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Full text of "Datos para la zoología médica mexicana : arácnidos é insectos"

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ARÁCNIDOS É INSECTOS. 


POR Eli DOCTOR 

JESUS SÁNCHEZ. 



OFICINA tip. de la secretaría de fomento 

Calle de San Andrés núm. 15. 


1893 





SEÑOR INGENIERO 

D. MANUEL FERNÁNDEZ LEAL. 

SECRETARIO DE ESTADO Y DEL DESPACHO DE FOMENTO. 

Dígnese vd- aceptar este trabajo oomo mía maestra de afecto sincero 
y de agradecimiento de svi afectísimo amigo y servidor 


Dr. Jesús Sánchez. 


México, Mayo 20 de 1893. 


Zoología.-' 


ABR 2013 


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DONACION 


(¡>l 99 

53 ^" 

1—-7LZ) 9 / 


INTRODUCCIÓN. 



v L deseo de ser útil á mi patria de alguna ma- 
nera, y la creencia de que será recibido con be- 
nevolencia un ensayo acerca de la Zoología me- 
dica mexicana , me han decidido á publicar la piesente 
obrita. Debo añadir que ha influido en esta decisión la 


invitación que se sirvió hacerme para escribir algo íes 
pecto de este asunto mi distinguido amigo el Dr. Pei- 
nando Altamirano, Director del Instituto Médico Na- 
cional. 

Convencido de que en todo estudio científico debe 
buscarse principalmente la aplicación práctica, hace al 
gún tiempo colecto los hechos conducentes que en Mé- 
xico pueden contribuir para la formación de dos obras, 
la Zoología módica y la Zoología agrícola nacionales. 
Mi posición como miembro titular de la Academia de 


Medicina, y como encargado de la cátedra de Zoología 


VI 


en la Escuela N. Preparatoria y accidentalmente tam- 
bién á veces en la Escuela N. de Agricultura, ha sido 
la más á propósito para emprender esta labor. 

Todos reconocen hoy la grande importancia del es- 
tudio de los animales en cuyo reino existen tantos que 
nos procuran beneficios y muchos también que son cau- 
sa de enfermedades. Entre los parásitos, por ejemplo, 
hay varios que pueden ocasionar accidentes graves y 
aun la muerte; sus manifestaciones clínicas, como ob- 
serva juiciosamente el Dr. Rafael Blanchard en el pró- 
logo de su Zoología médica, eran conocidas, pero se 
ignoraba la etiología y por consiguiente la profilaxia y 
el tratamiento de esas enfermedades. Ha resultado de 
aquí, añade tan distinguido medico naturalista, que la 
enseñanza de la Zoología en las Facultades o Escuelas 
de Medicina en Europa ha adquirido recientemente una 
importancia y una dirección nuevas. 

No sólo nos importa estudiar á los animales que vi- 
ven en nuestro propio cuerpo, también es necesario^ co- 
nocer aquellos cuyas ponzoñas inoculadas en el organis- 
mo humano pueden ocasionar, ora un mal ligerísimo, 
ora síntomas de gravedad suma y aun la muerte; otros, 
que nos sirven de alimento regularmente, provocan á 
veces por su ingestión en el tubo digestivo fenómenos 
de envenenamiento; hay algunos, por último, que dan 
á la materia médica productos que se utilizan en el ar- 
te de curar. 

Es verdad que de casi todos estos asuntos tratan los 
los libros europeos, pero es verdad también que lo que 


VII 


se refiere á nuestro país lo hacen superficialmente. Para 
no ser difuso citaré un solo ejemplo: los efectos del enve- 
nenamiento producido por la inoculación de la ponzoña 
del alacrán de nuestras tierras calientes y de Durango 
y la manera de combatirlos con éxito no se conocieron 
bien hasta que se tuvo conocimiento de los estudios im- 
portantes y detallados de los Dres. Santa María y Ple- 
rrera (Mariano) en Durango y Espinosa en Morelos. 
Otros médicos nacionales y extranjeros han contribuido 
al progreso de la. Zoología medica nacional: son notabi- 
lísimos entre los segundos los trabajos de los Dres. her- 
manos D. Alfredo y D. Eugenio Dugés, residentes en 
México hace muchos años, y entre los mexicanos basta- 
rá citar los nombres de los Dres. Lauro Jiménez, José 
Eleuterio González, Fernando Altamirano, Antonio Pe- 
ñafiel, Donaciano Cano y Alcacio, y Profesores Alfonso 
Herrera, Gumersindo Mendoza y algunos otros, los cua- 
les han escrito acerca de asuntos referentes á Zoología 
médica mexicana. Deben añadirse los nombres de algu- 
nos autores antiguos como ol del ilustre jesuíta D. Fran- 
cisco J. Clavijero y el del sabio D. José Alzate y Ramí- 
rez, que iniciaron en México el gusto por el estudio de 
la flora y fauna del país. 

No me lisonjeo de haber hecho una obra importante, 
pues no me ha cegado el amor propio, y sé que estoy 
destituido de las dotes de talento y de instrucción que 
se necesitan para escribir con acierto en materia tan 
difícil como la Zoología médica; deseo únicamente que 
se considere este trabajo, incompleto é imperfectísimo, 


VIII 


cómo una tentativa, un esfuerzo ó un ensayo que podrá 
servir de punto de partida para que personas más in- 
teligentes hagan una obra acabada. 

México, Mayo 20 de 1803. 


-Z);\ Jesús Sánchez. 


CLASE 


ARACNOIDEA. ARACNIDOS. 

Animales invertebrados , articulados, con la cabeza y el tórax 
confundidos en una sola piczd (e efalotórax), sin alas y con cuatro 
liares de patas. 


H. N. Esta clase es tan conocida que no es necesario dar 
detalles minuciosos de ella. Dos formas diferentes del abdomen 
caracterizan á las verdaderas arañas y á los escorpiones. En las 
primeras el abdomen es globuloso y está unido al cefalotórax 
por un pedículo delgado y corto; en los escorpiones (alacranes) 
el abdomen es alargado y articulado al cefalotórax por todo su 
grueso; se compone de un pre-abdomen ancho, anillado y un 
post-abdomen (vulgar é impropiamente llamado cola) angosto 
también anillado y muy movible. El carácter asignado á la cla- 
se Arácnidos de tener un cefalotórax, debe entenderse de una 
manera general, pero no absoluta, pues hay familia como la de 
^ Solpugidw, vulgarmente genfzaros, de transición entre las 
aranas y los insectos que tienen bien separados la cabeza el 
rax y el abdomen. De esta familia tenemos en México la es- 

CC1E Solpuga limbata Luc., muy temida por sus mordeduras á 
pesar de que no se le ha encontrado hasta hoy glándula algu 
m ponzoñosa. Otros arácnidos del orden Acai-ianos ó Mitas tie 
11 e l cuerpo rechoncho y sus tres partes constitutivas calle- 




i 


za, tórax y abdomen, confundidos en una masa común; como 
ejemplo de este grupo citaré las garrapatas {Argos), los anima- 
litos de la sarna (Sarcoptes scabiei, Deg.) etc. Algunos arácni- 
dos tienen el cuerpo vermiforme, largo y anillado, pero el tó- 
rax está confundido con la cabeza, tal es el Democlcx fotticulo- 
rum Sim. Erichs, que vive en las glándulas sebáceas y folículos 
pelosos del hombre y en el perro, en el cual ocasiona si es muy 
abundante, la enfermedad llamada mal rojo. 

La clase arácnidos es notable por más de un motivo. En c] 
plan general de la naturaleza les está encomendada una misión 
muy importante; las inferiores en organización son parásitas; 
las superiores se alimentan con animales vivos, generalmente 
insectos, á quienes capturan sirviéndose de las armas empon- 
zoñadas que poseen, ó tendiéndoles telas como redes en las cua- 
les los aprisionan. Los hilos que forman estas redes, tejidas ad- 
mu'áblemente con las garras de sus patas, están formados con 
una substancia viscosa que se endurece al contacto del aire y 
que se secreta en glándulas de forma diversa, piriformes, cilin- 
dricas o arborescentes, cuyos conductos vectores terminan en 
las hileras que son cuatro ó seis eminencias mamilares, bi ó 
inarticuladas, que rodean al ano. En algunas especies de Mé- 
xico estas redes, según se dice, están formadas con hilos de va- 
rios colores ; 1 una epeira de la isla de Borbón, en Madagascar, 
tiende en su tela un hilo grueso, especie de cable que le sirve 


.. Sm ” egar 0310 h<Jcho ' ontiondo 1 uo do1 » «r bastante raro, pues la única 
noticia referente a el es la siguiente: «En el número 03 de "La Lectura,- pe 
nídreo publicado en Santiago (de Chile) el año de 1884, en el articulo’ -La, 
Aranas, por M. Desehastelus, hay noticia de una arana que existe en México 
y que se distingue por la riqueza y variedad del colorido de sus telas La lia 

“ y T1V0 en las cereanfas del agua. La tela se compone de nua 
mezcla de hilos amarillos, encarnados y negros, que entrecruzan con arte m„ 
ravlloso, siendo tal la belleza de los reflejos de esas telarañas, que muchos via' 
joros han corrido presurosos á cogerla, imaginándose encontrar una primorosa 
labor de oro." Otro autor dice que en México hay arañas ouo trien V T 
tanm fuertes para secar la ropa blanca lavada. Citados por 


5 


para maniatar á los grandes insectos que caen en ella y que po- 
drían romper con sus esfuerzos por libertarse. Puede uno for- 
marse idea de la importancia de esa secreción, recordando el 
hecho de que a la Sociedad de Artes de Londres le fue pre- 
sentado un hilo, tejido en dos horas escasas por veintidós ara- 
ñas, que tenía una longitud de seis mil metros, y la observa- 
ción de Meckel, relativa á la Epeira diadema L., en la cual con- 
tó más de mil tubos glandulares con canales escretores distin- 
tos. A veces la substancia viscosa secretada tiene aplicaciones 
excepcionales: la Argyronda acuatica, según Blanchard, se cons- 
truye con esa especie de seda, bajo el agua, un nido en forma 
de dedal ; 1 la araña aeronauta Thomisus viaticus sube al pun- 
to más alto que encuentra, saca de su abdomen un hacecillo de 
hilos que sirviéndole como un paracaídas la conducen llevada 
por las corrientes de aire á lugares más ó menos lejanos. Para 
bajar á tierra recoge el hacecillo gradualmente . 2 Podía compa- 
rarse á mi juicio este sistema de transporte al que sirve para la 
diseminación de las semillas en algunas plantas, como en las 
compuestas. En cierto período de su desarrollo, cuando el gra- 
no está ya maduro, el cáliz de la flor se transforma en lo que 
se llama en lenguaje botánico el vilano, especie de plumero al 
cual va suspendido aquel cuerpo reproductor y es llevado por 
el viento á distancia variable hasta que cae definitivamente y 
queda fijado en el terreno para desarrollarse en una nueva 
planta. 

La secreción de las arañas de que hablamos ha servido para 
aplicaciones industriales y medicinales. Con los hilos que for- 
man esas telas se ha tratado de tejer como se teje con la seda 

1 El ilustrado Dr. Alfredo Dugés lia descrito por primera vez aquí una es- 
pecio do araña acuática <5 liydraracnido, que encontró en la ciudad do Gua- 
najuato, y ú la cual impuso el nombro do Aliase Alzatci en memoria del céle- 
bre P . Alzate, autor de la Gaceta de literatura publicada en México en 1 < 83. 
Las hembras do esta especie depositan sus huevos debajo de las hojas que flo- 
tan sobre el agua ó en cavidades de los tallos. La Naturaleza , vol. VI, pági- 
na 345. 

2 La Nature , 21 de Agosto de 1886. 


G 


del gusano de la China, cuya mariposa, Bomby x morí L., origi- 
naria del Sur de Asia, tiene tanta importancia en la industria; 
mas desgraciadamente se han presentado dificultades para ese 
efecto, que hasta hoy no se han podido vencer. Por mía parte 
la materia prima es escasa y seria preciso para tenerla en abun- 
dancia, procurar la multiplicación de aquella ó aquellas espe- 
cies que fuesen más á propósito; por otra, los hilos de las telas 
están generalmente cruzados unos con otros de tal manera que 
al intentar devanarlos se revientan á cada paso y la mano do 
obra en estas condiciones es difícil y costosa. Esto no obstan- 
te, á Luis XIV se le regaló, según se cuenta, un traje de hermo- 
so aspecto, hecho con la seda producida por la Epeira diadema 
L., pero que se desgarraba fácilmente. Ensayos recientes tien- 
den á demostrar que puede utilizarse en la industria la tola de 
arañas. 


Med. Algunas especies se han usado para combatir enfer- 
medades diversas, entre las cuales merecen especial mención 
la tarántula y la araña chíntatlahua; la primera fué recomen- 
dada por el sabio profesor de Patología interna de la Escuela 
N. de Medicina de México, el Dr. Rafael Lucio, para combatir 
el mal de San Lázaro ó Elefanciasis de los griegos tan común 
en ciertas localidades del país; la segunda, según el presbítero 
Fr. José María Ortíz, desde tiempo inmemorial se emplea pol- 
los indios de Yanhuitlán, en el Estado de Oaxaca con éviln 
admirable contra la enfermedad llamada allí “tabardillo pinto” 
que no es otra cosa que el tifo. La telaraña de la araña domes 
tica se usa vulgarmente como hemostática para contener fie 
morradas ligeras, y en las medicinas homeopática y alopática 
como ant, febrífuga. En los artículos especiales referentes át 

médtas araCmdOS ’ eStUdiarem ° SCOn “ S sus ^'mociones 


Dijimos antes que muchos arácnidos poseían 
Para capturar su prosa. Con este objeto están d ni P T 0na 
especies de armas apropiadas para inocular 1 “ S ™ aS 

el cuerpo de su víctima. Accidentalmente, eménde 


guíelas, muerden ó pican al hombre y le producen un envene- 
namiento clasificado entre los sépticos por algunos patologistas. 
Consideradas las arañas verdaderas bajo este aspecto, presen- 
tan poco interés á los médicos, pues los efectos de la ponzoña, 
aun los de la famosa capulina, no presentan gravedad. Posee- 
mos pocas noticias verídicas á este respecto. Son indispensa- 
bles observaciones hechas por personas competentes, princi- 
palmente acerca de las especies que viven en clima cálido. En 
su oportunidad referiremos lo poco que sabemos en la mate- 
ria. No pasa lo mismo con los escorpiones ó alacranes. Es no- 
tario que el piquete de los de nuestras fierras calientes produ- 
cen siempre síntomas graves en los niños y á veces mortales. 
El asunto merece capítulo aparte y en él trataré con extensión 
de todo lo relativo á la historia natural médica de estos arác- 
nidos, los más interesantes ciertamente en nuestro clima des- 
de el punto de vista médico. 

Por último, los arácnidos son dignos de llamar nuestra aten- 
ción en alto grado estudiándolos como parásitos del hombre y 
de los animales, á los cuales ocasionan frecuentemente enfer- 
medades asquerosas y dolorosas. Con razón ha dicho un na- 
turalista, refiriéndose al orden de los Acarinos: “abre un an- 
cho campo, por demás interesante aunque difícil, para la inte- 
ligencia humana.” El arácnido de la sarna, las garrapatas, las 
turicatas y el Demodcx de los folículos sebáceos de la piel y de 
la cara, son los parásitos arácnidos que más frecuentemente se 
encuentran en los animales y en el hombre. 

La clase Arácnidos comprende los órdenes siguientes: Lin- 
guatulidos , Acarianos 6 Mitas, Tardígrados , Falangidos, Aranei- 
dos, Pedipalpos, Escorpiónidos y Solifugos. 


8 


l or - ORDEX. 

LINCUATUIIUOS. 

Arácnidos parásitos, con el cuerpo alargado , vermiforme, ani- 
llado, prometo de dos paree de ganchos al rededor de la boca que 
no hene manías , y de respiración no tracal (Claus). 

C ° n 105 gUS ™ 0S intes tinales se les con- 

dos^conlos e °, S; me J' or “nocidos, ya, han sido clasifica- 
clos con los articulados propiamente dichos. Dice Claus eme 

srjs t? s - asemejan »***-* ; zzz 

anas l „ ?’ “ P6Sar de sus incales rudimen- 

t o od LT Ce n ' al “ nS¡derar l0S Linguatulidos como Z 
ropodos acerinos que, a consecuencia de una metamorfosis 
regresiva, presentan la forma y la manera de vZ T™ 0513 
sanos y constituyen así el lazo de nn , , gU ' 

testinales y los irtropodÓs * ‘ 0S »' 

Cs” ¿r: ir ta ; - 

vamente por el abdomen ' 1 anado J formado casi exclusi- 
«« es £ ÍÍZZr CreCÍd °’ ffl¡entraS 

narices del perro y del lobo ' °! Sen ° S frontales y en las 

™ ® 61 '™evo son depositados so^ZlT^ ^ 
san al estómago de animales herbívoros m d ° P “' 

vez al estómago del hombre Otra «T ’ J °’ r °’ y rara 

Sieb., enqnistado en su edad joven en eThtaad 
en Egipto. No sé que se ha™ Pn „ * J h!gado de los negros 
xic °, un arácnido del orden Ln*uat r,f 0 ® lgUna vez ’ en Mé- 
do ütil dar en estos apuSs 2 J ‘ ^ Me ha P^ci- 

México la figura de los que habitan Z Ai Z00l ° gía médica de 
™ d6 d « comparación ^ 

se encuentra aquí. SI a %una vez 


9 


2 cTo - ORDEN. 

ACARENOS O MITAS. 

Arácnidos con cuerpo rechoncho, con el abdomen soldado al ce- 
falotórax , provistos de piezas bucales dispuestas para morder 6 chu- 
par, respiran con frecuencia por tráqueas (Claus). 

En algunas Mitas parásitos, no existe aparato especial para 
la respiración, y es notable que el género de vida y el modo de 
nutrirse sea distinto en los dos sexos de algunas especies. Va- 
rios tienen una glándula dorsal en forma de Y ú otras glándu- 
las en diferentes partes de su piel. Viven parásitos muchos de 
ellos sobre plantas ó animales. Otros son libres, son acuáticos 
ó terrestres y accidentalmente se hacen parásitos. Bajo la for- 
ma perfecta pueden cambiar el modo de vivir que llevaban ba- 
jo la forma larvaria. 

1? Fam. Dermatophilos. Mitas de cuerpo vermiforme , anilla- 
do, cuyo cefalotórax está provisto de un chupador con estilos y pal- 
pos laterales inarticulados. Las ocho patas son rudimentarias y 
terminan cada una por cuatro garras. Las larvas tienen seis 
patas. 

Demodex folliculorum var hominis Sim. 

H. N. Long. $ 0 m 30 9 0 m 36 á 0 m 40. 

La figura adjunta nos dispensa de hacer una descripción, 
la cual puede leerse con detalles minuciosos en la obra Les 
parasites et les matadles parasitaires. Par. P. Mégnin. París. 
MDCCCLXXX. 

Este pequeño arácnido habita los folículos sebáceos y pelo- 
sos del hombre y de algunos animales. La enfermedad que ma- 
ta tan frecuentemente al perro y se conoce con el nombre de 
mal iojo parece ser producida por este parásito. Haciendo ob- 
servaciones relativas á la enfermedad de la piel del hombre 
llamada acné sebácea, Simón, de Berlín, descubrió en 1842 es- 
te animal microscópico. 

La distribución del Demodex en los animales sobre los cua- 


10 


leb vive como parásito es muy variable: sólo en el perro inva- 
de toda la superficie del cuerpo; en el gato se le encuentra só- 
o en las glándulas sebáceas de la oreja; en el carnero en los 
parpados (glándulas de Meibomius); y en el hombre en la ca- 
ra con especialidad en la nariz y la frente (Mégnin). 

Med. El Demodex es muy común en el hombre pudiendo 
encontrarse en todas las edades con excepción de la niñez. De 
0 personas una ó dos llevan consigo estos parásitos. No pro- 
ducen en el hombre ningún efecto morboso. Guando son muy 
numerosos, la piel, en el lugar invadido se pone roja y un po- 
zón. lnC ^ 36 f ° nna un em P eine acompañado de poca come- 
Los lavatorios frecuentes con jabón los hacen desaparecer 

Límirm tl ESÍ 7° rt r te SaberqUG ’ Se S Ún Amentos 

al hoTre. . ’ del no es transmisible 

y Ío:i SarOOPtÍdae ' Arácnid OB pequeños, de cuerpo blando 

"T^:zz:z:t <e T daspor 1 -- 

otoSitíl^vf °h e i" Sama “ ha « Europa 

se bajo la pie] e ] “ P ‘ el deI hombre sin introducir- 

especies de esle grupo tS^ ^ ^ 

dices posteriores. P blon 8° con dos apén- 

S "“™ «•«.,, Dog. 

pmas y pelos. Rostro ancho v cor n t C0IUCas ’ íe es- 
Patas con cinco artejos, los dos Z 1' T * 
nados por ventosas pediculadas, en el tevcZ^ d ° °' laS term¡ ~ 
hembra, con largas cerdas- en el i 0 y cuarto par en la 

también una ventosa. maCh °' el c «»to par lleva 


11 


Existen especies distintas del genero Sarcoptes que viven en 
la piel de la mayor parte de animales mamíferos: citaremos el 
S. suis Gerl, que es propio del cerdo, el S. cqui Gerl, que lo es 
del caballo, y el S. cacti Her. que vive en el gato; la especie 
propia del hombre es el S. scabiei Deg., Accirus scábici Renuc- 
ci, cuya existencia hoy perfectamente conocida, fue puesta en 
duda y aun negada por muchos médicos, entre otros por el 
director del hospital de enfermedades de la piel en París. “To- 
do era duda é incertidumbre á este respecto, dice Figuier, cuan- 
do Renucci, estudiante de medicina, nativo de Córcega, país 
en que la sarna está muy extendida, se ejercitó en la investi- 
gación de este animal y anunció en 1839 que extraería Sar- 
coptes á individuos sarnosos en presencia de un numeroso con- 
curso. Ante una reunión de médicos, entre los cuales estaban 
Alibert, Lugol y Raspad, demostró de la manera más evidente 
la existencia del Sarcoptes, recogiendo varios á la vista de esos 
médicos 1 

En los individuos atacados de sarna se reproduce mucho es- 
te arácnido. Las hembras cavan en la epidermis surcos pro- 
fundos en cuyo fondo se alojan, ocasionando con sus piquetes 
la comezón tan molesta en esta enfermedad. Los machos per- 
manecen más cerca de la superficie. Las larvas tienen sólo 
seis patas y sufren varias mudas. El color, en la especie 
del hombre, es blanco, con estrías en forma de arco y el 
medio con eminencias mamilares muy pequeñas: el abdomen 
está terminado por dos grandes cerdas que tienen cerca cada 
una otras dos más chicas. 

Med. La sarna es enfermedad contagiosa. En una porción 
más ó menos extensa de la piel, muy particularmente entre los 
dedos do las manos, aparecen vesículas numerosas, advirtién- 
dose junto á muchas de ellas una línea blanca de algunos mi- 
límetros de longitud que es una especie de túnel ó galería en 
cuyo fondo se aloja el arácnido descrito. Esta erupción va 

(1) L. Figuier. Les ánimaux articules , les poissonsy les reptiles. — París, 
1876. 


12 

acompañada siempre de comezón más ó menos fuerte, y al 
rascarse los enfermos escurre un líquido de las vesículas y se 
extiende en la piel en forma de costras. Este estado de cosas 
puede prolongarse por mucho tiempo sin producir jamás la 
muerte. 

En las figuras adjuntas están representados el macho y la 
hembra del sarcoptes con un aumento muy considerable. A 
la simple vista se percibe al animal como un cuerpo blanquiz- 
co muy pequeño en forma de tortuguita. Experiencias conclu- 
yentes han demostrado que el contagio es producido por el 
arácnido y no por la serosidad de las Vesículas, pues inyectan- 
do ésta no se reproduce la sarna. La enfermedad se comunica 
por el contacto directo de los individuos infestados ó de los 
objetos de uso, pues el sarcoptes puede vivir hasta tres sema- 
nas separado del cuerpo humano y aun cuando esté casi muer- 
to de hambre recobra rápidamente toda su vitalidad si se le 
coloca en condiciones favorables. 

¿La sarna del perro y de otros animales se comunica al hom- 
bre? ó en términos más generales ¿el acarus de un animal 
cualquiera puede comunicar la enfermedad que produce á otro 
de especie diferente? Los hechos referidos por varios autores 
y los experimentos practicados en Alemania y Francia demues- 
tran, sin que haya lugar á duda alguna, lo siguiente: 

1? Ninguna de las especies del género Sarcoptes exceptuan- 
do la Scabiei (la del hombre) y ninguno de los parásitos perte- 
neciendo á otros géneros ( Cliorioptes , P sor optes) que producen 
diversas enfermedades psoricas en los animales es transmisi- 
ble al hombre. 

2? La especie Sarcoptes scabiei ; variedades cqui, tupi, suis , 
cameli, capree y cati, sí son transmisibles al hombre. 

3? La sarna que el hombre contrae cuando se la transmite 
por contagio el caballo, el perro, el cerdo, el camello, la cabra 
ó el gato, presenta los caracteres de la sarna común humana, 
con la diferencia de ser fugaz y de desaparecer espontánea- 
mente ó bajo la influencia de un tratamiento sencillo. 


13 


4? Según los hechos observados hay una sola excepción á 
la proposición anterior. La sarna comunicada al hombre por 
los grandes carniceros, león, oso, hiena, la variedad tupi, es 
grave^ y es preciso un tratamiento enérgico para extirparla. 

Diagnóstico y jmonóstico. Los surcos que nacen de las vesicu- 
litas situadas generalmente en las manos ó partes descubier- 
tas y la presencia del arácnido que causa el mal no dejan duda 
del primero. Respecto del segundo basta saber que la enferme- 
dad, más ó menos rebelde, nunca es mortal. 

Tratamiento. Siempre es local y á veces la constitución del 
enfermo exige el general. Deben hacerse fricciones en todo 
el cuerpo con substancias insecticidas, y no limitarse á las regio- 
nes invadidas, porque los animales que queden en las partes 
sanas, reproducen la enfermedad más tarde. Mr. Hardy ha 
puesto en boga hace algunos años el tratamiento siguiente 
adoptado generalmente y que tiene la ventaja de destruir el 
parásito en algunas horas. Se comienza por frotar el cuerpo 
todo con jabón negro, durante una media hora, para romper 
algunas de las vesículas y surcos; en seguida toma el enfermo 
un baño de agua tibia para reblandecer la epidermis, durante 
el cual él mismo sigue frotándose con el jabón. Después del 
baño se le da una fricción general con la pomada de Helme- 
rich (8 partes de manteca, 2 de azufre y 1 de potasa purifica- 
da) durante 20 ó 25 minutos. Se da por curado el enfermo y 
se tiene la precaución de vestirlo con ropa limpia. 


Nada importante de la sarna de México puedo decir. La li- 
teratura médica nacional carece de documentos, debido sin du- 
da á la perfecta identidad de la enfermedad con la del antiguo 
continente. Puede decirse que la sarna es aquí rara relativa- 
mente y en atención á la incuria y al desaseo de las clases ba- 
jas de los habitantes. El Dr. Alfredo Dugés, que ha ejercido la 
profesión médica con mucho éxito en Guanajuato, me dice que 
en más de 30 años ha visto sólo dos casos. Algo semejante me 


14 


han asegurado algunos médicos que ejercen en otras localida- 
des del país. 

3? Fam. Ixodidae. Mitas casi siempre gruesos, aplanados, con 
piezas bucales dispuestas para picar y chupar la sangre, con es- 
cudo dorsal fuerte y respiración traqueal. Vos estigmatos detrás 
del cuarto par de patas en el fondo de dos fóselas. Los lóbulos de 
las maxilas provistos de ganchos formando un rostro alargado. 
Palpos de tres 1 artejos gruesos, obtusos y aplicados contra el ros- 
tro. En el rostro estilos exsertiles, con artejo terminal dentado y 
encorvado en ganchos. Patas largas multiarliculadas, terminadas 
por dos ganchos, aj á veces también por una ventosa. En algunos 
casos dos ojos. Glándulas salivares desarrolladas. (Claus). 

De esta familia de arácnidos, muy poco conocidos todavía pol- 
los zoologistas que se ocupan de la fauna de México, tenemos 
representantes conocidos vulgarmente con el nombre de ga- 
rrapatas, corrupción de agarra palas por ser los pies los luga- 
res del cuerpo del hombre donde se fijan preferentemente 
cuando no se usa calzado. Sus larvas llevan los nombres d 
pinolillos, aradores, tlalajes, tlalzahuales, etc. 

ARGAS TDHICA “’ Dug ” A ' «Gxra.Dug- A 
tcauoe, Guer. Men. ; a. sarchezi, Dug.; ixodes hehhhL* L, ' 
a.mb l t o,,, ,a mixtiim Eoch; «moras rosthalis, Dug g " 

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“La Natur.” vol I pág o 0 1 96 - 4 r?.«Wia»ea,p°ríd.íd. 

tur.” vol. I pág. 487. 11 ‘‘ L ; a Na ’ 

Acar ■ P- 19 - Un nuevo Ixodídeo, por el Dr a Z¡ f “ 

“ T seríe) ; Elmka ^ p-ÍS 
íoí ,1° ““ — * ”«**■■ -U »«.” volt s,. 

Estos arácnidos tienen nm límn i ti. 
gráfica muy extensa abundando más en las * . nbUCÍÚn ge °- 
cue en las templadas y más en éstas que qt 


1 Me parece un error tal vez de impronta. Deben 


ser cuatro artejos. 


15 


pertenecen al género Argas tienen el cuerpo oval, en forma de 
escudo, los palpos maxilares, cilindricos, las patas desprovistas 
de ventosas. Las garrapatas del género Ixodes tienen los pal- 
pos no cilindricos; hinchados en forma de maza ( Claus ) ó apla- 
nados en forma de hoja de navaja (Megnin) y sus patas con 
ventosas y dos garras. Un carácter distintivo entre estos dos 
géneros es la posición del rostro: en Argas el rostro es infero; 
en Ixodes es terminal, su hase está insertada en una foseta de 
la parte anterior del cefalotórax. Es importante conocer esta 
distinción, pues en el país tenemos representantes de los dos 
géneros. A los Argas estudiados por el Sr. Dugés unimos el 
Ixodido, Amblyomma mixtum Koch, señalado como de México 
por este naturalista y muy común en Guatemala, Costa Rica y 
Nicaragua. La larva se conoce en Guatemala con el nombre de 
“mostacilla,” y puede ser á mi juicio la misma que se llama 
aquí "pinolillo,” ambos nombres recuerdan el aspecto pulve- 
rulento de esas larvas cuando se ven multitud de ellas reuni- 
das. Mostacilla es el diminutivo de mostaza y pinolillo el de 
pinole (del mexicano pinoüi) alimento de indios, usado espe- 
cialmente en los viajes, compuesto de harina de maíz y azúcar 
ó panocha, pulverizadas y mezcladas. Otro Ixodes es el 1 . he- 
rrerae descrito y dedicado al joven naturalista D. Alfonso He- 
rrera por el Dr. Alfredo Dugés. 1 

Argas tdricata, Dug. “El cuerpo de la turicata, aunque co- 
rreoso y muy deprimido, puede hincharse bastante cuando es- 
tá lleno de sangre, y toma entonces un color gris morado, 
mientras al estado natural es amarilloso tirando á rojizo ó aplo- 
mado: las patas son de un tinte aleonado claro: cuando el in- 
testino contiene poca sangre se ve en el dorso un dibujo como 
de tres semicírculos de cada lado y los bordes algo levantados 
en derredor. La piel cubierta de granitos rodeados de un cír- 
culo festonado y arrugado en los intervalos de ellos, es muy 
resistente y no presenta placas córneas en la parte anterior del 

1 Las descripciones están tomadas textualmente de sus respectivos autores. 


10 


cuerpo; no he visto ojos. Algunos individuos presentan en el 
dorso unos puntitos desprovistos do granulaciones y colocados 
con simetría; pero la mayor parte no los tienen. Este arácnido 
tiene de longitud cinco milímetros y medio y su anchura es do 
tres y cuarto milímetros; otros mucho más chicos no difieren 
de los grandes; esto se refiere á la hembra; pero el macho se 
parece al de la especie siguiente en su forma general. Debajo 
del abdomen se ven dos surcos curvos, flexuosos, cortados por 
otro longitudinal; en la región esternal existe una como lámi- 
na en forma de paletita, cuya extremidad anterior rodea el ori- 
ficio del aparato genital, mientras el ano ocupa la extremidad 
posterior. Hacia adelante está la boca, protegida en su parte 
superior por un repliegue en forma de capucho distinto del 
borde del cuerpo. Las ocho patas son algo desiguales, siendo 
de igual longitud las seis primeras, mientras las del cuarto par 
son de cerca de una tercera parte más largas: las dos posterio- 
res de cada lado nacen juntas. La.lengüeta está armada de 
cuatro hileras de dientes córneos, cónicos dirigidos hacia atrás- 
estas puntas varían de número según los individuos: en medÍo 
de la lengüeta se percibe un canal que conduce al esófago ° 
alimento liquido. Las dos piezas laterales son dos maxilTen 
sachadas en su base, y terminadas por dos porciones J 
bles, de as cuales la externa es triangular con un gancho en la 
extremidad y la interna más pequeña tiene dos 
ápice una pequeña punta cónica Las nahV Y “ SU 

co artículos, tienen en la extremidad un C ° mpUe3tas deci "- 
se fijan dos uñas encorvadas en fp Un Ta 

Arcas jiegnihi. Dug. “El cuerna , 
hacia adelante que hacia atrás en fn ** earrapata ’ niás ancho 
ta.) (panduri- 

’ 0l0r de caoba, circundadas 


17 


por un rodete en la base: el color general es aplomado, con las 
patas de un aleonado bajo. El macho muy chico respecto á la 
hembra, y amarilloso cuando esta en ayunas, tiene las patas 
más largas respectivamente, siendo más grandes las del cuarto 
par. Las patas son más robustas que las de la turicata, aparta- 
das una de otra, y con dificultad se distinguen las ancas, hay 
dos espinitas debajo del último artículo. Las piezas bucales sa- 
len de un repulgo circular, las maxilas tienen en la extremidad 
dos láminas bidentadas y la lengüeta está provista de dientes 
dirigidos hacia atrás y más agudos en el macho que en la hem- 
bra.” 

Argas sanchezí. 1 Dug. “Es muy pequeño, de un color café 
brillante, de consistencia correosa y casi de un milímetro y me- 
dio de tamaño; el perímetro es casi orbicular. Las regiones su- 
periores están cubiertas de tuberculitos chatos, poliédricos y 
con un punto central transparente, las inferiores tienen sus te- 
gumentos finamente estriados pero cuando se observan con una 
pequeña amplificación se nota entre las patas un espacio liso, 
triangular, del cual parten numerosos pliegues que forman aba- 
nico y terminan en la orilla posterior del cuerpo. 

“El rostro se compone de una lengüeta, dos palpos y dos 
maxilas. La primera lleva por debajo cinco hileras longitudina- 
les de espinas colocadas en ocho series transversales. Los pal- 
pos tienen en su extremidad un mameloncito (ó ventosa) re- 
tráctil, rodeado de seis ó siete cerdas, ó mejor varillas rígidas; 
evidentemente hay aquí un órgano del tacto bien determinado. 
Las maxilas no presentan ninguna particularidad. 

Las uñas están insertadas en la extremidad de un artículo 
delgado en su base y abultado en su extremidad en forma de 
ciava ó porra.” 

Ixodes herrerae. Dug. “Tiene el último artejo de las patas 
armac o de dos gruesos dientes, el uno articulado y el otro ter- 
minan o directamente el miembro: las uñas fuertes y encorva- 

1 El Dr. Dugés me hizo la honra inmerecida de dedicarme esta especie. 

Zoología.— 2 


18 ' 


cías en su extremidad, descansan por su base en un apéndice 
en forma de cucharilla. En cuanto á los caracteres del rostro 
las figuras los representan con exactitud. Todo el cuerpo tiene 
gruesas puntuaciones.” 

“El tamaño de este Ixodes varía mucho y puede ser de la mi- 
tad ó de la cuarta parte del que está representado en la lámina 
del tamaño natural; esta circunstancia es debida probablemen- 
te á la diferencia de edad; el cuerpo del que estudié tiene me- 
dio centímetro de largo.” 

“Los colores son también variables pues algunos individuos 
tienen el cuerpo negro ó pardo negruzco uniforme, mientras 
otros ostentan manchas más ó menos notables, de un rojo do- 
rado con reflejos verdes: de estas hay dos en la región anterior, 
cinco enmedio y cuatro atrás. El contorno posterior del cuerpo 
es fuertemente almenado, y cada dos estrías llevan una man- 
cha alargada del color de las otras.” 


“El Prof. Megnin indica (ios Parásitos, tomo I, pág. 132 
1880) un ixodes del tapiro del Brasil.” Aquél fué encontrado 
por el Prof. Alfonso L. Herrera en un Tapirus bairdi, danta ó 
anteburro, cazado en Motzorongo, Estado de Veracruz. 

Gonixodes hostralis. Dugés. El Dr.D. Alfredo Dugés ha crea 
do el subgénero Gonixodes para este Acarido, porque entre los 
del genero Ixodes, de Latreille, se distingue por algunas partí 
(Hilaridades. El nuevo nombre recuerda la forma de los palpos 
de base angulosa. Los rancheros, dice, llaman á la hembra 
Garrapata y a los jóvenes pinolillos. Parece que con esto nom- 
bre se designan varias especies de Ixodes al estado larvario v 
son necesarios estudios comparativos hechos en diversas loca- 
lidades del país sobre estos arácnidos vivos, puraque su repro 
duccion nos enseñe si realmente pertenecen á varias especies 
O a una misma con variedades 1 

¿ rr - 

negros puntiformes dispuestos irregularmente y UnTas arquÍ 
das irregulares, interrumpidas, onduladas, blanco amarillas, las 


19 


cuales parten del centro del dorso y se dirigen á la periferie; 
un espacio de forma triangular situado detrás de la región del 
cuello está libre relativamente de esas manchas. De cada lado 
paralelamente al margen corre una delgada línea, la cuel co- 
mienza cerca de los ojos y termina como á la mitad del margen 
lateral. En la parte posterior del cuerpo se transparentan los 
intestinos en forma de manchas y rayas negruzcas. En los in- 
tersticios do los surcos del margen posterior hay líneas dispues- 
tas por pares, alternativamente blancas y negras. El arreglo del 

colorido blanco está sujeto á variaciones individuales E° color 
y la forma de la placa frontal, del rostro, palpos y patas son se- 
mejantes a los de la hembra, con excepción de dos hoyuelos 
frontales que sólo existen en la hembra y de los que carece el 
macho. La placa genital lleva una estrecha fisura transversal 
La placa anal está armada con dos cerdas de cada lado." 

“Long. 4.5 milím., lat. 3.5 milím.” 

S Cuerpo oval, en ayunas muy deprimido; cuando ha chu- 
pado deprimido-globoso. Placa occipital triangular llegando 
casi al centro del dorso, brillante, testácea, con margen more- 
no obscuro de cada lado. Desde el ángulo posterior que es 
amarillo blanquizco, nacen ramificaciones del mismo color que 
se dirigen hacia el margen anterior de cada lado: mas varían 
en las diferentes especies; en unas son gruesas y continuas, en 
otras son angostas y se dirigen á manchas diversas donde ter- 
minan. El abdomen es moreno, opaco, claro en el margen con 
hoyuelos y surcos irregulares y provistos de algunos pelos 
blanquizcos. En el microscopio las ramificaciones intestinales 
son visibles bajo las formas de líneas curvas negruzcas. En los 
individuos llenos con sangre el abdomen presenta un color 
PWpuva obscuro. La placa estigmática es triangular en ambos 
orno' SU ^ Grtí ^'^ ula claviforme: el estigma mismo se presenta 
n pequeño agujero en una lámina quitinizacla obscura. 

1 1 genital es triangular con una estrecha fisura transver- 

sa cujo margen anterior está finamente dentado. La válvula 
anal muestra dos cerdas en su extremidad anterior y tres en 


20 


la posterior. La placa frontal lleva dos hoyuelos redondos. Los 
ojos son blancos. Los palpos comprimidos, de color igual al 
del cuerpo, tienen en la extremidad del segundo artejo y en la 
base del tercero una pequeña mancha morena, y están rodea- 
dos con pelos cortos. El cuarto artejo, muy pequeño, está in- 
insertado en el centro del tercero. El rostro es moreno, con la 
extremidad amarillosa, las mandíbulas llevan cinco ganchos 
dispuestos en dos ramas, la primera lleva el primero y segun- 
do ganchos, la segunda lleva el tercero, cuarto y quinto gan- 
chos. El segundo gancho es muy corto y forma una especie de 
apéndice del primero. Los dientes maxilares son conoides, al- 
go separados uno de otro, ambar— amarillosos. Las patas son 
morenas y blanquizcas en la extremidad de los artejos. El pri- 
mer par tiene su último artejo irregularmente dentado en la 


extremidad y los otros pares tienen dos dientes en la extremi- 
dad del quinto artejo. 1 

El tamaño ele la hembra es igual al del macho cuando está 
en ayunas: 7.5 milim. de long. por 3.5 de lat. Cuando ha chu- 
pado tiene dicha hembra 12 milím. de long. por 8 milim de 
latitud.” 

Las garrapatas viven parásitas sobro las plantas y los ani- 
males alimentándose con sus jugos. Las qne de ordinario vi- 
ven sobre plantas pueden accidentalmente ser parásitas de rep- 
tiles o de. vertebrados de sangre caliente. Las larvas general- 
mente provistas de seis y aun de cuatro patas en vez de las 
ocho que caracterizan á todos los arácnidos, y á las hembras 
necesitando una alimentación más nutritiva, las primeras pan 
su crecimiento y las segundas para llevar á buen término su 
progenitura, buscan con avidez la sangre de los animales Lo 
mismo sucede con las hembras de otros animales como el ’arác 
nido de la sarna, las niguas; en algunas especies (Cafe) l a lla ] 
maleza las ha provisto de instrumentos especiales para picar 
úe ios cuales carecen los machos. * Cai ’ 


Ao 1 a r B ? a i a 9 ffiCrÍpOÍÓn ““ lrailUdaa del Bic, l. Ceñir. Amerie 


. Arácnid. 


Muy pequeñas cuando están en ayunas, aumentan rápida- 
mente su volumen al chupar la sangre: “Al principio, dice 
nuestro historiador Clavijero, no parecen más que un puntito 
negro; pero con la sangre que chupan engordan de tal manera 
y con tanta prontitud que en poquísimo tiempo se ponen del 
tamaño de una haba, y entonces toman color de plomo . 1 La 
cópula en las garrapatas se hace notable por la posición que 
para ella toma el macho que es mucho más pequeño que la 
hembra; se coloca sobre el cuerpo de ella con la cabeza vuelta 
hacia la parte posterior de la misma. 

En algunas localidades del país se encuentran en las yerbas 
en gran abundancia las garrapatas. Situadas en una posición 
vertical, agarradas á las plantas con dos de sus patas, perma- 
necen allí con todas las demás extendidas al aire. Se les en- 
cuentra también en el suelo, sobre las hojas secas que lo cu- 
bren. Sirviéndose de las garras y ventosas que existen en sus 
patas se adhieren con facilidad á los pies desnudos ó á las ro- 
pas del transeúnte, así como á la piel de los animales, tratando 
desde luego de chupar la sangre. 

Med. Antiguamente existían en las ciudades todas del país, 
aun en la Capital, zahúrdas anexas á las tocinerías, mantenién- 
dose en ellas el número de cerdos necesarios para el consumo. 
Entonces era frecuente observar casos de introducción de ga- 
rrapatas en el conducto auricular y piquetes en diversas partes 
del cuerpo que á veces producían ulceraciones dolorosos. Tam- 
bién se encuentran garrapatas sobre el cuerpo, principalmente 
en las orejas del perro, carnero, asno y caballo del país, pero 
no sé si se lia hallado la especie propia de las palomas, la cual 
vive en Europa, principalmente en Francia, Italia y Alemania, 
que suele atacar también al hombre. Esta especie es el Argas 
reflexus Latr.; y por la forma de su cuerpo so lo llama “Argas 
en forma de concha." En Peraia y en Egipto vive el Argas pér- 
sicas Fiseli, conocido vulgarmente con el nombro de “chinche 
venenosa, porque se dice que algunos individuos picados han 

1 Hist. Ant. de México. 


muerto a las veinticuatro horas, y es tal el horror que inspira, 
que algunas poblaciones lian sitio abandonadas de sus habitan- 
tes por su causa. 

Parece que hasta ahora no se ha observado en las garrapa- 
tas ninguna secreción ponzoñosa, ni se ha descrito glándula 
alguna que la produzca. Los accidentes que se presentan de- 
penden sin duda de que arrancándose al animal cuando está 
chupando la sangre deja implantadas en la herida las diversas 
piezas que forman su boca, piezas como lo hace notar el Dr. 

Uges, comeas y duras, que no pueden disolverse ni podrirse, 
mo cuem mane r n mcrustadas en el P™to herido obrando co- 
sea d Ltmída 6 1 7 S ’ h3Sta qUe t0da Ia carne en hallan 

a destruida por la supuración. Se infiere de esto que no se 

chupando nC ' ar VÍ ° lenda á las P“™P«hs mientras están 
£ ; 5m °,r es bañarlas con un liquido que 

"í “ ™ * ifc • :::iz 

mejor será Z° T “ enterrac, ° 3 Ios árganos bucales, lo 
r: curar ti * M ° ** P¡el d de ca ™- cauteri- 
ración, añade pa^caT " ^ S¡mple; «*** «ta °pe- 
poca cosa, ella halla su 

turnas; durante el día se ocultan e aC ‘° nes hu manas son noc- 
irán en las parede y en h v ° aTÍdadeS <™uen- 
horrorálaluz, ^ 4 ^ ^nen 

aconseja dormir en habitaciones ilmT, 015 *! “ Eur ° pa se 

casas que ellas visitan cua " d ° « vive en 

te ^^c^^^ique^^de ^arr^^as^tur' 611 ! 111 ^ ecuen i ein en- 
depende pri„cipa, mente do que un& por S^« ad 


menos grande se gangrena. El Dr. Jesús Alemán, de Moroleón, 
ha observado muchos casos y el Dr. Ramón Estrada asistió en 
el hospital de Belen de la ciudad de Guanajuato á un enfermo, 
picado por una turicata, el cual perdió por esa causa una parte 
de la piel del pecho. La observación del procesus de ese pi- 
quete fue dedicada al Dr. Alfredo Dugés, y este excelente ami- 
go ha tenido á bien proporcionarme el manuscrito que trans- 
cribo á continuación por creerlo de interés para la zoología 
médica del país. 

“Sebastián Pérez, de 24 años de edad, soltero, operario, de 
constitución regular, temperamento nervioso y costumbres al- 
cohólicas. Entró al hospital el 22 de Septiembre de 1884 á cu- 
rarse de un piquete de turicata, situado en la parte superior de 
la región esternal. 

“Ignora los antecedentes paternos. Ha padecido algunas en- 
fermedades febriles y muchas nerviosas. Además, dos bleno- 
rragias y una orquitis blenorrágica. 

“Dice que el dia 17 del mes mencionado, se acostó en una 
pieza contigua á una zahúrda; un rato después sintió varias pi- 
caduras que conoció eran de turicata, pues estaba tan acos- 
tumbrado (digámoslo así) á los piquetes de dichos animales, 
que los conocía por la sola sensación de tacto, como se cono- 
ce el piquete del piojo, de la pulga ó de la chinche. Que por 
algún rato se contentó con rascarse tratando de conciliar el 
sueño, pero que un piquete en el pecho le obligó, por la fuerte 
comezón que le causó, á buscarse y se encontró una turicata 
que aún estaba pegada á la piel, la comezón siguió, pero que al 
fin durmió bien esa noche. 

“Al día siguiente tenía una pápula poco molesta, tanto que 
en todo el día, estando entregado á sus labores cuotidianas, 
apenas se rascaría tres ó cuatro veces. 

“El día siguiente lo pasó como el anterior. 

“Día 20. La pápula estaba rodeada de una aureola roja y la 
comezón era dolorosa. La tarde de ese día ya no pudo traba- 
jar, pues se sintió con gran malestar y un fuerte calosfrío. En 


la noche, al acostarse, advertido por una sensación de tiran- 
tez, de calor y picoteo en el pecho, vio que la pápula estaba 
rodeada de varias vesículas (granitos como sarpullido), la au- 
reola roja que antes era del tamaño de una monedado á peso, 
muy aumentada y partiendo de ella algunas listas y manchas 
rosadas hacia abajo y á los lados; pasado el calosfrío empezó 
una calentura intensa que le hizo perder el apetito, pues no 
obstante haber trabajado toda la mañana, y haber andado bas- 
tante para llegar á su casa, desde las 7 de la mañana no vol- 
vio a tomar alimento alguno. Esa noche le dieron un pedilu- 
1< “TV * uf 6 ' SlK '° atante P ero amaneció en el mismo estado. 

7 a , Tuvo varios calosfríos, fiebre intensa y cefalalgia 
aguda, a inflamación aumentó mucho; la pared del pecho se 
0 u ac a, y en el lugar del piquete un punto negro del 
tamaño de una lenteja pequeña; ya no se veían las pústulas si- 
no una pequeña escoriación, determinada, según él, por la fre- 
cuenca con que se rascaba. Este estado duró todo 1 chapara 
aumentar en la noche, advirtiendo que no probó alimento al 

T 0l ° T tCda agUa ’ qUe t0mÓ 011 Smn cantidad - 1 

, ! La iníla mación aumentó, los dolores eran muy vi- 

vos y lancmantes y tuvo un subdelirio que duró poco, pero que 
Migo a su familia á pedir los auxilios del hospital. Examinan 
£¿' “ erm ° 110 86 encon tró más de lo que llevo dicho y 1 
d7de “2 te " ia dimensiones de una mone 

40 " 8 - h • -«T.2LIS: 

“Día 23. La escara está más ¡mande 

-U atamiento: mtus, vmo de om'm cía 
cucharadas; extra, el del día anterior ' V 1 ^ 

Vm ^ mismo alimento. 


‘■Día 24. La escara ha perdido su forma circular, avanza rá- 
pidamente en extensión, sobre todo hacia abajo. Tiene 8 cen- 
tímetros de largo por 5 de ancho en sus mayores dimensiones. 
Temperatura en la mañana 39°9, en la tarde 41°6. Tratamien- 
to: el mismo y limonada á pasto. Alimento: leche, caldo, sopa 
y pan. 

“Día 25. La escara aumenta, los calosfríos frecuentes y la 
cefalalgia aguda. Temperatura: mañana 40°, tarde 41°S. Ali- 
mentación: igual á la del día anterior. Tratamiento: vino de 
quina 120.00; acetato de amoniaco 8.00; jarabe de naranja 
30.00. Para cucharadas. Pomada de sulfato de fierro (30-6)í 
cataplasmas emolientes permanentes. Limonada. 

“Día 26. Cefalalgia poco intensa, dolores moderados; la gan- 
grena avanzando en superficie. Temperatura: mañana 39°3, 
noche 39°6. Tratamiento y alimentación iguales. 

“Día 27. Estado general muy mejorado, excepto la gangrena 
que avanza. Temperatura: mañana 38°5; noche 38°7. Trata- 
miento: las mismas cucharadas, pomada antiséptica. Limonada, 
cataplasmas. Alimentación: igual. 

“ Día 28. La placa gangrenosa llega al apéndice xifoide des- 
de la horquilla del extemon y transversalmente de tetilla á 
tetilla. Empieza á resblandecerse en la parte superior, sobre 
todo en el hueco subclavio izquierdo. El estado general se me- 
jora y parece ya limitarse la gangrena aunque no en todo su con- 
torno. Temperatura: mañana 37°7; noche 38°1. Tratamiento: 
el mismo. 

“Día 29. Placa gangrenosa perfectamente limitada. La eli- 
minación de la parte superior avanza y el estado general se me- 
jora. Temperatura: mañana 37°4; tarde 37°7. Tratamiento: el 
mismo. 

“Día 30. Todo el borde izquierdo de la escara esta despren- 
dido y el estado general sigue mejorado. El enfermo pide se le 
aumente el alimento. Temperatura: mañana 37°; noche 37° 2 
Tratamiento: Lavatorio y pomada antisépticos; vino de quina 
en cucharadas. Alimentos: leche, atole, caldo, sopa, pollo y pan. 


“ 0ctubre 1 • La escara desprendida en ios tres cuartos de 
su circunferencia. Todo marcha perfectamente. Temperaturas: 
mañana 37°, noche 37°. Igual tratamiento y alimentación. 

Octubre 2, 3, 4 y 5. En estos días queda eliminada la esca- 
ra que no interesó más que la piel y la glándula mamaria iz- 
quierda. Temperatura: 37°, todos los días. El mismo trata- 
miento. 

“Del día 6 de Octubre en que se puso curación bis al enfer- 

substTÚc- Cerat ° C ° n i° PaÍba y laVat01 ' Í0 fenicad °’ la Pedida de 
Soíla IT e an 2 °° cuadrad ° s «" ha redu- 

y no fien! v “ ’ P i° C ° ““ Ó men ° S ' E1 enfermo bien 

oes pues se T traSt ° m ° 7 ™ ha P edid ° - alta dos ve- 
2r V Z: slen ^ e Perfectamente. La úlcera está cubierta de 

SezayTalicT 01 PUS GS 6SCaS0 * de buena na- 

uraieza y la cicatrización avanza rápidamente. 

sigue va? y ° aqUÍ , m! 1%era ° bservacidn Por creer que lo que 

obras señaladas: Xlc >mas que cito en seguida en las 

bío,. 

I BsUdo le Guamyuato “ La Nafiir." Vol. 

Tetranyahus dugesii, Cano. Valle de México « T w i 
7, pág. 197. mué México La Natur.” Vol. 

g de TlabO^a y Arador. Parael Dr. Du- 


ges no cabe duda que pertenecen á un arácnido de este género» 
aunque no ha visto al animal en su estado adulto. Cree que los 
dos nombres dichos designan la misma larva. La palabra Tlal- 
zahuatl es del idioma nahoa ó mexicano y compuesta do llalli, 
tierra y akuatl, espina; de manera que indica que el animal vive 
en el suelo; puede adherirse al cuerpo picando y molestando 
como las espinas de las plantas. Este animalito es de un color 
rojo muy vivo, y tan pequeño que mide de 30 á 45 centésimos 
de milímetro de largo. La forma del cuerpo es la de un ovoide 
con una faja media, negra, longitudinal, que es el tubo digesti- 
vo; toda la piel está cubierta de estrías finísimas transversales 
y provista de uno que otro pelo liso sostenido por un pequeño 
tubérculo. Los patas, compuestas de seis artículos, llevan en su 
extremidad un pequeño apéndice que sostiene tres uñas largas. 


3 e . r ORDEN. 

TARDIGRADOS. 

Arácnidos hcrmafr oditas cuya boca está dispuesta para chupar 
y picar, con patas cortas rudimentarias y desprovistos de corazón y 
órganos respiratorios. 

Estos animales microscópicos nos interesan por el fenómeno 
fisiológico curioso de lo que se ha llamado su resurrección. Vi- 
ven sobre el musgo, entre las algas, en los techos y algunos en 
el agua. Pueden permanecer mucho tiempo en estado de muer- 
te aparente, á veces hasta pierden la forma animal y parecen 
más bien cuerpos minerales, si se les priva del agua enteramen- 
te; pero cuando se les coloca en condiciones apropiadas de ca- 
lor y humedad, poco á poco se hinchan y se reblandecen, to- 
mando al fin su forma característica y viviendo con la vida co- 
mún á todos los animales. La ciencia no ha podido hasta hoy 
explicar satisfactoriamente este estado especial que se ha de- 
signado con el nombre de “vida latente,” común á los gusanos 


28 

ele la clase Rotíferos y á algunos arácnidos del orden Tardí- 
grados. En las semillas vegetales el embrión se conserva tam- 
bién vivo durante muchos años sin manifestación alguna vital, 
y cuando por casualidad ó por la mano del hombre se colocan 
en condiciones apropiadas de calor, humedad y aire, comienzan 
a germinar y reproducen una nueva planta. Los Tardígrados 
tienen este nombre por la lentitud de sus movimientos. 


4 t0 ' ORDEN. 

PHALANGIUOS. 

COn , ^ mh ° Pataa mUy ^ * y dd ^ l °° JMcíí- 

7aZ hi¿ PmZOS ' 00,1 d abd0mm artiaulad °’ s¡n 
CMmÍ dTlaTT 110 ^ IarS ° P ° r SÍ6te y medi ° de ancll «- El 

tey soíe la ^ ra r negmZC<> ’ SUS patas re]a ^mente cor- 
les IZ IZZ " f— -ios transversa- 

es pardo oZÍfo ° El color delmacho 
7 may largas (89 milímetrorÍCwS^" f ^ 

C Tos'lhng-^"^ n“os U i a T an?Mta Wanc “«^ 

machos han observado Trevi S ’ ^ 6 “ SlVOS y en cas¡ to dos los 
- de la 

testículos. 1 y de es Perma en los 


29 


5 to ‘ ORDEN. 

ARANEIDOS. 

Arácnidos con queliceros 1 en forma de garras conteniendo glán- 
dulas ponzoñosas , palpos maxilares conformados corno patas , c7os 
ó cuatro sacos pulmonares , abdomen no articulado y pediculado , 
cuya extremidad lleva cuatro 6 seis hileras. 

H. N. Son las que conocemos y designamos vulgarmente 
con el nombre de arañas. Tienen el abdomen globuloso más 
grande la hembra, sin anillos ó segmentos distintos como los 
alacranes y otros arácnidos; poseen glándulas ponzoñosas en re- 
lación con sus órganos bucales y el veneno que secretan inocu- 
lado por mordedura á animales pequeños, producen su muerte 
casi instantánea; sus patas de tamaño y forma variable, según 
el género de vida que llevan, terminan por dos garras pectina- 
das principales y á veces con otra tercera secundaria más pe- 
queña, ó, en vez de esta tercera garra, por una brocha de cer- 
das. Las telas que forman varían según la terminación de las 
patas: en el primer caso tejen telas circulares, y en el segundo 
las fabrican gruesas y como fieltros. En los machos los palpos 
maxilares se transforman en órganos de cópula. Cerca de su 
extremidad hay un órgano piriforme, vesiculoso, en cuyo inte- 
rior se ve un canal espiral donde se guarda el líquido experma- 
tico y cuya porción libre, curva y alargada que Claus compara 
con un verdadero pene, se introduce en el receptáculo seminal 
de la hembra. Además de esta conformación extraordinaria, es 
notable también en las arañas la antipatía que existe entre los 
dos sexos, conocida desde tiempo inmemorial, que determina 
muchas veces á la hembra, más robusta siempre que el macho, 

1 Los apéndices cefálicos do los arácnidos se llaman queliceros cuando el ar- 
tejo terminal forma con un prolongamiento del penúltimo una especie de pin- 
za, como on el alacrán; pero si termina encorvándose simplemente, se le llama 
garra como en las arañas. 


30 

á atacarlo y aun á devorarlo. Según que respiren por dos ó por 
cuatro sacos pulmonares, se ha dividido esto orden en dos sub- 
órdenes: aráneidos letrapnemnonados y aráneidos dipneumo- 
nados. 

En el primer suborden están comprendidas las grandes ara- 
fias velludas que aquí en México so llaman vulgarmente tarán- 
tula \ que pertenecían en su mayor parLe al antiguo género JHy- 
rjah, subdividido hoy en varios. La especie de tarántula de Gua- 
najuato es según el Dr. Dugos la Metñopclma Breyerii Beckcr. 
Un ejemplar de tarántula, bien conservado en alcohol, existen- 
te en el gabinete de la Escuela N. Preparatorio, originaria de 
México, aunque sin fijar con precisión el lugar de su proceden- 
cia, es del mismo tamafio (15 centímetros desde la extremidad 
de las patas anteriores á la de las posteriores) y se parece bas- 
tante á la Euripelma mesomelas, de Costa Rica, descrita y figurada 
en la Biología Centrali-Americana. En estas grandes arañas es 
tan abundante el vello, que se comparan con razón por su as- 
pecto á los polluelos de gallina. 

En el suborden de las dineumonadas ó de dos bolsas pulmo- 
nares están comprendidas todas las demás arañas verdaderas ó 
aráneidas. Es un grupo zoológico poco estudiado en México, y 
podemos decir que está aún por formarse; sin embargo, seña- 
laremos las siguientes: entre las orbitclas , cuya tela hecha con 
notable regularidad está formada de mallas abiertas por medio 
de círculos concéntricos y radios que parten de un centro, en 
el cual se mantiene inmóvil la araña en asecho de su presa, cu- 
yo cuerpo está adornado generalmente de colores vivos y am-a- 
dablemente combinados, la Epeira I ideóla , la E. movilw y la E 
consequa , nuevas especies zoológicas, procedentes de la ciudad 
de Durango; entre las retitelarias que tejen sus telas de una for- 
ma irregular, con filamentos cruzados en todas direcciones los 
Pholcus •phalangwid.es, Wálak caracterizados por sus largas y 
delgadas patas, arañas que se pueden llamar domésticas, pues 
viven en las casas en cuyos rincones tienden sus telas; las ca- 
pulinas, Theridium ó Zatrodeclus cwassaviensis Miill., que deben 


31 


su nombre vulgar á la forma y color de su abdomen, parecido 
al fruto llamado Capulín , y que son célebres por el temor que 
inspira su mordedura; las chirdatlaliuas que se reconocen por 
su abdomen manchado de rojo, y que recientemente lian sido 
recomendadas como eficasísimas para curar el tifo, según dire- 
mos adelante, parecen afines de las capulinas, con las cuales 
muchos las confunden. 

Med. Es antiguo el uso de las arañas en la medicina. Vul- 
garmente la tela se emplea como emostático en las heridas de 
poca entidad; el uso de ellas como antiperiódico, parece haber 
sido aconsejado por Sir Thomas Watson, el cual cita varios he- 
chos como comprobantes. El Dr. Ozanam, en su “ Estudio sobre 
el veneno de los arachnidos” (París 1856), indica que su acción 
es debida á la substancia albuminosa que contiene, y que se- 
gún el Dr. Bcnce Jones, es análoga é isomérica á la quinina. El 
Dr. Samuel Jones ha reunido en el American observer algunos 
hechos relativos á la acción fisiológica y terapéutica de la tela- 
raña. 

En la medicina alopática mexicana se ha empleado la telara- 
ña en las fiebres intermitentes con buen éxito. La especie cuya 
tela se ha usado en la doméstica [ Pholcus ] que tiende sus telas 
en los rincones de las casas. Ingerida bajo forma pilular, á la 
dosis de cuarenta á cincuenta centigramos, dice el Dr. Alfredo 
Dugés (Zoolg. p. 409), da algunas veces buen resultado. El Dr. 
Rafael Lavista me ha referido que él ha usado la telaraña en 
las intermitentes, obteniendo á veces también buen resultado 
aun en casos en que la quinina y otros antifebrífugos no habían 
procurado alivio alguno. La dosis empleada fué de 4 gramos en 
píldoras. El efecto, dice, es inseguro; á veces es completamente 
nulo, sin que haya podido saber si esto depende de la prepara- 
ción de la medicina ó de otra circunstancia. 

En Europa se preparan las telarañas cortándolas en peque- 
ños pedazos y mezcladas con mantequilla se comen con pan. 
Ya sea que se usen al interior para combatir las intermitentes, 
ó al exterior como hemostáticas deben cuidarse de que estén 


32 


limpias del polvo que se deposita en ellas y las pone negras. 
Se puede liaeer fácilmente esta operación sobre un harnero de 
alambre. 

Cosa notable, la homeopatía usa también la telaraña para 
combatir las intermitentes. El Dr. Grauvogl, cree que el frío 
predominante es entonces su idicación, como también en otras 
enfermedades; con especialidad conviene en lo que él llama 
“ constitución hidrogenoidea," es decir en aquellas personas cu- 
yas enfermedades se exacerban por la humedad. 


Envenenamiento. Parece haberse exagerado mucho la grave- 
dad de la mordedura de las arañas, y esto aquí y en todas par- 
tes. De la tarántula del país se cuenta, que cuando un caballo 
la pisa pierde los cascos por una fuerte inflamación que deter- 
mina su caída, y algunos creen que su mordedura es mortal 
para el hombre. Sin duda que ol gran tamaño de la araña y su 
aspecto velludo y repugnante han contribuido no bien poco en 
esta creencia; sin embargo, no hay observaciones auténticas que 
la lat, liquen; muy al contrario, por lo que sabemos de ellas sólo 
producen una inflamación local de poca gravedad, y si aiaeo al- 
guna calentura. El Dr. Dugés, en sus Elementos de ZooTo4 di- 
ce que el muco caso que lia presenciado fué el de una chiquilla 
de cinco o seis anos, en la cual el piquete de la tarántula deter- 

dice que su mordedura produce en el hombre^ 
nes;en observaciones hechas en 

Visto el mamo efecto y añade que las heridas no so^nortlL 
m siquiera peligrosas, aunque pueden dejar- una cicatri orno 
la de una cortadura. En la obra sobre insectos del Dr Tasch n 

berg, se refiere que el naturalista Rnl 00 <■ i , lasc hen- 

de cierta familia de indios tm'Í ^ '**'*« qUe los h¡ -¡- 

dos, pues una vez los encontró cond, . i m ® d ° a Ios mi S ál¡ - 

atado con una cuerda, como un perro por i “l “i ^ "T' 0 ' 
peno, por l 0 da ]a casa> E1 na _ 


33 


turalista se admiró mucho de este hecho, pues al disecar un in- 
dividuo, los pelos cerdosos que se le introdujeron en la epider- 
mis de sus dedos, causáronle una sensación que según dice 
podia volver loco á un hombre." 

Lo mismo puede asegurarse de otras especies de arañas ca- 
lificadas de ponzoñosas, aun de la capulina que es una de las 
más temidas generalmente. La falta de hechos que confirmen 
las opiniones vulgares y la comparación con las observaciones 
en otros países nos autorizan para asegurar, que en la inmensa 
mayoría de casos, por lo menos, las mordeduras de nuestras 
arañas no son de graves consecuencias. A propósito de esas 
observaciones, recordaremos que Walkenmr, tan conocido en- 
tre los naturalistas por sus trabajos relativos á arácnidos, dice 
que se ha hecho picar por varias especies de arañas bastante 
grandes sin que le haya resultado dolor, hinchazón ni rubicun- 
dez. Estas ligeras picaduras no hacen más que imitar la sensa- 
ción que produce una aguja ó alfiler al clavarse en nuestro 
cuerpo. 

También es conveniente recordar, á propósito de las exage- 
raciones populares, lo que ha pasado en Europa con las creen- 
cias antigua y moderna, respecto de los efectos de la mordedura 
de la verdadera tarántula, Lycosa larentula Latr., araña de ce- 
falotórax negro con dos líneas laterales rojas, de 0 m 037 de lon- 
gitud y que vive principalmente en Apulia, en los alrededores 
de la antigua Tarento (viniendo de ese último lugar el nombre 
tarántula que se le impuso y que se aplica hoy á otras muchas 
especies) y en España y Portugal. Según algunos escritores del 
siglo XVII cuando en Apulia era mordido algún individuo, en el 
tiempo de la canícula, por la tarántula, sobrevenía un espasmo 
repentino, un frío intenso seguido de un calor ardiente y calen- 
tura acompañada de un delirio particular; el enfermo gritaba, 
bailaba, reía, haciendo mil contorciones y extravagancias; no 
podia soportar la vista del color rojo, y el verde ó el amarillo 
por el contrario, le impresionaban agradablemente. Este enve- 
nenamiento podía terminar por la muerte, y para evitar esta ter- 

Zoología.- 3 


minación funesta se recurría á un medio muy singular. Los 
compañeros del enfermo le tocaban con el tamboril siciliano di- 
ferentes sones, principalmente la pastoral y la tarantela , cuya 
música ha sido puesta en varias obras, y que el maestro fran- 
cés Aubert ha reproducido casi literalmente en la Muda de Por- 
tici. Los enfermos se ponían á bailar inmediatamente. Guando 
estaban abrumados por la fatiga y bañados en sudor, se les me- 
tía en cama, se dormían, y cuando despertaban se dice que se 
encontraban sanos. Esta enfermedad, llamada tarttntismo ha si- 
do estudiada por Samuel Hafenreffer, profesor de Ulm, en su 
tratado de enfermedades de la piel y Ulises Aldrovando ha re- 
íerido en su “Historia natural de los insectos” todo aquello que 
hasta su época (1600) se había escrito respecto de las arañas, con 
particularidad lo relativo á la picadura de la tarántula. 


Hoy han cambiado radicalmente las ideas acerca del taran- 
tismo. Por experimentos hechos en su propia persona Dufour 
y Erker han demostrado plenamente que la ponzoña de la Lyco- 
sa es inofensiva para el hombre y sólo nociva para los insectos 
de que se alimenta. De esta manera han venido á tenerse como 
fábulas todas aquellas falsas noticias que tan en boga estuvie- 
ron en tiempos pasados. 

Por el éxito de la introducción en la materia médica homeo- 
pática del veneno de las serpientes y abejas, se fijó la atención 



111 iarantula - Los síntomas, dice el Dr. Hu- 
ghes se asemejaron mucho á los de la mordedura de la serpien- 

tes. v lo nmVn mío cm r , , . * 



do permanecer de ningún modo ni en posición alguna y le era 
preciso moverse, por más que el andar agravase todos los sínto- 
mas.” Aquí, como en muchos otros casos, encontramos la per- 
petua contradicción entre las dos medicinas, alopática y homeo- 
pática. ¿Cómo si Dufour y Erker dejándose picar por la tarántula 
misma no experimentaron síntoma alguno, podremos creer 
que con inoculaciones hechas déla tercera á la duodécima dilu- 
ciones homeopáticas aparecen fenómenos de intoxicación? De 
ser esto cierto sería necesario suponer que la naturaleza, con- 
secuente con el principio homeopático, había provisto de pon- 
zoñas menos y menos abundantes á aquellos animales que de- 
bían ser más y más temibles por sus piquetes ó mordeduras. 
Ciertamente no está en relación el tamaño de los animales con 
la actividad de su ponzoña; el alacrán de Durango es más pe- 
queño que otros que casi son inofensivos, y cuyo tamaño es 
mucho mayor, y sin embargo, su piquete es mortal ó muy gra- 
ve para los niños: insectos pequeños como la avispa, la abeja, 
el mosquito zancudo, etc., producen efectos más molestos que 
otros provocados por animales de mayor corpulencia. Esto de- 
pende sin duda de la calidad de la ponzoña; mas esos hechos 
no son opuestos á otros que nos comprueban que proporcional- 
mente los efectos de una ponzoña son más intensos cuando es 
inoculada en mayor cantidad. Muchos animales resisten á la 
primera inoculación producida por un piquete ó mordedura de 
otro que los ataca, y mueren violentamente con una segunda 
ó tercera agresión; por otra parte, si un mismo animal pica ó 
muerde á otros, inoculándoles su veneno, el primero de estos 
sufrirá más sus efectos, el segundo menos, y el tercero mucho 
menos, pues la cantidad de que puede disponer el agresor va 
disminuyendo, como pasa con todos los productos de secrecio- 
nes, cuando no tienen tiempo para formarse de nuevo. 

Usos medicinales de las aranas en homeopatía. Ozanam ha es- 
crito una Memoria, en la cual lia referido todo lo que pudo reu- 
nir referente á las relaciones de las arañas con la medicina . 1 

1 Etud. sur le venin des Arachn. et son empl. therapeut. París. 1858, 


36 


Por curiosas y por si pudiere encontrarse alguna aplicación en 
nuestro país de las proposiciones siguientes tomadas de su obra, 
las transcribo aquí, lo cual no significa que de asentimiento á 
ellas: 

“1? La mayor parte de arácnidos son venenosos. 

2“ Su veneno no tiene fuerza más que durante los meses de 
Junio, Julio y Agosto, época de los grandes calores y de la có- 
pula. 

3. Este veneno puede obrar al interior y puede utilizarse en 
terapéutica. 

4? La semejanza de la acción del veneno tomado al interior 
o penetrando por un piquete, encuentra su explicación en la 
teoría siguiente.” 


Inducciones terapéuticas: 


Acción periódica. 


Tarántula.. 


Acción sudorífica. 


¡ Fiebres intermitentes rebeldes. Afec- 
ciones nerviosas de largos períodos. 
Histeria. Hipocondría. Manía. Deli- 
rio. Locura periódica. 

| E P ile P¿a. Corea. Taran tismonervio- 
l so. Piquete de tarántula. 


Fiebre intermitente sudorablo. 
Sudor. 

Sudores profusos. 

Hidropesía. Edema. Anasarca. 
Albuminuria. 


Acción sobre el sistema 
nervioso y genital 


Satiriasis. 

Ninfomanía. 

Cardialgía. 

Síncope. 

Afecciones nerviosas periódicas. 


Acción local f Flemón. 

i Antrax. 


Mygale. 


Segesfria... Acción local. 

C lubiona\ 
nodriza... r Acción local. 


{ Síncope. 

Fiebre efímera. 
Odontalgia. 

{ Flemón. 
Diviesos. 
Antrax. 

f Diviesos. 

I Antrax. 


37 


Acción local.... 
Acción interna. 


Tcgcnaria . 


Club 

med 

nal 


i o n a 1 
dici- f 


Vesicante. 

{ Narcótica. 

Acción irritante sobre la vejiga. 

f La misma propiedad que la clubiona 
\ medicinal, según Hentz. 


Fiebre intermitente cuotidiana, sín- 
tomas que consisten principalmen- 
te en frío. 

Pholcus falangida Oftalmías. 


^ °dema !!?." } Aeción antiperiódica | 


Latrodcc- 
tits 


Latrodectus do Volterre. 


Idem do Córcega. 


f Síncopes, cardialgías corea con semi- 
\ parálisis de los miembros. 

/ Dolores articulares crónicos. 

\ lcteria. 


El mismo Ozanam añade en su libro, pág. 76, que existe en 
Tigre, en Abisinia, una especie de corea llamada tigretier ; es una 
musicomania endémica , que se parece mucho al tarantulismo. 
Toma su nombre del país en que se observa; ataca á las muje- 
res con más frecuencia que á los hombres, y se caracteriza por 
un estado melancólico, cuya prolongación acaba por traer el 
enflaquecimiento y la muerte. Sólo la música y el baile tienen 
el poder de triunfar de sus crisis. 

Los homeópatas usan mucho la Lycosa tarántula en las afec- 
ciones nerviosas. El Dr. Gibbs Blake, dice que esta araña y la 
Mygale le han dado buenos resultados empleándolas contra 
la corea. El Dr. Jousset recomienda la tarántula para combatir 
esta enfermedad y también el histerismo convulsivo y el tenes- 
mo vesical. Otra araña, la Capulina, cuya patogenesia refiere 
la Materia médica de Hering, se recomienda como útil en el tra- 
tamiento de la escrófula. 

Empleo terapéutico de la tarántula en la medicina alopática. El 
Dr. Lucio, profesor de Patología interna en la Escuela N. de 
Medicina y Direclor del Hospital de San Lázaro en la Ciudad 
de México, de reconocido talento y considerado como eminen- 
cia médica entre nosotros, usó de las tarántulas para combatir 
la Elefansiasis de los griegos ó mal de San Lázaro, tan común 
en ciertas localidades de nuestro país. No es posible hacer la 


38 


identificación de la araña empleada por él porque desgraciada- 
mente la descripción que acompaña á su Memoria acerca del 
mal de San Lázaro, publicada en varios periódicos médicos, co- 
rresponde á la Lycosa, tarántula que no se encuentra en Méxi- 
co y pertenece á la fauna europea. Puesto que aquí llaman ta- 
rántulas á las grandes especies de arañas, sospecho que debe 
haberse empleado la grande araña velluda de nuestras tierras 
calientes, ó tal vez la conocida con el nombre vulgar de capu- 
lina. 1 

De la preparación déla tarántula y do su acción nos da cuen- 
ta el mismo Dr. Lucio. “ Esta clase de medicamentos (los su- 
doríficos), dice, no curan radicalmente la enfermedad; pero sí 
mejoran de un modo notable muchos de sus síntomas. Se han 
empleado dos, la tarántula y la zarzaparrilla. La primera bajo 
la forma de tintura alcohólica ó etérea, hecha aquella con doce 
onzas de alcohol a 22°, macerándolas por quince días en ol de 
36°, colándolas con expresión y filtrándolas por papel. Del 
mismo modo se prepara la tintura á 22° ó 32° empleando el 
alcohol á estos grados, y lo mismo la etérea, sustituyendo el éter 
sulfúrico medicinal al alcoholó 36°. El cocimiento se ha hecho 
con un escrúpulo de tarántula y una libra de agua, poniéndola 
á hervir durante dos minutos y colándola después. El cerato 
se ha preparado con una libra del de Galeno y dos onzas de ta- 
rántulas reducidas por trituración: también ha servido para esto 
la tintura alcohólica á 32°. Estos medicamentos fueron prepa- 
ra Loza° r ° ^ 9UUniC ° farmacéuüco Sr - D - Leopoldo Rio de 


• Los efectos sudoríficos que ha producido, han sido notables, 
pues en muchos casos han bastado cuatro gotas de tintura al- 
cohólica a 36° para provocar una diaforésis abundante, no es- 
tando este hecho acorde con la opinión de muchos autores que 
no admiten sudoríficos propiamente tales, sino que los censido- 


El Dr. D. Juan Mí Rodríguez 
velluda. 


me asegura que empleaba la grande araña 


39 


rados así, creen que obran por la dosis fuerte que se adminis- 
tra de ellos y por su temperatura elevada. El tiempo que lia 
pasado entre la administración de la substancia y la aparición 
del sudor ha variado mucho, siendo en algunos de unos cuan- 
tos minutos, y en otros hasta de muchas horas: parece que esto 
depende de algunas circunstancias concomitantes, como la quie- 
tud, el abrigo, etc., etc., y sucede a veces que aun en medio del 
sudor, si el enfermo se descubre ó hace algunos movimientos, 
la diaforésis se suspende, volviendo á reaparecer por el abrigo 
y la quietud, aunque no se tome nueva cantidad de substancia. 
En dos enfermos se ha visto prolongarse hasta tres días después 
de la cesación del medicamento, lo que hace creer que ésta pre- 
dispone á la economía para que las causas que favorecen la 
transpiración cutánea la produzcan en cantidad muy conside- 
rable, aun cuando ellas por sí solas en el estado habitual sean 
insuficientes para producir este efecto. Algunos enfermos dicen 
que antes de empezar el sudor tenían mucho calor, principal- 
mente en la cabeza; otros han tenido un ligero dolor de estó- 
mago que se ha disipado pronto. 

“El sudor ha empezado por el pecho y ha aumentado con la 
dosis del medicamento y el tiempo que lleva de usarse: so ha 
extendido después gradualmente al resto del cuerpo; pero en 
los piés ha faltado en muchos, aunque siempre se han puesto 
más calientes que lo que es habitual en esta clase de enferme- 
dades. La cantidad de sudor debe ser considerable, supuesto 
que la ropa se ha empapado completamente, y una vez que se 
pesó la camisa de un enfermo que acababa de sudar, se encon- 
tró aumentado su peso dos onzas, y hay que notar que no sólo 
se mojó la camisa, sino también la ropa de la cama. 

“La digestión no se ha alterado; en algunos enfermos au- 
menta el apetito. La orina no ha disminuido más que en un 
solo enfermo y eso de un modo pasajero. 

“De todas las preparaciones de tarántulas, la más enérgica 
es la tintura alcohólica á 36°; lo es menos lafá 32°, menos la 
etérea y mucho menos la acuosa. 


40 


“En los enfermos en quienes se ha empleado la tintura alco- 
hólica á 36° se ha empezado por cuatro golas, y después so ha 
aumentado progresivamente hasta dar doscientas al día, y se 
ha notado que obra de preferencia en los tuberculosos y en los 
manchados, modificando de un modo favorable el aspecto de 
sus úlceras y cicatrizándolas violentamente; pero en la esencia 
de la enfermedad no influye notablemente. El cerato de la 
misma substancia se ha aplicado tópicamente en las úlceras 
con iguales resultados.” 

Araña Chintatlahba en el tifo. Con este nombre ó el de 
Cluntattahulli se conocen en muchos Estados de la República 
unas arañas cuyo carácter más notable es el ser de un color 
negro aterciopelado, con el cual contrasta el color rojo lacre de 
unas manchas que tienen en el abdomen situadas cerca del 
ano. La situación de tales manchas sirvió para imponer á es- 
os animales un nombre en el expresivo idioma de los aztecas: 
apiflabra dnntatlahua es corruptela del nombre TdniMahugui 

ÍZTuvT^ SGgÚn 01 antÍ ^° “Vocabulario me- 

cuoZ el í a° ma ) TT t0 ^ TzÍnüÍ ’ la P“ rte Posterior del 
cuerpo, el trasero (el ojo de saluonor, dice Molina), y Tlatla- 

huqiu, cosa bermeja, roja. Esta especie si no „ = i ■ J 

„ , , , ara especie, si no es la misma cono- 

Kla en el país con el nombre vulgar de “araña capulina” La- 
ZtZl ° UmSS ~ MUU “ “ mUy afine de ella. La capulina 
á lSZTfT 7 i C0 ' 01 ' de SU aid0men - enrejantes 

hua es muW 7" T La nhintatla- 

desde ZZ México por sus mordiscos venenosos, y 

nal así como° ’° S inclígenas como medid- 

„ r ’ nn , ° Eui ’°P a el latrodecto llamado malmignatta, ne- 

\ , 6 manchas de color rojo de sangre en el abdomen 

es tan temida por los campesinos de algunas localidades que’ 
cuando se multiplican con exceso, temen salir al campo y^ 
ponerse a sus mordeduras. 1 ^ ex 


41 


divergentes; los laterales están un poco más separados entre sí 
que los intermedios, los cuales están situados sobre las emi- 
nencias del ccfalotórax; el labio es triangular, grande y dilata- 
do en su base; las maxilas inclinadas hacia el labio, prolonga- 
das, cilindricas, redondas en su extremo externo, terminadas 
por una punta interna, y cortadas en línea recta por su lado 
interior, las patas largas y desiguales, el primer par es más lar- 
go que el cuarto, éste más que los dos intermedios, y el terce- 
ro el más corto. La especie llamada Chintatlahua es toda de 
color negro aterciopelado y su cuerpo está cubierto de un ve- 
llo fino y tupido; su cuerpo tiene dos manchas de color rojo 
muy vivo, una en la parte superior, cerca del ano, de forma li- 
neal, y la otra también próxima al mismo orificio, por la parte 
inferior, de forma bastante parecida á una copa de baraja ó á 
un reloj de arena. El mismo abdomen lleva también otra man- 
í-ha blanquizca de forma irregular, en la parte anterior y supe- 
rior cerca del pedículo que le une al cefalotórax; los tarsos son 
de color amarillo obscuro; el tamaño de la araña poniéndola 
con las patas extendidas perfectamente, y midiendo de la ex- 
tremidad de una de las anteriores á la extremidad de la poste- 
rior del mismo lado, es de cuatro y medio centímetros. Vive 
en el campo, bajo las piedras, en los surcos, en los cercados de 
las habitaciones, etc., etc., en donde tiende telas fuerte para 
atrapar á los animales de que se alimenta. Abunda en todo el 
Estado de Oaxaca, Chiapas, Guerrero, y es probable que su 
área de distribución sea muclio'más extensa. 

Otra araña del Valle de México, con la cual se ha tratado de 
sustituir á la anterior en sus aplicaciones para curar el tifo, es 
un poco más chica que ésta, pues medida déla misma manera 
tiene cuatro centímetros; el abdomen no presenta mancha roja 
arriba ó en la parte dorsal, en la ventral sí se encuentra una 
mancha roja irregular, aunque el color es menos vivo que en 
la especie de Oaxaca. Es casi seguro para mí que el clima in- 
fluye en estos cambios, pero si no están todavía descritas, se 
describirán como especies diversas. 


42 


Desde tiempo inmemorial se conocen las Ghintatlahuas co- 
mo ponzoñosas y medicinales. Nuestro célebre historiador Cla- 
vijero en su “Historia antigua de México” las denomina con el 
nombre de Cazampulgas. “Esta araña, dice, es pequeña y tie- 
ne los pies cortos, el vientre encarnado y del tamaño de un 
garbanzo. Es venenosa y común en la diócesis de las Chiapas 
y en otras partes. No sé si es la misma araña que en otros paí- 
ses llaman araña capulina, porque tiene las mismas señales.” 
Otro historiador de México, el P. Sahagún, mucho más antiguo 
que Clavijero, puesto que es casi contemporáneo de la conquis- 
ta de México por los españoles, al hablar en su “Historia Gene- 
ra de IS ueva España 7 de la fama de ella dice: “Hay unas ara- 
ñas en esta tierra, ponzoñosas, son negras y tienen colorada la 
co a, pican, la picadura da gran fatiga por tres ó cuatro días, 
aunque no matan; el aceite de estas arañas es muy medicinal 
para muchas enfermedades.” El Sr. D. Carlos M. Bustamante, 
editor y anotador de la obra del P. Sahagún, al llegar al pirra- 
antenor dice: ‘Llámenlas en Oaxaca CldntatUihuas, su pica- 

1 mnl m ° r ’ ” “ n á,CalÍ ’ y 103 hldÍ0S ™ frijolillo 
igual configuración a la araña, mitad negro y mitad blanco, 
que remuelen y beben en atole." 

Med. En el .periódico “El Universal" que se publica en la 
ciudad de México, apareció con fecha 7 de Diciembre de 1892 
un remitido subscrito por el Presbítero D. José M. Ortiz anti- 
guo cura del pueblo de Yanhuitlán, del Estado de Oaxaca en 

traeos S ° ^ n ,° tÍCÍa a ' PÚblÍC °’ h ° y qUG d tÜ '° hace teñios’ es- 
tragos en muchas poblaciones de la República mexicana de la 

manera con q ue l os indígenas de ese pueblo curan á sus enfcr- 

u ;° *<»■’ 
do con H natUra ’ eS „ qUe sus Repasados la habían cura- 
011 k ar “ a qUe 3,11 llam ™ “Chintatlaliua” y aquí en Mé- 


43 

xico araña capulina, la empezó a aplicar según las instrucciones 
que me dieron y pude entender, y con el procedimiento se lo- 
gró que se salvaran todos los que la tomaban. 

“El modo de prepararlo es muy sencillo. Se toman diez, 
quince ó veinte arañas, se machacan en cualquier trasto, se le 
agrega después á la pasta que resulta un poco de agua simple 
y esa solución se le da á beber al paciente. 

“El resultado no se deja esperar mucho tiempo, á las seis ú 
ocho horas comienza la convalecencia, y ésta es tan violenta, 
que sólo visto se puede admirar su desarrollo. 

“Desde 1878 en que empezó á hacer uso de los tales anima- 
les hasta la fecha, no hacen falta en Yanliuitlán (Nochiztlán) y 
pueblos circunvecinos que han hecho uso de la medicina, los fa- 
cultativos para curar el tifo, puesto que traté de generalizar el 
remedio con tanta confianza que me eché á cuestas el apodo 
de “Padre de las Chintatlaliuas.” Del famoso resultado de las 
Chintatlahuas pueden deponer los Sres. D. Tomás Gómez y 
Gómez, D. Pedro Fajardo, facultativo por el Estado de Oaxaca 
en las Mixtecas, D. Clemente y D. Luis Pérez, y otras muchas 
personas notables de las Mixtecas que se dedican á la medi- 
cina. 

“Melie apresurado á hacer esta manifestación, creyendo que 
la reunión de tantos facultativos en la capital, aplicándole los 
recursos de la medicina á lo que yo sólo sé prácticamente, 
pues sólo sé que curan sin saber por qué, analizando aquellos 
animales se logre un antídoto á propósito no sólo para curar 
el tifo, sino el terrible vómito de Veracruz, y ofrecer de esa ma- 
nera un consuelo á la humanidad.” 

Con fecha 31 de Diciembre de 1892, el mismo periódico “El 
Universal” publicó una carta escrita por el Sr. Tomás Gómez 
y Gómez y dirigida al P. Fr. José María Ortíz. En ella le dice 
que el Lie. Agustín Canseco, Secretario del Gobierno de Oaxa- 
ca, en vista del remitido anterior ordenó al Juez del Distrito 
respectivo procediera á levantar una información testimonial, 
la cual fué rendida por el Jefe político Pedro Fajardo, por los 
Sres. Clemente y Luis Pérez y él. 


ii. 


“La Chintatlahua, dicen estos señores en su informe, es una 
araña venenosa, cuya picadura produce dolor, ligera dificultad 
para la deglución, calosfrío con alternativas de fiebre. Estos 
síntomas, poco marcados en los climas fríos, y muy pronuncia- 
dos en los cálidos, desaparecen tomándose una dosis de Chin- 
tatlahuas. 

Este animal posee en cambio la inestimable virtud de curar 


segura y violentamente el tifp (tabardillo pinto), mediante la 
aplicación metódica. Nosotros la hemos usado muchas veces 
y siempre han producido efectos maravillosos. Hemos visto 
ap icarias también á muchos enfermos cuya muerte parecía 
P oxima, y nos hemos sorprendido al ver que poco después de 
a ap icación de una ó dos tomas, comienza á desaparecer el 
mal hasta el completo restablecimiento de los enfermos. 

_ on dos tomas de ocho arañas sanamos al niño Gilberto 
JT nUG . Ve añ ° S de edad 6 hi J° de uno de los que rinden 
lecench mac ’ on ‘ Esto en f er mo duró sólo ocho dias en conva- 
mcenca, quedando completamente restablecido. 

dio sranluTai™ ^ Principalmente cuando el reme- 

en dosis adecuadCpTolÍTo 8 s UndOPe í ÍOCt ° f d t * ° nfermedad 
y al delirio sucede un sueño VoTT T 

que dura hasta cerca de veintfw ° Tf ? 
cerse más vigoroso y menos alterado ’ Al d S ° < ?° mi011Zíl a Iia " 
Ho el Paciente recobra el conocimiento / P Hl ' de ° Se sue ' 

“ .1 enfermo « fe, dfe|,.n¡¿ 0 ’',“ ” ” "hT 
ic ez y entrando en plena convalecencia. 

“Se dan casos en que hay que aplicar hasta por tres dias so 
guidos la dosis, que debe ser de veinte arañas para un adulto 
y disminuida prudentemente para los niños y jóvenes A T~ 
menores de ocho años no se ha aplicado el remedio 

Las aranas se encuentran en el n„i • ó , 

dnc ^ campo, clGDaio de las díp- 

ara s, y so recogen en cualquier tiemnn iri a- J la s pie 

aquí para elln upo. El medio acostumbrado 

H P ara eho es proveerse ele una bntmiim 

una botella común y una varita 


45 


delgada y flexible. Se tocan con esta varita, y ellas mismas se 
envuelven con la baba que despiden. Así se depositan en la 
botella evitando la picadura. 

“La manera de administrarlas es esta: se toma la cantidad 
necesaria, según la edad del paciente, se muelen con agua en mi 
almirez, se cuela el líquido en un lienzo y se da á beber al en- 
fermo. La dosis puede repetirse hasta tres veces, si fuere nece- 
sario por la resistencia del mal.” 

El P. Ortíz verbalmente dio á los redactores del periódico 
“El Universal,” la noticia siguiente: “ Guando las arañas Chin- 
tatlahua se administran hervidas en agua, el enfermo muere in- 
mediatamente.” 

En 10 de Enero de 1893, publiqué en “El Universal” un re- 
mitido relativo á las chintatlahuas, el cual no tenía más objeto 
que dar al público los caracteres de ellas, para que todos pu- 
diesen conocerlas y preparar una medicina que se ofrece como 
remedio infalible para curar el tifo. Termino ese remitido con las 
palabras siguientes: Yo temería que fuéramos á sufrir un desen- 
gaño en esta experimentación; mas tampoco quiero decir que 
no debamos hacer estudios del método curativo que se nos pro- 
pone, pues bien sé que á veces un medicamento heroico, la qui- 
na, por ejemplo, se ha dado á conocer por personas ajenas al 
arte de curar. Nada podemos negar á priori, si no se opone á 
los axiomas científicos. Recuérdese que un filósofo eminente 
dijo que él creía que todo podría averiguarse con los progresos 
de la ciencia, menos la composición de los astros. ¡Quién ha- 
bía de decirle que andando el tiempo se descubriría el espec- 
troscopio que daría á conocer bastante de lo que suponía im- 
posible. 

Hasta el momento en que escribo, se han hecho en la capi- 
tal algunas aplicaciones de chintatlahuas á enfermos de tifo. 
Conozco unos treinta y tantos casos funestos; en uno de ellos 
el paciente tomó sesenta arañas en tres dosis, sin experimen- 
tar el cambio más leve en el curso de la enfermedad; mas ten- 
go que advertir que estos experimentos se hacían con la espe- 


40 

cié del Valle de México. Por otra parte, el Dr. D. Fernando 
Altamirano, Director del Instituto Médico Nacional, fué á No- 
cliistlán para observar en el campo mismo de la experimenta- 
ción del P. Ortíz el efecto de la aplicación en el tabardillo délas 
arañas de esa localidad. En un informe que á su regreso leyó 
en la Academia de Medicina, dice que allí llaman tabardillo ó 
diversas enfermedades (tifo, remitentes, etc.), y que en las pocas 
observaciones que pudo hacer no reconoció utilidad alguna en 
la aplicación de las arañas chintatlahuas. También los experi- 
mentos hechos en la capital con’las que remetió de Nochistlán 
C mismo Dr. Altamirano, experimentos efectuados por los mé- 
C icos del Instituto Médico Nacional, no fueron favorables al 
nuevo medicamento, y, en resúmen, la opinión manifestada á 
a Secretaria de Fomento en un Informe reciente presentado 
poi el Sr. Altamirano es que te chintatlahuas no curan el tifo. 


6 to ' ORDEN. 


fedipalpos. 

Arácnidos cuya organización coloca entre las arañas y los es- 
corpiones, con el primer par de pedas muylargas y delgadas, respi- 

ZonJ7T r ° b °’« as P u!monar ^ycuyo abdomen está formado 
por once o doce anillos. 

nid^Ztrh- comp i ronde dos familias: Ph -y nida¡ y Thd yp h °- 

esnLsn ? sus P aI P°s maxilares muy largos y 

f C ° rdÍf0rme y su tornen no está ter- 
minado por un apéndice filiforme como en los The\phonus 
Los tendarapos (Phrynus reniformis Latr 1 no ^ 

SPPiín Di* n„„' t J % 110 SOn VClienOSOS, 

egu n el Dr. Duges. La especie Ph. mexicanus Bilimelc fué ha- 

Padaenlagruta deCacahuamilpa ytiene losnmoi ’■ 

tes- , 1 y LlLlie ios caracteres siguien- 

c ™ oTet l'h US MeUa;for ^ - — bulis rubiinosis: 

P * et pedibus tennis et validioribns nerrueis tectis; tkoracc oh- 


47 


cordato, abdomine\obovato , annulis 2—7 utñnquc fossulatis, pcdibus 
anlicis longissimis. Long. 15 mm . 1 

Con este mismo nombre “ tendarapos” y también con los de 
‘‘limpia casas 11 y “corazones, 11 se designa en Michoacán á los 
individuos de la especie Fh. semilunaris Koch, que son de un 
tamaño mucho mayor que los de Cacahualmilpa. Erróneamen- 
te se les tiene como muy venenosos. Un individuo, cuyas patas 
anteriores tenían 24 centímetros de longitud, fue encontrado en 
lamina “El Porvenir, 11 de la Municipalidad de Cuitzeo. Entien- 
do que estos phrynus son conocidos en Tepic y otras localida- 
des del país con el nombre de “Arañas estrellas.” Tienen repu- 
tación como los solpugos de atacar con ventaja á los escorpiones, 
y por esta circunstancia el Prof. D. Alfonso Herrera ha acon- 
sejado recientemente su aclimatación en la ciudad de Du- 
rango. 2 

El arácnido más notable de este orden es el vinagrillo, per- 
teneciente á la segunda familia. 

Vinagrillo. Tiielyphonus giganteus. Lucas. 

Bibl. Elementos de Zoología por A. Dugós, México 1884, 
pág. 407. Observaciones sobre la secrec. venenosa del Vinagri- 
llo, por el Sr. Dr. Fernando Altamirano; “La Naturaleza,” vol. 
3, pág. 330. Nota relativa á los virus, venenos ó ponzoñas de 
algunos animales que viven en México. Por J. Sánchez. Gacet. 
méd. de Méx. vol. 28, pág. 404. 

H. N. Por su aspecto y tamaño se parece al alacrán, sólo 
que su cuerpo es más grueso, y su abdomen de 12 artejos lleva 
un apéndice terminal, filiforme, desprovisto de aguijón. La área 
de su distribución geográfica en el país está limitada álas regio- 
nes cálidas; deben su nombre á cierto olor de ácido acético que 
exhalan de su cuerpo y que anuncia su aproximación. Eli los 
lugares en que vive tiene fama de venenoso, y su mordedura 


1 Fauna der Groltc Cacahuamilpa in México, Von D. Biliniek. Verhand- 
luvgen d. k. k. zoolog. botcniischen Gcsellschaft in Wicn [1869]. 

2 “La Naturaleza.” Vol. 2, segunda serie. (Informo). 


48 


es muy temida. Claus dice que sus quelíeeros están probable- 
mente en relación con glándulas ponzoñosas como los de las 
aranas; pero lo cierto es que si ellas existen, parece no obran 
sobre los animales superiores como el hombre. Las observacio- 
nes hechas á este respecto por el Dr. Fernando Altamirano 
tienden á apoyarla creencia de los que opinan en contra délas 
ideas vulgares, teniéndolos como inofensivos. El mismo hábil 
experimentador, nos dice en la Memoria que escribió relativa á 
este asunto, que sus observaciones no son concluyentes, pues 
fueron hechas sobre un solo animal que le trajeron á México, 
e cual, por consiguiente, cambió de alimentos, de clima, etc. 

e su interesante trabajo tomo las líneas siguientes, deseando 
que nuevas y más amplias investigaciones vengan á comprobar- 
las plenamente: 


Tomé el Vinagrillo, dice, con unas pinzas que sostenía yo 
mismo, lo puse encima de una cápsula de vidrio, y con la otra 
mano interpuse entre mis ojos y el ano del animal una lente 
grande, tocando al mismo tiempo el extremo libre de la cola,. 

“ Asi lo dispuse, para que si arrojaba á lo lejos su líquido, se 
adhiriese a la lente, ó si salía gota á gota, cayese dentro de la 
capsula, y en uno ó en otro caso ver el punto de donde brota- 
ba, ayudándome con el aumento. Lo estuve comprimiendo con 
las pinzas y frotando con la lente su apéndice caudiforme, que 
ya la experiencia me había enseñado era muy sensible, y que el 
mal de V ' nagre se P erciMa |UG S° c l uo se molestaba al am- 
asados como diez minutos, ful sorprendido por un líquido 
que se depositó repentinamente en la cara inferior de la lente, 
sin haber visto yo el lugar de donde se desprendió. Era com- 
pletamente limpio y transparente, muy volátil, las primeras go- 
tas las vi desaparecer como si fueran de éter sulfúrico, y nm 
'legó el olor de vinagre muy pronunciado. La cantidad sería 
como do tres á cuatro gotas. 

‘•En !a par t e que aún no se volatizaba me apresuré á poner 
na gota de solución de nitrato de plata: se formó un precipi- 


40 


tado blanco cuajado, que no se veía cristalino en el microsco- 
pio, ni cambió de color con los rayos directos del sol. 

‘'Dejé reposar al animal durante una hora, y previne una 
paloma adulta, y una inyección sub-cutánea, para inyectarle el 
nuevo lícpiido que recogiese y ver si era venenoso. 

Pasado este tiempo repetí la experiencia anterior, cambian- 
do no más la lente por una copa de vidrio. Lo estuve compri- 
miendo con las pinzas y copa, que encerraba sólo la cerda, co- 
mo 15 ó 20 minutos. Dirigía constantemente su cola hacia las 
pinzas, que no llegaba á tocar, porque se lo impedía la copa. 
Luego que advertí esto, procure que, permaneciendo aquella 
dentro de la copa, tocase a las pinzas, y después de dos ó tres 
veces que las tocó percibí unas gotas del líquido que resbala- 
ban sobre la cara interior de las paredes de la copa, casi en el 
borde y cerca de donde tenía el extremo de la cerda. 

“ Coloqué inmediatamente la copa sobre su pie, percibí el olor 
de ácido acético y vertí sobre aquel líquido como 3 gramos de 
agua destilada, para que la jeringa pudiera absorberlo, y lo in- 
yecte a la paloma, lavé la copa con otros tres gramos y volvió 
á quedar muy olorosa, y también lo inyecté ala misma paloma, 
pero en distinto punto del anterior. 

“ La estuve observando durante una hora y no murió, ni pre- 
sentó nada notable. En los días siguientes estuvo algo triste 
pero comía bien. Al tercer día se le había gangrenado la piel 
en el lugar de la inyección, en un espacio como de 4 centíme- 
tros: mas al fin llegó á sanar completamente. 

' Q u ’ se repetir este experimento al día siguiente de la prime- 
ra inyección, pero no conseguí que arrojara nada de líquido, 
aun después de estarlo excitando mucho; lo puse en el sol para 
que se reanimase, pero allí murió. 

“Examiné entonces el lugar donde suponía existiría la glán- 
dula, y casualmente desprendí el apéndice caudal, casi desde 
su ase. Me pareció hueco y que contenía la secreción olorosa. 
Intioc uje un alambre fino, que desalojó un líquido con olor de 
acido acético y que atacó muy pronto al metal, pues á los cinco 

Zoología.— 4 


50 


minutos ya estaba verde. El alambre se detuvo en el extremo 
libre, que no pasó, tal vez porque la abertura era menor que 
su diámetro. 

“En la parte que quedó adherida al cuerpo del animal pe- 
netró. también el alambre profundamente, rompiendo quizá los 
tejidos. En ese momento que también comprimía yo el abdo- 
men para sostener al arácnido, brotó por donde introduje el 
alambre, y por el ano, un líquido claro, de olor de vinagre, que 
después salió mezclado con grumos, como de moco, de color 
aplomado. 

“Vertí una gota de este líquido en el ojo de una paloma y no 
se puso rojo; el resto lo mezclé con agua destilada y lo encerré 
herméticamente en un frasco que presento (á la Academia de 
Medicina de México) para que percibáis dicho olor, que se ase- 
meja ahora al de la fresa. Aún está bastante ácido según se pue- 
de ver con el papel reactivo. 

“Reasumiendo diré: 

1? El Vinagrillo no tiene ningún órgano ofensivo, carece de 
aguijón, y ni aun de sus mandíbulas usa para atacar. 

“ 2? El olor particular que produce es debido á un líquido 
que arroja por el ano ó tal vez por el apéndice caudiforme, pues- 
to que está perforado en toda su longitud y contiene dicho lí- 
quido. 

“3? Esta secreción le sirve de medio de defensa, pues pro- 
cura proyectarla sobre el objeto que le molesta, sirviéndose de 
su apéndice para dirigirlo: por esta razón, vemos que con él 
busca lo que le incomoda. Tiene además mucha sensibilidad, 
que se aumenta con la multitud de pelos rígidos que lo cubren 
en toda su extensión, y puede recorrer aquella un espacio de 
cinco centímetros que es su longitud. 

“4? Dicho líquido no es venenoso, porque no mató la palo- 
ma, pero sí debe considerarse como corrosivo por la gangrena 
que produjo: el agua sola no la hubiera ocasionado. 

5? En él existe un ácido que demuestra el papel reactivo, 
pero que no es ni ácido acético como parece por su olor, nifór- 


51 


mico que es muy común en la economía animal. No el prime- 
ro, porque no precipita á la plata más que en el estado de ace- 
tato, y aquí está libre; tampoco en el segundo, porque se hubiera 
reducido la plata. Además, dicho ácido es el que forma el pre- 
cipitado porque no es de cloruro ni de albúmina, que son las 
substancias más comunes en los humores animales: no de clo- 
ruro porque no cambió de color con la luz; ni de albúmina, que 
no podría acompañarse con un ácido libre. 

“ 6? Se debe considerar también como parte constituyente 
de la secreción un principio eteriforme especial, que es el que 
huele, el que se volatiza rápidamente, y en fin, el que explica 
por qué el agua donde se ha recogido pierde primero su olor que 
su acidez. 

“ 7? Por último, si el animal no ha mordido, ni su líquido ha 
matado á la paloma, bien pudiera ser porque está en distinto 
clima, por el maltrato que haya sufrido en el transporte, la fal- 
ta de alimentos apropiados, la manera de introducir el líquido 
bajo la piel, ó porque á la paloma no le prodúzcala muerte esta 
ponzoña.” 

Thelyphonus giganteus Lucas. Vulg. Vinagrillo. 

Long. 25- pulgadas. El cefalotórax es alargado, estrecho an- 
teriormente, más ancho posteriormente y muy granuloso, so- 
bre todo en su parte anterior; su parte superior es bastante 
deprimida y presenta algunas líneas transversales; los palpos 
son muy alargados, robustos y muy granulosos, con el segundo 
artejo armado anteriormente de cinco espinas muy aparentes 
é interiormente de dos; las patas son muy alargadas, con sus 
últimos artejos rojizos y erizados de pelos del mismo color; el 
abdomen es oval, con puntos estigmatiformes fuertemente mar- 
cados sobre los anillos; su parte superiores granulosa, mientras 
que inferiormente no presenta ninguna granulación; la cola es 
alargada filiforme y erizada de pelos. Esta especie es de Mé- 
xico. 

M. Lucas. Ilist. nat. des animaux articules. París 1842. 


52 


7 10 ' ORDEN. 

S 

PSEUDOESC'ORPIONES. 

Forma general del cuerpo semejante d la de los verdaderos escor- 
piones; muy pequeños y su abdomen sin la parte estrecha [post-ab - 
domen] y sin apéndice; desprovistos de glándulas ponzoñosas. Tie- 
nen aparatos para producir seda (Hileras). 

Estos arácnidos llamados vulgarmente pinzas , parecen alacra- 
nes muy chicos, desprovistos de cola. Viven bajo las cortezas 
de los árboles, en los herbarios, libros viejos, etc. No son abunJ- 
dantes en México y carecen de interés desde el punto de vista 
de la medicina. 


8 to - ORDEN. 


ESCORPIONIDOS. ALACRANES. 

El abdomen en vez de se. r globuloso como en los arenados ó ara- 
rías verdaderas es alargado , la perdón más delgada termina por 
un aguijón provisto de glándulas ponzoñosas. Tanto los guelíceros 
como los largos palpos maxilares terminan por pinzas de dos pie- 
zas [didactylas]. Ocho sacos pulmonares. 


Alacrán, Escorpión. Centraras mexicanas, Koch, C. edwarsü 
Gerva's (San Blas) C. gracilis, Latreille (Durango); Vejovis intre- 
pidus, Thorell (Colima); Chactas granosas, Gervais . 1 

Hab Su área de distribución geográfica es muy extensa 
podiendo decirse que vive en todos los Estados de la República 
Durango, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Colima, Guerrero, Dis- 
trito Federal, etc., etc. 


1 En bs asentes de los Seas. Herrera, Santa María y Espinosa, se dice que 

t 00 M 01 Icknu ™ Tillada, lo cual es 

4” rie Z Un err ° r ’ T \° h “ y “ eapeCÍ0 ' B1 Sr - describió una 

pecie Lentrurus mexicanus Koch. y elSr valono „ ■ - 

al Sr. Espinosa T? n po „ ( y ./ • villada comunico esta clasificación 

-pinosa. En esta rectificación está de acuerdo el Dr. Tillada. 


53 


Bibl. Estudio sobre los efectos de la ponzoña del alacrán, 
por Amador Espinosa. México 1SS0. Reimpreso en “El Estu- 
dio,” Semanario de ciencias médicas. México. Vol. 2, núm. 5. 
Estudio sobre el piquete del alacrán, por el Dr. Mariano Herre- 
ra. Durango, 1892. (M. S.) 1 Cavaroz, Du Scorpion de Durango 
et du cerro de los Remedios qui touclie á la ville. Recueil de 
mém. de méd. militaire XIII, 18Go. Nota relativa á los virus, ve- 
nenos ó ponzoñas de algunos animales que viven en México, 2í 
parte. Invertebados por el Dr. J. Sánchez. Gaceta méd. de Mée. 
Vol. XXVIII, pág. 400. Plática sobre el piquete del alacrán de 
Durango en el primer Congreso Médico Mexicano. Por el Dr. 
Carlos Santa María. México, 1893. 

H. N. No es necesario una descripción detallada de estos 
animales que son tan conocidos. El tamaño de las especies di- 
versas que viven en México es variable; la especie Centrurus 
ameilis de Durango es una de las más pequeñas, 55 milímetros 
(de color amarillo), y á pesar de esto se hace notable por la ener- 
gía de su piquete emponzoñado; es uno de los más temidos en 
el país. Los mayores que he visto existen en el Museo de la 
Escuela Preparatoria, tienen 12 centímetros de la extremidad 
anterior de la cabeza á la extremidad de la cola, su color es ama- 
rillo como en la especie anterior y son procedentes de Iguala, 
en el Estado de Guerrero. Aun en la misma capital se han en- 
contrado ejemplares de 9 centímetros, muy delgados y de color 
negro. 

El cefalotorax lleva los ojos cuyo estudio importa para la 
clasificación. Tiene forma casi cuadrangular y se une al abdo- 
men por una superficie extensa, y no por un pedículo delgado 
como en las mañas. El abdomen tiene una porción anterior 
prea domen), compuesta ele siete segmentos, ancha y una por- 


fío ñor su a ,r nt ° Estucl10 ’ manu scr¡to del Dr. Mariano Herrera fué envía- 

en su calidad de Presidente del Co amig0 Dr ' C “ ml0M ? Valle, 

1 el ^ 0n greso citado, acordó de conformidad mi sn 

licitud para que seme permitiese consultarlo. S °‘ 


ción posterior formada por seis segmentos, especie de cola que 
termina en un aguijón cuito, conteniendo en su interior dos 
glándulas venenosas. 

El éefalo tórax tiene además de los ojos seis pares de apén- 
dices: cuatro pares son los miembros que sirven al animal para 
andar, [palas ambulatorias ]; un par llamado patas maxilas y vul- 
garmente “cuernos del alacrán,” lo componen dos apéndices 
formados por seis piezas articuladas entre sí que llevan como 
en los insectos los nombres siguientes, contando de la parte fija 
troZ7°r laeX “ ad: «*"* (*rve para la masticación), 

Zl'/lT ! ! 7 terS ° f ° rmad0 por dos Pi«a. (artejos , 
mados dedos, de los cuales el externo es movible; ambos de- 

^ f ““ dydaCtÍ,a ’ ° rean ° de pronsión 1“ **- 

mpena un papel muy importante en la cópula. El sexto par 
ponche ^1 aefalotórax “ama antenas pinzas y se com- 

LórL otrol T ° a ° S: ™° C ° rt °’ Cubiert ° pOT el cefa- 
otorax, otro largo terminado por un apéndice que unido al arte 

jo terminal forma también una pieza de dos dedos (dydactilal 

Las antenas-pinzas ó quelíceros son mucho más cortas une i 

qu lT* 11 -' ReSPed ° de P3taS ambul ^rias, sób diré 
que tamaño va en aumento del primero al último par, que 

cada uno se compone de siete artejos, de los que tres forman el 
sLe de S lo y r éstes : te ™ inap - dos garras. Las piezas ta- 
larse con euÍncoT ^ P ? Steri ° res ( cad — ). al articu- 
especie de placa nalnXLte^fa de forma v ° C “ P ^° P ° r ™ a 
que tiene gran importancia para 1 ^ 1 ^“ 

°r -u cara ventral, el preabdomen presenta el orificio geni 

" yUn °; 1Iamad » oiertas ó peines porsu foxm con 

puestos de varios apéndices denKfi,,. Q ’ om " 

ganos de tacto; alinoTnatÍa t Z * ^ ' ** ÓI ~ 

fliación, sirviendo al macho p a T a w de 

la cópula' Para I elreille t l ? etener a la hembra durante 
co que les da á cínn ^ Ínstrume "to lngrométri- 
Seríes opina que , " ' ° de ,a Parcel de 

Pma que les sirven para andar, que levantan su cuer- 


65 


po y facilitan su movimientos; alguna persona me ha asegurado 
que privando al alacrán de estos peines, pierde por completo la 
facultad de secretar la ponzoña. Esta aseveración me parece 
muy dudosa. ¿No podrán ser el instrumento de estridulación, 
parecida ála que producen los grillos y que acusa su presencia? 

En la extrcmedidad de la cola, el último segmento de forma 
piriforme, se termina por un aguijón curvo y delgado, perfora- 
do con dos agujeros ovales cerca de la punta. En su interior es- 
tán contenidas dos glándulas ponzoñosas, de forma y tamaño 
iguales, rodeadas de nervios y libras musculares, cuya contrac- 
ción determina la salida del veneno. “Este veneno, dice el Dr. 
Blanchard en su Zoología médica, es un líquido ácido, claro y 
ligeramente opalescente. Con un fuerte aumento se descubre 
una gran cantidad de granulaciones finas, semejantes á las que 
se observan al estado fresco en las celdillas epiteliales. Estas 
granulaciones están animadas del movimiento browniano: el 
ácido acético y la potasa muy diluidos las disuelven, pero el éter 
las deja intactas; no son por consiguiente grasas. Ellas provie- 
nen directamente de granulaciones intra-celulares; rompiéndo- 
se las celdillas su protoplasma se liquida para formar el veneno. 
Mr. Jousset calcula en 0 S %008 la cantidad de ponzoña conteni- 
da en la vesícula de un Butlius europeus de tamaño mediano; 
mas Joyeux-Lafíuie hace notar que esta cifra es muy débil y 
no puede aceptarse sino como un mínimum.” Este veneno se 
seca fácilmente conservando sus propiedades durante mucho 
tiempo. Tiene un sabor agrio y es soluble en el agua, pero no 
en el alcohol, ni el éter puro. La memoria del Sr. Espinosa da 
cuenta de una opinión extraña respecto á la naturaleza de la 
ponzoña del alacrán: alguna persona instruida de Cuernavaca, 
afirma que el ácido cianhídrico es el principio activo, y en Gua- 
dalajara se han hecho análisis, dice, que han dado el mismo 
resultado, poniendo alacranes en una solución de intrato de pla- 
ta. Por mi parte juzgo muy poco probable esta opinión, y de- 
searía que persona competente ilustrase esta cuestión hacien- 
do un estudio especial. 


66 

Los alacranes son nocturnos y abundan, principalmente on 
la época anual del calor. El Dr. Mariano Herrera, opina que la 
abundancia de estos escorpiónidos en la ciudad de Durango de- 
pende de su situación en la vertiente oriental de la Sierra Ma- 
dre, limitando la población por el O. y el S. O. las primeras 
colinas de esa cordillera. Dice también que aunque el clima ge- 
neral es allí templado, se puede considerar como caliente du- 
rante los meses de Mayo y Junio, y que el alacrán se observa 
casi exclusivamente á fines de Abril, en Mayo y Junio, termi- 
nando con los primeros aguaceros fuertes de Julio. En otras 
épocas del ano, añade, los accidentes tienen el carácter de ex- 
cepcionales y son debidos al descuido de los Municipios y de 
las familias que entonces no se preocupan de la existencia del 
alacrán. El Dr. Espinosa, refiriéndose al alacrán que vive en 
varias poblaciones del Estado de Morelos, principalmente en Jo- 
jutla de Juárez, dice que abunda, sobre todo en las noches du- 
rante los rigores del calor, y que entonces es más ponzoñoso; 
sin embargo, se presentan á la vista algunos durante el invier- 
no, abandonando sus madrigueras, principalmente cuando hace 
viento, cuando el aire sopla, lo cual lia confirmado con cuatro 
observaciones que apoyan esa creencia popular. 

Como todos los escorpiónidos, los alacranes viven en el cam- 
po, entre los escombros, etc., y también invaden las habitaciones 
del hombre, donde se esconden en cualquier mueble, en los plie- 
gues de las cortinas, en la ropa, etc., etc. Prefieren las caballe- 
rizas los corrales, los inodores, y en general los lugares poco 
aseados, dondenaturalmente encuentran más fácilmente los ani- 
males que les sirven para su nutrición. En la Ciudad de México 
es bastante común la creencia de que viven especialmente en 
aquellas casas cuyas maderas viejas y apol ¡liadas les prestan al- 
bergues cómodos. En Morelos los hay en mayor abundancia 
(Espinosa) en las chozas cuyos techos están construidos con la 
ioja de palma, con el tallo de arroz ó con zacatón, que abrigan- 
do demasiado calor, hacen un lugar de predilección paradlos, 
e hace mucho años, la Ciudad de Durango tiene repu- 


tación de albergar una inmensa cantidad de alacranes, cuyo pi- 
quete emponzoñado contribuye en buena parte parala cifra to- 
tal de la mortalidad anual de sus habitantes. El Dr. Herrera 
cree exageradas las ideas que fuera del Estado de Durango se 
tienen por todas partes respecto de sus alacranes, ya sea que 
se trate de su excesiva multiplicación ó de la gravedad de su 
picadura. “La estadística general de la mortalidad, dice, indica 
un promedio de 39.90 anuales, mientras que en la metrópoli 
del Estado de Miclioacán, según una publicación municipal que 
casualmente llegó a manos del Sr. D. Fernando Ramírez, y 
que cita en sus apuntes sobre Durango, se hacen constar 66 de- 
funciones en un año, guarismo que no sólo considerado de una 
manera absoluta, sino aun con relación al número de habitan- 
tes, es bastante notable para llamar la atención, á pesar de que 
Durango tiene la funesta prioridad en la opinión general del 
país.” 

Según Gavaroz, el alacrán es muy común aun en la misma 
Ciudad de Durango. En la época de la expedición francesa en 
México, según él, la municipalidad de esa ciudad acordaba una 
prima para la destrucción de los escorpiones, y pagaba treinta 
centavos por docena: los niños les hacían la caza de noche, con 
luces, destruyendo de esta manera de 80 á 100,000 por ano, 
durante los tres meses do calor fuerte. Dice el Dr. Blanchard 
[Zoolog. que en Kairouan (Túnez), observó una costum- 

bre análoga: ciertos mendigos recorren durante la noche la ciu- 
dad y sus alrededores; están provistos de linterna y de una larga 
pica, con la cual ensartan á los escorpiones que encuentran. 
Al día siguiente van de puerta en puerta presentando su cap- 
tura y reciben algunas monedas de poco valor. El mismo Ca- 
varoz añade que sobre una población de 15 á 16,000 habitan 
tes (que entonces se calculaba á Durango), morían poi pique es 
de alacranes 200 ó 250 personas por año; el veneno sólo ma 
taba á los niños, y á los adultos ocasionaba accidentes giavcs. 

El número de alacranes matados anualmente, según los datos 
tomados en el archivo del Ayuntamiento de la ciudad de Du- 


68 


rango es de 35,000 por término medio, y calculando en un nú- 
mero igual los que matan los particulares, puede calcularse se- 
gún el Dr. Herrera, en 70,000 el total de alacranes exterminados 
allí anualmente. Estas cifras discrepan poco délas quepresen- 
tan Cavaros y el Dr. Santa María en sus escritos relativos. Este 
au ‘ or dice t J ue en algunos anos la cifra sube de 160 á 
200,000. En “El estudio sobre el Alacrán” del Dr. Herrera fi- 
gurala tabla siguiente indicando la relación de la temperatura, 
es ad° higromébfco del aire y cantidad de lluvia caída, con el 
numero de alacranes recogidos. 


1870 . 


MESES. 

DIAS. 

Numero 
de alacranes 

Abril 


228 



332 



644 



585 

» 


711 

11 


1,066 

Mayo... 


1,191 

H 


777 



489 



743 



715 



601 



271 

17 


380 

11 


261 

11 

... 12 

390 

„ 


602 

„ 

... 15 

739 

11 


189 



376 



504 


Temperatura 
(centlgs.) 
5p. m. 

^nigrómetro 
5 p. m° rC " 

Pluviómetro 

probeta. 

21°75 

71°25 

0.0000 

21°50 

70° 

0.0000 

21°95 

68° 

0.0000 

20° 

73°50 

0.0000 

20° 

75°50 

0.0000 

21°60 

80° 

0.0000 

21°95 

81°50 

0.0000 

21° 

78°50 

0.0000 

21°75 

78°50 

0.0000 

21° 80 

75° 

0.0000 

22° 

74° 

0.0000 

22°75 

79° 

0.0000 

22° 

78°25 

0.0000 

22°50 

80° 

0.0000 

22°75 

78°75 

0.0000 

22°73 

77°75 

0.0000 

23°25 

80° 

0.0000 

23° 

76° 

0.0000 

26° 

75°50 

0.0000 

27° 

74°60 

0.0000 

25°50 

79°50 

0.0000 


59 


UESF.S. 

Mayo 


Junio 


DIAS. 

de alacritucs 
recogidos. 

Temperatura 
(centiga.) 
5p. m. 

Hidrómetro 
5 p. m. 

riuvlómotro 

cr- 






19 

554 

25° 

78° 

0.0000 

20 

414 

24°75 

78°75 

0.0000 

22' 

633 

23°75 

82°50 

0.0000 

23 

270 

23°75 

79°50 

0.0000 

24 

793 

24° 

75°25 

0.0000 

26 

365 

25° 

80° 

0.0000 

27 

839 

25° 

75° 

0.0000 

29 

500 

24°10 

76° 

0.0000 

30 

46 

22°85 

78°75 

0.0000 

31 

61 

22°50 

75°50 

0.0000 

1 

288 

22°50 

75°50 

0.0000 

3 

445 

24°50 

75° 

0.0096 

5 

151 

23°15 

85° 

0.0000 

6 

271 

23°50 

S6° 

0.0000 

7 

108 

23°50 

85° 

0.0000 

8 

130 

24°50 

83°25 

0.0000 

9 

137 

24°50 

85° 

0.0000 

10 

180 

24° 

82°25 

0.0000 

12 

103 

24°50 

82°25 

0.0000 

13 

64 

21°75 

91° 

0.0000 

14 

53 

21° 

87°50 

0.0000 

16 

85 

21°50 

92° 

0.0000 

17 

26 

21° 

91°50 

0.0000 

18 

144 

21° 

93°25 

0.0000 

19 

200 

21°50 

91° 

0.0000 

21 

100 

20°75 

97° 

0.0000 

22 

100 

19° 

98°50 

0.0268 


‘Este año que escogimos al acaso, dice el Dr. Herrera, nos 
de 1 na su ^ c ' en ^ e temperatura que favorece la salida 
j, °?. a ' acranes ' Habiéndose mantenido la temperatura de los 
s o al 22 de Abril en 19°, poco más ó menos, empezaron á 
a y desde el día 24 que la temperatura subió á 21° y los días 
ementes que continuó en ascenso, su número fue aumentan- 


do en relación con la temperatura como se observa en la talóla. 
Todo el mes de Mayo fueron numerosos, habiéndose manteni- 
do muy alto el termómetro, y aun se puede decir que el nú- 
mero de alacranes seguía las oscilaciones térmicas. En media- 
dos de Junio, su número disminuyó paralelamente al descenso 
de calor para desaparecer casi del todo á fines del mes cuando 
la temperatura volvió á 19°. Así pues, el grado de calor que en 
esta localidad favorece las excursiones de los alacranes estácom- 
prendido entre los 21° y 25°, y como esta temperatura sólo se 
observa en fines de Abril, en Mayo y Junio, resulta que sólo en 
esos meses aparecen, como es un hecho, pues es raro que se 
observen en otras ocasiones. Hay que notar que las primeras 
llovidas que caen en los meses calurosos favorecen considera- 
Wemente sus escursmnes. La pequeña cantidad de agua que 

emneral ,Tn° C r i0 r S ’ la su P er <^ de la tierra á una 

Sw ’ r 10 qUG " C0WÍei - te ™ vapor de agua; 
en estas condiciones, además, se desarrolla m i,a ,, 

cantidad de ozona y acaso estos dosTmLTo ^ d ^ 
de agua y ozona, sean para el alacrán unf ’ ^ 

genésicos que los obligue á buscarse- de S”” ^citantes 
hecho que en las circunstancias indic’ad ^«^1 “ ™ 
crepúsculos de Estío abundan considerable™! ' Ur ° S ° S 

otros~¿s d 7amm1 P1 '°-T t0 ^ ie sirve ’ ¿ 1« 

nutre. Se habió dicliÓ r V° S PGqUefÍ0S “"¡males con que se 

» « :: l uzrz 

das, como por ejemplo, cuando se le 
de fuego. Observado, ms ultc , ncerrnba en un c!r culo 
creencia es £ ¡T^° 

tiguedad, el escorpión ha llamado 1 l • - ‘ , laS lenwta an- 
ee le ve figuraren elzodhl , atencion de los hombres: 
es símbolo de la malignidad’ y ’’ a ™ l a ° Ioglaantl g u a del Egipto 
el genio del mal; los aztecas L ih , Ó COmpaiIero á Tifon - 
numontos antiguos están reprl ntad “ ° c ’ ? algUn ° S ”°' 
y ratones, acoramñ™rl n tac Oo Con “^nas, cientopies 

’ mpanantÍ0 en SU “«so al dios sol, MMcuW 


G1 


ó señor de los infiernos. A pesar de su aspecto repugnante hay 
individuos que se los comen, privándolos previamente de sus 
glándulas ponzoñosas. 

Los sexos son casi iguales: en algunos géneros el macho es 
más delgado que la hembra; el post abdomen es más largo tam- 
bién; la? tenazas son más anchas y los dientes de los peines 
más numerosos. En otros géneros se encuentran variaciones 
de algunos órganos entre el macho y la hembra de menos im- 
portancia que las expresadas. Las hembras son vivíparas. Na- 
cen de 20 á 50 hijuelos que carga la madre durante un mes. 
Se dice que algunas veces devora á sus propios hijos. Cuando 
éstos están bastante desarrollados para llevar una vida inde- 
pendiente, la madre, que ha ido enflaqueciendo cada día más 
y más, acaba por morirse. 

La clasificación de los escorpiónidos deja mucho que desear 
todavía. Se han descrito más de cien especies, pero probable- 
mente habrá que reducir el número de ellos. Se establece la cla- 
sificación según el número y posición de los ojos, según la forma 
del esternón, de los dientes, de los quelíceros y de los palpos 
y la conformación de los peines ó ciertas. Las pocas especies 
mexicanas conocidas, se aumentarán con otras no descritas 
aún. 


Alacrán de Dwrango. Centrurus (Scorpio) gracilis, Latreille. 
Long. 3 pulgadas 4 líneas. Moreno, con las patas rojizas y los 
pemes provistos de treinta y dos dientes; las garras son alame- 
das, rojizas, con los dedos filiformes; la cola es más larga que 
el cuerpo, y el aguijón está armado de una punta en su báse- 
los machos son más pequeños. Degéer dice que esta especie es 
americana. 

Latr. Htá. naL des CriLst d dc{¡ t ^ p m 

tippíp n Chinchal d, opina que el alacrán de Durango es la es- 
anterior. 

tan eWnv° S aUtoros extranjeros qu e he podido consultar, tra- 
an e envenenamiento producido en el hombre por la inocula- 
ción de la ponzoña del alacrán de una manera muy superficial 


62 


Con los estudios referentes á este asunto, citados al principio de 
este capítulo, puede formarse la historia casi completa de esta 
enfermedad en México. En la zoología médica del Dr. Blanchard 
se dan interesantes noticias respecto deja acción fisiológica de I 
veneno. Las copio á continuación. 

“La acción fisiológica lia sido puesta en claro por Paul Bert 
y Joyeux, cuyos resultados concordantes están basados sobre 
experimentos hechos con todo escrúpulo. Estos resultados con- 
tradicen en todas sus partes una teoría emitida por Jousset se- 
gún la cual, el veneno sería un veneno de la sangre, deformaría 
as hematías y causaría la muerte por detención de la circula- 
^.on teoría que como lo dice muy juiciosamente Joyeux-Laffuie, 
comprobada por ningún experimento serio ” 

e- IT" n °, tÍene aCCÍÓn S ° bre 105 Pro ‘“°arios¡ tampoco 
63 aba0lbld0 por Ia plel de 1°» Palpos y délos Renacuajos que 
viven en una agua á la que se ha mezclado una gran cantidad 
de veneno. La absorción tampoco se hace por la vía intestina 
o por lo menos se produce lentamente, mientras eme la 1 Z ’ 
nación de la ponzoña por la orina se hace activamente de t 
que ia sangre no encierra jamás cantidad suficiente dé n 
provocar accidentes. Es interesante notar e r T 

gía con la curara. Puniera analo- 

Mdó'rtbfli' 0 '* "í' *> 

... .a «— »—« 

ante lo, Mola, eos, jo, J¡T" “ ” 1 *“ “”*>** 

sucumbe Mpalameií,, , T 

resiste laLao-arfhV P , U ' P ° reslste; entre lossaurianos 
din-i 1 le Ios mamíferos el Gato presenta una 

débil receptibilidad. Manteaazzn i • r , nta 

r ° %eux-Laffuie asegura que los n ! " can g-^jo; pe- 
2 son muy sensibles y mueren 


G3 


violentamente. Los peces mueren con una fuerte dosis, pero 
resisten á una dosis más débil, que, sin embargo, basta para ma- 
lar á un Batraciano ó á una Ave; el Sapo es más resistente que 
la Rana ó el Tritón. Los Dípteros, los Hymenópteros y princi- 
palmente las Arañas, de que de ordinario se nutre el Escorpión 
son los más sensibles de todos los animales. 

“ La inoculación del veneno es siempre dolorosa y arranca 
gritos al paciente; este dolor, que dura cierto tiempo, debe 
atribuirse á una acción directa del veneno sobre los nervios 
vecinos y no al hecho mismo de la penetración del aguijón: 
un alfiler es más grueso y causa sin embargo dolor insignifi- 
cante. 

“Pasan siempre algunos instantes entre el momento de la 
inoculación de la ponzoña y el de la aparición de los primeros 
síntomas del envenenamiento; durante este primer período, que 
es tanto más corto cuanto el animal es más sensible al veneno, 
éste pasa á la sangre y después se esparce en el organismo. 
Guando se encuentra en la sangre en cantidad suficiente, el pe- 
ríodo de excitación estalla bruscamente. Se marca por convul- 
siones violentas, que se parecen mucho á las que produce la 
estricnina: como éstas, aparecen de nuevo por un golpe dado 
sobre una mesa; se acompañan de dolores vivos, que arrancan 
frecuentemente gritos; la sensibilidad está intacta . 1 

“La duración del período de excitación depende de la can- 
tidad de veneno inoculada. Si la dosis es débil las convulsio- 
nes aparecen tardíamente, pero son bien caracterizadas y duran 
mucho tiempo; si la dosis es fuerte, no se hacen esperar, son 
muy violentas y ceden pronto el lugar á la parálisis. Estas con- 
vulsiones provienen de la excitación ejercida directamente so- 

1 Duiante el período de excitación, el hombre ó el animal picados emiten 
con recuencia su orina. En Gabón, Souehard (El río del Gabón y sus enfer- 
me a es, Tesis de Montpclier 1864) á visto practicar una especie de juicio de 

ios que consiste en hacer picar á un acusado por un Escorpión: si el pacien- 
te emite su orina, durante el primer período del envenenamiento, es una señal 
cierta de su inocencia.” 


bre los centros nerviosos y principalmente sobro el cncéfafo, 
por el veneno. 

El período de parálisis sigue siempre al precedente. Princi- 
pia por un adormecimiento de los miembros que el animal tie- 
ne trabajo en llevar á su primera posición: el adormecimiento 
se acentúa más y más, y el animal pierde la facultad de ejecu- 
tar el menor movimiento. El corazón continúa latiendo, mas 
los movimientos respiratorios se suspenden y la muerte viene 
por asfixia, por impotencia del diafragma y de los otros múscu- 
los inspiradores. ¡Cosa notable! la muerte se debe á un moca- 
ñamo idéntico al que se observa en los casos de envenenamien- 
o por a curara, como ¡o ha reconocido Paul Bert. El músculo 
5... e , “ s > e mpre contráctil, el nervio ha conservado su conducti- 
didad, como lo demuéstrala conservación de la sensibililidad, 
y sin embargo, la excitación eléctrica de los nervios motores 
no provócala contracción de los músculos: es que el veneno, 
efectivamente, se ha fijado sobre las placas terminales de los 
nervios motores y como que los ha suprimido. 

muía en if ' * SUPreSÍÓn “ momentánea; veneno no se acu- 
mu a e„ el organismo, sino que se elimina progresivamente por 

’ 331 se ve ’ P 01 ' ejemplo, que los animales que pueden 
respirar por la piel, como las Ranas, recobran poco á poco el 

en°el M US n miembr0S 7 VUe,Ven á Ia sa]ud - En un Mamífero ó 
ficienten" 1 f le Se . puede aflrmar la respiración artificial su- 
r^e la na^ epr T Cla ’ Cntrelendría Ia v¡da en tanto quedu- 
no por k nt ’ “Y tanlo 1“ e ^ eliminación del vene- 

ser activad n' 11 ' 1 , i™ USra CaS¡ C ° mpleta ' esta eliminación podría 
enérgicos. " P ° derosamente por la administración de diuréticos 

E1 Tenen ° do1 Escor Pión es pues una ponzoña del sistema 

.osos, no o ra ni sobre los músculos, ni sobre el corazón, 

ni sobre ¡a sangre. E período do -r ,, 

fa pciiouo ele parálisis es solo el mortal- no 
aparece nunca sin haber sido nmondido • , 

citación m- * , , precedido por un periodo de ex- 

citación. Mientras este no se 

no sofirr ■ i ~ manifieste nada indica si debe o 

o sobrevenir el envenenamiento ” 


65 


Sintomatología. Al picar el alacrán se siente un dolor muy in- 
tenso, comparado por algunos al choque do una fuerte descar- 
ga eléctrica, ó á la picadura hecha con una aguja candente; 1 el 
tiempo que pasa entre el piquete y la aparición de los acciden- 
tes generales, varía entre cinco minutos y media hora (Herrera). 
Rápidamente se extiende el dolor á una gran porción de las 
regiones circunvecinas con el carácter de una sensibilidad es- 
pecial que no se parece á ninguna otra. Del punto herido se 
propaga hacia el resto del cuerpo una sensación de adormeci- 
miento y hormigueo principalmente, dice el Dr. Herrera, hacia 
aquellos lugares en que se une la piel con alguna mucosa, como 
la nariz, la boca, los ojos, etc. El hormigueo de las narices, 
acompañado de comezón muy molesta, produce estornudos, y 
el hormigueo de la faringe, comparado por los enfermos á la 
sensación que produciría una maraña de cabellos detenida en 
la garganta (Dr. Espinosa), ocasiona repetidos movimientos de 
deglución. Aparecen luego fenómenos convulsivos. Los múscu- 
los elevadores del maxilar inferior se contraen, la lengua se 
adormece y la palabra se hace á veces tan difícil, que el enfer- 
mo sólo puede comunicarse por medio de señales; la adminis- 
tración de medicinas y aun de los líquidos se hace imposible 
por la boca. Al trismus suceden las convulsiones de los múscu- 
los del cuello, del tronco y de los miembros y se hacen genera- 
les, con la particularidad (Herrera) de no ser dolorosas como 
las que producen el tétanos y el envenenamiento por la estric- 
nina. Debido á ellas la cara roja y congestionada manifiesta la 
angustia mayor, la respiración se hace con gran dificultad y las 
materias alimenticias se expulsan por la boca ó pdr el ano, hay 
inminencia de asfixia. A las convulsiones suceden alternativa- 
mente períodos de relajación muscular que no proporcionan 
calma completa al enfermo, pues éste se agita continuamente 
sin encontrar positivo descanso. La temperatura asciende rá- 
pidamente llegando á 40° ó 41°, y simultáneamente se estable- 

1 No siempre puede el animal sacar su aguijón, y entonces queda prendido. 

Zoología.- 5 


00 


cen (Dr. Herrera) abundantes secreciones de sudor y de saliva. 
El abundante sudor disminuye naturalmente la cantidad de ori- 
na, que viene entonces á ser rara; no tiene olor fétido. El tialismo 
y el trismus dan por resultado la formación en laboca de espuma 
que puede ser sanguinolenta si el enfermo se ha mordido la len- 
gua ú otra parte de la boca. Naturalmente el peligro de asfixia se 
hace mayor, pues á las convulsiones de los músculos respirato- 
rios so añade el aumento en la secreción salivar y brónquica. 
Auscultando el tórax se oyen estertores mucosos gruesos. La in- 
teligencia se conserva generalmente intacta, pero se perturban 
mucho algunos de los órganos de los sentidos, principalmente el 
tacto y la vista. Los objetos parecen muy grandes al tocarlos, 
el cabellóse siente rígido y la cara abultada, aunque en realidad 
no lo estén (Espinosa). Parece que un velo se interpone entro los 
ojos y los objetos, la vista está nublada y hay fotofobia, pues la 
luz incomoda á los pacientes: en algunos de ellos existe un estra- 
bismo exagerado y la llama de una bujía ú otro objeto luminoso, 
se ven rodeados de una aureola rojiza que impresiona doloro- 
samente el ojo (Herrera). Un síntoma de la mayor gravedad es 
la hemorragia que puede venir del estómago ( hemalcmesis ) ó del 
pulmón ( hemoptisis ). En el primer caso se dice, según el Dr. Es- 
pinosa, que el enfermo se acausonó; en el segundo, según el Dr. 
Herrera, la causa es la congestión pulmonar y en la mayoría 
de los casos indica un desenlace funesto. 


Marcha, duración y terminaciones. Hay individuos completa- 
mente refractarios á la ponzoña, que jamás lian sufrido conse- 
cuencia alguna después de uno ó varios piquetes de alacrán. 

' n o ros casos los síntomas son pasajeros y de poca importan- 
cia, se reducen a veces al dolor en el punto herido, y á un ador- 
mecimiento que puede propagarse más ó menos lejos. En estos 
casos desaparece lodo peligro de envenenamiento generalmen- 
te alas veinticuatro horas. En los casos de muerte, terminación 
que Sólo se observa en los niños, el desenlace fatal tiene lugar 
en re las tres y las diez horas q uo siguen al piquete (Herrera). 
Luando hay una terminación feliz, i os síntomas todos van dis- 


minuyenclo á medida que la ponzoña se va eliminando del or- 
ganismo, y durante algún tiempo los enfermos quedan débiles 
y sedientos, lo que se explica por los esfuerzos convulsivos y 
la abundancia del sudor. Según el Dr. Espinosa, en Jojutla de 
Juárez la enfermedad puede prolongarse por 3, 5 ú 8 días. El 
nino c ^ e mayor edad que ha visto morir dicho facultativo por 
piquete de alacrán, tenía once años. La terminación funesta vie- 
ne, según el Dr. Herrera, por asfixia, por congestión cerebral ó 
por parálisis cardíaca. La muerte en estas circunstancias nada 
especial presenta, los enfermos sucumben sin agonía muy rá- 
pidamente. 

Diagnostico. Es fácil generalmente, pues el dolor punzante 
en un punto limitado, el hormigueo que de aquí se propaga á 
una región más ó menos extensa, y el cosquilleo especial de la 
nariz, basta para sospechar se trata de inoculación de la pon- 
zoña del alacrán, tratándose naturalmente de casos que tienen 
lugar en localidades en que viven esos arácnidos y son ponzo- 
ñosos. En los niños que todavía no hablan puede haber dudas 
cuando su llanto únicamente revela que sufren de alguna mane- 
ra; mas el hallazgo del animal en unos casos, y en todos la apa- 
rición de ciertos síntomas como el cosquilleo de las narices que 
hace que se rasquen continuamente, los estornudos y los pri- 
meros fenómenos convulsivos sirven para establecer con certi- 
dumbre el diagnóstico. 

Pronostico. Depende de varias circunstancias. Los piquetes 
de escorpiones son más ó menos graves, según la localidad y 
según la edad del paciente principalmente. En algunas partes, 
en los climas cálidos, hablando en general, la ponzoña es muy 
activa y aunque sólo en los niños principalmente produce la 
muerte, en los adultos pueden venir síntomas de gravedad y 

. , v ^ e j° s ’ se gún el Dr. Santa María no es rara la termina- 
ción unesta cuando les pica bien, dice, el alacrán. El mismo 
o iservac oí ha visto sucumbir á una señorita de 15 años de edad 
en poco más de 60 minutos. Por los cuadros estadísticos que 
antes hice conocer, tomados del “ Estudio,” del Dr. Mariano He- 


08 


rrera, y por lo que dice respecto del mismo asunto Mr. Gava- 
roz, sabemos que en Durango los alacranes, por la inoculación 
en los niños de su ponzoña, dan un buen contingente en los 
cuadros de la mortalidad general. En Michoaeán, según la re- 
lación citada del Sr. D. Fernando Ramírez, pasa lo mismo que 
en Durango. En Guadalajara, sin tener de allí noticias exactas, 
sabemos que hay casos muy graves. El Dr. Alfredo Dugés, á 
quien consulté respecto de la sinlomatología del envenenamien- 
to producido por estos animales, me contestó las siguientes 
palabras que textualmente copio de una carta suya. “Ningún 
dato positivo tengo sobre el efecto del piquete de los alacranes, 
pues aunque haya visto dos casos muy serios (no mortales) en 
Guadalajara en el año de 1860, no he conservado la relación de 
ellos. Recuerdo solamente que había fuerte calentura , trismus, 
espuma en la boca y convulsiones, y es todo.” En Iguala y otras 
poblaciones del Estado de Guerrero, se ven casos graves en los 
adultos y mortales en los niños. Me refiere el Dr. Atanasio Es- 
parza, amigo y condiscípulo mío que ha ejercido la profesión 
médica durante algunos años en este Estado, que en el panteón 
de esa ciudad señalan álos viajeros los sepulcros de varias per- 
sonas que han sucumbido por piquetes de alacranes. También 
en la misma ciudad observó un caso muy curioso, por tratarse 
de una señora que estando en el trabajo del parto fue picada, 
suspendiéndose inmediatamente los dolores y contracciones 
uterinas. Habiendo propinado un gramo de raspadura de la 
haba del Ornaba cedrón, volvieron á presentarse unos y otros, - 
desapareciendo todos los síntomas de envenenamiento. Enlo- 
jutla, del Estado de Morolos, el Sr. Amador Espinosa estudió 
esta enfermedad. Allí mueren muchos niños anualmente; el de 
mayor edad observado por él tenía once años. 1 Carecemos 
de datos respecto de otras localidades, pero puede suponerse 
que la temperatura influyo mucho en la gravedad de los pique- 
tes. En clima templado como el del Valle de México, y muy 

otro én Tló rCf,er ° “ 01,50 ° Wacl ° « ™ Joven do 18 mío, y 


particularmente en los fríos, como el de Toluca, los piquetes de 
alacrán causan una molestia pasajera, son casi insignificantes 
sus efectos. 


Respecto del extranjero tenemos datos muy escasos. “Lo? 
autores, dice el Dr. Blanchard en su obra citada, estiman de 
una manera muy desigual el peligro del piquete del escorpión. 
Ehremberg, picado cinco veces por Buthus quinqucstriatus , no 
experimentó ningún accidente serio; mas los dolores que sintió 
tucron bastante vivos para hacerle suponer que las mujeres y 
los niños podrían sucumbir á consecuencia de ellos. Lucas, pica- 
do varias veces en Argelia, asegura que el dolor es menos vivo y 


menos irritante que el que resulta de un piquete de abeja. Ga- 
yón ha visto el piquete dedos especies argelíanas, B. eurojmeus 
y B. austral™ dar rápidamente la muerte á animales pequeños, 
(Aves y Roedores); cita también dos casos de muerte en jóve- 
nes árabes, de edad de tres y nueve años; mas no conoce nin- 
gún caso mortal en adultos, á pesar de que estos son picados 
con frecuencia. Verdalle que ha vivido mucho tiempo en Bis- 
kra, refiere que los indígenas hablan frecuentemente de pique- 
tes mortales, mas él no ha observado caso alguno, sin dudar 
de la posibilidad del hecho, cree en su gran rareza. 

“Hemos llegado también nosotros á una conclusión idéntica 
como consecuencia de las noticias que nos han dado los médi- 
cos militares ó indígenas en Biskra, en Jougourt, en Temaran, 
en Kairouan y también en regiones más septentrionales de Ar- 
gelia y Túnez. Pasa lo mismo en Alto Senegal, según Bellamy 
“Los escorpiones son comunes, nos escribe. No he oído decir 
que hayan causado la muerte, pero su piquete ocasiona dolores 
muy vivos, edema y linfangitis: estos síntomas desaparecen al 
? o de medio día. I- alkenstein asegura también que las espe- 
‘ e a costa de Loango no producen la muerte, masBartels 
tere, según i elación de los indígenas interrogados por él, que 
el pats de los Haussas, en el curso dei Niger, tendría, entre oL 

esperaos, un escorpión negro, eu yo piquete, muy doloroso, sería 
siempre mortal. 111 


70 

“Ninguno do los Escorpiones de Europa es capaz de matar 
al Hombre, por lo menos ningún caso auténtico mortal nos es 
conocido. Plinio y Redi consideraban á los Escorpiones de Ita- 
lia como inofensivos. Pero Nini, picado por uno de ellos, sin 
duda por el Euscorpiu s iialieus, en el dedo pequeño izquierdo, 
vio formarse en el lugar picado una gran pápula de un rojo lí- 
vido, después una flictena, al mismo tiempo que sentía ardor y 
comezón dolorosa; una ráfaga de linfangilis se extendía hasta 
el codo, y Siguió un ligero movimiento febril. Al día siguiente 
odos estos síntomas comenzaron á disminuir, y al tercer día 
todo había concluido. 

D o2i C °- Rica ’ segtín A ' ™ n Frantzius, los Escorpiones no 
ponen la vida en peligro jamás. En Colombia, según Posada 
rango 'enirurm [Aireas] VegeeH y C. Edwardsi, no causan 
nunca la muerte al hombre: su piquete no provoca siquiera ca- 

dc ve nii! T? mente 103 aCCÍdenteS desa Parecen en menos 

sÍrTe eT? ^ C ' de -tomas se nota 

siempre en la lengua que hace embarazosa la palabra al mismo 

tiempo que ias facultades táctil y gustativa están enriadas 

Los Escorpiones son temidos en todas partes con justicia 

Mas su piquete no es jamás mortal para el hombre adulto y 

sano, lo es frecuentemente para los niños, en razón de su (alia 

mas pequeña, que hace que la cantidad de veneno inoculado 

causa r de°su' 0na,ment . e Considerable ** en el adulto. A 

mujeres P< T ñ0 y de SU se ™ bi Mad mayor las 

mujeres sufren mas con el veneno mío w i , 

ben con más facilidad.” hombres y sucum- 

Ademas del clima v dn ln nrind i 
estación riel m y . d d ’ lay fr 110 - tener en cuenta la 
, ,. ' ■ E1 Pronóstico varía según ella. En la estación 

mas caliente hay mayor nelip-m ocio „ 7 

ble n- tnrlnc i - P ° ’ 7 re S ,a general aplica- 

ble a todas^ las ponzoñas. En Durango, según el Dr. Herrera, 

iictdo V c H atribUye á eSt ° S anUnales eI *> ir 

“°. 7 'i ,° ,° enCUeDtran á su “I salir de su es- 
vulgá r d I ú’ ’ reC0SÍd ° también P° r 'a observación 

. atribuir mayor gravedad á la inoculación hedía á pri- 


71 


ma noche, que ala verificada á otra hora, porque se afirma que 
las glándulas secretorias do la ponzofia están más cargadas ó 
funcionan más activamente en estos primeros momentos que 
después cuando han sido agotadas por el repetido trabajo de 
secreción. Sea cierta ó no la explicación, la observación, añade 
el Dr. Herrera, no carece de exactitud. 

No todas las especies que habitan la misma localidad, poseen 
una ponzoña igualmente activa, y este hecho debe entrar natu- 
ralmente como elemento importantísimo en el pronóstico. En 
Durango, por ejemplo, se dice que sólo el alacrán amarillo, 
no muy corpulento, pues tiene sólo 55 milímetros de longitud 
( Oantrurus grácil™, Latraille), es el único cuyo piquete es mor- 
tal para los ñiños, debiendo tenerse presente que allí viven otras 
especies, de color negro, de tamaño mayor que el anterior, y 
sin embargo su ponzoña no tiene la actividad de aquel. 

Otros elementos influyen en el pronóstico: la intensidad de 
los síntomas referidos, ya sea considerados en conjunto, ya sea 
en atención á algunos solamente; las convulsiones violentas y 
repetidas son de suma gravedad; las hemorragias abundantes 
por el estómago, los intestinos ó el pulmón, indican unatermi- 
nación funesta. 


Anatomía patológica. No tenemos conocimiento do las alte- 
raciones anatómicas que presenten los cadáveres de los niños 
muertos á consecuencia de piquetes de alacranes. El Dr He- 
rrera supone que las principales lesiones se verifican en los con 
tros nerviosos y los pulmones, y que no debe haber ninguna 
especat que por sí sola fuese bastante á revelar la naturaleza 
o a muerte. Hace mención dicho facultativo, como hecho no- 
ve 1 V mp COn que Sobreviena la rigidez cadáverica. A 
"eneml mUeren los enfe rmos en medio de una contracción 
se emm'o 1 T- 6 no desaparece 3 ra en el cadáver sino hasta que 
los ciue m™ Venficar los fená menos de descomposición. En 

la muerte ““ *** * 

.. Lza Muscular, por lo que creemos 

el veneno tiene una acción J , rt q 

ecuon propia sobre las fibras musculares. 


72 


Tratamiento. Se ha hecho y se hace al presente, uso do rail 
medios ó métodos curativos 'en los casos de inoculación de la 
ponzoña del alacrán, con resultados á veces inciertos, en algu- 
nos notoriamente perjudiciales y en pocas ocasiones favorables. 
Los medicamentos que se aplican y los métodos que se ponen 
en acción tienden, unos á quitar ó destruir la ponzoña deposi- 
tada en la herida, otros i impedir su acceso á los centros ner- 
viosos, en otro grupo se colocan aquellos que favorecen su elimi- 
nación del organismo, y en otros, finalmente, los que combaten 
los síntomas que se presentan, entre los cuales parecen de ma- 
yor importancia los dependientes del sistema nervioso. 

Para quitar la ponzoña depositada en la herida producida por 
el aguijón del alacrán, el Dr. Espinosa dice haber practicado, 
en cinco casos de inoculaciones recibidas en los dedos ú otros 
puntos délas manos, una pequeña incisión suficientemente pro- 
funda para dar sangre, y ejerciendo la succión después, no ha 
visto aparecer ninguna manifestación morbosa; el tratamiento, 
añade, fué ejecutado inmediatamente y los pacientes mismos 
al.'sentirse lloridos, habían entorpecido la circulación apretando 
con fuerza el puño correspondiente al miembro picado, lo que 
no debe olvidarse para explicar el resultado, supuesto que en 
el mayor número de casos la absorción es casi inmediata. La 
incisión se hará superficial, de manera que no interese más allá 
del espesor de la piel, pues en ciertas regiones del cuerpo, he- 
chas por manos inexpertas, podrían tener sus inconvenientes. 
Por otra parte, teniendo la boca y las encias, lengua, etc., sa- 
nas, no hay peligro alguno en chupar heridas, cualquiera que 
sea la ponzoña ó veneno animal de que se trate, pues éstas no 
tienen acción alguna sobre el organismo ingeridas en el apara- 
to digestivo. 

Las ventosas sajadas que muchas personas aplican, producen 
el mismo efecto que la succión. Una señora citada por el Sr. 
Espinosa las usaba obteniendo siempre buen resultado, con Ja 
circunstancia notable deque antes de que empleara este medio 
abia S.do picada varias veces, resintiendo todos los síntomas 


73 

del emponzoñamiento. La aplicación de las ventosas, dice con 
justicia el mismo Sr. Espinosa, no es posible en todas las partes 
del cuerpo, y por ese motivo debe considerarse como más practi- 
cable la incisión seguida de succión, que puede ejecutarse cual- 
quiera que sea el punto herido. Para reconocer este punto, sera 
necesario buscar la pequeña pápula que se forma en el punto 
de la inoculación, si se trata de un niño pequeño, ó dirigirse al 
lugar que señale el herido y que siempre podrá indicar. 

La destrucción de la ponzoña loco dolenti puede obtenerse con 
la cauterización producida por el hierro candente ó por una 
substancia que desorganice y destruya los tejidos. Se ha hecho 
uso en Alemania para este fin del hipoclorito de cal; en la In- 
dia se aplica sóbrela herida la raíz de la planta Achyrantes áspe- 
ra previamente macerada en agua; los médicos franceses curan 
en Africa á los soldados de su ejército aplicando en la herida 
algunas gotas de amoniaco, lociones de agua amoniacal y les 
prescriben algunos baños de agua simple. Antiguamente se usa- 
ba un aceite de Escorpiones que obraba, se supone, por el amo- 
niaco que debía producir la descomposición de estos animales. 
El Dr. Santa María, de Durango, recomienda el uso de un cuer- 
po cualquiera en ignición, como cigarro, puro, etc. La combus- 
tión de una ó varias cabezas de cerillo sobre el sitio picado pue- 
den producir el resultado que se busca. Con el mismo fin se 
usa en el país la goma de la planta llamada Guajiote aplican- 
do un pequeño fragmento en el punto de la inoculación y sos- 
teniéndolo allí con una venda. Se quita esta curación después 
de algunas horas (Espinosa). El ácido fénico, el vinagre y otras 
muchas substancias se han empleado con éxito variable. 

Para impedir la absorción de la ponzoña depositada en la he- 
rida se pone nna ligadura, cuando es posible hacerlo, entre ésta 
y el corazón. Como observa juiciosamente el Dr. Herrera, no 
pue e aplicarse físicamente este medio en todos los sitios del 
cuerpo, 3 para ser eficaz tendría de hecho que paralizar la cir- 
cu ación en la parte del cuerpo efeetada, lo cual es peligrosísi- 
mo por a eminencia de la gangrena en tejidos privados de su 


elemento vivificante y nutritivo, la sangre. En un caso citado 
en su “Memoria” el Dr. Sania María dice, que hubo necesidad 
de amputarle el brazo á un niño por este motivo. Se trataba 
entonces de la mordedura de una víbora. Eb olro caso citado 
por el Dr. Herrera, se amputó un dedo á una mujer picada por 
el alacrán. La ligadura y la incisión seguida de succión lo mis- 
mo que la cauterización, deben practicarse, para ser eficaces, por 
manos hábiles que comprendan bien el objeto de estos pr’oce- 
dmuentos, y que eviten sus inconvenientes. Yo creo que es per- 
fectamente aplicable en tales circunstancias el procedimiento 

amado ligadura de Bosc, que consiste en aflojar de cuando en 
cuando, por un segundo la ligadura, para no permitir al veneno 
que circule sino por pequeñas porciones, ó impedir así que obre 
de un golpe sobre el sistema nervioso. El Dr. Alfredo Dugés 
en su Monografía de los crótalos de México, refiere cómo fué 
mordido en el dedo índice izquierdo por una víbora cascabel 
Crotalu» lugubris, y los medios que empleó para curarse Con- 
sistan éstos principalmente, en la cauterización inmediata 

con el nitrato de p ata y después con el bromuro de hierro, en 
la aplicación de la ligadura de Bosc y en otros medios coadyu- 
van tes. J 

Una vez que la ponzoña ha penetrado al torrente circulato- 
rio, apareciendo los síntomas de envenenamiento, la indicación 
consiste en procurar la eliminación ó expulsión de ella, ó su des- 
trucción en el mismo interior del organismo. Para lo primero 
se han recomendado varios medios que tienden á excitar el su- 
dor que es el vehículo más favorable para conseguirlo. Con esta 

mim se procura desde lueo-o nhiMn-nv o' i b , , 

. i.i. ° a los enfermos, colocando- 

Jos en su lecho bien arropados, y prefiriendo una recámara no 
expuesta a as comentes de aire. La mayor parte de los medi- 
camentos administrados en bebidas calientes ó en licores espi- 
rituosos, los baños de agua á temperatura elevada y los sudo- 
rfocos en general son uh les, porque provocan la sudación y la 

Í r C0DSlg T n ,aP “' E1 D '-' E >ore S Parra que 

J erado su profes, on en Miacatlán del Estado de Morelos, 


76 


población en que viven alacranes ponzoñosos, ha propuesto el 
uso del jaborandi para obtener más rápida y seguramente la 
secreción sudoral. El Dr. Espinosa, en confirmación de la idea 
del Dr. Flores Parra, cita dos casos de la aplicación de los su- 
doríficos con excelentes resultados. Una señora, dice, marchan- 
do cerca de su niño, de once años de edad, sintió en el cuello 
el aguijón de un alacrán, y al llevar su mano precipitadamente 
para librarse del animal, lo arrojó sobre un pie del niño, donde 
el animal picó tres veces; la señora se puso por toda curación 
en el punto herido un parche de Monópolis, 1 momentos des- 
pués aparecieron síntomas do emponzoñamiento; el niño fué 
colocado inmediatamente en su lecho y bien abrigado, después 
de ligarse el miembro inferior interesado, arriba del punto he- 
rido; al cabo de pocos instantes un sudor abundante se mani- 
festaba, y ningún síntoma de emponzoñamiento. A una joven 
ya con todos los síntomas ele emponzoñamiento se le adminis- 
tró el jaborandi á las diez de la noche, al día siguiente habían 
desaparecido los vómitos, el tialismo y el meteorismo, persis- 
tiendo aún el hormigueo. El Dr. Herrera insiste, con razón, en 
ta importancia que tiene en estos casos el evitar el enfriamento. 
Gomo ejemplo cita el caso siguiente que traslado textualmente: 
“Uno de tantos charlatanes extranjeros, que con el título de 
médicos explotan la credulidad ó ignorancia públicas, fué llama- 
do para asistir un niño de cinco años picado de alacrán, y encon- 
trándolo en estado alarmante de excitación por las convulsio- 
nes musculares, ordenó un baño frío, lo más frío posible, acaso 
por haber oído decir que el agua (ría es un calmante poderoso 
del sistema nervioso. Sumergir al niño y sobrevenir la muerte 
a C0 “f cuencla dc una congestión cerebro-pulmonar fué lodo 
>mo; lo cual era fácil de prever, acordándose del equilibrio, 

• , a ™ ceo mejor dicho, que existe entre la circulación de la 
■7 • 1 1 6 v ' scelas - Contraídos por el frío, los vasos de la su- 
de cu anea repelieron la sangre hacia el interior, y ya con- 

1 Medicina do patente que recomiendan en México para curar llagas, ote. 


70 

gestionad 0 , el pulmón y el cerebro por el hecho mismo del en- 
ríe nir f Uen °’ n ° P ud ‘ eron resistir la suma afluencia de sangre; 
31 la mucrte i ns tan túnen " La explicación anterior parece 


puuieron resi 

racionálVf 11 '! e instantánea. La explicación anterior paree 
eme m 1 UIK d ” De todos m 0dos importa conocerla para lo 
P pueda .mportar. Se ha recomendado también el uso de 

doScn nn n! í’ Md ° quc á una poderosa y rápida acción su- 
rcando taU¡r(HLta”e ar "" “T™' 

]a acción viad^-f lp0d ' ermica ’ consi Sniéndose asi la rapidez de 
do de enumerar ' . ICacion ex 4 lcl a del medicamento. Prescindien- 
espeeíficos y oue ^ 


específicos r^pTObZ'* 118 ? 1 ’! 11111 ''® queEC reputan como 
nos activos, entre lo- '■ , am ° n e 0S011 eliminadores más ó mé- 

potasio iodurado que cT Dr f°n° contaríc cl ioduro dc 

ciertas localidades del - ’ Imluel Vll Iada sabe se aplica er 
mención solamente 1 !U ,' S con resultado satisfactorio, haremos 
camentos indicados l ° d gUn ° S medios auxiliares de los medí- 

circulación y calorifi ° m ° SOn aquellos f l uo tienden á activar k 
r ■ ■ 3 “'mmcacion de ]■> , , 

fricciones estimulantes i„ ■ 1 ’ Como P or ejemplo, la; 

Para combatirlos!, ‘ Smai),smos - etc. 

ruis i vos que son l os más'nm “ CrV10sos ’ Principalmente tos con- 
dado el opio, el alcohol d 3 es y temidos se han rocomen- 
niaco, potasio y sodio ° e * oro t°rmo, los bromuros dc amo- 
respecto de la aplicad ? a Cl ° ral Las ide as del Dr. Herrera 
inoculación de la onnvr>K. 1 0S f aS sul)s taneias en los casos de 
redactar esta parte tan inm 1 r alacranes > nos servirán para 
ejercido algunos años en D ■ *" P uos ^° c I ue dicho médico ha 
nión es de autoridad en el as^f ° ^ puedo decirse que su opi- 
E1 opio puede prestar ser • 

administración bajo diferent leales P° r calma que su 
nerviosos; mas puede presentí ° lmas produoe en los centros 
patológico que por s ¡ so , 0 ' «convenientes en un estado 
* Xla ’ Principalmente en los nüm °, Casionar congestiones y as- 
caer en un estado do estupor aj 3 quiones Ios opiáceos hacen 


El alcohol es una de las medicinas más frecuentemente em- 
pleadas por el vulgo, sin duda por el hecho de que en los indi- 
viduos en estado de embriaguez el piquete del alacrán no hace 
sus efectos, ó éstos si se presentan son muy leves. La excitación 
del sistema nervioso que producen los alcohólicos, unida á la 
que produce la misma ponzoña, determina la exaltación de las 
facultades cerebrales y de mayor actividad á toda clase de mo- 
vimientos. Por esta razón, no sólo está indicado su uso, sino 
que al contrario, según el Dr. Herrera, está claramente contra- 


indicado. 

La administración del cloroformo en esta enfermedad es de- 
bida al Dr. Santa María. Sus efectos de excitación son muy rá- 
pidos; pronto se presentan la resolución muscular y la insensi- 
bilidad, calmando casi instantáneamente las convulsiones y 
contracturas musculares; cesa todo sufrimiento, y mientras tan- 
to se favorece la eliminación de la ponzoña. “ Tiene este agente, 
dice el Dr. Herrera, la incomparable ventaja de manejarse á 
voluntad, pudlendo hacer cesar su empleo, cuando se haya obte- 
nido efecto de las otras medicinas. Pequeñas cantidades inhala- 
das sucesivamente y sin llegar á un estado profundo de anestesia, 
bastarán en todos los casos, siendo posible de esta manera pro- 
longar indefinidamente su uso. No está exento de peligros por 
el estado congestivo del pulmón; pero la prudencia en su empleo 
pondrá al abrigo de la asfixia manteniendo fácil y regular la res- 
piración. Habrá que vigilar constantemente sus efectos para 
prevenir cualquier accidente que por lo demás se podrá coniu 
rar con los medios ordinarios.” El Dr. Santa María refiere que 
en mas de trescientos casos en que ha usado el cloroformo, en 
la mayor parte ha logrado salvar la vida de los enfermos, y 

para esn 77 C ‘ aUvi °’ la ^"^ad indispensable 

LdicinaTnu r dÓn d ° P° nz °ñ» P°r 1» acción de las 
cinemas fi ue se aplicaron. 

el estado ° f0rm ° 7 e Usarse on su oportunidad para combatir 
el estado convulsivo grave antee c.o a 

ros y el doral El eln7 Y pueclen enSayar los b romu- 
al administrado á dosis corlas y frecuen- 


78 


tes, produce un efecto sedativo análogo al del cloroformo. No 
debe ministrarse á dosis alta, en una sola toma, como lo de- 
muestra la observación siguiente del Dr. Herrera: “ Urgidos pol- 
la intensidad de las convulsiones elevamos en un niño las dosis 
de medicamento, conseguimos en efecto dominar la convulsi- 
bilidad sin recurrir al cloroformo y dimos tiempo á que so eli- 
minara la ponzoña; pero cuando el enfermo se habla salvado 
del piquete mismo, empezamos á notar una alarmante depre- 
sión y lentitud del pulso; los latidos cardiacos eran apenas per- 
ceptibles, la faz plomiza revelaba la torpeza déla circulación en 


una palabra, estaba constituido en estado sincopal peligroso. 
Estos efectos que se manifestaban en medio de una anestesia 
profunda y cuando ya la ponzoña después de doce horas de 
inoculado había tenido tiempo de eliminarse, eran indudable- 
mente debidos al doral, y asi lo combatimos, logrando al fin 
salvar al pequeño enfermo después de veinticuatro horas de lu- 
cha, Sin contar las doce empleadas en la atención del piquete 
mismo.” La dosis empleada en casos análogos por el Dr He- 
rrera ha sido de medio gramo para los niños y un gramo para 
los adultos al principio, dando después de diez á quince centi- 
gramos á los primeros, cada cuarto de hora, y el doble páralos 
adultos en el mismo tiempo, vigilando sus efectos y suspendien- 
do cuando es manifiéstala anestesia. Aconseja hacer uso de la- 
vativas cuando no se puede administrar por la boca con la pre- 
caucion de diluirlo suficientemente para evitar la cauterización 
de la mucosa rectal. En casos de urgencia puede Introducirse 

con cWm P ° r c edÍ ° d ° ÍnyeCCÍOnes Wpodérnñeas, saturando 
de P 3 d Cantldad de n ° ua fi uc P ue de contener la jeringa 
ravaz; pero son cáusticas estas inyecciones y casi siempre 
ocasionan escaras, leve mal, dice el Sr. Herrera, que habrá que 
tderar toda vez que el método subcutáneo es el mejor y más 

eono n c¡da Ua s nt0á - 10Sbl T mUrOS de Potasio y «.dio, es 

Ida SU aCCI ° n S0bre el "¡«tema nervioso. Pueden usarse 


79 


por la boca ó en lavativa, no en inyecciones hipo dérmicas, ¿ do- 
sis alta, sin peligro alguno, solos ó asociados al doral. 

El Dr. Herrera habla de otras substancias aplicadas á veces 
con buen éxito para combatir el tétanos, pero que han sido ex- 
perimentadas en el piquete del alacrán. Estas substancias son: 
la curara, la fisostigmina y la eritrina. Su acción fisiológica co- 
nocida le hacen augurar resultados felices de su aplicación en 
la última enfermedad. La electricidad tal vez podría, bien con- 
ducida, producir resultados benéficos. Concluye su interesante 
estudio con las siguientes palabras: “Aconsejaríamos á las fa- 
milias, si esto llega á su conocimiento, no hicieren aplicaciones 
de ninguna especie, que en la mayoría de casos comprometen 
la situación. Todas las panaceas, todas las bebidas, toques, etc., 
con que se explota la credulidad, son, si no directamente per- 
judiciales, sí de una manera indirecta por el tiempo que hacen 
perder. Acódase á persona de conocimientos ó cuando mucho 
apliqúese la cauterización con fuego á la incisión seguida de sue- 
ción, y eso siempre que sea in continenti. Con esto disminuirá la 
cifra de mortalidad que aparece alta, indudablemente por ne- 
gligencia ó ignorancia.” Por mi parte aconsejaría la ligadura de 
Bosc como se explicó antes, la succión para limpiar el lugar he- 
rido, y si no se aplica el fuego, hacer uso del amoniaco, el ni- 
trato de plata, ó cualquiera otra substancia capaz de cauterizar. 
En el caso de que aparezcan las convulsiones, el cloroformo 
aconsejado por el Dr. Santa María prestaría sin duda servicios 
eminentes. 


9 no - ORDEN. 

SOLPUGIDEOS. SOLIFUGIDEOS. 

Ai ácnidos con la cabeza , tórax y abdomen distintos , el abdomen 
se compone de. nueve segmentos y la respiración es traqueal. 

Por su organización son intermedios entre los arácnidos y 
los insectos. Su cuerpo alargado está cubierto de un vello es- 
peso y las patas tienen pelos largos, rígidos, á veces muy largos. 


80 


Son nocturnos, y á pesar de no haberse encontrado glándulas 
ponzoñosas, se les considera comunmente como venenosos. En 
la Rusia meridional, dice Tasclienberg, los indígenas abando- 
nan la región en que a menudo se presenta este arácnido peli- 
groso para el hombre y sus ganados. Guando los camellos, ove- 
jas y carneros se entregan allí al reposo al aire libre durante el 
verano, acuden los gusanos mágicos (nombre que dan á los so- 
lípugos), y agarrándose á las reses les introducen sus tenazas, 
que sin duda contienen veneno. El vientre se hincha y con har- 
ta frecuencia sucumben los animales mordidos, por electo déla 
ponzoña. La picadura, prosigue diciendo el mismo naturalista, 
es en extremo dolorosa y produce en el hombre una fuerte irri- 
tación, parálisis, dolores de cabeza y desmayos pasajeros. 

Se han hecho experimentos que demuestran la ferocidad de 
los solípugos. Se Ies ha visto atacar á toda clase de insectos, á los 
murciélagos, á las ratas, lagartijas, etc. Ni los escorpiones se li- 
bran de sus embestidas, pero en ellos no siempre salen ven- 
cedores. 


La familia Solpúgida comprende cuatro géneros y unas trein- 
ta especies, que viven principalmente en los climas cálidos. El 
genero Gluma se caracteriza por sus pies (tarsos) formados con 
un solo artejo, largo y delgado. Las especies de este género vi- 
ven en México especialmente, se les llama “Genfsaros," care- 
cen de veneno según el Dr. Dugés. 1 Gluma ánwascens, Koeh; 
Solpuga limbata , Lucas. 

Galeodes limbata, Lucas. 2 


Long. 8 lín. El cefalotórax es plano, alargado, truncado y es- 
ircc o en su parte anterior, más ancho en su medio y arredon- 
dado posteriormente; las mandíbulas son filiformes, cubiertas 
de pelos morenos, con los ganchos rojizos en su nacimiento y 
negros en su base; los palpos son muy alargados, formados do 
cuatro artejos, de los cuales el último es un poco más grueso 


1 Elementos de Zoología. 

2 M. Incas. Histoire natur. do animan* articules. Paria 1842. 


81 

en su extremidad; el abdomen es moreno, erizados de pelos del 
mismo color, muy alargado, estrecho anteriormente, más ancho 
y redondo posteriormente; arriba ofrece una banda de un mo- 
reno muy claro, que lo atraviesa en toda su longitud; los bor- 
des laterales están rodeados por rayas anchas, de un moreno 
obscuro y erizado de pelos leonados; abajo es moreno y cubier- 
to de una cantidad innumerable de pelos del mismo color; las 
patas no son muy alargadas, el cuarto par es el más largo de 
todos, con su primer artejo de un moreno muy claro en su na- 
cimiento; los siguientes son morenos, con excepción del último 
que es enteramente rubio; el tercer par de patas es más lar- 
go que el primero, el segundo es el más corto; todas son del 
mismo color que el primer par. Se ha encontrado en México. 


CLASE. 

INSECTOS. HEXAPODQS. 

Anillados con seis palas, cuyas diversas piezas están articuladas 
* ‘' eSÍ; conel compuesto délas partes bien distintas cabera 

t rrax y abdomen. Su respiración es aérea y casi siempre tienen cua- 
tro aléis, á veces dos solamente [dípteros], yen pocos casos están des- 
provistos de cl/as [ápteros]. 

Seria demasiado largo el hacer aquí la descripción minucio- 
a de esta clase tan natural y tan fácil de distinguir. Todo - 
nocen la importancia mayor que tienen en la naturaleza vl° 

perfecto fimas-o'l ’■ ° “ ta y olros quc en su cstad ° 

tirados y ’ i ' 1111 ™ 508 PerjUÍtíos en 105 cam P ° 3 «il- 

comprometeniTelVSd T ™ " ¡ «eto, 

antiguos se recurrió hasta áV<= ° “ C03echas ’ quo en tlem POS 
para procurar su destrucción excomumones > r los exorcismos 


Zoología. -o 


82 


No solamente nos interesan los insectos por las relaciones 
que pueden tener con la agricultura y la industria, también pol- 
las que tienen con la medicina. Desde este punto de vista, nos 
importa estudiar aquellos que nos son benéficos bajo cualquier 
aspecto, ó que por el contrario, pueden perjudicarnos de algún 
modo. Contamos entre los del primer grupo á las cantáridas, á 
las abejas, al aje ó ni-in, etc., etc.; y entre los del segundo á las 
niguas, los moscos zancudos, las moscas que depositan sus hue- 
vos en las narices [Xiici/ia], los cestridos que depositan también 


su progenitura en la piel humana [MayomUes], etc. 

La vida de estos pequeños séres, presenta rasgos verdadera- 
mente maravillosos, y su estudio interesa al médico fisiologista. 
al filósofo y al naturalista. En los dípteros (mosca, mosco zan- 
cudo, etc.), la trompa es de un calibre tan reducido, que los lí- 
quidos que les sirven de alimento no podrían pasar por su adhe- 
rencia a ese tubo capilar, si la naturaleza no los hubiera provisto 
do un buche, especie de saco anexo al esófago, que funciona 
como bomba aspirante. Algunas de las piezas de la boca pre- 
sentan un dimorfismo notable. El macho, en algunas especies 
esta desprovisto de partes de ella que en las hembras son ar- 
mas temibles como las mandíbulas del tábano y los estilos del 
mosco zancudo. La razón de esta diferencia consiste en las fun- 
ciones encomendadas á las hembras, así, por ejemplo, en los 
moscos citados las hembras fecundadas necesitan un suplemen- 
to de nutrición azoada para llevar ábuen término el desarrollo 

Zf U ,f r0g “ ltura ’ nutr!ci<5n< I ue n ° necesitan los machos, y por 
eso ellas están armadas, para tomar la sangre de los animales en 
' urcuns ancias. Para facilitar esta operación tienen glán- 
Í ulas que secretan líquidos irritantes que, depositados en ol mo- 
inen o t o picar en la herida, determinan una acumulación de 
sangre [«6, d.mulus ibi afluxus] y de consiguienLc la ch en _ 

toces sin gran esfuerzo. En una tribu de los dípteros, la do tos 
Oto, dos, tan notable por sus costumbres y su organización, 
°s órganos bucales son a veces rudimentarios ó faltan porcom- 
P ’ y 10 nusmo P asa co " Neurópteros y mariposas: la 


83 


carencia de órganos tan importantes para la vida se explica pol- 
la poca importancia que tiene relativamente la nutrición en ellos, 
pues al estado de miago ó de desarrollo perfecto, todos se ocu- 
pan do la reproducción preferentemente, y algunos con exclu- 
sión de otra función cualquiera. El instinto de la reproducción 
es llevado á un grado muy alto en ciertas especies, como lo de- 
muestra el experimento hecho con un efímero por un natura- 
lista de gran reputación. Estos neoróptcros se parecen a los 
moscos por su pequeño tamaño y por la forma general del cuer- 


po, distinguiéndose por tener siempre cuatro alas, las patas an- 
teriores muy largas y el abdomen terminado por tres largos 
filamentos de igual longitud. Los efímeros se llaman así, porque. 
a J estad0 adult ° vi™ 1 muy poco tiempo, no toman alimento 
alguno y sólo se ocupan do su reproducción. En los instantes 
en que un efímero pasaba de su estado larvario al estado per- 
eció, el otado naturalista le corló la cabeza, lo cual no impidió 
fiu el animalito encontrase una hembra, con quien se apareó 
muriendo en seguida 1 ’ 

::LhoX t , f rr ctón “■ 

pío, pueden poner huevos, P ° reJ ' ea - 

algunas mariposas, crustáceos y arañas En " en 

la ciencia no puede darse 1 ! , el fokdo actual de 

reproducción sin cópula la cual ^ *-? C1 ? n SaÜsfactoria de esta 
mo una teoría falsa J L ^ aveCes considerada co- 
pulgones. {Evol. híolt aSÍ tratándose da los 

de un órgano esneehí d n r ° ,lS ’ ÍSS ^' E1 desenbrimiento 
llamado recepta al ° VÍducto >’ 

mucho tiempo (algunos af ¡’ , ° quese conserva por 
nal con sa s Propiedades fecund r ° inas > el Ucoi 'somi- 

gunos hechos «aportares n ° S da la sol «ción de al- 


84 


La Entomología mexicana comprenderá el estudio de muchos 
millares de especies, y se puede decir que actualmente sólo 
poseemos algunos dalos para formarla. Es justo hacer en este 
punto una mención honorífica del malogrado naturalista D. Apo- 
linario Nielo, de Córdoba, que formó varias colecciones, espe- 
cialmente de coleópteros, una de las cuales, sin duda la mayor, 
contaba unas veinte mil especies, clasificadas. Otro naturalista 
distinguido que mucho ha contribuido también para el adelanto 
de nuestra entomología, es el Dr. Eugenio Dugos, residente hoy 
en Michoacán, y bien conocido en el mundo científico por sus 
trabajos respecto de coleópteros. A él debemos una excelente 
monografía de los Meloídcos de México, tan interesantes desde 
el punto de vista de nuestra medicina nacional, pues algunas 
especies, muy ricas en eantaridina, nos sirven para la prepara- 
ción de emplastos vejigatorios muy enérgicos. Los estudios de 
Saussure acerca de Ortópteros de México y los de los natura- 
listas que redactan en Londres la Biología Centrali-Americana 
son elementos indispensables para cualquiera que desee tener 
noticias de la fauna entomológica de México. 

A pesar de resentirse de la época en que se escribieron (17671 
son importantes las noticias que respecto de México dejó con- 
signadas en su "Historia Antigua de México ’’ elilusirado ¡o 
siuta mexicano D. Francisco J. Clavijero. Se refiere allí á los co 
eopteros, llamados por los mexicanos Mayatl y PinamU • á lo- 
Cocuyos luminosos, á las abejas indígenas, mitre las 01 ^ 

Uan““e° Í ^ U, miel 

átodasl r^S^^ ydem8 ^ SUI,Brior - aice ’ 
„„„ .. , 1 " tlL micl fine conocemos; á las moscas y mos- 

y d os pro netos de éstos, como el ahuauJitli, formado por 

huevos innumerables que , os pescadores recogen dM^hm o 

o espadañas y venden en los mercados de las ciudad s c “ 
para su sabor a la hueva de pescado. Refiere las obsemriTe- 
siguientes respecto do las cucarachas- los w “ ones 

„ „„ “ 

« ... 2 


85 


carachas; estos insectos, dice, son también enemigos de los li- 
teratos, pues consumen de noche la tinta si no se cuida de tener 
bl¿n tapado el tintero. No se olvida de las mariposas del país, 
cu ya variedad y hermosura, según su propia expresión, no pue- 
de representar el mejor pincel. Menciona también algunas de 
las invasiones de langostas, las niguas, la cochinilla, etc. 

^ ar a la división en órdenes de la clase de insectos se atien- 
( tc principalmente á los óiganos de manducación, á los carac- 
teres de las alas y á sus metamorfosis. Estos órdenes son los 
siguientes: Ortópteros , Neurópteros , Ripiptcros , Hemipteros, Dip- 
tcros i Lepidópteros, Coleópteros é Hymcnópteros. 

l c . r ORDEN. 

ORTOPTEROS. 

Insectos cuya boca está dispuesta para la masticación, con cua- 
iro das de nervación desigual y con metamorfosis incompleta, 

todos los insectos de esta orden que viven en México, 
sólo la especie langosta merece, desde el punto de vista médico, 
una especial atención, por la relación que se cree existe entre 
,a s invasiones que verifica en nuestro territorio periódicamente, 
y lo aparición de una enfermedad colerifonne epidémica que 
sigue su mismo itinerario. De los otros ortópteros, las Tijeretas , 
Labia mexicana Borm, cuyo abdomen termina en un apéndice 
e n forma de pinza, á cuya conformación especial debe el nom- 
bre vulgar que lleva; son de cuerpo pequeño y no tienen pon- 
zoña alguna como se supone comunmente, de manera que sus 
heridas no pueden ser temibles: los Zacatones, Bacteria Azteca, 
Saussure y otras especies, llamados así por su parecido con una 
brizna de paja ( Zacatl en mexicano), á pesar de la opinión vul- 
gar, ni son ponzoñosos para el hombre, ni hacen reventar a los 
animales cuando los comen por casualidad mezclados con el 
forraje. El grillo común ( Gryllus mexicanas , Saussure) tiene una 
aplicación como medicina vulgar: el cocimiento en el agua de 


80 


una pata de este animalito se usa para combatir la retención 
ele la orina en el hombre y los animales. 

Langosta común. Acridium peregrinum, Ollivier. 

Bibl. Colección de documentos ó informes sobre la Langos- 
ta que ha invadido la República Mexicana en los años de 1879 
á 1886. México. Ofic. Tipog. de la Secret. de Fomento. 1886. 


Sinonimia y distribución geográfica de la Langosta peregrina, 
por el Dr. Carlos Berg. Anales de la Sociedad Científica Argen- 
tma. Tomo IX p. 275. Reimpreso en la “ Naturaleza.” México. 
Vol. 5, p. 46. (Rev. cient. de Méx. y el extranj.) Informe del 
-.Olector del naturalista de la Comisión de límites en Guatemala 
sobre la langosta. Inserto en “El Estudio,” órgano del Inst. 
Med. Mex. Tomo I, núm. 4, pág. 59. La enfermedad colerifor- 
me d c Chispas, por el Dr. Gustavo Ruíz Sandoval. Gac Méd 
de Méx. Tomo XVIII, núm. 8. 

de L n i ttm UP °r del0S f 015101 ' 08 Saltad0res > el tunero Acridium 
de Latreille esta caracterizado por tener: Protórax con un tu- 
bérculo recto o curvo; bordes anteriores y posteriores angulo- 
s, mandíbulas y dientes maxilar-es con dientes agudos. De 
este genero viven en México varias especies. 1 


Acridium concolor, Walker (?) Caí. Deraiap. Salt. IV 010 

„ ioUecum, Saussure. (Beg. templ.) Eev. et Mag. Zool. XIII (1881) 

” jnccijrons, Walk. (Orizaba). Cat. Dormap. Salt III 57S 
” Walk. (Oasaca), 579. ’ 

scutellare, “Walk. (?) 

” vicaríum, Walk. (Orizaba y Oasaca) 680 
” strenum, Walk. (Oasaca). 

„ p ropium, Walk. (Oasaca), IV, G 2l. 

» panthei'inum , "Walk. (?) 623 

El Sr. Ingeniero D. José Segura, apoyándose en la opinión 

Í i ÍT f nt ° m0,0glSta Ü ' anc& M - Sallé, cree que la es- 
pecie de langosta que invadió l a República en los años 1879- 

°{£l ACrÍm ° 1 * By Cyrus nenas. Pk. D. 


1886, es el A. percgrinum. En su informe al Ministerio de Fo- 
mento (Colee, de document. etc., pág. 93) asigna al insecto los 
caracteres que se enumeran en seguida. Para la rectificación 
de la especie es importante esta transcripción. 

‘•La langosta, que en distintas ocasiones ha invadido al país, 
presenta los caracteres siguientes: Cuerpo grande, de cuarenta 
y ocho milímetros, alargado, moreno rojizo, subcomprimido, ca- 
beza con cuatro quillas, relieve frontal entre las antenas, con- 
vexo y ancho, los dos relieves centrales, que parten del vértex, se 
estrechan hacia el tercio de su longitud hasta la fócela, donde es- 
tá la ocela y de allí parten paralelos hasta la extremidad del opis- 


lomo; ojos oblongos compuestos y prominentes, tres ocelas, an- 
tenas largas y filiformes de veinticuatro artejos, penúltimo artejo 
de los palpos más corto que el último, labro arredondado, más 
ancho que largo, escotado en su medio, coriáceo, membranoso, 
cubriendo completamente las mandíbulas; amarillo rojizo; éstas 
cortas, fuertes y voluminosas, con cinco dientes y un tubérculo 
morenos; palpos labiales de tres artejos, barba dividida. Pro- 
notum comprimido y prolongado hacia atrás sobre la base de 
los élitros y arredondado, rojo pulga con una raya amarilla en 
medio, que se extiende desde el vertex y termina en punta en la 
mitad de los élitros, y dos rayitas morenas paralelas á los lados. 
La raya amarilla en la larva es negra y termina en la mitad dov- 
~;? d r U ’ Enk langosl!lriduto ’ ^ vieja, desaparece 

alares helor ° Se ^ ^ ^ 5' ' )oc ° levada; órganos 

velloso 01 " el0s ’ Pronatum provisto de un cuerpo recto y 
loso, niesosternon y metastomnn ^ 

® figura de cáliz, élitros es £TC y “ h 
po, semicrnstáoJ ■ , y mas grandes que el cuer- 

Parente mr lo * "l' 0 ^ 011 la ba ^, reticulados y trans- 
mutad; venados Í " 1 ’ P °' S ’ en la est aeión cerrados hasta la extre- 
marginal amarillento '¿? nClas CUa drndas, morenas; el borde 

das como abanico v -i as P er leetamente desarrolladas, plega- 
transparentes y retituIad C abarcando un cuarto de aírenlo, 
pasando la longitud del de k lon S itudde los élitros, sobre- 
del abdomen. Patas robustas; las ancas del 


piimer par tienen por encima un cliente triangular, corlo y pla- 
no, ligeramente encorvado, muslos posteriores propios para el 
salto, amarillo leonado manchado de moreno, más cortos que 
el abdomen, dilatados en la base; las caras Interna y externa, 
ofrecen cada una un compartimiento, donde está engastada en- 
tre los bordes salientes una escultura ó impresión en figurado 
ronda de helécho. A lo largo de la cara interna y cerca del bor- 
cem enor íay una ranura donde se coloca la pierna á voluntad 
a urna , el borde superior está finamente dentado. Piernas 
posteriores largas y delgadas, rojo vermellón con las extreml- 

pelota enü-fl nesras ' Tarsos de tres arlejos, con una 

deT¿ o r- Abd ° mCn Comprimido, aquillado por 
d i n 1 T° S arÜCU,ad0s ’ a P é » d ¡ces articulados del ma- 
lo, anchos en forma de paleta, cuadriláteros, con la placa sub- 
fiemtal un poco prolongada y escotada en su extremad 

rillenL- prri Sene f “ 1 " oreno ^ ta - y 1°* «Uta» ama- 

orden S n ? f 6 °- Cai ' aCtereS ° ste inscd ° Pertenece al 
orden de los ortópteros, á la tribu de los acridianos al género 

Acn^ y a la especie pe, .rimo», variedad rosada!' ° 
a langosta que procedente de la América Central ■ ■ 

r ^ Ia - AmC:riCa dGl Sur 1105 inrade periódicamente euh 
nenenta anos se propaga, según se dice, de una mSSeÍ 

n os ’ tZ2 y reC °T graDdeS y Variadas extensiones de terre- 
nes- Sí, Tf° SU PM0 C ™ Ia ‘«ella de sus depredacio- 
frecCemenle? T"? y C ‘ U- siguen, también 

ofrecen mayor facilidad mra S S’ ^ P °‘' SU Clhna Cálid ° 

Una nol/impo^ r M í Zs T? “ T I , 

. . 11 • J ohn S. Kyle nos manifiesta la 

q ° S .T aUlt0res P«eden sacar do los cadáveres de 
ngosta empleándolos como abono valioso, nitrógeno vfosfá- 

p“¿‘ír b C a los . trigales principalmente. De esta manera 

l o m i “I PUnt °’ di “ e ‘ au t° r citado, que su 
nem, g0 muerto pague los gastos de la guerra. 

SIS S,euientc comprueba lo dicho antes: 


S9 


Humedad 




77 37 


Ceniza 

G.28 



100.00 


materias orgánicas contienen: 



Nitrógeno 


G9.15 

Igual á amoniaco 


11.83 

La ceniza contiene: fosfato igual á ácido fosfórico... 

2.09 


“Suponiendo que los insectos estuvieren perfectamente se- 
cos, el valor como abono animal sería exactamente igual al de 
la sangre desecada,” dice Mr. Kyle. 

Med. En el mes de Julio de 1S82, apareció en las haciendas 
del Rosario y San Antonio, próximas al pueblo de San Barto- 
lomé de los Llanos en el Estado de Chiapas, una enfermedad 
fiue á veces era benigna y á veces tan grave, que los pacientes 
morían como con un ataque coleriforme fulminante. De estos 
puntos de origen se propagó el mal en una extensa zona de 
dGO kilómetros, llegando en el Pacífico á Tonaláy Salina Cruz, 
mi el Golfo á Frontera de Tabasco, recorriendo de Palizada en 
Campeche á Quiatoni en Oaxaca. 

Al principio se creyó que se trataba de la enfermedad del ji- 
quilite , afección gastro-intestinal que aparece en esas localida- 
des periódicamente al tiempo de la putrefacción que se hace en 
gran escala de la planta leguminosa Indigofera tinctoria L., con 
el objeto de extraer de ella la materia colorante que se conoce 
con el nombre de añil; mas bien pronto se cambió de opinión 
y entonces se dijo que era, ó una fiebre perniciosa de forma có- 
lica, ó el cólera nostras , ó enfermedad de Eslío ó tal vez el ver- 
dadero cólera morbus. Esta última opinión respecto de la natu- 
raleza del mal fue por fin la que prevaleció. El Consejo Superior 
de Salubridad por falta de datos había creído se trataba de la 
colerina , mudó de opinión, y fundándose principalmente en 
la transmisibilidad de la enfermedad, aceptó la idea de que so 
trató del cólera asiático; lo mismo creyeron unánimemente los 


médicos ele Tabasco, reunidos en junta para deliberar acerca 
del diagnóstico y tratamiento de olla; los Dres. Challona y Mar- 
tínez Vaca, residentes en Tuxtla Gutiérrez, lugar invadido, y los 
Dres. Maclas, Escobar y Torres, médicos militares que forma- 
ron la Comisión enviada á Tabasco por la Secretaría de Gober- 
nación para estudiar el mal. 

Etiología. ¿Cuál podía ser la causa de esta extraordinaria apa- 
rición del colera en un pueblo como el de San Bartolomé de los 
Llanos, del Estado de Chiapas, situado en medio del Continen- 
te, con relaciones casi nulas con las Islas Filipinas, lugar en que 
al mismo tiempo reinaba el cólera? El Dr. Gustavo Ruíz San- 
cova -en su estudio presentado á la Academia de Medicina de 
i txieo con el titulo de “La enfermedad coleriforme de Chia- 
pas, propone la explicación siguiente que transcribo textual- 
montei “El Archipiélago Filipino está á la misma latitud que 
Estados atacados, pues que ambos se hallan abajo de los 19° 
delatitfid septentrional. Es verdad que no tenemos comercio 

por enra°fico qU | P b iS ’ * ** C “ 0 & haber sid ° trasportado 

ral y „o ea °’e , 7 deSaTr ° llad ° “ punto del lito- 

al, y no cas, en el centro del Continente, en un pueblo de di- 

fíe 1 comumcacmn eou ía cosía. Queda sólo una hipótesis ^ 

i” 6 ™ a mdlcar , y es que puesto que están los dos paí- 
es la misma latitud, y que no hay entre Filipinas y nuestro 

porteTastr^T 1 ^ consL^n, 

L corrientes ñ ^ S ° n insignificantes para modificar 

de “° — >- 

agentes oti»iiiin r ’ movimiento de la tierra ú otros 

‘rrr i ” de ia 

,, , " os Pantos donde de antemano existía, 

orno C, P ° P° r razones ignoradas en un terreno q 
:r, 0 ? PaS P1 ' CSente C0ndidraes favorables para su L 

Íldf ^ "“V 0 ^ Cnfel ' medad del - tenerse ense- 
sonn r Z Z ,? COm ° diCG GI Dr ' Ruíz Sondovul, que per- 
respdable asegura que en esa época se abrían grandes 


01 


zanjas en el pueblo de San Bartolomé de Chiapas, para ente- 
rrar las larvas de langosta, Acridium penegrimivi , Ollivier, que 
se hallaban al estado de saltones y que se procuraba destruir de 
esa manera. Dicha persona, de alto carácter en aquel Estado, 
decía que al abrir una de tantas zanjas se habían encontrado 
cadáveres humanos de los que sucumbieron en la última epi- 
demia de cólera, por los años de 1852 á 1853. Si esta noticia 
luesc auténtica se tendría una explicación del origen de la en- 
fermedad, á pesar de la diferencia de treinta años entre una y 
otl- a epidemia, pues no es posible el que el germen se conser- 
rase tanto tiempo en aquellos climas; mas llama con justicia la 
atención al Dr. Iiuíz, que no hacen mención de este hecho tan 
importante, ni el Dr. Eduardo Esparza, médico militar comisio- 
nado por el Gobierno de Chiapas, ni el Dr. Próspero Alvarez. 
también médico militar comisionado por la Secretaría de Go- 
bernación, para estudiar el mal enlos lugares de su nacimiento. 

Gomo anles decimos, en esa época invadía el Estado de Chia- 
Pas la pl a g a ,j c ] a ] an g 0 sta, que procedente de la América Cen- 
dal asolaba también localidades pertenecientes á los Estados 
‘fe Oaxaca y Tabasco. La coincidencia de que la enfermedad 
c °feriforme siguió siempre el mismo itinerario en la extensa 
z°na qn e ¡ nvac p¿ e ] acridio, hace sospechar fundadamente, en 
mi opinión, que la putrefacción simultánea de un inmenso nu- 
m oro de insectos, envenenando las aguas 'potables, fué realmen- 
fe la causa del mal. Por todas partes entonces ó precedía la 
fengosta á la enfermedad ó la acompañaba, y es circunstancia 
digna de llamarla atención, la deque la enfermedad desde San 
Bartolomé, lugar de su origen, siguiese invariablemente la vía 
Cavial, primero por el río Grijalva hasta San Juan Bautista J 
Frontera, después hasta Huimanguillo, en el límite con el Es- 
tado de Veraeruz, por el río Seco, y hasta el Estado deCampe 
che por el río de San Pedro. 

Como lo dice el mismo Dr. Ruíz Sandoval, este hecho no Pr- 
imevo en la ciencia, pues en el Norte del Africa se han señala- 
do epidemias diversas, coincidiendo con la marcha de la lan- 


gosta. Se ha atribuido la causa del mal en estas regiones, á la 
costumbre de comer langostas, principalmente en las épocas en 
que la destrucción de las plantas obliga á los habitantes de los 
países que sufren la plaga á echar mano de toda clase de ali- 
mentos para mitigar el hambre. Yo dudo mucho de esta expli- 
cación, atendiendo á que las langostas se lian tomado como ali- 
mento en tiempos y naciones diversas, sin que jamás hayan 
ocasionado el mal que se Ies atribuye: el Evangelio de San Ma- 
teo refiere que San Juan Bautista en el desierto se alimentaba 
con grillos amasados con miel salvaje; los árabes las preparan 
despojadas de las partes duras como las patas, los élitros y la 
cabeza, y las salan; varios pueblos, como los Hotcntotes, lla- 
mados por ese motivo acridóíagos, hacen de las langostas un 
objeto de nutrición y de comercio. Cuando las cosechas son es- 
casas hacen con los acridios á> que nos referimos una especie 
de pan, y algunos viajeros europeos aseguran que este alimen- 
to hace engordar mucho. Los indígenas de México, desde tiem- 
po inmemorial, comían con gusto el chapulín , Vendiéndose para 
este objeto en algunos mercados, como en el Estado de Oaxa- 
ca. Recordando lo que dice el viajero inglés Mr. Barro w, res- 


pecto del olor de putrefacción que se exhalaba en el Sur de 
Africa de un gran banco de cadáveres de langosta, percibiéndose 
á la distando, do ciento cincuenta millas, comprendemos fácil- 
mente el envenenamiento de la atmósfera en circunstancia, 
análogas. Por otra parte, en sus correrías, las langostas si D 
casi siempre las vías lluviales, ya sea para servirse del agua co- 
mo bebida, por la humedad y temperatura más apropau a a s 
lomnoramíntc. n nnr otra causa desconocida; el liecbo es qi 



del Ganges, cargadas ele los ge 
le proporcionan los cadáveres 


93 

c 'es sagrados para satisfacer la superstición y el fanatismo de 
eierlos pueblos. 

El Dr. José Agustín Domínguez, de Oaxaca, emitió la idea de 
c IUo la causa de la enfermedad eoleriforme de Chiapas podía 
s er el aumento en esa localidad del cultivo de la planta que pro- 
duce el añil, lo mismo que ha pasado en la India inglesa por 
idéntica causa, según él asegura; mas estos hechos no están 
'ilion comprobados y tampoco se conoce la naturaleza de la en- 
fermedad atribuida á la putrefacción que se hace en Chiapas 
ron la planta citada, pues mientras algunos aseguran que es el 
cólera esporádico, otros lo tienen por una liebre de carácter 
Pernicioso, y no falta quien diga es una disentería. (Ruíz San- 
doval; loe. eit.) 

En el “Informe del colector del naturalista de la Comisión 
do límites en Guatemala,” el Sr. Dr. Rafael Jlontes de Oca, 11a- 
r Oa la atención de los observadores científicos sobre ciertas 
coincidencias, tal vez casuales, como él mismo dice, entre las 
■Uvasiones de langosta y la aparición del cólera en varias loca- 
lidades del Estado de Chiapas. Refiere dicho naturalista que al- 
gunos de los habitantes del Soconusco, recuerdan haber pie- 
s °nciado una primera invasión de langosta allí por el año de 
1832: aquella invasión fué realmente asombrosa, puesto que 
cuando apareció formaba una nube que eclipsaba el sol, } á la 
v °z que descendió posándose en los campos, parecía una masa 
compacta que se movía, destruyendo cuanta planta encontraba 
011 su camino, siendo imposible hacerla emprender denue\o 
el vuelo, y más todavía, el poderlas destruir; pero después; 
cuando apareció la cría y estaba en el estado que llaman saltón, 
es decir, cuando todavía no tiene alas y sólo da pequeños bim 
eos para moverse, los Ayuntamientos de Tuxtla-Chico > otio. 
lugares, ordenaron, pera destruirlas, que se hicieran giande= 
zanjas y se arreara hacia ellas aquellas masas de insectos j ove 
nes que se sepultaron allí. Cuatro años después, por el de 1S30, 
apareció en aquella misma localidad el cólera morbos que ya 
desde el de 1832 asolaba la parte Este de la República. 


En el año ele 1848 apareció por segunda vez la langosta en 
la misma región del Soconusco, tomándose por sus habitantes 
idénticas medidas para destruirla: y cuatro años después, en 
1852, volvió á aparecer el cólera, que ya desde el 50 hacía es- 
tragos por otras partes, y también diezmó aquellos lugares. 

Por último, en 1879, apareció por tercera vez la langosta, 
procedente, como en las invasiones anteriores, del rumbo de 
Guatemala. Cosa notable, el insecto destruyó cuanta siembra 
encontró de maíz, frijol y algodón, los árboles frutales de toda 
especie y hasta el zacatón que comen las bestias, pero casi no 
tocó los plantíos de café que forman la riqueza principal de la 
parte templada del Soconusco. Los Ayuntamientos entonces, 
prosigue diciendo el Sr. Montes de Oca, no dictaron ninguna 
providencia para evitar el mal. Al aparecer la langosta estaúl- 
ima vez, también se creyó, como en la anterior, que traería el 
colera, y en efecto, después, el año de 1882, apareció la epide- 
mia en Tonala y otros lugares del Estado de Chiapas 

coWifrnw !°™ h0respect0 ála etiología de la enfermedad 
1 d ° íl ChmpaS y ° tros Estad “ ¿el Sur de nuestra Re- 
pública, se deduce que en su historia hay muchos puntos obs- 
uros que importa esclarecerse, si desgraciadamente, como es 

n r? SC a 013 ™ 1 ° íraS ep¡demias d0 eIla ’ se Presentará 
asto campo de investigaciones científicas muy útiles para 
Cl progreso de la Medicina Nacional. 

7?^ l tmninaai °™- Según el opúsculo del Dr. 

Ia “ fennedad ^ tres t™,; una benigna, 
oirá g) cae y otra fulminante. J 

v rtra!tt- e ^ f0r “ a era Producida por substancias indigestas, 
rillenh ■ ún^ 0 ! ' eposiclones Primero pastosas, después aina- 
das do" 1 * r 8 ’ y 3 fm hI ™ quizcas ° “as, acompaña- 
st orna a d ' rT SÓ mCn0S fU ° rteS y enfriamiento Los 
l 7 ? eUÍeyVenh una convalecencia franca. 
Den bajo esta forma ataca ala mayoría dolos habitantes 

gua ILTt v T’ ' SegÚn d Dr ' Ahrana, casi toda Ib 
feuarnieion de-Juchitan la sufrió. 


Los Dres. Esparza, Alvarez y Cliamona, describen la forma 
grave de la manera siguiente: " Comenzaba generalmente en la 
madrugada con una deposición, sin que hubiera precedido sín- 
toma alguno prodrómico, ó habiendo tenido seis ú ocho horas 
antes cefalalgia frontal, calosfríos, vértigos, etc.: la deposición 
era precedida ó acompañada de dolor de vientre y formada de 
materias fecales al principio, que después se hacían biliosas y 
al fin acuosas, sin olor, con el aspecto llamado rwifomc: ha ha- 


bido casos de cnterorragias (Alvarez). 

“ Al principio la lengua estaba blanca, había mal sabor y exis- 
tan náuseas; después aparecían vómitos, coincidiendo con la 
tercera ó cuarta deposición, compuestos al principio de subs- 
tancias alimenticias: se hacían después biliosos y tomaban por 
el aspecto que las deposiciones presentaban. Aparte délos 
dolores de vientre, solía presentarse (y el Sr. Alvarez lo consi- 
deraba como de funesto pronóstico) la cardialgía, simulando 
*®8taa de pecho. La temperatura rectalse observo en algunos 
casos de 37° y aun do 39°, según el Sr. Alvarez, pero en e ma- 
yor número do casos se vid do 3G.5 y aun de 3G. La tendencia 
al enfriamiento era notable; la sed era intensa; había meteons- 

m °> Y en dos casos se observó presencia de albúmma en laori- 

na - No se observó reacción febril en ningún caso en que i 

enfermedad pudiese considerarse simple, pues que después^ 
la n'gklcz venía la convalecencia o la muerte, p do]n 

r ° n gastritis, neumonías y estados tifoideos, n P 

abdominal, no se vid nadanotable; siendo^ ™ 1 J 
e hallar el bazo infartado, sin saber si el enfenno y lotmúa 
' c ‘ s de antes, según refiere el Sr. Esparza, y no an ‘ , a 

Caso de esta afección en enfermos que tuviesen de ante: 
at JUex¡a paludiana, según el Sr. Alvarez. corazón y e 1 

DU 1 la aparición délos primeros sintonías, nerg ¡a á 

. ,! n funcionaban bien, disminuyendo m „ rese ntaban 

^ que el mal avanzaba. Los calambres _ 

no s ei - lmentebajoformamuy dolorosaC1 ’ I," d cambio de la 
’ Vl(? ntre, tórax, etc. Aparecía desde i S 


fisonomía, los ojos se hundían y se rodeaban de una auréola 
morada. El enfriamiento era mayor, cubriéndose la piel de un 
sudor pegajoso, y viniendo la cianosis de las extremidades. La 
orina, desde el principio disminuía, y llegaba a faltar por com- 
pleto; aparecía á veces hipo; el pulso iba debilitándose más, au- 
mentando la ansiedad, y á veces acababa la A*ida en medio del 
apogeo de estos fenómenos, ü otras veces se suspendía poco 
antes de la terminación fatal, trayendo un engañoso alivio. Las 
facultades intelectuales eran íntegras en casi toda la duración 
del mal, pero al fin de éste, sobre todo cuando había de traer 
a muelle, había cierta dejadez, cierta desidia que parecía no 
preocupar al enfermo la situación que guardaba. Había también 
a 0 un cebado, sobre todo cuando aparecía algún descanso en 
los padecimientos dolorosos, y á veces llegaban á perder por 
completo el conocimiento: la muerte era generalmente deter- 
minada por la asfixia, consecutiva al gran entorpecimiento cir- 
culatorio y respiratorio, ó acababa bruscamente por un síncope." 

nos sonáT i la . erm “ aciÓ11 había de sor favorable, los fenóme- 
no ma om 1 " Uyend0 S radualme »te, trayendo con- 

° , a COm alecencia P on °sa, á menos que no hubiera sido de 

mortaLr'^Ya^^d" 13 10Ca * das *' ueron frecuentes y comunmente 
‘ ~ a se dijo cuales oran las enfermedades que compli- 
caban a la que nos ocupa, y ellas fueron también suconsecuen- 

re¡marn dG k d “ n del cunado tuvo un 

meÍe de Í *7 7 á b más de ellas, muy frecuente- 
trafa la muerte. ° 1 ° ° C, ° 0 cuatro llora s> sobre todo cuando 

m ‘ e G ?Z, rr l ° dG ^ terCera fomia - - vieron casos de ata- 

rsftZTT D0 C ' aban ’ Ugar n¡ al -pido auxilio; y 

mudo til ! ? n T ° nalá “ Jachi tán casos del 11a- 

nado seco, porque venían todos los padecimientos sin que apa- 
rccieran las deyecciones.” 1 ^ 

Pafem "ó t n fl ^ ^ ^ enfermedad colerifoime de Chia- 
’ ° ““ fiebrc P ernicl °sa deforma colérica, ó el cólera nos- 


97 


tras 6 enfermedad de Estío, ó el verdadero cólera morbus. A pe- 
sar de haber recorrido una zona geográfica en que existe la 
malaria, y á pesar también de haber sido combatida con éxito 
seguro por la quinina, no ha prevalecido la creencia respecto 
de la naturaleza paludiana de la enfermedad: la temperatura 
casi siempre es uniforme; en los casos en que no hay compli- 
cación, falta ordinariamente la reacción febril; nunca se presen- 
tó en personas que tenían la caquexia paludiana; las personas 
que padecían intermitentes no fueron atacadas. La quinina, por 
otra parte, es eficaz para combatir con éxito varios padecimien- 
tos que no son de origen palustre. Por todas estas razones, la 
generalidad de los médicos que asistieron enfermos en los lu- 
gares infestados, opinaron que no era una fiebre perniciosa de 


forma colérica. 

¿Se trata do la colerina ó cólera esporádico? Algunos médicos 
al principio creyeron que era esa la naturaleza de la enferme- 
dad: mas la circunstancia de ser, si no contagiosa al menos evi- 
dentemente transmisible, su forma general y epidémica, la gra- 
vedad que revistió, etc., determinaron á la casi unanimidad de 
médicos, testigos presenciales, á tenerla como el verdadero co- 


lera morbus. , , , , , , , „„„ 

Pronóstico. Para juzgar de la gravedad del mal basta enun- 
ciar su nombre, cólera morbus. En la zona en que remo la epi- 
demia la mortalidad fué do un cincuenta por ciento, habiendo 
lugares dice el Dr. Ruíz Sandoval, donde moría mas de un diez 
“ ciento de la población. 1 No había preferencia en sexos ni 
edades, pero sí prefería la enfermedad á las personas que vivían 
en malas condiciones higiénicas; por este motivólos indios fue- 


1 Es justo hacer aquí un recuerdo del inteligente untura is isss, el 

cisco Sumichrast que murió en Tonala de Clunpas, en ep mi ^ en f cc me- 
mismo din quo fallecía también una de sus hijos i consecuenci ^ Nnlur0 , (le 
dad coleriforme que asolaba en esa ópoca esos lugares, ha . ^ ^ 

México debe á dicho señor varios trabajos importantes re ^ ? ^ 

enumeración de ellos osti consignada en su biografía publ 
periódico “La Naturaleza.” (1? Epoca). 


Zoología.— 7 


08 


ron especialmente atacados lo mismo que las personas entre- 
gadas á la embriaguez. Se notó que los días lluviosos le eran 
favorables, pues los padecimientos se exacerbaban, y también 
que escogió para su marcha lugares muy calientes y de poca al- 
tura sobre el nivel del mar, pues no pasó de G00 metros, pre- 
firiendo siempre localidades bajas y pantanosas. El Dr.Alvarez 
presenció una epizotia del mismo género y simultánea con la 
epidemia entre los puercos, perros y gallinas. 

Tratamiento. El más generalmente empleado en la epidemia 
que nació en Chiapas en 1882, fué el sintomático, usando los 
narcóticos, absorbentes y astringentes al interior. El Dr. Alva- 
rez empleó el arsénico como preventivo, sin poder apreciar sus 
virtudes profilácticas. La medicación con la quinina fué la que 
dio mejores resultados al mismo Dr. Alvarez y á las Comisiones 
de Oaxaca y Tabasco. Dada la naturaleza del mal, es evidente 
que en otra epidemia deben ensayarse aquellos métodos cura- 

l ;°ir “ E T a 11311 dad ° mej01 ' eS resultados «te año 
(1892) para combatir al cólera morbus, tales son las inyeccio- 
nes subcutáneas de éter, las intra-venosas con soluciones alca 
mas, las inhalaciones de oxígeno, sin olvidar los medios preven- 
jos aconsejados principalmente por Kocli, entreoíros con 
mucha especialidad, el uso constante del agua hervida etc 

pamlwZtf ReSpeCt ° de esta tan importante 
P dc datos ÍlDr D f « * a ~os por completo 

para laforlLión ^ ¿ qUÍen he se B uid ° com ° guía 

dice que á la mar ' G 1 ” St ° na mcdlca de est a enfermedad, nos 

do obtener algunos’ que tT ° S , resultados ^ hubieran P°d¡- 
S os que tal vez las practicaron. 


09 


2 d 9’. ORDEN. 


UEMIPTEHOS. RHYN CHOTOS. 

Insectos cuya boca está dispuesta para picar y chupar, d cuyo 
efecto están provistos de un chupador articulado; cuatro alas mem- 
branosas y mdamórfosis incompleta. 

El chupador de los heralpteros es un tubo más ó menos lar- 
go y compuesto de dos á cuatro porciones articuladas, llevando 
en su interior estilos acerados. En algunos faltan las alas (Pio- 
jos, chinches, etc.); en pocos existen sólo dos alas (Cochinillas); 
en la generalidad hay cuatro alas que pueden ser casi iguales 
(hemópteros) ó desiguales, pues las anteriores son semicoriáceas 
y las posteriores membranosas (heterópteros). Las patas están 
dispuestas para usos diferentes y su forma cambia según su des- 
tino: en unos son ambulatorias, en otros natatorias, á veces sir- 
ven para fijarse en el cuerpo de otros animales, y por último, no 
faltan hemípteros con las patas anteriores dispuestas para sal- 
tar y las posteriores son prehensoras. Los rincotos ó insectos 
con pico, existen á veces como parásitos del hombre, tales son 
los piojos y ladillas; algunos producen en las plantas las excre- 
cencias conocidas con el nombre de agallas; los cocemos nos 
proporcionan productos tan interesantes para la industria como 
la laca, la grana kermes, la cochinilla del nopal que también 
tiene aplicaciones medicinales y el axe ó ni-in con el que se 
fabrica un excelente barniz y que la cuya mdm aprovecha, 

, ~ mlodión; los pentatomidos llamados Ju- 

según Guibourt, como coiou * 

, ninn [ 0 D or ser afrodisiacos. Los indígenas en 

miles, pasan vulgarmente p^ 

Cuantía los comen con tortillas. . , 

Los piojos pertenecen al primer sub-orden de los hemípte- 
ros, llamado de los Apteros por su falta absoluta de alas, y for- 
man la familia siguiente: 


Fam. Pediculidse 


Pediculinos ó piojos. Antenas filiformes 


de cinco ar 


í-tejos; los pies con dos artejos, siendo el último gan- 


100 


chudo y pudiendo doblarse contra el anterior, lo cual permite al 
msecto trepar fácilmente. El tubo para picar es protráctil, sólo 
es Vls ible al comer. Es una especie de cono blando provisto en 
su borde anterior de varios ganchitos, con los cuales produce la 
sensación especial de su piquete. Los ojos son muy pequeños 
0 nulos. El tórax es anillado y en el abdomen se cuentan de 
siete á nueve segmentos. La reproducción de estos animales se 
aCe P° r medio de huevos (liendres) piriformes que la hembra 
^ooca en la base de los pelos. Saliendo del huevo á los ocho 
as poi una abertura con tapa que lleva en su extremidad, el 
diez° 5 n ° SU ^ re nmtamórfosis, completa su desarrollo en 
y ocho días y está entonces capaz de reproducirse. Según 
en hoek, una sola hembra en ocho semanas puede tener 
mo GS , Cendencia cinco mil individuos. Los piojos viven co- 
su ^ aras ^ 0s sobre la piel délos mamíferos, alimentándose con 
bez-TT^ E1 homllre Ementa tres especies: el piojo de la ea- 
vestidj 11 ° bS ? Ur0 ’ Fedimlus ea P ais ' De B'l el P^o ^ los 
anterior’ color blanco suc¡0 y do mayor tamaño que el 

de cuerpo 'fl T™* ^ 7 ladÜ ' a 6 pi ° j ° del P“bis, 
tejo pui ■ ■ 7 andl °’ C ° n fuertes garras y pies de un solo ar- 

Pelosas ZZ? UbÍS ’ L '’ Cl CUa ' PUed ° VÍV¡r en t0das Ias PMtes 
otro tiom rp ° except ° en la oaboza. Se había descrito en 
especie fl e pilll enfermedad > la ■pUlúria.sis , producida por una 
Hum; mas esta e “ loS enf crmos, el Pedieulus tahesccn- 

a >pi.:t^rrr lia ( s i doaceptada ^ 0 »^- 

topinus 8„i St l do os vestidos. El piojo del puerco, Hama- 

Puede picar al hombre nrr T° .'í™ 0110 ma y° r ñue los anteriores, 
gravedad. P UCIen dole efectos molestos, pero sin 

Entiendo que en h ■ 

easten eu México, no hay cos^f ^ ^ l0S pediculidos c l ue 
B «os inseparables de las ni ^ eSpeda1 ’ siendo compa- 

bajo están infestadasTeTtoÍ 8336 ^' ^ d ° nU ° Slr ° 
- han observado las man el os insectos. Ignoro si aquí 
dido en «w ad ° laSmanchas «des de la piel, como hasuce- 


en E »rop a con individuos p or td *’ 

Portadores de ladillas. 


Por lo 


101 


curioso é interesante del asunto, traslado aquí la nota siguiente 
relativa á esa acción especial de los piojos del pubis, traducién- 
dola de la obra de Mégnin acerca de parásitos y enfermedades 
parasitarias. 

“ En la sesión del 17 de Abril de 1 880 en la Sociedad de Bio- 
logía, M. Duguet dio parte del resultado de las investigaciones 
que ha hecho relativas á las manchas azules de la piel que los 
autores creían ser compañeras de la fiebre tifoidea, de la fiebre 
sinoca, de los estados biliosos, etc. 

“En 1878, en los Anales de Dermatología, M. Moursaud, ci- 
rujano de marina, en una Memoria, ha demostrado que estas 
manchas se encontraban en un gran número de enfermedades 
variadas, pero que coincidían siempre con la presencia de los 
Piojos del pubis, y concluye que siempre que hay manchas azu- 
les existen sobre el individuo parásitos, pero no dice que todos 
los individuos atacados de estos piojos tengan manchas azules. 

“Estas manchas existen generalmente sobre los flancos, en 
una línea que va de la ingle á la axila. También M. Duguet ha 
demostrado que ,las manchas azules coinciden constantemente 
con los piojos del pubis y se deben, según él, á una especie de 
veneno que el animal introduce en la dermis. He tomado, dice 
M. Duguet, veinticinco de estos parásitos, y machacándolos con 
agua he obtenido una pasta, de la cual he tomado pequeñas 
porciones que he introducido bajo la piel sirviéndome de una 
lanceta, y 24 horas después había tantas manchas azules como 
piquetes, estas manchas duraban ocho días. 

“ En todas las ocasiones que se han encontrado estas man- 
chas azules, se han encontrado también sóbrelos enfermos los 
piojos del pubis, mas lo contrario no es cierto, es decir, que 
ciertos individuos son refractarios al veneno de los Phthirius y 
no presentan manchas azules aunque nutran estos parásitos. 

El aseo es el medio mejor que puede emplearse para no lle- 
var estos asquerosos animales. En los individuos infestados de- 
ben destruirse los piojos de los vestidos, sometiendo éstos á una 
temperatura de 100° en la estufa ó hirviéndolos en agua. Se 


102 

ha aconsejado también la planta parasiticida, llamada yerba pió 
jera ó estafisagra, Ddpliinium staphisagria, L., de la familia de 
las Ranunculáceas. Las preparaciones mercuriales como el un- 
güento napolitano ó pomada mercurial doble, el ungüento gris 
O del soldado y las soluciones débiles de sublimado corrosivo, 
son los agentes que matan más rápidamente estos parásitos- 
mas para evitar los inconvenientes que pueden tener, maneja- 
dos inhábilmente, algunos recomiendan para conseguir el mis- 
mo ím el uso de los aceites minerales. 

El sub- 0 r¿en de los Phytophthiros está formado porRincotos 

sustüuM 5 ’ COnd ° S , d CUatroaias y’® mandíbulas y maxilas 
sectas un P ° r auatr0 cer ^ rígidas. Es frecuente en estos in- 

- « 

sideración á lnq nl'mtnc ,1 • an P ei 'J ulcl os de con- 

Europa. ’ q ™ tos destr °zos ha hecho en 

la JeToIteddTs á Co°i -T^ ** m!Sm ° s “ b -”de„ es 
tria una materia col C , as ’ <I ue Proporcionan álaindus- 

Ó ciertos jugos de lT^mte exWdof 1 ”^ ^ n ° Pa ' “ grana ’ 
el maná, la goma laca, etc. ‘ P ° r SUS piquetes ’ “™ 

'f »■*. , 

otras dos están atrofiadas- las her, i ° S 1 “ membran °sas, las 
vadas por completo de alas. I ■ . SOn a P teras . están pri- 

man en insectos perfectos nn l ^ pnmaros cuando se transfor- 
troducen su fuerte chupador aIlraentos l ,as hembras in- 
ühedan inmóviles. Los huevos™ T”* de laS p,antas y 

rhcrpo quedan protegidos como ñor dt ' baj ° de su 

n esa situación y sus caranaehí 6SCUdo ’ PUes se mu ™ n 
■ cln om en que se (rala del insecto Grana ó Cochini- 


$ 


103 

lia, de su naturaleza y serie de su vida, romo también del mé- 
todo para propagarla y reducirla al estado en que forma uno 
de los ramos más útiles de comercio, escrita en 1777 poi D. -Io- 
sepli Antonio Alzate y Ramírez. Gacetas de literatura de Méxi- 
co. México 1792. Tomo 3? pág. 199. Historia antigua de México 
Por D. Francisco ,T. Clavijero. Libro 1? (Insectos de México) y 
libro 7? (Cria de animales). Ensayo político acerca del remo de 
la Nueva España por A. de Humboldt. Libro IV, cap. X. 

H. ET. Como en todas las especies del género Coccus de Li- 
neo en la cochinilla de nopal, exishj un dimorfismo notable 
ontre el macho y la hembra. Ésta es rechoncha, sin alas, de 
°"002 de longitud y la superficie de su cuerpo está cubierto de un 
Polvo como harina. El macho es de la mitad del tamaño de 1 
hembra, su tórax provisto de dos alas y su nbdomen ^ dos 
cerdas largas. Las antenas tienen diez artejos en el mac y 

seis en la hembra. . j„ « 0 . 

& han admitido por machos naturalistas dos especies de» 
camilla de nopal, la fina ó misteca, Coceas cacti, L., } . 
ó s ‘lvosire, Contris. La primera, mucho ^ 

na colorante, es cuidada por el hombre y vive sobrea q ^ ^ 
Pales cultivados, Opuntia coccindUfci-a; la s eg yogelan 
su nombre especifico, vive sobre cactus o P eciedc 

-Pontáneamentcsin cultivo, es 

Polvo cutáneo; mientras que en a si ¿ a ig 0 dón que 

^onor. existo ™ producto de secreción paree do ai a „ 


un producto de r dida¡ . especies 

' e Pvuelve completamente. Estas . y cre0 que 

Pdoden unirse y reproducirse. El P- za ’ noes jiás 

su manera de ver es aceptable, que la coc 11111 1 diferenciales 


mía variedad de la silvestre, cuyos cM aat “f e ¡ hom- 

Se debe- -’ ■ - transcurrido dcsa l 


• i nPSfto ii" 

, -ben al larguísimo tiempo transcurrid ^ de ext raña 
re se posesionó de ella para cultivarla- wa ¡es ve getales ó 
c®la creencia, pues que sabemos que * a ^ tfdndo i Els de las c° n " 


. '-‘■vencía, pues que siurcmu* h— ¿ n dolas ae ia» 

'males se modifican profundamente, sep* ^ ?ue por un fe- 
lones naturales de su existencia. Espl ° ‘ da en su cultivo 
°m<mo regresivo la cochinilla fina, al' 311 


104 


por el hombre, volviera en un espacio de tiempo más órnenos 
largo ai tipo primitivo ó silvestre. Humboldt dice que en las 
partes de la América Meridional donde se ocupan desde hace 
algunos s, glosen criar la cochinilla silvestre, no se ha consegui- 
do hacerle perder su vello. Es verdad, añade, que en Santo Do- 
mmgo, en las nopaW establecidas por M. Thiery, se ha creído 

aumentaba^ 7 ^ ,a ¡ndustria del hombre, 

Z 1 T en ™ a,g0d0n0Sa ' A pes " de est0 y 

M Utrle JaMáS h C ° ChÍnffla estado salvaje, 

Lateóle ° pmaque sond03 especies distintas y que el asnee ’ 
ÍuSnto 1 Ti “ S<31 ° a 5 ” 61110 ' debÍend ° »rse «1 «•- 

r t0 “ s f CUerP ° u ÍnSeCt ° 61 qU ° S ° ™ ~ l-o- 

0 ae pelos Ja especie cultivada. 1 

dustria^Cde ulp^nmcS^ ^ ° n ^ 

den algunos, pues en las nóminas de tributo^ 3 ’ C ° m ° Preten ~ 
roghflca, de una época muv ‘ ’ on esc ritura je- 

ra 1, los españoles, consta’ eme *° 1 ' 3 aCOnquista de México 
ros de grana sus contribuciones^ ° S , PUeb } 0¡¡ pagaban con sa- 
fes, antes de la ocupación del naf refl6ren Ios hist °nado- 
la grana en varias localidades en S P< m, ° S eUropeos se cultivaba 
catán, etc., dando lugar á un tráf ° aXCala ’ Hue j°tzineo, Yu- 
de la conquista y por diversos aCÜV ° ; mas dospu& 

do casi confinada asólo laurnv "° SSe fué reduciendo yque- 

tes nopaleras de Yucatán sobreT* ^ 0aXaca ' Las importan- 

Humholdt, fueron destruidas qUe TÍ¥Ía la cochini Ha, dice 
dan que el Gobierno había tn T® S ° k nocIie ' Los inclios de- 
quería asegurar el monopolio ^ violenta porque 

Los blancos, por el contrario ‘ loShallltíulES déla Mixteen. 
kdos y descontentos con el nr “ ^ qUel ° S “Jarales, irri- 

a] a cochinilla, destruyeron áh» qU ° 103 "gantes fijaban 
secto y los nopales. ‘ vez i' de común acuerdo el in- 


105 


Aún reducido el cultivo de la grana á sólo la provincia de 
Oaxaca, el comercio de ella con Europa llegó á tener cierta im- 
portancia. Humboldt calcula en cerca de dos millones y medio 
de pesos la exportación anual, comprendiendo en ella las ti es 
clases de grana ó cochinilla fina, granillo. 6 cochinilla de mala cla- 
se y polvos efe grana. El valor de la que se producía en todo el 
país era mucho mayor. 

La grana ó noo KMi de los indios, tan importante antes para 
las manufacturas de Europa, era cultivada de una manera es- . 
Pedal. El procedimiento seguido presentaba algunas vanan es, 
pero puede servir de modelo ei que describe el Sr. D. r. 

Ibáfiez de Corvera, en su Informe manuscrito, ebrio por el 
P - Alzate y que so refiere al distrito de Zimatlan. Hesp^ d 
>«her cortado y quemado los árboles del terreno elegido en a 
de las montañas ó en barrancas situadas a dos o ^ 
de los pueblos, se plantaban en el los hs u 

las nopaleras, en la cual debían vivir as e irse 

elección de estos nopales no era mdfierente, ^ 
siempre aquella especie modificada por e ’ 0cida en estas 

encuentra silvestre, desprovista de espina^ ¿ ^ A Ca s- 

ecalidades con el nombre impropio t modificación 

Humboldt no cree que esta especie se Cactus cocci- 

“ Variedad de cultivo de la que Linneo „ T ¡ v ¡ó cinco años 

n ® 4 #'' entre otras razones porque Clav «ei > nopa]| sol)r e 

e ¡ 1 la misteca, dice expresamente que e sabroso- y 

® cu “l SO propaga la cochinilla fma, es ’ p esro j 0 . Tara- 
sco, mientras que el fruto del C. cocea» J ^ esto ]o ^ 
ién Decandolle parece opinar lo mismo. .¿ íene s plnntaá 
. Uer °i cuando á los tres años hablan crecí • J ^ ^ nopa lera 
0 suficiente para nutrir á los insectos, e pencas do no- 

COl bprababa en la primavera algunas raque ]o3 CU a- 

Pales cargados de pequeñas cochinillas iec nl j 0 sus jugos 
es se vendían en los mercados y podían, consel 

i jrMt livraison 24. 

Cantes g rasaos de MM. Redouté y Decan 


10G 


durante algunos meses y Separados de la planta madre, servil- 
para alimentarias. Esta especie de semilla era guardada por los 
indios en cuevas ó en sus habitaciones durante veinte días, y 
pasado este tiempo las sacaban al aire libre. Estas pencas ó ra- 
quetas de nopal conteniendo las cochinillas jóvenes, se suspen- 
dían bajo un cobertizo contecho de paja. El crecimiento délos 

tubrevir 7 ld °’ qUeP01 ' l0S “ eses de Septiembre ú Oc- 
Í ^ C ° Ch¡nil,aS madres . euales se lleva- 

conelhenoll^Pa^Ln ^ leC¡b¡rlaS “ heCh0S 

°e en merino i La primera cosecha podía levantar- 

ble E? IrÍ T° meSM ’ si circunstancias eran favora- 
la cosía ” ° “ dimas menos templados, pero 

crecían más, pero encurtí 1Ianos ’ las cochinillas madres 

gos entre los insectos, lagarüjlslat m!Iy01 ' nÚmer ° de enemi ‘ 
La “Memoria" del P l , 18 y aTes fiue las devoran. 

muy interesante, y entre los l? "™ * ^ gl ' ana de Móxic0 ’ eS 
notables los informes de va • mer ° SOS dalos que contiene, son 
cultivo, manera de Drenai. n 'i naS personas ‘doñeas relativos ásu 
tación, etc. P ‘ ar a convenie ntemente para la expor- 

tintnras, opiatas y polvos^d^dríf grana P™ teñir algunas 
un tia te perfectamente innf • IC ° S ’ La Clrcunst ancia de ser 
Producir un color carmín 1 CnS ' V ° para la s alud, unida á la de 
^suficientes para nre J“ SÍm ° y muy f ™ e , son moti- 
® n tóxico se han ów,. U1 , 1 SU US ° en la econ °mía doméstica, 
ños que habían tomsrln í^. 0 CaS ° S de envenen amiento en ni- 
Pl°. y fue necesario cm ' ** f 5 te5i d°s, con fuchinas por ejem- 
de colorear los dulces ^ ‘ eg amen tase la autoridad la manera 
mo hacer uso de ciertaTn 16nd ° á l0S comcrciantes del ra- 
lo que concierne á la indteK tanCÍaS pei; i udidales - Además, en 

algodón y seda y á la ind de estampados en lienzos de lana, 
esperarse que prefiriendo lo T de ' t' ntorero en general, es de 
, no, recobre la grana su - , U6n ° a lo mal °’ ° Io mejor á Jo 
'abarse propagado su cultivo^ ' 8U ° prestigio ’ ? fiue á pesar de 
en algunas localidades fuera del 


107 


país, vuelva á ser un elemento poderoso de la riqueza nacional. 
Hace ya más de un siglo Alzate habla previsto los resultados 
de la depreciación do la grana: “ Si llegase tiempo, dice, en que 
se sustituya otro simple á la grana, pobres de tantas gentes 
que en todo el Obispado de Oaxaca perderían sus comodidades 
por falta de un comercio casi único en aquellas provincias." Mi 
amigo el Dr. Antonio Péfiafiel, Jefe de la Sección de Estadística 
en el Ministerio de Fomento, á quien consulté acerca de la ex- 
poliación de grana en nuestro pais, me comunicó la desconso- 
ladora nota siguiente: “Sólo se han exportado seis kilos en el 
año de 1SS9 á 1890. En los demás años subsecuentes no hubo 
exportación.” 


3 er - ORDEN. 

DIFTEKOS. 

Insectos con dos alas solamente, cuya boca está dispuesta para 
chupar y con metamorfosis completa. 

H. N. La boca de los dípteros es un chupador ó trompa ar- 
mado de un instrumento perforador. Por su calibre capilar po- 
dría dificultarse el paso de los líquidos, y para evitar esto está 
provisto su esófago de un saco anexo, el cual funciona como 
bomba aspirante. Las alas posteriores están reemplazadas por 
los balancines que son filamentos delgados terminados por un 
ensanchamiento esferoidal: también se les llama erectores y hal- 
terios. Según recientes observaciones de Landois sirven para 
mover los anillos zumbadores en el aparato vocal. Belesme de- 
cía que sirven para detener ó limitar el movimiento de las nías 
hacia atrás, y así explicaba las variaciones que vienen en el vue- 
lo de un díptero cuando se corta un solo balancín ó los dos: en 
ambos casos se entorpece aquel extraordinariamente. Leydig 
considera como aparato auditivo un ganglio con terminaciones 
nerviosas, situado en la base de aquellos órganos. Las alas an- 
teriores no se desarrollan en algunos casos, y los dípteros vie- 


i 


108 

nen á ser ápteros propiamente (Melophagus, ote.); su variada 
conformación, según las nervaduras que recorren su superficie 
y ¡os espacios ó células que ellas limitan, sirven para la clasifi- 
cación de los insectos de este orden. El abdomen, unido al tó- 
rax de diversas maneras, puede llevar apéndices varios, ganchos, 
aguijón, cerdas, etc. 

za^mnv 1 T ’ 0S dípler ° S dese «P<*an en la naturale- 
n^aTe in^T, C: / demás de sa ™r de alimento á muchos 
“1 1 ‘ (murciélagos, topos, musarañas, aves d¡- 

del aire mies ^ f^ 10 de P ° licía enc argada de la higiene 

¿ir** S ° ° CUP ™ de '-'• d -apaLer 

instinto admháble S pue^nn 1C0S qUe pueden a ^ erar su pureza. El 
na con la conservación doT”’ t0d ° “ ,0 qUe Se relacio ' 
la alimentación de sus hijos elT™’-! 163 SU ?' ere Para asegurar 
los cuales hav nlm.n TS ° meí ^‘ os diversos, entre 

^oios a,h °^- «p-- 

cas comunes en nuestras habito"’ CIertoas P ecto > lasmos- 

colocan sus huevos en ciert^nrodiTi S ' ^° S ^ ? ot ™ s qM 
Pas, que resultan del derrame d-l" ° s ve S et ales llamados aga- 

sionaíi ° e. pipete ~ 

trámente alas enfermo»., i . ' 1 l>°jas;me referiré exclu- 

al hombre. d(?S eVes ° graves fine pueden causar 

las hembras deposíten sus ^° tabl ° p ° r líl circunstancia de que 
"paras, en partes determ' ™.° V0S ’ ° sus larvas cuando sonvi- 
en los senos frontales h as . del cuerpo de los mamíferos, 
Son verdaderos paras» ^ ” P ' el y tamWén en el estómago, 
fácilmente, están próvida larvas > ^ Para no ser expulsadas 
dentados en el cuerpo y ■ ganchos en su boca ó de anillos 
& hominivoraa, que d™ f ° en México la ó Luci- 

,es d en el fondo de la carió f progenituta en la « fosas nasa- 
•naciones y úlceras graves r * ,?’ Ueal ° n donde Provoca infla- 
P°r la muerte. En el canítni frecucntern ente han terminado 
eouipleta de este interesante d??™ 1 relat!vo ’ haré ,a historia 

“Ptero, pues para ese efecto se 


109 

CUe nta con un regular número de observaciones hechas por mé- 
dic ° s mexicanos y extranjeros. El Moyocuil ó “gusano de mos- 
co Se gún la etimología de este nombre azteca, es la larva de 
Un ^tero del género Dcnnalobia que no se conoce al estado 
P erf ecl 0 ó de imago. La hembra taladra la piel del hombre o 
de «ertos mamíferos, para depositar allí su progenitura, dando 
, 8ar á la formación de un flemón que al supurar dará salida a 
as 'arvas que albergaba y que terminarán sus metamorfosis en 
1 attn ásfora. Los médicos que ejercen su profesión en las re- 
6l ° nes cálidas de México, lian visto sin duda con poco interés 
6Sta enfermedad, pues sólo tenemos conocimiento de dos ob- 
Se 7 a ciones, que referiré oportunamente al tratar delMoyocml 
, cestridos al estado larvario viven en el es on ego de 

s ^nmíforos. Es muy común en México e F b . 

,J ’ a hembra pone sus huevos sobre la piel del 
Uf?ar como el pecho al alcance de suboca, para que albmpair 

lengua, 1» 

es tom n io - iorvn<; nacidas de ellos, suspen 

daspo® ’ en cuyo lugar, a ‘ ‘ . me mbrana gástrica, 

^Perim ^ dC SUS ^ , nía que llega el momento opor- 

(J^hlentan varias mudas hasta que ueg 

Para transformarse en insectos alados y son exp 
°s excrementos. ,, „„ „„ i„ especie hu- 

man?' 1 . VeZ Se han P 1 ' esenUd ° CaS “ al En°ia^o to í to mHka de 
G k ■> Jamás en México, que yo sep, ■ sU ¡^erés cien- 

to Vais están consignados esos casos que 1 

, C ° traslado aquí, son los siguientes. pan encon- 

tré, En el estómago de una mujer, en Irían , 

;? 0 larvas de moscas. (Pickelh y Thompson, ®««- 

J,is , t. V p. 172). nuiier, en Ir' 311 ' 

^n se J omi J ia . E n el estómago de una mhh 

1 Thompson, ibid., p. 174). mu jer, en W anda ’ 

co oasar? En el estomago de un 


(Ti 


, uusurs jma ^ c, 

d °mps°n, ibid.) - ade Dípteros- En blanda, 

en , arvas de una especie pequeña ...j p. 175). 

" 61 es tómág 0 de una mujer. (Thompson, 


110 

5. Musca canaria. En los intestinos. (BreracitadoporBrem- 
ser, p. 324). 

6. Musca nigra. Varias larvas en el lado izquierdo del estó- 
mago de una niña, en Suecia. ( JEdmbwghmed . Transad, t. VII, 
p. 47). 

wIhÍr C °™™' EnUpSal ’ en el estómago de una niña. 
mLS^Ít’on.' D ° Ceejemplarcsen el estómago de un 

hoLm" a N«R e ™ merOSaSeU CleStÓmag ° deUn 

Tulpuis " C,G ffl ° Scas ' En e ' estómago de un hombre, según 
lauda . mmaría - En 61 ^ un individuo, en Ir- 

un individuo. Tamblen en Escocia , en el estómago de 

13. Musca (¿baria. Larvnc: 

individuo, en el nbrlmr. ' erosas en el estómago de un 

14. EuS^a, t Zlr y CCrCa del “o- White. 

net. (OEuvres, t. X p. d6Un homb re, según Ch.Bon- 

15. En el estómago de un i ln 'T* SlopMlus Inulas, Faln 

fay - (Philos. rnag., t. ix D 3m "l re ’ en In S la terra, según Kir- 
que en la anterior ' ' ba m ‘ sma especie de moscas 

mia de Upsal. La ^ doscril ° Gn * aS ^ om acia de la Acade- 

17. EnUvZ^.'T5 ,e ' i «®o.cu. 

* Kse )' La especie antel^ ( Zieg ler, Joum-M*. 

M. Víctor Fran ? oi s profp 

'•ersidad de Louvain’ da ] ^ d ° Patología interna en la Uní- 
larvas del género Anthorm * n ° bc ' a relativa á la presencia de 
y de su salida sucesiva vm ^ Cl tUb ° dígestiv0 de una joven 
r «eada á la Academia de n ° an °' Esla obse rvacidn fue coniu- 

Vais y van Beneden eÍn rUSe,aS - E " laobra P. 

net0 ' ’ ^Presentadas las larvas de ese g a ' 


111 


No son muy raros los casos de inoculación carbonosa pro- 
ducida por dípteros, en México. Las hembras de los tábanos, 
simulias y mosquitos, cuando son fecundadas, pican al hombre 
y á los animales para extraerles la sangre y alimentarse con 
ella. En estos casos pueden inocular á individuos sanos un prin- 
cipio virulento, carbonoso ó septicémico. Entre los deportados 
á la Nueva Caledonia, observó M. Germain una epidemia de 
carbón que tenía por agente un díptero del género Pangonia. 
Al grupo de dípteros que inoculan virus ó materias sépticas re 
cogidas en animales enfermos, pertenece la célebre Mosca 
Africa, llamada Tsé-tsé, la cual, según Livingstone, mata losto 
ros y los caballos, y no tiene acción sobre los becerros que 
Maman y sobre el hombre. Absurdo fisiológico, excam 
v ais, que sólo un hombre extraño á la medicina po ia p ‘ 
mar: Mata ó no esta mosca según que esté o no es e P 
sucio con un virus carbonoso ó séptico. Seria u i me o 
Ovaciones de esta especie en México y hacer a 
™ de los dípteros que pueden perjudicar al hombre de esta 

manera. i 

Algunos dípteros, pertenecientes á géneros dlstmt “ “ 
larvas en las heridas delhombre ylos 
'loles dolores y molestias, y á veces >V' a ' perjudica 

leerlo incurable. En Rusia la Aptero, dice 

fucilo á los hombres y & los ‘“T* “ se le encuentra jamás 
°rtchinsky , 1 es enteramente rural y perfectoi y 

en !as casas. Es muy difícil de recono ^ ninfas que 

s °lo se puede verificar esto procuran o s 1 an ¡males. 

Provienen de larvas recogidas en las herí as ^ tt0 S o- 
, s «na las más bellas Sarcophüa, y es muy P ^ Mo hi)dw. 

lamente á los hombres, también á los an '®“ ([ . de diferen- 

obtenido exclusivamente la Sarcophla VJ de caba n 0 s, 
es larvas que provenían de bestias con c 

7 o p ar l £S l arves d* 

1 Nadies produiles dans le gWMrnemcnt de **** ¿.1876. 

WoWartiieUahiolü¡ie . Saint ***** 


112 


de puercos, de cameros, de perros y aun de aves domésticas, 
principalmente de ganzos. Desde hace varios años la infección 
de las bestias por las larvas de moscas, se extiende a los dos 
tercios y aun ála mitad de un rebaño. Una herida insignifican- 
te es invadida repentinamente por estas larvas y bien pronto 
viene á ser incurable. Esta Sarcophila busca especialmente los 
lugares ocultos de la piel, como la región inguinal de las vacas, 
donde las larvas producen heridas sumamente graves; este he- 
cho se observa frecuentemente aquí. En los perros las mismas 
larvas se presentan frecuentemente en las orejas, y no es ex- 
traordinario verlos al mismo tiempo mordidos por legiones de 
Stomoxis calcitran s y cubiertos de sangre.” 

Dice Mégnin, que en Francia nunca se ha demostrado la pre- 
sencia de la larva de la Sarcophila Wolüfarti en las heridas del 
hombre, lo cual se debe probablemente á que las larvas encon- 
tradas en un gran número do circunstancias, se lian creído per- 
tenecer á aquellas moscas que ponen habitualmente sobre la 
carne ó en los cadáveres de los animales, á saber: la Sarcophaga 
caí nana, la Imcilia casar y Calliphora vomitoria ; las larvas de 
estas moscas se parecen de tal manera á las de la Sarcophila , 
que solo hay un medio de distinguirlas, el de obtener el insecto 
peí ecto por la transformación de estas larvas; como que esta 
experiencia ha sido hecha rara vez, hay que suponer que la in- 
mensa mayoría de casos de myiasis cutánea atribuidos a larvas 
Pora^e m ea CaS “ SC delien á la ^copHla Wohlfarti, 

rrL I a mosca r e en fcnda ~ ^ en ru^, y 

tiene las mismas costumbres. 

j¡ , ■ ,lnteliores palabras de Mégnin, se ve que este eslu- 
ÍnM í ce C1Ut ' (leSear ™ “ extraüoque 

Ptogcantuiuen k P T 10S a aUn ^ eSpeC¡eS ^ “ SKIS P ° ne » su 

. . 38 lien 3as, y sería un asunto de estudio intere- 

St™rT teParal0S médÍC0S <■«««« eÜL 

sificación de lo- ¡í Sa " acionc ^ “te respecto y procurar la cla- 
Y <te los animales. ° S PÍU ' aSltos sobre las huidas del hombre 


113 


Larvas ele Coleópteros, de Lepidópteros, etc., pueden por su 
presencia en el cuerpo del hombre y délos animales, ocasionar 
enfermedades diversas comprendidas en conjunto con el nom- 
bre de Scolechiasis. Las que producen los Dípteros, especial- 
mente llevan el nombre genérico de 3Iyiasis, distinguiéndose 
sobre todas, la producida por dípteros de la familia (Estrióos, en 
Myiasut cutánea cuando el silio es la piel ( Dermatobia , Cuterebra , 
Chiorops lepra. Al piquete de este último han atribuido la lepra 
algunos autores): Myiasis gástrica la producida por larvas en 
el aparato digestivo (Musca cantaría, vomitoria , etc.) y Myiasis 
c avícola cuando las larvas viven en otras cavidades del cuerpo, 
como las narices ó la boca, que no son el estómago ó los intes- 
tinos. ( Cenhalcmyia , Macollaría, etc.) 

Los autores escriben Myiasis ó Nyasis, suprimiendo una , la- 
tina en el segundo nombre. Me inclino a la opimon de D. D. 
Antonio Caranga, el cual, fundado en la etimología de la pala- 
bra, compuesta de mosca, y de la desinencia^ .tan v«r 
da en los nombres de enfermedades, cree que se debe aceptar 

el primer nombre. , . R .„ 

El orden de los Dípteros se divide en res sub-ordenes. B,a 

Aceros, Nemoceros ó Tipulunos y le rechoncho y 

. Los Braceos tienen *'***°%%¡£ de tres artejos, 
siempre tienen alíis. Las an ena , d cua l es tá adhe- 

terminadas por un grueso ar ejo ' se ¡J)domen tiene de cinco á 

nda una cerda simple o am a 1 al terminar sus meta- 

ocho segmentos. Las larvas yenni , t¡ene | a f orma do 

Wórfosls, dejan su cubierta arTO ” a ; sc alimentan do subs- 
«nbarrilito. Algunas veces son pa sub l orde „ pertenecen: el 

tandas en descomposición. A es ner0Si e l Ormthobm 

táelophagus ovinus L., P arasl 0 ‘ C + arn biéñ viven sobre los 
<*!•« L„ y el Jlippobosoa cpnna ^ segnn dos, como lo 

ciervos los primeros y sobre p0 «amado de los 

indica el nombre especifico Jorn d de los Macana. 

Pupiparos. Otro grupo,. de los. b™ üenenla trompa car- 

cuyo tipo es la mosca común zooiosia-s 


114 

nosa generalmente en su extremidad, y las ninfas tienen como 
las del grupo Pupíparas, la forma de barrilitos. 

Fasi. MuseidiE, A esta familia pertenecen la Musca Casar 
L. ó Mosca dorada, la M. vomitaría L. ó Mosca azul, la M. ca- 
daverina L. ó Mosca dorada de los cadáveres, la Sarcophaga car- 
naria L. ó Mosca de la carne y la S. moiiuorum L. Las larvas, 
en esta familia, se alimentan con excrementos ó carnes corrom- 
pidas, algunas (Tachinarias) son parásitas. A esto grupo perte- 
necen dos dípteros muy ünportantes para la zoología médica: 
btomoxys calcitran s L.; pica á los grandes mamíferos y al liorn- 
re para chupai su sangre, es uno de los agentes más activos 
de la inoculación carbonosa y séptica; Lucilia macollaría Rovi- 
neau-Desvoidy, que elige para vivienda de su progenitura las 
fosas nasales del hombre y de los mamíferos, produciendo en 
aquel la enfermedad llamada Ozene verminosa. 

Lucilia macellaria, Rovineau-Duvoidy. 1830. 

Isucilia liominivorax , Coquerel. 1858. 

CaUiphora anthropophaga, Conil. 1878. 

Hab. Villa de Santiago y otras localidades de Monterrey. 

7 ? (VerCamm ° r); Tu 'yahualco, Estado de 

1V1CX1C0. (Guevara); Acapuléo. (Lucas) 

imSi^r 105 ^ h °r ÍVOra ' DÍSertación en la Acade- 
2 lo ct d ° M ° ntelTe y- P« el Dr. D. José E.eu- 

Xico Vo a Z - ' n Rein,prGsa 0,1 la G “ela Médica de Mé¿ 

el insecto anterior,^por^el S^I) 1 r ^' as ' s P r °ducida por 
155- Lp- fmn * ’ Lauro Jiménez. Id., ícl., página 

pÍp j ZT eUeS “^dans le regne animal, 
v ndn \ "■ Par¡31875 ’ Tratamiento de la Ozona 

rres. “ F1 FshiV ml 3 are , P°r el Dr. D. Ezequlel To- 

Tonin I - 0 1°’ Semanario dc Ciencias médicas. México. 

Sr Cueva! 1 ™! M ^ Ver miformis. Una observación, por el 

1 h ’ r m ' 9; L -ilia liominivorax, por el Dr. 
c en nÚ “- 2 * Las '-vas di las mos- 

ceta SLTmT P ° r d Dl - Manuel Ortega Reyes. Ga- 
MédlCade México ’ toni ° XXII, núm. 1. (Con una lámina). 


115 


Jacob. Affection parasitaire des fosses nasales observée au Me- 
xique; traitement par les inyectiones chloroformées. Recueil de 
mém. de mecí, militaire. 1S66; Weber, Recherches surleMou- 
che anthropophage du Mexique. Ibid 1867: E. Lucas, relation 
d’ un cas de parasiLisme observe i\ Acapulco. Thcsis de París, 
1868; Nuevo caso de Myiasis. Por el Dr. Antonio Careaga. Ga 
ceta Médica de Móx. t. XXL núm. 5. 


H. N. Descripción. “Nueve milímetros de longitud, ojos muy 

aproximados hacia atrás, palpos leonados, cabeza muy grande, 
rara con dos mejillas de color amarillo dorado, tórax azul obs- 
curo, abdomen del color del tórax con rayas de púrpura, patas 
negras, alas transparentes, un poco ahumadas, sobre todo en 
la base. . 

‘‘Su larva tiene quince milímetros de longitud, es c' ' 
Adelgazada hacia adelante, truncada hacia atras, de m color 
'''anco opaco; tiene 11 segmentos, cada uno - K¡m _ 
b °rde inferior de un rodete saliente cubierto c c P 
rlros espinosos. En los tres primeros segmentos el 
ce la misma anchura en todos los puntos c e s yado 

l los Sanchos lo cubren uniformemente smdqai F ^ re ^ 
11 los siguientes se encuentra la misma j s P ^ div ¡deen 
0 <=n la cara dorsal; pero en el abdomen .ode s ^ 

Ctos Partes, que dejan entro sí un espacio Uso, y 

m acf ncha - n roiiza obscura (Coquerel).” 

S «Püpa es cilindrica, moreno J to que vive en la 

9 descripción anterior se refiere . Mnn terrey, según afir- 
nayana y conviene perfectamente a la c e i ovíparo, 

" la e > Sr. González. Añade este señor que la ™^ geglin Co- 
’lne al Volar hace oir un zumbido fuerte y c tud¡na Jjnen- 

i 1 ’ P° r tener esta especie el abdomen raj a ^ „¿ ner o Imc¿- 

i;' P ei ’tenece más bienal género Cattiphora iq ^ de unC0 lor 

J- La especie de México y la América e ^ especie) Cali. 

' de acero y en la América del Sur vi „ Mue i insec - 
thr opophaga Conil, de un color azul ver en]as llagas del 
L° ne los huevos, diccllégnin, no sola» 


110 


hombre y los animales, también en la boca de los hombres du- 
rante el sueño, y produce así llagas repugnantes y graves que 
frecuentemente ocasionan la muerte.” Es inútil hacer notar 
que en los casos referidos por el Dr. Torres, de León, la enfer- 
medad en el hombre coincidía con una enfermedad que diez- 
maba al ganado de lana en la Hacienda de Cerro Gordo, y que 
vulgarmente llaman allí “gusano en las narices ” 

Las larvas observadas en el Hospital Civil de la Habana por 
e Dr. Jacobsen, pertenecientes según él, á la Lucilla ominivó- 

cenfírrTf 1 red r das ’ d0 lon S itud ™™Uo entre 5 milímetros y 2 
tro r ’ l0S ( may0res P° drfan 3 milímetros de diáme- 
a La e?°’ a™ ad0de ““"r su s nperflcie rugosayopa- 

t - ern,Ína " an C " PUnÜl ’ y de ^ > a í- 

presenta la boca, esta provista en su cara inferior de una de- 
presión pequeña circular, que parece un chupador Las larvas 
mas pequeñas tenían un color blanco amarilloso ó'amTÍ de 

dotadas de movimientos rf^dos""^ Dr’ /^b eStaba " 

“ l0S *“«*« bucales por medio de los cuaÍ/s "° 
a las mucosas. ob cua es se suspenden 

r- lí'ir* tr: j-r» - - - 

en algunos casos no es así En " B1 Í 01 SUei ‘° ; S * n cmbarg0 ’ 
Dr ' González, el enfermo refirió * ° bservaci,5n hecha P° r el 

™ nna esquina, sintió revolotear a ’reTd h ' "‘““í Parad ° 
mosca que zumbaba muv re • dedor de su cabeza una 

que al fin se le metió co ? C '° V qUe procuró es Pantar; pero 

esto le hizo estornudará enIa nariz dereclla ;que 

moco; que la mosca era d TT haSta qUe ’ a hechó envi «lfaen 
El Dr. González refiere ! de / as pavonada,." > 

” su opúsculo diez y nueve casos de 

1 Es probable que el mal olor r 

MUpenentc para la onena vermin . naSolc3 y P arta ““as, sea causa 
ECn a, lüB dípteros de que hablamos } H Cüm ° 0n otras circunstancias se ob- 
!>“ «¡Sreeión. Kcouérdesc el error „ .T' 8 ” POra 8,1 P TO e™itura substancias en 
OT ” 0t " Me M «ontido del olfato que comete I» 


117 


Myiasis¡(con cuyo nombre en general se designan los desórde- 
nes causados en la economía por los dípteros) producidos por 
la mosca ominivórax en México: Vercammer, médico militar 
del ejército belga, refiere también un caso observado en Miehoa- 
cán, á 1,866 metros de altura, entre México y Morelia. El Dr. 
Torres, de León, presenta seis observaciones y cita otros ti e» 
rasos más de ozena verminosa. Mi amigo y condiscípulo el Dr. 
Adolfo Castañares, que tuvo á su cargo el Hospital de la Ciu- 
dad de San Juan Bautista, en Tabaseo, durante diez anos o - 
servó cerca de cien casos de esta enfermedad. En los animales 
que Viven en las haciendas de ese Estado y en los hombres, se 
Acasos muy frecuentes de Myiasis y los vaqueros llevan con- 
sigo allí diariamente una bolsita llena de cebadilla para cura. os. 
En todos los monos que se matan se encuentran siempreva- 
ri °s tumores producidos por larvas de dípteros Las " * el 

Producen estos tumores en la piel del hombre, tienen 

nombre de colmoyotcs. pvneri- 

Mntomas marcha y terminaciones. Los enferm 
■ desde luego más que un ligero horm.^eo en lasjosas 

Pósales, sobreviene en seguida dolor de t, e J s ¿ me - 

"Pchazón edematosa de la nariz, que i se_ . ]or supra 0 rbi- 
J 105 á la cara, luego epistaxis abundan es ^ dados con 

ar ‘0 muy Vivo, que los enfermos comp ‘ sotee j a na riz 
lln a barra de hierro. Se ven nacer 
° r las que se escapa un cierto numei ml js intensas, 

orales indican una reacción inflamatoria ^ alguna s 

e Huida de una erisipela de la cara y cue . e= j a fiel des- 
Vfi . Ces viene la meningitis, y en fin, la muerte. ^ ^ casos 

‘ Opción, sólo añadiré, dice el Dr. Gonza ez, g á m i s en- 

' me yo he observado, el síntoma que mas m de loggusa iios 
^os era el insomnio. El continuo movmnent 

■ huevos sobre la “° r 

lacame, Sarcophnya^r U *“■*** 

^ a Stapelia hirsuta , tomándola evidentemente P« P nWlien ao rapá, y su= 
iam&ticn pone sus huevos en un. c»j» .W* 

° s fueren por falta de alimento. 


118 


no les dejaba un momento de reposo, y los ponía en un estado 
tal de angustia, que me hacía recordar aquella sentida lamen!:. - 
C10n del Santo Job: De noche mis huesos son taladrados de dolo- 
res, y los que me comen no duermen 

En un caso observado por Saint-Pier, en la Guayana, las lar- 
vas invadieron el globo ocular y el parpado inferior se gangrenó, 
cayendo en colgajos; invadieron también la boca, corroyeron 
las eneas y desnudaron el maxilar superior (Moquin-Tandon). 
En el Hospital de Cayena se presentó un enfermo con los 
ntomas de una angina inflamatoria muy aguda. A los dos días 

formó 0 ™'°" 7 mUydiM 5 ,a deglución muy penosa. Se 

quido f TH maD gangren ° Sa en el TCl ° del paladar, y un II- 
do fétido se escurría de la boca y de la nariz. Hay mucha 

Lta EnTa? cab “ a ’ 7 ]a inteligencia permanecía ¡n- 

PrendeÍdef^ , ti SU sedes- 

A1 ter y V , lr 30 arTOS: además se togró sacar otras 40 

A He e c, a de , a nariz pMenta ^ cQlor « ^ 

20 T- ^.o deda nariz. Zl. iTl^S^ 
mnrm en , a tarde de ese día. Tuvo durante la noche un p^ 

No acusó’ninrfn dT le ’ ^ 6 ‘ fm SU c °nocimiento. 

'te respirar En h ° 7’ ^ tlUe,1 ° SÍn ° de grande dificultad 

les, no" femando m " PS ‘ a “ ha ' tó h fa ™ ga y Iaa ««- nasa- 
nariz necrosados vt T “ PapÍUa ¡nfecta: "“sos’ de la 

destruidos.” (Chamiis).' 1 ^ 01, ^ d ° ’ 0S cartílagos de la nariz 

medad es mny rá[idV En'T anter '° r ’ la marcha de la enfe >" 

rió seis días despilés de su entrad & 1 ?“ p,,Í8 ’ el enfe ™oinu- 
Pior, la terminación funesta vino á 1 a ^ SaÍnt ' 

casos no se fija el tiempo La ter ^ díaS; ™ ° tr0S 
la da á conocer con D " LaUr ° 
nos: “Por la lectura de i no „v , d n los sl g«>entes térmi- 

y de aquellas que cita Id BeoT^T 01163 ddaulor ( González )> 

1 13 Be 9 ue rel, se ve con claridad que la 


Lucilia hominivora, así como cualquiera de los otros insectos 
que como ella tienen la impertinencia de depositar el producto 
de su concepción en la nariz del hombre, producen accidentes 
que se pueden referir á Iros categorías. En la primera deposi- 
tados los huevos ó las larvas, porque también se da esté caso, 
en las losas nasales y no pasando de este punto, se desan olían 
síntomas de irritación ó inflamatorios, caracterizados por el eos 
quilleo, la hinchazón y la rubicundez de la nariz, por los es or 
uudos, insomnio, escurrimiento de un liquido sanioso} unmo 
vimiento febril proporcionado á los desórdenes locales, que 
desaparecen luego que el huésped importuno salea bu- caí ^ 
morada, ó es expulsado por los esfuerzos de la nalma cza 

mé dico. En la segunda, prolongándose la permanencia^ 

larvas y también por las excursiones que hacen has 
*> «o la piel, las partes infladas se supuran, la pie i* P^fora 
so ulcera; sucede lo mismo con los cartílagos y 
yieda por último una deformidad: y en la eIC ® a ’^ cav ¡ dades 
33 larvas su camino, buscan un asilo en una ]as ór _ 

“Manas, pasan á los senos nasales, á los de a * ^ reposai 

31 los dolores se hacen insoportables, c e or _j 0 invadí- 
Uevos desórdenes aparecen en relación coi y )a me - 

°’ se declaran hemorragias, la calen ma s ^ fron tales, y 
mgitis puede desarrollarse, afectánd ose cabelludo 

slón de la flegmasía crisipe a ° s ‘^ dQ tan desgracia- 


w FUüCK 

extensión - 

^ Ominarse entonces con la muerte un t Rafear y definir 
Es u„ a división que creemos útil para caracteiiz 


! - irnos um p- onecida con i 

cuadro sintomatológico de esta enlein de be ser 

do myiasis, y para el pronóstico también q 
diferente en cada una de estas eate„o , n ¡ c0 _ Sepue- 
, gnóstico . No existe signo alguno pa og e n que 

J SQS Pcchar la enfermedad cuando en ( ent hiamente es- 
1 Cn * as moscas hominivorax se presen 31 „ aiaa ción en la na 
^udos frecuentes, comezón, signos de i ‘ ^ que no se 

‘ y cefalalgia supraorbitaria. La salida e 


hace esperar mucho tiempo, confirma plenamente el mal sos- 
pechado. 

Pronóstico. Es grave. Si no se atiende oportunamente á los 
enfermos, mueren ó quedan con deformaciones en la nariz y 
del velo del paladar que alteran profundamente la voz, dándo- 
les un aspecto repugnante. En el caso contrario salvan sin de- 
formaciones, o estas son muy ligeras. En la memoria del Dr. 

onza ez se icficien 26 observaciones, cuya terminación fuó la 
„fl f . en U ’ la muerte ; ™ 9 la curación con alteraciones 
Carit ^ yk b ° Ca: Cn 6 ’ la “n perfecta ó con de- 
asistidos ñor Tn P T C ° perceptlbles - De los nueve enfermos 
ron dte un , , 6 “ Patamente y 3 tuvie- 

mnérte ó cmed ’ minaC !°, n <Jesgradada ’ s¡ n especificar si fuá la 
El enfermo asistido 'por' D^c” 1 deforma , ciones horrorosas, 
graves en la garganta ' ' ^ C ° n alteraciones 

Tratamiento. La extracción directa de los gusanos „ ,r 
íied e incompleta, pues poseen ganchos bucal ? mUy d " 
se sus Penden fuertemente á la mucosade ° 
anexas. Las inyecciones de ■ • nanz y partes 

llegar á los senos Waf SUbstancias msa ^idas no podrían 
siendo por este motivo 1 ^ ^ fT ° S proflmdamellte situadas, 
ménez acense a “ ™ d Dr ' La ®> *- 

más eficaz el ácido sulfuro lnia ° Ei>tado gaseoso ’ pareciéndole 
Memos déla mí» T ° las1 ^- Cuando lia- 

Por él, daremos pormeno^ T' m ° lo, ‘'' nueva especie descrita 
buen éxito. El gaz citado a , amente el método empleado con 
iruir los huevos. El Dr Gm'-l | ambÍEtl a Propósito para des- 
ración completa observado íi^ a 168616 qUeen uncas0 dccu " 
larvas sin medicación alguna° l ' ’ T nffi ° arra j° fácilmente las 
la curación completa aplicando™ , ° T° SE ° bluv0 también 
dones con un ^ ^ 

«na dracma de raíz por una Iih, ebadl a ’ 611 Proporción de 
n «dó mucho arrojando muco -a j ° aSUa ' E1 Paciente estor- 
^onza f CS ’ 46 Wsyal fiacom ° 
gre pura, «izo otras inyecciones frías con agua 


121 

aluminosa (dracma de alumbre por media libra de agua) y la 
hemorragia cesó. El uso de la cebadilla, según el mismo doctor 
debe limitarse al principio del mal, pues cuando las larvas han 
destruido la mucosa y abierto vasos de mediano calibre, las 
hemorragias con los estornudos se harían incoercibles. Cree 
contraindicado el taponamiento de las fosas nasales, poique 
no se haría más que encerrar las larvas. El Dr. belga Vanlair 
aconseja como un medio eficaz para destruir á los insectos ía 
cor inyecciones con ácido cílrico ó jugo de limón. (Van Bene 
d °n). La planta de la familia de las labiadas, llamada Marrubm, 
-Marrubium migare, es de uso vulgar en el tratamiento e es ■ 
enfermedad. Según el Dr. Ezequiel Torres, de León, es eficaz 
y la ciencia confirma la tradición popular. Se ha ap ira 
lavatorio el cocimiento de la planta, y en seis cíu0S 
mos lian sanado completamente; en otros tres casos 
« «te medicamento y tnvi.re». fc «»■ 5 d« 

Ca planta halnt. » a, torta del 
e °n, en la Hacienda de Santa Teresa y o i ° j a p 

? n la Primavera ó invierno. En la América ^ 
nhaca para atacar las larvas de la Naturalista via- 

aloja en las narices y orejas. Según M. • „t n - 

Jcro, ei 
can 
das 

^ u n medio infalible para matar las 


“■ NCntará las moscas que ata- 

medio más seguro para ahuy t- • pescado en to- 

Cdn á lo s animales, es untar á éstos con ace i Jos ¿¡pteros, 

' as aquellas partes susceptibles de ser a ac, en las 

lcirVclS 


- ~ — j-— 'ctírln en el Hospital 

lcr ¡das, es la cebadilla. En un enfermo asl ( Bande ra,se 
e San Andrés de México, servicio del U- lear ]avato- 

”, luv ° ] a curación completa á los tres k (¡¡wriís . El uso dc 
° a hechos con la infusión del Marra to . udian te de me- 
5 e medicamento fué indicado por el j«J en en . L eón algu- 
7' na D. Pedro Díaz de Arandn, que l' aWíl cura dos por la 
” S . casos de ozona verminosa perfecta® referido por el Dr. 
n lcac¡ ón tópica de esa planta. En e c ‘ el c ual se obtuvo 
cobsen, de ]a Hahana , el tratamiento ¡rrigac ioncS al día 
1 0 completo, fue muy sencillo; prime 


de a S ua fenicada al uno por ciento; desde el segundo día irri- 
gaciones de benzina dos veces al día; á los cinco días, después 
gue expulsó las últimas larvas, se empleó únicamente el agua 
raneada. En diez y seis casos asistidos en la sala del presidio 
de la Habana, el tratamiento consistió en insuflaciones de calo- 
, ’ myeG ‘ á 9 Jles fenicadas y curaciones antisépticas á las per- 
foraciones del dorso de la nariz. De estos enfermos sólo uno 

S / f nC ° días ’ con los sínlomas de la ™cefa- 
na al 0 es , ’ ] laa ^P^ ulceraciones intra- 

! ab¡qUe haC¡a arriba ' Perforación de la 
noso absceso c ^ ° " 101 eB ’ “enmgitis de la base y un volumi- 
los M r r O ! f qU ° ° CUPaba Ia Casi totaIklad de los lóbu- 
lo Jo".? 8 ! ' Pai 'a terminar haré mención del do- 

fe r bUen &U ° P ° r al Dr. Rodríguez Rivera 

do tremente Pay reC ° mendad0 por Ja cob; del espíritu 
Ortega 7ev“\ “ ¡ny “ d °nos, picado 1- el Dr. 

ace 'te de palo oTálsJTo dJopfb" ' 1ÍCe ’ ? ^ '***'’ d °' 
ruó del Dr. Cares»'. „ i . ?. a * con el cual sanó el enfer- 
mada en varios casos hv ° l?” d<! perman Sanato de potasa 
en Tabasco P ° r eI D >- Adolfo Castañares 

Sicilia versicolor, Jiménez. 

Hab. Cuautitlán. Valle de M.-.vi, 

Bíbl. Otro hecho de M¿fj 0 d ( t méneZ) - 

C,e versicolor. P or e] D P ™ ducida por la nueva espe- 

ceta Médica de Mévie» m ' U ' Oauro María Jiménez. Ga- 

H, N. *- Lomñtua c ' r ° m ° * V ’ ndm - 2 - 

nado. Cabeza gruesa, Tr^!]! nil,metl ' 0S y un S™eso proporcio- 
ovalares, negros y compue.u ^ y d ° rada ’ con d° s °Í 0S grandes, 
posterior é interna; apenas V* qU<! CaS ‘ Se tocan P ° r su parte 
flue profundizando y abrién^™ °^ re SÍ Un es P acio estrecho, 
la forma de una vulva v maS erdre l° s carrillos, afecta 
aumentan esta semejanza n * ™ SU f ° ndo dos ™ tenas 1 u0 
doble en me di 0 de los labios 0 ”* 116 aparecen con ‘o un clítorís 
articulaciones: l a se «unna mu Sos . y TCllud °s. Son de tres 
g M WUy P^nofrn; la tercera cónica y ca- 


123 


si cuatro veces más grande que la anterior, y la primera tai\ 
estrechamente unida á su congénere, que parece formar una 
sola pieza común á las dos antenas. Estos apéndices son lisos, 
lampiños, morenos, tienen cerca de su extremidad un hacecillo 
de pelos, raquítico y dirigido atrás. El epistomaes poco promi- 
nente y triangular. 

“ De la parte inferior y en medio de los carrillos, sale una 
trompa alargada y comprimida lateralmente; se acoda dirigién- 
dose hacia arriba, y su extremidad, un poco más ancha, tiene 
el aspecto de un garfio bilabiado; se parece á la extremidad de 
los ganchos con que tejen las señoras; contrasta por su color 
negro con el resto de la cabeza. Tiene dos estiletes y un labio 
inferior con dos palpos triarticulados. 

“ El coselete forma una media elipse: se pueden contar dis- 
tintamente tres piezas; las dos anteriores irregularmente cua- 
drangulares y la posterior arredondada, la mediana es la mayor 
y la más pequeña. 

“ Son seis los miembros que se desprenden de estas partes; 
tienen un tamaño mediano; son negros y velludos; el muslo y 
la pierna, casi del mismo tamaño, son arredondados; los tarsos 
sobrepasan en longitud á la pierna y se componen de cinco ar- 
ticulaciones; la primera es casi el triple de la segunda, las otras 
disminuyen progresivamente, y la última lleva dos ganchos á 
un lado de su extremidad que se hincha, arredondándose para 
formar una especie de ventosa. 

“No tiene más que dos alas, pero bastante desarrolladas: las 
recoge sin plegarlas, son blanquecinas y transparentes, y varios 
nervios que realzan su superficie forman una red en que se dis- 
tinguen, principalmente una celdilla submarginal, otras tres pos- 
teriores y una anal que es la más pequeña. 

“En el abdomen cuento cuatro anillos, descubro que sudor- 
so es convexo y que su vientre se hunde ligeramente en la li- 
nea media. 

“Al color de esta parte y del tórax, el insecto debe principal- 
mente su hermosura, es una mezcla de verde con azul, que 


124 

yariando con la dirección de la luz produce un bello tinte tor- 
násol. 

Todo el animal en lo general es velludo, pocas partes se ad- 
vierten verdaderamente lampiñas, y en labase de las alas tiene 
dos cucharillas bastante desarrolladas y visibles 
“Antes de formar el capullo su cuerpo era blando, alarga- 
do mas agusado en su extremidad anterior; siempre han care- 

de° iE t - 01 n,íraero f,e sus anU,os ora el — y 

: ^ ^ m&geMS; d ^rior se veía como 

dulitas ganeíiudalTés n^'f ^ ^ rcalzatia c í ue for maba gr- 
anillos tanln ' ° Puriformes, confluentes en los primeros 

fe, &;nÍ P l S : lad ° d ° rSalCOmo central, y separa- 
central de lo- s' • °| IeS <JUe de í aPan un ospacio liso en el lado 
eeSs ™on IT &da g ' andaIíta * compuesta de 

microscopio. S 5 arredondadas i visibles solamente con el 

é irrégulai m e n \ da p' a z ^° aa ^ Sa doscu ^ r ' a una superficie apenas 
ma de pequeñas astas r ’ -t ° S 8Wlchos cortos 3 r de la fo1 '- 
dos labios gruesos y sobrenue-| emida< i 1J ° Ster ‘ 01 ' la componían 
~oás 

huevosfTaS Z¡ íscubrTsu T Parada Po^en dU^ 

epitoma poco saliente. el "7° P “ CÍ P“ e su 
sus antenas que es el a tercera articulación de 

do, la figu ra casi arredondad?, i° ^ Seguncla ’ su estilete vellu- 

eolores metálicos, no dejan d ^ abdonien 3 la bri >rtez de sus 

los individuos del I t Uda dcl Parentesco que tienen con 
a genero Jjutíli a . 

Mas creo que no es de l aa 

obstante la semejanza que I , Pecies deScritas Ilasla at l uí - No 
la posición de sus oil ““ la £lueKa Oossar ó Mosm 
ta de rayas en su abdomen LTl a ‘rás, y la fal- 

P°rque no es de un verde ñ u J ngUon SÍn elnbai 'g° de ella ' 
cambia del azul al verde con el’ C ° l0r 63 más bien tornaso1 ’ 
movimiento, y variando la di- 


125 


rección de la luz, su tamaño también es diferente, y si devora 
los cadáveres con la misma predilección que aquella, es cosaque 
no está probada. 

“El número de los anillos de su larva y la manera con que 
se disponen las g-landulitas espiniformes sobre el margen de 
ellos, la aproximan á la Lucilla fiominivora; pero sus palpos no 
son morenos y carece de las rayas purpúreas que caracterizan 
á ésta. 


“Para distinguirla creo conveniente llamarla Ludlict versieo- 
t° r - En su color cambiante encuentro el fundamento de esta 
denominación.” (Jiménez). 

Med. Síntomas, duración y terminación. En la única observa- 
ción referida por el Sr.D. Lauro Jiménez, los síntomas ^repre- 
sentó el enfermo fueron exactamente iguales álos referidos por 
ot ws médicos en los enfermos de myiasis por la mosca honn- 
niv orax. La duración de la enfermedad fuá casi de un mes co- 
menzó el 15 deNoviombre de 1866, ysalió casi curado delhos- 
pila ‘ ol 13 de Diciembre del mismo año. Sólo quedaba entonce» 
una ligera inyección de la pituitario, y una que otra ulcenta 
Porflcial cerca de los cornetes ethmoidales. 

^atamiento. Guiado el Sr. Jiménez por a 
Pna substancia gaseosa puede penetrar ^ S ^|^^[ U ]^^¡nuo- 

°° n las fosas nasales y atacar a las arv ácido sulfuroso. 

* ades de ellas, empleó las inhalaciones ’ colocada en una 

cáns P , eqUeña cantidad de <l0 !’° S d l“! ellas la combustión por 

Psula de porcelana, determinando ■ c á D sula á dis- 

£ 6d i° de una lámpara de alcohol. Se 

Utlc ' a con el objeto de que el airenecesan ‘ ' | arvas pro- 
e Ptrara con los vapores sulfurosos. Parece q ^ ob i¡ ga das á 
CUr an huir de la acción deletérea del gas, y s e ^ &sas nasa - 
Sa ' lr do su guarida, pudiendo verificar fue™ ^ ; nS ectosper- 
es sus transformaciones hasta llegar a es conse g U ¡ r la cura- 
; c >- Hay otros medicamentos ritües p£a - rán para CO mbaür 
1 '° n: !°s antiflogísticos y los emolientes s que tan difícil' 

a lnf| aniación; el opio para procurar e 


12G 


mente concillan los enfermos, etc. Al Sr. Jiménez le ocurrió un 
medio curativo que no tuvo ocasión de poner en práctica y que 
consiste en friccionar con algún ungüento azufrado las fosas na- 
sales del paciente; supone que por un tiempo muy largo se des- 
prendería el gas sulfidrico que se desarrolla en esas grasas, el 
cual probablemente mataría las larvas parásitas alojadas en 
aquellas cavidades. Colocando el ungüento profundamente en la 
nariz, se tendría, dice, un manantial perenne del antídoto del 
mal, sin inconveniente para el enfermo. Añade el Sr. Jiménez 
que si alguna vez tuviera que tratar á un enfermo que por esta 
causa presentara los síntomas alarmantes de la meningitis, no 
vacilaría en armarse del trépano para combatir el mal. 

Fam. (Estl'idse. Al mismo grupo Muscaria del sub-orden 
Brachyceros, pertenece esta familia tan interesante desde el 
punto de vista médico y caracterizada por la trompa atrofiada, 
as antenas cortas, terminadas por una cerda desnuda ó plu- 
mosa, el abdomen velludo con cuatro ó cinco segmentos. Las 
hembras son ovíparas ó vivíparas. Las larvas viven parásitas en 
el cuerpo de los mamíferos. Vive en México el Gaslrus cqui 
', num ® rosos ejemplares del Museo zoológico de la Escuela 
repara 011a se han encontrado en el estómago de caballos 
muertos en el Rastro do la Ciudad. La especie más importante 
es la siguiente: 

Moyocuil. Demiatobia sp? 

Hab. Estado de Veracruz (Bourcard); Estado de Tabasco 
(Th. Permisión). (Dr. Ad. Castañares). 

>, ,1,"^’ C ’ lí ' J cs ast ri<lcs americains dont la lañe mt dans tápeme 
de l arme ParUDr. Raplacl Blanckard. París 1892; Coque- 
■ e (CA.) et Salle. Notes sur des lañes d'CEstrides développés che: , 

Notes sur quclques 

'Zl d mtnde * A **** Soc. ento m . de Franco, II p. 781 , 

no v ^ 0J, ° euil os del idioma náhuatl ó mexica- 

En México ma gusano e mosco (Moyotl, mosco; ocuifin gusano). 

y a menea Central se designa con él la larva de 


127 


un insecto díptero, de la familia de los (Estridos del género Der- 
matobia (Braucr), la cual, como lo indica este nombre, se des- 
arrolla en la piel, ya sea del hombre, ya sea de otros ammalés. 
El género Dermatobia lo ha creado Brauer á expensas del más 
antiguo Cuterehra (Clark); propone este nombre para los ces tri- 
dos cuya larva vive sobre los animales roedores y marsupiales, 


y establece aquel para aquellos cuya larva vive sobre el horn- 
ee, el perro y el toro. La etimología de Cuterebra es cutis te- 
rebra , taladra la piel. Los moyocuiles tienen otros nombres: en 
Cayena les llaman Macacos; en Colombia Nuches ó gusanos de 
monte, y en Costa Rica Torccles. 

La familia (Estridos es notable entre los insectos dípteros, por 
■a organización y costumbres de los individuos que la forman. 
La trompa á veces es muy pequeña, á veces falta comple an e 
‘o, lo mismo que la cavidad bucal. Este estado nulo o rudimen- 
to de órgano tan importante parala nutrición, se exp ica 
Por la corta vida que tienen en el estado de imago o i e mscc i 
Perfecto: una vez llegados á esta última fase de sus metamor - 
s¡ s sólo se ocupan de la reproducción de su especie. Las hen - 
eas de esta familia ponen sus huevos en dmusasp rfe s dd 
c «erpo de ciertas especies de animales: unas Uamad- u h - 
fe. los colocan en heridas que practican en la p e de ^l 
-s, etc. (tWeMi «tras, las * 

«atúrales, narices de los eameios, sen ^ del caballo) 

0 c -. ( Cephalomya ); algunas las gas 1R °_~ obre e l pelo de 

Con «n instinto admirable, sitúan sus ^ y de csa 

es te cuadrúpedo en un lugar en que P' 1 ‘ trans fornieii 

m anera los transporta al estómago, para jlevS cn * a 

a| H en larvas, saliendo del aparato digestivo f 1 
atmósfera la vida de Insecto perfecto. huma na, pertone- 

Todos los ccs tridos que atacan á la especi traJ1 en los niamí- 
ccn al género Dermatobia Brauer. Se encu ^ ^ j¡] a nchard, 
feos domésticos ó salvajes, larvas idénticas, , ^ y , a cre en- 

a .fe del hombre; no hay especie exclusna ^ n( j an ,ento alguno. 
Cla antigua de un (Estrus homims, no tien 


128 


Siendo de gran importancia el conocimiento de los géneros 
Cuterebra y Dermatobia , para la clasificación de las larvas de los 
oestridosque se encuentran accidentalmente viviendo en la piel 
del hombre; doy en seguida sus caracteres tomados del intere- 
sante opúsculo citado del Dr. Blanchard, cuyo sabio tuvo la 
bondad de remitírmelo. En la redacción de este artículo me ha 
sido de inmensa utilidad. 

Caracteres comunes á los géneros Cuterebra y Dermatobia. 
Larvado once anillos: diez son libres, el undécimo está retraído 
y ocultado por el décimo. La cavidad estigmática que so en- 
cuen a en la extremidad posterior, está formada únicamente 
por el décimo anillo. En la extremidad cefálica dos tentáculos 
cortos, esféricos, con dos puntos oculares en la extremidad; bajo 
estos, dos ganchos ligeramente curvos hacia atrás. Un surco se 
ex íenc e aniba. es horizontal y encierra los cuatro primeros 
am os como una herradura. Los grandes estigmatos anteriores 
se a ren en el borde posterior de el bajo la forma de una he- 
rradura trasversal, situada en la profundidad ó do un orificio 
edondo. La cara dorsal es convexa de adelante atrás; la cara 
ventral es cóncava en el mismo sentido. 

Caracteres particulares al género Dermatobia Clark Larva 
ovoide, comprimida con tres pares de Linchamientos laterales 
desarrollados del segmento tercero al noveno. Piel cubier- 
LbuTTr eSCamÍfbmies ’ excepto el rededor de laspic- 
STT f gmat ° S i sobre el segmento un- 

ka maduitr r ! desa P“ecen en el momento de 

mentó 1 - 0 -“*° dd CUerp ° aument a hasta el sexto seg- 

eTÍr,; r inuye lenta ™ente. Estigmatos posteriores 

en forma de dos placas córneas semilunares 

ninfo' P (l ' tildares al género Dermatobia Brauer. Larva 

rior. fetu ¡i? 1 °, X anterior más gruesa que la posto- 

muy ráuidn mellos estrecha, á veces adelgazada 

S n Í , í ParÜr dCl S( «° -Pümo, en forma de 
•°s o i'" e " eS - Reb ° rdes •adrales indistintos sobre 

segmentos anteriores, más marcados desde el séptimo y no- 


129 


veno segmentos solamente. Piel desnuda, salvo algunas hileras 
de espinas en el borde anterior (por ejemplo, del segundo al 
séptimo), dispuestas al través de la cara dorsal de algunos ani- 
llos (por ejemplo, del tercero al quinto), ó en el bordo posterior 
de un corto número de segmentos; espinas completamente ne- 
gras, un poco curvas. En el momento de la madurez algunas 
berrugas de la cara dorsal se corniflcan. Ganchos bucales siem- 
pre presentes. El ancho del cuerpo aumenta hasta el quinto 
segmento, después disminuye notablemente. Estigmatos poste- 
riores como en las larvas de Gastrus. 


Según el mismo Dr. Blanchard, hasta hoy se han observado 
en el hombro cuatro especies distintas de larvas de Dermatobia 
solamente. Sólo de una de ellas, la Gutcrcbra ( Dermatobia ) no- 
xiedis Goudot, se conoce el estado perfecto. Para designarlas 
propone el nombre vulgar que se les da en América, y resume 
en el cuadro sinóptico siguiente los caracteres diferenciales de 


ellas. 

Segundo y tercer segmentos: 




1 Sin duda, dico 
vn so volt® y « 



130 


mozo de diez y seis años de edad que vivió algún tiempo en la 
costa del Estado de Tabasco (México), sintió repentinamente 
en el brazo izquierdo comezón acompañada de una sensación de 
piquete ó mordida, y reconoció en este punto un tumor chico 
que tenia en el centro un agujero del tamaño de la cabeza de 
un alfiler, por donde salía una materia clara y amarillosa. 

Algunas semanas después, entró al Hospital de la Caridad, 
en Nueva Orleans, para curarse un acceso de fiebre intermiten- 
te. So notó que el tumor era muy doloroso y existía entre el 
músculo deltoide y la piel; comprimiéndolo se hizo salir una lar- 
va de 10 líneas de largo (21 milímetros), de 4 líneas (8“45) en 
auparte más gruesa y de línea y cuarto (2""6) en las dos extre- 
midades. El tumor presentaba entonces el aspecto de un divie- 
so después de la salida del núcleo ( bourbillon ). A los cuatro días 
sanó completamente.” 

La observación referente al Moyocuil, es debida á MM. Ch 
Coquerel y Sallé, hecha en 1859, y ocupa el número 16 de las 
que refiere Mr. Blanchard, dice así: 

“Durante un viaje hecho al Estado de Veracruz (México), 
Boucard tuvo que sufrir por dos larvas de Moyocuil que se ha- 
bían alojado en sus piernas; hizo uso de un ungüento que las 
mato y determino su expulsión; la curación se hizo de la ma- 
neia común. Durante el primer mes se sienten á cada instan- 

damaate en^^carnes 1 ’’ 1 Malar^ 1 ^ 63611 * Un ° a ® u ^ as 

CHIP frpnn c , ’ Es a ar va os mu y común en los perros, 

ordinariamente tres miente ^ E ’' a “P ermíinece 

tipmnn en, i b en ‘ :ie cu ero y carne; al cabo de este 

jol de Soissons e .” ranSf0rma;Üene enlonces el tamaEode unfri- 

“ Boucard remitió á Coouwel „ o n- , 

^uqueiei y Salle una larva recogida so- 

í SrSTT? qU ° 6ra P erf “" e íntica á aque- 

'‘SÍt , h : Pad6Cer ’ ( Véase la adjunta!) 

de M. Bonc! r ' 1LS 0tIU0rel J Sallé recibieron de México, 

Unas fueron r ’ n ?! nerosos e J ern plares de larvas de Moyocuil. 

Uei0n reco * ldas en ™ «¡ado á su servicio, y otras en un 


131 


perro do su propiedad. Eran enteramente iguales al ejemplar 
figurado por estos autores en 1859.” 

Es de sentirse que los médicos mexicanos que ejercen su pro- 
fesión en lugares en donde viven insectos de la familia de los 
(Estridos, nada hayan dicho acerca de ellos, tal vez por creer de 
interés secundario el recoger observaciones respecto de enfer- 
medades casi siempre leves. Creo oportuno hacer aquí relación 
de los dípteros CEstridos que menciona la obra en publicación 
actualmente en Londres, cuyo titulo es Biología Cenirali— Ame- 
ricana, pues no es imposible que alguna voz se encuentren sus 
larvas sobre el hombre; son las siguientes: 

1. Cúter ebr a americana, Macli. Dipt. Escot. II. 3. p. 23. 

,, ,, Brauer. Monogr. CEstrid. p. 242. 11. t. 4. 

,, ,, "Walk. List. Dipt. Brit. Mus. III. p. 683. 

Musca americana , Fabr. Syst. Ent. p. 774. 6. 

Trypoderma americana , Wiedem. Aussereur zueifl. Ins. II. p. 258. 
Cuterebra terrisona , "Walk. List. Dipt. Mus. Brit. III. p. 685. 

Se ha encontrado la especie anterior en Sonora (Morrison) 
y Zacatecas (Hoge) en la República Mexicana. Vive también en 
varias localidades de los Estados Unidos. 

2. Cuterebra emasculator, Fitch. Noxius. Insects of N. York, Reporta 

3,4 and 5; Brauer. Monogr. CEstr. p. 232. 

Esta segunda especie vive en México , Sonora (Morrison) y 
Presidio (Forrer) y los Estados Unidos Nueva York, Arlcansas. 

3. Cuterebra ANALIS, Macq. Dipt. Exot. II. 3. p. 22, Brauer. Monogr. CEs- 

tridos p. 237. 5. 

Vive en México (sin precisar la localidad), en Panamá y Bra- 
sil. 

4. Cuterebra aproximata, Smitli, in Lords’s Naturalist in Vancouver’s 

Island. II. p. 338. 

Vive en México (Ruchan-Hepburn). Pinos Altos en Chihua- 
hua, en Norte América, Isla de Vancouver y en Guatemala. 

5. Cuterebra atrox, Clark. Essay on the Bots. etc. Addenda, p. 1 (1848), 

Brauer, Monogr. OEstr. p. 241. 


182 


Esta especie parece ser también de México, sin indicación pre- 
cisa de la localidad donde habita. 

Med. La enfermedad que producen las larvas de los (Estrí- 
elos alojados en la piel del hombre, se llama Jllyiasis cutánea. 
El lugar en que se presenta es muy variable; de las observacio- 
nes recogidas por M. Blanchard sacamos el dato siguiente res- 
pecto al punto elegido por el insecto para albergar á su proge- 
nitura: en dos casos el mal estaba en la cabeza, en uno en la 


nariz; en uno, en el cuello; en uno, en la espalda; en cuatro, en 
as piernas; en cuatro, en los brazos; en uno, en el costado iz- 
quierdo, al nivel de las falsas costillas; en uno, en el surco inter- 
gu teo, y también en la nalga izquierda, y en uno en el escroto. 
Deduzco de aquí que los huevos primero y después las larvas, 
pueden ocupar todas las partes del cuerpo, ya sea por estar 
siempre descubiertas (cabeza, cuello), ya porque accidentalmen- 
te se descubren (costado, escroto, etc.). En casi todos los casos 
no se dan cuenta los enfermos del principio del mal. Elegido el 
lugar por el insecto, que generalmente prefiere, dice G Bonnet 
una región en que la piel sea gruesa y el tejido celular abun- 
ante para facilitar el albergue, pica allí y deposita un huevo 
a herida, inas tarde se formará un tumor en el cual se des- 
arrolla la larva. En ese momento algunos individuos han sen- 
tido un dolor instantáneo y poco doloroso. 

huevo* obra : ^ CUenta ^ ,0 qUG PaSa en el lugar afectado. El 
tumefecdl T 0 “ CUel ' P ° eXh ' añ0 y P” y una 

“an mV P T P1 ° P ° C ° ¡ntensa ; mas síntomas se 
GouS Z l ° Sd<í k larVa ’ Sinliénd0se entonces, dice 
muv ,e 1 e T e ^ SUCdtín ** ejerce tiene lugar 

análogo al dTT ° & 1 7 en la noche P roduce un efecto 

Piel Latum naa8:uja < t uese introdujese violentamente en la 
u 6 1 ! : aUmenta y se ™ tumor fie, nonoso 

ma O menos grande, segün el número de larvas, el cual termi- 
na por supuración, saliendo ésh „„„ - • 

forman en el vértice Si se ° Van ° S 0rlficios t * Ue 

te, se ve salir -c ■ e c °niprime el tumor lateralmen- 
un orili cío la extremidad posterior de la larva 


133 


que sobre la piel forma un relieve de algunos milímetros. No 
es raro que la larva viaje y se introduzca profundamente en los 
tejidos, produciendo así una afección verdaderamente grave. 
En la observación quinta de las colectadas por M. Blanchard, 
se refiere que el Dr. Brick fué picado en la parte anterior y su- 
perior de la pierna izquierda y al estarse bañando en un peque- 
ño río que desagua en la laguna de Maracaibo. Después de sufrir 
más ó menos durante algunos días, se vio obligado á guardar 
cama por dos semanas. Estaba casi agotado: escarificó enton- 
ces el tumor y ensayó el efecto de una cataplasma de tabaco 
en aguardiente aplicada sobre él durante varias noches. A la 
cuarta noche experimentó un gran alivio; después de la quinta 
noche extrajo, por medio de una pinza, una larra muerta. E 
gusano había viajado sobre el periosto á lo largo de la tibia, so- 
bre una longitud de dos pulgadas por lo menos. ^ 

Mientras se verifica la evolución déla larva, los síntomas ge- 
"«•Mes son casi nulos; en algunos enfermos hay cierto nmles- 
lar ’ inapetencia, falta de sueño por el dolor, yá veces hgm 
Acción febril. Dórala enfermedad algunos días e alg®*^ 

S6S - ^ún el tratamiento que se use; por la incuno y el desuse 

suelen formar ulceraciones rebeldes. No es 
acuerdo con C. Linneo (el joven), cuando dice ¿ por 

Jf salir este huésped (la larva) l )or u " ?ue " , e en !os músculos 
y can me , di0s ’ se introduce máS .i’í° fU g¡““ e abandona á sí mis- 

L Js a dolores mortales y terribles. llegado el 

como se tiene costumbre de hacer, negra, no 

, m Po de su metamorfosis, y viene á sei U1 (Monograf. 

g, Un ianiaño mucho mayor que la mosca co larvas 

I®. c °mo en el caso citado antes del Di.B ^ cas0 , cuya 
o). '° sto á lo largo de los huesos, ó como ^^¡a, e l cual 
v ¡ . erv ación se debe á A. Posada Arango, ^ q . 0 de u mn- 
d ivi r 56 al °j ar °u dichas larvas en la “ r ‘ 0 ,, tun a? Aun pue- 
den U ° que le consultó oportunamente 1 rar o en esta 

Provocar un desenlace funesto, q llt 


134 


enfermedad, hay que tener en cuenta. “En 1886 se admitió en 
la clínica de Matas, en el Hospital de Caridad en Nueva Orleansi 
á un francés que acababa de llegar de Honduras. Tenía unas 
larvas en la parte interna del brazo izquierdo: desde aquí la in- 
flamación se había propagado á todo el miembro y á la región 
toráxica izquierda. Abscesos subcutáneos, acompañados de gan- 
grena se declararon, dejando al brazo en un estado permanente 
c e contracción y doblado como pasa por la acción de una cica- 
, nZ ' , l, “ C10 tiaumatismo determinado por la extracción de 
los parásitos, tuvo por consecuencia una violenta erisipela, á la 

BÍ“ lenferm0 ” ( ° bS - 29 - R ' Matas - 1S89 - Monog- 

la^ dent : T luee ° que el d!a 6 n ° stic ° dé la seguridad de 
extracddn'dp 6 ,. arTa ? en un ^ umor de la piel, debe practicarse la 
os qu 1 1 6 R “ PUés de baaba ^ incisión, aconsejan 
CÍST!* ° POraCÍÓn ' C °“ PrimÍr lateralmente 
una solución fénica ti* i° S 8U ^ U0S y ca uterizar en seguida con 

mas con aguardiente v fph ' Um01 y a P llca ndo cataplas- 

insuflando humo de tsf “ V6CeS se «**S«e la curación 

dres aconseja™ debridT 0 '^°! 6 0r *^*° de * tumor; el Dr. Lon- 
poco tiempo se ha intrnrí °i Se ® Un Bonnet . cuando hace 

mente y detenerse el mal con una^f ¡t °,’ PUede matalse fád1 ' 
roformo aplicada en »i • Da gota dc amoniaco ó de elo- 
P"» * „ 

El segundo sub-orden de los n,W 
ros o Tipul arios, caracterizado Pter ° S 63 d de los Nemoce ' 
sos muy largos y filiformes <¡ S P01 ' SU Cuerpo alargado, sus tai- 
mados por cuatro ó cinco a rte' S PalP ° S tamb!én alargados y for- 
artejos y la trompa provista !i° S ’ abdomen con s ¡ete ° nueve 
y Por la gran longitud de sus ll T rd ® S picantes - Por su forma 
bro de moscos zancudos. Los A, ^ “ C ° n ° Ce con el nom ' 
afortunadamente desproveí “ eSt ° grUpo son las Ti ' 
“Ofensivos para el hombre \ v ¡v “ de mstrumentos P icantes ’ 
t 3 m en en el campo; los Bibionidoc 


135 


ó Mu scifovmcs, cuyo cuerpo es semejante al de las Moscas, for- 
man una familia en la que se cuentan las del género Simuha, 
notables por haberse reconocido pueden ser agentes eficaces 
Para transmitir el carbón de un animal enfermo á otros sanos 
y aun al hombro mismo. Me referiré aquí únicamente á la fa- 
milia Culícida;, por la importancia que tienen páralos habitan- 
tes de la capital desde que ha sido invadida por estos incómo- 
dos huéspedes. 

Fam. Culicidse. Moscos zancudos. Los individuos de esta ia- 

ttdlia están provistos de una trompa córnea, dirigida oblicua- 
mente hacia abajo y adelante, conteniendo cuatro cerdas pican- 

te *- En el macho las antenas tienen forma de penachos. Las 
alas están revestidas do una espesa pelusa. Las lai vas vi' e 
al agua, son vermiformes, sin patas, y su abdomen presen a un 
luto que sirve para conducir al interior de su cuerpo e * 
^Piran. Los del género Culex tienen, en los machos 1 - 
Pos más largos que la trompa, la ninfo vive como » « 
f agua, y cuando acaba sus metamorfosis, sesirve de suenvol 
Ura c °nro de una embarcación para no ahogarse. son 

Las especies descritas de moscos Z!mcud ® M&ico) . C . 
as siguientes: Culex pciiafeU, Wilhston, ( -m g 15 . 

*■***“. Wiedemami. Dip- ** ¡ó Bellardi. 

■ toenior ‘hynchus, Wied. D¡p- E- ial ' ’’ Beilardi, id-i 

“PSio di Bit. Mcssíc. App- 3- fl S- 1; ' . d d ’i e Durango). 

J 1-6 ,C.annulatus (Fabr.) Meigen, (Ciudad de 

U' orrer). , , j nv adido 

, Bibl. Nota acerca de los moscos zancudoS ^ Gac . Méd. de 

a capital en el presente año (1885). Inse ‘ a ‘ 2 03. P° r el 

^ s¡ ao,tom. 20 ,núm. 21 yenLaNat.Vol.bP- 

r - Jesús Sánchez. ,dteruf°y antcnn ' S ^ M 

Culex peñafieli, Will. i ,.'&*><****"* ' 

- r 1 que este amig 0 

«ta ha n 0 0art “ dirigida por el Dr. WilUjjj™ fíente: 

liMlifcunicna? bondadosamente, dice 1“ f¡ 0 de positivamente si 

8 Ac¡ “ ad de obtener la descripción de una c-y d „ “ “ieTaeilitara la Sib- 

? ur Dittek. Messicana); y % q “n ¿“•'¡P 010 "’ “ 
tlQ ción ,? nuev »; pero le acompaño a , ,i 
n de la especie, si vd. ciñiere publican»' 


130 


compres, palpis et rostri parte apicalefuscis , toraxis, dorso ex flavo 
femgineo abdcmmis marginibus segmerUtn'um singulorum poste- 
rioríbusplus mínima hitéis, femoribus apieern versus tibiis (arrisque 
fuscis; ala hyal'mae, venís fuscotomentosis. Long. corp. 6-7 mm. 

H. N. De Tez en cuando se nota el lieelio curioso de una 
multiplicación excesiva del número de individuos de una mis- 
ma especie animal ó vegetal: ciertas frutas, por ejemplo, toman 
en ia estación propia un incremento tan considerable, que su- 
peran en mucho á la producción normal; entre los insectos es- 
pecialmente sepresenta con frecuencia el hecho que señalamos: 
“Es preciso no olvidar, dice Danvin en su célebre libro acerca 
del Origen de las especies, que cada ser organizado so esfuerza 
siempre por multiplicarse; que cada uno de ellos sostiene una 
lucha durante cierto período; que los jóvenes y los viejos están 
inevitablemente expuestos á una destrucción incesante, sea du- 
rante cada generación, sea á ciertos intervalos. Que uno de es- 
tos frenos se relaje, que la destrucción se detenga aunque sea 
un poco, y el número de individuos de una especie sube rápi- 
damente á una cifra prodigiosa.” Llamo la atención sobreestás 
notables palabras del sabio naturalista inglés, porque tal vez con 
ellas encontremos una explicación satisfactoria de la invasión 
que ha sufrido y sufre actualmente la capital con ese enjambre 
de zancudos que más ó menos han molestado con sus piquetes 
a todos los habitantes de ella. 

Ü8 E 8m el , t¡íimP 1 ° , tranSCUITÍd ° de Febrero á Octubre de este año 
res b ’ T y a ’ gUnaS de la3 Pidones de los alrededo- 
dos 1 r Sl ¡ 11 0 una ver dadera invasión de mosquitos zancu- 
US hembras de est ° 3 dípteros están provistas de estilos 
1 03tcn-Sncken,refiere queen elañn i i r , , , 

lo ® las islas da Sanvlelr. En 1 828 6 l 830 f a 1 ü™ ™ glm 

de las islas „„ larc0 mMicano . °f?.° en la costa de una 

d “ r de sitio compareció un insecto esne 7" “ b ' l " nt ° S ‘ 1Ue al 

Etto fenómeno llamó la atendón do 7 TÍ” 7 aCSC0B °' 

li7 ,S 'r 1>0r ,0 nMlle íl “'i' 101 ^«o parn’htZ qU ° S ‘ BCnaS ° U1 ' !0S0S S ° 
llt0 - Desde entonces se exfendwJT haCGraG P 1Cilr Por aquel extraño anjma- 

P°C 0 á p 0C0 eu ^ os m °=quitos por las islas, convirtiéndose 


137 

perforantes de que carecen los machos; cuando dichas hembras 
son fecundadas necesitan un suplemento de nutrición azoada, 
se vuelven muy voraces, y no satisfechas con el jugo de las plan- 
tas que ordinariamente les sirven de nutrición, pican al hombre 
y chupan su sangre, vertiendo en la herida una saliva irritante, 
cuyo efecto anestésico so hace sentir, dice Van Beneden en su 
obra Commensaux et parásitas, algún tiempo después. En el li- 
quido acre no se ha reconocido un ácido como el ácido fórmico 
de las hormigas; debe también estar muy deluído, pues el ilus- 
tre Humboldt no obtuvo resultado alguno, haciéndose pequeñas 
heridas y frotando sobre ellas con el cuerpo de los moscos. 
Después de un reconocimiento previo que practica el insecto 
zumbando al rededor del punto que elige , 1 se posa sobre la piel, 
se inclina hacia adelante levantando sus largas zancas posterio- 
res, é introduce su trompa á través de la epidermis. He notado 
en algunos casos que casi instantáneamente aparece en el lugar 
herido un levantamiento de la piel, como si se inyectase una 
gota do un líquido con la jeringa de Pravaz. ¿Cuál puede ser la 
causa del hecho referido? No es evidentemente el veneno pues- 
to allí por el mosco, porque la cantidad que pudiera dar seria 
ciertamente muy pequeña en atención á la pequenez de sus 
glándulas salivares. El hinchamiento de la piel no se explica 
por la simple introducción de la trompa, porque no se obtiene 
cuando uno se pica, por ejemplo, con la punta de una aguja. No 
queda otra explicación del fenómeno, en mi concepto, sino la de 
que el insecto vierte en la herida una cantidad de su ponzoña, 
produciendo una irritación y el aflujo sanguíneo consiguiente, 
del cual se aprovecha para chupar hasta satisfacerse. Esta opi- 
nión, acerca del momento de la instilación del veneno y de la 
utilidad que reporta el insecto, está en contradicción con lo que 
á este respecto afirma el citado naturalista Van Beneden, el cual 
en la misma obra á que antes me referí, dice lo siguiente: “Sólo 
Jas hembras agujeran la piel con un taladro dentado en su ex- 

1 Esto molesto ruido que producen al volarlos mosquitos, ha influido para 
designarlos con el nombre cornetas del diablo que se les da en Surinam. 


tremidad, chupan la sangre, y antes de volar, instilan un líquido 
venenoso en el fondo de la herida. Esta mordedura parece te- 
ner un efecto anestésico, que se hace sentir solamente algún 
tiempo después. La pequeña región mordida parece clorofor- 
mada. Estos parásitos pagan con una canallada el socorro que 
han exigido." Salvo los respetos que se deben al sabio citado, 
me separo de su parecer porque ¿qué objeto tendría esa insti- 
lación tardía? La experiencia siguiente, muy fácil de ejecutar, 
conürma lo que digo. Cuando el cínife se posa sobre la piel y 

en ~ ICar 7 rS ° dG Sa "° re a - entera. satisfacción! 
en cuya operación gasta unos cuantos minutos, vuela sin deiar 

to!lTh niel ^ Una d°,° rosa i desaparece á poco ese levantamten- 

rva Suelh 16 " m “ t0 ’ 7 el ^ -lo con- 

HKír. P -° nt0 desaparece - Si ’ pOT el -ni- 
el campo antes de tiempTén? ^ mS f Cl ° obl¡ g ánc lolo á levantar 
mación dolorosaque dum .IgS^” “¿ e f lenta . e , sa iníla - 
por Humboldt en la América del Sur' Esta obsenr acion hecha 
rias personas, prueba precisamente lo ’ 7 aqUÍ P ° r Ta ‘ 
ta Van Beneded: al I"; 7 ° COntrari ° ^ lo que asien- 

en la herida para procurar unTíIujot^' 0 SUaalÍYa Írr¡tante 
afluxus; obtenido éste chúñala s!m Smneo t ubi stimulusibi 
manera que al termL ,u ¡S 7 * SaIi ™ á la d " 
pueda inflamarla; pero si por el co t “ ^ “ Ia herida qUe 
interrumpido en su empresa déla 1 ‘T’ 6 ' animalÍto ha sido 
tuvo tiempo de chupar, es d¿ch 7 ** S£mgre qUe n ° 

estimulante que produce h infl’ 3 611 ' a henda el llquido 
en el lugar en Repica es poÍ^T * “ ^ 31 ÍnSCCt ° 
nea trompa quede como incrusM ^ S extremidad de suc *- 
eio de un cuerpo extraño dete l “ ^ yIladendo elofi - 

hasta su expulsión. mmc una lnflaraaclo n doloroso 

En la historia natural de los nt. * 

"ota, hay algunos hechos curioso, T" ° bjet ° de eSta 

eapas inferiores déla atmósfera v “ prefendas por e,loslas 
Sudo de vapores. Su disüáhución ^ d<!Un aÍ, ' eCM " 

1 geográfica no depende sola- 


130 

Wente de la temperatura, de la humedad ó de la vegelaciún; 
se gún Humboldt, algún ligero cambio en el aire ó en el agua, 
es bastante para modificarla; existen en Africa algunas poblá- 
ronos rodeadas de pantanos, con una temperatura inedia de 
19 á 28 grados centígrados, y sin embargo están libres de zán- 
jelos. En el Valle de Río Grande déla Magdalena, en la Am - 
r ‘ea del Sur, notó el ilustre barón que estos insectos eran muy 
activos de las 8 á las 12 de la noche; parecía que descansaban 
tr es ó cuatro horas para volver á la madrugada con un apetito 
dorador. En esas regiones los pequeños cínifes son crepus- 
culares, se les llama tempraneros , y los grandes son noc 
*as ciudades de Angostura, Nueva Granada y i 
Pee falta de policía las calles, plazas y pata esta ' de _ 
*-leza, son tristemente célebres por la abundancia de bs ^ 
Los Abitantes pasan la vida quejándose del usufM 
tor mento de los moscos, y el saludo matinal es ¿q 

anoche con los zancudos? Los eanipesinos de aerta^^ 
■dudes próximas á los grandes nos, dueI ” ien ^ cul3ren con 
e *'‘'udo en la arena, sacando solo a ca ic - del Nucv0 

n Pañuelo. En el viaje á las regiones fué e¡ que le cau- 

C °ntinente, el mayor sufrimiento de Hun . te botánico Bon- 
!^ r ° n *°s mosquitos y las hormigas, e ® ^ las plañías 

an d, su compañero de viaje, en - ^ ^¿¡os, soportando 

qile colectaba metido en los hormto lepro ducía elhu- 

c °h Valor heroico el calor yin sofocar i as cn fcmedad es P a ~ 
mo ; P- Mégnin, en su libro Los parásito y Continen- 

j fí aliarlas, refiriéndose al Oulex Pto 1 ™* • ^ sug piquetes, 

6 ’ d'ee que este insecto atormenta a ■ me refieren ha 

Cj respeta á los animales. Algunas }^ e em J¡di WiU) P* 

ter observado que el zancudo de «up í (^¿ 0 que necesita 

Ca -1 perro, al caballo, etc., es un punto « 

6 Studi; 


—ma-rse. , . moscos, y conl ° que 

En nuestro país son muy comunes alterada*, V al 

a e stad 0 de larva y de ninfa viven en f f ment an con 1«J* 

es tado de miago ó de insecto 1^°’ 56 


140 

gos vegetales, encuentran en los lugares inundados y provistos 
de vegetación, las condiciones de un medio apropiado para su 
existencia j- multiplicación. Por esto es que los cuarteles ó bu- 
nios de la ciudad, cuyas calles no tienen el piso con el declive 
suficiente para el escurrimiento de las aguas pluviales, y en don- 
de existen baches, charcos ó zanjas en donde se estanca y co- 
rrompe el agua, las casas que tienen jardín propio ó tienen cerca 
os jardines públicos, son los sitios más especialmente visitados 
por estos mcomodísimos huéspedes. 

En algunos lugares calientes y pantanosos de nuestro país, 
constantemente se multiplican con exceso los mosquitos. A 
£ f ° P f f,° recordaré 1™ “ 1830, la colonia francesa que 
entü 7 “ rSe Coal ^°alcos fracasó en sus propósitos, 
la 6 °i ^ CaUsas ’ l 501, * a molestia que ocasionaba á los colonos 
a muchedumbre de mosquitos. * Para dar una idea de los su- 

escritTonf^ UV ' Cr ° n ’ traSlad0 traducido déla obra 
V el dU FOSSOy y “ “ ^ 

mZr a L ?te en eS !? iaje ’ 2 diCe ’ n ° ches verdaderamente ho- 
á tr I de la t r ^ S ° bre ™-tras cabezas de dos 

la mañana c r 7 Ca!a en S( ^ida i torrentes hasta 

Pieles de but NoS cub ™ un toldo hecho con 

Mo bato t a P ’ las exhalaban un olor fó- 

mayor suplicio cot * eI ™ tlVadel calor y la humedad. Nuestro 
el tinte rojizo del so] 1 izaba cuando los bosques se coloraban con 
ces por ^ m0 ^ Íto5 M-gaban enton- 

brillo. A pesar del in ' nanei a densos, que el sol perdía su 

Ción era desde luego taradid^ "v” 55 Pafluelos ’ nuestra lienta- 
1 0 me acurrucaba, me tapaba, 

abandonada por Bus^hí an . tlgUUS ' Se S ún Pausanias la ciudad 
n adas do estos insectos Aquellos ' ^ ^ ^° r haljer sobrevenido grandes 

Acay acuri ú Veracn /? t S Slno Un templo de Baco." 

ndres> Alijarado y l n mar. ******* el CUr *° de los ríos San Juan, 


141 


me embozaba en la capa, poniendo mis cinco sentidos en un 
solo objeto, el de tapar herméticamente los conductos por don- 
de podía introducirse el enemigo, cuya aproximación conocía 
por el zumbido; mas bien pronto sofocado por el calor y la fal- 
ta de aire, me veía precisado á descubrirme, Con frecuencia, 
después de varias horas de lucha, caía en un acceso de furor 
contra los mosquitos, contra la naturaleza, contra mi mismo: fu- 
ror impotente cuyas consecuencias yo solo reportaba. Dejando 
caer la cabeza entre las manos, permanecía inmóvil. Resignado 
á sufrir, me ofrecía en sacrificio á esta plaga digna de figurar en- 
tre los mayores tormentos. Afrontaba yo el dolor, y una sonri- 
sa de condenado se dibujaba en mis labios cuando estos insectos 
infernales redoblaban sus ataques. Vencido al fin por los sufri- 
mientos y el sueño, mi paciencia cedía á tantos males y busca- 
ba de nuevo bajo mi capa una tregua de un instante, y un re- 
poso acibarado con el veneno de mil picaduras. 

“Semejantes momentos son años en la vida.” 

Nuestro ilustre compatriota el historiador Clavijero, escribía 
en 1780 haciendo notar que los dípteros de que hablamos esta- 
ban confinados en el Valle de México á las lagunas, dejando li- 
bre de su presencia ala ciudad. Realmente esta es la primera 
vez que presenciamos la multiplicación extraordinaria de esos 
zancudos tan molestos por sus picaduras. Algunos suponen que 
han sido exportados en los grandes cargamentos de plátanos 
que vienen á la capital de las tierras calientes; pero debe re- 
flexionarse que al estado de huevo, de oruga y de ninfa, este 
insecto vive en el agua, y que al estado perfecto de ¡mago, no 
sería fácil su transporte, si no es en los wagones procedentes 
de las mismas localidades. Siguiendo el curso de los ríos pue- 
den los zancudos trasladarse de un punto á otro, emigrar, se- 
gún asegura haberlo observado Humboldt; pero ¿es creíble que 
animales de un país caliente, encuentren en climas templados 
condiciones tan favorables que les permitan una reproducción 
tanto ó más fácil que la de su propia patria? Si esto fuera cier- 
to, ¿cómo explicar que hasta hoy se verificó su transporte, siendo 




142 

asi que los trenes de Vera cruz y Morelos están establecidos ha - 
ce ya varios años? Además, las poblaciones del tránsito, las com- 
prendidas en la misma red ferrocarrilera ¿han sido también in- 
vadidas? 

No conocemos aún la distribución geográfica, ni está hecha 
la clasificación de nuestros'dlpteros. No puedo afirmar que en- 
tre las varias especies que habitan el Valle de México existe ó 
no el zancudo de las tierras calientes, pero si puedo asegurar 
que la especie de Oulex, tan abundante hoy en la ciudad, no es 
nueva en el Valle; en mi opinión es la misma especie que ha- 
bita los lagos. El sabio diado, de quien he tomado varias Indi- 
caciones para formal- esta Nota, dice que las diversas especies 
de mosquitps que observó en la América del Sur, quedan con- 
nadas cada una a un cantón diferente, y no se confunden ja- 
as aunque estos cantones estén muy próximos unos á otros. 
“ en , estche <*°. y juzgando por analogía en especies 
ifen c„rr, f 60 ClebG recl “ la 0 Piñión de los que 
e«o Valfl aaCUmatílCÍdn 3 ' la Prodigiosa reproducción 
tes del pds, C dC m “ sect o importado de las tierras callan- 

pl£Sw : ,aÍD1P ; rtaCÍdnde mondos, sido unamulti- 
í normalmente ÍT ÍndÍV¡dU ° S tle la «pede existen- 

porprimera vezen ladX^de Méx^ Y obsen ' ada 

farias causas. Por nv, , Iexico > es a mi juicio debida a 

y Agosto de este año de 1856 ha ^ '° S 1116563 JUU ° 

dos á laque se observa com,A , Superior en algunos gra- 
ne del Sr. D. Miguel Pérez snh ’f 6 6U 6Sta época > s0 S an infor ' 
rológico Central; por otra ■ ~ C]reclor del Observatorio Meteo- 
han faltado por completo ’/iT qU6 Sopamos Ia causa . este añ ° 
Ue muchas de esas especie - u"’ V6md ° ™ C ° rto númer0 al Va ' 
turaleza tienen por objeto ponLTV" 366 ^ 1 '® 8 qU ° 60 Ia 
tiplicación de los insectos. 161 ' dÍqU ° á 6Sa p ™dig¡osa mul- 
“ Los culícidos, dice Maccraart , 

por lo que haría su multiplican ^ 7°** generacion6S 
i ación espantosa, si no sirviesen 


143 


en sus diferentes estados de nutrición abundante á las aves y 
á los peces.” 

“Que una de las causas de destrucción de una especie des- 
aparezca, dice Darwin, y bien pronto el númeio de indiu uos 
que la componen la elevará á una cifra piodiglosa. 

En el caso presente es evidente que los enemigos naturales 
de los moscos, entre las aves, son las golondrinas, > esa 0 ian 
variedad de zancudos V palmípedas que anualmente vienen al 
Valle de México atraídas por la multitud de insectos que les pr 
• , . . , . j i rausa do destrucción co 

porcionan nutrición abundante, Cd , 

- , i i lineada aquí de las golondrinas 

mienza en Febrero, época de la ne,,aua i , 

, , 1 en Octubre nos abimtlonan 

y se prolonga durante todo el ano. e • • 

, .... i„„ nr linean sin cesar en el mvier- 

estas útiles aves; mas en su lugar i 0 _ _ = uc eden 

no distintas aves, principalmente ;^ n e ™^ firmada por la de 
unas á las otras. Mi observacro P ^ cap¡[al y fuera de ella, 
otras muchas personas res J sQ de la esca5ez , de la 

me autorizan para señalar el b e d tadas. 

falta casi absoluta este ano de • - ■ evnlicada la gran 

% —i .» '• íszú m p- 

multiplicación de los zancudos. , eac ión ? ba faltado en esta 
n G un límite á su desarrollo y P r01 ^ con trario, le han sido fa- 
vez; las condiciones climatéricas, por^ abundante en zanjas 
vorables, y la topografía de nue ha ’ sta la dudad de estos 
y pantanos, lia permitido la ex ® ¡os lagos> 
animalitos generalmente con > nJC es ( ado higiénico del 

Esto supuesto es lógico deducir „ cterizan los climas malsa- 
Valle, puesto que los zancudos co • pi¡ c ación dependen 

nos, en virtud de que su desarrol y 

de tas mismas causas que 011 o 11Il .¡¡¡ dad d e los dípteros en 

Admitiendo con Macquar la gi* desconocer nues- 

*1 Plan general de la naturaieza n pode proc urando 

tro derecho, para rechazar e sa e sp que tanto per- 

destruir, ó por lo menos aleja a B hombre ha po- 

judican nuestra salud ó e n Inglaterra, porejem- 

dido en algunos casos consegu 


144 


pío, el lobo está extinguido; en la India han disminuido mucho 
los graneles carniceros felianos, león, tigre, etc., gracias á la in- 
cesante persecución que se les ha hecho. Entre nosotros tene- 
mos un ejemplo de los resultados de esa persecución, en la 
hermosa ave llamada Quetzal por los indígenas, Pharomacrus 
mocinno De. la Llave, la cual es cada día más rara aquí y en 
Guatemala, por el afán con que se la busca desde tiempo in- 
memorial, por la belleza de su plumaje: algunos criaderos de 
perla en la Baja California se han agotado, porque la pesca 
de este molusco se hace allí desatendiendo los reglamentos 
que previenen se deje de busear en ciertas épocas, con el ob- 
jeto de no destruir inútilmente las crías; es de presumirse que 
la ciudad de Durango sería inhabitable sin la persecución acti- 
va que se hace allí á los alacranes que lo infestan, y cuya ponzo- 
ña es mortal para los niños. A medida que descendemos en la 
sene zoológica, nos encontramos con mayores dificultades pa- 
ra destruir una especie que, á su debilidad individual, opone su 
numero infinito, su fecundidad prodigiosa y su organización es- 
pecia), que a veces permite esa vida latente de los Rotíferos y 
os Tardígrados, que, como los granos vegetales, revelan su 

“‘7 a dcspues de ™rios años de estar como muertos po- 
niéndolos en certas condiciones de calórico y humedad en 
c ros como en las Hidras, ,a división de su cuerpo enÍl“ 

ss; r ni T’ es ■*“ - - 

ser bien pronto un animal perfecto Ciert V¡611e á 

bre no podrá destruir nunca esto 7' “ ^ G ‘ h ° m " 

evidentemente puede alejarlos desM™™ 0 " mf ° n0res ’ per ° 
un medio impropio para la vida de &P ° mencl0 a su derredor 
ción muy vulgar hará connj nd ““T* Una compara ' 
to; todo el mundo reconocerá laT”! 77 pensamien ' 
li-ulr la especie parásita llamada piojo S"7' 15:113 7 
convendrá en que el hombre eL a d 0 “ 7 P " 

10 ^ea, quita al inmundo insecto 7 T 7 CUerP ° 
y lo aleja de sí as coni ^ lclones de existencia 


14ó 


No debemos olvidar la influencia del medio en las condicio- 
nes de existencia de una especie organizada cualquiera, animal 
ó vegetal. De aquí es que mientras el Valle de México esté en 
las condiciones actuales, sus habitantes estarán sujetos á todos 
los males que traen consigo los pantanos y las grandes aglome- 
raciones de substancias en putrefacción. La plaga actual délos 
mosquitos desaparecerá naturalmente con las aguas estancadas 
al acercarse el próximo invierno, y si no me lie equivocado en 
la apreciación de las causas de su excesiva multiplicación, e& de 
esperarse que en los años venideros su área de diseminación 


se reduzca á los límites ordinarios. 

En resúmen, lo expuesto en esta nota puede compendiarse 

en l as proposiciones siguientes: 

^ La causa de la multiplicación do los mosquitos zancudos 
en la capital es complexa. Las condiciones duna ¿ricas da la 
“faetón y la falla ó la escasez de algunas aves mscctivovas, 
Pilcan perfectamente. , , ¡j n 

. 2 " No es aceptable la opinión de que los Z ^ 0E 
tras P°rtados al Valle de México procedentes ^ “Iros lug^ ^ 

^Preferible suponer, que en este 

• y localidades pantanosas provi «• f. lVOr ecidos por las 
ano '^n extendido su área de disemmacion, favorecí 
c °ndici oneg especiales de la ciudad y su fijar u 

• Desde el punto de vista higiénico, condiciones 

la multiplicación de los ^ pal«s- 

t reg l | exis tencia son las mismas que > Dara e l des- 


aismas que u * ' para el des- 

arr ,r Uesto c í ue parece ser condición P ^ a i tera das ó 

c ° 0 d e los gérmenes, la presencia i asegura Hum- 

bni? mpiclas - No sería imposible, que cc ’ . e te de los 

Í a ° dt Pto'a la América del Sur, aquí citados. 

c Udos favoreciera las transmisión de ierll0 cesara la 

PK ‘ Puede predecirse que al aproxima** tacilín es con- 
t r Jf a ^ Ios mosquitos, pues es sabido q« ^ ^ inse ctos; pero 
ásorJ 1 a la P ro Pagación de la mayor pa> ‘ ma primavera apa- 

ll ña suspensión temporal y sn ‘ zoología- i 


146 


recerán de nuevo, ó volverán las cosas á su estado normal y los 
zancudos quedarán confinados á los lagos y lugares pantanosos? 
Juzgando por analogía, creo que en los años siguientes sucede- 
rá lo mismo, así como no se lia repetido la excesiva procreación 
de las mariposas viajeras, ni de las orugas procesionarias que 
vimos en años anteriores. 

5^ La manera más á propósito para prevenir radicalmente la 
repetición del mal que actualmente sufre la ciudad con la pre- 
sencia de los mosquitos, consiste en cegar las zanjas y baches 

1 nmean en su recinto, así como las ciénegas ó pantanos 
de sus alrededores. 

I a rau 5 generalizada en ciertas localidades de 

a Am enca deI s mmo en Or¡noc0i c e R¡o Caurai 

Í a,r y :” T que ! 0s P-i^tes de los mosquitos zan- 
presión deT ^ * ‘ sp0sieion de los órganos para recibir la im- 
“nbo idTen 1 "” 33 ' ESta CrCenda I* por el flus- 

Continente parera boT * r0glones equinocciales del Nuevo 
Partes, Í^^^^acidn en otius 

hace intoie T r S “ qUe SC mu,ti P Hca n con exceso se 

colonia" franela de TeLT° “* ° de la 

susceptibles picadas por 1 ° PeC ’ refcndo anlos - Las P ersonaS 
tonsos SUfl ' Cn d ° ,0ieS mUy *' 

llegan , . ln Habilidad nerviosa de la piel, y se 

bres eruptivas. Cuandt s'e verificó Í * ^ -f, ^ 

— * " '«• 

1 Con el título do « El contagio „ or , ■ 
do esta capital da la noticia siguiente- t ° ^ l0S mo!I l uitos ’ ” un P er!,íaic0 
hana, han publicado en aquella ciud' i” * ' Dl °^ Tmlil y y Delgado, de la Ha- 
tica de las inoculaciones con mosauU “ ™I )ort ‘ UIte Mido sobro la Estudie- 
amarilla. 1 os c °ntami nados en enfermos ele fiebre 

«Los citados médicos creen queelm na „ ■* 

Sr0B0 P ara h transmisión de tan terribln ^1° CS 0n CuU Cl medi ° m¿S pcU ' 
“ oie enfermedad.» 


147 


niños de pecho habían sucumbido á consecuencia de flegmasías 
graves de la piel. La aparición de ¡numerables legiones de mos- 
quitos en algunas localidades del Antiguo Continente poco an- 
tes de la invasión del cólera, no se ha explicado aún satisfacto- 
riamente. Aquí el Profesor de Farmacia D. Francisco Estrada, 
escribió en 1 8S4 en el periódico titulado “ El Correo de San 
Luis,” que so publicaba en la capital de aquel Estado, un artículo 
referente al modo de propagación del cólera morbus. Según él, 
los moscos constituyen uno délos principales vehículos de trans- 
misión de la terrible enfermedad, la cual marcha lentamente, á 
razón de cinco leguas diarias por termino medio, como lo ha- 
rían los insectos en cuestión. Del mismo modo que las moscas 
pueden inocular el virus carbonoso ó sea el vibrión de la pús- 
tula maligna, no sería extraño suponer, dice, que pueden trans- 
portar é inocular con su trompa el microbio ó baeylus del có- 
lera morbus. Esta opinión no pasa hasta hoy de una teoría. 
Hespeclo de los zancudos parece bien comprobado que no pi- 
can á los animales muertos, y ; esta circunstancia hace suponer 
que no sean agentes para transmitir al hombre el carbón como 
lo son las moscas del género Simulia. A mi modo de ver en la 
cuestión de transmisión de las enfermedades por los dípteros, 
tiene alguna importancia la observación siguiente. Estando en- 
fermo de fiebre tifoidea un sobrino mío de unos ocho años de 
edad, al tiempo de la gran invasión de la capital por los moscos 
zancudos, verificada en el año de 1885, noté con sorpresa que 
todas las mañanas aparecían en su cama multitud de cadáveres 
de zancudos, cuyos cuerpos, muy abultados en su porción ab- 
dominal, indicaban claramente que habían chupado hasta re- 
pletarse la sangre del enfermito. No he tenido oportunidad de 
confirmar este hecho, mas si realmente, como sospecho, la san- 
gre de los tifoideos es una especie de veneno para los zancudos, 
es una circunstancia feliz que impide la propagación de la en- 
fermedad por ese conducto. ¿Podrá suceder lo mismo con otros 
insectos? 

Para terminar con las relaciones que pueden tener los mos- 


148 


quitos con la medicina, referiré los dos hechos siguientes toma- 
dos de la obra del Dr. E. L. Taschenberg titulada “ Los insec- 
tos.” 

En la familia de los pequeños mosquitos de color claro ama- 
rillento, cuyas larvas viven en gran número en las setas, hay 
también unas especies que á causa de sus alas obscuras se han 
llamado mosquitos fúnebres ó esciaras. Una gran especie con el 
abdomen amarillo, es propia de la Luisiana, donde se la ve en 
grandes agrupaciones siempre que reinan peligrosas calenturas 
y sobre todo la fiebre amarilla. Este fenómeno que aún no ha 
podido explicarse es tan extraño, que la especie reconocida por 
Osten-Sacken como s ciara , se ha llamado mosca do la fiebre 
amarilla (yellowfem- Fly). Este hecho pudiera tal vez observar- 
se en Veracruz y otros lugares de la costa oriental de nuestro 
país que tienen tantos puntos de semejanza con los de la Lui- 
siana. 

eé^o tr riid leCl í 0e , S a 1SÍgUÍente - Habl ™dode los moscos del 
aníií d ,° aUt ° r ’ d¡Ce: “ Estos atormentadores iie- 
curaÍ'o m"’ T g °' á juzgar por el plan 

S2 9 r P ° ( enVeraCrUZ “ nUna se ®ora el médico 
contcuenc, 7 aCIe ° estaba aleto gada hacía doce horas, á 
mas de un a ’ e . Una lnflarMclon cerebral y presentaba sínto- 
V deióla ' Pr °j Clma muerte - El médico desnudó á la enferma 
d cT d e7T ta d0Ce h0ras ilas Picaduras de los mosquitos-, 

éüarimíenfí 6 el le targo cesó y la enferma se encontró al 

í rS2: "° S0I ° “ tambiénnotab.emen- 

Sus" rej^serta t er cer sub-orden de los Dípteros. 

Urns V n ir« comunes son las pulgas y las niguas. 

íVi/ C ° mpoaon la familia siguiente: 

rior picanirLrfadoTeTsSc?^ ll0Vand ° “■ "ÍÍT 

comprimid' 1 ^ 

ra el saUo i 55 ^ mu ? organizadas pa- 

as metamorfosis son completas. Al estado larvario 


140 


viven sobre substancias orgánicas en descomposición, principal- 
mente sobre el estiércol, y al estado adulto se alimentan con la 
sangre do los mamíferos y á veces de tas aves, sobre cuya piej 
viven como parásitas. La pulga del hombre es la especie Pulex 
irritan s L.; los animales tienen especies particulares distintas de 
ésta. La del hombre produce por sus mordeduras sobre la piel 
manchitas características, con un punto central rojo j una au 
reola rosada, la cual, después de algunas horas de formada, pré- 
senla semejanza eon una petequia. Es preciso distinguir es 
Manchitas de las que se presentan en algunas fiebres erup ivas 
eomo las del sarampión, las de la escarlatina, etc., para no co- 

\ Vnn Beneden, en su obr. 


irampión, las üe la r 

meter algún error de diagnóstico. \ an Beneden, en s ^ 
¿es comcnsau.v ct les parasites, dice que tal vez a g n ■ 

«n lugar las pulgas en las oficinas de ló«éuüc^Mo 
d o las sanguijuelas. “No vemos una razón paia , ficas; 

Srías homeopáticas, puesto que existen me ici , nas . en i os 
P°r nuestra parte tendríamos ciertamente mas e ‘ , 

fictos de las mordeduras de las pulgas que en^efic^ 

° S remedios divididos por mnloneS ’ m f,;' rt ü e ' n , íne o, almenes 
comunmente sobre la playa arenosa e ^ mo reno casi ne- 
cerca do Gette y de Montpellier, es deJ do ble de 

^ l0 y de enorme grueso; la mosca C ° m j a en ] a playa du- 
amaño. Son pulgas humanas, y su númer o de baBa- 

ante los calores del Estío, es debida g . g . a]guna vez 
ores de todas clases que dejan allí a es pecies oficina- 

s ° Oolocasen estos insectos en el rango t e oneri que cru- 
debían elegirse en estas playas, J es raz as que po- 

a ndolos con inteligencia, se llegarían a ^ , a tera póutica 
¡nínc-noro nasww j unmeti- 


dos con inteligencia, se llegarían a ° A „ y ¡ a terapóa fica 
> Prestar verdaderos servicios; pero hw* hom eo- 

}° ha autorizado las sanguijuelas. ‘ as po r mosqtu- 
ltlc as, como las llama Van Beneden, pr parecia ya muy 

’ s . feudos, han salvado de una muCT ‘ al)a aletargada bacía 

r °X¡ma á una señora que en Veraciuz ^ cere j)ral- ' _ ' 

°' e horas á consecuencia de una mB** en esa situación 
6 ac ou x mandó desnudar á esta en c 


150 


dejó expuesta durante doce lloras á las picaduras de los mos- 
quitos; al cabo de ese tiempo el letargo cesó y la paciente se 
fué mejorando gradualmente. 1 
Nigüa. Bhyncoprion penetran», Oleen. 

Bibl. Efectos de la nigua y su tratamiento. Por el Dr. Igna- 
cio Pombo. Anal, de la Asoc. Larrey. Tom. II, mira. 12. Mé- 
xico, 1876; Dermatología. Niguas. Por el Dr.D. Agustín Andra- 
de. Gae. méd. de Méx. Tom. XVIIi, núm. 21, 1883; La Nigua. 
Tesis inaugural de Donaciano Cano y Alcacio. México, 1885; 

-El r r'r CrÓnC ' m6dico -quMrgica de la Habana. Reimpr. en 
m Estudm. Seman. de cieñe, medie. México. Tom. II. nú- 
mero 18; Clav'jero. Hit. Ant. de Méx. (Insect. de Méx.) 
dirarW U&a , reS hitados en México por las niguas c in- 
reíos (A n T anteriores son; Yautepec, Estado de Mo- 

na entre Snni • , ' Poml>0 ); Hacienda de Santa Catan- 
Potosí, muyalnrüic- a de ! ^'° y RÍ ° Verde ’ Estado de San Luis 

te en muchos IugaresTel p¡& HmiSteca (Cano Y Alcacio). Exis- 
exactitud. ’ per0 no con ozco su situación con 

maño es más pfqumlm ele f llL ' Clda á la pul § a comdn - Su ta ‘ 
eha blanca en el dorso’- ln ° ? "í”® 110 1 ' 0 - i¡z0 con una maB ' 

quizcas. Las patas posterin” 1 '™ a ™ nes d ° las P atas sonWa "' 
en la pulga común Este m^i ^ ^ desarrolladas conl ° 
América desde el grado 90 ™,° ,,° “ Secto v!ve diseminado en 
tud Norte. El calor v 1 "* ^ atltud Sur hasta el 30 ° de lah ' 
favorables á su existe a . Seqiledad Padecen ser las condiciones 
le encuentra tanto en fe** procreaci ° n - Según Huniboldt, se 
alturas sobre el nivel del P ^ areno3as com o á las mayores 
Hasta hoy se ha descrito sólo „ 

netrcins Oken F1 rw n 0 una es pecie, Hhyncoprion p e ~ 

' Dr ' D ° nactón '> Cano y Alcacio, cree que exis- 

E ‘ L ‘ Tas chenberg, Barcelona 188^ ^ dC Brelim ‘ Insec tos, por ol D r - 


151 

ten dos y esta opinión parece ser también del Dr. Alfredo Du- 

gÓS. “tne «mmiJarat míe Vil rlieo en SU TÓSÍS 


citada el Sr. Cano y Aleado, me lian preseniauo i»» r“>“ 
desde la anea hasta la tibia, con una multitud de puntas cóni- 
cas, agudas, cortas y bastante gruesas, visibles con un pequeño 
anniento. (Véanselas figuras adjuntas) he publicado es- 

tas dos figuras que parecen diferir algo tal vez por pertenecer 
á dos especies diferentes.” Es antigua la opinión de laexisten- 
c¡a de dos especies do niguas. En la “Relación lnstonca de 
v ¡aje á la América Meridional " del viajero y naturalista • 
tonio de Ulloa, escrita hace más de un siglo, ticc ' a os '°“‘‘ , ' 
“Aun en un insecto tan pequeño como éste, se s ngi 
especies; una venenosa y otra que no 
tainente ol rnlm- ríe la Pulga común hace tai ei 


lub y usui upimon piucct.: uuuumu • - - 

“Los ejemplares que yo he estudiado, dice en su Tésis 
a el Sr. Cano y Alcacio, me han presentado todas las patas, 
, i.,. .i , i nnn multitud de DUIltaS CÓni- 


IC, SU 

u^TJmnoTáVotra <P.eno 
tómente el color de la Pulga común hace la i e 

^osHalasimientebtmicmydet — c = ¿J quees 


a común hace la 
deposita la ri^nte” blancal y del mismo color son 
estan o causa más, que el de aquel do or e *to**¡^ ^ 
hatural: Iiay otra que amarillea, cuya i e ‘ efecto, pues 

*• de color de ceniza: en ésta es mas 

atando ella en la extremidad de los eC “ Uas U n sen- 

"«omar las Glándulas de las ^ taA^f 

Slble dolor, que no tiene mitigación inásqu e éste.por- 

Pero que tampoco necesita de otro re cesa e] do lor, que 

ÍÍUe ^mediatamente vuelve á des une ^ de donde proce- 

^•oslaba; siendo las correspondientes La verdadera 

C 0 líl causa las que experimentan es a > y0 de t e rminar; 

causa de que produzcan este etec °> " ¡llos me nudos, q“ e 
1 s «o inferir que picando algunos mu* . termin arse allí, 
J extienden desde estas Glándula», y M ^ que contraen; 

Adidos éstos comuniquen con do ase gurar, q 

? este tas inflame, y causo el dolor. en las primeras n 

^chas veces lo tengo experimentado y^^ eces¡liana qu - 

Uv ° cuidadoso hasta que la repetición d ^ confirmar 9 

' l0s aparatos, luego que salía la odos los demas A* 

de ella. Lo mismo aconteció aj apañaron en 


10Z 

este Viaje; y entre éstos á Mr. de Jvjtsim Botánico del Rey * 
Francia, á quien ha sido el primero, que hizo la distinción délas 
dos especies, después de haber pasado por él repetidas veces 
el mismo inesperado accidente.” 

Las niguas, como las pulgas, tienen metamorfosis completas, 
pasan por los estados de huevo, larva, ninfa é imago ó insecto 
perfecto. Los huevos de nigua son cilindricos y arredondados 
en sus extremidades, blancos y de .3 á 4 décimos de milímetro 
de longitud. El número que contiene una hembra puede llegar 
a ochenta. Para obtenerlos aconseja el Dr. D. Tomás V. Coro- 
nac o, ( c la Habana, hacer pisar con fuerza á un individuo ataca- 
o poi as niguas descalzo, sobre un papel obscuro, y entonces 
' .™ en Húmero considerable. La larva nace en un tiempo 
' e en le 8 y 12 dias; al principio es blanco y después gris; 
u desarrollo es completo álos 8 ó 10 días de nacida. Entonces 
e cu,? enSU CUCrpotrcce segmentos y forma un capullo en 
8 ó 9 «as para transformarse en in- 
tric dn* n' I bl ' a adl ' Uay ““Necesita unanu- 
f- a i 6 ™ ' bU£n - progenitura 

caliente en cuto w T- * epi< ^ ermis de un animal de sangre 
se alimenta p J ’m* ^ parásita chu Pando la sangre de que 
nt runanfn V 7 ¥*** parala hembra cn- 

SpenTabTe " ásUS no es enteramente 

* " — • 

de los mosoultnq i " L mismo Pasa con las hembras 
las hembras están provS-iTfe 0 ” tratarCl ° ellos: sól ° 

cuando están fecundadas orne d f rUmentos Perforantes, y 

si no encuentran anímale! de ahmentarse con san S re; mas 
de las plantas y de todas m qU ‘ m extraeria les basta el j u S° 
En cuanto á los 80 ^ “ Succión. 

>as pulgas, para chupar l a s “f “ 8e á picar conl ° 

piel. an 0 re sm penetrar jamás en la 

Med, Para el mejor orden en u „ 

***“■ --dos por 1^“* Z 


’emos como 


lo 


153 


hace el Dr. Coronado, en tros períodos: período de penetración 
del insecto, período de incubación y período de expulsión. 

Período de penetración. Se dice que la nigua practica siempre 
su trabajo de introducción en la piel en la noche y escogiendo 
aquellas regiones del cuerpo en que la epidermis es bastante 
gruesa. Los pies descalzos de los individuos pobres que habitan 
en los lugares en que ella vive, son naturalmente los de más 
fácil acceso, prefiriendo la planta, los dedos, el talón, etc. Se 
les ha visto penetrar también por las piernas, por los miembros 
superiores y aun por el prepucio y el balano, según el Dr. Pom- 
bo. Busca los pliegues de la piel para no sufrir la compresión 
directa contra el suelo. 

Cuando ha reconocido todo el espesor de la epidermis y lle- 
ga al corión, el paciente siente comezón primero y después do- 
lor. Para enterrarse la nigua se sirve de su lanceta oculta por 
las mandíbulas y se ayuda con sus fuertes patas posteriores, 
separando los tejidos. En veinticuatro horas ha penetrado todo 
el cuerpo, quedando de fuera sólo la extremidad abdominal, de 
manera que puede fácilmente expulsar sus excrementos- ó intro- 
ducir el aire indispensable para respirar por los estigmatos ana- 
les. Se puede entonces percibir en la piel un punto rojizo ó ne- 
gro que marca el lugar de entrada. Pocas horas después este 
punto está rodeado de una auréola roja de diámetro variable y 
sin relieve. El aspecto de estas manchas, dice el Dr. Gano y Al- 
eado, á primera vista da la idea de una pústula de viruela; pero 
se distingue fácilmente porque el punto obscuro del centro no es 
ombilicado. 

Periodo de incubación. Varía entre 15 y 25 dias. Una sensación 
de cuerpo extraño sustituye á la comezón del período anterior. 
El volumen del parásito va aumentando progresivamente, á me- 
dida que los huevecillos crecen. El abdomen que los contiene 
se transforma en una bolsa blanquizca, del tamaño como de un 
chícharo, de color blanco brillante, con dos manchas ó puntos 
rojos en las extremidades del diámetro antero-poster-ior que son 
las partes anterior, y posterior del cuerpo del animal. En esta 


154 


bolsa se forman y crecen los huevos que son expulsados por el 
orificio posterior de la bolsa sin quedar en la herida. El Dr. An- 
drade creyó notar una vez la existencia de larvas, semejantes 
á las de la pulga, es decir, vermiformes con anillos pilíferos ar- 
ticulados, en el interior de la bolsa. El volumen considerable 
del quiste ocasiona síntomas de inflamación. Si se extrae la ni- 
gua en pleno desarrollo, dice el Sr. Cano y Alcací queda en 
su lugar una cavidad muy profunda do paredes rojas, lisas y 
v^rnlt 15 por uaa m embrana muy fina, de fondo sumamente 
¡m-edes d1°’ " nd ° Se con fre ™encia entre el quiste y las 
fserol n -'Ti qUe l0C ° ntiCnC ’ mhser ° d ™ seroso 

u sero-sangumolento. 

Período de expulsión. Los lmevecillos caen en gran número, 
e os ; e “ n ‘^T d0l0S PkS ’ Se -uentr n entonces 
eSoptí mi w T , reSqU0 fádlmentese -™-cen a. mí- 
en las personas Lando, e f S ° lamc nte, se SÓn el Dr. Coronado, 
y en la generalidad de íl ^ ° S amos pequefios mal asistidos 
adquirido una insensihir 1 'L* 05 ^. de Cul:ia ) fi Ue parecen haber 
tos huéspedes Puede • '■ ^ GSpecial para soportar tan moles- 
melón, sL iniciarse, añade, con una pequeña supu- 

quiste. flamaHOn apreciable ^ los tejidos Vecinos del 

h ® enera lidad de casos 
inflamación y supuracidr í™ 05 ’ ° d ° l0r n ° 03 considerable y 1“ 
nado dice no X n re" "° E1 m ¡smo Dr. Coro- 

ciones que refieren a]gunlTa u ° t JamaS 6SaS te ™bles complica* 
vación del Dr. Andrade hecha Í Ir E “ la 

México, la enferma m,,. , ' . e Hospital de San Andrés, en 

Estado de Morelos, curó en muí enfermedad en Yautcpec, del 
dente grave. En ese caso la - P ° C ° S dlas y sin acc J" 

fieramente desprendidas ó elevad! ^ de Color ncgr °’ K " 
lado normal: debajo do ellas se ¿ T S ™ eSas qUe “ ° CS ' 

!í te en cada dedo y dctei-mmah 00 " “ VCSÍCU,as ’ de 

inaban la elevación de las unas. 




loó 

Después de la curación persistió la desviación y la coloración 
de ellas. 

Algunos autores refieren, como dije antes, casos complicados 
de una manera grave. A veces se forman bajo déla piel exten 
n, — i. : i . ,wh'nvpn los teiidos profundos, se 


de una manera grave. A veces se lorman najo cíe ia p 
sas colecciones de pus, se destruyen los tejidos profundos se 
gangrenan algunas partes y puede haber pérdida de algunas a 
langcs y aun de los dedos. A los individuos que por estaenlei- 
medad carecen de ellos, según el Sr. Cano y Alcacio se les ü 
el nombre vulgar de Chapines. Estos accidentes c ct > nl P 
clones son atribuidos por el Dr. Coronado á las moai ac 
y efectos producidos por los procedimientos deextraccio ■ - 

Rieres, agujas y cuchillos en 


leres, aginas y cuchillos en nao J , 

que se usan en estas circunstancias para ^«1^ 
Búas, son otros tantos instrumentos que P ucc n tar 


les 


b«as } son otros tantos instrumentos que P epresen tar 

heridas intccciosas. El tétano ^™^°^ conoce ^ ^ 
°n estos casos en los climas calido» 5 1 ^mbién á las 

localidades con el nombre de Pasmo , con diciones es- 

heridas producidas por la extracción y no al. 

Pecia] es del ¡ nse cto. „v.=»rvóen algunos en- 

E1 Dr. Pombo atribuye el tétanos que = causas y á 

lernios del Hospital Civil de Veraoro* ]a ‘, ¡dermis que cubría 
a costumbre de cortar con tijera* . enfe nnos, dice, no 

los depósitos de niguas. Los desgia^ n¡guas habían inva- 

dían dar un paso sin auxilio extraño. ^ rodillas y d- 
( hd° los dedos de los pies, la P' aU ^ ‘ ágU ardar la cama 

HUnas veces las corvas y los codo». - es presentaban ja 

p0r muchos días por las lesione* de de estos enfer- 

todos los síntomas de la lcucosito-a im> 1 *n cierto»^ 

abandonados en los ranchos, n leacos item* qu 

d la influencia de las niguas, pero longa da que la* 

se desarrolla violentamente por la qme 
«oraciones de los pies los obliga a gua « días e los 

Da duración de la enferraeda e* & pro nóstieo v 

úfennos se atienden oportunamente t(?]I)pla dos, en lose 

enfermedad es leve siempre en los 0 


Iidos suelen presentarse complicaciones á veces graves como la 
gangrena, el tétanos, etc. 

Tratamiento. Como medio profiláctico se ha aconsejado el 
aguarrás (aceite de trementina): una ligera embrocación es su- 
ficiente, dice el Dr. Cano y Aleado. Cuando los insectos han 
penetrado más ó menos en el espesor de la piel debe proceder- 
se inmediatamente á su extracción. Extracción y antisepsia, en 
estas dos palabras se encierra lodo el tratamiento como lo in- 
icae Dr. Coi onado. Según este práctico, cuando se inician los 
primeios síntomas y todavía los últimos segmentos abdomina- 
es y as patas posteriores no han penetrado debajo de la epi- 
dermis, lo más conveniente es aprisionar el insecto con unas 
pinzas finas y extraerlo; teniendo cuidado de obturar el peque- 

se irr'i C 'i° C ° n v U! * 1<!U * era áos Wectante y recomendar que no 
e irrite la roncha; con esto desaparece la comezón al segundo 

con^° y a f enetraCl0en des P esor «Mdérmis lanigua, 

se “ lacpi - 

traerse en un s 1 r P 1 s u Porción más profunda puede ex- 
el 2 " ° ° mP °- Cuand0 “^cto lia formado quiste, 

be evÍu S 1 "T 1 ’" 50 ’ C ° n 1¡Seras Pasiones laterales de- 

«res, « ^ ^ 

trncSÍ^t^r-^-omendadosparalades- 

P°r su extracción se cLntln Tas" ** ' aS heridaS prod "ff** 
Recomienda el Dr Pombn l Preparaciones mercuriales. 

taño y los pediluvios. El Dr C^'T* ** DaP f' 

resultados una solución de ¿^. empleú C ° n excelenteS 

dentó para dos baños diarios du ; t* ^ ™° ‘T 

substancié ule , ’ durante tres o cuatro días. Esta 

obró muy bien bT IM en ,' Cada aIdos P°r ciento, que también 

peña los médicos mfe^oTÍ 1 ^ * US6n e " “T 
i por su eficacia y facilidad de aph- 


157 


cación. En el caso referido por el Dr. Andrade se obtuvo una 
curación rápida con lavatorios fenicados, diarios, seguidos de 
aplicaciones tópicas de sublimado corrosivo en una solución 
acuosa al milésimo. Los enfermos observados en el Hospital 
Militar de la ciudad de México por el Dr. Donaciano Cano y Al- 
cacio fueron curados, después de habérseles extraído las niguas, 
con lavatorios de una solución al milésimo de bicloruro de mer- 
curio el primer día, haciéndose las curaciones subsecuentes con 
una solución acuosa de ácido bórico al treinta por ciento. En 
casos de gangrena recomienda el método usado por el Dr. Mon- 
tes de Oca: basta poner la parte gangrenada (se entiende de la 
gangrena húmeda) en un saco con yeso calcinado en polvo para 
que esta substancia absorba todos los líquidos y transforme en 
poco tiempo la gangrena húmeda en gangrena seca, consiguién- 
dose con esto tres grandes ventajas: primera, la limitación de 
la gangrena; segunda, la desaparición del mal olor; y tercera, 
cesa la absorción de los líquidos sépticos y todas sus consecuen- 
cias. 

De' intento hacemos punto omiso el relatar las variadas me- 
dicinas usadas por el vulgo para la curación de los accidentes 
ocasionados por las niguas y para procurar su extirpación, pues 
si algunos pueden presentar alguna utilidad, la mayoría son in- 
diferentes y aun nocivos a veces. 

4 t0 - ORDEN. 

COLEOPTEROS. 

Insectos pvovistos de cuati o alus, de las cuales dos membranosas, 
inferiores, están protegidas por dos ( élitros ) duras , superiores; boca 
dispuesta para masticar; metamorfosis completa ; larvas con seis 
patas 6 sin ellas ( apodas ) y ninfas inmóviles. 

Existe entre la multitud de insectos que componen este or- 
den una familia muy interesante para la materia médica mexi- 
cana, la de los Meloides. Los individuos de ella producen una 
substancia, la eantaridina, empleada por sus propiedades vesi- 


158 


cantes, la cual no se ha encontrado en otros insectos. En Eu- 
ropa se ha hecho uso de coleópteros de esta y otras familias 
para curar la rabia, medicamento hoy desusado por completo. 
Fam. Meloideos. (Gantharidae). 

Bibl. Descripción de algunos Meloideos indígenas por el Dr. 
Eugenio Dugés. “La Nat.” vol. I, ps. 100, 125, 157; Dcscrip. de 


una nueva espec. de la Fam. de los Meloideos y rectificaciones 
sinonímicas á la Memoria de los Meloideos. Por el Sr. Dr. E. Du- 
gés>. La ]\at. vol. III, p. 47 y 4 g. Descrip. de algunos Meloi- 
dcos indig. Por elDr. E. Dugés. “La Nat.” yol. IV, p. 57; Des- 
cripción de algunos Meloid. indíg. P or e l Dr. E. Dugés. “ La 
Nat. ’ vol. V, p. 140; Las cantáridas del Estado. Por el Sr. D. 

omobono González. “El Repertorio.” Semanario enciclopédi- 
C °„ Guana juato, 17 de Julio de 1S76; Nolepour servirá laclas- 
sificatioi 1 des Méloldes du Mexique. Por E. Dugés. Extrait du 
u e m e la Soc. Zool. de France, t. XI, 1886; Descrip. de la 

y traducid f°“r el Dr ' E ' Dug& - Morelia - México. Tomada 
L di InSecLÍfe ” ™U,ndm.7. Enero de 1889; 

A PeM d rT eSPGCÍeS dC Cantáridas ácanas. P°>' Dr - 
cIZ 7 GaC ' méd - Tom.Il, 1 , 225; 

méd deM^ K<S í aía:eSPGClenUCTa ' Por el Dr. L. Jiménez. Gac. 
los ts t P - 253; para la Monografía de 

r TCS1CanteS indig0nas - Por los Sr». A. Herrera y G. 

Mendoza. Gac néd. de Méx. Ton, II, p. 264 y Ton , ni, p. 13- 
coleópteros 5 a , mMa Meloideos está comprendida en el grupo de 
on oTtals d r? S ’ Por tener cinco artejos 

>..« i?; í “ tr;*' * w “ » •— » 

«• í “¿i »* 

*«, btotatES j"" 1 " " i»' 1 ’ 

•"‘“”7 ¿ mi 2 KT •’ p 

Ll Dr. Eugenio Dugés ha formado el cuadro siguiente con las 
* 7 ~ S de la Meloideos de Méxfoo. 


159 


Tabla Sinóptica. 


1 Piezas laterales del meso y metatórax ocultadas 
por los élitros, la porción replegada de estos ór- 
ganos muy ancha. Metastcrnon corto y ancas 
posteriores cubiertas por las intermedias 


2 Piezas laterales del meso y metatórax no oculta- 
das por los élitros, la porción replegada de es- 
tos órganos estrecha. Metastcrnon alargado y 
ancas posteriores no cubiertas por las interme- 
dias 


3 Piezas laterales del meso y metatórax no oculta- 
das por los élitros. La porción replegada de es- 
tos órganos nula. Metastcrnon muy corto y an- 
cas posteriores cubiertas por las intermedias... 

A. a. Ganchos partidos, sus dos mitades iguales, 
b. Elitros cortos imbricados sobre la sutura, es- 
cotaduras sedosas de los miembros ante- 
riores ausentes, mandíbulas tridentadas... 
b' Elitros medianos, contiguos sobre la sutura, 
escotaduras sedosas de los miembros ante- 
riores presentes 

a / Ganchos dentados en la base, 
b. Elitros cortos contiguos en una muy corta 
extensión (nula?) sobre la sutura, escota- 
duras sedosas de los miembros anteriores 

ausentes 

b' Elitros envolviendo todo el cuerpo, globu- 
losos, contiguos en toda la extensión de la 
sutura, escotaduras sedosas ausentes 

JJ, a. Frente no prolongada más allá de la base de 
las antenas, labio pequeño, apenas visible, 
escotaduras sedosas délos miembros ante- 
riores ausentes 

a / Frente prolongada, sutura frontal distinta, 
labio siempre visible, escotaduras sedosas 
presentes ó ausentes. 

b. Mandíbulas prolongadas, agudas, lóbulos de 
las maxilas muchas veces alargadas, esco- 
taduras sedosas ausentes ....... 

V Mandíbulas no prolongadas, en general ob- 
tusas. Elitros enteros, antenas rectas, no 
enclava, escotaduras sedosas presentes ó 
ausentes ;••• 

1, Cabeza grande, trapezoidal, ^ último artejo 

de los palpos maxilares más corto que el 
tercero 

2. a. Vértice no elevado, primer artejo de las an- 

tenas desarrollado, el segundo largo rela- 


Meloideos verdade- 
ros. Meloini, Le 
Conte y Horn. A, 
Mcloidcos verda- 
deros, Lacordaire. 


Cnntarideos. Can-\ 
tharini, Le Conté I t, 
y Horn. Canthari-¡ 
dcos, Lacordaire. / 


Hornideos, Eugenio \ q 
Dugés. Hornii. f ' 


Trciodous. 


Ileiious. 


Megctra. 


Cystrodemus. 


Horiini. 1. 


Nemognathini. 3. 


Cantiiarini genuini 2. 


Horia. 


160 


tivamento al tercero, unas escotaduras se- 
dosas en los miembros anteriores 

a' Vértice no elevado, segundo artejo délas an- 
tenas generalmente pequeño, mucho más 
corto que el tercero, principalmente en los 
machos, escotaduras sedosas presentes ó 
ausentes 

a. Los caracteres del grupo (V. 2 A.) 

B. a. Penúltimo artejo de los tarsos cilindricos, 

escotaduras sedosas presentes ó nú. 

b. Mitad inferior y superior de los ganchos 

iguales, apartados, ganchos partidos. 

c. Escotaduras sedosas presentes, antenas rec- 

tas, hiliformes ó adelgazadas en la extre- 
midad, su segundo artejo muy corto, éli- 
tros lisos, mandíbulas cortas 

c' Escotaduras sedosas de los miembros ante- 
riores presentes. 

d. Antenas filiformes, muchas veces subgeni- 

culadas, sus últimos artejos cilindricos.... 
d' Antenas rectas, aumentando en su extre- 
midad, sus últimos artejos ovales ó redon- 
dados 

V Mitad inferior de los ganchos más corta que 

la superior, unidas entre sí (ganchos den- 
tados), labio ermaginado, cuerpo glabro, 

escotaduras sedosas ausentes 

a' Penúltimo artejo de los tarsos bilobuiado! 
ganchos partidos, escotaduras sedosas au- 
sentes 

3. a. Maxilas con el lóbulo externo prolongado, 
setáceo. b ’ 

b. Antenas no aumentando en la extremidad 
protórax cuadrado ’ 

V Antenas aumentando en la extremidad,' pro- 

tórax estrecho por delante 

a' Maxilas con el lóbulo externo no alargado.’ 
O. Ganchos sencillos, con una espina inferior 
muy larga (tres cuartos), protórax subco- 
di forme, abdomen no en besacc. antenas 
de diez artejos 


Macrobases. a. 


Cajíthakibos B. 
Maci’obasis. 


Epicauia. 

Pyrota. 

Caniliaris. 

Tregodera. 

Tetraonyx. 

Nemognatha. 

Gnaihium. 

Zonitis. 

Leonia. 


p 1 Cuan ^° a l as especies podrá dar una idea de su número la 
lista siguiente publicada en el Boletín de la Soc. Zoo!, de Fraíl- 
ela. Menciona sesenta y siete de ellas, álas cuales hay que aña- 
ir algunas más como la Leenia rileyi , nuevo género vecino de 
Hornici. 


LISTA de Helárteos mexicanos de la colección del Dr. Eugenio 
Dugcs: 

Meloini. Tmodous cordiUerai Chev. (T. Barranci Eug. Dug., 
Meloe tridentatus Lauro Mí Jiménez). 


101 


Henous carduí Gliev. (II. confería Eug. Dug.) 

Mcgdra cancellata Brandt et Erich. 

Cysicodcmus WisUscni L. C. 

Sitariki. Horma mexicana E. Dug. 

Horiini. Horia macúlala Swed. 

Cantharini gen'Uin'i. Gi\ I. Macrobasos: Macrobasis Borrei E. 
Dug.; II. labialis E. Dug.; II proiarsalis E. Dug.: II antennalis 
Deyr. 

Gr. II. Cantáridas: Epicaula cuprceola E. Dug.; E. cinctella 
E. Dug.; E. rujipes E. Dug.; E. funesta Chev.; E. obesa Chev.; E. 
puncíum E. Dug.; E. nigritarsis Chev.; E. stigmata E. Dug.; E. vi- 
cina E. Dug.; E. basalis Chev.: E. subatrata E, Dug.; E. nigra 
E. Dug.; E. rufesams E. Dug.; E. mgerrima E. Dug.; E. margi- 
nata E. Dug.; E. termínala E. Dug.; E. croceicinda E. Dug.; E 
oadlata E. Dug.; E. pundata E. Dug.; E. media E. Dug.; • sa- 
inara E. Dug.; E. mixta E. Dug.; E. albolineata E. Dug ,;E. eme- 
tipennis Chev.; E. rufpinnis Chev.; E. carmelita Chev. Ha*; E. 

xittata E. Dug. _ ■ . , v n„„ • 

Gr. III. Pyrota: P. Mylabrma Chev.; P tcuacostata E. Du c „ 

P. 4 uadrinervata Herrera y Mendoza. „ . c 

i. IV. Cantharis: a~£ %£%£££ 
Alfredi E. D ,0. He.rerayMen- 
xirensE. D.; O. cardinal# Che .. ■ . v además tres espe- 

doza; O. variabais E. D.; C. cbemna E. D„ y 
cíes no denominadas todavía. 

Gr. V. Tegrodera: T.OT^eContm ^ . D , 1. 

Gr. VI. Tetraonyx: T. frontabs Chev ., , u .} tusK 

fulvus Le C. (rufas E. D.); T. proleus Haag. («* 

D. ); T. bipartitas E. V ^ ^ E . D.; X <*» £ D ' ; 

Nemognathiki. Gr. 1. Z 

E flavicollis E. D.; E ',.^ ofol , Chev.; N. Acides, 

Gr. II. Nemognathes. 

E. D. , , F D • Ci.fiarum E. D. 

Gr. III. Gnathium; f' ! “ n ' id ó experimentadas sólo en 
Las propiedades visicantes h. Zo oio g i».-n 


162 


algunas especies. El Sr. D. Homobono González 1 estudió Can- 
tharis encera, C. quadrimaeulata y Ejokaiita nigerrima, E. pigra, 
E. cindipennis, E. stigmata: el Dr. Eugenio Dugés dice 2 haber 
experimentado el poder vesicante de Cantharis fachlatci (C. 
quadrimaeulala ?), C. (Epicauta) stigmata , C. ( Epicauta ) cindi- 
pennisy Tdraonix rufas. (21 fulms), Horiamaculaiít. Añadimos 
Treiodous barranoi , especie dedicada al Dr. Peñañcl y Barranco, 
pues sus propiedades vesicantes parecen bien establecidas. Da- 
mos á continuación la descripción de estas especies según sus 
autores respectivos, reservando el referir sus propiedades ve- 
sicantes después de hechas las descripciones. 

Cantharis encera. (Chev. Coleóp. de Méx. Cent. 1 fase. 3, nú- 
mero 56 (Klug. inédita. Dug. “ La Natur." v. I, p. 109. 1“ Serie). 

Log. 0”"030 á 0™018; lat. 0““009 á 0“004. 

Cabeza cuadrada, poco estrecha en su parte inferior, incli- 
nada oblicuamente hacia adelante, truncada en el vértice algo 
convexa en la frente, aplanada, lisa negra, roja en su parte su- 
perior, con un punto negro frontal (este punto es más bien 
una linea negra que divide en dos laporción roja); el color rojo 
se adelanta hacia la parte baja de la cabeza formando un ángulo 
anterior; arriba convexa y deprimida abajo; barba redondeada 

ransversalmente; lengüeta cordiforme escotada por delante; 
maxilares de dos porciones; la interna cuadrada, la externa un 
poco curva, guarnecidas de pelos rojizos; mandíbulas fuertes, 
con la punta escotada, sinuosas bacía adentro. Labro grande, 
ensanchado redondeado en sus ángulos y escotado por delante; 
palpos labiales de tres artículos: el primero pequeño, el segundo 
mas grane e y triangular, el tercero grande y triangular también, 
pero alargado, trozado en linea recta en la extremidad; palpos 
maxilares de la misma forma, siendo el último oblongo y me- 
nos grueso en la hembra. Antenas moniliformes, de un negro 
lustroso; en la hembra de once artículos: en el macho el pri- 

1 “El Bepertorio.’; Semanario enciclopédico. Guanajuato, núm. 23. 1870. 
- ™ nt ' * U S °°' - - 


163 


mor artículo es grueso, el segundo pequeño, el tercero algo gran- 
de, triangular, con el ángulo superior y externo un poco más 
grande que el interno, el cuarto triangular con el ángulo supe- 
rior é interno muy desarrollado y agudo, quinto con el mismo 
ángulo prolongado en forma de cuadro, sexto de la misma forma, 
pero con la prolongación mucho más estrecha, séptimo, octano, 
noveno y décimo moniliformes, undécimo ovalar y puntiagudo. 
Coselete un poco más largo que ancho, derecho y realzado en su 
base, cortado oblicuamente hacia atrás de la cabeza, lo que le 
da aspecto anguloso en los lados; hacia la parte anterior de su 
longitud, es liso, lustroso y un poco aplanado. Escudete grande 
y triangular. Elitros deprimidos de cada lado del escudete, muy 
largos, doblemente más anchos que el coselete; los hombros se- 
parados del coselete, derechos y redondeados sobre los élitros; 
estos últimos, paralelos, redondeados en la extremidad, menos 
del lado de la sutura, rugulosos y con una nervadura longitu- 
dinal poco aparente. Abdomen muy obscuro y negruzco; patas 
del mismo color; piernas medianas, ensanchadas más allá del 
medio, con una dilatación curva en el extremo, en el macho; 
tarsos largos, delgados en su nacimiento, guarnecidos por deba- 
jo de un cepillo de pelos; de los espolones de las patas poste- 
riores, el interno es pequeño, el externo muy ensanchado y tro- 
zado oblicuamente en su extremidad; ganchos de dos divisiones, 
la superior más grande y negra, la inferior amarilla. 

El color general de este insecto es el negro, menos la man- 
cha de la cabeza y la membrana conectiva de los anillos abdo- 
minales que son rojos. 

Vive, según Ghevrolat, en Guatemala y México, nosotros las 
hemos recibido, y en gran cantidad, de Silao, en el Estado de 
Guanajuato. 

Existe también en los alrededores de México, Pachuca y Ato- 
tonilco el Grande. 

Cantharis fasdolata. (Lauro M. Jiménez, Gaceta Médica de 
México. Tom. II, núm. 16). 

Long. 0 mm 022 á 0“”011; lat. 0 mm 006 á 0""003. 


164 


Esta cantárida presenta exactamente los mismos caracteres 
genéricos que- la bifasdatus de Sturm; los mismos colores, la 
misma distribución de las manchas, la misma conformación de 
los últimos anillos del abdomen del macho; sólo se diferencia 
de la anterior por los colores del abdomen, pues en lugar de 
ser completamente negro, tiene su cara superior de un color 
rojo moreno con fajitas transversales negras en el bordo infe- 
rior de cada anillo, su cara inferior es negra en su parte media 
y rojo moreno á los lados. 


. 1 ariedad A. Las variedades dependen principalmente de la 
diversidad de las manchas supero anteriores de los élitros; este 
carácter solo, podía dar material para describir siete ú ocho va- 
riedades, pero creemos que será suficiente decir que en la pri- 
mera la mancha superior se extiende hacia delante, al grado 
que cubre todo el hombro, dejando solamente dos porciones 
amarillas, la media y la terminal ó posterior, y que en otras va 
usmmuyendo y estrechándose hasta formar una línea, unpun- 

po’skriOTr’ 6061 ’ 00 ™ 11161 ™® 1 '’ c l ueclancl0 “las dos manchas 

mn abrir. ■ ^ ^ ons ' sle 011 c l ue en algunos ejemplares el últi- 

color i f enteramente r °j°. y que en otros, el mismo 
color se extiende al primero y segundo anillos. 

(Lylta cinctipcnnis. Chev., Colcóp. de 
h fase. 3, núm. 59). 

Long. 0"»013 á 0""145; lat. 0"”035 á 0""004 
snretíone ZT’ ,T 1)000 aplanada > cuadrada, inclinada; 

. ligeramente po/cielánte^manSul^H^ti 3 C ° rdiforme 

. , ' L ndibulas de dos porciones laintei- 

na redondeada, la externa , f ' , 
das mmr t enconada y aguda, cubiertas de cer- 

Í™ S; t Dlalldíbulas fortes con un diente pequeño 

ran v ' r PU ’ 7 “ Sendlla ’ “embruña interna; labio 
/o nevóme, ligeramente escotado; palpos labiales de tres articu- 

‘ Pnmero pecpi ™. el segundo grande, triangular, el tei- 


165 


cero ovalar truncado oblicuamente: palpos maxilares de cuatro 
artículos: el primero pequeño, el segundo menos grande que el 
tercero y el cuarto; este último ovalar truncado y el anterior 
triangular. Antenas negras de once artículos: el primero gran- 
de, segundo pequeño, tercero doble del anterior, desde el cuar- 
to hasta el décimo alargado, el undécimo ovoide y puntiagudo. 
Ojos transversos; cuello estrecho; coselete negro, cuadrado, obli- 
cuamente truncado en los ángulos anteriores, inclinado, recto 
y marginado hacia atrás, puntuado, con un surco mediano y el 
margen vestido de pelos blancos. Escudete punetiforme, blan- 
co, élitros muy negros, un poco más anchos que el coselete, re- 
dondeados en la sutura y el borde, rodeados de una línea blan- 
ca formada de un plumón que se quita con facilidad; abdomen 
de seis anillos, negro y cubierto de pelos blanquizcos; patas ne- 
gras, con la misma vellosidad; en las extremidades de las pier- 
nas posteriores hay dos espinas iguales y fuertes. Ganchos ro- 
jizos, divididos. 

Según Chevrolat, se encuentra cerca de las minas de Zima- 
pan: nosotros la hemos hallado en gran cantidad en los cerros 
de Guanajuato en una planta compuesta y en el mes de Julio. 

Caniharis stigmata, Dugés. (“La Natur.” v. I, p. 159. lí Se- 
rio). 

Long. 0““010; lat. 0“’”003. 

Cabeza negra, inclinada, triangular, aplanada vista de lado, 
•cubierta de pelos cenicientos, con un punto rojo en medio, y 
una línea pequeña y negra sobre el vértice; barba transversal, 
redondeada á los lados; lengüeta cordiforme, escotada y vellu- 
da; maxilares de dos lóbulos, setosos, el interno un poco curvo 
y anguloso; mandíbulas fuertes, con un pequeño diente sencillo 
cerca de la punta y una membrana interna; labio transverso, es- 
cotado; palpos labiales de tres artículos: el primero pequeño, se- 
gundo triangular, tercero triangular, más grande, casi cuadrado, 
cortado rectamente; palpos maxilares de cuatro artículos: el 
primero pequeño, segundo triangular, mayor de todos, tercero 
triangular, cuarto más grande que el tercero, obovoideo y cor- 


160 


lado oblicuamente. Antenas negras, filiformes de once artículos: 
el primero grande, segundo pequeño desde el tercero hasta el 
décimo disminuyendo y terminando en punta aguda el undéci- 
mo. Coselete campanuliforme, más largo que ancho, poco an- 
gosto por delante, negro, cubierto de pelos cenicientos, surco 
longitudinal poco marcado, el borde posterior poco escotado, 
con una linea realzada. Escudete pequeño, triangular, negro y 
velludo. Elitros más anchos que el coselete, largos, cubriendo 
el abdomen, redondeados en su extremidad libre, negros y con 
pelos cenicientos, estos pelos en todas las partes del cuerpo se 
quitan con mucha facilidad, de modo (pie el insecto queda ne- 
gro, habiendo siempre algunos puntos que quedan velludos. 
Abdomen de seis anillos, negro, con pelos cenicientos, más blan- 
quizco en el borde de cada anillo; patas negras con pelos ce- 
nicientos también; tarsos normales negros; de los espolones, 
el externo más grande; ganchos rojizos, divididos. 

Se encuentra en gran cantidad sobre el convolvulus variabi- 
hs (quiebraplato) de cuyas ñores se alimenta; cuando se le com- 
prime suele arrojar por la boca un líquido violado. Mes de Ju- 
lio: en Guanajuato. 

Cantharis nigra, Dugés. (“La Natural/’ v. I p 161 1“ Se- 
rie). ’ 

Long. 0“”017; lat.0""046. 

Cabeza negra, inclinada, triangular, aplanada, con un punto 
rojo en medio y una linea longitudinal ligeramente realzada; 
barba transversa, redondeada en los lados; leng üeta cordiforme, 
escotada, velluda; maxilares de dos lóbulos casi del mismo ta- 
maño, Cuadrados y velludos; mandíbulas fuertes, con un peque- 
ño diente cerca de la punta que es escotada; labio transverso 
escotado; palpos labiales de tres artículos: el primero pequeño, 
el segundo glande, triangular, tercero casi securiforme; palpos 
maxilares de cuatio artículos: el primero pequeño, segundo 
triangular, más grande que el tercero, éste triangular también, 
cuarto obovoideo, truncado oblicuamente; antenas negras f£U- 
lormes, de once artículos; el primero grande, segundo pequeño, 


1G7 


tercei’o grande; desde el cuarto hasta el décimo disminuyen pro- 
gresivamente; el undécimo es puntiagudo. Ojos transversos, es- 
cotados; cuello normal; coselete negro, campanuliforme, más 
largo que ancho, angosto por delante, surcado longitudinalmen- 
te y escotado en su borde posterior, que es un poco deprimido. 
Escudete muy pequeño, negro, trirngular. Elitros más anchos 
que el coselete, redondeados en su extremidad, negros, puntua- 
dos finamente lo mismo que la cabeza y el coselete, y cubiertos 
de pelos finos. Abdomen negro de seis anillos; patas negras 
normales; espolón externo de las piernas posteriores lanceolado 
y más grande que el interno; ganchos rojizos divididos. 

So encuentra en Michoacán, Hacienda de la Noria, en los me- 
ses de Junio, Julio y Agosto, en una especie de convólvulus, 
vulgarmente conocida con el nombre de espantalobo. 

Cantharis mgerríma, Dugés. (“La Natural.” v. I, p. 1G2. 1“ 
Serie). 

Long. 0””020; lat. 0 ral "006. 

Cabeza negra, triangular, plana é inclinada, con un punto 
rojo en medio; barba transversa con los lados redondeados; len- 
güeta cordiforme escotada; maxilares de dos lóbulos, encorva- 
dos, setosos; el externo más grande que el interno; mandíbulas 
con la punta escotada, algo alargada en forma de gancho, la iz- 
quierda presentando un diente pequeño y agudo cerca de la 
punta; labro transverso, escotado, con los bordes redondeados; 
palpos labiales de tres artículos: el primero pequeño, el segun- 
do triangular, alargado; tercero más pequeño que el anterior, 
un poco securiforme; palpos maxilares de cuatro artículos: el 
primero pequeño, segundo más grande, triangular, alargado; 
tercero triangular, de la mitad del volumen del segundo; cuarto 
ovoideo, doble del tercero, dilatado en la extremidad y con los 
ángulos romos; antenas filiformes de once artículos: el primero 
grande, segundo pequeño, tercero algo grande, triangular; des- 
de el cuarto hasta el décimo un poco triangulares y deprimidos; 
disminuyen gradualmente hasta el undécimo, ovoideo, alargado 
y puntiagudo; ojos transversos, negros. Escudete negro, peque- 


no y triangular. Coselete cuadrado, muy angosto por dolante, 
con una línea longitudinal poco profunda y un borde realzado 
en su parte posterior. Elitros negros, que cubren todo el cuer- 
po, redondeados en su extremidad. Abdomen negro, de seis 
anillos; patas negras, normales, con el primer artículo de los 
tai-sos anteriores un poco dilatado, espolón externo de las pier- 
nas posteriores un poco más fuerte que el interno; ganchos bí- 
fidos, morenos. 

Este insecto es de un color negro muy intenso y todo cu- 
bierto de una fina pubescencia que le da semejanza con el raso; 
lo hemos encontrado en una calle de León (Estado de Cluana- 
jua o) y suponemos que fue llevado con las cargas de alfalfa en 
el mes de Julio; también se halla en el Mineral del Cedro 

Ho,™ macúlala. (Fab. Oliv. Col. III, 53 bis). (Cucullas ma- 
culata, Suseder). 

Long. 0 "" 032 ; lat. 0 "" 010 . 

Cabeza muy grande, plana encima, inclinada, tan ancha co- 
mo el coselete, principalmente en el macho, trapeciforme en el 

* «5° ... s üi 

lóbulos di! r a ° J1VaI ’ peque0a; Ien ® üeta Wflda, con sus 
f ;lnaXÍIareS de d ° S 1Óbul0S “rneos, ^1 inter- 
des más en el^ C ^ no S rue s°, grande y oval. Mandíbulas gran- 
Íe*r “ l0,UtlBfae de dob[ e longitud que la 
Labl '° redondeado por de- 

SSst y " reSC ° n d ÚUimo artículo oval, 
ñas comprimidas “* V ? I “ 0! ’’ 1 , UnuIados ’ su b-deprimidos. Ante- 
di : a base dei cos °; ete ’ 

más cortos que los siguienteT ll 5 ' t0rCer ° ^ Y 

que el décimo, oblongo-ova CoS eU “ P ° C ° T 

transversalmente, un poco aneo T T° C ° nVeX °’ 

los ánoiUo- i i angosto por delante, redondeado en 

,tad0enareo “ medio de su borde anterior. 
So E t n! 3 ; gra representa “ triángulo curvilíneo y alar- 
terminación ° p *f 0S ’ Paia el ° S atadamente, redondeados en su 
■ Patas comprimidas; muslos medianamente robus- 


160 


tos; piernas con espolones cortos; tarsos largos, guarnecidos por 
debajo de pelos finos, el primer articulo y el último ahogados. 
Ganchos robustos divididos en dos porciones, la superior retor- 
cida y pectinada, la inferior delgada, más corta y soldada en su 
base con la precedente; cuerpo lampiño. 

Este insecto tiene la cabeza y el coselete de color leonado; 
los élitros del mismo color con una mancha en cada base en 
forma de herradura, reuniéndose en la sutura; dos manchas su- 
turales, una en el primer tercio y otra en el segundo, poco irre- 
gulares; otra en la extremidad, de la misma forma que la de la 
base, y por último dos laterales. Todas estas manchas son ne- 
gras. 

Sabemos solamente que este insecto es de Colima, sin poi 
menores algunos sobre su género de vida. _ 

Tetraony-v rufas, Dugés. (“La Natur.” t. I, p. 105. V Sene). 
Lona. 0"”009 á 0”“012; lat. 0“"004 á 0"“00o. 

Este insecto presenta todos los caracteres típicos del genero 

de color leonado reluciente, con las 
la boca y el abdomen negros. Los muslos í P 
de color leonado, exceptuando su quinta parte de la exüennd 

q “ci:ri°s ssí — — ° *• insect ° 

" “ 1. 1, P- 102. » Se- 

n %c/oe tucci ? Peñafiel y Barranco). 

/ tridentulus, Lauro Jiménez). ^ 

O»”044; lat. 0'“'010. , b transversa, di- 

Cabeza triangular, inclinada y a£^£ ^ 

j atada y redondeada en sus lados bor de ante^ 

güetacasi córnea, setiforme, esco a í bi-articulado y 

con dos lóbulos cuadrados y setosos, el exter 


170 


en forma de gancho. Mandíbulas sobresaliendo poco del labro, 
sencillas en su extremidad, pero llevando en su lado interno tres 
fuertes dientes, uno formado por la punta y los otros dos abajo. 
Estos tres dientes se distinguen á la simple vista. Labro trans- 
verso, dilatado, escotado por delante, con sus ángulos anterio- 
res arredondados; palpos labiales con su último artículo poco 
oval; palpos maxilares en su último artículo cilindrico, deprimi- 
do y obtuso en su extremidad. Ojos medianos poco salientes, 
transversos, sub-reniformes. Antenas medianas con el segundo 
artículo muy corto, el undécimo alargado, cilindrico y acumina- 
do en su terminación. Coselete pequeño, más angosto que la 
cabeza y los élitros, plano encima, vertical á los lados y escotado 
en la base. Falta el escudete. Los élitros cubren una gran parte 
del abdomen del macho, pero apenas llegan ai segundo anillo 
abdominal en la hembra, imbricados, describiendo su borde in- 
terno una parábola. Abdomen voluminoso y blando; patas bas- 
tante largas y robustas; caderas muy salientes en su parte in- 
terna; piernas alargadas, espolón externo de las posteriores 
dilatado y truncado en la extremidad; tarsos tan largos como 
las piernas, los artículos de los anteriores un poco dilatados en 
el macho; ganchos amarillentos, divididos en dos porciones igua- 


Este insecto es de un negro muy intenso y lustroso. Lo lie- 
mos encontrado en Silao, perteneciente al Estado de Guanajuax 
s ’ 1 alfa ' fa »h'ra), en el mes de Junio; también 

„ 0 „„ 6n At ° ton,lco el Grande, distrito del Estado de Hidal- 

Pekafiei°y Barranco! ^ ^ " UeStr0 com P rofesor el Sr - 


el Sr ' T/cTÍ° Un 11MV0 género con el Meloe descrito po 

á pesar de ^ ^ * enei en esto nin S una vacilación 

pesar de Ia s que había tenido eKr n i T - /r i n 

ceta Médica de México, t. II, núm S J “ ^ 

CoU 6 P<*™ de Th. Lacordaire, qu ¿ e ^ P °, r<IUe “ el f MrB * 
’ " ue es obra mas moderna qui 


sobre géneros de insectos se ha escrito, no liemos hallado nin- 
guna indicación siquiera de los tres dientes que presenta el j\Ie- 
loe que forma nuestro nuevo género, y por cuyo motivo lo hemos 
llamado Treiodous. La especie la hemos denominado liananci, 
del apellido del primer naturalista que hizo su dtsciipcio y <■ 
quien suplicamos acepte tan justa dedicatoria. (E. 

T na o^nopip? fie Cí ^ n1 n 


mós acepte tan justa dedicatoria. ^ 

especies de cantáridas citadas, y probablemente 

componen la familia lirioideos, ttoen 
Mosca de España ó Cantárida europea, ciei tacan 1 a ' ‘ 

.le cavtañdí substancia vesicante no azoada cuya formula 

C" H° o.* Es,; substancia aislada se 

laminitas incoloras que esparcen vapore^ a i os aceites. El 
á 210 °- « saludable en todas meiio áo^u- 

Principio vesicante se disuelve e » 

Ilición. (Guibourt. Jlist.natur. des c ’ogu 4drainist radas impru- 
Las cantáridas son acres y corrosnas. Tene namiento y 

dentemente al interior, fácilmente P 10C ]a s vías génito-urina- 
sus efectos principales son notables - o jj cam ento afrodi- 
tas. Por esta razón se han usado “ n eos . mas ahora ese 
s * aco propio para excitar los e&e . dolido por compl et °- 

por sus inconveniente 5 esta alcohóUca como®^ 


Por esta razón se han usado s . mas ahora ese 

propio para excitar los \ eo& . qbo üdo por completo- 

as o por sus inconvenientes esta C ^ Í ohó lica como excitan 

exterior se emplea todavía la ^ ' cant áridas es la con- 
? e la Piel; poro el empleo Laexpenen^cl - 

fec ción con ellas de emplasto» can táridas del . 

'Postrado q ue ios propios c» ^ rope n, 

¡® as activos quo los de la 1 ¡dérmica en muc ^ dc 
° na L., levantando la am I 1 . c ¡ nc0 horas e ° cSCCl \A- 

li «Ppo, pues bastan á veces cua ra lmeute la _ 

ile X ó doce. ¿El efecto que prod ^ como aiS un ° sea ¿ a tos 
‘‘‘das sobre las vías urinarias es ste puut on °P da ¿ eS de 

clei b usando las del país? Rcspec las P*° Klu g., le 

suficientes: M. Courbon, que ha ^ o&P " pítales. 

a cantárida puntuada de Mon m ^ los órga» n0 cs tá 
atrib U y e una perfecta inactiva . ues tras can 
(Guibourt). La acción vesican o 4 


estudiada en todas sus especies numerosas. Es probable que 
todas la posean en grado mayor ó menor; en algunas es tan 
activa “ que se han dado varios casos, dice el Sr. D. Homobono 
González, en que algunos labriegos han perdido las uñas por 
cebar su cólera partiéndolas con éstas al encontrarlas en los 
sembrados de frijol, cuyas flores destrozan.” 

El Dr. Eugenio Dugés dice haber experimentado solamente 
* P ° der Ve3,cante de Iaa cantáridas fasciolata, sligmala , c incli- 
penms y Tdmonyx rufas; la primera poseo la propiedad vesi- 
me lo misino que la cacera del país ó \sl vesicatoria do Europa. 
eunri'^T ^ de la H° ria ma <ulata, añade, contenidos en tres 
¡ a °’ C . a ' r ° de alcoll °l, han sido suficientes para que al mo- 
rí e causaftm m ardor molesto. ‘ 
seis esne^ H , 0m0b “ n ° G ° nzález hiz ° algunas experiencias con 
de Guanaiuat 6 Cantanda f dc las más abundantes en el Estado 
les. Con el oMeto'd a ^ er ' su “ r hasta I 11 ' 5 punto podían sor úti- 
ellas contienen ' ° C etermmar la cantidad de cantaridina que 
de EuC “1 °T a ? d “ C ° n k dc la cantárida procedente 

todo experimental. 0 Cm °. * ^ C ° m ° a aquellíls al mismo 
Maris vesicatoria v \ P r "T" P °' pulverizar 2 gramos de Gra- 
de las seis espeles ir “"i 110 ^ de cada 

da de éstas- las , pms ’ as como el mismo peso de la mez- 
a ep Jfengn “i" 6 ° Ch ° días - aada cual en vasija 
mo tiempo y en fl If” 100 *1 - G alcollcl1 a 90 °; °n seguida, á un mis- 
ios residuos con otm-Vs' 8 mt ° S ' S6par ° los Ruidos, lavando 
Vidrios de reloi somp r - m™ 08 dehnism ° alcohol; después en 
de los licores pesado^ * “ eVaporaci(5n espontánea cada uno 
bo de ocho dídr~ e ,0S VÍdrios ™cíos, y al ca- 
cristales de cantaridina mezclados °c llqUltl °’ CIUedand ° SÓ1 ° 

aceite y de las otras snM, ■ con una Pecpieña cantidad de 
señalan los autor . , ■ ‘ nClas que en Pequeñísima cantidad 

d sáfente V °' ™ ' tomar cl Peso, cuyo resultado fue 

"*■ PMel Dr - E - Dag. - La Natural.” 


173 


PESADAS. 

Vidrios solos. 

Vidrios con 
enntaridina. 

Cantaridina. 

Extranjera 
tomada 
por unidad. 

— 

Gram. 

Gram. 

Gram. 

Gram. 

Cantharis vesicatoria , Geof. 

7,312 

7,507 

0,195 

1, 

,, cuccra } Chevrolat 

8,457 

8,962 

0,505 

2,690 

„ quadrimaculata, Dejaen. 

7,357 

7,903 

0,546 

2,800 

Epicauta nigerrima , E. JDug 

7,153 

7,498 

0,345 

1,769 

„ nigra , E. Dug 

6,682 

7,116 

0,434 

2,226 

,, cinctipennis, Chcv 

8,717 

9,205 

0,488 

2,583 

,, stígmata , E. Dug 

S,434 

8,997 

0,563 

2,887 

Mezcla de las seis especies del país. 

S.040 

9,100 

0,460 

2,359 


Resulta de los datos obtenidos por el Sr. González, que de 
las seis especies de cantáridas estudiadas, la menos rica en can- 
taridina, Epicaiíla nigerrima, contiene mayor cantidad que la 
extranjera, y la más rica, E. stígmata , contiene cerca del triple. 


La mezcla de las Seis especies del país da un término medio. La 
mezcla será en su uso de muy buen éxito, añade el Sr. Gonzá- 
lez, puesto que contiene cerca de dos tantos y medio de eanta- 
ridina de la que contiene la extranjera. 


erse 

en cuenta que: 


8 cantáridas vesicatoria 

pesan 1 gramo. 

5 

, nigerrima 

jj jj )> 

16 

„ nigra 

>> jj n 

24 

cinctipennis 

n jj i) 

5 

n encera 

jj jj n 

8 

quadrimaculata 

JJ >! » 

19 

stígmata 

n >t >> 


Por esta razón, hace notar el Sr. González, algunas cantáridas 
del país se pueden usar en número menor ó igual á la extran- 
jera con mucho mejor éxito, principalmente tratándose de la 
quadñmaculata que abunda tanto en los alrededores de Pénja- 
mo. La época más propicia para colectarlas es la de las lluvias, 
cuando las aguas ya se han estacionado . 1 (Julio y Agosto). La 
facilidad que hay para colectar las cantáridas en Europa, hace 


1 Las Cantáridas del Estado. Por D. Homobono González. “El Keperto- 
rio.” Semanario enciclopédico. Guanajuato 1870. 


174 


que su precio no sea muy elevado; mientras que las especies 
del país, por el contrario, son de difícil colectación y esta cir- 
cunstancia influirá sin duda entorpeciendo su aplicación gene- 
ral en la terapéutica. La especie europea se recoge fácilmente, 
porque se reúne en sociedades numerosas para pasar la noche 
en algunos árboles, como los fresnos y otros. En la mañana, 


antes de que les pase el adormecimiento producido por el frío 
nocturno, se sacuden las ramas del árbol y los insectos, no pu- 
diendo todavía volar, caen al pie de él sobre lienzos de color 
claro que previamente se lian colocado en el suelo. Cogiendo 
en seguida este lienzo por sus cuatro ángulos se le sumerge en 
un deposito de agua avinagrada, cuya operación basta para ma- 
tar á los insectos. Después se les hace secar y so les guarda en 
ráseos tapados herméticamente, en los cuales pueden conser- 
var sus propiedades vesicantes por muchos años. El manejo de 
cantáridas frescas con las manos desnudas tiene sus incon- 
nmesven I r eS0 l0S COlectores de ellas usan guantes que les 
LnaTes. aCCldent ° S Ó ménos ^ que pueden oca- 


510. 


HUfENOPTEItOS. 

ahs°Z"tr Sta !a SUCCÍ&n; fot?**»; o** 
n^osúZpZ™ ne> ' mdWm ° mndeS ° íU °* 

costumbres y manera de vivir t ' 7 ™ inte%enda ’ P °, r f 
modernos colocan los him , tan "fresantes, los naturalista 
los insectos, h», ■ • , eno Pf° ros en el primer lugar entr 

«os entre los insecto^TT 1 de SU l30ca los hace hltermelii£! 
Sus mandíbulas sólo leTs' 1Cad ° leS 7 l0S insectos chupadores 
especiales mm 1 a lrven para fabricar las construecione 

que les s.rven de viviendas; son las herramientas ir 


dispensabas para sus labores. De las cuatro alas membranosas 
y transparentes, las anteriores son mucho más grandes que las 
del par posterior; carecen por completo desalas algunos Icneu- 
mónidos, las hormigas obreras, etc. El abdomen, compuesto de 
varios segmentos, se une generalmente al tórax por una porción 
estrecha ó pedículo. En las hembras lleva en su terminación 
un taladro ó un aguijón venenoso. El primero es un instrumen- 
to que sirve para la puesta de los huevos. Su forma es variable 
y se ha comparado á una sierra, á una escofina, etc.; se com- 
pone de un aguijón córneo resguardado por dos hojas que le 
sirven de vaina ó estuche. El aguijón venenoso está en relación 
con una glándula, provista de un receptáculo, que secreta el 
ácido fórmico. Instilado en el cuerpo de los insectos paraliza 
sus movimientos. A las abejas les sirve de arma defensiva. Las 
patas del par anterior están alejadas de los dos pares posterio- 
res que son muy próximos. Generalmente los tarsos tienen cin- 
co artejos, siendo más largo el primero. Las obreras de las abe- 
jas tienen una cavidad en la cara externa de las tibias (cesto ó 
canastilla) y una especie de brocha formada por pelos finos en 
el primer artejo del tarso; estos son los órganos para la reco- 
lección del polen de las flores y de las substancias ( propolis ) 
que emplean en la construcción de sus viviendas. 

Al volar los himenópteros producen un zumbido causado, se- 
gún Landois, por el movimiento de las alas y por las vibracio- 
nes de ciertas membranas situadas en las aberturas por donde 
se introduce el aire indispensable á la respiración, llamadas es- 
tigmas. Estos aparatos vocales se han comparado á los silbatos 
de lengüeta y producen sonidos á voluntad del insecto; no son 
así los producidos por las alas que son naturalmente involun- 
tarios. 

Son verdaderamente dignas de estudio las asociaciones de los 
himenópteros; sociedades numerosas en las cuales los trabajos 
todos, la defensa común, etc., están perfectamente organizados. 
Existe en ellas un grupo numeroso de seres, llamados antes 
neutros, que no son sino hembras cuyos órganos genitales han 


abortado, obreras encargadas de todos los trabajos. En algunas 
especies ellas ponen huevos no fecundados que producen ma- 
chos. (Partenogenesis ó generación virgen). 

Las metamorfosis son completas pasando por los estados di 
huevo, larva, ninfa é imago ó insecto perfecto. Las hembras po- 
nen siempre sus huevos en un lugar á propósito para la segu- 
ridad de su progenitura y para que al nacer las larvas encuen- 
tren oportunamente el indispensable alimento. Algunos tienen 
la precaución de poner junto á cada huevo una cantidad sufi- 
ciente de alimento ( Molipona , Trígona). Los himcnópteros cava- 
dores depositan en las cámaras terminales de sus galerías sub- 
terráneas insectos vivos, cuyos movimientos han paralizado con 
sus piquetes emponzoñados. Los cínipes taladran las partes 
blandas de los vegetales y dan lugar á la formación de excre- 
cencias, conocidas con el nombre de agallas , de cuyos jugos se 
nutrirán sus larvas. Por último, los icneumones taladran el 
cuerpo de los insectos y colocan sus huevos allí para que al des- 
arrollarse las larvas vivan como parásitos, á sus expensas, pro- 
duciéndoles la muerte. Estos pequeños seres desempeñan un 
papel importante en la naturaleza, pues ponen un límite á la 
multiplicación excesiva de los insectos y, conservan así el equi- 
librio indispensable á la armonía del universo. 

El orden himcnópteros se divide en dos sub-órdenes, los Te- 
rebrantes cuyas hembras están provistas de un taladro y los 
Porta-aguijones, cuyas hembras tienen un aguijón en relación 
con una glándula venenosa. Al primero pertecen los cínipes que 
producen las agallas y los icneumones; al segundo las hormigas, 
las abejas, las avispas, etc. 

Fam. Formicidae. Hormigas. Cabeza triangular, con ante- 
nas en codo; mandíbulas fuertes de mayor tamaño que las otras 
partes de la boca. Alas con una célula cubital; abdomen oval, 
pediculado. 

Bibl. Notas sobre las hormigas mexicanas, por Eduardo 
Norton. “La Nat.” vol. III, p. 179; Sur une nouvelle esjréce de 
fourrni du Mcxique , par M. Wesmael. Butt. de l Acad. Roy - 


177 


de Bmxelks, 1838. Torn .. V, p. 766-771. Tracl. y anot. por el Sr. 
Angel Núñez Ortega. “ La Naturaleza.” Vol. VI, p. 211; Obser- 
vaciones acerca de la Hormiga de miel, Myrmecosishá mdliger, 
Wesmaél. Trad. por A. Herrera (hijo). “ La Naturaleza,” vo- 
lumen VII, p. 1; Hormigas de miel, por el Sr. D. José Alzate y 
Ramírez. Gacetas de Literatura. 1792; Las Busileras ú hormi- 
gas de miel. Por el Sr. D. Pablo de La Llave. Registro Trimes- 
tre. Méx. 1832. Reimpr. en “La Naturaleza.” Vol. VII, p. 85. 
(Apéndice); La hormiga agrícola. La Natura, núm. 439. 1881. 
Trad. en “ La Naturaleza,” México. Vol. V, p. 50 (Rev. eientif.) 

H. N. Se ha escrito tanto y tan bien respecto de estos hi- 
mcnópteros, que realmente nada nuevo puedo añadir. Sólo lla- 
maré la atención acerca de algunas particularidades de su his- 
toria natural. “ La actividad psíquica de que están dotados estos 
insectos, dice Claus, se ha establecido de una manera induda- 
ble por las observaciones de P. Huber, de J. Lubbock, etc. Na- 
die puede hoy negar que las hormigas tienen memoria, que pue- 
den reconocerse entro si, cambiar comunicaciones y animarse 
para las labores comunes. Ellas cuidan de*los pulgones como 
nosotros de nuestras vacas lecheras, transportan provisiones á 
sus habitaciones, construyen callos, fabrican túneles aun deba- 
jo de los grandes ríos, marchan al combate en columnas regu- 
lares y sacrifican heroicamente su vida en pro de la comunidad. 

En los países en que se multiplican con-exceso algunas espe- 
cies emprenden expediciones en inmenso número y entrando 
en las habitaciones del hombre destruyen todos los comestibles. 
El naturalista D. Pablo de La Llave cita algunos ejemplos que 
prueban la voracidad de cierta especio que llama bkcodiera, y 
hablando de la ferocidad de la hormiga soldado, que vive en 
Córdoba y sus contornos, dice: “¿Quién creería que la visita 
de este insecto en las habitaciones es para el hombre un pre- 
sente inestimable de la Providencia en las tierras calientes? En 
efecto, aun antes de llegar a las casas, ya los insectos de que se 
alimentan presienten su exterminio, y salen á luz, más que sea 
á medio día, alacranes, toda especie de arañas, cientopies, gri- 

Zoología,— 12 


178 


líos, cucarachas y hasta ratoncitos y culebrillas, todos se ponen 
en movimiento y corren aturdidamente, pero sus esfuerzos son 
inútiles; llega, en fin, el atroz enjambre en una especie de des- 
orden, ó mejor diré, desplegados sus terribles batallones: nada 
hay que pueda resistir á su inexorable furor; cuanto encuentran 
allí mismo lo devoran, y concluida la matanza, suben ordina- 
riamente en columnas por las paredes y techos, en busca de 
los insectos que se han quedado ocultos en sus escondrijos y 
madrigueras. En poco tiempo registran y dan vuelta á toda una 
casa, y cuando se retiran es porque ya la dejan limpia.” 

Es curiosa la manera de picar de estas hormigas referida por 
el mismo naturalista: “dos veces que lo han hecho conmigo 
en el monte, por no advertir que por allí andaban, sentí un pi- 
quete general, es decir, que fueron subiendo por los pies ó in- 
troduciéndose sin hacer mal, hasta que todas ó casi todas me 
picaron á un tiempo, como si hubieran recibido una señal para 
haceilo. Por la costumbre de viajar en columnas como solda- 
dos, por su carácter irascible y por sus formidables mordeduras, 

creo que la especie* que se refiere el Sr. La Llave es el JEciton 
mexicana. 

Ademas de las especies citadas, son notables en Móxico la 
hormiga arriera, (Ecodoma mexicana Smith; la hormiga de miel, 
si eia, mochilera ó vinito, Myrmecocysius melligerus Wesmael; 
tePseudomyrma bicolor y P. ^mdula? y la hormiga agrícola, 
ai ata. La anieia, llamada así por caminar en columnas 
■ ,, 0S mu ^ c ^ ei0:3 ó arrieros, es un verdadero azote para la 
agricultura; come hojas, frutos y granos. El naturalista D. Ani- 
. ° 010110 1CC haber visto en Orizaba los perjuicios que oca- 
sionan no so o en los plantíos, sino también en las trojes, y en 
lo ación misma en cuyas calles y casas hacen sus habitaeio- 
n una so a noche pueden transportar a su hormiguero, sin 
xageraaon, media carga de maíz, que es la semilla que prefie- 
tr - 101 ™ gns m * e ' se llaman así por el desarrollo ex- 
formn a 3 " 0 C 6 SU ™ n ^ re 5 ue cr ece hasta tomar el tamaño y 
e una ura, > encierra en su interior un líquido dulce. 


Con esta substancia, que expelen por regurgitación, se alimen- 
tan las otras hormigas, no enfermas de esta manera, que viven 
en comunidad en un formicaxium. Algunas personas toman con 
gusto esta miel. Las Pseudomyrma hacen sus habitaciones en 
el interior de las espinas situadas en los tallos de algunas plan- 
tas mimosas. Agujeran estas espinas cerca de la extremidad 
para entrar y salir fácilmente. La picadura de estas hormigas, 
según Norton, es muy dolorosa, pues se fijan con las mandíbu- 
las muy tenazmente á la parte que agarran. La especie llama- 
da agrícola es grande y de color moreno, no se contenta con 
acumular el grano, sino que lo siembra y lo cosecha como un 
entendido agricultor. 

El Sr. Norton menciona ó describe las especies siguientes de 
México. 


SUBFAMILIA FORMICIDiE. 


Fórmica esuríens, Smith 

fulvácea 

n nítida 

„ caryae 


nacer da 

Tapinoma piceaia 

tomentosa ... 
Polyrhachis arborícola.. 


Orizaba y Córdoba. 

Bosques de Córdoba. 

Montañas de Orizaba. 

Practica en cierta especio de nogales ga- 
lerías y para oso efecto se sirve dol áci- 
do fórmico que secreta. 

Orizaba y Córdoba. 

Potrero. (Cerca do Córdoba). 

Orizaba. 

Región caliente de México. 


SUBFAMILIA PONERIDJS. 


Ponera strigata 

pciunmlata, Smith.. 

Ectalomma fcrrugvnea. 


Región templada de México. 
México. 

México. 


SUBFAMILIA MVRMICID®. 


Kío Atoyac, cerca de Córdoba. 

Eciton hammaia, Ja córdoba y Orizaba. 

„ córdoba y Orizaba. 




sumichrasti 

^ycongyiaor^—; 

mUh.. 


Córdoba y Orizaba. 

Orizaba. 

México. 

México. 


Pseudomyrma thoracica 

AUa clypeata , Smith 

CEcodoma mexicana, Smith. 


180 

Córdoba. 

Orizftbn. 

Orizabn, Córdoba, ele. 

SUBFAMILIA CRYPTOCERlDzE. 

Orypiocerus lamín aius, Smith. . ..... Córdoba. 

„ multispinosus Alrededores de Córdoba. 

Med. Aprovechando la tenacidad para morder de algunas 
especies de hormigas, los indígenas del Brasil se servían de ellas, 
como los cirujanos de las erignas metálicas, para reunir los la- 
bios cíe las heridas y mantenerlos en contacto hasta la profec- 
ía cicatrización. Bastaban 7 ú 8 para una herida regular. Las 
dejaban morder en los puntos elegidos, y en seguida se separa- 
ba el cuerpo déla cabeza, cuyas fuertes mandíbulas servían de 
medio de contención. Más comunmente se ha hecho uso en la 
antigua farmacopea de las hormigas, para preparar con ellas 
una tintuia alcohólica, la cual obraba como excitante y revul- 
siva. El arjua de. magnanimidad de Ifojfmann, se tenía como afro- 
disiaca y era la tintura que se obtenía por medio del alcohol, 
conteniendo el ácido fórmico mezclado con un aceite acre olo- 
roso y resinoso que contieno la hormiga roja de los bosques, 
Fmmica rufa L. El ácido fórmico es un ácido débil como el acé- 
tico con el cual se le ha confundido á veces, y de aquí sin du- 
la la poca importancia que generalmente tienen las mordedu- 
de os hormigas; sin embargo, las de la especie Psmdomyrma 
^ d0,01 '° SaS Ia ^acidad con que se fijan 
plo LT n r UlaS ’ 7 también ’ sí eomo en el caso de, Sr. D. 
' x- * . a ' G ’ un S 1 ’™ número de hormigas picasen al mis- 

tibie 3 6 Á Una Pers0na nerviosa y muy suscep- 

tible se presentarían sin duda accidentes serios como ha pasa- 

ibeias T ai ’ a ° gos cou los Piquetes simultáneos de muchas 
bato ! «T, aS busileras es vulgarmente para com- 
Para e, Í S X ^ enfe ™«lades de los ojos, 
una* vam u S ° omco P a tt co se cogen las hormigas colocando 

diendo uñlTi n T* de Un h ° r ™guero, ó Men hun- 
° ella de cuello delgado, que tenga en el fondo un 


181 


poco de miel. Cuando está la botella llena suficientemente de 
hormigas, se la retira, se echan estas hormigas en otra botella 
nueva y limpia, se las rocía con tres partes de alcohol, después 
á los seis ú ocho dias, se decanta el liquido y se le conserva con 
el nombre de espíritu, dchoYmigas (formicarum spirüjisj. Con es 
te espíritu se hacen después las atenuaciones convenientes. 1 

En el Manual de Farmacodinámica de Hughes no se habla 
de las aplicaciones de esta medicina; pero siguiendo la índole de 
\a homeopatía debemos suponer que se puede usar en las in- 
flamaciones de la piel, en algunas fiebres eruptivas como k es- 
carlatina, en las quemaduras, en la erisipela, etc., etc. 

Fam. Apidíe. Abejas. Boca en forma de trompa; las alas an- 
teriores no se pliegan; las patas, sobre todo las posteriores, tie- 
nen las tibias y los tarsos anchos para recoger en las pequeñas 
cavidades, llamadas canastas, diversos materiales y el primer ar- 
tejo del tarso por su parte interna provisto de vanas filas de 
pelos duros, cepillo ó &HM, con el cual limpian su velludo cuer- 
po del polen' que se adhiere al visitar las flores. _ 

Bibl Abejas y Arañas. Por el Sr. Alzate y Ramírez. Gaceta 
de Literatura, 1788; Insectos de México. H:st. Anh ele 
Por el Sr D. Francisco J. Clavijero; Elementos de Zool D . Poi 
eLDr. A, Dugés. México. 1884; Ens poht. sobre la Nueva Es- 

pafia. Por el barón ^ ^estoB preciosos insectos está hoy 
H. N. La historia natural detesto ^ ^ 

bien generalizada y , co ‘ loclcl ' , , a econom ía doméstica, que 

y miel, en la industria, “ " 1 ^. J sable e n las sociedades mo- 
la apicultura es un estud 1 autores dicen, me 1¡- 

dernas. Para no repetir o que o ^ pun t 0 s solamente, 

mito á llamar la atención aceica ^ b ¡ erto desde fines del 

El sabio mexicano Alzate habu “ llam ada propolis que 

siglo pasado, la naturaleza e aSU “ trucciones , “Con motivo, 
£°r£r — TZ ciudad (México) varias colme- 
1 oa v Posolo^ía homeopática. Tra 


182 


ñas, con el fin de ver si se propagaban, lo que puede ser se haya 
verificado, porque muchos enjambres salieron de ellas, observé 
en varias ocasiones que conducían resina verde y roja. Admi- 
rado de esto, porque en México no hay árboles que produzcan 
resinas de estos colores, malicié que habían ido á cosechar en 
algunos utensilios, que se habrían pintado con cardenillo des- 
leído en aceite de trementina, 6 en éste mezclado con berme- 
llón. para desvanecer toda duda, coloqué en la inmediación de 
las colmenas cardenillo y bermellón mezclado con dicho aceite, 
y formé varias hendiduras á las colmenas: sin que me quedase 
la menor duda vi cómo las abejas se encaminaban á surtir de 
aquellos maternales, y que los introducían en lo interior de sus 
habitaciones; finalmente, pasados algunos días despedacé un 
madero en que se hallaba la colmena, y reconocí todas las hen- 
diduras embetunadas de verde y rojo, en virtud de los materia- 
les que les había preparado: luego debemos confesar, que el 

cosa que resina que ,as abejas 

paíoí e y i°p C !f Tw Si “ la ép ° Ca en r ‘ ue nue *o com- 
patriota el P. Alzate hacía en México este importante descubri- 

miento, la naturaleza del propolis era conocida en Europrn pero 

ZTl!i^ S rr s Pa]abras ílel reputatl ° balista Bo- 

esta ton adn n *** {lm) “ Eur °P a - La «ta de ellas 

de Rennu: Tf?. ^ ** Alzata; “ No obstante, Mr. 

Íar áh Í aqU 3 Sable ° bSel ' Vacl01 > 110 1» Podido regis- 

brimieÍtoÍu “ C ° SeCha tlGl Pr °P° lis ' ^te es un desa- 
brimiento que aun no se ha verifirndn » t ■ , , , „ 

vación de Alzate, referida con ^Portante obser- 

cronhvfnn r. , ! , a con es a encantadora sencillez tan 

propia y tan común en los limni™,„ , , 

coufirmn nl ■ ■ .. mbi es verdaderamente eminentes, 

bi-es verdaderamente sabios de MéxiL ’ T l 08 **“ h °”' 

'a capital se honró albergando en T, ep ° CB “ ^ 
ped. ® en su re cinto a tan ilustre hués- 

E1 CláSÍC ° aUtM de la antigua de México dedica en 


183 


su obra algunas líneas á las abejas. Aunque cortas, son impor- 
tantes y creo útil transcribirlas. “De abejas, dice, liay á lo me- 
nos seis especies diversas. La primera es de las comunes de 
Europa, con las que convienen no menos en el tamaño, forma 
y color, que en la naturaleza, costumbres y cualidad de la miel y 
cera que trabajan. La segunda especie es de otras semejantes 
á las anteriores, pero que enteramente carecen de aguijón. De 
esta especio son las de Yucatán y Chiapas, que hacen la famo- 
sa miel de estabenlum, la cual es clara, arpmática y de un gusto 
superior a todas las especies de miel que conocemos. Las cose- 
chas de esta miel son seis al año, una cada dos meses: pero la 
mejor es la que se coge por Noviembre, por razón de que lasa- 
can las abejas de una flor blanca semejante al jazmín y muy 
olorosa, que so da en Septiembre y se llama en aquel país es- 
tabentum , de donde toma el nombre la miel. La tercera especie 
es de ciertas abejas semejantes en la figura á las hormigas con 
alas; pero más pequeñas que las abejas comunes y sin aguijón. 
Estos insectos, propios de los países calientes y templados, fa- 
brican panales semejantes en el tamaño á los paues de azúcar, 
y á veces mucho mayores que éstos, pendientes de las rocas ó 
de los árboles, principalmente de las encinas. La población de 
estos panales es mucho más numerosa que la de las abejas co- 
munes. Las ninfas de tales abejas son blancas y redondas, á 
manera de perlas, y se comen también. Su miel es pardusca, 
pero de un gusto delicado. Las abejas de la cuarta especie son 
amarillas, más pequeñas que las comunes, y como éstas arma- 
das de aguijón; su miel es inferior á las anteriores. Las de la 
quinta especie son pequeñas é inermes; fabrican panales redon- 
dos en cavidades subterráneas, y su miel es ácida y amarguilla. 
La tlcdpipioUi , que hace la sexta especie, es negra y amarilla, 
del tamaño de las comunes, pero inerme. 

Sin duda que la primera de las especies citadas es la Apis me- 
trifica L., originaria del Continente Antiguo é importada á Amé- 
rica por los europeos. Las especies inermes de Yucatán y Chia- 
pas, cuya miel exquisita era apreciadísima, según Clavijero, por 


184 

los ingleses y franceses, al grado que los últimos, residentes en 
el Guarico, la compraban á veces para mandarla á su soberano' 
son americanas, la cera amarilla que producen es difícil de blan- 
quear, y según Fr. Müller, difieren de las abejas del género Apis 
porque las obi eras encierran cada huevo en una célula con cier- 
can ic ac de miel, de manera que al nacer las larvas encuen- 
ran a su alcance el alimento indispensable. Es sabido que en 
rr 7 genCT0 Apis l0S huevos son colocados mi sus cé- 
obreras hTr ^ í* provisiones ’ y f 4 ue al nacer las larvas las 
como T erJ reSentaa Una CSp0de de P a P illa y las alimentan 
carecer de n ° dllZas ’ E¡n cl| y° s cuidados perecerían por 

su nutrición e ^f° 3 y no P°der proporcionarse por sí mismas 
de aguijón n 1* “ eSPedeS CUyas o]jreras están desprovistas 
sS ei b en r T ? r0bable “ e nte al género Meüpona. 
raeruz, tomando un HUmb °! dt ’ Ia '“Portación de cera por Ve- 

250,000 kilogramos cuto ™ 6 l'° ^ Vaii ° S añ ° S de paz ’ fua de 
En el año ISO? lñ • J ascendía á 300,000 pesos, 
ñolas á México fu’é 'fio sin' Tv” de Ceia de las Colonias espa ' 
ma 322,359 pesos. ~F„ um° . CUy ° vaIor ascendió á la su- 
íiciaci de 26 470 i, 'mi, ' u se importó de la Habana la cañ- 

ado de 1802 la exportadón 17! T* 101 ^ 455,760 peS0S ' En 630 

otras partes de h A, ■ • mism o producto de México para 
vaiorLsüÍt^^^^de 368 arrobas, cuyo 

El Dr. D. Antonio Peñafiel u i 
en la Secretaría de Foi i ^ C '° 1 Secc ‘ó n de Estadística 
siguientes que ] e p ec ]¡ ^ °' 11 * on ' do á bien ciarme los datos 

Eiporlacidn de Hiel de AJieja al extranjero: 


1887 á 1888 

1888 á 1889 

1889 á 1890 

1890 S 1891 

1891 á 1892 

Total. 


691,049 

807,421 

1.140,175 

1.650,545 

987,410 


5.232,600 


I 


185 


Exportación de Cera blanca al extranjero: 


1887 á 1888 87 

1888 á 1889 24 

1889 á 1890 140 

1890 á 1891 

1891 á 1892 2,252 

Total 2,503 


Introducción de Miel Virgen y de Maguey 1 á la Capital pro- 
cedente de los Estados de la República: 


KILOS. 

1887 á 18S8 57030 

1888 á 1889 28,028 

1889 á 1890 18,301 

1890 á 1891 22,720 

1891 á 1892 15,740 

Total 84,825 


Introducción de Cera blanca á la Capital procedente de los 
Estados de la República: 


1887 á 1888 133,060 

1888 á 1889 110,221 

1889 á 1890 117,360 

1890 á 1891 105,052 

1891 á 1892 116,669 

Total 584,388 

Introducción de Cera vegetal á la Capital procedente de los v 
Estados de la República: 

1887 á 1883 80 

1888 á 1889 40 

1889 á 1890 

1890 á 1891 2,058 

1891 á 1892 900 

Total 3,078 


1 En las noticias que remite la Administración Principal de Rentas, se con- 
sideran reunidas la miel virgen y la de maguey por especificarlo así la ley de 
portazgo. 


186 


Importación de Cera de todas clases en el año fiscal de 


1888 á 1889 43,800 

Med. Los productos preciosos que proporcionan las abejas, 
la cera y la miel, tienen muchas y variadas aplicaciones en la 
industria, la medicina y la economía doméstica. La cera entra 
en la preparación de casi todos los emplastos y ungüentos. 
Humboldt dice que la cera es un objeto de la mayor importan- 
cia para un país en el cual reina mucha magnificencia en el 
cufio religioso, pues so consume una cantidad enorme do ella 
en las funciones de las iglesias, tanto de la capital como de los 
pue Dios más pequeños de los indios. La miel, principalmente 
a enommada “miel virgen,” que se obtiene dejándola escu- 
mr sin comprimir los panales, tiene aplicación en la farmacia 
para preparar los mefífos ó jarabes en que sustituye al azúcar. 
El mebto simple ó jarabe de miel es laxante á la dosis de 30 á 

me ' Ít0 “ á Rh ° Cl0me ’ Se em P ,ea ál- 
talo lT y gargarismos; la miel egipciaca ó melito de ace- 

boca Íen l r t0Car C ° n Ú1 laS Ülceras añosas de la 

(¡ c * i J* ennar ! a ; Hay también preparaciones farmacéu- 
cinales 1 C0mp0SIC10n entra n los vinagres, simples ó medi- 
simí ’u!n , " en r mbre d ° ° xhnelitos ' lales 5011 'a oximiel 
reco ñir d a ° m r ^ em Perante y la oximiel escilitica que se 

No debe «aL*. 

libado eTntcl UCC C T*"* accid ®^ tóxicos si las abejas han 
S de Plantas venenosas. La substancia de 

forma de fumigación óTllfieri^’ SUel ° emplear3 ° baj ° la 
Bn . „ exterior como resolutiva. 

Piquete “ hayan Petado casos mortales por 

trae como r C ° m ° Cn Eui ' opa - La mala constitución que 

producido por eTtl"!^ 6113 ** * ^ á el SÍnCOpe 

Plicación del desenlace mu y eusceptOoles, dan la ex- 

nesto. Hay también en la ciencia un 

1 Farm 


tacopea mexicana. 


187 


caso do sofocación: el piquete filó dado en el velo del paladar 
y la hinchazón consiguiente produjo la asfixia. No es tan raro 
el caso de que un individuo sea picado á la vez por muchos in- 
fectos de un enjambre y quede muerto en el acto. Es impor- 
tante advertir que el insecto puede dejar implantado su aguijón 
en la piel, muriendo él en seguida, y á voces no sólo el agui- 
jón sino también la vesícula ó glándula ponzoñosa queda unida 
á aquel instrumento perforador. Es conveniente entonces cor- 
tar con tijeras el pedículo de unión, procurando no derramar 
la ponzoña sobre la herida. 

La ponzoña de las abejas, sin uso en la medicina alopática, 
ha sido aprovechada por los homeópatas. Hablando de él, dice 
¡ Dr Hughes - 1 “Este veneno pertenece sólo (podemos decirlo 

muy alto) á la práctica homeopática ” El medicamento 

míe nos ocupa difiere en gran manera de las substancias que 
estamos acostumbrados á considerar como drogas medicinales 
Hemos de creer que los conocidos síntomas que resultan del 
nmfiión de la abeja, son también en algún grado, producidos 
® . . „] es tómago el virus del insecto en forma 

cuando se ing además, las indicaciones homeopáticas 

*> “rtSoí *»■ » 

para el u log tomaremos en consideración para 

fenómenos de a > os similares que ocurren en la en- 

convemr en que los p¡edad ajust ados á la adminis- 

fermedad, están co Tales apropiaciones ofrecen á la vez 

tracion interna ele ven ■ ^ actividad que caracteriza á 

grandes dificultades P° _ son introducidos en la siémbra- 

los venenos anunaies, c ediú¡ones anteri ores de esta obra 
na mucosa digestiva, y _ A hora no es necesario ha- 

me he ocupado \ os Dre3 . Brunton y Fayrer, está 

cerlo, porque corno la ® ^ venenos dc las serpientes 

perfectamente «temo** introducidos en el estomago, 
obran, no solo cuando una membrana mucosa o 

sino también cuando se íes ap Tomo 

dinámica. Tra<l. dcl in S l& - Barcelona, 1878. 

j Manual de ínrmacodinámica 

II, p. I 40 ' 


188 


serosa. “ La idea, dicen, de que únicamente tienen acción cuan- 
do se Ies inyecta directamente en la sangre, es errónea, aun- 
que es indudablemente más fatal y de efecto rápido cuando 
penetra en el organismo por esta vía.” 

Debo confesar que las palabras anteriores me sorprenden por 
estar en contradicción perfecta con la creencia de todos los mé- 
dicos naturalistas, y de ser ciertas, habría que renunciar á la 
succión con la boca en los casos de inoculación de las ponzo- 
ñas en general. Afortunadamente hechos bien observados de- 
muestran la perfecta inocuidad do este procedimiento en los 
piquetes de alacranes, como lo dijimos al tratar de estos arác- 
ni o», j por lo que toca al veneno de las víboras; para no sor 
difuso, citaré sólo la autoridad del Dr. Alfredo Dugos, distingui- 
i ° a3p f° lo 8 ¡3ta y hábil práctico, el cual en su Monografía de 
o» ,10 alos de México, publicada en el volúmen IV del perió- 
cico -La Naturaleza," dice textualmente: “El veneno es líqui- 

sMm ir 30050 ’,™” 1 " 0 Vei ' d0S0 ’ COm ° el aceilc oliva; su 
’ 7 n ° haC ° impresián sobre 'a lengua: he to- 

níu-ea "r ^ ^ ^ Substancia me ha causado algo de 
ausea Es una experiencia que se puede hacer, pues se sabe 

mas Í n o r ° dUCÍd ° en el tubo digestivo no es peligroso; 
la boc Tv 13 tCner la ° 0mplsta se 8 u ridad de que no hay en 

se nnod 0 “ a ' gUM 6 escor!aci ™ cualquiera en donde 
se pueda mocular el agente tóxico." 

dof“ h :^ Íd °° P0 . rtUnÍdad dG COnocer 103 experimentos cita- 
te asnnfn U ° 1GS ’ y consultan ^o acerca de este interesan- 
tido Inc i mi an ~^° ^ r ‘ Montano, médico conver- 

hÍniW f“° 3 a ®° 3 á h Homeo Pdtía, me dijo: “Las dosis 
muv A Ti GS USadaS 611 nUestro sisteraa de curar, obran de 
Si p-ti' S 111 a ma f era ? e ' as d° sis fuertes de la escuela antigua, 
i. n . l ,ene ran ° 110 causan efecto alguno en la economía, 
^1 quenas sí, como lo comprueba la práctica diaria de los 
2 qUeSlgUen h d0ctóna de Hahnemann," Por mi parte 

absorbe yen attadosÍnó" 10 ““ medÍCÍna “ PeqUeña d ° SÍS 


189 


Según el Dr. Hering, la ponzoña de la abeja se obtiene to- 
mando al insecto por las alas y obligándole á arrojarla sobre 
un pedazo de azúcar ó arrancándole con pinzas á un mismo 
tiempo el aguijón y la glándula juntas. 

Respecto de sus aplicaciones, la Homeopatía tiene al veneno 
de Apis en el concepto de un gran medicamento contra la ur 
ticaria, el edema de la glotis, la escarlatina anginosa y muy prin- 
cipalmente para la difteria, siendo para combatirla una me 
na heroica, la primera de las medicinas. 


FIIT- 




• * 














IILTIDXCIEl 


Introducción 

Arácnidos. Consideraciones generales respecto do ellos 

Usos módicos. Arácnidos ponzoñosos. Arácnidos parásitos del hombre. 

Caracteres del orden Linguatulidos 

Peniasiomun tcenioides Kud. y P. consíricturn Sieb., parásitos respecti- 
vamente en el estómago y en el hígado del hombre 

Caracteres del orden Acarinos ó Mitas 

Familia Dermatophilos. Demodcx follicidoinm var. hovmiis Sim., pará- 
sito del hombre que vive en los folículos sebáceos 

Familia Sarcóptidos. Sarcoptes scabici Deg. ó parásito que produce la 
«ama. Historia natural de este arácnido ó historia módica do la en- 
fermedad que produce. Eareza de la sarna en México 

Familia Ixodidos. Sus caractores i 

Garrapatas. Descripción de Ai-gas turicaia 

Idem de A. 

Idem do A. 

Idem de bodes herrera 

Idem de Gonixodis rostralis y Amblyomma 

Accidentes producidos por las garrapatas 

Familia Trombidos. Especies mexicanas. Tlalzahuato y Arador 

Caracteres del orden Tardígrados. Su resurrección y vida latente 

Caracteres del orden Falangidos 

OpUio ischionotaius Dug. ó Segador de ancas manchadas do blanco 

Caracteres del orden Araneidos ; 

Historia natural de algunas arañas. (Tarántula de Guanajuato, Epeiras 

do Durango, Araña capulina, doméstica, Chintatlahua) 

Usos médicos de las arañas 


PSgs. 

V 

8 

6 

8 

8 

9 

9 

10 

14 

16 

16 

17 

17 

18 

21 

26 

27 

28 

28 

29 

29 

81 


II 


Envenenamiento producido por la mordedura de arañas ponzoñosas. Ta- 

rantismo y musicomanía endémica 

Empleo terapéutico de la tarántula en la medicina alopática para com- 
batir la Elefansiasis de los griegos ó Mal de San Lázaro 

Araña llamada Chintatlaliua, usada vulgarmente para combatir el tifo. 

Historia natural y médica de este arúcnido 

Caracteres del orden Pedipalpos. Familias Phrynidos y Telyfonidos. 

Limpia-casas, Tendarapos y Corazones 

Vinagrillo, Thelyphonus giganteus. Historia natural y observaciones 
del Dr. Fernando Altamirano que tienden á demostrar que no es 

ponzoñoso este arácnido como lo creo el vulgo 

Caracteres del orden Pscudoescorpiones ó Pinzas 

Caracteres del orden Escorpiónidos ó Alacranes 

Alacrán de Durango. Tabla que indica la relación de la temperatura, 
estado higrométrico del aire y cantidad de lluvia caída con el nú- 
mero de alacranes matados en esa ciudad 

Descripción del alecrín que mata i los niños en Durango '"c^trürm 

aranhs T.nf.. 0 ' 


Aceiún fisiológica de la ponzoña del alacrán 

Sintomatoiogía, marcha, duración y terminaciones del envenenamiento 

producido por la inoculación de la ponzoña del alacrán 05 y 

Diagnóstico, pronóstico y tratamiento del mismo envenenamiento. 67 v 
Caracteres del orden Solpugideos. Genisaros. Galmics limtaia Luc..'. 
Insectos. Hexapodos, Caracteres generales y consideraciones respec- 
to de sus relaciones con el hombre 


Caracteres generales del orden Ortópteros. Langosta eomnn,' AWdton 
jxregnnmn Oliv. Historia médica de la enfermedad coloriformo de 

Chiapas en 1882, siguiendo el mismo itinerario que ese acridio 

Caracteres del orden Homipteros ó Bincotos 

Familia Pedicúlidos ó piojos. Piojo de la cábez^pí^o de 

Phthirteií “ " ’ Pi0j ° M puWs “ '**«■> y piojo del puerco. 

Familia Coccidos ó Cochinillas. Caracteres' 

1 f „ , •> su descripción, cultivo por los in- 
dígenas y usos farmacéuticos 1 

Caracteres del ordon de los Dípteros q„ .’ 

7 sus relaciones con el hombro.'. P “ n °'“ “ Ia ” atl,ralra “ 

“TÍ. ^ enftrm0d » te 

y carhohosa; Lutilm mljllaril 17 ** m ° c " 1 ‘ lci ' 5n aí P tica 

e “ a ™’ cl, S E P™ vivienda de su progeni- 


es 


PígS. 

32 

37 

40 

4G 

47 

52 

52 

58 

61 

62 

66 

72 

79 

81 

89 

99 

99 

102 

102 

109 

113 


III 


tura las fosas nasales del hombre y de los mamíferos, produciendo 

en aquel la Ozena verminosa 

Síntomas, marcha, terminaciones, diagnóstico y tratamiento de la Oze- 
na verminosa 

Mviasis producida por la nueva especio Lucilia versicolor Jiménez 

Caracteres de la familia (Estrióos cuyas larvas viven parásitas en el cuer- 
po de los mamíferos • 

Moyocitil , Dcnnntobia sp? Observaciones en México. Dípteros (Estridos 
que existen en México y cuyas larvas podrían encontrarse alguna 

vez sobre la piel del hombre 

Mviasis cutánea 

Caracteres de los Nemoceros ó Tipularios, segundo sub-orden de los 

Dípteros ' 

Familia Culícidos. Moscos zancudos. Especies de Moneo. Culac pcüa- 
f,di IVill., especio del Vallo do México que lia invadido la capital 

en estos últimos años 

Los moscos y algunas enfermedades 

Afunfpteros ó tercer sub-orden de los Dípteros... 

1 „ .. -i -pntirii v Nifrua. Sangrías homeopáticas. -Nigua, 

Familia Pulícidos. Pulga a dne es- 

oleen Su historia natural. Existen dos cs- 
Rhyncopnon penetran* uaen. ouu 

Tratamiento 

Caracteres del orden Coleópteros )aJ wblo 

Descripción de la especie <*»***. mKr " ^ZZZ. 

Idem do la C. 

Idem do la C. cinctcpcnms . 

Idem de la C. stigmata ; ” 

Idem de la C. nigra 

Idem de la O. 

Idem do la Soria macúlala 

Idem de la Tctraonyx rujas..- 

Idem de la Vreiodorcs 

’ 

T T«os medicinales de las cantáridas 

Poder^esícante do algunas cantáridas de México 

Caracteres generales de, orden Himenóptoros ••••• 

Especies de hormigas mexicanas zoologta-13 


ríe*. 


114 

110 

122 

12G 


127 

132 

134 


135 

146 

148 


148 

152 

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1G0 

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169 
171 

171 

172 
174 
176 

178 

179 


IV 

pí^- 

TJsos medicinales de las hormigas 180 

Fam. Apidaj ó Abejas. Sus caracteres generales . 181 

Descubrimiento de la naturaleza del propolis por el Padre Alzate 182 

Cera y miel 184 

Usos medicinales de la ponzoña de las abejas 187 



; Embrión del P tcenioides oou sus dos paic» uv 
Detnodex folliculorum. Muy aumentado. (Seg. Megniuj. 
4a Sareoptes scabiei ¿ . Visto por el vientre. (Seg. Gudden). 
5a Sareoptes scabiei 9 • Visto por el dorso. (Seg. Gudden). 


■11 del P tcenioides. (Seg. I.euckart) 
lares de patas en gancho. 





- . . 





GARRAPATAS DE MEXICO 

i. Trombidium mexicanum. — 2. Uropoda piriformis. — 3. Amblyomma mixtum. — 4. Go- 
mixodes rostralis en estado de ninfa (pinolillo). Vista por encima.— 5. El mismo. Vista 
por debajo. — 6. Larva hexápoda de un Trombidium (Tlalzahuate). Figuras muy aumen- 
tadas. 





Fig. ia Fragmento de la piel en la Argos luricata. (Seg. el Dr. Alfredo Dugés). 
Fig. 2a Ixodcs herrero:. Tamaño natural. Fig. 3a El mismo muy aumentado. 
Fig. 4? Rostro. Fig. 5? Un detalle del rostro. (Seg. el Dr. A. Dugés). 

Fig. 6a Araña chintatiahiia. K¡ cuerpo sin patas visto de lado. 

Fig. 7? Id- id. vista por el vientre. 8» Id. id. vista por el dorso. 














' . 






Zoología médica mexicana. ZJm. dd 


\. Phrynus mexicanus. (Seg. Herrera). 

2. Thelyphonus giganteus. Vinagrillo. (Seg. Lucas). 
















. ■ 






• \ 





Zoología médica mexicana. 


Lá/n. 5Z 





Fig. 4 a 


Fi S .5* 


"'Fi »«y “”“ tada - 






















Zoología médica mexicana. 


Lóm. 6 a 



OriCIN* FCDERA L Ot'l riUBRC ur 


¡. Cantliaris eucera. 

4. Epicauta stigiiiata. 

7. Horia maculata. 

2. .. lasciolata. 

5. .. uigra. 

9. Treiodous barranci Ó 

3. Epicauta cinctipeuuis. 

ó. ,, nigemma. 

10 ? 


Meloideos mexicanos cuya propiedad vesicante está experimentada, 
i Dibujos de la “Memoria" del Dr. Eugenio Dugés). 



Zoología médica mexicana . Lóm . 7 “ 



Nigua. f Fig. la— Según el Dr. Donaciano Cano v Alcacio. 
Cabeza y pata. ( Fig. 2?— Según el Dr. Alfredo Dugés. 






Zoología médica mexicana. / ' 


, a,. t,or nlKUM «'1 d l» é de »» s °ldadO’ Observaciones del Dr. 

, STmíiSS del natural por el Sr. Lu» Alcántara. 


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Zoología médica mexicana . 


10171.9* 












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