una disminución de presión en las partes del cuerpo, si se quiere hacer más abundante la secreción de sustancia córnea. j,. . , 675 Influencia de la castración . Séame permitido no terminar esta Memoria, sin hacer mención de otra nueva aplicación ó influencia, cuya causa tampoco habían sospechado los naturalistas. Hay circunstancias variadas, en las cuales obra la cas- tración disminuyendo la actividad de la combustión respira- toria: de modo que es racional admitir que, en efecto, llegue á producir este resultado. En todo caso, hay en esta manera de considerarla un buen medio de previsión. Como si esta se hallase fundada, podemos decir que la castración disminuye la energía muscular, favorece en los mamíferos y en las aves su gordura, impide en el hombre la producción de la barba y el pelo, hace más débil en el ciervo, é indudablemente en los demás animales de temperatura constante, la cantidad de sustancia alimenticia necesaria para sostener la vida; no permite en este último, ni en el gamo ni en el corzo, la renovación de los cuernos, si se practica la operación cuando no los tiene; y no llega á producir este re- sultado en el rengífero, que, habitando en países muy fríos, tiene una respiración mucho más activa. Según hemos dicho, en el Norte parecen más atenuados los efectos generales de la castración en los mamíferos; en los paises cálidos es donde tienen mas intensidad; y en todas partes donde se hagan ménos marcados por la respiración de un aire, sea más condensado, más rico en oxígeno y lijera— mente ozonizado, si se necesita. 1 dUN 188d Editor responsable, Ricardo Roiz. •;oVa$vV';mv} í 5; v.\ hj-j :;if nhi , ííiitUü^i : í-u'vy uamnri: cm c'á-yf; aanf : rVi ‘ ¡ , aiara. >,rr •' ir,. ;■ r;Uan i. / .aa f; ¡jo • ? :»>» í;í- :'r aa! riainaaiy ii'a ■■ - ( ann val! . a: a . 'vá ■ a ' ; '• ' . 'ai. ' v: ■. :;p oro, i f :• ! ■.;:y:::n;:í ir a ira y ri;i.r rír;i f ' : a rrra r.]rr ai aav; .a /.rr . i ; : i ir; ; ¡ ; i / : . ‘ : ■ a. . ’ •;> ':*>• . • ■ : , a '■ . . . 'i-.ii.i ? ;,I 6‘íúcfKiíl i'? (’■!■) ariyiri ¿¡2 : r r/ . ; ra! ?r y airar r-ra ’ ’ I : . a . ;r ; ; a ; ¡ . r-r , ’ íi¡r i '-'¡'z'.- • r;; , m a.,i ir> rr .;o'?:r aj 'alian 6 r :i; ,.rr i • ■ ..y.. • ; ; ar i i . 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