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REVISTA
DE LA
No XI, CORRESPONDIENTE AL MES DE NoVIEMBBE DE 1895
PUBLICACIÓN MENSUAL
Suscripción anual adelantada: 6 pesos m/n.
PUNTOS. DE SUSCRIPCIÓN
En La Plata : Secretaría de la Facultad y Librería "Peuser"— 7 y
Buenos Aires: Casa -PEusER"-San Martín esq. Cangallo
SUMARIO
Árboles frutales, por el profesor ingeniero agrónomo, Antonio
Gil — La caña de CastUla, por el mismo — La sal de co-
cina, por el profesor médico - veterinario, Dr. Julio Lejeune
— Revista Clínica, por el mismo — Inspección de carnes,
por el profesor sustituto, médico - veterinario, Doctor Félix
Mezzadrelli - Moricultura, por el profesor Dr. Domingo
Tamaro — Informaciones.
LA PLATA
Establecimiento Tipográfico de Jacobo Peuser
Avenida Independencia esquina 53
1
SE RECIBEN AVISOS I
1
REVISTA
DE LA
FACÜLTAÜ DE mWÉk Y VETERINARIA
PUBLICACIÓN MENSUAL
AÑO I. La Plata, Noviembre 30 de 1895. XI.
ÁRBOLES FRUTALES
DURAZNERO PÉRSICO Ó MELOCOTONERO
{Amigdalus pérsica, L. — Pérsica vulgar is, Mili.)
Por el Profesor Ingeniero Agrónomo, D. Antonio Gil
Por la extensión en que ha sido propagado este frutal, es uno de
los más importantes de todos los que se cultivan en las Islas del
Paraná. Su introducción, debe remontarse á la época en que se estable-
cieron los primeros colonos europeos habiendo prosperado á tal punto,
que ha formado montes, mezclado con otros árboles indígenas. Los
frutos del duraznero, eran antes uno de los principales recursos del
isleño que solo se preocupaba de recolectar sin ocuparse en lo más
mínimo de su multiplicación y cuidado. El aumento de población, la
demanda siempre creciente de la fruta, así como el buen precio que
por ella se logra, debieron decidir el cultivo de estos árboles de un
modo más racional á fin de conseguir mayores y mejores productos.
La lista de las variedades cultivadas es muy extensa y abarca frutos
que maduran desde mediados de Noviembre á fines de Marzo. Su
nomenclatura y descripción además de ser un trabajo largo y difícil,
requiere mucho tiempo, porque no solo existen variedades importadas
sino que el número de las conseguidas y propagadas por semilla es
crecidísimo. Todas ellas pueden reducirse á cuatro grupos principales
á saber:
1.0 Pavías ó durazno, de carne compacta y adherente al carozo,
piel velluda, pulpa azucarada y aromática.
2.0 Priscos ó abridores de fruto velloso, carne blanda y que se
desprende del carozo.
3.0 Pelones ó durazos, de fruto lampiño, piel lisa, lustrosa y morada;
carne adherente al carozo.
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4.0 Pelones priscos ó abridores de piel lisa, carne blanda y jugosa,
que se desprende del cuesco.
Existen variedades que participan de caracteres comunes á varios de
estos grupos, lo que hace más difícil su clasificación. La época de la
madurez, constituye uno de los caracteres más importantes para el is-
leño, porque permite elegir aquellas variedades que se anticipan ó re-
tardan de la época normal de mayor producción.
Basado en esta consideración, he formulado la lista siguiente de las
variedades más propagadas, empezando por las que maduran primero.
Durazno Norte-americano. — Numerosas son las variedades de du-
raznos de esta procedencia, pero la que se conoce con este nombre
en las Islas, es una variedad precoz de fruto blanco rosado, velloso,
medio prisco, que madura del 8 al 25 de Noviembre. La introducción
de esta variedad es relativamente reciente, y gracias á los buenos pre-
cios que obtienen sus frutos, por ser los primeros, es hoy la especie
que se propaga en más basta escala.
Norte-americano blanco ó durazno Sta. Ana. — Madura inmediatamen-
te después del anterior y su producción se prolonga hasta fines de Di-
ciembre. Su fruto es blanco, tamaño mediano y de carne poco adheren-
te al cuesco.
Duraznos turcos. — Con esta denominación se designa una variedad de
duraznos de fruto colorado, de tamaño pequeño, de carne compacta
muy adherente al carozo. Es una de las frutas que se conservan más
tiempo sin descomponerse. Madura en todo el mes de Diciembre.
Mignonas. — Con este nombre, se distinguen tres variedades seleccio-
nadas por el cultivo europeo y aclimatadas ya en las Islas. Una y
otras son muy estimadas por su fertilidad, por su vigor y por la bue-
na calidad de sus frutos. Se designan con las denominaciones de mig-
nona temprana, mignona gruesa y mignona pequeña.
La primera, dá un fruto grueso, velloso, casi esférico, de color rojo
oscuro del lado expuesto al sol y de un verde amarillo salpicado de
puntos rojos del costado opuesto. El surco que parte de la base del fruto
y termina en la cima, es muy estrecho y se pierde en una pequeña
depresión ligeramente mamelonada de este último lugar. La piel se des-
prende fácilmente de la carne en la época de la madurez. La carne
es fina, sabrosa, aromática, blanca, con excepción del contorno del ca-
rozo y debajo de la piel expuesta al sol que tiene un color rojo.
Sin ser un pavía se adhiere un poco al carozo.
La mignona gruesa ó común, es una de las variedades que goza
más reputación por su fertilidad y por la buena calidad de los frutos,
los cuales son gruesos, vellosos, de un color rojo, no tan subido como
el de la variedad anterior, del lado expuesto al sol y más amarillo del
costado opuesto, salpicado también como aquel de puntos rojos. La
carne es un poco más blanca que la de la mignona temprana, fina,
sabrosa y muy aromática, pero roja al rededor > del cuesco, el cual
está cubierto de surcos muy profundos é irregulares que retienen fila-
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mentos del epicarpio. Esta variedad madura desde últimos de Diciembre
á la primera quincena de Enero.
La tercera variedad, ó mignona pequeña, está menos propagada que las
anteriores. Su fruto es de volumen más reducido, de forma variable,
generalmente redondo, terminado por un pequeño mameloncito. Piel fina
y velluda de un color rojo oscuro del lado expuesto al sol, y de un
amarillo pálido, salpicado de manchitas rojas del lado- de la sombra.
Carne blanca, fina, y roja al rededor del carozo. Es un durazno
prisco que madura en la misma época que el anterior.
Pavía blanca, rosada y amarilla. — Con estos nombres, se distinguen
tres variedades locales obtenidas por selección que maduran en el mes
de Enero. Las tres son de carne blanca, fina, acuosa, muy adherente
al carozo.
Los nombres que llevan, indican el color de la piel.
Real Jorge, — Es un pavía de fruto grueso, de piel amarilla pintada
de rojo y de carne amarilla muy adherente al cuesco. Madura en el
mes de Enero.
Bocado de dama. — Es un durazno prisco de pequeño volumen, de
piel velluda, de un color blanco amarillento y pintado de un color
borra de vino del lado expuesto al sol. Su vértice termina por un ma-
melón agudo muy pronunciado. Su carne es amarilla y roja al rededor
del carozo. Madura en el mes de Enero.
Pavía turca. — Fruto pequeño un poco aplastado, de piel velluda, de
color amarillo pintado de rojo del lado expuesto al sol. Carne amari-
lla acuosa, muy adherente al carozo. Madura en el mes de Enero.
Prisco amarillo temprano. — Es un 'durazno de fruto grueso, redondo,
terminado por un mameloncito muy agudo y oblicuo. Piel velluda, de
color amarillo pintado de rojo del lado expuesto al sol y salpicado del
mismo color en el costado opuesto. Carne amarilla muy acuosa, un
poco más blanca al rededor del carozo. Madura en el mes de Enero.
Blanco mofistruoso prisco. — Fruto grande, redondo, terminado por un
mameloncito agudo, de piel velluda, de color blanco amarillento salpica-
do de puntos rojos del lado de la sombra y de rojo uniforme del cos-
tado expuesto al sol. Carne blanca, un poco amarillenta al rededor de
la piel y salpicada de rojo al contorno del carozo. Es una variedad
muy estimada que madura en el mes de Enero.
Duraznos del tiempo ó de monte. — Con este nombre se designan di-
versas variedades que afectan formas y diniensiones diferentes y que
empiezan á madurar desde la segunda quincena del mes de Enero.
Todas son variedades locales, más ó menos degeneradas por el aban-
dono de su cultivo y que se utilizan más para patrones que como
productoras directas. Cuatro son las más conocidas, llamadas: ñato,
amarillo, moscatel y blanco.
Duraznos mota. — Dos son las variedades que reciben este nombre;
primera mota y segunda mota. Ambas son locales y muy propagadas.
La primera es de fruto grueso, de carne amarilla, muy adherente al
carozo y que madura en la primera quincena de Febrero; la segunda,
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Revista de la Facultad
de volumen más reducido, de carne amarilla y también adherente al
carozo; madura de últimos de Febrero á principios de Marzo.
Durazno invernizo. — Es la variedad más tardía que se cultiva en la
región y lo mismo que las anteriores, es local. El fruto es de carne
amarilla muy adherente al cuesco. Madura del 10 al 25 de Marzo.
Por la breve descripción que acabo de hacer, se vé que las variedades,
más propagadas, corresponden á la segunda estación, de modo que, lo
que hay que tratar de multiplicar para que la producción sea regular,
son las variedades precoces y tardías, y en particular, estas últimas
cuyo número es excesivamente reducido.
Conocidas las variedades más cultivadas, vamos á ocuparnos detalla-
damente de la multiplicación de este frutal que por la extensión que ha
tomado es, según ya hemos dicho, una de las más importantes de las
Islas.
Es un hecho demasiado conocido de que este frutal prospera mara-
villosamente en todos los albardones altos de las Islas del Paraná, germi-
nando y creciendo con mucha rapidez y empezando por dar fruto á
partir del tercer año. Ninguna localidad de la República produce esta
fruta en tanta abundancia como las Islas del Paraná.
Lo que indudablemente perjudica más la producción, son las heladas
tardías de primavera que sorprenden algunas veces estos vegetales en
la época de la floración y aún después de la fecundación. Las varie-
dades precoces que maduran en Noviembre, son más maltratadas por
estos meteoros que las clases comunes.
Los vientos violentos ocasionan también perjuicios de consideración
particularmente en la época de la floración. El pampero y el Sud-
Este que suelen á veces soplar con una gran intensidad, derriban las
flores y los frutos, desgajan las ramas y destrozan los árboles. Para pre-
servar las plantaciones de estos accidentes, el medio más eficaz y eco-
nómico sería el de crear abrigos con árboles forestales sobre los costa-
dos Sur y Oeste.
A continuación pasaremos revista del sistema de multiplicación que
se sigue en las Islas para este frutal, indicando de paso las modifi-
caciones que se podrían introducir en el sentido de una mejora en las
plantaciones.
Este vegetal se multiplica por semilla y por ingerto. Es un hecho
observado de que los carozos procedentes de duraznos ingertados,
nunca dan tan buenos resultados como los del monte ó silvestres. Es-
tos últimos proporcionan siempre piés más rústicos y más robustos.
Una primera condición para obtener buenas plantaciones, será, pues,
utilizar piés procedentes de carozos de durzano silvestre.
Los cuescos de esta fruta, pierden muy pronto su facultad germi-
nativa y la germinación se verifica con muchísima lentitud á cau-
sa del pericarpio leñoso y duro que proteje la almendra. Es necesario
conservar pues los carozos en buenas condiciones ínterin no pueden
sembrarse, y el mejor medio consiste en estratificarlos. — Esta operación
consiste en hacer germinar los carozos por lechos ó por capas, para
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que llegada que sea la época de la siembra, puedan confiarse definiti-
vamente al suelo.
El procedimiento es muy simple y consiste en disponer una capa
de buena tierra de tres á cuatro centímetros de espesor en el fondo
de un canasto, cajón ú otra vasija cualquiera, que ofrezca varias aber-
turas por las cuales pueda circular fácilmente el aire y el calor. Sobre
esta capa de tierra se coloca un lecho de carozos, después otra capa
de tierra del mismo espesor de la primera; después un segundo lecho
de carozos y así en seguida hasta llenar el canasto ó cajón.
Una cuestión importante es la posición que deben guardar los caro-
zos. Se podría simplemente colocarlos unos al lado de los otros, tenien-
do cuidado de que no se tocaran. En rigor, esta disposición bastaría,
pero como es conveniente acelerar en cuanto sea posible su germina-
ción, los carozos que se coloquen con la punta más aguda hacia abajo
y la parte más chata hacia arriba germinarán mucho mejor. Esta es la
posición normal del embrión que se encontrará así á su salida de la
almendra en la línea vertical de su desarrollo. Colocando el carozo en
sentido inverso, es decir, con el extremo más grueso hacia abajo, la
radícula sale por la extremidad superior y obedeciendo á la ley de su
desarrollo tiene que trazar un codo brusco para continuar vegetando, y
el tallito tiene que dar una media vuelta en sentido inverso. Este des-
arrollo anormal redunda luego en perjuicio de la planta.
Estratificados los carozos en el mes de Mayo á Junio del modo
que dejamos indicado, se coloca el cajón ó canasto que los contiene,
en un paraje templado al abrigo de la luz hasta el mes de Setiembre.
En la primera quincena de este mes, si el carozo ha sido colocado
del modo que hemos mencionado, la radícula tendrá tres á cuatro cen-
tímetros de longitud. La plúmula y el tallito tienen un desarrollo más
lento, pero desde el momento que la radícula alcanza aquella longitud,
se procede á la plantación de los carozos, descubriéndolos con mucho
cuidado. Los gérmenes cuyas radículas tengan mayor longitud que la
mencionada, es mejor rechazarlos y los que no tengan aún este des-
arrollo, se espera algunos días más para efectuar su plantación.
Antes de confiar definitivamente al suelo los carozos germinados, es
conveniente suprimir la extremidad de las radículas empleando un ins-
trumento muy cortante y teniendo cuidado de no ejercer la menor
presión sobre la parte restante del órgano. El objeto de esta supresión,
es la de obligar á la radícula á ramificarse y por lo tanto provocar
un desarrollo más rápido. Algunos creerán que la supresión de la es-
tremidad de la radícula pueda ser perjudicial, porque se destruye al
mismo tiempo la pyleoriza ó la esponjiola de la raíz, órgano principal
de nutrición, pero se debe tener presente que la plantita á esta edad
no se nutre aún del suelo; vive á expensas de las sustancias ami-
láceas contenidas en la almendra y la esponjiola en estado de forma-
ción en esta época no tiene función alguna; en fin, no elabora ni sirve
para nada al embrión.
Por último, una vez que ha sido recortada la radícula, se plantan las
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Revista de la Facultad
almendras en una platabanda preparada de antemano, colocándolas en
surcos distantes de 40 á 50 centímetros. Verificando esta plantación en
Septiembre, se tendrán piés para ingertar en el mes de Febrero próximo.
La práctica de la estratificación de los carozos, tal como la dejamos
descrita, es una operación tanto más necesaria en las Islas cuanto que
á causa del estado casi constantemente húmedo del suelo, una gran
parte de los carozos se pudre y los que consiguen germinar, están
expuestos á sufrir graves perjuicios por los fríos de invierno. La siembra
directa en Otoño de los carozos de durazno, tal como se hace en las
Islas, no es pues una operación recomendable por las pérdidas que se
originan, pudiéndose evitar con ventajas, verificando la estratificación
de los carozos.
Veamos ahora como se verifican los ingertos de estos frutales. Esta
operación que se hace en las Islas en los meses de Enero y Febrero
inmediato á la siembra, con escudetes á ojo dormido (1) se practica
del modo siguiente: Se toman ramas nuevas, bien formadas, de la va-
riedad que se desea multiplicar y se cortan las hojas, dejando sin
embargo los peciolos que facilitan las manipulaciones ulteriores.
Las yemas de leña ó folíferas, situadas en la parte media de las ra-
mitas, son las que generalmente se prefieren para ingertar, porque las
de la base y vértice son generalmente muy herbáceas, incompletamente
desarrolladas ó poco propensas á fructificar. Con un poco de práctica,
se distingue al primer golpe de vista las yemas folíferas de los botones
florales y de las yemas mixtas. Las primeras, que son las únicas que
deben emplearse para el ingerto, son relativamente pequeñas y puntia-
gudas; los botones florales son más gruesos, más redondeados, y las
escamas de la envoltura son generalmente más abiertas; en fin, los
botones mixtos, son muy fáciles de reconocer por estar compuestos de
una yema folífera colocada en medio de dos botones florales. Conocidas
las yemas que deben emplearse, se cortan las ramitas, se suprimen las
extremidades así como todo lo que fuere inúfil para el ingerto y se
colocan éstas en paraje fresco sumergiendo las extremidades en un reci-
piente con agua. No deben permanecer más de 5 á 6 horas en este
estado, debiendo extraer las yemas lo más pronto posible. Sin embargo,
si sufren una pequeña desecación ó es necesario conservar los ramitos
de un día para otro, se colocarán de día en un recipiente con agua,
á la sombra, y de noche pueden extenderse en la yerba, cubriéndolos
con un lienzo húmedo.
La separación de la yema ó escudete del ramito, se efectúa por me-
dio de tres incisiones; una horizontal á 15 milímetros sobre la yema,
y 2 oblicuas que se unen en un vértice muy agudo por debajo de la
misma. Estas incisiones deben penetrar hasta la albura, y la yema debe
ir acompañada de una pequeña placa de este tejido en la parte media
(1) Dáse este nombre á los ingertos de yema verificados á fines del verano y prin-
cipios de otoño. La yema ingertada permanece en estado latente no desarrollándose
hasta la primavera inmediata.
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del escudete. Hay que observar si el hoyo que corresponde al lado
opuesto á la yema, está lleno ó no. Si se halla vacío es inútil emplear
la yema, porque el embrión queda en el ramito y en este caso no
puede brotar.
Quitado el escudete y mantenido entre los labios, se prepara el patrón,
que debe recibirlo sin pérdida de tiempo, practicando dos incisiones:
una vertical y otra horizontal, encima de la primera, formando una T
en el punto que se quiere colocar el ingerto. Estas incisiones deben
penetrar hasta la albura. Se abre en seguida con la espátula de ingertar
los labios de la herida y se introduce por la parte superior, bajo las
dos porciones de corteza levantadas, el escudete preparado, haciéndolo
descender hasta que halle una lijera resistencia y procurando que la yema
salga por la cisura vertical. En todas estas operaciones se evitará tocar
la yema, á cuyo efecto se deja el peciolo de la hoja para facilitar las
manipulaciones. Colocado el escudete, se ata con una hebra gruesa de
lana ó de algodón, dando varias vueltas por encima y por debajo de
la yema, y tan pronto como esté soldada, se añoja la ligadura para
evitar estrangulaciones.
Estos ingertos se ejecutan sobre patrones de durazno de un año de edad,
á 25 ó 30 centímetros del pié, sin despunte de ninguna naturaleza y
en el mismo plantel ó semillero. Cuando se está seguro de que el escu-
dete se halla bien soldado, se corta el patrón á 10 ó 15 centímetros
encima del ingerto, operación que se ejecutará en el invierno inmediato.
El patrón no debe cortarse nunca cerca de la soldadura del ingerto,
porque la herida resultante podría perjudicar al escudete. El muñón ó
pedazo de tronco que queda encima del ingerto, puede servir de tutor
al brote tierno que produce el escudete; resguardándolo así de los vien-
tos, frotamientos, etc. ú otras causas que podrían quebrarlo. Más tarde
cuando el ingerto está ysi bien desarrollado para sostenerse por sí solo,
se suprime por completo este muñón cortándolo al rás del ingerto.
Tal es el sistema más generalizado que se emplea para los ingertos
del durazno. Este método es susceptible de una pequeña mejora. En
lugar de colocar los escudetes del modo que hemos indicado, es pre-
ferible disponerlos al revés. Al sacar las 3'^emas que se quieren ingertar
se cortan de modo que el vértice del triángulo que forma el escudete,
caiga en la parte superior en lugar de la inferior y el patrón se prepa-
ra de manera que las dos incisiones (vertical y horizontal) formen una
X invertida. De este modo los labios de la herida quedan mucho me-
jor protejidos de la humedad de las lluvias y del rocío, y la soldadu-
ra se verifica con más rapidez y seguridad.
Casi la totalidad de las plantaciones de estos frutales, son de árbo-
les ingertados sobre patrones de otros duraznos y en particular sobre
duraznos de monte. Interin se siga el método primitivo de cultivo que
ho3^ se adopta, de dejar los árboles abandonados á sí mismos sin so-
meterlos á poda de ningún género, esta práctica no ofrecerá grandes
peligros; pero desde el momento que se quiera mejorar la producción
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Revista de la Facultad
valiéndose de los recursos que ofrece la Arboricultura, estos patrones
deberán desecharse por completo.
La experiencia demuestra efectivamente de que existe un grave in-
conveniente en que estos frutales lleven un sistema radicular de la misma
especie del árbol. Cuanta menor cantidad de madera de durazno con-
tenga un frutal ingertado de esta clase, mejor es el árbol. He aquí
porqué. La savia que se produce en gran cantidad en los árboles de
esta especie, consta de líquido gomoso que á la menor causa se con-
densa ó espesa, obstruyendo los canales de la madera y acumulándose
en el liber ó debajo de la corteza. El efecto inmediato de esta obstruc-
ción, es la suspensión de la circulación de la savia en la parte de la
rama en que la goma se ha acumulado y la desorganización de los
tejidos vecinos, que ocasiona la pérdida de la rama.
El pié procedente de un carozo de durazno, se halla por lo tanto
expuesto á este accidente desde la extremidad de las raíces hasta las
más altas hojas. Pudiéndose como se puede reemplazar las raíces del
durazno por otras raíces, el tronco por otro tronco, se disminuirá el
peligro de la gomosis y este daño no empezará realmente más que
desde el punto que se halle soldado el ingerto. Por esta razón, es ven-
tajoso dejar la mayor distancia posible entre el cuello del patrón y el
punto del tronco en que se coloca el ingerto.
Hasta ahora el accidente mencionado no ocasiona muchos estragos
en las plantaciones, debido á que la savia no estando contenida por la
poda, se gasta en la producción de un gran número de ramificaciones
inútiles. Pero si el accidente no es de temer por el hecho mismo de
que los árboles no se podan, el ingerto de durazno sobre durazno
ofrece aún otros inconvenientes muy graves. El exceso de savia que
produce esta clase de patrones, hace desarrollar una gran cantidad
de ramazón que elevándose á mucha altura absorbe la casi totalidad
de la savia gastándose en el desarrollo de las yemas superiores, y de-
jando en estado latente todas las de la parte inferior, resultando que
los árboles se encuentran completamente desguarnecidos de ramas fruc-
tíferas en las partes bajas. Las yemas de las partes inferiores que no
se han podido desarrollar por la causa indicada, perecen porque este
frutal ofrece la particularidad de que se pierde toda yema que en el
año de su formación no ha podido transformarse en ramas ó en
flores.
Nada hay que demuestre mejor los inconvenientes que acabo de se-
ñalar, como el estado de la mayoría de las plantaciones que presentan
un gran vuelo de ramificaciones y sin embargo en el momento de la
fructificación solo ofrecen algunos frutos aislados coronando la parte
superior de los árboles. Estos defectos solo son debidos á la despro-
porción que existe entre las yemas folíferas y floríferas. El gran vigor
del patrón hace desarrollar mayor número de las primeras en detri-
mento de las segundas y esta relación tan necesaria para obtener una
fructificación constante solo puede conseguirse por la poda. Ahora bien,
esta operación origina en estos árboles el flujo gomoso, de modo pues
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que no es esta clase de patrones la más apropiada para obtener una
fructificación abundante y constante. Para obtener un árbol sano, sóli-
do, durable y resistente elíjase otro patrón que no sea de durazno.
Se puede emplear para ello el almendro, el ciruelo y el damasco.
Los ingertos sobre patrones de almendro son generalmente los pre-
feridos por dar árboles de pequeña talla que prosperan perfectamente
en terrenos profundos de subsuelo húmedo. El almendro dulce de ca-
rozo duro, es el más adecuado, pero para variedades tempranas, se
elije más bien el almendro amargo. Estos piés se siembran y se inger-
ían del mismo modo y en las mismas épocas que el durazno de monte.
Con esta clase de patrones se consiguen árboles de talla mediana
susceptibles de sufrir una poda con mayor éxito que los duraznos in-
gertados sobre otro durazno.
Los patrones de ciruelo y damasco, dan también árboles de talla
mediana que duran mucho tiempo y que pueden someterse á una po-
da racional; pero el patrón por excelencia del durazno, es el almendro.
Sin embargo, en algunos albardones muy húmedos el ciruelo podrá
reemplazar con ventaja al almendro por acomodarse mejor á un exceso
de humedad del suelo.
El orden lógico de las ideas nos lleva á decir dos palabras sobre la
plantación de estos frutales. Suponiendo que se poseen árboles ingerta-
dos de dos años de edad, su trasplantación en el sitio que deben ocu-
par definitivamente, se hace en los meses de Abril, Mayo y Junio.
Abiertos los hoyos anticipadamente á fin de que el subsuelo reciba
las influencias del aire, y llegado el momento de la plantación, se re-
cortan las extremidades de todas las raíces magulladas ó que se han
quebrado al verificar el arranque de los árboles. Las secciones que de-
ben practicarse con un isntrumento muy cortante, se hacen oblicua-
mente de arriba á bajo y del eje del árbol á la periferia, á fin de que
colocadas las raíces en su posición natural, la sección hecha se apoye
sobre el suelo. El corte de las raíces no debe efectuarse en sentido in-
verso porque en este caso las raicillas que salen de la circunferencia
de la sección practicada estarían obligadas á describir un codo brusco
para tomar su dirección natural, y estas curvas perjudican siempre la
circulación de la savia.
Colocada la planta en su lugar y cubierta de tierra, el cuello que
es muy marcado en los árboles jóvenes, debe ocupar la misma posi-
ción que conservaba en el plantel ó semillero, es decir, que no debe
jamás ser enterrado ni tampoco hallarse fuera de tierra.
Un consejo muy útil es el siguiente: cuando las plantas jóvenes ofre-
cen una raíz vertical muy. pronunciada, debe suprimirse en el momen-
to de efectuar la trasplantación. Sin esta supresión, los árboles se ele-
van mucho y desarrollan pocas ramas laterales. Ya hemos dicho que
es conveniente suprimir esta raíz en el instante de sembrar los carozos
estratificados, pero si por cualquier circunstancia no se hubiere verifi-
cado dicha operación, es en el momento del trasplante que no debe
dejar de ejecutarse.
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Revista de la Facultad
CONTRIBUCIÓN AL CURSO DE SELVICULTURA
CAÑA DE CASTILLA (Arundo phragmites Lin.)
Por el Profesor Ingeniero Agrónomo Antonio Gil
Esta gramínea como se sabe, prospera de preferencia sobre terrenos
arenosos y húmedos en las márgenes de los arroyos á orillas de lagu-
nas, pantanos, etc., y aún cuando las aguas permanezcan estancadas
durante algún tiempo. Es particularmante en los bañados y lagunas in-
teriores de las Islas, allí donde el sauce y el mimbre no pueden vivir
por exceso de humedad del suelo, que se puede utilizar para la multi-
plicación de esta planta. El revestimiento de estas superficies cuya
estensión es considerable en las Islas del Paraná por plantaciones de
este género, produciría beneficios incalculables al punto de vista de la
higiene de la región, mejoraría su clima, permitiendo al mismo tiempo
utilizar terrenos que por su naturaleza son completamente improducti-
vos.
Esta planta parece efectivamente haber sido designada por la natu-
raleza para cubrir el cieno de los pantanos, lagunas y demás terrenos
bajos constantemente cubiertos de una capa líquida, cuya presencia es
un peligro constante para la salubridad pública por los efluvios deleté-
reos que se desprenden continuamente de las materias orgánicas en
descomposición. Querer negar que este fenómeno se produce con una
grán intensidad en todos los terrenos interiores de las Islas, favorecido
por la temperatura relaüvamente elevada que reina la mayor parte del
año, seria discurrir sobre bases falsas. Nadie que haya penetrado en
el interior de las Islas admitirá que estos terrenos no sean un peligro
para la salud de sus habitantes. Si hasta hoy la acción funesta de las
emanaciones del suelo no se ha hecho sentir de un modo directo so-
bre el hombre, bajo forma de fiebres intermitentes más ó menos noci-
vas, debe tenerse presente que la población está diseminada, que el
hombre raras veces penetra en el interior; pero el medio es esencial-
mente favorable para consütuir un suelo malarial, que el peligro existe
en realidad, que el terreno está preparado maravillosamente para re-
producir el germen y que si ha permanecido hasta ahora inmune será
porque la semilla ó el germen no se encuentra en él.
A obstaculizar estos peligros tendería precisamente el recubrimiento
de estas vastas superficies constantemente anegadas, por la multiplicación
de la planta anteriormente mencionada. Una aplicación importante que
podría recibir esta planta en las Islas, sería también la de guarnecer y
sostener las márgenes de los numerosos canales y arroyos que cruzan
la región, impidiendo los desmoronamientos frecuentes que se producen,
ocasionando perjuicios á la navegación. Todo esto además de los usos
á que se prestan sus productos. Las cañas, ya sea enteras ó divididas
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en tiras, tienen numerosas aplicaciones industriales y agrícolas además
de servir como combustible. Conviene, pues, llamar la atención sobre
esta planta cuya multiplicación rápida puede prestar tantos servicios á
esta región.
La reproducción puede efectuarse por medio de semillas, por renue-
vos, por trozos de rizomas y por estacas.
La multiplicación por medio de semillas, exige la preparación del
suelo y como este trabajo ofrece obstáculos insuperables en las Islas,
por lo menos en las partes bajas, es un sistema que no puede acon-
sejarse. Además, el éxito de este sistema de multiplicación, depende de
la calidad de la semilla empleada, es decir del grado de madurez y de
su perfecta conservación, y como estas condiciones son algo difíciles de
conseguir en una semilla de este género, resulta que solo en casos
muy raros se podrá recurrir á este método de reproducción. Sin em-
bargo, cuando se desea cubrir con estas plantas superficies constante-
mente anegadas, como estanques, lagunas, etc., que ofrecen grandes
dificultades para dejar en seco^ la reproducción por medio de se-
millas es el único medio que podrá emplearse. En este caso es me-
nester tomar algunas precauciones para evitar que la semilla sobre-
nade 3^ sea arrastrada por las aguas. Para ello, se toma un poco de
limo semi-líquido y se recubre la semilla con una capa de esta sustan-
cia dejándola secar en seguida. De este modo la semilla se precipita
fácilmente al fondo del agua en donde germina. La siembra se hace
al voleo en los meses de verano. El sembrador, si la extensión es muy
grande, podría ir sobre una canoa y esparcir la semilla mientras otro
conduce la embarcación.
La plantación por medio de renuevos ó de trozos de rizomas es de
un éxito casi seguro. Estos rizomas se sacan de plantaciones tupidas
en los meses de Spetiembre y Octubre y se colocan en agujeros de
10 centímetros de profundidad, alejados 35 á 40 id. unos de otros. No
debe mediar un intérvalo mayor de un dia entre la extracción de los
rizomas y su trasplantación, pero dado el caso que estuvieren marchi-
tos, se colocarían dos ó tres trozos en un mismo hoyo para asegurar
la plantación.
En fin, la caña puede aún reproducirse por medio de estacas ó por
trozos de tallo. Las cañas destinadas á la plantación se toman entre
las más largas y vigorosas de los cañaverales en plena vegetación,
debiendo tener los trozos tres nudos por lo menos completamente des-
arrollados. Se cortan de modo que el estremo inferior ofrezca una sec-
ción oblicua á 5 centímetros debajo del último nudo y se entierra en
el suelo sirviéndose de un plantador de madera dura de un metro de
largo por 4 á 8 centímetros de diámetro, con ayuda del cual se hace
un hoyo en el que se coloca la estaca. El espacio dejado entre una
estaca y otí^ será de 50 centímetros.
Lo mismo que para los mimbres, es preferible colocar las estacas
oblicuamente debiendo quedar enterrados dos nudos por lo menos. Es-
308
Revista de la FacultáB
te método de reproducción no dá nunca tan buenos resultados como la
multiplicación por medio de rizomas.
Donde el agua ó la maciega no permita plantar con uniformidad to-
da la superficie, se tratará de ir cubriendo las partes más accesibles y
la vegetación extendiéndose poco á poco no tardará en cubrir por
completo toda la superficie.
Muy pocos cuidados requieren las plantaciones de este género. Al
principio las plantas se levantan con mucha lentitud gastando la mayor
parte de su savia en la producción de sus órganos subterráneos, pero
una vez que los piés están suficientemente enraizados, el crecimiento de
sus partes aéreas se hace con rapidez. Para facilitar su crecimiento en
los primeros años será, pues, conveniente cortar y quemar la maciega
demasiado abundante.
Durante el primero y segundo año de la plantación no se deberá cor-
tar tallo alguno. Recién al cuarto año, se podrá empezar á cosechar
las cañas, efectuando el corte en la primavera un poco antes del mo-
vimiento de la savia. La sección se hará cerca del suelo, empleando
instrumentos muy cortantes y á 0,5 á 0,10 centímetros encima del nivel
ordinario de las aguas.
LA SAL DE COCINA
su EMPLEO EN LA ALIMENTACIÓN DEL GANADO VACUNO
POR EL PROFESOR DR. JULIO LEJEUNE
La sal de cocina es el condimento indispensable de la alimentación
de nuestros animales. El cloruro de sodio se encuentra en todos los
tejidos de la economía animal, circula con los líquidos, es eliminado
con los excrementos y los finidos de la transpiración; debe, pues, ser
renovado en la economía, y generalmente el que existe en los alimen-
tos ordinarios no está en proporción suficiente para esa renovación.
La sal de cocina no es solamente un condimento, es un alimento,
puesto que forma parte integral de los tejidos de la economía animal.
Este condimento dá á los alimentos un sabor agradable que excita el
apetito, provoca la secreción de la saliva y de los otros finidos diges-
tivos; las funciones de las visceras abdominales se hacen más enérgi-
cas, la digestión más compleca; en una palabra, su acción se hace
sentir favorablemente sobre todas las funciones de nutrición del animal.
El cloruro de sodio favorece la asimilación, activa el crecimiento y las
fuerzas; apresura el engorde; dá á la carne un sabor más agradable y
más firmeza; á la grasa, más densidad; á la leche, y sobre todo á la
manteca, un gusto más sabroso; á la lana lustre y fuerza, presentando
por consiguiente grandes ventajas bajo el punto de vista económico.
DE Agronomía y Veterinaria
309
Después de una larga práctica é innumerables observaciones sería
difícil poner en duda estas ventajas generales del empleo de la sal de
cocina como condimento.
La fijación de la dosis de sal á administrar á cada sujeto, presenta
numerosas dificultades. No debe extrañarse que haya dado lugar á lar-
gos trabajos y muchas discusiones. Estas dificultades provienen de que
no se conoce exactamente ni la cantidad de sal sálica necesaria para
la manutención de la economía en ciertas condiciones, ni la proporción
de esta sustancia contenida en la alimentación. A más, hay probable-
mente animales que necesitan más alimentos salados que otros. Es á
causa de eso que se prefiere hoy dar á los animales un pedazo de
sal para que lo laman á voluntad. El uso de la sal de cocina, es más
ventajoso á los rumiantes que á los solípedos por los productos que
nos suministran (leche, manteca, queso, etc.) y también por la alimen-
tación menos rica que consumen. La cantidad de sal que debe recibir
un animal es proporcional á la pobreza en materias nutritivas conteni-
das en los alimentos con que se nutren. El forraje malo de los panta-
nos, los animales pueden consumirlo sin ningún peligro para la salud,
si se le añade sal de cocina. No solamente el cloruro de sodio es útil-
mente empleado para corregir un alimento alterado, si que también
para prevenir su alteración y conservarlo en buenas condiciones.
Entre nosotros damos la sal de cocina, bajo forma de pedazos grue-
sos, á los caballos de lujo solamente. La experiencia ha probado que
éste consume 30 centavos de este condimento por año.
Visto el precio ínfimo de la sal de cocina y las ventajas numerosas
que ofrece, debe administrarse á todos los animales domésticos y sobre
todo á los vacunos.
Es de desear que los estancieros traten de introducir este condimen-
to precioso en la alimentación del ganado vacuno, á fin de que la car-
ne, hoy tan poco sabrosa, pueda concurrir ventajosamente en los mer-
cados europeos.
REVISTA CLÍNICA
Por el Profesor Médico-Veterinario Dr. Julio Lejeune
Castración del caballo cryptórquido
En la revista anterior, hablábamos de la castración del caballo cryp-
tórquido en general. Agregaremos algunos datos sobre esta operación
considerada de un modo especial.
Se trata de un caballo cryptórquido de propiedad de D. Mateo La-
padú, que tuvo entrada el 30 de Octubre en la clínica de la Facultad.
El día antes de operar el caballo le administramos la tintura de ár-
nica fenicada y lo sometimos á media ración. El día de operarlo no
310
Revista de la Facultad
recibió ración. Para efectuar la castración según el procedimiento des-
cripto, colocamos debajo del caballo ima tela impermeable, á fin de
evitar de este modo la invasión de los elementos patógenos de la ca-
ma en la parte operada. Todo lo que se emplea en la operación: ma-
nos, estopas, instrumentos, cuerditas, lo desinfectamos por medio del
bicloruro de mercurio. Después de la operación, dimos al caballo sul-
fato de quinina en dosis de 15 gramos por día, para combatir la fie-
bre de reacción. En el agua añadimos el sulfato de soda en dosis de
150 gramos por día.
En el edema del forro consecutivo á la operación, hicimos numero-
sas escarificaciones para dar salida á la secreción producida y calmar
la inflamación. Dos veces por día se limpió con lysol la cola, el fo-
rro, la parte interna de los muslos y se inyectó en las llagas una di-
solución de bicloruro de mercurio al 1 por 1000. Durante los 8 días
que trascurrieron después de la operación, apenas le hizo sentir la
fiebre de reacción: temperatura 38 1/2; respiración 12; pulsaciones 52
por minuto. A los 15 días, el pulso indicaba 42 por minuto, la tem-
peratura 37 1/2. Es decir que el animal se había restablecido por
completo. Se vé que observando escrupulosamente las prescripciones
de la asepsia y antisepsia, pueden practicarse en el caballo las opera-
ciones más graves sin temor de complicaciones.
Operación de la neurotomia plantar
procedimiento empleado en la clínica de la facultad
Esta operación tiene sus partidarios y sus adversarios. Nos contamos
entre los primeros. Ocho veces la hemos practicado y en una sola se
presentó complicación grave. En la clínica hemos tenido ocasión de
practicarla dos veces con éxito completo. Algunos veterinarios condenan
esta operación. ¿Será por que no han tenido éxito? A nuestro modo de
ver debe atribuirse esto al temperamento del animal y también á la falta
de precauciones y cuidados que deben tomarse antes y después de la
operación.
Neurotomia alta ó completa. — La operación está indicada en todos
los casos, cuando la afección dolorosa (forma afección navicular ó
sinovitis podosesamóidea ó podotroquilitis crónica) no se halla neta-
mente circunscripta en la parte nervada por una ú otra de las divisio-
nes terminales del nervio plantar. Si la afección dolorosa está limi-
tada á una sola mitad del pié, se corta el nervio correspondiente. En
caso contrario, se cortan los dos nervios. La experiencia ha demostra-
do que se puede practicar esta doble sección en la misma sesión.
Cuando se hace la neurotomia de los dos lados á la vez, la opera-
ción debe practicarse más abajo del lado externo que del lado interno,
á fin de cortar con seguridad la rama anastomótica dada por el ner-
vio interno al externo en la región mediana del cañón. Para practicar
DE Agronomía y Veterinaria
311
esta operación es menester conocer bien la posición que ocupan los
nervios, sus relaciones con los vasos, que varían, según se trate del
nervio interno ó externo. La arteria colateral del cañón existe sola-
mente del lado interno (miembro anterior); del lado externo no hay
sinó la vena colateral y el nervio, siguiendo los dos la dirección del
tendón perforante.
El nervio ocupa la parte posterior y está en relación con la parte an-
terior del borde externo de este tendón. Del lado interno, el nervio se
reúne á la arteria colateral, formando un solo haz envuelto por una
vaina conjuntiva; hacia adelante se encuentra la vena colateral. La
operación que debe ser practicada arriba del menudillo, es más difícil
que la neurotomia baja á causa de la abundancia del tejido conjunti-
vo y de los vasos que producen sangre á la menor incisión. Es más
fácil del lado externo que del interno.
La incisión de la piel, se hace en la parte posterior de un vacío si-
tuado hacia adelante del tendón perforante, un poco arriba del menu-
dillo. Esta incisión tiene 4 centímetros de largo. Al llegar al haz
vásculo-nervioso se le abre, se diseca el tejido conjuntivo, se aisla el
nervio y se le corta. Se reconoce el nervio de los otros tejidos por
su color, su resistencia y sobre todo por el dolor que siente el animal
cuando se le toca. Antes de operar, debe llenarse una condición sine
qua non y sobre la cual no dejaremos de insistir demasiado: es que el
operador debe cerciorarse de que no tenga el casco, ni escarza, ni
puntura, clavo de calle; que esté indemne de cualquier otra lesión.
A más, el animal no debe trabajar antes de un mes. Impruden-
cias por el estilo son las que han producido los accidentes que seña-
lan algunos veterinarios, enemigos desde entonces de la neurotomia.
Neurotomia baja ó parcial — Se practica en caso de enfermedad na-
vicular ó de formas cuando éstas se hallan situadas netamente en las
partes enervadas por la rama que se corta.
Acostado el caballo y fijado el miembro á operar en posición conve-
niente, se practica la incisión en el tercio posterior de la cara lateral
del menudillo. Muchas veces se siente á través de la piel, la posición
precisa del haz vásculo-nervioso sobre el cual se debe practicar la in-
cisión, un poco adelante ó un poco atrás, según la rama que se quie-
re cortar. Si se trata de la enfermedad navicular, se corta la rama
posterior, la más gruesa, y una de las dos ramas anteriores, si se
trata de una forma.
Se sabe que cada nervio plantar se divide al nivel del menudillo en
3 ramas digitales: una anterior, una mediana y una posterior. Estas
divisiones acompañan la arteria y la vena digitales. La primera, se
encuentra generalmente adelante de la vena; la segunda se coloca en-
tre los dos vasos y la tercera sigue posteriormente.
312
Revista de la Facultad
Hyovertebrotomia: procedimiento nuevo
Operación que tiene por objeto la eliminación del pus contenido en
las bolsas guturales. Estos accesos se forman sobre todo en el des-
arrollo de la afección conocida bajo el nombre de paperas y muchas ve-
ces ponen la vida del caballo en peligro, dificultando la deglutición y
la respiración. Solo en los solípedos se encuentran esos divertículos
de la cavidad de la faringe que se llaman bolsas guturales.
Manual operatorio. — Sería mucho más cómodo hacer la operación
sobre el animal volteado; pero recordaremos que la hyovertebrotomia
se practica cuando hay peligro de axfisia. Acostado el caballo las di-
ficultades de la respiración aumentan. Por eso operamos sobre el ca-
ballo en pié manteniéndolo bien con mordazas en el labio inferior y en
las orejas.
La operación comprende cuatro partes:
I. Incisión de la pie L — Se practica un poco adelante de la apófisis tras-
versal del atlas, 4 centímetros atrás del borde posterior del maxilar; em-
pieza á 8 centímetros de la comisura inferior de la oreja y sigue en
una extensión de 5 centímetros la dirección del borde posterior de la
parótida.
II. Disección de la aponeurosis subcutánea, del músculo parótido au-
ricular > del borde posterior de la glándula y de la aponeurosis del
mastoido humoral. — Esta segunda parte de la operación, se hace con la
mayor facilidad. La cara interna de la parótida se diseca con los de-
dos que dilaceran fácilmente el tejido celular blando de esta región.
Se pone así á descubierto el músculo estilo-hyodiano.
III. Perforación del músculo estilo-hyodiano y de la bolsa gutural.— l^d,
abertura debe ocupar el centro de este músculo. Se reconoce fácilmente
este punto tocando atrás la apófisis estiloide del occipital y adelante
el ángulo tuberoso de la rama grande del hyodio que cede á la pre-
sión del dedo. Todos los autores, aconsejan perforar el músculo
estilo-hyodiano por medio de un bisturí derecho muy agudo, y agran-
dar después la abertura con el dedo. Para no cortar la carótida inter-
na, indican un manual operatorio especial. Si el caballo hace movi-
mientos desordenados, hay peligro de cortarla, sobre todo si la caró-
tida interna presenta divisiones ó anastomosis anormales que existen
muchas veces tanto en los vasos como en los nervios. Para cortar este
accidente, siempre muy grave, el señor Robin, alumno de 4.^ año de
la Facultad, aconseja perforar el músculo con el dedo sin emplear el
bisturí. Esta perforación se practica con facilidad por medio de una
sacudida brusca para no despegar la bolsa gutural del músculo estilo-
hyodiano.
Conceptuamos el procedimiento Robin superior á los otros.
IV. Establecer una contra abertura. — Abierta la bolsa gutural, se in-
troduce la sonda en forma de S y se la dirije hacia el fondo de la
bolsa para que salga afuera de la faringe debajo de la extremidad de
la parótida y atrás del borde posterior de la mandíbula inferior. La
DE Agronomía y Veterinaria
313
piel rechazada por la extremidad del instrumento, hace una eminencia
que se incide con el bisturí. La punta de la sonda aparece entonces
cubierta de la aponeurosis subcutánea que se incide igualmente. Se
pasa un hilo que permite introducir después un tubo de goma. El
tubo se pone á fin de que el pus pueda derramarse por completo, no
permitiendo que las aberturas hechas se cierren demasiado pronto.
e^^-
INSPECCIÓN DE CARNES
I
CARNES DE ANIMALES FLACOS
POR EL
profesor sustituto médico -veterinario,
Dr. Félix Mezzadrelli
Diariamente, en los mataderos públicos, se levantan protestas ó se origi-
nan controversias entre el gremio de estancieros, hacendados y abaste-
cedores y la inspección veterinaria, encargada de velar directamente
por la salubridad de las carnes alimenticias que se libran al consumo
público, sobre si existe el derecho de inutilizar la carne de las reses
reconocidas flacas por falta de alimentación.
Es importante poner en claro los fundamentos que asisten á los con-
tendientes; fundándose los unos en los dictámenes de la ciencia, los
otros en el derecho común para sostener sus divergentes opiniones; en
fin, es necesario establecer la conducta que debe observar el veterinario
higienista, juez natural de la contienda.
La cuestión puede abarcar intereses económicos importantísimos pre-
sentándose á menudo el caso de juzgar sobre tropas enteras de ganado,
que representan un capital de consideración; no es nuestra mente el
estudio del estado de flacura proveniente de alteraciones orgánicas para
el cual la acción del veterinario higienista es indiscutible según diversos
criterios científicos y jurídicos.
En el estado de nutrición de los animales, ha}^ un sinnúmero de
graduaciones, según la edad, el sexo, la raza, la falta de alimentos, la
abstinencia y su duración, etc., pudiéndose para esta última, establecer
otras tantas categorías de carnes, pues la resistencia fisiológica para
sostener la dura prueba del hambre, es muy variable; así los animales
gordos resisten más tiempo, los jóvenes menos que los adultos y vie-
jos; los que sufren poco tiempo serán menos flacos que los que sufren
más.
Aceptando la división generalmente admitida en la clasificación de
las carnes alimenticias, bajo el punto de vista del estado de nutrición
21
314
Revista de la Facultad
de las reses, en tres grandes categorías ó calidades, 1.^, 2.^ y 3.^; en
la última que comprende las carnes más inferiores se puede establecer
cuatro grupos de carnes provenientes:
1.0 De animales demasiado jóvenes ó viejos.
2.0 De animales entecados.
3.0 De animales ñacos.
4.0 De animales flacos deshechos.
Las carnes del 1.° y 2. o grupo, ó sea de animales demasiado jóve-
nes ó viejos ó que han sufrido el hambre ó la sed (entecados), presen-
tan los caracteres siguientes: en los animales jóvenes, blanda pegajosa,
húmeda, falta el adipo, las apófisis no están soldadas con las diafisis,
el cartílago de incrustación expuesto al aire se vuelve violáceo; la mé-
dula constituye una pasta colorada blanda; esas carnes pueden todavía
utilizarse para la alimentación; en los animales viejos la carne es colo-
rada, húmeda, de grano grueso sin adipo, se seca rápidamente expuesta
al aire; la médula de los huesos, de poca consistencia; esta carne se
utiliza con provecho para factura de chanchería.
Las carnes del 3.®^ grupo son las que nos ocupan. Las del 4. o, co-
mo su nombre lo indica, no son aptas para la alimentación.
Los caracteres de la carne del 3.er grupo son: palidez, humedad, in-
filtración; se adhiere á las paredes sobre las que se proyecta, falta ab-
soluta de grasa; la médula de los huesos líquida; infiltración serosa
amarillenta en las redes del tejido conjuntivo que normalmente encierra
las células adiposas. Estas carnes deben eliminarse de la alimentación
por las razones científicas que se va á indicar.
Para proceder con rectitud, evitar cuestiones y no causar, tal vez,
pérdidas considerables de dinero, el veterinario de matadero cumple con
su deber diagnosticando en la tropa ó en el animal en pié á cuál
grupo de flacura pertenecen, pues para los de l.o y 2. o las carnes
pueden utilizarse para la alimentación, mientras que deben ser decomi-
sadas las del 3.0 y 4.o
El examen ocular es insuficiente ó engaña á menudo. Indico luego
un método que practico con buen resultado. Trátase de explorar y re-
conocer el estado de flacura ó el grupo en que debe ser clasificado el
animal, deduciéndolo de la consistencia del tejido conjuntivo adiposo
que está en la parte interna posterior de la base del pabellón de la
oreja; al efecto despostando el pabellón de la oreja hacia adelante y
afuera, se puede directamente, con los dedos, palpar la región ó tam-
bién sondear ó penetrar lentamente dos ó tres centímetros con un alfi-
ler común, y la sensación de la mayor ó menor resistencia se percibe
muy pronto con un poco de práctica hasta permitir la determinación del
grado de flacura de los animales, y si las carnes sirven ó no para el
consumo público.
¿Cuáles son las razones científicas que asisten al veterinario inspec-
tor para proceder al decomiso de animales flacos?
El trabajo fisiológico de la nutrición que se efectúa en la intimidad
de los tejidos, á fin de mantener la integridad funcional de los elemen-
DE Agronomía y Veterinaria
315
tos anatómicos, dá lugar á un cambio continuado entre las partículas
constitutivas de los elementos y el material del suero de la sangre que
sale de los vasos.
La composición del suero está subordinada á la de los materiales
que penetran en el del exterior ó de la regular transformación de los
alimentos y bebidas.
El elemento anatómico, en su funcionamiento, se apodera de las par-
tículas ó moléculas del suero, las transforma y asimila dando lugar á
reacciones vitales y funcionales.
De ese movimiento molecular resultan nuevos productos que son
aprovechados por otros elementos anatómicos ó quedan como lastre
inservible y deben ser eliminados.
Son estos los fenómenos que se llaman de asimilación y desasimila-
ción, y que costitu^^en el trabajo de la nutrición.
La regularidad de las funciones de nutrición, la integridad de los
órganos, el equilibrio funcional, están subordinados esencialmente á la
regular proporción de la entrada y salida de las moléculas que se asi-
milan y de las que se eliminan por los elementos anatómicos.
Una insuficiente introducción de elementos, trastorna profundamente
el trabajo fisiológico de las células anatómicas y por consecuencia de
los tejidos, órganos y aparatos de la máquina animal entera.
La célula por falta de principios nutritivos continúa viviendo por un
período de tiempo m.ás ó menos largo, apoderándose primeramente de
los que encuentra á su alrededor, y más tarde de los mismos que la
componen, efectuándose una verdadera autofagía; en esta condición so-
brevienen modificaciones sensibles en la composición de los líquidos y
sólidos orgánicos y en las funciones de los órganos y aparatos.
El organismo puede resistir á la falta de alimentos, hasta perder de
su propio peso inicial de Yio á ^lo en los sujetos de buena nutrición.
Según los análisis, la composición de un animal flaco y la de uno
gordo es muy diferente.
Shleen encontró en un ^"^y ^"^^
gordo flaco
Agua 390 597
Carne muscular 356 308
Grasa 209 81
Sustancias minerales . . 15 14
Los recambios moleculares en los actos nutritivos, dan lugar á fenó-
menos de combustiones regulares, en cuanto se mantenga el equilibrio
entre la entrada y salida.
Roto el equilibrio, el ácido carbónico queda en el organismo y se
acumula más y más por la vitalidad que alcanza la lucha por la exis-
tencia de las células hambrientas, las que se multiplican por cariaguine-
sis y proliferaciones celulares, dando lugar á degeneraciones y atrofias.
Son fermentaciones, diastasis celulares ó zimosis y enzimosis que
presiden á las varias . transformaciones, las que mudan la composición
316
Revista de la Facultad
química de las sustancias alimenticias para hacerlas aptas al trabajo de
la edificación orgánica, que transforma el almidón en glucosa; los
albuminoides en peptona, la urea en carbonato de amoniaco, que sa-
ponifica las grasas, etc.; que, en fin, prepara los materiales para que
pueda efectuarse el fenómeno de oxidación que vivifica el elemento
celular.
Son productos de reducción que resultan de ese trabajo inofensivos
(urea) ó tóxicos leucomainas (alcaloides toxalbuminas) que se acumulan
en el organismo por falta de equilibrio entre el ingreso y egreso, y
que causan perturbaciones orgánicas funcionales graves que envenenan
y deshacen la máquina animal.
El organismo en este estado no está en condiciones de funcionalidad
normal; tampoco puede considerársele enfermo en vista de la higiene
pública, las carnes han sufrido profundas modificaciones en las propor-
ciones de sus componentes albuminoides, en los carburos de hidrógeno,
sales, aguas, volviéndolas impropias para la alimentación y tal vez
peligrosas para el consumo.
Son estas las razones que obligan al rechazo ó decomiso de las car-
nes de animales fiacos por falta de alimentos.
Los interesados en el gremio de abasto de carnes de consumo, en
presencia de animales fiacos, y que carneados no presentan alteraciones
orgánicas aparentes, — para salvar sus intereses, — ponen obstáculo al
decomiso y buscan cualquier pretexto para entregar al consumo carnes
que además de ser desprovistas de todo principio nutritivo, pueden ser
también peligrosas para la salud pública.
El veterinario higienista, cuyo lema en el desempeño de sus funcio-
nes debe ser siempre salus pública suprema lex¡ debe oponerse á la
venta para el consumo público de animales fiacos por falta de ali-
mentación.
Afectando esa medida de higiene los intereses sanitarios y económico-
públicos como los derechos de propiedad y capitales particulares, la
autoridad administrativa que tiene el sagrado deber de velar por la
conservación de la salud pública y protejer á sus administrados, soste-
nida por los dictámenes de la ciencia, debe prohibir que se entreguen
ai consumo esas carnes, pues aunque quizás no fuesen peligrosas, es
siempre una explotación pública inmoral, la venta de carnes que se
llaman alimenticias, y que no son tales.
t)E Agronomía y Veterinaria
31?
MORICULTURA
Por el Profesor Dr. Domingo Tamaro
Descripción de las especies y variedades de moreras cultivadas
(traducido del italiano por el alumno ANTONIO TROISE)
( Coiitinnación )
V
Trabajos y cuidados en el vivero
El vivero propiamente dicho, está destinado á recibir las moreras del
semillero para ingertarlas ó simplemente cultivarlas hasta el momento
del trasplante.
Las labores de preparación deben ser bien hechas y en debido
tiempo. Estas consisten en una labor profunda de 60 á 80 centíme-
tros, teniendo cuidado de pulverizar la tierra y de limpiarla de yerbas
y raíces. Si no es suficientemente fértil se abona con estiércol, pero por
lo general es preferible hacer una buena labor antes que recurrir al abono.
La época del trasplante varía según los climas: en los países cálidos
se puede hacer en otoño; entre nosotros en primavera.
Debiéndose retardar por muchos días el trasplante, se sacan del se-
millero las plantitas enterrándolas en un paraje abrigado y se van sa-
cando de cuando en cuando para que no recomience la vegetación.
No se debe hacer trasplantéis en terreno húmedo y en días ventosos.
Las plantitas se deben extraer con la azada, teniendo cuidado de no
lesionar sus raíces.
Si las raíces son muy secas, se hace el embarramiento (ó sea su-
mergir las raíces en una mezcla de limo, estiércol y agua). Se cortan
las raíces que estén destrozadas, de defectuosa dirección, y la raíz
principal á 15 centímetros debajo del cuello.
Las moreras se plantan en líneas, de Norte á Sud, á fin de que no
se sombreen. Se hacen hoyos de 20 centímetros de ancho y otro tanto
de profundidad, y en éstos se colocan las plantas perfectamente verti-
cales á la distancia de 50 centímetros por lo menos.
Si en cambio han sido ya ingertadas las plantas en el semillero * .
conviene ponerlas á 80 centímetros de distancia y en esta forma: ' . *
Hecho el plantío se cortan á fior de tierra con una tijera bien afi- * . •
lada, indicando el terreno reservado para cada morera á fin de que • ^ •
sirva de guía á los peones que deben zapar. El semillero y el •
vivero propiamente dicho deben hallarse completamente libres de yerbas
nocivas. Cuando aparecen los brotes se deja uno solo y los laterales
se cortan á 5 hojas; cuando se hacen leñosos se cortan comple-
tamente.
318
Revista de la FacultaI)
Cuando la planta alcanza la altura deseada, se corta en la prima-
vera siguiente á flor de tierra.
En la primavera del segundo año las moreras se cortan como en el
primero. Queriendo ingertarlas bajas se procuran las púas en Febrero
y en Marzo, y en Abril se hace el ingerto, (1)
VI
Multiplicación por estaca
Este método de multiplicación es poco aplicado para la morera, por
cuanto la planta, por lo general, no se presta (2). Las variedades de
ramas delgadas, de corteza rugosa, no se prestan fácilmente; mejor en
cambio la morera Moretti, Lhou, Cattaneo y la de las Filipinas, no así
todas aquellas moreras que tienen médula más bien gruesa y ramas
vigorosas.
En vista del número considerable de estacas que no brotan es con-
veniente plantarlas Ínterin en el vivero. Para este objeto se prepara
el terreno si es posible como para el semillero y en paraje sombreado.
Las estacas se preparan momentos antes que la morera entre en ve-
getación y con las ramas del año precedente. De estas ramas se cor-
tan 10 centímetros la base y la punta, de modo que el trozo resultante
sea de 40 centímetros de largo. En el mismo día de preparadas se
procede á plantarlas.
Se abre un surco ancho de N. á S., 30 centímetros, y contra una
de las paredes de éste se colocan las estacas lijeramente inclinadas á
la distancia de 15 centímetros enterrándolas tres cuartos de su longitud
de modo que no queden fuera de tierra más de dos ó tres yemas.
Comprimida bien la tierra contra la estaca se encima otra de modo
que se obtenga un plano para colocar una tabla de 30 cent, de ancho
y larga cuanto sea la amelga. Esta tabla, como se comprende, hace
el oficio de hilo, y la segunda hilera de estacas se planta á lo largo
del otro borde. Se adopta la tabla en vez del hilo para plantar en
hilera las estacas, porque el peón en lugar de pisar el terreno entre
cada hilera, camina sobre la tabla. Plantada la segunda hilera se le
hecha tierra y después se saca la tabla para trasportarla á la segunda
hilera y así se procede sucesivamente.
Algunos autores aconsejan hacer el plantío en otoño, porque en
esta estación y en los primeros calores primaverales, la estaca echa
alguna pequeña raíz que concurre en seguida á alimentar las ye-
mas de la parte aérea. El razonamiento es exacto; pero me parece que
obrando de este modo, será menester cubrir el multiplicador con paja
durante el invierno.
Con el aumento de temperatura en primavera, las yemas aéreas co-
(1) Esta operación corresponde aquí á los meses de primavera. (N. del T.)
(2) En nuestro país la multiplicación por estacas dá buenos resultados.
bE Agronomía y Veterinaria
3Í9
menzarán á abrirse y el multiplicador durante todo el año no requerirá
más que ser conservado libre de malas yerbas. Si la primavera pasa
muy seca será oportuna la irrigación y cubrirlas con paja.
En la primavera siguiente las estacas que han prendido se trasplan-
tan en el vivero colocándolas á la distancia de 80 centímetros.
Este medio de multiplicación es de más fácil arraigo que la estaca,
y he aquí como se opera:
Las plantas que deben dar los acodos se plantan en sitio separado.
Se dispone el terreno de modo que sea dividido en amelgas anchas
1 metro 50 centímetros y de tal manera que una amelga resulte más
alta y la otra más baja; esto se obtiene extrayendo la tierra de la
que se quiere tener más baja y echándola en la que se quiere levantar.
Hechas las amelgas se plantan las moreras á lo largo de la línea me-
diana de aquellas más bajas á 3 metros de distancia y se dejan ahí por
el término de 3 años, cultivándolas con tronco á flor de tierra y sin
recojer la hoja para que puedan desarrollarse mejor las raíces.
Llegada la primavera del cuarto año, se corta la morera en el pié
para provocar la emisión de ramas nuevas. En otoño se cortan las ramas
más nudosas y más cortas y se dejan tan solo 5 ó 6 ramas, eligiendo
las más vigorosas. Estas se doblan extendiéndolas á lo largo de la
amelga (fig. 1) y cubriéndolas hasta la línea b, c, con la tierra de la
amelga próxima y mezclando con ésta el abono pulverizado. La extre-
midad de las ramas se deja afuera y se tienen derechas atándolas á
un tutor (d, e).
VII
Multiplicación por acodo
6
c
Figura 1
Durante el año se prolonga la extremidad del vástago acodado y lo
que crece se ata en el tutor para tener una rama derecha, mientras se
cortan los brotes laterales.
320
kEVISTA DE LA Í^ACULTAÍ)
Interinamente la parte enterrada de la rama, habrá comenzado á echar
raíces; en la primavera siguiente, si éstas son gruesas, se corta el
punto de unión con la rama madre y se trasporta, con mucho cuidado,
la nueva planta al vivero, donde se deja un año. Muchas veces en
un año no se consigue formar una plantita, entonces se deja el acodo
hasta el segundo año.
VIII
Multiplicación por ingerto
El ingerto se puede hacer en el pié ó en la cabeza del tallo, á dife-
rente altura, según la forma y el desarrollo que se desee dar á la
planta.
Creo que si el tronco es silvestre resiste más á las alternativas atmos-
féricas, y el ingerto está más libre de las heladas. En las regiones más
frías y en toda la Lombardía, se suele ingertar en la cabeza; pero tra-
tándose de variedades muy delicadas, es mejor ingertar en el pié. Y es
así como se usa también en el Véneto.
Las moreras se ingertan en primavera, cuando la corteza se despega
fácilmente de la madera y es de preferirse la segunda quincena de Abril
ó la primera de Mayo (1), en un día de buen tiempo, sin que haya
viento.
En el semillero se aplica el ingerto de yema y en la primavera que
sigue se trasportan las plantas al vivero. Ingertando en éste se usa el
ingerto de corona, hecho en la primavera siguiente en que fué plan-
tada la morera, debajo del cuello de la planta. Queriendo tener en
cambio la rama silvestre, se cuidará de ingertar ó en el vivero cuando
la morera tiene un desarrollo conveniente (primavera del tercer año)
ó también demorando hasta el año siguiente á la plantación. Ingertando
en la cabeza se aplica el ingerto de corona y también de canutillo.
Como se vé, pues, son tres los sistemas de ingerto que se suelen
aplicar para la morera: el de yema, el de corona y el de canutillo.
Por lo general, creo que deseando tener las moreras ingertadas en la
cabezo, no convenga hacer el ingerto en el vivero hasta después de un
año, cuando la morera ha sido plantada en su lugar definitivo. Algunos
han querido probar el ingerto en el mismo año del trasplante definitivo,
pero obtuvieron mezquinos resultados; por consiguiente opinamos: si se
quieren tener moreras ingertadas en el pié, ingértense de yema en el
semillero ó de corona en el vivero; deseándose el ingerto en la cabeza,
hágase de fiauta ó de corona.
Respecto á la elección de las púas para ingerto, téngase cuidado
de escoger en plantas sanas, no deshojadas ni podadas en Julio (2)
del año precedente. Recójanse en los meses de Febrero y Marzo y eli-
minando en la base y en la punta de las ramas unos 10 centímetros,
(1) Aquí corresponde á Septiembre y Octubre.
(2) Acá en Diciembre.
DE Agronomía y Veterinaria
321
júntense en mazos de 25 y estratifiqúense en arena al reparo de las
influencias atmosféricas y esto en un sótano ó en una pieza situada
al norte bien cerrada.
IX
El ingerto de escudete
Este se puede hacer en Agosto ó Septiembre en el semillero si las
plantitas tienen el grosor mayor que el de una lapicera, ó también se
hace en la primavera siguiente dejando las plantitas en el semillero.
Obrando en el primer caso se hace el ingerto de ojo dormido, en el
segundo se hace el ingerto de yema vegetante.
El ingerto de escudete debe su nombre á la yema la cual consiste en un
pedazo de corteza sin albura, provisto de una yema, que se introduce
entre la madera y la corteza del patrón Este ingerto es también llama-
do ingerto de ojo ó ingerto de yema.
Figura 2
La ramita de la cual se extrae la yema debe ser del mismo año,
vigorosa, sana y llena de savia, de modo que la corteza se separe fá-
cilmente de la madera. Se rechaza la base y la punta; se deja tan
solo un trozo de peciolo de la hoja. Débese obrar con rapidez.
(*) Aquí al Sud.
322
Revista de la t'ACULTAb
Queriendo retardar algunos días, se deja la base para tenerla sumer-
gida en el agua.
Preparada la rama del modo antes indicado, para quitar el escudete,
se hace una incisión trasversal á 2 centímetros debajo de la yema y,
próximamente á igual distancia de la misma, se hace descender la hoja
del ingertador, muy despacio, hasta dicho corte horizontal, (fig. 2).
De este modo se separa la yema como se vé en A y B (fig. 3 y 4).
Si por casualidad quedara adherido debajo del escudete algún frag-
mento de albura débese quitar hábilmente con los dedos, de manera que
no se lesione la pequeña protuberancia que se halla debajo de la yema,
que es su verdadero germen ó la que podría llamarse su raíz. Científi-
camente se llama corculum (C, fig. 4).
Fig. 3
Fig. 4
Fig. 5
Fig. 6
Fig. 7
Inmediatamente, y mejor antes de aislar la yema, se hace una inci-
sión en forma de T sobre el patrón (A B, fig. 5) con el corte vertical
el doble más largo que el horizontal; se levantan las partes de la herida
De Agronomía y Veterinaria
323
donde la incisión vertical halla á la horizontal y se introduce con la
mano izquierda la yema (fig. 6). Así el escudete queda cubierto por
esas partes dejando sobresalir solamente la yema. Verificado esto,
no hay más que atar con hilachas, como está indicado en la figura 7.
Este ingerto de 3^ema, en los viveros se hace comunmente á 2 ó 5
centímetros del pié del patrón. Tiene la ventaja de rapidez y de que
no hace en la planta ningún daño notable en caso que la operación
resultara infructuosa.
Al ingerto hecho de yema en plena vegetación, después de 15 días
se desata y se corta el patrón á 5 centímetros encima del ingerto con
el objeto de dejar un tronco que sirva después de tutor al tierno brote.
En el invierno siguiente se quita completamente este tronco, puesto
que el nuevo brote habrá adquirido suficiente robustez y una dirección
normal. Los ingertos de ojo dormido se desatan antes del invierno y
en la primavera que sigue se corta el patrón como hemos visto para el
ingerto de yema en plena vegetación.
( Continuará).
INFORMACIONES
Exámenes de fin de curso
El 16 de Diciembre próximo comenzarán los exámenes generales de
los alumnos de las secciones agronómica y veterinaria, correspondien-
tes al presente año escolar.
El Consejo ha nombrado las comisiones examinadoras con la distri-
bución de materias y tiempo que á continuación se expresa:
Lunes 16. — Química orgánica II, de j á ii a. m.: Dres. Ezeiza,
Spegazzini, Ing. Pieres y Sr. L. De Marco. — Física I, de á ii a. m.:
Dres. V. Gallastegui, Vargas é Ing. A. Gil. — Zoología I, de ^ á óp.m.:
Dres. Ezeiza y Spegazzini é Ingenieros Pieres y Gil. — Anatomía II y
III, de ^ á 6 p. m.i Dres. Zabala, Bernier, Griffin, Lejeune y Matarollo.
Martes 17. — Química inorgánica L de j á ii a. m.: Dres. Ameghi-
no. De Marco, Spegazzini é Ing. Pieres. — Agronomía II, de y á ii a.m.:
Dres. Gallastegui, Vargas é Ing. Gil. — Botánica /, de ^ á 6 p. m,:
Dres. Ameghino, Spegazzini é Ingenieros Pieres y Gil. — Histología nor-
mal II y III, de ^ á 6 p. m.: Dres. Zabala, Bernier, Mezzadrelli, Le-
jeune, Matarollo y Griffin.
Miércoles 18. — Geometría I, de y á ii a, m.: Dres. Vargas, Ezeiza
é Ingenieros Gil y Pieres. — Anatomía I, de 7. á 11 a, m.: Dres. Ga-
llastegui, Matarollo, Bernier y Lejeune. — Patología vegetal II, de 7 á
II a. m.: Dres. Ameghino, Spegazzini, Griffin y De Marco. — Algebra I,
de ^ á 6 p. m.: Dres. Ezeiza, Vargas é Ingenieros Pieres y Gil. —
Disección I, de ^ á 6 p. m.: Dres. Gallastegui, Bernier, Griffin, Mezza-
drelli, Lejeune y Matarollo.
324
Revista de La Facultad
Jueves 19. — Agronomía I, de j á ii a. m.: Dr. Ameghino é Inge-
nieros Pieres y Gil. — Química agrícola III, de j á ii a. m.: Doctores
Ezeiza, Spegazzini, De Marco y Ndsgos.— Fisiología II, de j á ii a. m. :
Dres. Bernier, Griffin, Lejeune, Matarollo y Mezzadrelli. — Ingeniería
rural II, de ^ á 6 p. m.: Ingenieros Pieres y Gil y Dres. Spegazzini,
Ezeiza y Vargas. — Exterior de los animales II, de ^ á 6 p. m.i Doc-
tores Bernier, Griffin, Lejeune y Matarollo.
Viernes 20. — Química analítica II, de á ii a. m.\ Dres. Gallaste-
gui, De Marco y Spegazzini. — Agronomía especial III y IV, de y á
II a. m.: Dres. Ameghino y Vargas é Ingenieros Gil y Pieres. — Disec-
ción II, de y á II a. m.: Dres. Bernier, Lejeune, Griffin y Matarollo.
Tecnología III y IV, de ^ á 6 p. m. : Dres Ezeiza, Spegazzini y Var-
gas é Ingenieros Pieres y Gil. — Patología general. Patología médica III,
de ^ á 6 p. m.: Dres. Griffin, Bernier, Lejeune, Matarollo y Mezzadrelli.
SÁBADO 21. — Ingeniería rural III y IV, de j á ii a. m : Doctores
Ameghino, Spegazzini y Vargas é Ingenieros Gil y Pieres. — Terapéuti-
ca III, de y á II a, m.: Dres. Bernier, De Marco, Griffin, Matarollo
y Lejeune. — Zootecnia general III, de ^ á 6 p. m. : Doctores Bernier,
Griffin, Lejeune, Matarollo é Ing. Pieres. — Química analítica IV, de ^ á
6 p. mr. Dres. Ameghino, Vargas, Spegazzini, De Marco é ingeniero
Pieres.
Lunes 23. — Agronomía especial IV, de y á ii a. m.: Dres. Gallas-
tegui y Vargas é Ingenieros Pieres y Gil. — Patología médica. Obstetri-
cia y enfermedades contagiosas IV, de y á ii a. m.: Doctores Griffin,
Matarollo, Bernier, Lejeune y Mezzadrelli. — Zootecnia especial y Econo-
mía rural IV, de ^ á 6 p. m.: Dres. Bernier, Mezzadrelli, Matarollo y
Lejeune é Ing. Pieres. — Química analítica III, de ^ á 6 p. m.: Docto-
res Gallastegui, De Marco y Vargas é ingeniero Gil.
Martes 24. — Práctica agrícola II, III y IV, de j a. m. á 6 p.m.:
Dres. Ezeiza y De Marco é Ingenieros Pieres y Gil. -Histología patoló-
gica. Patología quirúrgica teórica, III y IV, de 7 á 11 a. m.: Docto-
res Griffin, Lejeune, Matarollo, Bernier y Mezzadrelli. — Dibujo /, II,
III y IV, de ^ á 6 p. m.: Dres. Ameghino, Vargas y Spegazzini, In-
genieros Pieres y Gil y Sr. del Nido. — Patología quirúrgica y práctica.
Clínica IV, de ^ á 6 p. m.: Dres. Gallastegui, Bernier, Griffin, Lejeu-
ne, Matarollo y Mezzadrelli.
Inspección de carnes
Sr. Decano de la Facultad de Agronomía y Veterinaria, Dr. D. Vi-
cente Gallastegui.
Haciendo uso de la autorización que Vd. se sirvió darme para visi-
tar los mataderos de la Capital Federal con los alumnos de 4.^ año
de Veterinaria, á objeto de dictarles clases prácticas de inspección de
carnes, nos trasladamos á Buenos Aires el día 5 del corriente y fui-
mos á los corrales el ó á las 5.30 de la mañana. Encontramos exce-
lente material para la inspección, que nos había sido preparado defe-
DE Agronomía y Veterinaria
325
rentemente por los señores inspectores Dres. Zabala, jefe de la inspec-
ción; Viola, Testa y otros.
Visitando el Establecimiento híceles notar á los alumnos sus muchos
defectos bajo el punto de vista higiénico. Luego en presencia de una
res bovina sana, les hablé de la inspección de carnes en general, hacién-
doles ver órgano por órgano, región por región, las condiciones de
salud, posiciones, relaciones, tamaño, consistencia, color, etc., y en se-
guida pasamos á las piezas patológicas.
Los casos interesantes que estudiamos en la sección bovina, fueron
los siguientes:
I. Varios pulmones tuberculosos en grado diferente; tuberculosis in-
cipiente; tuberculosis muy avanzada, con cavidades vómicas, pertene-
cientes á novillos mestizos de 4 años, más ó menos.
II. Un caso de tuberculosis en un novillo también mestizo de 3 V2
años. Las lesiones anatómicas se habían generalizado en los pulmones,
en las pleuras, en el sistema ganglionar, en el hígado, etc.
,111. Un pulmón en parte calcificado, que nos ofreció la ocasión de
hacer un estudio comparativo con otro pulmón tuberculoso, caso muy
útil para el diagnóstico diferencial.
IV. Distomatosis hepática, muy limitada.
V. Muchos casos de ciste de equinococo, de todos tamaños — en los
pulmones é hígado. — Esta forma de ciste se halla en proporción del
49 por 100 en aquel matadero donde se sacrifican de LóCO á L700
animales bovinos diariamente.
VI. Un fibrolipoma en una vaca viva, colocado en la región ante-
rior del esternón (apofise traqueliana).
El diagnóstico macroscópico fué confirmado con el microscopio.
En la sección de los cerdos, observamos:
I. Dos casos de tuberculosis, en uno difusa y en otro muy limitada.
II. Uno de cisticercosis celulosa, al rededor del cual nos entretuvi-
mos largo rato, seccionando los músculos cortos adjutores de la pierna,
las escapulares, la lengua, etc.
III. Un osteosarcoma actinomicósico en los maxilares.
En excursiones sucesivas, utilizaremos otros medios de inspección que
redundarán en beneficio de los alumnos, y las extenderemos á otros
mataderos de puntos vecinos á La Plata.
La importancia de este curso es indiscutible por cuanto él está rela-
cionado directamente con la salud pública.
Saluda al señor Decano con toda consideración. — Florencio Mata-
rollo, profesor.
Los estudiantes de la Facultad de Agronomía y Veterinaria
La Agricultura, importante revista agrícola que ve la luz en Buenos
Aires bajo la dirección inteligente de los conocidos periodistas Alberto
J. Gaché y Ramón R. Castro, publica en el 150, del 14 del corriente,
dos buenos grabados representando grupos de alumnos de la Facultad,
en las horas de trabajo.
326
Revista de la Facultad
Bajo el epígrafe de estas líneas, refiriéndose á los grabados, dice el
citado periódico:
"La Facultad de Agronomía y Veterinaria, no es una nueva Palmira
como muchos creen, por más que tenga muros silenciosos y no le falte
ruinas solitarias. En ella palpita también la vida, esa vida alegre y flo-
rida de la juventud. Ahí están esos grabados que nos dicen claramente
que allí existe una fuerza, que allí se forma el corazón de la juventud
productora de riqueza del porvenir.
"Ese hermoso conjunto de jóvenes argentinos, que se ensayan en
las nobles ocupaciones del agricultor y ganadero, nutriendo sus claras
inteligencias con los preceptos de la ciencia, vislumbra ya un vasto
campo en que actuar, que dilata cada vez más el rápido desenvolvi-
miento de las industrias agro-pecuarias.
"Ztí! Agricultura, que ve en estos jóvenes á miembros útilísimos de
ia sociabilidad argentina, se complace en adornar sus páginas con las
vistas que los representan y desea que el año próximo las aulas de
esa benemérita escuela sean frecuentadas por doble número de jóvenes."
La Revista une sus votos á los que gentilmente formula La Agri-
cultura,
A las aulas de esta institución benéfica debe concurrir la juventud
estudiosa que aspire á fomentar el progreso del país por medio del tra-
bajo honrado que forma el carácter del ciudadano, sustrayéndolo de las
luchas de bandería que esteriliza sus fuerzas activas.
Estudios fitogeográficos y botánicos
La Plata, Noviembre 15 de 1895.
Siendo conveniente completar los conocimientos fitogeográficos y bo-
tánicos referentes á las diversas regiones de la Provincia, y habiendo
el profesor de la Facultad de Agronomía y Veterinaria, Dr. Carlos
Spegazzini, ofrecido efectuar gratuitamente un estudio de ese carácter
en la Sierra de Currumalal, el P. E.
decreta :
Artículo \P Acéptase el expontáneo ofrecimiento del Dr. D. Carlos
Spegazzini, y en consecuencia queda comisionado para efectuar el
mencionado estudio en la Sierra de Currumalal.
Art. 2.0 Expídase á favor del Dr. Spegazzini pasaje de ferrocarril,
para trasladarse al punto en que debe verificar los estudios.
Art. 3.0 El comisionado deberá presentar al Ministeriro de Obras
-Públicas, dentro del término de tres meses después de su regreso, una
relación de su excursión y una Memoria completa de sus estudios.
Art. 4.0 Comuniqúese, etc. — G. UDAONDO. — Emilio Frers.
Varias
— Por indicación del profesor de prácticas agrícolas ingeniero agró-
nomo, D. Antonio Gil, la Facultad ha resuelto instituir un premio para
DE Agronomía y Veterinaria
327
el mejor estudio comparativo de las máquinas segador as- atador as ^ que
presenten los alumnos de la sección agronómica.
El premio consistirá en una obra de Agronomía, y los trabajos po-
drán presentarse en Secretaría hasta el 1^ de Marzo próximo.
— El profesor Dr. Bernier, ha recibido encargo de formular un pro-
yecto de los estudios que puedan practicar durante las vacaciones los
profesores de la Sección Veterinaria.
Este proyecto será tomado en consideración en la próxima sesión
del Consejo.
— El Consejo ha dispuesto que durante las vacaciones, del 26 de
Diciembre al 1° de Marzo, el servicio del hospital de clínicas sea aten-
dido por los profesores, Dres. Lejeune^, Bernier, Griffin y Matarollo quie-
nes, de común acuerdo, fijarán los turnos de 16 días que corresponde
á cada uno.
— Se les ha concedido autorización para rendir examen de ingreso el
12 de Diciembre, á los jóvenes Arturo Peralta Ramos y Pedro Latorre.
Concurso de segadoras-ataderas
Buenos Aires, Noviembre 8 de 1895.
Al Señor Decano de la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la
Provincia.
En cumplimiento de la misión del Jurado para el concurso de sega-
doras-atadoras á celebrarse en sembrados de esa Facultad, ruego al
Señor Decano quiera comunicarnos el tiempo que la sementera puede
esperar para que las pruebas se hagan con eficacia, á fin de fijar con
toda seguridad el día.
Deseo asimismo, si no hay en ello inconveniente, se nos remita un
pianito del terreno sembrado, con especificación de calles, tanto latera-
les como centrales, etc.; y se nos informe si el dinamómetro que allí
existe está en buenas condiciones para su empleo.
La Comisión que presido piensa que los alumnos de IV año de esa
Facultad, podrían, en provecho propio, por la experiencia que les repor-
taría y para la mejor vigilancia de las tareas, servir de ayudantes de
la Comisión en los días de concurso.
A la espera de una pronta contestación de los diversos puntos que prece-
den, le saluda con su mayor consideración — Juan José Ezeiza, Presidente.
La Plata, Noviembre 12 de 1895.
Informe el profesor de prácticas agrícolas, con la brevedad posible. —
Gallastegui.
Señor Decano:
El sembrado de cebada y trigo del campo de ensayos podrá perfec-
tamente servir para el concurso de las segadoras-atadoras dentro de los
quince dias de la fecha. Sería conveniente, á fin de evitar entorpeci-
mientos, que las máquinas se hallaran en la Facultad ocho días antes
por las demoras inevitables que siempre origina su preparación.
328
Revista de la Facultad
El dinamómetro se halla en perfectas condiciones para su empleo in-
mediato.
Lo mismo que el señor Presidente del Jurado, creo que sería prove-
choso para los alumnos de IV año de Agronomía, que pudieran secun-
dar á la comisión en calidad de ayudantes. — Antonio Gil, Profesor. —
Noviembre 12 de 1895.
Noviembre 12 de 1895.
En contestación á la nota del Señor Presidente del Jurado para el
concurso de máquinas segadoras-atadoras, transcríbasele el precedente
informe y remítasele el plano que pide. — Avísese por Secretaria á los
alumnos de IV año de Agronomía que deben prestar servicios de ayu-
dantes al Jurado durante el tiempo que duren los ensayos. — Póngase á
disposición del Jurado los elementos de que dispone la Facultad y que
le puedan ser útiles para el mejor desempeño de su cometido. — Ga-
llastegui. — A. A. Carassale, Secretario.
Alumnos premiados
En la sesión del 18 del corriente la Facultad tomó en consideración
y clasificó todos los trabajos presentados por los alumnos para optar
á los diplomas que para estos instituyó la Sociedad Rural Argentina,
con motivo de la última exposición-feria. Se adjudicaron seis diplomas
á los trabajos siguientes : I. Tema : Diversos sistemas presentados á la
exposición para la elevación de las aguas. Autor : Sebastián Godoy,
alumno de la sección agronómica; ocho puntos, correspondiéndole cla-
sificación de distinguido. Tiene opción á diploma de primera clase.
II. Tema: Máquinas trillador as , aventadoras ¡ cortadoras de pasto, etc.
Autor: Angel Maciel, alumno de la sección agronómica; ocho pun-
tos, correspondiéndole clasificación de distinguido.
Tiene opción á diploma de segunda clase. (El tema desarrollado co-
rresponde á la categoría del premio).
III. Tema: Instrumentos aratorios, etc. Autor: Antonio Troise, alumno
de la sección agronómica; seis puntos, correspondiéndole clasificación
de bueno. Tiene opción á diploma de segunda clase.
IV. Tema: Estudio comparativo de las diferentes razas ovinas y
porcinas que figuran en la Exposición. Autor: Pedro Díaz Pumará,
alumno de la sección veterinaria; siete puntos, correspondiéndole clasi-
ficación de bueno. Tiene opción á diploma de primera clase.
(El tema desarrollado corresponde á la categoría del premio).
V. Tema: Estudio económico y Zootécnico de las razas bovinas de
carne con relación á las haciendas del país y exportación de novillos.
Autor: Pedro Díaz Pumará, alumno de la sección veterinaria; ocho pun-
tos, correspondiéndole clasificación de distinguido. Tiene opción á diplo-
ma de primera clase.
VI. Tema: El caballo criollo. Autor: Edmundo León, alumno de la
sección veterinaria; cinco puntos, correspondiéndole clasificación de re-
gular. Tiene opción á diploma de segunda clase.
Imprenta de J. Peuser — Boulevard Independencia EsauiNA 53, La Plata.