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Full text of "Las Mil Noches Y Una Noche V4"

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EDITORIAL 
PROMETEO 

vhléñcíh 



TRADUCCIÓN DIRECTH 

ÍTLITERÜL BEL HRFIBE 
«^J.C.MBRDRUS 

VERSIÓN ESPHÑOLn DE 

■ MMlASCO IBAÑEZ ■ 

plÓLDGO DE E. GÓMEZ CARRILLO 

© Biblioteca Valejiciana^eneralEat Valenciana) 



%3< 









© Biblioteca Valenciana (Generalitat Valenciana) 









Es propiedad. Derechos 

EXCLUSIVOS 1>E TRADUCCIÓN 
Ah ESPAÑOL. 



stSS&i 







Manueltxxrancón 





© Biblioteca Valenciana (Generalitat Valenciana) 



.Tfttf>: 




ESTE TOMO 

LO DEDICO FILIALMENTE 

AL POETA 

JOSÉ MARÍA DE HEREDIA 

PADRK DE TRES POETAS 
Y DB UNA POETISA 



J, C. M. 






Ninguno de los cuentos contenidos en este tomo ni en los 
ocho siguientes— excepción hecha de dos cuentos— han sido tra- 
ducidos hasta ahora, ni fragmentariamente siquiera. 






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HISTORIA DEL REY OMflR i l-REMRH 
¥ DE SUS DOS MRRRIILL1I08 HQSI SCtiRRIlll Y DRHLIMRffl 



Y BN LA 44. a NOCHB 



Schahrazada dijo al rey Schahriar: 

He llegado á saber, ioh rey afortuna- 
do! que hubo en la ciudad de Bagdad, 
después de reinar muchos califas, y 
antea de que reinaran otroa muchos, un rey que se 
llamaba Ornar Al-Nemán (1). Era formidable en 
poderío; había vencido á todos los Cosroea posibles 
y Bubyugado á todoa loa Césares imaginables, Tan 
ardiente era, que el fuego abrasador no le quemaba. 

(1) Para ser más gramatical deberla escribirse «en-Nemán». Uaaré 
el artículo «al* en vez de ten> para no confundir al lector europeo. 
Véase en una gramática árabe lo que son letras lunares y letras 
solares. 



Tomo iv 



S 



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10 LAS MIL NOCHES Y UNA NGCHB 

Nadie le podía igualar en las luchas, ni en el cam- 
po de carreras. Si se enfurecía, despedían llamas 
centelleantes las ventanillas de su nariz. Había 
conquistado todas las comarcas y extendido su do- 
minio por todos los pueblos y ciudades- Con ayuda 
de Alah había sometido á todas las criaturas y 
había llevado sus ejércitos victoriosos hasta las 
tierras más apartadas. Estaban bajo su soberanía 
el Oriente y el Occidente. Y entre otros países, la 
India, el Sindb, la China, el Yemen, el Hedjaz, la, 
Abisinia, el Sudán, la Siria, la Grecia y las pro- 
vincias de Diarbekr, así como todas las islas del 
mar y cuantos ríos ilustres hay en la tierra, como 
Seihün y Djihán, el Nilo y el Eufrates. Había envia- 
do correos á los límites más recónditos de la tierra, 
para ponerla al corriente de la verdad y notificar- 
le su imperio* Y todos los correos hablan regresado 
para anunciarle que el mundo entero le estaba 
sometido, y que todos los señores reconocían res- 
petuosamente su supremacía. Y á todos había ex- 
tendido los beneficios de su generosidad, y anegán- 
dolos en las olas de su magnánimo esplendor, había 
hecho reinar entre ellos la dulce concordia y la paz 
feeundadora, pues era magnánimo y de aima ele- 
vada en verdad. 

Así es que desde todas partes afluían hacia bu 
trono los regalos y los presentes, así como todos los 
tributos de la tierra, á lo. largo y á lo ancho del 
mundo. Porque era justo y amado en extremo. 

Ahora bien; el rey Ornar Al-Nemán tenia un 



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HISTORIA DBL RB1Y OMAR AL-MMÁN 



11 



hijo llamado Scharkán. Y Scharkán fie llamaba asi 
porque se revelaba como un prodigio entre los pro- 
digios de aquel tiempo, y sobrepujaba en valor á 
los héroes más animosos, derribados por él en los 
torneos. Manejaba maravillosamente la lanza, la 
espada y el carcaj. Por eso le quería su padre con 
amor sin igual, y lo designaba como sucesor suyo 
en el trono del reino. Y era cosa segura que, ape- 
nas llegado á la edad de hombre, aquel asombroso 
Scharkán, que sólo tenía veinte años, había visto, 
con ayuda de Alah, inclinarse todas las cabezas 
ante su gloria. Tal era su heroísmo y su temeridad, 
y tanto iluminaba con el esplendor de sus hazañas. 
Porque ya había tomado por asalto muchas plazas 
fuertes y ya había reducido muchas comarcas. Y al 
extender su fama por toda la superficie del universo, 
crecía sin cesar su poderío y su hermosa altivez, 

Pero el rey Ornar Al Nemán no tenía más hijo 
que Scharkán, Verdad es que tenía, como lo per* 
miten el Libro Noble y la Sunnat (1), cuatro mu- 
jeres legitimas, pero sólo una de ellas había sido 
fecunda, y las otras tres habían resultado estériles. 
Y además de aquellas cuatro mujeres legítimas que 
habitaban en palacio, tenía el rey Ornar trescien- 
tas sesenta concubinas, tantas como los días dei 
año copto, y cada una de aquellas mujeres era de 
distinta raza. Había dado á cada una un aposento 



(1) La Sunnat es la recopilación tradicional de loe consejos, leyee 
y decisiones orales del Profeta, y de los pormenores de eu vida. 



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12 LAS MIL SOCHES Y UNA KOOHB 

reservado é independiente, y estos aposentos esta- 
ban agrupados en doce edificios, tantos como los 
meses del año, construidos todos en ei recinto del 
palacio, Y cada uno de estos edificios contenía 
treinta concubinas, cada cual en su habitación, de 
modo que había trescientos sesenta aposentos reser- 
vados, Y el rey Ornar, muy equitativo, había de- 
dicado una noche del año á cada una de sus concu- 
binas, de modo que se acostaba una sola noche con 
cada concubina, á la cuai no volvía á ver hasta el 
año siguiente. Y no dejó de proceder de este modo 
durante un gran espacio de tiempo y durante toda 
su vida. Por eso era famoso por su sabiduría ad- 
mirable y por bu probada virilidad. 

Ahora bien; un día, con permiso del Ordenador 
de todas las cosas, una de las concubinas del rey 
Ornar quedó embarazada, y su preñez fué conocida 
inmediatamente en todo el palacio, Llegó la noti- 
cia hasta el rey, que se alegró hasta el límite de la 
alegría, y exclamó muy dichoso: «¡Plegué á Aiah 
que toda mi posteridad y toda mi descendencia se 
compongan sólo ds hijos varones! * Después mandó 
inscribir en un registro la fecha de la preñez, y em 
pezó á colmar á su concubina de toda clase de con- 
sideraciones y regalos. 

Á todo esto, Scharkán, el hijo del rey... 

Bn aquel momento de su narración, Schahr&zada vio 
aproximarse la mañana, y discretamente» aplazó su re- 
lato para el otro día. 



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■n 



HISTORIA DÍSL AEY OMAK AL-NK'MAN.,. 



13 



PERO CUANDO LLEGÓ 
LA 45.a NOCHB 



Ella dijo: 

Á todo esto, Scharkán, el hijo del rey, se enteró 
del embarazo de la concubina, y experimentó una 
gran pena, sobre todo al pensar en que el recién 
llegado pudiera disputarle la sucesión ai trono, Y 
resolvió suprimir al hijo de la concubina, en caso 
de que fuera varón. Esto en cuanto á Scharkán. 

Por lo que se refiere á la concubina, hay que 
decir que era una joven griega llamada Safía (1). 
Había sido enviada como presente al rey Ornar por 
el rey de los griegos de Kaíssaria (2), con gran can- 
tidad de regalos magníficos* Entre todas las escla- 
vas del palacio, era ciertamente la más hermosa 
por su rostro incomparable, la más esbelta de cin- 
tura y la más recia de muslos y de hombros, Ade- 
más, estaba dotada de una inteligencia muy poco 
común y de cualidades extraordinarias. Durante 
las noches, que ahora pasaba el rey Ornar con ella, 
sabía decirle palabras muy dulces, que le encanta- 
ban los sentidos y le halagaban mucho; palabras 
penetrantes, muy dulces y muy expresivas. Y no 



(1) Límpida y pura como el agua, 

(2) Acaso Cesárea de Cap&docia. 



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14 LAS MIL HOOHHS V UNA NOOHH 

dejó de hacerlo así, hasta que llegó al término de 
su preñez. Entonces se sentó en la silla de las par- 
turientas, y presa de dolores de parto, empezó á 
implorar á Atan devotamente. Y Alah la escuchó 
sin duda alguna y al momento. 

Por su parte, el rey Ornar encargó á un eunuco 
que fuera á anunciarle sin demora el nacimiento 
de la criatura y bu sexo. Y por su parte, Scharkán 
tampoco dejó de hacer el mismo encargo á otro eu- 
nuco. Apenas parió Safía, cuando las comadronas 
recogieron á la criatura y la examinaron, y ha- 
biendo visto que era una niña, se apresuraron á 
anunciárselo á todas las concurrentas y á los eunu- 
cos, clamando: «¡Es una niñaí |Su rostro es más 
brillante que la luna!» Y el eunuco del rey corrió 
presuroso á referirselo á su amo. Y el eunuco de 
Scharkán corrió también á anunciar ia noticia. Y 
Scharkán se alegró en extremo. 

Pero apenas habían salido los eunucos, Safía 
dijo á las comadronas: «¡Aguardad! ¡Noto que mis 
entrañas contienen otra cosa!» Y empezó á exhalar 
nuevos lamentos y á sentir nuevos dolores de par- 
to, y luego, con ayuda de Alah, acabó por parir un 
segundo hijo. Y las comadronas Be inclinaron rápi- 
damente y examinaron á la criatura; y era un va- 
rón que se parecía á la luna llena, con una frente 
que deslumhraba de blancura y unas mejillas como 
rosas floridas. Abí se alegraron mucho las esclavas, 
las doncellas y todas las que estaban allí, y en 
cuanto parió Safía, todas las mujeres llenaron el 



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HISTORIA DHL EKY OMAR AL-NBMÁN,.. 16 

palacio con sus gritos de alegría, gritos penetran- 
tes que llegaban hasta la nota más aguda. Y de tal 
manera, que todas las demás concubinas lo oyeron 
y lo entendieron. Y todas adelgazaron de envidia 
y malestar. 

En cuanto al rey Ornar Al-Nemán, apenas hubo 
averiguado la noticia, dio gracias á Alah, y acudió 
ai aposento de Safía, se acercó á ella, le cogió la 
cabeza con las manos y la besó en la frente. Des- 
pués se inclinó hacia el recién nacido y lo besó, y 
en seguida todas las esclavas golpearon las pande- 
retas, y las tañedoras de instrumentos pulsaron las 
cuerdas armoniosas, y las cantadoras entonaron 
cantos propios del caso. 

Hecho esto, mandó el rey que se Je llamase al 
recién nacido Daurmakán (1) y á la niña Nozha- 
tú'zamán (2). Y todos se inclinaron para decir: 
«Escucho y obedezco.» En seguida eligió las no- 
drizas y las sirvientas para los dos niños, asi como 
las esclavas y doncellas. Y por ultimo, mandó re- 
partir entre toda la gente de palacio vinos, bebi- 
das, perfumes y tantas otras cosas, que la lengua 
sería incapaz de enumerarlas. 

Cuando los habitantes de Bagdad se enteraron 
del doble nacimiento, adornaron é iluminaron la 
ciudad ó hicieron grandes demostraciones de re- 
gocijo. Después llegaron los emires, los visires y 
loB grandes del reino, y presentaron sus homenajes 

(1) DauVmaMn. Lus del lugar. 

<2) Nvzhatú* scmán* Delicias del tiempo. 



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16 LAS MIL NOOHBS Y UNA KOOHB 

y felicitaciones al rey Ornar Al-Nemán por el naci- 
miento de su hijo Daul'makán y de bu hija Nozha- 
tú. Y el rey les dio las gracias, y lea regaló trajes 
de honor, y les colmó de favores y mercedes, y 
obsequió á todoa loa circunstantes con gran lar- 
gueza, tanto á los notables como á la plebe. Y así 
siguió hasta que transcurrieron cuatro años. Y 
durante todo aquel tiempo no dejó pasar ni un 
solo día sin tener noticias de Safía y de los niños. 
Y no eesó de enviar á Safía gran cantidad de oro 
y plata, alhajas, orfebrería, vestidos, sedas y otras 
maravillas. Y tuvo buen cuidado de confiar la edu- 
cación de los niños y su custodia á los más adictos 
y avisados de sus servidores. ¡Y esto fué todo! 

En cuanto á Scharkán, como andaba muy lejos 
guerreando y combatiendo, tomando ciudades, cu- 
briéndose de gloria en las batallas y venciendo á 
los héroes más valerosos, no había sabido mas que 
el nacimiento de su hermana Nozhatú. Pero el na- 
cimiento de su hermano Daul'makán, ocurrido des- 
pués de la salida del eunuco, nadie había pensado 
en comunicárselo. 

Un día entre los días, estando sentado en su 
trono el rey Ornar Al-Nemán, entraron los cham- 
belanes de palacio, besaron la tierra entre sus 
manoB, y le dijeron: «¡Oh rey! he aquí que llegan 
enviados del rey Afridonios, soberano de los rumia 
y de Constantinia la Grande (1). Y solicitan ser 



(1) Conatantinopla. 



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HISTORIA DlfiL REY 0MAR AL-NBMAN, 



17 



recibidos por tí en audiencia y presentarte bus ho- 
menajee. De modo que si accedes les daremos en- 
trada, y sí no, tu negativa acallará sue réplicas.» 
Y el rey concedió el permiso. 

Guando entraron los enviados, el rey los recibió 
con bondad, les mandó acercarse, les pidió noticias 
de su salud, y los interrogó acerca del motivo de 
su visita. Entonces besaron la tierra entre sus 
manos, y dijeron: 

«¡Oh rey grande y venerable, de alma elevada 
é infinitamente generosa! sabe que el que hacia ti 
nos ha enviado es el rey Afridomos, señor del país 
de Grecia y de Jonia y de todos los ejércitos de 
las comarcas cristianas, y cuya residencia es el 
trono de Gonstantínia. Nos encarga te avisemos 
que acaba de emprender una guerra terrible con- 
tra un tirano feroz, el rey Hardobios, dueño de 
Kaissaria, 

>La causa de esta guerra es la siguiente: un 
jefe de tribus árabes había encontrado, en un país 
recién conquistado, un tesoro de las edades remo- 
tas, del tiempo de El-Iakandar el de los Dos Cuer- 
nos (1). Este tesoro contenía riquezas incalculables, 
cuya evaluación nos sería imposible; pues, entre 
otras maravillas, encerraba tres gemas tan gordas 
como huevos de avestruz, pedrerías sin tacha y sin 



(1) Loa árabes llaman así á Alejandro Magno, con motivo de au 
caballo Bucéfalo. 



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18 LAS MIL NOCHES T UNA NOCHE 



defecto, y que rivalizan en belleza y en valor con 
todas ias pedrerías de la tierra y del agua. Estas 
tres gemas preciosas están perforadas por el centro 
para enhebrarlas en un cordón y servir de collar. 
Tienen inscripciones misteriosas grabadas en ca- 
racteres jónicos, pero se sabe que llevan consigo 
numerosas virtudes, uno de cuyos menores efectos 
es preservar, á toda persona que se ponga uoa de 
ellas al cuello, de todas las enfermedades, y espe- 
cialmente de calenturas é irritaciones. Los recién 
nacidos son los más sensibles á estas virtudes, 

*Por lo tanto, cuando el jefe árabe so dio cuen- 
ta de estos efectos maravillosos y sospechó las de- 
más virtudes misteriosas, pensó que aquella era ia 
mejor ocasión de granjearse la buena voluntad de 
nuestro rey Afridoníos, y se dispuso inmediata* 
mente á enviarle como regalo las tres gemas pre- 
ciosas, así como una gran parte del tesoro. Mandó, 
pues, preparar dos naves, una cargada de rique- 
zas, con las tre^ gemas preciosas destinadas como 
regalo á nuestro rey, y otra tripulada por hombres 
que iban como escolta de aquel precioso tesoro, 
para preservarle de loa ataques de ladrones ó ene- 
migos. Sin embargo, estaba seguro de que nadie se 
atrevería á atacarle, ni á él directamente ni á las 
cosas enviadas por él y destinadas á nuestro po- 
deroso rey Afridonios, pues el camino que habían 
de seguir loa navios era pGr el mar, á cuyo extre- 
mo se encuentra Constantinia. 

•Por eso, apenas estuvieron dispuestos los dos 



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HISTOKIA DHL RUY OM¿R AL-NBMAN... 



19 



navios, zarparon y so dieron á la vela hacia nues- 
tro país. Pero un día que habían fondeado en una 
rada, no lejos de nuestra tierra, Job asaltaron subí* 
tamente unos soldados griegos de nuestro vasallo 
el rey Hardobios de Kaissaria, y les arrebataron 
cuanto allí se había acumulado en riquezas, tesoros 
y cosas maravillosas, y entre éstas las tres gemas 
preciosas. Y después mataron á todos los hombres 
y se apoderaron de las naves. 

«Cuando tal acción llegó á conocimiento de 
nuestro rey, mandó inmediatamente contra el rey 
Hardobios un cuerpo de ejército que fué aniquila- 
do. En seguida mandó otro, que fué aniquilado 
también. Entonces nuestro rey Afridonios se enfu- 
reció en extremo, y juró que se pondría personal- 
mente al frente de todos sus ejércitos reunidos y 
no regresaría basta haber destruido la ciudad de 
Kaisearia, asolando todo el reino de Hardobios y 
arruinando por completo todos los pueblos que de 
él dependieran. 

>Y ahora, ¡oh sultán lleno de gloria! venimos á 
reclamar tu auxilio y á solicitar tu eñcaz y pode- 
rosa alianza. Y al ayudarnos con tus fuerzas y sol- 
dados, indudablemente has de acrecentar tu gloria 
é ilustrarte con nuevas hazañas. 

»Y he aquí que nuestro rey nos ha cargado con 
pesados regaíos de todas clases, co^no homenaje á 
tu generosidad, y te ruega con insistencia que le 
otorgues el favor de verlos con buenos ojos y acep- 
tarlos con corazón magnánimo.» 



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20 LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE 

Dichas estas palabras, los enviados se callaron 
y se prosternaran, y besaron la tierra entre las ma- 
nos del rey Ornar Al-Nemán. 

Y he aquí en qué consistían aquellos presentes 
del rey Afridonios, señor de Constantinia... 

En eate momento de su narración, Schaharazada vio 
apunta*- la mañana» y ee calló discretamente. 



PERO CUANDO LLEGO 
LA 46,* NOCHE 



Ella dijo: 

Y he aquí en qué consistían aquellos presentes 
del rey Afridonios, señor de Constantínía: 

Había cincuenta muchachas vírgenes, bellas 
entre las más bellas de las hijas de Grecia. Había 
cincuenta muchachos, los mejor formados del país 
de los rumia, y cada uno de aquellos maravillosos 
jóvenes llevaba un ancho ropón de amplías man- 
gas, todo de seda con dibujos de oro y figuras de 
colores, y un cinturón de oro con cinceladuras 
de plata, al cual iba unida una doble falda de bro- 
cado y terciopelo, y en las orejas un arete de oro 
con una perla redonda y blanca que valia más 
de mil pesos titulados de oro. Y por su parte, las 
muchachas llevaban también incalculables magni- 
ficencias. 



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HISTORIA DBL RfíiY OMAR AtrNÍOMAN 



SI 



Esto en cuanto á loa dos presentes principales. 
Pero habla otros de gran riqueza, que no desdecían 
en nada de ellos. 

Así es que el rey Ornar loa aceptó muy compla- 
cido, y ordenó que se tratara á los embajadores 
con todas las consideraciones debidas. Y mandó 
reunir á los visires para aaber bu opinión acerca 
del socorro pedido por el rey Afridonios de Cons- 
tantinia. Entonces, de entre los visires se levantó 
un ancíauo venerable, respetado por todos y asi- 
mismo amado por todos. Era el gran visir, llamado 
Dandán. 

Y el gran visir, llamado Dandán, dijo: 

«Cierto es, ¡oh sultán glorioso! que ose rey Afri- 
donios, señor de Constantinía la Grande, es un 
cristiano, infiel á !a ley de Alah y de su Profeta 
Osean con él la plegaría y la paz!), y que su pueblo 
es un pueblo de descreídos. Aquel contra el cual 
pide socorro, es también un infiel y un descreído. 
Así es que sus asuntos sólo á ellos les importan, y 
no pueden interesar ni conmover á los creyentes. 
Pero de todos modos, te invito á otorgar tu alianza 
al rey Afridonios y á enviarle un ejército, á cuya 
cabeza pondrás á tu hijo Scharkán, que precisa- 
mente acaba de volver de sus expediciones glorio- 
sas. Y esta idea que te propongo es buena por dos 
razones: la primera, que el rey de los rumís, al en- 
viarte sus embajadores con los regalos que acep- 
taste, te pide ayuda y protección; la segunda, que 



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22 LAS MIL NOCHES Y UNA NOOHEI 

como no tenemos nada que temer de ese reyezuelo 
de Kaiesaria, ayudando al rey Afridonios contra 
bu enemigo obtendrás excelentes resultados y te 
considerarán como el verdadero vencedor. Y esta 
proeza será conocida de todoe loa países, y llegará 
hasta Occidente. Y entonces los reyes de Occidente 
solicitarán tu amistad y te enviarán portadores de 
numerosos regalos de todas clases y de presentes 
extraordinarios.* 

Cuando el sultán Ornar Al-Nemán hubo oído Las 
palabras de su gran visir Dandán, expresó un gran 
contento, las encontró muy dignas de aprobación» 
y le díó un ropón de honor, diciéndole: «|Has na- 
cido para ser inspirador y consejero de reyes! Por 
eso tu presencia es absolutamente necesaria al 
frente del ejército, En cuanto á mi hijo Scharkán, 
no mandará mas que la retaguardias 

Y el rey mandó llamar en el acto á su hijo 
Scharkán, le díó cuenta de todo lo que habían di- 
cho los enviados y había propuesto el gran visir 
Dandán, y le encargó que hiciera sus preparativos 
de marcha. Y también le encargó que no olvidara 
distribuir entre los soldados, con la largueza de 
siempre, las donaciones acostumbradas. Y que los 
eligiera uno por uno entre los mejores del ejército, 
formando un cuerpo de diez mil jinetes endureci- 
dos por la guerra y Jas fatigas. Y Scharkán se so- 
metió respetuosamente á las palabras de su padre 
Ornar Ai Nemán. Después ee levantó y fué á elegir 



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HISTORIA DEL BEY OMAR AL-NfiMAN.* 



23 



diez mil jinetes entre los mejores. Repartió á ma- 
nos lionas oro y riquezas, y les dijo: * ¡Ahora os doy 
tres días completos de reposo y libertad!» Y los 
diez mil arrogantes jinetes, sumisos á su voluntad, 
besaron la tierra entre sus manos y salieron, col- 
mados de larguezas, á equiparse para la marcha. 

Scharkán fué entonces al salón donde estaban 
las arcas del Tesoro y el depósito de armas y muni- 
ciones, y eligió las armas más hermosas, las niela- 
das de oro, con inscripciones de marfil y ébano. 
Y así escogió cuanto anhelaron su gusto y su pre- 
ferencia. Marchó después alas caballerizas, donde 
se veían todos los caballos más bellos de Nedjed y 
de Arabia, cada uno de los cuales llevaba su ge- 
nealogía sujeta al cuello en un saquito con labores 
de seda y oro adornado con una turquesa* Allí esco- 
gió los caballos de las razas más famosas, y para sí 
eligió un bayo obscuro, de piel lustrosa, ojos á flor 
de cara, anchos cascos, cola soberbiamente alta y 
orejas finas como las de las gacelas. Este caballo 
se lo había regalado á Ornar AKNemán el jeíque 
de unn poderosa tribu árabe, y era de raza seglauí- 
jedrán (1). 

Y trascurridos loe tres días, se reunieron los 
soldados fuera de la población. Y el rey Ornar Al- 
Nemán salió para despedirse de su hijo Scharkán 
y del gran visir Dandán. Y se acercó á Scharkan, 



(I) Una de lae razas mae hermosas de la Arabia del Norte y del 
Centro. 



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24 LAS MIL NOCHES Y USA NOCHE 

que besó la tierra entre bus manos, y le hizo dona- 
ción de siete áreas llenas de monedas, y le encargó 
que se aconsejase del sabio visir Dandán. Y Sehar- 
kán lo escuchó con respeto, y así se lo prometió á 
su padre* Entonces el rey se volvió hacia el visir 
Dandán, y le recomendó á su hijo Seharkán y A loa 
soldados de Seharkán, Y el visir besó la tierra 
entre sus manos, y respondió: «Escucho y obedez- 
co.» Y Seharkán montó en su caballo seglaul-je- 
dráo, y mandó desfilar á los jefes de su ejército y 
á sus diez mil jinetes. Después besó la mano del 
rey Ornar Al-Nemán, y acompañado del visir Dan- 
dan, lanzó su corcel á galope, Y todos partieron 
entre los redobles de los tambores de guerra, al son 
de los pífanos y clarines. Y por encima de ellos se 
desplegaban los estandartes y ondeaban al viento 
banderas, 

Servían de guías los embajadores. Siguieron 
marchando durante todo el día, y después todo el 
siguiente, y otros más, y así durante veinte días. 
Y sólo se detenían de noche para descansar. Y lle- 
garon a un valle cubierto de bosques y lleno de 
arroyos. Y como era de noche, Seharkán dio orden 
de acampar é hizo saber que el reposo duraría tres 
días. Y se apearon los jinetes, armaron las tiendas 
y se dispersaron por todas partes. Y el visir Dan- 
dán mandó colocar su tienda en el centro del valle, 
y junto á el]a las de los enviados del rey Afridonios 
do Constantinia. 

En cuanto á Seharkán, tan pronto como se dis- 



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HISTOBIA DHL ÍIHY OMAK AL-NBMÁH 



25 



persaron los soldados, mandó á bus guardias que 
lo dejaran solo y fueran adonde estaba el visir. Y 
después soltó las riendas á su corcel, pues quería 
recorrer el valle y poner en práctica los consejos 
de su padre el rey Ornar, el cual le había encarga- 
do que tomase todas las precauciones al acercarse 
al país de los rumís, f aeran amigos ó enemigos* Y 
no dejó de galopar hasta que hubo transcurrido la 
cuarta parte de ia noche. Entonces el sueño le cayó 
pesadamente sobre los párpados y se vio imposi- 
bilitado de galopar. Y como tenía ia costumbre de 
dormir encima del caballo, dejó que el caballo an- 
duviera ai paso, y así se durmió. 

El caballo siguió andando hasta media noche, 
llegó en medio de un bosque, se detuvo, y golpeó 
violentamente el suelo con el casco. Y Scharkán 
se despertó en medio de la selva, que estaba Ilu- 
minada en aquel momento por la claridad de la 
luna- Se alarmó al encontrarse en aquel lugar des- 
conocido y solitario, pero dijo en alta voz las pala- 
bras que vivifican: «¡No hay poder ni fuerza maa 
que en Alah el Altísimo!» É inmediatamente ae re* 
confortó su alma. Y ya no temía á las bestias fero- 
ces del bosque. Y la luna milagrosa plateaba el 
claro del bosque, tan bello, que parecía arrancado 
del paraíso, Y Scharkán oyó, cerca de él, una voz 
deliciosa. Y risas. ¡Pero qué risas! Si las hubieran 
oído los humanos, habrían enloquecido por el deseo 
de beberías en la misma boca y morir. 

En seguida Scharkán saltó del caballo y se in- 

Tomo ív 3 



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86 LAS M3D NOCHES Y UNA NOCHE 

ternó entre loe arbolea en busca de la voz. Y andu- 
vo hasta las orillas de un río blanco, de aguas trans- 
parentes y cantoras. Y al canto del agua contesta- 
ban la voz de loa pájaros, el lamento de las gacelas 
y el concierto hablado de todos los animales. Y jun- 
tos formaban un canto armonioso, Heno de esplen- 
dor. Y en el suelo se extendía el bordado de flores 
y plantas, como dice el poeta: 

¡Sólo es bella la tierra, ¡oh locura mía! cuando 
se Uñe con sus flores/ ¡Sólo es bella el agua cuando 
se enlaza con las flores! ¡Una al lado de las otras! 

¡Gloria al que creó la tierra, las flores y la& 
aguas, y te puso en la tierra, ¡oh locura mía! cerca 
de las flores y del agua! 

Y Scharkán vio en la orilla opuesta, iluminada 
por la luna, la fachada de un monasterio blanca 
con una alta torre que rasgaba los aires. Este mo- 
nasterio bañaba su planta en las aguas del rio. 
Frente á él se extendía una pradera en la que es- 
taban sentadas diez esclavas blancas, rodeando A 
una joven. Y eran como lunas. Iban vestidas con 
trajes amplios y ligeros. Eran vírgenes, y reunían 
las maravillas de que habla el poeta: 

¡He aquí que la pradera reluce! ¡Porque hay en 
ella blancas jóvenes de carne ingenua, jóvenes inge- 
nuas y blancas de maravilloso resplandor! ¡Y la pra- 
dera tiembla y se estremece! 



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HISTORIA DHL RHY O&lAR AL-ilBMAN.. ■ 



27 



¡Hermosas y sobrenaturales jóvenes! Una cintura 
delgada y flexible. Un andar gallardo y melodiosa. 
Y la pradera tiembla y se estremece. 

¡Tendida la cabellera, que va desbordándose sobre 
el cuello como el racimo sobre la cepa! ¡Rubias ó mo- 
renas , racimos rubios, racimos morenos! ¡Oh gracio- 
sas cabelleras! 

¡Jóvenes atrayentes y seductoras! ¡Qué encanto 
el de vuestros ojos! ¡La tentación de vuestros ojos, 
las flechas de vuestros ojos, hablan de mi muerte! 

Y la joven á la que rodeaban las diez esclavas 
blancas, era la luna llena. Sus cejas se arqueaban 
espléndidamente; su frente era como la primera 
claridad de la mañana; sus párpados ostentaban la 
curva de sus pestañas de terciopelo, y su cabelle* 
ra se anillaba en las sienes con rizos deliciosos. 
Era tan admirable como la pinta el poeta en estos 
versos: 

Altiva me ha mirado, ¡pero qué miradas tan de- 
liciosas! ¡Su cintura es recta y dura! ¡Lanzas rectas 
y duras, encorvaos confusas ante ella! 

¡Se adelanta! ¡Hela aquí! ¡Mirad sus mejillas, 
las flores sonrosadas de sus mejillas! ¡Conozco su 
dulzura y todo su frescor! 

¡Mirad el rizo negro de su cabello sobre el candor 
de su frente! ¡Es el ala de la noche que reposa en la 
serenidad de la mañana! 



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28 LAS MIL NOCSHS Y UNA NOCHB 

Y era aquella cuya voz había oído Seharkán. 
Y decía en árabe á las esclavas que estaban con 
ella: «¡por el Mesías! Sois unaa desvergonzadas; lo 
que hicisteis es una cosa mala y horrible. Sí al- 
guna lo vuelve á hacer, la ataré con el cinturon, 
y le azotaré las nalgas.» Después se echó á reír, y 
dijo: «¡Vamos á ver cuál de vosotras podrá ven- 
cerme en la lucha! ¡Las que quieran luchar que 
vengan antes de que se ponga la luna y aparezca 
la mañana!» 

Y una de las jóvenes se levantó y quiso luchar 
con su ama, pero en seguida fué derribada al sue- 
lo; después la segunda, y la tercera, y todas las de- 
más. Y cuando triunfó de todas las esclavas, salió 
súbitamente del bosque una vieja que, dirigiéndose 
al grupo, dijo; «¿Piensas haber alcanzado un gran 
triunfo derribando á estas pobres muchachas que 
no tienen ninguna fuerza? Si ver laderamente sabes 
luchar, atrévete á luchar conmigo. ]Soy vieja, pero 
todavía puedo ser maestra tuya! ¡Ven, puesl» Pero 
la joven contuvo su furor, y dijo sonriendo á la vie- 
ja: c [Oh respetable Madre de todas las Calamida- 
des! |Por el Mesíasl ¿Quieres realmente luchar con- 
migo, ó eólo ha sido una broma?» La vieja respon- 
dió: «¡Nada de eso! [Mi desafio es formal!» 

En este momento de su narración, Schahrazada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 



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HISTORIA DHL RBY «MAR AL-NBMAN. 



29 



PBRO CUANDO LLEGÓ 
LA 47.a NOCHE 



Ella dijo: 

He llegado á saber, ¡oh rey afortunado! que la 
vieja, Madre de todas las Calamidades, dijo: «¡Nada 
de eso; mi desafío es formall» Entonces la joven 
vencedora repuso: «iOh mi señora, Madre de todas 
las Calamidades! Si verdaderamente te quedan 
fuerzas para luchar, he aquí que pronto lo sabrán 
mía brazos.» Y avanzó hacia la vieja, que se aho- 
gaba de cólera, y todos los pelos de su horrible 
cuerpo se habían puesto de punta, como espinas de 
erizo. Y dijo la vieja: *¡Por el Mesías! ¡Que no he- 
mos de luchar sino desnudas!» Y se despojó de todas 
sus ropas, se desató el pantalón, lo tiró á lo lejos, y 
se rodeó la cintura con un pañuelo, atándoselo so- 
bre el ombligo. Y así aparecía en toda su horroro- 
sa fealdad, y semejaba una serpiente con manchas 
blancas y negras. Después se volvió hacia la joven, 
y le dijo: «¿Qué aguardas para desnudarte?» 

Entonces la joven se quitó una tras una sus ro- 
pas, y por último su pantalón de seda inmaculada. 
Y de debajo de él, como moldeados en mármol, 
aparecieron los muslos en toda su gloría, y sobre 
ellos un montecillo suave y esplendoroso, como de 
leche y cristal, redondeado y cultivado, un vientre 



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30 LAS MIL ÍÍOCHBB Y UNA NOCHB 

aromático con sonrosados hoyuelos, que exhalaba 
una delicadeza de almizcle, como vergel de anémo- 
nas, y un pecho con dos granadas gemelas, sober- 
biamente hinchadas, coronándolas deliciosos pe- 
zones. 

Y súbitamente se enlazaron las dos luchadoras. 
¡Todo eso fué! Sebarkán se reía de la fealdad 

de la vieja, al mismo tiempo que admiraba las per- 
fecciones de la joven, de miembros armoniosos. Y 
levantó la cabeza al cielo, y pidió fervorosamente 
á Alah la victoria de la joven contra la vieja. 

Y he aquí que en el primer asalto la joven lu- 
chadora se desprendió en seguida. Agarró á la vie- 
ja por el pescuezo, sujetándola con la mano iz- 
quierda, hundió la otra mano en la ranura de los 
muslos, la levantó á pulso y la tiró á sus pies en el 
suelo. Y la vieja cayó pesadamente de espaldas, 
retorciéndose. Y el golpe le hizo levantar las pier- 
nas al aire, quedando al descubierto, con toda su 
risible fealdad, los detalles peludos de su piel arru- 
gada, Y soltó dos terribles pedos, uno de los cuales 
levantó una nube de polvo, y el otro subió á modo 
de columna de humo hacia el cíelo. ¡Y desde arri- 
ba, la luna iluminaba toda esta escena! 

Mientras tanto, Sebarkán se reía silenciosamen- 
te hasta el límite de la risa, de tal modo, que se 
cayó de espaldas. Pero se levantó, y dijo; < ¡Real- 
mente, esta vieja merece el nombre de Madre de 
todas las Calamidades! Ya veo que es una cristia- 
na, lo mismo que la joven victoriosa y las otras diez 



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HISTORIA DBL. RHY OílAR AL-NHMAtf.. 



31 



mujeres.» Y ae aproximó al lugar de la lucha, y vio 
á. la joven luchadora que cubría coa un velo de seda 
muy fina las desnudeces de la vieja, y le ayudaba 
á ponerse la ropa. Y le decía: t¡Oh mi señora, Ma- 
dre de todas las Calamidades! Dispénsame. Si he 
luchado contigo, ha sido porque tú lo pediste. No 
tengo la culpa de lo ocurrido, pues si caíste de ese 
modo, fué por haberte escurrido de entre mis ma- 
nos. Pero afortunadamente, no te has hecho daño 
ninguno.» Y la vieja, llena de confusión, se alejó 
rápidamente, sin contestar nada, y desapareció en 
el monasterio. Y sólo quedaron en la pradera las 
diez jóvenes rodeando á su ama» 

Y Scharkán pensó: «¡Sea cual fuere el Destino, 
siempre es beneñcioao! Estaba escrito que había de 
dormirme sobre el caballo, para despertarme aquí. 
Y esto es por mi buena suerte. Porque esa admira- 
ble luchadora de musculatura tan perfecta, así 
como sus diez compañeras no menos deseables, 
han de servir de pasto al fuego de mi deseo!» Y 
montó en su caballo segluí-jedrán, y avanzó hacia 
aquel lugar con el alfanje desenvainado. Y el ca- 
ballo corría con la rapidez del dardo lanzado por 
una mano poderosa. Y he aquí que Scharkán llegó 
á la pradera, y exclamó: «¡Sólo Alah es grandel» 

Y la joven se levantó rápida, corrió hacia la 
orilla del río, que tenía seis brazas de ancho, y de 
un salto se puso ai otro lado. Y desde allí gritó con 
voz enérgica, aunque deliciosa: «¿Quién eres para 
atreverte á perturbar nuestro retiro? ¿Cómo te aven- 



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32 LAS MIL NOCHBS Y UNA NOCHE 

turas á lanzarte sobre nosotras blandiendo la espa- 
da» cual un soldado entre los soldados? ¡Di de dón- 
de vienes y adonde vasl Y no quieras engañarme, 
puea la mentira sería tu perdición. Sabe que estás 
en un sitio del cual no ha de serte fácil salir en 
bien, Me bastarla gritar para que acudiesen en se- 
guida cuatro mil guerreros cristianos guiados por 
bus jefes. Di, pues, lo que deseas. Sí es que te has 
extraviado por el bosque, te indicaremos de nuevo 
el camino, ¡Habla!» 

Y Scharkán contestó á estas palabras de la bella 
luchadora: «Soy un musulmán entre los musulma- 
nes. iNo me he extraviado, pues acerté mi camino! 
Vengo en busca de botín de carne joven que refres- 
que esta noche á la luz de la luna el fuego de mi 
deseo! jY he aquí diez jóvenes esclavas que me 
convienen mucho, y á las cuales satisfaré por com- 
pleto! Y si quedan contentas, me las llevaré adonde 
están mis amigos. * Entonces la joven dijo: «¡Inso- 
lente soldado! ¡Sabe que ese pasto de que hablas no 
está dispuesto para ir á parar á tus manos! ¡Además, 
no es ese tu propósito, pues acabas de mentir!» Y 
Scharkán contestó: «¡Oh mi señora! ¡Cuan feliz será 
aquel que pueda contentarse, por todo bien, con 
Alah solamente, sin sentir otro deseo!» Ella dijo: 
«¡Por el Mesías! ¡Debería llamar á los guerreros 
para que te prendiesen! Pero soy compasiva con 
los extranjeros, sobre todo cuando son jóvenes y 
atrayentes como tú. ¿Hablas de pasto para tus 
deseos? ¡Pues bienl Consiento, Pero con la condi- 



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HISTORIA DBL RHY OMAR AL-NBMAN... 



33 



ción de que bajea del caballo y jures por tu fe qu© 
no te servirás de tus armaB contra nosotras y con 
sentirás en trabar conmigo singular combate. Sí 
me vences, yo y todas estas jóvenes te pertenecere- 
mos, y hasta me podrás llevar contigo en tu eaba* 
lio; pero si eres vencido, serás mi esclavo. ¡Júralo 
por tu fe!» 

Y Scharkán pensó: «¿Eata joven ignora mi fuer- 
za, y cuan desfavorable había de serle luchar con- 
migo?» Después dijo: «Te prometo, ¡oh joven! que 
no tocaré mis armas y que sólo lucharé contigo 
del modo que tú quieras luchar. ¡Si quedase ven- 
cido, tengo bastante dinero para pagar mi rescate; 
pero si te venciese, tendría con tu posesión un botín 
digno de rey! [Juro, pues, obrar así por loa méritos 
del Profeta! [Sean con él la plegaria y la paz de 
Alah!» Y ia joven dijo: «Jura por Aquel que ha in- 
troducido las almas en los cuerpos y ha dado sus 
leyes á los humanos.» Y Scharkán prestó el jura- 
mento. Entonces la joven franqueó el río de otro 
salto, y volvió á la orilla, junto á aquel joven des- 
conocido. Y sonriéndole, le dijo: «He de lamentar 
que te marches, ¡oh mi señor! pero no debes per- 
manecer aquí, porque se acerca la mañana, van á 
venir loa guerreros y caerlas en sus manos. Y ¿cómo 
podrías resistir á mis guerreros, cuando una sola 
de mis mujeres te vencería?* Y dicho esto, la joven 
luchadora quiso alejarse hacia el monasterio, sin 
trabar ninguna lucha, 

Y Scharkán llegó al límite del asombro; pero 



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' 



34 LAS MIL NOCHES Y UHA NOGHB 

intentó detener á la joven, y le dijo: «¡Oh dueña 
míal Desdeña, si quieres, ei luchar conmigo, pero 
¡por favor! no te alejes así. ¡No abandones al ex- 
tranjero lleno de corazón!» Y ella, sonriendo, con- 
testó: «¿Qué quieres, joven extranjero? ¡Habla, y 
tu deseo quedará satisfecho!» Y Scharkán dijo: 
«Después de pisar el suelo de tu país, ¡oh mi se- 
ñora! y de haberme endulzado con las míeles de tu 
gentileza, ¿cómo alejarme sin haber gustado el 
manjar de tu hospitalidad? ¡Heme aquí convertido 
en un esclavo entre tus esclavos! * Y ella contestó, 
apoyando sus palabras con una sonrisa incompara- 
ble: «Verdad dices, ¡oh joven extranjero! El cora- 
zón que niega la hospitalidad, es un corazón infa- 
me» Haz, pues, ei favor de aceptar la mía, y tu 
lugar estará sobre mi cabeza y sobre mis ojos. 
Monta de nuevo en tu caballo, y sigúeme por la 
orilla del río, ¡Eres mi huésped desde este momen- 
to!» Entonces Scharkán, lleno de alegría, montó á 
caballo, y echó á andar junto á la joven, seguido 
de todas las demás, hasta que llegaron á un puente 
levadizo de madera de álamo, tendido frente á la 
puerta principal del monasterio, que subía y ba- 
jaba por medio de cadenas y garruchas. Entonces 
se apeó Seharkán. La joven llamó á una de sus 
doncellas, y en lengua griega le dijo: «Toma ese 
caballo, llévalo á las cuadras y cuida de que nada 
le falte.» Y Seharkán se lo agradeció á la joven: 
«¡Oh soberana de belleza! he aquí que llegas á ser 
para mí cosa sagrada, y sagrada doblemente, por 



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HISTORIA DfflL RBY OMAFt AL-NE3MAN. 



35 



tu hermosura y por tu hospitalidad. ¿Quieres vol- 
ver sobre tua patios y acompañarme á Bagdad, mi 
ciudad, en el país de loa musulmanes, donde verás 
cosas maravillosas y admirables guerreros? Enton- 
ces sabrás quién soy, ¡Ven, joven cristiana, vamos 
& Bagdad!» Y la hermosa repuso: * ¡Por el Mesías! 
Te creia más sensato, ¡oh joven! ¿Intentas raptar- 
me? Pretendes llevarme á Bagdad, donde caería 
en manos de e@e terrible rey Ornar Al-Nemán, que 
tiene trescientas sesenta concubinas en doce pala- 
cios, precisamente según el número de los días y 
loa meses. Y abusaría ferozmente de mi juventud, 
pues serviría para satisfacer sus deseos durante 
una noche, y despuéa me abandouaría. ¡Tal es la 
costumbre entre vosotros los musulmanes! No ha- 
bies, pues, así, ni esperes convencerme. ¡Aunque 
fueras Schark&n en persona, el hijo del rey Ornar, 
cuyos ejércitos invaden nuestro territorio, no te 
haría caso! Sabe que en este momento diez mil 
jinetes de Bagdad, guiados por Scharkán y el visir 
Dandán, atraviesan nuestras fronteras para reunir- 
se con el ejército del rey Afridonios de Constan- 
tinia. Y si quisiera, iría yo sola á su campamento 
y mataría á Seharkán y al visir Dandán, porque 
son nuestros enemigos. Pero ahora, ven conmigo, 
loh joven extranjero!* 

En este momento de su narración, Sehahrazada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente, 



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36 LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE 







PARO CUANDO LLEGO 
LA 48* NOCHE 



Ella dijo: 

He llegado á saber, ¡oh rey afortunado! que la 
joven dijo á, Seharkán, á quien estaba muy lejos 
de conocer: «Ahora ven conmigo, joh joven extran- 
jero!» Y Scharkán, al oiría, se sintió extraordina- 
riamente mortificado por la enemistad que tenía 
aquella joven hacia él, el visir Dandán y todos loa 
suyos. Y si sólo hubiese atendido á una mala ins- 
piración, se habría dado á conocer y se habría apo- 
derado de la joven; pero se lo impidieron los debe- 
res de la hospitalidad, y sobra todo el hechizo de 
aquella hermosura, y recitó esta estrofa; 

¡Oh joven! ¡Aunque cometieras todos los delitos, 
ahí está tu belleza para horrarlos y convertirlos en 
una delicia más! 

Y ella atravesó lentamente el puente levadizo, 
y se dirigió hacia el monasterio* Y Scharkán, que 
marchaba detrás de ella, veía bajar y subir sus 
nalgas suntuosas, que se movían como las olas del 
mar. Y lamentó que el visir Dandán no estuviese 
también allí para maravillarse con aquel esplen- 
dor. Y pensó en estos versos del poeta: 



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HISTORIA DHL RHV OUAR AL-tíHMAN,,, 



87 



¡Contempla el encanto de sus caderas plateadas, 
y verás aparecer ante tus ojos la luna llena! 

¡Mira la redondez de sus nalgas benditas, y verás 
dos medias lunas unidas en el cielo! 

Y llegaron á un gran pórtico con arcadas de 
mármol transparente. Y entraron por una larga ga- 
lería que corría á lo largo de diez arcadas con co- 
lumnas de pórflro Y en medio de cada arcada 
colgaba una lámpara de cristal de roca, esplenden- 
te como el sol. Allí esperaban á su ama las jóvenes 
doncellas con candelabros encendidos, que dea- 
prendían aromática fragancia, Y llevaban ceñida 
la frente con cintas de &eda y pedrería de todoa co- 
lorea- Abrieron la marcha, conduciendo á los doa 
jóvenes á la sala principal. Y Scharkán vio unos 
magníficos cojines alineados junto á la pared, alre- 
dedor de toda la sala. Y en las puertas y ventanas 
pendían grandes cortinajes, con una gran corona 
de oro. Todo el suelo estaba tapizado con preciosos 
mosaicos de alegres colores. En medio de la sala se 
abría el tazón de una fuente con veinticuatro surti- 
dores de oro; y el agua cala musicalmente, con cen- 
telleos de metal y de plata. Y en el fondo de la sala 
había un lecho cubierto de sedas, como sólo existen 
en los palacios de los reyes. 

Y la joven dijo á Scharkán: «Sube á esa cama, 
¡oh mi señor! y déjate servir.» Y Scharkán subió á 
la cama, muy dispuesto á dejarse servir. Y la dama 
salió de la sala, y dejó á Scharkán con las jóvenea 



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38 LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE 

esclavas, cuyas frentes estaban coronadas de pe- 
drería, 

Pero como la joven tardase en volver, preguntó 
Schark&n á las esclavas adonde había ido, y éstas 
le contestaron; «Se ha ido á dormir. Y nosotras es- 
tamos aquí para servirte, según mandes.» Y Schar- 
kán no supo qué pensar. Pero las muchachas le 
llevaron toda clase de manjares exquisitos, ofre- 
ciéndoselos en amplias bandejas labradas, y Schar- 
kan comió hasta saciarse. Después le presentaron 
el jarro y la palangana de oro con relieves de pla- 
ta, y dejó que corriera por bus manos el agua per- 
fumada con rosas y azahar, Pero de pronto co- 
menzó á preocuparle la suerte de sus soldado a, á 
quienes habla dejado solos. Y se reconvino por 
haber olvidado los consejos de su padre, Pero au- 
mentaba su pena el uo saber nada de la joven, ni 
del lugar en que se encontraba. Y recitó entonces 
estas estrofas del poeta: 

Si he perdido mi fuerza y mi valor, es leve mi 
culpa, ¡porque me han engañado y traicionado de 
tantos modos! 

¡Libertadme, ¡oh amigos míos! de mi dolor, de 
ese dolor de amar que me ha hecho perder las fuer- 
zas y toda mi alegría! 

¡He aquí que mi corazón, extraviado por el amor¡ 
se ha extraviado y derretido! ¡Se ha derretido, y na 
sé á quién lanzar mi grito de angustia! 



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HISTORIA DHL BBT OMAR AL-NEMÁtT... o9 

Cuando Scharkán acabó de recitar estas estro • 
fas, ee durmió y no se despertó hasta por la ma- 
ñana, Y vio entrar en la sala un tropel de belda- 
des, veinte jóvenes como lunas que rodeaban á su 
ama, Y ésta, en medio de las otras, parecía la luna 
entre las estrellas. Estaba vestida con magníficas 
sederías adornadas con dibujos y figuras; su cin- 
tura parecía aún más fio a y sus caderas más sun- 
tuosas debajo del cioturón que las tenía cautivas. 
Este clnturón era de oro afiligranado, con pedrería. 
Y con tal cintura y tales caderas, semejaba la 
joven una masa de cristal diáfano en cuyo centro 
se plegara delicadamente una fina rama de plata. 
Los pechos eran más soberbios y más salientes. 
Sujetaba su cabellera una redecilla de perlas con 
toda clase de pedrería. Y rodeada de las veinte 
doncellas á derecha ó izquierda^ que le llevaban 
la cola de su soberbio vestido, adelantaba maravi- 
llosa, contoneándose. 

Y al verla, sintió Scharkán obscurecida su ra- 
zón; y se olvidó de sus soldados, y del visir, y hasta 
de loa consejos de su padre. Y se puso de pie, iman- 
tado por aquellos encantos, y recitó estas estrofas: 

¡Poderosa de caderas, inclinada y cimbreante/ 
¡Tus miembros son flexibles y suaves, tu garganta 
resbaladiza y dorada! 

¡Ocultas^ ¡oh hermosísima! los tesoros interiores! 
Yo tengo ojos agudos que atraviesan todas las opaci- 
dades. 



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40 hAH MIL NOOHHiS Y UNA NOCUB 

Entonces la joven se acercó á él, y le miró lar- 
gamente, largamente. Después le dijo: «¡EresSchar* 
kan! Ya no lo dudo. ¡Oh Scharkán, hijo de Ornar 
Al-Nemánl ¡Oh héroe magnánimo! He aquí que ilu- 
minas esta morada y la honras. Dime, ¡oh Schar- 
kán! ¿has pasado la noche tranquilo? (Habíame! Y 
sobre todo, no finjas más, deja la mentira á ios 
maestros de la mentira, porque la ficción y la men- 
tira no son loe atributos de los reyes, ni sobre todo 
del más grande de los reyes!» 

Guando Scharkán oyó estas palabras, compren- 
dió que de nada le serviría el negar, y respondió: 
c¡Oh tú, la muy dulce! ¡Soy Scharkán ibn-Omar 
Al Nemán! ¡Soy aquel que sufre, porque ©1 Destino 
lo arrojó sin defensa entre tus manos! Haz de mí 
lo que quieran tu gusto y tu deseo, ¡oh desconocida 
de los ojos negrosl» Entonces la joven bajó un mo- 
mento los ojos hacia el suelo, como si medítase. 
Después, mirando á Scharkán, le dijo: «¡Apacigua 
tu alma y endulza tus miradas! ¿Olvidas que eres 
mi huésped? ¿Olvidas que ha mediado entre nos- 
otros el pan y la sal? ¿Olvidas también que sostu- 
vimos más de una conversación amistosa? En ade- 
lante estarás bajo mi protección y á beneficio de mi 
lealtad. [No temas, porque ipor el Mesías! si toda 
la tierra se lanzara contra tí, nadie te tocaría antes 
de que mi alma se saliera del cuerpo en defensa 
tuya! » Dijo, y fué á sentarse gentilmente á su lado, 
y se puso á hablarle con la más dulce sonrisa* Des- 
pués llamó á una de sus esclavas y le habló en 






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HISTÜKIA DHL H»Y OMAR AL-NKMÁN. 



41 



lengua griega, y la esclava salió, para volver acom- 
pañada de otraa que llevaban grandes bandejas 
con manjares de todas clases, y otras con fraseos 
y jarrones de bebidas, Pero Scharkán no se atrevía 
á probar aquellos manjares, y la joven, al observar- 
lo, le dijo: «Vacuas, ¡oh Scharkán! en probar mía 
manjares. Sospechas alguna traición. ¿Olvidas que 
ayer te pude matar?> Y se apresuró á alargar la 
mano y á tomar un poco de cada plato, Y Scharkán 
se avergonzó de sus sospechas, y empezó á comer, 
y ella con él, hasta que se saciaron, Después de 
haberse lavado las manos, colocaron las flores y 
mandaron traer bebidas, en grandes jarrones de 
oro, plata y cristal; y las había de todos los colorea 
y de ias mejores ciases. Y la joven llenó una copa 
de oro, y fué la primera en beber; y después la 
llenó de nuevo y se la ofreció á Scharkán, que be- 
bió, y ella le dijo: «¡Oh musulmán! ¿ves como así 
la «ida es fácil y agradable?» 

En este momento de su narración, Schahrazada vio 
aparecer la mañana» y se calló discretamente. 



pbro cuando llegó 

LA 49. a NOCHE 



Ella dijo: 

He llegado á saber, ¡oh rey afortunado! que la 
joven desconocida dijo á Scharkán: * j Oh musulmán! 

Tomo iv 4 



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43 LAB MIL NOCHES Y UNA NOCHE 

¿ves como así la vida es fácil y agradable?» Des- 
pués siguieron bebiendo de aquel modo hasta que la 
fermentación produjo bu efecto y el amor prendió 
firmemente en el corazón de Scharkán. Entonces la 
joven dijo á una de sus doncellas favoritas, Dama- 
da Grano de Coral: «¡Oh Grano de Coral! apresú- 
rate á traer los instrumentos armoniosos!» Y Grana 
de Coral contestó: «¡Escucho y obedezco!» Se au- 
sentó un instante, y volvió acompañada de unas 
jóvenes que tratan un laúd de Damasco, una cítara 
de Tartaria y una viola de Egipto, Y la joven 
cogió el laúd, lo templó sabiamente, y acompañada 
por las otras doncellas que se habían seutado en la 
alfombra, pulsó un momento las cuerdas vibrantes. 
Y con voz llena de delicias, más dulce que la brisa 
y más agradable y pura que el agua de la sierra, 
cantó lo siguiente: 

Las víctimas de tus ojos, ¡oh mi amada/ ¿sabes 
su número? Las flechas que disparan tus ojos y que 
derraman la sangre de los corazones, ¿sabes su 
número? 

/Pero afortunados los corazones que sufren por 
tus ojos/ ¡Y mil veces afortunados tus esclavos de 
amor! 

Y acabado este canto, se calló la joven. Enton- 
ces una de las muchachas que acompañaba con los 
instrumentos entonó en lengua griega una canción 
que no comprendió Scharkán. Y su joven señora 



m 









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HISTORIA DBL BEY ÜMAR AL-NBMÁN, 



43 



contestaba de cuando en cuando en el mismo tono, 
Pero ¡cuan dulce era aquel canto alternado y que- 
jumbroso! Y la joven dijo á Scharkán: »|Oh musul- 
mán entre loa musulmanes! ¿has comprendido nues- 
tra canción?» Y él respondió: «| Verdaderamente 
que no la he entendido, pero su armonía me ha 
conmovido extraordinariamente! Y la humedad de 
loe dientes al sonreír y la ligereza de los dedos al 
sonar los instrumentos me han encantado hasta lo 
infinito.» Ella sonrió, y dijo: «Y ahora, Scharkán, si 
te dijera un canto árabe, ¿qué harías?» Y él contes- 
tó: c ¡Perder seguramente la razón que me queda!» 
Entonces la joven cambió el tono y la clavija del 
laúd, lo pulsó un instante, y cantó estas palabras 
del poeta: 

El sabor de la separación es un sabor lleno de 
amargura. ¿Hay algún medio para sufrirlo con pa- 
cienciat 

Tres cosas me han dado á elegir: el alejamiento, 
la separación y el abandono, tres cosas llenas de 
espanto, 

¿Cómo elegir, cuando estoy completamente venci- 
do por el amor de una hermosura que me ha conquis- 
tado y que me somete á tan duras pruebas? 

Cuando Scharkán oyó esta canción, como habla 
bebido considerablemente, quedó sin conocimiento, 
completamente ebrio, Y al volver en sí, ya no es- 
taba allí la joven, Y Scharkán preguntó á las es- 



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44 L.AS MIL ÑOCHAS Y UNA NOCHE 

clavas. Y las esclavas le dijeron: «Se ha ido á su 
habitación para dormir, pues he aquí que es de 
noche,» Y Scharkán, aunque muy contrariado, dijo: 
«¡Que Aiah la tenga bajo su protección!» Pero al 
día siguiente, Grano de Coral, la esclava preferida, 
le vine á buscar en cuanto se despertó, para lle- 
varle al aposento mismo de su señora. Y al fran- 
quear el umbral, Scharkán fué recibido al son de 
los instrumentos y de loa himnos de las cantoras, 
que de aquel modo le daban la bienvenida. Y trans- 
puso una puerta toda de marfil, incrustada de per- 
las y pedrería* Y se halló en una gran sala, toda 
cubierta de sedería y de tapices de Khorasán. Y 
estaba iluminada por altoa ventanales quedaban á 
unos jardines frondosos atravesados por arroyos. 
Junto á las paredes de la sala había una fila de 
estatuas vestidas como personas y que movían loa 
brazos y las piernas de un modo asombroso, y en 
eu interior tenían un mecanismo que les hacia can- 
tar y hablar como verdaderos hijos ae Adán. 

Pero cuando la dueña de la casa vio á Scharkán, 
se levantó, se acercó á él, y le cogió de la mano. 
Y le hizo sentarse junto á ella, y le preguntó con 
interés cómo había pasado la noche, y le dirigió 
otras preguntas, á las cuales dio Scharkán las res- 
puestas convenientes. Después ae pusieron & con- 
versar, y ella le preguntó: «¿Sabes las palabras de 
los poetas acerca de los enamorados y de loe escla- 
vos de amoí?> Y él contestó: «Sí, ¡oh mi señora! sé 
algunas.» Y ella dijo: «Quisiera oirías** Y él dijo: 






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HiSTORIA DEIL ItHY OMAR AL-NHMAN 



45 



«He aquí lo que el elocuente y delicado Kuaair de- 
cía respecto á la perfectamente belia Izzat, á quien 
amaba: 

¡Oh, no! ¡Jamás descubriré los encantos de Izzatt 
¡Jamás hablaré de mi amor por Izzatt ¡Me ha obli- 
gado á tantos juramentos y á tantas promesas! ¡Ah! 
¡Si se supiesen todos los encantos de Izzat! 

¡Los ascetas que lloran entre el polvo y que tanto 
se precaven contra las penas de amor, si oyeran el 
gorjeo que yo conozco, acudirían á arrodillarse de- 
lante de Izzat para adorarla! ¡Ah! ¡Si supieran cuán- 
tos son los encantos de Izzat! 

Y la joven exclamó: «Ea verdad, la elocuencia 
fué un don de ese admirable Kuzair, que decía: 

Si ante un juez digno de ella y de su belleza se 
presentara Izzat compitiendo con su rival el dulce sol 
matutino, seguramente sería Izzat la preferida. 

Y sin embargo, algunas mujeres maliciosas se 
han atrevido á criticar su hermosura* ¡Alah las con- 
funda, y haga de sus mejillas una alfombra para 
las suelas de Izzat!* 

Y la joven añadió: «¡Cuan amada fué Izzat! Y 
tu, ¡oh príncipe Scharkán! bí recordases las pala- 
bras que el hermoso Djamil decía á la misma Izzat, 
¡qué amable seríaa si nos las dijeses!» Y Scharkán 
dijo: «Realmente, de las palabras de Djamil á Izzat 
no recuerdo mas que esta estrofa: 






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46 



LAS MIL NOCHES Y UNA NOCH3 



¡Oh la más gentil de las engañadoras! ¡Sólo de- 
seas mi muerte; á ella se encaminan todos tus pla- 
nes! ¡Y sin embargo, eres la única que deseo entre 
todas las jóvenes de la tribu!* 

Y Scharkán añadid: «Porque sabe, ¡oh señora 
mial que estoy en la misma situación que Djamii. 
Y tú en la de Izzat respecto á Djamü, puea deseas 
hacerme morir ante tus ojos.» Y entonces la joven 
sonrió, pero no dijo nada. Y siguieron bebiendo 
hasta que vino la aurora. En seguida se levantó la 
joven, y desapareció. Y Scharkán se dispuso á pa- 
sar otra noche solo en su lecho, Pero cuando llegó 
la mañana, se presentaron las esclavas al son de 
los instrumentos armoniosos, y después de haber 
besado la tierra entre sus manos, le dijeron: «¡Haz- 
nos ei favor de venir con nosotras al cuarto de 
nuestra ama, que te espera!* Entonces se levantó 
Scharkán. Y salió con las esclavas, que tañían los 
instrumentos. Y llegó á una segunda sala, mucho 
más maravillosa que la primera, donde había esta- 
tuas y pinturas que figuraban animales, y aves, y 
otras muchas cosas que superarían á toda descrip- 
ción, Y quedó encantado de cuanto veía, y sus la* 
bios cantaron estas estrofas: 



Cogeré la estrella que se remonta entre los frutos 
de oro del Arquero de las Siete Estrellas. 

Es la perla noble que anuncia las albas platea- 
das. La gota de oro de la constelación* 



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HISTORIA DBL RHY OM.AR AL-NBMAH... 



47 



Es el ojo de agua que se deshace en trencas de 
plata. ¡La rosa de carne de sus mejillas/ ¡Un topa- 
cio incendiado! 

¡Sus ojos! ¡Dan el color á la violeta, sus ojos ro- 
deados de kohl azul! 

Y la joven se levantó, fué á coger de la mano 
á Schark&n, le hizo sentarse & bu lado, y le dijo: 
cíOh príncipe Scharkánl seguramente conoces el 
juego del ajedrez.» Y él dijo: «Lo conozco; pero 
¡por favorl no seas como aquella de quien se queja 
el poeta: 

¡En vano me lamento/ ¡Estoy martirizado por el 
amor! No puedo apagar la sed en su boca dichosa , 
ni respirar la vida bebiéndola en sus labios. 

No es que me desprecie, ni que me falten sus 
atenciones, ni que olvide el ajedrez para distraerme; 
pero ¿acaso mi alma tiene sed de distracciones ni de 
juego? 

Y además, ¿cómo podría luchar con ella, cuando 
me fascina el juego de sus miradas, las miradas de 
sus ojos que penetran en mi hígado?* 

Y la joven se echó á reir, pero acercó el ajedrez 
y empezó el juego. Y Scharkán, cada vez que le 
tocaba jugar, en vez de atender al juego miraba á 
la joven, y jugaba de cualquier modo, poniendo el 
caballo en lugar del elefante y el elefante en lugar 
del caballo. Y ella, riendo, le dijo; «[Por el Mesías 



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48 



L.AS MIL NOCHES Y UNA NOGHB 




iCnán profunda es tu juego!» Pero él contestó: 
«¡Seta es la primera partida! Ta sabes que no re- 
presenta nada.» Y prepararon el juego de nuevo. 
Pero ella le venció otra vez, y la tercera, y la 
cuarta, y la quinta vez. Después le dijo: «|He aquí 
que en todas sales vencidol> Y él dijo: «¡Oh mí so- 
berana, no está mal ser vencido por una adversa- 
ria como tul» Entonces la joven mandó poner el 
mantel, y comieron y se lavaron las manos; y no 
dejaron de beber de todas las bebidas. Y la joven 
cogió un arpa, y diestramente preludió unas notas 
lentas y melodiosas. Y cantó estas estrofas: 

Nadie escapa á su Destino^ asi esté oculto ó no lo 
esté, así tenga el rostro sereno ó amargado. Olvída- 
lo todo f ¡oh amigo mío! y bebe por la belleza y por la 
vida. ¡Soy la hermosura, que ningún hijo de la tie- 
rra puede mirar indiferentemente! 



Calló, y sólo el arpa resonó bajo los finos dedos 
de marfil. Y Scharkán, arrebatado, se sentía per- 
dido en deseos infinitos. Entonces, tras un nuevo 
preludio, la joven cantó: 



¡La amistad verdadera no puede soportar la 
amargura de la separación! ¡Hasta el sol palidece 
cuando tiene que dejar á la tierra! 

Pero apenas cesó este canto, oyeron un enorme 
tumulto y un gran vocerío, Y vieron que avanzaba 






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HISTOBIA DEL REY OMAH AL-NBMAVT 



49 



un tropel de guerreros cristianos con las espadan 
desnudas, y gritaban: «¡Hete aquí que hae caído en 
nuestras manos! ¡He aquí, ¡oh Scharkán! tu dia de 
perdición!» Y al oir Scharkán estas palabras, pen- 
só en seguida en una traición, encaminándose sus 
sospechas contra la joven. Pero cuando se volvía ha- 
cia donde estaba, dispuesto á reconvenirla, la vid 
lanzarse afuera, muy palíela. Y la joven llegó antslos 
guerreros, y íes dijo: «¿Qué queréis?* Entonces se 
adelantó el jefe de los guerreros, y le contestó, des- 
pulo üe haber besado la tierra entre sus manos: « ¡Oh 
reina llena de glorial ¡Oh mi noble señora Abriza f 
la perla más noble entre las perlas de las aguasl 
¿Ignoras la presencia del qu*s está en este monas- 
terio?* Y la reina Abriza contestó: «¿De quién ha- 
blas?» Y él dijo: «Hablo de aquel á quien llaman 
maestro de héroes, el destructor de ciudades, el te* 
rrible Scharkán ibin- Ornar Al-Nemán, aquel que no 
ha dejado una torre sin destruirla, ni una fortaleza 
sin derribarla* Ahora bien, ¡oh reina Abriza! el rey 
Hardobios, tu padre y señor nuestro, ha sabido en 
Kaissaria, bu ciudad, por los propios labios de la 
anciana Madre de todas las Calamidades, que el 
príncipe Scharkán estaba aquL Porque la Madre 
de todas las Calamidades ha dicho al rey que había 
visto á Scharkán en el bosque, cuando se dirigía á 
este monasterio. Así, pues, ¡oh reina! tu mérito eB 
inconmensurable, por haber cogido al león en tus 
redes, facilitándonos la victoria sobre el ejército de 
los musulmanes!» 



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50 



LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE 



Entonces, la joven reina Abriza, hija del rey 
Hardobios, señor de Kaissaria, miró indignadísima 
al jefe de loe guerreros, y le dijo: «¿Cuál es tu nom- 
bre?» Y el otro contestó: <¡Tu esclavo el patricio 
Massura ibn-Mossora ibn-Kacherdal» Y ella le dijo: 
«¿Y cómo es que has osado, ¡oh insolente Massura! 
entrar en este monasterio sin avisarme ni pedir per- 
miso?» Y él dijo: «¡Oh mi soberana! Ninguno de los 
porteros me ha cerrado el camino, pues al contra- 
rio, todos nos han guiado hasta la puerta de tu apo- 
sento. Y ahora, según las órdenes de tu padre, es- 
peramos que nos entregues á ese Scharkán, el gue- 
rrero más formidable entre los musulmanes.» Y la 
reina Abriza dijo: «¿Pero qué piensas? ¿No sabes 
que esa Madre de todas las Calamidades es una em- 
bustera? ¡Por el Mesías! Aquí hay un hombre, pero 
no es el Scharkán de quien hablas, sino un extran- 
jero que ha venido á pedirnos hospitalidad, y en 
seguida se la hemos otorgado generosamente. Y 
además, aun en el caso de que fuera Scharkán, los 
deberes de la hospitalidad me mandan protegerle 
contra todo el mundo* ¡Nunca se dirá que Abriza 
hizo traición al huésped, después de haber media- 
do entre ellos el pan y la sai! De modo que lo que 
debes hacer, ¡oh patricio Massura! es marcharte en 
seguida cerca del rey, mi padre; besarás la tierra 
entre sus manos, y le dirás que la vieja Madre de 
todas las Calamidades ha mentido y le ha engaña* 
do.» El patricio Massura dijo: «Reina Abriza, no 
puedo volver junto al rey Hardobios, tu padre, sin 



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HISTORIA DBL BHIÍ OMA.E AL.-HBMÁN... 



5L 



llevar al prisionero, como nos ha mandado.» Ella, 
llena de cólera, dijo: «¿Quién te mete en estas co- 
sas, ¡oh guerrero!? Sólo te toca combatir cuando 
puedas, pues te pagan para combatir. Pero guár- 
date de meterte en asuntos que no te incumben. 
Además, si te atrevieras á atacar á Seharkán, lo 
pagarías con tu vida y con la vida de todos los gue- 
rreros que están contigo. ¡Y he aquí que lo voy a 
llamar, para que venga con su alfanje y su escudo!» 
Y el patricio Mas3ura dijo: «lOh qué desgracia la 
mía! Porque si me libro de tu cólera, caeré en la de 
tu padre, nuestro rey. Si se presentase ese Sehar- 
kán, lo mandaría detener inmediatamente por mis 
soldados, y lo llevaría prisionero entre las manos 
de tu padre, el rey de Kaissaria,» Y Abriza excla- 
mó: «Hablas demasiado para ser un guerrero, ¡oh 
patricio MaBSura! ¡Y tus palabras exceden en punto 
á pretensión é insolencia! ¿Olvidas acaso que sois 
cien contra uno? Si tu patriciado no te quitó hasta 
el rastro del valor, combátele de hombre á hom- 
bre. Pues bí eres vencido, otro ocupará tu puesto, 
y así sucesivamente, hasta que Scharkán caiga en 
vuestras manos. ¡Y así se decidirá quién de todos 
vosotros es el héroe!» 

Y en eate momento de su narración, Schahrazada vio 
aparecer la mañana, y se calió discretamente. 



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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE 




PERO CUANDO LLEGÓ 
LA 50. a NOCH 



Ella dijo: 

He llegado á saber, ¡oh rey afortunado! que la 
joveu reina Abriza exclamó: «{Y veremos quién de 
todoa vosotros es el héroe!» Y el patricio Massura 
repuso: «|Por el Mesías! ¡Has hablado muy bien! 
jYo seré el primero que se presente á luchar! * Ella 
dijo: «Pues aguarda que vaya á avisarle y á saber 
su respuesta. Si acepta, así se hará; si se niega, 
será de todos modos el huésped protegido.» Y Abri- 
za ee apresuró á ir en busca de Schaikán, y le puso 
al corriente de todo, excepto de quién era ella. Y 
Sebarkftn comprendió que había juzgado mal al 
dudar de la generosidad de la jovan, y se recon- 
vino mucho, y con doble motivo por haberse equi- 
vocado al juzgar á la joven y por haberse metido 
imprudentemente en medio del país de los rumie. 
Y después dijo: «¡Oh mí señora! No tengo la cos- 
tumbre de combatir contra un solo guerrero, sino 
contra diez á un tiempo, y de esa manera pienso 
entablar el combate,» Dijo, y se puso en pie de un 
salto, y se precipitó al encuentro de los guerreros 
cristianos. Y llevaba en la mano su alfanje y su 
escudo, 

Cuando el patricio Massura vio que se acercaba 



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HISTORIA DJfiJu RB5T OUAR ALOMAN 



68 



Scharkán, saltó sobro él de un brinco, y le atacó 
tunosamente; pero Scharkán paró el golpes que se 
le dirigía, y se lanzó contra eu adversario coma un 
león. Y le dio en el hombro uu tajo tan terrible, 
que el alfanje salió brillando por la cadera, des- 
pués de haberle atravesado el vientre y los íntea* 
tinos, 

Y al ver esto, el valor de Scharkán creció con- 
siderablemente á los ojos de ia reina, que pensó: 
«¡He aquí el héroe con quien habría yo podido 
luchar en el bosque!* Después se volvió hacia los 
soldados, y les dijo: «¿Qué esperáis para proseguir 
el combate? ¿No pensáis vengar la muerte del pa- 
tricio?» Entonces avanzó á grandes pasos un gi- 
gante de aspecto formidable, y cuya cara respiraba 
una gran energía. Era el propio hermano del patrí- 
elo Ma&aura. Pero Scharkán no le dio tiempo para 
más, pues le dio tal tajo ea el hombro, que el alfan- 
je salió brillando por la cadera, después de haber 
atravesado el vientre y los intestinos. Entonces 
avanzaron otros guerreros, uno á uno, pero Schar- 
kán les hacía sufrir la misma suerte, y para su 
alfanje era un juego el hacer volar sus cabezas. Y 
de ese modo mató á cincuenta, Cuando los otros 
cincuenta que quedaban vieron la suerte que habían 
corrido sus compañeros, se reunieron en una sola 
masa, y se precipitaroij todos juntos contra Schar- 
kán, pero esto loa perdió. Scharkán los esperaba 
con toda la bravura de su corazón, más duro que 
la roca, y los trilló como se trillan los granos en 



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54 



LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE 




la era, y Iob desparramó á ellos y á bus almas 
para siempre. 

Entonces la reina Abriza gritó á sus doncellas: 
«¿Quedan más hombres en el monasterio?* Y ellas 
contestaron; «No quedan más hombres que loe 
porteros.» Entonces la reina Abriza avanzó al 
encuentro de Scharkán, y le estrechó entre bus 
brazos, y le besó con fervor. Después contó el 
número de muertos, y se encontraron ochenta. En 
cuanto á los otros veinte combatientes, lograron 
escaparse, á pesar de su estado, y habían desapa- 
recido, Y Scharkán pensó entonces en limpiar la 
hoja ensangrentada de su alfanje. Y arrastrado por 
Abriza, volvió al monasterio, recitando estas es- 
trofas bélicas: 



¡Contra mí se han lanzado furiosamente para 
combatirme el día de mi valentía! 

Y he arrojado sus altaneros caballos como pasto 
á los leones, á mis hermanos los leones. 

¡Vamos! ¡Libradme del peso de mi ropa, si 
queréis/ 

En el día de mi valentía no he hecho mas que 
pasar, y he aquí á todos los guerreros tendidos en 
la tierra abrasadora de mí desierto. 






Y como habían llegado al salón, la joven Abri- 
za, sonriente de placer, cogió la mano de ScharkáB 
y ee la llevó & los labios, Después se levantó el 
vestido, y aparecieron por debajo una cota de 



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HISTORIA DHL REY OMAR AL-NHMÁN, 



66 



malla y una espada de acero fino de la India, Y 
Seharkán, asombrado, preguntó: «¿Para qué son, 
loh mi señora! esta cota de malla y esta espada?* 
Y ella dijo: «¡Oh Seharkán! durante el combate 
me armé apresuradamente por si tenía que correr 
en tu auxilio, pero no has necesitado de mi brazo!* 

Después la reina Abriza mandó llamar á los 
porteros, y les dijo: «¿Cómo es que sin mi permiso 
habéis dejado penetrar á los hombres del rey?» Y 
dijeron: «No es costumbre que pidan permiso los 
hombres del rey, y mucho menos su gran patricio.» 
Ella dijo: c ¡Sospecho que habéis querido perderme 
y ocasionar la muerte de mi huésped!» Y rogó á 
Seharkán que les cortara la cabeza, y Seharkán 
les cortó la cabeza. Entonces la reina dijo á sus 
esclavas: «¡Merecían un castigo más duro!* Des- 
pués se volvió hacia Seharkán, y exclamó: «¡He 
aquí, ¡oh Seharkán! que voy á revelarte lo que ha 
estado oculto para ti hasta ahora!» Y dijo así: 

«Sabe, ¡oh Seharkán! que soy la hija única del 
rey griego Hardobios, señor de Kaíssaria» y me 
llamo Abriza. Y tengo por enemiga inexorable á 
la vieja Madre de todas las Calamidades, que ha 
sido Ja nodriza de mí padre y es muy temida y 
atendida en palacio. Y la causa de esta enemistad 
entre ella y yo es una causa que me dispensarás 
que no te cuente, pues intervienen unas jóvenes 
en esta historia, y ya conocerás con el tiempo 
todos los pormenores. Así es que la Madre de todas 
las Calamidades hará cuanto pueda para perderme, 



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66 LAS MIL NOGHE& V UNA NOCHE 

sobre todo ahora que he sido la causa de la muerte 
del jefe de loa patricios y de loa guerreros. Y dirá 
¿ mi padre qu¡* he abrazado vuestra causa. Aeí es 
que la única resolución que puedo tomar! mientras 
la Madre de todas las Calamidades me persiga, es 
irme lejos de mi familia y de mi país. Y te ruego 
que me ayudes y obres conmigo como yo he obrado 
contigo, pues te corresponde parte de culpa de 
cuanto acaba de pasar.» 

Al oir estas palabras, Scharkáu sintió que la 
alegría le hacía perder la razón, y que su pecho se 
ensanchaba, y se dilataba todo su ser, y dijo: 
«¡Por Alahl ¿Quién se atreverá á acercarse & tí, 
mientras mi alma esté en mi cuerpo? Pero ¿podrías 
sobrellevar realmente el verte alejada de tu padre 
y de los tuyos? Y elia contestó: «Seguramente que 
sí.» Entonces Scharkán le hizo que lo jurase, y 
ella lo juró. Y después ella dijo: «Ya se ha tran- 
quilizado mi corazón. Pero tengo que dirigirte otra 
súplica.» Scharkán dijo: «¿Y cuál es esa súplica?» Y 
ella contestó: «Que vuelvas á tu país, con todos 
los soldados.» Pero él dijo: «¡Oh señora mía! Mi 
padre Ornar Al-Nemán me ha mandado á este paia 
de loa rumís para combatir y vencer á tu padre, 
contra el cuai nos ha pedido auxilio el rey Afrido- 
nios de Conatantinia. Puea tu padre ha mandado 
confiscar un navio cargado de riquezas, entre 
ellas tres gemas preciosas que poseen admirables 
virtudes.» Entonces Abriza contestó: «¡Tranquiliza 
tu alma y endulza tus ojos! Porque he aquí que 



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HISTORIA DBL RKT OMAR AL-NHMAN. 



57 



voy á decirte la verdadera historia de nuestra 
hostilidad con el rey ACridoníos; 

«Sabe que nosotros los griegos celebramos una 
fiesta anual, que es la fiesta de este monasterio. Y 
cada año en igual fecha acuden aquí todoa loa 
reyes cristianos desde todas las comarcas, así 
como los nobles y los grandes comerciantes, Y 
también vienen las mujeres y las hijas de los reyes 
y de los demás; y esta fiesta dura siete días com- 
pletos. Ahora bien; cierto año fui yo una de las 
visitan íes, y aquí estaba también la hija del rey 
Afridonios de Constantinia, que se llamaba Safía, 
y es ahora concubina de tu padre, el rey Ornar 
Al Nenian, y madre de sus hijos. Pero en aquel 
momento era todavía doncella. Cuando terminó la 
fiesta y llegó el séptimo día, que era el día de la 
marcha, Safía dijo: «No quiero volver por tierra 
á Constantinia, sino por mar.» Entonces le pre- 
pararon una nave, en la cual se embarcó con sus 
compañeras; y mandó embarcar todas las coBaa 
que le pertenecían; y se dieron á la vela, y zarpa- 
ron. Pero apenas se había alejado el navio, se le- 
vantó viento contrario, que hizo desviarse á la nave 
de su ruta. Y la Providencia quiso que hubiera pre- 
cisamente en tales parajes un gran navio lleno de 
guerreros cristianos de la isla de Kafur, en núme- 
ro de quinientos afrangí (1). Y todos estaban arma- 

(1) Nombre genérico dado á todoe los europeos por extensión y 
arabísaclón de la palabra franceses. 

Tomo it 5 



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68 



LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE 






dos y forrados de hierro. Y sólo aguardaban una 
ocasión como aquélla para lograr botín, pues desde 
hacía tiempo que andaban por el mar. De modo 
que en cuanto vieron el navio en que estaba Salía, 
lo abordaron, le echaron los garfios y se apodera- 
ron de él. Después se dieron de nuevo á la vela 
llevándolo á remolque, Pero se levantó una furio- 
sa tempestad que los arrojó á nuestras costas, 
desamparados. Entonces se arrojaron sobre ellos 
nuestros hombres, mataron á los piratas, y se apo- 
deraron á su vez de las sesenta jóvenes, entre las 
cuales se encontraba Saña. Y también recogieron 
todas las riquezas acumuladas en los buques. Vi- 
nieron á ofrecer ¡as sesenta jóvenes como regalo á. 
mi padre el rey de Kaissaria, y se guardaron las 
riquezas. Mi padre escogió para sí las diez jóvenes 
s más hermosas, y distribuyó el resto entre su séqui- 
to. Después eligió cinco de las más bellas, y se las 
envió como regalo á tu padre, el rey Ornar Al-Ne~ 
man. Y entre esas cinco estaba precisamente Safía, 
hija del rey Afridonlos; pero nosotros no nos lo 
figurábamos, porque ni ella ni nadie nos habla 
revelado su condición ni su nombre, y he aquí 
¡oh Scharkánl cómo Safía llegó á ser concubina de 
tu padre, el rey Ornar Al Nemán, Y además, le fué 
enviada con otros muchos regalos, como sederías, 
paños y bordados de Grecia, Pero á principios de 
este año, el rey mí padre recibió una carta del rey 
Afrídonios, padre de Safía. Y en esta carta había co- 
sas que no te sabría repetir, Pero decía lo siguiente: 



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HISTORIA DSL RBY OM&R AL-NH1MAN*.. 



69 



«Hace doa años que cogiste á unos piratas 
sesenta jóvenes, una de Las cuales era mi hija 
Safia. Hasta ahora no me he enterado, ¡oh rey 
Hardoblos! porque nada me has dicho. Esto es la 
mayor ofensa y el mayor oprobio para mí* contra 
mí y alrededor de mí. Por lo tanto, en cuanto reci- 
bas mi carta, si no quieres ser mi enemigo, me 
devolverás á raí hija Safía, intacta é íntegra. Si 
demoras su envío, te trataré como mereces, y 
mi cólera y mi resentimiento tomarán represalias 
terribles contra ti.» 

*Y en cuanto mi padre leyó esta carta, Be quedó 
muy perplejo y muy alarmado, pues la joven Safía 
había sido enviada como regalo á tu padre, el rey 
Ornar Al-Nemán, y no habla ninguna probabilidad 
de que siguiese intacta é íntegra, puesto que ya la 
había hecho madre el rey Ornar Al-Nemán, 

> Comprendimos entonces que aquello era una 
gran calamidad. Y mi padre no tuvo otro recurso 
que escribirle una carta al rey Afridonios, en que 
le exponía la situación, y disculpándose con la ig- 
norancia en que había estado respecto á la perso- 
nalidad de Safía, y jurándoselo mil veces. 

*Ai recibir la carta de mí padre, el rey Afrido- 
nios se enfureció de una manera trágica; se levan- 
tó, se sentó, echó espuma, y dijo: «¿Es posible que 
mi hija, cuya mano se disputaban todos los reyes 
cristianos, haya llegado á ser una esclava entre 
las esclavas de un musulmán? ¿Es posible que se 
haya rendido á sus deseos y compartido su lecho 



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m 



60 



LAS UiL moches y UNA noohh 



sin contrato legal? ¡Por el Mesías! que he de tomar 
de ese cabalgador musulmán, no saciado de muje- 
res, una venganza que hará hablar al Oriente y al 
Occidente,* 

* Y entonces fué cuando el rey Afridonios discu- 
rrió enviar embajadores á tu padre con ricos pre- 
sentes, y hacerle creer que estaba en guerra con- 
tra nosotros, y pedirle socorro, Pero en realidad 
era para hacerte caer á ti, ¡oh Scharkán! y á tus 
diez mil jinetes en una emboscada, 

»En cuanto á las Eres gemas maravillosas posee- 
doras de tantas virtudes, existen realmente. Eran 
propiedad de Safía, y cayeron en manos de los pi- 
ratas, y después en las da mi padre, que me las re- 
galó, Y yo las tengo, y ya te las enseñaré. Pero por 
ahora lo más importante es que busques á tus jine- 
tes y emprendas con ellos el camino de Bagdad, 
antes de caer eu las redeB del rey de Constantinia 
y antes de que es incomuniquen por completo. > 

Al oir Scharkán estas palabras, cogió la mano 
de Abriza y se la llevó á los labios* Y después dijo: 
<|Loor á Alah y á las criaturas de Alah! jLoor al 
que te ha puesto en mi camino, para que seas cau- 
sa de mi salvación y de la salvación de mis com- 
pañeros! Pero ¡oh deliciosa y caritativa reina! Yo 
no puedo separarme de ti después de cuanto ha pa- 
sado, y no permitiré que te quedes aquí sola, pues 
no sé lo que te puede ocurrir. ¡Ven, Abriza, vamos 
á Bagdad, donde estarás segura !» 



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HISTORIA DilíL BBY OMAB ALrNBÍMAN... 

Pero Abríza, que había tenido tiempo para re- 
flexionar, le dijo: «¡Oh Scharkán! date prisa á mar- 
charte. Apodérate de loa enviados del rey Afrido- 
nios, que están en tus tiendas, oblígalos á confesar 
la verdad, y de este modo comprobarás mis pala- 
bras. Yo te alcanzaré antes de que hayan pasado 
tres días, y entraremos juntos en Bagdad.» 

Después se levantó, ae acercó á él, le cogió la 
cabeza con ambas manos, y le besó. Y Scharkán 
hizo lo mismo, Y la reina lloraba lágrimas abun- 
dantes. Y su llanto era capaz de derretir las pie- 
dras. Scharkán, al ver llorar aquellos ojos, se en- 
terneció más todavía, y llorando recitó estas dos 
estrofas: 

¡Me despedí de ella, y mi mano derecha enjugaba 
mis lágrimas, mientras que mi mano izquierda ro- 
deaba su cuello/ 

Y me dijo, medrosa: «¿No temes comprometerte 
ante las mujeres de mi tribu?» Y le dije: *¡No lo 
temo! ¿Acaso el día de la despedida no es el de la 
traición de los enamorados?» 

Y Scharkán se separó de Abriza, y salió del 
monasterio. Montó de nuevo en su corcel, cuyas 
bridas sujetaban doB jóvenes, y Be fué. Pasó el 
puente de cadenas de acero, se internó entre los 
árboles de la selva, y acabó por llegar al claro 
situado en medio del bosque. Y apenas había lle- 
gado, vio tres jinetes frente á él, que habían dete- 



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62 LAS MIL NOCHBS Y USA NOCHE 

nido bruscamente ol galopar de sus caballos. Y 
Scharkán sacó su rutilante espada, y se cubrió con 
ella, dispuesto al choque. Pero súbitamente loe 
conoció y le conocieron, pues los tres jinetes eran 
el visir Dandán y los dos emires principales de su 
séquito. Entonces los tres jinetes se apearon rápi- 
damente, y desearon respetuosamente la paz al 
príncipe Scharkán, y íe expresaron toda la angus- 
tia que por su ausencia habla sentido el ejército. 
Y Scharkán les contó la historia con todos sus de- 
talles, dssde el principio hasta el fin, y la próxima 
llegada de la reina Abriza, y la traición proyec- 
tada por los embajadores de Afridonios. Y les dijo: 
«Ea probable que se hayan aprovechado de vues- 
tra ausencia para escaparse y avisar á su rey. Y 
iquién sabe si el ejército enemigo habrá destruido 
el nuestro! ¡Corramos, pues, junto á nuestros sol- 
dados!» 

Y ál galope de sus caballos llegaron al valle 
donde estaban las tiendas. Y allí reinaba la tran- 
quilidad, pero los embajadores habían desapareci- 
do. Se levantó apresuradamente el campo, partie- 
ron para Bagdad, y al cabo de algunos días llega- 
ron á las fronteras, donde ya estaban seguros. Y 
todos los habitantes de aquellas comarcas se apre- 
suraron á llevarles provisiones para ellos y víve- 
res para los caballos. Y descansaron un poco, y 
luego reanudaron la marcha. Pero Scharkán con* 
fió la dirección de la vanguardia al visir Dandán, 
y se quedó en la retaguardia con cien jinetes, que 



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HI3T0BIA DBL REY OMA.K AL-K»MÍ-H... 63 

escogió uno por uno entre lo más selecto de todos 
loa jinetes. Y dejó que el ejército se le adelantara 
todo un dia, y después se puso en marcha con cien 
guerreros. 

Y cuando habían recorrido ya cerca de dos 
parasangeé (1), acabaron por llegar á un desfiladero 
muy angosto situado entre dos altísimas montañas. 

Y apenas habían llegado, vieron que al otro extre- 
mo del desfiladero se levantaba una polvareda 
muy densa. Y esta polvareda avanzaba rápida- 
mente, y cuando se disipó aparecieron cien jinetes, 
tan intrépidos como leones, que desaparecían bajo 
las cotas de malla y las viseras de acero. Y aque- 
llos jinetes, apenas estuvieron al alcance de la voz, 
gritaron: «i Apeaos, ¡oh musulmanes! y rendios á 
diacreción, pues si no, |por Maríam y Yuhanna! 
vuestras almas no tardarán en volar de vuestros 
cuerpos!» 

Y Seharkán, al oir estas palabras, vio que el 
mundo se obscurecía ante su vista. Y dijo, inflama- 
das sus mejillas y lanzando sus ojos relámpagos de 
cólera: «¡Oh perros cristianos! ¿Cómo os atrevéis 
á amenazarnos después de haber tenido la auda- 
cia de atravesar nuestras fronteras y pisar nuestro 
suelo? ¿Pensáis que podréis escapar de entre nues- 
tras manos y volver á vuestro paíB?» Dijo, y gritó á 
sus guerreros: «¡Oh ereyentesl ¡Sus á esoB perrosl» 

Y Seharkán fué el primero en arrojarse sobre el 



(1) El paraeange (pharaakh) viene á equivaler á cinco kilómetro», 



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64 



LAS MIL NOCHES T UNA NOCHB 



enemigo. Entonces los cien jinetes de Scharkán 
cayeron sobre loa cien jinetee afrangí á todo el ga- 
lopar de sus caballos, y ambas masas de hombres, 
con corazones más duros que la roca, se mezclaron. 
Y loe aceros chocaron con los aceros, las espadas 
con las espadas, y empezaron á llover golpes. Y 
crepitando los cuerpos se enlazaban con los cuer- 
pos, y los caballos se encabritaban para caer 
pesadamente sobre los caballos, y no se oía otro 
ruido que el chasquido de las armas y el choque 
del metal contra el metal. El combate duró hasta 
la aproximación de la noche y de las tinieblas de 
la noche, Y sólo entonces se separaron ambos 
bandos, y pudieron contarse. Scharkán comprobó 
que no había entre sus hombres ningún herido gra- 
ve, y esclamó: 

«¡Oh compañeros! He navegado toda mi vida 
por el mar de ías ruidosas batallas, en que chocan 
las oleadas da espadas y lanzas; he combatido con 
muchos héroes, pero no había encontrado hombres 
tan intrépidos, guerreros tan valerosos ni héroes 
tan esforzados como estos adversarios.* 

Y los soldados de Scharkán respondieron: «¡Oh 
príncipe Scharkán! tas palabras han dicho la ver- 
dad. Pero sabe que el jefe de esos guerreros es el 
más admirable de todos y el más heroico. Y ade- 
más, cada ves que uno de nosotros caía entre sus 
manos, se apartaba para no matarlo, y le dejaba 
librarse de la muerte. > 

Al oir estas palabras, se quedó muy perplejo 




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HISTORIA DEL RKiY OMAR AL-NHMAN.. 



65 



Scharkán, pero después dijo: cMaüana nos pondre- 
mos en fila y los atacaremos así, pues somos ciento 
contra ciento, ¡Y pediremos la, victoria al Señor del 
Cielo!» Y confiados en esta resolución, ae durmie- 
ron todos aquella noche. 

En cuanto á los cristianos, he aquí que rodea- 
ron á su jefe, y exclamaron: «Hoy no hemos podi- 
do dar cuenta de esos musulmanes,» Y el jefe les 
dijo: «Pero mañana nos pondremoa en fila, y loa 
derribaremos uno tras otro.» Y confiados en esta 
resolución, se durmieron todos también. 

Así es que en cuanto brilló la mañana, é ilumi- 
nó al mundo coa su luz, y salió el sol para alum- 
brar indistintamente la cara de los pacíficos y de 
los guerreros, y saiudó á Mahomed, ornamento 
de todas las cosas bellas, el principe Scharkán 
montó en su caballo, avanzó entre las dos filas de 
bus guerreros, y les dijo: «He aquí que nuestros ene- 
migos están en orden de batalla- Lancémonos, pues, 
sobre ellos, pero uno contra uno. Por lo pronto, que 
salga de las filas uno de vosotros é invite en alta 
voz á uno de los guerreros cristianos á combate 
singular. Después cada cual afrontará á su tfez la 
lucha de este modo.» 

Y uno de los jinetes de Scharkáti salió de las 
filas, espoleó á su caballo hacia el enemigo, y gri- 
tó: «¡Oh todos vosotros] ¿Hay en vuestras filas &1- 
gúu combatiente, algún campeón bastante intrépi- 
do para aceptar la lucha conmigo?» Apenas había 
pronunciado estas palabras, salió de entre los cría- 



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66 



LAS MIL NOOHBS Y UNA NOOHB 



tianos un jinete completamente cubierto de armas 
y de hierro, y de seda y de oro* Montaba un caba- 
llo alazán; su cara era sonrosada, con mejillas vír- 
genes de pelo. Llevó au caballo hasta la mitad de la 
liza, y con la espada levantada se precipitó contra 
el campeón musulmán, y de un rápido bote de lanza 
le hizo perder los arzones y le obligó á rendirse al 
enemigo, Y se lo llevó prisionero, entre los gritos 
de victoria y de júbilo que lanzaban los guerreros 
cristianos. Ea seguida salió de las filas otro cristia- 
no y avanzó hasta la mitad de la liza, al encuen- 
tro de otro musulmán que ya estaba en ella y que 
era el hermano del prisionero, Y ambos campeones 
trabaron la lucha, que no tardó en terminar con la 
victoria del cristiano, pues aprovechando un des- 
cuido del musulmán, que no había sabido resguar- 
darse, le dio otro bote de lanza, que le derribó, y 
se lo llevó prisionero, Y así siguieron midiendo sus 
armas, y cada vez se terminaba la lucha con la 
derrota de un musulmán, vencido por el cristiano. 

Y así fué hasta que cayó la noche, quedando cau- 
tivos veinte guerreros musulmanes. 

Scharkán se impresionó mucho al ver este re- 
sultado, y reunió á sus compañeros. Y les dijo: 
«¿No es verdaderamente extraordinario lo que nos 
acaba de ocurrir? Mañana avanzaré yo solo frente 
al enemigo, y provocaré al jefe de esos cristianos. 

Y luego de vencerle, averiguaré la razón que le 
ha movido á violar nuestro territorio y á atacarnos* 

Y si se niega á explicarse, lo mataremos; pero si 



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HISTORIA DBL B»Y ÜMAR AL-SBMÁN... 



67 



acepta nuestras proposiciones, haremos las paces 
coa él.» Y tomada esta resolución, se durmieron 
todos hasta por la mañana. - 

Y llegada la mañana, Scharkán montó á caba- 
llo y avanzó solo haei* las filas de loa enemigos; y 
vio avanzar, en medio de cincuenta guerrero» que 
se habían apeado, & un jinete, que no era otro que 
el jefe de los cristianos en persona. Llevaba pen- 
diente de los hombros una clámide de raso azul que 
flotaba por encima de la cota de malla; blandía des- 
nuda una espada de acero y montaba un caballo 
negro que llevaba en la frente una estrella blanca 
del tamaño de un dracma de plata. Y este jinete 
tenía una cara de niño, con mejillas frescas y son- 
rosadas y vírgenes de bozo. Y tan hermoso era, 
que semejaba la luna que sale gloriosamente por 
al horizonte oriental. 

Y cuando estuvo en medio de la liza, este joven 
jinete se dirigió á Scharkán, y en lengua árabe, 
con el acento más puro, le dijo: «¡Oh Scharkán, oh 
hijo de Ornar Ai-Nemán, que reina en los pueblos y 
en las ciudades, en las plazas fuertes y en los cas- 
tillos, prepárate á la lucha, porque será muy dural 
¡Y como eres el jefa de los tuyos y yo el jefe de loa 
míos, queda acordado desde ahora que el vencedor 
en esta lucha se apoderará de los soldados del ven- 
cido y será su dueño I» 

Pero ya Scharkán, con el corazón lleno de ra- 
bia, semejante al león enfurecido, había lanzado 
su corcel contra el cristiano. Y chocaron uno con- 



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68 



LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE) 



tra otro con un empuje heroico, resonando loe gol- 
pes, Y se habría creído ver el choque de dos mon- 
tañas, ó la meada ruidosa de dos mares que se 
encontraran. Y no cesaron de combatir desde por 
la mañana hasta que fué completamente de noche. 

Y entonces se separaron, y cada cual volvió junto 
á los suyos. 

Luego Seharkán dijo á sus compañeros: «¡En 
mi vida he encontrado un combatiente como eee! 

Y lo más extraordinario es que cada vez que bu 
adversario queda descubierto, en lugar de herirle 
se limita á tocarlo ligeramente en ei sitio descu- 
bierto con el regatón de la lanza. Nada comprendo 
de toda esta aventura, pero ¡ojalá hubiese muchos 
guerreros de tal intrepidez!» 

Y al día siguiente se reanudó ¡a lucha del mis- 
mo modo y con igual resultado, Y al tercer día, 
en medio del combate, el hermoso joven lanzó el 
caballo al galope y lo paró bruscamente, aunque 
tirando torpemente de ias riendas. Entonces el ca- 
ballo se encabritó, y el joven se dejó derribar, y 
cayó al suelo, pero como naturalmente. Y Schar- 
kán saltó del caballo y se precipitó sobre su ene- 
migo con la espada levantada, dispuesto á atra- 
vesarlo. Y el hermoso cristiano exclamó: «¿Es así 
como proceden los héroes? ¿Manda la galantería 
tratar así á las mujeres?» Al oir estas palabras, 
Seharkán miró al joven jinete, y habiéndolo exa- 
minado bien } reconoció á ia reina Abriza, ¡Pues 
era en realidad la reina Abriza, con la cual Je ha- 






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HISTORIA DHL RHY OMAR AL-N»MÁN... 



69 



bía pasado en el monasterio lo que le había pa- 
sado! 

Y Scharkán arrojó su espada, y se prosternó 
ante la joven, y besó la tierra eutre bus manos, y 
Je dijo; «Pero ¿por qué has obrado así, ¡oh reinad?» 

Y ella dijo: «He querido experimentarte en el cam- 
po de batalla y ver cuál era tu valor. Pues sabe 
que todos mis guerreros que han combatido con 
los tuyos son mis doncellas, y son jóvenes como 
yo y vírgenes, Y en cuanto á mí, si no hubiera 
sido por mi caballo, que se encabritó á destiempo, 
otras cosas habrías visto, ioh Seharkán!» Y Schar- 
kán, sonriendo, dijo: «¡Loor á Alah, que nos ha re- 
unido, ¡oh reina Abriza, soberana de ios tiempos!» 

Y la reina dio en seguida la orden de marcha, y 
devolvió á Scharkán los veinte prisioneros, uno 
tras otro. Y todos fueron á arrodillarse delante de 
la reina, y besaron la tierra entre sus manos. Y 
Scharkán se dirigió hacia las hermosas jóvenes, y 
les dijo: «¡Los reyes se honrarían si pudiesen con- 
tar con unos héroes como vosotras!» 

Después se levantaron loa campamentos, y los 
doscientos jinetes emprendieron juntos el camino 
de Bagdad, y anduvieron asi seis días completos, 
al cabo de los cuales vieron relucir á lo lejos las 
mezquitas gloriosas de la ciudad de paz. 

En este momento de su narración, Schahrazada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 



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LAS Mili NOCHfflS Y UNA NOCHE 




PERO CUANDO LLEG& 
LA 51. a NOCHE 



Ella dijo: 

Vieron relucir á lo lejos las mezquitas gloriosas 
de la ciudad de pas, Y Scharkán rogó á la reina 
A briza y á eua compañeras que se quitaran las 
armaduras y las cambiaran por sus vestidos feme- 
ninos. Y así lo hicieron. Después mandó que se 
adelantaran algunos de sus soldados y anunciasen 
á su padre Ornar Al-Nemán su llegada y la de la 
reina Abriza, á ün de que saliese á recibirles una 
digna comitiva. Y cuando anocheció echaron pie 
á tierra, Be armaron las tiendas, y durmieron hasta 
por la mañana. 

Y al nacer el día, el príncipe Scharkán y sus 
jinetes, y la reina Abríza y sus amazonas , volvie- 
ron á montar en sus corceles, y tomaron el camino 
de la ciudad. Y he aquí que salió de la población, 
yendo á su encuentro, el gran visir Dandán con 
un acompañamiento de mil jinetes; y se acercó á 
la joven reina y al valeroso Scharkán, y besó la 
tierra entre sus manos, y después todos juntos en- 
traron en la ciudad* 

Y Scharkán fué el primero en subir al palacio. 
Y el rey Ornar Al-Nemán se levantó para ir á su 
encuentro, le abrazó, y le pidió noticias. Y Schar- 
kán le contó toda su historia con la hija del rey 






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HISTORIA DHL REY OMAR AL-NBMAN.. 



71 



Hardobios de Kaissaria, y la perfidia del rey de 
Constantinía, y su resentimiento por causa de la 
esclava Safía, que era la misma hija del rey Afri- 
donios, y le contó también la hospitalidad y los 
buenos consejos de Abriza, y su última hazaña, 
con todas sus cualidades de valor y belleza. 

Y cuando el rey Ornar Al-Nemán oyó estas últi- 
mas palabras, sintió gran deseo de ver á la joven 
maravillosa, y todo su ser se encendió al oir estos 
detalles. Y pensó en las delicias de sentir en su 
cama la solidez y la esbeltez armoniosa de un 
cuerpo de doncella tan aguerrida, virgen de va- 
rón, y tan amada por sus compañeras de guerra. Y 
tampoco desdeñó á estas mismas amazonas, cuyo 
rostro, bajo los trajes guerreros, era el de un niño 
de mejillas frescas, sin asomo de pelo ni bozo. Por- 
que el rey Ornar Al-Nemán era un anciano admi- 
rable, de músculos más ejercitados que los de los 
jóvenes. Y no temía las luchas de la virilidad, y 
salía siempre victorioso de entre los brazos de sus 
mujeres más ardientes. 

Pero como Seharkán no podía figurarse que su 
padre tuviera sus miras respecto á la joven reina, 
se apresuró á irla á buscar y se la presentó, Y el 
rey estaba sentado en su trono, y había despedido 
á sus chambelanes y á todos sus esclavos, excepto 
á los eunucos. Y la joven Abriza llegó hasta él, 
besó la tierra entre sus manos, y le habló con un 
lenguaje de una pureza y elegancia deliciosas. De 
modo que el rey Ornar Al-Nemán llegó al limite 



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LAS MIL NOOHBS Y UNA NOCHE 



del asombro, le dio gracias, la glorificó por cuanto 
había hecho con au hijo el príncipe Seharkán, y 
la invitó á sentarse. Y Abriaa, entonces, se sentó, 
y Be quitó el velilio que le cubría la cara, ¡y aque- 
llo fuó un deslumbramiento! Pero tan gran des- 
lumbramiento, que el rey Ornar Al-Nemán estuvo 
& punto de perder la razón. Y en seguida mandó 
que preparasen para ella y su8 compañeras el más 
suntuoso de los aposentos, y le señaló un tren de 
casa digno de su categoría. Y entonces fué cuando 
la interrogó respecto á las tres gemas preciosas 
llenan de virtudes. 

Y Abriza le dijo: cEsas tres gemas maravillo- 
sas, ¡oh rey del tiempo! las tengo yo, pues no me 
separo nunca de ellas, ¡Y voy á enseñártelas!» Y 
mandó traer una caja, y sacó de ella un cofrecillo, 
y de él un estuche de oro cincelado. Y al abrirlo 
aparecieron las tres gemas, radiantes, blancas y 
exquisitas. Y Abriza las cogió, se las llevó á los 
labios una tras otra, y só las ofreció al rey Ornar 
Al-Nemán, como regalo por la hospitalidad que le 
concedía. Y hecho esto, salió. 

Y el rey Ornar Ai-Nemán comprendió que el 
corazón se le iba con ella. Pero como las gemas 
estaban allí, brillando, mandó llamar á su hijo 
Seharkán y le hizo presente de una de ellas. Y 
Seharkán le preguntó lo que iba á hacer con las 
otras dos gemas, y el rey le dijo: «Se las voy & 
dar, una á tu hermana la niña Nozhatú, y la 
segunda á tu hermanito Daurmakán.» 







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HtSTÜBlA DHL REY OMAa AL-NBMAM 



73 



i oir estas palabras que le hablaban de bu 
hermano Daui'makán, cuya existencia ignoraba 
por completo, quedó Scharkán desagradablemente 
sorprendido, pues sólo sabía el nacimiento de Noz- 
hatú. Y volviéndose hacia el rey Ornar Al-Nemán, 
le dijo: c¡Oh padre! ¿tienes otro hijo que no sea 
yo?» Y contestó el rey: «Ciertamente; un hermano 
gemelo de Nozhatú, que tiene seis años, hijos 
ambos de mi esclava Saña, hija del rey de Cons- 
tantinia, » Entonces Scharkán, trastornado por 
aquella noticia, apretó las manos y ae estrujó la 
ropa á causa del despecho, pero de todos modos se 
contuvo. Y exclamó: * ¡Ojalá estén ambos bajo la 
protección de A!ah el Altísimo!» Y su padre, que 
había notado su agitación y su despecho, le dijo: 
«¡Oh hijo mío! ¿Por qué te pones así? ¿No sabes que 
la sucesión del trono te ha de corresponder á ti 
solo cuando yo muera? ¿No te he dado, en primer 
lugar, la más bella de las tres gemas, llena de 
maravillas?» Pero Scharkán no se sintió en dispo- 
sición de contestarle, y no queriendo contrariar ni 
apenar á su padre, salió del salón del trono con la 
cabeza baja. Y se dirigió hacia el aposento de 
Abriza; y Abriza se levantó en seguida para reci- 
birle, y le dio las gracias por lo que había hecho 
por ella, y le rogó que se sentará á su lado. Des- 
pués, al verle entristecido y con cara sombría, le 
dirigió tiernas preguntas. Y Scharkán le contó el 
motivo de su pena, y añadió: «Pero lo que más me 
preocupa, ¡oh Abriza! es que he sorprendido en mi 

Tomo it 6 



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74 



LAB MIL NOCHES Y UNA NOCHES 



padre intenciones nada dudosas respecto á ti, y 
he visto que sus ojos se encendían con ei deseo de 
poseerte. ¿Qué dices á eso?» Y ella contestó: «¡Pue- 
des tranquilizar tu alma, |oh Scharkán! pues tu 
padre no me poseerá como no sea muerta! ¿No le 
bastan sus trescientas sesenta mujeres y aun todas 
las otras, cuando así codicia mi virginidad, que no 
es para sus dientes? ¡Vive tranquilo, ¡oh Scharkán! 
y no te preocupes!» Después mandó traer comida 
y licores, y ambos comieron y bebieron- Y Schar- 
kán, que seguía con el alma apenada, marchó á 
su casa para dormir aquella noche. Esto en cuanto 
t Scharkán. 

Pero en cuanto al rey Ornar Al-Nemán, apenas 
salió Scharkán, se fué en busca de su esclava 
Safía, llevando en la mano las dos gemas precio- 
Gas, colgadas cada una de una cadena de oro. Y 
al verle entrar, Safía se puso de pie, y no se sentó 
hasta que se hubo sentado el rey. Y entonces se le 
acercaron los dos niños, Nozhatú y Daul'makán. 
Y el rey los besó, y les colgó al cuello á cada uno 
una de las preciosas gemas. Y los dos niños se 
alegraron mucho; y su madre deseó al rey prospe- 
ridades y dichas. Entonces el rey le dijo: «¡Oh 
Saftal eres la hija del rey Afridonios de Constanti* 
nia, y nunca me lo has dicho. ¿Por qué me lo has 
ocultado? Así no he podido tenerte las considera- 
ciones debidas á tu categoría y realzarte en esti- 
mación y en honor.» Y Safía le dijo: «¡Oh rey 



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HISTORIA DBL ROY OMAR AL-N»MÁN.. . 



75 



generoso! ¿y qué más podía anhelar después de 
cuanto te debo? ¡Me haa colmado de doneB y de 
favores, me haa hecho madre de dos niños hermo- 
sos como la lunal» Entonces el rey Oamar Al-Ne- 
mán quedó encantadísimo de aquella respuesta f 
que encontró delicada y deliciosa, y llena de buen 
gusto y de cortesía. Y mandó dar á Safía un pala- 
cio mucho más bello que el primero, y aumentó con- 
siderablemente el tren de bu casa y su consigna- 
ción para gastos. Después volvió á su palacio para 
juzgar, y nombrar, y destituir, según costumbre. 

Pero seguía con el espíritu y el corazón muy 
atormentados con el recuerdo de la joven reina 
Abriza. Asi es que pasaba las noches en su aposen- 
to hablando con ella y dirigiéndole indirectas. Pero 
Abriza le daba siempre la misma contestación: 
«(Oh rey del tiempo! no me inspiran deseos los 
hombres.» Y esto contribuía á excitar y ator- 
mentar más al rey, que acabó por ponerse enfermo, 
Entornes mandó llamar á su visir Dandán, y le 
descubrió todo el amor que sentía su corazón por la 
admirable Abriza, el ningún resultado obtenido y 
su desesperanza de llegar á poseerla. 

Cuando el visir oyó estas palabras, le dijo al rey: 
«He aquí mi plan: á la caída de la noche, coge un 
puñado de banj, narcótico seguro, é irás á buscar á 
Abriza. Y comenzarás á beber con ella, y le desli- 
zarás en la copa unos terrones de banj. Y en cuanto 
caiga en la cama, serás su dueño; y podrás hacer 
con ella todo lo que te parezca á propósito para 



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76 



LAS MIL NOCHES Y UNA HOOHB 



satisfacer tu deseo y calmar tus ardores. Y esta ea 
mi idea.» Y ©1 rey contestó: «Verdad es que tu 
consejo es excelente, y el único realizable,» 

Entonces ae levantó, y fué á uno de sus arma 
rios; y cogió un puñado de banj tan puro y tan fuer- 
te, que sólo el olor habría hecho dormir un año 
entero á un elefante. Se lo guardó en el bolsillo y 
esperó que llegase la noche. Entonces fué á buscar 
á la reina Abriza, que se levantó para recibir. \ 
y no se sentó hasta que se sentó el rey y le dio 
permiso. Y ae puso á comer con ella, y expresó el 
deseo de beber, y en seguida mandó ella traer 
bebidas en grandes copas de oro y cristal, y todos 
los accesorios, como frutas, almendras, avellane -j, 
alfónsigos y lo demás. Y ambos se pusieron á 
beber, hasta que la embriaguez empezó á pertur- 
bar la cabeza de Abriza. Al verlo, sacó el rey los 
terrones de banj y se los escondió en la mano. Des- 
pués llenó una copa, se bebió la mitad, deslizó 
en ella el narcótico discretamente, y se la ofre- 
ció ala joven. Y le dijo: «¡Oh regia joven! toma 
esta copa y bebe esta bebida de mi deseo.» Y la 
reina Abriza, inconsciente, se la bebió risueña. Se 
la bebió, y eu seguida el mundo empezó á girar 
delante de sus ojos; y no tuvo tiempo mas que para 
arrastrarse hasta su lecho, en que cayó pesada- 
mente de espaldas, extendidos los brazos y sepa 
radas las piernas. Y dos grandes candelabros 
cataban colocados uno á la cabecera y otro á los 
pies de la cama. 



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HISTORIA DBL BBY OMAH A JL-NBMÁN, . . 



77 



Entonces el rey Ornar Al-Nemán se aproximó á 
A briza , y empezó por desatar loa cordones de seda 
de su ancho pantalón, y no le dejó encima de la piel 
mas que la fina camisa» Levantó el pañal de la ca- 
misa, y apareció debajo, entre loe muslos, bien 
alumbrado por la luz de los candelabros, algo que le 
arrebató el espíritu y la razón. Pero tuvo fuerzas 
para reprimirse y quitarse también el ropón y loa 
calzones. Y entonces pudo dejarse llevar libremen- 
te del extremado ardor que le impulsaba. Y echán- 
dose sobre aquel cuerpo juvenil, lo cubrió comple- 
tamente. Pero ¡quién sabría medir todo lo que pasó 
entonces I Y he aquí cómo desapareció y cómo se 
borró la virginidad de la joven reina Abriza. 

Y el rey Ornar Al-Nemán, apenas hizo aquello, 
se levantó y se fué á la habitación contigua en 
busca de la esclava preferida de Abriza, la fiel 
Grano de Coral, y le dijo: «¡Corre al aposento de 
tu ama, que te necesita!» Y Grano de Coral b« 
apresuró & entrar en el aposento de su se ñora , y 
la encontró tendida y estropeada, con la camisa 
levantada, los muslos teñidos de sangre y la cara 
muy pálida, Y Grano de Coral comprendió que 
era muy urgente cuidarla. Y en seguida cogió un 
pañuelo, con el cual limpió delicadamente la cosa 
más honorable de su ama. Después cogió otro pa- 
ñuelo, y le secó cuidadosamente el vientre y los 
muslos. En seguida le lavó la cara, las manos y los 
pies, y la roció con agua de rosas, y le lavó los 
labios y la boca con agua de azahar, 



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78 



LAB MIL N0CHB3 Y UNA NOGHH 



Entonces la reina Abriza abrió los ojos, y en 
seguida se incorporó, Y viendo á su eaclav<% Grano 
de Coral, le dijo: c|Oh Grano de Corall ¿qué me 
ha sucedido? He aquí que me siento desfallecer. » 
Y Grano de Coral no pudo hacer mas que contarle 
el estado en que la había encontrado, tendida de 
espaldas y filtrándosele la sangre por entre loa 
muslos. Y Abriza comprendió entonces que el rey 
Ornar Ai-Nemán había satisfecho en ella sus deseos 
y que había consumado con ella la cosa irrepara- 
ble. Y tan grande fué su dolor, que mandó á Grano 
de Coral que negase á todo el mundo la entrada en 
su aposento. Y le encargó que cuando el rey Ornar 
Ai-Nemán fuese á visitarla, le dijese: «Mi ama está 
enferma y no puede recibir á nadie.» 

Y en cuanto lo supo el rey Ornar Al-Nemán, 
empezó á enviarle todos los días esclavos cargados 
con grandes bandejas llenas de manjares y bebidas, 
y terrinas con frutas y confitería, y también tazo- 
nes de porcelana con crema y dulces. Pero ella se- 
guía encerrada en su aposento, hasta que un día 
notó que le crecia el vientre, que se dilataba su 
cintura y que seguramente estaba preñada. En- 
tonces aumentó su desesperación y se obscureció 
el mundo ante sus ojos. Y no quiso escuchar á 
Grano de Coral, que intentaba consolarla. Después 
le dijo: «¡Oh Grano de Corall yo sola tengo la 
culpa de verme en este estado, pues no obré bien 
al dejar á mí padre, á mí madre y A mi reino- ¡Y 
he aquí que ahora siento asco de mi misma y de la 



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HISTORIA DBL EBT OMAR AL-HJBMAS 



79 



vida! |Y ae ha desvanecido mi valor y fle ha aca- 
bado mí fuerza! Con mi virginidad he perdido toda 
mi energía, pues mi preñez me incapacita para 
resistir el choque de un niño. ¡Y ni siquiera podría 
llevar las riendas de mí corcel, yo que antes me 
sentía llena de entusiasmo y de vigor! ¿Y qué haré 
ahora? Si llego á parir en palacio, seré motivo de 
irrisión para todas las musulmanas, que sabrán 
cómo he perdido mi virginidad. Y ai vuelvo á casa 
de mi padre, ¿con qué cara me atreveré á mirarle? 
¡Oh! ¡Cuan verdaderas son estas palabras del 
poeta! 

¡Amigo! ¡Sabe muy bien que en la desgracia no 
encontrará» ya ni parientes, ni patria, ni casa que 
te brinde hospitalidad! 

Entonces Grano de Coral le dijo: «lOh duefia 
mía! soy tu eaclava, y estoy completamente bajo 
tu obediencia. ¡Mándame!» Y la reina respondió: 
«■Eatonces, Joh Grano de Coral! escucha bien lo que 
voy á decirte. Ea absolutamente necesario que yo 
salga de aquí sin que nadie se entere. Quiero vol- 
ver, á pesar de todo, á caBa de mi padre y de mi 
madre, porque si el cadáver llega á oler, lo han 
de aguantar ios suyos. Y yo no soy mas que un 
cuerpo sin vida. Y después de esto sucederá lo 
que el Señor disponga,» Y Grano de Coral contestó: 
«¡Oh reina! tu plan es el mejor de todos los planes.» 
Y desde aquel momento se dedicaron secretamente 



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80 



LAS MIL NOCHKS T UNA NQCHM 



á los preparativos de la marcha, Y hubieron de 
esperar ocasión favorable, que ae presentó pronto, 
y fué la marcha del rey para la caza y la salida 
de Scharkán para las fronteras del imperio, en 
donde tenia que inspeccionar las fortalezas. Pero 
durante este retraso, se aproximaba el dia del 
parto, y Abriza dijo á Grano de Coral: «¡Es indis- 
pensable que partamos esta misma noche! Nada po- 
demos hacer contra el Destino, que me ha marcado 
en la frente y que ha señalado mi parto para den- 
tro de tres ó cuatro días* Vamonos, pues todo lo 
prefiero á parir en este palacio. Y has de buscar 
un hombre que se avenga á acompañarnos en este 
viaje, pues yo no tengo fuerzas ni para sostener ei 
arma más ligera.» T Grano de Coral contestó: 
«¡Oh ama míal sólo sé de un hombre capaz de 
acompañarnos y defendernos, y es el negro Moroso, 
uno de los esclavos más corpulentos del rey Ornar 
At-Nemán. Le he hecho muchos favores, y además 
me ha dicho que en otros tiempos fué bandolero y 
salteador de caminos. Y como es el guardián de la 
puerta de palacio, iré á buscarle, le daré oro, y le 
diré que en cuanto lleguemos á nuestro país le pro- 
porcionaremos una buena boda con la griega más 
linda de Kaissaria.» Entonces Abriza exclamó: 
«¡Oh Grano de Coral! tráemelo aquí, pero no le 
digas nada, que yo misma le hablaré,* 

En seguida Grano de Coral fué en busca del 
negro, y le dijo: «¡Oh Moroso! he aquí que ha 
llegado el día de tu suerte. Y para eso te bastará. 



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OISTOKIA DHli RHY OMAR ALNBMAK 



81 



hacer todo lo que te pida mi ama. ¡Ven, pues!» Y 
cogiéndolo de la mano, lo guió á la habitación de 
la reina Abriza. 

Y el negro Moroso, apenas vio á la reina, ee 
adelantó y besó la tierra entre sus manoa. Y ella 
notó que lo rechazaba su corazón y que bu aspecto 
le desagradaba grandemente. Pero dijo para sí: 
«¡La necesidad hace ley!» Y á pesar de todo el 
horror que sentía, le habló de este modd: «¡Oh Mo- 
roso! ¿eres capaz de ayudarnos en las contrarieda- 
des del tiempo y de auxiliarnos en nuestros infor- 
tunios? Sí te revelara mi secreto, ¿aerías bastante 
prudente para no divulgarlo?» 

Y el negro Moroso, que al ver á Abriza había 
sentido inflamarse su corazón, dijo: «¡Oh mi señora! 
haré todo lo que me mandes. > Y Abriza dispuso: «En 
ese caso, te pido que nos prepares en seguida dos 
caballos para nosotras y dos mulos para llevar 
nuestro equipaje. Y que nos hagas salir de aqui k 
mí y á esta esclava, Grano de Coral. Y te prometo 
que en cuanto lleguemos & mi país te casaré con 
la griega más hermosa que tú elijas. Y te colma- 
remos de oro y riquezas. Y si deseas volver á tu 
tierra, te mandaremos, colmado de dones y bene- 
ficios.* 

Al oir el negro estas palabras, se dilató de un 
modo considerable, y exclamó: «[Oh ama míal os 
serviré con mis dos ojos, [Voy á preparar las 
cabalgaduras y todo lo que haga falta!» Y salió en 
seguida. Y el negro pensaba: «¡Qué suerte la mfal 



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32 



LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE 



|Voy á gozar y á deleitarme con la carne de esas 
dos lunas! ¡Y ai alguna me rechazara, 1» mataré! lY 
les robaré todas aua riquezas!» Y resuelto á obrar 
de esto modo, hizo todoa loa preparativos necesa- 
rios, Y á pesar del estado de la reina Abriza, los 
tres pudieron salir sin que los vieran. 

Pero la reina Abriza, que ya padecía ios dolo- 
res del parto, se vio obligada á interrumpir el 
viaje al cuarto día. Y como no pudiese aguantar 
más, dijo al negro: <iOh Moroso! ayúdame á apear- 
me, porque mis dolores me anuncian que esto ya 
llega al fin!» Y dijo & Grano de Coral: «iOh Grano 
de Goral! bájate del caballo y veo á ayudarme.» 

Pero cuando los tres se hubieron apeado, el 
negro Moroso, al ver los encantos de la reina, 
llegó al límite de la excitación, y su herramienta 
se enderezó terriblemente, y le levantaba el ropón. 
Entonces, como ya no pudiese sujetarla, la sacó al 
aire y se acercó á la joven, que estuvo á punto de 
desmayarse de indignación y de horror* Y le dijo: 
«i Oh señora mía! por favor, déjame poseerte.» 

Bd este momento de su narración, S cha h razada vio 
aparecer la mañana, y discreta como siempre, dejó la 
continuación del relato para el otro día. 






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HISTORIA DBL AHY OMAR AL-NBJMAH- 



m 



PERO CUANDO LLEGO 
LA 52. a NOCHE 



Ella dijo: 

He llegado á saber, [oh rey afortunado! que el 
horrible negro dijo á la reina: «¡Oh señora míat 
por favor, déjame poseerte.» Y la reina, indignada» 
contestó: «¡Oh negro, hijo de negro, hijo de escla- 
vos! ¿Te atreves á exhibirte de eae modo? iQué 
desesperación verme sin defensa, en manos del 
último de los esclavos negros! ¡Miserable! |Que 
el Señor me ayude á salir del estado en que me 
encuentro, y á curar mis dolencias femeniles que 
me tienen impotente, y castigaré tu insolencia con 
mis propias manosl ¡Antes que dejarme tocar por 
tí, preferiría matarme y acabar con mis padeci- 
mientos!» Y recitó estas estrofas: 

¡Oh tú, que no cesas de perseguirme! ¿Cuándo 
acabarás? Bastante he gustado la amargura de las 
pruebas á que me ha sometido mi suerte. Confío 
en que el Señor me libertará de las bestias viola- 

doras. 

¿Por qué persistes? ¿No te he dicho que siento 
horror hacia el libertinajef ¡Cesa de mirar con la 
avidez de esos ojos de hambriento miserable! 

Y no esperes tocarme, como antes no me cortes 



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84 



LAS MIL NOCHBS T UNA NOCHBJ 



en pedazos con el filo de tu alfanje, de hoja templuia 
en el Yemen. 

¡Y no olvides que soy una de las más puras, una 
de las más nobles y una de las más sublimes de san- 
gre! ¿Cómo te atreves, ¡oh insolente esclavo! á levan- 
tar los ojos hacia mí, cuando estás lejos de pertenecer 
á una raza elevada y exquisita? 

Cuando el negro Morosa hubo oído estos versos, 
su cara se congestionó de odio, sus facciones se 
agitaron convulsamente, sus narices se hincharon, 
sus gruesos labios se contrajeron, y todo su ser 
trepidó de furor. Y recitó estas estrofas: 

¡Oh mujer! ¡No me rechaces así, pues soy víctima 
de tu amor, y me han matado tus miradas triunfan- 
tes! ¡Mi corazón está hecho pedazos esperándote! ¡Mi 
cuerpo está completamente extenuado, lo mismo que 
la paciencia que hasta ahora tuve! 

Tu voz, sólo con oiría f me cautiva, Y mientras me 
mata el deseo, noto que se ha eclipsado mi razón. 

Pero te advierto, ¡oh implacable! que aunque cu- 
brieses toda la tierra de soldados y defensores, yo 
sabría alcanzar el término de mis deseos. Yo sabría 
beber el agua de que estoy privado, el agua que apa- 
gará mi sed. 

Al oír estos versos, Abriza, que lloraba de ira, 
exclamó: «¡Indecente esclavo! |oh perro maldito! 
¿Crees que son iguales todae las mujeres? ¿Te 



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HISTORIA DEL RifiY OMAR AL-NBMÁN... 



85 



atreves á seguir hablándome de ese modo?» T el 
negro, viendo que Abriza le rechazaba en absoluto , 
ya no pudo reprimir bu furor. Y precipitándose so- 
bre ella, con el alfanje en la mano» la cogió por el 
pelo, y le atravesó el cuerpo de una estocada. Y á 
manoa de aquel negro murió de tal manera la reina 
Abriza. 

Entonces el negro lloroso se apresuró á apode- 
rarse de los mulos, cargados con las riquezas y con 
los bienes de Abriza, y llevándoselos por delante, 
huyó rápidamente hacia las montañas. 

En cuanto á la reina Abriza, al expirar, había 
parido un hijo entre ias manos de la fiel Grano de 
Coral, que, en su dolor, se había cubierto de polvo 
la cabeza, y se desgarraba las ropas, y se golpeaba 
las mejillas, hasta hacer brotar sangre. Y excla- 
maba: «(Oh mi infortunada señora! ¿Cómo tú, la 
guerrera, la valerosa, has acabado de esta manera 
á los golpes de un miserable esclavo negro?» 

Pero apenas Grano de Coral había dejado de 
lamentarse, vio una nube de polvo que cubría el 
cielo y que se acercaba rápidamente. Y de pronto, 
esta nube se disipó. Y aparecieron soldados y jine- 
tes, todos vestidos al estilo de Kaisaaria. Y era, 
en efecto, el ejército del rey Hardobios, padre de 
Abrfza, Porque había sabido la huida de Abriga, y 
había reunido sus tropas. Y tomando el mando, ae 
habla puesto en camino para Bagdad; y así llegó 
al lugar en que acababa de sucumbir su hija. 

Y al ver el cuerpo ensangrentado, el rey ae 



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86 



LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE 



tiró del caballo, y abrazándose al cadáver ae des* 
mayó. Y Grano de Coral empezó á llorar y ¿ la- 
mentarse con mayor pena. Después, cuando el roy 
volvió en sí, le contó toda la historia, y le dijo: c|El 
que ha matado á tu hija es uno de los negros del 
rey Ornar Al-Nemán, ese rey lleno de lubricidad 
que ha hecho lo que ha hecho con tu hija!» Y el rey 
Hardobios, al oir estas palabras, vio que todo el 
mundo se obscurecía, y resolvió tomar una ven- 
ganza terrible. Pero se apresuró á pedir una litera, 
en la cual colocó el cuerpo de su hija. Y tuvo que 
volver á Kaissaría, para los deberes de la inhuma- 
ción y los funerales. 

Guando el rey Hardobios llegó á Kaissaria, 
entró en su palacio y mandó llamar á su nodriza, 
la Madre de todas las Calamidades, y le dijo: «¡He 
aquí lo que han hecho los musulmanes con mi hija! 
jBi rey le ha arrebatado la virginidad, y un enclavo 
negro, no pudiendo forzarla, la ha matado I Y de 
ella ha nacido esa criatura que cuida Grano de 
Coral* ¡Pero juro por el Mesías que he de vengarla 
y he de lavar el oprobio con que me han cubierto! 
De no ser así, preferiría matarme con mis propias 
manos.» Y se echó á llorar lágrimas de furor. 
Entonces la Madre de todas las Calamidades le 
dijo: «No te preocupes, ¡oh rey! en cuanto á la 
venganza; yo sola haré expiar sus crímenes á ese 
musulmán. Porque lo mataré, á él y á sus hijos, 
y de una manera que servirá de asunto durante 
mucho tiempo para las historias que se cuenten en 



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HISTORIA DBL BBY QMAR AL-NBMAN, 



87 



lo futuro en todas las comarcas de la tierra. Pero 
ee necesario que escuch'es bien lo que voy á 
decirte, y lo ejecutes fielmente. Helo aquí, Hay 
que llamar á tu palacio á las cinco jóvenes más 
bellas de Kaieaaria, las de los pechos más hermo- 
sos y de virginidad intacta. Y hay que llamar, 
al mismo tiempo, á los sabios más ilustres y á 
los literatos más famosos de las comarcas musul- 
manas que confinan con tu reino. Y darás orden á 
eeos sabios musulmanes de que eduquen á las 
jóvenes según su método* Y les enseñarán también 
la ley musulmana, la historia de los árabes, los 
anales de ios califas y todos los hechos de los reyes 
musulmanes» Además, les enseñarán la cortesía, la 
manera de hablar y el arte de comportarse con los 
reyes, el modo de hacerles compañía sirviéndoles 
de beber, y aprenderán también los versos más 
hermosos, el modo más agradable de recitarlos, la 
manera de componer los poemas y los discursos, 
así como el arte de las canciones. Y ea necesario 
que esta educación sea completa, aunque tenga que 
durar diez años; porque hemos de tener paciencia, 
como la tienen los árabes del desierto, que dicen: 
«La venganza se puede realizar, aunque hayan 
transcurrido cuarenta años.» Porque la venganza 
que yo preparo no es realizable mas que por me- 
dio de la educación completa de esas jóvenes; y 
para convencerte, te diré que la gran afición de 
ese rey musulmán es la de copular con sus escla- 
vas, de las cuales tiene ya trescientas sesenta, 



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88 



LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHH 



además de laa cien amazonas que allí ha dejado 
nuestra reina Abriza, y de loa regalos de mujeres 
que le llevan como tributo de todas las costas. 
De modo que lo haré perecer por bu incorregible 
afición.» 

Al oir estas palabras, se alegró el rey Hardo- 
bios hasta el limite de la alegría, y besó la cabeza 
de la Madre de todas las Calamidades, y mandó 
que se llamase inmediatamente á los sabios musul- 
manes y á las jóvenes de peebos redondos é intacta 
virginidad. 

En este momento de su narración, Schahrazada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 




PERO CUANDO LLEGO 
LA 55.* NOCHE 






Ella dijo: 

He llegado A saber, ¡oh rey afortunado! que el 
rey Hardobios mandó llamar inmediatamente á loa 
sabios musulmanes y á las jóvenes de pechos redon- 
dos é intacta virginidad* Y colmó á los sabios de 
consideraciones y regalos, y los recibió con gran 
generosidad. Después les confió las hermosas jóve- 
nes, elegidas una por una, y les encargó que les 
diesen la educación musulmana más completa* Y 



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HISTORIA DEL RBY ÜMAR AL-HJBMÁH... 



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loa sabios y loe poetas obedecieron, é hicieron exac- 
tamente lo que ei rey les había mandado. Eso en 
cuanto al rey Hardobíoa. 

Pero en cuanto al rey Ornar Al-Nemán, apenas 
regresó de la caza y, al entrar en palacio, supo la 
fuga de Abrizay su desaparición, se afectó mucho, 
y exclamó: «¿Cómo es que una mujer puede salir 
de mi palacio sin que nadie se entere? ¡Si el reino 
está tan bien guardado como mi palacio, es segura 
nuestra perdición! ¡Otra vez que vaya de caza, 
me cuidaré de que se guarden bien mis puertas!» 

Y mientras hablaba de tal modo, he aquí que 
Scharkán volvió de su expedición, y se presentó 
ante su padre, que le enteró de la desaparición de 
Abríza, Y Scharkán, desde aquel día, no pudo so- 
portar la estancia en el palacio de su padre, tanto 
más cuanto que los niños Nozhatú y Daul'makán 
eran objeto de los cuidados más asiduos del rey. 

Y se entristeció más cada día, y de tal manera, 
que el rey le dijo: «¿Qué tienes, ¡oh hijo mío!? ¿por 
qué tu cara amarillea y tu cuerpo enflaquece?» Y 
Scharkán le dijo: «¡Oh padre mío! he aquí que por 
varias razones me es intolerable permanecer en 
este palacio, ¡Te pediré, pues, como favor, que me 
nombres gobernador de cualquier plaza fuerte 
entre las plazas fuertes, y allí me iré á enterrar 
para el resto de mis días I» Después recitó estas 
estrofas del maestro de los proverbios: 

Tomo it 7 



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90 LAS MIL NOCHES Y UNA NOCH® 

El alejamiento es para mi más dulce que la estan- 
cia. ¡Mis ojos no verán ni mis orejas oirán las cosas 
que me recuerdan la dulce amiga perdida! 

Y el rey Ornar Al-Nemán ? comprendiendo las 
causas del dolor de bu hijo Scharkán, quiso conso- 
larle, y le dijo: «¡Oh hijo mío! que se cumpla tu 
anhelo. ¡Y como el punto más importante de mi 
imperio es la ciudad de Damasco, he aquí que te 
nombro gobernador de Damasco, á contar desde 
este momento!» É inmediatamente mandó llamar 
á los escribas de palacio y á todos los grandes del 
reino, y en presencia suya nombró á Scharkán 
gobernador de la provincia de Damasco. Y el 
decreto de bu nombramiento fué escrito y promul- 
gado en el acto; y en seguida se preparó todo lo 
necesario para la partida, Y Scharkán se despidió 
de su padre, y de su madre, y del visir Dandán, al 
cual hizo sub últimos encargos. Y después de haber 
aceptado los homenajes de los emires, visires y 
notables del reino, se puso á la cabeza de sus 
guardias, y no dejó de viajar hasta que llegó á 
Damasco. Y los habitantes lo recibieron al son de 
pífanos y címbalos, trompetas y clarines* Y ador- 
naron en su honor la ciudad y la iluminaron, Y 
fueron todos á su encuentro formando gran comi- 
tiva, en dos filas bien alineadas» llevando unos la 
derecha y otros llevando la izquierda. Esto en 
cuanto á Scharkán. 



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HISTORIA DJKü RBY OMAB AL-NlfiMÁN... 



91 



Pero en cuanto al rey Ornar Al-Nemán, poco 
tiempo después de la partida de Scharkán para el 
gobierno de Damasco, recibió la visita de loa sabios 
á quienes había encomendado la educación de bus 
dos hijos, Nozhatú y Daul 3 makán. Y los sabios di- 
jeron al rey: «¡Oh señor nuestro I venimos á anun- 
ciarte que tus hijos han terminado sus estudios, y 
saben perfectamente los preceptos de la sapiencia 
y de la cortesía, las bellas letras y la manera de 
portarse.» Y al oírlo, el rey Ornar Al- Nenian sintió 
que la satisfacción y la alegría dilataban su pecho, 
ó hizo magníficos presentes á loa sabios. Y vio efec- 
tivamente que sobre todo su hijo Daul'makán, ya 
de edad de catorce años, se hacia más agraciado y 
más hermoso cada vez, y que ya era un jinete vigo- 
roso y admirable, al mismo tiempo que se compla- 
cía en las prácticas religiosas y en las obras de 
piedad, y quería á los pobres, y prefería á todo lo 
del mundo el trato con sabios y poetas, así como la 
compañía de hombres versados en la jurisprudencia 
y el Corán, Y todos ios habitantes de Bagdad, hom- 
bres y mujeres, le querían en extremo y deseaban 
para él las bendiciones de Alah, 

Pero llegó un dia, que era el del paso por Bag- 
dad de los peregrinos del Irak, que se dirigen á la 
Meca para cumplir los deberes del hadj anual, y 
marchar después á Medina para visitar Ja tumba 
del Profeta ((sean con éi la plegaria y la paz 
de Alahl) 

Y cuando Daul'makán vio la santa comitiva, 



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9B 



LAS MIL NOCHES Y UNA NOOBB 



se encendió su devoción, y corrió en busca del rey, 
eu padre, y le dijo: «Vengo en tu busca, ioh padre 
mío! para que me dejes marchar con la peregrina- 
ción santa*» Pero el rey Ornar Al-Nemán quiso 
disuadirle de ello, y le dijo: «Todavía eres dema- 
siado joven, [oh hijo míol ¡Pero el año que viene, 
si Alah quiere, iré en persona al hadj, y te llevaré 
conmigo!» 

Pero á Daul'mak&n le pareció excesivo aquel 
aplazamiento, y corrió en busca de su hernia? -¿ 
Nozhatú, que en aquel instaute se disponía á rezar 
su oración. Dejó que terminara, y después le dijo: 
«¡Oh Nozhatú! me mata el deseo de ir al hadj para 
visitar la tumba del Profeta (¡sean con él la oración 
y la paz!), y he pedido permiso á nuestro padre, pero 
me lo ha negado, Y mi objeto ahora es proveerme 
de algún dinero y marcharme secretamente con la 
peregrinación, sobre todo sin avisar á nuestro p 
dre.» Entonces, Nozhatú, entusiasmada, exclamó: 
«I Por Alah sobre ti! Te ruego, joh hermano mío! 
que me lleves también y no me prives de visitar 
la tumba del Profeta ((sean con él la oración y la 
paz!)» Y él dijo: «¡Así sea! Ven á buscarme cuando 
caiga la noche* [Y sobre todo, cuida de no hablar 
de ello á nadie!» 

Y á media noche se levantó Nozhatú, se vistió 
de hombre, disfrazándose con la ropa que le había 
dado su hermano, que era de su misma estatura y 
do su misma edad, cogió algún dinero y se dirigió 
hacia la puerta del palacio. Allí le esperaba su 



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HISTORIA DHL BHY ÜMAR AL -ÑAUAN,,. 



93 



hermano Daul'makán con dos camellos, T ayudó 
á su hermana á montar en uno de ellos, obligando 
al animal á agacharse, y después subió él en el 
segundo camello, Y luego se levantaron los anima- 
les y echaron á andar, y los dos hermanos pudie- 
ron unirse con los peregrinos y mezclarse con ellos, 
sin que nadie se enterase de su llegada* Y toda la 
caravana del Irak salió de Bagdad, emprendiendo 
el camino de la Meca. 

Y Alah había escrito su buena suerte, de modo 
que no tardaron en llegar sin ningún contratiempo 
á la Meca Santa. 

Y Daul'mstk&n y Nozhatú llegaron al límite de 
la alegría al verse en el monte Araf&t, y cumplir 
las obligaciones rituales. (Y cual no fué su dicha 
al dar la vuelta á la Eaaba! 

Pero no pudieron contentarse con esta visita á 
la Meca, y llevaron su devoción hasta el punto de 
marchar á Medina para venerar la tumba del Pro- 
feta ([sean con él la plegaría y la paz!) 

Y cuando se disponía el regreso de la peregri- 
nación á su tierra, Daurmakán dijo á Nozhatú: 
«¡Oh hermana mía! deseo visitar la santa ciudad 
de Abraham, amigo de Alah, la que los judíos y 
los cristianos llaman Jerusalén.» Y Nozhatú dijo: 
«Y yo también lo quisiera, joh hermano mío!» 
Entonces, después de ponerse de acuerdo sobre 
este punto, aprovecharon la salida de una pequeña 
caravana para dirigirse hacia ia santa ciudad de 
Abraham. 



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94 



LAS MIL HOCHBS Y UNA NOOHH 



Y tras un viaje muy penoso, acabaron por 
llegar á Jeruaalén; pero en el camino sufrieron 
aceeaoa de calenturas. Y la joven Nozhatü acabó 
por curarse á ios pocos días, pero Daurmakán 
siguió enfermo, y su estado se fué agravando, de 
modo que en Jeruaalén tuvieron que alquilar una 
habitación en el khan. Y Daul'makán se tendió 
en un rincón, vencido por la enfermedad, y la 
enfermedad empeoró de manera tan grave, que 
Daul'inakán acabó por perder del todo el conocí» 
miento y entró en un período de delirio. Y la buena 
Nozhatú no le dejaba un instante, y estaba muy 
preocupada al verse sola en un país extranjero, sin 
nadie que la ayudara, 

Y como la enfermedad proseguía, y duraba 
bastante tiempo, Nozhatú acabó por agotar sus 
últimos recursos y no le quedó un dracma en las 
manos. Entonces mandó al zoco á uno de ios 
criados del khan, para que le vendiese uno de sus 
vestidos y le trajese algún dinero. Y el criado así 
lo hizo. Y Nozhatú siguió vendiendo todos las días 
algunos de sus efectos para cuidar á su hermano, y 
de este modo agotó por completo cuanto tenía. Y 
los únicos bienes que le quedaban era la ropa 
vieja con que estaba vestida y la estera vieja que 
les servía de cama á ella y á su hermano. Y al 
verse en tal indigencia, la pobre Nozhatú lloró en 
silencio. 

Pero aquella misma noche Daui'makán reco- 
bró el conocimiento, por voluntad de Alah, y se 



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HISTORIA DBL BBY OMAR AL-SHMAS, 



95 



sintió algo mejor; y volviéndose hacia su hermana, 
le dijo: «[Oh Nozhatú! he aquí que he recuperado 
laa fuerzas, y quisiera comerme unos pedacitoa 
de carnero asado, • Y Nozhatü dijo: «¡Oh hermano 
mío! ¿cómo haremos para comprar carne? Porque 
no me atrevo á pedir limosna. Pero no te apures, 
que mañana me pondré á servir en casa de algún 
rico y ganaré lo necesario. Lo único que siento es 
que te tendré que dejar solo todo el día; pero ¿qué 
le vamos á hacer? (No hay fuerza y poder mas que 
en Aiah el Altísimo! ¡Y Él solo puede hacernos 
volver á nuestro país!» Y dichas estas palabras, 
Nozhatú prorrumpió en sollozos. 

Y ai día siguiente se levantó al amanecer, y se 
cubrió la cabeza con un viejo manto de piel de 
camello que les había dado un camellero, vecino 
auyo en el khan. Y besó á su hermano, le echó los 
brazos al cuello , y llorando salió hecha un mar de 
lágrimas, sin saber exactamente adonde dirigirse. 

Daui'makán aguardó todo el día el regreso de 
su hermana. Pero llegó la noche, y Nozhatú no ha- 
bía vuelto. Y la aguardó toda la noche, sin pegar 
un ojo, y Nozhatú no volvió. Y al otro día, y á la 
noche siguiente, ocurrió lo mismo. Entonces Daui 7 
makán se vio presa de un temor muy grande al 
pensar en su hermana, y su corazón empezó á tem- 
bUr. Y como llevaba dos días sin tomar ningún 
alimento, se arrastró penosamente hasta la puerta 
de la habitación, y se puso á llamar al criado del 
khan, que acabó por oírle. Y Daul'makán le rogó 



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96 



LAS MIL NOCHHS Y UNA NOOHB 



que le ayudase á llegar basta el soco, Y el criado 
se lo echó á hombros, se lo llevó al zoco, y lo dejó 
junto á una tienda medio derruida, y se fué. 

Y todos loa transeúntes y mercaderes del zoco 
se agruparon en derredor de él, y al ver bu estado 
de debilidad, empezaron á lamentarse y á compa- 
decerle. Y Daul'makán, que no tenía ya fuerzas 
para hablar, les indicó por señas que estaba ham- 
briento* Entonces hicieron una cuestación en su 
favor, pasando una bandeja entre los mercaderes 
del zoco, y le compraron comida. Y como la cues* 
tación había producido treinta dracmaa, se deli- 
beró sobre lo que sería más conveniente en interés 
del enfermo. Y un buen anciano del zoco dijo: «Lo 
mejor es alquilar un camello para transportar á 
Damasco á este pobre joven, y llevarlo al hospital 
consagrado á los enfermos por la caridad del califa. 
Porque aqui se morirá seguramente si se queda 
abandonado en la calle.» Y á todo el mundo le pa- 
reció muy bien; pero como era ya de noche, se 
aplazó la cosa para el día siguiente. Y dejaron 
junto á Daul'makán, al alcance de su mano, un 
cántaro de agua y víveres. Y al cerrarse las puer- 
tas del zoco, todos se volvieron á sus casas, lamen- 
tando la suerte del pobre enfermo. Daul'makán pasó 
toda la noche sin poder pegar los ojos, preocupado 
por la suerte de su hermana Nozhatu. Y como es- 
taba tan débil, apenas si pudo comer ni beber. 

Al otro día las buenas gentes del zoco alquila- 
ron un camello, y le dijeron al conductor: «¡Oh ca 







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HUSTOHIA DBL RBY OUAH AL-NHMÁH, 



97 



mellerol vas á llevar en tu camello á este enfermo, 
y lo transportarás hasta el hospital de Damasco, en 
donde podrá curarse.» Y el camellero respondió: 
«Sobre mi cabeza y sobre mis ojos, joh señoreal» 
Pero el malvado camellero pensó: «¿Para qué he de 
transportar desde Jerusalén á Damasco á un hom- 
bre que está próximo á morir?» Después hizo aga- 
charse á su camello y colocó en él al enfermo. Y 
cubierto de bendiciones por la gente del zoco, ha- 
bió á su camello, tiró del ronzal, y el camello se 
levantó y se puso en camino* Pero apenas había 
atravesado algunas calles, el camellero se detuvo; 
y como había llegado frente á la puerta de un ham- 
mam, cogió al pobre enfermo, que se había desva- 
necido, lo dejó sobre un montón de leña que servía 
para calentar el baño y se fué á toda prisa- 
Así es que, al amanecer, cuando llegó el encar- 
gado del hammam para calentar el baño, se encon- 
tró con aquel cuerpo, que estaba tendido y como 
exánime. Y dijo para sí: «¿Quién habrá podido de- 
jar aquí este cadáver en vez de enterrarlo?» Y se 
disponía á empujar el cadáver lejos de la puerta, 
cuando Daul'makán hizo un movimiento* Y el en- 
cargado exclamó: «¡No es un muerto, sino algún 
aficionado al haschich, que se ha caído esta noche 
sobre el montón de leñal [Oh consumidor de has- 
chichi márchate* > Y al inclinarse para gritárselo 
en la cara, vio que era un jovencillo, sin asomo de 
bozo en las mejillas, y de una gran distinción y 
gran belleza, á pesar de su delgadez y de los estra- 



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98 



h&& MIL N00BE8 Y UNA NOCHBJ 



goB de la enfermedad. Y sintiendo una gran piedad 
hacia él, exclamó: t ¡No hay fuerza ni poder mas 
que en Alah! ]He aquí que acabo de juzgar teme- 
rariamente á un pobre joven, extranjero y enfer- 
mo, cuando nuestro Profeta (¡sean con éi la plega- 
ria y la paz de Alah!) nos ha encargado que evite- 
mos loa juicios temerarios y que seamos caritativos 
y hospitalarios con los extranjeros, singularmente 
con los extranjeros enfermos!» Y sin vacilar un mo- 
mento, se echó á cuestas al joven, volvió á su casa, 
entró en el aposento de su esposa, y lo dejó entre 
sus manos, encargándole que lo cuidase* Entonces 
aquella mujer tendió una alfombra en el suelo, puso 
encima de la alfombra una almohada limpia, y 
acostó cuidadosamente al huésped enfermo. Y fué 
á la cocina á encender lumbre, y calentó agua para 
lavarle las manos, loa pies y la cara* Por su parte, 
el encargado del hammam fué al zoco para com- 
prar perfumes y azúcar, y roció con agua de rosas 
la cara del joven, y le hizo beber sorbete con azú- 
car y jarabe de rosas. Después sacó del arca una 
camisa muy limpia, perfumada con flores de jaz- 
mín, y se la puso. 

Y con estos cuidados, notó Daul'makán que pe- 
netraba en éi un gran alivio y que le vivificaba 
como brisa deliciosa... 






En este momento de su narración, Schahrazada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 



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HIST0B1A DHL REY OMAK AL-NBMÁN.. 



99 



PERO CUANDO LLEGÓ 

LA 54 * NOCHE 



Ella dijo- 

Ha llegado á saber, ¡oh rey afortunado! que 
Daul'makán notó que penetraba en él un gran ali- 
vio y que le vivificaba como brisa deliciosa. Y pudo 
levantar algo la cabeza y apoyarse en los almo- 
hadones. Al verlo, se sintió feliz el encargado del 
hammam, y exclamó: «¡Loor á Alah por la vuelta 
de la salud! ¡Oh Señor! pido á tu infinita miseri- 
cordia que concedas la curación á este joven por 
mediación mía.» Y durante tres días, aquel hombre 
estuvo haciendo votos por su curación, y le daba á 
beber tisanas refrescantes y agua de rosas, prodi- 
gándole grandes cuidados. Y las fuerzas empeza- 
ron á circular poco á poco por el cuerpo del enfer- 
mo, Y al fin pudo abrir los ojos á la luz y respirar 
sin ningún agobio. Precisamente en el instante en 
que se sentía mejor, entró el encargado del ham- 
mam, y lo encontró sentado en la cama, muy 
animado, y le dijo; *¿Qué tal estás, hijo mío?» Y 
Daul'makán le contestó: «Me siento con fuerzas y 
con buena salud.» Y el encargado del hammam 
dio gracias á Alah, corrió al zoco, compró diez 
pollos, los mejores del zoco, y se los llevó á su 
mujer, y le dijo: «jOh hija de mi tiol he aquí diez 



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100 LAS MIL NOCSEJS Y UNA NOCHB 

pollos que te traigo. Hay que matar dos cada día, 
una por la mañana y otro por la noche, para 
servírselos á nuestro enfermo.» 

Y en seguida la mujer del encargado del ham- 
mam mató un pollo, lo puso á cocer, y se lo llevó 
al joven, haciendo que bebiese el caldo. Y cuando 
hubo acabado, le presentó agua caliente para la- 
varse las manos* Después descansó tranquilamen- 
te reclinado en los almohadones, habiéndole tapa* 
do bien para que no se enfriara. Y así se durmió 
hasta la mitad de la tarde. Entonces la mujer del 
encargado del hammam se puso á cocer el segundo 
pollo, se lo llevó después de haberlo trinchado, y 
le dijo; «¡Come, hijo mío! |Y que te haga buen pro- 
vecho y te devuelva la salud!» Y mientras comía, 
entró el encargado del hammam, y vio cuan per- 
fectamente seguía su mujer sus instrucciones. Y 
se sentó á la cabecera de la cama, y dijo al joven: 
«¿Cómo te encuentras, hijo mío?» Y él contestó: 
«¡Gracias k Alah, me siento con fuerzas y con 
buena salud! i Y ojalá te recompense Alah por tus 
beneficios! > Y el encargado del hammam, al oir 
estas palabras, sintió una gran alegría» Y se fué 
al zoco, y trajo jarabe de violetas y agua de rosas, 
y se los hizo beber. 

Ahora bien; aquel hombre sólo ganaba cinco 
dracmas diarios en el hammam. Y de esos cinco 
dracmas dedicaba dos á Daul'mak&n para comprar 
pollos, azúcar, agua de rosas y jarabe de violetas. 
Y asi siguió, gastando de esta manera, durante 



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HISTORIA DEL BBY OMAR AL-NHMAN... 



101 



un mes entero, al cabo del cual Daurmakán recu- 
peró completamente las fuerzas, habiendo desapa- 
recido todo rastro de enfermedad. Entonces el 
encargado y su esposa se alegraron mucho, Y el 
encargado dijo á Daul'makán: «{Hijo rníoí ¿quieres 
venir conmigo al hammam para tomar un baño, 
que te sentará muy bien después de tanto tiempo?» 
Y DauVmakán dijo: «Ciertamente que sí.» Y el 
encargado fué al zoco, y volvió con un burrero y 
un asno; hizo monlar á Daurmakán en ei borrico, 
y durante todo el camino hasta el hammam fué 
á su lado, sosteniéndolo con mucho cuidado. Y lo 
hizo entrar en el hammam, y mientras Daurmakán 
se desnudaba, el encargado fué al zoco para com- 
prar todas las cosas necesarias para el baño, y 
cuando volvió dijo: i¡En el nombre de Alah!» Y 
empezó A frotarle el cuerpo á Daurmakán, empe- 
zando por los pies. Y entonces entró el amasador 
del hammam, y quedó confuso al verle desempeñar 
sus funciones, y se disculpó por el retraso con que 
había llegado. Pero el encargado le dijo: «¡Oh 
compañero! tengo mucho gusto en hacerte un 
favor y en servir á este joven, que es mi huésped.» 
Entonces el amasador mandó llamar al barbero y 
ai depilador, y se pusieron á afeitar y á depilar á 
Daul'makán; y después le lavaron, sin escatimar 
el agua. Y el encargado le hizo subir á una tarima, 
le puso una buena camisa, un ropón de los suyos, 
un turbante muy lindo, y le ajustó la cintura con 
un cinturón muy hermoso, de lana de colores. Y 



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102 



LAS MIL NOCHHB Y UNA NOCHE 



aeí lo volvió á llevar á bu casa en el borrico. Pre- 
cisamente su mujer lo había preparado todo para 
recibirle, y la casa estaba lavada por completo, las 
esteras bien limpias» lo mismo que la alfombra y 
los almohadones. Y el encargado hizo que se acos- 
tase Daul'makán, y le dio un sorbete con azúcar y 
agua de rosas; y luego le presentó uno de los pollos 
consabidos , habiéndole trinchado los mejores pe- 
dazos. Y Daul'makán dio las gracias á Alah por el 
restablecimiento de su salud, y le dijo al encargado: 
«¡Cuan grande es mi agradecimiento por tus buenas 
acciones y cuidados!» Pero el encargado repuso: 
«¡Déjate de eso, hijo mío! Lo único que te ruego es 
que me digas cuál es tu nombre, pues al ver tus 
modales se adivina que eres persona de distinción,» 
Y Daul'makán le dijo: «Dime primeramente cómo 
y dónde me has encontrado , para que luego te 
cuente mi aventura. * 

Entonces el encargado del hammam dijo á Daul' 
makán: «Sabe que te encontré abandonado sobre 
un montón de leña delante de la puerta del ham- 
mam, una mañana que iba & mi obligación. Y no 
he sabido quién te habia dejado allí, y te recogí en 
mí casa. Eso es todo.» Al oir estas palabras, Daul 1 
makán exclamó: «|Loor á Aquel que devuelve la 
vida á las osamentas sin vidal Y tú, padre mío, 
sabe ahora que no has favorecido á un ingrato, y 
espero que en breve tendrás la prueba de ello. Pero 
te ruego que me digas en qué país estoy.» Y el en- 
cargado dijo: «Estás en la ciudad santa de Jeruaa- 



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HISTORIA DBL BMY OMAR AL-WíflMÁN.,. 103 

lón.» Y Daut makán hubo de lamentar amarga- 
mente lo lejos que ae encontraba, y sobre todo, el 
verae separado da eu hermana Nozhatú. Y no pudo 
dejar de llorar. Después contó su aventura al en- 
cargado, pero ain revelarle lo noble de bu naci- 
miento. Y recitó estas estrofas: 

Me han echado sobre los hombros una carga que 
no puedo llevar, y su peso me agobia y me ahoga* 

Y digo á la amiga, causa de mi dolor, á aquella 
que es toda mi alma; •¡Oh mi señora! ¿No podrías 
tener un poco de paciencia para demorar la separa- 
ción irremediablef* Yella me dice; *¿Qué hablas ahi 
de paciencia? ¡La paciencia no entra en mis costum- 
bres!» 

Entonces el encargado le dijo: «No llores más, 
hijo mío, y da gracias á Alah por tu curación.» Y 
Daul'makán preguntó: «¿Qué distancia nos separa 
de Damasco?» Y cuando le hubieron dicho que seis 
diaa de viaje, mostró sus grandes deseos de mar- 
char- Pero el encargado le dijo: «¡Oh joven! ¿Cómo 
he de dejar que vayas solo á Damasco teniendo tan 
poca edad? Si persistes te acompañaré, y veremos 
si también nos acompaña mi mujer. Y de ese modo 
viviremos todos en Damasco, el pais de Scham, 
cuyas aguas y frutas ponderan tanto los viajeros.» 
For lo que, dirigiéndose á su esposa, le dijo: «¡Oh 
hija de mi tiol ¿Quieres acompañarnos á esa deli- 
ciosa ciudad de Damasco, el pais de Scham, ó pre- 



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104 



LA8 MIL NOCHES Y UNA NOGHH 



fieree quedarte aquí y aguardar mi regreso? Porque 
necesito acompañar á nuestro huésped, ya que me 
duele mucho separarme de él, y siendo tan joven 
como eB, no puedo dejar que vaya solo, y por ca- 
minos que desconoce, á una ciudad muy aficiona- 
da, según se dice, á la corrupción y á loa excesos.» 
Y la mujer del encargado dijo: «Os acompañaré 
muy gustosa.» Y el encargado se alegró mucho, y 
dijo: «¡Loado sea Alah, que nos pone de acuerdo, 
¡oh hija de mi tío!» Y reunió Jos efectos y muebles 
de ia casa, como esterillas, almohadas, cacerolas, 
calderos, morteros, bandejas y colchones, y lo llevó 
al zoco de los pregoneros, y los subastó* Y de todo 
sacó cincuenta dracmas, que empezó á gastar al- 
quilando un borrico para el viaje..* 

En este momento de su narración, Sehahrazada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 




PBRO CUANDO LLEGO 
LA 55. a NOCHE 



Ella dijo: 

He llegado á saber, i oh rey afortunado! que 
el encargado del hammam alquiló un asno, en el 
cual hizo subir á Daul'makán. T él y su esposa 
caminaron detrás del borrico, hasta que divisaron 
la ciudad de Damasco. Y entraron en ella al caer 



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HISTORIA DEL BEY OMAE AL-NBMÁN 



105 



la noche, yendo á alojarse en el khan. Y el encar- 
gado se apresuró á marchar al zoco á comprar de 
comer y beber para los tres. Y así siguieron las 
cosas, viviendo todos en el zoco, hasta que al quinto 
dia aquella buena mujer se sintió enferma, exte- 
nuada por el cansancio del viaje , y cogió unas 
calenturas, de resultas de las cuales murió en 
pocos días. Y falleció en la gracia y misericordia 
de Alafa. 

Daul ? makán se afectó mucho, pues se había 
acostumbrado á aquella caritativa mujer, que le 
había servido con tanta abnegación. Y le llevó 
luto en el alma, y se volvió hacía el pobre encar- 
gado, que lloraba su pesar, y le dijo: «No te aflijas, 
¡oh padrel pues todos hemos de seguir ese camino 
y atravesar la misma puerta.» Y el encargado se 
volvió hacía Daul'makán, y ie dijo: «¡Que Alah 
recompense tu compasión, |oh hijo mío! |Y ojalá un 
día convierta en alegrías nuestras penas y aparte 
de nosotros la amargura! Da todos modos, ¿para 
qué afligirnos tanto tiempo, cuando todo eBtá es- 
crito? iLevantémonos, pues, recorramos esta ciu- 
dad de Damasco, que aún no hemos visto, pues 
quiero que se dilate tu pecho y se alegre tu espí- 
ritu!» Y Daurmakán dijo: «¡Tu pensamiento es 
para mí una ordenl* 

Entonces el encargado cogió de la mano á 
Daul'makán, y salió con él. Y se pusieron á reco- 
rrer los zocos y las calles de Damasco, Y acabaron 
por llegar frente á un gran edificio, donde estaban 

Tomo iv 8 



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106 I*AS MIL NOOHB1S Y UtfA NOOHB 

las cuadras del walí. Y á la puerta vieron gran 
número de caballos y mulos, y muchoa camellos 
arrodillados que los camelleros cargaban de almo- 
hadones, colchones, fardos, cajones y toda clase 
de carga. Y había una muchedumbre de esclavos 
y servidores jóvenes y viejos. Y toda aquella gente 
gritaba, y hablaba, y armaba un gran tumulto. Y 
Daul'mak&n pensó: «¿Á quién pertenecerán todos 
estos esclavos, todos estos caballos y todas estas 
cajas?» Y se lo preguntó á uno de los servidores, 
que le dijo: «Es un regalo del walí de Damasco 
para el rey Ornar Al-Nemán. Y todo eso otro es el 
tributo anual de la ciudad al mismo rey Ornar.» 

Y Daul'makán sintió que los ojos se le llenaban 
de lágrimas, y recitó en vos baja estas estrofas: 

Si los amigos que están lejos me acusan por mi 
silencio y lo interpretan mal, ¿cómo podré contes* 
tarles? 

Si mi ausencia ka matado en ellos la antigua 
amistad, iqné podré hacer? 

Y si sobrellevo mis penas con paciencia, cuando 
todo lo he perdido, ¿podré seguir respondiendo de la 
paciencia que me queda? 

Después acudieron á su memoria estos otros 
versos: 

Levantó su tienda y se fué muy lejos, huyendo de 
mis ojos, que lo adoraban. 



m 



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HISTORIA DHL BBT OMÁR AL-NBMÁN,,. 



]07 



Huyó de mis ojos, que lo adoraban, cuando todas 
mis entrañas se estremecían al verle. 

Se ha ido muy lejos el hermoso. ¡Oh mi vida! 
¡Pero mi deseo está aquí y no se ha marchado! 

¡Ay de mi! ¿Te volveré d ver? Y entonces, ¿qué 
de reproches tendré que hacerte? 

Y Daul'makán, recordando estas estrofas, lloró 
mucho, Y el encargado íe dijo: «¡Oh hijo mío! sé 
razonable. ¡Ya sabea cuánto ha costado que recu- 
peraras la salud, y ahora vas á recaer con todas 
esas lágrimas que viertes! ¡Cálmate y no llores 
más, pues mi pena es grande!* Pero Daul'makán 
no podía reprimirse, y recordando á su hermana 
Nozhatú y á su padre, recitó estos versos: 

Goza de la tierra y de la vida, pues si la tierra 
se queda, la vida se marcha. 

Ama la vida y goza de la vida, y para eso piensa 
que la muerte es inevitable. 

¡Goza, pues, de la vida! ¡La dicha no tiene mas 
que su tiempo marcado! ¡Apresúrate á gozarla! Y 
piensa que todo lo demás nada vale. 

Porque todo lo demás nada vale. ¡Y fuera del 
amor á la vida, nada recogerás en la tierra! 

Porque el mundo debe ser como la habitación 
del jinete viajero. ¡Amigo, sé el jinete viajero de la 
tierra! 

Cuando acabó de recitar estos versos, que el 
encargado del hammam había oído extático, y que 



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108 LAB MIL NOCHBS Y UNA NOCHIQ 

trató de aprenderlos repitiéndolos varias veces, 
Daul'makán se quedó muy pensativo. Entonces el 
encargado! aunque no le quería importunar! acabó 
por decirle: «iOh mí joven señor I creo que todavía 
piensas en tu país y en tu familia. » T Daul'makán 
exclamó: «Sí, |oh padre míol Y como no puedo 
permanecer aquí un instante más, voy á despedir 
me de ti, para marcharme con esta caravana, y 
llegar á cortas jomadas, sin cansarme mucho, á 
Bagdad, mi ciudad,* Entonces el encargado del 
hammam dijo: * jY yo iré contigol Porque no puedo 
dejarte solo, y como ya he empezado á ser tu guar- 
dián, no quiero abandonarte en la mitad del ca- 
mino.» Y Daul'mak&n exclamó: «|Alah pague tu 
abnegación con toda clase de dones!» Y se alegró 
muchísimo de aquella buena suerte, 

Entonces el encargado rogó á Daul'makán que 
montara en el borrico- Y le dijo: «Irás montado 
todo el tiempo que quieras, y cuando estés cansado 
de esa postura, podrás, si quieres, bajar y andar 
un poco.» Y Daul'makán le dio las gracias, y le 
dijo: «¡Verdaderamente, lo que haces por mí no lo 
hace el hermano por su hermano!» Después aguar- 
daron que se pusiese el aol y viniese la frescura de 
la noche, para ponerse en camino con la caravana 
y salir de Damasco con rumbo á Bagdad. Y esto 
es lo que pasó en cuanto á Daurmakán y el encar- 
gado del hammam, 

Poro en cuanto á la joven Nozhatú, hermana 




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HISTORIA DBL REY OMAK AL-NBMAH... 



109 



gemela de Daurmakán, he aquí que había salido 
del khan de Jerusalén en busca de una colocación 
para servir en casa de algún notable, y ganar al- 
gún dinero con que cuidar á bu hermano, y com- 
prarle loa trozos de carnero asado que deseaba. Y 
se había cubierto la cabeza con el viejo manto de 
pelo de camello y y había comenzado á recorrer las 
ealies, bíb saber adonde dirigirse. Pero su espíritu 
y su corazón estaban muy preocupados por la en- 
fermedad de su hermano y por lo lejos que esta- 
ban de su familia y de su tierra. Y elevaba su pen- 
samiento á Alah Misericordioso, recordando estos 
versos: 

Las tinieblas se condensan para envolver com* 
pletamente mi alma, La llama inexorable me consu- 
me* El deseo grita en mí dolorosamente y hace que 
se dibujen en mi cara los sufrimientos interiores. 

El dolor de la separación vive despiadadamente 
en mis entrañas y me mortifica. 

Es una pasión que no encuentra ninguna espe- 
ranza. 

El insomnio es mi compañero y el deseo mi ali- 
mento. ¿Cómo podré callar el secreto de mi alma? 

No conozco el arte ni los medios de ocultar todo 
el dolor que hay en mi corazón. 

En este corazón consumido por las llamas del 
amor, cuyo torrente me anega. 

¡Oh noche/ Ve d decir como mensajera al que 
conoce lo intenso de mi sufrimiento^ que en la calma 



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■ 



110 LAS MIL NOGHEJS Y UNA NOOHfl 

de tus horas no me viste nunca cerrar los ojos en tus 
brazos. 

Y mientras la joven Nozhatú se dirigía á través 
de tas callea, he aquí que se le acercó un jefe 
beduino, á, quien acompañaban cuatro hombrea. Y 
este jefe la miró largo rato, y Bintió un violento 
deseo de poseer á la hermosa joven, cuya cabeza 
cubría un pedazo de manto viejo y cuyos encantos 
se realzaban bajo aquella tela tosca y destrozada. 
Aguardó que llegase á una calleja solitaria y muy 
angosta, se detuvo ante ella, y le dijo: «lOh joven! 
¿Eres libre ó esclava?» Y la joven Nozhatú contes- 
tó: «¡Oh transeúnte! no me dirijas preguntas que 
aumenten mi dolor y mi desgracian Y el beduino 
repuso: «¡Oh joven! si te dirijo esta pregunta es 
porque tenía seis hijas, y he perdido ya cinco de 
ellas, y no me queda mas que la sexta, que vive 
completamente sola en mi casa* Y quisiera encon- 
trar una joven que le hiciese compañía á mi hija 
y la ayudase á pasar el tiempo agradablemente. Y 
desearía que estuvieras libre para pedirte que acep- 
taras la hospitalidad de mí casa, y fueras de mi fa- 
milia, como mí hija adoptiva, para hacer olvidar A 
mi hijita el luto que lleva desde la muerte de sus 
hermanas.» 

Guando Nozhatú oyó estas palabras, se quedó 
muy confusa, y dijo: «|Oh jeíquel soy una doncella 
extranjera, y tengo un hermano enfermo, con el 
cual he venido del país del Hedjaz. Y acepto el Ir 



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HISTORIA DEL BHY OMAR Ab-HBMÁH.. 



111 



á tu casa para acompañar á tu hija, pero con la 
condición de quedar en libertad para volver por 
las noches adonde está mi hermano.* Y el beduino 
dijo: «Aceptado, joh joven! Harás compañía á mi 
hija durante el día. Y por la noche cuidarás de tu 
hermano. Y si quieres, lo transportaremos á mi 
casa, para que no esté nunca solo.» Y tanto habló 
el beduino, que decidió á la joven á acompañarle* 
Pero el malvado sólo pensaba en seducirla, pues 
no tenía híjoa, ni albergue, ni casa, Y no tardó en 
llegar con Nozhatú y los otros cuatro beduinos á 
las afueras de la ciudad, donde estaban los came- 
llos ya cargados y los odres llenos de agua. Y el 
jefe de los beduinos subió en su camello, hizo que 
Nozhaíú montase á la grupa detrás de él, y dio la 
señal de marcha. Y se alejaron velozmente. 

Entonces la pobre Nozhatú comprendió que el 
beduino la había engañado completamente. Y em- 
pezó á lamentarse y á llorar por ella y por su her- 
mano abandonado y sin socorro. Pero el beduino, 
sii i conmoverse por sus súplicas, caminó toda la 
noche sin detenerse hasta el amanecer, y acabó por 
llegar á un lugar seguro, alejado de toda vivienda, 
en pleno desierto. Entonces el beduino detuvo á 
bu cuadrilla, y bajó del camello. Y como Nozhatú 
siguiera llorando, se acercó á ella muy furioso, y 
le dijo: «jOh maldita, de corazón de liebre! ¿Quie- 
res acabar de llorar, ó prefieres que te mate á lati. 
gazos?» Y al oir estas palabras brutales, la pobre 
Nozhatú deseó la muerte para acabar de una vez, 



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112 . 1*AS MIL NOCHES Y UNA NOCHB 

y exclamó: <¡ Malvado jefe de bandidos del de- 
sierto, tizón del infiernol ¿Cómo te atreves á hacer 
traición á tu fe y renegar de tus promesas?» En- 
tonces el beduino se acercó á ella con el látigo 
levantado, y gritó: c ¡Ya veo que quieres sentir los 
latigazos en tu trasero! ¡Si no cesa tu llanto y 
sigues con tus insolencias, te arrancaré la len- 
gua y te la hundiré en esa cosa que tienes entre 
los muslos! ¡Y esto te lo juro por mi gorro!» Y ante 
amenaza tan horrible, la pobre joven, no acos- 
tumbrada á estas brutalidades, s© echó á temblar 
y se tapó la cara con el velo, suspirando estas 
estrofas: 

¡Oh! ¡Quién pudiera volver á la morada querida 
en que yo habitaba! ¿Cómo podría lograr que llega- 
sen mi» lagriman á su destinatario? 

¡Ay de mí! ¿Podré soportar más tiempo mi des- 
gracia en esta vida llena de amargura y de dolor? 

¡Ay de mí! ¡Haber vivido tanto tiempo feliz y mi- 
mada, para caer ahora en este estado de miseria 
lastimosa! 

¡Oh! ¡Quién pudiera volver á la morada querida 
en que yo habitaba! ¿Cómo podría lograr que llega- 
sen mis lágrimas á su destinatario? 

Al oir estos versos, admirablemente rimados, el 
beduino, que adoraba instintivamente la poesía, se 
sintfó conmovido de piedad hacia la bella desven- 
turada, y se acercó á ella, le limpió laB lágrimas, 




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HISTORIA DBL BEY OMAR AL-JKBMAN,- 

le dio á comer una galleta de cebada, y le dijo: 
«Otra vez no me contestes cuando eeté encoleri- 
zado, porque mí genio no sabe soportar eso. Y para 
que te enteres de lo que píenao hacer contigo, sabe 
que quería hacerte mi concubina, pero ahora quie- 
ro venderte á algún rico mercader, que te tratará 
con dulzura y te dará una vida feliz, como lo ha- 
bría hecho yo. Y para venderte, te llevaré á Da- 
masco,» Y Nozhatú dijo: «Hágase tu voluntad.» Y 
en seguida volvieron á montar en los camellos, y 
reanudaron la marcha, dirigiéndose á Damasco. Y 
Nozhatú iba montada á la grupa detrás del bedui- 
no. Pero como el hambre la apremiaba, se comió 
un pedazo de aquella galleta que le había dado su 
raptor. 

En esta momento de bu narración, Scbahrasada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 




PBRO CUANDO LLEGÓ 
LA 56. a NOCHE 



He llegado á saber, |oh rey afortunado! que No- 
shaíú se comió un pedazo de aquella galleta que le 
habla dado au raptor. Y llegaron á Damaaco, y fue- 
ron á albergarse en el khan Sultaní» situado cerca 
de Bab Eí-Maiek. Y como Nozhatú estaba muy triste 



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114 



LAS MIL HOOHES Y UNA NOOHH 




y seguía llorando, el beduino le dijo muy furioso: 
«Como no ceses de llorar, vas á perder tu hermo- 
sura, y ya no podré venderte mas que á algún 
judío asqueroso. Piensa en esto, ¡oh desventurada!» 
Después la encerró en una de las habitaciones del 
khan, y se apresuró á ir al mercado en busca de 
loe mercaderes de esclavos; y les propuso la com- 
pra de la hermosa joven, diciéndoles: «Puedo ofre* 
ceros una hermosa joven que he traído de Jeruea- 
lén. Tiene un hermano enfermo, pero lo he dejado 
en casa de unos parientes míos para que lo cuiden 
bien. De modo que el que quiera comprarla tendrá 
que decirle, para tranquilizarla, que su hermano 
enfermo está muy bien cuidado en Jerusalén. Y 
sólo con esta condición me prestaré á cederla en 
un precio muy prudente.» 

Entonces se levantó uno de los mercaderes» y 
dijo: «¿Qtié edad tiene esa esclava?» Y contestó el 
beduino: «Es muy joven, pues es virgen todavía, 
pero ya nubil. Y es bella, inteligente, cortés y llena 
de perfecciones, Pero como ha enflaquecido desde 
la enfermedad de su hermano, ha perdido algo de 
la plenitud de sus formas. Sin embargo, todo esto 
es fácil de recuperar con un poco de cuidado,» En- 
tonces dijo el mercader: «Iré á ver esa esclava, y 
si es como dices, me quedaré con ella, pero te la 
pagaré cuando la haya revendido, porque la des- 
tino ai rey Ornar Ai-Nemán, cuyo hijo, el príncipe 
Scharkán, es gobernador de Damasco, nuestra ciu- 
dad. Y este principe me dará una carta de presen- 



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HISTORIA DHIj REY OMAR AL-NUMÁN... 



115 



tación para el rey Ornar Al-Nemán, el cual tiene 
una gran pasión por las esclavas vírgenes, y me la 
comprará muy bien. Y entonces te pagaré el precio 
que convengamos.» Y el beduino contestó: «Acepto 
esas condiciones.» 

Y se dirigieron hacia el khan donde se hallaba 
encerrada Nozhatú, y el beduino llamó en alta voz 
á la joven y que estaba detrás del tabique* Y le 
dijo: «¡Oh Nahla! ¡oh Nahia!», porque este era el 
nombre que daba á su esclava, Y al oírlo Nozbatü, 
se echó á llorar y no contestó. Entonces el beduino 
invitó al mercader á que entrase, Y el mercader 
entró ; y adelantándose hacia la joven, le dijo: 
c¡La paz sea contigo!» Y Nozhatú respondió con 
voz dulce como el azúcar: «¡Y contigo la paz y las 
bendiciones de Alah!» El mercader quedó encan- 
tadísimo, y pensó: «¡Qué pureza de lenguaje!» Y 
ella miró ai mercader, y se dijo: «Este venerable 
anciano tiene un aspecto muy simpático. ¡Haga 
Alah que me tome por esclava, y así podré librar- 
me de ese feroz beduino! Le hablaré cortésmente, 
para que resalten mis modales*» Y el mercader pre- 
guntó: <¿Cómo te encuentras, ¡oh joven!?» Y ella 
respondió con dulzura: «¡Oh venerable jelque! me 
preguntas por mi estado, y mi estado no es para 
desearlo al peor de los enemigos. Pero toda persona 
lleva bu destino colgado al cuello, como dice nues- 
tro profeta Mahomed, (¡sean con él la plegaria y la 
paz de Alah!)» 

Y al oír estas palabras, el mercader se asombró 



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116 LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE 

hasta el límite del asombro, y dijo para bí: «Estoy 
seguro de que sus facciones deben ser arrebatado- 
ras, como su talento. Es una gran adquisición para 
el rey Ornar Ai-Nemán.» Y volviéndose hacia el 
beduino, exclamó: «¡Esta esclava es admirable! 
¿Cuánto pides por ella?» Y el beduino se enfureció, 
y dijo: «¿Cónio te atreves á llamarla admirable, 
cuando es la más vil de las criaturas? ¿No com- 
prendes que se figurará que es realmente admira- 
ble, y ya no tendré ninguna autoridad sobre ella? 
Márchate, que ya no la vendo.» Y comprendiendo 
el mercader que el beduino era un bruto rematado, 
emprendió otro camino, y dijo: «La acepto, ¡oh jeí- 
que! aunque sea la más vil de las criaturas, y te la 
compro á pesar de sus tachas.» Y el beduino, algo 
calmado ^ preguntó: «¿Y cuánto me ofreces?» Y 
contestó el mercader: «El proverbio dice que el 
padre es quien da nombre á su hijo. Pide lo que 
te parezca.» Pero el beduino insistió: «Té eres 
quien ha de ofrecer.» Y entonces el mercader, pen- 
sando que un bruto como aquel beduino no sabría 
apreciar el mérito de aquella joven, ofreció dos- 
cientos dinares, además de las arras y de los dere- 
chos de venta que correspondían al Tesoro. Pero el 
beduino lo rechazó: «¡No daría por doscientos di- 
ñares ni el pedazo de arpillera con que se cubre! 
¡No quiero venderla ya; me la llevaré al desierto, 
para que apacenté mis camellos y muela el grano!» 
Y gritó á la joven: «¡Ven acá, podrida, que vamos 
á marcharnos!» Y como no se moviese el mercader, 



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HISTORIA DHL SRY OMAB AL-HHMÁN«.. 

se volvió hacia él, y exclamó: «¡Por mi gorro! He 
dicho que ya no vendo nada! | Vuelve la espalda y 
márchate, ó ai no, oirás cosas que no han de agra- 
darte,» 

Y el mercader dijo para sí: tEste beduino que 
jura por su gorro es un bruto extraordinario! Pero 
le haré soltar su presa.* Y sujetándole de la capa, 
exclamó: «¡Oh jeique! no te impacientes de esa 
modo! Ya veo que no tienes costumbre de vender, 
Se necesita mucha paciencia y mucha habilidad en 
estos asuntos. Te daré lo que tú quieras; pero como 
se acostumbra en estos negocios, necesito ver el 
rostro y las facciones de la esclava.» Y el beduino 
dijo: <=j Mírala todo lo que quieras, y ponía, si quie- 
res, completamente desnuda, pálpala y tócala por 
todas partes tanto como te dé la gana!* Pero el 
mercader levantó las manos ai cielo, y exclamó: 
«¡Que Alah me libre de ponerla desnuda, como á 
las esclavas! No quiero mas que verle el rostro.» 

En este momento de su narración, Schahrazada vio 
aparecer la mañana, y se ealló discretamente. 




PERO CUANDO LLEGÓ 
LA 57.* NOCHE 



Ella dijo: 

He llegado á saber, ¡oh rey afortunado! que el 
mercader dijo: «No quiero mas que verle la cara.» 



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118 



LAB MIL NOCHES í UHA NOCHE 



Y se adelantó hacia Nozhatü, pidiéndole que le dis- 
pensase, y lleno de confusión se sentó á bu lado, y 
le preguntó dulcemente: «lOh señora míat ¿cuál ea 
tu nombre?» Y ella, suspirando, dijo: «¿Me pregun- 
tas el nombre que llevo ahora, ó mi nombre de los 
tiempos pasados?» Y él, asombrado, exclamó; «¿Tie- 
nes un nombre nuevo y un nombre antiguo?» Y ella 
dijo: «Sí, I oh anciano! ¡Mi nombre antiguo es Deli* 
cias del Tiempo, y el nuevo es Opresión del Tiem- 
po!» Al oir estas palabras llenas de amargura, el 
mercader notó que las lágrimas le bañaban los 
ojos. Y la joven Nozhatá tampoco pudo contener 
sus lágrimas, y recitó estas estrofas: 

Mi corazón te guarda, ¡oh viajero! iHacia qué 
tierras desconocidas has partido, en qué pueblos, en 
qué morada habitas? 

¿En qué manantial bebes, ¡oh viajero!? Yo que te 
lloro, me alimento con las rosas de mi recuerdo y 
apago la sed en la abundante fuente de mis ojos. 

Nada tan duro para mi pensamiento como tu 
ausencia, porque todo lo demás, comparado con esto, 
es cosa para mi risueña, 

Pero al beduino le pareció que aquella conver- 
sación duraba mucho, y se acercó á Nozhatú con el 
látigo levantado, y le dijo: «¿Para qué charlar tan- 
to? |Levántate el velo de la cara, y acabemos!» Y 
Noahatú, desolada, suplicó al mercader: «¡Oh ve- 
nerable jeiquel líbrame de iae manos de este ban- 



■ 






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HÍ&TORIA DHL BBY OMAR AL-NBMAN, 



119 



dido, porque sí no, eata misma noche me mataré.» 
Y el mercader habló de este modo al beduino: «Eata 
joven es un estorbo para ti, [Véndemela al precio 
que quieras!» Pero el beduino insistió: «Has de ofre- 
cer tú, ó ai no, la llevaré al desierto para que haga 
pastar á loa camellos y recoja los excrementos del 
ganado.» Y el mercader dijo: «Para acabar de una 
vez, te ofrezco cincuenta mil diñares de oro.» Pero 
aquel bruto testarudo lo rechazó: «¡Alah nos asista! 
¡Eso no me tiene cuenta!» Y el mercader dijo: «¡Se- 
tenta mil diñares!» Pero el beduino insistió: «¡Alah 
nos asista! ¡Eso no cubre nt siquiera el capital que 
gastó en alimentarla y en comprarle galletas de ce- 
badal Porque sabe, [oh mercader! que me he gas- 
tado en ella, sólo en galletas de cebada , noventa 
mil diñares de oro,» Entonces el mercader, atolon- 
drado por las locuras de aquel bruto, le dijo: «¡Ni 
tü, ni tu familia, ni todos los de vuestra tribu, ha- 
béis comido en toda vuestra vida por valor de cien 
diñares! Pero voy á hacerte la última oferta, y si 
la rechazas, iré á ver al príncipe Scharkin y le 
daré cuenta de los malos tratos sufridos por esta 
joven, que seguramente has robado, ¡oh miserable 
saqueador! Te ofrezco, pues, cien mil dinares,» 
Entonces el beduino dijo: «Te cedo la esclava á ese 
precio, pero es porque tengo necesidad de ir al zoco 
para comprar un poco de sal.» Y el mercader no 
pudo dejar de reírse. Y todos marcharon á casa del 
mercader, que abonó al beduino la cantidad conve- 
nida, después de haber hecho pesar moneda por 



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120 LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE 

moneda. Y el beduino montó en su camello y em- 
prendió el camino de Jerusalén, diciendo: «Si la 
hermana me ha producido cien mil diñares, el her- 
mano me ha de producir otro tanto, por lo menos. 
Voy, pues, en busca suya-» Y efectivamente, al 
llegar á Jerusalén se puso á buscar á Daul'mak&a 
en todos los khanes, pero como ya se había mar- 
chado con el encargado del hammam, no pudo dar 
con él. Esto en cuanto al beduino. Por lo que se re- 
fiere á la joven Nozhatú... 

En este momento de au narración, Schahrasada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 



PERO CUANDO LLEGÓ 
LA 58.» NOCHE 



Ella dijo: 

Por lo que se refiere & la joven Nozhatú, he 
aqui que el buen mercader la llevó á su casa, le 
dio vestidos muy ricos, los más hermosos que había, 
y después fué con ella al zoco de loa orífices y jo- 
yeros, para que escogiese las alhajas y joyas que 
le agradasen, y las metió en una bolsa de seda, las 
llevó á su casa y se las entregó. Después dijo: 
«Ahora te ruego que cuando te lleve á palacio no 
dejes de decir al principe Scharkán el precio en 
que te he comprado, para que no ae olvide mea- 




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HISTORIA DEL RBJY OMAR AL-SHMAÉí. 



121 



clonarlo en la carta de recomendación que deBeo 
pedirle para el rey Ornar Al-Nemán. Y además, 
quisiera que el príncipe me diese un salvoconducto, 
para que las mercancías que en lo sucesivo lleve 
á Bagdad no paguen derechos de entrada.» 

Y al oírlo, suspiró Nozhatú y los ojos se le lle- 
naron de lágrimas. Entonces el mercader le dijo: 
«¡Oh hija míal ¿por qué cada vez que pronuncio el 
nombre de Bagdad te veo suspirar y acuden las 
lágrimas á tus ojos? ¿Tienes allí algún ser ama- 
do, un pariente, ó conoces á algún mercader? Ko 
temas decirlo, pues conozco á todos los merca- 
deres de Bagdad y á todos los otros.» Entonces 
Noztaatú dijo: «¡Por Alah! {No conozco á nadie mas 
que al rey Ornar AKNemán en persona, señor de 
Bagdad !» 

Cuando el mercader de Damasco oyó aquella 
cosa tan extraordinaria, no pudo reprimir un sus- 
piro de satisfacción, y dijo para sí: «Ya tengo lo 
que buscaba,» Y preguntó á la joven: «¿Le fuiste 
propuesta antes de ahora por algún mercader de 
esclavos?» Ella respondió: «No es eso, sino que me 
he criado en palacio, con su hija. Y me quería 
mucho. Así, pues, si pretendes alcanzar de él algún 
favor, no tienes mas que traerme una pluma, un 
tintero y una hoja de papel, y te escribiré una 
carta, que entregarás en propia mano al rey Ornar 
Al-Nemán, y le dirás: «Tu humilde esclava Nozhatú 
ha sufrido las vicisitudes de la suerte y del tiempo 
y loa padecimientos de las noches y los días» Y ha 

Tomo iv 9 



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122 



LAS MIL NOCBHS Y UNA NOCHE 



sido vendida y revendida, ha cambiado de amos y 
de casas, y se encuentra ahora en la morada de tu 
representante en Damasco. Y te transmite su sa- 
ludo de paz.» 

Al oir estas palabras, el mercader llegó al li- 
mite de la alegría y del asombro, y su afecto hacia 
Nozhatú aumentó considerablemente; y lleno de 
respeto, le preguntó: tlndudablemente, ¡oh joven 
maravillosa! has debido ser robada de tu palacio 
y vendida, pues debes estar versada en las letras 
y en la lectura del Corán.» Y Nozhatú dijo: «En 
efecto, ¡oh venerable jeique! conozco el Corán, ios 
preceptos de la sabiduría, las ciencias médicas, la 
Introducción á los arcanos, los comentarios de las 
obras de Hipócrates y de Galeno, los libros de 
filosofía y lógica, las virtudes de los cuerpos sim- 
ples y las explicaciones de Ibn Bítar; he discutido 
con los sabios el Kanun de Ibn-Sina; he dado con 
la explicación de las alegorías, y he estudiado la 
geometría y la arquitectura, la higiene y los libros 
Chafiat, la ¡sintaxis, la gramática y las tradicio- 
nes del idioma, y he frecuentado la sociedad de 
los sabios y eruditos en todos los ramos. Soy au- 
tora de varios libros sobre la elocuencia, la retóri- 
ca, la aritmética y el silogismo puro; conozco las 
ciencias espirituales y divinas, |y me acuerdo de 
todo lo que he aprendido! Y ahora dame pluma y 
papel para que escriba la carta en versos bien 
rimados y puedas leerla durante el camino, aho- 
rrándote de llevar libros de viaje, pues aera para 



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HISTORIA DHL BEY OMAR AL-NEMÁN .. 



123 



ti una dulzura en la soledad y un amigo discreto 
en loa ratos de ocio.» 

Y el pobre mercader, completamente atolondra- 
do, exclamó: «¡Ya Alah! |Ya Alahl [Dichosa la mo- 
rada que te sirva de albergue! ¡Cuan dichoso el que 
la habite contigol» Y le llevó respetuosamente la 
escribanía con loa accesorios, Y Nozhatú cogió la 
pluma, la mojó en la almohadilla empapada de 
tinta, la probó en la uña, y escribió estos versos: 

*Esta carta es de la propia mano de aquella cu- 
yos pensamientos igualan al tumulto de tas olas. 

* Aquella cuyos párpados ha quemado el insom- 
nio y cuya belleza han gastado las vigilias. 

* Aquella que en su dolor ya no distingue el dia 
de la noche y se retuerce en el lecho solitario. 

i Y que no tiene por confidentes mas que á los 
astros silenciosos en la soledad de las noches, 

>Iíe aquí mi queja, tejida en versos caden- 
ciosos y de buena rima, en memoria de tus 
ojos, 
»No he sentido vibrar en mi alma ninguna cuer- 
da de las delicias de la vida. 

*Mi juventud no ha gozado ninguna alegría, ni 
mis labios han sonreído dichosos en un día de feli- 
cidad. 

» Porque tu ausencia ha enseñado á mis ojos las 
vigilias y me ha arrebatado para siempre el sueño. 
*Por más que he confiado á la brisa mis suspiros, 
nunca los llevó hacia aquel á quien los dirigiera. 



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124 



LAB MIL NOCHES Y UNA NOCHE 



y Así es que estoy desesperada y no me atrevo 
á insistir. Pero quiero firmar esta queja con mi 
nombre, 

*Yo la dolorosa, la apartada de su familia 
y de su país, la torturada de corazón y de 
espíritu, 

»NOZHATÚ'ZAMÍtf» 

Cuando acabó de escribir, echó arenilla, dobló 
con mucho cuidado la hoja, y la entregó al merca- 
der, que la cogió muy respetuoso y se la llevó á. 
los labios y después á la frente. La guardó en una 
bolsa de raso, y exclamó: «¡Gloría al que te ha mo- 
delado, ¡oh maravillosa criatura!» 

En este momento de su narración, Schahrazada vio 
aparecería mañana, y se calló discretamente. 




PERO CUANDO LLEGÓ 
LA 59.a NOCHE 



Ella dijo: 

He llegado á aaber, ¡oh rey afortunado! que el 
mercader exclamó* * ¡Gloria al que te ha modelado, 
¡oh maravillosa criatura!» Y le rindió todos los 
honores y le prodigó todas las manifestaciones de 
respeto y admiración, Y después la acompañó hasta 
el hammam, yendo delante de ella, llevando en 



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HISTORIA DEL RfflY OMATl AL-N1MAN... 



125 



una bolsa de terciopelo la ropa con que había de 
vestirse después del baño. Y mandó llamar á la 
mejor amasadora del hammam, y le dijo: «En 
cuanto haya terminado, vendrás á llamarme.» Y 
mientras Nozhatú tomaba el baño, el anciano mer- 
cader fué á comprar toda clase de frutas y sorbe- 
tes, y los depositó en la tarima á la cual había de 
ir Nozhatú á vestirse. 

Y cuando se terminó el baño, la amasadora 
acompañó á Nozhatú hasta la tarima, la envolvió 
en paños y toallas perfumadas, y se comieron las 
frutas y bebieron sorbetes, dando lo que sobró á la 
guardosa del hammam. 

En este momento llegó el mercader con un co- 
frecillo de sándalo, lo abrió invocando el nombre 
de Alah, y ayudado por la amasadora procedió á 
vestir á Nozhatú, para llevarla al palacio del prin- 
cipe Scharkán. 

Y empezó por entregar á Nozhatú una camisa 
de seda blanca y una banda de oro para cubrir la 
cabeza, y esta banda costaba mil dinares. Después 
uoa falda á la moda turca, bordada de hilos de 
oro, y unas botas rojas perfumadas con almizcle, 
cubiertas de lentejuelas de oro con bordados de 
flores que llevaban incrustadas perlas y pedrería. 
Le puso en las orejas unos pendientes de perlas 
finas, que costaba cada uno mil diñares, y al cuello 
un collar de oro afiligranado, y le rodeó los pechos 
con redes de pedrería. Luego le ajustó el talle por 
encima del ombligo con un efnturón de diez hileras 



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126 



LAS MIL NOCHES Y DNA NOCHE 



de bolas de ámbar y medías lunas de oro, y en 
cada bola de ámbar iba incrustado un rubí, y en 
cada media luna nueve perlas y diez diamantes. 
De suerte que la joven Nozhatú llevaba encima 
más de cien mil dinares en alhajas y joyas. 

El mercader le rogó que le siguiera, y salió con 
ella del hammam, y marchaba delante de ella con 
andar grave y ceremonioso, apartando á los tran- 
seúntes. Y todos los transeúntes se asombraban de 
aquella belleza, y exclamaban: f ¡Gloria á Alah 
en sus criaturas! ¡Cuan dichoso el hombre que la 
posea!» Y el mercader seguía andando, y ella de- 
trás de él, hasta que llegaron al palacio del prín- 
cipe Scharkán. 

Y el mercader se adelantó para entrar en las ha- 
bitaciones de Scharkán, besó la tierra entre sus ma- 
nos, y dijo: «¡He aquí que te traigo un presente in- 
comparable, la cosa más bella y más extraordinaria 
de estos tiempos, el resumen de todos los encantos 
y todos los dones, la suma de todas las cualidades 
y de todas las delicias!» Y el príncipe Scharkán 
dijo: * ¡Apresúrate á enseñármelo!» Y el mercader 
salió en seguida y trajo de la mano á Nozhatú, 
presentándola al príncipe, Y el príncipe Scharkán 
no podía reconocer en aquella maravilla á su her- 
mana Nozhatú, á la cual nunca había visto, á 
causa de los recelos que sintió cuando su nacimien- 
to y el de su hermano Daurmakán. Y llegó hasta 
el limite del entusiasmo al ver aquel talle y aque- 
llas formas exquisitas. Y el mercader dijo: «Esta 



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HISTORIA DBIL KBY ÜMAR ALrNBMÁN. 



127 



es la maravilla incomparable, única en el siglo. 
Además de la hermosura, don natural suyo, posee 
todas lae virtudes y eetá versada en todas las cien- 
cías religiosas, civiles, políticas y matemáticas, ¡Y 
está dispuesta á contestar á todas las preguntas de 
los sabios más ilustres de Damasco y del imperio!» 
Entonces el príncipe Scharkán se apresuró á 
decir al mercader: «¡Déjala aquí, busca al tesorero 
para que te pague su precio y ve en paz!» Y ai oirlo, 
dijo el mercader: «¡Oh principe valeroso! he aquí 
que la habla destinado al rey Ornar Al-Nemán, tu 
padre, y venía á rogarte que me dieras una carta 
de recomendación para él; pero puesto que te 
agrada, que se quede aquí. [Y tu deseo está sobre 
mí cabeza y sobre mis ojos! Pero en cambio, te 
rogaré únicamente que me otorgues en adelante el 
derecho de franquicia para todas mis mercancías y 
el privilegio de no volver á pagar impuestos de nin- 
guna ciase,» El príncipe contestó: «Te lo otorgo. Y 
ahora dime lo que te ha costado esta joven, para que 
te reintegre de su precio.» Y el mercader repuso: 
«Me ha costado cien mil dinares de oro, pero lo que 
lleva encima vale otros cien mil dinares. > Entonces 
el príncipe mandó llamar á su tesorero, y le dijo: 
«Paga en seguida á este venerable jeique doscien- 
tos mil dinares de oro, y además, otros ciento veinte 
mil. Y por añadidura, dale el mejor ropón de honor 
de mis armarios. Y que se sepa en adelante que ea 
mi protegido y que no se le deberá reclamar nin- 
gún impuesto.» 



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128 



LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE 



Después el príncipe Seharkán mandó llamar á 
los cuatro grandes kadíea de Damasco, y les dijo... 

Pero en este momento de su narración, Schahrazada 
vio aparecer la mañana, y se calló discretamente. 




Y CUANDO LLEGÓ 
LA 60 » NOCHE 



Ella dijo: 

«Sed testigos de que desde este momento eman- 
cipo á esta joven esclava que acabo de comprar y 
que me caso con ella.» Entonces los cuatro kadíea 
se apresuraron á escribir el certificado de eman- 
cipación, y en seguida escribieron el contrato de 
casamiento y lo sellaron con su sello. Y el prínci- 
pe Seharkán no dejó de repartir generosamente 
entre los presentes una gran cantidad de oro para 
festejar su alegría, y tiró puñados de oro, que re- 
cogieron los servidores y los esclavos. 

Después despidió á todos los presentes, excepto 
á loa cuatro kadíea y el mercader. Y volviéndose 
hacia los kadíes, les dijo: cAhora quiero que escu- 
chéis las palabras que va á decirnos esta joven, 
para darnos una prueba de su elocuencia y su 
saber, y para que comprobéis las afirmaciones de 
este jeique,» Y los kadíea contestaron: «Escucha- 
mos y obedecemos.» Y el príncipe Scharkán mandó 



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HISTORIA DEL KBY OSÍAR AL-HBMÁH 



129 



tender un tapiz en el centro de la sala, y colocó 
detrás de él á la joven, para que no estuviese cohi- 
bida y pudiera hablar sin que la viesen extraños. 

Y en cuanto se tendió el tapta, acudieron á 
rodear á su nueva señora las damas de servicio, y 
la ayudaron á colocarse más cómodamente y á ali- 
gerarse de parte de sus vestidos; y se maravillaban 
de sus perfecciones, y en su alegría le besaban los 
pies y las manos. Y por su parte, las esposas de 
los emires y visires se apresuraron á rendirle ho- 
menaje, dispuestas á oir lo que iba á decir al prin- 
cipe Scharkán y á los grandes kadíes de Damasco. 
Y antea de ir junto á ella, pidieron licencia á sus 
maridos. 

Cuando Nozhatu vio entrar á las esposas de los 
emires y visires, se levantó para recibirlas, las 
besó cordíalmente, las hizo sentarse á su lado, y 
lea dirigía palabras cariñosas para corresponder á 
su homenaje, y tan amable estuvo, que todas se 
maravillaron de su cortesía, de su hermosura y de 
su inteligencia, y se decían: «Nos han dicho que 
era una esclava, pero seguramente es una reina, 
hija de un rey.» Y exclamaron: «¡Oh señora! has 
iluminado la ciudad con tu presencia, y has col- 
mado de honor á este país y á este reino* Y este 
reino es tu reino, y este palacio tu palacio, ¡y todas 
nosotras somos tus esclavas!* Y ella les dio las gra- 
cias de la manera más dulce y agradable. 

Pero en este momento Scharkán la interpeló 
desde el otro lado del tapiz, y le dijo: «¡Oh her- 



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130 



I»AS MIL ÑOCHAS Y UNA NOCHE 



moaísíma joven, joya de eato9 tiempos! esperamos 
ansiosamente tus palabras elocuentes, pues dicen 
que estás versada en todas las ciencias, y hasta 
en las reglas más difíciles de nuestra sintaxis,* Y 
la joven Nozhatú, con voz más dulce que el azú- 
car, respondió: «¡Tu deseo está sobre mi cabeza y 
sobre mis ojos! Y para satisfacerlo, hablaré sobró 

las TRES PUERTAS DE LA VIDA,» 





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Palabras sobre las tres puertas 




Y Nozfaatü dijo: 

«Te hablaré en primer lugar, ¡oh prín- 
cipe valeroso! de la primera puerta: 

EL ARTE DE SABER CONDUCIRSE. 

»Sabe, pues, que la vida tiene un objeto, y que 
el objeto de la vida es desarrollar el fervor. 

•Ahora bien; el principal fervor tiene su forma 
en la pasión, que es bella por su fe. 

•Nadie alcanzará el fervor mas que por una 
vida activa, animada por la pasión. Y esta vida 
puede vivirse en cualquiera de los cuatro grandes 
caminos de la humanidad: el Gobierno, el Comer* 
ció, la Agricultura y los Oficios, 

jEq lo que concierne al gobierno, es necesario 
que aquellos escasos hombres que están llamados 
á gobernar el mundo posean la ciencia política, 
una sutileza exquisita y una habilidad perfecta* Y 
en ningún caso deben dejarse guiar por su capri- 



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132 



LAS MIL NOOHfiS Y UNA NOCHE 



cho, sino por un alto ideal, cuyo fin es Alafa, el que 
todo lo puede- Y si regulan bu conducta hacia este 
fio, la juBticia reinará entre loa humanos y cesarán 
las discordias en la superficie de la tierra. Pero 
lo más frecuente es que sigan sus inclinaciones, 
y acaben por resbalar en errores irremediables» 
Porque un jefe no es útil á su país sino cuando 
puede ser equitativo é imparcial y cuando impide 
que los fuertes opriman á los débiles y á los pe- 
queños. 

»E1 gran Ardechir, tercer rey de los persas, y 
uno de los descendientes de Saaaán, dijo: «La 
autoridad y la fe son dos hermanas gemelas: la fe 
es un tesoro y la autoridad su guardián.» 

»Y nuestro profeta Mahomed (¡sean con él la 
paz y la plegaria!) ha dicho: «Dos coaas rigen el 
mundo: la Autoridad y la Ciencia; si son rectas y 
paras, el mundo camina por la vía derecha; si son 
nefandas y malas, el mundo cae en la corrupción,» 

»Y el Sabio ha dicho: «El rey debe ser el guar- 
dián de la fe, de cuanto es sagrado y de los dere- 
chos de sus subditos. Pero ante todo debe velar 
por que estén de acuerdo los que manejan la pluma 
y los que manejan la espada, ¡porque quien falta 
al hombre que maneja la pluma resbalará y se le- 
vantará jorobado!» 

*Y el rey Ardechir, que fué un gran conquis- 
tador, dividió su imperio en cuatro distritos, y se 
mandó fabricar cuatro sellos en cuatro anillos. El 
primer sello era el anillo del Distrito marítimo. Y 



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HISTORIA BHL RBY OMAE AL-NBMAN. 



133 



así sucesivamente los otros tres. Y lo hizo para 
asegurar el orden en su reino- Y así se siguió 
hasta la era islámica. 

»Y el rey Kesra, el gran rey de los persas, es- 
cribió á bu hijo, al que había confiado el ejército 
de sus ejércitos: *|Oh hijo mío!*.*» 

En este momento de su narración, Schahrazada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 




PERO CUANDO LLEGÓ 
LA 61." NOCHE 



Ella dijo: 

El rey Keera, el gran rey de los persas, escri- 
bió á su hijo, al que había confiado el ejército de 
sus ejércitos: «¡Oh hijo mío! desconfía de la tibieza, 
pues enajenaría tu autoridad; pero no obres tam- 
poco con dureza excesiva, porque hará fermentar 
la rebelión entre tus soldado?.» 

» Y también se nos ha enseñado que un árabe 
fué á buscar al califa Abu-Griafar-Abdalah, y le 
dijo: «Ten hambriento á tu perro, si quieres que 
te siga*» Y el califa se irritó contra el árabe. Y el 
árabe añadió: «Pero cuídate también de que un 
transeúnte no alargue un pan á tu perro, porque 
el perro te abandonará para seguir al transeúnte,» 
Y Al-Maasur comprendió entonces, y se aprovechó 



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134 



LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHHJ 



del aviso, y despidió al árabe después de haberle 
obsequiado. 

•Se cuenta también que el califa Abd El-Malek 
ben-Meruán escribió a bu hermano Abd El-Aziz 
ben-Meruán, á quien había mandado á Egipto al 
frente de un ejército: «Puedes prescindir de tus 
consejeros y tus escribas, porque bóIo te enterarán 
de lo que ya conoces; pero no descuides nunca á 
tu enemigo, que es el único capaz de hacerte saber 
la fuerza de tus soldados.» 

^Hablan también las crónicas de que el admira- 
ble califa Ornar ibn-Al-Kattab no tomaba ningún 
servidor sin imponerle estas cuatro condiciones: no 
montar nunca en una bestia de carga; no apropiarse 
jamás el botín ganado al enemigo; no vestirse con 
trajes suntuosos, y no retrasarse nunca durante la 
hora de la plegaria. Y he aquí las palabras que le 
gustaba repetir: <No hay riqueza que valga lo que 
vale la sabiduría; no hay mejor piedra de toque 
que la cultura del espíritu, y no hay gloria mayor 
que el estudio y la ciencia.» 

>E1 mismo Ornar (¡téngalo Alah en su gracia!) 
fué quien dijo: «Las mujeres son de tres clases: la 
buena musulmana, que no se preocupa mas que de 
su marido y sólo tiene ojos para él; la musulmana 
que sólo quiere casarse para tener hijoa, y la pros- 
tituta, que sirve de collar al cuello de todo el mun- 
do. Y los hombrea también son de tres clases: el 
hombre cuerdo, que reflexiona y obra después de 
haber reflexionado; el hombre más cuerdo todavía, 



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HISTORIA DBL BHY OMAR AL-NKMAN, 



135 



que después de reflexionar solicita el juicio de los 
hombree ilustrados y sólo obra con la más extre- 
mada prudencia, y el mentecato, que no tiene juicio 
alguno y no pide nunca consejo & los sabios.» 

» Y el sublime Alí-ben-Abú Taleb (| Alah lo tenga 
en au gracíaí) dijo: «Precaveos contra las perfidias 
de las mujeres, no les pidáis su parecer; pero no 
las oprimáis, si no queréis que aumenten sus astu- 
cias y sus traiciones. Porque el que no conoce la 
moderación, va hacia la locura. Y en todas las 
cosas debéis ateneros á la justicia, singularmente 
en lo que atañe á vuestros esclavos,» 

Y cuando Nozhatú iba á seguir desarrollando 
este capítulo, oyó á los kadíes que decían detrás 
del tapiz; «¡Maschalaht ¡Nunca hemos oído pala- 
bras tan elocuentes, pero quisiéramos oir algo sobre 
las otras dos puertas!» Y Nozhatú, con una transi- 
ción muy hábil, dijo: 

tOtro día hablaré del fervor en los otros tres 
caminos de la humanidad; pues ya es tiempo de 
que os diga algo de la segunda puerta. 

*Eata segunda puerta es la de los buenos moda- 
les y de la cultura del espíritu, 

»Y tal puerta, ]oh príncipe del tiempo! es la 
más ancha de todas, porque es la de las perfeccio- 
nes. Sólo pueden recorrerla en toda su extensión 
aquellos que tienen sobre la cabeza una bendición 
nativa. 



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136 LAS MIL NOCHKS Y UHA NOCHE 

»No os citaré mas que algunos rasgos princi- 
pales.* 




En este momento de sa narración, Schahrazada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 



PERO CUANDO LLEGÓ 
LA 62, a NOCHE 



Ella dijo: 

«No os citaré mas que algunos rasgos princi 
pales. 

• Cierto día, uno de los chambelanes del califa 
Moawiah fué á anunciarle que un graciosísimo 
cojitranco llamado Aba-Bahr ben-Kais estaba es- 
perando á la puerta. Y el califa dijo: «Hacedle 
pasar*» Y el cojitranco entró, y el califa Moawiah 
le dijo: «Acércate para que me deleite con tus pala- 
bras* Y le preguntó: «¡Oh Aba-Bahr! ¿cuál es tu 
opinión acerca de mí?» Y respondió el cojitranco: 
€¿La mía? Sabe, ¡oh Emir de los Creyentes! que 
mí oficio es afeitar cabezas, cortar bigotes, cuidar 
las uñas, depilar sobacos, afeitar ingles, limpiar 
los dientes» y en caso de necesidad, sangrar las 
encías; pero nunca haré ninguna de esas cosas en 
día de viernes, porque sería un sacrilegio.» Enton- 
ces el califa le dijo: «¿Y cuál es tu opinión acerca 
de tí mismo?» Y el cojitranco respondió: «Pongo un 



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HISTORIA DHL RflY OMAR AL-NAMÁN... 



137 



pie delante del otro y lo hago adelantar lenta- 
mente, siguiéndolo siempre con ia vista.» El califa 
preguntó entonces: «¿Cuál ea tu opinión acerca de 
tus jefes?» Y el otro contestó: «Al entrar los saludo 
con toda ceremonia, y aguardo que me devuelvan 
el saludo.» Entonces preguntó el califa: «¿Y cuál 
es tu opinión acerca de tu mujer?» Y exclamó el 
cojítranco: «Dispénsame de contestar á eso, joh 
Emir de los Creyentes!» Pero el califa insistió: «Te 
conjuro á que me contestes, ¡oh Aba-Bahr!» Y en- 
tonces el cojítranco dijo: «Mi esposa, como todas 
las mujeres, fué creada de la última costilla, que 
es una costilla de mala calidad y toda torcida.» Y 
el califa dijo: «¿Pero qué haces cuando quieres 
acostarte con ella?» Y el cojítranco respondió: «Le 
hablo con agrado para prepararla bien, después le 
doy besos en todas partes, para excitarla como es 
debido, y apenas está en la disposición que tú com- 
prendes, la tumbo de espaldas y la cabalgo. Y en- 
tonces, cuando la gota de nácar se ha incrustado 
en su cimiento, exclamo: *|Oh Señor! ¡haz que esta 
simiente se cubra de bendiciones, y no la asig- 
nes una forma mala; modélala según la belleza! 
Después me levanto para hacer mis abluciones; 
cojo agua con las dos manos, la hago correr por 
mi cuerpo, y finalmente glorio á Alah por sus bene- 
ficios . » Entonces el califa exclamó : c En verdad, 
has contestado deliciosamente. Así es que quiero 
que me pidas algo.» Y Aba-Bhar el cojítranco dijo: 
«{Únicamente que la justicia sea igual para todos!» 

Tomo iv 10 



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■ 



138 LAS MIL NOCHBS Y USA NOCHB 




Y se fué, Y el califa exclamó: *| Aunque en todo el 
reino del Irak no hubiera mas que este sabio, bas- 
taría con esto!» 

^Reinando el califa Ornar ibn-Al-Khattab, era 
su tesorero el anciano Moaikab*,.* 

En este momento de su narración, Schahrazada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 



PERO CUANDO LLEGÓ 
LA 63. a NOCHB 



Ella dijo: 

He llegado á saber, |oh rey afortunado] que la 
joven Nozhatú prosiguió de este modo: 

«Reinando el califa Ornar ibn-Al Khattab, era 
bu tesorero el anciano Moaikab, y como fuese á vi- 
sitarle el hijo menor de Ornar, acompañado de su 
nodriza, Moaikab le dio al niño un dracma de plata. 
Pero al poco tiempo el califa le mandó llamar, y le 
dijo: «¿Qué has hecho, joh Moaikab!? Ese dracma 
de plata que has dado á mi hijo es un robo contra 
toda nuestra nación de musulmanes.» Y Moaikab, 
que era un hombre íntegro, comprendió que había 
faltado, y no cesó de exclamar: «¿Dónde habrá en 
toda la tierra un hombre tan admirable como nues- 
tro emir?» 



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HISTORIA DEL RBT OMAR AL-ÍÍBMÁN, 



139 



* Cuentan también que el califa Ornar salió á pa- 
searse de noche, acompañado del venerable Aslam 
Abu-Zeid. Viendo á lo lejos una hoguera, se acercó 
hacia allí, y vio á una pobre mujer que encendía 
unas ramas debajo de una cacerola y tenía á eu 
lado á dos niños muy enclenques que gemían de un 
modo lamentable. ¥ Ornar dijo: «La paz sea con- 
tigo, joh buena mujer! ¿Qué haces ahí, sola, de 
noche y con este frío?» Ella respondió: «Estoy ca- 
lentando un poco de agua para dársela á beber & 
mis niños, que se mueren de hambre y de frío; |pero 
algún día pedirá Alah cuenta al califa Ornar de la 
miseria en que nos vemos!» Y el califa, que estaba 
disfrazado, se conmovió profundamente, y dijo: 
«¿Pero crees, ¡oh mujer 1 que Ornar conoce tu mi- 
seria y no la alivia?* Y ella contestó: «Entonces» 
¿para qué es Ornar califa, sí ignora la miseria de 
su pueblo y de cada uno de sus subditos?» El ca- 
lifa calló, y ordenó al venerable Aslam Abu-Zeid 
que le siguiese. Y anduvo muy aprisa, hasta que 
llegó k la mayordomia de su casa; y entró en el al- 
macén de la mayordomia» y sacó un saco de harina 
de entre los sacos de harina y una vasija llena de 
grasa da carnero, y pidió á Abu-Zdd que le aytv 
dase á echárselo á cuestas. Y Abu-Zeid se asombró 
hasta el límite del asombro, y dijo: «¡Déjame que 
lo lleve yo á hombros, ¡oh Emir de los Creyentes!» 
Pero ei califa repuso: «¿AcaBO podrás llevar tam- 
bién la carga de mis pecados el día de la Resurrec- 
ción?» Y obligó á Abu-Zeid á que le echase encima 



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140 



LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHB 



el saco de harina y la vasija de grasa de camera. 

Y el califa anduvo apresuradamente, cargado de 
aquel modo, hasta que llegó junto á la pobre mujer. 

Y cogió harina, y cogió grasa, y lo echó todo en la 
cacerola, y con sus propias manos preparó aquel 
alimento* Y se inclinó hacia el fuego para soplarlo, 
y como tenía unas barbas muy largas, el humo de 
la leña se abría camino por entre la espesura de 
aquellas barbas. Y apenas estuvo preparado aquel 
alimento, Ornar se lo ofreció á la mujer y á las 
criaturas, que comieron hasta saciarse, á medida 
que Ornar lo iba enfriando con sus soplos. Enton- 
ces Ornar les dejó el saco de harina y la vasija de 
grasa, y se fué, diciendo á Abu-Zeíd: «¡Oh Abu- 
Zeid! la luz de ese fuego me ha alumbrado.» 

Ea este momento de su narración, Schahrazada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 




PERO CUANDO LLEGO 
LA 64 » NOCHB 



Ella dijo: 

He llegado á saber, ¡oh rey afortunado! que la 
joven Nozkatú prosiguió de este modo: 

«Y este mismo califa Ornar se encontró un día 
con un esclavo que llevaba á pacer el ganado de 



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■ 



HISTORIA DHL RHY OMAE AEi-MHMÁN 



141 




su amo, y le propuso comprarle una cabra; pero el 
pastor dijo: «No puedo venderla porque no me 
pertenece.» Entonces el califa dijo: «Eres un escla- 
vo ejemplar, y voy á comprarte para que seas 
libre,» Y compró el pastor á su amo, y lo emanci- 
pó en seguida. Porque Ornar pensaba: «¡No todos 
los díae se encuentra un hombre que sea verdade- 
ramente íntegro!* 

»Otro día, Hafsa, pariente de Ornar, fué á 
buscarle, y le dijo: «[Oh Emir de los Creyentes! he 
sabido que en una expedición que acabas de reali- 
zar has ganado mucho dinero. Así es que vengo, 
como pariente, á pedirte un poco/» Y Ornar dijo: 
*|Oh Hafaa! Alah me ha nombrado guardián de 
los bienes de los musulmanes, y todo ese dinero 
es para el bien de los musulmanes. No lo tocaré ni 
por mi parentesco con tu padre, pues de otro modo 
perjudicaría á los intereses de mi pueblo.» 

Y Nozhatú volvió á oír las exclamaciones de 
asombro con que manifestaban la admiración sus 
oyentes invisibles, pero cesó de hablar un momento, 
y después dijo: 

«Hablaré ahora de la tercera puerta, que es 

la PUERTA DE LAS VIRTUDES. 

»Y será con ejemplos sacados de la vida de 
aquellos hombres justos entre los musulmanes, com- 
pañeros del Profeta, (¡sean con él la paz y la ple- 
garia!) 



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142 l^AS MIL NOCHES Y UNA NOCHB 

»Nos cuentan que dijo Hassán Ai-Baaarí: «No 
hay nadie que antes de entregar el alma no eche 
de menos tres cosas: no haber podido gozar por 
completo lo que había ganado durante su vida, no 
haber podido alcanzar lo que había esperado con 
constancia, y no haber podido realizar un proyec- 
to largamente pensado. * 

»Y alguien preguntó un día á Safián: «¿Puede 
ser virtuoso un hombre rico?» Y Safián respondió: 
«Puede serlo, y lo es cuando tiene paciencia con 
las vicisitudes de la vida y cuando da gracias ai 
hombre con quien fué generoso, dicíéndoie: «¡Oh 
hermano míol te debo haber hecho ante Alah una 
acción perfumada.» 

»Y cuando Abdalah ben-Scheddad vio acercar- 
se la muerte, mandó llamar á su presencia á su 
hijo Mohammad, y le dijo: «He aquí, ¡oh Moham- 
mad! mis últimos encargos: cultiva la devoción ha- 
cia Alah en privado y en público, sé siempre sin- 
cero en tus discursos, y glorifica siempre á Alah 
por sus dones y agradéceselos, porque el agrade- 
cimiento llama á otros beneficios. Y sabe muy bien, 
I oh hijo miot que la dicha no reside en las riquezas 
acumuladas, sino en la piedad, [porque Alah te 
dispensará todas las cosas!» 

»Nos cuentan también que cuando el piadoso 
Ornar ben-Abd El-Aziz llegó & ser el octavo califa 
ommiada, reunió & todos los miembros de la fami 
lia de los ommiadas, que eran muy ricos, y les 
obligó á entregarle todas sus riquezas y todos sus 



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HISTORIA D»L BEY OMAE AL-NBMAN... 



143 



bienes, y dispuso que ingresaran inmediatamente 
en el Tesoro público. Entonces todos fueron á bus- 
car á Fátima, hija de Meruán, tía del califa, á la 
cual Ornar respetaba mucho, y le rogaron que los 
librara de aquella desgracia. Y Fátima fué á ver 
una noche al califa, y se sentó en la alfombra sin 
pronunciar una sola palabra. Y el califa le dijo: 
«¡Oh tía mía! puedes hablar lo que gustes.» Pero 
Fátíma respondió: «lOh Emir de los Creyentes! 
puesto que tú eres el amo, no he de Ber la primera 
en hablar. Y además, nada se te oculta, ni siquiera 
el motivo de mi visita.» Entonces Ornar ben-Abd 
EI-Aziz dijo: «Alah el Altísimo envió á su profeta 
Mahomed (¡sean con él la plegaria y la paz!) á fin 
de que fuese un bálsamo para las criaturas y un 
consuelo para todas las generaciones venideras. 
Eutonees Mahomed (¡sean con él la paz y la ple- 
garia!) reunió cuanto le pareció necesario, pero 
dejó á los hombres un río en que apagar su sed 
hasta el fin de los Biglos. ¡Y á mí, que soy el califa, 
me ha tocado el cuidar de que eae rio no se desvíe 
ni ae pierda en el desierto! » 

En este momento de su narración, Schahrazada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 



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144 



LAS MIL HOCHBS Y TINA NOCHB 




PERO CUANDO LLEGÓ 
LA 65.» NOCHE 



Ella dijo: 

He llegado á saber» ¡oh rey afortunado! que la 
joven Nozhatú, mientras la escuchaban detrás del 
tapiz el príncipe Schai kan, los cuatro kadíee y el 
mercader, prosiguió de esta manera: 

«¡Y á mí, que soy el califa, me ha tacado el 
cuidado de que ese río no se desvíe ni se pierda ea 
el desierto!» Entonces su tía Fátima le dijo: «¡Oh 
Emir de loa Creyentes! he comprendido tus pala- 
bras» y las mías serian ya inútiles.» Y se fué á bus- 
car á los Beni-Ommiah, que la aguardaban, y les 
dijo: «¡Oh descendientes de Ommiahl ¡no sabéis 
cuan grande es vuestra suerte con tener por califa 
á Ornar ibn-Abd El-AzisI* 

» Y el mismo califa Ornar íbn-Abd El-Aziz, hom- 
bre probadamente íntegro, fué quien, al sentir cer- 
cana la muerte, reunió á todos sus hijos, y les dijo: 
«El perfume de la pobreza es agradable al Señor.» 
Entonces Mosslím íbn-Abd El Malek, uno de los pre- 
sentes, repuso: «¡Oh Emir de los Creyentes! ¿cómo 
puedes dejar á tus hijos en la pobreza, cuando eres 
su padre y el pastor del pueblo, y podrías enrique- 
cerlos á expensas del Tesoro? ¿No valdría más eso 



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HISTORIA DBL EBJY O MAR AL-MBMAN. 



145 



que dejar todas sus riquezas á tu sucesor?* Eotoa- 
cea el califa , moribundo en el lecho, se indignó, y 
dijo: «|Oh Mosslim! ¿cómo había de darles ese ejem- 
plo de corrupción, después de haberlos llevado toda 
mi vida por el buen camino? Asistí á los funerales 
de uno de mis antecesores, uno de los hijos de Me- 
ruán ? y mis ojos vieron ciertas cosas, y juré no 
obrar así si algún día llegaba á ser califa.» 

»Y el mismo Mosslim ben-Abd El-Malek nos 
contó lo que sigue: «Cierto día, cuando acababa 
de dormirme al regreso del entierro de un jeique, 
tuve un sueño en que se me apareció aquel vene- 
rable anciano, vestido con ropas más blancas que 
el jazmín; y se paseaba por un paraje delicioso, 
regado por arroyos y refrescado por una brisa que 
se había perfumado en los limoneros floridos. Y 
me dijo: «¿Oh Mosslim! ¿qué no haría uno durante 
bu vida para alcanzar este premio que yo tengo 
ahora?» 

»Y he llegado á saber que en el reinado de Ornar 
ibn-Abd EI-Azíe un ordeñador de ovejas fué á visi- 
tar á un pastor amigo suyo, y le sorprendió ver en 
medio del rebaño dos perros salvajes. Y asustado de 
su aspecto, exclamó: «¿Qué hacen ahí esos perros 
tan terribles?» Y el pastor dijo: «No son perros, sino 
lobos domesticados. Y no le hacen daño al rebaño, 
porque soy la cabera que dirige, Y cuando la ca- 
beza está sana, el cuerpo está sano.» 

»Y un día el mismo califa Ornar dirigió á su 
pueblo, desde lo alto de un pulpito de barro, un 



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LAS MIL NOCHES Y UKA NOCHHJ 



sermón que se reducía á tres palabras. Y acabó 
así: «Ha muerto Abd El-Malek, y también sus an- 
tecesores y sucesores. Y yo también me moriré > 
como todos ellos.» Entonces Moeslím dijo: «¡Oh 
Emir de los Creyentes! ese pulpito no es digno del 
califa, pues ni siquiera tiene barandilla. ¡Déjanos 
ponerle al menos una cadena como barandilla!» 
Pero el califa contestó: *[Oh Mosslím! ¿querrías 
que Ornar llevase al cuello el día del Juicio un pe- 
dazo de esa cadena?» 

En este momento de su narración, Sehahrazada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 



■ 




PERO CUANDO LLEGÓ 
LA 66. a NOCHE 






Ella dijo: 

He llegado á saber, ¡oh rey afortunado! que la 
joven Nozhatú prosiguió de este modo: 

«El mismo califa dijo un día: «¡No deseo que 
Alah me libre de morir, pues es el último beneficio 
concedido al verdadero creyente.» 

» Y Khaled ben-Safuán fué un día á ver al califa 
Hescham, que estaba en la tienda de campaña ro- 
deado de sus escribas y de sus servidores, y cuando 
llegó á su presencia! le dijo: «¡Que Alah te colme 



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HISTORIA DHL RBY ÜMAR AL-NflMÁN 



147 



de sus mercedes, ¡oh Emir de los Creyentes! y que 
no ponga en tu felicidad ninguna gota de amargu* 
ra! ¡Y he aquí que tengo que decirte unas palabras 
que no son nuevas, pero que están dotadas del valor 
de las eoaae antiguas!» Y el califa Heachata contes- 
tó: «Di lo que tengas que decir, |oh ibn-Safuánl» 
Y éste dijo: «Hubo, ¡oh Emir de los Creyentes! un 
rey entre los reyes que te han precedido, un año 
de entre los años pasados por la tierra, Y este rey 
habló de esta modo á los que estaban sentados en 
torno suyo: «¡Oh todos vosotros! ¿hay alguno que 
haya conocido á un rey que me igualara en pros- 
peridad, ni que fuese tan generoso como yo?* Pero 
entre los presentes había un hombre santificado 
por la peregrinación y dotado de la verdadera sa- 
biduría, Y este hombre dijo: «¡Oh rey! nos has diri- 
gido una pregunta muy importante, y me atrevería 
á pedirte permiso para contestarla,» El rey dijo: 
«Puedes hacerlo como gustes.» Y aquel hombre 
dijo: «¿Tu gloria y tu prosperidad son eternas ó son 
fugaces como todas las cosas?» Y el rey respondió: 
«Son fugaces.» Y el hombre dijo: «Entonces, ¿cómo 
puedes dirigir una pregunta tan grave acerca de 
una cosa tan pasajera, y de la cual habrás de ser 
llamado á dar cuentas algún día?» El rey contestó: 
«Dices verdad, ¡oh muy venerable jeique! ¿Y qué 
me toca hacer ahora?» El hombre dijo: «Santificar- 
te.» Entonces el rey dejó su corona, vistió el hábito 
de peregrino y partió para la Ciudad Santa. «Y 
tú, ¡oh califa de Alah! —prosiguió ibn-Safuán— ¿qué 



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143 



LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHB 



piensas hacer?» Y el califa Hescham se emocionó 
hasta el límite de la emoción, y lloró tan extraor- 
dinariamente, que se mojó toda la barba. Y volvió 
á su palacio y se encerró en él para entregarse á 
la meditación,» 

Entonces los kadíes y el mercader, que estaban 
detrás del tapiz, volvieron á exclamar: <[Qué ad- 
mirable es todo esto!» 

Y Nozhatü se detuvo, y dijo: «Esta puerta de 
la MOKal contiene tai número de ejemplos, que es 
imposible narrarlos en una sola sesión, ¡oh señores 
mios! ¡Pero Alah nos concederá largos días para re- 
latarlos todos I» 

Después se calló* 

En este momento de su narración, Schahrazada vio 
aparecer la mañana, y discretamente, aplazó su relato 
para el otro día. 




PERO CUANDO LLEGÓ 
LA 67.* NOCHE 



Ella dijo: 

He llegado á saber, |oh rey afortunado! que 
después de aquellas palabras se calió Nozhatú. 

Entonces exclamaron los cuatro kadíes: «¡Oh 
príncipe del tiempo! Realmente, esta joven es la 



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HISTORIA DÍÜL RHY OMAB AL-NHMÁN.. 



149 



maravilla del siglo y de todos los siglos. ¡Nunca 
hemos visto á nadie que se le pueda comparar, ni 
sabemos que haya tenido igual en cualquier época 
de entre las épocas!» 

Y después de hablar así, se levantaron todos, 
besaron la tierra entre las manos del príncipe, y se 
fueron por su camino. 

Entonces Scharkán llamó á sus servidores, y lea 
dijo: «Apresurad los preparativos de la boda, y dia- 
poned toda clase de manjares y dulces para el fes- 
tina Y los servidores prepararon inmediatamente 
cuanto les había mandado. Scharkán convidó á laa 
esposas de los emires y visires, invitándolas á for- 
mar la comitiva de la recién casada. 

Así es que apenas llegado el asr, empezó el 
festín, se pusieron los manteles y se sirvieron todas 
las cosas que podían satisfacer los sentidos y ale- 
grar la vista, Y los convidados comieron y bebie- 
ron hasta la saciedad. Entonces Scharkán llamó á 
las cantarínas más ilustres y á todas las almeas 
de palacio. Y la boda hizo resonar la sala del 
festín, y la alegría llenó todos los pechos. Y el 
palacio, al llegar la noche, se iluminó desde la 
cíudadela hasta las puertas de entrada, asi como 
todas las alamedas, á la derecha y á la izquierda 
del jardín. Y apenas el príncipe salió del hammam, 
acudieron los emires y los visires para ofrecerle 
su homenaje y hacer votos por au felicidad. 

En seguida fué á sentarse el príncipe en el 



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150 LAS MIL NOCHBIS T UNA NOCHE 

estrado de los desposorios, y entraron las damas, 
lentamente, formando dos filas, precediendo A Noz- 
hatú, que avanzaba entre bus dos madrinas. Y 
después del ceremonial de presentarla coa los dis- 
tintos vestidos, la llevaron á la cámara nupcial, 
donde la desnudaron. Y quisieron proceder á su 
tocado; pero desistieron al ver que era inútil para 
aquel espejo inmaculado y aquella carne de incien- 
so, Y las madrinas, deseándole todas las felicidades, 
le hicieron las recomendaciones que hacen las ma- 
drinas la noche de bodas. Y habiéndole puesto sólo 
una camisa muy fina, la dejaron en la cama. 

Entonces el príncipe entró en la cámara nupcial. 
Y estaba muy lejos de sospechar que aquella ma- 
ravillosa joven fuese su hermana Nozhatu; y ésta 
ignoraba también que el príncipe de Damasco era 
su propio hermano Scharkán. 

Así es que aquella noche Scharkán entró en po- 
sesión de la joven Nozhatú; y las delicias de ambos 
fueron muy grandes; é hicieron tan bien las cosas, 
que Nozhatii quedó preñada la primera noche. Y 
no dejó de revelárselo á Scharkán, 

Entonces Scharkán se alegró en extremo, y 
cuando llegó la mañana, ordenó á los médicos que 
tomaran nota de aquel día feliz del embarazo. Y 
subió á sentarse en el trono para recibir las felici- 
taciones de sus emires, de sus visires y de los gran- 
des del reino* 

Después llamó á su secretario, y le dictó una 
carta para su padre el rey Ornar Al-Nemán, ente- 



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HISTORIA DEL BEY O MAR. AL HUMAN, 



151 



rándole do que se había casado con una esclava 
llena de perfecciones y sabiduría, y que la había 
emancipado para convertirla en su legítima espo- 
sa; que la primera noche había quedado preñada 
de él, y que tenía intención de enviarla á Bagdad 
para que visitase á su padre el rey Ornar Al- 
Nemán, á bu hermana Nozhatü y á bu hermano 
Daurmakáu. Y escrita esta carta, la selló Schar- 
kan y la entregó á un correo, que salió en seguida 
para Bagdad, y regresó al cabo de veinte días con 
la contestación del rey Ornar Al-Nemán. Y la res- 
puesta, después de la invocación á Alah, estaba 
concebida en los siguientes términos.., 

Ea este momento de su narración, Schahrazada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 




PERO CUANDO LLEGO 
LA 68. a NOCHE 



Ella dijo: 

Y la respuesta, después de la invocación á Alah, 
estaba concebida en los siguientes términos: 

«Esta es de parte del muy afligido y del profun- 
damente abrumado por el dolor y la tristeza, del 
que ha perdido el tesoro de su alma, del desventu- 
rado rey Ornar Al-Nemán á su muy amado hijo 
Scharkán, 




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152 LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE 

tjSabe, |oh hijo mío! cuántas son mis desgra- 
cias! Desde que te marchaste sentí que el palacio 
Be desplomaba sobre mi corazón; y no pudiendo re- 
sistir esta pena, me fui de caza, buscando aliviar 
mí sufrimiento, 

*Y estuve de caza durante un mes, y cuando 
regresé á palacio supe que tu hermano Daul'ma- 
kan y tu hermana Nozhatú se habían ido al Hedjaz 
con los peregrinos de la Santa Meca* Y se habían 
aprovechado de mí ausencia para escaparse, pues 
yo no había querido permitírselo á Daul J makán, á 
causa de bu corta edud, habiéndole prometido que 
iría con él al año siguiente- Y no quiso tener pa- 
ciencia, y se escapó de ese modo con su hermana, 
después de haber cogido apenas lo necesario para 
atender á loa gastos del viaje. Y no he vuelto á 
tener noticias suyas, porque los peregrinos han re- 
gresado solos, y nadie ha podido decirme lo que ha 
sido de ellos. Y he aquí que les llevo luto, y estoy 
anegado en mis lágrimas y en mi dolor, 

iY no tardes, joh hijo mío! en darme noticias 
tuyas. Te envío mi saludo de paz, para ti y para 
cuantos están contigo*» 

Á los pocos meses de recibir esta carta, Sehar- 
kán se decidió á contar la desdicha de su padre á 
su esposa, á la cual no había querido alarmar hasta 
entonces, con motivo de su preñez, Fero como ya 
habla parido una nifiita, fué á su aposento Sehar- 
kán, y empezó por besar á su hija, Y su esposa le 






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HISTORIA DEL RflY OMAB AL-NBMAN 

dijo: «La niña acaba de cumplir siete días; de 
modo que boy tienes que darle un nombre, según 
se acostumbra.» Scharkán cogió á la nina en bra- 
zos, y al mirarla, le vio al cuello, pendiente de una 
cadena de oro, una de laa tres maravillosas gemas 
de Abriza, la infortunada princesa de Kaissaria. 

Y al verla, sintió Scharkán tal emoción, que 
gritó: «Esclava, ¿de dónde haa sacado esta gema?> 
Y Nozhatú Be indignó al oir que le llamaban es- 
clava, y dijo: 

«¡Soy tu señora y señora de cuantos habitan 
en este palacio! ¿Cómo te atreves á llamarme es- 
clava, cuando soy tu reina? |No puedo guardar 
más tiempo mi secreto! ¡Soy tu reina, soy hija, de 
rey! ¡Soy Nozhatú'zamán, hija del rey Ornar Al- 
Neiüán!» 

Cuando Scharkán oyó estas palabras* .. 

En este momento de bu narración, Schahrazada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 




PERO CUANDO LLEGO 
LA 69, a NOCHE 



Ella dijo: 

Cuando Scharkán oyó estas palabras, se apo- 
deró de él un temblor muy grande, bajó aterrado 
la cabeza y empezó á palidecer, hasta que cayó 

Tomo iv 11 



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164 LAS MIL N00HH8 Y UNA NOCHE 

desmayado. Y cuando volvió en sí, no podía creer 
que aquello fuese cierto, y preguntó á Nozhatú: 
«¡Oh aeñora mía! ¿eres realmente la hija del rey 
Ornar Al-Nemán?» Ella respondió: «Soy su hija.» 
Y Schark&n insistió; «La gema es una sefial de que 
dices verdad; pero dame otras pruebas,* Entonces 
Nozhatú contó toda su historia, Pero es inútil re- 
petirla. 

Y Scharkán, completamente convencido, pen- 
saba: ¿Qué he hecho yo, y cómo he podido casar- 
me con mi propia hermana Nozhatú? No hay más 
remedio que buscarle en seguida otro marido. La 
casaré con uno de mis chambelanes, y si la cosa 
llegara á saberse, diría que me he divorciado antes 
de acostarme con ella,» Entonces, volviéndose hacia 
su hermana, le dijo: «¡Oh Nozhatú! sabe que eres 
mi hermana, porque soy Scharkán, del cual indu- 
dablemente nunca habrás oído hablar en el palacio 
de nuestro padre, ¡Y que AJah nos perdone!» 

Guando Nozhatú oyó estas palabras, exhaló un 
gran grito y cayó desmayada. Después, al volver 
en sí, empezó á lamentarse y á llorar. Y dijo: 
«¡HemoB cometido una falta horrible) ¿Qué haremos 
ahora? ¿Qué contestaré á mi padre y á mi madre 
cuando me pregunten; «¿Do dónde has sacado esa 
nifiita?» Y Scharkán dijo: «La mejor manera de 
arreglarlo todo es casarte con mi gran chambelán, 
pues de ese modo podrás criar tranquilamente nues- 
tra hija como si fuese£suya, y nadie podrá sospe- 
char lo ocurrido. Tal es el mejor medio de salir de 



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\ 



HISTORIA DEL BEY OHAB AL-NEMÁN. 



166 



esta Bituaeión. Voy á llamar á mi gran chambelán, 
antes de que se divulgue nuestro secreto.» Y ella 
dijo: «Me avengo á todo, joh Scharkánl Pero dime: 
¿qué nombre eliges para nuestra hija?» Y Seharkán 
contestó: «[La llamaré Fuerza del Destino!» 

En seguida ae apresuró á llamar á su gran 
chambelán, y io casó con Nozhatu, colmándole de 
regalos. Y el gran chambelán ee llevó á Nozhatu y 
á su hija á au casa, la trató con todas las conside- 
raciones, y confió la niüa á los cuidados de nodri- 
zas y servidoras. ;Y todo esto ocurrió! 

En cuanto á Daurmakán y el encargado del 
hammam, se preparaban á partir para Bagdad con 
la caravana de Damasco. 

Y mientras tanto, llegó un segundo correo del 
rey Ornar Al-Nemán, portador de una segunda carta 
para el príncipe Seharkán. Y he aquí lo que decía, 
después de la invocación: 

«Esta es para que sepas, ¡oh mí muy amado 
hijo! que sigo presa del dolor y bajo la amargura 
de verme separado de mis pobres hijos. 

»Y en cuanto recibas mi carta, procura remi- 
tirme el tributo de la provincia de Scham, y apro- 
vecharás la misma caravana para que venga tu 
joven esposa, á la cual deseo conocer, y cuya 
ciencia y cultura quiero poner á prueba. Pues 
debo decirte que acaba de llegar á mi palacio, 



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156 



LAS UIL SOCHES Y UNA NOOHE 



procedente del país de ios rumia, una venerable 
anciana acompañada de cinco muchachas de pe 
choB redondos y de virginidad intacta. Y estas 
cinco jóvenes saben cuanto un hombre puede 
aprender en punto á ciencias y conocimientos hu- 
manos. Y el lenguaje no podría describir las per- 
fecciones de esas jóvenes ni la sabiduría de la 
anciana, pues son admirables. Así es que les he 
tomado verdadero afecto» y he querido tenerlas al 
alcance de mi mano, pues ningún rey de 1$ tierra 
puede ostentar semejante ornamento en su palacio. 
He preguntado su precio, y me ha dicho la anciana: 
«No puedo venderlas mas que por el tributo anual 
que te corresponde de la provincia de Scham y 
Damasco.» Y á mi, ¡por Alah! no me ha parecido 
caro el precio, y hasta lo he encontrado indigno 
de ellas, pues cada una de las cinco jóvenes vale 
por si sola mucho más que eso. Por consiguiente, 
he aceptado, y habitan en mi palacio > mientras 
llega el tributo anual, cuyo envío aguardo lo antes 
posible de tu solicitud, ¡oh hijo mió! Porque la an 
ciana se impacienta aquí y tiene prisa por volverse 
á su tierra. 

>Y sobre todo, {hijo mío! no se te olvide mandar- 
me al mismo tiempo á tu joven esposa, cuya cien- 
cia nos será útil para juzgar los conocimientos de 
las cinco jóvenes* Y te prometo, si tu joven esposa 
liega á vencerlas en ciencia y en ingenio, enviarte 
las jóvenes como presentes para ti, y además rega- 
larte el tributo anual de la ciudad de Bagdad, 






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HISTORIA DHL BHY OMAE AL-SUMAN,.* 



167 



»¡Y que la paz sea contigo y con todos los de tu 
casa, ¡oh hijo mió!» 

Cuando Scharkán leyó esta carta de su padre... 

En este momento de su narración, Schahrazada vio 
aparecer la mañana y se calló discretamente. 




PBRO CUANDO LLEGO 
LA 70** NOCHE 



Ella dijo: 

Cuando Scharkán leyó esta carta de su padre, 
mandó llamar inmediatamente á su cufiado el 
chambelán, y le dijo: «Envía á buscar en seguida 
& la joven esclava con quien te he casado.» T 
cuando llegó Nozhatú, Scharkán le dijo: «¡Oh her- 
mana mial lee esta carta de nuestro padre, y dime 
lo que te parece.» Y Nozhatú, después de leer la 
carta, contestó: «Lo que tú pienses está siempre 
bien pensado, y tu proyecto es siempre ei mejor 
proyecto. Pero si quieres saber cuál es mi deseo 
más ardiente, te diré que no es otro que ver á mi 
familia y mi país, y que me dejes marchar en com- 
pañía de mi marido el gran chambelán! para que 
pueda contar mi historia á nuestro padre, y decirle 
todo lo que me sucedió con el beduino, y cómo el 
beduino me vendió al mercader, y cómo el merca 



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153 



LAS MIL NOCHES T UNA NOCHH 



der me vendió á ti, y cómo tú me diste en matrimo- 
nio al primer chambelán después de haberte divor- 
ciado de mí sin acostarnos.» Y Scharkán le con- 
testó: «Asi se hará.» 

Y Scharkán llamó al primer chambelán, que no 
podía sospechar su parentesco con el príncipe, y 
le dijo: «Vas á partir para Bagdad al frente de la 
caravana con que envío á mi padre el tributo de 
Damasco, y te acompañará tu esposa, la esclava 
que te he dado.» Entonces el primer chambelán res- 
pondió: «¡Escucho y obedezco!» Y Scharkán mandó 
preparar para el chambelán una buena litera sobre 
un hermoso camello y otra litera para Nozhatú. 

Entregó una carta al chambelán para el rey 
Ornar Al Nemán, y se despidió de ellos, quedán- 
dose él con la niña Fuerza del Destino, habiéndose 
cerciorado de que llevaba al cuello, pendiente de 
una cadena de oro, una de las tres gemas de la 
desdichada Abriza. Y Nozhatú confió la niña á las 
nodrizas y sirvientas de palacio; y cuando se con- 
venció de que á su hijita no le faltaba nada, se de- 
cidió á acompañar á su esposo. Y ambos fueron á 
ponerse á la cabeza de la caravana* 

Precisamente el encargado del hammam había 
salido con Daul'makán á dar un paseo hasta el pa- 
lacio del gobernador de Damasco. Y al ver todos 
los preparativos de la caravana, quiso saber adon- 
de se dirigía, y le dijeron: «.Va á conducir el tri- 
buto de la ciudad de Damasco al rey Ornar Al- 
Nemán.» 



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HISTORIA DBL BBTT OMAR AL-NSMÁN... 



159 



Entonces Daul'makán preguntó: «¿Y quién es el 
jefe de la caravana?» Y le dijeron; «El gran cham- 
belán, eBposo de la joven esclava que conoce laB 
ciencias y la sabiduría.» Y Daul'makán se echó á 
llorar pensando en Nozhatú, y dijo á su acompa- 
ñante: «¡Oh hermano mío! quiero marchar con la 
caravana.» Y el encargado dijo: «¡No te dejaré ir 
Bolo después de haberte acompañado desde Jerusa- 
lón haBta Damasco.» Y preparó las vituallas, puso 
la albarda al burro, y una alforja en ella, y provi- 
siones en la alforja. Después se levantó los faldo- 
nes del ropón y se los aujetó al cinturón, ó hizo 
montar á Daul'makán en el borrico. Y Daul'makán 
dijo: «Monta detrás de mí.» Pero el encargado lo 
rechazó: «Me guardaré muy bien de hacerlo, pues 
quiero estar por completo á tu servicio.» Y Daul' 
makán insistió: «Por lo menos, montarás para des- 
cansar una hora.» El encargado dijo: «Si me can- 
sara demasiado, montaré una hora.» Entonces ex- 
clamó Daul'makán: «¡Oh hermano mió! nada puedo 
decirte ahora, pero cuando eBté junto á mis padres, 
verás cómo Bé agradecerte tus buenos servicios y 
tu abnegación.» 

Y como la caravana se ponía en marcha apro- 
vechando la frescura de la noche, la siguieron, mar- 
chando á pie el encargado y Daul'makán montado 
en el borrico, mientras que el gran chambelán y 
su esposa Nozhatú, rodeados de su numeroso sé- 
quito, iban á la cabeza, montados cada uno en su 
dromedario. 



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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE 



Y anduvieron toda la noche, hasta la ealida del 
Bol. Y cuando comenzó á apretar el calor, el cham-: 
belán mandó hacer alto á la sombra de un bosque- 
cilio de palmeras. Y echaron pie á tierra, y dieron 
de beber á loa camellos y á las bestias de carga, Y 
descansaron. Después se reanudó la marcha y an- 
duvieron otras cinco noches, hasta que llegaron 
á una ciudad donde descansaron tres días. Luego 
prosiguió el viaje, y al fin se encontraron en las 
inmediaciones de Bagdad, según anunciaba la 
brisa perfumada que no podía proceder mas que 
de allí... 

En este momento de au narración, Schahrazada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 




PERO CUANDO LLEGÓ 
LA 71 .« NOCHE 



Ella dijo: 

Cuando Daul'makán respiró aquella brisa deli- 
ciosa, pensó inmediatamente en la ausencia de au 
hermana y en el dolor de bus padres al verle vol- 
ver solo, y se puso á llorar mientras recitaba estas 
estrofas: 

¡Objeto á quien amo! ¿No podré jamás acercar- 
me á ti? ¡Objeto á quien amo! ¿Este silencio reinará 
siempre entre nosotros? 



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HISTORIA DBL HBY OMAR AD-NBMÁN... 



161 



¡Gúán corta» son las horas de la unión! ¡Cuan 
largos son los días de la ausencia! 

¡Ven; cógeme de la mano! ¡He aquí que mi cuerpo 
se ha derretido en todo el ardor de mi deseol 

¡Ven y no digas que te olvide! No digas que me 
consuele. ¡Mi único consuelo sería sentirte entre mis 
brazos! 

Entonces el encargado dijo: «Hijo mío, cesa en 
tus lamentos. Piensa que estamos cerca de la tienda 
del chambelán y de su esposa.» Pero Daul contestó: 
«No me impidas recitar estos poemas, que pueden 
amortiguar la llama de mi corazón.» Y sin aten- 
der al encargado, volvió la cara hacia Bagdad, en 
medio de la claridad de la luna. En aquel momento, 
Nozhatü, tendida en la tienda, no podía dormir pen- 
sando en los ausentes, y oyó una voz que cantaba 
apasionadamente estos versos: 

Ha brillado un instante el relámpago de la feli- 
cidad. Pero después de este relámpago, la noche es 
más noche todavía. Así se transformó en amarga 
la dulce copa en que el amigo me hizo beber sus de- 
licias. 

Cuando asomó su rostro el Destino, se alejó la 
paz de mi corazón. Mi alma ha muerto antes de la 
unión esperada con el muy amado. 

Y apenas acabó de cantar, Daul 5 makán se des- 
plomó sin conocimiento. 



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162 




LAS MIL ÑOCHAS T UNA NOOSB 



En cuanto á la joven Nozhatú, esposa del cham- 
belán, en seguida que oyó aquel canto que se ele- 
vaba entre la noche, se írguió ansiosa, y llamó al 
eunuco que dormía á la puerta de la tienda, y le 
dijo: «Ve en busca del hombre que acaba de cantar 
esos versos y tráemelo aquí.» Y el eunuco escla- 
mó: t|Oh señora mía! no he oído nada, porque 
estaba dormido. Y ahora no podré encontrarlo en 
medio de la noche, como no despierte á toda nues- 
tra gente.» Pero ella dijo: cEs necesario que lo 
busques. El que encuentres despierto será segura- 
mente aquel cuyos versos acabo de oir.» Y el eunuco 
no se atrevió á insistir más, y salió en busca del 
hombre de los versos, 

En este momento de su narración, S chata razada vio 
aparecer la mañana, y se calió discretamente. 




PERO CUANDO LLEGÓ 
LA 72. a NOCHB 



Ella dijo: 

Entonces el eunuco no se atrevió á insistir más, 
y Bailó en busca del hombre de los versos, Pero 
aunque miró por todas partes y anduvo en todas 
direcciones, sólo encontró despierto al encargado 
del hammam, porque Daul'makán yacía desma- 
yado. El encargado, al ver al eunuco, á la luz de 



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HISTORIA DEL ttflY ÜMAR AL-NBJMÁN... 



163 



la luna, con una cara de muy mal humor, temió 
que Daul'makán hubiera turbado el suefio de la 
esposa del chambelán, y no se atrevió á moverse, 
Pero ya el eunuco le había visto, y le dijo: «¿Eres 
tú el que acaba de cantar esos versos que ha oído 
mi señora?» Y el encargado, completamente con- 
vencido de que habían molestado á la esposa del 
chambelán, exclamó: «¡Oh! no he sido yo,* Y el 
eunuco dijo: «Pues entonces, ¿quién ha sido? 
Seguramente has debido verle, puesto que no dor- 
mías.» Y el encargado, alarmadisimo, exclamó: 
«No he oido nada.» Pero el eunuco le increpó: 
«¡Mientes como un desvergonzado! ¡No me harás 
creer que estando despierto no hayas oído nada!» 
Entonces el encargado repuso: «[Voy á decírtela 
verdad! Ei que cantaba ea un nómada que acaba 
de pasar por ahí montado en un camello. Y me ha 
despertado con sus malditas canciones* ¡Alafa lo 
confunda!» Entonces el eunuco, aunque poco con- 
vencido de que aquello fuese verdad, marchó á de- 
cir á su señora: *}Ha sido un nómada que pasó por 
ahí con su camello!» Y Nozhatú, desolada con aque- 
lla contrariedad, miró silenciosamente al eunuco. 
Mientras tanto, Daul'makán había vuelto de su des- 
mayo, y al ver la luna en lo alto del cielo, sintió en 
su espíritu la brisa encantadora de evocaciones le- 
janas; y cantó en su corazón la voz de innúmera* 
bles aves, y modularon las flautas invisibles de los 
recuerdos. Quiso entonces expresar su emoción, y 
asi lo expuso al encargado. Pero éste le dijo: «¿Qué 



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164 



LAS MIL NOCHES Y UHA NOCHE 






vas á hacer , hijo mío?» Y el otro repuso: «¡Voy á 
recitar algunos veraoa que calmarán mí corazón! > 
Pero el encargado repuso: «Sabe que ha estado 
aquí el eunuco, y á fuerza de habilidad he podido 
salvarte,» Y Daurmakán preguntó: «¿De qué eu- 
nuco me hablas?» Y el encargado dijo: «¡Oh dueño 
mío! el eunuco de la esposa del chambelán ha 
venido aquí mientras estabas desmayado, y blan- 
día un enorme garrote; y como yo era el único que 
estaba despierto, me preguntó si era el que había 
cantado. Y yo le contesté: «Ha BÍdo un nómada 
que iba por el camino»» Y el eunuco no pareció 
muy satisfecho, y me dijo: «Si oyea de nuevo la 
voa, apodérate de ese hombre hasta que yo me 
presente y pueda llevarlo adonde está mi ama. 
|Y te hago responsable de él!» Ya ves, amo mío, 
que me ha costado mucho engañar á ese negro re* 
celoso.» 

Entonces Daurmakán se indignó profundamen- 
te, y dijo: «¿Quién me impedirá cantar lo que me 
agrade? Quiero entonar los versos que me consue- 
lan. Nada hay que temer, pues ahora estamos muy 
cerca de nuestro país.» Pero el pobre encargado 
dijo: «¡Ya veo que quieres perderte sin remedio!» 
Y Daul'makán insistió: «Cantaré sin temor á na- 
die.» Entonces el encargado dijo: «¡No me obligues 
á separarme de til ¡Prefiero marcharme, á presen- 
ciar que te martiricen! ¿Olvidas, hijo mío, que 
va á hacer año y medio que estamos juntos? ¿Por 
qué quieres que nos separen? Piensa que todo el 



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HISTORIA DHL REY OMAR AL-HHMÁN... 165 

mundo está rendido de cansancio y durmiendo 
tranquilamente. [Por piedad! no perturbes au des- 
canso con tus versos, aunque sean todo lo hermo- 
sos que son.» Pero Daui'makán no pudo contenerse 
más, y mientras la brisa cantaba en las palmeras 
frondosas, clamó con toda su voz: 

¡Oh tiempos/ ¿En dónde están los días en que nos 
favoreció el Destino^ aquellos días en que estába- 
mos reunidos en la morada querida, en la inolvida- 
ble patria? 

¡Oh tiempos felices!... ¡Cuan lejanos están! ¡Guán 
lejanos aquellos días y aquellas noches llenos de 
sonrisas! 

¿Dónde están los días en que se expansionaba el 
corazón de DauVmakán al lado de una flor llamada 
Nozhatú'zamán? 

Y terminado este canto , cayó desmayado de 
nuevo. Entonces el encargado se apresuró á cu- 
brirlo con su manto. 

Apenas oyó Nozhatú aquellos versos que cita- 
ban su nombre y el da su hermano y se aludia á 
sus desgracias, se sintió ahogada por los sollozos 
y se apresuró á llamar al eunuco, y le dijo: «¡Des- 
venturado! Si hombre que cantó antes acaba de 
cantar ahora muy cerca de aqui. Si no me lo traes 
en seguida, iré á buscar á mi esposo, y te dará de 
palos. Toma esos cien dinares y dáselos á ese can- 
tor, y decídele á las buenas para que te siga. Y si 



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166 



LAS MIL NOOHBS Y OSA NOGHB 



se negase, dale eate otro bolsillo, que contiene mil 
diñares. Y bí á peBar de todo no quisiese venir, no 
inBictas más, pero entérate del sitio en que se al- 
berga, y de lo que hace, y de qué tierra es, vinien- 
do á ponerme al corriente de ello. ¡Y sobre todo, 
no tardes t * 

En este momento de su narración, Sehahrazada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 




PERO CUANDO LLEGÓ 
LA 73.» NOCHE 



Ella dijo: 

«|Y sobre todo, no tardes!» 

Entonces el eunuco Balió de la tienda, y empezó 
á andar por entre la gente dormida, examinándolos 
uno por uno, pero no encontró á nadie despierto. 
Y se acercó al encargado, le cogió del brazo, y le 
dijo: «|Tu eres el único que ha podido cantar!» Pero 
el encargado exclamó: «No he sido yo, ¡oh jefe de 
los eunucos!» Y el eunuco dijo; «No me iré hasta 
que me digas quién es el que ha cantado esos ver- 
sos, pues sin averiguarlo no puedo presentarme 
ante mi ama.» Y el encargado, al oir todo esto, 
sintió mucho más temor respecto á DauL'makán, y 
empezó a lamentarse, y dijo: «¡Te repito, ¡por Alahl 
que el que ha cantado es un caminante! Y no me 







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HISTORIA DBL RBY ODtAR AL-NHMAN.. 



167 



atormentes más, puea tendrás que dar cuenta de 
ello en el juicio de Alah. iPiensa que soy un pobre 
hombre que viene de la ciudad de Abraham, amigo 
de Alah!» Y el eunuco dijo: «¡Entonces ven á con- 
társelo á mi ama, porque no me cree!» Y el encar- 
gado dijo: *¡Oh grande y admirable eunuco! vuelve 
tranquilo á tu tienda; y ai de nuevo se oye la voz, 
me haces responsable de ello, pues yo solo seré el 
culpable.» Y para calmar al eunuco y decidirle á 
marcharse, le dijo palabras muy gratas, y le elogió 
muchas veces, y le besó la cabeza. 

Entonces el eunuco ae dejó convencer, pero en 
lugar de volver adonde estaba su ama, á la cual 
no se atrevía á presentarse, dio media vuelta y se 
escondió cerca del sitio en que estaba el encargado 
del hammam. 

Mientras tanto, Daul'makán había vuelto en sí, 
y el encargado le dijo: «I Levántate, que te voy á 
contar todo lo que ha ocurrido con motivo de tus 
versos!» Y le contó ía cosa. Pero Daul'makán, que 
no le prestaba atención, le interrumpió: *|Ohl no 
quiero saber nada, no puedo reprimir mis emocio- 
nes, sobre todo ahora que estamos cerca de mí 
tierra.» Y el encargado, lleno de terror, le dijo: 
«¡Oh hijo mío! no te rindas á las malas sugestio- 
nes. ¿Cómo puedes estar tan confiado, cuando yo 
estoy lleno de miedo por ti y por mí? ¡Por Alah! te 
ruego que no cantes más versos haata que llegue- 
mos completamente á tu tierra* ¡Nunca te habría 
creído tan testarudo, hijo mío! ¡Piensa que la es- 



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168 



LAS Mili NOCHES Y UNA NOCHE 



posa del chambelán quiere castigarte porque no la 
dejas dormir, y ya ha mandado dos veces al eunu- 
co en busca tuya! 

Pero Daul ? makán t sin hacer caso de las pala* 
bras del encargado, levantó la voz por tercera vez, 
y cantó estas estrofas con toda su alma: 

¡Lejos de mi! Lejos de mí esas censuras que traen 
la perturbación á mi alma y el insomnio á mis ojos. 

Me han dicho: «¡Qué desmejorado estás!* T yo 
les he contestado; *Aún no lo sabéis bien.» ¥ ellos 
me han dicho: «¡Eso es el amor!» Y yo les he pre- 
guntado: «¿El amor puede aniquilar de este modo?* 

Y ellos han insistido: «¡Es el amor!» Y yo he 
dicho: «No quiero amor, ni la copa del amor t ni las 
tristezas del amor.» 

¡Ahí ¡Sólo quiero cosas sutiles que calmen , que 
sirvan de bálsamo á mi corazón atormentado! 

Pero apenas Daurmakán acababa de cantar 
estos versos, apareció súbitamente el eunuco de- 
lante de él, Y el pobre encargado del hammam se 
aterró de tal modo, que huyó á escape, y se puso á 
mirar desde lejos. 

Entonces el eunuco se acercó respetuosamente 
á Daul'makán, y le dijo: «¡La paz sobre ti!» 

En este momento de su narración, Schahrazada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 






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HIBTOBIA DHL £1137 OIHAK AL-NBMÁM..* 



169 




PERO CUANDO LLEGO 
LA 74. a NOCHE 



Ella dijo: 

He llegado á saber, ¡oh rey afortunado! que el 
eunuco dijo* «¡La paz sobre tft» Y Daurmakán res- 
pondió: « j Y sobre tí la paz, la misericordia de Alah 
y sus bendiciones!» Y el esclavo dijo: «¡Oh mi ae- 
ñor! he aquí que mí ama me envía á buscarte por 
tercera vez, porque desea verte.» Pero Daul'makán 
contestó: «¡Tu ama! ¿Y quién es esa perra que 
tiene la audacia de mandarme & buscar? |Alah ia 
confunda y la maldiga, y también á su marido!* Y 
no contento con esto, se puso á injuriar al eunuco 
durante un buen rato. Y el eunuco no quiso contes- 
tar nada, porque su señora le había encargado que 
no maltratase al cantor. Así es que hizo todo lo po- 
sible para convencerle con palabras cariñosas y 
calmar su arrebato, y le dijo: «Hijo mío, este paso 
que doy cerca de ti no es para ofenderte, sino sen- 
cillamente para suplicarte que te dignes dirigir ge- 
nerosamente tus pasos hacia donde está mi ama, 
que desea ardientemente verte. | Y sabrá agradecer 
tu bondad para con ellal» 

Y Daul'makán se conmovió, y consintió en 
acompañar al eunuco hasta la tienda, mientras el 
pobre encargado, temblando por Daul'makán, se 

Tomo ir 12 



Biblioteca Valenciana (Generalitat Valenciana) 



no 



LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE 



decidió á seguirle de lejos, diciendo para si: «iQué 
desgracia la suya! ¡Seguramente le ahorcarán ma- 
ñana al salir el sol!» Y de pronto le espantó un 
pensamiento terrible, y se dijo: «¡Quién sabe si 
Daul'makán, para disculparse, me echará la culpa 
y dirá que he sido yo el que ha cantado los versos! 
jCuán infame seria esta acción!» 

Daul'makán y el eunuco seguían avanzando 
difícilmente entre la gente dormida y por entre los 
animales que estaban echados, pero acabaron por 
llegar á la tienda de Nozhatú. Y el eunuco rogó á 
Daul'makán que le aguardase, y entró á avisar á 
eu señora, diciéndole: «He aquí que te traigo al 
hombre que buscabas. Es un joveneillo de muy 
buena figura, y cuyo ro3tro indica un alto y muy 
noble origen.» Nozhatú, al oir todo esto, sintió que 
aumentaban los latidos de bu corazón, y dijo ape- 
nadamente al eunuco: <Hazle sentar junto á la 
tienda, y ruégale que cante otros versos, para que 
los oiga yo de cerca. Y luego entérate de bu nom- 
bre y de su país.» Entonces salió el eunuco, y dijo 
á Daul'makán: «Mi señora te ruega que le cantes 
algunos versos, pues te escucha desde la tienda. Y 
desea también saber tu nombre, tu país y tu esta- 
do.» Y Daul'makán contestó: «¡Con toda la genero- 
sidad y como debido homenaje! En cuanto á mi 
nombre, hace tiempo que se borró, como se consu- 
mió mi corazón y ae estropeó mi cuerpo. Y mi his- 
toria es digna de escribirse con una aguja en el rin- 
cón interior del ojo. [Y estoy como el que abusó 



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HISTORIA DHL HHY OMAH AL-HUMAN.. 



171 



tanto del vino, que ha perdido la salud para toda 
la vida! [Y como el sonámbulo! ¡Y como el ahogado 
por la locura!» 

Cuando Nozhatú se enteró de todo esto que fué 
á comunicarle el eunuco, empezó A sollozar, y 
dijo: «¡Pregúntale si ha perdido algún ser queri- 
do: una madre, un padre ó un hermano!» Y el 
eunuco interrogó á Daurmakán como se lo había 
mandado su ama. Y Daul'makán contestó: «|Ay de 
mi! ¡He perdido todo eso, y además una hermana 
que me quería, y de la cual no he vuelto á saber, 
porque el Destino nos ha separadol* Y Nozhatú, al 
oír estas palabras, que le repitió el eunuco, excla- 
mó: tiHaga Aiah que ese joven pueda encontrar 
alivio en sua desdichas y consiga reunirse con los 
que ama!» Después encargó al eunuco... 

En este momento de stt narración, Schahrazada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 




PBRO CUANDO LLEGO 
LA 75, a NOCHH 



Ella dijo: 

He llegado á saber, ¡oh rey afortunado! que 
Nozhatú, la esposa del chambelán, encargó al 
eunuco; «Ve á rogarle que cante algunos vernos 
eobre la amargura de la separación.» Y el eunuco 



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172 



L.A3 MIL NOCHES Y UNA NOCHH 



fué á dirigirle el ruego que le había ordenado au 
ama* Entonces Daui'makán, sentado no lejos de 
la tienda, ayoyó la mejilla en la mano, y mientras 
la luna iluminaba á la gente dormida, au voz se 
elevó entre el silencio: 

En mis versos, de rimas melodiosas, he cantado 
suficientemente la amargura de la ausencia y el 
triunfo de aquella cruel con cuyo alejamiento he 
sufrido tanto. 

Ahora he engarzado en un hilo de oro mis versos, 
admirablemente labrados, y quiero solamente cantar 
las cosas de alegría y la expansión del alma. 

Los jardines perfumados de rosas t las gacelas de 
ojos negros, las cabelleras de las gacelas. 

La cruel fué el jardín de mis delicias, sus meji- 
llas las rosas del jardín, sus pechos las peras y las 
granadas, y su carne la miel y el rocío. 

Pero en adelante, quiero pasar tranquilamente la 
vida con tiernas vírgenes, flexibles como las ramas 
nuevas r y entre beldades intactas como perlas que no 
se han perforado, 

Al son de los laúdes melodiosos f bebiendo la copa 
en las manos del escanciador, en las praderas de 
rosas y narcisos, 

Y aspiraré todos los perfumes de la carne, y 
sorberé la delicada saliva de los labios, prefiriendo 
los gruesos y de rojo obscuro. 

Y mis miradas reposarán en sus miradas. ¡Y nos 
sentaremos cerca del agua cantora de mis jardines! 



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HISTORIA IlIfiL KET OMAR AL-NBMAN... 



173 



Cuando Daurmakán acabó de cantar este poe- 
ma, Nozhatú, que lo había oído extasiada, no 
pudo contenerse más, y levantando la cortina, 
sacó la cabeza fuera y miró al cantor á la clari- 
dad de la luna, T exhaló un gran grito al recono- 
cer á su hermano. Y corrió hacía él con loa brazos 
tendidos, gritando: «¡Oh hermano míot jOh Daul' 
makán!» 

Y Daul'makán miró á la joven, y reconoció en 
seguida á bu hermana Nozhatú, Y se echaron uno 
en brazos de otro, se besaron, y después cayeron 
desmayados loa dos. 

El eunuco, al ver todo esto, llegó al limite del 
asombro, quedándose completamente estupefacto. 
Pero se apresuró á coger una colcha, y la echó 
respetuosamente encima de los dos, para resguar- 
darlos de miradas indiscretas, Y aguardó á que 
volvieran de su desmayo. 

Pronto volvió en si Nozhatú, y después DauF 
makán, Y Nozhatú en aquel momento olvidó todas 
sus penas pasadas > y en el limite de la felicidad, 
recitó estas estrofas: 

Habías jurado, ¡oh Destino! que mis penas no 
acabarían nunca. Y he aquí que te he obligado á 
violar tu juramento. 

Porque ahora mi dicha es completa, pues el 
amigo está á mi lado. Y tú, Destino, serás el escla- 
vo que nos servirás, levantando los faldones de tu 
ropón. 



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174 



LAS MIL NOGHBS Y UNA NOCHB 









Al oir esto, Daul'makán estrechó á bu hermana 
contra su corazón, y entre lágrimas de alegría que 
humedecían sus párpados, recitó estas estrofas: 

La dicha ha penetrado en mí tan intensamente, 
que el llanto brota de mis ojos. 

¡Ojos míos, os habéis acostumbrado á las lágri- 
mas; ayer llorabais de pena, y hoy lloráis de feli- 
cidad! 

Entonces Nozhaíú invitó á su hermano á entrar 
en la tienda, y le dijo: *iOh hermano míol cuénta- 
me todo lo que te ha ocurrido, para que á mi vez 
te refiera mi historia.» Pero Daul'makán dijo: 
c ¡Cuéntame primero tu historial» Entonces Nos- 
hatá refirió á su hermano todo cuanto le había 
sucedido, sin omitir niegan detalle. Y no ea útil 
repetirlo. Después añadió: «Ea cuanto á mi esposo 
el chambelán, lo conocerás dentro de un momento; 
y te tratará muy bien, porque es muy buen hom- 
bre. Pero ahora apresúrate á contarme todo lo que 
te ha sucedido desde que te dejé enfermo en el 
khan de la ciudad santa,» Y Daul s makán se apre- 
suró á contarle su historia, y terminó de este modo: 
«Y no me cansaré de decirte lo bueno que ha sido 
para mí ese buen hombre, el encargado del ham- 
mam, pues se ha gastado conmigo todo el dinero 
que tenía ahorrado, me ha Bervído noche y día, y 
se ha portado como un padre, un hermano ó un 
amigo muy adicto. Y ha llevado su desinterés hasta 



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HISTORIA DHL BEY OMAR AL-NBMAN 



175 



privarse de su alimento para dármelo, y me ha 
cedido bu borrico para que yo lo montase, mientras 
que él lo guiaba y me sostenía, Y realmente, bí 
vivo, á él se lo debo.» Entonces Nozhatú dijo: «¡Si 
Alah quiere, sabremos recompensar sus buenos ser- 
vicios todo cuanto podamos!» 

En seguida llamó al eunuco, que acudió al mo- 
mento, y besó la mano de Daul'makán y se quedó 
en pie delante de él. Y Nozhatú le dijo: «Ya que 
has sido el primero en anunciarme la buena nueva, 
te vas á quedar con la bolsa de los mil diñares. 
Ve ahora á avisar á tu amo.» Entonces el eunuco, 
muy contento con todo aquello, se apresuró á lla- 
mar á su amo, que no tardó en presentarse en la 
tienda de su esposa, Y llegó al límite de la sorpre- 
sa viendo allí á un joven desconocido, y á mayor 
abundamiento, á media noche. Pero Nozhatú se 
apresuró á contarle su historia desde el principio 
hasta el fin, y añadió: «Asi es, ¡oh chambelán, mi 
esposo! que en vez de casarte con una esclava, 
como creías, te has casado con la propia hija del 
rey Ornar Al-NemAn, Nozhatü'zamán. [Y he aquí 
á mi hermano Daul'makánl» 

Cuando el gran chambelán oyó esta historia 
extraordinaria, cuya veracidad no puso en duda 
un momento, llegó al límite de la satisfacción al 
verse convertido en el propio yerno del rey Ornar 
Ai-Nemáu, y dijo para eí; *Con esto me nombrarán 
lo menos gobernador de una provincia de entre las 
provincias.» Después se acercó respetuosamente á 



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3 



^m 



176 



LAS MIL NOCHES Y UNA NOCH» 



Daul'ínakán, y le colmó de enhorabuenas y felici- 
taciones por la terminación de todos sus malea y 
por haber encontrado á su hermana, Y quiso que 
levantaran una tienda para el nuevo huésped, pero 
Nozhatii le dijo: «Es inútil, puesto que estamos á 
tan poca distancia de nuestro país, y además, como 
hace tanto tiempo que mi hermano y yo no nos 
hemos visto, queremos vivir en la misma tienda, 
viéndonos á todas horas.» Y el chambelán respon- 
dió: «¡Que se haga segúa tu deseo!» Después salió 
para dejarlos en libertad, y les envió candelabros, 
jarabes, frutas y toda clase de dulces con que ha- 
bían cargado dos mulos y un camello antes de salir 
de Damasco, para repartirlos entre los personajes 
de Bagdad* Y mandó á Daul'makán tres trajes de 
los más suntuosos, y que le preparasen un magní- 
fico dromedario enjaezado con gualdrapas multi- 
colores. Y se puso á pasear arriba y abajo por de- 
lante de su tienda, dilatado el pecho por la alegría, 
pensando en el honor que le había concedido Alah 
y cuánta era su importancia presente y su gran- 
deza futura. 

Y llegada la mañana, Be apresuró á ir á la tien- 
da de su mujer á saludar á su cuñado. Y Nozhatá le 
dijo: «¡Oh esposo miol No olvidemos al encargado 
del hammam; ordena al eunuco que le prepare una 
buena cabalgadura, y que cuide de servirle el al- 
muerzo y la comida. ¡Y sobre todo, que no se aparta 
de nosotros!» Y el chambelán así se lo hizo saber al 
eunuco, que contestó: * [Escucho y obedezco I» 



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HISTORIA DEL HB7 OMAR AL-NMMAN .* 



177 



En seguida el eunuco, acompañándose de otros 
servidores del chambelán, corrió en busca del en- 
cargado, Y al ñn lo halló en lo último de lo último 
de la caravana, temblando de miedo y ensillando 
el borrico para huir. Aaí es que apenas vio al 
eunuco y á loa esclavos que corrían hacia éi, se 
sintió morir, se puso muy pálido, y sus rodillas cho- 
caban una con otra, y todos sus músculos se estre- 
mecieron de terror, Y supuso que Daul'makán lo 
había acusado para disculparse, porque el eunuco 
le gritó: «¡Oh grandísimo embustero!...* 

En este momento de su narración^ Schahrazada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 




PERO CUANDO LLEGO 
LA 76. a NOCHE 



Ella dijo: 

He llegado á saber, |oh rey afortunado! que el 
eunuco gritó: «[Oh grandísimo embustero! ¿Por qué 
dijfote que no sabías quién había cantado los ver- 
sos? Ya sabemos que el cantor era tu compañero. 
Sabe, pues, que hasta que lleguemos á Bagdad no 
me separaré de ti ni un instante, y cuando llegue- 
mos correrás la misma suerte que el cantor!» Al oir 
todo esto, aumentó el pánico de aquel hombre, que 
pensaba: «He aquí que me ha caído encima el más 
injusto de los castigos,» Y el eunuco ordenaba 



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178 



LAS MIL NOCHES Y UNA HOCHB 



mientras tanto á los esclavos: «Dadle este caballo 
y quitadle ese borrico.» Y á pesar de las lágrimas 
del encargado, le cogieron el borrico y le obliga- 
ron á montar en un magnífico caballo entre ios ca- 
ballos del chambelán. Y el eunuco llamó aparte á 
los esclavos, y les dijo: «¡Vais á servir á este hom- 
bre durante todo el viaje, y cada cabello que pierda 
su cabeza representará la pérdida de uno de vos- 
otrosl ¡Tened, pues, con él todas las consideracio- 
nes y atended á sus menores necesidades!» 

Pero el pobre encargado, al verse rodeado de 
aquel modo por todos aquellos esclavos, dio por se- 
gura su muerte. Y dijo al eunuco: «|Oh generoso ca- 
pitán! te juro que ese joven no es pariente mío, pues 
estoy solo en el mundo. Y soy un pobre encargado 
entre los encargados del hammam, ¡pero encontró 
á ese joven medio muerto á la puerta del hammam 
y lo recogí por Alah! ¡Y no he hecho nada que 
merezca castigol* Y se echó á llorar, y así siguió 
muy asustado, mientras la caravana avanzaba y 
el eunuco, que iba á su lado, se divertía á su costa, 
repitiéndole sin cesar: «¡Habéis turbado el sueno 
de mí señora con vuestros malvados versosi* Sin 
embargo, en cada parada le invitaba á comer con 
él en el mismo plato, y á beber con él en la misma 
alcarraza, después de haber bebido él primero. 
Pero á pesar de todo, las lágrimas no se secaban 
en los ojos del encargado, que estaba más perplejo 
que nunca, y no sabía nada de Daul ; makán, pues 
el eunuco se guardaba de hablarle de él. 



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HISTORIA DHL HHT GMAR AL-NHMAN. 



179 



Nozhatü, Daui'makán y el chambelán siguieron 
á la cabeza de la caravana. Y la última mañana, 
cuando sólo lea quedaba una jornada de marcha, 
vieron levantarse delante de ellos una densa polva- 
reda, que obscureció el cielo y creó la noche á bu 
alrededor* Y el chambelán encargó á los suyos 
que no se niovieaen, y él avanzó con cincuenta 
mamalik. 

Y al poco tiempo se disipó la polvareda y apa- 
reció un ejército formidable, que marchaba en 
orden de batalla al son de loa tamboree, con las 
banderas y las señeras al viento. Y en seguida se 
destacó del ejército un grupo de jinetea, que ade- 
lantó al galope; y cada mameluco del chambelán 
fué cercado por cinco jinetes. 

Al ver esto, muy sorprendido, el chambelán 
preguntó: «¿Quiénes sois para proceder aai con 
nosotros?» Y le contestaron: «¿Y vosotros quiénes 
sois, de dónde venís y adonde vais?» El chambelán 
dijo: «Soy el gran chambelán del príncipe Schar- 
kán, emir de Damasco, hijo del rey Ornar Al Ne- 
mán, señor de Bagdad y del país de Baurán, Y 
me envía el príncipe Scharkán para llevar á su 
padre ei tributo de Damasco.» 

Al oir esto, todos los jinetes sacaron súbita- 
mente los pañuelos, se los llevaron á los ojos y se 
echaron á llorar. Y el chambelán se quedó extre- 
madamente sorprendido. 

Y cuando hubieron acabado de llorar, su jefe 
se adelantó hacia el chambelán, y le dijo: «[Con- 



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180 



LAS MIL NGCaH¡9 Y UNA NOCHE 



templa nuestra desesperación! lEl rey Ornar Al- 
Nemán ha muerto! i Y ha muerto envenenado!* 
Después añadió: «Pero en cuanto á ti, ¡oh cham- 
belán venerable I ven con nosotros y te llevaremos 
ante el gran visir Dandán, que está ahí en el 
centro del ejército, y te dará todos los pormeno- 
res de nuestra desdicha,* 

Entonces el chambelán no pudo menos de llorar 
también, y exclamó: «¡Oh qué viaje tan desgracia- 
do acabamos de hacer!» Y todoB marcharon en bura- 
ca del gran visir Dandán, Y el chambelán le ente- 
ró de la misión que traía, y le enumeró los regalos 
de que era portador para el rey Ornar Ai Nemán. 

Pero el gran visir, al oir estas palabras que le 
recordaban á su señor, rompió en amargo llanto, 
y después dijo al chambelán: «Sabe que el rey 
Ornar Ai -Nemáa ha muerto envenenado, y ya te 
contaró los pormenores. Porque ahora he de ente- 
rarte de lo que ocurre- Y es lo siguiente: 

» Cuando nuestro rey murió en la misericordia 
de Alah y en su clemencia sin límites, el pueblo 
se dividió al elegir el sucesor al trono; y los parti- 
darios de uno y otro bando habrían llegado á las 
manos si los grandes y los notables no lo hubieran 
impedido, Y acabaron por someterse al parecer 
de los cuatro grandes kadies de Bagdad, que de- 
signaron como sucesor al príncipe Scharkán, go- 
bernador de Damasco. Y reuní al ejército para ir 
á Damasco y anunciar al principe la muerte de su 
padre y su elección para el trono. 



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HISTORIA JDBL RBY ÜMA.B AL-&HMAN. 



181 



•Pero debo decirte que en Bagdad hay un par- 
tido favorable á la elección del joven Daul'mak&n, 
aunque nadie sabe qué ha sido de él ni de bu her- 
mana NozhatA'zamáiij pues pronto hará cinco añoa 
que salieron para el Hedjaz, y no fle ha tenido no- 
ticias suyas. > 

Entonces el chambelán, aunque muy apesarado 
por la muerte del rey Ornar Al-Nemán, se alegró 
hasta el limite de la alegría pensando en la proba- 
bilidad de que DauFmakán llegase á ser rey de 
Bagdad y del Khoraaán, Asi es que, dirigiéndose 
hacia el gran visir Dandán, le dijo... 

En este momento de su narración, Sehabrazada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 



PERO CUANDO LLEGÓ 
LA 77> NOCHE 



Ella dijo: 

He llegado á saber, ¡oh rey afortunado! que el 
chambelán, dirigiéndose hacia el gran visir Dan- 
dán, le dijo: «Realmente, la historia que me acabas 
de contar es tan extraña como asombrosa. Y para 
corresponder á tu confianza, he de anunciarte una 
nueva que alegrará tu corazón y acabará con todas 
tus preocupaciones. ¡Sabe, pues, ¡oh gran visir! 
que Alah acaba de allanarnos el camino devol- 



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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE 



viéndonos al principe Daurmakán y á bu hermana 
Nozhatú!» 

Y al oírlo, el visir Dandán experimentó un 
gran júbilo, y exclamó: c|Oh venerable chambelán] 
apresúrate á contarme los pormenores de esta no- 
ticia inesperada que me transporta al colmo de la 
felicidad.» Entonces el chambelán le contó toda la 
historia de los dos hermanos, y que se había casado 
con Nozhatú. 

En seguida el visir se inclinó ante él, y le rindió 
todos los homenajes, ofreciéndole su lealtad. Des- 
pués hizo que se reunieran los emires, los jefes del 
ejército y tos grandes del reino que allí estaban 
presentes, y los enteró de todo. Y unos y otros 
fueron en seguida á besar la tierra entre las manos 
del chambelán, rindiéndole homenaje. Y le felici- 
taron, celebrando en extremo aquel nuevo orden 
de cosas, obra del Destino, que combinaba tales 
maravillas. 

Después el chambelán y el gran visir ocuparon 
unos asientos sobre una tarima, y reuniendo á los 
notables, á los emires y á los visires, celebraron 
consejo acerca de la situación, Y el consejo duró 
una hora, decidiéndose por unanimidad nombrar 
sucesor á Daul'makán, en vea de ir á Damasco en 
busca del príncipe Scharkán. Y el visir se levantó 
en seguida de bu asiento para demostrar su home- 
naje al chambelán, que pasaba á ser el personaje 
principal del reino. Y le ofreció magníficos presen- 
tes, deseándole prosperidades, como asi hicieron 



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HISTORIA DBL EBY OMAR AL-NKMAN, 



183 



todos loa demás. Y en nombre de todos, dijo: *|0h 
chambelán venerable! esperamos que gracias á tu 
magnanimidad conservará cada uno de nosotros bus 
funciones en el uuevo reinado. Y vamos á regresar 
á Bagdad para precederte y recibir como es debido 
á nuestro joven sultán, mientras tú vas á anun- 
ciarle su elección.-» Y el chambelán lea ofreció con 
su protección el que conservarían sus cargos, y 
pidió al visir antes de que regresase con el ejército 
á Bagdad que le enviase hombres y camellos con 
tiendas suntuosas, trajes regios» tapices y adornos. 

Y al encaminarse hacia la tienda de los dos 
hermanos, notaba el chambelán que aumentaba su 
respeto hacia su esposa Nozhatú, y decía para si: 
«¡Qué viaje tan bendito y de tan buen agüerol» Y 
al llegar á la tienda no quiso entrar sin pedir au- 
torización á su esposa, que le fué concedida inme- 
diatamente. 

Entonces entró en la tienda, y después de los 
acostumbrados saludos, les enteró de la muerte del 
rey Ornar y de la elección de Daui'makán, y dijo: 
c¡ Ahora, ¡oh rey generoso] no te queda más reme- 
dio que aceptar el trono, pues tu negativa podría 
traerte alguna desgracia por mano del que fuese 
elegido en tu lugar!» 

Y Daul'makán, llorando con Nozhatú la muerte 
de su padre el rey Ornar, exclamó: «Acepto la 
orden del Destino, ya que no me puedo librar de 
ella. Y tus palabras» ¡oh chambelán! las juzgo como 
dictadas por el buen sentido y la cordura.» Y aña- 



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LAS MIL N00HE3 Y UNA NOCES 



dio: «Pero joh mi venerable cuñado! ¿cuál ha de 
ser mi actitud para con mi hermano Scharkán? 
¿Qué debo hacer por él?» Y el chambelán dijo: «La 
única solución equitativa es repartir el imperio 
entre los doa, y que tú seas sultán da Bagdad y tu 
hermano sultán de Damasco. Atente á esta resolu- 
ción, que de ella no ha de resultar mas que la paz 
y la concordia.» Y Daul'makán aceptó el consejo 
de su cuñado, 

En seguida el chambelán cogió el traje regio 
que le había dado el visir y revistió con él á Daui' 
makán. Y le entregó el gran sable de oro de la 
realeza, besando la tierra entre sus manos. Y fué 
inmediatamente á elegir un sitio, en que hizo 
levantar la tienda regia, que era muy amplia, 
coronada por una magnífica cúpula, toda forrada 
de seda de colores con dibujos de flores y pájaros. 
Y mandó que se tendieran grandes alfombras, 
después de haber regado la tierra del alrededor. 
En seguida fué á rogar ai rey que se instalase en 
la tienda. Y allí durmió el rey aquella noche. 

Apenas apareció el alba, se oyó á lo lejos el 
clamor de los tambores de guerra y el tañido de 
los instrumentos musicales. Y bien pronto se vio 
salir de entre una nube de polvo el ejército de 
Bagdad, á cuya cabeza iba el gran visir, que acu- 
día en busca de su rey, después de haberlo prepa- 
rado todo en Bagdad. 

Entonces el rey Daul'makán... 






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" 



HISTORIA DHL RHY OMAK AL-NBMAN 



185 




En este momento de su narración, Schabr&sada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 



PERO CUANDO LLEGÓ 
LA 78. a NOCHE 



Ella dijo: 

Entonces el rey Daurmakán, vestido con su 
traje regio, fué á sentarse en el trono levantado en 
medio de la tienda, debajo de la alta cúpula. Y 
colocó entre sus rodillas el gran sable de mando, 
apoyó las manos en él, y aguardó inmóvil. Los 
mamalik de Damasco y los antiguos guardias del 
chambelán fueron á colocarse á su alrededor con 
el atfanje desnudo. Y el chambelán, respetuosamen- 
te, se puso de pie á la derecha del trono. 

Inmediatamente, cumpliendo las órdenes del 
chambelán, empezó el homenaje. Entraron los 
jefes del ejército de diez ea diez, empezando por 
los grados inferiores, y prestaron juramento de 
fidelidad en manos del rey y besaron silenciosa- 
mente la tierra. Y asi hicieron todos. Y ya no 
faltaban mas que los cuatro grandes kadíes y el 
gran visir Dandán. Y los cuatro grandes kadíes 
entraron y prestaron juramento de Adeudad y 
besaron la tierra entre las manos del rey. Pero 
cuando entró el gran visir, el rey se levantó del 
trono en honor suyo, avanzó á su encuentro, y 

Tomo iv 13 



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186 



LAS MIL. NOCBBS Y UNA N0CHH 



exclamó: «¡Bien venido sea el padre de todos nos- 
otros, el muy venerable y muy digno gran visir; 
aquel cuyos actoe están perfumados por la alta 
sabiduría, aquel cuyas acciones hubían de unas 
sabias y prudentes manos! » 

Entonces el gran visir prestó juramento sobre 
el Libro Noble y besó la tierra entre las manos 

del rey. 

Y mientras el chambelán salía para preparar 
el festín, disponiendo los manteles, los manjares y 
el servicio de coperos, el rey dijo al gran visir: 
«Ante todo, para festejar mi advenimiento, quiero 
obsequiar con largueza á los soldados y á sus jefes; 
y para esto, manda repartir entre ellos todo el tri- 
buto que traemos de la ciudad de Damasco, sin eco- 
nomizar nada. Y hay que darles áe comer y beber 
hasta la saciedad. Y hasta entonces, ¡oh gran visir! 
no vengas á. contarme los pormenores de la muerte 
de mí padre y la causa de su muerte,» Y el visir 
Dandán se acomodó á las órdenes del rey, y dio 
tres días de libertad á los soldados para que pudie- 
ran divertirse, y avisó á bus jefes que el rey no 
quería recibir á nadie durante aquellos tres días. 
Entonces todo el ejército hizo votos por la vida del 
rey y por la prosperidad de su reinado. Y el visir 
volvió á la tienda del rey. Pero el rey ya había ido 
á buscar & su hermana Nozhatú, y le había dicho: 
<]Oh hermana! hemos sabido la muerte de nuestro 
padre el rey Ornar, pero desconocemos todavía la 
causa de su muerte* Ven conmigo, para oiría con- 



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HISTORIA DKL EBY OMAR AL-NBMÁN, 



187 



tar de labios del gran visir,* Y la llevó á la tienda, 
y la ocultó tras una gran cortina de seda colocada 
A espaldas del trono, 

Entonces el rey dijo al visir Dandán: «¡Ahora, 
¡oh visir! cuéntanos los detalles de la muerte del 
más sublime de los reyes t» Y el visir dijo: «¡Escu- 
cho y obedezco!* Y relató lo siguiente: 




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Historia de la muerte del re? Ornar RI Hernán 

V las palabras admirables que la precedieron 




«Un día entre loa días, el rey Ornar Al- 
Nemán, sintiéndose agobiado por el dolor 
de vuestra ausencia, nos había llamado k 
todos para que tratáramos de distraerle, 
pero de pronto vimos llegar á una anciana de roe- 
tro venerable que venía acompañada de cinco jó- 
venes de pechos redondos, virginidad intacta y 
bellas como lunas, tan admirablemente bellas, que 
ningún lenguaje podría expresar sus perfecciones. 
Y á su belleza unían su cultura, pues sabían asom- 
brosamente el Corán, los libros de la ciencia y las 
palabras de todos los sabios de entre los musulma- 
nes. La venerable anciana adelantó entre las ma- 
nos del rey, besó respetuosamente la tierra, y dijo: 
«(Oh rey! te traigo cinco joyas, como no las posee 
ningún soberano del inundo. Te ruego que exami 



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FIIBTÚB1A DHL RBY OMAK AL-NHMÁN 



189 



iiee au hermosura y las sometas á prueba; porque 
la belleza sólo se aparece al que la busca con 
amor.» 

El rey Ornar se quedó encantado en extremo al 
oir estas palabras, le inspiró un gran respeto el 
aspecto de la anciana, y contempló á las elnco jó- 
venes, que le agradaron infinito. T dijo & las don- 
cellas... 

En este momento de su narración, Sebahrazada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 




PERO CUANDO LLEGO 
LA 79,* NOCHJ5 



Ella dijo: 

He llegado & saber, ¡oh rey afortunado! que el 
rey Ornar dijo á las doncellas: MÜh gentiles jóve- 
nes! si es cierto que estáis versadas en el saber de 
las cosas que pasaron, que se adelante cada una 
de vosotras y me diga lo que mejor entienda de mi 
agrado.» 

Entonces la primera joven, cuya mirada era 
muy dulce, se adelantó, besó la tierra entre las 
manos del rey, y dijo: 



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190 



LAS MIL NOCOfüS Y UNA NOCHB 



# 



Palabras de la primera jouen 










«Sabe, |oh rey del tiempo! que la vida no exis- 
tiría sin el instinto de ella. Y este instinto de la 
vida ha sido colocado en el hombre para que pueda, 
con ayuda de Alan, ser el dueño de sí mismo y 
acercarse á Alah el Creador. Y la vida ha sido 
dada al hombre para que desarrolle la belleza, 
poniéndose por encima de los errores. Y los reyes, 
que son los primeros entre los hombres, deben ¡ser 
los primeros en el camino de las virtudes y en la 
senda del desinterés. Y el hombre cuerdo, de es- 
píritu cultivado, debe siempre proceder con dul- 
zura y juzgar con equidad. Y debe guardarse pru- 
dentemente de bus enemigos y escoger cuidadosa- 
mente sus amigos, y cuando los haya escogido, ya 
no debe intervenir entre ellos para nada el juez, 
Bino arreglarlo todo por medio de la bondad. Por- 
que, 6 ha elegido á sus amigos entre los que viven 
apartados del mundo y dedicados á la santidad, 
y entonces debe oirlos respetuosamente y atenerse 
á su juicio, ó los ha elegido entre los aficionados á 
los bienes de la tierra, y entonces debe velar por 
no herirlos en sus intereses, ni contrariar sus cos- 
tumbres, ni contradecir sus palabras. La contradic- 



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HISTORIA DHL RBV OMAE AL-NBMÁN... 



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cIóq enajena hasta el afee o del padre y la madre. 
¡Y un amigo es uua cosa tan preciosa! Porque el 
amigo no es como la mujer, de la cual se puede 
uno divorciar para sustituirla con otra. La herida 
hacha á un amigo no ee cicatriza nunca, como dice 
el poeta: 

» Piensa que el corazón del amigo es cosa muy 
frágil^ y que se le debe cuidar como toda cosa frágil* 

»El corazón del amigo, una vez herido, es como el 
cristal, que una vez roto, ya no se puede componer. 

» Permite ahora que te recuerde algunas pala- 
bras de loa sabios. Sabe, ¡oh rey! que un kadf, para 
dar una sentencia justa, debe mandar que se hagan 
las pruebas de una manera evidente, y tratar á 
ambas partes por igual, sin demostrar más respeto 
al acusado rico que al acusado pobre, aunque debe 
tender ante todo á la reconciliación, para que reine 
siempre la concordia entre los musulmanes. Y en 
la duda, debe reflexionar largamente, y volver 
varias veces sobre sus raciocinios, y abstenerse si 
prosigue la duda. La justicia es el primero de los 
deberes, y volver hacia la justicia, si se ha sido 
injusto, es mucho más noble que haber sido justo 
siempre, y mucho más meritorio ante el Altísimo. Y 
no hay que olvidar que Alah el Altísimo ha puesto 
á loa jueces en la tierra sólo para juzgar las cosas 
aparentes, pues se ha reservado para Él el juicio 
de las cosas secretas. Y es un deber del kadi no 



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I 



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LAS MIL NOCHHS Y UNA NOOHB 



intentar nunca arranear confesiones á un acusado 
sometiéndole al tormento ni al hambre, pues ea 
indigno de loa musulmanes. Y Al-Zahri ha dicho: 
«TreB coBaa denigran á un kadí: manifestar con- 
descendencia hacia un culpable de alta categoría, 
amar la alabanza y temer perder su cargo,» Y 
habiendo destituido un día el califa Ornar á un 
kadí, éate le preguntó: «¿Por qué me has destituí- 
do?» Y el califa respondió: «¡Porque tus palabras 
sobrepasan á tus acciones!» Y el gran AMekandar, 
el de loa Doa CuernoB, reunió un día á au kadí, a 
su cocinero y á su escriba, y dijo á au kadí: «Te he 
confiado la más alta y pesada de mis prerrogativas 
regias. iTen, pues, alma regia!» Y al cocinero le 
dijo: «Te he confiado el cuidado de mi cuerpo, que 
depende de tu cocina. ¡Has de saber tratarlo con 
arte y con prudencia!» Y dijo á bu escriba: «En 
cuanto á ti, ¡oh hermano de la pluma! te he con- 
fiado las manifestaciones de mi inteligencia, ¡Te 
conjuro á que me transmitas íntegro á las genera- 
ciones por medio de tu escritura!» 

Y la joven, diehas estas palabras, Be volvió á 
echar el velo por encima de la cara y retrocedió 
hacia sus compañeras. Entonces se adelantó la se- 
gunda joven, que tenia.., 

En este momento de bu narración, Sehahrazada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 



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HISTORIA DBL EBT OMAB AL-NHMÁN. 



193 




PERO CUANDO LLEGO 
LA 80. a NOCHE 



Ella dijo: 

El gran visir Dandán prosiguió de esta modo: 

Entonces se adelantó la segunda joven, que tenía 
una mirada muy brillante y una cara muy fina, ani- 
mada por una eterna sonrisa. Besó siete veces la 
tierra entre las manos de tu difunto padre el rey 
Ornar Al Nemán, y dijo: 



jft Palabras de la segunda iouen (j) $ 



5SS5? 



«Sabe, ¡oh rey afortunado! que el sabio Locmán 
habló así á eu hijo: «¡Oh hijo mío! hay tres cosas 
que sólo pueden comprobarse en tres circunstan- 
cias: no se puede saber si un hombre es verdadera- 
mente bueno mas que en sus iras, si un hombre es 
valeroso mas que en el combate, y si un hombre es 
afable mas que en la necesidad.» El tirano sufrirá 
tormentos y expiará sus injusticias, á pesar de las 
lisonjas de aus cortesanos, mientras que el oprimi- 



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I 



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LAS M2L NOCHES Y UNA NOCKfD 






do, á pesar de las injusticias, se salvará de todo 
tormento. No trates á la gente por lo que diga, sino 
por lo que haga. Las acciones no valen mas que por 
la intención que las inspira, y cada hombre será 
juzgado por sus intenciones y no por sus actos. Sabe 
también, ¡oh rey Ornar! que la cosa más admirable 
de nosotros es nuestro corazón. Y preguntándole 
un día á un sabio cuál es el peor de los hombres, 
contestó: «Aquel que deja que los malos deseos se 
apoderen de su corazón, porque pierde toda su en- 
tereza.» Y el poeta lo dijo muy bien: 

»La única riqueza es la que encierran los pechos, 
¡Pero cuan difícil es encontrar su camino! 

^Nuestro Profeta (¡sean con él la paz y la plega- 
ria!) dijo: «El verdadero sabio es el que prefiere las 
cosas inmortales á las perecederas.» Y se cuenta 
que el asceta Sabet lloró tanto, que ee le enferma- 
ron los ojos. Entonces llamaron á un médico, y le 
dijo: «No puedo curarte, como no me prometas una 
cosa.» Y el asceta preguntó: «¿Qué cosa he de pro- 
meterte?» Y dijo el médico: «¡Qué dejarás de llo- 
rar!» Pero el asceta repuso: «¿Y para qué me ser- 
virían los ojos si ya no llorara?» 

«Y sabe también que la acción más hermosa es 
la desinteresada. Porque se cuenta que en Israel 
había dos hermanos; y uno de ellos dijo al otro: 
«¿Cuál es la acción más espantosa que has cometi- 
do?» Y el otro contestó: «Es ésta: pasando un día 
cerca de un gallinero, alargué el brazo, cogí una 



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HISTORIA DJBIi RBY OMAK AL-NBMÁK. 



195 




gallina, y después de estrangularla, la volví á 
echar al gallinero. Esta es la cosa más espantosa 
de mí vida. Y tú, hermano mío, ¿qué es lo más 
espantoso que haa hecho?» Y el otro hermano con- 
testó: «Haber rezado á Alah para pedirle una 
merced. Porque la plegaria sólo es hermosa cuan- 
do encamina el alma hacia las alturas.» Y por 
otra parte 

En este momento de su narración, Schahrazada vio 
aparecer la mañana, y ae calló discretamente. 




PERO CUANDO LLEGÓ 
LA 81. a NOCHE 



Ella dijo- 

He llegado & saber, joh rey afortunado! que la 
segunda joven prosiguió de este modo; 

«Y por otra parte, ya lo expuso acertadamente 
el poeta en estos versos: 

i Hay dos cosas que debes evitar siempre; la ido- 
latría hacia Alah y el mal hacia tu prójimo.» 

Y dichas estas palabras, la segunda joven retro- 
cedió hacia bus compafi-oras. Entonees la tercera 
joven, que reunía en sí las perfecciones de las otraa 
dos, se adelantó hacia el rey Ornar Al-Nemán, y 
dijo: 



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LAS MIL NOCHfilS Y UNA NOCBH 




Palabras de la tercera jouen 




«En cuanto á mí # joh rey afortunado! te diré 
pocaa palabras en este día, porque estoy algo indis- 
puesta, y además recomiendan loa sabios la breve- 
dad en el discurso, 

»Sabe, pues, que Safián ha dicho: «¡Si el alma 
habitase en el corazón del hombre, el hombre ten- 
dría alas y volaría hacia los paraísos!» 

* Y ese mismo Safián ha dicho: «[Sabed que el 
simple hecho de mirar la cara de una persona fea 
constituye el pecado más grande contra el espíritu!» 

T habiendo dicho estas dos frases, la joven re- 
trocedió hacia sus compañeras. Entonces se ade- 
lantó la cuarta joven, que ostentaba unas caderas 
Bublimes. Y habló asi: 




Palabras de la cuarta jouen 




«Y yo, ¡oh rey afortunado! heme aquí dispuesta 
á decirte las palabras que he llegado á saber de 
la historia de los hombres justos, Se cuenta que 
Baschra el Descalzo dijo: < ¡Guardaos de la cosa 
más abominable!» Y los que le escuchaban pre- 



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HISTORIA DHL EBT OMAK AL-NBMAN..I 



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guntaron: «¿Cuál es la cosa más abominable?» Y 
el sabio contestó: c El hecho de permanecer mucho 
tiempo de rodillas para alardear del rezo. La osten- 
tación de la piedad. > Entonces le suplicó uno de 
loa presentes: «[Oh padre miol enséñame á conocer 
las verdades ocultas y el secreto de las cosas.» Pero 
el Descalzo dijo: «¡Oh hijo mío! esas cosas no ee 
hicieron para el rebaño. Y nosotros no podemos 
ponerlas al alcance del rebaño. Porque apenas de 
cada cien justos hay cinco que sean puros como la 
plata virgen.» 

»Y cuenta el jeíque Ibrahim: tUn día vi á un 
hombre muy necesitado que acababa de perder una 
monedilla de cobre. Me acerqué á él y le alargué 
un dracma de plata, pero el hombre lo rechazó, Y 
me dijo: «¿Da qué me serviría toda la plata de la 
tierra, si sólo aspiro á las dichas inmortales?» 

»Se cuenta también que la hermana del Des- 
calzo fué un día..,» 

En este momento de bu narración, Sehahrazada víó 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 




PERO CUANDO LLEGÓ 
LA 82.a NOCHE 



Ella dijo: 

«Se cuenta también que la hermana del Des 
calzo fué un día á buscar al imam Ahmad beu 



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198 



LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE) 






Hanbal, y le dijo: «¡Oh santo imam! vengo á ilus- 
trarme, i Ilústrame! Por la noche acostumbro á 
velar en la azotea f hilando á la claridad de las 
luces que pasan, pues no tenemos luz. Y de día 
hago mis labores y preparo los alimentos. Dime si 
obro bien usando una luz que no me pertenece.» 
Entonces preguntó al imam: «¿Quién eres tú?» Y 
ella dijo: «Soy la hermana de Baschra el Descalzo*» 
Y el santo imam se levantó, besó la tierra entre las 
manos de la joven, y dijo: «¡Oh hermana del más 
perfumado entre los santos! ¿Por qué no podré yo 
aspirar á toda la pureza de tu corazón?» 

»Se cuenta también que un santo entre los san- 
tos ha dicho estas palabras: «Cuando Aiah quiere 
bien á uno de bus servidores, abre ante él la puerta 
de ia inspiración.» 

»Tambíón se sabe que cuando Malek ben-Dinar 
pasaba por los zocos y veía algún objeto que le gus- 
taba, ae reconvenía de este modo: «iOh alma mfal 
es inútil que me tientes, pues no te haré caso.» 
Porque afirmaba: «El único medio de salvar el 
alma, es obedecerla; y el medio seguro de per- 
derla, es hacerle caso.» 

»Y Mansur ben-Omar nos cuenta el caso si- 
guiente: cFuí de peregrinación á la Meca, y pasé 
por la ciudad de Kufa. Y era una noche llena de ti- 
nieblas. Y en el seno de la noche oí cerca de mí, sin 
distinguir de dónde salla, una voz que decía esta 
oración: «¡Oh Señor, lleno de grandeza! no Boy de 
los que se rebelan contra tus leyes, ni de los que 




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HISTORIA. DttI* REY OMAR AL.-J&TBMÁN. .. 



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ignoran tus beneficios* Y sin embargo, en tiempos 
pasados he pecado, acaso gravemente, y vengo á 
implorar tu perdón y la remisión de mis errores. 
¡Porque mis intenciones no eran malas y mis actos 
me hicieron traición!» 

>Y terminada esta oración, oí que un cuerpo 
caía peladamente al suelo- Y no sabia ío que podía 
ser aquella voz, ni comprendía lo que significaba 
aquella oración en medio del silencio, porque mis 
ojos no podían distinguir la boca que la decía, ni 
podía adivinar qué era aquel cuerpo que caía ai 
suelo pesadamente. Entonces grité: «¡Soy Mansur 
ben-Oaiar, peregrino déla Meca! ¿Quién necesita 
que le socorra?» Y nadie me contestó. Y me fui. 
Pero al día siguiente vi pasar un entierro, y me 
uni á la gente que formaba la comitiva, y delante 
de mí iba una vieja extenuada por el dolor. Y le 
pregunté; «¿Quién es ese muerto?» Ella respondió: 
«Ayer mi hijo, después de decir la oración» recitó los 
versículos del Libro Noble que empiezan con estas 
palabras: «¡Oh vosotros que creéis en la Palabra, 
fortaleced vuestras almas!,.-» Y cuando mi hijo hubo 
acabado los versículos, ese hombre que está ahora 
en ese féretro sintió que le estallaba el hígado, y 
cayó muerto. Y eso es todo lo que puedo decir.» 

Y la cuarta joven, después de estas palabras, 
retrocedió hacia sus compañeras. Entonces se ade- 
lantó la quinta joven, que era la corona aobie la 
cabeza de todas las jóvenes, y dijo: 




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I 



200 



LAS MIL NOCHBS Y UNA NOCHE 




Palabras de la quinta joven 







*Yo, ¡oh rey afortunado! te diré cuanto he lle- 
gado á saber de las cosas espirituales de pasados 
tiempo». 

»E1 sabio Moslima ben-Dinar ha dicho: «Todo 
placer que no impulse tu alma hacia Alah, es una 
torpeza.» 

» Se cuenta que cuando Muza (¡la paz sea con 
él!) estaba en la fuente de Modain t llegaron dos 
pastoras con el rebaño de su padre Schoaib, Y 
Muza (¡la paz sea con él!) dio de beber á las dos 
muchachas y al rebaño en el abrevadero de tron- 
cos de palmera. Y las dos jóvenes, de regreso á 
su casa p se lo contaron á su padre Schoaib, que 
dijo entonces á una de ellas: «Vuelve junto al 
joven y dile que venga á nuestra casa.» Y la mu- 
chacha volvió á la fuente; y cuando estuvo cerca 
de Muza, se cubrió la cara con el velo, y le dijo: 
«Mí padre te ruega que me acompañes para com- 
partir nuestra comida, en recompensa de lo que 
has hecho por nosotras*» Pero Muza, muy emocio- 
nado, no quiso seguirla al principio, aunque des- 
pués acabó por decidirse. Y se fué detrás de ella. 






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HISTORIA DBL KMY OMAR AL-WEMÁN... 



201 



Ahora bien; la pastorcilla tenía un trasero muy 
gordo,..» 

En este momento de su narración, Schahrazada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 




PERO CUANDO LLEGÓ 
LA 83* a NOCHE 



Ella dijo: 

He llegado á saber, ¡oh rey afortunadol que la 
quinta joven prosiguió en esta forma: 

cLa pastorcilla tenía un trasero muy gordo, y 
el viento de cuando en cuando adhería A aus redon- 
deces el lígerísímo vestido, y otraa veces levan- 
taba la falda y dejaba completamente desnudo el 
trasero de la pastora. Pero Muza, cada vez que se 
le aparecía el trasero desnudo, cerraba loa ojos 
para no verlo. Y como temía que la tentación lle- 
gara á ser demasiado fuerte, dijo á la muchacha: 
«Déjame ir delante de ti.» Y la joven, bastante 
sorprendida, echó á andar detrás de Muza. Y aca- 
baron los dos por llegar á casa de Schoaib. Y 
cuando Schoaib vio entrar á Muza, se levantó en 
honor suyo, y como la comida estaba dispuesta, le 
dijo: «¡Oh Muza! que la hospitalidad en esta casa 
te sea amplia y cordial por lo que has hecho por 

Tomo ív 14 



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202 



LAS MIL NOCHK9 Y UNA NOCHE 



mia hijas.» Pero Muza contestó: «¡Oh padre mío! 
no vendo ni por oro ni por plata loa actos que eje- 
cuto pensando en el Juicio.» Y Sehoaib replicó; 
«(Oh joven! ereB mi huésped, y acostumbro á ser 
hospitalario y generoso con mis huéspedes; pues tal 
fué la costumbre de todos mis antepasados. Qué- 
date, pues, aquí, y come con nosotros.» Y Muza se 
quedó y comió con ellos, Y al acabar la comida, 
Schoaib dijo á Muza: «¡Oh mi joven huésped! vivi- 
rás con nosotros y llevarás á pacer el rebaño. Y á 
los ocho anos, como precio á tus servicios, te casa* 
ré con aquella de mis hijas que ha ido á buscarte 
á la fuente*» Y Muza esta vez aceptó, y dijo para 
si: «¡Ahora que la cosa será lícita con la joven, 
podré usar sin reticencias su trasero bendito!» 

>Se cuenta que Ibn Bitar hubo de encontrarse 
con uno de sus amigos, que le preguntó: «¿En 
dónde has estado tanto tfempo que no te he visto?» 
Ibn-Bitar repuso: «He estado con mi amigo Ibn- 
Scheab. ¿Lo conoces?» Y el otro contestó: «|Ya lo 
creo que lo conozco! Es vecino mío desde hace más 
de treinta años, pero nunca le he dirigido la pala- 
bra. > Entonces Ibn-Bitar dijo: «jOh desventurado! 
¿no sabes que al que no quiere á sus vecinos no le 
quiere Atah? ¿Y no sabea que debemos tantas con- 
sideraciones á nuestro vecino como á nuestro pa- 
riente?» 

>Un día, Ibn-Adham dijo á uno de sus amigos 
que volvía con él de la Meca: «¿Cuál es tu vida?» Y 
el otro contestó: < Cuando tengo para comer, como, 



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HISTORIA DHL RBY OMAR AL^HMAN, 



203 



y cuando tengo hambre y no tengo dinero, lo tomo 
con paciencia.» É Ibn-Adham contestó: *|En rea- 
lidad, haces lo mismo que los perros del país de 
Balkh! En cuanto á nosotros, cuando Alah nos da 
pan, lo glorificamos, y cuando no topemos que co- 
mer, le damos las gracias de todas maneras.» En- 
tonces el hombre exclamó: «¡Oh maestro mío!* Y 
no dijo más. 

Cuentan que Mohammad ben- Ornar preguntó 
un día á un hombre muy austero: «¿Qué piensas 
de la esperanza que se debe tener en Alah?» Y el 
hombre dijo: «Poogo mt esperanza en Alah, por 
dos cosas: porque el pan que yo como nunca se lo 
come otro, y porque si be venido al mundo ha sido 
por voluntad de Alah,» 

Y dichas estas palabras, la quinta joven retro- 
cedió junto á sus comp& .fieras. Entonces ae adelantó 
pausadamente la venerable anciana. Besó nueve 
veces la tierra entre las manos de tu difunto padre 
el rey O aar Al-Nemán, y dijo: 





Palabras de la anciana 



«¡Oh rey Ornar! acabas de oír las palabras edifi- 
cantes de estas jóvenes acerca del desprecio hacia 
las cosas de aquí abajo, en la medida en que estas 




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204 



LAS MIL NOOHE3 Y UNA NOOHH 



cosas deben ser despreciadas. Ahora voy á hablarte 
de cuanto sé respecto á los hechos y á los dichos de 
los más grandes entre nuestros antiguos. 

»3e cuenta que el gran imam Al-Schafí fique 
Alah le tenga en su gracia!) dividía la noche en 
tres partes; la primera para el estudio, la segunda 
para el sueño, y la tercera para la oración. Y hacia 
el fln de su vida, velaba toda la noche, sin reservar 
nada para el sueño. 

iEl mismo imam Al-Schafí (¡Alah le tenga en bu 
gracia!) ha dicho: «Durante diez años de mi vida, 
no he querido comer todo el pan de cebada que 
apetecía. Porque comer demasiado ea perjudicial 
de todas maneras. Se embota el cerebro, se endu- 
rece el corazón, se aniquila la inteligencia, se acre- 
cientan la pereza y el sueño, y desaparece hasta la 
última energía.» 

»El joven Xbn-Fuad nos cuenta: «Me hallaba un 
día en Bagdad, cuando habitaba allí el imam Al- 
Schafí. Y habiendo marchado á la orilla del río 
para hacer mis abluciones, pasó junto á mí un 
hombre seguido de una muchedumbre que cami- 
naba silenciosamente detrás de él, y me dijo; «¡Oh 
joven paseante! cuida de tus abluciones, y Alah 
cuidará de ti** Y al ver á aquel hombre que tenía 
unas barbas muy largas y un rostro señalado por 
la bendición, me apresuré á terminar mis ablucio- 
nes, y le fui siguiendo. Entonces se volvió hacia 
mí, y me dijo: «¿Necesitas pedirme alguna cosa?» 
Yo repuse: «¡Oh venerable padrel ¡Deseo que me 



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HISTORIA DBL RBY OMAB AL-HJflMÁN 



206 



enseñes lo que seguramente has aprendido de Alah 
el Altísimo!» T me dijo: «| Aprende á conocerte! [Y 
no obres hasta entonces! ¡Y obra entonces según 
tus deseos, pero cuidando de no perjudicar al ve- 
cino!» Y siguió su camino sin decir más. Entonces 
pregunté á los que le seguían: «¿Pues quién es ese?» 
Y me contestaron: «lEa el imam Mohammad ben- 
EdrisAl-SchafiN 

En este momento de bu narración, Schahrazada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 




PERO CUANDO LLEGÓ 
LA 84. a NOCHB 



Ella dijo: 

He llegado á saber! ioh rey afortunado I que la 
venerable anciana prosiguió de esta manera: 

t Se cuenta que el califa Abu-GKafar Al-Mansur 
quiso nombrar kadí á Abl-Hanifa y señalarle diez 
mil dracenas al año. Pero cuando Abí-Hanifa se 
enteró de la intención del califa, rezó la oración 
matutina, se envolvió en su ropón blanco y se sentó 
sin decir una palabra. Entonces entró el enviado 
del califa, para entregarle por anticipado los diez 
mil dracenas y anunciarle su nombramiento, Pero 
Abí-Hanifa no contestó palabra á todo el discurso 




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208 



LAS Hit. NOGHiflS Y UNA NOOHB 









dei enviado* Entonces el enviarlo dijo: « Puedes 
estar seguro de que todo este dinero que te traigo 
es cosa lícita y admitida por el Libro Noble.» Pero 
Abí-Hanifa replicó: «Verdaderamente, es cosa líci- 
ta, ¡pero Abí-Hanifa no será jamás servidor de los 
tiranos! » 

Y dichas estas pal abras , la anciana añadió: 
cHabría querido, joh rey! recordarte más rasgos 
admirables de la vida de nuestros sabios antiguos, 
Pero he aquí que la noche se acerca; además, ¡los 
días de Alah son numerosos para sus servidores!» 
Y la santa anciana se volvió á echar el velo sobre 
los hombros, y retrocedió hacia el grupo formado 
por las cinco doncellas* 

£1 visir Dandáü, al llegar á este punto, cesó 
de hablar un momento, pero á los pocos instantes 
añadió: 

Cuando el rey O mar Al-Nemán huba oído estas 
palabras edificantes» comprendió que aquellas mu- 
jeres eran las más perfectas de su siglo, al mismo 
tiempo que las más bellas y las de espíritu y cuer- 
po más cultivados. Y no supo qué consideraciones 
guardarles que fueran dignas do ellas, y quedó 
completamente encantado con su hermosura, y las 
deseó ardientemente, al mismo tiempo que se lie 
naba de respeto hacia la santa anciana que las 
guiaba. Y por lo pronto les dio para vivienda loa 
aposentos reservados que hablan pertenecido en 



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HISTORIA DBL BBY OMAR AL-NEíMÁN*.* 



£07 



otro tiempo á la reina Abriza, reina de Kaissaría. 
Y durante diez diaa seguidos fué personalmente á 
saber de ellas y á ver por bí mismo si les faltaba 
algo, y cada vez que iba encontraba á la vieja 
rezando, pues pasaba los días entregada al ayuno 
y las noches á la meditación, Y tanto le edificó su 
santidad, que un día me dijo: «¡Oh mi visir! ¡qué 
bendición es tener en palacio una santa tan admi- 
rable! Mi respeto hacía ella es tan grande como 
mi amor hacia esas jóvenes. Puesta que han trans- 
currido los diez días de nuestra hospitalidad y pó- 
deteos hablar de negocios, ven conmigo para pedir 
á la anciana que fije el precio de esas jóvenes, de 
esas cinco vírgenes de pechos redondos.* Fuimoe f 
pues, en seguida, y tu padre se lo preguntó á la 
anciana, que le dijo: *¡Oh rey! sabe que el precio 
de esas jóvenes está fuera de las condiciones ordi- 
narias, porque su precio no se paga en oro, ni en 
plata, ni en pedrerías*» 

Al oír estas palabras, el rey Ornar se quedó 
extraordinariamente asombrado, y le preguntó: 
«¡Oh venerable señora! ¿en qué consiste el precio 
de estas jóvenes? Y ella contestó: «No puedo ven- 
dértelas mas que con una sola condición: un ayuno 
de todo un mes, durante el cual te dedicarás á la 
meditación y á la plegaria. Y al cabo de este mes 
de ayuno completo, con el cual tu cuerpo se puri- 
ficará y se hará digno de comulgar con el cuerpo 
de esas jóvenes, podrás disfrutar totalmente de sus 
dulzuras.» 



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208 



LAS MIL NOCHES Y UNA NüCBH 



Entonces el rey Ornar quedó asombrado hasta 
el límite del asombro, y eu respeto á la anciana 
ya no conoció límites» Y se apresuró á aceptar bus 
condiciones. Pero la anciana le dijo: «Por mi parte 
te ayudaré con mis oraciones y con mis votos á 
soportar el ayuno. Ahora tráeme una colodra de 
cobre,» Y el rey le entregó una colodra de cobre, 
que ella llenó de agua pura, y empezó á decir ora* 
clones en una lengua desconocida y á murmurar 
durante una hora fraBes que ninguno de nosotros 
entendimos. Después cubrió la colodra con una tela 
transparente, la precintó con su sello, y la entregó 
á tu padre, diciéndole: «Al cabo de los diez días, 
cortarás el ayuno bebiendo esta agua santa, que te 
fortalecerá y te lavará de todas las mancillas pasa- 
das. Y ahora me voy á buscar á la dente de lo 
Invisible, que son mis hermanos, pues hace mucho 
tiempo que no los he visto. Volveré en la mañana 
del undécimo día.» Y dichas estas palabras, deseó 
la paz á tu padre, y ao fué. 

Entonces el rey eligió una celda completamente 
aislada del palacio, en la cual no puso más mueble 
que la colodra de cobre, y se encerró allí para en- 
tregarse á la meditación y al ayuno y hacerse me- 
recedor de los cuerpos de aquellas jóvenes, Cerró 
la puerta por dentro, se metió la llave en el bol- 
sillo, y... 

l 

En este momento de su narración, Schahrazada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 



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■ 



HISTORIA DflL RBY OMAft AL-N8HAÑ. 



209 




PERO CUANDO LLEGÓ 
LA 85. a NOCHH 



Ella dijo: 

Cerró la puerta por dentro, se metió la llave en 
el bolsillo, y empezó inmediatamente el ayuno. 

Y al llegar el undécimo día, desprecintó la colo- 
dra, se la llevó á loa labios y la bebió de un trago. 
Inmediatamente experimentó un bienestar general 
y una gran dulzura en sua entraflas. ¥ apenas 
había bebido, llamaron á ia puerta de la celda. Y 
al abrirla, entró ia anciana con un paquete de 
hojas frescas de plátano, 

Y el rey ee levantó y le dijo: «¡Bien venida seas, 
mi venerable madre!» Y ella contestó: «¡Oh rey! 
he aquí que la dente de lo Invisible me envía para 
transmitirte su saludo, pues le he hablado de ti, y 
todos se han alegrado mucho al saber nuestra amis- 
tad. Y te envían este paquete, que encierra bajo las 
hojas de plátano unas delicadas confituras que han 
preparado coa sus dedos las vírgenes de negros 
ojos del paraíso. Así es que cuaudo llegue la ma- 
ñana del vigésimo día, cortarás el ayuno comiendo 
las confituras.» El rey Ornar se alegró en extremo 
ai oir estas palabras, y dijo: «¡Loor & Alah, que me 
ha permitido tener hermanos entre la Gente de lo 
Invisible! » Después díó muchas gracias ala ancla- 



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210 



LAS MIL NGOHHS Y UNA NOCHB 



na, le besó las manos, y la acompañó con muchas 
consideraciones hasta la puerta de la celda, 

Y como había prometido, volvió la anciana ai 
vigésimo día, y dijo al rey: «¡Oh rey] eabe que he 
comunicado á mis hermanos de lo Invisible mi in- 
tención de regalarte las jóvenes, y se han alegrado 
mucho á causa de la amistad que te tienen. Así es 
que antes de dejarlas entre tus manos, las voy á 
llevar á la morada de la Gente de lo I visible, para 
que les infunda au aliento y las perfumo con un 
aroma tan agradable que te ha de encantar, Y vol- 
verán á ti llevando un magnifico tesoro extraído 
del seno de la tierra por mis hermanos de lo In- 
visible!» 

Y el rey le dio las gracias por todos sus favo- 
res, y le dijo: «¡En realidad, eso es demasiado! Y en 
cuanto al tesoro del fondo de la tierra, me parece 
verdaderamente excesivo y temo abusar.» Pero ella 
respondió á esto como correspondí*, y tu padre le 
preguntó: «¿Y cuándo me las traerás?» Ella dijo: 
«La mañana del trigésimo día, cuando hayas ter- 
minado el ayuno y te hayas purificado. Y esas 
jóvenes, cada una de las cuales vale más que todo 
tu imperio, tendrán entonces una pureza de jazmín, 
y te pertenecerán por completo.» É contestó. «iOh 
qué verdad es eso!» Ella dijo: «Ahora, si quisieras 
confiarme la mujer que prefieras entre tus mujeres, 
la llevaría con esas jóvenes, para que las gracias 
puríficadoras de mis hermanos la Gante de lo In- 
visible recayeran también en ella.» Entonces el 



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HISTORIA DEL KEY OMAR ALrSKMAN. 



211 



rey tu padre dijo: «¡Cuántos beneficios he de agra- 
decerte! En efecto, tengo una griega llamada Safía, 
hija del rey Afridonios de Consuntinia, y Alah me 
ha dado de ella dos hijos á quienes, [ay de mí! he 
perdido hace años. Llévala contigo, ¡oh venerable 
anciana! para que reeaiga en ella la gracia de la 
Gente de lo Invisible, y ojalá, por su intercesión, 
pueda recobrar mis hijos.» Entonces la anciana 
dijo: «Seguramente, así será. jManda que llamen á 
la reina Safía!» 

En este momento de su narración, Schahrazada vio" 
aparecer la mañana, y ue calló discretamente. 




PERO CUANDO LLEGO 
LA 86. a NOCHE 



Ella dijo: 

EntonceH la anciana dijo: «[Manda que llamea 
á la reina Safía!» Y el rey mandó inmediatamente 
llamar á tu madre la reina Safía, y la confió á la 
anciana, que la llevó en seguida adonde estaban 
las jóvenes. Después fué á sus habitaciones, y vol- 
vió con una copa sellada, le dio la copa al rey 
Ornar, y le dijo: «En la mañana del trigésimo día, 
tsrminado tu ayuno, irás á tomar un baño. Después 
regresarás á tu celda, y beberás esta copa, que 
completará tu purificación y te hará digno de es- 



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212 



LAS MIL NOCHBS Y TINA NOCHE 



trochar contra tu seno á mis cinco jóvenes. Y aho- 
ra, ¡contigo sean la paz, la misericordia de Alah y 
todas sus bendiciones, foh hijo rníoí» 

Y la anciana se fué acompañada de las cinco 
jóvenes y de tu madre la reina Safía. 

Y el rey siguió su ayuno hasta el trigésimo día, 
Y al llegar la mañana del trigésimo día, el rey se 
levantó, se fué al hammam, tomó el baño y des- 
pués regresó á su celda, prohibiendo que nadie le 
llamase. Cerró por dentro con llave, cogió la copa, 
le quitó el sello, se la bebió, y después se tendió á 
descansar. 

Y como sabíamos que era el último día deí ayu- 
no, aguardamos hasta el anochecer. Y después se- 
guimos esperando toda la noche y hasta la mitad 
del día siguiente. Y pensábamos; «¡Debe estar des- 
cansando!» Pero como persistía en no abrir, nos 
acercamos á la puerta y dimos voces. Y nadie con- 
testó. Entonces, alarmados por aquel silencio, echa- 
mos la puerta abajo y entramos. 

Pero el rey ya no estaba allí. Encontramos sus 
carnes destrozadas y sus huesos ennegrecidos. Y 
todos caímos desmayados. 

Y cuando volvimos en nuestro conocimiento, 
cogimos la copa, la examinamos, y debajo de la 
tapa hallamos un papel que decía: 

«¡Á ningún malvado debe echársele de menos! 
Toda persona que lea este papel, sepa que tal es el 
castigo de quien seduce á laa hijas de loe reyes y 



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HISTOHÍA DHL REY OMAR AL-NBMÁH.., 



213 



las corrompe, ¡Tai es el caso de eate hombre! ¡En- 
vió á bu hijo Scharkán para que arrebatase á la 
hija de nuestro rey, á la desventurada Abriza! fY 
la cogió, y virgen como era, hizo con ella lo que 
hizo! ¡Y después ae la dio á un esclavo negro, que 
la hizo sufrir loe peores ultrajes y la mató! Y por 
ese acto, indigno de un rey, ha perecido el rey 
Ornar Al Nemán. Y yo, que lo he matado, sabed 
que soy la animosa y la vengadora, cuyo nombre 
es Madre de todas las Calamidades. Y no sólo ¡oh 
vosotros infieles que me leéis! he matado á vuestro 
soberano, sino que me he apoderado de Ja reina 
Saña, hija del rey Afridonios de Constantínía, y se 
la voy á devolver á su padre. Después todos volve- 
remos armados, para destruir vuestras casas y ex- 
terminaros hasta el último. [Y no quedaremos en la 
tierra mas que nosotros los cristianos, que adora- 
mos la Cruz!» 

Al leer este papel comprendimos toda nuestra 
desgracia, y nos golpeamos ei rostro, y lloramos 
mucho tiempo. Pero ¿de qué nos servían nuestras 
lágrimas, cuando ya se había realizado lo irrepa- 
rable?» 

Y fué entonces cuando anduvieron discordes 
para la elección del sucesor el ejército y el pueblo. 
Y este desacuerdo duró todo un mes, al cabo del 
cual, como nada se sabía de tu existencia, se re- 
solvió elegir á tu hermano. ¡Pero Alah te puso en 
nuestro camino, y sucedió lo que sucedió! 



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214 



LAS MIL. NOCHES Y UNA NOCHE 



Y tal es la causa de la muerte de tu padre el 
rey Ornar Al Nemán.» 






Cuando el gran visir terminó bu relato, sacó el 
pañuelo, ee lo llevó á loa ojos, y empezó á llorar. 

Y el rey Daurmakán y la reina Nozhatü, que seguía 
detrás de la cortina de seda, se echaron á llorar 
también, lo mismo que el gran chambelán y cuan- 
tos estaban presentes. 

Pero eí chambelán fué el primero en decir: «¡Oh 
rey! estas lágrimas ya no sirven para nada. Ahora 
te corresponde dar firmeza al corazón para velar 
por loa intereses de fcu reino. ¡Porque tu difunto 
padre sigue viviendo en ti, pues los padres viven 
en los hijos dignos de ellos!» Entonces DauFmakán 
dejó de llorar y se preparó para la primera sesión 
de su reinado. 

Se sentó en el trono, el chambelán se quedó de 
pie á su lado, el visir Dandán delante de él, y los 
grandes del reino se colocaron según su categoría. 

Entonces, dirigiéndose al visir Dandán, le dijo: 
«Sepamos el contenido de los armarios de mi pa- 
dre,» Y el viair contestó: «[Escucho y obedezco!» 

Y fué enumerando todo el contenido: dinero, rique- 
zas y joyas; y le entrego una lista detallada. En- 
tonces dijo el rey: «¡Oh visir de mi padre! seguirás 
siendo el gran visir de mí reinado,» Y el visir Dan- 



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HISTORIA DHL RBY OMAR AL-NHliAN, 



215 



dan besó la tierra entre las manos del rey, y le 
deseó larga vida. Y el rey dispuso: *En cuanto á 
las riquezas que hemos traído con nosotros de Da- 
masco, hay que repartirlas entre el ejército.» 

En este momento de su narración, Schahrazada víó 
aparecer la mañaoa, y se calló discretamente. 




PERO CUANDO LLEGÓ 
LA 87** NOCHE 



Ella dijo: 

Entonela ei chambelán abrió las cajas que con- 
tenían las riquezas traídas de Damasco, y no se 
quedó con nada absolutamente, pues todo lo repar- 
tió entre los soldados, dando las cosas mejores á 
los jefes del ejército, Y todos los jefes besaron la 
tierra entre sus manos, hicieron votos por la vida 
del rey, y se dijeron uuos á otros: «[Jamás hemos 
visto generosidad semejante!» 

Y entonces Daul'makán dio la señal de marcha; 
se levantó el campo, y el rey, á la cabeza del ejér- 
cito, hizo su entrada en Bagdad, 

Y todo Bagdad estaba adornado y los habitan- 
tes hacinados en las azoteas. Y las mujeres daban 
gritos de júbilo cuando pasaba ei rey. 

Y el rey, apenas llegó á palacio, llamó al jefe de 
los escribas y le dictó una carta para su hermano 



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SL6 




LAS MIL MOCaEtí Y UNA NOÜHE 



S&harkán, relatándole todo lo ocurrido desde el 
principio hasta el fin, terminando de este modo: 

«Y te rogamos que al recibo de la presente mo- 
vilices tu ejército y vengas á unir tus fuerzas á las 
nuestras, para que vayamos á pelear con los infie- 
les y venguemos la muerte de nuestro padre, la- 
vando la mancha que debe lavarse.» 

Después dobló la carta, la precintó con su sello, 
llamó al visir Dandán y se la entregó, diciéndole: 
«Sólo tú, ¡oh gran visir! puedes desempeñar una 
misión tan delicada cerca de mi hermano. Y dile 
que estoy dispuesto á cederle el trono de Bagdad 
y pasar á ser gobernador de Damasco.» 

Entonces el visir dispuso el viaje, y aquella 
miema noche salió para Damasco. 

Durante su ausencia ocurrieron dos cosas im- 
portantes: la primera fué que Daul'makán mandó 
llamar á su amigo el encargado del hammam, le 
colmó de honores y le díó un palacio que mandó 
engalanar con las alfombras más hermosas de 
Persia. Pero ya se hablará extensamente, en el 
curso de esta historia, de este buen encargado del 
hammam. 

Y la segunda cosa fué la siguiente: el rey Daul' 
makán recibió de uno de sus vasallos diez esclavas 
blancas. Y una de estas jóvenes, cuya belleza era 
imponderable, agradó tanto al rey, que en seguida 
se acostó con ella y la dejó preñada al momento. 



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HISTORIA DHL RBJY OMAB AL-NBMAN, 



217 



Pero ya volveremos sobre esto en el curso de esta 
historia. 

En cuanto al visir, no tardó en regresar, anun- 
ciando que el príncipe Scharkán, acogiendo favora- 
blemente la petición, se habla puesto en camino á 
la cabeza de su ejército. Y salieron á esperarle, y 
apenan habían andado una jornada vieron venir 
al príncipe Scharkán con su ejército, precedido por 
los batidores* 

Y Daurmakán quiso apearse, pero Scharkán, 
desde lejos , le rogó que no lo hiciera, y fué el pri- 
mero en descabalgar para precipitarse en brazos 
de Daurmakán, que de todas maneras se había 
apeado. Y se dieron un largo abrazo, llorando; y 
después de dirigirse palabras de consuelo por la 
muerte de su padre, volvieron juntos á Bagdad. 

Y en seguida se convocó á toda la gente de ar- 
mas del imperio, que acudió presurosa á causa de 
la recompensa y del botín que ee les ofreció. Y 
durante un mes no dejaron de afluir guerreros. Y 
Scharkán contó á Daurmakán toda eu historia; y 
Daut'makán también contó la suya, pero insistien- 
do mucho en los servicios del encargado del ham- 
mam, Así es que Scharkán dijo: (¿Seguramente 
habrás recompensado la virtuosa abnegación de 
ese hombre?» Y Daurmakán contestó... 

En este momento de su narración, Schahrazada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 



Tomo iv 



15 



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218 



LAS MIL BOCHA» Y UNA NOCHEt 




PERO CUANDO LLEGÓ 
LA 88.* NOCHE 



Ella dijo: 

Y Daui'üíakán contestó: «No lo he recompenBa- 
do aún en la medida que se merece* ¡Pero si quiere 
Alah, lo haré al regresar de la guerraU Y entonces 
Scharkán pudo comprobar la veracidad de las pa- 
labras de Nozhatú, y rogó al gran chambelán que la 
saludase de au parte. Y el gran chambelán, cumpli- 
do el encargo, transmitió á Scharkán el saludo de 
Nozhatu, que pidió noticias de su hija Fuerza del 
Destino. Y al saber por Scharkán que estaba per- 
fectamente, dio gracias á Alah por ello. 

Cuando todas las tropas estuvieron reunidas, 
los dos hermanos se pusieron al frente de ellas, Y 
Daurmakán se despidió de su joven esclava, dea* 
pues de haberla instalado como se merecía. 

Formaban la vanguardia del ejército los guerre- 
ros turcos, cuyo jefe se llamaba Bahramán, y la 
retaguardia los guerreros del Deílam (1), cuyo jefe 
se llamaba Rustem. El centro iba á las órdenes de 
Daul'makán, el ala derecha la mandaba el princi- 
pe Scharkán, el ala izquierda el gran chambelán, 

(1) Provincia de Fersift, limitada al Norte por el Mar Caspio, Los 
deilamitas, más bien queáPersia propiamente dicha, pertenecen al 
grupo turco-tártaro. 



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HISTORIA D&L BHY OMAB ALrNBMÁH 



219 



y el gran visir fué nombrado segundo jefe general 
del ejército* 

No cesaron de viajar durante un mes entero» 
descansando tres días á cada semana, hasta que 
llegaron al país de los rumia. Y los habitantes hu- 
yeron aterrados, refugiándose en Constantínia y 
comunicando al rey Afridonios la invasión de los 
musulmanes. 

El rey Afridonios mandó llamar á la Madre de 
todas las Calamidades, que acababa de llegar con 
au hija Saffa, y había decidido al rey Hardobioa á 
que se uniese con él para vengar la muerte de su 
hija Abriza. 

Y el rey Afridonios, apenas se presentó la Ma- 
dre de todas Us Calamidades, le preguntó porme- 
nores de la muerte del rey Ornar Al- Nenian, y ella 
Be apresuró a relatárselos, y entonces el rey le dijo: 
«Y ahora que el enemigo se acerca, ¿qué debemos 
hacer, ¡oh Madre de todas las Calamidades!?» Y 
ésta dijo: «¿Obi gran rey, representante de Cristo 
en la tierra! voy á indicarte el plan que has de 
seguir para triunfar, y ni ei mismo Cheitán, con 
todas euü malicias, podrá desenredar los hilos en 
que voy á coger & nuestros enemigos.» 

En este momento de su narración, Schahrazada vio 
aparecer la mañana, y ae calló discretamente. 



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220 



L4S MIL NOCHBS Y UNA NOCHB 




PERO CUANDO LLEGO 
LA 89.* NOCHE 



Ella dijo: 

«Y ni ©1 mismo Cheitán, con todaa sus malicias, 
podrá desenredar los hilos en que voy á coger á 
nuestros enemigos. Y he aquí el plan que hay q^a 
seguir para aniquilarlos: 

«Envía por mar cincuenta mil guerreros, que 
desembarquen al pie de la Montaña Humeante, 
donde acampan los musulmanes. Y envía por tie- 
rra á todo el reato del ejército, y de este modo se 
verán cercados por todas partes, y ninguno de ellos 
podrá escapar.» 

Y el rey Afridonios dijo: € Verdaderamente, tu 
idea es una gran idea, [oh reina de las ancianas é 
inspiradora de las más sapientes!» Y aceptó el plan, 
y lo pubo en ejecución en seguida. 

Y los navios se dieron á la vela, y desembarca- 
ron al pie de la Montaña Humeante los guerreros, 
que se apostaron silenciosamente detrás de las al- 
tas rocas. Y por tierra avanzó el resto del ejército, 
que no tardó en llegar frente al enemigo. 

Las fuerzas combatientes eran estas: el ejército 
musulmán de Bagdad y el Khorassán comprendía 
ciento veinte mil jinetes mandados por Seharkán. 
Y el ejército de los impíos cristianos se elevaba á 






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HISTORIA DBL Efl¥ ÜMAR AL-NaMAN... 



221 



seiscientos mil combatientes. Así es que cuando 
cayó la noche sobre las montañas y las llanuras, la 
tierra parecía una hoguera, con todos los fuegos 
que la alumbraban. 

En aquel momento, el rey Afridonios y el rey 
Hardobios reunieron á sus emires y á sus jefes de 
ejército, y resolvieron dar la batalla al dia siguien- 
te; pero la Madre de todas las Calamidades, que los 
escuchaba, se levantó y dijo: 

«Las batallas sólo pueden tener resultados fu- 
nestos cuando las almas no están santificadas. ¡Oh 
guerreros cristianos! antes de luchar tenéis que 
aproximaros al Cristo y purificaros con ei supremo 
incienso de las defecaciones patriarcales.* ¥ todos 
contestaron: «¡Benditas sean tus palabras, ioh ve- 
nerable madre!» 

Pero he aquí en qué consistía este supremo in- 
cienso de las defecaciones patriarcales: 

Cuando el gran patriarca de Constantínia hacia 
sus defecaciones, los sacerdotes las recogían cui- 
dadosamente en toallas de seda y las secaban al 
hoI. Después las mezclaban con almizcle, ámbar y 
benjuí, pulverizaban la pasta, completamente seca, 
la metían en cajitas de oro, y la mandaban á todas 
las iglesias y á todos los reyes cristianos. Y este 
polvo da las defecaciones patriarcales servía de in- 
cienso supremo para santificar á los cristianos en 
todas las ocasiones solemnes, especialmente para 
bendecir á los recién casados, para fumigar á loa 



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222 



L4S MIL ÑOCHAS Y UNA NOCHB 



recién nacidos y bendecir á los nuevos sacerdotes, 
Pero como las defecaciones del gran patriarca ape- 
ñas bastaban por sí solas para diez provincias, y 
no podían servir para tantos usos en todos los pai- 
ros cristianos, los sacerdotes tenian que falsificar 
aquel polvo mezclándolo con otras materias faca 
les menos santas, como por ejemplo, las de los otros 
patriarcas menores y las de los vicarios. Hay que 
tener en cuenta que era muy difícil distinguirlas, 
Por consiguiente, aquel polvo era muy estimado á 
causa de sus virtudes, pues aquellos sucios griegos, 
además de las fumigaciones, lo empleaban en coli- 
rios para las enfermedades de los ojos y en estoma- 
quices para los intestinos. T este era el tratamien- 
to á que se sometían los reyes y las reinas más 
grandes* Todo esto contribuía á que su precio fuese 
tan elevado, que el peso de un dracma se vendiera 
en mil dinares de oro, Y be aquí lo relativo al in- 
cienso de las defecaciones patriarcales,.. 

En este momento de su narración, Schahrazada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 



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HISTORIA D1L BBT OMAE AL-NBMAN 



223 




PERO CUANDO LLEGÓ 
LA 90. ft NOCHE 



Ella dijo: 

He aquí lo relativo al incienso de las defecacio- 
nes patriarcales. Pero en euanto al rey Afridonios 
y á los criatlanoB, véase lo que ocurrió: 

Al llegar la mañana, el rey Afridonios, siguien- 
do el consejo de la Madre de todas las Calamidades, 
reunió á los jefes principales de su ejército y á 
todos bus tenientes, lea hizo besar una gran cruz 
de madera, y los fumigó con el incienso supremo ya 
descrito y que estaba fabricado con defecaciones 
auténticas del gran patriarca, sin falsificación al- 
guna. Así es que bu olor era tan fuerte, que habría 
matado á un elefante de los ejércitos musulmanes, 
pero aquellos puercos griegos ya estaban acostum- 
brados á él. 

Entonces la Madre de todas las Calamidades se 
levantó y dijo: «|Oa rey I antes de dar la batalla a 
esos descreídos, es necesario, para asegurar nues- 
tra victoria, que nos deshagamos del principe 
Seharkán, que es el Cheitán hecho hombre y man- 
da todo el ejército. Él es quien guía á los soldados 
y el que les da valor. Muerto él, caerá fácilmente 
en nuestras manos el ejército musulmán. Enviémos- 
le, pues, el guerrero máB valeroso de nuestros gue- 



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224 



LAS MIL N0CHB8 Y TJNA NOCHE 



rreros, para que lo desafíe á combate singular y 
lo mate.» 

Cuando el rey Afrídonios oyó estas palabras, 
mandó llamar en seguida al famoso guerrero Lucas, 
hijo de Camlutos, y con su propia mano lo fumigó 
con el incienso fecal. Después cogió un poco de 
aquella fenta, la humedeció con saliva, y le untó las 
encías, la nariz y las dos mejillas, le hizo aspirar 
un poco, y con el resto le frotó las cejas y los bigo- 
tes. ¡Y la maldición caiga sobre él! 

Porque aquel maldito Lucas era el guerrero 
más espantoso de todos los países de los rumís, y 
ningún cristiano entre los cristianos sabía lanzar 
como él ia azagaya, ni herir con la espada, ni atra- 
vesar con la lanza* Pero su aspecto era tan repul- 
sivo como grande era su valor» Su cara era extra- 
ordinariamente horrorosa, pues semejaba la de un 
burro de mala condición; pero mirado atentamen- 
te, se parecía á un mico, y observado con más cui- 
dado, era como un espantoso sapo ó como una ser* 
píente entre las peores serpientes, y acercarse áél 
era más insoportable que separarse del amigo, pues 
habla robado á las letrinas la fetidez de su aliento. 
Y por todas estas razones le llamaban Espada de 
Cristo, 

Cuando este maldito Lucas quedó fumigado y 
ungido fecalmente por el rey Afrídonios, besó los 
pies al rey y se quedó esperando. Entonces el rey 
Afrídonios le dijo: «¡Quiero que retes á combate 
singular á ese bandido llamado Scharkán, y nos 



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HISTORIA DBL R»T OMAR AL-NKHAH... 



225 



libres de bus calamidades!» T Lucas respondió: 
«[Escucho y obedezcol» Y habiéndole el rey hecho 
besar la cruz, Lucas se fué y cabalgó en un mag- 
nifico caballo alazán cubierto de una suntuosa 
gualdrapa roja, con una silla de brocado incrusta- 
da de pedrería. Y se armó con una larga azagaya 
de tres puntúa, y de aquel modo se le habría toma- 
do por el mismo Cheiíán. Después, precedido de 
heraldos de armas y un pregonero, ae dirigió hacia 
el campamento de ios creyentes. 

Y el pregonero, precediendo al maldito Lucas, 
gritó con toda su voz en lengua árabe: «¡Oh vos- 
otros los musulmanes! he aquí al heroico campeón 
que ha puesto en fuga á muchos ejércitos de entre 
los ejércitos turcos, kurdos y deilamitas. lEs Lucas, 
el ilustre hijo de Cámlutosl ¡Que salga de entre 
vuestras filas vuestro campeón Seharkán, señor de 
Damasco, y si se atreve, que venga á afrontar & 
nuestra gigante!» 

Apenas se pronunciaron estas palabras, se oyó 
un gran temblor en el aire, uu galopar que hizo 
estremecer el suelo, llevando el espanto hasta 
el corazón del maldito descreído, y haciendo que 
se volvieran todas las cabezas. Y apareció Schar- 
kán, hijo del rey Ornar Al-Nemán, que llegaba 
derechamente contra aquellos impíos, semejante 
á un león eufurecido, montado en un caballo más 
ligero que la más ligera de las gacelas, Y llevaba 
arrogante la lanza ea la mano, y declamaba estos 
versos; 



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226 



LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHB 



El alazán más ligero que la nube que surca el 
aire, es mi alazán. jYme sirve á mí! 

La lanza de punta cortante^ es mi lanza. ¡La 
blando, y sus relámpagos ondean como las olas! 

Pero el embrutecido Lucas, que era un bárbaro 
sin cultura procedente de loa países más obscuros, 
no entendía una palabra de árabe, y t\o poiía gus- 
tar la belleza de aquellos versos ni el ordenamien- 
to de las rimas. Así es que se coutenró con tocarse 
la frente, que estaba marcada con una cruz, y lle- 
varse en seguida la roano á loa labios, por respeto 
á aquel signo. 

Y súbitamente, más asqueroso que un cerdo, 
llevó el caballo hacia S harkán. Detuvo brusca- 
mente el galope y arrojó al aire muy alto el arma 
que llevaba en la mano, tan alto, que desapareció 
á las miradas. Pero bien pronto volv.ó á caer. Y 
antes de que hubiese llegado al suelo, el maldito 
Lucas la cogió al vuelo como mi brujo. Y entonces, 
con toda su fuerza, arrojó la azagaya de tres pun- 
tas contra Scharkán. Y la azagaya partió rápida 
como el rayo. |Y ya estaba perdido ScharkáUl 

Pero Scharkán, en el mismo momento en que la 
azagaya pasaba silbando y le iba á atravesar, ex- 
tendió el brazo y la cogió al vuelo. ¡Gloria á Schar- 
kán! Y cogió la azagaya con mano firme, y la tiró 
al aire, tan alto, que desapareció á las miradas. Y 
la volvió á coger con la mano izquierda en un abrir 
y cerrar de ojos. Y gritó: «jPor Aquel que creó ios 



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HISTORIA MIL EHT OMAR AIrNHMÁN... 



227 



siete pisos del cielo! [Voy á dar & ese maldito uoa 
lección eterna!» Y lanzó la azagaya. 

Entonces ei embrutecido gigante Lucas quiso 
repetir la hazaña realizada por Seharkán, y tendió 
la mano para coger el arma voladora, Pero Sehar- 
kán, aprovechando el momento en que el cristiano 
se descubrió, le tiró otra segunda azagaya, que le 
dio en la frente, en el mismo sitio en que tenia ta- 
tuada una cruz. Y el alma descreída de aquel cris- 
tiano se le salió por el trasero, y fué á hundirse en 
el fuego del infierno... 

En este momento de su narración, Schahrazada vio 
aparecer la mañana, y ae calló discretamente. 




PERO CUANDO LLHGÓ 
LA 91.» NOCHB 



Ella dijo: 

Y el alma descreída de aquel cristiano se le sa- 
lió por el trasero, y fué & hundirse en el fuego del 
infierno. 

Cuando los soldados del ejército cristiano supie- 
ron de labios de los compañeros de Lucas la muer- 
te de su campeón, se lamentaron y se golpearon 
rabiosamente, y ae precipitaron sobre las armas» 
dando gritos de venganza. 

Y á la señal dada por los dos reyes, se coloca- 



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898 



LAS MIL NOCHES Y U«A NOCHE 



roo en orden de batalla, precipitándose en masa 
sobre el ejército de los musulmanes. Y la pelea ee 
trabó. Y los guerreros se enlazaron con loe guerre- 
ros. Y la sangre inundó las mieses. Á los gritos su- 
cedieron los gritos, los cuerpos quedaron aplasta- 
dos bajo los cascos de los caballos. Los hombrea, 
embriagados, no de vino, sino de sangre, se tamba* 
leaban como borrachos. Los muertos se hacinaron 
sobre loa muertos, y loa heridos sobre los heridos. 
Asi prosiguió la batalla, hasta que cayó la noche y 
separó á los combatientes. 

Entonces Daurmak&n, después de felicitar á su 
hermano por aquella hazaña, que había de ilustrar 
su nombre durante siglos enteros, dijo al visir Dan- 
dan y al gran chambelán: «Tomad veinte mil gue- 
rreros, y marchad hacia el mar, al pie de la Mon- 
taña Humeante, y cuando os dé la señal izando 
nuestro pabellón verde, os levantaréis para dar la 
batalla decisiva. Nosotros fingiremos que empren- 
demos la fuga, nos perseguirán los infieles y vos- 
otros caeréis sobre ellos. Nosotros, volviendo gru- 
pas, loe atacaremos, y asi se verán cercados por 
todas partes; y ni uno de ellos se librará de nues- 
tro alfanje cuando gritemos: ¡Alah akbar! 

El visir y el gran chambelán pusieron inmedia- 
tamente en ejecución el plan que se les habla orde- 
nado. Y fueron á tomar posesiones en el valle de 
la Montaña Humeante, donde al principio se habían 
emboscado los guerreros cristianos procedentes del 
mar, que luego se habían juntado con el resto del 



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HISTORIA DBL EBY OMAR AL-NBMAN 



ÍÍ29 



ejército, lo cual había de ocasionar eu pérdida, 
pues el plan de la Madre de todas laa Calamidades 
era el mejor. 

Y por la mañana, los guerreros de uno y otro 
bando estaban de pie y sobre las armas. Y por en- 
cima de las tiendas de ambos campamentos flota- 
ban los pabellones y brillaban las cruces, Y loa 
guerreros empezaron por rezar sus oraciones. L03 
creyentes oyeron la lectura del primer capítulo del 
Corán, el capítulo de la Vaca; y los deecreídos in- 
vocaron al Mesías, hijo de Mariam, y se purificaron 
con las deftcaciones del patriarca, aunque segura- 
mente falsificadas, dada la gran cantidad de solda- 
dos fumigados. ¡Pero tal fumigación no los había 
de salvar del alfanje! 

En efecto, dada la señal, la lucha volvió á em- 
pegar más terrible. Las cabezas volaban como 
pelotas; los miembros alfombraron el suelo, y la 
sangre corrió á torrentes, de tal modo que llegaba 
hasta el pecho de los caballos. 

Pero súbitamente, como á consecuencia de un 
pánico considerable, I03 musulmanes, que hasta 
entonces habían combatido como héroes, volvieron 
la espalda y huyeron todos, desde el primero hasta 
el último. 

Y al ver huir al ejército musulmán, el rey Afri- 
donios de Constantinia despachó un correo al rey 
Hardobios, cuyas tropas no habían tomado hasta 
entonces parte en la batalla. Y le decía: «He aquí 
que huye el enemigo porque nos ha hecho invenci- 



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230 



LAS MIL NGOHHS Y UNA NOCHB 



bles el inciensa supremo de las defecaciones pa- 
triarcales, con el cual nos habíamos fumigado, 
untándonos las barbas y los bigotes. Ahora, ¡á 
vosotros corresponde completar la victoria, em- 
prendiendo la persecución de esos musulmanes y 
exterminándolos hasta el último! Y asi vengaremos 
la muerte de nuestro campeón Lucas...» 

En este momento de su narración, Schahrazada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 




PERO CUANDO LLEGÓ 
LA 92. a NOCHE 



Ella dijo: 

«[Y así vengaremos la muerte de nuestro cam- 
peón Lucas!» 

Entonces el rey Hardobioa, que no aguardaba 
mas que la ocasión de vengar la muerta de su hija, 
gritó á los soldados: «¡Sus á esos musulmanes que 
huyen como mujeres!» Pero no sabía que aquello 
era una estrategia del príncipe Seharkán, el va- 
liente entre los valientes, y de su hermano Daui J 
makán. 

Efectivamente, cuando los cristianos mandados 
por el rey Hardobioe llegaron hasta los musuíma 
nes, éstos se detuvieron, y Daul'makán les gritó: 

«¡Oh musulmanes! ¡he aquí el día de Ja religión! 



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HISTORIA DttL BEY OMAH AiVNMMÁN. 



231 



jHe aquí el día en que ganaréis el paraíso! ¡Par- 
que el paraíso no ese gana mas que á la sombra de 
loa alfanjes!» Entonces ge precipitaron como leones, 
y aquel día no fué pura los cristianos el día de la 
vejez, pues fueron segados sin haber tenido tiempo 
para verse encanecer el pelo. 

Pero las hazañas realizadas por Scharkán en 
aquella batalla superan á toda expresión. Y mien- 
tras destrozaba todo lo que se le ponía por delante, 
Dam'makan mandó izar el pabellón verde, y quiso 
lanzarse también á la pelea. Pero Schaikán se acer- 
có velozmente á él, y le dijo: «¡Oh hermano ralo! no 
debes exponerte á ios azares de la lucha, pues eres 
necesario para el gobierno de tu imperio. Asi es 
que desde ahora no me separaré de ti, y me batiré 
a tu lado defendiéndote contra todos ios ataques. 

Y los guerreros musulmanes mandados por el 
visir y ei gran chambelán se desplegaron en semi- 
círculo al ver la señal convenida, y cortaron ai 
ejército cristiano toda probabilidad de salvarse 
embarcándose eu sus naves* Da modo que la lucha 
tratada en tates condiciones lo podía ser dudosa, 
Y loa cristianos fueron terriblemente exterminados 
por ios musulmanes, kurdos, persas, turcos y ára- 
bes, Y fueron poquísimos los que pudieron escapar. 
Pues ciento veinte mil de aquellos cerdos encon- 
traron la muerte, y los otros lograron escapar en 
dirección á Constantinia. Esto en cuanto á los grie- 
gos del rey Hardobioa. Pero en lo que se refiere á los 
del rey Afrídonios, que se habían retirado á las al* 



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232 



LAS MIL NOCHES Y UNA MOCHB 



turaa seguros del exterminio de los musulmanes, 
¡cuál no sería su dolor al ver la fuga de bub com- 
pañeros! 

Aquel día, además de la victoria, los creyentes 
ganaron una enorme cantidad de botín. Se apode* 
raron de todos los navios, excepto veinte que 
pudieron volver á Constantima para anunciar el 
desastre. Además cogieron todas las riquezas y 
todos los objetos de valor acumulados en aquellas 
naves; cincuenta mil caballos con sus jaeces; las 
tiendas, víveres, armas y una cantidad incalculable 
de cosas que no podría expresarse en guarismos. Así 
es que su alegría fué inmensa, y dieron las gracias 
á Alah por aquella victoria y por aquel botín, ¡Esto 
en cuanto á los musulmanes! 

Eq cuanto á los fugitivos, acabaron por llegar A 
Constantlnia con el alma atormentada por el cuer- 
vo de los desastres. Y la ciudad quedó sumida en la 
aflicción, y en todos los edificios y en las iglesias 
Be pusieron colgaduras de luto. La población se 
sublevó, formando grupos y lanzando gritos sedi- 
ciosos. Aumentó aquella desesperación al ver que 
sólo regresaban veinte naves y veinte mil hombres 
de todo el ejército. Entonces la población acusó de 
traidores A sus reyes, Y la confusión del rey Afri- 
donios fué tan grande, y tal su terror, que la nariz 
se le alargó basta ios pies, y el saco del estómago 
se le volvió,.. 






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HISTORIA DBL RRY OMAR AL-NBMAN... 



233 




En este momento de su narración, Schahrazada vio 
aparecer la mañana, y ae calló discretamente, 



PERO CUANDO LLEGÓ 
LA 93 * NOCHE 



Ella dijo: 

La nariz Be le alargó hasta loe píes, j el saco 
del estómago se le volvió del revés, y el intestino 
se le aflojó, y el contenido se le salió. Entonces 
mandó llamar á la Madre de todas las Calamidades 
para pedirle consejo acerca de lo que ie quedaba 
que hacer, Y la vieja llegó en seguida. 

7 la Madre de todas las Calamidades, causa 
real de todas estas desdichas, era una vieja horro- 
rosa, astuta, hecha de maldiciones; su boca era un 
basurero; sus ojos legañosos; su cara negra como 
la noche; sarnoso su cuerpo; su cabellera una 
suciedad; su espalda encorvada y su piel todo 
arrugas. Una plaga entre las peores plagas, y una 
víbora entre las víboras más venenosas. T esta 
vieja horrible pasaba la mayor parte del tiempo 
en el palacio del rey Hardobios, á causa del gran 
número de esclavos jóvenes que allí habla, tanto 
varones como hembras. Obligaba á los esclavos á 
cabalgarla, y le gustaba también cabalgar á las 
esclavas; pues prefería á todo lo del mundo el cos- 
quilleo de aquellas vírgenes y el roce de su cuerpo 

Tomo it 16 




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234 



LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE 









juvenil con el suyo. Era extraordinariamente es- 
perta en este arte del cosquilleo. Sabía chuparles 
como un vampiro las partes delicadas, y titilarles 
agradablemente los pezones. Y para hacerlas lle- 
gar al último espasmo, les estrujaba la vulva eon 
azafrán preparado, lo cual las arrojaba en sus bra- 
zos muertas de voluptuosidad. Asi es que había 
enseñado su arte á todas las esclavas del palacio, 
y en otros tiempos a las doncellas de Abriza, pero 
no había logrado conquistar á la esbelta Grano 
de Coral, y también habían fracasado todos sus 
artificios con la arrogante Abriza, que la odiaba 
por la fetidez de su aliento, por el olor á orines 
fermentados que brotaba de sus sobacos y de sus 
ingles, por el pútrido desprendimiento de sus nume- 
rosos pedos, más hediondos que el ajo podrido, y 
por la rugosidad de su piel, peluda cual la del eri- 
zo, y máB dura que las fibras de la palmera. Pues 
bien se le podían aplicar estas palabras del poeta: 

¡Nunca la esencia de rosas con que se humedece 
la piel apagará la pestilencia de sus pedos silen- 
ciosos! 



Pero hay que decir que la Madre de todas las 
Calamidades era generosísima con todas las escla- 
vas que se dejaban conquistar por ella, asi como 
era muy rencorosa con las que se le resistían. Y 
por haberla rechazado odiaba tanto á Abriza aque- 
lla vieja. 



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HISTORIA DEL HKY OMAR AL-NBMAN 



285 



Cuando la Madre de todas las Calamidades entró 
en el aposento del rey Afridoníos, éste se levantó 
en honor suyo, y io tálamo hizo el rey Hardobios. 
Y dijo la vieja: 

■ lOh rey! ahora tenemos que dar de lado á todo 
ese incienso fecal y á todas las bendiciones patriar- 
cales, que no han hecho mas que atraer la desgra- 
cia sobre nuestras cabezas. Y pensemos más bien 
en obrar á la luz de la verdadera sabiduría. He 
aquí cómo ha de ser esto: los musulmanes se en- 
caminan á marchas forzadas para sitiar nuestra 
ciudad, y hay que enviar heraldos por todo el im- 
perio invitando á los habitantes á que se reúnan 
en Constantinia y nos ayuden á rechazar el asalto 
de los sitiadores- ¡Y que los soldados de todas las 
guarniciones se apresuren á venir á encerrarse en 
estos muros, ya que el peligro es apremiante! 

*Ea cuanto á mí, ¡oh rey! déjame obrar, y 
pronto la fama hará llegar hasta ti el resultado de 
mis artificios y el éxito de mis fechorías contra los 
musulmanes. En este momento me voy de Constan- 
tinia. ¡Y que el Cristo, hijo de Miriam, te tenga 
en su guarda!» 

El rey Afridonioa ee apresuró á seguir los con- 
sejos de la Madre de todas las Calamidades, que, 
como había dicho, salió de Constantinia. 

Ahora bien; he aquí la estratagema imagi- 
nada por aqueila vieja tan astuta: salió de la ciu- 
dad con cincuenta de los mejores guerreros, que 
conocían la lengua árabe, y su primera diligen- 



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286 



ImAS MIL NOCHES V UNA NOCHffl 






cia fué disfrazarlos de mercaderes musulmanes. 
Lieró consigo cien mulos cargados de telas precio- 
sas, sedas de Antioquía y Damasco, raaos de refle- 
jos metálicos, brocados preciosos, y muchas otríis 
cosas regias. Y había cuidado de obtener del rey 
Afridonios una carta á manera de salvoconducto, 
que decía lo siguiente: 

«Loa mercaderes tal y cual son comerciantes 
musulmanes de Damasco, extraños á nuestro país 
y á nuestra religión cristiana, pero cokqo han co- 
merciado en nuestro país, y el comercio constituye 
la prosperidad de una nación y su riqueza, y como 
no son hombres de guerra, sino hombres pacífi- 
cos, les damos este salvoconducto para que nadie 
los perjudique en su persona ni en sus intereses, y 
no se les reclame diezmo alguno, ni derecho de en- 
trada ni salida por sus mercancías.» 

Y cuando los cincuenta guerreros se hubieron 
vestido de mercaderes, la pérfida vieja se disfrazó 
de asceta musulmán, poniéndose un gran ropón de 
lana blanca; se frotó la frente con un ungüento 
preparado por ella^ que le daba un brillo y una 
radiación de santidad, y después hizo que le ataran 
los pieB de modo que las cuerdas le entraran en la 
carne hasta hacerle sangre, y dejasen huellas in- 
delebles. Entonces dijo á sus soldados: 

«Ahora tenéis que darme de latigazos, de modo 
que me queden cicatrices imborrables en mi cuer- 



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HISTORIA DEL RfcUY OMAB AL-HBMAN... 



257 



po* Y no tengáis ningún escrúpulo, pues la necesi- 
dad tiene sus leyes, Y me pondréis en nn cajón se- 
mejante á esos cajones de mercancías, y lo colo- 
caréis sobre un mulo. Inmediatamente os pondréis 
en marcha, hasta que lleguemos al campamento de 
los musulmanes, cuyo jefe es Seharkán, Á cuantos 
quieran cerraros el camino, les mostraréis la carta 
del rey Afridonios, que os presenta como merca- 
deres de Damasco, y solicitaréis ver al príncipe 
Scharkán. Cuando os veáis en su presencia y oa 
interrogue acerca de vuestro oficio y de las ganan- 
cias realizadas en el país de los rumia, le diréis: 

«i Oh rey afortunado! la ganancia más saneada 
y meritoria de nuestro viaje al país de esos cristia- 
nos descreídos ha sido el rescate de un santo asce- 
ta que hemos arrancado de entre las manos de sus 
perseguidores, los cuales le torturaban en un sub- 
terráneo desde hacia quince años, queriendo que 
abjurase la santa religión de nuestro profeta Maho- 
med (¡sean con él la paz y la plegaria!) Y he aquí 
cómo ha ocurrido la cosa: 

Hacia algún tiempo que estábamos en Constan- 
tinia vendiendo y comprando, cuando una noche, 
mientras calculábamos las ganancias del día, vimoa 
aparecerse en la pared de la sala la imagen de 
un hombre, cuyos ojos estaban llenos de lágrimas, 
que corrían á lo largo de sus venerables barbas 
blancas. Y los labios de aquel anciano se movieron 
lentamente, y pronunciaron estas palabras: «¡Oh 
musulmanes! Si hay entre vosotros algunos que te* 



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338 



LAS MIL NOCtffiS Y UNA NOCHfil 



man á Alah y cumplan loe preceptos de nuestro Pro- 
feta (¡sean con él la paz y la plegaria!) que salgan 
de este país de loa descreídos y vayan en busca del 
príncipe Scharktm, cuyo ejército, según está escri- 
to, ha de tomar algún día á los rumís la ciudad de 
Constantinia. Y en vuestro camino, al cabo de tres 
jornadas de marcha, encontraréis un monasterio. 

Y en este monasterio, en tal lugar, de tal sitio, hay 
un subterráneo en el cual desde hace quince años 
está encerrado un santo asceta llamado Abdalah, 
cuyas virtudes son agradables á Alah el Altísimo. 

Y ha caído en manos de los monjes cristianos, que 
lo han encerrado allí y lo atormentan horriblemen- 
te, por odio á su religión. Así es que el rescate de 
ese santo sería para vosotros la acción más meri- 
toria ante el Muy Poderoso, i Y por sí misma es una 
hermosa acción! No os diré más* ¡Que la paz sea 
con vosotros!» 

»Y dicho esto, la ñgura del anciano se borró 
ante nuestros ojos...» 

Bu este momento de su narración, Schabrazada vio 
aparecer la mañana, y se calló discretamente. 



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HISTORIA DHL RHY OMAR AL-SBMAN 



239 




PERO CUANDO LLEGÓ 
LA 94. a NOCHE 



Ella dijo: 

cY dicho esto, la figura del anciano se borró 
ante nuestros ojos. 

► Entonces empaquetamos todas las mercaderías 
que nos quedaban y cuanto habíamos comprado 
en el país de los rumia, y salimos de Constantinia. 
Al cabo de tres jornadas de marcha, encontramos 
el monasterio en medio do un villorrio. Para no 
llamar la atención sobre nuestros proyectos, des- 
embalamos parte de las mercaderías en la plaza 
pública, según es costumbre entre los mercaderes, 
y nos pusimos á vender hasta que cayó la noche. 
Y á favor de las tinieblas, nos deslizamos en el 
monasterio, amordazamos al monje portero y pe- 
netramos en el subterráneo* Y como había dicho 
la aparición, encontramos al santo asceta Abdalah, 
que está ahora en uno de nuestros cajonea, que 
vamos á poner en tus manos.» 

Y después de repetir estas palabras á sus solda- 
dos para que las aprendiesen bien, la Madre de 
todas las Calamidades, disfrazada de asceta, aña- 
dió: « 1 Entonces yo me encargaré del exterminio 
de todos esos musulmanes!» Inmediatamente le 
dieron de latigazos hasta hacerle sangre, y la en- 



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240 



LAS MIL NOCHES T UNA NOCHE 



cerraron en un cajón, que colocaron sobre un mulo, 
y emprendieron el camino para poner en ejecución 
el plan de aquella maldita vieja. 

En cuanto al ejército de los creyentes, se repar- 
tió el botín después de la derrota de loa cristianos, 
y glorificó á Alah por sus beneficios. Daurmakán 
y Scharkán se estrecharon las manos para felici- 
tarse, y Scharkán, lleno de alegría, dijo: «¡Oh 
hermano Daul'oiak&n! deseo que Alah te conceda 
un hijo varón, para que se case con mi hija Fuerza 
del Destino.* Y celebraron la victoria, hasta que 
el visir Dandán les dijo: «¡Oh reyesl es muy pru- 
dente que sin perder tiempo persigamos á ios 
vencidos, aotes de que puedan rehacerse, y vaya- 
mos á sitiarlos á Gonstantinia y á exterminarlos 
totalmente de la superficie de la tierra. Pues como 
el poeta dijo: 

¡La delicia de las delicias es matar con la propia 
mano á los enemigos, y sentirse arrebatado por un 
corcel fogoso! 

¡La delicia más pura es la que os trae un mensa- 
jero que os envía la muy amada, para anunciaros 
su llegada próxima! 

¡Pero aún es más deliciosa la llegada de la muy 
amada, antes de que os la anuncie ningún mensajero! 

¡Qué delicia matar con la propia mano á los 
enemigos! ¡qué delicia sentirse arrebatado por un 
corcel fogoso! 



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HISTORIA D«L RMY OMA& AL-NBlMAtf 



241 



Cuando el visir Dandán hubo recitado estos 
versos, los doa reyes aceptaron bu parecer, y die- 
ron la señal de la partida, Y todo el ejército se 
puso en marcha, con bus jefes á la cabeza. 

Y anduvieron sin descanso, atravesaron gran- 
des llanuras abrasadas por el sol, en las cuales sólo 
crecía una hierba amarillenta, única vegetación de 
aquellas soledades habitadas por la presencia de 
Alah. Y al cabo de seis días de una marcha fatigo- 
sa por aquellos desiertos sin agua, acabaron por 
llegar á un país bendecido por el Creador. Delante 
de ellos se extendían unas praderas llenas de fres- 
cura, regadas por arroyos rumorosos, y donde 
florecían árboles frutales. Esta comarca, por donde 
corrían las gacelas y en donde cantaban las aves, 
semejaba un paraíso con sus grandes árboles ebrios 
da rocío, y cuyas ramas estaban cuajadas de flores 
que sooreían, á la brisa, como dice el poeta: 

¡Escucha, niño mío! El musgo del jardín se tiende 
dichoso bajo la caricia de las flores dormidas. Es una 
gran alfombra de esmeralda^ con reflejos adorables. 

¡Cierra los ojos, niño mío! ¡Oye cómo canta el 
agua al pie de las cañas/ ¡Ahí ¡cierra los ojos! 

¡Jardines! ¡Vergeles! ¡Arroyos! ¡Yo os adoro! 
¡Oh arroyo querido! bajo la sombra de los sauces 
inclinados, brillas al sol como una mejilla. 

¡Agua del arroyo que te ciñes á los tallos de las 
flores, tus burbujas forman cascabeles de plata! ¡ Y 
vosotras, flores exquisitas, coronad á mi amado!... 



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242 



LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE 



Y extasiado coa aquellas delicias, Daul'makáa 
dijo á Scharkán: «¡Oh hermano míol no creo que 
hayas visto en Damasco jardines tati hermosos. 
Descansemos aquí dos ó tres días, para que nuestros 
soldados respiren aire puro y beban esa agua tan 
dulce, á fia de que puedan luchar mejor con los des- 
creídos.» Y á Scharkán le pareció que la idea era 
excelente. 

Y á los dos días, cuando iban á levantar las 
tiendas, oyeron voces á lo lejos. Y les dijeron que 
era una caravana de mercaderes de Damasco que 
regresaba á su tierra, y á quienes los soldados que- 
rían castigar por haber comerciado con los infieles. 

Precisamente en aquel momento llegaban los 
mercaderes, rodeados por los soldados. Y se echa- 
ron & los píes de Daul'makán, y le dijeron: «¡Veni- 
mos del país de los infieles, que nos han respetado 
no perjudicándonos en nuestras personas ni en 
nuestros bienes, y he aquí que ahora nuestros her- 
manos nos saquean y nos maltratan en país mu- 
sulmán!» Y sacaron el salvoconducto del rey de 
Constantinia, y se lo alargaron á Daul ? makán, que 
lo leyó, lo mismo que Scharkán. Y Scharkán dijo: 
«Lo que os hayan quitado se os devolverá en el 
acto* Pero ¿por qué habéis ido á comerciar con 
los infieles?» Entonces loa falsos mercaderes con- 
testaron: «¡Oh señor nuestro! Aíah nos ha llevado 
al país de los cristianos para obtener una victoria 
más importante que las de tus ejércitos y que 
cuantas has ganado!» Y Scharkán preguntó: *¿Cuál 



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HISTORIA DHL REY OMAK AL'NfflMAN... 



313 



es esa victoria, ¡oh musulmanes!?* Y ellos replica- 
ron: «No podemos hablar de ella mas que en un 
sitio seguro, librea de todo oído indiscreto; pues al 
llegara á extenderse esta nueva, ningún musulmán 
podría, ni en tiempo de paz, poner los pies en el 
país de los cristianos,» 

Al oír estas palabras, Daul'makán y Seharkán 
llevaron á los mercaderes á una tienda aislada. 
Entonces ios mercaderes,,. 

En este momento de su narración, Schakrazada vio 
aparecer la mafiana, y se calló discretamente. 







PERO CUANDO LLEGÓ 
LA 95. a NOCHE 



Ella dijo: 

He llegado á saber, ¡oh rey afortuoadol que en- 
tonces los mercaderes contaron á los dos hermanos 
la historia inventada por la Madre de todas las 
Calamidades. Y los dos hermanos se conmovieron 
profundamente al saber los suplicios del santo asce- 
ta y cómo pudieron salvarle del subterráneo. Pero 
preguntaron á loa mercaderes: «¿Dónde está ese 
santo asceta? ¿Lo habéis dejado en el monasterio?» 
Y ellos contestaron: «Guando matamos al monje 
guardián del monasterio, nos apresuramos á en- 
cerrar al santo en un cajón, lo cargamos en uno 



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24á 



LAS MIL NOGHKS Y UNA NOCHE 



de los mulos, y huímos en seguida. Y ahora lo va- 
mos á poner en vuestras manos. Y antes de huir 
del monasterio, pudimos comprobar que encerraba 
quíntales y quintales de oro, y de plata, y de pe- 
drería, y joyas de todas clases. Pero de todo esto 
os podrá hablar mejor que nosotros el santo asceta 
dentro de unos Instantes.» 

Entonces loa mercaderes se apresuraron á des- 
cargar el mulo, abrieron el cajón, y presentaron al 
santo asceta ante los doa hermanos. Y apareció tan 
negro como una cañafístula, por lo mucho que ha- 
bía enflaquecido y se había arrugado, y llevaba en 
la piel las cicatrices de los latigazos, que parecían 
huellas de cadenas hundidas en la carne. 

Al verlo (¡en realidad era la vieja Madre de 
todas las Calamidades!) f los dos hermanos se con- 
vencieron de que tenían delante al más santo de 
los ascetas, sobre todo cuando vieron que su frente 
brillaba como el sol, gracias al ungüento misterio- 
so con que se había untado la piel. Y adelantaron 
hacia la vieja maldita, y le besaron fervorosamen- 
te las manos y los pies, pidiéndole su bendición, y 
hasta se pusieron & sollozar, por lo mucho que les 
conmovían los padecimientos sufridos por la que 
creían que era un santo asceta. Entonces la Madre 
de todas las Calamidades les hizo seña de que se 
levantaran, y les dijo: «¡Cesad de llorar, y oíd mis 
palabras!» Los dos hermanos obedecieron en segui- 
da, y ella dijo: 

«Sabed que, en lo que se refiere á mí persona, 






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HISTORIA DBL REY OMAH AL-NBMAN 



245 



me someto á la voluntad del Señor, puesto que loa 
malea que me envía no son mas que pruebas á que 
«órnete mi paciencia y mi humildad. |Sea bendito 
y glorificado! Porque el que no sabe soportar las 
pruebas del Muy Bueno, no llegará nunca á gustar 
las delicias del Paraíso. Y si ahora me alegro de 
verme libre, no es porque se hayan acabado mis 
sufrimientos, sino por verme junto á míe hermanea 
los musulmanes y porque confío en morir entre loa 
guerreros que luchan por la causa del Islam. ¡Y 
los creyentes que sucumben en la guerra santa no 
mueren, pues au alma es Inmortal!» 

Entonces los dos hermanos volvieron á besarle 
las manos fervorosamente, y quisieron ordenar que 
le dieran de comer, pero ella se negó, Y les dijo: 
«Estoy ayunando desde hace quince años* Ahora 
que Alah me ha otorgado tantas mercedes, no he 
de ser tan impío que corte mi ayuno y mi abstinen- 
cia, pero acaso al ponerse el sol tome un bocado.» 
Al oir esto ya no insistieron más, pero al anoche- 
cer mandaron preparar manjares y se los llevaron 
personalmente, pero la maldita se negó otra vez, 
diciendo: *|No es hora de comer, sino de rezar al 
Muy Poderosa!» Y en seguida hizo como que re- 
zaba en medio del mihrab. Y así estuvo orando 
toda la noche, y lo mismo las dos siguientes. En- 
tonces los dos hermanos sintieron hacia ella una 
gran veneración, y seguían creyéndola un hombre, 
tomándola por un santo asceta. Y le dieron una 
tienda magnifica para ella sola, con servidores es* 



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246 



LAS MfL NOCHES Y UNA KOCHB 



pecíales y cocineros, Y al tercer día, como insis- 
tiera en no probar alimento, fueron personalmente 
los dos hermanos k servirla, y mandaron traer 
cuantas cosas agradables podían desear la vista 
y el alma, Pero la vieja maldita no quiso tocar 
nada, y sólo conaíó un pedazo de pan y un poco de 
sal. Asi es que el respeto de los dos hermanoB se 
acrecentó hasta el límite del respeto, y Scharkán 
dijo á Daul'makán: «¡Este hombre ha renunciado á 
todos los goces del mundo! ¡Si la guerra no me 
obligase á combatir á los descreídos, me consa- 
graría por completo á su devoción y le seguiría 
toda mi vida para atraerme sus bendiciones! Pero 
vamos á rogarle que nos diga algo, pues mañana 
tenemos que marchar contra Constautinia, y será 
una buena ocasión para aprovecharnos de sus pala- 
bras,» Entonces el gran visir Dandán dijo: «Tam- 
bién quisiera oír á ese santo asceta y rogarle que 
rece por mí, á fia de que pueda encontrar la muerte 
en la guerra santa y presentarme al Sefior, pues 
estoy ya cansado de esta vida. 

Y los tres se dirigieron hacia la tienda en que 
estaba la Madre de todas las Calamidades, Y la 
hallaron sumida en el éxtasis de la oración. Enton- 
ces esperaron á que terminase» Pero como después 
de tres horas de espera, y á pesar de las lágrimas 
y de los sollozos que les arrancaba su admiración, 
ella seguía arrodillada y no les hacía el menor 
caso, se adelantaron humildemente y besaron el 
suelo. Entonces ella se levantó, les deseó la paz, y 



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HISTORIA DBL HlflY OMAft AL-NBM AS..- 



247 



lea dijo: «¿Qué venía á hacer aquí á esta hora?* Y 
ellos contestaron: «i Oh santo asceta entre los 
ascetas! hace ya varias horas que estamos aquí, 
¿Es posible que no hayas oído nuestro llanto?» Ella 
repuso: «¡El que se encuentra en presencia de Alah, 
do puede oír ni puede ver lo que pasa en este mun- 
do miserable!» Y ellos dijeron: «Venimos, ¡oh san- 
to asceta! á pedirte tu bendición antes del gran 
combate, y quisiéramos oír de tus labios el relato 
de tu cautiverio entre los descreídos, á loa cuales 
exterminaremos completamente mañana con la 
ayuda de Alah.* Entonces la maldita vieja contes- 
tó; «¡Por Alah! ¡Si no fuerais los jefes de los creyen- 
tes, nunca os contaría lo que voy á contaros* 
Porque las consecuencias de ello, con la ayuda de 
Alah, serán muy ventajosas para vosotros, ¡Escu- 
chad , pues!» 




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