Gobierno
FEDERAL
LA CACERÍA
EN MÉXICO
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ENTREVISTA A
ALDEGUNDO GARZA
DE LEÓN, FUNDADOR
DEL MUSEO DE LAS
AVES DE MÉXICO
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LA CURVINA GOLFINA
Durante 2009 se registró la pesca de casi 3 200 toneladas de curvina golfina en el poblado
del Golfo de Santa Clara, Sonora, el equivalente a un poco más de un millón de peces.
Según estimaciones recientes, el volumen de pesca no reportado oficialmente podría ser
hasta de 20% más. Si sumamos los kilos no aprovechados para consumo humano, alrededor
de 5000 toneladas de curvina golfina fueron capturadas en 2009. Desde que esta pesquería
resurgió en 1 992 se sabe que se han reportado más de 43 000 toneladas.
¿Podrá sostenerse esta producción en años futuros?
¿Cuán cerca o lejos nos encontramos de un nuevo
colapso pesquero?
so DE LA BIOOlVERSIDAD
eOLETÍ:N BIMESTRAL DE LA COMISIÓr
ISSN: 1870-1760
LA CURVIiyA GOLFIMA:
BIOLOGÍA, PESQUERÍA Y SU GENTE
Gustavo a. paredes, brad erisman, Ismael mascareñas Osorio, José Cota nieto,
katie Gherard y Octavio aburto Oropeza*
Portada:
Las pangas arriban a
la playa con cientos
de corvinas enredadas
en los chinchorros
utilizados por los
pescadores.
Arriba:
La "carrera por los
peces": todos pescan, la
mayor parte del tiempo
y lo más que se pueda.
Fotos: © Octavio Aburto / iLCP
La pesquería
La pesca de curvina golf! na {Cynosdon othonopterus)
se realiza cada año durante el lapso de cuatro a seis
mareas de pesca. Cada marea comprende un perio-
do entre siete y ocho días, que generalmente inicia
después del cuarto lunar y se extiende a la luna llena
o nueva de los meses comprendidos entre febrero y
mayo. El 90% de estas capturas se obtiene en sólo
tres días de pesca por cada marea. Durante esos días
la curvina es capturada con facilidad, lo cual está liga-
do a su biología reproductiva.
Justo después del cuarto menguante, las curvinas
comienzan su migración hacia las aguas someras del
delta del Río Colorado. La pesca empieza durante esos
días, pero el rendimiento por embarcación es relati-
vamente bajo (menor a 300 kg por viaje), pues toda-
vía están dispersas. Cuando faltan cuatro días para la
luna llena o nueva, se forman grandes grupos de cur-
vinas que a la mañana siguiente entran en la zona del
estuario, con gónadas totalmente hidratadas, y luego
desovan por la tarde y noche. El desove está relaciona-
do, al parecer, con el cambio de mareas y es cuando el
rendimiento de la pesquería llega a rebasar un prome-
dio de 500 kg por viaje y el esfuerzo pesquero rebasa
las 300 embarcaciones por día.
Las capturas en cada marea se procesan en cuatro
etapas: desenmallado, eviscerado (localmente llamado
deschurupado), limpieza y comercialización. Ya que el
chinchorro (red agallera) en ocasiones contiene más
de dos toneladas de pescado, se precisa de ayudantes
para desenmallarlo, que a cambio reciben de dos a
seis curvinas por red.
Una vez desenmallado, el producto se transpor-
ta al área de deschurupado, ubicada casi siempre en
la casa del dueño de la embarcación. Ahí se remue-
ven las visceras y se separa el buche o vejiga nata-
toria del pez (órgano que sirve para su flotabilidad y
para producir sonido durante la reproducción); este
subproducto alcanza un precio en el mercado de 30 a
50 pesos por kilo y se comercializa por separado. En
el deschurupado se emplean ayudantes que reciben
varias curvinas en pago y/o el volumen de buche pro-
ducido. Las curvinas ya deschurupadas se transportan
a un recibidor donde son pesadas para su venta. Este
recibidor es propiedad del comercializador quien fija el
precio del pescado dependiendo de la demanda en el
mercado y se encarga de la limpieza, empaquetado
y transporte a los puntos de venta. La mayor parte
se destina a los mercados del D.F., Sonora, Sinaloa y
Baja California.
2
Prácticamente todo el poblado se vuelca a la tarea
de procesar las capturas. Incluso habitantes de los ejidos
cercanos aprovechan para trabajar en esta pesquería.
Tomando en cuenta el número de pangas y los días de
actividad, se estima que en la temporada 2009 el vo-
lumen total de producción tuvo un valor de cerca de
31 millones de pesos. De éstos, se destinaron 330 mil
pesos al pago de deschurupadores y 1 90 mil pesos a los
desenmalladores. Además, el remolque de pangas tam-
bién se paga en especie, que en esa temporada equi-
p valió a 1 60 mil pesos. El pescador vendió directamente
I una pequeña parte de la carga al menudeo, por un valor
aproximado de 170 mil pesos. El resto, 30150000 pe-
sos, se generó por la venta a mercados mayores.
La ilusión de la abundancia infinita
¿Cómo es posible pescar tanta curvina? Esta diná-
mica pesquera coincide con el periodo de mayor
demanda de pescado en México: la Cuaresma. Pero
más importante aún es que la abundancia de la es-
pecie se debe a que los individuos se agregan para
reproducirse. Es por ello que la pesquería se lleva a
cabo durante la migración de la especie. El estuario
es donde machos y hembras expulsan los gametos
para ser fertilizados.
Agregaciones como la de la curvina existen en
todos los océanos, pero muchas han desaparecido
abruptamente por las pesquerías. Dado que su com-
portamiento está dirigido a agruparse en áreas relati-
vamente pequeñas, es muy fácil pescarlas. Se piensa
que estas pesquerías son inagotables porque la canti-
dad que se pesca no cambia con el tiempo, hasta que
se captura el último grupo. En realidad se trata de una
"ilusión de abundancia infinita".
Muchas agregaciones han sido puestas bajo pro-
tección después del decaimiento de las pesquerías.
Por ejemplo, la pesquería de totoaba {Toteaba mac-
donaldi), en el mismo Alto Golfo de California, se co-
lapsó en la década de 1970. Esta especie, prima de la
curvina golfina, alcanzaba tallas de hasta dos metros
y medio, y formaba grandes agregaciones de repro-
ducción. En la década de 1950, se llegaron a registrar
más de 2 500 toneladas de totoaba eviscerada. La
pesquería se cerró en 1 975 con drásticos impactos en
la economía de la región.
Se le llama agregaciones de reproducción a los agru-
pamlentos temporales de una o más especies con la
finalidad de realizar el desove, y comprenden desde
decenas hasta millones de Individuos, según la especie.
Éstas ocurren en diferentes hábitats, como los arrecifes
de coral, bosques de macroalgas, estuarios y lagunas
costeras, y en montañas submarinas. Pueden ocurrir
una o varias veces al año y duran de días a semanas.
Problemas actuales relacionados
con la pesquería de curvina golfina
Las mismas condiciones que generan volúmenes de
pesca extraordinarios dan pie a múltiples problemas
sociales y económicos: sobreproducción, caída de pre-
cio, excesivo número de embarcaciones, conflictos en
alta mar, endeudamiento, entre otros.
En el estuario del delta
del Río Colorado se
desarrollan las etapas
críticas de la curvina
golfina. La especie
es endémica del Alto
Golfo, pero poco se sabe
de ella más allá de los
aspectos reproductivos.
Ilustraciones: Yukiko Nishikawa
3
El pueblo Indígena cucapá produce menos de 5% de las capturas anuales de curvína. Sin embargo, la pesca
de esta especie ha sido parte de su cultura ancestral. Aungue ciertos acuerdos reconocen gue pueden pescar
en zonas del Río Colorado, el azolvamiento del cauce de este último ha generado un conflicto entre las zonas
de pesca y las zonas de no pesca dentro de la reserva. Además, la veda de mayo es una de sus principales
preocupaciones, pues tradicionalmente han pescado en esas fechas.
Los volúmenes de
corvina capturados son
procesados rápidamente.
Los tráilers se cargan
a toda su capacidad
para enviar el producto,
principalmente al
Distrito Federal.
Foto: © Octavio Aborto / itCP
El primer problema es que el valor del kilo de cur-
vina se desploma en cuestión de horas, variando entre
25 y 2 pesos, pues está relacionado a la cantidad de
pescado que arriba a los desembarcaderos. Esta si-
tuación se repite cada marea y cada año. El productor
entiende que la curvina tiene menos valor cuando se
pesca mucho y rápido, pues se satura el mercado (local-
mente llamado el "encoche"). En virtud de que no hay
cooperación entre los productores pesqueros, se gene-
ra una "carrera por los peces": todos pescan, la mayor
parte del tiempo y lo más que se pueda. Esto provo-
ca el segundo problema: demasiadas embarcaciones,
permisos y pescadores ilegales. Debido al libre acceso
para pescar, la pesquería se ha sobrecapitalizado; histó-
ricamente se han otorgado demasiados permisos y se
han retirado muy pocos. Un tercer problema es que, si
bien existen regulaciones para la pesquería, éstas no
se respetan y la vigilancia es insuficiente; en ocasiones,
es nula. Esta pesquería es de las pocas en todo México
que está reglamentada bajo una norma oficial (nom).
Sin embargo, su completo funcionamiento está aún
pendiente. La legislación actual requiere la interacción
de múltiples agencias de gobierno estatales y federa-
les (SAGARPA-CONAPESCA, SEMARNAT-CONANP, PREOFEPA)
para su implementación y vigilancia. No obstante, ello
ha representado más un obstáculo que una fortaleza.
Existen dos principales regulaciones para esta es-
pecie: a) un acuerdo de veda publicado previamente
en 2005, que la estipula entre el 1 de mayo y el 31
de agosto; y b) La nom-063 de 2007 que determina
reglas específicas para la pesca en la temporada de no
veda. Entre éstas destacan: 1. uso de red de 5%"; 2.
la pesca debe realizarse de día; 3. empleo de sólo una
red por embarcación; 4. desembarcado de capturas
únicamente en tres puertos (San Felipe, El Zanjón y el
Golfo de Santa Clara); 5. la talla mínima de captura es
de 65 cm; y 6. establecimiento de una cuota de cap-
tura por parte del Instituto Nacional de la Pesca (inp).
Además, se encuentra protegida por la Reserva de la
Biosfera Alto Golfo de California y Delta del Río Colo-
rado, donde las actividades de pesca de esta especie
están prohibidas dentro de la zona núcleo, que ocupa
las principales áreas de desove.
En 2009 fue implementado un programa para es-
tandarizar el uso de la red de 5%"; se verificó que la
pesca se realizara mayormente de día y que las em-
barcaciones contaran con permisos; además, se evitó
la pesca dentro de la zona núcleo. También se llegó
a un acuerdo entre pescadores y comercializadores
para establecer un precio no menor de 8 pesos/kilo
durante toda la temporada; valor que estuvo muy por
debajo de las expectativas de los pescadores. Desa-
fortunadamente, aún no se respeta por completo la
talla mínima de captura, el tamaño de la red y aún se
observan embarcaciones irregulares. De igual mane-
ra, no se ha establecido oficialmente un mecanismo
para la estandarización de la cuota de captura y de
El reto de administrar pesquerías es
"producir más pesos con menos peces"
un programa de monitoreo que estime los volúmenes
capturados y los procesados.
Todo problema presenta
una oportunidad para resolverlo
Los pescadores de la región han experimentado distin-
tos procesos de manejo de recursos: aceptaron la crea-
ción de la reserva de la biosfera, han firmado acuerdos
para mejorar la conservación de la vida silvestre de
la región (incluyendo todo lo referente a la vaquita
marina) y han unido esfuerzos con otras instituciones,
incluyendo científicos y académicos, para llevar a cabo
acciones de manejo pesquero mejor sustentadas.
El pescador experimentado sabe que hay varias
formas de mejorar el manejo pesquero, tomando en
cuenta la biología de la especie; por ejemplo, que si
se le deja desovar entonces se asegura la producción
para las próximas temporadas. Desafortunadamente,
el libre acceso promueve que la especie sea capturada
en cualquier momento si no existe una férrea vigilan-
cia. Un acuerdo de custodia y una veda parcial duran-
te el momento crítico de desove son mecanismos que
pueden ser promovidos por la misma comunidad, que
ayudarían además a establecer un precio justo duran-
te toda la temporada.
Actualmente la vigilancia se enfoca en la no pesca
dentro de la zona núcleo, que es difícil de mantener
durante toda la marea. Esta situación da oportunidad
a la pesca antes, durante y después del tiempo de
desove. Las investigaciones científicas han mostrado
un patrón de pesca bien definido, que coincide con el
patrón reproductivo de la especie. Como está deter-
minado por la marea -y se repite cada año- se puede
predecir el tiempo crítico de desove -que dura de 6 a 1 8
horas- y se pueden mejorar las regulaciones de pesca.
El gremio de pescadores locales aprovecha una se-
rie de pesquerías a lo largo del año. Por ejemplo, el
camarón {Litopaneus stylirostris) se pesca de septiem-
bre a febrero, seguido por la captura de curvina, para
dar paso a la del chano (Micropogonias megalops) y
la sierra {Scomberomorus sierra) de abril a junio. En
los meses más calurosos (junio, julio y agosto) no hay
pesca. La pesquería de curvina podría ser un primer
paso para establecer un programa de manejo pes-
quero para la región, en el que no sólo se tome en
cuenta una especie, sino el ecosistema por completo.
La situación requiere un cambio que los involucrados
deben impulsar para asegurar un mejor manejo pes-
quero y mejores beneficios económicos.
Agradecimientos
No habríamos avanzado en esta investigación sin la
ayuda y participación de numerosos actores en la pes-
quería: desde estudiantes, pescadores y amas de casa
hasta instituciones de gobierno y organizaciones de la
sociedad civil que prestaron su tiempo para ser entre-
vistados y facilitaron el acceso a las capturas.
Como muchas
pesquerías artesanales
en México, la curvina
golfina representa una
fuente importante
de alimento para
comunidades y familias.
Foto: © Octavio Aborto / iLCP
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Centro para la Biodiversidad Marina y la Conservación,
Instituto de Oceanografía Scripps, La Jolla, CA.
Contacto: gparedes@ucsd.edu
* International League of Conservation Photographers
octavioaburto@gmail.com
5
Desde tiempos precolombinos, los habitantes del con-
tinente americano han utilizado una gran variedad
de animales con múltiples propósitos.^' ^ En todo
México, las comunidades rurales han extraído fauna
silvestre durante siglos.'^' ^ Los aztecas y los mayas, por
ejemplo, empleaban numerosos vertebrados como
proveedores de carne, pieles, plumas, huesos, grasa
y aceites, pigmentos, productos medicinales y otros
materiales consumidos localmente o intercambiados
por otros bienes.®' ^ En la actualidad, una parte im-
portante de los habitantes del medio rural mexicano
todavía aprovecha algunos animales silvestres como
fuente de alimento, pieles, plumas, huesos, aceites,
pigmentos, sustancias medicinales y otros materiales
que se consumen o comercian localmente . 8 . 9 , 10 , 11,12
La gran mayoría de los usuarios de fauna silvestre son
pobladores rurales de muy bajos ingresos económi-
cos,® quienes consumen la carne y frecuentemente
también las visceras de sus presas para alimentar a sus
familias. Estos productos, incluyendo en ocasiones la
piel, son vendidos dentro de sus propias comunida-
des o en poblados cercanos.^' No obstante,
el impacto del uso de la fauna sobre las poblaciones
silvestres apenas comienza a documentarse en México
y en el resto de Latinoamérica.®'
Estudios realizados en el sur de México durante la
última década demuestran que en los bosques tropica-
les de la región la cacería es intensa, y se utilizan más
de 60 especies de mamíferos, aves y reptiles. Por ejem-
plo, Escamilla et al. (2000) encontraron que los habi-
tantes de tres comunidades de la región de Calakmul,
Campeche, extrajeron 7.4 toneladas de biomasa de
18 especies de vertebrados terrestres, principalmente
mamíferos, durante un año. En otro estudio, realizado
por Naranjo et al. (2004) durante un periodo similar
en la Selva Lacandona, Chiapas, se observó que 190
cazadores de cinco comunidades indígenas y mestizas
extrajeron un total de 782 animales, la mayoría de ellos
tepezcuintles {Cuniculus paca), pero también especies
de mayor tamaño como tapires {Tapirus bairdii) y ja-
guares {Panthera onca) entre los mamíferos, así como
hocofaisanes {Crax rubra) y pericos {Amazona spp.) en-
tre las aves. Esta magnitud de extracción corresponde
a 8.2 toneladas de carne, equivalente a un promedio
de 43.2 kg/cazador, involucrando 32 especies de ma-
míferos, aves y reptiles durante un año. Sin embargo,
seis especies de mamíferos (tepezcuintle, tapir, pécari
de collar, pécari de labios blancos, venado cola blan-
ca y venado temazate) contribuyeron con casi el 87%
del peso total de fauna aprovechada en las cinco co-
munidades (Fig. 1)7^ Con base en estos datos, si esta
magnitud de extracción y la proporción de cazadores
respecto de la población total (12% en promedio) fue-
ran similares en el conjunto de comunidades rurales de
la Selva Lacandona, podríamos esperar una captura de
hasta 100 mil animales silvestres (más de mil toneladas
de carne), utilizados cada año por los aproximadamen-
te 200 mil habitantes y 24 mil cazadores de las mismas
comunidades.
Estos y otros estudios similares dejan ver que entre
las especies con mayor presión de caza se encuentran
los herbívoros y omnívoros de mayor talla, como vena-
dos {Odocoileus virginianus y Mazama spp.), pecaríes
{Tayassu spp.), tapires {Tapirus bairdii), tepezcuintles
{Cuniculus paca) y armadillos {Dasypus novemdnctus)
entre los mamíferos; pavos {Meleagris spp.), cojolitas
{Penelope purpurascens), hocofaisanes {Crax rubra),
patos (Anatidae) y tinamúes (Tinamidae) entre las aves;
así como iguanas {Iguana iguana y Ctenosaura spp.) y
tortugas de agua dulce (e.y. Dermatemys mawii, Clau-
dius angustatus) entre los reptiles. Similarmente, las
especies carnívoras de talla grande o mediana también
están sujetas a fuerte presión de cacería, con frecuencia
por el daño real o potencial que pueden causar a los
animales domésticos y a los habitantes de comunida-
des rurales. Entre estas especies destacan los grandes
felinos como el jaguar {Panthera onca), el puma {Punna
concolor) y el ocelote {Leopardos pardalis), especies
medianas de mamíferos como el coatí {Nasua narica),
el mapache {Procyon lotor), así como águilas y halcones
entre las aves, y cocodrilos {Crocodylus spp.) y caimanes
{Calman crocodylus) entre los reptiles.
En pocos casos se ha podido analizar en detalle el
estado de las poblaciones silvestres de algunas espe-
cies de vertebrados y, en estos ejemplos, la informa-
ción apunta a un problema de afectación considera-
ble que guarda similitud con el "síndrome del bosque
vacío", donde la apariencia externa de la vegetación
parecería saludable a pesar de que existe un alto gra-
do de defaunación {sensu Dirzo y Miranda). Un es-
tudio ilustrativo de esta situación se desarrolló en la
parte norte de la Sierra de Los Tuxtlas, donde ocurrió
la extinción local de especies como el águila arpía, la
guacamaya roja, el jaguar, el puma, el tapir y el mono
araña, así como una drástica disminución de otras es-
pecies como el venado cola blanca, el venado tema-
zate y los pecaríes de collar y de labios blancos. En el
caso de estas últimas cuatro especies, estos estudios
encontraron una frecuencia muy baja de registro por
Figura 1
Volumen (kg) y porcentaje de biomasa extraída de vertebrados silvestres
en cinco comunidades de la Selva Lacandona, Chiapas, durante un año.
Fuente: Naranjo et al (2004)
métodos como la detección de sus huellas en transec-
tos estandarizados, así como en avistamientos diurnos
y nocturnos, y observación casual por investigadores
y estudiantes, lo cual sugiere que sus poblaciones en
esa zona podrían estar próximas a la extinción local.
Por otra parte los trabajos sobre defaunación antes
citados indican que el fenómeno de afectación en las
poblaciones de vertebrados, en particular de los ma-
míferos, no es aleatorio. La evidencia sugiere que el
proceso de defaunación es selectivo, con un mayor
grado de afectación sobre las especies de tamaño
mediano a grande, y un impacto menor, o incluso un
efecto positivo, sobre muchas de las especies de talla
más pequeña, en particular de pequeños roedores.^^
Lobo mexicano macho
adulto capturado en
1948 cerca del río
Gavilán, al norte de
Chihuahua.
Las fotos que ilustran este artículo
fueron tomadas de: Fauna silvestre
de México, de A. Starker Leopoid,
Instituto Mexicano de Recursos
Naturales Renovables, 1977.
7
Cazador con un venado
en el sur de Veracruz.
Foto: © C.W. Schwartz
Esta situación de defaunación selectiva hace evidente
que el impacto humano directo tiene un mayor efec-
to sobre los vertebrados herbívoros y omnívoros, así
como sobre los animales carnívoros y carroñaros que
se ubican en la cúspide de las cadenas tróficas.
El impacto selectivo sobre la fauna silvestre lo ge-
neran factores extrínsecos e intrínsecos.^^ Entre los pri-
meros se encuentran las preferencias de los cazadores
por animales de mayor talla, su valor alimenticio, la fa-
cilidad para encontrarlos en el campo y la existencia de
conflictos entre asentamientos humanos y fauna, como
el hecho de que depredadores de talla grande (por
ejemplo, jaguares, pumas y ocelotes) incursionen en las
poblaciones para cazar animales domésticos. Entre los
factores intrínsecos se incluyen la tasa de crecimiento
poblacional de la especie, así como la longevidad y la
edad en la que alcanzan la madurez sexual. En estudios
acerca de la fauna de Los Tuxtlas y de la Selva Lacan-
dona^^ estos factores demográficos intrínsecos de los
animales de talla mayor se correlacionan positivamente
con la probabilidad de que las especies sean afectadas
por la cacería, y de manera negativa con la de que sean
detectadas en su ambiente natural.
Las consecuencias ecológicas de la defaunación
han sido poco estudiadas en México. Sin embargo, se
puede especular que si hay especies que dependen de
estos vertebrados para su existencia o mantenimiento,
se podrían esperar situaciones de coextinción (local al
menos), incluyendo la pérdida de especies asociadas,
como sería el caso de ectoparásitos invertebrados,
insectos coprófagos y animales carroñeros, como ha
ocurrido en otros sitios afectados por la defaunadón.^°
Por otra parte, dado que estas especies dañadas por
la cacería desempeñan algún papel importante en la
Oso plateado macho
cazado en octubre de
1955 en la Sierra del
Nido, Chihuahua.
8
comunidad natural, se puede esperar que en su ausen-
cia algunos aspectos estructurales y funcionales de las
comunidades naturales también se vean perturbados.
Por ejemplo, la cacería de monos, que actúan como
agentes dispersores de las semillas de muchas especies
de plantas, pone en riesgo la capacidad regenerativa de
las especies de árboles tropicales de dispersión zoóco-
ra. En Los Tuxtlas, por ejemplo, se ha observado una
capacidad de reclutamiento limitada con un déficit de
hasta 50% de las especies de dispersión zoocora en
sitios fragmentados donde la incursión de cazadores es
más frecuente, y por consecuencia tales agentes dis-
persores están ausentes.^^ En este mismo sitio, la au-
sencia de herbívoros vertebrados medianos y grandes
del sotobosque tropical trae consigo efectos indirectos
sobre la regeneración de la selva, ya que sin estos ani-
males algunas especies vegetales pierden su control
natural y logran monopolizar el espacio a expensas de
otras plantas, lo que conduce a una reducción en la
diversidad neta de plantas en el sotobosque tropical
de sitios defaunados.^^ Es previsible, incluso, que tal si-
tuación de defaunación selectiva tenga repercusiones
sobre algunos servicios ambientales, como el hecho de
que, en ausencia de sus depredadores, ciertas especies
(como roedores y algunas serpientes) alcancen niveles
y conductas que las vuelvan nocivas al invadir asenta-
mientos humanos y afectar bienes de los pobladores
locales, o bien al convertirse en vectores de transmisión
de enfermedades, como los cuadros generados por los
hantavirus y la leptospira.
En el altiplano y las serranías del norte y centro de
México, a diferencia del sur, la cacería deportiva es una
actividad económica importante y se centra en un nú-
mero reducido de especies nativas e introducidas (me-
nos de 20), entre las que destacan el venado cola blan-
ca {Odocoileus virginianus), el venado bura {Odocoileus
hemionus), el borrego cimarrón {Ovis canadensis), el
pécari de collar {Tayassu tajacu), el ciervo rojo {Cervus
elaphus), el coyote {Canis latrans), los conejos {Sylvila-
gus spp.), el pavo silvestre {Meleagris gallopavo), varias
especies de palomas (principalmente la paloma de alas
blancas, Zenaida asiatica) y diversas especies de patos.
En el año 2001 existían poco más de 1100 clubes de
caza registrados legalmente en el país (sobre todo en
los estados del norte), y el mismo año la semarnat
autorizó a 9803 cazadores deportivos nacionales y ex-
tranjeros más de 35 mil permisos de caza con un valor
aproximado de 8.8 millones de pesos (poco más de 800
mil dólares estadounidenses).^^ En muchos casos, los
propietarios de los predios donde se practica la caza
deportiva aplican correctamente los planes de mane-
jo de las especies nativas avalados por la semarnat.
te;
lo que les permite obtener ingresos económicos im-
portantes sin menoscabo de las poblaciones de fauna
local. No obstante, también se presentan situaciones
en las que el aprovechamiento se centra en especies
exóticas liberadas en el medio silvestre, lo que posible-
mente esté ocasionando disminuciones importantes en
la abundancia de algunas especies de fauna nativa de-
bido a la competencia por espacio y alimento. Éste es
el caso de un número creciente de ranchos cinegéticos
en estados del centro y norte del país, donde se ofertan
diversas especies de ungulados asiáticos, europeos y
africanos (por ejemplo, borrego berberisco, cabra mon-
tés, jabalí europeo, íbex y antílopes), que compiten con
herbívoros locales (venados, pecarías y liebres, entre
otros) y modifican el hábitat natural. El impacto de este
tipo de sistemas cinegéticos aún no ha sido evaluado
en México. Sin embargo, es de esperarse que las espe-
cies introducidas estén causando un grado de deterioro
importante en las comunidades naturales del país.
Jaguar capturado en los
manglares de la costa
de Nayarit.
Puma cazado en la
Sierra Madre de Sonora.
Fotos: © E.E. Lee
9
Inicio de una cacería en Este análisis Sugiere que la cacería en México cons-
Tapaiapan, veracruz. tituye una amenaza significativa para las poblaciones
Foto:©c.w.schwartz s¡|vestres cle numerosas especies del país, con un ries-
go de generar extinciones locales adicionales, por lo
cual, la conservación y manejo sustentadle de estas
poblaciones representan el objetivo que debe alcan-
zarse para hacer de la fauna un componente efectivo
del capital natural del país.
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SEMARNAT. 2005. Informe de la situación del medio am-
biente en México 2005. Secretaría de Medio Ambiente y
Recursos Naturales, México.
* Investigador. Área de Conservación de la Biodiversidad, El Colegio
de la Frontera Sur. enaranjo@ecosur.mx
** Investigador. Centro de Investigaciones Tropicales, Universidad
Veracruzana
*** Profesor. Department of Biology, Stanford University
10
Don Aldegundo Garza de León nació el 15 de no-
viembre de 1939. Vio su primera luz en la dudad de
Monterrey. Su infancia en Saltillo la recuerda con ese
brillo en los ojos que sólo se puede ver en la gente
que ha sabido vivir con intensidad. En aquel entonces,
nos cuenta, la vida transcurría sin sobresaltos: "...en
lo que se conoce ahora como la Casa del Anciano se
encontraba el Colegio Zaragoza donde estudié prima-
ria y secundaria; en aquel sitio jugábamos basquetbol,
voleibol, a veces nadábamos, no siempre porque el
agua estaba muy fría. Hacia el rumbo de San Loren-
zo, donde habla muchas huertas, nos Ibamos a comer
frutas, a pescar sardinas en los arroyitos, todo Saltillo
estaba lleno de agua...". La misma ciudad ofrecía la
posibilidad de conocer las maravillas de la naturaleza.
¿Cómo fue que le surgió el interés por la avifauna?
Todo comenzó cuando era niño y salía los domingos
con mi padre a caminar por las afueras de la ciudad
de Saltillo. Un día mi padre me hizo notar la presencia
de un ave que parecía una brasita suspendida en el
aire; era un mosquero cardenalito. Quise tomarla con
mis manos para llevarla a casa y enseñarla a mamá y
a mis hermanas, [pero] obviamente no pude atrapar-
la. Mi padre, al ver mis esfuerzos, me señaló que no
podría tener esa ave a menos que lograra cazarla. Sus
consejos y ayuda me brindaron la posibilidad de llevar
a cabo mi gusto por las aves, al regalarme un rifle .22
de un solo tiro, con el que logré colectar mi primera
ave para disecarla: un halcón cernícalo.
Aldegundo Garza
de León con Miguel
Álvarez del Toro.
El material fotográfico reproducido
en el artículo es propiedad del
archivo histórico del Museo de las
Aves de México.
Entrevista a ALDEGUNDO
GARZA DE LEÓN,
FUNDADOR DEL MUSEO DE LAS AVES DE MÉXICO
11
¿Qué fue lo que pasó con ese
primer ejemplar colectado?
Pues bien, después de haber colectado ese balconcito,
el problema fue ver quién podría disecarla. En aque-
llos años, las únicas personas en Saltillo que disecaban
eran los hermanos Fuentes. Recuerdo que me dirigí
a donde trabajaban y me encontré al señor Pedro
Fuentes, entré y después de saludarlo le pregunté si
podría disecar aves. Él me miró y me explicó que se
dedicaba a disecar piezas grandes, no aves pequeñas.
No obstante, le insistí y después de pensarlo un poco
más aceptó disecar mi balconcito. Hablamos sobre el
precio y me dispuse a esperar allí en su establecimien-
to a que terminara de disecarlo. Él me advirtió que
quizá se tardaría en dicha labor. Al ser niño, eso no
pareció importarme pues le contesté, sin titubear, que
me quedaría a ver cómo lo disecaba. Al regresar a mi
casa, mi padre lo puso en un lugar alto y seguro para
que nadie lo tocara y le hiciera daño.
¿Cómo fue que surgió
el Museo de las Aves de México?
El Salón de las Aves fue la antesala de lo que hoy se
conoce como Museo de las Aves de México. Mi colec-
ción se encontraba en mi casa y surgió de la colecta
de aves que realizaba cada vez que salía al campo y
observaba alguna especie que llamara mi atención.
La colección se fue integrando primero en la priva-
da Guadalupe y continuó en la colonia Jardines del
Valle, en la ciudad de Saltillo, en un espacio que se
llamó el Salón de las Aves, que muchos saltillenses y
visitantes conocieron durante más de 25 años. Hasta
ese momento no había pasado por mi mente la idea
de mostrar mi colección al público en general. No fue
sino hasta que un buen día la noticia de la existencia
de una persona que tenía en su casa una colección de
aves pronto se esparció en todo Saltillo y comenzaron
a llamar pidiendo que les mostrara las aves que se en-
contraban allí. De esta manera, la colección privada se
convirtió en un atractivo turístico de la ciudad.
Así pues, a finales de los años setenta hubo la ne-
cesidad de contratar a una persona que se encargara
expresamente de atender a los visitantes, que acudían
regularmente. En algunas ocasiones, cuando mis ac-
tividades me lo permitían, yo mismo les platicaba al-
gunos aspectos interesantes y sobresalientes sobre los
ejemplares. Desde ese entonces, al ver el impacto que
causaba en la población en general y mi interés cre-
ciente en las aves, fue que la colección pasó de un cen-
tenar de ejemplares a finales de los setenta hasta más
de 1 500 ejemplares en la década de los noventa. Esto
despertó una inquietud seria por construir un museo.
Familias enteras acuden
al Salón de las Aves,
ubicado en la casa del
señor Aldegundo
Garza de León.
12
"Me gustaría mucho que la gente pudiera seguir conociendo y, más aún, amando a las aves. "
Aldegundo Garza de León
¿Cuándo se fundó el Museo
de las Aves de México?
El gobierno del estado de Coahuila me solicitó que do-
nara mi colección de aves y se creara un fideicomiso,
por medio del cual la administración estatal facilitaría
el edificio y los recursos para operarlo, y ambas partes
nos comprometeríamos a dar a conocer, valorar y con-
servar nuestros recursos bióticos y particularmente los
que a avifauna se refieren.
Fue así como el 1 5 de noviembre de 1 993 abrió sus
puertas el Museo de las Aves de México, creándose con
él, además de un centro turístico de relevante impor-
tancia, un lugar de consulta y acervo para todos aque-
llos que deseen visitarlo, para aprender a conocer y/o
investigar todo lo relacionado con la avifauna nacional.
Aparte del doctor Alian Phillips, ¿con cuáles
otros investigadores ha tenido más interacción
o ha sentido una especial empatia?
Por correspondencia entablé una relación con don
Miguel Álvarez del Toro. En un principio desconocía
su importancia en la zoología y botánica, yo pensaba
que sólo se dedicaba a las aves por el zoológico y el
museo que había fundado. Sin embargo, conforme
lo fui conociendo me di cuenta de los conocimientos
de don Miguel, no sólo sobre aves sino también sobre
reptiles, mariposas, mamíferos, arácnidos, plantas; en
fin, era un hombre entregado a la investigación de
flora y fauna del estado de Chiapas. Aprendí mucho
de él, fue un gran maestro dentro de la ornitología y
un gran amigo.
Izquierda:
Águila arpía, ejemplar
perteneciente a la
colección del Museo de
las Aves de México.
Derecha:
Estudiantes de visita en
el Salón de las Aves.
¿Hubo algún personaje que influyera para
que su colección se incrementara?
Sí hubo una persona muy importante y la conocí de
manera fortuita a través del señor Pedro Fuentes. Un
día me llamó para decirme que un señor norteamerica-
no quería conocerme, pues él le había contado sobre
mis aves y mi interés en ellas. Ese señor era nada menos
que el doctor Alian R. Phillips, prominente ornitólogo.
El doctor Phillips revisó mis ejemplares y comenzó a
preguntarme muchas cosas, todas ellas relacionadas
con los ejemplares: si tenían muda, grasa, qué grado
de osificación craneal; en fin, datos que yo no tomaba
en aquellas fechas pues desconocía la forma de hacer-
lo. De aquel encuentro surgió una relación estrecha de
amistad con el doctor Phillips, quien marcó profunda-
mente mi percepción de lo que significa la ornitología.
¿Recuerda usted alguna anécdota
de uno de sus viajes?
Cuando realicé un viaje a Chiapas con don Miguel Ál-
varez del Toro, tuve una experiencia muy interesante
con serpientes venenosas. Le había externado a don
Miguel mi preocupación por estas especies, a lo que
él me contestó que me preocupara más por los mari-
guaneros que por las serpientes. Estando en la selva
observando aves, don Miguel señaló un árbol cercano
a mí y me preguntó si ya había visto algo ahí. No qui-
se avanzar mucho pensando en que andaba por ahí
un ave pequeña y no quería espantarla. En eso él me
señaló una rama muy cercana a mí donde estaba una
nauyaca arborícela pequeña; fue muy impactante esa
experiencia pues sabía que esas serpientes son muy
venenosas.
13
Águila arpía en un Mucha gente, sin lugar a dudas, le ha hecho
diorama del Museo pregunta difícil: SÍ usted quiere mucho
de las Aves. , ' i i ^
a las aves, ¿por que las colecta?
Con el paso del tiempo, cuando ya había colectado una
cantidad importante de aves, un niño se acercó a mí
haciéndome este mismo cuestionamiento. Me quedé
sorprendido, no sabía cómo explicárselo. Así es que
intenté decirle que tener un aviario con todas las espe-
cies de aves vivas de México, representadas en un solo
lugar, como la ciudad de Saltillo, era poco menos que
imposible. Por lo que la manera en que se presentan
las diferentes especies en el Museo de las Aves era la
mejor forma que se nos había ocurrido para apreciarlas.
Le dije además; "Qué fácil es que tú en dos o tres horas
conozcas toda la riqueza de un país como México, ya
que si las quisieras ir a ver en sus ambientes naturales
probablemente en muchos años no lo lograrías".
que de los alrededores, como Monterrey, Torreón, en
cuanto a conservación, conocimiento y cultura sobre la
importancia de las aves y los recursos naturales. Un claro
indicador de este cambio es el hecho de que al museo
llegan aves que se accidentaron o están malheridas y la
misma gente es quien las trae con nosotros. El museo
es, sin duda, una de las cartas de presentación de la ciu-
dad y un patrimonio de la gente saltillense, donde tanto
nacionales como extranjeros pueden visitarlo y conocer
la diversidad de aves del país y del estado de Coahuila.
En la actualidad, los museos enfrentan retos
importantes: la televisión, el cine, el video
ofrecen elementos visuales cada vez más
atractivos. ¿Cómo ha logrado mantenerse
el Museo de las Aves de México dentro de
la atención del público?
Pienso que lo más importante es el contenido del
museo. Las aves son extremadamente atractivas por
su aspecto, porque pueden volar, por sus cantos que
son maravillosos y porque ciertas especies son relati-
vamente fáciles de observar fuera del museo; poderlas
ver tan cerca en las salas a sólo a unos cuantos centí-
metros es algo invaluable. Nosotros las mostramos tal
y como son en la naturaleza, lo que le da un valor muy
grande al museo; además, vamos de la mano con la
tecnología al tener pantallas "touch screen", una sala
de cantos, sacamos las vitrinas fuera del museo para
que más gente pueda conocer a la avifauna, etcétera.
Sin duda han sido muchos años los que ha
dedicado a las aves, ¿hay algo en particular,
algún objetivo que aún no haya podido lograr
o que le gustaría que sucediera?
Una de las más grandes ilusiones que tengo es contar
con el mayor número de especies de aves mexicanas
representadas en la colección, ya que me preocupa
mucho que la gente no las llegue a conocer debido a
la rápida destrucción del hábitat y a la extinción de las
especies. Claro está que buscaría otros medios para
conseguir a aquellas que estén amenazadas, como
solicitar la donación de ejemplares en cautiverio y/o
decomisados por las autoridades. Me gustaría mucho
que la gente pudiera seguir conociendo y, más aún,
amando a las aves, que se sienta comprometida a
conservarlas para sus hijos y los hijos de sus hijos.
¿Considera que la cultura de la conservación
en Saltillo es igual a la que existía antes de la
inauguración del Museo de las Aves de México?
Definitivamente el museo ha cambiado radicalmente la
cultura de la sociedad saltillense e incluso podría decir
Por último, ¿cuál considera que es actualmente
el mayor reto que el museo está por enfrentar?
En este momento el reto más importante del museo
es el espacio, ya que cada vez más requerimos instala-
ciones con mayor amplitud para poder albergar la co-
14
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lección que está en constante crecimiento. Un segun-
do reto, igual de importante, es llevar a otras latitudes
nuestras colecciones a través de nuestro programa de
Colección Itinerante.
Su experiencia en el campo es muy grande e
interesante, así como su labor por las aves de
México. En este sentido, ¿cuál es el mensaje
con el que le gustaría ser recordado?
Pienso que es algo muy simple lo que define mi cami-
nar por la vida con respecto a las aves, y un mensaje
tan sencillo y tan breve como "amó y aprendió de las
aves" es lo que me gustaría que recordara la gente.
Por último, quisiera invitar a los lectores a visitar al
museo que tiene los brazos abiertos para recibirlos y
que conozcan la exquisita riqueza de aves que tiene
nuestro país. Bien vale la pena aprender a valorarla
para cuidarla y así llevar a cabo la misión del museo:
"Conocer para valorar y conservar".
Más información: www.museodelasaves.org
* Coordinador Área Científica, Museo de las Aves de México,
Saltillo, Coahuila. cientifica@museodelasaves.org
El mundo de las aves
mexicanas visto a través
de la página web del
Museo de las Aves de
México.
15
LIBROS LIBROS LIBROS LIBROS
Peces dulceacuícolas de México
Este volumen es el primer libro que estudia de manera
extensa los peces nativos de agua dulce de la Repúbli-
ca mexicana México y sintetiza los resultados de la labor
personal de campo de más de cincuenta años en el país
de Robert Rush Miller, uno de los principales expertos del
mundo en peces dulceacuícolas, quien se desempeñó
como profesor en el Departamento de Zoología y cura-
dor en el Museo de Zoología en la Universidad de Michi-
gan, desde 1948 hasta su retiro en 1987. Su muerte dejó
pendiente este magno proyecto, que fue asumido como
propio por unos de sus colaboradores más cercanos, W. L.
Minckiey y Steven Mark Morris.
En esta obra se incluye información de unas 500 espe-
cies y está diseñada para permitir al usuario identificarlas
mediante ilustraciones, mapas de distribución y claves ver-
bales. Se ha tenido especial interés en hacerlo accesible
a cualquier tipo de lector, desde los ictiólogos y biólogos
pesqueros profesionales hasta estudiantes, naturalistas
aficionados y consultores ambientales, quienes podrán re-
conocer peces de interés o recoger información útil a par-
tir de las sinopsis, datos de distribución y literatura citada.
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Mexicana, El Colegio de la Frontera Sur y del Desert Fishes
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