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Full text of "Biodiversitas Publicación periódica"

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Gobierno 

FEDERAL 



LA CACERÍA 
EN MÉXICO 
PÁG: 6 


ENTREVISTA A 
ALDEGUNDO GARZA 
DE LEÓN, FUNDADOR 
DEL MUSEO DE LAS 
AVES DE MÉXICO 
PÁG: 11 





LA CURVINA GOLFINA 


Durante 2009 se registró la pesca de casi 3 200 toneladas de curvina golfina en el poblado 
del Golfo de Santa Clara, Sonora, el equivalente a un poco más de un millón de peces. 
Según estimaciones recientes, el volumen de pesca no reportado oficialmente podría ser 
hasta de 20% más. Si sumamos los kilos no aprovechados para consumo humano, alrededor 
de 5000 toneladas de curvina golfina fueron capturadas en 2009. Desde que esta pesquería 
resurgió en 1 992 se sabe que se han reportado más de 43 000 toneladas. 

¿Podrá sostenerse esta producción en años futuros? 
¿Cuán cerca o lejos nos encontramos de un nuevo 

colapso pesquero? 


so DE LA BIOOlVERSIDAD 




eOLETÍ:N BIMESTRAL DE LA COMISIÓr 


ISSN: 1870-1760 




LA CURVIiyA GOLFIMA: 

BIOLOGÍA, PESQUERÍA Y SU GENTE 


Gustavo a. paredes, brad erisman, Ismael mascareñas Osorio, José Cota nieto, 
katie Gherard y Octavio aburto Oropeza* 



Portada: 
Las pangas arriban a 
la playa con cientos 
de corvinas enredadas 
en los chinchorros 
utilizados por los 
pescadores. 

Arriba: 
La "carrera por los 
peces": todos pescan, la 
mayor parte del tiempo 
y lo más que se pueda. 

Fotos: © Octavio Aburto / iLCP 


La pesquería 

La pesca de curvina golf! na {Cynosdon othonopterus) 
se realiza cada año durante el lapso de cuatro a seis 
mareas de pesca. Cada marea comprende un perio- 
do entre siete y ocho días, que generalmente inicia 
después del cuarto lunar y se extiende a la luna llena 
o nueva de los meses comprendidos entre febrero y 
mayo. El 90% de estas capturas se obtiene en sólo 
tres días de pesca por cada marea. Durante esos días 
la curvina es capturada con facilidad, lo cual está liga- 
do a su biología reproductiva. 

Justo después del cuarto menguante, las curvinas 
comienzan su migración hacia las aguas someras del 
delta del Río Colorado. La pesca empieza durante esos 
días, pero el rendimiento por embarcación es relati- 
vamente bajo (menor a 300 kg por viaje), pues toda- 
vía están dispersas. Cuando faltan cuatro días para la 
luna llena o nueva, se forman grandes grupos de cur- 
vinas que a la mañana siguiente entran en la zona del 
estuario, con gónadas totalmente hidratadas, y luego 
desovan por la tarde y noche. El desove está relaciona- 
do, al parecer, con el cambio de mareas y es cuando el 
rendimiento de la pesquería llega a rebasar un prome- 
dio de 500 kg por viaje y el esfuerzo pesquero rebasa 
las 300 embarcaciones por día. 


Las capturas en cada marea se procesan en cuatro 
etapas: desenmallado, eviscerado (localmente llamado 
deschurupado), limpieza y comercialización. Ya que el 
chinchorro (red agallera) en ocasiones contiene más 
de dos toneladas de pescado, se precisa de ayudantes 
para desenmallarlo, que a cambio reciben de dos a 
seis curvinas por red. 

Una vez desenmallado, el producto se transpor- 
ta al área de deschurupado, ubicada casi siempre en 
la casa del dueño de la embarcación. Ahí se remue- 
ven las visceras y se separa el buche o vejiga nata- 
toria del pez (órgano que sirve para su flotabilidad y 
para producir sonido durante la reproducción); este 
subproducto alcanza un precio en el mercado de 30 a 
50 pesos por kilo y se comercializa por separado. En 
el deschurupado se emplean ayudantes que reciben 
varias curvinas en pago y/o el volumen de buche pro- 
ducido. Las curvinas ya deschurupadas se transportan 
a un recibidor donde son pesadas para su venta. Este 
recibidor es propiedad del comercializador quien fija el 
precio del pescado dependiendo de la demanda en el 
mercado y se encarga de la limpieza, empaquetado 
y transporte a los puntos de venta. La mayor parte 
se destina a los mercados del D.F., Sonora, Sinaloa y 
Baja California. 


2 






Prácticamente todo el poblado se vuelca a la tarea 
de procesar las capturas. Incluso habitantes de los ejidos 
cercanos aprovechan para trabajar en esta pesquería. 
Tomando en cuenta el número de pangas y los días de 
actividad, se estima que en la temporada 2009 el vo- 
lumen total de producción tuvo un valor de cerca de 
31 millones de pesos. De éstos, se destinaron 330 mil 
pesos al pago de deschurupadores y 1 90 mil pesos a los 
desenmalladores. Además, el remolque de pangas tam- 
bién se paga en especie, que en esa temporada equi- 
p valió a 1 60 mil pesos. El pescador vendió directamente 

I una pequeña parte de la carga al menudeo, por un valor 

aproximado de 170 mil pesos. El resto, 30150000 pe- 
sos, se generó por la venta a mercados mayores. 


La ilusión de la abundancia infinita 

¿Cómo es posible pescar tanta curvina? Esta diná- 
mica pesquera coincide con el periodo de mayor 
demanda de pescado en México: la Cuaresma. Pero 
más importante aún es que la abundancia de la es- 
pecie se debe a que los individuos se agregan para 
reproducirse. Es por ello que la pesquería se lleva a 
cabo durante la migración de la especie. El estuario 
es donde machos y hembras expulsan los gametos 
para ser fertilizados. 

Agregaciones como la de la curvina existen en 
todos los océanos, pero muchas han desaparecido 
abruptamente por las pesquerías. Dado que su com- 
portamiento está dirigido a agruparse en áreas relati- 
vamente pequeñas, es muy fácil pescarlas. Se piensa 
que estas pesquerías son inagotables porque la canti- 
dad que se pesca no cambia con el tiempo, hasta que 
se captura el último grupo. En realidad se trata de una 
"ilusión de abundancia infinita". 

Muchas agregaciones han sido puestas bajo pro- 
tección después del decaimiento de las pesquerías. 
Por ejemplo, la pesquería de totoaba {Toteaba mac- 
donaldi), en el mismo Alto Golfo de California, se co- 
lapsó en la década de 1970. Esta especie, prima de la 
curvina golfina, alcanzaba tallas de hasta dos metros 
y medio, y formaba grandes agregaciones de repro- 
ducción. En la década de 1950, se llegaron a registrar 
más de 2 500 toneladas de totoaba eviscerada. La 
pesquería se cerró en 1 975 con drásticos impactos en 
la economía de la región. 



Se le llama agregaciones de reproducción a los agru- 
pamlentos temporales de una o más especies con la 
finalidad de realizar el desove, y comprenden desde 
decenas hasta millones de Individuos, según la especie. 
Éstas ocurren en diferentes hábitats, como los arrecifes 
de coral, bosques de macroalgas, estuarios y lagunas 
costeras, y en montañas submarinas. Pueden ocurrir 
una o varias veces al año y duran de días a semanas. 


Problemas actuales relacionados 
con la pesquería de curvina golfina 

Las mismas condiciones que generan volúmenes de 
pesca extraordinarios dan pie a múltiples problemas 
sociales y económicos: sobreproducción, caída de pre- 
cio, excesivo número de embarcaciones, conflictos en 
alta mar, endeudamiento, entre otros. 


En el estuario del delta 
del Río Colorado se 
desarrollan las etapas 
críticas de la curvina 
golfina. La especie 
es endémica del Alto 
Golfo, pero poco se sabe 
de ella más allá de los 
aspectos reproductivos. 

Ilustraciones: Yukiko Nishikawa 


3 



El pueblo Indígena cucapá produce menos de 5% de las capturas anuales de curvína. Sin embargo, la pesca 
de esta especie ha sido parte de su cultura ancestral. Aungue ciertos acuerdos reconocen gue pueden pescar 
en zonas del Río Colorado, el azolvamiento del cauce de este último ha generado un conflicto entre las zonas 
de pesca y las zonas de no pesca dentro de la reserva. Además, la veda de mayo es una de sus principales 
preocupaciones, pues tradicionalmente han pescado en esas fechas. 


Los volúmenes de 
corvina capturados son 
procesados rápidamente. 
Los tráilers se cargan 
a toda su capacidad 
para enviar el producto, 
principalmente al 
Distrito Federal. 

Foto: © Octavio Aborto / itCP 


El primer problema es que el valor del kilo de cur- 
vina se desploma en cuestión de horas, variando entre 
25 y 2 pesos, pues está relacionado a la cantidad de 
pescado que arriba a los desembarcaderos. Esta si- 
tuación se repite cada marea y cada año. El productor 
entiende que la curvina tiene menos valor cuando se 
pesca mucho y rápido, pues se satura el mercado (local- 
mente llamado el "encoche"). En virtud de que no hay 
cooperación entre los productores pesqueros, se gene- 
ra una "carrera por los peces": todos pescan, la mayor 
parte del tiempo y lo más que se pueda. Esto provo- 
ca el segundo problema: demasiadas embarcaciones, 
permisos y pescadores ilegales. Debido al libre acceso 
para pescar, la pesquería se ha sobrecapitalizado; histó- 
ricamente se han otorgado demasiados permisos y se 
han retirado muy pocos. Un tercer problema es que, si 
bien existen regulaciones para la pesquería, éstas no 
se respetan y la vigilancia es insuficiente; en ocasiones, 
es nula. Esta pesquería es de las pocas en todo México 
que está reglamentada bajo una norma oficial (nom). 
Sin embargo, su completo funcionamiento está aún 
pendiente. La legislación actual requiere la interacción 
de múltiples agencias de gobierno estatales y federa- 
les (SAGARPA-CONAPESCA, SEMARNAT-CONANP, PREOFEPA) 
para su implementación y vigilancia. No obstante, ello 
ha representado más un obstáculo que una fortaleza. 

Existen dos principales regulaciones para esta es- 
pecie: a) un acuerdo de veda publicado previamente 
en 2005, que la estipula entre el 1 de mayo y el 31 
de agosto; y b) La nom-063 de 2007 que determina 
reglas específicas para la pesca en la temporada de no 
veda. Entre éstas destacan: 1. uso de red de 5%"; 2. 
la pesca debe realizarse de día; 3. empleo de sólo una 
red por embarcación; 4. desembarcado de capturas 
únicamente en tres puertos (San Felipe, El Zanjón y el 
Golfo de Santa Clara); 5. la talla mínima de captura es 
de 65 cm; y 6. establecimiento de una cuota de cap- 
tura por parte del Instituto Nacional de la Pesca (inp). 


Además, se encuentra protegida por la Reserva de la 
Biosfera Alto Golfo de California y Delta del Río Colo- 
rado, donde las actividades de pesca de esta especie 
están prohibidas dentro de la zona núcleo, que ocupa 
las principales áreas de desove. 

En 2009 fue implementado un programa para es- 
tandarizar el uso de la red de 5%"; se verificó que la 
pesca se realizara mayormente de día y que las em- 
barcaciones contaran con permisos; además, se evitó 
la pesca dentro de la zona núcleo. También se llegó 
a un acuerdo entre pescadores y comercializadores 
para establecer un precio no menor de 8 pesos/kilo 
durante toda la temporada; valor que estuvo muy por 
debajo de las expectativas de los pescadores. Desa- 
fortunadamente, aún no se respeta por completo la 
talla mínima de captura, el tamaño de la red y aún se 
observan embarcaciones irregulares. De igual mane- 
ra, no se ha establecido oficialmente un mecanismo 
para la estandarización de la cuota de captura y de 



El reto de administrar pesquerías es 
"producir más pesos con menos peces" 


un programa de monitoreo que estime los volúmenes 
capturados y los procesados. 

Todo problema presenta 
una oportunidad para resolverlo 

Los pescadores de la región han experimentado distin- 
tos procesos de manejo de recursos: aceptaron la crea- 
ción de la reserva de la biosfera, han firmado acuerdos 
para mejorar la conservación de la vida silvestre de 
la región (incluyendo todo lo referente a la vaquita 
marina) y han unido esfuerzos con otras instituciones, 
incluyendo científicos y académicos, para llevar a cabo 
acciones de manejo pesquero mejor sustentadas. 

El pescador experimentado sabe que hay varias 
formas de mejorar el manejo pesquero, tomando en 
cuenta la biología de la especie; por ejemplo, que si 
se le deja desovar entonces se asegura la producción 
para las próximas temporadas. Desafortunadamente, 
el libre acceso promueve que la especie sea capturada 
en cualquier momento si no existe una férrea vigilan- 
cia. Un acuerdo de custodia y una veda parcial duran- 
te el momento crítico de desove son mecanismos que 
pueden ser promovidos por la misma comunidad, que 
ayudarían además a establecer un precio justo duran- 
te toda la temporada. 

Actualmente la vigilancia se enfoca en la no pesca 
dentro de la zona núcleo, que es difícil de mantener 
durante toda la marea. Esta situación da oportunidad 
a la pesca antes, durante y después del tiempo de 
desove. Las investigaciones científicas han mostrado 
un patrón de pesca bien definido, que coincide con el 
patrón reproductivo de la especie. Como está deter- 
minado por la marea -y se repite cada año- se puede 
predecir el tiempo crítico de desove -que dura de 6 a 1 8 
horas- y se pueden mejorar las regulaciones de pesca. 

El gremio de pescadores locales aprovecha una se- 
rie de pesquerías a lo largo del año. Por ejemplo, el 
camarón {Litopaneus stylirostris) se pesca de septiem- 
bre a febrero, seguido por la captura de curvina, para 
dar paso a la del chano (Micropogonias megalops) y 
la sierra {Scomberomorus sierra) de abril a junio. En 
los meses más calurosos (junio, julio y agosto) no hay 
pesca. La pesquería de curvina podría ser un primer 
paso para establecer un programa de manejo pes- 
quero para la región, en el que no sólo se tome en 
cuenta una especie, sino el ecosistema por completo. 
La situación requiere un cambio que los involucrados 



deben impulsar para asegurar un mejor manejo pes- 
quero y mejores beneficios económicos. 

Agradecimientos 

No habríamos avanzado en esta investigación sin la 
ayuda y participación de numerosos actores en la pes- 
quería: desde estudiantes, pescadores y amas de casa 
hasta instituciones de gobierno y organizaciones de la 
sociedad civil que prestaron su tiempo para ser entre- 
vistados y facilitaron el acceso a las capturas. 


Como muchas 
pesquerías artesanales 
en México, la curvina 
golfina representa una 
fuente importante 
de alimento para 
comunidades y familias. 

Foto: © Octavio Aborto / iLCP 


Bibliografía 

Diario Oficial de la Federación . 2007. "Norma Oficial Mexicana 
NOM-063-PESC-2005, Pesca responsable de curvina golfina 
{Cynoscion othonopterus) en aguas de jurisdicción federal 
del Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado. 
Especificaciones para su aprovechamiento". 

Navarro-Smith, A. 2008. "Cucapás, derechos indígenas y 
pesca. Dilemas del sistema productivo pesquero vis a vis 
las políticas de conservación de las especies en el Golfo 
de California", en Revista Chilena de Antropología Visual 
12:171-196. 

Román-Rodríguez, M. 2000. Informe final del proyecto L298 
Estudio poblacional del chano Norteño, Micropogonias 
megalops y la curvina golfina Cynoson othonopterus 
(Gilbert) (Pisces:Sciaenidae), especies endémicas del Alto 
Golfo de California, México. Informe snib-CONABIO, 1 54 pp. 

RoweII K., K.W. Flessa, D.L. Dettman y M. Román. 2005. "The 
Importance of Colorado River Flow to Nursery Habitats of 
the Gulf corvina (Cynoscion othonopterus)", en Canadlan 
Journal ofFIsherles andAquatIc Sciences 62(1 2): 2874-2885. 

Sadovy, I., y M. Domeier. 2005. "Are Aggregation-Fisheries 
Sustainable? Reef Fish Disheries as a Case Study", en Coral 
fíeefs 24(2): 254-262. 

Centro para la Biodiversidad Marina y la Conservación, 

Instituto de Oceanografía Scripps, La Jolla, CA. 

Contacto: gparedes@ucsd.edu 

* International League of Conservation Photographers 
octavioaburto@gmail.com 


5 




Desde tiempos precolombinos, los habitantes del con- 
tinente americano han utilizado una gran variedad 
de animales con múltiples propósitos.^' ^ En todo 
México, las comunidades rurales han extraído fauna 
silvestre durante siglos.'^' ^ Los aztecas y los mayas, por 
ejemplo, empleaban numerosos vertebrados como 
proveedores de carne, pieles, plumas, huesos, grasa 
y aceites, pigmentos, productos medicinales y otros 
materiales consumidos localmente o intercambiados 
por otros bienes.®' ^ En la actualidad, una parte im- 
portante de los habitantes del medio rural mexicano 
todavía aprovecha algunos animales silvestres como 
fuente de alimento, pieles, plumas, huesos, aceites, 
pigmentos, sustancias medicinales y otros materiales 
que se consumen o comercian localmente . 8 . 9 , 10 , 11,12 
La gran mayoría de los usuarios de fauna silvestre son 
pobladores rurales de muy bajos ingresos económi- 
cos,® quienes consumen la carne y frecuentemente 
también las visceras de sus presas para alimentar a sus 
familias. Estos productos, incluyendo en ocasiones la 
piel, son vendidos dentro de sus propias comunida- 
des o en poblados cercanos.^' No obstante, 

el impacto del uso de la fauna sobre las poblaciones 
silvestres apenas comienza a documentarse en México 
y en el resto de Latinoamérica.®' 

Estudios realizados en el sur de México durante la 
última década demuestran que en los bosques tropica- 
les de la región la cacería es intensa, y se utilizan más 
de 60 especies de mamíferos, aves y reptiles. Por ejem- 
plo, Escamilla et al. (2000) encontraron que los habi- 
tantes de tres comunidades de la región de Calakmul, 
Campeche, extrajeron 7.4 toneladas de biomasa de 
18 especies de vertebrados terrestres, principalmente 
mamíferos, durante un año. En otro estudio, realizado 
por Naranjo et al. (2004) durante un periodo similar 
en la Selva Lacandona, Chiapas, se observó que 190 
cazadores de cinco comunidades indígenas y mestizas 
extrajeron un total de 782 animales, la mayoría de ellos 
tepezcuintles {Cuniculus paca), pero también especies 
de mayor tamaño como tapires {Tapirus bairdii) y ja- 
guares {Panthera onca) entre los mamíferos, así como 
hocofaisanes {Crax rubra) y pericos {Amazona spp.) en- 
tre las aves. Esta magnitud de extracción corresponde 
a 8.2 toneladas de carne, equivalente a un promedio 
de 43.2 kg/cazador, involucrando 32 especies de ma- 
míferos, aves y reptiles durante un año. Sin embargo, 
seis especies de mamíferos (tepezcuintle, tapir, pécari 


de collar, pécari de labios blancos, venado cola blan- 
ca y venado temazate) contribuyeron con casi el 87% 
del peso total de fauna aprovechada en las cinco co- 
munidades (Fig. 1)7^ Con base en estos datos, si esta 
magnitud de extracción y la proporción de cazadores 
respecto de la población total (12% en promedio) fue- 
ran similares en el conjunto de comunidades rurales de 
la Selva Lacandona, podríamos esperar una captura de 
hasta 100 mil animales silvestres (más de mil toneladas 
de carne), utilizados cada año por los aproximadamen- 
te 200 mil habitantes y 24 mil cazadores de las mismas 
comunidades. 

Estos y otros estudios similares dejan ver que entre 
las especies con mayor presión de caza se encuentran 
los herbívoros y omnívoros de mayor talla, como vena- 
dos {Odocoileus virginianus y Mazama spp.), pecaríes 
{Tayassu spp.), tapires {Tapirus bairdii), tepezcuintles 
{Cuniculus paca) y armadillos {Dasypus novemdnctus) 
entre los mamíferos; pavos {Meleagris spp.), cojolitas 
{Penelope purpurascens), hocofaisanes {Crax rubra), 
patos (Anatidae) y tinamúes (Tinamidae) entre las aves; 
así como iguanas {Iguana iguana y Ctenosaura spp.) y 
tortugas de agua dulce (e.y. Dermatemys mawii, Clau- 
dius angustatus) entre los reptiles. Similarmente, las 
especies carnívoras de talla grande o mediana también 
están sujetas a fuerte presión de cacería, con frecuencia 
por el daño real o potencial que pueden causar a los 
animales domésticos y a los habitantes de comunida- 
des rurales. Entre estas especies destacan los grandes 
felinos como el jaguar {Panthera onca), el puma {Punna 
concolor) y el ocelote {Leopardos pardalis), especies 
medianas de mamíferos como el coatí {Nasua narica), 
el mapache {Procyon lotor), así como águilas y halcones 
entre las aves, y cocodrilos {Crocodylus spp.) y caimanes 
{Calman crocodylus) entre los reptiles. 

En pocos casos se ha podido analizar en detalle el 
estado de las poblaciones silvestres de algunas espe- 
cies de vertebrados y, en estos ejemplos, la informa- 
ción apunta a un problema de afectación considera- 
ble que guarda similitud con el "síndrome del bosque 
vacío", donde la apariencia externa de la vegetación 
parecería saludable a pesar de que existe un alto gra- 
do de defaunación {sensu Dirzo y Miranda). Un es- 
tudio ilustrativo de esta situación se desarrolló en la 
parte norte de la Sierra de Los Tuxtlas, donde ocurrió 
la extinción local de especies como el águila arpía, la 
guacamaya roja, el jaguar, el puma, el tapir y el mono 
araña, así como una drástica disminución de otras es- 
pecies como el venado cola blanca, el venado tema- 
zate y los pecaríes de collar y de labios blancos. En el 
caso de estas últimas cuatro especies, estos estudios 
encontraron una frecuencia muy baja de registro por 


Figura 1 



Volumen (kg) y porcentaje de biomasa extraída de vertebrados silvestres 
en cinco comunidades de la Selva Lacandona, Chiapas, durante un año. 

Fuente: Naranjo et al (2004) 


métodos como la detección de sus huellas en transec- 
tos estandarizados, así como en avistamientos diurnos 
y nocturnos, y observación casual por investigadores 
y estudiantes, lo cual sugiere que sus poblaciones en 
esa zona podrían estar próximas a la extinción local. 
Por otra parte los trabajos sobre defaunación antes 
citados indican que el fenómeno de afectación en las 
poblaciones de vertebrados, en particular de los ma- 
míferos, no es aleatorio. La evidencia sugiere que el 
proceso de defaunación es selectivo, con un mayor 
grado de afectación sobre las especies de tamaño 
mediano a grande, y un impacto menor, o incluso un 
efecto positivo, sobre muchas de las especies de talla 
más pequeña, en particular de pequeños roedores.^^ 



Lobo mexicano macho 
adulto capturado en 
1948 cerca del río 
Gavilán, al norte de 
Chihuahua. 

Las fotos que ilustran este artículo 
fueron tomadas de: Fauna silvestre 
de México, de A. Starker Leopoid, 
Instituto Mexicano de Recursos 
Naturales Renovables, 1977. 


7 



Cazador con un venado 
en el sur de Veracruz. 

Foto: © C.W. Schwartz 


Esta situación de defaunación selectiva hace evidente 
que el impacto humano directo tiene un mayor efec- 
to sobre los vertebrados herbívoros y omnívoros, así 
como sobre los animales carnívoros y carroñaros que 
se ubican en la cúspide de las cadenas tróficas. 

El impacto selectivo sobre la fauna silvestre lo ge- 
neran factores extrínsecos e intrínsecos.^^ Entre los pri- 


meros se encuentran las preferencias de los cazadores 
por animales de mayor talla, su valor alimenticio, la fa- 
cilidad para encontrarlos en el campo y la existencia de 
conflictos entre asentamientos humanos y fauna, como 
el hecho de que depredadores de talla grande (por 
ejemplo, jaguares, pumas y ocelotes) incursionen en las 
poblaciones para cazar animales domésticos. Entre los 
factores intrínsecos se incluyen la tasa de crecimiento 
poblacional de la especie, así como la longevidad y la 
edad en la que alcanzan la madurez sexual. En estudios 
acerca de la fauna de Los Tuxtlas y de la Selva Lacan- 
dona^^ estos factores demográficos intrínsecos de los 
animales de talla mayor se correlacionan positivamente 
con la probabilidad de que las especies sean afectadas 
por la cacería, y de manera negativa con la de que sean 
detectadas en su ambiente natural. 

Las consecuencias ecológicas de la defaunación 
han sido poco estudiadas en México. Sin embargo, se 
puede especular que si hay especies que dependen de 
estos vertebrados para su existencia o mantenimiento, 
se podrían esperar situaciones de coextinción (local al 
menos), incluyendo la pérdida de especies asociadas, 
como sería el caso de ectoparásitos invertebrados, 
insectos coprófagos y animales carroñeros, como ha 
ocurrido en otros sitios afectados por la defaunadón.^° 
Por otra parte, dado que estas especies dañadas por 
la cacería desempeñan algún papel importante en la 


Oso plateado macho 
cazado en octubre de 
1955 en la Sierra del 
Nido, Chihuahua. 



8 



comunidad natural, se puede esperar que en su ausen- 
cia algunos aspectos estructurales y funcionales de las 
comunidades naturales también se vean perturbados. 
Por ejemplo, la cacería de monos, que actúan como 
agentes dispersores de las semillas de muchas especies 
de plantas, pone en riesgo la capacidad regenerativa de 
las especies de árboles tropicales de dispersión zoóco- 
ra. En Los Tuxtlas, por ejemplo, se ha observado una 
capacidad de reclutamiento limitada con un déficit de 
hasta 50% de las especies de dispersión zoocora en 
sitios fragmentados donde la incursión de cazadores es 
más frecuente, y por consecuencia tales agentes dis- 
persores están ausentes.^^ En este mismo sitio, la au- 
sencia de herbívoros vertebrados medianos y grandes 
del sotobosque tropical trae consigo efectos indirectos 
sobre la regeneración de la selva, ya que sin estos ani- 
males algunas especies vegetales pierden su control 
natural y logran monopolizar el espacio a expensas de 
otras plantas, lo que conduce a una reducción en la 
diversidad neta de plantas en el sotobosque tropical 
de sitios defaunados.^^ Es previsible, incluso, que tal si- 
tuación de defaunación selectiva tenga repercusiones 
sobre algunos servicios ambientales, como el hecho de 
que, en ausencia de sus depredadores, ciertas especies 
(como roedores y algunas serpientes) alcancen niveles 
y conductas que las vuelvan nocivas al invadir asenta- 
mientos humanos y afectar bienes de los pobladores 
locales, o bien al convertirse en vectores de transmisión 
de enfermedades, como los cuadros generados por los 
hantavirus y la leptospira. 

En el altiplano y las serranías del norte y centro de 
México, a diferencia del sur, la cacería deportiva es una 
actividad económica importante y se centra en un nú- 
mero reducido de especies nativas e introducidas (me- 
nos de 20), entre las que destacan el venado cola blan- 
ca {Odocoileus virginianus), el venado bura {Odocoileus 
hemionus), el borrego cimarrón {Ovis canadensis), el 
pécari de collar {Tayassu tajacu), el ciervo rojo {Cervus 
elaphus), el coyote {Canis latrans), los conejos {Sylvila- 
gus spp.), el pavo silvestre {Meleagris gallopavo), varias 
especies de palomas (principalmente la paloma de alas 
blancas, Zenaida asiatica) y diversas especies de patos. 
En el año 2001 existían poco más de 1100 clubes de 
caza registrados legalmente en el país (sobre todo en 
los estados del norte), y el mismo año la semarnat 
autorizó a 9803 cazadores deportivos nacionales y ex- 
tranjeros más de 35 mil permisos de caza con un valor 
aproximado de 8.8 millones de pesos (poco más de 800 
mil dólares estadounidenses).^^ En muchos casos, los 
propietarios de los predios donde se practica la caza 
deportiva aplican correctamente los planes de mane- 
jo de las especies nativas avalados por la semarnat. 



te; 



lo que les permite obtener ingresos económicos im- 
portantes sin menoscabo de las poblaciones de fauna 
local. No obstante, también se presentan situaciones 
en las que el aprovechamiento se centra en especies 
exóticas liberadas en el medio silvestre, lo que posible- 
mente esté ocasionando disminuciones importantes en 
la abundancia de algunas especies de fauna nativa de- 
bido a la competencia por espacio y alimento. Éste es 
el caso de un número creciente de ranchos cinegéticos 
en estados del centro y norte del país, donde se ofertan 
diversas especies de ungulados asiáticos, europeos y 
africanos (por ejemplo, borrego berberisco, cabra mon- 
tés, jabalí europeo, íbex y antílopes), que compiten con 
herbívoros locales (venados, pecarías y liebres, entre 
otros) y modifican el hábitat natural. El impacto de este 
tipo de sistemas cinegéticos aún no ha sido evaluado 
en México. Sin embargo, es de esperarse que las espe- 
cies introducidas estén causando un grado de deterioro 
importante en las comunidades naturales del país. 


Jaguar capturado en los 
manglares de la costa 
de Nayarit. 

Puma cazado en la 
Sierra Madre de Sonora. 

Fotos: © E.E. Lee 


9 




Inicio de una cacería en Este análisis Sugiere que la cacería en México cons- 
Tapaiapan, veracruz. tituye una amenaza significativa para las poblaciones 
Foto:©c.w.schwartz s¡|vestres cle numerosas especies del país, con un ries- 
go de generar extinciones locales adicionales, por lo 
cual, la conservación y manejo sustentadle de estas 
poblaciones representan el objetivo que debe alcan- 
zarse para hacer de la fauna un componente efectivo 
del capital natural del país. 

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SEMARNAT. 2005. Informe de la situación del medio am- 
biente en México 2005. Secretaría de Medio Ambiente y 
Recursos Naturales, México. 

* Investigador. Área de Conservación de la Biodiversidad, El Colegio 
de la Frontera Sur. enaranjo@ecosur.mx 

** Investigador. Centro de Investigaciones Tropicales, Universidad 
Veracruzana 

*** Profesor. Department of Biology, Stanford University 


10 






Don Aldegundo Garza de León nació el 15 de no- 
viembre de 1939. Vio su primera luz en la dudad de 
Monterrey. Su infancia en Saltillo la recuerda con ese 
brillo en los ojos que sólo se puede ver en la gente 
que ha sabido vivir con intensidad. En aquel entonces, 
nos cuenta, la vida transcurría sin sobresaltos: "...en 
lo que se conoce ahora como la Casa del Anciano se 
encontraba el Colegio Zaragoza donde estudié prima- 
ria y secundaria; en aquel sitio jugábamos basquetbol, 
voleibol, a veces nadábamos, no siempre porque el 
agua estaba muy fría. Hacia el rumbo de San Loren- 
zo, donde habla muchas huertas, nos Ibamos a comer 
frutas, a pescar sardinas en los arroyitos, todo Saltillo 
estaba lleno de agua...". La misma ciudad ofrecía la 
posibilidad de conocer las maravillas de la naturaleza. 

¿Cómo fue que le surgió el interés por la avifauna? 

Todo comenzó cuando era niño y salía los domingos 
con mi padre a caminar por las afueras de la ciudad 
de Saltillo. Un día mi padre me hizo notar la presencia 
de un ave que parecía una brasita suspendida en el 
aire; era un mosquero cardenalito. Quise tomarla con 
mis manos para llevarla a casa y enseñarla a mamá y 
a mis hermanas, [pero] obviamente no pude atrapar- 
la. Mi padre, al ver mis esfuerzos, me señaló que no 
podría tener esa ave a menos que lograra cazarla. Sus 
consejos y ayuda me brindaron la posibilidad de llevar 
a cabo mi gusto por las aves, al regalarme un rifle .22 
de un solo tiro, con el que logré colectar mi primera 
ave para disecarla: un halcón cernícalo. 


Aldegundo Garza 
de León con Miguel 
Álvarez del Toro. 

El material fotográfico reproducido 
en el artículo es propiedad del 
archivo histórico del Museo de las 
Aves de México. 


Entrevista a ALDEGUNDO 

GARZA DE LEÓN, 

FUNDADOR DEL MUSEO DE LAS AVES DE MÉXICO 


11 



¿Qué fue lo que pasó con ese 
primer ejemplar colectado? 

Pues bien, después de haber colectado ese balconcito, 
el problema fue ver quién podría disecarla. En aque- 
llos años, las únicas personas en Saltillo que disecaban 
eran los hermanos Fuentes. Recuerdo que me dirigí 
a donde trabajaban y me encontré al señor Pedro 
Fuentes, entré y después de saludarlo le pregunté si 
podría disecar aves. Él me miró y me explicó que se 
dedicaba a disecar piezas grandes, no aves pequeñas. 
No obstante, le insistí y después de pensarlo un poco 
más aceptó disecar mi balconcito. Hablamos sobre el 
precio y me dispuse a esperar allí en su establecimien- 
to a que terminara de disecarlo. Él me advirtió que 
quizá se tardaría en dicha labor. Al ser niño, eso no 
pareció importarme pues le contesté, sin titubear, que 
me quedaría a ver cómo lo disecaba. Al regresar a mi 
casa, mi padre lo puso en un lugar alto y seguro para 
que nadie lo tocara y le hiciera daño. 

¿Cómo fue que surgió 
el Museo de las Aves de México? 

El Salón de las Aves fue la antesala de lo que hoy se 
conoce como Museo de las Aves de México. Mi colec- 
ción se encontraba en mi casa y surgió de la colecta 
de aves que realizaba cada vez que salía al campo y 


observaba alguna especie que llamara mi atención. 
La colección se fue integrando primero en la priva- 
da Guadalupe y continuó en la colonia Jardines del 
Valle, en la ciudad de Saltillo, en un espacio que se 
llamó el Salón de las Aves, que muchos saltillenses y 
visitantes conocieron durante más de 25 años. Hasta 
ese momento no había pasado por mi mente la idea 
de mostrar mi colección al público en general. No fue 
sino hasta que un buen día la noticia de la existencia 
de una persona que tenía en su casa una colección de 
aves pronto se esparció en todo Saltillo y comenzaron 
a llamar pidiendo que les mostrara las aves que se en- 
contraban allí. De esta manera, la colección privada se 
convirtió en un atractivo turístico de la ciudad. 

Así pues, a finales de los años setenta hubo la ne- 
cesidad de contratar a una persona que se encargara 
expresamente de atender a los visitantes, que acudían 
regularmente. En algunas ocasiones, cuando mis ac- 
tividades me lo permitían, yo mismo les platicaba al- 
gunos aspectos interesantes y sobresalientes sobre los 
ejemplares. Desde ese entonces, al ver el impacto que 
causaba en la población en general y mi interés cre- 
ciente en las aves, fue que la colección pasó de un cen- 
tenar de ejemplares a finales de los setenta hasta más 
de 1 500 ejemplares en la década de los noventa. Esto 
despertó una inquietud seria por construir un museo. 


Familias enteras acuden 
al Salón de las Aves, 
ubicado en la casa del 
señor Aldegundo 
Garza de León. 



12 


"Me gustaría mucho que la gente pudiera seguir conociendo y, más aún, amando a las aves. " 

Aldegundo Garza de León 



¿Cuándo se fundó el Museo 
de las Aves de México? 

El gobierno del estado de Coahuila me solicitó que do- 
nara mi colección de aves y se creara un fideicomiso, 
por medio del cual la administración estatal facilitaría 
el edificio y los recursos para operarlo, y ambas partes 
nos comprometeríamos a dar a conocer, valorar y con- 
servar nuestros recursos bióticos y particularmente los 
que a avifauna se refieren. 

Fue así como el 1 5 de noviembre de 1 993 abrió sus 
puertas el Museo de las Aves de México, creándose con 
él, además de un centro turístico de relevante impor- 
tancia, un lugar de consulta y acervo para todos aque- 
llos que deseen visitarlo, para aprender a conocer y/o 
investigar todo lo relacionado con la avifauna nacional. 


Aparte del doctor Alian Phillips, ¿con cuáles 
otros investigadores ha tenido más interacción 
o ha sentido una especial empatia? 

Por correspondencia entablé una relación con don 
Miguel Álvarez del Toro. En un principio desconocía 
su importancia en la zoología y botánica, yo pensaba 
que sólo se dedicaba a las aves por el zoológico y el 
museo que había fundado. Sin embargo, conforme 
lo fui conociendo me di cuenta de los conocimientos 
de don Miguel, no sólo sobre aves sino también sobre 
reptiles, mariposas, mamíferos, arácnidos, plantas; en 
fin, era un hombre entregado a la investigación de 
flora y fauna del estado de Chiapas. Aprendí mucho 
de él, fue un gran maestro dentro de la ornitología y 
un gran amigo. 


Izquierda: 

Águila arpía, ejemplar 
perteneciente a la 
colección del Museo de 
las Aves de México. 


Derecha: 

Estudiantes de visita en 
el Salón de las Aves. 


¿Hubo algún personaje que influyera para 
que su colección se incrementara? 

Sí hubo una persona muy importante y la conocí de 
manera fortuita a través del señor Pedro Fuentes. Un 
día me llamó para decirme que un señor norteamerica- 
no quería conocerme, pues él le había contado sobre 
mis aves y mi interés en ellas. Ese señor era nada menos 
que el doctor Alian R. Phillips, prominente ornitólogo. 
El doctor Phillips revisó mis ejemplares y comenzó a 
preguntarme muchas cosas, todas ellas relacionadas 
con los ejemplares: si tenían muda, grasa, qué grado 
de osificación craneal; en fin, datos que yo no tomaba 
en aquellas fechas pues desconocía la forma de hacer- 
lo. De aquel encuentro surgió una relación estrecha de 
amistad con el doctor Phillips, quien marcó profunda- 
mente mi percepción de lo que significa la ornitología. 


¿Recuerda usted alguna anécdota 
de uno de sus viajes? 

Cuando realicé un viaje a Chiapas con don Miguel Ál- 
varez del Toro, tuve una experiencia muy interesante 
con serpientes venenosas. Le había externado a don 
Miguel mi preocupación por estas especies, a lo que 
él me contestó que me preocupara más por los mari- 
guaneros que por las serpientes. Estando en la selva 
observando aves, don Miguel señaló un árbol cercano 
a mí y me preguntó si ya había visto algo ahí. No qui- 
se avanzar mucho pensando en que andaba por ahí 
un ave pequeña y no quería espantarla. En eso él me 
señaló una rama muy cercana a mí donde estaba una 
nauyaca arborícela pequeña; fue muy impactante esa 
experiencia pues sabía que esas serpientes son muy 
venenosas. 


13 




Águila arpía en un Mucha gente, sin lugar a dudas, le ha hecho 

diorama del Museo pregunta difícil: SÍ usted quiere mucho 

de las Aves. , ' i i ^ 

a las aves, ¿por que las colecta? 

Con el paso del tiempo, cuando ya había colectado una 
cantidad importante de aves, un niño se acercó a mí 
haciéndome este mismo cuestionamiento. Me quedé 
sorprendido, no sabía cómo explicárselo. Así es que 
intenté decirle que tener un aviario con todas las espe- 
cies de aves vivas de México, representadas en un solo 
lugar, como la ciudad de Saltillo, era poco menos que 
imposible. Por lo que la manera en que se presentan 
las diferentes especies en el Museo de las Aves era la 
mejor forma que se nos había ocurrido para apreciarlas. 
Le dije además; "Qué fácil es que tú en dos o tres horas 
conozcas toda la riqueza de un país como México, ya 
que si las quisieras ir a ver en sus ambientes naturales 
probablemente en muchos años no lo lograrías". 


que de los alrededores, como Monterrey, Torreón, en 
cuanto a conservación, conocimiento y cultura sobre la 
importancia de las aves y los recursos naturales. Un claro 
indicador de este cambio es el hecho de que al museo 
llegan aves que se accidentaron o están malheridas y la 
misma gente es quien las trae con nosotros. El museo 
es, sin duda, una de las cartas de presentación de la ciu- 
dad y un patrimonio de la gente saltillense, donde tanto 
nacionales como extranjeros pueden visitarlo y conocer 
la diversidad de aves del país y del estado de Coahuila. 

En la actualidad, los museos enfrentan retos 
importantes: la televisión, el cine, el video 
ofrecen elementos visuales cada vez más 
atractivos. ¿Cómo ha logrado mantenerse 
el Museo de las Aves de México dentro de 
la atención del público? 

Pienso que lo más importante es el contenido del 
museo. Las aves son extremadamente atractivas por 
su aspecto, porque pueden volar, por sus cantos que 
son maravillosos y porque ciertas especies son relati- 
vamente fáciles de observar fuera del museo; poderlas 
ver tan cerca en las salas a sólo a unos cuantos centí- 
metros es algo invaluable. Nosotros las mostramos tal 
y como son en la naturaleza, lo que le da un valor muy 
grande al museo; además, vamos de la mano con la 
tecnología al tener pantallas "touch screen", una sala 
de cantos, sacamos las vitrinas fuera del museo para 
que más gente pueda conocer a la avifauna, etcétera. 

Sin duda han sido muchos años los que ha 
dedicado a las aves, ¿hay algo en particular, 
algún objetivo que aún no haya podido lograr 
o que le gustaría que sucediera? 

Una de las más grandes ilusiones que tengo es contar 
con el mayor número de especies de aves mexicanas 
representadas en la colección, ya que me preocupa 
mucho que la gente no las llegue a conocer debido a 
la rápida destrucción del hábitat y a la extinción de las 
especies. Claro está que buscaría otros medios para 
conseguir a aquellas que estén amenazadas, como 
solicitar la donación de ejemplares en cautiverio y/o 
decomisados por las autoridades. Me gustaría mucho 
que la gente pudiera seguir conociendo y, más aún, 
amando a las aves, que se sienta comprometida a 
conservarlas para sus hijos y los hijos de sus hijos. 


¿Considera que la cultura de la conservación 
en Saltillo es igual a la que existía antes de la 
inauguración del Museo de las Aves de México? 

Definitivamente el museo ha cambiado radicalmente la 
cultura de la sociedad saltillense e incluso podría decir 


Por último, ¿cuál considera que es actualmente 
el mayor reto que el museo está por enfrentar? 

En este momento el reto más importante del museo 
es el espacio, ya que cada vez más requerimos instala- 
ciones con mayor amplitud para poder albergar la co- 


14 





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lección que está en constante crecimiento. Un segun- 
do reto, igual de importante, es llevar a otras latitudes 
nuestras colecciones a través de nuestro programa de 
Colección Itinerante. 

Su experiencia en el campo es muy grande e 
interesante, así como su labor por las aves de 
México. En este sentido, ¿cuál es el mensaje 
con el que le gustaría ser recordado? 

Pienso que es algo muy simple lo que define mi cami- 
nar por la vida con respecto a las aves, y un mensaje 
tan sencillo y tan breve como "amó y aprendió de las 
aves" es lo que me gustaría que recordara la gente. 


Por último, quisiera invitar a los lectores a visitar al 
museo que tiene los brazos abiertos para recibirlos y 
que conozcan la exquisita riqueza de aves que tiene 
nuestro país. Bien vale la pena aprender a valorarla 
para cuidarla y así llevar a cabo la misión del museo: 
"Conocer para valorar y conservar". 

Más información: www.museodelasaves.org 


* Coordinador Área Científica, Museo de las Aves de México, 
Saltillo, Coahuila. cientifica@museodelasaves.org 


El mundo de las aves 
mexicanas visto a través 
de la página web del 
Museo de las Aves de 
México. 


15 










LIBROS LIBROS LIBROS LIBROS 


Peces dulceacuícolas de México 

Este volumen es el primer libro que estudia de manera 
extensa los peces nativos de agua dulce de la Repúbli- 
ca mexicana México y sintetiza los resultados de la labor 
personal de campo de más de cincuenta años en el país 
de Robert Rush Miller, uno de los principales expertos del 
mundo en peces dulceacuícolas, quien se desempeñó 
como profesor en el Departamento de Zoología y cura- 
dor en el Museo de Zoología en la Universidad de Michi- 
gan, desde 1948 hasta su retiro en 1987. Su muerte dejó 
pendiente este magno proyecto, que fue asumido como 
propio por unos de sus colaboradores más cercanos, W. L. 
Minckiey y Steven Mark Morris. 

En esta obra se incluye información de unas 500 espe- 
cies y está diseñada para permitir al usuario identificarlas 
mediante ilustraciones, mapas de distribución y claves ver- 
bales. Se ha tenido especial interés en hacerlo accesible 
a cualquier tipo de lector, desde los ictiólogos y biólogos 
pesqueros profesionales hasta estudiantes, naturalistas 
aficionados y consultores ambientales, quienes podrán re- 
conocer peces de interés o recoger información útil a par- 
tir de las sinopsis, datos de distribución y literatura citada. 

Es una coedición de la CONABIO, la Sociedad Ictiológica 
Mexicana, El Colegio de la Frontera Sur y del Desert Fishes 
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