Skip to main content

Full text of "Madera y bosques"

See other formats


ISSN 1405-0471 


Primavera 2016 ■ Xalapa, Ver 


-WP-V 



Madera y Bosques 

vol. 22 núm. 1 Primavera 2016 



comité editorial 


Raymundo Dávalos Sotelo 

Editor 

Dr. Patríete J. Pellicane 

Dr. Martín A. Mendoza Briseño 

Dr. Ariel Lugo 

M.C. Freddy Rojas Rodríguez 
Dr. Alejandro Velázquez Martínez 

Reyna Paula Zárate Morales 

Producción editorial 


Dr. Óscar Aguirre Calderón 

Universidad Autónoma de Nuevo León, México 

M. I. Miguel Cerón Cardeña 

Universidad Autónoma de Yucatán, México 

M.C. Mario Fuentes Salinas 

Universidad Autónoma de Chapingo, México 

Dr. Rubén F. González Laredo 

Instituto Tecnológico de Durango, México 

Dr. Raymond P. Guríes. 

University ofWisconsin, EUA 

Dr. Lázaro R. Sánchez Velázquez 

Universidad Veracruzana, México 

Dr. Amador Honorato Salazar 

Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, 

Agrícolas y Pecuarias, México 

Dr. Ezequiel Montes Ruelas 

Universidad de Cuadalajara, México 

Dr. José de Jesús Návar Cháidez 

Instituto Politécnico Nacional, Durango, México 

Dra. Carmen de la Paz Pérez Olvera 

Universidad Autónoma Metropolitana-lztapalapa, México. 

Dr. Hugo Ramírez Maldonado 

Universidad Autónoma de Chapingo, México 

Dra. María de los Ángeles Rechy de von Roth 

Universidad Autónoma de Nuevo León, México 

Dr. Víctor L. Barradas Miranda 

Instituto de Ecología, UNAM, México 


consejo editorial 


Damián Piña Bedolla 

Maquetación 

Gina Gallo 

Diseño de portada 


Madera y Bosques, Año 22, núm. 1, abril 2016, es una publicación cuatrimestral editada por el Instituto de Ecología, A.C. Carretera Antigua a Coatepec núm. 351. 
Col. El Haya, C.P. 91070, Tel. (228) 8421800, ext. 6106, www.lnecol.mx, mabosgue@lnecol.mx. Editor responsable: Dr. Raymundo Dávalos Sotelo. Reserva de 
Derecho al Uso Exclusivo núm. 04-2012-102312120900-102, ISSN 1405-0471, otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor, Licitud de Título núm. 
12906 y Licitud de Contenido núm. 10479, ambos otorgados por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Goberna- 
ción. Impresa por Fís. Arturo Sánchez y Gándara, Cuaplnol 52, Colonia Pedregal de Santo Domingo, Delegación Coyoacán, C.P. 04369, México, D.F., este número 
se terminó de Imprimir el 30 de abril de 2016 con un tiraje de 100 ejemplares. 

Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. 

Queda estrictamente prohibida la reproducción total o pardal de los contenidos e Imágenes de la publicación sin previa autorización del editor. 

La suscripción anual para 2015 es de $800.00+$400 para gastos de envío al Interior de la República y $90.00 USD al extranjero (no Incluye gastos de envío). 
Precio por ejemplares sueltos $300.00 y $30.00 USD, respectivamente. Incluye costos de envío por correo aéreo. Suscripciones en Departamento de Adgulsl- 
clones del Instituto de Ecología, A.C. Carretera Antigua a Coatepec 351, El Haya, Xalapa 91070, Ver. Tel.: (228) 842 1800 ext 5125. c.e. miguel.castillo@inecol.mx. 
Donaciones e intercambios, en el Instituto de Ecología, A.C., al c.e.: blbllo@lnecol.mx. 



c 


ontenido 


artículos de actualidad 



17 

37 


53 

71 

95 

111 

125 

Portada: 

Vegetación leñosa en un 
paisaje urbano de Xalapa, 

Veracruz, México 

Foto de: lan MacGregor-Fors 
Instituto de Ecología, A.C. 






El papel de la investigación científica en la creación de las áreas naturales protegidas 

Ragmundo Dávalos-Sotelo 

artículos científicos 

El uso de los árboles en Jamapa, tradiciones en un territorio deforestado 

Adi Lazos-Ruíz, Patricia Moreno-Casasola, Sergio Guevara S., Claudia Gallardo 
g Eduardo Galante 

Desarrollo forestal comunitario sustentable en la región norte de México y su desafío en 
el contexto de la globalización 

Concepción Lujan Álvarez, Jesús Miguel Olivas García, Hllda Guadalupe González 
Hernández, Susana Vázquez Álvarez, José Ciro Hernández Díaz g Humberto Luján 
Álvarez 

Percepciones sobre servicios ambientales y pérdida de humedales arbóreos en la 
comunidad de Monte Gordo, Veracruz 

José Luis Marín-Muñiz, María E. Hernández Alarcón, Evodia Silva Rivera g Patricia 
Moreno-Casasola 

Percepción local respecto a la valoración ambiental y pérdida de los recursos forestales 
en la región Huasteca de San Luis Potosí, México 

Carmelo Peralta-RIvero, M. Guadalupe Gallndo-Mendoza, Carlos Contreras-Servín, 
Marcos Algara-Slller g Jean Franqols Mas-Caussel 

Woody neotropical streetscapes: a case study of tree and shrub species richness and 
composition in Xalapa 

Ina Falfán and lan MacGregor-Fors 

Reconstrucción de la precipitación estacional con anillos de crecimiento para la región 
hidrológica Presidio-San Pedro 

Beatriz Díaz-Ramírez, José Villanueva-Díaz g Julián Cerano-Paredes 

Cambios en la cubierta vegetal, usos de la tierra y escenarios futuros en la región costera 
del estado de Oaxaca, México 

Edgar G. Lelja-Loredo, Humberto Reges-Hernández, Oscar Reges-Pérez, José L. Flores- 
Flores g Francisco J. Sahagún-Sanchéz 

Proceso de deforestación en el municipio de Cherán, Michoacán, México (2006-2012) 

María Luisa España-Boguera g Ornar Champo-Jiménez 

Ordenamiento ecológico territorial de Guadalupe Cuautepec, San Juan Bautista 
Suchitepec, Oaxaca, desde una perspectiva técnica y comunitaria 

Gabriela Álvarez-Olguín, Fldenclo Sustalta-RIvera, Gilberto Bautista-Sánchez g Eucebio 
César Pedro-Santos 

Vertical variation of density, flexural strength and stiffness of Persian silh wood 

Majid Kiael and Mohammad Farsl 

Estructura anatómica de la madera de dos encinos de Oaxaca 

Faustino Rulz-Aqulno, Marcos M. González-Peña, Juan I. Valdez-Hernández g Angélica 
Romero-Manzanares 

Anatomía de la madera de tres especies de Mimosa (Leguminosae-Mimosoideae) 
distribuidas en México 

Susana Adriana Montaño-Arias, Sara Lucía Camargo-RIcalde g Rosaura Grether 

Fe de erratas 




Cover: 

Woody vegetation in an urban 
landscape in Xalapa, Veracruz, 
México 


Photo by: lan MacGregor-Fors 
Instituto de Ecología, A.C. 



1 

1 

1 

1 



ontents 


7 

17 

37 

53 

71 

95 

111 


141 

55 

69 

77 

191 



topical papers 

The role of scientific research in the creation of natural protected areas 

Ragmundo Dávalos-Sotelo 

scientific papers 

Use of trees in Jamapa, traditions in a deforested area 

Adi Lazos-Ruíz, Patricia Moreno-Casasola, Sergio Guevara S., Claudia Gallardo 
and Eduardo Galante 

Sustainable forest community development in northern México and its challenge in the 
globalization context 

Concepción Lujan Álvarez, Jesús Miguel Olivas García, Hllda Guadalupe González 
Hernández, Susana Vázquez Álvarez, José Ciro Hernández Díaz and Humberto Luján 
Álvarez 

Perceptions about environmental Services and loss of forested wetlands in Monte Gordo 
community, Veracruz 

José Luis Marín-Muñlz, María E. Hernández Alarcón, Evodla Silva Rivera and Patricia 
Moreno-Casasola 

Local perception regarding to the environmental assessment and loss of forest resources 
in the Huasteca región of San Luis Potosí, México 

Carmelo Peralta-RIvero, M. Guadalupe Gallndo-Mendoza, Carlos Contreras-Servín, 
Marcos Algara-Slller and Jean Franqois Mas-Caussel 

Paisajes urbanos leñosos en el Neotrópico: Riqueza y composición de especies de 
árboles y arbustos en Xalapa 

Ina Falfán e lan MacGregor-Fors 

Reconstruction of seasonal precipitation with growth-rings in the hydrological región 
Presidio San Pedro 

Beatriz Díaz-Ramírez, José Villanueva-Díaz and Julián Cerano-Paredes 

Land use/cover change, and future scenarios in the Coastal región of Oaxaca State, 
México 

Edgar G. Lelja-Loredo, Humberto Reges-Hernández, Oscar Reges-Pérez, José L. Flores- 
Flores and Francisco J. Sahagún-Sanchéz 

Deforestation process in the municipality of Cherán, Michoacán, México (2006-2012) 

María Luisa España-Boquera and Ornar Champo-Jiménez 

Ecological Zoning of Guadalupe Cuautepec, San Juan Bautista Suchitepec, Oaxaca, from 
a technical and community perspective 

Gabriela Álvarez-Olguín, Fldenclo Sustalta-RIvera, Gilberto Bautlsta-Sánchez and 
Eucebio César Pedro-Santos 

Variación longitudinal en densidad, resistencia a flexión y rigidez de la madera 'de seda' persa 

Majid Kiaei g Mohammad Farsi 

Anatomical structure of the wood of two oahs from Oaxaca, México 

Faustino Rulz-Aqulno, Marcos M. González-Peña, Juan I. Valdez-Hernández and Angélica 
Romero-Manzanares 

Wood anatomy of three species of Mimosa (Leguminosae-Mimosoideae) occurring in 
México 

Susana Adriana Montaño-Arias, Sara Lucía Camargo-Ricalde and Rosaura Grether 


Erratum 




ARTÍCULOS DE ACTUALIDAD 


Madera y Bosques vol. 22, núm. 1: 7-13 Primavera 2016 

El papel de la investigación 

w 

científica en la creación de las 3TG3S 

naturales protegidas 

The role of scientific research in the creation of natural protected areas 



Raymundo Dávalos-Sotelo 1 


1 Red Ambiente y Sustentabilidad. Instituto de Ecología, A.C. 
Xalapa, Veracruz, México. raymundo.davalos@lnecol.mx 


Resumen 

La enorme necesidad de bienes materiales y servicios que tiene la humanidad, únicamente puede ser atendida con el aprovechamiento 
de los recursos naturales; pero al explotarlos se ejerce un gran impacto sobre ellos y una gran afectación a los ecosistemas. Para poder 
conservarlos sin que estos sean alterados significativamente, se creó el concepto de áreas naturales protegidas (ANP). En este trabajo se 
analiza y se discute la situación de las áreas naturales ubicadas en las zonas costeras, específicamente, de las zonas de humedales; que 
son áreas protegidas por el Convenio de Ramsar. Los manglares son humedales muy vulnerables a la degradación y muchas veces son 
motivo de conflicto entre las comunidades locales y otros usuarios de los recursos. Ante ello, existe un esquema que ha probado ser el 
más adecuado para encontrar un equilibrio entre ambas partes; se trata de crear y mantener reservas protegidas. En el tema de manglares 
y humedales de América tropical, Ariel Lugo y colaboradores han hecho contribuciones relevantes; sus trabajos han servido de referen- 
cia para estudios e investigaciones que son el soporte científico para la creación y/o gestión de humedales protegidos bajo el Convenio 
Ramsar en innumerables países. Los trabajos de conservación que emprenden los gobiernos y las comunidades locales que se basan en 
información proporcionada por los científicos son la mejor apuesta del mundo para conservar sus recursos naturales y mantener espe- 
ranzas de un mejor futuro para los habitantes del planeta. 

Palabras clave: cambio climático, ecosistemas, humedales, manglares, sitios Ramsar. 


Abstract 

The enormous needs of material goods and Services that humanity has can only be met with the use of natural resources. This exploita- 
tion exerts a great impact on these resources, implying large impacts on the ecosystems. To preserve part of natural resource areas so that 
they are not altered significantly, the concept of protected natural areas (PNA) was originated. This paper is an analysis and discussion 
of the natural protected areas located in Coastal areas and more specifically, the wetlands areas. These natural areas are protected by the 
Ramsar Convention. Mangroves are wetlands highly vulnerable to degradation and protected mangroves often come into conflict with 
local communities and other resource users. The scheme which has proven to be more appropriate to seek a balance between the parties 
is the creation and maintenance of protected reserves. On the subject of mangroves and wetlands of Tropical America, Ariel Lugo and 
collaborators have made important contributions, some of which are highlighted here. His works have served as reference for studies 
and research which are the scientific support for the creation and/or management of protected wetlands under the Ramsar Convention 
in countless countries. The conservation work undertaken by Governments and local communities which are based on information 
provided by the scientists are the best bet of the world to preserve their natural resources and maintain hopes of a better future for the 
inhabitants of the planet. 

Keywords: climate change, ecosystems, wetlands, mangroves, Ramsar sites. 


7 




Dávalos-Sotelo. El papel de la investigación en la creación de áreas protegidas 


Introducción 

La necesidad de bienes materiales y servicios que tiene la 
humanidad solamente puede ser atendida con el aprove- 
chamiento de los recursos naturales, con los objetos 
manufacturados a partir de los primeros y con el empleo 
de los servicios ambientales o ecosistémicos que producen 
los diversos hábitats. Este aprovechamiento ejerce un gran 
impacto sobre dichos recursos, renovables o no, lo que 
genera una gran afectación a los ecosistemas pues entre 
mayor es la población que debe ser satisfecha, mayor es la 
extracción. Para poder conservar cuando menos parte de 
los recursos sin que estos sean alterados significativa- 
mente, se creó el concepto de áreas naturales protegidas 
(ANP). La motivación para crear y mantener estas áreas es 
cumplir con los objetivos de preservar en su condición ori- 
ginal ejemplos típicos de los diversos ecosistemas para 
conocimiento, uso y disfrute de las generaciones futuras. 
Y entonces surge de inmediato la pregunta ¿qué áreas pro- 
teger y de qué tamaño deben ser esas áreas para que ten- 
gan posibilidades reales de subsistir y resistir las inevitables 
presiones a las que se verán sometidas? Es ahí donde entra 
en juego la investigación científica para abordar esta y 
otras preguntas de igual relevancia. El propósito de este 
trabajo fue repasar los elementos que se consideran impor- 
tantes para crear y gestionar las áreas protegidas. Debido 
a la complejidad del tema, que no podría ser cubierto en 
unas cuantas páginas, se decidió concentrar el análisis y la 
discusión en las áreas naturales protegidas ubicadas en las 
zonas costeras y más específicamente, en las zonas de 
humedales, que son de las más amenazadas tanto por 
efecto de las acciones antrópicas como por el impacto del 
cambio climático global. 

ÁREAS PROTEGIDAS EN ZONAS DE 
HUMEDALES 

Con el fin de generar una manera eficaz de crear áreas 
naturales específicamente en estas zonas, se formó la Con- 
vención Relativa a los Humedales de Importancia Interna- 
cional especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas, 
conocida en forma abreviada como Convenio de Ramsar. 
Este acuerdo intergubernamental fue firmado el 2 de 


febrero de 1971 en Ramsar (Irán) ciudad ubicada en la 
costa sur del Mar Caspio y entró en vigor el 21 de diciem- 
bre de 1975; su misión es la conservación y el uso racional 
de los humedales mediante acciones locales, regionales y 
nacionales y gracias a la cooperación internacional, como 
contribución al logro de un desarrollo sostenible en todo 
el mundo (Secretaría de la Convención Ramsar, 2013). 

Conforme a la definición de humedales de la Conven- 
ción, se incluye una amplia variedad de hábitats como 
pantanos, turberas, llanuras de inundación, ríos y lagos, y 
áreas costeras tales como marismas, manglares y praderas 
de pastos marinos; también arrecifes de coral y otras áreas 
marinas cuya profundidad en marea baja no exceda de 
seis metros, así como humedales artificiales tales como 
estanques de tratamiento de aguas residuales y embalses. 
Asimismo, contenido en el artículo 2 del párrafo 1, se esti- 
pula que “podrán comprender sus zonas ribereñas o cos- 
teras adyacentes, así como las islas o extensiones de agua 
marina de una profundidad superior a los seis metros en 
marea baja, cuando se encuentren dentro del humedal”. 

Manglares 

Una categoría especial de humedales costeros está repre- 
sentada por los manglares. Estos son ecosistemas diversos 
y de gran importancia ecológica que brindan gran varie- 
dad de servicios ambientales. Están considerados como 
zonas de alimentación, refugio y crecimiento de juveniles 
de crustáceos y alevines, actúan como sistemas naturales 
de control de inundaciones y como barreras contra huraca- 
nes e intrusión salina; controlan la erosión y protegen las 
costas; mejoran la calidad del agua al funcionar como fil- 
tro biológico; contribuyen en el mantenimiento de proce- 
sos naturales como respuesta a cambios en el nivel del mar; 
mantienen procesos de sedimentación, son refugio de flora 
y fauna silvestre y además poseen un alto valor estético, 
recreativo y de investigación (Conabio, 2009). El término 
manglar tiene dos significados generales en ecología (Lugo 
y Snedaker, 1974); uno se refiere a un grupo ecológico de 
especies halófilas pertenecientes a unos 12 géneros en ocho 
diferentes familias y el otro se refiere al complejo de comu- 
nidades de plantas en los bordes de los océanos tropicales, 


8 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 7-13 Primavera 2016 



y generalmente se consideran como bosques de marea 
media (Martinuzzi et al., 2009). Como ilustración del tipo 
de manglares en el Caribe, podemos mencionar el trabajo 
de Lugo y Cintrón (1975) quienes clasificaron los mangla- 
res de Puerto Rico en dos grupos basados en el clima y 
otros criterios. Los manglares de la costa norte están suje- 
tos a olas de gran energía, alta precipitación y escurri- 
miento de ríos. Los de la costa sureña están sujetos a 
regímenes de olas de baja energía, baja precipitación y baja 
escorrentía de ríos, cuando hay. Los manglares de cuenca 
y de ribera predominan en la costa norte mientras que los 
manglares de borde predominan en la costa sur. Todos los 
tipos son subtropicales y están sujetos al mismo régimen de 
temperatura. En las figuras 1 y 2 se ilustran dos ejemplos 
de estos manglares de Puerto Rico. 

Los manglares se encuentran en más de 120 países y 
cubren más de 15 millones de hectáreas a escala mundial. 
En el neotrópico, los manglares se extienden sobre 4,5 


millones de hectáreas, lo que representa alrededor de 30% 
del total del área global. México está en cuarto lugar entre 
los países con mayor área de manglares en el mundo con 
5% del área global total (Spalding et al., 2010). A escala 
internacional los manglares están protegidos por la citada 
Convención Ramsar que para enero de 2013 contaba con 
un total de 163 naciones adheridas como partes contra- 
tantes. Para esa fecha se contabilizaron más de 2060 
humedales en todo el mundo con una superficie mayor a 
197 millones de hectáreas (Secretaría de la Convención 
Ramsar, 2013); 175 de estos humedales son manglares 
ubicados en los neotrópicos (Lugo et al., 2014). En México 
hay 45 sitios Ramsar que cubren más de 64% del área 
total de manglares en el país. Muchos de estos sitios se 
traslapan con la mayoría de las 32 áreas federales protegi- 
das que abarcan aproximadamente 43% del área total de 
manglares (Spalding et al., 2010). Los acuerdos interna- 
cionales tipo Ramsar y otros semejantes promueven la 



Figura 1. Manglar rojo de Puerto Rico. 

(Foto de Jerry Bauer). 


9 






Dávalos-Sotelo. El papel de la Investigación en la creación de áreas protegidas 



Figura 2. Reforestación urbana de manglares en Puerto Rico. 

(Foto de Jerry Bauer). 


mejor protección de los manglares, otros ecosistemas y 
especies amenazadas; incrementan la atención y reconoci- 
miento de su importancia y refuerzan los marcos legales e 
institucionales a nivel nacional (Lugo et al., 2014). Actual- 
mente, existen 12 tratados internacionales más otros ins- 
trumentos que proveen protección a los manglares en 
general, algunos de los cuáles han estado en vigor por más 
de 50 años (Polidoro et al ., 2014). 

Aunque el número y área de manglares en sistemas de 
reserva continúa creciendo en América Latina y el Caribe, 
muchas de estas áreas son muy vulnerables a la degrada- 
ción, principalmente por la limitada capacidad y escasos 
recursos de las agencias encargadas de su cuidado así como 
por la pobre colaboración y coordinación interinstitucio- 
nal. Como Polidoro et al. (2014) han notado, los tratados 
e instrumentos internacionales pueden sufrir la falta de 
implementación y escasa supervisión y no necesariamente 
confieren protección legal a los ecosistemas de manglares. 


Los mismos autores señalan que ningún tratado o acuerdo 
internacional vigente en la actualidad apunta a la conser- 
vación, preservación o manejo de especies particulares de 
manglar. Aun cuando en muchos países las áreas protegi- 
das cuentan con personal y financiamiento suficiente, el 
caso de los manglares protegidos ha llegado a generar con- 
flicto con comunidades locales y otros usuarios de los 
recursos, particularmente con aquellos que utilizaban las 
reservas para su beneficio y que fueron excluidos sin com- 
pensación. Si, bajo las condiciones de cambio climático y 
las intervenciones humanas que tienden a incrementarse 
con el paso del tiempo, se considera la probabilidad de 
cambio en los ecosistemas, tanto local como globalmente, 
la viabilidad de la red de áreas naturales protegidas exis- 
tente a escalas local y global, debe ser reexaminada para 
encontrar maneras de alcanzar una mayor conectividad 
entre las condiciones actuales y los posibles movimientos 
futuros (Lugo et al ., 2014). 


10 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 7-13 Primavera 2016 


Disyuntiva entre desarrollo de la 

HUMANIDAD Y LA PROTECCIÓN DE LOS 
ECOSISTEMAS 

Es un hecho inevitable que el desarrollo de la civilización 
necesita del consumo de recursos y como se ha comen- 
tado, conforme se incrementa la población, aumentan las 
necesidades de recursos con el consiguiente impacto sobre 
los ecosistemas. Algo que se ha discutido desde que se 
publicó el célebre libro de Meadows et al. (1972), Los 
límites del crecimiento, es que existe un límite finito a los 
recursos disponibles. Algunos autores opinan que, de no 
disminuirse el ritmo de crecimiento actual, será inevitable 
un colapso de la civilización en un futuro no muy lejano 
(Hall y Day, 2009). La única salida posible sería alcanzar 
un equilibrio entre el ritmo de uso de los recursos y la 
capacidad de reproducción de los mismos. Esto sería fac- 
tible solamente en el caso de los recursos naturales reno- 
vables pero sería imposible con los no renovables, 
principalmente los combustibles fósiles. Las grandes ciu- 
dades (y también las pequeñas) se han construido a partir 
del uso, muchas veces indiscriminado, de los recursos; no 
hay otra forma posible, y una meta deseable sería consu- 
mir los recursos de manera eficiente a partir del reciclaje, 
del empleo óptimo de los materiales, diseños amigables al 
ambiente, etc., pero de cualquier manera, la merma de los 
recursos y la afectación a los ecosistemas es inevitable. 

Un caso reciente y muy comentado en México fue el 
de la destrucción del manglar conocido como Malecón 
Tajamar, ubicado en la zona urbana de Cancún, en el 
estado de Quintana Roo. Esta ciudad es un centro turís- 
tico de importancia mundial desarrollado a partir de la 
década de 1970 que se localiza en la zona costera del 
caribe mexicano, en un lugar cubierto originalmente por 
humedales y selvas tropicales. Para construir este com- 
plejo turístico, fue indispensable destruir gran parte del 
entorno natural para ser sustituido por grandes hoteles, 
zonas habitacionales y zonas comerciales. En la época en 
que se construyeron las primeras edificaciones, la opinión 
pública del país no tuvo forma de expresarse, a favor o en 
contra del desarrollo, porque era una época en la que las 
prioridades eran diferentes y el cuidado del ambiente no 



era una de las principales, o al menos para el grueso de la 
población, aunque seguramente algunos científicos e inte- 
grantes de los incipientes movimientos ecologistas habrían 
opinado en contra del desarrollo avasallador en esa zona. 
Además, las comunicaciones eran rudimentarias y el terri- 
torio de Quintana Roo estaba esencialmente despoblado. 
En la actualidad, las comunicaciones son extraordinaria- 
mente rápidas por medio de las redes sociales y lo que 
ocurre en alguna parte del mundo puede ser difundido a 
través de estas redes en lo que se describe en términos 
informáticos como “tiempo real”. Con una conciencia 
ambiental mucho más amplia en importantes sectores de 
la población, eventos como la destrucción de un manglar 
como el de Tajamar, causan gran revuelo y conmoción 
ante la opinión pública, y ya no resulta tan fácil para los 
propietarios del terreno proseguir con el desmonte y pos- 
terior construcción del complejo, esto a diferencia de las 
facilidades con las que pudieron haber contado en el 
pasado. Como dato, entre los primeros que llamaron la 
atención sobre este atentado al vital ecosistema estuvieron 
un grupo de trabajadores y estudiantes de Ecosur (Pro- 
nunciamiento de Ecosur sobre Tajamar (Ecosur, 2016). 

El papel de la investigación científica 

El tema desarrollo vs conservación sigue y seguirá vigente 
mientras existan necesidades humanas que atender. El 
esquema que ha probado ser el más adecuado para buscar 
un equilibrio entre ambas partes del dilema es el de crear 
y mantener reservas protegidas. ¿Cómo seleccionar estas 
áreas? Es indiscutible que la investigación científica des- 
empeña un papel fundamental en el proceso de decisión, 
junto con otros factores. Es necesario conocer los recursos 
de los que disponemos y los ecosistemas que los contienen, 
para buscar ese elusivo concepto de desarrollo sustenta- 
ble. Los trabajos de investigación aportan la información 
que facilitan la toma de decisiones. Como ejemplo, en el 
tema de manglares y humedales de América tropical, Ariel 
Lugo y colaboradores han hecho relevantes contribucio- 
nes. Lugo es uno de los investigadores más reconocidos en 
este campo de estudios y sus publicaciones son amplia- 
mente consultadas y citadas. Lugo (2002) y Lugo et al. 


Dávalos-Sotelo. El papel de la investigación en la creación de áreas protegidas 


(2015) han publicado trabajos en la revista Madera y Bos- 
ques utilizados como referencia para estudios e investiga- 
ciones que han servido como soporte científico para la 
creación y/o gestión de áreas de humedales protegidos 
bajo el Convenio Ramsar en países como Brasil, Colom- 
bia, Cuba, El Salvador, Honduras, las islas del Caribe, 
Malasia, México, Nicaragua y Sri Lanka. Así mismo, han 
sido una fuente relevante para estudios globales de los 
manglares en el mundo (Polidoro et al ., 2014; Webber et 
al., 2016) que igualmente hacen referencia a los sitios 
Ramsar. 

En otras revistas científicas sus trabajos han sido utili- 
zados para estudios sobre áreas de manglares o zonas de 
humedales boscosos de agua dulce en sitios protegidos 
Ramsar ubicados en todos los continentes. En el caso de 
América Latina los estudios encontrados en la literatura 
sobre este tema han sido desarrollados en países como 
Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Guatemala, México, 
Panamá, Paraguay, Venezuela y en otros países de América 
Central. En el Caribe se han hecho estudios sobre este 
tema en las Antillas, Santa Lucía y Trinidad y Tobago. En 
Asia, los trabajos en sitios protegidos que hacen referencia 
a los estudios de Lugo y colaboradores se han hecho en: 
Bangladesh, China, Indonesia, Japón, Tailandia y otros 
sitios en el sur de Asia. Incluso en Europa sus trabajos han 
sido citados en publicaciones científicas realizadas para 
zonas protegidas en Grecia y Suecia. En el caso de África, 
se puede citar un trabajo en Benín y también hay al menos 
un trabajo sobre sitios Ramsar en Australia que hace refe- 
rencia al trabajo de Lugo y sus colegas. En un archivo com- 
plementario (ubicado en el sitio web de la Madera y 
Bosques: http://wwwl.inecol.edu.mx/myb/lNDICE_TEX- 

TOS_MB.htm#216) se presenta un resumen de la lista de 
referencias bibliográficas sobre sitios Ramsar que citan los 
estudios de Lugo y colaboradores. 

Comentarios finales 

Un elemento que resalta la importancia del trabajo cien- 
tífico, es el de los trabajos de conservación que empren- 
den los gobiernos y las comunidades locales basados en 
la información proporcionada por los científicos. En paí- 


ses como Cuba y Ecuador se ha invertido una importante 
cantidad de recursos en los esfuerzos de conservación de 
los manglares y se están ensayando nuevos enfoques a 
través del involucramiento de las comunidades locales en 
la gobernanza de los recursos naturales (Gravez et al., 
2013; Lugo et al., 2014). Y es en planteamientos como 
estos donde participan científicos, gobiernos y comuni- 
dades, en donde está el futuro de la conservación de los 
recursos. La aplicación de los resultados y descubrimien- 
tos de la investigación, conjuntamente con el conoci- 
miento tradicional de los pobladores; ambos sectores 
auspiciados, encauzados, financiados y organizados por 
los gobiernos de los estados nacionales comprometidos 
con la conservación de recursos, es la mejor apuesta que 
tiene el mundo para conservar sus recursos naturales y 
así tener esperanzas de un mejor futuro para los habitan- 
tes de este sufrido planeta. 

Reconocimientos 

Las fotos de los manglares de Puerto Rico fueron propor- 
cionadas por Jerry Bauer, Biological Scientist, Internatio- 
nal Cooperation Team Leader, International Institute of 
Tropical Forestry, Río Piedras, Puerto Rico 00926. 

Referencias 

Conabio. 2009. Manglares de México: Extensión y distribu- 
ción. 2 a ed. Comisión Nacional para el Conocimiento y 
Uso de la Biodiversidad. México. 99 pp. 

Ecosur (El Colegio de la Frontera Sur). 2016. Pronunciamiento 
del Ecosur sobre Tajamar, http://www.ecosur.mx/blog/ 
ecosur-pronunciamiento-tajamar/. 

Gravez, V., R. Bensted-Smith, P. Heylings, y T. Gregoire-Wright. 
2013. Governance systems for marine protected areas in 
Ecuador. In: Moksness, E., E. Dahl y J. Stottrup, Eds. 
Global cballenges in integrated Coastal zone manage- 
ment. John Wiley & Sons, Ltd., Oxford, UK, 145-158. 
Hall, C. A. S. y J. W. Day, 2009. Revisiting the limits to growth 
after the Peak Oil. American Scientist 97: 230-237. 

Lugo, A. E. 2002. Conserving Latin American and Caribbean 
mangroves: issues and challenges. Madera y Bosques 1:5- 
25. 


12 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 7-13 Primavera 2016 



Lugo, A. E. y G. Cintrón. 1975. The mangrove forests of Puerto 
Rico and their management. In: Walsh, G., Snedaker, S., 
Teas, H. ( Eds .), Proceedings of International Symposium 
on Biology and Management of Mangroves, Institute of 
Food and Agricultural Sciences, University of Florida, 
Gainesville, FL, pp. 825-846. 

Lugo, A. E., E. Medina y K. McGinley. 2014. Issues and Cha- 
llenges of Mangrove Conservation in the Anthropocene. 
Madera y Bosques 20(3):ll-38. 

Lugo, A. E. y S. C. Snedaker. 1974. The ecology of mangroves. 
Annual Revieiv of Ecological Systems 5: 39-64. 

Martinuzzi, S., W. A. Gould, A. E. Lugo y E. Medina. 2009. 
Conversión and recovery of Puerto Rican mangroves: 200 
years of change. Forest Ecology and Management 257: 
75-84. 

Meadows, D. H., Randers, J. & Behrens, W.W. The Limits to 
Growth. Universe Books Publications: New York, 1972. 

Polidoro, B.A., K. E. Carpenter, F. Dahdouh-Guebas, J. C. Elli- 
son, N. E. Koedam y J. W.H. Yong. 2014. Global patterns 
of mangrove extinction risk: implications for ecosystem 
Services and biodiversity loss. In: Coastal Conservation , 
Eds B. Maslo y J. L. Lockwood. Cambridge University 
Press. 


Secretaría de la Convención de Ramsar. 2013. Manual de la 
Convención de Ramsar: Guía a la Convención sobre los 
Humedales (Ramsar, Irán, 1971), 6a. edición. Secretaría 
de la Convención de Ramsar, Gland, Suiza. 

Spalding, M., M. Kainuma y L. Collins. 2010. World atlas of 
mangroves. London, Earthscan 319. 336 pp. 

Webber, M., H. Calumpong, B. Ferreira, E. Granek, S. Green, 
R. Ruwa y M. Soares. 2016. Mangroves. Chapter 48. The 
First Global Integrated Marine Assessment World Ocean 
Assessment I by the Group of Experts of the Regular Pro- 
cess. In: Lorna Inniss and Alan Simcock (Joint Coordina- 
tors) United Nations General Assembly and its Regular 
Process for Global Reporting and Assessment of the State 
of the Marine Environment, including Socioeconomic 
Aspects © 2016 United Nations. Disponible en: http:// 
www.un.org/Depts/los/global_reporting/WOA_RegPro- 
cess.htm 

Manuscrito recibido el 28 de enero de 2016. 

Aceptado el 28 de abril de 2016. 

Este documento se debe citar como: 

Dávalos-Sotelo, R. 2016. El papel de la investigación científica en la 

creación de las áreas naturales protegidas. Madera y Bosques 22(1): 

7-13. 


13 



ARTÍCULOS CIENTÍFICOS 


Madera y Bosques vol. 22, núm. 1: 17-36 Primavera 2016 

El uso de los árboles en 



Jamapa, tradiciones 

en un territorio deforestado 


Use of trees in Jamapa, traditions in a deforested area 


Adi Lazos-Ruíz 1 , Patricia Moreno-Casasola 2 *, Sergio Guevara S. 2 , Claudia Gallardo 2 y Eduardo Galante 1 


1 Centro Iberoamericano de la Blodlversldad (CIBIO). 
Universidad de Alicante. San Vicente del Raspelg, 
Alicante, España, adl_lazos@hotmail.com, galante© 
ua.es 


2 Instituto de Ecología, A.C. Red de Ecología Funcional. 
serglo.guevara@lnecol.mx, claudia.gallardo@inecol. 
mx 


* Autor para correspondencia, patrlcla.moreno@lnecol.mx 


Resumen 

Los árboles han jugado un papel fundamental en el desarrollo de las civilizaciones, tanto como recursos de aprovisionamiento como por 
otros servicios ecosistémicos. Sin embargo hay una fuerte perturbación de los bosques tropicales que ha disminuido la cantidad y diver- 
sidad de los árboles. Una de las causas principales de esta situación es el cambio de uso del suelo, sobre todo para actividades ganaderas, 
que en el estado de Veracruz, México, ocupan alrededor de 3.7 millones de hectáreas (50.6% de su territorio). El objetivo de este trabajo 
fue investigar el conocimiento que los ganaderos tienen sobre las especies arbóreas, sus usos, su importancia cultural y los cambios que 
han sucedido a lo largo del tiempo. Se mencionaron 68 especies de árboles y se hizo una clasificación de 22 tipos de usos. Se calculó el 
índice de importancia cultural de cada especie y se describieron los cambios más importantes en el estilo de vida de las comunidades de 
estudio. Se encontró que hay un conocimiento amplio sobre los árboles pero se está perdiendo rápidamente. Los árboles se usan no solo 
para obtener beneficios en la ganadería sino para satisfacer otras necesidades de la vida cotidiana. La cantidad y la diversidad de especies 
arbóreas refleja el estilo de vida de las comunidades junto con sus influencias y cambios en el tiempo. Las decisiones de los ganaderos 
configuran el paisaje y por lo tanto se recomienda aumentar la cantidad de árboles en los potreros, su conservación y su uso para man- 
tener los servicios ecosistémicos que proveen. 

Palabras clave: acciones de conservación, conocimiento local, ganadería, importancia cultural, tipos de uso. 


Abstract 

Trees have played an important role in the development of civilizations, both for provisioning of resources and for other environmental 
Services. However, there is a strong decrease in the quantity and diversity of tropical forests trees due to land use changes. One of the 
main causes of this situation is the livestock activity, which in the State of Veracruz, México, occupies a surface of about 3.7 million 
hectares (representing 50.6% of its territory). The objective of this study was to research into cattle ranchers’ knowledge of arboreal 
species, their uses, their cultural importance and the changes that have taken place over time. Sixty eight species of trees were mentioned 
and their uses were classified in 22 types of uses. The cultural importance Índex was calculated for each species and the most important 
changes in the communities’ lifestyle were described. The results showed that ranchers have a wide knowledge about trees but it is rapidly 
disappearing. Trees are used not only to get benefits for the livestock activity but also to satisfy other needs of daily life. The quantity 
and diversity of arboreal species reflect the lifestyle, influences and changes over time within the communities. The decisions of ranchers 
configure the landscape, and therefore the recommendation is to increase the amount of trees, their conservation and uses to maintain 
the environmental Services they provide. 

Keywords: conservation actions, local knowledge, livestock, cultural importance, types of use. 


17 




Lazos- Ruízef al. El uso de los árboles en Jamapa 


Introducción 

Los árboles han tenido un enorme valor en el desarrollo 
de las civilizaciones desde tiempos preagrícolas (Casas, 
2001), por sus usos con fines tanto utilitarios -madera 
leña, alimento y derivados medicinales- como rituales y 
cosmogónicos (Bellefontaine et al., 2002; López-Austin, 
1997; Toledo et al., 1995). También se les confiere una 
gran importancia por los servicios ecosistémicos que 
brindan, como refugio para vida silvestre, sombra, 
conectividad del paisaje, regulación del clima, control de 
erosión, mantenimiento de biodiversidad y formación y 
fertilidad del suelo, entre otros (Guevara et al., 2005; 
Millenium Ecosystem Assessment, 2005; Moreno-Casa- 
sola y Paradowska, 2009). A pesar de su importancia, se 
está dando una disminución global del número de árbo- 
les de gran talla debido a causas antropogénicas (Lind- 
enmayer et al., 2012). México es uno de los diez países 
con mayor cobertura de bosques primarios del mundo y 
es el séptimo con mayor deforestación (FAO, 2010), con 
una pérdida anual neta de 367 224 hectáreas (Céspedes 
y Moreno, 2010). Esta perturbación se refleja en que más 
de la mitad de las superficies de bosque tropical perenni- 
folio, subcaducifolio y caducifolio están constituidos por 
vegetación secundaria -i.e. la vegetación que sucede 
cuando se pierde el bosque original (Conafor, 2012). Los 
humedales arbóreos y herbáceos también han sido alte- 
rados, habiéndose perdido o degradado una superficie de 
62% (Landgrave y Moreno-Casasola, 2012). Los man- 
glares están protegidos por la legislación ambiental 
mexicana, pero otros tipos de vegetación como las selvas 
inundables, no han sido considerados ni estudiados ade- 
cuadamente y apenas quedan bordes alrededor de los 
manglares (Infante et al., 2014; Landgrave y Moreno- 
Casasola, 2012). 

Las principales causas de la deforestación son el cam- 
bio de uso de suelo (Toledo, 1990), sobre todo para activi- 
dad ganadera - lo cual ha traído la proliferación de grandes 
extensiones de pastos introducidos para ganado bovino 
(Guevara y Moreno-Casasola, 2008) - y acciones promo- 
vidas por políticas públicas y programas gubernamentales 
en diferentes épocas del país (Bravo et al., 2010; Niembro, 


2001) como el Programa Nacional de Desmontes en la 
década de 1970 (Moreno, 2011). 

Veracruz, estado en la costa del Golfo de México, 
destina alrededor de 3.7 millones de hectáreas - 50.6% de 
su territorio - a la ganadería (Sedarpa, 2012); es decir, los 
potreros son los paisajes predominantes (Guevara et al., 
2005). La ganadería veracruzana se caracteriza por ser 
extensiva, con ganado de doble propósito (leche y carne), 
en unidades de pequeña escala, con un bajo nivel produc- 
tivo y tecnológico y con una alta dependencia del pastizal 
cuya calidad y disponibilidad están marcadas por las tem- 
poradas de secas y lluvias (Travieso-Bello y Moreno- 
Casasola, 2011; Vilaboa y Díaz, 2009). 

Árboles en la ganadería 

La estructura y composición arbórea de los potreros están 
determinadas en gran parte por las decisiones de uso y 
prácticas de manejo ganaderas, por ejemplo cuántos y cuá- 
les árboles dejar en pie, cuáles sembrar o eliminar. La selec- 
ción de las especies se relaciona con los beneficios que 
aportan para satisfacer las necesidades del ganadero (Esqui- 
vel et al., 2003; Gómez-Pompa, 1987; Gómez et al., 2013), 
por ejemplo para postería, cercas vivas, forraje y sombra. 
Los postes (troncos de aprox. 1.80 m de altura) son usados 
para sostener el alambre que delimita el espacio accesible al 
ganado, una hectárea necesita alrededor de 130 postes que 
deben ser reemplazados periódicamente. Las cercas vivas 
son árboles dispuestos en hilera que marcan un lindero o 
forman parte de las cercas con alambre; para esta finalidad 
usualmente se eligen especies que se propagan por estaca 
porque ahorran tiempo de crecimiento y evitan que sean 
comidas o pisadas por el ganado (Avendaño y Acosta, 
2000). El forraje obtenido de hojas, tallos tiernos, flores o 
frutos de los árboles diversifica los recursos nutricionales 
para el ganado mejorando su rendimiento (Villa et al., 
2009). En cuanto a la sombra de los árboles, Betancourt et 
al. (2003) encontraron que modifica el comportamiento de 
los animales en los potreros y favorece la producción de 
leche. Los árboles en pie dentro de los potreros no solo son 
proveedores de estos beneficios sino que funcionan como 
puntos de conectividad en el paisaje, facilitan la preserva- 


18 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 17-36 Primavera 2016 



ción y dispersión de semillas y son núcleos potenciales de 
regeneración de las selvas (Guevara et al., 2005). De esta 
manera, las decisiones de los ganaderos con respecto a los 
árboles de sus terrenos inciden en la disponibilidad y man- 
tenimiento de los servicios ecosistémicos. 

Conocimiento tradicional de los árboles 

Los principales trabajos sobre usos tradicionales de los 
árboles se han realizado con grupos indígenas (Toledo et 
al., 1995), incluyendo los mayas (Rico et al., 1991), los 
mixtéeos (Casas et al., 1994) y los lacandones (Levy et al., 
2002). Sin embargo existe poca información sobre el uso 
de los árboles por poblaciones mestizas - 90% de la pobla- 
ción rural en México (Inegi, 2010) -, y muchos menos 
trabajos sobre el conocimiento de los ganaderos en zonas 
tropicales (Muñoz, 2006). Además, actualmente hay una 
grave pérdida del conocimiento sobre usos tradicionales 
de los árboles (Reyes, 2009; González et al., 2012b). Las 
nuevas generaciones están cada vez menos interesadas en 
el campo y en general tienen poco sentido de apropiación 
de los recursos (Marín, 2013). 


Objetivos 

Los objetivos de este trabajo fueron investigar cuáles espe- 
cies arbóreas conocen los ganaderos, los usos que les dan, 
su importancia cultural y los cambios que han ocurrido en 
la zona a lo largo del tiempo. Se espera que los resultados 
de este trabajo sirvan como base para rescatar y rediseñar 
mejores prácticas de manejo en las zonas ganaderas, que 
promuevan una mayor conservación y uso de los árboles 
para preservar sus servicios ecosistémicos. 

Materiales y métodos 

Sitio de estudio 

El estudio se llevó a cabo en las localidades rurales de La 
Matamba, El Piñonal y El Yagual en el municipio de 
Jamapa, Veracruz, México (Fig. 1). No obstante, se consi- 
dera como una sola área de estudio debido a la cercanía 
entre comunidades y porque todas están ubicadas en los 
alrededores de los últimos restos de vegetación de hume- 
dales (selva inundable) y bosque tropical caducifolio de la 
zona. Este lugar ha sido habitado desde tiempos prehispá- 



O 


Escala gráfica 
(kilómetros) 

1.6 3.2 4.B 6.4 B.O 




MANLIO f-ABIO 
AL í AMIRANO 


MEDSLLÍN 


MEDfcLLfN 


;W*1<r 

. -y-y*- 


Simbotogía 

Agricultura 

Pastizal '.L' 

Bosque tropical 
Zona urbana 


cor AXILA 




Figura 1. Ubicación, uso de suelo y vegetación del municipio de Jamapa, Veracruz, México, así como localización de las comunidades 
de El Piñonal, La Matamba y el Yagual (Inegi, 2009). 


19 



Lazos-Ruíz etal. El uso de los árboles en Jamapa 


nicos (Moreno-Casasola e Infante, 2009) aunque actual- 
mente es una población mestiza; el uso tradicional de 
recursos prevalece hasta la actualidad pero corre el riesgo 
de desaparecer (González et al ., 2012a y 2012b). El terri- 
torio del municipio está dedicado en 1% a zona urbana, 
4% es bosque tropical (mayormente perturbado) y 95% a 
actividades agrícolas (i.e. cultivo de maíz y mango) y 
ganaderas; aunque solo 19% de la población económica- 
mente activa se dedica a estas actividades (Sefiplan, 2013). 
El clima es cálido subhúmedo con lluvias en verano, con 
precipitación entre 1100 mm y 1300 mm anuales, tempe- 
ratura media entre 24 °C y 26 °C y altitud entre 10 m y 40 
m snm (Sefiplan, 2013). 


Indice de Importancia Cultural 

Se calculó el índice de Importancia Cultural (IIC) de cada 
especie z (lIC z ) de Turner (1988) con las modificaciones 
propuestas por Ávila et al. (2011) y simplificado como 
sigue: 


ICC = 

z 


iu + fm + vut 

Z 1 Z £ 

3 


( 1 ) 


En donde la intensidad de uso de la especie z (iuj se 
calcula con la ecuación (2), la frecuencia de mención de la 
especie z (fmz) con la ecuación (3), el valor de la especie z 
para el uso a {vu za ) con la ecuación (4) y el valor total de 
uso para la especie z ( vutj con la ecuación (5). 


Selección de informantes y entrevistas 

Se buscaron informantes dueños de terrenos ganaderos 
por el método de “bola de nieve”, donde una persona 
sugiere a otra por su conocimiento y experiencia sobre el 
tema (Davis et al ., 2010). El tamaño de la muestra se 
determinó por punto de redundancia y saturación de la 
información (Letts et al ., 2007). Se llevaron a cabo entre- 
vistas semiestructuradas (Anexo 1), habiéndose clasifi- 
cado todas las respuestas (Tarrés, 2004). La información 
se complementó con talleres y visitas a los predios, que 
permitieron corroborar los resultados y enriquecer la dis- 
cusión del trabajo como parte del enfoque de investigación 
participante (Tarrés, 2004). 

Colectas botánicas 

Se colectó una muestra de cada especie de árbol que los 
informantes mencionaron, se identificó y se depositó en el 
Herbario del Instituto de Ecología, A.C. (XAL). Los tipos 
de vegetación a los que pertenece cada especie fueron con- 
sultados en la bibliografía y en el herbario XAL, posterior- 
mente se homologaron de acuerdo con la propuesta de 
Rzedowski (2006). Los nombres científicos y familias 
botánicas se verificaron en la base de datos Trópicos 
(http://www.tropicos.org/), que sigue el Grupo para la 
Filogenia de las Angiospermas (APG Angiosperm Phylo- 
genry Group). 


Num. de usos de la sp. z / o \ 

iu = — : (Z) 

z Núm. total de usos para todas las spp. 

r Núm. de menciones de la sp. z para todos los usos /-> \ 

/m, = — : — (ó) 

z Núm. total de menciones para todas las spp. para todos los usos 

Núm. total de menciones de la sp. z para el uso a / a \ 

vu = : — ( 4 ) 

za Núm. total de menciones para todas las spp. para el uso a 

VUt z = Za= l VU za (5) 

Este índice cuantifica objetivamente la importancia 
de cada especie asignada por el grupo de informantes, 
considerando su intensidad, frecuencia y valor de uso aso- 
ciados a su reconocimiento, reputación y mareaje léxico 
(i.e. qué tanto la gente se acuerda del nombre de la especie) 
a través de las menciones y los usos. 

Resultados 

Se entrevistaron 19 personas dueñas de terrenos ganade- 
ros: cinco mujeres y 14 hombres, de los cuales 10,5% 
tenían menos de 40 años, 58% entre 41 y 60 años y 
31,5% entre 61 y 80 años. Todos se dedican a la agricul- 
tura y/o ganadería y algunos además realizan otros traba- 
jos. Los entrevistados han tenido sus terrenos en la zona 
durante toda su vida, con excepción de una persona que 
adquirió el terreno hace menos de 10 años. Once por 
ciento informó que su terreno se desmontó hace menos de 
10 años, 37% entre hace 20 y 40 años, 16% entre 50 y 80 
años, 16% hace 100 años, 21% no supo responder. Todos 


20 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 17-36 Primavera 2016 



los informantes mencionaron que su terreno se inunda en 
alguna época del año. 

Se mencionaron 97 especies de plantas, de las cuales 
se excluyeron 21 por ser herbáceas y ocho por no poder 
identificarse al carecer de flores y frutos. Las 68 especies 
restantes (70% del total) -incluyendo palmas- fueron 
identificadas con sus usos, las partes del árbol que se uti- 
lizan, el tipo de vegetación donde se encuentran y su valor 
cultural (Tabla 1). 


Las familias mejor representadas fueron Fabaceae 
(13 especies), Moraceae (8 especies) y Malvaceae (5 
especies). La tabla 2 muestra las 20 especies menciona- 
das por más informantes, las especies con mayor 
número de usos, las especies de las que se utiliza un 
mayor número de partes y las especies con valor cultu- 
ral más alto. Gliricidia sepium y Madura tinctoria apa- 
recen entre los primeros cinco lugares de todas las 
categorías. 


Tabla 1. Especies de árboles mencionadas y sus usos. 

Familia/Nombre científico 

Nombre común 

No. de 

Usos 

IIC 

Partes 

Tipo de 

Referencias 



menciones 



utilizadas 

vegetación 


ANACARDIACEAE 

Mangifera indica L. 

mango 

6 

A, E, F, J, L, 

0.31 

tronco, ramas. 

bq, btc, btp. 

4,12 




M, N 


fruto 

cult, pz 


Spondias mombin L. 

jobo 

2 

F, 1, L 

0.07 

todo, fruto 

btc, btp, va, vs 

4,10 

Spondias purpurea L. 

ciruelo, ciruelo rojo 

3 

F,l 

0.05 

fruto 

bq, btc, btp. 

4 







cult, va 


ANNONACEAE 

Annona muricata L. 

guanábano 

2 

F 

0.03 

fruto 

btc, btp, bts. 

4 







cult 


Annona purpurea Moc. & Sessé ex 

ilama, ilana 

3 

F 

0.03 

fruto 

bq, btc, btp, vs 

4,6 

Dunal 








Annona reticulata L. 

anono 

2 

A, F, J, M 

0.13 

ramas, hojas. 

bq, btc, btp, bts. 

4,12 






fruto 

cult, va, vs 


APOCYNACEAE 

Tabernaemontana alba Mili. 

lecherillo 

2 

B, H, N 

0.08 

tronco, ramas 

btc, bts, vs 

2 

ARECAEAE 

Acrocomia aculeata (Jacq.) Lodd. ex 

palma de coyol 

1 

F 

0.02 

semilla 

btc, bts, du. 

3,13 

Mart. 

redondo 





Pl Pz 


Attalea butgracea (Mutis ex L f.) 

palma de coyol real 

10 

C, D, F, 1, J 

0.42 

tronco, hojas. 

btc, btp, bts. 

3,10,13 

Wess.Boer 





fruto, semilla 

pl, va 


Roystonea dunlapiana P.H. Alien 

palma de yagua 

5 

C, H 

0.07 

tronco 

pl, va 

11,13 

Sabai mexicana Mart. 

palma de apachite 

7 

C, D 

0.19 

tronco, hojas 

bq, du, btp, bts, 
va 

4,7,10,11,13 

BIGNONIACEAE 

Parmentiera aculeata (Kunth) Seem. 

cuajilote 

1 

G 

0.06 

fruto 

bq, btc, btp, bts. 

3,4 


pz, va, vs 


Usos: A-leña; B-utensilios; C-construcc¡ón de casas; D-techos de casas; E-muebles; F-comestlble; G-medlcinal; H-postes o estantes; l-cerca viva; J-forraje para ganado; 
K-ornamental; L-sombra; M-v¡da silvestre; N-madera; O-conservaclón; P-artesanías; Q-rltual; R-cortlna rompevlentos; S-otros; T-tlnta. 

Tipo de vegetación: bg-bosgue mesóñlo/de enclnos/de confieras; btc - bosgue tropical caduclfollo; btp - bosgue tropical perennlfollo; bts - bosgue tropical subcaduclfo- 
lio; cult-cultlvada; du-dunas; pl-palmar; pz-pastlzal; va - vegetación acuática (Incluye selva ¡nundable/rlparlo/manglares/esteros); vs-vegetaclón secundarla. 

Referencias para el tipo de vegetación: 1-Avendaño, 1998, 2-Castlllo y Medina, 2005, 3-Castlllo y Travieso, 2006, 4-Herbarlo XAL, 5-lbarra et al., 2012, 6-Lascuraln ef al., 2010, 
7-Moreno-Casasola e Infante, 2009, 8-Nash y Moreno, 1981, 9-Nlembro etal., 2010, 10-Pennlngton y Sarubhán, 2005, 11-Quero, 1994, 12-UNAM, 2009, 13-González er al. 2012a. 


21 



Lazos-Ruíz etol. El uso de los árboles en Jamapa 


Tabla 1 . Especies de árboles mencionadas y sus usos. (Continuación...) 


Familia/Nombre científico 

Nombre común 

No. de 

Usos 

IIC 

Partes 

Tipo de 

Referencias 



menciones 



utilizadas 

vegetación 


Roseodendron donnell-smithii (Rose) 

primavera 

1 

1 

0.02 

todo 

btc, bts 

10 

Miranda 








Tabebuia rosea (Bertol.) DC. 

roble 

9 

A, B, C, E, 

0.46 

todo, tronco. 

btc, btp, bts, du. 

3,4 




H, 1, L, N 


ramas 

pz, va, vs 


BORAGINACEAE 

Cordia cf. diversi folia Pav. ex DC. 

tepozán 

1 

G 

0.03 

hojas 

btc, bts 

3 

Cordia collococca L. 

ñopo 

3 

C,l 

0.06 

tronco 

bq, btp, bts, va 

8 

Cordia dodecandra DC. 

cópite 

7 

B, C, F, 1, J, 

0.28 

todo, tronco. 

btc, cult, vs 

4,10 




M,N 


ramas, hojas. 








fruto 



Ehretia tini folia L. 

frutillo, rayado 

4 

A, L, M, 

0.53 

todo 

bq, btc, btp. 

4,8,9 




0,5 



bts, vs 


BURSERACEAE 

Bursera simaruba (L.) 5a rg. 

mulato, palo mulato 

10 

G, 1, L, M 

0.18 

tronco, ramas. 

bq, btc, btp, bts. 

3,4,10 






hojas, corteza 

du, pz, va, vs 


CASUARINACEAE 

Casuarina equisetifolia L. 

pino 

1 

R 

0.18 

todo 

bq, btc, btp. 

4 







cult, du, va, vs 


COMBRETACEAE 

Terminalia catappa L. 

almendro 

1 

F, L 

0.04 

todo, semilla 

cult 

- 

EBENACEAE 

Diospyros nigra (J.F. Gmel.) Perr. 

zapote negro. 

6 

F 

0.04 

fruto 

bq, btc, btp, bts. 

6,10 


zapote prieto 





cult, va 


FABACEAE 

Acacia cochliacantha Humb. & 

huizache 

6 

A, C, H, 1, J 

0.25 

tronco, ramas. 

bq, btc, bts. 

4 

Bonpl. ex Willd. 





fruto 

dun, pz, va, vs 


Caesalpinia ca cal acó Bonpl. 

tihuil 

7 

A, H, 1, N 

0.12 

todo, tronco. 

btc 

9 






ramas 



Cassia fístula L. 

lluvia de oro 

1 

K,L 

0.37 

todo 

btc, bts, cult, vs. 

4 

Diphysa robín ioides Benth. 

amarillo, quebrache 

7 

B, H, 1, L, 

0.35 

todo, tronco. 

btc, btp, bts, du. 

4,10 




N,T 


ramas, corazón 

va, vs 


Enterolobium cyclocarpum (Jacq.) 

nacaxtle, nacastle. 

4 

A, E, F, 

0.14 

tronco, ramas. 

bq, btc, btp, bts. 

3,4,10 

Griseb. 

nacaste 


L, N 


fruto 

du, pz, va, vs 


Cliricidia sepium (Jacq.) Kunth ex 

cocuite 

12 

A, B, C, F, 

0.79 

todo, tronco. 

bq, btc, btp, bts. 

4,10 

Walp. 



H, 1, J, L, 


ramas, ñor. 

du, pz, va, vs 





N, 5 


hojas, brotes 



Haematoxylum campechianum L. 

tinto 

2 

B, C, H, 1, T 

0.24 

tronco, ramas. 

btc, btp, pz. 

4 






corazón 

va, vs 


Inga sp. 

chalahuite 

1 

G 

0.03 

corteza 

- 

- 

Leucaena leucocephala (Lam.) de Wit 

guaje 

2 

F, G 

0.05 

corteza, fruto bq, btc, btp, bts. 

4 







du, va 


Lonchocarpus sp. 

marinero 

5 

A, C, L 

0.12 

todo, ramas 

- 

- 


22 




Tabla 1 . Especies de árboles mencionadas y sus usos. (Continuación...) 


Familia/Nombre científico 

Nombre común 

No. de 
menciones 

Usos IIC 

Partes 

utilizadas 

Tipo de 
vegetación 

Referencias 

Piscidia piscipula (L.) Sarg. 

abí 

1 

C, N 0.06 

tronco 

bq, btc, btp, 
bts, vs 

4,10 

Pterocarpus officinalis Jacq. 

sangregado 

4 

G 0.07 

corteza 

btp, bts 

4 

Tamarindus indica L. 

tamarindo 

2 

F, L 0.06 

todo, fruto 

bq, btc, btp, du, 
cult, va, vs 

4 

LAMIACEAE 

Cmelina arbórea Roxb. ex Sm. 

melina 

3 

N 0.03 

tronco 

btp, bts, cult, vs 

4 

LAURACEAE 

Persea americana Mili. 

aguacate 

1 

F 0.02 

fruto 

bq, btc, btp, 
cult, vs 

4,10 

MALPIGHIACEAE 

Byrsonima crassifolia (L) Kunth 

nanche 

2 

F 0.04 

fruto 

bq, btc, btp, 
cult, du, va, vs 

4 

MALVACEAE 

Ceiba aesculifolia (Kunth) Britten & 

pochota 

1 

B 0.03 

semilla 

btc, btp, pz 

4 

Baher f. 

Ceiba pentandra (L) Gaertn. 

ceiba 

6 

B, J, L, M 0.18 

todo, semilla, 
flores 

btc, btp, bts, du, 
pz, va, vs 

14,10 

Guazuma ulmifolia Lam. 

guázamo, guázimo, 
taparrabo 

6 

A, B, G, H, 0.24 
U 

todo, tronco, 
ramas, hojas, 
corteza, fruto 

bq, btc, btp, 
bts, cult, du, pz, 
va, vs 

4,10 

Luehea candida (DC.) Mart. 

algodoncillo 

1 

A, B, C, N 0.00 

tronco, ramas 

bq, btc, btp, 
va, vs 

4,9 

Pa chira aquatica Aubl. 

apompo 

14 

B, G, H, 1, L, 0.57 
N, O 

todo, tronco, 
ramas, fruto 

btc, btp, du, 
pz, va 

14, 6,10 

MELIACEAE 

Azadirachta indica A. Juss. 

neem, nim, nin 

1 

5 0.36 

hojas 

cult 

- 

Cedrela odora ta L. 

cedro 

10 

E, 1, N, P, Q 0.82 

todo, tronco, 
ramas 

bq, btc, btp, bts, 
cult, pz, va, vs 

3,4 

Suuie tenia macrophylla King 

caoba 

1 

N 0.02 

tronco 

btc, btp, bts, pz, 
va, vs 

4,9 

MORACEAE 

Castilla elástica Sessé 

hule 

1 

B, 1 0.06 

todo, látex 

bq, btc, btp, bts, 
va, vs 

4,10 

Ficus aurea Nutt. 

higuera blanca, 
negra, colorada 

9 

A, B, J, L, 0.29 
M, N 

todo, tronco, 
ramas, fruto, 
raíz, aserrín 

bq, btc, btp, bts, 
du, va, vs 

4,5 

Ficus cotinifolia Kunth 

higuera prieta 

2 

L, M, Q 0.25 

todo, fruto 

bq, btc, btp, bts, 
du, pl, va 

3,4,5 


Usos: A-leña; B-utenslllos; C-construcc¡ón de casas; D-techos de casas; E-muebles; F-comestlble; G-medlcinal; H-postes o estantes; l-cerca viva; J-forraje para ganado; 
K-ornamental; L-sombra; M-v¡da silvestre; N-madera; O-conservaclón; P-artesanías; Q-rltual; R-cortlna rompevlentos; S-otros; T-tlnta. 

Tipo de vegetación: bg-bosgue mesóñlo/de enclnos/de confieras; btc - bosgue tropical caduclfollo; btp - bosgue tropical perennlfollo; bts - bosgue tropical subcaduclfo- 
I ¡o; cult-cultlvada; du-dunas; pl-palmar; pz-pastlzal; va - vegetación acuática (Incluye selva ¡nundable/rlparlo/manglares/esteros); vs-vegetaclón secundarla. 

Referencias para el tipo de vegetación: 1-Avendaño, 1998, 2-Castlllo y Medina, 2005, 3-Castlllo y Travieso, 2006, 4-Herbarlo XAL, 5-lbarra et al., 2012, 6-Lascuraln el al., 2010, 
7-Moreno-Casasola e Infante, 2009, 8-Nash y Moreno, 1981, 9-Nlembro el al., 2010, 10-Pennlngton y Sarubhán, 2005, 11-Quero, 1994, 12-UNAM, 2009, 13-González el al. 2012a. 


23 



Lazos-Ruíz etol. El uso de los árboles en Jamapa 


Tabla 1 . Especies de árboles mencionadas y sus usos. (Continuación...) 


Familia/Nombre científico 

Nombre común 

No. de 

Usos 

IIC 

Partes 

Tipo de 

Referencias 



menciones 



utilizadas 

vegetación 


Ficus crocata (Miq.) Miq. 

higuera negra. 

7 

A, L, M 

0.13 

todo, tronco. 

bq, btc, btp, bts. 

4,5 


higuera de tendón 




ramas, raíz 

du, pz, va, vs 


Ficus obtusifolia Kunth 

hule 

2 

B 

0.03 

látex 

bq, btc, btp, bts. 

2 







du, pl, va, vs 


Ficus sp. 

higuera 

3 

O 

0.10 

todo 



Ficus yoponensis Desv. 

higuera blanca 

1 

J,R 

0.21 

todo, fruto 

bq, btp, bts, pz. 

4.5 







va, vs 


Madura tinctoria (L.) D. Don ex 

moral, mora 

10 

A, B, C, F, 

0.47 

todo, tronco. 

bq, btc, btp, bts. 

3,4,10 

Steud. 



H, 1, J, L, 


ramas, fruto. 

du, pz, va, vs 





M,T 


corazón 



MUNTINGIACEAE 

Muntingia calabura L. 

capulín, nigüilla 

1 

F 

0.02 

fruto 

bq, btc, btp, bts. 

4 







cult, du, pz,va,vs 


MYRTACEAE 

Fsidium guajava L. 

guayaba 

2 

F, G 

0.05 

hojas, fruto 

bq, btc, btp. 

3,4,6,10 


bts, cult, du, pz, 
va, vs 


POLYGONACEAE 


Coccoloba barbadensis Jacq. 

uvero 

1 

1 

0.02 

todo 

bq, btc, btp, bts, 
du, pl, pz, va, vs 

3,4,10 

PRIMULACEAE 

Ardi si a sp. 

capulín 

1 

F 

0.02 

fruto 

- 

- 

RUBIACEAE 

Cenipa americana L. 

yual 

3 

F 

0.03 

fruto 

bq, btc, btp, bts. 

3,4 







cult, pz, va, vs 


Randia sp. 

crucetillo 

2 

G, M 

0.08 

fruto 

- 

- 

RUTACEAE 

Citrus limón (L.) Osbech 

limón 

1 

F 

0.02 

fruto 

cult 

- 

Citrus sinensis (L.) Osbech 

naranjo 

2 

F 

0.03 

fruto, hojas 

cult 

- 

SALICACEAE 

Pleuranthodendron linden i i (Turcz.) 

catarrito 

1 

A 

0.03 

tronco, ramas 

bq, btc, btp, bts. 

3,4,10 

Sleumer 






va, vs 


Salix humboldtiana Willd. 

sauce 

7 

B, E, H, L, 

0.26 

todo, tronco. 

bq, btc, btp, bts. 

4,7,10 




N, O 


ramas, hojas 

pz, va, vs 


Zuelania guidonia (Sw.) Britton & 

palo volador, volador 

2 

C, H 

0.08 

tronco 

bq, btc, btp, pz. 

4 

Millsp. 






va, vs 


SAPINDACEAE 

Melicoccus oliviformis Kunth 

guaya 

1 

F 

0.02 

fruto 

btc, btp 

6 

SAPOTACEAE 

Manilhara zapota (L.) P. Royen 

zapote chico, chico- 

2 

F,L,M 

0.09 

fruto, látex 

btc, btp, bts. 

4,9 


zapote 





cult, du, pz. 



va, vs 


24 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 17-36 Primavera 2016 



Tabla 1. Especies de árboles mencionadas y sus usos. (Final). 


Familia/Nombre científico 

Nombre común No. de Usos IIC 

menciones 

Partes 

utilizadas 

Tipo de 
vegetación 

Referencias 

URTICACEAE 





Cecropia obtusifolia Bertol. 

chancarro, guarumo 3 G 0.06 

hojas 

bq, btc, btp, 
va, vs 

4,10 


Usos: A-leña; B-utensilios; C-construcción de casas; D-techos de casas; E-muebles; F-comestible; G-medlcinal; H-postes o estantes; l-cerca viva; J-íorraje para ganado; 
K-ornamental; L-sombra; M-v¡da silvestre; N-madera; O-conservaclón; P-artesanías; Q-rltual; R-cortlna rompevlentos; S-otros; T-tlnta. 

Tipo de vegetación: bg-bosgue mesóñlo/de encinos/de coniferas; btc - bosgue tropical caducifolio; btp - bosgue tropical perennifolio; bts - bosgue tropical subcaducifo- 
lio; cult-cultivada; du-dunas; pl-palmar; pz-pastizal; va - vegetación acuática (incluye selva inundable/ripario/manglares/esteros); vs-vegetación secundaria. 

Referencias para el tipo de vegetación: 1-Avendaño, 1998, 2-Castillo y Medina, 2005, 3-Castillo y Travieso, 2006, 4-Herbario XAL, 5-lbarra et ai, 2012, 6-Lascurain et al., 2010, 
7-Moreno-Casasola e Infante, 2009, 8-Nash y Moreno, 1981, 9-Niembro etai, 2010, 10-Pennington y Sarubhán, 2005, 11-Quero, 1994, 12-UNAM, 2009, 13-González et al. 2012a. 


Las especies pueden pertenecer a más de un tipo de 
vegetación. Sesenta y tres porciento de todas las especies 
ocurren en el bosque tropical subcaducifolio, 54% en el 
bosque tropical caducifolio y 40% en el bosque tropical 
perennifolio; 62% en zonas inundables; 60% como vege- 
tación secundaria y 32% son cultivadas. Las especies que 
ocurren en más tipos de vegetación son Bursera simaruba, 
Coccoloba barbadensis, Enterolobium cyclocarpum, 
Guazuma ulmifolia, Madura tinctoria, Manilkara 
zapota, Muntingia calabura y Psidium guajava. Muchas 
de estas especies también son comunes en vegetación 
secundaria o acahuales. 

Se identificaron 22 usos distintos de los árboles, que 
fueron clasificados en tres grupos: uso maderable, uso 
extractivo y uso no extractivo. Los usos maderables 
requieren el tronco entero, lo que provoca que se elimine 
completamente el árbol; los usos extractivos usan alguna 
parte del árbol permitiendo que se regenere y los usos no 
extractivos son los beneficios que se obtienen del árbol 
completo y vivo, lo que le permite seguir su desarrollo 
natural. La tabla 3 muestra los tipos de uso y el número 
de especies registradas para cada uno. Los usos con una 
mayor diversidad de especies son el comestible (26 espe- 
cies), sombra (20 especies), cerca viva (19 especies) y 
madera (16 especies); mientras que para los usos como 
artesanías, insecticida y ornamental se mencionó solo 
una especie para cada uno. Del total de usos, los made- 
rables representan 18%, los extractivos 46% y los no 
extractivos 36%. 


Usos maderables 

Las especies con más usos de la categoría maderable y más 
mencionadas fueron Tabebuia rosea, Cedrela odorata , 
Dipbysa robinioides y Mangifera indica. La tabla 4 mues- 
tra los usos y las características de algunas especies made- 
rables. Para la construcción de muebles se requieren 
maderas finas y fuertes como las de Cedrela odorata y 
Tabebuia rosea. Los árboles con fustes largos y derechos 
como Zuelania guidonia casi han desaparecido por com- 
pleto. La producción de tinturas está en esta clasificación 
puesto que se utiliza el duramen de los árboles, es decir 
requiere troncos maduros, por ejemplo de Dipbysa robi- 
nioides, Haematoxylum campechianum y Madura tinc- 
toria. Aunque en las comunidades no les dan este uso, los 
informantes lo refirieron. 

Usos extractivos 

Las especies más conocidas por el mayor número de usos 
extractivos y que fueron más mencionadas son Gliricidia 
sepium , Madura tinctoria , Guazuma ulmifolia y Pacbira 
aquatica. Para elaboración de artesanías se refirieron úni- 
camente a las semillas de Cedrela odorata ; sin embargo se 
observó que un grupo de artesanas de La Matamba elabo- 
raba productos con semillas de Cocos nucífera y Acroco- 
mia aculeata. Para el uso comestible se aprovechan los 
frutos (mesocarpo) de todas las especies citadas excepto 
de Gliricidia sepium , de la que se come la flor, y de las 
palmas Acrocomia aculeata y Attalea butyracea , de las 
que se come el endospermo de la semilla. Para el uso como 


25 



Lazos-Ruíz et al. El uso de los árboles en Jamapa 
Tabla 2. Las veinte especies arbóreas con más menciones, usos, partes utilizadas e importancia cultural. 

Lugar 

Especies con más 
menciones 

No. de 
menciones 

Especies con más 
usos 

No. de 
usos 

Especies con más 
partes utilizadas 

No. de 
partes 

Especies con IIC más 
alto 

IIC 

1° 

Pachira aquatica 

14 

Gliricidia sepium 

11 

Gliricidia sepium 

6 

Cedrela odorata 

0.82 

2° 

Cliricidia sepium 

12 

Madura tinctoria 

10 

Ficus aurea 

6 

Gliricidia sepium 

0.79 

3° 

Madura tinctoria 

10 

Tabebuia rosea 

8 

Guazuma ulmifolia 

6 

Pachira aquatica 

0.57 

4 o 

Cedrela odorata 

10 

Pachira aquatica 

7 

Madura tinctoria 

5 

Ehretia tinifolia 

0.53 

5 o 

Attaiea butgracea 

10 

Gordia dodecandra 

7 

Cordia dodecandra 

5 

Madura tinctoria 

0.47 

6 o 

Bursera simaruba 

10 

Mangifera indica 

7 

Pachira aquatica 

4 

Tabebuia rosea 

0.46 

7 o 

Tabebuia rosea 

9 

Ficus aurea 

6 

Diphgsa robinioides 

4 

Attaiea butgracea 

0.42 

8 o 

Ficus aurea 

9 

Diphgsa robinioides 

6 

Salix humboldtiana 

4 

Cassia fstula 

0.37 

9° 

Cordia dodecandra 

7 

Salix humboldtiana 

6 

Attaiea butgracea 

4 

Azadirachta indica 

0.36 

10° 

Diphgsa robín ioides 

7 

Guazuma ulmifolia 

6 

Bursera simaruba 

4 

Diphgsa robinioides 

0.35 

11° 

Salix humboldtiana 

7 

Gedrela odorata 

5 

Ficus crocata 

4 

Mangifera indica 

0.31 

12° 

Caesalpinia cacalaco 

7 

Attaiea butgracea 

5 

Tabebuia rosea 

3 

Ficus aurea 

0.29 

13° 

Ficus crocata 

7 

Acacia cochiiacantha 

5 

Mangifera indica 

3 

Cordia dodecandra 

0.28 

14° 

Sabal mexicana 

7 

Ceiba pentandra 

5 

Cedrela odorata 

3 

Salix humboldtiana 

0.26 

15° 

Mangifera indica 

6 

Enterolobium 

cgclocarpum 

5 

Acacia cochiiacantha 

3 

Acacia cochiiacantha 

0.25 

16° 

Guazuma ulmifolia 

6 

Haematoxglum 

campechianum 

5 

Ceiba pentandra 

3 

Ficus cotini folia 

0.25 

17° 

Acacia cochiiacantha 

6 

Bursera simaruba 

4 

Enterolobium cgclo- 
carpum 

3 

Haematoxglum 

campechianum 

0.24 

18° 

Ceiba pentandra 

6 

Caesalpinia cacalaco 

4 

Haematoxglum 

campechianum 

3 

Guazuma ulmifolia 

0.24 

19° 

Diospgros nigra 

6 

Ehretia tinifolia 

4 

Caesalpinia cacalaco 

3 

Ficus goponensis 

0.21 

NJ 

O 

0 

Roystonea 

dunlapiana 

5 

Annona reticulata 

4 

Annona reticulata 

3 

Sabal mexicana 

0.19 


Tabla 3. Tipos de usos de los árboles y número de especies por cada uno. 


Maderables 

Extractivos 

No extractivos 

construcción de casas (13) 

artesanías (1) 

cerca viva (19) 

madera (16) 

comestible (26) 

conservación de agua (4) 

muebles (5) 

forraje (12) 

cortina rompevientos (2) 

tinturas (3) 

insecticida (1) 
leña (14) 

maduración de mangos (1) 
medicinal (11) 
postes (13) 
techos (2) 
utensilios (15) 

ornamental (1) 
refugio de vida silvestre (12) 
ritual (2) 
sombra (20) 
tutor (1) 


26 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 17-36 Primavera 2016 



Tabla 4. Especies usadas para madera y construcción de casas, Tabla 5. Características de la leña de algunas especies usadas 
su uso y/o características. en la zona de estudio. 


Especie Uso y/o características de la 

madera 

Acacia cochiiacantha horquetas para enramadas* 

Attalea butyracea vigas y alfardas* 

Enterolobium cyclocarpum resistente a la intemperie, tiene 

una sustancia que irrita los ojos 
al trabajarla 
madera muy dura 

vigas y alfardas* 
madera suave para albañilería 
porque es fácil de clavar 
varengas* 

madera suave 

fustes derechos y largos, ideal 
para vigas* 

* en la construcción de casas: las vigas son los troncos que soportan la mayor 
carga de la casa, las alfardas se colocan en los techos para sostener las hojas de 
palma, las varengas se usan para hacer corrales de madera, las horquetas son las 
ramas que tienen forma de Y, las las enramadas son las construcciones ligeras y 
temporales que se ponen para dar sombra. 

forraje para diferentes tipos de ganado, se aprovechan los 
frutos de Acacia cochiiacantha , Annona reticulata, Atta- 
lea butyracea, Cordia dodecandra, Ficus aurea, Ficus 
yoponensis, Guazuma ulmifolia, Madura tinctoria, 
Mangifera indica, Farmentiera aculeata ; las hojas de Gli- 
ricidia sepium y Guazuma ulmifolia ; y las flores de Ceiba 
pentandra. El uso como leña, principalmente para coci- 
nar, se señaló como casi obvio, especialmente de aquellos 
árboles que no proveen otros beneficios; no obstante 
subrayaron las características de algunos de ellos (Tabla 
5). Otro uso se da con las hojas de Gliricidia sepium 
cuando se mezclan con la fruta de mango ( Mangifera 
indica) para acelerar su maduración. Para el uso medicinal 
las especies más señaladas fueron Pachira aquatica , Pte- 
rocarpus officinalis y Cecropia obtusifolia. La tabla 6 
muestra las especies para las que se indicó la parte utili- 
zada y el padecimiento para el cual se aplica. 

Para postes se utilizan 13 especies, de las que sobre- 
salen Madura tinctoria por su durabilidad y Gliricidia 


Especie 

Características de la leña 

Acacia cochiiacantha 

muy buena para hacer pan 

Ficus aurea 

buena para horno de ladrillos 

Gliricidia sepium 

no echa humo 

Guazuma ulmifolia 

puede arder en verde 

Madura tinctoria 

echa chispas y truena 

Mangifera indica 

mala para cocinar pues no deja brasa, 
buena para horno de ladrillos 


Tabla 6. Especies de árboles medicinales, los padecimientos 
que tratan y las partes que se utilizan. 

Especie 

Padecimiento (parte utilizada) 

Bursera simaruba 
Gecropia obtusifolia 

sarampión, rubéola (hojas) 
diabetes, dolor de huesos, reuma- 
tismo (hojas) 

Gordia cf diversi folia 

dolor de rodillas (hojas) 

Guazuma ulmifolia 

roña (corteza) 

Pachira aquatica 

diabetes (fruto) 

Parmentiera aculeata 

problemas de riñón (fruto) 

Psidium guajava 

diarrea (hojas) 

Pterocarpus officinalis 

diabetes, anemia (corteza) 

Randia sp. 

picaduras de víbora (fruto) 


sepium y Diphysa robinioides por ser buenas madrinas 
-postes más fuertes situados en las esquinas y donde se 
tensa el alambre. Para conservar la frescura de las casas 
tradicionales -escasas hoy día- suelen fabricar techos de 
hojas de palmas de Attalea butyracea (también regis- 
trada en la literatura como A. liebmannii) y de Sabal 
mexicana. Los utensilios más comunes son cabos para 
azadones o hachas. La tabla 7 muestra otros utensilios 
derivados de los árboles y las partes de las que se obtie- 
nen. La pólvora no se utiliza propiamente en la comuni- 
dad pero los informantes conocen ese uso porque les han 
comprado árboles para su extracción. 


Diphysa robinioides 
Sabal mexicana 
Salix humboldtiana 

Tabebuia rosea 
Tabernaemontana alba 
Zuelania guidonia 


21 



Lazos- Ruízef al. El uso de los árboles en Jamapa 


Tabla 7. Ejemplos de utensilios que se obtienen de diferentes partes de los árboles y los materiales que los han ido sustituyendo. 


Especie 

Utensilios (parte utilizada) 

Sustituto actual 

Castilla elástica , Ficus 

pelotas (látex) 

juguetes de plástico 

obtusifolia 

Ceiba aescuiifoiia, Ceiba 

relleno de almohadas (vilano de las semillas) 

relleno sintético de almo- 

pentandra 


hadas 

Cordia dodecandra 

ñbra para lavar loza (hojas) 

ñbra de plástico 

Ficus aurea 

bateas (raíz), columpios (raíz) 

lavadoras, cuerdas de 

Ficus obtusifolia 

mangas de hule (látex) 

diversos materiales 
mangas de plástico 

Cliricidia sepium 

horquetas para detener trojas -manojos- de 

- 

Cuazuma ulmifolia 

ajonjolí (ramas bifurcadas y jóvenes) 
palos de escoba, cortineros (ramas derechas y 

madera de pino de bajo 


jóvenes) 

costo 

Manilkara zapota 

chicle natural (látex) 

chicle artiñcial 

Pacbira aquatica 

yugos de yunta (raíz, tronco) 

ya casi no se usa yunta. 

Salix humboldtiana 

escobas (ramas con hojas) 

más tractor 
escobas de plástico 


Usos no extractivos 

A los árboles también se les reconocen propiedades que 
permiten aprovecharlos y beneficiarse de ellos por su sola 
presencia. Las especies con más usos de este tipo y más 
mencionadas fueron Ebretia tinifolia , Pacbira aquatica , 
Bursera simaruba , Madura tinctoria y Ficus cotinifolia. 
Como cercas vivas se refirieron principalmente Gliriddia 
sepium , Bursera simaruba y Cordia dodecandra. Para la 
conservación del agua emplean Ebretia tinifolia , Ficus 
spp., Pacbira aquatica y Salix bumboldtiana. Como cor- 
tina rompevientos usan Casuarina equisetifolia y Ficus 
yoponensis. Como ornamental está Cassia fístula -espe- 
cie exótica- por sus vistosas flores amarillas. Como refu- 
gio de vida silvestre se nombraron especies que proveen 
frutos carnosos y numerosos como Annona reticulata, 
Ficus spp., Madura tinctoria y Manilkara zapota ; árboles 
con oquedades en su estructura como Ebretia tinifolia y 
Ficus spp., y de troncos muy altos como Ceiba pentandra. 
Para uso ritual Ficus cotinifolia sirvió para rezar bajo su 
copa para pedir por lluvias cuando hubo un tiempo pro- 


longado de sequía y Cedrela odorata es considerado como 
árbol sagrado porque se dice que detrás de este árbol se 
escondió la virgen con el niño Jesús. Como especies para 
sombra más utilizadas están Pacbira aquatica , Ficus 
aurea , Gliriddia sepium , Mangifera indica y Tabebuia 
rosea. Finalmente, el uso como tutor -el tronco sirve para 
dar sombra y crear las condiciones ambientales para 
soportar otras plantas de interés- señalaron a Ebretia tini- 
folia como tutor de Hylocereus undatus (pitaya - fruta 
comestible). 

Partes que se utilizan 

Gliriddia sepium, Ficus aurea y Guazuma ulmifolia son 
las especies de las que se usan más partes (Tabla 2). Se 
utiliza todo el tronco de 41% de las especies, lo que repre- 
senta principalmente usos maderables; el fruto de 46%, la 
mayoría para uso comestible o medicinal; las ramas de 
32%, usualmente para leña y postes; y las hojas de 19%. 
En menor número de especies se usan las flores, semillas, 
corteza, brotes, raíz y látex. 


28 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 17-36 Primavera 2016 



Cambios en la comunidad a lo largo del tiempo 

Los informantes hablaron de la vida en las comunidades 
en las décadas de 1950 y 1960 aproximadamente. Los 
caminos eran de tierra y tardaban ocho horas en burro 
para llegar al Puerto de Veracruz (ciudad más cercana); 
hoy día tardan 30 minutos en auto. No tenían acceso a 
médicos ni medicamentos, vivían en casas de madera con 
techos de palma y estufas de leña, sobrevivían con lo que 
sembraban o colectaban en el bosque, cuya extensión era 
mucho mayor que la actual. El clima era más fresco, había 
más agua, las familias tenían muchos más miembros, no 
había acceso a escuelas. En los últimos 50 a 60 años el 
estilo de vida se ha transformado: hay mejores comunica- 
ciones (i.e. carretera, teléfonos celulares, transporte 
público), hay acceso a clínicas y escuelas, las familias son 
más pequeñas, se ocupa menos tiempo en la preparación 
de comidas, hay entrada constante de otros productos 
envasados y procesados, hay electricidad, ha habido 
migración al extranjero o a las ciudades y la vegetación se 
ha reducido mucho. Estos cambios también trajeron nue- 
vos materiales u objetos que sustituyeron parcial o total- 
mente a los que tradicionalmente se obtenían de los 
árboles (Tabla 7). 

Discusión 

Los resultados de las encuestas y la búsqueda de infor- 
mantes a través de la bola de nieve, muestran un fuerte 
sesgo de género entre los informantes; hay menos muje- 
res dueñas de terrenos que hombres, denotando que la 
ganadería es un gremio mayoritariamente masculino. 
No obstante 26% de mujeres informantes en este estudio 
sobrepasa 6% encontrado por Vilaboa y Díaz (2009), si 
bien estos autores manejaron una muestra diez veces 
mayor que la de este estudio. El número de especies 
registradas en este trabajo (68) es menor a lo encontrado 
sobre todo en zonas con población indígena (Casas et al ., 
1994; Levy et al., 2002; Rico et al., 1991) o en trabajos 
extensos de etnobotánica (Toledo et al., 1995), pero 
similar a lo encontrado por Muñoz (2006), que estudió 
el conocimiento de árboles que tenían los ganaderos en 
Costa Rica. 


Usos 

Se mencionaron muchos más usos que los meramente rela- 
cionados con la ganadería (postería, cerca viva, forraje y 
sombra), mostrando que los beneficios que se obtienen de 
los árboles no solo son para esta actividad económica sino 
que abarcan otras necesidades de la vida cotidiana. La cate- 
goría de usos maderables representa 18% de los tipos de 
utilización; no obstante, al utilizar todo el árbol se ponen 
en detrimento los usos extractivos y no extractivos. Por 
ejemplo, hay especies de plantas comestibles y medicinales 
como bejucos y herbáceas que crecen sobre los árboles y 
que se pierden como consecuencia de la tala. El uso para 
tinta no es muy habitual en la zona, pero cabe mencionar el 
caso de Brasil donde la especie Caesalpinia echinata fue 
llevada casi a la extinción para la extracción de tinta en 
tiempos de la colonización (Bolzani y Barreiro, 2006). Por 
ello, en especial para los usos maderables, es indispensable 
la planificación y la resiembra para evitar la desaparición 
de las especies que conlleva pérdidas irreparables del acervo 
genético, así como para lograr un manejo más sustentable. 

En cuanto a los usos extractivos, el uso comestible 
fue el más recurrente ( ca . 38% de las especies). Sin 
embargo ha cambiado el consumo de frutos silvestres y se 
ha ido reemplazando por otras frutas cultivadas o que lle- 
gan desde otros lugares. Por esta razón posiblemente los 
árboles ya no son una fuente tan importante de alimento 
aunque antiguamente sí lo fueron. Por ejemplo, el fruto 
del coyol ( Attalea butyracea ) era consumido para hacer 
tortillas y atoles pero este conocimiento y costumbre ya 
solo queda en las personas mayores (González et al., 
2012a). Las especies de árboles que actualmente se consu- 
men son usualmente frutales que no pertenecen al bosque 
nativo como el mango, el aguacate y el tamarindo; o bien, 
ya solo se consumen algunas variedades que tampoco son 
nativas del lugar, como el caso de las guayabas que vienen 
de fuera. En un vivero local de un grupo de mujeres de la 
comunidad, las plantas más buscadas por la propia comu- 
nidad son estos frutales. Por lo tanto, el uso comestible no 
sería tan preponderante si solo se consideran las especies 
nativas; los árboles frutales probablemente no requieren 
medidas de conservación pero los árboles de bosque nativo 


29 



Lazos-Ruíz etal. El uso de los árboles en Jamapa 


sí las pueden necesitar. En este sentido, Lascurain et al. 
(2010) proponen recuperar el consumo de frutos nativos 
como estrategia para aumentar la seguridad alimentaria 
rural y ayudar a conservar las especies locales. El uso 
medicinal de los árboles sigue siendo importante en la 
zona (Escarnida, 2013) y representa 16% de las especies 
de este estudio. Las tres especies más usadas son para tra- 
tamiento de la diabetes (Tabla 6), una enfermedad relati- 
vamente reciente en las zonas rurales y que se ha 
incrementado por el consumo de comida de baja calidad 
nutricional (Jiménez, 2007), revelando un cambio radical 
en los hábitos de la población en detrimento de su salud. 
Para la construcción de techos, las especies usadas se limi- 
tan a dos tipos de palmas, coincidiendo con González et 
al. (2012a). El uso de una tercera palma de humedales, 
Roystonea dunlapiana, es más limitado porque es más 
escasa, crece lentamente, ha sido muy afectada por la dis- 
minución de humedales y está protegida legalmente (Gon- 
zález etal., 2012a). Asimismo, las palmas se han sustituido 
por materiales como lámina o cemento, aunque los pre- 
cios sean mayores y guarden más calor dentro de las casas 
(González et al., 2012a). El uso para leña en la zona es 
muy común; en México y otras zonas rurales a nivel mun- 
dial la leña aporta 80% de la energía usada en el campo 
(Abbot et al., 1997, Masera et al., 2006). La identificación 
de las características de la leña por los informantes de este 
estudio es similar a los resultados de Abbot et al. (1997) 
en el centro sur de África, quienes también aprecian pro- 
piedades como la duración de la brasa. 

Dentro de los usos no extractivos de los árboles sor- 
prende que no se haya mencionado la producción de miel. 
No hubo menciones de que se haya realizado esta actividad 
en la zona a pesar de que varias especies -e.g. Bursera 
simaruba. Persea americana- tienen ese potencial (Mon- 
toy, 2010). El uso para sombra, en especial de Mangifera 
indica y Ficus spp. coinciden con las sombras consideradas 
como “buenas” encontradas por Muñoz (2006) en Costa 
Rica. Ese mismo autor recalca que cuando una sombra es 
demasiado densa tampoco gusta tanto a los ganaderos 
pues impide el crecimiento del pasto. Este es uno de los 
factores limitantes para la adopción de sistemas silvopasto- 


riles, que combinan la producción de ganado con el apro- 
vechamiento sistemático de los árboles (Mahecha, 2003). 

Otros usos no extractivos que resultaron de esta 
investigación tienen que ver con los servicios ecosistémi- 
cos ( sensu Millenium Ecosystem Assessment, 2005): de 
aprovisionamiento como la conservación del agua; de 
regulación como el control de la erosión por la protección 
del viento con las cercas vivas; de soporte de la biodiversi- 
dad como el hábitat de fauna silvestre; y culturales como 
el uso ritual de algunas especies. Esta valorización no 
material por parte de los informantes puede favorecer la 
conservación de los árboles (Svorc y Oliveira, 2012). 

Importancia cultural 

El índice de importancia cultural (IIC) mostró las especies 
más significativas para este grupo de informantes al 
momento de la entrevista, es decir, si se preguntara a otros 
informantes con otros intereses, las especies serían distin- 
tas. Asimismo, preguntar a los mismos informantes hace 
50 años hubiera dado otro resultado. Esta metodología 
permitió registrar los árboles más apreciados por los 
ganaderos de hoy en día, no obstante se encontró que las 
especies con valor más alto no necesariamente correspon- 
den a las más usadas en la actividad ganadera. Al calcular 
el IIC, las especies que son únicas para un uso en particu- 
lar ganan un puntaje muy alto, el valor total de uso (vutj 
se dispara frente a los otros dos parámetros (intensidad de 
uso y frecuencia de mención) del indicador. Por ejemplo en 
el caso de Ebretia tinifolia -es el único usado como tutor 
y de los pocos mencionados para la conservación del agua- 
y en principio se encuentra en los primeros cinco lugares 
de importancia cultural, pero si no se considera el vut z , 
pasa hasta el lugar 16 de la lista. Cuando una especie es la 
única para un uso, el índice considera que tiene una 
importancia cultural más alta porque no tiene sustitutos. 
Es interesante el caso de Cedrela odorata que tiene el IIC 
más alto de todas las especies; aunque no sobresale ni en 
el número de usos ni en el número de partes que se utilizan 
(Tabla 2); el resultado del índice logra reflejar que es uno 
de los árboles favoritos en la comunidad como fue indi- 
cado por los informantes. 


30 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 17-36 Primavera 2016 



Vegetación 

Los resultados muestran la importancia de las especies de 
vegetación secundaria, que es similar al estudio de Cha- 
zdon y Coe (1999), quienes hallaron que 70% de las espe- 
cies leñosas muestreadas en su estudio eran de este tipo de 
vegetación. Ello indica que aunque haya un fuerte problema 
de perturbación del bosque primario, la vegetación secun- 
daria provee también múltiples beneficios y es de interés 
para los usuarios locales. La vegetación de humedales, 
principalmente de selva inundable, es importante en la 
zona. El trabajo de Infante et al. (2014) demuestra la impor- 
tancia de conservar este tipo de ecosistemas para beneficio 
de la sociedad local, lo que hace urgente tomar acciones que 
conserven los humedales funcionales para seguir suminis- 
trando servicios ecosistémicos, como aprovisionamiento de 
agua, contención de inundaciones, entre otros. 

Algunas especies exóticas como Azadirachta indica, 
Cocos nucífera, Gmelina arbórea y Casuarina equisetifo- 
lia fueron introducidas en la zona. Algunas de ellas han 
sido promovidas para aumentar la productividad o dar 
alternativas económicas a los productores, sin embargo ha 
faltado mayor atención a posibles consecuencias de la 
introducción de estas especies como plagas sin enemigos 
naturales, especies invasoras y desequilibrio en los proce- 
sos ecológicos (Vázquez y Batis, 1996). Cabe decir que en 
la región no se mencionó ningún problema en este sentido. 
Por otra parte, aunque Mangifera indica es una especie 
exótica, lleva más de 60 años en la región (Escamilla, 
2013) y ya es uno de los árboles con mayor número de 
usos. En contraste, Azadirachta indica se introdujo hace 
pocos años y aunque tiene muchos usos en India, su lugar 
de origen (Biswas et al ., 1995), en la zona solamente se 
utiliza como insecticida. Esto sugiere que el conocimiento 
local se va enriqueciendo con la experiencia empírica 
sobre el uso de los recursos arbóreos, incluso en poblacio- 
nes no indígenas. 

Cambios a lo largo del tiempo 

La información sobre el estilo de vida en las décadas de 
1950 y 1960 coincide con las fechas en que el uso de los 
árboles era más intensivo y se había desmontado 32% 


de los terrenos de este estudio. Esto podría mostrar que 
había una mayor cantidad de bosque y se hacía un uso 
más diverso de los árboles, lo cual presupone un amplio 
conocimiento sobre los mismos. No obstante, algunos 
autores han demostrado que la pérdida de árboles no 
necesariamente motiva a los locales a sembrar más 
(Kishor y Mitchell, 2004), especialmente si hay 
sustitutos para su uso (Gordon et al ., 2003), como en el 
caso de este estudio. Moreno-Casasola y Paradowska 
(2009) encontraron que en los bosques tropicales 
caducifolios de las dunas, hay especies que la gente 
reconoce y aprecia, pero no están dispuestos a sembrar 
aunque ya no haya, debido a que se propagan solos 
(aunque después no se cuiden las condiciones para 
favorecer su desarrollo) o no hay seguridad de quién 
utilizará esos individuos en el futuro. 

El mecanismo de búsqueda de informantes por bola 
de nieve muestra que en la propia zona no se reconoce que 
la gente más joven (menor de 40 años) se dedique a la acti- 
vidad ganadera o tenga muchos conocimientos sobre el 
uso de los árboles. En los resultados se nota que aunque 
los productores actuales poseen conocimientos sobre el 
uso de los árboles, ya no lo están utilizando porque ya no 
lo necesitan (como el caso de Attalea butyracea ) o porque 
ya son muy escasos (como el caso de Zuelania guidonia ). 
Ante esto, parece probable una pérdida del conocimiento 
tradicional, pues difícilmente pasará a la siguiente genera- 
ción (Reyes, 2009; Marín, 2013). 

Conclusiones 

Los ganaderos entrevistados poseen un amplio conoci- 
miento sobre las especies arbóreas y sus usos. El presente 
trabajo es una contribución importante para la documen- 
tación de este acervo de conocimiento etnobotánico ante 
su probable pérdida en el futuro próximo. El tipo, el uso, 
la cantidad y la salud de los árboles son un reflejo del 
modo de vida de los habitantes de la zona, incluyendo sus 
necesidades, preferencias e influencias. Si bien el estilo de 
vida actual tiene beneficios para la población, como mayor 
comodidad o mayor acceso a información, también tienen 
repercusiones como nuevas enfermedades, hábitos de ali- 


31 



Lazos- Ruízef al. El uso de los árboles en Jamapa 


mentación menos saludables y desapropiación de los 
recursos naturales. La sustitución de materiales naturales 
por la utilización de plásticos por ejemplo, ha disminuido 
la presión hacia los árboles pero por otro lado ha aumen- 
tado la cantidad de residuos no biodegradables, entre 
otros efectos secundarios. 

La pérdida de la vegetación arbórea y de sus servicios 
ecosistémicos es un problema complejo que exige la reno- 
vación de la actividad ganadera con acciones en favor de 
la sustentabilidad. El trabajo de incrementar el arbolado 
en potreros es una vía importante para mantener la conec- 
tividad, ayudar a la conservación de la biodiversidad y el 
germoplasma y mantener tradiciones. Esto se vuelve pri- 
mordial al considerar la gran extensión de tierra dedicada 
a la ganadería en Veracruz, así como por el bienestar de 
las localidades rurales usuarias de estos recursos. La con- 
figuración del paisaje depende en gran medida de las deci- 
siones individuales de cada propietario de terrenos, 
haciendo urgente el trabajo con este gremio para favorecer 
la conservación de sus recursos. En este sentido, ya existen 
incentivos de la Sagarpa (Secretaria de Agricultura, Gana- 
dería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación) que impul- 
san el mantenimiento de arbolado en los potreros, aunque 
pocos ganaderos hacen uso de estas posibilidades. Por 
otro lado se requiere trabajo de educación ambiental e 
incentivos para la siembra y sobre todo para el cuidado de 
los árboles sembrados, no solo en plantaciones sino bajo 
las condiciones actuales de actividad agropecuaria. Algu- 
nas acciones son promover un mayor uso de los árboles 
nativos en los potreros, tanto en sistemas silvopastoriles 
como en cercas vivas; impulsar plantaciones para produc- 
ción de leña; resembrar especies nativas para recuperación 
del acervo genético; valorizar los recursos comestibles sil- 
vestres; mantener las zonas riparias forestadas y mantener 
y manejar los árboles aislados dentro de los potreros. Para 
evitar la pérdida del conocimiento de usos tradicionales es 
fundamental involucrar a las generaciones más jóvenes, 
que próximamente estarán encargadas del manejo de su 
territorio y los recursos naturales. Asimismo, se puede 
enriquecer este trabajo en el futuro estudiando más a 
fondo la abundancia, composición y estado sucesional de 


las especies de árboles presentes en la actualidad, así como 
investigar de forma cuantitativa los cambios en la necesi- 
dad de uso de materiales derivados de los árboles. En 
suma, la conservación de los árboles, su conocimiento y 
los servicios ecosistémicos que proveen requiere una 
población rural más activa y formada, que conozca sus 
recursos y tenga más bases de conocimiento para tomar 
decisiones y para ayudar a moldear las políticas que regu- 
lan su territorio (Lazos-Ruíz et al., 2013). 

Reconocimientos 

A todos los entrevistados y sus familias, Abraham Juárez 
(t), Maricruz Peredo (f), Carlos Ramírez, Rubén Lazos y 
los revisores anónimos cuyos comentarios ayudaron a 
mejorar este artículo. Esta investigación fue realizada con 
fondos de OIMT del proyecto RED-PD 045/11 Rev.2 (M) y 
la beca doctoral otorgada por Conacyt a la primera autora 
(no. 208529). 

Referencias 

Abbot, P., J. Lowore, C. Khofi y M. Werren. 1997. Defining 
firewood quality: a comparison of quantitative and rapid 
appraisal techniques to evalúate firewood species from a 
Southern Africa Savanna. Biomass and Bioenergy 
12(6):429-437. 

Avendaño, S. 1998. Bombacaceae. Flora de Veracruz. Instituto 
de Ecología, A.C. Xalapa. 42 p. 

Avendaño, S. e I. Acosta. 2000. Plantas utilizadas como cercas 
vivas en el estado de Veracruz. Madera y Bosques 6(1):55- 
71. 

Ávila, D., O. Rosas, L. Tarango, J. Martínez y E. Santoyo. 2011. 
Conocimiento, uso y valor cultural de seis presas del 
jaguar ( Pantbera onca) y su relación con éste, en San 
Nicolás de los Montes, San Luis Potosí, México. Revista 
Mexicana de Biodiversidad 82:1020-1028. 

Bellefontaine, R., S. Petit, M. Pain-Orcet, P. Deleporte, y J. Ber- 
tault. 2002. Los árboles fuera del bosque. Guía FAO Con- 
servación 35. 237 p. 

Betancourt, K., M. Ibrahim, C. Harvey y B. Vargas. 2003. 
Efecto de la cobertura arbórea sobre el comportamiento 
animal en fincas ganaderas de doble propósito en Mati- 


32 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 17-36 Primavera 2016 



guás, Matagalpa, Nicaragua. Agroforestería de las Amé- 
ricas 10(39-40):47-51. 

Biswas, S., P. Singh y S. Chandra. 1995. Neem ( Azadiracbta 
indica A. Juss) a versatile multipurpose tree. The Indian 
Forester 121(11):1057-1062. 

Bolzani, C. y E. Barreiro. 2006. Os productos naturais e a 
química medicinal moderna. Química Nova 29(2):326- 
337. 

Bravo, L., O. Doode, A. Castellanos e I. Espejel. 2010. Políticas 
rurales y pérdida de cobertura vegetal. Elementos para 
reformular instrumentos de fomento agropecuario rela- 
cionados con la apertura de praderas ganaderas en el 
noroeste de México. Región y Sociedad 22(48):3-35. 

Casas, A. 2001. Silvicultura y domesticación de plantas en 
Mesoamérica. In: B. Rendón, S. Rebollar, J. Caballero y 
M. Martínez, eds. Plantas, Cultura y Sociedad. UAM- 
Semarnat. México, D.F. p:123-158. 

Casas, A., J. Viveros y J. Caballero. 1994. Etnobotánica mix- 
teca: sociedad, cultura y recursos naturales en la montaña 
de Guerrero. Consejo Nacional de la Cultura y las Artes e 
Instituto Nacional Indigenista. México, D.F. 366 p. 

Castillo, G. y M. Medina. 2005. Árboles y arbustos de la 
Reserva Natural de La Mancha, Veracruz. Instituto de 
Ecología, A.C. Xalapa. 144 p. 

Castillo, G., y A. Travieso. 2006. La Flora. In: P. Moreno-Casa- 
sola, ed. Entornos veracruzanos: la costa de La Mancha. 
Instituto de Ecología, A.C. Xalapa. p:171-204. 

Céspedes, S. y E. Moreno. 2010. Estimación del valor de la pér- 
dida de recurso forestal y su relación con la reforestación 
en las entidades federativas de México. Investigación 
ambiental. Ciencia y política pública 2(2) :5-13. 

Chazdon, R. y F. Coe. 1999. Ethnobotany of woody species in 
second-growth, old-growth, and selectively logged forests 
of northeastern Costa Rica. Conservation Biology 
13(6):1312-1322. 

Conafor (Comisión Nacional Forestal). 2012. Inventario nacio- 
nal forestal y de suelos. Informe 2004-2009. Conafor- 
Semarnat. Zapopan. 212 p. 

Davis, C., H. Gallardo y K. Lachlan. 2010. Talking straight 
about communication research methods. Kendall Hunt 
Publishing Co. Dubuque. 448 p. 


Escamilla, B. 2013. Valoración del servicio ambiental de provi- 
sión de los recursos naturales de un potrero derivado de 
selva-palmar inundable, en Jamapa, Veracruz. Tesis de 
Maestría. Universidad Autónoma de Baja California. 
Ensenada. 133 p. 

Esquivel, FE, M. Ibrahim, C. Harvey, C. Villanueva, T. Benja- 
min y F. Sinclair. 2003. Árboles dispersos en potreros de 
fincas ganaderas en un ecosistema seco de Costa Rica. 
Agroforestería en las Américas 10(39-40):24-29. 

FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura 
y la Alimentación). 2010. Evaluación de los recursos 
forestales mundiales 2010. Estudio FAO Montes 163. 
Roma. 346 p. 

Gómez, H., D. Galdámez, F. Guevara, A. Ley y R. Pinto. 2013. 
Evaluación de áreas ganaderas en la zona de amortigua- 
miento de una reserva natural en Chiapas, México. Infor- 
mación Técnica Económica Agraria 109(l):69-85. 

Gómez-Pompa, A. 1987. On Maya Silviculture. Mexican Stu- 
dies/Estudios Mexicanos 3(1):1-17. 

González, R., P. Moreno-Casasola, R. Orellana y A. Castillo. 
2012a. Palm use and social valúes in rural communities 
on the Coastal plains of Veracruz, México. Environment, 
Development and Sustainability 14(4):541-555. 

González, R., P. Moreno-Casasola, R. Orellana y A. Castillo. 
2012b. Traditional wetland palm uses in construction 
and cooking in Veracruz, Gulf of México. Indian Journal 
of Traditional Knowledge 11(3):408-413. 

Gordon, J., A. Barrance y K. Schreckenberg. 2003. Are rare spe- 
cies useful species? Obstacles to the conservation of tree 
diversity in the dry forest zone agro-ecosystems of Meso- 
america. Global Ecology and Biogeograpby 12(1):13-19. 

Guevara, S., J. Laborde y G. Sánchez-Ríos. 2005. Los árboles 
que la selva dejó atrás. Interciencia 30(10):595-601. 

Guevara, S. y P. Moreno-Casasola. 2008. El dilema de los recur- 
sos naturales: La ganadería en el Trópico de México. 
Guaraguao 29:9-23. 

Ibarra, G., G. Cornejo-Tenorio, N. González-Castañeda, E. Pie- 
dra-Malagón y A. Luna. 2012. El género Ficus L. (Mora- 
ceae) en México. Botanical Sciences 90(4):389-452. 

Inegi (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informá- 
tica). 2009. Información por municipio. Prontuario de 


33 



Lazos-Ruíz etal. El uso de los árboles en Jamapa 


información geográfica municipal de los Estados Unidos 
Mexicanos. Jamapa, Veracruz de Ignacio de la Llave, en 
línea en http://www3.inegi.org.mx/sistemas/mexicoci- 
fras/datos-geograficos/30/30090.pdf. Consultada en 
febrero 2014. 

Inegi (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informá- 
tica). 2010. Principales Resultados del Censo de Población 
y Vivienda 2010, en línea en http://www.inegi.gob.mx/ 
prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/censos/ 
poblacion/2010/princi_result/cpv2010_principales_resul- 
tadosI.pdf . Consultada en febrero 2014. 

Infante, D., P. Moreno-Casasola y C. Madero. 2014. ¿Pacbira 
aquatica, un indicador del límite del manglar? Revista 
Mexicana de Biodiversidad 85:143-160. 

Jiménez, A. 2007. Obesidad, diabetes y pobreza: costos e impli- 
caciones. Ciencias 58(2), en línea en http://www.revista- 
ciencia.amc.edu.mx/. Consultada en febrero 2014. 

Kishor, K. y C. Mitchell. 2004. Do socio-psychological factors 
matter in agroforestry planning? Lessons from smallhol- 
der traditional agroforestry systems. Small-scale Forest 
Economics, Management and Policy 3(2):239-255. 

Landgrave, R. y P. Moreno-Casasola. 2012. Evaluación cuanti- 
tativa de la pérdida de humedales en México. Investiga- 
ción ambiental. Ciencia y política pública 4(l):19-35. 

Lascurain, M., S. Avendaño, S. del Amo y A. Niembro. 2010. 
Guía de frutos comestibles en Veracruz. Conafor-Cona- 
cyt. México. 144 p. 

Lazos-Ruíz, A., P. Moreno-Casasola y E. Galante. 2013. 
Empresa Rural Verde: desarrollando criterios de sustenta- 
bilidad con la comunidad rural. Revista Forum de Soste- 
nibilidad 6:3-16. 

Letts, L., S. Wilkins, M. Law, D. Stewart, J. Bosch y M. West- 
morland. 2007. Guidelines for critical review form: quali- 
tative studies. McMaster University. Ontario. 12 p. 

Levy, S., J. Aguirre, M. Martínez y A. Durán. 2002. Caracteri- 
zación del uso tradicional de la flora espontánea en la 
comunidad Lacandona de Lacanhá, Chiapas, México. 
Interciencia 27(10):512-520. 

Lindenmayer, D., W. Laurance, y J. Franklin. 2012. Global 
decline in large oíd trees. Science 338(6112):1305-1306. 


López-Austin, A. 1997. El árbol cósmico en la tradición mesoa- 
mericana. Monografías del Jardín Botánico de Córdoba 
5:85-98. 

Mahecha, L. 2003. Importancia de los sistemas silvopastoriles y 
principales limitantes para su implementación en la gana- 
dería colombiana. Revista Colombiana de Ciencias 
Pecuarias 16(1):11-18. 

Marín, J. 2013. Balance neto de carbono en suelos de humedales 
costeros de agua dulce: implicaciones ecológicas y socia- 
les. Tesis Doctoral. Universidad Veracruzana. Xalapa. 
155 p. 

Masera, O., R. Díaz y V. Berrueta. 2006. Programa para el uso 
sustentable de la leña en México: de la construcción de 
estufas a la apropiación de la tecnología. Revista Digital 
Entorno TCSD 03-05. 

Millenium Ecosystem Assessment. 2005. Ecosystems and 
Human Well-being: Wetlands and Water. World Resour- 
ces Institute. Washington, D.C. 68 p. 

Montoy, L. 2010. Estudio apibotánico para un mejor aprove- 
chamiento de los recursos naturales en la región de las 
montañas, Veracruz. Tesis de grado para Ingeniero Agró- 
nomo. Instituto Tecnológico de Chiná. Campeche.70 p. 

Moreno, A. 2011. Efectos ambientales del Programa Nacional 
de Desmontes, México, 1972-1982. Tesis de posgrado 
para Maestría en Ciencias Ambientales. Universidad 
Autónoma de San Luis Potosí y Universidad de Ciencias 
Aplicadas de Colonia. Colonia. 119 p. 

Moreno-Casasola, P. y D. Infante. 2009. Manual del Manglar y 
Selvas Inundables. Instituto de Ecología, A.C., Conafor, 
OIMT. Xalapa. 101 p. 

Moreno-Casasola, P. y K. Paradowska. 2009. Especies útiles de 
la selva baja caducifolia en las dunas costeras del centro 
de Veracruz. Madera y Bosques 15(3):21-44. 

Muñoz, D. 2006. Conocimiento local de la cobertura arbórea 
en sistemas de producción ganadera en dos localidades de 
Costa Rica. Revista de Ciencias Agrícolas 23 (1):155- 
170. 

Nash, D. y N. Moreno. 1981. Boraginaceae. Flora de Veracruz. 
Instituto de Ecología A.C. Xalapa. 307 p. 

Niembro, A. 2001. Las diásporas de los árboles y arbustos nati- 
vos en México: posibilidades y limitaciones de uso en pro- 


34 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 17-36 Primavera 2016 



gramas de reforestación y desarrollo agroforestal. Madera 
y Bosques 7(2): 3-11. 

Niembro, A., M. Vázquez y O. Sánchez. 2010. Árboles de Vera- 
cruz. 100 especies para la reforestación estratégica. 
Gobierno de Veracruz. Xalapa. 253 p. 

Pennington, T. y J. Sarukhán. 2005. Árboles tropicales de 
México. UNAM, Fondo de Cultura Económica. México, 
D.F. 523 p. 

Quero, H. 1994. Palmae. Flora de Veracruz. Instituto de Ecolo- 
gía A.C. Xalapa. 118 p. 

Reyes, V. 2009. Conocimiento ecológico tradicional para la 
conservación: dinámicas y conflictos. Papeles 107:3 9-55. 

Rico, V., A. Chemás y S. Mandujano. 1991. Uses of tropical 
deciduous forest species by the Yucatecan Maya. Agrofo- 
restry Systems 14(2):149-161. 

Rzedowski, J. 2006. Vegetación de México. Comisión Nacional 
para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad. México, 
D.F. 505 p. 

Sedarpa (Secretaría de Desarrollo Agropecuario Rural y Pesca). 
2012. Programa veracruzano de agricultura, ganadería, 
forestal, pesca y alimentación 2005-2010, en línea en 
http://www.veracruz.gob.mx/finanzas/files/2012/01/ 
tf07-ps-sedarpa.pdf. Consultada en septiembre 2015. 

Sefiplan (Secretaría de Finanzas y Planeación del Estado de 
Veracruz). 2013. Cuadernillos Municipales. Jamapa. Sis- 
tema de Información Municipal. Veracruz. 10 p. 

Svorc, R. y R. Oliveira. 2012. Urna dimensáo cultural da paisa- 
gem: biogeografía e historia ambiental das figueiras cente- 
nárias da Mata Atlántica. GEOUSP-espago e tempo 
32:140-160. 

Tarrés, M. L. 2004. Observar, escuchar y comprender sobre la 
tradición cualitativa en la investigación social. Flacso. 
México, D.F. 407 p. 

Toledo, V. 1990. El proceso de ganaderización y la destrucción 
ecológica de México. In : E. Leff, coord. Medio ambiente 
y desarrollo en México. UNAM-CIIH-Porrúa. México, 
D.F. p:191-228. 


Toledo, V., A. Batis, R. Becerra, E. Martínez y C. Ramos. 1995. 
La selva útil: etnobotánica cuantitativa de los grupos indí- 
genas del trópico húmedo de México. Interciencia 
20(4):177-187. 

Travieso-Bello, A. y P. Moreno-Casasola. 2011. Sustentabilidad 
de la ganadería bovina: el caso de la costa de Actopan, 
Veracruz, México. In: M. Sánchez, A. Contreras y E. 
Kauffer, coord. La encrucijada en México rural. Contras- 
tes regionales en un mundo desigual. Asociación Mexi- 
cana de Estudios Rurales. México, D.F. p:291-316. 

Turner, N. 1988. The importance of a rose. Evaluating the cul- 
tural significance of plants in Thompson and Lilloet Inte- 
rior Salish. American Anthropologist 90:272-290. 

UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México). 2009. 
Biblioteca digital de la medicina tradicional mexicana. En 
línea en http://www.medicinatradicionalmexicana.unam. 
mx. Consultado en febrero 2014. 

Vázquez, C. y A. Batis. 1996. Adopción de árboles nativos 
valiosos para la restauración ecológica y la reforestación. 
Boletín de la Sociedad Botánica de México 58:75-84. 

Vilaboa, J. y P. Díaz. 2009. Caracterización socioeconómica y 
tecnológica de los sistemas ganaderos en siete municipios 
del estado de Veracruz, México. Zootecnia Tropical 
27(4):427-4 36. 

Villa, A., M. Nava, S. López, S. Vargas, E. Ortega y F. Gallardo. 
2009. Utilización del guácimo ( Guazuma ulmifolia Lam.) 
como fuente de forraje en la ganadería bovina extensiva 
del trópico mexicano. Tropical and Subtropical Agro- 
ecosystems 10(2):253-261. 


Manuscrito recibido el 12 de junio de 2014. 

Aceptado el 13 de octubre de 2015. 

Este documento se debe citar como: 

Lazos-Ruíz, A., P. Moreno-Casasola, 5. Guevara 5., C. Gallardo y E. 
Galante. 2016. El uso de los árboles en Jamapa, tradiciones en un 
territorio deforestado. Madera y Bosques 22(1)17-36. 


35 



Lazos-Ruíz etol. El uso de los árboles en Jamapa 


Anexo 1. Entrevista semiestructurada utilizada en el municipio de Jamapa. 

I. Datos del entrevistado 

Nombre 

Edad 

Comunidad 

Ocupación 

¿Su terreno se inunda? 

II. Árboles 

¿Qué árboles conoce y utiliza? 

¿Para qué? 

¿Qué partes del árbol usa? 

III. Cambios en el tiempo 

¿Hace cuánto tiempo fue desmontado su terreno? 

¿Cómo era la vida antes? 

¿Cómo ha cambiado esta comunidad desde que usted se acuerda? 
¿Los árboles tenían otros usos? 


36 



Madera y Bosques vol 22, núm. 1: 37-51 


Primavera 2016 


Desarrollo forestal 

comunitario sustentable en la región 
norte de México y su desafío en e 


contexto de la globalización 

Sustainable forest community development in northern 
México and its challenge in the globalization context 


Concepción Luján Álvarez 1 *, Jesús Miguel Olivas García 1 , Hilda Guadalupe González Hernández 2 , Susana Vázquez 

Álvarez 3 , José Ciro Hernández Díaz 4 y Humberto Luján Álvarez 5 


1 Universidad Autónoma de Chihuahua. Facultad de 
Ciencias Agrícolas y Forestales. Chihuahua. Mex. 
jolivas(cDI ive.com. mx. 

2 Comisión Nacional Forestal. Zapopan, Jalisco. 
hilda.gonzález(a)conaíor.gob.mx. 


3 Consultora Forestal. Ciudad Delicias, Chihuahua. 
p76977(a)gma¡l.com. 

4 Universidad Juárez del Estado de Durango. Institu- 
to de Silvicultura e Industria de la Madera. Durango, 
Dgo. jciroh(a)ujed.mx 


5 Secretaría de Educación Pública. Centro de Estudios 
Tecnológicos y de Servicios # 122. Chihuahua, Mex. 
hlujan(a)prod¡gy.net.mx 

* Autor para correspondencia: clujan12@hotnnail.conn 


Resumen 

Los objetivos del estudio fueron analizar el desarrollo forestal comunitario sustentable en la región norte de México, en los estados de 
Chihuahua y Durango, considerando la organización comunitaria, flexibilidad, innovación, capacidad de respuesta, competitividad y 
colaboración, así como comercialización, ante la continua apertura de mercados. También, establecer una estrategia integral para impul- 
sar el desarrollo forestal comunitario sustentable en ambos estados, como una región forestal conjunta-clúster forestal, en el contexto 
de la globalización económica. En el estudio fueron aplicadas encuestas a ejidos/comunidades, considerando la tipología de las cuatro 
categorías de productores forestales de Conafor, así como a informantes clave externos y además se incluyeron evidencias documentales. 
Los resultados muestran que ejidos y comunidades no son competitivos y tienen limitada organización; por esta razón, la estrategia 
integral propuesta incluye la integración horizontal y vertical de la cadena productiva, así como el empoderamiento de ejidos y partici- 
pación comunitaria. Esta estrategia integral pretende fomentar la competitividad del desarrollo forestal comunitario sustentable en la 
globalización. 

Palabras clave: clúster forestal, competitividad forestal, comunidad forestal sustentable, estrategia forestal integral, ejidos forestales, 
globalización económica. 


Abstract 

The objectives of this research were to analyze the sustainable community forestry in northern México, in the States of Chihuahua and Durango, 
regarding the current status of communitarian organization, flexibility, responsiveness and innovation, competitiveness and collaboration, and 
marketing forest, at the continued opening of markets. Also, to establish an integral strategy to promote sustainable community forestry in both 
States, as a joint forest region-forest cluster, in the context of economic globalization. In the study, surveys were applied to ejidos/communi- 
ties, considering Conafor's type of the four categories of forest producers, and to external key informants; also, documentary evidences 
were consulted in accordance with the objectives of the study. The results show that ejidos and communities are not competitive and that 
they have limited organization; for this reason, the proposed integral strategy ineludes the horizontal and vertical integration of the producti- 
ve chain, empowerment, and community participation. The integral strategy aims to foster the competitiveness of sustainable community 
forestry development in the globalization. 

Keywords: forestry cluster, forestry competitiveness, sustainable community forestry, integral forestry strategy, forest ejido, economic 
globalization. 


37 



Luján et al. Desarrollo forestal comunitario sustentable en el contexto global 


Introducción 

En la globalización, con la apertura de mercados, hay nue- 
vas oportunidades y desafíos para que las inversiones, el 
capital y las tecnologías aporten ventajas comparativas y 
competitivas para el desarrollo de la empresa o comuni- 
dad (Porter, 1990). En este contexto, la asociatividad de 
empresas, y en específico las empresas forestales comuni- 
tarias (EFC), continúa emergiendo en el mundo como una 
estrategia para avanzar en niveles de competitividad 
(Nolan, 2001; Gilí, 2002; Cortave, 2003; Scherr, White y 
Kaimowitz, 2003), facilitando el “empoderamiento” 
comunitario para su mejor desarrollo (Redclift, 1987; 
Friedmann, 1992; Hirschman, 1993). 

Globalización económica y competitividad 
forestal 

Los bosques del mundo y el desarrollo del sector forestal 
están mostrando cambios sin precedente en los aspectos 
climáticos, socioeconómicos, políticos y biológicos. Por 
ello, es necesario establecer y operar principios amplios y 
promover cambios que permitan incrementar las capaci- 
dades adaptativas de los bosques y el sector forestal ante 
un futuro de incertidumbre (Messier et al ., 2015). 

Los procesos de apertura internacional e integración 
representan, en apariencia, un poderoso instrumento para 
la expansión del comercio y la inversión entre países 
(Smith y Cossio, 2008). A la vez, estudios han mostrado 
que existe una correlación positiva con significancia entre 
el nivel de sustentabilidad de las prácticas de administra- 
ción estratégica y la efectividad en los mercados de las 
empresas (Witek-Crabb, 2012). Por ello, la fuerte compe- 
tencia y la complejidad, prevaleciente en momentos en que 
la globalización tiene cada vez más auge e impacto, están 
marcando tendencias para que las organizaciones concen- 
tren sus esfuerzos en gestionar estratégicamente y de 
manera participativa sus capacidades para impulsar un 
desarrollo sustentable con visión de futuro (Trejo, 2013). 
Por ello, la experiencia de las organizaciones indica que el 
mejor camino para alcanzar la capacidad de competir es a 
través de la tecnología e innovación, factores clave de la 
competitividad (Carroz, 2005). 


A nivel internacional, la relevancia de la competitivi- 
dad en la producción forestal sustentable ha ido en 
aumento debido a los grandes retos que ha significado la 
globalización económica. En función de lo anterior, en el 
ámbito nacional se han encaminado esfuerzos a la bús- 
queda de vías institucionales, legales y financieras que 
permitan mejorar la competitividad del sector forestal y a 
la vez ser consistentes con los planteamientos del desarro- 
llo sustentable establecido en la política forestal nacional. 
Sin embargo, la tarea de elevar el nivel de competitividad 
en el sector forestal ha demostrado ser un tema altamente 
complejo debido a que esta incluye muchos factores críti- 
cos asociados. Uno de ellos, es la aplicación de un proceso 
de descentralización en la toma de decisiones de manera 
participativa, ya que hay experiencias, como en India, que 
demuestran el impacto positivo en los estándares de vida, 
en general, mejorando indicadores de bienestar de la 
población local (Kshitij, 2015). 

En América Latina, una estrategia considerada en el 
desarrollo forestal comunitario (DFC) y en las EFC ha sido 
el acompañamiento externo a la comunidad (Bonita et al., 
2002; Sabogal et al., 2008). En este ámbito latinoameri- 
cano, México y algunos países de América Central son los 
más avanzados en la promoción del DFC y las EFC. Adicio- 
nalmente, prevalecen figuras jurídicas para el DFC basadas 
en el otorgamiento de derechos usufructuarios; sin 
embargo, los derechos de propiedad comunal se dan en 
pocos casos, como en los ejidos en México y Guatemala 
(Dietmar y Donovan, 2008). 

Por otra parte, la firma del Tratado de Libre Comer- 
cio de América del Norte (TFCAN) ha sido un paso histó- 
rico en el proceso de globalización, toda vez que es 
necesario eliminar barreras comerciales y mejorar las 
políticas nacionales que favorezcan el comercio (Klooster, 
2003; Villarreal, 2010; Secretaría de Economía, 2013). En 
lo que respecta al desarrollo forestal en México, en parti- 
cular los ejidos forestales han sido afectados; entre otras 
causas, por la apertura comercial y la falta de capacidad 
para competir con mercados extranjeros, factores que 
impactan directamente en el bienestar de los ejidatarios 
forestales. 


38 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 37-51 Primavera 2016 



Antecedentes del desarrollo forestal comunitario 
sustentable 

Nivel nacional 

Durante el período 2004-2013 la producción forestal 
maderable ha disminuido de forma constante, iniciando 
con 6.7 millones de metros cúbicos rollo (m 3 r) en 2004 y 
finalizando este período con 5.9 millones de m 3 r. Desde 
inicios de esta década la disminución ha sido continua, con 
excepción de los años 2006, 2007 y 2012, en los cuales la 
producción alcanzó un aumento, alcanzando 6.5, 7.0, y 
5.9 millones de m 3 r, respectivamente, lo que representa un 
incremento de 0.9%, 7.8% y 7.4% con respecto al año 
anterior. Adicionalmente, en los años 2010 y 2011 se regis- 
traron las más bajas producciones durante el período, ya 
que se obtuvo un volumen de 5.6 y 5.5 millones de m 3 r, 
respectivamente, con una disminución de 3.1% y 2.2% 
con respecto al año anterior. Para 2013, la producción 
forestal maderable se mantuvo prácticamente estable en en 
comparación con el año anterior con 5.88 millones de m 3 r, 
lo que significó un decremento de 0.5% (Semarnat, 2013). 
A la vez, de acuerdo con Semarnat (2013), los principales 
productos que se obtuvieron durante el año 2013 fueron: 
la madera para aserrío (escuadría y durmientes) con 74.9% 
de la producción (4.4 millones de m 3 r), los combustibles 
(leña y carbón) con 11.3% (662 000 m 3 r) y el restante 
13.8% (813100 m 3 r) se destinó a celulósicos, chapa y tri- 
play y postes, pilotes y morillos. 

En México, el sector forestal es reconocido por la pro- 
porción de propiedad social de sus bosques, ya que 51% de 
los bosques están bajo propiedad de los ejidos/comunidades 
forestales (EyCF) (Cubbage et al., 2013), mismos que son una 
forma de tenencia comunal de la tierra (Bray y Merino, 
2004). Existen 2400 ejidos que aprovechan sus bosques y las 
áreas forestales del país están habitadas por 11 millones de 
personas, con 43 etnias con 5 millones de indígenas. Por lo 
tanto, de acuerdo con Segura (2011), la forestería comunita- 
ria constituye un modelo que avanza en la derrama e impacto 
de sus beneficios, por lo que México continúa aportando 
experiencias exitosas a nivel mundial, siendo un referente en 
el manejo de bosques comunitarios y cambio climático. 


Por ello, la política forestal en México ha conside- 
rado a los bosques y el agua como prioridad nacional y es 
así como, en el marco de una nueva política sectorial fede- 
ral 2013-2018, el Gobierno Federal actual establece espe- 
cíficamente la Estrategia Nacional para el Mejoramiento 
de la Producción y Productividad Forestal (2013-2018) 
(Conafor, 2013). Esta estrategia tiene tres componentes: 
fortalecimiento empresarial comunitario, silvicultura y 
manejo forestal, así como abasto y transformación. 
(Semarnat-Conafor, 2013a; 2013b). No obstante, el DFC 
enfrenta desafíos relacionados, entre otros aspectos, con 
el desarrollo organizacional, cultura empresarial, recon- 
versión industrial y competitividad (Merino, 2001; Bray et 
al., 2003; Bray y Merino, 2004). Respecto a la industria 
de la madera, uno de los principales problemas que 
enfrenta la producción nacional de madera aserrada es la 
pérdida de competitividad frente a la madera de importa- 
ción (Flores et al., 2007). 

Forestería comunitaria sustentable en México 

En México, la política forestal considera a los bosques y el 
agua como prioridad nacional y, de acuerdo con ello, se ha 
reconocido la importancia de la forestería comunitaria 
(EyCF), como parte fundamental de la estrategia nacional 
para transitar al desarrollo forestal sustentable, toda vez 
que son poseedores de 80% de la superficie forestal nacio- 
nal (Conafor, 2001). A pesar de la riqueza biológica y el 
potencial de sus bosques, 55% de las aproximadamente 
12 millones de personas que viven en estas zonas, se 
encuentran en extrema pobreza. Menos de 15% de los 
bosques en México son manejados y la contribución del 
sector al PIB es pequeña, con un promedio de solo 1.5% 
durante el período comprendido entre 2000 y 2009 
(Cubbage et al., 2013). 

La forestería comunitaria se entiende como una uni- 
dad territorial que incluye recursos naturales, ambientales 
y humanos, y que presenta fundamentalmente un interés 
común compartido para la búsqueda de un desarrollo 
armonizado entre sus componentes. Por ello, reviste gran 
importancia para el logro del desarrollo forestal sustenta- 
ble, ya que es un medio para la generación de empleo 


39 



Luján et al. Desarrollo forestal comunitario sustentable en el contexto global 


local, bienestar social y de manejo ordenado de los ecosis- 
temas forestales; sin embargo, es una realidad que el desa- 
rrollo de esta, se ha visto influenciado por el proceso de 
apertura comercial, lo cual se considera un reto impor- 
tante para alcanzar el desarrollo forestal sustentable en 
México. 

Los ejidos y comunidades forestales representan un 
importante componente en la cadena productiva en el sec- 
tor forestal, y a la vez constituyen un sistema sociocultu- 
ral y ecológico clave para la realización de un desarrollo 
de base con una visión de sustentabilidad. Actualmente, 
entre 7831 y 9047 ejidos y comunidades son dueños de 
casi 80% de la superficie forestal de México; por lo que 
dos condiciones sociales caracterizan la situación de los 
bosques de México: la pobreza en que viven la gran mayo- 
ría de sus habitantes, y el carácter social de su tenencia. 
Solo 25% de las comunidades y ejidos con bosques en 
aprovechamiento llevan a cabo directamente aprovecha- 
mientos forestales, con una contribución a la producción 
industrial maderera nacional de solo 17%. Las comunida- 
des que integran el restante 75% aprovechan sus bosques 
en condiciones de arrendamiento (Conafor, 2001). De tal 
manera que la forestería comunitaria en México tiene 
varias décadas con diferentes ejidos y comunidades fores- 
tales involucradas en el proceso de desarrollo forestal 
comunitario, por lo que nuestro país es líder en Latinoa- 
mérica y en el mundo en este ámbito (Klooster, 2003). 

Empresas Forestales Comunitarias 

Las EFC, enfrentan retos relacionados con su decreciente 
participación en los mercados de productos forestales 
debido a limitaciones en su nivel de competitividad y en 
procesos de certificación que les permitan participar en 
mejores condiciones en este sentido. A la vez, es impor- 
tante resaltar que de manera complementaria se ha suge- 
rido que la promoción de los productos forestales no 
madereros, a través del desarrollo de las micro y pequeñas 
empresas, podrían formar un punto de entrada importante 
para la reducción de la pobreza y la seguridad alimentaria, 
sobre todo en los pueblos de África Central y en general en 
las comunidades rurales (Tieguhong et al., 2012). 


El entorno económico actual en el que se desarrollan 
las EFC, está caracterizado por la integración de mercados 
y la competencia con productos estandarizados, prove- 
nientes de plantaciones y con bajos costos de producción. 
Debido a lo anterior, es fundamental la comprensión tanto 
de la rentabilidad como de la competitividad como facto- 
res clave de éxito para las EFC. Específicamente, la rele- 
vancia de la competitividad ha ido creciendo, siendo un 
término que está presente en todos los aspectos que tienen 
que ver tanto con las políticas públicas de desarrollo como 
a nivel empresa con las estrategias para su crecimiento y 
supervivencia. 

Lo anterior justifica que el papel del sector social es 
imprescindible para lograr en el futuro un desarrollo 
forestal sustentable. La experiencia actual, aun en 
pocos ejidos y comunidades forestales exitosas, subraya 
esa conclusión ya que manejan sus bosques para el 
beneficio local. Sin embargo, en general a pesar de que 
la tenencia del bosque es comunal, las comunidades y 
ejidos han sido enajenados de su recurso y no han 
logrado obtener los beneficios esperados con un enfo- 
que de desarrollo sustentable. A la vez, el desarrollo 
organizacional con visión empresarial ha constituido 
un desafío importante para el fortalecimiento de las 
empresas forestales comunitarias; de tal manera que 
existen investigaciones realizadas relacionadas con el 
alcance de una conciencia organizacional para mejora 
de la condición de desarrollo de la empresa; para ello, 
algunos estudios han aplicado la metodología denomi- 
nada “Whole Scale Change (Real Time Strategic 
Change)” (Arena, 2004), Es una metodología que se 
aplica para planeación estratégica y cambios de cultura 
en diseños de trabajo organizacional. 

En el país, los principales estados productores foresta- 
les en 2013 fueron: Durango (32.80%), Chihuahua 
(16.79%), Michoacán (7.76%), Oaxaca (7.13%) y Veracruz 
(4.93%) que contribuyeron con 69.41% de la producción 
total, equivalente a 4.1 millones de m 3 r (Semarnat-Conafor, 
2004; Semarnat, 2013). Estos estados mencionados, apor- 
tan casi 70% de la producción maderable nacional (Banco 
Mundial, 1995; Inegi, 2003; Semarnat, 2013). 


40 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 37-51 Primavera 2016 



Región norte de México: sistema región forestal 
Chihuahua y Durango 

Chihuahua, de acuerdo con la carta de Uso de Suelo y 
Vegetación Serie III del Inegi (2003), cuenta con una 
extensión territorial de 24 705 281.72 ha, de las cuales 
22 066 520 ha se consideran superficie forestal, y estas 
representan 15.8% de la superficie forestal nacional, la 
cual es de 139 692 886 ha. Para el año 2011, la produc- 
ción maderable en Chihuahua fue de 1 006 824 m 3 r, 
representando 18.30% de la nacional, que es de 5 501 
085 m 3 r. En el estado destacan tres principales produc- 
tos: escuadría, celulósicos, chapa y triplay (Gobierno del 
estado de Chihuahua et al. 2012). 

Por otra parte, en Durango existen aproximadamente 
500 ejidos y comunidades forestales con cinco millones de 
hectáreas arboladas, de las cuales casi dos millones se 
encuentran bajo algún programa de manejo forestal. En 
ellos, los recursos maderables disponibles son similares a 
los descritos para el estado de Chihuahua. Además en 
ambos estados, las actividades forestales económicas 
principales son el abastecimiento y venta de trocería y la 
industria de aserrío; adicionalmente, existe una limitada 
visión empresarial a corto, mediano y largo plazo y limi- 
tada competitividad, por ejemplo, existe falta de disposi- 
ción para integrase horizontal o verticalmente y establecer 
alianzas con otros ejidos o inclusive con particulares. 

En suma, esta región forestal del norte de México se 
caracteriza por ineficiencia en los procesos de producción, 
productividad y comercialización, dando como resultado 
altos costos de producción de la madera y baja competiti- 
vidad con respecto a los productos de importación. 

Es fundamental indicar, para la justificación de la 
dimensión y alcances del estudio, que los estados de Chi- 
huahua y Durango en conjunto representan cerca de 20% 
de la superficie total del país (Inegi, 2011). En consecuen- 
cia, es necesario resaltar que los dos estados con mayor 
producción forestal para el año 2013 fueron Durango y 
Chihuahua, con una participación conjunta de 49.60% de 
la producción forestal maderable total (Semarnat, 2013). 
Esto es significativo en el nivel de relevancia que represen- 
tan en su conjunto estas dos entidades desde el punto de 


vista forestal y en particular del desarrollo forestal comu- 
nitario sustentable, considerando una dimensión clave 
para México como región forestal, y a su vez como clúster 
forestal en un entorno nacional pero también internacio- 
nal en el contexto de la globalización económica. Por lo 
que como resultado del estudio se plantean propuestas de 
mejora en diferentes aspectos analizados en el mismo. 

Objetivos 

Considerando las condiciones del desarrollo forestal 
comunitario descritas de los estados de Chihuahua y 
Durango, así como el contexto nacional y de la globa- 
lización económica, los objetivos de la investigación 
fueron: 

1. Analizar el desarrollo forestal comunitario susten- 
table en la región norte de México, particular- 
mente en los estados de Chihuahua y Durango, 
como un sistema regional forestal-clúster forestal, 
en relación con: organización comunitaria, flexibi- 
lidad, innovación, capacidad de respuesta, compe- 
titividad y colaboración y comercialización, ante la 
continua apertura de mercados globalizados. 

2. Establecer una estrategia integral con visión holís- 
tica para impulsar el desarrollo forestal comunita- 
rio sustentable de esta región en el contexto de la 
globalización económica. 

Materiales y métodos 

Área de estudio 

El estudio se realizó en los estados de Chihuahua y 
Durango (Fig. 1), considerados en conjunto como un sis- 
tema forestal-clúster forestal por sus condiciones simila- 
res de EyCF/EFC con bosques de clima templado frío, y por 
ser los de mayor producción forestal en México. 

Sujetos de estudio 

De acuerdo con el nivel de integración de los silvicultores 
y las categorías establecidas de la tipología de productores 
forestales se consideró la siguiente para la definición de 
unidades de estudio (Semarnat-Conafor, 2013b): a) cate- 


41 



Luján el al. Desarrollo forestal comunitario sustentable en el contexto global 



Figura 1. Mapa del área de estudio en: http://paraimprimir. 
org/mapa-de-la-republica-mexicana-sin-nombre-para- 
imprimir/. Luján y Vázquez (2013). 

goría 1: silvicultores potenciales, siendo aquellos que 
cuentan con el recurso forestal maderable pero no lo apro- 
vechan; b) categoría 2: silvicultores que venden arbolado 
en pie, estos poseen recursos forestales que venden a terce- 
ras personas que realizan el aprovechamiento; c) categoría 
3: silvicultores productores de materias primas forestales, 
ellos tienen el recurso forestal y lo aprovechan, vendiendo 
la madera en rollo; y d) categoría 4: silvicultores con capa- 
cidad de transformación y comercialización, estos produ- 
cen madera en rollo y realizan la transformación industrial 
primaria de la misma y su comercialización. 

Variables de estudio 

Se estudiaron las siguientes variables: organización comu- 
nitaria, flexibilidad, innovación, capacidad de respuesta, 
competitividad y colaboración y comercialización. La 
organización comunitaria considera la estructura organi- 
zacional, procedimientos administrativos y funciones 
laborales de EyCF/EFC; la flexibilidad, está relacionada con 
la cultura organizacional, nivel de integración productiva, 
sensibilidad y motivación a los cambios; la capacidad de 
respuesta e innovación, señala el grado en que el ejido o 
comunidad tiene un nivel de respuesta oportuna o no a la 
presencia de cualquier factor relacionado con el desarrollo 


del mismo; la competitividad y colaboración, se refiere al 
grado de disponibilidad del ejido o comunidad para cola- 
borar e integrarse con otros ejidos e instituciones para 
lograr mejor competitividad. 

Fuentes de información 

Se consultaron fuentes primarias y secundarias. Las pri- 
marias consistieron en entrevistas a informantes clave, 
incluyendo productores forestales ejidales (silvicultores), 
prestadores de servicios técnicos forestales y expertos 
nacionales e internacionales. Como fuentes secundarias se 
consideraron documentos técnicos y bases de datos, entre 
otros, relacionados con la temática de estudio. 

Unidades de estudio: criterios, tamaño y selección 
de la muestra 

Para la determinación de la muestra, se utilizaron los cri- 
terios siguientes: la tipología de las cuatro categorías de 
productores indicadas en la sección de “Sujetos de estu- 
dio”, la superficie forestal de predios, el número de pre- 
dios bajo aprovechamiento forestal, realizándose la 
selección al azar. Para ello, se determinó una muestra 
representativa de 40 EyCF en total, siendo 20 unidades en 
cada estado (5 ejidos de cada categoría por estado). Adi- 
cionalmente, se consideraron representativamente un total 
de 20 expertos y tomadores de decisión a nivel estado y 
nacional, incluyendo representantes de instancias como 
Conafor, Semarnat, organizaciones de productores, orga- 
nizaciones de industriales, organizaciones no guberna- 
mentales, académicos e investigadores. 

Diseño y aplicación de instrumentos 

La entrevista fue el instrumento utilizado para EyCF e 
informantes clave antes mencionados. Se diseñaron dos 
cuestionarios: para el caso de los EyCF, el instrumento 
diseñado incluyó las variables ya indicadas. Además, el 
otro cuestionario incluyó aspectos de política forestal, 
estructura organizacional para el desarrollo forestal, 
entorno internacional para el desarrollo forestal comuni- 
tario, investigación y educación forestal, entre otros, 
como información de referencia contextual. 


42 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 37-51 Primavera 2016 



Sistematización y análisis de la información 

La información obtenida se procesó en una base de datos 
diseñada en Excel®, en la cual se capturaron las respues- 
tas obtenidas de las encuestas en los dos estados. Se tuvo 
una respuesta total de 75%, así como la de los informan- 
tes claves con 70% de respuesta del total. Se analizó la 
información de los dos estados en conjunto, como un sis- 
tema, siendo similar el comportamiento de las variables 
analizadas en ambos estados y obteniento respuestas 
homogéneas en su conjunto. 

Resultados 

Perñl del Desarrollo forestal comunitario 
sustentable: Chihuahua y Durango como un 
sistema regional forestal 


impacta por sus altos costos (60%). En la percepción de 
los productores forestales, los precios bajos de compra en 
productos importados son el principal efecto de la aper- 
tura de mercados; esto se debe a los precios reducidos de 
los productos importados en comparación con los locales 
(Fig. 2). 



Categorías 


Si Menor demanda 
n Precios Bajos 

□ Exigencias de 
calidad 

BBaja competitividad 

□ Otros 


Organización comunitaria, flexibilidad, innovación y 
capacidad de respuesta 

Los EyCF presentaron limitada organización para la produc- 
ción, productividad y visión empresarial. En relación con la 
flexibilidad, la resistencia a los cambios ha limitado el desa- 
rrollo en la organización comunitaria, administración, y 
comercialización. Esto no facilita la adaptación rápida a los 
cambios internos y del entorno. Aun con ello, en las catego- 
rías 3 (productores de materias primas forestales) y 4 (trans- 
formación industria) se identificaron mayor flexibilidad, 
capacidad de respuesta e innovación tecnológica, ya que han 
invertido en mayor grado en sus unidades de producción en 
capacitación, maquinaria y comercialización. 

En los procesos de innovación, los EyCF manifestaron 
aspiraciones y necesidad de diversificarse e incursionar en 
nuevos mercados, con nuevos productos o servicios. Sin 
embargo, es importante considerar otros factores que 
limitan las oportunidades de desarrollo y los procesos de 
innovación/diversificación, tales como la falta de organi- 
zación, recursos económicos, y falta de interés. 

Competitividad y colaboración 

La competitividad se ve afectada por altos costos de pro- 
ducción forestal, siendo el transporte el concepto que más 


Figura 2. Percepción de ejidos y comunidades forestales acerca 

de los efectos de la apertura comercial y competitividad. 

Fuente: Elaboración propia con datos tomados en ejidos forestales en estudio en 
ambos estados como región forestal. 

Adicionalmente, en la figura 3 se observa que para las 
categorías 3 y 4 (mayor nivel de integración), la calidad es 
el factor que más afecta la competitividad de productos 
forestales de EyCF. 

En relación con la colaboración, los EyCF reconocen 
limitada asociatividad y cultura de integración. Por lo 
tanto, como lo han establecido Linda et al. (1991) y 
Cubbage et al. (2013), es necesario fomentar e impulsar la 
asociatividad, considerando la integración tanto horizon- 
tal como vertical. 

Comercialización de productos forestales 
En la figura 4, se ilustran los procesos de comercialización 
identificados; tal como se muestra, en los casos más fre- 
cuentes (categorías 1, 2 y 3), el proceso se da con la parti- 
cipación de productor-intermediario-consumidor final, 
que en muchos casos no ofrece las mejores condiciones 
para el intercambio comercial. A la vez, se observa que en 


43 



Luján el al. Desarrollo forestal comunitario sustentable en el contexto global 


Co 80 

O s ' 

Df 70 
cu 

H 60 

~ 50 

¡ 40 

u 30 

* 20 
o 

~ 10 


12 3 4 



□ Precio 

■ Calidad 

□ Ubicación 

■ Otra 


\° 

cN 

to 

O) 

"O 

ro 

T3 

’c 


o 

u 


70 

60 

50 

40 

30 


>■ 20 
LO 

O 

^ 10 


o 




■ Productor-Minorista 


■ Productor-Mayorista 


□ Productor- 
Intermediario- 
Consumidor final 


Categorías 


Categorías 


Figura 3. Factores que afectan la competitividad de los 

productos forestales en los ejidos y comunidades forestales. 

Fuente: Elaboración propia con datos tomados en ejidos forestales en estudio en 
ambos estados como región forestal. 


Figura 4. Proceso de comercialización de los ejidos y comuni- 
dades forestales según los canales de comercialización. 

Fuente: Elaboración propia con datos tomados en ejidos forestales en estudio en 
ambos estados como región forestal. 


la cuarta categoría predomina la participación de produc- 
tor-mayorista dado su nivel de integración. 

Por otra parte, los EyCF no cuentan con estudios de 
mercado y planes estratégicos para la comercialización de 
productos forestales; además, la percepción de los produc- 
tores identifica como principal problema los precios bajos 
en productos de importación y, en consecuencia, baja 
demanda de los propios. 

Discusión 

Como lo indica Messier (2015), es necesario establecer y 
operar principios amplios y promover cambios que permi- 
tan incrementar las capacidades adaptativas de los bos- 
ques y el sector forestal con sus diferentes actores ante un 
futuro de incertidumbre. Ante ello, es evidente que lograr 
la integración entre los actores de la actividad forestal de 
una región no es sencillo bajo los paradigmas actuales, 
caracterizados por un comportamiento individualista y 
visión a corto plazo de los participantes en cada eslabón 
de la cadena productiva. 

Además, los diversos actores de cada eslabón se per- 
ciben a sí mismos como empresas totalmente indepen- 
dientes de los otros eslabones y también con respecto a 
empresas similares (dentro de cada eslabón); por lo tanto, 
sus acciones no buscan integrarse en un fin común, sino 


que son aisladas, procurando cada una obtener el 
máximo beneficio (o menor costo) posible, sin tomar en 
consideración su influencia en el costo o beneficio de los 
eslabones anteriores o posteriores. Dichos paradigmas 
no resultan apropiados para lograr que la actividad 
forestal sea competitiva en el contexto de la globaliza- 
ción económica. 

Por ello y considerando la situación prevaleciente en 
el norte de México en lo relativo al desarrollo forestal 
comunitario sustentable, los resultados obtenidos en las 
variables estudiadas arriba citadas en los capítulos de 
metodología y resultados tienen relación, en general, con 
lo indicado por Bray y Merino (2004), quienes señalan 
que el desarrollo forestal comunitario en México enfrenta 
desafíos relacionados, entre otros aspectos, con el desa- 
rrollo organizacional, cultura empresarial, reconversión 
industrial y competitividad. Por tal motivo, el estudio 
establece en cada variable propuestas de mejora que con- 
tribuyen a impulsar acciones estratégicas que faciliten y 
atiendan, a través del tiempo, limitantes antes indicadas 
de dicho desarrollo comunitario, y a la vez el mejora- 
miento del desarrollo forestal comunitario sustentable en 
la región norte de México. A continuación se presenta el 
comportamiento y discusión de cada variable estudiada y 
su propuesta de mejora. 


44 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 37-51 Primavera 2016 



En lo referente a la condición de la organización 
comunitaria como una limitante para el desarrollo fores- 
tal comunitario con visión de sustentabilidad, es coinci- 
dente con lo referido por Cubbage et al. (2013), ya que 
menciona que el nivel de organización limita el desarrollo 
de ejidos y comunidades, debido a que no permite tener la 
capacidad de respuesta adecuada en aspectos como admi- 
nistración y comercialización con oportunidad, eficiencia, 
eficacia y efectividad. Esta condición, también coincide 
con lo establecido en el Programa de Desarrollo Forestal 
Sustentable del estado de Chihuahua 2012: actualización 
en el marco del Plan Estatal de Desarrollo 2010-2016 
(Gobierno del estado de Chihuahua et al., 2012), en el 
cual se indica que hay escaso nivel de organización comu- 
nitaria en EyCF con visión empresarial. Sin embargo, 
Antorini (2005) establece que las comunidades con un 
mayor nivel de integración vertical tienen un campo más 
amplio de experiencia en organización empresarial y que 
es una estrategia que se debe de continuar impulsando la 
aplicación de principios de asociatividad, organización 
comunitaria y participación democrática, entre otros, en 
los procesos de toma de decisiones comunitarias. Lo ante- 
rior, sustentado en lo que menciona Witek-Crabb (2012), 
ya que estudios han mostrado que existe una correlación 
positiva con significancia entre el nivel de sustentabilidad 
de las prácticas de administración estratégica y desarrollo 
organizacional en particular y la efectividad en los merca- 
dos de las empresas. 

En relación a la organización por medio de alianzas y 
asociaciones, se requiere establecer y operar figuras aso- 
ciativas con criterio empresarial que permitan establecer y 
consolidar empresas comunitarias forestales y, por ende, 
disminuir costos de producción, lograr un mejor balance 
económico, realizar operaciones directas de sus produc- 
tos, ser una fuente de autofinanciamiento y comercializa- 
ción de productos, entre otros. Lo anterior, tomando 
como base que el desarrollo organizacional con visión 
empresarial ha constituido un desafío importante para el 
fortalecimiento de las empresas forestales comunitarias. 

Además, es necesario mejorar la administración y 
organización de los ejidos forestales y sus empresas fores- 


tales comunitarias, dando capacitación para fortalecer el 
capital social y humano, así como a los administrativos, 
quienes muchas veces simplemente son los mismos directi- 
vos de los ejidos y carecen de formación técnica o adminis- 
trativa; también dicha capacitación a personal operador de 
apoyo a los procesos organizacionales y administrativos. 

En relación con la flexibilidad, y debido a la resisten- 
cia a los cambios, es necesario considerar lo que indica 
Improven (2013a), señalando que el nuevo escenario de 
las organizaciones exige reaccionar de forma rápida a las 
condiciones internas y externas en constante cambio. A la 
vez, de acuerdo con Improven (2013b), existen factores 
clave a considerar para avanzar en los procesos innovati- 
vos, como son la creatividad y espíritu innovador para 
impulsar procesos de mejora continua para lograr orga- 
nizaciones dinámicas, transversales y colaborativas. Adi- 
cionalmente, se requiere fortalecer los procesos de 
inducción, sensibilización y motivación a los ejidatarios 
para apoyar e influir en la relevancia de aplicar esta cua- 
lidad de la flexibilidad en los procesos de desarrollo 
comunitario sustentable. 

Respecto a competitividad y colaboración, Cubbage 
et al. (2013) en su estudio de competitividad y acceso a 
mercados de empresas forestales comunitarias en México, 
indica que las EFC de México presentan costos de produc- 
ción relativamente altos en todas las etapas de la cadena 
productiva. Lo anterior, se atribuye en parte a las grandes 
distancias a centros de comercialización y a las condicio- 
nes deficientes de los caminos y medios de transporte uti- 
lizados, lo cual coincide con lo indicado por Indufor 
(2001). En efecto, en concordancia con Cubbage et al. 
(2013), y de acuerdo con los resultados obtenidos, los eji- 
dos y comunidades forestales no son competitivos debido 
a altos costos de producción, bajos niveles de capacita- 
ción, deficiente organización, ausencia de planeación y 
seguimiento en el mediano y largo plazos y la limitada 
asociatividad que permitan manejar sus empresas con ren- 
tabilidad. Por ello, es necesario aplicar estrategias de fun- 
cionamiento en la cadena productiva forestal con criterios 
de eficiencia, eficacia y efectividad que coadyuven al mejo- 
ramiento de los niveles de competitividad. De tal forma 


45 



Luján el al. Desarrollo forestal comunitario sustentable en el contexto global 


que es importante referir a lo establecido por Trejo (2013), 
quien indica que la fuerte competencia y la complejidad 
prevaleciente en momentos en que la globalización tiene 
cada vez más auge e impacto, están marcando tendencias 
para que las organizaciones concentren sus esfuerzos en 
gestionar estratégicamente y de manera participativa sus 
capacidades para impulsar un desarrollo sustentable con 
visión de futuro. Además de que la experiencia de las 
organizaciones indica que el mejor camino para alcanzar 
la capacidad de competir es a través de la tecnología e 
innovación, como lo señala Carroz (2005). 

Referente a la colaboración, dada la limitada cultura 
de integración y asociación por parte de los productores, 
Scherr et al. (2003) y Mota (2002) coinciden con las 
estrategias marcadas en el Programa Estratégico para 
México 2025, en el cual se establece que la integración 
vertical u horizontal, es una alternativa positiva para 
enfrentar los retos de la apertura comercial. Esto se hace 
evidente con los esfuerzos que se están realizando en la 
integración de EyCF, con el apoyo de la Comisión Nacio- 
nal Forestal, por medio de su programa de Integración de 
Cadenas Productivas Forestales, con avances específicos 
importantes en algunas de ellas: Cadena Productiva 
Forestal Región Madera S.A. de C.V. y Cadena Produc- 
tiva Tarimas, Muebles y Caminados S.P.R. de R.F. de 
Durango (Conafor, s/f a). Adicionalmente, en específico, 
FIRA (2010) ha apoyado iniciativas de integración, como 
es el caso de la “Integradora Comunal Forestal de Oaxaca 
S.A de C.V”, integrada por empresas forestales de las 
comunidades de Pueblos Mancomunados, Ixtlán de Juá- 
rez y Santiago Textitlán de Oaxaca. Todas ellas, con indi- 
cadores importantes en los avances en el proceso de 
desarrollo comunitario sustentable. 

Por otra parte, sobre comercialización de productos 
forestales, la percepción de los productores sobre los efec- 
tos de la apertura de mercados en el proceso de la comer- 
cialización no es favorable, ya que hay precios bajos de los 
productos extranjeros y la competencia desleal por parte 
de aprovechamientos clandestinos, entre otros factores, lo 
que no permite a los productos nacionales ser competiti- 
vos en precios, y ello ha ocasionado una menor demanda 


de los mismos, como lo afirma Chapela (2012), quién 
explica que México es un importador neto de materias 
primas y productos manufacturados de madera (Conafor, 
s/f b). Por ejemplo, mientras China es un gran importador 
neto de productos forestales, México es importador neto 
de madera de otros países e importador de productos de 
madera de China (Elizondo, 2005). Sin embargo, es reco- 
mendable buscar alternativas comerciales para los dife- 
rentes productos forestales para así obtener más provecho 
del bosque y disminuir los desperdicios. Por ejemplo, 
algunas empresas forestales comunitarias ya están comer- 
cializando el encino como carbón y/o leña, lo que indica la 
existencia de demanda por estos productos, además de los 
que tradicionalmente se han comercializado. 

En consecuencia, considerando el sistema regional 
forestal del norte de México (Chihuahua y Durango), se 
identificaron los siguientes impactos de la globalización 
económica en el desarrollo forestal comunitario sustenta- 
ble: bajo nivel de rentabilidad y competitividad de la activi- 
dad forestal, disminución del empleo, cultura organizacional 
y administrativa tradicional y poco flexible, así como nece- 
sidad de avanzar en la certificación forestal. 

Por consiguiente, se enfatiza la necesidad de aplicar la 
silvicultura intensiva para el mejoramiento de los índices 
de producción y productividad de los bosques; moderniza- 
ción de la tecnología para los procesos de aprovechamiento 
y transformación; fortalecimiento de los procesos de pla- 
neación estratégica, acompañamiento multidimensional, 
seguimiento y evaluación para elevar los niveles de eficien- 
cia, eficacia y efectividad; impulsar la realización de estu- 
dios de mercado para la identificación de nichos que sirvan 
de base para orientar el tipo de productos que deben de ser 
elaborados; fortalecer los procesos organizacionales entre 
productores, industriales y comercializadores que permi- 
tan potenciar esfuerzos que se traduzcan en impactos posi- 
tivos en el desarrollo del sector forestal; implementar 
programas de capacitación continua para el fortaleci- 
miento del capital humano y social, así como los niveles 
organizacionales del sector; e implementar esquemas de 
financiamiento accesibles que impulsen el desarrollo del 
sector. Para ello, a continuación se plantea una estrategia 


46 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 37-51 Primavera 2016 



integral que permita en el tiempo impulsar el desarrollo 
forestal comunitario sustentable en la región de estudio. 

Estrategia integral propuesta para impulsar el 
desarrollo forestal comunitario sustentable 

Factores como el creciente interés global por la protección y 
aprovechamiento de los recursos naturales, la importancia 
que van ganando los bosques naturales como elementos 
importantes para promover cada vez más el desarrollo 
forestal comunitario sustentable, así como la mitigación y 
adaptación al cambio climático, ha, abierto la posibilidad 
de nuevos mercados que pueden ser una fuente de ingreso 
adicional para los ejidos; por ejemplo los “bonos de car- 
bono” que se pagan por el carbono acumulado en el bosque 
y/o pagos que se hacen por la conservación del agua, a tra- 
vés de la protección de los bosques (Cubbage et al ., 2013). 

Por ello, considerando los impactos de la globaliza- 
ción económica ya mencionados y las variables estudia- 
das, se establece la propuesta de una estrategia integral 
participativa sustentada en una visión sistémica, tomando 
como base el proceso de integración horizontal/vertical. 
Se sugiere que esta estrategia incluya tres grandes aparta- 
dos: a) la estrategia básica de integración como clúster 
forestal y el principio de asociatividad, b) el estableci- 
miento de la vinculación con el empoderamiento de ejidos 
y comunidades forestales y c) la consideración del con- 
texto de la globalización económica. 

En relación con el clúster forestal-asociatividad, 
esta estrategia integral con visión sistémica promueve 
un mayor nivel de competitividad y desarrollo socioeco- 
nómico, privilegiando el manejo forestal sustentable, y 
otros beneficios potenciales como son: oportunidades de 
empleos, sustitución de importaciones, oportunidades 
de exportación, diversificación de productos, penetra- 
ción en nuevas ventanas, reducción de costos de produc- 
ción, incremento en ventas, nuevo conocimiento y 
experiencia, mayor poder de autogestión, y acceso a 
nuevas tecnologías, entre otros. Lo anterior, en función 
de que las EFC en México venden a mercados nacionales 
y locales en los que la demanda es alta así como los pre- 
cios y los productos se venden en casi su totalidad. Los 


competidores internacionales, sin embargo, representan 
una amenaza para la sostenibilidad financiera las EFC, 
ya que producen a costos más bajos que las EFC mexica- 
nas, quienes deben prepararse para una posible compe- 
tencia internacional. 

En apoyo a lo anterior, será recomendable que las 
empresas forestales comunitarias reinviertan una porción 
de sus ganancias para mantener la maquinaria y los acti- 
vos de la empresa, que en muchos casos es precaria o está 
en una situación de grave desgaste. 

Para el caso del empoderamiento de ECF, la estrate- 
gia propuesta integra la necesidad de considerar un con- 
junto de factores resultantes de ese empoderamiento, 
como son: recursos económicos, capital social, tecnolo- 
gía, autogestión, organización y bienestar social. Estos 
factores deben interactuar con un criterio de efecto multi- 
plicador que potencie la capacidad de respuesta de la 
forestería comunitaria en su conjunto. Lo anterior, se 
reflejará en su nivel de competitividad que les permita 
mayor participación con éxito en los mercados nacionales 
e internacionales. 

Respecto al contexto de la globalización económica, 
la fase de la integración del clúster forestal y el empodera- 
miento de ejidos forestales deben enlazarse al mundo de la 
apertura comercial a través de ventajas competitivas soste- 
nibles. Para ello, existen en el contexto internacional ven- 
tanas de mercado, como lo señala De la Mora (2003) en su 
estudio el Comercio Internacional y el Sector Forestal en 
México, mismas que representan oportunidades para el 
desarrollo de la forestería comunitaria con criterios de pro- 
ductividad, competitividad y sustentabilidad ambiental. 

En consecuencia, para el éxito de esta estrategia de 
integración se deben de considerar, entre otras, las siguien- 
tes acciones: cambio de paradigmas, apoyos gubernamen- 
tales, educación, capacitación, y organización de alianzas 
y asociaciones. En referencia al cambio de paradigmas, en 
primer lugar hay que cambiar los que tradicionalmente 
han predominado en la actividad forestal en México, y 
adoptar otros mejores, que sean funcionales en el nuevo 
contexto. En algunos casos los paradigmas a adoptar pue- 
den surgir de la adaptación de experiencias de otros paí- 


47 



Luján el al. Desarrollo forestal comunitario sustentable en el contexto global 


ses, como puede ser adquirir y operar en forma común, 
mediante esquemas de cooperación y administración ade- 
cuados, la maquinaria y equipos de extracción e indus- 
trialización necesarios para procesar la madera de varios 
EyCF y de otros pequeños propietarios. 

La estrategia integral incluye de manera relevante la 
educación y capacitación, como acciones básicas para 
lograr niveles de vanguardia y fomentar una capacitación 
sistemática y continua con un plan de largo plazo. Por 
último, se propone aprovechar los programas de apoyo 
gubernamental para fomentar la integración horizontal y 
vertical, y fortalecer el período de acompañamiento brin- 
dando asistencia técnica, económica y administrativa, a 
través de una red de asesores especializados y certificados 
que coadyuven a la integración en ambos sentidos para 
lograr que el clúster forestal sea competitivo. 

Por lo anterior, se plantea la integración horizontal/ 
vertical que permita potenciar las capacidades e intereses 
que se encuentre que son comunes entre sectores, para de 
esa manera facilitar el tránsito a procesos eficientes de 
comercialización en el contexto de la apertura comercial; 
además de otros posibles beneficios como: nuevas oportuni- 
dades de empleos, sustitución de importaciones, oportuni- 
dades de exportación, diversificación a nuevos productos, 
protección de los mercados actuales y penetración en nuevas 
ventanas, reducción de costos de producción, incremento en 
ventas, nuevo conocimiento y experiencia, mayor poder de 
autogestión y acceso a nuevas tecnologías, entre otros. 

Inlra e interconectividad de los componentes de la 
estrategia Integral 

La estrategia integral propuesta incorpora la necesidad de 
que sus tres componentes sean abordados con visión holís- 
tica: integrar el clúster forestal, lograr el empoderamiento 
de ECF e incidir mejor en los mercados en el contexto de 
la globalización económica. Para ello, estos tres compo- 
nentes deben concebirse intra e interconectados, a través 
de los mecanismos que constituyen el flujo de producción 
y comercialización de productos forestales maderables y 
no maderables, y su respectivo proceso de retroalimenta- 
ción. En su conjunto, estos mecanismos llevarán a la estra- 


tegia integral a un proceso de adaptación que permitirá 
lograr, a través del tiempo, la consistencia y dinámica pro- 
pia que se requiere para que la forestería comunitaria 
avance hacia un mayor empoderamiento y competitividad 
con visión de sustentabilidad. 

Conclusiones 

• La globalización económica es irreversible y el desa- 
rrollo forestal comunitario sustentable en Chihuahua 
y Durango no puede excluirse de este proceso, por los 
efectos ya indicados de esta sobre EyCF/EFC. 

• Se identificaron en EyCF/EFC impactos no favorables 
en rentabilidad, competitividad, cultura administra- 
tiva y organizacional y certificación forestal. 

• Es necesario impulsar el mejoramiento de los índices 
de producción y productividad de los bosques; moder- 
nizar la tecnología para los procesos de aprovecha- 
miento y transformación; fortalecer los procesos de 
planeación estratégica participativa, acompaña- 
miento multidimensional, seguimiento y evaluación 
para elevar los niveles de eficiencia, eficacia y efectivi- 
dad; impulsar la realización de estudios de mercado 
para la identificación de nichos que sirvan de base 
para orientar el tipo de productos que deben de ser 
elaborados; y fortalecer los procesos organizaciona- 
les entre productores, industriales y comercializado- 
res que permitan potenciar esfuerzos que se traduzcan 
en impactos en el desarrollo del sector forestal. 

• Desafortunadamente, los ejidos por sí mismos no 
pueden lograr la sustentabilidad y capacidad de res- 
puesta a la dinámica del entorno, siendo necesario 
impulsar en particular el acompañamiento multidi- 
mensional (técnico, organizacional, administrativo, 
financiero, tecnológico, de mercados y del ambiente). 

• Es necesario promover cambios de paradigmas y 
bondades de la asociatividad en EyCF para efectos de 
hacer frente a la globalización. 

• Los productores forestales deben conseguir mayores 
niveles de integración horizontal y vertical y mayor 
competitividad, adoptando una lógica organizativa 
empresarial, y alianzas entre comunidades y empresas. 


48 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 37-51 Primavera 2016 



Por otra parte, considerando que una de las principales 
limitaciones en el funcionamiento de EyCF fue la escasa 
aplicación de sistemas de control y seguimiento con infor- 
mación sistematizada en EyCF/EFC relacionada con sus pro- 
cesos de desarrollo, es necesario impulsar sistemas de 
control y seguimiento en EyCF/EFC para lograr mejor toma 
de decisiones, de forma oportuna y con mayor sustento. 
Además, de acuerdo con los resultados obtenidos, la activi- 
dad que más costos representa comparado con sus ganan- 
cias, es el aprovechamiento forestal, por lo que las EFC 
deberían de ser dueñas de toda la cadena incluyendo el ase- 
rradero, y promover un desarrollo integral de procesos. 

De la misma manera, es relevante continuar reali- 
zando estudios estructurales y operacionales, relaciona- 
dos con el desarrollo forestal comunitario sustentable en 
el contexto de la globalización económica, que coadyuven 
al fortalecimiento de esta estrategia integral participativa 
con visión holística propuesta. Además, realizar dichos 
estudios a un nivel más amplio y aplicado en México a 
nivel regional, estatal y local en el largo plazo. Adicional- 
mente, existe la necesidad de promover en el futuro mayor 
integración de la cadena productiva forestal, incluyendo el 
establecimiento y consolidación de clústeres, alianzas o 
uniones de ejidos forestales, a través de la promoción de 
figuras asociativas haciendo uso de convenios. 

Referencias 

Antinori, C. 2005. Vertical integration in the community for- 
estry enterprises of Oaxaca. In: D. Bray, L. Merino-Pérez, 
and D. Barry, eds. The community forests of México: 
managing for sustainable landscapes. University of Texas 
Press. Austin. 241 p. 

Arena, M. J. 2004. Enhancing organizational awareness: An 
analysis of whole scale change. Organization Develop- 
ment Journal 22(l):9-20. 

Banco Mundial. 1995. Estudio de revisión del sector forestal y 
conservación de recursos, división de operaciones de 
recursos naturales y pobreza rural. Oficina Regional de 
América Latina y El Caribe. 159 p. 

Bonita, M., F. Correa, P. Veijalainen y H. Ahveninen. 2002. 
Forest clusters: a competitive model for Latin America. 


Inter-American Development Bank, Sustainable Develop- 
ment Department. Environment División. Washington, 
D.C. Disponible en línea: http://www.iadb.org/sds/doc/ 
ENV-IDBForestClústers.pdf. 

Bray, D., L. Merino-Pérez, P. Negreros- Castillo, G. Segura- 
Warnholtz, J.M. Torres-Rojo y H. Vester. 2003. Mexico’s 
community-managed forests: A global model for sustai- 
nable landscapes?. Conservation Biology 17(3):672-677. 

Bray, D. y L. Merino-Pérez. 2004. Los bosques comunitarios de 
México: logros y desafíos. Editora Infagón, México. 

Carroz, U.D. 2005. Modelo de gestión estratégica para el desa- 
rrollo de capacidades tecnológicas. Compendium 
8(15):5-19. 

Chapela, G. 2012. Problemas y oportunidades en el mercado 
para las empresas sociales en México. In: USAID-Abt Inc. 
Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible y 
Universidad Autónoma Chapingo, eds. Competitividad de 
las empresas sociales forestales en México (en proceso de 
impresión). Editorial Universidad Autónoma Chapingo. 

Conafor (Comisión Nacional Forestal). 2001. Programa estraté- 
gico forestal para México, 2025. Disponible en línea: 
http:// www.conafor.gob.mx 

Conafor (Comisión Nacional Forestal). S/F a. Programa para la 
integración de cadenas productivas. Guadalajara, Jal., 
Mex. 

Conafor (Comisión Nacional Forestal). 2013. Estrategia de 
incremento a la producción y productividad forestal 
nacional 2013-2018. Guadalajara, Jal., Mex. 

Conafor (Comisión Nacional Forestal). S/F b. Diagnóstico del 
Comercio Internacional Forestal de México. Guadalajara, 
Jal. 405p. 

Cortave, M. 2003. La experiencia de ACOFOP en Petén, Guate- 
mala: Un proceso arduo de gestión política. Centro de 
Derecho Ambiental y de los Recursos Naturales/Coordi- 
nadora Indígena-Campesina de Agroforestría Comunita- 
ria, San José, Costa Rica. 

Cubbage, F., R. Davis, D. Rodríguez, G. Frey, R. Mollenhauer, 
Y. Elsin, I. González-Hernández, H. Albarrán, A. Merce- 
des y D. Chemor. 2013. Competitividad y acceso a merca- 
dos de empresas forestales comunitarias en México. 
Profor, Conafor, Banco Mundial. México. 132p. 


49 



Luján el al. Desarrollo forestal comunitario sustentable en el contexto global 


De La Mora G. 2003. Comercio internacional y el sector forestal 
en México (balanza). Disponible en línea: http://www. 
ccmss.org.mx/modulos/biblioteca_consultar.php?folio=25 

Dietmar, S. y J. Donovan. 2008. Capacidades empresariales 
para el desarrollo de empresas forestales comunitarias. In: 
C. Sabogal, W. De Jong, B. Pokorny y B. Louman, eds. 
Manejo forestal comunitario en América Latina. Expe- 
riencias, lecciones aprendidas y retos para el futuro. 
Bogor, Indonesia: Centro para la Investigación Forestal 
(CIFOR). 

Elizondo, A. 2005. El mercado de la madera en México. Estudio 
para recomendaciones de política para expandir el mer- 
cado de madera certificada. Informe Final. México: Insti- 
tuto Nacional de Ecología. Disponible en: http://www. 
ine.gob.mx/descargas/dgipea/maderas_02_elizondo_ 
study.pdf. 

FIRA (Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura). 
2010. 200 Casos de éxito FIRA en el sector rural mexi- 
cano. México. 

Flores, R., E. Serrano, V. Palacio y G. Chapela. 2007. Análisis 
de la industria de la madera aserrada en México. Madera 
y Bosques 13(l):47-59. 

Friedmann, J. 1992. Empowerment: The politics of alternative 
development. Blackwell. Cambridge, MA. 

Gilí, L. 2002. The first nations reclaim a températe rain forest. 
In: Ford Foundation, eds. Sustainable Solutions: Building 
assets for empowerment and sustainable development. 
Nueva York. 

Gobierno del Estado de Chihuahua, C. Fuján, M. Olivas y S. 
Vázquez. 2012. Programa de Desarrollo Forestal Susten- 
table del Estado de Chihuahua. Chihuahua, Chihuahua. 
135 p. 

Hirschman, A. 1993. Getting ahead collectively: grassroots 
experiences in Fatin America. Fundación Interamericana, 
Arlington, VA. 

Improven. 2013a. Organizaciones flexibles, la clave para tener 
éxito. Newsletter: Allied Consultants Europe-Improven. 
Disponible en línea: http://www.improven.com/organiza- 
ciones-flexibles-la-clave-para-tener-exito/. 

Improven. 2013b. ¿Existen silos de gestión en tu organización?. 
Newsletter: Allied Consultants Europe-Improven. Dispo- 


nible en: http://improven.com/blog/existen-silos-de-ges- 
tion-en-tu-organizacion-2/#more-348. 

Klooster, D. 2003. Campesinos and Mexican forest policy 
during the twentieth century. Latín American Research 
Revieiv 38(2):94-126. 

Kshitij, C. 2015. The effect of political decentralization and 
affirmative action on Multidimensional Poverty Index: 
evidence from Indian States .Journal of Social and Econo- 
mía Development 17(l):27-49. 

Indufor. 2001. Diagnóstico nacional del sector forestal. Versión 
1.2. Helsinki, Finlandia. 

Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía). 2011. 
Panorama Sociodemográfico de México. México, 104 p. 

Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía). 2003. 
Anuario de estadística por entidad federativa. Aguasca- 
lientes, Ags., México. 660 p. 

Finda, H., J. Markusen y T. Rutherford. 1991. Trade liberaliza- 
tion in a multinational-dominated industry: A theoretical 
and applied general-equilibrium analysis. NBER Working 
Papers 3679, National Bureau of Economic Research, Inc. 

Fuján, C. y S. Vázquez. 2013. Mapa del área de estudio. Dispo- 
nible en línea: http://paraimprimir.org/mapa-de-la-repu- 
blica-mexicana-sin-nombre-para-imprimir/. 

Merino, F. 2001. Fas políticas forestales y de conservación y sus 
impactos sobre las comunidades forestales. 41 p. 

Messier, C., K. Puettmann, R. Chazdon, K.P. Andersson, V.A. 
Angers, F. Brotons, E. Filotas, R. Tittler, F. Parrott, F. y 
S.A. Fevin. 2015. From management to stewardship: 
viewing forests as complex adaptive systems in an uncer- 
tain world. Conservation Fetters. 

Mota, J.F. 2002. Estudio de caso de integración horizontal: 
Asociación de productores de reposición forestal y comer- 
cializadores de carbón del municipio de Nagarote (eco- 
carbón) en Nicaragua. Banco Interamericano de 
Desarrollo (BID). 

Nolan, M. 2001. Community based forest management: Com- 
mercial harvesting of the rainforest of Indonesia. The 
International Forestry Revieiv 3(3):231— 235. 

Porter, M. 1990. The competitive advantage of nations. Mac 
Millan. Fondres. 


50 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 37-51 Primavera 2016 



Redclift, M. 1987. Sustainable development: exploring the con- 
tradictions. Methuen. Nueva York. 

Sabogal, C., W. de Jong, B. Pokorny y B. Louman. 2008. Manejo 
forestal comunitario en América Latina. Experiencias, 
lecciones aprendidas y retos para el futuro. Indonesia: 
Cifor, Bogor. 

Scherr, S., A. White y D. Kaimowitz. 2003. A new agenda for 
conservation and poverty reduction: Making forest mar- 
kets work for low-income producers. Forest Trends. Cen- 
ter for International Forestry Research. Washington, DC. 

Secretaría de Economía. 2013. Tratados y acuerdos firmados 
por México. Disponible en línea: http://www.economia. 
gob.mx/comunidad-negocios/comercio-exterior/tlc- 
acuerdos. 

Segura, G. 2011. Fa visión del sector desde la perspectiva acadé- 
mica, del gobierno federal yde organismos internaciona- 
les. In: Comisión Nacional Forestal, eds. Encuentro 
nacional de silviculura comunitaria. Memoria del evento. 
México, D.F. 

Semarnat (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales) 
- Conafor (Comisión Nacional Forestal). 2004. Anuario 
estadístico de la producción forestal. Disponible en línea: 
http://148.223.105.18 8:2222/snif_portal/index. 
php?option=com_content&task=view&id=33&Itemid=36. 

Semarnat (Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Natura- 
les). 2013. Anuario estadístico de la producción forestal. 
Dirección General de Gestión Forestal y de Suelos. 
México. 

Semarnat (Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Natura- 
les) - Conafor (Comisión Nacional Forestal). 2013a. Pro- 
puesta de actualización programa estratégico forestal 
para México 2025, V.4. México, D.F. 158p. 


Semarnat (Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Natura- 
les) - Conafor (Comisión Nacional Forestal). 2013b. 
Reglas de operación del Programa Nacional Forestal 
2013. Diario Oficial de la Federación. Viernes 8 de marzo 
de 2013. Secretaría de Gobernación, México. 

Smith, B. y V. Cossio. 2008. Competitiveness of Forest Products at 
Global Markets; with Particular Emphasis on Tropical 
Forest Products and on Small and Médium Scale Producers. 
Market Review in the U.S. of Selected Timber, FAO. Dispo- 
nible en: http://www.fao.Org/forestry/media/15024/l/0/. 

Villarreal, M.A. 2010. NAFTA and the Mexican economy. Fede- 
ration of American Scientists Congressional Research 
Service. RF34733. EUA. 

Tieguhong, J.C., O. Ndoye, S. Grouwels, W.A. Mala y J.F. 
Betti. 2012. Rural enterprise development for poverty 
alleviation based on non-wood forest producís in Central 
Africa. International Forestry Review 14(3):363-379. 

Trejo, N.A. 2013. Desafíos de la competitividad en la frontera 
norte de México en el marco del reajuste global, (in Spa- 
nish). Frontera Norte 25(50):213-221. 

Witek-Crabb, A. 2012. Sustainable strategic management and 
market effectiveness of enterprises. Procedía - Social and 
Behavioral Sciences 58:899-905. 


Manuscrito recibido el 18 de febrero de 2014. 

Aceptado el 23 de agosto de 2015. 

Este documento se debe citar como: 

Luján Á., C., J.M. Olivas G., H.G. González H., S. Vázquez Á., J.C. Her- 
nández D. y H. Luján Á. 2016. Desarrollo forestal comunitario sus- 
tentare en la región norte de México y su desafío en el contexto de 
la globalización. Madera y Bosques 22(1):37-51. 


51 



Madera y Bosques 


vol. 22 / núm. 1:53-69 


Primavera 2016 


Percepciones sobre 

servicios ambientales y pérdida de 
humedales arbóreos en la comunidad 

Monte Gordo, Veracruz 




Perceptions about environmental Services and loss of Forested wetlands in 

Monte Gordo community, Veracruz 


José Luis Marín-Muñiz 12 *, María E. Hernández Alarcón 3 , Evodia Silva Rivera 1 y Patricia Moreno-Casasola 3 


1 Centro de Investigaciones Tropicales. Universidad 2 Adscripción actual: El Colegio de Veracruz. Veracruz, 3 Instituto de Ecología A.C. Veracruz, México. 

Veracruzana. Veracruz, México. México. 

* Autor de correspondencia, soydrew@hotmail.com 


Resumen 

Este estudio indaga las percepciones de los habitantes de Monte Gordo, Veracruz sobre los servicios ambientales que proveen los humedales 
arbóreos. Se recolectaron opiniones de informantes clave de la comunidad mediante entrevistas semi-estructuradas. Los datos se analizaron 
y reforzaron con las percepciones obtenidas durante una prueba piloto y estos últimos se categorizaron de acuerdo con la población pro- 
ductiva (PP) y jóvenes estudiantes (PE). El análisis de percepciones incluyó las reflexiones de jóvenes y adultos (generacional). Se encontró 
que las percepciones sobre los servicios ambientales de los humedales (hábitat de vida silvestre y tratamientos naturales de agua) y uso de los 
humedales (áreas de basureros) variaron significativamente entre los grupos de PP y PE al igual que el análisis reflexivo de nivel generacional. 
Los informantes clave percibieron que los principales servicios ambientales que los humedales proveen son: productos alimenticios, materia 
prima para construcción y como atracción turística. La función de humedales como sitios de protección a inundaciones y costas no fue 
claramente percibida. La pérdida de humedales se percibió como una situación que ha incrementado a través del tiempo en la comunidad, 
sin embargo, las situaciones que lo han provocado y su importancia a nivel local varió entre los entrevistados con respecto a sus activida- 
des. Los recursos alimenticios y otros servicios de los humedales les atañen de forma colectiva por lo que se requieren iniciativas locales de 
acción colectiva en donde se integre a los habitantes del pueblo, autoridades municipales y a dueños de terrenos de las zonas más altas a la 
comunidad cuyas actividades también repercuten en la situación actual de los humedales de Monte Gordo. 

Palabras clave: acción colectiva, análisis reflexivo, función y uso de humedales, informantes clave, protección contra inundaciones, 
percepciones. 

Abstract 

This study investigates the perceptions of environmental Services provided by forested wetlands by inhabitants of Monte Gordo, Vera- 
cruz. Information from key informants in the community was collected through semi-structured interviews. Data were analyzed and re- 
inforced with perceptions obtained during a pilot test, and the latter were categorized according to potentially productive population (PP) 
and younger students (PE). The analysis included perception and reflections between young and adult people (generational). We found 
that perceptions of environmental Services such as considering wetlands as wildlife habitat, natural water treatment areas and using them 
as landfill sites varied according to groups of PP and PE as compared to the reflective level generational analysis. Key informants perceived 
that the major ecosystem Services that wetlands provide are: foodstuff, raw materials for construction, and as a tourist attraction. The 
role of wetlands as sites of flooding and Coastal protection was not clearly perceived. Wetland loss is perceived as a situation that has 
increased over time in the community, however, the situations that have caused it and the local importance varied among respondents 
regarding their activities. Lood resources and other wetland Services affect them collectively so that local initiatives are required so that 
they integrat the villagers, local authorities and landowners from the upland areas of the community whose activities also affect the 
current status of wetlands in Monte Gordo. Collective action for the common good must be strengthened. 

Keywords: collective actions, reflexive analysis, function and use of wetlands, key informants, protection against inundations, perceptions. 


53 



Marín-Muñiz et al. Percepciones sobre servicios ambientales y pérdida de humedales arbóreos 


Introducción 

Las diversas actividades que para sobrevivir han desarro- 
llado las poblaciones humanas, han modificado la estruc- 
tura y funcionamiento de los diferentes ecosistemas como 
selvas, bosques (Rosete-Vergés et al ., 2014) y humedales 
(Abarca y Herzig, 2002; Moreno-Casasola, 2006). Los 
humedales son sitios de transición entre ecosistemas 
terrestres y acuáticos que se caracterizan porque sus sue- 
los permanecen saturados de agua ya sea de forma tempo- 
ral o permanente y con vegetación la mayor parte del año 
adaptada a dichas condiciones (Mitsch y Gosselink, 
2007). 

De acuerdo con el tipo de vegetación, los humedales 
pueden ser herbáceos o arbóreos, estos últimos también 
conocidos como selvas inundables; ecosistemas domina- 
dos por árboles adaptados a vivir en zonas inundadas, este 
tipo de humedales también incluye a los manglares 
(Mitsch y Gosselink, 2000; Moreno-Casasola e Infante 
2009; Marín-Muñiz y Hernández, 2013). El valor de los 
humedales arbóreos radica en las múltiples funciones 
naturales que realizan y que resultan en servicios ambien- 
tales en beneficio para los seres humanos. Ejemplo de 
dichos servicios ambientales son: la producción de mate- 
ria prima para construcción (madera), recursos alimenti- 
cios (peces y mariscos), mejoramiento de la calidad del 
agua, hábitat de especies terrestres, acuáticas y de aves, 
entre otros. Además, los humedales arbóreos juegan un 
papel primordial en los ciclos hidrológicos y de otros 
nutrientes como el nitrógeno, fósforo, y carbono (Manson 
y Moreno-Casasola, 2007; Marín-Muñiz et al ., 2014). Sin 
embargo, la sobreexplotación de los componentes de estos 
ecosistemas, y el avance de la mancha urbana sobre el 
hábitat, son algunas amenazas para la conservación de los 
mismos. 

En general, las poblaciones que hacen un uso directo 
de los humedales o que habitan en áreas cercanas a ellos, 
desconocen a profundidad los procesos ecológicos de los 
mismos o su funcionamiento como reguladores de ciclos 
vitales. A través del análisis de las experiencias, algunos 
autores han descrito la necesidad de fomentar en los ciu- 
dadanos acciones de educación ambiental (EA), orientadas 


a generar cambios de actitud y fortalecer la autonomía 
comunitaria en beneficio de los ecosistemas costeros (Car- 
mona-Díaz et al., 2004; Carrero y García, 2008; Moreno- 
Casasola, 2009). Sin embargo, muchos de los trabajos de 
EA generados a lo largo de más de tres décadas, han ini- 
ciado con la idea de que la EA basada en la transmisión de 
contenidos logrará generar cambios en las actitudes y 
comportamientos que llevarán a la conservación de dichos 
ecosistemas. Dieleman y Juárez-Nájera (2008) señalan 
que una de las razones por la que los programas de EA no 
contribuyen a alcanzar los objetivos de transformación de 
actitud y comportamiento, es porque el diseño de dichos 
programas no incluye la aplicación de conocimiento en 
situaciones reales de vida, ni las interpretaciones que los 
participantes le dan a los ecosistemas con base en su saber 
empírico. Partiendo de la visión anterior, los autores de 
este trabajo argumentan que antes de proponer y elaborar 
programas de EA sobre humedales, un paso esencial es 
conocer cómo los individuos conviven e interactúan con 
ellos. En las investigaciones sociales, en el contexto de los 
humedales, una forma de interpretar el significado que la 
gente le da a dichos sitios de acuerdo con sus experiencias 
de vida y de contacto directo con tales ecosistemas, es 
haciendo uso de las percepciones. 

Vargas (1994), define a la percepción como un pro- 
ceso biocultural, resultado de las experiencias culturales e 
ideológicas aprendidas desde la infancia y estasestas son 
moldeadas por las interacciones con el mundo que le 
rodea. Lo anterior se refuerza con lo planteado por Neis- 
ser (citado en Fernández, 2008: 183), quien alude a la per- 
cepción como una continua interacción con el ambiente 
natural y social. Refiriéndose a los modelos de representa- 
ción social de Moscovici (citado en Mora, 2002: 18), la 
percepción social se describe como una instancia media- 
dora entre el estímulo, el objeto exterior y el concepto que 
de él nos hacemos. Es decir, no es resultado solo de carac- 
terísticas físicas observables, si no de los rasgos que cada 
persona atribuye como blanco de sus vivencias y experien- 
cias. Basados en lo anterior, en este estudio, el concepto de 
percepción se considera como la interpretación de las sen- 
saciones y emociones basadas en la experiencia y los 


54 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 53-69 Primavera 2016 



recuerdos previos, en conjunto con la interacción con su 
entorno natural y social. El conocer las percepciones, per- 
mitirá interpretar con precisión el significado de sus accio- 
nes, y determinar aspectos que influirán en la toma de 
decisiones, en este caso, relacionadas con la protección de 
humedales, lo cual puede servir como base para diseñar 
proyectos de EA. 

Antecedentes sobre el estudio de percepciones 
sobre humedales 

Por su condición de zonas pantanosas, los humedales han 
sido poco apreciados y hasta considerados como sitios 
hostiles y peligrosos (Velázquez y Hoffman, 1994; 
Moreno-Casasola et al., 2009). En los últimos 20 años, 
los estudios sobre el funcionamiento y composición de los 
humedales en México han incrementado (Dugan, 1992; 
Velasco, 2008; Peralta-Peláez y Moreno-Casasola, 2009). 
Sin embargo, pocas veces se evalúa la forma en que la 
gente percibe sus recursos. La percepción de los ecosiste- 
mas depende del contexto en el que desarrollan sus modos 
de vida. En Nueva Escocia, Canadá, Manuel (2003) inves- 
tigó la percepción de la gente sobre los humedales en 
vecindarios locales, 52% mencionó importante la presen- 
cia de humedales, mientras que 42% proporcionó una res- 
puesta opuesta. El autor sugiere que el conocimiento sobre 
los ecosistemas favorece el nivel de concientización y pro- 
vee posibilidades de modificación de comportamientos. 
Sin embargo, como se apunta en este estudio, el conoci- 
miento no es el único factor que induce a que los indivi- 
duos actúen en favor de la protección de un ecosistema. 
Algunos autores hacen referencia a otras características 
como las creencias, la moral y los hábitos adquiridos en el 
entorno que se vive (Harris, 1996; Blázquez, 2001). En 
otro estudio, en el que se investigó la percepción sobre 
humedales a maestros de primaria en Kenya, África, Nda- 
ruga e Irwin (2003) encontraron que los humedales fue- 
ron valorados por su función como suministro de agua y 
que las principales amenazas para los humedales fueron: 
erosión del suelo, deforestación y sobrepastoreo, y sugie- 
ren que estas percepciones sean consideradas dentro de los 
programas de formación para profesores, quienes suelen 


tener un papel de liderazgo. Kaplowitz y Kerr (2003), 
mediante encuestas telefónicas investigaron la percepción 
sobre humedales en Michigan, Estados Unidos. El estudio 
reveló un interés por proteger los humedales en 60% de la 
población. Además se encontró que la población joven y 
habitantes con mayor nivel educativo mostraron mayor 
interés por la existencia de humedales. Estudios como los 
descritos se realizan para observar tendencias en cuanto a 
un problema determinado y ofrecen una visión parcial de 
la realidad. Sin embargo, en estudios sociales resulta vital 
la convivencia y observación directa con la población. 
Asimismo, el uso del teléfono como vía de contacto, deja 
de lado la inclusión de personas sin teléfono, quienes 
podrían tener una percepción diferente. 

Es escasa la literatura que explore las percepciones y 
actitudes sobre humedales en México. Por lo cual, la inda- 
gación sobre percepciones de la gente de comunidades con 
presencia de humedales resulta pertinente. Los trabajos 
existentes han iniciado a partir de conflictos propiciados 
por la expansión de las poblaciones humanas, poniendo 
en riesgo la biodiversidad de los humedales. En La Man- 
cha-El Llano, Ver. México, ante un conflicto entre gana- 
deros y pescadores en la zona de humedales (humedales 
arbóreos y áreas inundadas con vegetación herbácea) por 
querer tener más extensión de tierras para el ganado, per- 
judicando las áreas de humedales, Moreno-Casasola, ini- 
ció en 1998 un programa en el cual se incluían acciones de 
conservación, EA y proyectos productivos sustentables. A 
más de una década se ha logrado que actualmente el sitio 
La Mancha-El Llano se haya decretado como sitio Ram- 
sar (No. 1336). Con ello se establecieron compromisos de 
diferentes actores (gobierno municipal, estatal, federal, 
sector social y técnico) para participar en un plan de 
manejo, con el cual se han logrado mejoras en las actitu- 
des en algunos sectores de la población, lo cual se refleja 
en que las áreas de humedales son protegidas, cuidadas y 
respetadas por los mismos habitantes de la zona; además 
la frontera ganadera se ha mantenido estable, sin exten- 
derse a las áreas de humedales (López et al., 2006; 
Moreno-Casasola, 2006). En la zona de Alvarado Vera- 
cruz y durante siete años se desarrolló un proyecto para la 


55 



Marín-Muñiz et al. Percepciones sobre servicios ambientales y pérdida de humedales arbóreos 


conservación del manatí y su hábitat (humedales), que 
incluía talleres de EA dirigidos a niños, jóvenes y adultos 
(Cortina, 2008), la autora observó una notable participa- 
ción en la protección de los humedales en los talleres y 
resaltó la preocupación por la conservación y protección 
de los recursos naturales en los habitantes. Sin embargo, 
no existen datos documentados en los que se reflejen los 
productos que las actividades educativas hayan generado. 
Considerando que es fundamental entender el significado 
que las personas le dan a dichos ecosistemas de acuerdo 
con sus experiencias, por tener contacto directo con los 
humedales, se hace evidente realizar estudios que permi- 
tan conocer al grupo con el que se va a trabajar, ayudar a 
determinar sus inquietudes y elaborar en conjunto pro- 
puestas de solución a los problemas. 

Objetivo 

Conocer la percepción que tienen los habitantes de Monte 
Gordo sobre los servicios ambientales de humedales arbó- 
reos de acuerdo con su actividad (productiva o estudiantil) 
y con respecto al nivel generacional (jóvenes y adultos). En 
este estudio se argumenta que estudiar las percepciones 
locales sobre humedales es un paso fundamental para 
diseñar programas de educación ambiental para el apro- 
vechamiento sustentable de los mismos. 

Materiales y métodos 

Este estudio se llevó a cabo en la comunidad rural Monte 
Gordo, municipio Tecolutla (Fig. 1), el cual se ubica en la 
planicie costera del estado de Veracruz a los 20° 17’ 38” 
N, 96° 50’ 21” W, cuya altitud es de 1 m snm. Al norte de 
la comunidad se encuentra La Vigueta, al sur colinda con 
la localidad de Casitas, la parte este corresponde al Golfo 
de México y la oeste a zona de esteros y humedales. El 
clima es cálido húmedo con abundantes lluvias en verano, 
con temperaturas de 24 °C a 26 °C. Los grupos edáficos 
predominantes en la zona son el regosol y gleysol (Inegi, 
2009). Las calles de Monte Gordo no están pavimentadas, 
solo la que les da acceso (carretera federal Veracruz-Poza 
Rica). En la comunidad, más de 70% de la población 
cuenta con servicios de agua entubada y luz eléctrica. La 


localidad cuenta con niveles educativos a nivel preescolar, 
primaria, y secundaria. De acuerdo con Inegi (2010a), 
Monte Gordo, es una población de 721 habitantes. En 
cuanto a la estructura de la población, que se refiere a la 
población por grupos de edad, el Censo de Población y 
Vivienda del 2000 muestra que, en Monte Gordo, 7.2% 
de la población tiene entre 0 y 4 años de edad, 25.8% de 
la población total son estudiantes (entre 5 y 18 años), 53% 
es potencialmente productiva (entre los 19 y los 59 años 
de edad) y, finalmente, 14% es mayor de 59 años. Es decir 
hay un predominio importante de población potencial- 
mente productiva y población de jóvenes estudiantes. 

Principales actividades de sobrevivencia en la 
comunidad de Monte Gordo 

Las comunidades rurales poseen un alto grado de autosufi- 
ciencia alimentaria y, si bien el cultivo de tierra tiende a ser 
la actividad principal, por lo regular hacen una combina- 
ción de diversas prácticas de sustento (Toledo, 1993). En 
Monte Gordo, la población económica involucra principal- 
mente actividades del sector primario (Tabla 1). Una de las 
principales actividades productivas es la pesca, que además 
de ser parte de su alimentación, constituye una fuente de 
ingresos. Dentro del poblado existe un grupo reciente de 
personas que formaron una cooperativa con el fin de repro- 
ducir peces. La pesca también es complementada con la 
agricultura (maíz, frijol, sandía y jitomates). Tanto la pesca 
como la agricultura están directamente relacionadas con 
los humedales, pues estos actúan como zonas de refugio y 
crecimiento de peces y mariscos, lugar en el que los pesca- 
dores realizan la mayoría de su pesca; mientras que las 
zonas de cultivo están contiguas a los humedales. Un estu- 
dio reciente señala que Monte Gordo mantiene 26% de sus 
tierras dentro del área de ecosistemas de humedales (tanto 
arbóreos como herbáceos) (Rodríguez-Luna et al., 2011). El 
cuidado del ganado es otra actividad combinada con las 
anteriores por algunas familias, por lo que áreas de pastiza- 
les para ganado son parte del uso de suelo en la región 
(Inegi, 2009). Aunado a lo anterior, Monte Gordo forma 
parte del corredor turístico “Costa Esmeralda” por lo que 
otra de las actividades económicas son labores turísticas 


56 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 53-69 Primavera 2016 




Golfo de 
México 


Gordo 


Golfo de 
México 


M j n ¡ c\ pió Tecol utl a 
V'y Comunidad Monte Gordo 

Limite ANPCiénega del Fuerte 


Figura 1 . Ubicación del sitio de estudio. 


Tabla 1 . Población económicamente activa por sectores de 
actividad en Tecolutla, Veracruz y uso de suelo en la región 
Costa Esmeralda. 


Fechas de 
censo 

Población económicamente activa (%) 


Sector 

Sector 

Sector 


primario 

secundario 

terciario 

2005 

55.21 

11.89 

17.83 

2010 

47.5 

12.5 

39.6 


*Área de usos de suelo en la región Costa Esme- 


raída (Corredor turístico que incluye lugares 


costeros como Nautla, Casitas, Monte Gordo y 



Tecolutla) (ha) 



Playas 

Humedales 

arbóreos 

Zonas de 
pastoreo 

1995 

54 

352 

806 

2006 

51 

278 

870 


-Sector primario: agricultura, ganadería y pesca; secundario: industria manufactu- 
rera y construcción; terciario: comercio, hoteles y restaurantes. Fuentes: SNIM 
(2008) y SIM (2015). 

-"Fuente: Martínez et ol. (2014). 



(Mendoza et al., 2012). Además, algunos habitantes fungen 
como prestadores de servicios turísticos, trabajan en hote- 
les, restaurantes o negocios de artículos playeros, actividad 
que ha incrementado en los últimos años (Tabla 1). 


Recursos naturales 

En el municipio de Tecolutla, existen más de 5000 ha de 
humedales (López-Portillo et al., 2010). En dicho munici- 
pio se encuentra “Ciénega del Fuerte”, una de las áreas 
más extensas de humedales en el estado de Veracruz y que 
fue denominado como área natural protegida en 1999, 
por el gobierno estatal. A unos pocos kilómetros al sur del 
área natural protegida se encuentran las zonas de hume- 
dales de Estero Dulce, estas zonas se ubican al oeste de la 
comunidad de Monte Gordo. La zona de humedales en 
Monte Gordo mantiene tanto especies arbóreas como her- 
báceas desarrollados principalmente a lo largo de la zona 
de borde de los esteros que se conectan con el mar a ~3 km 
en la comunidad de Casitas (Fig. 1). Las especies arbóreas 
predominantes en los humedales son: Rbizopbora mangle 
L., Laguncularia racemosa L. y Pacbira aquatica 
(Moreno-Casasola e Infante, 2009) y la vegetación herbá- 
cea de mayor abundancia es de Tbalia geniculata L., 
Cyperus giganteas Vahl, y Ecbinocbloa pyramidalis 
(Lam.) (Moreno-Casasola et al., 2010). La zona de hume- 
dales de la región ha sido una importante fuente de recur- 
sos pesqueros que ha sido amenazada por la frontera 
agrícola, desecación del suelo y sobreexplotación de recur- 
sos (Rodríguez et al., 2011). Se ha documentado que de 
1995 a 2006 se perdieron 6% de los humedales (Men- 
doza, 2009) (Tabla 1). La importancia de este sitio en tér- 
minos de biodiversidad, la pérdida de humedales y el 
desarrollo económico fueron los criterios por los que se 
eligió a Monte Gordo como sitio de estudio. 

Herramientas y técnicas de muestreo y análisis 

En este estudio se hace uso de una metodología donde se 
hibridizan lo cualitativo y cuantitativo. El trabajo está orga- 
nizado en tres etapas: 1) trabajo piloto para indagar la per- 
cepción sobre humedales en la comunidad, 2) colecta de 
información cualitativa con informantes clave, 3) análisis de 


57 




Marín-Muñiz etal. Percepciones sobre servicios ambientales y pérdida de humedales arbóreos 


percepciones cuali y cuantitativamente. Se realizó una apro- 
ximación etnográfica a la comunidad, la cual consistió ini- 
cialmente en la descripción de la vida cotidiana, destacando 
principalmente las actividades económicas de los habitantes 
(descritas anteriormente). Para lo anterior, se hizo uso de la 
observación participante, registrando la información en una 
bitácora de campo. Mediante un muestreo intencional indu- 
cido (Pérez, 1994), se entrevistó a 12% de los individuos (n = 
38) generadores de ingreso familiar (población potencial- 
mente productiva -PP), en donde se incluyó a trabajadores de 
servicios turísticos, pescadores y agricultores. También se 
entrevistó 12% de jóvenes estudiantes (n = 18) entre 13 y 17 
años de la escuela secundaria de la comunidad, quienes 
representan a los habitantes que no son generadores de 
ingreso familiar (población estudiantes -PE-) como unidades 
de muestreo. La categorización de la muestra como pobla- 
ción PP y PE se basó en las cifras Inegi de estructura de pobla- 
ción ya descritas al inicio de la sección. Las entrevistas 
semi-estructuradas para investigar las percepciones se apli- 
caron entre julio y septiembre de 2010, y estas consistieron 
de 41 preguntas divididas en cuatro secciones: a) ubicación y 
uso de humedales: para indagar de qué forma se relacionan 
con ellos; b) afirmaciones sobre ventajas y desventajas de los 
humedales: para conocer su postura, mediante una escala de 
tipo Lickert. Los datos se agruparon de acuerdo con la PP y 
PE; c) identificación de las principales afectaciones de origen 
social, económico y productivo que amenazan la integridad 
de los humedales locales; d) acciones a favor de los humeda- 
les: para identificar la disposición en el uso sustentable de 
dichos ecosistemas. El tiempo en que se aplicaron las entre- 
vistas fue alrededor de 45 minutos. Al inicio se les explicó de 
manera breve el proyecto y los objetivos de este. Para refor- 
zar los datos obtenidos, también se entrevistó a 17 informan- 
tes clave (Tabla 2) haciendo uso de la indagación deductiva 
mediante una entrevista semi-estructurada con la técnica 
‘cara a cara’. La entrevista se sustentó por una guía general o 
conjunto de aspectos que respondieran a los objetivos de 
investigación (Taylor y Bogdan, 1984; Delgado y Gutiérrez, 
1995). Se utilizó una guía de preguntas que se complementó 
con otras que surgieron durante la conversación. La entre- 
vista fue transcrita y audiograbada en la mayoría de los 


Tabla 2. Relación de informantes clave. 


No. 

Edad 

Ocupación 

Informante 

(años) 

1 

58 

Comisariado ejidal 

2 

47 

Delegado 


39 

Presidente de cooperativa de 

3 

cultivo de peces 

4 

47 

Presidente junta de mejoras 

5 

30 

Profesor de primaria (vigente) 

6 

63 

Profesor de primaria (jubilado) 

7 

50 

Profesor de primaria (jubilado) 

8 

44 

Profesor secundaria (vigente) 

9 

71 

Ama de casa (primeros habitantes) 

10 

55 

Ama de casa (primeros habitantes) 

11 

66 

Ama de casa (primeros habitantes) 

12 

76 

Campesino (primeros habitantes) 

13 

80 

Campesino (primeros habitantes) 

14 

71 

Ama de casa (primeros habitantes) 

15 

29 

Hotelero-restaurantero 

16 

35 

Hotelero-restaurantero 

17 

37 

Hotelero-restaurantero 


Fuente: Trabajo de campo, noviembre 2011. 


casos, previa autorización. La guía general se diseñó basada 
en la entrevista piloto, con el fin de conocer la historia del 
lugar, cómo han usado y cambiado los humedales. La entre- 
vista guía realizada a informantes clave fue de 16 preguntas 
y se aplicó en noviembre 2011. En la entrevista piloto las 
respuestas con categoría de selección (respuestas si/no y 
selección de escala Lickert) fueron codificadas y almacena- 
das en una base de datos de Excel 2010. Las preguntas de 
respuesta abierta requirieron análisis de texto para su poste- 
rior organización en la base de datos. Para la sección B, el 
análisis de los datos se organizó mediante gráficos y tablas. 
Para el procesamiento y análisis de resultados de los datos 
obtenidos mediante respuesta abierta, estas se volvieron a 
leer y escuchar para su transcripción y organización. El 
mismo criterio se utilizó para las notas de campo. El análisis 


58 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 53-69 Primavera 2016 



reflexivo de los datos se comparó entre PP y PE. Los resulta- 
dos obtenidos de los informantes clave fueron analizados y 
discutidos en conjunto con las entrevistas piloto. Para la esti- 
mación de la confiabilidad de la sección de preguntas tipo 
Licker del instrumento, se aplicó la medida de consistencia 
interna alfa de Crombach (a). El cálculo mostró un coefi- 
ciente de 0.652, para 10 Ítems , puntaje aceptable en estudios 
de validación de instrumentos de encuesta (Vargas y Her- 
nández, 2010). Las diferencias de percepción entre PE y PP se 
efectuaron con el análisis de chi-cuadrada (/ 2 ). Ambas esti- 
maciones, así como la estadística descriptiva se realizaron 
con el programa SPSS vi 9 para Windows. 


Tabla 3. Percepciones sobre servicios ambientales y caracterís- 
ticas de los humedales obtenidas por la PE y PP de Monte Gordo. 


Servicios Características de 

ambientales los humedales 



HVS 

CP 

DR 

TA 

SI 

B 

M 

PE 

50 b 

72 a 

44 a 

44 b 

50 a 

33 a 

89 a 

PP 

92 a 

89 a 

68 a 

70 a 

68 a 

14 b 

97 a 


HVS: Hábitat de vida silvestre, CP: Crecimiento de peces, DR: Sitios para diver- 
sión-recreación, TA: Tratamientos naturales de agua. SI: Sitios inundables, B: áreas 
de basurero, M; área de mosquitos. Los porcentajes en la misma columna segui- 
das por la misma letra como superíndlce, Indica que no son significativamente 
diferentes (P< 0.05). 


Resultados 

Algunos de los servicios ambientales que proveen los 
humedales y las características que dichos ecosistemas 
presentan, fueron percibidas de diferente forma entre la 
población productiva (PP) y de jóvenes estudiantes (PE) 
(Tabla 3). Por ejemplo, solo 50% de la PE percibieron a 
los humedales como hábitat de vida silvestre, lo cual fue 
un porcentaje significativamente menor (/ 2 =13.55, 
P=0.001) comparado con 92% de la PP que percibió la 
importancia de hábitat para fauna de los ecosistemas de 
humedales. La función de los humedales como trata- 
mientos naturales de agua no fue percibida en más de 
50% de los estudiantes, pero si fue reconocida por 68% 
de la población potencialmente productiva, observán- 
dose diferencias significativas entre las percepciones de 
las dos poblaciones de estudio (/ 2 =8.66, P=0.013). Así 
mismo, cerca de 35% de la población de estudiantes per- 
cibió que los humedales han sido utilizados como tirade- 
ros de basura y lo consideran como normal, mientras 
que, un porcentaje significativamente más bajo (14%; 
X 2 =25.74, P= 0.001) de la PP percibió como normal la con- 
dición de ver a los humedales como tiraderos de basura. 
Con respecto al servicio de los humedales como sitios de 
crecimiento de peces, no se observaron diferencias signi- 
ficativas en cuanto a la percepción entre PE (72%) y PP 
(89%) (/ 2 =2.80, P=0.247). De igual manera, la percep- 
ción del servicio ambiental de diversión/recreación de los 
humedales arbóreos no fue significativamente diferente 


(/ 2 =3.50, P=0.174) entre la PP (68%) y PE (44%). Las 
características descriptivas de los humedales como ser 
sitios inundables (50% y 68 %) la mayor parte del año, 
ser sitios seguros (78% y 71%) y la presencia de mosqui- 
tos en ellos fueron percibidas en porcentajes similares de 
la población PP (89%) y PE (97%), sin observarse diferen- 
cias significativas entre las percepciones de PP y PE 
(P>0.05). 

Cuando se indagó la percepción en los informantes 
clave sobre los servicios que prestan los humedales, una 
constante entre las respuestas fue apuntar a la importan- 
cia de conservarlos por la obtención de materia prima 
para construcción, alimento, productos medicinales y 
sitios de atracción turística (Lig. 2). 



Materia prima Alimento Atracción Productos 

para turística medicinales 

construcción 


Figura 2. Servicios ambientales de los humedales, percibidos 
por los informantes clave. 


59 



Marín-Muñiz et al. Percepciones sobre servicios ambientales y pérdida de humedales arbóreos 


Percepciones sobre cambios en la vegetación y 
ecosistemas de humedales 

De acuerdo con la historia oral de los pobladores, la 
comunidad de Monte Gordo se originó hace más de 80 
años y se le dio dicho nombre debido a la abundancia de 
vegetación. En los años 40’s y 50’s, con la construcción de 
carreteras asfaltadas se inició el desmonte y se observaron 
los primeros deterioros de la vegetación, incluyendo el de 
zonas inundables de la región. Lo anterior se intensificó 
con el aumento de población que se fue asentando en la 
comunidad. La escasez de vegetación con el paso de los 
años es clara cuando los pobladores de mayor edad y que 
han vivido en la comunidad toda su vida comentan: 

“Ahora cada vez hay menos árboles, antes lo único 
que se veía a lo lejos eran los árboles y el monte, ahora se 
distinguen fácilmente las casas, los potreros, cultivos y el 
mar porque ya no hay vegetación, yo recuerdo que aquí 
había tigres y venados y ahora solo se ven en libros o la 
televisión ” (ama de casa, 71 años). 

“Cada vez tenemos menos árboles y plantas, ya algu- 
nas de las que antes había ni existen, mis nietos me pre- 
guntan qué plantas había y les tengo que platicar porque 
ya ni hay como enseñárselas y todo por querer tener más 
terrenos ” (ama de casa, 66 años). 

De acuerdo con la percepción de los pobladores, la 
pérdida de vegetación generada en la comunidad, incluye 
zonas de selvas inundables y estas han ido disminuyendo a 
lo largo de los años y los refieren como manglares o Cié- 
negas. El joven presidente de una cooperativa piscicultora, 
originario de la comunidad, con grado de estudio de nivel 
de educación media superior y además con una extensa 
experiencia como pescador, apunta que: 

“Los manglares y ciénegas se han ido perdiendo 
como en un 60% principalmente por querer tener más 
terreno para el ganado, ya que es lo más prioritario para 
los ganaderos, tumban, queman los árboles, y tratan de 
secar los terrenos, ya que si no el ganado se atasca y puede 
ser pérdida.” 

La gente está consciente de la pérdida de humedales en 
la zona. De hecho, señalan que en el estero, una de sus zonas 
de borde ya solo posee una franja con árboles, lo cual com- 


prende a las selvas inundables, en las que señalan predomi- 
nan el zapote reventador ( Pachira aquatica ), cuyo fruto es 
comido por las aves. Hay varios pobladores que siguen 
dejando pequeñas áreas sin talar dentro de sus parcelas, en 
parte porque están conscientes de los beneficios que provee la 
presencia de manglares o selvas inundables de agua dulce. 

“Los manglares y ciénagas sirven para que tengamos 
agua y para que la podamos tomar de los pozos de forma 
dulce, si los seguimos tumbando nuestros pozos ya no 
van a tener agua dulce si no salada y así no la podemos 
tomar, por eso yo en mi parcela tengo una parte en la que 
dejo que retoñen los mangles y otros árboles y ya la otra 
parte es para el ganado” (comisariado ejidal, 58 años). 

“Yo creo que debemos preservar lo poco que queda. 
En las parcelas de mi esposo, tenemos un área en la que 
seguimos dejando crecer la vegetación de mangles y otros 
árboles que crecen por el estero porque después nos van a 
servir para sacar postes para las cercas, y si no de cemento 
salen caros” (maestra, 50 años). 

“Sí es importante que cuidemos y conservemos las 
ciénagas, los pantanos y los manglares porque eso ayuda 
a que hayan muchos peces y camarones, antes bien fácil 
los agarraba uno a simple vista, ahora ya casi ni hay, no 
tienen donde crecer” (delegado comunitario, 47 años). 

Estos relatos y fragmentos de la vida y las percepcio- 
nes de la gente de Monte Gordo, indican que conocen 
algunas de las problemáticas generadas por la pérdida de 
humedales, y además realizan esfuerzos como el refores- 
tar o dejar fragmentos de vegetación para mantener la 
presencia de dichos ecosistemas. Sin embargo, a pesar de 
lo anterior, los pobladores notan la contaminación y los 
daños a la naturaleza que han deteriorado las zonas con 
paisajes turísticos de Monte Gordo, como se aprecia en los 
siguientes comentarios. 

“La atracción de turistas a la zona de Monte Gordo 
se debe básicamente a sus playas y las ciénegas, ya que la 
gente disfruta de los paseos en lancha a los manglares, 
pero esos sitios son explotados cada vez más y eso es 
dañino para el ambiente y por eso luego tenemos muchos 
cambios de clima y así los turistas ya no frecuentan estos 
sitios, además hace falta divulgación” . (hotelero, 37 años). 


60 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 53-69 Primavera 2016 



“Las playas y los manglares son los lugares por los 
que aquí hay turistas, pero el hecho de que se estén per- 
diendo los paisajes naturales, provoca el desinterés por 
seguir viniendo a nuestra zona turística, ya que cada vez 
hay menos zona de playa y más contaminación, falta con- 
cientización y cultura en todos para mantener limpios y 
bonitos nuestros sitios ” (hotelero, 35 años). 

“Aunque en la comunidad tenemos manglares, este- 
ros y playas que son lugares que los turistas disfrutan, 
esos sitios han disminuido con el paso del tiempo, porque 
los terrenos los cambian a pastizales [...] es muy difícil ver 
la cantidad de cangrejos o aves que existían antes ” (pro- 
fesor, 63 años) 

Ante los problemas ocasionados por el deterioro de 
los humedales y la consciente percepción de la gente en 
que los daños han sido provocados por los humanos, tam- 
bién se les preguntó qué recomendaciones o sugerencias 
podrían dar para conservar las zonas de humedales que 
aún existen y cómo contribuirían a la conservación de los 
mismos. 

“Hace falta con ci entiza ción a la gente y respetar las 
vedas para que los peces se desarrollen bien, pero no se 
puede decir no pesques, si no hay otras opciones de tra- 
bajo, ya que existen familias que dependen solo de esas 
pescas y pues no tendrían qué comer, "(comisariado eji- 
dal, 58 años). 

“Para conservar lo que queda hace falta que ya no 
tumben los árboles, las autoridades no le dan mucha 
importancia al cuidado de la naturaleza y menos en 
Monte Gordo, a veces escuchamos cosas en la tele pero 
por acá no hay nada para cuidar los manglares y las cié- 
nagas, aunque quisiéramos ayudar a hacer algo por cui- 
dar, ya por mi edad sería difícil, pero los jóvenes es 
importante que los enseñen a cuidar ” (ama de casa, 80 
años). 

“Sí es importante proteger la naturaleza, hacen falta 
apoyos económicos y talleres o cursos para organizar gru- 
pos de protección a los paisajes, además si se sigue de fo- 
restando podríamos perder agua dulce y a mí sí me 
gustaría participar de la forma que fuera, ya sea concien- 
tizando a la gente en general y aprendiendo más sobre la 


conservación para enseñárselo a mis alumnos ” (maestra 
primaria, 30 años). 

“Es importante que los jóvenes se interesen en cui- 
dar la naturaleza, ustedes que están jóvenes y saben 
deben de compartir lo que saben para ver si hay un poco 
de concientización e interés por cuidar lo que queda” 
(maestra primaria, 50 años). 

“Falta difusión por el cuidado de la naturaleza y por 
los beneficios que la presencia de humedales tiene en la 
comunidad y el medio ambiente en general, yo creo poder 
ayudar si fuese posible en hacer razonar a las personas, 
en impartir información e inculcarlo igual en los jóvenes, 
pero hacen falta también tener la información justa de lo 
que se quiere informar” (maestro secundaria, 44 años). 

Es notorio el interés en algunos pobladores de la 
comunidad, principalmente los maestros, por la conserva- 
ción de los humedales y de la necesidad de promover 
información necesaria para concientizar sobre el beneficio 
de la presencia de humedales y los daños que se generarían 
con la ausencia de estos. En general, son los habitantes de 
mayor edad quienes proponen que a los jóvenes les resulta 
prioritario cambiar actitudes en beneficio de los ecosiste- 
mas, porque son quienes muestran el menor interés por la 
naturaleza y por continuar con las actividades de campo o 
pesca. De acuerdo con los adultos, en la actualidad, los 
jóvenes se dedican a actividades como la albañilería, cho- 
fer de taxi o empleo en las zonas urbanas. Los entrevista- 
dos reconocen la presencia de humedales donde aún 
existen lagartos, peces, garzas, patos, tortugas y cangre- 
jos. La pesca y captura de cangrejo azul, conocido en la 
comunidad como guanaja ( Cardisoma guanhumi ) son 
algunos de los recursos alimenticios que los habitantes 
obtienen de los humedales. Los informantes clave perci- 
ben: cambios en el uso de uso suelo, contaminación de los 
humedales y uso excesivo de los recursos ecosistémicos, 
como amenazas para la conservación de los humedales 
arbóreos. El desinterés de las nuevas generaciones por los 
ecosistemas de humedales también es un punto negativo 
para los mismos, porque al no haber un uso directo entre 
los habitantes y el humedal, no habrá una apropiación de 
este por parte de los habitantes, y no habría interés por 


61 



Marín-Muñiz et al. Percepciones sobre servicios ambientales y pérdida de humedales arbóreos 


preservarlo o usarlo apropiadamente. Por ello, resulta 
prioritario fomentar desde los jóvenes una educación 
ambiental que integre los servicios ambientales que los 
ecosistemas de humedales proveen y que resultan en un 
beneficio para los seres vivos, aunque no hagan usos 
directo de los ecosistemas. La deforestación y la contami- 
nación, permanecieron como amenazas identificadas por 
los entrevistados desde el inicio del estudio. Una de las 
amenazas constantes relatada por los habitantes es la des- 
carga continua de desechos de una fábrica de jugos en la 
zona alta del estero. 

“Hay una juguera más arriba que descarga lo que le 
sobra de los cítricos y desde entonces el agua se ve más 
oscura, más sucia ” (campesino, 76 años). 

Percepciones del servicio ambiental de mitigación 
de inundaciones y protección de costas por los 
humedales arbóreos 

Cuando se les preguntó si creen que los humedales miti- 
gan o favorecen la disminución de desastres naturales y si 
la conservación de dichos ecosistemas resulta importante, 
98% de los encuestados considera pertinente la conserva- 
ción de los mismos, 92% los consideró como sitios en des- 
aparición y que forman parte de la naturaleza, pero sin 
tener claro su función (zonas de amortiguamiento, barre- 
ras de defensa contra huracanes, almacenamiento de car- 
bono, etc.) ante los desastres naturales. Solo 8% de los 
encuestados argumentó la importancia del cuidado de los 
humedales por los servicios que prestan. Cuando se les 
pregunta sobre su interés por conocer más sobre el funcio- 
namiento y los procesos que de forma natural ocurren en 
los humedales, 98% de la población dijo estar interesada. 
Los entrevistados consideran necesaria la concientización 
sobre los daños que causan la pérdida de los ecosistemas y 
el manejo inadecuado de los humedales, pero a la vez 
dejan ver la importancia de que los aplicadores de normas 
o estrategias que prohíban el uso de los recursos de hume- 
dales, proporcionen a su vez opciones de actividades que 
permitan el sostenimiento familiar, es decir, considerar 
los requerimientos de sobrevivencia de las personas que 
viven directamente de los humedales. Los maestros desta- 


can la importancia de inculcar en los jóvenes la responsa- 
bilidad por el cuidado de los humedales y su importancia, 
partiendo de los problemas que en la comunidad se obser- 
van. Del análisis de las expresiones textuales de los infor- 
mantes se puede inferir también que perciben que el 
cambio climático es uno de los grandes problemas ambien- 
tales causado por la deforestación, contaminación y cam- 
bio de uso de suelo. Los entrevistados relacionan el cambio 
climático con el incremento de la frecuencia de tormentas 
y huracanes, los cuales han impactado con mayor intensi- 
dad en comparación con décadas anteriores. El calor exce- 
sivo y penetrante es otro de los efectos que reconocen que 
se ha incrementado en los últimos años en comparación a 
10 o 20 años atrás. 

Discusión 

La utilización de los recursos y la forma como se relaciona 
la gente con los humedales y como los percibe, varía a 
nivel mundial, ya que los contextos culturales y biogeo- 
gráficos difieren, e involucran necesidades específicas en 
los diferentes grupos o comunidades existentes. Para el 
caso de México, existen muchas poblaciones costeras en 
las que sus habitantes dependen en gran parte de los recur- 
sos que los humedales arbóreos y otros tipos de humeda- 
les proveen. Por lo tanto, esto debe ser considerado antes 
de asumir cualquier estrategia de EA para conservar eco- 
sistemas. Carvajal (1994), evaluó la percepción sobre el 
uso de suelo de Costa Rica; encontró que el suelo es perci- 
bido de diferente forma según los recursos que se obtienen 
del mismo. Lo anterior, es similar a lo observado en este 
trabajo, donde la percepción cambia con respecto a las 
actividades de los pobladores, es decir, con respecto al uso 
que cada quien le da al humedal y el valor económico, y 
por lo tanto los beneficios de los humedales no son visua- 
lizados de la misma manera. Las actividades dentro de la 
comunidad juegan un papel importante en la forma de 
percibir a los humedales y dicho papel puede ser el princi- 
pal factor por el cual se evidencian cambios de percepción 
hacia los recursos naturales. Esta afirmación coincide con 
el estudio de Chávez (2007), quien observó que los habi- 
tantes percibieron a los recursos agua, suelo y vegetación 


62 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 53-69 Primavera 2016 



según la actividad y la remuneración que obtenían 
haciendo uso de tales recursos. El papel que los diferentes 
grupos desempeñan dentro de la sociedad, genera cam- 
bios de percepción atribuidos a modo de vida y etapa 
generacional en una misma población y de acuerdo con los 
recursos obtenidos de los ecosistemas (Mahan et al., 
2000; Delgado et al., 2009; Seidl et al. 2011). 

Con respecto a los beneficios de servicios ambientales 
que proporcionan los humedales, los cuales no fueron per- 
cibidos en la mayoría de la población, en este estudio se 
observó que los informantes claves solo percibieron los ser- 
vicios de aprovisionamiento, es decir aquellos beneficios 
obtenidos como productos del ecosistema (alimentos, leña, 
agua; Valdez y Ruiz, 2012), mas no fueron percibidos los 
servicios de regulación como los de regulación del clima, 
saneamiento del agua, polinización o atenuación de efectos 
climáticos como inundaciones, siendo que esta última es 
una problemática común en temporadas de lluvia (julio- 
octubre) y temporadas de nortes con lluvias (noviembre- 
febrero). Tan solo en la zona turística Costa Esmeralda, en 
la cual se ubica la comunidad de Monte Gordo, se han 
registrado inundaciones severas durante los años 1955, 
1974, 1981, 1986, 1999, 20 05, 2010 y 2013 (Gárnica y 
Alcántara, 2004; Tejeda, 2006; Anaya et al., 2012; Sinavef, 
2013) como consecuencia de los desbordamientos del río 
Tecolutla por la presencia de ciclones, huracanes o tormen- 
tas tropicales. Ante lo anterior, resalta el considerar como 
punto clave en futuras estrategias de EA a los servicios de 
regulación que propician la presencia de humedales, ya que 
estos actúan como barreras naturales ante los efectos de 
tormentas y huracanes y atenúan los flujos de inundación 
(Buenfil, 2009). El conocimiento de estos servicios por los 
habitantes, podría favorecer su concientización ante cual- 
quier intención de cambio de uso de suelo. En el caso de los 
jóvenes estudiantes, estos tuvieron diferencias de percep- 
ción más frecuentes sobre el uso y funciones de los humeda- 
les con respecto al grupo de la población potencialmente 
productiva, lo cual puede ser atribuido a la edad o a la poca 
interacción que dicho grupo encuestado tiene con los hume- 
dales. Esto tiene relación con el estudio de Natori y Che- 
noweth (2008), quienes evaluaron la percepción sobre 


humedales entre campesinos y naturalistas en Japón. Los 
autores observaron que las características de ser sitios 
abiertos y de apropiación fueron variables primordiales 
para los campesinos y no para los naturalistas: para estos 
últimos, la variable naturaleza y biodiversidad fueron más 
relevantes, quizá porque ellos no hacían uso de los humeda- 
les y porque las edades de los naturalistas eran entre 18 y 29 
años y la de los campesinos alrededor de 60 años. 

Son los jóvenes (grupo de edad entre 13 y 17 años) en 
quienes se percibió la pérdida de interés de continuar con 
las actividades locales como la pesca o la agricultura, y 
por conservar la vegetación que aún existe en la comuni- 
dad. Lo anterior se debe a que como muchos, en la actua- 
lidad sus intereses se centran más en actividades con 
mejores salarios, incidiendo en actividades como albañile- 
ría, conducción de taxis o prestación de servicios turísti- 
cos. La pesca o los cultivos en zonas de humedales son 
actividades menos comunes actualmente, aun por los pro- 
pios adultos. Hay vedas constantes que impiden la captura 
de peces o mariscos, Chávez (2006) encontró que antes de 
las inundaciones de 1999, la pesca ocupaba 50% de las 
actividades de los económicamente activos, pero que 
dicha actividad ha sido cada vez menos remunerada y que 
ahora son más comunes otras actividades como las descri- 
tas previamente y que comprenden el sector terciario. De 
acuerdo con Inegi (2010b) y SNIM (2008), las actividades 
del sector primario han disminuido cerca de 15% y las 
actividades del sector terciario que incluyen transporte, 
comercio, hoteles y restaurantes se duplicaron en tan solo 
5 años (Tabla 1). Lo anterior ha propiciado que haya una 
desvinculación de los jóvenes con los humedales, si no 
existe un sentido de apropiación de los ecosistemas que los 
rodean, hay una lógica detrás de la falta de conocimiento 
sobre qué son y cuál es el papel de los humedales. Se con- 
sidera por lo tanto, que los jóvenes son el grupo más apro- 
piado para iniciar un programa de educación ambiental 
para la conservación de los humedales que en el diseño 
enfatice los contenidos sobre las consecuencias de la pér- 
dida de diversidad observadas en la comunidad y del 
incremento de la vulnerabilidad a inundaciones sin pre- 
sencia de humedales. 


63 



Marín-Muñiz et al. Percepciones sobre servicios ambientales y pérdida de humedales arbóreos 


Por las percepciones observadas, derivadas de las 
actividades que la población ejerce, es necesario que la 
población con las características del grupo de jóvenes que 
formaron parte de este estudio, conozcan primero las 
características y beneficios que proveen los humedales y 
después las problemáticas locales en cuanto al deterioro y 
consecuencias que se generarían por la pérdida de dichos 
ecosistemas. Es prioritario además promover que esto no 
es solo de importancia para los propietarios de terrenos 
donde hay humedales o para los pescadores. Otro aspecto 
importante por atender, es otorgarles la posibilidad de 
participar activamente en las propuestas para el buen uso 
y conservación de los ecosistemas de humedales. Ellos 
necesitan sentirse también responsables de las problemáti- 
cas observadas y se les debe animar a que realicen pro- 
puestas que permitan lograr la conservación y protección 
de los humedales en el mediano y largo plazo. Freire 
(1985) hace hincapié en esta reflexión; el educador brasi- 
leño critica los métodos de enseñanza rutinarios que se 
han utilizado a lo largo de los años, en los que el maestro 
es quien decide qué temas o palabras se proponen a los 
educandos. Los educandos a su vez, son vistos como seres 
pasivos incapaces de generar sus propias ideas y conoci- 
mientos. Para Freire, lograr que la educación genere un 
cambio social o concientización requiere ser implemen- 
tada partiendo de las necesidades o problemas propios de 
vida, para con ello, generar el interés de leer su propia 
identidad y crear la capacidad en los individuos de reflexio- 
nar y tomar acción en las problemáticas o situaciones que 
alrededor de ellos se generan. Los problemas ambientales 
y sus posibles causas han sido identificados entre los habi- 
tantes de Monte Gordo. En los últimos años, varios auto- 
res han enfatizado que los problemas ambientales son de 
origen cultural y económico (Zamorano et al ., 2009); por 
lo tanto, el diseño de estrategias de educación ambiental 
debe orientarse a la solución de problemas, sin dejar de 
considerar los criterios de una educación acción-reflexión- 
acción por parte del educando descritos por Freire (1985) 
previamente. Visto desde la óptica de Carmen (2004), 
para que haya una participación creativa y una asimila- 
ción real en la implementación de programas educativos 


con características similares, debe haber una información 
fluida, clara y concisa que conlleve a la cooperación, com- 
promiso y confianza entre los educandos y educadores. 

Reflexiones entre percepciones de jóvenes y 
adultos (generacional) 

Análisis de percepciones de adultos (generación 
anterior) 

De acuerdo con el análisis de las entrevistas realizadas en 
adultos en la comunidad de Monte Gordo, existen proble- 
mas económicos, políticos y sociales que están afectando 
directa o indirectamente la integridad de los ecosistemas 
de humedales arbóreos. Se percibe que la escasez de 
entrada económica en los pescadores e interés de los due- 
ños de terrenos adyacentes a los humedales por tener más 
área para ganado son algunas de las situaciones que han 
propiciado la pérdida y mal uso de los humedales en la 
comunidad. Tan solo de 1995 al 2006, Martínez et al. 
(2014) observaron 74 ha de pérdida de humedales arbó- 
reos y más de 60 ha nuevas de terrenos pastoreo en el 
municipio en estudio. El cambio de uso de suelo también 
ha sido observado para la zona central norte del Golfo de 
México, región que incluye a la zona de estudio (Moreno- 
Casasola et al. 2012). Cabe mencionar que también, se 
obtivieron respuestas de percepción contradictorias en los 
adultos al indicar que se saben alertas de las consecuen- 
cias que se originan con el mal uso de los humedales, por 
lo que manifiestan realizar pequeñas acciones para preser- 
var las áreas de humedales y su vegetación, pero al mismo 
tiempo pescan en temporadas de vedas, talan sin permisos 
pertinentes y desecan áreas de humedales para extensión 
de terreno para ganado por las necesidades económicas. 
De no atender las problemáticas encontradas en la comu- 
nidad con respecto a los humedales, se visualiza que en 
tan solo una o dos décadas, los humedales dejarían de ser 
menos productivos debido a la intensa descarga de conta- 
minantes a los ecosistemas, lo cual a la vez generaría esca- 
sez de pesca por la baja tasa de crecimiento y producción 
de peces y agua de menor calidad para los habitantes y la 
fauna. Además, la tala excesiva de árboles generaría des- 


64 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 53-69 Primavera 2016 



lave de las zonas de borde de los esteros por la disminu- 
ción de vegetación y posibles periodos prolongados de 
inundación. De los terrenos existentes, Martínez et al. 
(2014) encontraron que en la región Costa Esmeralda, 
región donde se ubica la comunidad en estudio, la zona 
urbana ha incrementado de 1995 a 2006 de 132 ha a 220 
ha, mientras que las zonas de cultivo disminuyeron de 
1717 ha a 1642 ha, los campesinos son los principales due- 
ños de los terrenos existentes, en la comunidad no hay 
presencia de indígenas (Inegi, 2010a). La zona urbana ha 
aumentado debido a la instalación de hoteles y restauran- 
tes, lugares donde muchos de los habitantes han ocupado 
puestos de trabajo temporal, el cual incrementa en tempo- 
radas de vacaciones como Semana Santa (abril). 

Problemática de pérdida de humedales y su 
relación con los jóvenes. 

Ante las percepciones observadas en la comunidad de 
Monte Gordo con respecto al mal manejo de los hume- 
dales, es necesario atender los conflictos que han propi- 
ciado la pérdida de dichos ecosistemas, para evitar que 
las generaciones futuras no puedan disfrutar de los servi- 
cios ambientales que los ecosistemas de humedales pro- 
veen. Ante tal alarma, los jóvenes pueden tener una 
función de gran importancia para atenuar la problemá- 
tica del presente y evitar problemas más graves en el 
futuro. Sin embargo, de acuerdo con las percepciones 
analizadas en los jóvenes, en la comunidad existe una 
gran desvinculación entre intereses y actividades cotidia- 
nas de los jóvenes con respecto a los humedales. Se per- 
cibió una clara desconexión entre las generaciones 
anteriores y las actuales. Por lo anterior, resulta perti- 
nente vincular y ligar a los jóvenes con la problemática 
de su entorno para que sean ellos los posibles actores que 
moldeen el futuro de su comunidad, aun cuando sus acti- 
vidades económicas no dependan de los humedales. 
Resulta crucial promover en ellos acciones que les permi- 
tan canalizar su energía e intereses para solucionar los 
problemas de sus ecosistemas y visualizarse en el futuro 
con sus recursos naturales, lo cual no debe estar desco- 
nectado con los intereses de superación y de mejor cali- 


dad de vida. Los programas que se inicien deben 
encaminar a los jóvenes para ser los propios líderes de la 
comunidad de la mano con el conocimiento empírico de 
las generaciones anteriores, para generar en los jóvenes 
sus propias propuestas con acciones de beneficio colec- 
tivo y que la percepción hacia los humedales cambie de 
forma positiva en el futuro. De igual manera, resulta 
pertinente el establecimiento de normas y políticas que 
regulen el cuidado y funcionamiento de las selvas inun- 
dables de agua dulce o humedales arbóreos ya que, 
actualmente, la protección hacia humedales se ha enfo- 
cado principalmente a los manglares, siendo que las sel- 
vas inundables de agua dulce también tienen alto 
potencial como secuestradores de carbono. Marín- 
Muñiz et al. (2014) evaluaron dicha función en humeda- 
les costeros de agua dulce del Golfo de México entre los 
que se incluían selvas inundables de agua dulce de la 
zona de Monte Gordo, encontrando que estas ayudan a 
mitigar el calentamiento global. Esta información tam- 
bién debe ser considerada en futuras estrategias ambien- 
tales, ya que no es percibida y más bien, desconocida por 
los habitantes en estudio. De igual manera, debe ser con- 
siderada para posibles iniciativas para promover políti- 
cas o estrategias de pago por servicios ambientales para 
la conservación de las selvas inundables. Dichas iniciati- 
vas podrían generarse desde los jóvenes, si primeramente 
conocen a fondo la importancia de los servicios ambien- 
tales de sus ecosistemas de humedales tanto de aprovisio- 
namiento como culturales y de regulación, parte crucial 
en los planes de diseño de estrategias de educación 
ambiental. 

Conclusiones 

Las percepciones sobre los servicios ambientales de los 
humedales difirieron entre la población potencialmente 
productiva y los jóvenes estudiantes de Monte Gordo, 
resultado de las experiencias directas con los ecosiste- 
mas y necesidades individuales. Los servicios ambienta- 
les de los humedales fueron menos percibidos por los 
estudiantes que por la población potencialmente pro- 
ductiva. Las percepciones observadas por los informan- 


65 



Marín-Muñiz etal. Percepciones sobre servicios ambientales y pérdida de humedales arbóreos 


tes clave destacan los principales problemcas locales 
que afectan a los humedales como contaminación, cam- 
bio de uso de suelo y deforestación, actividades que 
repercuten en problemáticas ecológicas, económicas, 
sociales y hasta de salud. De acuerdo con las percepcio- 
nes, se resalta la necesidad de fortalecer la acción colec- 
tiva entre los habitantes para un bien común. La 
investigación realizada muestra cómo el uso e interpre- 
tación de las percepciones puede encaminar de forma 
más directa al diseño de estrategias educativas específi- 
cas para los actores involucrados en los problemas loca- 
les, en este caso la pérdida por mal uso de los humedales, 
aún en sectores con heterogeneidad de población. La 
información de este estudio será útil para diseñar y 
mejorar los programas de educación ambiental, ya que 
con dicha herramienta se analizan los significados, 
necesidades y problemas para darles una solución más 
guiada de acuerdo con el contexto de Monte Gordo, lo 
cual pudiera replicarse en otras comunidades con pre- 
sencia de humedales 

Agradecimientos 

Al fondo sectorial Conacyt-Semarnat, por el financia- 
miento otorgado para la realización del proyecto No. 
107887. Al Conacyt por la beca doctoral No. 229637. A 
la familia Marín Mejía por su apoyo y colaboración para 
la convivencia y comunicación con los habitantes de 
Monte Gordo, Ver. A Víctor M. Tress, Alejandro Marín y 
Eduvina Marín por su apoyo en la aplicación de entrevis- 
tas. A las habitantes de Monte Gordo, quienes compartie- 
ron información importante para el proyecto a través de 
las entrevistas. 

REFERENCIAS 

Abarca, J.F y M. Herzig. 2002. Manual para el manejo y con- 
servación de los humedales en México. Publicación espe- 
cial. 3 a ed. Arizona Game & Fish, Dumac, Environment 
Cañada, NAWCC, Pronatura, RAMSAR, Semarnat, SWS, 
U.S. Fish y Wildlife Service. 

Anaya, M.P., J.J. Domínguez y C. Domínguez. 2012. Hacia una 
cultura de prevención contra desastres naturales. Los 


medios de comunicación y su participación en el huracán 
Karl. Editorial Académica Española. 84 p. 

Blázquez, E.F. 2001. Sociedad de la información y la educación. 
Consejería de educación ciencia y tecnología. Ed. Junta de 
ExtremaduraMérida. 240 p. 

Buenfil, J. 2009. Adaptación a los impactos del cambio climá- 
tico en los humedales costeros del Golfo de México. Vol 
2. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. 
Instituto Nacional de Ecología. México. 

Carmen, R. 2004. Desarrollo autónomo. Humanización del 
paisaje: una incursión en el pensamiento y la práctica 
radical. Universidad Nacional. Heredia, Costa Rica. 

Carmona-Díaz, G., J. Morales-Mávil y E. Rodríguez-Luna. 
2004. Plan de manejo para el manglar de Sontecomapan, 
Catemaco, Veracruz, México: una estrategia para la con- 
servación de sus recursos naturales. Madera y Bosques 
10(2):5-23. 

Carrero, A. y M. García. 2008. Impacto de un programa educa- 
tivo ambiental aplicado para promover la participación 
ciudadana en la zona costera del estado de Miranda. 
Revista de Investigación 64:103-133. 

Carvajal, A.G. 1994. Clima, suelo, boque y sus interrelaciones 
en la percepción de los Talamaqueños, Costa Rica. Anua- 
rio de Estudios Centroamericanos 20(l):43-64. 

Chávez, A.L.R. 2006. Impacto socioterritorial de las reubicacio- 
nes de comunidades ocasionadas por las inundaciones de 
1999 en el Municipio de Tecolutla, Veracruz y sus Alrede- 
dores. México. Tesis de Licenciatura en Geografía. UNAM. 

Chávez, B.G. 2007. Percepción del ecosistema por la comunidad 
de San Crisanto en Yucatán de acuerdo con su actividad. 
Cuicuilco 14(39):99-114. 

Cortina, J.B. 2008. Educación Ambiental para la conservación 
de los recursos naturales. Una experiencia de gestión y 
participación en Alvarado, Veracruz, México (1999- 
2005). Reporte para obtener el título de Licenciado en 
Biología. Universidad Veracruzana. Xalapa, Veracruz. 

Delgado, J.M. y J. Gutiérrez. 1995. Métodos y técnicas cualita- 
tivas de investigación en ciencias sociales. Ed. Síntesis. 
España. 

Delgado, L.E., Marín V.H., Bachmann P. y Torres-Gomez M. 
2009. Conceptual models for ecosystem management 


66 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 53-69 Primavera 2016 



through the participation of local social actors: the río 
cruces wetland conflict. Ecology and Society 14(1):50. 

Dieleman, H. y M. Juárez-Nájera. 2008. ¿Cómo se puede dise- 
ñar educación ambiental para la sustentabilidad? Revista 
internacional de contaminación ambiental 24(4):131-147. 

Dugan, P. (ed.). 1992. Conservación de humedales. Un análisis 
de temas de actualidad y acciones necesarias. UICN. 
Gland. Suiza. 100 p. 

Fernández, M.Y. 2008. ¿Por qué estudiar las percepciones 
ambientales? Una revisión de la literatura mexicana con 
énfasis en áreas naturales protegidas. Espiral, estudios 
sobre estado y sociedad 15(43):179-202. 

Freire, P. 1985. The politics of education: Culture, power, and 
liberation. Bergin and Garvey. South Hadley, MA. 209p. 

Garnica, R. J. e I. Alcántara, 2004. Riesgos por inundación 
asociados a eventos de precipitación extraordinaria 
en el curso bajo del río Tecolutla, Veracruz. Investiga- 
ciones geográficas. Boletín del Instituto de Geografía 
55:23-45. 

Harris, M. 1996. Antropología cultural. Ed. Alianza. España. 
p:428-429. 

Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía). 2009. 
Prontuario de información geográfica municipal de los 
Estados Unidos Mexicanos. Tecolutla, Veracruz de Igna- 
cio de la Llave. Clave 30158. 

Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía). 2010a. 
Censo de población y vivienda. México. 

Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía). 2010b. 
Censos nacionales, http://www.inegi.gob.mx. 

Kaplowitz, M. y J. Kerr. 2003. Michigan residents" perceptions 
of wetlands and mitigation. Wetlands 23(2):267-277. 

López, El., P. Moreno-Casasola e I. Mendelssonhn. 2006. 
Effects of experimental disturbances on a tropical fres- 
hwater marsh invaded by the African grass Ecbinocbloa 
pyramidalis. Wetlands 26(2):593-604. 

López-Portillo, J., V.M. Vásquez R., L.R. Gómez A. y A.G. 
Priego S. 2010. Humedales. In: E. Florescano y J. Ortiz 
E., coord. Atlas del patrimonio natural, histórico y cultu- 
ral de Veracruz. Tomo 1. Comisión del Estado de Vera- 
cruz para la conmemoración de la independencia nacional 
y la revolución Mexicana. p:227-248. 


Mahan, L.B., S. Polasky y M.A. Richard. 2000. Valuing urban 
wetlands: a property Price approach. Land Economics 
76(1):100-113. 

Manson, R. y P. Moreno-Casasola. 2007. Los servicios ambien- 
tales que proporciona la zona costera. In: P. Moreno 
Casasola, E. Peresbarbosa y A.C. Travieso Bello, eds. 
Estrategias para el manejo costera integral: el enfoque 
municipal. Inecol-Gobierno del Estado de Veracruz. p: 
319-348. 

Manuel, P. 2003. Cultural perceptions of small urban wetlands: 
cases from the Halifax regional municipality, Nova Sco- 
tia, Cañada. Wetlands 23(4):921-940. 

Marín-Muñiz, J.L y M.E. Hernández. 2013. Selvas inundables 
de agua dulce: valor y amenazas. Biodiversita. 108:7-11. 

Marín-Muñiz, JL., M.E. Hernández y P. Moreno-Casasola. 
2014. Comparing carbón sequestration in Coastal fres- 
hwater wetlands with different geomorphic features and 
plant communities in Veracruz, México. Plant and Soil 
378(l):189-203. 

Martínez, M.L., G. Mendoza, R. Silva y E. Mendoza. 2014. 
Land use changes and sea level rise may induce a “coastal 
squeeze” on the coasts of Veracruz, México. Global Envi- 
ronemental Cbange. 29: 180-188. 

Mendoza, G. 2009. Análisis del cambio de uso del suelo y valo- 
ración de los servicios ecosistémicos en tres sitios turísti- 
cos costeros del estado de Veracruz. Instituto de Ecología, 
A.C., Xalapa, Ver. México. 

Mendoza, G., M.L. Martínez., D. Lithgow., O. Pérez-Maqueo y 
P. Simonin. 2012. Land use change and its effects on the 
valué of ecosystem Services along the coast of the Gulf of 
México. Ecological Economics 82:23-32. 

Mitsch, W.J. y J. Gosselink. 2007. Wetlands. 4 a ed. Jonh Wiley 
and Sons. Nueva York. 581p. 

Mora, M. 2002. La teoría de las representaciones sociales de 
Serge Moscovici. Athenea Digital 2:1-25. 

Moreno-Casasola, P., ed. 2006. Entornos veracruzanos: la costa 
de La Mancha. Instituto de Ecología, A.C., Xalapa, Ver. 
México. 576 p. 

Moreno-Casasola, P., H. López., D. Infante., L.A. Peralta., 
A.C. Travieso-Bello y B.G. Warner. 2009. Environmental 
and anthropogenic factors associated with coastal wet- 


67 



Marín-Muñiz etal. Percepciones sobre servicios ambientales y pérdida de humedales arbóreos 


land differentiation in La Mancha, Veracruz, México. 
Plant and Ecology 200(l):37-52. 

Moreno-Casasola, P. 2009. La educación ambiental como un 
instrumento hacia la creación de un desarrollo costero 
sustentable, In: A. Castillo y E. González G., coord.. Edu- 
cación ambiental y manejo de ecosistemas en México. 
Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales. 
México. p:35-70. 

Moreno-Casasola, P. y M.D. Infante. 2009. Manglares y selvas 
inundables. Instituto de Ecología A.C. Conafort Y OIMT. 
Xalapa, Ver. México. 150 p. 

Moreno-Casasola, P., E. Cejudo-Espinosa., A. Capistrán-Barra- 
das., D. Infante-Mata., H. López-Rosas., G. Castillo- 
Campos., J. Pale-Pale y A. Campos-Cascaredo. 2010. 
Composición florística, diversidad y ecología de humeda- 
les herbáceos emergentes en la planicie costera central de 
Veracruz, México. Boletín de la sociedad botánica de 
México 87:29-50. 

Ndaruga, A. y P. Irwin. 2003. Cultural perceptions of wetlands 
by primary school teachers in Kenya. International 
Research in Geographical and Environmental Education 
12(3):219-230. 

Natori, Y. y R. Chenoweth. 2008. Differences in rural lads- 
cape perceptions and preferences between farmers and 
naturalist. Journal of Environmental Psychology 
28(3):250-267. 

Peralta-Peláez, L.A. y P. Moreno-Casasola. 2009. Composición 
florística y diversidad de la vegetación de humedales en 
lagos interdunarios de Veracruz. Boletín de la sociedad 
botánica de México 85:89-101. 

Pérez, G. 1994. Investigación cualitativa, retos e interrogantes. 
La Muralla. Madrid. 

Rodríguez-Luna, E., A. Gómez-Pompa., J.C. López-Acosta., N. 
Velázquez., Y. Aguilar y M. Vázquez. 2011. Atlas de los 
espacios naturales protegidos de Veracruz. Gobierno del 
Estado de Veracruz, Secretaría de Educación del Estado 
de Veracruz, UV, Centro de Investigaciones Tropicales. 

Rosete-Vergés, F., J.L. Pérez-Damián., M. Villalobos-Delgado., 
E. Navarro-Salas., E. Salinas-Chávez y R. Remond-Noa. 
2014. El avance de la deforestación en México 1976-2007. 
Madera y Bosques 20(l):21-35. 


Seidl, G.U., L.A. Arrióla y A. A. Evangelista. 2011. “Ya no hay 
árboles ni agua”. Perspectivas de los cambios ambientales 
en comunidades de Zinacantán, Chiapas. LiminaR. Estu- 
dios Sociales y Humanísticos 19(1):98-119. 

SIM (Sistema de información Municipal). 2015- Cuadernillos 
Municipales. Tecolutla. Secretaría de Finanzas y Planea- 
ción del Estado de Veracruz y Gobierno del Estado de 
Veracruz. 

Sinavef (Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica 
Fitosanitaria). 2013. Temporada de huracanes 2013. 
Tormenta tropical Barry. No. 004. Secretaría de Agri- 
cultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Ali- 
mentación. 

SNIM (SistemA Nacional de Información Municipal). 2008. 
Versión 7.0. Instituto Nacional para el Federalismo y el 
Desarrollo Municipal. Consultado en Julio 2008. 

Steven, T y R. Bogdan. 1984. Introduction to qualitative 
research methods: the search for meanings. John Wiley & 
Sons. Nueva York. 302 p. 

Tejeda, A. 2006. Panorámica de las inundaciones en el estado de 
Veracruz durante 2005. In: A. Tejeda-Martínez y C. 
Welsh- Rodríguez, eds. Inundaciones 2005 en el estado de 
Veracruz. Universidad Veracruzana. Xalapa, Veracruz. 
p:9-20. 

Toledo, M.V. 1993. La racionalidad ecológica de la producción 
campesina. In: V. Toledo, N. Barrera, F. Eccardi y C. 
Carrillo, eds. Introducción a la ecología humana. México. 
p:l 97-217. 

Valdez C. y A. Ruiz A. 2012. Marco conceptual y clasificación 
de los servicios ecosistémicos. Una revisión. Revista Bio 
Ciencias 1(4):3-15. 

Vargas, C y L. Hernández. 2010. Validez y confiabilidad del 
cuestionario. Prácticas y cuidado que realizan consigo las 
mujeres del posparto. Avances en Enfermería 28:96-106. 

Vargas, M.L. 1994. Sobre el concepto de percepción. Alterida- 
des 4(8):47-53. 

Velasco, J.J. 2008. La ciénega de Chiconahuapan, estado de 
México: un humedal en deterioro constante. Contribu- 
ciones desde Coatepec 15:101-125. 

Velázquez, E. y O. Hoffmann. 1994. Introducción. In: O. Hoff- 
mann y E. Velázquez, coord. Las llanuras costeras de 


68 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 53-69 Primavera 2016 



Veracruz. La lenta construcción de regiones. ORSTOM. 
Universidad Veracruzana. Xalapa, Ver. p:13-37. 
Zamorano, G.B., S.V. Parra., C.F. Peña., M.Y. Castillo y M.J. 
Vargas. 2009. Percepción ambiental en estudiantes de 
secundaria. Actualidades Investigativas en Educación 
9(3):1-19. 


Manuscrito recibido el 19 de noviembre de 2014. 

Aceptado el 19 de octubre de 2015. 

Este documento se debe citar como: 

Marín-Muñiz, J.L., M.E. Hernández A., E. Silva R. y P. Moreno-Casa- 
sola. 2016. Percepciones sobre servicios ambientales y pérdida de 
humedales arbóreos en la comunidad de Monte Gordo, Veracruz. 
Madera y Bosques 22(l):53-69. 


69 



Madera y Bosques vol 22, núm. 1: 71-93 


Primavera 2016 


Percepción local respecto a la 

valoración ambiental y pérdida 

de los recursos forestales en la región 

Huasteca de San Luis Potosí, México 

Local perception regarding to the environmental assessment and loss of 
forest resources in the Huasteca región of San Luis Potosí, México 


Carmelo Peralta-Rivero 1 *, M. Guadalupe Galindo-Mendoza 2 , Carlos Contreras-Servín 2 Marcos Algara-Siller 3 

yJean Franqols Mas-Caussel 4 


1 Programas Multidiscipl inarios de Pos- 
grado en Ciencias Ambientales, Uni- 
versidad Autónoma San Luis Potosí. 

* Autor para correspondencia. 
peralta.carmelo@gmail.com 


2 Laboratorio Nacional de Geoprocesa- 
miento de Información Fitosanitaria / 
Coordinación para la Innovación y la 
Aplicación de la Ciencia y la Tecnolo- 
gía. México. 


3 Centro de Investigación y Estudios de 
Posgrado Facultad de Ingeniería, Uni- 
versidad Autónoma San Luis Potosí. 
México. 


4 Centro de Investigaciones en Geogra- 
fía Ambiental, Universidad Nacional 
Autónoma de México. 


Resumen 

La pérdida de recursos forestales en la región Huasteca es un problema complejo que requiere un enfoque multidisciplinario y un proce- 
so participativo de actores locales para detectar problemas y elaborar estrategias para mitigarlos. El objetivo del trabajo fue analizar la 
percepción local de la población respecto a la valoración ambiental y pérdida de los recursos forestales en el “Ejido Laguna del Mante” y 
la “Comunidad Tocoy” de la Huasteca de San Luis Potosí. Se desarrolló una metodología de análisis para avaluar la percepción local de 
la población y se aplicaron entrevistas semiestructuradas a actores claves. Asimismo, se realizó un mapeo participativo de percepción del 
pasado, presente y futuro de los recursos forestales y otros usos de suelo. Linalmente, se clasificó y calculó el cambio de cobertura y uso 
de suelo para ambas comunidades. Los resultados indican que la población percibe la pérdida y degradación de sus recursos forestales de 
acuerdo con su conocimiento local, basado fundamentalmente en las experiencias de sus actividades productivas, expresadas en entrevistas 
y mapas participativos de percepción. Ambas comunidades sufrieron procesos considerables de deforestación en el periodo 1973-2014. La 
metodología sobre percepción local apoyadas en mapeo participativo y análisis de cambios de cobertura y uso de suelo, permitió entender 
escenarios del estado de los recursos forestales y la dinámica productiva desarrollada en el área de estudio, y debe servir como herramienta 
para el desarrollo de estrategias y generación de políticas locales en post de la conservación y manejo de coberturas forestales en la Huasteca. 

Palabras clave: cambio de cobertura y uso de suelo, deforestación, Huasteca, mapeo participativo, percepción local ambiental. 


Abstract 

The loss of forest resources in the Mexican Huasteca región is a complex problem, which requires a multidisciplinary approach and a 
participatory process of local stakeholders in order to detect problems and develop mitigation strategies. The objective of this study is to 
analyze the local perception of the population regarding the environmental assessment and the loss of forest resources in the Ejido Laguna 
del Mante and the Tocoy Community of the Huasteca in San Luis Potosi. A methodology for the analysis was developed to evalúate the 
perception of the local population and semi-structured interviews were applied to stakeholders. Also, a participatory mapping of perception 
of the past, present and future of the forest resources and other land uses was performed. Linally, in both communities the cover and land 
uses were classified, and its changes were calculated. The results point out that local population perceives the loss and degradation of their 
forest resources according to their local knowledge based primarily in the experiences of their productive activities, which is expressed in the 
interviews and participatory mapping of perception. Both communities suffered considerable deforestation for the period 1973-2014. The 
methodology based on local perception, supported by participatory mapping and the analysis of land cover and land use change, allowed 
the understanding of scenarios for the State of forest resources and the productive dynamics developed in the study area. It should serve as 
a tool for strategies and local policies development towards the conservation and management of the forest covers in the Huasteca. 

Keywords: land cover and land use change, deforestation, Huasteca, participatory mapping, local environmental perception. 


71 



Peralta-Rivero etal. Valoración ambiental y pérdida de recursos, percepción local 


Introducción 

Generalmente, los bosques tropicales son subvalorados y 
es frecuente que estos sean únicamente apreciados desde 
el punto de vista económico, resaltando el valor produc- 
tivo de la madera o el cambio de uso de suelo hacia otras 
actividades económicas, lo cual trae como consecuencia la 
reducción de los recursos forestales (Pattie et al., 2003; 
Peralta-Rivero et al., 2013). 

El caso de la región Huasteca de México no ha sido la 
excepción. La pérdida o alteración del estado de los recursos 
forestales por procesos de cambios de uso de suelo han 
aumentado hasta aproximadamente 80% del total del área 
para el año 2011 (Peralta-Rivero et al., 2014a, 2014b). Estos 
procesos de deforestación se han incrementado debido a la 
diversificación de actividades productivas y económicas que 
trae como consecuencia el aprovechamiento desmesurado 
de los recursos naturales. Este tipo de degradación es un 
problema complejo que requiere un enfoque multidisciplina- 
rio para mitigarlo (Zepeda et al., 2012). Asimismo, se pre- 
cisa de un proceso participativo de los actores locales para 
enfrentar estos retos y elaborar estrategias para un mejor 
uso y aprovechamiento de los recursos naturales. 

Una metodología participativa, como por ejemplo la 
percepción del estado de sus recursos naturales, expresa el 
conocimiento que tiene la población de una comunidad 
sobre su territorio, reflejados en las actividades productivas 
o en áreas de protección u conservación (Tipula, 2008). Ese 
reconocimiento e interrelación por parte de los actores 
locales inmersos en esta dinámica, es uno de los elemento 
más poderosos en los procesos de toma de decisiones sobre 
los recursos naturales de sus comunidades (Ramos, 2007; 
Guevara-Hernández et al., 2010; Guevara-Hernández et 
al., 2011), y es por ello la importancia de conocer la idiosin- 
crasia y los procesos que los actores locales realizan para 
desarrollar acciones y estrategias en pro de la conservación. 

Debido a la necesidad de construir cartografía de 
cobertura y uso de suelo y conocer la dinámica multitem- 
poral, la participación de la población fue indispensable 
en la creación de mapas participativos de percepción del 
pasado, presente y futuro. Las personas pudieron plasmar 
y observar cómo han evolucionado las coberturas y usos 


de suelo en sus comunidades en un periodo de 40 años. Al 
mismo tiempo facilitó la elaboración de mapas a partir de 
imágenes de satélite y reconocer la trayectoria evolutiva de 
los cambios de cobertura de uso de suelo (CCUS) en las 
áreas evaluadas. El CCUS es una herramienta aplicada 
para evaluar estrategias de manejo y uso de recursos natu- 
rales, así como de manejo comunitario de los recursos 
forestales, proporcionando un indicador objetivo como es 
la tasa de cambio (Berry et al., 1996; Masera et al., 1999; 
Kiernan, 2000), producto considerado de gran utilidad 
para apoyar políticas encaminadas a disminuir o revertir 
el deterioro ambiental (Velázquez et al., 2002). 

Asimismo, para conocer la percepción local de la 
población fue importante diferenciar percepciones a nivel 
individual referente al manejo de sus recursos forestales 
para identificar causas y efectos de su deterioro (Portugal y 
García, 2012; Peralta-Rivero et al., 2013) lo cual propor- 
cionó un panorama general de la situación ambiental de las 
comunidades, misma que fue validada con los mapas par- 
ticipativos de percepción y la cartografía de la trayectoria 
evolutiva de cambios de cobertura y uso de suelo. 

Objetivos 

Evaluar la percepción local de la población respecto a la 
valoración ambiental y pérdida de los recursos forestales 
en el tiempo pasado, presente y futuro en comunidades de 
la región Huasteca de San Luis Potosí. 

Objetivo particular 

Identificar los cambios de cobertura y uso de suelo ocurri- 
dos entre 1973 y 2014 apoyado en la interpretación de 
imágenes Landsat y en los mapas participativos de per- 
cepción en el “Ejido Laguna del Mante” y la “Comunidad 
Agraria Tocoy”. 

Materiales y métodos 

Área de estudio 

La investigación se desarrolló en dos comunidades de la 
región Huasteca de San Luis Potosí, “Huasteca Potosina”: en 
el ejido Laguna del Mante y en la comunidad agraria Tocoy. 


72 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 71-93 Primavera 2016 



El ejido Laguna del Mante está localizado entre las 
coordenadas 22 o 13’06” Norte y 98°59T8” Oeste en la 
parte norte de la Huasteca Potosina dentro del municipio 
de Ciudad Valles (Fig. 1). El clima que predomina es el 
tropical con una temperatura media anual de 24.5 °C 
(Segob, 2010), la precipitación anual oscila entre 800 mm 
y 1500 mm (Vidal-Zepeda, 1990). Los tipos de suelo que 
predominan son del tipo rendzina, litosol y regosol (Ini- 
fap, 1995). El ejido fue establecido como tal en 1974 y 
tiene una extensión de 46 000 hectáreas, aproximada- 
mente. Cuenta con 2030 habitantes, de los cuales 446 son 
ejidatarios. Solo 6% habla lengua indígena como el 
Náhuatl, Tének y Huasteco (Inegi, 2010). Su principal 
actividad económica está ligada a la agricultura a través 
de la plantación de caña de azúcar, limón y mango. Asi- 
mismo, la cría de ganado vacuno, ganado ovino y la pesca 
son importantes para su economía. Una particularidad de 
este ejido es que aproximadamente 14 000 hectáreas son 
parte de la Reserva de la Biosfera “Sierra del Abra Tan- 
chipa”, la cual fue declarada como tal en el año 1994 con 
un total de 21 000 hectáreas. Dentro de este territorio, y 
como parte de la reserva, el ejido tiene un área de 1947.73 
hectáreas bajo el sistema de pagos por servicios ambienta- 
les para la conservación de los remanentes forestales com- 
prendido para el periodo 2010-2015 (González, 2013). 

Por otro lado, la comunidad Tocoy está situada entre 
las coordenadas 21 0 38’21” Norte y 98°52 , 14” Oeste, en el 
municipio de San Antonio (Fig. 1). Predomina en la mayor 
parte del municipio el clima semicálido húmedo, con 
abundantes lluvias en verano (Acm), en el extremo 
Noreste, su clima es cálido subhúmedo (Aw2) y según la 
clasificación internacional de Kóppen se lo determina 
como tropical. El promedio anual de la temperatura es de 
24.7 °C; los meses más fríos ocurren entre diciembre y 
enero; su precipitación anual oscila entre 1200 mm y 1500 
mm (Vidal-Zepeda, 1990), la temporada de lluvias ha 
sido muy cambiante en los últimos años (Cedem, 2009). 
El principal tipo de suelo de la comunidad es de tipo ren- 
dzina (Inifap, 1995). Tiene una extensión aproximada de 
1058 hectáreas con una población de 1061 habitantes 
(Conabio, 2012) de los cuales 87.66% de los adultos habla 


la lengua Tének. Asimismo, esta comunidad está catalo- 
gada por tener un alto grado de marginación (Conabio, 
2012). La principal actividad económica de la comunidad 
está ligada a la agricultura de caña, maíz, tomate, calaba- 
zas, chile y al aprovechamiento de algunos tipos de madera 
para realizar artesanías de tallados de madera, utensilios 
de cocina y también para leña. 

Método 

Se ha reconocido que los habitantes de las comunidades 
rurales tienen un sofisticado y detallado conocimiento 
geográfico de su entorno inmediato y su validación 
aumenta el valor, la correlación y la utilidad del producto 
obtenido ya que es visto como una herramienta de impor- 
tante para la conservación de sus recursos naturales 
(Ramos, 2007). De esta manera, mediante criterios, indi- 
cadores y percepciones del aspecto ambiental, productivo, 
económico y social, fue desarrollada una metodología de 
análisis con base en entrevistas semi-estructuradas para 
evaluar la percepción local de la población, complemen- 
tada a través de un mapeo participativo de percepción y 
una cartografía de cobertura y uso de suelo basado clasi- 
ficaciones de imágenes de satélite Landsat para medir la 
pérdida y degradación de recursos forestales en el área 
evaluada. 

Percepción local de la población 

La percepción fue evaluada con base en entrevistas semi- 
estructuradas, las cuales se basaron en temáticas en donde 
el entrevistador tuvo la libertad de introducir preguntas 
adicionales cuando surgió algún tema que ayudó a una 
mejor comprensión de la problemática de investigación, 
además, se recolectaron datos y se corroboró información 
cuando el entrevistado respondió de manera abierta sus 
respuestas. Para ello fue importante conocer el estado de 
los recursos forestales en las comunidades a través del 
tiempo (pasado, presente y futuro), lo cual es fundamental 
para la interpretación de los procesos cambios que han 
llevado a su pérdida y degradación. 

Los indicadores identificados fueron agrupados bajo cua- 
tro criterios para evaluar la percepción local de la pobla- 


73 



Peralta-Rivero etal. Valoración ambiental y pérdida de recursos, percepción local 



Huasteca Potosina 
en México 


99°30’0"W 


99 S 0'0"W 


98°30'0"W 


99°30'0"W 


99 o 0’0"W 


98°30'0"W 


2,000 3,000 


UBICACION DEL AREA 
DE ESTUDIO 


Municipio Ciudad Valles 
Municipio San Antonio 


Ejido Laguna del Mante 


Comunidad Agraria Tocoy 


Figura 1 . Ubicación del ejido Laguna del Mante y la comunidad Agraria Tocoy en la Huasteca Potosina. 

Fuente: Elaboración propia con base en Inegi 2013; 2014a; 2014b. 


ción acerca de la degradación ambiental, tal como se han 
aplicado en otros estudios que han analizado la degrada- 
ción o sustentabilidad de sistemas productivos y sus cam- 
bios a través del tiempo (Cruz, 2009; Guevara-Hernández 
et al., 2009; Guevara-Hernández et al., 2013). Estos indi- 
cadores fueron construidos y modificados según la per- 
cepción de las personas de las comunidades (Tabla 1). 

Las respuestas obtenidas de las entrevistas se codifi- 
caron con base en valores cualitativos con la finalidad de 
que los productores puedan valorar por si mismos cada 
indicador y obtener una agrupación de respuestas para el 
análisis. Esas codificaciones además de ser valorados cua- 
litativamente, también fueron expresadas en valores cuan- 


titativos para poder hacer un análisis comparativo entre 
las percepciones del pasado, en el presente y del futuro 
sobre la pérdida de los recursos forestales en las comuni- 
dades. La escala de valores cuantitativa tiene un intervalo 
que va de uno hasta cinco, en donde el valor más bajo (1) 
se refiere a valores cualitativos que indican percepciones 
de ausencia “nada, muy malo, nada importante” respecto 
a algún indicador, mientras que el valor más alto (5) se 
refiere a la valoración cualitativa de lo mejor “excelente, 
totalmente, fundamental” y se le asignaron los valores 
cuantitativos más altos (Tabla 2). 

Toda la información obtenida fue sistematizada para su 
análisis respectivo. La evaluación se la realizó mediante la 


74 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 71-93 Primavera 2016 



Tabla 1. Criterios e indicadores utilizados en la autoevaluación 
de la percepción local de la población sobre la pérdida de 
recursos forestales en el pasado, presente y futuro. 

Criterio Indicador 

Superficie de selvas (monte) 

Cantidad de árboles 

Consecuencias de la degradación forestal o 
deforestación 
Cantidad de personas 
Superficie agrícola 

Ambiental 

Superficie ganadera 

Actividades relacionadas a la disminución de 
selvas 

Pérdida de recursos forestales 
Deforestación 

Estado de degradación de selvas 
Manejo de selvas o bosques 
Conocimiento técnico de manejo de selvas 
Producción de madera 

Productivo 

Producción de otros recursos además de la 
madera 

Diversidad de especies forestales 
Beneficios económicos obtenidos por aprove- 
char selvas 

Económico Beneficios económicos obtenidos por recuperar 
selvas 

Inversión económica para recuperar selvas 
Nivel de importancia de la actividad forestal 
Actividades conjuntas de manejo forestal 

Social 

Selvas como un medio económico y fuente de 
empleo 


interpretación de gráficos construidos según los valores de 
los indicadores y/o percepciones. Asimismo, cuando fue 
necesario, se realizó la interpretación etnográfica de las 
opiniones de los participantes, importante en la comple- 
mentación del análisis histórico (Erol y Ferrell, 2003; 
Cruz, 2009; Guevara-Hernández et al., 2009). 


Tamaño de la muestra 
y aplicación de las entrevistas 

Se aplicó un muestreo aleatorio estratificado, cuyo tamaño 
de muestra fue de 73 personas a entrevistar, y el cálculo 
matemático de este tamaño de muestra se presenta en la 
siguiente fórmula: 

N * Zl. * p * q 

n = — = 

d 2 {N-l) + Zl*p* q 

n 3091 * 1.44 2 * 0.9 * 0.1 73 

0.05 2 (3091 - 1) + 1.44 2 * 0.9 * 0.1 

Donde N es el total de la población de las dos comuni- 
dades (3091 habitantes); Za 1 es igual a 1.44 2 (con una segu- 
ridad de 85%); p es la proporción esperada de éxito (en este 
caso 90% = 0.90); q es la proporción esperada de fracaso 1 
- p (en este caso 1-0.9 = 0.1=10%) y d es la precisión (en este 
caso de 5%). El número de entrevistas realizadas fue distri- 
buido en primera instancia de manera estratificada y propor- 
cional, de acuerdo con el número de habitantes por 
comunidad, y posteriormente se la distribuyó de forma des- 
proporcional (Tinoco y Sáenz-Campos, 1999; Robledo, 
2005; Torres y Paz, 2011), dada la importancia de los actores 
sociales en la investigación (habitantes del ejido Laguna del 
Mante y la comunidad Tocoy), quienes poseen grandes 
extensiones de selvas. Una vez distribuida la muestra, entre 
los seleccionados se entrevistó a quienes tienen un mayor 
conocimiento de sus recursos forestales en sus comunidades 
(actores clave), los mismos que apuntaron hacia otros infor- 
mantes que conocen a detalle la temática. De esta manera, se 
realizaron 52 entrevistas a personas de la comunidad Tocoy 
y 21 entrevistas a las personas del ejido Laguna del Mante. 

La investigación de campo y aplicación de entrevistas se 
llevó a cabo entre el mes de febrero y mayo del 2014 (fechas 
acordadas con los dirigentes y personas de las comunidades), 
con visitas a las casas de los informantes clave y también pos- 
terior a los talleres participativos de percepción. Estas fueron 
aplicadas individualmente a las personas de las comunidades 
para complementar, triangular y corroborar la información 
obtenida en los talleres, esto además permitió conocer su pers- 
pectiva auto-evaluativa de la pérdida y degradación forestal. 


75 



Peralta-Rivero etal. Valoración ambiental y pérdida de recursos, percepción local 


Tabla 2. Escala de valores utilizados para la codificación de respuestas obtenidas para diferentes indicadores en las entrevistas semi- 
estructuradas. 


Valor 

P-PFF 

P-P/-F 

P-P/-F 

P-P/ 

F 

1 

Nada 

Muy malo (a) 

Nada importante 

Nada 

Nada 

2 

Poco (a) 

Malo (a) 

Poco importante 

Poco (as) 

Poco (a) 

3 

Más o menos 

Regular 

Importante 

Más o menos 

Más o menos 

4 

Muy/Mucho (a) 

Bueno (a) 

Muy importante 

Mucho (a)/Muy 

Mucho (a) 

5 

Totalmente 

Excelente 

Fundamental 

Totalmente 

Totalmente 


Nota: pasado (P), presente (Pl), futuro (F). 


Mapeo participativo de percepción 
y análisis de cambio de cobertura y uso de suelo 

El mapeo participativo de percepción y la evaluación del cam- 
bio de cobertura y uso de suelo en las comunidades se lo rea- 
lizó en el mismo periodo de la aplicación de las entrevistas. 

En total se realizaron tres talleres participativos por 
comunidad con la presencia de los actores locales. El pri- 
mero fue de inducción sobre la problemática, sensibiliza- 
ción y compromisos entre investigadores y los actores 
locales. En el segundo taller (Apéndices 1 y 2) se consultó 
a las personas de la comunidad sobre el estado de sus 
recursos forestales en el pasado, presente y futuro y se 
construyeron los mapas participativos de percepción. En 
el último taller se presentaron y validaron los mapas fina- 
les con las comunidades (Fig. 2). 

En el taller dos en donde se realizó el mapeo partici- 
pativo de percepciones, se identificaron factores, causas, 
efectos y tendencias que afectaron y causaron el agota- 
miento o disminución de los recursos forestales en sus 
comunidades para complementar, triangular y corroborar 
la información obtenida en las entrevistas (Maceratesi, 
2007; Cruz, 2009). Asimismo, se realizaron recorridos de 
campo con las personas de la comunidad, para observar y 
comentar detalles físicos del paisaje e identificar los indi- 
cadores de degradación o de manejo de la cobertura fores- 
tal, así como áreas conservadas o degradadas. 

Asimismo, se mapearon según las percepciones, las 
coberturas y usos de suelo, utilizando como base las imá- 


genes de satélite Landsat (de 2014), Spot 5 (de 2013) y 
ortofotos (de 2010), mismas que se utilizaron con el obje- 
tivo de distinguir áreas de uso forestal (selvas y vegetación 
secundaria), áreas de uso ganadero (pastizales) y áreas de 
uso agrícola (tipos de agricultura), asentamientos (actua- 
les y del pasado), caminos, trillas o senderos, cuerpos de 
agua y otros componentes socioeconómicos. 

Se realizaron tres mapas participativos de percepción 
de acuerdo con los tiempos a evaluar: el mapa del pasado 
en el cual se efectuó un ejercicio de memoria y se reconoció 
el territorio que las comunidades estudiadas haciendo un 
repaso histórico de cómo era la comunidad entre los años 
1970 y 1980. El mapa del presente donde se trató de reflejar 
la situación actual del espacio de las comunidades, para 
hacer una comparación con el mapa del pasado y visualizar 
los cambios ocurridos hasta el año 2014. Por último, el 
mapa del futuro tuvo como objetivo representar lo que las 
comunidades querían cambiar, e inclusive como creen las 
personas que estarán sus comunidades hasta el año 2030. 
La información obtenida, se digitalizó en ArcGis 10.0 
tomando en cuenta todas las zonificaciones realizadas en el 
mapeo participativo para los tres tiempos en ambas comu- 
nidades, información base que sirvió para el análisis de 
cobertura y uso de suelo mediante imágenes de satélite. 
Complementariamente, se realizó el mapeo de la cober- 
tura y uso de suelo mediante una clasificación orientada 
a objetos desarrollada en el software eCognition Develo- 
per 8.7, con base en una segmentación de imágenes de 


76 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 71-93 Primavera 2016 



Etapa 1 


Etapa 2 


Etapa 3 


Etapa 4 


Etapa 5 


Etapa 6 


Búsqueda de 
información 
secundaria 


i 


i 


Taller 1: 
Sensibilización, 
reflexión y 
compromiso 


i 


Taller 2: 
Levantamiento 
de información 


Procesamiento 
y análisis de la 
información 


i 


i 


i 


Taller 3: 
Presentación y 
validación de la 
. información 


Mapas 

temáticos 

finales 

i 

i 


i 


- Imágenes de 
satélites 
- Mapas 
temáticos 

- Bases de 

datos 

- Literatura 


- Reuniones de 
acercamiento 

- Talleres 
inductivos 

- Planeación de 
actividades 

- Resultados 
esperados 

- Productos 


- Elaboración 
de material de 

trabajo 
- Mapeo 
participativo de 
percepción 

- Recorrido de 

campo 


- Digitalización 
de mapas 
participativos de 
percepción 
-Clasificación de 
imágenes de 
sátelite, análisis 
espacial, SIG 
- Mapas 
preliminares 


- Presentación 

de mapas 
preliminares a 
comunidades 

- Corrección de 

mapas 


- Entrega de 
productos a 
comunidades 


Figura 2. Etapas del proceso de mapeos participativos de percepción y evaluación del cambio de cobertura y uso de suelo en las 
comunidades evaluadas. 


satélite Landsat MSS (1973), TM (2000) y OLI (2014) 
según criterios de heterogeneidad ( scale ) y descriptores 
( features ) (Cruz et al., 2007; Weckmüller et al., 2013). 
Para la jerarquización de la clasificación, que tiene como 
resultado diferentes niveles de clases relacionadas entre 
sí, en función de una topología definida, se utilizó el 
algoritmo multiresolution segmentation , con paráme- 
tros de escala de 8, criterios de forma 0.2 y 0.8 de com- 
pacidad para imágenes Landsat MSS; y parámetros de 
escala de 10, criterios de forma de 0.2 y compacidad de 
0.8 para imágenes Landsat TM y Landsat OLI. La defini- 
ción de las clases temáticas y selección de muestras que 
representaron cada una de las clases, se basó en el cono- 
cimiento previo del área de estudio (puntos de reconoci- 
miento en campo), la composición colorida utilizada y 
las referencias tomadas de las personas de las comunida- 
des mediante los mapas participativos de percepción. En 
la clasificación se dio énfasis exclusivamente al modelaje 
fuzzy sobre descriptores espectrales apoyados en la selec- 
ción de áreas de entrenamiento (muestras). El análisis 
fuzzy proporciona un grado de participación (pertinen- 
cia) de un objeto para todas las clases definidas, cuyos 
valores pueden ser insertados en nuevos contextos de cla- 


sificación (Cruz et al., 2007). De esta manera fue reali- 
zada una clasificación supervisada orientada a objetos 
con verificaciones de campo. 

Después de la clasificación se obtuvieron mapas par- 
ciales de cobertura y uso del suelo, los cuales fueron lleva- 
dos al software ArgGis 10.0 donde se aplicó un elimínate (4 
hectáreas) para reconocer una escala de análisis en la carto- 
grafía de 1:50 000, de acuerdo con el concepto de área 
mínima mapeable (Salitchev, 1979). Asimismo, se realizó 
una edición manual con verificación de las imágenes anali- 
zadas con el objetivo de corregir algunas inconsistencias. 
Después de la generación de los mapas finales de cobertura 
y uso de suelo, se realizó una sobreposición de datos a tra- 
vés de la herramienta Intersect la cual permitió evaluar las 
trayectorias de cambios en la cobertura y uso de suelo para 
ambas comunidades. Todas las combinaciones de clases 
detectadas fueron calculadas y mapeadas. 

Para describir la dinámica de los cambios de las 
coberturas se calcularon las tasas de cambios de acuerdo 
con la ecuación 1 establecida por la FAO (1996). Esta tasa 
expresa el porcentaje de cambio en la superficie al inicio 
de cada año. Los resultados describen las transiciones de 
todas las coberturas y usos de suelo. 


77 



Peralta-Rivero etal. Valoración ambiental y pérdida de recursos, percepción local 


<5„=(|r-i a» 

J i 

Donde S es la tasa de cambio (para expresar en por- 
centaje hay que multiplicar por 100); S 1 es la superficie del 
tiempo 1; S 1 es la superficie del tiempo 2; y n es el número 
de años entre las dos fechas. 

Por otro lado, en el análisis del CCUS se calcularon las 
ganancias y pérdidas brutas de las coberturas con el fin de 
obtener los cambios totales que sufrieron cada una (Pon- 
tius et al ., 2004). Para ello, se construyó una matriz de 
tabulación cruzada o matriz de cambios que resulta de 
cruzar los mapas de las fechas en cuestión (tiempo 1 y 
tiempo 2). En dicha matriz las filas representan las catego- 
rías del mapa en el tiempo 1 y las columnas las categorías 
del mapa en el tiempo 2 (Tabla 3). 

Resultados y discusión 

Percepción local de la población, mapeo 
participativo y cambio de cobertura y uso de suelo 
en el ejido Laguna del Mante 

De acuerdo con la figura 3, se observa que existen dife- 
rencias en las percepciones del criterio ambiental por 
parte de la población referente al pasado, presente y 
futuro, las cuales son la superficie de selvas, la abundan- 


cia de árboles, la cantidad de personas, la superficie 
agrícola y ganadera. Valores por encima de 4 para estas 
percepciones, es decir, valoración entre “mucho a total- 
mente” (Tabla 2), estos valores indican que en el pasado 
existió una mayor cantidad de selvas y abundancia de 
árboles grandes, con respecto a la actualidad. Asimismo, 
la cantidad de personas que vivían y formaban parte del 
ejido era mucho menor. Cabe destacar que el ejido 
Laguna del Mante fue establecido como tal en el año 
1974 y que la repartición de tierras fue distribuyéndose 
paulatinamente, actualmente cuenta con 2030 habitan- 
tes de los cuales 446 son ejidatarios y la gran mayoría 
son arrendatarios (Inegi, 2010). 

Por otro lado, la percepción sobre la superficie agrí- 
cola del pasado indican que esta era mucho menor que en 
el presente. En el pasado la actividad principal fue la 
ganadería, la cual disminuyó drásticamente hasta el día 
de hoy y dio paso a la agricultura (Fig. 3). De acuerdo con 
la evaluación de cambios de uso de suelo entre 1976 y 
2011 (Peralta-Rivero et al. , 2014a), el análisis indicó que 
en este lapso de tiempo la agricultura aumentó de 27 ha a 
7355 ha. Los pastizales se redujeron de 6500 ha a 3255 
ha y las selvas de 25 200 ha a 23 700 ha. En el presente 
trabajo se pudo constatar esa tendencia a una escala de 
análisis más detallada (Figs. 4 y 5) (Tablas 3 y 4), en 


Tabla 3. Matriz de tabulación cruzada para dos mapas de diferentes fechas. 


Tiempo 2 


Tiempo í 

i 

2 

3 4 

5 

ó 

7 

8 

i 


Clase 1 

Clase 2 

Clase n 

Total T } Pérdidas (D) 

Tasa de 
cambio anual 

2 

Clase 1 

p» 

p 

P,n 

p. 

P -P 

i+ n 

% 

3 

4 

Clase 2 

P* 

P 22 

P 2n 

P 2 + 

P -P 

2* 22 

% 

% 

5 

Clase n 

p„, 

P„2 

P 

rtn 

P„. 

P ~P 

n+ nn 

% 

6 

Total T 2 

p . 

P.2 

p 

+n 

P 



7 

Ganancias (G..) 

p, - p„ 

P + 2~ P 22 

p -P 

+n rtn 





Fuente: basado en FAO (1996) y Pontius ef al. (2004). 


78 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 71-93 Primavera 2016 



Estado de 
degradación de 
selvas 


Criterio Ambiental 

Superficie de 
selvas 
5 _ 


Cantidad de 
árboles 
grandes 


Deforestación 



Cantidad de 
personas 


Pérdida de 
recursos 
foretales 

Activida 
relacionadas 
la disminución 
de selvas 


Superficie 

agrícola 


Ganadería 


Criterio Productivo 

Manejo de 
selvas 



Criterio Económico 

Beneficios 
económicos 
obtenidos por 
aprovechar 
selvas 


Criterio Social 

Nivel de 
importancia de 
la actividad 
forestal 



selvas 


Inversión de 
recursos 
económicos 
para recuperar 
selvas 



empleo 


PASADO 


PRESENTE FUTURO 


Figura 3. Representación de las percepciones del criterio ambiental, productivo, económico y social del pasado, presente y futuro en 
el ejido Laguna del Mante. 


donde mencionados cambios ocurrieron sobre todos en 
las áreas con pendientes mínimas y elevaciones bajas. 

Otras percepciones, indican que la cantidad de per- 
sonas se incrementará en el futuro; asimismo, la ganade- 
ría disminuirá, pero la agricultura aumentará y persiste la 
percepción de impacto sobre los recursos forestales en 
mayor o igual proporción que en el presente. De esta 
manera, se puede inducir que en Laguna del Mante el pro- 


ceso actual de sus modos de vida no tiene una tendencia 
de cambios relevantes para el futuro excepto para la valo- 
ración de superficie de selvas las cuales creen que serán 
ligeramente mayores en el futuro, pero que los procesos 
que causan su pérdida también serán factores importantes 
a considerar para lograr la conservación de sus áreas 
forestales. No obstante cabe destacar que en Laguna del 
Mante ya existe un área de conservación (14 000 hectá- 


79 



Peralta-Rivero etal. Valoración ambiental y pérdida de recursos, percepción local 


99*5'0 H W 


98 a 55’0 H W 



99 C 5'0"W 


99 WW 


98°55 , 0 ,, W 


99°0’(rW 


98 J 55'0"W 


Figura 4. Representación de la percepción local sobre la cobertura y uso de suelo según mapeo participativo en el ejido Laguna del Mante. 


reas) como parte de la Reserva de Biosfera “Sierra del 
Abra Tanchipa” (González, 2013), la cual se encuentra en 
áreas con pendientes pronunciadas y elevaciones altas en 
la parte Oeste del ejido (Fig. 6). 

Todas las percepciones de este indicador ambiental se 
relacionan con el mapeo participativo de percepción y el 
análisis de cambios de cobertura y uso de suelo (Fig. 4 y 
Fig. 5) (Tablas 4 y 5) en donde se puede apreciar la dismi- 
nución de selvas, pastizales y el aumento de la agricultura 
y vegetación secundaria, afirmando de esta manera que el 
análisis de percepción está estrechamente relacionado a 
las percepciones de la población. 


Respecto a las percepciones del criterio productivo , 
existen diferencias claras entre los tiempos evaluados. De 
acuerdo con la figura 3, las percepciones del pasado que se 
diferencian del presente y del futuro son: diversidad de 
especies forestales, producción de madera, y la produc- 
ción de otros recursos además de la madera. Los valores 
asignados para estas percepciones van de 3 a 4 “más o 
menos a bueno” (Tabla 2). Esta diferencia es debida a la 
reducción de la cobertura forestal, tal como se indicó en el 
criterio ambiental y se puede constatar con los mapas par- 
ticipativos de percepción y el análisis de cambios de cober- 
tura y uso de suelo (Figs. 4 y 5). Por otro lado, excepto por 


80 





Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 71-93 Primavera 2016 




Periodo 1973-2014 



Hectáreas 




99°5'0"W 

Año 1973 


Escala de análisis: 
1:50,000 

99 9 5'0”W 


6 Km 


Año 2014 


Leyenda 

Agricultura 
Agua 
Pastizal 
Selva Baja 
Vegetación Sec. 
"I Área Urbana 


Figura 5. Mapas de la cobertura forestal y uso de suelo de ejido Laguna del Mante de los años 1973, 2000 y 2014. 
Tabla 4. Cobertura y uso de suelo en el ejido Laguna del Mante de los años 1973, 2000 y 2014. 


Laguna de Mante 



1973 

2000 

2014 

1973 

2000 

2014 

Clase 

ha 

ha 

ha 

% 

% 

% 

Agricultura 

532.04 

3377.37 

6493.77 

1.15 

7.31 

14.05 

Agua 

898.32 

990.45 

1077.41 

1.94 

2.14 

2.33 

Área urbana 

43.20 

335.16 

413.71 

0.09 

0.73 

0.90 

Pastizal 

5358.70 

3408.77 

1283.62 

11.59 

7.38 

2.78 

Selva baja 

24 040.40 

18 480.40 

16 733.31 

52.02 

38.83 

36.21 

Vegetación 

secundaria 

15 345.47 

19 631.74 

20 216.30 

33.20 

43.62 

43.74 

Total 

46 218.13 

46 218.13 

46 218.13 

100 

100 

100 


81 



Peralta-Riveroef al. Valoración ambiental y pérdida de recursos, percepción local 


Criterio Ambiental 

Superficie de 
selvas 


Estado de 
degradación de 
selvas 


Deforestación 


Pérdida de 
recursos 
forestales 



Cantidad de 
rboles grandes 


Cantidad de 
personas 


Superficie 

agrícola 


Actividade: 


relacionadad a la 
disminución de 
selvas 


Ganadería 


Criterio Productivo 

Manejo de 
selvas 

4 


Producción 
de otros 
recursos 
además de la 
madera 


Diversidad d 
especies 
forestales 



Conocimiento 
técnico de 
manejo de 
selvas 


Producción 
de madera 


Criterio Económico 

Benefi cios 
económicos 
obtenidos por 
aprovechar 
selvas 


Criterio Social 

Nivel de 
importancia de 
la actividad 
forestal 



por recuperar 
selvas 


Inversión de 
recursos 
económicos 
por recuperar 
selvas 



empleo 


PASADO 


PRESENTE FUTURO 


Figura 6. Representación de las percepciones del criterio ambiental, productivo, económico y social del pasado, presente y futuro en 
la comunidad Tocoy. 


la “ diversidad de especies forestales ”, las demás percep- 
ciones se mantienen con una valoración homogénea, esto 
sugiere que para el futuro el manejo de selvas y bosques 
así como los conocimientos técnicos de las personas sobre 
el manejo forestal tendrán una valoración entre 3 y 4, es 
decir, de “más o menos a buenos” (Tabla 2). 

En cuanto a las percepciones del criterio económico , 
también existen diferencias entre los tiempos evaluados. 
De acuerdo con la figura 3, la única percepción del pasado 
que se diferencia del presente y futuro son los “ beneficios 
económicos obtenidos ”. Esta percepción está relacionada 
con el aprovechamiento e ingresos económicos derivado 


de la actividad forestal en el ejido. Según la autoevalua- 
ción de las entrevistas y de los talleres participativos, 
estos revelaron haber obtenido mejores beneficios en el 
pasado, ya que actualmente (presente) consideran difícil 
obtener ingresos lo cual se percibe con valoración de 2 
“mala” (Tabla 2). Para el futuro, existe expectativa por 
mejorar los ingresos económicos con base a los recursos 
forestales, lo que se ratifica en el incremento de la valora- 
ción de esta percepción la cual fue entre 2 y 3 “mala a 
más o menos” (Tabla 2; Fig. 3). Por otro lado, las percep- 
ciones del pasado y presente que cambian en torno al 
futuro son la inversión de recursos económicos para 


82 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 71-93 Primavera 2016 



Tabla 5. Matriz de tabulación cruzada de cambios de coberturas y uso de suelo entre 1973 y 2014 (datos expresados en hectáreas) en 
el ejido Laguna del Mante. 


2014 


1973 

Agricultura 

Agua 

Área urbana 

Pastizal 

Selva baja 

Vegetación 

secundaria 

Total 1973 (ha) 

Pérdidas (ha) 

Tasa de cambio 
anual (%) 

Agricultura 

431.92 

14.22 

0.00 

17.46 

0.00 

68.44 

532.04 

100.12 

6.29 

Agua 

9.06 

866.52 

0.63 

1.98 

0.99 

19.14 

898.32 

31.80 

0.44 

Área urbana 

9.72 

0.45 

32.76 

0.00 

0.00 

0.27 

43.20 

10.44 

5.67 

Pastizal 

2779.05 

71.82 

145.80 

490.44 

34.47 

1,837.11 

5358.70 

4868.26 

-3.43 

Selva baja 

824.73 

51.12 

23.22 

149.67 

15 777.56 

7,214.10 

24 040.40 

8262.84 

-0.88 

Vegetación secundaria 

2439.29 

73.28 

211.30 

624.08 

920.28 

11 077.24 

15 345.47 

4268.23 

0.67 


Total 2014 (ha) 

6493.77 

1077.41 

413.71 

1283.62 

16 733.31 

20 216.30 

Ganancias (ha) 

6061.86 

210.89 

380.95 

793.19 

955.74 

9139.06 


recuperar selvas y los benéficos económicos obtenidos 
por su recuperación. En este sentido, las expectativas en 
el ejido son buenas ya que al tener un área bajo conserva- 
ción, también tienen la percepción que pueden recuperar 
áreas degradadas, aumentar la cobertura forestal y mejo- 
rar sus ingresos mediante proyectos, tal como pudo ser 
plasmado en el mapeo participativo de percepción, espe- 
cíficamente en el mapa del futuro (Fig. 4). 

Por último, las percepciones del criterio social difie- 
ren muy poco entre los tiempos evaluados. Según la figura 
3, la percepción “ selvas como un medio económico y 
fuente de empleo ” tuvo una mayor valoración para el 
tiempo pasado y para el futuro, y actualmente no repre- 
senta el mejor medio económico relevante ya que está 
valorado como “poco a más o menos”, es decir con valo- 
res de 2 hasta 3 (Tabla 2). Esto se correlaciona con una 
agricultura en el ejido como principal actividad econó- 
mica según las conclusiones de las personas participantes 
de los talleres y la evaluación de cambios de uso de suelo 
(Peralta-Rivero et al ., 2014a). Esto se puede constatar 
también con el mapeo participativo de percepción y el 
propio análisis de los cambios de cobertura y uso de suelo 


(Figs. 4 y 5) (Tablas 4 y 5). Por otro lado, las percepciones 
nivel de importancia de la actividad forestal y actividades 
conjuntas de manejo forestal son valoradas en parecidas 
circunstancias en el pasado y presente, es decir, con valo- 
res de 3 y 4 “más o menos a buena” para la primera, y 
entre 2 y 3 “poco a más o menos” para la segunda, per- 
cepción que cambia levemente para el futuro (Fig. 3). 

La figura 4, es una representación gráfica de los 
mapas participativos de percepción elaborados en el 
ejido Laguna del Mante donde la población plasmó su 
conocimiento local en tres momentos: pasado, presente y 
futuro. En el mapa del pasado la población percibe que 
en los años 1970s en su ejido existía mayor superficie de 
selvas tanto en el extremo Este como en el Oeste (Sierra). 
Asimismo, expresaron que existía una cantidad conside- 
rable de superficie de pastizales y de agricultura junto a 
la presa de agua. En el mapa del presente (año 2014) la 
población percibió y mapeó que la cobertura forestal ha 
disminuido gradualmente en dirección hacia la sierra al 
Este y Oeste, siendo reemplazada por vegetación secun- 
daria y sobre todo por las actividades agrícolas tal como 
se expresa en la figura 3. 


83 



Peralta-Rivero etal. Valoración ambiental y pérdida de recursos, percepción local 


En el mapa del futuro aproximadamente hasta el 
año 2030, los pobladores creen que habrá un aumento 
considerable de la agricultura en la parte centro del 
ejido (pendiente suave y elevación baja), argumentando 
que es en esa área donde existen las condiciones adecua- 
das para desarrollar actividades agrícolas y porque esta 
será la actividad principal. Asimismo, consideraron que 
habrá un aumento de la cobertura forestal en los 
siguientes años, debido a que los proyectos de conserva- 
ción y posiblemente de reforestación que se están desa- 
rrollando en la comunidad, ayudará al incremento de 
estas áreas. Entre otras percepciones identificadas en el 
mapeo participativo estuvo el aumento paulatino del 
área urbana del ejido. Esto indica que en el futuro se 
espera que Laguna del Mante aumente considerable- 
mente su superficie urbana y nuevos asentamientos se 
establezcan en el área del ejido, debido al aumento de la 
población. 

De acuerdo con la figura 5, se detectó que grandes 
áreas de pastizales han sido reemplazadas por áreas 
agrícolas, asimismo, es notorio el aumento de la vegeta- 
ción secundaria y disminución de selva baja, tal como se 
demostró en la percepción local de la población de 
Laguna de Mante respecto a las percepciones del pasado, 
presente y futuro del criterio ambiental (Figs. 3 y 4). De 
igual manera, en la matriz de tabulación cruzada (Tabla 
5) se puede corroborar que la pérdida o ganancia de 
coberturas es ascendente para el caso agricultura, agua, 
área urbana y vegetación secundaria que aumentaron su 
superficies. Por otro lado, presentan tasa de pérdidas las 
coberturas pastizal (-3.43% anual) y selva baja (-0.88% 
anual). De esta manera se puede inferir de que al igual 
como ha ocurrido en gran parte de la región Huasteca 
de México, la modernización e industrialización de la 
agricultura, incremento de la ganadería, demanda de 
madera y sus derivados para el mercado, son algunas de 
las principales razones para el aumento considerable de 
estas coberturas antrópicas y pérdida de coberturas 
forestales (Aguilar-Robledo, 2001; Quinteros, 2012; 
Peralta-Rivero et al ., 2014a). 


Percepción local de la población, mapeo 
participativo y cambio de cobertura y uso de suelo 
en la comunidad Tocoy 

De acuerdo con la figura 6, existen diferencias en las per- 
cepciones del criterio ambiental por parte de la población 
de Tocoy referente al pasado, el presente y el futuro. Las 
percepciones del pasado en su mayoría difieren a las del 
presente. Valores de 4 para la “ superficie de selvas , y 
abundancia de árboles grandes ” (Tabla 2), indican que en 
el pasado la comunidad contaba con muchos recursos 
forestales “selvas” y abundantes árboles grandes que indi- 
caban el buen estado de conservación forestal en la comu- 
nidad. Asimismo, la superficie agrícola y la cantidad de 
personas que vivían en esta comunidad era entre “poca a 
más o menos” que al presente y proyecciones a futuro 
tuvo una valoración de 4 “mucho” según la autoevalua- 
ción. Sin embargo, cabe destacar que entre los años 1995 
y el 2010, la cantidad de personas en la comunidad Tocoy 
no ha tenido aumentó significativo de su población, es 
decir, en este periodo la población pasó de 1048 a 1061 
habitantes (Conabio, 2001; 2006; 2012). En cuanto a la 
superficie agrícola, se pudo constatar que aumento de 77 
ha a 111 ha entre 1973 y 2014, algo muy característico de 
una agricultura de rotación como la que se práctica en la 
comunidad Tocoy (Fig. 6; Tabla 6). 

Tabla 6. Cobertura y uso de suelo en la comunidad Tocoy años 
1973, 2000 y 2014. 


Tocoy 


1973 

2000 

2014 

1973 

2000 2014 

Clase 

ha 

ha 

ha 

% 

% 

% 

Agricultura 

77.07 

113.94 

111.29 

7.28 

10.76 

10.51 

Área urbana 

0.00 

28.71 

83.46 

0.00 

2.71 

7.88 

Pastizal 

0.00 

2.32 

4.28 

0.00 

0.22 

0.40 

Selva baja 

459.49 

88.06 

55.22 

43.40 

8.32 

5.22 

Vegetación 

secundaria 

522.07 

825.61 

804.39 

49.32 77.99 75.98 

Total 

1058.63 

1058.63 

1058.63 

100 

100 

100 


84 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 71-93 Primavera 2016 



Las percepciones de deforestación y pérdida de los 
recursos forestales para el tiempo presente tienen una 
valoración de “más o menos a mucho” e indica que este 
proceso se ha acelerado en relación al pasado, tal como se 
concluyó en los talleres participativos y la autoevaluación. 
Asimismo, se pudo constatar que la cobertura forestal en 
la comunidad disminuyó de 483 ha a 272 ha (Peralta- 
Rivero et al., 2014a; 2014b), patrón muy similar a lo 
expresado en el análisis de cambios de cobertura y uso de 
suelo aquí abordado (Fig. 6; Tabla 6). De la misma forma, 
se tiene la percepción de que para el futuro estos procesos 
de reemplazo en los remanentes forestales continuará pero 
en menor intensidad. También, se puede apreciar que la 
percepción de que las actividades productivas disminuyen 
las selvas mantienen una valoración de 3 “más o menos” 
para el pasado y presente, y las tendencias para el futuro 
es de un leve aumento. Por otro lado, se puede apreciar 
que la actividad ganadera no ha sido y, en perspectivas 
futuras, no será un factor que afecte en la disminución del 
recurso forestal ya que esta comunidad no tiene la tradi- 
ción pecuaria y se puede reflejar en la valoración baja 
entre 1 y 2 “nada a poco” (Tabla 2) para esta percepción. 
Esto se constata con la evaluación en los CCUS de esta 
comunidad entre 1973 a 2014 (Fig. 6; Tabla 6). 

En relación con las percepciones del criterio produc- 
tivo , la valoración del pasado para diversidad de especies 
forestales , producción de madera y de otros recursos ade- 
más de la madera son claramente diferentes en relación al 
presente y futuro. La población atribuye la disminución de 
los recursos forestales y por ende la producción de sus 
derivados , a los procesos de deforestación y degradación 
de los recursos forestales evaluados previamente en el cri- 
terio ambiental. También indican que las percepciones 
sobre el manejo de selvas y el conocimiento técnico sobre 
su manejo , es valorado como 3 “más o menos” (Tabla 2), 
y según conclusiones de los talleres participativos, el 
manejo realizado va combinado con las actividades agríco- 
las de rosa, tumba y quema. Modelo de aprovechamiento 
que por lo general trata de aprovechar una pequeña super- 
ficie para realizar agricultura, cambiando de lugar cada 
dos o tres años y así dicha área aprovechada pueda recupe- 


rarse con los años y posteriormente reincidir en su ocupa- 
ción, algo característico de la agricultura en los trópicos 
por parte de pequeños productores (Peralta-Rivero et al., 
2013). Referente a las percepciones del criterio económico , 
de acuerdo c la figura 6, tanto en el pasado como en el 
presente, la percepción de recursos económicos invertidos 
para recuperar selvas, beneficios económicos obtenidos 
exclusivamente por recuperar selvas y beneficios económi- 
cos que obtuvo por aprovechar las selvas, tienen un valor 
entre “nada a poco”, es decir, entre 1 y 2 (Tabla 2), indi- 
cando de esta manera que los recursos forestales en la 
comunidad han sido y son importantes desde el punto de 
vista del autoconsumo y no de la comercialización y bene- 
ficios económicos, tal y como fue concluido en los talleres 
participativos y autoevaluación. Entre las conclusiones, 
ellos mencionaron que los beneficios que obtienen de la 
selva son madera para construcción de sus casas rústicas, 
hojas de palmeras para techos, leña, abono orgánico para 
huertos etc. Sin embargo, para el futuro todas estas per- 
cepciones son valoradas con 3 “más o menos”, atribución 
que fue dada ante posibles proyectos relacionados con el 
manejo forestal a los cuales podrían acceder y beneficiarse 
en los próximos años. Finalmente, las percepciones del cri- 
terio social, difieren levemente entre los tiempos analiza- 
dos. Sin embargo, según la figura 4, la percepción “nivel de 
importancia de la actividad forestal ” tuvo una mayor 
valoración para el pasado (4), y actualmente tiene una 
valoración de “más o menos” (3) (Tabla 2). La percepción 
“ selvas y bosques como un medio económico y fuente de 
empleo ” no presenta grandes diferencias y se mantiene con 
valores parecidos (2 “poco”) para los diferentes tiempos 
evaluados. Llevando este caso a escala nacional, se conoce 
que la conversión de ecosistemas naturales a tierras para 
actividades agrícolas y pecuarias, es el factor principal de 
la deforestación y del cambio de uso del suelo en el país 
(OCDE, 2013). Esto lleva a entender que en México y sobre 
todo en el área rural y a escala local como es el presente 
caso de estudio, la agricultura y ganadería continúan 
siendo factores muy importantes que influyen socialmente 
en la población, lo cual relega a las selvas a otro nivel de 
importancia. 


85 



Peralta-Rivero etal. Valoración ambiental y pérdida de recursos, percepción local 


En cuanto a las “ actividades conjuntas de manejo 
forestal ”, estas son valoradas en circunstancias similares 
tanto para el pasado como para el presente, es decir, entre 
“rads o menos a buena”. Sin embargo, la percepción cam- 
bia para el futuro debido a una mejora en su valoración, al 
igual que en la conclusión de los talleres participativos 
“las selvas son importantes ya que de ella también depende 
la productividad de la agricultura y otros beneficios, por 
lo que es importante realizar actividades conjuntas en la 
comunidad”, actualmente está prohibido desmontar sin 
permiso de la comunidad ( Com . Pers. Abundio Anaya, 
Presidente del comisariado de Tocoy, año 2014). Visto 
desde ese contexto, habrá que hacer una revisión de las 
políticas actuales en favor de las selvas como un medio 
estratégico de sustento para las comunidades, ya que 


desde un punto de vista general, los recursos forestales 
son subvalorados debido al factor económico de otras 
actividades que se imponen. 

De acuerdo con la figura 7, en el mapa del pasado 
(años 1970s) los pobladores expresaron que en la comuni- 
dad no existía un área urbana como tal. Las viviendas 
estaban distribuidas en toda la comunidad y por ende la 
superficie agrícola estaba ubicada alrededor de las peque- 
ñas viviendas. Los mapas participativos de percepción 
también indican que en el pasado existía bastante selva, 
tal como se puede confirmar en el análisis de cambios de 
cobertura y uso de suelo (Lig. 8). El mapa de percepción 
del presente (año 2014) indica que la cobertura forestal 
está fragmentada en pequeños remanentes que están ubi- 
cados principalmente en las partes más altas de la comu- 


I 


96°51X>-W 

I 


Mapa del 
pasado 
año 1970 


Leyenda 


Agricultura 
Área urbana 
Selva baja 
Pastizal 

Vegetación secundaria 


O 

LTi-J 


Información Cartográfica: 
-Coordenada Geográfica 
- Da tum WGS-84 


I — i — i — | — r 

0 0.5 1 

98'52'Q"W 


2 

9S"5r<rw 


T— 1 

3 Km 


WSC'Ü’W 


Mapa del 
presente 
año 2014 




Mapa del 
futuro 
año 2030 


3a i S2 , o“w 


aa*5ro"w 


se'-so'C'w 




as^ra-w 


BB 1 ’50 , Q"W 


Figura 7. Representación de la percepción local sobre la cobertura y uso de suelo según mapeo participativo en la comunidad Tocoy. 


86 




Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 71-93 Primavera 2016 



Vegetación sec. 
Selva baja 
Pastizal 
Área urbana 
Agricultura 



<u 

</) 

O 




2014 

2000 

1973 


200 


400 600 

Hectáreas 


800 1000 


ta 

u 


Vegetación sec. 
Selva baja 
Pastizal 
Área urbana 
Agricultura 


Periodo 1973-2014 



Pérdidas 

Ganancias 


200 400 

Hectáreas 


600 


Leyenda 



Agricultura 

Pastizal 



Selva Baja 
Vegetación Sec. 
Área Urbana 


9S S 52'0"W 98°51'0"W 98 a 50'0"W 



ga^im 98°5icrw 98 o S0 , 0' , W 



Figura 8. Mapas de la cobertura forestal y uso de suelo de la comunidad Tocoy de los años 1973, 2000 y 2014. 


nidad. Por último, en el mapa de percepción del futuro 
(año 2030), los pobladores expresaron que en la comuni- 
dad ocurrirán cambios como por ejemplo el aumento del 
área urbana, aumento de la agricultura y pasto, mayor 
comunicación por carreteras entre las localidades de la 
comunidad y la conservación de pequeños remanentes 
forestales solo en los bordes de la comunidad. 


En la figura 8 se puede identificar claramente que la 
cobertura selva baja es aquella que disminuyó drástica- 
mente su superficie entre 1973 y 2014, mientras la cober- 
tura vegetación secundaria se mantuvo en condiciones 
parecidas en el periodo 2000-2014. Por otro lado, la agri- 
cultura mantuvo su superficie de manera similar sobre 
todo en el los últimos años, lo cual es característico de 


87 



Peralta-Rivero etal. Valoración ambiental y pérdida de recursos, percepción local 


comunidades que practican agricultura rotativa de rosa, 
tumba y quema (Peralta-Rivero et al., 2013). 

Esta cuantificación de la superficie de coberturas y 
usos de suelo en la comunidad Tocoy está muy relacio- 
nada con la evaluación de la percepción del pasado, pre- 
sente y futuro del criterio ambiental y los mapas 
participativos de percepción de cobertura y uso de suelo 
desarrollados por los actores locales (Figs. 6 y 7). Sobre 
todo se puede interpretar que las percepciones de las per- 
sonas se sustentan en la pérdida de recursos forestales por 
las actividades productivas en la comunidad tal como se 
puede observar en la figura 8. 

La disminución de la cobertura selva baja posee una 
tasa de deforestación de (-5.04% anual) la cual es mayor a 
la tasa más alta de deforestación registrada para la región 
Huasteca entre 1976 y 1993, que fue de aproximadamente 
de 2% anual de su superficie forestal (Peralta-Rivero etal., 
2014a; 2014b). Cabe resaltar, que la comunidad es de 
superficie relativamente pequeña (1058 hectáreas) pero la 
población ejerce más presión todos los años sobre las 
coberturas forestales, esto para desarrollar sus activida- 
des productivas de agricultura principalmente (Tabla 7). 

Por otro lado, la superficie del área urbana y pastiza- 
les se han incrementado sobre todo para el año 2000 y 


2014, lo cual se relaciona con lo mencionado por los 
pobladores de la comunidad, al indicar que se decidió 
agruparse en centros poblados para poder acceder a bene- 
ficios como la construcción de la escuela y salas de enfer- 
mería ( Com . Pers. Abundio Anaya, Presidente del 
comisariado de Tocoy, año 2014). 

Conclusiones 

Se observó que la población evaluada del ejido Laguna del 
Mante y la comunidad Tocoy, principalmente perciben la 
pérdida y degradación de sus recursos forestales de 
acuerdo con su conocimiento local basado fundamental- 
mente en las experiencias de sus actividades productivas. 
Asimismo, se pudieron constatar diferencias entre los 
indicadores evaluados para el pasado, presente y futuro, 
según las percepciones de la población en ambas comuni- 
dades, y las causas que han provocado el proceso de pér- 
dida de recursos forestales y aumento de actividades 
productivas se reflejan sobre todo en el criterio ambiental 
y el productivo. Se determinó que para ambas áreas, las 
principales percepciones que se diferencian entre los tiem- 
pos evaluados son disminución de superficie de selvas y su 
degradación, disminución de la abundancia de árboles, 
aumento de la superficie agrícola, menor diversidad de 


Tabla 7. Matriz de tabulación cruzada de cambios de coberturas y uso de suelo entre 1973 y 2014 (datos expresados en hectáreas) en 
la comunidad Tocoy. 


2014 

1973 

Agricultura 

Área urbana 

Pastizal 

Selva baja 

Vegetación 

secundaria 

Total 1973 
(ha) 

Pérdidas 

(ha) 

Tasa de 
cambio anual 
(%) 

Agricultura 

2.30 

9.43 

0.00 

5.28 

60.06 

77.07 

74.77 

0.90 

Área urbana 

- 

- 

- 

- 

- 

- 

- 

- 

Pastizal 

- 

- 

- 

- 

- 

- 

- 

- 

Selva baja 

35.86 

28.89 

1.48 

36.22 

357.04 

459.49 

423.27 

- 5.04 

Vegetación secundaria 

73.13 

45.13 

2.80 

13.72 

387.29 

522.07 

134.78 

1.06 

Total 2014 (ha) 

111.29 

83.46 

4.28 

55.22 

804.39 




Ganancias (ha) 

108.99 

83.46 

4.28 

19.00 

417.10 





88 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 71-93 Primavera 2016 



especies forestales, menor producción de madera, menor 
producción de otros recursos forestales además de la 
madera, mayor superficie agrícola y cantidad de personas. 
En el ejido Laguna del Mante las percepciones correspon- 
dientes al criterio económico y social indican que los 
recursos forestales eran considerados de mayor importan- 
cia en el pasado y generaban mejores beneficios para la 
población. Asimismo, no se descarta una mejora para el 
futuro de estos dos aspectos. En contraste, en la comuni- 
dad Tocoy, los recursos forestales desde el punto de vista 
económico no han sido un medio que les permita subsanar 
sus problemas monetarios; sin embargo, estos han jugado 
un papel importante desde el punto de vista del autocon- 
sumo, y las percepciones revelan la intención de mejorar 
para el futuro tanto en el aspecto económico como social. 

Por otro lado, se constató que el análisis del mapeo de 
percepción participativo se mostró bastante adecuado 
para la interpretación de la pérdida de recursos forestales 
a escala local y fue un complemento importante para 
desarrollar la autoevaluación individual de percepción 
ambiental de la población y el análisis de cambios de 
cobertura y uso de suelo en ambas comunidades. Dicho 
análisis de CCUS entre 1973 y 2014 demuestra que Laguna 
del Mante ha perdido aproximadamente 8262.84 hectá- 
reas de selva y aumentó 6061.86 hectáreas de agricultura, 
ratificando la veracidad de las percepciones relacionadas 
al criterio ambiental y productivo. Por su parte, en la 
comunidad Tocoy se perdieron alrededor de 423.27 hectá- 
reas de selva con una tasa de deforestación de 5.04% 
anual y un aumento de la vegetación secundaria de 417.10 
hectáreas para el periodo 1973-2014, revalidando de esta 
forma las percepciones de la población sobre la pérdida y 
degradación de los recursos forestales en la comunidad. 
Finalmente, se puede indicar que la construcción de mapas 
temáticos de uso de suelo y la trayectoria evolutiva de sus 
cambios para los años estudiados (1973-2000-2014), uti- 
lizando técnicas de percepción remota y sistemas de infor- 
mación geográfica, se mostró adecuada para validar el 
análisis de percepción local sobre la valoración ambiental, 
productiva, económica y social de los recursos forestal en 
el ejido Laguna del Mante y la comunidad Tocoy. 


Recomendación 

La presente metodología de análisis de la percepción local 
de la población basada en criterios, indicadores, percep- 
ciones y apoyadas en mapeo participativo y análisis de 
CCUS permitió razonar los escenarios del pasado, presente 
y futuro y el estado de los recursos forestales correlaciona- 
dos con la dinámica productiva desarrollada en el área de 
estudio, lo cual debe servir como una herramienta para el 
desarrollo de estrategias y generación de políticas locales 
en pro de la conservación y manejo de selvas en la región 
Huasteca y otras áreas tropicales de México. Por lo que es 
importante conocer la idiosincrasia de los actores locales 
para que los proyectos de aprovechamiento y conserva- 
ción forestal a desarrollar, sobre todo en el ámbito rural, 
no estén destinados al fracaso en su implementación y eje- 
cución. 

Reconocimientos 

Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) 
de México por la beca otorgada; al Programa Multidisci- 
plinarios de Posgrados en Ciencias Ambientales a la Uni- 
versidad Autónoma de San Luis Potosí. A la Coordinación 
para la Innovación y Aplicación de la Ciencia y Tecnolo- 
gía (Ciatcyt), al Laboratorio Nacional de Geoprocesa- 
mieto de información Fitosanitaria (Langif) en México; a 
todas las personas y autoridades de la comunidades por su 
apoyo y hospitalidad; también a Hugo Medina, Javier 
Galicia, Beatriz Arreóla; Ann-Kathrin Volmer y José Luis 
Rodríguez por su apoyo en el trabajo de campo. 

Referencias 

Aguilar-Robledo, M. 2001. Ganadería, tenencia de la tierra, e 
impacto ambiental en la Huasteca Potosina: los años de la 
Colonia. In : L. Hernández, ed. Historia ambiental de la 
ganadería en México. Xalapa: Instituto de Ecología, 
A.C.-Institut de Recherche pour le Développement. p:9-24. 
Berry, M.W., R.O. Flamm, B.C.Hanzen y R.L. Maclntyre. 
1996. The Land-Use Change and Analysis System 
(LUCAS) for evaluating landscape management decisions. 
IEEE Computational Science & Engeneering 3(l):24-35. 


89 



Peralta-Rivero etcil. Valoración ambiental y pérdida de recursos, percepción local 


Cedem. 2009. Perfil municipal de San Antonio. Coordinación 
Estatal para el Desarrollo Municipal. 12 p. 

Conabio (Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la 
Biodiversidad). 2001. Grados de marginación a nivel loca- 
lidad 1995. Catálogo de metadatos geográficos. 

Conabio. 2006. Grados de marginación a nivel localidad 2000. 
Catálogo de metadatos geográficos. 

Conabio. 2012. Grados de marginación a nivel localidad 2010. 
Catálogo de metadatos geográficos. 

Cruz, G. 2009. Percepción de la degradación de potreros por 
productores de dos comunidades aledañas a áreas natura- 
les protegidas del estado de Chiapas. Tesis de licenciatura. 
Universidad Autónoma de Chiapas, Facultad de ciencias 
agronómicas. Villa flores, Chiapas. 139 p. 

Cruz, C., R. Vicens, V. Seabra, R. Balbi, O. Alvarenga, M. 
Richter, P. Kopke, E. Arnaut y M. Araújo. 2007. Classifi- 
ca^áo orientada a objetos no mapeamento dos remanes- 
centes da cobertura vegetal do bioma Mata Atlántica, na 
escala 1:250.000. Anais XIII Simposio Brasileiro de Sen- 
soriamente Remoto. Florianópolis, Brasil. 21-26 abril 
2007. INPE p:5691-5698. 

Erol, I. y W.G. Ferrell Jr. 2003. A methodology for selection 
problems with múltiple, conflicting objectives and both 
qualitative and quantitative criteria. International Jour- 
nal of Production Economics 86(3):187-199. 

FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimenta- 
ción y la Agricultura). 1996. Forest resources assessment 
1990. Survey of tropical forest cover and study of change 
processes. Roma. Número 130. 152 p. 

Guevara-Hernández, F., F.A. Rodríguez-Farramendi, H. 
Gómez-Castro, M. Fa O-Arias, R. Pinto-Ruiz, B. Fopez- 
Castro y J. Nahed-Toral. 2013. Perceptions on Sustain- 
able Fivestock Training in the Biosphere Reserve Fa 
Sepultura, Chiapas, México. Journal o f Human Ecology 
42(2):113-122. 

Guevara-Hernández, F., N.M. McCune, F.A. Rodríguez-Farra- 
mendi y G.E. Newell. 2011. Who’s Who? Power mapping, 
decisión making and development concerns in an indige- 
nous community of Oaxaca, México. Journal of Human 
Ecology 36(2):131-144. 


Guevara-Hernández, F., J, Ovando-Cruz, N.M. McCune, R. 
Pinto-Ruiz, F.J. Medina-Jonapá y H. Gómez-Castro. 
2010. Participatory power mapping: A collective identifi- 
cation of development actors in a small cattle village of 
Chiapas, México. International Journal of Technology 
and Development Studies 1:5-28. 

Guevara-Hernández, F., R. Pinto, F.A. Rodríguez, H. Gómez, 
R. Ortiz, M. Ibrahim y G. Cruz. 2009. Focal perceptions 
of degradation in rangelands from a livestock farming 
community in Chiapas, México. Cuban journal of Agri- 
culture Science 45(3):311-319. 

González, A. 2013. Payments for environmental Services in the 
Huasteca Potosina región, México: forest cover impaets 
at regional level. Tesis de maestría. Cologne University of 
Applied Science. 96 p. 

Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía). 2010. 
Focalidades de la República Mexicana 2010. Catálogo de 
metadatos geográficos. México. 

Inegi. 2013. Modelo digital de elevación 3.0 de la República 
Mexicana, escala 1:50 000. México. 

Inegi. 2014a. Áreas geoestadísticas municipales, 2012. Escala 
de mapa 1:250 000. México. 

Inegi. 2014b. División política estatal 2012. Escala de mapa 
1:250 000. México. 

Inifap (Instituto Nacional de investigaciones Forestales y Agro- 
pecuarias). 1995. Edafología, escala de mapa 1:1 000 
000. México. 

Kiernan, M.J. 2000. The forest ejidos of Quintana Roo, Méx- 
ico. A case studyfor shifting the power: decentralization 
and biodiversity conservation. Biodiversity Support Pro- 
gram. Washington D.C. 

Maceratesi, F. 2007. Herramientas participativas para el análi- 
sis de información. 2a ed. EDICPSA. San Salvador, El Sal- 
vador. 30 p. 

Masera, O., M. Astier y S. Fópez. 1999. Sustentabilidad y 
manejo de recursos naturales: El marco de la evaluación 
MESMIS. Ciudad de México: Mundi-Prensa-GIR A-Insti- 
tuto de Ecología UNAM. 

OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Eco- 
nómicos). 2013. Evaluación de la OCDE sobre el desem- 
peño ambiental: México 2013. 8 p. Disponible en http:// 


90 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 71-93 Primavera 2016 



www.oecd.org/fr/env/examens-pays/EPR%20 

Highlights%20MEXICO%202013%20ESP.pdf. 

Pattie P., M. Núñez y P. Rojas. 2003. Valoración de los bosques 
tropicales de Bolivia. BOLFOR. Informe Técnico (130). 
Santa Cruz, Bolivia. 44 p. 

Peralta-Rivero, C., C. Contreras-Servín, M.G. Galindo-Men- 
doza, M. Algara-Siller y J.F. Mas-Caussel. 2014a. Defo- 
restation rates in the Mexican Huasteca Región 
(1976-2011). CienciAgro 3(l):l-20. 

Peralta-Rivero, C., C. Contreras-Servín, M. Galindo-Mendoza, 
J.F. Mas-Caussel y M. Algara-Siller. 2014b. Analysis of 
land use and land cover changes and evaluation of natural 
generation and potential restoration areas in the Mexican 
Huasteca región. Open Journal ofForestry 4(2):124-135. 
doi: http://dx.doi.org/10.4236/ojf.2014.42018 

Peralta-Rivero, C., C. Contreras, M.G. Galindo, J.C. Torrico y 
V.A. Vos. 2013. Percepción sobre la valoración del bosque 
y proyectos MDF y REDD en Riberalta, Amazonia Boli- 
viana. CienciAgro 2(4):441-455. 

Pontius, R.G., E. Shusas y M. McEachern. 2004. Detecting 
important categorical land changes while accounting for 
persistence. Agriculture, Ecosystems and Environment 
101:251-268. 

Portugal G. y G. García. 2012. Percepción del territorio y su 
impacto en el manejo de los recursos naturales en la 
cuenca alta del Papaloapan en el estado de Oaxaca. Tesis 
de maestría. Universidad Autónoma de Querétaro. 125 p. 

Quinteros, J. 2012. Estudio ambiental y social comparativo del 
bosque húmedo en base al cambio de uso de suelo entre la 
Huasteca Potosina, México y la Mata Atlántica, Río de 
Janeiro, Brasil. Tesis de maestría en ciencias ambientales. 
Universidad Autónoma de San Luis Potosí. 168 p. 

Ramos, A. 2007. La investigación cartográfica participativa 
como herramienta para la conservación ambiental en 
comunidades Tének de la Huasteca Potosina, México. 
Tesis de maestría en ciencias ambientales. Universidad 
Autónoma de San Luis Potosí. 199 p. 

Robledo, J. 2005. Diseños de muestreo (II). Nure Investigación 
No. 12, 7 p. 

Tinoco, Z. y D. Sáenz-Campos. 1999. Investigación científica: 
protocolos de investigación. Fármacos 12(1):78-101. 


Torrez, M. y K. Paz. 2011. Tamaño de una muestra para una 
investigación de mercado. Facultad de Ingeniería, Univer- 
sidad Rafael Landivar. Boletín electrónico 2:1-13. 

Salitchev, K. A. 1979. Cartografía. Editorial Pueblo y Educa- 
ción, MES, Ciudad de La Habana, Cuba. 

Seto, C., C.E. Woodcock, C. Song, X. Huang, J. Lu y K. Kau- 
fmann. 2002. Remóte sensing. Monitoring land-use 
change in the Pearl River Delta using Landsat TMK. Iter- 
national Journal of Remóte Sensing 23(10):1985-2004. 

Segob (Secretaría de Gobernación). 2010. Municipio de Ciudad 
Valles. Enciclopedia de los Municipios y Delegaciones de 
México, http://www.elocal.gob.mx/work/templates/enci- 
clo/EMM24sanluispotosi/municipios/24013a.html 

Tipula, P. 2008. Metodología de mapeo territorial. Comunidades 
nativas Cacataibo. Instituto del bien común. Perú. 16 p. 

Velázquez, A., J.F. Mas, J.R. Díaz-Gallegos, R. Mayorga-Sau- 
cedo, P.C. Alcántara, R. Castro, T. Fernández, G. Boceo, 
E. Ezcurra y J.L. Palacio. 2002. Patrones y tasas de cam- 
bio de uso de suelo en México. Gaceta Ecológica 62:21- 
37. 

Vidal-Zepeda, R. 1990. Precipitación media anual, escala de 
mapa 1:4,000,000. Comisión Nacional para el Conoci- 
miento y Uso de la Biodiversidad, México. 

Weckmüller, R., N.C. Slovinscky y R. Vicens. 2013. Análise 
multitemporal como subsidio á identificando da trajetória 
evolutiva do uso e cobertura da térra no Corredor Ecoló- 
gico do Muriqui/RJ. Revista Brasileria de Cartografía 
65(3):467-477. 

Zepeda, C., X.A. Nemiga, A. Lot y D. Madrigal. 2012. Análisis 
del cambio de uso de suelo en las ciénagas de Lerma 
(1973-2008) y su impacto en la vegetación acuática. 
Investigaciones Geográficas 58:54-65. 

Manuscrito recibido el 11 de julio de 2014. 

Aceptado el 3 de diciembre de 2015. 

Este documento se debe citar como: 

Peralta-Rivero, C., M. G. Galindo-Mendoza, C. Contreras-Servín, M. 

Algara-Sillery J. F. Mas-Caussel. 2016. Percepción local respecto a la 

valoración ambiental y pérdida de los recursos forestales en la 

región Huasteca de San Luis Potosí, México. Madera y Bosques 

22(1)71-93. 


91 





Peralta-Riveroeío/. Valoración ambiental y pérdida de recursos, percepción local 

Apéndice 1 . Carta descriptiva del mapeo participativo de percepciones sobre la pérdida de recursos forestales aplicados en el ejido 
Laguna del Mante y la comunidad Tocoy. Facilitadores: Carmelo Peralta Rivero y Hugo Medina Garza. 

Etapa 

Tiempo 

Responsable 

Objetivo 

Metas 

Técnicas 
y actividades 

Material 
y equipo 

Registro de 
asistentes 

9:00-9:15 

Equipo de trabajo 

Contar con un registro 
de asistentes 

Se enlistan e identifican a 
los asistentes al taller 

Registro y 
elaboración de 
tarjetas 

Listas, marcadores, 
tarjetas, bolígrafos 

Bienvenida 

9:15-9:20 

Equipo de trabajo 

Dar la bienvenida 

Se da la bienvenida a los 
participantes 

Verbal 


Dinámica de 
integración 

9:20-9:25 

Facilitadores 

Integración 

Los ejidatarios o comunarios 
entran en confianza 

Cada persona 
presenta a un 
compañero 


Justificación y 
presentación de 
objetivos del taller 

9:25-9:45 

Facilitadores 

Justificar la presencia de 
todos y el alcance que se 
quiere lograr 

Se tiene claro el motivo de 
la asistencia al taller 
y los objetivos 

¿Por qué estamos 
aquí asistentes y 
facilitadores? 
Reflexión y 
explicación de los 
objetivos 

Proyector, 
documento en 
power point 

Introducción al 
taller 

9:45-9:55 

Facilitadores 

Explicar la dinámica 
del taller 

Los ejidatarios o comunarios 
comprenden la dinámica del taller 

Exposición verbal 

Programa del día 

Importancia 
del pasado de 
bosgues y selvas 
(monte) 

9:55-10:15 

Facilitadores 

Entender la importancia 
de eventos de relevancia 
en el ámbito productivo 
en los últimos años para 
consolidar los mapas. 
Identificar las caracterís- 
ticas más importantes de 
las actividades forestales y 
relacionadas a estás en los 
últimos años 

Se identifican momentos 
importantes de la comunidad y el 
sistema productivo y su relación 
con los recursos naturales. Se 
identifican programas de ayuda 
y otros del pasado. Conocer la 
memoria colectiva del grupo 
respecto a la actividad forestal 

Mediante grupos 
de discusión de 
los ejidatarios o 
comunarios (línea 
de tiempo de la 
deforestación u 
otros). Discusión 
grupal, presentación 

Papelografos, 
marcadores, 
tarjetones, papel 
bond, plumones, 
cartulinas de 
colores 

Importancia de los 
bosgues 

10:15-10:30 

Facilitadores 

Conocer la importancia de 
los selvas de la comunidad 

¿Qué son selvas? 
Importancia de las selvas 

Presentación 

Laptop y proyector 

Descanso 

Elaboración de 
mapa individual 

10:45-11:00 

Facilitadores 

Elaborar mapas de 
parcelas de los personas 
de la comunidad 

Los personas de la comunidad o 
el ejido, elaboran un croquis de su 
parcela y tratan de localizarla en el 
mapa de la ortofotos e imágenes 

Dibujo Individual 

Lápices, borradores, 
cartulinas 

Elaboración 
de mapas 
participativos de la 
comunidad 

11:00-13:30 

Facilitadores 

Elaborar el mapa del 
pasado, presente y futuro 

Los ejidatarios y personas de la 
comunidad elaboran sus mapas 
del presente pasado y futuro 

Se marca sobre 
imágenes de 
satélite y ortofotos 
y se dibuja en un 
papelografo 

Mapas, imágenes 
de satélite, 
ortofotos, 

marcadores, lápices 
de colores etc. 

Evaluación de 
mapas 

13:30-14:30 

Todos 

Reconocimiento del área y 
evaluación de los mapas 

Los ejidatarios y comunarios 
reconocen y evalúan sus mapas y 
localizan áreas en el mapa 

Recorrido de campo 

GPS 

Refrigerio y fin del evento 


92 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 71-93 Primavera 2016 




Apéndice 2. Proceso del mapeo participativo de percepción en el ejido Laguna del Mante y en la comunidad Tocoy. 


93 



Madera y Bosques vol .22, núm . 1: 95-110 Primavera 2016 

woody neotropical streetscapes: 

a case study of tree and 
shrub species richness and 

composition ¡n Xalapa 



Paisajes urbanos leñosos en el Neotrópico: Riqueza y composición de 

especies de árboles y arbustos en Xalapa 


Ina Falfán 1 and lan MacGregor-Fors'* 


1 Red de Ambiente y Sustentabilidad. Instituto de * Corresponding author. ¡an.macgregor@inecol.rrix 

Ecología, A.C., Veracruz, México. 


Abstract 

The urbanization process goes far beyond the replacement of preexisting non-urban systems, transforming the land in such way that 
represents worrisome ecological threats. In the novel urban systems, original vegetation is removed and/or replaced with a combination 
of native and exotic species. In this study, our aim was to generate an updated species list of the trees and shrubs that thrive in the street- 
scape of Xalapa (Veracruz, México), describing their native/exotic ratio. For this, we followed a city-wide approach comprised by a grid 
of 106 sampling sites. We recorded a total of 140 tree and shrub species, of which 32 had not been previously reported for the city. Exo- 
tics represented more than half of the recorded species, which together with native ones were distributed unevenly throughout the city. 
Most frequent species inelude: Weeping Fig ( Ficus benjamina), Chinese Hibiscus ( Hibiscus rosa-sinensis ), Paperflower (Bougainvillea 
glabra), Rhododendron ( Rbododendron sp.), Mexican Cypress ( Cupressus lusitanica ), and Little-leaf Boxwood (Buxus micropbylla). It is 
noticeable that sites at which we recorded no trees or shrubs were located near downtown and peripheral areas of the city. Our findings 
should be considered carefully, as the unequal distribution of plant diversity in urban areas can compromise the benefits that vegetation 
provides to citizens, as well as their ecological functions. 

Keywords: exotic species, native species, spatial distribution, species origin, Street trees, urban trees. 


Resumen 

El proceso de urbanización va más allá del remplazo de sistemas preexistentes, transformando el terreno de tal forma que representa 
amenazas ecológicas preocupantes. En estos nuevos sistemas, la vegetación original es removida o remplazada con una combinación 
de especies nativas y exóticas. Este trabajo se enfocó en generar una lista de especies actualizada de los árboles y arbustos del paisaje 
urbano de Xalapa (Veracruz, México), describiendo la proporción de especies nativas y exóticas. Para ello, se utilizó un enfoque de 
ciudad completa comprendida por una retícula de 106 sitios de muestreo. Se registró un total de 140 especies de árboles y arbustos, 
de los cuales 32 no habían sido registrados anteriormente para la ciudad. Las especies exóticas representaron más de la mitad de las 
especies registradas, las cuales en conjunto con las especies nativas estuvieron distribuidas de forma desigual a lo largo y ancho de 
la ciudad. Las especies más frecuentes fueron: laurel de la India ( Ficus benjamina ), tulipán chino ( Hibiscus rosa-sinensis ), buganvilia 
{Bougainvillea glabra), azalea ( Rbododendron sp.), cedro blanco ( Cupressus lusitanica) y boj de hoja pequeña ( Buxus micropbylla). 
Es notable que los sitios en los que no se registró ninguna especie de árbol o arbusto estuvieron localizados cerca del centro histórico 
de la ciudad, así como en sus periferias. Los resultados de este trabajo deben ser considerados cuidadosamente, ya que la distribución 
desigual de la diversidad de plantas en áreas urbanas puede comprometer los beneficios que provee la vegetación a los habitantes, así 
como sus funciones ecológicas. 

Palabras clave: especies exóticas, especies nativas, distribución espacial, origen de especie, arbolado de alineación, árboles urbanos. 


95 



Falfán and MacGregor-Fors. Woody neotropical streetscapes: Xalapa 


INTRODUCTION 

Urbanization is a process in which humans establish and 
develop cities (Vlahov and Galea, 2002; Berkowitz et al ., 
2003; United Nations, 2014). This process implies the 
transformation of preexisting non-urban systems into 
urban novel ones with unique physical, biological, and 
social traits (Alberti et al ., 2003; Grimm et al ., 2008; 
Pickett et al ., 2011). In general, urban areas are estab- 
lished to fulfill human modern housing needs, which have 
varied along regions and through time (Berry, 2008). 
Thus, as the urbanization process tends to replace original 
vegetation, as well as many other important local changes, 
it represents a threat for biodiversity in larger scales 
(Czech and Krausman, 1997; Czech et al., 2000; McKin- 
ney, 2006; Kowarik, 2011; Aronson et al., 2014). 

As a crucial ecological component of urban areas, its 
vegetation provides important social and environmental 
benefits to urban dwellers (Dwyer et al., 1992; Tyrváinen 
et al., 2005; Manning, 2008), as well as a wide array of 
resources for wildlife species that dwell within cities 
(Ortega-Álvarez and MacGregor-Fors, 2011; Antonini et 
al., 2013; Ramírez-Restrepo and Halffter, 2013; Lintott 
et al., 2014). Moreover, it is noteworthy that tree and 
shrub diversity, composition, cover, and spatial distribu- 
tion within a city are basically driven by the interaction 
between physical (e.g., topography), ecological (e.g., pre- 
existent vegetation type) and human factors (e.g., plant- 
ing, pruning, preference for some species, socioeconomics; 
Zipperer et al., 1997; Dwyer et al., 2000; Ramage et al., 
2013), often representing part of the identity of cities 
(Konijnendijk, 2008; Li et al., 2011). In general, urban 
trees and shrubs are located on sidewalks, median strips, 
and urban greenspaces (e.g., woodlands, parks, cemeter- 
ies, gardens; Konijnendijk et al., 2005; Ardila et al., 2012), 
commonly aggregated and distributed unevenly through- 
out cities (Escobedo and Nowak, 2009; McConnachie 
and Shackleton, 2010; Cohén et al., 2012). 

Although urban vegetation has received important 
attention by urban ecologists in the past (Rowntree, 1984; 
Jim, 1988; Zipperer et al., 1997; Luck et al., 2009; Orte- 
ga-Álvarez et al., 2011), little is known about their ecolog- 


ical patterns and processes in highly biodiverse regions; 
woefully, Latin America is not an exception (MacGre- 
gor-Fors and Ortega-Álvarez, 2013; Pauchard and Bar- 
bosa, 2013). Although many studies on trees and shrubs 
in Mexican urban areas have been concentrated in Méx- 
ico City (e.g., Díaz-Betancourt et al., 1987; Cruz, 1989; 
López-Moreno and Díaz-Betancourt, 1989; López- 
Moreno, 1991; Chacalo and Corona, 2009; Ortega-Álva- 
rez et al., 2011), there is a growing number of studies 
focusing on different aspects of urban trees and shrubs 
(e.g., diversity, origin, spatial distribution, environmental 
function, landscape architecture, management, social per- 
ception) in other cities, such as: Monterrey, Nuevo León 
(Alanís, 2005); Mérida, Yucatán (Sosa and Flores, 1993; 
Orellana et al., 2003; López-Falfán, 2008); Campeche, 
Campeche (Niembro-Rocas, 1992); Chihuahua, Chihua- 
hua (Alcalá et al., 2008); Morelia, Michoacán (Conejo, 
2011; Sánchez and Peralta, 2013; Camacho-Cervantes et 
al., 2014); and Xalapa, Veracruz (Arias, 1983; 
García-Campos, 1993; Ruiz-Montiel et al., 2014). 

Particularly, the city of Xalapa-Enriquez (referred to 
as Xalapa hereafter) has recently received special atten- 
tion as it represents an excellent urban laboratory due to 
its location and orography that promote highly biodiverse 
wildlife communities (Capitanachi et al., 2001; Wil- 
liams-Linera et al., 2002; MacGregor-Fors et al., 2015). 
Previous studies have assessed the woody vegetation of 
Xalapa in specific areas of the city, most of which inelude 
greenspaces (e.g., Arias, 1983; García-Campos, 1993; 
Díaz-Betancourt and López-Moreno, 1993; Capitanachi 
and Amante, 1995; SCDEPEV, 2010; Lemoine, 2012; 
Ruiz-Montiel et al., 2014); however, there is an important 
dearth of knowledge regarding the woody vegetation 
along its streetscapes, including its spatial distribution. 

In this study, we focused on the streetscape of Xalapa 
using a city-wide survey approach. City-wide surveys take 
into account the spatial heterogeneity of the ecological, 
infrastructure, and social conditions of the city, allowing 
studies to have a representative sample of its most frequent 
scenarios (Turner, 2003; Davies et al., 2011; McCaffrey 
and Mannan, 2012). Based on previous studies, we 


96 



Madera y Bosques vol .22, núm. 1 : 95-110 Primavera 2016 



expected that the surveyed trees and shrubs would show: 
(1) low species richness (López-Moreno and Díaz-Betan- 
court, 1991; Li et al., 2011; Yang et al., 2012), (2) high 
representation of exotic species (Castillo-Campos, 1991; 
López-Moreno and Díaz-Betancourt, 1991; Kuruneri- 
Chitepo and Shackleton, 2011; Wang et al., 2012), and (3) 
an uneven distribution of richness across the city (Landry 
and Chakraborty, 2009; Kuruneri-Chitepo and Shackle- 
ton, 2011; Kendal et al., 2012). 

Objectives 

To generate an updated species list of trees and shrubs of 
the streetscape of Xalapa based on a city-wide approach, 
describing their native/exotic ratio. 

Materials and methods 

Study area 

We performed this study in the city of Xalapa (19°32 , 37” 
N, 96°54 , 37” W), including its conurbation with Banderi- 
lla (Municipality of Banderilla), Guadalupe Victoria 
(Municipality of Tlalnehuayocan), and Bugambilias 


(Municipality of Emiliano Zapata). The urban continuum 
of Xalapa has a territory of ~60 km 2 and is an updated 
versión of that proposed by Lemoine (2012), based on Mac- 
Gregor-Fors (2010), and current ongoing research 
(Muñoz-Robles et al., unpublished data) (Fig. 1). Following 
its 600 m elevation gradient (1120 m - 1720 m asi; Inegi, 
2009), Xalapa has a semicalid climate on its southeast side, 
while a températe climate dominates its northwestern sec- 
tion (Soto and Gómez, 1993). The original vegetation of 
the región was diverse, comprised mainly of pine forests, 
oak forests, cloud forests, and tropical dry forests (Castillo- 
Campos, 1991). Currently, -20% of the city’s area is cov- 
ered by woody vegetation (Femoine, 2012) and, as in many 
other cities in the world, it is comprised of a mixture of 
native and exotic species, basically confined to greenspaces 
(e.g., parks, streets, gardens; Castillo-Campos, 1991; 
García-Campos, 1993; Ruiz-Montiel et al., 2014). 

Field surveys and plant identiñcation 

To establish sampling sites across Xalapa, we used a poly- 
gon of the city from ongoing research (Muñoz-Robles et 
al., unpublished data). Briefly, we delimited the polygon of 


96°57'30”W 



Figure 1. Map of study area depicting the location of Xalapa in central Veracruz and the distribution of surveyed tree and shrub 
species richness throughout the city. 


97 



Falfán and MacGregor-Fors. Woody neotropical streetscapes: Xalapa 


Xalapa following spatial aggregation and communication 
criteria on an up-to-date high-quality satellite image. We 
then set a 750 m x 750 m grid on the polygon of the city 
and considered the centroid of cells as sampling sites. 
Finally, we adjusted the position of sampling sites in situ 
to the nearest accessible public area where sampling was 
feasible. The resulting number of sampling sites was 110, 
which for security reasons at some peri-urban areas of the 
city was reduced to 106 (Fig. 1). 

We surveyed trees and shrubs in 106 sites, identifying 
all species present in an area of 150 m 2 per site. Due to the 
complexity of urban areas and their streetscapes, we used 
three procedures depending on the nature of the sampling 
site, considering the same survey area: (1) two 75 m tran- 
sects on both sidewalks of streets without median-strips, 
(2) three 50 m transects on both sidewalks and the medi- 
an-strip, when the latter were present, and (3) two 50 m 
transects on both sides of pathways of greenspaces and a 
parallel one 5 m away from the pathway. 

All trees (including palms) and shrubs (including 
hedges) inside the surveyed area were recorded and identi- 
fied to species level, whenever possible. When we were not 
able to identify an individual in the field, we collected a 
sample for further identification in the herbarium (Her- 
bario XAL, Inecol). We identified the recorded trees and 
shrubs using available identification keys and specialized 
literature (Arias, 1983; Benítez et al ., 2004; Calderón and 
Rzedowski, 2005; Pennington and Sarukhán, 2005; 
Vásquez, 2007; Chacalo and Corona, 2009; the “Flora de 
Veracruz” series; and those in www.tropicos.org). Some 
species that could not be determined in the herbarium 
were identified by an expert botanist (G. Castillo-Cam- 
pos, pers. com.). Nevertheless, three tree individuáis could 
not be identified as we could not get a field sample during 
the fieldwork due to their height and/or location. We will 
deposit all collected samples with herbarium minimum 
requirements in the Herbarium XAL (Inecol). 

Data analysis 

Although we could not identify all recorded trees and 
shrubs to species level, we considered all identified taxa as 


species because we are certain that they belong to differ- 
ent species. After identifying all recorded tree and shrub 
species, we determined their origin and categorized them 
in native and exotic. We based the native/exotic categori- 
zation in relation to the región of study (central Veracruz), 
considering species as exotic if they do not occur naturally 
in central Veracruz (Richardson et al ., 2000; Lodge and 
Shrader-Frechette, 2003; Jorgensen and Fath, 2008). We 
also contrasted our results with those reported in previous 
studies considering taxonomical changes in a world-wide 
database (Trópicos: www.tropicos.org). In order to set 
our species list into context, we compared it with previous 
local and regional studies (Arias, 1983; García-Campos, 
1993; Díaz-Betancourt and López-Moreno, 1993; Capita- 
nachi and Amante, 1995; SCDEPEV, 2010; Lemoine, 2012; 
Ruiz-Montiel et al., 2014). 

We used basic statistics to describe average, standard 
deviation, and data distribution of tree and shrub richness 
species recorded per sampling site. We carried out a 
two-sample Kolmogorov-Smirnov test to compare the dis- 
tributions of the proportions of both native and exotic 
species. Due to the non-normality of our data (i.e., native 
and exotic tree and shrub species richness assessed with 
one sample Kolmogorov-Smirnov test: D = 0.60, P < 
0.001; D = 074, P < 0.001, respectively), we carried out a 
Wilcoxon rank-sum test for paired data to compare the 
valúes of native and exotic richness. We performed all sta- 
tistical procedures in R (R Development Core Team, 
2012). 

Results 

We recorded a total of 1116 trees and shrubs in our city- 
wide survey. Of them, we identified 140 species (Table 1), 
126 to the species level, eight to genus, and three to fam- 
ily, while three specimens could not be identified at all, 
reason why they were not considered in further analyses. 
From the 49 recorded families, the one with highest repre- 
sentation was Arecaceae (12 species), followed by Faba- 
ceae (10 species), Fagaceae (9 species), and Malvaceae (8 
species). It is noteworthy that almost half (47%) of the 
recorded families were represented by a single species. In 


98 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 95-110 Primavera 2016 



relation to their distribution in the city, the six most fre- 
quent species were: Weeping Fig ( Ficus benjamina ; 32% 
of the sampling sites), Chínese Hibiscus ( Hibiscus 
rosa-sinensis ; 19% of the sampling sites), Paper Flower 
( Bougainvillea glabra ; 15% of the sampling sites), Rhodo- 
dendron ( Rhododendron sp.; 15% of the sampling sites), 
Mexican Cypress ( Cupressus lusitanica ; 15% of the sam- 
pling sites), and Little-leaf Boxwood ( Buxus microphylla ; 
15% of the sampling sites; Fig. 2, Table 1). 

From the trees and shrubs we could identify and relate 
to their geographical origin (n = 131 species), 55.7% are 
exotic and 44.3% are original of central Veracruz. When 
considering the six most frequent species (found in > 15 
sampling sites), only one is native to central Veracruz 
(Mexican Cypress -Cupressus lusitanica ). An important 
difference found between the surveyed sites from 
greenspaces (i.e., Cerro de la Galaxia, Cerro Macuiltepetl, 
Ecologic Reserve Tejar-Garnica, Seminario Mayor, Parque 
Natura) and the rest of highly developed urban areas was a 
higher presence of native tree and shrub species (68% in 
five greenspaces; 36% in 101 highly developed urban sites). 

Regarding all tree and shrub species richness across 
Xalapa, we recorded valúes ranging from 0-20 species per 



Figure 2. Rank-frequency plot of surveyed tree and shrub 
species in Xalapa. 


sampling site, with an average of 4.8 (± SD 4.9) species. 
After excluding the 19 sites where we did not record any 
tree or shrub (located basically in the downtown and 
peripheral areas of the city; Fig. 1), native tree and shrub 
richness per sampling site ranged from 0-10 species, with 
an average of 1.8 (± SD 2.1) species. Contrastingly different 
to native species, exotic species richness was higher, with 
up to 15 species per sampling site (average: 3.9 ± SD 3.7 
species). According to the Wilcoxon rank-sum test for 
paired data, significant differences exist between the 
amount of native and exotic species per sampling site, with 
the later showing higher numbers (V = 661.5, P < 0.001). 

As predicted, the spatial distribution of tree and shrub 
species richness showed to be unequally distributed across 
the city, with the richest sites (with >15 tree and shrub spe- 
cies) located in the northern part of the city (Fig.l). Interest- 
ingly, sampling sites with the highest valúes of exotic species 
were also located in the northern-central portion of the city 
(Fig. 3). We found no clear spatial distribution patterns for 
neither native ñor exotic species richness across the city (Fig. 
3). Still, the few sampling sites at which we recorded 100% 
native trees and shrubs are mainly located on peripheral 
areas of Xalapa, while those where we recorded 100% 
exotic trees and shrubs are dispersed throughout the city 
(Fig. 4). Although the proportion of recorded native and 
exotic tree and shrub species ranged from 0%-100% per 
site, the average percentage of exotics was of 65.7% (± SD 
31.7% species), and was of 33.0% (± SD 31.4%) for natives, 
with the frequency distribution of native/exotic ratios show- 
ing significant differences (two-sample Kolmogor- 
ov-Smirnov test: D = 0.44, P < 0.001; Fig. 4). 

DlSCUSSION AND CONCLUSION 

Urban vegetation is dynamic due to the human forces 
behind its presence and abundance (McPherson et al., 
1997; Zipperer et al., 1997; Hope et al., 2006; Ortega-Ál- 
varez et al., 2011; Ramage et al., 2013). Our results show 
that tree and shrub species richness of the streetscape of 
Xalapa is high, with an important exotic component, and 
unevenly distributed across the city. Due to the human 
forces driving its streetscape, the unique location of the 


99 



Falfán and MacGregor-Fors. Woody neotropical streetscapes: Xalapa 


Table 1 . List of recorded tree and shrub species in the streestscape of Xalapa, Veracruz, ordered alphabetically by family. 


Family 

Species 

Origin' 

Frequency 2 

Acanthaceae 

Pachystachys lútea Ness c d 

Exotic 

2 

Adoxaceae 

Sambucus nigra L* 

Native 

4 


Viburnum suspensum Lindl.* 

Exotic 

3 

Altingiaceae 

Liquidambar styraciflua L. a ' b ' c - d ' e ' 1 9 

Native 

9 

Anacardiaceae 

Mangifera indica L. a b c e 

Exotic 

1 


Spondias purpurea L. c 

Native 

1 

Annonaceae 

Annona che rimo! a Mili. abdeg 

Native 

2 

Apocynaceae 

Nerium oleander L. b c d 

Exotic 

7 

Araliaceae 

Dendropanax arboreus (L) Decne. & Planch. a b 

Native 

1 


Oreopanax xalapensis (Kunth) Decne. & Planch. a b d ' 9 

Native 

1 


Schefflera actinophyiia (Endl.) Harms* 

Exotic 

2 


Schefflera arboricola (Hayata) Merr. c d e 

Exotic 

5 

Araucariaceae 

Araucaria heterophylla (Salisb.) Franco a b d e f 

Exotic 

2 

Arecaceae 

Arecaceae sp. 1 

- 

1 


Arecaceae sp. 2 

- 

1 


Car y ota urens L. de 

Exotic 

1 


Chamaedorea elegans Mart. c d 

Native 

3 


Chamaedorea hlotzschiana H. Wendl.* 

Native 

1 


Chamaedorea schiedeana Mart. b 

Native 

1 


Chamaedorea sp. 

Native 

1 


Dypsis lutescens (H. Wendl.) Beentje & J. Dransf. d e 

Exotic 

5 


Elaeis guineensis Jacq.* 

Exotic 

1 


Hyophorbe sp.* 

Exotic 

1 


Syagrus romanzoffiana (Cham.) Glassman* 

Exotic 

7 


Washingtonia robusta H. Wendl. a b d 

Exotic 

1 

Asteraceae 

Dahlia imperialis Roezl ex Ortgies d 

Exotic 

1 


Verbesina turbacensis Kunth* 

Native 

1 


Vernonia patens Kunth* 

Native 

6 

Betulaceae 

Carpí ñus caroliniana Walter abdef g 

Native 

3 

Bignoniaceae 

Jacaranda mimosifolia D. Don a b c d e f 

Exotic 

11 


Spathodea campanulata P. Beauv. a b d e f 

Exotic 

3 


Tabebuia sp.* 

Native 

1 

Burseraceae 

Bursera simaruba (L.) 5 a rg. b c d g 

Native 

5 

Buxaceae 

Buxus microphylla Siebold & Zuce. b d 

Exotic 

16 

Casuarinaceae 

Casuarina cunninghamiana Miq. d e f ' 9 

Exotic 

3 


Casuarina equisetifolia L. a b c d f 

Exotic 

1 

Celastraceae 

Eu on y mus ja pon i cus Thunb. bd 

Exotic 

1 

Clethraceae 

Clethra macrophylla M. Martens & Galeotti d f 

Native 

2 


100 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 95-110 Primavera 2016 



Table 1 . List of recorded tree and shrub species in the streestscape of Xalapa, Veracruz, ordered alphabetically by family. (Continued...) 


Family 

Species 

Origin 1 

Frequency 2 

Cornaceae 

Cornus florida L* 

Native 

1 

Cupressaceae 

Callitropsis macrocarpa (Hartw. ex Gordon) D.P. Little* 

Exotic 

2 


Chamaecyparis pisifera (Siebold & Zuce.) Endl. b d e f 

Exotic 

5 


Cupressus 1 usina nica Mili. a - b - c - d - e. r, g 

Native 

16 


Cupressus sempervirens L. a c d e 

Exotic 

4 


Rlatycladus orientalis (L.) Franco c d 

Exotic 

2 

Ericaceae 

Rhododendron sp. c d ** 

Exotic 

16 

Euphorbiaceae 

Codiaeum variegatum (L.) Rumph. ex A. Juss. c d 

Exotic 

3 


Croton draco Schltdl. & Cham. a b e ' 9 

Native 

1 


Euphorbia codn i folia L. abcde . g 

Native 

6 


Euphorbia pulcherrima Willd. ex Klotzsch b c d 

Exotic 

5 

Fabaceae 

Acacia pennatula (Schltdl. & Cham.) Benth. a b c e g 

Native 

6 


Bauhinia variegata L. b c d 

Exotic 

1 


Caesalpinia pulcherrima (L.) Sw.* 

Native 

1 


Calliandra houstoniana (Mili.) Standl.* 

Native 

1 


Cassia fístula L* 

Exotic 

1 


Erythrina americana Mili. a * b d * e g 

Native 

6 


Inga inicuil Schltdl. & Cham. ex G. Don a b . c d .e,f,g 

Native 

1 


Leucaena diversi folia (Schltdl.) Benth. d f 

Native 

1 


Senna septemtrionalis (Viv.) H.S. Irwin & Barneby* 

Native 

1 


Senna sp. 

- 

1 

Fagaceae 

Quercus acu ti folia Née abe ' 9 

Native 

1 


Quercus a IT. a cu t ¡folia Née abe ' 9 

Native 

1 


Quercus castanea Née 9 

Native 

1 


Quercus cortesii Liebm.* 

Native 

1 


Quercus germana Schltdl. & Cham. a b e ' 9 

Native 

2 


Quercus peduncularis Née* 

Native 

1 


Quercus sapotifolia Liebm.* 

Native 

1 


Quercus sartorii Liebm.* 

Native 

1 


Quercus xalapensis Bonpl. e f ' 9 

Native 

1 

Juglandaceae 

Juglans pyriformis Liebm. d e 

Native 

1 

Lamiaceae 

Rosmarinus offi ciña lis L. cd 

Exotic 

2 

Lauraceae 

Cinnamomum verum J. Presl* 

Exotic 

2 


Litsea glaucescens Kunth c d e 

Native 

2 


1 Origin: native/exotic ¡n relation to central Veracruz. 

2 Frequency: number oí sampllng sites where the species was recorded (n = 106). a Arias (1983), b García-Campos (1993), c Díaz-Betancourt & López-Moreno (1993), 
d Capitanachi & Amante (1995), e SCDEPEV (2010), F Lemoine (2012), 9 Ruiz-Montiel et al. (2014). 

*Not previously reported to the urban area oíXalapa. 

"These two shrubs may comprise several taxonomic entities, nevertheless, íor practical matters, we report them here as one unhnown species. 


101 



Falfán and MacGregor-Fors. Woody neotropical streetscapes: Xalapa 


Table 1 . List of recorded tree and shrub species in the streestscape of Xalapa, Veracruz, ordered alphabetically by family. (Continued...) 


Family 

Species 

Origin 1 

Frequency 2 

Lauraceae 

Persea americana Mili. a b c d e g 

Native 

6 

Lythraceae 

LagersCroemia indica L. b d 

Exotic 

3 


Púnica grana tu m L. c d 

Exotic 

2 

Magnoliaceae 

Magnolia grandiflora L. a b d e 

Native 

3 


Magnolia schiedeana Schltdl. d 

Native 

1 


Magnolia soulangeana Soul.-Bod. b d 

Exotic 

1 


Ceiba aesculifolia (Kunth) Britten & Baker f. d 

Native 

1 


Ceiba sp. 

- 

1 


Heliocarpus americanus L. 9 

Native 

3 


Heliocarpus mexicanus (Turcz.) Sprague* 

Native 

1 


H i bise us radia tus Cav.* 

Exotic 

1 


Hibiscus rosa-sinensis L. b c d ' 9 

Exotic 

20 


Hibiscus syriacus L. b 

Exotic 

1 


Malvaviscus arboreus Cav. b - c - d - f - 9 

Native 

2 

Melastomataceae 

Tibouchina urvilleana (DC.) Cogn. b d 

Exotic 

1 

Meliaceae 

Melia azedarach L. a b d e 

Exotic 

3 


Trichilia h avan ensis Jacq. abcde ' 9 

Native 

5 

Moraceae 

Ficus benjamina L. b c d e f 

Exotic 

34 


Ficus carica L. c d e 

Exotic 

1 


Ficus elástica Roxb. ex Hornem. a b d e 

Exotic 

1 


Ficus microcarpa L. f. a b d e 

Exotic 

6 

Myrtaceae 

Callistemon citrinus (Curtís) Skeels a b c d e f 

Exotic 

4 


Eucalyptus camaldulensis Dehnh.* 

Exotic 

2 


Eugenia uniflora L* 

Exotic 

1 


Pi menta dioica (L.) Merr. a b c d e 

Native 

2 


Psidium cattleyanum 5a bine* 

Exotic 

1 


Psidium guajava L. a ' b ' c ' d ' e ' 9 

Native 

13 


Syzygium samarangense (Blume) Merr. & L.M. Perry b d e 

Exotic 

10 

Nyctaginaceae 

Bougainvillea buttiana Holttum & Standl. c 

Exotic 

5 


Bougainvillea glabra Choisy b c 

Exotic 

16 

Oleaceae 

Fraxinus uhdei (Wenz.) Lingelsh. a b c d e 

Native 

8 


Jasminum mesnyi Hance b c 

Exotic 

1 


Ligustrum japonicum Thunb. b d 

Exotic 

1 


Ligustrum lucidum W.T. Aitón a b c d e 

Exotic 

11 


Ligustrum ovalifolium Hassb. c d 

Exotic 

2 


Ligustrum sinense Lour.* 

Exotic 

1 


Ligustrum vulgare L. d 

Exotic 

2 

Papaveraceae 

Bocconia frutescens L. c d ' 9 

Native 

3 


102 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 95-110 Primavera 2016 



Table 1 . List of recorded tree and shrub species in the streestscape of Xalapa, Veracruz, ordered alphabetically by family. (End). 


Family 

Species 

Origin 1 

Frequency 2 

Pinaceae 

Pinus patula Schltdl. & Cham. a b c d e f g 

Native 

1 

Platanaceae 

Pía tan us mexicana Moric. abdef 9 

Native 

5 

Podocarpaceae 

Podocarpus macrophyllus (Thunb.) Sweet* 

Exotic 

1 

Primulaceae 

Ardisia compressa Kunth* 

Native 

2 


Myrsine coriácea (Sw.) R. Br. ex Roem. & Schult.* 

Exotic 

2 

Proteaceae 

C revil lea robusta A. Cunn. ex R. Br. abdef g 

Exotic 

1 


Macadamia tetraphylla L.A.5. Johnson d 

Exotic 

1 

Rhamnaceae 

Frángula capreifolia (Schltdl.) Grubov a b e ' 9 

Native 

1 

Rosaceae 

Eriobotrya japónica (Thunb.) Lindl. a b . c .d,e,f, g 

Exotic 

14 


Prunus pérsica (L.) Batsch a b c d e 

Exotic 

9 


Prunus sp. 

- 

1 


Rosa sp. b ' c ' d ** 

Exotic 

13 


Rosaceae sp. 

- 

1 

Rubiaceae 

Coffea arabica L. b - c - d - f - g 

Exotic 

6 


Gardenia jasminoides J. Ellis b c d 

Exotic 

3 


Palicourea padifolia (Humb. & Bonpl. ex Schult.) C.M. Taylor & Lorence 9 

Native 

1 


Randia aculeata L* 

Native 

3 

Rutaceae 

Casi mi roa edulis La Llave abde 

Native 

1 


Citrus limón (L.) Osbech a b c d e f 

Exotic 

6 


Citrus maxima (Burm.) Merr. a ' b ' c ' d ' e ' 9 

Exotic 

13 


Citrus re ti cu lata Blanco abcde 

Exotic 

13 


Murraya paniculata (L.) Jach c d 

Exotic 

2 

Salicaceae 

Salix baby Iónica L. a b d e g 

Exotic 

1 

Solanaceae 

Brugmansia candida Pers. b d ' 9 

Exotic 

6 


Brugmansia suaveolens (Humb. & Bonpl. ex Willd.) Sweet* 

Exotic 

2 

Theaceae 

Camellia japónica L. b c d 

Exotic 

2 

Verbenaceae 

Duran ta repens L. b d 

Native 

3 

Unidentiñed 

Sp. 1 

- 

1 


Sp. 2 

- 

1 


Sp. 3 

- 

1 


1 Origin: native/exotic ¡n relation to central Veracruz. 

2 Frequency: number oí sampllng sites where the species was recorded (n = 106). a Arias (1983), b García-Campos (1993), c Díaz-Betancourt & López-Moreno (1993), 
d Capitanachi & Amante (1995), e SCDEPEV (2010), F Lemoine (2012), 9 Ruiz-Montiel et al. (2014). 

*Not previously reported to the urban area oíXalapa. 

"These two shrubs may comprise several taxonomic entities, nevertheless, íor practical matters, we report them here as one unhnown species. 


103 



Falfán and MacGregor-Fors. Woody neotropical streetscapes: Xalapa 


96°57'30"W 



Number of exotic 

# • x species 

• x 0 

•r *1-5 

X X • x fe • 6- 1° 

• 11-15 

k X X • • • X • x Jgu 

Jx##«»#«xx^ 

X • # • • • • • * t 

x # # • • • • 

• •XX X • • • X 

• *•••**• • • X • 

• • 9¡ # x # • * x «N 

vB^# . .*3. . ' 

9 5 .• x *x%# 

Urban area • 

96 0 52' 30" W 


-O 

co 

o 

CT> 


Figure 3. Spatial distribution of native and exotic trees and shrubs recorded in the streetscape of Xalapa. 


96°57'30"W 





□ Native 


••o 


■ Exotic 




x No records 


Wt 


| Urban area 


Ox © 

OÍL_ , 



xooee 

x © X 



X QOC 0© 

© O x 



xe ü »©e@ 

#©X 



•o o©0© 

0*0 



xCISQ 

Qm 



| V X X X 

©0 • 

x 


• X X • 

O©0 

OOLj 


• oo«e 

©G © 

©QOG 


««« 

© X G 

• • xQ 

A 

G 

á G© 

8®00 

N 



4, C x Cx w 

1 

1 Km 



0 1 

2 


£ 


T 


96°52'30"W 


o 

ó 

00 

O 

<D 



Percentage 


Figure 4. Distribution of the origin (native/exotic) of trees and shrubs recorded in the streetscape of Xalapa. 


city of Xalapa in a highly biodiverse región did not pre- 
vent the replacement of its vegetation in the urbanization 
process, completely shifting its species composition (Cas- 
tillo-Campos, 1991; Williams-Linera et al., 2002). 

Throughout the globe, Street tree species richness 
varies among urban areas, with some medium-sized cides, 
as Toledo (Ohio, USA; ~ 225 km 2 ) showing high valúes 


(170 species; Subburayalu and Sydnor, 2012), while oth- 
ers, also larger than Xalapa (e.g., Bangalore, India: -740 
km 2 ; Curitiba, Brazil: -430 km 2 ; Bangkok, Thailand: 
-1570 km 2 ) have fewer species (108, 122, 127, respec- 
tively; Thaiutsa et al ., 2008; Nagendra and Gopal, 2010; 
Bobrowski and Biondi, 2012) than those we report for 
Xalapa. Although comparing Street tree richness of differ- 


104 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 95-110 Primavera 2016 



ent cities is complex due to the nature of the surveys, as 
well as the location of the cities, it is clear that Xalapa has 
a considerably high number of tree and shrub species rich- 
ness along its streetscape. When we compared our results 
with previous studies focused on the urban vegetation of 
Xalapa, we noted 32 species that had not been previously 
reported for the city, of which half are native and half are 
exotic. It is notable that we recorded a higher number of 
species when compared to a study of vegetation in public 
spaces of Xalapa (102 tree species; Arias, 1983); nonethe- 
less, the number of species reported in greenspaces of 
Xalapa is higher (187 tree and shrub species; Capitanachi 
and Amante, 1995; -185 woody species; García-Campos, 
1993). These comparisons show the kind of results that 
city-wide surveys can provide, often underestimating spe- 
cies from urban greenspaces, which are often unevenly 
distributed throughout cities (also recorded for other 
wildlife groups; Nilón et al., 2011). 

Previous studies have suggested that urban tree and 
shrub species composition changes with time (López- 
Moreno and Díaz-Betancourt, 1991; Dwyer et al., 2000; 
Alanís, 2005). In Xalapa, this is the case of the exotic 
Weeping Fig (F. b enjamina ), by far the most frequent spe- 
cies of the streetscape of Xalapa (Fig. 2). This exotic spe- 
cies is not reported by Arias (1983), but is reported in the 
subsequent published literature of urban vegetation for 
the city. Regardless that this species has caused urban-re- 
lated problems (e.g., urban sidewalks cracks) and has even 
been considered as inadequate for planting in urban areas 
(Conejo, 2011; Moro and Westerkamp, 2011; Var- 
gas-Garzón and Molina-Prieto, 2012), the Weeping Fig 
has been extensively planted throughout the country since 
the mid-1990s (Vargas-Garzón and Molina-Prieto, 2012), 
becoming a dominant urban tree in many cities. 

As expected, we recorded a high proportion exotic 
species. This is consistent with previous studies that have 
found important number of exotic species dominating 
urban streetscapes (e.g., 62.8%: López-Moreno and Díaz- 
Betancourt, 1991; 56%: Kuruneri-Chitepo and Shackleton, 
2011; 61.8%: Ortega-Álvarez et al., 2011; > 50%: Sjóman 
etal., 2012; 48.3%: Wang et al., 2012). The high proportion 


of exotics in Xalapa is due to the import of plant species 
from other parts of México and the rest of the world for 
several reasons (e.g., ornamental, edibility, erosión control; 
Castillo-Campos, 1991; Eldredge, 2002; Verhoef and 
Morin, 2010). High tree and shrub species richness recorded 
in the streetscape of Xalapa is heavily biased by the 
introduction of exotic species, pattern that has been 
recorded in cities from around the globe (McKinney, 2008). 

Regarding the spatial distribution of the studied tree 
and shrub species, it was not surprising to find an unequal 
distribution of species richness valúes across the city; such 
pattern has been reported for other urban areas from 
around the world (Landry and Chakraborty, 2009; 
Kuruneri-Chitepo and Shackleton, 2011; Kendal et al., 
2012). The unequal distribution of greenspaces and woody 
vegetation across Xalapa has been reported previously by 
García-Campos (1993) and Lemoine (2012), but to our 
knowledge, there are no previous studies that report the 
unequal spatial distribution of woody plant species richness 
along its streetscapes. Nevertheless, further studies are 
needed to identify the processes behind this pattern, explor- 
ing which variables could be associated with this particular 
spatial configuration of species richness in Xalapa. 

Our results, mainly the unequal distribution of tree 
and shrub species richness across the streetscape of 
Xalapa, as well as the high proportion of recorded exotics 
should be considered carefully, as they have been associ- 
ated to the irregular distribution of the benefits that vege- 
tation can provide to citizens (Garzón et al., 2004; 
Escobedo and Nowak, 2009; McConnachie and Shackle- 
ton, 2010; Cohén et al., 2012; Kendal et al., 2012). Also, 
the high proportion of exotic species needs to be consid- 
ered due to the potential negative effects of such species, 
including a vast array of detrimental effects that have 
been documented on local, and even regional, ecological 
processes (Vitousek et al., 1997; Schmidt and Whelan, 
1999; Richardson et al., 2000; McKinney, 2004). 

Acknowledgments 

We are most grateful to Nihaib Flores Galicia for his assis- 
tance in the field and with the identification of several 


105 



Falfán and MacGregor-Fors. Woody neotropical streetscapes: Xalapa 


specimens, to Susana Valencia Ávalos for her kind support 
with the Identification of several Quercus species, and to 
Gonzalo Castillo Campos for the Identification of some 
specimens and sharing his expertise regarding the identity 
and origin of the recorded trees and shrubs. We also thank 
Leda García, Montserrat Solano, Diego Osorio, Dalia 
Luna, and Ángel Rueda for their assistance in the field. 
This study was partially funded by the project “Patrones 
ecológicos y percepción social de la diversidad biológica 
que habita en la ciudad de Xalapa: Un enfoque multidisci- 
plinario”. Ina Falfán acknowledges the scholarship and 
financial support provided by the National Council of Sci- 
ence and Technology (Conacyt 344590), and the Doctoral 
Program of the Instituto de Ecología, A.C. (Inecol). 

References 

Alanís F., G .J. 2005. El arbolado urbano en el área metropolitana 
de Monterrey. Ciencia UANL 8(l):20-32. 

Alberti, M., J.M. Marzluff, E. Shulenberger, G. Bradley, C. 
Ryan and C. Zumbrunnen. 2003. Integrating humans 
into ecology: Opportunities and challenges for studying 
urban ecosystems. BioScience 53(12):1169-1179. 

Alcalá, J., M. Sosa, M. Moreno, J. Ortega, C. Quintana and C. 
Holguin. 2008. Especies arbóreas evaluadas como 
bioacumuladoras de azufre en la ciudad de Chihuahua, 
México. Ecología Aplicada 7(1-2):17-21. 

Antonini, Y., R.P. Martins, L.M. Aguiar and R.D. Loyola. 
2013. Richness, composition and trophic niche of stingless 
bee assemblages in urban forest remnants. Urban 
Ecosystems 16(3):527-541. 

Ardila, J.P., W. Bijker, V.A. Tolpekin and A. Stein. 2012. Context- 
sensitive extraction of tree crown objects in urban areas 
using VHR satellite images. International Journal of Applied 
Eartb Observation and Geoinformation 15(1): 57-69. 
Arias FE, P.F. 1983. Los árboles de la zona urbana y suburbana 
de Xalapa. Bachelors’s thesis. Universidad Veracruzana. 
Xalapa, Veracruz. 111 p. 

Aronson, M.F.J., F.A. La Sorte, C.H. Nilón, M. Katti, M.A. 
Goddard, C.A. Lepczyk, P.S. Warren, N.S.G. Williams, 
S. Cilliers, B. Clarkson, C. Dobbs, R. Dolan, M. 
Hedblom, S. Klotz, J.L. Kooijmans, I. Kuhn, I. 


MacGregor-Fors, M. McDonnell, U. Mortberg, P. Pysek, 
S. Siebert, J. Sushinsky, P. Werner and M. Winter. 2014. 
A global analysis of the impacts of urbanization on bird 
and plant diversity reveáis key anthropogenic drivers. 
Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences 
281(1780): 1-8. 

Benítez B., G., M.T. Pulido Salas and M. Equihua Z. 2004. 
Árboles multiusos nativos de Veracruz para reforestación, 
restauración y plantaciones. Instituto de Ecología, A.C. 
Xalapa, Veracruz. 288 p. 

Berkowitz, A.R., C.H. Nilón and K.S. Hollweg, eds. 2003. 
Understanding urban ecosystems. A new frontier for 
Science and education. Springer. New York. 523 p. 

Berry, B.J.L. 2008. Urbanization. In: J. Marzluff, E. 
Shulenberger, W. Endlicher, G. Bradley, C. Ryan, C. 
ZumBrunnen and U. Simón, eds. Urban ecology: an 
international perspective on the interaction between 
humans and nature. Springer. New York. p:25-48. 
Bobrowski, R. and D. Biondi. 2012. Distribuido e dinámica da 
área de copa na arborizado de rúas de Curitiba, Paraná, 
Brasil, no período de 1984-2010. Revista Árvore, Vigosa 
36(4):625-635. 

Calderón R., G. and J. Rzedowski. 2005. Flora fanerogámica 
del Valle de México. Instituto de Ecología, A.C., Conabio. 
Pátzcuaro, Michoacán. 1406 p. 

Camacho-Cervantes, M., J.E. Schondube, A. Castillo and I. 
MacGregor-Fors. 2014. How do people perceive urban 
trees? Assessing likes and dislikes in relation to the trees 
of a city. Urban Ecosystems 17(3):761-773. 

Capitanachi M., C. and H.S. Amante. 1995. Las áreas verdes 
urbanas en Xalapa, Veracruz. Catálogo de flora urbana. 
Universidad Veracruzana, Instituto de Ecología A.C. 
Xalapa, Veracruz. 524 p. 

Capitanachi M., C., E.M. Utrera B. and C.B. Smith. 2001. 
Unidades ambientales urbanas: Bases metodológicas para 
la comprensión integrada del paisaje urbano. Universidad 
Veracruzana, Instituto de Ecología, A.C., Sistema de 
Investigación del Golfo de México (Conacyt), Xalapa, 
Veracruz. 276 p. 

Castillo-Campos, G. 1991. Vegetación y flora del municipio de 
Xalapa, Veracruz. Instituto de Ecología, A.C., MAB 


106 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 95-110 Primavera 2016 



Unesco, H. Ayuntamiento de Xalapa, Veracruz. Xalapa, 
Veracruz. 148 p. 

Chacalo H., A. and V. Corona N.E.. 2009. Árboles y arbustos 
para ciudades. Universidad Autónoma Metropolitana. 
México, D.F. 599 p. 

Cohén, M., R. Baudoin, M. Palibrk, N. Persyn and C. Rhein. 
2012. Urban biodiversity and social inequalities in 
built-up cities: New evidences, next questions. The 
example of Paris, France. Landscape and Urban Planning 
106(3):277-287. 

Conejo G., M. 2011. Análisis de la relación entre las 
características de los árboles y el daño que causan sobre 
las banquetas y camellones de la ciudad de Morelia, 
Michoacán, México. Bachelor’s thesis. Universidad 
Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Morelia, 
Michoacán. 38 p. 

Cruz C., R. 1989. Necesidad de una adecuación del arbolado 
urbano del Área Metropolitana de la Ciudad de México. 
In: R. Gío-Argáez, I. Hernández-Ruíz and E. Sáinz- 
Hernández, eds. Ecología Urbana. Conacyt-SGDSDDF- 
Sesic-SEP-UNAM-Secretaría de Desarrollo Urbano, 
Ecología -UAM. México, D.F. p:67-70. 

Czech, B. and P.R. Krausman. 1997. Distribution and causation 
of species endangerment in the United States. Science 
277(5329):1116-1117. 

Czech, B., P.R. Krausman and P.K. Devers. 2000. Economic 
associations among causes of species endangerment in the 
United States. BioScience 50(7):593-601. 

Davies, Z.G., J.L. Edmondson, A. Heinemeyer, J.R. Leake and 
K.J. Gastón. 2011. Mapping an urban ecosystem Service: 
Quantifying above-ground carbón storage at a city-wide 
scale: Urban above-ground carbón storage. Journal of 
Applied Ecology 48(5):1125— 1134. 

Díaz-Betancourt, M.E. and I.R. López-Moreno. 1993. Las 
plantas de los jardines privados de Xalapa: Un análisis 
preliminar. In: I.R. López-Moreno, ed. Ecología urbana 
aplicada a la ciudad de Xalapa. Instituto de Ecología, 
A.C., MAB Unesco, H. Ayuntamiento de Xalapa, 
Veracruz. Xalapa, Veracruz. p: 133-163. 

Díaz-Betancourt, M.E., I.R. López-Moreno and E.H. Rapoport. 
1987. Vegetación y ambiente urbano en la ciudad de 


México. Las plantas de los jardines privados. In: E.H. 
Rapoport and I.R. López-Moreno, eds. Aportes a la 
ecología urbana de la ciudad de México. Limusa. México, 
D.F. p:13-72. 

Dwyer, J.F., D.J. Nowak, M.H. Noble and S.M. Sisinni. 2000. 
Connecting people with ecosystems in the 21st century. 
An assessment of our nation’s urban forests (Gen. Tech. 
Rep No. PNW-GTR-490). Department of Agriculture, 
Forest Service, Pacific Northwest Research Station. 
Portland, Oregon. 483 p. 

Dwyer, J.F., E.G. McPherson, H.W. Schroeder and R.A. 
Rowntree. 1992. Assessing the benefits and costs of the 
urban forest. Journal of Arboriculture 18(5):227-234. 

Eldredge, N., ed. 2002. Life on earth: an encyclopedia of 
biodiversity, ecology, and evolution. ABC-CLIO. Santa 
Barbara, California. 793 p. 

Escobedo, F.J. and D.J. Nowak. 2009. Spatial heterogeneity and 
air pollution removal by an urban forest. Landscape and 
Urban Planning 90(3-4):102-110. 

García-Campos, H.M. 1993. Las áreas verdes públicas de 
Xalapa. In: I.R. López-Moreno, ed. Ecología urbana 
aplicada a la ciudad de Xalapa. Instituto de Ecología, 
A.C., MAB Unesco, H. Ayuntamiento de Xalapa, 
Veracruz. Xalapa, Veracruz. p:99-132. 

Garzón, B., N. Brañes, M.L. Abella and A. Auad.2004. 
Vegetación urbana y Hábitat Popular: el caso de San 
Miguel de Tucumán. Revista INVI 18(49): 21-42. 

Grimm, N.B., S.H. Faeth, N.E. Golubiewski, C.L. Redman, J. 
Wu, X. Bai and J.M. Briggs. 2008. Global change and the 
ecology of cities. Science 319(5864):756-760. 

Hope, D., C. Gries, D. Casagrande, C.L. Redman, N.B. Grimm 
and C. Martin. 2006. Drivers of spatial variation in plant 
diversity across the Central Arizona-Phoenix ecosystem. 
Society and Natural Resources 19(2):101-116. 

Inegi (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e 
Informática). 2009. Prontuario de información geográfica 
municipal de los Estados Unidos Mexicanos-Xalapa, 
Veracruz de Ignacio de la Llave-Clave geoestadística 
30087. Inegi. 9 p. 

Jim, C.Y. 1988. Street tree study as a theme in urban 
biogeography. Geograpby 73(3):226-232. 


107 



Falfán and MacGregor-Fors. Woody neotropical streetscapes: Xalapa 


Jorgensen, S.E. and B.D. Fath, eds. 2008. Encyclopedia of 
ecology. Elsevier B.V. Spain. 3834 p. 

Kendal, D., N.S.G. Williams and K.J.H. Williams. 2012. 
Drivers of diversity and tree cover in gardens, parks and 
streetscapes in an Australian city. Urban Forestry & 
Urban Greening ll(3):257-265. 

Konijnendijk, C.C. 2008. The forest and the city. The 
cultural landscape of urban woodland. Springer. New 
York. 245 p. 

Konijnendijk, C., K. Nilsson, T.B. Randrup and J. Schipperijn, 
eds. 2005. Urban forests and trees. A reference book. 
Springer. The Netherlands. 520 p. 

Kowarik, I. 2011. Novel urban ecosystems, biodiversity, and 
conservation. Environmental Pollution 159(8-9):1974-1983. 

Kuruneri-Chitepo, C. and C.M. Shackleton, 2011. The 
distribution, abundance and composition of Street trees in 
selected towns of the Eastern Cape, South Africa. Urban 
Forestry & Urban Greening 10(3):247-254. 

Landry, S.M. and J. Chakraborty. 2009. Street trees and equity: 
Evaluating the spatial distribution of an urban amenity. 
Environment and Planning A 41(ll):2651-2670. 

Lemoine R., R. 2012. Cambios en la cobertura vegetal de la 
ciudad de Xalapa-Enríquez, Veracruz y zonas circundantes 
entre 1950 y 2010. Bachelor’s thesis. Universidad 
Veracruzana. Xalapa, Veracruz. 44 p. 

Li, Y.Y., X.R. Wang and C.L. Huang. 2011. Key Street tree 
species selection in urban areas. African Journal of 
Agricultural Research 6(15):3539-3550. 

Lintott, P.R., N. Bunnefeld, E. Fuentes-Montemayor, J. 
Minderman, L.M. Blackmore, D. Goulson and K.J. Park. 
2014. Moth species richness, abundance and diversity in 
fragmented urban woodlands: Implications for 

conservation and management strategies. Biodiversity 
and Conservation 23(11):2875-2901. 

Lodge, D.M. and K. Shrader-Frechette. 2003. Nonindigenous 
species: ecological explanation, environmental ethics, and 
public policy. Conservation Biology 17(l):31-37. 

López-Falfán, I.S. 2008. Arbolado urbano en Mérida, 
Yucatán y su relación con aspectos socioeconómicos, 
culturales y de la estructura urbana de la ciudad. 
Master’s thesis. Centro de Investigación y de Estudios 


Avanzados del Instituto Politécnico Nacional. Mérida, 
Yucatán. 161 p. 

López-Moreno, I.R., ed. 1991. El arbolado urbano de la Zona 
Metropolitana de la Ciudad de México. UAM-Azcapotzalco, 
MAB-Unesco, INE A.C. México, D.F. 138 p. 

López-Moreno, I.R. and M.E. Díaz-Betancourt. 1989. La 
introducción de especies en la flora de la Ciudad de 
México. In: R. Gío-Argáez, I. Hernández-Ruíz and E. 
Sáinz-Hernández, eds. Ecología urbana. Conacyt- 
SGDSDDF-Sesic-SEP -UNAM-Secretaría de Desarrollo 
Urbano, Ecología-UAM. México, D.F. p: 85-92. 

López-Moreno, I.R. and M.E. Díaz-Betancourt. 1991. Los 
árboles de las calles de la ciudad de México. In: I.R. López- 
Moreno, ed. El arbolado urbano de la Zona Metropolitana 
de la Ciudad de México. UAM-Azcapotzalco, MAB-Unesco, 
INE A.C. México, D.F. p:14-71. 

Luck, G.W., L.T. Smallbone and R. O’Brien. 2009. Socio- 
economics and vegetation change in urban ecosystems: 
Patterns in space and time. Ecosystems 12(4):604-620. 

MacGregor-Fors, I. 2010. EIow to measure the urban-wildland 
ecotone: Redefining “peri-urban” areas. Ecological 
Research 25(4):883-887. 

MacGregor-Fors, I. and R. Ortega-Álvarez, eds. 2013. Ecología 
urbana: Experiencias en América Latina. Available on 
line: http://wwwl.inecol.edu.mx/libro_ecologia_urbana/. 
ISBN: 978-607-00-6869-0. 

MacGregor-Fors, I., S. Avendaño-Reyes, V.M. Bandala, S. 
Chacón-Zapata, M.H. Díaz-Toribio, F. González-García, 
F. Lorea-Hernández, J. Martínez-Gómez, E. Montes de 
Oca, L. Montoya, E. Pineda, L. Ramírez-Restrepo, E. 
Rivera- García, E. Utrera-Barrillas and F. Escobar. 2015. 
Multi-taxonomic diversity patterns in a neotropical green 
city: A rapid biological assessment. Urban Ecosystems 
18:633-647. 

Manning, W. 2008. Plants in urban ecosystems: Essential role of 
urban forests in urban metabolism and succession toward 
sustainability. International Journal of Sustainable 
Development & World Ecology 15(4):362-370. 

McCaffrey, R.E. and R.W. Mannan. 2012. How scale influences 
birds’ responses to habitat features in urban residential 
areas. Landscape and Urban Planning 105(3):274-280. 


108 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 95-110 Primavera 2016 



McConnachie, M.M. and C.M. Shackleton. 2010. Public green 
space inequality in small towns in South Africa. Habitat 
International 34(2):244-248. 

McKinney, M.L. 2004. Measuring floristic homogenization by 
non-native plants in North America. Global Ecology and 
Biogeography 13(l):47-53. 

McKinney, M.L. 2006. Urbanization as a major cause of biotic 
homogenization. Biológica l Conservation 127(3):247-260. 

McKinney, M.L. 2008. Effects of urbanization on species 
richness: A review of plants and animáis. Urban 
Ecosystems 11(2):161— 176. 

McPherson, E.G., D. Nowak, G. Heisler, S. Grimmond, C. Souch, 
R. Grant and R. Rowntree. 1997. Quantifying urban forest 
structure, function, and valué: the Chicago Urban Forest 
Climate Project. Urban ecosystems 1(1):49— 61. 

Moro, M.F. and C. Westerkamp. 2011. The alien Street trees of 
Fortaleza (NE Brazil): Qualitative observations and the 
inventory of two districts. Ciencia Florestal 21(4):789-798. 

Nagendra, H. and D. Gopal. 2010. Street trees in Bangalore: 
Density, diversity, composition and distribution. Urban 
Forestry & Urban Greening 9(2):129-137. 

Niembro-Rocas, A. 1992. Fa flora de la ciudad de Campeche. 
Su origen, composición, distribución e importancia. 
Universidad Autónoma de Campeche. Campeche, 
Campeche. 75 p. 

Nilón, C.H., P.S. Warren and J. Wolf. 2011. Baltimore birdscape 
study: identifying habitat and land-cover variables for an 
urban bird-monitoring project. Urban Habitats 6(1). 
Available on line: http://www.urbanhabitats.org/v06n01/ 
baltimore_full.html 

Orellana, R., F. Carrillo and V. Franco. 2003. Árboles 
recomendados para la ciudad de Mérida. Fa naturaleza 
como parte del contexto urbano. Jardín Botánico 
Regional, Ayuntamiento de Mérida, PNUD, FMAM, CICY. 
México. 70 p. 

Ortega-Álvarez, R. and I. MacGregor-Fors. 2011. Dusting-off 
the file: A review of knowledge on urban ornithology in 
Fatin America. Landscape and Urban Planning 
101 ( 1 ): 1 — 10 . 

Ortega-Álvarez, R., H.A. Rodríguez- Correa and I. MacGregor- 
Fors. 2011. Trees and the city: Diversity and composition 


along a neotropical gradient of urbanization. International 
Journal of Ecology 2011:1-8. 

Pauchard, A. and O. Barbosa. 2013. Regional assessment of 
Fatin America: Rapid urban development and social 
economic inequity threaten biodiversity hotspots. In: T. 
Elmqvist, M. Fragkias, J. Goodness, B. Güneralp, P.J. 
Marcotullio, R.I. McDonald, S. Parnell, M. Schewenius, 
M. Sendstad, ICC. Seto and C. Wilkinson, eds. 
Urbanization, biodiversity and ecosystem Services: 
Challenges and opportunities. Springer. Dordrecht. 
p:588-608. 

Pennington, T. D. and J. Sarukhán. 2005. Árboles tropicales de 
México. Manual para la identificación de las principales 
especies. 3a ed. Universidad Nacional Autónoma de México, 
Fondo de Cultura Económica. México, D.F. 523 p. 

Pickett, S.T.A., M.F. Cadenasso, J.M. Grove, C.G. Boone, P.M. 
Groffman, E. Irwin, S.S. Kaushal, V. Marshall, B.P. 
McGrath, C.H. Nilón, R.V. Pouyat, K. Szlavecz, A. Troy 
and P. Warren. 2011. Urban ecological systems: Scientific 
foundations and a decade of progress. Journal of 
Environmental Management 92(3):331-362. 

R Development Core Team. 2012. R versión 2.15.2. http:// 
www. R-proj ect.org. 

Ramage, B.S., F.A. Román and J.S. Dukes. 2013. Relationships 
between urban tree communities and the biomes in which 
they reside. Applied Vegetation Science 16(l):8-20. 

Ramírez-Restrepo, F. and G. Halffter. 2013. Butterfly diversity 
in a regional urbanization mosaic in two Mexican cities. 
Landscape and Urban Planning 115(l):39-48. 

Richardson, D.M., P. Pysek, M. Rejmánek, M.G. Barbour, F.D. 
Panetta and C.J. West. 2000. Naturalization and invasión 
of alien plants: Concepts and definitions. Diversity and 
Distributions 6(2):93-107. 

Rowntree, R.A. 1984. Ecology of the urban forest - Introduction 
to part I. Urban Ecology 8(1):1— 11. 

Ruiz-Montiel, C., V. Vázquez-Torres, M.J. Martínez- 
Flernández, F. Murrieta-Pérez and M.S. Perea-Hernández. 
2014. Árboles y arbustos registrados en el Parque 
Ecológico Molino de San Roque. Madera y Bosques 
20(2):143-152. 


109 



Falfán and MacGregor-Fors. Woody neotropical streetscapes: Xalapa 


Sánchez, X.M. and M.G. Peralta. 2013. Árboles de las áreas 
urbanas y suburbanas de Morelia, Michoacán, México. 
Biológicas 9(l):12-22. 

Schmidt, K.A. and C.J. Whelan. 1999. Effects of exotic Lonicera 
and Rbamnus on songbird nest predation. Conservation 
Biology 13(6):1502-1506. 

Sjóman, H., J. Óstberg, and O. Bühler. 2012. Diversity and 
distribution of the urban tree population in ten major 
Nordic cities. Urban Forestry & Urban Greening 
1 1(1):31— 39. 

Sosa, V. and J.S. Flores. 1993. La flora ornamental de Mérida. 
Ayuntamiento de Mérida. Mérida, Yucatán. 265 p. 

Soto E., M. and C.M. Gómez. 1993. Consideraciones climáticas 
de la ciudad de Xalapa. In: I.R. López-Moreno, ed. 
Ecología urbana aplicada a la ciudad de Xalapa. Instituto 
de Ecología, A.C., MAB Unesco, H. Ayuntamiento de 
Xalapa, Veracruz. Xalapa, Veracruz. p:81-98. 

Subburayalu, S. and T.D. Sydnor. 2012. Assessing Street tree 
diversity in four Ohio communities using the weighted 
Simpson Índex. Landscape and, Urban Planning 
106(l):44-50. 

SCDEPEV (Subcomisión de Conservación y Desarrollo del Espacio 
Público del Estado de Veracruz). 2010. Conservación y 
desarrollo sostenible del patrimonio arbóreo de la ciudad 
de Xalapa: Principales parques, avenidas, calles, campus 
universitarios, jardines institucionales y entorno al 
“Sistema de los Lagos y el Dique universitarios” (Inventario 
arbóreo georeferenciado en CD). Xalapa, Veracruz. 

Thaiutsa, B., L. Puangchit, R. Kjelgren and W. Arunpraparut. 
2008. Urban green space, Street tree and heritage large 
tree assessment in Bangkok, Thailand. Urban Forestry & 
Urban Greening 7(3):219-229. 

Turner, W.R. 2003. Citywide biological monitoring as a tool for 
ecology and conservation in urban landscapes: The case 
of the Tucson Bird Count. Landscape and Urban Planning 
65(3):149-166. 

Tyrváinen, L., S. Pauleit, K. Seeland and S. de Vries. 2005. 
Benefits and uses of urban forests and trees. In: C. 
Konijnendijk,K.Nilsson,T.B. RandrupandJ. Schipperijn, 
eds. Urban forests and trees. A reference book. Springer. 
The Netherlands. p: 81-1 14. 


United Nations, 2014. World urbanization prospects: the 2014 
revisión. Highlights. UN. New York. 32 p. 

Vargas- Garzón, B. and L.F. Molina-Prieto. 2012. Ficus 
benjamina L. in the cities: High number of individuáis, 
severe damages to infrastructure and expensive economic 
losses. Nodo: Arquitectura. Ciudad. Medio Ambiente 
7(13):93-101. 

Vázquez T., M. 2007. Los árboles cultivados de Veracruz. 
Secretaría de Educación de Veracruz, Instituto 
Veracruzano de la Cultura, Consejo Veracruzano de 
Ciencia y Tecnología, Universidad Veracruzana. Xalapa, 
Veracruz. 279 p. 

Verhoef, H.A. and P.J. Morin, eds. 2010. Community ecology: 
process, models and applications. Oxford University 
Press. Oxford. 247 p. 

Vitousek, P.M., H.A. Mooney, J. Lubchenco and J.M. Melillo. 
1997. Human domination of Earth’s ecosystems. Science 
277(5325):494-499. 

Vlahov, D. and S. Galea. 2002. Urbanization, urbanicity, and 
health. Journal of Urban Health 79(4) :1— 12 . 

Wang, H.F., I. MacGregor-Fors and J. López-Pujol. 2012. 
Warm-temperate, immense, and sprawling: Plant diversity 
drivers in urban Beijing, China. Plant Ecology 213(6): 
967-992. 

Williams-Linera, G., R.H.Manson and E. Isunza-Vera. 2002. 
La fragmentación del bosque mesófilo de montaña y 
patrones de uso del suelo en la región oeste de Xalapa, 
Veracruz, México. Madera y Bosques 8(l):73-89. 

Yang, J., J. Zhou, Y. Ke and J. Xiao. 2012. Assessing the 
structure and stability of Street trees in Lhasa, China. 
Urban Forestry & Urban Greening ll(4):432-438. 

Zipperer, W.C., S.M. Sisinni, R.V. Pouyat and T.W. Foresman. 
1997. Urban tree cover: An ecological perspective. Urban 
Ecosystems l(4):229-246. 

Manuscrito recibido el 30 de abril de 2015. 

Aceptado el 15 de diciembre de 2015. 

Este documento se debe citar como: 

Falfán, I. and MacGregor-Fors, I. 2016. Woody neotropical street- 
scapes: a case study of tree and shrub species richness and compo- 

sition in Xalapa. Madera y Bosques 22(1):95-110. 


110 



Madera y Bosques vol 22, núm. 1: 111-123 


Primavera 2016 



Reconstrucción de la precipitación 

estacional con anillos de 

crecimiento para la región hidrológica 

Presidio-San Pedro 


Reconstruction oF seasonal precipitation with growth-rings in Che 

hydrological región Presidio San Pedro 


Beatriz Díaz-Ramírez 1 , José Villanueva-Díaz 2 * y Julián Cerano-Paredes 2 


1 Instituto tecnológico del Salto. El Salto, Pueblo Nuevo, 2 Iniíap Ceñid Raspa. Gómez Palacio, Durango, México * Autor de correspondenda.villanueva.jose@iniFap.gob.nnx 
Durango, México, beatrizdiaz_2@hotmail.com 


Resumen 

La cuenca alta de la región hidrológica Presido San Pedro genera el agua de uno de los afluentes de Marismas Nacionales en el área 
limítrofe entre los estados de Sinaloa y Nayarit. En esta cuenca Pinus durangensis es una conifera dominante, pero debido a su explota- 
ción intensiva quedan pocos rodales remanentes sin disturbio. Para analizar el potencial dendrocronológico de la especie, se colectaron 
núcleos de crecimiento de 63 árboles, que se procesaron con técnicas dendrocronológicas convencionales. La inter-correlación ente series 
(0.463), sensibilidad media (0.309), autocorrelación de primer orden (0.41) y relación señal-ruido (5.24), entre otros parámetros estadís- 
ticos indicaron excelente potencial de la especie para estudios dendrocronológicos. Se generaron series de tiempo de madera temprana, 
tardía y de anillo total que se extendió de 1780 a 2012 (232 años). Los índices de madera temprana, respondieron a la precipitación 
acumulada promedio del período enero-agosto, procedente de cuatro estaciones climáticas circunvecinas al sitio, por lo que se generó 
un modelo lineal, para una reconstrucción de lluvia invierno a inicios de verano. La variabilidad hidroclimática detectada fue similar a 
otras desarrolladas previamente para la región hidrológica Presidio San Pedro, donde El Niño Oscilación del Sur (ENSO) es el fenómeno 
circulatorio que determina la variación interanual y multianual en la precipitación invernal. No se encontró una relación significativa 
entre la precipitación de verano y los índices de madera tardía, lo que supone poca variación interanual del Monzón de Norteamérica, 
no obstante ser causante de 70% de la precipitación anual en esta región hidrológica. 

Palabras clave: dendrocronología, Durango, El Niño, ENSO, La Niña, México, reconstrucción climática, Pinus durangensis. 


Abstract 

The Presidio San Pedro basin yields the water of one the main streams draining to Marismas Nacionales in the States of Sinaloa and 
Nayarit. A dominant conifer species on this watershed is Pinus durangensis a heavily logged species such that old-growth forest has 
disappeared. Increment cores from 63 trees of P. durangensis in a low disturbed site were extracted to analyze its dendrochronological 
potential. The samples were processed by standard dendrochronological techniques. Series intercorrelation (0.463), mean sensitivity 
(0.309), first order autocorrelation (0.41), and signal to- noise ratio (5.24) among other parameters indicated excellent potential of 
the species for dendrochronological purposes. Time series of earlywood, latewood and total ring width were developed with a length 
of 232 years (1780-2012). The earlywood chronology responded to the accumulated January-August precipitation from four weather 
stations in the watershed and a linear regression model was used to reconstruct seasonal winter to early summer precipitation. Similar 
to other previous climatic reconstructions for the Presidio San Pedro basin, ENSO was the most influential phenomena on explaining the 
interannual and multiannual variability. It was not found a significant relationship between latewood indices and summer precipitation 
indicating low inter-annual variability of the North American Monsoon System, even though this phenomenon causes over 70% of the 
annual precipitation on this región. 

Keywords: dendrochronology, Durango, El Niño, ENSO, La Niña, México, climate reconstruction, Pinus durangensis. 


Díaz-Ramírezef al. Reconstrucción de la precipitación con anillos de crecimiento 


Introducción 

El entendimiento de la variabilidad del clima resulta de 
gran relevancia en este tiempo, en el que todo indica que 
las acciones del ser humano han modificado en cierto 
grado la variación climática natural. El incremento en la 
concentración de bióxido de carbono y otros gases efecto 
invernadero, e incremento en la temperatura mínima pro- 
vocada por acciones de la deforestación, quemas de com- 
bustibles fósiles y de otros cambios en el uso del suelo, ha 
favorecido una mayor frecuencia de eventos hidroclimáti- 
cos extremos, incendios, presencia de plagas, enfermeda- 
des, entre otros efectos negativos en el ecosistema (IPCC, 
2014). Discernir entre si los cambios actuales son causa de 
la variación climática natural o es efecto de calentamiento 
global, demanda de información climática histórica, 
muchas veces inexistente por carecer de registros climáti- 
cos instrumentales o bien cuando existen, pueden ser poco 
confiables o estar incompletos, situación que hace su uso 
muy limitado. Esta situación tiene cierta justificación, si se 
considera la extensión territorial de México cercana a los 
dos millones de kilómetros cuadrados, su orografía, el 
costo que implica el mantenimiento del equipo y la toma y 
procesamiento de datos. La modernización continua de 
equipo en término de automatización y el uso de tecnolo- 
gía satelital ha permitido mejorar la información climato- 
lógica en la última década, situación deseable para un 
mejor monitoreo de la variabilidad climática (Comisión 
Nacional del Agua, 2012). 

Ante esta situación, el uso de datos climáticos indi- 
rectos, procedentes de fuentes “proxy”, constituyen una 
fuente de información histórica del clima (Bradley, 1999). 
Estudios dendrocronológicos resultan de gran relevancia 
para realizar reconstrucciones paleoclimáticas, ya que son 
de alta resolución y permiten analizar las fluctuaciones 
interanuales y multianuales del clima pasado (Fritts, 
1976). En el norte de México, desde hace más de una 
década se viene desarrollando una red dendrocronológica, 
la cual se ha fundamentado en diversas especies de conife- 
ras con dominancia de Pseudotsuga menziesii y de Taxo- 
dium mucronatum (Villanueva et al., 2011). Esta red, si 
bien está integrada por más de 150 cronologías, requiere 


la inclusión de nuevas especies, que permitan captar con 
mayor nitidez, el impacto de fenómenos climáticos, que 
determinan la variabilidad interanual y multianual del 
clima en esta región. 

El Pinus durangensis es una de las coniferas de mayor 
distribución en la Sierra Madre Occidental, en particular 
en su extremo sur, que comprende los estados de Durango, 
Chihuahua, Zacatecas y norte de Jalisco (Farjon et al., 
1997). La amplia distribución de esta especie en el estado 
de Durango, aunada a la formación de un fuste recto, 
color y suavidad de su madera, la hacen una de las más 
explotadas (García y González, 2003), de tal suerte, que 
son pocos los sitios de bosques coniferas en la Sierra 
Madre Occidental, en los que aún se pueden ubicar ejem- 
plares longevos, que puedan extender la información 
paleoclimática en el tiempo (Lammertink et al., 1997). 

La cuenca alta forestada de la cuenca Baluarte genera 
el agua que fluye por el cauce principal del río Baluarte y que 
desemboca en el área de Marismas Nacionales, un sitio de 
prioridad internacional para la conservación (De la Lanza et 
al., 2012). La presencia de rodales puros o mezclados de 
Pinus durangensis, convierte a esta especie en un candidato 
idóneo para realizar estudios dendroclimáticos. Así mismo, 
esta característica permite analizar su potencial en estudios 
de esta naturaleza. Las características mencionadas ante- 
riormente sobre la especie y los sitios propuestos determinan 
la posibilidad de proyectar los siguientes objetivos. 

Objetivos 

a) Determinar el potencial dendrocronológico de Pinus 
durangensis, una especie de alta importancia maderera en 
los estados de Durango y Chihuahua; b) con base en las 
series de crecimiento de anillo total, madera temprana y 
tardía, determinar la variabilidad climática de los últimos 
tres siglos, de cuencas que integran la región hidrológica 
Presidio San Pedro, que drenan hacia ecosistemas impor- 
tantes de conservación en el Pacífico Mexicano y c) anali- 
zar las fluctuaciones hidroclimáticas en el tiempo y 
determinar el impacto de ENSO en la variabilidad inte- 
ranual y multianual de la precipitación en la región hidro- 
lógica Presidio San Pedro. 


112 



Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 111-123 Primavera 2016 



Materiales y métodos 

Descripción del área de estudio 

La presente investigación se llevó acabo en el paraje Las Mini- 
tas, Pueblo Nuevo, Durango (Fig. 1). En este lugar, se ubicó un 
rodal de bosque mixto con dominancia de Pinus durangensis, 
en las coordenadas geográficas 23° 37’ 3.5” latitud Norte y 
105° 25’ 38.3” longitud Oeste y a 2575 m de altitud. 

El área de estudio se ubica en la región hidrológica 
11 Presidio San Pedro, dentro de la cuenca Baluarte, que 
drena hacia el río Baluarte y que desemboca finalmente 
en la porción sur del estado de Sinaloa, coordenadas 22° 
49’ 46.5” N, 106° 02’ 5.0” O, en sus límites con el estado 
de Nayarit. 

La geología del área está dominada por roca ígnea 
extrusiva tipo ácida y, morfológicamente, los suelos 


dominantes son del tipo Regosol eútrico, con suelos 
secundarios Cambisol eútrico y Feózem háplico, de tex- 
tura media (Re+Be+Hh/2L). El clima es semicálido sub- 
húmedo (A)C(w,), que se caracteriza por poseer una 
temperatura media anual mayor a 18 °C, temperatura 
del mes más caliente mayor a 22 °C; precipitación del 
mes más seco menor a 40 mm; lluvias de verano con 
índice P/T mayor a 55 y porcentaje de lluvia invernal de 
5.0% a 10.2% del total anual (Inegi, 2009). El sitio de 
muestreo se ubica en una ladera con un grado de pen- 
diente de 20° a 30°. La vegetación del sitio no ha sido 
aprovechada en el pasado y está dominada por un bos- 
que de coniferas de Pinus durangensis , asociado a Pinus 
cooperi y Pinus arizonica , así como Quercus sideroxyla , 
Q. rugosa y Arbutus arizonica (García y González, 
2003). 



SINALOA 


DURANGO 


NAYARIT 


ESCUINAPA 


106 o 0'0"W 


105°30 , 0"W 


■f05°0 , 0"W 


104 o 30'0"W 


C? 


DURANGO 

- ^ 5 


Aí T 


Navios 


San Di mas 


Pa cifico 



SIMBOLOGIA 

• 

LAS MINITAS 

A 

ESTACIONES CLIMATOLÓGICAS 

— - 

HIDROLOGIA 


CUERPOS DE AGUA 

K? 

LOCALIDAD URBANA 


106°0 , 0"W 


105°30'0"W 


105°0'0"W 


104°30'0"W 


Figura 1. Ubicación geográfica del área de estudio, indicada por un círculo y las estaciones climáticas (triángulos) de las que se 
obtuvieron los datos meteorológicos para el análisis dendroclimático. 


113 







Díaz-Ramírezef al. Reconstrucción de la precipitación con anillos de crecimiento 


Muestreo y especie en estudio 

Pinus durangensis es una especie presente en bosque 
mixto de pino o de pino-encino en el noreste de la Sierra 
Madre Occidental. La especie se caracteriza por poseer 
agujas en fascículos de 4 a 8, aunque dominan de 6 (Far- 
jon et al., 1997). Presenta alturas entre 15 m y 40 m con 
diámetros de fuste a la altura del pecho de 0.5 m a 1.5 m; 
la copa es redonda en árboles maduros y su madera es 
suave, de coloración amarilla y de excelente calidad (Gar- 
cía y González, 2003); alcanza un producción de madera 
en rollo hasta de 8 m 3 en sitios de Chihuahua y Durango 
(Armendariz et al., 2003). 

Se seleccionaron árboles con el menor disturbio posi- 
ble en la estructura del rodal y se tomaron muestras (viru- 
tas, núcleos de crecimiento) con taladros de incremento de 
los árboles seleccionados. Se colectó un total de 63 árboles 
de Pinus durangensis. Las muestras fueron registradas y 
procesadas en Laboratorio de Dendrocronología del Insti- 
tuto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y 
Pecuarias (Inifap) en Gómez Palacio, Durango. Para el 
proceso de montaje, se utilizaron soportes de madera. 
Posteriormente, se pulieron con lijas en una secuencia de 
granos ascendentes de grueso a fino (120-400) hasta 
lograr una visualización de los elementos leñosos más 
relevantes. Una vez definido el límite entre anillos, se pro- 
cedió al fechado y cofechado siguiendo las técnicas de 
Stokes y Smiley (1968). 

La observación de los anillos de crecimiento se rea- 
lizó a través de un estereoscopio con resolución 10X, 
modelo SZ2-ILSI, marca Olympus Corporation. La medi- 
ción de las bandas de crecimiento, se realizó con un sis- 
tema de medición VELMEX conectado a un PC y con una 
precisión de 0.001 mm (Robinson y Evans, 1980). El con- 
trol de calidad del fechado, se verificó mediante el pro- 
grama que compara la correlación entre un conjunto de 
series en segmentos de 50 años, con traslapes entre seccio- 
nes de 25 años (Holmes, 1983; Grissino-Mayer, 2001). 
Este procedimiento permitió asegurar el fechado de cada 
crecimiento al año exacto de su formación. Los factores 
no relacionados con clima, se removieron al insertar a las 
series de medición diversas funciones de ajuste como 


exponencial negativa, rectas de regresión y curvas suavi- 
zadas. Este ajuste generó series estandarizadas de índice 
de crecimiento (anillo total, madera temprana y tardía) 
con una media próxima al valor de 1.0 (Fritts, 1976; 
Cook, 1987). 

El potencial dendrocronológico de la especie, se ana- 
lizó en función de diversos parámetros derivados de los 
programas COFECHA y ARSTAN como son intercorrelación 
entre series, que mide la intensidad de la señal común 
entre los árboles muestreados en un sitio; sensibilidad 
media, que es una medida del cambio relativo en grosor de 
los anillos en relación con el año previo en una serie de 
crecimiento; autocorrelación de primer orden, que deter- 
mina la influencia del crecimiento del año previo en el gro- 
sor del anillo del año actual. Otras variables consideradas 
fueron el número de anillos perdidos y problemas con ani- 
llos falsos o dobles (Grissino-Mayer, 2001). 

Para determinar la influencia del clima sobre el creci- 
miento del Pinus durangensis, se ubicaron las estaciones 
meteorológicas más próximas al sitio de muestreo. En este 
caso, específicamente se utilizó ERICIII (Instituto Mexicano 
de Tecnología del Agua, 2006). La relación entre las crono- 
logías y la variabilidad de la precipitación, se obtuvo 
mediante análisis de correlación con datos de las estaciones 
meteorológicas El Salto, Las Bayas, Navios y San Dimas 
(Tabla 1). Esta comparación se realizó empleando la suma- 
toria de la precipitación mensual del año corriente y previo 
a la formación de los anillos; de esta manera, se definió el 
período de mayor correlación, al cual se le atribuye como 
período de crecimiento previo corriente de crecimiento. 

La relación entre las versiones de las cronologías con 
datos de precipitación, se obtuvo mediante análisis de 
correlación con datos acumulados de precipitación men- 
sual previo a la formación del anillo anual y durante el año 
de crecimiento. De esta manera, se definió el período, en el 
cual estadísticamente se encontró la mayor correlación. 

Para el proceso de reconstrucción, los registros de 
precipitación se analizaron mediante el proceso de cali- 
bración-verificación utilizando la subrutina Verify 
incluida en la Librería de Programas Dendrocronológicos 
de la Universidad de Arizona (DPL). En este proceso, la 


114 



Madera y Bosques vol .22, núm. 1 : 111-123 Primavera 2016 



Tabla 1. Estaciones consideradas para la reconstrucción de la precipitación estacional en el periodo enero-agosto (1968-2001). 


Estación 

Meteorológica 

Latitud 

(Orados) 

Longitud 

(Orados) 

Altitud (m) 

Período de registro 
(años) 

El Salto 

23.78 

-105.37 

2560 

1968-2001 

Las Bayas 

23.55 

-105.40 

2600 

1968-2001 

Navios 

23.83 

-105.05 

2492 

1958-2001 

San Dimas 

23.13 

-105.97 

2350 

1968-2001 


mitad de los registros disponibles se utilizó para calibra- 
ción, mientras que la mitad restante para verificación, si 
ambos sub-períodos eran significativos en término de 
pasar diversas pruebas estadísticas como prueba de “t”, 
reducción del error, prueba de signos, primera diferencia 
mínima y correlación, entonces se utilizó el período total 
de datos disponibles para generar la ecuación de regresión 
utilizada para la reconstrucción de los datos de precipita- 
ción estacional (Fritts, 1991). 

Los datos reconstruidos se verificaron con recons- 
trucciones dendroclimáticas ya existentes y con archivos 
históricos disponibles, que registraron efectos económicos 
y sociales producidos por la incidencia de períodos secos 
en esta zona. Para analizar el impacto de la variabilidad 
climática detectada en la reconstrucción, los índices de 
madera temprana de la versión residual, se compararon 
con datos registrados y reconstruidos del índice de Oscila- 
ción del Sur (SOI, por sus siglas en inglés), ya que este fenó- 
meno tiene un alto impacto en la variabilidad de la 
precipitación invernal en el norte de México (Stahle et al ., 
1998; Díaz et al ., 2002; Cleaveland et al ., 2003; Magaña, 
2004). 

Resultados y discusión 

De una población de 63 árboles muestreados y 103 núcleos 
de crecimiento disponibles, se fecharon 88 radios (85% de 
la muestra total). El restante 15% fue descartado por pre- 
sentar problemas de crecimiento. Algunos parámetros 
dendrocronológicos derivados de los programas COFECHA 
y ARSTAN indicaron que los árboles de esta especie tiene 
alto potencial dendrocronológico, como lo indica la inter- 


correlación entre series de 0.463, sensibilidad media de 
0.309, autocorrelación de primer orden (0.41) y relación 
señal-ruido de 5.24 (Fritts, 1976; Grissino-Mayer, 2001). 
Los valores de estos parámetros, no son menores a los 
generados para diversas especies de coniferas presentes en 
la Sierra Madre Occidental y en consecuencia no limitan 
la reconstrucción potencial de variables climáticas (Gris- 
sino-Mayer, 2001; Villanueva et al ., 2008; Constante et 
al . , 2010) 

La serie dendrocronológica de anillo total se extendió 
de 1780 a 2012 (233 años de longitud) y, acorde con el 
número de muestras que intervinieron en el cálculo del 
valor del índice de cada año, el período más apropiado 
con fines de reconstrucción paleoclimática se extiende de 
1840 a 2013, donde se presentan más de 5 radios y que se 
incrementa a más de 70 en los últimos 50 años de la cro- 
nología (Fig. 2). Este período fue determinado por el pará- 
metro SSS (Subsample Signal Strenght, por sus siglas en 
ingles), que compara una cronología con un tamaño de 
muestra infinita, en relación con el comportamiento de la 
misma cronología con una muestra finita (Cook, 1987). 

La desviación estándar del período de 1785 a 1840 
(0.0186) y de 1841 a 2013 (0.019) indicó similitud en su 
variación interanual; adicionalmente, la presencia de 
series dendrocronológicas y estudios dendroclimáticos 
desarrollados previamente en cuencas vecinas de los esta- 
dos de Chihuahua y Durango, permitió que se utilizara el 
período total de la cronología desarrollada con fines de 
reconstrucción, ya que de esta manera, se pudo verificar la 
variabilidad hidroclimática del período soportado con un 
tamaño de muestra menor. 


115 



Díaz-Ramírezef al. Reconstrucción de la precipitación con anillos de crecimiento 



Figura 2. Serie dendrocronológica estándar de anillo total y tamaño de muestra empleado para generar la cronología con extensión 
de 1785-2012 (232 años). 


Función de Respuesta 

Los análisis de correlación entre la cronología y los datos 
climáticos de la región durante el intervalo de 1968 a 
2001, indicaron que solo cuatro de las estaciones meteo- 
rológicas (El Salto, Las Bayas, Navios y San Dimas) tuvie- 
ron una asociación positiva. Específicamente, la serie 
residual de madera temprana presentó una correlación 
significativa con los meses de enero a agosto del año 
corriente de crecimiento (Tabla 1). 

Para definir la respuesta del crecimiento a las condi- 
ciones climáticas, se correlacionó la serie residual de 
madera temprana (EWI) con los registros de precipitación 
total del período 1968-2001; no obstante, la mejor corre- 
lación se obtuvo para el período 1968-1998 entre el EWI y 
la precipitación acumulada enero-agosto (r = 0.72, 
p<0.01). Diferentes períodos estacionales de precipitación 
mostraron correlaciones positivas con el crecimiento de 
madera temprana; es decir, enero-abril (r=0.657, p<0.01), 
enero-mayo (r= 0.654, p<0.01) y enero-agosto (r= 0.72, 


p<0.01); este último y por tener mayor correlación e incluir 
un mayor número de meses, se utilizó en la reconstrucción 
de precipitación (Fig. 3). 

Reconstrucción de la precipitación 

La relación entre la cronología residual de madera tem- 
prana y la precipitación enero-agosto período 1968-1998, 
produjo una correlación de 0.72 (p<0.01), lo cual implica 
que los crecimientos de la madera temprana, explican 
52% de la variación en la precipitación que ocurre en 
dicho período (Fig. 4). 

Del programa Verify, se determinó que la prueba de 
calibración, realizada en la mitad de los registros de preci- 
pitación disponible (1968-1998), mostró una asociación 
significativa con la versión residual de la cronología EWI (r 
= 0.70, p<0.004, n=15, 1984-1998); una situación similar 
ocurrió con el período 1968-1983, utilizado con fines de 
verificación, donde la correlación también fue significa- 
tiva (r= 0.80, p<0.0006, n= 15). Los estándares estadísti- 


116 




E-F E-M E-A E-M E-J E-J E-A E-S E-0 E-N E-D 

Meses 


Figura 3. Función de respuesta entre la precipitación estacional para diversos sub-períodos y la cronología residual EW de P. durangensis 
del sitio Las Minitas, Pueblo Nuevo, Durango. 


EWI Res 


Ppt_ En-Ago 



1200 


1000 


800 


- 600 


- 400 


- 200 


0 


£ 

£ 


i/i 

O 

Wl 

< 


ai 

C 

LU 

C 

;0 

'u 

n¡ 


u 

OJ 


Año 


Figura 4. Relación entre el índice de madera temprana y la precipitación acumulada enero-agosto con registros de las estaciones 
meteorológicas El Salto, Las Bayas, Navios y San Dimas, período 1968-1998. 


117 



Díaz-Ramírez et al. Reconstrucción de la precipitación con anillos de crecimiento 


eos involucrados en el análisis soportan su validez, por lo 
que se utilizó el período de 1968 al998 para generar la 
ecuación de regresión con fines de reconstrucción (Tabla 
2). La ecuación de regresión lineal fue la siguiente: 

Y.= -39.513636383+648.65563X, 

Donde: 

Y. = Valor reconstruido de precipitación estacional 
para un año determinado 

X. = índice de madera temprana de la cronología resi- 
dual (EWI) 

El período reconstruido de la precipitación se extendió de 
1780 a 2012 (Fig. 5), en este tiempo se observan sequías 
recurrentes, intensas y prolongadas; así en el siglo XVIII 
la más severa se presentó en la década de 1790, aunque 
fueron más frecuentes en los siglos XIX (1800, 1820, 
1840, 1860, 1860, 1890) y XX (1900, 1920, 1950, 1970, 
1990, 2000). Los períodos húmedos fueron menos fre- 
cuentes, de menor extensión y los años extremadamente 
húmedos ocurrieron en 1793, 1814, 1827, 1884, 1968, 
1985 y 1997 (Fig. 5). 

Las reconstrucciones dendroclimáticas fundamenta- 
das en modelos de regresión generalmente tienden a mini- 
mizar los períodos e intensidad de eventos secos y 
húmedos, ya que los modelos explican menos de 100% de 
la varianza observada en los datos climáticos instrumen- 
tales (Cleaveland et al ., 2003). Sin embargo, las recons- 


trucciones dendroclimáticas y datos procedentes de 
archivos históricos en la región, señalan la presencia de 
sequías en gran parte de los períodos detectados en esta 
reconstrucción, caso específico las sequías de las décadas 
de 1790, 1860, 1890, 1900, 1920, 1950 y 1990 (Díaz et 
al ., 2002; Cleaveland et al ., 20003; González-Elizondo et 
al ., 2005; Villanueva et al ., 2005); así por ejemplo, los 
años de 1785 y 1786 se conocen como “El Año del Ham- 
bre ” por la sequía intensa y presencia de heladas tempra- 
nas que mermaron la producción de maíz en el Valle de 
México (Florescano, 1980). Esta sequía no solo afectó el 
centro de México, si no que se extendió hasta gran parte 
del norte de México, como lo indican diversas reconstruc- 
ciones dendroclimáticas desarrolladas para los estados de 
Durango y Chihuahua (Villanueva et al ., 2009) y archivos 
históricos de la Cd. de Chihuahua (Endfield y Fernández, 
2004; Contreras, 2005). 

Las sequías registradas en 1801-1805, 1819-1824 y 
1893-1898 son consistentes con las estimadas en recons- 
trucciones de precipitación invierno-primavera y recons- 
trucciones de flujo en la cuenca del río Nazas, Durango 
(Villanueva et al., 2005; Cerano et al., 2012). Los even- 
tos extremos no solo afectaron a los ecosistemas, tam- 
bién tuvieron una gran repercusión en la población 
humana; por ejemplo, en la década de 1950 se registró 
una de las peores sequías del siglo XX. Este evento pro- 
vocó el inicio del proceso masivo de migración de las 
áreas rurales hacia el extranjero, a países como los Esta- 
dos Unidos para emplearse como “braceros” para traba- 


Tabla 2. Estadísticos derivados de las pruebas de calibración, verificación entre la cronología EWI y precipitación estacional enero- 
agosto. 


Período 

Correlación 

PearsoA 

Reducción del 
Error 2 

Valor T 3 

Producto de 
signos 4 

Primera diferencia 
significativa 5 

1968-1983 

0 . 78 * 

0 . 437 * 

3 . 82 * 

1 * 

0 * 

1984-1998 

0 . 70 * 

0 . 678 * 

4 . 63 * 

3 * 

1 * 


1 Medida de la relación entre dos variables aleatorias cuantitativas y es independiente de la escala en las que estén medidas; 2 Pr¡mera diferencia de los datos observados 
y reconstruidos (t - t la transformación remueve tendencias que pueden afectar el coeficiente de correlación (Fritts, 1976); 3 Valores de la prueba de "t" entre las medias 
de los valores observados y reconstruidos; ^Valores de salida de la media de cada serie (Fritts, 1976); 5 Cualquier valor positivo indica que la reconstrucción contribuye 
únicamente con Información paleoclimática. 

* significativo, p<0.05. 


118 



Madera y Bosques vol 22, núm. 1 : 111-123 Primavera 2016 



jos agrícolas (Florescano et al., 1995; Cleaveland et al., 
2003; Sánchez et al., 2012). Las sequías de las últimas 
décadas como las ocurridas en las décadas de 1970, 
1980, 1990 y de 2007 a 2013 documentadas con regis- 
tros climáticos, hidrométricos y con datos de producción 
de alimentos (Inegi, 2013); también son registradas por 
la red dendroclimática disponible para el norte de 
México, que clasifica a estos años como muy secos. A su 
vez, esta red también identifica secos a los años 2011 y 
2012, donde la sequía magnificó su efecto cubriendo 
varios estados del norte de México, lo que ocasionó 
reducción en la producción de alimentos e incrementó la 
mortandad de ganado (Giner et al, 2011). 

Los períodos húmedos fueron menos frecuentes en 
esta reconstrucción, generalmente no se expresan con 
la intensidad que se presentaron históricamente, ya que 
el mayor énfasis está dado por períodos críticos de 
sequías severas y los períodos de bonanza pueden pasar 
desapercibidos. Por otra parte, eventos muy lluviosos 
no son detectados detalladamente por los anillos de los 
árboles ya que, algunas veces, estos se presentan des- 
pués de que el anillo de crecimiento se ha formado 
completamente, aunque mucha de esta humedad queda 
almacenada en el suelo favoreciendo el crecimiento del 
anillo en el año siguiente (Fritts, 1976). No obstante, la 
reconstrucción indicó la presencia de períodos húme- 
dos, como la década de 1830, registrándose también en 
gran parte de los EUA (Fye et al., 2003). Este período 
también se ha caracterizado por presentar una baja fre- 
cuencia de incendios forestales (Yocom et al., 2010). 
Algunos años con escurrimientos extraordinarios 
detectados en esta reconstrucción, se han observado en 
reconstrucciones de flujo para cuencas en la Sierra 
Madre Occidental que drenan tanto hacia la Altiplani- 
cie del Desierto Chihuahuense como hacia la Costa del 
Pacífico (Cerano et al., 2009; Villanueva et al., 2005, 
Villanueva et al., 2014). 

El comportamiento de la variabilidad climática en 
esta región, está determinado por diversos fenómenos 
atmosféricos circulatorios y uno de los más importantes 
es ENSO, en particular, durante su fase cálida, que se 


caracteriza por un incremento en la precipitación inver- 
nal (Stahle et al., 1998; Stahle et al., 2011). Por el contra- 
rio, durante la fase fría se presentan sequías, en ocasiones 
con varios años de duración (Magaña et al., 2004; Sea- 
ger et al., 2009). Un comportamiento totalmente opuesto 
ocurre en el centro de México, donde en años de El Niño 
se presentan sequías severas, mientras que en años de La 
Niña, la lluvia está por encima del promedio histórico. 
Se ha indicado que el dipolo entre condiciones húmedas 
y secas es justamente el Trópico de Cáncer (Therrell et 
al., 2002; Yocom et al., 2010). Si bien parece que este 
zona geográfica no ha sido estática y ha cambiado de 
latitud a través del tiempo, además de que no siempre 
esta dipolaridad tiene el mismo patrón de comporta- 
miento (Stahle et al., 2011). 

Al comparar la cronología regional EWI e índices del 
SOI, como los generados por Alian et al. (1996), National 
Climatic Data Center (NOAA, 2014), índice de Lluvia 
Tropical (TRI) (Wright, 1979), índice Multivariado de 
ENSO (MEI) (NOAA, 2014) y los reconstruidos para el 
norte de México (Stahle et al., 1998), se encontró una 
asociación significativa entre ambas variables, que no 
superó r = -0.52 (p<0.01) (Tabla 3). Esta correlación fue 
menor a la observada en cronologías regionales, las cua- 
les captan una mayor variabilidad del impacto de este 
fenómeno a nivel región hidrológica (Cleaveland et al., 
2003). La relación entre los índices EWI y SOI para el 
período invernal fue inversa, indicando un efecto nega- 
tivo durante la fase cálida de El Niño. Sin embargo, la 
asociación fue positiva con los índices TRI y MEI, ya que 
el primero considera la cantidad de lluvia en milímetros 
y el índice MEI tiene invertidos los signos con valores 
positivos durante la fase de El Niño y negativos durante 
La Niña, no obstante que, el fenómeno que se analiza es 
el mismo (Wolter y Timlin, 2011). 

El fenómeno del Monzón de Norteamérica (NAMS) es 
el que más influye en la precipitación de verano en esta 
región, pero su variabilidad interanual es menor (Douglas 
et al., 1993). En este estudio no se encontró una relación 
significativa entre la serie dendrocronológica de madera 
tardía y la precipitación de verano. 


119 



Díaz-Ramírez etcil. Reconstrucción de la precipitación con anillos de crecimiento 


Ppt_Ene-Ago 


Spl 


Media 


_ 1000 

£ 

£ 

B 900 

o 

U) 

< 


d> 

c 

LU 

flj 

■U 

'5 

■w 

</> 

c 

o 

o 

<D 

i— 

c 

■o 

o 

rj 


o 

0) 


300 


700 


600 


500 


400 


300 



n 1 1 1 r 


i 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 r 


1780 1800 1820 1840 1360 1880 1900 1920 1940 1960 1930 2000 


Año 


Figura 5. Precipitación reconstruida estacional enero-agosto para la parte alta de la región hidrológica Presidio San Pedro. La 
reconstrucción se extiende de 1785 a 2012. La línea gris son los valores de precipitación enero-agosto y la línea oscura, representa una 
línea flexible suavizada (spline) para resaltar eventos de baja frecuencia a nivel década. 


Tabla 3. Relación ente la cronología de madera temprana del sitio las Minitas, Pueblo Nuevo, Durango y los índices estacionales 
promedio SOI del período invierno-primavera. 


Variable 

Período (años) 

Correlación (p<O.OI) 

Fuente 

'SOI Reconstruido (Dic-Feb) 

1785 -1977 (272) 

-0.39 

Stahle et al. (1998) 

2 Allan SOI invernal (Dic-Feb) 

1876 -1996 (121) 

-0.52 

Alian et al. (1996) 

3 TRI Enero-Abril 

1895 -1995(101) 

0.43 

Wright (1979) 

4 MEI Enero-Abril 

1871-2005 (125) 

0.43 

Wolter y Timlin (2011) 

5 SOI Noviembre-Febrero 

1877-2013 (134) 

-0.52 

NOAA (2014) 


'SOI reconstruido (Dic-Feb): índices SOI reconstruidos de una red dendrocronológica de Norte América (Stahle et al., 1998); 2 Allan SOI (Dic-Feb): índices de SOI derivados 
de la diferencia de presión de la temperatura de agua del mar entre las Islas de Tahiti y Darwin (Alian ef al., 1996). 3 TRI: índice de Lluvia Tropical, estimación de la variabilidad 
de ENSO al involucrar anomalías de precipitación en el Pacíñco central (Wright, 1979); 4 MEI: índice Multivariado de ENSO, involucra presión al nivel del mar, velocidad del 
viento, temperatura del agua y del aire y nubosidad en el Pacíñco central (Wolter y Timlin, 2011). 5 SOI Enero-Abril, índice gue considera diferencia de presión en el Pacíñco 
central. Valores negativos por debajo de -8 indican episodios El Niño (NOAA, 2014). 

Conclusiones 

Los parámetros dendrocronológicos de Pinus durangensis 
derivados de los programas COFECHA y ARSTAN constatan 
el alto potencial de la especie para generar series de anillo 


total, madera temprana y tardía, climáticamente sensiti- 
vas, como lo indican valores adecuados de inter-correla- 
ción entre series (0.463), sensibilidad media (0.309), 
autocorrelación de primer orden (0.41) y relación señal- 


120 



Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 111-123 Primavera 2016 



mido (5.24); valores que son similares a otras especies de 
uso común en estudios dendrocronológicos para el norte y 
centro de México. 

La extensión de las series dendrocronológicas fue de 
232 años (1785-2012), esto implica que la longevidad de 
la especie al menos puede alcanzar más de dos siglos, lo 
que la hace de alto valor científico para extender la infor- 
mación climática en el tiempo. 

La serie de madera temprana respondió significativa- 
mente a la precipitación acumulada enero-agosto, precipi- 
tación que representa entre 65 y 75% de la precipitación 
total anual en esta región y que alimenta el sistema hidro- 
lógico Baluarte, uno de los ríos del que depende el ecosis- 
tema de estuarios de Marismas Nacionales en los estados 
de Sinaloa y de Nayarit. 

Los períodos de secos y húmedos reconstruidos en el 
presente estudio han sido observados en otras reconstruc- 
ciones regionales, lo que es de gran valía paleoclimática, 
ya que corrobora que estos fenómenos se extendieron en 
grandes superficies incluyendo la parte alta de la región 
hidrológica Presidio San Pedro. 

La variación interanual de la precipitación invierno- 
primavera observada en esta reconstrucción tiene alta 
influencia de ENSO y el entendimiento de su comporta- 
miento, es de gran relevancia con fines de la planeación y 
manejo de los recursos hídricos, los cuales son esenciales 
con fines agropecuarios y para conservación de ecosistemas 
con alta biodiversidad como lo es Marismas Nacionales. 

La falta de asociación significativa entre la precipita- 
ción de verano, donde ocurre más de 70% de la precipita- 
ción anual, y la serie dendrocronológica de madera tardía 
es un indicativo de la escasa variabilidad hidroclimática 
que se presenta durante esta estación del año. 

Reconocimientos 

Este trabajo fue desarrollado en el Laboratorio de Den- 
drocronología del Instituto Nacional de Investigaciones 
Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap) CEÑID-RASPA, 
en Gómez Palacio, Durango, gracias al financiamiento 
otorgado a través del proyecto “Influencia de patrones 
atmosféricos circulatorios en la frecuencia de incendios 


forestales en la Sierra Madre Occidental. También se 
agradece a la Dirección General de Educación Superior 
Tecnológica (DGEST) y al Instituto Tecnológico de El Salto 
(ITES) por brindarme la oportunidad de actualizarme pro- 
fesionalmente, específicamente en el área de dendrocrono- 
logía, durante mi año sabático 

Referencias 

Alian, R., J. Lindesay y D. Parker. 1996. El Niño/Southern 
Oscillation & climate variability. CSIRO Publishing. 
Atmospheric Research. Australian National Univesity. 
United Kingdom, Meteorological Office. 408 p. 
Armendariz Olivares R., A. Quiñonez Ch., M. Cano R., P. Juá- 
rez T., H.O. Rubio A. y J. Rentería A. 2003. Tablas de 
volúmenes para Pinus herrerae y Pinus durangensis en el 
ejido Monteverde, municipio de Guazapares, Chihuahua. 
Folleto Técnico No. 21. Inifap-Cirnoc. 28 p. 

Bradley, R. 1999. Paleoclimatology: reconstructing climates of 
the Quaternary. 2a ed. International Geophysic Series, 
Vol. 68. Elsevier Academic Press. Amsterdan. 614 p. 
Cerano-Paredes, J., J. Villanueva-Díaz, J.G. Arreola-Ávila, I. 
Sánchez-Cohen, R.D. Valdez-Cepeda y G. García- 
Herrera. 2009. Reconstrucción de 350 años de precipita- 
ción para el suroeste de Chihuahua, México. Madera y 
Bosques 15(2):27-44. 

Cerano Paredes, J., J. Villanueva D., R.D. Valdez C., V. Cons- 
tante G., J.L. González B. y J. Estrada A. 2012. Precipita- 
ción reconstruida para la parte alta de la cuenca del río 
Nazas, Durango. Revista Mexicana de Ciencias Foresta- 
les 2(10):7-23. 

Cleaveland, M.K., D.W. Stahle, M.D. Therrell, J. Villanueva D. 
y B.T. Burns. 2003. Tree-ring reconstructed precipitation 
and tropical teleconnections in Durango, México. Clima- 
tic Change 59:369-388 

Comisión Nacional del Agua. 2012. Servicio Meteorológico 
Nacional: 135 años de historia en México. Semarnat. 
México, D.F. 76 p. 

Constante G, V., J. Villanueva D., J. Cerano P. y J. Estrada A. 
2010. Parámetros para definir el potencial dendrocrono- 
lógico. Folleto Técnico No. 19. Inifap Ceñid Raspa. 
Gómez Palacio, Dgo. 40 p. 


121 



Díaz-Ramírez et al. Reconstrucción de la precipitación con anillos de crecimiento 


Contreras Servín, C. 2005. Las sequías en México durante el 
siglo XIX. Investigaciones Geográficas 56:118-133. 

Cook, E. 1987. The decomposition of tree-ring series for envi- 
ronmental studies. Tree-Ring Bulletin 47:37-59. 

De la Lanza Espino, G., J.L. Carbajal P., S.A. Salinas R. y J.E. 
Barrios O. 2012. Medición del caudal ecológico del río 
Acaponeta, Nayarit, comparando distintos intervalos de 
tiempo. Investigaciones Geográficas, Boletín del Insti- 
tuto de Geografía 78:62-74. 

Díaz, S.C., M.D. Therrell, D.W. Stahle y M.K. Cleaveland. 
2002. Chihuahua winter-spring precipitation reconstruc- 
ted from tree-rings, 1647-1992. ClimateResearcb 22:237- 
244. 

Douglas, M.W., R. Maddox, K. Howard y S. Reyes, 1993: The 
Mexican Monsoon. Journal of Climate 6:1665-1667. 

Endfield, G.H. e I. Fernández. 2006. Decades of drought, years 
of hunger: archival investigations of múltiple year 
droughts in late colonial Chihuahua. Climate Cbange 
75:395-419. 

ERIC III. 2006. Instituto Mexicano de Tecnología del Agua. 
Extractor Rápido de Información Climatológica. 

Farjon, A., J.A. Pérez y B.T. Styles. 1997. A field guide to the 
pines of México and Central America. Kew Publishing. 
147 p. 

Florescano, E. 1980. Una historia olvidada: la sequía en México. 
Nexos 32:9-13. 

Florescano, E., S. Swan, M. Menegus e I. Galindo. 1995. Breve 
historia de la sequía en México. Universidad Veracru- 
zana. Veracruz 

Fritts, H.C. 1976. Tree rings and climate. Academic Press. Lon- 
don. 567 p. 

Fritts, H.C. 1991. Reconstructing large-scale climatic patterns 
from tree-ring data. University of Arizona Press. Tucson, 
Az. 277 p. 

Fye, F.K., D.W. Stahle y E.R. Cook. 2003. Paleoclimatic analogs 
to twentieth-century moisture regimes across the United 
States. Bulletin of the American Meteorological Society 
84 (7):901-909 

García A., A. y M.S. González E. 2003. Pináceas de Durango. 
Instituto de Ecología, A.C. México, D,F. 187 p. 


Giner, R.A., L.C. Fierro y L.F. Negrete. 2011. Análisis de la 
problemática de la sequía 2011-2012 y sus efectos en la 
ganadería y agricultura de temporal. CONAZA, Saltillo, 
Coahuila. 12 p. 

González-Elizondo, M., E. Jurado, J. Navar, M.S. González- 
Elizondo, J. Villanueva, O. Aguirre y J. Jiménez. 2005. 
Tree-rings and climate relationships for Douglas-fir chro- 
nologies from the Sierra Madre Occidental, México: a 
1681-2001 rain reconstruction. Forest Ecology and 
Management 213:39-53 

Grissino-Mayer, H.D. 2001. Evaluating cross dating, accuracy: 
a manual and tutorial for the Computer program COFE- 
CHA. Tree-Ring Research 57(2):205-221. 

Holmes, R.L. 1983. Computer-assisted quality control in 
tree-ring dating and measurement. Tree-Ring Bulletin 
43:69 - 78 

Inegi. 2009. Cartas temáticas del estado de Durango. Aguasca- 
lientes, Agsc. México 

Inegi. 2013. Panorama agropecuario en Durango: Censo agro- 
pecuario 2007. México, D.F. 

IPCC. 2014. Climate change: mitigation of climate change. IPCC 
working group III contributions to AR5. 

Lammertink, J.M., J.A. Rojas-Tome, F.M. Casillas-Orona y 
R.L. Otto. 1997. Situación y conservación de los bos- 
ques antiguos de pino-encino de la Sierra Madre Occi- 
dental y sus aves endémicas, Consejo Internacional para 
la Preservación de las Aves, Sección Mexicana, México, 
D.F. 103 p. 

Magaña R., V., ed. 2004. Los impactos del niño en México. 
Centro de Ciencias de la Atmósfera, Universidad Nacio- 
nal Autónoma de México, Secretaría de Gobernación. 
México, 229 p. 

NOAA. 2014. Southern Oscillation Index (SOI. http://www. 
ncdc.noaa.gov/teleconnections/enso/soi.php. Agosto 18, 
2014. 

Robinson, W.J. y R. Evans. 1980. A microcomputerbased tree- 
ring measuring system. Tree-Ring Bulletin 40:59-64. 

Sánchez C., I., U. Oswald S., G. Díaz P., J. Cerano P., M.A. 
Insunza I., R. López L. y J. Villanueva D. 2012. Forced 
migration, climate change, mitigation and adaptation 
policies in México: some functional relationships. Inter- 


122 



Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 111-123 Primavera 2016 



national Migration, Doi: 10.1111/J. 1468-2435.2012. 
00743.x 

Seager, R., M. Ting, M. Davis, M. Cañe, N. Nike, J.Nakumara, 

C. Lie, E. Cook y D.W. Stahle. 2009. Mexican drought: 
an observational modeling and tree ring study of variabi- 
lity and climate change. Atmósfera 22(1):1-31. 

Stahle, D.W., R.D. Dárrigo, RJ. Krusic, M.K. Cleaveland, E.R. 
Cook, R.J. Alian, J.E. Colé, R.B. Dunbar, M.D. Therrell, 

D. A. Guy. M.D. Moore, M.A. Stokes, B.T. Burns, J. Villa- 
nueva-Diaz y L.G. Thompson. 1998. Experimental den- 
droclimatic reconstruction of the Southern Oscillation. 
Bulletin of the American Meteorological Society 
70(10):2137-2152. 

Stahle, D.W., D.J. Burnette, J. Villanueva-Diaz, R.R. Heim Jr., 
F.K. Fye, J. Cerano R, R. Acuna S. y M.K. Cleaveland. 
2011. Pacific and Atlantic influences in Mesoamerican 
over the past millennium. Climate Dynamics , Doi 
10.1007/s00382-011-1205-z. 

Stokes, M.A. y T.L. Smiley.1968. An Introduction to Tree-Ring 
Dating. University of Chicago Press, Chicago, Illinois. 73 p. 
Therrell, M.D., D.W. Stahle, M.K. Cleaveland y J. Villanueva-D. 
2002. Warm season tree growth and precipitation over 
México. Journal of Geophysical Research 107(D14):6-1 - 6-7. 
Villanueva-Diaz, J., B.H. Luckman, D.W. Stahle, M.D. The- 
rrell, M.K. Cleaveland, J. Cerano-Paredes, G. Gutierrez- 
Garcia, J. Estrada-Avalos y R. Jasso-Ibarra. 2005. 
Hydroclimatic variability of the upper Nazas basin: water 
management implications for the irrigated area of the 
Comarca Lagunera. Dendrochronologia 22(3):215-223. 
Villanueva D., J., J. Cerano P., D.W. Stahle, J. Estrada A. y V. 
Constante G. 2008. Potencial dendrocronológico de 
Pseudotsugamenziesii (Mirb.) Franco y reconstrucciones 
de precipitación y flujo en México. Folleto Científico No. 
23. Inifap Ceñid-Raspa. Gómez Palacio, Durango. 49 pp. 


Villanueva D., J., P.Z. Fulé, J. Cerano P., J. Estrada A. y I. Sán- 
chez C. 2009. Reconstrucción de la precipitación estacio- 
nal para el barlovento de la Sierra Madre Occidental. 
Ciencia Forestal en México 34(105):37-69. 

Villanueva D., J., J. Cerano P., D.W. Stahle, B.H. Luckman, 
M.D. Therrell, M.K. Cleaveland y P.Z. Fulé. 2011. La 
dendrocronología y reconstrucciones paleoclimáticas en 
el norte-centro de México. In: M. Caballero, B. Ortega 
G., comp. Escenarios de cambio climático: Registros del 
Cuaternario en América Latina I. UNAM, Instituto de 
Geofísica, Dirección General de Publicaciones y Fomento 
Editorial. México, D.F. p:47-72. 

Villanueva D., J., J. Cerano P., J. Estrada A., V. Constante G. y 
D.W. Stahle. 2014. Reconstrucción de escurrimiento histó- 
rico de la cuenca alta del Río Nazas, Durango. Revista 
Chapingo: Serie Zonas Áridas. Doi. 10.5154/r.rchSZA. 
2012.06.036 

Wolter, K. y M.S. Timlin, 2011: El Niño/SouthernOscillation 
behavior since 1871 as diagnosed in an extended multiva- 
riate ENSO Índex (MEI.ext). International Journal of Cli- 
matology 31: 14p 

Wright, P.B. 1979. Persistence of rainfall anomalies in the Cen- 
tral Pacific. Nature 277:371-374. 

Yocom, L.L., P.Z. Fulé, ,P.M.Brown, J. Cerano-Paredes, J. 
Villanueva-Diaz, D.A. Falk, y E. Cornejo-Oviedo. 2010. 
El Niño Southern Oscillation effect on fire regime in nor- 
theastern México has changed over time. Ecology 
9(16):660-1671. 

Manuscrito recibido el 21 de agosto de 2014. 

Aceptado el 12 de noviembre de 2015. 

Este documento se debe citar como: 

Díaz-Ramírez, B., J. Villanueva-Diaz y J. Cerano-Paredes. 2016. 

Reconstrucción de la precipitación estacional con anillos de creci- 
miento para la región hidrológica Presidio-San Pedro. Madera y Bos- 
ques 22(1)111-123. 


123 



Madera y Bosques vol .22, núm . 1: 125-140 Primavera 2016 

Cambios en la cubierta vegetal, usos 

■ w 

de la tierra y escenarios futuros en la región 
costera del estado de Oaxaca, México 

Land use/cover change, and future scenarios in the Coastal región of Oaxaca 

State, México 



Edgar G. Lelja-Loredo 1 *, Humberto Reyes-Hernández 1 , Oscar Reyes-Pérez 1 , José L Flores-Flores 2 

y Francisco J. Sahagún-Sanchéz 3 


1 Facultad de Ciencias Sociales y Flumanidades, Uni- 
versidad Autónoma de San Luis Potosí, México. 
hreyes@uaslp.mx, osrp@uaslp.mx 
* Autor de correspondencia, goyo_87gm@hotmail.com 


2 Instituto de Investigación de Zonas Desérticas, Uni- 
versidad Autónoma de San Luis Potosí, México. 
joseluis.ilores@uaslp.mx 


3 Centro Universitario de Ciencias Económico Admi- 
nistrativas. Departamento de Políticas Públicas de 
la División de Economía y Sociedad. Licenciatura 
en Gestión y Economía Ambiental. Universidad de 
Guadalajara, México, momotus@gmail.com 


Resumen 

El estado de Oaxaca es considerado como uno de los bot spots mexicanos más importantes no solo por la enorme riqueza y biodiversidad 
que alberga, sino también, por la creciente transformación de sus bosques y selvas que amenazan la integridad y permanencia de estos 
ecosistemas tropicales. Los objetivos de este trabajo fueron analizar los cambios en la cubierta vegetal y el uso de la tierra en dos munici- 
pios de la región costera del estado de Oaxaca en el periodo 2000-2011, conocer sus causas y modelizar los escenarios futuros de dichas 
transformaciones al 2025. El estudio se basó en la comparación espacio-temporal de mapas de vegetación y uso de la tierra, derivados de 
la interpretación de imágenes de satélite Spot y Landsat ETM+. Una vez establecidas las tendencias de los cambios en la cubierta vegetal 
(2000-2011), se definieron los escenarios futuros y la proyección de los cambios en la cubierta vegetal al año 2025, utilizando para ello 
un modelo espacialmente explícito. Los resultados obtenidos indican que en once años en la región se deforestaron 18 403 ha de selvas, 
369 ha de bosques y 421 ha de manglares. De continuar esta tendencia, para el 2025 se habrán perdido 37 937 ha de selvas, 650 ha de 
bosques y 885 ha de manglares. Ante este escenario es fundamental definir estrategias que permitan la conservación de los ecosistemas y 
al mismo tiempo mejoren las condiciones de vida de los habitantes de esta región. 

Palabras clave: cambio de uso del suelo, deforestación, dinámica ego, modelación. 


Abstract 

Oaxaca State is considered one of the most important Mexican hot spots because of the huge richness and diversity it contains, and the 
increasing conversión of forests and tropical forest that threatens the integrity and stability of these tropical ecosystems. The objectives of 
this study were to analyze changes in land cover and land use in two municipalities of the Coastal región of Oaxaca State for 2000-2011, 
to understand their causes and to model future scenarios of such transformations to 2025. The study was based in the spatial-temporal 
mapping of vegetation and land use, derived from satellite images Spot and Landsat ETM+. Once trends of changes in land cover (2000- 
2011) were established, scenarios to 2025 established by a spatially explicit model. The results indicate that 18 403 ha were deforested in 
the rain forests in eleven years, 369 ha of températe forests and 421 ha of mangroves. If this trend continúes in 2025, 37 937 ha of rain 
forests 650 ha and 885 ha of mangrove forests will be lost. Given this scenario it is essential to define strategies for the conservation of 
ecosystems and to simultaneously impro ve the living conditions of the inhabitants of this región. 

Keywords: land use change, deforestation, dinámica ego, modeling. 


125 



Leija-Loredo et al. Cambios en la cubierta vegetal, usos y escenarios futuros en Oaxaca 


Introducción 

Las transformaciones humanas de los sistemas naturales y 
la explotación desmedida de los recursos naturales ha pro- 
vocado que hoy, algunos ecosistemas y muchas especies se 
encuentren amenazadas o al borde de la extinción 
(Edwards, 2003; Monroy, 2003; Curiel, 2007). La defo- 
restación y degradación de los bosques y selvas destaca 
como uno de los múltiples problemas ambientales, por las 
consecuencias que tiene sobre los ecosistemas y el bienes- 
tar humano y es considerada como una de las principales 
causas de pérdida de la biodiversidad y un factor clave en 
el cambio climático global (Meli, 2003). 

Aunque los bosques y selvas son de gran importan- 
cia, debido a la alta diversidad biológica que poseen; en 
América Latina estos ecosistemas han perdido más de 
50% de su superficie original. En México por ejemplo, se 
deforestan anualmente entre 155 000 ha y 354 000 ha por 
año y nuestro país solo conserva 32% de su cobertura 
forestal original (FAO, 2010). En México, la principal 
causa de deforestación es el cambio de uso del suelo para 
convertir los bosques y selvas tropicales en potreros o 
campos de cultivo (Meli, 2003); es decir, ocurre simultá- 
neamente una pérdida de cobertura vegetal sobre la tierra 
y un cambio en su uso. 

Los procesos de cambio en la cubierta vegetal y uso 
de la tierra ocurren en una dinámica compleja asociada a 
múltiples variables como son el tipo de cubierta vegetal, 
las interacciones ecológicas, el ambiente físico, las activi- 
dades socioeconómicas y el contexto social (Dale y Beye- 
ler, 2001). Algunos de estos procesos pueden ser 
predecibles, pero otros son de naturaleza estocástica. La 
ocurrencia de dos o más factores vinculados con los pro- 
cesos de cambio en la cobertura y uso de la tierra pueden 
provocar un efecto sinérgico, al suceder de manera simul- 
tánea o por lo contrario, inhibirse al ocurrir al mismo 
tiempo (Phillips, 1997). 

En virtud de que los cambios en el uso de la tierra tie- 
nen un origen multifactorial, deben ser analizados en dis- 
tintas escalas temporales y espaciales que permitan conocer 
de manera espacial y a través del tiempo los cambios ocu- 
rridos en la dinámica de las coberturas (Geist y Lambin, 


2002). Recientemente se han desarrollado modelos espa- 
cialmente explícitos que evalúan tales transformaciones 
que permiten entender las dinámicas espacio-temporales, 
mitigar sus impactos negativos y contribuir a la conserva- 
ción de especies (Forester y Machlis, 1996). 

El estado de Oaxaca situado en el sureste de México, 
es considerado parte del botspot mesoamericano no solo 
por la enorme biodiversidad que alberga (Sánchez-Cor- 
dero, 2001; Peterson y Holt, 2003; García-Mendoza et al., 
2004), sino también por la creciente transformación de 
sus bosques y selvas que amenazan la integridad y perma- 
nencia de estos ecosistemas tropicales. Aunque el estado 
ocupa solo 5% del territorio nacional, contiene 50% de la 
todas las especies de plantas vasculares documentadas 
para México, 35% de los anfibios, 63% de aves y 55% de 
los mamíferos terrestres (Illoldi-Rangel et al., 2008). 

Esta región del país dotada de una gran biodiversidad, 
contrasta con los altos niveles de pobreza y marginación de 
la mayoría de sus habitantes, lo que sitúa a Oaxaca como 
uno de los estados con menor índice de Desarrollo Humano 
(IDH) del país (0.6663) (PNUD, 2012). El turismo y las acti- 
vidades agropecuarias son el principal sustento económico 
de la mayoría de la población, por ello, conciliar el desarro- 
llo de las actividades productivas y la conservación de la 
biodiversidad requiere de estudios que permitan conocer 
las tasas de transformación de los principales ecosistemas 
tropicales y crear estrategias para frenar e incluso revertir 
las tendencias de deterioro a mediano y largo plazo. 

Objetivos 

Los objetivos de este trabajo fueron analizar los cambios 
en la cubierta vegetal y el uso de la tierra en dos munici- 
pios de la región costera del estado de Oaxaca para el 
periodo 2000-2011, conocer sus causas y modelar los 
escenarios futuros de dichas transformaciones al 2025. 

Materiales y métodos 

Descripción del área de estudio 

El estado de Oaxaca se localiza entre las coordenadas geo- 
gráficas 15° 39’ y 18° 39’ N, y los 93° 52’ y 98° 32’ W y 


126 



Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 125-140 Primavera 2016 



comprende una superficie de 93 343 km 2 . Está integrado 
por 570 municipios, agrupados en ocho regiones, entre las 
que destaca la Región Costera, que se caracteriza por el 
crecimiento constante de la infraestructura turística 
(carreteras, hoteles, condominios, marinas y obras com- 
plementarias) lo que ha ocasionado severos impactos 
ambientales en las selvas, manglares, dunas costeras y 
marismas (Fig. 1). 

Los municipios Santa María Colotepec y Santa María 
Tonameca, representativos de la dinámica socioeconómica 
que se vive en la región Costera de Oaxaca, fueron selec- 
cionados para llevar a cabo este estudio. Se localizan entre 
dos de los principales centros turísticos del estado: Puerto 
Escondido y Bahías de Huatulco. Cuentan en conjunto con 
una población total de 46 880 habitantes, 23 104 hombres 
y 23 776 mujeres, distribuidos en una superficie de 1117 


km 2 . Los principales tipos de climas corresponden al clima 
cálido (Aw 0 ) y cálido subhúmedo (Awf) con precipitaciones 
que oscilan entre 800 mm y 2500 mm anuales. Los tipos 
de vegetación predominantes son el bosque de niebla, bos- 
que de pino-encino, selva mediana caducifolia y perennifo- 
lia, selva alta perennifolia y manglar. 

Elaboración 

de mapas de vegetación y usos de la tierra 

El mapa de vegetación y usos de la tierra se elaboró a par- 
tir de la cartografía digital de vegetación y uso del suelo 
Serie V, escala 1:250 000 (Inegi, 2013). Para ello, la carta 
digital fue sobrepuesta a una imagen de satélite Spot de 
enero de 2011 (E55923181101291F2A03007) en una 
composición en falso color con la combinación de bandas 
RGB 432 en el software ArcGis 10.1. Esta combinación de 


98WW 


96WW 


94 WW 



O 

‘Ó 

<j> 


o 

‘O 


o 

p 


p 

■o 

o 

C£5 


Figura 1. Localización del área de estudio, municipios de Santa María Colotepec y Santa María Tonameca, Oaxaca, México. 


127 



Leija-Loredo et al. Cambios en la cubierta vegetal, usos y escenarios futuros en Oaxaca 


bandas resalta el vigor de la vegetación debido a que se 
compone de las bandas infrarrojas, que contrasta los frag- 
mentos de vegetación de bosque y su vigor con diferentes 
tonalidades de rojo. En tanto que el color azul se relaciona 
con las zonas de agricultura, ganadería y zonas sin cober- 
tura vegetal, que se diferencian por su forma geométrica 
regular (Lillesand et al., 2004). 

Mediante un análisis visual, se verificó la coinciden- 
cia de los polígonos de cada una de las clases presentes en 
la carta digital y su correspondiente tonalidad, forma y 
tamaño mostrado en las imágenes de satélite. Los polígo- 
nos donde no hubo coincidencia entre las imágenes y la 
clasificación del Inegi, fueron modificados o reclasifica- 
dos, según correspondiera. Para establecer con exactitud 
los tipos vegetación y los usos de la tierra asociados, los 
polígonos donde hubo dudas para su correcta clasifica- 
ción, fueron verificados directamente en campo y georefe- 
renciados con un GPS. La verificación en campo permitió 
delimitar con mayor precisión los límites de cada una de 
las clases y su correcta clasificación. 

En campo, adicionalmente se identificaron elementos 
conspicuos del paisaje, como tipo de suelo, relieve, activi- 
dades económicas y condiciones generales del paisaje. 
Derivado de lo anterior, los principales tipos de vegetación 
y usos de la tierra identificados fueron: bosque de pino- 
encino, selva mediana caducifolia y subcaducifolia, man- 
glar, vegetación higrófila, cuerpo de agua, agricultura de 
riego y temporal, pastizal inducido, duna costera y zonas 
urbanas, los cuales se tomaron como base para elaborar la 
cartografía utilizada. A partir de lo anterior, se generó el 
mapa actual de vegetación y usos de la tierra. 

De manera complementaria, se realizaron tres 
talleres participativos con habitantes de diferentes 
localidades ubicadas en la zona de estudio, con la 
finalidad de conocer la visión de la población en torno 
al manejo de los recursos y la actividad turística que 
se desarrolla en la costa de Oaxaca y los procesos de 
deforestación, con base en algunas técnicas propues- 
tas por Reyes-Hernández et al. (2013). Se buscó iden- 
tificar las principales razones y condiciones que 
obligan a los pobladores a transformar los bosques y 


las selvas de la región y otros ecosistemas frágiles 
como los manglares. 

Cambios en la cubierta vegetal y usos de la tierra 

El análisis de los cambios en la cubierta vegetal y usos de 
la tierra se basó en el método propuesto por Mas (2005), 
el cual se permite evaluar cambios en los usos de la tierra 
y disminuir los errores derivados de los falsos cambios en 
la clasificación de los mapas (clasificación, etiquetado y 
delimitación de polígonos). El método consiste en sobre- 
poner el polígono de la cobertura vegetal y usos del suelo 
de la fecha más actual (2011), sobre imágenes satelitales o 
fotografías aéreas más antiguas (en este caso Spot de enero 
del 2005 y Landsat de marzo del 2000) y con base en un 
análisis visual, se procede a modificar dicha cobertura 
directamente sobre la pantalla de la computadora; proce- 
dimiento muy similar al utilizado para generar el mapa 
actual de vegetación y usos de la tierra descrito inicial- 
mente. De esta manera se obtuvieron los mapas de vegeta- 
ción y uso del suelo para los años 2005 y 2000. 

La determinación de la fiabilidad de los datos obteni- 
dos de los mapas de vegetación y uso del suelo de los años 
2000, 2005 y 2011 de Santa María Colotepec y Santa 
María Tonameca, se realizó con base en el método pro- 
puesto de evaluación de la confiabilidad temática (Mas et 
al., 2003), el cual consiste en la comparación déla infor- 
mación del mapa, con la información de referencia consi- 
derada muy confiable. Este método se basa en el muestreo 
de sitios de verificación, cuya clasificación se obtiene a 
partir de trabajo de campo y de imágenes de satélite (alta 
resolución). Conocer el grado de confiabilidad de un pro- 
ducto cartográfico, permite a los usuarios del mapa valo- 
rar su ajuste con la realidad para la toma de decisiones con 
base en su información cartográfica. 

El proceso de evaluación de la confiabilidad temática 
se divide en tres etapas: 1) diseño del muestreo, se enfoca en 
la selección de las unidades de muestreo, 2) evaluación del 
sitio de verificación, que permite obtener la clase correspon- 
diente a cada unidad de muestreo y 3) análisis de los datos, 
que consiste generalmente en la elaboración de una matriz 
de confusión y el cálculo de índices de confiabilidad (los 


128 



Madera y Bosques vol .22, núm. 1 : 125-140 Primavera 2016 



detalles metodológicos se presentan en Stehman y Cza- 
plewski, 1998; Mas et al., 2003; Franco et al., 2006). 

A través del método de evaluación de la confiabili- 
dad temática, se verificaron ocho categorías con un total 
de 400 puntos para el municipio de Santa María Colote- 
pee y para el municipio de Santa María Tonameca se 
verificaron siete categorías con un total de 350 puntos. 
Los sitios de control se eligieron de acuerdo con Congal- 
ton (1988 y 1991), que recomienda comprobar como 
mínimo 50 puntos por categoría y de 75 a 100 si el área 
de estudio es superior a las 400 000 ha o si hay más de 
12 categorías. 

El grado de la confiabilidad se expresó en tres índices: 
confiabilidad global (proporción del mapa correctamente 
clasificado); confiabilidad del usuario (mide la proporción 
de sitios de cierta categoría en el mapa que están correcta- 
mente clasificados al ser verificados en la base de datos de 
referencia y el de la confiabilidad del productor (propor- 
ción de sitios de cierta categoría en las imágenes de satélite 
que están correctamente clasificados en la base de datos 
contextual) (Mas et al., 2009). Con base en el muestro 
aleatorio estratificado, estos puntos fueron interpretados 
visualmente con imágenes Spot, lo cual permitió tener una 
mayor certeza de los puntos de verificación para cada 
estrato, que corresponde a cada una de las categorías en el 
mapa, garantizando así un número de sitios suficientes 
para cada categoría (los detalles metodólogos se presentan 
en Mas y Couturier, 2011). Para disminuir el sesgo debido 
al muestreo estratificado, se tomaron en cuenta las super- 
ficies de cada una de las categorías consideradas, es decir, 
se aplicó el método propuesto por Card (1982). 

El grado de fiabilidad de los mapas de cubierta vege- 
tal y uso del suelo, con respecto a los puntos de verifica- 
ción que coincidieron con el mapa base, fue mayor a 60% 
para ambos municipios. Los resultados del análisis de fia- 
bilidad de las clasificaciones se encuentran dentro del 
intervalo aceptable usado en diversos estudios que 
emplean criterios espectrales y visuales para la interpreta- 
ción de imágenes de satélite (Díaz et al., 2010). 

La identificación y cuantificación de las áreas defo- 
restadas y aquellas que cambiaron a otros usos de la tie- 


rra, se lograron por medio de una sobreposición 
cartográfica de los mapas para los periodos 2011-2005, 
2005-2000 y 2011-2000. La tasa de deforestación y el 
porcentaje de cambios para cada periodo de estudio se 
obtuvo mediante la fórmula empleada por la FAO: 

C = [{TJT^ - 1]*100 

donde: 

T í = es el año de inicio, 

T 2 = el año actual o más reciente y 
n = Número de años entre T { y T,. 

Finalmente, se elaboraron los mapas de las áreas defores- 
tadas y de las áreas con cambios en los usos de la tierra, se 
cuantificó su superficie y calcularon las tasas de cambio. 

Modelización 

y simulación espacial con Dinámica ego 

Para proyectar los cambios esperados en los usos de la tierra 
y la transformación de las coberturas naturales, se utilizó el 
software Dinámica ego. Este software de código libre (http:// 
www.csr.ufmg.br/dinamica/) permite modelizar escenarios 
futuros a partir de las tendencias observadas previamente, 
considerando los fenómenos espaciales y temporales relacio- 
nados con los procesos de cambio a través del tiempo 
(Soares-Filho et al., 2002). Se basa en algoritmos de autóma- 
tas celulares y los pesos de evidencia de distintas variables 
biofísicas y socioeconómicas identificadas como factores 
causales de la transformación, por lo que ha sido aplicado en 
numerosos estudios incluyendo la modelización de procesos 
de deforestación tropical (Soares -Filho et al., 2002, 2004, 
2006; Sahagún et al., 2011; Mas y Flamenco, 2011). 

El software posee diferentes ventajas sobre otros 
tipos de modelos en los cambios de las cuberturas. Entre 
estas ventajas está el obtener mayor precisión en la ubica- 
ción de los escenarios prospectivos de cambio. En contra- 
parte, el modelo GEOMOD (Pontius et al., 2001) solo 
determina la cantidad de cambio y no la ubicación. Ade- 
más, emplea el método de pesos de evidencia que permite 
generar un mapa de cambio potencial con base en varia- 


129 



Leija-Loredo et al. Cambios en la cubierta vegetal, usos y escenarios futuros en Oaxaca 


bles explicativas y con tendencias históricas y que, a su 
vez, integra la parte del conocimiento experto. Esto lo 
confiere un plus a la interpretación del comportamiento 
de los procesos de cambio en las coberturas. Aunque el 
módulo Land Cbange Modeler (LCM) de IDRISI, basado en 
algoritmos de redes neuronales, también es considerado 
un modelo con alto grado de confiabilidad para la genera- 
ción de proyecciones de cambio, este no permite visualizar 
o modificar los valores de relación entre variables, consi- 
derándosele un modelo de caja negra poco flexible (Gon- 
zález et al., 2014). 

Diferentes trabajos sobre proyecciones de cambio en 
las coberturas, sugieren que los modelos que permiten 
integrar el conocimiento experto, generan mayor confia- 
bilidad en los escenarios de cambio y son más adecuados 
que los modelos basados en calibraciones automáticas 
(redes neuronales, algoritmos genéticos) debido a la preci- 
sión que genera los mapas prospectivos. Al respecto, 
Dinámica ego posee la ventaja de ser un modelo que per- 
mite utilizar ambos enfoques, desde integrar el conoci- 
miento experto según el objeto de estudio (modificando 
los pesos de evidencia y la matriz de Markov ) o funcionar 
bajo un enfoque totalmente automático (sin edición de los 
pesos y utilizando eventualmente la opción del algoritmo 
genético para modificar lo pesos) (Soares-Filho et al., 
2006; Sahagún et al., 2011; Mas et al ., 2014). 

El modelo requiere de una organización y estructura- 
ción de base de datos cartográficos multi-temporal de tipo 
ráster con la información de los usos de la tierra y de 
variables (biofísicas/socioeconómicas) que inciden en los 
procesos de transformación, a partir de lo cual se estiman 
las tasas de transición en diferentes fechas. Las variables 
explicativas, fueron elegidas con base en lo señalado por 
la literatura especializada en el tema y su disponibilidad 
en el formato requerido. Dichas variables fueron homolo- 
gadas (similar georeferencia y tamaño de pixel) en el soft- 
ware ArcGis 10.1 y posteriormente exportadas al modelo 
elaborado en el software Dinámica ego, donde se procesa- 
ron como un archivo multicapa para facilitar su manejo. 

Una vez incorporadas al modelo, se analizó su 
influencia en los cambios detectados y su representativi- 


dad. Las variables utilizadas en el modelo fueron: índice 
de marginación, altitud, pendientes, tipo de suelos, dis- 
tancia a carreteras, distancia a áreas agrícolas, distancia a 
asentamientos humanos, distancia a vías de comunicación 
(pavimentadas y terracerías), distancia a cuerpos de agua 
y distancia al borde o centro del polígono que presentó 
cambios. 

Para disminuir el número de transiciones (y evitar la 
saturación del procesador y memoria del equipo), interac- 
ciones espurias entre las clases (cambios de bosque a selva 
por ejemplo) y hacer más eficiente su manejo en el modelo, 
las clases correspondientes a los tipos de vegetación fue- 
ron reclasificadas. Así por ejemplo las selvas mediana sub- 
caducifolia y subperennifolia fueron reclasificadas solo 
como selva mediana. Los bosques de pino-encino, bosque 
de pino y bosque de encino-pino también fueron reclasifi- 
cados solo como bosque. 

El modelo genera mapas de cambio en la cubierta y 
usos del suelo, donde es posible calcular la proporción 
(probabilidad) de cambio en diferentes categorías de las 
variables explicativas, así como su influencia conocida 
como pesos de evidencia. Los pesos de evidencia se deri- 
van (mediante estadística Bayesiana) de las probabilidades 
de que ocurra un evento (cambio/deforestación) dada 
cierta condición asociando un peso o valor (w) a cada 
categoría y tipo de cambio. Un peso de evidencia positivo 
(w+) >0, indica que la categoría tiende a favorecer el cam- 
bio, mientras que un peso negativo {w-) <0, tendería a 
inhibir el cambio. 

Para que un modelo tenga validez es necesario que se 
cumpla con el supuesto de la no correlación de las varia- 
bles, es decir que los pesos de evidencia deben ser indepen- 
dientes espacialmente. Para determinar la validez de este 
supuesto, se recurre a la aplicación del estadístico de Cra- 
mer y/o el de la información de Incertidumbre- Conjunta 
(Bonham-Carter, 1994). 

Los pesos de evidencia fueron discriminados por 
independencia espacial y en algunos casos modificados de 
acuerdo con su representatividad espacial (número y 
tamaño de polígonos de cambio), temporal (factibilidad 
en el futuro), vinculación con el tipo de transición (reía- 


130 



Madera y Bosques vol .22, núm. 1 : 125-140 Primavera 2016 



ción con la variable), intensidad y comportamiento (forma 
en que deberían expresarse). En los casos donde fue nece- 
sario modificar el peso asignado por el modelo (w+, w-) de 
alguna variable, se recurrió a la consulta con expertos, la 
información recabada en campo y los talleres efectuados 
en las comunidades, para definir el peso real de la variable 
en cuestión. 

Una vez definidos los pesos en el modelo, se procedió 
a realizar un modelamiento prospectivo de cambio, que 
consiste de una simulación de los cambios en la cobertura 
y usos de la tierra. Dicho procedimiento sigue un conjunto 
de reglas de transición preestablecidas donde a cada celda 
se le asigna una clase dependiendo del estado de las celdas 
vecinas (White y Engelen, 2000). Para ello, se calculan las 
matrices de cambio, a partir de la información de dos 
mapas de cobertura de la misma área pero de distinta 
fecha, lo que permite cuantificar las tasas de transición y 
evaluar las variables que influyen en la distribución de los 
cambios. Los mapas de propensión al cambio obtenidos 
en esta etapa, son necesarios para construir los escenarios 
hipotéticos de las superficies que podrían ser transforma- 
das en el futuro en el paso siguiente del modelado (Saha- 
gún et al ., 2011). 

El modelo de los escenarios inicia con la simulación 
que consta de dos funciones esenciales: “ patcher ” que 
estima la formación de nuevos parches o claros en las 
cubiertas naturales y “ expander ”, que adiciona nuevas 
áreas (adyacentes) por la expansión de clases preexisten- 
tes. Para ello se definió la proporción de transiciones para 
cada función, calculada con base en el promedio y la 
varianza de los tamaños de los parches/expansiones for- 
mados en los periodos previos (Godoy y Soares-Filho, 
2008; Mas y Quiroz, 2008). Como resultado se obtuvo un 
mapa de intervalos de tiempo discretos, que muestra la 
proyección de los cambios de acuerdo con las tendencias 
históricas encontradas. 

El proceso de validación de la simulación que consi- 
dera solo la ubicación espacial de los cambios se realizó 
comparando el mapa simulado que se genera a partir de 
los insumos anteriores y posteriormente se contrastó con 
el mapa observado (en este caso 2011), a través del método 


de comparación difusa de Hagen (2003), denominado de 
“ Similaridad Reciproca ” (Kfuzzy). Esta medida muestra 
la magnitud, naturaleza y distribución espacial de la seme- 
janza entre dos mapas cuyos valores cercanos a 1 indican 
mayor similitud. Este método permite ponderar la distan- 
cia y el estado de la distribución de las celdas alrededor de 
una celda central y se concentra en las áreas de cambio y 
no tanto en sus similitudes (Sahagún et al., 2011). Como 
resultado se obtuvo un valor de ajuste de similitud de 71% 
para el municipio de Santa María Colotepec y 78% para 
Santa María Tonameca. Este índice de similitud promedio 
es considerado apropiado cuando su valor es mayor que el 
del mapa real u observado (Hagen, 2003). 

El paso final de la modelización es su validación, para 
ello se recurre a una función denominada decaimiento 
con ventanas múltiples cuyo funcionamiento es muy simi- 
lar al paso anterior. En este caso se generan varios tama- 
ños de ventana que permiten ampliar la exactitud espacial 
del cambio en un área determinada. En este caso el soft- 
ware elige el resultado de la sobreposición (cobertura real 
vs simulada o viceversa) con el menor porcentaje de coin- 
cidencia para evitar falsos cambios o resultados sobredi- 
mensionados. A partir del mapa de 2011 (fecha inicial de 
la simulación) se construyeron los mapas de cubierta vege- 
tal y usos de la tierra esperados para 2015, 2020 y 2025 
para los municipios de Santa María Colotepec y Santa 
María Tonameca. 

Resultados 

Los resultados mostraron que los bosques, los manglares 
y las selvas en la porción de la costa del estado de Oaxaca 
que fue examinada, han sido severamente transformados 
por las actividades antrópicas. La modificación de estos 
ecosistemas tropicales se debe principalmente a la inten- 
sificación de las actividades agropecuarias y la construc- 
ción de vías de comunicación e infraestructura para el 
turismo. En 11 años (2000-2011), se perdieron 18 402 ha 
de selva, 420 ha de manglares y 369 ha de bosques. En 
importante señalar que a pesar de ser dos entidades con- 
tiguas ambos municipios muestran procesos de defores- 
tación diferenciados. 


131 



Leija-Loredo et al. Cambios en la cubierta vegetal, usos y escenarios futuros en Oaxaca 


En el año 2000, Santa María Colotepec registró una 
superficie de 35 450 ha de coberturas naturales (34 303 ha 
de selvas, 733 ha de bosque de pino-encino y 414 ha de 
manglar), que se redujo a 27 525 ha (6777 ha menos) 11 
años después. En términos proporcionales los manglares 
tuvieron el detrimento más drástico al perder 60% de su 
superficie. Los bosque de pino-encino, por su parte, dis- 
minuyeron casi 50% al pasar de 773 ha a 364 ha en el 
mismo período (Fig. 2; Tabla 1). Las tasas de deforestación 
en este municipio fueron de 6.1% para el bosque de pino- 
encino, 4.4 % para los manglares y 2.0% para las selvas 
en el periodo de 2000-2011. 

Los cambios más evidentes se localizaron al norte del 
área de estudio, específicamente en las cadenas montaño- 
sas cubiertas por bosques y selvas y en las áreas cercanas 
a la costa donde predominan los manglares. A su vez, los 


pastizales y las áreas de agricultura de Santa María Colo- 
tepec y Santa María Tonameca mostraron incrementos 
significativos en su superficie al pasar de 974 ha en 2000 
a 4475 ha en 2011. Por su parte las áreas agrícolas se 
incrementaron en 8580 ha en 11 años. 

Santa María Tonameca tenía una superficie total de 
45 224 ha de coberturas naturales en el año 2000 (43 564 
ha de selvas y 1660 ha de manglares). Once años después, 
las selvas habían disminuido en 11 624.7 ha, es decir que 
para 2011 solo quedaban 31 939 ha. Los manglares por su 
parte perdieron 259 ha en este período. Las tasas de defo- 
restación correspondientes fueron de 2.8% para las selvas 
y de 1.5% para los manglares. 

Las principales transformaciones se localizaron en 
las inmediaciones de la principal zona urbana y al suroeste 
del área de estudio (Fig. 3; Tabla 1). Por su parte las áreas 


97°4'Q"W 


se'setrw 


96”48'0"W 



Océano Pacífico 

NOAA 


So urces: Esri, USGS, 



97-W'W 


1 

97°2'30"W 


96°57'0"W 96°51'3(rW 96°46'0"W 


97°4'0"W 96'56’0'W 96 a 4B’0"W 




96°S9'0"W 


97 i 7'3Q"W 


Océano Pacífico 


NOAA 


Sources: Esri, USGS. 


96°50'30"W 


0 3 6 12 



Agricultura 

□ Asentamientos Humanos 
Bosque Pino-Encino 
Cuerpo de Agua 


Pastizal 
Selva Mediana 


Vegetación de Dunas 
Manglar 



Figura 2. Vegetación y uso del suelo actual y potencial del municipio de Santa María Colotepec, Oaxaca. 


132 





Madera y Bosques vol .22, núm . 1 : 125-140 Primavera 2016 



Tabla 1. Cambios en las coberturas vegetales y tasas de deforestación. 


Superficie por año (ha) Tasa anual de deforestación (%) por periodo 
Municipio Cobertura/uso de la tierra 




2000 

2005 

2011 

2000-2005 

2005-2011 

2000-2011 


Bosque Pino-Encino 

733 

592 

364 

-4.2 

-75 

-6.1 


Selva 

34 303 

32 073 

27 525 

-1.3 

-2.4 

-2.0 


Pastizal 

974 

1 408 

4 475 

ND 

ND 

ND 

Santa María 

Agricultura 

4 893 

6 763 

8 580 

ND 

ND 

ND 

Colotepec 

Manglar 

414 

371 

252 

-2.1 

-6.0 

-4.4 


Cuerpo de agua 

97 

97 

97 

ND 

ND 

ND 


Dunas Costeras 

233 

233 

233 

ND 

ND 

ND 


Asentamientos Humanos 

460 

570 

581 

ND 

ND 

ND 


Selva 

43 S64 

38153 

31 963 

-2.6 

-2.8 

-2.8 


Manglar 

1 660 

1 546 

1 410 

-1.4 

-1.6 

-1.5 

Santa María 

Agricultura 

5 808 

7 995 

11,711 

ND 

ND 

ND 

Tonameca 

Pastizal 

1 757 

4 794 

7 442 

ND 

ND 

ND 


Asentamientos Humanos 

35.7 

336.8 

348.5 

ND 

ND 

ND 


Cuerpo de Agua 

136 

136 

120 

ND 

ND 

ND 


agrícolas y los pastizales se incrementaron en 11 588 ha 
respectivamente para el 2011, al igual que los asentamien- 
tos humanos que pasaron de 35.7 ha a 348 ha en 11 años. 

Las variables explicativas utilizadas en el modelo 
prospectivo que tuvieron mayor incidencia de cambio en 
las coberturas naturales en el municipio de Santa María 
Colotepec fueron pendiente, densidad de población y dis- 
tancia a los asentamientos humanos. Estas variables tam- 
bién tuvieron la misma injerencia en el municipio de Santa 
María Tonameca salvo la variable pendiente, que no mos- 
tró un efecto positivo en este municipio. 

La tendencia de los cambios en la cubierta vegetal y 
usos de la tierra indicó que para 2025, en Santa María 
Colotepec se perderían 650 ha de bosque de pino-encino, 
336 ha de manglares y 15 332 ha de selvas (Fig.4; Tabla 2). 
De acuerdo con estas estimaciones los manglares y bos- 
ques prácticamente habrán desaparecido en los siguientes 
14 años. En términos absolutos la selva será el ecosistema 
que pierda la mayor superficie. Por su parte los asenta- 
mientos humanos se incrementarán en 157.3 ha para 2025. 


En el caso de Santa María Tonameca, de mantenerse 
las tendencias actuales, para 2025 se perderán 299 ha de 
manglares y 22 605 ha de selva. La selva sufrirá las mayo- 
res transformaciones (Fig. 5; Tabla 2). La superficie con 
actividad agrícola se incrementará a 12 584 ha, mientras 
que los pastizales sumarán 10 295.9 ha. El crecimiento de 
la superficie agrícola se prevé sea a costa de la selva. Los 
asentamientos humanos se vislumbra amplíen su superfi- 
cie en 21 ha para 2025. 

Discusión 

La transformación de los ecosistemas forestales en la 
región costera de Oaxaca al igual que en otras regiones 
tropicales del país y del mundo ha modificado enorme- 
mente el paisaje regional, afectando con ello la estructura 
y funcionalidad de sus ecosistemas que lo hacen ser más 
vulnerables. Dichas transformaciones hacen cada vez más 
homogéneos los paisajes naturales a medida que la super- 
ficie terrestre se convierte en áreas de usos humanos (Car- 
penter et al., 2009). Además de impactar directa o 


133 



Leija-Loredo et al. Cambios en la cubierta vegetal, usos y escenarios futuros en Oaxaca 



- Océano Pacífico 


96°48'i£rw 


96 a 38'0"W 


96 a 27'50"W 



96 = 48'10"W 


96 C 30'O"W 


9e a 27'50"W 


Océano Pacífico 



- Océano Pacífico 


96°48'10"W 


i°3B'0"W 


96°27 , 50'W 


96'48'1 D"W 


96 t 38'0"W 


96“27'50"W 


0 4S 16 



Agricultura 

Asentamientos Humanos 
Cuerpo de Agua 
Manglar 


Pastizal 
Selva Mediana 
Vegetación de Dunas 



Figura 3. Vegetación y uso del suelo actual y potencial del municipio de Santa María Tonameca, Oaxaca. 



Bosque Pino-Encino 
-Selva 
Manglar 


Figura 4. Tendencias de cambio en las coberturas naturales 
para el municipio de Santa María Colotepec, Oaxaca. 



Selva 


Manglar 


Figura 5. Tendencias de cambio en las coberturas naturales 
para el municipio de Santa María Tonameca, Oaxaca. 


indirectamente en la provisión de los servicios ecosistémi- 
cos (Metzger et al., 2006). 

En Santa María Colotepec las selvas, bosques y man- 
glares han disminuido sus coberturas en más de 6000 ha en 
los últimos once años (2000-2011). En Santa María Tona- 


meca, la situación no es tan diferente, aquí más de 11 000 
ha se perdieron el mismo período. Más grave aún es el 
panorama al que se deberán enfrentar estos ecosistemas en 
las próximas décadas. Las tasas de deforestación anual cal- 
culadas para los municipios de Santa María Colotepec y 


134 







Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 125-140 Primavera 2016 



Tabla 2. Simulación de escenarios futuros de cambios en la 
cubierta vegetal y uso del suelo de los municipios Santa María 
Colotepec y Santa María Tonameca, Oaxaca. 


Municipio 

Uso del suelo 

Superficie por año (ha) 

2015 

2020 

2025 


Bosque 

Pino-Encino 

246 

136 

82 


Selva 

25 442 

21 872 

18 971 


Pastizal 

5 520 

7 966 

10 011 

Santa María 

Agricultura 

9 798 

11 080 

12 001 

Colotepec 

Manglar 

183 

121 

78 


Cuerpo de Agua 

93 

94 

94 


Dunas Costeras 

236 

237.64 

237.85 


Asentamientos 

Humanos 

460 

570 

581 


Selva 

28 776 

24 494 

20 958 


Manglar 

1 337 

1 215 

1 111 

Santa María 
Tonameca 

Agricultura 

Pastizal 

Asentamientos 

Humanos 

14 023 
8 383 

352 

16 354 
10 452 

368 

18 392 
12 053 

373 


Cuerpo de Agua 

89 

78 

73 


Santa María Tonameca, Oaxaca, oscilan entre 2.4% y 
6.1% anual consideradas altas comparadas con las tasas 
publicadas a nivel nacional (1.1%) y con respecto otras cal- 
culadas para otras regiones de México: región purépecha 
de Michoacán (1.5-2%), la selva lacandona (4.5%), Calak- 
mul (2%) (Velázquez et al., 2002) y la Sierra Madre Orien- 
tal en el estado de San Luis Potosí (0.6-1. 7%) (Sahagún et 
al. 2011). De cumplirse los pronósticos expuestos en este 
trabajo, en 15 años los bosques, manglares y selvas de esta 
porción del estado podrían desaparecer casi por completo y 
con ello la biodiversidad asociada. 

En dependencia del grado de perturbación o frag- 
mentación, un hábitat se modificará no solo en su 
estructura vegetal original sino también en su heteroge- 
neidad y su complejidad. Es así que una constante 


reducción del hábitat para las especies que habitan estos 
ecosistemas, puede ocasionar un proceso de defauna- 
ción o desaparición parcial o total de comunidades de 
algunos grupos o de poblaciones de ciertas especies más 
susceptibles como aves residentes y mamíferos grandes 
(Dirzo y García, 1992). 

Aunque existe una transformación acelerada de las 
coberturas naturales en ambos municipios, Santa María 
Tonameca evidencia mayor superficie perdida en el período 
2000-2011 y persistirá al año 2025 de acuerdo con el 
modelo tendencial. Al respecto, se postula que la densidad 
poblacional y la marginación son los factores socioeconó- 
micos con mayor influencia en la transformación del pai- 
saje. En este sentido existen otros trabajos que también 
documentan la relación entre la deforestación y los índices 
de marginación en México. Lo mismo ocurre en la mayo- 
ría de regiones más marginadas en el país, siendo un común 
denominador de los países en vías de desarrollo y otros 
países (Watson et al., 2001; Muñoz-Piña et al., 2003; Pérez- 
Verdín et al., 2009; Sahagún et al., 2011). Esto se explica 
porque la población con bajos recursos económicos, 
requiere satisfacer sus necesidades alimentarias, dando 
lugar al desmonte de áreas para la agricultura, lo que oca- 
siona la erosión y fragmentación de las tierras, derivado de 
la falta de capacitación técnica y de recursos económicos 
para mantener la fertilidad del suelo. 

La apertura de nuevas áreas para la agricultura, parti- 
cularmente en la cercanía de las corrientes de agua superfi- 
cial permite suponer que la disponibilidad del recurso 
hídrico en los municipios Santa María Colotepec y Santa 
María Tonameca favorecerá la intensificación de las activi- 
dades agrícolas, en comparación con otras áreas. Asimismo, 
se detecta un aumento en la superficie ocupada por los asen- 
tamientos humanos, que se incrementará significativamente 
en los próximos años, principalmente en las áreas urbanas 
cercanas a la costa, lo que se explica por la apertura de nue- 
vos espacios para albergar al turismo creciente en la zona. 
Lo anterior conlleva un aumento en la demanda de infraes- 
tructura básica para ofrecer al turista los servicios que 
demanda, generando con ello mayor presión sobre los cam- 
bios en la cubierta vegetal y los usos de la tierra. 


135 



Leija-Loredo et al. Cambios en la cubierta vegetal, usos y escenarios futuros en Oaxaca 


El plan estatal de desarrollo sustentable (2004-2010) 
del estado de Oaxaca planteaba promover proyectos de 
corredores turísticos en los principales centros como Hua- 
tulco-Puerto Ángel, Puerto Escondido- Chacahua. Aun- 
que estos planes no cumplieron con sus expectativas, la 
construcción de carreteras, infraestructura urbana y ser- 
vicios, fueron actividades ligadas a causas directas e indi- 
rectas en la transformación del paisaje. 

La dinámica del proceso de deforestación y los esce- 
narios previstos tienen una dinámica diferenciada, debido 
a la relación en las variables sociales, económicas, políti- 
cas y ambientales (Pijanowski et al., 2002) y algunas de 
estas solo combinan el tiempo pero no necesariamente en 
el espacio. Por ello se recomienda que los modelos pros- 
pectivos no se utilicen de forma separada, sino integral- 
mente con los procesos socioeconómicos y ambientales 
que están relacionados en tiempo y espacio, para lograr 
alternativas de alto potencial y amplio campo de desarro- 
llo conceptual y metodológico (Mas et al., 2002). 

En la actualidad, la alteración y la degradación de los 
ecosistemas requieren de acciones de restauración ecológica 
que permitan su recuperación y logren cumplir sus funcio- 
nes ambientales básicas, como la recarga de acuíferos, la 
modulación del clima y la fijación de carbono entre otros. 
Al respecto, los estudios sobre los procesos dinámicos en la 
cobertura vegetal y usos de la tierra, son indispensables 
para conocer las tendencias de los procesos de degradación, 
desertificación y pérdida de la biodiversidad (Kaimowitz y 
Agelsen, 1998; Velázquez et al., 2002; Priego et al., 2004; 
Guerra y Ochoa., 2006). La Evaluación de los Ecosistemas 
del Milenio se ha centrado en la monitorización del cambio 
del uso del suelo y proporciona conocimientos para ayudar 
a lograr entornos sostenibles (MEA, 2003). 

El estado de Oaxaca es una de las entidades del país 
con mayor diversidad biológica, cultural y una heteroge- 
neidad ambiental compleja por su alta biodiversidad y 
gran cantidad de ecosistemas. Pero al mismo tiempo, evi- 
dencia enormes carencias y rezagos al grado de ocupar el 
tercer lugar en México en los niveles de marginación y 
pobreza (Velázquez, 2002). Aunque el turismo podría ser 
una opción para mejorar las actuales condiciones socioe- 


conómicas de la mayoría de la población, también consti- 
tuye una amenaza para los principales ecosistemas, debido 
al cambio de uso del suelo y deforestación que estaría ejer- 
ciendo principalmente por la demanda y necesidades del 
turista , aunado esto a la instalación de nueva infraestruc- 
tura para albergar al visitante. 

El turismo es un elemento que tiene la capacidad de 
atraer visitantes en una determinada localidad o zona, 
para que esto exista, es necesaria la existencia del recurso 
natural. Los municipios de Santa María Colotepec y Santa 
María Tonameca se ubican en ecosistemas con una 
variada gama de recursos naturales y existe un interés de 
la población y autoridades locales para llevar a cabo ini- 
ciativas donde se promueva el turismo como alternativa 
económica. La actividad turística también ha despeñado 
un papel importante en la transformación de los ecosiste- 
mas, debido a la demanda de infraestructura local. Estos 
cambios no solo presentan altos costos ecológicos, sino 
también afectan en las adaptaciones de los humanos, que 
cada vez requiere de mayores recursos para satisfacer sus 
necesidades (Saunders et al., 1991). 

La complejidad de los procesos de cambio en la región 
costera de Oaxaca, en los municipios de Santa María 
Colotepec y Santa María Tonameca tiene una clara mani- 
festación sobre la cobertura de la vegetación y los diferen- 
tes usos de la tierra, determinados por una red de 
complejas interacciones de factores socioeconómicos y 
medioambientales. El incremento en los asentamientos 
humanos, la marginación, la expansión de la frontera 
agrícola y pecuaria se manifiestan en cambios en los 
modos de aprovechamiento que, a la larga, conducen a 
cambios en los usos del suelo. De tal manera, que el uso y 
el manejo no sostenible entre seres humanos y los ecosiste- 
mas en estos dos municipios, se ven fuertemente condicio- 
nados por la alteración o desaparición de determinadas 
prácticas y modos de aprovechamiento. 

Conclusiones 

Los cambios la cubierta vegetal en Santa María Colotepec 
y Santa María Tonameca han sido influidos por una red 
de complejas interacciones de factores socioeconómicos y 


136 



Madera y Bosques vol .22, núm. 1 : 125-140 Primavera 2016 



medio-ambientales. Estas modificaciones expresan serias 
implicaciones en el medio ambiente y en la disminución de 
áreas forestales como en bosques, selvas y manglares, 
cuyos ecosistemas, han sido impactados severamente un 
poco más de una década. De mantenerse esta dinámica en 
la región costera de Oaxaca, se postula la desaparición 
casi por completo de las coberturas naturales, la intensifi- 
cación de las actividades socioeconómicas y el incremento 
en las áreas de los asentamientos humanos. 

Finalmente la dinámica y condiciones específicas a 
través del análisis realizado en los municipios de Santa 
María Colotepec y Santa María Tonameca establecen la 
necesidad de coordinar las diversas instancias de la admi- 
nistración pública y de gobierno, así como los actores 
sociales a fin de lograr una atención integral efectiva de 
los aspectos esenciales del desarrollo y de las demandas y 
necesidades de la población. La problemática de la región 
debe operar como un espacio de inserción de las políticas 
y acciones que mitiguen el cambio en el uso del suelo y la 
deforestación, así como un ámbito de generación de con- 
sensos y acuerdos que puedan reorientar el desarrollo 
hacia criterios de preservación de los recursos naturales. 

Los escenarios prospectivos de los cambios en la 
cubierta vegetal y uso del suelo encontrados en este estu- 
dio, permitirán el desarrollo de acciones con dirección a la 
planificación, ordenamiento del territorio y a la ejecución 
de programas que mitiguen el impacto a los recursos natu- 
rales y coadyuven al uso racional de los ecosistemas en 
esta región que, de acuerdo con las tendencias obtenidas, 
están en peligro en desaparecer en más de la mitad de su 
cobertura natural. 

El desarrollo de esta investigación sirvió para cono- 
cer el ritmo de las tasas de deforestación y las condiciones 
en las que se encuentran los ecosistemas de esta región, así 
mismo permitió identificar las causas que inciden en la 
transformación de las coberturas naturales y a su vez per- 
mitirá describir los patrones a través del tiempo que gene- 
rarían los cambios en los paisajes de esta región. 

Enfoques de modelado del paisaje basados en escena- 
rios para producir estudios futuros del paisaje siguen 
siendo un desafío. Este estudio es parte del esfuerzo para 


mejorar el acoplamiento entre modelos de paisajes y esce- 
narios futuros a una escala regional. 

Reconocimientos 

Los autores agradecen al proyecto “Propuesta de ordena- 
miento ecológico de la actividad turística en la costa sur- 
occidental del pacífico mexicano, con base en la 
asimilación económica del territorio” Convenio SEP- 
81601 , por los recursos otorgados para la realización de 
esta investigación. El Primer autor agradece al Consejo 
Nacional de Ciencia y Tecnología, por la beca otorgada 
para los estudios de maestría en Ciencias Ambientales de 
la UASLP. 

Referencias 

Bonham-Carter, G.E.1994. Geographic information systems 
for geoscientists: Modeling with GIS. Pergamon. Nueva 
York. 398 p. 

Card, H. 1982. Using known map category marginal frequen- 
cies to improve estimates of thematic map accuracy. Pho- 
togrammetric Engineering and Remóte Sensing 
48 (3) :431-439. 

Carpenter, S.R., H.A. Mooney, A. John, D. Capistrano, R.S. 
DeFries, S. Díaz, T. Dietz, A.K. Duraiappah, A. Oteng- 
Yeboah, H.M. Pereira, C. Perrings, W.V. Reid, J. 
Sarukhan, R.J. Scholes y A. Whyte. 2009. Science for 
managing ecosystem Services: beyond the millennium 
ecosystem assessment. PNAS 106(5):1305-1312. 
Congalton, R. 1988. A comparison of sampling scheme use in 
generating error matrices for assessing the accuracy of 
maps generated from remotely sensed data. Photogram- 
metric Engineering and Remóte Sensing 54(5):593-600. 
Congalton, R. 1991. A review of assessing the accuracy of clas- 
sifications of remotely sensed data. Remóte Sensing ofthe 
Environment 37:35-46. 

Curiel, B.A. 2007. El entendimiento de las fuerzas dinamizado- 
ras de la degradación ambiental: las aportaciones de Paul 
Ehrlich. Gaceta Ecológica. INE-Semarnat. México. 

Dale, V.H. y S.C. Beyeler. 2001. Challenges in the development 
and use of ecological indicators. Ecological Indicators 
1:3-10. 


137 



Leija-Loredo et al. Cambios en la cubierta vegetal, usos y escenarios futuros en Oaxaca 


Díaz Gallegos, J.R., J.F. Mas y A. Velázquez 2010. Trends of 
tropical deforestation in Southeast México. Singapore 
Journal of Tropical Geography 31:180-196. 

Dirzo, R. y M.C. García. 1992. Rates of deforestation in Los 
Tuxtlas, a Neotropical area in Southeast México. Conser- 
vation Biology 6: 84-90. 

Edwards, T.C. Jr., G.C. Moisen., T.S. Frescino y J.J. Lawer. 
2003. Modelling múltiple ecological scales to link lands- 
cape theory to wildlife conservation. In: J.A. Bissonette e 
I. Storch, eds. Landscape ecology and resource manage- 
ment. Linking theory with practice. Island Press. Wash- 
ington, E.U.A. p:153-172. 

FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimenta- 
ción y la Agricultura). 2010. Evaluación de los recursos 
forestales mundiales 2010. Informe Nacional México. 
FRA2010/132. Roma. 98 p. 

Forester, D.J. y G.E. Machlis. 1996. Modeling human factors 
that affect the loss of biodiversity. Conservation Biology 
10:1253-1263. 

Franco, S., H. Regil y J. Ordóñez. 2006. Dinámica de perturba- 
ción-recuperación de las zonas forestales en el Parque 
Nacional Nevado de Toluca. Madera y Bosques 12(1):17- 
28. 

Geist, H.J. y E.F. Lambin. 2002. Proximate causes and 
underlying driving forces of tropical deforestation. BioS- 
cience 52(2):143-150. 

García-Mendoza, A., M.J. Ordóñez, M. Briones-Salas, 2004. 
Diversidad biológica del estado de Oaxaca. Instituto de 
Biología UNAM/Fondo Oaxaqueño para la Conservación 
de la Naturaleza y WWF, México D.F. p:55-65. 

Guerra, V. y S. Ochoa. 2006. Evaluación espacio-temporal de la 
vegetación y uso del suelo en la reserva de Biosfera Panta- 
nos de Centla, Tabasco 1990-2000. Investigaciones Geo- 
gráficas, Boletín del Instituto de Geografía UNAM 59:7-25. 

Godoy, M.M.G. y B.S. Soares-Filho. 2008. Modelling intra- 
urban dynamics in the savassi neighborhood, Belo Hori- 
zonte city, Brazil. In: M. Paegelow y M.T. 

Camacho-Olmedo, eds. Modelling Environmental Dyna- 
mics. p:318-338. 

González, J., A. Cubillos, M. Arias, B. Zapata. IDEAM-MADS. 
2014. Resultados de la simulación de la deforestación 


para el ajuste del nivel de referencia del área subnacional 
A8. Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios 
Ambientales de Colombia. Ministerio de Ambiente y 
Desarrollo Sostenible. Bogotá, Colombia. 42 p. 

Hagen, A. 2003. Fuzzy set approach to assessing similarity of 
categorical maps. International Journal of Geograpbical 
Information Science 17:235-249. 

Inegi (Instituto Nacional de Geografía e Informática). 2013. 
Conjunto Nacional de uso de suelo y vegetación: Escala 
1:250 000 (vectorial). Serie V. DGG-Inegi. México. 

Illoldi-Rangel P., F.M. Trevon, P. Christopher, S.V. Cordero, S. 
Sahotra. 2008. Solving the máximum representation pro- 
blem to prioritize areas or the conservation of terrestrial 
mammals at risk in Oaxaca. Divers Distribution 14:493- 
508. 

Kaimowitz, D. y A. Angelsen. 1998. Economic models of tropi- 
cal deforestation A Review. Center for International 
Forestry Research. Bogor, Indonesia. 

Lillesand, T.M., R.W. Kiefer y J. W. Chipman. 2004. Remóte 
sensing and image interpretation. John Wiley. Hoboken, 
Nueva Jersey, EUA. 763 p. 

Mas, J.F., H., Puig., J.L. Palacio-Prieto y A. Sosa. 2002. Mode- 
lado del proceso de deforestación en una región del sureste 
de México. CD de las Memorias del II Seminario Latino- 
americano de Geografía Física. Maracaibo, Venezuela 
p:24-27. 

Mas, J.F, J.R. Díaz-Gallegos y A. Pérez-Vega. 2003. Evaluación 
de la confiabilidad temática de mapas o de imágenes clasi- 
ficadas: una revisión. Investigaciones Geográficas, Bole- 
tín del Instituto de Geografí UNAM 51:53-72. 

Mas, J.F. 2005. Change estimates by map comparison: A 
method to reduce erroneous changes due to positional 
error. Transactions in GIS 9(4):619-629. 

Mas, J.F. e Y. Quiroz. 2008. Modelización de los cambios de 
uso/cobertura de suelo con el software Dinámica. México: 
Centro de Investigación en Geografía Ambiental, Univer- 
sidad Nacional Autónoma de México. 124 p. 

Mas, J.F., A. Velázquez y S. Couturier. 2009. La evaluación de 
los cambios de cobertura/uso del suelo en la República 
Mexicana. Investigación Ambiental 1(1): 23-39. 


138 



Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 125-140 Primavera 2016 



Mas, J. y S. Couturier. 2011. Evaluación de bases de datos car- 
tográficas. In: F. Bautista, ed. Técnicas de muestreo para 
manejadores de recursos naturales. CIGA, IG. México, 
D.F. p: 675-703. 

Mas, J.F., A. Flamenco-Sandoval. 2011. Modelación de los 
cambios de coberturas/uso del suelo en una región tropi- 
cal de México. GeóTropico 5(l):l-24. 

Mas, J.F., M. Kolb, M. Paegelow, M.T. Camacho y T. Houet. 
2014. Inductive pattern-based land use/cover change 
models: A comparison of four software packages. Envi- 
ronmental Modelling y Software 51:94-111. 

Meli, P. 2003. Restauración ecológica en bosques tropicales. 
Veinte años de investigación académica. Interciencia 
8:581-589. 

Metzger, M.J., M.D.A. Rounsevell, F. Acosta-Michlik, R. Fee- 
mans y D. Schróter. 2006. The vulnerability of ecosystem 
Services to land use change. Agriculture. Ecosystems and 
Environment 114:69-85. 

Millenium Ecosystems Assessment. 2005. Ecosystems and Fluman 
Well-Being: Synthesis. Island Press. Washington, DC. 

Monroy, V.O. 2003. Principios generales de biología de la con- 
servación. In: O. Sánchez, E. Vega, E. Peters y O. Monroy, 
eds. Conservación de ecosistemas templados de montaña 
en México. INE-Semarnat. México 315 p. 

Muñoz-Piña, C., G. Alarcón, J.C. Fernández y F. Jaramillo. 
2003. Pixel patterns of deforestation in México. México: 
INE-Semarnat (Working paper). México. D.F. 26 p. 

Pérez-Verdín, G., Kim, Y.S., Hospodarsky y D.A. Tecle. 2009. 
Factors driving deforestation in common pool resources 
in Northern México. Journal of Environmental Manage- 
ment 90:331-340. 

Peterson, A.T. y R.D. Holt. 2003. Niche differentiation in Mexi- 
can birds: Using point occurrences to detect ecological 
innovation. Ecology Letters 6:774-782. 

Phillips, O.F. 1997. The changing ecology of tropical forest. 
Biodiversity and Conservaron 6:291-311. 

Pijanowski, B.C., D.G. Brown, B.A. Shellito y G.A. Manik. 
2002. Using neural networks and GIS to forecast land use 
changes: A land transformation model. Computers, Envi- 
ronment and Urban Systems 26(6):553-576. 


PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo). 
2012. El futuro sostenible que queremos. Informe Anual 
2011/2012. 37 p. 

Pontius, R.G., J.D. Cornell y C.A. Hall. 2001. Modeling the 
spatial pattern of land use change with GEOMOD2: Appli- 
cation and validation for Costa Rica. Agriculture. Ecosys- 
tems and Environment 1775:1-13. 

Priego, A.H., A. Cotler, N.F. Fregoso y C. Enríquez. 2004. Fa 
dinámica ambiental de la cuenca Ferma-Chapala. Gaceta 
Ecológica 71:23-38. 

Reyes-Hernández, H., J.N. Montoya -Toledo., J. Fortanelli- 
Martínez., M. Aguilar-Robledo., J. García Pérez. 2013. 
Metodologías participativas aplicadas al análisis de la 
deforestación del bosque de niebla en San Fuis Potosí, 
México. Bois et Forets des Tropiques 318(4):27-39. 

Sánchez-Cordero, V. 2001. Elevational gradients of diversity for 
bats and rodents in Oaxaca, México. Global Ecology and 
Biogeography 10:63-76. 

Sahagún J., H. Reyes, J.F. Flores, F. Chapa. 2011. Modeliza- 
ción de escenarios de cambio potencial en la vegetación y 
uso de suelo en la Sierra Madre Oriental de San Fuis 
Potosí, México. Journal of Latín American Geography 
10(2):65-86. 

Saunders, R.W. y K.T. Kriebel. 1991. An improved method for 
detecting clear sky and vegetation types in the 8-14 um 
wave band: analysis of two field methods. Remóte Sen- 
sing of Environment. 59:490-521. 

Soares-Filho, B.S., A. A. Alencar, D.C. Nepstad, G.C. Cer- 
queira, M.C.V. Diaz, S. Rivero, F. Solórzano y E. Voll. 
2004. Simulating the response of land-cover changes to 
road paving and governance along a major Amazon 
highway: The Santarém Cuiabá corridor. Global Change 
Biology 10(5):745-764. 

Soares-Filho, B.S., D.C. Nepstad, F.M. Curran, G.C. Cer- 
queira, R.A. Garda, C.A. Ramos, E. Voll, A. McDonald, 
P. Fefebre y P. Schlesinger. 2006. Modelling conservation 
in the Amazon basin. Nature 440:520-523. 

Soares-Filho B.S., C.F. Pennachin y G. Cerqueira. 2002. Dina- 
mica a stochastic cellular autómata model designed to 
simúlate the landscape dynamics in an Amazonian colo- 
nizaron frontier. Ecological Modelling 154:217-235. 


139 



Leija-Loredo etal. Cambios en la cubierta vegetal, usos y escenarios futuros en Oaxaca 


Stehman, S. y R. Czaplewski. 1998. Design and analysis for the- 
matic map accuracy assessment: fundamental principies. 
Remóte Sensing of Environment 64:331-344. 

Velázquez, A., J.F. Mas y J.L. Palacio. 2002. Análisis del cam- 
bio de uso del suelo, mapas del análisis del cambio de uso 
del suelo. Instituto de Geografía, UNAM. Secretaría de 
Medio Ambiente y Recursos Naturales. Instituto Nacio- 
nal de Ecología. 

Watson, R.T., I.R. Noble, B. Bolín, N.H. Ravindranath, D.J. 
Verardo y D.J. Dokken, eds. 2001. Land use, land use 
change, and forestry. Cambridge University Press. Cam- 
bridge. 375 p. 


White, R. y G. Engelen. 2000. High resolution integrated mode- 
lling of the spatial dynamics of urban and regional Sys- 
tems. Computers, Environment and Urban Systems 
24:383-400. 


Manuscrito recibido el 6 de abril de 2015. 

Aceptado el 29 de enero de 2016. 

Este documento se debe citar como: 

Leija-Loredo, E.G., H. Reyes-Hernández, O. Reyes-Pérez, J.L. Flores- 
Flores y F.J. Sahagún-Sanchéz. 2016. Cambios en la cubierta vegetal, 
usos de la tierra y escenarios futuros en la región costera del estado 
de Oaxaca, México. Madera y Bosques 22(1)125-140. 


140 



Madera y Bosques 


vol. 22 , núm. 1 : 141-153 


Primavera 2016 


Proceso 
en el 



de deforestación 

municipio de Cherán, 

Michoacán, México (2006-2012) 


Deforestation process in the municipality of Cherán, Michoacán, 

México (2006-2012) 


María Luisa España-Boquera 1 * y Ornar Champo-Jiménez 1 


1 instituto de investigaciones Agropecuarias y Foresta- * Autor de correspondencia, 
les (IIAF), Universidad Michoacana de San Nicolás de mespanaboquera@gmail.com 
Hidalgo, Michoacán, México. 


Resumen 

La devastación de los ecosistemas en los últimos años está aumentando la desigualdad y los conflictos sociales y, en particular, la margi- 
nación de los pueblos indígenas, que en muchos casos son los legítimos propietarios de las tierras forestales. En este trabajo se analiza el 
caso de la población purépecha de Cherán, Michoacán, comunidad que en 2011 organizó un levantamiento armado como protesta por 
la tala ilegal de sus bosques, frente a la indiferencia de las autoridades. A partir de imágenes satelitales Spot, de alta resolución (10 m) se 
estimó la pérdida anual de la cubierta forestal, entre 2006 y 2012. Utilizando un criterio basado en el NDVI y la firma espectral, se obtu- 
vieron y validaron los mapas de suelo / vegetación, para cada año del período estudiado; la comparación de los mapas anuales permitió 
construir el mapa de deforestación anual. En total, fueron deforestadas 9069 hectáreas, lo que equivale a 71% de la superficie vegetal 
existente en 2006. La mayor parte de la deforestación se produjo entre 2010 y 2011 (2815 ha) y corresponde la zona más cercana al 
núcleo urbano; muchas zonas taladas también fueron quemadas. Estos resultados permiten dimensionar el problema de la deforestación 
en Cherán y ayudan a entender la reacción de la comunidad ante la devastación de sus bosques. 

Palabras clave: cambio de cobertura, imágenes Spot, Meseta Purépecha, movimientos indígenas. 


Abstract 

The devastation of ecosystems in recent years is increasing the inequality and social conflict, and in particular, the marginalization of in- 
digenous people, who in many cases are the rightful owners of the forestland. In this research we analyse the case of the Purepecha town 
of Cherán, Michoacan, community that in 2011, staged an armed uprising as protest for the illegal logging of their forests, in the face of 
the indifference of the authorities. The annual loss of forest cover between 2006 and 2012 was estimated by analyzing high resolution 
satellite images Spot (10 m), using a criterion based on the NDVI and the spectral signature. Soil / vegetation maps were obtained and 
validated for each year of the period studied; the comparison of annual maps allowed to generate the map of annual deforestation. In 
total, 9000 ha were deforested, equivalent to 71% of the vegetation area existing in 2006. Most deforestation occurred between 2010 
and 2011 (2815 ha) and corresponds to the forest nearest the urban core area; many clearcuts were also burned. These results measure 
the problem of deforestation in Cherán and help understand the community’s reaction to the destruction of their forest. 

Keywords: land cover change, Spot images, Meseta Purepecha, indigenous movements 


Introducción 

En los últimos 50 años la humanidad ha cambiado los 
ecosistemas más rápida y extensivamente que en cualquier 
periodo comparable de la historia. Muchos de estos cam- 
bios han sido en respuesta a las necesidades crecientes de 


comida y agua, así como de madera, fibras y combustibles; 
la obtención desmesurada de estos recursos tiene conse- 
cuencias graves, como la pérdida de biodiversidad, el cam- 
bio climático y la degradación de los suelos. Este alto 
precio por la degradación de los servicios ecosistémicos 


141 



España-Boquera y Champo-Jiménez. Deforestación en el municipio de Cherán 


está siendo asumido de manera desproporcionada por los 
más pobres, lo que está acrecentando la desigualdad y los 
conflictos sociales ( Millenium Ecosystem Assessment , 
2005). Mientras las zonas más desarrolladas del planeta 
han logrado mantener o incrementar sus superficies fores- 
tales en la última década, con tasas de cambio entre 1.16% 
en los países de Asia del Este, 0.36% en Europa (sin 
Rusia), 0.28% en Asia del Sur, 0.13% en EE.UU. y 0% en 
Canadá, en los países menos desarrollados la tendencia es 
negativa, con -1.19% en América Central y entre -0.45% 
y -0.36% en América del Sur, África, Asia del Sur y del 
Este y Oceanía (FAO, 2011). Esta correlación entre el nivel 
de desarrollo y el de deforestación se encuentra también 
entre los países de cada región (Redo et al ., 2012) y se 
explica por diferentes factores. 

La extracción de madera, la expansión de la agricul- 
tura, principalmente de los cultivos permanentes, y la 
construcción de infraestructura, en particular de trans- 
porte, se consideran las causas directas más importantes 
de la deforestación. Sin embargo, las verdaderas causas 
son indirectas: de naturaleza económica, demográfica, 
tecnológica, sociopolítica o cultural y dependen principal- 
mente de las “actitudes de indiferencia pública hacia los 
entornos forestales” (Geist y Lambin, 2002). 

Los gobiernos con débil legitimidad muestran una 
capacidad limitada para mantener localmente sistemas 
sustentables de manejo forestal (Bottazzi y Dao, 2013), 
mientras que aquellos con altos niveles de gobernabili- 
dad (concepto que incluye la estabilidad, la ausencia de 
violencia, la efectividad y el control de la corrupción 
(Kauffmann et al ., 2012)) se asocian con bajos niveles 
de deforestación ilegal. Sin embargo en aquellos casos 
en que las políticas públicas eficientes estimulan la 
expansión agrícola, descuidando la conservación del 
medio ambiente, puede haber una pérdida importante 
de superficie forestal (Ceddia et al ., 2014). Así, la falta 
de regulación en los usos de suelo (Redo et al ., 2012) y 
de coordinación entre las políticas agrícolas y foresta- 
les, con la priorización de las primeras, ha fomentado 
en muchos casos la conversión de tierras forestales a 
cultivos, con el fin de hacerlas productivas o simple- 


mente como mecanismo para legitimar su propiedad 
(Bottazzi y Dao, 2013). 

La tenencia de la tierra se señala como un factor 
importante asociado con la deforestación, sin embargo, 
no hay una relación directa con el tipo de propiedad, pri- 
vada o comunal, sino más bien con el nivel de compromiso 
(y la capacidad real) de los propietarios para limitar la 
explotación (Bottazzi y Dao, 2013). La tierras comunales 
son a menudo propiedad de poblaciones indígenas, y en 
estos casos se ha observado que la probabilidad de defo- 
restación es menor, lo que se explica por el sentimiento de 
arraigo y respeto de las comunidades por su territorio, que 
es su espacio natural de vida, base de sus saberes, conoci- 
mientos, cultura, identidad, tradiciones y derechos 
(Barranquero et al ., 2010), además de constituir su único 
patrimonio (Madrid et al ., 2009). La falta de apoyo al 
sector forestal y de respeto hacia las culturas indígenas, 
aunada a la pobreza de estos grupos de población, que no 
cuentan con fuentes de empleo en otros sectores, obliga a 
los dueños de los bosques a elegir entre la sustentabilidad 
económica de sus familias y la sustentabilidad ecológica 
de sus bosques. 

Un elemento adicional, que intensifica la presión 
hacia las superficies forestales de los pueblos indígenas en 
situaciones de débil gobernabilidad, es el control de las 
tierras forestales por parte de grupos armados ligados a 
actividades delictivas, como el narcotráfico, ya sea para 
mantener el dominio del territorio, comercializar madera 
y minerales de forma ilegal y/o establecer cultivos de dro- 
gas. Este fenómeno se ha ido consolidando en los últimos 
años como uno de los principales factores de la pérdida de 
bosques tropicales de América Latina, principalmente en 
los países de producción y tránsito de drogas hacia los 
Estados Unidos, es decir, desde Colombia hasta México 
(McSweeney et al ., 2014). 

En México se vive desde hace varios años una situa- 
ción de violencia e ingobernabilidad (Casar, 2015), rela- 
cionada con el tráfico de drogas y la “guerra” emprendida 
para combatirlo. Entre las consecuencias de este conflicto, 
hay que incluir la creciente pobreza y desigualdad social 
(Hurtado-González y Delgado-Valdez, 2013) y la intensi- 


142 



Madera y Bosques vol .22, núm. 1 : 141-153 Primavera 2016 



ficación de la devastación ecológica (McSweeney et al., 
2014). En México la mayoría de los bosques pertenecen a 
comunidades y pueblos indígenas (Madrid et al., 2009); 
sin embargo, las políticas públicas inadecuadas y la falta 
de apoyo para la tecnificación y comercialización de los 
productos forestales, no han permitido el desarrollo de 
una silvicultura efectiva que permita a estos grupos salir 
de la situación de pobreza en que se encuentran (DOF, 
2014; Navarrete-Linares, 2008), sino que más bien ha 
incentivado la tala ilegal y ha creado muchos conflictos 
territoriales entre las comunidades (White y Martin, 
2002). 

Michoacán es uno de los estados más violentos e ines- 
tables del país, por estar en disputa entre varias asociacio- 
nes delictivas (Maldonado-Aranda, 2012; Ameth, 2015); 
a pesar de ser uno de los principales productores agrope- 
cuarios, es el octavo estado en índice de marginación y el 
tercero en expulsión de migrantes hacia los EE. UU. 
(Fuentes-Díaz y Paleta-Pérez, 2015); al mismo tiempo, es 
uno de los estados con más municipios indígenas. La 
población indígena michoacana pertenece a las regiones 
purépecha (en el centro), nahua (en la sierra-costa) y 
mazahua-otimí (en el oriente, Reserva de la Mariposa 
Monarca) (Franco-Mendoza, 1996) y cada una de ellas 
constituye un claro ejemplo de los problemas descritos. En 
el presente trabajo se analiza el caso reciente del municipio 
purépecha de Cherán. 

La población purépecha de Cherán sufrió, entre 2006 
y 2011, el saqueo sus bosques por parte de grupos arma- 
dos, ante la indiferencia del gobierno. En respuesta a esta 
situación, la comunidad organizada protagonizó un 
levantamiento armado, que la convirtió, en México y el 
mundo, en el paradigma de la lucha de los pueblos indíge- 
nas por sus recursos naturales (Turati, 2012; Fuentes-Díaz 
y Paleta-Pérez, 2015). A pesar de la importancia social y 
mediática del tema (el hecho sirvió de referencia para los 
movimientos de autodefensa que aparecieron en 2013 en 
diferentes puntos del estado de Michoacán (Pérez-Caba- 
llero, 2015)), la superficie deforestada en Cherán no ha 
sido cuantificada hasta ahora de manera clara y objetiva. 
Las imágenes proporcionadas por satélites de observación 


de la Tierra pueden constituir una opción para la cuanti- 
ficación de la deforestación en este municipio, ya que han 
probado ser una herramienta de transparencia global en el 
sector forestal (Gorsevski et al., 2012) y se han utilizado 
en numerosos estudios de cambio de uso de suelo (Teng et 
al., 2008). 

Objetivos 

El objetivo de este trabajo fue cuantificar la deforestación 
anual en el municipio de Cherán, entre 2006 y 2012, con 
el fin de proporcionar información clara y objetiva que 
contribuya a entender la situación sociopolítica de este 
municipio en el contexto actual de ingobernabilidad, vio- 
lencia y pobreza. Se propone una metodología de cons- 
trucción de mapas consistente en una clasificación no 
supervisada de imágenes satelitales de alta resolución, uti- 
lizando un criterio basado en el NDVI y la firma espectral. 

Materiales y métodos 

Zona de estudio 

El municipio de Cherán, de población indígena y vocación 
forestal, es el más pequeño de los cinco que conforman la 
llamada Meseta Purépecha (19° 38’ - 19° 51’ N y 101° 52’ 
- 102° 08’ W) del estado de Michoacán de Ocampo, en 
México. Tiene una extensión territorial de 221.88 km 2 . Su 
altitud varía entre los 2200 m snm y los 3299 m snm. El 
clima es templado sub-húmedo con lluvias en verano; la 
temperatura varía de 12 °C a 24 °C y la precipitación plu- 
vial anual total va de 1000 mm a 1200 mm. Según el 
Censo de Población y Vivienda del Instituto Nacional de 
Estadística y Geografía (Inegi, 2005), su población es de 
18 141 habitantes, repartidos en tres núcleos urbanos: 
Cherán, Santa Cruz Tanaco y la pequeña comunidad de 
Casimiro Leco (El Cerecito). La vegetación característica 
es el bosque de pino ( Pinus sp.), principalmente en las 
zonas montañosas; en la parte norte del municipio hay 
zonas bajas con vegetación de transición, principalmente 
arbustos y encinos ( Quercus sp.). 

Como otros municipios del estado, sufrió desde los 
años 90s la tala clandestina de sus bosques, frente a la 


143 



España-Boquera y Champo-Jiménez. Deforestación en el municipio de Cherán 


indolencia de las autoridades estatales y federales. En 
los últimos años el problema se agravó, por la combina- 
ción de diferentes factores: la falta de empleo, la aplica- 
ción de equipo especializado en corte y aserrío, la 
corrupción en la entrega de autorizaciones para el uso 
forestal de los bosques, el aumento del tráfico y con- 
sumo de drogas en la población joven, así como la pene- 
tración de la delincuencia en diferentes niveles del 
gobierno estatal y municipal, incluyendo la policía. 
Esta situación propició la proliferación de talamontes 
del propio municipio (se señala a los pobladores de 
Tanaco y El Cerecito) y de municipios cercanos (Nahuat- 
zen, Uruapan, Zacapu y Chilchota), responsables de la 
extracción diaria de toneladas de madera y del aumento 
de las extorsiones a los habitantes. El 15 de abril de 
2011, después de meses de enfrentamientos entre los 
talamontes y la población, los cheranenses decidieron 
asumir la defensa armada de su territorio y negarse a la 
celebración de comicios electorales en el municipio, pre- 
vistos para el 11 de noviembre de ese mismo año (Ruíz, 
2011; Turati, 2012). 

Imágenes satelitales 

Para la realización del trabajo se utilizaron en total 13 
imágenes del satélite Spot 5: 9 multibanda (10 m) y 4 pan- 
cromáticas (2.5 m), con fechas de adquisición comprendi- 
das entre 2004 y 2012. Las imágenes satelitales fueron 
concedidas para este trabajo en el marco del convenio 
ERMEXS - UMSNH 2012. En todos los casos se trata de 
imágenes correspondientes a la época de secas. 

Metodología 

El análisis de las imágenes se realizó con el programa 
informático ENVI 4.8 (Exelis, Visual Information Solu- 
tions, Inc.). 

Preprocesamiento 

Las imágenes multibanda fueron calibradas con respecto 
a las ganancias de los sensores, para pasar de valores digi- 
tales brutos a radianzas (valores proporcionados por Spo- 
timage). Las imágenes calibradas se corrigieron 


atmosféricamente con el modelo FLAAHS, para obtener 
reflectancias. Para cada fecha, se recortó la zona de estu- 
dio, considerando el límite oficial del municipio de Che- 
rán, proporcionado por el Inegi. 

Las imágenes de los años 2004, 2005 y 2006 no con- 
tienen el municipio completo. Dado que los problemas de 
deforestación son posteriores al 2006 y no hay cambios 
importantes en la cobertura entre estos años, se construyó 
un mosaico con las tres imágenes. Este mosaico constituye 
la imagen de referencia de la situación inicial del bosque y 
se considerará como la imagen de 2006. 

Las imágenes del municipio de cada año se hicieron 
coincidir pixel a pixel con el mosaico de la fecha inicial, 
utilizando más de 300 puntos de control en cada caso, 
para lograr un error inferior a 1 pixel (función WARP de 
ENVI). 

Clasificación 

Se consideraron dos tipos de cobertura generales: suelo , 
que incluye tanto las zonas de suelo desnudo, como con 
poca vegetación, y vegetación , que corresponde principal- 
mente a las zonas de bosque de pino y pino-encino, pero 
también de especies arbustivas y de matorral. Dado que las 
imágenes corresponden a época de secas, las parcelas de 
cultivo carecen de vegetación. Trabajar con un número 
pequeño de coberturas permite obtener mapas de mayor 
precisión (Teng et al ., 2008). En el caso del municipio de 
Cherán, donde la deforestación se produjo de forma rápida 
y el bosque denso pasó a ser suelo desnudo, es suficiente 
separar de manera general el suelo y la vegetación. Estos 
dos tipos de cobertura tienen firmas espectrales caracterís- 
ticas y contrastantes (Guyot, 1997; Jones y Vaughan, 
2010): Una vegetación densa presenta una reflectancia baja 
en el visible, con un máximo relativo en el verde y un 
mínimo en el rojo, en contraste con una reflectancia muy 
alta en el infrarrojo cercano (NIR), con un mínimo relativo 
en el infrarrojo medio (SWIR), en las bandas de absorción 
de la luz por el agua contenida en las hojas; su NDVI (índice 
de la diferencia normalizada, calculado como la diferencia 
entre las reflectancias en el rojo y el NIR, dividida por su 
suma (Chen, 1996)) es cercano a 1. Por su parte, un suelo 


144 



Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 141-153 Primavera 2016 



desnudo presenta una reflectancia creciente desde el visible 
al NIR y SWIR, y un valor de NDVI cercano a 0. 

Para cada fecha se realizó una clasificación no super- 
visada de 20 clases, con un algoritmo k-means (Tou y 
González, 1974; Campbell, 2002; Lu y Weng, 2007; Shi y 
Ding, 2011; Baldeck y Asner, 2013). Una vez establecidas 
las clases, cada una de ellas se asignó a uno de los tipos de 
cobertura o categorías del mapa final. Con el fin de garan- 
tizar que los mapas obtenidos serían comparables entre sí, 
se definió un criterio objetivo de asignación de las clases 
(Campbell, 2002; Schulz et al., 2010; Sexton et al., 2013), 
para lo cual se obtuvo la firma espectral y el NDVI prome- 
dios de cada una de ellas. Entre las clases de cada año, 
ordenadas en orden creciente de NDVI, se estableció la 
separación entre los dos tipos de cobertura a partir de la 
observación de las firmas espectrales. Adicionalmente se 
realizó la verificación visual sobre las imágenes pancro- 
máticas. Como resultado se obtuvieron los mapas anuales 
de cobertura suelolvegetación , que se validaron con regio- 
nes de interés (entre 5000 y 8000 pixeles / clase / año, para 
los que resultaba evidente su pertenencia a uno de los 
tipos de cobertura) tomadas sobre las imágenes multi- 


banda, con referencia a las imágenes pancromáticas 
correspondientes. 

Análisis de los cambios 

Se utilizó un árbol de clasificación para comparar, pixel a 
pixel, los mapas anuales, con el fin de determinar la 
superficie deforestada cada año, entendiendo como tal 
aquella que, habiendo sido clasificada como vegetación 
en todos los años anteriores, fue clasificada como suelo 
ese año. De esta forma se evitó considerar como refores- 
tadas las zonas en las que se recuperó algo de vegetación, 
si bien, por el poco tiempo transcurrido desde la defores- 
tación, no se puede considerar que se trate de bosque. Se 
obtuvo así mismo la superficie deforestada total en el 
periodo estudiado, tanto en valor absoluto (ha), como 
relativo a la superficie vegetal inicial ( vegetación en el 
mapa 2006). 

Resultados y discusión 

La Figura 1 muestra los recortes correspondientes a 2006 
y 2011; se observa la importante pérdida de bosque entre 
las dos fechas. 



Figura 1. Imágenes Spot 5 (10 m) del municipio de Cherán correspondientes a 2006 y 2011, visualizadas en falso color (R: banda 3 
(infrarrojo cercano, NIR), G: banda 2 (rojo), B: banda 1 (verde)). La vegetación aparece en tono rojo, el suelo desnudo en cyan y las 
zonas deforestadas y en algunos casos quemadas, en azul verdoso. 

© CNES 2012, producida por ERMEXS-UMSNH bajo licencia de "SPOT IMAGE, S. A." 


145 



España-Boquera y Champo-Jiménez. Deforestación en el municipio de Cherán 


Los NDVIs promedio de las 20 clases obtenidas con 
una clasificación no supervisada ( k-means ) de las imáge- 
nes preprocesadas de cada año (2006 a 2012) están en un 
intervalo de 0.2 a 0.9, siendo los valores más altos los 
correspondientes a los años en los que las imágenes son 
de los meses de invierno y los valores más bajos los del 
año 2011. 

Se analizaron las firmas espectrales de cada una de 
las clases. Se observó que las clases con NDVI bajo presen- 
taban una firma espectral característica de suelo, es decir, 
con un factor de reflectancia creciente con la longitud de 
onda. A partir de cierta clase (o cierto valor de NDVI), 
diferente para cada año, las firmas espectrales cambian, y 
se vuelven más parecidas a las de una vegetación, es decir, 
con una subida brusca entre el rojo y el NIR y una caída 
suave entre el NIR y el SWIR (no se observa un máximo en 
el verde con respecto al rojo, probablemente por la insufi- 
ciente corrección atmosférica, asociada a la falta de banda 
azul en las imágenes Spot 5). En algunos casos (2006, 
2009, 2010), la separación se produce entre clases con 
NDVI similares, pero que presentan diferente firma espec- 
tral, lo que apoya la utilización del doble criterio. 

La figura 2 muestra los mapas correspondientes a los 
dos tipos de cobertura, para cada año. La validación de 
estos mapas con regiones de interés (ROI) (una región por 
tipo de cobertura y por fecha) arrojó en todos los casos 
una precisión total de más de 90% (entre 92.76% para 


2011 y 98.87% para 2010). En los mapas anuales se 
observó que hasta 2009 la mayor parte del municipio está 
cubierta de vegetación, salvo el centro-oeste y el sur, 
donde predominan las zonas agrícolas. En 2010 se observa 
una importante disminución de la cobertura vegetal, en 
particular en el centro y el norte del municipio. En 2011 se 
produce la mayor pérdida de bosque. En el mapa 2012 se 
observa la pérdida de algunas zonas de bosque y la recu- 
peración de otras; esto último podría corresponder a un 
pico de verde ( peak of green), fenómeno consistente en la 
aparición de abundante vegetación baja el año siguiente de 
un incendio forestal (Vogelmann et al., 2011). 

Comparando los mapas anuales consecutivos con un 
árbol de decisión, se obtuvo el mapa de cambios de la 
figura 3; los valores se muestran en la tabla 1. El periodo 
entre 2008 y 2009 fue el de menor deforestación, seguido 
por el periodo 2011 a 2012, cuando la comunidad tenía el 
control de la zona. En el año 2011 se dio la mayor pérdida 
absoluta, que además corresponde a la superficie más cer- 
cana al centro urbano de Cherán. En total se perdieron 
9069.35 ha, en 6 años, lo que representa un promedio de 
1500 ha/año y corresponde a un porcentaje de cambio de 
bosque de 71.24% de las 12 730.48 ha de bosque que 
tenía Cherán en 2006, equivalente a una tasa de cambio 
de -18%. El porcentaje de superficie afectada en Cherán es 
similar a la pérdida de más de 74% de la cobertura fores- 
tal que se dio en el estado de Michoacán entre 1974 y 


Tabla 1: Superficie deforestada anualmente entre 2006 y 2012, en el municipio de Cherán, Mich., así como el valor acumulado cada 
año y el porcentaje que representan estos valores con respecto a superficie de bosque en la fecha inicial de referencia (2006). 


Periodo 

Superficie deforestada 
(ha) 

Superficie deforestada 
acumulada (ha) 

% Superficie defores- 
tada/vegetación 2006 

% Superficie deforestada 
acumulada/vegetación 2006 

De 2006 a 2007 

1566.29 

1566.29 

12.30 

12.30 

De 2007 a 2008 

1125.71 

2692.00 

8.84 

21.15 

De 2008 a 2009 

665.94 

3357.94 

5.23 

26.38 

De 2009 a 2010 

1794.44 

5152.38 

14.10 

40.47 

De 2010 a 2011 

2815.02 

7967.40 

22.11 

62.59 

De 2011 a 2012 

1083.54 

9050.94 

8.51 

71.10 


146 



Madera y Bosques vol .22, núm. 1 : 141-153 Primavera 2016 


2006 


2007 




2008 


2009 




2010 


2011 


2012 


0 10 km 




Figura 2. Mapas de cobertura suelo (blanco) / vegetación (gris) del municipio de Cherán, Mich. Para los años 2006 a 2012. 

Generado con datos provenientes de la "ERMEXS-UMSNH 2012". 


147 



España-Boquera y Champo-Jiménez. Deforestación en el municipio de Cherán 



l 76 


000 


‘80 


000 


l 84 


ooo 


'88 


000 


>92 


000 


‘96 


000 


-O 4000 

co 

S 3500 

3000 

| 2500 

W 2000 
0 

O 1500 
^ 1000 
500 
0 


0 


2006a 

2007 


2007a 

2008 


2008 a 

2009 


2009 a 

2010 





2010a 

2011 


2011a 

2012 


Periodo 


Figura 3. Mapa de deforestación anual en el municipio de Cherán, Mich., entre los años 2006 y 2012. En verde la vegetación no 
deforestada presente en 2012 (3661 ha). 

Generado con datos provenientes de la "ERMEXS-UMSNH 2012". 


2008 por la expansión del cultivo de aguacate; 40% del 
bosque perdido pertenecía a la Meseta Purépecha, donde 
se encuentra el principal centro productivo (Tejera et al ., 
2013). Fiasta ahora este proceso de “aguacatización” no 
se ha dado en Cherán ni en los municipios circunvecinos, 


porque las condiciones agroecológicas no son las más 
aptas para este cultivo; sin embargo, no se descarta la 
posibilidad de que se intente introducir en alguna zona, 
debido a su alto rendimiento. En Cherán se produjo, en 
seis años, una deforestación equivalente (superior a 70%) 


148 



Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 141-153 Primavera 2016 



a la que se estima que habrán acumulado entre 1950 y 
2050, a nivel mundial, diferentes biomas, como el bosque 
y matorral mediterráneos, el bosque templado, así como el 
bosque seco caducifolio, las sabanas, los pastizales, los 
matorrales y los bosques de coniferas tropicales y subtro- 
picales (Millenium Ecosystem Assessment, 2005). 

Como en la mayoría de los casos de deforestación, se 
pueden identificar tres o cuatro causas indirectas o subya- 
centes que están controlando dos o tres causas directas 
(Geist y Lambin, 2002): la extracción de madera para su 
comercialización y, quizás en algunas zonas del munici- 
pio, la intención de extender la agricultura, están dirigi- 
das por factores políticos o institucionales (en un contexto 
de ingobernabilidad y delincuencia), así como económicos 
(por la falta de trabajo y la situación de pobreza), tecnoló- 
gicos (como el uso de motosierras) y culturales (ligados al 
complejo contexto de las poblaciones indígenas) (Franco- 
Mendoza, 1996). 

Muchas de las zonas taladas en Cherán fueron tam- 
bién quemadas, en particular en 2011; según la población, 
“los talamontes quemaban con el objetivo de causar miedo 
para facilitar su huida”. En la figura 4 se muestran, como 
ejemplo del proceso de deforestación, los recortes de imá- 
genes pancromáticas de dos zonas del municipio, en 2005 
(con arbolado denso, no perturbado), 2010 (con partes 
deforestadas, recién quemadas) y 2011 (la zona defores- 
tada se ha extendido y se está quemando; se pueden apre- 
ciar las nubes de humo presentes en el momento del paso 
del satélite, así como los brillos en el suelo por las cenizas 
aún calientes). Esto evidencia que se trata de un proceso 
paulatino de destrucción del bosque, que además de la 
tala incluye quema. Si bien el fuego favorece la germina- 
ción de las semillas de algunos árboles y propicia el creci- 
miento del pasto que sirve de alimento al ganado, sus 
efectos destructivos sobre la biodiversidad son enormes: 
reduce rápidamente la vegetación natural, debilita a las 
especies forestales, afecta la reproducción de los organis- 
mos silvestres, compacta el suelo y elimina la hojarasca de 
la superficie, lo que afecta el ciclo hidrológico, mineraliza 
la materia orgánica, acelera la descomposición del car- 
bono en el suelo y su liberación a la atmósfera, etc. 


(Orozco-Hernández et al., 2011). En 2013, Chalacha- 
Gaona y Rendón-Carmona (2014) realizaron un estudio 
comparativo entre zonas taladas, y taladas y además que- 
madas, en el municipio de Cherán, encontrando impor- 
tantes diferencias: en los sitios talados, 98% de los árboles 
que quedaban (principalmente encinos) y 14 % de los 
tocones, estaban vivos, en contraste con 57% y 4%, res- 
pectivamente, de los sitios talados y quemados; en cuanto 
a la regeneración, en los sitios talados se contabilizaron 6 
plantas arbustivas y 0.8 plántulas de especies arbóreas por 
metro cuadrado, en contraste con 4 y 0.3, respectiva- 
mente, en los sitios talados y quemados. Estos datos refle- 
jan una situación ecológica muy crítica, principalmente en 
las zonas quemadas. 

Entre los aspectos más relevantes del caso Cherán des- 
taca la negativa de la comunidad a celebrar los comicios 
electorales de noviembre 2011 y a aceptar un gobierno local 
partidista. Fue especialmente significativo el hecho de que la 
Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la 
Federación (TEPJF) (el Instituto Electoral de Michoacán 
(IEEM) se declaró incompetente) resolviera a favor del muni- 
cipio de Cherán sobre la protección de sus derechos político- 
electorales para ejercer la libre determinación y establecer 
un Concejo Mayor como máximo órgano de gobierno (¡ba- 
rra y Castillo-Vaquera, 2014). Si bien los principios rectores 
de los derechos de los pueblos indígenas, entre ellos la libre 
determinación, el derecho a la consulta previa, libre e infor- 
mada y los usos y costumbres, están reconocidos en la 
Constitución Política Mexicana desde 2001, así como en 
tratados internacionales firmados por México, en la prác- 
tica estos derechos no se ejercen en su totalidad. Esta acción 
del TEPJF fue vista como un intento de apertura y respeto 
hacia los pueblos indígenas y, desde entonces, otras comuni- 
dades han tenido mayor acercamiento con el TEPJF y han 
comenzado a intentar esta vía judicial para ejercer su dere- 
cho al autogobierno (Bárcenas, 2016). 

Conclusiones 

En el presente trabajo, basado en el análisis de imágenes 
satelitales Spot de alta resolución, se pudo constatar la pér- 
dida de superficie forestal en el municipio de Cherán, año 


149 



España-Boquera y Champo-Jiménez. Deforestación en el municipio de Cherán 



Figura 4. Fragmentos de imágenes pancromáticas Spot 5 (2.5 m) de los años 2005, 2010 y 2011, correspondientes a dos zonas dentro 
del municipio de Cherán, Mich., como ejemplo del proceso de deforestación y quema del bosque. Se observan nubes de humo y cenizas 
aún calientes. 

© CNES 2012, producida por ERMEXS-UMSNH bajo licencia de "SPOT IMAGE, S. A." 


150 





Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 141-153 Primavera 2016 



con año entre 2006 y 2012, principalmente en 2011 (2815 
ha). En el periodo estudiado la superficie vegetal total pasó 
de 12 730 ha a 3661 ha, es decir quedó reducida a menos de 
un tercio de su extensión inicial. En las imágenes se cons- 
tata que las zonas deforestadas fueron después quemadas, 
lo que puede tener implicaciones en el proceso de restaura- 
ción. Se pueden identificar como posibles causas de la defo- 
restación la comercialización ilegal de madera y la expansión 
de la agricultura, en el complejo contexto de ingobernabili- 
dad, delincuencia y pobreza en el que se encuentran las 
poblaciones indígenas de Michoacán. Se desconoce quién 
es responsable de la tala y la quema de los bosques y las 
autoridades no parecen tener interés en investigarlo; mien- 
tras tanto, la comunidad está concentrada en realizar un 
gran esfuerzo por restaurar el bosque y repensar su futuro. 

Reconicimientos 

Las imágenes Spot utilizadas fueron proporcionadas en el 
marco del convenio ERMEXS - UMSNH 2012. 

Referencias 

Ameth, E. 2015. Los cárteles más violentos de México. Forbes 
México, 10 abril 2015. Obtenido en http://www.forbes. 
com.mx/los-carteles-mas-violentos-de-mexico/ 

Baldeck, C.A. y G.P. Asner. 2013. Estimating vegetation beta 
diversity from airborne imaging spectroscopy and unsu- 
pervised clustering. Remóte Sensing 5:2057-2071. 
doi:10.3390/rs5052057 

Bárcenas, E. Entrevista publicada por Agencia Quadratín en: 
https://www.quadratin.com.mx/regiones/Desde-caso- 
Cheran-comunidades-tuvieron-mas-acercamiento-TEPJF/, 
12 de enero 2016 

Barranquero, A., B. Rivela-Carballal, C. Tangianu, M. Man- 
tini, M. Di Donato, N. Del Viso y S. Álvarez- 
Cantalapiedra. 2010. Cultura, ambiente y cooperación 
internacional al desarrollo. Líneas estratégicas de acción 
cultural en materia ambiental. I a ed. CIP-Ecosocial 
(FETHEM) Madrid. 143 p. Obtenido en http://www.fuhem. 
com/media/ecosocial/File/Proyecto%20Cultura%20 
y%20Ambiente/CULTURA%20Y%20AMBIENTE.pdf 


Bottazzi, P. y H. Dao. 2013. On the road through the Bolivian 
Amazon: a multi-level land governance analysis of defo- 
restation. Land Use Policy 30(1):137-146. doi:10.1016/j. 
landusepol.2012.03.010 

Campbell, J.B. 2002. Introduction to Remóte Sensing. : The 
Guilford Press. Nueva York, EUA. 621 p. 

Casar, M.A. 2015. México: Anatomía de la corrupción. I a ed. 
Centro de Investigación y docencia Económicas (CIDE), 
Instituto Mexicano para la competitividad A.C. (IMCO). 
México DF. 64 p. Obtenido en http://www.cide.edu/wp- 
content/uploads/2015/05/MXAnatomiadelaCorrupcion_ 
MariaAmparoCasar.pdf 

Ceddia, M.G., N.O. Bardsley, S. Gomez-y-Paloma y S. Sedla- 
cek. 2014. Governance, agricultural intensification, and 
land sparing in tropical South America. Proceedings of 
the National Academy of Sciences lll(20):7242-7247. 
doi:10.1073/pnas.l317967111 

Chalacha-Gaona, A. G. y Rendón-Carmona H., 2014. Efectos 
provocados por el corte y fuego en bosques templados: el 
caso de Cherán, Michoacán. Memorias del VI Congreso 
Forestal Latinoamericano. Morelia, Michoacán, México, 
20 - 24 Octubre 2014. 

Chen, J.M. 1996. Evaluation of vegetation indices and a modi- 
fied simple ration for Boreal applications. Canadian Jour- 
nal of Remóte Sensing 22:229-241. Obtenido de http:// 
ftp2.cits.nrcan.gc.ca/pub/geott/ess_ 
pubs/218/218303/1526.pdf 

DOF (Diario Oficial de la Federación). Programa especial de los 
Pueblos Indígenas 2014-2018. 30/04/2014. 37 p. Obte- 
nido en http://dof.gob. mx/nota_detalle.php?codigo=5343 
116&fecha=30/04/2014 

FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimenta- 
ción y la Agricultura). 2011. State of the World’s Forest. 
164 p. Obtenido en http://www.fao.org/docrep/013/ 
i2000e/i2000e.pdf 

Fuentes-Díaz, A. y G. Paleta-Pérez. 2015. Violencia y autode- 
fensas comunitarias en Michoacán, México. Iconos. 
Revista de Ciencias Sociales 53:171-186. doi:10. 17141/ 
iconos. 53. 2015. 1702 

Franco-Mendoza, M. 1996. La cultura de las etnias michoaca- 
nas y su participación en el desarrollo social. Relaciones 


151 



España-Boquera y Champo-Jiménez. Deforestación en el municipio de Cherán 


63/64:29-48. Obtenido en : http://www.colmich.edu.mx/ 
relaciones25/index.php/numeros-anteriores/10- 
articulos/1076-articulo- 64-63 -la-cultura-de-las-etnias- 
michoacanas-y-su-participacion-en-el-desarrollo-social 
Geist, H.J. y E.F. Lambin. 2002. Proximate causes and 
underlying driving forces of tropical deforestation. BioS- 
cience 52(2):143-150. doi:10.1016/j.forpol.2014.05.007 
Gorsevski, V., E. Kasischke, J. Dempewolf, T. Loboda y F. 
Grossmann. 2012. Analysis of the impacts of armed con- 
flict on the Eastern Afromontane forest región on the 
South Sudan - Uganda border using multitemporal Fand- 
sat imagery. Remóte Sensing of Environment 118:10-20. 
doi:10.1016/j.rse.2011.10.023 

Guyot, G. (1997). Climatologie de l’environnement: De la plante 
aux écosystémes. Masson. Paris, Francia, 505 p. 
Flurtado-González, F.E. y J.F. Delgado-Valdez. 2013. Fa gue- 
rra contra la delincuencia organizada durante el sexenio 
2006-2012 y el respeto a los derechos humanos en 
México. Investigación Universitaria Multidisciplinaria: 
Revista de Investigación de la Universidad Simón Bolívar 
12:53-68. Obtenido en http://dialnet.unirioja.es/ejem- 
plar/369431 

Ibarra, M.I. y Castillo-Vaquera. 2014. Fas elecciones de Cherán: 
usos y costumbres excluyentes. Revista Mexicana de Dere- 
cho Electoral 5:263-283. Obtenido en: http://biblio.juridi- 
cas.unam.mx/revista/pdf/DerechoElectoral/5/ej/ej9.pdf 
Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía). 2005. II 
Conteo de Población y Vivienda. Consultado el 10-02- 
2013 en http://www.inegi.org.mx/Sistemas 
Jones, H.G. y R.A. Vaughan. 2010. Remóte sensing of vegeta- 
tion. Principies, techniques, and applications. Oxford 
University Press. Nueva York, EUA., Kaufmann, D., A. 
Kraay y M. Mastruzzi. 2009. Governance matters VIII: 
aggregate and individual governance indicators, 1996- 
2008. World Bank policy research working paper, (4978). 
Obtenido en http://www.estafaluz.com/documentos/ 
estafa/worlwide_gobernance_indicators_1996_2008.pdf 
Fu, D., y Q. Weng. 2007. A survey of image classification 
methods and techniques for improving classification per- 
formance. International Journal of Remóte Sensing 
28(5):823-870. doi:10.10 8 0/01431160 6 0 0 74 6456D 


Madrid, F., J.M. Núñez, G. Quiroz e Y. Rodríguez. 2009. Fa 
propiedad social forestal en México. Investigación 
ambiental 1(2):179-196. Obtenido en http://www2.mecc. 
gob.mx/publicaciones/download/627.pdf#page=68 
Maldonado-Aranda, S. 2012. Drogas, violencia y militarización 
en el México rural. El caso de Michoacán. Revista mexi- 
cana de sociología 74(l):5-39. Obtenido en http://www. 
scielo.org.mx/pdf/rms/v74nl/v74nlal.pdf 
McSweeney, K., E.A. Nielsen, M.J. Taylor, D.J. Wrathall, Z. 
Pearson, O. Wang, y S.T. Plumb. 2014. Drug policy as con- 
servation policy: narco-deforestation. Science 343(6170): 
489-490. doi: 10.1126/science.l244082 
Millenium Ecosystem Assessment. 2005. Ecosystems and 
human well-being synthesis. Island Press. Washington, 
DC. Obtenido en http://www.millenniumassessment.org/ 
documents/document. 356. aspx.pdf 
Navarrete-Finares. 2008. Eos pueblos indígenas de México. I a 
ed. Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos 
Indígenas. México DF. 140 p. Obtenido en http://www. 
cdi.gob.mx. 

Orozco-Hernández, M.E., P. Mireles-Fezama, M.E. Valdez- 
Pérez y V. Peña-Majarrez. 2011. Incendios forestales y 
degradación de los ecosistemas terrestres: impactos loca- 
les y emisiones globales. Exploración de la situación en el 
Estado de México. Revista Geográfica de América Cen- 
tral Número Espacial EGAF. Pérez-Caballero, J. 2015. 
Autodefensas michoacanas, variante regional de la «gue- 
rra al narcotráfico» en México. Revista CIDOB d’afers 
internacionals, 110:165-188. Obtenido en http://www. 
raco.cat/index.php/RevistaCIDOB/article/ 
view/299154/388455 

Redo, D.J., H.R. Grau, T.M. Aide y M.E. Clark. 2012. Asym- 
metric forest transition driven by the interaction of socioe- 
conomic development and environmental heterogeneity in 
Central America. Proceedings of the National Academy 
of Sciences 109(23):8839-8844. doi:10.1073/pnas. 

1201664109 

Ruíz, J. 2011. El caso Cherán. Publicado en Zoom Politikon de 
FaHuesuda.com el 12 de Mayo de 2011. Consultado en 
http://espressodopio.wordpress.com/2011/05/12/el-caso- 
cheran/ el 16 de Octubre 2014. 


152 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 141-153 Primavera 2016 



Schulz, J.J., L. Cayuela, C. Echeverría, J. Salas y J.M. Rey-Bena- 
yas. 2010. Monitoring land cover change of the dryland 
forest landscape of Central Chile (1975-2008). Applied 
Geo < gmp6;y30:436-447.doi:10.1016/j.apgeog.2009.12.003 

Sexton, J.O., D.L. Urban, M.J. Donohue y C. Song. 2013. Long- 
term land cover dynamics by multi-temporal classification 
across the Landsat-5 record. Remóte Sensing of Environ- 
ment 128:246-258. Obtenido en http://dx.doi.org/10. 
1016/j.rse.2012.10.010 

Shi, W. y H. Ding. 2011. A probability model based method for 
land cover change detection using multi-spectral remotely 
sensed images. Pbotogrametrie-Fernerkundung-Geoin- 
formation , 4:271-280. doi: 10.1127/1432-8364/2011 
/0088 

Tejera H, B., A. Santos O., H. Santamaría Q., T. Gómez M. y C. 
Olivares V. 2013. El oro verde en Michoacán: ¿un creci- 
miento sin fronteras? Acercamiento a la problemática y 
retos del sector aguacatero para el Estado y la sociedad. 
Economía y sociedad. Crecimiento económico y políticas 
públicas 29:15-40. Obtenido en http://148.216.28.15/ 
publicaciones/rev_ecosoc/wp-content/uploads/2014/04/ 
EyS_29.pdf 

Teng, S.R, Y.K. Chen, K.S. Cheng y H.C. Lo. 2008. Hypothe- 
sis-test-based land cover change detection using multi- 
temporal satellite images: A comparative study. Advances 
in Space Research 41:1744-1754. doi:10.1016/j.asr.2007. 
06.064 


Tou, J.T.y R.C. González. 1974. Pattern Recognition Principies. 
Addison-Wesley Publishing Company. Reading, Massa- 
chusetts, EUA: Turati, M. 2012. Cherán y su rebelión con- 
tra la mafia michoacana. Proceso, 1864. Consultado en 
http://www.proceso.com.mx/314688/cheran-y-su-rebe- 
lion-contra-la-mafia-michoacana el 2 de febrero de 2016 

Vogelmann, J.E., J.R. Kost, B. Tolk, S. Howard, K. Short, X. 
Chen, C. Huang, K. Pabst y M. G. Rollins. 2011. Monito- 
ring landscape change for LANDFIRE using multi-tempo- 
ral satellite imagery and ancillary data. IEEE Journal of 
Selected Topics in Applied Earth Observations and 
Remóte Sensing 4(2):252-264. doi: 10.1109/JSTARS.2010. 
2044478 

White, A. y A. Martin. 2002. ¿De quién son los bosques del 
mundo? Tenencia forestal y bosques públicos en transi- 
ción. la ed. Forest Trends, Cerner of International Envi- 
ronmental Law, Washington, DC. 42 p. Obtenido en 
http://www.ccmss.org.mx/descargas/dequienson.pdf 


Manuscrito recibido el 27 de octubre de 2014. 

Aceptado el 3 de febrero de 2016. 

Este documento se debe citar como: 

España-Boquera, M.L. y O. Champo-Jiménez. 2016. Proceso de defo- 
restación en el municipio de Cherán, Michoacán, México, (2006- 
2012). Madera y Bosques 22(1)141-153. 


153 



Madera y Bosques vol 22, núm. 1: 155-167 


Primavera 2016 


Ordenamiento 

ecológico territorial de Guadalupe 

Cuautepec, San Juan Bautista 
Suchitepec, Oaxaca, desde 
una perspectiva técnica y comunitaria 


Ecological Zoning of Guadalupe Cuautepec, San Juan Bautista Suchitepec, 
Oaxaca, from a technical and community perspective 


Gabriela Álvarez-Olguín 1 *, Fidencio Sustaita-Rivera 1 , Gilberto Bautista-Sánchez 1 y Eucebio César Pedro-Santos 1 


1 Instituto de Hidrología, Universidad Tecnológica de la * Autor de correspondencia, galvarez@mlxteco.utm.nnx 
Mixteca. 


Resumen 

En la comunidad de Guadalupe Cuautepec, la deforestación, el sobrepastoreo y las prácticas agrícolas insostenibles, han provocado la 
erosión del suelo y en consecuencia el azolvamiento de la laguna ubicada en la localidad. Con el fin generar información básica para la 
creación de estrategias de protección de este cuerpo de agua, se elaboró un ordenamiento ecológico territorial a partir del diagnóstico de 
los recursos agua, suelo y vegetación, de la comunidad. Desde el punto de vista técnico se realizó una caracterización socioeconómica y 
biofísica; esta última incluyó aspectos sobre: geomorfología, hidrología, geología, edafología, vegetación, erosión, uso potencial del suelo, 
conflictos de uso e inestabilidad de suelos. Por otro lado, se llevó a cabo un diagnóstico rural participativo, en el que se identificaron los 
problemas más relevantes relacionados con los recursos naturales y las acciones que la comunidad realizará para el manejo sustentable 
de los mismos. Se establecieron objetivos de alta prioridad para lograr el manejo sustentable de los recursos naturales, entre los que es- 
tán: realizar obras para la conservación de suelos, controlar el aprovechamiento forestal y reforestar zonas sin vegetación. Se estimó que 
77.8% del territorio de Cuautepec, presenta alto y muy alto riesgo de erosión, con índices superiores a 50 t/ha/año. Se determinó que los 
terrenos más erosionados con necesidades de restauración abarcan 609.34 ha y que la superficie prioritaria a reforestar es de 439.52 ha. 

Palabras clave: conflictos de uso, diagnóstico rural participativo, erosión del suelo, región Mixteca, uso potencial del suelo. 


Abstract 

In the Guadalupe Cuautepec community, deforestation, overgrazing and unsustainable agricultural practices, have caused soil erosión 
and henee the siltation of the lagoon located in the town. In order to generate basic information to create protective strategies to this 
water body, an ecological zoning was developed from the diagnosis of this community resources’: water, soil and vegetation. From the 
technical point of view a socioeconomic and biophysical characterization was performed; the latter included geomorphological, hydro- 
logic, geological, soil, vegetation, erosión, potential land use, land use conflicts and ground instability. On the other hand, a participatory 
rural appraisal was conducted, in which the most relevant problems related to natural resources and the community actions needed 
for the sustainable management of such resources were identified. Top priority targets were set to achieve sustainable management of 
natural resources, among which are: soil conservation works, controlled logging activities and reforestation of non-vegetated areas. It 
was estimated that 77.8% of the Cuautepec territory presents high and very high risk of erosión, with indices above than 50 t/ha/ year. 
It was determined that the most eroded lands in need of restoration cover 609.34 ha, and that the priority area to reforest is 439.52 ha. 

Keywords: land use conflicts, participatory rural appraisal, soil erosión, Mixteca región, potential land use. 


155 



Álvarez-Olguín etal. Ordenamiento ecológico territorial en Oaxaca 


Introducción 

Los recursos naturales son elementos indispensables para 
la existencia humana, sin embargo, la presión que se ejerce 
sobre estos tiene efectos negativos sobre el ambiente. En 
México, los problemas de degradación de suelos, defores- 
tación, sobreexplotación de recursos hídricos y pérdida de 
biodiversidad, dejaron de considerarse como simples datos 
estadísticos para constituir la causa de numerosos conflic- 
tos sociales (Cloter, 2004). El país conserva solo aproxi- 
madamente 50% de su cobertura de vegetación natural y 
se han perdido 127 especies vegetales y animales de las 
que 74 (58.2%) eran endémicas (Conabio, 2009). 

En la región Mixteca, los índices de deforestación y 
degradación del suelo son muy elevados, motivados por 
una agricultura insostenible y el sobrepastoreo (Blanco et 
al ., 2001). El constante cambio de uso de suelo ha gene- 
rado en forma paulatina la pérdida de la cobertura vege- 
tal, la cual protege al suelo de la erosión, favorece los 
procesos de infiltración y la recarga de los acuíferos. La 
comunidad de Guadalupe Cuautepec del municipio de San 
Juan Bautista Suchitepec, Oaxaca, no está aislada de esta 
problemática; no obstante sus habitantes han realizado 
diversas actividades para la restauración y conservación 
de sus recursos naturales, motivados por la necesidad de 
proteger, contra el azolvamiento, a la laguna que se 
encuentra en esta localidad. En 1998 iniciaron las activi- 
dades, con la exclusión del pastoreo de un área de 100 ha, 
y en 2007 se construyeron dos obras para retener sedi- 
mentos en corrientes que desembocan en la laguna. Si 
bien, estas acciones han ayudado a disminuir la entrada 
de sedimentos al cuerpo de agua, podrían ser ineficientes 
dado que no tienen un respaldo técnico que las justifique. 
Por lo anterior, la solución de los problemas de degrada- 
ción se debe basar en el conocimiento del estado actual de 
los recursos naturales en la comunidad, no obstante, en el 
diagnóstico de los mismos un factor clave es la participa- 
ción de los miembros de la comunidad. En el diagnóstico 
participativo se identifican los problemas que la comuni- 
dad considera más importantes, a través de la interacción 
de la comunidad no solo diagnóstico, sino también en el 
seguimiento y evaluación del proceso participativo (Expó- 


sito, 2003; Osorio y Contreras, 2009). El ordenamiento 
ecológico territorial podrá ser utilizado por los habitantes 
de Cuautepec como base para la planeación de actividades 
de protección de la laguna contra el azolvamiento, así 
como para la restauración y conservación de los recursos 
naturales. 

Objetivo 

Elaborar el ordenamiento ecológico territorial de Guada- 
lupe Cuautepec, con base en el diagnóstico biofísico y 
socioeconómico de la localidad, desde una perspectiva 
comunitaria y utilizando técnicas de percepción remota. 

Materiales y métodos 

Guadalupe Cuautepec es una localidad que pertenece al 
municipio de San Juan Bautista Suchitepec, Oax.; tiene un 
territorio de 2493.9 ha, comprendido entre las coordena- 
das geográficas 97° 41’ 33.5” y 97° 37’ 17.9” longitud 
Oeste, y 18° 3’56.4” y 17° 59’ 47.3” latitud Norte. Limita 
al norte con Santiago Chazumba, al noreste con Santa 
Catarina Zapoquila, al noroeste con San Pedro y San 
Pablo Tequixtepec y al suroeste con Santiago Miltepec 
(Fig. 1). Esta zona corresponde a la región Mixteca, que se 
caracteriza por un relieve intrincado y de diversa fisono- 
mía, tanto por altitud como por el estilo morfoestructu- 
ral; además, pertenece a la subprovincia fisiográfica de 
montañas y valles del Occidente de Oaxaca (García-Men- 
doza, 2004). 

La caracterización socioeconómica se llevó a cabo a 
partir de datos de Inegi (2010). Los aspectos considerados 
fueron: población, educación, vivienda y servicios básicos, 
salud, uso del agua, organización local, infraestructura 
vial y de transporte, actividades productivas y fuentes de 
empleo. 

La caracterización biofísica del territorio realizada a 
través de técnicas de percepción remota, consistió en 
determinar los aspectos sobre: geomorfología, hidrología, 
geología, edafología, vegetación, erosión, uso potencial y 
conflictos de uso del suelo. Para caracterizar los tipos de 
vegetación y suelo, se definieron 3 transectos en dirección 
Este a Oeste considerando la poligonal que define los 


156 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 155-167 Primavera 2016 



97 “ 41 ' 97 ° 40 ' 97 ° 39 ' 97 ° 38 ' 



Figura 1 . Localización del área de estudio. 


terrenos de la comunidad y empleando ortofotos digitales 
escala 1:20 000, sobre las cuales se ubicaron 12 sitios de 
muestreo. 

Las magnitudes físicas (curva hipsométrica, pen- 
diente del terreno y de los cauces principales) de tres 
microcuencas que inciden en el territorio de Guadalupe 
Cuautepec, se obtuvieron a partir de un modelo de eleva- 
ción digital de Inegi (2003) con resolución de 30 m, mani- 
pulado con el programa ArcGis versión 9.1. El parteaguas 
y la red de drenaje de las microcuencas, se trazaron sobre 
el producto digital “SPOTView” del área estudiada, el cual 
corresponde a una imagen de satélite del SPOT 5 y proce- 
sada con el formato DIMAP. La fecha de toma de la imagen 
es del 20 de enero de 2010, con identificación K592/J314, 
a color y 2.5 m de resolución. 

La erosión del suelo, se determinó empleando la 
Ecuación Universal de Pérdida de Suelo Modificada 
(EUPS), que considera la pérdida potencial del suelo por 
erosión hídrica (Ecuación 1). 


A=RKLSCP 

(i) 

Donde: 



A = 

promedio anual de pérdida de suelo (t ha 1 ). 


R = 

factor de erosividad de la lluvia (MJ mm ha -1 

h- 1 ). 

K = 

factor de erosionabilidad del suelo (t ha h MJ 1 


mm" 1 ha 1 ). 


LS = 

factor de longitud y grado de pendiente (adimen- 


sional). 


C = 

factor de manejo de cultivos (adimensional). 


P = 

factor de prácticas mecánicas de control de 
sión (adimensional). 

ero- 


El índice de erosividad de la lluvia se calculó con la ecua- 
ción (2) en la que la intensidad de la lluvia se cuantificó a par- 
tir de datos pluviales registrados en la estación Cristo Rey, 
ubicada en Cuautepec, a cargo de la Universidad Tecnológica 
de la Mixteca. 


157 



Álvarez-Olguín etal. Ordenamiento ecológico territorial en Oaxaca 


R = t(EI 30 ) i ( 2 ) 

1=1 

EI 30 = 0.11897 + 0.0873/og/I30 (3) 

Donde: 

EI 3Q = índice de erosividad para un evento i. 

E = energía cinética total de la lluvia (MJ ha 1 ). 

I 30 = intensidad máxima de la lluvia en 30 minutos 
(mm Ir 1 ). 

n = número de eventos durante el año. 

El factor erosionabilidad del suelo ( K ) depende de la tex- 
tura, estructura, contenido de humedad y contenido de mate- 
ria orgánica de los suelos. El factor K se obtuvo a partir de la 
unidad de suelo y su textura de los suelos del área de estudio, 
según la metodología de fao (1980). 

El factor longitud y grado de pendiente (. LS ) se obtuvo 
con el álgebra de mapas de ArcGIS versión 9.1, a partir del 
modelo de elevación digital ( med ). El mapa de pendiente ( S ) se 
calculó con el módulo “slope” y se aplicó la ecuación (4) en la 
que el valor 7 se fijó en 30, que es la resolución del med ; la 
constante m fue de 0.5. 

ES = (Á/22.1) m (0.65+0.145S+0.0065S 2 ) (4) 

Finalmente, el factor C se obtuvo a partir de informa- 
ción propia generada en recorridos detallados de campo, 
pues la información digital de Inegi no fue de utilidad 
para este estudio, debido a la escala de trabajo con la cual 
se generó el mapa de uso actual del suelo. El factor P se 
consideró igual a 1, ante la falta de obras de conservación 
de suelos en la mayor parte del territorio. 

Los conflictos de uso de la tierra surgen cuando el uso 
actual de la tierra es diferente de su capacidad de uso (uso 
potencial), entendida como el potencial del suelo para 
soportar actividades agropecuarias y forestales a largo 
plazo y que si se realizan adecuadamente no afectan la 
capacidad productiva del suelo. El conflicto de uso per- 
mite comparar el uso actual y el uso potencial del suelo, 
para identificar áreas que pueden degradarse como conse- 
cuencia de usos inadecuados, así como para planificar 


actividades de manejo de los recursos naturales. Este con- 
flicto se origina por sobreuso debido a actividades agríco- 
las o ganaderas en tierras de capacidad forestal; así como 
por uso agrícola, ganadero o plantaciones forestales en 
tierras de capacidad de protección, entre otras. 

Para la determinación del uso potencial del suelo se 
empleó la clasificación conocida como capacidad agroló- 
gica, propuesta por el Servicio de Conservación de Suelos 
del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos 
de América (Klingebiel y Montgomery, 1961). 

La clasificación agrológica consiste en caracterizar el 
territorio, basado en las limitantes que presente el suelo y 
el grado o magnitud estimada de la limitante, de tal 
manera que se generan ocho clases donde las limitaciones 
del suelo en cuanto al uso aumentan progresivamente 
desde clase I a la VIII en términos del uso agrícola más 
intensivo posible. Los suelos en una unidad de capacidad 
son lo suficientemente uniformes para producir clases 
similares de cultivos, con tratamientos similares de 
manejo, requerimientos similares conservacionistas y pro- 
ductividad potencial comparable. 

Las propiedades de los suelos que afectan el uso 
potencial se infirieron de la morfología y características 
asociadas (pendiente, erosión actual, pedregosidad o 
rocosidad, riesgo de inundación) que generan grupos de 
unidades de capacidad con los mismos problemas princi- 
pales de conservación, tales como: erosión, escurrimiento, 
exceso de agua, limitaciones en zona radicular o limita- 
ciones climáticas. 

Se elaboró una matriz de asignación de usos mediante 
el empleo de ArcGIS 9.1, que consistió en cruzar las cate- 
gorías del mapa de uso potencial con las categorías de 
mapa de uso actual y así identificar las áreas con conflic- 
tos en el uso del suelo. Después de identificar las áreas con 
sobreuso del suelo se buscó convertirlas a usos correctos 
mediante las actividades planeadas en el plan de ordena- 
miento ecológico del territorio. 

Desde el punto de vista comunitario, se realizó un 
diagnóstico de los recursos naturales a través de cuatro 
talleres en los que participaron 36 miembros de la comuni- 
dad: 13 mujeres y 23 hombres. Las técnicas y actividades 


158 



Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 155-167 Primavera 2016 



realizadas fueron: a) cartografía social, en la que se elabo- 
raron mapas de localización de la comunidad sobre la situa- 
ción de los recursos agua, suelo, vegetación y fauna; b) 
árbol de problemas, obtenido a partir de la técnica de lluvia 
de ideas para determinar la causa y efecto de la degradación 
de los recursos naturales; y c) árbol de objetivos (solucio- 
nes), en el que se consideraron los medios y fines a partir de 
las causas y efectos detectados en el árbol de problemas. 
Con estos elementos los participantes dialogaron y analiza- 
ron el problema del manejo de los recursos naturales e 
hicieron sus aportaciones desde su percepción y situaciona- 
lidad, para las alternativas de solución; partiendo de sus 
limitaciones y de sus potencialidades (Bautista-Sánchez et 
al . , 2013). 

Resultados 

Aspectos socioeconómicos: 

En el 2010, la población fue 113 habitantes, el grupo de 
edad con más integrantes fue el de más de 60 años con 35 
integrantes, lo cual indica que la población está enveje- 
ciendo debido a la migración, mientras que la población 
joven está disminuyendo. La escolaridad promedio es de 
cuarto grado y el nivel de analfabetismo es de 18.6%. Los 
habitantes se rigen por usos y costumbres. 

La cobertura de energía eléctrica es de 98%, sin 
embargo la de agua y drenaje sanitario son bajas, ya que 
solo 27% de las viviendas particulares cuentan con agua 
entubada dentro del terreno y con fosas sépticas (Tabla 1). 
Por otro lado, la comunidad no cuenta con relleno sanita- 
rio, por lo que sus residuos sólidos no biodegradables son 
quemados. Con respecto al transporte, solo existen cami- 
nos de terracería y no se tiene servicio público. Existe una 
clínica donde se atienden enfermedades menores y solo 
30% de los habitantes no tienen derecho a recibir servicios 
médicos en alguna institución pública. 

Las actividades productivas de la comunidad son la 
agricultura de temporal y la ganadería, aunque existen 
parcelas menores a una hectárea, donde se aplican riegos 
de auxilio. Los principales cultivos son maíz y frijol bajo 
el sistema milpa (asociación de cultivos maíz/frijol/cala- 


Tabla 1. Principales características socioeconómicas de la 
comunidad de Guadalupe Cuautepec. 


Población 

Grupos de edades 

No. de 
habitantes 

0 a 14 años 

20 

15 a 24 años 

12 

25 a 49 años 

13 

50 a 60 años 

33 

60 y más años 

35 

Características educativas 

Grupos de edades 

No. de 
habitantes 

3 a 14 años que no asiste a la escuela 

2 

15 a 24 años que asiste a la escuela 

1 

15 años y más analfabeta 

21 

Servicios de salud 

Condición 

No. de 
habitantes 

Sin derechohabiencia a servicios de salud 

34 

Derechohabiente del IMSS 

67 

Derechohabiente del ISSSTE 

5 

Derechohabiente del ISSSTE estatal 

0 

Derechohabiente del seguro popular o Seguro 
Médico para una Nueva Generación 

12 

Servicios públicos básicos 

Tipo de servicio 

Cobertura 

(%) 

Energía eléctrica 

98 

Agua entubada dentro del terreno de la vivienda 

27 

Drenaje conectado a fosa séptica 

27 

Sanitario sin admisión de agua 

89 


IMSS: Instituto Mexicano del Seguro Social. 

ISSSTE: Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Es- 
tado. 


159 



Álvarez-Olguín etal. Ordenamiento ecológico territorial en Oaxaca 


baza). En el caso de la ganadería, se cría ganado vacuno, 
que es de tipo extensivo, en menor proporción a la cría de 
ganado ovino, caprino, equino y asnal, así como animales 
de traspatio. Otra actividad es la acuicultura, la cual se 
realiza en estanques y en la laguna. Algunas personas se 
dedican al tejido de la palma. 

Características biofísicas: 

La mayor parte del territorio de Guadalupe Cuautepec 
(87%), está comprendido dentro de tres microcuencas 
cuyas corrientes principales se denominan respectiva- 
mente: cañada San Francisco, cañada Grande y barranca 
Puente de vigas (Fig. 2). Las microcuencas Sur (cañada 
San Francisco) y Centro (cañada Grande), forman parte 
de la subcuenca del río Mixteco, mientras que la micro- 
cuenca Norte (barranca Puente de vigas) pertenece a la 
subcuenca del río Acatlán. Ambas subcuencas están den- 
tro de la cuenca del río Atoyac, de la región hidrológica 
No. 18 (río Balsas). Las características geomorfológicas 
obtenidas, se describen en la tabla 2. La superficie de las 
microcuencas es de 3266.9 ha, de la cual, 87.6% corres- 
ponde a Cuautepec. 

Con respecto a la vegetación y uso del suelo, la uni- 
dad de origen antropogénico que abarca mayor superficie 
es el uso pecuario con 566.3 ha (22.7% de la superficie), 
mientras que las unidades naturales más extensas en fun- 
ción de la especie dominante (clasificación propia), corres- 
ponden a selva baja caducifolia, enebro-tepehuaje y 
encino-enebro que en conjunto abarcan 60.5% de la 
superficie (Fig. 3). Los usos agrícola y urbano, solo abar- 
can 1.4% y 0.9% de la superficie, respectivamente. Ade- 
más existe una zona inestable por deslizamientos de tierra 
que ocupa 1.5% del total. 

La mayor parte del territorio (77.8%) presenta alto y 
muy alto riesgo de erosión, con índices superiores a 50 t/ 
ha/año (Fig. 4). Este riesgo se localiza principalmente en 
las zonas altas y de pendiente fuerte, así como en las áreas 
con escasa cobertura vegetal, pie de monte e inclusive en 
partes bajas. Solamente 3.6% de la superficie presenta 
erosión ligera y corresponde a los terrenos agrícolas ubica- 
dos en las partes planas y a zonas con cobertura vegetal. 


Tabla 2. Parámetros geomorfológicos de las microcuencas deli- 
mitadas para la comunidad de Guadalupe Cuautepec. 


Descripción 

Microcuencas 

Norte 

Centro 

Sur 

Área de la cuenca (ha) 

1320.8 

817.7 

1128.4 

Perímetro del parteaguas (hm) 

17.38 

13.98 

16.91 

Longitud de la cuenca (hm) 

4.70 

4.80 

5.40 

índice de forma 

0.60 

0.35 

0.39 

Coeñciente de compacidad 

1.35 

1.38 

1.42 

Relación de elongación 

0.87 

0.67 

0.70 

Altitud media (m) 

2091.16 

2121.86 

2173.77 

Pendiente media de la cuenca (%) 

30.30 

31.30 

39.70 

Orden de corriente 

4.00 

3.00 

3.00 

Longitud del cauce principal (hm) 

5.20 

5.60 

6.40 

Pendiente del cauce principal (%) 

4.77 

3.86 

4.81 

Tiempo de concentración (min) 

0.22 

0.26 

0.26 

Densidad de drenaje hm/hm 2 

2.79 

3.14 

2.38 

Frecuencia de corrientes hrrr 2 

3.79 

5.14 

3.99 


Por otro lado, 18.6% de los terrenos presentan erosión 
moderada, los cuales se localizan en zonas de pendiente 
entre 10% y 40%, además de áreas con cobertura vegetal 
mayor a 20% y menor a 75%. 

Las zonas aptas para la agricultura representan 3.2% 
del territorio, las que tienen uso potencial mixto (agrícola- 
ganadería), 23.8%; los suelos aptos como bosques y res- 
tauración abarcan 29.6% y, los de conservación y 
protección representan 43.4% (Fig. 5). Se identificó que 
23.9% del área de la comunidad se encuentra en conflicto 
de uso, el cual consiste principalmente en la pérdida de 
áreas forestales o agrícolas debido a la actividad gana- 
dera, mientras que 75.6% de los terrenos no presentan 
conflicto (Fig. 6). 

Diagnóstico participativo, plan de 

acción comunitario y ordenamiento territorial: 

Como describieron Bautista-Sánchez et al. (2013), el diag- 
nóstico participativo permitió identificar desde el punto 


160 





18°4' 


18*3' 


SIMBOLOGIA 

18*2' Q 

Límite de Guadalupe Cuautepec 

Ríos 

Laguna 

Microcuencas 

*" l I Centro 
1 Norte 
Sur 

i8°r 


ESCALA 

1 0.5 0 


1 Kilómetros 


18*0' 


Figura 2. Localización de microcuencas. 



97*42’ 97*41’ 97*40’ 97*39’ 97*38’ 


■18°4’ 


97*42’ 97*41’ 97*40’ 97*39’ 97*38’ 


18*3’- 


18*3’ 


18°2’- 


■18°2’ 


■18*1’ 


18*0’- 


■18*0' 


SIMBOLOGÍA 


□ Limite de Guadalupe Cuautepec 
Uso del suelo 
Agrícola 
Encino 

Encino Enebro 
Enebro 

Enebro Tepehuaje 

Laguna 

Palmar 

Pecuario 

Ramón 

Selva Baja Caducifolia 
Tlaxistle 

Vegetación de ribera 
Urbano 

| Zona Inestable 
Zona aluvial 


ESCALA 

0.5 0 


1 Kilómetros 


Figura 3. Tipos de uso de suelo. 


161 




Álvarez-Olguín etol. Ordenamiento ecológico territorial en Oaxaca 


97°41' 97°40’ 97°39’ 97“38' 



18°4’- 


18°3’- 


18°2'- 


18°r- 


18°Q'- 


97-41' 97°40' 97°39' 97°38' 


18°4' 


18°3' 


18°2' 


18°1' 


18°0' 


SIMBOLOGÍA 


I I Límite de Guadalupe Cuautepec 

Erosión 

n Ligera {<10 t/ha/año) 

I I Moderada (10-50 t/ha/año) 


| Alta (50-200 t/ha/año) 


| Muy alta (>200 t/ha/año) 


ESCALA 

0.5 0 


1 Kilómetros 


Figura 4. Nivel de erosión. 


97“41’ 97°40‘ 97°39' 97 0 38' 



SIMBOLOGÍA 


□ Limite de Guadalupe Cuautepec 
Uso potencial 
| Agricultura 
| Agrícola y ganadería 
| Bosques y restauración 
| Conservación y protección 


ESCALA 

0.5 0 


1 Kilómetros 


Figura 5. Uso potencial del suelo. 


162 





Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 155-167 Primavera 2016 



97°41' 


97°40' 


97°39' 


97°38' 


18°4' 


18°3' 


18°2' 


18“T 


18°0' 



18°4' 


18°3' 


SIMBOLOGIA 

18°2' | | Limite de Guadalupe Cuautepec 

Conflictos de uso 
Sin conflicto 

y] Pecuario con bosques y restauración 

Pecuario con conservación y protección 

| Conflictos por uso urbano 

| Pecuario con agricultura y ganadería 

18T 


ESCALA 

1 0.5 O 1 Kilómetros 


18°0' 


97°41' 


97°40' 


97°39' 


97°38' 


Figura 6. Conflictos del uso de suelo. 


de vista comunitario los problemas asociados con el apro- 
vechamiento y manejo de los recursos naturales. Se deter- 
minó que las principales causas que inciden directamente 
en la degradación de los recursos son: mala preparación 
del suelo agrícola, falta de obras de conservación de suelo, 
sobre pastoreo, tala inmoderada, falta de reforestación, 
caza de animales silvestres, mal uso del agua, basura en 
barrancas. Por otro lado, como efectos de los problemas 
anteriores se establecieron los siguientes: pérdida de ferti- 
lidad del suelo agrícola, erosión del suelo, falta de madera, 
escasez de leña, escasez de pastos para el ganado, mayores 
escurrimientos, escasez de agua, contaminación ambien- 
tal y derrumbes. 

El diagnóstico participativo, aportó elementos impor- 
tantes para la planificación y manejo integral del territo- 
rio comunitario en espacio y tiempo, entre los más 
relevantes está el plan de acción comunitario (Tabla 3), 
que permitió identificar las acciones que la comunidad 
realizará para el manejo sostenido de sus recursos natura- 


les, así como, si las actividades se realizarán individual- 
mente (en familia) en casa o en sus parcelas, o si la 
actividad es de tipo comunitario en los terrenos de uso 
común. Los objetivos de este plan de acción considerados 
como de máxima prioridad son: 1. Realizar obras de con- 
servación de suelos, 2. Controlar el aprovechamiento 
forestal, 3. Reforestar zonas sin vegetación, 4. Tener con- 
trol de la caza de animales silvestres y 5. Usar eficiente- 
mente el agua. 

Con base en los objetivos 1, 2, y 3 y la información 
técnica generada se realizó el ordenamiento territorial 
(Fig. 7). Se considera el área inestable por deslizamientos 
de suelo como una de las partes a mantener sin cambios, 
debido a que no es posible llevar a cabo actividades agro- 
pecuarias o forestales. Se propone mantener como zonas 
de conservación, aquellos terrenos que actualmente tienen 
cobertura vegetal mayor de 75% y que abarcan 1666.7 ha, 
donde el nivel de deterioro es relativamente bajo y se man- 
tienen mecanismos naturales de regeneración. Los terre- 


163 




Álvarez-Olguín etal. Ordenamiento ecológico territorial en Oaxaca 

Tabla 3. Plan de acción comunitario realizado por los habitantes de Guadalupe Cuautepec. 


Objetivo 

Actividad 

Recursos 

Realizar obras de 
conservación de 
suelos. 

Construcción de bordos, presas de gaviones, pretiles en laderas 
y tierras de cultivos, represas en arroyos y barrancas 
Mantenimiento de las obras de conservación 
Barreras vivas 

Capacitación 
Herramientas en general 
Material disponible en cada sitio 
Plantas nativas 

Controlar el 
aprovechamiento 
forestal. 

Reforestación para obtener leña, madera, adornos, medicinales 

y comestibles. 

Dar una edad para corte o poda 
Prohibir cortar árboles pequeños 

Capacitación 

Vivero para plantas nativas 
Herramientas en general 

Reforestar zonas 
sin vegetación. 

Concientización de las necesidades de reforestación 
Reforestación con plantas nativas 
Exclusión de zonas al pastoreo por 10 años 

Capacitación 

Vivero para plantas nativas 
Herramientas en general 

Tener control de la 
caza de animales. 

Dejar que se reproduzcan animales en peligro de extinción 

Control de cacería 

Realización de un reglamento para la caza. 

Capacitación 
Concientización 
Aplicación del reglamento 


Concientización para el buen uso del agua 



Reuso del agua 

Capacitación 

Usar 

Uso de medidores para controlar el gasto de agua 

Material de conducción 

eñeientemente 

Implementación de sistema de captación de agua de lluvia en 

y almacenamiento 

el agua. 

techos de vivienda 

Material de construcción 


Construcción bebederos para el ganado y darles mantenimiento 

Sistema de riego por goteo 


Utilización de sistemas de riego por goteo en cultivos. 



nos más erosionados con necesidades de restauración 
ocupan 609.34 ha. La restauración se propone realizar 
mediante la reforestación con especies vegetales herbáceas 
y leñosas nativas, que tienen la potencialidad de crecer en 
zonas muy alteradas, y que permitan la recuperación de la 
fertilidad del suelo y el restablecimiento de la flora y fauna 
nativa que aún sobrevive en los sitios hasta hoy inaltera- 
dos. Si bien la superficie que requiere reforestación de 
manera permanente y continua es de 439.5 ha (17.6%), se 
recomienda llevar a cabo la reforestación en las etapas 
descritas en la figura 7; iniciando en el paraje Cristo Rey 
como primera etapa (28.8 ha), ya que estos son los terre- 
nos más erosionados. La superficie a reforestar por año 
dependerá de la disponibilidad de recursos financieros y 


de la participación comunitaria. Conjuntamente con la 
reforestación deberán construirse obras de conservación 
de suelo y agua, tales como presas de piedra acomodada, 
presas de gaviones y zanjas bordo. 

Discusión 

El ordenamiento ecológico es un instrumento de la polí- 
tica ambiental diseñado para caracterizar, diagnosticar y 
proponer formas de utilización del territorio y de sus 
recursos naturales, bajo el enfoque de uso racional y 
diversificado con el acuerdo de la población (Negrete y 
Boceo, 2003). Con la participación comunitaria se identi- 
fican los problemas que la comunidad considera impor- 
tantes haciendo partícipe a la comunidad no sólo del 


164 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 155-167 Primavera 2016 



97°41' 97°40' 97°39 r 97°38' 



18°4'- 


18°3'- 


18°2'- 


18°1' 


18°0'- 


■18°4' 


■18°3' 


18°2' 


■18°1' 


18°0' 


97°41' 97°40' 97°39' 97°38' 


SIMBOLOGÍA 


□ Límite de Guadalupe Cuautepec 
Manejo 

Agrícola 

_| Conservar Cobertura Forestal 

Conservar Cobertura Selva Baja Caduclfolla 
| Conservar Cobertura Tlaxistle 
Conservar Palmar 
Laguna 
Pastizal 
Urbano 

| Zona Inestable 

Reforestación a Mediano Plazo 
Reforestación prioritaria 
I Cristo Rey (etapa 1) 

Camino (etapa 2) 

El Sabino (etapa 3) 

Las Palomillas (etapa 4) 

Otras áreas (etapa 5) 


ESCALA 

1 0.5 O 1 Kilómetros 


Figura 7. Ordenamiento ecológico territorial de Guadalupe Cuatepec. 


diagnóstico, sino también del seguimiento y evaluación 
del proceso participativo (Expósito, 2003; Osorio y Con- 
treras, 2009); y como bien mencionan Hernández et al. 
(2014) es ética y metodológicamente imprescindible el res- 
peto y la asimilación de las culturas y conocimientos de 
dichas comunidades en los programas de ordenamiento, 
particularmente los comunitarios, como el de este estudio. 

Entre los problemas debidos a la degradación de los 
recursos naturales identificados en el diagnóstico participa- 
tivo realizado, están la pérdida de fertilidad del suelo agrí- 
cola, la falta de madera y leña y la escasez de pasto para el 
ganado. Tales problemas están asociados con el uso inten- 
sivo de los recursos naturales y con la realización de activi- 
dades agropecuarias en zonas no aptas para tales usos; esta 
misma situación se ha observado en diferentes estudios 
enfocados al manejo de los recursos naturales en comunida- 
des rurales (GAIA, 2004; Grupo Mesófilo, 2011; Lagunas- 
Vázquez et al., 2008; Meraz et al., 2011; Negrete y Aguilar, 
2006; Pujadas, 2003; Robles-Guadarrama, et al, 2005). 


El ordenamiento ecológico territorial propuesto con- 
sidera mantener zonas de conservación y realizar la res- 
tauración con especies nativas, con el consentimiento de la 
comunidad mediante su validación en asambleas, lo cual 
es similar a lo propuesto en el ordenamiento territorial 
comunitario por GAIA (2004), en San Felipe Lachilló, 
Xanica, Oaxaca. Boceo et al. (2000) consideran que las 
comunidades rurales dependen en gran medida de sus 
recursos naturales, lo que demuestra su importancia para 
resguardarlos, ya que ellas pueden operar como aliadas de 
la protección biológica y la diversidad genética in situ. En 
este mismo contexto Almazán-Núñez et al., (2011) men- 
cionan que el ordenamiento territorial permite establecer 
áreas de conservación comunitaria, las cuales son una 
alternativa viable para la conservación, la biodiversidad y 
los servicios ambientales. 

Es necesario crear un comité de recursos naturales 
representado por líderes naturales de la comunidad que 
permita el seguimiento y evaluación en las actividades 


165 




Álvarez-Olguín etal. Ordenamiento ecológico territorial en Oaxaca 


para el manejo de los recursos naturales, debido a que las 
autoridades municipales o comunales se cambian en 
periodos cortos, como se propone también en el caso del 
ordenamiento territorial de la comunidad de San Juan 
Chicomezuchil, Ixtlán, Oaxaca (Grupo Mesófilo, 2011). 

Conclusiones 

La participación de los integrantes de la comunidad per- 
mitió identificar el tipo de acciones que la comunidad rea- 
lizará para el manejo sustentable de sus recursos naturales 
mediante un plan de acción comunitario. 

En el ordenamiento territorial se consideraron tanto 
los objetivos establecidos en el plan de acción comunita- 
rio, así como la información técnica generada. Se propone 
mantener como zonas de conservación 1666.7 ha que tie- 
nen cobertura vegetal mayor de 75%, que incluye áreas 
que actualmente soportan vegetación de encino, selva baja 
caducifolia, enebro, tepehuaje, tlaxistle y palma de som- 
brero. Los terrenos más erosionados con necesidades de 
restauración ocupan 24.43% (609.3 ha). 

Reconocimientos 

Los resultados de este documento forman parte del pro- 
yecto financiado por la Comisión Nacional de Áreas 
Naturales Protegidas (Conanp) con número de convenio 
Conanp/DR08/RP07/20/Procodes/16/10. 

Referencias 

Almazán-Núñez, R. C., A. Almazán-Juárez, F. Ruiz- Gutiérrez. 
2011. Áreas comunitarias para la conservación de los 
recursos biológicos de la Sierra Madre del sur, Guerrero, 
México. Universidad y Ciencia 27(3):315-329. 
Bautista-Sánchez, G., E.C. Pedro-Santos y G. Álvarez-Olguín. 
2013. Participación y acción comunitaria en el manejo de 
recursos naturales de uso común en la Mixteca Oaxa- 
queña. Ra Ximhai 9(2):89-98. 

Blanco A., A., S. Martínez R., O. Sánchez P., A. Rubio S., C. 
Cisneros C., E.C. Pedro S., R. Morales L. y F. Sustaita R. 
2001. Aplicación de un modelo de balances hídricos en la 
cuenca alta del río Mixteco (Oaxaca). Determinación del 
binomio infiltración/escurrimiento con vistas a la recons- 


trucción de sus ecosistemas forestales. Universidad Tecno- 
lógica de la Mixteca, Huajuapan de León, Oaxaca. 
México. 250 p. 

Boceo, G., A. Velázquez y A. Torres. 2000. Ciencia, comunida- 
des indígenas y manejo de recursos naturales. Un caso de 
investigación participativa en México. Interciencia 
25(2):64-70. 

Conabio (Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la 
Biodiversidad). 2009. Capital natural de México. Síntesis. 
Conabio. México. 104 p. 

Cotler, H. 2004. El manejo integral de cuencas en México: estu- 
dios y reflexiones para orientar la política ambiental. 2 a 
ed. Instituto Nacional de Ecología. México. 345 p. 

Expósito, V.M. 2003. Diagnóstico rural participativo. Una guía 
práctica. Centro Cultural Poveda. Santo Domingo, Repú- 
blica Dominicana. 118 p. 

GAIA (Grupo Autónomo para la Investigación Ambiental). 
2004. Estudio de ordenamiento territorial comunitario de 
San Felipe Lachilló, Xanica, Miahuatlán, Oaxaca. 104 p. 

García-Mendoza, A.J., M.J. Ordóñez y M. Briones-Salas, eds. 
2004. Biodiversidad de Oaxaca. Universidad Nacional 
Autónoma de México. Fondo Oaxaqueño para la Conser- 
vación de la Naturaleza. World Wildlife Fund. México. 
605 p. 

Grupo Mesófilo. 2011. Estudio de Ordenamiento Territorial 
Comunitario en San Juan Chicomezuchil, Ixtlán, Oaxaca. 
Grupo Mesófilo A.C. Oaxaca, México. 151 p. 

Hernández S., J.R., M. Bollo M., A.P. Méndez L. y L.M. Espi- 
nosa-Rodríguez. 2014. Panorama contemporáneo del 
ordenamiento ecológico territorial en México. Polígonos. 
Revista de Geografía 26:111-146. 

Inegi (Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informá- 
tica). 2003. Continuo de elevaciones mexicano (CEM) 
escala 1:50 000 [en línea]. [Consulta 5 de diciembre de 
2010]. Disponible en: http://mapserver.inegi.org.mx/ 

DescargaMDEWeb/?s=geo&c=977. 

Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía). 2010. 
Censo de población y vivienda 2010 [en línea]. [Consulta 
07 de enero de 2016]. Disponible en: http://www.megi. 
org.mx/sistemas/consulta_resultados/iter2010. 
aspx?c=27329&s=est.t 


166 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 155-167 Primavera 2016 



Klingebiel, A. A. y P.H. Montgomery. 1961. Land capability 
classification (No. 210). Soil Conservation Service, US 
Department of Agriculture. Washington, DC, EUA. 21 p. 

Lagunas-Vázquez, M., L.F. Beltrán-Morales, J. Urciaga- García 
y A. Ortega-Rubio. 2008. Evaluación rural participativa: 
uso de los recursos naturales en la reserva de la biosfera El 
Vizcaíno, BCS, México. Economía, sociedad y territorio 
8(26):451-476. 

Meraz J., A.D.J., J.L. Galarza M., J. Sosa R., A. Ponce M. y J.A. 
Torres G. 2011. Ordenamiento ecológico comunitario: un 
modelo de manejo de recursos naturales para el desarrollo 
comunitario. Estudio de caso ejido Potrero de los López, 
Aguascalientes. Revista Cbapingo. Serie ciencias foresta- 
les y del ambiente 17(1):151-163. 

Negrete F., G. y E. Aguilar U. 2006. Territorios rurales, política 
de planeación y ordenamiento ecológico local-comunita- 
rio en México. In : S. Anta F., A. Arreóla M., M. González 
O. y J. Acosta G, eds. Ordenamiento territorial comunita- 
rio. Instituto Nacional de Ecología (INE-Semarnat). 
México, D.F. p:19-40. 

Negrete, G. y G. Boceo. 2003. El ordenamiento ecológico comu- 
nitario: una alternativa de planeación participativa en el 
contexto de la política ambiental de México. Gaceta eco- 
lógica (68):9-22. 


FAO (Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación 
y la Agricultura). 1980. Metodología provisional para la 
evaluación de la degradación de los suelos. Roma. 86 p. 

Osorio R., M.L. y A. Contreras. 2009. El diagnóstico rural par- 
ticipativo y el manejo de los recursos naturales. Estudios 
Agrarios, Secretaría de la Reforma Agraria (42):109-136. 

Pujadas B., A. 2003. Comunicación y participación social en el 
programa de ordenamiento ecológico territorial de la 
costa de Jalisco y la Reserva de la Biosfera Chama- Cuix- 
mala. Tesis de maestría. Universidad Nacional Autónoma 
de México, Instituto de Ecología. México. 291p. 

Robles-Guadarrama., C., A. Flores, C. Cabrera M., C. Santos y 
G. Vidriales C. 2005. Ordenamiento comunitario partici- 
pativo del ejido Encino Amarillo municipio de Mecaya- 
pan, Veracruz. 62p. 


Manuscrito recibido el 20 de febrero de 2015. 

Aceptado el 9 de febrero de 2016. 

Este documento se debe citar como: 

Álvarez-Olguín, G., F. Sustaita-Rivera, G. Bautista-Sánchez y E.C. 
Pedro-Santos. 2016. Ordenamiento ecológico territorial de Guada- 
lupe Cuautepec, San Juan Bautista Suchitepec, Oaxaca, desde una 
perspectiva técnica y comunitaria. Madera y Bosques 22(1):1 BB-167. 


167 



Madera y Bosques vol .22, núm . 1: 169-175 Primavera 2016 

Vertical variation 

density, flexural strength 

and stiffness oh Persian silfc wood 



Variación longitudinal en densidad, resistencia a Flexión y rigidez de la 

madera 'de seda' persa 

Majid Kiaei 1 * and Mohammad Farsi 1 

1 Department oí Wood and Paper Engineering, Sari * Corresponding author. mjd_hia59(a)yahoo.com 
Branch, Islamic Azad University. Sari, Irán. 


Abstract 

The aim of this research was to investígate the effects of longitudinal position (stem height) and heart-sapwood on density, modulus of 
elasticity (MOE) and modulus of rupture (MOR) in bending for Persian silk wood ( Albizzia julibrissin) . Five normal trees were selected 
from the Guilan región, Irán. Samples for testing were prepared at four stem height levels (5%, 25%, 50% and 75% of total stem height) 
in both positions along radial direction (heartwood and sapwood). Analysis of variance results (Anova) indicated that the effects of 
longitudinal position (stem height) and heartwood-sapwood on the wood density, MOE and MOR were significant. The mean of wood 
density, MOE and MOR along longitudinal position from base to top decreased with height. The mean of wood density, MOR and MOE 
in sapwood are lower compared to the corresponding valúes for heartwood. The relationship between wood density and mechanical 
strength properties were analyzed by regression models. A positive correlation was found between wood density with MOE and MOR in 
both heartwood and sapwood. 


Keywords: Albizzia julibrissin , modulus of elasticity, modulus of rupture, radial direction, stem height. 


Resumen 

El objeto de esta onvestigación fue estudiar los efectos de la posición en dirección longitudinal (altura del tronco) y del duramen y la 
albura sobre la densidad, el módulo de elasticidad (MOE) y el módulo de ruptura (MOR) en flexión para la madera de ‘seda’ persa (Al- 
bizzia julibrissin). Se recolectaron cinco árboles representativos de la región de Guilan, Irán. Se elaboraron especímenes para prueba a 
cuatro niveles de la altura del árbol (5%, 25%, 50% y 75% de la altura total del tronco) en ambos tipos de madera en la dirección radial 
(duramen y albura). Los resultados de los análisis de varianza (Andeva) indicaron que los efectos de la ubicación longitudinal (altura del 
árbol) y duramen y albura sobre la densidad de la madera, el MOE y el MOR fueron significativos. Los valores promedio de la densidad, 
MOE y MOR a lo largo de la posición longitudinal de la base a la copa disminuyeron con la altura. Los valores promedio de la densidad, 
MOR y MOE en albura son menores comparados con los del duramen. La relación entre la densidad de la madera y las propiedades 
mecánicas se analizaron por medio de modelos de regresión. Se encontró una correlación positive entre la densidad de la madera con 
MOE y MOR tanto en duramen como en albura. 


Palabras clave: Albizzia julibrissin , modulus of elasticity, modulus of rupture, dirección radial, altura del árbol. 


INTRODUCTION 

In the living tree, the sapwood, in contrast with heartwood, 
is physiologically active, conducting water and nutrients 
from roots to leaves (Bamber, 1985; Hillis, 1987) and stor- 
ing food materials (Bamber, 1985). The transformation of 


sapwood into heartwood is characterized by the death of 
parenchyma cells (Hillis, 1987), development of tyloses in 
the vessels of many species (Bamber, 1976) and the biosyn- 
thesis of nonstructural compounds, leading to an import- 
ant accumulation of extractives and to the differences in 


169 



Kiaei and Farsi. Density and bending properties of Persian silk wood 


physical and chemical properties between sapwood and 
heartwood (Sellin, 1994). Heartwood and sapwood in a 
tree vary with a large number of factors, including species, 
age, climate, rate of growth, foliage area, site quality and 
tree vitality, and have been the subject of several reviews 
(Pinto et al., 2004; Climent et al., 2002). 

Heartwood and sapwood have different properties 
and their proportion within the tree will have a significant 
impact on the utilization of wood (Climent et al., 2002). 
For pulping, heartwood is at a disadvantage as its 
extractives can affect the process and product properties. 
For solid wood applications the different properties of 
heartwood and sapwood influence drying, durability, and 
aesthetic valúes for the consumer (Pinto et al., 2004; 
Moráis and Pereira, 2007). When there is a large colour 
difference between sapwood and heartwood, selection of 
wood components by color also plays a significant role in 
some timber application (Dzifa et al., 2004). 

A study on the variation of wood properties of Kyere 
wood indicated that the wood density and mechanical 
properties decreased along longitudinal position from the 
bottom up the stem. Site also had significant impact on 
the wood properties. Wood samples collected from the 
site with the highest mean annual rainfall had the least 
density and strength properties (Ayarkwa, 1998). 

Albizia julibrissin or Persian silk tree is legume specie 
in the genus Albizia. The global distribution of this species 
is in the North Anatolian, northern Irán, Caucasus, Sinai, 
Japan, Cyprus, Yugoslavia, Bulgaria, and probably planted 
in Australia (Mozaffarian, 2003). There are two tree spe- 
cies in this genus, Albizia julibrissin that grow in tempér- 
ate and cool températe northern forests of Irán, and A. 
lebbeck grows only in tropical regions of Irán (Sabeti, 
1975; Mozaffarian 1996). This species is used for making 
soap, hair shampoo and UV protectors and probably other 
compounds (Nehdi, 2011; Panahian and Rahnama 2010). 

The information about the effect of longitudinal 
position on the wood different properties is not available 
for Albizzia julibrissin (silk wood) in Irán. Therefore, to 
use this material properly and efficiently, it is a requisite to 
know its different properties. 


Objetives 

The objectives of this study were: (a) to examine the variations 
of wood density and mechanical strength properties (MOE 
and MOR) along longitudinal position, (b) to compare wood 
properties between heartwood and sapwood, and (c) to deter- 
mine the relationship between wood density and mechanical 
properties in Persian silk wood ( Albizzia julibrissin). 

Material and methods 

Wood samples 

Five silk trees ( Albizzia julibrissin ) from natural forests 
in the Guilan province in the north of Irán were sam- 
pled. Selected trees with straight trunks, normal branch- 
ing and no disease or pest symptoms were felled. The 
age of silkwood trees was 36-42 years-old. The average 
air temperature is 11.6 °C and the total annual rainfall 
700 mm/year in this región. The altitude of this región 
is 160 m asi. 

Stem sectional dises were taken from each tree at dif- 
ferent levels of total height (5%, 25%, 50% and 75%). 
The radial variation was studied by sampling in each 
wood disc at 2 positions (heartwood and sapwood). In 
this species, the heartwood shows a distinctive brown 
colour compared to the lighter coloured sapwood. The 
heartwood and sapwood area within the stem cross sec- 
tional area decreased with height. At the base height level, 
the heartwood area was generally higher than sapwood 
area and decreased afterwards until the top. 

Wood density 

Wood sampling method and the general requirements for 
physical tests were in accordance with the ISO standard 
3129-E (1975). The ISO standard 3131-E (1975) was used 
to measure the wood density. The samples were oven- 
dried at 103 °C ± 2 °C to 0% moisture content for 24 h. 
After cooling in desiccators, the oven-dry weights of the 
specimens and theirs dimensions were measured. The val- 
úes of the wood oven-dry density were calculated using 
the following equation (are oven-dry density (kg/m 3 ), 
dried weight and dried volume, respectively): 


170 




Flexural strength properties 

Static bending or flexural strength test were measured 
according to the ASTM-D143-94 standards. The dimensions 
of the samples were of 25 mm x 25 mm in cross-section and 
410 mm in longitudinal direction. The length span was of 
360 mm. Theprepared samples were then conditioned at the 
temperature of 20 °C ± 2 °C and at 65%±5% relative humid- 
ity until the specimens reached an equilibrium moisture con- 
tent of about 12%. From the test results the modulus of 
elasticity (MOE) and modulus of rupture (MOR) were derived. 


position and heartwood-sapwood did affect significantly MOR. 
The interaction effects between longitudinal position and 
heartwood-sapwood were not significant on MOR (Table 2). 
The mean of MOR along longitudinal position from the base 
upward decreased in heartwood and sapwood. The relationship 
between longitudinal position and MOR in heartwood (R 2 = 
0.492) is weaker than in sapwood (R 2 = 0.626). The average of 
MOR in heartwood is higher compared to the sapwood (54.78 
MPa vs 50.12 MPa). 

MOE 


Statistics analysis 

To determine the effects of longitudinal position and heart- 
wood-sapwood on the wood density and mechanical prop- 
erties analysis of variance (Anova) were conducted with the 
SPSS program. Also, a regression model was used to ana- 
lyze the relationship between wood density and mechanical 
parameters (MOR and MOE) in heartwood and sapwood. 

Results 

Wood density 

Average and standard deviation of wood density along lon- 
gitudinal position in hartwood and sapwood are listed in 
table 1. The analysis of variance (Anova) indicated that the 
longitudinal position and heartwood-sapwood did affect 
significantly wood density. The interaction effects between 
longitudinal position and heartwood-sapwood were not 
significant on wood density (Table 2). The mean of wood 
density along longitudinal position from the base upward 
decreased in heartwood and sapwood. The relationship 
between longitudinal position and wood density in heart- 
wood (R 2 =0.459) is stronger than in sapwood (R 2 = 0.431). 
The average of wood density in heartwood is higher com- 
pared to the sapwood (439 kg/m%s 394 kg/m 3 ). 

MOR 

Average and standard deviation of MOR along longitudinal 
position in hartwood and sapwood are listed in table 1. The 


Average and standard deviation of MOE along longitudi- 
nal position in hartwood and sapwood are listed in table 
1. The analysis of variance (Anova) indicated that the lon- 
gitudinal position and heartwood-sapwood did affect sig- 
nificantly MOE. The interaction effects between 
longitudinal position and heartwood-sapwood were not 
significant on MOE (Table 2). The mean of MOE along lon- 
gitudinal position from the base upward decreased in 
heartwood and sapwood. The relationship between longi- 
tudinal position and MOE in heartwood (R 2 =0.403) is 
weaker than in sapwood (R 2 = 0.468). The avaerage of 
MOE in heartwood is higher compared to the sapwood 
(5.53 GPa vs 4.80 GPa). 

Relationship among wood properties 

The dependence of static bending properties (MOE and 
MOR) on the oven-dry density was modeled using simple 
regression models (Figs. 1 and 2). These relationships in 
sapwood (R 2 density-MOR = 0.368, R 2 density-MOE = 
0.174) are higher compared to the heartwood (R 2 densi- 
ty-MOR = 0.139, R 2 density-MOE = 0.138). 

Discussion 

The wood density, MOE and MOR in heartwood is higher 
compared to sapwood. These differences are related to 
the chemical properties in herawood and sapwood. Sig- 
nificant amount of extractives are deposited in the hear- 
wood, up to two or three times more than in sapwood 
(Panshin and de Zeeuw, 1980). Our observation of silk- 


171 



Kiaei and Farsi. Density and bending properties of Persian silh wood 


Table 1. The variation of wood properties in different stem height levels for silk wood. 


Wood 

Longitudinal 
position (%) 

Density (hg/mP) 

MOR (MPa) 

MOE(CRa) 


5 

494.4 (39.16) 

60.08 (2.53) 

6.14(0.50) 


25 

437.6 (40.13) 

54.62 (3.61) 

5.63 (0.54) 


50 

425.2 (40.32) 

53.20 (3.77) 

5.41 (0.59) 

Heartuuood 


75 

400.4 (29.64) 

51.21 (3.46) 

4.95 (0.36) 


Avera ge 

439.4 (50.68) A 

54.78 (4.69) A 

5.53 (0.67) A 


R 2 

0.459 

0.492 

0.403 


5 

440 (38.62) 

54.86 (3.38) 

5.36 (0.47) 


25 

391.8 (37.17) 

49.66 (1.24) 

5.13 (0.60) 


50 

375.5 (24.61) 

48.73 (1.41) 

4.54 (0.38) 

Sapuuood 


75 

369.2 (26.03) 

47.23 (2.15) 

4.15 (0.57) 


Avera ge 

394.1 (42.23) B 

50.12 (3.61) B 

4.80 (0.70) B 


R 2 

0.431 

0.626 

0.468 


5 

467.2 (47.29) d 

57.47 (3.96) d 

5.75 (0.64) d 


25 

414.7 (44.71 ) c 

52.14 (3.66) c 

5.38 (0.62) c 

Total 


50 

400.3 (41.49 b 

50.97 (3.61) b 

4.97 (0.65) b 


75 

384.82 (31.78) a 

49.22 (3.49) a 

4.55 (0.62) a 


Uppercase and lowercase letters respectively show significant differences among longitudinal position and between heartwood-sapwood. 


Table 2. F-value (in Anova results) for wood properties along longitudinal position 


Variable 

Density 

MOR 

MOE 

Heart-sapwood (A) 

83.343** 

133.075** 

100.088** 

Longitudinal position (B) 

52.165** 

77.417** 

49.634** 

Ax B 

1.026 ns 

0.465 ns 

1.225 ns 


wood behavior are in accodance with the studies of Pan- 
shin and de Zeeuw (1980) (“Type 4 woods: specific 
gravity of the wood exhibit a general decrease from pith 
to bark in the stem”. Examples of North American hard- 
woods: Fagus sylvatica , Liriodendrum tulipifera , Popu- 
las spp., Prunus serótina and Quercus f ale ata). Moráis 
and Pereira (2007; Eucalyptus globulus Labill.) and 
Pinto et al., (2004; a conifer, Pinus pinaster Ait). Pan- 
shin and de Zeeuw (1980) also point out that “among 


the hardwoods there is almost even división between 
reported increases and decreases in specific gravity from 
pith to bark”. 

Within-tree wood density and mechanical properties 
decreased along the stem, from the base upwards; 
however, wood density, MOE and MOR was the highest at 
5% of total tree height. Similar patterns of wood density 
and mechanical properties variation in the longitudinal 
direction have also been reported by several researchers: 


172 



Madera y Bosques vol .22, núm. 1 : 169-175 Primavera 2016 



Wood density (kg/m3) 



Wood density (Kg/m3) 


_ 55 

ce 
O 


o o 




Heart wood, y = 0.000x2 - 0.187x + 89.40 
R 2 = 0.139 


Wood density (kg/m3) 


Sap wood, y = 0.000x2 - 0.238x + 88.49 


ce 

O 



O o 
o ° 


o °° °o ° 


I 1 1 1 1 1 1 1 1 1 

300 320 340 360 380 400 420 440 460 480 500 


Wood density (kg/m3) 


Figure 1. The relationship between wood density and modulus 
of elasticity (MOE) in heartwood and sapwood. 


Figure 2. The relationship between wood density and modulus 
of rupture (MOR) in heart wood and sapwood 


Panshin and de Zeeuw (1980. “Static bending 
properties... decrease upward in the stem for Pinus 
resinosa Ait. and Shorea almon Foxw.); Ayarkwa (1998; 
Pterygota macrocarpa K. schum); and Kord et al., (2010; 
Populas euramericana). This may be due to the fact that 
butt log of the same tree has more mature wood than the 
top log which consists mainly of juvenile wood (Panshin 
and de Zeeuw, 1980). Juvenile wood is explained by 
Kolzlowski (1971) and Larson (1969) as being the results 
of the relative abundance of growth regulators and 
carbohydrates in the cambial zone near the crown. 
Juvenile wood density and mechanical properties were 
lower than that of mature wood. The lower density and 
strength properties of the wood near the top may be due 


to the thin walls of the cells of the wood, the lower 
cellulose content and crystallinity of the wood compared 
with that of the matured wood in the log at the butt 
(Zobel and Sprague, 1998). 

Positive relationship was found between wood den- 
sity and mechanical strength properties in heartwood 
and sapwood. Also, the relationship between wood den- 
sity and MOE is weaker than the relationship between 
wood density and MOR in heartwood and sapwood. A 
similar trend has also been reported by several research- 
ers for various species (Zhang, 1997; Zobel and Van Bui- 
jtenen, 1989). Wood density had important role on the 
variation of mechanical properties. 


173 



Kiaei and Farsi. Density and bending properties of Persian silk wood 


CONCLUSIONS 

In the present research, the wood density and mechanical 
properties of heartwood and sapwood in silkwood were 
determined. The following conclusions were drawn from 
the study: 

1. The analysis of variance (ANOVA) indicated that the 
longitudinal position and heartwood-sapwood did 
affect significantly wood density, MOR and MOE. 

2. The interaction effects between longitudinal posi- 
tion and heartwood-sapwood were not significant 
on wood density, MOR and MOE. 

3. The average of wood density, modulus of elasticity 
(MOE) and modulus of rupture (MOR) along longi- 
tudinal position from base to the top were 
decreased. The mean of wood density, MOE and 
MOR in heartwood is higher than sapwood for Silk 
wood. 

4. There are positive relationship between wood den- 
sity and mechanical properties (MOE and MOR) in 
heartwood and sapwood. 

References 

Ayarkwa, J. 1998. The influence of site and longitudinal posi- 
tion in the tree on the density and strength properties of 
the wood of Pterygota macrocarpa K. schum. Ghana 
Journal ofForestry 6:34-41 

Bamber, R.K. 1985. The wood anatomy of eucalypts and paper- 
making. Appita /ournal 38:210-216. 

Bamber, R.K. 1976. Heartwood, its function and formation. 

Wood Science and Technology 10:1-8. 

Climent, J., M.R. Chambel, E. Perez, L. Gil and J. Pardoa. 
2002. Relationship between heartwood radius early 
radial growth, tree age, and climate in Pinus canariensis. 
Canadian Journal ofForestry Research 32(1):103-111. 
Climent, J., M.R. Chambel, L. Gil and J. Pardoa. 2002. Vertical 
heartwood variation patterns and prediction of heart- 
wood volume in Pinus canariensis SM. Forest Ecology 
and Management 174(l-3):203-211. 

Dzifa, A., H. Bailleres, A. Stoke and K. Kokou. 2004. Proportion 
and quality of heartwood in Togolese teak ( Tectona gran- 
áis). Forest Ecology and Management 189(l-3):37-48. 


Hillis, W.E. 1987. Heartwood and tree exudates, Springer-Ver- 
lag, Berlin. 

Kolzlowski, T.T. 1971. Growth and development of trees, Vol. 
II. Academic Press. New York. 86 p. 

Kord, B., A. Kilashaki and B. Kord. 2010. The within-tree vari- 
ation in wood density and shrinkage, and their relation- 
ship in Populus euramericana. Turkish Agriculture and 
Forestry 34:121-126. 

Larson, P.R. 1969. Wood formation and concept of wood qual- 
ity. Bulletin No. 74, Yale University School of Forestry. 
New Haven. 

Mosaffarian, M. 1996. A dictionary of Iranian plants ñames. 
Latin, English, Persian. Farhang Moaser. 22 p. 

Mosaffarian, M. 2003. Trees and shrubs of Irán. Farhang Moa- 
ser publication. Irán. 382 p. 

Moráis, M.C and H. Pereira. 2007. Heartwood and sapwood 
variation in Eucalyptus globulus Fabill. Trees at the end 
of rotation for pulpwood production. Annals of Forest 
Science 64(6):665-671. 

Nehdi, I. 2011. Characteristics, Chemical composition and utili- 
sation of Albizia julibrissin seed oil. Industrial Crops and 
Products 33:30-34. 

Panahian, G.H. and K. Rahnama. 2010. Fasarium wilts on 
native silk trees ( Albizia Julibrissin Durz) in the north of 
Irán, Gorgan. International Journal of Agronomy and 
Plant Production l(l):l-5. 

Panshin, A. and C. de Zeeuw. 1980. Textbook of Wood Tech- 
nology. 4th ed. McGraw-Hill. New York. 

Pinto, I.H. Pereira and A. Usenius. 2004. Heartwood and sap- 
wood development within maritime pine ( Pinus pinaster 
Ait) stems. Trees 18:284-294. 

Sabeti, S. 1975. Trees and shrubs of Irán. Tehran University 
Press. p:25-26 

Sellin, A. 1994. Sapwood-heartwood proportion related to tree 
diameter, age, and growth rate in Picea abies , Canadian 
Journal ofForestry Research 24:1022-1028. 

Zhang, S.Y. 1997. Wood specific gravity-mechanical property 
relationship at species level. Wood Science and Technol- 
ogy 31:181-191. 

Zobel, B.J. and J. Sprague. 1998. Juvenile wood in trees. Spring- 
er-Verlag. New York. 


174 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 169-175 Primavera 2016 



Zobel, B.J. and J.P. van Buijtenen. 1989. Wood variation: Its 
causes and control. Springer-Verlag. Berlín, Heidelberg, 
New York. 


Manuscrito recibido el 7 de agosto de 2019. 

Aceptado el 19 de noviembre de 2015. 

Este documento se debe citar como: 

Kiaei, M. and M. Farsi. 2016. Vertical variation of density, flexural 
strength and stiffness of Persian silb wood. Madera y Bosques 
22(1):169-175. 


175 



Madera y Bosques vol. 22, núm . 1: 177-189 Primavera 2016 

Estructura anatómica 

de la madera de dos 

encinos de Oaxaca 

Anatomical structure of the wood of two oaks from Oaxaca, México 



Faustino Ruiz-Aquino 1 - 3 , Marcos M. González-Peña 2 *, Juan I. Valdez-Hernández 3 y Angélica Romero-Manzanares 4 


1 instituto de Estudios Ambientales. Universidad de la 
Sierra Juárez. Oaxaca, México 

2 División de Ciencias Forestales. Universidad Autóno- 
ma Chaplngo. Estado de México, México. 


3 Programa Forestal. Colegio de Postgraduados. Esta- 
do de México, México. 

4 Posgrado en Botánica. Colegio de Postgraduados. 
Estado de México, México. 


* Autor para correspondencia. 
m.gonzalez(a)correo.chap¡ngo.mx 


Resumen 

México es un centro de distribución para las especies del género Quercus, con 161 especies registradas, de las que 60 presentan caracte- 
rísticas favorables para el aprovechamiento maderable. Aquí se describen las características anatómicas de la madera de Quercus laurina 
y Q. crassifolia, y se correlacionan con su densidad básica, contracción volumétrica y dureza. La madera de Q. laurina presentó brillo 
alto y veteado medio, mientras que en Q. crassifolia fueron medio y pronunciado, respectivamente. Ambas especies presentan porosidad 
anular, poros solitarios de forma oval, radios uniseriados, multiseriados y agregados, parénquima apotraqueal difuso en agregados, y 
fibras libriformes y fibrotraqueidas. En Q. laurina se determinó una correlación entre el espesor de pared de las fibras y la densidad básica 
(r = 0,97), y entre el diámetro de lumen de las fibras y la contracción volumétrica (r > 0,99). En Q. crassifolia , las correlaciones más altas 
se dieron entre la contracción volumétrica y el espesor de pared de las fibras (r = 0,97), y con el diámetro de las fibras (r = 0,93). En los 
dos encinos, la contracción volumétrica alta y la presencia de radios muy anchos, indican una mayor propensión de la madera a presentar 
grietas y rajaduras durante el proceso de secado. 

Palabras clave: contracción volumétrica, densidad básica, dureza, Quercus crassifolia, Quercus laurina. 


Abstract 

México is a distribution center for the genus Quercus , with 161 species recorded; some 60 of these have favorable characteristics for lum- 
ber usage. Herein, we describe the anatomical characteristics of Quercus crassifolia and Q. laurina wood, and these characteristics are 
correlated with wood basic density, volumetric shrinkage, and hardness. Quercus laurina wood displayed high brightness and médium 
grain, while in Q. crassifolia these were médium and coarse, respectively. Wood from both species was ring-porous, with solitary oval 
pores; parenchyma was apotracheal diffuse-in-aggregates, and there were uniseriate, multiseriate and aggregate rays, as well as libriform 
fibers and fibrotracheids. In Q. laurina , strong correlations were found between the fiber wall thickness and basic density (r = 0,97), and 
between the lumen diameter and volumetric shrinkage (r > 0,99); while in Q. crassifolia the strongest correlations occurred between 
the volumetric shrinkage and both the fiber wall thickness (r = 0,97), and the fiber diameter (r = 0,93). In both oaks, a high volumetric 
shrinkage and the presence of very broad rays, indicate a high propensity of wood to develop cracks and splits upon drying. 

Keywords: volumetric shrinkage, basic density, hardness, Quercus crassifolia, Quercus laurina. 


Introducción 

La familia Fagaceae comprende 8-10 géneros y más de 
900 especies (Kremer et al., 2012), donde el género Quer- 
cus presenta la mayor diversidad en la familia, con cerca 
de 400 especies (Aldrich y Cavender, 2011). En el conti- 
nente americano se estiman 250 especies de encino (Oh y 


Manos, 2008), de las que 161 se han registrado en México 
(Valencia, 2004); de esas especies, al menos 60 presentan 
características favorables para el aprovechamiento made- 
rable en México (Quintanar, 2002). La mayoría de los 
encinos en México se encuentran en zonas montañosas 
con clima templado o templado subhúmedo, y más de 


177 



Ruiz-Aquino etal. Estructura anátomica de la madera de dos encinos 


95% de las especies se encuentran entre los 1200 m snm y 
2800 m snm (Rzedowski, 1978); la mayor riqueza de 
especies de Quercus se concentra en las montañas del sur 
(Nixon, 1993). 

El predio comunal de Ixtlán de Juárez, Oaxaca, com- 
prende 193,1 km 2 , de los que 64,2% son de bosque tem- 
plado, y donde Quercus laurina Humb. & Bonpl. y Q. 
crassifolia Humb. & Bonpl. cohabitan con Arbutus xala- 
pensis Kunth, Alnus acuminata argüía (Schltdl.) Furlow y 
Prunus serótina Ehrn., entre otras latifoliadas, y con 
Pinus spp. (Aquino et al., 2012; Ruiz-Aquino et al., 
2015a). En este bosque, coexisten 416 árboles por hectá- 
rea de Q. laurina y 419 árboles por hectárea de Q. crassi- 
folia ; en su mayoría con fustes rectos, limpios y cilindricos 
(Ruiz-Aquino et al., 2014). 

Quercus laurina (subgénero Erytrobalanus ), es un 
árbol de 10 m a 25 m de alto, tiene hojas deciduas, ancha- 
mente lanceoladas u oblanceoladas, de 7 cm a 10 cm de 
largo por 2,5 cm a 3 cm de ancho; su fruto es una bellota 
ovoide de 12 mm de largo (De la Paz Pérez et al., 2006). 
Se distribuye a lo largo de la Sierra Madre Occidental, de 
la Sierra Madre del Sur y por la región occidental del cin- 
turón volcánico, entre los (2000-2440) m snm y (3065- 
3300) m snm (González et al., 2004; De la Paz Pérez y 
Dávalos, 2008). La madera de Q. laurina presenta gran- 
des posibilidades de ser utilizada industrialmente, debido 
a su buen desempeño en el maquinado (Flores et al., 2007; 
Flores et al., 2013). Los árboles de Q. crassifolia (subgé- 
nero Erytrobalanus) alcanzan alturas de hasta 23 m, tie- 
nen hojas coriáceas, ovadas, obovadas o elípticas, de 7 cm 
a 17,5 cm de largo por 4,1 cm a 11,5 cm de ancho; su fruto 
es bianual, con cúpulas hemisféricas de 6 mm a 10 mm de 
largo (Valencia et al., 2002). Se distribuye en la Sierra 
Madre Occidental al NO de México, la Sierra Madre del 
Sur, y a lo largo del Eje Neovolcánico (Tovar y Oyama, 
2004), de 600 m snm a 2850 m snm (Coombes, 2012). Por 
la respuesta de su madera en operaciones de maquinado, 
puede emplearse en la elaboración de molduras, lambo- 
nes, muebles y parquet (De la Paz Pérez y Dávalos, 2008; 
Flores et al., 2013). 


Objetivos 

Los objetivos del presente estudio fueron determinar las 
características anatómicas de la madera de Q. laurina y 
Q. crassifolia proveniente de Ixtlán de Juárez, e identificar 
las diferencias entre las dos especies. También se evaluó la 
influencia de la estructura anatómica en la densidad, la 
contracción volumétrica, y la dureza de la madera. 

Materiales y métodos 

Área de estudio y selección de los árboles 

Se utilizaron árboles provenientes de dos rodales con 
dominancia de especies del género Quercus en el bosque 
templado de Ixtlán de Juárez, Oaxaca. El primer rodal, 
con dominancia de Q. laurina, a 17°2T22” LN y 
96°27’42” LO, a una altitud de 2707 m snm. El segundo 
rodal, con dominancia de Q. crassifolia, a 17°2T08” LN 
y 96°27 , 31” LO, a una altitud 2631 m snm. Se selecciona- 
ron tres árboles para cada especie, sanos y representati- 
vos, con un diámetro a 1,3 m sobre el nivel del piso entre 
30 cm y 40 cm, y de 20 m a 25 m de altura. El derribo de 
los árboles y el troceo se hizo de acuerdo con Ramos y 
Díaz (1981), tomando para el estudio microscópico una 
rodaja de 5 cm de espesor a la altura de 1,30 m, y para la 
caracterización macroscópica, la siguiente rodaja, de 30 
cm de espesor. El material restante de los árboles derriba- 
dos se utilizó para cuantificar la biomasa aérea (Ruiz- 
Aquino et al., 2014), y para la caracterización química y 
energética de la madera y el carbón de los dos encinos 
(Ruiz-Aquino et al., 2015b). El depósito e identificación 
de los especímenes se realizó en el herbario de la Universi- 
dad de la Sierra Juárez, Oaxaca. 

Caracterización macroscópica 

La descripción macroscópica se hizo con tablillas de 1 cm 
x 7 cm x 15 cm, orientadas en los tres planos (De la Paz 
Pérez y Dávalos, 2008), utilizando la clasificaciones de 
Tortorelli (1956) para textura, porosidad, hilo y veteado, 
y de Ortega et al. (1988) para el brillo, olor y sabor; para 
la descripción del color, se usaron las tablas Munsell 
(1990). 


178 



Madera y Bosques vol .22, núm. 1 : 177-189 Primavera 2016 



Caracterización microscópica 

De la rodaja para el estudio microscópico se cortaron 
cubos de 2 cm por lado (10 cubos de albura y 10 de dura- 
men), los que se ablandaron saturándolos al vacío con 
agua destilada y luego calándolos en agua hirviendo por 
10 min. Se cortaron secciones de 20 pm en los tres planos 
con un xilotomo SM2000R (Leica, Alemania), y se tiñe- 
ron con Pardo de Bismarck a 1% por 6 h. Luego se deshi- 
drataron en una serie de alcoholes y finalmente se 
aclararon en xilol por 2 min; las secciones se montaron 
con resina sintética (Sandoval, 2005). Para obtener el 
material disociado, se cortaron astillas y se digirieron en 
la solución de Franklin (1946) a 60 °C por 24 h. Luego se 
enjuagaron y se tiñeron con Pardo de Bismarck, para 
hacer preparaciones temporales. Las mediciones se reali- 
zaron en un microscopio de luz DM 500, con cámara 
integrada ICC50 (Leica, Alemania). Los vasos se clasifi- 
caron en vasos con diámetro ancho (> 150 pm) y vasos 
con diámetro angosto (< 150 pm) (Chávez et al ., 2010). Se 
midió el diámetro mayor de los vasos en el corte transver- 
sal (n = 600 por especie), y la longitud de elementos de 
vaso en el material disociado (n = 90 por especie); las 
mediciones se realizaron de acuerdo con IAWA (1989). 
También se realizaron 120 mediciones por especie de la 
longitud y ancho de las fibras, del diámetro de lumen y el 
espesor de pared de las fibras, del alto y ancho de los 
radios uniseriados, del ancho y número de series en radios 
multiseriados, y del número de vasos por milímetro cua- 
drado. Los elementos mensurables se clasificaron con 
base en la media de acuerdo a la clasificación de Chattaway 
(1932), IAWA (1939) y Tortorelli (1956). Para determinar 
la altura de los radios multiseriados, se midieron con un 
vernier 32 radios completos en la albura y en el duramen 
de cada especie, utilizando las tablillas de la caracteriza- 
ción macroscópica, sin hacer distinción del árbol al que 
pertenecían. 

Para el estudio al microscopio electrónico de barrido, 
se cortaron cubos de madera de 5 mm por lado, se deshi- 
drataron en una serie etanólica creciente, y se recubrieron 
con oro. Se utilizó un microscopio JSM-6390 (JEOL Ltd., 
Japón), operando a 15 kV. 


Propiedades Físicas y dureza 

Con el objetivo de establecer la influencia de las estructu- 
ras anatómicas sobre dos propiedades físicas y una propie- 
dad mecánica de la madera, se utilizaron probetas de una 
mezcla de albura y duramen para determinar la densidad 
básica (DB) (n=36 por especie), la contracción volumétrica 
(CV, n=36) y la dureza (n=24), siguiendo la norma ASTM 
D 143-94 (ASTM, 2007). Estas propiedades se clasificaron 
de acuerdo a Sotomayor (2005), Chávez-Doldán (2007) y 
Dávalos y Bárcenas (1999), en el mismo orden. El material 
para estas determinaciones se obtuvo de la primera troza 
comercial de 1,20 m de longitud de cada árbol, aserrada 
en cuartos, para obtener polines de 7 cm x 7 cm x 120 cm 
con sus tres planos típicos definidos (Najera et al., 2005). 

Análisis estadístico 

Para determinar diferencias entre los elementos celulares 
de las especies estudiadas, se realizó un análisis de 
varianza, seguido de un análisis de comparación de medias 
(Tukey, a = 0,05). Para determinar la relación de los ele- 
mentos celulares con la densidad básica, la contracción 
volumétrica y la dureza de la madera, se calculó el coefi- 
ciente de correlación de Pearson (r). Los análisis estadísti- 
cos se realizaron usando el paquete estadístico SAS (SAS 
Institute, 1989). 

Resultados y discusión 

Caracterización macroscópica 

En general, el duramen fue más oscuro que la albura, aun- 
que no se observó una diferencia muy marcada entre el 
color de la albura y del duramen en las dos especies. La 
madera de Q. laurina fue más clara que la de Q. crassifo- 
lia , tanto en albura como en duramen (Tabla 1). El sabor 
amargo de la madera es una característica común en las 
dos especies, resultado de la cantidad de extractivos pre- 
sentes como taninos y polifenoles. Honorato y Hernández 
(1998) cuantificaron los taninos de la madera de Q. lau- 
rina y de Q. crassifolia , 1,17% y 1,52% en el mismo 
orden, sin diferencias estadísticas entre las dos especies. 
La porosidad anular de las dos especies es similar a la 


179 



Ruiz-Aquino etai. Estructura anátomica de la madera de dos encinos 


Tabla 1. Características anatómicas macroscópicas de la madera de Quercus laurina y Q. crassifolia. 





Descripción 

^aracterisuca 

Quercus laurina 

Quercus crassifolia 

Color 

Albura 

Blanco 10YR 8/2 

Castaño muy pálido 10YR 8/4 


Duramen 

Gris claro 10YR 7/2 

Gris rosáceo 7.5 YR 6/2 

Olor 


No característico 

No característico 

Sabor 


Amargo 

Amargo 

Brillo 


Alto 

Medio 

Veteado 


Medio 

Pronunciado 

Textura 


Media 

Gruesa 

Hilo 


Recto 

Recto 

Porosidad 


Anular 

Anular 


encontrada por De la Paz Pérez y Dávalos (2008) y tiene 
influencia sobre el veteado de la madera. Otras caracterís- 
ticas anatómicas macroscópicas se presentan en la tabla 1. 

Caracterización microscópica 

Radios 

Una de las características anatómicas más notable de la 
madera de encino es la presencia de radios multiseriados. 
Las especies que aquí se describen presentan radios unise- 
riados, multiseriados y agregados. Las dimensiones y el 
número de células de los radios se consignan en la tabla 2. 
En las dos especies, los radios leñosos son homogéneos 
(Fig. 1A, IB), formados por células procumbentes (Fig. 
1C, ID), lo que coincide con De la Paz Pérez et al. (2006) 
y De la Paz Pérez y Dávalos (2008). Fos radios uniseriados 
en la madera de albura de Q. laurina son 3,5% más altos 
que los de Q. crassifolia ; sin embargo, no se encontraron 
diferencias significativas en la altura de los radios entre 
albura-albura, duramen-duramen y albura-duramen de 
ambas especies. Según la clasificación de Chattaway 
(1932), los radios uniseriados se clasifican como extrema- 
damente bajos; respecto al ancho, los radios uniseriados 
se clasifican de extremadamente finos a muy finos (IAWA, 
1939). Se encontraron diferencias estadísticas significati- 


vas entre albura y duramen de Q. laurina ( p - 0,006), 
albura y duramen de Q. crassifolia ( p = 0,046), y en 
albura-albura (p = 0,001) y en duramen-duramen (p = 
0,038) de las dos especies. Fas medias halladas en el pre- 
sente estudio para Q. laurina , en los radios uniseriados 
(número de células) y en los radios multiseriados (número 
de series), fueron mayores a los encontrados para la misma 
especie por De la Paz Pérez y Dávalos (2008), 11 células y 
21 series. Para Q. crassifolia , De la Paz Pérez et al. (2005) 
encontraron radios multiseriados muy anchos (387 pm, 
20 series), valores menores a los que se obtuvieron en este 
estudio. No se encontraron diferencias significativas al 
comparar la altura de los radios multiseriados entre la 
albura-albura y el duramen-duramen de las dos especies. 
En Q. laurina , la altura de los radios multiseriados fue de 
17,6 mm ± 3,4 mm y de 13,2 mm ± 1,5 mm en albura y 
duramen, respectivamente; mientras que en Q. crassifolia , 
la misma altura fue de 16,7 mm ± 3,1 mm y 13,4 mm ± 
3,1 mm, en el mismo orden. Estas alturas son compara- 
bles con las obtenidas previamente para los radios multi- 
seriados de Q. laurina (1,5 mm a 2,0 mm) y Q. crassifolia 
(0,7 mm a 1,5 mm) por De la Paz Pérez y Dávalos (2008). 
Por otra parte, en cada una de las dos especies, los radios 
multiseriados fueron significativamente más altos en la 
albura que en el duramen (p < 0,001 en los dos casos). Fas 


180 



Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 177-189 Primavera 2016 



Tabla 2. Dimensiones y número de células de radios de la madera de Quercus laurina y Q. crassifolia. 


Dimensiones 


Quercus laurina 


Quercus crassifolia 


Árbol 


Media (DE) 


Árbol 


Media (DE) 

l 

2 

3 

/ 

2 

3 

Radios uniseriados albura 

Altura (pm) 

420,2 

349,8 

414,1 

394,7 (68) 

357,4 

387,8 

381,3 

375,5 (78) 

Ancho (pm) 

12,3 

15,6 

14,1 

14,0 (3,7) 

16,6 

15,3 

16,7 

16,2 (3,4) 

No. células 

20,5 

17,1 

18,7 

18,7 (3,7) 

14,4 

19,4 

16,7 

16,8 (4,6) 

Radios uniseriados duramen 

Altura (pm) 

354,1 

412,1 

375,9 

380,7 (82) 

369,8 

385,2 

367,5 

374,2 (75) 

Ancho (pm) 

16,1 

16,4 

15,5 

16,0 (4,1) 

21,4 

15,3 

16,8 

17,8 (5,3) 

No. células 

16,0 

19,2 

17,3 

17,5 (4,3) 

16,7 

18,3 

16,2 

17,1 (3,5) 

Radios multiseriados albura 

Ancho (pm) 

434,0 

309,6 

280,7 

341,5 (90) 

464,0 

363,7 

438,3 

422,0 (121) 

No. series 

30,9 

24,6 

21,8 

25,7 (5,6) 

28,2 

21,9 

25,1 

25,0 (6,1) 

Radios multiseriados duramen 

Ancho (pm) 

493,5 

288,5 

323,4 

368,4 (120) 

384,4 

409,2 

643,0 

478,9 (170) 

No. series 

34,9 

22,5 

25,0 

27,4 (7,5) 

23,8 

24,2 

31,7 

26,6 (7,0) 


DE: desviación estándar 


dimensiones de los radios son de las variables anatómicas 
que más influencia tienen en el proceso de secado, debido 
a que presentan una pared celular primaria flexible, poco 
engrosada y constituyen puntos débiles en la madera por 
la ausencia de la pared secundaria (Metcalfe y Chalk, 
1985). En conjunción con su densidad alta, acentúan las 
contracciones altas en la madera, ocasionando problemas 
en su industrialización. Por otra parte, los radios visibles 
a simple vista, son un carácter anatómico valioso de la 
figura de la madera de encino, apreciado en la fabricación 
de pisos, muebles y chapas. 

Vasos y parénquima axial 

Con respecto a su longitud, los elementos de vaso se clasi- 
fican como medianos en ambas especies (Chattaway, 
1932). En el plano transversal, los vasos presentan poros 
con diámetro tangencial de moderadamente pequeños a 
moderadamente grandes (IAWA, 1939). En la albura de 


ambas especies, los poros por milímetro cuadrado son 
escasos y en el duramen moderadamente escasos 
(Chattaway, 1932). La consideración del diámetro y la 
cantidad de poros por milímetro cuadrado es importante 
en las operaciones de acabado y pegado, ya que a mayor 
número por milímetro cuadrado, es más difícil darle un 
buen acabado a la madera y la adhesión de las superficies 
es menor.También tiene relevancia en los procesos de 
impregnación de la madera, pues la presencia de vasos 
numerosos es deseable para facilitar el movimiento y la 
distribución uniforme de los preservadores (Honorato, 
2002). Las dimensiones de los vasos se presentan en la 
tabla 3. 

La madera de Q. laurina presentó porosidad anular 
(Fig. 2A), similar a la encontrada para esta especie por De 
la Paz Pérez y Quintanar (2001) y De la Paz Pérez y Dáva- 
los (2008), pero diferente a la porosidad semianular obte- 
nida por Aguilar y Castro (2006) y De la Paz Pérez et al. 


181 



Ruiz-Aquino etal. Estructura anátomica de la madera de dos encinos 



Figura 1. A) Quercus laurina, duramen árbol 3 (lOx), RU = radio uniseriado; RM = radio multiseriado. B) Q. crassifolia, albura árbol 
2 (4x); RA = radio agregado. C) Q. laurina, duramen árbol 1 (lOx), RH = radio homogéneo, Pax = parénquima axial. D) Q. crassifolia , 
albura árbol 1 (lOx), EV = elemento de vaso. 


(2006). Los poros son de contorno oval y circular, solita- 
rios y arreglados en hileras radiales, presentan tílides en la 
madera de duramen (Fig. 2B). Los elementos de vaso (Fig. 
2C) presentan placas perforadas simples y puntuaciones 
areoladas alternas de forma oval (Fig. 2D), no presentan 
engrosamiento de la pared celular. El parénquima axial es 
apotraqueal difuso en agregados. 

La madera de Q. crassifolia , presentó porosidad anu- 
lar (Fig. 3A), lo que coincide con lo descrito para la misma 
especie por De la Paz Pérez y Dávalos (2008) y De la Paz 
Pérez y Quintanar (2001). La porosidad anular mejora las 
características estéticas de la madera, haciendo el veteado 
más atractivo. Los poros son de contorno oval y circular, 
solitarios y arreglados en hileras radiales y presentan tíli- 
des en la madera de duramen (Fig. 3B, Fig. 4A). Los ele- 


mentos de vaso presentan placas perforadas simples (Fig. 
4B), y puntuaciones areoladas alternas de forma oval (Fig. 
3D), con ausencia de engrosamientos de la pared celular. 
El parénquima axial es apotraqueal difuso en agregados. 
Se encontraron diferencias estadísticas entre las especies 
estudiadas en el número de poros por milímetro cuadrado 
en madera de duramen ( p = 0,007), y en el diámetro de 
poros menores a 150 pm en albura y duramen ( p < 0,001). 

Fibras, ñbrotraqueidas y traqueidas vasicéntricas 

Las dimensiones de las fibras y las características de los 
radios multiseriados, son las variables que más influencia 
tienen en las propiedades físicas y mecánicas de la madera 
y para establecer la factibilidad de utilizar la madera en la 
producción de pulpa, papel, y tableros de fibras. Las dos 


182 








Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 177-189 Primavera 2016 



Figura 2. Quercus laurina A) albura árbol 2, porosidad anular, PA = parénquima apotraqueal difuso (4x). B) duramen árbol 1, Pax = 
parénquima axial, Ti = tílides (lOx). C) EV = elemento de vaso en albura (madera temprana), material disociado árbol 1 (lOx). D) Pu 
= puntuaciones areoladas alternas en elemento de vaso, duramen árbol 3 (40x). 


especies presentan fibras de tipo libriforme, fibrotraquei- 
das y traqueidas vasicéntricas; en el duramen de Q. crassi- 
folia se identificaron fibras septadas aisladas (Fig. 4D). 
Con respecto a la clasificación de IAWA (1937), las fibras 
de albura de ambas especies se clasifican como moderada- 
mente largas, mientras que las de duramen como fibras 
medianas (Tabla 4). Con base en el diámetro, las fibras de 
albura se clasifican como medianas y las de duramen 
como finas; con referencia al espesor de la pared, Q. cras- 
sifolia presentó fibras de pared gruesa en albura y dura- 
men, mientras para Q. laurina la pared es gruesa en 
albura y muy gruesa en duramen (Tortorelli, 1956). 

Se encontraron diferencias significativas entre la lon- 
gitud ( p < 0,001), el diámetro ( p = 0,002) y el espesor de 
pared ( p < 0,001) de fibras de albura y duramen de Q. 


laurina , y también entre la longitud ( p < 0,001) y el diá- 
metro ( p < 0,001) de fibras de albura y duramen de Q. 
crassifolia. No se encontraron diferencias estadísticas sig- 
nificativas en los tres parámetros al comparar las fibras 
de albura-albura y duramen-duramen de las dos especies 
( p > 0,05). 

Propiedades Físicas 

La densidad básica (DB) de la madera de Q. laurina fue de 
0,693 g cm' 3 , superior a los 0,600 g cnr 3 encontrados por 
Honorato y Fuentes (2001) para la misma especie y a los 
0,652 g cm' 3 de De la Paz Pérez y Dávalos (2008). En Q. 
crassifolia , la DB fue de 0,666 g cm 3 , similar a los 0,687 g 
cm' 3 hallados por De la Paz Pérez y Dávalos (2008) (Tabla 
5). Las diferencias en la densidad de la madera ocurren 


183 












Ruiz-Aquino etol. Estructura anátomica de la madera de dos encinos 


Tabla 3. Dimensiones de los vasos de la madera de Quercus laurina y Q. crassifolia. 


Dimensiones 


Quercus laurina 


Quercus crassifolia 


Árbol 


Media (DE) 


Árbol 


Media (DE) 

l 

2 

3 

l 

2 

3 

Albura 

D (> 150 |_im) 

205,0 

282,8 

286,7 

258,2 (52,4) 

276,7 

262,8 

250,4 

263,3 (40,9) 

D (<150 |_im) 

95,8 

100,6 

109,3 

101,9 (21,6) 

135,5 

117,1 

113,8 

122,1 (22,6) 

Longitud (|_im) 

426,0 

427,2 

487,0 

446,7 (87,6) 

419,2 

524,7 

496,2 

480,0 (109) 

Número/mm 2 

5,2 

4,4 

4,8 

4,8 (1,6) 

4,9 

4,2 

5,2 

4,8 (1,3) 

Duramen 

D (> 150 |_im) 

201,5 

258,7 

257,0 

239,1 (45,6) 

241,4 

255,5 

216,3 

237,7 (35,9) 

D (<150 |_im) 

100,0 

97,6 

98,6 

98,7 (19,5) 

112,7 

119,1 

120,0 

117,3 (18,6) 

Longitud (|_im) 

420,9 

440,8 

417,5 

426,4 (86,7) 

447,8 

481,5 

455,0 

461,5 (86,6) 

Número/mm 2 

4,6 

5,3 

5,2 

5,2 (2,6) 

5,6 

5,0 

5,9 

5,5 (1,6) 


DE = desviación estándar; D = diámetro (|jm) 


Tabla 4. Dimensiones de las fibras de la madera de Quercus laurina y Q. crassifolia. 


Dimensiones 


Quercus laurina 


Quercus crassifolia 


Árbol 


■ Media (DE) 


Árbol 


Media (DE) 

/ 

2 

3 

/ 

2 

3 

Albura 

Longitud (mm) 

19 

17 

18 

18 (0,2) 

17 

19 

2,0 

19 (0,2) 

Diámetro (|_im) 

22,6 

28,3 

27,1 

26,0 (5,8) 

26,2 

26,0 

28,1 

26,7 (4,1) 

DL (|_im) 

7,7 

10,4 

9,4 

9,2 (3,5) 

9,8 

12,7 

9,9 

10,8 (11) 

EP (|_im) 

7,5 

9,0 

8,8 

8,4 (1,9) 

8,2 

6,6 

9,1 

8,0 (5,5) 

Duramen 

Longitud (mm) 

15 

17 

17 

16 (0,2) 

16 

17 

16 

16 (0,1) 

Diámetro (|_im) 

24,7 

22,0 

22,7 

23,1 (3,9) 

23,1 

23,5 

22,8 

23,1 (4,3) 

DL (|_im) 

10,2 

7,6 

8,7 

8,8 (2,5) 

8,4 

7,4 

8,0 

7,9 (2,0) 

EP (|_im) 

7,3 

7,2 

7,0 

7,1 (1,3) 

7,4 

8,1 

7,4 

7,6 (1,8) 


DL = diámetro del lumen; EP = espesor de pared (pm) 


por cambios en la proporción de los elementos constituti- 
vos del xilema, como vasos, fibras y células de parén- 
quima, y a la variación en el espesor de la pared celular del 
esclerénquima, atribuidas a las condiciones climáticas y 


de suelo de las distintas regiones donde crecen los indivi- 
duos (Bernal y Terrazas, 2000; Montaño et al . , 2013). La 
DB de las dos especies fue alta, de acuerdo con la clasifica- 
ción de Sotomayor (2005). Como se esperaba de una 


184 



Madera y Bosques vol .22, núm. 1 : 177-189 Primavera 2016 



Figura 3. Quercus crassifolia, duramen árbol 2 A) porosidad anular (4x); PA = parénquima apotraqueal difuso. B) Ti = tílide, 
duramen árbol 3 (40x). C) EV = elemento de vaso en albura (madera tardía), material disociado árbol 3; FT = fibrotraqueida; FL = fibra 
libriforme (lOx). D) Pu = puntuaciones areoladas alternas en elemento de vaso, albura árbol 1 (40x). 


madera de densidad alta, la contracción volumétrica de las 
dos especies también fue alta, de acuerdo con la clasifica- 
ción de Chávez-Doldán (2007). Una contracción volumé- 
trica alta indica una menor estabilidad dimensional de la 
madera, lo que precisa mayor cuidado en el proceso de 
secado de la madera, ya que habrá una mayor tendencia a 
la presencia de agrietamiento y rajaduras en el material. 

La dureza de la madera de Q. laurina fue superior a la 
de Q. crassifolia (Tabla 5) y ambas especies se clasifican 
como de dureza alta, de acuerdo con Dávalos y Bárcenas 
(1999). La dureza, como las demás propiedades físicas de la 
madera, están directamente relacionadas con la DB; en este 
estudio, Q. laurina presentó una DB superior a Q. crassifolia , 
lo que es consistente con los valores de dureza encontrados. 


Relación entre propiedades físicas y parámetros 
anatómicos 

De acuerdo con el análisis de correlación, se encontraron 
correlaciones significativas entre las propiedades físicas y 
algunos parámetros anatómicos (Tabla 6). Para Q. lau- 
rina , , las correlaciones positivas más altas se dieron entre 
la densidad básica (DB) y el ancho de los radios uniseria- 
dos (r = 0,98) y, como se anticipaba, entre la DB y el espe- 
sor de la pared de la fibra (EPF) (r = 0,97). También se 
encontraron correlaciones positivas altas entre la contrac- 
ción volumétrica y el diámetro de lumen (DE) (r = 1,00) y 
entre el ancho de los radios multiseriados (ARM) y la 
dureza (r = 0,83). En Quercus crassifolia , se encontraron 
correlaciones positivas altas entre la DB y el DL (r = 0,99), 


185 







Ruiz-Aquino etcil. Estructura anátomica de la madera de dos encinos 



Figura 4. Quercus crassifolia. Microscopio electrónico de barrido: A) Ti = tílides en elemento de vaso, corte radial, duramen árbol 1. 
B) PPS = placa perforada simple, albura árbol 3. Microscopio de luz: C) Pax = parénquima axial, albura árbol 1 (lOx). D) Fibra septada 
(FS), duramen árbol 2 (40x). 


Tabla 5. Propiedades físicas de la madera de Quercus laurina y Q. crassifolia. 


Propiedades 

físicas 


Quercus laurina 


Quercus crassifolia 


Árbol 


■ Media (DE) - 


Árbol 


■ Media (DE) 

1 

2 

3 

1 

2 

3 

DB (g crrv 3 ) 

0,685 

0,704 

0,690 

0,693 (0,02) 

0,656 

0,681 

0,661 

0,666 (0,02) 

CV (%) 

17,94 

19,93 

21,09 

19,65 (1,54) 

16,61 

16,18 

16,81 

16,53 (1,14) 

DJ (fcN) 

10,10 

8,64 

6,90 

8,55 (2,22) 

7,82 

7,37 

9,03 

8,08 (1,13) 


DE = Desviación estándar; DB = Densidad básica; CV = Contracción volumétrica; DJ = Dureza Janba, cara transversal (carga máxima) 


186 







Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 177-189 Primavera 2016 



Tabla 6. Correlación entre propiedades físicas y parámetros anatómicos de la madera de Quercus laurina y Q. crassifolia. 


Propiedades 

físicas 



Coeficiente de correlación (r) 



DV > 150 

DV < 150 

LV 

DF 

EPF 

DL 

ARU 

ARM 




Quercus laurina 




Densidad básica 

0,86 

0,19 

0,36 

0,94 

0,97 

0,58 

0,98 

-0,87 

Contracción Vol. 

0,94 

0,89 

0,95 

0,85 

0,80 

1,00 

0,46 

-0,93 

Dureza 

-0,85 

-0,96 

-0,99 

-0,73 

-0,66 

-0,99 

-0,27 

0,83 




Quercus crassifolia 




Densidad básica 

0,50 

-0,36 

0,80 

-0,41 

-0,85 

0,99 

-0,79 

-0,69 

Contracción Vol. 

-0,75 

0,05 

-0,14 

0,93 

0,97 

-0,99 

0,57 

0,88 

Dureza 

-0,97 

-0,40 

-0,14 

0,93 

0,98 

-0,80 

0,14 

1,00 


DV = diámetro del vaso; LV = longitud de los elementos del vaso; DF = diámetro de la ñbra; EPF = espesor de pared de la ñbra; DL = diámetro de lumen de las ñbras; 
ARU = ancho de radios uniseriados; ARM = ancho de radios multiseriados 


entre la contracción volumétrica y el EPF (r = 0,97) y entre 
la dureza y el ARM (r = 1,00). 

Cabe señalar que, junto con los vasos, las fibras pre- 
sentan características distintas en las diferentes capas de 
las zonas de crecimiento en las angiospermas de porosidad 
anular como las aquí estudiadas. Sería deseable que los 
futuros esfuerzos en la descripción anatómica de los enci- 
nos incluyeran un análisis de las características anatómi- 
cas de la madera temprana y de la madera tardía, así como 
de la relación que guardan dichas características con las 
propiedades físicas (e.g. densidad) y mecánicas (e.g. resis- 
tencia al impacto) de la madera. 

Conclusiones 

La madera de Q. laurina presentó una tonalidad más 
clara con respecto a Q. crassifolia y el atractivo veteado 
de estos dos encinos permite disponer su utilización en 
productos decorativos. La madera de las dos especies 
pudo diferenciarse por el brillo alto y la textura media en 
Q. laurina , contra un brillo medio y una textura gruesa 
en Q. crassifolia. Las dos especies mostraron similitud en 
todos sus caracteres microscópicos, aunque en Q. crassi- 
folia se encontraron fibras septadas. Estadísticamente se 
determinaron diferencias significativas entre las dos espe- 


cies en el ancho de los radios uniseriados en albura y dura- 
men, en el número de poros por milímetro cuadrado en el 
duramen y en el diámetro de poros menores a 150 pm en 
albura y duramen. Se determinó una correlación alta entre 
el espesor de pared de las fibras y la densidad básica en Q. 
laurina y entre el espesor de pared de las fibras y la con- 
tracción volumétrica en Q. crassifolia. Ambas especies 
mostraron correlación alta entre la contracción volumé- 
trica y el diámetro de las fibras. Por otra parte, la dureza 
alta indica que la madera de estas especies puede utilizarse 
en la fabricación de pisos de tráfico pesado. Finalmente, la 
alta contracción volumétrica aquí determinada, conlleva a 
implementar programas de secado con condiciones de 
temperatura y humedad rigurosamente controladas. 

Reconocimientos 

Al Programa de Mejoramiento al Profesorado (Promep) 
por la beca otorgada al primer autor (Folio UNSIJ/001). A 
la Dra. Amparo Borja de la Rosa por sus sugerencias y 
facilidades para usar los instrumentos del Faboratorio de 
Anatomía y Tecnología de la Madera de la UACh. Al Ing. 
Gonzalo Novelo González por su apoyo en los ensayos con 
la máquina universal. Al Biól. Gabriel González Adame 
por su ayuda en la colecta e identificación del material. 


187 



Ruiz-Aquino etal. Estructura anátomica de la madera de dos encinos 


Referencias 

Aguilar, S. y B.J. Castro. 2006. Anatomía de la madera de doce 
especies del bosque mesófilo de montaña del Estado de 
México. Madera y Bosques 12(1):95-115. 

Aldrich, P.R. y J. Cavender B. 2011. Quercus. In: C. Kole, ed. 
Wild crop relatives: genomic and breeding resources, 
forest trees. Springer, Berlin Heidelberg. p: 89-129. 

Aquino, C., F. Ruiz-Aquino y M.E. Fuente. 2012. Caracteriza- 
ción del patrimonio natural de la comunidad de Ixtlán de 
Juárez: una aproximación desde el espacio territorial. In: 
M.E. Fuente C., F. Ruiz A. y C. Aquino V., eds. Conoci- 
miento indígena contemporáneo y patrimonio biocultural 
en la Sierra Juárez de Oaxaca: Aportaciones empíricas y 
analíticas hacia la sustentabilidad. Universidad de la Sie- 
rra Juárez, México. p:35-59. 

ASTM (American Society for Testing and Materials). 2007. 
ASTM D143-94. Standard Test methods for small clear 
specimens of timber. ASTM International, West Consho- 
hocken, Pennsylvania 32 p. 

Bernal, S. y T. Terrazas. 2000. Influencia climática sobre la 
variación radial de caracteres anatómicos de madera en 
Abies religiosa. Madera y Bosques 6(l):73-86. 

Coombes, A. 2012. Quercus crassifolia. Curtis’s Botanical 
Magazine 29(2):162-169. 

Chattaway, M. 1932. Proposed standards for numerical valúes 
used in describing woods. Tropical Woods 29:20-28. 

Chávez, D. M., S. Aguilar y T. Terrazas. 2010. Variación anató- 
mica en la madera de Quercus obtusata (Fagaceae). 
Madera y Bosques 16(2):69-87. 

Chávez-Doldán, N.S., D. Ramírez H. y M.G. Ovelar. 2007. 
Estudio de los cambios dimensionales de la madera de 
Apuleia leiocarpa (Vog.) Macbride (yvyra pere) secada en 
cámara solar. Investigación Agraria 9(2):72-77. 

Dávalos, R. y G. M. Bárcenas. 1999. Clasificación de las propie- 
dades mecánicas de las maderas en condición “seca”. 
Madera y Bosques 5(l):61-69. 

De la Paz-Pérez, C. y A. Quintanar. 2001. Características ana- 
tómicas de la madera de Quercus castanea Née, Q. cras- 
sifolia Humb. et Bonpl. y Q. laurina Humb. et Bonpl. 
Revista Ciencia Forestal en México 24 (85):95-115. 


De la Paz-Pérez, C. y R. Dávalos. 2008. Algunas características 
anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de 
Quercus (encinos) de México. Madera y Bosques 
14(3):43-80. 

De la Paz-Pérez, C., R. Dávalos y A. Quintanar. 2005. Influen- 
cia de los radios en algunas propiedades físicas y mecáni- 
cas de la madera de ocho encinos ( Quercus ) de Durango, 
México. Madera y Bosques ll(2):49-68. 

De la Paz-Pérez, C., S. Vélez y J. Ceja. 2006. Anatomía de la 
madera de ocho especies de Quercus (Fagaceae) de 
Oaxaca, México. Madera y Bosques 12(l):63-94. 

Flores, R., M.E. Fuentes, J. Quintanar y J.C. Tamarit. 2013. 
Maquinado de cuatro especies maderables de encino de la 
sierra de Juárez, Oaxaca. Revista Mexicana de Ciencias 
Forestales 4(16):22-33. 

Flores, R., J.V. Rangel, J. Quintanar, M.E. Fuentes y F. Váz- 
quez. 2007. Calidad de maquinado de la madera de Quer- 
cus a f finís y Quercus laurina. Revista Ch apingo Serie 
Ciencias Forestales y del Ambiente 13(1): 41-46. 

Franklin, G.F. 1946. A rapid method of softening wood for 
microtome sectioning. Tropical Woods 88:35-36. 

González, A., D.M. Arias, S. Valencia y K. Oyama. 2004. Mor- 
phological and RAPD analysis of hybridization between 
Quercus affnis and Q. laurina (Fagaceae), two Mexican 
red oaks. American Journal ofBotany 91(3):401-409. 

Honorato, J.A. 2002. Características anatómicas de la madera 
de encino. In: O.J. Quintanar, ed. Características, propie- 
dades y procesos de transformación de la madera de los 
encinos de México. Inifap-CIRCE. C. E. San Martinito. 
Puebla, México. p:34-68. 

Honorato, J. A. y J. Hernández. 1998. Determinación de compo- 
nentes químicos de la madera de cinco especies de encino 
del estado de Puebla. Madera y Bosques 4(2):79-93. 

Honorato, J. A. y M.E. Fuentes. 2001. Propiedades físico-mecá- 
nicas de la madera de cinco especies de encino del estado 
de Guanajuato. Revista Ciencia Forestal en México 
26(90):5-28. 

IAWA Committee. 1937. Standard terms of length of vessel 
members and wood fibers. Tropical Woods 51:21-22. 

IAWA Committee. 1939. Standard terms of size for vessel diame- 
ter and ray width. Tropical Woods 59:51-52. 


188 



Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 177-189 Primavera 2016 



IAWA Committee. 1989. List of macroscopic features for hard- 
wood Identification. IAWA Bulletin 10(3):219-332. 

Kremer, A., A.G. Abbott, J.E. Carlson, P.S. Manos, C. Plomion, 
P. Siseo, M.E. Staton, S. Ueno y G.G. Vendramin. 2012. 
Genomics of Fagaceae. Tree Genetics & Genomes 
8(3):583-610. 

Metcalfe, C.R. y L. Chalk. 1985. Anatomy of the dicotyledons: 
Wood structure and conclusión of the general introduc- 
tion. Clarendon Press. Oxford. 297 p. 

Montaño, S.A., S.L. Camargo y C. de la Paz-Pérez. 2013. Ecoa- 
natomía de los elementos de vaso de la madera de cinco 
especies del género Mimosa (Leguminosae-Mimosoi- 
deae). Botanical Sciences 91(1):1-10. 

Munsell Color Company. 1975. Munsell soil color charts. Balti- 
more, Maryland. 17 p. 

Nájera, J. A., Z. Vargas, J. Méndez y J.J. Graciano. 2005. Propie- 
dades físicas y mecánicas de la madera en Quercus laeta 
Liemb. de El Salto, Durango. Ra Ximbai 1(03 ):559-576. 

Nixon, ICC. 1993. The genus Quercus in México. In: T.P. 
Ramamoorthy, R. Bye, A. Lot, y J. Fa, eds. Biological 
diversity of México: origins and distribution. Oxford Uni- 
versity Press. Nueva York, EUA. p:447-458. 

Oh, S.H. y P.S. Manos. 2008. Molecular phylogenetics and 
cupule evolution in Fagaceae as inferred from nuclear 
CRABS CLAW sequences. Taxon 57(2):434-451. 

Ortega, F., L. Guerrero, T. Carmona y C. Córdoba. 1988. 
Angiospermas arbóreas de México. Núm. 1. Anatomía de 
la madera de 28 especies de Cosautlán de Carvajal, Vera- 
cruz. Boletín Técnico La Madera y su Uso No. 19. Insti- 
tuto Nacional de Investigaciones sobre Recursos 
Bióticos-Universidad Autónoma Metropolitana Atzca- 
potzalco. México. D.F. 206 p. 

Quintanar, J. 2002. Características, propiedades y procesos de 
transformación de la madera de los encinos de México. 
Inifap-CIRCE. C. E. San Martinito. Puebla, México. 

Ramos, C.H. y V. Díaz. 1981. Instrucciones para recolectar 
muestras de madera para estudios tecnológicos. Insti- 
tuto Nacional de Investigaciones Forestales. Boletín 
Divulgativo. 

Ruiz-Aquino, F., J.I. Valdez, F. Manzano, G. Rodríguez, A. 
Romero y M.E. Fuentes. 2014. Ecuaciones de biomasa 


aérea para Quercus laurina y Q. crassifolia en Oaxaca, 
México. Madera y Bosques 20(2):33-48. 

Ruiz-Aquino, F., J. I. Valdez, A. Romero, F. Manzano y M. E. 
Fuentes. 2015a. Spatial distribution of two oak species 
and ecological attributes of pine-oak woodlands from 
Ixtlán de Juárez, Oaxaca. Revista Cbapingo Serie Cien- 
cias Forestales y del Ambiente 21(l):67-80. 

Ruiz-Aquino, F., M.M. González-Peña, J.I. Valdez, U.S. Revilla 
y A. Romero. 2015b. Chemical characterization and fuel 
properties of wood and bark of two oaks from Oaxaca, 
México. Industrial Crops and Products 65:90-95. 

Rzedowski, J. 1978. Vegetación de México. Limusa. México. 
432 p. 

Sandoval, E. 2005. Técnicas aplicadas al estudio de la anatomía 
vegetal. Cuadernos del Instituto de Biología 38. UNAM. 
México, D.F. 281 p. 

SAS Institute. 1989. SAS user’s guide statistics. Cary, North 
Carolina. SAS Institute Inc. 

Sotomayor, J.R. 2005. Características mecánicas y clasificación 
de la madera de 150 especies mexicanas. Investigación e 
Ingeniería de la Madera l(l):l-24. 

Tortorelli, L. 1956. Maderas y bosques argentinos. ACME. Bue- 
nos Aires. 910 p. 

Tovar, E. y K. Oyama. 2004. Natural hybridization and hybrid 
zones between Quercus crassifolia and Quercus crassipes 
(Fagaceae) in México: morphological and molecular evi- 
dence. American Journal ofBotany 91(9):1352-1363. 

Valencia, S. 2004. Diversidad del género Quercus (Fagaceae) en 
México. Boletín de la Sociedad Botánica de México 
75:33-53. 

Valencia, S., M. Gómez, y F. Becerra. 2002. Catálogo de enci- 
nos del estado de Guerrero, México. Libro Técnico No. 1. 
Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agríco- 
las y Pecuarias. México. 180 p. 

Manuscrito recibido el 17 de mayo de 2014. 

Aceptado el 10 de noviembre de 2015. 

Este documento se debe citar como: 

Ruiz-Aquino, F., M.M. González-Peña, J.I. Valdez-Hernández y A. 

Romero-Manzanares. 2016. Estructura anatómica de la madera de 

dos encinos de Oaxaca. Madera y Bosques 22(1)177-189. 


189 



Madera y Bosques vol .22, núm . 1: 191-202 Primavera 2016 

Anatomía de la 

madera de tres especies de Mimosa 

(Leguminosae-Mimosoideae) distribuidas 
en México 



Wood anatomy of three species of Mimosa (Leguminosae-Mimosoideae) 

occurring in México 


Susana Adriana Montaño-Arias 1 *, Sara Lucía Camargo-Ricalde 1 y Rosaura Grether 1 


1 Departamento de Biología, División de Ciencias Bioló- * Autor de correspondencia. ar¡as_susan(a)hotma¡l.com 
gicas y de la Salud. Universidad Autónoma Metropo- 
lltana-lztapalapa. Ciudad de México, México. rogg(a) 
xanum.uam.mx, slcr@xanum.uann.nnx 


Resumen 

La diversidad morfológica del género Mimosa y su problemática taxonómica han propiciado la búsqueda de caracteres en otras fuentes 
de evidencia como la anatomía de la madera. Se realizó un estudio comparativo de la anatomía de la madera de tres especies de Mimosa 
distribuidas en México: M. arenosa, M. I acerata y M. polyantba (Sección Batocaulon); la primera de amplia distribución en la vertiente 
del Pacífico en México, Nicaragua, Colombia, Venezuela y Brasil; mientras que las otras dos especies son endémicas de México. Del tallo 
de tres individuos por especie se colectó una troza de 80 cm de largo, a 80 cm de distancia del suelo. Se hicieron 25 mediciones de 15 
caracteres anatómicos por individuo. Los resultados indican que los caracteres distintivos a nivel específico son: el tipo de porosidad, el 
tipo y la predominancia del parénquima axial y la presencia o ausencia de traqueidas vasicéntricas y de cristales prismáticos. 

Palabras clave: anatomía comparada, Batocaulon, características anatómicas, Centroamérica, Sudamérica, taxonomía. 


Abstract 

The morphological diversity of the genus Mimosa and its complex taxonomy have led to the search of other sources of characters, such 
as those provided by the wood anatomy. The aim of this work was to carry out a comparative study of the wood anatomy of three Mi- 
mosa species: M. arenosa , M. lacerata y M. polyantba (Section Batocaulon ); the first one is widely distributed along the Pacific slopes in 
México, Nicaragua, Colombia, Venezuela and Brazil; while the other two are endemic to México. One stem fragment of 80 cm was co- 
llected at 80 cm over the soil, from three plants per species. Twenty-five measurements of 15 wood anatomical characters per individual 
were made. The results suggest that the distinguishing characters among the studied species are: type of porosity, type and prevalence of 
axial parenchyma, and the presence or absence of vasicentric tracheids and prismatic crystals. 

Keywords: compared wood anatomy, Batocaulon , anatomical characteristics, central America, South America, taxonomy. 


Introducción 

El género Mimosa pertenece a la familia Leguminosae, 
subfamilia Mimosoideae, ubicado en la tribu Mimoseae. 
Las leguminosas son una de las seis familias de angiosper- 
mas más diversas a nivel mundial y mejor representadas 
en México (Lewis et al ., 2005; Rzedowski, 1991; Sosa y 


Dávila, 1994; Sousa et al ., 2001). La subfamilia Mimosoi- 
deae está conformada por 3270 especies distribuidas prin- 
cipalmente en las regiones tropicales del mundo. 

De las Mimosoideae presentes en México, el género 
Mimosa es el más diverso contando con ca. 110 especies, 
de las cuales 60% son endémicas del país (Grether et al ., 


191 



Montaño-Arias etal. Anatomía de la madera de tres especies de Mimoso 


1996), por lo que México es considerado el segundo cen- 
tro de diversificación del género, después de Brasil (Bar- 
neby, 1991; Grether, 1978; Simón et al., 2011). Asimismo, 
el género presenta una gran diversidad de formas de vida, 
representado tanto por herbáceas como por arbustos, 
árboles y lianas, con inflorescencias en capítulos o en espi- 
gas, y legumbres con las valvas enteras o divididas en arte- 
jos; además de establecerse en diversos tipos de vegetación 
y hábitats (Camargo-Ricalde et al., 2001). 

Esta diversidad morfológica ha dado como resul- 
tado que la determinación de las especies de Mimosa sea 
muy compleja (Montaño-Arias, 2010), por lo que varias 
de ellas han sido objeto de estudios no solamente taxo- 
nómicos y sistemáticos (Chehaibar, 1988; Grether, 
2000), sino también palinológicos (Caccavari, 1985, 
1986, 1987; Chehaibar, 1988; Flores-Cruz et al., 2006), 
ecológicos (Camargo-Ricalde et al., 2010a, b; Moreno- 
Calles y Casas, 2010; Pavón et al., 2011) y, reciente- 
mente, ecoanatómicos (Montaño-Arias et al., 2013). Es 
relevante señalar que, aunque varios autores (i.e. Bareta- 
Kuipers, 1981; Chehaibar y Grether, 1990; Marchiori, 
1996; Montaño-Arias, 2010) consideran que el estudio 
de la anatomía de la madera puede proporcionar carac- 
teres de importancia taxonómica para el género, este 
aspecto ha sido poco explorado todavía. Los estudios 
sobre anatomía de la madera de Mimosa corresponden, 
principalmente, a especies distribuidas en Brasil (i.e. 
Heringer y De Paula, 1979; Marchiori, 1982, 1985, 
1993, 1996; Maccari y Marchiori, 1994; Marchiori y 
Muñiz, 1997) y algunas en Argentina (i.e. Cozzo y Cris- 
tiani, 1950; Cozzo, 1951). 

En el caso de las especies de Mimosa distribuidas en 
México, destacan los estudios de Barajas-Morales y León- 
Gómez (1989) y de Babos y Cumana (1992), quienes deta- 
llaron la anatomía de la madera de M. arenosa (Willd.) 
Poir.; Chehaibar y Grether (1990), describieron la anato- 
mía de la madera de tres especies de la Sección Mimosa 
serie Xantiae [aserie Lactifluae ]: M. lactiflua Delile ex 
Benth., M. tricephala Slechtdl. & Cham. y M. sicyocarpa 
B. L. Rob. Camargo-Ricalde (1997, 2000) y De Oliveira 
et al. ^2006) describieron los caracteres anatómicos de la 


madera de M. tenuiflora (Willd.) Poir. y Montaño-Arias 
(2010) determinó los caracteres con valor taxonómico de 
ocho taxa: M. acantholoba (H. & B. ex Willd.) Poir. var. 
eurycarpa (B.L. Rob.) Barneby, M. bahamensis Benth., 
M. benthamii J.F. Macbr. var. benthamii, M. bexandra 
M. Micheli., M. leucaenoides Benth., M. tejupilcana R. 
Grether & A. Martínez-Bernal, M. tenuiflora y M. texana 
(A. Gray) Small var. filipes (Britton & Rose) Barneby, 
todas ellas pertenecientes a la Sección Batocaulon. 

A nivel mundial, se ha descrito la madera de 40 espe- 
cies de Mimosa, de las ca. 530 especies existentes. Sin 
embargo, solo algunos trabajos se enfocan al estudio de 
los caracteres anatómicos de la madera con posible valor 
taxonómico (Marchiori, 1996; Montaño-Arias, 2010). De 
las especies de Mimosa que crecen en México, solo se ha 
estudiado la anatomía de la madera de 13 especies (ca. 
12%), aun cuando se estima que ca. 68 especies (62%) 
pudieran ser maderables (Barneby, 1991; Grether et al. 
1996; Sousa et al. 2001, 2003). 

Objetivo 

El objetivo de este estudio fue describir y analizar en 
forma comparativa, la anatomía de la madera de tres espe- 
cies de Mimosa : M. arenosa, M. lacerata Rose y M. 
polyantha Benth., pertenecientes a la Sección Batocaulon , 
con la finalidad de determinar aquellos caracteres de valor 
taxonómico que contribuyan al conocimiento del género. 

Materiales y métodos 

Selección de especies y colecta de material 

Se eligieron tres especies arbóreas de Mimosa, de amplia 
distribución en México que habitan en zonas secas: M. 
arenosa, M. lacerata y M. polyantha. Se colectaron tres 
árboles de talla similar, por especie. Para cada sitio de 
colecta, se registraron las coordenadas geográficas y datos 
de los individuos (altura y diámetro del tronco a la altura 
del pecho, DAP). Del tallo de cada uno de los tres indivi- 
duos, por especie, se colectó una troza de 80 cm de largo, 
a 80 cm de distancia del suelo. Los ejemplares de referen- 
cia y las tablillas correspondientes están depositados en el 


192 



Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 191-202 Primavera 2016 



Herbario Metropolitano (UAMIZ), de la Universidad Autó- 
noma Metropolitana, Unidad Iztapalapa (Tabla 1). 

Trabajo de Laboratorio 

Con un micrótomo de deslizamiento American Optical, 
modelo 860, se cortaron secciones transversales, tangen- 
ciales y radiales, con grosor de 20 pm; se tiñeron con 
safranina-verde rápido y se montaron en resina sintética 
(Johansen, 1940). Además, se colocaron astillas de la sec- 
ción radial en un tubo de ensayo con una mezcla, a partes 
iguales, de ácidos acético, láctico y nítrico y glicerina, 
dejándolos reposar por 1-2 semanas. Una vez disociado el 
material, este se lavó con agua destilada y se hicieron pre- 
paraciones temporales para cuantificar la longitud de los 
elementos de vaso, de las fibras y de las traqueidas vasicén- 
tricas. Se realizaron 25 mediciones para cada caracterís- 
tica, por individuo, por especie. 

Descripción de los caracteres anatómicos 

La clasificación de los caracteres cuantitativos se hizo con 
base en la media (IAWA, 1989), la descripción de los radios 
según Kribs (1968) y los cristales conforme a Chattaway 
(1956). El número de vasos por milímetro cuadrado se 


contabilizó tomando en cuenta a los vasos solitarios y 
agrupados. Los vasos agrupados se contaron de manera 
individual, cada uno como solitario. El grosor de la pared 
del elemento de vaso se midió en corte transversal; mien- 
tras que se siguió la clasificación propuesta por Montaño- 
Arias (2010) para medir el diámetro completo de la 
punteadura intervascular y el diámetro del lumen de la 
punteadura en corte tangencial, el cual generalmente se 
describe como pequeño, mediano y grande. Para la longi- 
tud del elemento del vaso y de fibras se utilizó la clasifica- 
ción propuesta por IAWA (1989). Asimismo, para la 
longitud del cordón de parénquima y traqueidas vasicén- 
tricas, se utilizó la clasificación propuesta para longitud 
de fibras de IAWA (1989). Todas las mediciones se realiza- 
ron utilizando un microscopio óptico marca Zeiss, modelo 
Axiostar-Plus. 

Análisis estadísticos 

Se evaluó la existencia de diferencias estadísticamente sig- 
nificativas entre los caracteres analizados intra- e inter- 
específicamente (Sokal y Rohlf, 1995); los datos obtenidos 
se examinaron por medio de un análisis de varianza 
(ANOVA, P<0.05), seguido por la prueba de Tukey-Kramer 


Tabla 1 . Ubicación de los sitios de colecta de Mimosa arenosa , M. lacerata y M polyantha ( Leguminosae-Mimosoideae ). 


Especie 

Estado 

Coordenadas 
(Altitud m snm) 

Tipo de 
vegetación 

UAMIZ No. Registro 
Ejemplares / Tablilla 

M. arenosa 

Oaxaca 

16°24.503' N; 
94°47.620' W 
(350 m snm) 

Bosque tropical 
caducifolio 

64627, 64628, 64629 / 285 



18°41'31" N; 



M. lacerata 

Puebla 

97°24'01.3"W 

Matorral xeróñlo 

63910, 63911, 63919/217 



(2,232 m snm) 





18°15'23.7"N; 



M. polyantha 

Puebla 

97°09'03.3" W 

Matorral xeróñlo 

71059, 71060,71061/220 



(1,140 m snm) 




Se señala la altura y el diámetro a la altura del pecho (DAP) de los Individuos seleccionados y se especifica el número de registro del herbario y de la xlloteca de los ejem- 
plares de referencia y de las tablillas depositados en el Herbario Metropolitano (UAMIZ). 


193 



Montaño-Arias etal. Anatomía de la madera de tres especies de Mimoso 


(P<0.05). Los análisis estadísticos se llevaron a cabo 
mediante el paquete estadístico NCSS (Hintze, 2001). 

Resultados 

Porosidad 

Mimosa arenosa y M. polyantha presentan porosidad 
difusa; mientras que M. lacerata tiene porosidad anular. En 
M. arenosa , los anillos de crecimiento están delimitados por 
una banda de fibras engrosadas y por una banda de parén- 
quima; en M. polyantha , los anillos de crecimiento solo 
están delimitados por fibras engrosadas; mientras que en M. 
lacerata , los anillos de crecimiento se encuentran delimita- 
dos por una banda de fibras y vasos de mayor diámetro, que 
corresponden a la madera temprana (Fig. 1 a, b, c). 

La madera de Mimosa arenosa y M. polyantha pre- 
senta vasos numerosos (>10 vasos/mm 2 ). M. arenosa pre- 
senta el mayor número de vasos/mm 2 , lo que la distingue 
de M. polyantha ; sin embargo, no presenta diferencia sig- 
nificativa con esta última (Tabla 2 y Fig. laye). En el 
caso de M. lacerata, la madera temprana presenta pocos 
(<10) vasos/mm 2 ; mientras que la madera tardía tiene 
vasos numerosos (Tabla 3 y Fig. 1 a, b). Las tres especies 
presentan vasos agrupados; no obstante, en M. arenosa y 


M. polyantha se observan de dos a tres vasos agrupados, 
mientras que en la madera temprana y en la tardía de M. 
lacerata , únicamente se observan dos vasos agrupados. 

Descripción de los elementos de vaso 

Los elementos de vaso que poseen diámetro tangencial 
pequeño y pared delgada se observan en Mimosa arenosa 
y M. polyantha , sin mostrar diferencias estadísticamente 
significativas (Tabla 2, Fig. 1 a, b, c). Los vasos de la 
madera temprana y tardía de M. lacerata también presen- 
tan un diámetro tangencial pequeño y son de pared del- 
gada; cabe mencionar que los elementos de vaso de la 
madera temprana son ca. 50% más grandes que los de la 
madera tardía (Tabla 3). 

Respecto a la longitud de los elementos de vaso, las 
tres especies estudiadas presentan elementos de vaso cor- 
tos; en este rango, Mimosa arenosa tiene los elementos de 
vaso de mayor longitud; aunque, los de la madera tardía 
de M. lacerata son de longitud similar a los elementos de 
vaso de M. arenosa (Tablas 2 y 3). 

Las tres especies presentan elementos de vaso con 
placas de perforación simple (Fig. 1 g, h, i), punteaduras 
intervasculares areoladas, alternas y ornamentadas. No 
se observan diferencias significativas en cuanto al diá- 


Tabla 2. Elementos de vaso de dos especies de Mimosa : M. arenosa y M. polyantha ( Leguminosae-Mimosoideae ); ambas presentan 
porosidad difusa. 


Variables 

Especies 

Media ± desviación 

Valor 

Valor 


ANOVA 

estándar 

mínimo 

máximo 

F 

P 



M. arenosa 

36.05 ± 2.54 a 

21 

54 



Vasos/mm 2 

M. polyantha 

32.15 ± 2.08 a 

21 

47 

4.24 

0.108495 

0 tangencial 

M. arenosa 

69.03 ± 5.0 a 

35 

115 

0.14 

0.728115 

del vaso (pm) 

M. polyantha 

67.40 ± 6.07 a 

50 

105 



Grosor de la 

M. arenosa 

6.60 ± 0.17 a 

5 

10 

2.91 

0.163279 

pared (pm) 

M. polyantha 

6.33 ± 0.21 a 

5 

10 



Longitud de los 

M. arenosa 

162.63 ± 13.0 a 

100 

237 

21.19 

0.010008* 

elementos vaso (pm) 

M. polyantha 

125.90 ± 5.0 b 

50 

187.5 




Para cada carácter, los valores seguidos por la misma letra no dlñeren significativamente; mientras gue los valores seguidos por letras diferentes, muestran diferencias 
significativas [P< 0.05). 0= Diámetro. "Diferencias estadísticamente significativas. 


194 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 191-202 Primavera 2016 




Figura 1 . Anatomía de la madera de tres especies del género Mimosa, a, d, g. M. arenosa ; b, e, h. M. / acerata ; y c, f, i. M. polyantha. 
A: Anillo de crecimiento, F: Fibras, P: Parénquima, PV: Parénquima vasicéntrico, R: Radios, V: Vaso. 


195 




Montaño-Arias etal. Anatomía de la madera de tres especies de Mimosa 


Tabla 3. Elementos de vaso de Mimosa lacerata ( Leguminosae-Mimosoideae ); presenta porosidad anular. 



Media ± desviación estándar 

Valor mínimo 

Valor máximo 

Variables 

Madera 

Madera 

Madera 

Madera 

Madera 

Madera 


Temprana 

Tardía 

Temprana 

Tardía 

Temprana 

Tardía 

Vasos/mm 2 

9.98 ± 2.0 

16.70 ± 6.0 

4 

6 

23 

29 

0 tangencial 
del vaso (qm) 

82.63 ± 4.55 

42.33 ± 5.68 

45 

12.5 

125 

67.5 

Grosor de 
la pared (qm) 

7.20 ± 0.82 

5.71 ± 0.36 

5 

2.5 

10 

7.5 

Longitud de los 
elementos vaso (qm) 

120.7 ± 5.63 

171.2 ± 34.0 

50 

87.5 

167.5 

250 


0= Diámetro 


metro de la punteadura intervascular y al diámetro del 
lumen de la punteadura (Tabla 4). 

Parénquima axial 

Las tres especies presentan parénquima paratraqueal; en 
forma adicional, Mimosa lacerata presenta parénquima 
apotraqueal escaso. En M. arenosa , el parénquima es 
principalmente aliforme confluente, uniendo de dos a cua- 
tro vasos, seguido del aliforme y, en menor proporción, 
vasicéntrico. M. lacerata tiene parénquima vasicéntrico 
principalmente, aunque también presenta parénquima 
unilateral. En M. polyantha , se observa parénquima, prin- 
cipalmente vasicéntrico, seguido del aliforme y, en menor 
proporción, aliforme confluente, uniendo de dos a cinco 
vasos (Fig. 1 a, b, c). 

En las tres especies, las células del parénquima axial 
forman cordones cortos; en este rango, Mimosa lacerata 
tiene los cordones más largos, aunque, no hay diferencias 
significativas con los de M. arenosa y M. polyantha (Tabla 
4). En el caso de estas dos últimas, los cordones están 
constituidos por una célula; mientras que en M. lacerata 
están integrados por dos. 

Por otro lado, únicamente las células del parénquima 
axial de M. arenosa presentan de 11 a 14 cristales prismáticos 
de oxalato de calcio, cada uno de ellos ubicado en una cámara. 


Radios 

Las tres especies presentan radios numerosos (cinco 
radios/mm), biseriados; sin embargo, en Mimosa arenosa 
y M. lacerata también se observan radios triseriados. Los 
radios son homogéneos, están compuestos por células 
procumbentes, son bajos y finos. Estadísticamente, M. 
arenosa y M. lacerata tienen los radios más altos y grue- 
sos; mientras que en M. polyantha son más bajos y delga- 
dos (Tabla 4 y Fig. 1 d-i). 

Fibras 

En las tres especies se observan fibras libriformes, de lon- 
gitud corta, diámetro fino y pared delgada. Las fibras de 
Mimosa arenosa tienen de cinco a ocho cristales prismáti- 
cos, cada uno en una cámara. No se observan diferencias 
significativas entre especies, ni a nivel intra-específico 
(Tabla 4 y Fig. 1 d-i). 

Solamente Mimosa polyantha presenta traqueidas 
vasicéntricas de longitud corta (669 pm), diámetro fino 
(7.4 pm) y pared delgada (5 pm). 

Discusión 

Relevancia taxonómica. La madera de las tres especies de 
Mimosa estudiadas, presenta características anatómicas 
(i.e. porosidad, placas de perforación simple, punteaduras 


196 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 191-202 Primavera 2016 



Tabla 4. Resultados de la estadística descriptiva y de los análisis de varianza (ANOVA), correspondientes a radios y fibras de las tres 
especies de Mimosa ( Leguminosae-Mimosoideae ) estudiadas. 


Variables 

Especies 

Media ± desviación 

Valor 

Valor 


ANOVA 

estándar 

mínimo 

máximo 

F 

P 


0 de la punteadura 

M. arenosa 

5.9 ± 0.4 

5 

7.5 



M. 1 acerata 

5.9 ± 0.36 

5 

7.5 

0.18 

0.842421 

intervascular (pm) 

M. polyantha 

6.1 ± 0.62 

5 

7.5 



0 del lumen de la punteadura 

M. arenosa 

3.4 ± 0.4 

2.5 

5 



M. 1 acerata 

3.43 ± 0.40 

2.5 

5 

0.21 

0.819555 

intervascular (pm) 

M. polyantha 

3.63 ± 0.61 

2.5 

5 



Longitud del cordón del 

M. arenosa 

170.87 ± 5.78 

100 

225 



M. 1 acerata 

207.07 ± 37.73 

60 

385 

3.32 

0.106750 

parénquima (pm) 

M. poly ancha 

149.93 ± 9.92 

100 

225 




M. arenosa 

5.81 ± 0.13 

3 

8 



Radios/mm 

M. 1 acerata 

5.60 ± 0.36 

1 

3 

3.06 

0.121588 


M. poly ancha 

4.91 ± 0.72 

1 

7 




M. arenosa 

133.67 ± 4.11 a 

55 

250 



Altura de radios (pm) 

M. 1 acerata 

145.80 ± 31.91 a 

75 

290 

8.25 

0.018987* 


M. polyantha 

84.53 ± 10.66 b 

35 

130 




M. arenosa 

20.87 ± 1.47 

15 

30 



Anchura de radios (pm) 

M. 1 acerata 

24.33 ± 3.52 

15 

35 

5.68 

0.041220* 


M. polyantha 

17.40 ± 2.11 

10 

25 




M. arenosa 

542.13 ± 17.46 

430 

890 



Longitud de ñbras (pm) 

M. 1 acerata 

536.13 ±78.62 

360 

850 

0.08 

0.920421 


M. polyantha 

565.20 ± 113.49 

290 

860 




M. arenosa 

6.73 ± 0.85 

5 

10 



0 del lumen de la ñbra (pm) 

M. 1 acerata 

7.0 ± 0.62 

5 

10 

1.94 

0.224286 


M. polyantha 

7.77 ± 0.47 

5 

10 




M. arenosa 

5.13 ±0.15 

5 

7.5 



Grosor de la pared de la ñbra 







(pm) 

M. 1 acerata 

5.30 ± 0.36 

2.5 

7.5 

1.33 

0.333486 

M. polyantha 

5.0 ±0 

5 

5.0 




Para cada carácter, los valores seguidos por la misma letra no dlñeren significativamente; mientras gue los valores seguidos por letras diferentes, muestran diferencias 
significativas [P< 0.05). 0= Diámetro. ‘Diferencias estadísticamente significativas. 


areoladas, alternas y ornamentadas y radios homogéneos, 
entre otras) similares a las ya descritas para otras especies 
del género distribuidas tanto en Argentina (Cozzo y Cris- 
tiani, 1950; Cozzo, 1951) como en Brasil (Record y Hess, 


1943; Tortorelli, 1956; Metcalfe y Chalk, 1979; Heringer 
y De Paula, 1979; Marchiori, 1982, 1985; Maccari y 
Marchiori, 1994; Marchiori, 1996; Marchiori y Muñiz, 
1997; Fabrowski et al., 2005; De Oliveira et al., 2006; 


197 



Montaño-Arias etal. Anatomía de la madera de tres especies de Mimoso 


Evans et al., 2006) y en México (Barajas-Morales y León- 
Gómez, 1989; Camargo-Ricalde, 2000; Chehaibar y 
Grether, 1990; Montaño-Arias, 2010). 

La porosidad anular de la madera de Mimosa lace- 
rata permite distinguirla claramente de la madera de M. 
arenosa y M. polyantha, las cuales presentan porosidad 
difusa. Cabe mencionar que la porosidad anular también 
ha sido observada en otras especies que se distribuyen en 
climas cálidos subhúmedos como M. acantboloba var. 
eurycarpa, y en climas secos como M. bentbamii var. 
bentbamii y M. texana var. filipes (Montaño-Arias, 2010). 
En el caso de la porosidad difusa, esta se considera un 
carácter predominante en las Mimosoideae (Evans et al., 
2006) y ha sido observada en varias especies de Mimosa 
como M. detinens Benth., M. bassleriana Chodat, M. uli- 
ginosa Chodat & Hassl., M. uruguensis H. et A. (Cozzo, 
1951); M. eriocarpa Benth. (Carnieletto y Marchiori, 
1993); M. incana (Spreng.) Benth. (Marchiori, 1996) y M. 
sparsa Benth. (Maccari y Marchiori, 1994). 

Otro carácter utilizado para diferenciar entre espe- 
cies son las punteaduras alternas y areoladas, las cuales 
también han sido observadas en otras 19 especies de 
Mimosa, entre ellas M. babamensis, M. tejupilcana, M. 
tenuiflora, M. texana var. filipes (Montaño-Arias, 2010); 
por lo que se coincide con Baretta-Kuipers (1981) y Mar- 
chiori (1996) en el sentido de que las punteaduras inter- 
vasculares tienen relevancia taxonómica a nivel genérico 
y carecen de ella a nivel infragenérico. Además, estas 
punteaduras son ornamentadas en las tres especies estu- 
diadas; igualmente, este carácter ha sido observado en 
otras 16 especies de Mimosa como M. cruenta Benth. 
(Marchiori, 1985), M. eriocarpa (Carnieletto y Mar- 
chiori, 1993), M. incana (Marchiori, 1996), M. sparsa 
(Maccari y Marchiori, 1994), entre otras; cabe mencio- 
nar que en el estudio sobre la madera de M. detinens, M. 
bassleriana, M. uruguensis, M. pigra L., M. scabrella 
Benth. (Cozzo, 1951), entre otras, no se menciona si las 
punteaduras son ornamentadas, por lo que todavía ten- 
drá que evaluarse en un mayor número de especies para 
conocer su relevancia en la taxonomía del género 
Mimosa. 


Por otro lado, Baretta-Kuipers (1981) determinó que 
el parénquima axial es un carácter muy variable, aún en la 
misma especie; aunque, Cozzo (1951) había señalado que 
la abundancia del parénquima axial es útil para diferen- 
ciar entre especies. En este estudio, Mimosa arenosa pre- 
sentó parénquima aliforme confluente abundante, lo que 
la distingue de M. lacerata y de M. polyantba; sin 
embargo, este carácter ha sido observado en otras especies 
como M. leucaenoides, M. tejupilcana y M. tenuiflora 
(Montaño-Arias, 2010). Asimismo, en este estudio, M. 
lacerata es la única especie que presenta parénquima uni- 
lateral, pero este carácter ya fue observado en M. baba- 
mensis (Montaño-Arias, 2010). 

Los radios, al igual que el parénquima axial, son 
caracteres relacionados con aspectos evolutivos de las 
plantas (Aguilar-Rodríguez y Barajas-Morales, 2005; 
Kribs, 1935). En este caso, los radios homogéneos han 
sido observados en 95% de las especies de Mimosa estu- 
diadas, de manera que es factible considerarlos como 
característicos del género, coincidiendo con el resto de la 
subfamilia Mimosoideae (Baretta-Kuipers, 1981; Evans et 
al., 2006). 

Asimismo, Zindler-Frank (1987) y Espinoza de Per- 
nía et al. (1998) señalan que la presencia de cristales pris- 
máticos es común en la familia Leguminosae, así como en 
la subfamilia Mimosoideae (Evans et al., 2006; Montaño- 
Arias, 2010- i.e. Acacia spp. Mimosa spp., y Prosopis 
spp., entre otros) y en las subfamilias Caesalpinoideae y 
Papilionoideae (Evans et al., 2006); este carácter fue 
observado en el parénquima axial de las tres especies estu- 
diadas y también se ha encontrado en el parénquima axial 
y fibras de M. bentbamii var. bentbamii, M. bexandra, M. 
leucaenoides, M. tenuiflora y M. texana var. filipes (Mon- 
taño-Arias, 2010). Cabe mencionar que de acuerdo con 
Evans et al. (2006), la existencia de cristales en los radios 
es un evento raro, que solo ha sido observado en Prosopis 
farcta (Banks & Sol.) J.F. Macbr. y Acacia hórrida Willd. 
En Mimosa, la presencia de cristales en los radios ha sido 
observada en M. bentbamii var. bentbamii, M. bexandra 
y M. leucaenoides, pero únicamente en M. bentbamii var. 
bentbamii se han encontrado cristales arenosos en las 


198 



Madera y Bosques vol .22, núm. 1 : 191-202 Primavera 2016 



células radiales (Montaño-Arias, 2010) por lo que su pre- 
sencia, hasta ahora, es distintiva de este último taxon. 

Otra característica de la madera, común en la subfa- 
milia Mimosoideae , es la presencia de fibras septadas 
(Baretta-Kuipers, 1981; Evans et al ., 2006) que permiten 
diferenciarla de las otras dos subfamilias de leguminosas. 
No obstante, en este caso es importante señalar que las 
especies estudiadas, no presentaron fibras septadas, de 
manera que este carácter debe evaluarse conforme se incre- 
menten los estudios de la madera de otras Mimosoideae. 

Relevancia ecoanatómica. Mimosa arenosa y M. 
polyantha crecen en sitios con climas secos; la primera es 
característica de bosques tropicales caducifolios y la 
última crece, principalmente, en matorrales xerófilos y, en 
ocasiones, en el bosque tropical caducifolio; sin embargo, 
ambas especies presentan madera con porosidad difusa, lo 
que coincide con los resultados de Gilbert (1940, en 
Moglia y Giménez, 1998), al considerarla una caracterís- 
tica distintiva de especies que habitan lugares con escasez 
de agua. 

Aunque la porosidad difusa ha sido observada en 
otras especies arbóreas y arbustivas de Mimosa que habi- 
tan en sitios de clima cálido como: M. adpressa H. et A., 
M. bimucronata (DC) OK., M. cruenta , M. detinens , M. 
bassleriana , M. ostenii Speg. ex Burk., M. pigra , M. poly- 
carpa Kunth, M. polycarpa var. spegazzini (Pirotta) 
Burk., M. scabrella , M. uliginosa y M. uruguensis 
(Cozzo,1951; Marchiori, 1985), M. schomburgkii Benth. 
(Record y Hess, 1943; Heringer y De Paula, 1979), M. 
artemisiana Heringer y De Paula (Heringer y De Paula, 
1979), no es posible hacer la asociación con la cantidad de 
humedad presente en sus hábitats, debido a la carencia de 
información sobre los sitios de colecta. 

Otra característica de importancia ecológica son las 
punteaduras ornamentadas presentes en las tres especies 
estudiadas; al respecto, Carlquist (1982) y Choat et al. 
(2004) consideran que la presencia de punteaduras inter- 
vasculares ornamentadas proporciona una ventaja ecoló- 
gica para las especies, al impedir la entrada de burbujas de 
aire al elemento de vaso, provocadas por la pérdida de la 
presión del agua. 


Por otra parte, Mimosa polyantha es la única de 
las especies aquí estudiadas, con traqueidas vasicéntri- 
cas; sin embargo, este carácter también ha sido obser- 
vado en M. benthamii var. benthamii, M. hexandra y 
M. texana var. filipes (Montaño-Arias, 2010), y en M. 
scabrella y M. adpressa (Cozzo y Cristiani, 1950). La 
relevancia de las traqueidas vasicéntricas radica en que 
le confiere al xilema secundario una mayor seguridad 
en la conducción de agua (Montaño-Arias et al., 2013), 
ya que las traqueidas vasicéntricas funcionan como un 
sistema de conducción subsidiario o alternativo que 
cumple la misma función que los vasos agrupados 
(Moglia y Giménez, 1998), volviendo a los taxa más 
competitivos. 

Conclusiones 

Los caracteres descritos y analizados de la anatomía de 
la madera de las tres especies de Mimosa estudiadas: M. 
arenosa, M. lacerata y M. polyantha, comparados con 
las ca. 40 descripciones correspondientes a otras especies 
del género, revelan que la anatomía de la madera es bas- 
tante uniforme, de manera que la madera del género 
Mimosa se define por presentar porosidad anular o 
difusa, vasos con diámetro pequeño o mediano, vasos 
agrupados y múltiples radiales, que son variables en 
número. Presenta punteaduras alternas y areoladas, la 
mayoría de los taxa tienen punteaduras ornamentadas y 
rara vez, son coalescentes ( i.e . M. bimucronata). Las 
punteaduras radio-vasculares son iguales a las puntedu- 
ras intervasculares. El parénquima axial es principal- 
mente paratraqueal y, en menor proporción, apotraqueal. 
El parénquima paratraqueal es vasicéntrico, aliforme, 
aliforme confluente y/o unilateral; en ocasiones, se pre- 
senta en forma de bandas concéntricas irregulares (i.e. 
M. hexandra). Los cordones de parénquima van de 1 a 8 
células. La anchura de los radios es variable, pueden ser 
uniseriados, biseriados y/o triseriados. Los radios son 
principalmente homogéneos, rara vez heterogéneos. Las 
fibras son libriformes, sin septos, con paredes delgadas o 
gruesas. A veces, se pueden presentar traqueidas vasicén- 
tricas. Los cristales de oxalato de calcio son muy comu- 


199 



Montaño-Arias etol. Anatomía de la madera de tres especies d e Mimosa 


nes en el parénquima axial y en fibras, y es poco común 
observarlos en los radios (. i.e . M. hexandra, M. leucae- 
noides ); ocasionalmente, en los radios se presenta arena 
cristalina {i.e. M. benthamii var. benthamii). Las gomas 
son comunes en los elementos de vaso. 

Por otra parte, las características que definen a la 
madera del género Mimosa son propias de especies resis- 
tentes a la sequía; de manera que, se puede sugerir que los 
taxa presentes en lugares templados {i.e. M. tejupilcana) 
podrían sobrevivir en ambientes secos, ya que mantienen 
una estructura adaptada para asegurar la conducción de 
agua y el uso eficaz de ella. 

Reconocimientos 

La primera autora agradece al Consejo Nacional de Cien- 
cia y Tecnología (Conacyt) por el apoyo otorgado 
(228993/211528). 

Referencias 

Aguilar-Rodríguez, S. y J. Barajas-Morales. 2005. Anatomía de 
la madera de especies arbóreas de un bosque mesófilo de 
montaña: un enfoque ecológico-evolutivo. Boletín de la 
Sociedad Botánica de México 77:51-58. 

Babos, K. y L.J.C. Cumana. 1992. Xylotomical study of some 
Venezuelan tree species {Mimosaceae I-IV). Acta Botá- 
nica 37(l-4):183-238. 

Barajas-Morales, J. y C. León-Gómez. 1989. Anatomía de 
maderas de México: especies de una selva baja caducifo- 
lia. Publicaciones Especiales del Instituto de Biología, 
UNAM 1:79-80. Baretta-Kuipers, T. 1981. Wood anatomy 
of Leguminosae: its relevance to taxonomy. In: Polhill 
R.M. y P.H. Raven, eds. Advances in Legume Systema- 
tics. 2:677-705. Royal Botanic Gardens, Kew. 

Barneby, R.C. 1991. Sensitivae Censitae. A description of the 
genus Mimosa L. (Mimosaceae) in the New World. 
Memoirs ofNeiv York the Botanical Garden 65:1-835. 
Caccavari, M.A. 1985. Granos de polen de las Leguminosas de 
la Argentina IV. Género Mimosa. Boletín de la Sociedad 
Argentina de Botánica 24(1-2):151-167. 

Caccavari, M.A. 1986. Estudio de los caracteres del polen de las 
Mimosa-Lepidotae. Bollen et Spores 28(l):29-42. 


Caccavari, M.A. 1987. Estudio de los caracteres del polen de 
Mimosa- Glanduliferae, VII, Simposio Argentino de 
paleobotánica y Palinología, Actas:141-144. 

Camargo-Ricalde, S.L. 1997. Aspectos de la biología del “tepes- 
cohuite”, Mimosa tenuiflora (Leguminosae), en México. 
Tesis de Maestría en Ciencias, Facultad de Ciencias, 
UNAM, México. 111 p. 

Camargo-Ricalde, S.L. 2000. Descripción, distribución, anato- 
mía, composición química y usos de Mimosa tenuiflora 
{ Fabaceae-Mimosoideae ) en México. Revista de Biología 
Tropical 48:939-954. 

Camargo-Ricalde, S.L., R. Grether, A. Martínez-Bernal, V. 
García-García y S. Barrios-del-Rosal. 2001. Especies úti- 
les del género Mimosa { Fabaceae-Mimosoideae ) en 
México. Boletín de la Sociedad Botánica de México 
68:33-44. 

Camargo-Ricalde S.L., I. Reyes-Jaramillo y N.M. Montaño. 
2010a. Forestry insularity effect of four Mimosa L. spe- 
cies {Leguminosae-Mimosoideae) on soil nutrients of a 
Mexican semiarid ecosystem. Agroforestry Systems 
80:385-397. 

Camargo-Ricalde, S.L., N.M. Montaño, I. Reyes-Jaramillo, C. 
Jiménez-González y S.S. Dhillion. 2010b. Effect of myco- 
rrhizae on seedlings of six endemic Mimosa L. species 
(Leguminosae-Mimosoideae) from the semi-arid Tehua- 
cán-Cuicatlán Valley, México. Trees-Structure and 
Function 24:67-78. 

Carlquist, S. 1982. Wood anatomy of Onagraceae: further spe- 
cies, root anatomy, significance of vestured pits and allied 
structures in dicotyledons. Annals of the Missouri Bota- 
nical Garden 69:755-769. 

Carnieletto, C. y J.N.C. Marchiori. 1993. Anatomia da madeira 
de Mimosa eriocarpa Benth. Ciencia Florestal, Santa 
Maña 3(1):107-120. 

Chattaway, M. 1956. Crystals in wood tissues II. Tropical 
Woods 104:100-124. 

Chehaibar, M.T. 1988. Estudio taxonómico de la serie Xantiae 
y especies afines del género Mimosa { Leguminosae ), Tesis 
de Maestría en Ciencias, Facultad de Ciencias, UNAM, 
México. 107 p. 


200 



Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 191-202 Primavera 2016 



Chehaibar, M.T. y R. Grether. 1990. Anatomía de la madera de 
algunas especies del género Mimosa ( Leguminosae ). 
Boletín de la Sociedad Botánica de México 50:3-17. 

Choat, B., S. Jansen, M.A. Zwieniecki, E. Smets y N.M. Hol- 
brook. 2004. Changes in pit membrane porosity due to 
deflection and stretching: the role of vestured pits. Jour- 
nal of Experimental Botany 55:1569-1975. 

Cozzo, D. y L.Q. Cristiani. 1950. Los géneros de fanerógamas 
argentinas con estructura leñosa estratificada. Revista del 
Museo Argentino de Ciencias Naturales, Bernardino 
Rivadavia, Ciencias Botánicas l(8):363-405. 

Cozzo, D. 1951. Anatomia del leño secundario de las Legumi- 
nosas Mimosoideas y Caesalpinoideas Argentinas, silves- 
tres y cultivadas. Revista del Museo Argentino de 
Ciencias Naturales, Bernardino Rivadavia, Ciencias 
Botánicas 2:63-146. 

De Oliveira, E., V.B. Rocha, RA. Santos, L.R.M. Della, A.M.M. 
Ladeira y C.A. de Cássia Oliveira. 2006. Estrutura antó- 
mica da madeira e qualidade do carvÁo de Mimosa tenui- 
flora (Willd.) Poir. Revista Árvore 30(2):311-318. 

Espinoza-de Pernía, N., O.Z. Araque y H.W.J. León. 1998. 
Cristales de la madera de Scbizolobium amazonicum y S. 
parabybum ( Caesalpinoideae-Leguminosae ). Revista 
Forestal Venezolana 42(1):9-13. 

Evans, J.A., P.E. Gasson y G.P. Lewis. 2006. Wood anatomy of 
the Mimosoideae ( Leguminosae ). International Associa- 
tion of Wood Anatomists Journal. Supplement 5. 117 p. 

Fabrowski, F.J., G.I.B. Muñiz, M.C.M. Mazza, T. Nakashima, 
U. Klock, J.C. Possamai, y S. Nisgoski. 2005. Anatomia 
comparativa da madeira das variedades populares da Bra- 
catinga ( Mimosa scabrella Betham). Ciencia Florestal 
15(l):65-73. 

Flores-Cruz, M.F., EI.D.S. Lira, A. Martínez-Bernal y M.E. 
Fraile. 2006. Morfología del polen de Mimosa serie qua- 
drivalves ( Leguminosae , Mimosoideae ). Acta Botánica 
Mexicana 77:1-13. 

Grether, R. 1978. A general review of the genus Mimosa in 
México. Bull. Int. Group Study of Mimosoideae 6:45-50. 

Grether, R., S.L. Camargo-Ricalde y A. Martínez-Bernal. 1996. Espe- 
cies del género Mimosa ( Leguminosae ) presentes en México. 
Boletín de la Sociedad Botánica de México 58:149-152. 


Grether, R. 2000. Nomenclatural changes in the genus Mimosa 
( Fabaceae , Mimosoideae) in Southern México and Cen- 
tral America. Novon 10:29-37. 

Heringer, E.P. y J.E. De Paula. 1979. Um novo par vicariante: 
Mimosa schomburgkii Benth. e Mimosa artemisiana 
Heringer & Paula sp. nov. (Floresta Atlántica). In: Anais 
Congresso Nacional de Botánica do Brasil 30, Campo 
Grande, Ms. Sociedad Botánica de Brasil, Anais Sociedad 
Botánica de Brasil: 75-82. 

Hintze, J. 2001. Number Cruncher Statistical System (NCSS). 

IAWA (International Association of Wood Anatomy). 1989. 
IAWA list of microscopic features for hardwood Identifica- 
tion. IAWA Bulletin n.s. 10(3):219-332. 

Johansen, D.A. 1940. Plant microtechnique. McGraw-Hill. 
Nueva York. 523 p. 

Kribs, D. 1935. Salient lines of structural specialization in the 
wood rays of dicotyledons. Botánica l Gazzetta 96:547-557. 

Kribs, D.E. 1968. Commercial foreign woods on the American 
marquet. Dover Publications. Inc. New York. 241 p. 

Lewis, G.P., B. Schrire y M. Lock, eds. 2005. Legumes of the 
World. Royal Botanic Gardens, Kew. 592 p. 

Maccari, A. y J.N.C. Marchiori. 1994. Estudo anatómico do 
xilema secundário de Mimosa sparsa Benth. Ciencia Flo- 
restal 4(1):145-155. 

Marchiori, J.N.C. 1982. A estrutura do xilema secudário de 
Mimosa daleoides Benth. ( Leguminosae-Mimosoideae ). 
Ciencia e Natura 4:107-113. 

Marchiori, J.N.C. 1985. Anatomia da madeira de Mimosa 
cruenta Benth. (Leguminosae-Mimosoideae). Ciencia e 
Natura 7:73-81. 

Marchiori, J.N.C. 1993. Anatomia da madeira e casca do 
maricá, Mimosa bimucronata (DC.) O. Kuntze. Ciencia 
Florestal 3(1):85-106. 

Marchiori, J.N.C. 1996. Anatomia do xilema secundário de 
Mimosa incana (Spreng.) Benth. Ciencia Florestal 6(l):53-63. 

Marchiori, J.N.C y B.G. Muñiz. 1997. Estudo anatómico do 
xilema secundário de Mimosa trachycarpa Benth. Cien- 
cia Rural 27(2):223-228. 

Metcalfe, C. y I. Chalk. 1979. Anatomy of the dicotyledons. I: 
Systematic anatomy of the leaf and stem, with a brief his- 
tory of the subject. Clarendon Press. Oxford. 276 p. 


201 



Montaño-Arias etol. Anatomía de la madera de tres especies de Mimosa 


Moglia, G. y A. Giménez. 1998. Rasgos anatómicos caracterís- 
ticos del hidrosistema de las principales especies arbóreas 
de la región chaqueña argentina. Investigación Agraria 
7:53-71. 

Montaño-Arias, S.A. 2010. Anatomía comparada de la madera 
de especies arbóreas mexicanas del género Mimosa Sec- 
ción Batocaulon ( Leguminosae ). Tesis de Maestría. Uni- 
versidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa. 
México, D.F. 141 p. 

Montaño-Arias, S.A., S.L. Camargo-Ricalde y C. De La Paz- 
Pérez. 2013. Ecoanatomía de los elementos de vaso de la 
madera de cinco especies del género Mimosa ( Legumino - 
sae-Mimosoideae). Botanical Sciences 91(1):1-10. 

Moreno-Calles, A. y A. Casas. 2010. Agroforestry systems: res- 
toration of semiarid zones in the Tehuacán Valley, Central 
México. Ecological Restoration 28:361-368. 

Pavón, N.P., J. Ballato-Santos y C. Pérez-Pérez. 2011. Germina- 
ción y establecimiento de Mimosa aculeaticarpa var. 
biuncifera ( Fabaceae-Mimosoideae ). Revista Mexicana 
de Biodiversidad 82:653-661. 

Record, B.L. y R.W. Hess. 1943. Timbers of the world. Yale 
University Press. New Haven. EUA. 293-294 p. 

Rzedowski, J. 1991. Diversidad y orígenes de la flora fanerogá- 
mica de México. Acta Botánica Mexicana 14:3-21. 

Simón, M. F., R. Grether, L. P. de Queiroz, T. E. Sarkinen, V. F. 
Dutra y C. E. Hughes 2011. The evolutionary history of 


Mimosa (Leguminosae): towards a phylogeny of the sensi- 
tive plants. American Journal ofBotany 78:1201-1221. 
Sokal, R. y F. Rohlf. 1995. Biometry. Freeman and Company. 
San Francisco, C.A. 832 p. 

Sosa, V. y P. Dávila. 1994. Una evaluación del conocimiento 
florístico de México. Annals of the Missouri Botanical 
G arden 81:749-757. 

Sousa, S., M., M. Ricker, y H.M. Hernández. 2001. An Índex 
for the tree species of the family Leguminosae in México. 
Harvard Papers in Botany 6(l):339-365. 

Sousa, S.M., Ricker, M. y Hernández, H.M. 2003. An Índex for 
the tree species of the family Leguminosae in México. 
Harvard Papers in Botany 7(2):381-398. 

Tortorelli, L. 1956. Maderas y bosques argentinos. ACME. Bue- 
nos Aires. 910 p. 

Zindler-Frank, E. 1987. Calcium oxalate crystals in legumes. 
In: E. Stirton, ed. Advances in Legume Systematics 3. 
Royal Botanic Gardens, Kew. p:279-316. 


Manuscrito recibido el 2 de julio de 2015. 

Aceptado el 11 de febrero de 2016. 

Este documento se debe citar como: 

Montaño-Arias, 5. A., S.L. Camargo-Ricalde y R. Grether. 2016. Ana- 
tomía de la madera de tres especies de Mimosa (Leguminosae- 
Mimosoideae) distribuidas en México. Madera y Bosques 
22(1)191-202. 


202 



Madera y Bosques vol 22, núm. 1: 203-204 


Primavera 2016 


Fe de erratas Modera y Bosques 21(3), 

Otoño 2015 



En: De la Paz P.O., C., R. Dávalos-Sotelo, R. Limón G. y P.A. Quintanar I. 2015. Características tecnológicas de la 
madera de dos especies de Quercus de Durango, México. Madera y Bosques 21(3):19-46. 

Pág 19. Adscripción número 3, Roberto Limón Godina: 

Dice: “Lacultad de Contaduría y Administración. Universidad Juárez...” 

Debe decir: “Lacultad de Economía, Contaduría y Administración. Universidad Juárez...” 


Pág. 34. Lámina 3: Se omitieron las leyendas en la imagen, la imagen con leyendas es: 


a 


b 



2 


10 




Lámina 3. Quercus sideroxyla. a. Cortes transversales (lOx). b. Cortes tangenciales (lOx). c. Cortes radiales (20x). 20-22. 
Santiago Papasquiaro. 1-2. San Dimas. 10. Durango. 


203 





Fe de erratas 


Pág. 38. Lámina 4: Se omitieron las leyendas en la imagen, la imagen con leyendas es: 



d 11 e 11 fll d 12 e 12 f 12 


Lámina 4. Quercus rugosa, a. Tablillas transversales, b. Tablillas tangenciales, c. Tablillas radiales, d. Cortes transversa- 
les (lOx). e. Cortes tangenciales (lOx). f. Cortes radiales (20x). 11-12. Durango. 

Pág. 44. Reconocimientos 

Dice: “Los autores agradecen a los Sres. Hugo y Antonio Mancinas y a los ejidatarios, dueños de los predios donde se hizo 
la recolección del material de estudio, por las facilidades brindadas. A la M. en C. Lourdes Aguilar por la identificación 
de las muestras de herbario y la determinación de las especies. Al M. en C. Abel García Arévalo por encabezar las activi- 
dades de recolección de los árboles para el estudio. A la Fís. Rosario Landgrave de la Red de Ecología Funcional del Ins- 
tituto de Ecología, A.C., por los mapas de los sitios de recolección y de distribución de los encinos en Durango y en 
México. Este trabajo...” 

Debe decir: “Los autores agradecen a los Sres. Hugo y Antonio Mancinas y a los ejidatarios, dueños de los predios donde 
se hizo la recolección del material de estudio, por las facilidades brindadas. A la M. en C. Lourdes Aguilar por la identi- 
ficación de las muestras de herbario y la determinación de las especies. Al M. en C. Abel García Arévalo por encabezar 
las actividades de recolección de los árboles para el estudio. A la Fís. Rosario Landgrave de la Red de Ecología Funcional 
del Instituto de Ecología, A.C., por los mapas de los sitios de recolección y de distribución de los encinos en Durango y en 
México. A Eumelia Hernández Vázquez, del Laboratorio de diagnóstico de obra de arte, del Instituto de Investigaciones 
Estéticas de la UNAM por la realización de las fotografías de las tablillas. Este trabajo...” 

Fin de la fe de erratas 


204 





uía de autores 


Madera y Bosques es la publicación de la Red Ambiente y Sustentabi- 
lidad del Instituto de Ecología, A.C., que publica trabajos inéditos de 
carácter científico o de forum, ensayos, estados del arte y notas técnicas 
que traten temas relacionados con los productos forestales y con manejo 
y conservación de los bosques. Se aceptan manuscritos en español, 
inglés y ocasionalmente en otros idiomas. 

Estructura de los trabajos 

Los manuscritos que se sometan, deben presentarse en archivo electró- 
nico en tamaño carta (216 mm x 269 mm), con un tamaño de letra 
Times New Román de 12 pt, con 30 mm de margen izquierdo y 25 mm 
en el resto. Se numerarán en la parte superior derecha. 

Los artículos científicos deben contener, y en este orden: Título, Resu- 
men, Palabras clave, “Abstract”, “Key words”, Introducción, Objetivos, 
Materiales y métodos, Resultados, Discusión, Conclusiones, Reconoci- 
mientos (optativo) y Referencias. 

a) La página titular debe incluir el título del manuscrito, nombres de los 
autores, afiliación y correo electrónico. El título no debe exceder de 
70 caracteres. 

b) El resumen (200 palabras), da una breve descripción de los objetivos, 
puntos esenciales y logros o conclusiones. La versión en inglés se 
denominará “abstract”. Después de cada resumen y “abstract” deben 
incluirse hasta seis palabras clave o “key words” relacionadas con el 
método o resultados del estudio, pero que no estén contenidas en el 
título. 

c) En la introducción se describe el estado actual del conocimiento 
sobre el tema, con el debido respaldo de la bibliografía revisada y se 
discute la importancia que tiene lograr y divulgar avances al res- 
pecto. En este punto no se incluyen tablas ni ilustraciones. 

d) En objetivos se presentan de manera concisa y clara los propósitos del 
estudio. 

e) En materiales y métodos se explica cuidadosamente cómo se desarro- 
lló el trabajo. En forma precisa y completa se da una visión clara de 
los métodos aplicados y los materiales empleados. Cuando el método 
no sea original, se deben citar con claridad las fuentes de informa- 
ción. Se pueden incluir tablas e ilustraciones, que de ninguna manera 
se repitan en otra parte del texto. 

f) La sección de resultados está reservada para todas las informaciones 
técnicas obtenidas, estadísticamente respaldadas. Los comentarios 
que se incluyan en este punto son sólo los indispensables para la fácil 
comprensión de la información presentada. 

g) En discusión se analizan los resultados obtenidos, sus limitaciones y 
su trascendencia, se relacionan con la información bibliográfica pre- 
viamente reunida y se pueden plantear necesidades de trabajos futu- 
ros que aumenten el conocimiento sobre el tema. 

h) Las conclusiones rescatan lo más valioso o consistente de los resulta- 
dos y aquellos aspectos más débiles que requieran de mayor trabajo o 
investigación. 

i) Reconocimientos es un punto optativo, destinado a los créditos a ins- 
tituciones colaboradoras, fuentes de financiamiento, etc. 

j) En las referencias sólo se incluyen aquellas citadas en el documento. 
Deben listarse alfabéticamente por autor. En el texto, se citan por autor 
y año de publicación (cuando se trata de tres autores o más, en la cita se 
escribe sólo el apellido del primer autor, seguido de “et al.” y en la 
referencia se listan todos los autores). No se cita anónimo cuando no se 
consigna un autor individual, sino a la institución responsable. Las 
referencias se hacen de acuerdo con los siguientes ejemplos: 

Artículos: Autor. Año. Título. Nombre de la revista. Volumen, número 
entre paréntesis y páginas. Ejemplo: 

Dao, T.N. y J.W. van de Lindt. 2008. New nonlinear roof sheathing 
fastener model for use in finite-element wind load applications. 
Journal of Structural Engineering 134(19):1668-1674. 


Libro: Autor(es). Año. Título. Número de edición. Editorial. Ciudad. 
Páginas. Ejemplo: 

Montgomery, D.C., E.A. Peck y G.G. Vinning. 2005. Introducción al aná- 
lisis de regresión lineal. 3 a ed. CECSA. México. 588 p. 

Capítulo de libro: Autor (es). Año. Título. In: Nombre del editor. Título 
del libro. Editorial. Ciudad. Páginas. Ejemplo: 

Geissert, D. y A. Ibáñez. 2008. Calidad y ambiente físico-químico de 
los suelos. In: R.H. Manson, V. Elernández-Ortiz, S. Gallina y K. 
Mehltreter, eds. Agroecosistemas cafetaleros de Veracruz: Biodi- 
versidad, manejo y conservación. Inecol, INE-Semarnat. México, 
D.F. p:213-221. 

Cuando la institución es la responsable de la publicación: Nombre de la 
institución. Año. Título. Editorial. Ciudad. Páginas. Ejemplo: 

US Forest Products Laboratory. 1953. Hardwood log grades for stan- 
dard lumber. Rept. D1737. usda Forest Service. Forest Products 
Laboratory. Madison, Wi. 66 p. 

k) Las tablas deben utilizarse para presentar resultados. El título se 
coloca en la parte superior, con minúsculas. 

l) Las ilustraciones (diagramas, gráficas, mapas, etc.) deben utilizarse 
cuando contribuyen a presentar la información de manera más clara, 
deben ser realizadas; en color negro o escala de grises. Ocasional- 
mente se aceptan ilustraciones en color, cuando esto contribuye a la 
mejor interpretación de la información presentada. Las ilustraciones 
no se deben incluir en el cuerpo del texto, deben enviarse en archivos 
por separado, en sus formatos originales. Las fotografías pueden ser 
en blanco y negro o a colores con excelente resolución y contraste. 
Los pies de figura se escriben en la parte inferior y con minúsculas; en 
el texto se citan como “figura X” o bien entre paréntesis como (Fig. 
X). Deben presentarse en formato tiff, jpg, etc., con al menos 300 ppp 
de resolución. 

m) Se utilizan las unidades de medida del SI, con una coma como sepa- 
rador de decimales. Para mayores detalles, se sugiere consultar la 
página electrónica del Centro Nacional de Metrología (CENAM) 
http://www.cenam.mx/siu. asp# 

n) Notaciones. Todos los símbolos matemáticos se escriben en cursivas. 
En escritos con abundancia de símbolos, es útil incluir una lista de 
los utilizados, mismos que se ordenarán alfabéticamente, colocando 
primero las mayúsculas, después las mayúsculas con subíndice, ense- 
guida las minúsculas y por último las minúsculas con subíndice. 
Finalmente, los caracteres latinos y griegos. Esta notación debe 
incluirse en un apéndice al final del trabajo. 

Los manuscritos que no cumplan con el formato no serán enviados a los 
evaluadores. Asimismo, los autores deben firmar el formato de confir- 
mación de originalidad. 

Toda correspondencia para envío de artículos para su posible publica- 
ción debe dirigirse a Revista Madera y Bosques • Instituto de Ecología, 
A.C. • Carretera Antigua a Coatepec 351 • El Haya • 91070 Xalapa, 
Ver.* México • Tel. (228) 842 1800 ext. 6102 y 6106 • c.e.: mabosque@ 
inecol. mx. 


Presentación final 

La revista requiere que los manuscritos aceptados sean entregados en 
formato electrónico, conservando el formato original de los manuscri- 
tos revisados: tamaño de papel, de letra, numeración. Tablas y gráficos 
no deben estar integrados al texto. Se debe enviar una carta de presen- 
tación acompañando el manuscrito. No se requieren manuscritos 
impresos. 





uthors guide 


Madera y Bosques (Wood and Forests) is the publication of the Envi- 
ronment and Sustainability Network of the Instituto de Ecología, A.C. 
(Xalapa, México), which publishes essays, original papers of technical or 
scientific nature, feature articles (forum), states-of-the-art and technical 
notes of the subjects related to forest products and forest management 
and conservation. Manuscripts are accepted written in Spanish, English 
and occasionally in other languages. 

STRUCTURE OF THE MANUSCRIPTS 

The manuscripts submitted must be presented in digital form in letter-size 
paper (216 x 280 mm: 8-1/2” x 11”), typed double-spaced, with arial font 
size of 12 pt., with a left margin of 30 mm and the rest of 25 mm numbered 
at the upper right córner. An electronic versión is also accepted. The máxi- 
mum extensión of the papers will be 30 pages written on a single side for 
the full-length papers (research and forum) and 15 pages for technical notes. 

The manuscripts must contain the following sections in this order: Title, 
Abstract, Key words, Introduction, Methodology, Results, Discussion, 
Conclusions, Acknowledgements (optional) and References. 

a) The title page must inelude the title of the article, name(s) and affilia- 
tion of the author(s). The title must not exceed of 70 characters. 

b) The abstract (250 words máximum for papers and 75 for technical 
notes) must give a brief description of the objectives, main points and 
achievements or conclusions. After the abstract up to 6 key words re- 
lated with the methodology or results must be included. 

c) In the introduction a brief description of the State of knowledge of 
the subject matter of the paper must be given, with the appropriate 
review of literature and the importance of the study reported must be 
highlighted. In this item, no tables or figures are to be included. 

d) In objectives, the purposes of the study will be clearly and concisely 
stated. 

e) In methodology, it will be carefully explained how the work was carried 
out. In a precise and complete form, a clear visión of the methods applied 
and the materials used shall be given. When the methodology is not ori- 
ginal, the sources of information shall be clearly stated. Tables and illus- 
trations can be given that are not repeated in any other part of the text. 

f) The section on results will be reserved for all the technical information 
obtained, statistically supported. Comments included here will be only 
those necessary to clarify the information presented. The comments 
included in this section will be only the necessary for the easy unders- 
tanding of the information presented. 

g) In discussion, the results obtained will be analyzed, as well as their 
limitations and relevance; they will be related with the bibliographic 
information previously gathered and the eventual necessity of further 
work which could augment the State of knowledge on the subject, 
could be disclosed. 

b) The conclusions will highlight the most valuable or consistent aspeets 
of the work reported along with those aspeets deemed the weakest 
which require further work or investigations. 

i) The Acknowledgements section is an optional point, reserved for cre- 
dits to collaborating institutions, financial sources, etc. 

j) In the references, only those quoted in the paper will be included. They 
must be listed alphabetically by author’s last ñames. In the text, they will 
be cited by author and year of publication; when there are three or more 
authors, only the first will be cited and et al. in italics will be used. When 
the individual author cannot be ascertained, it will not be cited as anon- 
ymous but instead, the institution responsible for the work will bena- 
med. The references will be made according to the following examples. 

Journal papers: Author, year. Title. Journal ñame. Volume and number in 
parenthesis and pages. Example: 

Dao, T.N. y J.W. van de Lindt. 2008. New nonlinear roof sheathing fas- 
tener model for use in finite-element wind load applications. Journal 
of Structural Engineering 134(19):1668-1674. 


Book: Author, Year. Title. No. of edition. Publisher, City, Pages. Example: 
Montgomery, D.C., E.A. Peck y G.G. Vinning. 2005. Introducción al aná- 
lisis de regresión lineal. 3 a ed. CECSA. México. 588 p. 

Book chapter: Author, Year. Title. In: Ñame of editor. Title of the book. 
Publisher, City, Pages. Example: 

Geissert, D. y A. Ibáñez. 2008. Calidad y ambiente físico-químico de los 
suelos. In: R.H. Manson, V. Hernández-Ortiz, S. Gallina y K. Mehl- 
treter, eds. Agroecosistemas cafetaleros de Veracruz: Biodiversidad, 
manejo y conservación. Inecol, INE-Semarnat. México, D.F. p:213- 
221 . 

When the institution is the responsible of the publication: Ñame of the 
institution. Year. Title. Publisher, City. Pages. Example: 

US Forest Products Laboratory. 1953. Hardwood log grades for standard 
lumber. Rept. DI 737. usda Forest Service, Forest Products Labora- 
tory, Madison, WI. 66p. 

k) The tables must be utilized to present results. The heading will come 
on top with lower case letters. 

l) The illustrations (pictures, diagrams, graphs, etc.) must be utilized 
when they contribute to present the information in the clearest way, 
which must be drawn in blank or gray scale. Photographs in black and 
white or color with excellent resolution and contrast will be accep- 
ted. The illustrations may be drawn with black ink on appropriate 
translucid paper or with some Computer program or spreadsheet. The 
figures captions shall be written on the bottom and with lower case 
letters; in the text they will be mentioned as “figure X” or in parenthesis 
as (Fig. X). Must be presented on tiff format with 300 dpi resolution. 

m) Units. SI system will be used. For details on the SI system, please refer 
to: http://physics.nist.gov/cuu/Units/index.html 

n) Notation. All mathematical symbols must be typed in italics. In ma- 
nuscripts of certain size, whit an abundance of symbols, it is useful to 
inelude a list of those utilized, which will be ordered alphabetically, 
placing the upper case letters first, then upper case letters with subin- 
dexes, then lower case letters and lower case letters with subindexes. 
Finally, Latin and Greek characters. The list must be included as an 
appendix at the end of the paper. 

The manuscripts that do not conform to the format will not be sent to 
the reviewers. Also, the authors must sign the format of “Confirmation of 
unpublished manuscript”. 

All matters related to possible publication of papers should be sent to: 
Revista Madera y Bosques Instituto de Ecología, A.C. • Carr. Ant. a 
Coatepec No. 351 • El Elaya • 91070 Xalapa, Ver.» México • Tel. (228) 
842 1800 ext. 6102 and 6106 • e-mail: mabosque@ inecol. mx. 

Final presentation 

The journal’s production department requires that all manuscripts accep- 
ted be delivered in digital format. The manuscripts should keep the origi- 
nal format of the revised versión: paper size, letter font, page numbering, 
tables and figures. Figures and tables must not be integrated to the text. 
An additional letter of presentation must accompany the manuscript. 




Madera y Bosques 

vol. 22 Núm. 1 Primavera 2016 

Se terminó de imprimir en el mes de abril de 2016 
En los talleres de Fís. Arturo Sánchez y Gándara 
Cuapinol 52, Colonia Pedregal de Santo Domingo, 
Delegación Coyoacán, C.P. 04369, México, D.F. 


La edición consta de 100 ejemplares 
más sobrantes para reposición. 


c 


ontenido 


artículos de actualidad 



El papel de la investigación científica en 9a creación 
de las áreas naturales protegidas 
Raymundo Dávalos-Sotelo 


artículos científicos 

El uso de los árboles en Jamapa, tradiciones en un 

territorio deforestado 

Adi Lazos-Ruíz, Patricia Moreno-Casasola, Sergio Guevara S., 

Claudia Gallardo y Eduardo Galante 

Desarrollo forestal comunitario sustentable en la región norte de 

México y su desafío en el contexto de la globalización 

Concepción Luján Álvarez, Jesús Miguel Olivas García, 
Hilda Guadalupe González Hernández, Susana Vázquez ÁJvarez, 
José Ciro Hernández Díaz y Humberto Luján Álvarez 

Percepciones sobre servicios ambientales y pérdida de humedales 

arbóreos en la comunidad de Monte Gordo, Veracruz 

José Luis Marín-Muñiz, María E Hernández Alarcón, 
Evodia Silva Rivera y Patricia Moreno-Casasola 

Percepción local respecto a la valoración ambiental y pérdida de los 

recursos forestales en la región Huasteca de San Luis Potosí, México 

Carmelo Peralta-Rivero, M. Guadalupe Galindo-Mendoza, 
Carlos Contreras-Servín, Marcos Algara-Siller y 

Jean Frangois Mas-Caussel 

Woody neotropical streetscapes: a case study of tree and 
shrub species richness and composition in Xalapa 
Ina Falfán e lan MacGregor-Fors 

Reconstrucción de la precipitación estacional con anillos 
de crecimiento para la región hidrológica Presidio-San Pedro 
Beatriz Díaz-Ramírez, José Villanueva-Díaz y Julián Cerano-Paredes 

Cambios en la cubierta vegetal, usos de la tierra y escenarios 

futuros en la región costera del estado de Oaxaca, México 

Edgar G. Leija-Loredo, Humberto Reyes-Hernández,Oscar Reyes-Pérez, 
José L Flores- Flores y Francisco i. Sahagún-Sanchéz 

Proceso de deforestación en el municipio de Cherán, Midioacán, 

México (2006-2012) 

María Luisa España-Boquera y Ornar Champo-Jiménez 

Ordenamiento ecológico territorial de Guadalupe Cuautepec, 
San Juan Bautista Suchitepec, Oaxaca, desde una perspectiva 

técnica y comunitaria 

Gabriela Álvarez-Olguín, Fidencio Sustaita-Rivera, Gilberto Bautis- 

ta-Sánchez y Eucebio César Pedro-Santos 

Vertical variation of density, flexura! strength and stiffness 

of Persian silh wood 

Majid Kiaei y Mohammad Farsi 

Estructura anatómica de la madera de dos encinos de Oaxaca 

Faustino Ruiz-Aquino, Marcos M. González-Peña, 
Juan I. Valdez-Hernández y Angélica Romero-Manzanares 

Anatomía de la madera de tres especies de Mimosa 

(Leguminosae-Mimosoideae) distribuidas en México 

Susana Adriana Montaño-Arias, Sara Lucía Camargo-Ricalde 

y Rosaura Grether 


17 

37 

53 

71 

95 

111 

125 

141 

155 

169 

177 

191 



iNecoL 


® CONACYT