A AA A a HE A = E PES A TS Digitized by the Internet Archive in 2010 with funding from University of Toronto http://www.archive.org/details/sboletini2acad BOLETIN DE LA ADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS e) E EN CÓRDOBA (RerúbLICA ARGENTINA) DE LA ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS MAA O EL BUENOS ATRES IMPRENTA DE PABLO É CONI É HIJOS, ESPECIAL PARA OBRAS 680 — CALLE PERÚ — 680 1590 A A A DA 3 PI so pA 1 a A e Y y 1] LA CUENCA DEL VALLE DEL RIO 1% EN CÓRDOBA DESCRIPCION GEOLÓGICA DEL VALLE DEL RIO 1* DESDE LA SIERRA DE CÓRDOBA HASTA LA MAR CHIQUITA POR GUILLERMO BODENBENDER Un estudio geográfico muy interesante es el que tiene por objeto las investigaciones acerca del orígen y desarrollo de las capitales. Parte de ellas deben atribuirse casi siempre á las condiciones naturales del respectivo lugar, pero mucho suele contribuir la inteligencia y el poder de los hom- bres. En primer lugar, el desarrollo de toda ciudad depende siempre de su situacion. La capital de Córdoba está si- tuada en una cuenca grande del valle del Rio 1, la que ofre- cía bastante lugar y suelo de cultivo para una gran pobla- cion. Pero, ¿por qué hay aquí una caldera del valle? La contes- tacion, de que el rio ha formado este ensanche no es sufi- ciente, pues no explica exactamente por qué el rio amplió aquí el valle. AE E Surjen semejantes cuestiones al estudiar la situacion de otras ciudades y ellas nos conducen naturalmente al capí- tulo interesante de la historia de la formacion del suelo; estudio sin duda de mucha trascendencia á causa de la im- portancia que tiene el suelo como factor principal en la his- toria de las ciudades. Partiendo de este punto de vista empezé las investigacio- nes del suelo, tal como se presenta en los alrededores de Córdoba por cortes naturales y artificiales. Aumentaron las dificultades á medida que extendía el círculo de mis inves- tigaciones. En vez de un sistema de capas más ó menos iguales, como al principio supuse que encontraría, éstas se hicieron tan heterogéneas, que era indispensable un exámen muy detallado en todos los puntos accesibles, Era tanto más necesario, cuanto más dificultades surgían para explicar el génesis de las capas. Sucediéndose así un problema al otro, me ví en la necesi- dad de extender considerablemente los estudios más allá de los límites que me había impuesto al principio; así es que mis investigaciones me llevaron poco á poco de la Sierra de Córdoba hasta la Mar Chiquita. Los estudios rio abajo de la caldera de Córdoba me sirvieron de comprobacion á las ob- servaciones efectuadas y me suministraron muchos nuevos datos interesantes, que hacen posible reconocer, sinó por completo, á lo menos bastante la historia del desarrollo del valle del Rio 1” en todo su trayecto. Pareciendo ser muy uniformes bajo el punto de vista geo- lógico y geográfico los valles de los otros rios, como los del Rio 2%, 3? y 4%, que corren por la llanurá de la provincia de Córdoba, las conclusiones, hechas sobre la base de las inves- tigaciones del Rio 1%, valen sin duda tambien para estos pa- rajes. Sin embargo en un país tan poco explorado y de tan grandes dimensiones como el nuestro, es aventurado el deducir conclusiones generales de algunas pocas observa- ciones hechas en un terreno relativamente pequeño, por cuya peo AN razon me limitaré á la descripcion de los hechos observados en el Rio 1%, tocando ligeramente algunos resultados de im— - portancia general. Siguiendo la marcha de las investigaciones voy á descri- bir en primer lugar los perfiles geológicos más importantes, en seguida me propongo dar una exposicion general de los estratos del terreno de transporte. En el tercer capítulo tra- taré del modo de formacion de las capas y de la historia del desarrollo del valle del Rio 1', Para que no se borre el efecto total del diseño, he prescin- dido de representar en él los infinitos detalles que presenta el terreno de transporte y la forma del valle del Rio 1”. El mapa geológico *, los perfiles longitudinales y trans- versales (tabla 1 y 11), la tabia de los estratos (tabla IT) y la tabla IV sobre los períodos del desarrollo del valle, que acompañan este informe, facilitarán la comprension de las relaciones expuestas, complementando así el texto. Los co- lores del mapa señalan los diferentes pisos, cuya composi- cion particular está representada por perfiles longitudinales (tabla 1) y los perfiles transversales (tabla II). Estos sirven para representar tanto las formas del valle como el carácter variable y la transicion de las capas en sus “dos lados. Todos los perfiles están dibujados de acuerdo con la naturaleza, evitándose tanto como era posible el sis— tematismo. La tabla HI de los estratos da una corta expli- cacion del terreno de transporte en la direccion de arriba á abajo. La tabla IV resume los resultados obtenidos en una re- presentacion de las épocas principales del desarrollo del va- lle del Rio 1”. e * Este mapa es un simple cróquis, no tiene, por consiguiente, la debida exactitud topográfica. pe PERFILES DE CORTES DE TIERRA 1. Barranca del molino de Torres (Mapa N* 1. Perfil transvers. 1, B.) 2 *.a) Capa pulverulenta (Loes) de cerca de 3 metros. 3. b) Arena, cascajo y rodados. Los dos estratos cortados por la acequia. c) Arenisca roja con mucha mica. Interpuestas son ca- pas delgadas de conglomerados y de areniscas arcillo- sas. 2. Barranca entre el molino de Villada y el molino de Tillard (Mapa N* 2. Perfil long. 1 y 2) 1. a) Tierra vegetal, arenosa; “espesor variable hasta 1 metro. 3. b) Cascajo y rodados; en algunos puntos espesor de cerca de 2 metros. 4. C) Arcilla fina, pulverulenta, en parte arenosa y com— pacta, de color gris, con una capa de cascajo y rodados. Al frente del molino de Tillard arcilla muy arenosa, estratifi- cada por capas de arena (representada en el perfil por la capa 4 Cc). Espesor de cerca de 10 metros. 5. e) Tosca dura, rojiza, con partículas de piedras (cuar- 1 Los números se refieren á la division en la tabla de los estratos, para demostrar qué capas son las correspondientes en los perfi- les. A de z0, etc.) hasta el tamaño de un centímetro. En parte arci- llosa rojiza con caliza. Cerca de 2 metros. f) Cascajo y piedras rodadas, en parte cementadas por caliza; cerca de 2 metros. 6. 9) Delgadas capas de caliza gredosa (en parte Traver- tina) interpuestas entre arcilla pardo-rojiza y mezcladas con arcilla, en parte formando tosca gruesa (Perf. long. 1); cer- ca de medio metro. h) Arcilla margosa, con partículas de cuarzo, etc., com- pacta, porosa, de color pardo-rojizo (algo color rojo de la- drillo) con tierra de hierro azul (Vivianita); de 6 metros y ménos. 7. 1) Conglomerado rojizo, grueso, con capas delgadas de arenisca, en parte impregnado con caliza; cerca de medio metro. 3. Barranca al lado Norte entre los molinos de Tillard y de Gavier (Perf. transv. 2 (.) 2. a) Capa pulverulenta arenosa (Loes); cerca de 3 me- tros. 3. b) Arena, gravas y rodados de color rojo; cerca de >á 6 metros. 4. Cc) Arcilla arenosa porosa, de color gris, por parte com- pacta, con capas de arena muy irregularmente interpuestas, pero con visible estratificacion ; cerca de 14 metros. 5. (l. Tosca y arcilla de carácter de la capa 5 e, en el per- l2. El perfil transversal 2 corta el rio tres veces, para repre- sentar las relaciones entre las capas arcillosas (5) al lado de- recho y las arenas con arcilla al lado izquierdo. El perfil demuestra, cómo las capas de arena y arcilla (4 c) se han de- AE YE positado encima de una superficie irregular de las capas arcillosas, prueba irrecusable de que las aguas, que han acumulado estas capas, han sido concentradas más al lado izquierdo del rio actual. o 4. Barrancas al lado Sud, abajo del molino de (Gzavier (Mapa Ns 3 y 4. Perfil long. 3 y 4) 1. a) Tierra vegetal de espesor variable. 3 (?). b) Rodados y gravas, en parte cementados por cal; cerca de 2 metros. 4. c) Arcilla fina, pulverulenta, de color gris, en parte con estratificacion. Tosca gris fina, muy poca y muy suelta. (Segunda barranca); cerca de 6 metros. d) Cascajo y rodados, cerca de 1 y medio metro. e) Arcilla como c, pero con más tosca. Estratificacion en parte visible. En una altura de cerca de 15 metros está in— terpuesta en la segunda barranca una capa de arcilla com- pacta de color más oscuro, quebradiza en pedacitos, porosa, con mucha tierra de hierro azul. Arena y gravas con roda- dos de tosca se observan en algunos puntos entre la arcilla, pero son de poca extension ; cerca de 15 metros. f) Rodados y gravas, sueltos ó cementados por caliza ar- cillosa, en la primera barranca; cerca de medio metro. 5. 9) Tosca rojiza, dura ; grano de la tosca gruesa ; entre la tosca existe arcilla pulverulenta. Esta capa alcanza, en la primera barranca próxima al molino, un espesor de cerca de 10 metros, más abajo se inclina tanto que desaparece bajo el nivel del rio. > ny AA E ed Ed ANAL 5. Barranca al lado norte, al frente de la chacra de D. Benjamin Dominguez (En el mapa al frente de N* 5) l. a) Tierra vegetal, de cerca de medio metro. 3. b) Gravas y rodados de cerca de medio metro. 4. C) Arcilla arenosa, pulverulenta de color gris; cerca de 2 metros. d) Arena y gravas de poca extension; la interposicion lentiforme se pierde poco á poco en la arcilla. e) Arcilla fina, con tosca dura; cerca de 2 */, metros. b) Arcilla arenosa, compacta, abajo más gruesa ; cerca de [ metro. y) Gravas y algunos rodados ; cerca de 2 decímetros. h) Arcilla pulverulenta fina, con tosca. 6. Hondonada próxima al frente de la barranca anterior (Mapa No 5. Perf. long. 5; Perf. trans. 3, F.) 2. a) Capa pulverulenta, muy arenosa (Loes); cerca de */, á 2 metros. 3. b) Arena y gravas; cerca de*/, á 1 metro. c) Arena alternando con capas de arcilla arenosa, con es- tratificacion; cerca de */, á 1 metro. d) Arena y gravas, encerrando pedazos de arcilla com- pacta. (Véase perfil 13f.) 4. e) Arcilla fina pulverulenta con muy poca tosca, por parte estratificada ; cerca de 3 metros. f) Capa de arcilla compacta, en pedacitos quebradiza, po- rr aa O Y (E rosa, de color gris-pardo, con tierra de hierro azul; cerca de t/, metro. (Compárese el perfil 4,4). 9) Arcilla fina, pulverulenta, con poca tosca abajo muy arenosa; cerca de 4 metros. hi) Arena y gravas, formando la base de la barranca. La capa 3 está depositada sobre la superficie irregular de la capa 4, producida por corrientes. 7. Perfil del corte del ferro-carril proyectado á la Calera (Mapa N' 6. Perf. long. 6; Perf. trans. 5, K) 1. a) Tierra vegetal, rica de sustancias vegetales, cerca del depósito del agua ; cerca de 2 á 3 metros. b) Rodados. 2. C) Loes arenosa, hasta 3 metros; en una hondonada que acaba al corte. 3. d) Arena y rodados, 1 */, á 2 metros en el corte. 4. e) Arcilla arenosa, en parte estratificada por capas de arena y gravas, con poca tosca. Espesor visible en el corte cerca de 2 */, metros. f) Arcilla fina, más compacta, en una hondonada cerca del depósito del agua. 8. Barranca chica cerca del principio de la acequia de las aguas corrientes (Perf. trans. 4, H) J. a) Tierra vegetal. b) Rodados hasta 2 metros de espesor. 3. C) Gravas de color rojizo, espesor muy variable. po d) Arcilla muy arenosa, con capas de gravas y rodados ; cerca de 2 metros. 4. Arcilla fina, con poca tosca. 9. Pendiente izquierda entre el camino á Zeballos y la iglesia de las Concepcionistas (Perf. trans. 4, 6) 2. a) Loes de color gris-blanco, muy arenoso; de 2á3 metros. 3. b) Arena, gravas y rodados, estratificados ; accesible en hondonadas, donde alcanzan á un espesor hasta de 18 me- tros, interpuesta está una capa de arcilla arenosa, porosa, de color gris-pardo. 4. C) Arcilla fina, de color gris. por parte con arena de mica ; cerca de 2 metros. d) Arena y rodados. e) Arcilla compacta fina. Estas capas (4) son accesibles en la barranca y en la ace- quia cerca de la iglesia de las Concepcionistas. Comparando los perfiles 9 y 7 resulta que la capa 3 alcanza en la pendiente izquierda un espesor mucho más considera- ble que en la pendiente derecha. Voy á dar los perfiles del lado derecho hasta la chacra Germania, considerando despues los del lado izquierdo. De los numerosos perfiles que he estudiado, hago mencion sola- mente de los más importantes, representados en el perfil longitudinal. RS DO 10. Perfil sacado en una hondonada muy cerca del Observatorio (Mapa N* 7. Perf. long. 7) 1. a) Tierra vegetal */, metro. 2. b) Loes, no estratificado ; cerca de 6 á 7 metros. c) Loes estratificado por capas de arena de mica ó capas muy delgadas de loes compacto; cerca de 2 metros. 3. dl) Gravas y arena, en parte con pedazos de arcilla; cerca de 6 decímetros. e) Ceniza vulcánica de color blanco ó gris-blanco en al- gunos puntos ; cerca de 7 centímetros de espesor. f) Arcilla fina, compacta, poco arenosa ; cerca de 1,3 me- tros. En otra hondonada cerca de 6 metros, estratificada. q) Gravas y rodados. La cañada larga, contiene por parte aluviones que están depositados encima de arena, gravas ó loes. Cerca del puen- te, sobre una cañada chica en la prolongacion de la calle Ancha se observa, sobre loes mezclado con ceniza vulcánica y con rodados, una capa pulverulenta con restos vegetales, en- cima viene cascajo y arena de color gris-verde. El loes que la prolongación de la calle Ancha corta, es estratificado en su parte inferior por delgadas capas de arena y contiene pedacitos de tosca. En un nivel más bajo se en- cuentran, en una cañada, arena y rodados con una capa de arcilla interpuesta. En toda la pendiente derecha entre la calle Ancha y la calle Mendoza rige una gran uniformidad respecto de las capas. Donde las hondonadas cortan las capas hasta gran profundidad, los estratos empiezan siempre deba- jo con arena y rodados, encima se encuentran loes estrati- ficado por arena y loes con poca ó ninguna estratificacion. En la prolongación de la calle Ituzaingo, donde termina una hondonada, se observan de abajo á arriba: cascajo y A es rodados, arcilla compacta (cerca de 05), arena y gravas (cerca de 0”5), loes abajo muy arenoso. Siguiendo en la hon- donada más arriba, se encuentra, á su extremidad, una barran- cea alta, cuyo perfil complementa aquel. Hélo aquí : 11. Barranca al principio de una hondonada en la prolongacion de la calle Ituzaingo (Mapa N” 8. Perf. long. 8) 2. a) Loes sin estratificación ; cerca de 3 metros. b) Arena y gravas; cerca de 2 decímetros. Cc) Loes sin estratificacion; 10 á 12 metros. d) Loes con capas de arena micosa, estratificado; cerca de 2 metros. 3. €) Arena y cascajo con una capa de arcilla. Mientras que la base de estas capas, ya representada en el perfil 7, no es visible en estos perfiles, por no ser bastante hondos los cortes de las barrancas, aparece otra vez en el perfil longitudinal 9, uno de los más instructivos sobre el depósilo de estas capas. Las observaciones están hechas en una hondonada en los altos, entre la calle Mendoza y la calle Santiago del Estero, que termina cerca del corte de la pendiente formada por la calle San Juan. 12. Perfil de una hondonada entre las prolongaciones de la calle Santiago del Estero y la calie Mendoza (Mapa N* 9. Perf. long. 9; Perf. trans. 7, 0) 2. a) Al principio de la hondonada: Lues pulverulento en su parte superior, cerca de 9 metros de espesor, con es- AR tratificacion; en su parte inferior cerca de 6 metros de espe- sor con estratificación insignificante, producida por muy delgadas capas de loes más compacto, ó, al límite de b, por arena de mica de un espesor hasta de 2 decímetros. b) Loes compacto ; forma en la hondonada una pared ver- tical lisa, quebrándose en pedazos grandes de la barranca, mientras que la pared de loes superior, aunque escarpado, tie- ne una planicie irregular á causa de la resistencia variable de las capas contra la erosion y los vientos. c) Arena micosa, al límite de h con capas de loes, de cerca de 2 metros. Más abajo en la hondonada, en el mismo nivel, en vez de arena de mica se encuentran gravas, al mismo tiempo disminuyéndose el espesor de la capa b. Abajo corta la hondonada : 3. e) Capas de arena, gravas y rodados de color rojizo, aumentándose gravas y rodados hácia el fin de la hondonada. Interpuestas con capas de arcilla arenosa, porosa, Cuyo número crece abajo, formando transicion en 4. f) Arcilla fina, en su parte superior estratificada por arena y gravas, visible en el corte de la calle San Juan. (Compárese el perfil 7). Por este perfil se obtiene una division completa del piso 2 y 3, demostrando queno hay límite entre los dos. Bastaría este perfil para la exposicion de estos estratos, Sin embargo, para no dejar lugar á duda, si estas relaciones son generales, doy dos perfiles más, impulsándome á ello tambien la circunstancia de que uno de ellos es interesante por tener una capa de ceniza vulcánica, ya hallado cerca del observatorio. El perfil 13 contiene los resultados de las ob- servaciones hechas en una hondonada que acaba en la hon- donada grande por donde pasa el ferro-carril á Malagueño. El perfil 14 representa el corte de tierra hecho por este ferro-carril, antes de llegar á la altura de la pendiente, per- fil que obtuve durante los trabajos de movimiento de tierra. o A Perfil 13 (Mapa N* 10. Perf. long. 10) 2. a) Loes pulverulento, formando una pared vertical, sin estratificacion; de cerca de S metros. b) Loes con capas de arena micosa, estratificada de cerca de 2 metros ; arena hasta | metro de espesor. Siguiendo la hondonada abajo son visibles : c) Loes más compacto, sin estratificacion; de cerca de 3 metros. d) Arena y gravas; de cerca de 3 metros. e) Loes compacto, sin estratificacion, de cerca de 1á2 metros. [) Arena y gravas, encerrando pedazos grandes (hasta */, metro cub.) de loes compacto. ; y) Loes arcilloso; esta capa ya puede pertenecer á 3. Cerca del fin en la hondonada: 3. [) Arena, gravas y rodados; interpuestas con algunas capas de arcilla arenosa porosa (hasta 1 metro de espesor). En la hondonada del ferro-carril este piso alcanza su maximum de espesor hasta 12 metros. Sobre el límite entre 2 y 3, sobrepuesta de arena y de- positada encima de arcilla, se encuentra la capa de ceniza vulcánica gris-blanca. (Compárese el perfil 10). 4. 1) Arcilla fina, en la barranca del Pucará, en un espesor de cerca de 5 metros. Perfil 14. Corte del ferro-carril á Malagueño 1. a) Tierra vegetal de 35 á 60 centímetros. 2. b) Loes pulverulento, sin estratificacion; de cerca de 6 metros. T 2H to a po Próximamente en el medio de la capa hay loes muy com-= pacto de cerca 050 de espesor. c) Loes por lo comun estratificado de 4á 5 metros. En este depósito es importante una capa con yeso en agregados fibrosos y en vetas delgadas. En la parte superior una cueva de glyptodon, llenada con loes estratificado. Tambien se en- cuentran restos de carbon y huesos quebrados, vestigios de los habitantes antiguos. dl) Arena de mica y gravas con delgadas capas de loes; de 1 á 2 metros. e) Loes estratificado, por parte con estratificación ondu- lada, (de 0”50á 1 metro); con transicion á las capas d y f. [) Arena de mica; de cerca de 250. Hasta esta capa al- canza el corte; más abajo en la hondonada: 3. () Arenas, gravas y rodados con capas de arcilla arenosa porosa, ya citadas. : Ñ 4. h) Arcilla del Pucará. La capa de loes compacto en b, la capa con yeso y la arena micosa son las únicas que tienen límites característicos y bien definidos. Como en todos los demás perfiles, he prescindido aquí tambien de todos los detalles que ofrecen las capas, para no perjudicar la claridad del conjunto, que ya hacían presumir las vbservaciones practicadas. Con grande regularidad continúanse las capas, formando la pendiente derecha hasta San Vicente, dando por lo tanto pocos datos nuevos. En aquel punto, tambien, las investiga- ciones están facilitadas por hondonadas que cortan las capas, y á pesar de estar cubiertas en partes por aluviones, no cabe duda sobre su naturaleza. Donde la pendiente empieza (Mapa N* 11, perf. long. 11 y perf. trans. 8 Q.), se encuentran aluviones, tierra vegetal, arena y rodados. Subiendo á la pendiente se divisa una capa de arcilla arenosa, porosa, depositada encima de arena. Más arriba siguen, de abajo á arriba, arena y gravas de color rojizo (cerca de 4 metros), loes muy arenoso, loes pulverulento con da: Lo Nena capas delgadas de arena micosa (cerca de 4 metros), loes con estratificacion ondulada (como en el corte del ferro-carril á Malagueño), loes pulverulento sin estratificación (cerca de 8 metros y más). Abajo de San Vicente el Rio toma otra direccion, saliendo dela cuenca ancha y entrando en una angostura (entre la carrera vieja y la chacra de D. Márcos Juarez). Esta circunstancia ya permite concluir, que las capas han cambiado. El perfil longitudinal 12 demuestra efectivamente que así ha sucedido. Bajando de la altura de la pendiente hasta la barranca del rio (chacra de D. Márcos Juarez) pueden observarse las siguientes capas : Perfil 15 «(Mapa N* 12. Perf. long. 12) 2. a) Loes muy arenoso, al parecer sin estratificacion. No se puede observar, si está depositado encima de 3. b) Arena y cascajo, porque no hay cortes y las capas están cubiertas por aluviones. Cerca del camino real : 4. C) Arena estratificada entre capas de arcilla arenosa de espesor considerable (8 metros y más) las que forman el terrado de la chacra y están depositadas sobre dd) Arcilla fina, sin estratificacion, accesible en la barranca al rio. Una comparacion de este perfil con los perfiles 13 y 14 demuestra á la evidencia, que el espesor de los estratos 2 está reducido, pero el de los de 4 ha aumentado. En la pendiente entre los últimos perfiles se pueden observar, cómo poco á poco los estratos 2 van disminuyendo y la estratificacion des- apareciendo. La arena y cascajo 3, que en la hondonada del ferro-car- ril á Malagueño se encuentran en notables dimensiones; pa- rece que se pierden completamente ó se mezclan con el loes. Pero rio abajo (Perf. long. 13 y perf. transv. 9, S) el loes muy arenoso se coloca inmediatamente encima de la arcilla arenosa; pues mientras el espesor del loes y de las arenas disminuye considerablemente, las capas de arcilla elé- vanse más y más sobre el lecho del rio, formando casi exclu- sivamente la pendiente derecha del valle (Perf. long. 14 y 15). Por eso la pendiente tiene aquí otra forma más regular que la pendiente entre la Cañada y San Vicente con sus nu- merosas hondonadas, cortadas en el loes. Las capas de ar— cilla son completamente accesibles desde la barranca cerca de la chacra Germania. El corte de la barranca está re— presentado en el perfil longitudinal 15, en una escala algo mayor á la de los demás cortes para presentar mejor á la vista la sucesion de las capas. Perfil 16. Barranca de la chacra Germania (Mapa N* 15. Perf. long. 15) 1. a) Tierra vegetal. b) Rodados. 4. c) Arcilla arenosa compacta, arriba amarilla-parda, abajo roja-parda, cerca de 1,5 metros. d) Arcilla muy arenosa, cerca de 1 metro. e) Arena fina y cascajo, blanquizca ó rojiza, 6 metros. f) Arcilla arenosa. y) Arcilla fina con poca tosca, en parte con pocos rodados y con estratificacion. La arcilla y tiene el mismo carácter que la arcilla 4, que forma las barrancas altas del curso su- perior del rio. El espesor de la capa es muy variado, su- biendo en algunos puntos hasta la altura de la barranca, ba- jando en otros hasta el nivel del agua ó desapareciendo com- EN Es pletamente bajo la madre del rio, pues las capas c-f están depositadas encima de una superficie irregular de la capa q. En general se componen de arcilla arenosa, bien estratifi- cada en la parte en que la arena se encuentra en mayor pro- porcion. La considerable capa de arena (tambien en el perf. long. 14), que el perfil señala, tiene poca extension y se pierde en la arcilla. Ha de advertirse que no existe un límite bien marcado entre la arcilla fina inferior y las capas areno- sas superiores. En lo que precede me he ocupado del perfil longitudinal de la pendiente derecha, resta enumerar la sucesion de las capas que forman la pendiente izquierda. A pesar de que se me pudiera culpar de cierta mono- tonía en exponer mis observaciones, tengo que continuar consu simple enumeracion, para. que cada cual pueda exa- minar las conclusiones que se deducen fundándose en ellas. Algunos cortes, ya citados (Perf. trans. 3 y 4), han de- mostrado que la pendiente izquierda hasta la iglesia de las Concepcionistas se compone principalmente de arena, depo- sitada encima de arcilla arenosa, que contiene en parte capas de arena y rodados (perf. transv. 5, capa 4 c). La continuacion de las capas se apercibe muy dificilmente por faltar cortes ó por ser cubierta toda la pendiente por alu- xiones. En la barranca cerca del molino de Ducasse se encuentra arcilla fina con poca tosca que se eleva algunos metros so- bre el lecho del rio, encima vienen, en el terrado, arena y rodados de edad más moderna. Casi á la altura de la pen- diente, el ferro-carril á Tucuman corta arena rojiza en con- siderable espesor. El corte del camino en la prolongacion de la calle Ancha cerca del puente Juarez Celman (Perf. transv. 6) ofrece mejor vista de la sucesion de las capas. Un lado del corte con una barranca alta señala las particularidades de la ar- cilla, sobre la que, al otro lado más visible, se depositan arena y loes. El perfil total es el siguiente : Perfil 16 . 1. a) Tierra vegetal y rodados. 2. b) Loes muy arenoso, más grueso que el loes de la pendiente derecha, cerca de 2 metros. 3. C) Arena rojiza y rodados con estratificacion. Capas de arena alternan con las de cascajo y rodados, depositados con variado espesor sobre una superficie irregular de arcilla, que se constituye de las siguientes capas. 4. dl) Arcilla fina, arenosa, con capas de arena fina (hasta 2 decímetros de espesor). e) Arcilla más compacta, cerca de 2 metros. f) Arcilla como la de d. Todo el complexo 4 (cerca de 14 metros) con excepcion de la cana e tiene estratificacion, cuyo carácter conserva hasta la Bajada de Piedras, modificándose solo su espesor. El en- sanche del valle, que empieza en la Bajada de Piedras des- pues del estrecho ya citado entre la carrera vieja y la chacra de Don Márcos Juarez, está relacionado con un cambio de la composicion de los estratos. El cambio consiste en que la arena se encuentra en mayor proporcion para con la arcilla, en ca- pas de arena y rodados interpuestas entre la arcilla y en general es una estratificacion mejor marcada. Como ejemplo doy un perfil, tomado al entrar en el en- sanche cerca de la Bajada de Piedras. Perfil 17 (Perf. transv. 8, P.) 1. a) Rodados. a" 3. b) Arena de color rojizo cerca de 5 metros, con una capa de arcilla arenosa abajo. 4. c) Arcilla con mucha arena fina, y abajo capa de arena de cerca de 2 centímetros. d) Arcilla fina de color gris-pardo Ó gris-amarillo con ca— pas estratificadas de arcilla arenosa, cerca de 2 á 3 metros. e) Arcilla con arena pulverulenta, sin estratificacion y en parte capas de arena de mica, cerca de 2 metros. f') Arena y gravas de color blanquizco, en parte cemen- tados por arcilla; está interpuesta una capa de arcilla are- nosa. En la capa se encuentran grandes cristales de yeso. Aun- que la composicion de los estratos es variada en los varios cortes de la pendiente por la proporcion de arenas y roda- dos, conserva el carácter general ya arriba descrito. Encima de las capas 4 se divisan en todas partes capas de arena, siendo, sin embargo, notable la diferencia de su espe- sor. La causa es la irregularidad de la superficie de las ca- pas 4, como lo demuestran claramente los perfiles de las hondonadas, que cortan cerca de Sebastopol la pendiente (Perf. transv. 9). En aquel lugar una mitad de la pendiente se compone de arenas y parece que el espesor de ellas au- menta más al norte. Conforme á las observaciones hechas en otros puntos, las capas de arena bien estratificadas se en- cuentran modificadas tambien aquí por 1á 2 capas de arci- lla arenosa. Sobre la arena se observa en aquellas hondona- das una considerable capa de loes arenoso no estratificado, distinto del loes de la pendiente derecha por hallarse arena gruesa en mayor proporcion y por tener un color más blanco. La base de las capas 4 está visible en la grande barran- ca de Sebastopol, la que está formada allá de una série de capas de arcilla fina algo arenosa de color gris con muy poca tosca, por lo comun estratificada por delgadas capas de arena de mica. Tres capas de arcilla porosa, arenosa, sin MS da estratificacion la dividen en tres pisos bien marcados. Más abajo hasta la chacra de Tagle las capas no ofrecen particu- laridades de importancia. DESCRIPCION GENERAL DE LOS ESTRATOS Todos los perfiles anteriores se hallan en el valle del Rio 1? desde la Sierra hasta la chacra d > la Merced, caracterizados por el gran ensanche que forma en Córdoba, y que cono- ceremos en seguida bajo el nombre de « Cuenca de Córdo- ba». Resumiéndolos por decirlo así en un perfil, voy á dar una exposicion de todo ei conjunto de las capas, que com- ponen el terreno de transporte alrededor de Córdoba, incluyendo una descripcion del valle abajo de la cuenca de Córdoba hasta la Mar Chiquita. En Quitilipe el Rio sale de la Sierra, cortando conglome- rados, depositados encima del gneis de la Sierra. Siguiendo el curso del rio hasta el molino de Villada des- cúbrese encima un piso de areniscas rejas bien estratificadas con capas delgadas interpuestas de conglomerados y are- nisca arcillosa. Sobrepuesto á estas areniscas rojas y cubierto de capas de arena, rodados, sigue arriba un considerable depósito de ar- cilla, la formacion pampeana, la que, muy variada en su composicion y su yacimiento á los dos lados del rio, ofrece grandes dificultades en cuanto á la distincion de sus divi- siones y la determinacion de las capas correspondien- UESt Pueden separarse de esta formacion las capas, que for- man la transicion de las areniscas á la arcilla y que están constituidas por una arcilla en parte semejante á arenisca descompuesta, de color pardo-rojizo, compacta, porosa, con nde is E pa tierra de hierro azul (Vivianita) en parte con caliza cemen- tada en tosca y sobrepuesta de capas de caliza gredosa ó de rodados, tambien cementados por caliza (Tabla de los es- tratos 6, a bc. Perf. long. 1 y.2). Hay encima el considerable depósito de arcilla, en parte con tosca (tabla de los estratos 4 y 5). Empieza en la barranca del molino de Tillard (Perf. long. 2, capa 5) con tosca dura rojiza de cerca de 2 y 3 metros de espesor, con poca arcilla. Desapareciendo hácia el extremo de la barranca bajo aluvion, vuelve á aparecer mezclado con más arcilia rojiza en la barranca derecha cerca del molino de Gavier (Perf. long. 3 y 4). Aquí se distingue esta capa por la mayor proporcion de tosca y arcilla rojiza más coherente, de la capa superior cuya arcilla y tosca tiene un color algo más claro, siendo además menos cementadas por caliza ó caliza arcillosa compacta. Las partículas de piedras que componen la tosca, por ejem- plo, las de cuarzo, gneis, etc., son más gruesas en la tosca de la capa inferior. La arcilla de la capa superior (capa 4) se halla á una al- tura más graade de la barranca y se pone cada vez más pul- verulenta, disminvyendo al mismo tiempo la cantidad de tosca. Capas de arena, gravas y rodados de espesor variado (has- ta de 2 metros) están interpuestas entre los dos pisos; algunas de ellas tienen una grande extension en la longitud de la barranca, otras, por el contrario, se pierden pronto. Así en la parte media de la primera barranca, abajo del molino de Gavier (Perf. long. 3) una capa de cascajo, en parte cementado por arcilla se sobrepone á la capa inferior. En el piso superior se observa una segunda capa y en la barranca que sigue, una tercera, componiéndose de arena micosa, gravas y pedazos rodados de tosca. La capa arcillosa inferior se pierde bajo el nivel del rio al fin de las barrancas, á causa de la inclinacion que tienen las AS ¿AE capas. La capa superior se continúa, formando la pendiente derecha del ensanche del valle, el que empieza un poco abajo de las barrancas mencionadas. Junto con el cambio del relieve se opera tambien un cambio del carácter de la capa arcillosa. Vamos á examinar esta capa, la cual se desarrolla al lado derecho del valle hasta la chacra de la Merced. El perfil longitudinal 5 se compone de una arcilla muy pulve- rulenta con poca tosca, depositada encima de arena. Nótese que hay una capa interpuesta de arcilla compacta, porosa, con tierra de hierro azul, que tambien se encuentra en el perfil de las barrancas. Siguiendo la pendiente derecha abajo se acentúa cada vez más la diferencia entre el carácter de las capas. Este cambio de ellas se observa claramente en el corte viejo del ferro-carril á la Calera (Per. long. 6), estando allí la arcilla estratificada por la interposicion de delgadas capas de arena fina. Pero el carácter distintivo de estas capas no lo constituye solamente la estratificación que ostentan la mayor parte de ellas, sinó la mayor proporcion de arena y el insignificante desarrollo de tosca, que está reducida á un mínimo. La observacion más importante que resulta de las inves- tigaciones de los perfiles, es el hundimiento que experi= mentan los estratos del piso descrito de la arcilla en la pen- diente derecha hasta San Vicente. Puesto que están cubiertas de arenas que se aumentan simultáneamente, y en parte por aluviones, ofrecen á la observacion pocos puntos accesibles y entre ellos el que existe cerca del Observatorio y en el corte de tierra entre la calle Mendoza y la calle Santiago del Estero (Perf. long. 9). El yacimiento y la composicion de las capas, bien demar- cadas por la estratificacion y por la arena que contienen, están completamente conformes con las observaciones he- chas en el corte arriba mencionado. Tambien la arcilla acce- sible en la barranca del Pucará en un nivel poco más bajo Pr pDO se GA que las citadas capas, es idéntica con la arcilla en una hon- donada abajo del corte del ferro-carril, cerca del depósito de agua. Abajo de San Vicente hasta la chacra Germania se elevan considerablemente las capas de arcilla haciendo posible así un estudio muy detenido. Especialmente la barranca en la cha- cra Germania (Perf. long. 15) ofrece un corte de tierra muy adecuado para fijarse en las relaciones de las capas. A la superficie irregular de arcilla con poca tosca, que tiene la misma composicion que la capa arcillosa superior de las barrancas, se sobreponen arenas y arcilla arenosa en parte bien estratificadas. Hasta la chacra de D. Márcos Juarez, rio arriba, estos estra- tos están visibles en varios puntos de la pendiente. Resumiendo estas observaciones, resulta que las capas de arcilla, tal cual están visibles en la pendiente derecha desde el principio del ensanche del valle hasta la chacra Germania, son notables por la grande proporcion de arena y en su ma- yor parte por su estratificacion. Sin embargo, esta diferencia entre la arcilla recien descrita y las capas arcillosas obser- vadas en las barrancas altas del curso superior del rio no es radical, como ly demuestran los perfiles 3 y 5 en el per- fil longitudinal. Aquí tambien se encuentran arenas y estratificacion, si bien insignificantes. Así se observa al frente del molino de Tillard al fin de la barranca dentro de la capa arcillosa superior, la que rio más arriba no tiene es- tratificacion, una interposicion Jenticular de arcilla muy arenosa estratificada. Por eso no hay duda que el piso de arcilla y arena de la pendiente derecha rio abajo pertenece al mismo nivel que esta capa arcillosa superior, siendo la di- ferencia solamente local. Al respecto puede considerarse, como prueba irrecusable, la composicion de los estratos en la barranca de la chacra Germania (Perf. long. 15), arriba descritos en el perfil 16. Alejándose de la orilla derecha del valle al sud, la estratificacion de las capas y la arena desa- A: parecen, predominando tan solo arcilla fima con tosca. Así, un pozo de cerca de 45 metros de profundidad en la chacra de Moyano, cerca de la chacra Germania (Perf. transv. 9), más ó menos distante una legua al sud de la orilla del valie, ha traspasado exclusivamente arcilla fina con tosca sin arena. El pozo de la fábrica de ladrillos, situado más ó me- nos en la prolongacion de la calle Ancha cortó solamente en su parte superior capas de arcilla compacta arenosa sin es- tratificacion, encontrándose á mayor profundidad arcilla fina con tosca (Perf. transv. 6). En una profundidad de l y medio metro bajo la superficie del suelo sobrepónese en al- gunos puntos ceniza vulcánica á la arcilla arenosa (compá- rese perf. long. 7 y 10), Estas observaciones son suficientes para demostrar que la extension de las capas arcillosas locales es muy corta y que ellas corresponden á la capa arcillosa superior «normal», ob- servada en las barrancas altas. Ya es sabido que la capa arcillosa superior «local» de la pendiente derecha baja más y más para volver á elevarse despues de haber alcanzado su punto más bajo en el lugar de la barranca del Pucará. Con esta elevación aparece de nuevo la arcilla «normal » disminuyendo considerablemente el espesor de las capas arcillosas estratificadas (barrancas abajo de la chacra Germa- nia). Ahora bien, el resultado de las investigaciones respecto del piso de arcilla sobrepuesta á las areniscas rojas y cu— bierta de capas de arena á la pendiente derecha del valle, es el siguiente : El rio corta, en su curso superior de la Sierra hasta el principio del ensanche del valle, — prescindiendo de conglo- merados, areniscas, y de la arcilla margosa, etc., que forman la transicion, — un piso de arcilla, que se divide en dos capas: una capa inferior (formacion pampeana inferior), caracteri- zada por muy poca arcilla rojiza, por lo comun compacta, y por su grande proporcion de tosca rojiza, que contiene par- po OEA tículas gruesas de varias piedras, y otra capa superior (for- macion pampeana superior), compuesta de mucha arcilla pulverulenta gris con poca tosca fina del mismo color, en parte arenosa ó estratificada. Entre estas dos capas, que no tienen límite bien marcado, están interpuestas otras de roda- dos y arena. En el gran ensanche del valle las capas arcillosas ba- jan simultáneamente, entrando en la capa superior « nor- mal » una composicion arenosa estratificada (capa superior « local »). Abajo de San Vicente, donde el valle se estrecha, esta capa va subiendo, la estratificacion disminuye cada vez más y en la chacra de la Merced la capa arcillosa «normal » está otra vez á la vista. Lo mismo se constata alejándose dela pendiente al sud, como lo demuestran especialmente los cor- tes de los pozos arriba mencionados y la capa de ceniza vulcá- nica, que se encuentra, en el Observatorio y en Curacao, en un nivel más bajo que en los cortes de la excavacion de la fábrica de ladrillos, Pues la capa arcillosa superior « local » debe su orígen á una depresion, dentro de la cual las aguas deposi- taron arenas y arcilla y produjeron una estratificación. Habiendo considerado la composicion y el yacimiento de la arcilla en la pendiente derecha del valle, abordemos ahora la cuestion de las posiciones relativas de las capas en la pen- diente izquierda. Un ligero exámen de los perfiles transversales demuestra inmediatamente una diferencia muy notable entre los dos lados del valle. En el lado izquierdo del curso superior del rio hay pocos puntos accesibles á la observacion, pues los rodados y alu- viones cubren las capas. Es preciso llegar hasta la barranca izquierda abajo del molino de Tillard (perfil transv. 2), para tener ocasion de estudiar las capas. Allí, un piso de arcilla arenosa, arenas y rodados, en parte con estratificacion, está sobrepuesto á la capa arcillosa inferior. A primera vista estas capas son estrañas, pero su interpre- A ola tacion no es difícil, comparándolas con las capas hasta ahora observadas. No hay duda de que estas capas son correspondientes á la capa superior «local». Supongamos por un momento que el perfil transversal 2 sea reintegrado, es decir, que las capas «arrastradas por erosion existan todavía. Entónces se observa- ría que la capa superior «normal» en la barranca derecha pasa poco á poco á las capas de arcilla y arena en el lado izquie-do del perfil. La aparicion de estas capas no es inmediata como pudiera parecer, pues ya hemos conocido capas arenosas estratifica- das dentro de la capa arcillosa superior al frente del molino de Tillard. En el ensanche del valle aparecen otra vez estas capas, compuestas de rodados gruesos y arcilla, en la acequia cerca de la Iglesia de las Concepcionistas (Perf. trans. 5 C). Los lugares, empero, más á propósito para la investigacion, son el corte de la pendiente cerca del puente de Juarez Celman, y especialmente la pendiente abajo de la Bajada de Piedras hasta la chacra de la Merced. Una línea de union entre la barranca anterior y el principio de la pendiente en la Bajada de Piedras, demuestra que las capas de esta pendiente están en prolongacion de las de la barranca, por eso se observa la más grande conformidad entre ellas. Las capas de arcilla con arena en menor proporcion, que componen los terrados en que están situados la Carrera vieja y el pueblo General Paz, quedan al sur de aquella línea y se asemejan más por su composicion á la capa arcillosa de la pendiente derecha. Así, pues, resulta, que la capa arcillosa superior tambien muestra en su desarrollo al lado izquierdo del valle la for- ma «local», pero se distingue de la pendiente derecha por su mayor contenido de arena, rodados y por un espesor ma- yor. La depresion irregular, dentro de la cual las capas se depositaron debajo del agua, estaba situada principalmente en el lado norte del curso actual dei rio. Allá corrieron las BEA, QA aguas con más fuerza y tenían que llenar los lechos con arcilla, arena y rodados. La irregular interposicion de las arenas y de los rodados á la capa superior, indica que las corrientes se habían dividido en muchos brazos con lechos de variable profundidad. Probablemente ha variado mucho la cantidad de las aguas y quizás tambien el curso de las corrientes. La descripcion de las arenas y de los rodados sobrepuestos á la capa arcillosa superior, dará otra prueba en apoyo de la verdad de la opi- nion que acabamos de emitir. : 0 La composicion química de las arcillas ha sido investigada por análisis de muchas muestras, practicadas por el Dr. ADOLFO DorrIsG. Entre ellas citamos las siguientes : Té “00T ELE 166€ BAD ES" GC "86 TI"29 ARA e ALS +30 qa, v3'0 E > Lar pao A A a LIT 9P"6 TEO 18 €9 "OI 90 TO" OT * UOTO LUTO[LI DP PPIPIIA ÍS 3 Lv" 8103 680 991 0 O A a “04 des 8 6 16" v6"T T6*T 820 | SE a 2 08) 96*I LéG'0 67'1 63 €3'0 dE % Ao * ** 03N 80'9 130 L8'S er"9 81'0 c3'9 ds A ON | 60*LT LO'S co al LS*8I ay "v St PI e AY 91v"09 c6 "vé ¡TA L8"L6 c6P"06 cv "16 A A as o, ol, o/o o) ol 0/0 VITIOUV "IV.LOL ap "IV.LO.JL VNUuUvV VIONVILSOS VIONV.LS/IS —_ nn $ A RS E — _ A A A ; CTI e1qe9 JT 051) CTI PI 8) “AT OSIA Y VA OIMVSOU Y yav9na 190. YONVUYUVa Y 1.40 VITOUV TIMUVO-OUUIA TA NA SVNIUV AULNA VITIOMV Los más notables minerales que contiene la arcilla, son : yeso, caliza, vivianita (tierra de hierro azul) y sales en eflorescencias como sulfato de soda, cloruro de sodio. El yeso” se encuentra en las dos capas de arcillade arriba á abajo, en parte en grandes cristales, algo deformados (Bajada de Piedra). Se halla tambien en bancos considerables con es- tructura fibrosa dentro de las areniscas rojas, cerca del Mo- lino de Torres. Las capas delgadas de caliza, que en parte es verdadera travertina, en la base del piso inferior de la arcilla, están de- positadas segun mi opinion ¿n situ y no son el producto de deposicion de las aguas que han filtrado la arcilla. Sin em- bargo, creo que las concreciones de tosca dentro de la arcilla son formadas por infiltracion de agua, cargada con carbonato de cal. Respecto del espesor del piso total de la arcilla (formacion pampeana inferior y superior), es difícil apreciarle no pudién- dose suponer que la inclinacion de la arenisca, como se muestra en el rio, sea la misma en toda su extension. El pozo más hondo que conozco, es el de la fábrica de ladrillos, el cual ha traspasado cerca de 55 metros de arcilla, Como lo hice notar en la division general, el tercer piso (tabla de los estratos 3) está formado por arenas y rodados con capas de arcilla arenosa, sobrepuestas á la capa arcillosa superior. Sea que estos rodados de variado tamaño tengan poca are- na ó que predominen gravas y arena, siempre existe una estra- tificacion horizontal ó inclinada; sin embargo no existe nunca una ley fija, ni en la distribucion de arena y rodados, ni en la estratificacion, lo que comprueba que las fuerzas de las aguas durante esta época, eran muy variables. Capas de arcilla arenosa porosa están interpuestas á ellas, máxime cuando las capas de arena son de un espesor considerable. Así es que no hay un límite entre la capa arcillosa superior «local» y este piso. Un poco más marcado es el límite en la pendiente To XII 3 E derecha. Una parte de arenas y rodados encima de los ter- rados (perf. trans. 5, 7, 8) no pertenecen á este piso, pues son más modernos. Para distinguir más seguramente las distintas arenas, etc., haré entrar en mi exámen tan solo las que están cubiertas del cuarto piso, que se compone de capas de un polvo muy fino (tabla de los estr. 2, loes pulverulento), ó cuyas relaciones con estas capas, no dejan subsistir duda alguna acerca de su nivel. Siguiendo el rio de arriba á. abajo, cito en primer lugar las arenas, gravas y los rodados de cerca de 5 metros de espesor, que en el molino de Torres (perf. trans. 1) están sobrepuestas á las areniscas rojas y cubiertas de una capa de polvo muy fino. Rio abajo, en los perfiles de las barrancas/altas al lado derecho, las arenas y rodados forman capas delgadas sobre arcilla ó faltan completamente. Es muy probable que al lado izquierdo tengan gran dimension, pero es imposible cal= cularla por falta de cortes. No es sinó en la barranca izquier- da ya mencionada entre los molinos de Tillard y de Gavier (perf. trans. 2), que las capas de arena y rodados están acce- sibles á la observacion, cubiertas de loes muy arenoso. La hondonada que aquí corre de la altura de la pendiente cerca del portal del molino de Zavalía hasta el nivel del rio, corta arenas sobrepuestas á la superficie irregular de la capa arci- Jlosa superior. Tambien en el camino á Zeballos las arenas son visibles, comprobando su notable extension al Norte. Rio abajo, en el ensanche del valle hasta la iglesia de las Concepcionistas, ellas forman igualmente casi toda la pen- diente izquierda, bajándose la capa arcillosa superior hasta el nivel del rio. Siguiendo hasta la chacra de la Merced vuel- ve á elevarse la capa arcillosa, reduciendo considerablemente el espesor de las arenas. En todos los puntos donde se observa la sobreposicion de las arenas á la capa arcillosa (perf. trans. 9), la superficie de la capaarcillosa superior es irregular, más ó menos ondu- losa. Loes muy arenoso cubre por lo comun las arenas (perf. sr BES trans. 5, 6, 9). Mientras que las arenas y Jos rodados al- canzan, en la pendiente izquierda, un considerable espesor, — lo aprecio en algunos puntos hasta de 20 metros, — dis- minuyen al lado derecho considerablemente, aumentándo á la vez el espesor de la capa pulverulenta (loes arenoso) que forma el cuarto piso. El perfil longitudinal hicta para explicar las relaciones. Además ya he hablado; en ladescripcion de los perfiles, de los detalles de la composicion de las capas, de manera que para no pecar de redundante, puedo limitarme á un resúmen ge- neral del tercero y cuarto piso, como se encuentra en su más completo desarrollo en el Pucará, al lado del ferro-carril á Malagueño. Allá sobrepónense á la capa arcillosa superior arenas y rodados en un espesor de cerca de 12 metros, entre las que están interpuestas algunas capas de arcilla porosa arenosa hasta 1 */, metros de espesor. Siguen arriba capas de loes algo compacto, alternando con capas de arena fina, las que pasan perdiendo más y más la estratificacion en el loes pulverulento sin estratificacion (perf. long. 8, 9, 10, 11). Notable es la existencia de una capa de gravas entre el loes no estratificado en el perfil 11. Entre el Pucará y San Vicante las capas alcanzan el punto más bajo; rio arriba y abajo se elevan gradualmente sobre el nivel del rio, desaparecen completamente ó bien forman una capa delgada sobre la capa arcillosa superior. Casi al límite entre el piso 2 y piso 3 he observado en dos puntos (perf. long. 7 y 10) una capa de ceniza volcánica. Ella alcanza por lo comun un espesor de 1 '/, metros y es segun parece de poca extension, tiene un color blanco ó gris-blanco y se compone exclusivamente de astillas de cuarzo. Segun las observaciones del Dr. BrackeBuscH, la formacion se encuentra tambien en las provincias del norte, y los doctores AMEGHINO y AboLto DoERING la han encontrado tambien en la provincia de BuenosAires y en Patagonia. La he observado en muchos puntos de la falda oriental de los Andes 36 e entre Mendoza y el Rio Negro. Cerca del rio Diamante se encuentra tambien en la formacion pampeana. Parece, pues, que tiene una gran extension sobre la República Argentina, proviniendo de una fuerte erupcion probablemente de masas traquíticas. Basta decir que la aparicion de grandes masas de are- nas al lado izquierdo es completamente conforme con los hechos referidos sobre la arcilla superior « local ». El proceso que formó esta capa, continuó en la época siguiente teniendo como resultado lo formacion de las arenas y del loes. Por eso no hay un límite bien marcado entre las capas are- nosas de la arcilla superior y las arenas del nivel más alto. Sin embargo, el incremento de estas arenas es notable y justifica su separacion de la capa arcillosa superior. En la chacra de la Merced acaba el gran ensanche del valle, entrando el rio en una estrechez, la que pasa hasta el Paso de las Tropas (cerca de Remedio) en muchas vueltas formando barrancas. No siendo posible la descripcion detallada de los nume— rosos como variados perfiles que ofrecen las barrancas, me limitaré á una descripcion general adjuntando una tabla de perfiles que la ilustran, compensando así la falta de de talles. El perfil de la barranca en la chacra de la Merced se compuso en su base por arcilla fina pulverulenta con poca tosca (capa arcillosa superior «normal »), sobre cuya super- ficie irregular capas de gravas, arena y arcilla arenosa, en parte estratificadas, seguian rio arriba hácia la Caldera de Córdoba; la capa arcillosa superior «local» era bien estrati- ficada. Perfiles muy semejantes á estos se repiten rio abajo. La arcilla pulverualenta en parte con tosca entra tambien aquí en la formacion de la mayor parte de los perfiles, ora componiendo todo el perfil hasta una altura de 12 metros qe dei “A ea y , (perf. long. 16), ora subiendo poco sobre el nivel del agua (perfil 17, 18, etc), en pocos casos faltando por com- pleto (perfil 22). En el caso, que ella está desarrollada en una barranca al lado izquierdo, falta en general en la siguiente barranca de la otra banda y vice-versa. Entre ellas y las arenas ó roda- dos con la siguiente capa pulverulenta (perfil 20 y 23) está interpuesto un piso muy variado en su material, predomi- nando rodados y arenas (perfil 21 y 22), arenas con arcilla, arcilla fina con muy poca proporcion de arena (perfil 19). La estratificación caracteriza por lo comun este piso. Á veces capas delgadas de arcilla más compacta porosa están inter- puestas. Si bien estos perfiles situados al lado derecho ó izquierdo del rio se pueden combinar dificilmente, siendo además muchas veces imposible seguir las capas de un perfil has- ta el otro de la misma banda del rio por ser cubierta la pen- diente por aluviones, la interpretacion de los pisos mencio- nados no tendrá dificultades, echando una mirada á todos los perfiles y recordando las relaciones que tienen los depó- sitos dentro de la Caldera de Córdoba. La arcilla superior « normal » despues de haberse ba- jado casi bajo el nivel del ri» en la Caldera de Córdoba apa- rece otra vez en la estrechura del valle en la chacra de la Merced, alcanzando en el perfil 16 una considerable al— tura. Más abajo piérdese de vista de nuevo casi por completo, quedando solo visible en pocos puntos en la base de las barrancas para subir por segunda vez en barrancas .altas cerca de la Capilla de Remedio y más abajo en el Paso de las Tropas (perf. long. 24 y 25). Dentro de esta depresion de la arcilla superior «normal» (chacra Moyano—Paso de las Tro- pas), cuya superficie tiene pequeñas irregularidades ondu- losas, como ya hemos visto en la cuenca de Córdoba, están depositadas aquellas capas arriba mencionadas — natu- A) DOE ralmente consideradas como formas locales de la arcilla su- perior «normal» —variando en su carácter, segun que el depó- sito se hizo en la orilla de la depresion ó más en el centro, bajo la influencia de aguas tranquilas ó corrientes, cuyos factores hacían valer otra vez su influencia dentro de las irregula- ridades insignificantes de la superficie de la arcilla supe- rior. Así se explican las transiciones de la arcilla superior «nor- mal» y «local». Comparando el tamaño de las dos depre- siones, llegamos al resultado, que la depresion entre la cha- cra de Moyano y el Paso de las Tropas no representa más que la seccion oriental de la gran depresion de Córdoba, cuya parte occidental se encuentra arriba de la ciudad de Córdoba, descansando en la Sierra de Córdoba. Esta explicacion se pone fuera de toda duda por la exis- tencia de areniscas y de una sucesion de capas (perf. long. 25) cerca del Paso de las Tropas (Remedio) de la misma com- posicion, como hemos reconocido en el curso superior del rio (perf. long. 1 y 2). Pues la gran depresion es producida por una onda subterránea de las formaciones más viejas, hecho de grande importancia para el conocimiento de la formacion pampeana y del suelo de la República Argen- tina. Como en Córdoba, se encuentran tambien aquí arenas y rodados sobre la arcilla superior (perf. long. 23), siendo notable en este punto la interposicion de grandes pedazos de arcilla dentro de las arenas. Las capas que siguen arriba, se diferencian por un carácter más terroso de las capas equi- valentes más pulverulentas (loes) de Córdoba. Sin embar- go, este depósito (arenas y capa terrosa) principalmente de- sarrollado al lado izquierdo, tiene poco espesor, lo que no se debe estrañar, siendo una consecuencia natural del leyvan- tamiento de las capas de arcilla, como tambien en la sec- cion occidental de la depresion hay solo insignificantes in- dicios de este piso. E: > 13086 - Abajo del Paso de las Tropas el rio, dejando la estrechez, entra en un valle ancho con pendiente suave, el que corre hasta Santa Rosa en curso poco sinuoso. Su lecho ancho, muy arenoso, casi sin borde, en que solo en tiempos de cre- cientes corren las aguas, está estrechado solamente una vez más abajo de Villamonte, acompañado de barrancas. Este cambio de la forma del valle está en íntima relacion con un cambio de las relaciones geológicas, pero cuyo estu- dio, por falta de cortes bien visibles, tiene dificultades y no permite sacar resultados tan seguros, como sucede en la parte del curso del rio arriba considerado. En primer lugar hay que constatar, que la arcilla superior, solo visible en poco espesor (hasta 2 metros) en la base de las barrancas, per- diendo su carácter estratificado, arenoso y su contenido de tosca, toma una calidad más terrosa, porosa de color gris. En lugar de las arenas y del loes arenoso aparece una capa porosa, terrosa, compacta (por parte negruzca vegetal) ó pul- verulenta arenosa, negruzca (perf. long. 27), la que sigue directamente sobre el piso de arcilla ó está separada de él por arenas de poco espesor. Sin duda estas capas son equi- valentes al piso 2 y 3 de la Caldera de Córdoba. Este piso prosigue rio abajo de Santa Rosa, limitado siem— pre al valle del rio, mientras que las pendientes se compo— nen de arcilla. Cerca de Tapias, donde el rio, despues de haber formado en Santa Rosa un ensanchamiento, pasa una estrechez, se encuentran algunas barrancas muy bien ade- cuadas para el estudio de estas capas. El perfil de una barranca (perf. long. 29) concuerda en general con el del Quebracho (perf. long. 27), pudiendo observarse en los dos, que la capa terrosa vegetal, deposi- tada en la parte más alta de la barranca directamente sobre la arcilla, se hace arenosa en la parte más baja de la misma, hasta que capas de arenas y gravas se interponen en ella, las que traspasan poco á poco en las arenas aluviales del rio. La falta de arenas y rodados aquí, como en toda parte con- UNE siderada del valle, en nivel alto, mientras que en nivel bajo se encuentran rodados (en Santa Rosa del tamaño de un huevo de paloma) y gravas, es un hecho de transcendencia sobre el que volveré al tratar del desarrollo del valle. Despues de haber pasado el rio abajo de Santa Rosa en lecho angosto las estrechuras, en las que en crecientes las aguas llegan á una altura considerable (en 1886, de 6 piés) su lecho se ensancha, las barrancas desaparecen y sus bajos bordes se componen solo de arena y tierra vegetal. En el Salto el lecho se divide en algunos brazos, apenas visibles por estar cubiertos por vegetacion. Uno de estos (Rio Nuevo) se ramifica á la derecha, habiendo seguido su curso la creciente de 1886, luego se separa á la izquierda el rio de la Parra (ó Rio Segundo), sin embargo los dos sin bor- des fijos. Abajo (Punta de Arroyo, estancia de D. Jesús Zelis, en la al- tura de Tacuruces) el lecho del rio viejo (Rio 1%) desapa- rece más y más, siendo visibles solamente conductos peque— ños y algunas lagunas, formando en tiempo de crecientes un terreno inundado de cerca de 30 cuadras. Siguen depresiones insignificantes cubiertas de vegeta- cion ó cañaverales, indicando el curso viejo de las aguas. Un cañaveral corre de Santa Rita hasta el puesto de Cas- taño. Aquí, dice la gente, el lecho del rio ha sido, hace 20 años, mucho más hondo. Abajo de los Mistoles los cañave- rales se pierden, el lecho se. hace más visible, al principio en forma de una depresion muy pequeña, luego en parte como un surco bien marcado. Poco despues aparecen lagunas aisladas y, creciendo en número más y más, forman al fin un arroyo de cerca de 5 me- tros de ancho con barrancas altas hasta de 2 metros de altura y con una profundidad de agua de medio metro. En tal forma sigue el rio hasta la Mar Chiquita, en una distancia de cerca de 2 leguas abajo de Mistoles, teniendo agua salada. A El agua corre-solamente en el arroyo cuando llueve mu- cho, y á esta actividad erosiva de las aguas debe su orígen. Crecientes fuertes del curso superior del Rio 1” se manifies- tan segun mis pesquisas tambien aquí por subida del agua. Sin embargo, debe notarse que nunca llega á estas regiones agua corriente superficial de las regiones más altas. Las inundaciones cerca de Tacuraces, que sobrevienen en las crecientes grandes, son producidas por la subida del aguas subterránea, la que se hace corriente por efecto de la inclinación del suelo hácia la Mar Chiquita, formando así por erosion el arroyo. Una relacion directa entre este arroyo y el rio pri- mero viejo no existe, si bien los dos siguen más ó menos la misma direccion. Así, sucede que el arroyo corta casi en todo su trayecto capas delgadas de arena: prueba de que las aguas del Rio 1” habían alcanzado antes la Mar Chiquita. Poco más abajo de Mistoles he observado el siguiente. perfil : l. Capa arenosa, cerca de 2 decímetros. 2. Capa vegetal, arenosa, de cerca 2 decímetros. 3. Capá vegetál, cerca de 5 decímetros. 4. Arcilla porosa. En otros puntos se cambian las capas vegetales en capas de arena, lo que indica una formacion pantanosa con inunda- ciones periódicas. En las capas vegetales se encuentran Ampularia, Planorbis, Succinea, Ctenomis; las Succinea y Ctenomis son idénticos á las especies encontradas en el loes arenoso de Córdoba. En Mistoles se une con el arroyo del rio viejo el arroyo de la Parra, cuyo nacimiento está situado en el rio de la Parra, brazo antiguo del Rio 1%. Su orígen es análogo al del arro- yo del Rio Viejo. Cerca de los Molles el arroyo de la Parra, está distante cerca de 800 metros del rio viejo, tiene un ancho de cerca de 10 metros, una profundidad de cerca de 3 metros, y barrancas, encontrándose el agua en parte. e Las barrancas ofrecen aquí el siguiente perfil : [. Tierra vegetal, cerca de 3 decímetros. 2. Tierra negra con Planorbis, Limnaeus, Ampullaria, cerca de 5 decímetros. 3. Arcilla arenosa porosa, cerca de 5 decímetros. 4. Arcilla con poca tosca. En Mistoles corta esclusivamente arcilla porosa. Abajo de Mistoles el arroyo del rio Viejo, desviado por una loma de cerca de 20 metros de altura la «Loma Alta» que acompaña la costa occidental de la Mar Chiquita, se dirije al Este y Sudeste, hasta que alcanza, en la boca de los Al- garrobos, la Mar Chiquita. Poco antes de la embocadura hay el siguiente perfil : l. Capa arenosa vegetal, 3 decímetros. 2. Arena, 1 decímetro. 3. Capa vegetal, 2 decímetros. 4. Arena. 5. Arcilla, La Loma Alta compuesta de masas de arena muy fina no es- tratificada representa médanos, producidos por la influencia de las ondas del mar y de los vientos (del Este y Sud-este). En la embocadura, el rio forma un delta pantanoso, are-= noso, casi sin vegetacion, que hace imposible llegar al agua del mar, como sucede en general en toda la playa occiden- tal, que con la sola excepcion de los puntos donde se en— cuentra arcilla con tosca, parece ser inaccesible. Es proba- ble que la mayor parte de la costa occidental se compone de aluviones, que si bien de poco espesor, representan un delta ancho, por el cual las bajas aguas del rio, divididas en va- rios brazos, se mezclaron con las aguas de la mar. Así un brazo desemboca en la Salina Vieja, cerca de 30 cuadras de la boca antigua del rio Viejo. Sus aguas, dice la gente, han comunicado, en la creciente grande del año 1886, con las del rio Nuevo en el Salto, don=- de las aguas del Rio 1? se desviaron de improviso, he E De Santa Rosá corre en la direccion sudeste, tocando el pueblo Villa Salada, un cañaveral á la Mar Chiquita, cuya embocadura se encuentra en Montes del Tigre. Este cañave- ral, muchas veces mal distinguible, contiene arena fina y re- presenta sin duda un brazo viejo del Rio 1”. Su parte superior es seca hoy; la inferior, abajo de Villa Salada, se compone de¡muchas lagunas ciicas, que están en comunicacion entre sí. Eu sus bordes se observaron en parte arenas, cubiertas de una capa pulverulenta, seme- jante al loes pulverulento de Córdoba y de capas arenosas vegetales. Tambien en el curso superior del rio existen depresio- nes al lado del lecho actual que conteniendo á veces la- gunas, indican una ramificacion lagunosa de las aguas ante— riores. En la tabla de los estratos, que dá un resumen general de todos los depósitos descritos, los pisos 2 y 3 comprenden la formacion pampeana lacustre, el piso 4 representa la forma- cion pampeana superior, y los pisos 5 y 6 forman la forma- cion pampeana inferior. La capa vegetal del curso inferior del rio (perf. long. chacra de Moyano — Mar Chiquita), equi- valente al piso 2 del curso superior, está señalada por el mis- mo color que este piso (pardo-claro), pero rayado. El nombre «formacion pampeana lacustre» mo es muy adecuado, sin embargo lo he'adoptado, para no hacer más dificil la nomenclatura. HISTORIA DEL DESARROLLO DEL VALLE£ DEL RIO Í? Las consideraciones sobre el estado actual del curso del Rio 1” y el del período anterior, cuya historia está claramente definida, inducen á preguntar cuál era el aspecto del valle ER en tiem; os más remotos. Para formular la contestacion á esta pregunta tenemos á nuestra disposicion un rico material, consistente en la detallada descripcion geológica arriba ex- puesta, por medio de la cual, y teniendo siempre presente los actuales estados, será posible reconstruir un diseño de los tiempos más viejos del Rio 1% y así dar una explicacion del depósito de las capas de la formacion pampeana. El carácter de la formacion pampeana de abajo á arriba, la interposicion de arenas y rodados entre la arcilla dentro del territorio del valle, la disminucion ó la completa falta de estas arenas afuera del valle (hácia el sud y norte) y la distri- bucion y espesor irregular de ellas, demuestran en primer lu- gar evidentemente, que las aguas han sido un factor eficaz en la formacion de los depósitos pampeanos, y que ellas tuvieron la direccion del rio actual, no cubriendo de una manera uniforme el suelo y variando periódicamente en su cantidad. En otras palabras, en su orígen, el valle del Rio 1? fué una depresion con direccion de oeste á este, la que ya se formó antes del depósito de la formacion pampeana. Aquí basta constatar, que este fenómeno debe estar íntimamente ligado con la formacion de la Sierra, por cuya razon la de- presion es muy acentuada cerca de la Sierra (Caldera de Cór- doba) mientras que se pierde más al este. El segundo hecho geológico de la más grande trascen- dencia, en que se fundan las exposiciones siguientes, es el levantamiento de las areniscas y de la formacion pampeana inferior .en el Paso de las Tropas. De allí resulta la existencia de una ondulacion subterránea de los terrenos más viejos, la que es el resultado de la presion lateral enorme que se manifestó por la formacion de la Sierra de Córdoba. El modo cómo la formacion pampeana se ha depositado, prescin- diendo de razones teóricas, hace probable, que estos plie- gues del suelo arcáico y postarcáico prosiguen al este. Por ahora basta constatar la existencia de una depresion con irregular suelo dentro de las formaciones viejas en la region PE AN del curso superior del Rio 1? desde la Sierra hasta cerca de Remedio. Partiendo de la época en que las areniscas formaron la superficie del suelo de nuestra region y resumiendo todos los acontecimientos siguientes á ella, cuyo resultado fué el depósito de la formacion pampeana, podemos decir: que las aguas divididas en muchas ramificaciones, eusanchadas en parte formando lagunas, siguieron a la depresion, lenán- dola poco á poco con los depósitos de arcilla, arena, cas— cajo y rodados. Como segundo factor eficaz, pero de órden inferior en la formacion de las capas, tenemos que considerar los vientos, los que propagaron más el material, arrastrado por el agua, especialmente la arcilla y la arena fina, obrando así en el sentido de aplanar la irregular superficie del suelo. En ter- cera línea la vegetacion representa un papel importante en la historia de las capas, siendo fuera de duda que algunas arcilloso-porosas se han formado bajo la influencia de ella. ' En la siguiente exposicion he prescindido de entrar en de- talles acerca de cómo el viento y la vegetacion han obrado en la formacion de la arcilla y otras capas, habiendo sido es- tas fuerzas de órden inferior en el desarrollo de nuestro ter- reno, quese limita al valle del Rio 1*. A la época de la acumulacion siguió un período de erosion, en el que las aguas arrastraron otra vez una parte de las ca- pas depositadas y formaron poco á poco el relieve actual del valle. Eso da una idea general del proceso, cuyos detalles, sin embargo, exigen una amplificacion. Así, por ejemplo, la naturaleza de las capas inferiores que están depositadas sobre arenisca y traspasan poco á poco en ella, no concuerda con lo expuesto. El carácter de estas capas hace casi creer, que se han formado como el Laterit de otros paises (Brasil, ete.), por una descomposición muy profunda de AS las areniscas, producida por agua muy baja, la atmósfera y la vegetacion. Sea como fuere, la transicion de las areniscas en la arcilla pampeana prueba un proceso continuo al que los conglomerados, areniscas y la formacion pampeana deben su orígen, solamente que la accion de las fuerzas no se haya dejado sentir de un modo uniforme, disminuyendo las unas cuando las otras predominaban. Sin embargo, de allí no resulta que, despues de haberse formado las areniscas, no sucedió una catástrofe, cuya consecuencia fuese, entre otras, una disloca- cion de ellas sobre las que pudieron depositarse las capas arcillosas. Existe la opinion, deque el material de la formacion pampea- na provenga de las sierras, siendo un producto de la descom- posicion de las rocas cristalinas el que las aguas transpor- taron á las depresiones. Esta frase general contiene un algo de verdad pero no explica bien y hace suposiciones especial- mente en cuanto á las relaciones climatológicas de aque- llos tiempos pampeanos, las que hasta ahora son muy hipotéticas. Quizas, y esto quería notar aquí ligeramente, han suministrado el material para la formacion pampeana por la mayor parte las areniscas, las que habiendo antes existido en mayores extensiones dentro de la sierra han sido destruidas por las aguas y arrastradas á la llanura. El piso que sigus arriba sobre las capas de transicion en las barrancas del curso superior (perf. long. capa 5) se com- pone casi solo de arcilla fina, de manera que no hay razon de suponer aquí, como causa del depósito, masas grandes de aguas corrientes. Sin embargo, no debemos olvidar que las aguas, como hemos dicho ya más arriba, tuvieron antes otra distribucion, de modo que la mayor cantidad de ellas era con- centrada al norte del rio actual. Por tanto, podemos suponer que las capas arcillosas infe- riores en su continuacion al norte contengan más arenas y rodados. Por falta de cortes no se puede demostrar hasta ahora; ) ] ] Ex y SUE pero como la proporcion de arena y rodados aumenta más y más en los pisos siguientes es muy probable que el conte- nido de arenas y rodados de aquellas capas sea muy insig- nificante. Eso será “efecto de la poca afluencia de aguas del lado de la Sierra de Córdoba y la poca inclinacion del suelo, es decir, en aquellos tiempos habrían existido relaciones dis- tintas de las que existen hoy, entre la altura de la Sierra de Córdoba y la de la llanura. Así llegaríamos á la conclusion, de que, al tiempo de la formacion de las capas pampeanas inferiores, la Sierra de Córdoba era más baja que hoy y ha ido elevándose paulatina- mente sobre la llanura. En la tabla IV he procurado exponer gráficamente los pe- ríodos del desarrollo del Rio 1% (Cuenca de Córdoba). La representacion se limita á los puntos de mayor importancia, considerando que, al. hacer figurar en el dibujo los demás detalles, se habría dificultado sobre manera su comprension. Del mismo modo no debe estrañarse la gran cantidad de aguas, que el dibujo señala. Como punto de partida para la siguiente exposicion elejimos el tiempo (tabla IV, 1), en que las capas inferiores (capa 5) ya se hubieran formado. Es difícil decir algo seguro sobre la distribucion de las aguas al fin de este período. Habiendo sido la inclinacion del suelo poca, las aguas habían formado probablemente un sistema lagunoso, el que se extendía á lo largo de la falda de la Sierra y pasaba quizás de una depresion á la otra, de manera que en estos tiempos no existió una vertiente de las aguas de los rios posteriores. Seguro es que una acumula- cion de aguas bajas había tenido lugar en la region de la Capital de Córdoba, sobre la depresion grande (de la Sierra hasta el Paso de las Tropas) (tabla 1V, 1). En esa época se depositó, encima de la superficie irregular de la capa arcillosa inferior (capa 5), que lo eraá causa de las primeras desigual- dades delsuelo, la capa arcillosa superior en sus variables for- 2 mas (capa 4, a, b, Cc). Donde las aguas arrastraban con más fuerza, especialmente al lado izquierdo del rio actual, se depo- sitó la forma «local» de la capa arcillosa superior, componién- dose en su mayor parte de arena y guijarros (capa 4, C). Con la disminucion de la profundidad y con la tranquilidad de las aguas hácia el lado derecho, estas capas pasaron poco á poco, perdiendo la estratificacion (capa 4, b) y el contenido de arena, á formar la capa arcillosa superior «normal » (capa 4a y 4). El viento y la vegetacion han sido tambien agentes en el proceso arriba explicado. La más grande acumulacion de rodados tuvo lugar natu- ralmente cerca de la Sierra (cuenca de Córdoba) disminuyendo más abajo en tamaño y cantidad. El carácter de la capa arcillosa superior abajo de Remedio se cambió considerablemente, como hemos visto. La desa- paricion completa de arenas y rodados y la calidad homogé- nea del depósito, componiéndose de una arcilla porosa, are- nosa, hace suponer, para su formacion, una distribucion regular de aguas bajas (quizás inundaciones periódicas) y además vegetacion y probablemente tambien la cooperacion de los vientos. Si la distribucion de las aguas al principio de este período era dudosa, es seguro que al fin del mismo (tabla IV, 2), despues del depósito de la formacion pampeana superior, ella tenía límites que coincidían con la direccion general del valle actual. La depresion de terreno que hoy ocupan Córdoba y sus alrededores, era en aquellos tiempos una laguna, un ensan- chamiento dei curso de las aguas, cuya mayor profundidad - estaba más ó menos en el sitio de la Capital de Córdoba. Esta laguna, ora estrechándose, ora ensanchándose, en forma de una cadena de pequeñas lagunas, como todavia existen hoy en la parte oriental de la provincia, por parte quizás dividida en ramificaciones, se extendió hasta abajo de Remedio. a is is ss da td a a a ti od ES ii E 5 o quad Conforme con el curso de las aguas de la época anterior quedó tambien durante este período la corriente principal al.norte del rio actual, sin embargo las aguas ya empezaron á cambiar su curso algo más á la derecha (al sur). Esta antigua corriente puede observarse en la pendiente izquierda hasta el Paso de las Tropas, pero el espesor de las capas de arena y rodados disminuye, como igualmente el tamaño de estos. La mayor parte de las arenas y de los ro- dados se depositó en el centro de la laguna, los rodados al lado izquierdo, donde la corriente era más fuerte, mien- tras que las arenas más finas y la capa estratificada del loes arenoso se encuentran al lado sud, sin que por eso se excluyan los rodados por completo. El loes arenoso sin es- tratificacion puede haberse producido bajo la influencia de los vientos. Quizás estaría alguien dispuesto á deducir de las anteriores esposiciones que el suelo de la laguna hubiese tenido una inclinacion regular de la derecha á la izquierda. Pero hay que advertir que esto no tenía lugar de ninguna manera, al contrario, la capa arcillosa superior, como ya se ha dicho, tenía una superficie muy irregular y el suelo de la laguna conservaba tambien esta irregularidad durante la época de la formacion de las arenas y del loes. La superficie del agua no era continua, sinó interrumpida periódicamente por ter- reno cuya superficie variaba con la cantidad de las aguas. Así han podido producirse periódicamente en los puntos - menos profundos y en los lugares inundados las capas de ar- cilla entre las arenas. La formacion de ellas se efectuó bajo la influencia de la vegetacion, pues los restos vegetales se reconocen hoy toda- vía en la arcilla porosa. Podemos observar un procedimiento muy semejante en algunos lugares del rio actual, donde se divide en algunos brazos ó se han formado lagunas al lado de su curso. Tenía pues que cambiar periódicamente la cantidad de las T. XI 4 ce aguas así como el fondo y en general todo el aspecto de la laguna. Como las inundaciones eran muy fuertes, ellas han podi- do destrozar las capas de arcilla encerrándose despues los pedazos de ella en arena y rodados (perf. long. 6 y 13). Notable es el aumento de arenas y rodados en aquella época. Pues si bien en la época anterior se han formado arenas y rodados, sus dimensiones eran insignificantes al lado de los que sobrevinieron más tarde. Es posible que recien en aquel tiempo las aguas acumuladas entre la Sierra Alta y Chica (valle de la Punilla) hayan surcado en masas grandes la cadena delantera de la Sierra, uniéndose con las aguas, que vinieron del lado de la Sierra Chica y transpor— tando abajo considerables masas de rodados y arena. Este hecho está ligado con otro fenómeno, del cual trataremos más adelante. Lo que hemos expuesto, se refiere á las capas de la for- macion pampeana lacustre, las que se formaron en Ja gran depresion entre Quitilipe y el Paso de las Tropas. Abajo de Paso de las Tropas siguen sobre la formacion pampeana superior, capas terrosas, arena ó capas vegetales á veces alternando con arena, las que, atendiendo la natura- leza del depósito y los hallazgos paleontológicos, considero como equivalentes á la formacion pampeana lacustre. Segun el carácter de las capas, y especialmente segun Jos moluscos incluidos en ellas, deducimos que al tiempo de su formacion había pantauos é inundaciones periódicas, que cubrieron estos distritos, cuyo estado tuvo que suceder na- turalmente á la época de la formacion pampeana superior. Estos fenómenos de tiempos muy atrás se han continuado, á excepcion de las inundaciones, hasta el tiempo actual en que ellos se repiten, por ejemplo, en la region pantanosa cer- ca de la Mar Chiquita. , Pero, entre tanto, entraron poco á poco en accion fuerzas que transformaron por completo nuestra region, A y paa Con el depósito de la formacion pampeana lacustre se acaba la actividad acumulativa de las aguas y empieza la actividad corrosiva, surcando poco á poco las capas deposi- tadas y arrastrando una parte de estas, de cuya manera pro- dujeron el valle actual (tabla IV, 3 y 6). Como las capas opo- nían diferente grado de resistencia segun su respectiva na- turaleza, dieron orígen á las varias formas del valle. Fué de grande influencia en ello el depósito irregular de las ca- pas, especialmente la irregular superficie de la capa arci- llosa superior, y como consecuencia de ello el espesor dife- rente de las arenas. En el primer período, cuando el rio surcó exclusivamente arenas y rodados, esta circunstancia no tenía influencia ninguna. En aquel tiempo el curso del rio era más derecho (como lo marca el mapa). : Ahondando poco á poco su lecho y doblando cada vez más á la derecha (Sud) encontró capas muy variadas, cuyo hecho tenía que ejercer influencia sobre el grado de corrosion y el curso del rio. En el caso que este corta arenas ó loes arenoso de bastante estension, corroe fácilmente, produciendo ensan- ches del valle, como es el que se encuentra arriba del ce- menterio de Córdoba, así como aquel en donde la capital está situada ó bien el que hay más abajo de la Bajada de Piedra. Cuando e! rio, por otra parte, encontró arcilla compacta, trató de desviarse, buscando en curvas capas que pudo atra- vesar más fácilmente, como en el curso entre el molino de Tillard y Gavier. Si no podía desviarse, entró con fuerza, resultando de ello estrecheces del valle. Tales se encuen- tran en el depósito del agua, como abajo de San Vicente en- tre el hipódromo antiguo y la chacra de D. Márcos Juarez. En el curso entre Quitilipe y esta chacra las aguas, en su desviacion de la izquierda á la derecha, alcanzaron el punto más austral en el lugar de la capital. Despues se doblaron al norte, desviadas por la capa arci- llosa superior que se eleva abajo de San Vicente. O ES El gran ensanche del valle de Córdoba se produjo por causa de las arenas y del loes arenoso, que oponían poca re- sistencia á la corrosion. Así, el rio alimentado por las aguas de lluvia, pugna des— de mucho tiempo á restablecer por corrosion la depresion primordial, pero para ello sus fuerzas son demasiado débi- les. Lo que él no pudo llevar á cabo, la mano del hombre lo está ejecutando actualmente, aplanando los altos, para dar á la capital más espacio donde desarrollarse. Pero no debemos olvidar que las fuerzas naturales son los fundadores verdaderos de las ciudades, á pesar de ser el poder y la inteligencia factores principales en su desar— rollo. La causa por la cual las aguas tranquilas acumulativas de la época pampeana y pampeana lacustre se transformaron en una corriente rápida corrosiva, puede ser solo un au- mento del declive; producido por un levantamiento lento del suelo, el que probablemente se extendió á toda la lla- nura, siendo mayor por ciertas razones á la orilla de la Sierra. Los hechos geológicos concuerdan con ello muy bien, en primer lugar explicándose así el excremento de las arenas y de rodados durante la formacion pampeana superior y pampea- na lacustre y su lento avance hácia el este. Al principio de la formacion post-pampeana las aguas corrientes del rio han al- canzado la Mar Chiquita, sin embargo en la forma de aguas bajas insignificantes. A medida que se verificaba el levantamiento del suelo, siempre en mayor proporcion cerca de la Sierra, crecía la erosion; pero debía llegar un momento en que la pérdida de las aguas por infiltracion, aumentándose cada vez más con el levantamiento, fuese tan grande, que el resto, que seguía corriendo, no tenía bastante fuerza 0 se limitó en su acti- vidad corrosiva á las regiones superiores del valle. Fué de importante influencia en ello el depósito irregular onduloso | | | | añ des tr Ad AN ba NS $ Ne , e E de las capas, especialmente de la capa arcillosa superior, la que subiendo como una valla se oponía á la corriente de las aguas. Estas, perdiéndose en el suelo, se acumularon en la depresion sobre la arcilla impermeable y subiendo más y más pudieron llegar al sol y rebosar al fin, haciéndose cor- rientes y formando por erosion arroyos. Así se explica cómo las aguas se pierden en algunas partes en el lecho para apa- recer otra vez más abajo, fenómeno tambien observado en otros rios, por ejemplo en el Rio 5”. En esto se funda tambien el orígen de los arroyos: rio de la Parra y arroyo del rio Viejo, y es seguro que la mayor parte de los arroyos que se encuentran en medio de la lla- nura deben su orígen á tales ondas subterráneas. La variable altura del agua subterránea es tambien depen- diente de estas relaciones. En general se disminuye la altura hácia el este, sin em- bargo no parece existir una ley, pues tan pronto aumenta como disminuye. Para formarme una idea de la altura del agua subterránea he tomado en varios pozos las profundidades, pero no es admisible tomar estos datos como base de comparacion por ser desconocida la altura de la superficie de estos pun- tos. Algunos pozos están situados dentro del valle, otros más léjos. Hé aquí las profundidades de algunos de estos : Córdoba, pozo en la fábrica de ladrillos, 52 metros. Villamonte, 11 metros. Santa Rosa (pozo en la plaza) 3,7 metros. Las Tapias (estancia de García) 14,7 metros. Los Molles (cerca de Castaño) 11,4 metros. Una parte de los pozos abajo de Tacuruces contienen agua salada. Como en muchos puntos de la República Argentina, se encuentra tal vez aquí agua salada en inmediata cercanía de agua dulce. Así un pozo de cerca de 4 metros de profundi- dad en la estancia de D* Marquesa Brochero tiene agua dul- ce y otro, con una profundidad de 3,5 metros y distante cerca de 300 metros de aquel, contiene agua salada. Este hecho se explica bien por ser compuesta la formacion pampeana de capas permeables é impermeables sin sal ó con ella, pudién— do acumularse las aguas subterráneas que corren de pun- tos más altos en las capas libres de sal. Con esto entrego mis observaciones como un principio de estudios sobre la llanura de la Provincia de Córdoba. Que ellas contribuyan á hacer entender mejor la historia del de- sarrollo del suelo de la República Argentina y dar impulso á semejantes estudios. Córdoba, Febrero de 1890. Dr. G. BODENBENDER. LA VARIABILIDAD INTERDIURNA DE fo LEAMPERATUERA EN ALGUNOS PUNTOS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA Y DE LA AMÉRICA DEL SUR EN GENERAL POR OSCAR DOERING F. LA CIUDAD DE CÓRDOBA * p=-—32%24'8 1='+ 4'16"48 h= 406 m. Las observaciones que se discutirán en el trabajo siguien- te, son las que el autor de estas lineas ha efectuado — desde Noviembre de 1882 á Diciembre de 1887 — en la parte occi- dental de la ciudad de Córdoba y que están publicadas deta- lladamente en este Boletin ?. * Los resultados más importantes de este estudio se han condensado en los cuadros 12, 13 y 14 del Bosquejo del clima de la Provincia de Córdoba, por Oscar DOERING, memoria que forma parte de la obra del Censo de la Provincia de Córdoba, correspondiente á 1890. La impre- sion de esta obra no está concluida aún. * Tomos V, VI, VII, IX, XL AAA Se ha observado álas 7 a., 2 p. y 9 p. á más de tomar dia= riamente las temperaturas máxima y mínima. Por sus condiciones topográficas, la estacion se puede clasificar de estacion de valle. 1. La variabilidad deducida de distintas horas y combinaciones. En los cinco estudios que publicamos hasta ahora so- bre el mismo tópico, relativos á Buenos Aires, Bahía Blan- ca, Ushuaiá, Concordia y San Juan (Prov. de Buenos Aires) disponíamos tan solo de los promedios diurnos de la tempera- tura. Puesto que las horas de observacion habían sido las mismas en todos esos puntos y que los promedios procedían de una misma combinacion de observaciones parciales, los resul- tados que hemos deducido, eran bien comparables entre sí. Mas, ¿existe la comparabilidad aún en el caso de calcularse la variabilidad de distintas combinaciones de horas ó pa- ra una hora aislada? ¿Ó, si se debe negar su existencia, es posible derivar la variabilidad de una combinacion de horas, j de la de la temperatura de uma hora fija, con aplicacion de - ciertas correcciones ? Esta cuestion necesita ser estudiada más detenidamente de lo que se ha hecho hasta ahora. El Dr. V. Kremser! dá la va- riabilidad de la temperatura de tres distintas horas (6 a., 2p., 10p.y 7 a.,2p.,9p.) para tres localidades del Norte de Ale- mania y de cada hora para Hamburgo, trascribiendo además la que ha calculado E. WAHLÉN ? para cada hora de observacion en Barnaul (Siberia Occidental). Si añadimos los cálculos aná- - 1 Die Veránderlichkeit der Lufttemperatwr in Nord-Deutschland. Berlin 1888, pág. 15 y sig. ? H. WiLD, Repertorium fur Meteorologie. Supplement band III, logos del Dr. A. von DANCKELMAN ' relativos á las estaciones polares Kingua-Fjord y Sud-Georgia, está agotada ya la lis- ta de las publicaciones que se han ocupado con esta cuestion especial. Aprovecharemos nuestras observaciones de Córdobaá fin de aumentar el material disponible para dilucidar esa cues- tion, considerando además, por vez primera, la variabilidad de las temperaturas máxima y mínima y de su combinacion. A pesar de que muchas veces ? se ha calculado la variabili- M +m ) ps dad de la combinacion considerándola equivalente á la que dan otras combinaciones, nadie, hasta ahora, ha trata- do de examinar si en efecto se puede proceder así. Antes de pasará la comparacion de los distintas variabili- dades, será preciso darnos cuenta de la confianza que merez- can los promedios provenientes úe las cifras que hemos reunido en los cuadros l, 11, 1H y 1V. De los cálculos que, á su tiempo, habíamos efectuado con las séries de observaciones de Buenos Aires y San Juan, re- sulta la necesidad de 6 á 7 años de observacion, término me- dio, para que llegue á + 0? 1 el grado de certeza de los va- lores mensuales de la variabilidad derivada del promedio diurno me S eS y que el valor medio (anual) de la misma se calcula con igual exactitud disponiendo de un solo año de observaciones. La poca diversidad entre los promedios anuales de la va- riabilidad de una misma hora ó combinacion confirma que los valores anuales generales son una buena aproximacion á la verdad. Respecto al grado de certeza de los promedios * Diermternationale Polarforschumg 1882-83. — BEOBACHTUNGS. Er- gebnisse der deutschen Stationen. Bá EII. 2 Por ejemplo en el trabajo fundamental sobre la variabilidad por J. Hany, Viena 1875. ME mensuales de la variabilidad calculada de combinaciones (E y ==») parece que no hay diferencia entre las condiciones de Córdoba y las de la provincia de Buenos Aires. Los errores probables inherentes á la variabilidad de las distintas horas y de las temperaturas máxima y mínima nos demuestran la necesiddd de séries más largas para llegar al mismo grado de certeza. Ordenando los promedios de los errores probables por su magnitud, tenemos 0+2+9N Mm 2 pm. 7am. M m 9 p. - . = 0.178 174 -158 .151 .134 UL .104 Para el estudio de los detalles, que no deja de ser intere- sante, referimos al lector á la tabla VI que contiene los erro- res probables para cada uno de los meses del año. En atencion al pequeño número de años él error probable se ha calculado por el método riguroso, el de los cuadrados de los desvíos. Recorriendo esa tabla se vé que los centésimos de los va- lores mensuales de la variabilidad no tienen razon de ser: sin embargo, los hemos reproducido, para aprovecharlos más tarde en la formacion de promedios de grupos constituidos por distintas localidades de un mismo carácter de la varia- bilidad. Despues de conocer el grado de confianza que merecen las cifras, pasamos á la comparacion de los valores anuales. En primer lugar resulta lo que está comprobado tambien por observaciones hechas en otras partes, á saber, que la va- riabilidad de una hora cualquiera es siempre más grande que la de un promedio. Para las 7 a., 9 p. y la mínima la tenemos en Córdoba igual á 3.0, para la máxima á 3.6 y para las2p.á 3.8, siendo así que la de los dos promedios no difiere mucho de 200: En segundo lugar no parece justificada la creencia de que la variabilidad calculada del promedio de las temperatu- SS SS A A a NS E A a ii O cr id ca in ti Jr ibn iS) SÓ ras extremas haya de ser más grande que la de un promedio trihorario. Para Córdoba sucede aún lo contrario, si bien la diferencia es muy pequeña. La marcha anual de todas esas variabilidades es muy dis- tinta. 7+2+9 3 bre, el mínimo aparente á Febrero, pero es probable que los promedios de los meses frios disminuyan, cuando aumentan los años de observacion, de modo que, en este caso, el míni- mo se notaría en Junio. La amplitud es de 098. M+m ) pa tando la variabilidad gradualmente hasta Agosto, mes de la máxima — 2.65. Amplitud : 0.7. 7 a.m. : La máxima se encuentra en el invierno (4.2), la mínima á principios del año. Amplitud : 2,0. 2 p.m. : La máxima en Diciembre ó Enero, la mínima en Junio. Amplitud : 1.4. 9 p.m. : La máxima en Julio, la mínima en Marzo. Ampli- tud: 1.1. Máxima: La variabilidad más alta en Setiembre ú Octubre, la más baja en Junio. Amplitud : 1.0. Mínima : Al invierno corresponde el máximum, el míni- mum al verano. Amplitud : 1.3. En vista de los grandes errores probables, es arriesgado estudiar más detalladamente la marcha anual de las distintas variabilidades. Sin embargo, se ve que la variabilidad de las temperaturas bajas (7. a., 9. p. y mínima) tiene una marcha análoga, con su máximum en el invierno y su mínimum en el verano, mientras que las de las temperaturas altas (2 p.m y máxima), menos parecidas una á la otra, alcanzan á su valor más bajo en Junio, al más alto, una en el verano, la otra en la primavera. Tan marcada está la diferencia en la marcha de las variabi- : El máximum (298) corresponde á Diciem- : En Febrero tiene lugar el mínimo (1.9), aumen- 0 lidades de los dos promedios, que no parece lícito emplear la variabilidad de Lei dd en sustitucion de la de un promedio - trihorario, cuando se trate de determinar la marcha anual, no obstante la igualdad de sus valores anuales. Continuando en el órden de ideas iniciado en el trabajo análogo relativo á San Juan, damos tambien aquí la marcha anual de los ascensos y descensos separadamente: tabla Y. La marcha de los dos es análoga. 2. La anomalía media de la temperatura A fin de estudiar este elemento climatológico en Córdoba, no bastan los 5 años de observacion nuestra. Por esta razon nos hemos servido de los promedios mensuales de la temperatura observados en la Oficina Meteorológica Argentina, publicados por su director, el señor GUALTERIO-G. Davis, en sus Lige— ros apuntes sobre el clima de la República Argentina, página 222, y que abarcan los 15 años de 1873 á 1887. En la tabla VII se han reproducido las cifras que hemos dado en otra oportunidad ?. | De suyo pequeña en nuestra zona subtrópica, la anomalía media de la temperatura resulta en Córdoba más baja aún que en el litoral de la República. Al tratar de la variabili> dad de la temperatura de Buenos Aires, Bahia Blanca y San Juan (B. A.) ? se ha visto que la anomalía media es allíal- rededor de 120: la tabla VIH la dá para Córdoba igual á 099. La constancia más grande de un año á otro la descubrimos en Abril (0%5), en cuyo mes los valores extremos se apartan 1 Oscar DoErING, Bosquejo del clima de la Provincia de Córdoba en la obra citada más arriba. Tabla VI. ? Vereste Boletin, tomos V, VI y X. PE E solo 192 del promedio, llegando á la cifra pequeña de 225 la anomalía absoluta del mes, ó sea la diferencia entre la temperatura mensual más alta y la más baja de ese mes. A los meses de invierno corresponde el máximum de la anomalía (191 á 192) y á ellos se asocia Enero, á pesar de que el verano, en general, se distingue por una anomalía pequeña. La temperatura media anual tiene una anomalía de solo 04. Las temperaturas medias mensuales de Córdoba, consig- nadas en la columna 1 de la tabla VI, se conocen con un grado de certeza que oscila entre 01 y 093 (columna 3), el error probable de la temperatura anual es muy pequeño, 20.09: Se necesitan, en término medio, 60 años de observacion para que los promedios mensuales lleguen á un grado de certeza de 091, pero la temperatura del año se calcula con la misma exactitud, si se ha observado durante 12 años. 3. Frecuencia y probabilidad de los cambios de cierta magnitud. Ta. +2p.+9p. 3 a) Promedio La clasificacion de los distintos cambios de temperatura por su valor nos proporciona los resultados que se han con- signado en las tablas VII y IX. En aquel consta el número de dias que se hayan notado cambios de cierta magnitud en cada mes. Los inferiores á 2* ocupan mucho más de la mitad del año (189,5 dias), los de 2? á 329, un poco menos de la tercera parte (111.7). El número de dias va disminuyendo á medida que aumenta el valor de los cambios, de suerte que para los cambios limita- E dos por 10? y 12”, hay apenas 2 dias al año (1.7). Las dife- rencias entre las distintas estaciones del año se notan espe- cialmente en los cambios contenidos entre 0? y 4”, mien- tras que los cambios de 4” arriba están repartidos sobre todas las estaciones del año de un modo muy uniforme. El grado de probabilidad que corresponde á los cambios contados desde varios límites inferiores (2%, 4%, 67, etc.) está calculado en la tabla IX, cuyas cifras están basadas so- bre la suposicion de que la certeza sea igual á 1000. La pro- babilidad de los cambios de 2” abajo oscila entre 652 (Fe- brero) y 408 (Diciembre) y alcanza, en general, á 517, de consiguiente resulta para los cambios de 2? arriba un grado de probabilidad expresado por 483. Los cambios de 4? arriba son más raros, su probabilidad es de 176, la de los superiores á 6,de 53. En los meses de Febrero y Agosto no se han observado cambios superiores á 8%, cuya probabilidad (17 al año) es pequeña en el invierno, más grande y próximamente uniforme en las demás estaciones del año. Para el médico ó higienista es importante conocer la pro- babilidad de los descensos ó depresiones de temperatura, á causa de la influencia que ejercen en el desarrollo de ciertas enfermedades. “La tabla X les suministra los datos correspondientes, su- poniéndose, como antes, la certeza igual á 1000. Mediante esa tabla se puede calcular con facilidad — con solo hacer algunas restas — la probabilidad de los ascensos de tempe- ratura, teniendo en cuenta que la probabilidad de encontrar en dos dias subsiguientes una misma temperatura (un cam- bio = 07) es la siguiente, en la escala de 1000 : 39 para Enero ; 26 para Agosto ; 20 para Febrero, Abril, Mayo, Junio y Setiembre ; 12 para Marzo, Julio y Noviembre ; 3 para Octubre y Diciembre. Casi todos los cambios fuertes (de 6” arriba) son depre- e, — 63 — presiones de temperatura y el invierno goza de cierta inmu- nidad para con ellos. Casi todos los meteorologistas que se han ocupado con la variabilidad interdiurna de la temperatura, han dedicado una atencion especial á las depresiones contadas de 5? arri- ba. A fin de contribuir al aumento del material de compara- cion a] respecto, hemos formulado la tabla XI que exhibe la frecuencia media de esas depresiones y su relacion á los cambios de igual magnitud. Esa tabla nos hace ver que el clima de Córdoba es notable por el gran número de depresiones quese cuentan al año. En efecto, hemos encontrado en Córdoba ......... 28.3 dias Concordia ... 19.0 dias Bahia Blanca..... 23.8 >» Buenos Aires. 10.4 Estancia SanJuan. 20.6 +» Ushuaiá..... 8.6. » de depresiones de 52 arriba. b) Promedio En Las tablas XII, XJII y XIV, análogas á las 3 anteriores, se han calculado con el objeto de investigar, si la frecuencia media y probabilidad de LOA cambios de temperatura proce- + 2p.+ 9p. 3 adelante combinacion A) pueden ser reemplazadas, en caso necesario, por los que deben su orígen á la combinacion 2 dentes de la combinacion - (que llamaremos en ——=— (combinacion B). > resultado de ese examen comparativo se puede conden- sar en las proposiciones siguientes : 1* Los valores anuales de la frecuencia media y probabili- dad de los distintos cambios clasificados de 2” en 2” son próximamente iguales en una y otra combinacion : su dife- rencia máxima es apenas de un 2 ”/,. La combinacion B suministra, en general, cifras más ele- vadas para los cambios fuertes. En ninguna de las dos combi- naciones se reconoce una tendencia en favor de valores siempre más grandes 0 siempre más bajos, las diferencias llevan el sello de casuales ; 2* Cuando se trata de caracterizar y distinguir las estacio— nes del año bajo la faz de la frecuencia media de los cambios, la combinacion B— no puede ser empleada en sustitucion de la A, ni mucho menos para los distintos meses; 3” En cuanto á la probabilidad de las depresiones clasifi- cadas, las proposiciones 1* y 2* tienen tambien aplicacion. Aquí la combinacion A da lugar, en general, á la formacion de valores más elevados que en la combinacion B al tratarse de las depresiones de 4” arriba, sin que esa tendencia pro- duzca un paralelismo perfecto de las cifras; 4* La inclinacion de la combinacion A en favor de cifras más altas, saltaá la vista principalmente cuando se conside- ran las depresiones de 5” arriba (véase tabla XI) : con la combinacion A resultan 28.3 dias al año contra 20.4 que suministra B, | : c) Las temperaturas 474., 2p., 9p., My m Las tablas XV á XXIV tienen por objeto exhibir Ja frecuen- cia media de los cambios y la probabilidad de las depresio- nes en el caso de calcularse la variabilidad de las tempera— turas observadas á 7a., 2 p., 9 p., y de las que dan los termó- metros de máxima y de mínima. La comparacion de las distintas tablas arroja el resultado que condensamos, para el año, en el pequeño cuadro que se inserta en seguida. Este se refiere á la frecuencia media de los cambios por año y contiene las distintas observaciones ordenadas en órden descendente del valor que en ellas tiene la frecuencia de los cambios clasificados. e , E > FRECUENCIA 7 e so) va o SS rA Si se procede de un modo análogo con las cifras que expre- san la probabilidad de una depresion, resulta el cuadro si- guiente : PROBABILIDAD 8” y más 12% y más En general MENOR 00 o 2 4. Relacion entre el número de ascensos y descensos. Mudanzas ó vueltas de la lemperatura Los ascensos de temperatura son en general más fre— cuentes que los descensos, pero su relacion mútua no es constante, variando mucho segun los distintos meses. En la combinacion principal (A) resultan 78 descensos so- 5 T, xt. O Ti bre 100 ascensos en el promedio del año, ó sea 100 descen- sos por 128 ascensos. Las cifras correspondientes á los me- ses oscilan entre 64 (en Febrero) y 89 descensos (en Agos— to) por cada 100 ascensos. La combinacion B arroja un número más elevado de des— censos: en término medio 87 por 100 ascensos. En algunos meses (Abril y Junio) el número de descensos es casi igual al de los ascensos, y en Mayo notamos aún el predominio de aquellos sobre estos : 104 descensos corresponden á 100 ascensos. La tabla XX V presenta más detalles al respecto. En el cuadro XXVI encontramos, una al lado de la otra, las relaciones del mismo género correspondientes á las dis- tintas temperaturas componentes del promedio. Las cifras expresan el número de descensos que equivale á 100 ascen- sos. El número relativo menor de descensos pertenece á la temperatura máxima del dia yá la de 2 p.m. (73 0/,). Los descensos representan el 88 ó 89, de los ascensos en la temperatura mínima del dia y en las observaciones de 7 a.m. Ninguna de estas séries puede servir para reemplazar las cifras que han resultado para la combinacion A. Rara vez la temperatura sigue marchando en el mismo sentido de una elevacion ó disminucion gradual : por el con- trario, los ascensos alternan frecuentemente con los descen- sos de temperatura. Contando esos cambios de la tendencia de su marcha, tenemos otra expresion numérica de la ines- tabilidad ó variabilidad de la temperatura. En la misma ta- bla XX V se ha representado la probabilidad de un cambio de signo en el movimiento de la temperatura para las dos combinaciones A y B, dándose á esa clase de cambio el nom- bre de mudanza ó vuelta de la temperatura (Umschlag). Su probabilidad calculada segun el proceder del Dr. J. Hany oscila entre .35 y .49 en la combinacion A, y entre .39 y .50 en la B. Esas cifras se distinguen muy poco de las que he- mos publicado para otras zonas de la República. A y AS 5. Valores extremos de los ascensos y descensos Los ascensos y descensos máximos observados en cada uno de los meses del quinquenio que nos ocupa, están re- gistrados en las tablas XXVITá XXXH!L. Con el objeto de fa- cilitar el estudio comparativo de esos guarismos, se han aña- dido las tablas XXXIV y XXXV que contienen los máximos medios y los máximos absolutos de cada mes, tanto para 7a. +2p.+9p. las combinaciones 3 (columna encabezada y M+m Poo ciales de que hemos tratado en este estudio. No puede sorprendernos que los valores correspondientes á las combinaciones son siempre inferiores á los que provie- nen de las temperaturas parciales. Así, por ejemplo, encon- tramos en las observaciones de 7 a.m. el máximo'de los ascen- sos igual á 198, mientras que en la combinacion A llega soloá 778. Lo mismo sucede en los descensos: á las 2 p.m. se ha observado el descensy máximo de 2078, la combinacion A notiene ningun máximo superior á 1198. Las observa- ciones de 7a. m. suministran máximos muy fuertes, á la par que las de 9p. m. son relativamente bajos, si bien siempre superiores á los de cualquier combinacion. Ordenándose las temperaturas segun la importancia de sus máximos, resulta el cuadrito siguiente, en que las tempera- turas que ván en primer lugar, suministran los valores más grandes y las últimas, las cifras más pequeñas. A) (columna B), como para las 5 observaciones par- A A EL Pre E E Menores Ascensos... Máximos medios... 2p. Ta. M m 9p. B Máximos absolutos. Ta. 2p. M m 9p. B Descensos . Máximos medios... 2p. M 9p. 7a. m A Máximos absolutos. 2p. Ta. M Mm «Ip A Mayores Nu» > E PE Como sucede generalmente, se observa tambien aquí que el valor de los descensos máximos sobrepasa al de los as- censos 6. Grupos de dias de ascensos y descensos A primera vista, la marcha de la temperatura de un dia á otro en el trascurso de un año produce la impresion de nn fenómeno sumamente caprichoso, despojado de toda regula- ridad. Ya sube un dia y baja el otro, ó vice-versa, ya sigue aumentando ó disminuyendo varios dias para entregarse de nuevo á un movimiento opuesto. Sin embargo, la regularidad aparente no subsiste, si procedemos á un recuento del núme- ro de dias que la temperatura sube ó baja sin interrupcion. Pues aunque no nos es dado fijar el órden que los distin- tos grupos guardan al alternarse, sin embargo sufrecuencia y el número máximo de dias de que se componen, están suje— tos á ciertas leyes á cuyo rigor no pueden sustraerse. En las tablas XXXVI y XXXVII se ha reunido el material necesario para el estudio de esta cuestion : la frecuencia me— dia de los distintosgrupos de dias que la temperatura sube y baja. Añadiremos siempre las cifras correspondientes á San Juan, provincia de Buenos Aires, que se han dado en otro trabajo nuestro ?. Contamos el número siguiente de distintos grupos : Ascensos Descensos En Córdobdo.s died acia O sl: 91.7 En San Juan....... E ao MA STR 87.7 Con estos datos se calcula la probabilidad de un cambio de signo en la marcha de la temperatura igual á 0.50 para Cór- 1 La variabilidad interdiurna media de la temperatura de San Juan (Buenos Aires) en este Boletin, tomo X, página 473-530. O + Ez doba, á 0.48 para San Juan, y comparando con estas cifras aquellas que expresan el grado de probabilidad de una mu- danza de á lo menos 2”, infiérese que las mudanzas ó vuel- tas de temperatura inferiores á 2 constituyen el 8 %/, tanto en la provincia de Buenos Aires, como en Córdoba. Aquí, los distintos grupos de ascensos forman un total de 202.9 dias, los de descensos, 158.5, en los restantes 3.6 dias (en San Juan 3.7 dias) la temperatura es estacionaria. De consiguiente corresponden, en término medio, 2.23 dias á un grupo de ascensos, y 1.74 á uno de temperatura des- cendente (en San Juan 2.28 y 1.83). Mientras que la temperatura sube, á veces, 8 dias seguidos en Córdoba, el número máximo que baja sin interrupcion, se limita á seis dias. Mas de la mitad de los dias del año se en- —cuentran empleados en grupos de 1 y 2 dias; de estos corres- ponden 89.3 dias á ascensos, 99.4 ádescensos (en San Juan 83.3 y 100.2 dias). Las demás diferencias características entre los grupos de ascensos y descensos saltan á la vista en el pe- queño resúmen que va en seguida y en que se han introducido tambien las cifras correlativas á San Juan. ASCENSOS DESCENSOS Grupos de tres dias y más. 29.6 30,5 17.416 Grupos de 4 dias y más.. 16.1 15.2 5.4 5.4 Grupos de 6 dias y más... 1.6 2.5 0.6 0.2 Se comprende que casi no hay diferencia entre San Juan y Córdoba ó entre el clima del litoral y del interior de la Repú- blica, en cuanto á la frecuencia de los grupos de descensos. Además, esta concordancia es una prueba evidente de que el corto número de 5 años de observacion, base de nuestros estudios, suministra, para esta cuestion, valores bastante aproximados á la verdad. y EE VARIABILIDAD DE LA TEMPERATURA EN CÓRDOBA Tab. 1. MESES 1882 | 1883 | 1884 | 1885 | 1886 2.44 | 2.18 2.14 | 1.61 1.89 | 1.78 2.20 1.85 2.10 2.25 1.93 | 1.81 1.63 | 2.44 2.29 | 2.11 2.62 | 2.67 2.53 | 3.07 2.64 | 2.69 2.99 | 3.38 2.28 | 2.32 Y: Y: z: 2. 2 2 E ze Ze de (M+ wm): 2.91] 1.63 1.64 11.93 | 9.84 | 2.09 | 2.11 |2.89 2.56 | 2.18 | 2.38 | 1.98 2.32 | 2.30 2.63 | 2.33 2.34 | 2. | 3.11 [2,29 | 2.63 | (2.37 11.44 | IEA, E VARIABILIDAD DE LA TEMPERATURA EN CÓRDOBA Tab. IL. MESES 1882 | 1883 | 1884 | 1885 | 1886 | 1887 | PROMEDIO A SA ds y PR 2 de A taa a 2. ¿ Ep AR 27 5 de A AE AE: O as AS 9.08 14477.103.38.113.50135.10 SCANIA 5.11|3.71| 4.03 | 4.16 | 4.20 O A 4.51 |3.48| 3.86 | 3.44 | 3.82 E IA 3.50 | 4.12/5.90 13.33 | 4.18 SeLeIibrer.. elec imealá,s — (|3.00/|3.16|2.76|8.10|2.9] | 2.98 DIM ico a cima coa A RI 26 1276113015 19754 19.56 Noviembre........... AAA EIISADAS DS OD INCISO 222. oieja e 2.44|1.81/2.74/|3.25 | 2.82 | 29.44 | 2.58 A — 13.06 | 2.99 | 3.10|3.20 |:2.75|3.02 ET a ae ó da dae — |5.24/3.2 | 4.25 | 4.16 | 4.60 | 4.30 COIN tas persia — |3.35/3.63/|3.66|3.76/|3.82|3.65 MAMA a rai — 114.67] 3.17|3.34|3.73|3.29 13.76 A is — |3.32/|3.78 | 4.38 |3.09 | 4.55 | 3.82 A A O — |4.37|3.49|3.07|3.38|3.13|3.49 MI dor — 511 97661,331 13.95 12.80.13.23 13,99 RE aa o ia — .13.52./2.69 | 2.981 3.49|3.2113.18 MO o esto da des — |2.77|3.88 | 4.04/|3.38 | 4.79 |3.77 SPMERIDTE . ¿decades — ¡3.70/3.41/¡4.35 | 4.49 ¡3.53 /|3.90 A — |4.12|2.70| 4.63 |3.91 | 4.81 | 4.C3 Noyiembre...........|3.66|4.74|2.70 | 4.23 | 4.11 | 4.66 | 4.02 Diciembre ........... 4.47 |2.78|4.00|5.21|5.39 | 4.23 | 4.34 A O : 3.99 |3.77 a VARIABILIDAD DE LA TEMPERATURA EN CÓRDOBA Tab. HI. MESES 1882 | 1883 1885 | 1886 | 1887 | PROMEDIO 2.49 12.87 | 2.95 | 2.87 2.56 [2.31 1.99 |2.48 59 [1.90 [2.10 2.22 2,74 3.62 |2.87 | 2.49 |3.13 3.42 13.28 | 3.29 | 2.67 3.41 2.46 | 3.28 | 3.08 13.73 | 4.60 [2.57 | 3.44 2.85 Agosto [2.38 3.14 2.80 1313.85 Setiembre - 13.03 |2.67 [3.04 | 3.41 /3.22 Octubre ....o......o. 2.84 2.96 |2.94 | 3.30|3.12 Noviembre 2.713|2.92|2.71/2.80|3.12/2.75 Diciembre 2.97 | 2.09 3.03 3.41 | 3.86 | 3.61 — |3.0913.04|2.75 | 3.09] 3.03 M (Máxima) 3.98 | 2.89 3.05 | 3.28 4.69/3.40 3.47 | 3.83 4.35 13.24 2.71 12.24 3.66 | 2.79 3.05 | 3.69 3 3 4 2 2813.45 .42 |3.57 .98 13.45 | 1 o TD WO DQO A 00 ( <-1WN ás o -l-1N STO ¿0 AO O UN 3.68 | 3.76 3.56 | 3.12 .06 | 2.47 [2.01 | 3.67 3.5313.19 oa al W 0 E wa GU E ip ES VARIABILIDAD DE LA TEMPERATURA EN CÓRDOBA m (Mínima) TD IV MESES H 00 [2] [yu] | 1884 | 1885 1.93 2.48 2.26 12 1 DUNN a DmMuDO Eh plo] ni 1 E AAA O Add 00 ES WN LAA O A NO 00N Na 01 00-10 ¡OUR OTTO OPIO 00 DUO Y) —1 O) UD SS O 0MMDODO DO a a COD WN NNUOUO UU ANN VW N»WNOUDODU uu 00 [0.0] O de) —i RESÚMEN POR ESTACIONES DEL AÑO TADA 3, DICIEMBRE | MARZO JUNIO SETIEMBRE | OCTUBRE ABRIL A FEBRERO | A MAYO | A AGOSTO [A NOVIEMBRE/ A MARZO [A SETIEMBRE O 0100 00 He [e] 3 . (M + .m):2 ASCensos ... Descensos... VNNN N UND; NN NN NONDUN DON A DO0DDOD NUN (0 NUunNRad NNUN N UMUNunDnCEO O1 00 00 A VARIABILIDAD DE LA TEMPERATURA EN CÓRDOBA PROMEDIO DE (17 +2+9)(3 Tab. V. Ascensos 1 co O) Ra O) 64 1 d. de a ds 1. 2 2. 1: 1: ¡be De 2. ff [e] OO 10 2 A (O 00000 10) Ke) Junio Julio ADOS ratita Setiembre Octubre IA] o W WHR 209 Qu w 00 0-31 LERSBE EROS >> 1: 27 le za Ze 2. de 2. WO WR RPDOPRAS2 PP 0UN ay nO) [en] 00 co 2.60 | 2.35 2.51 | 2.69 2.05 | 2.07 E A CA OO 7 0 E 0 O00Qao- ido 00 BS ESANSE Descensos co HE Y) O 283555 A DD O PA NN WN N!YNNyNONNO O al 1 Oia HA 00un O “O ON O Agosto Setiembre Octubre HH Www IN0N O CO OWO0avo Oo O) O CoN BH NONVNoNNANONNoNN -] tú Ot 00 01 Ol A Ha Rh 1 — (Dn 0o0a No DD -l10Q0OgmwO0 tb SE [by + pe AS ERRORES PROBABLES DE LA VARIABILIDAD EN CÓRDOBA 5.2 AÑOS Taba vi: VARIABILIDAD CALCULADA DE Ak z.zzXARAqy/VÚbÚñb_ñÚññÚ"T"T="—— 71+2+9|M + m 2 p.m. |9pm. Enero..... Febrero... Setiembre . Octubre... Noviembre. Diciembre . - Promedio. . E LA ANOMALIA MEDIA DE LA TEMPERATURA DE CÓRDOBA (1873-1887) Tab. VIIL. ERROR ANOS ANOMALÍA | ANOMALÍA necesaríos | negativa | positiva TEMPERAT. | ANOMALÍA ANOMALIA media media probable absoluta para-+ 0%] máxima | máxima Enero ta 23.01 1.08/+0.24| 86| 2.05| 1.80| 3.85 Febrero ....... 22.4| 0.661 .15| 32| 1.42| 1.56| 2.98 MarzO........ 20.31 0.93 .21| 64| 1.90| 2.50| 4.40 Abra 15.9| 0.49|:.11| —18| 1.28] LION MayO..o...o... 12.9, 0.94] .21| 65| 2.58] 1.95| 4.53 Juni... Ze. 9.91 1.19 .26| 105| 3.45| 2.82] 6.27 E JAS 10.0| 1.151 .26| 98| 2.16| .3.13| 5.29 AgOstO....... 12.7| 1.18) .25| 9] 1.78) 3.61] 5:39 Setiembre ....| 15.0| 0.661 .15| 32| 3.01| 1.35| 4.36 Octubre ...... 17.5] 0.761. ..17]. 43 "1.86 CAAUAS Noviembre....| 20.2] 0.77| .17| 44| 2.711] 1.79| 4.50 Diciembre.....| 22.2) 0.72 .16| 38| 1.46| 1.68| 3.14 Promedio..... 0.87|+=.195 601 2.14; 2.16| 4.30 Dic. 4Feb.... 0.84 0.18] 52 1.64] 1.68| 3:32 Marzo á Mayo . 071911 218 49| 1.92| 1.88| 3.80 Junio á Agosto. 1.161.526 99| 2.46| 3.19| 5.65 Set.-Nov..... 0.731 .16| 40| 2.53| 190] 4.43 Oct.-Marzo ... 0.82) .18| 51] 1.90| 1.98| 3.88 Abril-Set..... 0.93 21 69| 2.38) 2.34| 4.72 .......... + o NR A CAMBIOS DE TEMPERATURA SU FRECUENCIA MEDIA EN DIAS Ta. 2p.+9p. 3 Tab. VIMI. 89-100 |10--19+ OHIO 0.6| 0.2 0.4| 0.2 LSOPSOrS Diciembre á Febrero ... Marzo á Mayo Junio á Agosto Setiembre-Noviembre A QDODOoOIA y 189.5/111. 5 a PROBABILIDAD DE UN CAMBIO DE TEMPERATURA CERTEZA = 1000 Promedio Agosto Setiembre Diciembre á Febrero Marzo á Mayo Junio á Agosto Setiembre-Noviembre Octubre-Marzo Ta. +2p.+9p. 3 PARA O ys ¿JN PRUBABILIDAD DE LAS DEPRESIONES DE TEMPERATURA CERTEZA = 1000 Ta. +2 p. 9p. E = > e [e Agosto Setiembre Diciembre á Febrero Marzo á Mayo Junio á Agosto Setiembre—-Noviembre a y A LAS DEPRESIONES DE 5% ARRIBA Tab, ME Ta. +2p.+9p. Mm 3 PROMEDIO PROMEDIO —3 | AAA A A —""mau nn ———— RELACION RELACION ÁLO S FRECUENCIA Á LOS MEDIA CAMBIOS DE MEDIA CAMBIOS DE 4 o EN Dias | 9 ARRIBA | py pas 5” ARRIBA o/ lo FRECUENCIA 19) E] Dm 00 w wwODu Junio Julio Agosto Setiembre Octubre NOVIEMDEEC bj coo ians Ra qu. O O.0to 0 1 1 1 e L 2 1 AE Za Ya E 1, WN FF VOMONOoONyNO Ny A A Qu IOMA OE Qi wo Diciembre á Febrero... Marzo á Mayo Junio á Agosto Setiembre-Noviembre.. 20 ma Yu) a CAMBIOS DE TEMPERATURA su Diciembre á Febrero Marzo á Mayo Junio á Agosto ...........- Setiembre-Noviembre Octubre—-Marzo T. XII FRECUENCIA MEDIA EN DIAS Promedio M+m 2 (SY LI ML IAS) ll »4aNR?* + +2.ooso O Or W 0 0 - SN SS h [e [er] Tab. XII. 80-100 0.8 0.2 0.4 0.6 0.4 0.4 0.8 0.4 0.4 0.8 10 10 16 1.6 2.6 2.6 5.2 6 100-120 e AS - PROBABILIDAD DE UN CAMBIO DE TEMPERATURA CERTEZA = 1000 M 1 Promedio => Tab. XUI. Diciembre á Febrero Marzo á Mayo Junio á Agosto Setiembre-Noviembre Octubre-Marzo a MEE > PERO PROBABILIDAD DE LAS DEPRESIONES DE TEMPERATURA CERTEZA = 1000 M=>Bm 2 Promedio Tab. XIV. 32 2d) 32 E 09 oO w Setiembre Uctubre S 5 Yo pal Diciembre á Febrero Marzo á Mayo INMO VASOSÍO.....¿20...... Setiembre-Noviembre Octubre-Marz0............. Abril- Setiembre Y wBQq0uc0uw0 o ANS) uy Aa ARA E LA TEMPERATURA DE 7a. m. / FRECUENCIA MEDIA DE LOS CAMBIOS EN DIAS 5] [do] Diciembre ECT ot Febrero DOw: Setiembre...... Octubre 1 1 1. 1 1 3 5) 3. 2 ): 1. 1 NO 00mO0s00 SOO0oO0NNwreroo DE DODOwo Aaa sia | ro) w pa] Promedio .... - Dic. á Feb Marzo á Mayo.. Junio ¿ Agosto. Il 0 Oct.-Marzo - | : . Abril-Set .S| 2 : 2. ¿ e LA TEMPERATURA DE 7 a. m. PROBABILIDAD DE LAS DEPRESIONES. — CERTEZA = 1000 Tab. XVI. 20 y más 100 y más Diciembre á Febrero. . Marzo á Mayo Junio á Agosto Setiembre-Noviembre . Octubre Noviembre Promedio Dic. á Feb Marzo á Mayo .. Junio á Agosto. Set.-Nov Oct.-Marzo ..... Abril-Set e k — 86 — : LA TEMPERATURA DE 2 p.m. FRECUENCIA MEDIA DE LOS CAMBIOS EN DIAS Tab. XVII. A 2.8 5.6 2.8 4.6 5.8 3.6 5.4 6.4 5.0 6.4 6.3 E e 98.6 2.0 37.4 97.8 | .2 6 [ep] oO E LA TEMPERATURA DE 2 p. m. PROBABILIDAD DE LAS DEPRESIONES. — CERTEZA = 1000 Tab. XVIII. 100 y más (2) [a] TI | COST 19) S 0 NN -l NN a Agosto Setiembre Octubre Noviembre Ol E Diciembre á Febrero .. Marzo á Mayo Junio á Agosto Setiembre-Noviembre . Octubre-Marzo Abril-Setiembre 1 RAE LA TEMPERATURA DE 9 p.m. FRECUENCIA MEDIA DE LOS CAMBIOS EN DIAS Tab. XIX. 6-8 Ej co 00 O | 9 00 Y 00 ACC 00 00 < ES OO $» 000 woo 0» 0NvN0*$>Oo0d00e sg Agosto Setiembre Octubre Noviembre ONO Ot Q RbrOrFrNwNo0N Nro wN 100 D0NeNOAA A Y gc [do] w 13) Promedio Dic. á Feb Marzo á Mayo. Junio á Agosto . Set.-Nov Oct.—-Marzo..... Abril-Set a] la 00 A 0 Woo oo: e O LA TEMPERATURA DE 9 p.m. PROBABILIDAD D£ LAS DEPRESIONES. — CERTEZA = 1000 Táb. XX. 10% y más Diciembre... >... Diciembre á Febrero .. Marzo á Mayo Junio á Agosto Setiembre-Noviembre. A Co Yu] LAS TEMPERATURAS MÁXIMAS FRECUENCIA MEDIA DE LOS CAMBIOS EN DIAS Tab. XXI. | 60_8o vo E =l —i O 00 o” 00 2covovwvrwoo. DO) = O VW Y Qi (do) BB O-7O0r Agosto Setiembre Octubre ........| Noviembre A O dt a A RS ROCES ESC CR) 0.7 Dic. á Feb 2.0 Marzo á Mayo.. 3.8 Junio á Agosto.!| 36.2| 26. - : : 2.4 Set.-Noy AD 2019 d A: 34.4| 16.5 9.6| 3.7 53.0| 32.4| 14.4 ; 6.6 =l -—1 132.8/101.0| 66.8| 30.9| 17.0| 10.3 LAS TEMPERATURAS MÁXIMAS de es PROBABILIDAD DE LAS DEPRESIONES. — CERTEZA = 1000 Agosto Setiembre Octubre Diciembre á Febrero... Marzo á Mayo Junio á Agosto Setiembre-Noviembre. Octubre-Marzo 49 y más A AA —i O) pue Tab. XXIIT. 120 y más TOTAL LAS TEMPERATURAS MÍNIMAS FRECUENCIA MEDIA DE LOS CAMBIOS EN DIAS eo o ..os.$ $... 0... ..o..obtoso $ .sosars$on..oso. eo opor. .9 .aon.......s. OO OO OOOO A AO ICO O Lon... oops». .$ SONO SNS A S 5.2 4.8| 4 a =1 -1 NS io) 1 Ot yO) WOW: 0 hh 0 +. co 10 NN O -—L (0 SO gl Lo do do yn DODoOwO Do” op 0D 1 >) 00 NH M » 00-100 0000 0 0 0 00 DW HB oo 00D. 1884 ua a SAN ME No E BO JOwt0oOo-=AR2RO':AO- ADOVDADOA-100 Tab. XXX. 1885 (al 1887 h Pu NOOO obnonanwo0noN ¡Y 0W00O00Owvoyos0ssawnRrccon 00 J1300*>0O/pa pu Hu 10O0TIODO-E00o0m0o Hu OR RDDADORONOIA al PRoRAD0DORADIAD0NwaoS 0 DuwOSS> Eh == 00 h La [do] - hh Ra NN 0DN Oo 00 HLJIOVWRIOWAWWISOS ¡ja al Eh ¡[S (de) fa = pel NODO DDoa ma 002x400 O uO pe Riben Qi 0 0O0Omwa ¿=, Ra DOVDWEVNaLRLOS ha [e] O CAMBIOS MAXIMOS DE TEMPERATURA 9 p.m. Setembre. to aaa ola NOVIeMbDEe aaa o leletoss e SENDO 10 10 (OM m0 +” o OH AH00w0Nna + a A MN NAH ANAND AA 120100 H ORINA DADAS RH ONDNAOWON AA 10101010 ODIA AA 0 O MDILINAN NANO NN Es DDOADOAIASIRIADY a] — > >. = ho Pe co 0 los = . . ES E ON 0 A rd EUA E e] = Diciembre rostro ra labo Descensos ro paa O: Ma) 0 Ao ca) SADO Te Cs Ms BE PD OS pa 0 +" 0) O DD ENCORE ds Bebrerdicrracas ero ls aj MAZO IES MR SOPLADO DO A A pa po pal 10 12 O NM HO DN 0 H$Hr000m Cn | — a) O) NN O) A!) 00 r+4 00 10 00 AL A A O MM Ro A AH [SO o Mo MD «H 00 O) — 07 0 — O + A rA A+ MM ANI F*0oOo A DINO TAO) OA KO A A pus cm mm O e E 5 A E E AS : : > : ó A a RN TN AOS A AT SA, IIS IS A e 2:32 533 PD 0900. AZ == AANDOZA — 101 — CAMBIOS MAXIMOS DE TEMPERATURA TEMPERATURA MÁXIMA Tab. XXXII. 1883 | 1884 | 1885 1886 | 1887 Ascensos Y O 10m h a (O 00ONN o uno =l-10t -—i hb hs dy) DIADAROO EH O) 0 W 00-10 00n- ZA IA 00 AA CO O A =— 0O00wO oO uns 00 0aum OO*+*ON -1OOmMhmqBp».oyypw [ue EMS SS NS => DOVROHA: O 01 O E 0 gu 2 0 o Descensos 10. 9. 15. 10. 12; 13. JE: 9. v/s 12, LY; 5. oo ro hh DW0O0DS PS WN F-F00-J*»OcwNoN o hu «lO N YOOX 00 (O Ri 0 Poo 00 Rh UND 0 D0wOmr-= 000 o A MS CIO Y WDODRYA DD. Or Y Eh [io] — 102 — CAMBIOS MÁXIMOS DE TEMPERATURA MÍNIMA TEMPERATURA Tab. XXXITI. Áscensos DD HAN 10 00 O 0 ETS O D0DAANNN Dn A DONAR ADO HF AH ON O + o o MA A rr DE AARNOANAS IO A NN Me MM MN OA-A0DODA-RTRNOPCDnNan HADAS 10m PIAR O (4 90 pd DEA Setiembre ae Alcan e ele fe ista NovIembre. data arola DICIOMDTE. A focal Descensos Enero , Febrero aia MATZO Ss ra te 13.6|11.0/10.3| 8.9]| 9,5 11.1/10,4|11.7716,1 ATA dd o rs ado Mayos dsc lo a JU cs ts 9 413 0143 04 2 NN > NO DOODOOO AA Y4D0000D-0o | (y) O 0 ES *100NDAOD H 0) mico 000 A A 100 rin A A — SI OS MO) DOF NADO Y A % de 5d E | | lo Julo. che ABOStÍO . 0 ¿0 cara sota cota Setiembre. esti ente e Octubre ..... Noviembre ia Diciembre. 00 alos poda = 108 ASCENSOS MÁXIMOS DE TEMPERATURA Tab. XXXIV. Máximos medios Enero Febrero 100 00u0arOo tl O) 0 == -H00S0QosaNn aun PS OS OMA Sel. E TO WO W0O0DDOwTITONawO 1-1 ul Diciembre Promedio A 000 w HR own 5] DIAOIRIR AO OIL LIO DDD um 1 1 00 00 00 20 00 5] 00 Máximos absolutos 1 Ot == Ke) 1-10 00 Zo wwto: pl Roa 00 00 00 (O HR (O HO -IO 00 00 0 0 OINVNDORADO TD 0000 a >» DOS O OO O0OCconomr* oO yu -=i Qt AQ DO IDADRAaADIAwOo 2 Oo wvw 10m on 00 00 Ol HB ww (000 — O) n pu. 00m a — 104 — DESCENSOS MÁXIMOS DE TEMPERATURA Máximos medios A O 8.11 '7.1,1 6:5114,41.-T7: - 0 — A | he liscala algo major á la de los demas Ccortor. | 1 La lnea longitudinal representa mas 6 menos la distancia directa entre el Molino de Torres y la Chacra de la E | en la escala del mapa, siendo correspondientes las distancias de los perfiles. ¡ Los numeros al lado de los estralos se refieren como en los perfiles transversales, á la division en la tabla de los “Patos. Boletin de la Academia Nacl de Ciencias, mM. Ingututo Geográfico de O Hellfarib. Goa. sg LAA 5 EPA SARA e NOD PALA 9 Pp Ora dos Oran] “IXCUOL “SeLoUaL) 9p PEN euopusy El op upajog AN y El Al Ñ FJ, 1 A 9 Bo] pulod ery qe in a 13 4 9 == - = = A - - > 3 yu == EA 1 E DAT. S d ——— EA : Es y Wa — > E e] -083Mlg8d 018 130 311VA [o J0d SOJIOIOIS SITVSUIASNVUL VIVIA "BYI109 'YLIB ASH 9 SP OIJPISOSA OMANSUJ “I[CUO], Seur) dp ¡VPN PIUSpeIy e] op una1og * SOPeI9uro uo) yp sedeo uo) elos vostuuely == :8 * 180 9P SEPpy3jop sede) Uu0) SsOPeJoQuIo[Suo,) a ) “7169 9p sepestop sedeo uo) o 2050] Y BPLJU9UILa) *p] O 209 IRA yop Oya doo) AnS] “IX VILO L '“SeIDuar) 9p ¡UN BIuype oy el Jp una10g * Sopeaguro9uoo sp sedeo uo) elos eostuesy + 189 0p sepudjop sedeo 100 SOPeJguIo[guo;) a “Y, 20 9p sepesrop seduo uo o e050] Y BDYJUgurao *p] *¡UZe O110[7 9p 1IJ9L, UO0) “esOJOd “OZ1ÍlOA JOJOD IP ROBALLOO “TSOSIBUL [por y E 4 09UP A 7, 9P AY [2 SOPEPoy Ep + ezidos e]pome e00 7 oziloJ JO]00 9P “BINP OSO] IP SUSBUL SOPUPIL) JOLIOJUL ESOO Je ede,) [== “e “BPeoLpeJso UI 'euoe A ofeoseo 'sopepol op sedeo 109 RSOU9Je PIroJy > - *e080] US Á YPROJNe.DSI Unuo) O[ JOd “esOU9IE eIroJIy * (62%) euose op sedes uo) Á ==) epeoygenso ajued Jod ) seyoeduroo sedeo us eyed aod eppoly “(+5) evod Ánur eosoL, [Ze OJJ9IH 9P BAJOL] U0) ( 5, edeo e] 9P,S9[Y00]' SIVOLIPULLO Y “SLIS 2050] 10) 'SIJS JO[OD 9pP “*jUSpnIida]nd eu errody reudou * “Jomodns e*so[¡roJe ede) "SBUOIR SP] 94JU9 'esoJod 'esoudae PIO y “SeuyIe A SBAR.IL) d 3 *eu9J1e op sedes uo) sooT *O0peoIJ?.1S9 SsOouJu O seul “soo'T *UOLYBIJDBIS9 US “OJUONISAMA SOOT . *BU9IyÁ sopepoy * TejoJoa BIIOLL *SOJ8.1J89 SO] 9P BIQeL ' *[[X WO, “SPPUIL) IP ¡PUN BIUopeJy e] 9p Un9Jog ANO “WAI 99 DoIpASO09 OTAN “[[XUIO] SPOUAL) IP PUN PLL9PRIY ep op Una Jog eS mm , — A CAS E DA E 7 A ELA NE LA IN + “9 A S de a < = :"SOJBMS9 SO] 9p UOLHP]_NUNIT B|] IP seooda y *OJ9UILIJ OY [9P I9[[YA TOP O[LO01IBSI(I 1 PLA (0) GEOLÓGICO del j VALLE DEL RIO PRIMERO (€ RDOBA) DESDE EL PIÉ DE LA SIERRA HASTA LA CHACRA DE LA MERCED porel DW. BODENBENDER. Escala pra 345.1... 2000 Metros Í ES (asas ——— Combos a Probar — lseguias yraniles > sequías chicas A 0 D señalan la Wireccion de los perfilas trasrersales f tabla, 11) ele Los numeros 1—15 se refieren ie los cortes del perfil tongitadinal (tabla L) (uco viejo del Mio Primero Explicacion de los colores: Formaciones aluviales modernas y plan del 18 E Gravas y arenas (3) Formacion pampeana a] Arcilla con arena estratificada (local) (rabo) (3 Conglomerados y arenisca (7y8) Formacion terciaria?) Instituto Geosrafico de C.Hellfarth, Gotta. 18 Boletin de la Academia Nac! de Ciencias, Tom XL. NN Y AN A NM 1) S S E y A 4 LAS AGUAS TERMALES DEL RIO HONDO (PROVINCIA DE SANTIAGO DEL ESTERO) POR ADOLFO DOERING Rio Hondo es el nombre de una insignificante villa exis- tente en Santiago del Estero, situada á orillas del Rio Dulce en un punto equidistante de la Capital de esta última pro- vincia y de la histórica ciudad de Tucuman. Es en este punto donde afluyen quince á diez y seis pe- - queños rios que reconocen su orígen la mayor parte en las TA > — sierras de Tucuman y contribuyen á formar el caudaloso Rio - Dulce. Por allí, á inmediaciones de la referida villa y perdidos en - medio de sus seculares y espesos bosques, es donde se en— -Ccuentran las grandes vertientes termales que todos los años proporcionan á millares de pacientes, la salud y el restable- cimiento de sus fuerzas perdidas. Estos lugares son casi inaccesibles en la actualidad por la ninguna comodidad que ofrecen al viajero enfermo aquellos T. xul 8 — 108 — solitarios y vírgenes parajes, desprovistos de hoteles y otras instalaciones de carácter indispensable. La caza y la pesca es abundantísima y forma uno de los principales atractivos con que se recrean los bañistas que concurren en carros y extienden sus carpas al estilo de campamento. Distan de la Capital federal 50 á 60 leguas menos que los afamados del Rosario de la Frontera ; el clima, en el invierno principalmente, en su temperatura es igual al del Paraguay, pero más seco, á propósito para los tuberculosos, y poco se conoce por allí la existencia del chucho ú otras fiebres palú- dicas que son endémicas en el norte de la República. Aprovechando todas estas circuntancias favorables, acaba de formarse en la ciudad de Santiago del Estero, una empre- sa anónima denominada « Sociedad Aguas Termales del Rio Hondo » y cuyos propósitos comerciales consisten en explo- tar las mencionadas fuentes, fundando una estacion balnea— ria, hoteles confortables y demás accesorios que proporcio- nen á los bañistas una agradable temporada de campo. Los baños del Rio Hondo, distan como una legua de la lí- nea de Sunchales que parte de Buenos Aires, pasa por San— tiago y ER en Tucuman ; seis leguas de la estacion La- madrid (F. C. N.C. N.) y á diez leguas próximamente a Ferro-Carril dE San Cristóbal. ORÍGEN Y COMPOSICION DE LAS AGUAS TERMALES DE INTIGUYAGO Las aguas termales de Intiguyaco, como la mayor parte de las del país, tienen su nacimiento en los estratos de la cono- cida formacion jurásico-cretácea, cuyos bancos dislocados se observan en forma de moles macizas á distancia de unos 40 kilómetros al S. O. de esta region, formando allí la Sierra — 109 — de Guasayan, y tambien al N. E. en los contrafuertes de la Sierra de Tucuman, de donde probablemente vienen las infil- traciones de aguas que alimentan las corrientes subterráneas que dan orígen á las fuentes termales, situadas á inmedia- ciones y en la cuenca misma del Rio Hondo (Rio Dulce), á unos 30 kilómetros al E. de la estacion Lamadrid del F. C. C. N. y á inmediaciones de la nueva línea férrea de Santiago á Tucuman. En este punto, los bancos de aquella formacion geológica, cubiertos por una espesa capa de sedimentos pampeanos modernos, aparecen, sin señales visibles de dislocacion, puestos á descubierto en uno que otro punto, por antiguas erosiones. Infiltrándose las aguas al pié de la Sierra por dentro del complejo de aquellos estratos variablemente dislocados, que- brados y rajados hasta mayores profundidades, llegan otra vez á la superficie por medio de hendiduras que deben su existencia á la depresion del terreno, indicada por la cuenca del rio mencionado, no sin haberse saturado en su marcha subterránea de importantes sales minerales. Ahora bien, sea que al pié de la Sierra ellas penetren á mayores profundidades de la tierra, por las rajaduras exis- tentes en los bancos rocallosos dislocados, adquiriendo allí directamente una temperatura superior, Ó sea que ellos fluyan á través de capas calentadas por la oxidacion crónica de piritas férreas, etc., el hecho es que estas aguas, en las barrancas del Rio Hondo, surgen á la superficie con una temperatura elevada, expidiendo vapores en la estacion fria del año. La temperatura de las distintas fuentes que hemos visitado, varía entre 30% á 42* €. Desde tiempos remotos estas termas han tenido su aplica- cion práctica como baños terapéuticos campestres, y se com- prende que su temperatura natural, que es la de la sangre, se presta á este objeto. En todas las estaciones del año, y sobre todo en invierno, — 110 — se ohserva una romería de bañistas, que construyen sus cho- zas y enramadas, para pasar allí una temporada. La falta de una poblacion estable y la carencia de comodidades han sido, á no dudarlo, las causas, por las que las « Aguas del Sol » han permanecido casi desconocidas hasta ahora. Sin embargo, si nos fijamos en la composicion sumamente favorable de estas aguas para el uso terapéutico tanto inter- no como externo, ofreciendo algunas de ellas analogías con las de varias reputadas estaciones balnearias de Europa; si consideramos además las ventajas que, una vez bien acomo— dada, puede ofrecer esta localidad, por el carácter agradable de su naturaleza, la exuberancia y hermosura de su vegeta- cion silvestre y la situacion sumamente favorable del lugar, de todas las termas del país las más inmediatas y accesibles del litoral, no dudamos que los baños calientes de Intiguya- co tal vez llegarán á ser los más frecuentados de la Repú- blica. La localidad, sin dejar de ser accidentada, no es rocallosa; se presta para toda clase de embellecimientos, como aveni- das, quintas de riego y parques naturales, así como para la construccion de fáciles vías de comunicacion en todas direc= ciones. Las condiciones higiénicas y climatéricas son relativamente favorables; siendo inferiores las precipitaciones anualesá las que dominan en la region de las lluvias subtropicales de las provincias del norte. Tal vez debido á esta circunstancia no se conocen, hasta ahora, en las inmediaciones del lugar, las fiebres malarias, tifoídeas, etc., y otras enfermedades palú- dicas, propias de aquellos climas. |. — LAS FUENTES ALCALINAS DE ATACAMA Siguiendo el camino desde la pequeña villa de Rio Hondo, orillando á alguna distancia la ribera izquierda del rio Dul- ce, en direccion á las aguas calientes, se Jlega como á los 15 E ; : ] E ¿3 + . 1 A e . — 111 — kilómetros, á un lugar llamado Atacama, formado por algu— nas viejas habitaciones campestres, tronco de un antiguo puesto ó estancia de este nombre, situado en medio del mon- te, sobre el alto de la meseta, á algunas cuadras de la cuenca del rio mencionado. Un pequeño sendero, techado por las cúpulas sombrías de árboles seculares, entre los cuales se presenta uno que otro - de los elementos de la flora subtropical del norte, nos invita á un paseo agradable, y de repente nos encontramos con las primeras fuentes calientes, medio ocultas por la espesura de la exuberante vegetacion selvática que las rodea. Ellas surjen al pié de la pendiente suave que constituye la antigua barranca casi completamente borrada del valle general. Brotan allí unos cinco ó seis pequeños ojos de agua distribuidos en distintos grupos inmediatos. Uno de estos grupos reune sus aguas cristalinas con un depósito general, formando un lindo baño ó estanque de va- rios metros de diámetro, poblado de alegres pescaditos, que bulliciosamente hacen gala en el líquido trasparente, de sus escamas nacaradas. En el mismo fondo arenoso de esta hoya se observan los borbollones de otros pequeños manantiales, y á intérvalos apartados brotan de ellos, grandes y pequeñas burbujas de gases, principalmente de nitrógeno, con un poco de oxígeno, ácido carbónico é hidruro de carbono. La temperatura de estos manantiales es moderada, de 30? 43074 C. Las aguas reunidas en el depósito comun marcan generalmente 30? C. Inmediato á este estanque de agua caliente, se observa, pero independiente, un pequeño ojo de agua fria. Al salir del estanque, las aguas se pierden en direccion al rio, formando en su trayecto un ciénago, cubierto de una alfombra elástica de plantas palustres, vigorizadas por la primavera perpétua que en todas las estaciones produce la temperatura elevada y uniforme de las vertientes. — 112 — El agua de los manantiales, tomada del depósito comun de las tres fuentes principales, contiene los siguientes Componentes principales por litro (1000 ecc.) Gramos Cloruro deso. a oe att 0,1959 Sulfato: de potadsid: 7: mara có o cit 0,0330 7 OO oa a ae 0,0739 Bicarbonatos == de calcio a 0,0€30 Gramos Carbonato .de:sodlo. e o 0,1094 0.1734 A A a TEA 0,0035 0,0057 — de magnesio ....... PS: 0,0060 0,0104 Acido ¡SIMÍCICO ente SAR sa ODO 0,5307 Residuo fijo...... 0,5400 Temperatura 30%4 C. El agua es limpia y clara, sin olor y tiene un gusto agra— dable. Pertenece, como se ve, á las aciduladas alcalinas, con predominio del bicarbonato de sodio, y tiene una composi- cion química sumamente favorable como digestiva. El contenido de ácido carbónico libre no es muy grande; pero si se satura artificialmente con este gas, segun el tipo del agua de Apolinaris, Seltz, Vichy, etc., constituirá, in- dudablemente, un artículo de consumo tan útil é higiénico, como agradable, y convendría hacer las instalaciones al res- pecto, á fin de suministrarla en esta forma á los bañistas y al público. ll. — LAS FUENTES FERRUGINOSAS DE LA PLAYA DE INTIGUYACO A distancia de unos 4 kilómetros al E. N. E. de Atacama, en una hermosa rinconada de la region ribereña del mismo Rio Dulce (Rio Hondo), se encuentran las vertientes más no- Ns O A A OS cd cbr — 113 — tables, las verdaderas «Aguas del Sol». Este punto, en medio de la soledad selvática, sirve como centro de reunion á todos los viajeros y bañistas. El camino desde Atacama, siguiendo á alguna distancia la costa del rio, atraviesa en parte hermosos bosques seculares, en parte abras, llanos y cañadas ; hasta que de repente, so- bre la cima de una barranca, el viajero se queda detenido involuntariamente por los atractivos del hermoso paisaje tendido á sus piés. A cosa de unos 400 metros serpentea en su lecho arenoso la corriente plateada del Rio Dulce, cuyas riberasjestán orla- das por una ancha faja de tupidos sauces americanos; más adentro, en la playa ó rinconada misma, un conjunto agra- dable de hermosas isletas verdes, bosques y arbustos ribe- reños y grupos de árboles sombríos ; y más cerca aún, al pié mismo de la barranca, sobre las riberas de un corto arroyuelo de agua fria, un pequeño pueblecito de chozas enramadas, habitaciones temporales de los bañistas que frecuentan el lugar y vuelven allí todos los años. La vasta rinconada de la playa ribereña se halla cruzada aquí, trasversalmente de norte ásud, por otra depresion, for- mando crucero con el Rio Hondo. Esta cañada trasversal representa sin duda una antigua ruptura ó línea de disloca- cion en los bancos subterráneos de las formaciones más anti- guas y desde la rajadura vertical allí existente en las entra- ñas de la tierra, brotan de distintas honduras las aguas calientes, buscando una salida á través de las capas sueltas de la superficie. Todos los manantiales de agua caliente, desde los ojos de agua de Totoroyaco, 1 !/,-2 kilómetros al norte, hasta las vertientes de Uturunco-huasi, 1 */, kilómetros al sud del Rio Hondo, se encuentran sobre esta línea geológica de dislocacion, la cual con una extension de 4-5 kilómetros casi en direccionexacta de norte á sud, cruza oblícuamentela cuen- ca del Rio Hondo, expidiendo una hilera de fuentes ó borbo- llones que existen hasta en el fondo mismo del rio, mezclando AA — 114 — allí directamente sus aguas calientes con las frias de la co- rriente, y continuándose aún en la otra banda sud del mis- mo rio, en algunos puntos de la ribera, y tierra adentro por medio de la pequeña quebrada de Uturunco-huasi. Puede decirse que casi en cualquier punto del terreno ba- jo, situado sobre este línea geológica, donde se cave un pozo, se encuentra agua caliente, pero de composicion y tempera- tura variable, segun las condiciones hidro-orográficas del lugar, y segun la naturaleza de las capas donde dan orígen á las fuentes respectivas. Donde las aguas calientes, que salen de mayores profundidades de la tierra, tienen ocasion de mezclarse con las filtraciones ó manantiales de aguas super ficiales, se nota inmediatamente un descenso en la tempera- tura y en el contenido de las sales características; y en ge- neral se puede tomar por regla, que en los puntos de mayor depresion del nivel, los borbollones tienen una temperatura algo superior á los que se hallan sobre un nivel más elevado. Así, por ejemplo, las fuentes en los mismos arenales de la oriila del rio, en el punto de mayor depresion del nivel, marcan hasta 42? C., mientras que las demás de la playa, de carácter idéntico, pero más aproximadas á la barranca y á inmediaciones de las vertientes de agua fria, marcan solo 35-36 C. Los de Uturunco-huasi, situados á un nivel algo superior, tienen 347 C., y finalmente los de Toroyaco, etc., que se hallan sobre verdaderos terrenos altos, marcan 30? C. Como fácilmente se nota, por el carácter químico y por ra- zones de estratigrafía, las últimas dos clases de agua surgen de capas geológicas distintas y superpuestas á las que dan orígen á las fuentes ferruginosas en la playa del rio. Efectuándose perforaciones sobre esta línea geológica, á mayores profundidades, no hay duda que la sonda encontra- ría aguas calientes, algo distintas aún de las ya estudiadas, y sería además de mucho interés, practicar una investigacion geológica detallada de la comarca. Todos los lugares de la rinconada de Intiguyaco, situados ió io II A O A A + E | AMS — sobre la citada línea geológica, están llenos de vertientes, y en ciertos lugares entre la barranca y el rio, pueden estable- cerse baños tibios efectuando cada vez, un pozo de 1 1/, á 2 “metros de hondura. Cado grupo de bañistas ha cavado allí en la tierra areno- sa, su cuba propia, afirmando sus márgenes con una estacada. En el fondo arenoso de estos depósitos artificiales se obser- van los pequeños borbollones de agua caliente, y de tiempo en tiempo salen del mismo fondo burbujas de gases análogos á los de Atacama. La composicion de las aguas calientes en este punto de la playa ribereña parece bastante uniforme. Son aguas ferrugi- nosas, que tienen su parte de hierro en estado de bicarbo— nato, la combinacion más á propósito para el uso terapéutico interno. La fuente más caliente y que más contiene es la que se halla en la cuenca misma, sobre un banco de arena, á pocos pasos de la corriente del rio. Al salir las aguas marcan una temperatura de 42” C., y el baño ó depósito, donde se estanca, tiene generalmente de 40 á 41”. El agua tiene la siguiente composicion : Componentes principales por litro (1000 cc.) Gramos IOTUEO de SOTO. ¿ur 00831 Sulfato de potasil0.......ooo....... 0,0129 — . de sodio....... A ODE 0,0946 Bicarbonatos A A CAMCIO AA s 0,0082 Gramos Carbonato de hierro ............. 0.0179 0,0265 — de Sodio... ts 0 0901 0,1428 — daa sita o 00,510, 0,0095 — CB RrOBnESiO 002.010. e00%0 o 0,0008 0,0014 IES CICO. ato AE o area 0,0340 0,3470 Resíduo fijo....... 0,3470 Temperatura 42? C. — 116 — Esta agua es completamente clara y trasparente, de gusto particular, pero no desagradable. En las fuentes de más adentro de la playa se nota visible— mente Ja entremezcla ó infiltracion de aguas pluviales, in- dicada por la disminucion del contenido total de resíduo fijo y algun descenso de la temperatura. El agua tomada de una de las vertientes más próximas á la barranca, contiene de componentes principales por litro (1000 cc.) : Gramos Cloruro; dE SOIL A EAS 0,0394 Sulfato de potasio iaa 0,0292 O OM A 0,0256 Bicarbonatos =— “ERRE ds aa 0,0134 Gramos Carbonato de hierro................ 0,0063 0,0097 — de SOMO 0,1440 0,2282 — de calcio Li 0,0025 0,0041 — de magnesio ............ 0,0076 0,0132 ACIAO” SIMBICOS a na do a 0305 0,3050 Resíduo fijo....... 0,3080 Temperatura 35% C. La hilera de ojos de agua caliente de Intiguyaco tiene su continuacion, á través del lecho del Rio Dulce, hasta la ribera opuesta, donde ellos se observan tambien en varios puntos de la playa, como en el lugar llamado Trigo Chacra. Parece que aquí, lo mismo que al pié de la barranca en la ribera norte, las vertientes calientes subterráneas se mezclan con infil— traciones ó vertientes de agua fria superficiales, de modo que las pequeñas fuentes allí existentes Jlevan, despues de la estacion lluviosa, un caudal suficiente para dar riego á algu- nas antiguas chacras inmediatas. Las aguas de este punto tienen la temperatura muy mo- derada de 27 á 29? C. 3 2 eS E » $ Ds E DORADA e ea có, dd Se Y rr AS > — 117 — MÍ — FUENTES ALCALINO-FERRUGINOSAS EN LA QUEBRADA ; DE UTURUNCO-HUASI En frente de la rinconada de Intiguyaco, un poco hácia el sud y sobre la ribera opuesta, desemboca en el rio un arro- yuelo que sale de la cañada Uturunco-huasi, pequeña que- brada con barrancas algo estrechas. En el extremo supe- rior de esta quebrada, sobre una cota algo mayor que la de la playa, brotan al pié de ambas barrancas numerosos ojos de agua, que reunen sus pequeñas vertientes en el centro de la cañada, formando un hilo de agua, que alternativamente desaparece en algunos puntos en el fondo arenoso, para salir á la superficie en otro del trayecto. El agua tomada de uno de los ojos principales de la que- brada, tiene la siguiente composicion : Componentes principales por litro (1000 cc.) z Gramos MOELTO DETSOLLO 0 0 mica oieicetada ses 0.0595 Sulfato de potasi0....... a 0,0243 AC O o o a ao 0,0544 Bicarbonatos A AAA A 0,0026 Gramos Marbonalo de iento +... << .im...... 0,0097 0,0149 - AAA 0,1233 0,1954 =- ANA 0.0050 0,0081 — de magnesio ............ 0,0011 0,0019 AAA A NA 0,0310 0;3109 Resíduo fijo...... 0,3120 Temperarura 3491 C. El agua de estas distintas fuentes tiene una temperatura moderada, al rededor de 34” C., y en cuanto á su composi- ds: — 118 — cion, puede ser considerada como un intermedio entre las de Atacama y las de Intiguyaco. Para el uso terapéutico interno estas aguas ferruginosas de Uturuaco-huasi, saturadas artifi- cialmente con ácido carbónico, se prestarán especialmente para personas de digestion delicada. IV.—LOSBANOS CLORURADOS DE TOROYACO (EL LAGO DEL SOL) A distancia de un kilómetro al norte de las aguas calientes de Intiguyaco, sobre un plano alto, situado en las laderas de la misma cañada, brotan del interior de los bancos de una arcilla seladonítica verdosa, un número de ojos de agua ca— liente que marca una temperatura de 30%5 431% C., y de los cuales se destacan principalmente dos grupos vecinos, el uno situado en un punto llamado Toroyaco, y el otro lla- mado Totoroyaco. El camino desde las aguas calientes de la playa pasa á alguna distancia á lo largo de un arroyuelo, cuyas nacientes se hallan dentro de un hermoso parque natural, antes de de llegar á Toroyaco. Los manantiales de Toroyaco brotan allí del fondo de un lindo estanque circular, de unos 20 metros de diámetro, y algunos metros de hondura en el cen- tro, cavado por el agua misma, en forma de un cráter. Su piso es tapizado uniformemente, desde el borde hasta el centro del hoyo, con una hermosa alfombra de pequeñas plantas acuáticas del genero /fippuris. La superficie es lisa y libre de vegetacion y á través del agua trasparente se distingue en el fondo una selva en miniatura, formada por millares de elegantes brotos verdes del vegetal citado, cuyos racimos escalonados recuerdan los de los pinos ó arau- carias. El pequeño lago carece en realidad de desaguadero Hijo ; está lleno hasta los bordes y el esceso de agua filtra ó mana . E a. e 9 — 119 — á través de la capa de césped y plantas palustres que cubren los alrededores, quedando éstos trasformados en ciénago. Para los campesinos, el pequeño Lago del Sol tiene algo de misterioso, siendo, segun ellos, de una profundidad inmensa; y son numerosas las leyendas que se relacionan con él. Una vez bien acomodado y provisto de una galería enta- blada al rededor, este hoyo natural puede llegar á ser un magnífico baño de natacion, cuya agua cristalina, con una temperatura de 3098 (., será la delicia de los viajeros y bañistas, en la estacion de invierno. A poca distancia del Lago del Sol ó Toroyaco, existen los demás manantiales de Totoroyaco, sin duda completamente análogos en el carácter de sus aguas á los de Toroyaco, pero formando un vasto ciénago en los alredores de las numerosas vertientes allí existentes. Estos manantiales tienen la siguiente composicion por litro (1000 cc.) : Gramos GOFUrO de sQdiO ett. cda hice 0,2767 SOMO de pOtasiO mom. . siento ojo 0,0230 - HERO Pa aora re meno .«.. 0.2183 Bicarbonatos OS CALCIO dado dee mo OU OZ0O Gramos Carbonato de hierro.......... era VOS e 0,0344 — CORRO A 0.0218 0,0065 —= ERAN ai. ias 0,0040 0,0019 — HE MAQUES O rn as 0,0011 INBIOSSIÍEICOZ Ian A 0,0285 MALErIAS OTGAMICAS conocidos... vest. fuertes 0,6030 Resíduo fijo.... 0,6030 Temperatura 3095 C. Es característico de estas aguas su mayor contenido en cloruros y sulfatos alcalinos y la escasez del sulfato de cal- cio. Ellas constituyen, por lo tanto, excelentes baños, á más de que los ciénagos de Totoroyaco se prestan especialmente WE » 2 rr. — 120 — para los baños de limo sulfurosos, siendo completamente aná- logos á los que hemos conocido en Europa, en algunas esta- ciones balnearias, destinados al tratamiento de enfermedades reumáticas y cutáneas. y En contacto con las materias orgánicas ó con el fango pan- tanoso, el agua despide muy pronto un pronunciado olorá ácido sulfhídrico por la reduccion de los sulfatos, fenómeno que se observa tambien, aunque en escala menor, en las demás aguas termales, tan pronto como corren á través de terrenos pantanosos. En las aguas, sacadas directamente de las fuentes, no se nota la presencia de esta combinacion. de PLANO Y DESCRIPCION TOPOGRÁFICA DE LAS AGUAS TERMALES DEL RIO HONDO POR FEDERICO CLAREN El terreno cedido por el Gobierno de la Provincia de San- tiago del Estero á los concesionarios de los baños termales del Rio Hondo, representa una superficie total de 24 kiló- metros, 99 hectáreas, 90 áreas y 12 metros cuadrados. Está atravesado por el Rio Dulce (en aquel punto con una altura de 290 metros aproximadamente sobre el nivel del mar), el cual lo divide en dos partes desiguales, una, que es la parte más grande, teniendo una superficie total de 18 kiló- metros, 18 hectáreas y 5 áreas, queda sobre la ribera norte del rio, y la otra, de una área de 6 kilómetros, Sl hectá- reas, 85 áreas y 12 metros cuadrados, se halla al sud del mismo. Ambas partes, tanto al norte como al sud del rio, están provistas de numerosas vertientes frias y calientes y pre- sentan sus atractivos por la presencia de hermosos bosques, — 122 — paisajes pintorescos y extensos planos, en parte regables, útiles para fines agrícolas. Cuatro arroyos mayores y otros numerosos ojos de agua y arroyuelos pequeños prestan su líquido fertilizador para el riego de los abundantes planos, que se hallan en los ba- jos y sobre la meseta algo ondulada. Casi todos estos arro- yos tienen asentados sus vertientes sobre un nivel elevado y su agua puede ser llevada por medio de conductos ó tubos á los establecimientos y poblaciones que se formasen, te- niendo algunos una presion de más de 10 metros sobre el nivel de la playa del rio. En el rio abundan diversas especies de pescados, varios de carne exquisita, y las riberas y los montes ofrecen una caza abundante de liebres, corzuelas, jabalíes, pumas, pa= vos del monte, patos y otras numerosas aves acuáticas y palustres. Las condiciones higiénicas de la comarca son favorables en todo sentido, ofreciendo además el aire fresco de los bos- ques sombríos y el agua saludable y cristalina de sus ver- tientes frias. A. — ARROYOS a). Sobre la ribera norte del Río Dulce 1? Arroyo de los Fierros. — Este arroyo tiene sus ver- tientes en una region llamada « El Cienaguito », donde exis- ten numerosos ojos de agua fria, algunos de ellos de carác- ter algo ferruginoso. El caudal del arroyo se aumenta por otras tantas pequeñas vertientes que se abren en su camino, quedando encerrado en algunos puntos de su curso por altas barrancas. 2% Arroyo de Toroyaco. —El más importante de los arroyos de la comarca. Nace en Jos ciónagos de Chuchala, — 123 — (á una distancia de 3 kilómetros aproximadamente del Rio Dulce), en una region sembrada de numerosas pequeñas vertientes y ojos de agua principalmente frias y algunas ca- lientes. En su curso inferior pasa muy próximo de las fuen- tes calientes de Totoroyaco, que aumentan considerable- mente su caudal y recibe finalmente las aguas calientes, que nacen en el « Lago del Sol», desembocando á l kilómetro más ¿bajo en el Rio Dulce, muy cerca de Intiguyaco, des- pues de haber recibido el agua de otros tantos arroyuelos y ojos que existen en la playa. b). Sobre la ribera sud del Rio Dulce 3" Arroyo de Uturunco-huasit. — Este arroyo nace en una quebrada honda y montuosa al sud del Rio Dulce, teniendo un largo de 1 */, kilómetros aproximadamente con direccion de S. E, á N. O. Toda la quebrada de Uturunco- huasi, en su curso superior, está sembrada de ojos calientes y frios, y su caudal se alimenta por otros tantos pequeños arroyuelos secundarios. Desemboca en el Rio Dulce en frente de las isletas de Intiguyaco. 4" Arroyo de las Tinajas. — Tiene su curso de sud á norte y nace á una distancia de 2 kilómetros aproximada- mente al sud del Rio Dulce. No teniendo otros arroyuelos secundarios, ni ojos de agua en su curso inferior, el caudal de este arroyo disminuye al desembocar en el Rio Dulce. Sin embargo la cantidad de agua que trae es suficiente para regar, cerca de su desembocadura, toda la playa ribereña, que tiene una superficie de 50 cuadras próximamente. T, xu 9 — 124 — B. — LAS FUENTES Y MANANTIALES MÁS IMPORTANTES —' - a). Las fuentes de Intiguyaco (aguas asoleadas) Un poco más arriba de la desembocadura del arroyo To- royaco en el Rio Dulce, á una distancia de 200 metros del rio y en un punto donde dicho arroyo describe una cur- va formando un ancho codo, acercándose á la barranca mon— tuosa del valle, se encuentra un grupo de aguas calientes, como unos 10 á 12 ojos de agua, que forman los baños de Intiguyaco. Cota de 1" á 1”20 sobre el nivel del Rio. Con motivo de ser estas vertientes de más fácil ac— ceso han sido aprovechadas con especialidad por los visitantes bañistas. Como se hallan situadas en los terre- nos bajos de la playa, sucede á menudo, que las cre— cientes las cubren con arena, bastando cavar en aquellos puntos una pequeña fosa primitiva para tener otra vez el baño tibio de una temperatura de 304367 C. Todos los in- viernos se ven frecuentados estos baños por unas 50 á 100 familias, huéspedes que allí pasan su temporada balnearia. Más al sud de este grupo, pero en la misma playa ribereña, muy á inmediaciones del rio, hay otra region importante, donde brotan del suelo arenoso un sinnúmero de ojos ca- lientes, que se hallan reunidos sobre un plano de 200 me- tros, — un lugar donde con la mayor facilidad y sin mayo- res gastos podría instalarse un extenso depósito de agua ti-. bia, como baño natatorio de cualquier extension y hondura. Uno de estos ojos de agua, muy abundante, tiene una tem- peratura de 42? C. y se halla frecuentado con especialidad por los bañistas. En el lugar de la desembocadura del arroyo Toroyaco en el Rio Dulce existe una extensa rinconada de la playa, que — 12% — está limitada á poca distancia, al poniente de los ojos de Intiguyaco, por una cuchilla montuosa, y cuya meseta ofre- ce un hermoso panorama, dividiéndose más allá, al otro lado del rio, las riberas montuosas de Uturunco-huasi y Trigo- Chacra y más abajo las rocas y estratos matizados de la «Cantera». Al naciente de la rinconada de Intiguyaco de- semboca en el arroyo Toroyaco un hermoso arroyuelo de agua cristalina, el arroyo de las « Aguas Santas», alimen- tado por dos ojos de agua caliente, que se hallan á una dis- tancia de 150 y 200 metros más arriba. Cota de 250 á 560 sobre el nivel del Rio. Esta agua, que se distingue por su paladar puro y sabroso tiene mucha fama como medicamentosa y es buscada con es- pecialidad por los bañistas como bebida diaria. El agua de este arroyuelo puede ser llevada con mucha facilidad á Inti- guyaco por medio de una acequia, acueducto ó tubos. b). Los ojos de aguas calientes de Toroyaco. (Aguada del Toro) Una picada y camino bien arreglados de 15 metros de an- cho conduce desde Intiguyaco á las aguas termales de Toro- -yaco, situadas á una distancia de 1 kilómetro al norte. Entre las vertientes de Toroyaco, la más importante es la que forma el magnífico « Lago del Sol», (temp. 30% C.), con agua muy abundante y cristalina, cuya vertiente des- borda el exceso de sus aguas al través de una region cena- gosa, que fácilmente puede ser desecada por medio del dre- naje. El exceso del agua, por medio de un número de pe- queños desaguaderos y afluentes, se junta con el arroyo de Toroyaco. El « Lago del Sol » es de mucha profundidad, segun cuen- tan. Se halla á una altura de 9*/, metros sobre el nivel del Rio Dulce. El terreno intermedio tiene una inclinacion gra- — 126 — dual en direccion de la playa del rio; y de todo esto se de- duce, que habrá mucha facilidad para desecar la region pan- tanosa circunvecina al lago y llevar el agua cristalina por medio de un acueducto ó mejor por medio de tubos corrien- tes á la playa de Intiguyaco ó á otros establecimientos y pun- tos vecinos. Un poco al este de Toroyaco existe una region provista de numerosas vertientes, algunas de agua caliente, la ma- yor parte, de agua fria. Sería tarea larga el enumerar todas ellas y hacer una descripcion detallada. Una parte de ellas se hallan indicadas en el plano. c). Los ojos calientes de Totorayaco. (Agua del Totoral) A una distancia de 600 metros al nord-este de Toroyaco se halla otro grupo de aguas calientes, de la misma impor- tancia que el primero por la abundancia del agua que su— ministran las vertientes. Son los ojos calientes de Totoroya- co, situados más arriba en la misma ladera de la meseta in- clinada, pero sobre un nivel superior en 3 á 4 metros aún á.- los ojos de Toroyaco. La temperatura del agua es más ó menos idéntica (30 á 31? C.). Los datos precedentes son suficientes para explicar la fa- cilidad que existe de establecer en Intiguyaco un estableci- miento balneario con todos los perfeccionamientos y toda la escala de extension que se pretenda. Llevando desde To- royaco entubos conductores separados, por una parte el agua de los manantiales calientes y por otra el de los ojos frios, hay posibilidad de establecer en Intiguyaco, fuera de los baños vulgares allí existentes, otros de inmersion, aislados, con llave de agua fria y caliente natural, teniendo el agua una presion natural hasta de [0 metros. Asímismo du= SE e. a NA o e A A Y — 127 — chas y chorritos para el uso balneario, para habitaciones, quintas y jardines serían ejecutables muy cómodamente. Es digno de mencionarse además la abundancia y hermo- sura de los bosques y parques naturales que existen en la misma region. Con alguna ayuda artificial, componiéndose y creándose caminos, avenidas y sendas y con otros traba- jos análogos segun un plano determinado y previsor se tras- formará toda la comarca en un hermoso parque natural que puede rivalizar con los mejores parques artificiales creados á fuerza de fuertes erogaciones. d). Chuchala (Chujchala-Crinuda) Este grupo se compone principalmente de ojos de agua fria al lado de algunos de agua calientes. e). Cristampa El grupo de las vertientes de Cristampa está formado por una docena de ojos de agua fria, que brotan al pié de la barranca de «Los Fierros» y que se unen en un hilo de agua no insignificante, entrando, algo más abajo en una laguna, que sería fácil trasformarla en un pequeño lago de carác- ter muy pintoresco. Cota de 15 metros sobre el nivel del Rio. f). Atacama (Kamma-Ata: fué ó había sido yuyal) Atacama conserva su nombre de una antigua poblacion de indios que existía en este lugar, en medio de una abra que allí hay en la region montuosa de la meseta. Al pié de la barranca, á una distancia de 1500 metros rio arriba, par— tiendo del lugar citado, existen tres ojos de agua calientes (Temp. 32? C.), que ofrecen un interés especial por la abun- dancia del agua que brota de ellos y por la composicion y calidad del mismo, su gusto esquisito y la presencia del bi- carbonato de sodio y otras sales, semejante al agua de Seltz ó Vichy. Cota de 6”90 sobre el nivel del Rio. Estas aguas, más abajo, se pierden en una region cena— gosa, que convizne desecar por canales, para llevar el so- brante del agua al Rio Dulce. Llama especialmente la atencion, en Atacama, la hermo- sura de los montes y bosques naturales con sus árboles se- culares y frondosos y el hermoso panorama, que se ofrece desde lo alto de la barranca ó meseta, y no hay que dudar que este punto siempre será uno de los preferidos en la estacion balnearia para pic-nic, tertulias y paseos campes- tres. y). Uturunco-huasi (Casa del Tigre) y Trigo-Chacra ; En frente de Intiguyaco, sobre la banda sud del Rio Dul- ce, formando crucero hácia el este, se hallan dos puntos in- teresantes, llamados Uturunco-huasi y Trigo-Chacra. Por los muchos arroyuelos é hilos de agua que se notan al pié de la loma, que se extiende cerca de la ribera del rio, y por los lugares pantanosos que debemos atravesar nos apercibimos pronto, que estamos otra vez en un terri- torio de abundantes vertientes. En primera línea observa- mos 5 vertientes en la playa del rio, las cuales lo mismo que las de la orilla opuesta, suelen taparse á menudo, por las arenas traidas en las crecientes «lel rio, siendo todos los años abiertas de nuevo por los bañistas que vienen á vivir allí. La temperatura de estas aguas es de 34%C. En seguida encontramos sembrada con ojos de agua casi toda la lomada al lado del rio, desde Trigo-Chacra hasta Uturunco-huasi, 199: == la mayor parte de ellos calientes, algunos de agua fria. Cada una de estas vertientes forma una region aparte, la- -brada por el agua en forma de un pequeño cráter, por la acumulacion del fango al rededor de la vertiente y rodeada de un pedazo de ciénago, el cual, por el declive pronuncia- do de las laderas de la loma puede ser desecado por medio de algunas zanjas de drenaje. Detrás de la primera hilera de ojos de agua se halla otra segunda de la misma clase, y tambien cerca de la desembo- cadura del arroyo Uturunco-huasi en el Rio Dulce se ha- llan otras 5 vertientes de una temperatura de 34? C., las cuales todos los años se ven muy frecuentadas por los ba- ñistas. h). Alto de las Gatitas En la ribera sud del Rio Dulce, sobre las laderas de una loma que lleva el nombre arriba citado. brotan algunos ojos de agua caliente de una temperatura de 27? C., cota de 750 sobre el Rio, los cuales llevan sus aguas en direccion de una cañada ó playa, la cual, siendo regada por dichas aguas, se prestaría perfectamente para la instalacion de viñedos y huertas. Como se vé, es verdaderamente enorme la abundancia de las fuentes. Algunas de ellas, como las de Atacama, Toro- yaco y Totorayaco desbordan una cantidad muy considera- ble de aguas curativas á la superficie de la tierra. Fuera de los ojos ya conocidos, hay además muchísimos, ocultados en los montes y ciénagos, que todavía están esperando su descubrimiento. — 130 — lll. —LA CANTERA A distancia de 2 kilómetros rio abajo, nordeste de In- tiguvaco, sobre la ribera sud del rio, se encuentra el punto conocido con el nombre de «La Cantera ». Se halla situado en el extremo este de los terrenos de la compañía. Es allí donde una dislocacion de las entrañas de la tierra ha puesto á descubierto los estratos más antiguos y más endurecidos de las formaciones terciarias inferiores. En esta cantera hay importantes materiales de construccion y adorno y entre otras clases de roca, llama la atencion, so- bre todo, una especie de pizarra pumícea, blanca, muy bien hendible en láminas, la cual luego tendrá aplicaciones im- portantes en la edificacion y el adorno de las casás y habi- taciones de los baños termales del Rio Hondo. .TomoXU, Tit G Kraft B*Atres. C 0, acde d N P AR 19 x Bol Acad. 40,000 » y A Ojos de agua fria Escala 1 de y ) S . XX 3 . e - pa El Y o 3 = E <= S , o a >] a a * oe Totoro-yacu y pl « el “3 «aL CIJAMAIT ZAU «1 ERA JA lol MOM 0) 04 . PR ESTUDIOS MINEROS EN LA PROVINCIA DE MENDOZA LA PARTE SEPTENTRIONAL DE LA SIERRA DE USPALLATA POR G. AVÉ-LALLEMANT | — SITUACION La Cordiilera de los Andes forma en el territorio mendo- cino y en la parte al norte del rio de Mendoza, la cadena principal de los Andes, que por el rio de los Patos se di- vide en un gran ramal al oeste, la Cordillera de la Ramada y la Cordillera del Tigre al este, menos alta, y una precor- dillera llamada la Sierra de Uspallata. Esta Sierra de Uspallata es la continuacion al sud, de la Sierra del Tontal en el territorio sanjuanino. Ella forma un importante miembro orográfico del territorio mendocino. Su faldeo del lado del este, se eleva con rápido escarpe del gran llano del monte argentino, entre tanto que su escarpe hácia el oeste es mucho menos rápido, hácia el valle longitu- dinal, generalmente llamado el Valle de Uspallata, que la separa de la Cordillera del Tigre. “E — 132 — Este valle longitudinal de Uspallata se forma de dos ca- ñadas al norte separadas entre sí por un bajo cordon de sierra, llamada las Lomas del Abra, que al sud concluyen en el Cerro de la Punta del Agua (lat. 32%27'24”; long. 6916/32”; alt. 2581 metros), se elevan en el Cerro de Asalgado á su máxima altura de 2736 metros y acaban al norte en el Cerro del Pozo (lat. 32212'7”; long. 69*17'59”; alt. 2329 metros). Al oeste de estas Lomas del Abra, y á su pié, en el Bar— real del Cerrito Tigre se dividen las aguas ; las al norte caen á la Ciénega de Yalguara, de allí al Barreal de la Leoncita y al rio de San Juan; las al sud van por el rio seco de los Tam- billos á la Pampa del Cantarito y por el Valle de Uspallata al rio de Mendoza. 5 Tambien al este de las Lomas del Abra hay en el Barrea= lito blanco (lat. 32%22'8”; long. 69%2'15”; alt. 2262 me- tros) un divortitum aquarum hácia el norte y sud. Al nor- te bajan las crecientes tambien á la Ciénega de Yalguaraz y al rio de San Juan, y las al sud al Cantarito, Uspallata y al rio de Mendoza. Al sud-oeste, el rio de Mendoza separa la Sierra de Us- pallata del gran macizo del Cerro Plata (lat. 332110”; long. 69725'49”: alt. 5860 metros) por medio de su hondo cajon, que luego dobla hácia el este y limita la sierra de Us- pallata por este lado, en los faldeos de San Ignacio, Mogote de las Llaretas, etc. I.—— DETERMINACION DE LAS POSICIONES GEOGRAFICAS En el estudio presente fué levantado el mapa del terreno por medio de una triangulacion. Como punto de partida fué elejido la pirámide, levantada de piedra y cal, en la cima del Cerro Blanco del mineral del Paramillo de Uspallata, á ARS tos alo e — 133 — cuyo pié se halla situado el edificio de la direccion de las minas del Paramillo. En el patio del mencionado edificio fueron determinados por medio de observaciones múltiples de alturas correspondientes de astros fijos, hechas con un teodolito Breithaupt de 18 centímetros, los azimuts de dos líneas, á saber: patio, pirámide del Cerro Laja y patio, pi- rámide del Cerro Santa Bárbara, con los cuales fueron luego calculados los azimuts de todos los lados. Fueron medidas dos bases en la Pampa del Paramillo por medio de una cinta de acero, comparada con yn metro normal de Breithaupt. Habiendo sido esta red de triángulos, desde varios vérti- ces, puesta en conexion con la cima del Cerro Aconcagua y tembien con la torre del convento de Santo Domingo en Men- - doza, dos puntos de posiciones geográficas bien determina- NA sel dos por observaciones astronómicas anteriores, se calcula- ron las posiciones de los vértices, como de todos los puntos del detalle, halladas sus coordenadas por el método de Po- thenot, adoptando como punto de partida la cima del Aconca=- gua, derivada su posicion de los resultados del célebre tra- bajo de M. BerNARDIÉRES para la determinacion del lugar geográfico del Cerro de Artillería de Valparaiso (ó de la Bol- sa), y del gran trabajo de triangulacion de M. A. Pissis so- bre el territorio chileno. La cima del Aconcagua ofrece en su cima misma, por una especie de testera ó rajo oscuro, que muy bien se divisa en- cima del blanco de la nieve, una señal preciosa de mira. Esta cima pues segun los datos de BerxarDIÉRES y Pissis se halla situada en latitud 3223957”, longitud 69%59'4”, altura 6835 metros. Segun el señor GuessrELDT el Aconcagua se halla situado en latitud 32239”, longitud 69%59.5/, altura 6970 metros. Deduciendo la posicion geográfica del pié de la torre de Santo Domingo en Mendoza, del resultado de mis trian- gulaciones, resulta: adoptando los valores para el Aco:ca- — 134 — gua segun S. BERNARDIÉRES-P1ssIS : latitud 32252'58”, lon- gitud 68%48'49”, altura 761 metros. Segun las observaciones y cálculos del señor Dr. GouLD», Mendoza (siento no haber podido cerciorarme, en qué punto de !a ciudad fueron hechas las observaciones) se halla situada en latitud 32253”, longitud 6849'24”, altura 780 metros. Así, pues, deducí en números precisos, la posicion de la pirámide en el Cerro Blanco del Paramillo en latitud 32728 '47.88”, longitud 6997 '30.98”, altura 2862 metros. HT. — OROGRAFÍA La Sierra del Tontal, la alta antecordillera sanjuanina, en su parte austral, forma un cordon alto, angosto, con rápida caida hácia el este al campo del Azequiar, y acaba al sud en los altos cerros de los Alojamientos (alt. 3130 metros) y del Cielo (lat. 32213 '7”, long. 68%59'35”, alt. 3267 metros). Al pié de estos cerros, del lado sud, bajan de la alta planicie de los Barreales las quebradas del Alojamiento al este y de los Pozos al oeste, y desde esta alta planicie ó Pampa de los Barreales se extiende hácia el sud la Sierra de Uspa- lata. Esta sierra forma primeramente una meseta alta que bajo nombres de diferentes pampas, se extiende hácia el sud. La Pampa de los Barreales (alt. media 2506 metros), continúa hasta los Cerrillos (alt. 2957 metros), que forman una ele- vación entre la Sierra Aspera, con las Puntillas de Santa Clara (lat, 32224'4”, long. 69*6'59”, alt. 3136 metros) al este, y la Sierra de las Cortaderas al oeste. La última forma las caidas de la alta planicie que de los Cerrillos al sud continúa en la Pampa del Frio y del Jagúel; hácia el oeste, se eleva en el Mogote redondo de las Cortaderas (Lat. 32221 '47”, long. 69927'17”, alt. 3033 metros) á su máxima dieta Cid A RS e A o a A e A E e cs. a e is — 135 — altura y continúa en los bordes de ia Pampa Seca, y los Cerros del Jagúel, los Cerros Verdes y el cordon del Bajo, donde acaba, hácia el sud. Pero la sierra principal desde la Pampa de los Barreales es la Sierra Aspera, que forma la continuacion de los bordes orientales de los Barreales, de los bordes del Carrizal y que sigue hácia el sud en un cordon principal, bajo los nom- bres del Paramillo, Cerro de la Chilena, del Manantial, del Maray, Morro Negro, Altos del Clemencillo y la Carneada á Canota-pampa, donde se divide en los cordones principales del Cerro Bonilla y de los Potreritos, que sigue por el Por- tezuelo Bayo en el Alto del Manantial, el Cerro Pelado y Sierra de la Llareta y de la Chimenea á los cerros de los Baños y hasta el rio. D2 esta sierra principal emanan gran- des é importantes contrafuertes, sobre todo hácia el este, más ó menos paralelos. La altura máxima absoluta á que se eleva la Sierra, la ob- servamos en la enorme mole de piedra cal del Cerro Pelado (lat. 32%47'12”, long. 69%5'44"”, alt. 3437 metros) en la ¡arte austral de la Sierra. En la parte setentrional, de la cual hablaremos luego detalladamente la mayor altura la ve- mos alcanzar, los Cerros de San Bartolo (lat. 3228,2”, long. 69%25'26", alt. 3338 metros) y el Morro Negro (lat. 3231 '58”, long. 697'15”, alt. 3338 metros). Tenemos pues al sud del gran Cerro del Cielo, mole enor- me de la formacion del rhet, compuesta de areniscas y ar- cillas pizarreñas, la honda Quebrada de los Alojamientos, que baja al campo del Azequion (lat. 32%9'40”, long. 6825532”), donde se halla situada la estancia de este nombre, en un interesante punto de confluencia de canales de desagúe (rios secos) de una muy grande extension de la Sier- ra del Tontal. Inmediatamente al sud de los Alojamientos se eleva en el Cerro Colorado de los Alojamientos (lat. 32216'28”, long. 68258'35”, alt. 2893 metros) el ramal setentrional de la e — 186 =— Sierra de Uspallata, los Bordos de la Meseta de los Barreales.. Dos pequeños contrafuertes se extienden «aquí del cordon principal hácia el este: las Lomas de la Quebrada Fiera y las Lomas de la Quebrada de las Mesas, que tienen rápida caida hácia el este, y concluyen en pantillas altas sobre el A, a” e campo del Quemado, que forma la parte sud del campo del j Azequion. 4 Sobre el cordon principal se eleva luego, más al sud, el. Cervo del Guaico (lat. 32219'5”, long. 68*58'47”, alt. 2641 metros) y de éste se extiende un importante contrafuerte há- cia el este y sud; es el cordon del Cerro Guaico, al sud de la gran Quebrada de Jas Vacas, que se extiende por el hon- do Portezuelo del Quemado (lat. 32220 '16” long. 68%54'52", alt. 2060 metros), el Cerro Quemado (lat. 32221 '30”, long. 68%53'22”, alt. 2082 metros) donde dobla el cordon hácia el sud, por- el hondo Portezuelo del Humo (alt. 1784 metros) y seeleva luego en la empinadísima Sierra de las Peñas á los cerros del Humo (lat. 32%23'44”, long. 68%54'51”, alt. 2102 metros), el Cerro del Medio (alt. 2034 metros), el Fare- llon Picado (alt. 1946 metros) y el Cerro Escarpado (lat. 32227'15”, long. 6850/59”, alt. 1953 metros). Este último forma un precipicio de 592 metros de hon- dura del lado del sud-este á la honda Quebrada de las Pe- ñas (alt. 1361 metros), por la cual rompieron las aguas de una gran parte de la sierra su camino, para echarse al cam- po bajo, al norte de Jocoli. Pero el cordon continúa hácia el sud en la Sierra de las Higueras (la estancia: lat. 32729'21”, long. 68*52'18”, alt. 1269 metros), sobre cuyo filo muy áspero se elevan el Cerro Pelado (1721 metros), lue- go el empinadísimo Cerro de Zeballos (lat. 32233 '00”, long. 68749'41”, at. 1671 metros) y la Puntilla sud (alt. 1670 metros), de donde baja el faldeo en rápido escarpe al campo de las Yeseras y de los Cerrillos. Pero todavía continúa el contrafuerte del Cerro del Guai- co en tres hileras paralelas de lomas bajas, que son: la de AAA — 137 — los Cerrillos (cima: lat. 32%38'41”, Jong. 68749'46”, alt. 882 metros), la de las Yeseras (cima: lat. 32235'18”, long. 68247'42"”, alt. 919 metros) que acaba al sud en la Punta del Farellon del Jagiiel (lat. 32239'32”, long. 68?47'16”, alt. 789 metros), y la de la Punta negra, frente á Jocoli. Del Cerro del Guaico al sud se'separa de la alta planicie, que aquí toma el nombre de Pampa de las Cuevas, un corto cordon, que luego acaba al nord-este de la estancia del Carrizal (lat. 32221 '54”, long. 68?59'2”, alt. 1956 me- tros) en la enorme mole de areniscas, llamada el Cerro del Manantial que se eleva á 2493 metros de altura. La alta planicie del cordon principal, más al sud ahora, acaba hácia el este en los escarpadísimos Bordos del Carri- zal, aumentando en altura gradualmente hácia el sud, donde se eleva el Cerro del Agua del Corral, á 2900 metros. Luego más al sud, en el Cerro Aspero (lat. 32%24'24”, long. 6922'9”, alt. 2957 metros) principia la Sierra Aspera, que forma, con sus continuaciones al sud, un espinazo prin- cipal de la Sierra de Uspallata, con cerros muy ásperos y empinados, que se elevan sobre su cresta afilada, que vista nd desde el lado del oeste, del pié de la Cordillera, por ejem— plo, de las estancias del Tambillo, del Chiquero ó de Yal- guaraz, ofrece un panorama sublime, con los tintes oscuros de sus faldeos escarpados. En las Puntillas de Santa Clara (lat. 32224'4”, long. 6926'59”, alt. 3136 metros) arranca hácia el este el contra- fuerte llamado la Sierra de Santa Clara, que acaba en los cer- ros llamado el Morro Blanco (alt. 2768) y el empinado Mo- gote negro (lat. 32226'21”, long. 6859'58”, alt. 2791 me- tros) ; este último es una de las elevaciones más grandiosas de la sierra, que se alza casi perpendicularmente 1162 metros encima de la boca de la Quebrada del Carril, á sus piés (alt. 1629 metros). Del contrafuerte de la Sierra de Santa Clara se separan los ramales de la Loma del Cuatro, con criaderos — 138 — de oro, y el Cerro de los Bayos, con la Punta de Gambo, que se eleva á orillas sud de la Cañada del Carrizal. -Un punto importante en la Sierra Aspera lo forma el Portezuelo de las Paderes (lat. 32226 '15”, long. 692521”, alt. 2958 metros), boquete ancho, de donde nace la Que- brada del Agua de las Minas, que baja á la Quebrada del Carril, y más al sud se eleva la sierra en un filo agudo y puntas afiladas hasta el grande Cerro de San Bartolo va men- cionado. Al este de este cerro se extiende Gruanacopampa, que baja gradualmente hasta los bordos de la Quebrada del Carril (alt. 2875 metros) al este, y los de la Quebrada del Agua de las Minas al norte, limitada al sud por un cordon de lo- mas, que desde el Cerro San Bartolo se extiende al Salto, en la Quebrada del Carril. Del Cerro San Bartolo hácia el oeste y sud el cordon prin- cipal de la sierra toma el nombre de: Paramillo de Uspa- llata. La sierra, en un filo muy agudo, dobla al oeste hasta el Cerro del Paramillo (lat. 32728'8”, long. 69*6'29”, alt. 3180 metros) especie de núcleo, que forma un centro de donde arrancan seis cordones á saber: el filo de la sierra hácia el San Bartolo; en segundo lugar, un cordon al norte, de poca extension, y sin nombre; tercero, el cordon dei Cerro Jaspe; cuarto, el del Cerro de las tres Puntas y del Alto del Agua Doncel; quinto, el alto cordon del Cerro de la Laja, que continúa al oeste en el Cerro Negro, las Lomas del Car- bon y se eleva en el gran Cerro Colorado (alt. 2830 me- tros), que forma un último apéndice de él; en fin el sexto cordon, que forma el cordon del Paramillo al sud, se eleva en el Cono del Paramillo á 3124 metros, en el Cerro de San- ta Bárbara á 3104 metros, en el Cerro de Santo Domingo á 2999 metros y acaba cortado por la honda Quebrada del Pa- ramillo (tambien llamada del Carril de Chile), que aquí, don- de corta la sierra, tiene una altura de 2873 metros. Del cor- don del Paramillo ramifican al oeste todavía, el cordon de UNI ¡O CM AS NS SR A ZÍERANAS OO e ls A OE E APS A SS SI DA DATA A — 139 — los Apestados y el del Rosario, que se extiende al Cerro Blanco del Paramillo y al Cerro Carranza, importantísimo por sus criaderos de metales de plata. El filo del cordon del Paramillo, aunque represente la máxima altura, no forma por eso el divortium aquarum aquí. Este último lo marca un contrafuerte del Cerro San Bartolo en la Cruz del Paramillo (lat. 32%229'3', long. 69%5'27', alt. 2954 metros), que tiene hácia el sud su con— tinuacion en un contrafuerte del Cerro Altos del Manantial. El terreno forma aquí una alta planicie ondulada, llamada Pampa de la Cruz del Paramillo y Pampa de los Boquez. De la Cruz del Paramillo baja hácia el oeste la Quebrada del Paramillo, y hácia el este, la Cañada Larga, que conti- núa en la Quebrada del Carril, formándose por estas dos quebradas una honda division de la sierra, por la cual pasa el carril de carros de Mendoza á Uspallata, por las minas del Paramillo. Al sud de esta marcadísima division de sierra, esta conti- núa elevándose rápidamente al Cerro de la Chilena (alt. 3119 metros) y los Altos del Manantial (lat. 32231 '22', long. 69%5'45", alt. 3328 metros), que es otro núcleo de donde arrancan varios cordones grandes. Ya hemos mencionado el contrafuerte, que forma el divortium aquarum y que ba- ja hácia la Cruz del Paramillo. Otro importante contrafuerte, que por sí solo forma toda una grande sierra, se extiende hácia el este con el nombre de Cerro de los Cordobeses (cima: lat. 32231307, long. 694 '44”, alt. 3324 metros) hasta la Punta de los Cordobe- ses (lat. 32231 '32", long. 69%3'11, alt. 3169 metros) el úl- timo formando un audaz grandioso promontorio de sierra, que se alcanza á ver de muy lejos en el llano del este, de las lagunas y más allá. Aquí el contrafuerte se divide en dos ramales: el uno gira al norte formando límite al este de la Pampa de los Boquez en el Alto de la Cuesta de los Hornillos (alt. 2774 metros), que continúa en el Cerro de T. XI 10 — 140 — los Césares (alt. 2845 metros) y dela Leña (lat. 32228'36", long. 69%1'18", alt. 2817 metros) el Portezuelo de los Do- rados y los Cerros Dorados (cima: lat. 32%28'43”, long. 69%0'11”, alt. 2680 metros), donde se trifurca: en las Lo— mas del Agua de la Zorra, que acaban en la Puntilla del Agua de la Zorra (lat. 32%28'34", long. 68%54'53*, alt, 1513 metros), —en los Cerros de la Mesada (1870 metros), que acaban en la Puntilla de San Paulito (lat. 32231'31*, long. 68254'30”, alt. 1410 metros), — y en la Sierra de las Carditas, que acompaña el valle de Villa Vicencio del lado izquierdo y acaban frente al Devisadero. El segundo ramal que arranca de la Punta de los Cordo- beses se extiende, con un ramal, el del Cerro Padre (alt. 2610 metros), al empinadísimo Cerro Blanco de la Fuente (lat. 32732'3", long. 69?1'8", alt. 2638 metros) y de allí por dos cordones: el uno por el Cerro de los Baños (alt. 2014 metros) al devisadero de Villa Vicencio (lat. 32233'18", long. 6923'57*, alt. 1218 metros) y el otro más al sud, por los Cerros de Ganota al Corral viejo. Un tercer contrafuerte grande, que dei Alto del Manan- tial arranca en rumbo sud-este, es la Sierra del Mal País, que se eleva en el Cerro Fiero (lat. 32%32'30”, long. 69%4'461, alt. 3316 metros) á una de las moles más enor- mes, empinadas y ásperas de toda la sierra que, al lado de la Punta de los Cordobeses, se vé de muy léjos en el llano, y llama la atencion por los contornos de forma de silla de su cima, con dos jibas en los extremos. El cordon principal de la sierra continúa, desde el Alto del Manantial, por el Cerro del Maray (alt. 3308 metros), de donde arranca el cordon de San Romualdo (Cerro de San Romualdo, alt. 2882 metros), al Morro Negro, otro núcleo de cordones de gran importancia. Hácia el nord-oeste y oeste-noroeste arrancan de allí los contrafuertes del cordon de la Alcaparrosa (Cerro de la Al- caparrosa, 2870 metros, Cerro del Cármen, 2846 metros), que e y e aa acaba en las Lomas de la Fundicion de Canto (alt. 2772 me- tros); del cordon de la Cortadera (alt. del cerro 3007 me- tros), y la Sierra de Astargo, que interrumpida por el Por— tezuelo, se extiende hasta el Pertezuelo del Agua Guanaco (alt. 2457 metros), por donde pasa el carril de Uspa- llata. El cordon principal de aquí al sud, pierde su carácter de filo agudo y continúa en los Altos del Clemencillo como una elevacion de altaplanicie angosta, de bordes muy es- carpados, sobre todo al oeste, hasta el Cerro de los Buitres (lat. 32236'48", long. 6978 '19", alt. 3154 metros). De allí se ensancha la hermosa altiplanicie de Canota- pampa, sobre cuyos bordes al oeste se eleva el Cerro de la Carneada (lat. 32238'10", long. 69%27'10", alt. 3295 me- tros), de donde arranca el gran cordon del Cerro Bonilla hácia el sud-oeste y sud, el cordon del Cerro Carneada, el de la Ventana y Cerro de la Pampa Seca, el del Potrerito, Manantiales, Pelado, etc., cuya parte austral de la sierra, espero poder describir en la 2* seccion de estos estu- dios. Como contrafuerte de Canotapampa al este, tenemos que mencionar el cordon delas Lomas del Manzano, que arranca en el Cerro de la Quebrada del Monte (lat. 32%38/'23", long. 69%5'48", alt. 3096 metros) y se extiende á la Pun- tilla de Canota (lat. 32236'56", long. 685652", alt. 1270 metros). De los Altos del Clemencillo al oeste tenemos todavía que mencionar una área extendida de serranía sumamente entrecortada y áspera, de cerros fuertemente empinados y escarpados. En general se suele llamar toda esta serranía el Campo del Tramojo. Podemos considerar orográficamente esta serranía dividida en nueve cordones paralelos, exten- diéndose del norte al sud. De estos cordones, el más oriental forma el gran Cerro de las Tres Cañadas, (lat. 32234'35", long. 699 '22”, alt. — 142 — 3189 metros), un lomo largo, escarpadísimo, de que hemos de hablar largamente más abajo. Este cordon acaba al sud contra la Quebrada de Uspallata, que viene del Portezuelo de los Buitres. El segundo cordon es el de los Dorados, que al sud de la Quebrada de Uspallata continúa en las Lomas Bajas hasta la Quebrada del Portezuelo Bonilla. Es de un filo angosto, muy escarpado y áspero, elevándose á su mayor altura en el cerro puntiagudo y empinado de Dolomia, que parece fuese la ruina de una antigua torre (lat. 32%35'28', long. 6911 '5”, alt. 2899 metros). El tercer cordon es el más grande de todos, y forma, puede decirse, una larga escarpadísima muralla, áspera y audaz. Se forma de tres partes, separadas entre sí por angostas quebradas de faldeos muy escarpados. La situada más al norte la representa el Cerro Parada (lat. 32%39'29”, long. 69211'40", alt. 2690 metros) situado entre los rios secos de la Faja y de la Piedra. Sigue la angosta, alta y perpendicu- lar mole del Cerro de Piedra lat. 32233 '8*, long. 6912/52", alt. 2818 metros), separado de la siguiente colosal mole del Cerro del Tramojo (lat. 32235'23", long. 69%11'49", alt. 3017 metros) por la Quebrada del Tramojo (alt. 2540 me- tros). La parte más austral de esta interesante montaña la forman los Cerros de los Farellones, cuya cima máxima se halla situada en latitud 32237'40*, longitud, 69*11'11?, altura 3044 metros ; la quebrada del Portezuelo Bonilla corta este cordon por el lado del sud. El cuarto cordon es el de las Puntillas de los Loros, cuya cima es la Punta Alta (lat. 32%235'29", long. 69*12'49", alt. 2764 metros), y continúa al sud de la Quebrada de Uspallata en el cordon de Santa Elena, entre la Quebra- da del Portezuelo Bonilla y la Quebrada de Santa Elena. El quinto cordon es el del Cerro del Pozo Cavado (alt. 2646 metros). Este y los siguientes tres no continúan al sud de la Quebrada de Uspallata. — 143 — El sexto cordon es el del Cerro Afilado (lat. 32235'28", long. 6914'24', alt. 2620 metros). Este cordon, diferente de los anteriores, no se extiende al norte hasta la Quebrada del Tramojo, sinó dobla en las Lomas Atravesadas hácia el oeste, uniéndose al cordon de las Toscas Amarillas, forman- do así el rincon del Agua Escondida, que tiene salida há- cia el oeste por una quebrada abierta por el cordon men- cionado. Los tres últimos cordones están en cierta relacion mútua. El cordon del gran cerro Matra (lat. 32%35'48", long. 69%15'30", alt. 2567 metros), paralelo en su parte austral á los demás miembros que componen la sierra, dobla al oeste, como las Lomas Atravesadas y se junta por el Cerro de las Toscas (lat. 32234'57", long. 6916'1”) con el cor- don de las Toscas Amarillas, siendo el octavo cordon, el del Cerro Sedoso (alt. 2518 metros), ramal suyo. Al fin el cordon último de la Puntilla de Uspallata es el que limita el Valle de Uspallata del lado del este. Este cor- don se eleva en el Cerro de la Puntilla de Uspallata (lat. 32235'4", long. 69%216'41", alt. 2453 metros)á su mayor altura. De este cerro arranca un pequeño contrafuerte á la Puntilla verdadera, por la cual dobla el carril, y al nor- este se extiende un largo cordon, el de las Toscas Amarillas, hasta el Cerro del Agua del Avestruz (lat. 32%29'52", long. 6912'56", alt. 2473 metros), especie de muralla de tosca traquítica, larga y angosta, rota por los rios secos del Agua Escondida, del Tramojo y de la Paleta. El cordon de la Puntilla de Uspallata sigue al sud de la Quebrada de Us- pallata en el Cerro de Mansilla, y se une al fin al gran cordon de los cerros de las Invernaditas. Este último cor- don es un contrafuerte muy importante del Cerro Bonilla, que arranca del pié de este cerro al sud de la mina Santa Elena (lat. 32239'40", long. 69%10'44", alt. 2882 metros), sigue primeramente como una elevacion de poca altura del lado izquierdo de la Quebrada de Santa Elena, para de re- — 144 — pente elevarse á la primera enorme mole traquítica del pri- mer Cerro de las Invernaditas (lat. 32%39'57", long. 69 12'56", alt. 2736 metros) y seguir de allí porel segun- do, tercero (lat. 32%40'54", long. 69%16'42", alt. 2941 metros) y cuarto (lat. 32240'26", long. 69*18'4', alt. 2863 metros) cerro, hasta bajar rápidamente hácia la esquina, que forma el Rio Negro al desembocar en el rio de Mendoza; allí el último farellon de este cordon forma una punta saliente junto á la casa del señor Mondaca (lat. 3238/5717, long. 69720 '8”, alt. 1789 metros). IV. — HIDROGRAFÍA : Aunque la suma de las precipitaciones acuosas en la Sier- ra de Uspallata, no sea tan baja como la aridez de su su- perficie hace suponer y como nosotros los mineros, que te- nemos que luchar dia por dia y hora por hora con las aguas de las profundidades, sabemos por una experiencia por demás elocuente, — con todo no hay una sola corriente de agua de mediana importancia en esta sierra. Sin embargo se observan los efectos de la accion enérgica de impetuosas crecientes en los numerosos rios secos do- quiera; y durante y despues de las fuertes lluvias se pueden ver grandes é impetuosas crecientes, á las que nada resiste, echarse por las rapidísimas cuestas abajo, arrastrando con- sigo grandes peñascos, socavando las barrancas y lleván- dose consigo miles y miles de toneladas de detritus y pe- dregullo. Pasa la creciente despues de tres ó cuatro horas y el viajero en balde busca en el acarreo ó pedregullo del rio seco una gota de agua para aplacar la sed. Asímismo hay pequeñas vertientes constantes en algunos lugares, aunque relativamente muy escasos, y que apenas —— A — 145 — aparecen en la superficie vuelven á desaparecer otra vez debajo de la tierra, donde sigue el precioso elemento su contínuo curso en los arroyitos, arroyos y rios subterráneos en eterna circulacion, como la sangre en el cuerpo animal. Cuatro son los sistemas de rio secos — para no decir sis- temas fluviales — que observamos en la Sierra de Uspallata. El de menor extension es el sistema de los Barreales de la alta planicie del norte; las aguas se estancan sin salida en los Barreales, que por lo general presentan un plano pe- lado de barro amarillo, sin eflorescencias, pero que he visto tambien formar una laguna de agua azul cristalina, como un lago de los Alpes! Por el rio seco del Barreal le viene el agua, desde las caidas de las puntillas de Santa Clara, los Cerrillos y los valles altos de la sierra de la Cortadera. No existe una sola vertiente permanente dentro del área de este sistema; en la quebrada que baja del Mogote Redondo al Potrero del Medio, hay empero en un punto unas pe- queñas matas de cortadera (Gynerium), que indica que debe haber agua cerca de la superficie. El segundo sistema de rios secos lo forman aquellos cu- yas aguas bajan por la Pampa de la Ciénega Seca, á la Cié- nega de Yalguaraz (el Pozo de la Ciénega : lat. 32%11'44,' long. 6916'28:, alt. 2152 metros; la vertiente misma de Yalguaraz en lat. 32210'34", long. 69%217'34", alt. 2175 metros ya pertenece á las caidas de la Cordiliera del Ti- gre) y de allí al rio del Barreal ó de San Juan. Son los rios secos de la region nord-oeste del territorio que aquí nos interesan. Por la Quebrada de los Pozos desagua una parte de la Sierra de la Cortadera setentrional. El rio seco nace en el Potrero de los Pozos, al pié del Cerro del Yauyin (lat. 32220 '31', long. 69%5'15", alt. 2889 metros) y del Cerro Blanco (alt. 2730 metros) baja hácia el norte y nord-nord- oeste, hasta el pié de las lomas calcáreas del Cerro de la Bo- ” ca del Potrero de los Pozos(lat. 32218'42", long. 69%3'56", ERE alt. 2790 metros), de donde gira á oeste 30? norte y acaba en la Ciénega Seca. Recibe las aguas principalmente del lado del norte de las caidas de la Sierra del Tontal, de la Quebrada del Agua, Cerro Potrerillos, etc. Sin vertiente permanente. El rio seco de la Cortadera forma el canal de desagúe de todo el faldeo occidental de la Sierra de la Cortadera. Nace en el portezuelo al oeste del Mogote Redondo y baja hácia el norte; forma un valle muy pintoresco, multicolor como un mapa geológico, por los tintes tan variados de las rocas que componen su suelo. Se junta un poco más abajo del Agua de la Cortadera con la Quebrada de Julupe (lat. 3219'15",long. 6997 '43", alt. 2480 metros) que viene del Cerro del Yauyin, y de allí toma rumbo oeste 12 3” norte á la Ciénega Seca. El agua de la Cortadera ha sido antes ver— tiente constante y punto de alojamiento de las tropas que transitaban de las minas del Paramillo á Calingasta. Hoy las crecientes borraron el agua, pero la cantidad de cortadera que allí crece y la humedad del suelo, indican la proximi- dad del elemento tan terriblemente escaso en estas co- marcas. De los bordes del Barrealito Blanco bajan varios agua— duchos hácia la Pampa de la Ciénega Seca, pero solamente dos son de alguna importancia: el rio seco de la Cañada Pintada, que viene del Cerro Redondo del Jagúel (alt. 2670 metros) y la Cañada verde que viene del Portezuelo de los Cerros Verdes (alt. 2552 metros). Mucha mayor área comprende el sistema hidrográfico del Rio de Mendoza. En el territorio que nos ocupa hoy, nos interesan los rios secos que bajan al Valle de Uspallata y de allí al rio. El rio de Uspallata es el rio Negro, que nace en la Cordillera del Tigre por varios arroyos, que llevan los deshielos de las nieves, sobre todo del gran Cerro de los Tambillos (lat. 32218'53*, long. 69%39'13*, alt. 5571 me- tros) el más alto del cordon, y del gran Cerro de los Cha- PT MN A Die AAA IS os ED — 147 — cayes (lat. 32231'31', long. 69%233'26", alt. 4863 metros) al rio de Mendoza. Este rio desemboca en el rio de Men- doza en latitud 532240 '19”, longitud 6920 '29”, altura 1749 metros. En las Bóvedas (latitud 32%34'45”, longitud 69219'7", altura 1887 metros) se le junta la Pampa del Can- tarito, formado como ya quedó explicado, del rio seco del Tambillo y de la Pampa Seca, que viene del Barrealito Blanco. Los rios secos de este sistema son los siguientes: el rio seco del Jagúel, por cuyo rio vá el camino de San Juan Uspallata y Chile. Nace en el portezuelo de los Cerrillos (alt. 2559 metros). Todas las crecientes del faldeo occiden- tal de la Sierra Aspera, desde las Puntillas de Santa Clara hasta el Paramillo y Cerro Colorado, caen aquí á este canal de desagúe, que, en la altura del Cerro Colorado, se abrió un paso por los Cerros Verdes y el cordon de la Pampa Seca, formando aquí unas abras muy bonitas é interesantes, por las señales curiosas que la fuerza del agua dejó marcadas en estrañas cavidades y otras erosiones en las areniscas del Cerro Colorado, las filitas de los Cerros Verdes y las tobas traquíticas del cordon del Cerro Bayo y del cordon de la Pampa Seca. En este sistema hallamos una de las aguadas permanentes más importantes de la sierra: la del Jagúel (alt. 2621 me- tros), que brota aquí en la parte más baja de la larga Ca- ñada del Jagúel, que viene del Cerro Paramillo. Otra agua- da pequeña es la de Doncel, tambien cerca de la emboca- dura de la larga cañada de las Tres Puntas, que viene del ra millo, donde tres piedras marayes demuestran, que el mineral aurífero de las Paderes y del Agua de la Mina, que los antiguos trajeron de tan léjos para beneficiar, debe haber sido de buena ley. El agua del establecimiento de Niño es de las más insignificantes; allí hay las ruinas de un pequeño establecimiento de fundicion de metales de pla- ta bastante curioso, que algo recuerda los establecimientos de los Coyes. — 148 — El rio seco del Paramillo, que nace en la Cruz del Para- millo, de que ya hemos hablado, es el más importante de todo el sistema, que incluye todo el área del Morro Negro y Sierra Ástargo al sud, hasta el Paramillo y Cerro Colo- rado al norte. Por su cauce viene tanto el carril como el camino de arrias de Mendoza á Chile. Sus aguadas perma- nentes, aunque muy pequeñas, son tan importantes porque de ellas los mineros se han surtido, hasta que, de poco. tiempo á esta parte, las minas han dado en agua, ó mejor dicho, se ha principiado á ticar el agua de las minas. La mayor de estas aguas es la de la Vallejos, que nace en la Quebrada de la Cieneguita en el faldeo norte del cerro Ro- mualdo. Allí los antiguos han tenido evidentemente un ma- yor establecimiento de amalgamacion, su patio y accesorios, para formar la torta y lama en los montones del lamero y hacerlas repasar por mulas, todo como el célebre Fray Bar- tolomé Medina lo ha mandado que se haga. Allí muy cerca, quebrada abajo, hay otra vertiente muy pequeña, el agua de la Brea. Sobre el mismo carril tenemos el Agua de la Zorra (alt. 2677 metros) de agua un tanto salobre, que indujo á los se- ñores Villanueva y Canto á levantar, un poco más quebra- da abajo, su fundicion, hoy un monton de ruinas. La aguada de Astargo, con otras ruinas de una antigua fundicion, es otra vertiente pequeña en la boca de la que- brada del agua Astargo, que baja del Morro Negro y con- tiene otro lloradero, como dicen los mineros, más arriba. En la quebrada superior de la Romualdo hay dos pequeños lloraderos: las aguas de la falda, que en tiempo de lluvia empero aumentan mucho. El manantial en la quebrada de los Marayes es una agua da algo mayor; piedras de marayes muy gastadas indican un antiguo beneficio de metales: auríferos, traidos de los Boquez acá. En tiempos de mucha lluvia corre agua por la quebrada de la Calcetta y hay un pocito permanente en al — 149 — Quebrada de San Pedro. Esta es toda el agua con que cuen- ta el mineral del Paramillo en su superficie; pero todas las minas hoy están luchando con las vertientes subterráneas, y muchas de ellas han tenido que parar y están paradas por el agua. Otro rio seco de este sistema es el del Tramojo, que vie- ne del Alto de los Clemencillos. Solamente. dos pequeñas aguadas existen en todo el terreno, que halla su desagúe por esta quebrada honda, en que podemos observar pro- digiosos efectos del impetuoso y poderoso elemento; son esos el Agua del Tramojo (alt. 2540 metros) y el de la Burra. En fin, el rio seco de la Quebrada de Uspallata representa el canal de desagúe de un campo muy montañoso, que se extiende hácia el sud hasta el cordon de los Cerros de las Invernaditas y al este hasta el Alto Bonilla, Carneada y Clemencillo. Las quebradas del Portezuelo de los Buitres, del Portezuelo Bonilla y la de Santa Elena se unen en esta quebrada. Las únicas aguadas permanentes son las peque- ñas vertientes de los Buitres, la aguadita del Telégrafo en el faldeo de las Invernaditas, y el lloradero del Agua del Sapo. El cuarto sistema de los rios secos lo observamos en aque- llos numerosos canales de crecientes, que bajan hácia el este al llano del monte mendocino, y que tanto trabajo sa- ben dar á los señores ingenieros del Ferro-Carril entre Men- doza y San Juan, pues cada lluvia que cae aquí en estas al- turas, dá lagar á la formacion de un furioso torrente, que por alguno de estos rios secos se echa cuesta abajo en irre- sistible corriente, y se lleva algunos kilómetros de la via que atraviesa su camino. Del rio seco del Acequion ya hemos hablado; este nace de los desagúes del Sombrero, Rincon del Tontal y Santa Clara, y baja al Retamo. Al Ramblon bajan todas las aguas del Cerro Cielo, excepto — 150 — los que por la quebrada de la Montaña van al Acequion. Aquellos son: los rios grandes y el rio seco del Humo y de los Alojamientos, que no abrazan un terreno mayor. Tam- poco son de gran importancia los rios secos del Fiero y de las Mesas y Vacas. Pero viene al sud el rio seco de las Peñas, por el cual desagua un vasto campo de la sierra, que se limita-al norte por el cerro del Guaico, y su cordon hasta el cerro Quema- do; al oeste por el filo de la Sierra Aspera á la Cruz del Paramillo y cerro de los Altos del Manantial; al sud por los Cordobeses, Césares, Leñas y Dorados y sus caidas á la Boca de las Minas y por los bordes de las Peñas á los cerros de las Higueras. A las Peñas van las crecientes del Carri- zal, grande y ancho canal de desagíe de la parte setentrio- nal de la Sierra Aspera, las crecientes de la quebrada del Carril y otros ramales menores. Las vertientes permanentes de este territorio fluvial son las del Manantial, de la Quebrada del Camino, de las Cue- vas y del Carrizal, relativamente grandes y caudalosos, como en general las aguadas del faldeo orientales son más abundantes que las del oeste. Tambien llueve más del lado este de la cumbre de la sierra que del lado oeste. A las Aguas de la Quebrada del Carril pertenecen el Agua de las Minas y el Agua del Toro, la primera muy importante para el mineral de oro de aquellas comarcas, aunque por su es- casez sin valor para el beneficio de los metales. Al sud de las Peñas viene otro y más temible canal de de- sagúe todavía, abriendo paso á las crecientes que desde los Cerros Dorados hasta el Cordon de La Torre (lat. 3242/3517, long. 69%0'23”, alt. 2864 metros) se echan cuesta abajo. Es este el rio seco de los Cerrillos, que pasa al pié sud del ya mencionado Cerro Jagúel y la Punta Negra cerca de Jocolí. El rio seco de las Higueras, el de la Majada (la estancia : lat. 3223139", long. 68756'28”, alt. 1317 metros) de Villa Vicencio, de Canota (la estancia: lat. 32%235'12*, long. — 151 — 68257'46", alt. 1359 metros) y el del Manzano que viene del Portezuelo Bayo (lat. 32%243'48", long. 69%4/'32', alt. 2955 metros), todos vienen á juntarse finalmente en este gran canal de desagúe de los Cerrillos. Las aguadas permanentes en el territorio de este sistema son varias y de las más caudalosas. El Agua de la Zorra y de las Higueras, de las Peñas, de la Majada, el Agua gran- de, de Villa Vicencio (de la Quebrada de los Baños) donde brota tambien una fuente de agua termal de la: roca, de los Dorados, de la Angostura, de los Césares, de los Horni- llos, del Pajarillo, de Corral Viejo, del Agua Linda, de Ca- nota, de la Fuente y de la Cañada Honda, y el Agua del Ja- gúel, al este en la punta de los Cerros de las Yeseras. V. — GEOLOGÍA La Sierra de Uspallata ha sido objeto de estudios geológi- cos por los eminentes sábios siguientes: CH. Darwin, que la cruzó por el camino del Paramillo. (V. Geological Observations on South America 1846). H. Burmelster, la cruzó por el camino de Casa de Piedra, Portezuelo Bonilla, Quebrada de Uspallata á Uspallata y de vuelta por el Paramillo y Villa Vicencio. (V. Zeitschrift finr allgemeine Erdkunde, N. F. 4 Bd. pág. 276. — Reise durch die La Plata Staaten, I, pag. 243. — Description physique de la République Argentine, Il, pág. 315, y L, 202). A. STELZNER, la cruzó de Uspallata á Villa Vicencio y Mendoza. (V. Beitráge zur Geologie und Palaeontologie der Argentin. Republik, I, pags. 34, 37, 40, 76-78, 84, 85, 100, 135, 167 y 217). J. RiCKARD visitó el mineral del Paramillo y ha estado en las sierras del Carrizal y Cuevas, etc. (V. Informe sobre los — 452 = Distritos Minerales de la República Argentina en 1868-69. No me consta que se hayan publicado otras descripciones de esta Sierra. El libro de Moussy no lo tengo á la mano. Un mapa detallado no he podido hallar en ninguna parte. Pueda ser que este estudio no sea enteramente sin novedad ó utilidad. | Mis estudios me dieron por resultado los datos geognósti- cos que siguen. Las formaciones geológicas que forman la Sierra, son las siguientes : 1* La de los esquistos hurónicos; 2% La del silurio inferior; 3* Trias superior ó rhet; 4% Areniscas Cenozóicas ; 5" Terreno de acarreo, interrumpidas ó alternando con 6 rocas eruptivas. 1* Los esquistos hurónicos Esta formacion ocupa una area muy grande de la Sierra, sobre todo en su parte austral y se compone de un com- plexo de filitas, principalmente en capas y mantos de rumbo bastante general, N. 26% E., pero de manteo muy variable, casi siempre muy clavados, las más veces inclinando al oeste. Es de estructura microcristalina fina y generalmente de muy marcado lustre sedoso; finalmente, plegadas sus ca- pas paralelas, las caras demuestran, bajo una iluminacion oblícua, una alternacion de lustre diferente, como lo mues— tran ciertos géneros de seda, como el mosré francés. Con= tiene mucho cuarzo blanco, en capas lenticulares gruesas, y entónces forma un agregado laminoso grueso. Pasa á veces á la forma de esquisto-micáceo-filítico ó micaesquisto filítico, aunque no lo he observado todavía en forma de micaesquisto — 153 — grueso. La filita es generalmente de color gris pardo, pero á veces es verdosa y muy poco descompuesta por la influen- cia de la atmósfera, y donde eso sucede, los cerros que se componen de este material, toman un color rojo oscuro ó rojo pardo. Dentro del área ocupada por la filita, existe una roca bas- tante comun, la esquita-clorítica, en forma de esquitas ver- dosas, blandas, gruesas y escamosas. Se halla en la Sierra del Tramojo, en los Cerros Verdes y en el Valle y Lomas de la Cortadera. Menos comun es la cuarcita á veces en bancos gruesos, agregados granulosos, color claro (por ejemplo : Alto de los Farellones), que á veces tiene un suave matiz rojo ó ver- doso, como de muy fina impregnacion de granate ó clorita. Tambien una variedad compacta gris se halla en la for— macion. Un gran desarrollo llegan á tener las rocas calcáreas, v. gr. piedra de cal, dolomia y filita calcárea en esta formacion. La piedra de cal forma bancos “gruesos de color azulejo y superficie muy desigual en medio de filitas pizarreñas, alter- nando con aquellas en estratificacion, y formando entera- mente un miembro de esta formacion. Está cruzada en todo sentido por pequeñas vetitas y guías de calcita y contiene lentículas gruesas de cuarzo blanco en muchos lugares. A veces forma bancos, que alternan con filita calcárea en ca- pas, pero forma tambien grandes macizos de piedra de cal bien pura, como en la parte media del Cerro de las Tres Cañadas, en las Lomas bajas al norte del Bonilla, y en ei faldeo occi- dental del Cerro Blanco de la Sierra de la Cortadera, donde llega á tener un fuerte desarrollo. Se me pudiera objetar aquí que este calcáreo, aunque sin fósiles, sería de la formacion silúrica, que segun el Sr. StTELZ- NER forma la segunda antecordillera, y que se halla tambien en la primera antecordillera, en restos que ocupan depresio- nes de estratificacion. A estos calcáreos pertenecen los Cer- ros de la Cal (lat. 32244”11”, long. 6850/30", altura 1111 metros), al norte de Mendoza. En estos cerros he estado, pero su carácter petrográfico es bien distinto de los calcá- reos hurónicos de que hablo. El gran macizo del Pelado, en la parte austral de la sierra, puede ser que pertenezca á los calcáreos silurianos, como la roca que componen los Cerros de la Cal, pero existe en la Sierra de Uspallata el calcáreo hurónico (ó ar- chaeico) en gran desarrollo local y en muchas partes, por ejemplo, tambien en la Quebrada del Rio de la Casa de Pie— dra, abajo de la estancia, en el faldeo del Mogote de los Ga- teados, donde lo cubre arenisca roja rhética ó triásica. La concordancia, mejor dicho, la alternacion de mantos del cal- cáreo hurónico y de filitas hurónicas se observa muy distin- tamente en el Valle de las Cortaderas, donde encima de am- bos se halla grauwacke en gran desarrollo. Si el calcáreo siluriano es más moderno que la grauwacke, el calcáreo de la Cortadera es positivamente hurónico. Va acompañado el calcáreo hurónico de dolomias, que al sol forman masas amarillo-pardas, irregulares, sobresalien- tes, muchas veces formando cúspides y cimas de los cerros altos y empinados. Contienen mucho cuarzo en filoncitos irregulares y un mineral terroso verde, que parece clorí- tico. No muestra estratificacion alguna. Es muy interesante que el calcáreo y la dolomia hurónica presentan íntima asocia- cion con diabasa y serpentina, de que trataremos más abajo. Bastante frecuente es la filita calcárea, quizás dolomítica, pues la del Buitre tanto como la de los Gerros Verdes con— tiene magnesia. Es pizarreña fina, de color amarillento par— do, y entre sus mantos se halla calcita lenticular y en guías. En medio de estos estratos hurónicos se hallan rocas ver- des (Grúnstein), que, ó forman diques de efusion (luego son de la misma edad geológica que sus respaldos) ó cúmu- — 155 — los y stocks aislados en medio de los esquistos hurónicos. En los más casos, la roca es finamente granulosa, muy firme, compacta. El polvo, aún de variedades que parecen entera- mente frescas, rinde abundante magnetita al iman, y hace fuertemente efervescencia con ácidos, en los cuales bastante cantidad es soluble. La cáscara de descomposicion al sol es insignificante, parda oscura. La parte soluble acusa fierro, arcilla, bastante cal y poca magnesia. La roca es poco fusi- ble. Una variedad más gruesa de grano se halla en la Que- brada de Santa Elena, un poco más abajo del pozo de agua de la mina; demuestra un feldespato blanco, turbio; masa augítica rajada, á veces de un lustre un poco pardo verdoso. Las masas compactas en que no se distinguen los componentes, afaníticos, son muy comunes en asociacion de dolomia y calcáreo. La roca parece ser diabasa, y va allí donde apa- rece en cúmulos, acompañado casi siempre de dolomia. En el faldeo occidental del: Cerro de los Farellones, este diabasio se halla en tres grandes mantos en masas de planos parale- los entre las esquitas hurónicas. En la Quebrada de Uspa- llata, donde el rio seco de los Buitres rompió por medio del cordon del Tramojo, estos montes adquirieron una potencia mayor y forman un cúmulo. En medio del calcáreo hurónico del Cerro Buitre, en la Cañada entre el Alto de los Clemencillos y el Cerro de las Tres Cañadas, hay tres pequeños cúmulos de diabasio; el mismo se halla tambien en forma de cúmulo en medio de ser- pentina en el Valle de la Cortadera, acompañado de do-— lomia. La serpentina es por lo general de color oscuro; pero en la Quebrada de la Cortadera hay variedades de colores verde Oscuro y claro en manchas, como marmoleadas, que hacen esta roca muy esplotable para obras de arte. Forma cerros compactos, sin estratificacion, pero muy á menudo entrecor- tados por vetas, de hasta algunos centímetros de grueso, de chrisotil. Do E 1 — 156 - Se puede cerruchar la roca fácilmente y, con fácil trabajo, fabricar de ella hermosísimas planchas y otras obras, que ha- llarían mercado donde venderlas en el país. 2% El silurio inferior Grauwacke y pizarra arcillosa, de la edad del silurio, segun las investigaciones de los Sres. STELZNER y KAYSER, ocupan una area muy importante en la Sierra de Uspallata. La primera es á menudo cruzada por filones de cuarzo blan- co. La segunda forma buenas lajas en muchas localidades de la sierra. Las Lomas del Abra consisten casi enteramente de erauwacke verdosa, que muchas veces es de estructura de una arenisca. Esta formacion se halla en absoluta concor- dancia de estratificacion con los esquistos hurónicos, como se puede observar bien en la sierra del Tramojo cerca de Uspallata, y en el faldeo occidental de la sierra de la Cor- tadera; ambas formaciones han sufrido grandes evolucio- nes, grandes dislocaciones de la originaria posicion de sus mantos. De ahí no solamente resuita la grande diferencia del manteo, que á veces es vertical, á veces inclina al oeste, ávecesal este, sinó que aún las capas muestran las más estram- bóticas figuras de ondulaciones y encorvamientos, por ejem- plo, en la quebradas de los Buitres y en el faldeo del cerro de las Tres Cañadas, etc. No he hallado fósiles en estas rocas. En la Cortadera se expresa bien la edad relativa de las dos formaciones, la grau- wacke se halla encima de los esquistos hurónicos. 32 El trias superior ó rhet El Sr. Srerzser ha dado á conocer la existencia de esta formacion en el Paramillo de Uspallata y el Sr. GeElnrtz de- — 157 — terminó los fósiles recolectados, que permiten determinar el horizonte geológico ó edad de estas capas, como del rhet, formacion entre el lias y trias, que CREDNER, S£NFFT y otros, hacen figurar como parte superior del keuper ó trias superior, pero que los geólogos austriacos hacen formar parte del lias inferior. Esta formacion cubre directamente las granwackes silu- rianas, y como se puede observar en el mapa adjunto, cubre una área muy grande de la parte setentrional de la sierra de Uspallata. Tambien en la parte austral la veremos pre- dominar entre los componentes de la sierra. De los perfiles de la parte media del mapa, por el Para- millo, se puede apreciar la série de capas que componen esta formacion. Son areniscas de varios colores sobre todo, que forman los mantos de esta formacion, y alternando con ellos, arcillas pizarreñas de muchos colores y muchas veces bitu- minosas y carboníferas, á las cuales se agregan importantes mantos de una roca eruptiva que el Sr. STELZNER ha ltamado olivindiabasa ó paleodolerita, que en medio de la forma- cion forma grandes capas ó diques de efusion, que son de la misma edad de los mantos de formacion sedimentaria. Las mantos de esta formacion llevan rumbo norte-sud y man- tean al oeste generalmente 20”, así que las capas occidenta- les son las más modernas. Un perfil de terreno desde el oeste al este por el cerro CoJorado y el Paramillo hasta el pié oriental de la sierra dá la mejor representacion de las capas que componen la formacion. Las areniscas rhéticas de la parte oriental de la sierra mantean al este, las del cerro Cielo al sud-este, así que evidentemente la formacion ha sufrido una fuerte trasloca— cion, debida á erupciones de rocas modernas, andesitas y traquitas. Las areniscas son generalmente ferruginosas; á veces de grano muy grueso y contienen á menudo yeso sobre pegas y en guías. El respaldo bajo de la formacion, lo forman tales areniscas y conglomerados sobre todo; pero tambien la parte de arriba, como las areniscas del cerro Colorado son de este carácter. La parte media la forman el complexo de areniscas más finas de grano, de varios colores y que alter- nan con mantos de arcilla pizarreña, á veces carbonifera y bituminosa, y que en varios puntos de la sierra, donde alternan en estratificación con la paleodo!lerita, son metamor- foseadas en piedra córnea, en hermosas capas muy finas, porzelanjaspe y lidita negra, y de estructura de brecka, overa, siempre bien estratificada, á veces de planos nodosos ásperos; así se halla, por ejemplo, en los faldeos del Morro Negro, que se compone de mantos de dolerita, capas de li- dita negra, piedra córnea gris y areniscas claras; en la que- brada de San Bartolo, donde salen los crestones de los man- tos cubiertos por las grandes capas de dolerita, que forman los cerros del mineral del Paramillo ; en el cordon del cerro Faja, etc. Tambien en la parte austral de la sierra de Uspa- llata, hemos de conocer tales liditas, como producto de una metamórfosis hidatotérmica en varios puntos, aunque allí no aparece la paleodolerita, sinó que el orígen del agua termal, que causó la silicificacion de las capas, debe buscarse en el campo de rocas no eruptivas. El perfil de la sierra, por el mineral del Paramillo, de oeste á este, presenta en su totalidad y detalle, el cuadro siguiente: 1” Terreno de acarreo de la Pampa Seca ; 2% Toba traquítica de los cerritos del Cantarito y cerro Bayo; 3 Grauwacke pizarreña verdosa y pizarra fina arcillosa, sobre : 4% Esquisto filito-calcáreo y piedra de cal, sobre : 5” Esquisto clorítico, de los Cerros Verdes. Luego sigue : 6” Areniscas y conglomerados, encima de las capas del rhet ; contienen rodados de traquita y forman más al norte — 159 — sobre los bordes del Barrealito Blanco, capas que alternan con mantos de verdadera traquita; 7 Al pié oriental del cerro Colorado (cuya cima se com- pone enteramente de andesita hornblendífera) capas de arenisca muy colorada, con yeso, formando el faldeo del cerro y su parte baja; 8 Paleodolerita amigdaloidea, muy firme y compacta, con grandes amígdalas de calcita, formando un manto de 1.50 metros de grueso en medio de la arenisca y, como ésta, en rumbo norte-sud, manteando al oeste 209; 9 Conglomerado de cemento de arenisca muy ferrugino- so; rodados de arenisca muy fina y de bolas de calcáreo, llenadas de arcilla ferruginosa; 10% Areniscas de grano más fino muy coloradas. Cruzando la quebradita al pié del cerro entramos á las lomas del Carbon, y hallamos : 11? Una série de areniscas de grano fino, y de colores me- nos rojos, que contienen bancos de poca potencia de arcilla pizarreña, gris, verdosos, azules y pardos, sin carbon, muy poco bituminosos; 12% Arenisca de grano fino, clara de color, medio amari- llenta, con arcilla bitaminosa pizarreña, muy deshecha y blanca al sol, pero ne ra compacta en el interior, cruzada en todas direcciones por guías de arcillas gris pardas. Esta ar- cilla forma muchos mantos que se siguen uno tras ó debajo del otro, en una potencia de unos 20 metros. Algunos man- tos más oscuros contienen carbon en pegas muy delgadas, pero este complexo de manto es en general poco bitu- miuoso; 13En el alto de estas lomas sigue arenisca gruesa de color verde amarillento, en medio de la cual hay un banco de toba amigdaloidea dolerítica; 14 El faldeo y el bajo de la quebrada ocupan la série de arcillas, y arcillas bituminosas donde se hallan los dos pozos de la mina. El carbon se halla sobre pegas y en guías de — 160 — poca potencia. Sobre los planos de la pizarra aparece un di- bujo granuloso, que resulta de los carozos de Estherias y en el pozo de abajo, sobre las lajas en el desmonte, se hallan en grande cantidad bien conservadas corazas de la Estheria Mangaliensis Joxes, que dan un color blanco azul á las caras llanas de la pizarra. Observo aquí, que las pizarras del Agua de la Zorra más al sud empero, son mucho más ri- cas todavía en este pequeño fósil, pero las de la mina aquí contienen más carbon, aunque sin importancia para una explotacion. Como sabemos ya por la obra de Ge1rwrrz, la arcilla pizarreña del Agua de la Zorra contiene además esca- mas de Semionotus Mendozaensis GEIN.; 15% Debajo de esta formacion siguen tobas y paleodole— rita compacta. Hallé en la quebradita de la mina de carbon, cerca de la mina, pedazos de lidita; 16% Sigue la arenisca de grano fino y colores claros del cerro Negro, parcialmente cubierta de la dolerita, cuya are- nisca contiene los troncos silicificados negros (el mismo ma- terial de las capas de lidita compacta) de araucarias, halla- dos por Darwix. Esta arenisca con troncos se halla tambien más al sud en el cerro Blanco y en el faldeo del cerro de San Francisco. Los troncos mayores y el mayor número se hallan sobre el faldeo oeste del cerro de la Laja, á veces hasta 80 metros. Están todos en posicion vertical sobre 1 plano de la arenisca; 17” Sigue en el cerro Blanco debajo de esta arenisca una capa de arenisca de grano fino de algunos centímetros de po- tencia, muy rica en plantas fósiles, la mayor parte tallos, pero tambien se hallan hermosísimas impresiones de hojas. En el museo de La Plata existe una gran coleccion de es- tas plantas reunidas por el Sr. Dr. Morgxo. Es notable el grado de fineza y delicadeza con que están impresas en estas areniscas las hojas, y en qué enorme cantidad ! La más comun es una hoja que tengo de seguro, ser Pecopteris te- nuis Scuouw; la especie esta, la dibujó Gernrrz, bajo figura — 161 — 18, tomo I, de su: Beitráge zur Geologie und Palaeonto- logie der Argentin. Republik, IL, y la nuestra del Cerro Blanco es evidentemente la misma del Callao, de donde es originario el pedacito que ha tenido GEINITZ, para su trabajo. Nuestra segunda doradilla fósil ó helecho de aquí, es la Thinnfeldia crassinervis Gel. (Pecopteris odontopte- ris CARRUTH.), (GelNITz, 1. c., t. I, fig. 10-16). Estas plantas están á menudo tan claramente visibles sobre los planes de las lajas de la arenisca como sobre el papel de un herbario. Tambien en el cerro al oeste del Portezuelo (alt. 3162 me- tros) sobre el cordon de Astargo junto al Morro Negro, se hallan estos fílices fósiles en hermosísimas muestras ; 18? En el cerro Blanco, observamos ahora debajo de las capas de Pecopteris una série de areniscas claras, blancas, y arcillas pizarreñas negras y amarillentas, muy deshechas, y estas yacen sobre la grande formacion ; 19" De la dolerita de Francke, ó la paleodolerita ó olivin- diabasio de STELZNER, Ó meláfiro segun BURMEISTER, que forma el Panizo negro de los mineros del Paramillo. Este panizo negro de las vetas del mineral de plata, es una roca verde oscura de aspecto basáltico, y un compuesto de plagioclasio y augita, con magnetita y poca calcita, tam- bien olivina. Se halla generalmente en forma amigdaloidea y contiene grandes masas de calcita, ó está llena de pequeñas amígda- las del mismo mineral verde; muy á menudo contiene gran- des pedazos de jaspe rojo y piedra córnea y calcedonia.. Esta dolerita forma mantos, que en la parte alta al sol en las quebradas del Rosario, de los Apestados y Laja, no tie- nen más de 10 metros de potencia cada uno y están sepa- rados entre sí por intermedios de toba arcillosa ó mantos de masacota como dicen los mineros. En hondura abierta por las minas, los mantos de dolerita son más gruesos. Los mantos que forman todo el conjunto del panizo negro desde el Cerro Blanco hasta la Quebrada de San Bartolo, mo XXE 12 254 — 162 — donde vuelven á aparecer capas sedimentarias, tienen un largo del oeste al este de 1620 á 1630 metros, mantean 25? al sud-oeste. Su conclusion al este forma una empinada la- dera sobre la quebrada de San Bartolo con una máxima dife- rencia del punto más alto de estos mantos del Paramillo, sobre la boca de dicha quebrada, de 308 metros. La poten- cia de todos los mantos de dolerita junta, no es mayor en el Cerro Blanco, pues, de 750 metros, á cuya hondura las minas volverán á hallar el panizo blanco, como llaman los mi- neros los mantos de areniscas y arcillas pizarreñas del ret. Pero es muy interesante observar mantos de arenisca de hasta 1.50 metros de potencia en medio de los mantos de dolerita, en completa concordancia de estratificacion las dos; hay dos así dentro de la formacion, que en las tres quebra- das que cortan por esta masa de dolerita, se pueden observar. No todos los mantos de la dolerita ofrecen sl aspecto de una estructura afanítica, compacta, aunque esta es la más general. Un detenido estudio sobre la ladera de la Quebrada de San Bartolo enseña, que debajo del primer manto de arriba, negro afanítico, separado por un pequeño manto de toba, se halla un manto porfírico de una roca muy bonita, con mucho plagioclasio y pequeñas agujas de augita en un magma oscuro negro. Allí, sobre la ladera tambien, se hallan tobas, y muy fácil para hallar es el manto que revienta en el mismo portezuelo de la Quebrada de la Laja, verde de aceituna, con un feldespato descompuesto, magnetita y sa- nidina. Este último mineral lo hallé tambien en un manto, que se perforó al abrirse el pique Gobernador. La dolerita porfírica se halla en el cordon de Astargo tambien y otros puntos; cuando descompuesto por atmosferilia, muestra co- lores verdes de todos matices. Como resulta de una mirada sobre el mapa, la dolerita cubre una importante area en la sierra del norte. Además de formar mantos de efusion forma cúmulos y vetas de edad más nueva que el ret. En el Alto del Clemencillo hay, al a E — 163 — este, cerca del Cerro del Buitre un cúmulo de dolerita negra porfírica, con plagioclasios grandes, secreciones irregulares verdosas, y en las puntillas de Santa Clara se observa una veta de dolerita, que arma en medio de la andesita. Dolerita en cúmulos, tambien se halla en la formacion del ret mismo, habiendo perforado los bancos de arenisca, como en el Cerro San Romualdo, Santa Rita, etc. Siguiendo nuestro estudio del perfil, hallamos pues debajo de la dolerita del Paramillo en la Quebrada San Bartolo: 20” Capas de algunos centímetros de piedra córnea y li- dita. Fuertemente desarrolladas en el faldeo de los Cordo- beses y al pié este del Cerro Chilena. Más allá, en la Cruz del Paramillo y la pampa, la formacion del ret está cubierta por la andesita, pero en las cañadas más hondas se observan : 210 Arenisca de color claro y arcillas pizarreñas, que for- man toda la pampa alta y que se observan en todos los des- puntes de la Quebrada del Salto ó del Carril, en la cuesta de los Hornillos, hasta entrar en el terreno de 22 Grauwacke y pizarras. Pero más al este en la Sierra de las Peñas y de las Hi- gueras volvemos á hallar encima del Grauwacke, que forma al pié de estos cerros, otra vez : 23” Areniscas coloradas con yeso, que al norte, en el Quemado, incluyen muchos mantos de arcilla pizarreña de colores diferentes. 4%, Areniscas henozoicas (?) Areniscas rojas y conglomerados, que incluyen grandes rodados de roca traquítica, y que alternan con bancos de traquita roja, forman, sobre el faldeo occidental de la Sier- ra, los cerros de los bordos del Barrealito blanco y se ha- llan tambien cerca del Agua Guanaco entre estos y el Cerro Colorado. Ellas cubren la formacion del ret, pero tambien se las halla encima de esquistos hurónicos. — 168 = 5%. Terreno de acarreo Interesante son los conglomerados que se forman en los cauces de algunos aguaduchos abajo, de rodados de diferentes rocas, ligados por materia arcillosa. Los acarreos sueltos son de gran potencia á veces, y ya he mencionado cómo son movidos por las crecientes en grande escala. Un interesante estudio ofrecen en esta sierra : 6%. Las rucas eruptivas Ya he hablado del diabasio de edad de los esquistos huró- nicos y de la dolerita de edad del ret. Se agrega á estos el pórfido, que en la parte setentrional de que tratamos aquí, no aparece sinó en el Cerro de la Carneada, punto más al norte de una region estendida hácia el sud, en una faja an— gosta, de esta roca eruptiva interesante. Más al sud, la roca es generalmente roja colorada, pero la de la Carneada es más bien morada, porfírica, con cristales de ortoclasio, cuarzo y poca mica. Acompañan esta roca grandes bancos es- tendidos de toba y brecha incluyendo mucho ortoclasio rojo y cuarzo, pequeñas esferas de material pardo oscuro felsí- tico, sobretodo rodados redondos arcillosos verdes, y entre estos componentes tanto carbonato de cal, que el polvo hace fuerte efervescencia con ácidos. Esta roca forma la Sierra de la Cerraja, Manantiales y Cuevas, el Alto de los Molinos, etc., y la pintorasca quebrada del Agua de la Capilla en la parte austral de la sierra, entre la formacion de esquistos hurónicos al oeste y grauwackes al este. En el conglomerado ó la toba se hallan muchas veces cuevas ó caletas, como las llaman aquí. Entre las rocas eruptivas kenozoicas tenemos que anotar dos, la traquita y la andesita. BURMEISTER ha clasificado de traquita la toba que al este de Uspallata se halla desarrollada en un máximo grado, a sl dec ds. — 4165 — formando el cordon de las Invernaditas y sus caidas, por parte, hasta la quebrada de Uspallata. Esta toba muestra la más grande variedad de colores, matices de todas sombras y variedades, blancas puras, verdes claras y oscuras, amari- llas, etc., pero sobre todo predominan el colorado y el par- do amarillento. Estas tobas forman el cordon de las Toscas Amarillas, muchos cerros de la Sierra del Tramojo y la cima del cerro de las Tres Cañadas y del Alto de los Clemencillos. Su carácter de roca sanidínica la demuestra en los cúmu- los de traquita con sanidina. La cima del cerro de las In- vernaditas á orillas de la Quebrada de Santa Elena, es de traquita, algo en descomposicion, pero con sanidina. Una variedad roja, con sanidina como vidrio roto, se halla en los Cerritos Colorados al sud del Barrealito Blanco; esta misma traquita roja se halla en mantos entre areniscas, en los bordes del Barrealito Blanco; á orillas del norte del agua Tramojo; al pié oriental del Alto de los Farellones so— bre esquisto hurónico, y otros puntos. Generalmente toda la toba consiste de un material granuloso fino; á veces en forma de conglomerado. Segun parece, visto desde las In- vernaditas, los cerros al sud del rio de Mendoza sobre el macizo del Cerro Plata, los compone la misma roca. En el cerro de las Tres Cañadas se halla una traquita de magma egris-azulejo, con mucho feldespato algo descompuesto, an- fíbol y sanidina, de un exterior muy áspero y poroso. En el Cerro Bayo del Medio se halla en la cima y en medio de tobas amarillas una roca porfiroidea de un magma gris, con feldespato colorado, y poca sanidina. En la parte baja de la Cañada de los Cateadores, al pié occidental del cerro de las Tres Cañadas se halla una toba con grandes rodados de tra- quita, con sanidina, un feldespato algo descompuesto y an- fíbol. La roca que forma el Farellon alto del Cerro Piedra es traquita muy parecida á la del Cerro de las Tres Cañadas, con grandes individuos de sanidina, llena de rajaduras y otro feldespato en descomposicion, muy áspero y muy firme. hc — 166 — e El carácter arquitectónico de la sierra traquítica es el de una aspereza extrema. Gigantescos rodados, laderas empi- nadísimas, el todo entrecortado por aguaduchos hondísimos, hacen sumamente dificil el viaje por estas sierras. La subi- da al cerro de las Invernaditas es la más dificil y fatigosa que yo he hecho, aunque el cerro es mucho más bajo que tantos otros que he escalonado con mis instrumentos. Pe- queños cerros como el Cerro Bayo, una roca de toba muy áspera, ofrece al agrimensor que con el teodolito tiene que llegar á su cima, una tarea de las más duras, que se re— suelve por medio de fuerte trabajo de piés y manos. La andesita y sus tobas, son para el minero cateador, en esta sierra, de gran interés. La roca, tan extendida sobre las cumbres altas de la sierra, ofrece poca variedad. Es una andesita hornblendífera característica. En un magma gris claro se hallan cristales de feldespato triclíneo con estrías muy visibles y prismas de anfíbol verde oscuras, que cuan- do grandes, fácilmente se pueden sacar de la roca y presen- tan cristales, formados completamente en ambos extremos por el ortoprisma «o P, el clinopinacoide vw P «o; la pirámide P y el pinacoide OP, ó sea la combinacion tan comun de la hornblenda basáltica. La roca contiene magnetita y mucha titanita, bien visible aún sin lente. En dos casos, en el Cerro Colorado y cerca del manto de cobre de la Cañada Larga, la roca contiene visiblemente un mineral cristalino rojo oscuro, quizás variedad de la titanita. La toba de esta roca es muy blanca, á veces algo amari- llenta, y forma brechas. Esta roca forma los cerros altos so- bre el filo de la Sierra Aspera. Tambien la hallamos en la cortadera, con poca hornblenda y grandes feldespatos. Su— biendo la quebrada de Vallejos hallamos en medio entre mantos de la dolerita rética esta andesita hornblendífera en un manto, encima de una capa de dolerita y cubierto por dolerita. Esta andesita es de cristales grandes de hornblenda. Aquí, pues, la andesita forma un banco ó manto de varios FM ART á DA A ts e PP — 167 — metros de espesor entre la dolerita. El fenómeno es muy extraño y no permite otra explicacion que la de considerar este banco como un gran dique de inyeccion. La andesita, más moderna que las capas del ret y de la dolerita rética, en estado de materiai igneo líquido de erupcion, rompió en- tre las capas sólidas más antiguas, separándolas segun los planos de menor resistencia y depositando allí su masa, que luego solidificó. Manto andesítico, idéntico al que acabo de describir, no he visto, pero sí se puede á menudo obser- var, que la andesita ha penetrado, en forma de apófisis que rompen en todas direcciones por capas réticas, al in- terior de la formacion rética. En el cerro de los Cordo- beses y Manantiales, en el cerro de la Chilena, en Guana- copampa, etc., se pueden hallar así masas de andesita en me- dio del ret. Hállanse á veces en medio de terreno rético grandes pe- ñascos de andesita como rodados, por ejemplo sobre el fal- deo del cerro Chilena, cerca de la mina La Vistosa, en la quebrada del Agua de la Faja, etc., cuya procedencia no se puede explicar, sinó considerándolos como últimos restos de diques de inyeccion andesíticos, que habían sido depues- tos entre capas réticas, destruidos por erosion gradualmen- te, tanto las cajas como la mayor parte de la andesita, no quedando al fin otros sobrevivientes, para decir así, sinó aquellos peñascos del material más duro. Acompaña la andesila un fenómeno muy importante para la minería. Este consiste en la trasformacion ó puede de- cirse en la metamorfosis, que han sufrido las capas réticas, especialmente la arcilla pizarreña ó lidita blanca gris (por- cellanjaspis) y negra. Tambien la dolerita ha trasformado las capas réticas á tales tanitas y liditas, pero en el con- tacto y en la vecindad de la andesita, como en los Boques, por ejemplo, toda la formacion rética forma gruesos bancos horizontales de lidita gris y blanca, con pequeños granitos de cuarzo aquí y acullá en la masa, interrumpidos muy á — 168 — menudo por apófisis y cúmulos de andesita, que parece ex- traño no hayan dislocado la estratificacion de las capas de lidita ó hornfels, producto de soluciones sobrecalientes de sílice en agua, sobre arcillas pizarreñas. Estas capas de lidita Ó siliza pizarra de gran potencia, están cubiertas en el cerro Cordobeses por andesita y allí encon tramos vetas y masas de toba andesítica dentro de la formacion estratificada, que forman la caja de criaderos metalíferos. VÍ. — CRIADEROS METALÍFEROS l. Minerales de oro. — En la parte de la Sierra de Uspa- llata que nos ocupa, se hallan dos distritos donde desde tiempo inmemorial, segun se dice, antes de la conquista, se ha trabajado sobre criaderos de oro. Ambos distritos tienen de comun, que los criaderos son vetas de toba andesítica, que forman á su vez la caja de cuarzo aurífero. En el mi- neral del agua de la Mina, en la Sierra Aspera, la toba se halla situada dentro de la andesita, pero en el mineral de los Boques las vetas principales arman en la siliza pizarra ó lidita, muy cerca del contacto de estas con la andesita, exis- tiendo tambien cerca del mismo contacto, pequeñas vetas en toba dentro del sitio de la andesita. La mayor parte de las vetas son de poca corrida, todas aproximadamente en rum- bo este y oeste. Como la minería está actualmente paralizada en este mi- neral, salvo el amparo que sostiene la sociedad minera del Paramillo de Uspallata en el grupo de minas de los Boques y Mascareños, esperando la conclusion del montaje de su maquinaria para ensayar el beneficio de los metales, no se puede entrar en ninguna mina hoy, excepto en la de los Boques. La toba es un material clástico, granuloso fino, blanco y á veces color de hierro pardo. A veces forma bre— cha por pedazos de andesita que incluye. El ancho de la toba que llena la veta es variable entre límites de algunos A RI NA IAE ITA A A AA SADA e a ss rd AE A SAO Aa y — 169 — metros á 50 ú 80 centímetros. La veta Boques es de metro más ó menos de potencia. La parte aurífera, el cuarzo más ó menos ferrugimoso y muy poco compacto, vuelta general formando fragmentos en la guia y pedacitos, — cach: lo lla- man aqui—varía de */, á 5 centímetros, es pues muy angos- to, pero la mina Boques lleva restos de metal en su bastante grande laboreo antiguo, que dan hasta 300 y 350 gramos de oro por tonelada de 1000 kilógramos. La Trinidad es mucho más rica, pero muy angosta y apreta hácia abajo. La guía cuarzosa dentro de la toba es, en las vetas Boques y Marcareños, las mayores conocidas del mineral, y verdade- ras vetas en la lidita, cuprífera, pintada de verdeones al sol y en la parte alta; pero las vetas á poca hondura se vuelven bronzosas, es decir contienen piritas de cobre y fierro, que, en los marayes primitivos que usaban los antiguos y que se hallan en casi toda aguada á leguas de distancia de los alrededores, no rendían ya su oro que contenían. La guia Ccuarzosa es cavernosa y con huecos; en los Boques es bas- tante constante en un largo de 400 metros, donde está al sol muy rajada y explotada, lo mismo que en las Mascareños. Las vetas ó guias cuarzosas, que arman dentro de las to- bas sobre terreno andesítico son numerosos, pero de poca corrida y se cortan hácia abajo generalmente muy luego. De tales vetas hay muchas. La mina del Inca en el lugar llamado «El Tordillo» es la más importante abierta sobre tales vetas, las otras son pequeños trabajos no más. Los criaderos auríferos del Paramillo pertenecen pues á dos diferentes de los tipos de Groddeck; los unos al tipo Australia-California, que arman en roca sedimentaria, espe- cialmente roca metamorfoseada, y la otra al tipo Nagyag, que arman en roca maciza. Ambos empero pertenecen á la for- macion de la andesita. 2. Minerales de cobre. —Con el nombre de mantos de cobre se llaman en esta sierra varias formaciones cobrizas. Los unos son mantos de la formacion de esquistos hurónicos A PA — 170 — en la parte austral de la sierra de los cuales hemos de tratar en otro lugar. En la seccion de la sierra, que nos ocupa hoy, hay dos mantos de cobre conocidos; el pequeño manto en el faldeo del Cerro Chilena, y el manto de cobre de la Cañada Larga. Ambos son del mismo tipo, el último está bastante rajado y ha sido explotado sobre un largo total de unos doscientos metros. Este criadero lo compone una masa de toba andesítica, que en la parte alta y al sol está irregu- larmente impregnada con silicato de cobre y malaquita. El panizo es la lidita ú la siliza pizarra rética, pero el cria— dero va acompañado, sobre el respaido norte, por andesita, que como una apófisis penetra en el ret. El ancho del an— tiguo laboreo es de dos metros, pero en hondura está muy derrumbado y lleno de saca. Segun parece, por las piedras del desmonte, aparece abajo pirita de cobre. RickAkrD dice que se han producido en esta mina chancas de 16 %/, cobre. El criadero debe clasificarse perteneciente al tipo Mednorud- jausk de GroDDECK. Contiene oro nativo, pero el metal es de baja ley. 3 El mineral de plata. — Este mineral que desde el año 1638 está en explotacion, aunque hace poco se ha pene- trado á alguna hondura por trabajos más sérios, fué segun el abate Juan I6cxacio MoL1xa (véase: Compendio de la His- toria Geográfica, natural y civil del reino de Chale, 1788) descubierto por chilenos y pasaba entónces por ser la mina más rica de Chile. El abate MoLiwa dice, que la veta grande de 9 piés es la misma veta de Potosí. Daba en 1766 metales de 200 marcos el cajon (1.60 %/,) y había llegado hasta la hon- dura de 300 piés. Se sacaban entónces tres clases de metal, llamados: la Guía, la Pinteria y la Broza. Segun se vé, él habla de la veta Vallejos, la más grande y más trabajada del mineral, pero hoy en su mayor parte derrumbada y en cerro sentada. La sociedad minera á que pertenece el mineral, hoy está abriendo un pique para cortar la veta en hondura. Las vetas en este mineral'se dividen en dos clases, segun — 171 — se limitan solamente al panizo de la dolerita, como así lo hacen la mayor parte de ellas, que arman en el macizo de mantos de dolerita entre el cerro Blanco al oeste y la que- brada de San Bartolo al este, distinguiéndose de ellas las vetas, que no solamente arman en la dolerita (el panizo ne- gro), sinó que tambien abren en las areniscas réticas y conglomerados (el panizo blanco) sobre todo del cerro Blan- eo, cerro San Francisco y Romualdo al oeste. Las últimas son consideradas las vetas principales del distrito. El sistema de vetas expresa en su totalidad una figura de abanico. El centro de este abanico cuyos radios extremos marcarían la veta Santa Rita alta, que rumbea al oeste 69930” norte, y cuyo radio austral sería la Alcaparrosa en rumbo sud 68? oeste, debe buscarse cerca de la Cruz del Paramillo en la pampa, donde las capas réticas están cubiertas por la andesita y sus tobas. El ángulo pues del abanico es de 91730" abriendo al oeste, y el máximo largo de las vetas ó hilo, ó sobre su corrida, es de 5.500 metros, desde el cen- tro de irradiacion del abanico, hasta las vetas principales de la Alcaparrosa, Vallejo, Vetillos y Trinidad desaparecen de- bajo del manto de dolerita que cubre la arenisca de las arau- carias, cuyo manto es el que en la enumeracion del perfil, hemos citado bajo el número 15. Todavía no se puede afirmar si las vetas mencionadas penetran dentro del panizo blanco (aquí la arenisca de Araucarias) debajo de la dolerita n? 15, pero es posible; á lo menos la Vetillas, sobre cuya corrida allí trabaja la mina Carranza (hoy con agua, pero que pronto será secada), está en un fronton al oeste allí tan bien forma- da y ancha, que parece, que en los pocos metros que faltan para que el fronton haya llegado á la línea limite de la doie- rita (n* 15) al sol, la veta desapareciera. Allí está la veta en Galena de baja ley (0.55 */,) pero de abundante metal. Las vetas que arman en ambos panizos : Alcaparrosa (co— nocida por laboreo antiguo en un largo total de 2800 metros); Vallejos (descarpada en un largo total de 1925 metros), — 172 — Vetillas (descarpada en una extension de 2160 metros) y Tri- nidad (descarpada, inclusa la veta Buenos Aires, que parece es su continuacion, en una corrida total de 3900 metros), son las más fuertes en potencia tambien. Estas son vetas compuestas ó múltiples, en las cuales varias guías metalíferas llenan el espacio entre las cajas de la veta de tal modo, que en las antiguas labores de la Vallejo, por ejemplo, aparecen una série de frontones á la par, aunque no siempre parale- las. Tambien al sol se observa esta multiplicidad de las guías con beneficio en los crestones de las Vetillas (que por eso lleva su nombre) y tambien en la Vallejos y Alcaparrosa muy distintamente, así como al sol en la mina Santa Rosa, que se trabajaba sobre la Trinidad. La Vallejos, á los 50 metros de hondura, tiene un total de potencia hasta 3 */, metros ; la Ve- tillas en crestones de unos 2á 3 metros ; la Alcaparrosa de 2 metros. Las cajas de estas vetas son siempre bien formadas. Las vetas menores son simples, mucho más angostas y de menos corrida; algunas como la Cármen baja, apenas alcanzan á un largo total de cien metros, pero no por eso son de menor valor ténico que las grandes vetas principales, porque en muchas de estas vetas el beneficio ó el clavo de metal sabe ser muy macizo y compacto. Estas vetas arman solamente en Dolerita, especialmente en el macizo formado por los mantos de Dolerita, que en el perfil hemos mencio- nado bajo el número 19. Donde la Dolerita sea cubierta por capas réticas, las vetas se hallan tambien abajo ; á lo menos: la veta Belen se ha cortado bajo panizo blanco en el cerro Blanco, desde la veta Rosario, por medio de una galería á crucero ó cortada á la hondura de 69 metros del cerro Blan- co, y 28 metros del panizo blanco (areniscas y arcillas pizar- reñas n” 18 del perfil descrito) y sobre la Rieira se ha abierto un chiflon exactamente donde esta veta se pierde bajo panizo blanco, internándose al laboreo debajo del panizo blanco sobre veta en buen beneficio. Estas vetas son generalmente de 0.20 á 0.50 metros de potencia, es muy raro que entre E E ARANA e | 4 | j E E ] | : — 173 — cajas alcancen un metro, y entónces suelen ser de masacota en broceo. A menudo las vetas aprietan á pelos. El manteo de las vetas es bastante clavado, 80 ó 70% es por regla gene- - ral el término medio, hácia el norte. Sin embargo, hay vetas que no conservan esta inclinacion general. En la mina Ramos Mejia mantea la Vetillas : entre las galerías á 40 y 480 metros: 8.80 metros, lo que responde á 77935”; entre tanto que al sol el manteo es casi 14 sobre 40, lo que corresponde á 70%43', La Vistosa mantea al sol hácia el sud, pero más abajo cambia hácia el norte 65”, etc. En cuanto al material que llena las vetas, ó la ganga, es la misma en todas las vetas, y aún en aquellas vetas prin- cipales que arman en el panizo negro y en el panizo blanco, la ganga es la misma en ambos. Lo que sí es un caracter muy importante en este mineral, el que las vetas en los bancos, que los mineros llaman «los mantos », aprietan á pe- los finos y son naturalmente en broceo, y puesto que al mismo tiempo estos mantos son las capas que contienen el agua, la que sale tambien de las vetas, pero no de la dolerita firme, que es bien seca, se comprende cuán funestos son estos man- tos á la minería. En verdad, los antiguos, que no movieron nunca una piedra que no diera beneficio, han profundi- zado las minas al primer manto y allí pararon. Despues, generaciones más (modernas han tratado, de penetrar más abajo como en la Rosario y Santa Rita y con éxito, pues vol- vieron á hallar la veta en buen beneficio, hasta que en un se- gundo ó tercer manto les brotó el agua tan fuerte, que la saca en el vuero de cabra sobre espaldas de los arpires de chi- flones de 60 metros de hondo como en Santa Rita, ya no dió abasto. Entónces recurrieron á tornos y aún á bombas á mano ; así la Rosario llegó al tercer manto y logró perforarlo todavía, pero no podía el dueño de entónces, D. Eustaquio Villanueva, sostener el desagúe con las bombas que tenía, que eran pequeñas bombas á mano, y se le ahogó la mina, que la sociedad minera secó por medio de malacate hasta los — 174 — 45 metros, montando hoy un fuerte motor á vapor, que habi- litará la explotacion de las vetas Rosario, Trinidad, Rosarito, Belen, Mendoza, las Mercedes y el Tajo. Estos mantos son capas de arcilla ó toba arcillosa, que se- paran los bancos de dolerita una de la otra. Son de un ma- terial clástico, probablemente formado del banco de dole- rita sobre que yace, al extenderse encima de este el banco superior en estado ígneo por una erupcion submarina. La potencia de los mantos es de pocos metros, pero dicen que el que se perforó en la mina San Romualdo ha tenido 25 metros. Gracias á la situacion muy baja de esta mina, con este pique se ha penetrado al punto más bajo de la formacion, á 150 metros debajo del cerro Blanco, donde se dió, segun datos que tengo de los mineros, con muy buen metal. La mina está llena de agua y en muy peligroso estado, sentada y despuentada. La ganga principal de las vetas es la llamada por los mi- neros «la masacota » ; material arcilloso como el de los mantos y de orígen idéntico; á esta masacota se agregan los siguientes: bruno-espato y siderita (hierro espático), tam- bien piedra córnea, cuarzo y calcita, raras veces baritina. A estos se agrega en los Colorados al sol hierro pardo, que forma á veces masas carcomidas, que los mineros llaman: «Cchichapones ». - Al sol en los Colorados, ó los metales cálidos, estas vetas han contenido sobre todo cloruros y clorobromuros de plata. Los antiguos mineros hablan todavía con entusiasmo de las ricas «yemas de huevo» de miles de marcos de ley. Eran ioduro de plata. Pero hace tiempo que estas se han acabado. Los colorados acusan una ley baja de oro. De los minerales que bajo el nombre de plata córnea se hallan en los Colorados, el cloruro (la cerargírita) de color gris ó blanco, es aquí más raro que la embolita (el clorobro- muro), pero aunque la parte al sol de las vetas esté casi por completo explotada, todavía se halla á veces. El año pasado — 175 — la sociedad dió todavía, al limpiar un antiguo laboreo, en la Vetillas, con una guía extraordinariamente rica, gracias á la embolita; se exportó un metal chancado de allí de un co- mun de 1.72 %/,! Esta embolita es de color verdoso y ama- rillento. Va acompañado de malaquita. Los metales que hoy se hallan en hondura, los frios, son principalmente galena gruesa y fina, blenda negra y blenda colorada, pirita de hierro, á los cuales se agregan: tetrae— drita antimoniosa, chalcopirita, chalcosina, antimonio gris, y más raros : rosicler negro y oscuro, argentita y plata nativa. Como una especialidad citaré el aceite mineral que se halla en hoquedades, por ejemplo, en la Belen. Estos minerales forman generalmente en la veta guías pa- ralelas, sin que se haya podido observar un órden constante en la sucesion de las guías de cada mineral. Las hoquedades con cristales de cuarzo y blenda son muy comunes. Metales compuestos de dos de los minerales mencionados son: galena y blenda negra, de muy baja ley: 0.25á 0.30/,. Galena y tetraedrita (llamada aquí antimonio) de 0.70 á 1 %/, y más. La galena más rica pura, á lo menos con todo el hábito puro de galena, tiene una ley de 0.50 y 0.60 %/,. La blenda negra comun baja en ley 40.20 %/, y la tetraedrita en una varie— dad oscura sube á 6.96 /,. La chalcopirita lleva general- mente una buena ley de plata, pero quizás sea debida esa á partículas de tetraedrita que la acompaña, pues los dos mi- nerales se acompañan siempre. Blenda colorada de la Ve- tillas en la mina Ramos Mejía lleva una ley de 0.80 /,, pro- bablemente de tetraedrita que la acompaña. Los rosicleres son muy raros y forman pequeños ojos salpicados en el me- tal de la Rosario, Santa Rita y Alcaparrosa. La argentita se halló en la Vallejos y en la veta del Cementerio, en el chi- flon del Cura, tambien en la Rosario. Plata nativa se halló en la Belen en la galería, á 40 metros de hondura, en fila- mentos finos, denticular y hojilla con galena y tetraedrita en siderita con cuarzo. a ps El metal en las vetas está distribuido, como dicen los mi- neros aquí en clavos, ó sea en columnas verticales de anchura variable, separados entre sí por distancias de broceo, que son regiones de la veta : ó de ganga de masacota con pirita las más veces, — Ó de apretacion á rajos finos ó pelos, —5 de grande anchura de siderita espática en algunos casos. Á veces la anchura ó largo del claro es considerable, á veces muy pequeño. A juzgar por el laboreo antiguo el clavo grande en la Vetillas es de 377 metros de largo. La Vallejos en las minas Vallejos, Esperanza y Villasana está explotada por gran la- boreo antiguo, en un largo total de 407 metros, etc., etc. Fallas no se conocen en el mineral en ningun caso, aun- que las vetas en su corrida cambian de rumbo, y, á lo menos las vetas menores, son de corrida irregular, formando cur- vas, pero en general no hay aquí aquellos saltos, fallas, etc., que tan difícil hace la minería en otros países. La única falla es la que observamos en los «mantos », siendo la veta el fallero, que hizo bajar el manto de 1 á 2 metros hácia el res- paldo bajo. Si existe ó no en hondura un cambio de los metales sulfu- ros no se puede decir todavía á la poca hondura que alcanzó la minería hasta hoy. : La minería sobre estas vetas la lleva adelante la Sociedad Minera del Paramillo de Uspallata, que ha hecho perforar cuatro grandes piques maestros verticales y montó un gran establecimiento de concentracion de metales. En la formacion de grauwackes existen vetas con galena aurífera de baja ley. Estas se hallan principalmente en la parte austral de la sierra, G. AvéÉ LALLEMANT. a 3 z ; 3 lemia Nac! de Ciencias, Tom XML. Seccion selentrional. dl 3 M3 => eso | > HE a -- LITA EE SALA 3100 [ A S a $ LE 3000 f Se — aa E - 00 > 2600 | WA PRE APA 0% DEIA En 24001 yp 23001 ———— AS => no AR Í AA APXKÑX SIERRA DE USPALLATA PROVINCIA DE MENDOZA. Levantada por GERMAN AVE LALLEMANT Ingeniero de 1888. Minas Boletin de la Academia Nac! de Cien a =— —_ cias, Tom XI. Seccion selentrional. Odebrié14alrdeks ' Pohtá4zueto| del, Ouémalio 2060 Deer delos beses 9 Hornillos : ¡Actrros dell Escala vertical 1:60000, 300 1000 A - Escala horizontal 1:200000. pera MS E ER IR 3 000 [-: —_E9OM Formacion del Trias superior ó del Rhet. Formacion del Pórfido. Formacion del Silurio. Formacion de Esquitas Hurónicas. Fsquita elor lay Qutoelta . MN Serpentina UI brawyacke y Pizarra EM treniscas y Conglomerados ES Palacdolerita ED Porfido felsítico y Tobas 1D Caleáreo y Dolomita con ELA £reilla pizarreña y bituminosa, Criaderos Minerales. intermedios de Pilita en Arenisens 1 Mantos de Cobre + [53 Arenisca con Araucarias Velas metaleras Instituto Geográfico de € Hellfarth, Gotha Formaciones Kaenozoicas. EaAreniscas y Clonglomerados O) Terreno de Acarreo [LJ Traquita y Tobas E Andesita y Tobas , Tom XI. 1as de Cienc 1 Seccion selentrional. Nac emia 1 ) Ode Pl as) 79p wDdun]DT SIERRA, DE USPALLATA | Boletin de la Academia Nac! de Ciencias, Tom XL. PROVINCIA DE MENDOZA. Levantada por GERMAN AVE LALLEMANT Ingeniero de Minas 1888. Seccion setentrional. Inátituto Geográfico de CHellfarth,Gotha. — Escala 1:200000. m0 A 3 e S£Km. 7 —— Aguada -=/ilos secos ==Caminodecarros —Sendasdoarría =lasas Formacion de Esquitas Hurónicas, Formacion del Silurio. Formacion del Trias superior ó del Rhet. Formacion del Porfido. Formaciones ZO0ÍCAS. a a WEA Serpentina E 6ramvacke y Pizarra EE Arenisca y Conglomerados Palaedolerita [IEA Porfido felsítico y Tobas E4reniscas y Conglomerados Terreno de dearreo UD Caleáreo y Do! con EA A rciln ñ Criaderos Minerales, [2 Traquita y Tobas pisarrera y bituninosa, vaquita y intermedios TA en. dreniseas "E Mantos de Cobre HA 4ndesila y Tobar — Vetas metaleras Wi Diabaio p E Arenisca con Araucarias A MILLO. Instituto Geográfico de C.Hellfarth, Gotha. Formaciones Kaenozoicas. E Areníscas y Conglomerados AR Terreno de dcarreo Traguita y Tobas 77] Andesita y Tobas MAPA DEL MINERAL DEL PARAMILLO. antado por German Avé Lallemant. Mayo de 1888. 6910" 0. de Greenwich 3205 Instituto Geográfico de C,Mellfarih, Goth Formacion de Esquitas Hurónicas. Formacion del Siluriv. Formacion del s superio het Formacion del Pórfido. rmacion ¡en Micaesgudta, Cuarzita: E serpentina E crawrarke y Pizarra [E I)áreniscasy Gonglomerados [E Putaedoterita [ED rorrizo relsitico, y Tobas tre clorilica Areniscas y Conglomerados Terreno de dcarreo [E] Quico Dotomta com [raza pisarreña, bituminosa n E) rraguata y Tobas uermedlos de Fillta AAA a .. [Y renisca con Araucarias Telas metalera PO zi 7060 a Escala 1:50000 Boletin de la Acadomin Nac* de Ciencias, Tom XI- . LA" MARCHA DIURNA DE ALGUNOS ELEMENTOS METEOROLÓGICOS EN CÓRDOBA (REPUBLICA ARGENTINA) POR OSCAR DOERING En su meritoria obra intitulada Ligeros apuntes sobre el clima de la República Argentina (Buenos Aires, 1889), mi distinguido colega, el director de la Oficina Meteoroló- gica Argentina, señor D. GUALTERIO G. Davis, ha publicado los datos relativos á la marcha diurna de los más importan- tes elementos meteorológicos de Córdoba, á saber: de la presion atmosférica, temperatura, tension del vapor y hu- medad relativa. Cuando se me encargó para la obra del Censo de la Pro- vincia de Córdoba, levantado á principios de 1890, la des- cripcion del clima de esta provincia, he añadido á aquellos datos algunos más que mis propias observaciones me habili- taban á suministrar *. ' Véase Oscar DorrinG, Bosquejo del clima de la Provincia de Córdoba. T, Xu 13 Entretanto ha pasado casi un año, sin que la impresion de la obra del Censo se haya concluido, y el material de que disponía al escribir la memoria citada, ha aumentado consi- derablemente. Esta doble razon me ha impulsado á volver aquí sobre la misma tarea, tanto más interesante, cuanto que esos datos son los primeros de esta categoría que se publi- can sobre Córdoba y la zona sub-trópical de Sud-América en general. Asímismo, esta publicacion me proporciona la sa- tisfaccion de dar á conocer, aunque someramente, algunos de los trabajos que se ejecutan en la Oficina Meteorológica de la Provincia, cuya direccion honorífica se ha dignado con- fiarme el Gobierno de la misma. A.— La LLUVIA Los datos que voy á presentar, se han conseguido me- diante un pluviógrafo, sistema HorrixGER establecido en la Oficina Meteorológica de la Provincia, calle Santa Rosa 421 n/n. Al principio, el aparato funcionaba con mucha precision : sin embargo, poco á poco ha ido disminuyendo la elastici- dad de sus espirales de bronce, y las modificaciones que se hacían necesarias para contrarestar ese relajamiento de los resortes, le han quitado mucho de su sensibilidad. Hoy no acusa cantidades inferiores á 0.5 milímetros, y se requiere una atencion personal constante para completar las indica- ciones automáticas, máxime en el invierno durante las ga- rúas, que á veces dan apenas 0.1 milímetro de precipita- cion en 1 ó 2 horas. La division milimétrica en el papel del cilindro vertical giratorio no está en buena armonía con la superficie de la boca receptora del aparato: el factor de reduccion aplicado a las indicaciones del registro ha oscilado entre 0.80 y 0.85 6, lo que es lo mismo, las cantidades inscritas sobrepasan en un 18425 %/, á las que caen en realidad. Por lo demás, el aparato es de mucha sencillez y resis- tencia, dotado de buena relojería, y la evacuación automá- tica de la vasija colectora, en el momento de contener una cantidad de lluvia equivalente á 20 milímetros de altura, se ha hecho, salvo una excepcion, con toda la regularidad deseable. El instrumento está funcionando desde Agosto de 1888, de modo que nuestros datos corresponden á los 29 meses corridos desde entónces hasta fines del año 1890. A fin de eliminar ciertas irregularidades inherentes á sé- ries tan cortas, presentamos los guarismos correspondien- tes á cada dos horas. l. Marcha diurna de la frecuencia de la lluvia En la tabla I se dá el número medio de las horas que ha habido lluvia por mes. Las cifras absolutas significan poco : sin duda van á experimentar muchas modificaciones á me- dida que siga aumentando el material de observacion. Dividiendo el año en una parte lluviosa, que comprende los meses de Octubre á Marzo, y Otra seca (Abril á Setiem- bre) se notan bien los rasgos característicos de la marcha diurna de la frecuencia, á pesar del corto tiempo de obser— vacion que le sirve de base. En el verano (Octubre á Marzo) el máximum principal tiene lugar de 4á 6 a. m., el mínimum principal entre 6 p.m. y 8 p.m. Hay indicios de un máximum (en el medio- dia) y mínimo (Sa. m.á l0a. m.) secundarios, que desapa- recen, cuando las cifras son sometidas al conocido método de igualacion sintetizado por la fórmula a+ 2b+c 4 b= — 180 — En el invierno (Abril á Setiembre) las inflexiones princi- pales de la curva se notan dos horas despues, de 648a.m. el máximum, de Sá 10 p. m. el mínimum. No falta otro máximum de segundo órden de 2á 4 p. m. y un mínimo se- eundario de 10 a. m. á 12 m., los dos apenas visibles. La curva del año, como es óbvio, se parece casi del todo á la del verano. 2. Período diurno de las cantidades de lluvia Si se expresan las cantidades de lluvia que hubo, por mi— lésimos de la suma mensual total, resultan las cifras que componen la tabla Il. Aquí, como en otras localidades, la curva presenta dos máximos y dos mínimos que se anticipan un poco, compara- dos que sean con los correlativos de la curva de la frecuen- cia. El máximum principal entra de 2á4a. m., el míni- mum por la tarde: las inflexiones secundarias de la curva tienen lugar, el máximum de 2 á 4 p. m., el mínimum antes del mediodia. De la curva del año nose distingue esen- cialmente la que pertenece á los meses húmedos (Octubre á Marzo), puesto que las cantidades de lluvia correspondien- tes á este período representan las Y9 décimas partes de la suma anual. En los meses secos los máxima y mínima ocur- ren algunas horas más tarde. B.—EL PERÍODO DIURNO DE LAS TORMENTAS Desde el año 1882 he observado las tormentas de truenos y relámpagos en Córdoba y habiendo podido disponer de la colaboracion de varias personas, tengo la satisfaccion de asegurar que estas observaciones son completas. A objetos de la observacion, el dia se ha dividido en $ partes igua- dia — 181 — les y el cuadro III da, en la escala de 100, la frecuencia re- lativa de ese fenómeno. En la última columna se ha añadido la suma absoluta de las tormentas que han tenido lugar, para cada una de estas fracciones del dia, durante los 9 años que abarca la observacion. Se han contado las distintas tormentas, de las que ha ha- bido, á veces, hasta 5 en un solo dia, marcando siempre su principio, es decir, el momento en que se oye el primer trueno, de modo que, por ejemplo, una tormenta que prin- cipió á 5*/, p. m., está apuntada en la columna de 3 46 p. m., aún cuando haya durado hasta las 7 p.m. La mayor parte de las tormentas, 58 */,, empiezan entre mediodia y medianoche, las 42 %/, restantes toman su prin— cipio despues de; medianoche. Esta relacion se nota en la parte tormentosa del año, constituida por los meses de Octu- bre á Marzo, lo mismo que eu los meses secos y estériles en conmociones eléctricas, Abril á Setiembre. Y no se diga que la division del año en esas dos partes es arbitraria ó violenta: las cifras de la última columna de— muestran claramente que está fundada en diferencias ca- racterísticas que se imponen examinando su frecuencia. En efecto, á un mes de la mitad seca del año corresponden, en término medio, entre 0.3 y 3 tormentas por año, siendo así que un mes húmedo tiene á lo menos 7 tormentas al año 6, las tormentas que suceden en los meses de Abril á Se— tiembre constituyen tan solo la novena parte del total de esos fenómenos atmosféricos. A pesar de esa diferencia notable, el período diurno de la frecuencia, exceptuando algunas discrepancias de órden inferior, es idéntico en las dos partes del año. La frecuencia máxima se observa hácia las 9 p. m., 12 horas más tarde que el mínimum principal. Un máximum secundario ocurre há- cia las 2 p. m., distando igualmente 12 horas del mínimum secundario que se verifica á las 2 a. m. Hay indicaciones de la existencia de un tercer pequeño máximum á las 4 a. m. al — 182 — que correspondería el mínimum de 4á 5 p.m. que separa el máximum principal del secundario. Como se vé, el período diurno de las tormentas en Cór- doba difiere notablemente de los que se conocen en Europa. El máximum principal que se efectúa generalmente en la tarde, poco tiempo despues de la temperatura máxima, está bifurcado en Córdoba, y tan solo en el caso de que desapa— reciera esa bifurcacion, lo que no es probable, tendríamos tambien aquí el período de siempre: un máximum en la tarde y el máximum secundario en las primeras horas de la mañana, los dos con su mínimum correspondiente. De paso publico tambien, en la tabla IV, la marcha anual de los dias de tormenta, segun mis propias observaciones. El día comienza, como es costumbre adoptada universalmen- te en la determinacion de los dias de lluvia, con la observa- cion matutina de 7a.m. úSa. m. Las cifras romanas del encabezamiento significan los dis- tintos meses del año. A más de la suma absoluta de esos dias durante los nueve años de observacion, se da, en la columna horizontal encabezada con « %/, », la proporcion que existe entre los dias tormentosos del mes y los del año. Finalmente, en la última columna horizontal está consignado el grado de probabilidad que hay para un dia tormentoso en los distintos meses. La curva anual es sencilla y semejante á la de la frecuencia de la lluvia en el año: un máximo correspondiente á No- viembre, un mínimo en Agosto. C.— LA INSOLACION (sunshine) El registro de las horas de sol principió en la Oficina Meteorológica de la Provincia el 1? de Enero de 1889 me- diante el instrumento conocido con el nombre de sunshine- recorder de Campbell ó6 heliógrafo. — 183 — En la tabla Y se exhiben los resultados de los dos años de registro. Las cifras son las horas (y sus fracciones expresa- das en décimos) de insolacion, y el año se ha dividido en las dos partes, verano (ó sea Octubre-Marzo) é invierno (Abril á Setiembre). El tiempo indicado en la primera co- lumna vertical es tiempo verdadero de Córdoba. Las últimas columnas horizontales contienen, fuera de las sumas totales, las de las horas de inmsolacion posibles y la relacion entre las horas observadas y las que teóricamente había de ha- ber. En los dos años la tarde parece un poco más favorecida que la mañana. El promedio de los dos años no da todavía una buena idea de las abundantes cantidades de luz directa solar de que gozamos en esta zona: el año 1889, uno de los más lluviosos y nublados en los primeros meses, disminuye demasiado el número de horas de sol en un promedio formado con los resultados de solo dos años. Para derivar la marcha anual de la insolacion en Córdoba, disponemos de los datos que están compilados en la tabla VI. A las observaciones de la Oficina Meteorológica Argentina, de Marzo de 1886 á Diciembre de 1888, se han añadido las de la Oficina de la Provincia correspondientes á Enero de 1889 á Febrero de 1891 incluso. El promedio de esos cinco años completos está consignado al lado de la relacion que hay entre las horas observadas y las horas posibles de sol. A quienes desearen conocer el número medio de horas de sol en los distintos meses, está dedicada una columna espe- cial con estos datos. Finalmente se ha hecho la estadística, en los dos años, de los dias en que el sol no ha sido visible ni un momento y delos dias en que ha aparecido durante un espacio inferior á una hora, contándose en este último nú- mero tambien los dias de ocultacion completa. En término medio tenemos la luz directa del sol, 7 */, ho- ras diarias, ó entre cada 100 horas que tenemos el derecho de verel sol en atencion á la posicion geográfica de Córdoba, == lo tenemos en efecto visible durante 63 horas, proporcion sumamente favorable. El mes menos favorecido por el sol es el de Junio: reci- bimos en él solo 54 */, de la luz directa que nos correspon- de. El mes del máximum (70 %/,) es Mayo. Separado solo por un mes (Julio) vá otro par de meses, uno de luz solar abundante (Agosto con 69 %/,) y otro de insolacion escasa (Setiembre con 57 %/,). En los dos años 1889-1890 se han notado tan solo 40 dias sin sol ninguno y 35 en que el sol ha lucido menos de una hora, formando los dias de sol ninguno y escaso la suma de 75 dias en el período citado. La nebulosidad del cielo es un fenómeno íntimamente vin- culado á la insolacion: con mucha aproximacion se puede calcular el grado de nebulosidad, con tal que se conozca la proporcion entre las horas de sol efectivas y teóricas. Hasta ahora no se habían publicado datos sobre la nebulosidad de Córdoba. Llenamos este vacío insertando la tabla VII, re- resultado de nuestras propias observaciones desde 1885. Se ha observado segun la escala de 10, significando 0 la falta absoJuta de nubes, y 10, un cielo completamente nublado. Las cifras del cuadro VII son el promedio aritmético de las tres observaciones diarias. Como se ve, la parte menos nu- blada del año es el invierno : los meses de Febrero, Abril y Octubre se pueden considerar como los más nublados. La amplitud es pequeña, = 1.3. Un complemento de las cifras que representan el grado de nebulosidad, forma el recuento de los dias claros y nublados (tabla VIII). A aquella categoría pertenecen los dias cuya nebulosidad no excede dos (0-2 incl.) y como dias nublados se cuentan los de una nebulosidad de 8 y más. na A ERA A rs — 185 — D. — LOS VIENTOS Las observaciones sobre la velocidad y direccion del vien- to en la ciudad de Córdoba, cuyos resultados publicamos en los siguientes renglones, se han hecho con un aparato regis- trador del sistema Casella y Beckley, modificado para las «estaciones normales del Observatorio Aleman de Marina de Hamburgo, en las que funcionan ejemplares de esta clase. Su descripcion, con dibujos explicativos, se puede consultar en el Anuario de aquel instituto modelo (Aus dem Archiv der Deutschen Seewarte, I (1878) : Instruction f. d. Me- teorol. — Dienst, pág. 24-28) y en el Tratado de Meteoro- logía, por W. J. vay BEBBER, página 121. El aparato se halla instalado en la azotea de la Oficina Me- teorológica de la Provincia, calle Santa Rosa 421, número nuevo, como á 8 metros encima del suelo. Su parte superior domina todas las casas del barrio, solo á 60 metros de dis- tancia, en direccion S y SSW se encuentra un pequeño im- pedimento más elevado, el altillo de la casa de D. Felipe Cen- teno. Por lo poco extendido de su ancho, ese obstáculo no puede estorbar la circulacion libre de las corrientes de aire y es sin influencia en las indicaciones del aparato. La tira de papel en que el instrumento marca la hora, la direccion y velocidad del viento (en metros por segundo) adelanta conforme á la intensidad del viento. De ahí resulta el inconveniente que en las horas de la noche en que el movimiento del aire es por lo general insignificante, las marcas de la hora y de la direccion se aproximan á tal grado que muchas veces se borran ó confunden, haciéndose entón- ces difícil el descifrado del registro. Para Córdoba, á lo menos para la ciudad situada en el valle, convendría más un aparato en que la cinta de papel sea movida proporcionalmente al tiempo, y no por las ruedas que trasmiten la velocidad. Sin — 186 — embargo, el bajo precio del aparato y su construccion senci- lla y sólida á la vez, han sido razones decisivas para su ad- quisicion. El anemometrógrafo funciona sin interrupción desde el 1* de Diciembre de 1888 : los resultados que estamos por pu- blicar, corresponden á este mes y á los años completos de 1889 y 1890, en suma 25 meses. En: vista de la gran regu- laridad con que se verifican en nuestra zona los fenómenos periódicos, se puede decir que los resultados publicados son una buena aproximacion á la verdad. Il. Período diurno de la velocidad del viento La tabla X contiene el resúmen de las velocidades que se han observado en las distintas horas, expresadas en metros por segundo. Reproducimos la velocidad media por meses, por las cuatro estaciones del año y por año. Las cifras absolutas del cuadro están afectadas de las si- guientes imperfecciones: a) Son desconocidas la constante de friccion y la constante general del aparato. Se considera como espacio recorrido por el viento el triple del camino que describen los centros de las semi-esferas, segun las indicaciones, aunque equivocadas, podemos decir hoy, de Robinson. De este defecto padecen casi todas las publicaciones que se han hecho hasta ahora sobre la velocidad del viento. b) Debido á un entorpecimiento del engranaje de las rue- das de trasmision, la velocidad en algunos meses, ha resul- tado más pequeña de lo que debía ser. Se comprende que estas circunstancias mencionadas no influyen en la relacion que hay entre las velocidades de las distintas horas. El viento tiene su velocidad mínima entre media noche y la salida del sol, en el promedio del año entre 3 a. m.y 5 a.m., — 187 — en algunos meses más temprano aún y en otros más tarde. Desde entónces aumenta, primero despacio, luego rápida- mente y alcanza á su mayor fuerza despues del mediodia entre las 2 p. m. y 4 p. m. En algunos meses se nota el máximum un poco antes de las horas indicadas, en Noviem- bre y Diciembre aún despues de 4 p. m. Los valores máximos ocurren en algunos meses antes de medianoche y no es imposible que cuando la observacion abarque un período más largo, se note un pequeño máximum despues de medianoche, precursor del mínimo principal de la mañana. La relacion entre el máximum y el mínimum es de 4.25, cifra que varía muy poco en las distintas estaciones, pero la que oscila en límites más grandes, cuando se consi- deran los meses separadamente. 2. Período diurno de la direccion del viento En la representacion de la marcha diurna de la direccion del viento, nos hemos limitado á 8 épocas equidistantes del dia. Las cifras de la tabla IX indican el número de veces (horas) que uno de los 16 rumbos ha sido registrado, los que van acompañados del número de calmas y del total de las observaciones que suman 761 para cada hora. Los trayectos recorridos por cada uno se pueden comparar en la tabla XI. Se han expresado en metros por segundo, de modo que multiplicados por 3.6 darían el recorrido en kiló- metros por hora. La tabla XII resulta de una trasformacion doble de la IX: despues de reducir á 8 rumbos, se ha calculado la relacion de su frecuencia al número total de vientos de la hora en cuestion, excluyendo las calmas y usando de la escala de 1000. En esta forma los valores pertenecientes á un mismo rumbo, pero correspondientes á distintas horas del dia, son adecuados pára una comparacion inmediata. — 188 — La tabla XIII es la reduccion, á ocho rumbos, de los valo- res del número XI (camino recorrido por los 8 rumbos prin- cipales). La agrupacion de las cifras que expresan la frecuencia máxima en cada rumbo, es distinta de la que se conoce ahora. El Dr. G. Hellmann ha llamado la atencion sobre la circuns- tancia que en Madrid las cifras de la frecuencia máxima de los distintos rumbos acompañan en general la marcha apa- rente del sol. En Córdoba se revela un movimiento opuesto que se presenta con más claridad, si se elijen las cifras del camino máximo recorrido (tabla XIIT) en vez de las de la fre- cuencia. Tal vez la separacion de las cifras segun las distintas par- tes del año traiga más claridad en esta cuestion. Nos reser- vamos esta tarea y la de un exámen de la conformacion de las observaciones á la ley de Sprung para más tarde, cuando dispongamos de más observaciones. En la tabla XV se han reunido los valores de las 4 compo- nentes del viento (sobre la base de su frecuencia) en las dis- tintas horas del dia, y se da la direccion media contada del N. y calculada con la fórmula de Lambert. La tabla XIV es el resultado de dividir el camino de los 8 rumbos por su frecuencia (velocidad media) y nos demuestra que todos los vientos, sin diferencia del rumbo, tienen su velocidad máxima hácia las 3 p. m. Córdoba, Marzo de 1891. Oscar DOERING. MES HORAS POR CORDOBA EN TA DE LA LLUVIA EN ay A FRECUEN( AGOSTO 1888 — DICIEMBRE 1890 J Tab. _ O apor] q 408.9 TARDE MAÑANA a _—— O a a a e — e — e————— a DMDIMADMORIOMMN «Hs 00 Al 10 HO A NRRNROAANMMA DA y - N +A m q E k =) ooo a NMNMORO ro m - NATA aladas al 7 2 a! MN > ES As NADO nommo Un 0 A AARRADA lodAno Ham 0 A rn Bn m1. noo 2co0como wo 0 E NARRNT AÁARNRARH OO a n— mM E 20100 O MOFO NN 189 AE A E SS 20 o an NADO nm + an rr 00 e) a 1010 HN A | InalYw sE . . . y 20 E . a da a A IE TE A ES A E v0.2» 03>»3 == 2 Sw 227525090. o 2 AS Has AZ 2 > AINOZO O4 «< — 190 — "NA NA VIwNAaS II “BL £€ — 18 A L9% | 6% | 88% TIVLOL A _—_ a aan nn A PP tE VNVNVI SO)PNSUIU SPUNS SP] IP SOWMAISIIN 0681 AUAMAIDIA -— NT HA OLSODV | P......... QUy 91 131198-[11q Y OZIR [940390 ++ 9 1QUIAI *****91QUIOTAON o." quo ***** 91qUINIS AE ea e "0IS0D y coco On 2022“ OVINf A cil paq y A +++ ** "0181094 A Esta SAS V4daudo) NA VIAQTI HA SIUAVAILLNVO SVI 44d ONYAIA OCUOITAd — 191 — PERÍODO DIURNO DE LA FRECUENCIA DE LAS TORMENTAS MESES Agosto Setiembre Diciembre...... Octubre-—Marzo .. Abril-Setiembre. O 10.8/11.6| 9.8 9.6 1882-90 ESCALA DE 100 6|115|14| _a 41.8 Tab. INT. SUMA ABSOLUTA (9 anos) — 192 — [ez] y MIA HD HO $ a o 1 e VAOAHO) NA 608%" | 613" O0"6T | 0"ST MN em N N 10 067-3881 SOUVAHASHO SVINANUOL HA SVIA SOT HA OYHINAN vas 0681 6881 8881 L88 1 9881 C881 v88I €881 c88 1 — 193 — MARCHA DIURNA DE LA INSOLACION (sun-shine) 1889-90 TIEMPO 1889 1890 verdadero de eS AAA AS Córdoba Verano Invierno Verano Invierno 31.8 s7.0 110.9 116.8 1225 e 126.0 11-12 m. 5. E : .1| 199.4 12-1 p. 9.6 Zo Í .5| 130.8 1241 121: : ze .6| 130.7 23 p. .4| 129.6 . -0| 128.3 34 p. ¿ 9.8| 133. .2| 128.0 4-5 p. .9| 92.0| 124.8| 105.2] 117.9 56 p. 815 019.7 -5| 10.4| 92.6| 11.6 67 p. : 33.0) — | 35.0 Suma. .|1328.8| .0/1646.7/1364.5/1487.7/1272.7 Horas posibles 2409 1962 2409 1962 2409 1962 Relacion 9/0 | 99 60 68 70 T. XI 14 — 194 — A A DAS E 0"T9 8" vrLe 999% perrera QUY [a OB8I *-***G88T +. ++ «2001 +. ..* ¡981 - === *g88T E: V1P9UIO4J A O, “++ GQT "+ «SOT SN SS “ "++ G9QT LI a — 197 — PERÍODO DIURNO DE LA DIRECCION DEL VIENTO FRECUENCIA EN CIFRAS ABSOLUTAS Diciembre 1888-90 inclusive Tab. IX. r ¡WSW / | NN W:j¡ CALMAS | TOTAL — 198 = Lv"8 9y"6 896 8T "6 v9"6 sr"8 29€ sr"€ 66 6 A 196 TO "€ 673 863 v9"6 e2 € 69€ Dn . . cea 310 00 — > AMARA [olor] == “UL ZL-11| “8 11-07 X B.L vO"€ v9"7 056 en AH AM IOAX 100 — 660 vPO"T CE 7 10% €0'€6 ESel LO"G OUT 860 L8"T 68" 1 06% 617 OL"T ESA so"T 210 c8"0 990 80"T 61 60"1 LLO eT"I 961 Ss6"T Le" T St "T 06" LI TO" 1 L8*0 1870 090 I6*0 €9*0 c6"T "Y 1-9 v6"0 901 80"I 6L "0 680 L6"0 661 280 cr "IT OS"T cs 0 c6'0 090 v9"0 160 xSP"0 «91 "T opunbos «od soJJaM «680 680 6L"0 180 v9"0 «080 650 56 I 16"0 c6'0 sco”T *IL"O L6*0 «080 vO"I 6L'0 €£60 0S"T 160 8L'0 TL*0 «86 :0 v8'0 €90 Lv"T "76 00"T LO"T 60" 1 vL"O AT T6 "0 057 p8'0 90"T 65" T co” I E£9%0 190 290 260 £90 OL Y 8-6 E8L"0 vo" T 660 JE] 091 OTI p9"0 090 GL'0 280 690 9p"T AAISATINI Q68T AMAMALY)IA — QQR] IYAMNALIIA OLNAIA THU AVAISNALNI. VI 40 ONUNIO vO"T Ji 681 ELO cO"T e60 (JN! 660 16" T L6"T Sgt "I 6L'0 090 6L'0 cs 0 6L'0 UGT 0U0144Hd A 91 UOIAON -91Q UI9LIS . . “*****0I803Y-OIUNf “+++ +++ O Le] —OZIe K 01949] -91 UI9TIIG “91 UITIE "9IQUIITAON “+ *31q0190) *91qUI9YIS A 01508 y “=> *"Onnf *=+orunf ...o. OB IN “+ 111q Y *“** OZIRN “019.194 + 04904 SASHA — 199 — 80" I N 8 | 91€ : 68 leer o+**** ouy 1 TO Ho . lr A rá ELE v6"I 680 c0"T 6T"I | 66"T £6 To (661 3280 | 060 08"T | TP"I v8 "€ | 69"6 90'p | ST"Y GG"é | 09€ 3898 |.6%'6 c9"£ |'9IQUIITAON-"198 rm — 0 — a a! * ** OXP]N-OZAC IN **019194-* 91 . . A NM 00 A HE LO NH 4 00"T 60" 1 $0"T 06"T | 09"1 Te" | 05"1 90"T | 86 "1 Te ”T 66"T | Sp"T 6L"T P8"T | €6"T LG "6 | 666 036€ |* 7 aqua 6976 1 FS: 6 69€ |'*** 9IQUITAON 8L"€ | vL'6 Aa ER abla TE 86 ; e *** 91qUuanas ASADO OC "y *****0Js03 Y 071 8v"1 | Té "T e LY eee oo" om P8"0 82'0 | OL'0 L 08 | £9r8 e ETE roof 080 PL'O | LLO 1% 50" 0 61 YE 106 8/1 00 Bi PAR 660 L8"0 | 160 e e lee eee l 60 ccoo ct ua EL"0 980 | TO"T | Oc cOvz e SLEe | OLe | 98re 00 **** coat 6910 016.0 | 690 | z "Sl BTE STE MOTE E DARIO Te "TI ; 1510 091 , 1Q* . S8 € L0'e 78€ . += Q19UH . ÓN Joke EN NM O) 0 it 00m SIN O + Moe) O 00 . . a a Ma > Ms O) 10 O WO ME INM EA O ANA O) VLANOY | «di zr-10 | -d 15-01 «doro | “dl 6-8 d eL | 0 9 | d 9-9 | :d $4 | d 9-6 | cd ez T : ; SISaN va X “eL opunbos Jod soja M "(UOVIDNUIJUO )) HAISATINL Q68T IMAMALDIA — BRET] AUAMNATOIA OLNATA “THA (AVAISNALNI VI HA ONYVAIA OCOIHAd — 200 — CAMINO RECORRIDO POR LOS 16 RUMBOS DEL VIENTO METROS POR SEGUNDO Diciembre 1888-90 inclusive Tab. XI. YA 00m O nmu0o 155.2 113.3 1604.6 2606.3 2817.8 2146.1 SJ Ele MS - NS) 00 TI w Dam: OAMI Ot -—) O E ip me. 55 mE e SP mes. 127p 50 0D ) Y 06-10 O Y q A [9 SO e — o SS y TC ÑO O Di <=l 10 Ho — 201 — PERIODO DIURNO DE LA DIRECCION DEL VIENTO REDUCCION Á S RUMBOS Tablas, XIL-XUI 105 : 467 140 | 239 | 67 53 | 566 23 | 731 743 726 7 624 11 587 3 | 91 105 | 224 20 ¡111 | 479 Camino recorrido vor los 8 rumbos. Metros por segundo aa. 1129.6] 119.51 17. 2 31.1| 755.2 96. 3.61 0.8 [33.9 | 713.: 402. 26.1 [1604.6 5 3 k | 886.8 98.41312. .6| 66.2| 6.8 | 41.6 |2606. 5 9 511057. 71.3 (2817. 836.9! 20.1 (2146. 175.9| 35.6/108/0/287.81111.8| 2.5 |38.7| 926. 132.9| 14.5] 66.5/296.: o 39.8 | 808. — 202 — PERÍODO DIURNO DE LA VELOCIDAD DEL VIENTO POR 8 RUMBOS METROS POR SEGUNDO A Ela se 9h. Md 1 Pm: GD... A 12p: Ma 10 O 15) .2 9 2 e 2 Roos NR 1 O) W (0 1 N Y. 9 SI SN A SO N TONOS TGS OO) OA DA AS WoW lp» 00 DDODTDAWOO FR rFvNOOoOwyNyN An OS bt —] 0 NN hu Rh WN [a») 10) [on O o Promedio.| 2.7, e PERÍODO DIURNO DE LA FRECUENCIA DEL VIENTO | POR LOS CUATRO COMPONENTES | Tab. XV. | COMPONENTES | DIRECCION media TEARS FOSCAS -CALCÁREAS Y SU APLICACION PARA LA FABRICACION DE CEMENTOS Y CALES HIDRAULICAS POR ADOLFO DOERING Las importantes obras de irrigacion que se proyecta- ron en varios puntos de la República, han llamado la aten- cion de los constructores sobre la utilidad de ciertas cales hidráulicas, en reemplazo de los cementos importados, que antes eran usados casi exclusivamente en las construcciones hidráulicas; y dado el éxito favorable que con su aplicacion se ha obtenido en las obras de irrigacion de los altos de Cór- doba, puede afirmarse ya desde ahora, que en el interior del país, el papel del cemento importado, como materia princi- pal enesta clase de construcciones, puede considerarse como terminado ; puesto que las ventajas del combustible barato y la superabundancia de materias primas de calidad satisfacto- ria en todas la serranías centrales del país, permiten la ela- boracion fácil de un material, suficiente en cada caso para los correspondientes usos prácticos. Tal vez no sucederá lo mismo con las regiones del litoral, — 204 — donde es probable que el cemento Portland artificial, in- cuestionablemente el material más perfeccionado mirado bajo cualquier punto de vista, que hasta ahora se conoce, siem- pre será la materia preferida en todas las contrucciones hi- dráulicas de importancia, á causa de la seguridad y perfec- cionamiento de su fabricacion en Europa, su precio bajo y los fletes insignificantes desde ultramar. Si las circunstancias in- dicadas permiten á estas regiones del país, desprovistas de un combustible barato, entrar en una competencia ventajosa y racional mediante la produccion propia de un material aná- logo ó preferible, es una cuestion que ha de resolverse en adelante. En un trabajo anterior, con motivo del exámen de los mate- riales de construccion empleados en las obras del Sala- dillo *, he tenido ocasion de hacer notar las ventajas de la aplicacion de las cales hidráulicas naturales y la abundancia, en casi todas las formaciones del país, de diversas clases de calizas arcillosas, las cuales por un método de elaboracion apropiado, pueden suministrar mezclas hidráulicas de cali- dad muy satisfactoria. La materia prima de esta clase que con más frecuencia se encuentra en el país, tanto en las regiones serráneas como en los sitios de erosion de la llanura, son aquellas masas con- crecionadas, calcareo-arcillosas, del loess, vulgarmente lla- madas Loscas, y las cuales se presentan en condiciones muy diversas, ya en una forma primitiva, de riñones aislados de tamaño variable (loesskindel ), ya en la de costras contínuas más ó menos coherentes, lo que principalmente sucede en el loess antiguo, terciario. Elanálisis químico de esta clase de concreciones hace reco- nocer cierta uniformidad en su composicion cualitativa, repre- sentando ella una calizaimpura con mezcla, en distintas propor- 2 Boletín de la Academia Nacional de Ciencias, tomo Y, página 415-440. AAA AAA AA AA AA A A AAA — 205 — ciones, de arena y tierra arcillosa; pero las más veces en una proporcion como para servir de materia prima en la prepara- cion de una cal medianamente hidráulica, ó de un cemento romano de fraguacion rápida, segun el método empleado en su elaboracion. En estas concreciones el contenido de cal se halla en estado de carbonato, y una pequeña parte de calcio, y otra, á veces más importante, de mangnesia, en estado de hidrosilicato ó de zeolita. Del maganeso existen vestigios, ge- neralmente en forma de delgadísimas eflorescencias dendrí- ticas de peróxido ; los vestigios de fosfato de hierro se pre- sentan frecuentemente en forma de eflorescencias muy finas, color negro-violado, de vivianita, tal como se encuentran tambien en el loess pampeano. He aquí los análisis de algun número de estas toscas, pro- cedentes de muy diversas regiones del país. A.— TOSCAS ANTIGUAS (FORMACION ARAUCANA) (Con riñones de ópalo y rosetas de calcita en las cavernas) Lá IV. —Véase abajo los análisis de las toscas de la Pu— nilla, que todas pertenecen á esta seccion. V. Tosca blanca, cavernosa, formando brecias en las faldas de los cerros de Choique-Mahuida (Rio Colorado, Patagonia) (DorRING)". Ácido silícico y arena..... E e 16.65 *, A O 1.61 » A O O O 0.84 » DARAS aseo 0.10 * Informe Oficial de la Expedicion al Rio Negro, tomo III, página 512 y siguientes. Óxido de chlcio paa cd des 326 eS MAgneslO .. 00 om..'.o A O o! Acido SULICO a era ES 0 CALDO e E A 34.47 Agua, pérdida, ele... 0 iaa dose 1.54 B.— BANCOS DE TOSCA MAS Ó MENOS COHERENTES DE LA FORMACION PAMPEANA INFERIOR (Sin cristalizaciones definidas de calcita, y sin riñones de ópalo; pero frecuentemente con eflorescencias ó costritas delgadas de hialita). VI. Masas conerecionadas compactas de color greda, que forman una capa más ó menos coherente en la base de la formacion pampeana, al pie de las barrancas del rio Paraná, habiendo sido empleadas en la fábrica de cemento romano del Sr. Fuhr en el Rosario (SIEWERT) ?. VII. Masa muy arenosa, en el lecho del Rio de la Plata, cerca de Buenos Aires (PUIGGARI) ”. VII. Masa muy pura en el fondo del Rio del Azul. De co- lor amarillo pálido, de estructura fina y homogénea, y con muy poca mezcla de granos grises, negros y rojizos de arena. Con el lente se observan en uno que otro punto partículas mamelones ó delgadas costritas de hialita, y en pequeñas ca- vernas agrupamientos microcristalinos de caicita (DOERING). vI VII VII Acido silícico y arena.. 23.00 42.67 10.70 Oxido de aluminio..... 8.89 3.56 2,49 » IET DNA 5.45 1,15 1 STELZNER, A. Beitr. z. Geol. u. Palaeont. der Argent. Republ., to- mo I, página 263 y siguientes. 2 An. Cientif. Arg., tomo I, página 76. — 207 — vI Vin VII Uxido de manganeso .. 0.15 0.06 » (LA AA 35.00 25.48 45.29 » magnesi0.... 0.49 0.40 1.01 » Oo aota 0.73 » potasi0 ...... 0.06 Acido sulfúrico........ 0.37 MF CArbDÓNICO.. 05. 128 09 35.71 Agua, pérdida, etc..... 2.36 DO IX. Masas concrecionadas, compactas, formando una capa coherente en la meseta pampeana austral, entre Carhué y Puan. Tosca blanquecina, excesivamente dura, bastante ho- mogénea, con abundantes granos rodados de arena, cimenta- dos en la masa (DOERING): X. Masa muy pura, procedente de la parte superior de la barranca del rio Sauce Chico, cerca del Fuerte Argentino (Bahia Blanca). Tosca dura, bastante homogénea, amarillo rojiza, formando una capa coherente algo hendible en lajas, con pintas dendríticas oscuras y con granos de arena, á veces abundantes, á veces escasos, y fragmentos de tosquilla entrecimentados. Esta clase de tosca es tal vez de orígen sedimentario, endurecida despues por vía de paramórfosis. (DOERING). XI. Masas compactas, más ó menos coherentes, en el fondo (11 metros) del pozo histórico de Nueva-Roma (Bahia Blanca). Tosca de color algo oseuro gris-pardo; envolviendo crecida cantidad de granos de arena de color y naturaleza distinta (DOERING). IX XxX XI Acido silícico y arena... 29.32 14.54) Oxido de aluminio...... 3.68 AO AVDA » Heron. TA LL 1.33 » manganeso... 0.48 0.28 0.65 » calcio. as 33.31 43.16 30.06 » magnesio..... 1.32 O 1.40 Acido sulfúrico ........ 0.40 0.31 0.34 > 5 CArbóniCO.. 2... 20.16 34.35 25.24 Agua, mat. org., pérd... 3.42 3.15 -— 208 — C. — TOSCAS MODERNAS (Concreciones aisladas de tosca en el pampeano superior: «Loesskindel ») XII. Infiltraciones de tosca, rellenando é imitando anti- guos huecos verticales de raices de arbustos y arboles, en la division superior de la formacion pampeana del Rosario. Tosca dura y muy homogénea, de color blanco ál exterior, gredoso-amarillo pálido en el interior; frecuente- mente con una canaleta fina, no rellenada en el centro de la concreción (DOERING). XI a. Concreciones delgadas. XII b. Concreciones gruesas. XI a XI O Arena y cla id «22.80. — QUESO Oxido de manganes0........... ss. ¿0539 » CUlCO on ce PATO 40.30 > MIEESsIile 0.80 1222 Acido. SUÍÚTICO.. e Sa ES > ¿CALDÓNICO: 2 AE 32.62 32.94 Agua, pérdida sell. calosdasi boe 2.29 2.30 Además, exisien concreciones de tosca aún más moder- nas, generalmente de color gris-negro en el interior de las masas, en las capas post-pampeanas lacustres, cuyos análisis no se han practicado todavía. Hace más de 15 años que se han hecho ensayos sérios para utilizar las toscas pampeanas en la fabricacion de ce- mentos y materiales hidráulicos. Ya en el año 1872 el Sr. Fuhr en el Rosario, había montado una fábrica de cemento — 209 — romano, con el objeto principal de fabricar piedras artificia- les y otros artículos análogos. Pero recien el año 1886 mar- ca en el país una época nueva é importante en el desarrollo de la industria, y fabricacion de cementos y cales hidráuli- cas con las toscas. Con el importante proyecto del Gobierno Provincial, para la irrigacion de los Altos de Córdoba, se despertó tambien aquí el interés para el aprovechamiento de esta clase de ca- lizas arcillosas ó toscas, las cuales abundan mucho en los cerros promontorios y valles interiores de la Sierra de Cór- - doba. El Dr. D. J. Bialet-Massé, quien cerca de su estable- cimiento «la Primera Argentina », situado en el valle de la Punilla, á inmediaciones de Cosquin, posee canteras muy extensas é importantes de toscas sub-terciarias, principió con algunos ensayos que dieron un resultado satisfactorio y se presenió en seguida al Gobierno de la Provincia, á fin de establecer una fábrica de cales hidráulicas y proveer las obras de irrigacion con un material propio, que hasta cierto grado, debía reemplazar el cemento importado. Debido á la laboriosidad y constancia del Dr. Bialet, en la persecucion de sus propósitos, ha conseguido vencer las dificultades que, como siempre, se presentaron al principio, en un ramo tan difícil de la industria química; y la fábrica hoy dia suminis- tra artículos buenos y de calidad constante, habiendo logra- do el Gobierno de la Provincia de Córdoba, no solamente ha- cer una economía considerable en el presupuesto de los gas- tos, sinó favorecer el desarrollo, en la Provincia, de una importantísima rama de la industria naciente. Una parte principal en el feliz éxito de esta nueva indus- fria, se debe sin duda á la Direccion de las Obras de Irriga- cion, la cual por su parte, deseando obtener juicios fidedig- nos é imparciales sobre el valor y la calidad relativa de los materiales que llegasen á ser empleados en las obras ejecu- tadas bajo su vigilancia, encargó una investigacion científica detallada de la materia prima y de los artículos elaborados. T. Xhi 15 — 210 — En las siguientes páginas daré, en forma de extracto, el resultado de mis investigaciones y experiencias, obtenidas en aquella ocasion. Debo confesar que la tarea no ha sido muy fácil, pues las publicaciones con verdadera base científica se ocupan escasamente de esta parte de la química aplicada y suministran muy pocos consejos prácticos. Otra dificultad para el exámen práctico de los cementos y cales hidráulicas consiste en la alteracion favorable de las propiedades que experimentan con el tiempo. El teorema empírico de los antiguos ingenieros franceses, de no aplicar cal hidráulica alguna, sinó despues de dos años de su pre- paracion, tiene un cierto motivo. Preservándolos de la in- fluencia de un exceso de ácido carbónico y humedad del aire, todos los cementos y cales hidráulicas, se mejoran y llegan á ser útiles recien despues de un cierto período de reposo; regla que parece puede aplicarse hasta á las mismas cales hi- dráulicas hidratadas. Esta circunstancia en algo dificulta el estudio inmediato y da lugar muchas veces á apreciaciones divergentes, al principio, sobre la mayor ó menor calidad y utilidad práctica de las diversas composiciones ; y solo con observaciones prolongadas se consigue esclarecer la causa de las divergencias é introducir mejoras en la elaboracion de los productos respectivos. A —= 211 — LAS TOSCAS CALCÁREAS DE LA PUNILLA (SIERRA DE CORDOBA) En las faldas de las colinas de los contrafuertes de casi todas las sierras centrales de la República, el viajero se encuentra muy á menudo, con depósitos ó costras de una especie de tosca ó cal arcillosa, cuyas particularidades han llamado mucho la atencion de los geólogos, sin que hasta el momento hubiese verdadera uniformidad en las opiniones emitidas sobre su orígen. A diferencia de las concreciones, más ó menos aisladas, de tosca, que abundan en la formacion pampeana superior, estas toscas antiguas se hallan casi siempre en forma de costras duras, cimentadas directamente sobre las rocas metamórficas ó volcánicas, aunque á veces solo en forma de manchas insu— lares, á causa de las denudaciones en las localidades circun- vecinas. Pero en otros puntos ellas se hallan tambien en forma de capas gruesas y contínuas, con señales de una breve estra- tificacion irregular y torcida, tal como sucede con frecuencia en las depresiones y en los valles anchos de estas serranías ; y en tal caso, la capa calcárea pasa generalmente hácia abajo á constituir una especie de marna pulverulenta, que contiene una fuerte cantidad de ceniza volcánica. En una ú otra forma, las manchas insulares de esta clase de capas calcáreas son muy comunes en las serranías del país. DARWIN, HEUSSER y CLARAZ y otros hacen referencia á estas costras en el sistema de la Sierra de la Ventana ; BRACKE- BUSCH, AvÉ-LALLEMANT! y AGUIRRE * en la Sierra de San * Actas de la Academia Nacional de Ciencias, tomo Il, página 125. * Anales de la Sociedad Cientifica Argentina, tomo IX, página 111. — 212 — Luis ; STELZNER ' les dedica un artículo largo en sus Contri- buciones á la Geología Argentina. BRACKEBUSCH igual- mente las menciona á cada instante en sus relaciones de viaje y ha depositado en el museo de la Universidad de Cór- doba una coleccion completa, procedentede los más distintos puntos del país. Nosotros hemos observado estas capas de tosca tanto en el Norte como en el Sud de la República y finalmente sobre las faldas de la sierra de Choique-Mahuida * (Patagonia), en el valle del Rio Colorado. En las regiones australes del país, esta capa calcárea se distingue muy bien, tanto por su carác- ter general, como por su disposicion estratigráfica, de otro sedimento calcáreo muy semejante pero mucho más moderno, el cual forma una capa contínua muy universalmente pro- pagada en el horizonte superior de la meseta patagónico- araucana, envolviendo y cimentando los rodados característi- cos de esta formacion tehuelche. Mi opinion sobre la edad geológica de las toscas antiguas ya la he manifestado en otro lugar, y las observaciones pos— teriores solo han confirmado mis exposiciones anteriores. Por más que se puede discutir todavía el verdadero orígen genético de esta clase de costras calcáreas, es á lo menos indudable su edad relativamente remota, terciaria, siendo ellas referibles, probablemente, á la formacion araucana ú horizonte mioceno superior. Su interposicion estratigráfica en algunos puntos de la sierra de Choique-Mahuida y de la de Córdoba, hace reconocer que esta clase de calcáreo se halla cubierta de una capa de cerca de 30 á 50 metros de sedimen- taciones subaéreas de la formacion pampeana, y de acuerdo con esta disposicion, una clase de estratos algo análogos 2 Beitr. zur Geolog. u. Palaeont. d. Arg. Rep., tomo [, página 263 y siguientes. ? Informe Oficial de la Expedicion al Rio Negro, tomo 1, página 512 y siguientes. — 213 — aparece intercalada en las capas correspondientes que limitan las pampeanas y las de mayor edad, tal como por ejemplo se observa en las capas de la pampa extendida al pié de la sierra de Córdoba, en el corte de las barrancas donde el Rio Primero, al entrar desde la sierra á la llanura, atraviesa los distin- tos depósitos sedimentarios, progresivamente más moder- nos. Lo que queda todavía para comprobarse en adelante, es si estas costras calcáreas de la Sierra, cuya conformidad petro- eráfica entre sí en regiones tan lejanas y diferentes del país parece indicar un cierto horizonte metamórfico determinado, son ó no sincrónicas y correspondientes á aquella gruesa capa de toscas calcáreas que en la cuenca del Rio de la Plata limi- tan el horizonte del pampeano inferior con el superior de la formacion araucana. En la capa coherente de tosca que se observa en el pam-— peano inferior, en la base de las barrancas del rio Paraná, cerca del Rosario, aparece una capa de ceniza volcánica, algo semejante á la que es característica para las costras de cal depositadas en la sierra de Córdoba, y no sería del todo imposible, que la presencia de estas mismas capas de ceniza volcánica, los procesos de su alteracion y descomposiei0n consecutiva, tuviesen alguna parte en el génesis de los cal- cáreos respectivos ; por más que la presencia de esta capa de ceniza por sí sola, no puede ser considerada como la causa principal de esa acumulacion de costras calcáreas ; porque, por ejemplo, en la formacion pampeana de Córdoba, y en horizontes más recientes, existen todavía distintas ca- pas semejantes de ceniza volcánica ; v. gr., una inferior de color blanco con caractéres semejantes á la ya mencionada, y otra superior de naturaleza augítica de un color gris-verdoso pronunciado ; sin que ambos horizontes superiores de la arcilla pampeana fuesen acompañados de la formacion de masas coherentes de tosca. En las barrancas del Rosario el observador recibe inmediatamente la impresion como si estas — 214 — costras en la formacion inferior hubiesen sido producidas mediante la extraccion de las partículas calcáreas disemina- das en las capas de tierra superpuestas, y por infiltracion hácia la capa inferior del terreno, á través de los huecos y poros verticales que caracterizan el loess y todas las formaciones subaéreas. La tosca abunda cada vez más hácia la parte inferior y ha rellenado al mismo tiempo las cavernas y huecos verticales procedentes de antiguas raices y raigones de árbo- les pequeños ó de talla superior, conservando muchas veces esta tosca la configuracion externa de aquellos elementos de la antigua vegetacion arbórea. En las costras calcáreas antiguas que abundan en la sierra de Córdoba, no se nota esta clase de estructura. Ellas ofrecen á menudo una verdadera estratificacion, aunque siempre breve y torcida, es decir, una segregación en distintas capas superpuestas y más ó menos separadas entre sí. Seguramen- te ellas no representan depósitos formados dentro de aguas estancadas ó de grandes dimensiones, sinó que se recibe la impresion, como si pequeñas vertientes de agua corriente muy gradualmente las hubiesen sedimentado. Esto no ex- cluye la posibilidad de que las partículas individuales, á veces muy heterogéneas, de tosquilla que componen esta masa cimentada, puedan haber existido con anticipacion, di- seminadas ó debajo de una espesa capa de tierra ó arcilla tal como con musho acierto supone STELZNER ; y que tal vez, las aguas corrientes, lavando y trasportando las partículas de tierra circunvecinas, fácilmente desmenuzables, dejaron depositados, en forma de capas, los fragmentos y núcleos de tosca y tosquilla, cimentándolas en seguida en una capa co- herente. Lo que siempre distingue estas capas de toscas antiguas en las sierras centrales, de las masas de tosca concrecionadas de la formacion pampeana, es la presencia de venillas, nódulos ó riñones, frecuentemente aplanados, de ópalo ó silex, y estos con el ácido silícico en condiciones de ser bastante solubles — 215 — en los líquidos alcalinos '. Muchas veces estas concreciones de pedernal no se observan muy fácilmente en las mismas masas calcáreas ; pero casi nunca se las busca en vano en esta formacion, revisando las cañadas de los arroyuelos tempora- les vecinos y los terrenos de denudacion, donde las aguas, por su accion química y mecánica, han llevado una gran parte de la masa calcárea, dejando aislados é intactos los riñones de ópalo. Asímismo es característica para estas toscas antiguas la presencia, en los huecos y clivajes, de pequeñas arrugas, formadas por rosetas perceptibles á simple vista, de cristales de calcita. En las toscas de la verdadera formacion pampeana solo hemos observado á veces eflorescencias microcristalinas de calcita, y de vez en cuando costritas delgadas de hialita, pero nunca verdaderos riñones de ópalo. Podemos considerar ambos caractéres distintivos como señales de una edad geoló- gica mayor, y de un proceso metamórfico ya más avanzado en estas toscas calcáreas antiguas de la sierra. En la Punilla se halla esta capa de tosca encima de casi todas las lomas de roca metamórfica que forman el interior de este valle. El espesor de la capa es muy variable, de 0.1 á 4.0 metros, en su conjunto ; pero en las canteras normales generalmente es de 2 metros. Esta formacion se halla bien desarrollada en la cúspide misma de las lomadas de superfi— cie algo aplanada; algo menos abundante en la parte superior de las laderas; á la vez que en los valles hondos por lo ge- neral ella no existe, indudablemente por haber sido llevada á causa de las erosiones progresivas por las aguas corrientes. La « Primera Argentina » del Dr. Bialet Massé, importante fábrica que de estos calcáreos elaboró los cementos y cales hidráulicas para las obras de Irrigacion de los Altos de Córdo- ba, se halla situada como á 7 ú 8 kilómetros al norte de San * Informe Oficial de la Expedicion al Rio Negro, tomo III, página 512 y siguientes. — 216 — Roque, al pié de una de estas lomas, la que se extiende aproximadamente 2 kilómetros de Sud á Norte y 1 kilómetro de Este á Oeste, teniendo en su cúspide una depresion ó planicie de 1 */, kilómetro de largo por200 metros de ancho, cuyo plano representa una cantera casi uniforme de esta for- macion calcárea, interrumpida en muy pocos lugares y en muy cortos trechos. En algunos puntos donde existen los surcos cavados por los arroyuelos pluviales, se observan á menudo como una formacion accesoria al lado de los infaltables riñones de ópalo, pequeños depósitos de un conglomerado moderno, compuesto de fragmentos de tosquilla antigua ligados en una masa fácilmente desmenuzable por nueva cimentacion calcá- rea; y en algun punto se notan los vestigios de antiguas caña- das y barrancas más hondas, que en otra época surcaron tras- versalmente el complejo de las capas calcáreas y fueron relle- nadas en seguida y borradas por sedimentaciones subaéreas de arcilla pampeana, la cual tambien forma espesas capas bien asentadas y firmes sobre la base y el pié de la misma mole metamórfica y en las cuales el Dr. Bialet Massé ha excavado sus hornos. La estratificacion y composicion general de esta formacion calcárea en la cúspide de la loma indicada, es aproximada-— . mente, como lo indica el adjunto corte ideal (véase la lámina). En todos los sitios no removidos, la formacion calcárea se halla cubierta de una capa negra de tierra vegetal (A), de 0.3 á 0.4 metros de espesor, la cual encierra frecuentemente fragmentos ó láminas diseminadas de la tosca, procedentes de la capa subsiguiente (1). En cuanto á la composicion de los distintos bancos calcá- reos, en general, se nota el aumento progresivo, hácia las capas inferiores, de la mezcla silíceo-arcillosa, ya seaen forma de fragmentos y arenas arcillosas, ya en la de ceniza volcáni- ca. No falta en estas capas calcáreas el contenido de materia orgánica que con mayor abundancia se nota en la segunda Lierra vegetal. Espos40t7 Calcáreo blanco superior. £sp0l24a032 "Piedra con pinta negra” Esp 034047 "Piedra inferior! £sp.02 a03? Tosca colorada" superior.” Esp02da 04% Árena puiraceo-colcárea . Tosca colorada inferior. £Esp.02 a 047 Arenas [luuales. Greiss-Micasquista.: Formacion de las toscas calcáreas de la Punilla (Sierra de Cordoba) AD. DOEPINO, DEL, Boietin de la Acad. Nac. de Ciencias, Tomo XIT. a LITO. SUILLERMO KRAFT CUYO 1NZ48* AIRES. » - ets Hb NE capa más dura, disminuyéndose consideráblemente este con- tenido en las capas inferiores, cuyas partículas casi no se en- negrecen, al ser expuestas á la calcinacion. La naturaleza y composicion de los distintos elementos calcáreos es como sigue, con los nombres con que las capas son designadas por los obreros de la cantera. Il. CAL BLANCA, PIEDRA SUPERIOR, Espesor 0.2 4 0.5 me- tros. — La capa superficial de la formacion calcárea la consti- tuyen costras duras irregulares y torcidas, y á veces algo cavernosas, gruesas en un punto, delgadas en otro. Ella es blanca en la superficie y salpicada de amarillo-gredoso en el interior de la masa, por ser formada por la acumulacion y cimentacion consecutiva de elementos heterogéneos, frag- mentos y lajas grandes y pequeñas de tosca y tosquilla anti- guas, cada uno de los cuales tiene un núcleo oscuro más arcilloso y una costra exterior blanca, menos compacta. Al calentar un fragmento sobre la lámpara se tiñe de oscuro al principio, por la entremezcla de materia orgánica. Esta especie de tosca está muy propagada en las cercanías de las sierras centrales y se halla tambien en muchos puntos en que las capas inferiores de esta formacion faltan. A pesar de la aparente heterogeneidad de estas costras calcáreas, parece sin embargo, que la cal ofrece una composicion muy análoga en los diversos puntos de las serranías centrales del país, como se nota comparando nuestro análisis de esta capa de Cosquin (IT a) con otro análisis de AGUIRRE ' de la misma especie de cal, procedente de la sierra de San Luis (1 b). ' Anales de la Sociedad Científica Argentina, tomo 1X, página 111. — 218 — 1 1 b (Sierra de Córdoba) (Sierra de San Luis) Acido silícico y arena......... 8.32 7.09 Oxido de alumno. iaa: 1.78 " 1.9] > PTE ARA E 0.85 HATE » GAÍCIO La e 49.08 49.81 » magnesio ...... 0.52 > O E 0.25 » SOMO e ia 0.26 Acido, SUM CO OH Di OSA A 0.08 > carbónico, agua, pérdida, O o 38.74 41.89 Como se ve por el cociente insignificante de materia silíceo- arcillosa. se trata de una cal débilmente hidráulica, la cual con más provecho se aplica en las construcciones aéreas. , Il. PIEDRA CON PINTA NEGRA. Espesor 0.5 á 0.4 metros. La segunda capa calcárea de la formacion se distingue á primera vista de todas las demás por su pronunciado color oscuro, su densidad y su excesiva dureza. En el corte trans- versal de los fragmentos se nota una fractura decididamente concoidal y una estructura algo concrecionaria, muy densa. En las costras externas, algo más pálidas y opacas se obser— van, con más frecuencia que en la masa interna, delgadas estrías ó fajitas negras, formadas en parte, como parece, por la acumulacion de pequeñísimas partículas cristalinas de hierro magnético ó titánico. La masa misma en el interior de la piedra, es de un satu- rado color pardo gredoso ó café. La masa aparece general- mente bastante homogénea y de estructura fina, microcrista— lina, pero salpicada de manchitas irregulares heterogéneas y otras vítreas y lustrosas, procedentes del corte de los granos de cuarzo mezclados, cuyos granos, en algunos estratos inferiores del mismo banco, llegan á ser más abundantes y 4 — 219 — gruesos, llegando hasta el tamaño de una almendra. El color oscuro de la masa es producido en parte por fuerte mezcla de materia arcilloso-ferruginosa, pero en parte tambien por materias orgánicas; puesto que el polvo de esta piedra, expuesto al fuego, se tiñe de negro bastante intenso á causa de la carbonizacion. El siguiente análisis Illa se refiere á un pedacito bastante puro y homogéneo, sin mezcla ostensible de granos de cuarzo, y el análisis Ib á un fragmento, procedente de una determi- nada capa inferior del mismo banco, con mucha mezcla de fragmentos mayores de cuarzo. Acido silícico y arena........ 11.05 Oxido de aluminio... ........ ON 26.45 » AO E SL » MAangapeso ......... 0.05 » calcio anio as 46.12 » E 0.63 » A A 0.26 » SOLID a e EZ INCIO: SOLLICO «senior oa 035 E OSIOIICO ee 0.15 » carbónico,agua,pérdida, EU di 37.44 El índice hidráulico de esta capa, como veremos luego, es muy análogo al de la renombrada cal de Teil. Abundan en esta capa frecuentes estratos de marna pu- mícea pulverulenta. III. PIEDRA INFERIOR. Espesor 0.2 á ).3 metros. — Se- parada generalmente de la anterior por delgadas capas de una marna pumicífera pulverulenta, sigue la tercera capa, una toba calcárea menos densa y dura que la anterior, y de color más blanquecino y opaco. Tiene la consistencia de una tiza dura y forma costras de estratificacion torcida, hendi- — 220 — bles en lajas irregulares. La composicion química es más ó menos análoga á la masa calcárea que cimenta los granos cuarzosos y feldespáticos de las siguientes capas inferiores. Delgadas capas ó cavernas rellenadas de marna pumícea pul- verulenta son frecuentes. Sobre los cortes verticales se ob- servan manchitas irregulares de color más oscuro, proceden- tes de fragmentos de tosquilla antigua cimentados en la masa tobácea. Por lo demás, la entre-mezcla de otros cuerpos he— terogéneos y arenas no es muy importante y la capa se pre- senta con bastante homogeneidad de composicion, como se ve por el siguiente análisis de dos muestras, tomadas en muy distintos sitios de la cantera. E II. a nr. Acido silícico y ATEDA:. 17.59 16.70 Oxido deal e 2030 2.10 » MECO io 0.97 0.90 A E 0.04 0.15 » Calcio RO ori 40.79 42.65 » MOBRCSIO o aio 0.62 1. 15 » POSI Adonde 0.09 » SOMO e tt tee E 0.15 Acido sulfúrico: . 20 AS 0.23 AMO SILICON SO 0.06 » carbónico, agua, pérdida, etc. 37.01 IV“, Tosca COLORADA SUPERIOR. Espesor 0.30 á 0,40 metros. — Separada, en muchos puntos, de la anterior, por una capa de marna pumicea pulverulenta, sigue una especie de toba calcárea, que es un verdadero conglomerado de gra— nos redondos cuarzosos y feldespáticos. Los granos tienen el espesor de una semilla hasta el de una arveja y se hallan ci- mentados en una masa compacta, no muy dura, por mediode un cemento calcáreo—arcilloso, el cual, en cuanto á su índice y composicion química, es tal vez idéntico á la capa ante- rior (HI). La mezcla de los numerosos granos rojizos de fel- DD A 2 despato, etc., comunica á esta piedra un color rosado ó rojizo pálido, sobre todo en estado húmedo. La capa tiene mucha disposicion de hendirse en forma de lajas, y éstas existen á veces ya aisladas ¿n situ, rodeadas de delgadas capas pul- verulentas de marna pumícea interpuestas. Á menudo se ob- servan sobre los planos del hendimiento de estas lajas, rose- tas de cristales finos, vellosos, de carbonato de cal. IV”. Tosca COLORADA INFERIOR. Espesor ().2 á 0.4 me- tros. — Separada de la anterior por una capa muy gruesa, suelta y pulverulenta de marna pumícea, se encuentra á menudo en la base misma del conjunto de la formacion cal- cárea, otra capa de tosca colorada, del todo análoga á la capa superior, con la única diferencia de que el contenido de arena y ripio es mayor y los granos generalmente de ma- yor tamaño, disminuyendo á la vez el contenido cuantitativo del cemento calcáreo. Los siguientes análisis de ambas clases de «tosca colorada» indican bien la diferencia que existe entre ellas. IV.a (capa IV.b(capa superior) inferior) Acido silícico y -ATeDdo....«.o.....=.. 38.15 42.85 Sidorde anno aa lic 3.69 3.02 » A Ms ios 1.39 2.18 > MANganesoO ....... e 0.02 0.06 » calcio E AA 32.09 25.10 > E A 0.43 0.64 » POSO a leo mn ia 0.23 0.63 » SIDE A ANNE A 0.29 0.39 AMO SULUTICO: acero a AO. LO 0.07 STUTICO Aa a e de sd e OLA 0.05 » carbónico, agua, pérdida, etc.... 23.47 23.01 La última capa de tosca colorada, donde ella existe, des— cansa directamente sobre un lecho de arenas fluviales (B) ó ripio, de cuarzo, feldespato, etc., ó encima de los mismos bancos de gneiss enteramente descompuesto y reblandecido. — 222 — Capas pulverulentas de la formacion calcárea. — He— mos indicado ya que esta formacion calcárea en la Punilla generalmente, se compone de dos elementos distintos: ban- cos formados por costras calcáreas compactas, y otros estra- tos interpuestos, formados por una especie de marna ó arena calcárea pulverulenta, compuesta de partículas de cal, arena cuarzosa y micácea muy fina y con un fuerte contenido de z-ceniza volcánica. Estas capas pulverulentas, que contie- nen además granos de arena calcárea ó sean partículas finas y grandes de tosquilla, experimentan en general el mismo aumento progresivo de componentes silíceos de arriba hácia abajo, que los estratos calcáreos compactos. Las diversas capas de polvo cernido, sometidas al exámen comparativo, dieron las siguientes proporciones entre car- bonato de cal y materia arenosa-arcillosa : II Ig II 7, IVo 1V e Carbonato de calcio. 50.95 49.98 51.20 37.90 38.85 Arena y arcilla..... 43.40 40.50 39.75 55.45 55.39 Todas estas capas pulverulentas, en su conjunto, son en algunos sitios de la cantera, de un espesor mayor que los mismos bancos calcáreos compactos, mientras que en otros puntos disminuyen considerablemente. Las capas pulveru— lentas que existen entre los bancos calcáreos superiores N' II y N* TI, son generalmente insignificantes y se hallan relle- nando intersticios como de un centímetro de espesor. Este polvo es de tacto más suave que en las capas inferiores y contiene mayor cantidad de cal, y vestigios más importantes de materia orgánica, puesto que se tiñen de negruzco al ser calcinados sobre la lámpara. En cambio, las capas pulverulentas inferiores son de tacto áspero, y alcanzan á veces un espesor muy notable, de más de medio metro, como á menudo sucede con aquellas quese hallan intercaladas en la seccion de los bancos calcáreos IV” y TV?. — 223 — En las canchas de la fábrica del Dr. Bialet-Massc, al ser trasportados los fragmentos compactos de piedra calcárea para la carga de los hornos, queda siempre un resíduo muy considerable de estas arenas calcáreas, cuya acumulacion en su conjunto, es una mezcla de todas las distintas capas pul- verulentas de la cantera, y con un contenido de 56458 /, de carbonato de calcio. Haciéndolas pasar por cernidores de diámetro determinado, se obtiene una composicion relativa- mente constante. El análisis químico de esta clase de arena calcárea, como medio proporcional, dió el siguiente resultado : Parte insoluble en el ácido nítrico diluido : Oxido" de Calcio. 0.51 » MaS aesio cdas 0.95 » O AE di » A 1.28 » A O e 3.16 > MEM tia AS CIAO ci 27.85 MAD o id 0.10 » Carbónico, agua, pérdida, etc. 29.14 Parte soluble en el cido nítrico muy diluido ; MudordencalCciOn eel miso 32203 » MAGHESIO ie madero ajos 0.65 » MO io 0.58 A A Na 0.34 LO O a alas 0.08 SS O RIA Se 0.38 100.00 Todo este conjunto de formaciones calcáreas y margosas encima de la loma mencionada, se halla en posicion más ó menos horizontal, asentado sobre un lecho de algunos decí- metros de arenas gruesas ó ripio(B) y estas descansan direc- tamente sobre las cabezas de los bancos de un gneiss micas— — 224 — quista (C), levantados con una inclinacion de 60 á 65? de NE á SW. En los puntos cubiertos por el manto de la formacion calcárea generalmente se nota en estos bancos de gneiss un estado de descomposicion y reblandecimiento muy pro- nunciado. A menudo se observan tambien pequeñas vetas y cruceros irregulares de kaolin, bastante puro y blanco, y vetas impor- tantes de este artículo se hallan en otros lugares vecinos. Una muestra dió 23.3*/, de alúmina, 71.0 %/, de sílice y 3.8 Y, de agua de constitucion. Arcillas modernas, aluviales se hallan igualmente en mu- chos puntos de la vecindad, sobre todo en los aluviones de algunos arroyos. Uno de estos "depósitos, explotado por la fábrica para la preparacion de cemento Portland artificial, te- nía la siguiente composicion : Arcilla aluvial del arroyo de Bustos : ACIDO LS CICO a CTS Oxido de alUMimoO. A 14.90 > a RS 6.30 Oxido de calcio. coto ens a 2,49 » MASOBRIO din 2 coo ee La 1.85 » A A Oo 1.16 > SOLO. ta ey 0.78 Acido sulfúrico....... Ar cs LOROS >" TOSIO PICO. ts conta dlls AS 0.21 Pérdida de Tego. 0. 3. ema ea e a 10,99 Esta arcilla es de color cenicientu y contiene alguna canti- dad de materia orgánica y arena pumiciforme. Como todas las arcillas de esta clase se deshace fácilmente en el agua, dando un lechado. Calcinada al contacto del aire se tiñe de color ladrillo rojizo. PRODUCTOS ELABORADOS ' La comision dada por la Direccion de las Obras de Irriga- cion de los Altos de Córdoba consistía, en la investigacion química y geológica de los yacimientos y canteras calcáreas de la Punilla y sobre todo en el análisis y exámen de resisten- cia de los productos elaborados hasta entónces, y las mejo- ras que podrían introducirse en los métodos de su fabricacion y aplicacion en las obras, para cuyo objeto he practicado á más de los análisis respectivos, una série prolongada y á veces repetida, de ensayos de resistencia á la compresion, con un gran número de distintas composiciones, examinando á la - vez, para tener una base de comparacion, algunas de las me- jores clases de cementos y cales hidráulicas importadas, como por ejemplo el cemento inglés, marca Johnson (New- Castle), el cemento aleman de Hemmoor ; la cal eminentemen- te hidraúlica de Teil, etc. Con el fin de hacer más acertado juicio comparativo he preferido los ensayos por compresion á los por traccion vulgarmente empleados, porque los pri- meros son más decisivos segun la opinion de las autoridades principales en este ramo, y por razones que fácilmente se comprenden. Para los que están acostumbrados á los datos de resisten- cia por traccion, agregamos que, segun las investigaciones comparativas y cuadros publicados por Michaelis y otros au- tores, las cifras entre la fuerza de cohesion retroactiva ó com- presion, y de la resistenciaá la traccion son aproximadamen- te como 7 : 1 en las mezclas del cemento puro de cuaje lento con arena 1: 3, y de 6 '/, : 1 aproximadamente en los 1 Extracto de un Informe (Diciembre 1888), pasado 4 la Direccion de las Obras de Irrigacion de los Altos de Córdoba. T, XH 16 — 226 — morteros de las cales hidráulicas. Las proporciones emplea- das en las mezclas segun el peso son de una parte de cemen- to ó cal con tres partes de arena. No he dado mucha impor- tancia al exámen de resistencia de los productos puros fuera de la mezcla, puesto que en la práctica casi nunca son usados en esta forma. La arena empleada para los ensayos es cuar- zosa, con mezcla feldespática y micácea y procede de los aluviones del rio Primero, siendo acomodada, en cuanto al grosor de sus granos, segun el uso establecido en las oficinas de ensayo en Europa. Los ensayos han sido hechos con un pequeño aparato especial, cuya descripcion daré oportuna- mente. Tratándose de obras que tienen que estar parte sumergl- das en el agua y parte expuestas periódicamente ó siempre al ácido carbónico, á la insolacion y bajo la influencia secante del aire, era necesario examinar las distintas mezclas espe- cialmente en el sentido de encontrar los tipos de composicio- nes fuertes que correspondiesen para uno y otro caso y eli—- minar los que no ofreciesen una conducta satisfactoria en las más distintas condiciones posibles. En la siguiente reseña, que trata de los distintos productos elaborados encontrará el lector cada vez las observaciones hechas en este sentido. A) CEMENTOS ARTIFICIALES DE FRAGUE LENTO (Cemento Portland) SiO», 2040 + x R30,, 4Ca0. El cemento Portland artificial, bien elaborado y hecho so- bre bases de mezcla definida, es incuestionablemente la mate- ria más perfeccionada en todo sentido para cada especie de mortero y constituye á la vez el material de liga más resis- — 227 — tente y perdurable, no solamente para las obras hidráulicas y subterráneas, en las que siempre se conserva un cierto grado de humedad en la masa y donde sin ningun inconveniente se puede aplicar, indistintamente, mezclas con arena, diluidas ó concentradas, y hasta el mismo cemento en estado puro, cuando se propone conseguir el punto de más alta resistencia en la composicion; sinó tambien en las obras al aire libre; y aquí sobre todo en combinacion con las cales ó morteros vulgares. Esto, tratándose del cemento Portland, cuando ha sido bien elaborado y se encuentra en las condiciones de una composi- cion fija. Pero muy distinto y hasta enteramente inaplicable para cada uso práctico puede ser ese mismo producto, no en- contrándose bajo la garantía de estas exigencias. Es porque no existe para el cemento, en cuanto á su cali- dad, aquella escala de traspaso y graduacion progresiva, como en muchas otras materias, sinó que hay un límite re- pentino entre el producto bueno y útil, por una parte, y el completamente inservible, por otra; y es fuera de duda que la fabricacion del cemento Portland representa uno de los ra- mos más difíciles de la tecnología química, puesto que varia- ciones aparentemente insignificantes en las proporciones y composicion de la materia prima empleada en su preparacion tienen á veces consecuencias muy sérias sobre el resultado final. Hay muchos agentes que en general y en particular influ- yen en este sentido en la calidad relativa del cemento y sería pues del caso examinar en primera línea, cuáles son las cla- ses de cemento y las composiciones que mayores ventajas ofrecen. a) Composicion quimica en general Es incuestionable que las proporciones definidas cuantitati- vas, de los componentes químicos, y la perfecta trituración y — 228 — mezcla más íntima posible de las materias primas, empleadas en su preparacion, constituyen la primera condicion para la fabricacion de un cemento Portland de buena clase. La debi- da composicion elemental de este producto está comprendida dentro de límites bastante estrechos y sin perjuicios no se pueden cambiar á voluntad estas proporciones, establecidas ya positivamente en la práctica á fuerza de millares de ensa- yos comparativos, hechos en las distintas fábricas de cemento en Europa, donde este ramo de la química aplicada ha alcan- zado ya un alto grado de desarrollo y perfeccion. El fabricante que recien principia, encuentra muy pocos consejos útiles en la bibliografía del ramo. Las obras al res- pecto, sobre todo las publicaciones no recientes, son muy superficiales y al entrar en el estudio de esta materia, fácil- mente se ve mareado al principio, con motivo de la discon- formidad de los datos ó ideas que los diversos autores traen sobre la verdadera composicion debida de los cementos. Com- parando esa mistura de análisis publicados, que siempre son los mismos y que se repiten casi en todos los tratados sobre esta materia, se obtiene lajimpresion, como si el cemento Port- land, sin mayor perjuicio á su calidad, pudiera tener una composicion muy variable, lo que sin embargo es un error muy grave. No menos defectuosos son en general los datos que existen sobre los métodos y detalles de la fabricacion de este cuerpo. La primera publicacion notable, que en este sentido se dis- tingue de las demás, por la exactitud científica de las obser- vaciones propias, y la cual al mismo tiempo da una serie de análisis exactos, es la de MicHaELis *, cuyo autor, por pri- mera vez, determina con prolijidad el límite de las propor- ciones entre los componentes electro-negativos y electro- positivos del cemento, estudiando los medios y reglas que 1 MICHAELIS, A. Uber den Portland cement., Journal f. pract. Che- mie, tom, 100, pág. 257 y siguientes. >< — 229 — hay que observar, para impedir tanto el reventamiento pos— terior de las argamasas de los cementos excesivamente calcá- reos por una parte, y por otra, aquel desagradable efloreci- miento de ciertos cementos muy silíceos en el horno, al enfriarse las masas semifundidas. Revisando ahora todos los datos propios y agenos y los análisis más prolijos que existen sobre las mejores clases de cemento Portland, tomando como tipos para el estudio aque- llas especies que no solamente se distinguen por un alto gra- do de cohesion y resistencia de sus argamasas en el agua, sinó tambien por conservar sus mezclas endurecidas siempre bien el volúmen primitivo, sin señales de reventamiento, raja- miento ó alteraciones de estructura posteriores, en el agua óen el aire, resulta que las proporciones químicas, entre los componentes electro-negativos y eletro-positivos en estos productos, proporciones empíricamente halladas por vía de experiencia, no varían sinó dentro de límites estrechos, y corresponden en efecto á combinaciones químicas fijas y rela- ciones atómicas bien definidas. El análisis de cada uno de es- tos cementos normales enseña que por cada átomo de silicio, aluminio y hierro existen siempre muy aproximadamente dos de calcio ó su equivalente en bases. Una gran parte de estos cementos tienen una composicion que se acerca á la fórmu- la: (SiO,, 2Ca0) + x(R¿03, 3Ca0); y los cementos más notables, que se distinguen por su grado mayor de resisten- cia á la compresion, son compuestos segun la fórmula: (SiO, 2Ca0) + x(R¿0,, 4Ca0). En la última fórmula, la cual tengo motivo de considerar como la más ventajosa, cor- responden á cada 1 %/, de ácido silícico combinado 1.87 %/, de óxido de calcio, á cada 1 “/, de óxido de aluminio 2.17 %/,, y á cada 1 %/, de sesquióxido de hierro 1.409/, de óxido de cál- cio ó su equivalente en bases electro-positivas. En vista de estos distintos valores para cada uno de los componentes hidraulicantes de los cementos se comprende que la antigua designacion de Vicar de índice hidráulico, — 230 — para expresar la proporcion entre los componentes electro- negativos y positivos en los cementos y cales hidráulicas, necesariamente ha de ser bastante ilusoria y no representa valores fijos ó equivalentes, puesto que además la propor— cion siempre variable en estos productos entre la sílice y los sesquióxidos existentes, altera los valores respectivos. Para introducir una expresion breve y exacta, que dejará reconocer inmediatamente las condiciones relativas, debidas ó indebidas, en la composicion química de un cemento, pro- ponemos, por consiguiente, designar como coeficiente elec- tro-positivo el valor que se obtiene, dividiendo el equivalente atómico de las distintas bases existentes en su conjunto, por el de los componentes electro-negativos (Si Al Fe). En el cemento Portland normal, como ya he indicado, la proporc:on debida es de dos equivalentes del metal electro-positivo por uno de silicio, aluminio y hierro, y el coeficiente normal por consiguiente corresponde á 2.00. Enel cemento que tenga menos de base, la cantidad de cal es insuficiente, y en el que tenga más, la cantidad es excesiva. Ambas circunstancias deben evitarse, lo más posible, en las pastas empleadas para la fabricacion del cemento Portland. En el primer caso las masas semifundidas tienen predisposicion al fenómeno del eflorescimiento ó descomposicion pulverulenta en el horno y además el cemento nunca alcanza el máximum de la fuerza; y en el segundo caso se obtiene un cemento, cuyas argama— sas están predispuestas al reventamiento inmediato ó poste- rior. Para hacer los cálculos al respecto, el mejor procedi- miento consiste, en reducir cada vez los */, de componentes electro-negativos y positivos sobre su equivalente, tomando por base el óxido de calcio y dividir el total de las cifras electro-positivas por el de las negativas, como se ve en los siguientes ejemplos : N* 1. Cemento inglés (marca: Johnson, London, New- Castle). — SiO», 2Ca0 + xR:0,, 3Ca0. Resistencia defini- — 231 — tiva á la compresion (1 : 3) = 150 kilógramos por centímetro cuadrado. Análisis medio pp. Equiv. en CaO ae Acido silícico comb. 23.827, SL == 32.23" 1 Oxido de aluminio.. 7.07 AU 05: Alo. = 1.69 32.16 SESDIEITO .... 3.19 3.25 3-20 "Fes ==. 2,24 VNFEAIcCIO:.... 99.18 58.10 58.14 58.14 » magnesio., 1.25 1535 1.75 A dio 0.22 0.22 EA bi » potasio.... 0.96 0.96 0.57 Sulfato de calcio... 2.38 2.38 Agua y ácido carb.. 1.30 1.30 Arena, etc., no desc. 1.86 1.88 1.86 100.19 ra 6 E 32.16 =—H(Coeficiente: 1.89. Resultapueslaproporcionatómica: N* 2. Cemento aleman (Hemmoor). — Si0,, 2Ca0 + x(R20,, 4Ca0). Resistencia definitiva á la compresion (1 : 3) = 230 kilógramos por centímetro cuadrado. Análisis medio pp. Equiv. en CaO TA aL b Acido silícico comb. 21.547, IA SE == 20-11 Oxido de aluminio.. 6.13 6.49 6317 ¿AL="6.86 29.52 » hierro.... 3.50 3.61 3.59 Fes= 2.55 » calcio..... 56.47 56.47 56.47 2 » magnesio.. 1.42 1.08 1.25 1.75 ES 99 ISO dIO. - > 0.38 0.35 0.36 0.32 y » potasio.... 0.76 0.81 0.78 0.45 Sulfato de calcio... 2.35 2.35 Fosfato de calcio ... 0.79 Agua y ácido carb.. 3.39 3.39 INTE NCtOn: . 00... 2,89 2.89 99.58 58.99 Proporcion atómica: = Coeficiente: 2.00. 29.52 — 232 — Sabido es que la combinacion más saturada con la cal que for- ma la sílice á las aitas temperaturas, corresponde efectivamen- O) A te áun subsilicato bibásico Si a =510, 2Ca0 |] *y Ca Oy que la combinacion más saturada que en las mismas condi- ciones con la cal forma el sesquióxido de aluminio, no es, como podría suponerse, un aluminato mono ó triatómico, sinó como parece deducirse de Jas observacionesde HELD * un aluminato tetratómico (Al,0,, 4Ca0). Del sesquióxido de hierro se ha estudiado, formado á altas temperaturas, un ferrito biatómico (Fez0,, 2Ca0)*; pero es probable que en estas combinaciones mixtas ó dobles el sesquióxido de hierro se comporta en un todo análogamente á la alúmina, reempla- zándola parcialmente y representando entónces una combi— nacion doble, cuya formacion es indicada por el cambio de color de la masa calcinada, de amarillento á verdoso. En los cementos sobrecalcinados con exceso, el sesquióxido de hierro empieza á pasar al estado de protóxido y aumenta entónces la basicidad de la mezcla. Si su contenido en protóxido es de importancia, se le debe tomar en cuenta en el cálculo, cuando se quiere obtener juicio satisfactorio basado sobre la compo- sicion química de un cemento. Estudiemos ahora las alternativas que estas combinaciones, formadas por la semifusion, experimentan en presencia del agua. Al encontrarse en contacto con el agua, á la temperatura or- dinaria, aquellos aluminatos y ferritos básicos, formados á al- tas temperaturas, no son estables. Mientras que el subsilicato bicálcico al contacto con el agua, por lo pronto, parece que 1 SELFSTROEM, Journ. f. techn. u. oeconom. Chemie., tom. X, pág. 145. — Heb F., Journ. f. pract. Chem., tom. XCIV, pág. 133. * HeLD, Journ. f. pract. Chemie, tom, XCIV, pág. 148. * Ibidem, pág. 155. — 233 — no sufre descomposición ninguna, sinó hidratándose gradual- mente, resulta que, en cambio, los aluminatos y ferritos básicos de calcio se desdoblan, dando combinaciones menos básicas (R20,, Ca0), y como segundo producto, el hidrato de calcio; el cual en esta ocasion, de una descomposicion muy lenta, se separa en forma de pequeños cristales romboédricos. Esta clase de desdoblamiento se explica, si se tiene presente que mientras los sesquióxidos aludidos, funcionando como bases y en presencia de radicales electro-negativos ó ácidos, se portan en los casos normales como bases triatómicas ó hexatómicas (R20,, 3A), no así, cuando ellos llevan el ca- rácter de ácidos ó radicales electro-negativos, en combina- cion con bases enérgicas. En este caso ellos tienen con más generalidad el carácter de radicales electro-negativos monoa- tómicos, p0.0 COR 0), tal como se observa en Lat 0.0 $ muchos aluminatos naturales (Espinel, Ganita, etc.,) y en los aluminatos de bario, calcio, etc., que fácilmente se obtie- nen artificialmente por vía húmeda. Este proceso de descomposicion parcial, al contacto del agua, y en la forma indicada, de las masas calcinadas del cemento, que en la mezcla del Portland con el agua se verifi- ca muy lentamente, y por esto sinaumento sensible de tem- peratura, se deduce tambien de l>s siguientes experimentos, para los cuales ha servido el ya citado cemento inglés número 1 y otra composicion muy básica de Cosquin, con un coefi- ciente de 2.84, el cual en nuestro cuadro figura con número 11, y cuyo análisis sigue más adelante. Cada vez 2 gramos de la sustancia reducida á un polvo impaipable, fueron humedecidos con agua destilada en un aparato herméticamente cerrado con una liga de caouchuc que permitía mover la sustancia pulverulenta con un baston de vidrio, sin permitir la entrada del ácido carbónico del aire. El polvo del cemento humedecido fué tratado así, pri- meramente á la temperatura ordinaria, y finalmente, durante — 234 — ocho dias á 1007, conservándose la humedad de la masa. En seguida secado el polvo á esta temperatura en una corriente de aire purificado y seco, se constató en el resíduo la can- tidad de agua que el cemento había fijado químicamente; probándose en seguida, por un tratamiento repetido que ya no había más absorcion. Luego fué tratada la misma sus- tancia, lijeramente humedecida, en una corriente de ácido carbónico hasta que ya no se notó absorcion, y secada otra vez á 100% C. El cemento número 1 había fijado 3.70 “/, de H,0, el número 11 á la vez 9.15 %/, de H30, y el último dió, despues del tratamiento con ácido carbónico, un aumento total de 22.10 %/,, lo mismo que sucedió con el polvo de la pasta reventada espontáneamente, despues de haber sido expuesta durante un año al contacto del aire y secada despues á 106”? C, cuyo producto reventado dió 21.90 ”/, de pérdida sobre la lámpara. Con estos resultados puede establecerse el siguiente cál- culo : Cemento inglés N' 4 Contenido total de bases, equiv. en Ca0O...... 60.66 *, S10,. 23020 ¡contiene Lada. o 44.46 ALO, “Calas. it eS 3.85 49.30*l. e a be EA A AA sy S 1.00 Quedará eliminado un contenido de CaO de 11.36%, que absorben H.0 : 3.63 %/, (calculado), 3.70 %/, (observado). Cemento básico N*11 Contenido total de bases, equivalente en CaO = 71.929, Si0,,2Ca0, R,O,, Ca0 contienen CaO total. = 42.75 » Quedará eliminado un contenido de CaO de 29.17 » que absorben : H,O : 9.387, (calculado) ; 9.15%, (observado) — 235 — ó que absorben : CO,: 22.93 “/, (calculado) ; 22.30 %/, (observado) Se vé, pues, que la cantidad total de ácido carbónico ab- sorbido, en sus proporciones atómicas, corresponde casi exactamente á la cantidad de agua que estaba combinada al principio, de lo que se deduce que todo el agua absorbida por el cemento quedó fijada en el hidrato de calcio, trasfor- mado luego en carbonato. Es probable, pues, que durante la fraguacion de las pastas de cemento se forman, en el primer instante, silicatos y alu- minatos anhidros que en seguida probablemente fijan agua de cristalizacion, para pasar al estado de hidrosilicatos, etc., y los cuales existen en el cemento endurecido. Si fuese así, resultaría que este proceso, en su carácter químico, no sería entónces tan divergente de aquel que en condiciones análo- gas hace cuajar la pasta del yeso tostado. Durante el proceso normal y lento de endurecimiento del cemento Portland, el hidrato de calcio formado se separa parcialmente en forma de pequeños cristales microscópicos, que, íntimamente mezclados con los demás productos de des- doblamiento, con los hidrosilicatos, aluminatos, etc., amor- fos al principio, medio cristalinos en seguida, constituyen entónces la materia del cemento Portland cuajado ; una masa coherente y solidificada por vía de cristalizacion de compues- tos que todos son muy poco solubles ó casi insolubles eu el agua. Esta es la primera escala en el proceso de endurecimiento del cemento Portland, es decir, su cristalizacion en el agua. No hay duda que en el trascurso del tiempo, por la accion prolongada de la humedad, del ácido carbónico, etc., se for- marán gradualmente combinaciones menos básicas, con eli- minacion de mayores cantidades de cal, etc. Sacando las piezas endurecidas en el agua y exponiéndolas — 236 — al aire húmedo, empieza gradualmente á verificarse una se- gunda escala de endurecimiento debido á la absorcion del ácido carbónico y transformacion del hidrato de calcio exis- tente, en carbonato, proceso completamente idéntico á aquel que se observa en circunstancias análogas en los morteros vulgares y el cual, en los cementos buenos, de composicion normal, es acompañado de un notable aumento aún en la cohesion de las masas ya endurecidas, mientras que en cier- tos cementos de composicion anormal, con exceso de cal, este proceso afloja ó deshace lo que ya se había soldado, y puede producir el reventamiento y la completa transformacion en polvo, de la masa endurecida al principio. Cuanto más prolongada y perfecta ha sido la primera esca- la, el endurecimiento del cemento en el agua, tanto mayor. cohesion definitiva alcanza el mortero. La argamasa dejada inmediatamente por largo tiempo al contacto del ácido carbónico y del aire seco, nunca alcanza la dureza de aquella que ha quedado en el agua durante los primeros meses, siendo despues expuesta al aire. Es induda- ble que por la accion prolongada de la humedad y del ácido carbónico, finalmente se forman siiicatos neutros y se efec- túan procesos de cristalizacion más perfecta ó distintos de los que se observan en el primer instante, fenómenos que toda- vía no han sido bien estudiados. El cemento N” 11, expuesto el polvo á la atmósfera húmeda y á la temperatura ordinaria, había absorbido, en 2 meses, más de 33 /,de su peso primi- tivo. Finalmente, el cemento ya endurecido completamente enel agua y por la accion del ácido carbónico atmosférico, muestra todavía, como todas las mezelas, un aumento de re- sistencia al pasar del estado húmedo al estado seco, y solo siendo expuesto por mucho tiempo á la sequedad, sufre otra vez algun retroceso; el que en los cementos buenos no es de importancia. Los morteros del cemento Portland una vez en- durecidos de esta manera, apenas sufren el ataque del agua — 231 — y de losagentes atmosféricos, de la humedad ó de la seca, y hasta pueden ser expuestos al fuego sin deshacerse. Todo esto se refiere al cemento de composicion y condicio- nes químicas y físicas normales. Estudiemos ahora los defec- tos en las propiedades de los cementos Portland, ocasionados por anomalías en la composicion química. En primera línea hay que tomar en consideracion los de- fectos ocasionados por una desproporción en general entre los componentes electro-positivos y negativos, es decir, los defectos que un exceso de cal ó de arcilla puede producir en estos compuestos. Aumentando sobre lo normal el contenido decal en las fundiciones, se obtienen masas menos fusibles, gris-verdosas, del todo semejantes á las del verdadero cemento, pero aún más duras, muy difícilmente desmenuzables, las que sin per- juicio pueden sufrir una temperatura de cocimiento mayor, volviéndose aún más densas y hasta quedando mucho mejor paradas en el horno que el mismo cemento normal, no su- friendo, con la facilidad de este, aquel fenómeno de efloresci- miento pulverulento espontáneo de las masas en el horno. Los silicatos y aluminatos, etc., de calcio, á las altas tem- peraturas, tienen la propiedad de servir como fundentes para con el óxido de calcio. Este cuerpo por sí solo es infusible á las temperaturas de nuestros hornos, pero á una temperatu- ra muy alta se disuelve en cantidades considerables en los si- licatos básicos y sobre todo en los aluminatos de calcio fun- didos, formándose entónces masas homogéneas, cada vez me- nos fusibles y espesas. El aluminato de calcio que ya por sí solo es mucho más fusible que el silicato correspondiente, puede licuar de esta manera á la temperatura del rojo blanco, hasta diez veces de su peso de óxido de calcio, sin que en estas masas fundidas ó semi-fundidas hubiese que suponer la existencia de verdaderas combinaciones químicas definidas, fuera de las ya mencionadas. Estas masas reblandecidas ó semi-fundidas, cuando su contenido de calcio no pasa cierto — 238 — límite, constituyen una clase de cementos engañadores, con disposicion á un reventamiento posterior. Guardadas del áci- do carbónico del aire, alcanzan en el agua, al principio, una dureza aún mayor que los mismos cementos normales, con motivo de un exceso de óxido de calcio, que conjuntamente con aquel cociente, que al contacto del agua espontánea- mente se forma por el desdoblamiento de los aluminatos bá- sicos normales, cristaliza lentamente en formas romboédri- cas, de hidrato, introduciéndose estos cristales y rellenando los poros ó intersticios que existen entre los corpúsculos de los demás componentes de la masa, transformándola en una sustancia densa y cristalizada. Se comprende la lentitud en la descomposicion del cemento, teniendo presente que las partículas de óxido de calcio fundidas y repartidas así ho- mogéneamente, en forma condensada, en la masa reblandecida del cemento cocido, se hallan cubiertas en todos sus puntos de una capa delgada semi-vitrificada de cemento ó silicato, y no pueden hidratarse de repente, teniendo tiempo entónces de separarse en la forma cristalina, al ser tratado el cemento con el agua. Sin embargo, cuando este sobrante de óxido de calcio alcanza un punto máximo, es decir, en los compuestos de un coeficiente electro-positivo superior á 2.80, ó sea un índice hidráulico inferior á 0.38, y aún todavía en compues- tos con mucho menos exceso de cal, cuando el grado de cal— cinacion no ha llegado hasta el reblandecimiento y conden- sacion completa de las masas cocidas, resulta una expulsion más ó menos acelerada de cantidades crecidas de hidrato de calcio, con señales de un desprendimiento de calor, cuando en estado de completa pulverizacion, se hallan expuestas á la accion del agua. El hidrato de calcio, no teniendo tiempo en- tónces de cristalizarse lentamente y colocarse entre los poros é intersticios de la masa, ejerce luego una fuerza expansiva en el interior de ellos, produciendo una crísis, es decir, el aflojamiento ó rajamiento y hasta el reventamiento completo ABD < de las argamasas ya parcialmente endurecidas. Esta especie de reventamiento que podemos designar como reventa- miento hídrico, no es, sin embargo, la más peligrosa de las existentes, puesto que, cuando hay en los cementos una pre- disposicion para tal fenómeno, esta se manifiesta ya y con- cluye en unas cuantas horas ó dias, despues de haber sido pre- parada la argamasa y se hace por esto bastante reconocible, y basta que entre otras circunstancias una fuerte presion de afuera, como por ejemplo, una fuerte columna de mampostería superpuesta disminuye sus efectos si la disposicion para re- ventar no es excesiva; y pueden comportarse muy bien estas composiciones básicas en mezcla con cales hidráulicas hidra- tadas. Ciertas cales eminentemente hidráulicas de fraguacion lenta, como por ejemplo, la cal de Teil, son precisamente composiciones formadas por una mezcla de silicato de calcio con partículas de aquella clase de cemento 0 combinaciones « fulminantes >». Todos los cementos frescos, tambien los de composicion normal, presentan una cierta predisposicion á esta clase de reventamiento en los primeros dias ó semanas despues de la calcinacion, pero dejándoles en reposo por algun tiempo se pierde esta tendencia por completo en los cementos norma- les y bien cocidos. Pero hay además en los cementos excesivamente básicos otra clase de reventamiento, que podemos designar como reventamiento carbónico, mucho más funesto en sus con— secuencias; fenómeno que generalmente se confunde con el primero, aunque sea producido por otra causa distinta. Es aquel reventamiento secundario y posterior que se observa tambien hasta en las piezas hechas con cementos de menos exceso de cal, de un coficiente mayor á 2.20, notándose este fenómeno generalmente recien despues de varios, á veces de muchos meses, cuando la argamasa parecía estar ya comple- tamente endurecida. Las masas entónces se rajan y pierden cada vez más su cohesion, á veces hasta reducirse á polvo, — 240 — cuando se hallan expuestas por más tiempo al contacto del aire seco. No he observado este fenómeno en los mismos cementos de un índice inferior á 2,50, bien cocidos y reposados, cada vez que sus mezclas quedaron sumerjidas completamente en el agua y resguardadas así del ácido carbónico del aire; y es así mismo difícil observarlo en los mismos cementos de esta clase expuestos al aire, cuyo endurecimiento ha terminado por completo en el agua, despues de haber permanecido durante varios meses en ella. Pero se lo observa con fre- cuencia en aquellas argamasas de los aludidos cementos muy calcáreos endurecidos de una manera incompleta en el agua y expuestos al contacto del aire desde el principio, ó á lo menos despues de haber quedado muy poco tiempo en el agua. El fenómeno entónces empieza con la aparicion de pe- queñas rajaduras que se notan en las piezas, y las cuales gra- dualmente se ensanchan, ofreciendo superficies de ataque á la absorcion del ácido carbónico. El aumento de volúmen que en el interior experimentan los corpúsculos de la masa, con motivo de la formacion de crecidas cantidades de carbonato de calcio, ejerce en este caso, lo mismo y más aún que en otras ocasiones el hidrato de calcio, una fuerza expansiva en el interior del agregado, predisponiendo al rajamiento y final- mente á la descomposición completa de la cohesion, quedan- do reducidas las masas á polvo. Si el exceso de cal en esta clase de cemento reventador sobrecalcinado no es muy grande, no excediendo á un coefi- ciente de 2.50, resultan muchas veces en el agua masas pé- treas que, endurecidas en el líquido durante un período sufi- ciente largo, más de 2 á 3 meses, no alteran despues su estructura al contacto del aire, conservando, al contrario, su dureza pétrea. Pero los morteros del mismo cemento se des- componen infaliblemente en polvo, en el transcurso del tiempo cuando la pieza ha sido expuesta constantemente al aire desde el priacipio, ó siendo sumerjida muy poco tiempo enel agua. AAA Y — 241 — Asi sucedio, por ejemplo, con algunos cubos, preparados con el cemento muy básico N"3 de nuestro cuadro, de un coeficiente de 2.44. Los cubos que desde el principio quedaron sumerjidos en el agua, durante tres meses, y expuestos desde entónces al aire, conservan hoy dia, despues de 2 '/, años, la dureza extraordinaria que tenían desde el principio, sin indicios de rajamiento ó reventamiento, mientras que los cubos del mismo cemento, preparados en el mismo dia, y sumerjidos sola— mente 10 dias en el agua y expuestos desde entónces directa- mente al aire, se conservaron bien durante los primeros meses, pero poco despues se rajaron y hoy dia se hallan transformados, espontáneamente, en polvo. Lo mismo sucedió con el cemento de ensayo N"11 de nuestro cuadro, y lo que es particular, hasta tambien en las mezclas de este cemento con la cal de ensayo hidratada, que se inutilizaron por contener un cociente de esta clase de cemento reventador sobrecalcinado. Resulta, pues, que si enla aplicacion de las mezclas hechas puramente con cales vulgares ó hidratadas, relativamente muy voluminosas, esta absorcion del ácido carbónico al con- tacto del aire puede ser una ventaja, porque el aumento de volúmen de los corpúsculos contribuye á cerrar los intersti- cios en la masa muy porosa, consolidándola, — sucede lo con- trario, cuando se trata de una aglomeracion de corpúsculos de cemento, en forma de una masa ya muy condensada ; pues en este caso el aumento del volúmen destruye parcial ó com- pletamente la cohesion de las masas, cuando las abundantes partículas de carbonato de calcio no han tenido tiempo de agruparse cristalizadas dentro de los poros siempre existen- tes del morlero, el cual por más denso que sea, siempre está léjos todavía de alcanzar la densidad de los silicatos naturales que representan agregados íntimos, formados muy gradual- mente por vía de cristalización lenta. De lo que se deduce que, cuando la absorcion del ácido carbónico fuera tan lenta T, xIl 17 — 242 — que diera tiempo á las partículas de carbonato de calcio de agruparse directamente ó por vía de infiltracion en los inters- ticios de la mase, tal vez no se observaría el fenómeno de reventamiento, y menos aún en las mezclas de este cemento con cales hidratadas, muy voluminosas, que conservan sufi- ciente espacio entre los corpúsculos. Pero cualquier cemento reventador siempre es un peligro para las construcciones y debe ser rechazado, por más que en la práctica sucede que la disposicion de los cementos básicos al reventamiento posterior, en muchos casos, está lejos de tener la importancia que puede parecer desde el gabinete de estudio, donde las pequeñas piezas de ensayo están expuestas y rodeadas completamente del aire cargado de ácido carbó- nico, saturándose precipitadamente con este ácido; mientras que en el interior de las masas de mampostería no solamente se conserva siempre un cierto grado de humedad natural que impide el rajamiento, sinó que tambien el proceso de la absor- cion del ácido carbónico es tan lento, que necesitan á veces siglos enteros para que penetre desde la superficie hasta el interior, dejando asi á los corpúsculos de carbonato de calcio tiempo suficiente de colocarse adecuadamente entre los poros é intersticios del mortero, sin ejercer presion ó expansion en el interior de las masas. En efecto, son muy raros los ejemplos de esta clase que se han conocido en las verdaderas construcciones hidráulicas, sumerjidas bajo el agua, no obstante de ser frecuentes los casos en que semejante clase de productos ha sido empleada; sobre todo en tiempos anteriores, cuando la fabricacion del cemento: Portland estaba muy léjos de hacerse con la perfeccion de hoy. Pero verdaderas consecuencias funestas ha tenido alguna vez la aplicacion de estos cementos básicos en las construc= ciones al aire libre. El pequeño cambio de volúmen que sufren las masas del mortero hechas con estos cementos excesivamente básicos, al — 243 — entrar en el período de rajamiento, es tan poderoso, que en algunas ocasiones se han visto quebrar gruesos cantos de piedra labrada, de varios decímetros de espesor, por la fuerza expansiva irregular de las delgadas capas de mortero inter- puesto entre el material de mampostería. Así sucedió, por ejemplo, hace pocos años, en el Palacio de Justicia en Cassel, en las partes del edificio donde se había hecho uso de un cemento natural muy básico, sobrecalcinado ; mientras que en las partes del mismo edificio, donde se había empleado un cemento artificial de condiciones normales, no se notó el menor desperfecto. Con mucha frecuencia se han observado tambien fenóme- nos análogos en los cementos muy magnesíferos, donde es más fácil todavía que en los cementos calcáreos, obtener ma- sas sobrecaicinadas, excesivamente básicas, que aparente- mente indolentes, endurecen perfectamente al principio, sin reventamiento inmediato, debido esto probablemente á la lentitud con que el óxido de magaesio fija el agua para hi- dratarse. Estas masas, de una dureza pétrea al principio, su- fren entónces mástarde el mismo proceso de rajamiento y descomposicion, á causa del reventamiento carbónico, que los cementos excesivamente culcáreos. Los anales dan cuenta de un ejemplo muy reciente que sucedió en una casa de Pa- rís *, donde se había empleado para el pavimento de una pieza un cemento sobrecalcinado que por 17.42 %/, de SiO, y 9.82%/, R203, contenía 43.56 %/, CaO, y 29.18 %/, Mg0 (In- dice 37.4). Recien despues de años enteros se notaron los fe- “nómenos de reventamiento, por la formacion de rajaduras en la masa pétrea, que aumentaron el volúmen plano del piso en un 42/,, produciendo rajaduras en el sócalo de las mu- rallas removiéndolas hácia afuera y hasta quebrando cantos de rocas graníticas que se hallaron intercaladas en las mu- rallas. 1 Comptes Rendus, tomo XII, pág. 1223. — 244 — Muy á menudo se hace referencia á este fenómeno, atribu-= yéndolo, como particular, á los cementos ricos en magne- sia. Si bien es cierto que la abundancia de la magnesia ha pro- vocado el fenómeno en aquel cemento sobrecalcinado, falta investigar, si es debido simplemente á la presencia de la. magnesia como tal, ó más bien á un exceso de bases en la mezcla. La magnesia como constituyente de los cementos y empleada en cantidades reducidas y enlas proporciones ató- micas debidas, parece que no perjudica; pero hay que recor- dar que cada 1 %/, de magnesia en el cemento, segun las pro— porciones atómicas, hace el mismo efecto que 1.4 %/, de cal, lo que necesariamente debe ser tomado en cuenta en las pro- porciones para las pastas de la materia prima, elaboradas para la fabricacion del cemento. En los productos de Cosquin y en los cementos que hemos tenido ocasion de examinar, la cantidad de magnesia fué insignificante, y es por esto que no podemos agregar nuevos datos al respecto. Mientras que los cementos de reventamiento inmediato, siempre que sea producido por la hidratacion de un conte- nido excesivo de óxido de calcio, dan, mezclados con cales hidráulicas, argamasas muy útiles, eminentemente hidráu- licas ; resulta en cambio, que esa clase de cementos extrema- damente básicos, sobrecalcinados, dispuestosal reventamiento posterior, no sirven ni siquiera para Jas mezclas con la cal vulgar ó hidráulica. Una argamasa, por ejemplo, he- cha por partes iguales del cemento de ensayo N” 11 (Coef. 2,84) y cal medianamente hidráulica, con tres partes de are- na transformada en pasta líquida, endureció perfectamente' al principio. Introducidas las piezas en el agua, principiaron á rajarse, no con fenómenos de un verdadero reventamiento expulsivo, sinó parece, á causa de una especie de agregación molecular interna y contraccion consecutiva, y conservadas en el aire, las masas endurecidas al principio luego se redu- jeron á polvo, despues de algunos meses, lo mismo que su- cedió con el cemento puro. DATA SS A De lo que se deduce que esta clase de cemento debe ser rechazada tambien para las argamasas con las cales vulgares, mostrándose inútil para otra aplicacion cualquiera. Fundándose en esto, el químico que llega á ser consulta- do sobre la calidad de un cemento Portland, por medio del análisis, debe rechazar todo cemento sobrecalcinado segun el tipo del Portland, que llegase á tener un coeficiente supe- riorá 2,20. Los que llegan á tener entre 2.00á 2.20, para ser útiles, deben mostrar á lo menos 2 á 3 %/,de pérdida sobre la lámpara, demostrando haber sido bien «aventados». Esto en cuanto á los cementos muy calcáreos, con exceso de componentes electro-positivos. Pasando ahora al extremo opuesto, es decir, disminuyen— do en las pastas para la fabricacion del cemento la cantidad de la cal, ó respectivamente, aumentando la cantidad de arci- lla sobre las proporciones de la fórmula establecida, se notan, en primera línea, dos defectos principales : el primero consis- te en que bien pronto se disminuye la cohesion ó fuerza abso- luta que alcanza la mezcla del cemento, á medida del aumento progresivo de los componentes electro-negativos, y segundo, que cada irregularidad de la temperatura que pueda reinar en ciertos puntos del horno, sobre todo cuando la mezcla no es muy homogénea, puede transformar la hornada parcial- mente, en su mayor parte, en un producto más ó menos inú- til, que en su composicion corresponde á un sesquisilicato básico (Coef. 1.50), y floreciendo al enfriarse las masas hasta convertirse aún durante su permanencia en el horno, en un polvo liviano de color gris azulado, el cual bajo ciertas cir- cunstancias carece de propiedades hidráulicas, cuando hay mucho exceso de arcilla. Finalmente, agregando aún más arcilla, resultan masas muy fusibles y parece que esta clase de cementos, una vez completamente fundidos ó vitrifica— dos, ya no sirven como materia hidráulica. El producto final de la escala con mucha exceso de arcilla con un coeficiente de 1.00 aproximadamente, corresponde á —' 2 = un monosilicato, que se traba, al enfriarse, en un agregado denso hojoso-cristalino. Triturado da entónces un polvo gris blanco ó apenas azulado, muy áspero, semejante al vidrio mo- lido, que carece absolutamente de propiedades hidráulicas. Tiene la mayor parte de su contenido de hierro en estado de protóxido. Sus mezclas quedaron completamente blandas en el agua, y tampoco no aceptaron cohesion con el agregado de la cal, puesto que la combinacion no presenta los carac- teres de las puzzolanas (N” 4 del cuadro analítico). Resumiendo así nuestros propios análisis y ensayos de re- sistencia, y consultando á la vez las experiencias obtenidas por otros autores, con el objeto de fijar la mejor composicion química del cemento normal, resulta en primera línea, que no existe cemento elaborado como el Portland, que no esté incluido en un coeficiente de 1.60 á 2.90; cifras que pueden corresponder á un «índice hidráulico» de 46 á 65 aproxima- damente, como asímismo, que no existe cemento Portland de primera clase, perfeccionado en todo sentido, que no se halle dentro de las cifras 1.804 2.15 (6 0.50á 0.60 respectiva- mente). Los valores límites y proporciones atómicas entre cal y arcilla, encontradas para el ccmento normal por MICHAE£LIS?, por vía de ensayos prácticos, corresponden á un coeficiente de 1.56 á 2.09. Pero agregando á la cal la pequeña cantidad de álcali y magnesia que existe en cada cemento, correspon- den sus datos efectivamente á un coeficiente de 1.604 2.15 aproximadamente. De esto no se deduce que cualquier producto que por su composicion en general se halla incluido en estas cifras, sea cemento Portland ó de buena clase; puesto que la calidad relativa de este producto, á más de su composicion química y de la mezcla íntima y uniforme de los materiales emplea- dos en su preparacion, depende sobre todo del grado de cal- cinacion á que ha sido expuesto, y de otras condiciones se- * Jouwrn. f. pract. Chemie, tomo 100, pág. 279. — 247 — cundarias. En cambio se puede afirmar que todo cemento, cuya composicion no se halle dentro de estas proporciones, no es cemento Portland de primera clase. En presencia de un producto de composicion homogénea y bien cocido, de fragie lento, densidad media de 1.500, y de- más propiedades físicas normales, el químico puede pronos- ticar su calidad y propiedades en general, segun su compo- sicion química, en la forma siguiente : Cementos Portland de cuaje semilento, limí- trofes á los cementos romanos. En el agua al- Coefic 1.60 á 1.80 canzan, al principio, solo una dureza moderada ; mas en seguida, al contacto del aire, por la ab- sorcion del ácido carbónico, los cementos de esta clase se comportan bien, tanto en el agua, como en el aire, y sobre todo en las argamasas mezcladas con cales vulgares. — Resistencia de- finitiva á la compresion, de sus argamasas /1:3) 50 á 150 kgr. por cent. cuad. Seccion I Cementos Poríiland, 2* clase, de fuerza moderada, pero por lo demás de condi- ciones muy recomen- dables. Cementos Portland normales, de cuaje lento. Seccion II Alcanzan mucha dureza, lo mismo en el agua ¿ que en el aire, y conservan bien, en todos los Coefic. 1.80 á 2,10 casos, el volúmen primitivo de sus mezclas. — Cementos del* clase. / Resistencia definitiva á la compresion, de sus argamasas (1:3) hasta 150 á 250 kgr. por cent. cuadr. E Cementos Portland básicos ó reventadores, de cuaje lento. Sobrecalcinados estos cementos á temperaturas altas y continuádas, sus argama-— | sas pueden alcanzar al principio, una dureza ——— extraordinaria (200 4250 kilógramos) en el agua, y dejándolos sumergidos durante algunos me- ses, los miembros inferiores de la seccion ya no revientan. Pero las argamasas expuestas pronto al contacto del aire, se predisponen al rajamien- to, por la absorcion del ácido carbónico ó se re- ducen completamente á polvo, espontáneamen- | te, en el transcurso de algunos meses. Seccion III Coefic. 2.20 á 2.80 Cementos inútiles. — 248 — Los cementos europeos más reputados son efectivamente los que corresponden á un coeficiente de 1.90 á 2.10 ó sea á un «índice hidráulico» de 0.48 á 0.60. Muchos ensayos se han hecho en aquellas fábricas, á fin de establecer con exactitud las proporciones cuantitativas más convenientes para los componentes principales del cemento y el grado de resistencia relativa de cada uno de ellos. Citamos, como ejemplo, uno de los cuadros obtenido en aquella ocasion, por el afamado químico de la fábrica de Hannover, Dr. Erp- MENGER !: Componentes electro-negativos Cal Resistencia á la traccion (1 :3) il : 1.68 7.3 kilógr. 1 z 1.83 13.5 » 1 1.95 14,4 >» 1 2,02 II 1 8 26.0 » Daremos aquí como comentario, reunidos en el cuadro si- guiente, nuestros propios resultados, tales como ellos fueron obtenidos por vía de ensayo, al dar comienzo á estos estu- dios. Los cementos de ensayo fueron preparados en Santa María, por el Dr. BiaLer-MassEÉ, durante una de mis visitas en la fábrica, en el mes de Abril de 1886. Como materia prima en la preparacion de las pastas para las fundiciones, ha servido la « cal medianamente hidráu— lica », un producto de la fábrica, que, como se vió por los análisis que damos más adelante, verificados en distintas épocas, presenta siempre una composicion muy uniforme. La arcilla empleada fué una arcilla aluvial, cuyo análisis hemos dado arriba. Los ensayos de resistencia á la compresion fue- ron practicados por mí, cuatro meses despues de la hornada, con el cemento bien reposado, pero conservado en frascos cerrados. Las cifras se refieren á una mezcla de una parte de '* Thonindustrie-Zeitung, 1878, pág. 176, 185 y 193. — 249 — cemento con tres partes de arena normal, procedente del rio Primero. Las pequeñas piezas de ensayo han sido expuestas el primer dia al contacto del aire para hacer cuajar las arga- masas y despues sumerjidas en el agua, y el resto del tiempo conservadas enel agua ó respectivamente expuestas en estado húmedo al contacto del aire. La diferencia, favorable á las piezas endurecidas alterna- tivamente en el agua y al contacto del ácido carbónico del aire es aquella que existe entre la materia en estado seco y húmedo. Estas mismas piezas, endurecidas al contacto del aire seco, cuando se mojan con agua, ofrecen generalmente una cohesion inferior á las respectivas, que desde el princi- pio habían quedado sumerjidas en ella. — 250 — (MUYAN y] 0" LT "LOT v'r6 => L"98 c'L8 3 868 7 8 "vr 9 u0 019 1 19 uo AS 0"8sIE n_n 0045 OUVLSA NA AUIV TH A VO09Y 14 NA 0 "83% 0"€8I 0"€61 086 OTE] ET sasau £ seu 1 (sopejej¡ns on) 9: 1=*%018 : *"0%y (umbsor) sosor925 soyuavo) — "TI (r1uoaoy) 0'6P 6'£6 5 €9 8€'0 TN A (O ETE eproo99.1 “(1 [e9) ojuewa) | 11 8'99 S'8r EEE 300 voz |“: cumbsop ep oyuawo) | 01 = "Ep E L% 200 PO umbsor) op ojuawa) | 4 == € "96 v'0% 760 5d o rl umbso) 9p 03Uu31u9;) 8 — — vH% 990 061 |: >***umbso) op oyuewa) |, 091qN9 0199U1 10d SOWRABOTIA 00ST = eripaw pepisuaar (9 86€ T"3€ €" 08 760 86 "1 “umbso;) [t10y pte oyugua) | 9 6 L6 883 8 LI 390 6L"I “umbso;) [ero pe ojuaua) | a 90 v0 PONT (e.1191) 9p) [e1n7eu 0quaua) | y 0919 043941 10d SOWUBAÑONIA 00P1 = erpaw pepisuag (» 0181 G'poT 8 "vol r0 ma |(ILAzoN) Oproo0aL A Ox le 9" 991 6681 £36 790 0073 [(LOOWLAH) wvtapeoJuato) | 4 6" TIT 198 G'9r LG'0 ON ES *(9[ISeN-MON UO0SUYOf) so Sur ojugua” | 1 39101 Son dom (sopejenns) p:1=%018 : "0% sOS0JN94D soJuauo) — *] ¡$_xAá IA A — sasou £ saw T STIp / —_ > A MAYA ADIONI AUNADO) VIONACADOAd OVANON VIDV TA NA OPDVAPDNI 04J2UM1IJUID LOA o AS D] PD MIWI)SASIY de estos cementos y otros detalles r sicion química La compo IS te cuadro, como resultado de m iguien s se hallan en el s , ma . . lisis propios aná — 251 OSOPI9A SIUB u0Pyl Gu ST y) STE 980 06"I 8'p1:6é0:1 0100S0 Puga s118 Ope[nze 0709191099 CevI 99 08 €l NE ER0O 29"0 2 "1 vel:8c 010050 9pdgA S113 uLI 0091 0 vr 7 6'LT:8'S:T 01N9S8 9pI0A SILA y91 GE€lI 90 0P"v3 dy S “05 ver0 003 SEL: 3p*1 OSOPI9A SILÍ m024 11 OSPI 99 0303 090 KO) 881 7 21:e'p:1 1007) “+ ¿enSe.1] ap odulor], -(oo1quo o1j0u od *130]1x) erpaa pepisuaq (mou */1 19H '9 19 : T) esonoe “10s e] 9p peprureo[y mou] DH *9 '9 = *u190 "13 1) peprorseg O9HDRIPIY S91PU] oApIsod-o1oa]a 9yu9Lo 190) “ou: os: “o 901 986€ TE“0 650 0) 031 €£90 960 8€"T 0919 50 283 cc "á vv"T8 6873 63€ 6L"0 9J19N] *I59A sE73 960 8L'0 c5"I LE "94 "I89A 96 Te "9 ve" TZ c8"T 061 "3594 "S9A 863 200 960 6 T 0T "86 "IS9A 03€ LO"L 068" El esoanduoosop Ou 2ualy “epipiod £ ende “091109 OPlOy "*OLO]R9 DP OJEJSOH *O1191Y 9p Á o19[e9 ap omppns oIpos ap — “****olsejod ep — 'OISIUÍTU Ip — “+ *+****OT9][80 IP OPIXO * 0SQULSUL ap — 011914 9P - **orurun]e ap opixombsos OP?uIquoy 09191]18 OPI y pum) 104 soyuamoag “y — "vowmumb vormsoduo;) — 252 — VIB|O OPJOA SILA «GT OPvvI FO"I TO"T 0'6:9'L*T 0v'0 "I89A EP'0 "IS9A 970 8r'0 L9'0 06' 00* 0U el: 80" 0SOpu0A SÍ uGG40 DOST 90 SL" 0€ 09 08 v3 8£'0 183 L9%:0 Jl OJB[9 Op40A S1U2 10810 GLST 009 08" PI 09 00 zz 360 vo", e'0T:16:1 SIIÍ opu0A wu0€y 1 00G[ 360 Joa Y9'91:0'9:1 C0"98 SrP"T 030 "I89A "IS9A cs" 04B]o opoA sud wG2yl LOGT 00 09 0) 99" pg" 961 e y1:6'0: “+ 10]07) Ebay ap Al o oJyaw Jod 30/14) tipa pepisuog “uscar 19H '9:"9=00T : I) esonor “108 e] 9p peprureo]y E (mou lO H 99 = *w90 13 1) peprorseg OH OPIPIY S01PuT oA1sod- -0.1)99]9 9JuU9Lo1J90) ou: “01s: "0% “++ *+e3sanduo9s9p OU PuaJy *epipied Á ende “oo1uoqueo oproy OL0[80 9P 0JUJSOH *+***01191Y 9p Á 019/89 9p 0INJNS *O19]89 9Pp 0JPJ|NS AIN — oisejod — 01sguBeuI — , OL9]t9 9p OPIXO OSQUEDULUU 9p - 011914 9P = orurunpe ep oprxombsos ***OpRuIqUuIO09) ODIOS OPIO Y (U9WAURUOH) PUDO S SOJUMID “Y — "v0VMunh norsoduo — 203 — b) Influencia de los componentes secundarios Despues de concluidos estos ensayos y comparados los pri- meros resultados designados en los cuadros anteriores, de— bía sorprender, involuntariamente, la diferencia que se no- taba en los efectos alcanzados por los cementos arcillosos europeos, en comparacion con los cementos siliciosos de Cos- quin, de un coeficiente ó índice hidráulico aproximadamente análogo. Comparando, por ejemplo, el número 1 de Europa y el nú- mero 7 de ensayo de Cosquin, encontramos aproximadamente los mismos coeficientes é índices hidráulicos, pero, no obstan- te, vemos que el primero en el agúa alcanzó el doble de la resistencia del segundo. Debíamos tratar pues de averiguar las causas que podrían haber influido para ello, á fin de bus- car los medios de mejorarla, en cuanto las condiciones natu— rales en la elaboracion de la materia prima lo permitieren. Era indudable que las diferencias que existían entre am- bos productos, eran debidas, en parte, á propiedades físicas como, por ejemplo, al tiempo para cuajar, que era notable- mente distinto en ambos casos, de 9 horas en el primero y en el segundo de 1*/, horas, diferencias que, como es sabido, ejercen una influencia notabilísima sobre la calidad y fuerza relativa de los cementos y dureza definitiva de las mezclas respectivas. Esta diferencia en los cementos en general es debida pro- bablemente á la intensidad y duracion de la temperatura á que el producto ha sido sometido en las calcinaciones. Los cementos desde el número 4 al 10, procedían de quemas he- chas en un pequeño horno de ensayo, durando la coccion solo algunas horas. Pero dejando esta cuestion, para tratarla en el capítulo siguiente, nos ocuparemos en primera línea, de las particularidades de la composicion química de ambos ejemplos. Lo que en este sentido se hizo digno de notar, á primera vista, era la diferencia notable en la composicion de la ma- teria arcillosa que sirve de vehículo en ambos cementos ; y al principio me hallé dispuesto, equivocadamente, á atribuir esta circunstancia al predominio de la sílice y escasez de la alúmina. Efectivamente, las cales arcillosas y demás materias primas de Cosquin, por la entremezcla de un cierto cociente de arena silícea y polvos de pómez, son relativamente más siliciosas y menos aluminosas que la mayor parte de las ma- terias análogas que se encuentran en aquellas regiones lito- rales de Europa donde florece la fabricacion del cemento Portland. En estos productos de Europa la relacion entre sesquióxidos y sílice es generalmente de 10:20 á 25,ó6en equivalentes 1 : 4 aproximadamente, mientras que en los ma- teriales de Cosquin de 10 : 33á 40, óen equivalentes de 1 : 6 aproximadamente. Era de suponer que esta diferencia no debía dejar de tener influencia en la fuerza hidráulica relativa del cemento. Recordamos en primera línea, que tanto el aluminato básico de cálcio como el subsilicato correspondiente, y sobre todo este último, son materias fuertemente hidráulicas, el prime- ro de fraguacion rápida, de lenta el segundo, pero que ni el uno ni el otro, por sí solos, y en estado puro, pueden dar cemento que alcance un grado de resistencia máxima, comio ciertos cementos elaborados con materias en las cuales am- bos componentes se hallan mezclados. De lo que sin nece- sidad de investigaciones directas, tenía que deducir que en este caso, durante la calcinacion del cemento ó durante el desdoblamiento consecutivo en el agua, tal yez se formarían combinaciones dobles entre ei aluminato y el silicato, amór- fas al principio, tomando gradualmente estructura cristalina, y que alguna de ellas, de proporcion definida, fuese la que posee en grado mayor las calidades de servir de vehículo, como una especie de cola inorgánica, cuya presencia en pri- mera línea determinase las virtudes hidráulicas relativas de EL A — — 239 — los cementos, dando por sí mismo un grado de cohesion cor- respondiente á la masa endurecida. Efectivamente, los cementos más fuertes que se conocen, segun el tipo del cemento número 2, conservan la propor- cion atómica de 1 : 4 entre sesquióxidos y sílice. Cementos en que la proporcion de alúmina es mayor, tampoco no se re- comiendan, porque tienen, como los cementos romanos muy aluminosos, el defecto de disminuir mucho su volúmen, al pasar las mezclas del estado húmedo al estado seco, cuyo proceso en las masas compactas puede ser acompañado de la formacion de finísimas y numerosas roturas capilares por motivo de la contraccion. Como el grado de cohesion, producido por los elementos hidraulizadores del cemento, aumenta al principio en mayor ó menor escala por los cristales entretejidos entre el hidrosi- licato y adheridos entre sí, de hidrato de cálcio, formado, en parte, por el desdoblamiento de las combinaciones básicas, en parte, en los cementos muy calcáreos, directamente, por la hidratacion del exceso de óxido de cálcio que en estado se- mifundido existe en los cementos muy calcáreos. La suma de ambos factores juntos da la resistencia inicial del cemento cuajado, y así se comprende tambien, cómo un cemento algo más calcáreo que otro, puede dar al principio una dureza ma- yor; pero que en cambio, un exceso de este mismo hidrato de cálcio puede producir, al fin, un estado de tension en la masa, que ya por sí solo en los compuestos excesivamente calcáreos, de un coeficiente superior á 2.80, y además al contacto del aire, porla absorcion del ácido carbónico tambien en las combinaciones menos calcáreas (de un coeficiente 2.20 por arriba), puede llegar hasta producir una crísis, deshaciendo otra vez la masa ya endurecida. Así se explicó bien el alto grado de cohesion obtenido en los primeros meses con el ce- mento muy básico número 11, mientras que algunos meses más tarde las piezas de ensayo se habían rajado ó transfor- mado espontáneamente en polvo. — 256 — En cuanto á los demás cementos, resultó luego, por las investigaciones consecutivas, que tambien las combinaciones esencialmente siliciosas suministran cementos muy fuertes y que el predominio de la sílice sobre la alúmina no era la causa de las cifras bajas en los primeros productos de ensa- yo, á diferencia de los compuestos análogos de Europa. Fijándonos luego en los constituyentes secundarios que en estos distintos cementos se hallaron, comparando unos con los otros, senotó, á primera vista, la escasez de sulfato de cálcio en los productos de la Punilla. El contenido muy insignifi- cante de esta combinacion es verdaderamente característico para los materiales elaborados en aquel lugar, á diferencia casi sin excepcion de todos los productos análogos de Euro- pa, los cuales, cuando no tenían esta combinacion en estado natural, en la materia prima, la tienen en el material elabo- rado, porel empleo de hullas piritíferas para su calcina- cion. Mientras que un contenido algo notable de sulfato de cal- cio caracteriza todos los depósitos sedimentarios de la llanu- ra argentina, resulta que excepcionalmente en estas capas calcáreas de la Punilla que se hallan en puntos algo elevados en el interior de la sierra, aquella combinacion, si ha existido en otro tiempo, ha sido arrastrada por la filtracion de las aguas pluviales, en el transcurso de los siglos. En ninguna de las materias primas ó productos legítimos, elaborados en Cosquin con coke, la cantidad de sulfato de cálcio sobrepasó á unos 0.54á0.6%/,, mientras que en casi todos los productos de primera clase de Europa, dicho ele- mento varía entre 1.5 á 2.5”/,, como se deduce de un sinnú- mero de análisis de las mejores clases de cementos conocidos, hechos por distintos autores. Citaremos como ejemplo, los siguientes : | — 257 — Sulfato de calcio Cemento inglés Johnson (New-Castle, aná- AN 2.38. */, Cemento inglés White y Brother (MicHaBLis)... 2.85 =- — de Londres (H. MaGNOoN)....... 2 — aleman (Hemmoor, análisis N” 2 (Dor- O A A Aa 2.35 » Cemento aleman de Stettin (DOERING)......... 2.33 » — — - estrella (MICHAELIS)........- SO — — de Vorwohle (TermaseR)...... 2.18 » = — de Heidelberg (TETMAJER)..... 2.39 » SS austriaco Saullich de Kufstein (FeicH- TINGER) co.o.so. A IR ....... 3.20 '» Cemento bélgico de Vigier (TETMAJER)....... SE 010% Una excepcien constituyen, hasta cierto grado, algunos ce- mentos franceses, que contienen algo menos, pero siempre el doble de los productos de la Punilla; el cemento Vicar, por ejemplo, con 1.02 %/,, los cementos de Boulogne con 0.77 á 1.19 %/,. Pero si además nos fijamos en los datos que H. Man- GON da sobre algunos de estos últimos cementos, vemos que su grado de resistencia definitiva realmente no es muy no- table, por lo que tampoco han podido conquistar mucha fama en el mercado estrangero. En cambio, es muy reputada en aquel país y en el estrangero, la cal eminentemente hidráulica de Teil, la cual contiene mayores cantidades de sulfato, como 1.94 %/,, segun mis propios análisis. Si bien se ha constatado que un contenido reducido, de menos de 3 %/, de sulfato de calcio, no tiene influencia des- favorable sobre el poder hidráulico y la perdurabilidad de los cementos y mezclas al contacto del agua, resulta sin embargo que la mayor parte de los autores, sin disponer generalmente de ensayos de resistencia al respecto, son de opinion, que más bien sería una ventaja en los cementos, el tener solo vestigios insignificantes de este cuerpo. Dominado por esta opinion muy generalizada, yo mismo me he resistido, hasta el último momento, á sospechar una influencia muy bené- Toy 18 — 258 — fica de este compuesto en los cementos hidráulicos, y recien al fin, cuando ya no me quedaba ningun otro recurso teóri— co, para explicar satisfactoriamente las irregularidades en algunos de los productos elaborados al principio, no obstante su composicion muy normal y favorable, empecé á prac= ticar ensayos directos sobre el papel del sulfato en estos ce— mentos. Los resultados obtenidos en esta ocasion, que tam— poco están en desacuerdo con las observaciones ocasionales de algunas de las primeras autoridades de Europa, no dejan desde ya duda alguna, que un contenido espontáneo ó arti- ficial de sulfato de calcio, en la proporcion de 1 */, %/, apro- ximadamente, debe ser considerado no solamente como muy útil, sinó como uno de los componentes indispensables para los cementos aluminoso-silíceos de 1” clase de fragúe lento, no menos indispensable para estos cementos, como para el acero, por ejemplo, lo es el insignificante contenido de 1 á 2 "/,decarbon, puesto que este sulfato ejerce una impor- tante accion secundaria sobre los compuestos del cemento, neutralizando el álcali existente en las composiciones res- pectivas, predisponiendo no solamente á una solidificacion más completa y perfecta, sinó facilitando tambien y aumen- tando la adhesion entre los planos de los corpúsculos de la mezcla por la formacion de un silicato pegajoso y cuajable, contribuyendo asíá la mayor consolidacion de la masa. Desde hace tiempo era sabido ya por las observaciones de algunos prácticos de Europa, que el agregado en pequeñas cantidades de sulfato de calcio ejerce una influencia favora- ble sobre la calidad de ciertas clases de cementos, observán- dose además, que un contenido de 1 */, %/, aproximadamente, era suficiente, para producir el efecto y que el agregado de mayores cantidades ya no alteraba el resultado. Sin darse en Europa mayor importancia teórica á este he- cho, puesto que por allí raras veces se ofreció la ocasion de constatarlo, en vista de que los autores europeos solo excep- cionalmente han tenido entre las manos un material, dife- —A AAA a cd: o cid: tc ón se rente de aquel que ya espontáneamente contiene cantidades sensibles de este compuesto, en la práctica, sin embargo, se ha tomado en cuenta esta circunstancia; y en la asamblea ge- neral de una Asociacion de fabricantes de cementos, en el año 1885 *, donde estaban reunidas las capacidades más notables del ramo, se resolvió admitir el agregado de pequeñas can- tidades de sulfato de calcio — 2 /, —á aquella clase de ce- mentos, que con esta sustancia experimentasen una mejora en sus calidades generales: «para normalizar el cuaje del cemento », como se decía. En vista, pues, de la escasez de esta combinacion en los materiales de la Punilla, había necesidad de examinar la in- fluencia que un agregado de pequeñas cantidades de sulfato de calcio pudiese ejercer en el mejoramiento de los produc— tos elaborados en esta; y hé aquí los notables resultados que se obtuvieron ya en los primeros ensayos al respecto, con algunos de los cementos Portland elaborados en Santa María, bien reposados y neutralizados, por la introduccion de 1 */,%/, de sulfato de calcio, añadido al agua en forma de un polvo finísimo, empleado en la preparacion de las argama— sas respectivas : Resistencia d la compresion (1 : 3)— 7 dias de inmersion a JA C nto primitiv y sulfate Gémento artificial Cacaciente emento primitivo Cemento sulfatado kil. por cent. cuad. kil. por cent. cuad. N=5 1772 17.8 44.9 N* 7 1.90 24,4 48.9 N* 10 2.04 A 1.3 Si volvemos á comparar el cemento inglés N* 1 del cuadro con el mejorado de un coeficiente análogo, N” 7, de CosquIN, observamos ahora que este, con una densidad algo mayor que 1 Protokoll der Verhandl. des Vereims Deutscher Cement-Fabrican- ten, Febr. 19 und 20, 1885. 200 aquel, da el correspondiente resultado, es decir, 48.9 kiló- gramos contra 46.5 kilógramos del producto inglés. El mismo aumento proporcional alcanzaron las piezas pro- oresivamente en el transcurso de un tiempo más largo. Podríamos dejar hablar estos resultados por sí mismos, sin entrar en consideraciones teóricas ó comentarios al respecto, puesto que ningun autor, hasta ahora, ha dado importancia, ni menos detalles ó explicaciones de semejante fenómeno, á pesar que esta explicacion nos parece demasiado sencilla. Todos los autores y fabricantes de cemento están confor- mes en considerar como conveniente é indispensable para el buen éxito en las calcinaciones del cemento, la presencia en las pastas de 1 á 2 %/, de álcali, que en la masa candente debe ejercer el papel de un fundente, para facilitar la combina= cion de la sílice con la cal. Pero apenas hay alguno que se dé cuenta de lo que este mismo álcali ejerce más tarde en las mezclas del cemento con el agua. Comprendemos que el álcali, en el cemento calcinado, necesariamente, debe encon- trarse en forma de un subsilicato doble ó vidrio subsoluble, que por el agua no se disuelve ni se descompone sinó muy lentamente; pero sí, con facilidad, en presencia del sulfato de calcio, cuya combinacion, iniciando el ataque, neutraliza el álcali, mediante una descomposicion doble ó recíproca, dando sulfato alcalino y silicato de calcio. La mezcla del ce- mento con el agua pierde pues, por la presencia del sulfato de calcio, su alcalinidad, y se comprende, porque precisa- mente son pequeñas las cantidades de sulfato de cal que tie- nen este efecto favorable en los cementos, puesto que la can- tidad de álcali existente tambien siempre es reducida. Despues de mis ensayos repetidos y prolongados durante varios años. dando siempre un resultado idéntico, me veo obligado á declarar, que es absolutamente indispensable en un cemento Portland de condiciones normales, la presencia de un contenido de sulfato de calcio en cantidades equiva- lentes para neutralizar el contenido de álcali en la misma — 261 — composicion. Es indudable que otras sales terreas solubles, como el sulfato de magnesio, el cloruro de calcio, etc., pue- den producir tal vez el mismo efecto; pero el sulfato de calcio ó yeso es sin duda la combinacion mas á propósito para dicho objeto y se encuentra universalmente distribuido; sien- do fácil obtener siempre las pequeñas cantidades necesarias á dicho objeto. El químico que tiene encargo de investigar un cemento de fraguacion lenta, á fin de dar un juicio acertado sobre sus calidades, desde el punto de vista de su debida composicion química, no debe descuidar nunca, en determinar con exacti- tud, tanto el contenido del álcali libre como el del sulfato pre- existente; y en el caso de que predomine el álcali, tiene que indicar al ingeniero la necesidad de agregar las pequeñas cantidades de yeso que son necesarias para la neutralizacion del compuesto, siempre que el agua misma, empleada en las pastas y cuyo análisis simultáneo se debe exigir como indis- pensable, no contenga ya las respectivas sales terreas en la cantidad suficiente para dicho efecto ; tal como sucede en muchas ocasiones, cuando el agua empleada en las mezclas es algo selenitosa. Cada 1 %/, de óxido de potasio en el ce- mento exige 1.5/, de sulfato de calcio, y cada 1 %/, de óxido de sodio necesita 2.2 %/, del mismo compuesto, como término mínimo para la neutralizacion. Para explicar esta cuestion teóricamente, y despues de muchas investigaciones al respecto que he tenido ocasion de practicar, estoy inclinado á suponer que tal vez no es direc- tamente la neutralizacion de la alcalinidad de la mezcla la que determina este resultado favorable para el proceso de fraguacion del cemento, sinó más bien el ataque más pro- nunciado y enérgico que, ádiferencia del agua simple, ejerce la solucion de la sal térrea sobre el compuesto calcinado, es decir, en primera línea, sobre el sub-silicato alcalino muy fi- namente entremezclado esparcido al traves de toda la masa de las partículas del cemento, y se trataría así de una espe- — 262 — . cie de accion química de « contacto ». El resultado es que la descomposicion exigida para el compuesto calcinado, á fin de formar combinaciones dispuestas á cristalizar ó «cuajar » en el agua, se verifica así más pronto y de una manera per- fecta y adecuada, en presencia de dicho sulfato, mientras que con el agua pura, esta descomposicion solo se verifica parcialmente y de una manera menos favorable. El cemento, al cuajar en el agua pura, lo hace incompletamente, es decir solo en la superficie de los corpúsculos, y este proceso empe- zado continúa, revolviéndose más tarde en la mezcla ya par- cialmente consolidada, con perjucio de un aumento progre- sivo de su grado de cohesion definitiva. En los cementos de cuaje muy rápido la influencia favorable del sulfato apenas es sensible, mientras que es notable en los cementos de cuaje lento. Al determinar el tiempo de consolidacion de los distintos cementos examinados, me llamó la atencion el hecho de que las mezclas de todos los compuestos con un contenido remar- cable de sulfato, como los números 1, 2, etc., extendidos so- bre una plancha de vidrio, formaban costras con una super- ficie muy lisa como pulida, mientras los demás compuestos, pobres en sulfatos, dieron costras de superficie áspera y opa- ca. Asímismo me sorprendió la circunstancia de que durante la determinacion de la alcalinidad de la solucion acuosa, el polvo tratado con el agua de los primeros, experimentaba una descomposicion completa dentro de pocas horas, aumentan- do su volúmen y reuniéndose en una masa homogenea, floco- so-gelatinosa, mientras que el polvo de los demás cementos no sulfatados quedó pulverulento en el agua, aún despues de 8 dias, sin señales aparentes de alteracion. Para saber si la presencia del sulfato de calcio era ó no la causa de este fe- nómeno, hice un nuevo ensayo, empleando el polvo muy fi- namente dividido del cemento número 10. Cada vez un gramo de cemento fué extendido en un frasco cerrado a) con 100 centímetros cúbicos de agua destilada y — 263 — b) con 100 centímetros cúbicos de agua saturada con sulfato de calcio. Removiendo frecuentemente el líquido, el resul- tado, despues de tres dias de accion fué el siguiente : Precipitado depositado en Alcalinidad total de la el fondo del frasco solucion filtrada a) Cemento número 10 Pulverulento como 1 gr. con 100 ec. al principio, sin au— ¿14,8 cc.=HCl'/,, norm. de agua destilada (mento de volúmen. 1) Cemento número 16 | homogeneo y pegajo- 1 gr. con 100 ec. so, habiendo aumen- ¿21,4 cc.=HCl */,, norm. de agua selenitosa Ptado su volúmen has- ta 2 y 3 veces. Flocoso-gelatinoso, ' Estos ensayos que puede repetir quien se interese en la cuestion, demuestran hasta la evidencia, que el grado y tal vez la naturaleza de la descomposion que sufre el cemento Portland, en presencia del sulfato de calcio, es muy distinta y mucho más completa que la que este mismo compuesto su- fre por el agua pura, puesto que había sido expulsada la mi- tad más de hidrato de calcio, entrando en la solucion seleni- tosa, y como resulta además, por los ensayos de resistencia, practicados al respecto, que precisamente la combinacion que durante el contacto del cemento con el agua separa el sulfato de calcio, es la que se necesita para el cuaje perfecto y el mayor grado de cohesion ó resistencia de la mezcla, creo que con estas indicaciones y sin entrar aquí en mayores de- talles, he justificado suficientemente mis afirmaciones ante- riores. Se comprende ahora la razon de las experiencias de algu- nos ensayadores, que, por ejemplo, observaron que las mez- clas del cemento, hechas con agua de pozo, dieron cifras superiores á las que se habían obtenido con la aplicacion de agua destilada *, y el resultado análogo que se consiguió l! MICHAELIS, A. Baugew. Zeitung, 1878, núm. 27. — 264: — con el agregado de ciertas sales al agua, empleada en la pre- paracion de las mezclas para las piezas de ensayo. Asímismo se comprende la exactitud de la opinion muy universalmente propagada, de que el sulfato de calcio, en muchas ocasiones, predispone al reventamiento de ciertos cementos. Son precisamente los cementos inútiles, es decir, los reventadores peligrosos los que experimentan este pro- ceso inmediatamente despues del agregado de sulfato de calcio, á causa de la expulsion de su exceso de calcio, y el sulfato puede ayudar así al investigador para reconocer más facilmente la utilidad ó el defecto de los cementos respecti- vos. Así lo hemos experimentado, por ejemplo, con el ce- mento excesivamente básico, número 11 de nuestro cuadro. Mientras que las mezclas de este compuesto sobrecalcinado, con el agua pura, se comportaban bien en los primeros me- ses, para sufrir más tarde la descomposicion pulverulenta, se rajaron en cambio algunas de las piezas preparadas con el agregado de 2 /, de yeso, ya en los primeros dias, indican- do así que se trataba de un cemento de condiciones inacepta- bles. En los cementos útiles de composicion y condiciones normales ó debidas, un agregado de pequeñas cantidades de sulfato nunca puede ejercer accion desfavorable alguna. Alcali. En cuanto á los demás componentes secundarios que pueden tener una influencia, digna de notarse, sobre la calidad de los cementos, hay que mencionar un ya aludido contenido de álcali. Todos los cementos de primera clase contienen aproxima- damente como de 1 42%/, de bases alcalinas que generalmen- te proceden de las arcillas empleadas en su preparacion, y parece que este contenido, si no fuese indispensable, á lo menos es altamente útil en la fabricacion de un cemento de buena clase, por el papel que ejerce el álcali como fundente en las masas calcinadas, sirviendo de intermedio para facili- — 265 — tar la combinacion íntima de la sílice con la cal. Es probable que otros fundentes neutros, como por ejemplo, el espato- fluor, etc., tendrían un efecto análogo. Además, se deduce de lo expuesto en el artículo anterior, que tambien durante la cristalizacion ó el cuaje del cemento en el agua, la presencia de estas cantidades de álcali tal vez no es sin alguna importancia en los cementos. Despues del endurecimiento de las argamasas, el álcali queda eliminado completamente como sulfato, ó en ausencia de los sulfatos térreos, como carbonato, y se comprende que un gran exceso de álcali no puede ser favorable para la for- macion de morteros densos, por la correspondiente pérdida de sustancia que experimenta la masa en los lavados con el agua. Seguramente habrá un límite que no debe ser ultrapa- sado. MicHaELis * ha estudiado la influencia del álcali en las fundiciones del cemento, observando que su agregado á las pastas para calcinar contribuye mucho á impedir aquel aludido fenómeno de la degeneracion pulverulenta de las masas candentes en el horno, siendo mucho más podero- sa la accion de cantidades equivalentes de álcali, que los res- pectivos de un exceso de cal en la mezcla. En cambio observó que las argamasas de los cementos muy alcalinos eran suma- mente expuestas á reventar y rajarse. En algunas de las composiciones de coeficiente bajo prepa- radas en esta, tanto de cemento artificial como de cales hi- dráulicas, sobre-calcinadas con un agregado de 2 “/, de soda (jume), segun el método de PETTENKOFER, LIPOWITZ, etc., se nota un fenómeno particular, que consiste en que el polvo muy finamente dividido, al principio, no adhiere bien con el agua, como el cemento vulgar, sinó que queda flotando ó sus- pendido, semejante al licopodio, y solo se empapa bien al prin- cipio, siendo mezclado anticipadamente con la arena. El fe— nómeno depende probablemente de la existencia de una * Journ. f. pract. Chemie, tomo 100, pág. 277. — 266 — delgada capa vitrificada, que con la descomposicion consecu= tiva del cemento por medio del agua, necesariamente se des- hace, restableciéndose finalmente la cohesion debida entre las partículas de la mezcla. Manganeso, ácido titánico, etc. En cuanto á los demás componentes secundarios de los cementos analizados, no hay ninguno que ofreciese variabilidad pronunciada, para dar orígen á sospechar una influencia especial sobre las calidades respectivas de los distintos cementos. El manganeso se halla en todos, pero solo en forma de ves- tigios y lo mismo sucede con el ácido titánico, que en peque- ñas cantidades se halla en el cemento número 2 y tambien en varios de los productos procedentes de los calcáreos de la: Punilla. c) Influencia de la calcinacion ó grado de cocimiento Cada una de las diferentes composiciones para cemento exige su grado especial de temperatura para llegar al máxi- mum de sus calidades, y debe ser uno de los empeños más importantes del fabricante, el averiguar por medio de ensa— yos comparativos de resistencia, no solamente cuál es la com- posicion y mezcla más conveniente, sinó tambien las pro- porciones cuantitativas entre el material y el combustible empleado y la manera de distribucion que con más ventaja se adapta á la construccion del horno en que elabora. En general, los cementos más calcáreos exigen para su co- cimiento una temperatura más elevada y más prolongada que los cementos de coeficiente inferior. Para los extremos de la serie calcárea, .a suba cada vez más de temperatura hace condensar y mejorar aparentemente el producto, porque además es dificil llegar con la temperatura hasta la fusion de las masas. + by “A ñ e dl — a a En los cementos muy arcillosos, en cambio, cada exceso de combustible que puede estar amontonado en ciertos puntos del horno y sobre todo, cuando se trate de coke y hullas con mucha ceniza silícea, empeora finalmente el producto, trans- formándolo en una masa negro-azulada muy dispuesta á eflo- recer en el horno, transformándose entónces espontáneamen- te, al enfriarse, en un polvo liviano que, álo menos en las mezclas va muy arcillosas por sí mismas, carece casi de pro- piedades hidráulicas. He tenido en mis manos algunos de estos productos eflorecidos. Uno, por ejemplo, completa- mente deshecho en harina, y que procedió de una mezcla muy siliciosa, tenía un color gris-negrusco con una densidad media de 1300 kilógramos, un índice de 0.67, y ofreció la siguiente composicion : Acido silícico combinad0............. 28.90 *, A A 10.38 » —. de hierfo..... UE MANS AnESsO dean 0.13 » — decálcio...... da Sa PE 55.88 » E AS io e O 1.66 » Re: POLASIO 2 ció ias A 1.69; > SOI e ds arias EPA A 0.31 » P Sulfato de cálcio .....::.... fonda 3% 0.44 » ¡NETO CArbÓDICO, Cll... voccocco mo. vest. Arena no descompuesta........... ... 0.75 » Tambien despues de 100 dias de inmersion, la argamasa de esta composicion había quedado completamente pastos hasta deslizarse apretándola entre los dedos. Otro producto análogo, densidad 1100 kilógramos, proce- dente del cemento N” 5, dió en 7 dias solo 1.8 kilógramos contra 17.8 kilógramos del mismo material normalmente cocido. Pero el fenómeno se nota "no solo en las masas con mucha arcilla, sinó tambien, aunque en escala menor, en las de un coeficiente normal. En tal caso, el producto eflorecido no es — 268 — inútil, sinó únicamente algo inferior. En conformidad con su coeficiente menor, sus argamasas no alcanzan la misma resistencia de las del cemento normal, y además se distingue de este por la tardanza en fraguar; pero dan sin embargo un resultado satisfactorio, y el polvo puede ser agregado al cemento molido, sin empeorar sensiblemente el producto. TETMAJER *, ha hecho algunos ensayos comparativos al respecto, obteniendo los siguientes resultados : Composicion química (Dr. HEINTZEL) CEMENTO A CEMENTO B normal degenerado normal degenerado AICHAO SIlCICO ¿oca - 22.39 24.19 23.13 25.01 Oxido de aluminio....... 8.04 6.27 8.31 1.21 » do ee 4.18 4.69 4.11 4.04 » CALCIO. 2 2 60.09 58.29 59.09 57,08 » magnesio0....... 1.84 1.78 1.63 1.48 Acido carbónico y agua... 1.93 1.56 1,96 1.91 sulfúrico, álcali, etc. 1.53 3:30 A SO! 100.00 100.00 100.00 100.00 Permanganato reducido.. 0,37% LO e 2,4%" Densidad máxima....... 2.00 1.88 1.95 1.63 Tiempo para fraguar..... o 0) 90 17*30*. Calor desprendido....... 2,42 DD 17 205 Resistencia á la ) 7 dias 103.0 64,0 79.0 70,0% compresion.. $ 84 dias 195.2» 115.2 131.2 114.7» Fácilmente se nota en estas composiciones el aumento de las proporciones de la materia silícico-arcillosa en el ce- mento degenerado y á la vez el predominio, sobre los ses— quióxidos, de la sílice, procedente probablemente de la ce- niza del combustible empleado. Esta clase de degeneracion pulverulenta espontánea del * Thonindustriezeitung, 1884, pág. 491. — 269 — - cemento en el horno, al enfriarse las masas candentes, se nota cada vez con mayor facilidad en las mezclas de índice hidráulico superior y con especialidad en las mezclas muy siliciosas; y parece que con preferencia se realiza en las partes del horno donde el combustible se ha amontonado. Acompaña al proceso, generalmente, una reduccion parcial del hierro al estado de sulfuro y protóxido. Debido á esta circunstancia, es mucho más difícil y costoso tener una hor- nada bien parada de cemento arcilloso, que de un cemento muy calcáreo, por más que el último exige algo más de com- bustible y una temperatura más elevada. Los cementos hechos con arcilla muy siliciosa, como fácilmente se comprende, son más sensibles todavía, en este sentido, que los con arcilla muy aluminosa, y el fabricante, antes de haber aprendido bien cómo armar y distribuir los materiales en el horno, para evitar ya el exceso como la falta de combustible, se ve muchas veces en presencia de una: hornada totalmente tranformada en polvo y sobre todo cuando los ingredientes de la composicion no han sido finamente triturados é íntimamente mezclados con anticipacion en las partes empleadas. El fenómeno, sin duda, es debido, en su parte principal, á la formacion de un sesquisilicato básico, (2 Si0,, 3Ca0) de un coeficiente de 1.50, cuya combinacion, tambien en estado puro, segun su descubridor SELFSTROE£M, tiene precisamente esta propiedad de transformarse espontáneamente en polvo, al enfriarse las masas semifundidas. «El silicato básico, (SiO,, 2Ca0), dice SELFSTROEM', no se funde, ni con el más intenso fuego de fuelle. Pero cuando se emplea una pro- porcion algo inferior á la que corresponde á esta combina- cion, se obtiene una masa fundida, la cual, sacada del crisol candente, se deshace en polvo espontáneamente dentro de un minuto y contiene 58.77 %/, de cal y 41.10 ?/, de sílice. » Estas proporciones, como ya hemos indicado, correspon- * Jouwrn. f. techn. u. oeconom. Ch., tomoX, pág. 145. — 270 — 4 den casi exactamente á la fórmula de un sesquisilicato, en vez de silicato bibásico que existe en los cementos nor- males. Tal vez basta una pequeña porcion de esta combinacion, entremezclada á la masa semifundida del cemento, para par- ticipar la propiedad á toda la masa. Este fenómeno, como parece, se observa con más frecuencia en las mases menos cocidas por una parte, y en las excesivamente cocidas por otra, dando en el primer caso un polvo amarillento y en el segundo un polvo azulado. Se comprende que en las compo- siciones mal mezcladas, donde en ciertos puntos de la masa se hallan aglomeradas partículas de sílice, hay más probabi- lidad para su formacion parcial que en las masas muy finas y homogéneamente mezcladas, y en las cuales una temperatura normal ha permanecido por más tiempo. Tanto un exceso de arcilla como un exceso de cal ó álcali, hasta cierto grado, pueden impedir su formacion y en los cementos muy calcá- reos y en los muy aluminosos es mucho más raro de obser- varlo. ES MicHAELIS *, ha estudiado el fenómeno en un pequeño horno de ensayo, llegando al resultado de que cada vez más, con el aumento del combustible, resultan mayores cantidades de cemento degenerado en polvo azulado. Reproducimos como ejemplo una de sus séries de ensayo. Con todo, parece que esta degeneracion depende menos de la intensidad ó vehe— - mencia del fuego, que del mismo exceso del combustible empleado : 1 L.c., pág. 276. ES , E y MEE Cemento con 61.1 */, de CaO por 25.6 ”/, de Si0, Cantidad de coke Tiempo de la Chimeneas empleado combustion superpuestas 2.00 kilógr. 60 min. 1 RS 2.50.» 190 » 1 CEA 3.45 » 110 » 2 Algo más de polvo. 5.66 » 170 » 3 La mayor parte degenerada en polvo azulado. Reuniendo ahora las experiencias de diversos observado- res en este sentido, se deducen de ellas las siguientes reglas prácticas para el fabricante, como medios para impedir en lo posible la degeneracion pulverulenta de las masas en el horno : a) El grado de desmenuzamiento y la mezcla de las mate- rias primas debe ser la más fina é íntima posible; b) Las proporciones de la mezcla deben acercarse en lo posible al coeficiente electro-positivo normal de 2.00 á 2.10 y no bajar de esta cifra; C) La cantidad de los álcalis en la mezcla no debe bajar de 1.5 PE d) Una arcilla algo aluminosa y ferruginosa es preferible á otra muy silícea, siendo la proporcion más conveniente la de l equivalente de sesquióxido por 4 de sílice ; e) Como combustible debe ser preferido el que tenga la menor cantidad posible de ceniza silícea ; f) La cantidad de combustible necesaria para el ablanda— miento de las masas debe ser determinada con exactitud por ensayos prácticos y se debe impedir en lo posible un exceso del mismo combustible. Hay que agregar aquí, que algunos autores modernos no consideran desventajosa para las calidades del cemento su degeneracion pulverulenta en el horno, siempre que su com- posicion química corresponda á las proporciones normales, — 272 -— y tratan de provocar este fenómeno haciendo pasar vapor de agua por la masa candente. Los cementos con exceso de arcilla, finalmente, pierden sus propiedades hidráulicas, cuando la temperatura ha llegado hasta producir la fusion vítrea completa. Con el aumento de combustible ei contenido de hierro en la mezcla, cada vez más pasa al estado de protóxido, á medida que las masas pierden el tinte verdoso, pasando al azulado, y cuando la ar- cilla excede mucho, se transforma toda la masa al enfriarse, en un agregado cristalizado, duro, representando un silicato neutro, con un coeficiente de 1.00. Las masas pulverizadas dan entónces un polvo de color ceniciento ó gris azulado blanco, y de un tacto muy áspero, semejante al vidrio molido. Un producto natural de esta clase, en el último grado de silicificacion, obtenido por la sobrecalcinacion, con agregado de sosa (jume) de la arena pumiceo-calcárea que abunda en las canteras de la Punilla, está representado por el N* 4 del cuadro analítico. Como ya hemos indicado en otro lugar, se ve por los ensa- yos de resistencia, que carece este compuesto de propiedades hidráulicas. Sus argamasas conservadas durante meses en el agua se deshacían entre los dedos como arena fina. Absor- ben, sin embargo, el ácido carbónico del aire, pero no alcan- zan cohesion sensible. Segun las experiencias de LANDRIN” el silicato neutro puro, preparado artificialmente, ofrece tam- bien propiedades análogas. PA La combinacion expuesta á una calcinacion leve hasta el encojimiento de la masa, y pulverizada, ofreció algunas pro— piedades hidráulicas. Pero el polvo del mismo producto, cal- cinado hasta la fusion completa, podía quedarse años enteros en el agua, sin tomar cohesion alguna. Una influencia muy notable sobre la calidad relativa de los cementos parece que ejerce, fuera de la intensidad de * Compt. Rend.,t. 98, pág. 1053. — 273 — la temperatura á que se llega en la hornada, la mayor ó me- nor duracion de esta misma temperatura, y de cuya circuns- tancia depende, en primera línea, como parece, aquella me- jora ó tardanza del cemento en fraguar, la cual, más aún que la densidad relativa del producto, influye para aumentar el grado de resistencia definitiva de sus argamasas. La diferen- cia en este sentido que se nota en un cemento de la misma composicion de fraguacion rápida ó semi-lenta (142 h.), y otro de fraguacion lenta (6á 18 b.), puede llegar hasta la mi- tad más á favor del último. Cada composicion para cemento Portland, al ser expuesta á la calcinacion, traspasa la primera escala de la coccion que es la de un cemento de fraguacion rápida, segun el tipo de los cementos romanos, para cuyas masas es característica, de color amarillo ó rojizo procedente del ferrito de calcio. A me- dida que se aumenta la temperatura el cemento obtiene más y más las condiciones de una fraguacion lenta, condensándo- se las masas, con cambio de color en verdoso claro, verdoso oscuro y azulado, cambiv debido probablemente á la forma- cion de combinaciones dobles entre el ferrito y el aluminato de calcio. Las masas á la vez se condensan y se encojen más y más, y cuajan cada vez con más lentitud. Es más fácil así transformar en un cemento de fraguacion lenta una mezcla algo calcárea, con un coeficiente alto, que otra muy arcillo— sa; y los extremos en la série arcillosa muy difícilmente se pueden transformar en cementos de fraguacion lenta, por ser dispuestos á fundirse y perder en parte sus propiedades hi- dráulicas. La diferencia y mejora progresiva que experimenta la mis- ma composicion y hornada, pasando de las condiciones de una fraguacion rápida á las de una fraguacion lenta, se ve bien claro por los siguientes resultados obtenidos por Di— CKERHOF!: 1 Deut. Bau-Zeit., 1878, N' 7. m. XtI 19 Fraguacion Resistencia á la traccion por cen- tímetro cuadrado ¡ 7 dias 28 dias 56 dias Cemento de 0”30 min. (1:3). S.1k.. 11.8k. 15% » 330 » 10.0» 14.9» .17.9 » 10*0 » 11.2» 16.7: 4990 » 140 » 12.72: 218595 220%2 Agregaremos como comentario algunas experiencias pro- pias. El cemento inglés N* 1 de nuestro cuadro analítico de- jó sobre el tamiz de 2500 mallas un resíduo bastante consi- derable. Separando estas granzas del polvo fino que había pasado por el cernidor y pulverizándolas, se consiguieron de esta manera dos clases de cemento, de composicion aproxi- madamente análoga, pero de caracteres exteriores algo distin- tos. El color del cemento obtenido por la pulverizacion de las granzas (A), era muy oscuro, más saturado y de una densidad muy superior á la parte fina del cemento (B). En vista de estas calidades externas había que suponer que el producto A, mucho más denso, conforme con la opinion general, de- bía dar una resistencia muy superior á B; pero los ensayos dieron un resultado inverso, resultando que esta anomalía era debida á la diferencia en el tiempo de fraguar de am- bas clases de cemento, puesto que A iba fraguando ya en l hora, mientras que B necesitaba de 11 á 12 horas, y la dife- rencia en la resistencia alcanzada se notó tanto en las piezas endurecidas en el agua, como en las solidificadas en el aire seco. Los resultados obtenidos fueron los siguientes: Densidad Tiempo de fra- Resistencia á la compresion media guacion En el agua Al aire 7 dias 1 mes 1 mes A. (Granzas pulvs.)... 1639 1"20 min. 35.4 k. 7.90 80.9k. B. (Polv. finodelcem.) 1223 11*25 » 46.5 » 8.61 98.0 » Se ve por este ejemplo, que la densidad del producto por sí sola, no es un carácter terminante, ni siquiera en un ce- DOS a ta ds e ici mento de composicion idéntica, y que en ciertas circunstan- cias las diferencias de temperamento ó tiempo de fraguar de estos cementos son de influencia mucho mayor que la den- sidad relativa. Esto se nota tambien al considerar el cemento número 2 de nuestro cuadro. No solo que este cemento tiene exacta- mente hasta la última cifra decimal, la composicion de un ce- meuto normal ó teórico, sinó que tambien respecto á su cali- dad y propiedades físicas es uno de los productos más perfectos que han pasado por mis manos; una verdadera es— pecie de cola inorgánica que ha conservado invariablemente, en un grado extraordinario, sus propiedades de resistencia y elasticidad, tanto en las piezas sumergidas en el agua, como en las expuestas al aire, con ó sin mezcla de cal y con mucha ó poca cantidad de arena. Y sin embargotiene este cemento una densidad mu y mode- rada, de solo 1288 kilógramos por metro cúbico, en la parte fina que pasa por un cernidor de 840 mallas, y de 1335 en las muestras del comercio. Pero sien cambio examinamos' su temperamento, resulta que se trata de un cemento de fra- guacion excesivamente lenta, puesto que necesita más de 16 horas. La densidad relativamente insignificante es debida, en parte, á la circunstancia de hallarse este cemento en un es— tado de pulverizacion muy perfecta. Seguramente esta cir- cunstancia y la exactitud en la proporcion y mezcla íntima de los componentes, tendrán su parte respectiva en la superio- ridad de este cemento; pero opinamos que por lo demás, el verdadero secreto de su fabricacion, consiste en aplicar una temperatura tal vez no altísima, pero uniforme y conti- nuada. El modo de fraguar de los cementos números 5á 10 de nuestro cuadro, depende en su parte principal, probable- mente del modo de la calcinacion brusca que han experimen- tado. O Todos estos cementos de Cosquin fueron cocidos, en mi presencia, en un pequeño horno de ensayo, de tal modo que cada 3 á 4 horas todo el proceso quedaba terminado. La tem- peratura alcanzada seguramente nada ha dejado que objetar; pues se había empleado un exceso de combnstible, obtenién- dose por resultado que una gran parte de los fragmentos ha— bían sido sobrecalcinados y eflorecidos al enfriarse el horno. Para los ensayos se han tomado muestras no degeneradas, despues de pulverizadas en un mortero y pasadas por un ta- miz de 2500 mallas próximamente. La densidad del producto, como se ve porel cuadro, nada deja que desear. Pero fijándose en el temperamento de estos cementos, se nota que ninguno de ellos llega á ser de fra- guacion muy lenta, pues todos se cuajaron ya entre lá 2 horas. Así como el cemento una vez cocido, exige un cierto tiempo de reposo para conseguir una calidad máxima, parece que su- cede lo mismo en el proceso de calcinacion, mejorándose á me- dida que la influencia de la temperatura se prolonga, porque bien se comprende además, que una combinacion perfecta y homogénea de todas las distintas partículas y componentes, esparcidos en la mezcla candente no licuada, sinó solamente reblandecida, no puede verificarse sinó conservando la masa por algun tiempo en el mismo estado de semi-fusion ígnea. La mayor atencion posible debe prestar el fabricante á es- tas circunstancias y tratar de conseguir cementos de fragua- cion muy lenta, distinguidos por la cohesion superior de sus argamasas, puesto que son escasas las ocasiones en que la aplicacion de un cemento de fraguacion rápida fuese necesa- ria ó preferible. d) Estado de trituracion del cemento Es bien sabido, por las investigaciones de MICHAELIS, Mann, etc. que el grado de trituracion influye mucho en la o calidad relativa del cemento y sobre todo, como fácilmente se comprende, en sus mezcias con la arena. Las partículas del cemento que en este se hallan en forma de fragmentos del tamaño de un grano de arena, son más ó menos inactivas y no tienen mucho más efecto en la argamasa que si se tratase de simples granos de la misma arena. El cemento N” 10 de nuestro cuadro pasado una vez por un cernidor de 2500 mallas y otra vez por uno de 3500, dió en sus mezclas con 3 de arena, despues de 7 dias de inmersion el siguiente resultado : Densidad media Resistencia por metro cúbico ála compresion Cemento N* 10 pasado por un tamiz de 2500 mallas. 1609 kilóg. 27.7 kilóg. Cemento N* 10 pasado por un tamiz de 3500 mallas. 1594 » 30.4 » Además del grado de division, ha resultado que tambien el modo de trituracion tiene alguna influencia sobre la calidad del producto: los nuevos pulverizadores, formados por una caja rotatoria con balas de acero, que pulverizan por medio de golpes aplastadores, suministran un producto superior á aquel que se obtiene por simple trituracion, porque favo- recen la disposicion propia del cemento Portland de dividir- se en fragmentos de estructura escamosa que más densamente se agrupan uno encima de otro. En cuanto á los productos de Cosquin, consta que ellos no dejan nada que desear, en cuanto á su grado de division, y así creo supérfluo entrar aquí en otros detalles. En las oficinas de ensayo de Europa generalmente se exige que el cemento tenga un grado de trituracion tal, para no de- jar más de un 20 ”/, sobre un tamiz de 900 mallas, y menos de un 50 %/, sobre otro de 5000 mallas. — 278 — Silotage del cemento El cemento recien salido del horno, es inútil, en estado fresco, para cualquier aplicacion práctica, y una de las cir- cunstancias que más poderosamente influyen en la utilidad del cemento, sobre todo bajo el punto de vista que especial - mente nos ocupa, es decir, de la invariabilidad volumétrica de las argamasas expuestas al aire secante, es el mayor ó menor grado de aventamiento, ó mejor dicho, el período de reposo que el cemento pulverizado ha experimentado desde el dia de su fabricacion hasta el momento de ser aplicado. Todo cemento de cualquier composicion ó grado de coci- miento, empleado en estado fresco, inmediatamente despues de haber salido del horno, tiene la propension de reventar y rasgarse, tendencia que gradualmente se pierde con el repo- samiento. Esta alteracion crónica depende, en parte, de la absorcion de pequeñas cantidades de humedad (y ácido car- bónico) del aire, saturándose las partículas fulminantes que pueden existir en la mezcla. Pero en parte es debida ella tambien, sin duda, á una alteracion molecular de la dispo- sicion íntima de los csrpúsculos del cemento y al paso de un estado hialino ó semi-vítreo á otro estado opaco ó micro— cristalino, cuya modificacion es la que en mayor grado poo propiedades hidráulicas. En el producto recien calcinado, esta disposicion al reven- tamiento está en lucha con la tendencia de cimentar, y cuan- to más predomina la primera sobre la segunda, tanto menos resistencia alcanza el mortero, llegando á veces hasta produ- cirse la crisis, acompañada del reventamiento inmediato ó posterior de la masa preparada con el cemento fresco. Este proceso de alteracion molecular y mejoramiento, el cual probablemente es acompañado de un desprendimiento de calor latente, no es obra de algunos dias, sinó de meses enteros; y es probable que los cementos que han experimen- tado un grado de calcinacion superior, y los que se hallan en estado de fragmentos grandes, exigen más tiempo que los me- nos fuertemente calcinados, y los reducidos á un polvo im- palpable. Una comision de técnicos en Europa ha fijado en 100 dias el tiempo de almacenage, como mínimum obligatorio. De las investigaciones al respecto para averiguar el mejoramiento que el cemento experimenta por el almacenage ó silotage, reproducimos los datos siguientes, obtenidos por ERDMEN- GER Í: Edad del cemento Resistencia á la traccion O as 8.3 kil. (20 dias de inmersion) Semanas... ..<0.. 10.6 » » 16 A SOS » 18 A E 18,5 » » Estas cifras demuestran que aún despues de 4 meses el proceso no había llegado á su término. Me he convencido que esta alteracion favorable que expe- rimenta el cemento con el tiempo, solo tiene un resultado eficaz cuando el cemento tiene ocasion, al mismo tiempo, de absorber 4 á 2%/, de humedad del aire. Un cemento natural, que conservé en un frasco herméticamente cerrado, tenía, despues de 10 meses de reposo, todavía una marcada dispo- sicion al reventamiento. Pero expuesto un dia al aire libre, removiéndolo frecuentemente, resultó que entónces había perdido completamente esta predisposicion, dando en segui- da un resultado magnífico y alcanzando una dureza extraor- dinaria. Una pérdida sobre la lámpara de 1 á 3 %/, es pues, normal ! Deut. Bau—Zett., IX, pág. 104. — 280 — y exigida para los cementos Portland de buena clase. He ob- servado que, mientras los cementos frescos, las más de las veces, se disuelven perfectamente en un exceso de ácido clor- hídrico, dando una solucion clara en la cual está disuelto casi todo el ácido silícico combinado, sucede que los cementos viejos ó aventados dejan directamente, al ser tratados con el ácido, un resíduo considerable de ácido hidro-silícico en aquella modificacion que es insoluble en el exceso del ácido. REGLAS GENERALES PARA EL MANEJO DEL CEMENTO PORTLAND EN LAS MEZCLAS Y ARGAMASAS Hemos indicado ya que el proceso de endurecimiento de la argamasa del cemento Portland, es en parte una especie de cristalizacion y en parte una agregación crónica de las par- tículas entre sí, por vía de paramórfosis, con el auxilio ó in- termedio de la humedad. Las experiencias enseñan que las mezclas del cemento Portland alcanzan al máximum de resistencia, pasando pro- gresivamente por la escala de las siguientes condiciones consecutivas : 1? Empleando la menor cantidad posible de agua en la pre- paracion de la pasta, acercando entre sí los corpúsculos y condensando la masa por sacudimiento, batimiento ó com- presion; 2: Dejando la argamasa fuera del agua durante las prime- ras 24 horas hasta que se haya solidificado por el cuaje del cemento ; 3" Introduciendo la mezcla en el agua, luego de terminado el cuaje, y conservándola sumergida el tiempo mayor posi- ble, por ejemplo, durante varios meses, hasta que se haya terminado completamente el proceso de hidratacion espon- tánea ó cristalizacion del cemento ; o, 4% Exponiendo en seguida las masas al contacto (del ácido carbónico) del aire en una atmósfera húmeda ; 5% El mortero así endurecido definitivamente, aumenta aún el grado de su dureza y cohesion, como todas las mate- rias de esta clase, al pasar en seguida del estado húmedo al estado seco. Esto sería el proceso normal de endurecimiento máximo de las mezclas del cemento Portland, y aunque todas estas condiciones no son obligatorias para llegar á un mortero de dureza satisfactoria, son ellas indispensables, sin embargo, cuando se quiere llegar en este sentido á una máxima, y el práctico debe procurar, en lo posible, de crear una sucesion de condiciones análogas, cada vez que haga aplicacion del cemento en las obras. Entremos un momento en detalles al respecto. Está probado que tienen una influencia poderosa sobre el grado de resistencia de las mezclas del Portland, las canti- dades de agua empleadas en las argamasas. La influencia es mayor de lo que pudiera suponerse, tomando por base de comparacion el simple aumento de volúmen que la mezcla experimenta con el agregado de mayores cantidades del lí- quido, fenómeno que probablemente es debido á la circuns- tancia de que mayores cantidades de agua, no solamente au- mentan la distancia de los curpúsculos pulverulentos entre sí, sinó que afectan á la vez una descomposición anormal en el cemento. Por ejemplo los ensayos de ErDbMENGER?, empleando dis- tintas cantidades de agua en las argamasas del cemento pu- ro, dieron el siguiente resultado : * Deut. Bau-Zeitung, 1875, pág. 104. — 282 — Resistencia á la traccion (20 dias de inmersion) 1 vol. de cemento con 0.66 vol. de agua 9.0 kilógr. 1 » > 0.50 » 14.0 » 1 > 0.33 » 2.0 » 1 » » 0.30 » 23075 Una otra série de ensayos del mismo autor demostró que para el cemento puro la proporcion de 1 : 0,30 representa en cada sentido la máxima. Disminuyendo aún más la cantidad del agua empleada, ya no había aumento sinó baja en la re- sistencia definitiva de la pasta del cemento puro, lo que re- sultó igualmente, aumentándola. Para las argamasas del ce- mento Portland con tres partes de arena normal, está cons- tatado por MicHaELIs*, que se llegaá la máxima agregando á la mezcla seca un 12/, de su peso de agua, y reuniendo por batimiento las partículas de la masa, la cual en este caso no afecta más plasticidad que la que se observa en la tierra re- cien cavada, siendo apenas amasable entre las manos. Tal procedimiento empleado en la preparacion de las piezas de ensayo, puede tener solo una aplicacion práctica muy limi- tada, como por ejemplo, en el pavimento de las veredas con cemento ; pero sería difícil aplicarlo á las argamasas destina- das para las obras vulgares de mampostería, no quedando en este caso sinó la advertencia de no exceder innecesariamente con el agregado del agua y recordar que cualquier argamasa, obtenida plástica por medio del batimiento, da siempre re- sultados muy superiores á la que ha sido hecha manejable ó líquida por simple agregado de mayores cantidades de agua y sin un batimiento prolongado. Sin embargo, no siendo posible controlar bien la proliji- dad en el trabajo de cada uno de los albañiles, no se puede recomendar para los usos vulgares el empleo de argamasas muy espesas; porque serían de mayor perjuicio los defectos ' Baugew., Zeitung, 1878, N' 27. LN rio que podrían resultar con la aplicacion de pastas no mane- jables, por la formacion de frecuentes huecos é intersticios no rellenados; inconveniente, que se impide con el empleo de una argamasa de cemento algo liquidado. Se ha constatado asímismo que las argamasas de los ce- mentos de fraguacion lenta, sumergidas inmediatamente en el agua, antes que hayan terminado de cuajar, alcanzan solo una resistencia muy moderada, en comparacion á la que se obtiene, cuando este proceso ya se había verificado antes de sumerjirlas; de donde resulta que, cuando hay necesidad de emplearlas en tales circunstancias, se las resguarda gene- ralmente de Jos ataques directos del agua, cubriéndolas in- mediatamente con una capa de cemento romano de fragua- cion rápida. Una vez cuajados, el agua ya no puede desha- cer el conjunto, siguiendo entónces el compuesto su marcha normal, progresiva de endurecimiento. Citaré al respecto, los resultados comparativos, obtenidos por ERDMENGER con el empleo de un cemento Portland de fraguacion lenta (12”), aplicando la argamasa (1: 3), ó embe- tunándola directamente en el agua (A), ó sumergiéndola re- cien al dia siguiente, despues de haber ya fraguado comple- tamente el cemento (B). A B EMBETUNADA FRAGUADA DIRECTAMENTE EN EL |AL AIRE E INTRODUCIDA ARGAMASA 1: 3 AGUA DESPUES EN EL AGUA AE AKEz>ERAAA , , Resistencia | Resistencia Resistencia á Ja TA á la compresion por cent. | compresion traccion EE por por cuadrado cent. cuad. | cent. cuad. 1 kilóg. Despues de un dia -23 8.4 » una semana. E 60.7 > un mes 32.10 114.4 — 284 — Resulta pues que la argamasa introducida directamente en el agua solo había alcanzado un poco más de la cuarta parte de lo que dió la misma mezcla fraguando al aire, es decir cortando el ataque de cantidades excesivas de agua en el primer dia. Una vez fraguada la mezcla del cemento al contacto del aire, se debe procurar, en seguida, sumergirla en el agua ó conservarla lo más posible en estado húmedo durante el pe- ríodo subsiguiente de consolidacion progresiva, puesto que todos los cementos y cales hidráulicas, en estado puro ó en sus mezclas, están lejos de alcanzar aquel grado de cohesion ó dureza final, cuando sus argamasas se hallan expuestas directamente, en el primer período de su solidificación (1 á 3 meses) á la influencia secante del aire, sobre todo en nues- tras latitudes y bajo la accion de las prolongadas secas que á. veces reinan en las provincias del interior. Exponiendo las mezclas directamente al aire seco, antes de que haya terminado la cristalizacion ó el endurecimiento de la composicion en el medio húmedo, resulta que este proceso “queda en algo incompleto, y la masa no alcanza la misma cohesion definitiva que la que ha sido endurecida en el agua, á pesar de que muchas veces, al principio, se no- tan ventajas aparentes en las piezas endurecidas al aire. Pero el resultado final es notablemente distinto. Sucede que el poder higroscópico de la masa, á una temperatura superior á 25C., no es suficiente para conservar la humedad necesa- ria que constituye el medio por el cual el cemento cristali- za; y además de esto, cuando la argamasa fué empleada muy líquida, con exceso de agua, sucede que la contraccion que sufre con motivo de la evaporacion rápida de la hume- dad es suficiente, hasta para dar orígen á la formacion de un tejido de rasgaduras capilares que pueden disminuir sensiblemente la cohesion de la masa en su conjunto. Esta inmersion, además, tiene la ventaja de que, cuando el cemento empleado tiene defectos, estos ya no se mani- — 28 ón fiestan, una vez bien consolidada la composicion en el agua. Ahora, en cuanto á las mezclas del cemento con la arena, se tiene en primer término que las argamasas hechas con arena medianamente gruesa, siempre dan resu:tados más satisfactorios que las preparadas con arena fina; cuya di- ferencia á veces llega á modificar el resultado hasta en un tercio de las cifras respectivas. Tan luego que la proporcion de la mezcla entre cemento de buena clase y arena pasa de 1: 3á4, va no se notan en las piezas las pequeñas rajaduras capilares que acompa- ñaná la argamasa del cemento puro, consolidado al aire seco. Sucede ahora, cuando se trata de mezclas magras con arena algo gruesa, en la proporcion de más de 3: 1, que la masa del cemento interpuesto entre los fragmentos ó granos silíceos, no es del todo suficiente, cuantitativamente, para conseguir el objeto, que consiste no solamente en cubrir cada fragmento de arena con una delgada capa, sinó relle- nar además los intersticios ó vacíos que quedan entre los granos. Viene entónces la necesidad de un agregado de cal grasa Ó hidráulica en cantidades limitadas, cuya presencia modifica favorablemente los morteros, cerrando ó rellenando los poros é intersticios, por la introduccion de materia só- lida, en vez de agua ó aire. El alto grado de blandura ó plasticidad que sobre todo caracteriza las partículas impal- pables de la cal apagada, contribuye á hacer más desliza- bles y movibles entre sí las partículas arenosas ó cimento- sas de la mezcla húmeda, afirmando la masa, y con cantida- des relativamente reducidas de agua se consigue de esta ma- nera una pasta masable por el albañil. Es fácil probar esto, preparando por ejemplo una mezcla de 1 parte de cemento puro con 4 0 5 partes de arena gruesa y agregando el agua en ciertas proporciones reducidas; se verá que resulta una masa excesivamente magra y áspera, — 286 — casi inmanejable; en cambio, empleando una mezcla de ce- mento con '/, de hidrato de calcio y las mismas proporcio- nes cuantitativas de arena y agua, resulta ya una pasta blan- da, completamente amasable, y que batida rellena bien los huecos. Esta disminucion de las cantidades de agua en las arga- masas, la introduccion de materia fija, en vez del agua, es por sí misma una ganancia en pro de la cohesion definitiva del mortero endurecido al contacto del aire. Se trata ahora de determinar las proporciones más conve- nientes de este agregado de cal en las argamasas magras de los cementos. Con este motivo se han hecho en Europa in- vestigaciones muy detalladas al respecto, con argamasas de cal y cemento, cuyas propiedades son mejor conocidas y ex- perimentadas que las del cemento puro. La cantidad de la cal que se debe agregar á la mezcla, es variable en ciertos lí- mites, segun el tamaño y forma de los granos de arena que entran en la mezcla. El promedio de los resultados de centenares de ensayos, practicados por varios autores, para fijar las proporciones más convenientes de la fuerza hidráulica y dinámica del ce- mento Portland, en las mezclas endurecidas en el agua, se aproxima á las cifras siguientes : Hidrato de calcio Resistencia definitiva Arena gruesa Cemento (ócal hidráulica) á la traccion 3 1 z 18,0 kilógramos 4 1 z 15.0 , 5 1 z 11.0 , 6 1 z 9.0 E 7 1 3 8.0 > 8 1 1 6.0 > 9 1 pl 4.0 > 10 1 Y 3.5 " Debo hacer presente que estas proporciones no son teó- ricas, sinó encontradas por vía de ensayo, y se ha consta- di di a di a A — 287 — tado que particularmente estas mezclas dan buen resultado, tanto en el agua como en el aire. Las proporciones son se- gun el peso y no segun el volúmen, y se hallan referidas al hidrato de calcio seco, del cual además una parte aproxima- damente corresponde á 2 partes de peso de la pasta de cal. Cuandoen estas mezclas bastardas se emplea una cal hidráu- lica, en vez de una cal vulgar, se puede aumentar un poco la proporcion de la cal. Las cifras de resistencia se refieren á un cemento de fuerza mediana. Los cementos de mejor ca- lidad darán algo más, los inferiores algo menos, y las mez- clas con la cal hidráulica algo más que las de la cal grasa. Si se aumenta mucho la cantidad de la cal, resulta que la hidraulicidad del cemento no queda suficientemente be- neficiada y las mezclas tampoco dan buen resultado en el agua. La cal ejerce una influencia secundaria, muy remar- cable, sobre el cemento, haciendo que su fraguacion se re- tarde y que además este en algo pierda de su grado de resis- tencia efectiva, fenómeno que probablemente coincide con el resultado análogo que se observa, cuando el contenido de ál- cali en el cemento no fué neutralizado por medio del sulfato de calcio. Ahora, cuando se trata de construcciones que no están ex- puestas inmediatamente al contacto del agua, el retardo en el cuaje de la mezcla puede muchas veces ser una ventaja en los cementos de fraguacion rápida, dando tiempo al pro- ceso de cristalizacion y entrelazamiento íntimo de las par- tículas de la masa cementosa, lo que entre otras circunstan- cias mormales predispone á aumentar la resistencia defini- tiva. Pero para construcciones en el agua misma, este retardo para fraguar es siempre un defecto, y es excusado decir que toda vez que se trate de construcciones que tienen que es- tar sumergidas completamente en el agua, debe emplearse con más ventaja el cemento puro, sin el agregado de la cal vulgar, siempre que las proporciones de la arena no exce- — 288 — dan á 445 por 1 de cemento; y mejor se emplea una mezcla de cemento con cemento romano de fraguacion rápida. Cuando en las argamasas de cemento empleadas en las construcciones aéreas se hace uso simultáneo de la cal hi- dráulica, tratándose de un cemento de fraguacion rápida, conviene en cambio más bien el empleo de una cal hidráu- lica hidratada, reducida á polvo por el apagamiento antici- pado, mientras que en el agua ó en presencia de un verda- dero cemento Portland de fraguacion muy lenta, es decir de más de 5 horas, más conviene el agregado de una cal hi- dráulica anhidra, pulverizada mecánicamente (cemento ro- mano). Este tiene en sí mismo propiedades hidráulicas más rápidas y pronunciadas, y la suma de las virtudes de ambos debe dar y dará en general un grado mucho mayor de resistencia definitiva. Al contacto con el agua est2 cemento se calienta hasta cierto punto, traspasando una parte del ca- lor desprendido al cemento Portland y provocando con este motivo su fraguacion más inmediata, lo que siempre será una ventaja para los trabajos debajo del agua, donde se debe pro- curar impedir la descomposicion química y mecánica que resulta por la accion de las olas sobre los cementos aún no endurecidos, mientras que por las razones ya indicadas, no es siempre una ventaja en las construcciones semi-hidráuli- cas ó aéreas, siendo además mayor la contraccion ulterior y el peligro que hay de rasgarse una argamasa endurecida á una temperatura superior á la del aire ambiente. Sin em- bargo, cuando el cemento empleado es de fraguacion muy lenta, de más de 5 horas, la resistencia inicial queda muy superior con el empleo de una cal eminentemente hidráu- lica anhidra ó cemento romano, que con la misma cal en estado hidratado, como lo demuestra el siguiente ejem- plo. En la construccion del viaducto del Saladillo (Ferro- carril Central Norte), se hizo uso de una mezcla de un muy moderado cemento Portland inglés de New-Castle, en com- — 289 — binacion con una cal hidráulica que en su composicion ofrece las mayores analogías con el producto análogo de Cosquin, N* 12 ÓN" 15 respectivamente. La cal fué empleada en forma de pasta, apagada con anticipacion, y estancada en una fosa. En vista de las propiedades eminentemente hidraulicas de aquella cal, era mi opinion que se obtendría un resultado más satisfactorio con las argamasas, si se emplease esta cal en forma anbidra sin apagarla con anticipacion, moliéndola directamente bajo las ruedas de la mezcladora, antes de agre- garle el cemento, la arena y el agua. Para constatar el gra- do de certeza de mi indicacion, hize preparar en aquella ocasion, por un albañil allí ocupado, varias mezclas en pro- porciones idénticas, empleando la cal hidratada con antici- pacion por una parte, y la misma cal en estado anhidro por otra. Ahora, despues de 3 á 4 años de endurecimiento com- pleto, he examinado estas piezas en cuanto á su resisten- cia á la compresion, obteniendo los siguientes resultados con los morteros respectivos, cargados ya de ácido carbónico. Kilógramos por centímetro cuadrado —— == —_ — Húmedo Seco Húmedo Seco Húmedo Seco Cem. Anál.N*13(1:3). 14.5 36.8 35.8 55.6 7118 103 Hice en seguida nuevos ensayos con el polvo del cemento, conservado durante 10 meses herméticamente cerrado. Pero tambien entónces se observaron todavía señales de reventa- miento y la mezcla solo alcanzó 4.25 kilógramos despues de un dia al aire y nueve dias de inmersion. Intrigado por estos resultados negativos, que por primera vez intentaron burlarse de mis experiencias y teorías ya formadas sobre la composicion debida de un cemento de pri- mera clase, dejé entónces el pequeño resto del cemento que me quedaba, durante algunos dias al contacto del aire, remo- viéndolo repetidas veces. Resultó que ahora el cemento había perdido completamente su propension al reventamiento, y las piezas de ensayo dieron en fin el resultado esperado. Resistencia 4 la compresion por centímetro cuadrado. Mezcla 41: 3, 1 día al arre, el resto del tiempo sumergido en el agua 7dias 1 mes En estado humedo En estado húmedo Cemento N* 13 no sulfatado..... — 76.4 » » » enyesado () +0). 25.1 89.5 Resulta por lo tanto que este producto natural, siendo elaborado y tratado en la forma debida, representa un cemen- — 303 — to de primera clase, que puede sustituir completamente al cemento Portland importado, puesto que este cemento natu— ral con el contenido debido de 1 + %/, de sulfato de calcio, alcanza á 89.5 kilógramos despues de 30 dias de inmersion, mientras que el inglés New—Castle (Anál. N* 1) solo alcanza 86.1 en el mismo tiempo. Tenemos que agregar aquí algunas palabras sobre dos productos (Anál. N” 14 y N*4), obtenidos en la misma ocasion, y los cuales por ser inaplicables carecen de interés práctico, pero tienen mucho interés bajo el punto de vista teórico. Análisis N” 14. — Cemento natural, alcalino de fragúe lento El Dr. Brater-MassÉ había hecho un ensayo, probando el método aconsejado por L1POwITZ y Otras autoridades en este ramo, empapando la piedra cruda, antes de la calcinacion, con una solucion de álcali, á fin de ver si se conseguía un producto de calidad superior, y elaboró al principio una par- te de su «cal eminentemente hidráulica » en la forma indi- cada, con un agregado de 2 %/, de sosa cruda Ó «jume ». Como se ve por los ensayos, el método, en esta ocasion, ha dado resultados muy desfavorables. El producto representado por el análisis N*14 de nuestro cuadro, más rico en materia arcilloso-silícea que los dos anteriores, forma en el estado recien calcinado, masas exce- sivamente duras, semifundidas, en los cantos, de color pardo claro. Pulverizadas resulta un polvo relativamente liviano, de color gris-blanco ó á veces ligeramente verdoso y á dife- rencia de los productos anteriores y posteriores, las partícu- las del polvo son muy movibles entre sí y no se mojan con el agua, en el primer instante, sinó que al principio flotan encima, como licopodio, — 304 — A más de no alcanzar las argamasas de este producto en el agua un grado de cohesion satisfactorio, apenas superior á una cal medianamente hidráulica hidratada, ofrecieron ellas además otros defectos varios. Las argamasas con 3 partes de arena, despues de 100 dias de inmersion, disminuyeron, por ejemplo su volúmen, al secarse al aire, en un 5 ?/,, cuya contracción en las masas compactas no puede realizarse sin rajamiento, aunque en las piezas pequeñas de ensayo no se nota esto. Los resultados de los ensayos de resistencia fueron los siguientes : a) Cemento fresco de 1 mes, conservado en un frasco cerrado herméticamente. Mezcla 1 : 3, sumergida en el agua inmediatamente despues de la fraguacion. Pasta pura con señales de reventamiento inmediato. Resistencia d la compresion por centímetro cuadrado ; Endurecido en el agua Dosmeses en el agua y el resto del tiempo al aire 3 meses 5 meses A A .u.. —_— $e A Húmedo Seco Húmedo Seco S.1 28.5 25.8 39.2 b) Cemento reposado (10 meses) y aventado. Mezcla 1: 3 1 dia al aire y el resto del tiempo en el agua. Resistencia d la compresion por centímetro cuadrado, en estado húmedo: 7 dias 1 mes 1año Cemento Análisis 14 no sulfatado.. , _— 16%] — » » » enyesado (1%7%/.).... 15.0 20.2 33.4 Resulta por consiguiente que el grado de cohesion de las mezclas de esta composicion, de un coeficiente bastante infe- — 305 — rior á la fórmula normal, es á la vez siempre muy inferior á la de los cementos Nos 12 y 13, obtenida de la misma tosca colorada sin el agregado de álcali. Un producto absolutamente inútil es finalmente represen- tado por el Análisis N* 4. —Escoria cristalizada de cemento Es una materia inerte á causa de entrar en su composicion un exceso de sílice, y representa así el último grado de la escala electro-negativa, habiendo sido obtenida por la calci- nacion excesiva, hasta la fusion y cristalizacion consecutiva, de las masas, de una especie de arena calcárea (Capa 1V*) con agregado de jume. El producto, en esta forma, carece absolu- tamente de propiedades hidráulicas y no puede servir ni siquiera como puzzolana, porque tampoco se endurece en las mezclas con cales vulgares. Representa un silicato neutro que no tiene el exceso de cal de los cementos, necesario para darles propiedades hidráulicas, ni tampoco el exceso de sílice hídrica combinada, como las puzzolanas, que son silicatos sub-ácidos, que dan una parte de su sílice á la cal con que se hallan mezclados, para cimentarlos. La influencia perniciosa de un exceso de álcali en estas masas crudas con un sobrante de materia arcillosa, bien se comprende en estas circunstan- cias. La presencia del álcali hace más fusible y líquida la pasta calcárea candente, facilitando la entrada de un exceso de sílice y su reparticion en la masa. La argamasa de este producto, despues de 100 dias de inmersion dió solamente 0.5 kilógramos por centímetro cua- drado, quedándose pastosa y alcanzando al contacto del aire solo 1.9 kilógramos por centímetro cuadrado. T, xr — 306 — C) CAL EMINENTEMENTE HIDRÁULICA DE FRAGUE LENTO (Sub-hidratada) La clase de productos designados generalmente como «cales eminentemente hidráulicas », son aquellas que se obtienen por la calcinacion de calcáreos arcillosos de un coeficiente de 2.20 á 3.50 (índice hidráulico de 30 á 40), es decir, de un coeficiente algo excesivo en comparacion á aquel de los cementos romanos y Portland. Cuando á esta clase de calcáreos se les da solo un grado de cocimiento reducido, resultan generalmente masas des- menuzables, que, como la misma cal viva ó medianamente hidráulica, se deshacen sin dificultad en presencia del agua ó humedad del aire. Cuando se da á estos mismos calcáreos un grado de coci- cimiento idéntico ó superior al usado para los cementos Portland, resultan masas engañadoras que, en cuanto á su exterior se asemejan mucho á estos, sin poseer sus calida- des. Como en semejante calcáreo crudo no existe un exceso de materia silíceo-arcillosa, que con la elevada temperatura pudiese dar orígen á la formacion de polisilicatos ó silicatos neutros inertes, resulta que á esta clase de calcáreo se puede dar cualquier grado de cocimiento, sin peligro de fundirlos. Sin embargo, no es posible aplicar las masas obtenidas de esta manera á pesar de su parecido exterior, en la misma forma que el cemento Portland, porque triturándolas mecánicamente como este, y empleándolas en esta forma condensada, resultan argamasas propensas á reventar más tarde ó ya en los primeros dias de su aplicacion, por la formacion rápida de cantidades crecidas de hidrato ó de carbonato de calcio, que no han tenido tiempo de cristalizarse y agruparse ade- cuadamente entre los poros ó intersticios que quedan en el interior de la masa, ejerciendo por lo tanto una fuerza — 307 — expansiva, que en las muestras, guardadas al aire libre, y á veces tambien en el agua, producen el rajamiento y al con- tacto del aire segun las circunstancias, la completa pulveri- zacion espontánea de las argamasas endurecidas perfecta- mente al principio. Este fenómeno es cada vez más limitado en los calcáreos más siliciosos de este género y de mezcla muy íntima y fina. En la práctica no se pueden admitir compuestos de propie- dades reventadoras, y es preciso con este motivo eliminar de estos productos los componentes más « fulminantes » que en primera línea predisponen al reventamiento, lo que se consi- gue por una hidratacion parcial de las masas recien calcinadas. Los calcáreos naturales, por más completa que sea la entre- mezcla de su contenido arcilloso-silíceo, no ofrecen una homogeneidad tan perfecta, como para no dar orígen, en las masas cocidas, á la existencia, al lado de partículas más - arcillosas, de otros de un contenido escaso, y al lado de partículas bien cocidas, de otros de un grado de cocimiento inferior, dispuestos siempre los últimos á extinguirse inme- diatamente en los primeros dias, cuando las masas calcinadas quedan humedecidas en forma de fragmentos compactos con el agua. Resulta entónces una masa parcialmente descom- puesta por la hidratacion, una mezcla de partículas pulveru- lentas ya hidratadas y de granzas aún no descompuestas por el agua, con motivo de su mayor contenido silíceo ó su ma- yor grado de cocimiento y densidad. Las últimas quedan como granzas en los cernidores. Triturándolas mecánica- mente y agregando una parte de este polvo á la otra parte obtenida por la extincion, resulta una «cal eminentemente hidráulica» de fraguacion lenta, la que siendo suficientemen- te reposada por sí, el polvo triturado y agregado en cantidad reducida á la cal hidratada, ya no manifiesta la mezcla en su conjunto fenómenos de reventamiento, porque, aunque tal propension puede predominar todavía en las partículas aún no extinguidas de la masa, ellas encuentran al lado del hidrato — 308 — de calcio el suficiente espacio entre la masa aún muy volu— minosa de la mezcla, y la presion interna, que en esta cir=- cunstancia se manifiesta, obra sobre las partículas vecinas en un sentido favorable, contribuyeudo á comprimir y solidi- ficar el mortero, en vez de deshacerlo, lo que sucedería en el producto primitivo no extinguido, tomándolo por sí solo. Las cales eminentemente hidráulicas, elaboradas en esta forma, han alcanzado mucha aplicacion en la práctica. El prototipo de ellas es la famosa cal hidráulica de Teil en Fran- cia, compuesto esencialmente silicioso, con un coeficiente de 3.37 (índice hidráulico de 0.32) y con cuya cal, puede decir- se, han sido construidas las obras hidráulicas más extensas é importantes en el mundo. Esta cal ha sido muy bien estu- diada en Europa en sus detalles, y los diversos investigadores franceses y alemanes han obtenido resultados muy uniformes, á saber, una resistencia definitiva en el agua despues de l á 2 años, de 60 á 70 kilógramos á la compresion, y la quinta parte aproximadamente de estas cifras de resistencia á la trac- cion, en las argamasas (1 : 3) sumerjidas. Mis propios ensa- yos con esta cal fueron los siguientes : Resistencia d la compresion por centímetro cuadrado Mezcla ] : 2, sumerjida en el agua Endurecida completamente al aire A == —Á _ E>EPE_C QA AA A A A Húmeda 10 dias 30 dias 100 dias laño 3 años 9.5 1057 42.1 50.1 129.8 En estado fresco y preparada la masa pura sin agregado de arena, esta cal no alcanza el mismo grado de cohesion que dan sus argamasas, lo que demuestra que existen fenóme- nos de reventamiento interno en la masa, los que, no obs= tante, no llegan á manifestarse exteriormente en las arga- masas, pero si en su interior y en un sentido ventajoso, ”. — 309 — ejerciendo una cierta compresion sobre las partículas vecinas, acercándolas entre sí y contribuyendo de esta manera á aumentar su grado de cohesion y resistencia. Cuando se separa de la cal de Teil por medio del cernidor la parte más gruesa de las granzas intermixtas, pulverizán- dolas mecánicamente, se obtiene una especie de cemento básico, cuyas argamasas con tres partes de arena reventaron luego, dando al principio los resultados siguientes : Resistencia d la compresion por centímetro cuadrado: Mezcla 1 : 3, un dia al aire, y el resto del tiempo en el agua y despues en el aire 7 dias 30 dias 3 meses 5 meses agua aire GranzasdelacaldeTeil. 14.0 15.7 26+2 13.2 (raj.) reventado Se comprende por lo tanto que la proporcion cuantitativa de este agregado de granzas á la cal hidráulica hidratada, tiene sus límites y tal vez no debe exceder á un 15 ”/,. Una com- posicion, por ejemplo, de una cal en esta, muy análoga en su composicion á la de Teil, preparada por mi con 40 %/, aproximadamente de granzas y 60 de cal hidratada, endure- ció perfectamente al principio, dando en los primeros 10 dias 9.8 kilógramos por centímetro cuadrado, despues de 30 dias 24.6 kilógramos; pero reventó completamente despues de algunos meses. Cantidades excesivas de granzas pulverizadas comunican pues á la mezcla la propension al reventamiento ó cambio de volúmen y el agregado de granzas excesivamente calci- nadas, segun el tipo de los cementos básicos sobrecalcinados, reventadores retardados, comunica á la mezcla además la predisposicion para la degeneracion pulverulenta despues de pasados varios meses, tal como se ha notado en las mezclas de la cal hidráulica con la composicion básica. (Anál. NL), — 310 — En las canteras de Cosquin existe un calcáreo arcilloso, en capas bien explotables que ofrece casi el mismo coeficiente é índice hidráulico y muchas otras analogías con el calcáreo de Teil, y que elaborado segun el mismo método ya indi- cado y normalizado por la sulfatacion, da necesariamente un producto que en general tiene mucha analogía con aquella tan renombrada especie y tal vez superior todavía, por las proporciones más ventajosas que existen entre su contenido de sílice y sesquióxidos. Es la capa calcárea N*1I, designada generalmente por los obreros como «piedra con pinta negra». Es la piedra más densa y dura de la cantera y se halla formada por una capa bastante contínua y uniforme de un medio metro de espesor, de un calcáreo arcilloso de color parduzco más ó menos pro- nunciado, por la mezcla muy íntima de materia arcillosa, pequeñas cantidades de materia orgánica, que en ella se conservaban mejor que en las demás capas, y por la mezcla de pequeños granos de hierro titánico á veces distribuidos en hilera. Contiene cerca de 15 %/, de materia arcilloso-silícea íntimamente mezclada, envolviendo esta además, en algunos puntos, granos siliciosos gruesos, cuya cantidad llega hasta un 10 ?/, en aquellas delgadas capas intermedias, donde ellas son más abundantes. Daremos en el siguiente cuadro la composicion de la piedra cruda, referida al estado anhidro y del producto sobrecalci- nado, así como tambien la de la cal de Teil, segun nuestro propio análisis. Para facilitar la comparacion, hemos quitado del primero todo su contenido de ácido carbónico y agua, de la segunda 0.86 “/, de resíduo insoluble, y de la cal de Teil 2.53 %/, de insoluble, 2.33 %/, de ácido carbónico y 5.84 %/, de agua, que ella contenía en su estado natural, semi-hidratada. a di — 311 — C. Cales eminentemente hidráulicas de fraguacion lenta (Sub-hidratadas) 0 To MATERIA PRIMA N* 16 N* 17 CAPA CALCÁREA PRODUCTO CALCINADODELA| “4L DE TEIL (Francia) (propio análisis ) NÚM. Il (Cosquin) CAPA CALCÁREA «Piedra con pinta negra » NúM. 11 21.10 TA A E | 28.48 1.13 70.86 1.81 74.40 0.17 0.06 2.17 Ácido silícico, titánico 17.66 Alúmina eS 3.85 Sesquióxido de hierro 2,45 Oxido de calcio 73.30 ue Soo ooywuNyvoO - » magnesio... 1.01 » potasi0.... 0.42 0.40 0 0 co — 09 O) -99 ).58 o) (1) Qt $ Sulfato de calcio.... Fosfato de calcio.... Indice hidráulico.... Coeficiente Directamente como cemento, el producto sobrecalcinado no puede ser aplicado. La masa finamente pulverizada es muy ligera para fraguar ya á los 10 minutos y, en estado fresco, revienta con el agua ya en los primeros dias y así tambien despues de varios meses de reposo del cemento, se rajan sus argamasas : de loque se deduce que se necesita elaborar esta cal en la misma forma, parcialmente extingui- da, como se usa la cal de Teil. Pero tambien completamente hidratado este producto de Cosquin no deja de ser una cal eminentemente hidráulica muy apreciable, habiendo alcan- zado en esta forma las argamasas una cohesion de 14.5 ki- — 312 — lógramos en el agua, despues de 100 dias de inmersion en la estacion fria. Elaborada segun el método que se usa en la fabricacion de la cal de Teil, es decir, hitratando ó extinguiendo en la piedra cocida, no excesivamente calcinada y apagada las partículas fulminantes menos silíceas, triturando mecánica- mente las granzas que quedan y reuniendo un 10 /, del polvo de estas con el producto hidratado, resulta una cal eminentemente hidráulica de excelentes propiedades, ofre- ciendo tambien mucha analogía con la de Teil. Tambien las capas inferiores de las caleras de Santa María se prestan para las preparaciones de un producto análogo y la mayor parte de la cal, empleada en el gran dique San Roque, ha sido elaborada segun el tipo indicado. Las arga- masas se distinguen de las de la especie siguiente por aceptar ya desde el principio una cohesion algo más pronunciada. D) CAL MEDIANAMENTE HIDRÁULICA (Hidratada) Todos los calcáreos arcillosos de índice inferior á 0.30, calcinados á temperaturas bajas ó altas dan masas cocidas que en su conducta general ya no se asemejan á los verda- deros cementos, sinó más bien á las cales vulgares ó grasas, puesto que se deshacen bien pronto con el agua, dando una mezcla formada de silicatos básicos, etc., y de cal hidratada. El calor que en esta ocasion se desprende, es suficiente para provocar á la vez la hidratacion de una parte de las partículas cementizadas (granzas) que ellos encierran; produciéndose inmediatamente, ó despues de algun tiempo de contacto, el reventamiento ó hidratacion consecutiva, á la vez que trans- forma la masa en un polvo liviano muy finamente dividido. Esta misma suba de temperatura, además, impide la aplicacion III — 313 — inmediata de la cal para las argamasas, la cual para el efecto se debe tomar, por lo tanto, en forma hidratada, apagada con anticipacion, ya sea por la extincion seca, con agregado de cantidades reducidas de agua, ó por vía húmeda en forma de lechada ó estancamiento de la pasta en una fosa, segun el método que se usa para las cales vulgares ó grasas. Las cales arcillosas, hidratadas en esta forma, no dejan de tener propiedades hidráulicas cada vez mayores, á medida que aumenta su índice hidráulico, aunque el grado de hidraulicidad y cohesion que sus argamasas alcanzan en el agua, es muy inferior á aquel grado de resistencia que ellos tendrían, si se pudiese emplearlas en la forma condensada de los cementos sobrecalcinados y mecánicamente pulve- rizados, segun el tipo del Portland. Esta notable diferencia que existe entre el producto sobre- calcinado anhidro y el hidratado, se puede juzgar por el siguiente ejemplo. .El cemento reventador muy calcáreo (coef. 2.84) que en nuestro cuadro figura con el N”11, tiene en el estado fuertemente sobrecalcinado una densidad media que representa 1500 kilógramos por metro cúbico. El polvo fino de este cemento, como sucede con todos los muy calcá- reos, atrae con bastante avidez los vapores del agua, así colocándolo en estado impalpable durante un mes bajo una campana sobre el agua para conservar siempre una atmósfera húmeda y removiéndolo á menudo, se transforma fácilmente, con aumento del doble de su volúmen primitivo, en un pro- ducto completamente hidratado, en forma de un polvo bas- tante liviano, más pálido, de una densidad media de solo 760 kilógramos por metro cúbico. Mientras que la argamasa (1 : 3) del cemento anhidro dió en los primeros 3 meses de inmersion 116.6 kilógramos de resistencia reventando en seguida; el mismo producto, completamente hidratado con anticipacion, solo alcanzó 20 kilógramos, es decir, la sesta parte del cemento. Sin embargo no hubiese sido posible emplear el primero por las razones ya indicadas, mien— — 314 — tras que el segundo representaba un producto muy útil. El proceso de endurecimiento en las argamasas de los verdaderos cementos, consiste en una especie de cristaliza- cion parcial, provocada por el desdoblamiento é hidratacion consecutiva de un aluminato ó silicato muy básico de cal, que existe en la masa cocida del cemento, en otro hidrosili- cato estable en el agua y en hidrato de calcio que en este caso se separa en forma de cristales romboédricos bien definidos, los cuales, á más del silicato ya mencionado, contribuyen á cimentar entre sí las partículas del mortero. Esta especie de cristalizacion del cemento por razon de ser su descomposi- cion en el agua muy lenta, se verifica sin desprendimiento sensible de calor, y los cristales, por desarrollarse lenta- mente, tienen tiempo suficiente de entrelazarse entre los po- ros ó espacios de la masa. Pero en las cales hidráulicas de esta clase de bajo índice hidráulico, y más débilmente calcinadas, la transformacion del exceso de óxido de cálcio que contienen, se verifica con anticipacion, muy de repente, con desprendimiento de calor, transformándose entónces las partículas en un polvo muy di- vidido y semi-amorfo; el cual, en las argamasas respectivas, deja los corpúsculos algo separados entre sí á causa de su volúmen, y la cimentacion solo puede verificarse por un proceso crónico, siempre muy lento y menos incompleto, de paramoórfosis semi-cristalina, estableciendo entónces un grado limitado de adhesion entre los corpúsculos, pero dejando siempre un tejido de muchos intersticios no rellenados. A causa de esto las argamasas de esta clase de cales hidratadas tardan en tomar cohesion, proceso que queda terminado re- cien despues de años. Sin embargo ellas toman luego en el agua un grado de cohesion suficiente para no deshacerse por el golpe de las olas, á diferenciá de las argamasas formadas con cales vulgares ó grasas, cuyas composiciones en las aguas, donde no acciona el ácido carbónico libre ó disuelto, quedan completamente blandas en los primeros años. 1 A VI O ER MIS AAA Y "q — 315 — Al contacto del aire las argamasas de estas cales hidráuli- cas hidratadas, siendo bastante porosas, se manifiestan de una manera análoga como las cales grasas, y atraen el ácido carbónico con la misma avidez que estas, y alcaazan entónces, segun las circunstancias, una dureza bien remarcable que á veces casi alcanza á la del cemento crudo, siendo siempre mucho mayor todavía á la que dan las cales vulgares, por más que las argamasas respectivas pueden aparecer más magras que las de estas. He aquí la escala comparada de distintas composiciones, cada vez más siliciosas, que en forma ya completamente hi- dratada, hemos tenido ocasion de examinar, respecto á la resistencia que sus argamasas (1 : 3) alcanzaron, siendo su- merjidas directamente en el agua y sin la colaboracion del ácido carbónico, y despues de 100 dias de inmersion durante la estacion fria de invierno: Densidad media Resistencia Coeficiente Indice por álacompresion metro cúbico en el agua a) Cal pura de mármol hi- E A CNCA -- 490 0.6 kilg. b) Cal hidráulica(marca D') idratada. N*1S........ 4.20 0.26 725 UE c) Cal hidráulica (marca D?) hidratada. N*19...... A 0.28 738 8.1 » dj Cal eminentemente hi- dráulica(N*16)hidratada. 3.15 0.33 = 14.5 » ej Cal eminentemente hi- dráulica (de cemento N” 11) hidratada.......... 2.84 0.38 759 VI Las calizas hidráulicas de Cosquin, calcinadas en el mismo grado de temperatura que las cales vulgares ó grasas, y apa- gadas en seguida con cantidades determinadas y reducidas de agua, y cerniendo despues sus polvos, suministran una cal medianamente hidráulica de un índice de 0.26 á 0.28 y de una constancia admirable en las proporciones de su com- — 316 — posicion, teniendo en vista la notable diferencia que existe entre las distintas clases de calcáreos que sirven para su 4 elaboracion. Es debido esto á la circunstancia que la verdadera masa calcárea que sirve de cemento á las gangas silíceas en esos calcáreos, es de una composicion bastante uniforme en todas las capas, y que casi toda la granza se halla en forma de fragmentos ó granos gruesos que no pasan por un tamiz de - cierta finura. La cal medianamente hidráulica (marca D) elaborada en Marzo de 1886, empleándose para ella todos los calcáreos de la cantera en su conjunto, tenía la siguiente composicion, segun las muestras tomadas del depósito de San Roque: D. Cales medianamente hidráulicas N- 18 a b D1 m. pp Acido silícico combinado. ........ 12,92 1 12.83 Qridóo dealuminio... ss nas 2.96 3.11 3.04 A A A 1.50 1.25 1.38 O ET CO AA = 0.30 0.30 $ CACAO o AA 63.39 63.95 63.67 »)- ¿Magnesio comen tes 1.33 1.39 1.36 2 POTASIO ad EAS 0.30 0.35 0.33 o e AORTA TS OA 0.33 0.54 0.44 Sulfato decalcio coxis 0.55 0.49 0.52 Acido carbónico, agua, pérdida.... 13.06 12.95 12.61 Arena y arcilla no descompuesta... 3.13 3.25 3.49 Coebciente Fuel orita ve TOS = — 4.20 Indice hidráulico cas e — =- 0.26 Densidad Media oi y ole de - = 725 dose para su preparacion ple la cabi inferióbA : («tosca colorada ») de la cantera, tiene la siguiente compo= sicion : a o a — 317 — No 19 a b D? m. pp. Acido silícico combinado........ . 13.25 13.38 13.28 Oxido de aluminio............... 3.06) 4.90 2.78 DIS TOS monica ar E EE 1.74 IMA SADOSO ooo dida os 0.532 = 0.32 AENA PAN Hz 60.96 61.38 61.17 DNA MOSÍO y. oo es 1.60 1.32 1.46 OÍAGIO: dh ¿es o o o 0.35 0.52 0.44 » AR RIA Silo 0.37 0.19 0.28 Sulfato de calció....<........... 0.54 0.54 0.54 Acido carbónico, agua, pérdida... 11.19 12.58 da Arena y arcilla no descompuesta... 6.58 5.96 6.27 CObAciente.....<.<.,.. ME — = 3.98 Indice mMdrdulico.... << 20.2... t = — 0.28 DASH Medid... ¿sona ..u. = =- 738 Las cales medianamente hidráulicas, empleadas en Europa para las construcciones hidráulicas vulgares, como por ejemplo, la cal de Bocum, la de Laufach, etc., que allí tienen un extenso consumo para toda clase de obras hidráulicas vul- gares, ofrece en las proporciones de su composicion química y cohesion de las argamasas mucha analogía, dando, segun los investigadores europeos, una resistencia á la traccion de 0.4á 0.6 kilógramo despues de 28 dias, y de 0.84 1.0 kilógramo despues de 2 meses (5 á 7 kilóg. á la compre- sion). Las argamasas atraen con mucha avidez el ácido carbónico diseminado en el aire ó en las aguas con que están en con- tacto, cubriéndose pronto de una capa de carbonato de resis- tencia y dureza bastante pronunciada, guardando á las par- tículas del ataque de las aguas. hasta que ellas mismas, es— pontáneamente, han alcanzado una cohesion mayor en el in- terior de su masa. Tambien al contacto del aire, esta cal se porta perfecta- mente, alcanzando una resistencia bien apreciable, siempre superior á las argamasas de las cales grasas vulgares, como — 318 — se ve por los resultados de los ensayos comparativos que daremos abajo. En cuanto al tratamiento de las argamasas, tanto de las cales grasas como hidráulicas, resulta que la mezcla, una vez secada al aire, aunque fuese con exclusion completa de la accion cooperativa del ácido carbónico, adquiere siempre un cierto grado de cohesion, debido á la aglomeracion ó pegamiento entre sí de las partículas pulverulentas, cuyo grado de cohesion queda conservado y ya no se pierde, sinó parcialmente, al ser expuesta la masa otra vez á la humedad, como se puede constatar, haciendo secar las piezas en un desecador sobre potasa cáustica, humedeciéndolas en seguida, y comparando su grado de resistencia con otras, que no habían sido secadas. Los resultados comparativos con estas clases fueron los siguientes: Resistencia d la compresion por centimelro cuadrado (1 ; 3) MEZCLA HÚMEDA | MEZCLA SECADA | MEZCLA EXPUESTA [MEZCLA ENDURECIDA SUMERJIDA EN EL SOBRE ALTERNATIV. COMPLETAMENTE AGUA POTASA CÁUSTICA [AL AGUA Y AL ATREJAL AIRE (2.5 años) | | | | | | | Humed. 3 meses EA o EA 3 = om > kilóg. | kilóg. | kilóg. | kilóg. | kilóg. Cal hidráulica (D) Cos qui .2/13.2/27.0| 9.8|28.5/|37.3/92,7 [149.4 Cal grasa de már- mol, Maiagueño| (, 25. 2| 87,4 Se ve por estos resultados que la cal hidráulica de la tosca, aunque rinde menos y aparece más magra, ofrece, no obs- ds Y cd tn vy a — 319 — tante, un grado de resistencia siempre muy superior á las mezclas respectivas de la cal grasa vulgar, tanto en el aire como en el agua. Para toda clase de construcciones hidráulicas, que no exigen condiciones de resistencia especiales, y siempre en el caso en que las masas de mampostería puedan quedar expuestas por un tiempo prolongado al contacto del aire, antes de encontrarse cubiertas por el agua, la cal hidráulica hidratada es preferible generalmente á los cementos natu- rales, por la garantía que hay de que sus argamasas nunca sufren alteración posterior alguna, respecto á su volúmen primitivo, y los procesos crónicos de carbonatizacion, infil- tracion y cristalizacion que endurecen gradualmente la mez- cla pueden verificarse sin provocar jamás un estado de ten- sion en el interior de las masas de mampostería. Córdoba, Diciembre de 1888. ee ln LAS MANIFESTACIONES DEL MAGNETISMO TERRESTRE EN LA PROVINCIA DE CÓRDOBA POR OSCAR DOERING T. — DATOS HISTÓRICOS La base para la exploracion sistemática del magnetismo ter- restre en un país cualquiera es la existencia de un observa- torio magnético en que se prosigan con regularidad las osci- laciones de los distintos elementos. Si un instituto de esa clase no existe en el mismo país ú otro limítrofe, es imposi- ble reducir con exactitud á una misma época las observacio- nes aisladas que se hagan en distintas localidades : reduccion que tiende á producir la comparabilidad de los datos sumi- nistrados por la observacion. Se comprende sin dificultad lo indispensable de este proceder, si se tiene presente que á más de variar la declinacion, la inclinacion y la intensidad segun la hora del dia, la estacion del año y los siglos, estos elementos están asímismo á menudo expuestos á desvíos de su marcha normal, que se presentan, ya en forma de pertur- baciones leves, ya como verdaderas tormentas magnéticas. Todavía no funciona observatorio magnético alguno en la República, ni en el continente Sud-Americano, á pesar de las tentativas que se han hecho para conseguirlo. T, Xu to ty — 322 — Cuando en los años 1881 y 1882 casi todas las naciones del mundo se unían en noble emulacion científica para hacer, con erogaciones fuertes, una exploracion combinada del magnetismo terrestre y de las condiciones climatéricas en las zonas polares del globo, los círculos científicos esperaban un pequeño esfuerzo de parte de la República Argentina, cuyo Gobierno era reputado como uno de los que fomentaban con liberalidad el desarrollo de las ciencias exactas. Alemania y Francia habían resuelto — y realizaron en seguida sus pro- pósitos, — enviar expediciones magnéticas, aquella á la isla Sud-Georgia en el Sud del Océano Atlántico, ésta al Cabo de Hornos, y para que esas observaciones estuviesen mejor ligadas con las del Norte de nuestro globo, era sumamente deseable que funcionase un observatorio magnético en la Re— pública Argentina. En este sentido se manifestaban las opiniones de los pro- hombres en la ciencia, y á insinuacion de algunas notabilida- des entre las que hacemos mencion especial de los doctores G. NEUMAYER, Presidente de la Comision Polar Alemana, y H. WiLp, Presidente de las Comisiones Internacionales Polar y Meteorológica, tomamos la iniciativa para tratar de realizar aquella obra, cuya importancia no escapaba á la ilustracion del entónces Gobernador de la Provincia, Dr. D. MIGUEL JUAREZ CELMAN, quien prestó toda clase de ayu- da para que la idea se convirtiera en realidad. A consecuencia de un folleto nuestro *, el Poder Ejecutivo Nacional envió al Congreso un proyecto de ley de fundacion de un Observatorio Magnético en Córdoba acompañándole con un mensaje de fecha Mayo 1” de 1882, El 13 de Junio ese proyecto fué despachado favorablemen- 1 Oscar DoerIN6G: Sobre la conveniencia de fundar en la Repú blica Argentina un Observatorio Magnético, con asiento en la ciudad de Córdoba. Buenos Aires, 1881. (Véase Bol. de la Academia Nacional de Ciencias, tomo IV). te por la Comision de Instruccion Pública de la Cámara de Diputados y poco despues esa alta corporacion lo sancionó con algunas leves modificaciones. Pasó á estudio del Hono— rable Senado de la Nacion y desde aquel momento no se ha oido nada más sobre el proyecto. No es del caso reflexionar aquí sobre las causas de tan inesperado fracaso; basta decir que la semilla que habíamos sembrado, no ha caido en ter- reno del todo estéril. En efecto, cuando se fundó, con la nueva capital de la Pro- vincia de Buenos Aires, el observatorio de La Plata, se con- signó entre sus tareas la de la observacion de las variaciones del magnetismo terrestre y á fines de 1887 estaban ya con- cluidos los sótanos especiales destinados á alojar los aparatos correspondientes. Dificultades inesperadas han retardado la inauguracion de ese servicio, pues en Noviembre de 1889 el señor D. Francisco BEur, director de aquel instituto tan liberalmente dotado, comunica que no ha desaparecido toda- vía la humedad de las paredes de los sótanos, defecto que se debía á inundaciones del lucal, ocasionadas por trabajos sub- terráneos de las hormigas. A la vez el señor D. GUALTERIO G. Davis, activo director de la Oficina Meteorológica Argentina, tiene todo preparado para observar las variaciones del magnetismo ter- restre mediante aparatos que registran fotográficamente y dará principio luego que disponga de los sótanos necesarios cuya construccion está en vías de llevarse á cabo. Así es probable que pronto tengamos dos observatorios magnéticos en la República y de ellos uno en Córdoba. Por la relacion que acabamos de hacer, se comprende que en la Provincia no se ha hecho todavía un estudio sistemático del magnetismo terrestre, por falta de un observatorio dedi- cado á esa clase de trabajos científicos: no obstante, este terreno se encuentra bastante cultivado, pues hay muchas observaciones aisladas ejecutadas en varias ocasiones y no hay otra provincia en la República que pueda hacer alarde de — 324 — tanta abundancia de datos relativos al magnetismo terrestre. Historiemos, á grandes rasgos, lo que se ha hecho al res- pecto en la Provincia. Concluida la expedicion astronómica que los Estados Unidos habían llevado á Santiago de Chile y que ha estado observando de 1849 al 52 bajo la direccion del teniente de marina J. M. GiLLiss, uno de sus miembros, el teniente de marina ArRCHIBALD Mac Rae hizo un viaje de San- tiago por Mendoza á Montevideo, á fines de 1852 y principios de 1853, y volvió de Montevideo por el continente á Santiago de Chile á fines de 1853. Llevaba instrumentos magnéticos é hizo observaciones en muchos puntos del trayecto, por ejemplo,—en el territorio de esta provincia—en la Villa de Concepcion (Rio Cuarto) y cerca del Saladillo. De su diario, por demás lleno de detalles, no se desprende con claridad, si tomó las observaciones en Rio Cuarto en la ida ó en la vuelta; las del Saladillo se practicaron el 29 de Diciembre de 1852, Sus observaciones son las más antiguas en la Provincia de que tenemos conocimiento. Ignoramos si la expedicion de que formaba parte el entónces capitan de marina austriaca Fr1esacH, á quien debemos algunas determinaciones astro— nómicas de posiciones y observaciones magnéticas en la Re- pública (por ejemplo en el Rosario de Santa Fé, Abril de 1860), haya pisado el territorio de la Provincia de Córdoba. Un viaje semejante al del señor Mac Raz hicieron tres miembros de la Expedicion Antártica francesa en 1883, que concluida su tarea en el Cabo de Hornos, cruzaron la Repú- blica en un viaje de Santiago de Chile por Mendoza y Ro- sario á Buenos Aires: eran los señcres DE BERNARDIERES. BARNAND y FAVEREAU. Durante su corta permanencia en Rio Cuarto efectuaron allí observaciones magnéticas el 15 de Mayo de 1883. A fines de 1882 empezó tambien el Dr. BENJAMIN A. GouLp á estudiar el magnetismo terrestre en Córdoba. Bajo su direccion ejecutó el malogrado ayudante del Observato- rio, señor STEVENS, Observaciones magnéticas en el terreno del Observatorio que principiando á fines de Diciembre de 1882, se hicieron con intérvalos de 3 meses hasta el 3 de Enero de 1884. Nuestras propias observaciones, las más numerosas no solo en la Provincia de Córdoba, sinó tambien en la Repú- blica en general, tomaron principio en Córdoba en Octubre de 1884. Ellas se extienden sobre las Provincias de Córdo- ba, Santa Fé, Santiago del Estero, Tucuman, Salta, Corrien- tes, el Chaco y República del Paraguay, y no les hemos da- do publicidad hasta ahora. En esta Provincia hemos observado en las localidades siguientes, á más de Córdoba: Bellville, Ramon Cárcano, Villa Maria, Rio IV, Chañares, Oncativo, Laguna Larga, Rio 1I'Cosquin, Ascochinga, Totoral, Dormida, Rio Seco, Chañar, Caminiaga, Totoralejos, San José (Estacion F. C. GC. N.), Quilino, Dean Funes. II. — LAS OBSERVACIONES l. LAS OBSERVACIONES DE MAC RAE * Rio Cuarto Diciembre 24-25, 1852 (?) Longitud 64916"; Latitud 3397:3; Altura 415 m. Declinacion : 1392822“ ; Inclinacion : 3238/30" ; Intensidad horizontal : 2.9117 mgr. mm. seg. La fecha en que Mac Rar determinó esos elementos, es dudosa. ln la ida se detuvo en Rio IV dos dias, el 24 y 25 de Diciembre. Su diario no menciona nada de observaciones * The U. S. Naval Astronomical Expedition to the Southern He- misphere during the years 1449, 50, 51-52. Lieut, J. M. Gillis, Superin- tendent. Washington, 1855, Vol. Il, pág. 75. an magnéticas. En la vuelta paró allí el 17 de Noviembre de 1853 y en su diario de viaje dice : «made a set of observa- tions », sin añadir si son observaciones meteorológicas ó magnéticas. Pero es probable que las observaciones mag- néticas se hayan hecho en la ida, pues en la vuelta ha viaja- do con más precipitacion. Mac Raz añade tambien el momento magnético de su aguja y da el valor de la intensidad total. Expresa esos valores en medida inglesa, que hemos convertido en unidades absolu- tas expresadas por el milígramo, milímetro y segundo. Estacion del (Quebracho Flojo (Peje-tree-Station de M. R.) 29 Diciembre 1852. Long. 62230" ; Lat. 32258* : Declinacion : 13%0'0”; Inclinacion : 3195030"; Intensidad horizontal : 2.8975 La posicion de este punto sin denominacion, situado al lado del camino en la Pampa, fué determinada para Mac Rar como sigue: Lat. Sur: 32%58'0”; Long. 62%33'9” al Oeste de Greenwich. Los detalles dados en su diario de viaje, permiten fijar bien la localidad, que corresponde en el Mapa de la Provincia de Córdoba de 1883 á la suerte núme— ro 83, serie A del Departamento Union, y cuyas coordenadas geográficas son aproximadamente las que acabamos de dar. 2. LAS OBSERVACIONES DE DE BERNARDIÉRES, BARNAND Y FAVEREAU * Rio Cuarto 15 de Marzo de 1883 Declinacion : 122370”; Intensidad horizontal 2.713 Por informes que hemos recibido de Rio 1V, sabemos que 1 Annales hydrographiques, primer semestre de 1884. Annalen der Hydrographie u. maritimen Meteorologie. Berlin, 1884, número 6, página 318. — 327 — esas observaciones se han hecho en la estacion del F. C. Andino. 3. LAS OBSERVACIONES DEL SEÑOR STEVENS, EN CÓRDOBA ? Fueron ejecutadas bajo la direccion del Dr. B. A. GouLD en los terrenos del Observatorio con un teodolito magnético y un inclinatorio suministrados por la Oficina del Coast and Geodetic Survey de los Estados Unidos. El Dr. GouLp no ha dado descripcion de los aparatos, ni noticias sobre las constantes de los instrumentos. A. Declinacion 1882 Diciembre 22... 1221208 - e AOS Promedio — py 13/85 ( — 122 1302 + 0/24 — A 13 "14 1883 o E a. Proedid is 7 a 11771) 12 1233 = 0'27 1883 Junio 28....... a Da "14115 | Promedio DUO Loa. r6S == 192 190141 ="058 1883 Octubre , A E Ed ) Promedio 50 ACI 16/47 ) — 12 12/90 = 1132 1883 Diciembre 30... *12%1514 de A, 1439 Promedio SSA Enero l....... IDAS SIS SAA AA 0/46 E A a 14'91 B. Inclinacion 1882 Diciembre 22... 28760 — Tide 1429 -- Td 532 Promedio — 286 "14 == 0'48 " B. A. Gounp, Las constantes del magnetismo terrestre en Córdoba y Rosario, publicado en los Anales de la Sociedad Cientifica Argenti na, tomo XVII, páginas 241-246. — 328 — 1883 Marzo 28.. — 27% 59'1 (1 determinacion)... ' Promedio — 2..— 58'9 (5 determinaciones). ) 27%58'9 + 0/78 1883 Julio 2 (4 determinaciones)j.............». A SEDE == 1107 Octubre 4 (4 determinaciones)........... e... 2175632 220 Diciembre 26 (4 determinaciones!....... e... “2192 10 CENAS C. Intensidad horizontal Io a e A dt 2.6769 = 0.0007 Marzo, 30 Y ME SIERRA 2.6807 = 13 A A 2.6815 = 14 Octubre Divbaco sti 2.6782 += 7 Diciembre 21 Y 28.0. 0 aloe ele ela 2.6903 == 6 4. OBSERVACIONES DE OSCAR DOERING, 1* SÉRIE Las determinaciones magnéticas que comprenden esta sé- rie, se han ejecutado con un instrumento de dimensiones pequeñas, el magnetómetro de desviacion número 1247 de la casa de Th. Bamberg, Berlin, que permite determinar la declinación é incJinacion absolutas y la intensidad horizontal y vertical relativas. Es un aparato de mucha aplicacion en las expediciones científicas, cuyo objeto secundario es el estudio del magnetismo terrestre en regiones desconocidas. El Sr. Dr. G. NEUMAYER, director del Observatorio Marítimo Ale- man de Hamburgo, había tenido la amabilidad de determi- nar las constantes del instrumento, pero desgraciadamente el resultado de su comparacion no ha llegado á nuestras ma- nos. A. La declinacion El trabajo astronómico en la determinacion de la declina— cion magnética se hace con un anteojo de pasos, inversible y excéntrico, del aparato que tiene forma de teodolito. A fin de determinar el azimut de los objetos que sirven de mira, se ha medido, dirigiendo visuales al objeto y á una estrella, el ángulo comprendido entre ambos, y se ha calculado el ángu- lo horario de ésta, dato disponible, si se conoce el estado y la marcha del cronómetro. Estos se han fijado por fre- cuentes mediciones de alturas correspondientes del sol, —en los viajes cada dia—con un círculo de reflexion, y cuando las nubes no permitían ese método, se han aprovechado alturas desiguales, calculando por la fórmula conocida de WiiLLERs- TORFF-URBAIR, que es una amplificacion de la de Lirrrow ?. La hora tomada en el cronómetro Brócking, número 1024, ha sido conocida dentro de los límites de 1 segundo, exac- titud suficiente, si se tiene en cuenta que, en la latitud de Córdoba, un error del reloj de 1 segundo produce un error en el azimut de 0'13 ó de 8”. El error medio de una determinacion del azimut, igual al término medio de las discrepancias entre los valores parcia- les y el promedio general de un mismo azimut, medido va- rias veces, era, al principiar las observaciones = + 1'95, error que pronto iba disminuyendo hasta + 0'29 despues de estar más familiarizado con el aparato. Al anteojo correspondía un error de colimacion de 2'45, sin embargo, no se ha empleado jamás esa correccion, sinó que hemos preferido eliminar el error, haciendo observacio- nes en las dos posiciones del anteojo. Cuando la estrella no esté á pocos grados encima del horizonte, el anteojo del aparato ya no funciona, si no se hace uso de un espejo azi- mutal unido excéntricamente con el teodolito. Este espejo se encuentra enfrente del anteojo y es móvil al rededor de un eje horizontal. Proporcionándole una posi- cion conveniente, se dá la espalda á la estrella y se dirijen visuales á su imájen reflejada en el espejo. Su error de coli- macion (ó sea el ángulo formado por el eje óptico del anteo- jo astronómico y la normal al plano del espejo) era de 5/88, y se ha eliminado en las dos posiciones del espejo que se puede invertir. * Handbuch der Navigation. Berlin 2te, Aufl. p. 294. — 330 — El órden de las operaciones en la determinacion de un azimut, para la que hemos observado generalmente el sol, ha sido invariablemente el que sigue : Hora Circulo azimutal No Visual á Anteojo posicion Espejo posicion h.m. sg Vernicr Ti Vamiers ] Mira I - 2 Mira TI — 3 Mira II — 4 Mira I — B) Sol (| I I 6 Sol [O I I 7 Sol 1 I 8,7 Sor] 11 I 9 Sol E] 11 II 10 Solo E Il 11. Sojo I 11 12 Sol GE] 1 11 13 Mira I — 14 Mira 10 = 15 Mira TI — 16 Mira 1 = Es de advertir que el círculo azimutal del pequeño apara- to da solo los 5”, pero se han podido estimar con facilidad y se han apuntado los minutos. Cuando se podía prescindir del espejo azimutal, los números 5-12 se simplificaban, pero rara vez se han hecho menos de 8 observaciones de los bor- des del sol. El trabajo magnético, hablando propiamente, se hace con una pequeña brújula que se coloca céntrica sobre el teodo- lito y en que la aguja oscila sobre un estilo. La coinciden- cia del cero de la graduacion con las extremidades de la aguja se observa con un lente de aumento. Hay dos agu- jas, I y HI, para el aparato, cada una de 72 mm. de largo y de 8 mm. de ancho máximo y de forma romboidal. Las dos se han observado generalmente una en seguida de la otra. El método de observar ha sido siempre como sigue : Anteojo posicion — 331 — I No Objeto 1 Mira 2 Mira 3 Mira 4 Mira 5 Aguja I 6 Aguja I 7-12 iguales á 5 y 6 13 Aguja I 14 Aguja i 15-20 Iguales á 13 y 14 21-24 Mira, iguales á 1 y 4 Aguja magnética Círculo azimutal marca polo Arriba N Arriba S Abajo N Abajo S Vernier 1 Vernier 2 Despues de las operaciones 6, 8, 10, 14, 16 y 18 se des- viaba, con un pequeño iman, la aguja unos 2 á 4” del meri- diano magnético. el instrumento: No Longitod W, 1 2 3 4 5 6 Y 8 Ko) Córdoba ¿Quinta de Gonzalez) Latitud $, 6412 3124'8 Altora 405 m. Año 1885 1886 Fecha Julio Marzo Set. 26 26 23 Hora 2*%4 p. 2:9 p. 3% p: 40 p. TEA 8% a. Op: 1%4 p. UTA TES de IFOd: 17 pe 8"9 a. Con la otra aguja (II) se procedía del mismo modo ?. Hé aquí las determinaciones de la declinacion hechas con Aguja — Declinacion I II I II I II I 11 I II I II I 1145'1 11*42'1 11399 LURO 11-223 11253 11*34'3 11734'8 1191 11213 119197 JT 2649 11*31'8 1 He creido necesario dar los detalles descriptivos que preceden, pues si se hace caso omiso de ellos, es imposible formarse un juicio sobre el mérito científico de las observaciones y la confianza que merecen. — 392 — No Longitud W. Latitod $, Altura Año Fecha Hora Aguja — Declinacion 14 64912 31%%4'8 405 m, 1885 Now. 1 10%*la. 11; 115358 15 =- —= - — Dic. 4 8'2%a. u UI 16 = —- — — = 4, 90a.s HAU 17 = — = 1887 Enero 17 9'%0a. 1298 18 = — - -— — 1710%5a. 11 15344 19 — - - — Marzo 11 10*5 1 11:29 20 — = = — — 11110 11 117297 Córdoba, Oficina Meteorológica de la Provincia 21 64*12 31*2'8 407m. 1888 Julio 18 3"0p. 1 11*34'0 A A ES —= 118: 49%p) MANS 23. — — — — — 19 9%0a *1 26'9 24 -— — = — — 19 9%5a. Il 28'3 25 — — — — Agosto 2 2%5p. I 28'5 NI E —».= 2 409). 1 27 —- — — — = 16 107141 37'9 28 — — = = — 16 9'%a. IU 258 29 — = — = Set. 28 50 26'6 30 = — = = = 29% 05 PI 2512 31 — —- —= — — "16 SSa 4 30'0 32 — — — — — 1610%5a. Il 26'4 33 — -- — —. .. 0ct. .2:8'71a. IAS 34 — = — -— — 21124218 2215 a E — == 11 14p IN AO ¿3 o. — 17 24 pS A e — Nov. 5 5'p DI 38 — — — — — 5 60p Am 26'5 o 5 = - —:18- 22p. 1 SA A = = =: 0:18 DIPIAM 2910 Villa María 41 63'14'6 3225'1- 26m. 1885 Abril 3 9'4a. 1 11*23%0 42 = = = — — 3134 mM 36'8 Chañares 43 6326"7 3295 252m. 1885 Mayo 24 8'4a. 1 11*34'6 44 — = = — — 2411*8a: 1 34/8 Oncativo 45 63:44” 3156” 288m. 1885 Mayo 25 9"la. 1 11*41'0 46 — — — — -— 25122 a. II 34'9 — 333 — Laguna Larga 47 6347 3148" 315 m. 1885 Abril 511'0a. I 11*43'9 488 — —= — — — 5 27p. YU 43'9 Totoralejos 49 64%50 29'39'1 19m. 1886 Feb. 26 3"5p. I 11*34'%6 50 — — — — — dl ATA A 386 San José 36431" - 3007 . 218 m. 1886 Abril 24 8'%5a. 1 11257 52 — — = = — 24 10"%7a. Il 26'9 Dean Funes 53 6421” 3025 70l1m. 1886 Abril 25 10”8a 11”29'8 d4 — = — = == A OIR 31'4 Cosquin 55 6428/92 3114” 20m. 1887 Marzo 16 9"0a. 1 11*27'1 56 — - — — — 16 10"0a. II 38'4 57 — - = — E a 34/5 58 = — — = ==" 16 45p. 1 40'3 Todas las determinaciones que anteceden, necesitan de una correccion instrumental de + 23'8. Aplicada ésta y reducidas las observaciones al promedio diurno, resultan los valores que damos en el cuadro final de este estudio. No nos parece aquí el lugar conveniente para tratar detallada— mente de las operaciones á que se han sometido los valores directos para tomar la forma en que se presentan en el cuadro. Basta decir que se han eliminado tambien las diferen- cias entre las dos agujas y que todas las observaciones están reducidas á una misma época, el 1% de Enero de 1890 ó 1890.0. B. La inclinacion Para medir la inclinacion, se quita del aparato que acaba- mos de describir, la brújula, reemplazándola por un incli- — 334 — natorio, cuyo limbo vertical está dividido en grados enteros, de los que se aprecian los décimos á simple vista ó con un lente de aumento. La disposicion del aparato es tal que, medida ántes la declinacion y acomodado el inclinatorio sin mover el instrumento, la aguja vertical oscila de suyo en el plano del meridiano magnético. De esta manera se ahorra un tiempo precioso que se gasta generalmente en la orien- tacion de otros inclinatorios. Las dos agujas de inclinacion [ y II tienen un largo de 115 mm. y sus dos extremidades se distinguen por las letras A y B grabadas en una de sus caras, mientras que la otra no ostenta marca alguna. Acompañan el aparato 2 imanes en forma de barra y otros accesorios á fin de cambiar los polos de las agujas durante la observacion. Cada inclinacion determinada con una aguja es el resul- tado de 64 distintas lecturas que se han hecho, sin excepcion, en este órden : INCLINACION a Polo Norte Limbo Marca de A si de la aguja vertical la aguja Extremidad Extremidad superior inferior 1- 4 A E E 5-8 A E W 9-12 A W E 13-16 A W W 17-20 B W W 21-24 B W E 25-28 B E W 29-32 B E E Los valores así determinados que van en seguida, nece- sitan tambien de correcciones que han ido aumentahdo poco á poco. Atribuyendo la disminucion de concordancia que se notó despues de algunos viajes, á un deterioro de los ejes de las agujas, se mandaron éstas á Europa para su arreglo y se encargaron dos más (11H y IV). Sin embargo, subsistía el defecto que, indudablemente, proviene de que por los -— 38) — sacudimientos inevitables del trasporte, los tornillos de cor- reccion de los soportes de la aguja se aflojan, lo cual produce la falta de horizontalidad de las pequeñas planchas de ágata que sostienen el eje de la aguja. Por falta de un nivel espe- cial, este defecto no se ha podido remediar antes de principiar las observaciones. No Localidad O) Fecha Aguja Inclinacion 1 Córdoba 1884 Octubre 28 I AFD 2 = — = 28 II 44'0 3 - — Diciembre 28 I 317 4 — — —= 28 55'5 5 — 1886 Marzo 28 I 28'4 6 — 1887 Enero 14 I 152 7 -- - — 15 Ill 31'9 8 Villa María 1885 Abri 3 I 28"25'9 9 = — = 3 II 30'1 10 Chanares = Mayo 24 I 28*41'6 ¡El - A — 24 II 31'8 12 Oncativo = — 2 I 284'5 13 Laguna Larga — Abril 5 E 2879'9 14 Rio 29 — Mayo 26 T 2 DO 1 15 Totoralejos 1886 Febrero 27 I 2547'6 16 Cosquin 1887 Marzo 17 II 27*44'8 17 -- — == X7 7 HU 58'7 C. La intensidad horizontal Mediante dos botones y un tornillo de presion, se coloca encima de la tapa de la brújula de declinacion y normal al meridiano magnético, una regla de madera dura en cada una de cuyas extremidades se encuentra un sistema de dos imanes de dureza desigual á fin de compensar las variaciones de su momento magnético debidas á la temperatura. Esta regla, denominada deflector, desvía la aguja hori- zontal en un sentido del meridiano, y en el sentido opuesto cuando se invierte el deflector, trasladando su extremidad oriental al Oeste y la occidental al Este. La lectura del ángulo se efectúa haciendo girar la brújula hasta que la aguja des- — 336 — viada ocupe una posicion perpendicular al plano del deflector, y la semi-diferencia de las dos lecturas hechas en dos posi— ciones opuestas del deflector suministra el ángulo de deflexion, variable á medida que la componente horizontal del magne- tismo terrestre varía. Sea M el momento magnético de la aguja, m el de los imanes que constituyen el deflector, d la distancia entre el punto medio de los imanes y el centro de la aguja (= 165 mm. en nuestro instrumento), y el ángulo de deflexion, y H la componente horizontal del magnetismo terrestre. Entónces tenemos: 22M H =- +=— uesto que d, m y M son constantes, se dMsen o >? y E z Je constante puede escribir H = Ma Cuando se conoce H en una (49) localidad, se puede calcular esa constante observando el- ángulo de deflexion. El empleo de dos deflectores y dos agujas nos da — cono- cida la constante del instrumento — 4 ángulos de deflexion que pueden servir para deducir H. El momento magnético de las agujas y tal vez el de los imanes no ha quedado constante. Cuando se haya medido en algunas de las localidades la intensidad horizontal con un instrumento que dé valores absolutos, llegará la oportunidad de investigar la ley que ha regido aquella disminucion, y de aprovechar los valores que presentamos en el cuadro que sigue. Los valores provisoriamente adoptados se pueden ver en el cuadro final. — 0,831.98 1,6 093 v.p 095 (Y AS 9, 82.58 9/98.C% 9,86.C% 6,986.96 € 86.96 GC: CE .9% O, 9€.9% L,€6.98 1.96.93% 1,660.88 6,0 .9% L.% .9% 9, 6P.CE PP 0.9% 8106 0.9% ¿0 ob ¿TOo€E6 ¿ProEd ¿PEo €3 Po €6 Po.E% Fo86 ve $ E ANA Eve To e Vo —Á 2 0 MN bo Ez bi €6 E SbbbEBEDEE MN 0 HN RNRODUO ION QQ N TOO [e] o ae] NS T. 00» 98 6.6 0.9% 8: IC. CG 6.€P0C% €.16.€8 8./090.€6 81 LPoC6 Liv 0.9% 8,0 0.9% 8, +06 6,31.98 6/8 9% 10% io JE 8.L «96 9, PL. e 0, Ne 7.0 0.9% 6.ProcG 8,680.00 8 ¿GV 098 Dt AN EHO M0 MAN AAN MO MAT NIDAD ¡E%o €% ¿9v066 3968086 10 NN DON AN A O HO ovG ¿06066 9T OZIeN 9% “cz 11qy ez 110q y 9% 0191094 9% OXt NN G 11 Y cz OLe nn v% Ot € 1qy 9 OB G 9140390 91 91q 119098 9I 0]505 y Z 01503 y 61 Otuf OL 019U5] T 9L(MITAON €% OZJB [N £ OXeN SE 94 UIT] Cl 910990 +++ ambsor saun¿] uea( *** 980 US * + solo]e1030J, 0. 01H vt31t7] eunSe” ***** 0ATJé9U) * > * *SO1LUe yo SRT O CITO ... ... . . ..o. ...o. "vqop.19) HN NM AH LO (O Te 00 0) 23 nm vray IL VIOAOVy I v(09Y I VIMoVy AVarTIvo07 Z MOLITIATO T[ VOLITIAHA | Z MOLIATATA T[ HOLIAIITA OYVAMAN NOIXITAHO HA O OEA 1 OTI T, XI — 338 — 5. OBSERVACIONES DE OSCAR DOERING. 2? SÉRIE Las observaciones que comprenden la série siguiente, se han llevado á cabo con instrumentos de mucha precision, á saber: la declinacion y la intensidad horizontal con un teodo- lito magnético de viaje, y Ja inclinacion con el inclinatorio Adie número 62, el mismo instrumento que había servido á la Expedicion Polar Alemana en Sud—Georgia. A. La Declinacion El teodolito magnético mencionado, Bamberg número 2597, tiene un limbo de 15 cm. de diámetro, dividido de 20 en 20 minutos y da directamente, mediante dos nonius, los 30”. Aunque el anteojo astronómico de pasos, excéntrico, se observa generalmente en una sola posicion, es, sin embargo, inversible á fin de poder corregir su error de colimacion, y sirve, lo mismo para la determinacion del azimut que para la observacion de la aguja. Esta se hace dirigiendo una visual al espejo de la aguja, de tal modo que un hilo vertical incor- purado al ocular, se cubra con su imágen reflejada. El anteojo está dispuesto para moverse en un plano vertical, circunstancia que permite dirigir visuales á las estrellas aún cuando estén á grandes alturas, y que hace innecesaria la existencia de un espejo azimutal. La aguja que oscila sobre un estilo, como generalmente en las brújulas, es de una construccion especial. De 4 hojas delgadas de acero de 90 mm. de largo y 8 mm. de ancho, se han formado dos imanes, cada uno compuesto de dos de esas planchitas, que paralelos uno al otro y á una distancia de 25 mm. se han unido mediante un pequeño marco de alumi- nio, presentando la aguja alguna semejanza con una escalera. Entre el polo Sur de la aguja y la chapa doble de ágata, movible en un pequeño cilindro céntrico al sistema, está SE 22 Sa — 339 — unido á la aguja y provisto de tornillos de presion, un espejo vertical que es equilibrado, del otro lado, por un pequeño contrapeso corredizo en un tornillo largo. El error medio de una determinacion del azimut en la columna especial de la Oficina Meteorológica de la Provincia, ha sido de +-0'12, en los viajes entre 0'26 y 1'16, notán— dose grandes discrepancias preferentemente en los casos que era necesario tomar para miras, las esquinas de casas, de puertas ó de ventanas, cuyos contornos aparentes varían segun la posicion del sol y con la sombra que reciben. Algo ha influido tambien el que no se llevaba, en estos viajes, el cronómetro, sinó un buen reloj de bolsillo, Dresdener Glas- hútte núm. 13373, aunque su marcha ha sido, en general, muy satisfactoria. Cada determinacion de la declinacion de los que siguen, es el resultado de 12 observaciones ó 24 lecturas en el órden siguiente: Aguja derecha (Ó marca arriba): 3 observaciones (6 lectu- ras), levantando y bajando cada vez la aguja y frotando sua- vemente la tapa de la brújula con un aparatito especial de marfil á fin de destruir la influencia del roce. Aguja invertida (6 marca abajo): 6 observaciones como antes. ) Aguja derecha (marca arriba): 3 observaciones. Antes y despues de esas observaciones 2 veces visuales á la mira. La observacion se hace mediante el anteojo, cuando coin- ciden el hilo vertical del retículo con su imágen reflejada por el espejo de la aguja. Para la determinacion del tiempo por alturas del sol, hemos empleado un círculo de reflexion, sistema Pistor y Martins, trabajado por la conocida casa de Wanschaff de Berlin. El instrumento tiene un círculo de 26 cm. de diá- metro y da directamente los 10”. — 340 — A. OBSERVACIONES DE LA DECLINACION MAGNÉTICA EN CORDOBA por Oscar Doering VALORES ABSOLUTOS NÚMERO NÚMERO DECLINACION pS E a pal .0 er 42:6 48'6 49'1 49'9 45'6 41'7 41'6 41'7 41'8 44'8 48'1 477 47'3 47'1 43'0 42'7 43'0 47'1 477 47'1 47'1 46'6 521 51'5 503 41'3 40'9 43'6 44'0 42'9 50'5 ¿Pepe pe pep

81111100 ¿pep Pepe p . y AAA As A Aa E-pe.p* o . EA p HNODNNOIONY-1I0O RDA UN AODOOODONa--—N a -— 0 Or Ri 1 19H O 00 UL 00 00 MO NRO O CO «y AAA . DN lila al STARR PARAR PASPA PSA “y — 341 — A. OBSERVACIONES DE LA DECLINACIÓN MAGNÉTICA EN CORDOBA por Oscar Doering VALORES ABSOLUTOS (Conclusion). NÚMERO NÚMERO DECLINACION | DECLINACION 723. 4] 115408 A 40'2 80 a. 40'2 150'p. 47'5 Sp. 47'9 156, p: 47'7 o 47/8 83 a. 40'9 8%6 a. 40'4 ES e 4419 1%8 p. 44'3 823 a. 42,3 s7 a. 42:12 9l a. 41/8 210 p. 43'9 23 p. 43'6 216 p. 43'5 8%4 a. 42'3 89 a. 41'6 9%4 a, 41'0 958 a. 4111 10%3 a, 41'7 Os 44'2 223 p. 43'9 2D: 43'4 - O) 19 00 O HRW DUE WO O WO UU UI O alo ed a pe ple = ls y HS O O E A AAA AA O Socio ccorArRREGPEADABERDS [0 el ul er [y y | — 342 — B. OBSERVACIONES HECHAS EN LA CAMPAÑA por Oscar Doering a - E 0 NE E z a ¿ e E = = z > S E - = al z 3 pa = E 1889 64|Ram. Cárcano¡63? 7:0|32*280| 182” |Mayo 26| 4*5 p.[11*20:3 65 po A z — | -= N|16p. | 909 66| Bellville |63%42/0|32*380| 133" !Junio 29| 9*2a.111911'7 67 E => 3 -:—' 99| ATA 68 — — — — 301 9'0a. 8/8 69| Villa María !63*14"6/32*%25'1| 206" |Julio 8| 2*5p./|11*21'8 70 ES ps hs — | — 8l 4171 71 — — — =- == .91 SYMa: 20'6 7 — = = — loct. 4| 8%4a. 21'1 73 — — = — — 4|1'%5p. 28'2 74 EN a E O E TE — = — — — TINEO 21'8 76 — == — = — 5b¡8'la 21'6 TÍ — == — SS — '5|8%4a. e Eos 78 — — — — — 5|1'%4p. 31'3 79 — — =- -- — 5l|2%0p. 30'0 80 — — — — — 512%7p. 98'9 81| Ascochinga [64”17'0/31? 0*0| 725* [Agos.31| 8"6a.|11*40'0 82 Rio 4* 6416/0133 7:3| 415” | Oct. 1| 1*3p.|12>14”0 83 — = = — — 1|1*9p. 14'2 84 = = = —= — 9|8%%2a. 7'4 85 SS = zan — — 211'8p. 14'6 86| Quilino |64*28*0/30*12/5| 440” | Dic. 7| 8*4a.|11*31'3 87 — — — — —" $1] 3. 36'0 18390 52| Gral. Mitre | — — 16| 7*8a. A 53 — = — 16| 1*5p. 26'8 54 — - — 16| 1*9p. 25'8 50 = — 16| 5*"5p.| 275 56¡San José de la Dormida|63*55'0/30%20'7| 494” |Enero18| 7*0a.|11* 9'9 51'Totoral (Villa[64* 2'0/3042'4| 570" [Enero 16; 7*5 a.|11*24'3 Sl — = = — — 18| 7*4a. 107 58 — = == — — 18|1*1p. 14'1 59 =- — SS — — 18| 1*%5p. 1952 — 343 — B. OBSERVACIONES HECHAS EN LA CAMPAÑA por Oscar Doering (Continuacion) o = > a 3 E a a % = pe E 3 = -= Sl =] - 3 UNE dl as de did abi ad pu] pea] A EE ts | ERESMA (SERAN, BEBER EPR ES 60|San José de ES la Dormida|63255'0/30220/7| 494” |Enero 19 71 an USES — — — — — 19| 23p. 11575 SS Rio Seco |6341'5/29%54:2] 347" ¡ — Y e ES — — — — — 2Q| 784. 1'6 64 > = — - = 1, 29119%9p 8'4 65 — — — —- — 221 13p 8'2 66 a == — — A 1/8 67 = — — — OE 6 68 — — — — 23/12*9 p 8'5 69 — SS = — OS ES 9'2 70 - = = -- O 9:7 Eo pa = = = ES IS 97 72 poeta = = — = AA A 73|San Francisco dl del Chañari63257:0/29*47:1| 689” |Enero27 704, Jul e e a EE e O 76 = = = — = 24 ba aL07) Ti = = — — = ME] EY 9'1 78 = == — >- = 2 15 8'9 79 = = — — — 28| 1"8p 8'8 80 = = — — = 29 15 8'5 8l = = = — == 2017 8'5 82 = = — — = EN 12 JS 83 = = = — — ¿0 74500 1'9 84 = = — — — 30| 1*lp 4'3 85 = = — — ESO ED: 4'3 86| Caminiaga |64? 0'6/30? 5/8| 715” | Feb. 4| 7*6a.[11* 86 87 - = == — A EST 8'3 88 == = = — — 4|1*2p. 12'0 89 —- — = — — 4|1%5p 12'3 90 = = == — — 4|1*8p. A 91 = = = = == NES 8'6 92 = = = — A 8/1 93 == = = = — 5|2tó4p. 15'0 94 = — — — — 5|26p.| 14" — 344 — B. La inclinacion El inclinatorio Adie número 62 tiene un limbo azimutal que da un minuto. La lectura del círculo vertical se efectúa mediante dos miscroscopios, haciendo coincidir el hilo del microscopio con la extremidad aguzada de la aguja. En cada una de las 8 posiciones de la aguja se ha obser- vado cada extremidad 2 veces, leyéndose siempre los dos nonius de la alidada. De esta manera una determinacion de la inclinacion es el promedio de 64 lecturas. Las agujas del aparato llevan los números 20 y 21 y tienen cada una un largo de 90 mm. El meridiano magnético en que la aguja ha de oscilar, se ha determinado buscando el plano que forma un ángulo de 90% con aquel y en que la aguja se coloca vertical. Si una pequeña brújula de declinacion formase parte del inclinatorio, este procedimiento se haría con más facilidad y se ahorraría mucho tiempo. Debido á las mismas causas que perjudicaron el inclina- torio del aparato Bamberg, número 1247, el instrumento ha ido empeorando poco á poco sin que este inconveniente haya podido remediarse aquí. Por esta razon hemos tenido que interrumpir, muy á pesar nuestro, las observaciones de la inclinacion desde Setiembre de 1889. He aquí las obser— vaciones ejecutadas con el instrumento Adie, número 62: es No Año Fecha Inclinación Es No Año Fecha Inclinación — Aguja Y 1886' Abril "9 24193 o | 12 1888. Oct... 18 21 e ER IR all a E de 1889 Junio 3 20'1 20 3 — Agosto 10 24'8 20 me - — 3 26'6 21 4 — Set 2 29'4P"20 —= — 21 22320 5 — — 2 34'0 21 ; =— — 21 11:40 P 6 1887 Enero 15 38'0 20 | 17 — = 2 21/7720 T =— — 16 40'3 20/18 — — 21 17921 8 — — 16 41'7 21|19 — Agosto 4 18"7 20 9 1888 Set. 13 159-2011 "80" == — 4 16"3 581 10 — — 13 24'1 21|21 — Set. 9 16'5 21 Msi Metasdsa 21'3 20122 — = 9 35'3 20 — 345 — San José 23 1886 Abril 21 25*”58'1 20 | 24 1886 Abril 21 25*48'6 21 Dean Funes 25 1886 Abril 26 26*30'2 20 | 26 1886 Abril 26 26"30"2 21 Bellville 27 1889 Junio 28 28*43'9 20 | 28 1889 Junio 28 287'9 21 C. La intensidad horizontal La determinacion del valor de la componente horizontal de la intensidad del magnetismo terrestre requiere dos ope- raciones principales: investigar el tiempo necesario para una oscilacion del iman —de lo cual resulta el producto M H— y medir la distancia angular á que se aleja del meridiano una aguja bajo la influencia del mismo iman, cuya oscilacion se ha observado. Con el último dato se calcula el cociente M/H, y las dos ecuaciones combinadas permiten la determinacion tanto de H (la intensidad horizontal), como de M (el momento magnético del iman). En el teodolito magnético Bamberg núm. 2597 que hemos empleado, se observan las oscilaciones en una caja cilíndrica que se coloca sobre la plataforma del instrumento. El iman oscila colgado de una hebra de seda que pasa por un tubo especial atornillado á la tapa de vidrio de la caja: las dos extremidades del iman se mueven delante de un pequeño arco de marfil dividido en grados enteros, con que se pueden medir las elongaciones de la oscilacion. A más de tomar la temperatura interna del aparato —que es la del iman si no se olvidan las precauciones del caso —se averigua el ángulo de torsion del hilo, torciéndolo una ó dos veces 360" en sentidos opuestos mediante una disposicion especial de esos aparatos. A fin de medir el ángulo de deflexion, vuelve á colocarse sobre el teodolito la caja de la brújula que tiene dos espigas laterales horizontales, cuya direccion es normal á la posicion — 346 — de equilibrio de la aguja que es la del N S. magnético. Con las espigas se unen dos reglas metálicas huecas en que están marcadas las distancias de 200 y 264 mm. á contar desde el centro de la caja donde una pequeña aguja dotada con un espejo planc vertical, está suspendida de una hebra de seda. Colocado el iman al E ó W del meridiano sobre la regla, la pequeña aguja se desvía, y se busca, haciendo correr el limbo, la coincidencia con el cero de la graduacion mediante el anteojo astronómico y del modo indicado al hablar de la declinacion. Con el objeto de apagar las oscilaciones de la pequeña aguja, ésta puede proveerse de un pequeño apéndice de mica que inmerge en un pequeño cilindro lleno de agua ó de otro líquido. El aparato no permite la colocacion del iman deflector al N. y $. de la aguja (2* posicion principal de GAUss). Nuestro modo de observar ha sido el siguiente: 1* Las oscilaciones.—Apartando el iman suspendido como 25% de su posicion de equilibrio, se han observado las osci- laciones 5 minutos seguidos, interrumpiendo la observacion durante el 6% minuto para continuarla durante los minutos 7á 11; terminados los cuales la amplitud de la oscilacion llegaba generalmente á 1%. Siendo el tiempo de una oscila- cion de 2* 6.... próximamente, hemos modificado al método de Lamonr, especialmente para nuestra aguja, con el objeto de librarnos del trabajo de contar el número de oscilaciones, pues aun cuando se ahorra esa molestia, hay que concretar toda la atencion para cumplir debidamente los demás queha- ceres ligados á esta operacion, como ser, contar las fracciones de segundo del cronómetro, apuntarlas cuando la aguja pasa por su posicion de equilibrio y fijarse en el sentido de la oscilacion. Combinados Jos tiempos observados en los minutos 7 á 11, con los que corresponden á los minutos 1 á 5, dejando un intérvalo como de 6 m, entre unos y otros, obteníamos 20 valores distintos para la duracion de 138 ó 140 oscilaciones, — 347 — con las que se calculaba el tiempo necesario para una 0sCi- lacion con una precision de 0* 0001. Conocida por la observa- cion la amplitud inicial y final, ese tiempo se ha reducido á arcos de oscilacion infinitamente pequeños. Generalmente se ha observado, ántes ó despues, la torsion, á pesar de que resultaba muy constante, pues en una vuelta entera del hilo (360%) el ángulo de torsion variaba de 0%29 á 0932, 2% Las deflexiones.—Despues de determinadas las cons- tantes del aparato, mos hemos limitado á observar las deflexiones á una sola distancia del iman, á la de 200 mm., en el órden siguiente : Meridiano, temperatura, hora y minutos. Luego: 1) Iman al E., polo Norte al E. 5)= 2) Iman al W., polo Norte al E. 6)=3. 3) Iman al W., polo Norte al W. 7)=2. 4) Iman al E., polo Norte al W. 8)=1. Hora y minutos, temperatura, meridiano. El valor medio del ángulo de deflexion que arrojan las 8 observaciones, cada una con lectura de los dos nonius, se ha corregido por desigualdad de los ángulos, cuando era necesario, pues la desigualdad ha sido siempre muy pequeña. El iman tiene forma prismática con las extremidades agu- zadas, su longitud es de 70 mm., su grueso de 6 mm.: lleva atornillado encima un disco de bronce acomodado á las dimensiones del anillo de inercia que acompaña el instru- mento. Las dimensiones de la aguja pequeña cuyas deflexio- nes se miden, son las siguientes: longitud 30 mm., ancho 1 mm., altura 3 mm. El peso del iman deflector es de 26 gr. 9965, el de la aguja pequeña de 4 gr. 980. Con mucho cuidado hemos determinado las constantes del aparato, llegando á los siguientes resultados : El coeficiente de temperatura y. está representado dentro de los límites de 0* y 40” por la fórmula p=0,000 2832 + 0.000 002 7245 t El momento de inercia llega á ser (resultado de 28 obser— vaciones) : K,=74:21678r. cm”, log. K —1t:371050 Como de costumbre, éste se ha calculado, combinando oscilaciones del iman cargado con el anillo de inercia y del iman sin carga. Segun certificado de la Oficina de Contrastes de Berlin (Kaiserliche Normal-Aichungs-Kommission), el peso del anillo —en el vacío —es de 18 gr. 90229 con un volúmen de 2.2222 centímetros cúbicos, su diámetro medio D= 32.260 mm., su ancho b=5.128 mm. y su altura h = 5.085 mm., correspondientes á la temperatura de 0”. Mediante los valores citados se ha fijado el momento de inercia del anillo en Ro=36. 03 2552D. Cm Para la constante de deflexion hemos determinado: P=—-1080.8, con error probable de + 3.34 ó sea 3 “oo El único coeficiente que no se ha podido determinar— pues el aparato no está arreglado para esta operacion —es la constante de induccion k. Segun el Dr. H. Wizp, el valor medio de la correccion por 9) H* 4000" zontal de Córdoba (=0.266..) resultan 0.00018, cantidad en que han de disminuirse todos los valores que damos en seguida. efectos de la induccion es : — Para la intensidad hori- , 8 Mayo 15 1%6p. 587 Córdoba 1889 9 ó 15 356 p. 610 ] Abril 26 9*7a.0.26564 | 10. — IL 520 Es a 592 | 11 Junio” 3” 92 653 3. == 229 De 59 | 12 — 3 10%8 a, 631 4 Mayo “7 9%0a. 508-113. = 10. 68m 645 5 — 3 2 181,1 14 .—= / 11 DS 572 6 — "10 8'%Y9au. 542 | 15 — “11 “1084 583 / — 10 10% a. 4971: 116. — “103 671 = 0 17 Junio 13 10%*4 a. 0.26 621 => 18 25 p. 676 19 — 15 1l4p, 688 20M — 2% 9Y4a. 619 PRAT IA 2%3 p. 619 22 — 244 4P5p. 673 23. Julio. 5 3"9p. 663 A 24 pp. 641 EA 668 ANDE 301. 656 IIED ESO: 295. p, 609 28 Agosto 3 1"4p. 712 29 — O ol 679 SS 9%8 a, 649 31 — 18 10%7 a. 682 Ra 16. 620 A A SA 632 JE 12911 10%6 a. 682 35 Setiemb.11 4*7 p. 638 IMA 90, 8%8 a. 760 Sta az 1076.08; 683 38 Octubre 12 10*6 a. 583 SO 104, 606 E A 656 41 Noviemb. 1 70 a. 613 42 — A 594 43 — e 0 586 44 — Sd. 607 A E: 83, 647 a AS 1%6 4. 618 LO E: GN a A 594 48 Diciemb. 1 10*0 a. 603 489 — 14 98a. 625 Ramon Cdrcano 1889 Mayo 27 9"3 a. 0.26 461 == —2 99a. 350 Bellville 1889 Junio 28 10%*4 a. 0.26 358 = — 28 197 p. 354 = — 29 129p. 291 Villa Maria 1889 Julio 8 10%3 a. 0.26 560 2 100 1: 561 E A 607 — Octub. 4 11*0p. 443 E 529 == 05 .36p. 435 e AECA 441 Rio 4 1889 Octub. 1 10*8 a. 0.26 553 LA IA 547 id O 523 Quilino 1889 Dic. 7 12*1 m. 0.26 610 A dl 585 Córdoba 1890 Lio O M0 E 0 Se 2Q — O Aa 599 3 — 10 4%6p. 542 4 Marzo 31 9%3B a. 634 5 Mayo 15 103 a. 568 6 — II 567 o 231 0ENGH: 523 8 — TL DOS 532 9 — ISSO 588 10 — 28 10%0 a. 607 Totoral 1890 Enero 16 4”1 p. 0.26 510 == 16 4'%ba: 519 Dormida 1890 Enero 18 9*4a. 0.26 541 A OA 528 Rio Seco 1890 Enero 22 2*2p, 0.26 556 IO OA 568 = — 23 4%8p. 531 — 350 — Chañar Caminiaga 1890 Enero 27 9”4 a. 0.26 635 | 1890 Febr. 4 90 a. 0.26 572 — — 27 10% a. 631 = — 4 u10%0a. 536 = — 28 10'%4a. 64 | —=— — 4 11'0a. 517 =z — 4 4%Np. 519 II. — RESULTADOS A. El período diurno de la declinacion Sabido es que en nuestras zonas —de declinacion oriental — la aguja está más adelantada hácia el Oeste (mínimum principal) en la mañana. Desde entónces principia un movi- miento en direccion al Este que concluye poco tiempo despues de mediodía (máximum principal), hora desde la cual retrocede despacio durante la tarde y la noche hasta llegar otra vez á su posicion extrema occidental de la mañana. Este movimiento retrógado del Este al Oeste se hace á veces daudo lugar á la formacion de un máximum y mínimum secundarios que son generalmente poco acentuados. Las horas de inflexion de la curva (aquellas en que la aguja cam- bia de direccion) son distintas segun las localidades y la estacion del año: otro tanto sucede con la amplitud ó eon la diferencia entre la declinacion máxima y mínima del dia. Por lo dicho se comprende que una observacion hecha á una hora cualquiera no representa todavía la declinacion del día, y que para formar promedios mensuales, es indispen- sable conocer las correcciones aplicables á las observaciones aisladas. Aplicada esa correccion, las observaciones pueden considerarse como representantes de la declinacion de. dia. Depurar una observacion por este procedimiento, se llama reducirla al promedio diurno. Ni los datos del Dr. Gourb, ni los nuestros son suficientes para determinar la marcha diurna de la declinacion en Cór- — 301 — doba con alguna certeza; sin embargo, suministran muchos indicios que nos permiten aproximarnos lo más posible á su conocimiento. La dificultad aumenta si recordamos que no existe en la América Meridional observatorio alguno que haya observado la variacion diurna de la declinacion. Hay que buscar más lejos para encontrar observaciones que ofrezcan cierta analogía con las de Córdoba. En el hemisferio Austral y en latitudes que no difieren mucho de la de Córdoba, conocemos tres localidades cuyas observaciones podrían convenirnos para el objeto que tene- mos en vista. El Cabo de la Buena Esperanza (Latitud 33% 56”), obser- vaciones de 1841-46. Melbourne (Latitud 37% 49”), observaciones de 1858 ade- lante. Hobarton (Latitud 42% 52”), observaciones de 1841-46. Si nos guiamos por la latitud, las observaciones del Cabo serían las más apropiadas, pero desgraciadamente no hemos podido proporcionárnoslas, mientras que disponemos de los datos necesarios relativos á Melbourne y Hobarton. Investiguemos si esos datos pueden servir de base para derivar de ellos el período diurno que corresponde á Cór- doba, principiando por la amplitud. No hemos vacilado en traer á colacion las observaciones horarias, pero muy incompletas hechas en Santiago de Chile (1850-52) por la expedicion Norte Americana dirigida por J. M. GiLLiss | y reunimos en el cuadro que sigue, para su comparacion más fácil, las amplitudes observadas en Mel- bourne, Hobarton, Santiago de Chile y Córdoba. La columna intitulada « Promedio» contiene los valores más probables de la amplitud de Córdoba, tal cual resultan de la combina- cion de las amplitudes observadas por GILLIss y GOULD, nosotros. * U.S. Naval Astronom. Exped. to the South Hemisph. Vol. VI. — 392 — AYINIATOTIA IYAMITAON AUEIALDO AYANAarLas OLSOIY OUIULIA *. 2.0“. OIPQUIOIA *Surnioo( “e*qopio) “pinos *eqopio) ....o. ooo OBt1JULg e...» "oye 0H *+*** *2UMOQ|IN — 393 — La divergencia es bastante marcada, aun cuando no olvi- damos que la amplitud de la oscilacion diurna es, segun KR. WOLF, SABINE y GAUTIER, una funcion lineal del número rela- tivo de las manchas solares y que, de consiguiente el Doctor B. A. GouLp que hizo observar en 1883, año de un máximum de manchas, había de encontrar una amplitud más grande que nosotros, pues nuestras observaciones coinciden con una época de mínima de las manchas del sol. En todo caso, la amplitud parece más pequeña en Córdoba que en Hobarton y Melbourne, aunque los valores que hemos derivado no dejan de ser modificables á medida que aumente el número de datos disponibles. La desigualdad de la amplitud, asímismo, no se opondría á la adopcion para Córdoba, con tal que coincidan las horas de la inflexion de la curva diurna. Pero esta coincidencia no existe. Reunamos para demostrarlo, las horas en que segun las distintas observaciones tienen lugar las mínimas y las máxi- mas diurnas de la declinacion ?. 1 Las cifras correspondientes á Melbourne y Hobarton (así como las amplitudes) son las que consigna el doctor J. HaANN en Zíschr. f. Meteor. Bd. XII, pág. 17 y sig. En contradiccion con ellas son las que da, atribuyéndolas á VAN DER Srok (1881), H. Fritz, Die wich- tigsten periodischen Erscheinungen, pág. 117, y segun las cuales la hora del máximum en el Cabo, Melbourne y Hobarton es 1*5 p., la del mínimum 8.0 am. T. xH 24 1AYUINAIDIA AYINAITAON AYUIALJO TAINALLAS 0% 6'€ ll T:8 8”I TT 67 9"T 8"I sI 67 ET 0% cal LB sé LT Pol ¡All TG vé 9p0) DM] 9p ¡DAMA AUNMAMALPU 19P DLOJH 6'6 66 0"O0T L'6 "6 L%6 TOT T"OT 0"OT 4*6 "OT 150) s”6 66 66 L%6 66 66 6'6 66 68 68 6'6 156 T'6 DUDUDIL DM] M0 JO d1IMAIA UNAM )9P DAOH OLSOIV OYAYUITA ** OIP9UIOIH * 3una0( “O “+++ PINOS «=+** SITO "0H Á “q19N ** OIpauuclg *Suno0( “O - «=== ppnog ***** SITO (0H Á "19M — 309 — Del estudio de los datos que preceden, resultan las siguien- tes conclusiones aplicables á la latitud de Córdoba en la América del Sur: 1* La amplitud de la oscilacion diurna de la declinacion es pequeña y alcanza á su valor mínimo en los meses de invierno; 2* Las horas del máximum y mínimum principales no son tan retardadas como se ha establecido hasta ahora para el hemisferio Sur en general ; 3" La marcha diurna de la declinacion de Melbourne y Hobarton es distinta de la de Córdoba y no se presta para la reduccion de las observaciones hechas aquí. Las observaciones de Córdoba comprueban el hecho cono- cido que las horas de la entrada del máximum y mínimum principales son variables segun la estacion del año. El intér- valo que las separa, es de 5"3 en los meses de Octubre á Marzo y de 4'5 en los de Abril á Setiembre. Los datos de GiLtiss están en contradiccion con los de GouLp y los nues- tros. Segun él, el máximum principal ocurre más tarde en el perihelio, más temprano en el afelio, mientras que en las ob- servaciones de GOULD y las nuestras la hora del máximum se anticipa 0"3 á 0*7 en el perihelio de conformidad con lo ob- servado en el Cabo de la Buena Esperanza, Melbourne y Ho- barton. De las observaciones hechas en el Cabo de Hornos y en Sud-Georgia resultan horas iguales para una declinacion solar boreal y austral. | No hay que perder de vista que nuestras deducciones se fundan en un número reducido de observaciones y que, de consiguiente, muchas conclusiones son hipotéticas. En vista de tales inconvenientes las observaciones de Cór- doba han de reducirse al promedio diurno, mientras no exis- ten otros datos, de conformidad con la marcha de la declina- cion observada por GiLLiIss en Santiago de Chile. El resúmen que el mismo señor GILLISS da de sus observa- ciones horarias de la declinacion es muy general, pues se in- — 396 — dican únicamente las horas de los máximos y mínimos y el arco que los separa. Esta circunstancia nos ha obligado á calcular de las observaciones originales la marcha diurna de la declinacion. Existen tan solo 25 dias de observacion que se pueden apro- vechar para este objeto, de los que 11 corresponden á los meses de Octubre á Marzo, y 14 á los meses restantes. Entre ellos hay muchos incompletos y varios de una marcha pertur- bada: hemos completado aquellos, aunque la interpolacion ha sido, á veces, difícil, y nohemos creido conveniente excluir los dias anormales. Finalmente hemos procedido á una cor— reccion gráfica de las curvas que resultaban. Las cifras deducidas de este modo se presentan en el cua- dro siguiente : MALIIAKV a0= g:0+ aa c:0+ e S- 05 0 Sc0|.E "0 [5 "0-+ 101-1507 6/05 SU 10) 0 1"0+| P0+]| 90+ ¿LAT a OT “d 6 3105 OUJ9TAU] ] 6'0+|* OURI9A ] ER eee“ “ouy AS 1dg-168 63 +|*** 0Z1e]-"390 “al YHOH 0057 ETA 0 950 |. 071 e AR A! QN NA a QN (¿C-0C81) ATIHO HA * + ***QUISTAUT | Elda * **QURJIA j ..o.o... .... '198-]11Q Y SEO ***OZIBN-"90 ODVILNVS NY NOTOVNTTOAA VI HA ONYAIA OCOINMHAd — 3598 — Comprendiendo lo dudoso de una reduccion sobre la base de datos tan poco numerosos, hemos tratado de eliminar la reduccion por el modo de observar. Principiamos á observar un poco antes de las horas de la mínima y máxima, continuando la observacion hasta conocer por las mismas observaciones que esas horas han pasado. Promediando esos dos valores, resulta con mucha aproxima- cion la declinacion del dia. Llegamos al mismo resultado, si formamos el promedio de las observaciones alrededor de la mínima, combinándolo de la manera indicada con el prome- dio de las observaciones hechas cerca de la hora del máxi- mum. En efecto, siestudiamos el error que resultaría de este proceder en Melbourne y Hobarton, tenemos que la declina- cion es más grande que el promedio de la máxima y mí- nima: en Diciembre en 0'05, en Junio en 0'50, término medio 0'3; y más grande que el promedio de las máxima y mínima aproximativas: en Diciembre en 0'27, en Junio en 6 '70, término medio en 0/5. Esos errores máximos disminuyen todavía en Córdoba, atendiendo á la pequeñez de la amplitud, y fundándonos en estas razones, podemos asegurar que los promedios prove- nientes de nuestro modo de combinar las observaciones, no distan 0'4 de los verdaderos, debidos á una reduccion más exacta. B. Promedios mensuales Procediendoc onforme se ha explicado en el párrafo que precede y combinando el número disponible de promedios diurnos en cada mes, nos resultan los siguientes valores men- suales: — 399 — Declinacion en Córdoba AL + 005002. 11”49'6 | 1889 Noviembre...... 11*47'2 CAI A 47'6| — Diciembre....... 45'6 ALO > 32. «0.2... 4173 | IGN) EMOTO 0 ae 44'7 a AAA 47'6 | — Febrero ........ 435 NOS ¿00 AG] TE MATO e 43'3 — Setiembre ...... 486 090 Abril ocio (430) E OTEAbIE: ...:«o.:.- 46d == AMAN O noedar 42'7 De esos promedios resulta como valor de la declinacion en Córdoba : Para la época 1889.5 D = —11”47'6 (Abril-Set. 1889) Para la época 1890.0 D= —11”45:0 (Ago. 89-Mayo 1890' Depurando los valores mensuales de la variacion secular, podríamos derivar el período ánuo de la declinacion, lo que no hacemos en vista de que las observaciones se extienden -sobre un solo año. Respecto á la inclinacion cuya observacion hemos tenido que interrumpir, determinamos de las 8 observaciones hechas de Junio á Agosto de 1889 el valor : J= 277202 correspondiente á la época 1889.5 Con las determinaciones de la intensidad horizontal, cuya marcha diurna ao conocemos ni siquiera para Santiago de Chile, procedemos forzosamente como si fueran equivalentes á pesar de que corresponden á distintas horas del dia. Hemos formado con ellos los siguientes promedios men- suales para Córdoba: 1889 Abril...... 0.26 584 (3) | 1889 Noviembre. 0.26 608 (7) =— Mayo...... 568 (7, — Diciembre. 614 (2) — Junio.. 638 (12) | 1890 Enero..... 576 (3 EUA 647 (5) | — Febrero... - — ¡Agosto.... 665 (7) | — Marzo..... 634 (1) — Setiembre . 614.13) E ¡Abribiadins = — Octubre ... 615, (3) 4. = ¿May0.... ma 564 (6) — 360 — De los promedios á contar desde Agosto resulta : Para 1889.5 H=—0.26 629 [37 obs.' Para 1890.0 H=—=0.26 603 (44 obs.) á los que falta aplicar la correccion por induccion. G. La variacion secular a. La declinacion En el territorio de la Provincia, así como en toda la Repú- blica, está disminuyendo actualmente la declinacion E. que tenemos, lo que equivale á decir que está aproximándose el ágona ó sea aquella línea que reune les puntos en que el me- ridiano magnético se confunde con el astronómico. Esa línea, como las isógonas (ó líneas de igual declinacion) de nuestro continente en general, corre actualmente del N.-N.-W. al S.-S.-E., y adelanta, más ó menos, en direccion E./W. Llegará tal vez, en algunos siglos, el dia que en Córdoba coincidan los dos meridianos y que la aguja empieceá apar-- tarse del meridiano astronómico hácia el W., aumentando este ángulo cada año hasta que trascurridos algunos siglos más, vuelva sobre sus pasos acercándose al meridiano astro— nómico por segunda vez en sentido contrario al que prosigue hoy. Guando se habla de la variacion secular de la declinacion, se entiende esa oscilación que estan lenta que necesita mu- chos siglos para concluir con una sola ida y vuelta. Segun cálculos hechos sobre observaciones en varias partes de la tierra, el período de una oscilación varía entre 450 y 460 años. En nuestra provincia y en el interior de la República en general, hay suficiente material para determinar con alguna seguridad la disminucion anual de la declinacion durante los últimos 40 años, es decir, desde el tiempo que Mac Rae hizo sus determinaciones magnéticas en territorio argentino. Para tiempos más remotos no es imposible que se descubran al- <..xX—RA SSA — 361 — gunos datos debido á las reglas prescritas por las leyes espa- ñolas en la fundacion de las ciudades americanas. Segun éstas, la forma de las ciudades que iban á fundarse, era un cuadrado y las calles habían de cortarse en ángulo recto si- guiendo los 4 rumbos cardinales. No cabe duda que la orien- tacion se ha hecho siempre con la brújula, que se empleaba exclusivamente en la provincia de Córdoba hasta 1849, año en que apareció el decreto de D. Manuel Lopez ordenando se hicieran las mensuras en lo futuro á rumbo corregido ó as- tronómico ?. De consiguiente, conociendo en el año que se haya hecho la traza de una ciudad y determinando el azimut astronómico de las calles, tenemos con éste la declinacion de la aguja corres- pondiente á aquel año. La primera traza de Córdoba se ha hecho el 11 de Julio de 1577. Segun comunicaciones de mis distinguidos amigos, los señores Dr. Santos Nuñez é ingeniero Angel Machado, las calles que van del N. al $. tienen el azimut N. 20? E., de modo que la declinacion de Córdoba en 1577.6 ha sido probable- mente de 20? al E. Daremos en seguida la disminucion anual de la declina- cion con los valores de que se deriva, añadiendo á la vez datos sobre la declinacion en algunas localidades situadas fuera de la Provincia, á fin de facilitar una comparacion que sirva de control. Córdoba, Long. 64*12/W.; Lat. 31*”24"8 Ad Len 7.6207 E 2—Gould = 1'5 B. A. Gould ... 1883,5 12213'0 1d 2—0. Doering — 36 Oscar Doering. 1890.0 11*45'0 Gould — 0. D. — 4%3 Río 4. Long. 64:16'"W.:; Lat. 332 -7'3 Mac Rae ...... 1853.0 13228'4 hacias l. R. —D. B. — 1'7 De Bernardiéres 1883.2 12*37'0 Gig M.R. —0.D. — 2'1 O. Doering.... 1890.7 12*10:8 to. B.—0.D. — 4% * Compilacion de leyes, decretos, etc., en la Provincia de Córdoba, tomo T, página 208. — 362 — j Bellville, Long. 62*42'W.; Lat. 32*38'0 l Peje-Tree-Station, Long. 62*30'W.; Lat. 32*58"0 Mac Rae (Peje-Tree) 1853.0 13* 0'0 ) O. Doering (Bellv.: 1889.5 11-12:6 $ P'SMinucion anual O Rosario de Santa Fé, Long. 60*38:5; Lat. 32*56:7 Mac Rae...... 1853.0/19% 19 [M. Ro — ER RIGA Capt. Pages. 1800: ..192 60 Eo — Fr. = 1'1 K. Friesach.... 1860.3 IA Disminución M. R. — D. B — 2'8 De Bernardiéres 1883.2 10*38'0 pl —.D.B — 32 Gould (Stevens) 1883.9 12*21'6 Anual Jrs — D.B. — 1% O. Doering..... 1885.2 10*19"1 Fr. =.0.D.—P2R ¡M. R. — 0.D. — 32 Buenos Atres, Long. 58:22'3 W.; Lat. 34*36'5 a A 1609.0 27 8" W 1609 — 1708 + 113 ?? P. Feuillée ?.. 1708 16:454 E AS 1746 — M.R. — 2'4 AAA, 1746 162 E M.R. — D.B. — 4'5 Mac Rae. 20... 1853.0 1124 $ Anual AO De Bernardieres 1883.2 929'7E Corrientes, Long. 58499: Lat. 27*27'9 Capt. Page.... .1855 1130! dd abs S Oscar Doering.. 1885.2 79594 4 PS tiinucion anual 12 Asuncion (Paraguay), Long. 57*741'8; Lat. 25175 Capt. Page..... 1 OTI ES 2 Oscar Doering... 1889.1 6*8:1$ Pistminucion anual de Santiago del Estero, Long. 64*15'7 W.:; Lat. 272454 ri 1874.5 11*304 ) le ade O Oscar Doering.. 1887.3 109548 | PSlinucion anua » * Penro Pico en Anales de la Sociedad Cientifica Argentina, tomo V, página 131. 2 Segun P. N. AraTa (Censo Municipal de Buenos Aires, 1887, vo- lúmen I, página 270) en Journal des observations physiques, mathé— matiques el botaniques, tomo 1, página 233. La impresion en la obra del censo deja la duda de si son 169454 6 16% 451 4" 6 16% 454, — 363 — San Luis, Long. 66206 W.; Lat. 33*18'5 Mac Rae...... 1852.9 14*39'75 De Bernardiéres 1883.2 13%47'0 Disminucion anual = 1'7 Mendoza, Long. 6849'7 W.; Lat. 32*53'0 Mac Rae...... LPS NS AO) De Bernardiéres 1883.2 al A GA De los datos precedentes se puede deducir que la declina- cion disminuye 43 por año en Córdoba. Esta disminucion corresponde á los años 1883-90 y es un valor que merece mu- cha confianza, puesto que resulta de la comparacion de pro- medios sacados de un gran número de observaciones (B. A. GouLp y O. Doer1xG). Todos los demás valores de la varia- cion secular se fundan en observaciones aisladas, pero con- cuerdan satisfactoriamente con aquel (véase, p. ej., Rio 4"). Esa diminucion anual no ha sido siempre tan grande. Con- siderando el tiempo transcurrido desde 1853, encontramos la disminucion un poco más grande que 2”. Resulta tambien que á medida que vamos del E. al W. y del N. al S., la variacion anual se hace cada vez más peque- ña. EnRio de Janeiro ' es de 10”, en el Paraguay y el Pa- raná de 8” á 9”, en Córdoba entre 4” y 5”, en San Luis entre 1' y 2”, en la Cordillera (Mendoza) de apenas 1'. En Rosa- rio de Santa Fé y en Buenos Aires, es más pequeña que hácia el Norte. Este decrecimiento del N. al S. consta tambien por las me- diciones magnéticas practicadas en el Océano Atlántico y reunidas en el tratado de navegacion del Océano Atlántico ?, publicado por el Observatorio Marítimo de Hamburgo y en los mapas con que el Dr. G. NeumaAYEr ha contribuido para el Atlas de ciencias físicas por BERGHAUS. 1 L. Cruzs, Comptes Rendus, 1885, página 1579; Revista do Obser- vatorio, Rio Janeiro, 1886, página 3. 2 Segelhandbuch des Atlantischen Oceans, 1885. — 364 — No concluiremos este capítulo sin llamar la atencion sobre la contradiccion que encierran los dos valores más antiguos de la declinacion en la República que hemos reproducido. El de la declinacion de Córdoba para 1577.6 (20? al E.) no parece inverosímil, pero implicaría una reforma fundamental del mapa de las declinaciones para el año 1600 confeccionado por CHr. HANSTEEN, segun el cual resultan unos 10% al E. para Córdoba y había de suponerse que la declinacion E. es- taba aumentando entónces. Suponiendo exacto el valor de Buenos Aires para 1609.0 é igual á 228” W., tendríamos en aquella época una declinacion Occidental en Sud América de la que no hay indicio ninguno, y resultaría que la diferencia de las declinaciones entre Bue- nos Aires y Córdoba era en aquel tiempo superior á 20? lo que no es probable. Las fórmulas que han calculado para la variacion secular de la declinación en Rio de Janeiro (pero con datos que remontan solo al año 1768.5) los señores L. Crurs? y €. A. Scuorr * darían tambien una declinacion W. para la época de 1600. En todo caso, sin tener á mano los datos de que se ha ser- vido CHR. HANSTEEN para la confeccion de su mapa citado, no se puede decid:r esta cuestion interesantísima. b. La inclinacion El material disponible para calcular la variacion secular de la inclinacion, es menos abundante que el que existe para la declinacion. En la Provincia lo tenemos solo para dos pun- tos y en la República para 5 localidades. Córdoba B. A. Gould.... 1883.6 27754/4 ) Dis AGN O. Doering .... 1889.5 27*%20/2 ) ' j 1 Véase la cita en la página anterior. 2 Report of the U. S. Coast and Geodetic Survey for 1886. — 365 — Bellville y Peje-Tree-Station de Mac Rae Mac Rae...... + 1853.0 31%50:5 ) . á 4 Disminucion anual 5/6 O. Doering .... 1889.5 28*25:9 $ » Mendoza Mac Rae. ...... desd dlls 1300 07 O MEJO , ñ De Bernardiéres 1883.2 32*28' ) A Rosario de Santa Fé Mac Rae....... SOS O MR Br O ON K. Friesach.... 1860.3 3031 * M. R.-D.B. 6.3 | Diminucion De Bernardiéres 1883.2 2747: Fr.-D,B... 7.2) sm BrACGould:..::1883:8 28719:3 M.R:-G.:... 51) Us O. Doering..... 1885.1 28”19:8 M.R.-0.D.. 2 $ Fr.-G..... 5.6 | 9:14 Ni). e) Buenos Atres Pp: Femillée.... 1708.0 6*20'0 2??? Mac Rae..... . 1853.0 32*11'5 ) De Bernardiéres 1883.29 29-460 4 PSwinucion anual 4'8 Si sacamos el promedio de todos esos valores, lo que se puede en vista de que la inclinacion se modifica con más uni- formidad sobre grandes superficies, conseguimos 5 '1 poraño. Esta disminucion es mas pronunciada que en otros paises, pues se ha observado en el Norte de Alemania 1 '0, en Inglaterra 2', en Francia 2'6-3'4. Para Santiago de Chile se deduce de Mac Rae..... + 1851.5 35"40'4 ) Dr. P. Giissfeldt 2882.9 33227'6 $ una disminucion anual de 4”2, Esta disminucion anual resulta tambien para Córdoba, si comparamos las observaciones hechas de 1884 á 1889. No es imposible que las líneas isoclínicas que corren en la República en la direccion WNW á ESE cambien el ángulo bajo el cual cortan los paralelos. — 366 — c. La intensidad horizontal Para la variacion secular de la componente horizontal de la intensidad del magnetismo terrestre podemos derivar los valores siguientes en que disminuye por año: Córdoba B. A. Gould. 1883.5 0.26 815 ] Disminucion anual 0.00 033 Oscar Doering 1890.0 0.26 603 Y) unidades eléctricas (Cm. Gr. Seg.) Rio 4 Mac Rae.... 1853.0 0.29 117 ¡ M.R.—D.B.—0.00 cen Pro ibdiS De Bernardiéres 1883.2 0.27 130 | M.B.—0.D.— 70 0.00 075 Oscar Doering 1889.7 0.26 541 | D.B.--O0.D.— 90) Ñ Bellville y Peje-Tree-Station de Mac Rae Mac Rae.... 1853.0 0.28 975 Oscar Doering 1889.5 0.9% e Do Mendoza Mac Rae... 185249, 00291D4 8) E De Bernardióres 183.2 0:27 3504 o. Rosario de Santa Fé Mac Rae.... 1853.0 0.28 758 | M.R.—Fr. 0.00 935 ? K. Friesach.. 1860.3 0.26 676 | M.R.—D.B. 063 De Bernardiétres 1883.2 0.26 830 | M.R.-G. 080 B. A. Gould.. 1883.8 0.26 301 | Fr.—-D.B. aumento ! Oscar Doering 1885.2 0.26 490 | Fr.-G. 016 M.R.-0.D. 061 Buenos Aires Mac Rae..... 1853:04,0.23,57L:) Y, E De Bernardiéres 1883.2 0.26 610 4 ”Sminucion anual 0.00 065 Segun los datos á veces muy contradictorios que preceden, no será equivocado decir que la intensidad horizontal dis- minuye por año cerca de 0.00072 unidades Cm. Gr. Seg. De las observaciones que la expedicion Norte-Americana enca- bezada por GiLLiss ha hecho durante los años 1850-52 en — 367 — Santiago de Chile, se deduce que la intensidad horizontal ha disminuido de 1850 á 51 en 0.00063, de 1851 á 52 en 0.00090, término medio 0.00077 por año. Este es el único dato disponible en quese ha deducido la variacion secular de observaciones hechas con el mismo instrumento. El señor doctor VAN RIJCKEVORSEL que ha efectuado en los últimos años la exploracion magnética de la parte oriental del Brasil, supone para Rio de Janeiro una disminucion de 0.017 uni- dades inglesas ó sean 0.00 0784 unidades Cm. Gr. Seg. d. La intensidad total del magnetismo terrestre La intensidad total se calcula, dividiendo la componente horizontal por el coseno del ángulo de inclinacion. Los valores correspondientes á su disminucion anual, va- rían mucho. Son los siguientes : Córdoba Onda 0 1888:5 03086) 2 0 . ss 00 ocaora | je rivucion: apual 0.00: 028 Peje-Tree-Station y Bellville Mac Rae... .: : 1853.0 0.3411 Oscar Doering. 1889.5 tl Disminucion anual 0.00 116 Mendoza Mac Rae... 1852.9 0.3579 ) De Bernardiéres 1883.2 0.32417 $ Disminucion anual 0.00 111 Rosario de Santa Fé Mac Rae.....- 1853.0 0.3353 M.R.—Fr. 0.00 352 Friesach AS 1860.3 0.3096 Disminucion M.R.—D.B. 106 De Bernardiéres 1883.2 0.3033 Fr. —D.B. ll B. A. Gould ... 1883.8 0.2988 | amal M.R.—Gould 118 Fr, —Gould 46 Buenos Aires Mac Rae..... 1853.0 0.3376 a ess oa an cion anal 0.00 03 — 368 — CONCLUSION No ha llegado aún el momento de adelantar algo sobre la distribucion, en la Provincia, de las líneas de igual decli- nacion, inclinacion é intensidad. Por numerosas que sean las observaciones que tenemos ejecutadas en distintas partes de - la Provincia, no son suficientes para trazar aquellas líneas en sus detalles. Muchos viajes, muchas horas de observacion se necesitarán para reunir un material suficiente. Así como las líneas isotérmicas toman una forma tan estraña en la Provincia, debido á la Sierra de Cordoba, así es de suponer tambien: que las líneas isogónicas é indinámicas presenten grandes irregularidades, semejantes á las que ha hecho constar el doctor NAUMANN ! para el Japon. Si estas irregularidades se notan aquí, hay que aumentar el número de localidades donde se observe, y multiplicar las observa- ciones. Si alcanzan nuestras fuerzas, esperamos presentar en algunos años la distribucion detallada de las líneas mag- néticas en la Provincia, tarea en cuya realizacion seremos incansables, Córdoba, Mayo de 1890. P. S. El trabajo que precede, era una contribucion gra- tuita para la obra del Censo de la Provincia de Córdoba de 1890. En vista de queen las actuales circunstancias es poco probable que se concluya la impresion de esa obra, hemos creido conveniente publicar nuestro trabajo aquí, lo que se ha hecho sin tomar en cuenta las numerosas observaciones que posteriormente hemos ejecutado, las que se darán pronto á la publicidad. 1 NAUMANN, Die Erscheinungen de Erdmagnetismus in ihrer Abhán- gigkeit vom Bau der Erdrinde. Stuttgart 1887. — 369 — Añadiremos aquí el cuadro de las declinaciones, inclina- ciones é intensidades que hemos determinado en la Provincia. Estos valores se distinguen de los que acabamos de publi- car en los siguientes puntos: 1” Se ha hecho la reduccion de la declinacion al promedio diurno; 2? Se les han aplicado las correcciones que de una discusion provisoria resultaban como las más probables; 3% Se ha hecho la reduccion á una misma época que es el 1” de Enero de 1890 ó sea 1890.0. Córdoba, Febrero de 1892. CONSTANTES MAGNÉTICAS DE 20 LOCALIDADES DE LA PROVINCIA de Córdoba OBSERVADAS POR OSCAR DOERING Y REDUCIDAS Á 1890.0 LOCALIDAD LATITUD ALTURA DECLINACIÓN INCLINACION INTENSIDAD HORIZONTAL Totoralejos S. F. del Chanar.. Rio Seco Samdosero. ...... Caminiaga Quilino S.J. de la Dormida Dean Funes Villa General Mitre Ascochinga Cosquin Córdoba Rio 2 Laguna Larga.... Oncativo Chañares Villa María Ramon Cárcano.. Bellet... 297391 1164500 2947/1|6357'0 2954'2/63"41'5 30” 0/0/64*37*0 30” 5/8/64” 0'6 30"12'5|64*280 3020/7/6355'0 307250|64*21'0 3042/4164” 2'0 31” 0'0/64*17'0 31”14'0/64”28'2 31”24'8|64*12'0 31*40'0/6353'5 31”48'0/653"47'0 31756'0/63”44'0 32” 9'5/63"26"7 32"25'1/63"14'6 3228063” "7'0 32”38'0/62742'0 33” 7'3164*16'0 Disminucion anual empleada : 347 213 715 440 494 701 570 125 720 407 346 315 288 252 206 182 133 415 4/31 11*42'0 Pd) 11? 6'0 11*35'4 FIS 117334 11913'1 11*38'4 1125'5 31*41'7 11456 11745'0 117495 11*46"7|2 11*38'2 1393 112416 11153 da ci] 12” 98 25" 25 di a 0 Ú 0 0 0 0. 0. 0 0 0 0 0 0 ) 1 el 3'3 3/0. 27”481/0. 28” 717/0.26 46 0.26 36 28*24'2/0.26 32 0.26 52 4'24 0.00 072 INFORME SOBRE LOS TERRENOS PETROLÍFEROS DEL DEPARTAMENTO DE SAN RAFAEL (PROVINCIA DE MENDOZA) POR RODOLFO ZUBER Hacen muchos años que se conoce la existencia de esten— sos depósitos de asfalto (alquitran) y vertientes de petróleo cerca del « Cerro de los Buitres» en el Sud de la provincia de Mendoza. Este paraje se encuentra á diez leguas de distancia al Sudoeste del pueblo de San Rafael, entre los rios Diamante y Atuel. El camino que conduce del Sud de Mendoza á Chile por el « Paso del Planchon », atraviesa estas partes, y los arrieros y mineros chilenos, que usaban este camino, llevaban cargas considerables de asfalto estraido de dichos depósitos. Cuando en el año 1886 se dió principio á una esplotacion industrial de los yacimientos petrolíferos de Cacheuta *, se encontraron varios, que llamaban la atencion sobre los depó- sitos de «Los Buitres », atribuyéndoseles aún más impor- tancia que á los de Cacheuta, y ya se empezaron algunas es- * Véase mi Estudio Geológico del Cerro de Cacheuta y sus contor— nos. Boletin de la Academia Nacional de Ciencias en Córdoba, tomo X, página 448 y siguientes, 1890. — 31 — peculaciones sobre terrenos y concesiones mineras en los parajes mencionados. Tomando en consideracion estas noticias, el Directorio de la «Compañía Mendocina de Petróleo» resolvió cerciorarse so- bre esta cuestion, y me confió su estudio científico y práctico. Para cumplir con este encargo emprendí el viaje al Cerro de los Buitres á principios de Marzo de 1887. La primera impresion de estos lugares es muy triste y se hace verdaderamente terrible para el que tiene que pasar allí algunos dias. Es un desierto espantoso, cruzado por varios « rios secos » infestado por toda clase de reptiles é insectos venenosos y asquerosos, cubierto de una vejetacion sumamente escasa y raquítica y casi completamente desprovisto de agua dulce. El único manantial 'de agua potable (y aun ésta es salitrosa y malsana) sale de un pantano pequeño al pié del Cerro de los Buitres, quedando algunas veces seco, segun me han informado los conocedores del terreno. Ventarones secos, muy fuertes y cargados de arena corren allí casi sin inter— rupcion dia y noche y casi todo el año. Habiendo instalado mi campamento al abrigo de algunos peñascos cerca de la aguada arriba mencionada, procedí al reconocimiento topográfico y geológico, cuyo resultado es el croquis, que acompaño á este informe. Todas las lomas y cerritos más elevados del terreno, — al- gunas veces muy pintorescos, — se componen de una roca traquítica, cuya erupcion volcánica ha tenido lugar en la época terciaria ó más reciente todavía; los altos barrancos, que rodean á más distancia al terreno petrolífero al lado Sud y Oeste, consisten en areniscas coloradas con mucho yeso exactamente iguales á las que descansan sobre las capas pe- trolíferas de Mendoza; — todo lo demás está cubierto de conglomerados probablemente terciarios y de cantidades inmensas de rodados, gravas, arenas y arcillas de las forma- ciones más recientes. — 312 — Los depósitos de asfalto y manantiales de petróleo muy espeso rodean al cerro del Alquitran compuesto de traquita, — y una vertiente suelta se encuentra al Oeste del Cerro de los Buitres. Junto con el petróleo sale en todas partes poca agua sul- furosa y salada. El asfalto, que es petróleo solidificado por la evaporacion, ha formado estensas capas, lomitas y hasta saltos y arroyos negros, semi-líquidos, en los que se encuentran pegados millares de palomas, ratones, serpientes, etc., que en tiempo de sequedad acuden allí para satisfacer la sed. Las capas petrolíferas propiamente dichas no se divisan en ninguna parte á descubierto. Recien despues de un estudio minucioso en toda la estension del terreno y despues de algunas escursiones más lejanas me fué posible hacer constatar que las areniscas coloradas (probablemente jurá- sicas segun mis estudios anteriores) demuestran una estruc- tura anticlinal siendo su inclinacion al Sudoeste en la parte occidental y al Nordeste en la parte oriental del terreno. El eje del levantamiento coincide entónces con los yaci— mientos de petróleo * y con el Cerro del Alquitran. Por consiguiente debe proceder el petróleo de las capas escon— didas, que se encuentran abajo de las areniscas coloradas, — ó sea de la misma formacion, que el petróleo de Cacheuta. Y efectivamente llegué á encontrar en algunas quebradas al pié del Cerro del Alquitran abajo de la traquita, arcillas y margas rojas con capas delgadas de arenisca idénticas á las que acompañan en Cacheuta la parte superior de las capas petrolíferas, en posicion muy parada, lo que corresponde perfectamente con mi admision anterior sobre la estructura anticlinal de las capas. Además, encontré en una quebrada al Sudoeste del Cerro de los Buitres inmediatamente abajo y en concordancia con * Compárese el corte figura 1. — 318 — las areniscas coloradas *, un sistema de margas abigarradas con esquistos y areniscas de la misma especie que en Ca- cheuta, —solamente alteradas por un filon de traquita, que las atraviesa y que ha producido en muchas partes señas infalibles de quemazon. En este lugar me parece oportuno insertar algunas pala- bras sobre el orígen del petróleo y de los betunes minerales. Las ideas primitivas sobre esta cuestion, que atribuían el orígen del petróleo á la accion volcánica, dejaron de existir, cuando se supo que los mayores depósitos de esta sustancia se encuentran en partes, que nunca tenían relacion alguna con el volcanismo. Despues se repetía con bastante frecuen- cia la teoría, segun la que eran los betunes y aceites mine- rales un producto de la destilacion seca de depósitos carbo- níferos debida á incendios subterráneos. Pero esta teoría no ha podido resistir á los estudios químicos y geológicos que demostraron: 1? Que los hidrocaburos producidos por la destilacion seca del carbon son esencialmente distintos de los que com- ponen al petróleo: los primeros pertenecen al grupo de la fórmula general C, H,,-¿ (« grupo aromático ») mientras que los otros corresponden á los grupos C, Hon +9 y Cp Hon; 2% Que en los Estados Unidos se encuentran lus depósitos petrolíferos en formaciones más antiguas que el carbon y en muchas otras partes no tienen la menor relacion con el car- bon de piedra (Galitzia, Rumania, Cáucaso). Harper en Norte América fué el primero que supuso la probabilidad de que los aceites minerales sean el producido de una descomposicion lenta de sustancias orgánicas amon- tonadas en algunas formaciones marinas bajo presion y sin acceso del aire. Estudios posteriores y estensos practicados en varias partes demostraron: que el petróleo se encuentra en varias 1 Véase figura 2. — 3714 — formaciones, pero siempre en condiciones casi iguales, —es decir, en capas porosas, que alternan con arcillas ó esquistos impermeables, y nunca en vetas ó filones; —que estos depó- sitos petrolíferos son siempre de orígen marino, acompaña- dos por gases inflamables y aguas saladas y sulfurosas, — y que estas formaciones contienen casi siempre muchos restos orgánicos de orígen vegetal ó animal. Por consiguiente queda hasta ahora la teoría de Harper, adoptada por casi todos los conocedores, sufriendo pocas modificaciones, insignificantes, segun las circunstancias loca- les de cada caso especial. Mis propios estudios practicados antes durante 6 años en los terrenos petrolíferos de los Karpatos (Galitzia, Austria), despues en Mendoza y últimamente en Jujuy y Salta, confir- man completamente estas ideas, y los resultados halagieños, que da hasta ahora la explotacion técnica basada sobre ellas, — les da aun más apoyo. Siguiendo estos principios y considerando las condiciones geológicas espuestas arriba en relacion á los terrenos petro- líferos de San Rafael, no he podido dar otra opinion, que la siguiente: 1. La formacion, que contiene al petróleo en el departa- mento de San Rafael (Provincia de Mendoza), es la misma, que la petrolífera de Cacheuta (sistema triásico superior). 2. Las erupciones traquíticas, que atravesaron estos depó- sitos en muchas partes y en gran escala en la época terciaria, han destruido el contenido del petróleo de esa formacion, dejando como sus últimos resíduos las vertientes y campos de asfalto arriba mencionados. 3. La actividad volcánica posterior á la formacion de los depósitos petrolíferos es tan estensa en esas partes, que no da lugar á la probabilidad de poder encontrar allí terrenos petrolíferos más estensos, no alterados por tales erupciones. 4. Con estos motivos declaro, que dichos terrenos no se prestan á una explotacion industrial. — 318 — He visitado y explorado aun otra vertiente de petróleo en el mismo departamento situado ya más adentro de la Cordillera, en una parte llamada « Las Aucas », entre el rio Diamante y el arroyo Colorado (pequeño afluente del primero), á 15 leguas de distancia hácia el¡Oeste del pueblo de San Rafael, —en una parte casi inaccesible. El petróleo espeso brota con agua sulfurosa de las capas idénticas á las de Cacheuta (triásico superior), —atravesadas por un gran filon de una roca tra- quítica formando un cerro elevado y áspero llamado el « Cerro de la Brea ». Las condiciones geológicas, —evidentes en el cróquis adjunto, figura 8, —son iguales á las del Cerro del Alquitrán y de los Buitres, y por consiguiente no admiten una explotacion industrial. Tengo que añadir todavía, que el clima muy áspero de esos lugares, la escasez de agua y de vejetacion, juntos con las condiciones dificilísimas de transporte, harían el éxito de toda explotacion muy problemático aunque fuesen más favo- rables las condiciones geológicas. Este informe tan desfavorable sobre los terrenos petrolí- feros de San Rafael, fué presentado al Directorio de la «Com- pañía Mendocina de Petróleo » aun en 1887,— y destinado al principio para el uso exclusivo de dicha Compañía. Pero creyendo, que son de interés científico mis ob- servaciones y que podrán poner fin á algunos trabajos y. explotaciones por parte de individuos incompetentes, me decidí á dar publicidad á este estudio, con autorizacion del Directorio de la Compañía arriba nombrada. Buenos Aires, Abril de 1891. EXPLICACION DE LAS LAMINAS Figuras 1 y 2 ¿ Areniscas coloradas (jurásicas ?) Y Esquistos y margas abigarradas; parte superior de la formacion pe- trolífera (triásica superior). t Conglomerados terciarios. 7 Traquita. 7, Capa metamorfizada y descompuesta por contacto. Figura 3 1 Areniscas y toscas coloradas con yeso. tr Caliza marnosa clara con capitas de arenisca petrolífera. tr, Esquistos abigarrados (parte superior de la formacion petrolífera). tr, Caliza oscura con señas de quemazon. 7 Roca eruptiva traquítica. x Derrumbes, escorias, etc. O E cc : Fig.1. ww E si >> Cerro del Alquitran Ei = É 1740 Petróleo. si vasfalto Y] A a ne o T sy Y pe o E AMEN INS > + 1d S Escala 1: 35000 Fig. 2. sw NE 1 Cerro de los Buitres Escala 1:8750 Metros ariba. del mar Escala 1: 17500 Fig. 3. AITO GEA LAWO ARAFT CUND ARA AAA Mii A: 4 noc opetrgrp ñ 1881 Y> Opvyuvasy CTIVAVH'S ¿IA VZOUNIA AO Y ) EEE TRES [9P SOULOJUOD SO[ SP 091901039 SINDOMI SISI UB DRAL SAMA 70 DAPD LARA DABAN 040 e mod opetrarp Rf AS AA A O] O CTAVAVA'S d3U VZOANA IN AOYUd ) ; 000€: ereosg SIVMINA SON IA QUUSI [9P SOUIOJUOD SO[ Sp 091991049 SINDOAUI (ajuaureunxoad ) SOS 19 SEMJOSQL SeIm]y _% AS O29LJIÍ IP SJDIPUDUDYS El (6) DIR OPDOJÓU0.) pue] 3mbr de la canine n'est au contraire que Valvéole de la troisieme incisive, et ainsi de suite pour les autres dents. Cette erreur west pas excusable et ressemble plutót a un caprice qu'á autre chose, car la figure mentionnée est accompagnée d'une expli- cation tres claire. Du reste il suffit de rappeler que cette piéce est la méme, vue de cóté et qui se trouve représentée sous la figure 4 de la Pl. 79, pour comprendre Pimpossibilité d'établir le moindre rapport entre 1'Haplodontherium et le Trachythe- rus (1). Il dit qwá la page 375 de mon ouvrage j'ai terminé par accepter la distribution supérieure que, de Pordre des Toxodon- tia, il a donnéá la page 168 du troisieme volume des Annales. Or il n'en est rien, car la création de cet ordre est dúa Owex. Ce qu'appartientá M. Burmerster ce sont les noms innécessaires de Multidigitata et Polidactyla donnés par lui au méme ordre, ainsi que lP'affirmation que le Toxodon a cinq doigts au pied postérieur tandis que commeje 1'ai démontré pour la premitre fois il nen a que trois. Il a placé dans le méme ordre de Toxodontesle genre Homalodontotherium qui n'a presque aucun rapport avec eux. Apres 25 ans de reherches M. Burmersrer ne connaissait que quatre genres de cette ordre, Nesodon, Colpo- don, Toxodon et Typotherium. De ceux-ci il n'y en a qu'un seul qui soit de lui, le Colpodon qui se trouve étre fondé sur une molaire supéricure de lait du genre Nesodon de Owex. Il ne recomnait dans cette ordre qu'une seule famille, les Toxodonti- dae tandis que j'en distingue cinqg. Quel rapport peut-il y avoir entre mes travaux et ceux de M. Burmerster? L'auteur me reproche d'avoir trop multiplié le nombre des especes, et il ajoute qu'il est impossible que pendant Pépoque tertiaire tant d'animaux de grande taille aient vécu en méme temps sur le territoire de la République Argentine. Il croit contemporaines toutes les faunes mammalogiques qui se sont (2) Sur le dessin de la fig. 3delaPl. 97 la troisiéme vraie molaire ni la par- tie postérieure de la deuxiéme, ne se trouvent pas représentées faute d'espace. T. Xu 30 — 450 — succédées dans notre pays depuis la fin du cretacé jusqu'au commencement de l'époque quaternaire. Un des grands arguments de l'auteur pour ne pas admettre la possibilité de lexistence d'un si considerable nombre d'espe- ces, c'est la pauvreté de la faune actuelle du pays, et en con séquence il conclut par rWadmettre que les quelques espéces qui lui sont connues. Pauvre science s'il eút fallu attendre les recherches de M. Burmelster pour élargir les limites de nos connaissances sur les faunes A éteintes de la République Argentine ! Megatherium nanus.—1Il désigne avec ce non un animal qu'il y a déja longtemps j'ai fait connaitre sous celui de Promega= theríum smaltatum. Il prétend que cette espéece fait partie du genre Megatherium et qu'on ne peut pas lui conserver le nom spécifique de smaltatum (p. 444) parce que je me suis trompé en affirmant que les dents de cet animal possedaient des vesti- ges d'émail. Le genre Promegatheríum d'apres la máichoire inférieure qui est la seule partie du squelette qui me soit connue, differe du Megatherium: 19 Par la courbe descendante de la branche horizontale qui est beaucoup moins accentuée; 2% Par P'ouver- ture de la branche externe du canal alvéolaire qui se trouve placée sur le cóté externe de la branche ascendante et non sur le cóté interne comme chez le Megatherium; 3% Par la forme assez différente des molaires ; 4% Par la composition des molaires qui présentent une couche d'émail plus ou moins atrophiée. M. BurmetstErR ne prend pas en considération la forme de la courbe inférieure de la máchoire, et bien qu'il reconnaisse la forme bien différente de la derniére molaire inférieure il ne lui attribue aucune importance. Au contraire il insiste sur la position de l'ouverture de la branche externe du canal alvéo- laire laquelle, dit-il, ne se trouve pas sur le cóté externe de la branche montante comme elle est dessinée sur la figure que — 451 — - j'ai publiée, mais qui est placée sur la partie antérieure de la méme branche comme il prétend que c'est le cas dans le genre Megatherium. Or, dans son dernier travail sur les Gravigrades (Osteología de los Gravigrados p. 94) il dit précisément le cón- traire, puisqu'il aflirme que le genre Megatherium se distingue pour avoir l'ouverture de la branche externe du canal alvéo- laire placée sur le cóté interne de la branche ascendante. Il attribue á ce caractére une si grande importance qu'il le prend comme distinctif pour distribuer les Gravigrades en deux grands groupes, les Oxyodonta et les Culotodonta. D'apres cette division, les Oryodonta (Megatherium, Neoracanthus) ont Pouverture de la branche externe du canal alvéolaire placée sur le cóté interne de la branche ascendante, tandis que les Culotodonta (Mylodon, Scelidotherium, Megalonyx, etc.) ont cette ouverture placée sur le cóté externe de la méme branche. Maintenant le méme auteur prétend que chez le Megatherium cette ouverture n'est pas placée sur le cóté interne, si non en avant de la branche ascenidlante. De telles contradictions, sur des caracteres d'une observation si facile, sont á propos pour faire oublier les derniers ouvrages de M. BurmerstEr, car ils ne servent qu'4 embrouiller les idées. Le genre Megatherium a Vouverture de la branche externe du canal alvéolaire placée sur le cóté interne de la branche ascendante; dans le genre Promegatherium au contraire la méme ouverture est placée sur le cóté externe comme chez le Megalonys. M. BurmkistEr affirme que la figure de la máchoire inférieure (P1.76, fig. 2) que j'ai publiée est fausse, car elle ne doit pas avoir l'ouverture en question placée sur le cóté ex- terne comme l'indique la figure; je réponds á cela/que je Pai fait dessiner sur des originaux qui ont lPouverture comme elle figure sur le dessin. Si la branche de máchoire qui est au Musée de Buenos Aires et dont parle lauteur n'a pas Pouver- ture placée au méme endroit, cela veut dire qu'elle n'appar- tient pas au genre Promegatherium. Maintenant il reste á examiner la question de savoir si -— 402 — les dents du Promegatherium ont ou r'ont pas des vestiges d'é- mail. D'apres lui, ne pas savoir que les édentés n'ont pas d'é- mail sur leurs dents, c'est de ma part la preuve de ma plus complete ignorance, etc., etc. Cependant, s'il s'était donné la peine de consulter mes travaux il aurait vu que la découverte d'édentés avec des dents possédant de l'émail avait été prédite par moi avec beaucup d'anticipation, en me basant sur des lois de développement dont BurmeElsTER N'a jamais soupconné Véxistence (*). D'ailleurs il est évident que si j'avais ignoré que les dents des édentés ne possédaient pas d'émail, je n'aurais pas tant insisté sur la découverte des vestiges d'émail sur les dents de quelques genres fossiles de ce groupe. Celui qui fait preuve d'une complete ignorance des découvertes modernes de la science c'est M. BurmerstEr, car il devrait savoir que mé- me chez les édentés actuels il existe de l'émail dans la période embrionnaire des dents, et que l'organe adamantin, générateur de l'émail, persisteen un état rudimentaire, formant, jusqu'a un _ágeassez avancé, comme un anneau a la base des dents. Clrez quelques édentés fossiles Vorgane adamantin conservait sa puissance formatrice jusqu'a Páge adulte. C'est le cas du Pro- megatherium chez lequel les dents présentent une mince couche d'émail intercalée entre la dentine et le cément; cette couche est toujours plus developpée et caractéristique á la base qw'á ¡a couronne; chez quelques sujets on n'en observe des vesti- ges qu'a la base. Pliomorphus. — Burme1stEr décrit page 448 a 450, quelques ossements et deux dents qu'il attribue au Megalonyx meridionalis ce Bravarb. On sait parfaitement que toutes les prétendues découvertes de débris de Megalonyx dans VAmérique du Sud, sont incertaines et basées sur des débris d'autres genres d'édentés. Le Megalonyx meridionalis de BravarD a été fondé sur des débris du genre Scelidotherium (voir AmEcHIxO0, Contrib. (1) Amecuixo, Filogenia, page 269, a. 1881. — 453 — al conoc. mamif. fos. Rep. Ary., p. 601, a. 1889) provenant de la formation pampéenne. Les débris que décrit maintenant M. BurmersTER sous le méme nom provienent de la formation oli- gocéne du Paraná ! Sans doute ces débris ont plus de rapport avec ceux du Megalonyx que ceux sur lesquels BravarD avait annoncé la présence de ce genre dans la formation pam- péenne. Du reste, le prétendu Megalonys meridionalis de Bur- MEISTER N'est pas un Megalonyx, mais une forme voisine qu'il y a longtemps j'avais fait connaitre sous le nom de Pliomor- phus mutilatus, (AmrGH., 1885). Pontoplanodes. — En 1871 M. Burmerster fit connaitre une espéce éteinte de mammifére aquatique qu'il nomma Saurocetes argentínus et qu'il considéra comme un nouveau représentant de la famille des Zeuglodontide. Ce nom avait dejá été employé par Acassiz pour désigner un autre genre également voisin des Zeuglodontes. En vue de cela je changeai le nom de Saurocetes que BurmrrsTEr avait donné au genre argentin, par le nouveau nom de Pontoplanodes (Rec. Arg. de Hist. Nat., €. L, p. 255, 4er Aoút 1891). Ce n'est qu'apres vingt ans, qu'il s'apercoit que le nom de Sauwrocetes a un double emploi etil le substitue par le nouveau nom de Saurodelphis (p. +51) mais en ayant bien soin de ne pas dire que 'avais déjá fait cela avant lui. Il n'a fait que per- dre du temps et créer un synonyme de plus. Mais il y a quelque chose de plus grave de la part d'un sa- vant. Au mois de janvier de Pannée derniére je recevais de M. le Professeur ScaLaBrint et de MM. Leon LeLoNG et Jean Am- BROSETTI du Paraná, les premiers débris du genre Saurocetes que j'ai eu Poccasion d'examiner, et quelle ne fut pas ma surprise en voyant qu'il s'agissait tout simplement d'un genre de cétacés voisin des dauphins, et non d'un représentant de la famille des Zeuglodontes, comme lavait annoncé M. BurmMerlsTER. J'ai publié cette correction au mois du juin de l'année derniére (Rev. Arg. de Hist. Nat., t. L, p. 163). Or, aprées un silence prolongé — 454 — de plus de vingt ans, BurmerstER affirme aujourd'hui que le Saurocetes ou le Saurodelphis est un dauphin voisin du Ponto- poria et du Platanista, mais sans faire mention, que c'est moi quí le premier ai fait ce rapprochement. Et ce n'est pas par ignorance, car á la méme page oú j'annonce que le genre Saurocetes n'est pas un Zeuglodonte sinon un dauphin, je donne aussi la description d'une nouvelle esptce que j'ai nommée Pontoplanodes (saurocetes) obliquus. Or, M. BURMEISTER dit de cette espece qu'elle n'est pas reconnaissable parce qu'á Pexemplaire que j'ai dessiné il manque les couronnes de dix dents. Cependant la figure du morceau que j'ai publié montre dix dents, dont cinq avec leurs couronnes parfaites ou enta- mées seulement par Pusage. Ces dents, de couronne conique, tronquée par Pusage, sont d'une conformation tellement diffé- rente de celles du Pontoplanodes argentinus qu'il faut y mettre du caprice et de Pentétement pour prétendre qu'elles sont d'une méme espece. Ill attribue (p. 400) au méme geure Pontoplanodes (Saurodel- phis) la piece que j'ai décrite sous le nom de Ischyrorhynchus Van Benedeni. Je ne peux pas comprendre comment il peut confondre les dents á racine simple, de couronne basse, coni- que et avec les bords mon comprimés du genre Ischyrorhyn- chus, avec celles du genre Pontoplanodes qui sont de couronne haute et pointue, avec les bords antérieur et postérieur forte- ment comprimés et crénelés, et de racine tres comprimée et divisée en deux coins fort aigus. Il dit que cette pitce appar- tient probablement au mandibulaire et non au maxillaire du genre Saurodelphis, tandis que l'autre piece que j'ai décrite sous le nom de Pontoplanodes (Sawrocetes) obliquus est un mor- ceau du maxillaire. Mais il est absolument impossible de savoir ce qu'il veut dire, car tantót il appelle maxillaire la máchoire inférieure á laquelle appartient le vrai mandibulaire, tandis qw'ailleurs il donne le nom de mandibulaire (p. 470, p. ex. et autres) á la máchoire supérieure qui est le maxillaire ! Il prétend aussi que Pontitaya Fischeri est fondée sur le — 405 — maxillaire (méme difficulté, on ne sait pas ce qu'il veut dire) du genre Pontistes (= Palaeopontoporia). La pitce sur laquelle j'ai fondé le genre Pontivaga est la máchoire inférieure, et sa forme générale est tellement caractéristique qu'on ne peut pas la confondre avec aucune autre de celles connues jusqu'ici. D'ailleurs, les dents du Pontivaga sont plus nombreuses et beaucoup plus petites que celles du Palaeopontoporia. La cuirasse du genre Dedicurus.— On sait que M. BurmrIsTER a attribué aux Glyptodontes deux cuirasses, dont une dorsale et ornée de dessins á sa surface externe, et l'autre ventrale, á la maniére du plastron des tortues, celle-ci sans dessins exter- nes, mais percée par un nombre considérable de grands trous. Avec les débris du genre Dedicurus on wWavait jamais trouvé que des morceaux de cuirasse lisses et troués, et il en avait conclu que le genre Dedicurus avait bien un plastron ventral comme les autres Glyptodontes, mais qu'il ne possédaít pas de carapace dorsale!! (BurmeisterR, Descr. Phys. de la Rep Arg., t. HL, p. 449, a. 1879). C'est en se basant sur la prétendue pré- sence d'un plastron ventral chez les Glyptodontes, qu'il les separa sous le nom de Biloricata. Aujourd'hui (pages 65-66) il reconnait qu'il s'est tout-a- fait trompé, que les Glyptodontes n'ont pas de plastron ven- tral et que le dessin du plastron complet qu'il avait donné est purement imaginaire. Il avoue que les plaques lisses qu'il avait attribuées au plastron ventral des Glyptodontes apartiennent en réalité á la cuirasse dorsale du genre Dedicurus. Cependant, des 1878, partant de considérations purement anatomiques, j'avais démontré l'impossibilité de Pexistence de ce prétendu plastron ventral chez les Glyptodontes, et les mor- ceaux de cuirasse qu'on lui avait attribués je les avais réferés á la carapace dorsale du genre Dedicurus. J'ai demontré depuis á maintes reprises et avec de nombreux matériaux la vérité de mes premiéres assertions. Le fait est aujourd'hui universelle— ment connu, et M. BurmersteEr revient de ses erreurs parce — 456 — qu'il ne peut plus les cacher, mais en ayant le plus grand soin de ne pas rappeler que c'est moi qui les a devoilées. La queue du genre Glyptodon. — Sous ce titre, aux pages 466-468 M. Burmerster rectifie la figure du Glyptodon clavipes qu'il a publiée dans les Annales, tomo 11, Pl. XXXVI, dans laquelle il avait dessiné cette espece avec une queue du genre Hoplophorus (= Sclerocalyptus). Il cherche 4 masquer son erreur avec la restauration égale- ment fausse qu'en avait publié Owen, et les renseignements que, dit-il, on lui avait communiqué. Ce quí est vrai c'est qu'il avait assez de matériaux pour pouvoir corriger l'erreur de Owex, au lieu de la faire bien plus grande comme cela est arrivé en y ajoutant des anneaux movibles. D'ailleurs, ici, com- me dans tout son travail il cherche á obscurcir la vérité, car il donne cette correction comme étant le résultat de nouvelles recherches personnelles, sans faire aucune mention de mes travaux sur le méme sujet, tout en sachant parfaitement qu'il y a déjá douze ans que j'ai fait la méme correction. D'aprés mes travaux tous les paléontologistes savent que les queues que MM. BurmerstEr et Owen avaient attribuées au genre Glyp- todon sont du genre Hoplophorus anteá (= Sclerocalyptus). M. BurmetsTER rectifie ce quí avait déja été rectifié malgré lui, el en corrigeant cette erreur il tombe dans une autre bien plus grave, car il place dans le méme genre Glyptodon pourvu de queue conique et tuberculeuse, le Glyptodon clavicaudatus de Owex avec la queue en massue, que tout paléontologiste sait étre le type du genre Dedicurus de BURMEISTER ! Hippidion angulatum. —1l dit (p. 468) qu'une dent figurée par lui comme une variété d'Hippidium principale a été elevée par moi á la catégorie d'espéce sous le nom de Hippidium an= gulatum; pourtant il aurait été plus dans le vrai s'il eút écrit que j'ai référée cette dent á une espéce que j'avais déja dé- crite et figurée sur des matériaux provenants des environs de Buenos Aires et La Plata. L'exemplaire qu'il a figuré, prove- A A nant du gissement de Tarija, n'a fait que confirmer existence de cette espece et sa vaste distribution géographique. Equus rectidens. — On sait que Owen a fondé Equus curvi- dens sur des molaires supérieures fossiles plus courbées que celles du cheval domestique, et que j'ai donné le nom d'Equus rectidens á une espece différente, avec les molaires supérieures presque droites. M. Burmeister dans son dernier travail sur les chevaux fossiles des Pampas (Los cab. fos. de la Pampa Ary. Suplemento, p. 15, a. 1889) a décrit les débris de cette der- nitre espéce sous le nom de Equus curvidens, erreur que je me suis empressé de corriger (Rev. Arg. de Hist. Nat., t. A, p. 66). ['auteur cherche á réfuter ma critique d'une maniére bien singuliere. Puisque, dit-il, il y a eu en Europe deux types dif- férents du cheval domestique que Sawxsox appelle, lun Equus aryanus et Pautre Equus mongolicus, et que d'apres NemrixG ils ont déja existé pendant l'époque quaternaire, il doit en étre de méme dans l'Amérique du Sud. Il aflirme qw'en effet il y a eu ici deux types de chevaux, un plus grand, l'Equus recti- dens qui représente la race plus forte du cheval quaternaire VEurope, et Pautre "Equus cureidens qui correspond á la race plus faible du quaternaire européen! Ces types d'aprés lui ne sont pas des espéeces mais des races, et il ajoute qu'il doit per- sister dans cette opinion car ce ne serait pas honorable powr lui de concorder avec mot en idées! Aprés cette confession les sa- vants sauront déja á quoi s'en tenir. Malgré tout il n'a pu faire áutrement que de reconnaítre qu'il s'agit de deux animaux différents, mais il les appelle des races et non des especes. Soit, je distingue ces deux formes qui pour lui sont des races et ponr moi des espéeces, avec les noms d' Equus curvidens et d' Equus rectidens. Hipphaplus. — D'apres M. Burmelster, vouloir maintenir ce genre, démontre de ma part une grande ténacité dans mes erreurs, car il est absolument impossible qu'un représentant — 408 — du groupe des chevaux v'ait pas eu des plissements internes d'émail sur ses molaires. Pourtant la ténacité dans les erreurs est bien de son cóté, car il ne réfute pas les arguments que j'ai donnés. Quant aux plis- sements d'émail, je répete encore une fois, que je n'ai pas dit que les molaires d'Hipphaplus n'eussent pas des plissements internes, mais seulement qu'ils devaient étre plus simples que dans Equus (Rev. Arg. de Hist. Nat., t. I, p. 12). Tetrastylus montanus.—On sait que cet animal avait été nom- mé par Pauteur Loxomylus angustidens, mais que j'ai démontré qu'il s'agissait d'un autre genre et que l'espece était déja con- nue (Rev. Arg. de Hist. t. 1 p. 265). M. BurmersteER soutient á présent que le Loxomylus est un genre différent du Tetrastylus parce que celui-ci a les incisives avec l'émail coloré en noir, et celui-lá avec 'émail coloré en blanc! M. BurmerstER, qui ja- mais ne trouve assez de différences pour distinguer les espéces non fondées par lui, se voit obligé d'accepter la couleur de lPémail des incisives d'animaux fossiles comme le caractére distinctif d'un de ses genres, c'est vraiment le comble des combles! Je pourrai lui présenter des incisives de Myopolamus coypus quí ont séjournées quelque temps dans la vase de nos rivíéres, et dont les unes ont conservée leur couleur rougeátre, d'autres au contraire ont pris une couleur noirátre, tandis qu'il y en a qui se sont décolorées et l'émail est devenu blanc; d'apres létrange jugement de lauteur ces dents pourraient bien étre classées dans trois genres distincts. Ne pas savoir que l'émail se décolore ou prend des couleurs différentes selon la nature du milieu qui l'entoure, c'est vraiment surprenant. Ensuite il se fache parce que je lui ai reproché, dit-il, de ne pas comnaítre la denture de la viscache. Pourtant. je n'ai pas dit cela, sinon que c'était une grande erreur de sa part de eroire que les molaires supérieures du Megamys etdu Tretasty- Luss sont plus étroites en avant qu'en arriére, aussi bien que de — 459 — eroire que la lamelle plus petite de chacune de ces molaires supérieures est placée en avant comme il le dit dans son avant- dernier travail (Rev. Arg. de Hist. Nat. t. UI, p. 382 et 286). J'a- joutais que j'avais déjá prouvé le contraire pour les genres Me- gamys et Tétratylus, et que Panalogie de la derniére molaire supérieure du Lagostomus, de méme que la conformation des genres Lagidium, Eryomys etc. auraient dú lui prouver que tous les rongeurs hystrichomorphes á molaires composées d'un cer- tain nombre de lamelles, ont la lamelle plus petite des molai- res supérieures placée en arriére de chaque dent (Rev. Ary. de Hist. Nat. t. L, p. 265). A cela M. BurmelsteR me répond que j'ai lui ait dit qu'il ne connait pas la denture de la vis- cache...! Il dit apres (p. 472) qu'a la page 358 de mon ouvrage (Contr. al conoc. mamif. fos. etc.) je me moque de lui pour avoir émis opinion que dans l'Amérique du Nord il a existé un animal qui vivait autrefois dans la République Argentine, et que j'ai mentionné ce fait comme une grave erreur dans la distribu- tion géographique des animaux; il m'adresse aussi á ce propos des mots assez grossiers. Or, á la page mentionnée, j'ai tout simplement dit qu'il avait affirmé que le Typotherium avait vécu dans PAmérique du Nord et que M. Cork Pavait nommé Synoplotherium lanium, mais que cela était une erreur car le Synoplotherium est un onguiculé carnivore (Creodonta) tandis que le Typotheríum est un ongulé herbivore (Toxo- dontia). Sa ténacité dans lerreur est sans égale, car il persiste encore á croire que les cránes qu'on a attribué aux animaux avec des pieds, sur le type de celui décrit avec le nom de Synoplothe- rium (Mesonyx), proviennent d'animaux d'autres types. Je l'im- vite á examiner le beau mémoire de M. Scorr (On Some New and Little known Creodonts) dans lequel il trouvera la description et la figure d'un squelette presque entier du Mesonyx (Synoplo- therium) avec les pieds et le cráne du méme type que ceux dé- erits par Cork avec les mémes noms. — 460 — Nesodontide. — Avant de terminer, l'auteur revient encore une fois sur le genre Nesodon et ses alliés. 1l prétend que mon article critique sur les Nesodontidee (Rev. Arg. de Hist. Nat. t. L, p. 30%) a été fait d'apres les données que doit m”avoir fourni un préparateur du Musée qui avait pris connaissance de ses opinions; c'est une niaiserie et je ne m'y arréterai pas. D'apres lui c'est une erreur de mu part de croire que la má- choire inférieure qui a servi de type au Nesodon imbricatus a été décrite par Owex comme celle d'un individu á denture persistante. Je m'en rapporte au témoignage des paléontolo- gistes, qui savent tres bien que le type du Nesodon imbricatus a toujours été considéré comme appartenant á un individu adulte. Quant á M. Burmerster je lui rappellerai tout simple- ment que la notation de la denture employée par Owex est celle de la dentition persistante et non pas celle de la dentition de lait. Prétendre que les dents figurées par Owex avec le nom de Nesodon imbricatus ne sont pas de ce genre, sinon d'Astrapo- therium, c'est démontrer qu'il ne connaít pas assez de maté- riaux pour se faire une idée de la conformation de ces deux genres. Les molaires et prémolaires inférieures décrites et figu- rées par Owex avec ce nom lá, sont bien du genre Nesodon, et de la méme espece décrite par le méme auteur sous le nom de Nesodon imbricatus ; elles représentent les dents persistantes tres usées de l'animal. Sur le genre Adinotheríium que l'auteur ne trouve pas assez différent pour le séparer de Vesodon je m'en rapporte á ce que en ai dit auparavant. Pourtant, je rappellerai que le 4. ovinum de Owex West pas la méme espéce que j'ai appelée A. magís- ter, et que la forme de V'astragale de l' Adinotherium est assez différente de celle de l'astragale du Nesodon. 11 en est de méme de plusieurs autres os du squelette. Il me critique avec beaucoup d'acerbité parce que j'ai dit que la dent molaire qui lui avait servi de type pour fonder le genre Colpodon était une dent de lait du genre Nesodon. Pour- — ABk — tantil ne fait qu'insister dans une erreur, car la dent qw'il a prise pour une premiére vraie molaire supérieure persistante et qwil a figurée (pl, UI, fig. 16) comme le type de son Colpo- don propinquus n'est que la quatrieme molaire supérieure de lait du Nesodon imbricatus. La denture qu'il représente mainte- nant sur la pl. VII, sous le méme nom de Colpodon propin- quus West pas du méme animal que la dent précédemment figurée, mais d'un genre un peu éloigné du Nesodon et qui semble avoir quelque rapportavec]'Astrapotherium. Cet animal résulte ainsi ne pas avoir de nom, etje propose de le désigner avec celui de Baenodon chubutensis. Camelide.—M. BurmersTER (p. 476) fait une critique du Pro- tauchenia Reissi de M. Brawco dams laquelle il prétend que c'est la méme espéce appelée par Lux, Lama fossilis et par Gervais Auchenia Weddelliz. Il ajoute que j'ai distribué la mé- me espéce en trois genres: Eulamaops, Stilauchenia et Paleo- lama. Je dirai tout simplement quele Lama fossilis de Luxo n'a jamais été décrit et que par conséquent il ne peut étre reconnu et que l'Auchenia Weddelli de P. Gervars est une véritable Au- chenia de grande taille. Le Paleolama se distingue pour avoir deux prémolaires inférieures á l'áge adulte et les vraies molai- res supérieures pourvues, au moins en partie, de colonnettes interlobulairesinternes comme chez les boeuts. Le Protauchenia se distingue pour avoir des colonnettes semblables aussi bien sur les molaires que sur les prémolaires supérieures, et aussi en partie sur la denture de la máchoire inférieure. Enfin le Stilauchenia se distingue par la derniére molaire supérieure (m. 2) qui est pourvue d'un troisieme lobe postérieur homolo- gue du troisieme lobe postérieur de la troisieme vraie molaire inférieure. L'Eulamaops se distingue par lPouverture nasale postérieure qui au lieu de pénétrer dans le palais, comme dans Y Auchenia, se trouve rejetée en arriére, et par les pala- tins qui, á leur partie moyenne postérieure, au lieu de présen- ter une échancrure, forment une apophyse palatine dirigée en .. — 462 — arritre. Et dire qu'il prétend que ces animaux sont une seule et méme espece ! M. BurmersTER termine son travail par un Dernier appendice critique dans lequel il m'insulte d'une maniére tout á fait inouie. D'apres lui mes travaux sont absolument nuls, les dessins que j'ai publiés ne servent á rien, toutes les espéces que j'ai tondées n'existent pas, et toutes mes recherches sur lhomme fossile de la République Argentine sont des inven- tions; je suis unincapable, une nullité et un effronté pour avoir écrit tout cela, etc., etc. Il me parait inutile de répondre á cette malveillance sans égale, carje le répete, ce mest pas sans un profond sentiment de peine que Pon voit un vieillard et savant respectable descendre du haut domaine de la science á des personnalités vulgaires ! J'ai toujours eu beaucoup de respect pour le Dr. BurMEIsTER, mais la facon injuste et insolite avec laquelle il me traite, m'o- blige á ajouter pour ma défense quelques lignes sur sa person- nalité scientifique, du moins comme paléontologiste. 1l y a trente ans, dit-il, qu'il s*occupe de l'étude des mammiferes fossiles de la République Argentine et il ne peut pas permet- tre que l'on maltraite sa science comme je le fais. Pauvre pa- léontologie, á quel niveau se trouverait-elle s'il n'y avait que lui pour s'en occuper! Íl n'a pas traité d'un seul genre, peut- étre méme d'une seule espéce, sans tomber dans de graves erreurs, et la presque totalité des especes et des genres qu'il a fondés étaient déja connus et décrits avant lui. llaconsidéréle genre Toxodon comme un proboscidien (Hist. de la Création p. 603) et il lui a attribué cinq doigts á chaque pied (Anal. t. 1, p. 28£) tandis qu'il "en a que trois et quil v'est pas un proboscidien. L'ordre des Toxodontia de Owen a été successivement désigné par lui sous les nouveaux noms de Multidigitata (Anal. t. 1, p. 284) et de Polidactyla: (Ibid. t. UI, p. 168). L'espece typique de ce genre, le Toxodon platensis Owen 1838 a été décrite par lui sous le nouveau nom de Toxo- don Owenii (Ibid. t. I, p. 272). Le genre Haplodontherium AMEGH. — 163 — 1885 a été renommé Pachynodon (1892), nom déja employé et qu'il a confondu avec Eutrigonodon-et Trachytherus (Ibid. t. If, p, 433). L'Haplodontherium Wildei Amecn. 1885 il Pa re- nommé Pachynodon validus (Ibid. t. UL, p. 433, a. 1892) et á PHaplodontherium limum Amen. 1886, il lui a donné le nouveau nom de Pachynodon modicus (Ibid. t. IL, p. 434, a. 1892). Le Xotodon foricurvatus AmeGH. (1886) il la renommé Toxodon parvulus (Ibid. t. TI, p. 172, a. 1887) quand il n'a avec Toxodon Vautre analogie que d'étre du méme ordre. Le genre Nesodon Owen 1846 il Pa décrit avec le nouveau nom de Colpodon (Ibid. t. Mp. 465, a. 1885); il la de plus successivement confondu avec Typotherium (Ibid. t. 1, p.285 et 300, a. 1864), avec Megamys (Drescr. Phy. t. UI, p. 501, a. 1879) et derniérement avec le genre Astrapotherium (Anal. t. UI, p. 474, a. 1892. Le genre Typotherium si particulier et si caractéristique, il Ya confondu non seulement avec Nesodon, mais ce qui est plus grave avec le Synoplotherúum (= Mesonyx) de 'Amérique du Nord (Los cab. foss. etc. p. 86, a. 1875) qui est un carnassier du groupe appe- lé Creodonta. Le Pachyrucos AmecH. 1885, il Va rebaptisé avec le nouveau nom de Pedotherium (Anal. etc. t. TIL, p. 179, a. 1888) et lespece que j'avais appelée P. Typicus il Va désignée sous le nouveau nom de Pedotherium insigne (Ibid. t. UI, p. 179 a. 1888). Le Ribodon que provisoirement j'avais placé parmi les Tapiride il la identifié (Anal. t. UL, p. 160) avec Hyrachius Leroy, genre avec lequel il n'a aucun rapport. D'apres les nou- veaux matériaux quej'aipu examiner le Ribodon est un Sirenidé voisin du genre Halithervum. L'Equus rectidens ii Va successi- vement confondu (Ibid. t. [, p. 248) avec PE. Devillei Gerv. qui est un Hippidion (H. neogoeus), avec 1 Hippidion neogaeus (Ibid. p. 249), avec 1' Equus andíwm (Los cab. fos. etc. Sup. p. 25), avec Equus curvidens de Owex (Ibid, p. 15) et avec l' Equus Argenti- nus (Los cabal. fos. etc. p. 55 et 56, a. 1875). L'espece qu'il a décrite sous le nom de Equus Argentinus, n'est pas un Equus, mais un Hippidion. L'Hippidion principalis Lux. il la con- fondu avec 1 Equus curvidens de Owex (Anal. t. L, p. 245. pl. — 1q4 — XIII, f. 9) deux animaux absolument différents. 1l a décrit le Macrauchenia comme un représentant de la famille des Palaeotheride (Desc. Phys. t. UI, p. 480) tandis qu'il n'y a pas un seul naturaliste qui ne recomnaisse qu'il s'agit d'une famil- le différente; quelques-uns en font méme le type d'un sous-otr- dre. Ia donné au Macrauchenia patachonica 8 molaires supé- rieures de chaque cóté (Anal. t. L, p. 42) qu'il a distribuées en k prémolaires et 4 vraies molaires, tandis qw'il n'en aque”; ila distribué les 7 dents inférieures du méme animal en 3 prémo- laires et4 vraies molaires (Ibid. p. 45) au lieu de 4 prémolaires et 3 vraies molaires qui est la vraie formule. 1l a réuni le Ma- crauchenia avec le Scalabrinitheríium et pour démontrer leur identité générique il a comparé la denture inférieure persistante du Scalabrinitherium Bravardi avec la denture de lait du Macrau- chenia qu'il a prise a tort pour la denture persistante (Ibid. t. TI, p. 125). Le genre Oxyodontherium il l'a également réuni au genre Macrauchenia (Ibid. t. MI, p. 134), tandis qu'il en est tellement différent qu'il a fallu le placer dans une autre famil- le : les Mesorhinide. 1l a classé 1Homalodontotherium dans les Toxodontia (Ibid. t. TI, p. 169) dont il s'éloignent autant que possible pour se rapprocher au contraire des Chalichotheridae. Il a attribué au genre Nesodon cing doigts en avant et quatre en arriére tandis qu'il en a trois aussi bien en avant quen arrie- re. Le genre Proterotheríwm si caractéristique, il l'a considéré d'abord comme un Anoplotherium (Desc. Phy. t. IL, p. 943, et t. TIL, p. 470), plus tard il Pa identifiéa tort avecle genre Anchithe- ríum (Ibid. t. UT, p. 479), et posterieurement quand il avait déja recu le nom de Proterotheríium AmecH. 1883, il Pa décrit sous le nouveau nom d'Anisolophus (Anal. t. TIL, p. 172, a. 1886). Le genre Astrapotherium qui est un Amblypode il Pa décrit comme se rapprochant du Brontotheríum quí est un Perisodac- tyle (Desc. Phy. t. MI, p. 517); il a méme cru voir sur le cráne des protubérances semblables á celles que porte le cráne du genre norte-américain. Apres avoir nommé lespéce de rat fos- sile Hesperomys Bravardi (1bid. p.228) il ajoute de suite qu'elle — 465 — est identique á lVespéce actuelle appelée H. griseo-flavus. 1 fonda une espéce de viscache fossile-qu'il appela Lagostomus angustidens en disant qu'elle se distinguait de l'actuelle par sa taille plus petite (Anal. t. I, p. 147), et quelque temps aprésil a affirmé qu'elle était de méme taille ou peut-étre plus grande que Pactuelle! (Descr. Phy. t. UI, p. 251). Le genre Megamys, qui est un rongeur, ill'a successivement confondu avec! Anoplotherium (Ibid... IL, p. 243) et avecle Nesodon (Ibid. t. TI, p. 501) qui sont des ongulés. Il n'a pas reconnu le genre Tetrastylus etil l'a con- fondu avec Lozomylus de Cork en ajoutant la grave erreur que les molaires supérieures avaient la lamelle plus petite placée en avant tandis que c'est le contraire (Anal. t. TM, p. 384). Il a fondé une espéce de Cavia fossile qu'il appelle C. breviplicata en disant qu'elle ressemble au Cavia Azarae (= C. porcella) actuel (Ibid. t. L, p. 148); plus tard il a dit de la méme espéce qu'elle se rapproche de C. leucoblephara et ne présente pas de difiérence avec Pespéce actuelle (Descr. Phy. t. UI, p. 274). Au genre Cardiotherium AmrGH. 1883, il a donné le nouveau nom de Contracaviía (Anal. t. 1I, p. 158, a. 1886). Il a décrit le Votictis Ortizúi Amecn. 1889, sous le nouveau nom de Didelphys curci- dens (Ibid. p. 379, a. 1891) bien que génériquementil n'ait abso- lument rien á voir avec le Didelphys. L'Apera sanguinaria AMEGH. 1885, animal qui se rapporte au groupe des Creodonta, a été dé- crit par lui sous le nom de Eutemnodus comme faisant partie de la famille des chats; posterieurement il Va identifié, bien á tort, avec le genre Hyaenodon, en lui donnant le nouveau nom spé- cifique de H. Sud-Americanus (ibid. t. III, p. 375, a. 1891). Le genre des Creodonta appelé Achlysictis AmeGH. il la décrit com- me appartenant au genre chat sous le nouveau nom de Felis propampina (1bid. t. LL, p. 377), et il dit á la méme page qu'il est génériquement égal a Nimravus. Le genre Cyonasua AMEGH. qui est un Procyonide des mieux caractérisés il Pa décrit comme faisant partie du genre Oligobunis de Cork qui est un Canidé (Ibid. t. MI, p. 378). Il a confondu le Neoracanthus (Oracanthus anteá) avec le genre Celodon de Lun qui est T. Xu 31 — 466 — un animal tout-a-fait différent (Sitz. d. k. Preus. Akad. 1886, p. 463). Le genre Nothropus qui est un Gravigrade des plus caractéristiques, a été décrit par lui comme un Tardigrade (Ibid. a. 1882, p. 613). Il a confondu le genre Lestodon avec Mylo- don, et Vespéce typique connue depuis longtemps sous le nom de Lestodon armatus, il lla décrite sous le nouveau nom de Mylodon giganteus en y réunissant des débris de plusieurs autres especes (Anal. t. 1, p. 162 et Desc. Phy. t. UL, p. 371). Il a confondu le genre Glossothervum (= Grypotherium) avec le Mylodon (Descr. Phy.t. III, p. 359). L'animal qu'il a décrit sous le nom de Mylodon gracilis (Anal. t. I, p. 166) était déjá connu 10 ans auparavant avec celui de Lestodon myloides. Dans les Glyptodontes les erreurs peuvent se compter par le nombre de pages qu'il a écrites. Le Glyptodon reticulatus de Owen 1845 porte une demi-douzaine de noms différents de M. BuRMEISTER. Quant au genre Glyptodon il la confondu avec Hoplophorus, Panochtus et Doedicurus et cette confusion se rencontre méme dans son dernier travail. Il n'a pas reconnu les espéces de Glyptodon fondées par Owen il y a un demi-siécle et a donné á chacune d'elles sept ou huit noms différents. Les queues du genre Hoplophorus il les a placées aux carapaces du Glyp- todon, et adopta le nom de Schistopleurum pour les carapaces de Glyptodon qui r'avaient pas de queues d'Hoplophorus! Le casque céphalique du genre Panochtus a été décrit et dessiné avec un triple nombre de plaques que celles qw'il possede. Il a refusé une cuirasse dorsale au genre Doedicurus qui était cependant bien cuirassé, et il lui a doté une cuirasse ou plastron ventral qu'il n'a jamais eu. ll a doté á tous les Glyp- todontes d'un plastron ventral dont il disait avoir les morceaux, etil a donné une description imaginaire, puisque ces animaux v'avaient pas ce prétendu plastron. Il a décrit le Sauwro- cetes comme un représentant des Zeuglodontes et il résulte que c'est un dauphin. Voilá á peu de chose pres tous les genres dont il s'est occupé. Voilá ces travaux paléontologi- ques, et cela sans entrer dans les détails des descriptions — 467 — qu'il en a données, descriptions qui fourmillent d'erreurs. M. BurmeisteEr dit que les dessins que j'ai publiés ne sont pas beaux, etil a raison, mais il sont exacts. Il ne peut pas en dire autant des siens. J'en mentionnerai quelques-uns. Ainsi la figure de la denture de l' 4nisolophus australis (Anal. t. TIL, pl. IL, fig. 7) de méme que celle de la máchoire infé- rieure de Megamys patagonensis (Ibid, pl. TIL, f. 5) sont fausses et completement méconnaissables. La figure 3 de la Pl. IX de son dernier travail qu'il dit représenter la denture de lait et persistante du genre Nesodon est complétement imaginaire; Poriginal n'a jamais existé. Le dessin du casque céphalique du Panochtus tuberculatus (Anal. t. IL, pl. XUL) est faux car il est figuré formé par plus de 70 grandes plaques, tandis qu'il n'en a qu'une vingtaine. Dans la Pl. XV, fig. 2 du méme volume, il donne le dessin du plastron ventral complet du méme animal; or ce dessin est bien une fantaisie de M. BurmeisteR puisque les Glyptodontes nW'avaient pas de plastron. Sur la planche XXXVI du deuxiéme volume des Anales on trouve le dessin d'un Glyptodon clavipes complet d'apres les matériaux suit-di- sant existant au Musée de Buenos Aires. Or le cráne de cette figure est du Glyptodon reticulatus et non du (G. clavipes; la cuirasse n'existe pas au Musée de Buenos Aires et elle a été dessinée d'apres celle du Glyptodon reticulatus; les anneaux mo- vibles de la queue ont été dessinés d'apres les morceaux prove- nant du genre Hoplophorus, et Vétui osseux de la queue est aussi du méme genre et non du Glyptodon. Il s'agit donc bien Y une figure inventée et fantastique. Voilá la confiance qu'on peut avoir dans les dessins de M. BurMEISTER. On ne doit pas cepandant s'étonner de tout cela, car aprés tout M. BurmerstEr Nest pas un paléontologiste, sinon un natu- raliste encyclopédique, et tous ces travaux sur la paléontolo- gie des mammiféres doivent étre recus sous caution et apres examen, car il n'a pas, et n'a jamais eu les connaissances né- cessaires pour s'en occuper avec succés, etje veux en fournir de suite une preuve. — 468 — Je n'insisterai pas sur les noms erronés qu'il donne á certains os; (il appelle mandibulaire la máchoire supérieure, et maxil- laire la máchoire inférieure quand celle-ci est le vrai mandibu- laire) car tous ses travaux sont pleins de semblables erreurs de nomenclature anatomique, et en définitive, le nom ne signifie rien quand on sait de ce que Pon traite. Mais ce quí est plus sérieux, c'est qu'il ne connaít pas la notation de la denture puisque il appelle indifféremment prémolaires, aussi bien les molaires de lait que les dents de remplacement qui sont les vraies prémolaires (t. III, p. 406, 408, 440, 417, etc.). Il ne sait pas distinguer les vraies molaires des prémolaires, puisque il donne le nom de prémolaires aux molaires antérieures de la dentition de lait (Ibid. p. 06), et sur la dentition persistante il distingue les molaires des prémolaires seulement par leur forme ! C'est pour cela qu'il dit que sur la pl. 97, fig. 2]'ai figuré une denture supérieure d'un Toxodontidé avec six pré- molaires et une seule molaire, parce que les deux premiéres vraies molaires ont pris la forme de prémolaires; il ne s'est méme pas apercu que dans le texte j'ai dit que ces dents se distribuaient en 4 prémolaires et 3 vraies molaires. Il ne fau- drait pas croire qu'il eút été plus avancé sur ce sujet, car dans le troisieme volume de sa Desc. Phys. (1879) il donne une des- cription de lP'évolution de la denture du genre Vasua (pag. 179) dans lequelle il afirme que les molaires de ce genre se dis- tribuent en trois prémolaires et trois vraies molaires, tandis qu'il y a un demi-siéecle que Pon sait que les quatres premiéres dents de ce genre sont des prémolaires et seulement les deux derniéres des vraies molaires. Ce qu'il y a encore de bien re- marquable c'est que le mode de remplacement de la denture de ce genre, donné par T'auteur, est exact et il fournit la preuve que la formule vraie est ¿ p. ; m. La conclusion en est évi- dente: comme la derniére prémolaire de Nasua a une forme qui la rapproche d'une vraie molaire, l'auteur, qui ignorait en quoi se distinguent les prémolaires des vraies molaires, a pris la derniére prémolaire pour la premitre vraie molaire. (!) C'est — 469 — cetteignorance quedes son premier travail sur les mammiftres fossiles de la République Argentine (Anal. etc, t. 1, p. 65, a. 1864) lui a fait dive que Macrauchenia avait á la máchoire infé- rieure trois prémolaires et quatre vraies molaires, parce que la derniére prémolaire de ce genre a la forme d'une vraie molaire! Son ignorance sur ce sujet va encore beaucoup plus loin, car sur la máchoire d'un mammifere fossile il ne sait pas dis- tinguer la denture de lait de la denture persistante. Cela paraí- tra impossible! Eh bien, en voila également la preuve : dans son récent travail Los caballos fósiles de la Pampa Argentina, Suplemento, p. 50, pl. XII, fig. 13, a. 1889, il donne une nou- velle description ainsi que le dessin de la denture inférieure du Macrauchenia patachonica. La figure montre trois incisives, la canine et quatre molaires que M. Burmerster décrit et dessine comme étant les quatres prémolaires de la dentition persistante. Or la machoire á qui 'appartient cette denture, West pas du Macrauchenia patachonica mais du Macrauchenia ensenadensts ; elle n'est pas non plus d'un individu adulte, mais Pun indivi- du toutjeune, avec toute la denture de lait. J'ai eu Péchan- tillon dans mes mains et j'ai pu m'assurer que les trois vraies molaires sont encore dans l'intérieur des alvéoles ; c'est pour cela qu'on ne les voit pas sur la figure. Voilá le savoir de M. Burmersrer comme paléontologiste et la confiance qui doi- ventinspirer ses travaux ! Faut-il examiner les services qu'il peut avoir rendu au dé- veloppement scientifique du pays pendant les trente ans qu'il a eu la direction du Musée de Buenos Aires? Il vaux mieux ne pas en parler. Il suffit de rappeler qu'il ne laissera aucun disciple derriére lui. La Plata, le 20 Mars 1892. Poe MAGIA PINEIA yt pita Menterertaiad í el A O a e de A IO EA O a dl WET J e Uy e EA ABRI h - y E in 4 nie be Ñ '""l > ¡ É FU 4] M p o Wi ; y yl y] a COR. IAE MARA RAE O sl br A . WEN b a JT vz 0 E A AN pe E dd AA PAE nod aros . » ITA de Y y É AAA E. dy os A . q dba Í 5% ia? la NR ñ db iéiat LN pg ol iS 1d ! LJ A de | 507 TATTOO A AVERIA A IRPACON pel OS A Le 4 io ¿004 200 | ver UA Fano PA pl es y A: A ón hi E 1 ¿PATIOS A E A ¿Sa % cl br y O usb a Y on rá OIL “1 ade Na sio 0 34 Wed vor LA Pa a pa AN ro Lira albo TL ñ | | 0 MIA p rd , mm m á ] CA y IN 1 dre fe 1 rk UA AL ee L TI Al e DIPTEROLOGÍA ARGENTINA COMPLEMENTO Á LOS MYCETOPHILIDAE POR FÉLIX LYNCH ARRIBÁLZAGA (Véase páginas 377 á 436 del presente tomo) ADICIONES Y CORRECCIONES (IV) Glaphyroptera Winxertz. Este nombre genérico ha sido usado anteriormente por HEgk para designar un grupo de Buprestidae fósiles descubiertos en el lias de Suiza (Ueber die Lias-insel im Aargia mit einem Fajel Lias-Insekten, Zúrich, 1852). Por esta razon, el BARON DE OSTEN-SACKEN ha cambiado la de- nominacion de Glaphyroptera en Neoglaphyrop- tera. (VI) Emphertia WixxertzZ. Como el del género anterior, su nombre fué usado hace tiempo, por HAGEN, para un grupo de Psocidae (Die in Bernstein befindli- chen Neuropteren, 1856), y en consecuencia ha sido necesario mudar el nombre en Neoempheria (OstEN- T. Xu 32 (18) 1. CEM E SACKEN, Smithsonian Miscellaneous Collections, 1878). Boletina antarctica Bicor. El descriptor de esta especie ha reconocido (Bulletin de la Societé Zoolo- gique de France, 13*, 1890) que no pertenece al gé- nero Boletina WixNErRtZ sinó al de Glaphyrop- tera Winxerrz=Neoglaphyroptera OSTEN-SACKEN, es así que la Boletina de que trato debe llamarse Neoglaphyroptera antarctica (BiGor) Lynch. Empheria varipennis LyncH-ARRIBÁLZAGA deberá llamarse Neoempheria varipennis mihi. (16) 7. Sciophila calopus Bicor, pertenece al género Te- tragoneura WINNERTZ segun lo observa el descrip- tor de esta especie (Ann. Soc. Zool. Fr., 1890), de- biendo mudarse su nombre en Tetragoneura calo- pus BiGor. BIBLIOGRAFÍA 1. BeEcHsTEIN (L.). Der Heerwurm, sein Erscheinen, seine Nm 4. QU Geschichte und seine Poesie. Núrnberg (1851). BeLiNG (TH). Bolelina nigricoxa in Wiegmann's Ar— chiv (1875). — Verhandlungen der K. K. zoologisch-botanischen Gesellschaft zu Wien (1874). — Verhandlungen der K. K. zoologisch-botanischen Gesellschaft za Wien, XXH (1872). — Jahreshefte des naturwissenschaftlichen Vereins fúr das Fúrstenthum Lúneburg, VI (1874). — Stettiner entomologische Zeitung (1872). a] 19 1 —=-1131= . BELING (TH.). Heerwurm (Seiara) in der Zoologische Garten, Frankfurt am Mein (1868). — Zur Metamorphosen der Dipteren-Art Zigoneura sciarina, in Wiener Entomologische Zeitung (1885). — Der Heerwurm, die Heerwurmsmúcke und die Thomas Trauermúcke ¿n Zeitschriften fir die Gesellschaft Naturwissenschaften (1883). — Beitrag zur Metamorphose der Zweiflúger-Gat- tung Sciara in Wiener Entomologische Zei- tung (1886). . BELLARDI. Saggio de Ditterologia messicana (1859). 2, BerrhoLb. Abhand!lungen der Kónigliche Gesellschaft d. Wissenschaften zu Gótingen (1854). . BiGoT (J. M. F.). Mission scientifique du Cap Horn (1883). — Bulletin de la Société zoologique de France, 13* (1890). 5. BLANCHARD (E.). Histoire naturelle des insectes, leurs mceurs, leurs métamorphoses et leur classifi- cation 11, Paris Didot (1845). — in Gay. Historia física y política de Chile. Zoo- logía, VIT (1852). . Bore. Zur Verwandlungsgeschichte inlaadischer Zwe1- flúger 1n Króyers Tidskrifuing, Jl (1838). . BOHEMANN. Zoologiska Arsberáttelse (1845). . BoucHé. Naturgeschichte der Insekten, Berlin (1834). . Bosc D'Awtic. Keroplatus in Actes de la Société d'his- toire naturelle (1792) et 12m Uebersicht der Reiche Magazin der Thierreich (1793). — Dictionnaire classique d'histoire naturelle (1823). . BrauErR (Dr. F.). Denkschriften der Matematische Na- turalische Klasse der Kaiserliche Academie der Wissenschaften, Wien (1883). (5) pS 38. A == 23. BrRAuER (Dr.F.). Beitráge zur Kennniss der Fligelgeá- der der Dipteren nach Adolph's Theorie (1883). Brem. Beitrag zur Kunde der Dipteren inbesonders úber das Vorkommen mehreren Gattungen nach besonderen Localitáten und Fang der- selben; auch úber die Lebenweise mehreren Larven in «Isis» (1846). . BurmerstTER (H.) Reise durch die la Plata-Staaten, 1 (1861). Cameron. Proceedings of the Society of Natural His- tory of Glasgow, II (1876). Comstock. Report on various Insects for 1881. . Cope. Proceedings of the Academical Society of Na- tural Sciences. Philadelphia (1867). Curris. British Entomology, being illustrations and descriptions of the genera of Insects found in Great Britain and Ireland, XIV, London (1837) — Journal of the Royal Agricultural Society, X (1841). — Gardener”s Chronicle for 1845. — Farm Insects (1860). 3. Dag (C. W.). Economy and parasite of a Mycelophi- lid in «The Entomologist», XIV (1881). De Geer (CarL). Mémoires pour servir a l' histoire des Insectes, VI. Leipzig (1780). . Drewsenx. Stettiner entomologische Zeitung (1847). . Durour (Leon). Mémoire sur les métamorphoses de plusieurs larves fungivores appartenant a des dipteres ¿n Annales des Sciences naturelles, 9 série, MI (1839) et in Opera citata, XIM (1840). — Histoire des métamorphoses de Sciophyla stria- ta in Mémoires de la Société de Lille (1841). — Histoire des métamorphoses du Rhyphus fenes- tralis et du Mycetobia pallipes (1849). 40. 0. Y LA Durour (Lk£ox). Revision et monographie du genre Ceroplatus in Annales des Sciences naturel- les, XL (1839). DziebzicKt. Beitrag zur Fauna der zweiflúger Insek- ten ¿n Physiographische Denkschriften zu Warschau (1884). — Wiener entomologische Zeitung (1886). — Horae Societatis Entomología Rossicae (1889). Fabricius. Fabricii Systema Antliatorum. Brunswigae (1805). — Supplementum Entomologiae systematicae. Haf- niae (1798). FriscH. Beschreibung von allerley Insekten in Teus- chland, IV. Berlin (1722). GeErckg. Verein fúr Naturwissenschaften Unterhal- tung, VI (1880). GiGLIO. Atli de la Reale Academia di Scienza di To- rino, XXV (1890). GIMMERTHAL. Beobachtungen úber einige in Krank- haft faulenden Kartoffeln gefundene Acarier una Dipteren-Larven ín Arbeit der Rigaer Naturforscher Verein (1848). — Bulletin de la Société Impériale des Naturalistes de Moscow (1846). GirarD (Maurice). Traité élémentaire d'Entomologie. Paris (1885). 51. GIRSCHNER (ERNST). Die ersten Stánde einiger Dipteren 532. 3. 4. da. in Katter's entomologische Nachrichten (1883). Guerin-MÉNEvILLE. Revue zoologique (1838). — Erichson's Berichte (1838). — Mémoire sur un insect Diptere du genre Boli- tophila in Annales des Sciences Naturelles, X (1827). — Iconographie du Regne animal. Insectes (1838). 36. GRZEGORZEK. Berliner entomologische Zeitschrift(1885). 6 97. GRZEGORZEK. Berliner entomologische Zeitschrift (1884). 63. =] Yu . — Verhandlungen der zoologisch-botanischen Ge- sellschaft zu Wien (1874). — Neue Pilzmúcken aus der Zandezer Gegeng (1875). . HaLIDAY. Entomological Magazin, T (1833). . - — Annals of Natural History (1839). -— List of the genera and species of the British Dip- tera, the earlier stages of wich are more or less perfectly known, with references to the principal authorities, 2 « Natural History Re- view» (1857). HartLieEB. On the metamorphosis of Mycetophila in Jahresberichte der Schlesische Gesellschaft (1826). 4. HEEGER. Beitráge zur Naturgeschichte der Insekten ¿n Sitzungberichte der Wiener Akademie, VIH (1851). . HOHMANN. Programme der Realschule. Tilsit (1857). . HoLMGREN. Entomologiska Tidskrifning (1883). . KALTENBACH. Annals of Natural History, 2 séries, II (1848). KoLLar in RossI. Systematische Verzeichniss der ¿weiflúglichen Insekten des Erzherzogthums Oesterreich (1848). — in «Isis» (1846). — Brasiliens vorzúglich lastigen Insekten (1832). . KúHx. Von dem sogenmanten Heerwurm ¿n Natur- foscher (1774). LABOULBÉNE (DR. ALEXANDRE). Description du Scia- ra Bigott, de sa larve et de sa nimphe ¿in Annales de la Société entomologique de Fran- ce (1863). LATREILLE (PIERRE-ANDRÉ). Histoire naturelle des Crustacées et des insectes, XIV (1805). SU. 82. 86. — 417 — . LATREILLE (PrERRE-ANDRÉ). Genera Crustacerum et In- sectorum (1809). Familles naturelles du Regne animal (1825). in Cuvier. Le Regne animal distribué d'apres son organisation, etc. T (1829). . LEHMANN (S. G. C.). Zoologicarum praesertim in fau- nam Hamburgensen observationes pugillus primus ¿n Schulprogramme. Hamburg (1822) et in Acta Academia Leopoldina—Carolima (1824) et Ferussac. Bulletin, 111 (1824). . Low (H). Dipterologische Beitráge (1850). Cylindrotoma nigriventris und vier neue Dixa- Arten ¿n Stettiner entomologische Zeitung (1849). Zur Verwandlungsgeschichte einiger Dipteren aus der Abtheilung der Nemoceren und úber ihre Stellung in Systeme, 2n Stettiner ento- mologische Zeitung (1843) (texto). Op cit. ¿n Stettiner entomologische Zeitung (1841) (figuras). Monographs of the North American Diptera in Smithsonian Miscellaneous Collections, 1 (1869). 3. Lioy. Atti dell' Instituto Veneto (1864). . Lorgz. Vierteljahresschriften der Naturforscher Ge-— sellschaft. Zurich (1857). >. LYNCH-ARRIBÁLZAGA (ENRIQUE). Catálogo de los Dípte- ros hasta ahora descritos que se encuentran en las Repúblicas del Rio de la Plata, 2n Boletin de la Academia Nacional de Ciencias (1883). MACQUART. Insectes Diptéres du Nord de la France in Mémoires de la Société Royale de Sciences, d'Agriculture et des Arts de Lille (1825-28). Histoire naturelle des insectes (Diptéres). Suites á Buffon. Paris (1834). 88 S9. . MEIGEN. Klassifikation und Beschreibung der bekannten — 478 — . MACQUART. Diptéres exotiques nouveaux ou peu connus. Paris et Lille (1838-50). Man. Tijdschrift voor Entomologie, XXVII (1884). europáischen zweiflúgeligen Insekten (1804). — Versuch einer neuen Eintheilung der europáis- chen zweiflúglichen Insekten in Illiger's Ma- gazin zur Insekten-Kunde (1803). — Systematische Beschre:bung der bekannten euro- paischen zweitlúgeligen Insekten. Aachen (1818-20), Harmm (1822-38), Halle (1851). 3. Mix. Verhandlungen der K. K. zoologisch-botanischen Gesellschaft zu Wien, XXX (1880), XXXI (1881), XXXIMIL (1883). — Wiener entomologische Zeitung (1882-1883 ef 1884). — Verhandlungen der K. K. zoologisch-botanischen Gesellschaft zu Wien (1874). — Wiener entomoiogische Zeitung (1887). — Diptera von Bernstein (1884). — Verzeichniss der Arten-Namen welehe in Schi- ner's Fauna Austriaca enthalten sind ¿n Wie- ner entomologische Zeitung (1886). — Wiener entomologisciie Zeitung (1889). . NowIcK1 (Dr. Max). Der Kopaliner Heerwurm und die aus ihm hervorgehende Sciara militaris. Brúnn (1868) et in Verhandlungen der Natur- forcher's Verein in Brúnn, VI (1868). . OLIVIER (A. G.). Premiére mémoire sur quelques in- sectes qui attaquent les céréales (1813). OsTEN-SACKEN (BARON R. vox). Characters of the Larvae of Micetophilidae. Philadelphia, March (1862) ef Heidelberg (1886). — Report of the United States Geological Survey, MI (1887). 104. 105. 106. 107. 108. 109. 119. OsTEN-SACKEN (BARON R. vox). Catalogue of the des- cribed Diptera of North-America ¿n Smithso- niam Miscellaneous Collections (1878). — Ueber eine leuchtende Mycetophiliden-Larve ¿n Entomologist's Monthly Magazin (1886). PAxNewrrz. Jahresberichte der Schlesische Gesells— chaft (1850). PAwzeR. Fauna Insectorum Germaniae initia (1792- 1806). Perris. Notice sur quelques dipteres nouveaux 2n Amnales de la Société entomologique de Fran- ce (1839). — Notes pour servir a l'histoire des métamorpho- ses de diverses espéces de dipteres ¿n Anna- les de la Société entomologique de France (1849). — Histoire des insectes du Pin maritime ¿n Annales de la Société entomologique de France (1870). . PariipPer (Dr. R. A.). Aufzablung der chilenischen Dipteren (1865). — Verhandlungen der zoologisch-botanischen (Ge- sellschaft zu Wien (1865). — «Psyche». Ueber Schwárme einer Sciara-Art (1880). . REAUMUR. Mémoires pour servir á Phistoire des in- sectes, V. Paris, Impr. Royale (1740). . RóDEk. Stettiner entomologische Zeitung (1886). — Wiener entomologische Zeitung (1887). . Rupow. Sciara foliorum in Giebel's Zeitschriften (1876). . Say (TH.). Long's Expedition to Saint Peter's River (1825) et in Journal of the Academy of Phi- ladelphia (1822). SreñoLD. Jahresberichte der Schlesische Gesellschaft (1850). — 480 — 120. ScHiLLiNG. Jahresberichte der Schlesische Gesells- chaft (1828 ef 1836). 121. ScHixer (Dr. J. R.) Novara Expedition. Zoologischer Theil. Diptera bearbeitet von Dr. J. R. Schi- ner. Wien (1868). 122. ScHiLLING. Bolitophila fusca und Sciara in Jahres- berichte der Schlesische Gesellschaft (1828). 123. — Ueber Cionophora Egger in Verhandlungen der K. K. zoologisch-botanischen Gesellschaft (1854). 124. — Beitrag zur Fauna der Neusiedler Sees in Ver- handlungen der K. K. zoologisch-botanischen Gesellschaft zu Wien (1855). 125. ScHonz. Ueber die Aufenthalt der Dipteren wáhrend ibrer erten Stánde (1819). 126. ScubDEr. Bulletin oí the United States Geological Sur- vey, MI (1877) et IV (1878). 127. SkuseE. Diptera of Australia ¿2n Proceedings of the Lin- nean Society of New South Wales (1889 el 1890). 128. STAEGER. Króyer's Tidsskrifning (1840). 129. Sranwtus. Observationes de speciebus nonnullis ge- nere Mycetophila novis vel minus cognita. Breslau (1831). 130. — Bemerkungen uber einige Arten der Zweiflúger- Gattungen Macrocera, Platyura, Sciophila, Leia und Mycetophila in « Isis », VIN (1830). 131. SrroBL. Programm der K. K. Obergymnasiums der Benediktiner in Settenstetten (1881). 132. Thomson (C. G.). Diptera species novas descripsit (. G. Thomson ¿n Eugenies Resa omkring Jor- den. Entomologiska Bidrag. Zoologi. Insekter (1868). 133. VAN DER WuLr. Diptera Neerlandica, 1n Tijdschriften voor Entomologie, XIX (1878). —ul — . VAN DER WuLt. Tijdschriften voor Entomologie (1874). — Tijdschriften voor Entomologie (1887). . Vay Roser (C. L. F.). Verzeichniss Wúrtembergis- cher Dipteren ¿n Correspondenzblatt der Wuúrtembergischen Landwirthschaften Vereins (1834). . VoN HEYDEN. Report of the Geological Survey of the United States in the Florisant Lake (1890). . WAHLBERG. Acta Holmiae (1838-48). — Merkwúrdigen Instinct und Lichtentwickelung bei einer schwedischen Múcken-Art ¿n Stetti- ner entomologische Zeitung (1849). . WALKER (Francis). List of the specimens of Dipterous Insects in the collection of British Museum. London (1848-55). — Coleoptera, Hymenoptera and Diptera collected by Captain King in the Survey in the Straits of Magellan ¿n Transactions of the Linnean Society of London (1837). — Insecta Saundersiana (Diptera). London (1856). — Entomological Magazin, 1 (1835) et IV (1836). 4. Wesrwoob. Introduction to the modern classification of Insects. London (1840). . WEYENBERGH in NAPP. La República Argentina (1876). — (Dx. H.). Varia entomologica ¿n Tijdschrift voor Entomologie (1874). . WIEDEMANN. Aussereuropáische zweiflúgelige Insek- ten (1828-30). — 7Zoologische Magazin (1817-19). — Diptera exotica, I (1821). . WIEGMAN et RurHeE. Handbuch der Zoologie (1832). . WINNERTZ. Beitrag zu einer Monographie der Pilzmú- cken (1863). — Beitrag zu einer Monographie der Sciarinen (1867). -— 482 — 153. Wiwwvertz. Verhandlungen der K. K. zoologisch-bota- nischen Gesellschaft zu Wien (1869). 154. — Verhandlungen der K. K. zoologisch-botanischen Gesellschaft zu Wien, XXI (1871). 155. ZETTERSTEDT. Diptera svecica (1842). 156. — Insecta Lapponica descripta. Lipsiae (1839). EXPLICACION DE LAS LÁMINAS PLANCHA l Fr6. 1. —Ala de Sciara: a, nervadura costal; b, nervadura medias- tina; c, nervadura sub-costal ; e, nervadura marginal ; f, nervadura ex- terno-mediaria ó discoidal ahorquillada; g, nervadura interno media ria; y, ramo de la nervadura interno mediaria; h, nervadura anal: ¿, nervadura axilar: v, nérvulo transverso radical ; d, nérvulo transverso medio. 1, célula radical superior; 2, célula costal ; 3, célula mediastina ; 4, célula marginal; 6, células posteriores; 8S*, célula radical media. Fic. 2-4. — Las mismas letras y números para las nervaduras y cé— lulas que en Sciara, pero además : j, nervadura espúrea ; w, nérvulo que cierra la radical media: 4, célula marginal (simple en la fig. 2 dividida en dos partes por un nérvulo oblícuo en las figuras 3 y 4) Fic. 5. — Ala de Macrocera. Fic. 6. — Ala de Lia. Fic. 7. — Ala de Platyura. Fic. 8. — Ala de Neoglaphyroptera. Fic. 9.—Ala de Sciophila. Fic. 10.—Ala de Tetragoneura. FiG. 11. —Ala de Boletina. Fic. 12, — Ala de Neoempheria. Fic. 13. — Ala de Mycetophila. Fic. 14, —Ala de Lasiosoma. Fic. 15. —Perfil de un Mycetophilidae (Sciophila.. Fic. 16. — Pata posterior de Sciara. Fic. 17. — Organos genitales externos de Sciara (MEIGEN). Fic. 18. — Sciara atra MACQUART. Fic. 19. — Neoglaphyroptera bipartita LyncH A. FiG FiG FiG FiG Fic Fic Fic FiG El PLANCHA lI . 1. — Género Macrocera. . 2. —Genero Platyura. . 3.— Género Sciophila. . 4. — Género Neoempheria, . 5.— Género Mycetophila. . 6. —Larva de Mycetophila scatophora Perris (desnuda). . 71. —La misma cubierta con sus mismos escrementos. . 8. —Ninfa de Mycetophila scatophora PERRIS. eu a e Y > ' . e. —m. e YX o pa go A , A E a > A - A e "e a - * - de Aé . 2 . o a” = a 5 Ah h, 4 7 te s ' e o ci ODipterología Arsentina - MYCRTOPHÍLIDAE LÁM e F.LCH.A DEL La Madrilena, Lath: A ISA. “AE La Madrileña, Lith. TOPHÍLIDAE MYCE — logta Argentina F.LCH.A DEL Diptero BS ye NAAA Ne "A e ay E A Y . E el í e «De Nr ts y yA AP dl A hol Ana ' 1] 8 perrito, 5 HN ica De AA 1d 4 Ú a Ñ 1 á h. . v ñ , | al AN « . d ' m3 x Y ' / 6 ñ J ed o ñ : / y 1 . ÍNDICE DEL TOMO XII GUILLERMO BODENBENDER. — La cuenca del valle del Rio 1* en Córdoba. Descripcion geológica del valle del Rio 1* desde la sierra de Córdoba hasta la Mar Chiquita................. Oscar DoerIx6. — La variabilidad interdiurna de la temperatura dela ciudad de Córdoba........ St AS ADOLFO DoErnING. — Las aguas termales del Rio Hondo, provin- ae Saatiaso del ESTOTO.. ce oecoaooooo cone icassro ness FEDERICO CLAREN. — Plano y descripcion topográfica de las aguas iBnmales de Rio Hondo... coco comsas cios. Hd G. Ave-LaLLEMANT. — Estudios mineros en la provincia de Men- doza. La parte setentrional de la sierra de Uspallata........ Oscar DOERING. — La marcha diurna de algunos elementos me- teorológicos en Córdoba (República Argentina!...... . me ADOLFO DoErING. — Las toscas calcáreas y su aplicacion para la fabricacion de cementos y cales hidráulicas................ Oscar DoerING. — Las manifestaciones del magnetismo terres- tresenda provincia de Córdoba. ...:.oocinccnesz. RODOLFO ZuBEr. —- Informe sobre 15) terrenos petkollferos del Departamento de San Rafael Provincia de Mendoza)........ FéLIx LYNcH ARRIBÁLZAGA. — Dipterología argentina (Mycetophi- A OS AA OSOS SOON FLORENTINO AMEGHINO. — Répliques aux critiques du Dr. Bur- meister sur quelques genres de mammiféres fossiles de la Ré- publique Argentine........... E a Sa FELIx BNO ARRIBALZACAS — Dipterología argentina. Comple Páginas Ol (Sd Ot 370 471 a > ¡18 . / o VJ ¡5 Pd Ñ ' 33 Córdobe, Argentine Republic c7 Boletín t.12 Q Academia Nacional de Ciencias, | Physical A | Applied Set. Sariala PLEASE DO NOT REMOVE CARDS OR SLIPS FROM THIS POCKET UNIVERSITY OF TORONTO LIBRARY STORAGE 3 : > A E == A PINES ; = i DAS = , : SS DAS E a a E O SS TS ARAN Me Y: