ISSN 1405-0471
Primavera 2016 ■ Xalapa, Ver
-WP-V
Madera y Bosques
vol. 22 núm. 1 Primavera 2016
comité editorial
Raymundo Dávalos Sotelo
Editor
Dr. Patríete J. Pellicane
Dr. Martín A. Mendoza Briseño
Dr. Ariel Lugo
M.C. Freddy Rojas Rodríguez
Dr. Alejandro Velázquez Martínez
Reyna Paula Zárate Morales
Producción editorial
Dr. Óscar Aguirre Calderón
Universidad Autónoma de Nuevo León, México
M. I. Miguel Cerón Cardeña
Universidad Autónoma de Yucatán, México
M.C. Mario Fuentes Salinas
Universidad Autónoma de Chapingo, México
Dr. Rubén F. González Laredo
Instituto Tecnológico de Durango, México
Dr. Raymond P. Guríes.
University ofWisconsin, EUA
Dr. Lázaro R. Sánchez Velázquez
Universidad Veracruzana, México
Dr. Amador Honorato Salazar
Instituto Nacional de Investigaciones Forestales,
Agrícolas y Pecuarias, México
Dr. Ezequiel Montes Ruelas
Universidad de Cuadalajara, México
Dr. José de Jesús Návar Cháidez
Instituto Politécnico Nacional, Durango, México
Dra. Carmen de la Paz Pérez Olvera
Universidad Autónoma Metropolitana-lztapalapa, México.
Dr. Hugo Ramírez Maldonado
Universidad Autónoma de Chapingo, México
Dra. María de los Ángeles Rechy de von Roth
Universidad Autónoma de Nuevo León, México
Dr. Víctor L. Barradas Miranda
Instituto de Ecología, UNAM, México
consejo editorial
Damián Piña Bedolla
Maquetación
Gina Gallo
Diseño de portada
Madera y Bosques, Año 22, núm. 1, abril 2016, es una publicación cuatrimestral editada por el Instituto de Ecología, A.C. Carretera Antigua a Coatepec núm. 351.
Col. El Haya, C.P. 91070, Tel. (228) 8421800, ext. 6106, www.lnecol.mx, mabosgue@lnecol.mx. Editor responsable: Dr. Raymundo Dávalos Sotelo. Reserva de
Derecho al Uso Exclusivo núm. 04-2012-102312120900-102, ISSN 1405-0471, otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor, Licitud de Título núm.
12906 y Licitud de Contenido núm. 10479, ambos otorgados por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Goberna-
ción. Impresa por Fís. Arturo Sánchez y Gándara, Cuaplnol 52, Colonia Pedregal de Santo Domingo, Delegación Coyoacán, C.P. 04369, México, D.F., este número
se terminó de Imprimir el 30 de abril de 2016 con un tiraje de 100 ejemplares.
Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación.
Queda estrictamente prohibida la reproducción total o pardal de los contenidos e Imágenes de la publicación sin previa autorización del editor.
La suscripción anual para 2015 es de $800.00+$400 para gastos de envío al Interior de la República y $90.00 USD al extranjero (no Incluye gastos de envío).
Precio por ejemplares sueltos $300.00 y $30.00 USD, respectivamente. Incluye costos de envío por correo aéreo. Suscripciones en Departamento de Adgulsl-
clones del Instituto de Ecología, A.C. Carretera Antigua a Coatepec 351, El Haya, Xalapa 91070, Ver. Tel.: (228) 842 1800 ext 5125. c.e. miguel.castillo@inecol.mx.
Donaciones e intercambios, en el Instituto de Ecología, A.C., al c.e.: blbllo@lnecol.mx.
c
ontenido
artículos de actualidad
17
37
53
71
95
111
125
Portada:
Vegetación leñosa en un
paisaje urbano de Xalapa,
Veracruz, México
Foto de: lan MacGregor-Fors
Instituto de Ecología, A.C.
El papel de la investigación científica en la creación de las áreas naturales protegidas
Ragmundo Dávalos-Sotelo
artículos científicos
El uso de los árboles en Jamapa, tradiciones en un territorio deforestado
Adi Lazos-Ruíz, Patricia Moreno-Casasola, Sergio Guevara S., Claudia Gallardo
g Eduardo Galante
Desarrollo forestal comunitario sustentable en la región norte de México y su desafío en
el contexto de la globalización
Concepción Lujan Álvarez, Jesús Miguel Olivas García, Hllda Guadalupe González
Hernández, Susana Vázquez Álvarez, José Ciro Hernández Díaz g Humberto Luján
Álvarez
Percepciones sobre servicios ambientales y pérdida de humedales arbóreos en la
comunidad de Monte Gordo, Veracruz
José Luis Marín-Muñiz, María E. Hernández Alarcón, Evodia Silva Rivera g Patricia
Moreno-Casasola
Percepción local respecto a la valoración ambiental y pérdida de los recursos forestales
en la región Huasteca de San Luis Potosí, México
Carmelo Peralta-RIvero, M. Guadalupe Gallndo-Mendoza, Carlos Contreras-Servín,
Marcos Algara-Slller g Jean Franqols Mas-Caussel
Woody neotropical streetscapes: a case study of tree and shrub species richness and
composition in Xalapa
Ina Falfán and lan MacGregor-Fors
Reconstrucción de la precipitación estacional con anillos de crecimiento para la región
hidrológica Presidio-San Pedro
Beatriz Díaz-Ramírez, José Villanueva-Díaz g Julián Cerano-Paredes
Cambios en la cubierta vegetal, usos de la tierra y escenarios futuros en la región costera
del estado de Oaxaca, México
Edgar G. Lelja-Loredo, Humberto Reges-Hernández, Oscar Reges-Pérez, José L. Flores-
Flores g Francisco J. Sahagún-Sanchéz
Proceso de deforestación en el municipio de Cherán, Michoacán, México (2006-2012)
María Luisa España-Boguera g Ornar Champo-Jiménez
Ordenamiento ecológico territorial de Guadalupe Cuautepec, San Juan Bautista
Suchitepec, Oaxaca, desde una perspectiva técnica y comunitaria
Gabriela Álvarez-Olguín, Fldenclo Sustalta-RIvera, Gilberto Bautista-Sánchez g Eucebio
César Pedro-Santos
Vertical variation of density, flexural strength and stiffness of Persian silh wood
Majid Kiael and Mohammad Farsl
Estructura anatómica de la madera de dos encinos de Oaxaca
Faustino Rulz-Aqulno, Marcos M. González-Peña, Juan I. Valdez-Hernández g Angélica
Romero-Manzanares
Anatomía de la madera de tres especies de Mimosa (Leguminosae-Mimosoideae)
distribuidas en México
Susana Adriana Montaño-Arias, Sara Lucía Camargo-RIcalde g Rosaura Grether
Fe de erratas
Cover:
Woody vegetation in an urban
landscape in Xalapa, Veracruz,
México
Photo by: lan MacGregor-Fors
Instituto de Ecología, A.C.
1
1
1
1
ontents
7
17
37
53
71
95
111
141
55
69
77
191
topical papers
The role of scientific research in the creation of natural protected areas
Ragmundo Dávalos-Sotelo
scientific papers
Use of trees in Jamapa, traditions in a deforested area
Adi Lazos-Ruíz, Patricia Moreno-Casasola, Sergio Guevara S., Claudia Gallardo
and Eduardo Galante
Sustainable forest community development in northern México and its challenge in the
globalization context
Concepción Lujan Álvarez, Jesús Miguel Olivas García, Hllda Guadalupe González
Hernández, Susana Vázquez Álvarez, José Ciro Hernández Díaz and Humberto Luján
Álvarez
Perceptions about environmental Services and loss of forested wetlands in Monte Gordo
community, Veracruz
José Luis Marín-Muñlz, María E. Hernández Alarcón, Evodla Silva Rivera and Patricia
Moreno-Casasola
Local perception regarding to the environmental assessment and loss of forest resources
in the Huasteca región of San Luis Potosí, México
Carmelo Peralta-RIvero, M. Guadalupe Gallndo-Mendoza, Carlos Contreras-Servín,
Marcos Algara-Slller and Jean Franqois Mas-Caussel
Paisajes urbanos leñosos en el Neotrópico: Riqueza y composición de especies de
árboles y arbustos en Xalapa
Ina Falfán e lan MacGregor-Fors
Reconstruction of seasonal precipitation with growth-rings in the hydrological región
Presidio San Pedro
Beatriz Díaz-Ramírez, José Villanueva-Díaz and Julián Cerano-Paredes
Land use/cover change, and future scenarios in the Coastal región of Oaxaca State,
México
Edgar G. Lelja-Loredo, Humberto Reges-Hernández, Oscar Reges-Pérez, José L. Flores-
Flores and Francisco J. Sahagún-Sanchéz
Deforestation process in the municipality of Cherán, Michoacán, México (2006-2012)
María Luisa España-Boquera and Ornar Champo-Jiménez
Ecological Zoning of Guadalupe Cuautepec, San Juan Bautista Suchitepec, Oaxaca, from
a technical and community perspective
Gabriela Álvarez-Olguín, Fldenclo Sustalta-RIvera, Gilberto Bautlsta-Sánchez and
Eucebio César Pedro-Santos
Variación longitudinal en densidad, resistencia a flexión y rigidez de la madera 'de seda' persa
Majid Kiaei g Mohammad Farsi
Anatomical structure of the wood of two oahs from Oaxaca, México
Faustino Rulz-Aqulno, Marcos M. González-Peña, Juan I. Valdez-Hernández and Angélica
Romero-Manzanares
Wood anatomy of three species of Mimosa (Leguminosae-Mimosoideae) occurring in
México
Susana Adriana Montaño-Arias, Sara Lucía Camargo-Ricalde and Rosaura Grether
Erratum
ARTÍCULOS DE ACTUALIDAD
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1: 7-13 Primavera 2016
El papel de la investigación
w
científica en la creación de las 3TG3S
naturales protegidas
The role of scientific research in the creation of natural protected areas
Raymundo Dávalos-Sotelo 1
1 Red Ambiente y Sustentabilidad. Instituto de Ecología, A.C.
Xalapa, Veracruz, México. raymundo.davalos@lnecol.mx
Resumen
La enorme necesidad de bienes materiales y servicios que tiene la humanidad, únicamente puede ser atendida con el aprovechamiento
de los recursos naturales; pero al explotarlos se ejerce un gran impacto sobre ellos y una gran afectación a los ecosistemas. Para poder
conservarlos sin que estos sean alterados significativamente, se creó el concepto de áreas naturales protegidas (ANP). En este trabajo se
analiza y se discute la situación de las áreas naturales ubicadas en las zonas costeras, específicamente, de las zonas de humedales; que
son áreas protegidas por el Convenio de Ramsar. Los manglares son humedales muy vulnerables a la degradación y muchas veces son
motivo de conflicto entre las comunidades locales y otros usuarios de los recursos. Ante ello, existe un esquema que ha probado ser el
más adecuado para encontrar un equilibrio entre ambas partes; se trata de crear y mantener reservas protegidas. En el tema de manglares
y humedales de América tropical, Ariel Lugo y colaboradores han hecho contribuciones relevantes; sus trabajos han servido de referen-
cia para estudios e investigaciones que son el soporte científico para la creación y/o gestión de humedales protegidos bajo el Convenio
Ramsar en innumerables países. Los trabajos de conservación que emprenden los gobiernos y las comunidades locales que se basan en
información proporcionada por los científicos son la mejor apuesta del mundo para conservar sus recursos naturales y mantener espe-
ranzas de un mejor futuro para los habitantes del planeta.
Palabras clave: cambio climático, ecosistemas, humedales, manglares, sitios Ramsar.
Abstract
The enormous needs of material goods and Services that humanity has can only be met with the use of natural resources. This exploita-
tion exerts a great impact on these resources, implying large impacts on the ecosystems. To preserve part of natural resource areas so that
they are not altered significantly, the concept of protected natural areas (PNA) was originated. This paper is an analysis and discussion
of the natural protected areas located in Coastal areas and more specifically, the wetlands areas. These natural areas are protected by the
Ramsar Convention. Mangroves are wetlands highly vulnerable to degradation and protected mangroves often come into conflict with
local communities and other resource users. The scheme which has proven to be more appropriate to seek a balance between the parties
is the creation and maintenance of protected reserves. On the subject of mangroves and wetlands of Tropical America, Ariel Lugo and
collaborators have made important contributions, some of which are highlighted here. His works have served as reference for studies
and research which are the scientific support for the creation and/or management of protected wetlands under the Ramsar Convention
in countless countries. The conservation work undertaken by Governments and local communities which are based on information
provided by the scientists are the best bet of the world to preserve their natural resources and maintain hopes of a better future for the
inhabitants of the planet.
Keywords: climate change, ecosystems, wetlands, mangroves, Ramsar sites.
7
Dávalos-Sotelo. El papel de la investigación en la creación de áreas protegidas
Introducción
La necesidad de bienes materiales y servicios que tiene la
humanidad solamente puede ser atendida con el aprove-
chamiento de los recursos naturales, con los objetos
manufacturados a partir de los primeros y con el empleo
de los servicios ambientales o ecosistémicos que producen
los diversos hábitats. Este aprovechamiento ejerce un gran
impacto sobre dichos recursos, renovables o no, lo que
genera una gran afectación a los ecosistemas pues entre
mayor es la población que debe ser satisfecha, mayor es la
extracción. Para poder conservar cuando menos parte de
los recursos sin que estos sean alterados significativa-
mente, se creó el concepto de áreas naturales protegidas
(ANP). La motivación para crear y mantener estas áreas es
cumplir con los objetivos de preservar en su condición ori-
ginal ejemplos típicos de los diversos ecosistemas para
conocimiento, uso y disfrute de las generaciones futuras.
Y entonces surge de inmediato la pregunta ¿qué áreas pro-
teger y de qué tamaño deben ser esas áreas para que ten-
gan posibilidades reales de subsistir y resistir las inevitables
presiones a las que se verán sometidas? Es ahí donde entra
en juego la investigación científica para abordar esta y
otras preguntas de igual relevancia. El propósito de este
trabajo fue repasar los elementos que se consideran impor-
tantes para crear y gestionar las áreas protegidas. Debido
a la complejidad del tema, que no podría ser cubierto en
unas cuantas páginas, se decidió concentrar el análisis y la
discusión en las áreas naturales protegidas ubicadas en las
zonas costeras y más específicamente, en las zonas de
humedales, que son de las más amenazadas tanto por
efecto de las acciones antrópicas como por el impacto del
cambio climático global.
ÁREAS PROTEGIDAS EN ZONAS DE
HUMEDALES
Con el fin de generar una manera eficaz de crear áreas
naturales específicamente en estas zonas, se formó la Con-
vención Relativa a los Humedales de Importancia Interna-
cional especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas,
conocida en forma abreviada como Convenio de Ramsar.
Este acuerdo intergubernamental fue firmado el 2 de
febrero de 1971 en Ramsar (Irán) ciudad ubicada en la
costa sur del Mar Caspio y entró en vigor el 21 de diciem-
bre de 1975; su misión es la conservación y el uso racional
de los humedales mediante acciones locales, regionales y
nacionales y gracias a la cooperación internacional, como
contribución al logro de un desarrollo sostenible en todo
el mundo (Secretaría de la Convención Ramsar, 2013).
Conforme a la definición de humedales de la Conven-
ción, se incluye una amplia variedad de hábitats como
pantanos, turberas, llanuras de inundación, ríos y lagos, y
áreas costeras tales como marismas, manglares y praderas
de pastos marinos; también arrecifes de coral y otras áreas
marinas cuya profundidad en marea baja no exceda de
seis metros, así como humedales artificiales tales como
estanques de tratamiento de aguas residuales y embalses.
Asimismo, contenido en el artículo 2 del párrafo 1, se esti-
pula que “podrán comprender sus zonas ribereñas o cos-
teras adyacentes, así como las islas o extensiones de agua
marina de una profundidad superior a los seis metros en
marea baja, cuando se encuentren dentro del humedal”.
Manglares
Una categoría especial de humedales costeros está repre-
sentada por los manglares. Estos son ecosistemas diversos
y de gran importancia ecológica que brindan gran varie-
dad de servicios ambientales. Están considerados como
zonas de alimentación, refugio y crecimiento de juveniles
de crustáceos y alevines, actúan como sistemas naturales
de control de inundaciones y como barreras contra huraca-
nes e intrusión salina; controlan la erosión y protegen las
costas; mejoran la calidad del agua al funcionar como fil-
tro biológico; contribuyen en el mantenimiento de proce-
sos naturales como respuesta a cambios en el nivel del mar;
mantienen procesos de sedimentación, son refugio de flora
y fauna silvestre y además poseen un alto valor estético,
recreativo y de investigación (Conabio, 2009). El término
manglar tiene dos significados generales en ecología (Lugo
y Snedaker, 1974); uno se refiere a un grupo ecológico de
especies halófilas pertenecientes a unos 12 géneros en ocho
diferentes familias y el otro se refiere al complejo de comu-
nidades de plantas en los bordes de los océanos tropicales,
8
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 7-13 Primavera 2016
y generalmente se consideran como bosques de marea
media (Martinuzzi et al., 2009). Como ilustración del tipo
de manglares en el Caribe, podemos mencionar el trabajo
de Lugo y Cintrón (1975) quienes clasificaron los mangla-
res de Puerto Rico en dos grupos basados en el clima y
otros criterios. Los manglares de la costa norte están suje-
tos a olas de gran energía, alta precipitación y escurri-
miento de ríos. Los de la costa sureña están sujetos a
regímenes de olas de baja energía, baja precipitación y baja
escorrentía de ríos, cuando hay. Los manglares de cuenca
y de ribera predominan en la costa norte mientras que los
manglares de borde predominan en la costa sur. Todos los
tipos son subtropicales y están sujetos al mismo régimen de
temperatura. En las figuras 1 y 2 se ilustran dos ejemplos
de estos manglares de Puerto Rico.
Los manglares se encuentran en más de 120 países y
cubren más de 15 millones de hectáreas a escala mundial.
En el neotrópico, los manglares se extienden sobre 4,5
millones de hectáreas, lo que representa alrededor de 30%
del total del área global. México está en cuarto lugar entre
los países con mayor área de manglares en el mundo con
5% del área global total (Spalding et al., 2010). A escala
internacional los manglares están protegidos por la citada
Convención Ramsar que para enero de 2013 contaba con
un total de 163 naciones adheridas como partes contra-
tantes. Para esa fecha se contabilizaron más de 2060
humedales en todo el mundo con una superficie mayor a
197 millones de hectáreas (Secretaría de la Convención
Ramsar, 2013); 175 de estos humedales son manglares
ubicados en los neotrópicos (Lugo et al., 2014). En México
hay 45 sitios Ramsar que cubren más de 64% del área
total de manglares en el país. Muchos de estos sitios se
traslapan con la mayoría de las 32 áreas federales protegi-
das que abarcan aproximadamente 43% del área total de
manglares (Spalding et al., 2010). Los acuerdos interna-
cionales tipo Ramsar y otros semejantes promueven la
Figura 1. Manglar rojo de Puerto Rico.
(Foto de Jerry Bauer).
9
Dávalos-Sotelo. El papel de la Investigación en la creación de áreas protegidas
Figura 2. Reforestación urbana de manglares en Puerto Rico.
(Foto de Jerry Bauer).
mejor protección de los manglares, otros ecosistemas y
especies amenazadas; incrementan la atención y reconoci-
miento de su importancia y refuerzan los marcos legales e
institucionales a nivel nacional (Lugo et al., 2014). Actual-
mente, existen 12 tratados internacionales más otros ins-
trumentos que proveen protección a los manglares en
general, algunos de los cuáles han estado en vigor por más
de 50 años (Polidoro et al ., 2014).
Aunque el número y área de manglares en sistemas de
reserva continúa creciendo en América Latina y el Caribe,
muchas de estas áreas son muy vulnerables a la degrada-
ción, principalmente por la limitada capacidad y escasos
recursos de las agencias encargadas de su cuidado así como
por la pobre colaboración y coordinación interinstitucio-
nal. Como Polidoro et al. (2014) han notado, los tratados
e instrumentos internacionales pueden sufrir la falta de
implementación y escasa supervisión y no necesariamente
confieren protección legal a los ecosistemas de manglares.
Los mismos autores señalan que ningún tratado o acuerdo
internacional vigente en la actualidad apunta a la conser-
vación, preservación o manejo de especies particulares de
manglar. Aun cuando en muchos países las áreas protegi-
das cuentan con personal y financiamiento suficiente, el
caso de los manglares protegidos ha llegado a generar con-
flicto con comunidades locales y otros usuarios de los
recursos, particularmente con aquellos que utilizaban las
reservas para su beneficio y que fueron excluidos sin com-
pensación. Si, bajo las condiciones de cambio climático y
las intervenciones humanas que tienden a incrementarse
con el paso del tiempo, se considera la probabilidad de
cambio en los ecosistemas, tanto local como globalmente,
la viabilidad de la red de áreas naturales protegidas exis-
tente a escalas local y global, debe ser reexaminada para
encontrar maneras de alcanzar una mayor conectividad
entre las condiciones actuales y los posibles movimientos
futuros (Lugo et al ., 2014).
10
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 7-13 Primavera 2016
Disyuntiva entre desarrollo de la
HUMANIDAD Y LA PROTECCIÓN DE LOS
ECOSISTEMAS
Es un hecho inevitable que el desarrollo de la civilización
necesita del consumo de recursos y como se ha comen-
tado, conforme se incrementa la población, aumentan las
necesidades de recursos con el consiguiente impacto sobre
los ecosistemas. Algo que se ha discutido desde que se
publicó el célebre libro de Meadows et al. (1972), Los
límites del crecimiento, es que existe un límite finito a los
recursos disponibles. Algunos autores opinan que, de no
disminuirse el ritmo de crecimiento actual, será inevitable
un colapso de la civilización en un futuro no muy lejano
(Hall y Day, 2009). La única salida posible sería alcanzar
un equilibrio entre el ritmo de uso de los recursos y la
capacidad de reproducción de los mismos. Esto sería fac-
tible solamente en el caso de los recursos naturales reno-
vables pero sería imposible con los no renovables,
principalmente los combustibles fósiles. Las grandes ciu-
dades (y también las pequeñas) se han construido a partir
del uso, muchas veces indiscriminado, de los recursos; no
hay otra forma posible, y una meta deseable sería consu-
mir los recursos de manera eficiente a partir del reciclaje,
del empleo óptimo de los materiales, diseños amigables al
ambiente, etc., pero de cualquier manera, la merma de los
recursos y la afectación a los ecosistemas es inevitable.
Un caso reciente y muy comentado en México fue el
de la destrucción del manglar conocido como Malecón
Tajamar, ubicado en la zona urbana de Cancún, en el
estado de Quintana Roo. Esta ciudad es un centro turís-
tico de importancia mundial desarrollado a partir de la
década de 1970 que se localiza en la zona costera del
caribe mexicano, en un lugar cubierto originalmente por
humedales y selvas tropicales. Para construir este com-
plejo turístico, fue indispensable destruir gran parte del
entorno natural para ser sustituido por grandes hoteles,
zonas habitacionales y zonas comerciales. En la época en
que se construyeron las primeras edificaciones, la opinión
pública del país no tuvo forma de expresarse, a favor o en
contra del desarrollo, porque era una época en la que las
prioridades eran diferentes y el cuidado del ambiente no
era una de las principales, o al menos para el grueso de la
población, aunque seguramente algunos científicos e inte-
grantes de los incipientes movimientos ecologistas habrían
opinado en contra del desarrollo avasallador en esa zona.
Además, las comunicaciones eran rudimentarias y el terri-
torio de Quintana Roo estaba esencialmente despoblado.
En la actualidad, las comunicaciones son extraordinaria-
mente rápidas por medio de las redes sociales y lo que
ocurre en alguna parte del mundo puede ser difundido a
través de estas redes en lo que se describe en términos
informáticos como “tiempo real”. Con una conciencia
ambiental mucho más amplia en importantes sectores de
la población, eventos como la destrucción de un manglar
como el de Tajamar, causan gran revuelo y conmoción
ante la opinión pública, y ya no resulta tan fácil para los
propietarios del terreno proseguir con el desmonte y pos-
terior construcción del complejo, esto a diferencia de las
facilidades con las que pudieron haber contado en el
pasado. Como dato, entre los primeros que llamaron la
atención sobre este atentado al vital ecosistema estuvieron
un grupo de trabajadores y estudiantes de Ecosur (Pro-
nunciamiento de Ecosur sobre Tajamar (Ecosur, 2016).
El papel de la investigación científica
El tema desarrollo vs conservación sigue y seguirá vigente
mientras existan necesidades humanas que atender. El
esquema que ha probado ser el más adecuado para buscar
un equilibrio entre ambas partes del dilema es el de crear
y mantener reservas protegidas. ¿Cómo seleccionar estas
áreas? Es indiscutible que la investigación científica des-
empeña un papel fundamental en el proceso de decisión,
junto con otros factores. Es necesario conocer los recursos
de los que disponemos y los ecosistemas que los contienen,
para buscar ese elusivo concepto de desarrollo sustenta-
ble. Los trabajos de investigación aportan la información
que facilitan la toma de decisiones. Como ejemplo, en el
tema de manglares y humedales de América tropical, Ariel
Lugo y colaboradores han hecho relevantes contribucio-
nes. Lugo es uno de los investigadores más reconocidos en
este campo de estudios y sus publicaciones son amplia-
mente consultadas y citadas. Lugo (2002) y Lugo et al.
Dávalos-Sotelo. El papel de la investigación en la creación de áreas protegidas
(2015) han publicado trabajos en la revista Madera y Bos-
ques utilizados como referencia para estudios e investiga-
ciones que han servido como soporte científico para la
creación y/o gestión de áreas de humedales protegidos
bajo el Convenio Ramsar en países como Brasil, Colom-
bia, Cuba, El Salvador, Honduras, las islas del Caribe,
Malasia, México, Nicaragua y Sri Lanka. Así mismo, han
sido una fuente relevante para estudios globales de los
manglares en el mundo (Polidoro et al ., 2014; Webber et
al., 2016) que igualmente hacen referencia a los sitios
Ramsar.
En otras revistas científicas sus trabajos han sido utili-
zados para estudios sobre áreas de manglares o zonas de
humedales boscosos de agua dulce en sitios protegidos
Ramsar ubicados en todos los continentes. En el caso de
América Latina los estudios encontrados en la literatura
sobre este tema han sido desarrollados en países como
Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Guatemala, México,
Panamá, Paraguay, Venezuela y en otros países de América
Central. En el Caribe se han hecho estudios sobre este
tema en las Antillas, Santa Lucía y Trinidad y Tobago. En
Asia, los trabajos en sitios protegidos que hacen referencia
a los estudios de Lugo y colaboradores se han hecho en:
Bangladesh, China, Indonesia, Japón, Tailandia y otros
sitios en el sur de Asia. Incluso en Europa sus trabajos han
sido citados en publicaciones científicas realizadas para
zonas protegidas en Grecia y Suecia. En el caso de África,
se puede citar un trabajo en Benín y también hay al menos
un trabajo sobre sitios Ramsar en Australia que hace refe-
rencia al trabajo de Lugo y sus colegas. En un archivo com-
plementario (ubicado en el sitio web de la Madera y
Bosques: http://wwwl.inecol.edu.mx/myb/lNDICE_TEX-
TOS_MB.htm#216) se presenta un resumen de la lista de
referencias bibliográficas sobre sitios Ramsar que citan los
estudios de Lugo y colaboradores.
Comentarios finales
Un elemento que resalta la importancia del trabajo cien-
tífico, es el de los trabajos de conservación que empren-
den los gobiernos y las comunidades locales basados en
la información proporcionada por los científicos. En paí-
ses como Cuba y Ecuador se ha invertido una importante
cantidad de recursos en los esfuerzos de conservación de
los manglares y se están ensayando nuevos enfoques a
través del involucramiento de las comunidades locales en
la gobernanza de los recursos naturales (Gravez et al.,
2013; Lugo et al., 2014). Y es en planteamientos como
estos donde participan científicos, gobiernos y comuni-
dades, en donde está el futuro de la conservación de los
recursos. La aplicación de los resultados y descubrimien-
tos de la investigación, conjuntamente con el conoci-
miento tradicional de los pobladores; ambos sectores
auspiciados, encauzados, financiados y organizados por
los gobiernos de los estados nacionales comprometidos
con la conservación de recursos, es la mejor apuesta que
tiene el mundo para conservar sus recursos naturales y
así tener esperanzas de un mejor futuro para los habitan-
tes de este sufrido planeta.
Reconocimientos
Las fotos de los manglares de Puerto Rico fueron propor-
cionadas por Jerry Bauer, Biological Scientist, Internatio-
nal Cooperation Team Leader, International Institute of
Tropical Forestry, Río Piedras, Puerto Rico 00926.
Referencias
Conabio. 2009. Manglares de México: Extensión y distribu-
ción. 2 a ed. Comisión Nacional para el Conocimiento y
Uso de la Biodiversidad. México. 99 pp.
Ecosur (El Colegio de la Frontera Sur). 2016. Pronunciamiento
del Ecosur sobre Tajamar, http://www.ecosur.mx/blog/
ecosur-pronunciamiento-tajamar/.
Gravez, V., R. Bensted-Smith, P. Heylings, y T. Gregoire-Wright.
2013. Governance systems for marine protected areas in
Ecuador. In: Moksness, E., E. Dahl y J. Stottrup, Eds.
Global cballenges in integrated Coastal zone manage-
ment. John Wiley & Sons, Ltd., Oxford, UK, 145-158.
Hall, C. A. S. y J. W. Day, 2009. Revisiting the limits to growth
after the Peak Oil. American Scientist 97: 230-237.
Lugo, A. E. 2002. Conserving Latin American and Caribbean
mangroves: issues and challenges. Madera y Bosques 1:5-
25.
12
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 7-13 Primavera 2016
Lugo, A. E. y G. Cintrón. 1975. The mangrove forests of Puerto
Rico and their management. In: Walsh, G., Snedaker, S.,
Teas, H. ( Eds .), Proceedings of International Symposium
on Biology and Management of Mangroves, Institute of
Food and Agricultural Sciences, University of Florida,
Gainesville, FL, pp. 825-846.
Lugo, A. E., E. Medina y K. McGinley. 2014. Issues and Cha-
llenges of Mangrove Conservation in the Anthropocene.
Madera y Bosques 20(3):ll-38.
Lugo, A. E. y S. C. Snedaker. 1974. The ecology of mangroves.
Annual Revieiv of Ecological Systems 5: 39-64.
Martinuzzi, S., W. A. Gould, A. E. Lugo y E. Medina. 2009.
Conversión and recovery of Puerto Rican mangroves: 200
years of change. Forest Ecology and Management 257:
75-84.
Meadows, D. H., Randers, J. & Behrens, W.W. The Limits to
Growth. Universe Books Publications: New York, 1972.
Polidoro, B.A., K. E. Carpenter, F. Dahdouh-Guebas, J. C. Elli-
son, N. E. Koedam y J. W.H. Yong. 2014. Global patterns
of mangrove extinction risk: implications for ecosystem
Services and biodiversity loss. In: Coastal Conservation ,
Eds B. Maslo y J. L. Lockwood. Cambridge University
Press.
Secretaría de la Convención de Ramsar. 2013. Manual de la
Convención de Ramsar: Guía a la Convención sobre los
Humedales (Ramsar, Irán, 1971), 6a. edición. Secretaría
de la Convención de Ramsar, Gland, Suiza.
Spalding, M., M. Kainuma y L. Collins. 2010. World atlas of
mangroves. London, Earthscan 319. 336 pp.
Webber, M., H. Calumpong, B. Ferreira, E. Granek, S. Green,
R. Ruwa y M. Soares. 2016. Mangroves. Chapter 48. The
First Global Integrated Marine Assessment World Ocean
Assessment I by the Group of Experts of the Regular Pro-
cess. In: Lorna Inniss and Alan Simcock (Joint Coordina-
tors) United Nations General Assembly and its Regular
Process for Global Reporting and Assessment of the State
of the Marine Environment, including Socioeconomic
Aspects © 2016 United Nations. Disponible en: http://
www.un.org/Depts/los/global_reporting/WOA_RegPro-
cess.htm
Manuscrito recibido el 28 de enero de 2016.
Aceptado el 28 de abril de 2016.
Este documento se debe citar como:
Dávalos-Sotelo, R. 2016. El papel de la investigación científica en la
creación de las áreas naturales protegidas. Madera y Bosques 22(1):
7-13.
13
ARTÍCULOS CIENTÍFICOS
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1: 17-36 Primavera 2016
El uso de los árboles en
Jamapa, tradiciones
en un territorio deforestado
Use of trees in Jamapa, traditions in a deforested area
Adi Lazos-Ruíz 1 , Patricia Moreno-Casasola 2 *, Sergio Guevara S. 2 , Claudia Gallardo 2 y Eduardo Galante 1
1 Centro Iberoamericano de la Blodlversldad (CIBIO).
Universidad de Alicante. San Vicente del Raspelg,
Alicante, España, adl_lazos@hotmail.com, galante©
ua.es
2 Instituto de Ecología, A.C. Red de Ecología Funcional.
serglo.guevara@lnecol.mx, claudia.gallardo@inecol.
mx
* Autor para correspondencia, patrlcla.moreno@lnecol.mx
Resumen
Los árboles han jugado un papel fundamental en el desarrollo de las civilizaciones, tanto como recursos de aprovisionamiento como por
otros servicios ecosistémicos. Sin embargo hay una fuerte perturbación de los bosques tropicales que ha disminuido la cantidad y diver-
sidad de los árboles. Una de las causas principales de esta situación es el cambio de uso del suelo, sobre todo para actividades ganaderas,
que en el estado de Veracruz, México, ocupan alrededor de 3.7 millones de hectáreas (50.6% de su territorio). El objetivo de este trabajo
fue investigar el conocimiento que los ganaderos tienen sobre las especies arbóreas, sus usos, su importancia cultural y los cambios que
han sucedido a lo largo del tiempo. Se mencionaron 68 especies de árboles y se hizo una clasificación de 22 tipos de usos. Se calculó el
índice de importancia cultural de cada especie y se describieron los cambios más importantes en el estilo de vida de las comunidades de
estudio. Se encontró que hay un conocimiento amplio sobre los árboles pero se está perdiendo rápidamente. Los árboles se usan no solo
para obtener beneficios en la ganadería sino para satisfacer otras necesidades de la vida cotidiana. La cantidad y la diversidad de especies
arbóreas refleja el estilo de vida de las comunidades junto con sus influencias y cambios en el tiempo. Las decisiones de los ganaderos
configuran el paisaje y por lo tanto se recomienda aumentar la cantidad de árboles en los potreros, su conservación y su uso para man-
tener los servicios ecosistémicos que proveen.
Palabras clave: acciones de conservación, conocimiento local, ganadería, importancia cultural, tipos de uso.
Abstract
Trees have played an important role in the development of civilizations, both for provisioning of resources and for other environmental
Services. However, there is a strong decrease in the quantity and diversity of tropical forests trees due to land use changes. One of the
main causes of this situation is the livestock activity, which in the State of Veracruz, México, occupies a surface of about 3.7 million
hectares (representing 50.6% of its territory). The objective of this study was to research into cattle ranchers’ knowledge of arboreal
species, their uses, their cultural importance and the changes that have taken place over time. Sixty eight species of trees were mentioned
and their uses were classified in 22 types of uses. The cultural importance Índex was calculated for each species and the most important
changes in the communities’ lifestyle were described. The results showed that ranchers have a wide knowledge about trees but it is rapidly
disappearing. Trees are used not only to get benefits for the livestock activity but also to satisfy other needs of daily life. The quantity
and diversity of arboreal species reflect the lifestyle, influences and changes over time within the communities. The decisions of ranchers
configure the landscape, and therefore the recommendation is to increase the amount of trees, their conservation and uses to maintain
the environmental Services they provide.
Keywords: conservation actions, local knowledge, livestock, cultural importance, types of use.
17
Lazos- Ruízef al. El uso de los árboles en Jamapa
Introducción
Los árboles han tenido un enorme valor en el desarrollo
de las civilizaciones desde tiempos preagrícolas (Casas,
2001), por sus usos con fines tanto utilitarios -madera
leña, alimento y derivados medicinales- como rituales y
cosmogónicos (Bellefontaine et al., 2002; López-Austin,
1997; Toledo et al., 1995). También se les confiere una
gran importancia por los servicios ecosistémicos que
brindan, como refugio para vida silvestre, sombra,
conectividad del paisaje, regulación del clima, control de
erosión, mantenimiento de biodiversidad y formación y
fertilidad del suelo, entre otros (Guevara et al., 2005;
Millenium Ecosystem Assessment, 2005; Moreno-Casa-
sola y Paradowska, 2009). A pesar de su importancia, se
está dando una disminución global del número de árbo-
les de gran talla debido a causas antropogénicas (Lind-
enmayer et al., 2012). México es uno de los diez países
con mayor cobertura de bosques primarios del mundo y
es el séptimo con mayor deforestación (FAO, 2010), con
una pérdida anual neta de 367 224 hectáreas (Céspedes
y Moreno, 2010). Esta perturbación se refleja en que más
de la mitad de las superficies de bosque tropical perenni-
folio, subcaducifolio y caducifolio están constituidos por
vegetación secundaria -i.e. la vegetación que sucede
cuando se pierde el bosque original (Conafor, 2012). Los
humedales arbóreos y herbáceos también han sido alte-
rados, habiéndose perdido o degradado una superficie de
62% (Landgrave y Moreno-Casasola, 2012). Los man-
glares están protegidos por la legislación ambiental
mexicana, pero otros tipos de vegetación como las selvas
inundables, no han sido considerados ni estudiados ade-
cuadamente y apenas quedan bordes alrededor de los
manglares (Infante et al., 2014; Landgrave y Moreno-
Casasola, 2012).
Las principales causas de la deforestación son el cam-
bio de uso de suelo (Toledo, 1990), sobre todo para activi-
dad ganadera - lo cual ha traído la proliferación de grandes
extensiones de pastos introducidos para ganado bovino
(Guevara y Moreno-Casasola, 2008) - y acciones promo-
vidas por políticas públicas y programas gubernamentales
en diferentes épocas del país (Bravo et al., 2010; Niembro,
2001) como el Programa Nacional de Desmontes en la
década de 1970 (Moreno, 2011).
Veracruz, estado en la costa del Golfo de México,
destina alrededor de 3.7 millones de hectáreas - 50.6% de
su territorio - a la ganadería (Sedarpa, 2012); es decir, los
potreros son los paisajes predominantes (Guevara et al.,
2005). La ganadería veracruzana se caracteriza por ser
extensiva, con ganado de doble propósito (leche y carne),
en unidades de pequeña escala, con un bajo nivel produc-
tivo y tecnológico y con una alta dependencia del pastizal
cuya calidad y disponibilidad están marcadas por las tem-
poradas de secas y lluvias (Travieso-Bello y Moreno-
Casasola, 2011; Vilaboa y Díaz, 2009).
Árboles en la ganadería
La estructura y composición arbórea de los potreros están
determinadas en gran parte por las decisiones de uso y
prácticas de manejo ganaderas, por ejemplo cuántos y cuá-
les árboles dejar en pie, cuáles sembrar o eliminar. La selec-
ción de las especies se relaciona con los beneficios que
aportan para satisfacer las necesidades del ganadero (Esqui-
vel et al., 2003; Gómez-Pompa, 1987; Gómez et al., 2013),
por ejemplo para postería, cercas vivas, forraje y sombra.
Los postes (troncos de aprox. 1.80 m de altura) son usados
para sostener el alambre que delimita el espacio accesible al
ganado, una hectárea necesita alrededor de 130 postes que
deben ser reemplazados periódicamente. Las cercas vivas
son árboles dispuestos en hilera que marcan un lindero o
forman parte de las cercas con alambre; para esta finalidad
usualmente se eligen especies que se propagan por estaca
porque ahorran tiempo de crecimiento y evitan que sean
comidas o pisadas por el ganado (Avendaño y Acosta,
2000). El forraje obtenido de hojas, tallos tiernos, flores o
frutos de los árboles diversifica los recursos nutricionales
para el ganado mejorando su rendimiento (Villa et al.,
2009). En cuanto a la sombra de los árboles, Betancourt et
al. (2003) encontraron que modifica el comportamiento de
los animales en los potreros y favorece la producción de
leche. Los árboles en pie dentro de los potreros no solo son
proveedores de estos beneficios sino que funcionan como
puntos de conectividad en el paisaje, facilitan la preserva-
18
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 17-36 Primavera 2016
ción y dispersión de semillas y son núcleos potenciales de
regeneración de las selvas (Guevara et al., 2005). De esta
manera, las decisiones de los ganaderos con respecto a los
árboles de sus terrenos inciden en la disponibilidad y man-
tenimiento de los servicios ecosistémicos.
Conocimiento tradicional de los árboles
Los principales trabajos sobre usos tradicionales de los
árboles se han realizado con grupos indígenas (Toledo et
al., 1995), incluyendo los mayas (Rico et al., 1991), los
mixtéeos (Casas et al., 1994) y los lacandones (Levy et al.,
2002). Sin embargo existe poca información sobre el uso
de los árboles por poblaciones mestizas - 90% de la pobla-
ción rural en México (Inegi, 2010) -, y muchos menos
trabajos sobre el conocimiento de los ganaderos en zonas
tropicales (Muñoz, 2006). Además, actualmente hay una
grave pérdida del conocimiento sobre usos tradicionales
de los árboles (Reyes, 2009; González et al., 2012b). Las
nuevas generaciones están cada vez menos interesadas en
el campo y en general tienen poco sentido de apropiación
de los recursos (Marín, 2013).
Objetivos
Los objetivos de este trabajo fueron investigar cuáles espe-
cies arbóreas conocen los ganaderos, los usos que les dan,
su importancia cultural y los cambios que han ocurrido en
la zona a lo largo del tiempo. Se espera que los resultados
de este trabajo sirvan como base para rescatar y rediseñar
mejores prácticas de manejo en las zonas ganaderas, que
promuevan una mayor conservación y uso de los árboles
para preservar sus servicios ecosistémicos.
Materiales y métodos
Sitio de estudio
El estudio se llevó a cabo en las localidades rurales de La
Matamba, El Piñonal y El Yagual en el municipio de
Jamapa, Veracruz, México (Fig. 1). No obstante, se consi-
dera como una sola área de estudio debido a la cercanía
entre comunidades y porque todas están ubicadas en los
alrededores de los últimos restos de vegetación de hume-
dales (selva inundable) y bosque tropical caducifolio de la
zona. Este lugar ha sido habitado desde tiempos prehispá-
O
Escala gráfica
(kilómetros)
1.6 3.2 4.B 6.4 B.O
MANLIO f-ABIO
AL í AMIRANO
MEDSLLÍN
MEDfcLLfN
;W*1<r
. -y-y*-
Simbotogía
Agricultura
Pastizal '.L'
Bosque tropical
Zona urbana
cor AXILA
Figura 1. Ubicación, uso de suelo y vegetación del municipio de Jamapa, Veracruz, México, así como localización de las comunidades
de El Piñonal, La Matamba y el Yagual (Inegi, 2009).
19
Lazos-Ruíz etal. El uso de los árboles en Jamapa
nicos (Moreno-Casasola e Infante, 2009) aunque actual-
mente es una población mestiza; el uso tradicional de
recursos prevalece hasta la actualidad pero corre el riesgo
de desaparecer (González et al ., 2012a y 2012b). El terri-
torio del municipio está dedicado en 1% a zona urbana,
4% es bosque tropical (mayormente perturbado) y 95% a
actividades agrícolas (i.e. cultivo de maíz y mango) y
ganaderas; aunque solo 19% de la población económica-
mente activa se dedica a estas actividades (Sefiplan, 2013).
El clima es cálido subhúmedo con lluvias en verano, con
precipitación entre 1100 mm y 1300 mm anuales, tempe-
ratura media entre 24 °C y 26 °C y altitud entre 10 m y 40
m snm (Sefiplan, 2013).
Indice de Importancia Cultural
Se calculó el índice de Importancia Cultural (IIC) de cada
especie z (lIC z ) de Turner (1988) con las modificaciones
propuestas por Ávila et al. (2011) y simplificado como
sigue:
ICC =
z
iu + fm + vut
Z 1 Z £
3
( 1 )
En donde la intensidad de uso de la especie z (iuj se
calcula con la ecuación (2), la frecuencia de mención de la
especie z (fmz) con la ecuación (3), el valor de la especie z
para el uso a {vu za ) con la ecuación (4) y el valor total de
uso para la especie z ( vutj con la ecuación (5).
Selección de informantes y entrevistas
Se buscaron informantes dueños de terrenos ganaderos
por el método de “bola de nieve”, donde una persona
sugiere a otra por su conocimiento y experiencia sobre el
tema (Davis et al ., 2010). El tamaño de la muestra se
determinó por punto de redundancia y saturación de la
información (Letts et al ., 2007). Se llevaron a cabo entre-
vistas semiestructuradas (Anexo 1), habiéndose clasifi-
cado todas las respuestas (Tarrés, 2004). La información
se complementó con talleres y visitas a los predios, que
permitieron corroborar los resultados y enriquecer la dis-
cusión del trabajo como parte del enfoque de investigación
participante (Tarrés, 2004).
Colectas botánicas
Se colectó una muestra de cada especie de árbol que los
informantes mencionaron, se identificó y se depositó en el
Herbario del Instituto de Ecología, A.C. (XAL). Los tipos
de vegetación a los que pertenece cada especie fueron con-
sultados en la bibliografía y en el herbario XAL, posterior-
mente se homologaron de acuerdo con la propuesta de
Rzedowski (2006). Los nombres científicos y familias
botánicas se verificaron en la base de datos Trópicos
(http://www.tropicos.org/), que sigue el Grupo para la
Filogenia de las Angiospermas (APG Angiosperm Phylo-
genry Group).
Num. de usos de la sp. z / o \
iu = — : (Z)
z Núm. total de usos para todas las spp.
r Núm. de menciones de la sp. z para todos los usos /-> \
/m, = — : — (ó)
z Núm. total de menciones para todas las spp. para todos los usos
Núm. total de menciones de la sp. z para el uso a / a \
vu = : — ( 4 )
za Núm. total de menciones para todas las spp. para el uso a
VUt z = Za= l VU za (5)
Este índice cuantifica objetivamente la importancia
de cada especie asignada por el grupo de informantes,
considerando su intensidad, frecuencia y valor de uso aso-
ciados a su reconocimiento, reputación y mareaje léxico
(i.e. qué tanto la gente se acuerda del nombre de la especie)
a través de las menciones y los usos.
Resultados
Se entrevistaron 19 personas dueñas de terrenos ganade-
ros: cinco mujeres y 14 hombres, de los cuales 10,5%
tenían menos de 40 años, 58% entre 41 y 60 años y
31,5% entre 61 y 80 años. Todos se dedican a la agricul-
tura y/o ganadería y algunos además realizan otros traba-
jos. Los entrevistados han tenido sus terrenos en la zona
durante toda su vida, con excepción de una persona que
adquirió el terreno hace menos de 10 años. Once por
ciento informó que su terreno se desmontó hace menos de
10 años, 37% entre hace 20 y 40 años, 16% entre 50 y 80
años, 16% hace 100 años, 21% no supo responder. Todos
20
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 17-36 Primavera 2016
los informantes mencionaron que su terreno se inunda en
alguna época del año.
Se mencionaron 97 especies de plantas, de las cuales
se excluyeron 21 por ser herbáceas y ocho por no poder
identificarse al carecer de flores y frutos. Las 68 especies
restantes (70% del total) -incluyendo palmas- fueron
identificadas con sus usos, las partes del árbol que se uti-
lizan, el tipo de vegetación donde se encuentran y su valor
cultural (Tabla 1).
Las familias mejor representadas fueron Fabaceae
(13 especies), Moraceae (8 especies) y Malvaceae (5
especies). La tabla 2 muestra las 20 especies menciona-
das por más informantes, las especies con mayor
número de usos, las especies de las que se utiliza un
mayor número de partes y las especies con valor cultu-
ral más alto. Gliricidia sepium y Madura tinctoria apa-
recen entre los primeros cinco lugares de todas las
categorías.
Tabla 1. Especies de árboles mencionadas y sus usos.
Familia/Nombre científico
Nombre común
No. de
Usos
IIC
Partes
Tipo de
Referencias
menciones
utilizadas
vegetación
ANACARDIACEAE
Mangifera indica L.
mango
6
A, E, F, J, L,
0.31
tronco, ramas.
bq, btc, btp.
4,12
M, N
fruto
cult, pz
Spondias mombin L.
jobo
2
F, 1, L
0.07
todo, fruto
btc, btp, va, vs
4,10
Spondias purpurea L.
ciruelo, ciruelo rojo
3
F,l
0.05
fruto
bq, btc, btp.
4
cult, va
ANNONACEAE
Annona muricata L.
guanábano
2
F
0.03
fruto
btc, btp, bts.
4
cult
Annona purpurea Moc. & Sessé ex
ilama, ilana
3
F
0.03
fruto
bq, btc, btp, vs
4,6
Dunal
Annona reticulata L.
anono
2
A, F, J, M
0.13
ramas, hojas.
bq, btc, btp, bts.
4,12
fruto
cult, va, vs
APOCYNACEAE
Tabernaemontana alba Mili.
lecherillo
2
B, H, N
0.08
tronco, ramas
btc, bts, vs
2
ARECAEAE
Acrocomia aculeata (Jacq.) Lodd. ex
palma de coyol
1
F
0.02
semilla
btc, bts, du.
3,13
Mart.
redondo
Pl Pz
Attalea butgracea (Mutis ex L f.)
palma de coyol real
10
C, D, F, 1, J
0.42
tronco, hojas.
btc, btp, bts.
3,10,13
Wess.Boer
fruto, semilla
pl, va
Roystonea dunlapiana P.H. Alien
palma de yagua
5
C, H
0.07
tronco
pl, va
11,13
Sabai mexicana Mart.
palma de apachite
7
C, D
0.19
tronco, hojas
bq, du, btp, bts,
va
4,7,10,11,13
BIGNONIACEAE
Parmentiera aculeata (Kunth) Seem.
cuajilote
1
G
0.06
fruto
bq, btc, btp, bts.
3,4
pz, va, vs
Usos: A-leña; B-utensilios; C-construcc¡ón de casas; D-techos de casas; E-muebles; F-comestlble; G-medlcinal; H-postes o estantes; l-cerca viva; J-forraje para ganado;
K-ornamental; L-sombra; M-v¡da silvestre; N-madera; O-conservaclón; P-artesanías; Q-rltual; R-cortlna rompevlentos; S-otros; T-tlnta.
Tipo de vegetación: bg-bosgue mesóñlo/de enclnos/de confieras; btc - bosgue tropical caduclfollo; btp - bosgue tropical perennlfollo; bts - bosgue tropical subcaduclfo-
lio; cult-cultlvada; du-dunas; pl-palmar; pz-pastlzal; va - vegetación acuática (Incluye selva ¡nundable/rlparlo/manglares/esteros); vs-vegetaclón secundarla.
Referencias para el tipo de vegetación: 1-Avendaño, 1998, 2-Castlllo y Medina, 2005, 3-Castlllo y Travieso, 2006, 4-Herbarlo XAL, 5-lbarra et al., 2012, 6-Lascuraln ef al., 2010,
7-Moreno-Casasola e Infante, 2009, 8-Nash y Moreno, 1981, 9-Nlembro etal., 2010, 10-Pennlngton y Sarubhán, 2005, 11-Quero, 1994, 12-UNAM, 2009, 13-González er al. 2012a.
21
Lazos-Ruíz etol. El uso de los árboles en Jamapa
Tabla 1 . Especies de árboles mencionadas y sus usos. (Continuación...)
Familia/Nombre científico
Nombre común
No. de
Usos
IIC
Partes
Tipo de
Referencias
menciones
utilizadas
vegetación
Roseodendron donnell-smithii (Rose)
primavera
1
1
0.02
todo
btc, bts
10
Miranda
Tabebuia rosea (Bertol.) DC.
roble
9
A, B, C, E,
0.46
todo, tronco.
btc, btp, bts, du.
3,4
H, 1, L, N
ramas
pz, va, vs
BORAGINACEAE
Cordia cf. diversi folia Pav. ex DC.
tepozán
1
G
0.03
hojas
btc, bts
3
Cordia collococca L.
ñopo
3
C,l
0.06
tronco
bq, btp, bts, va
8
Cordia dodecandra DC.
cópite
7
B, C, F, 1, J,
0.28
todo, tronco.
btc, cult, vs
4,10
M,N
ramas, hojas.
fruto
Ehretia tini folia L.
frutillo, rayado
4
A, L, M,
0.53
todo
bq, btc, btp.
4,8,9
0,5
bts, vs
BURSERACEAE
Bursera simaruba (L.) 5a rg.
mulato, palo mulato
10
G, 1, L, M
0.18
tronco, ramas.
bq, btc, btp, bts.
3,4,10
hojas, corteza
du, pz, va, vs
CASUARINACEAE
Casuarina equisetifolia L.
pino
1
R
0.18
todo
bq, btc, btp.
4
cult, du, va, vs
COMBRETACEAE
Terminalia catappa L.
almendro
1
F, L
0.04
todo, semilla
cult
-
EBENACEAE
Diospyros nigra (J.F. Gmel.) Perr.
zapote negro.
6
F
0.04
fruto
bq, btc, btp, bts.
6,10
zapote prieto
cult, va
FABACEAE
Acacia cochliacantha Humb. &
huizache
6
A, C, H, 1, J
0.25
tronco, ramas.
bq, btc, bts.
4
Bonpl. ex Willd.
fruto
dun, pz, va, vs
Caesalpinia ca cal acó Bonpl.
tihuil
7
A, H, 1, N
0.12
todo, tronco.
btc
9
ramas
Cassia fístula L.
lluvia de oro
1
K,L
0.37
todo
btc, bts, cult, vs.
4
Diphysa robín ioides Benth.
amarillo, quebrache
7
B, H, 1, L,
0.35
todo, tronco.
btc, btp, bts, du.
4,10
N,T
ramas, corazón
va, vs
Enterolobium cyclocarpum (Jacq.)
nacaxtle, nacastle.
4
A, E, F,
0.14
tronco, ramas.
bq, btc, btp, bts.
3,4,10
Griseb.
nacaste
L, N
fruto
du, pz, va, vs
Cliricidia sepium (Jacq.) Kunth ex
cocuite
12
A, B, C, F,
0.79
todo, tronco.
bq, btc, btp, bts.
4,10
Walp.
H, 1, J, L,
ramas, ñor.
du, pz, va, vs
N, 5
hojas, brotes
Haematoxylum campechianum L.
tinto
2
B, C, H, 1, T
0.24
tronco, ramas.
btc, btp, pz.
4
corazón
va, vs
Inga sp.
chalahuite
1
G
0.03
corteza
-
-
Leucaena leucocephala (Lam.) de Wit
guaje
2
F, G
0.05
corteza, fruto bq, btc, btp, bts.
4
du, va
Lonchocarpus sp.
marinero
5
A, C, L
0.12
todo, ramas
-
-
22
Tabla 1 . Especies de árboles mencionadas y sus usos. (Continuación...)
Familia/Nombre científico
Nombre común
No. de
menciones
Usos IIC
Partes
utilizadas
Tipo de
vegetación
Referencias
Piscidia piscipula (L.) Sarg.
abí
1
C, N 0.06
tronco
bq, btc, btp,
bts, vs
4,10
Pterocarpus officinalis Jacq.
sangregado
4
G 0.07
corteza
btp, bts
4
Tamarindus indica L.
tamarindo
2
F, L 0.06
todo, fruto
bq, btc, btp, du,
cult, va, vs
4
LAMIACEAE
Cmelina arbórea Roxb. ex Sm.
melina
3
N 0.03
tronco
btp, bts, cult, vs
4
LAURACEAE
Persea americana Mili.
aguacate
1
F 0.02
fruto
bq, btc, btp,
cult, vs
4,10
MALPIGHIACEAE
Byrsonima crassifolia (L) Kunth
nanche
2
F 0.04
fruto
bq, btc, btp,
cult, du, va, vs
4
MALVACEAE
Ceiba aesculifolia (Kunth) Britten &
pochota
1
B 0.03
semilla
btc, btp, pz
4
Baher f.
Ceiba pentandra (L) Gaertn.
ceiba
6
B, J, L, M 0.18
todo, semilla,
flores
btc, btp, bts, du,
pz, va, vs
14,10
Guazuma ulmifolia Lam.
guázamo, guázimo,
taparrabo
6
A, B, G, H, 0.24
U
todo, tronco,
ramas, hojas,
corteza, fruto
bq, btc, btp,
bts, cult, du, pz,
va, vs
4,10
Luehea candida (DC.) Mart.
algodoncillo
1
A, B, C, N 0.00
tronco, ramas
bq, btc, btp,
va, vs
4,9
Pa chira aquatica Aubl.
apompo
14
B, G, H, 1, L, 0.57
N, O
todo, tronco,
ramas, fruto
btc, btp, du,
pz, va
14, 6,10
MELIACEAE
Azadirachta indica A. Juss.
neem, nim, nin
1
5 0.36
hojas
cult
-
Cedrela odora ta L.
cedro
10
E, 1, N, P, Q 0.82
todo, tronco,
ramas
bq, btc, btp, bts,
cult, pz, va, vs
3,4
Suuie tenia macrophylla King
caoba
1
N 0.02
tronco
btc, btp, bts, pz,
va, vs
4,9
MORACEAE
Castilla elástica Sessé
hule
1
B, 1 0.06
todo, látex
bq, btc, btp, bts,
va, vs
4,10
Ficus aurea Nutt.
higuera blanca,
negra, colorada
9
A, B, J, L, 0.29
M, N
todo, tronco,
ramas, fruto,
raíz, aserrín
bq, btc, btp, bts,
du, va, vs
4,5
Ficus cotinifolia Kunth
higuera prieta
2
L, M, Q 0.25
todo, fruto
bq, btc, btp, bts,
du, pl, va
3,4,5
Usos: A-leña; B-utenslllos; C-construcc¡ón de casas; D-techos de casas; E-muebles; F-comestlble; G-medlcinal; H-postes o estantes; l-cerca viva; J-forraje para ganado;
K-ornamental; L-sombra; M-v¡da silvestre; N-madera; O-conservaclón; P-artesanías; Q-rltual; R-cortlna rompevlentos; S-otros; T-tlnta.
Tipo de vegetación: bg-bosgue mesóñlo/de enclnos/de confieras; btc - bosgue tropical caduclfollo; btp - bosgue tropical perennlfollo; bts - bosgue tropical subcaduclfo-
I ¡o; cult-cultlvada; du-dunas; pl-palmar; pz-pastlzal; va - vegetación acuática (Incluye selva ¡nundable/rlparlo/manglares/esteros); vs-vegetaclón secundarla.
Referencias para el tipo de vegetación: 1-Avendaño, 1998, 2-Castlllo y Medina, 2005, 3-Castlllo y Travieso, 2006, 4-Herbarlo XAL, 5-lbarra et al., 2012, 6-Lascuraln el al., 2010,
7-Moreno-Casasola e Infante, 2009, 8-Nash y Moreno, 1981, 9-Nlembro el al., 2010, 10-Pennlngton y Sarubhán, 2005, 11-Quero, 1994, 12-UNAM, 2009, 13-González el al. 2012a.
23
Lazos-Ruíz etol. El uso de los árboles en Jamapa
Tabla 1 . Especies de árboles mencionadas y sus usos. (Continuación...)
Familia/Nombre científico
Nombre común
No. de
Usos
IIC
Partes
Tipo de
Referencias
menciones
utilizadas
vegetación
Ficus crocata (Miq.) Miq.
higuera negra.
7
A, L, M
0.13
todo, tronco.
bq, btc, btp, bts.
4,5
higuera de tendón
ramas, raíz
du, pz, va, vs
Ficus obtusifolia Kunth
hule
2
B
0.03
látex
bq, btc, btp, bts.
2
du, pl, va, vs
Ficus sp.
higuera
3
O
0.10
todo
Ficus yoponensis Desv.
higuera blanca
1
J,R
0.21
todo, fruto
bq, btp, bts, pz.
4.5
va, vs
Madura tinctoria (L.) D. Don ex
moral, mora
10
A, B, C, F,
0.47
todo, tronco.
bq, btc, btp, bts.
3,4,10
Steud.
H, 1, J, L,
ramas, fruto.
du, pz, va, vs
M,T
corazón
MUNTINGIACEAE
Muntingia calabura L.
capulín, nigüilla
1
F
0.02
fruto
bq, btc, btp, bts.
4
cult, du, pz,va,vs
MYRTACEAE
Fsidium guajava L.
guayaba
2
F, G
0.05
hojas, fruto
bq, btc, btp.
3,4,6,10
bts, cult, du, pz,
va, vs
POLYGONACEAE
Coccoloba barbadensis Jacq.
uvero
1
1
0.02
todo
bq, btc, btp, bts,
du, pl, pz, va, vs
3,4,10
PRIMULACEAE
Ardi si a sp.
capulín
1
F
0.02
fruto
-
-
RUBIACEAE
Cenipa americana L.
yual
3
F
0.03
fruto
bq, btc, btp, bts.
3,4
cult, pz, va, vs
Randia sp.
crucetillo
2
G, M
0.08
fruto
-
-
RUTACEAE
Citrus limón (L.) Osbech
limón
1
F
0.02
fruto
cult
-
Citrus sinensis (L.) Osbech
naranjo
2
F
0.03
fruto, hojas
cult
-
SALICACEAE
Pleuranthodendron linden i i (Turcz.)
catarrito
1
A
0.03
tronco, ramas
bq, btc, btp, bts.
3,4,10
Sleumer
va, vs
Salix humboldtiana Willd.
sauce
7
B, E, H, L,
0.26
todo, tronco.
bq, btc, btp, bts.
4,7,10
N, O
ramas, hojas
pz, va, vs
Zuelania guidonia (Sw.) Britton &
palo volador, volador
2
C, H
0.08
tronco
bq, btc, btp, pz.
4
Millsp.
va, vs
SAPINDACEAE
Melicoccus oliviformis Kunth
guaya
1
F
0.02
fruto
btc, btp
6
SAPOTACEAE
Manilhara zapota (L.) P. Royen
zapote chico, chico-
2
F,L,M
0.09
fruto, látex
btc, btp, bts.
4,9
zapote
cult, du, pz.
va, vs
24
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 17-36 Primavera 2016
Tabla 1. Especies de árboles mencionadas y sus usos. (Final).
Familia/Nombre científico
Nombre común No. de Usos IIC
menciones
Partes
utilizadas
Tipo de
vegetación
Referencias
URTICACEAE
Cecropia obtusifolia Bertol.
chancarro, guarumo 3 G 0.06
hojas
bq, btc, btp,
va, vs
4,10
Usos: A-leña; B-utensilios; C-construcción de casas; D-techos de casas; E-muebles; F-comestible; G-medlcinal; H-postes o estantes; l-cerca viva; J-íorraje para ganado;
K-ornamental; L-sombra; M-v¡da silvestre; N-madera; O-conservaclón; P-artesanías; Q-rltual; R-cortlna rompevlentos; S-otros; T-tlnta.
Tipo de vegetación: bg-bosgue mesóñlo/de encinos/de coniferas; btc - bosgue tropical caducifolio; btp - bosgue tropical perennifolio; bts - bosgue tropical subcaducifo-
lio; cult-cultivada; du-dunas; pl-palmar; pz-pastizal; va - vegetación acuática (incluye selva inundable/ripario/manglares/esteros); vs-vegetación secundaria.
Referencias para el tipo de vegetación: 1-Avendaño, 1998, 2-Castillo y Medina, 2005, 3-Castillo y Travieso, 2006, 4-Herbario XAL, 5-lbarra et ai, 2012, 6-Lascurain et al., 2010,
7-Moreno-Casasola e Infante, 2009, 8-Nash y Moreno, 1981, 9-Niembro etai, 2010, 10-Pennington y Sarubhán, 2005, 11-Quero, 1994, 12-UNAM, 2009, 13-González et al. 2012a.
Las especies pueden pertenecer a más de un tipo de
vegetación. Sesenta y tres porciento de todas las especies
ocurren en el bosque tropical subcaducifolio, 54% en el
bosque tropical caducifolio y 40% en el bosque tropical
perennifolio; 62% en zonas inundables; 60% como vege-
tación secundaria y 32% son cultivadas. Las especies que
ocurren en más tipos de vegetación son Bursera simaruba,
Coccoloba barbadensis, Enterolobium cyclocarpum,
Guazuma ulmifolia, Madura tinctoria, Manilkara
zapota, Muntingia calabura y Psidium guajava. Muchas
de estas especies también son comunes en vegetación
secundaria o acahuales.
Se identificaron 22 usos distintos de los árboles, que
fueron clasificados en tres grupos: uso maderable, uso
extractivo y uso no extractivo. Los usos maderables
requieren el tronco entero, lo que provoca que se elimine
completamente el árbol; los usos extractivos usan alguna
parte del árbol permitiendo que se regenere y los usos no
extractivos son los beneficios que se obtienen del árbol
completo y vivo, lo que le permite seguir su desarrollo
natural. La tabla 3 muestra los tipos de uso y el número
de especies registradas para cada uno. Los usos con una
mayor diversidad de especies son el comestible (26 espe-
cies), sombra (20 especies), cerca viva (19 especies) y
madera (16 especies); mientras que para los usos como
artesanías, insecticida y ornamental se mencionó solo
una especie para cada uno. Del total de usos, los made-
rables representan 18%, los extractivos 46% y los no
extractivos 36%.
Usos maderables
Las especies con más usos de la categoría maderable y más
mencionadas fueron Tabebuia rosea, Cedrela odorata ,
Dipbysa robinioides y Mangifera indica. La tabla 4 mues-
tra los usos y las características de algunas especies made-
rables. Para la construcción de muebles se requieren
maderas finas y fuertes como las de Cedrela odorata y
Tabebuia rosea. Los árboles con fustes largos y derechos
como Zuelania guidonia casi han desaparecido por com-
pleto. La producción de tinturas está en esta clasificación
puesto que se utiliza el duramen de los árboles, es decir
requiere troncos maduros, por ejemplo de Dipbysa robi-
nioides, Haematoxylum campechianum y Madura tinc-
toria. Aunque en las comunidades no les dan este uso, los
informantes lo refirieron.
Usos extractivos
Las especies más conocidas por el mayor número de usos
extractivos y que fueron más mencionadas son Gliricidia
sepium , Madura tinctoria , Guazuma ulmifolia y Pacbira
aquatica. Para elaboración de artesanías se refirieron úni-
camente a las semillas de Cedrela odorata ; sin embargo se
observó que un grupo de artesanas de La Matamba elabo-
raba productos con semillas de Cocos nucífera y Acroco-
mia aculeata. Para el uso comestible se aprovechan los
frutos (mesocarpo) de todas las especies citadas excepto
de Gliricidia sepium , de la que se come la flor, y de las
palmas Acrocomia aculeata y Attalea butyracea , de las
que se come el endospermo de la semilla. Para el uso como
25
Lazos-Ruíz et al. El uso de los árboles en Jamapa
Tabla 2. Las veinte especies arbóreas con más menciones, usos, partes utilizadas e importancia cultural.
Lugar
Especies con más
menciones
No. de
menciones
Especies con más
usos
No. de
usos
Especies con más
partes utilizadas
No. de
partes
Especies con IIC más
alto
IIC
1°
Pachira aquatica
14
Gliricidia sepium
11
Gliricidia sepium
6
Cedrela odorata
0.82
2°
Cliricidia sepium
12
Madura tinctoria
10
Ficus aurea
6
Gliricidia sepium
0.79
3°
Madura tinctoria
10
Tabebuia rosea
8
Guazuma ulmifolia
6
Pachira aquatica
0.57
4 o
Cedrela odorata
10
Pachira aquatica
7
Madura tinctoria
5
Ehretia tinifolia
0.53
5 o
Attaiea butgracea
10
Gordia dodecandra
7
Cordia dodecandra
5
Madura tinctoria
0.47
6 o
Bursera simaruba
10
Mangifera indica
7
Pachira aquatica
4
Tabebuia rosea
0.46
7 o
Tabebuia rosea
9
Ficus aurea
6
Diphgsa robinioides
4
Attaiea butgracea
0.42
8 o
Ficus aurea
9
Diphgsa robinioides
6
Salix humboldtiana
4
Cassia fstula
0.37
9°
Cordia dodecandra
7
Salix humboldtiana
6
Attaiea butgracea
4
Azadirachta indica
0.36
10°
Diphgsa robín ioides
7
Guazuma ulmifolia
6
Bursera simaruba
4
Diphgsa robinioides
0.35
11°
Salix humboldtiana
7
Gedrela odorata
5
Ficus crocata
4
Mangifera indica
0.31
12°
Caesalpinia cacalaco
7
Attaiea butgracea
5
Tabebuia rosea
3
Ficus aurea
0.29
13°
Ficus crocata
7
Acacia cochiiacantha
5
Mangifera indica
3
Cordia dodecandra
0.28
14°
Sabal mexicana
7
Ceiba pentandra
5
Cedrela odorata
3
Salix humboldtiana
0.26
15°
Mangifera indica
6
Enterolobium
cgclocarpum
5
Acacia cochiiacantha
3
Acacia cochiiacantha
0.25
16°
Guazuma ulmifolia
6
Haematoxglum
campechianum
5
Ceiba pentandra
3
Ficus cotini folia
0.25
17°
Acacia cochiiacantha
6
Bursera simaruba
4
Enterolobium cgclo-
carpum
3
Haematoxglum
campechianum
0.24
18°
Ceiba pentandra
6
Caesalpinia cacalaco
4
Haematoxglum
campechianum
3
Guazuma ulmifolia
0.24
19°
Diospgros nigra
6
Ehretia tinifolia
4
Caesalpinia cacalaco
3
Ficus goponensis
0.21
NJ
O
0
Roystonea
dunlapiana
5
Annona reticulata
4
Annona reticulata
3
Sabal mexicana
0.19
Tabla 3. Tipos de usos de los árboles y número de especies por cada uno.
Maderables
Extractivos
No extractivos
construcción de casas (13)
artesanías (1)
cerca viva (19)
madera (16)
comestible (26)
conservación de agua (4)
muebles (5)
forraje (12)
cortina rompevientos (2)
tinturas (3)
insecticida (1)
leña (14)
maduración de mangos (1)
medicinal (11)
postes (13)
techos (2)
utensilios (15)
ornamental (1)
refugio de vida silvestre (12)
ritual (2)
sombra (20)
tutor (1)
26
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 17-36 Primavera 2016
Tabla 4. Especies usadas para madera y construcción de casas, Tabla 5. Características de la leña de algunas especies usadas
su uso y/o características. en la zona de estudio.
Especie Uso y/o características de la
madera
Acacia cochiiacantha horquetas para enramadas*
Attalea butyracea vigas y alfardas*
Enterolobium cyclocarpum resistente a la intemperie, tiene
una sustancia que irrita los ojos
al trabajarla
madera muy dura
vigas y alfardas*
madera suave para albañilería
porque es fácil de clavar
varengas*
madera suave
fustes derechos y largos, ideal
para vigas*
* en la construcción de casas: las vigas son los troncos que soportan la mayor
carga de la casa, las alfardas se colocan en los techos para sostener las hojas de
palma, las varengas se usan para hacer corrales de madera, las horquetas son las
ramas que tienen forma de Y, las las enramadas son las construcciones ligeras y
temporales que se ponen para dar sombra.
forraje para diferentes tipos de ganado, se aprovechan los
frutos de Acacia cochiiacantha , Annona reticulata, Atta-
lea butyracea, Cordia dodecandra, Ficus aurea, Ficus
yoponensis, Guazuma ulmifolia, Madura tinctoria,
Mangifera indica, Farmentiera aculeata ; las hojas de Gli-
ricidia sepium y Guazuma ulmifolia ; y las flores de Ceiba
pentandra. El uso como leña, principalmente para coci-
nar, se señaló como casi obvio, especialmente de aquellos
árboles que no proveen otros beneficios; no obstante
subrayaron las características de algunos de ellos (Tabla
5). Otro uso se da con las hojas de Gliricidia sepium
cuando se mezclan con la fruta de mango ( Mangifera
indica) para acelerar su maduración. Para el uso medicinal
las especies más señaladas fueron Pachira aquatica , Pte-
rocarpus officinalis y Cecropia obtusifolia. La tabla 6
muestra las especies para las que se indicó la parte utili-
zada y el padecimiento para el cual se aplica.
Para postes se utilizan 13 especies, de las que sobre-
salen Madura tinctoria por su durabilidad y Gliricidia
Especie
Características de la leña
Acacia cochiiacantha
muy buena para hacer pan
Ficus aurea
buena para horno de ladrillos
Gliricidia sepium
no echa humo
Guazuma ulmifolia
puede arder en verde
Madura tinctoria
echa chispas y truena
Mangifera indica
mala para cocinar pues no deja brasa,
buena para horno de ladrillos
Tabla 6. Especies de árboles medicinales, los padecimientos
que tratan y las partes que se utilizan.
Especie
Padecimiento (parte utilizada)
Bursera simaruba
Gecropia obtusifolia
sarampión, rubéola (hojas)
diabetes, dolor de huesos, reuma-
tismo (hojas)
Gordia cf diversi folia
dolor de rodillas (hojas)
Guazuma ulmifolia
roña (corteza)
Pachira aquatica
diabetes (fruto)
Parmentiera aculeata
problemas de riñón (fruto)
Psidium guajava
diarrea (hojas)
Pterocarpus officinalis
diabetes, anemia (corteza)
Randia sp.
picaduras de víbora (fruto)
sepium y Diphysa robinioides por ser buenas madrinas
-postes más fuertes situados en las esquinas y donde se
tensa el alambre. Para conservar la frescura de las casas
tradicionales -escasas hoy día- suelen fabricar techos de
hojas de palmas de Attalea butyracea (también regis-
trada en la literatura como A. liebmannii) y de Sabal
mexicana. Los utensilios más comunes son cabos para
azadones o hachas. La tabla 7 muestra otros utensilios
derivados de los árboles y las partes de las que se obtie-
nen. La pólvora no se utiliza propiamente en la comuni-
dad pero los informantes conocen ese uso porque les han
comprado árboles para su extracción.
Diphysa robinioides
Sabal mexicana
Salix humboldtiana
Tabebuia rosea
Tabernaemontana alba
Zuelania guidonia
21
Lazos- Ruízef al. El uso de los árboles en Jamapa
Tabla 7. Ejemplos de utensilios que se obtienen de diferentes partes de los árboles y los materiales que los han ido sustituyendo.
Especie
Utensilios (parte utilizada)
Sustituto actual
Castilla elástica , Ficus
pelotas (látex)
juguetes de plástico
obtusifolia
Ceiba aescuiifoiia, Ceiba
relleno de almohadas (vilano de las semillas)
relleno sintético de almo-
pentandra
hadas
Cordia dodecandra
ñbra para lavar loza (hojas)
ñbra de plástico
Ficus aurea
bateas (raíz), columpios (raíz)
lavadoras, cuerdas de
Ficus obtusifolia
mangas de hule (látex)
diversos materiales
mangas de plástico
Cliricidia sepium
horquetas para detener trojas -manojos- de
-
Cuazuma ulmifolia
ajonjolí (ramas bifurcadas y jóvenes)
palos de escoba, cortineros (ramas derechas y
madera de pino de bajo
jóvenes)
costo
Manilkara zapota
chicle natural (látex)
chicle artiñcial
Pacbira aquatica
yugos de yunta (raíz, tronco)
ya casi no se usa yunta.
Salix humboldtiana
escobas (ramas con hojas)
más tractor
escobas de plástico
Usos no extractivos
A los árboles también se les reconocen propiedades que
permiten aprovecharlos y beneficiarse de ellos por su sola
presencia. Las especies con más usos de este tipo y más
mencionadas fueron Ebretia tinifolia , Pacbira aquatica ,
Bursera simaruba , Madura tinctoria y Ficus cotinifolia.
Como cercas vivas se refirieron principalmente Gliriddia
sepium , Bursera simaruba y Cordia dodecandra. Para la
conservación del agua emplean Ebretia tinifolia , Ficus
spp., Pacbira aquatica y Salix bumboldtiana. Como cor-
tina rompevientos usan Casuarina equisetifolia y Ficus
yoponensis. Como ornamental está Cassia fístula -espe-
cie exótica- por sus vistosas flores amarillas. Como refu-
gio de vida silvestre se nombraron especies que proveen
frutos carnosos y numerosos como Annona reticulata,
Ficus spp., Madura tinctoria y Manilkara zapota ; árboles
con oquedades en su estructura como Ebretia tinifolia y
Ficus spp., y de troncos muy altos como Ceiba pentandra.
Para uso ritual Ficus cotinifolia sirvió para rezar bajo su
copa para pedir por lluvias cuando hubo un tiempo pro-
longado de sequía y Cedrela odorata es considerado como
árbol sagrado porque se dice que detrás de este árbol se
escondió la virgen con el niño Jesús. Como especies para
sombra más utilizadas están Pacbira aquatica , Ficus
aurea , Gliriddia sepium , Mangifera indica y Tabebuia
rosea. Finalmente, el uso como tutor -el tronco sirve para
dar sombra y crear las condiciones ambientales para
soportar otras plantas de interés- señalaron a Ebretia tini-
folia como tutor de Hylocereus undatus (pitaya - fruta
comestible).
Partes que se utilizan
Gliriddia sepium, Ficus aurea y Guazuma ulmifolia son
las especies de las que se usan más partes (Tabla 2). Se
utiliza todo el tronco de 41% de las especies, lo que repre-
senta principalmente usos maderables; el fruto de 46%, la
mayoría para uso comestible o medicinal; las ramas de
32%, usualmente para leña y postes; y las hojas de 19%.
En menor número de especies se usan las flores, semillas,
corteza, brotes, raíz y látex.
28
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 17-36 Primavera 2016
Cambios en la comunidad a lo largo del tiempo
Los informantes hablaron de la vida en las comunidades
en las décadas de 1950 y 1960 aproximadamente. Los
caminos eran de tierra y tardaban ocho horas en burro
para llegar al Puerto de Veracruz (ciudad más cercana);
hoy día tardan 30 minutos en auto. No tenían acceso a
médicos ni medicamentos, vivían en casas de madera con
techos de palma y estufas de leña, sobrevivían con lo que
sembraban o colectaban en el bosque, cuya extensión era
mucho mayor que la actual. El clima era más fresco, había
más agua, las familias tenían muchos más miembros, no
había acceso a escuelas. En los últimos 50 a 60 años el
estilo de vida se ha transformado: hay mejores comunica-
ciones (i.e. carretera, teléfonos celulares, transporte
público), hay acceso a clínicas y escuelas, las familias son
más pequeñas, se ocupa menos tiempo en la preparación
de comidas, hay entrada constante de otros productos
envasados y procesados, hay electricidad, ha habido
migración al extranjero o a las ciudades y la vegetación se
ha reducido mucho. Estos cambios también trajeron nue-
vos materiales u objetos que sustituyeron parcial o total-
mente a los que tradicionalmente se obtenían de los
árboles (Tabla 7).
Discusión
Los resultados de las encuestas y la búsqueda de infor-
mantes a través de la bola de nieve, muestran un fuerte
sesgo de género entre los informantes; hay menos muje-
res dueñas de terrenos que hombres, denotando que la
ganadería es un gremio mayoritariamente masculino.
No obstante 26% de mujeres informantes en este estudio
sobrepasa 6% encontrado por Vilaboa y Díaz (2009), si
bien estos autores manejaron una muestra diez veces
mayor que la de este estudio. El número de especies
registradas en este trabajo (68) es menor a lo encontrado
sobre todo en zonas con población indígena (Casas et al .,
1994; Levy et al., 2002; Rico et al., 1991) o en trabajos
extensos de etnobotánica (Toledo et al., 1995), pero
similar a lo encontrado por Muñoz (2006), que estudió
el conocimiento de árboles que tenían los ganaderos en
Costa Rica.
Usos
Se mencionaron muchos más usos que los meramente rela-
cionados con la ganadería (postería, cerca viva, forraje y
sombra), mostrando que los beneficios que se obtienen de
los árboles no solo son para esta actividad económica sino
que abarcan otras necesidades de la vida cotidiana. La cate-
goría de usos maderables representa 18% de los tipos de
utilización; no obstante, al utilizar todo el árbol se ponen
en detrimento los usos extractivos y no extractivos. Por
ejemplo, hay especies de plantas comestibles y medicinales
como bejucos y herbáceas que crecen sobre los árboles y
que se pierden como consecuencia de la tala. El uso para
tinta no es muy habitual en la zona, pero cabe mencionar el
caso de Brasil donde la especie Caesalpinia echinata fue
llevada casi a la extinción para la extracción de tinta en
tiempos de la colonización (Bolzani y Barreiro, 2006). Por
ello, en especial para los usos maderables, es indispensable
la planificación y la resiembra para evitar la desaparición
de las especies que conlleva pérdidas irreparables del acervo
genético, así como para lograr un manejo más sustentable.
En cuanto a los usos extractivos, el uso comestible
fue el más recurrente ( ca . 38% de las especies). Sin
embargo ha cambiado el consumo de frutos silvestres y se
ha ido reemplazando por otras frutas cultivadas o que lle-
gan desde otros lugares. Por esta razón posiblemente los
árboles ya no son una fuente tan importante de alimento
aunque antiguamente sí lo fueron. Por ejemplo, el fruto
del coyol ( Attalea butyracea ) era consumido para hacer
tortillas y atoles pero este conocimiento y costumbre ya
solo queda en las personas mayores (González et al.,
2012a). Las especies de árboles que actualmente se consu-
men son usualmente frutales que no pertenecen al bosque
nativo como el mango, el aguacate y el tamarindo; o bien,
ya solo se consumen algunas variedades que tampoco son
nativas del lugar, como el caso de las guayabas que vienen
de fuera. En un vivero local de un grupo de mujeres de la
comunidad, las plantas más buscadas por la propia comu-
nidad son estos frutales. Por lo tanto, el uso comestible no
sería tan preponderante si solo se consideran las especies
nativas; los árboles frutales probablemente no requieren
medidas de conservación pero los árboles de bosque nativo
29
Lazos-Ruíz etal. El uso de los árboles en Jamapa
sí las pueden necesitar. En este sentido, Lascurain et al.
(2010) proponen recuperar el consumo de frutos nativos
como estrategia para aumentar la seguridad alimentaria
rural y ayudar a conservar las especies locales. El uso
medicinal de los árboles sigue siendo importante en la
zona (Escarnida, 2013) y representa 16% de las especies
de este estudio. Las tres especies más usadas son para tra-
tamiento de la diabetes (Tabla 6), una enfermedad relati-
vamente reciente en las zonas rurales y que se ha
incrementado por el consumo de comida de baja calidad
nutricional (Jiménez, 2007), revelando un cambio radical
en los hábitos de la población en detrimento de su salud.
Para la construcción de techos, las especies usadas se limi-
tan a dos tipos de palmas, coincidiendo con González et
al. (2012a). El uso de una tercera palma de humedales,
Roystonea dunlapiana, es más limitado porque es más
escasa, crece lentamente, ha sido muy afectada por la dis-
minución de humedales y está protegida legalmente (Gon-
zález etal., 2012a). Asimismo, las palmas se han sustituido
por materiales como lámina o cemento, aunque los pre-
cios sean mayores y guarden más calor dentro de las casas
(González et al., 2012a). El uso para leña en la zona es
muy común; en México y otras zonas rurales a nivel mun-
dial la leña aporta 80% de la energía usada en el campo
(Abbot et al., 1997, Masera et al., 2006). La identificación
de las características de la leña por los informantes de este
estudio es similar a los resultados de Abbot et al. (1997)
en el centro sur de África, quienes también aprecian pro-
piedades como la duración de la brasa.
Dentro de los usos no extractivos de los árboles sor-
prende que no se haya mencionado la producción de miel.
No hubo menciones de que se haya realizado esta actividad
en la zona a pesar de que varias especies -e.g. Bursera
simaruba. Persea americana- tienen ese potencial (Mon-
toy, 2010). El uso para sombra, en especial de Mangifera
indica y Ficus spp. coinciden con las sombras consideradas
como “buenas” encontradas por Muñoz (2006) en Costa
Rica. Ese mismo autor recalca que cuando una sombra es
demasiado densa tampoco gusta tanto a los ganaderos
pues impide el crecimiento del pasto. Este es uno de los
factores limitantes para la adopción de sistemas silvopasto-
riles, que combinan la producción de ganado con el apro-
vechamiento sistemático de los árboles (Mahecha, 2003).
Otros usos no extractivos que resultaron de esta
investigación tienen que ver con los servicios ecosistémi-
cos ( sensu Millenium Ecosystem Assessment, 2005): de
aprovisionamiento como la conservación del agua; de
regulación como el control de la erosión por la protección
del viento con las cercas vivas; de soporte de la biodiversi-
dad como el hábitat de fauna silvestre; y culturales como
el uso ritual de algunas especies. Esta valorización no
material por parte de los informantes puede favorecer la
conservación de los árboles (Svorc y Oliveira, 2012).
Importancia cultural
El índice de importancia cultural (IIC) mostró las especies
más significativas para este grupo de informantes al
momento de la entrevista, es decir, si se preguntara a otros
informantes con otros intereses, las especies serían distin-
tas. Asimismo, preguntar a los mismos informantes hace
50 años hubiera dado otro resultado. Esta metodología
permitió registrar los árboles más apreciados por los
ganaderos de hoy en día, no obstante se encontró que las
especies con valor más alto no necesariamente correspon-
den a las más usadas en la actividad ganadera. Al calcular
el IIC, las especies que son únicas para un uso en particu-
lar ganan un puntaje muy alto, el valor total de uso (vutj
se dispara frente a los otros dos parámetros (intensidad de
uso y frecuencia de mención) del indicador. Por ejemplo en
el caso de Ebretia tinifolia -es el único usado como tutor
y de los pocos mencionados para la conservación del agua-
y en principio se encuentra en los primeros cinco lugares
de importancia cultural, pero si no se considera el vut z ,
pasa hasta el lugar 16 de la lista. Cuando una especie es la
única para un uso, el índice considera que tiene una
importancia cultural más alta porque no tiene sustitutos.
Es interesante el caso de Cedrela odorata que tiene el IIC
más alto de todas las especies; aunque no sobresale ni en
el número de usos ni en el número de partes que se utilizan
(Tabla 2); el resultado del índice logra reflejar que es uno
de los árboles favoritos en la comunidad como fue indi-
cado por los informantes.
30
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 17-36 Primavera 2016
Vegetación
Los resultados muestran la importancia de las especies de
vegetación secundaria, que es similar al estudio de Cha-
zdon y Coe (1999), quienes hallaron que 70% de las espe-
cies leñosas muestreadas en su estudio eran de este tipo de
vegetación. Ello indica que aunque haya un fuerte problema
de perturbación del bosque primario, la vegetación secun-
daria provee también múltiples beneficios y es de interés
para los usuarios locales. La vegetación de humedales,
principalmente de selva inundable, es importante en la
zona. El trabajo de Infante et al. (2014) demuestra la impor-
tancia de conservar este tipo de ecosistemas para beneficio
de la sociedad local, lo que hace urgente tomar acciones que
conserven los humedales funcionales para seguir suminis-
trando servicios ecosistémicos, como aprovisionamiento de
agua, contención de inundaciones, entre otros.
Algunas especies exóticas como Azadirachta indica,
Cocos nucífera, Gmelina arbórea y Casuarina equisetifo-
lia fueron introducidas en la zona. Algunas de ellas han
sido promovidas para aumentar la productividad o dar
alternativas económicas a los productores, sin embargo ha
faltado mayor atención a posibles consecuencias de la
introducción de estas especies como plagas sin enemigos
naturales, especies invasoras y desequilibrio en los proce-
sos ecológicos (Vázquez y Batis, 1996). Cabe decir que en
la región no se mencionó ningún problema en este sentido.
Por otra parte, aunque Mangifera indica es una especie
exótica, lleva más de 60 años en la región (Escamilla,
2013) y ya es uno de los árboles con mayor número de
usos. En contraste, Azadirachta indica se introdujo hace
pocos años y aunque tiene muchos usos en India, su lugar
de origen (Biswas et al ., 1995), en la zona solamente se
utiliza como insecticida. Esto sugiere que el conocimiento
local se va enriqueciendo con la experiencia empírica
sobre el uso de los recursos arbóreos, incluso en poblacio-
nes no indígenas.
Cambios a lo largo del tiempo
La información sobre el estilo de vida en las décadas de
1950 y 1960 coincide con las fechas en que el uso de los
árboles era más intensivo y se había desmontado 32%
de los terrenos de este estudio. Esto podría mostrar que
había una mayor cantidad de bosque y se hacía un uso
más diverso de los árboles, lo cual presupone un amplio
conocimiento sobre los mismos. No obstante, algunos
autores han demostrado que la pérdida de árboles no
necesariamente motiva a los locales a sembrar más
(Kishor y Mitchell, 2004), especialmente si hay
sustitutos para su uso (Gordon et al ., 2003), como en el
caso de este estudio. Moreno-Casasola y Paradowska
(2009) encontraron que en los bosques tropicales
caducifolios de las dunas, hay especies que la gente
reconoce y aprecia, pero no están dispuestos a sembrar
aunque ya no haya, debido a que se propagan solos
(aunque después no se cuiden las condiciones para
favorecer su desarrollo) o no hay seguridad de quién
utilizará esos individuos en el futuro.
El mecanismo de búsqueda de informantes por bola
de nieve muestra que en la propia zona no se reconoce que
la gente más joven (menor de 40 años) se dedique a la acti-
vidad ganadera o tenga muchos conocimientos sobre el
uso de los árboles. En los resultados se nota que aunque
los productores actuales poseen conocimientos sobre el
uso de los árboles, ya no lo están utilizando porque ya no
lo necesitan (como el caso de Attalea butyracea ) o porque
ya son muy escasos (como el caso de Zuelania guidonia ).
Ante esto, parece probable una pérdida del conocimiento
tradicional, pues difícilmente pasará a la siguiente genera-
ción (Reyes, 2009; Marín, 2013).
Conclusiones
Los ganaderos entrevistados poseen un amplio conoci-
miento sobre las especies arbóreas y sus usos. El presente
trabajo es una contribución importante para la documen-
tación de este acervo de conocimiento etnobotánico ante
su probable pérdida en el futuro próximo. El tipo, el uso,
la cantidad y la salud de los árboles son un reflejo del
modo de vida de los habitantes de la zona, incluyendo sus
necesidades, preferencias e influencias. Si bien el estilo de
vida actual tiene beneficios para la población, como mayor
comodidad o mayor acceso a información, también tienen
repercusiones como nuevas enfermedades, hábitos de ali-
31
Lazos- Ruízef al. El uso de los árboles en Jamapa
mentación menos saludables y desapropiación de los
recursos naturales. La sustitución de materiales naturales
por la utilización de plásticos por ejemplo, ha disminuido
la presión hacia los árboles pero por otro lado ha aumen-
tado la cantidad de residuos no biodegradables, entre
otros efectos secundarios.
La pérdida de la vegetación arbórea y de sus servicios
ecosistémicos es un problema complejo que exige la reno-
vación de la actividad ganadera con acciones en favor de
la sustentabilidad. El trabajo de incrementar el arbolado
en potreros es una vía importante para mantener la conec-
tividad, ayudar a la conservación de la biodiversidad y el
germoplasma y mantener tradiciones. Esto se vuelve pri-
mordial al considerar la gran extensión de tierra dedicada
a la ganadería en Veracruz, así como por el bienestar de
las localidades rurales usuarias de estos recursos. La con-
figuración del paisaje depende en gran medida de las deci-
siones individuales de cada propietario de terrenos,
haciendo urgente el trabajo con este gremio para favorecer
la conservación de sus recursos. En este sentido, ya existen
incentivos de la Sagarpa (Secretaria de Agricultura, Gana-
dería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación) que impul-
san el mantenimiento de arbolado en los potreros, aunque
pocos ganaderos hacen uso de estas posibilidades. Por
otro lado se requiere trabajo de educación ambiental e
incentivos para la siembra y sobre todo para el cuidado de
los árboles sembrados, no solo en plantaciones sino bajo
las condiciones actuales de actividad agropecuaria. Algu-
nas acciones son promover un mayor uso de los árboles
nativos en los potreros, tanto en sistemas silvopastoriles
como en cercas vivas; impulsar plantaciones para produc-
ción de leña; resembrar especies nativas para recuperación
del acervo genético; valorizar los recursos comestibles sil-
vestres; mantener las zonas riparias forestadas y mantener
y manejar los árboles aislados dentro de los potreros. Para
evitar la pérdida del conocimiento de usos tradicionales es
fundamental involucrar a las generaciones más jóvenes,
que próximamente estarán encargadas del manejo de su
territorio y los recursos naturales. Asimismo, se puede
enriquecer este trabajo en el futuro estudiando más a
fondo la abundancia, composición y estado sucesional de
las especies de árboles presentes en la actualidad, así como
investigar de forma cuantitativa los cambios en la necesi-
dad de uso de materiales derivados de los árboles. En
suma, la conservación de los árboles, su conocimiento y
los servicios ecosistémicos que proveen requiere una
población rural más activa y formada, que conozca sus
recursos y tenga más bases de conocimiento para tomar
decisiones y para ayudar a moldear las políticas que regu-
lan su territorio (Lazos-Ruíz et al., 2013).
Reconocimientos
A todos los entrevistados y sus familias, Abraham Juárez
(t), Maricruz Peredo (f), Carlos Ramírez, Rubén Lazos y
los revisores anónimos cuyos comentarios ayudaron a
mejorar este artículo. Esta investigación fue realizada con
fondos de OIMT del proyecto RED-PD 045/11 Rev.2 (M) y
la beca doctoral otorgada por Conacyt a la primera autora
(no. 208529).
Referencias
Abbot, P., J. Lowore, C. Khofi y M. Werren. 1997. Defining
firewood quality: a comparison of quantitative and rapid
appraisal techniques to evalúate firewood species from a
Southern Africa Savanna. Biomass and Bioenergy
12(6):429-437.
Avendaño, S. 1998. Bombacaceae. Flora de Veracruz. Instituto
de Ecología, A.C. Xalapa. 42 p.
Avendaño, S. e I. Acosta. 2000. Plantas utilizadas como cercas
vivas en el estado de Veracruz. Madera y Bosques 6(1):55-
71.
Ávila, D., O. Rosas, L. Tarango, J. Martínez y E. Santoyo. 2011.
Conocimiento, uso y valor cultural de seis presas del
jaguar ( Pantbera onca) y su relación con éste, en San
Nicolás de los Montes, San Luis Potosí, México. Revista
Mexicana de Biodiversidad 82:1020-1028.
Bellefontaine, R., S. Petit, M. Pain-Orcet, P. Deleporte, y J. Ber-
tault. 2002. Los árboles fuera del bosque. Guía FAO Con-
servación 35. 237 p.
Betancourt, K., M. Ibrahim, C. Harvey y B. Vargas. 2003.
Efecto de la cobertura arbórea sobre el comportamiento
animal en fincas ganaderas de doble propósito en Mati-
32
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 17-36 Primavera 2016
guás, Matagalpa, Nicaragua. Agroforestería de las Amé-
ricas 10(39-40):47-51.
Biswas, S., P. Singh y S. Chandra. 1995. Neem ( Azadiracbta
indica A. Juss) a versatile multipurpose tree. The Indian
Forester 121(11):1057-1062.
Bolzani, C. y E. Barreiro. 2006. Os productos naturais e a
química medicinal moderna. Química Nova 29(2):326-
337.
Bravo, L., O. Doode, A. Castellanos e I. Espejel. 2010. Políticas
rurales y pérdida de cobertura vegetal. Elementos para
reformular instrumentos de fomento agropecuario rela-
cionados con la apertura de praderas ganaderas en el
noroeste de México. Región y Sociedad 22(48):3-35.
Casas, A. 2001. Silvicultura y domesticación de plantas en
Mesoamérica. In: B. Rendón, S. Rebollar, J. Caballero y
M. Martínez, eds. Plantas, Cultura y Sociedad. UAM-
Semarnat. México, D.F. p:123-158.
Casas, A., J. Viveros y J. Caballero. 1994. Etnobotánica mix-
teca: sociedad, cultura y recursos naturales en la montaña
de Guerrero. Consejo Nacional de la Cultura y las Artes e
Instituto Nacional Indigenista. México, D.F. 366 p.
Castillo, G. y M. Medina. 2005. Árboles y arbustos de la
Reserva Natural de La Mancha, Veracruz. Instituto de
Ecología, A.C. Xalapa. 144 p.
Castillo, G., y A. Travieso. 2006. La Flora. In: P. Moreno-Casa-
sola, ed. Entornos veracruzanos: la costa de La Mancha.
Instituto de Ecología, A.C. Xalapa. p:171-204.
Céspedes, S. y E. Moreno. 2010. Estimación del valor de la pér-
dida de recurso forestal y su relación con la reforestación
en las entidades federativas de México. Investigación
ambiental. Ciencia y política pública 2(2) :5-13.
Chazdon, R. y F. Coe. 1999. Ethnobotany of woody species in
second-growth, old-growth, and selectively logged forests
of northeastern Costa Rica. Conservation Biology
13(6):1312-1322.
Conafor (Comisión Nacional Forestal). 2012. Inventario nacio-
nal forestal y de suelos. Informe 2004-2009. Conafor-
Semarnat. Zapopan. 212 p.
Davis, C., H. Gallardo y K. Lachlan. 2010. Talking straight
about communication research methods. Kendall Hunt
Publishing Co. Dubuque. 448 p.
Escamilla, B. 2013. Valoración del servicio ambiental de provi-
sión de los recursos naturales de un potrero derivado de
selva-palmar inundable, en Jamapa, Veracruz. Tesis de
Maestría. Universidad Autónoma de Baja California.
Ensenada. 133 p.
Esquivel, FE, M. Ibrahim, C. Harvey, C. Villanueva, T. Benja-
min y F. Sinclair. 2003. Árboles dispersos en potreros de
fincas ganaderas en un ecosistema seco de Costa Rica.
Agroforestería en las Américas 10(39-40):24-29.
FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura
y la Alimentación). 2010. Evaluación de los recursos
forestales mundiales 2010. Estudio FAO Montes 163.
Roma. 346 p.
Gómez, H., D. Galdámez, F. Guevara, A. Ley y R. Pinto. 2013.
Evaluación de áreas ganaderas en la zona de amortigua-
miento de una reserva natural en Chiapas, México. Infor-
mación Técnica Económica Agraria 109(l):69-85.
Gómez-Pompa, A. 1987. On Maya Silviculture. Mexican Stu-
dies/Estudios Mexicanos 3(1):1-17.
González, R., P. Moreno-Casasola, R. Orellana y A. Castillo.
2012a. Palm use and social valúes in rural communities
on the Coastal plains of Veracruz, México. Environment,
Development and Sustainability 14(4):541-555.
González, R., P. Moreno-Casasola, R. Orellana y A. Castillo.
2012b. Traditional wetland palm uses in construction
and cooking in Veracruz, Gulf of México. Indian Journal
of Traditional Knowledge 11(3):408-413.
Gordon, J., A. Barrance y K. Schreckenberg. 2003. Are rare spe-
cies useful species? Obstacles to the conservation of tree
diversity in the dry forest zone agro-ecosystems of Meso-
america. Global Ecology and Biogeograpby 12(1):13-19.
Guevara, S., J. Laborde y G. Sánchez-Ríos. 2005. Los árboles
que la selva dejó atrás. Interciencia 30(10):595-601.
Guevara, S. y P. Moreno-Casasola. 2008. El dilema de los recur-
sos naturales: La ganadería en el Trópico de México.
Guaraguao 29:9-23.
Ibarra, G., G. Cornejo-Tenorio, N. González-Castañeda, E. Pie-
dra-Malagón y A. Luna. 2012. El género Ficus L. (Mora-
ceae) en México. Botanical Sciences 90(4):389-452.
Inegi (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informá-
tica). 2009. Información por municipio. Prontuario de
33
Lazos-Ruíz etal. El uso de los árboles en Jamapa
información geográfica municipal de los Estados Unidos
Mexicanos. Jamapa, Veracruz de Ignacio de la Llave, en
línea en http://www3.inegi.org.mx/sistemas/mexicoci-
fras/datos-geograficos/30/30090.pdf. Consultada en
febrero 2014.
Inegi (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informá-
tica). 2010. Principales Resultados del Censo de Población
y Vivienda 2010, en línea en http://www.inegi.gob.mx/
prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/censos/
poblacion/2010/princi_result/cpv2010_principales_resul-
tadosI.pdf . Consultada en febrero 2014.
Infante, D., P. Moreno-Casasola y C. Madero. 2014. ¿Pacbira
aquatica, un indicador del límite del manglar? Revista
Mexicana de Biodiversidad 85:143-160.
Jiménez, A. 2007. Obesidad, diabetes y pobreza: costos e impli-
caciones. Ciencias 58(2), en línea en http://www.revista-
ciencia.amc.edu.mx/. Consultada en febrero 2014.
Kishor, K. y C. Mitchell. 2004. Do socio-psychological factors
matter in agroforestry planning? Lessons from smallhol-
der traditional agroforestry systems. Small-scale Forest
Economics, Management and Policy 3(2):239-255.
Landgrave, R. y P. Moreno-Casasola. 2012. Evaluación cuanti-
tativa de la pérdida de humedales en México. Investiga-
ción ambiental. Ciencia y política pública 4(l):19-35.
Lascurain, M., S. Avendaño, S. del Amo y A. Niembro. 2010.
Guía de frutos comestibles en Veracruz. Conafor-Cona-
cyt. México. 144 p.
Lazos-Ruíz, A., P. Moreno-Casasola y E. Galante. 2013.
Empresa Rural Verde: desarrollando criterios de sustenta-
bilidad con la comunidad rural. Revista Forum de Soste-
nibilidad 6:3-16.
Letts, L., S. Wilkins, M. Law, D. Stewart, J. Bosch y M. West-
morland. 2007. Guidelines for critical review form: quali-
tative studies. McMaster University. Ontario. 12 p.
Levy, S., J. Aguirre, M. Martínez y A. Durán. 2002. Caracteri-
zación del uso tradicional de la flora espontánea en la
comunidad Lacandona de Lacanhá, Chiapas, México.
Interciencia 27(10):512-520.
Lindenmayer, D., W. Laurance, y J. Franklin. 2012. Global
decline in large oíd trees. Science 338(6112):1305-1306.
López-Austin, A. 1997. El árbol cósmico en la tradición mesoa-
mericana. Monografías del Jardín Botánico de Córdoba
5:85-98.
Mahecha, L. 2003. Importancia de los sistemas silvopastoriles y
principales limitantes para su implementación en la gana-
dería colombiana. Revista Colombiana de Ciencias
Pecuarias 16(1):11-18.
Marín, J. 2013. Balance neto de carbono en suelos de humedales
costeros de agua dulce: implicaciones ecológicas y socia-
les. Tesis Doctoral. Universidad Veracruzana. Xalapa.
155 p.
Masera, O., R. Díaz y V. Berrueta. 2006. Programa para el uso
sustentable de la leña en México: de la construcción de
estufas a la apropiación de la tecnología. Revista Digital
Entorno TCSD 03-05.
Millenium Ecosystem Assessment. 2005. Ecosystems and
Human Well-being: Wetlands and Water. World Resour-
ces Institute. Washington, D.C. 68 p.
Montoy, L. 2010. Estudio apibotánico para un mejor aprove-
chamiento de los recursos naturales en la región de las
montañas, Veracruz. Tesis de grado para Ingeniero Agró-
nomo. Instituto Tecnológico de Chiná. Campeche.70 p.
Moreno, A. 2011. Efectos ambientales del Programa Nacional
de Desmontes, México, 1972-1982. Tesis de posgrado
para Maestría en Ciencias Ambientales. Universidad
Autónoma de San Luis Potosí y Universidad de Ciencias
Aplicadas de Colonia. Colonia. 119 p.
Moreno-Casasola, P. y D. Infante. 2009. Manual del Manglar y
Selvas Inundables. Instituto de Ecología, A.C., Conafor,
OIMT. Xalapa. 101 p.
Moreno-Casasola, P. y K. Paradowska. 2009. Especies útiles de
la selva baja caducifolia en las dunas costeras del centro
de Veracruz. Madera y Bosques 15(3):21-44.
Muñoz, D. 2006. Conocimiento local de la cobertura arbórea
en sistemas de producción ganadera en dos localidades de
Costa Rica. Revista de Ciencias Agrícolas 23 (1):155-
170.
Nash, D. y N. Moreno. 1981. Boraginaceae. Flora de Veracruz.
Instituto de Ecología A.C. Xalapa. 307 p.
Niembro, A. 2001. Las diásporas de los árboles y arbustos nati-
vos en México: posibilidades y limitaciones de uso en pro-
34
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 17-36 Primavera 2016
gramas de reforestación y desarrollo agroforestal. Madera
y Bosques 7(2): 3-11.
Niembro, A., M. Vázquez y O. Sánchez. 2010. Árboles de Vera-
cruz. 100 especies para la reforestación estratégica.
Gobierno de Veracruz. Xalapa. 253 p.
Pennington, T. y J. Sarukhán. 2005. Árboles tropicales de
México. UNAM, Fondo de Cultura Económica. México,
D.F. 523 p.
Quero, H. 1994. Palmae. Flora de Veracruz. Instituto de Ecolo-
gía A.C. Xalapa. 118 p.
Reyes, V. 2009. Conocimiento ecológico tradicional para la
conservación: dinámicas y conflictos. Papeles 107:3 9-55.
Rico, V., A. Chemás y S. Mandujano. 1991. Uses of tropical
deciduous forest species by the Yucatecan Maya. Agrofo-
restry Systems 14(2):149-161.
Rzedowski, J. 2006. Vegetación de México. Comisión Nacional
para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad. México,
D.F. 505 p.
Sedarpa (Secretaría de Desarrollo Agropecuario Rural y Pesca).
2012. Programa veracruzano de agricultura, ganadería,
forestal, pesca y alimentación 2005-2010, en línea en
http://www.veracruz.gob.mx/finanzas/files/2012/01/
tf07-ps-sedarpa.pdf. Consultada en septiembre 2015.
Sefiplan (Secretaría de Finanzas y Planeación del Estado de
Veracruz). 2013. Cuadernillos Municipales. Jamapa. Sis-
tema de Información Municipal. Veracruz. 10 p.
Svorc, R. y R. Oliveira. 2012. Urna dimensáo cultural da paisa-
gem: biogeografía e historia ambiental das figueiras cente-
nárias da Mata Atlántica. GEOUSP-espago e tempo
32:140-160.
Tarrés, M. L. 2004. Observar, escuchar y comprender sobre la
tradición cualitativa en la investigación social. Flacso.
México, D.F. 407 p.
Toledo, V. 1990. El proceso de ganaderización y la destrucción
ecológica de México. In : E. Leff, coord. Medio ambiente
y desarrollo en México. UNAM-CIIH-Porrúa. México,
D.F. p:191-228.
Toledo, V., A. Batis, R. Becerra, E. Martínez y C. Ramos. 1995.
La selva útil: etnobotánica cuantitativa de los grupos indí-
genas del trópico húmedo de México. Interciencia
20(4):177-187.
Travieso-Bello, A. y P. Moreno-Casasola. 2011. Sustentabilidad
de la ganadería bovina: el caso de la costa de Actopan,
Veracruz, México. In: M. Sánchez, A. Contreras y E.
Kauffer, coord. La encrucijada en México rural. Contras-
tes regionales en un mundo desigual. Asociación Mexi-
cana de Estudios Rurales. México, D.F. p:291-316.
Turner, N. 1988. The importance of a rose. Evaluating the cul-
tural significance of plants in Thompson and Lilloet Inte-
rior Salish. American Anthropologist 90:272-290.
UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México). 2009.
Biblioteca digital de la medicina tradicional mexicana. En
línea en http://www.medicinatradicionalmexicana.unam.
mx. Consultado en febrero 2014.
Vázquez, C. y A. Batis. 1996. Adopción de árboles nativos
valiosos para la restauración ecológica y la reforestación.
Boletín de la Sociedad Botánica de México 58:75-84.
Vilaboa, J. y P. Díaz. 2009. Caracterización socioeconómica y
tecnológica de los sistemas ganaderos en siete municipios
del estado de Veracruz, México. Zootecnia Tropical
27(4):427-4 36.
Villa, A., M. Nava, S. López, S. Vargas, E. Ortega y F. Gallardo.
2009. Utilización del guácimo ( Guazuma ulmifolia Lam.)
como fuente de forraje en la ganadería bovina extensiva
del trópico mexicano. Tropical and Subtropical Agro-
ecosystems 10(2):253-261.
Manuscrito recibido el 12 de junio de 2014.
Aceptado el 13 de octubre de 2015.
Este documento se debe citar como:
Lazos-Ruíz, A., P. Moreno-Casasola, 5. Guevara 5., C. Gallardo y E.
Galante. 2016. El uso de los árboles en Jamapa, tradiciones en un
territorio deforestado. Madera y Bosques 22(1)17-36.
35
Lazos-Ruíz etol. El uso de los árboles en Jamapa
Anexo 1. Entrevista semiestructurada utilizada en el municipio de Jamapa.
I. Datos del entrevistado
Nombre
Edad
Comunidad
Ocupación
¿Su terreno se inunda?
II. Árboles
¿Qué árboles conoce y utiliza?
¿Para qué?
¿Qué partes del árbol usa?
III. Cambios en el tiempo
¿Hace cuánto tiempo fue desmontado su terreno?
¿Cómo era la vida antes?
¿Cómo ha cambiado esta comunidad desde que usted se acuerda?
¿Los árboles tenían otros usos?
36
Madera y Bosques vol 22, núm. 1: 37-51
Primavera 2016
Desarrollo forestal
comunitario sustentable en la región
norte de México y su desafío en e
contexto de la globalización
Sustainable forest community development in northern
México and its challenge in the globalization context
Concepción Luján Álvarez 1 *, Jesús Miguel Olivas García 1 , Hilda Guadalupe González Hernández 2 , Susana Vázquez
Álvarez 3 , José Ciro Hernández Díaz 4 y Humberto Luján Álvarez 5
1 Universidad Autónoma de Chihuahua. Facultad de
Ciencias Agrícolas y Forestales. Chihuahua. Mex.
jolivas(cDI ive.com. mx.
2 Comisión Nacional Forestal. Zapopan, Jalisco.
hilda.gonzález(a)conaíor.gob.mx.
3 Consultora Forestal. Ciudad Delicias, Chihuahua.
p76977(a)gma¡l.com.
4 Universidad Juárez del Estado de Durango. Institu-
to de Silvicultura e Industria de la Madera. Durango,
Dgo. jciroh(a)ujed.mx
5 Secretaría de Educación Pública. Centro de Estudios
Tecnológicos y de Servicios # 122. Chihuahua, Mex.
hlujan(a)prod¡gy.net.mx
* Autor para correspondencia: clujan12@hotnnail.conn
Resumen
Los objetivos del estudio fueron analizar el desarrollo forestal comunitario sustentable en la región norte de México, en los estados de
Chihuahua y Durango, considerando la organización comunitaria, flexibilidad, innovación, capacidad de respuesta, competitividad y
colaboración, así como comercialización, ante la continua apertura de mercados. También, establecer una estrategia integral para impul-
sar el desarrollo forestal comunitario sustentable en ambos estados, como una región forestal conjunta-clúster forestal, en el contexto
de la globalización económica. En el estudio fueron aplicadas encuestas a ejidos/comunidades, considerando la tipología de las cuatro
categorías de productores forestales de Conafor, así como a informantes clave externos y además se incluyeron evidencias documentales.
Los resultados muestran que ejidos y comunidades no son competitivos y tienen limitada organización; por esta razón, la estrategia
integral propuesta incluye la integración horizontal y vertical de la cadena productiva, así como el empoderamiento de ejidos y partici-
pación comunitaria. Esta estrategia integral pretende fomentar la competitividad del desarrollo forestal comunitario sustentable en la
globalización.
Palabras clave: clúster forestal, competitividad forestal, comunidad forestal sustentable, estrategia forestal integral, ejidos forestales,
globalización económica.
Abstract
The objectives of this research were to analyze the sustainable community forestry in northern México, in the States of Chihuahua and Durango,
regarding the current status of communitarian organization, flexibility, responsiveness and innovation, competitiveness and collaboration, and
marketing forest, at the continued opening of markets. Also, to establish an integral strategy to promote sustainable community forestry in both
States, as a joint forest region-forest cluster, in the context of economic globalization. In the study, surveys were applied to ejidos/communi-
ties, considering Conafor's type of the four categories of forest producers, and to external key informants; also, documentary evidences
were consulted in accordance with the objectives of the study. The results show that ejidos and communities are not competitive and that
they have limited organization; for this reason, the proposed integral strategy ineludes the horizontal and vertical integration of the producti-
ve chain, empowerment, and community participation. The integral strategy aims to foster the competitiveness of sustainable community
forestry development in the globalization.
Keywords: forestry cluster, forestry competitiveness, sustainable community forestry, integral forestry strategy, forest ejido, economic
globalization.
37
Luján et al. Desarrollo forestal comunitario sustentable en el contexto global
Introducción
En la globalización, con la apertura de mercados, hay nue-
vas oportunidades y desafíos para que las inversiones, el
capital y las tecnologías aporten ventajas comparativas y
competitivas para el desarrollo de la empresa o comuni-
dad (Porter, 1990). En este contexto, la asociatividad de
empresas, y en específico las empresas forestales comuni-
tarias (EFC), continúa emergiendo en el mundo como una
estrategia para avanzar en niveles de competitividad
(Nolan, 2001; Gilí, 2002; Cortave, 2003; Scherr, White y
Kaimowitz, 2003), facilitando el “empoderamiento”
comunitario para su mejor desarrollo (Redclift, 1987;
Friedmann, 1992; Hirschman, 1993).
Globalización económica y competitividad
forestal
Los bosques del mundo y el desarrollo del sector forestal
están mostrando cambios sin precedente en los aspectos
climáticos, socioeconómicos, políticos y biológicos. Por
ello, es necesario establecer y operar principios amplios y
promover cambios que permitan incrementar las capaci-
dades adaptativas de los bosques y el sector forestal ante
un futuro de incertidumbre (Messier et al ., 2015).
Los procesos de apertura internacional e integración
representan, en apariencia, un poderoso instrumento para
la expansión del comercio y la inversión entre países
(Smith y Cossio, 2008). A la vez, estudios han mostrado
que existe una correlación positiva con significancia entre
el nivel de sustentabilidad de las prácticas de administra-
ción estratégica y la efectividad en los mercados de las
empresas (Witek-Crabb, 2012). Por ello, la fuerte compe-
tencia y la complejidad, prevaleciente en momentos en que
la globalización tiene cada vez más auge e impacto, están
marcando tendencias para que las organizaciones concen-
tren sus esfuerzos en gestionar estratégicamente y de
manera participativa sus capacidades para impulsar un
desarrollo sustentable con visión de futuro (Trejo, 2013).
Por ello, la experiencia de las organizaciones indica que el
mejor camino para alcanzar la capacidad de competir es a
través de la tecnología e innovación, factores clave de la
competitividad (Carroz, 2005).
A nivel internacional, la relevancia de la competitivi-
dad en la producción forestal sustentable ha ido en
aumento debido a los grandes retos que ha significado la
globalización económica. En función de lo anterior, en el
ámbito nacional se han encaminado esfuerzos a la bús-
queda de vías institucionales, legales y financieras que
permitan mejorar la competitividad del sector forestal y a
la vez ser consistentes con los planteamientos del desarro-
llo sustentable establecido en la política forestal nacional.
Sin embargo, la tarea de elevar el nivel de competitividad
en el sector forestal ha demostrado ser un tema altamente
complejo debido a que esta incluye muchos factores críti-
cos asociados. Uno de ellos, es la aplicación de un proceso
de descentralización en la toma de decisiones de manera
participativa, ya que hay experiencias, como en India, que
demuestran el impacto positivo en los estándares de vida,
en general, mejorando indicadores de bienestar de la
población local (Kshitij, 2015).
En América Latina, una estrategia considerada en el
desarrollo forestal comunitario (DFC) y en las EFC ha sido
el acompañamiento externo a la comunidad (Bonita et al.,
2002; Sabogal et al., 2008). En este ámbito latinoameri-
cano, México y algunos países de América Central son los
más avanzados en la promoción del DFC y las EFC. Adicio-
nalmente, prevalecen figuras jurídicas para el DFC basadas
en el otorgamiento de derechos usufructuarios; sin
embargo, los derechos de propiedad comunal se dan en
pocos casos, como en los ejidos en México y Guatemala
(Dietmar y Donovan, 2008).
Por otra parte, la firma del Tratado de Libre Comer-
cio de América del Norte (TFCAN) ha sido un paso histó-
rico en el proceso de globalización, toda vez que es
necesario eliminar barreras comerciales y mejorar las
políticas nacionales que favorezcan el comercio (Klooster,
2003; Villarreal, 2010; Secretaría de Economía, 2013). En
lo que respecta al desarrollo forestal en México, en parti-
cular los ejidos forestales han sido afectados; entre otras
causas, por la apertura comercial y la falta de capacidad
para competir con mercados extranjeros, factores que
impactan directamente en el bienestar de los ejidatarios
forestales.
38
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 37-51 Primavera 2016
Antecedentes del desarrollo forestal comunitario
sustentable
Nivel nacional
Durante el período 2004-2013 la producción forestal
maderable ha disminuido de forma constante, iniciando
con 6.7 millones de metros cúbicos rollo (m 3 r) en 2004 y
finalizando este período con 5.9 millones de m 3 r. Desde
inicios de esta década la disminución ha sido continua, con
excepción de los años 2006, 2007 y 2012, en los cuales la
producción alcanzó un aumento, alcanzando 6.5, 7.0, y
5.9 millones de m 3 r, respectivamente, lo que representa un
incremento de 0.9%, 7.8% y 7.4% con respecto al año
anterior. Adicionalmente, en los años 2010 y 2011 se regis-
traron las más bajas producciones durante el período, ya
que se obtuvo un volumen de 5.6 y 5.5 millones de m 3 r,
respectivamente, con una disminución de 3.1% y 2.2%
con respecto al año anterior. Para 2013, la producción
forestal maderable se mantuvo prácticamente estable en en
comparación con el año anterior con 5.88 millones de m 3 r,
lo que significó un decremento de 0.5% (Semarnat, 2013).
A la vez, de acuerdo con Semarnat (2013), los principales
productos que se obtuvieron durante el año 2013 fueron:
la madera para aserrío (escuadría y durmientes) con 74.9%
de la producción (4.4 millones de m 3 r), los combustibles
(leña y carbón) con 11.3% (662 000 m 3 r) y el restante
13.8% (813100 m 3 r) se destinó a celulósicos, chapa y tri-
play y postes, pilotes y morillos.
En México, el sector forestal es reconocido por la pro-
porción de propiedad social de sus bosques, ya que 51% de
los bosques están bajo propiedad de los ejidos/comunidades
forestales (EyCF) (Cubbage et al., 2013), mismos que son una
forma de tenencia comunal de la tierra (Bray y Merino,
2004). Existen 2400 ejidos que aprovechan sus bosques y las
áreas forestales del país están habitadas por 11 millones de
personas, con 43 etnias con 5 millones de indígenas. Por lo
tanto, de acuerdo con Segura (2011), la forestería comunita-
ria constituye un modelo que avanza en la derrama e impacto
de sus beneficios, por lo que México continúa aportando
experiencias exitosas a nivel mundial, siendo un referente en
el manejo de bosques comunitarios y cambio climático.
Por ello, la política forestal en México ha conside-
rado a los bosques y el agua como prioridad nacional y es
así como, en el marco de una nueva política sectorial fede-
ral 2013-2018, el Gobierno Federal actual establece espe-
cíficamente la Estrategia Nacional para el Mejoramiento
de la Producción y Productividad Forestal (2013-2018)
(Conafor, 2013). Esta estrategia tiene tres componentes:
fortalecimiento empresarial comunitario, silvicultura y
manejo forestal, así como abasto y transformación.
(Semarnat-Conafor, 2013a; 2013b). No obstante, el DFC
enfrenta desafíos relacionados, entre otros aspectos, con
el desarrollo organizacional, cultura empresarial, recon-
versión industrial y competitividad (Merino, 2001; Bray et
al., 2003; Bray y Merino, 2004). Respecto a la industria
de la madera, uno de los principales problemas que
enfrenta la producción nacional de madera aserrada es la
pérdida de competitividad frente a la madera de importa-
ción (Flores et al., 2007).
Forestería comunitaria sustentable en México
En México, la política forestal considera a los bosques y el
agua como prioridad nacional y, de acuerdo con ello, se ha
reconocido la importancia de la forestería comunitaria
(EyCF), como parte fundamental de la estrategia nacional
para transitar al desarrollo forestal sustentable, toda vez
que son poseedores de 80% de la superficie forestal nacio-
nal (Conafor, 2001). A pesar de la riqueza biológica y el
potencial de sus bosques, 55% de las aproximadamente
12 millones de personas que viven en estas zonas, se
encuentran en extrema pobreza. Menos de 15% de los
bosques en México son manejados y la contribución del
sector al PIB es pequeña, con un promedio de solo 1.5%
durante el período comprendido entre 2000 y 2009
(Cubbage et al., 2013).
La forestería comunitaria se entiende como una uni-
dad territorial que incluye recursos naturales, ambientales
y humanos, y que presenta fundamentalmente un interés
común compartido para la búsqueda de un desarrollo
armonizado entre sus componentes. Por ello, reviste gran
importancia para el logro del desarrollo forestal sustenta-
ble, ya que es un medio para la generación de empleo
39
Luján et al. Desarrollo forestal comunitario sustentable en el contexto global
local, bienestar social y de manejo ordenado de los ecosis-
temas forestales; sin embargo, es una realidad que el desa-
rrollo de esta, se ha visto influenciado por el proceso de
apertura comercial, lo cual se considera un reto impor-
tante para alcanzar el desarrollo forestal sustentable en
México.
Los ejidos y comunidades forestales representan un
importante componente en la cadena productiva en el sec-
tor forestal, y a la vez constituyen un sistema sociocultu-
ral y ecológico clave para la realización de un desarrollo
de base con una visión de sustentabilidad. Actualmente,
entre 7831 y 9047 ejidos y comunidades son dueños de
casi 80% de la superficie forestal de México; por lo que
dos condiciones sociales caracterizan la situación de los
bosques de México: la pobreza en que viven la gran mayo-
ría de sus habitantes, y el carácter social de su tenencia.
Solo 25% de las comunidades y ejidos con bosques en
aprovechamiento llevan a cabo directamente aprovecha-
mientos forestales, con una contribución a la producción
industrial maderera nacional de solo 17%. Las comunida-
des que integran el restante 75% aprovechan sus bosques
en condiciones de arrendamiento (Conafor, 2001). De tal
manera que la forestería comunitaria en México tiene
varias décadas con diferentes ejidos y comunidades fores-
tales involucradas en el proceso de desarrollo forestal
comunitario, por lo que nuestro país es líder en Latinoa-
mérica y en el mundo en este ámbito (Klooster, 2003).
Empresas Forestales Comunitarias
Las EFC, enfrentan retos relacionados con su decreciente
participación en los mercados de productos forestales
debido a limitaciones en su nivel de competitividad y en
procesos de certificación que les permitan participar en
mejores condiciones en este sentido. A la vez, es impor-
tante resaltar que de manera complementaria se ha suge-
rido que la promoción de los productos forestales no
madereros, a través del desarrollo de las micro y pequeñas
empresas, podrían formar un punto de entrada importante
para la reducción de la pobreza y la seguridad alimentaria,
sobre todo en los pueblos de África Central y en general en
las comunidades rurales (Tieguhong et al., 2012).
El entorno económico actual en el que se desarrollan
las EFC, está caracterizado por la integración de mercados
y la competencia con productos estandarizados, prove-
nientes de plantaciones y con bajos costos de producción.
Debido a lo anterior, es fundamental la comprensión tanto
de la rentabilidad como de la competitividad como facto-
res clave de éxito para las EFC. Específicamente, la rele-
vancia de la competitividad ha ido creciendo, siendo un
término que está presente en todos los aspectos que tienen
que ver tanto con las políticas públicas de desarrollo como
a nivel empresa con las estrategias para su crecimiento y
supervivencia.
Lo anterior justifica que el papel del sector social es
imprescindible para lograr en el futuro un desarrollo
forestal sustentable. La experiencia actual, aun en
pocos ejidos y comunidades forestales exitosas, subraya
esa conclusión ya que manejan sus bosques para el
beneficio local. Sin embargo, en general a pesar de que
la tenencia del bosque es comunal, las comunidades y
ejidos han sido enajenados de su recurso y no han
logrado obtener los beneficios esperados con un enfo-
que de desarrollo sustentable. A la vez, el desarrollo
organizacional con visión empresarial ha constituido
un desafío importante para el fortalecimiento de las
empresas forestales comunitarias; de tal manera que
existen investigaciones realizadas relacionadas con el
alcance de una conciencia organizacional para mejora
de la condición de desarrollo de la empresa; para ello,
algunos estudios han aplicado la metodología denomi-
nada “Whole Scale Change (Real Time Strategic
Change)” (Arena, 2004), Es una metodología que se
aplica para planeación estratégica y cambios de cultura
en diseños de trabajo organizacional.
En el país, los principales estados productores foresta-
les en 2013 fueron: Durango (32.80%), Chihuahua
(16.79%), Michoacán (7.76%), Oaxaca (7.13%) y Veracruz
(4.93%) que contribuyeron con 69.41% de la producción
total, equivalente a 4.1 millones de m 3 r (Semarnat-Conafor,
2004; Semarnat, 2013). Estos estados mencionados, apor-
tan casi 70% de la producción maderable nacional (Banco
Mundial, 1995; Inegi, 2003; Semarnat, 2013).
40
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 37-51 Primavera 2016
Región norte de México: sistema región forestal
Chihuahua y Durango
Chihuahua, de acuerdo con la carta de Uso de Suelo y
Vegetación Serie III del Inegi (2003), cuenta con una
extensión territorial de 24 705 281.72 ha, de las cuales
22 066 520 ha se consideran superficie forestal, y estas
representan 15.8% de la superficie forestal nacional, la
cual es de 139 692 886 ha. Para el año 2011, la produc-
ción maderable en Chihuahua fue de 1 006 824 m 3 r,
representando 18.30% de la nacional, que es de 5 501
085 m 3 r. En el estado destacan tres principales produc-
tos: escuadría, celulósicos, chapa y triplay (Gobierno del
estado de Chihuahua et al. 2012).
Por otra parte, en Durango existen aproximadamente
500 ejidos y comunidades forestales con cinco millones de
hectáreas arboladas, de las cuales casi dos millones se
encuentran bajo algún programa de manejo forestal. En
ellos, los recursos maderables disponibles son similares a
los descritos para el estado de Chihuahua. Además en
ambos estados, las actividades forestales económicas
principales son el abastecimiento y venta de trocería y la
industria de aserrío; adicionalmente, existe una limitada
visión empresarial a corto, mediano y largo plazo y limi-
tada competitividad, por ejemplo, existe falta de disposi-
ción para integrase horizontal o verticalmente y establecer
alianzas con otros ejidos o inclusive con particulares.
En suma, esta región forestal del norte de México se
caracteriza por ineficiencia en los procesos de producción,
productividad y comercialización, dando como resultado
altos costos de producción de la madera y baja competiti-
vidad con respecto a los productos de importación.
Es fundamental indicar, para la justificación de la
dimensión y alcances del estudio, que los estados de Chi-
huahua y Durango en conjunto representan cerca de 20%
de la superficie total del país (Inegi, 2011). En consecuen-
cia, es necesario resaltar que los dos estados con mayor
producción forestal para el año 2013 fueron Durango y
Chihuahua, con una participación conjunta de 49.60% de
la producción forestal maderable total (Semarnat, 2013).
Esto es significativo en el nivel de relevancia que represen-
tan en su conjunto estas dos entidades desde el punto de
vista forestal y en particular del desarrollo forestal comu-
nitario sustentable, considerando una dimensión clave
para México como región forestal, y a su vez como clúster
forestal en un entorno nacional pero también internacio-
nal en el contexto de la globalización económica. Por lo
que como resultado del estudio se plantean propuestas de
mejora en diferentes aspectos analizados en el mismo.
Objetivos
Considerando las condiciones del desarrollo forestal
comunitario descritas de los estados de Chihuahua y
Durango, así como el contexto nacional y de la globa-
lización económica, los objetivos de la investigación
fueron:
1. Analizar el desarrollo forestal comunitario susten-
table en la región norte de México, particular-
mente en los estados de Chihuahua y Durango,
como un sistema regional forestal-clúster forestal,
en relación con: organización comunitaria, flexibi-
lidad, innovación, capacidad de respuesta, compe-
titividad y colaboración y comercialización, ante la
continua apertura de mercados globalizados.
2. Establecer una estrategia integral con visión holís-
tica para impulsar el desarrollo forestal comunita-
rio sustentable de esta región en el contexto de la
globalización económica.
Materiales y métodos
Área de estudio
El estudio se realizó en los estados de Chihuahua y
Durango (Fig. 1), considerados en conjunto como un sis-
tema forestal-clúster forestal por sus condiciones simila-
res de EyCF/EFC con bosques de clima templado frío, y por
ser los de mayor producción forestal en México.
Sujetos de estudio
De acuerdo con el nivel de integración de los silvicultores
y las categorías establecidas de la tipología de productores
forestales se consideró la siguiente para la definición de
unidades de estudio (Semarnat-Conafor, 2013b): a) cate-
41
Luján el al. Desarrollo forestal comunitario sustentable en el contexto global
Figura 1. Mapa del área de estudio en: http://paraimprimir.
org/mapa-de-la-republica-mexicana-sin-nombre-para-
imprimir/. Luján y Vázquez (2013).
goría 1: silvicultores potenciales, siendo aquellos que
cuentan con el recurso forestal maderable pero no lo apro-
vechan; b) categoría 2: silvicultores que venden arbolado
en pie, estos poseen recursos forestales que venden a terce-
ras personas que realizan el aprovechamiento; c) categoría
3: silvicultores productores de materias primas forestales,
ellos tienen el recurso forestal y lo aprovechan, vendiendo
la madera en rollo; y d) categoría 4: silvicultores con capa-
cidad de transformación y comercialización, estos produ-
cen madera en rollo y realizan la transformación industrial
primaria de la misma y su comercialización.
Variables de estudio
Se estudiaron las siguientes variables: organización comu-
nitaria, flexibilidad, innovación, capacidad de respuesta,
competitividad y colaboración y comercialización. La
organización comunitaria considera la estructura organi-
zacional, procedimientos administrativos y funciones
laborales de EyCF/EFC; la flexibilidad, está relacionada con
la cultura organizacional, nivel de integración productiva,
sensibilidad y motivación a los cambios; la capacidad de
respuesta e innovación, señala el grado en que el ejido o
comunidad tiene un nivel de respuesta oportuna o no a la
presencia de cualquier factor relacionado con el desarrollo
del mismo; la competitividad y colaboración, se refiere al
grado de disponibilidad del ejido o comunidad para cola-
borar e integrarse con otros ejidos e instituciones para
lograr mejor competitividad.
Fuentes de información
Se consultaron fuentes primarias y secundarias. Las pri-
marias consistieron en entrevistas a informantes clave,
incluyendo productores forestales ejidales (silvicultores),
prestadores de servicios técnicos forestales y expertos
nacionales e internacionales. Como fuentes secundarias se
consideraron documentos técnicos y bases de datos, entre
otros, relacionados con la temática de estudio.
Unidades de estudio: criterios, tamaño y selección
de la muestra
Para la determinación de la muestra, se utilizaron los cri-
terios siguientes: la tipología de las cuatro categorías de
productores indicadas en la sección de “Sujetos de estu-
dio”, la superficie forestal de predios, el número de pre-
dios bajo aprovechamiento forestal, realizándose la
selección al azar. Para ello, se determinó una muestra
representativa de 40 EyCF en total, siendo 20 unidades en
cada estado (5 ejidos de cada categoría por estado). Adi-
cionalmente, se consideraron representativamente un total
de 20 expertos y tomadores de decisión a nivel estado y
nacional, incluyendo representantes de instancias como
Conafor, Semarnat, organizaciones de productores, orga-
nizaciones de industriales, organizaciones no guberna-
mentales, académicos e investigadores.
Diseño y aplicación de instrumentos
La entrevista fue el instrumento utilizado para EyCF e
informantes clave antes mencionados. Se diseñaron dos
cuestionarios: para el caso de los EyCF, el instrumento
diseñado incluyó las variables ya indicadas. Además, el
otro cuestionario incluyó aspectos de política forestal,
estructura organizacional para el desarrollo forestal,
entorno internacional para el desarrollo forestal comuni-
tario, investigación y educación forestal, entre otros,
como información de referencia contextual.
42
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 37-51 Primavera 2016
Sistematización y análisis de la información
La información obtenida se procesó en una base de datos
diseñada en Excel®, en la cual se capturaron las respues-
tas obtenidas de las encuestas en los dos estados. Se tuvo
una respuesta total de 75%, así como la de los informan-
tes claves con 70% de respuesta del total. Se analizó la
información de los dos estados en conjunto, como un sis-
tema, siendo similar el comportamiento de las variables
analizadas en ambos estados y obteniento respuestas
homogéneas en su conjunto.
Resultados
Perñl del Desarrollo forestal comunitario
sustentable: Chihuahua y Durango como un
sistema regional forestal
impacta por sus altos costos (60%). En la percepción de
los productores forestales, los precios bajos de compra en
productos importados son el principal efecto de la aper-
tura de mercados; esto se debe a los precios reducidos de
los productos importados en comparación con los locales
(Fig. 2).
Categorías
Si Menor demanda
n Precios Bajos
□ Exigencias de
calidad
BBaja competitividad
□ Otros
Organización comunitaria, flexibilidad, innovación y
capacidad de respuesta
Los EyCF presentaron limitada organización para la produc-
ción, productividad y visión empresarial. En relación con la
flexibilidad, la resistencia a los cambios ha limitado el desa-
rrollo en la organización comunitaria, administración, y
comercialización. Esto no facilita la adaptación rápida a los
cambios internos y del entorno. Aun con ello, en las catego-
rías 3 (productores de materias primas forestales) y 4 (trans-
formación industria) se identificaron mayor flexibilidad,
capacidad de respuesta e innovación tecnológica, ya que han
invertido en mayor grado en sus unidades de producción en
capacitación, maquinaria y comercialización.
En los procesos de innovación, los EyCF manifestaron
aspiraciones y necesidad de diversificarse e incursionar en
nuevos mercados, con nuevos productos o servicios. Sin
embargo, es importante considerar otros factores que
limitan las oportunidades de desarrollo y los procesos de
innovación/diversificación, tales como la falta de organi-
zación, recursos económicos, y falta de interés.
Competitividad y colaboración
La competitividad se ve afectada por altos costos de pro-
ducción forestal, siendo el transporte el concepto que más
Figura 2. Percepción de ejidos y comunidades forestales acerca
de los efectos de la apertura comercial y competitividad.
Fuente: Elaboración propia con datos tomados en ejidos forestales en estudio en
ambos estados como región forestal.
Adicionalmente, en la figura 3 se observa que para las
categorías 3 y 4 (mayor nivel de integración), la calidad es
el factor que más afecta la competitividad de productos
forestales de EyCF.
En relación con la colaboración, los EyCF reconocen
limitada asociatividad y cultura de integración. Por lo
tanto, como lo han establecido Linda et al. (1991) y
Cubbage et al. (2013), es necesario fomentar e impulsar la
asociatividad, considerando la integración tanto horizon-
tal como vertical.
Comercialización de productos forestales
En la figura 4, se ilustran los procesos de comercialización
identificados; tal como se muestra, en los casos más fre-
cuentes (categorías 1, 2 y 3), el proceso se da con la parti-
cipación de productor-intermediario-consumidor final,
que en muchos casos no ofrece las mejores condiciones
para el intercambio comercial. A la vez, se observa que en
43
Luján el al. Desarrollo forestal comunitario sustentable en el contexto global
Co 80
O s '
Df 70
cu
H 60
~ 50
¡ 40
u 30
* 20
o
~ 10
12 3 4
□ Precio
■ Calidad
□ Ubicación
■ Otra
\°
cN
to
O)
"O
ro
T3
’c
o
u
70
60
50
40
30
>■ 20
LO
O
^ 10
o
■ Productor-Minorista
■ Productor-Mayorista
□ Productor-
Intermediario-
Consumidor final
Categorías
Categorías
Figura 3. Factores que afectan la competitividad de los
productos forestales en los ejidos y comunidades forestales.
Fuente: Elaboración propia con datos tomados en ejidos forestales en estudio en
ambos estados como región forestal.
Figura 4. Proceso de comercialización de los ejidos y comuni-
dades forestales según los canales de comercialización.
Fuente: Elaboración propia con datos tomados en ejidos forestales en estudio en
ambos estados como región forestal.
la cuarta categoría predomina la participación de produc-
tor-mayorista dado su nivel de integración.
Por otra parte, los EyCF no cuentan con estudios de
mercado y planes estratégicos para la comercialización de
productos forestales; además, la percepción de los produc-
tores identifica como principal problema los precios bajos
en productos de importación y, en consecuencia, baja
demanda de los propios.
Discusión
Como lo indica Messier (2015), es necesario establecer y
operar principios amplios y promover cambios que permi-
tan incrementar las capacidades adaptativas de los bos-
ques y el sector forestal con sus diferentes actores ante un
futuro de incertidumbre. Ante ello, es evidente que lograr
la integración entre los actores de la actividad forestal de
una región no es sencillo bajo los paradigmas actuales,
caracterizados por un comportamiento individualista y
visión a corto plazo de los participantes en cada eslabón
de la cadena productiva.
Además, los diversos actores de cada eslabón se per-
ciben a sí mismos como empresas totalmente indepen-
dientes de los otros eslabones y también con respecto a
empresas similares (dentro de cada eslabón); por lo tanto,
sus acciones no buscan integrarse en un fin común, sino
que son aisladas, procurando cada una obtener el
máximo beneficio (o menor costo) posible, sin tomar en
consideración su influencia en el costo o beneficio de los
eslabones anteriores o posteriores. Dichos paradigmas
no resultan apropiados para lograr que la actividad
forestal sea competitiva en el contexto de la globaliza-
ción económica.
Por ello y considerando la situación prevaleciente en
el norte de México en lo relativo al desarrollo forestal
comunitario sustentable, los resultados obtenidos en las
variables estudiadas arriba citadas en los capítulos de
metodología y resultados tienen relación, en general, con
lo indicado por Bray y Merino (2004), quienes señalan
que el desarrollo forestal comunitario en México enfrenta
desafíos relacionados, entre otros aspectos, con el desa-
rrollo organizacional, cultura empresarial, reconversión
industrial y competitividad. Por tal motivo, el estudio
establece en cada variable propuestas de mejora que con-
tribuyen a impulsar acciones estratégicas que faciliten y
atiendan, a través del tiempo, limitantes antes indicadas
de dicho desarrollo comunitario, y a la vez el mejora-
miento del desarrollo forestal comunitario sustentable en
la región norte de México. A continuación se presenta el
comportamiento y discusión de cada variable estudiada y
su propuesta de mejora.
44
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 37-51 Primavera 2016
En lo referente a la condición de la organización
comunitaria como una limitante para el desarrollo fores-
tal comunitario con visión de sustentabilidad, es coinci-
dente con lo referido por Cubbage et al. (2013), ya que
menciona que el nivel de organización limita el desarrollo
de ejidos y comunidades, debido a que no permite tener la
capacidad de respuesta adecuada en aspectos como admi-
nistración y comercialización con oportunidad, eficiencia,
eficacia y efectividad. Esta condición, también coincide
con lo establecido en el Programa de Desarrollo Forestal
Sustentable del estado de Chihuahua 2012: actualización
en el marco del Plan Estatal de Desarrollo 2010-2016
(Gobierno del estado de Chihuahua et al., 2012), en el
cual se indica que hay escaso nivel de organización comu-
nitaria en EyCF con visión empresarial. Sin embargo,
Antorini (2005) establece que las comunidades con un
mayor nivel de integración vertical tienen un campo más
amplio de experiencia en organización empresarial y que
es una estrategia que se debe de continuar impulsando la
aplicación de principios de asociatividad, organización
comunitaria y participación democrática, entre otros, en
los procesos de toma de decisiones comunitarias. Lo ante-
rior, sustentado en lo que menciona Witek-Crabb (2012),
ya que estudios han mostrado que existe una correlación
positiva con significancia entre el nivel de sustentabilidad
de las prácticas de administración estratégica y desarrollo
organizacional en particular y la efectividad en los merca-
dos de las empresas.
En relación a la organización por medio de alianzas y
asociaciones, se requiere establecer y operar figuras aso-
ciativas con criterio empresarial que permitan establecer y
consolidar empresas comunitarias forestales y, por ende,
disminuir costos de producción, lograr un mejor balance
económico, realizar operaciones directas de sus produc-
tos, ser una fuente de autofinanciamiento y comercializa-
ción de productos, entre otros. Lo anterior, tomando
como base que el desarrollo organizacional con visión
empresarial ha constituido un desafío importante para el
fortalecimiento de las empresas forestales comunitarias.
Además, es necesario mejorar la administración y
organización de los ejidos forestales y sus empresas fores-
tales comunitarias, dando capacitación para fortalecer el
capital social y humano, así como a los administrativos,
quienes muchas veces simplemente son los mismos directi-
vos de los ejidos y carecen de formación técnica o adminis-
trativa; también dicha capacitación a personal operador de
apoyo a los procesos organizacionales y administrativos.
En relación con la flexibilidad, y debido a la resisten-
cia a los cambios, es necesario considerar lo que indica
Improven (2013a), señalando que el nuevo escenario de
las organizaciones exige reaccionar de forma rápida a las
condiciones internas y externas en constante cambio. A la
vez, de acuerdo con Improven (2013b), existen factores
clave a considerar para avanzar en los procesos innovati-
vos, como son la creatividad y espíritu innovador para
impulsar procesos de mejora continua para lograr orga-
nizaciones dinámicas, transversales y colaborativas. Adi-
cionalmente, se requiere fortalecer los procesos de
inducción, sensibilización y motivación a los ejidatarios
para apoyar e influir en la relevancia de aplicar esta cua-
lidad de la flexibilidad en los procesos de desarrollo
comunitario sustentable.
Respecto a competitividad y colaboración, Cubbage
et al. (2013) en su estudio de competitividad y acceso a
mercados de empresas forestales comunitarias en México,
indica que las EFC de México presentan costos de produc-
ción relativamente altos en todas las etapas de la cadena
productiva. Lo anterior, se atribuye en parte a las grandes
distancias a centros de comercialización y a las condicio-
nes deficientes de los caminos y medios de transporte uti-
lizados, lo cual coincide con lo indicado por Indufor
(2001). En efecto, en concordancia con Cubbage et al.
(2013), y de acuerdo con los resultados obtenidos, los eji-
dos y comunidades forestales no son competitivos debido
a altos costos de producción, bajos niveles de capacita-
ción, deficiente organización, ausencia de planeación y
seguimiento en el mediano y largo plazos y la limitada
asociatividad que permitan manejar sus empresas con ren-
tabilidad. Por ello, es necesario aplicar estrategias de fun-
cionamiento en la cadena productiva forestal con criterios
de eficiencia, eficacia y efectividad que coadyuven al mejo-
ramiento de los niveles de competitividad. De tal forma
45
Luján el al. Desarrollo forestal comunitario sustentable en el contexto global
que es importante referir a lo establecido por Trejo (2013),
quien indica que la fuerte competencia y la complejidad
prevaleciente en momentos en que la globalización tiene
cada vez más auge e impacto, están marcando tendencias
para que las organizaciones concentren sus esfuerzos en
gestionar estratégicamente y de manera participativa sus
capacidades para impulsar un desarrollo sustentable con
visión de futuro. Además de que la experiencia de las
organizaciones indica que el mejor camino para alcanzar
la capacidad de competir es a través de la tecnología e
innovación, como lo señala Carroz (2005).
Referente a la colaboración, dada la limitada cultura
de integración y asociación por parte de los productores,
Scherr et al. (2003) y Mota (2002) coinciden con las
estrategias marcadas en el Programa Estratégico para
México 2025, en el cual se establece que la integración
vertical u horizontal, es una alternativa positiva para
enfrentar los retos de la apertura comercial. Esto se hace
evidente con los esfuerzos que se están realizando en la
integración de EyCF, con el apoyo de la Comisión Nacio-
nal Forestal, por medio de su programa de Integración de
Cadenas Productivas Forestales, con avances específicos
importantes en algunas de ellas: Cadena Productiva
Forestal Región Madera S.A. de C.V. y Cadena Produc-
tiva Tarimas, Muebles y Caminados S.P.R. de R.F. de
Durango (Conafor, s/f a). Adicionalmente, en específico,
FIRA (2010) ha apoyado iniciativas de integración, como
es el caso de la “Integradora Comunal Forestal de Oaxaca
S.A de C.V”, integrada por empresas forestales de las
comunidades de Pueblos Mancomunados, Ixtlán de Juá-
rez y Santiago Textitlán de Oaxaca. Todas ellas, con indi-
cadores importantes en los avances en el proceso de
desarrollo comunitario sustentable.
Por otra parte, sobre comercialización de productos
forestales, la percepción de los productores sobre los efec-
tos de la apertura de mercados en el proceso de la comer-
cialización no es favorable, ya que hay precios bajos de los
productos extranjeros y la competencia desleal por parte
de aprovechamientos clandestinos, entre otros factores, lo
que no permite a los productos nacionales ser competiti-
vos en precios, y ello ha ocasionado una menor demanda
de los mismos, como lo afirma Chapela (2012), quién
explica que México es un importador neto de materias
primas y productos manufacturados de madera (Conafor,
s/f b). Por ejemplo, mientras China es un gran importador
neto de productos forestales, México es importador neto
de madera de otros países e importador de productos de
madera de China (Elizondo, 2005). Sin embargo, es reco-
mendable buscar alternativas comerciales para los dife-
rentes productos forestales para así obtener más provecho
del bosque y disminuir los desperdicios. Por ejemplo,
algunas empresas forestales comunitarias ya están comer-
cializando el encino como carbón y/o leña, lo que indica la
existencia de demanda por estos productos, además de los
que tradicionalmente se han comercializado.
En consecuencia, considerando el sistema regional
forestal del norte de México (Chihuahua y Durango), se
identificaron los siguientes impactos de la globalización
económica en el desarrollo forestal comunitario sustenta-
ble: bajo nivel de rentabilidad y competitividad de la activi-
dad forestal, disminución del empleo, cultura organizacional
y administrativa tradicional y poco flexible, así como nece-
sidad de avanzar en la certificación forestal.
Por consiguiente, se enfatiza la necesidad de aplicar la
silvicultura intensiva para el mejoramiento de los índices
de producción y productividad de los bosques; moderniza-
ción de la tecnología para los procesos de aprovechamiento
y transformación; fortalecimiento de los procesos de pla-
neación estratégica, acompañamiento multidimensional,
seguimiento y evaluación para elevar los niveles de eficien-
cia, eficacia y efectividad; impulsar la realización de estu-
dios de mercado para la identificación de nichos que sirvan
de base para orientar el tipo de productos que deben de ser
elaborados; fortalecer los procesos organizacionales entre
productores, industriales y comercializadores que permi-
tan potenciar esfuerzos que se traduzcan en impactos posi-
tivos en el desarrollo del sector forestal; implementar
programas de capacitación continua para el fortaleci-
miento del capital humano y social, así como los niveles
organizacionales del sector; e implementar esquemas de
financiamiento accesibles que impulsen el desarrollo del
sector. Para ello, a continuación se plantea una estrategia
46
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 37-51 Primavera 2016
integral que permita en el tiempo impulsar el desarrollo
forestal comunitario sustentable en la región de estudio.
Estrategia integral propuesta para impulsar el
desarrollo forestal comunitario sustentable
Factores como el creciente interés global por la protección y
aprovechamiento de los recursos naturales, la importancia
que van ganando los bosques naturales como elementos
importantes para promover cada vez más el desarrollo
forestal comunitario sustentable, así como la mitigación y
adaptación al cambio climático, ha, abierto la posibilidad
de nuevos mercados que pueden ser una fuente de ingreso
adicional para los ejidos; por ejemplo los “bonos de car-
bono” que se pagan por el carbono acumulado en el bosque
y/o pagos que se hacen por la conservación del agua, a tra-
vés de la protección de los bosques (Cubbage et al ., 2013).
Por ello, considerando los impactos de la globaliza-
ción económica ya mencionados y las variables estudia-
das, se establece la propuesta de una estrategia integral
participativa sustentada en una visión sistémica, tomando
como base el proceso de integración horizontal/vertical.
Se sugiere que esta estrategia incluya tres grandes aparta-
dos: a) la estrategia básica de integración como clúster
forestal y el principio de asociatividad, b) el estableci-
miento de la vinculación con el empoderamiento de ejidos
y comunidades forestales y c) la consideración del con-
texto de la globalización económica.
En relación con el clúster forestal-asociatividad,
esta estrategia integral con visión sistémica promueve
un mayor nivel de competitividad y desarrollo socioeco-
nómico, privilegiando el manejo forestal sustentable, y
otros beneficios potenciales como son: oportunidades de
empleos, sustitución de importaciones, oportunidades
de exportación, diversificación de productos, penetra-
ción en nuevas ventanas, reducción de costos de produc-
ción, incremento en ventas, nuevo conocimiento y
experiencia, mayor poder de autogestión, y acceso a
nuevas tecnologías, entre otros. Lo anterior, en función
de que las EFC en México venden a mercados nacionales
y locales en los que la demanda es alta así como los pre-
cios y los productos se venden en casi su totalidad. Los
competidores internacionales, sin embargo, representan
una amenaza para la sostenibilidad financiera las EFC,
ya que producen a costos más bajos que las EFC mexica-
nas, quienes deben prepararse para una posible compe-
tencia internacional.
En apoyo a lo anterior, será recomendable que las
empresas forestales comunitarias reinviertan una porción
de sus ganancias para mantener la maquinaria y los acti-
vos de la empresa, que en muchos casos es precaria o está
en una situación de grave desgaste.
Para el caso del empoderamiento de ECF, la estrate-
gia propuesta integra la necesidad de considerar un con-
junto de factores resultantes de ese empoderamiento,
como son: recursos económicos, capital social, tecnolo-
gía, autogestión, organización y bienestar social. Estos
factores deben interactuar con un criterio de efecto multi-
plicador que potencie la capacidad de respuesta de la
forestería comunitaria en su conjunto. Lo anterior, se
reflejará en su nivel de competitividad que les permita
mayor participación con éxito en los mercados nacionales
e internacionales.
Respecto al contexto de la globalización económica,
la fase de la integración del clúster forestal y el empodera-
miento de ejidos forestales deben enlazarse al mundo de la
apertura comercial a través de ventajas competitivas soste-
nibles. Para ello, existen en el contexto internacional ven-
tanas de mercado, como lo señala De la Mora (2003) en su
estudio el Comercio Internacional y el Sector Forestal en
México, mismas que representan oportunidades para el
desarrollo de la forestería comunitaria con criterios de pro-
ductividad, competitividad y sustentabilidad ambiental.
En consecuencia, para el éxito de esta estrategia de
integración se deben de considerar, entre otras, las siguien-
tes acciones: cambio de paradigmas, apoyos gubernamen-
tales, educación, capacitación, y organización de alianzas
y asociaciones. En referencia al cambio de paradigmas, en
primer lugar hay que cambiar los que tradicionalmente
han predominado en la actividad forestal en México, y
adoptar otros mejores, que sean funcionales en el nuevo
contexto. En algunos casos los paradigmas a adoptar pue-
den surgir de la adaptación de experiencias de otros paí-
47
Luján el al. Desarrollo forestal comunitario sustentable en el contexto global
ses, como puede ser adquirir y operar en forma común,
mediante esquemas de cooperación y administración ade-
cuados, la maquinaria y equipos de extracción e indus-
trialización necesarios para procesar la madera de varios
EyCF y de otros pequeños propietarios.
La estrategia integral incluye de manera relevante la
educación y capacitación, como acciones básicas para
lograr niveles de vanguardia y fomentar una capacitación
sistemática y continua con un plan de largo plazo. Por
último, se propone aprovechar los programas de apoyo
gubernamental para fomentar la integración horizontal y
vertical, y fortalecer el período de acompañamiento brin-
dando asistencia técnica, económica y administrativa, a
través de una red de asesores especializados y certificados
que coadyuven a la integración en ambos sentidos para
lograr que el clúster forestal sea competitivo.
Por lo anterior, se plantea la integración horizontal/
vertical que permita potenciar las capacidades e intereses
que se encuentre que son comunes entre sectores, para de
esa manera facilitar el tránsito a procesos eficientes de
comercialización en el contexto de la apertura comercial;
además de otros posibles beneficios como: nuevas oportuni-
dades de empleos, sustitución de importaciones, oportuni-
dades de exportación, diversificación a nuevos productos,
protección de los mercados actuales y penetración en nuevas
ventanas, reducción de costos de producción, incremento en
ventas, nuevo conocimiento y experiencia, mayor poder de
autogestión y acceso a nuevas tecnologías, entre otros.
Inlra e interconectividad de los componentes de la
estrategia Integral
La estrategia integral propuesta incorpora la necesidad de
que sus tres componentes sean abordados con visión holís-
tica: integrar el clúster forestal, lograr el empoderamiento
de ECF e incidir mejor en los mercados en el contexto de
la globalización económica. Para ello, estos tres compo-
nentes deben concebirse intra e interconectados, a través
de los mecanismos que constituyen el flujo de producción
y comercialización de productos forestales maderables y
no maderables, y su respectivo proceso de retroalimenta-
ción. En su conjunto, estos mecanismos llevarán a la estra-
tegia integral a un proceso de adaptación que permitirá
lograr, a través del tiempo, la consistencia y dinámica pro-
pia que se requiere para que la forestería comunitaria
avance hacia un mayor empoderamiento y competitividad
con visión de sustentabilidad.
Conclusiones
• La globalización económica es irreversible y el desa-
rrollo forestal comunitario sustentable en Chihuahua
y Durango no puede excluirse de este proceso, por los
efectos ya indicados de esta sobre EyCF/EFC.
• Se identificaron en EyCF/EFC impactos no favorables
en rentabilidad, competitividad, cultura administra-
tiva y organizacional y certificación forestal.
• Es necesario impulsar el mejoramiento de los índices
de producción y productividad de los bosques; moder-
nizar la tecnología para los procesos de aprovecha-
miento y transformación; fortalecer los procesos de
planeación estratégica participativa, acompaña-
miento multidimensional, seguimiento y evaluación
para elevar los niveles de eficiencia, eficacia y efectivi-
dad; impulsar la realización de estudios de mercado
para la identificación de nichos que sirvan de base
para orientar el tipo de productos que deben de ser
elaborados; y fortalecer los procesos organizaciona-
les entre productores, industriales y comercializado-
res que permitan potenciar esfuerzos que se traduzcan
en impactos en el desarrollo del sector forestal.
• Desafortunadamente, los ejidos por sí mismos no
pueden lograr la sustentabilidad y capacidad de res-
puesta a la dinámica del entorno, siendo necesario
impulsar en particular el acompañamiento multidi-
mensional (técnico, organizacional, administrativo,
financiero, tecnológico, de mercados y del ambiente).
• Es necesario promover cambios de paradigmas y
bondades de la asociatividad en EyCF para efectos de
hacer frente a la globalización.
• Los productores forestales deben conseguir mayores
niveles de integración horizontal y vertical y mayor
competitividad, adoptando una lógica organizativa
empresarial, y alianzas entre comunidades y empresas.
48
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 37-51 Primavera 2016
Por otra parte, considerando que una de las principales
limitaciones en el funcionamiento de EyCF fue la escasa
aplicación de sistemas de control y seguimiento con infor-
mación sistematizada en EyCF/EFC relacionada con sus pro-
cesos de desarrollo, es necesario impulsar sistemas de
control y seguimiento en EyCF/EFC para lograr mejor toma
de decisiones, de forma oportuna y con mayor sustento.
Además, de acuerdo con los resultados obtenidos, la activi-
dad que más costos representa comparado con sus ganan-
cias, es el aprovechamiento forestal, por lo que las EFC
deberían de ser dueñas de toda la cadena incluyendo el ase-
rradero, y promover un desarrollo integral de procesos.
De la misma manera, es relevante continuar reali-
zando estudios estructurales y operacionales, relaciona-
dos con el desarrollo forestal comunitario sustentable en
el contexto de la globalización económica, que coadyuven
al fortalecimiento de esta estrategia integral participativa
con visión holística propuesta. Además, realizar dichos
estudios a un nivel más amplio y aplicado en México a
nivel regional, estatal y local en el largo plazo. Adicional-
mente, existe la necesidad de promover en el futuro mayor
integración de la cadena productiva forestal, incluyendo el
establecimiento y consolidación de clústeres, alianzas o
uniones de ejidos forestales, a través de la promoción de
figuras asociativas haciendo uso de convenios.
Referencias
Antinori, C. 2005. Vertical integration in the community for-
estry enterprises of Oaxaca. In: D. Bray, L. Merino-Pérez,
and D. Barry, eds. The community forests of México:
managing for sustainable landscapes. University of Texas
Press. Austin. 241 p.
Arena, M. J. 2004. Enhancing organizational awareness: An
analysis of whole scale change. Organization Develop-
ment Journal 22(l):9-20.
Banco Mundial. 1995. Estudio de revisión del sector forestal y
conservación de recursos, división de operaciones de
recursos naturales y pobreza rural. Oficina Regional de
América Latina y El Caribe. 159 p.
Bonita, M., F. Correa, P. Veijalainen y H. Ahveninen. 2002.
Forest clusters: a competitive model for Latin America.
Inter-American Development Bank, Sustainable Develop-
ment Department. Environment División. Washington,
D.C. Disponible en línea: http://www.iadb.org/sds/doc/
ENV-IDBForestClústers.pdf.
Bray, D., L. Merino-Pérez, P. Negreros- Castillo, G. Segura-
Warnholtz, J.M. Torres-Rojo y H. Vester. 2003. Mexico’s
community-managed forests: A global model for sustai-
nable landscapes?. Conservation Biology 17(3):672-677.
Bray, D. y L. Merino-Pérez. 2004. Los bosques comunitarios de
México: logros y desafíos. Editora Infagón, México.
Carroz, U.D. 2005. Modelo de gestión estratégica para el desa-
rrollo de capacidades tecnológicas. Compendium
8(15):5-19.
Chapela, G. 2012. Problemas y oportunidades en el mercado
para las empresas sociales en México. In: USAID-Abt Inc.
Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible y
Universidad Autónoma Chapingo, eds. Competitividad de
las empresas sociales forestales en México (en proceso de
impresión). Editorial Universidad Autónoma Chapingo.
Conafor (Comisión Nacional Forestal). 2001. Programa estraté-
gico forestal para México, 2025. Disponible en línea:
http:// www.conafor.gob.mx
Conafor (Comisión Nacional Forestal). S/F a. Programa para la
integración de cadenas productivas. Guadalajara, Jal.,
Mex.
Conafor (Comisión Nacional Forestal). 2013. Estrategia de
incremento a la producción y productividad forestal
nacional 2013-2018. Guadalajara, Jal., Mex.
Conafor (Comisión Nacional Forestal). S/F b. Diagnóstico del
Comercio Internacional Forestal de México. Guadalajara,
Jal. 405p.
Cortave, M. 2003. La experiencia de ACOFOP en Petén, Guate-
mala: Un proceso arduo de gestión política. Centro de
Derecho Ambiental y de los Recursos Naturales/Coordi-
nadora Indígena-Campesina de Agroforestría Comunita-
ria, San José, Costa Rica.
Cubbage, F., R. Davis, D. Rodríguez, G. Frey, R. Mollenhauer,
Y. Elsin, I. González-Hernández, H. Albarrán, A. Merce-
des y D. Chemor. 2013. Competitividad y acceso a merca-
dos de empresas forestales comunitarias en México.
Profor, Conafor, Banco Mundial. México. 132p.
49
Luján el al. Desarrollo forestal comunitario sustentable en el contexto global
De La Mora G. 2003. Comercio internacional y el sector forestal
en México (balanza). Disponible en línea: http://www.
ccmss.org.mx/modulos/biblioteca_consultar.php?folio=25
Dietmar, S. y J. Donovan. 2008. Capacidades empresariales
para el desarrollo de empresas forestales comunitarias. In:
C. Sabogal, W. De Jong, B. Pokorny y B. Louman, eds.
Manejo forestal comunitario en América Latina. Expe-
riencias, lecciones aprendidas y retos para el futuro.
Bogor, Indonesia: Centro para la Investigación Forestal
(CIFOR).
Elizondo, A. 2005. El mercado de la madera en México. Estudio
para recomendaciones de política para expandir el mer-
cado de madera certificada. Informe Final. México: Insti-
tuto Nacional de Ecología. Disponible en: http://www.
ine.gob.mx/descargas/dgipea/maderas_02_elizondo_
study.pdf.
FIRA (Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura).
2010. 200 Casos de éxito FIRA en el sector rural mexi-
cano. México.
Flores, R., E. Serrano, V. Palacio y G. Chapela. 2007. Análisis
de la industria de la madera aserrada en México. Madera
y Bosques 13(l):47-59.
Friedmann, J. 1992. Empowerment: The politics of alternative
development. Blackwell. Cambridge, MA.
Gilí, L. 2002. The first nations reclaim a températe rain forest.
In: Ford Foundation, eds. Sustainable Solutions: Building
assets for empowerment and sustainable development.
Nueva York.
Gobierno del Estado de Chihuahua, C. Fuján, M. Olivas y S.
Vázquez. 2012. Programa de Desarrollo Forestal Susten-
table del Estado de Chihuahua. Chihuahua, Chihuahua.
135 p.
Hirschman, A. 1993. Getting ahead collectively: grassroots
experiences in Fatin America. Fundación Interamericana,
Arlington, VA.
Improven. 2013a. Organizaciones flexibles, la clave para tener
éxito. Newsletter: Allied Consultants Europe-Improven.
Disponible en línea: http://www.improven.com/organiza-
ciones-flexibles-la-clave-para-tener-exito/.
Improven. 2013b. ¿Existen silos de gestión en tu organización?.
Newsletter: Allied Consultants Europe-Improven. Dispo-
nible en: http://improven.com/blog/existen-silos-de-ges-
tion-en-tu-organizacion-2/#more-348.
Klooster, D. 2003. Campesinos and Mexican forest policy
during the twentieth century. Latín American Research
Revieiv 38(2):94-126.
Kshitij, C. 2015. The effect of political decentralization and
affirmative action on Multidimensional Poverty Index:
evidence from Indian States .Journal of Social and Econo-
mía Development 17(l):27-49.
Indufor. 2001. Diagnóstico nacional del sector forestal. Versión
1.2. Helsinki, Finlandia.
Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía). 2011.
Panorama Sociodemográfico de México. México, 104 p.
Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía). 2003.
Anuario de estadística por entidad federativa. Aguasca-
lientes, Ags., México. 660 p.
Finda, H., J. Markusen y T. Rutherford. 1991. Trade liberaliza-
tion in a multinational-dominated industry: A theoretical
and applied general-equilibrium analysis. NBER Working
Papers 3679, National Bureau of Economic Research, Inc.
Fuján, C. y S. Vázquez. 2013. Mapa del área de estudio. Dispo-
nible en línea: http://paraimprimir.org/mapa-de-la-repu-
blica-mexicana-sin-nombre-para-imprimir/.
Merino, F. 2001. Fas políticas forestales y de conservación y sus
impactos sobre las comunidades forestales. 41 p.
Messier, C., K. Puettmann, R. Chazdon, K.P. Andersson, V.A.
Angers, F. Brotons, E. Filotas, R. Tittler, F. Parrott, F. y
S.A. Fevin. 2015. From management to stewardship:
viewing forests as complex adaptive systems in an uncer-
tain world. Conservation Fetters.
Mota, J.F. 2002. Estudio de caso de integración horizontal:
Asociación de productores de reposición forestal y comer-
cializadores de carbón del municipio de Nagarote (eco-
carbón) en Nicaragua. Banco Interamericano de
Desarrollo (BID).
Nolan, M. 2001. Community based forest management: Com-
mercial harvesting of the rainforest of Indonesia. The
International Forestry Revieiv 3(3):231— 235.
Porter, M. 1990. The competitive advantage of nations. Mac
Millan. Fondres.
50
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 37-51 Primavera 2016
Redclift, M. 1987. Sustainable development: exploring the con-
tradictions. Methuen. Nueva York.
Sabogal, C., W. de Jong, B. Pokorny y B. Louman. 2008. Manejo
forestal comunitario en América Latina. Experiencias,
lecciones aprendidas y retos para el futuro. Indonesia:
Cifor, Bogor.
Scherr, S., A. White y D. Kaimowitz. 2003. A new agenda for
conservation and poverty reduction: Making forest mar-
kets work for low-income producers. Forest Trends. Cen-
ter for International Forestry Research. Washington, DC.
Secretaría de Economía. 2013. Tratados y acuerdos firmados
por México. Disponible en línea: http://www.economia.
gob.mx/comunidad-negocios/comercio-exterior/tlc-
acuerdos.
Segura, G. 2011. Fa visión del sector desde la perspectiva acadé-
mica, del gobierno federal yde organismos internaciona-
les. In: Comisión Nacional Forestal, eds. Encuentro
nacional de silviculura comunitaria. Memoria del evento.
México, D.F.
Semarnat (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales)
- Conafor (Comisión Nacional Forestal). 2004. Anuario
estadístico de la producción forestal. Disponible en línea:
http://148.223.105.18 8:2222/snif_portal/index.
php?option=com_content&task=view&id=33&Itemid=36.
Semarnat (Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Natura-
les). 2013. Anuario estadístico de la producción forestal.
Dirección General de Gestión Forestal y de Suelos.
México.
Semarnat (Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Natura-
les) - Conafor (Comisión Nacional Forestal). 2013a. Pro-
puesta de actualización programa estratégico forestal
para México 2025, V.4. México, D.F. 158p.
Semarnat (Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Natura-
les) - Conafor (Comisión Nacional Forestal). 2013b.
Reglas de operación del Programa Nacional Forestal
2013. Diario Oficial de la Federación. Viernes 8 de marzo
de 2013. Secretaría de Gobernación, México.
Smith, B. y V. Cossio. 2008. Competitiveness of Forest Products at
Global Markets; with Particular Emphasis on Tropical
Forest Products and on Small and Médium Scale Producers.
Market Review in the U.S. of Selected Timber, FAO. Dispo-
nible en: http://www.fao.Org/forestry/media/15024/l/0/.
Villarreal, M.A. 2010. NAFTA and the Mexican economy. Fede-
ration of American Scientists Congressional Research
Service. RF34733. EUA.
Tieguhong, J.C., O. Ndoye, S. Grouwels, W.A. Mala y J.F.
Betti. 2012. Rural enterprise development for poverty
alleviation based on non-wood forest producís in Central
Africa. International Forestry Review 14(3):363-379.
Trejo, N.A. 2013. Desafíos de la competitividad en la frontera
norte de México en el marco del reajuste global, (in Spa-
nish). Frontera Norte 25(50):213-221.
Witek-Crabb, A. 2012. Sustainable strategic management and
market effectiveness of enterprises. Procedía - Social and
Behavioral Sciences 58:899-905.
Manuscrito recibido el 18 de febrero de 2014.
Aceptado el 23 de agosto de 2015.
Este documento se debe citar como:
Luján Á., C., J.M. Olivas G., H.G. González H., S. Vázquez Á., J.C. Her-
nández D. y H. Luján Á. 2016. Desarrollo forestal comunitario sus-
tentare en la región norte de México y su desafío en el contexto de
la globalización. Madera y Bosques 22(1):37-51.
51
Madera y Bosques
vol. 22 / núm. 1:53-69
Primavera 2016
Percepciones sobre
servicios ambientales y pérdida de
humedales arbóreos en la comunidad
Monte Gordo, Veracruz
Perceptions about environmental Services and loss of Forested wetlands in
Monte Gordo community, Veracruz
José Luis Marín-Muñiz 12 *, María E. Hernández Alarcón 3 , Evodia Silva Rivera 1 y Patricia Moreno-Casasola 3
1 Centro de Investigaciones Tropicales. Universidad 2 Adscripción actual: El Colegio de Veracruz. Veracruz, 3 Instituto de Ecología A.C. Veracruz, México.
Veracruzana. Veracruz, México. México.
* Autor de correspondencia, soydrew@hotmail.com
Resumen
Este estudio indaga las percepciones de los habitantes de Monte Gordo, Veracruz sobre los servicios ambientales que proveen los humedales
arbóreos. Se recolectaron opiniones de informantes clave de la comunidad mediante entrevistas semi-estructuradas. Los datos se analizaron
y reforzaron con las percepciones obtenidas durante una prueba piloto y estos últimos se categorizaron de acuerdo con la población pro-
ductiva (PP) y jóvenes estudiantes (PE). El análisis de percepciones incluyó las reflexiones de jóvenes y adultos (generacional). Se encontró
que las percepciones sobre los servicios ambientales de los humedales (hábitat de vida silvestre y tratamientos naturales de agua) y uso de los
humedales (áreas de basureros) variaron significativamente entre los grupos de PP y PE al igual que el análisis reflexivo de nivel generacional.
Los informantes clave percibieron que los principales servicios ambientales que los humedales proveen son: productos alimenticios, materia
prima para construcción y como atracción turística. La función de humedales como sitios de protección a inundaciones y costas no fue
claramente percibida. La pérdida de humedales se percibió como una situación que ha incrementado a través del tiempo en la comunidad,
sin embargo, las situaciones que lo han provocado y su importancia a nivel local varió entre los entrevistados con respecto a sus activida-
des. Los recursos alimenticios y otros servicios de los humedales les atañen de forma colectiva por lo que se requieren iniciativas locales de
acción colectiva en donde se integre a los habitantes del pueblo, autoridades municipales y a dueños de terrenos de las zonas más altas a la
comunidad cuyas actividades también repercuten en la situación actual de los humedales de Monte Gordo.
Palabras clave: acción colectiva, análisis reflexivo, función y uso de humedales, informantes clave, protección contra inundaciones,
percepciones.
Abstract
This study investigates the perceptions of environmental Services provided by forested wetlands by inhabitants of Monte Gordo, Vera-
cruz. Information from key informants in the community was collected through semi-structured interviews. Data were analyzed and re-
inforced with perceptions obtained during a pilot test, and the latter were categorized according to potentially productive population (PP)
and younger students (PE). The analysis included perception and reflections between young and adult people (generational). We found
that perceptions of environmental Services such as considering wetlands as wildlife habitat, natural water treatment areas and using them
as landfill sites varied according to groups of PP and PE as compared to the reflective level generational analysis. Key informants perceived
that the major ecosystem Services that wetlands provide are: foodstuff, raw materials for construction, and as a tourist attraction. The
role of wetlands as sites of flooding and Coastal protection was not clearly perceived. Wetland loss is perceived as a situation that has
increased over time in the community, however, the situations that have caused it and the local importance varied among respondents
regarding their activities. Lood resources and other wetland Services affect them collectively so that local initiatives are required so that
they integrat the villagers, local authorities and landowners from the upland areas of the community whose activities also affect the
current status of wetlands in Monte Gordo. Collective action for the common good must be strengthened.
Keywords: collective actions, reflexive analysis, function and use of wetlands, key informants, protection against inundations, perceptions.
53
Marín-Muñiz et al. Percepciones sobre servicios ambientales y pérdida de humedales arbóreos
Introducción
Las diversas actividades que para sobrevivir han desarro-
llado las poblaciones humanas, han modificado la estruc-
tura y funcionamiento de los diferentes ecosistemas como
selvas, bosques (Rosete-Vergés et al ., 2014) y humedales
(Abarca y Herzig, 2002; Moreno-Casasola, 2006). Los
humedales son sitios de transición entre ecosistemas
terrestres y acuáticos que se caracterizan porque sus sue-
los permanecen saturados de agua ya sea de forma tempo-
ral o permanente y con vegetación la mayor parte del año
adaptada a dichas condiciones (Mitsch y Gosselink,
2007).
De acuerdo con el tipo de vegetación, los humedales
pueden ser herbáceos o arbóreos, estos últimos también
conocidos como selvas inundables; ecosistemas domina-
dos por árboles adaptados a vivir en zonas inundadas, este
tipo de humedales también incluye a los manglares
(Mitsch y Gosselink, 2000; Moreno-Casasola e Infante
2009; Marín-Muñiz y Hernández, 2013). El valor de los
humedales arbóreos radica en las múltiples funciones
naturales que realizan y que resultan en servicios ambien-
tales en beneficio para los seres humanos. Ejemplo de
dichos servicios ambientales son: la producción de mate-
ria prima para construcción (madera), recursos alimenti-
cios (peces y mariscos), mejoramiento de la calidad del
agua, hábitat de especies terrestres, acuáticas y de aves,
entre otros. Además, los humedales arbóreos juegan un
papel primordial en los ciclos hidrológicos y de otros
nutrientes como el nitrógeno, fósforo, y carbono (Manson
y Moreno-Casasola, 2007; Marín-Muñiz et al ., 2014). Sin
embargo, la sobreexplotación de los componentes de estos
ecosistemas, y el avance de la mancha urbana sobre el
hábitat, son algunas amenazas para la conservación de los
mismos.
En general, las poblaciones que hacen un uso directo
de los humedales o que habitan en áreas cercanas a ellos,
desconocen a profundidad los procesos ecológicos de los
mismos o su funcionamiento como reguladores de ciclos
vitales. A través del análisis de las experiencias, algunos
autores han descrito la necesidad de fomentar en los ciu-
dadanos acciones de educación ambiental (EA), orientadas
a generar cambios de actitud y fortalecer la autonomía
comunitaria en beneficio de los ecosistemas costeros (Car-
mona-Díaz et al., 2004; Carrero y García, 2008; Moreno-
Casasola, 2009). Sin embargo, muchos de los trabajos de
EA generados a lo largo de más de tres décadas, han ini-
ciado con la idea de que la EA basada en la transmisión de
contenidos logrará generar cambios en las actitudes y
comportamientos que llevarán a la conservación de dichos
ecosistemas. Dieleman y Juárez-Nájera (2008) señalan
que una de las razones por la que los programas de EA no
contribuyen a alcanzar los objetivos de transformación de
actitud y comportamiento, es porque el diseño de dichos
programas no incluye la aplicación de conocimiento en
situaciones reales de vida, ni las interpretaciones que los
participantes le dan a los ecosistemas con base en su saber
empírico. Partiendo de la visión anterior, los autores de
este trabajo argumentan que antes de proponer y elaborar
programas de EA sobre humedales, un paso esencial es
conocer cómo los individuos conviven e interactúan con
ellos. En las investigaciones sociales, en el contexto de los
humedales, una forma de interpretar el significado que la
gente le da a dichos sitios de acuerdo con sus experiencias
de vida y de contacto directo con tales ecosistemas, es
haciendo uso de las percepciones.
Vargas (1994), define a la percepción como un pro-
ceso biocultural, resultado de las experiencias culturales e
ideológicas aprendidas desde la infancia y estasestas son
moldeadas por las interacciones con el mundo que le
rodea. Lo anterior se refuerza con lo planteado por Neis-
ser (citado en Fernández, 2008: 183), quien alude a la per-
cepción como una continua interacción con el ambiente
natural y social. Refiriéndose a los modelos de representa-
ción social de Moscovici (citado en Mora, 2002: 18), la
percepción social se describe como una instancia media-
dora entre el estímulo, el objeto exterior y el concepto que
de él nos hacemos. Es decir, no es resultado solo de carac-
terísticas físicas observables, si no de los rasgos que cada
persona atribuye como blanco de sus vivencias y experien-
cias. Basados en lo anterior, en este estudio, el concepto de
percepción se considera como la interpretación de las sen-
saciones y emociones basadas en la experiencia y los
54
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 53-69 Primavera 2016
recuerdos previos, en conjunto con la interacción con su
entorno natural y social. El conocer las percepciones, per-
mitirá interpretar con precisión el significado de sus accio-
nes, y determinar aspectos que influirán en la toma de
decisiones, en este caso, relacionadas con la protección de
humedales, lo cual puede servir como base para diseñar
proyectos de EA.
Antecedentes sobre el estudio de percepciones
sobre humedales
Por su condición de zonas pantanosas, los humedales han
sido poco apreciados y hasta considerados como sitios
hostiles y peligrosos (Velázquez y Hoffman, 1994;
Moreno-Casasola et al., 2009). En los últimos 20 años,
los estudios sobre el funcionamiento y composición de los
humedales en México han incrementado (Dugan, 1992;
Velasco, 2008; Peralta-Peláez y Moreno-Casasola, 2009).
Sin embargo, pocas veces se evalúa la forma en que la
gente percibe sus recursos. La percepción de los ecosiste-
mas depende del contexto en el que desarrollan sus modos
de vida. En Nueva Escocia, Canadá, Manuel (2003) inves-
tigó la percepción de la gente sobre los humedales en
vecindarios locales, 52% mencionó importante la presen-
cia de humedales, mientras que 42% proporcionó una res-
puesta opuesta. El autor sugiere que el conocimiento sobre
los ecosistemas favorece el nivel de concientización y pro-
vee posibilidades de modificación de comportamientos.
Sin embargo, como se apunta en este estudio, el conoci-
miento no es el único factor que induce a que los indivi-
duos actúen en favor de la protección de un ecosistema.
Algunos autores hacen referencia a otras características
como las creencias, la moral y los hábitos adquiridos en el
entorno que se vive (Harris, 1996; Blázquez, 2001). En
otro estudio, en el que se investigó la percepción sobre
humedales a maestros de primaria en Kenya, África, Nda-
ruga e Irwin (2003) encontraron que los humedales fue-
ron valorados por su función como suministro de agua y
que las principales amenazas para los humedales fueron:
erosión del suelo, deforestación y sobrepastoreo, y sugie-
ren que estas percepciones sean consideradas dentro de los
programas de formación para profesores, quienes suelen
tener un papel de liderazgo. Kaplowitz y Kerr (2003),
mediante encuestas telefónicas investigaron la percepción
sobre humedales en Michigan, Estados Unidos. El estudio
reveló un interés por proteger los humedales en 60% de la
población. Además se encontró que la población joven y
habitantes con mayor nivel educativo mostraron mayor
interés por la existencia de humedales. Estudios como los
descritos se realizan para observar tendencias en cuanto a
un problema determinado y ofrecen una visión parcial de
la realidad. Sin embargo, en estudios sociales resulta vital
la convivencia y observación directa con la población.
Asimismo, el uso del teléfono como vía de contacto, deja
de lado la inclusión de personas sin teléfono, quienes
podrían tener una percepción diferente.
Es escasa la literatura que explore las percepciones y
actitudes sobre humedales en México. Por lo cual, la inda-
gación sobre percepciones de la gente de comunidades con
presencia de humedales resulta pertinente. Los trabajos
existentes han iniciado a partir de conflictos propiciados
por la expansión de las poblaciones humanas, poniendo
en riesgo la biodiversidad de los humedales. En La Man-
cha-El Llano, Ver. México, ante un conflicto entre gana-
deros y pescadores en la zona de humedales (humedales
arbóreos y áreas inundadas con vegetación herbácea) por
querer tener más extensión de tierras para el ganado, per-
judicando las áreas de humedales, Moreno-Casasola, ini-
ció en 1998 un programa en el cual se incluían acciones de
conservación, EA y proyectos productivos sustentables. A
más de una década se ha logrado que actualmente el sitio
La Mancha-El Llano se haya decretado como sitio Ram-
sar (No. 1336). Con ello se establecieron compromisos de
diferentes actores (gobierno municipal, estatal, federal,
sector social y técnico) para participar en un plan de
manejo, con el cual se han logrado mejoras en las actitu-
des en algunos sectores de la población, lo cual se refleja
en que las áreas de humedales son protegidas, cuidadas y
respetadas por los mismos habitantes de la zona; además
la frontera ganadera se ha mantenido estable, sin exten-
derse a las áreas de humedales (López et al., 2006;
Moreno-Casasola, 2006). En la zona de Alvarado Vera-
cruz y durante siete años se desarrolló un proyecto para la
55
Marín-Muñiz et al. Percepciones sobre servicios ambientales y pérdida de humedales arbóreos
conservación del manatí y su hábitat (humedales), que
incluía talleres de EA dirigidos a niños, jóvenes y adultos
(Cortina, 2008), la autora observó una notable participa-
ción en la protección de los humedales en los talleres y
resaltó la preocupación por la conservación y protección
de los recursos naturales en los habitantes. Sin embargo,
no existen datos documentados en los que se reflejen los
productos que las actividades educativas hayan generado.
Considerando que es fundamental entender el significado
que las personas le dan a dichos ecosistemas de acuerdo
con sus experiencias, por tener contacto directo con los
humedales, se hace evidente realizar estudios que permi-
tan conocer al grupo con el que se va a trabajar, ayudar a
determinar sus inquietudes y elaborar en conjunto pro-
puestas de solución a los problemas.
Objetivo
Conocer la percepción que tienen los habitantes de Monte
Gordo sobre los servicios ambientales de humedales arbó-
reos de acuerdo con su actividad (productiva o estudiantil)
y con respecto al nivel generacional (jóvenes y adultos). En
este estudio se argumenta que estudiar las percepciones
locales sobre humedales es un paso fundamental para
diseñar programas de educación ambiental para el apro-
vechamiento sustentable de los mismos.
Materiales y métodos
Este estudio se llevó a cabo en la comunidad rural Monte
Gordo, municipio Tecolutla (Fig. 1), el cual se ubica en la
planicie costera del estado de Veracruz a los 20° 17’ 38”
N, 96° 50’ 21” W, cuya altitud es de 1 m snm. Al norte de
la comunidad se encuentra La Vigueta, al sur colinda con
la localidad de Casitas, la parte este corresponde al Golfo
de México y la oeste a zona de esteros y humedales. El
clima es cálido húmedo con abundantes lluvias en verano,
con temperaturas de 24 °C a 26 °C. Los grupos edáficos
predominantes en la zona son el regosol y gleysol (Inegi,
2009). Las calles de Monte Gordo no están pavimentadas,
solo la que les da acceso (carretera federal Veracruz-Poza
Rica). En la comunidad, más de 70% de la población
cuenta con servicios de agua entubada y luz eléctrica. La
localidad cuenta con niveles educativos a nivel preescolar,
primaria, y secundaria. De acuerdo con Inegi (2010a),
Monte Gordo, es una población de 721 habitantes. En
cuanto a la estructura de la población, que se refiere a la
población por grupos de edad, el Censo de Población y
Vivienda del 2000 muestra que, en Monte Gordo, 7.2%
de la población tiene entre 0 y 4 años de edad, 25.8% de
la población total son estudiantes (entre 5 y 18 años), 53%
es potencialmente productiva (entre los 19 y los 59 años
de edad) y, finalmente, 14% es mayor de 59 años. Es decir
hay un predominio importante de población potencial-
mente productiva y población de jóvenes estudiantes.
Principales actividades de sobrevivencia en la
comunidad de Monte Gordo
Las comunidades rurales poseen un alto grado de autosufi-
ciencia alimentaria y, si bien el cultivo de tierra tiende a ser
la actividad principal, por lo regular hacen una combina-
ción de diversas prácticas de sustento (Toledo, 1993). En
Monte Gordo, la población económica involucra principal-
mente actividades del sector primario (Tabla 1). Una de las
principales actividades productivas es la pesca, que además
de ser parte de su alimentación, constituye una fuente de
ingresos. Dentro del poblado existe un grupo reciente de
personas que formaron una cooperativa con el fin de repro-
ducir peces. La pesca también es complementada con la
agricultura (maíz, frijol, sandía y jitomates). Tanto la pesca
como la agricultura están directamente relacionadas con
los humedales, pues estos actúan como zonas de refugio y
crecimiento de peces y mariscos, lugar en el que los pesca-
dores realizan la mayoría de su pesca; mientras que las
zonas de cultivo están contiguas a los humedales. Un estu-
dio reciente señala que Monte Gordo mantiene 26% de sus
tierras dentro del área de ecosistemas de humedales (tanto
arbóreos como herbáceos) (Rodríguez-Luna et al., 2011). El
cuidado del ganado es otra actividad combinada con las
anteriores por algunas familias, por lo que áreas de pastiza-
les para ganado son parte del uso de suelo en la región
(Inegi, 2009). Aunado a lo anterior, Monte Gordo forma
parte del corredor turístico “Costa Esmeralda” por lo que
otra de las actividades económicas son labores turísticas
56
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 53-69 Primavera 2016
Golfo de
México
Gordo
Golfo de
México
M j n ¡ c\ pió Tecol utl a
V'y Comunidad Monte Gordo
Limite ANPCiénega del Fuerte
Figura 1 . Ubicación del sitio de estudio.
Tabla 1 . Población económicamente activa por sectores de
actividad en Tecolutla, Veracruz y uso de suelo en la región
Costa Esmeralda.
Fechas de
censo
Población económicamente activa (%)
Sector
Sector
Sector
primario
secundario
terciario
2005
55.21
11.89
17.83
2010
47.5
12.5
39.6
*Área de usos de suelo en la región Costa Esme-
raída (Corredor turístico que incluye lugares
costeros como Nautla, Casitas, Monte Gordo y
Tecolutla) (ha)
Playas
Humedales
arbóreos
Zonas de
pastoreo
1995
54
352
806
2006
51
278
870
-Sector primario: agricultura, ganadería y pesca; secundario: industria manufactu-
rera y construcción; terciario: comercio, hoteles y restaurantes. Fuentes: SNIM
(2008) y SIM (2015).
-"Fuente: Martínez et ol. (2014).
(Mendoza et al., 2012). Además, algunos habitantes fungen
como prestadores de servicios turísticos, trabajan en hote-
les, restaurantes o negocios de artículos playeros, actividad
que ha incrementado en los últimos años (Tabla 1).
Recursos naturales
En el municipio de Tecolutla, existen más de 5000 ha de
humedales (López-Portillo et al., 2010). En dicho munici-
pio se encuentra “Ciénega del Fuerte”, una de las áreas
más extensas de humedales en el estado de Veracruz y que
fue denominado como área natural protegida en 1999,
por el gobierno estatal. A unos pocos kilómetros al sur del
área natural protegida se encuentran las zonas de hume-
dales de Estero Dulce, estas zonas se ubican al oeste de la
comunidad de Monte Gordo. La zona de humedales en
Monte Gordo mantiene tanto especies arbóreas como her-
báceas desarrollados principalmente a lo largo de la zona
de borde de los esteros que se conectan con el mar a ~3 km
en la comunidad de Casitas (Fig. 1). Las especies arbóreas
predominantes en los humedales son: Rbizopbora mangle
L., Laguncularia racemosa L. y Pacbira aquatica
(Moreno-Casasola e Infante, 2009) y la vegetación herbá-
cea de mayor abundancia es de Tbalia geniculata L.,
Cyperus giganteas Vahl, y Ecbinocbloa pyramidalis
(Lam.) (Moreno-Casasola et al., 2010). La zona de hume-
dales de la región ha sido una importante fuente de recur-
sos pesqueros que ha sido amenazada por la frontera
agrícola, desecación del suelo y sobreexplotación de recur-
sos (Rodríguez et al., 2011). Se ha documentado que de
1995 a 2006 se perdieron 6% de los humedales (Men-
doza, 2009) (Tabla 1). La importancia de este sitio en tér-
minos de biodiversidad, la pérdida de humedales y el
desarrollo económico fueron los criterios por los que se
eligió a Monte Gordo como sitio de estudio.
Herramientas y técnicas de muestreo y análisis
En este estudio se hace uso de una metodología donde se
hibridizan lo cualitativo y cuantitativo. El trabajo está orga-
nizado en tres etapas: 1) trabajo piloto para indagar la per-
cepción sobre humedales en la comunidad, 2) colecta de
información cualitativa con informantes clave, 3) análisis de
57
Marín-Muñiz etal. Percepciones sobre servicios ambientales y pérdida de humedales arbóreos
percepciones cuali y cuantitativamente. Se realizó una apro-
ximación etnográfica a la comunidad, la cual consistió ini-
cialmente en la descripción de la vida cotidiana, destacando
principalmente las actividades económicas de los habitantes
(descritas anteriormente). Para lo anterior, se hizo uso de la
observación participante, registrando la información en una
bitácora de campo. Mediante un muestreo intencional indu-
cido (Pérez, 1994), se entrevistó a 12% de los individuos (n =
38) generadores de ingreso familiar (población potencial-
mente productiva -PP), en donde se incluyó a trabajadores de
servicios turísticos, pescadores y agricultores. También se
entrevistó 12% de jóvenes estudiantes (n = 18) entre 13 y 17
años de la escuela secundaria de la comunidad, quienes
representan a los habitantes que no son generadores de
ingreso familiar (población estudiantes -PE-) como unidades
de muestreo. La categorización de la muestra como pobla-
ción PP y PE se basó en las cifras Inegi de estructura de pobla-
ción ya descritas al inicio de la sección. Las entrevistas
semi-estructuradas para investigar las percepciones se apli-
caron entre julio y septiembre de 2010, y estas consistieron
de 41 preguntas divididas en cuatro secciones: a) ubicación y
uso de humedales: para indagar de qué forma se relacionan
con ellos; b) afirmaciones sobre ventajas y desventajas de los
humedales: para conocer su postura, mediante una escala de
tipo Lickert. Los datos se agruparon de acuerdo con la PP y
PE; c) identificación de las principales afectaciones de origen
social, económico y productivo que amenazan la integridad
de los humedales locales; d) acciones a favor de los humeda-
les: para identificar la disposición en el uso sustentable de
dichos ecosistemas. El tiempo en que se aplicaron las entre-
vistas fue alrededor de 45 minutos. Al inicio se les explicó de
manera breve el proyecto y los objetivos de este. Para refor-
zar los datos obtenidos, también se entrevistó a 17 informan-
tes clave (Tabla 2) haciendo uso de la indagación deductiva
mediante una entrevista semi-estructurada con la técnica
‘cara a cara’. La entrevista se sustentó por una guía general o
conjunto de aspectos que respondieran a los objetivos de
investigación (Taylor y Bogdan, 1984; Delgado y Gutiérrez,
1995). Se utilizó una guía de preguntas que se complementó
con otras que surgieron durante la conversación. La entre-
vista fue transcrita y audiograbada en la mayoría de los
Tabla 2. Relación de informantes clave.
No.
Edad
Ocupación
Informante
(años)
1
58
Comisariado ejidal
2
47
Delegado
39
Presidente de cooperativa de
3
cultivo de peces
4
47
Presidente junta de mejoras
5
30
Profesor de primaria (vigente)
6
63
Profesor de primaria (jubilado)
7
50
Profesor de primaria (jubilado)
8
44
Profesor secundaria (vigente)
9
71
Ama de casa (primeros habitantes)
10
55
Ama de casa (primeros habitantes)
11
66
Ama de casa (primeros habitantes)
12
76
Campesino (primeros habitantes)
13
80
Campesino (primeros habitantes)
14
71
Ama de casa (primeros habitantes)
15
29
Hotelero-restaurantero
16
35
Hotelero-restaurantero
17
37
Hotelero-restaurantero
Fuente: Trabajo de campo, noviembre 2011.
casos, previa autorización. La guía general se diseñó basada
en la entrevista piloto, con el fin de conocer la historia del
lugar, cómo han usado y cambiado los humedales. La entre-
vista guía realizada a informantes clave fue de 16 preguntas
y se aplicó en noviembre 2011. En la entrevista piloto las
respuestas con categoría de selección (respuestas si/no y
selección de escala Lickert) fueron codificadas y almacena-
das en una base de datos de Excel 2010. Las preguntas de
respuesta abierta requirieron análisis de texto para su poste-
rior organización en la base de datos. Para la sección B, el
análisis de los datos se organizó mediante gráficos y tablas.
Para el procesamiento y análisis de resultados de los datos
obtenidos mediante respuesta abierta, estas se volvieron a
leer y escuchar para su transcripción y organización. El
mismo criterio se utilizó para las notas de campo. El análisis
58
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 53-69 Primavera 2016
reflexivo de los datos se comparó entre PP y PE. Los resulta-
dos obtenidos de los informantes clave fueron analizados y
discutidos en conjunto con las entrevistas piloto. Para la esti-
mación de la confiabilidad de la sección de preguntas tipo
Licker del instrumento, se aplicó la medida de consistencia
interna alfa de Crombach (a). El cálculo mostró un coefi-
ciente de 0.652, para 10 Ítems , puntaje aceptable en estudios
de validación de instrumentos de encuesta (Vargas y Her-
nández, 2010). Las diferencias de percepción entre PE y PP se
efectuaron con el análisis de chi-cuadrada (/ 2 ). Ambas esti-
maciones, así como la estadística descriptiva se realizaron
con el programa SPSS vi 9 para Windows.
Tabla 3. Percepciones sobre servicios ambientales y caracterís-
ticas de los humedales obtenidas por la PE y PP de Monte Gordo.
Servicios Características de
ambientales los humedales
HVS
CP
DR
TA
SI
B
M
PE
50 b
72 a
44 a
44 b
50 a
33 a
89 a
PP
92 a
89 a
68 a
70 a
68 a
14 b
97 a
HVS: Hábitat de vida silvestre, CP: Crecimiento de peces, DR: Sitios para diver-
sión-recreación, TA: Tratamientos naturales de agua. SI: Sitios inundables, B: áreas
de basurero, M; área de mosquitos. Los porcentajes en la misma columna segui-
das por la misma letra como superíndlce, Indica que no son significativamente
diferentes (P< 0.05).
Resultados
Algunos de los servicios ambientales que proveen los
humedales y las características que dichos ecosistemas
presentan, fueron percibidas de diferente forma entre la
población productiva (PP) y de jóvenes estudiantes (PE)
(Tabla 3). Por ejemplo, solo 50% de la PE percibieron a
los humedales como hábitat de vida silvestre, lo cual fue
un porcentaje significativamente menor (/ 2 =13.55,
P=0.001) comparado con 92% de la PP que percibió la
importancia de hábitat para fauna de los ecosistemas de
humedales. La función de los humedales como trata-
mientos naturales de agua no fue percibida en más de
50% de los estudiantes, pero si fue reconocida por 68%
de la población potencialmente productiva, observán-
dose diferencias significativas entre las percepciones de
las dos poblaciones de estudio (/ 2 =8.66, P=0.013). Así
mismo, cerca de 35% de la población de estudiantes per-
cibió que los humedales han sido utilizados como tirade-
ros de basura y lo consideran como normal, mientras
que, un porcentaje significativamente más bajo (14%;
X 2 =25.74, P= 0.001) de la PP percibió como normal la con-
dición de ver a los humedales como tiraderos de basura.
Con respecto al servicio de los humedales como sitios de
crecimiento de peces, no se observaron diferencias signi-
ficativas en cuanto a la percepción entre PE (72%) y PP
(89%) (/ 2 =2.80, P=0.247). De igual manera, la percep-
ción del servicio ambiental de diversión/recreación de los
humedales arbóreos no fue significativamente diferente
(/ 2 =3.50, P=0.174) entre la PP (68%) y PE (44%). Las
características descriptivas de los humedales como ser
sitios inundables (50% y 68 %) la mayor parte del año,
ser sitios seguros (78% y 71%) y la presencia de mosqui-
tos en ellos fueron percibidas en porcentajes similares de
la población PP (89%) y PE (97%), sin observarse diferen-
cias significativas entre las percepciones de PP y PE
(P>0.05).
Cuando se indagó la percepción en los informantes
clave sobre los servicios que prestan los humedales, una
constante entre las respuestas fue apuntar a la importan-
cia de conservarlos por la obtención de materia prima
para construcción, alimento, productos medicinales y
sitios de atracción turística (Lig. 2).
Materia prima Alimento Atracción Productos
para turística medicinales
construcción
Figura 2. Servicios ambientales de los humedales, percibidos
por los informantes clave.
59
Marín-Muñiz et al. Percepciones sobre servicios ambientales y pérdida de humedales arbóreos
Percepciones sobre cambios en la vegetación y
ecosistemas de humedales
De acuerdo con la historia oral de los pobladores, la
comunidad de Monte Gordo se originó hace más de 80
años y se le dio dicho nombre debido a la abundancia de
vegetación. En los años 40’s y 50’s, con la construcción de
carreteras asfaltadas se inició el desmonte y se observaron
los primeros deterioros de la vegetación, incluyendo el de
zonas inundables de la región. Lo anterior se intensificó
con el aumento de población que se fue asentando en la
comunidad. La escasez de vegetación con el paso de los
años es clara cuando los pobladores de mayor edad y que
han vivido en la comunidad toda su vida comentan:
“Ahora cada vez hay menos árboles, antes lo único
que se veía a lo lejos eran los árboles y el monte, ahora se
distinguen fácilmente las casas, los potreros, cultivos y el
mar porque ya no hay vegetación, yo recuerdo que aquí
había tigres y venados y ahora solo se ven en libros o la
televisión ” (ama de casa, 71 años).
“Cada vez tenemos menos árboles y plantas, ya algu-
nas de las que antes había ni existen, mis nietos me pre-
guntan qué plantas había y les tengo que platicar porque
ya ni hay como enseñárselas y todo por querer tener más
terrenos ” (ama de casa, 66 años).
De acuerdo con la percepción de los pobladores, la
pérdida de vegetación generada en la comunidad, incluye
zonas de selvas inundables y estas han ido disminuyendo a
lo largo de los años y los refieren como manglares o Cié-
negas. El joven presidente de una cooperativa piscicultora,
originario de la comunidad, con grado de estudio de nivel
de educación media superior y además con una extensa
experiencia como pescador, apunta que:
“Los manglares y ciénegas se han ido perdiendo
como en un 60% principalmente por querer tener más
terreno para el ganado, ya que es lo más prioritario para
los ganaderos, tumban, queman los árboles, y tratan de
secar los terrenos, ya que si no el ganado se atasca y puede
ser pérdida.”
La gente está consciente de la pérdida de humedales en
la zona. De hecho, señalan que en el estero, una de sus zonas
de borde ya solo posee una franja con árboles, lo cual com-
prende a las selvas inundables, en las que señalan predomi-
nan el zapote reventador ( Pachira aquatica ), cuyo fruto es
comido por las aves. Hay varios pobladores que siguen
dejando pequeñas áreas sin talar dentro de sus parcelas, en
parte porque están conscientes de los beneficios que provee la
presencia de manglares o selvas inundables de agua dulce.
“Los manglares y ciénagas sirven para que tengamos
agua y para que la podamos tomar de los pozos de forma
dulce, si los seguimos tumbando nuestros pozos ya no
van a tener agua dulce si no salada y así no la podemos
tomar, por eso yo en mi parcela tengo una parte en la que
dejo que retoñen los mangles y otros árboles y ya la otra
parte es para el ganado” (comisariado ejidal, 58 años).
“Yo creo que debemos preservar lo poco que queda.
En las parcelas de mi esposo, tenemos un área en la que
seguimos dejando crecer la vegetación de mangles y otros
árboles que crecen por el estero porque después nos van a
servir para sacar postes para las cercas, y si no de cemento
salen caros” (maestra, 50 años).
“Sí es importante que cuidemos y conservemos las
ciénagas, los pantanos y los manglares porque eso ayuda
a que hayan muchos peces y camarones, antes bien fácil
los agarraba uno a simple vista, ahora ya casi ni hay, no
tienen donde crecer” (delegado comunitario, 47 años).
Estos relatos y fragmentos de la vida y las percepcio-
nes de la gente de Monte Gordo, indican que conocen
algunas de las problemáticas generadas por la pérdida de
humedales, y además realizan esfuerzos como el refores-
tar o dejar fragmentos de vegetación para mantener la
presencia de dichos ecosistemas. Sin embargo, a pesar de
lo anterior, los pobladores notan la contaminación y los
daños a la naturaleza que han deteriorado las zonas con
paisajes turísticos de Monte Gordo, como se aprecia en los
siguientes comentarios.
“La atracción de turistas a la zona de Monte Gordo
se debe básicamente a sus playas y las ciénegas, ya que la
gente disfruta de los paseos en lancha a los manglares,
pero esos sitios son explotados cada vez más y eso es
dañino para el ambiente y por eso luego tenemos muchos
cambios de clima y así los turistas ya no frecuentan estos
sitios, además hace falta divulgación” . (hotelero, 37 años).
60
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 53-69 Primavera 2016
“Las playas y los manglares son los lugares por los
que aquí hay turistas, pero el hecho de que se estén per-
diendo los paisajes naturales, provoca el desinterés por
seguir viniendo a nuestra zona turística, ya que cada vez
hay menos zona de playa y más contaminación, falta con-
cientización y cultura en todos para mantener limpios y
bonitos nuestros sitios ” (hotelero, 35 años).
“Aunque en la comunidad tenemos manglares, este-
ros y playas que son lugares que los turistas disfrutan,
esos sitios han disminuido con el paso del tiempo, porque
los terrenos los cambian a pastizales [...] es muy difícil ver
la cantidad de cangrejos o aves que existían antes ” (pro-
fesor, 63 años)
Ante los problemas ocasionados por el deterioro de
los humedales y la consciente percepción de la gente en
que los daños han sido provocados por los humanos, tam-
bién se les preguntó qué recomendaciones o sugerencias
podrían dar para conservar las zonas de humedales que
aún existen y cómo contribuirían a la conservación de los
mismos.
“Hace falta con ci entiza ción a la gente y respetar las
vedas para que los peces se desarrollen bien, pero no se
puede decir no pesques, si no hay otras opciones de tra-
bajo, ya que existen familias que dependen solo de esas
pescas y pues no tendrían qué comer, "(comisariado eji-
dal, 58 años).
“Para conservar lo que queda hace falta que ya no
tumben los árboles, las autoridades no le dan mucha
importancia al cuidado de la naturaleza y menos en
Monte Gordo, a veces escuchamos cosas en la tele pero
por acá no hay nada para cuidar los manglares y las cié-
nagas, aunque quisiéramos ayudar a hacer algo por cui-
dar, ya por mi edad sería difícil, pero los jóvenes es
importante que los enseñen a cuidar ” (ama de casa, 80
años).
“Sí es importante proteger la naturaleza, hacen falta
apoyos económicos y talleres o cursos para organizar gru-
pos de protección a los paisajes, además si se sigue de fo-
restando podríamos perder agua dulce y a mí sí me
gustaría participar de la forma que fuera, ya sea concien-
tizando a la gente en general y aprendiendo más sobre la
conservación para enseñárselo a mis alumnos ” (maestra
primaria, 30 años).
“Es importante que los jóvenes se interesen en cui-
dar la naturaleza, ustedes que están jóvenes y saben
deben de compartir lo que saben para ver si hay un poco
de concientización e interés por cuidar lo que queda”
(maestra primaria, 50 años).
“Falta difusión por el cuidado de la naturaleza y por
los beneficios que la presencia de humedales tiene en la
comunidad y el medio ambiente en general, yo creo poder
ayudar si fuese posible en hacer razonar a las personas,
en impartir información e inculcarlo igual en los jóvenes,
pero hacen falta también tener la información justa de lo
que se quiere informar” (maestro secundaria, 44 años).
Es notorio el interés en algunos pobladores de la
comunidad, principalmente los maestros, por la conserva-
ción de los humedales y de la necesidad de promover
información necesaria para concientizar sobre el beneficio
de la presencia de humedales y los daños que se generarían
con la ausencia de estos. En general, son los habitantes de
mayor edad quienes proponen que a los jóvenes les resulta
prioritario cambiar actitudes en beneficio de los ecosiste-
mas, porque son quienes muestran el menor interés por la
naturaleza y por continuar con las actividades de campo o
pesca. De acuerdo con los adultos, en la actualidad, los
jóvenes se dedican a actividades como la albañilería, cho-
fer de taxi o empleo en las zonas urbanas. Los entrevista-
dos reconocen la presencia de humedales donde aún
existen lagartos, peces, garzas, patos, tortugas y cangre-
jos. La pesca y captura de cangrejo azul, conocido en la
comunidad como guanaja ( Cardisoma guanhumi ) son
algunos de los recursos alimenticios que los habitantes
obtienen de los humedales. Los informantes clave perci-
ben: cambios en el uso de uso suelo, contaminación de los
humedales y uso excesivo de los recursos ecosistémicos,
como amenazas para la conservación de los humedales
arbóreos. El desinterés de las nuevas generaciones por los
ecosistemas de humedales también es un punto negativo
para los mismos, porque al no haber un uso directo entre
los habitantes y el humedal, no habrá una apropiación de
este por parte de los habitantes, y no habría interés por
61
Marín-Muñiz et al. Percepciones sobre servicios ambientales y pérdida de humedales arbóreos
preservarlo o usarlo apropiadamente. Por ello, resulta
prioritario fomentar desde los jóvenes una educación
ambiental que integre los servicios ambientales que los
ecosistemas de humedales proveen y que resultan en un
beneficio para los seres vivos, aunque no hagan usos
directo de los ecosistemas. La deforestación y la contami-
nación, permanecieron como amenazas identificadas por
los entrevistados desde el inicio del estudio. Una de las
amenazas constantes relatada por los habitantes es la des-
carga continua de desechos de una fábrica de jugos en la
zona alta del estero.
“Hay una juguera más arriba que descarga lo que le
sobra de los cítricos y desde entonces el agua se ve más
oscura, más sucia ” (campesino, 76 años).
Percepciones del servicio ambiental de mitigación
de inundaciones y protección de costas por los
humedales arbóreos
Cuando se les preguntó si creen que los humedales miti-
gan o favorecen la disminución de desastres naturales y si
la conservación de dichos ecosistemas resulta importante,
98% de los encuestados considera pertinente la conserva-
ción de los mismos, 92% los consideró como sitios en des-
aparición y que forman parte de la naturaleza, pero sin
tener claro su función (zonas de amortiguamiento, barre-
ras de defensa contra huracanes, almacenamiento de car-
bono, etc.) ante los desastres naturales. Solo 8% de los
encuestados argumentó la importancia del cuidado de los
humedales por los servicios que prestan. Cuando se les
pregunta sobre su interés por conocer más sobre el funcio-
namiento y los procesos que de forma natural ocurren en
los humedales, 98% de la población dijo estar interesada.
Los entrevistados consideran necesaria la concientización
sobre los daños que causan la pérdida de los ecosistemas y
el manejo inadecuado de los humedales, pero a la vez
dejan ver la importancia de que los aplicadores de normas
o estrategias que prohíban el uso de los recursos de hume-
dales, proporcionen a su vez opciones de actividades que
permitan el sostenimiento familiar, es decir, considerar
los requerimientos de sobrevivencia de las personas que
viven directamente de los humedales. Los maestros desta-
can la importancia de inculcar en los jóvenes la responsa-
bilidad por el cuidado de los humedales y su importancia,
partiendo de los problemas que en la comunidad se obser-
van. Del análisis de las expresiones textuales de los infor-
mantes se puede inferir también que perciben que el
cambio climático es uno de los grandes problemas ambien-
tales causado por la deforestación, contaminación y cam-
bio de uso de suelo. Los entrevistados relacionan el cambio
climático con el incremento de la frecuencia de tormentas
y huracanes, los cuales han impactado con mayor intensi-
dad en comparación con décadas anteriores. El calor exce-
sivo y penetrante es otro de los efectos que reconocen que
se ha incrementado en los últimos años en comparación a
10 o 20 años atrás.
Discusión
La utilización de los recursos y la forma como se relaciona
la gente con los humedales y como los percibe, varía a
nivel mundial, ya que los contextos culturales y biogeo-
gráficos difieren, e involucran necesidades específicas en
los diferentes grupos o comunidades existentes. Para el
caso de México, existen muchas poblaciones costeras en
las que sus habitantes dependen en gran parte de los recur-
sos que los humedales arbóreos y otros tipos de humeda-
les proveen. Por lo tanto, esto debe ser considerado antes
de asumir cualquier estrategia de EA para conservar eco-
sistemas. Carvajal (1994), evaluó la percepción sobre el
uso de suelo de Costa Rica; encontró que el suelo es perci-
bido de diferente forma según los recursos que se obtienen
del mismo. Lo anterior, es similar a lo observado en este
trabajo, donde la percepción cambia con respecto a las
actividades de los pobladores, es decir, con respecto al uso
que cada quien le da al humedal y el valor económico, y
por lo tanto los beneficios de los humedales no son visua-
lizados de la misma manera. Las actividades dentro de la
comunidad juegan un papel importante en la forma de
percibir a los humedales y dicho papel puede ser el princi-
pal factor por el cual se evidencian cambios de percepción
hacia los recursos naturales. Esta afirmación coincide con
el estudio de Chávez (2007), quien observó que los habi-
tantes percibieron a los recursos agua, suelo y vegetación
62
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 53-69 Primavera 2016
según la actividad y la remuneración que obtenían
haciendo uso de tales recursos. El papel que los diferentes
grupos desempeñan dentro de la sociedad, genera cam-
bios de percepción atribuidos a modo de vida y etapa
generacional en una misma población y de acuerdo con los
recursos obtenidos de los ecosistemas (Mahan et al.,
2000; Delgado et al., 2009; Seidl et al. 2011).
Con respecto a los beneficios de servicios ambientales
que proporcionan los humedales, los cuales no fueron per-
cibidos en la mayoría de la población, en este estudio se
observó que los informantes claves solo percibieron los ser-
vicios de aprovisionamiento, es decir aquellos beneficios
obtenidos como productos del ecosistema (alimentos, leña,
agua; Valdez y Ruiz, 2012), mas no fueron percibidos los
servicios de regulación como los de regulación del clima,
saneamiento del agua, polinización o atenuación de efectos
climáticos como inundaciones, siendo que esta última es
una problemática común en temporadas de lluvia (julio-
octubre) y temporadas de nortes con lluvias (noviembre-
febrero). Tan solo en la zona turística Costa Esmeralda, en
la cual se ubica la comunidad de Monte Gordo, se han
registrado inundaciones severas durante los años 1955,
1974, 1981, 1986, 1999, 20 05, 2010 y 2013 (Gárnica y
Alcántara, 2004; Tejeda, 2006; Anaya et al., 2012; Sinavef,
2013) como consecuencia de los desbordamientos del río
Tecolutla por la presencia de ciclones, huracanes o tormen-
tas tropicales. Ante lo anterior, resalta el considerar como
punto clave en futuras estrategias de EA a los servicios de
regulación que propician la presencia de humedales, ya que
estos actúan como barreras naturales ante los efectos de
tormentas y huracanes y atenúan los flujos de inundación
(Buenfil, 2009). El conocimiento de estos servicios por los
habitantes, podría favorecer su concientización ante cual-
quier intención de cambio de uso de suelo. En el caso de los
jóvenes estudiantes, estos tuvieron diferencias de percep-
ción más frecuentes sobre el uso y funciones de los humeda-
les con respecto al grupo de la población potencialmente
productiva, lo cual puede ser atribuido a la edad o a la poca
interacción que dicho grupo encuestado tiene con los hume-
dales. Esto tiene relación con el estudio de Natori y Che-
noweth (2008), quienes evaluaron la percepción sobre
humedales entre campesinos y naturalistas en Japón. Los
autores observaron que las características de ser sitios
abiertos y de apropiación fueron variables primordiales
para los campesinos y no para los naturalistas: para estos
últimos, la variable naturaleza y biodiversidad fueron más
relevantes, quizá porque ellos no hacían uso de los humeda-
les y porque las edades de los naturalistas eran entre 18 y 29
años y la de los campesinos alrededor de 60 años.
Son los jóvenes (grupo de edad entre 13 y 17 años) en
quienes se percibió la pérdida de interés de continuar con
las actividades locales como la pesca o la agricultura, y
por conservar la vegetación que aún existe en la comuni-
dad. Lo anterior se debe a que como muchos, en la actua-
lidad sus intereses se centran más en actividades con
mejores salarios, incidiendo en actividades como albañile-
ría, conducción de taxis o prestación de servicios turísti-
cos. La pesca o los cultivos en zonas de humedales son
actividades menos comunes actualmente, aun por los pro-
pios adultos. Hay vedas constantes que impiden la captura
de peces o mariscos, Chávez (2006) encontró que antes de
las inundaciones de 1999, la pesca ocupaba 50% de las
actividades de los económicamente activos, pero que
dicha actividad ha sido cada vez menos remunerada y que
ahora son más comunes otras actividades como las descri-
tas previamente y que comprenden el sector terciario. De
acuerdo con Inegi (2010b) y SNIM (2008), las actividades
del sector primario han disminuido cerca de 15% y las
actividades del sector terciario que incluyen transporte,
comercio, hoteles y restaurantes se duplicaron en tan solo
5 años (Tabla 1). Lo anterior ha propiciado que haya una
desvinculación de los jóvenes con los humedales, si no
existe un sentido de apropiación de los ecosistemas que los
rodean, hay una lógica detrás de la falta de conocimiento
sobre qué son y cuál es el papel de los humedales. Se con-
sidera por lo tanto, que los jóvenes son el grupo más apro-
piado para iniciar un programa de educación ambiental
para la conservación de los humedales que en el diseño
enfatice los contenidos sobre las consecuencias de la pér-
dida de diversidad observadas en la comunidad y del
incremento de la vulnerabilidad a inundaciones sin pre-
sencia de humedales.
63
Marín-Muñiz et al. Percepciones sobre servicios ambientales y pérdida de humedales arbóreos
Por las percepciones observadas, derivadas de las
actividades que la población ejerce, es necesario que la
población con las características del grupo de jóvenes que
formaron parte de este estudio, conozcan primero las
características y beneficios que proveen los humedales y
después las problemáticas locales en cuanto al deterioro y
consecuencias que se generarían por la pérdida de dichos
ecosistemas. Es prioritario además promover que esto no
es solo de importancia para los propietarios de terrenos
donde hay humedales o para los pescadores. Otro aspecto
importante por atender, es otorgarles la posibilidad de
participar activamente en las propuestas para el buen uso
y conservación de los ecosistemas de humedales. Ellos
necesitan sentirse también responsables de las problemáti-
cas observadas y se les debe animar a que realicen pro-
puestas que permitan lograr la conservación y protección
de los humedales en el mediano y largo plazo. Freire
(1985) hace hincapié en esta reflexión; el educador brasi-
leño critica los métodos de enseñanza rutinarios que se
han utilizado a lo largo de los años, en los que el maestro
es quien decide qué temas o palabras se proponen a los
educandos. Los educandos a su vez, son vistos como seres
pasivos incapaces de generar sus propias ideas y conoci-
mientos. Para Freire, lograr que la educación genere un
cambio social o concientización requiere ser implemen-
tada partiendo de las necesidades o problemas propios de
vida, para con ello, generar el interés de leer su propia
identidad y crear la capacidad en los individuos de reflexio-
nar y tomar acción en las problemáticas o situaciones que
alrededor de ellos se generan. Los problemas ambientales
y sus posibles causas han sido identificados entre los habi-
tantes de Monte Gordo. En los últimos años, varios auto-
res han enfatizado que los problemas ambientales son de
origen cultural y económico (Zamorano et al ., 2009); por
lo tanto, el diseño de estrategias de educación ambiental
debe orientarse a la solución de problemas, sin dejar de
considerar los criterios de una educación acción-reflexión-
acción por parte del educando descritos por Freire (1985)
previamente. Visto desde la óptica de Carmen (2004),
para que haya una participación creativa y una asimila-
ción real en la implementación de programas educativos
con características similares, debe haber una información
fluida, clara y concisa que conlleve a la cooperación, com-
promiso y confianza entre los educandos y educadores.
Reflexiones entre percepciones de jóvenes y
adultos (generacional)
Análisis de percepciones de adultos (generación
anterior)
De acuerdo con el análisis de las entrevistas realizadas en
adultos en la comunidad de Monte Gordo, existen proble-
mas económicos, políticos y sociales que están afectando
directa o indirectamente la integridad de los ecosistemas
de humedales arbóreos. Se percibe que la escasez de
entrada económica en los pescadores e interés de los due-
ños de terrenos adyacentes a los humedales por tener más
área para ganado son algunas de las situaciones que han
propiciado la pérdida y mal uso de los humedales en la
comunidad. Tan solo de 1995 al 2006, Martínez et al.
(2014) observaron 74 ha de pérdida de humedales arbó-
reos y más de 60 ha nuevas de terrenos pastoreo en el
municipio en estudio. El cambio de uso de suelo también
ha sido observado para la zona central norte del Golfo de
México, región que incluye a la zona de estudio (Moreno-
Casasola et al. 2012). Cabe mencionar que también, se
obtivieron respuestas de percepción contradictorias en los
adultos al indicar que se saben alertas de las consecuen-
cias que se originan con el mal uso de los humedales, por
lo que manifiestan realizar pequeñas acciones para preser-
var las áreas de humedales y su vegetación, pero al mismo
tiempo pescan en temporadas de vedas, talan sin permisos
pertinentes y desecan áreas de humedales para extensión
de terreno para ganado por las necesidades económicas.
De no atender las problemáticas encontradas en la comu-
nidad con respecto a los humedales, se visualiza que en
tan solo una o dos décadas, los humedales dejarían de ser
menos productivos debido a la intensa descarga de conta-
minantes a los ecosistemas, lo cual a la vez generaría esca-
sez de pesca por la baja tasa de crecimiento y producción
de peces y agua de menor calidad para los habitantes y la
fauna. Además, la tala excesiva de árboles generaría des-
64
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 53-69 Primavera 2016
lave de las zonas de borde de los esteros por la disminu-
ción de vegetación y posibles periodos prolongados de
inundación. De los terrenos existentes, Martínez et al.
(2014) encontraron que en la región Costa Esmeralda,
región donde se ubica la comunidad en estudio, la zona
urbana ha incrementado de 1995 a 2006 de 132 ha a 220
ha, mientras que las zonas de cultivo disminuyeron de
1717 ha a 1642 ha, los campesinos son los principales due-
ños de los terrenos existentes, en la comunidad no hay
presencia de indígenas (Inegi, 2010a). La zona urbana ha
aumentado debido a la instalación de hoteles y restauran-
tes, lugares donde muchos de los habitantes han ocupado
puestos de trabajo temporal, el cual incrementa en tempo-
radas de vacaciones como Semana Santa (abril).
Problemática de pérdida de humedales y su
relación con los jóvenes.
Ante las percepciones observadas en la comunidad de
Monte Gordo con respecto al mal manejo de los hume-
dales, es necesario atender los conflictos que han propi-
ciado la pérdida de dichos ecosistemas, para evitar que
las generaciones futuras no puedan disfrutar de los servi-
cios ambientales que los ecosistemas de humedales pro-
veen. Ante tal alarma, los jóvenes pueden tener una
función de gran importancia para atenuar la problemá-
tica del presente y evitar problemas más graves en el
futuro. Sin embargo, de acuerdo con las percepciones
analizadas en los jóvenes, en la comunidad existe una
gran desvinculación entre intereses y actividades cotidia-
nas de los jóvenes con respecto a los humedales. Se per-
cibió una clara desconexión entre las generaciones
anteriores y las actuales. Por lo anterior, resulta perti-
nente vincular y ligar a los jóvenes con la problemática
de su entorno para que sean ellos los posibles actores que
moldeen el futuro de su comunidad, aun cuando sus acti-
vidades económicas no dependan de los humedales.
Resulta crucial promover en ellos acciones que les permi-
tan canalizar su energía e intereses para solucionar los
problemas de sus ecosistemas y visualizarse en el futuro
con sus recursos naturales, lo cual no debe estar desco-
nectado con los intereses de superación y de mejor cali-
dad de vida. Los programas que se inicien deben
encaminar a los jóvenes para ser los propios líderes de la
comunidad de la mano con el conocimiento empírico de
las generaciones anteriores, para generar en los jóvenes
sus propias propuestas con acciones de beneficio colec-
tivo y que la percepción hacia los humedales cambie de
forma positiva en el futuro. De igual manera, resulta
pertinente el establecimiento de normas y políticas que
regulen el cuidado y funcionamiento de las selvas inun-
dables de agua dulce o humedales arbóreos ya que,
actualmente, la protección hacia humedales se ha enfo-
cado principalmente a los manglares, siendo que las sel-
vas inundables de agua dulce también tienen alto
potencial como secuestradores de carbono. Marín-
Muñiz et al. (2014) evaluaron dicha función en humeda-
les costeros de agua dulce del Golfo de México entre los
que se incluían selvas inundables de agua dulce de la
zona de Monte Gordo, encontrando que estas ayudan a
mitigar el calentamiento global. Esta información tam-
bién debe ser considerada en futuras estrategias ambien-
tales, ya que no es percibida y más bien, desconocida por
los habitantes en estudio. De igual manera, debe ser con-
siderada para posibles iniciativas para promover políti-
cas o estrategias de pago por servicios ambientales para
la conservación de las selvas inundables. Dichas iniciati-
vas podrían generarse desde los jóvenes, si primeramente
conocen a fondo la importancia de los servicios ambien-
tales de sus ecosistemas de humedales tanto de aprovisio-
namiento como culturales y de regulación, parte crucial
en los planes de diseño de estrategias de educación
ambiental.
Conclusiones
Las percepciones sobre los servicios ambientales de los
humedales difirieron entre la población potencialmente
productiva y los jóvenes estudiantes de Monte Gordo,
resultado de las experiencias directas con los ecosiste-
mas y necesidades individuales. Los servicios ambienta-
les de los humedales fueron menos percibidos por los
estudiantes que por la población potencialmente pro-
ductiva. Las percepciones observadas por los informan-
65
Marín-Muñiz etal. Percepciones sobre servicios ambientales y pérdida de humedales arbóreos
tes clave destacan los principales problemcas locales
que afectan a los humedales como contaminación, cam-
bio de uso de suelo y deforestación, actividades que
repercuten en problemáticas ecológicas, económicas,
sociales y hasta de salud. De acuerdo con las percepcio-
nes, se resalta la necesidad de fortalecer la acción colec-
tiva entre los habitantes para un bien común. La
investigación realizada muestra cómo el uso e interpre-
tación de las percepciones puede encaminar de forma
más directa al diseño de estrategias educativas específi-
cas para los actores involucrados en los problemas loca-
les, en este caso la pérdida por mal uso de los humedales,
aún en sectores con heterogeneidad de población. La
información de este estudio será útil para diseñar y
mejorar los programas de educación ambiental, ya que
con dicha herramienta se analizan los significados,
necesidades y problemas para darles una solución más
guiada de acuerdo con el contexto de Monte Gordo, lo
cual pudiera replicarse en otras comunidades con pre-
sencia de humedales
Agradecimientos
Al fondo sectorial Conacyt-Semarnat, por el financia-
miento otorgado para la realización del proyecto No.
107887. Al Conacyt por la beca doctoral No. 229637. A
la familia Marín Mejía por su apoyo y colaboración para
la convivencia y comunicación con los habitantes de
Monte Gordo, Ver. A Víctor M. Tress, Alejandro Marín y
Eduvina Marín por su apoyo en la aplicación de entrevis-
tas. A las habitantes de Monte Gordo, quienes compartie-
ron información importante para el proyecto a través de
las entrevistas.
REFERENCIAS
Abarca, J.F y M. Herzig. 2002. Manual para el manejo y con-
servación de los humedales en México. Publicación espe-
cial. 3 a ed. Arizona Game & Fish, Dumac, Environment
Cañada, NAWCC, Pronatura, RAMSAR, Semarnat, SWS,
U.S. Fish y Wildlife Service.
Anaya, M.P., J.J. Domínguez y C. Domínguez. 2012. Hacia una
cultura de prevención contra desastres naturales. Los
medios de comunicación y su participación en el huracán
Karl. Editorial Académica Española. 84 p.
Blázquez, E.F. 2001. Sociedad de la información y la educación.
Consejería de educación ciencia y tecnología. Ed. Junta de
ExtremaduraMérida. 240 p.
Buenfil, J. 2009. Adaptación a los impactos del cambio climá-
tico en los humedales costeros del Golfo de México. Vol
2. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Instituto Nacional de Ecología. México.
Carmen, R. 2004. Desarrollo autónomo. Humanización del
paisaje: una incursión en el pensamiento y la práctica
radical. Universidad Nacional. Heredia, Costa Rica.
Carmona-Díaz, G., J. Morales-Mávil y E. Rodríguez-Luna.
2004. Plan de manejo para el manglar de Sontecomapan,
Catemaco, Veracruz, México: una estrategia para la con-
servación de sus recursos naturales. Madera y Bosques
10(2):5-23.
Carrero, A. y M. García. 2008. Impacto de un programa educa-
tivo ambiental aplicado para promover la participación
ciudadana en la zona costera del estado de Miranda.
Revista de Investigación 64:103-133.
Carvajal, A.G. 1994. Clima, suelo, boque y sus interrelaciones
en la percepción de los Talamaqueños, Costa Rica. Anua-
rio de Estudios Centroamericanos 20(l):43-64.
Chávez, A.L.R. 2006. Impacto socioterritorial de las reubicacio-
nes de comunidades ocasionadas por las inundaciones de
1999 en el Municipio de Tecolutla, Veracruz y sus Alrede-
dores. México. Tesis de Licenciatura en Geografía. UNAM.
Chávez, B.G. 2007. Percepción del ecosistema por la comunidad
de San Crisanto en Yucatán de acuerdo con su actividad.
Cuicuilco 14(39):99-114.
Cortina, J.B. 2008. Educación Ambiental para la conservación
de los recursos naturales. Una experiencia de gestión y
participación en Alvarado, Veracruz, México (1999-
2005). Reporte para obtener el título de Licenciado en
Biología. Universidad Veracruzana. Xalapa, Veracruz.
Delgado, J.M. y J. Gutiérrez. 1995. Métodos y técnicas cualita-
tivas de investigación en ciencias sociales. Ed. Síntesis.
España.
Delgado, L.E., Marín V.H., Bachmann P. y Torres-Gomez M.
2009. Conceptual models for ecosystem management
66
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 53-69 Primavera 2016
through the participation of local social actors: the río
cruces wetland conflict. Ecology and Society 14(1):50.
Dieleman, H. y M. Juárez-Nájera. 2008. ¿Cómo se puede dise-
ñar educación ambiental para la sustentabilidad? Revista
internacional de contaminación ambiental 24(4):131-147.
Dugan, P. (ed.). 1992. Conservación de humedales. Un análisis
de temas de actualidad y acciones necesarias. UICN.
Gland. Suiza. 100 p.
Fernández, M.Y. 2008. ¿Por qué estudiar las percepciones
ambientales? Una revisión de la literatura mexicana con
énfasis en áreas naturales protegidas. Espiral, estudios
sobre estado y sociedad 15(43):179-202.
Freire, P. 1985. The politics of education: Culture, power, and
liberation. Bergin and Garvey. South Hadley, MA. 209p.
Garnica, R. J. e I. Alcántara, 2004. Riesgos por inundación
asociados a eventos de precipitación extraordinaria
en el curso bajo del río Tecolutla, Veracruz. Investiga-
ciones geográficas. Boletín del Instituto de Geografía
55:23-45.
Harris, M. 1996. Antropología cultural. Ed. Alianza. España.
p:428-429.
Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía). 2009.
Prontuario de información geográfica municipal de los
Estados Unidos Mexicanos. Tecolutla, Veracruz de Igna-
cio de la Llave. Clave 30158.
Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía). 2010a.
Censo de población y vivienda. México.
Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía). 2010b.
Censos nacionales, http://www.inegi.gob.mx.
Kaplowitz, M. y J. Kerr. 2003. Michigan residents" perceptions
of wetlands and mitigation. Wetlands 23(2):267-277.
López, El., P. Moreno-Casasola e I. Mendelssonhn. 2006.
Effects of experimental disturbances on a tropical fres-
hwater marsh invaded by the African grass Ecbinocbloa
pyramidalis. Wetlands 26(2):593-604.
López-Portillo, J., V.M. Vásquez R., L.R. Gómez A. y A.G.
Priego S. 2010. Humedales. In: E. Florescano y J. Ortiz
E., coord. Atlas del patrimonio natural, histórico y cultu-
ral de Veracruz. Tomo 1. Comisión del Estado de Vera-
cruz para la conmemoración de la independencia nacional
y la revolución Mexicana. p:227-248.
Mahan, L.B., S. Polasky y M.A. Richard. 2000. Valuing urban
wetlands: a property Price approach. Land Economics
76(1):100-113.
Manson, R. y P. Moreno-Casasola. 2007. Los servicios ambien-
tales que proporciona la zona costera. In: P. Moreno
Casasola, E. Peresbarbosa y A.C. Travieso Bello, eds.
Estrategias para el manejo costera integral: el enfoque
municipal. Inecol-Gobierno del Estado de Veracruz. p:
319-348.
Manuel, P. 2003. Cultural perceptions of small urban wetlands:
cases from the Halifax regional municipality, Nova Sco-
tia, Cañada. Wetlands 23(4):921-940.
Marín-Muñiz, J.L y M.E. Hernández. 2013. Selvas inundables
de agua dulce: valor y amenazas. Biodiversita. 108:7-11.
Marín-Muñiz, JL., M.E. Hernández y P. Moreno-Casasola.
2014. Comparing carbón sequestration in Coastal fres-
hwater wetlands with different geomorphic features and
plant communities in Veracruz, México. Plant and Soil
378(l):189-203.
Martínez, M.L., G. Mendoza, R. Silva y E. Mendoza. 2014.
Land use changes and sea level rise may induce a “coastal
squeeze” on the coasts of Veracruz, México. Global Envi-
ronemental Cbange. 29: 180-188.
Mendoza, G. 2009. Análisis del cambio de uso del suelo y valo-
ración de los servicios ecosistémicos en tres sitios turísti-
cos costeros del estado de Veracruz. Instituto de Ecología,
A.C., Xalapa, Ver. México.
Mendoza, G., M.L. Martínez., D. Lithgow., O. Pérez-Maqueo y
P. Simonin. 2012. Land use change and its effects on the
valué of ecosystem Services along the coast of the Gulf of
México. Ecological Economics 82:23-32.
Mitsch, W.J. y J. Gosselink. 2007. Wetlands. 4 a ed. Jonh Wiley
and Sons. Nueva York. 581p.
Mora, M. 2002. La teoría de las representaciones sociales de
Serge Moscovici. Athenea Digital 2:1-25.
Moreno-Casasola, P., ed. 2006. Entornos veracruzanos: la costa
de La Mancha. Instituto de Ecología, A.C., Xalapa, Ver.
México. 576 p.
Moreno-Casasola, P., H. López., D. Infante., L.A. Peralta.,
A.C. Travieso-Bello y B.G. Warner. 2009. Environmental
and anthropogenic factors associated with coastal wet-
67
Marín-Muñiz etal. Percepciones sobre servicios ambientales y pérdida de humedales arbóreos
land differentiation in La Mancha, Veracruz, México.
Plant and Ecology 200(l):37-52.
Moreno-Casasola, P. 2009. La educación ambiental como un
instrumento hacia la creación de un desarrollo costero
sustentable, In: A. Castillo y E. González G., coord.. Edu-
cación ambiental y manejo de ecosistemas en México.
Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
México. p:35-70.
Moreno-Casasola, P. y M.D. Infante. 2009. Manglares y selvas
inundables. Instituto de Ecología A.C. Conafort Y OIMT.
Xalapa, Ver. México. 150 p.
Moreno-Casasola, P., E. Cejudo-Espinosa., A. Capistrán-Barra-
das., D. Infante-Mata., H. López-Rosas., G. Castillo-
Campos., J. Pale-Pale y A. Campos-Cascaredo. 2010.
Composición florística, diversidad y ecología de humeda-
les herbáceos emergentes en la planicie costera central de
Veracruz, México. Boletín de la sociedad botánica de
México 87:29-50.
Ndaruga, A. y P. Irwin. 2003. Cultural perceptions of wetlands
by primary school teachers in Kenya. International
Research in Geographical and Environmental Education
12(3):219-230.
Natori, Y. y R. Chenoweth. 2008. Differences in rural lads-
cape perceptions and preferences between farmers and
naturalist. Journal of Environmental Psychology
28(3):250-267.
Peralta-Peláez, L.A. y P. Moreno-Casasola. 2009. Composición
florística y diversidad de la vegetación de humedales en
lagos interdunarios de Veracruz. Boletín de la sociedad
botánica de México 85:89-101.
Pérez, G. 1994. Investigación cualitativa, retos e interrogantes.
La Muralla. Madrid.
Rodríguez-Luna, E., A. Gómez-Pompa., J.C. López-Acosta., N.
Velázquez., Y. Aguilar y M. Vázquez. 2011. Atlas de los
espacios naturales protegidos de Veracruz. Gobierno del
Estado de Veracruz, Secretaría de Educación del Estado
de Veracruz, UV, Centro de Investigaciones Tropicales.
Rosete-Vergés, F., J.L. Pérez-Damián., M. Villalobos-Delgado.,
E. Navarro-Salas., E. Salinas-Chávez y R. Remond-Noa.
2014. El avance de la deforestación en México 1976-2007.
Madera y Bosques 20(l):21-35.
Seidl, G.U., L.A. Arrióla y A. A. Evangelista. 2011. “Ya no hay
árboles ni agua”. Perspectivas de los cambios ambientales
en comunidades de Zinacantán, Chiapas. LiminaR. Estu-
dios Sociales y Humanísticos 19(1):98-119.
SIM (Sistema de información Municipal). 2015- Cuadernillos
Municipales. Tecolutla. Secretaría de Finanzas y Planea-
ción del Estado de Veracruz y Gobierno del Estado de
Veracruz.
Sinavef (Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica
Fitosanitaria). 2013. Temporada de huracanes 2013.
Tormenta tropical Barry. No. 004. Secretaría de Agri-
cultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Ali-
mentación.
SNIM (SistemA Nacional de Información Municipal). 2008.
Versión 7.0. Instituto Nacional para el Federalismo y el
Desarrollo Municipal. Consultado en Julio 2008.
Steven, T y R. Bogdan. 1984. Introduction to qualitative
research methods: the search for meanings. John Wiley &
Sons. Nueva York. 302 p.
Tejeda, A. 2006. Panorámica de las inundaciones en el estado de
Veracruz durante 2005. In: A. Tejeda-Martínez y C.
Welsh- Rodríguez, eds. Inundaciones 2005 en el estado de
Veracruz. Universidad Veracruzana. Xalapa, Veracruz.
p:9-20.
Toledo, M.V. 1993. La racionalidad ecológica de la producción
campesina. In: V. Toledo, N. Barrera, F. Eccardi y C.
Carrillo, eds. Introducción a la ecología humana. México.
p:l 97-217.
Valdez C. y A. Ruiz A. 2012. Marco conceptual y clasificación
de los servicios ecosistémicos. Una revisión. Revista Bio
Ciencias 1(4):3-15.
Vargas, C y L. Hernández. 2010. Validez y confiabilidad del
cuestionario. Prácticas y cuidado que realizan consigo las
mujeres del posparto. Avances en Enfermería 28:96-106.
Vargas, M.L. 1994. Sobre el concepto de percepción. Alterida-
des 4(8):47-53.
Velasco, J.J. 2008. La ciénega de Chiconahuapan, estado de
México: un humedal en deterioro constante. Contribu-
ciones desde Coatepec 15:101-125.
Velázquez, E. y O. Hoffmann. 1994. Introducción. In: O. Hoff-
mann y E. Velázquez, coord. Las llanuras costeras de
68
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 53-69 Primavera 2016
Veracruz. La lenta construcción de regiones. ORSTOM.
Universidad Veracruzana. Xalapa, Ver. p:13-37.
Zamorano, G.B., S.V. Parra., C.F. Peña., M.Y. Castillo y M.J.
Vargas. 2009. Percepción ambiental en estudiantes de
secundaria. Actualidades Investigativas en Educación
9(3):1-19.
Manuscrito recibido el 19 de noviembre de 2014.
Aceptado el 19 de octubre de 2015.
Este documento se debe citar como:
Marín-Muñiz, J.L., M.E. Hernández A., E. Silva R. y P. Moreno-Casa-
sola. 2016. Percepciones sobre servicios ambientales y pérdida de
humedales arbóreos en la comunidad de Monte Gordo, Veracruz.
Madera y Bosques 22(l):53-69.
69
Madera y Bosques vol 22, núm. 1: 71-93
Primavera 2016
Percepción local respecto a la
valoración ambiental y pérdida
de los recursos forestales en la región
Huasteca de San Luis Potosí, México
Local perception regarding to the environmental assessment and loss of
forest resources in the Huasteca región of San Luis Potosí, México
Carmelo Peralta-Rivero 1 *, M. Guadalupe Galindo-Mendoza 2 , Carlos Contreras-Servín 2 Marcos Algara-Siller 3
yJean Franqols Mas-Caussel 4
1 Programas Multidiscipl inarios de Pos-
grado en Ciencias Ambientales, Uni-
versidad Autónoma San Luis Potosí.
* Autor para correspondencia.
peralta.carmelo@gmail.com
2 Laboratorio Nacional de Geoprocesa-
miento de Información Fitosanitaria /
Coordinación para la Innovación y la
Aplicación de la Ciencia y la Tecnolo-
gía. México.
3 Centro de Investigación y Estudios de
Posgrado Facultad de Ingeniería, Uni-
versidad Autónoma San Luis Potosí.
México.
4 Centro de Investigaciones en Geogra-
fía Ambiental, Universidad Nacional
Autónoma de México.
Resumen
La pérdida de recursos forestales en la región Huasteca es un problema complejo que requiere un enfoque multidisciplinario y un proce-
so participativo de actores locales para detectar problemas y elaborar estrategias para mitigarlos. El objetivo del trabajo fue analizar la
percepción local de la población respecto a la valoración ambiental y pérdida de los recursos forestales en el “Ejido Laguna del Mante” y
la “Comunidad Tocoy” de la Huasteca de San Luis Potosí. Se desarrolló una metodología de análisis para avaluar la percepción local de
la población y se aplicaron entrevistas semiestructuradas a actores claves. Asimismo, se realizó un mapeo participativo de percepción del
pasado, presente y futuro de los recursos forestales y otros usos de suelo. Linalmente, se clasificó y calculó el cambio de cobertura y uso
de suelo para ambas comunidades. Los resultados indican que la población percibe la pérdida y degradación de sus recursos forestales de
acuerdo con su conocimiento local, basado fundamentalmente en las experiencias de sus actividades productivas, expresadas en entrevistas
y mapas participativos de percepción. Ambas comunidades sufrieron procesos considerables de deforestación en el periodo 1973-2014. La
metodología sobre percepción local apoyadas en mapeo participativo y análisis de cambios de cobertura y uso de suelo, permitió entender
escenarios del estado de los recursos forestales y la dinámica productiva desarrollada en el área de estudio, y debe servir como herramienta
para el desarrollo de estrategias y generación de políticas locales en post de la conservación y manejo de coberturas forestales en la Huasteca.
Palabras clave: cambio de cobertura y uso de suelo, deforestación, Huasteca, mapeo participativo, percepción local ambiental.
Abstract
The loss of forest resources in the Mexican Huasteca región is a complex problem, which requires a multidisciplinary approach and a
participatory process of local stakeholders in order to detect problems and develop mitigation strategies. The objective of this study is to
analyze the local perception of the population regarding the environmental assessment and the loss of forest resources in the Ejido Laguna
del Mante and the Tocoy Community of the Huasteca in San Luis Potosi. A methodology for the analysis was developed to evalúate the
perception of the local population and semi-structured interviews were applied to stakeholders. Also, a participatory mapping of perception
of the past, present and future of the forest resources and other land uses was performed. Linally, in both communities the cover and land
uses were classified, and its changes were calculated. The results point out that local population perceives the loss and degradation of their
forest resources according to their local knowledge based primarily in the experiences of their productive activities, which is expressed in the
interviews and participatory mapping of perception. Both communities suffered considerable deforestation for the period 1973-2014. The
methodology based on local perception, supported by participatory mapping and the analysis of land cover and land use change, allowed
the understanding of scenarios for the State of forest resources and the productive dynamics developed in the study area. It should serve as
a tool for strategies and local policies development towards the conservation and management of the forest covers in the Huasteca.
Keywords: land cover and land use change, deforestation, Huasteca, participatory mapping, local environmental perception.
71
Peralta-Rivero etal. Valoración ambiental y pérdida de recursos, percepción local
Introducción
Generalmente, los bosques tropicales son subvalorados y
es frecuente que estos sean únicamente apreciados desde
el punto de vista económico, resaltando el valor produc-
tivo de la madera o el cambio de uso de suelo hacia otras
actividades económicas, lo cual trae como consecuencia la
reducción de los recursos forestales (Pattie et al., 2003;
Peralta-Rivero et al., 2013).
El caso de la región Huasteca de México no ha sido la
excepción. La pérdida o alteración del estado de los recursos
forestales por procesos de cambios de uso de suelo han
aumentado hasta aproximadamente 80% del total del área
para el año 2011 (Peralta-Rivero et al., 2014a, 2014b). Estos
procesos de deforestación se han incrementado debido a la
diversificación de actividades productivas y económicas que
trae como consecuencia el aprovechamiento desmesurado
de los recursos naturales. Este tipo de degradación es un
problema complejo que requiere un enfoque multidisciplina-
rio para mitigarlo (Zepeda et al., 2012). Asimismo, se pre-
cisa de un proceso participativo de los actores locales para
enfrentar estos retos y elaborar estrategias para un mejor
uso y aprovechamiento de los recursos naturales.
Una metodología participativa, como por ejemplo la
percepción del estado de sus recursos naturales, expresa el
conocimiento que tiene la población de una comunidad
sobre su territorio, reflejados en las actividades productivas
o en áreas de protección u conservación (Tipula, 2008). Ese
reconocimiento e interrelación por parte de los actores
locales inmersos en esta dinámica, es uno de los elemento
más poderosos en los procesos de toma de decisiones sobre
los recursos naturales de sus comunidades (Ramos, 2007;
Guevara-Hernández et al., 2010; Guevara-Hernández et
al., 2011), y es por ello la importancia de conocer la idiosin-
crasia y los procesos que los actores locales realizan para
desarrollar acciones y estrategias en pro de la conservación.
Debido a la necesidad de construir cartografía de
cobertura y uso de suelo y conocer la dinámica multitem-
poral, la participación de la población fue indispensable
en la creación de mapas participativos de percepción del
pasado, presente y futuro. Las personas pudieron plasmar
y observar cómo han evolucionado las coberturas y usos
de suelo en sus comunidades en un periodo de 40 años. Al
mismo tiempo facilitó la elaboración de mapas a partir de
imágenes de satélite y reconocer la trayectoria evolutiva de
los cambios de cobertura de uso de suelo (CCUS) en las
áreas evaluadas. El CCUS es una herramienta aplicada
para evaluar estrategias de manejo y uso de recursos natu-
rales, así como de manejo comunitario de los recursos
forestales, proporcionando un indicador objetivo como es
la tasa de cambio (Berry et al., 1996; Masera et al., 1999;
Kiernan, 2000), producto considerado de gran utilidad
para apoyar políticas encaminadas a disminuir o revertir
el deterioro ambiental (Velázquez et al., 2002).
Asimismo, para conocer la percepción local de la
población fue importante diferenciar percepciones a nivel
individual referente al manejo de sus recursos forestales
para identificar causas y efectos de su deterioro (Portugal y
García, 2012; Peralta-Rivero et al., 2013) lo cual propor-
cionó un panorama general de la situación ambiental de las
comunidades, misma que fue validada con los mapas par-
ticipativos de percepción y la cartografía de la trayectoria
evolutiva de cambios de cobertura y uso de suelo.
Objetivos
Evaluar la percepción local de la población respecto a la
valoración ambiental y pérdida de los recursos forestales
en el tiempo pasado, presente y futuro en comunidades de
la región Huasteca de San Luis Potosí.
Objetivo particular
Identificar los cambios de cobertura y uso de suelo ocurri-
dos entre 1973 y 2014 apoyado en la interpretación de
imágenes Landsat y en los mapas participativos de per-
cepción en el “Ejido Laguna del Mante” y la “Comunidad
Agraria Tocoy”.
Materiales y métodos
Área de estudio
La investigación se desarrolló en dos comunidades de la
región Huasteca de San Luis Potosí, “Huasteca Potosina”: en
el ejido Laguna del Mante y en la comunidad agraria Tocoy.
72
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 71-93 Primavera 2016
El ejido Laguna del Mante está localizado entre las
coordenadas 22 o 13’06” Norte y 98°59T8” Oeste en la
parte norte de la Huasteca Potosina dentro del municipio
de Ciudad Valles (Fig. 1). El clima que predomina es el
tropical con una temperatura media anual de 24.5 °C
(Segob, 2010), la precipitación anual oscila entre 800 mm
y 1500 mm (Vidal-Zepeda, 1990). Los tipos de suelo que
predominan son del tipo rendzina, litosol y regosol (Ini-
fap, 1995). El ejido fue establecido como tal en 1974 y
tiene una extensión de 46 000 hectáreas, aproximada-
mente. Cuenta con 2030 habitantes, de los cuales 446 son
ejidatarios. Solo 6% habla lengua indígena como el
Náhuatl, Tének y Huasteco (Inegi, 2010). Su principal
actividad económica está ligada a la agricultura a través
de la plantación de caña de azúcar, limón y mango. Asi-
mismo, la cría de ganado vacuno, ganado ovino y la pesca
son importantes para su economía. Una particularidad de
este ejido es que aproximadamente 14 000 hectáreas son
parte de la Reserva de la Biosfera “Sierra del Abra Tan-
chipa”, la cual fue declarada como tal en el año 1994 con
un total de 21 000 hectáreas. Dentro de este territorio, y
como parte de la reserva, el ejido tiene un área de 1947.73
hectáreas bajo el sistema de pagos por servicios ambienta-
les para la conservación de los remanentes forestales com-
prendido para el periodo 2010-2015 (González, 2013).
Por otro lado, la comunidad Tocoy está situada entre
las coordenadas 21 0 38’21” Norte y 98°52 , 14” Oeste, en el
municipio de San Antonio (Fig. 1). Predomina en la mayor
parte del municipio el clima semicálido húmedo, con
abundantes lluvias en verano (Acm), en el extremo
Noreste, su clima es cálido subhúmedo (Aw2) y según la
clasificación internacional de Kóppen se lo determina
como tropical. El promedio anual de la temperatura es de
24.7 °C; los meses más fríos ocurren entre diciembre y
enero; su precipitación anual oscila entre 1200 mm y 1500
mm (Vidal-Zepeda, 1990), la temporada de lluvias ha
sido muy cambiante en los últimos años (Cedem, 2009).
El principal tipo de suelo de la comunidad es de tipo ren-
dzina (Inifap, 1995). Tiene una extensión aproximada de
1058 hectáreas con una población de 1061 habitantes
(Conabio, 2012) de los cuales 87.66% de los adultos habla
la lengua Tének. Asimismo, esta comunidad está catalo-
gada por tener un alto grado de marginación (Conabio,
2012). La principal actividad económica de la comunidad
está ligada a la agricultura de caña, maíz, tomate, calaba-
zas, chile y al aprovechamiento de algunos tipos de madera
para realizar artesanías de tallados de madera, utensilios
de cocina y también para leña.
Método
Se ha reconocido que los habitantes de las comunidades
rurales tienen un sofisticado y detallado conocimiento
geográfico de su entorno inmediato y su validación
aumenta el valor, la correlación y la utilidad del producto
obtenido ya que es visto como una herramienta de impor-
tante para la conservación de sus recursos naturales
(Ramos, 2007). De esta manera, mediante criterios, indi-
cadores y percepciones del aspecto ambiental, productivo,
económico y social, fue desarrollada una metodología de
análisis con base en entrevistas semi-estructuradas para
evaluar la percepción local de la población, complemen-
tada a través de un mapeo participativo de percepción y
una cartografía de cobertura y uso de suelo basado clasi-
ficaciones de imágenes de satélite Landsat para medir la
pérdida y degradación de recursos forestales en el área
evaluada.
Percepción local de la población
La percepción fue evaluada con base en entrevistas semi-
estructuradas, las cuales se basaron en temáticas en donde
el entrevistador tuvo la libertad de introducir preguntas
adicionales cuando surgió algún tema que ayudó a una
mejor comprensión de la problemática de investigación,
además, se recolectaron datos y se corroboró información
cuando el entrevistado respondió de manera abierta sus
respuestas. Para ello fue importante conocer el estado de
los recursos forestales en las comunidades a través del
tiempo (pasado, presente y futuro), lo cual es fundamental
para la interpretación de los procesos cambios que han
llevado a su pérdida y degradación.
Los indicadores identificados fueron agrupados bajo cua-
tro criterios para evaluar la percepción local de la pobla-
73
Peralta-Rivero etal. Valoración ambiental y pérdida de recursos, percepción local
Huasteca Potosina
en México
99°30’0"W
99 S 0'0"W
98°30'0"W
99°30'0"W
99 o 0’0"W
98°30'0"W
2,000 3,000
UBICACION DEL AREA
DE ESTUDIO
Municipio Ciudad Valles
Municipio San Antonio
Ejido Laguna del Mante
Comunidad Agraria Tocoy
Figura 1 . Ubicación del ejido Laguna del Mante y la comunidad Agraria Tocoy en la Huasteca Potosina.
Fuente: Elaboración propia con base en Inegi 2013; 2014a; 2014b.
ción acerca de la degradación ambiental, tal como se han
aplicado en otros estudios que han analizado la degrada-
ción o sustentabilidad de sistemas productivos y sus cam-
bios a través del tiempo (Cruz, 2009; Guevara-Hernández
et al., 2009; Guevara-Hernández et al., 2013). Estos indi-
cadores fueron construidos y modificados según la per-
cepción de las personas de las comunidades (Tabla 1).
Las respuestas obtenidas de las entrevistas se codifi-
caron con base en valores cualitativos con la finalidad de
que los productores puedan valorar por si mismos cada
indicador y obtener una agrupación de respuestas para el
análisis. Esas codificaciones además de ser valorados cua-
litativamente, también fueron expresadas en valores cuan-
titativos para poder hacer un análisis comparativo entre
las percepciones del pasado, en el presente y del futuro
sobre la pérdida de los recursos forestales en las comuni-
dades. La escala de valores cuantitativa tiene un intervalo
que va de uno hasta cinco, en donde el valor más bajo (1)
se refiere a valores cualitativos que indican percepciones
de ausencia “nada, muy malo, nada importante” respecto
a algún indicador, mientras que el valor más alto (5) se
refiere a la valoración cualitativa de lo mejor “excelente,
totalmente, fundamental” y se le asignaron los valores
cuantitativos más altos (Tabla 2).
Toda la información obtenida fue sistematizada para su
análisis respectivo. La evaluación se la realizó mediante la
74
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 71-93 Primavera 2016
Tabla 1. Criterios e indicadores utilizados en la autoevaluación
de la percepción local de la población sobre la pérdida de
recursos forestales en el pasado, presente y futuro.
Criterio Indicador
Superficie de selvas (monte)
Cantidad de árboles
Consecuencias de la degradación forestal o
deforestación
Cantidad de personas
Superficie agrícola
Ambiental
Superficie ganadera
Actividades relacionadas a la disminución de
selvas
Pérdida de recursos forestales
Deforestación
Estado de degradación de selvas
Manejo de selvas o bosques
Conocimiento técnico de manejo de selvas
Producción de madera
Productivo
Producción de otros recursos además de la
madera
Diversidad de especies forestales
Beneficios económicos obtenidos por aprove-
char selvas
Económico Beneficios económicos obtenidos por recuperar
selvas
Inversión económica para recuperar selvas
Nivel de importancia de la actividad forestal
Actividades conjuntas de manejo forestal
Social
Selvas como un medio económico y fuente de
empleo
interpretación de gráficos construidos según los valores de
los indicadores y/o percepciones. Asimismo, cuando fue
necesario, se realizó la interpretación etnográfica de las
opiniones de los participantes, importante en la comple-
mentación del análisis histórico (Erol y Ferrell, 2003;
Cruz, 2009; Guevara-Hernández et al., 2009).
Tamaño de la muestra
y aplicación de las entrevistas
Se aplicó un muestreo aleatorio estratificado, cuyo tamaño
de muestra fue de 73 personas a entrevistar, y el cálculo
matemático de este tamaño de muestra se presenta en la
siguiente fórmula:
N * Zl. * p * q
n = — =
d 2 {N-l) + Zl*p* q
n 3091 * 1.44 2 * 0.9 * 0.1 73
0.05 2 (3091 - 1) + 1.44 2 * 0.9 * 0.1
Donde N es el total de la población de las dos comuni-
dades (3091 habitantes); Za 1 es igual a 1.44 2 (con una segu-
ridad de 85%); p es la proporción esperada de éxito (en este
caso 90% = 0.90); q es la proporción esperada de fracaso 1
- p (en este caso 1-0.9 = 0.1=10%) y d es la precisión (en este
caso de 5%). El número de entrevistas realizadas fue distri-
buido en primera instancia de manera estratificada y propor-
cional, de acuerdo con el número de habitantes por
comunidad, y posteriormente se la distribuyó de forma des-
proporcional (Tinoco y Sáenz-Campos, 1999; Robledo,
2005; Torres y Paz, 2011), dada la importancia de los actores
sociales en la investigación (habitantes del ejido Laguna del
Mante y la comunidad Tocoy), quienes poseen grandes
extensiones de selvas. Una vez distribuida la muestra, entre
los seleccionados se entrevistó a quienes tienen un mayor
conocimiento de sus recursos forestales en sus comunidades
(actores clave), los mismos que apuntaron hacia otros infor-
mantes que conocen a detalle la temática. De esta manera, se
realizaron 52 entrevistas a personas de la comunidad Tocoy
y 21 entrevistas a las personas del ejido Laguna del Mante.
La investigación de campo y aplicación de entrevistas se
llevó a cabo entre el mes de febrero y mayo del 2014 (fechas
acordadas con los dirigentes y personas de las comunidades),
con visitas a las casas de los informantes clave y también pos-
terior a los talleres participativos de percepción. Estas fueron
aplicadas individualmente a las personas de las comunidades
para complementar, triangular y corroborar la información
obtenida en los talleres, esto además permitió conocer su pers-
pectiva auto-evaluativa de la pérdida y degradación forestal.
75
Peralta-Rivero etal. Valoración ambiental y pérdida de recursos, percepción local
Tabla 2. Escala de valores utilizados para la codificación de respuestas obtenidas para diferentes indicadores en las entrevistas semi-
estructuradas.
Valor
P-PFF
P-P/-F
P-P/-F
P-P/
F
1
Nada
Muy malo (a)
Nada importante
Nada
Nada
2
Poco (a)
Malo (a)
Poco importante
Poco (as)
Poco (a)
3
Más o menos
Regular
Importante
Más o menos
Más o menos
4
Muy/Mucho (a)
Bueno (a)
Muy importante
Mucho (a)/Muy
Mucho (a)
5
Totalmente
Excelente
Fundamental
Totalmente
Totalmente
Nota: pasado (P), presente (Pl), futuro (F).
Mapeo participativo de percepción
y análisis de cambio de cobertura y uso de suelo
El mapeo participativo de percepción y la evaluación del cam-
bio de cobertura y uso de suelo en las comunidades se lo rea-
lizó en el mismo periodo de la aplicación de las entrevistas.
En total se realizaron tres talleres participativos por
comunidad con la presencia de los actores locales. El pri-
mero fue de inducción sobre la problemática, sensibiliza-
ción y compromisos entre investigadores y los actores
locales. En el segundo taller (Apéndices 1 y 2) se consultó
a las personas de la comunidad sobre el estado de sus
recursos forestales en el pasado, presente y futuro y se
construyeron los mapas participativos de percepción. En
el último taller se presentaron y validaron los mapas fina-
les con las comunidades (Fig. 2).
En el taller dos en donde se realizó el mapeo partici-
pativo de percepciones, se identificaron factores, causas,
efectos y tendencias que afectaron y causaron el agota-
miento o disminución de los recursos forestales en sus
comunidades para complementar, triangular y corroborar
la información obtenida en las entrevistas (Maceratesi,
2007; Cruz, 2009). Asimismo, se realizaron recorridos de
campo con las personas de la comunidad, para observar y
comentar detalles físicos del paisaje e identificar los indi-
cadores de degradación o de manejo de la cobertura fores-
tal, así como áreas conservadas o degradadas.
Asimismo, se mapearon según las percepciones, las
coberturas y usos de suelo, utilizando como base las imá-
genes de satélite Landsat (de 2014), Spot 5 (de 2013) y
ortofotos (de 2010), mismas que se utilizaron con el obje-
tivo de distinguir áreas de uso forestal (selvas y vegetación
secundaria), áreas de uso ganadero (pastizales) y áreas de
uso agrícola (tipos de agricultura), asentamientos (actua-
les y del pasado), caminos, trillas o senderos, cuerpos de
agua y otros componentes socioeconómicos.
Se realizaron tres mapas participativos de percepción
de acuerdo con los tiempos a evaluar: el mapa del pasado
en el cual se efectuó un ejercicio de memoria y se reconoció
el territorio que las comunidades estudiadas haciendo un
repaso histórico de cómo era la comunidad entre los años
1970 y 1980. El mapa del presente donde se trató de reflejar
la situación actual del espacio de las comunidades, para
hacer una comparación con el mapa del pasado y visualizar
los cambios ocurridos hasta el año 2014. Por último, el
mapa del futuro tuvo como objetivo representar lo que las
comunidades querían cambiar, e inclusive como creen las
personas que estarán sus comunidades hasta el año 2030.
La información obtenida, se digitalizó en ArcGis 10.0
tomando en cuenta todas las zonificaciones realizadas en el
mapeo participativo para los tres tiempos en ambas comu-
nidades, información base que sirvió para el análisis de
cobertura y uso de suelo mediante imágenes de satélite.
Complementariamente, se realizó el mapeo de la cober-
tura y uso de suelo mediante una clasificación orientada
a objetos desarrollada en el software eCognition Develo-
per 8.7, con base en una segmentación de imágenes de
76
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 71-93 Primavera 2016
Etapa 1
Etapa 2
Etapa 3
Etapa 4
Etapa 5
Etapa 6
Búsqueda de
información
secundaria
i
i
Taller 1:
Sensibilización,
reflexión y
compromiso
i
Taller 2:
Levantamiento
de información
Procesamiento
y análisis de la
información
i
i
i
Taller 3:
Presentación y
validación de la
. información
Mapas
temáticos
finales
i
i
i
- Imágenes de
satélites
- Mapas
temáticos
- Bases de
datos
- Literatura
- Reuniones de
acercamiento
- Talleres
inductivos
- Planeación de
actividades
- Resultados
esperados
- Productos
- Elaboración
de material de
trabajo
- Mapeo
participativo de
percepción
- Recorrido de
campo
- Digitalización
de mapas
participativos de
percepción
-Clasificación de
imágenes de
sátelite, análisis
espacial, SIG
- Mapas
preliminares
- Presentación
de mapas
preliminares a
comunidades
- Corrección de
mapas
- Entrega de
productos a
comunidades
Figura 2. Etapas del proceso de mapeos participativos de percepción y evaluación del cambio de cobertura y uso de suelo en las
comunidades evaluadas.
satélite Landsat MSS (1973), TM (2000) y OLI (2014)
según criterios de heterogeneidad ( scale ) y descriptores
( features ) (Cruz et al., 2007; Weckmüller et al., 2013).
Para la jerarquización de la clasificación, que tiene como
resultado diferentes niveles de clases relacionadas entre
sí, en función de una topología definida, se utilizó el
algoritmo multiresolution segmentation , con paráme-
tros de escala de 8, criterios de forma 0.2 y 0.8 de com-
pacidad para imágenes Landsat MSS; y parámetros de
escala de 10, criterios de forma de 0.2 y compacidad de
0.8 para imágenes Landsat TM y Landsat OLI. La defini-
ción de las clases temáticas y selección de muestras que
representaron cada una de las clases, se basó en el cono-
cimiento previo del área de estudio (puntos de reconoci-
miento en campo), la composición colorida utilizada y
las referencias tomadas de las personas de las comunida-
des mediante los mapas participativos de percepción. En
la clasificación se dio énfasis exclusivamente al modelaje
fuzzy sobre descriptores espectrales apoyados en la selec-
ción de áreas de entrenamiento (muestras). El análisis
fuzzy proporciona un grado de participación (pertinen-
cia) de un objeto para todas las clases definidas, cuyos
valores pueden ser insertados en nuevos contextos de cla-
sificación (Cruz et al., 2007). De esta manera fue reali-
zada una clasificación supervisada orientada a objetos
con verificaciones de campo.
Después de la clasificación se obtuvieron mapas par-
ciales de cobertura y uso del suelo, los cuales fueron lleva-
dos al software ArgGis 10.0 donde se aplicó un elimínate (4
hectáreas) para reconocer una escala de análisis en la carto-
grafía de 1:50 000, de acuerdo con el concepto de área
mínima mapeable (Salitchev, 1979). Asimismo, se realizó
una edición manual con verificación de las imágenes anali-
zadas con el objetivo de corregir algunas inconsistencias.
Después de la generación de los mapas finales de cobertura
y uso de suelo, se realizó una sobreposición de datos a tra-
vés de la herramienta Intersect la cual permitió evaluar las
trayectorias de cambios en la cobertura y uso de suelo para
ambas comunidades. Todas las combinaciones de clases
detectadas fueron calculadas y mapeadas.
Para describir la dinámica de los cambios de las
coberturas se calcularon las tasas de cambios de acuerdo
con la ecuación 1 establecida por la FAO (1996). Esta tasa
expresa el porcentaje de cambio en la superficie al inicio
de cada año. Los resultados describen las transiciones de
todas las coberturas y usos de suelo.
77
Peralta-Rivero etal. Valoración ambiental y pérdida de recursos, percepción local
<5„=(|r-i a»
J i
Donde S es la tasa de cambio (para expresar en por-
centaje hay que multiplicar por 100); S 1 es la superficie del
tiempo 1; S 1 es la superficie del tiempo 2; y n es el número
de años entre las dos fechas.
Por otro lado, en el análisis del CCUS se calcularon las
ganancias y pérdidas brutas de las coberturas con el fin de
obtener los cambios totales que sufrieron cada una (Pon-
tius et al ., 2004). Para ello, se construyó una matriz de
tabulación cruzada o matriz de cambios que resulta de
cruzar los mapas de las fechas en cuestión (tiempo 1 y
tiempo 2). En dicha matriz las filas representan las catego-
rías del mapa en el tiempo 1 y las columnas las categorías
del mapa en el tiempo 2 (Tabla 3).
Resultados y discusión
Percepción local de la población, mapeo
participativo y cambio de cobertura y uso de suelo
en el ejido Laguna del Mante
De acuerdo con la figura 3, se observa que existen dife-
rencias en las percepciones del criterio ambiental por
parte de la población referente al pasado, presente y
futuro, las cuales son la superficie de selvas, la abundan-
cia de árboles, la cantidad de personas, la superficie
agrícola y ganadera. Valores por encima de 4 para estas
percepciones, es decir, valoración entre “mucho a total-
mente” (Tabla 2), estos valores indican que en el pasado
existió una mayor cantidad de selvas y abundancia de
árboles grandes, con respecto a la actualidad. Asimismo,
la cantidad de personas que vivían y formaban parte del
ejido era mucho menor. Cabe destacar que el ejido
Laguna del Mante fue establecido como tal en el año
1974 y que la repartición de tierras fue distribuyéndose
paulatinamente, actualmente cuenta con 2030 habitan-
tes de los cuales 446 son ejidatarios y la gran mayoría
son arrendatarios (Inegi, 2010).
Por otro lado, la percepción sobre la superficie agrí-
cola del pasado indican que esta era mucho menor que en
el presente. En el pasado la actividad principal fue la
ganadería, la cual disminuyó drásticamente hasta el día
de hoy y dio paso a la agricultura (Fig. 3). De acuerdo con
la evaluación de cambios de uso de suelo entre 1976 y
2011 (Peralta-Rivero et al. , 2014a), el análisis indicó que
en este lapso de tiempo la agricultura aumentó de 27 ha a
7355 ha. Los pastizales se redujeron de 6500 ha a 3255
ha y las selvas de 25 200 ha a 23 700 ha. En el presente
trabajo se pudo constatar esa tendencia a una escala de
análisis más detallada (Figs. 4 y 5) (Tablas 3 y 4), en
Tabla 3. Matriz de tabulación cruzada para dos mapas de diferentes fechas.
Tiempo 2
Tiempo í
i
2
3 4
5
ó
7
8
i
Clase 1
Clase 2
Clase n
Total T } Pérdidas (D)
Tasa de
cambio anual
2
Clase 1
p»
p
P,n
p.
P -P
i+ n
%
3
4
Clase 2
P*
P 22
P 2n
P 2 +
P -P
2* 22
%
%
5
Clase n
p„,
P„2
P
rtn
P„.
P ~P
n+ nn
%
6
Total T 2
p .
P.2
p
+n
P
7
Ganancias (G..)
p, - p„
P + 2~ P 22
p -P
+n rtn
Fuente: basado en FAO (1996) y Pontius ef al. (2004).
78
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 71-93 Primavera 2016
Estado de
degradación de
selvas
Criterio Ambiental
Superficie de
selvas
5 _
Cantidad de
árboles
grandes
Deforestación
Cantidad de
personas
Pérdida de
recursos
foretales
Activida
relacionadas
la disminución
de selvas
Superficie
agrícola
Ganadería
Criterio Productivo
Manejo de
selvas
Criterio Económico
Beneficios
económicos
obtenidos por
aprovechar
selvas
Criterio Social
Nivel de
importancia de
la actividad
forestal
selvas
Inversión de
recursos
económicos
para recuperar
selvas
empleo
PASADO
PRESENTE FUTURO
Figura 3. Representación de las percepciones del criterio ambiental, productivo, económico y social del pasado, presente y futuro en
el ejido Laguna del Mante.
donde mencionados cambios ocurrieron sobre todos en
las áreas con pendientes mínimas y elevaciones bajas.
Otras percepciones, indican que la cantidad de per-
sonas se incrementará en el futuro; asimismo, la ganade-
ría disminuirá, pero la agricultura aumentará y persiste la
percepción de impacto sobre los recursos forestales en
mayor o igual proporción que en el presente. De esta
manera, se puede inducir que en Laguna del Mante el pro-
ceso actual de sus modos de vida no tiene una tendencia
de cambios relevantes para el futuro excepto para la valo-
ración de superficie de selvas las cuales creen que serán
ligeramente mayores en el futuro, pero que los procesos
que causan su pérdida también serán factores importantes
a considerar para lograr la conservación de sus áreas
forestales. No obstante cabe destacar que en Laguna del
Mante ya existe un área de conservación (14 000 hectá-
79
Peralta-Rivero etal. Valoración ambiental y pérdida de recursos, percepción local
99*5'0 H W
98 a 55’0 H W
99 C 5'0"W
99 WW
98°55 , 0 ,, W
99°0’(rW
98 J 55'0"W
Figura 4. Representación de la percepción local sobre la cobertura y uso de suelo según mapeo participativo en el ejido Laguna del Mante.
reas) como parte de la Reserva de Biosfera “Sierra del
Abra Tanchipa” (González, 2013), la cual se encuentra en
áreas con pendientes pronunciadas y elevaciones altas en
la parte Oeste del ejido (Fig. 6).
Todas las percepciones de este indicador ambiental se
relacionan con el mapeo participativo de percepción y el
análisis de cambios de cobertura y uso de suelo (Fig. 4 y
Fig. 5) (Tablas 4 y 5) en donde se puede apreciar la dismi-
nución de selvas, pastizales y el aumento de la agricultura
y vegetación secundaria, afirmando de esta manera que el
análisis de percepción está estrechamente relacionado a
las percepciones de la población.
Respecto a las percepciones del criterio productivo ,
existen diferencias claras entre los tiempos evaluados. De
acuerdo con la figura 3, las percepciones del pasado que se
diferencian del presente y del futuro son: diversidad de
especies forestales, producción de madera, y la produc-
ción de otros recursos además de la madera. Los valores
asignados para estas percepciones van de 3 a 4 “más o
menos a bueno” (Tabla 2). Esta diferencia es debida a la
reducción de la cobertura forestal, tal como se indicó en el
criterio ambiental y se puede constatar con los mapas par-
ticipativos de percepción y el análisis de cambios de cober-
tura y uso de suelo (Figs. 4 y 5). Por otro lado, excepto por
80
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 71-93 Primavera 2016
Periodo 1973-2014
Hectáreas
99°5'0"W
Año 1973
Escala de análisis:
1:50,000
99 9 5'0”W
6 Km
Año 2014
Leyenda
Agricultura
Agua
Pastizal
Selva Baja
Vegetación Sec.
"I Área Urbana
Figura 5. Mapas de la cobertura forestal y uso de suelo de ejido Laguna del Mante de los años 1973, 2000 y 2014.
Tabla 4. Cobertura y uso de suelo en el ejido Laguna del Mante de los años 1973, 2000 y 2014.
Laguna de Mante
1973
2000
2014
1973
2000
2014
Clase
ha
ha
ha
%
%
%
Agricultura
532.04
3377.37
6493.77
1.15
7.31
14.05
Agua
898.32
990.45
1077.41
1.94
2.14
2.33
Área urbana
43.20
335.16
413.71
0.09
0.73
0.90
Pastizal
5358.70
3408.77
1283.62
11.59
7.38
2.78
Selva baja
24 040.40
18 480.40
16 733.31
52.02
38.83
36.21
Vegetación
secundaria
15 345.47
19 631.74
20 216.30
33.20
43.62
43.74
Total
46 218.13
46 218.13
46 218.13
100
100
100
81
Peralta-Riveroef al. Valoración ambiental y pérdida de recursos, percepción local
Criterio Ambiental
Superficie de
selvas
Estado de
degradación de
selvas
Deforestación
Pérdida de
recursos
forestales
Cantidad de
rboles grandes
Cantidad de
personas
Superficie
agrícola
Actividade:
relacionadad a la
disminución de
selvas
Ganadería
Criterio Productivo
Manejo de
selvas
4
Producción
de otros
recursos
además de la
madera
Diversidad d
especies
forestales
Conocimiento
técnico de
manejo de
selvas
Producción
de madera
Criterio Económico
Benefi cios
económicos
obtenidos por
aprovechar
selvas
Criterio Social
Nivel de
importancia de
la actividad
forestal
por recuperar
selvas
Inversión de
recursos
económicos
por recuperar
selvas
empleo
PASADO
PRESENTE FUTURO
Figura 6. Representación de las percepciones del criterio ambiental, productivo, económico y social del pasado, presente y futuro en
la comunidad Tocoy.
la “ diversidad de especies forestales ”, las demás percep-
ciones se mantienen con una valoración homogénea, esto
sugiere que para el futuro el manejo de selvas y bosques
así como los conocimientos técnicos de las personas sobre
el manejo forestal tendrán una valoración entre 3 y 4, es
decir, de “más o menos a buenos” (Tabla 2).
En cuanto a las percepciones del criterio económico ,
también existen diferencias entre los tiempos evaluados.
De acuerdo con la figura 3, la única percepción del pasado
que se diferencia del presente y futuro son los “ beneficios
económicos obtenidos ”. Esta percepción está relacionada
con el aprovechamiento e ingresos económicos derivado
de la actividad forestal en el ejido. Según la autoevalua-
ción de las entrevistas y de los talleres participativos,
estos revelaron haber obtenido mejores beneficios en el
pasado, ya que actualmente (presente) consideran difícil
obtener ingresos lo cual se percibe con valoración de 2
“mala” (Tabla 2). Para el futuro, existe expectativa por
mejorar los ingresos económicos con base a los recursos
forestales, lo que se ratifica en el incremento de la valora-
ción de esta percepción la cual fue entre 2 y 3 “mala a
más o menos” (Tabla 2; Fig. 3). Por otro lado, las percep-
ciones del pasado y presente que cambian en torno al
futuro son la inversión de recursos económicos para
82
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 71-93 Primavera 2016
Tabla 5. Matriz de tabulación cruzada de cambios de coberturas y uso de suelo entre 1973 y 2014 (datos expresados en hectáreas) en
el ejido Laguna del Mante.
2014
1973
Agricultura
Agua
Área urbana
Pastizal
Selva baja
Vegetación
secundaria
Total 1973 (ha)
Pérdidas (ha)
Tasa de cambio
anual (%)
Agricultura
431.92
14.22
0.00
17.46
0.00
68.44
532.04
100.12
6.29
Agua
9.06
866.52
0.63
1.98
0.99
19.14
898.32
31.80
0.44
Área urbana
9.72
0.45
32.76
0.00
0.00
0.27
43.20
10.44
5.67
Pastizal
2779.05
71.82
145.80
490.44
34.47
1,837.11
5358.70
4868.26
-3.43
Selva baja
824.73
51.12
23.22
149.67
15 777.56
7,214.10
24 040.40
8262.84
-0.88
Vegetación secundaria
2439.29
73.28
211.30
624.08
920.28
11 077.24
15 345.47
4268.23
0.67
Total 2014 (ha)
6493.77
1077.41
413.71
1283.62
16 733.31
20 216.30
Ganancias (ha)
6061.86
210.89
380.95
793.19
955.74
9139.06
recuperar selvas y los benéficos económicos obtenidos
por su recuperación. En este sentido, las expectativas en
el ejido son buenas ya que al tener un área bajo conserva-
ción, también tienen la percepción que pueden recuperar
áreas degradadas, aumentar la cobertura forestal y mejo-
rar sus ingresos mediante proyectos, tal como pudo ser
plasmado en el mapeo participativo de percepción, espe-
cíficamente en el mapa del futuro (Fig. 4).
Por último, las percepciones del criterio social difie-
ren muy poco entre los tiempos evaluados. Según la figura
3, la percepción “ selvas como un medio económico y
fuente de empleo ” tuvo una mayor valoración para el
tiempo pasado y para el futuro, y actualmente no repre-
senta el mejor medio económico relevante ya que está
valorado como “poco a más o menos”, es decir con valo-
res de 2 hasta 3 (Tabla 2). Esto se correlaciona con una
agricultura en el ejido como principal actividad econó-
mica según las conclusiones de las personas participantes
de los talleres y la evaluación de cambios de uso de suelo
(Peralta-Rivero et al ., 2014a). Esto se puede constatar
también con el mapeo participativo de percepción y el
propio análisis de los cambios de cobertura y uso de suelo
(Figs. 4 y 5) (Tablas 4 y 5). Por otro lado, las percepciones
nivel de importancia de la actividad forestal y actividades
conjuntas de manejo forestal son valoradas en parecidas
circunstancias en el pasado y presente, es decir, con valo-
res de 3 y 4 “más o menos a buena” para la primera, y
entre 2 y 3 “poco a más o menos” para la segunda, per-
cepción que cambia levemente para el futuro (Fig. 3).
La figura 4, es una representación gráfica de los
mapas participativos de percepción elaborados en el
ejido Laguna del Mante donde la población plasmó su
conocimiento local en tres momentos: pasado, presente y
futuro. En el mapa del pasado la población percibe que
en los años 1970s en su ejido existía mayor superficie de
selvas tanto en el extremo Este como en el Oeste (Sierra).
Asimismo, expresaron que existía una cantidad conside-
rable de superficie de pastizales y de agricultura junto a
la presa de agua. En el mapa del presente (año 2014) la
población percibió y mapeó que la cobertura forestal ha
disminuido gradualmente en dirección hacia la sierra al
Este y Oeste, siendo reemplazada por vegetación secun-
daria y sobre todo por las actividades agrícolas tal como
se expresa en la figura 3.
83
Peralta-Rivero etal. Valoración ambiental y pérdida de recursos, percepción local
En el mapa del futuro aproximadamente hasta el
año 2030, los pobladores creen que habrá un aumento
considerable de la agricultura en la parte centro del
ejido (pendiente suave y elevación baja), argumentando
que es en esa área donde existen las condiciones adecua-
das para desarrollar actividades agrícolas y porque esta
será la actividad principal. Asimismo, consideraron que
habrá un aumento de la cobertura forestal en los
siguientes años, debido a que los proyectos de conserva-
ción y posiblemente de reforestación que se están desa-
rrollando en la comunidad, ayudará al incremento de
estas áreas. Entre otras percepciones identificadas en el
mapeo participativo estuvo el aumento paulatino del
área urbana del ejido. Esto indica que en el futuro se
espera que Laguna del Mante aumente considerable-
mente su superficie urbana y nuevos asentamientos se
establezcan en el área del ejido, debido al aumento de la
población.
De acuerdo con la figura 5, se detectó que grandes
áreas de pastizales han sido reemplazadas por áreas
agrícolas, asimismo, es notorio el aumento de la vegeta-
ción secundaria y disminución de selva baja, tal como se
demostró en la percepción local de la población de
Laguna de Mante respecto a las percepciones del pasado,
presente y futuro del criterio ambiental (Figs. 3 y 4). De
igual manera, en la matriz de tabulación cruzada (Tabla
5) se puede corroborar que la pérdida o ganancia de
coberturas es ascendente para el caso agricultura, agua,
área urbana y vegetación secundaria que aumentaron su
superficies. Por otro lado, presentan tasa de pérdidas las
coberturas pastizal (-3.43% anual) y selva baja (-0.88%
anual). De esta manera se puede inferir de que al igual
como ha ocurrido en gran parte de la región Huasteca
de México, la modernización e industrialización de la
agricultura, incremento de la ganadería, demanda de
madera y sus derivados para el mercado, son algunas de
las principales razones para el aumento considerable de
estas coberturas antrópicas y pérdida de coberturas
forestales (Aguilar-Robledo, 2001; Quinteros, 2012;
Peralta-Rivero et al ., 2014a).
Percepción local de la población, mapeo
participativo y cambio de cobertura y uso de suelo
en la comunidad Tocoy
De acuerdo con la figura 6, existen diferencias en las per-
cepciones del criterio ambiental por parte de la población
de Tocoy referente al pasado, el presente y el futuro. Las
percepciones del pasado en su mayoría difieren a las del
presente. Valores de 4 para la “ superficie de selvas , y
abundancia de árboles grandes ” (Tabla 2), indican que en
el pasado la comunidad contaba con muchos recursos
forestales “selvas” y abundantes árboles grandes que indi-
caban el buen estado de conservación forestal en la comu-
nidad. Asimismo, la superficie agrícola y la cantidad de
personas que vivían en esta comunidad era entre “poca a
más o menos” que al presente y proyecciones a futuro
tuvo una valoración de 4 “mucho” según la autoevalua-
ción. Sin embargo, cabe destacar que entre los años 1995
y el 2010, la cantidad de personas en la comunidad Tocoy
no ha tenido aumentó significativo de su población, es
decir, en este periodo la población pasó de 1048 a 1061
habitantes (Conabio, 2001; 2006; 2012). En cuanto a la
superficie agrícola, se pudo constatar que aumento de 77
ha a 111 ha entre 1973 y 2014, algo muy característico de
una agricultura de rotación como la que se práctica en la
comunidad Tocoy (Fig. 6; Tabla 6).
Tabla 6. Cobertura y uso de suelo en la comunidad Tocoy años
1973, 2000 y 2014.
Tocoy
1973
2000
2014
1973
2000 2014
Clase
ha
ha
ha
%
%
%
Agricultura
77.07
113.94
111.29
7.28
10.76
10.51
Área urbana
0.00
28.71
83.46
0.00
2.71
7.88
Pastizal
0.00
2.32
4.28
0.00
0.22
0.40
Selva baja
459.49
88.06
55.22
43.40
8.32
5.22
Vegetación
secundaria
522.07
825.61
804.39
49.32 77.99 75.98
Total
1058.63
1058.63
1058.63
100
100
100
84
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 71-93 Primavera 2016
Las percepciones de deforestación y pérdida de los
recursos forestales para el tiempo presente tienen una
valoración de “más o menos a mucho” e indica que este
proceso se ha acelerado en relación al pasado, tal como se
concluyó en los talleres participativos y la autoevaluación.
Asimismo, se pudo constatar que la cobertura forestal en
la comunidad disminuyó de 483 ha a 272 ha (Peralta-
Rivero et al., 2014a; 2014b), patrón muy similar a lo
expresado en el análisis de cambios de cobertura y uso de
suelo aquí abordado (Fig. 6; Tabla 6). De la misma forma,
se tiene la percepción de que para el futuro estos procesos
de reemplazo en los remanentes forestales continuará pero
en menor intensidad. También, se puede apreciar que la
percepción de que las actividades productivas disminuyen
las selvas mantienen una valoración de 3 “más o menos”
para el pasado y presente, y las tendencias para el futuro
es de un leve aumento. Por otro lado, se puede apreciar
que la actividad ganadera no ha sido y, en perspectivas
futuras, no será un factor que afecte en la disminución del
recurso forestal ya que esta comunidad no tiene la tradi-
ción pecuaria y se puede reflejar en la valoración baja
entre 1 y 2 “nada a poco” (Tabla 2) para esta percepción.
Esto se constata con la evaluación en los CCUS de esta
comunidad entre 1973 a 2014 (Fig. 6; Tabla 6).
En relación con las percepciones del criterio produc-
tivo , la valoración del pasado para diversidad de especies
forestales , producción de madera y de otros recursos ade-
más de la madera son claramente diferentes en relación al
presente y futuro. La población atribuye la disminución de
los recursos forestales y por ende la producción de sus
derivados , a los procesos de deforestación y degradación
de los recursos forestales evaluados previamente en el cri-
terio ambiental. También indican que las percepciones
sobre el manejo de selvas y el conocimiento técnico sobre
su manejo , es valorado como 3 “más o menos” (Tabla 2),
y según conclusiones de los talleres participativos, el
manejo realizado va combinado con las actividades agríco-
las de rosa, tumba y quema. Modelo de aprovechamiento
que por lo general trata de aprovechar una pequeña super-
ficie para realizar agricultura, cambiando de lugar cada
dos o tres años y así dicha área aprovechada pueda recupe-
rarse con los años y posteriormente reincidir en su ocupa-
ción, algo característico de la agricultura en los trópicos
por parte de pequeños productores (Peralta-Rivero et al.,
2013). Referente a las percepciones del criterio económico ,
de acuerdo c la figura 6, tanto en el pasado como en el
presente, la percepción de recursos económicos invertidos
para recuperar selvas, beneficios económicos obtenidos
exclusivamente por recuperar selvas y beneficios económi-
cos que obtuvo por aprovechar las selvas, tienen un valor
entre “nada a poco”, es decir, entre 1 y 2 (Tabla 2), indi-
cando de esta manera que los recursos forestales en la
comunidad han sido y son importantes desde el punto de
vista del autoconsumo y no de la comercialización y bene-
ficios económicos, tal y como fue concluido en los talleres
participativos y autoevaluación. Entre las conclusiones,
ellos mencionaron que los beneficios que obtienen de la
selva son madera para construcción de sus casas rústicas,
hojas de palmeras para techos, leña, abono orgánico para
huertos etc. Sin embargo, para el futuro todas estas per-
cepciones son valoradas con 3 “más o menos”, atribución
que fue dada ante posibles proyectos relacionados con el
manejo forestal a los cuales podrían acceder y beneficiarse
en los próximos años. Finalmente, las percepciones del cri-
terio social, difieren levemente entre los tiempos analiza-
dos. Sin embargo, según la figura 4, la percepción “nivel de
importancia de la actividad forestal ” tuvo una mayor
valoración para el pasado (4), y actualmente tiene una
valoración de “más o menos” (3) (Tabla 2). La percepción
“ selvas y bosques como un medio económico y fuente de
empleo ” no presenta grandes diferencias y se mantiene con
valores parecidos (2 “poco”) para los diferentes tiempos
evaluados. Llevando este caso a escala nacional, se conoce
que la conversión de ecosistemas naturales a tierras para
actividades agrícolas y pecuarias, es el factor principal de
la deforestación y del cambio de uso del suelo en el país
(OCDE, 2013). Esto lleva a entender que en México y sobre
todo en el área rural y a escala local como es el presente
caso de estudio, la agricultura y ganadería continúan
siendo factores muy importantes que influyen socialmente
en la población, lo cual relega a las selvas a otro nivel de
importancia.
85
Peralta-Rivero etal. Valoración ambiental y pérdida de recursos, percepción local
En cuanto a las “ actividades conjuntas de manejo
forestal ”, estas son valoradas en circunstancias similares
tanto para el pasado como para el presente, es decir, entre
“rads o menos a buena”. Sin embargo, la percepción cam-
bia para el futuro debido a una mejora en su valoración, al
igual que en la conclusión de los talleres participativos
“las selvas son importantes ya que de ella también depende
la productividad de la agricultura y otros beneficios, por
lo que es importante realizar actividades conjuntas en la
comunidad”, actualmente está prohibido desmontar sin
permiso de la comunidad ( Com . Pers. Abundio Anaya,
Presidente del comisariado de Tocoy, año 2014). Visto
desde ese contexto, habrá que hacer una revisión de las
políticas actuales en favor de las selvas como un medio
estratégico de sustento para las comunidades, ya que
desde un punto de vista general, los recursos forestales
son subvalorados debido al factor económico de otras
actividades que se imponen.
De acuerdo con la figura 7, en el mapa del pasado
(años 1970s) los pobladores expresaron que en la comuni-
dad no existía un área urbana como tal. Las viviendas
estaban distribuidas en toda la comunidad y por ende la
superficie agrícola estaba ubicada alrededor de las peque-
ñas viviendas. Los mapas participativos de percepción
también indican que en el pasado existía bastante selva,
tal como se puede confirmar en el análisis de cambios de
cobertura y uso de suelo (Lig. 8). El mapa de percepción
del presente (año 2014) indica que la cobertura forestal
está fragmentada en pequeños remanentes que están ubi-
cados principalmente en las partes más altas de la comu-
I
96°51X>-W
I
Mapa del
pasado
año 1970
Leyenda
Agricultura
Área urbana
Selva baja
Pastizal
Vegetación secundaria
O
LTi-J
Información Cartográfica:
-Coordenada Geográfica
- Da tum WGS-84
I — i — i — | — r
0 0.5 1
98'52'Q"W
2
9S"5r<rw
T— 1
3 Km
WSC'Ü’W
Mapa del
presente
año 2014
Mapa del
futuro
año 2030
3a i S2 , o“w
aa*5ro"w
se'-so'C'w
as^ra-w
BB 1 ’50 , Q"W
Figura 7. Representación de la percepción local sobre la cobertura y uso de suelo según mapeo participativo en la comunidad Tocoy.
86
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 71-93 Primavera 2016
Vegetación sec.
Selva baja
Pastizal
Área urbana
Agricultura
<u
</)
O
2014
2000
1973
200
400 600
Hectáreas
800 1000
ta
u
Vegetación sec.
Selva baja
Pastizal
Área urbana
Agricultura
Periodo 1973-2014
Pérdidas
Ganancias
200 400
Hectáreas
600
Leyenda
Agricultura
Pastizal
Selva Baja
Vegetación Sec.
Área Urbana
9S S 52'0"W 98°51'0"W 98 a 50'0"W
ga^im 98°5icrw 98 o S0 , 0' , W
Figura 8. Mapas de la cobertura forestal y uso de suelo de la comunidad Tocoy de los años 1973, 2000 y 2014.
nidad. Por último, en el mapa de percepción del futuro
(año 2030), los pobladores expresaron que en la comuni-
dad ocurrirán cambios como por ejemplo el aumento del
área urbana, aumento de la agricultura y pasto, mayor
comunicación por carreteras entre las localidades de la
comunidad y la conservación de pequeños remanentes
forestales solo en los bordes de la comunidad.
En la figura 8 se puede identificar claramente que la
cobertura selva baja es aquella que disminuyó drástica-
mente su superficie entre 1973 y 2014, mientras la cober-
tura vegetación secundaria se mantuvo en condiciones
parecidas en el periodo 2000-2014. Por otro lado, la agri-
cultura mantuvo su superficie de manera similar sobre
todo en el los últimos años, lo cual es característico de
87
Peralta-Rivero etal. Valoración ambiental y pérdida de recursos, percepción local
comunidades que practican agricultura rotativa de rosa,
tumba y quema (Peralta-Rivero et al., 2013).
Esta cuantificación de la superficie de coberturas y
usos de suelo en la comunidad Tocoy está muy relacio-
nada con la evaluación de la percepción del pasado, pre-
sente y futuro del criterio ambiental y los mapas
participativos de percepción de cobertura y uso de suelo
desarrollados por los actores locales (Figs. 6 y 7). Sobre
todo se puede interpretar que las percepciones de las per-
sonas se sustentan en la pérdida de recursos forestales por
las actividades productivas en la comunidad tal como se
puede observar en la figura 8.
La disminución de la cobertura selva baja posee una
tasa de deforestación de (-5.04% anual) la cual es mayor a
la tasa más alta de deforestación registrada para la región
Huasteca entre 1976 y 1993, que fue de aproximadamente
de 2% anual de su superficie forestal (Peralta-Rivero etal.,
2014a; 2014b). Cabe resaltar, que la comunidad es de
superficie relativamente pequeña (1058 hectáreas) pero la
población ejerce más presión todos los años sobre las
coberturas forestales, esto para desarrollar sus activida-
des productivas de agricultura principalmente (Tabla 7).
Por otro lado, la superficie del área urbana y pastiza-
les se han incrementado sobre todo para el año 2000 y
2014, lo cual se relaciona con lo mencionado por los
pobladores de la comunidad, al indicar que se decidió
agruparse en centros poblados para poder acceder a bene-
ficios como la construcción de la escuela y salas de enfer-
mería ( Com . Pers. Abundio Anaya, Presidente del
comisariado de Tocoy, año 2014).
Conclusiones
Se observó que la población evaluada del ejido Laguna del
Mante y la comunidad Tocoy, principalmente perciben la
pérdida y degradación de sus recursos forestales de
acuerdo con su conocimiento local basado fundamental-
mente en las experiencias de sus actividades productivas.
Asimismo, se pudieron constatar diferencias entre los
indicadores evaluados para el pasado, presente y futuro,
según las percepciones de la población en ambas comuni-
dades, y las causas que han provocado el proceso de pér-
dida de recursos forestales y aumento de actividades
productivas se reflejan sobre todo en el criterio ambiental
y el productivo. Se determinó que para ambas áreas, las
principales percepciones que se diferencian entre los tiem-
pos evaluados son disminución de superficie de selvas y su
degradación, disminución de la abundancia de árboles,
aumento de la superficie agrícola, menor diversidad de
Tabla 7. Matriz de tabulación cruzada de cambios de coberturas y uso de suelo entre 1973 y 2014 (datos expresados en hectáreas) en
la comunidad Tocoy.
2014
1973
Agricultura
Área urbana
Pastizal
Selva baja
Vegetación
secundaria
Total 1973
(ha)
Pérdidas
(ha)
Tasa de
cambio anual
(%)
Agricultura
2.30
9.43
0.00
5.28
60.06
77.07
74.77
0.90
Área urbana
-
-
-
-
-
-
-
-
Pastizal
-
-
-
-
-
-
-
-
Selva baja
35.86
28.89
1.48
36.22
357.04
459.49
423.27
- 5.04
Vegetación secundaria
73.13
45.13
2.80
13.72
387.29
522.07
134.78
1.06
Total 2014 (ha)
111.29
83.46
4.28
55.22
804.39
Ganancias (ha)
108.99
83.46
4.28
19.00
417.10
88
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 71-93 Primavera 2016
especies forestales, menor producción de madera, menor
producción de otros recursos forestales además de la
madera, mayor superficie agrícola y cantidad de personas.
En el ejido Laguna del Mante las percepciones correspon-
dientes al criterio económico y social indican que los
recursos forestales eran considerados de mayor importan-
cia en el pasado y generaban mejores beneficios para la
población. Asimismo, no se descarta una mejora para el
futuro de estos dos aspectos. En contraste, en la comuni-
dad Tocoy, los recursos forestales desde el punto de vista
económico no han sido un medio que les permita subsanar
sus problemas monetarios; sin embargo, estos han jugado
un papel importante desde el punto de vista del autocon-
sumo, y las percepciones revelan la intención de mejorar
para el futuro tanto en el aspecto económico como social.
Por otro lado, se constató que el análisis del mapeo de
percepción participativo se mostró bastante adecuado
para la interpretación de la pérdida de recursos forestales
a escala local y fue un complemento importante para
desarrollar la autoevaluación individual de percepción
ambiental de la población y el análisis de cambios de
cobertura y uso de suelo en ambas comunidades. Dicho
análisis de CCUS entre 1973 y 2014 demuestra que Laguna
del Mante ha perdido aproximadamente 8262.84 hectá-
reas de selva y aumentó 6061.86 hectáreas de agricultura,
ratificando la veracidad de las percepciones relacionadas
al criterio ambiental y productivo. Por su parte, en la
comunidad Tocoy se perdieron alrededor de 423.27 hectá-
reas de selva con una tasa de deforestación de 5.04%
anual y un aumento de la vegetación secundaria de 417.10
hectáreas para el periodo 1973-2014, revalidando de esta
forma las percepciones de la población sobre la pérdida y
degradación de los recursos forestales en la comunidad.
Finalmente, se puede indicar que la construcción de mapas
temáticos de uso de suelo y la trayectoria evolutiva de sus
cambios para los años estudiados (1973-2000-2014), uti-
lizando técnicas de percepción remota y sistemas de infor-
mación geográfica, se mostró adecuada para validar el
análisis de percepción local sobre la valoración ambiental,
productiva, económica y social de los recursos forestal en
el ejido Laguna del Mante y la comunidad Tocoy.
Recomendación
La presente metodología de análisis de la percepción local
de la población basada en criterios, indicadores, percep-
ciones y apoyadas en mapeo participativo y análisis de
CCUS permitió razonar los escenarios del pasado, presente
y futuro y el estado de los recursos forestales correlaciona-
dos con la dinámica productiva desarrollada en el área de
estudio, lo cual debe servir como una herramienta para el
desarrollo de estrategias y generación de políticas locales
en pro de la conservación y manejo de selvas en la región
Huasteca y otras áreas tropicales de México. Por lo que es
importante conocer la idiosincrasia de los actores locales
para que los proyectos de aprovechamiento y conserva-
ción forestal a desarrollar, sobre todo en el ámbito rural,
no estén destinados al fracaso en su implementación y eje-
cución.
Reconocimientos
Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt)
de México por la beca otorgada; al Programa Multidisci-
plinarios de Posgrados en Ciencias Ambientales a la Uni-
versidad Autónoma de San Luis Potosí. A la Coordinación
para la Innovación y Aplicación de la Ciencia y Tecnolo-
gía (Ciatcyt), al Laboratorio Nacional de Geoprocesa-
mieto de información Fitosanitaria (Langif) en México; a
todas las personas y autoridades de la comunidades por su
apoyo y hospitalidad; también a Hugo Medina, Javier
Galicia, Beatriz Arreóla; Ann-Kathrin Volmer y José Luis
Rodríguez por su apoyo en el trabajo de campo.
Referencias
Aguilar-Robledo, M. 2001. Ganadería, tenencia de la tierra, e
impacto ambiental en la Huasteca Potosina: los años de la
Colonia. In : L. Hernández, ed. Historia ambiental de la
ganadería en México. Xalapa: Instituto de Ecología,
A.C.-Institut de Recherche pour le Développement. p:9-24.
Berry, M.W., R.O. Flamm, B.C.Hanzen y R.L. Maclntyre.
1996. The Land-Use Change and Analysis System
(LUCAS) for evaluating landscape management decisions.
IEEE Computational Science & Engeneering 3(l):24-35.
89
Peralta-Rivero etcil. Valoración ambiental y pérdida de recursos, percepción local
Cedem. 2009. Perfil municipal de San Antonio. Coordinación
Estatal para el Desarrollo Municipal. 12 p.
Conabio (Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la
Biodiversidad). 2001. Grados de marginación a nivel loca-
lidad 1995. Catálogo de metadatos geográficos.
Conabio. 2006. Grados de marginación a nivel localidad 2000.
Catálogo de metadatos geográficos.
Conabio. 2012. Grados de marginación a nivel localidad 2010.
Catálogo de metadatos geográficos.
Cruz, G. 2009. Percepción de la degradación de potreros por
productores de dos comunidades aledañas a áreas natura-
les protegidas del estado de Chiapas. Tesis de licenciatura.
Universidad Autónoma de Chiapas, Facultad de ciencias
agronómicas. Villa flores, Chiapas. 139 p.
Cruz, C., R. Vicens, V. Seabra, R. Balbi, O. Alvarenga, M.
Richter, P. Kopke, E. Arnaut y M. Araújo. 2007. Classifi-
ca^áo orientada a objetos no mapeamento dos remanes-
centes da cobertura vegetal do bioma Mata Atlántica, na
escala 1:250.000. Anais XIII Simposio Brasileiro de Sen-
soriamente Remoto. Florianópolis, Brasil. 21-26 abril
2007. INPE p:5691-5698.
Erol, I. y W.G. Ferrell Jr. 2003. A methodology for selection
problems with múltiple, conflicting objectives and both
qualitative and quantitative criteria. International Jour-
nal of Production Economics 86(3):187-199.
FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimenta-
ción y la Agricultura). 1996. Forest resources assessment
1990. Survey of tropical forest cover and study of change
processes. Roma. Número 130. 152 p.
Guevara-Hernández, F., F.A. Rodríguez-Farramendi, H.
Gómez-Castro, M. Fa O-Arias, R. Pinto-Ruiz, B. Fopez-
Castro y J. Nahed-Toral. 2013. Perceptions on Sustain-
able Fivestock Training in the Biosphere Reserve Fa
Sepultura, Chiapas, México. Journal o f Human Ecology
42(2):113-122.
Guevara-Hernández, F., N.M. McCune, F.A. Rodríguez-Farra-
mendi y G.E. Newell. 2011. Who’s Who? Power mapping,
decisión making and development concerns in an indige-
nous community of Oaxaca, México. Journal of Human
Ecology 36(2):131-144.
Guevara-Hernández, F., J, Ovando-Cruz, N.M. McCune, R.
Pinto-Ruiz, F.J. Medina-Jonapá y H. Gómez-Castro.
2010. Participatory power mapping: A collective identifi-
cation of development actors in a small cattle village of
Chiapas, México. International Journal of Technology
and Development Studies 1:5-28.
Guevara-Hernández, F., R. Pinto, F.A. Rodríguez, H. Gómez,
R. Ortiz, M. Ibrahim y G. Cruz. 2009. Focal perceptions
of degradation in rangelands from a livestock farming
community in Chiapas, México. Cuban journal of Agri-
culture Science 45(3):311-319.
González, A. 2013. Payments for environmental Services in the
Huasteca Potosina región, México: forest cover impaets
at regional level. Tesis de maestría. Cologne University of
Applied Science. 96 p.
Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía). 2010.
Focalidades de la República Mexicana 2010. Catálogo de
metadatos geográficos. México.
Inegi. 2013. Modelo digital de elevación 3.0 de la República
Mexicana, escala 1:50 000. México.
Inegi. 2014a. Áreas geoestadísticas municipales, 2012. Escala
de mapa 1:250 000. México.
Inegi. 2014b. División política estatal 2012. Escala de mapa
1:250 000. México.
Inifap (Instituto Nacional de investigaciones Forestales y Agro-
pecuarias). 1995. Edafología, escala de mapa 1:1 000
000. México.
Kiernan, M.J. 2000. The forest ejidos of Quintana Roo, Méx-
ico. A case studyfor shifting the power: decentralization
and biodiversity conservation. Biodiversity Support Pro-
gram. Washington D.C.
Maceratesi, F. 2007. Herramientas participativas para el análi-
sis de información. 2a ed. EDICPSA. San Salvador, El Sal-
vador. 30 p.
Masera, O., M. Astier y S. Fópez. 1999. Sustentabilidad y
manejo de recursos naturales: El marco de la evaluación
MESMIS. Ciudad de México: Mundi-Prensa-GIR A-Insti-
tuto de Ecología UNAM.
OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Eco-
nómicos). 2013. Evaluación de la OCDE sobre el desem-
peño ambiental: México 2013. 8 p. Disponible en http://
90
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 71-93 Primavera 2016
www.oecd.org/fr/env/examens-pays/EPR%20
Highlights%20MEXICO%202013%20ESP.pdf.
Pattie P., M. Núñez y P. Rojas. 2003. Valoración de los bosques
tropicales de Bolivia. BOLFOR. Informe Técnico (130).
Santa Cruz, Bolivia. 44 p.
Peralta-Rivero, C., C. Contreras-Servín, M.G. Galindo-Men-
doza, M. Algara-Siller y J.F. Mas-Caussel. 2014a. Defo-
restation rates in the Mexican Huasteca Región
(1976-2011). CienciAgro 3(l):l-20.
Peralta-Rivero, C., C. Contreras-Servín, M. Galindo-Mendoza,
J.F. Mas-Caussel y M. Algara-Siller. 2014b. Analysis of
land use and land cover changes and evaluation of natural
generation and potential restoration areas in the Mexican
Huasteca región. Open Journal ofForestry 4(2):124-135.
doi: http://dx.doi.org/10.4236/ojf.2014.42018
Peralta-Rivero, C., C. Contreras, M.G. Galindo, J.C. Torrico y
V.A. Vos. 2013. Percepción sobre la valoración del bosque
y proyectos MDF y REDD en Riberalta, Amazonia Boli-
viana. CienciAgro 2(4):441-455.
Pontius, R.G., E. Shusas y M. McEachern. 2004. Detecting
important categorical land changes while accounting for
persistence. Agriculture, Ecosystems and Environment
101:251-268.
Portugal G. y G. García. 2012. Percepción del territorio y su
impacto en el manejo de los recursos naturales en la
cuenca alta del Papaloapan en el estado de Oaxaca. Tesis
de maestría. Universidad Autónoma de Querétaro. 125 p.
Quinteros, J. 2012. Estudio ambiental y social comparativo del
bosque húmedo en base al cambio de uso de suelo entre la
Huasteca Potosina, México y la Mata Atlántica, Río de
Janeiro, Brasil. Tesis de maestría en ciencias ambientales.
Universidad Autónoma de San Luis Potosí. 168 p.
Ramos, A. 2007. La investigación cartográfica participativa
como herramienta para la conservación ambiental en
comunidades Tének de la Huasteca Potosina, México.
Tesis de maestría en ciencias ambientales. Universidad
Autónoma de San Luis Potosí. 199 p.
Robledo, J. 2005. Diseños de muestreo (II). Nure Investigación
No. 12, 7 p.
Tinoco, Z. y D. Sáenz-Campos. 1999. Investigación científica:
protocolos de investigación. Fármacos 12(1):78-101.
Torrez, M. y K. Paz. 2011. Tamaño de una muestra para una
investigación de mercado. Facultad de Ingeniería, Univer-
sidad Rafael Landivar. Boletín electrónico 2:1-13.
Salitchev, K. A. 1979. Cartografía. Editorial Pueblo y Educa-
ción, MES, Ciudad de La Habana, Cuba.
Seto, C., C.E. Woodcock, C. Song, X. Huang, J. Lu y K. Kau-
fmann. 2002. Remóte sensing. Monitoring land-use
change in the Pearl River Delta using Landsat TMK. Iter-
national Journal of Remóte Sensing 23(10):1985-2004.
Segob (Secretaría de Gobernación). 2010. Municipio de Ciudad
Valles. Enciclopedia de los Municipios y Delegaciones de
México, http://www.elocal.gob.mx/work/templates/enci-
clo/EMM24sanluispotosi/municipios/24013a.html
Tipula, P. 2008. Metodología de mapeo territorial. Comunidades
nativas Cacataibo. Instituto del bien común. Perú. 16 p.
Velázquez, A., J.F. Mas, J.R. Díaz-Gallegos, R. Mayorga-Sau-
cedo, P.C. Alcántara, R. Castro, T. Fernández, G. Boceo,
E. Ezcurra y J.L. Palacio. 2002. Patrones y tasas de cam-
bio de uso de suelo en México. Gaceta Ecológica 62:21-
37.
Vidal-Zepeda, R. 1990. Precipitación media anual, escala de
mapa 1:4,000,000. Comisión Nacional para el Conoci-
miento y Uso de la Biodiversidad, México.
Weckmüller, R., N.C. Slovinscky y R. Vicens. 2013. Análise
multitemporal como subsidio á identificando da trajetória
evolutiva do uso e cobertura da térra no Corredor Ecoló-
gico do Muriqui/RJ. Revista Brasileria de Cartografía
65(3):467-477.
Zepeda, C., X.A. Nemiga, A. Lot y D. Madrigal. 2012. Análisis
del cambio de uso de suelo en las ciénagas de Lerma
(1973-2008) y su impacto en la vegetación acuática.
Investigaciones Geográficas 58:54-65.
Manuscrito recibido el 11 de julio de 2014.
Aceptado el 3 de diciembre de 2015.
Este documento se debe citar como:
Peralta-Rivero, C., M. G. Galindo-Mendoza, C. Contreras-Servín, M.
Algara-Sillery J. F. Mas-Caussel. 2016. Percepción local respecto a la
valoración ambiental y pérdida de los recursos forestales en la
región Huasteca de San Luis Potosí, México. Madera y Bosques
22(1)71-93.
91
Peralta-Riveroeío/. Valoración ambiental y pérdida de recursos, percepción local
Apéndice 1 . Carta descriptiva del mapeo participativo de percepciones sobre la pérdida de recursos forestales aplicados en el ejido
Laguna del Mante y la comunidad Tocoy. Facilitadores: Carmelo Peralta Rivero y Hugo Medina Garza.
Etapa
Tiempo
Responsable
Objetivo
Metas
Técnicas
y actividades
Material
y equipo
Registro de
asistentes
9:00-9:15
Equipo de trabajo
Contar con un registro
de asistentes
Se enlistan e identifican a
los asistentes al taller
Registro y
elaboración de
tarjetas
Listas, marcadores,
tarjetas, bolígrafos
Bienvenida
9:15-9:20
Equipo de trabajo
Dar la bienvenida
Se da la bienvenida a los
participantes
Verbal
Dinámica de
integración
9:20-9:25
Facilitadores
Integración
Los ejidatarios o comunarios
entran en confianza
Cada persona
presenta a un
compañero
Justificación y
presentación de
objetivos del taller
9:25-9:45
Facilitadores
Justificar la presencia de
todos y el alcance que se
quiere lograr
Se tiene claro el motivo de
la asistencia al taller
y los objetivos
¿Por qué estamos
aquí asistentes y
facilitadores?
Reflexión y
explicación de los
objetivos
Proyector,
documento en
power point
Introducción al
taller
9:45-9:55
Facilitadores
Explicar la dinámica
del taller
Los ejidatarios o comunarios
comprenden la dinámica del taller
Exposición verbal
Programa del día
Importancia
del pasado de
bosgues y selvas
(monte)
9:55-10:15
Facilitadores
Entender la importancia
de eventos de relevancia
en el ámbito productivo
en los últimos años para
consolidar los mapas.
Identificar las caracterís-
ticas más importantes de
las actividades forestales y
relacionadas a estás en los
últimos años
Se identifican momentos
importantes de la comunidad y el
sistema productivo y su relación
con los recursos naturales. Se
identifican programas de ayuda
y otros del pasado. Conocer la
memoria colectiva del grupo
respecto a la actividad forestal
Mediante grupos
de discusión de
los ejidatarios o
comunarios (línea
de tiempo de la
deforestación u
otros). Discusión
grupal, presentación
Papelografos,
marcadores,
tarjetones, papel
bond, plumones,
cartulinas de
colores
Importancia de los
bosgues
10:15-10:30
Facilitadores
Conocer la importancia de
los selvas de la comunidad
¿Qué son selvas?
Importancia de las selvas
Presentación
Laptop y proyector
Descanso
Elaboración de
mapa individual
10:45-11:00
Facilitadores
Elaborar mapas de
parcelas de los personas
de la comunidad
Los personas de la comunidad o
el ejido, elaboran un croquis de su
parcela y tratan de localizarla en el
mapa de la ortofotos e imágenes
Dibujo Individual
Lápices, borradores,
cartulinas
Elaboración
de mapas
participativos de la
comunidad
11:00-13:30
Facilitadores
Elaborar el mapa del
pasado, presente y futuro
Los ejidatarios y personas de la
comunidad elaboran sus mapas
del presente pasado y futuro
Se marca sobre
imágenes de
satélite y ortofotos
y se dibuja en un
papelografo
Mapas, imágenes
de satélite,
ortofotos,
marcadores, lápices
de colores etc.
Evaluación de
mapas
13:30-14:30
Todos
Reconocimiento del área y
evaluación de los mapas
Los ejidatarios y comunarios
reconocen y evalúan sus mapas y
localizan áreas en el mapa
Recorrido de campo
GPS
Refrigerio y fin del evento
92
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 71-93 Primavera 2016
Apéndice 2. Proceso del mapeo participativo de percepción en el ejido Laguna del Mante y en la comunidad Tocoy.
93
Madera y Bosques vol .22, núm . 1: 95-110 Primavera 2016
woody neotropical streetscapes:
a case study of tree and
shrub species richness and
composition ¡n Xalapa
Paisajes urbanos leñosos en el Neotrópico: Riqueza y composición de
especies de árboles y arbustos en Xalapa
Ina Falfán 1 and lan MacGregor-Fors'*
1 Red de Ambiente y Sustentabilidad. Instituto de * Corresponding author. ¡an.macgregor@inecol.rrix
Ecología, A.C., Veracruz, México.
Abstract
The urbanization process goes far beyond the replacement of preexisting non-urban systems, transforming the land in such way that
represents worrisome ecological threats. In the novel urban systems, original vegetation is removed and/or replaced with a combination
of native and exotic species. In this study, our aim was to generate an updated species list of the trees and shrubs that thrive in the street-
scape of Xalapa (Veracruz, México), describing their native/exotic ratio. For this, we followed a city-wide approach comprised by a grid
of 106 sampling sites. We recorded a total of 140 tree and shrub species, of which 32 had not been previously reported for the city. Exo-
tics represented more than half of the recorded species, which together with native ones were distributed unevenly throughout the city.
Most frequent species inelude: Weeping Fig ( Ficus benjamina), Chinese Hibiscus ( Hibiscus rosa-sinensis ), Paperflower (Bougainvillea
glabra), Rhododendron ( Rbododendron sp.), Mexican Cypress ( Cupressus lusitanica ), and Little-leaf Boxwood (Buxus micropbylla). It is
noticeable that sites at which we recorded no trees or shrubs were located near downtown and peripheral areas of the city. Our findings
should be considered carefully, as the unequal distribution of plant diversity in urban areas can compromise the benefits that vegetation
provides to citizens, as well as their ecological functions.
Keywords: exotic species, native species, spatial distribution, species origin, Street trees, urban trees.
Resumen
El proceso de urbanización va más allá del remplazo de sistemas preexistentes, transformando el terreno de tal forma que representa
amenazas ecológicas preocupantes. En estos nuevos sistemas, la vegetación original es removida o remplazada con una combinación
de especies nativas y exóticas. Este trabajo se enfocó en generar una lista de especies actualizada de los árboles y arbustos del paisaje
urbano de Xalapa (Veracruz, México), describiendo la proporción de especies nativas y exóticas. Para ello, se utilizó un enfoque de
ciudad completa comprendida por una retícula de 106 sitios de muestreo. Se registró un total de 140 especies de árboles y arbustos,
de los cuales 32 no habían sido registrados anteriormente para la ciudad. Las especies exóticas representaron más de la mitad de las
especies registradas, las cuales en conjunto con las especies nativas estuvieron distribuidas de forma desigual a lo largo y ancho de
la ciudad. Las especies más frecuentes fueron: laurel de la India ( Ficus benjamina ), tulipán chino ( Hibiscus rosa-sinensis ), buganvilia
{Bougainvillea glabra), azalea ( Rbododendron sp.), cedro blanco ( Cupressus lusitanica) y boj de hoja pequeña ( Buxus micropbylla).
Es notable que los sitios en los que no se registró ninguna especie de árbol o arbusto estuvieron localizados cerca del centro histórico
de la ciudad, así como en sus periferias. Los resultados de este trabajo deben ser considerados cuidadosamente, ya que la distribución
desigual de la diversidad de plantas en áreas urbanas puede comprometer los beneficios que provee la vegetación a los habitantes, así
como sus funciones ecológicas.
Palabras clave: especies exóticas, especies nativas, distribución espacial, origen de especie, arbolado de alineación, árboles urbanos.
95
Falfán and MacGregor-Fors. Woody neotropical streetscapes: Xalapa
INTRODUCTION
Urbanization is a process in which humans establish and
develop cities (Vlahov and Galea, 2002; Berkowitz et al .,
2003; United Nations, 2014). This process implies the
transformation of preexisting non-urban systems into
urban novel ones with unique physical, biological, and
social traits (Alberti et al ., 2003; Grimm et al ., 2008;
Pickett et al ., 2011). In general, urban areas are estab-
lished to fulfill human modern housing needs, which have
varied along regions and through time (Berry, 2008).
Thus, as the urbanization process tends to replace original
vegetation, as well as many other important local changes,
it represents a threat for biodiversity in larger scales
(Czech and Krausman, 1997; Czech et al., 2000; McKin-
ney, 2006; Kowarik, 2011; Aronson et al., 2014).
As a crucial ecological component of urban areas, its
vegetation provides important social and environmental
benefits to urban dwellers (Dwyer et al., 1992; Tyrváinen
et al., 2005; Manning, 2008), as well as a wide array of
resources for wildlife species that dwell within cities
(Ortega-Álvarez and MacGregor-Fors, 2011; Antonini et
al., 2013; Ramírez-Restrepo and Halffter, 2013; Lintott
et al., 2014). Moreover, it is noteworthy that tree and
shrub diversity, composition, cover, and spatial distribu-
tion within a city are basically driven by the interaction
between physical (e.g., topography), ecological (e.g., pre-
existent vegetation type) and human factors (e.g., plant-
ing, pruning, preference for some species, socioeconomics;
Zipperer et al., 1997; Dwyer et al., 2000; Ramage et al.,
2013), often representing part of the identity of cities
(Konijnendijk, 2008; Li et al., 2011). In general, urban
trees and shrubs are located on sidewalks, median strips,
and urban greenspaces (e.g., woodlands, parks, cemeter-
ies, gardens; Konijnendijk et al., 2005; Ardila et al., 2012),
commonly aggregated and distributed unevenly through-
out cities (Escobedo and Nowak, 2009; McConnachie
and Shackleton, 2010; Cohén et al., 2012).
Although urban vegetation has received important
attention by urban ecologists in the past (Rowntree, 1984;
Jim, 1988; Zipperer et al., 1997; Luck et al., 2009; Orte-
ga-Álvarez et al., 2011), little is known about their ecolog-
ical patterns and processes in highly biodiverse regions;
woefully, Latin America is not an exception (MacGre-
gor-Fors and Ortega-Álvarez, 2013; Pauchard and Bar-
bosa, 2013). Although many studies on trees and shrubs
in Mexican urban areas have been concentrated in Méx-
ico City (e.g., Díaz-Betancourt et al., 1987; Cruz, 1989;
López-Moreno and Díaz-Betancourt, 1989; López-
Moreno, 1991; Chacalo and Corona, 2009; Ortega-Álva-
rez et al., 2011), there is a growing number of studies
focusing on different aspects of urban trees and shrubs
(e.g., diversity, origin, spatial distribution, environmental
function, landscape architecture, management, social per-
ception) in other cities, such as: Monterrey, Nuevo León
(Alanís, 2005); Mérida, Yucatán (Sosa and Flores, 1993;
Orellana et al., 2003; López-Falfán, 2008); Campeche,
Campeche (Niembro-Rocas, 1992); Chihuahua, Chihua-
hua (Alcalá et al., 2008); Morelia, Michoacán (Conejo,
2011; Sánchez and Peralta, 2013; Camacho-Cervantes et
al., 2014); and Xalapa, Veracruz (Arias, 1983;
García-Campos, 1993; Ruiz-Montiel et al., 2014).
Particularly, the city of Xalapa-Enriquez (referred to
as Xalapa hereafter) has recently received special atten-
tion as it represents an excellent urban laboratory due to
its location and orography that promote highly biodiverse
wildlife communities (Capitanachi et al., 2001; Wil-
liams-Linera et al., 2002; MacGregor-Fors et al., 2015).
Previous studies have assessed the woody vegetation of
Xalapa in specific areas of the city, most of which inelude
greenspaces (e.g., Arias, 1983; García-Campos, 1993;
Díaz-Betancourt and López-Moreno, 1993; Capitanachi
and Amante, 1995; SCDEPEV, 2010; Lemoine, 2012;
Ruiz-Montiel et al., 2014); however, there is an important
dearth of knowledge regarding the woody vegetation
along its streetscapes, including its spatial distribution.
In this study, we focused on the streetscape of Xalapa
using a city-wide survey approach. City-wide surveys take
into account the spatial heterogeneity of the ecological,
infrastructure, and social conditions of the city, allowing
studies to have a representative sample of its most frequent
scenarios (Turner, 2003; Davies et al., 2011; McCaffrey
and Mannan, 2012). Based on previous studies, we
96
Madera y Bosques vol .22, núm. 1 : 95-110 Primavera 2016
expected that the surveyed trees and shrubs would show:
(1) low species richness (López-Moreno and Díaz-Betan-
court, 1991; Li et al., 2011; Yang et al., 2012), (2) high
representation of exotic species (Castillo-Campos, 1991;
López-Moreno and Díaz-Betancourt, 1991; Kuruneri-
Chitepo and Shackleton, 2011; Wang et al., 2012), and (3)
an uneven distribution of richness across the city (Landry
and Chakraborty, 2009; Kuruneri-Chitepo and Shackle-
ton, 2011; Kendal et al., 2012).
Objectives
To generate an updated species list of trees and shrubs of
the streetscape of Xalapa based on a city-wide approach,
describing their native/exotic ratio.
Materials and methods
Study area
We performed this study in the city of Xalapa (19°32 , 37”
N, 96°54 , 37” W), including its conurbation with Banderi-
lla (Municipality of Banderilla), Guadalupe Victoria
(Municipality of Tlalnehuayocan), and Bugambilias
(Municipality of Emiliano Zapata). The urban continuum
of Xalapa has a territory of ~60 km 2 and is an updated
versión of that proposed by Lemoine (2012), based on Mac-
Gregor-Fors (2010), and current ongoing research
(Muñoz-Robles et al., unpublished data) (Fig. 1). Following
its 600 m elevation gradient (1120 m - 1720 m asi; Inegi,
2009), Xalapa has a semicalid climate on its southeast side,
while a températe climate dominates its northwestern sec-
tion (Soto and Gómez, 1993). The original vegetation of
the región was diverse, comprised mainly of pine forests,
oak forests, cloud forests, and tropical dry forests (Castillo-
Campos, 1991). Currently, -20% of the city’s area is cov-
ered by woody vegetation (Femoine, 2012) and, as in many
other cities in the world, it is comprised of a mixture of
native and exotic species, basically confined to greenspaces
(e.g., parks, streets, gardens; Castillo-Campos, 1991;
García-Campos, 1993; Ruiz-Montiel et al., 2014).
Field surveys and plant identiñcation
To establish sampling sites across Xalapa, we used a poly-
gon of the city from ongoing research (Muñoz-Robles et
al., unpublished data). Briefly, we delimited the polygon of
96°57'30”W
Figure 1. Map of study area depicting the location of Xalapa in central Veracruz and the distribution of surveyed tree and shrub
species richness throughout the city.
97
Falfán and MacGregor-Fors. Woody neotropical streetscapes: Xalapa
Xalapa following spatial aggregation and communication
criteria on an up-to-date high-quality satellite image. We
then set a 750 m x 750 m grid on the polygon of the city
and considered the centroid of cells as sampling sites.
Finally, we adjusted the position of sampling sites in situ
to the nearest accessible public area where sampling was
feasible. The resulting number of sampling sites was 110,
which for security reasons at some peri-urban areas of the
city was reduced to 106 (Fig. 1).
We surveyed trees and shrubs in 106 sites, identifying
all species present in an area of 150 m 2 per site. Due to the
complexity of urban areas and their streetscapes, we used
three procedures depending on the nature of the sampling
site, considering the same survey area: (1) two 75 m tran-
sects on both sidewalks of streets without median-strips,
(2) three 50 m transects on both sidewalks and the medi-
an-strip, when the latter were present, and (3) two 50 m
transects on both sides of pathways of greenspaces and a
parallel one 5 m away from the pathway.
All trees (including palms) and shrubs (including
hedges) inside the surveyed area were recorded and identi-
fied to species level, whenever possible. When we were not
able to identify an individual in the field, we collected a
sample for further identification in the herbarium (Her-
bario XAL, Inecol). We identified the recorded trees and
shrubs using available identification keys and specialized
literature (Arias, 1983; Benítez et al ., 2004; Calderón and
Rzedowski, 2005; Pennington and Sarukhán, 2005;
Vásquez, 2007; Chacalo and Corona, 2009; the “Flora de
Veracruz” series; and those in www.tropicos.org). Some
species that could not be determined in the herbarium
were identified by an expert botanist (G. Castillo-Cam-
pos, pers. com.). Nevertheless, three tree individuáis could
not be identified as we could not get a field sample during
the fieldwork due to their height and/or location. We will
deposit all collected samples with herbarium minimum
requirements in the Herbarium XAL (Inecol).
Data analysis
Although we could not identify all recorded trees and
shrubs to species level, we considered all identified taxa as
species because we are certain that they belong to differ-
ent species. After identifying all recorded tree and shrub
species, we determined their origin and categorized them
in native and exotic. We based the native/exotic categori-
zation in relation to the región of study (central Veracruz),
considering species as exotic if they do not occur naturally
in central Veracruz (Richardson et al ., 2000; Lodge and
Shrader-Frechette, 2003; Jorgensen and Fath, 2008). We
also contrasted our results with those reported in previous
studies considering taxonomical changes in a world-wide
database (Trópicos: www.tropicos.org). In order to set
our species list into context, we compared it with previous
local and regional studies (Arias, 1983; García-Campos,
1993; Díaz-Betancourt and López-Moreno, 1993; Capita-
nachi and Amante, 1995; SCDEPEV, 2010; Lemoine, 2012;
Ruiz-Montiel et al., 2014).
We used basic statistics to describe average, standard
deviation, and data distribution of tree and shrub richness
species recorded per sampling site. We carried out a
two-sample Kolmogorov-Smirnov test to compare the dis-
tributions of the proportions of both native and exotic
species. Due to the non-normality of our data (i.e., native
and exotic tree and shrub species richness assessed with
one sample Kolmogorov-Smirnov test: D = 0.60, P <
0.001; D = 074, P < 0.001, respectively), we carried out a
Wilcoxon rank-sum test for paired data to compare the
valúes of native and exotic richness. We performed all sta-
tistical procedures in R (R Development Core Team,
2012).
Results
We recorded a total of 1116 trees and shrubs in our city-
wide survey. Of them, we identified 140 species (Table 1),
126 to the species level, eight to genus, and three to fam-
ily, while three specimens could not be identified at all,
reason why they were not considered in further analyses.
From the 49 recorded families, the one with highest repre-
sentation was Arecaceae (12 species), followed by Faba-
ceae (10 species), Fagaceae (9 species), and Malvaceae (8
species). It is noteworthy that almost half (47%) of the
recorded families were represented by a single species. In
98
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 95-110 Primavera 2016
relation to their distribution in the city, the six most fre-
quent species were: Weeping Fig ( Ficus benjamina ; 32%
of the sampling sites), Chínese Hibiscus ( Hibiscus
rosa-sinensis ; 19% of the sampling sites), Paper Flower
( Bougainvillea glabra ; 15% of the sampling sites), Rhodo-
dendron ( Rhododendron sp.; 15% of the sampling sites),
Mexican Cypress ( Cupressus lusitanica ; 15% of the sam-
pling sites), and Little-leaf Boxwood ( Buxus microphylla ;
15% of the sampling sites; Fig. 2, Table 1).
From the trees and shrubs we could identify and relate
to their geographical origin (n = 131 species), 55.7% are
exotic and 44.3% are original of central Veracruz. When
considering the six most frequent species (found in > 15
sampling sites), only one is native to central Veracruz
(Mexican Cypress -Cupressus lusitanica ). An important
difference found between the surveyed sites from
greenspaces (i.e., Cerro de la Galaxia, Cerro Macuiltepetl,
Ecologic Reserve Tejar-Garnica, Seminario Mayor, Parque
Natura) and the rest of highly developed urban areas was a
higher presence of native tree and shrub species (68% in
five greenspaces; 36% in 101 highly developed urban sites).
Regarding all tree and shrub species richness across
Xalapa, we recorded valúes ranging from 0-20 species per
Figure 2. Rank-frequency plot of surveyed tree and shrub
species in Xalapa.
sampling site, with an average of 4.8 (± SD 4.9) species.
After excluding the 19 sites where we did not record any
tree or shrub (located basically in the downtown and
peripheral areas of the city; Fig. 1), native tree and shrub
richness per sampling site ranged from 0-10 species, with
an average of 1.8 (± SD 2.1) species. Contrastingly different
to native species, exotic species richness was higher, with
up to 15 species per sampling site (average: 3.9 ± SD 3.7
species). According to the Wilcoxon rank-sum test for
paired data, significant differences exist between the
amount of native and exotic species per sampling site, with
the later showing higher numbers (V = 661.5, P < 0.001).
As predicted, the spatial distribution of tree and shrub
species richness showed to be unequally distributed across
the city, with the richest sites (with >15 tree and shrub spe-
cies) located in the northern part of the city (Fig.l). Interest-
ingly, sampling sites with the highest valúes of exotic species
were also located in the northern-central portion of the city
(Fig. 3). We found no clear spatial distribution patterns for
neither native ñor exotic species richness across the city (Fig.
3). Still, the few sampling sites at which we recorded 100%
native trees and shrubs are mainly located on peripheral
areas of Xalapa, while those where we recorded 100%
exotic trees and shrubs are dispersed throughout the city
(Fig. 4). Although the proportion of recorded native and
exotic tree and shrub species ranged from 0%-100% per
site, the average percentage of exotics was of 65.7% (± SD
31.7% species), and was of 33.0% (± SD 31.4%) for natives,
with the frequency distribution of native/exotic ratios show-
ing significant differences (two-sample Kolmogor-
ov-Smirnov test: D = 0.44, P < 0.001; Fig. 4).
DlSCUSSION AND CONCLUSION
Urban vegetation is dynamic due to the human forces
behind its presence and abundance (McPherson et al.,
1997; Zipperer et al., 1997; Hope et al., 2006; Ortega-Ál-
varez et al., 2011; Ramage et al., 2013). Our results show
that tree and shrub species richness of the streetscape of
Xalapa is high, with an important exotic component, and
unevenly distributed across the city. Due to the human
forces driving its streetscape, the unique location of the
99
Falfán and MacGregor-Fors. Woody neotropical streetscapes: Xalapa
Table 1 . List of recorded tree and shrub species in the streestscape of Xalapa, Veracruz, ordered alphabetically by family.
Family
Species
Origin'
Frequency 2
Acanthaceae
Pachystachys lútea Ness c d
Exotic
2
Adoxaceae
Sambucus nigra L*
Native
4
Viburnum suspensum Lindl.*
Exotic
3
Altingiaceae
Liquidambar styraciflua L. a ' b ' c - d ' e ' 1 9
Native
9
Anacardiaceae
Mangifera indica L. a b c e
Exotic
1
Spondias purpurea L. c
Native
1
Annonaceae
Annona che rimo! a Mili. abdeg
Native
2
Apocynaceae
Nerium oleander L. b c d
Exotic
7
Araliaceae
Dendropanax arboreus (L) Decne. & Planch. a b
Native
1
Oreopanax xalapensis (Kunth) Decne. & Planch. a b d ' 9
Native
1
Schefflera actinophyiia (Endl.) Harms*
Exotic
2
Schefflera arboricola (Hayata) Merr. c d e
Exotic
5
Araucariaceae
Araucaria heterophylla (Salisb.) Franco a b d e f
Exotic
2
Arecaceae
Arecaceae sp. 1
-
1
Arecaceae sp. 2
-
1
Car y ota urens L. de
Exotic
1
Chamaedorea elegans Mart. c d
Native
3
Chamaedorea hlotzschiana H. Wendl.*
Native
1
Chamaedorea schiedeana Mart. b
Native
1
Chamaedorea sp.
Native
1
Dypsis lutescens (H. Wendl.) Beentje & J. Dransf. d e
Exotic
5
Elaeis guineensis Jacq.*
Exotic
1
Hyophorbe sp.*
Exotic
1
Syagrus romanzoffiana (Cham.) Glassman*
Exotic
7
Washingtonia robusta H. Wendl. a b d
Exotic
1
Asteraceae
Dahlia imperialis Roezl ex Ortgies d
Exotic
1
Verbesina turbacensis Kunth*
Native
1
Vernonia patens Kunth*
Native
6
Betulaceae
Carpí ñus caroliniana Walter abdef g
Native
3
Bignoniaceae
Jacaranda mimosifolia D. Don a b c d e f
Exotic
11
Spathodea campanulata P. Beauv. a b d e f
Exotic
3
Tabebuia sp.*
Native
1
Burseraceae
Bursera simaruba (L.) 5 a rg. b c d g
Native
5
Buxaceae
Buxus microphylla Siebold & Zuce. b d
Exotic
16
Casuarinaceae
Casuarina cunninghamiana Miq. d e f ' 9
Exotic
3
Casuarina equisetifolia L. a b c d f
Exotic
1
Celastraceae
Eu on y mus ja pon i cus Thunb. bd
Exotic
1
Clethraceae
Clethra macrophylla M. Martens & Galeotti d f
Native
2
100
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 95-110 Primavera 2016
Table 1 . List of recorded tree and shrub species in the streestscape of Xalapa, Veracruz, ordered alphabetically by family. (Continued...)
Family
Species
Origin 1
Frequency 2
Cornaceae
Cornus florida L*
Native
1
Cupressaceae
Callitropsis macrocarpa (Hartw. ex Gordon) D.P. Little*
Exotic
2
Chamaecyparis pisifera (Siebold & Zuce.) Endl. b d e f
Exotic
5
Cupressus 1 usina nica Mili. a - b - c - d - e. r, g
Native
16
Cupressus sempervirens L. a c d e
Exotic
4
Rlatycladus orientalis (L.) Franco c d
Exotic
2
Ericaceae
Rhododendron sp. c d **
Exotic
16
Euphorbiaceae
Codiaeum variegatum (L.) Rumph. ex A. Juss. c d
Exotic
3
Croton draco Schltdl. & Cham. a b e ' 9
Native
1
Euphorbia codn i folia L. abcde . g
Native
6
Euphorbia pulcherrima Willd. ex Klotzsch b c d
Exotic
5
Fabaceae
Acacia pennatula (Schltdl. & Cham.) Benth. a b c e g
Native
6
Bauhinia variegata L. b c d
Exotic
1
Caesalpinia pulcherrima (L.) Sw.*
Native
1
Calliandra houstoniana (Mili.) Standl.*
Native
1
Cassia fístula L*
Exotic
1
Erythrina americana Mili. a * b d * e g
Native
6
Inga inicuil Schltdl. & Cham. ex G. Don a b . c d .e,f,g
Native
1
Leucaena diversi folia (Schltdl.) Benth. d f
Native
1
Senna septemtrionalis (Viv.) H.S. Irwin & Barneby*
Native
1
Senna sp.
-
1
Fagaceae
Quercus acu ti folia Née abe ' 9
Native
1
Quercus a IT. a cu t ¡folia Née abe ' 9
Native
1
Quercus castanea Née 9
Native
1
Quercus cortesii Liebm.*
Native
1
Quercus germana Schltdl. & Cham. a b e ' 9
Native
2
Quercus peduncularis Née*
Native
1
Quercus sapotifolia Liebm.*
Native
1
Quercus sartorii Liebm.*
Native
1
Quercus xalapensis Bonpl. e f ' 9
Native
1
Juglandaceae
Juglans pyriformis Liebm. d e
Native
1
Lamiaceae
Rosmarinus offi ciña lis L. cd
Exotic
2
Lauraceae
Cinnamomum verum J. Presl*
Exotic
2
Litsea glaucescens Kunth c d e
Native
2
1 Origin: native/exotic ¡n relation to central Veracruz.
2 Frequency: number oí sampllng sites where the species was recorded (n = 106). a Arias (1983), b García-Campos (1993), c Díaz-Betancourt & López-Moreno (1993),
d Capitanachi & Amante (1995), e SCDEPEV (2010), F Lemoine (2012), 9 Ruiz-Montiel et al. (2014).
*Not previously reported to the urban area oíXalapa.
"These two shrubs may comprise several taxonomic entities, nevertheless, íor practical matters, we report them here as one unhnown species.
101
Falfán and MacGregor-Fors. Woody neotropical streetscapes: Xalapa
Table 1 . List of recorded tree and shrub species in the streestscape of Xalapa, Veracruz, ordered alphabetically by family. (Continued...)
Family
Species
Origin 1
Frequency 2
Lauraceae
Persea americana Mili. a b c d e g
Native
6
Lythraceae
LagersCroemia indica L. b d
Exotic
3
Púnica grana tu m L. c d
Exotic
2
Magnoliaceae
Magnolia grandiflora L. a b d e
Native
3
Magnolia schiedeana Schltdl. d
Native
1
Magnolia soulangeana Soul.-Bod. b d
Exotic
1
Ceiba aesculifolia (Kunth) Britten & Baker f. d
Native
1
Ceiba sp.
-
1
Heliocarpus americanus L. 9
Native
3
Heliocarpus mexicanus (Turcz.) Sprague*
Native
1
H i bise us radia tus Cav.*
Exotic
1
Hibiscus rosa-sinensis L. b c d ' 9
Exotic
20
Hibiscus syriacus L. b
Exotic
1
Malvaviscus arboreus Cav. b - c - d - f - 9
Native
2
Melastomataceae
Tibouchina urvilleana (DC.) Cogn. b d
Exotic
1
Meliaceae
Melia azedarach L. a b d e
Exotic
3
Trichilia h avan ensis Jacq. abcde ' 9
Native
5
Moraceae
Ficus benjamina L. b c d e f
Exotic
34
Ficus carica L. c d e
Exotic
1
Ficus elástica Roxb. ex Hornem. a b d e
Exotic
1
Ficus microcarpa L. f. a b d e
Exotic
6
Myrtaceae
Callistemon citrinus (Curtís) Skeels a b c d e f
Exotic
4
Eucalyptus camaldulensis Dehnh.*
Exotic
2
Eugenia uniflora L*
Exotic
1
Pi menta dioica (L.) Merr. a b c d e
Native
2
Psidium cattleyanum 5a bine*
Exotic
1
Psidium guajava L. a ' b ' c ' d ' e ' 9
Native
13
Syzygium samarangense (Blume) Merr. & L.M. Perry b d e
Exotic
10
Nyctaginaceae
Bougainvillea buttiana Holttum & Standl. c
Exotic
5
Bougainvillea glabra Choisy b c
Exotic
16
Oleaceae
Fraxinus uhdei (Wenz.) Lingelsh. a b c d e
Native
8
Jasminum mesnyi Hance b c
Exotic
1
Ligustrum japonicum Thunb. b d
Exotic
1
Ligustrum lucidum W.T. Aitón a b c d e
Exotic
11
Ligustrum ovalifolium Hassb. c d
Exotic
2
Ligustrum sinense Lour.*
Exotic
1
Ligustrum vulgare L. d
Exotic
2
Papaveraceae
Bocconia frutescens L. c d ' 9
Native
3
102
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 95-110 Primavera 2016
Table 1 . List of recorded tree and shrub species in the streestscape of Xalapa, Veracruz, ordered alphabetically by family. (End).
Family
Species
Origin 1
Frequency 2
Pinaceae
Pinus patula Schltdl. & Cham. a b c d e f g
Native
1
Platanaceae
Pía tan us mexicana Moric. abdef 9
Native
5
Podocarpaceae
Podocarpus macrophyllus (Thunb.) Sweet*
Exotic
1
Primulaceae
Ardisia compressa Kunth*
Native
2
Myrsine coriácea (Sw.) R. Br. ex Roem. & Schult.*
Exotic
2
Proteaceae
C revil lea robusta A. Cunn. ex R. Br. abdef g
Exotic
1
Macadamia tetraphylla L.A.5. Johnson d
Exotic
1
Rhamnaceae
Frángula capreifolia (Schltdl.) Grubov a b e ' 9
Native
1
Rosaceae
Eriobotrya japónica (Thunb.) Lindl. a b . c .d,e,f, g
Exotic
14
Prunus pérsica (L.) Batsch a b c d e
Exotic
9
Prunus sp.
-
1
Rosa sp. b ' c ' d **
Exotic
13
Rosaceae sp.
-
1
Rubiaceae
Coffea arabica L. b - c - d - f - g
Exotic
6
Gardenia jasminoides J. Ellis b c d
Exotic
3
Palicourea padifolia (Humb. & Bonpl. ex Schult.) C.M. Taylor & Lorence 9
Native
1
Randia aculeata L*
Native
3
Rutaceae
Casi mi roa edulis La Llave abde
Native
1
Citrus limón (L.) Osbech a b c d e f
Exotic
6
Citrus maxima (Burm.) Merr. a ' b ' c ' d ' e ' 9
Exotic
13
Citrus re ti cu lata Blanco abcde
Exotic
13
Murraya paniculata (L.) Jach c d
Exotic
2
Salicaceae
Salix baby Iónica L. a b d e g
Exotic
1
Solanaceae
Brugmansia candida Pers. b d ' 9
Exotic
6
Brugmansia suaveolens (Humb. & Bonpl. ex Willd.) Sweet*
Exotic
2
Theaceae
Camellia japónica L. b c d
Exotic
2
Verbenaceae
Duran ta repens L. b d
Native
3
Unidentiñed
Sp. 1
-
1
Sp. 2
-
1
Sp. 3
-
1
1 Origin: native/exotic ¡n relation to central Veracruz.
2 Frequency: number oí sampllng sites where the species was recorded (n = 106). a Arias (1983), b García-Campos (1993), c Díaz-Betancourt & López-Moreno (1993),
d Capitanachi & Amante (1995), e SCDEPEV (2010), F Lemoine (2012), 9 Ruiz-Montiel et al. (2014).
*Not previously reported to the urban area oíXalapa.
"These two shrubs may comprise several taxonomic entities, nevertheless, íor practical matters, we report them here as one unhnown species.
103
Falfán and MacGregor-Fors. Woody neotropical streetscapes: Xalapa
96°57'30"W
Number of exotic
# • x species
• x 0
•r *1-5
X X • x fe • 6- 1°
• 11-15
k X X • • • X • x Jgu
Jx##«»#«xx^
X • # • • • • • * t
x # # • • • •
• •XX X • • • X
• *•••**• • • X •
• • 9¡ # x # • * x «N
vB^# . .*3. . '
9 5 .• x *x%#
Urban area •
96 0 52' 30" W
-O
co
o
CT>
Figure 3. Spatial distribution of native and exotic trees and shrubs recorded in the streetscape of Xalapa.
96°57'30"W
□ Native
••o
■ Exotic
x No records
Wt
| Urban area
Ox ©
OÍL_ ,
xooee
x © X
X QOC 0©
© O x
xe ü »©e@
#©X
•o o©0©
0*0
xCISQ
Qm
| V X X X
©0 •
x
• X X •
O©0
OOLj
• oo«e
©G ©
©QOG
«««
© X G
• • xQ
A
G
á G©
8®00
N
4, C x Cx w
1
1 Km
0 1
2
£
T
96°52'30"W
o
ó
00
O
<D
Percentage
Figure 4. Distribution of the origin (native/exotic) of trees and shrubs recorded in the streetscape of Xalapa.
city of Xalapa in a highly biodiverse región did not pre-
vent the replacement of its vegetation in the urbanization
process, completely shifting its species composition (Cas-
tillo-Campos, 1991; Williams-Linera et al., 2002).
Throughout the globe, Street tree species richness
varies among urban areas, with some medium-sized cides,
as Toledo (Ohio, USA; ~ 225 km 2 ) showing high valúes
(170 species; Subburayalu and Sydnor, 2012), while oth-
ers, also larger than Xalapa (e.g., Bangalore, India: -740
km 2 ; Curitiba, Brazil: -430 km 2 ; Bangkok, Thailand:
-1570 km 2 ) have fewer species (108, 122, 127, respec-
tively; Thaiutsa et al ., 2008; Nagendra and Gopal, 2010;
Bobrowski and Biondi, 2012) than those we report for
Xalapa. Although comparing Street tree richness of differ-
104
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 95-110 Primavera 2016
ent cities is complex due to the nature of the surveys, as
well as the location of the cities, it is clear that Xalapa has
a considerably high number of tree and shrub species rich-
ness along its streetscape. When we compared our results
with previous studies focused on the urban vegetation of
Xalapa, we noted 32 species that had not been previously
reported for the city, of which half are native and half are
exotic. It is notable that we recorded a higher number of
species when compared to a study of vegetation in public
spaces of Xalapa (102 tree species; Arias, 1983); nonethe-
less, the number of species reported in greenspaces of
Xalapa is higher (187 tree and shrub species; Capitanachi
and Amante, 1995; -185 woody species; García-Campos,
1993). These comparisons show the kind of results that
city-wide surveys can provide, often underestimating spe-
cies from urban greenspaces, which are often unevenly
distributed throughout cities (also recorded for other
wildlife groups; Nilón et al., 2011).
Previous studies have suggested that urban tree and
shrub species composition changes with time (López-
Moreno and Díaz-Betancourt, 1991; Dwyer et al., 2000;
Alanís, 2005). In Xalapa, this is the case of the exotic
Weeping Fig (F. b enjamina ), by far the most frequent spe-
cies of the streetscape of Xalapa (Fig. 2). This exotic spe-
cies is not reported by Arias (1983), but is reported in the
subsequent published literature of urban vegetation for
the city. Regardless that this species has caused urban-re-
lated problems (e.g., urban sidewalks cracks) and has even
been considered as inadequate for planting in urban areas
(Conejo, 2011; Moro and Westerkamp, 2011; Var-
gas-Garzón and Molina-Prieto, 2012), the Weeping Fig
has been extensively planted throughout the country since
the mid-1990s (Vargas-Garzón and Molina-Prieto, 2012),
becoming a dominant urban tree in many cities.
As expected, we recorded a high proportion exotic
species. This is consistent with previous studies that have
found important number of exotic species dominating
urban streetscapes (e.g., 62.8%: López-Moreno and Díaz-
Betancourt, 1991; 56%: Kuruneri-Chitepo and Shackleton,
2011; 61.8%: Ortega-Álvarez et al., 2011; > 50%: Sjóman
etal., 2012; 48.3%: Wang et al., 2012). The high proportion
of exotics in Xalapa is due to the import of plant species
from other parts of México and the rest of the world for
several reasons (e.g., ornamental, edibility, erosión control;
Castillo-Campos, 1991; Eldredge, 2002; Verhoef and
Morin, 2010). High tree and shrub species richness recorded
in the streetscape of Xalapa is heavily biased by the
introduction of exotic species, pattern that has been
recorded in cities from around the globe (McKinney, 2008).
Regarding the spatial distribution of the studied tree
and shrub species, it was not surprising to find an unequal
distribution of species richness valúes across the city; such
pattern has been reported for other urban areas from
around the world (Landry and Chakraborty, 2009;
Kuruneri-Chitepo and Shackleton, 2011; Kendal et al.,
2012). The unequal distribution of greenspaces and woody
vegetation across Xalapa has been reported previously by
García-Campos (1993) and Lemoine (2012), but to our
knowledge, there are no previous studies that report the
unequal spatial distribution of woody plant species richness
along its streetscapes. Nevertheless, further studies are
needed to identify the processes behind this pattern, explor-
ing which variables could be associated with this particular
spatial configuration of species richness in Xalapa.
Our results, mainly the unequal distribution of tree
and shrub species richness across the streetscape of
Xalapa, as well as the high proportion of recorded exotics
should be considered carefully, as they have been associ-
ated to the irregular distribution of the benefits that vege-
tation can provide to citizens (Garzón et al., 2004;
Escobedo and Nowak, 2009; McConnachie and Shackle-
ton, 2010; Cohén et al., 2012; Kendal et al., 2012). Also,
the high proportion of exotic species needs to be consid-
ered due to the potential negative effects of such species,
including a vast array of detrimental effects that have
been documented on local, and even regional, ecological
processes (Vitousek et al., 1997; Schmidt and Whelan,
1999; Richardson et al., 2000; McKinney, 2004).
Acknowledgments
We are most grateful to Nihaib Flores Galicia for his assis-
tance in the field and with the identification of several
105
Falfán and MacGregor-Fors. Woody neotropical streetscapes: Xalapa
specimens, to Susana Valencia Ávalos for her kind support
with the Identification of several Quercus species, and to
Gonzalo Castillo Campos for the Identification of some
specimens and sharing his expertise regarding the identity
and origin of the recorded trees and shrubs. We also thank
Leda García, Montserrat Solano, Diego Osorio, Dalia
Luna, and Ángel Rueda for their assistance in the field.
This study was partially funded by the project “Patrones
ecológicos y percepción social de la diversidad biológica
que habita en la ciudad de Xalapa: Un enfoque multidisci-
plinario”. Ina Falfán acknowledges the scholarship and
financial support provided by the National Council of Sci-
ence and Technology (Conacyt 344590), and the Doctoral
Program of the Instituto de Ecología, A.C. (Inecol).
References
Alanís F., G .J. 2005. El arbolado urbano en el área metropolitana
de Monterrey. Ciencia UANL 8(l):20-32.
Alberti, M., J.M. Marzluff, E. Shulenberger, G. Bradley, C.
Ryan and C. Zumbrunnen. 2003. Integrating humans
into ecology: Opportunities and challenges for studying
urban ecosystems. BioScience 53(12):1169-1179.
Alcalá, J., M. Sosa, M. Moreno, J. Ortega, C. Quintana and C.
Holguin. 2008. Especies arbóreas evaluadas como
bioacumuladoras de azufre en la ciudad de Chihuahua,
México. Ecología Aplicada 7(1-2):17-21.
Antonini, Y., R.P. Martins, L.M. Aguiar and R.D. Loyola.
2013. Richness, composition and trophic niche of stingless
bee assemblages in urban forest remnants. Urban
Ecosystems 16(3):527-541.
Ardila, J.P., W. Bijker, V.A. Tolpekin and A. Stein. 2012. Context-
sensitive extraction of tree crown objects in urban areas
using VHR satellite images. International Journal of Applied
Eartb Observation and Geoinformation 15(1): 57-69.
Arias FE, P.F. 1983. Los árboles de la zona urbana y suburbana
de Xalapa. Bachelors’s thesis. Universidad Veracruzana.
Xalapa, Veracruz. 111 p.
Aronson, M.F.J., F.A. La Sorte, C.H. Nilón, M. Katti, M.A.
Goddard, C.A. Lepczyk, P.S. Warren, N.S.G. Williams,
S. Cilliers, B. Clarkson, C. Dobbs, R. Dolan, M.
Hedblom, S. Klotz, J.L. Kooijmans, I. Kuhn, I.
MacGregor-Fors, M. McDonnell, U. Mortberg, P. Pysek,
S. Siebert, J. Sushinsky, P. Werner and M. Winter. 2014.
A global analysis of the impacts of urbanization on bird
and plant diversity reveáis key anthropogenic drivers.
Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences
281(1780): 1-8.
Benítez B., G., M.T. Pulido Salas and M. Equihua Z. 2004.
Árboles multiusos nativos de Veracruz para reforestación,
restauración y plantaciones. Instituto de Ecología, A.C.
Xalapa, Veracruz. 288 p.
Berkowitz, A.R., C.H. Nilón and K.S. Hollweg, eds. 2003.
Understanding urban ecosystems. A new frontier for
Science and education. Springer. New York. 523 p.
Berry, B.J.L. 2008. Urbanization. In: J. Marzluff, E.
Shulenberger, W. Endlicher, G. Bradley, C. Ryan, C.
ZumBrunnen and U. Simón, eds. Urban ecology: an
international perspective on the interaction between
humans and nature. Springer. New York. p:25-48.
Bobrowski, R. and D. Biondi. 2012. Distribuido e dinámica da
área de copa na arborizado de rúas de Curitiba, Paraná,
Brasil, no período de 1984-2010. Revista Árvore, Vigosa
36(4):625-635.
Calderón R., G. and J. Rzedowski. 2005. Flora fanerogámica
del Valle de México. Instituto de Ecología, A.C., Conabio.
Pátzcuaro, Michoacán. 1406 p.
Camacho-Cervantes, M., J.E. Schondube, A. Castillo and I.
MacGregor-Fors. 2014. How do people perceive urban
trees? Assessing likes and dislikes in relation to the trees
of a city. Urban Ecosystems 17(3):761-773.
Capitanachi M., C. and H.S. Amante. 1995. Las áreas verdes
urbanas en Xalapa, Veracruz. Catálogo de flora urbana.
Universidad Veracruzana, Instituto de Ecología A.C.
Xalapa, Veracruz. 524 p.
Capitanachi M., C., E.M. Utrera B. and C.B. Smith. 2001.
Unidades ambientales urbanas: Bases metodológicas para
la comprensión integrada del paisaje urbano. Universidad
Veracruzana, Instituto de Ecología, A.C., Sistema de
Investigación del Golfo de México (Conacyt), Xalapa,
Veracruz. 276 p.
Castillo-Campos, G. 1991. Vegetación y flora del municipio de
Xalapa, Veracruz. Instituto de Ecología, A.C., MAB
106
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 95-110 Primavera 2016
Unesco, H. Ayuntamiento de Xalapa, Veracruz. Xalapa,
Veracruz. 148 p.
Chacalo H., A. and V. Corona N.E.. 2009. Árboles y arbustos
para ciudades. Universidad Autónoma Metropolitana.
México, D.F. 599 p.
Cohén, M., R. Baudoin, M. Palibrk, N. Persyn and C. Rhein.
2012. Urban biodiversity and social inequalities in
built-up cities: New evidences, next questions. The
example of Paris, France. Landscape and Urban Planning
106(3):277-287.
Conejo G., M. 2011. Análisis de la relación entre las
características de los árboles y el daño que causan sobre
las banquetas y camellones de la ciudad de Morelia,
Michoacán, México. Bachelor’s thesis. Universidad
Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Morelia,
Michoacán. 38 p.
Cruz C., R. 1989. Necesidad de una adecuación del arbolado
urbano del Área Metropolitana de la Ciudad de México.
In: R. Gío-Argáez, I. Hernández-Ruíz and E. Sáinz-
Hernández, eds. Ecología Urbana. Conacyt-SGDSDDF-
Sesic-SEP-UNAM-Secretaría de Desarrollo Urbano,
Ecología -UAM. México, D.F. p:67-70.
Czech, B. and P.R. Krausman. 1997. Distribution and causation
of species endangerment in the United States. Science
277(5329):1116-1117.
Czech, B., P.R. Krausman and P.K. Devers. 2000. Economic
associations among causes of species endangerment in the
United States. BioScience 50(7):593-601.
Davies, Z.G., J.L. Edmondson, A. Heinemeyer, J.R. Leake and
K.J. Gastón. 2011. Mapping an urban ecosystem Service:
Quantifying above-ground carbón storage at a city-wide
scale: Urban above-ground carbón storage. Journal of
Applied Ecology 48(5):1125— 1134.
Díaz-Betancourt, M.E. and I.R. López-Moreno. 1993. Las
plantas de los jardines privados de Xalapa: Un análisis
preliminar. In: I.R. López-Moreno, ed. Ecología urbana
aplicada a la ciudad de Xalapa. Instituto de Ecología,
A.C., MAB Unesco, H. Ayuntamiento de Xalapa,
Veracruz. Xalapa, Veracruz. p: 133-163.
Díaz-Betancourt, M.E., I.R. López-Moreno and E.H. Rapoport.
1987. Vegetación y ambiente urbano en la ciudad de
México. Las plantas de los jardines privados. In: E.H.
Rapoport and I.R. López-Moreno, eds. Aportes a la
ecología urbana de la ciudad de México. Limusa. México,
D.F. p:13-72.
Dwyer, J.F., D.J. Nowak, M.H. Noble and S.M. Sisinni. 2000.
Connecting people with ecosystems in the 21st century.
An assessment of our nation’s urban forests (Gen. Tech.
Rep No. PNW-GTR-490). Department of Agriculture,
Forest Service, Pacific Northwest Research Station.
Portland, Oregon. 483 p.
Dwyer, J.F., E.G. McPherson, H.W. Schroeder and R.A.
Rowntree. 1992. Assessing the benefits and costs of the
urban forest. Journal of Arboriculture 18(5):227-234.
Eldredge, N., ed. 2002. Life on earth: an encyclopedia of
biodiversity, ecology, and evolution. ABC-CLIO. Santa
Barbara, California. 793 p.
Escobedo, F.J. and D.J. Nowak. 2009. Spatial heterogeneity and
air pollution removal by an urban forest. Landscape and
Urban Planning 90(3-4):102-110.
García-Campos, H.M. 1993. Las áreas verdes públicas de
Xalapa. In: I.R. López-Moreno, ed. Ecología urbana
aplicada a la ciudad de Xalapa. Instituto de Ecología,
A.C., MAB Unesco, H. Ayuntamiento de Xalapa,
Veracruz. Xalapa, Veracruz. p:99-132.
Garzón, B., N. Brañes, M.L. Abella and A. Auad.2004.
Vegetación urbana y Hábitat Popular: el caso de San
Miguel de Tucumán. Revista INVI 18(49): 21-42.
Grimm, N.B., S.H. Faeth, N.E. Golubiewski, C.L. Redman, J.
Wu, X. Bai and J.M. Briggs. 2008. Global change and the
ecology of cities. Science 319(5864):756-760.
Hope, D., C. Gries, D. Casagrande, C.L. Redman, N.B. Grimm
and C. Martin. 2006. Drivers of spatial variation in plant
diversity across the Central Arizona-Phoenix ecosystem.
Society and Natural Resources 19(2):101-116.
Inegi (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e
Informática). 2009. Prontuario de información geográfica
municipal de los Estados Unidos Mexicanos-Xalapa,
Veracruz de Ignacio de la Llave-Clave geoestadística
30087. Inegi. 9 p.
Jim, C.Y. 1988. Street tree study as a theme in urban
biogeography. Geograpby 73(3):226-232.
107
Falfán and MacGregor-Fors. Woody neotropical streetscapes: Xalapa
Jorgensen, S.E. and B.D. Fath, eds. 2008. Encyclopedia of
ecology. Elsevier B.V. Spain. 3834 p.
Kendal, D., N.S.G. Williams and K.J.H. Williams. 2012.
Drivers of diversity and tree cover in gardens, parks and
streetscapes in an Australian city. Urban Forestry &
Urban Greening ll(3):257-265.
Konijnendijk, C.C. 2008. The forest and the city. The
cultural landscape of urban woodland. Springer. New
York. 245 p.
Konijnendijk, C., K. Nilsson, T.B. Randrup and J. Schipperijn,
eds. 2005. Urban forests and trees. A reference book.
Springer. The Netherlands. 520 p.
Kowarik, I. 2011. Novel urban ecosystems, biodiversity, and
conservation. Environmental Pollution 159(8-9):1974-1983.
Kuruneri-Chitepo, C. and C.M. Shackleton, 2011. The
distribution, abundance and composition of Street trees in
selected towns of the Eastern Cape, South Africa. Urban
Forestry & Urban Greening 10(3):247-254.
Landry, S.M. and J. Chakraborty. 2009. Street trees and equity:
Evaluating the spatial distribution of an urban amenity.
Environment and Planning A 41(ll):2651-2670.
Lemoine R., R. 2012. Cambios en la cobertura vegetal de la
ciudad de Xalapa-Enríquez, Veracruz y zonas circundantes
entre 1950 y 2010. Bachelor’s thesis. Universidad
Veracruzana. Xalapa, Veracruz. 44 p.
Li, Y.Y., X.R. Wang and C.L. Huang. 2011. Key Street tree
species selection in urban areas. African Journal of
Agricultural Research 6(15):3539-3550.
Lintott, P.R., N. Bunnefeld, E. Fuentes-Montemayor, J.
Minderman, L.M. Blackmore, D. Goulson and K.J. Park.
2014. Moth species richness, abundance and diversity in
fragmented urban woodlands: Implications for
conservation and management strategies. Biodiversity
and Conservation 23(11):2875-2901.
Lodge, D.M. and K. Shrader-Frechette. 2003. Nonindigenous
species: ecological explanation, environmental ethics, and
public policy. Conservation Biology 17(l):31-37.
López-Falfán, I.S. 2008. Arbolado urbano en Mérida,
Yucatán y su relación con aspectos socioeconómicos,
culturales y de la estructura urbana de la ciudad.
Master’s thesis. Centro de Investigación y de Estudios
Avanzados del Instituto Politécnico Nacional. Mérida,
Yucatán. 161 p.
López-Moreno, I.R., ed. 1991. El arbolado urbano de la Zona
Metropolitana de la Ciudad de México. UAM-Azcapotzalco,
MAB-Unesco, INE A.C. México, D.F. 138 p.
López-Moreno, I.R. and M.E. Díaz-Betancourt. 1989. La
introducción de especies en la flora de la Ciudad de
México. In: R. Gío-Argáez, I. Hernández-Ruíz and E.
Sáinz-Hernández, eds. Ecología urbana. Conacyt-
SGDSDDF-Sesic-SEP -UNAM-Secretaría de Desarrollo
Urbano, Ecología-UAM. México, D.F. p: 85-92.
López-Moreno, I.R. and M.E. Díaz-Betancourt. 1991. Los
árboles de las calles de la ciudad de México. In: I.R. López-
Moreno, ed. El arbolado urbano de la Zona Metropolitana
de la Ciudad de México. UAM-Azcapotzalco, MAB-Unesco,
INE A.C. México, D.F. p:14-71.
Luck, G.W., L.T. Smallbone and R. O’Brien. 2009. Socio-
economics and vegetation change in urban ecosystems:
Patterns in space and time. Ecosystems 12(4):604-620.
MacGregor-Fors, I. 2010. EIow to measure the urban-wildland
ecotone: Redefining “peri-urban” areas. Ecological
Research 25(4):883-887.
MacGregor-Fors, I. and R. Ortega-Álvarez, eds. 2013. Ecología
urbana: Experiencias en América Latina. Available on
line: http://wwwl.inecol.edu.mx/libro_ecologia_urbana/.
ISBN: 978-607-00-6869-0.
MacGregor-Fors, I., S. Avendaño-Reyes, V.M. Bandala, S.
Chacón-Zapata, M.H. Díaz-Toribio, F. González-García,
F. Lorea-Hernández, J. Martínez-Gómez, E. Montes de
Oca, L. Montoya, E. Pineda, L. Ramírez-Restrepo, E.
Rivera- García, E. Utrera-Barrillas and F. Escobar. 2015.
Multi-taxonomic diversity patterns in a neotropical green
city: A rapid biological assessment. Urban Ecosystems
18:633-647.
Manning, W. 2008. Plants in urban ecosystems: Essential role of
urban forests in urban metabolism and succession toward
sustainability. International Journal of Sustainable
Development & World Ecology 15(4):362-370.
McCaffrey, R.E. and R.W. Mannan. 2012. How scale influences
birds’ responses to habitat features in urban residential
areas. Landscape and Urban Planning 105(3):274-280.
108
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 95-110 Primavera 2016
McConnachie, M.M. and C.M. Shackleton. 2010. Public green
space inequality in small towns in South Africa. Habitat
International 34(2):244-248.
McKinney, M.L. 2004. Measuring floristic homogenization by
non-native plants in North America. Global Ecology and
Biogeography 13(l):47-53.
McKinney, M.L. 2006. Urbanization as a major cause of biotic
homogenization. Biológica l Conservation 127(3):247-260.
McKinney, M.L. 2008. Effects of urbanization on species
richness: A review of plants and animáis. Urban
Ecosystems 11(2):161— 176.
McPherson, E.G., D. Nowak, G. Heisler, S. Grimmond, C. Souch,
R. Grant and R. Rowntree. 1997. Quantifying urban forest
structure, function, and valué: the Chicago Urban Forest
Climate Project. Urban ecosystems 1(1):49— 61.
Moro, M.F. and C. Westerkamp. 2011. The alien Street trees of
Fortaleza (NE Brazil): Qualitative observations and the
inventory of two districts. Ciencia Florestal 21(4):789-798.
Nagendra, H. and D. Gopal. 2010. Street trees in Bangalore:
Density, diversity, composition and distribution. Urban
Forestry & Urban Greening 9(2):129-137.
Niembro-Rocas, A. 1992. Fa flora de la ciudad de Campeche.
Su origen, composición, distribución e importancia.
Universidad Autónoma de Campeche. Campeche,
Campeche. 75 p.
Nilón, C.H., P.S. Warren and J. Wolf. 2011. Baltimore birdscape
study: identifying habitat and land-cover variables for an
urban bird-monitoring project. Urban Habitats 6(1).
Available on line: http://www.urbanhabitats.org/v06n01/
baltimore_full.html
Orellana, R., F. Carrillo and V. Franco. 2003. Árboles
recomendados para la ciudad de Mérida. Fa naturaleza
como parte del contexto urbano. Jardín Botánico
Regional, Ayuntamiento de Mérida, PNUD, FMAM, CICY.
México. 70 p.
Ortega-Álvarez, R. and I. MacGregor-Fors. 2011. Dusting-off
the file: A review of knowledge on urban ornithology in
Fatin America. Landscape and Urban Planning
101 ( 1 ): 1 — 10 .
Ortega-Álvarez, R., H.A. Rodríguez- Correa and I. MacGregor-
Fors. 2011. Trees and the city: Diversity and composition
along a neotropical gradient of urbanization. International
Journal of Ecology 2011:1-8.
Pauchard, A. and O. Barbosa. 2013. Regional assessment of
Fatin America: Rapid urban development and social
economic inequity threaten biodiversity hotspots. In: T.
Elmqvist, M. Fragkias, J. Goodness, B. Güneralp, P.J.
Marcotullio, R.I. McDonald, S. Parnell, M. Schewenius,
M. Sendstad, ICC. Seto and C. Wilkinson, eds.
Urbanization, biodiversity and ecosystem Services:
Challenges and opportunities. Springer. Dordrecht.
p:588-608.
Pennington, T. D. and J. Sarukhán. 2005. Árboles tropicales de
México. Manual para la identificación de las principales
especies. 3a ed. Universidad Nacional Autónoma de México,
Fondo de Cultura Económica. México, D.F. 523 p.
Pickett, S.T.A., M.F. Cadenasso, J.M. Grove, C.G. Boone, P.M.
Groffman, E. Irwin, S.S. Kaushal, V. Marshall, B.P.
McGrath, C.H. Nilón, R.V. Pouyat, K. Szlavecz, A. Troy
and P. Warren. 2011. Urban ecological systems: Scientific
foundations and a decade of progress. Journal of
Environmental Management 92(3):331-362.
R Development Core Team. 2012. R versión 2.15.2. http://
www. R-proj ect.org.
Ramage, B.S., F.A. Román and J.S. Dukes. 2013. Relationships
between urban tree communities and the biomes in which
they reside. Applied Vegetation Science 16(l):8-20.
Ramírez-Restrepo, F. and G. Halffter. 2013. Butterfly diversity
in a regional urbanization mosaic in two Mexican cities.
Landscape and Urban Planning 115(l):39-48.
Richardson, D.M., P. Pysek, M. Rejmánek, M.G. Barbour, F.D.
Panetta and C.J. West. 2000. Naturalization and invasión
of alien plants: Concepts and definitions. Diversity and
Distributions 6(2):93-107.
Rowntree, R.A. 1984. Ecology of the urban forest - Introduction
to part I. Urban Ecology 8(1):1— 11.
Ruiz-Montiel, C., V. Vázquez-Torres, M.J. Martínez-
Flernández, F. Murrieta-Pérez and M.S. Perea-Hernández.
2014. Árboles y arbustos registrados en el Parque
Ecológico Molino de San Roque. Madera y Bosques
20(2):143-152.
109
Falfán and MacGregor-Fors. Woody neotropical streetscapes: Xalapa
Sánchez, X.M. and M.G. Peralta. 2013. Árboles de las áreas
urbanas y suburbanas de Morelia, Michoacán, México.
Biológicas 9(l):12-22.
Schmidt, K.A. and C.J. Whelan. 1999. Effects of exotic Lonicera
and Rbamnus on songbird nest predation. Conservation
Biology 13(6):1502-1506.
Sjóman, H., J. Óstberg, and O. Bühler. 2012. Diversity and
distribution of the urban tree population in ten major
Nordic cities. Urban Forestry & Urban Greening
1 1(1):31— 39.
Sosa, V. and J.S. Flores. 1993. La flora ornamental de Mérida.
Ayuntamiento de Mérida. Mérida, Yucatán. 265 p.
Soto E., M. and C.M. Gómez. 1993. Consideraciones climáticas
de la ciudad de Xalapa. In: I.R. López-Moreno, ed.
Ecología urbana aplicada a la ciudad de Xalapa. Instituto
de Ecología, A.C., MAB Unesco, H. Ayuntamiento de
Xalapa, Veracruz. Xalapa, Veracruz. p:81-98.
Subburayalu, S. and T.D. Sydnor. 2012. Assessing Street tree
diversity in four Ohio communities using the weighted
Simpson Índex. Landscape and, Urban Planning
106(l):44-50.
SCDEPEV (Subcomisión de Conservación y Desarrollo del Espacio
Público del Estado de Veracruz). 2010. Conservación y
desarrollo sostenible del patrimonio arbóreo de la ciudad
de Xalapa: Principales parques, avenidas, calles, campus
universitarios, jardines institucionales y entorno al
“Sistema de los Lagos y el Dique universitarios” (Inventario
arbóreo georeferenciado en CD). Xalapa, Veracruz.
Thaiutsa, B., L. Puangchit, R. Kjelgren and W. Arunpraparut.
2008. Urban green space, Street tree and heritage large
tree assessment in Bangkok, Thailand. Urban Forestry &
Urban Greening 7(3):219-229.
Turner, W.R. 2003. Citywide biological monitoring as a tool for
ecology and conservation in urban landscapes: The case
of the Tucson Bird Count. Landscape and Urban Planning
65(3):149-166.
Tyrváinen, L., S. Pauleit, K. Seeland and S. de Vries. 2005.
Benefits and uses of urban forests and trees. In: C.
Konijnendijk,K.Nilsson,T.B. RandrupandJ. Schipperijn,
eds. Urban forests and trees. A reference book. Springer.
The Netherlands. p: 81-1 14.
United Nations, 2014. World urbanization prospects: the 2014
revisión. Highlights. UN. New York. 32 p.
Vargas- Garzón, B. and L.F. Molina-Prieto. 2012. Ficus
benjamina L. in the cities: High number of individuáis,
severe damages to infrastructure and expensive economic
losses. Nodo: Arquitectura. Ciudad. Medio Ambiente
7(13):93-101.
Vázquez T., M. 2007. Los árboles cultivados de Veracruz.
Secretaría de Educación de Veracruz, Instituto
Veracruzano de la Cultura, Consejo Veracruzano de
Ciencia y Tecnología, Universidad Veracruzana. Xalapa,
Veracruz. 279 p.
Verhoef, H.A. and P.J. Morin, eds. 2010. Community ecology:
process, models and applications. Oxford University
Press. Oxford. 247 p.
Vitousek, P.M., H.A. Mooney, J. Lubchenco and J.M. Melillo.
1997. Human domination of Earth’s ecosystems. Science
277(5325):494-499.
Vlahov, D. and S. Galea. 2002. Urbanization, urbanicity, and
health. Journal of Urban Health 79(4) :1— 12 .
Wang, H.F., I. MacGregor-Fors and J. López-Pujol. 2012.
Warm-temperate, immense, and sprawling: Plant diversity
drivers in urban Beijing, China. Plant Ecology 213(6):
967-992.
Williams-Linera, G., R.H.Manson and E. Isunza-Vera. 2002.
La fragmentación del bosque mesófilo de montaña y
patrones de uso del suelo en la región oeste de Xalapa,
Veracruz, México. Madera y Bosques 8(l):73-89.
Yang, J., J. Zhou, Y. Ke and J. Xiao. 2012. Assessing the
structure and stability of Street trees in Lhasa, China.
Urban Forestry & Urban Greening ll(4):432-438.
Zipperer, W.C., S.M. Sisinni, R.V. Pouyat and T.W. Foresman.
1997. Urban tree cover: An ecological perspective. Urban
Ecosystems l(4):229-246.
Manuscrito recibido el 30 de abril de 2015.
Aceptado el 15 de diciembre de 2015.
Este documento se debe citar como:
Falfán, I. and MacGregor-Fors, I. 2016. Woody neotropical street-
scapes: a case study of tree and shrub species richness and compo-
sition in Xalapa. Madera y Bosques 22(1):95-110.
110
Madera y Bosques vol 22, núm. 1: 111-123
Primavera 2016
Reconstrucción de la precipitación
estacional con anillos de
crecimiento para la región hidrológica
Presidio-San Pedro
Reconstruction oF seasonal precipitation with growth-rings in Che
hydrological región Presidio San Pedro
Beatriz Díaz-Ramírez 1 , José Villanueva-Díaz 2 * y Julián Cerano-Paredes 2
1 Instituto tecnológico del Salto. El Salto, Pueblo Nuevo, 2 Iniíap Ceñid Raspa. Gómez Palacio, Durango, México * Autor de correspondenda.villanueva.jose@iniFap.gob.nnx
Durango, México, beatrizdiaz_2@hotmail.com
Resumen
La cuenca alta de la región hidrológica Presido San Pedro genera el agua de uno de los afluentes de Marismas Nacionales en el área
limítrofe entre los estados de Sinaloa y Nayarit. En esta cuenca Pinus durangensis es una conifera dominante, pero debido a su explota-
ción intensiva quedan pocos rodales remanentes sin disturbio. Para analizar el potencial dendrocronológico de la especie, se colectaron
núcleos de crecimiento de 63 árboles, que se procesaron con técnicas dendrocronológicas convencionales. La inter-correlación ente series
(0.463), sensibilidad media (0.309), autocorrelación de primer orden (0.41) y relación señal-ruido (5.24), entre otros parámetros estadís-
ticos indicaron excelente potencial de la especie para estudios dendrocronológicos. Se generaron series de tiempo de madera temprana,
tardía y de anillo total que se extendió de 1780 a 2012 (232 años). Los índices de madera temprana, respondieron a la precipitación
acumulada promedio del período enero-agosto, procedente de cuatro estaciones climáticas circunvecinas al sitio, por lo que se generó
un modelo lineal, para una reconstrucción de lluvia invierno a inicios de verano. La variabilidad hidroclimática detectada fue similar a
otras desarrolladas previamente para la región hidrológica Presidio San Pedro, donde El Niño Oscilación del Sur (ENSO) es el fenómeno
circulatorio que determina la variación interanual y multianual en la precipitación invernal. No se encontró una relación significativa
entre la precipitación de verano y los índices de madera tardía, lo que supone poca variación interanual del Monzón de Norteamérica,
no obstante ser causante de 70% de la precipitación anual en esta región hidrológica.
Palabras clave: dendrocronología, Durango, El Niño, ENSO, La Niña, México, reconstrucción climática, Pinus durangensis.
Abstract
The Presidio San Pedro basin yields the water of one the main streams draining to Marismas Nacionales in the States of Sinaloa and
Nayarit. A dominant conifer species on this watershed is Pinus durangensis a heavily logged species such that old-growth forest has
disappeared. Increment cores from 63 trees of P. durangensis in a low disturbed site were extracted to analyze its dendrochronological
potential. The samples were processed by standard dendrochronological techniques. Series intercorrelation (0.463), mean sensitivity
(0.309), first order autocorrelation (0.41), and signal to- noise ratio (5.24) among other parameters indicated excellent potential of
the species for dendrochronological purposes. Time series of earlywood, latewood and total ring width were developed with a length
of 232 years (1780-2012). The earlywood chronology responded to the accumulated January-August precipitation from four weather
stations in the watershed and a linear regression model was used to reconstruct seasonal winter to early summer precipitation. Similar
to other previous climatic reconstructions for the Presidio San Pedro basin, ENSO was the most influential phenomena on explaining the
interannual and multiannual variability. It was not found a significant relationship between latewood indices and summer precipitation
indicating low inter-annual variability of the North American Monsoon System, even though this phenomenon causes over 70% of the
annual precipitation on this región.
Keywords: dendrochronology, Durango, El Niño, ENSO, La Niña, México, climate reconstruction, Pinus durangensis.
Díaz-Ramírezef al. Reconstrucción de la precipitación con anillos de crecimiento
Introducción
El entendimiento de la variabilidad del clima resulta de
gran relevancia en este tiempo, en el que todo indica que
las acciones del ser humano han modificado en cierto
grado la variación climática natural. El incremento en la
concentración de bióxido de carbono y otros gases efecto
invernadero, e incremento en la temperatura mínima pro-
vocada por acciones de la deforestación, quemas de com-
bustibles fósiles y de otros cambios en el uso del suelo, ha
favorecido una mayor frecuencia de eventos hidroclimáti-
cos extremos, incendios, presencia de plagas, enfermeda-
des, entre otros efectos negativos en el ecosistema (IPCC,
2014). Discernir entre si los cambios actuales son causa de
la variación climática natural o es efecto de calentamiento
global, demanda de información climática histórica,
muchas veces inexistente por carecer de registros climáti-
cos instrumentales o bien cuando existen, pueden ser poco
confiables o estar incompletos, situación que hace su uso
muy limitado. Esta situación tiene cierta justificación, si se
considera la extensión territorial de México cercana a los
dos millones de kilómetros cuadrados, su orografía, el
costo que implica el mantenimiento del equipo y la toma y
procesamiento de datos. La modernización continua de
equipo en término de automatización y el uso de tecnolo-
gía satelital ha permitido mejorar la información climato-
lógica en la última década, situación deseable para un
mejor monitoreo de la variabilidad climática (Comisión
Nacional del Agua, 2012).
Ante esta situación, el uso de datos climáticos indi-
rectos, procedentes de fuentes “proxy”, constituyen una
fuente de información histórica del clima (Bradley, 1999).
Estudios dendrocronológicos resultan de gran relevancia
para realizar reconstrucciones paleoclimáticas, ya que son
de alta resolución y permiten analizar las fluctuaciones
interanuales y multianuales del clima pasado (Fritts,
1976). En el norte de México, desde hace más de una
década se viene desarrollando una red dendrocronológica,
la cual se ha fundamentado en diversas especies de conife-
ras con dominancia de Pseudotsuga menziesii y de Taxo-
dium mucronatum (Villanueva et al., 2011). Esta red, si
bien está integrada por más de 150 cronologías, requiere
la inclusión de nuevas especies, que permitan captar con
mayor nitidez, el impacto de fenómenos climáticos, que
determinan la variabilidad interanual y multianual del
clima en esta región.
El Pinus durangensis es una de las coniferas de mayor
distribución en la Sierra Madre Occidental, en particular
en su extremo sur, que comprende los estados de Durango,
Chihuahua, Zacatecas y norte de Jalisco (Farjon et al.,
1997). La amplia distribución de esta especie en el estado
de Durango, aunada a la formación de un fuste recto,
color y suavidad de su madera, la hacen una de las más
explotadas (García y González, 2003), de tal suerte, que
son pocos los sitios de bosques coniferas en la Sierra
Madre Occidental, en los que aún se pueden ubicar ejem-
plares longevos, que puedan extender la información
paleoclimática en el tiempo (Lammertink et al., 1997).
La cuenca alta forestada de la cuenca Baluarte genera
el agua que fluye por el cauce principal del río Baluarte y que
desemboca en el área de Marismas Nacionales, un sitio de
prioridad internacional para la conservación (De la Lanza et
al., 2012). La presencia de rodales puros o mezclados de
Pinus durangensis, convierte a esta especie en un candidato
idóneo para realizar estudios dendroclimáticos. Así mismo,
esta característica permite analizar su potencial en estudios
de esta naturaleza. Las características mencionadas ante-
riormente sobre la especie y los sitios propuestos determinan
la posibilidad de proyectar los siguientes objetivos.
Objetivos
a) Determinar el potencial dendrocronológico de Pinus
durangensis, una especie de alta importancia maderera en
los estados de Durango y Chihuahua; b) con base en las
series de crecimiento de anillo total, madera temprana y
tardía, determinar la variabilidad climática de los últimos
tres siglos, de cuencas que integran la región hidrológica
Presidio San Pedro, que drenan hacia ecosistemas impor-
tantes de conservación en el Pacífico Mexicano y c) anali-
zar las fluctuaciones hidroclimáticas en el tiempo y
determinar el impacto de ENSO en la variabilidad inte-
ranual y multianual de la precipitación en la región hidro-
lógica Presidio San Pedro.
112
Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 111-123 Primavera 2016
Materiales y métodos
Descripción del área de estudio
La presente investigación se llevó acabo en el paraje Las Mini-
tas, Pueblo Nuevo, Durango (Fig. 1). En este lugar, se ubicó un
rodal de bosque mixto con dominancia de Pinus durangensis,
en las coordenadas geográficas 23° 37’ 3.5” latitud Norte y
105° 25’ 38.3” longitud Oeste y a 2575 m de altitud.
El área de estudio se ubica en la región hidrológica
11 Presidio San Pedro, dentro de la cuenca Baluarte, que
drena hacia el río Baluarte y que desemboca finalmente
en la porción sur del estado de Sinaloa, coordenadas 22°
49’ 46.5” N, 106° 02’ 5.0” O, en sus límites con el estado
de Nayarit.
La geología del área está dominada por roca ígnea
extrusiva tipo ácida y, morfológicamente, los suelos
dominantes son del tipo Regosol eútrico, con suelos
secundarios Cambisol eútrico y Feózem háplico, de tex-
tura media (Re+Be+Hh/2L). El clima es semicálido sub-
húmedo (A)C(w,), que se caracteriza por poseer una
temperatura media anual mayor a 18 °C, temperatura
del mes más caliente mayor a 22 °C; precipitación del
mes más seco menor a 40 mm; lluvias de verano con
índice P/T mayor a 55 y porcentaje de lluvia invernal de
5.0% a 10.2% del total anual (Inegi, 2009). El sitio de
muestreo se ubica en una ladera con un grado de pen-
diente de 20° a 30°. La vegetación del sitio no ha sido
aprovechada en el pasado y está dominada por un bos-
que de coniferas de Pinus durangensis , asociado a Pinus
cooperi y Pinus arizonica , así como Quercus sideroxyla ,
Q. rugosa y Arbutus arizonica (García y González,
2003).
SINALOA
DURANGO
NAYARIT
ESCUINAPA
106 o 0'0"W
105°30 , 0"W
■f05°0 , 0"W
104 o 30'0"W
C?
DURANGO
- ^ 5
Aí T
Navios
San Di mas
Pa cifico
SIMBOLOGIA
•
LAS MINITAS
A
ESTACIONES CLIMATOLÓGICAS
— -
HIDROLOGIA
CUERPOS DE AGUA
K?
LOCALIDAD URBANA
106°0 , 0"W
105°30'0"W
105°0'0"W
104°30'0"W
Figura 1. Ubicación geográfica del área de estudio, indicada por un círculo y las estaciones climáticas (triángulos) de las que se
obtuvieron los datos meteorológicos para el análisis dendroclimático.
113
Díaz-Ramírezef al. Reconstrucción de la precipitación con anillos de crecimiento
Muestreo y especie en estudio
Pinus durangensis es una especie presente en bosque
mixto de pino o de pino-encino en el noreste de la Sierra
Madre Occidental. La especie se caracteriza por poseer
agujas en fascículos de 4 a 8, aunque dominan de 6 (Far-
jon et al., 1997). Presenta alturas entre 15 m y 40 m con
diámetros de fuste a la altura del pecho de 0.5 m a 1.5 m;
la copa es redonda en árboles maduros y su madera es
suave, de coloración amarilla y de excelente calidad (Gar-
cía y González, 2003); alcanza un producción de madera
en rollo hasta de 8 m 3 en sitios de Chihuahua y Durango
(Armendariz et al., 2003).
Se seleccionaron árboles con el menor disturbio posi-
ble en la estructura del rodal y se tomaron muestras (viru-
tas, núcleos de crecimiento) con taladros de incremento de
los árboles seleccionados. Se colectó un total de 63 árboles
de Pinus durangensis. Las muestras fueron registradas y
procesadas en Laboratorio de Dendrocronología del Insti-
tuto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y
Pecuarias (Inifap) en Gómez Palacio, Durango. Para el
proceso de montaje, se utilizaron soportes de madera.
Posteriormente, se pulieron con lijas en una secuencia de
granos ascendentes de grueso a fino (120-400) hasta
lograr una visualización de los elementos leñosos más
relevantes. Una vez definido el límite entre anillos, se pro-
cedió al fechado y cofechado siguiendo las técnicas de
Stokes y Smiley (1968).
La observación de los anillos de crecimiento se rea-
lizó a través de un estereoscopio con resolución 10X,
modelo SZ2-ILSI, marca Olympus Corporation. La medi-
ción de las bandas de crecimiento, se realizó con un sis-
tema de medición VELMEX conectado a un PC y con una
precisión de 0.001 mm (Robinson y Evans, 1980). El con-
trol de calidad del fechado, se verificó mediante el pro-
grama que compara la correlación entre un conjunto de
series en segmentos de 50 años, con traslapes entre seccio-
nes de 25 años (Holmes, 1983; Grissino-Mayer, 2001).
Este procedimiento permitió asegurar el fechado de cada
crecimiento al año exacto de su formación. Los factores
no relacionados con clima, se removieron al insertar a las
series de medición diversas funciones de ajuste como
exponencial negativa, rectas de regresión y curvas suavi-
zadas. Este ajuste generó series estandarizadas de índice
de crecimiento (anillo total, madera temprana y tardía)
con una media próxima al valor de 1.0 (Fritts, 1976;
Cook, 1987).
El potencial dendrocronológico de la especie, se ana-
lizó en función de diversos parámetros derivados de los
programas COFECHA y ARSTAN como son intercorrelación
entre series, que mide la intensidad de la señal común
entre los árboles muestreados en un sitio; sensibilidad
media, que es una medida del cambio relativo en grosor de
los anillos en relación con el año previo en una serie de
crecimiento; autocorrelación de primer orden, que deter-
mina la influencia del crecimiento del año previo en el gro-
sor del anillo del año actual. Otras variables consideradas
fueron el número de anillos perdidos y problemas con ani-
llos falsos o dobles (Grissino-Mayer, 2001).
Para determinar la influencia del clima sobre el creci-
miento del Pinus durangensis, se ubicaron las estaciones
meteorológicas más próximas al sitio de muestreo. En este
caso, específicamente se utilizó ERICIII (Instituto Mexicano
de Tecnología del Agua, 2006). La relación entre las crono-
logías y la variabilidad de la precipitación, se obtuvo
mediante análisis de correlación con datos de las estaciones
meteorológicas El Salto, Las Bayas, Navios y San Dimas
(Tabla 1). Esta comparación se realizó empleando la suma-
toria de la precipitación mensual del año corriente y previo
a la formación de los anillos; de esta manera, se definió el
período de mayor correlación, al cual se le atribuye como
período de crecimiento previo corriente de crecimiento.
La relación entre las versiones de las cronologías con
datos de precipitación, se obtuvo mediante análisis de
correlación con datos acumulados de precipitación men-
sual previo a la formación del anillo anual y durante el año
de crecimiento. De esta manera, se definió el período, en el
cual estadísticamente se encontró la mayor correlación.
Para el proceso de reconstrucción, los registros de
precipitación se analizaron mediante el proceso de cali-
bración-verificación utilizando la subrutina Verify
incluida en la Librería de Programas Dendrocronológicos
de la Universidad de Arizona (DPL). En este proceso, la
114
Madera y Bosques vol .22, núm. 1 : 111-123 Primavera 2016
Tabla 1. Estaciones consideradas para la reconstrucción de la precipitación estacional en el periodo enero-agosto (1968-2001).
Estación
Meteorológica
Latitud
(Orados)
Longitud
(Orados)
Altitud (m)
Período de registro
(años)
El Salto
23.78
-105.37
2560
1968-2001
Las Bayas
23.55
-105.40
2600
1968-2001
Navios
23.83
-105.05
2492
1958-2001
San Dimas
23.13
-105.97
2350
1968-2001
mitad de los registros disponibles se utilizó para calibra-
ción, mientras que la mitad restante para verificación, si
ambos sub-períodos eran significativos en término de
pasar diversas pruebas estadísticas como prueba de “t”,
reducción del error, prueba de signos, primera diferencia
mínima y correlación, entonces se utilizó el período total
de datos disponibles para generar la ecuación de regresión
utilizada para la reconstrucción de los datos de precipita-
ción estacional (Fritts, 1991).
Los datos reconstruidos se verificaron con recons-
trucciones dendroclimáticas ya existentes y con archivos
históricos disponibles, que registraron efectos económicos
y sociales producidos por la incidencia de períodos secos
en esta zona. Para analizar el impacto de la variabilidad
climática detectada en la reconstrucción, los índices de
madera temprana de la versión residual, se compararon
con datos registrados y reconstruidos del índice de Oscila-
ción del Sur (SOI, por sus siglas en inglés), ya que este fenó-
meno tiene un alto impacto en la variabilidad de la
precipitación invernal en el norte de México (Stahle et al .,
1998; Díaz et al ., 2002; Cleaveland et al ., 2003; Magaña,
2004).
Resultados y discusión
De una población de 63 árboles muestreados y 103 núcleos
de crecimiento disponibles, se fecharon 88 radios (85% de
la muestra total). El restante 15% fue descartado por pre-
sentar problemas de crecimiento. Algunos parámetros
dendrocronológicos derivados de los programas COFECHA
y ARSTAN indicaron que los árboles de esta especie tiene
alto potencial dendrocronológico, como lo indica la inter-
correlación entre series de 0.463, sensibilidad media de
0.309, autocorrelación de primer orden (0.41) y relación
señal-ruido de 5.24 (Fritts, 1976; Grissino-Mayer, 2001).
Los valores de estos parámetros, no son menores a los
generados para diversas especies de coniferas presentes en
la Sierra Madre Occidental y en consecuencia no limitan
la reconstrucción potencial de variables climáticas (Gris-
sino-Mayer, 2001; Villanueva et al ., 2008; Constante et
al . , 2010)
La serie dendrocronológica de anillo total se extendió
de 1780 a 2012 (233 años de longitud) y, acorde con el
número de muestras que intervinieron en el cálculo del
valor del índice de cada año, el período más apropiado
con fines de reconstrucción paleoclimática se extiende de
1840 a 2013, donde se presentan más de 5 radios y que se
incrementa a más de 70 en los últimos 50 años de la cro-
nología (Fig. 2). Este período fue determinado por el pará-
metro SSS (Subsample Signal Strenght, por sus siglas en
ingles), que compara una cronología con un tamaño de
muestra infinita, en relación con el comportamiento de la
misma cronología con una muestra finita (Cook, 1987).
La desviación estándar del período de 1785 a 1840
(0.0186) y de 1841 a 2013 (0.019) indicó similitud en su
variación interanual; adicionalmente, la presencia de
series dendrocronológicas y estudios dendroclimáticos
desarrollados previamente en cuencas vecinas de los esta-
dos de Chihuahua y Durango, permitió que se utilizara el
período total de la cronología desarrollada con fines de
reconstrucción, ya que de esta manera, se pudo verificar la
variabilidad hidroclimática del período soportado con un
tamaño de muestra menor.
115
Díaz-Ramírezef al. Reconstrucción de la precipitación con anillos de crecimiento
Figura 2. Serie dendrocronológica estándar de anillo total y tamaño de muestra empleado para generar la cronología con extensión
de 1785-2012 (232 años).
Función de Respuesta
Los análisis de correlación entre la cronología y los datos
climáticos de la región durante el intervalo de 1968 a
2001, indicaron que solo cuatro de las estaciones meteo-
rológicas (El Salto, Las Bayas, Navios y San Dimas) tuvie-
ron una asociación positiva. Específicamente, la serie
residual de madera temprana presentó una correlación
significativa con los meses de enero a agosto del año
corriente de crecimiento (Tabla 1).
Para definir la respuesta del crecimiento a las condi-
ciones climáticas, se correlacionó la serie residual de
madera temprana (EWI) con los registros de precipitación
total del período 1968-2001; no obstante, la mejor corre-
lación se obtuvo para el período 1968-1998 entre el EWI y
la precipitación acumulada enero-agosto (r = 0.72,
p<0.01). Diferentes períodos estacionales de precipitación
mostraron correlaciones positivas con el crecimiento de
madera temprana; es decir, enero-abril (r=0.657, p<0.01),
enero-mayo (r= 0.654, p<0.01) y enero-agosto (r= 0.72,
p<0.01); este último y por tener mayor correlación e incluir
un mayor número de meses, se utilizó en la reconstrucción
de precipitación (Fig. 3).
Reconstrucción de la precipitación
La relación entre la cronología residual de madera tem-
prana y la precipitación enero-agosto período 1968-1998,
produjo una correlación de 0.72 (p<0.01), lo cual implica
que los crecimientos de la madera temprana, explican
52% de la variación en la precipitación que ocurre en
dicho período (Fig. 4).
Del programa Verify, se determinó que la prueba de
calibración, realizada en la mitad de los registros de preci-
pitación disponible (1968-1998), mostró una asociación
significativa con la versión residual de la cronología EWI (r
= 0.70, p<0.004, n=15, 1984-1998); una situación similar
ocurrió con el período 1968-1983, utilizado con fines de
verificación, donde la correlación también fue significa-
tiva (r= 0.80, p<0.0006, n= 15). Los estándares estadísti-
116
E-F E-M E-A E-M E-J E-J E-A E-S E-0 E-N E-D
Meses
Figura 3. Función de respuesta entre la precipitación estacional para diversos sub-períodos y la cronología residual EW de P. durangensis
del sitio Las Minitas, Pueblo Nuevo, Durango.
EWI Res
Ppt_ En-Ago
1200
1000
800
- 600
- 400
- 200
0
£
£
i/i
O
Wl
<
ai
C
LU
C
;0
'u
n¡
u
OJ
Año
Figura 4. Relación entre el índice de madera temprana y la precipitación acumulada enero-agosto con registros de las estaciones
meteorológicas El Salto, Las Bayas, Navios y San Dimas, período 1968-1998.
117
Díaz-Ramírez et al. Reconstrucción de la precipitación con anillos de crecimiento
eos involucrados en el análisis soportan su validez, por lo
que se utilizó el período de 1968 al998 para generar la
ecuación de regresión con fines de reconstrucción (Tabla
2). La ecuación de regresión lineal fue la siguiente:
Y.= -39.513636383+648.65563X,
Donde:
Y. = Valor reconstruido de precipitación estacional
para un año determinado
X. = índice de madera temprana de la cronología resi-
dual (EWI)
El período reconstruido de la precipitación se extendió de
1780 a 2012 (Fig. 5), en este tiempo se observan sequías
recurrentes, intensas y prolongadas; así en el siglo XVIII
la más severa se presentó en la década de 1790, aunque
fueron más frecuentes en los siglos XIX (1800, 1820,
1840, 1860, 1860, 1890) y XX (1900, 1920, 1950, 1970,
1990, 2000). Los períodos húmedos fueron menos fre-
cuentes, de menor extensión y los años extremadamente
húmedos ocurrieron en 1793, 1814, 1827, 1884, 1968,
1985 y 1997 (Fig. 5).
Las reconstrucciones dendroclimáticas fundamenta-
das en modelos de regresión generalmente tienden a mini-
mizar los períodos e intensidad de eventos secos y
húmedos, ya que los modelos explican menos de 100% de
la varianza observada en los datos climáticos instrumen-
tales (Cleaveland et al ., 2003). Sin embargo, las recons-
trucciones dendroclimáticas y datos procedentes de
archivos históricos en la región, señalan la presencia de
sequías en gran parte de los períodos detectados en esta
reconstrucción, caso específico las sequías de las décadas
de 1790, 1860, 1890, 1900, 1920, 1950 y 1990 (Díaz et
al ., 2002; Cleaveland et al ., 20003; González-Elizondo et
al ., 2005; Villanueva et al ., 2005); así por ejemplo, los
años de 1785 y 1786 se conocen como “El Año del Ham-
bre ” por la sequía intensa y presencia de heladas tempra-
nas que mermaron la producción de maíz en el Valle de
México (Florescano, 1980). Esta sequía no solo afectó el
centro de México, si no que se extendió hasta gran parte
del norte de México, como lo indican diversas reconstruc-
ciones dendroclimáticas desarrolladas para los estados de
Durango y Chihuahua (Villanueva et al ., 2009) y archivos
históricos de la Cd. de Chihuahua (Endfield y Fernández,
2004; Contreras, 2005).
Las sequías registradas en 1801-1805, 1819-1824 y
1893-1898 son consistentes con las estimadas en recons-
trucciones de precipitación invierno-primavera y recons-
trucciones de flujo en la cuenca del río Nazas, Durango
(Villanueva et al., 2005; Cerano et al., 2012). Los even-
tos extremos no solo afectaron a los ecosistemas, tam-
bién tuvieron una gran repercusión en la población
humana; por ejemplo, en la década de 1950 se registró
una de las peores sequías del siglo XX. Este evento pro-
vocó el inicio del proceso masivo de migración de las
áreas rurales hacia el extranjero, a países como los Esta-
dos Unidos para emplearse como “braceros” para traba-
Tabla 2. Estadísticos derivados de las pruebas de calibración, verificación entre la cronología EWI y precipitación estacional enero-
agosto.
Período
Correlación
PearsoA
Reducción del
Error 2
Valor T 3
Producto de
signos 4
Primera diferencia
significativa 5
1968-1983
0 . 78 *
0 . 437 *
3 . 82 *
1 *
0 *
1984-1998
0 . 70 *
0 . 678 *
4 . 63 *
3 *
1 *
1 Medida de la relación entre dos variables aleatorias cuantitativas y es independiente de la escala en las que estén medidas; 2 Pr¡mera diferencia de los datos observados
y reconstruidos (t - t la transformación remueve tendencias que pueden afectar el coeficiente de correlación (Fritts, 1976); 3 Valores de la prueba de "t" entre las medias
de los valores observados y reconstruidos; ^Valores de salida de la media de cada serie (Fritts, 1976); 5 Cualquier valor positivo indica que la reconstrucción contribuye
únicamente con Información paleoclimática.
* significativo, p<0.05.
118
Madera y Bosques vol 22, núm. 1 : 111-123 Primavera 2016
jos agrícolas (Florescano et al., 1995; Cleaveland et al.,
2003; Sánchez et al., 2012). Las sequías de las últimas
décadas como las ocurridas en las décadas de 1970,
1980, 1990 y de 2007 a 2013 documentadas con regis-
tros climáticos, hidrométricos y con datos de producción
de alimentos (Inegi, 2013); también son registradas por
la red dendroclimática disponible para el norte de
México, que clasifica a estos años como muy secos. A su
vez, esta red también identifica secos a los años 2011 y
2012, donde la sequía magnificó su efecto cubriendo
varios estados del norte de México, lo que ocasionó
reducción en la producción de alimentos e incrementó la
mortandad de ganado (Giner et al, 2011).
Los períodos húmedos fueron menos frecuentes en
esta reconstrucción, generalmente no se expresan con
la intensidad que se presentaron históricamente, ya que
el mayor énfasis está dado por períodos críticos de
sequías severas y los períodos de bonanza pueden pasar
desapercibidos. Por otra parte, eventos muy lluviosos
no son detectados detalladamente por los anillos de los
árboles ya que, algunas veces, estos se presentan des-
pués de que el anillo de crecimiento se ha formado
completamente, aunque mucha de esta humedad queda
almacenada en el suelo favoreciendo el crecimiento del
anillo en el año siguiente (Fritts, 1976). No obstante, la
reconstrucción indicó la presencia de períodos húme-
dos, como la década de 1830, registrándose también en
gran parte de los EUA (Fye et al., 2003). Este período
también se ha caracterizado por presentar una baja fre-
cuencia de incendios forestales (Yocom et al., 2010).
Algunos años con escurrimientos extraordinarios
detectados en esta reconstrucción, se han observado en
reconstrucciones de flujo para cuencas en la Sierra
Madre Occidental que drenan tanto hacia la Altiplani-
cie del Desierto Chihuahuense como hacia la Costa del
Pacífico (Cerano et al., 2009; Villanueva et al., 2005,
Villanueva et al., 2014).
El comportamiento de la variabilidad climática en
esta región, está determinado por diversos fenómenos
atmosféricos circulatorios y uno de los más importantes
es ENSO, en particular, durante su fase cálida, que se
caracteriza por un incremento en la precipitación inver-
nal (Stahle et al., 1998; Stahle et al., 2011). Por el contra-
rio, durante la fase fría se presentan sequías, en ocasiones
con varios años de duración (Magaña et al., 2004; Sea-
ger et al., 2009). Un comportamiento totalmente opuesto
ocurre en el centro de México, donde en años de El Niño
se presentan sequías severas, mientras que en años de La
Niña, la lluvia está por encima del promedio histórico.
Se ha indicado que el dipolo entre condiciones húmedas
y secas es justamente el Trópico de Cáncer (Therrell et
al., 2002; Yocom et al., 2010). Si bien parece que este
zona geográfica no ha sido estática y ha cambiado de
latitud a través del tiempo, además de que no siempre
esta dipolaridad tiene el mismo patrón de comporta-
miento (Stahle et al., 2011).
Al comparar la cronología regional EWI e índices del
SOI, como los generados por Alian et al. (1996), National
Climatic Data Center (NOAA, 2014), índice de Lluvia
Tropical (TRI) (Wright, 1979), índice Multivariado de
ENSO (MEI) (NOAA, 2014) y los reconstruidos para el
norte de México (Stahle et al., 1998), se encontró una
asociación significativa entre ambas variables, que no
superó r = -0.52 (p<0.01) (Tabla 3). Esta correlación fue
menor a la observada en cronologías regionales, las cua-
les captan una mayor variabilidad del impacto de este
fenómeno a nivel región hidrológica (Cleaveland et al.,
2003). La relación entre los índices EWI y SOI para el
período invernal fue inversa, indicando un efecto nega-
tivo durante la fase cálida de El Niño. Sin embargo, la
asociación fue positiva con los índices TRI y MEI, ya que
el primero considera la cantidad de lluvia en milímetros
y el índice MEI tiene invertidos los signos con valores
positivos durante la fase de El Niño y negativos durante
La Niña, no obstante que, el fenómeno que se analiza es
el mismo (Wolter y Timlin, 2011).
El fenómeno del Monzón de Norteamérica (NAMS) es
el que más influye en la precipitación de verano en esta
región, pero su variabilidad interanual es menor (Douglas
et al., 1993). En este estudio no se encontró una relación
significativa entre la serie dendrocronológica de madera
tardía y la precipitación de verano.
119
Díaz-Ramírez etcil. Reconstrucción de la precipitación con anillos de crecimiento
Ppt_Ene-Ago
Spl
Media
_ 1000
£
£
B 900
o
U)
<
d>
c
LU
flj
■U
'5
■w
</>
c
o
o
<D
i—
c
■o
o
rj
o
0)
300
700
600
500
400
300
n 1 1 1 r
i 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 r
1780 1800 1820 1840 1360 1880 1900 1920 1940 1960 1930 2000
Año
Figura 5. Precipitación reconstruida estacional enero-agosto para la parte alta de la región hidrológica Presidio San Pedro. La
reconstrucción se extiende de 1785 a 2012. La línea gris son los valores de precipitación enero-agosto y la línea oscura, representa una
línea flexible suavizada (spline) para resaltar eventos de baja frecuencia a nivel década.
Tabla 3. Relación ente la cronología de madera temprana del sitio las Minitas, Pueblo Nuevo, Durango y los índices estacionales
promedio SOI del período invierno-primavera.
Variable
Período (años)
Correlación (p<O.OI)
Fuente
'SOI Reconstruido (Dic-Feb)
1785 -1977 (272)
-0.39
Stahle et al. (1998)
2 Allan SOI invernal (Dic-Feb)
1876 -1996 (121)
-0.52
Alian et al. (1996)
3 TRI Enero-Abril
1895 -1995(101)
0.43
Wright (1979)
4 MEI Enero-Abril
1871-2005 (125)
0.43
Wolter y Timlin (2011)
5 SOI Noviembre-Febrero
1877-2013 (134)
-0.52
NOAA (2014)
'SOI reconstruido (Dic-Feb): índices SOI reconstruidos de una red dendrocronológica de Norte América (Stahle et al., 1998); 2 Allan SOI (Dic-Feb): índices de SOI derivados
de la diferencia de presión de la temperatura de agua del mar entre las Islas de Tahiti y Darwin (Alian ef al., 1996). 3 TRI: índice de Lluvia Tropical, estimación de la variabilidad
de ENSO al involucrar anomalías de precipitación en el Pacíñco central (Wright, 1979); 4 MEI: índice Multivariado de ENSO, involucra presión al nivel del mar, velocidad del
viento, temperatura del agua y del aire y nubosidad en el Pacíñco central (Wolter y Timlin, 2011). 5 SOI Enero-Abril, índice gue considera diferencia de presión en el Pacíñco
central. Valores negativos por debajo de -8 indican episodios El Niño (NOAA, 2014).
Conclusiones
Los parámetros dendrocronológicos de Pinus durangensis
derivados de los programas COFECHA y ARSTAN constatan
el alto potencial de la especie para generar series de anillo
total, madera temprana y tardía, climáticamente sensiti-
vas, como lo indican valores adecuados de inter-correla-
ción entre series (0.463), sensibilidad media (0.309),
autocorrelación de primer orden (0.41) y relación señal-
120
Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 111-123 Primavera 2016
mido (5.24); valores que son similares a otras especies de
uso común en estudios dendrocronológicos para el norte y
centro de México.
La extensión de las series dendrocronológicas fue de
232 años (1785-2012), esto implica que la longevidad de
la especie al menos puede alcanzar más de dos siglos, lo
que la hace de alto valor científico para extender la infor-
mación climática en el tiempo.
La serie de madera temprana respondió significativa-
mente a la precipitación acumulada enero-agosto, precipi-
tación que representa entre 65 y 75% de la precipitación
total anual en esta región y que alimenta el sistema hidro-
lógico Baluarte, uno de los ríos del que depende el ecosis-
tema de estuarios de Marismas Nacionales en los estados
de Sinaloa y de Nayarit.
Los períodos de secos y húmedos reconstruidos en el
presente estudio han sido observados en otras reconstruc-
ciones regionales, lo que es de gran valía paleoclimática,
ya que corrobora que estos fenómenos se extendieron en
grandes superficies incluyendo la parte alta de la región
hidrológica Presidio San Pedro.
La variación interanual de la precipitación invierno-
primavera observada en esta reconstrucción tiene alta
influencia de ENSO y el entendimiento de su comporta-
miento, es de gran relevancia con fines de la planeación y
manejo de los recursos hídricos, los cuales son esenciales
con fines agropecuarios y para conservación de ecosistemas
con alta biodiversidad como lo es Marismas Nacionales.
La falta de asociación significativa entre la precipita-
ción de verano, donde ocurre más de 70% de la precipita-
ción anual, y la serie dendrocronológica de madera tardía
es un indicativo de la escasa variabilidad hidroclimática
que se presenta durante esta estación del año.
Reconocimientos
Este trabajo fue desarrollado en el Laboratorio de Den-
drocronología del Instituto Nacional de Investigaciones
Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap) CEÑID-RASPA,
en Gómez Palacio, Durango, gracias al financiamiento
otorgado a través del proyecto “Influencia de patrones
atmosféricos circulatorios en la frecuencia de incendios
forestales en la Sierra Madre Occidental. También se
agradece a la Dirección General de Educación Superior
Tecnológica (DGEST) y al Instituto Tecnológico de El Salto
(ITES) por brindarme la oportunidad de actualizarme pro-
fesionalmente, específicamente en el área de dendrocrono-
logía, durante mi año sabático
Referencias
Alian, R., J. Lindesay y D. Parker. 1996. El Niño/Southern
Oscillation & climate variability. CSIRO Publishing.
Atmospheric Research. Australian National Univesity.
United Kingdom, Meteorological Office. 408 p.
Armendariz Olivares R., A. Quiñonez Ch., M. Cano R., P. Juá-
rez T., H.O. Rubio A. y J. Rentería A. 2003. Tablas de
volúmenes para Pinus herrerae y Pinus durangensis en el
ejido Monteverde, municipio de Guazapares, Chihuahua.
Folleto Técnico No. 21. Inifap-Cirnoc. 28 p.
Bradley, R. 1999. Paleoclimatology: reconstructing climates of
the Quaternary. 2a ed. International Geophysic Series,
Vol. 68. Elsevier Academic Press. Amsterdan. 614 p.
Cerano-Paredes, J., J. Villanueva-Díaz, J.G. Arreola-Ávila, I.
Sánchez-Cohen, R.D. Valdez-Cepeda y G. García-
Herrera. 2009. Reconstrucción de 350 años de precipita-
ción para el suroeste de Chihuahua, México. Madera y
Bosques 15(2):27-44.
Cerano Paredes, J., J. Villanueva D., R.D. Valdez C., V. Cons-
tante G., J.L. González B. y J. Estrada A. 2012. Precipita-
ción reconstruida para la parte alta de la cuenca del río
Nazas, Durango. Revista Mexicana de Ciencias Foresta-
les 2(10):7-23.
Cleaveland, M.K., D.W. Stahle, M.D. Therrell, J. Villanueva D.
y B.T. Burns. 2003. Tree-ring reconstructed precipitation
and tropical teleconnections in Durango, México. Clima-
tic Change 59:369-388
Comisión Nacional del Agua. 2012. Servicio Meteorológico
Nacional: 135 años de historia en México. Semarnat.
México, D.F. 76 p.
Constante G, V., J. Villanueva D., J. Cerano P. y J. Estrada A.
2010. Parámetros para definir el potencial dendrocrono-
lógico. Folleto Técnico No. 19. Inifap Ceñid Raspa.
Gómez Palacio, Dgo. 40 p.
121
Díaz-Ramírez et al. Reconstrucción de la precipitación con anillos de crecimiento
Contreras Servín, C. 2005. Las sequías en México durante el
siglo XIX. Investigaciones Geográficas 56:118-133.
Cook, E. 1987. The decomposition of tree-ring series for envi-
ronmental studies. Tree-Ring Bulletin 47:37-59.
De la Lanza Espino, G., J.L. Carbajal P., S.A. Salinas R. y J.E.
Barrios O. 2012. Medición del caudal ecológico del río
Acaponeta, Nayarit, comparando distintos intervalos de
tiempo. Investigaciones Geográficas, Boletín del Insti-
tuto de Geografía 78:62-74.
Díaz, S.C., M.D. Therrell, D.W. Stahle y M.K. Cleaveland.
2002. Chihuahua winter-spring precipitation reconstruc-
ted from tree-rings, 1647-1992. ClimateResearcb 22:237-
244.
Douglas, M.W., R. Maddox, K. Howard y S. Reyes, 1993: The
Mexican Monsoon. Journal of Climate 6:1665-1667.
Endfield, G.H. e I. Fernández. 2006. Decades of drought, years
of hunger: archival investigations of múltiple year
droughts in late colonial Chihuahua. Climate Cbange
75:395-419.
ERIC III. 2006. Instituto Mexicano de Tecnología del Agua.
Extractor Rápido de Información Climatológica.
Farjon, A., J.A. Pérez y B.T. Styles. 1997. A field guide to the
pines of México and Central America. Kew Publishing.
147 p.
Florescano, E. 1980. Una historia olvidada: la sequía en México.
Nexos 32:9-13.
Florescano, E., S. Swan, M. Menegus e I. Galindo. 1995. Breve
historia de la sequía en México. Universidad Veracru-
zana. Veracruz
Fritts, H.C. 1976. Tree rings and climate. Academic Press. Lon-
don. 567 p.
Fritts, H.C. 1991. Reconstructing large-scale climatic patterns
from tree-ring data. University of Arizona Press. Tucson,
Az. 277 p.
Fye, F.K., D.W. Stahle y E.R. Cook. 2003. Paleoclimatic analogs
to twentieth-century moisture regimes across the United
States. Bulletin of the American Meteorological Society
84 (7):901-909
García A., A. y M.S. González E. 2003. Pináceas de Durango.
Instituto de Ecología, A.C. México, D,F. 187 p.
Giner, R.A., L.C. Fierro y L.F. Negrete. 2011. Análisis de la
problemática de la sequía 2011-2012 y sus efectos en la
ganadería y agricultura de temporal. CONAZA, Saltillo,
Coahuila. 12 p.
González-Elizondo, M., E. Jurado, J. Navar, M.S. González-
Elizondo, J. Villanueva, O. Aguirre y J. Jiménez. 2005.
Tree-rings and climate relationships for Douglas-fir chro-
nologies from the Sierra Madre Occidental, México: a
1681-2001 rain reconstruction. Forest Ecology and
Management 213:39-53
Grissino-Mayer, H.D. 2001. Evaluating cross dating, accuracy:
a manual and tutorial for the Computer program COFE-
CHA. Tree-Ring Research 57(2):205-221.
Holmes, R.L. 1983. Computer-assisted quality control in
tree-ring dating and measurement. Tree-Ring Bulletin
43:69 - 78
Inegi. 2009. Cartas temáticas del estado de Durango. Aguasca-
lientes, Agsc. México
Inegi. 2013. Panorama agropecuario en Durango: Censo agro-
pecuario 2007. México, D.F.
IPCC. 2014. Climate change: mitigation of climate change. IPCC
working group III contributions to AR5.
Lammertink, J.M., J.A. Rojas-Tome, F.M. Casillas-Orona y
R.L. Otto. 1997. Situación y conservación de los bos-
ques antiguos de pino-encino de la Sierra Madre Occi-
dental y sus aves endémicas, Consejo Internacional para
la Preservación de las Aves, Sección Mexicana, México,
D.F. 103 p.
Magaña R., V., ed. 2004. Los impactos del niño en México.
Centro de Ciencias de la Atmósfera, Universidad Nacio-
nal Autónoma de México, Secretaría de Gobernación.
México, 229 p.
NOAA. 2014. Southern Oscillation Index (SOI. http://www.
ncdc.noaa.gov/teleconnections/enso/soi.php. Agosto 18,
2014.
Robinson, W.J. y R. Evans. 1980. A microcomputerbased tree-
ring measuring system. Tree-Ring Bulletin 40:59-64.
Sánchez C., I., U. Oswald S., G. Díaz P., J. Cerano P., M.A.
Insunza I., R. López L. y J. Villanueva D. 2012. Forced
migration, climate change, mitigation and adaptation
policies in México: some functional relationships. Inter-
122
Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 111-123 Primavera 2016
national Migration, Doi: 10.1111/J. 1468-2435.2012.
00743.x
Seager, R., M. Ting, M. Davis, M. Cañe, N. Nike, J.Nakumara,
C. Lie, E. Cook y D.W. Stahle. 2009. Mexican drought:
an observational modeling and tree ring study of variabi-
lity and climate change. Atmósfera 22(1):1-31.
Stahle, D.W., R.D. Dárrigo, RJ. Krusic, M.K. Cleaveland, E.R.
Cook, R.J. Alian, J.E. Colé, R.B. Dunbar, M.D. Therrell,
D. A. Guy. M.D. Moore, M.A. Stokes, B.T. Burns, J. Villa-
nueva-Diaz y L.G. Thompson. 1998. Experimental den-
droclimatic reconstruction of the Southern Oscillation.
Bulletin of the American Meteorological Society
70(10):2137-2152.
Stahle, D.W., D.J. Burnette, J. Villanueva-Diaz, R.R. Heim Jr.,
F.K. Fye, J. Cerano R, R. Acuna S. y M.K. Cleaveland.
2011. Pacific and Atlantic influences in Mesoamerican
over the past millennium. Climate Dynamics , Doi
10.1007/s00382-011-1205-z.
Stokes, M.A. y T.L. Smiley.1968. An Introduction to Tree-Ring
Dating. University of Chicago Press, Chicago, Illinois. 73 p.
Therrell, M.D., D.W. Stahle, M.K. Cleaveland y J. Villanueva-D.
2002. Warm season tree growth and precipitation over
México. Journal of Geophysical Research 107(D14):6-1 - 6-7.
Villanueva-Diaz, J., B.H. Luckman, D.W. Stahle, M.D. The-
rrell, M.K. Cleaveland, J. Cerano-Paredes, G. Gutierrez-
Garcia, J. Estrada-Avalos y R. Jasso-Ibarra. 2005.
Hydroclimatic variability of the upper Nazas basin: water
management implications for the irrigated area of the
Comarca Lagunera. Dendrochronologia 22(3):215-223.
Villanueva D., J., J. Cerano P., D.W. Stahle, J. Estrada A. y V.
Constante G. 2008. Potencial dendrocronológico de
Pseudotsugamenziesii (Mirb.) Franco y reconstrucciones
de precipitación y flujo en México. Folleto Científico No.
23. Inifap Ceñid-Raspa. Gómez Palacio, Durango. 49 pp.
Villanueva D., J., P.Z. Fulé, J. Cerano P., J. Estrada A. y I. Sán-
chez C. 2009. Reconstrucción de la precipitación estacio-
nal para el barlovento de la Sierra Madre Occidental.
Ciencia Forestal en México 34(105):37-69.
Villanueva D., J., J. Cerano P., D.W. Stahle, B.H. Luckman,
M.D. Therrell, M.K. Cleaveland y P.Z. Fulé. 2011. La
dendrocronología y reconstrucciones paleoclimáticas en
el norte-centro de México. In: M. Caballero, B. Ortega
G., comp. Escenarios de cambio climático: Registros del
Cuaternario en América Latina I. UNAM, Instituto de
Geofísica, Dirección General de Publicaciones y Fomento
Editorial. México, D.F. p:47-72.
Villanueva D., J., J. Cerano P., J. Estrada A., V. Constante G. y
D.W. Stahle. 2014. Reconstrucción de escurrimiento histó-
rico de la cuenca alta del Río Nazas, Durango. Revista
Chapingo: Serie Zonas Áridas. Doi. 10.5154/r.rchSZA.
2012.06.036
Wolter, K. y M.S. Timlin, 2011: El Niño/SouthernOscillation
behavior since 1871 as diagnosed in an extended multiva-
riate ENSO Índex (MEI.ext). International Journal of Cli-
matology 31: 14p
Wright, P.B. 1979. Persistence of rainfall anomalies in the Cen-
tral Pacific. Nature 277:371-374.
Yocom, L.L., P.Z. Fulé, ,P.M.Brown, J. Cerano-Paredes, J.
Villanueva-Diaz, D.A. Falk, y E. Cornejo-Oviedo. 2010.
El Niño Southern Oscillation effect on fire regime in nor-
theastern México has changed over time. Ecology
9(16):660-1671.
Manuscrito recibido el 21 de agosto de 2014.
Aceptado el 12 de noviembre de 2015.
Este documento se debe citar como:
Díaz-Ramírez, B., J. Villanueva-Diaz y J. Cerano-Paredes. 2016.
Reconstrucción de la precipitación estacional con anillos de creci-
miento para la región hidrológica Presidio-San Pedro. Madera y Bos-
ques 22(1)111-123.
123
Madera y Bosques vol .22, núm . 1: 125-140 Primavera 2016
Cambios en la cubierta vegetal, usos
■ w
de la tierra y escenarios futuros en la región
costera del estado de Oaxaca, México
Land use/cover change, and future scenarios in the Coastal región of Oaxaca
State, México
Edgar G. Lelja-Loredo 1 *, Humberto Reyes-Hernández 1 , Oscar Reyes-Pérez 1 , José L Flores-Flores 2
y Francisco J. Sahagún-Sanchéz 3
1 Facultad de Ciencias Sociales y Flumanidades, Uni-
versidad Autónoma de San Luis Potosí, México.
hreyes@uaslp.mx, osrp@uaslp.mx
* Autor de correspondencia, goyo_87gm@hotmail.com
2 Instituto de Investigación de Zonas Desérticas, Uni-
versidad Autónoma de San Luis Potosí, México.
joseluis.ilores@uaslp.mx
3 Centro Universitario de Ciencias Económico Admi-
nistrativas. Departamento de Políticas Públicas de
la División de Economía y Sociedad. Licenciatura
en Gestión y Economía Ambiental. Universidad de
Guadalajara, México, momotus@gmail.com
Resumen
El estado de Oaxaca es considerado como uno de los bot spots mexicanos más importantes no solo por la enorme riqueza y biodiversidad
que alberga, sino también, por la creciente transformación de sus bosques y selvas que amenazan la integridad y permanencia de estos
ecosistemas tropicales. Los objetivos de este trabajo fueron analizar los cambios en la cubierta vegetal y el uso de la tierra en dos munici-
pios de la región costera del estado de Oaxaca en el periodo 2000-2011, conocer sus causas y modelizar los escenarios futuros de dichas
transformaciones al 2025. El estudio se basó en la comparación espacio-temporal de mapas de vegetación y uso de la tierra, derivados de
la interpretación de imágenes de satélite Spot y Landsat ETM+. Una vez establecidas las tendencias de los cambios en la cubierta vegetal
(2000-2011), se definieron los escenarios futuros y la proyección de los cambios en la cubierta vegetal al año 2025, utilizando para ello
un modelo espacialmente explícito. Los resultados obtenidos indican que en once años en la región se deforestaron 18 403 ha de selvas,
369 ha de bosques y 421 ha de manglares. De continuar esta tendencia, para el 2025 se habrán perdido 37 937 ha de selvas, 650 ha de
bosques y 885 ha de manglares. Ante este escenario es fundamental definir estrategias que permitan la conservación de los ecosistemas y
al mismo tiempo mejoren las condiciones de vida de los habitantes de esta región.
Palabras clave: cambio de uso del suelo, deforestación, dinámica ego, modelación.
Abstract
Oaxaca State is considered one of the most important Mexican hot spots because of the huge richness and diversity it contains, and the
increasing conversión of forests and tropical forest that threatens the integrity and stability of these tropical ecosystems. The objectives of
this study were to analyze changes in land cover and land use in two municipalities of the Coastal región of Oaxaca State for 2000-2011,
to understand their causes and to model future scenarios of such transformations to 2025. The study was based in the spatial-temporal
mapping of vegetation and land use, derived from satellite images Spot and Landsat ETM+. Once trends of changes in land cover (2000-
2011) were established, scenarios to 2025 established by a spatially explicit model. The results indicate that 18 403 ha were deforested in
the rain forests in eleven years, 369 ha of températe forests and 421 ha of mangroves. If this trend continúes in 2025, 37 937 ha of rain
forests 650 ha and 885 ha of mangrove forests will be lost. Given this scenario it is essential to define strategies for the conservation of
ecosystems and to simultaneously impro ve the living conditions of the inhabitants of this región.
Keywords: land use change, deforestation, dinámica ego, modeling.
125
Leija-Loredo et al. Cambios en la cubierta vegetal, usos y escenarios futuros en Oaxaca
Introducción
Las transformaciones humanas de los sistemas naturales y
la explotación desmedida de los recursos naturales ha pro-
vocado que hoy, algunos ecosistemas y muchas especies se
encuentren amenazadas o al borde de la extinción
(Edwards, 2003; Monroy, 2003; Curiel, 2007). La defo-
restación y degradación de los bosques y selvas destaca
como uno de los múltiples problemas ambientales, por las
consecuencias que tiene sobre los ecosistemas y el bienes-
tar humano y es considerada como una de las principales
causas de pérdida de la biodiversidad y un factor clave en
el cambio climático global (Meli, 2003).
Aunque los bosques y selvas son de gran importan-
cia, debido a la alta diversidad biológica que poseen; en
América Latina estos ecosistemas han perdido más de
50% de su superficie original. En México por ejemplo, se
deforestan anualmente entre 155 000 ha y 354 000 ha por
año y nuestro país solo conserva 32% de su cobertura
forestal original (FAO, 2010). En México, la principal
causa de deforestación es el cambio de uso del suelo para
convertir los bosques y selvas tropicales en potreros o
campos de cultivo (Meli, 2003); es decir, ocurre simultá-
neamente una pérdida de cobertura vegetal sobre la tierra
y un cambio en su uso.
Los procesos de cambio en la cubierta vegetal y uso
de la tierra ocurren en una dinámica compleja asociada a
múltiples variables como son el tipo de cubierta vegetal,
las interacciones ecológicas, el ambiente físico, las activi-
dades socioeconómicas y el contexto social (Dale y Beye-
ler, 2001). Algunos de estos procesos pueden ser
predecibles, pero otros son de naturaleza estocástica. La
ocurrencia de dos o más factores vinculados con los pro-
cesos de cambio en la cobertura y uso de la tierra pueden
provocar un efecto sinérgico, al suceder de manera simul-
tánea o por lo contrario, inhibirse al ocurrir al mismo
tiempo (Phillips, 1997).
En virtud de que los cambios en el uso de la tierra tie-
nen un origen multifactorial, deben ser analizados en dis-
tintas escalas temporales y espaciales que permitan conocer
de manera espacial y a través del tiempo los cambios ocu-
rridos en la dinámica de las coberturas (Geist y Lambin,
2002). Recientemente se han desarrollado modelos espa-
cialmente explícitos que evalúan tales transformaciones
que permiten entender las dinámicas espacio-temporales,
mitigar sus impactos negativos y contribuir a la conserva-
ción de especies (Forester y Machlis, 1996).
El estado de Oaxaca situado en el sureste de México,
es considerado parte del botspot mesoamericano no solo
por la enorme biodiversidad que alberga (Sánchez-Cor-
dero, 2001; Peterson y Holt, 2003; García-Mendoza et al.,
2004), sino también por la creciente transformación de
sus bosques y selvas que amenazan la integridad y perma-
nencia de estos ecosistemas tropicales. Aunque el estado
ocupa solo 5% del territorio nacional, contiene 50% de la
todas las especies de plantas vasculares documentadas
para México, 35% de los anfibios, 63% de aves y 55% de
los mamíferos terrestres (Illoldi-Rangel et al., 2008).
Esta región del país dotada de una gran biodiversidad,
contrasta con los altos niveles de pobreza y marginación de
la mayoría de sus habitantes, lo que sitúa a Oaxaca como
uno de los estados con menor índice de Desarrollo Humano
(IDH) del país (0.6663) (PNUD, 2012). El turismo y las acti-
vidades agropecuarias son el principal sustento económico
de la mayoría de la población, por ello, conciliar el desarro-
llo de las actividades productivas y la conservación de la
biodiversidad requiere de estudios que permitan conocer
las tasas de transformación de los principales ecosistemas
tropicales y crear estrategias para frenar e incluso revertir
las tendencias de deterioro a mediano y largo plazo.
Objetivos
Los objetivos de este trabajo fueron analizar los cambios
en la cubierta vegetal y el uso de la tierra en dos munici-
pios de la región costera del estado de Oaxaca para el
periodo 2000-2011, conocer sus causas y modelar los
escenarios futuros de dichas transformaciones al 2025.
Materiales y métodos
Descripción del área de estudio
El estado de Oaxaca se localiza entre las coordenadas geo-
gráficas 15° 39’ y 18° 39’ N, y los 93° 52’ y 98° 32’ W y
126
Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 125-140 Primavera 2016
comprende una superficie de 93 343 km 2 . Está integrado
por 570 municipios, agrupados en ocho regiones, entre las
que destaca la Región Costera, que se caracteriza por el
crecimiento constante de la infraestructura turística
(carreteras, hoteles, condominios, marinas y obras com-
plementarias) lo que ha ocasionado severos impactos
ambientales en las selvas, manglares, dunas costeras y
marismas (Fig. 1).
Los municipios Santa María Colotepec y Santa María
Tonameca, representativos de la dinámica socioeconómica
que se vive en la región Costera de Oaxaca, fueron selec-
cionados para llevar a cabo este estudio. Se localizan entre
dos de los principales centros turísticos del estado: Puerto
Escondido y Bahías de Huatulco. Cuentan en conjunto con
una población total de 46 880 habitantes, 23 104 hombres
y 23 776 mujeres, distribuidos en una superficie de 1117
km 2 . Los principales tipos de climas corresponden al clima
cálido (Aw 0 ) y cálido subhúmedo (Awf) con precipitaciones
que oscilan entre 800 mm y 2500 mm anuales. Los tipos
de vegetación predominantes son el bosque de niebla, bos-
que de pino-encino, selva mediana caducifolia y perennifo-
lia, selva alta perennifolia y manglar.
Elaboración
de mapas de vegetación y usos de la tierra
El mapa de vegetación y usos de la tierra se elaboró a par-
tir de la cartografía digital de vegetación y uso del suelo
Serie V, escala 1:250 000 (Inegi, 2013). Para ello, la carta
digital fue sobrepuesta a una imagen de satélite Spot de
enero de 2011 (E55923181101291F2A03007) en una
composición en falso color con la combinación de bandas
RGB 432 en el software ArcGis 10.1. Esta combinación de
98WW
96WW
94 WW
O
‘Ó
<j>
o
‘O
o
p
p
■o
o
C£5
Figura 1. Localización del área de estudio, municipios de Santa María Colotepec y Santa María Tonameca, Oaxaca, México.
127
Leija-Loredo et al. Cambios en la cubierta vegetal, usos y escenarios futuros en Oaxaca
bandas resalta el vigor de la vegetación debido a que se
compone de las bandas infrarrojas, que contrasta los frag-
mentos de vegetación de bosque y su vigor con diferentes
tonalidades de rojo. En tanto que el color azul se relaciona
con las zonas de agricultura, ganadería y zonas sin cober-
tura vegetal, que se diferencian por su forma geométrica
regular (Lillesand et al., 2004).
Mediante un análisis visual, se verificó la coinciden-
cia de los polígonos de cada una de las clases presentes en
la carta digital y su correspondiente tonalidad, forma y
tamaño mostrado en las imágenes de satélite. Los polígo-
nos donde no hubo coincidencia entre las imágenes y la
clasificación del Inegi, fueron modificados o reclasifica-
dos, según correspondiera. Para establecer con exactitud
los tipos vegetación y los usos de la tierra asociados, los
polígonos donde hubo dudas para su correcta clasifica-
ción, fueron verificados directamente en campo y georefe-
renciados con un GPS. La verificación en campo permitió
delimitar con mayor precisión los límites de cada una de
las clases y su correcta clasificación.
En campo, adicionalmente se identificaron elementos
conspicuos del paisaje, como tipo de suelo, relieve, activi-
dades económicas y condiciones generales del paisaje.
Derivado de lo anterior, los principales tipos de vegetación
y usos de la tierra identificados fueron: bosque de pino-
encino, selva mediana caducifolia y subcaducifolia, man-
glar, vegetación higrófila, cuerpo de agua, agricultura de
riego y temporal, pastizal inducido, duna costera y zonas
urbanas, los cuales se tomaron como base para elaborar la
cartografía utilizada. A partir de lo anterior, se generó el
mapa actual de vegetación y usos de la tierra.
De manera complementaria, se realizaron tres
talleres participativos con habitantes de diferentes
localidades ubicadas en la zona de estudio, con la
finalidad de conocer la visión de la población en torno
al manejo de los recursos y la actividad turística que
se desarrolla en la costa de Oaxaca y los procesos de
deforestación, con base en algunas técnicas propues-
tas por Reyes-Hernández et al. (2013). Se buscó iden-
tificar las principales razones y condiciones que
obligan a los pobladores a transformar los bosques y
las selvas de la región y otros ecosistemas frágiles
como los manglares.
Cambios en la cubierta vegetal y usos de la tierra
El análisis de los cambios en la cubierta vegetal y usos de
la tierra se basó en el método propuesto por Mas (2005),
el cual se permite evaluar cambios en los usos de la tierra
y disminuir los errores derivados de los falsos cambios en
la clasificación de los mapas (clasificación, etiquetado y
delimitación de polígonos). El método consiste en sobre-
poner el polígono de la cobertura vegetal y usos del suelo
de la fecha más actual (2011), sobre imágenes satelitales o
fotografías aéreas más antiguas (en este caso Spot de enero
del 2005 y Landsat de marzo del 2000) y con base en un
análisis visual, se procede a modificar dicha cobertura
directamente sobre la pantalla de la computadora; proce-
dimiento muy similar al utilizado para generar el mapa
actual de vegetación y usos de la tierra descrito inicial-
mente. De esta manera se obtuvieron los mapas de vegeta-
ción y uso del suelo para los años 2005 y 2000.
La determinación de la fiabilidad de los datos obteni-
dos de los mapas de vegetación y uso del suelo de los años
2000, 2005 y 2011 de Santa María Colotepec y Santa
María Tonameca, se realizó con base en el método pro-
puesto de evaluación de la confiabilidad temática (Mas et
al., 2003), el cual consiste en la comparación déla infor-
mación del mapa, con la información de referencia consi-
derada muy confiable. Este método se basa en el muestreo
de sitios de verificación, cuya clasificación se obtiene a
partir de trabajo de campo y de imágenes de satélite (alta
resolución). Conocer el grado de confiabilidad de un pro-
ducto cartográfico, permite a los usuarios del mapa valo-
rar su ajuste con la realidad para la toma de decisiones con
base en su información cartográfica.
El proceso de evaluación de la confiabilidad temática
se divide en tres etapas: 1) diseño del muestreo, se enfoca en
la selección de las unidades de muestreo, 2) evaluación del
sitio de verificación, que permite obtener la clase correspon-
diente a cada unidad de muestreo y 3) análisis de los datos,
que consiste generalmente en la elaboración de una matriz
de confusión y el cálculo de índices de confiabilidad (los
128
Madera y Bosques vol .22, núm. 1 : 125-140 Primavera 2016
detalles metodológicos se presentan en Stehman y Cza-
plewski, 1998; Mas et al., 2003; Franco et al., 2006).
A través del método de evaluación de la confiabili-
dad temática, se verificaron ocho categorías con un total
de 400 puntos para el municipio de Santa María Colote-
pee y para el municipio de Santa María Tonameca se
verificaron siete categorías con un total de 350 puntos.
Los sitios de control se eligieron de acuerdo con Congal-
ton (1988 y 1991), que recomienda comprobar como
mínimo 50 puntos por categoría y de 75 a 100 si el área
de estudio es superior a las 400 000 ha o si hay más de
12 categorías.
El grado de la confiabilidad se expresó en tres índices:
confiabilidad global (proporción del mapa correctamente
clasificado); confiabilidad del usuario (mide la proporción
de sitios de cierta categoría en el mapa que están correcta-
mente clasificados al ser verificados en la base de datos de
referencia y el de la confiabilidad del productor (propor-
ción de sitios de cierta categoría en las imágenes de satélite
que están correctamente clasificados en la base de datos
contextual) (Mas et al., 2009). Con base en el muestro
aleatorio estratificado, estos puntos fueron interpretados
visualmente con imágenes Spot, lo cual permitió tener una
mayor certeza de los puntos de verificación para cada
estrato, que corresponde a cada una de las categorías en el
mapa, garantizando así un número de sitios suficientes
para cada categoría (los detalles metodólogos se presentan
en Mas y Couturier, 2011). Para disminuir el sesgo debido
al muestreo estratificado, se tomaron en cuenta las super-
ficies de cada una de las categorías consideradas, es decir,
se aplicó el método propuesto por Card (1982).
El grado de fiabilidad de los mapas de cubierta vege-
tal y uso del suelo, con respecto a los puntos de verifica-
ción que coincidieron con el mapa base, fue mayor a 60%
para ambos municipios. Los resultados del análisis de fia-
bilidad de las clasificaciones se encuentran dentro del
intervalo aceptable usado en diversos estudios que
emplean criterios espectrales y visuales para la interpreta-
ción de imágenes de satélite (Díaz et al., 2010).
La identificación y cuantificación de las áreas defo-
restadas y aquellas que cambiaron a otros usos de la tie-
rra, se lograron por medio de una sobreposición
cartográfica de los mapas para los periodos 2011-2005,
2005-2000 y 2011-2000. La tasa de deforestación y el
porcentaje de cambios para cada periodo de estudio se
obtuvo mediante la fórmula empleada por la FAO:
C = [{TJT^ - 1]*100
donde:
T í = es el año de inicio,
T 2 = el año actual o más reciente y
n = Número de años entre T { y T,.
Finalmente, se elaboraron los mapas de las áreas defores-
tadas y de las áreas con cambios en los usos de la tierra, se
cuantificó su superficie y calcularon las tasas de cambio.
Modelización
y simulación espacial con Dinámica ego
Para proyectar los cambios esperados en los usos de la tierra
y la transformación de las coberturas naturales, se utilizó el
software Dinámica ego. Este software de código libre (http://
www.csr.ufmg.br/dinamica/) permite modelizar escenarios
futuros a partir de las tendencias observadas previamente,
considerando los fenómenos espaciales y temporales relacio-
nados con los procesos de cambio a través del tiempo
(Soares-Filho et al., 2002). Se basa en algoritmos de autóma-
tas celulares y los pesos de evidencia de distintas variables
biofísicas y socioeconómicas identificadas como factores
causales de la transformación, por lo que ha sido aplicado en
numerosos estudios incluyendo la modelización de procesos
de deforestación tropical (Soares -Filho et al., 2002, 2004,
2006; Sahagún et al., 2011; Mas y Flamenco, 2011).
El software posee diferentes ventajas sobre otros
tipos de modelos en los cambios de las cuberturas. Entre
estas ventajas está el obtener mayor precisión en la ubica-
ción de los escenarios prospectivos de cambio. En contra-
parte, el modelo GEOMOD (Pontius et al., 2001) solo
determina la cantidad de cambio y no la ubicación. Ade-
más, emplea el método de pesos de evidencia que permite
generar un mapa de cambio potencial con base en varia-
129
Leija-Loredo et al. Cambios en la cubierta vegetal, usos y escenarios futuros en Oaxaca
bles explicativas y con tendencias históricas y que, a su
vez, integra la parte del conocimiento experto. Esto lo
confiere un plus a la interpretación del comportamiento
de los procesos de cambio en las coberturas. Aunque el
módulo Land Cbange Modeler (LCM) de IDRISI, basado en
algoritmos de redes neuronales, también es considerado
un modelo con alto grado de confiabilidad para la genera-
ción de proyecciones de cambio, este no permite visualizar
o modificar los valores de relación entre variables, consi-
derándosele un modelo de caja negra poco flexible (Gon-
zález et al., 2014).
Diferentes trabajos sobre proyecciones de cambio en
las coberturas, sugieren que los modelos que permiten
integrar el conocimiento experto, generan mayor confia-
bilidad en los escenarios de cambio y son más adecuados
que los modelos basados en calibraciones automáticas
(redes neuronales, algoritmos genéticos) debido a la preci-
sión que genera los mapas prospectivos. Al respecto,
Dinámica ego posee la ventaja de ser un modelo que per-
mite utilizar ambos enfoques, desde integrar el conoci-
miento experto según el objeto de estudio (modificando
los pesos de evidencia y la matriz de Markov ) o funcionar
bajo un enfoque totalmente automático (sin edición de los
pesos y utilizando eventualmente la opción del algoritmo
genético para modificar lo pesos) (Soares-Filho et al.,
2006; Sahagún et al., 2011; Mas et al ., 2014).
El modelo requiere de una organización y estructura-
ción de base de datos cartográficos multi-temporal de tipo
ráster con la información de los usos de la tierra y de
variables (biofísicas/socioeconómicas) que inciden en los
procesos de transformación, a partir de lo cual se estiman
las tasas de transición en diferentes fechas. Las variables
explicativas, fueron elegidas con base en lo señalado por
la literatura especializada en el tema y su disponibilidad
en el formato requerido. Dichas variables fueron homolo-
gadas (similar georeferencia y tamaño de pixel) en el soft-
ware ArcGis 10.1 y posteriormente exportadas al modelo
elaborado en el software Dinámica ego, donde se procesa-
ron como un archivo multicapa para facilitar su manejo.
Una vez incorporadas al modelo, se analizó su
influencia en los cambios detectados y su representativi-
dad. Las variables utilizadas en el modelo fueron: índice
de marginación, altitud, pendientes, tipo de suelos, dis-
tancia a carreteras, distancia a áreas agrícolas, distancia a
asentamientos humanos, distancia a vías de comunicación
(pavimentadas y terracerías), distancia a cuerpos de agua
y distancia al borde o centro del polígono que presentó
cambios.
Para disminuir el número de transiciones (y evitar la
saturación del procesador y memoria del equipo), interac-
ciones espurias entre las clases (cambios de bosque a selva
por ejemplo) y hacer más eficiente su manejo en el modelo,
las clases correspondientes a los tipos de vegetación fue-
ron reclasificadas. Así por ejemplo las selvas mediana sub-
caducifolia y subperennifolia fueron reclasificadas solo
como selva mediana. Los bosques de pino-encino, bosque
de pino y bosque de encino-pino también fueron reclasifi-
cados solo como bosque.
El modelo genera mapas de cambio en la cubierta y
usos del suelo, donde es posible calcular la proporción
(probabilidad) de cambio en diferentes categorías de las
variables explicativas, así como su influencia conocida
como pesos de evidencia. Los pesos de evidencia se deri-
van (mediante estadística Bayesiana) de las probabilidades
de que ocurra un evento (cambio/deforestación) dada
cierta condición asociando un peso o valor (w) a cada
categoría y tipo de cambio. Un peso de evidencia positivo
(w+) >0, indica que la categoría tiende a favorecer el cam-
bio, mientras que un peso negativo {w-) <0, tendería a
inhibir el cambio.
Para que un modelo tenga validez es necesario que se
cumpla con el supuesto de la no correlación de las varia-
bles, es decir que los pesos de evidencia deben ser indepen-
dientes espacialmente. Para determinar la validez de este
supuesto, se recurre a la aplicación del estadístico de Cra-
mer y/o el de la información de Incertidumbre- Conjunta
(Bonham-Carter, 1994).
Los pesos de evidencia fueron discriminados por
independencia espacial y en algunos casos modificados de
acuerdo con su representatividad espacial (número y
tamaño de polígonos de cambio), temporal (factibilidad
en el futuro), vinculación con el tipo de transición (reía-
130
Madera y Bosques vol .22, núm. 1 : 125-140 Primavera 2016
ción con la variable), intensidad y comportamiento (forma
en que deberían expresarse). En los casos donde fue nece-
sario modificar el peso asignado por el modelo (w+, w-) de
alguna variable, se recurrió a la consulta con expertos, la
información recabada en campo y los talleres efectuados
en las comunidades, para definir el peso real de la variable
en cuestión.
Una vez definidos los pesos en el modelo, se procedió
a realizar un modelamiento prospectivo de cambio, que
consiste de una simulación de los cambios en la cobertura
y usos de la tierra. Dicho procedimiento sigue un conjunto
de reglas de transición preestablecidas donde a cada celda
se le asigna una clase dependiendo del estado de las celdas
vecinas (White y Engelen, 2000). Para ello, se calculan las
matrices de cambio, a partir de la información de dos
mapas de cobertura de la misma área pero de distinta
fecha, lo que permite cuantificar las tasas de transición y
evaluar las variables que influyen en la distribución de los
cambios. Los mapas de propensión al cambio obtenidos
en esta etapa, son necesarios para construir los escenarios
hipotéticos de las superficies que podrían ser transforma-
das en el futuro en el paso siguiente del modelado (Saha-
gún et al ., 2011).
El modelo de los escenarios inicia con la simulación
que consta de dos funciones esenciales: “ patcher ” que
estima la formación de nuevos parches o claros en las
cubiertas naturales y “ expander ”, que adiciona nuevas
áreas (adyacentes) por la expansión de clases preexisten-
tes. Para ello se definió la proporción de transiciones para
cada función, calculada con base en el promedio y la
varianza de los tamaños de los parches/expansiones for-
mados en los periodos previos (Godoy y Soares-Filho,
2008; Mas y Quiroz, 2008). Como resultado se obtuvo un
mapa de intervalos de tiempo discretos, que muestra la
proyección de los cambios de acuerdo con las tendencias
históricas encontradas.
El proceso de validación de la simulación que consi-
dera solo la ubicación espacial de los cambios se realizó
comparando el mapa simulado que se genera a partir de
los insumos anteriores y posteriormente se contrastó con
el mapa observado (en este caso 2011), a través del método
de comparación difusa de Hagen (2003), denominado de
“ Similaridad Reciproca ” (Kfuzzy). Esta medida muestra
la magnitud, naturaleza y distribución espacial de la seme-
janza entre dos mapas cuyos valores cercanos a 1 indican
mayor similitud. Este método permite ponderar la distan-
cia y el estado de la distribución de las celdas alrededor de
una celda central y se concentra en las áreas de cambio y
no tanto en sus similitudes (Sahagún et al., 2011). Como
resultado se obtuvo un valor de ajuste de similitud de 71%
para el municipio de Santa María Colotepec y 78% para
Santa María Tonameca. Este índice de similitud promedio
es considerado apropiado cuando su valor es mayor que el
del mapa real u observado (Hagen, 2003).
El paso final de la modelización es su validación, para
ello se recurre a una función denominada decaimiento
con ventanas múltiples cuyo funcionamiento es muy simi-
lar al paso anterior. En este caso se generan varios tama-
ños de ventana que permiten ampliar la exactitud espacial
del cambio en un área determinada. En este caso el soft-
ware elige el resultado de la sobreposición (cobertura real
vs simulada o viceversa) con el menor porcentaje de coin-
cidencia para evitar falsos cambios o resultados sobredi-
mensionados. A partir del mapa de 2011 (fecha inicial de
la simulación) se construyeron los mapas de cubierta vege-
tal y usos de la tierra esperados para 2015, 2020 y 2025
para los municipios de Santa María Colotepec y Santa
María Tonameca.
Resultados
Los resultados mostraron que los bosques, los manglares
y las selvas en la porción de la costa del estado de Oaxaca
que fue examinada, han sido severamente transformados
por las actividades antrópicas. La modificación de estos
ecosistemas tropicales se debe principalmente a la inten-
sificación de las actividades agropecuarias y la construc-
ción de vías de comunicación e infraestructura para el
turismo. En 11 años (2000-2011), se perdieron 18 402 ha
de selva, 420 ha de manglares y 369 ha de bosques. En
importante señalar que a pesar de ser dos entidades con-
tiguas ambos municipios muestran procesos de defores-
tación diferenciados.
131
Leija-Loredo et al. Cambios en la cubierta vegetal, usos y escenarios futuros en Oaxaca
En el año 2000, Santa María Colotepec registró una
superficie de 35 450 ha de coberturas naturales (34 303 ha
de selvas, 733 ha de bosque de pino-encino y 414 ha de
manglar), que se redujo a 27 525 ha (6777 ha menos) 11
años después. En términos proporcionales los manglares
tuvieron el detrimento más drástico al perder 60% de su
superficie. Los bosque de pino-encino, por su parte, dis-
minuyeron casi 50% al pasar de 773 ha a 364 ha en el
mismo período (Fig. 2; Tabla 1). Las tasas de deforestación
en este municipio fueron de 6.1% para el bosque de pino-
encino, 4.4 % para los manglares y 2.0% para las selvas
en el periodo de 2000-2011.
Los cambios más evidentes se localizaron al norte del
área de estudio, específicamente en las cadenas montaño-
sas cubiertas por bosques y selvas y en las áreas cercanas
a la costa donde predominan los manglares. A su vez, los
pastizales y las áreas de agricultura de Santa María Colo-
tepec y Santa María Tonameca mostraron incrementos
significativos en su superficie al pasar de 974 ha en 2000
a 4475 ha en 2011. Por su parte las áreas agrícolas se
incrementaron en 8580 ha en 11 años.
Santa María Tonameca tenía una superficie total de
45 224 ha de coberturas naturales en el año 2000 (43 564
ha de selvas y 1660 ha de manglares). Once años después,
las selvas habían disminuido en 11 624.7 ha, es decir que
para 2011 solo quedaban 31 939 ha. Los manglares por su
parte perdieron 259 ha en este período. Las tasas de defo-
restación correspondientes fueron de 2.8% para las selvas
y de 1.5% para los manglares.
Las principales transformaciones se localizaron en
las inmediaciones de la principal zona urbana y al suroeste
del área de estudio (Fig. 3; Tabla 1). Por su parte las áreas
97°4'Q"W
se'setrw
96”48'0"W
Océano Pacífico
NOAA
So urces: Esri, USGS,
97-W'W
1
97°2'30"W
96°57'0"W 96°51'3(rW 96°46'0"W
97°4'0"W 96'56’0'W 96 a 4B’0"W
96°S9'0"W
97 i 7'3Q"W
Océano Pacífico
NOAA
Sources: Esri, USGS.
96°50'30"W
0 3 6 12
Agricultura
□ Asentamientos Humanos
Bosque Pino-Encino
Cuerpo de Agua
Pastizal
Selva Mediana
Vegetación de Dunas
Manglar
Figura 2. Vegetación y uso del suelo actual y potencial del municipio de Santa María Colotepec, Oaxaca.
132
Madera y Bosques vol .22, núm . 1 : 125-140 Primavera 2016
Tabla 1. Cambios en las coberturas vegetales y tasas de deforestación.
Superficie por año (ha) Tasa anual de deforestación (%) por periodo
Municipio Cobertura/uso de la tierra
2000
2005
2011
2000-2005
2005-2011
2000-2011
Bosque Pino-Encino
733
592
364
-4.2
-75
-6.1
Selva
34 303
32 073
27 525
-1.3
-2.4
-2.0
Pastizal
974
1 408
4 475
ND
ND
ND
Santa María
Agricultura
4 893
6 763
8 580
ND
ND
ND
Colotepec
Manglar
414
371
252
-2.1
-6.0
-4.4
Cuerpo de agua
97
97
97
ND
ND
ND
Dunas Costeras
233
233
233
ND
ND
ND
Asentamientos Humanos
460
570
581
ND
ND
ND
Selva
43 S64
38153
31 963
-2.6
-2.8
-2.8
Manglar
1 660
1 546
1 410
-1.4
-1.6
-1.5
Santa María
Agricultura
5 808
7 995
11,711
ND
ND
ND
Tonameca
Pastizal
1 757
4 794
7 442
ND
ND
ND
Asentamientos Humanos
35.7
336.8
348.5
ND
ND
ND
Cuerpo de Agua
136
136
120
ND
ND
ND
agrícolas y los pastizales se incrementaron en 11 588 ha
respectivamente para el 2011, al igual que los asentamien-
tos humanos que pasaron de 35.7 ha a 348 ha en 11 años.
Las variables explicativas utilizadas en el modelo
prospectivo que tuvieron mayor incidencia de cambio en
las coberturas naturales en el municipio de Santa María
Colotepec fueron pendiente, densidad de población y dis-
tancia a los asentamientos humanos. Estas variables tam-
bién tuvieron la misma injerencia en el municipio de Santa
María Tonameca salvo la variable pendiente, que no mos-
tró un efecto positivo en este municipio.
La tendencia de los cambios en la cubierta vegetal y
usos de la tierra indicó que para 2025, en Santa María
Colotepec se perderían 650 ha de bosque de pino-encino,
336 ha de manglares y 15 332 ha de selvas (Fig.4; Tabla 2).
De acuerdo con estas estimaciones los manglares y bos-
ques prácticamente habrán desaparecido en los siguientes
14 años. En términos absolutos la selva será el ecosistema
que pierda la mayor superficie. Por su parte los asenta-
mientos humanos se incrementarán en 157.3 ha para 2025.
En el caso de Santa María Tonameca, de mantenerse
las tendencias actuales, para 2025 se perderán 299 ha de
manglares y 22 605 ha de selva. La selva sufrirá las mayo-
res transformaciones (Fig. 5; Tabla 2). La superficie con
actividad agrícola se incrementará a 12 584 ha, mientras
que los pastizales sumarán 10 295.9 ha. El crecimiento de
la superficie agrícola se prevé sea a costa de la selva. Los
asentamientos humanos se vislumbra amplíen su superfi-
cie en 21 ha para 2025.
Discusión
La transformación de los ecosistemas forestales en la
región costera de Oaxaca al igual que en otras regiones
tropicales del país y del mundo ha modificado enorme-
mente el paisaje regional, afectando con ello la estructura
y funcionalidad de sus ecosistemas que lo hacen ser más
vulnerables. Dichas transformaciones hacen cada vez más
homogéneos los paisajes naturales a medida que la super-
ficie terrestre se convierte en áreas de usos humanos (Car-
penter et al., 2009). Además de impactar directa o
133
Leija-Loredo et al. Cambios en la cubierta vegetal, usos y escenarios futuros en Oaxaca
- Océano Pacífico
96°48'i£rw
96 a 38'0"W
96 a 27'50"W
96 = 48'10"W
96 C 30'O"W
9e a 27'50"W
Océano Pacífico
- Océano Pacífico
96°48'10"W
i°3B'0"W
96°27 , 50'W
96'48'1 D"W
96 t 38'0"W
96“27'50"W
0 4S 16
Agricultura
Asentamientos Humanos
Cuerpo de Agua
Manglar
Pastizal
Selva Mediana
Vegetación de Dunas
Figura 3. Vegetación y uso del suelo actual y potencial del municipio de Santa María Tonameca, Oaxaca.
Bosque Pino-Encino
-Selva
Manglar
Figura 4. Tendencias de cambio en las coberturas naturales
para el municipio de Santa María Colotepec, Oaxaca.
Selva
Manglar
Figura 5. Tendencias de cambio en las coberturas naturales
para el municipio de Santa María Tonameca, Oaxaca.
indirectamente en la provisión de los servicios ecosistémi-
cos (Metzger et al., 2006).
En Santa María Colotepec las selvas, bosques y man-
glares han disminuido sus coberturas en más de 6000 ha en
los últimos once años (2000-2011). En Santa María Tona-
meca, la situación no es tan diferente, aquí más de 11 000
ha se perdieron el mismo período. Más grave aún es el
panorama al que se deberán enfrentar estos ecosistemas en
las próximas décadas. Las tasas de deforestación anual cal-
culadas para los municipios de Santa María Colotepec y
134
Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 125-140 Primavera 2016
Tabla 2. Simulación de escenarios futuros de cambios en la
cubierta vegetal y uso del suelo de los municipios Santa María
Colotepec y Santa María Tonameca, Oaxaca.
Municipio
Uso del suelo
Superficie por año (ha)
2015
2020
2025
Bosque
Pino-Encino
246
136
82
Selva
25 442
21 872
18 971
Pastizal
5 520
7 966
10 011
Santa María
Agricultura
9 798
11 080
12 001
Colotepec
Manglar
183
121
78
Cuerpo de Agua
93
94
94
Dunas Costeras
236
237.64
237.85
Asentamientos
Humanos
460
570
581
Selva
28 776
24 494
20 958
Manglar
1 337
1 215
1 111
Santa María
Tonameca
Agricultura
Pastizal
Asentamientos
Humanos
14 023
8 383
352
16 354
10 452
368
18 392
12 053
373
Cuerpo de Agua
89
78
73
Santa María Tonameca, Oaxaca, oscilan entre 2.4% y
6.1% anual consideradas altas comparadas con las tasas
publicadas a nivel nacional (1.1%) y con respecto otras cal-
culadas para otras regiones de México: región purépecha
de Michoacán (1.5-2%), la selva lacandona (4.5%), Calak-
mul (2%) (Velázquez et al., 2002) y la Sierra Madre Orien-
tal en el estado de San Luis Potosí (0.6-1. 7%) (Sahagún et
al. 2011). De cumplirse los pronósticos expuestos en este
trabajo, en 15 años los bosques, manglares y selvas de esta
porción del estado podrían desaparecer casi por completo y
con ello la biodiversidad asociada.
En dependencia del grado de perturbación o frag-
mentación, un hábitat se modificará no solo en su
estructura vegetal original sino también en su heteroge-
neidad y su complejidad. Es así que una constante
reducción del hábitat para las especies que habitan estos
ecosistemas, puede ocasionar un proceso de defauna-
ción o desaparición parcial o total de comunidades de
algunos grupos o de poblaciones de ciertas especies más
susceptibles como aves residentes y mamíferos grandes
(Dirzo y García, 1992).
Aunque existe una transformación acelerada de las
coberturas naturales en ambos municipios, Santa María
Tonameca evidencia mayor superficie perdida en el período
2000-2011 y persistirá al año 2025 de acuerdo con el
modelo tendencial. Al respecto, se postula que la densidad
poblacional y la marginación son los factores socioeconó-
micos con mayor influencia en la transformación del pai-
saje. En este sentido existen otros trabajos que también
documentan la relación entre la deforestación y los índices
de marginación en México. Lo mismo ocurre en la mayo-
ría de regiones más marginadas en el país, siendo un común
denominador de los países en vías de desarrollo y otros
países (Watson et al., 2001; Muñoz-Piña et al., 2003; Pérez-
Verdín et al., 2009; Sahagún et al., 2011). Esto se explica
porque la población con bajos recursos económicos,
requiere satisfacer sus necesidades alimentarias, dando
lugar al desmonte de áreas para la agricultura, lo que oca-
siona la erosión y fragmentación de las tierras, derivado de
la falta de capacitación técnica y de recursos económicos
para mantener la fertilidad del suelo.
La apertura de nuevas áreas para la agricultura, parti-
cularmente en la cercanía de las corrientes de agua superfi-
cial permite suponer que la disponibilidad del recurso
hídrico en los municipios Santa María Colotepec y Santa
María Tonameca favorecerá la intensificación de las activi-
dades agrícolas, en comparación con otras áreas. Asimismo,
se detecta un aumento en la superficie ocupada por los asen-
tamientos humanos, que se incrementará significativamente
en los próximos años, principalmente en las áreas urbanas
cercanas a la costa, lo que se explica por la apertura de nue-
vos espacios para albergar al turismo creciente en la zona.
Lo anterior conlleva un aumento en la demanda de infraes-
tructura básica para ofrecer al turista los servicios que
demanda, generando con ello mayor presión sobre los cam-
bios en la cubierta vegetal y los usos de la tierra.
135
Leija-Loredo et al. Cambios en la cubierta vegetal, usos y escenarios futuros en Oaxaca
El plan estatal de desarrollo sustentable (2004-2010)
del estado de Oaxaca planteaba promover proyectos de
corredores turísticos en los principales centros como Hua-
tulco-Puerto Ángel, Puerto Escondido- Chacahua. Aun-
que estos planes no cumplieron con sus expectativas, la
construcción de carreteras, infraestructura urbana y ser-
vicios, fueron actividades ligadas a causas directas e indi-
rectas en la transformación del paisaje.
La dinámica del proceso de deforestación y los esce-
narios previstos tienen una dinámica diferenciada, debido
a la relación en las variables sociales, económicas, políti-
cas y ambientales (Pijanowski et al., 2002) y algunas de
estas solo combinan el tiempo pero no necesariamente en
el espacio. Por ello se recomienda que los modelos pros-
pectivos no se utilicen de forma separada, sino integral-
mente con los procesos socioeconómicos y ambientales
que están relacionados en tiempo y espacio, para lograr
alternativas de alto potencial y amplio campo de desarro-
llo conceptual y metodológico (Mas et al., 2002).
En la actualidad, la alteración y la degradación de los
ecosistemas requieren de acciones de restauración ecológica
que permitan su recuperación y logren cumplir sus funcio-
nes ambientales básicas, como la recarga de acuíferos, la
modulación del clima y la fijación de carbono entre otros.
Al respecto, los estudios sobre los procesos dinámicos en la
cobertura vegetal y usos de la tierra, son indispensables
para conocer las tendencias de los procesos de degradación,
desertificación y pérdida de la biodiversidad (Kaimowitz y
Agelsen, 1998; Velázquez et al., 2002; Priego et al., 2004;
Guerra y Ochoa., 2006). La Evaluación de los Ecosistemas
del Milenio se ha centrado en la monitorización del cambio
del uso del suelo y proporciona conocimientos para ayudar
a lograr entornos sostenibles (MEA, 2003).
El estado de Oaxaca es una de las entidades del país
con mayor diversidad biológica, cultural y una heteroge-
neidad ambiental compleja por su alta biodiversidad y
gran cantidad de ecosistemas. Pero al mismo tiempo, evi-
dencia enormes carencias y rezagos al grado de ocupar el
tercer lugar en México en los niveles de marginación y
pobreza (Velázquez, 2002). Aunque el turismo podría ser
una opción para mejorar las actuales condiciones socioe-
conómicas de la mayoría de la población, también consti-
tuye una amenaza para los principales ecosistemas, debido
al cambio de uso del suelo y deforestación que estaría ejer-
ciendo principalmente por la demanda y necesidades del
turista , aunado esto a la instalación de nueva infraestruc-
tura para albergar al visitante.
El turismo es un elemento que tiene la capacidad de
atraer visitantes en una determinada localidad o zona,
para que esto exista, es necesaria la existencia del recurso
natural. Los municipios de Santa María Colotepec y Santa
María Tonameca se ubican en ecosistemas con una
variada gama de recursos naturales y existe un interés de
la población y autoridades locales para llevar a cabo ini-
ciativas donde se promueva el turismo como alternativa
económica. La actividad turística también ha despeñado
un papel importante en la transformación de los ecosiste-
mas, debido a la demanda de infraestructura local. Estos
cambios no solo presentan altos costos ecológicos, sino
también afectan en las adaptaciones de los humanos, que
cada vez requiere de mayores recursos para satisfacer sus
necesidades (Saunders et al., 1991).
La complejidad de los procesos de cambio en la región
costera de Oaxaca, en los municipios de Santa María
Colotepec y Santa María Tonameca tiene una clara mani-
festación sobre la cobertura de la vegetación y los diferen-
tes usos de la tierra, determinados por una red de
complejas interacciones de factores socioeconómicos y
medioambientales. El incremento en los asentamientos
humanos, la marginación, la expansión de la frontera
agrícola y pecuaria se manifiestan en cambios en los
modos de aprovechamiento que, a la larga, conducen a
cambios en los usos del suelo. De tal manera, que el uso y
el manejo no sostenible entre seres humanos y los ecosiste-
mas en estos dos municipios, se ven fuertemente condicio-
nados por la alteración o desaparición de determinadas
prácticas y modos de aprovechamiento.
Conclusiones
Los cambios la cubierta vegetal en Santa María Colotepec
y Santa María Tonameca han sido influidos por una red
de complejas interacciones de factores socioeconómicos y
136
Madera y Bosques vol .22, núm. 1 : 125-140 Primavera 2016
medio-ambientales. Estas modificaciones expresan serias
implicaciones en el medio ambiente y en la disminución de
áreas forestales como en bosques, selvas y manglares,
cuyos ecosistemas, han sido impactados severamente un
poco más de una década. De mantenerse esta dinámica en
la región costera de Oaxaca, se postula la desaparición
casi por completo de las coberturas naturales, la intensifi-
cación de las actividades socioeconómicas y el incremento
en las áreas de los asentamientos humanos.
Finalmente la dinámica y condiciones específicas a
través del análisis realizado en los municipios de Santa
María Colotepec y Santa María Tonameca establecen la
necesidad de coordinar las diversas instancias de la admi-
nistración pública y de gobierno, así como los actores
sociales a fin de lograr una atención integral efectiva de
los aspectos esenciales del desarrollo y de las demandas y
necesidades de la población. La problemática de la región
debe operar como un espacio de inserción de las políticas
y acciones que mitiguen el cambio en el uso del suelo y la
deforestación, así como un ámbito de generación de con-
sensos y acuerdos que puedan reorientar el desarrollo
hacia criterios de preservación de los recursos naturales.
Los escenarios prospectivos de los cambios en la
cubierta vegetal y uso del suelo encontrados en este estu-
dio, permitirán el desarrollo de acciones con dirección a la
planificación, ordenamiento del territorio y a la ejecución
de programas que mitiguen el impacto a los recursos natu-
rales y coadyuven al uso racional de los ecosistemas en
esta región que, de acuerdo con las tendencias obtenidas,
están en peligro en desaparecer en más de la mitad de su
cobertura natural.
El desarrollo de esta investigación sirvió para cono-
cer el ritmo de las tasas de deforestación y las condiciones
en las que se encuentran los ecosistemas de esta región, así
mismo permitió identificar las causas que inciden en la
transformación de las coberturas naturales y a su vez per-
mitirá describir los patrones a través del tiempo que gene-
rarían los cambios en los paisajes de esta región.
Enfoques de modelado del paisaje basados en escena-
rios para producir estudios futuros del paisaje siguen
siendo un desafío. Este estudio es parte del esfuerzo para
mejorar el acoplamiento entre modelos de paisajes y esce-
narios futuros a una escala regional.
Reconocimientos
Los autores agradecen al proyecto “Propuesta de ordena-
miento ecológico de la actividad turística en la costa sur-
occidental del pacífico mexicano, con base en la
asimilación económica del territorio” Convenio SEP-
81601 , por los recursos otorgados para la realización de
esta investigación. El Primer autor agradece al Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología, por la beca otorgada
para los estudios de maestría en Ciencias Ambientales de
la UASLP.
Referencias
Bonham-Carter, G.E.1994. Geographic information systems
for geoscientists: Modeling with GIS. Pergamon. Nueva
York. 398 p.
Card, H. 1982. Using known map category marginal frequen-
cies to improve estimates of thematic map accuracy. Pho-
togrammetric Engineering and Remóte Sensing
48 (3) :431-439.
Carpenter, S.R., H.A. Mooney, A. John, D. Capistrano, R.S.
DeFries, S. Díaz, T. Dietz, A.K. Duraiappah, A. Oteng-
Yeboah, H.M. Pereira, C. Perrings, W.V. Reid, J.
Sarukhan, R.J. Scholes y A. Whyte. 2009. Science for
managing ecosystem Services: beyond the millennium
ecosystem assessment. PNAS 106(5):1305-1312.
Congalton, R. 1988. A comparison of sampling scheme use in
generating error matrices for assessing the accuracy of
maps generated from remotely sensed data. Photogram-
metric Engineering and Remóte Sensing 54(5):593-600.
Congalton, R. 1991. A review of assessing the accuracy of clas-
sifications of remotely sensed data. Remóte Sensing ofthe
Environment 37:35-46.
Curiel, B.A. 2007. El entendimiento de las fuerzas dinamizado-
ras de la degradación ambiental: las aportaciones de Paul
Ehrlich. Gaceta Ecológica. INE-Semarnat. México.
Dale, V.H. y S.C. Beyeler. 2001. Challenges in the development
and use of ecological indicators. Ecological Indicators
1:3-10.
137
Leija-Loredo et al. Cambios en la cubierta vegetal, usos y escenarios futuros en Oaxaca
Díaz Gallegos, J.R., J.F. Mas y A. Velázquez 2010. Trends of
tropical deforestation in Southeast México. Singapore
Journal of Tropical Geography 31:180-196.
Dirzo, R. y M.C. García. 1992. Rates of deforestation in Los
Tuxtlas, a Neotropical area in Southeast México. Conser-
vation Biology 6: 84-90.
Edwards, T.C. Jr., G.C. Moisen., T.S. Frescino y J.J. Lawer.
2003. Modelling múltiple ecological scales to link lands-
cape theory to wildlife conservation. In: J.A. Bissonette e
I. Storch, eds. Landscape ecology and resource manage-
ment. Linking theory with practice. Island Press. Wash-
ington, E.U.A. p:153-172.
FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimenta-
ción y la Agricultura). 2010. Evaluación de los recursos
forestales mundiales 2010. Informe Nacional México.
FRA2010/132. Roma. 98 p.
Forester, D.J. y G.E. Machlis. 1996. Modeling human factors
that affect the loss of biodiversity. Conservation Biology
10:1253-1263.
Franco, S., H. Regil y J. Ordóñez. 2006. Dinámica de perturba-
ción-recuperación de las zonas forestales en el Parque
Nacional Nevado de Toluca. Madera y Bosques 12(1):17-
28.
Geist, H.J. y E.F. Lambin. 2002. Proximate causes and
underlying driving forces of tropical deforestation. BioS-
cience 52(2):143-150.
García-Mendoza, A., M.J. Ordóñez, M. Briones-Salas, 2004.
Diversidad biológica del estado de Oaxaca. Instituto de
Biología UNAM/Fondo Oaxaqueño para la Conservación
de la Naturaleza y WWF, México D.F. p:55-65.
Guerra, V. y S. Ochoa. 2006. Evaluación espacio-temporal de la
vegetación y uso del suelo en la reserva de Biosfera Panta-
nos de Centla, Tabasco 1990-2000. Investigaciones Geo-
gráficas, Boletín del Instituto de Geografía UNAM 59:7-25.
Godoy, M.M.G. y B.S. Soares-Filho. 2008. Modelling intra-
urban dynamics in the savassi neighborhood, Belo Hori-
zonte city, Brazil. In: M. Paegelow y M.T.
Camacho-Olmedo, eds. Modelling Environmental Dyna-
mics. p:318-338.
González, J., A. Cubillos, M. Arias, B. Zapata. IDEAM-MADS.
2014. Resultados de la simulación de la deforestación
para el ajuste del nivel de referencia del área subnacional
A8. Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios
Ambientales de Colombia. Ministerio de Ambiente y
Desarrollo Sostenible. Bogotá, Colombia. 42 p.
Hagen, A. 2003. Fuzzy set approach to assessing similarity of
categorical maps. International Journal of Geograpbical
Information Science 17:235-249.
Inegi (Instituto Nacional de Geografía e Informática). 2013.
Conjunto Nacional de uso de suelo y vegetación: Escala
1:250 000 (vectorial). Serie V. DGG-Inegi. México.
Illoldi-Rangel P., F.M. Trevon, P. Christopher, S.V. Cordero, S.
Sahotra. 2008. Solving the máximum representation pro-
blem to prioritize areas or the conservation of terrestrial
mammals at risk in Oaxaca. Divers Distribution 14:493-
508.
Kaimowitz, D. y A. Angelsen. 1998. Economic models of tropi-
cal deforestation A Review. Center for International
Forestry Research. Bogor, Indonesia.
Lillesand, T.M., R.W. Kiefer y J. W. Chipman. 2004. Remóte
sensing and image interpretation. John Wiley. Hoboken,
Nueva Jersey, EUA. 763 p.
Mas, J.F., H., Puig., J.L. Palacio-Prieto y A. Sosa. 2002. Mode-
lado del proceso de deforestación en una región del sureste
de México. CD de las Memorias del II Seminario Latino-
americano de Geografía Física. Maracaibo, Venezuela
p:24-27.
Mas, J.F, J.R. Díaz-Gallegos y A. Pérez-Vega. 2003. Evaluación
de la confiabilidad temática de mapas o de imágenes clasi-
ficadas: una revisión. Investigaciones Geográficas, Bole-
tín del Instituto de Geografí UNAM 51:53-72.
Mas, J.F. 2005. Change estimates by map comparison: A
method to reduce erroneous changes due to positional
error. Transactions in GIS 9(4):619-629.
Mas, J.F. e Y. Quiroz. 2008. Modelización de los cambios de
uso/cobertura de suelo con el software Dinámica. México:
Centro de Investigación en Geografía Ambiental, Univer-
sidad Nacional Autónoma de México. 124 p.
Mas, J.F., A. Velázquez y S. Couturier. 2009. La evaluación de
los cambios de cobertura/uso del suelo en la República
Mexicana. Investigación Ambiental 1(1): 23-39.
138
Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 125-140 Primavera 2016
Mas, J. y S. Couturier. 2011. Evaluación de bases de datos car-
tográficas. In: F. Bautista, ed. Técnicas de muestreo para
manejadores de recursos naturales. CIGA, IG. México,
D.F. p: 675-703.
Mas, J.F., A. Flamenco-Sandoval. 2011. Modelación de los
cambios de coberturas/uso del suelo en una región tropi-
cal de México. GeóTropico 5(l):l-24.
Mas, J.F., M. Kolb, M. Paegelow, M.T. Camacho y T. Houet.
2014. Inductive pattern-based land use/cover change
models: A comparison of four software packages. Envi-
ronmental Modelling y Software 51:94-111.
Meli, P. 2003. Restauración ecológica en bosques tropicales.
Veinte años de investigación académica. Interciencia
8:581-589.
Metzger, M.J., M.D.A. Rounsevell, F. Acosta-Michlik, R. Fee-
mans y D. Schróter. 2006. The vulnerability of ecosystem
Services to land use change. Agriculture. Ecosystems and
Environment 114:69-85.
Millenium Ecosystems Assessment. 2005. Ecosystems and Fluman
Well-Being: Synthesis. Island Press. Washington, DC.
Monroy, V.O. 2003. Principios generales de biología de la con-
servación. In: O. Sánchez, E. Vega, E. Peters y O. Monroy,
eds. Conservación de ecosistemas templados de montaña
en México. INE-Semarnat. México 315 p.
Muñoz-Piña, C., G. Alarcón, J.C. Fernández y F. Jaramillo.
2003. Pixel patterns of deforestation in México. México:
INE-Semarnat (Working paper). México. D.F. 26 p.
Pérez-Verdín, G., Kim, Y.S., Hospodarsky y D.A. Tecle. 2009.
Factors driving deforestation in common pool resources
in Northern México. Journal of Environmental Manage-
ment 90:331-340.
Peterson, A.T. y R.D. Holt. 2003. Niche differentiation in Mexi-
can birds: Using point occurrences to detect ecological
innovation. Ecology Letters 6:774-782.
Phillips, O.F. 1997. The changing ecology of tropical forest.
Biodiversity and Conservaron 6:291-311.
Pijanowski, B.C., D.G. Brown, B.A. Shellito y G.A. Manik.
2002. Using neural networks and GIS to forecast land use
changes: A land transformation model. Computers, Envi-
ronment and Urban Systems 26(6):553-576.
PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo).
2012. El futuro sostenible que queremos. Informe Anual
2011/2012. 37 p.
Pontius, R.G., J.D. Cornell y C.A. Hall. 2001. Modeling the
spatial pattern of land use change with GEOMOD2: Appli-
cation and validation for Costa Rica. Agriculture. Ecosys-
tems and Environment 1775:1-13.
Priego, A.H., A. Cotler, N.F. Fregoso y C. Enríquez. 2004. Fa
dinámica ambiental de la cuenca Ferma-Chapala. Gaceta
Ecológica 71:23-38.
Reyes-Hernández, H., J.N. Montoya -Toledo., J. Fortanelli-
Martínez., M. Aguilar-Robledo., J. García Pérez. 2013.
Metodologías participativas aplicadas al análisis de la
deforestación del bosque de niebla en San Fuis Potosí,
México. Bois et Forets des Tropiques 318(4):27-39.
Sánchez-Cordero, V. 2001. Elevational gradients of diversity for
bats and rodents in Oaxaca, México. Global Ecology and
Biogeography 10:63-76.
Sahagún J., H. Reyes, J.F. Flores, F. Chapa. 2011. Modeliza-
ción de escenarios de cambio potencial en la vegetación y
uso de suelo en la Sierra Madre Oriental de San Fuis
Potosí, México. Journal of Latín American Geography
10(2):65-86.
Saunders, R.W. y K.T. Kriebel. 1991. An improved method for
detecting clear sky and vegetation types in the 8-14 um
wave band: analysis of two field methods. Remóte Sen-
sing of Environment. 59:490-521.
Soares-Filho, B.S., A. A. Alencar, D.C. Nepstad, G.C. Cer-
queira, M.C.V. Diaz, S. Rivero, F. Solórzano y E. Voll.
2004. Simulating the response of land-cover changes to
road paving and governance along a major Amazon
highway: The Santarém Cuiabá corridor. Global Change
Biology 10(5):745-764.
Soares-Filho, B.S., D.C. Nepstad, F.M. Curran, G.C. Cer-
queira, R.A. Garda, C.A. Ramos, E. Voll, A. McDonald,
P. Fefebre y P. Schlesinger. 2006. Modelling conservation
in the Amazon basin. Nature 440:520-523.
Soares-Filho B.S., C.F. Pennachin y G. Cerqueira. 2002. Dina-
mica a stochastic cellular autómata model designed to
simúlate the landscape dynamics in an Amazonian colo-
nizaron frontier. Ecological Modelling 154:217-235.
139
Leija-Loredo etal. Cambios en la cubierta vegetal, usos y escenarios futuros en Oaxaca
Stehman, S. y R. Czaplewski. 1998. Design and analysis for the-
matic map accuracy assessment: fundamental principies.
Remóte Sensing of Environment 64:331-344.
Velázquez, A., J.F. Mas y J.L. Palacio. 2002. Análisis del cam-
bio de uso del suelo, mapas del análisis del cambio de uso
del suelo. Instituto de Geografía, UNAM. Secretaría de
Medio Ambiente y Recursos Naturales. Instituto Nacio-
nal de Ecología.
Watson, R.T., I.R. Noble, B. Bolín, N.H. Ravindranath, D.J.
Verardo y D.J. Dokken, eds. 2001. Land use, land use
change, and forestry. Cambridge University Press. Cam-
bridge. 375 p.
White, R. y G. Engelen. 2000. High resolution integrated mode-
lling of the spatial dynamics of urban and regional Sys-
tems. Computers, Environment and Urban Systems
24:383-400.
Manuscrito recibido el 6 de abril de 2015.
Aceptado el 29 de enero de 2016.
Este documento se debe citar como:
Leija-Loredo, E.G., H. Reyes-Hernández, O. Reyes-Pérez, J.L. Flores-
Flores y F.J. Sahagún-Sanchéz. 2016. Cambios en la cubierta vegetal,
usos de la tierra y escenarios futuros en la región costera del estado
de Oaxaca, México. Madera y Bosques 22(1)125-140.
140
Madera y Bosques
vol. 22 , núm. 1 : 141-153
Primavera 2016
Proceso
en el
de deforestación
municipio de Cherán,
Michoacán, México (2006-2012)
Deforestation process in the municipality of Cherán, Michoacán,
México (2006-2012)
María Luisa España-Boquera 1 * y Ornar Champo-Jiménez 1
1 instituto de investigaciones Agropecuarias y Foresta- * Autor de correspondencia,
les (IIAF), Universidad Michoacana de San Nicolás de mespanaboquera@gmail.com
Hidalgo, Michoacán, México.
Resumen
La devastación de los ecosistemas en los últimos años está aumentando la desigualdad y los conflictos sociales y, en particular, la margi-
nación de los pueblos indígenas, que en muchos casos son los legítimos propietarios de las tierras forestales. En este trabajo se analiza el
caso de la población purépecha de Cherán, Michoacán, comunidad que en 2011 organizó un levantamiento armado como protesta por
la tala ilegal de sus bosques, frente a la indiferencia de las autoridades. A partir de imágenes satelitales Spot, de alta resolución (10 m) se
estimó la pérdida anual de la cubierta forestal, entre 2006 y 2012. Utilizando un criterio basado en el NDVI y la firma espectral, se obtu-
vieron y validaron los mapas de suelo / vegetación, para cada año del período estudiado; la comparación de los mapas anuales permitió
construir el mapa de deforestación anual. En total, fueron deforestadas 9069 hectáreas, lo que equivale a 71% de la superficie vegetal
existente en 2006. La mayor parte de la deforestación se produjo entre 2010 y 2011 (2815 ha) y corresponde la zona más cercana al
núcleo urbano; muchas zonas taladas también fueron quemadas. Estos resultados permiten dimensionar el problema de la deforestación
en Cherán y ayudan a entender la reacción de la comunidad ante la devastación de sus bosques.
Palabras clave: cambio de cobertura, imágenes Spot, Meseta Purépecha, movimientos indígenas.
Abstract
The devastation of ecosystems in recent years is increasing the inequality and social conflict, and in particular, the marginalization of in-
digenous people, who in many cases are the rightful owners of the forestland. In this research we analyse the case of the Purepecha town
of Cherán, Michoacan, community that in 2011, staged an armed uprising as protest for the illegal logging of their forests, in the face of
the indifference of the authorities. The annual loss of forest cover between 2006 and 2012 was estimated by analyzing high resolution
satellite images Spot (10 m), using a criterion based on the NDVI and the spectral signature. Soil / vegetation maps were obtained and
validated for each year of the period studied; the comparison of annual maps allowed to generate the map of annual deforestation. In
total, 9000 ha were deforested, equivalent to 71% of the vegetation area existing in 2006. Most deforestation occurred between 2010
and 2011 (2815 ha) and corresponds to the forest nearest the urban core area; many clearcuts were also burned. These results measure
the problem of deforestation in Cherán and help understand the community’s reaction to the destruction of their forest.
Keywords: land cover change, Spot images, Meseta Purepecha, indigenous movements
Introducción
En los últimos 50 años la humanidad ha cambiado los
ecosistemas más rápida y extensivamente que en cualquier
periodo comparable de la historia. Muchos de estos cam-
bios han sido en respuesta a las necesidades crecientes de
comida y agua, así como de madera, fibras y combustibles;
la obtención desmesurada de estos recursos tiene conse-
cuencias graves, como la pérdida de biodiversidad, el cam-
bio climático y la degradación de los suelos. Este alto
precio por la degradación de los servicios ecosistémicos
141
España-Boquera y Champo-Jiménez. Deforestación en el municipio de Cherán
está siendo asumido de manera desproporcionada por los
más pobres, lo que está acrecentando la desigualdad y los
conflictos sociales ( Millenium Ecosystem Assessment ,
2005). Mientras las zonas más desarrolladas del planeta
han logrado mantener o incrementar sus superficies fores-
tales en la última década, con tasas de cambio entre 1.16%
en los países de Asia del Este, 0.36% en Europa (sin
Rusia), 0.28% en Asia del Sur, 0.13% en EE.UU. y 0% en
Canadá, en los países menos desarrollados la tendencia es
negativa, con -1.19% en América Central y entre -0.45%
y -0.36% en América del Sur, África, Asia del Sur y del
Este y Oceanía (FAO, 2011). Esta correlación entre el nivel
de desarrollo y el de deforestación se encuentra también
entre los países de cada región (Redo et al ., 2012) y se
explica por diferentes factores.
La extracción de madera, la expansión de la agricul-
tura, principalmente de los cultivos permanentes, y la
construcción de infraestructura, en particular de trans-
porte, se consideran las causas directas más importantes
de la deforestación. Sin embargo, las verdaderas causas
son indirectas: de naturaleza económica, demográfica,
tecnológica, sociopolítica o cultural y dependen principal-
mente de las “actitudes de indiferencia pública hacia los
entornos forestales” (Geist y Lambin, 2002).
Los gobiernos con débil legitimidad muestran una
capacidad limitada para mantener localmente sistemas
sustentables de manejo forestal (Bottazzi y Dao, 2013),
mientras que aquellos con altos niveles de gobernabili-
dad (concepto que incluye la estabilidad, la ausencia de
violencia, la efectividad y el control de la corrupción
(Kauffmann et al ., 2012)) se asocian con bajos niveles
de deforestación ilegal. Sin embargo en aquellos casos
en que las políticas públicas eficientes estimulan la
expansión agrícola, descuidando la conservación del
medio ambiente, puede haber una pérdida importante
de superficie forestal (Ceddia et al ., 2014). Así, la falta
de regulación en los usos de suelo (Redo et al ., 2012) y
de coordinación entre las políticas agrícolas y foresta-
les, con la priorización de las primeras, ha fomentado
en muchos casos la conversión de tierras forestales a
cultivos, con el fin de hacerlas productivas o simple-
mente como mecanismo para legitimar su propiedad
(Bottazzi y Dao, 2013).
La tenencia de la tierra se señala como un factor
importante asociado con la deforestación, sin embargo,
no hay una relación directa con el tipo de propiedad, pri-
vada o comunal, sino más bien con el nivel de compromiso
(y la capacidad real) de los propietarios para limitar la
explotación (Bottazzi y Dao, 2013). La tierras comunales
son a menudo propiedad de poblaciones indígenas, y en
estos casos se ha observado que la probabilidad de defo-
restación es menor, lo que se explica por el sentimiento de
arraigo y respeto de las comunidades por su territorio, que
es su espacio natural de vida, base de sus saberes, conoci-
mientos, cultura, identidad, tradiciones y derechos
(Barranquero et al ., 2010), además de constituir su único
patrimonio (Madrid et al ., 2009). La falta de apoyo al
sector forestal y de respeto hacia las culturas indígenas,
aunada a la pobreza de estos grupos de población, que no
cuentan con fuentes de empleo en otros sectores, obliga a
los dueños de los bosques a elegir entre la sustentabilidad
económica de sus familias y la sustentabilidad ecológica
de sus bosques.
Un elemento adicional, que intensifica la presión
hacia las superficies forestales de los pueblos indígenas en
situaciones de débil gobernabilidad, es el control de las
tierras forestales por parte de grupos armados ligados a
actividades delictivas, como el narcotráfico, ya sea para
mantener el dominio del territorio, comercializar madera
y minerales de forma ilegal y/o establecer cultivos de dro-
gas. Este fenómeno se ha ido consolidando en los últimos
años como uno de los principales factores de la pérdida de
bosques tropicales de América Latina, principalmente en
los países de producción y tránsito de drogas hacia los
Estados Unidos, es decir, desde Colombia hasta México
(McSweeney et al ., 2014).
En México se vive desde hace varios años una situa-
ción de violencia e ingobernabilidad (Casar, 2015), rela-
cionada con el tráfico de drogas y la “guerra” emprendida
para combatirlo. Entre las consecuencias de este conflicto,
hay que incluir la creciente pobreza y desigualdad social
(Hurtado-González y Delgado-Valdez, 2013) y la intensi-
142
Madera y Bosques vol .22, núm. 1 : 141-153 Primavera 2016
ficación de la devastación ecológica (McSweeney et al.,
2014). En México la mayoría de los bosques pertenecen a
comunidades y pueblos indígenas (Madrid et al., 2009);
sin embargo, las políticas públicas inadecuadas y la falta
de apoyo para la tecnificación y comercialización de los
productos forestales, no han permitido el desarrollo de
una silvicultura efectiva que permita a estos grupos salir
de la situación de pobreza en que se encuentran (DOF,
2014; Navarrete-Linares, 2008), sino que más bien ha
incentivado la tala ilegal y ha creado muchos conflictos
territoriales entre las comunidades (White y Martin,
2002).
Michoacán es uno de los estados más violentos e ines-
tables del país, por estar en disputa entre varias asociacio-
nes delictivas (Maldonado-Aranda, 2012; Ameth, 2015);
a pesar de ser uno de los principales productores agrope-
cuarios, es el octavo estado en índice de marginación y el
tercero en expulsión de migrantes hacia los EE. UU.
(Fuentes-Díaz y Paleta-Pérez, 2015); al mismo tiempo, es
uno de los estados con más municipios indígenas. La
población indígena michoacana pertenece a las regiones
purépecha (en el centro), nahua (en la sierra-costa) y
mazahua-otimí (en el oriente, Reserva de la Mariposa
Monarca) (Franco-Mendoza, 1996) y cada una de ellas
constituye un claro ejemplo de los problemas descritos. En
el presente trabajo se analiza el caso reciente del municipio
purépecha de Cherán.
La población purépecha de Cherán sufrió, entre 2006
y 2011, el saqueo sus bosques por parte de grupos arma-
dos, ante la indiferencia del gobierno. En respuesta a esta
situación, la comunidad organizada protagonizó un
levantamiento armado, que la convirtió, en México y el
mundo, en el paradigma de la lucha de los pueblos indíge-
nas por sus recursos naturales (Turati, 2012; Fuentes-Díaz
y Paleta-Pérez, 2015). A pesar de la importancia social y
mediática del tema (el hecho sirvió de referencia para los
movimientos de autodefensa que aparecieron en 2013 en
diferentes puntos del estado de Michoacán (Pérez-Caba-
llero, 2015)), la superficie deforestada en Cherán no ha
sido cuantificada hasta ahora de manera clara y objetiva.
Las imágenes proporcionadas por satélites de observación
de la Tierra pueden constituir una opción para la cuanti-
ficación de la deforestación en este municipio, ya que han
probado ser una herramienta de transparencia global en el
sector forestal (Gorsevski et al., 2012) y se han utilizado
en numerosos estudios de cambio de uso de suelo (Teng et
al., 2008).
Objetivos
El objetivo de este trabajo fue cuantificar la deforestación
anual en el municipio de Cherán, entre 2006 y 2012, con
el fin de proporcionar información clara y objetiva que
contribuya a entender la situación sociopolítica de este
municipio en el contexto actual de ingobernabilidad, vio-
lencia y pobreza. Se propone una metodología de cons-
trucción de mapas consistente en una clasificación no
supervisada de imágenes satelitales de alta resolución, uti-
lizando un criterio basado en el NDVI y la firma espectral.
Materiales y métodos
Zona de estudio
El municipio de Cherán, de población indígena y vocación
forestal, es el más pequeño de los cinco que conforman la
llamada Meseta Purépecha (19° 38’ - 19° 51’ N y 101° 52’
- 102° 08’ W) del estado de Michoacán de Ocampo, en
México. Tiene una extensión territorial de 221.88 km 2 . Su
altitud varía entre los 2200 m snm y los 3299 m snm. El
clima es templado sub-húmedo con lluvias en verano; la
temperatura varía de 12 °C a 24 °C y la precipitación plu-
vial anual total va de 1000 mm a 1200 mm. Según el
Censo de Población y Vivienda del Instituto Nacional de
Estadística y Geografía (Inegi, 2005), su población es de
18 141 habitantes, repartidos en tres núcleos urbanos:
Cherán, Santa Cruz Tanaco y la pequeña comunidad de
Casimiro Leco (El Cerecito). La vegetación característica
es el bosque de pino ( Pinus sp.), principalmente en las
zonas montañosas; en la parte norte del municipio hay
zonas bajas con vegetación de transición, principalmente
arbustos y encinos ( Quercus sp.).
Como otros municipios del estado, sufrió desde los
años 90s la tala clandestina de sus bosques, frente a la
143
España-Boquera y Champo-Jiménez. Deforestación en el municipio de Cherán
indolencia de las autoridades estatales y federales. En
los últimos años el problema se agravó, por la combina-
ción de diferentes factores: la falta de empleo, la aplica-
ción de equipo especializado en corte y aserrío, la
corrupción en la entrega de autorizaciones para el uso
forestal de los bosques, el aumento del tráfico y con-
sumo de drogas en la población joven, así como la pene-
tración de la delincuencia en diferentes niveles del
gobierno estatal y municipal, incluyendo la policía.
Esta situación propició la proliferación de talamontes
del propio municipio (se señala a los pobladores de
Tanaco y El Cerecito) y de municipios cercanos (Nahuat-
zen, Uruapan, Zacapu y Chilchota), responsables de la
extracción diaria de toneladas de madera y del aumento
de las extorsiones a los habitantes. El 15 de abril de
2011, después de meses de enfrentamientos entre los
talamontes y la población, los cheranenses decidieron
asumir la defensa armada de su territorio y negarse a la
celebración de comicios electorales en el municipio, pre-
vistos para el 11 de noviembre de ese mismo año (Ruíz,
2011; Turati, 2012).
Imágenes satelitales
Para la realización del trabajo se utilizaron en total 13
imágenes del satélite Spot 5: 9 multibanda (10 m) y 4 pan-
cromáticas (2.5 m), con fechas de adquisición comprendi-
das entre 2004 y 2012. Las imágenes satelitales fueron
concedidas para este trabajo en el marco del convenio
ERMEXS - UMSNH 2012. En todos los casos se trata de
imágenes correspondientes a la época de secas.
Metodología
El análisis de las imágenes se realizó con el programa
informático ENVI 4.8 (Exelis, Visual Information Solu-
tions, Inc.).
Preprocesamiento
Las imágenes multibanda fueron calibradas con respecto
a las ganancias de los sensores, para pasar de valores digi-
tales brutos a radianzas (valores proporcionados por Spo-
timage). Las imágenes calibradas se corrigieron
atmosféricamente con el modelo FLAAHS, para obtener
reflectancias. Para cada fecha, se recortó la zona de estu-
dio, considerando el límite oficial del municipio de Che-
rán, proporcionado por el Inegi.
Las imágenes de los años 2004, 2005 y 2006 no con-
tienen el municipio completo. Dado que los problemas de
deforestación son posteriores al 2006 y no hay cambios
importantes en la cobertura entre estos años, se construyó
un mosaico con las tres imágenes. Este mosaico constituye
la imagen de referencia de la situación inicial del bosque y
se considerará como la imagen de 2006.
Las imágenes del municipio de cada año se hicieron
coincidir pixel a pixel con el mosaico de la fecha inicial,
utilizando más de 300 puntos de control en cada caso,
para lograr un error inferior a 1 pixel (función WARP de
ENVI).
Clasificación
Se consideraron dos tipos de cobertura generales: suelo ,
que incluye tanto las zonas de suelo desnudo, como con
poca vegetación, y vegetación , que corresponde principal-
mente a las zonas de bosque de pino y pino-encino, pero
también de especies arbustivas y de matorral. Dado que las
imágenes corresponden a época de secas, las parcelas de
cultivo carecen de vegetación. Trabajar con un número
pequeño de coberturas permite obtener mapas de mayor
precisión (Teng et al ., 2008). En el caso del municipio de
Cherán, donde la deforestación se produjo de forma rápida
y el bosque denso pasó a ser suelo desnudo, es suficiente
separar de manera general el suelo y la vegetación. Estos
dos tipos de cobertura tienen firmas espectrales caracterís-
ticas y contrastantes (Guyot, 1997; Jones y Vaughan,
2010): Una vegetación densa presenta una reflectancia baja
en el visible, con un máximo relativo en el verde y un
mínimo en el rojo, en contraste con una reflectancia muy
alta en el infrarrojo cercano (NIR), con un mínimo relativo
en el infrarrojo medio (SWIR), en las bandas de absorción
de la luz por el agua contenida en las hojas; su NDVI (índice
de la diferencia normalizada, calculado como la diferencia
entre las reflectancias en el rojo y el NIR, dividida por su
suma (Chen, 1996)) es cercano a 1. Por su parte, un suelo
144
Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 141-153 Primavera 2016
desnudo presenta una reflectancia creciente desde el visible
al NIR y SWIR, y un valor de NDVI cercano a 0.
Para cada fecha se realizó una clasificación no super-
visada de 20 clases, con un algoritmo k-means (Tou y
González, 1974; Campbell, 2002; Lu y Weng, 2007; Shi y
Ding, 2011; Baldeck y Asner, 2013). Una vez establecidas
las clases, cada una de ellas se asignó a uno de los tipos de
cobertura o categorías del mapa final. Con el fin de garan-
tizar que los mapas obtenidos serían comparables entre sí,
se definió un criterio objetivo de asignación de las clases
(Campbell, 2002; Schulz et al., 2010; Sexton et al., 2013),
para lo cual se obtuvo la firma espectral y el NDVI prome-
dios de cada una de ellas. Entre las clases de cada año,
ordenadas en orden creciente de NDVI, se estableció la
separación entre los dos tipos de cobertura a partir de la
observación de las firmas espectrales. Adicionalmente se
realizó la verificación visual sobre las imágenes pancro-
máticas. Como resultado se obtuvieron los mapas anuales
de cobertura suelolvegetación , que se validaron con regio-
nes de interés (entre 5000 y 8000 pixeles / clase / año, para
los que resultaba evidente su pertenencia a uno de los
tipos de cobertura) tomadas sobre las imágenes multi-
banda, con referencia a las imágenes pancromáticas
correspondientes.
Análisis de los cambios
Se utilizó un árbol de clasificación para comparar, pixel a
pixel, los mapas anuales, con el fin de determinar la
superficie deforestada cada año, entendiendo como tal
aquella que, habiendo sido clasificada como vegetación
en todos los años anteriores, fue clasificada como suelo
ese año. De esta forma se evitó considerar como refores-
tadas las zonas en las que se recuperó algo de vegetación,
si bien, por el poco tiempo transcurrido desde la defores-
tación, no se puede considerar que se trate de bosque. Se
obtuvo así mismo la superficie deforestada total en el
periodo estudiado, tanto en valor absoluto (ha), como
relativo a la superficie vegetal inicial ( vegetación en el
mapa 2006).
Resultados y discusión
La Figura 1 muestra los recortes correspondientes a 2006
y 2011; se observa la importante pérdida de bosque entre
las dos fechas.
Figura 1. Imágenes Spot 5 (10 m) del municipio de Cherán correspondientes a 2006 y 2011, visualizadas en falso color (R: banda 3
(infrarrojo cercano, NIR), G: banda 2 (rojo), B: banda 1 (verde)). La vegetación aparece en tono rojo, el suelo desnudo en cyan y las
zonas deforestadas y en algunos casos quemadas, en azul verdoso.
© CNES 2012, producida por ERMEXS-UMSNH bajo licencia de "SPOT IMAGE, S. A."
145
España-Boquera y Champo-Jiménez. Deforestación en el municipio de Cherán
Los NDVIs promedio de las 20 clases obtenidas con
una clasificación no supervisada ( k-means ) de las imáge-
nes preprocesadas de cada año (2006 a 2012) están en un
intervalo de 0.2 a 0.9, siendo los valores más altos los
correspondientes a los años en los que las imágenes son
de los meses de invierno y los valores más bajos los del
año 2011.
Se analizaron las firmas espectrales de cada una de
las clases. Se observó que las clases con NDVI bajo presen-
taban una firma espectral característica de suelo, es decir,
con un factor de reflectancia creciente con la longitud de
onda. A partir de cierta clase (o cierto valor de NDVI),
diferente para cada año, las firmas espectrales cambian, y
se vuelven más parecidas a las de una vegetación, es decir,
con una subida brusca entre el rojo y el NIR y una caída
suave entre el NIR y el SWIR (no se observa un máximo en
el verde con respecto al rojo, probablemente por la insufi-
ciente corrección atmosférica, asociada a la falta de banda
azul en las imágenes Spot 5). En algunos casos (2006,
2009, 2010), la separación se produce entre clases con
NDVI similares, pero que presentan diferente firma espec-
tral, lo que apoya la utilización del doble criterio.
La figura 2 muestra los mapas correspondientes a los
dos tipos de cobertura, para cada año. La validación de
estos mapas con regiones de interés (ROI) (una región por
tipo de cobertura y por fecha) arrojó en todos los casos
una precisión total de más de 90% (entre 92.76% para
2011 y 98.87% para 2010). En los mapas anuales se
observó que hasta 2009 la mayor parte del municipio está
cubierta de vegetación, salvo el centro-oeste y el sur,
donde predominan las zonas agrícolas. En 2010 se observa
una importante disminución de la cobertura vegetal, en
particular en el centro y el norte del municipio. En 2011 se
produce la mayor pérdida de bosque. En el mapa 2012 se
observa la pérdida de algunas zonas de bosque y la recu-
peración de otras; esto último podría corresponder a un
pico de verde ( peak of green), fenómeno consistente en la
aparición de abundante vegetación baja el año siguiente de
un incendio forestal (Vogelmann et al., 2011).
Comparando los mapas anuales consecutivos con un
árbol de decisión, se obtuvo el mapa de cambios de la
figura 3; los valores se muestran en la tabla 1. El periodo
entre 2008 y 2009 fue el de menor deforestación, seguido
por el periodo 2011 a 2012, cuando la comunidad tenía el
control de la zona. En el año 2011 se dio la mayor pérdida
absoluta, que además corresponde a la superficie más cer-
cana al centro urbano de Cherán. En total se perdieron
9069.35 ha, en 6 años, lo que representa un promedio de
1500 ha/año y corresponde a un porcentaje de cambio de
bosque de 71.24% de las 12 730.48 ha de bosque que
tenía Cherán en 2006, equivalente a una tasa de cambio
de -18%. El porcentaje de superficie afectada en Cherán es
similar a la pérdida de más de 74% de la cobertura fores-
tal que se dio en el estado de Michoacán entre 1974 y
Tabla 1: Superficie deforestada anualmente entre 2006 y 2012, en el municipio de Cherán, Mich., así como el valor acumulado cada
año y el porcentaje que representan estos valores con respecto a superficie de bosque en la fecha inicial de referencia (2006).
Periodo
Superficie deforestada
(ha)
Superficie deforestada
acumulada (ha)
% Superficie defores-
tada/vegetación 2006
% Superficie deforestada
acumulada/vegetación 2006
De 2006 a 2007
1566.29
1566.29
12.30
12.30
De 2007 a 2008
1125.71
2692.00
8.84
21.15
De 2008 a 2009
665.94
3357.94
5.23
26.38
De 2009 a 2010
1794.44
5152.38
14.10
40.47
De 2010 a 2011
2815.02
7967.40
22.11
62.59
De 2011 a 2012
1083.54
9050.94
8.51
71.10
146
Madera y Bosques vol .22, núm. 1 : 141-153 Primavera 2016
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
0 10 km
Figura 2. Mapas de cobertura suelo (blanco) / vegetación (gris) del municipio de Cherán, Mich. Para los años 2006 a 2012.
Generado con datos provenientes de la "ERMEXS-UMSNH 2012".
147
España-Boquera y Champo-Jiménez. Deforestación en el municipio de Cherán
l 76
000
‘80
000
l 84
ooo
'88
000
>92
000
‘96
000
-O 4000
co
S 3500
3000
| 2500
W 2000
0
O 1500
^ 1000
500
0
0
2006a
2007
2007a
2008
2008 a
2009
2009 a
2010
2010a
2011
2011a
2012
Periodo
Figura 3. Mapa de deforestación anual en el municipio de Cherán, Mich., entre los años 2006 y 2012. En verde la vegetación no
deforestada presente en 2012 (3661 ha).
Generado con datos provenientes de la "ERMEXS-UMSNH 2012".
2008 por la expansión del cultivo de aguacate; 40% del
bosque perdido pertenecía a la Meseta Purépecha, donde
se encuentra el principal centro productivo (Tejera et al .,
2013). Fiasta ahora este proceso de “aguacatización” no
se ha dado en Cherán ni en los municipios circunvecinos,
porque las condiciones agroecológicas no son las más
aptas para este cultivo; sin embargo, no se descarta la
posibilidad de que se intente introducir en alguna zona,
debido a su alto rendimiento. En Cherán se produjo, en
seis años, una deforestación equivalente (superior a 70%)
148
Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 141-153 Primavera 2016
a la que se estima que habrán acumulado entre 1950 y
2050, a nivel mundial, diferentes biomas, como el bosque
y matorral mediterráneos, el bosque templado, así como el
bosque seco caducifolio, las sabanas, los pastizales, los
matorrales y los bosques de coniferas tropicales y subtro-
picales (Millenium Ecosystem Assessment, 2005).
Como en la mayoría de los casos de deforestación, se
pueden identificar tres o cuatro causas indirectas o subya-
centes que están controlando dos o tres causas directas
(Geist y Lambin, 2002): la extracción de madera para su
comercialización y, quizás en algunas zonas del munici-
pio, la intención de extender la agricultura, están dirigi-
das por factores políticos o institucionales (en un contexto
de ingobernabilidad y delincuencia), así como económicos
(por la falta de trabajo y la situación de pobreza), tecnoló-
gicos (como el uso de motosierras) y culturales (ligados al
complejo contexto de las poblaciones indígenas) (Franco-
Mendoza, 1996).
Muchas de las zonas taladas en Cherán fueron tam-
bién quemadas, en particular en 2011; según la población,
“los talamontes quemaban con el objetivo de causar miedo
para facilitar su huida”. En la figura 4 se muestran, como
ejemplo del proceso de deforestación, los recortes de imá-
genes pancromáticas de dos zonas del municipio, en 2005
(con arbolado denso, no perturbado), 2010 (con partes
deforestadas, recién quemadas) y 2011 (la zona defores-
tada se ha extendido y se está quemando; se pueden apre-
ciar las nubes de humo presentes en el momento del paso
del satélite, así como los brillos en el suelo por las cenizas
aún calientes). Esto evidencia que se trata de un proceso
paulatino de destrucción del bosque, que además de la
tala incluye quema. Si bien el fuego favorece la germina-
ción de las semillas de algunos árboles y propicia el creci-
miento del pasto que sirve de alimento al ganado, sus
efectos destructivos sobre la biodiversidad son enormes:
reduce rápidamente la vegetación natural, debilita a las
especies forestales, afecta la reproducción de los organis-
mos silvestres, compacta el suelo y elimina la hojarasca de
la superficie, lo que afecta el ciclo hidrológico, mineraliza
la materia orgánica, acelera la descomposición del car-
bono en el suelo y su liberación a la atmósfera, etc.
(Orozco-Hernández et al., 2011). En 2013, Chalacha-
Gaona y Rendón-Carmona (2014) realizaron un estudio
comparativo entre zonas taladas, y taladas y además que-
madas, en el municipio de Cherán, encontrando impor-
tantes diferencias: en los sitios talados, 98% de los árboles
que quedaban (principalmente encinos) y 14 % de los
tocones, estaban vivos, en contraste con 57% y 4%, res-
pectivamente, de los sitios talados y quemados; en cuanto
a la regeneración, en los sitios talados se contabilizaron 6
plantas arbustivas y 0.8 plántulas de especies arbóreas por
metro cuadrado, en contraste con 4 y 0.3, respectiva-
mente, en los sitios talados y quemados. Estos datos refle-
jan una situación ecológica muy crítica, principalmente en
las zonas quemadas.
Entre los aspectos más relevantes del caso Cherán des-
taca la negativa de la comunidad a celebrar los comicios
electorales de noviembre 2011 y a aceptar un gobierno local
partidista. Fue especialmente significativo el hecho de que la
Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación (TEPJF) (el Instituto Electoral de Michoacán
(IEEM) se declaró incompetente) resolviera a favor del muni-
cipio de Cherán sobre la protección de sus derechos político-
electorales para ejercer la libre determinación y establecer
un Concejo Mayor como máximo órgano de gobierno (¡ba-
rra y Castillo-Vaquera, 2014). Si bien los principios rectores
de los derechos de los pueblos indígenas, entre ellos la libre
determinación, el derecho a la consulta previa, libre e infor-
mada y los usos y costumbres, están reconocidos en la
Constitución Política Mexicana desde 2001, así como en
tratados internacionales firmados por México, en la prác-
tica estos derechos no se ejercen en su totalidad. Esta acción
del TEPJF fue vista como un intento de apertura y respeto
hacia los pueblos indígenas y, desde entonces, otras comuni-
dades han tenido mayor acercamiento con el TEPJF y han
comenzado a intentar esta vía judicial para ejercer su dere-
cho al autogobierno (Bárcenas, 2016).
Conclusiones
En el presente trabajo, basado en el análisis de imágenes
satelitales Spot de alta resolución, se pudo constatar la pér-
dida de superficie forestal en el municipio de Cherán, año
149
España-Boquera y Champo-Jiménez. Deforestación en el municipio de Cherán
Figura 4. Fragmentos de imágenes pancromáticas Spot 5 (2.5 m) de los años 2005, 2010 y 2011, correspondientes a dos zonas dentro
del municipio de Cherán, Mich., como ejemplo del proceso de deforestación y quema del bosque. Se observan nubes de humo y cenizas
aún calientes.
© CNES 2012, producida por ERMEXS-UMSNH bajo licencia de "SPOT IMAGE, S. A."
150
Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 141-153 Primavera 2016
con año entre 2006 y 2012, principalmente en 2011 (2815
ha). En el periodo estudiado la superficie vegetal total pasó
de 12 730 ha a 3661 ha, es decir quedó reducida a menos de
un tercio de su extensión inicial. En las imágenes se cons-
tata que las zonas deforestadas fueron después quemadas,
lo que puede tener implicaciones en el proceso de restaura-
ción. Se pueden identificar como posibles causas de la defo-
restación la comercialización ilegal de madera y la expansión
de la agricultura, en el complejo contexto de ingobernabili-
dad, delincuencia y pobreza en el que se encuentran las
poblaciones indígenas de Michoacán. Se desconoce quién
es responsable de la tala y la quema de los bosques y las
autoridades no parecen tener interés en investigarlo; mien-
tras tanto, la comunidad está concentrada en realizar un
gran esfuerzo por restaurar el bosque y repensar su futuro.
Reconicimientos
Las imágenes Spot utilizadas fueron proporcionadas en el
marco del convenio ERMEXS - UMSNH 2012.
Referencias
Ameth, E. 2015. Los cárteles más violentos de México. Forbes
México, 10 abril 2015. Obtenido en http://www.forbes.
com.mx/los-carteles-mas-violentos-de-mexico/
Baldeck, C.A. y G.P. Asner. 2013. Estimating vegetation beta
diversity from airborne imaging spectroscopy and unsu-
pervised clustering. Remóte Sensing 5:2057-2071.
doi:10.3390/rs5052057
Bárcenas, E. Entrevista publicada por Agencia Quadratín en:
https://www.quadratin.com.mx/regiones/Desde-caso-
Cheran-comunidades-tuvieron-mas-acercamiento-TEPJF/,
12 de enero 2016
Barranquero, A., B. Rivela-Carballal, C. Tangianu, M. Man-
tini, M. Di Donato, N. Del Viso y S. Álvarez-
Cantalapiedra. 2010. Cultura, ambiente y cooperación
internacional al desarrollo. Líneas estratégicas de acción
cultural en materia ambiental. I a ed. CIP-Ecosocial
(FETHEM) Madrid. 143 p. Obtenido en http://www.fuhem.
com/media/ecosocial/File/Proyecto%20Cultura%20
y%20Ambiente/CULTURA%20Y%20AMBIENTE.pdf
Bottazzi, P. y H. Dao. 2013. On the road through the Bolivian
Amazon: a multi-level land governance analysis of defo-
restation. Land Use Policy 30(1):137-146. doi:10.1016/j.
landusepol.2012.03.010
Campbell, J.B. 2002. Introduction to Remóte Sensing. : The
Guilford Press. Nueva York, EUA. 621 p.
Casar, M.A. 2015. México: Anatomía de la corrupción. I a ed.
Centro de Investigación y docencia Económicas (CIDE),
Instituto Mexicano para la competitividad A.C. (IMCO).
México DF. 64 p. Obtenido en http://www.cide.edu/wp-
content/uploads/2015/05/MXAnatomiadelaCorrupcion_
MariaAmparoCasar.pdf
Ceddia, M.G., N.O. Bardsley, S. Gomez-y-Paloma y S. Sedla-
cek. 2014. Governance, agricultural intensification, and
land sparing in tropical South America. Proceedings of
the National Academy of Sciences lll(20):7242-7247.
doi:10.1073/pnas.l317967111
Chalacha-Gaona, A. G. y Rendón-Carmona H., 2014. Efectos
provocados por el corte y fuego en bosques templados: el
caso de Cherán, Michoacán. Memorias del VI Congreso
Forestal Latinoamericano. Morelia, Michoacán, México,
20 - 24 Octubre 2014.
Chen, J.M. 1996. Evaluation of vegetation indices and a modi-
fied simple ration for Boreal applications. Canadian Jour-
nal of Remóte Sensing 22:229-241. Obtenido de http://
ftp2.cits.nrcan.gc.ca/pub/geott/ess_
pubs/218/218303/1526.pdf
DOF (Diario Oficial de la Federación). Programa especial de los
Pueblos Indígenas 2014-2018. 30/04/2014. 37 p. Obte-
nido en http://dof.gob. mx/nota_detalle.php?codigo=5343
116&fecha=30/04/2014
FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimenta-
ción y la Agricultura). 2011. State of the World’s Forest.
164 p. Obtenido en http://www.fao.org/docrep/013/
i2000e/i2000e.pdf
Fuentes-Díaz, A. y G. Paleta-Pérez. 2015. Violencia y autode-
fensas comunitarias en Michoacán, México. Iconos.
Revista de Ciencias Sociales 53:171-186. doi:10. 17141/
iconos. 53. 2015. 1702
Franco-Mendoza, M. 1996. La cultura de las etnias michoaca-
nas y su participación en el desarrollo social. Relaciones
151
España-Boquera y Champo-Jiménez. Deforestación en el municipio de Cherán
63/64:29-48. Obtenido en : http://www.colmich.edu.mx/
relaciones25/index.php/numeros-anteriores/10-
articulos/1076-articulo- 64-63 -la-cultura-de-las-etnias-
michoacanas-y-su-participacion-en-el-desarrollo-social
Geist, H.J. y E.F. Lambin. 2002. Proximate causes and
underlying driving forces of tropical deforestation. BioS-
cience 52(2):143-150. doi:10.1016/j.forpol.2014.05.007
Gorsevski, V., E. Kasischke, J. Dempewolf, T. Loboda y F.
Grossmann. 2012. Analysis of the impacts of armed con-
flict on the Eastern Afromontane forest región on the
South Sudan - Uganda border using multitemporal Fand-
sat imagery. Remóte Sensing of Environment 118:10-20.
doi:10.1016/j.rse.2011.10.023
Guyot, G. (1997). Climatologie de l’environnement: De la plante
aux écosystémes. Masson. Paris, Francia, 505 p.
Flurtado-González, F.E. y J.F. Delgado-Valdez. 2013. Fa gue-
rra contra la delincuencia organizada durante el sexenio
2006-2012 y el respeto a los derechos humanos en
México. Investigación Universitaria Multidisciplinaria:
Revista de Investigación de la Universidad Simón Bolívar
12:53-68. Obtenido en http://dialnet.unirioja.es/ejem-
plar/369431
Ibarra, M.I. y Castillo-Vaquera. 2014. Fas elecciones de Cherán:
usos y costumbres excluyentes. Revista Mexicana de Dere-
cho Electoral 5:263-283. Obtenido en: http://biblio.juridi-
cas.unam.mx/revista/pdf/DerechoElectoral/5/ej/ej9.pdf
Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía). 2005. II
Conteo de Población y Vivienda. Consultado el 10-02-
2013 en http://www.inegi.org.mx/Sistemas
Jones, H.G. y R.A. Vaughan. 2010. Remóte sensing of vegeta-
tion. Principies, techniques, and applications. Oxford
University Press. Nueva York, EUA., Kaufmann, D., A.
Kraay y M. Mastruzzi. 2009. Governance matters VIII:
aggregate and individual governance indicators, 1996-
2008. World Bank policy research working paper, (4978).
Obtenido en http://www.estafaluz.com/documentos/
estafa/worlwide_gobernance_indicators_1996_2008.pdf
Fu, D., y Q. Weng. 2007. A survey of image classification
methods and techniques for improving classification per-
formance. International Journal of Remóte Sensing
28(5):823-870. doi:10.10 8 0/01431160 6 0 0 74 6456D
Madrid, F., J.M. Núñez, G. Quiroz e Y. Rodríguez. 2009. Fa
propiedad social forestal en México. Investigación
ambiental 1(2):179-196. Obtenido en http://www2.mecc.
gob.mx/publicaciones/download/627.pdf#page=68
Maldonado-Aranda, S. 2012. Drogas, violencia y militarización
en el México rural. El caso de Michoacán. Revista mexi-
cana de sociología 74(l):5-39. Obtenido en http://www.
scielo.org.mx/pdf/rms/v74nl/v74nlal.pdf
McSweeney, K., E.A. Nielsen, M.J. Taylor, D.J. Wrathall, Z.
Pearson, O. Wang, y S.T. Plumb. 2014. Drug policy as con-
servation policy: narco-deforestation. Science 343(6170):
489-490. doi: 10.1126/science.l244082
Millenium Ecosystem Assessment. 2005. Ecosystems and
human well-being synthesis. Island Press. Washington,
DC. Obtenido en http://www.millenniumassessment.org/
documents/document. 356. aspx.pdf
Navarrete-Finares. 2008. Eos pueblos indígenas de México. I a
ed. Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos
Indígenas. México DF. 140 p. Obtenido en http://www.
cdi.gob.mx.
Orozco-Hernández, M.E., P. Mireles-Fezama, M.E. Valdez-
Pérez y V. Peña-Majarrez. 2011. Incendios forestales y
degradación de los ecosistemas terrestres: impactos loca-
les y emisiones globales. Exploración de la situación en el
Estado de México. Revista Geográfica de América Cen-
tral Número Espacial EGAF. Pérez-Caballero, J. 2015.
Autodefensas michoacanas, variante regional de la «gue-
rra al narcotráfico» en México. Revista CIDOB d’afers
internacionals, 110:165-188. Obtenido en http://www.
raco.cat/index.php/RevistaCIDOB/article/
view/299154/388455
Redo, D.J., H.R. Grau, T.M. Aide y M.E. Clark. 2012. Asym-
metric forest transition driven by the interaction of socioe-
conomic development and environmental heterogeneity in
Central America. Proceedings of the National Academy
of Sciences 109(23):8839-8844. doi:10.1073/pnas.
1201664109
Ruíz, J. 2011. El caso Cherán. Publicado en Zoom Politikon de
FaHuesuda.com el 12 de Mayo de 2011. Consultado en
http://espressodopio.wordpress.com/2011/05/12/el-caso-
cheran/ el 16 de Octubre 2014.
152
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 141-153 Primavera 2016
Schulz, J.J., L. Cayuela, C. Echeverría, J. Salas y J.M. Rey-Bena-
yas. 2010. Monitoring land cover change of the dryland
forest landscape of Central Chile (1975-2008). Applied
Geo < gmp6;y30:436-447.doi:10.1016/j.apgeog.2009.12.003
Sexton, J.O., D.L. Urban, M.J. Donohue y C. Song. 2013. Long-
term land cover dynamics by multi-temporal classification
across the Landsat-5 record. Remóte Sensing of Environ-
ment 128:246-258. Obtenido en http://dx.doi.org/10.
1016/j.rse.2012.10.010
Shi, W. y H. Ding. 2011. A probability model based method for
land cover change detection using multi-spectral remotely
sensed images. Pbotogrametrie-Fernerkundung-Geoin-
formation , 4:271-280. doi: 10.1127/1432-8364/2011
/0088
Tejera H, B., A. Santos O., H. Santamaría Q., T. Gómez M. y C.
Olivares V. 2013. El oro verde en Michoacán: ¿un creci-
miento sin fronteras? Acercamiento a la problemática y
retos del sector aguacatero para el Estado y la sociedad.
Economía y sociedad. Crecimiento económico y políticas
públicas 29:15-40. Obtenido en http://148.216.28.15/
publicaciones/rev_ecosoc/wp-content/uploads/2014/04/
EyS_29.pdf
Teng, S.R, Y.K. Chen, K.S. Cheng y H.C. Lo. 2008. Hypothe-
sis-test-based land cover change detection using multi-
temporal satellite images: A comparative study. Advances
in Space Research 41:1744-1754. doi:10.1016/j.asr.2007.
06.064
Tou, J.T.y R.C. González. 1974. Pattern Recognition Principies.
Addison-Wesley Publishing Company. Reading, Massa-
chusetts, EUA: Turati, M. 2012. Cherán y su rebelión con-
tra la mafia michoacana. Proceso, 1864. Consultado en
http://www.proceso.com.mx/314688/cheran-y-su-rebe-
lion-contra-la-mafia-michoacana el 2 de febrero de 2016
Vogelmann, J.E., J.R. Kost, B. Tolk, S. Howard, K. Short, X.
Chen, C. Huang, K. Pabst y M. G. Rollins. 2011. Monito-
ring landscape change for LANDFIRE using multi-tempo-
ral satellite imagery and ancillary data. IEEE Journal of
Selected Topics in Applied Earth Observations and
Remóte Sensing 4(2):252-264. doi: 10.1109/JSTARS.2010.
2044478
White, A. y A. Martin. 2002. ¿De quién son los bosques del
mundo? Tenencia forestal y bosques públicos en transi-
ción. la ed. Forest Trends, Cerner of International Envi-
ronmental Law, Washington, DC. 42 p. Obtenido en
http://www.ccmss.org.mx/descargas/dequienson.pdf
Manuscrito recibido el 27 de octubre de 2014.
Aceptado el 3 de febrero de 2016.
Este documento se debe citar como:
España-Boquera, M.L. y O. Champo-Jiménez. 2016. Proceso de defo-
restación en el municipio de Cherán, Michoacán, México, (2006-
2012). Madera y Bosques 22(1)141-153.
153
Madera y Bosques vol 22, núm. 1: 155-167
Primavera 2016
Ordenamiento
ecológico territorial de Guadalupe
Cuautepec, San Juan Bautista
Suchitepec, Oaxaca, desde
una perspectiva técnica y comunitaria
Ecological Zoning of Guadalupe Cuautepec, San Juan Bautista Suchitepec,
Oaxaca, from a technical and community perspective
Gabriela Álvarez-Olguín 1 *, Fidencio Sustaita-Rivera 1 , Gilberto Bautista-Sánchez 1 y Eucebio César Pedro-Santos 1
1 Instituto de Hidrología, Universidad Tecnológica de la * Autor de correspondencia, galvarez@mlxteco.utm.nnx
Mixteca.
Resumen
En la comunidad de Guadalupe Cuautepec, la deforestación, el sobrepastoreo y las prácticas agrícolas insostenibles, han provocado la
erosión del suelo y en consecuencia el azolvamiento de la laguna ubicada en la localidad. Con el fin generar información básica para la
creación de estrategias de protección de este cuerpo de agua, se elaboró un ordenamiento ecológico territorial a partir del diagnóstico de
los recursos agua, suelo y vegetación, de la comunidad. Desde el punto de vista técnico se realizó una caracterización socioeconómica y
biofísica; esta última incluyó aspectos sobre: geomorfología, hidrología, geología, edafología, vegetación, erosión, uso potencial del suelo,
conflictos de uso e inestabilidad de suelos. Por otro lado, se llevó a cabo un diagnóstico rural participativo, en el que se identificaron los
problemas más relevantes relacionados con los recursos naturales y las acciones que la comunidad realizará para el manejo sustentable
de los mismos. Se establecieron objetivos de alta prioridad para lograr el manejo sustentable de los recursos naturales, entre los que es-
tán: realizar obras para la conservación de suelos, controlar el aprovechamiento forestal y reforestar zonas sin vegetación. Se estimó que
77.8% del territorio de Cuautepec, presenta alto y muy alto riesgo de erosión, con índices superiores a 50 t/ha/año. Se determinó que los
terrenos más erosionados con necesidades de restauración abarcan 609.34 ha y que la superficie prioritaria a reforestar es de 439.52 ha.
Palabras clave: conflictos de uso, diagnóstico rural participativo, erosión del suelo, región Mixteca, uso potencial del suelo.
Abstract
In the Guadalupe Cuautepec community, deforestation, overgrazing and unsustainable agricultural practices, have caused soil erosión
and henee the siltation of the lagoon located in the town. In order to generate basic information to create protective strategies to this
water body, an ecological zoning was developed from the diagnosis of this community resources’: water, soil and vegetation. From the
technical point of view a socioeconomic and biophysical characterization was performed; the latter included geomorphological, hydro-
logic, geological, soil, vegetation, erosión, potential land use, land use conflicts and ground instability. On the other hand, a participatory
rural appraisal was conducted, in which the most relevant problems related to natural resources and the community actions needed
for the sustainable management of such resources were identified. Top priority targets were set to achieve sustainable management of
natural resources, among which are: soil conservation works, controlled logging activities and reforestation of non-vegetated areas. It
was estimated that 77.8% of the Cuautepec territory presents high and very high risk of erosión, with indices above than 50 t/ha/ year.
It was determined that the most eroded lands in need of restoration cover 609.34 ha, and that the priority area to reforest is 439.52 ha.
Keywords: land use conflicts, participatory rural appraisal, soil erosión, Mixteca región, potential land use.
155
Álvarez-Olguín etal. Ordenamiento ecológico territorial en Oaxaca
Introducción
Los recursos naturales son elementos indispensables para
la existencia humana, sin embargo, la presión que se ejerce
sobre estos tiene efectos negativos sobre el ambiente. En
México, los problemas de degradación de suelos, defores-
tación, sobreexplotación de recursos hídricos y pérdida de
biodiversidad, dejaron de considerarse como simples datos
estadísticos para constituir la causa de numerosos conflic-
tos sociales (Cloter, 2004). El país conserva solo aproxi-
madamente 50% de su cobertura de vegetación natural y
se han perdido 127 especies vegetales y animales de las
que 74 (58.2%) eran endémicas (Conabio, 2009).
En la región Mixteca, los índices de deforestación y
degradación del suelo son muy elevados, motivados por
una agricultura insostenible y el sobrepastoreo (Blanco et
al ., 2001). El constante cambio de uso de suelo ha gene-
rado en forma paulatina la pérdida de la cobertura vege-
tal, la cual protege al suelo de la erosión, favorece los
procesos de infiltración y la recarga de los acuíferos. La
comunidad de Guadalupe Cuautepec del municipio de San
Juan Bautista Suchitepec, Oaxaca, no está aislada de esta
problemática; no obstante sus habitantes han realizado
diversas actividades para la restauración y conservación
de sus recursos naturales, motivados por la necesidad de
proteger, contra el azolvamiento, a la laguna que se
encuentra en esta localidad. En 1998 iniciaron las activi-
dades, con la exclusión del pastoreo de un área de 100 ha,
y en 2007 se construyeron dos obras para retener sedi-
mentos en corrientes que desembocan en la laguna. Si
bien, estas acciones han ayudado a disminuir la entrada
de sedimentos al cuerpo de agua, podrían ser ineficientes
dado que no tienen un respaldo técnico que las justifique.
Por lo anterior, la solución de los problemas de degrada-
ción se debe basar en el conocimiento del estado actual de
los recursos naturales en la comunidad, no obstante, en el
diagnóstico de los mismos un factor clave es la participa-
ción de los miembros de la comunidad. En el diagnóstico
participativo se identifican los problemas que la comuni-
dad considera más importantes, a través de la interacción
de la comunidad no solo diagnóstico, sino también en el
seguimiento y evaluación del proceso participativo (Expó-
sito, 2003; Osorio y Contreras, 2009). El ordenamiento
ecológico territorial podrá ser utilizado por los habitantes
de Cuautepec como base para la planeación de actividades
de protección de la laguna contra el azolvamiento, así
como para la restauración y conservación de los recursos
naturales.
Objetivo
Elaborar el ordenamiento ecológico territorial de Guada-
lupe Cuautepec, con base en el diagnóstico biofísico y
socioeconómico de la localidad, desde una perspectiva
comunitaria y utilizando técnicas de percepción remota.
Materiales y métodos
Guadalupe Cuautepec es una localidad que pertenece al
municipio de San Juan Bautista Suchitepec, Oax.; tiene un
territorio de 2493.9 ha, comprendido entre las coordena-
das geográficas 97° 41’ 33.5” y 97° 37’ 17.9” longitud
Oeste, y 18° 3’56.4” y 17° 59’ 47.3” latitud Norte. Limita
al norte con Santiago Chazumba, al noreste con Santa
Catarina Zapoquila, al noroeste con San Pedro y San
Pablo Tequixtepec y al suroeste con Santiago Miltepec
(Fig. 1). Esta zona corresponde a la región Mixteca, que se
caracteriza por un relieve intrincado y de diversa fisono-
mía, tanto por altitud como por el estilo morfoestructu-
ral; además, pertenece a la subprovincia fisiográfica de
montañas y valles del Occidente de Oaxaca (García-Men-
doza, 2004).
La caracterización socioeconómica se llevó a cabo a
partir de datos de Inegi (2010). Los aspectos considerados
fueron: población, educación, vivienda y servicios básicos,
salud, uso del agua, organización local, infraestructura
vial y de transporte, actividades productivas y fuentes de
empleo.
La caracterización biofísica del territorio realizada a
través de técnicas de percepción remota, consistió en
determinar los aspectos sobre: geomorfología, hidrología,
geología, edafología, vegetación, erosión, uso potencial y
conflictos de uso del suelo. Para caracterizar los tipos de
vegetación y suelo, se definieron 3 transectos en dirección
Este a Oeste considerando la poligonal que define los
156
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 155-167 Primavera 2016
97 “ 41 ' 97 ° 40 ' 97 ° 39 ' 97 ° 38 '
Figura 1 . Localización del área de estudio.
terrenos de la comunidad y empleando ortofotos digitales
escala 1:20 000, sobre las cuales se ubicaron 12 sitios de
muestreo.
Las magnitudes físicas (curva hipsométrica, pen-
diente del terreno y de los cauces principales) de tres
microcuencas que inciden en el territorio de Guadalupe
Cuautepec, se obtuvieron a partir de un modelo de eleva-
ción digital de Inegi (2003) con resolución de 30 m, mani-
pulado con el programa ArcGis versión 9.1. El parteaguas
y la red de drenaje de las microcuencas, se trazaron sobre
el producto digital “SPOTView” del área estudiada, el cual
corresponde a una imagen de satélite del SPOT 5 y proce-
sada con el formato DIMAP. La fecha de toma de la imagen
es del 20 de enero de 2010, con identificación K592/J314,
a color y 2.5 m de resolución.
La erosión del suelo, se determinó empleando la
Ecuación Universal de Pérdida de Suelo Modificada
(EUPS), que considera la pérdida potencial del suelo por
erosión hídrica (Ecuación 1).
A=RKLSCP
(i)
Donde:
A =
promedio anual de pérdida de suelo (t ha 1 ).
R =
factor de erosividad de la lluvia (MJ mm ha -1
h- 1 ).
K =
factor de erosionabilidad del suelo (t ha h MJ 1
mm" 1 ha 1 ).
LS =
factor de longitud y grado de pendiente (adimen-
sional).
C =
factor de manejo de cultivos (adimensional).
P =
factor de prácticas mecánicas de control de
sión (adimensional).
ero-
El índice de erosividad de la lluvia se calculó con la ecua-
ción (2) en la que la intensidad de la lluvia se cuantificó a par-
tir de datos pluviales registrados en la estación Cristo Rey,
ubicada en Cuautepec, a cargo de la Universidad Tecnológica
de la Mixteca.
157
Álvarez-Olguín etal. Ordenamiento ecológico territorial en Oaxaca
R = t(EI 30 ) i ( 2 )
1=1
EI 30 = 0.11897 + 0.0873/og/I30 (3)
Donde:
EI 3Q = índice de erosividad para un evento i.
E = energía cinética total de la lluvia (MJ ha 1 ).
I 30 = intensidad máxima de la lluvia en 30 minutos
(mm Ir 1 ).
n = número de eventos durante el año.
El factor erosionabilidad del suelo ( K ) depende de la tex-
tura, estructura, contenido de humedad y contenido de mate-
ria orgánica de los suelos. El factor K se obtuvo a partir de la
unidad de suelo y su textura de los suelos del área de estudio,
según la metodología de fao (1980).
El factor longitud y grado de pendiente (. LS ) se obtuvo
con el álgebra de mapas de ArcGIS versión 9.1, a partir del
modelo de elevación digital ( med ). El mapa de pendiente ( S ) se
calculó con el módulo “slope” y se aplicó la ecuación (4) en la
que el valor 7 se fijó en 30, que es la resolución del med ; la
constante m fue de 0.5.
ES = (Á/22.1) m (0.65+0.145S+0.0065S 2 ) (4)
Finalmente, el factor C se obtuvo a partir de informa-
ción propia generada en recorridos detallados de campo,
pues la información digital de Inegi no fue de utilidad
para este estudio, debido a la escala de trabajo con la cual
se generó el mapa de uso actual del suelo. El factor P se
consideró igual a 1, ante la falta de obras de conservación
de suelos en la mayor parte del territorio.
Los conflictos de uso de la tierra surgen cuando el uso
actual de la tierra es diferente de su capacidad de uso (uso
potencial), entendida como el potencial del suelo para
soportar actividades agropecuarias y forestales a largo
plazo y que si se realizan adecuadamente no afectan la
capacidad productiva del suelo. El conflicto de uso per-
mite comparar el uso actual y el uso potencial del suelo,
para identificar áreas que pueden degradarse como conse-
cuencia de usos inadecuados, así como para planificar
actividades de manejo de los recursos naturales. Este con-
flicto se origina por sobreuso debido a actividades agríco-
las o ganaderas en tierras de capacidad forestal; así como
por uso agrícola, ganadero o plantaciones forestales en
tierras de capacidad de protección, entre otras.
Para la determinación del uso potencial del suelo se
empleó la clasificación conocida como capacidad agroló-
gica, propuesta por el Servicio de Conservación de Suelos
del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos
de América (Klingebiel y Montgomery, 1961).
La clasificación agrológica consiste en caracterizar el
territorio, basado en las limitantes que presente el suelo y
el grado o magnitud estimada de la limitante, de tal
manera que se generan ocho clases donde las limitaciones
del suelo en cuanto al uso aumentan progresivamente
desde clase I a la VIII en términos del uso agrícola más
intensivo posible. Los suelos en una unidad de capacidad
son lo suficientemente uniformes para producir clases
similares de cultivos, con tratamientos similares de
manejo, requerimientos similares conservacionistas y pro-
ductividad potencial comparable.
Las propiedades de los suelos que afectan el uso
potencial se infirieron de la morfología y características
asociadas (pendiente, erosión actual, pedregosidad o
rocosidad, riesgo de inundación) que generan grupos de
unidades de capacidad con los mismos problemas princi-
pales de conservación, tales como: erosión, escurrimiento,
exceso de agua, limitaciones en zona radicular o limita-
ciones climáticas.
Se elaboró una matriz de asignación de usos mediante
el empleo de ArcGIS 9.1, que consistió en cruzar las cate-
gorías del mapa de uso potencial con las categorías de
mapa de uso actual y así identificar las áreas con conflic-
tos en el uso del suelo. Después de identificar las áreas con
sobreuso del suelo se buscó convertirlas a usos correctos
mediante las actividades planeadas en el plan de ordena-
miento ecológico del territorio.
Desde el punto de vista comunitario, se realizó un
diagnóstico de los recursos naturales a través de cuatro
talleres en los que participaron 36 miembros de la comuni-
dad: 13 mujeres y 23 hombres. Las técnicas y actividades
158
Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 155-167 Primavera 2016
realizadas fueron: a) cartografía social, en la que se elabo-
raron mapas de localización de la comunidad sobre la situa-
ción de los recursos agua, suelo, vegetación y fauna; b)
árbol de problemas, obtenido a partir de la técnica de lluvia
de ideas para determinar la causa y efecto de la degradación
de los recursos naturales; y c) árbol de objetivos (solucio-
nes), en el que se consideraron los medios y fines a partir de
las causas y efectos detectados en el árbol de problemas.
Con estos elementos los participantes dialogaron y analiza-
ron el problema del manejo de los recursos naturales e
hicieron sus aportaciones desde su percepción y situaciona-
lidad, para las alternativas de solución; partiendo de sus
limitaciones y de sus potencialidades (Bautista-Sánchez et
al . , 2013).
Resultados
Aspectos socioeconómicos:
En el 2010, la población fue 113 habitantes, el grupo de
edad con más integrantes fue el de más de 60 años con 35
integrantes, lo cual indica que la población está enveje-
ciendo debido a la migración, mientras que la población
joven está disminuyendo. La escolaridad promedio es de
cuarto grado y el nivel de analfabetismo es de 18.6%. Los
habitantes se rigen por usos y costumbres.
La cobertura de energía eléctrica es de 98%, sin
embargo la de agua y drenaje sanitario son bajas, ya que
solo 27% de las viviendas particulares cuentan con agua
entubada dentro del terreno y con fosas sépticas (Tabla 1).
Por otro lado, la comunidad no cuenta con relleno sanita-
rio, por lo que sus residuos sólidos no biodegradables son
quemados. Con respecto al transporte, solo existen cami-
nos de terracería y no se tiene servicio público. Existe una
clínica donde se atienden enfermedades menores y solo
30% de los habitantes no tienen derecho a recibir servicios
médicos en alguna institución pública.
Las actividades productivas de la comunidad son la
agricultura de temporal y la ganadería, aunque existen
parcelas menores a una hectárea, donde se aplican riegos
de auxilio. Los principales cultivos son maíz y frijol bajo
el sistema milpa (asociación de cultivos maíz/frijol/cala-
Tabla 1. Principales características socioeconómicas de la
comunidad de Guadalupe Cuautepec.
Población
Grupos de edades
No. de
habitantes
0 a 14 años
20
15 a 24 años
12
25 a 49 años
13
50 a 60 años
33
60 y más años
35
Características educativas
Grupos de edades
No. de
habitantes
3 a 14 años que no asiste a la escuela
2
15 a 24 años que asiste a la escuela
1
15 años y más analfabeta
21
Servicios de salud
Condición
No. de
habitantes
Sin derechohabiencia a servicios de salud
34
Derechohabiente del IMSS
67
Derechohabiente del ISSSTE
5
Derechohabiente del ISSSTE estatal
0
Derechohabiente del seguro popular o Seguro
Médico para una Nueva Generación
12
Servicios públicos básicos
Tipo de servicio
Cobertura
(%)
Energía eléctrica
98
Agua entubada dentro del terreno de la vivienda
27
Drenaje conectado a fosa séptica
27
Sanitario sin admisión de agua
89
IMSS: Instituto Mexicano del Seguro Social.
ISSSTE: Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Es-
tado.
159
Álvarez-Olguín etal. Ordenamiento ecológico territorial en Oaxaca
baza). En el caso de la ganadería, se cría ganado vacuno,
que es de tipo extensivo, en menor proporción a la cría de
ganado ovino, caprino, equino y asnal, así como animales
de traspatio. Otra actividad es la acuicultura, la cual se
realiza en estanques y en la laguna. Algunas personas se
dedican al tejido de la palma.
Características biofísicas:
La mayor parte del territorio de Guadalupe Cuautepec
(87%), está comprendido dentro de tres microcuencas
cuyas corrientes principales se denominan respectiva-
mente: cañada San Francisco, cañada Grande y barranca
Puente de vigas (Fig. 2). Las microcuencas Sur (cañada
San Francisco) y Centro (cañada Grande), forman parte
de la subcuenca del río Mixteco, mientras que la micro-
cuenca Norte (barranca Puente de vigas) pertenece a la
subcuenca del río Acatlán. Ambas subcuencas están den-
tro de la cuenca del río Atoyac, de la región hidrológica
No. 18 (río Balsas). Las características geomorfológicas
obtenidas, se describen en la tabla 2. La superficie de las
microcuencas es de 3266.9 ha, de la cual, 87.6% corres-
ponde a Cuautepec.
Con respecto a la vegetación y uso del suelo, la uni-
dad de origen antropogénico que abarca mayor superficie
es el uso pecuario con 566.3 ha (22.7% de la superficie),
mientras que las unidades naturales más extensas en fun-
ción de la especie dominante (clasificación propia), corres-
ponden a selva baja caducifolia, enebro-tepehuaje y
encino-enebro que en conjunto abarcan 60.5% de la
superficie (Fig. 3). Los usos agrícola y urbano, solo abar-
can 1.4% y 0.9% de la superficie, respectivamente. Ade-
más existe una zona inestable por deslizamientos de tierra
que ocupa 1.5% del total.
La mayor parte del territorio (77.8%) presenta alto y
muy alto riesgo de erosión, con índices superiores a 50 t/
ha/año (Fig. 4). Este riesgo se localiza principalmente en
las zonas altas y de pendiente fuerte, así como en las áreas
con escasa cobertura vegetal, pie de monte e inclusive en
partes bajas. Solamente 3.6% de la superficie presenta
erosión ligera y corresponde a los terrenos agrícolas ubica-
dos en las partes planas y a zonas con cobertura vegetal.
Tabla 2. Parámetros geomorfológicos de las microcuencas deli-
mitadas para la comunidad de Guadalupe Cuautepec.
Descripción
Microcuencas
Norte
Centro
Sur
Área de la cuenca (ha)
1320.8
817.7
1128.4
Perímetro del parteaguas (hm)
17.38
13.98
16.91
Longitud de la cuenca (hm)
4.70
4.80
5.40
índice de forma
0.60
0.35
0.39
Coeñciente de compacidad
1.35
1.38
1.42
Relación de elongación
0.87
0.67
0.70
Altitud media (m)
2091.16
2121.86
2173.77
Pendiente media de la cuenca (%)
30.30
31.30
39.70
Orden de corriente
4.00
3.00
3.00
Longitud del cauce principal (hm)
5.20
5.60
6.40
Pendiente del cauce principal (%)
4.77
3.86
4.81
Tiempo de concentración (min)
0.22
0.26
0.26
Densidad de drenaje hm/hm 2
2.79
3.14
2.38
Frecuencia de corrientes hrrr 2
3.79
5.14
3.99
Por otro lado, 18.6% de los terrenos presentan erosión
moderada, los cuales se localizan en zonas de pendiente
entre 10% y 40%, además de áreas con cobertura vegetal
mayor a 20% y menor a 75%.
Las zonas aptas para la agricultura representan 3.2%
del territorio, las que tienen uso potencial mixto (agrícola-
ganadería), 23.8%; los suelos aptos como bosques y res-
tauración abarcan 29.6% y, los de conservación y
protección representan 43.4% (Fig. 5). Se identificó que
23.9% del área de la comunidad se encuentra en conflicto
de uso, el cual consiste principalmente en la pérdida de
áreas forestales o agrícolas debido a la actividad gana-
dera, mientras que 75.6% de los terrenos no presentan
conflicto (Fig. 6).
Diagnóstico participativo, plan de
acción comunitario y ordenamiento territorial:
Como describieron Bautista-Sánchez et al. (2013), el diag-
nóstico participativo permitió identificar desde el punto
160
18°4'
18*3'
SIMBOLOGIA
18*2' Q
Límite de Guadalupe Cuautepec
Ríos
Laguna
Microcuencas
*" l I Centro
1 Norte
Sur
i8°r
ESCALA
1 0.5 0
1 Kilómetros
18*0'
Figura 2. Localización de microcuencas.
97*42’ 97*41’ 97*40’ 97*39’ 97*38’
■18°4’
97*42’ 97*41’ 97*40’ 97*39’ 97*38’
18*3’-
18*3’
18°2’-
■18°2’
■18*1’
18*0’-
■18*0'
SIMBOLOGÍA
□ Limite de Guadalupe Cuautepec
Uso del suelo
Agrícola
Encino
Encino Enebro
Enebro
Enebro Tepehuaje
Laguna
Palmar
Pecuario
Ramón
Selva Baja Caducifolia
Tlaxistle
Vegetación de ribera
Urbano
| Zona Inestable
Zona aluvial
ESCALA
0.5 0
1 Kilómetros
Figura 3. Tipos de uso de suelo.
161
Álvarez-Olguín etol. Ordenamiento ecológico territorial en Oaxaca
97°41' 97°40’ 97°39’ 97“38'
18°4’-
18°3’-
18°2'-
18°r-
18°Q'-
97-41' 97°40' 97°39' 97°38'
18°4'
18°3'
18°2'
18°1'
18°0'
SIMBOLOGÍA
I I Límite de Guadalupe Cuautepec
Erosión
n Ligera {<10 t/ha/año)
I I Moderada (10-50 t/ha/año)
| Alta (50-200 t/ha/año)
| Muy alta (>200 t/ha/año)
ESCALA
0.5 0
1 Kilómetros
Figura 4. Nivel de erosión.
97“41’ 97°40‘ 97°39' 97 0 38'
SIMBOLOGÍA
□ Limite de Guadalupe Cuautepec
Uso potencial
| Agricultura
| Agrícola y ganadería
| Bosques y restauración
| Conservación y protección
ESCALA
0.5 0
1 Kilómetros
Figura 5. Uso potencial del suelo.
162
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 155-167 Primavera 2016
97°41'
97°40'
97°39'
97°38'
18°4'
18°3'
18°2'
18“T
18°0'
18°4'
18°3'
SIMBOLOGIA
18°2' | | Limite de Guadalupe Cuautepec
Conflictos de uso
Sin conflicto
y] Pecuario con bosques y restauración
Pecuario con conservación y protección
| Conflictos por uso urbano
| Pecuario con agricultura y ganadería
18T
ESCALA
1 0.5 O 1 Kilómetros
18°0'
97°41'
97°40'
97°39'
97°38'
Figura 6. Conflictos del uso de suelo.
de vista comunitario los problemas asociados con el apro-
vechamiento y manejo de los recursos naturales. Se deter-
minó que las principales causas que inciden directamente
en la degradación de los recursos son: mala preparación
del suelo agrícola, falta de obras de conservación de suelo,
sobre pastoreo, tala inmoderada, falta de reforestación,
caza de animales silvestres, mal uso del agua, basura en
barrancas. Por otro lado, como efectos de los problemas
anteriores se establecieron los siguientes: pérdida de ferti-
lidad del suelo agrícola, erosión del suelo, falta de madera,
escasez de leña, escasez de pastos para el ganado, mayores
escurrimientos, escasez de agua, contaminación ambien-
tal y derrumbes.
El diagnóstico participativo, aportó elementos impor-
tantes para la planificación y manejo integral del territo-
rio comunitario en espacio y tiempo, entre los más
relevantes está el plan de acción comunitario (Tabla 3),
que permitió identificar las acciones que la comunidad
realizará para el manejo sostenido de sus recursos natura-
les, así como, si las actividades se realizarán individual-
mente (en familia) en casa o en sus parcelas, o si la
actividad es de tipo comunitario en los terrenos de uso
común. Los objetivos de este plan de acción considerados
como de máxima prioridad son: 1. Realizar obras de con-
servación de suelos, 2. Controlar el aprovechamiento
forestal, 3. Reforestar zonas sin vegetación, 4. Tener con-
trol de la caza de animales silvestres y 5. Usar eficiente-
mente el agua.
Con base en los objetivos 1, 2, y 3 y la información
técnica generada se realizó el ordenamiento territorial
(Fig. 7). Se considera el área inestable por deslizamientos
de suelo como una de las partes a mantener sin cambios,
debido a que no es posible llevar a cabo actividades agro-
pecuarias o forestales. Se propone mantener como zonas
de conservación, aquellos terrenos que actualmente tienen
cobertura vegetal mayor de 75% y que abarcan 1666.7 ha,
donde el nivel de deterioro es relativamente bajo y se man-
tienen mecanismos naturales de regeneración. Los terre-
163
Álvarez-Olguín etal. Ordenamiento ecológico territorial en Oaxaca
Tabla 3. Plan de acción comunitario realizado por los habitantes de Guadalupe Cuautepec.
Objetivo
Actividad
Recursos
Realizar obras de
conservación de
suelos.
Construcción de bordos, presas de gaviones, pretiles en laderas
y tierras de cultivos, represas en arroyos y barrancas
Mantenimiento de las obras de conservación
Barreras vivas
Capacitación
Herramientas en general
Material disponible en cada sitio
Plantas nativas
Controlar el
aprovechamiento
forestal.
Reforestación para obtener leña, madera, adornos, medicinales
y comestibles.
Dar una edad para corte o poda
Prohibir cortar árboles pequeños
Capacitación
Vivero para plantas nativas
Herramientas en general
Reforestar zonas
sin vegetación.
Concientización de las necesidades de reforestación
Reforestación con plantas nativas
Exclusión de zonas al pastoreo por 10 años
Capacitación
Vivero para plantas nativas
Herramientas en general
Tener control de la
caza de animales.
Dejar que se reproduzcan animales en peligro de extinción
Control de cacería
Realización de un reglamento para la caza.
Capacitación
Concientización
Aplicación del reglamento
Concientización para el buen uso del agua
Reuso del agua
Capacitación
Usar
Uso de medidores para controlar el gasto de agua
Material de conducción
eñeientemente
Implementación de sistema de captación de agua de lluvia en
y almacenamiento
el agua.
techos de vivienda
Material de construcción
Construcción bebederos para el ganado y darles mantenimiento
Sistema de riego por goteo
Utilización de sistemas de riego por goteo en cultivos.
nos más erosionados con necesidades de restauración
ocupan 609.34 ha. La restauración se propone realizar
mediante la reforestación con especies vegetales herbáceas
y leñosas nativas, que tienen la potencialidad de crecer en
zonas muy alteradas, y que permitan la recuperación de la
fertilidad del suelo y el restablecimiento de la flora y fauna
nativa que aún sobrevive en los sitios hasta hoy inaltera-
dos. Si bien la superficie que requiere reforestación de
manera permanente y continua es de 439.5 ha (17.6%), se
recomienda llevar a cabo la reforestación en las etapas
descritas en la figura 7; iniciando en el paraje Cristo Rey
como primera etapa (28.8 ha), ya que estos son los terre-
nos más erosionados. La superficie a reforestar por año
dependerá de la disponibilidad de recursos financieros y
de la participación comunitaria. Conjuntamente con la
reforestación deberán construirse obras de conservación
de suelo y agua, tales como presas de piedra acomodada,
presas de gaviones y zanjas bordo.
Discusión
El ordenamiento ecológico es un instrumento de la polí-
tica ambiental diseñado para caracterizar, diagnosticar y
proponer formas de utilización del territorio y de sus
recursos naturales, bajo el enfoque de uso racional y
diversificado con el acuerdo de la población (Negrete y
Boceo, 2003). Con la participación comunitaria se identi-
fican los problemas que la comunidad considera impor-
tantes haciendo partícipe a la comunidad no sólo del
164
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 155-167 Primavera 2016
97°41' 97°40' 97°39 r 97°38'
18°4'-
18°3'-
18°2'-
18°1'
18°0'-
■18°4'
■18°3'
18°2'
■18°1'
18°0'
97°41' 97°40' 97°39' 97°38'
SIMBOLOGÍA
□ Límite de Guadalupe Cuautepec
Manejo
Agrícola
_| Conservar Cobertura Forestal
Conservar Cobertura Selva Baja Caduclfolla
| Conservar Cobertura Tlaxistle
Conservar Palmar
Laguna
Pastizal
Urbano
| Zona Inestable
Reforestación a Mediano Plazo
Reforestación prioritaria
I Cristo Rey (etapa 1)
Camino (etapa 2)
El Sabino (etapa 3)
Las Palomillas (etapa 4)
Otras áreas (etapa 5)
ESCALA
1 0.5 O 1 Kilómetros
Figura 7. Ordenamiento ecológico territorial de Guadalupe Cuatepec.
diagnóstico, sino también del seguimiento y evaluación
del proceso participativo (Expósito, 2003; Osorio y Con-
treras, 2009); y como bien mencionan Hernández et al.
(2014) es ética y metodológicamente imprescindible el res-
peto y la asimilación de las culturas y conocimientos de
dichas comunidades en los programas de ordenamiento,
particularmente los comunitarios, como el de este estudio.
Entre los problemas debidos a la degradación de los
recursos naturales identificados en el diagnóstico participa-
tivo realizado, están la pérdida de fertilidad del suelo agrí-
cola, la falta de madera y leña y la escasez de pasto para el
ganado. Tales problemas están asociados con el uso inten-
sivo de los recursos naturales y con la realización de activi-
dades agropecuarias en zonas no aptas para tales usos; esta
misma situación se ha observado en diferentes estudios
enfocados al manejo de los recursos naturales en comunida-
des rurales (GAIA, 2004; Grupo Mesófilo, 2011; Lagunas-
Vázquez et al., 2008; Meraz et al., 2011; Negrete y Aguilar,
2006; Pujadas, 2003; Robles-Guadarrama, et al, 2005).
El ordenamiento ecológico territorial propuesto con-
sidera mantener zonas de conservación y realizar la res-
tauración con especies nativas, con el consentimiento de la
comunidad mediante su validación en asambleas, lo cual
es similar a lo propuesto en el ordenamiento territorial
comunitario por GAIA (2004), en San Felipe Lachilló,
Xanica, Oaxaca. Boceo et al. (2000) consideran que las
comunidades rurales dependen en gran medida de sus
recursos naturales, lo que demuestra su importancia para
resguardarlos, ya que ellas pueden operar como aliadas de
la protección biológica y la diversidad genética in situ. En
este mismo contexto Almazán-Núñez et al., (2011) men-
cionan que el ordenamiento territorial permite establecer
áreas de conservación comunitaria, las cuales son una
alternativa viable para la conservación, la biodiversidad y
los servicios ambientales.
Es necesario crear un comité de recursos naturales
representado por líderes naturales de la comunidad que
permita el seguimiento y evaluación en las actividades
165
Álvarez-Olguín etal. Ordenamiento ecológico territorial en Oaxaca
para el manejo de los recursos naturales, debido a que las
autoridades municipales o comunales se cambian en
periodos cortos, como se propone también en el caso del
ordenamiento territorial de la comunidad de San Juan
Chicomezuchil, Ixtlán, Oaxaca (Grupo Mesófilo, 2011).
Conclusiones
La participación de los integrantes de la comunidad per-
mitió identificar el tipo de acciones que la comunidad rea-
lizará para el manejo sustentable de sus recursos naturales
mediante un plan de acción comunitario.
En el ordenamiento territorial se consideraron tanto
los objetivos establecidos en el plan de acción comunita-
rio, así como la información técnica generada. Se propone
mantener como zonas de conservación 1666.7 ha que tie-
nen cobertura vegetal mayor de 75%, que incluye áreas
que actualmente soportan vegetación de encino, selva baja
caducifolia, enebro, tepehuaje, tlaxistle y palma de som-
brero. Los terrenos más erosionados con necesidades de
restauración ocupan 24.43% (609.3 ha).
Reconocimientos
Los resultados de este documento forman parte del pro-
yecto financiado por la Comisión Nacional de Áreas
Naturales Protegidas (Conanp) con número de convenio
Conanp/DR08/RP07/20/Procodes/16/10.
Referencias
Almazán-Núñez, R. C., A. Almazán-Juárez, F. Ruiz- Gutiérrez.
2011. Áreas comunitarias para la conservación de los
recursos biológicos de la Sierra Madre del sur, Guerrero,
México. Universidad y Ciencia 27(3):315-329.
Bautista-Sánchez, G., E.C. Pedro-Santos y G. Álvarez-Olguín.
2013. Participación y acción comunitaria en el manejo de
recursos naturales de uso común en la Mixteca Oaxa-
queña. Ra Ximhai 9(2):89-98.
Blanco A., A., S. Martínez R., O. Sánchez P., A. Rubio S., C.
Cisneros C., E.C. Pedro S., R. Morales L. y F. Sustaita R.
2001. Aplicación de un modelo de balances hídricos en la
cuenca alta del río Mixteco (Oaxaca). Determinación del
binomio infiltración/escurrimiento con vistas a la recons-
trucción de sus ecosistemas forestales. Universidad Tecno-
lógica de la Mixteca, Huajuapan de León, Oaxaca.
México. 250 p.
Boceo, G., A. Velázquez y A. Torres. 2000. Ciencia, comunida-
des indígenas y manejo de recursos naturales. Un caso de
investigación participativa en México. Interciencia
25(2):64-70.
Conabio (Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la
Biodiversidad). 2009. Capital natural de México. Síntesis.
Conabio. México. 104 p.
Cotler, H. 2004. El manejo integral de cuencas en México: estu-
dios y reflexiones para orientar la política ambiental. 2 a
ed. Instituto Nacional de Ecología. México. 345 p.
Expósito, V.M. 2003. Diagnóstico rural participativo. Una guía
práctica. Centro Cultural Poveda. Santo Domingo, Repú-
blica Dominicana. 118 p.
GAIA (Grupo Autónomo para la Investigación Ambiental).
2004. Estudio de ordenamiento territorial comunitario de
San Felipe Lachilló, Xanica, Miahuatlán, Oaxaca. 104 p.
García-Mendoza, A.J., M.J. Ordóñez y M. Briones-Salas, eds.
2004. Biodiversidad de Oaxaca. Universidad Nacional
Autónoma de México. Fondo Oaxaqueño para la Conser-
vación de la Naturaleza. World Wildlife Fund. México.
605 p.
Grupo Mesófilo. 2011. Estudio de Ordenamiento Territorial
Comunitario en San Juan Chicomezuchil, Ixtlán, Oaxaca.
Grupo Mesófilo A.C. Oaxaca, México. 151 p.
Hernández S., J.R., M. Bollo M., A.P. Méndez L. y L.M. Espi-
nosa-Rodríguez. 2014. Panorama contemporáneo del
ordenamiento ecológico territorial en México. Polígonos.
Revista de Geografía 26:111-146.
Inegi (Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informá-
tica). 2003. Continuo de elevaciones mexicano (CEM)
escala 1:50 000 [en línea]. [Consulta 5 de diciembre de
2010]. Disponible en: http://mapserver.inegi.org.mx/
DescargaMDEWeb/?s=geo&c=977.
Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía). 2010.
Censo de población y vivienda 2010 [en línea]. [Consulta
07 de enero de 2016]. Disponible en: http://www.megi.
org.mx/sistemas/consulta_resultados/iter2010.
aspx?c=27329&s=est.t
166
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 155-167 Primavera 2016
Klingebiel, A. A. y P.H. Montgomery. 1961. Land capability
classification (No. 210). Soil Conservation Service, US
Department of Agriculture. Washington, DC, EUA. 21 p.
Lagunas-Vázquez, M., L.F. Beltrán-Morales, J. Urciaga- García
y A. Ortega-Rubio. 2008. Evaluación rural participativa:
uso de los recursos naturales en la reserva de la biosfera El
Vizcaíno, BCS, México. Economía, sociedad y territorio
8(26):451-476.
Meraz J., A.D.J., J.L. Galarza M., J. Sosa R., A. Ponce M. y J.A.
Torres G. 2011. Ordenamiento ecológico comunitario: un
modelo de manejo de recursos naturales para el desarrollo
comunitario. Estudio de caso ejido Potrero de los López,
Aguascalientes. Revista Cbapingo. Serie ciencias foresta-
les y del ambiente 17(1):151-163.
Negrete F., G. y E. Aguilar U. 2006. Territorios rurales, política
de planeación y ordenamiento ecológico local-comunita-
rio en México. In : S. Anta F., A. Arreóla M., M. González
O. y J. Acosta G, eds. Ordenamiento territorial comunita-
rio. Instituto Nacional de Ecología (INE-Semarnat).
México, D.F. p:19-40.
Negrete, G. y G. Boceo. 2003. El ordenamiento ecológico comu-
nitario: una alternativa de planeación participativa en el
contexto de la política ambiental de México. Gaceta eco-
lógica (68):9-22.
FAO (Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación
y la Agricultura). 1980. Metodología provisional para la
evaluación de la degradación de los suelos. Roma. 86 p.
Osorio R., M.L. y A. Contreras. 2009. El diagnóstico rural par-
ticipativo y el manejo de los recursos naturales. Estudios
Agrarios, Secretaría de la Reforma Agraria (42):109-136.
Pujadas B., A. 2003. Comunicación y participación social en el
programa de ordenamiento ecológico territorial de la
costa de Jalisco y la Reserva de la Biosfera Chama- Cuix-
mala. Tesis de maestría. Universidad Nacional Autónoma
de México, Instituto de Ecología. México. 291p.
Robles-Guadarrama., C., A. Flores, C. Cabrera M., C. Santos y
G. Vidriales C. 2005. Ordenamiento comunitario partici-
pativo del ejido Encino Amarillo municipio de Mecaya-
pan, Veracruz. 62p.
Manuscrito recibido el 20 de febrero de 2015.
Aceptado el 9 de febrero de 2016.
Este documento se debe citar como:
Álvarez-Olguín, G., F. Sustaita-Rivera, G. Bautista-Sánchez y E.C.
Pedro-Santos. 2016. Ordenamiento ecológico territorial de Guada-
lupe Cuautepec, San Juan Bautista Suchitepec, Oaxaca, desde una
perspectiva técnica y comunitaria. Madera y Bosques 22(1):1 BB-167.
167
Madera y Bosques vol .22, núm . 1: 169-175 Primavera 2016
Vertical variation
density, flexural strength
and stiffness oh Persian silfc wood
Variación longitudinal en densidad, resistencia a Flexión y rigidez de la
madera 'de seda' persa
Majid Kiaei 1 * and Mohammad Farsi 1
1 Department oí Wood and Paper Engineering, Sari * Corresponding author. mjd_hia59(a)yahoo.com
Branch, Islamic Azad University. Sari, Irán.
Abstract
The aim of this research was to investígate the effects of longitudinal position (stem height) and heart-sapwood on density, modulus of
elasticity (MOE) and modulus of rupture (MOR) in bending for Persian silk wood ( Albizzia julibrissin) . Five normal trees were selected
from the Guilan región, Irán. Samples for testing were prepared at four stem height levels (5%, 25%, 50% and 75% of total stem height)
in both positions along radial direction (heartwood and sapwood). Analysis of variance results (Anova) indicated that the effects of
longitudinal position (stem height) and heartwood-sapwood on the wood density, MOE and MOR were significant. The mean of wood
density, MOE and MOR along longitudinal position from base to top decreased with height. The mean of wood density, MOR and MOE
in sapwood are lower compared to the corresponding valúes for heartwood. The relationship between wood density and mechanical
strength properties were analyzed by regression models. A positive correlation was found between wood density with MOE and MOR in
both heartwood and sapwood.
Keywords: Albizzia julibrissin , modulus of elasticity, modulus of rupture, radial direction, stem height.
Resumen
El objeto de esta onvestigación fue estudiar los efectos de la posición en dirección longitudinal (altura del tronco) y del duramen y la
albura sobre la densidad, el módulo de elasticidad (MOE) y el módulo de ruptura (MOR) en flexión para la madera de ‘seda’ persa (Al-
bizzia julibrissin). Se recolectaron cinco árboles representativos de la región de Guilan, Irán. Se elaboraron especímenes para prueba a
cuatro niveles de la altura del árbol (5%, 25%, 50% y 75% de la altura total del tronco) en ambos tipos de madera en la dirección radial
(duramen y albura). Los resultados de los análisis de varianza (Andeva) indicaron que los efectos de la ubicación longitudinal (altura del
árbol) y duramen y albura sobre la densidad de la madera, el MOE y el MOR fueron significativos. Los valores promedio de la densidad,
MOE y MOR a lo largo de la posición longitudinal de la base a la copa disminuyeron con la altura. Los valores promedio de la densidad,
MOR y MOE en albura son menores comparados con los del duramen. La relación entre la densidad de la madera y las propiedades
mecánicas se analizaron por medio de modelos de regresión. Se encontró una correlación positive entre la densidad de la madera con
MOE y MOR tanto en duramen como en albura.
Palabras clave: Albizzia julibrissin , modulus of elasticity, modulus of rupture, dirección radial, altura del árbol.
INTRODUCTION
In the living tree, the sapwood, in contrast with heartwood,
is physiologically active, conducting water and nutrients
from roots to leaves (Bamber, 1985; Hillis, 1987) and stor-
ing food materials (Bamber, 1985). The transformation of
sapwood into heartwood is characterized by the death of
parenchyma cells (Hillis, 1987), development of tyloses in
the vessels of many species (Bamber, 1976) and the biosyn-
thesis of nonstructural compounds, leading to an import-
ant accumulation of extractives and to the differences in
169
Kiaei and Farsi. Density and bending properties of Persian silk wood
physical and chemical properties between sapwood and
heartwood (Sellin, 1994). Heartwood and sapwood in a
tree vary with a large number of factors, including species,
age, climate, rate of growth, foliage area, site quality and
tree vitality, and have been the subject of several reviews
(Pinto et al., 2004; Climent et al., 2002).
Heartwood and sapwood have different properties
and their proportion within the tree will have a significant
impact on the utilization of wood (Climent et al., 2002).
For pulping, heartwood is at a disadvantage as its
extractives can affect the process and product properties.
For solid wood applications the different properties of
heartwood and sapwood influence drying, durability, and
aesthetic valúes for the consumer (Pinto et al., 2004;
Moráis and Pereira, 2007). When there is a large colour
difference between sapwood and heartwood, selection of
wood components by color also plays a significant role in
some timber application (Dzifa et al., 2004).
A study on the variation of wood properties of Kyere
wood indicated that the wood density and mechanical
properties decreased along longitudinal position from the
bottom up the stem. Site also had significant impact on
the wood properties. Wood samples collected from the
site with the highest mean annual rainfall had the least
density and strength properties (Ayarkwa, 1998).
Albizia julibrissin or Persian silk tree is legume specie
in the genus Albizia. The global distribution of this species
is in the North Anatolian, northern Irán, Caucasus, Sinai,
Japan, Cyprus, Yugoslavia, Bulgaria, and probably planted
in Australia (Mozaffarian, 2003). There are two tree spe-
cies in this genus, Albizia julibrissin that grow in tempér-
ate and cool températe northern forests of Irán, and A.
lebbeck grows only in tropical regions of Irán (Sabeti,
1975; Mozaffarian 1996). This species is used for making
soap, hair shampoo and UV protectors and probably other
compounds (Nehdi, 2011; Panahian and Rahnama 2010).
The information about the effect of longitudinal
position on the wood different properties is not available
for Albizzia julibrissin (silk wood) in Irán. Therefore, to
use this material properly and efficiently, it is a requisite to
know its different properties.
Objetives
The objectives of this study were: (a) to examine the variations
of wood density and mechanical strength properties (MOE
and MOR) along longitudinal position, (b) to compare wood
properties between heartwood and sapwood, and (c) to deter-
mine the relationship between wood density and mechanical
properties in Persian silk wood ( Albizzia julibrissin).
Material and methods
Wood samples
Five silk trees ( Albizzia julibrissin ) from natural forests
in the Guilan province in the north of Irán were sam-
pled. Selected trees with straight trunks, normal branch-
ing and no disease or pest symptoms were felled. The
age of silkwood trees was 36-42 years-old. The average
air temperature is 11.6 °C and the total annual rainfall
700 mm/year in this región. The altitude of this región
is 160 m asi.
Stem sectional dises were taken from each tree at dif-
ferent levels of total height (5%, 25%, 50% and 75%).
The radial variation was studied by sampling in each
wood disc at 2 positions (heartwood and sapwood). In
this species, the heartwood shows a distinctive brown
colour compared to the lighter coloured sapwood. The
heartwood and sapwood area within the stem cross sec-
tional area decreased with height. At the base height level,
the heartwood area was generally higher than sapwood
area and decreased afterwards until the top.
Wood density
Wood sampling method and the general requirements for
physical tests were in accordance with the ISO standard
3129-E (1975). The ISO standard 3131-E (1975) was used
to measure the wood density. The samples were oven-
dried at 103 °C ± 2 °C to 0% moisture content for 24 h.
After cooling in desiccators, the oven-dry weights of the
specimens and theirs dimensions were measured. The val-
úes of the wood oven-dry density were calculated using
the following equation (are oven-dry density (kg/m 3 ),
dried weight and dried volume, respectively):
170
Flexural strength properties
Static bending or flexural strength test were measured
according to the ASTM-D143-94 standards. The dimensions
of the samples were of 25 mm x 25 mm in cross-section and
410 mm in longitudinal direction. The length span was of
360 mm. Theprepared samples were then conditioned at the
temperature of 20 °C ± 2 °C and at 65%±5% relative humid-
ity until the specimens reached an equilibrium moisture con-
tent of about 12%. From the test results the modulus of
elasticity (MOE) and modulus of rupture (MOR) were derived.
position and heartwood-sapwood did affect significantly MOR.
The interaction effects between longitudinal position and
heartwood-sapwood were not significant on MOR (Table 2).
The mean of MOR along longitudinal position from the base
upward decreased in heartwood and sapwood. The relationship
between longitudinal position and MOR in heartwood (R 2 =
0.492) is weaker than in sapwood (R 2 = 0.626). The average of
MOR in heartwood is higher compared to the sapwood (54.78
MPa vs 50.12 MPa).
MOE
Statistics analysis
To determine the effects of longitudinal position and heart-
wood-sapwood on the wood density and mechanical prop-
erties analysis of variance (Anova) were conducted with the
SPSS program. Also, a regression model was used to ana-
lyze the relationship between wood density and mechanical
parameters (MOR and MOE) in heartwood and sapwood.
Results
Wood density
Average and standard deviation of wood density along lon-
gitudinal position in hartwood and sapwood are listed in
table 1. The analysis of variance (Anova) indicated that the
longitudinal position and heartwood-sapwood did affect
significantly wood density. The interaction effects between
longitudinal position and heartwood-sapwood were not
significant on wood density (Table 2). The mean of wood
density along longitudinal position from the base upward
decreased in heartwood and sapwood. The relationship
between longitudinal position and wood density in heart-
wood (R 2 =0.459) is stronger than in sapwood (R 2 = 0.431).
The average of wood density in heartwood is higher com-
pared to the sapwood (439 kg/m%s 394 kg/m 3 ).
MOR
Average and standard deviation of MOR along longitudinal
position in hartwood and sapwood are listed in table 1. The
Average and standard deviation of MOE along longitudi-
nal position in hartwood and sapwood are listed in table
1. The analysis of variance (Anova) indicated that the lon-
gitudinal position and heartwood-sapwood did affect sig-
nificantly MOE. The interaction effects between
longitudinal position and heartwood-sapwood were not
significant on MOE (Table 2). The mean of MOE along lon-
gitudinal position from the base upward decreased in
heartwood and sapwood. The relationship between longi-
tudinal position and MOE in heartwood (R 2 =0.403) is
weaker than in sapwood (R 2 = 0.468). The avaerage of
MOE in heartwood is higher compared to the sapwood
(5.53 GPa vs 4.80 GPa).
Relationship among wood properties
The dependence of static bending properties (MOE and
MOR) on the oven-dry density was modeled using simple
regression models (Figs. 1 and 2). These relationships in
sapwood (R 2 density-MOR = 0.368, R 2 density-MOE =
0.174) are higher compared to the heartwood (R 2 densi-
ty-MOR = 0.139, R 2 density-MOE = 0.138).
Discussion
The wood density, MOE and MOR in heartwood is higher
compared to sapwood. These differences are related to
the chemical properties in herawood and sapwood. Sig-
nificant amount of extractives are deposited in the hear-
wood, up to two or three times more than in sapwood
(Panshin and de Zeeuw, 1980). Our observation of silk-
171
Kiaei and Farsi. Density and bending properties of Persian silh wood
Table 1. The variation of wood properties in different stem height levels for silk wood.
Wood
Longitudinal
position (%)
Density (hg/mP)
MOR (MPa)
MOE(CRa)
5
494.4 (39.16)
60.08 (2.53)
6.14(0.50)
25
437.6 (40.13)
54.62 (3.61)
5.63 (0.54)
50
425.2 (40.32)
53.20 (3.77)
5.41 (0.59)
Heartuuood
75
400.4 (29.64)
51.21 (3.46)
4.95 (0.36)
Avera ge
439.4 (50.68) A
54.78 (4.69) A
5.53 (0.67) A
R 2
0.459
0.492
0.403
5
440 (38.62)
54.86 (3.38)
5.36 (0.47)
25
391.8 (37.17)
49.66 (1.24)
5.13 (0.60)
50
375.5 (24.61)
48.73 (1.41)
4.54 (0.38)
Sapuuood
75
369.2 (26.03)
47.23 (2.15)
4.15 (0.57)
Avera ge
394.1 (42.23) B
50.12 (3.61) B
4.80 (0.70) B
R 2
0.431
0.626
0.468
5
467.2 (47.29) d
57.47 (3.96) d
5.75 (0.64) d
25
414.7 (44.71 ) c
52.14 (3.66) c
5.38 (0.62) c
Total
50
400.3 (41.49 b
50.97 (3.61) b
4.97 (0.65) b
75
384.82 (31.78) a
49.22 (3.49) a
4.55 (0.62) a
Uppercase and lowercase letters respectively show significant differences among longitudinal position and between heartwood-sapwood.
Table 2. F-value (in Anova results) for wood properties along longitudinal position
Variable
Density
MOR
MOE
Heart-sapwood (A)
83.343**
133.075**
100.088**
Longitudinal position (B)
52.165**
77.417**
49.634**
Ax B
1.026 ns
0.465 ns
1.225 ns
wood behavior are in accodance with the studies of Pan-
shin and de Zeeuw (1980) (“Type 4 woods: specific
gravity of the wood exhibit a general decrease from pith
to bark in the stem”. Examples of North American hard-
woods: Fagus sylvatica , Liriodendrum tulipifera , Popu-
las spp., Prunus serótina and Quercus f ale ata). Moráis
and Pereira (2007; Eucalyptus globulus Labill.) and
Pinto et al., (2004; a conifer, Pinus pinaster Ait). Pan-
shin and de Zeeuw (1980) also point out that “among
the hardwoods there is almost even división between
reported increases and decreases in specific gravity from
pith to bark”.
Within-tree wood density and mechanical properties
decreased along the stem, from the base upwards;
however, wood density, MOE and MOR was the highest at
5% of total tree height. Similar patterns of wood density
and mechanical properties variation in the longitudinal
direction have also been reported by several researchers:
172
Madera y Bosques vol .22, núm. 1 : 169-175 Primavera 2016
Wood density (kg/m3)
Wood density (Kg/m3)
_ 55
ce
O
o o
Heart wood, y = 0.000x2 - 0.187x + 89.40
R 2 = 0.139
Wood density (kg/m3)
Sap wood, y = 0.000x2 - 0.238x + 88.49
ce
O
O o
o °
o °° °o °
I 1 1 1 1 1 1 1 1 1
300 320 340 360 380 400 420 440 460 480 500
Wood density (kg/m3)
Figure 1. The relationship between wood density and modulus
of elasticity (MOE) in heartwood and sapwood.
Figure 2. The relationship between wood density and modulus
of rupture (MOR) in heart wood and sapwood
Panshin and de Zeeuw (1980. “Static bending
properties... decrease upward in the stem for Pinus
resinosa Ait. and Shorea almon Foxw.); Ayarkwa (1998;
Pterygota macrocarpa K. schum); and Kord et al., (2010;
Populas euramericana). This may be due to the fact that
butt log of the same tree has more mature wood than the
top log which consists mainly of juvenile wood (Panshin
and de Zeeuw, 1980). Juvenile wood is explained by
Kolzlowski (1971) and Larson (1969) as being the results
of the relative abundance of growth regulators and
carbohydrates in the cambial zone near the crown.
Juvenile wood density and mechanical properties were
lower than that of mature wood. The lower density and
strength properties of the wood near the top may be due
to the thin walls of the cells of the wood, the lower
cellulose content and crystallinity of the wood compared
with that of the matured wood in the log at the butt
(Zobel and Sprague, 1998).
Positive relationship was found between wood den-
sity and mechanical strength properties in heartwood
and sapwood. Also, the relationship between wood den-
sity and MOE is weaker than the relationship between
wood density and MOR in heartwood and sapwood. A
similar trend has also been reported by several research-
ers for various species (Zhang, 1997; Zobel and Van Bui-
jtenen, 1989). Wood density had important role on the
variation of mechanical properties.
173
Kiaei and Farsi. Density and bending properties of Persian silk wood
CONCLUSIONS
In the present research, the wood density and mechanical
properties of heartwood and sapwood in silkwood were
determined. The following conclusions were drawn from
the study:
1. The analysis of variance (ANOVA) indicated that the
longitudinal position and heartwood-sapwood did
affect significantly wood density, MOR and MOE.
2. The interaction effects between longitudinal posi-
tion and heartwood-sapwood were not significant
on wood density, MOR and MOE.
3. The average of wood density, modulus of elasticity
(MOE) and modulus of rupture (MOR) along longi-
tudinal position from base to the top were
decreased. The mean of wood density, MOE and
MOR in heartwood is higher than sapwood for Silk
wood.
4. There are positive relationship between wood den-
sity and mechanical properties (MOE and MOR) in
heartwood and sapwood.
References
Ayarkwa, J. 1998. The influence of site and longitudinal posi-
tion in the tree on the density and strength properties of
the wood of Pterygota macrocarpa K. schum. Ghana
Journal ofForestry 6:34-41
Bamber, R.K. 1985. The wood anatomy of eucalypts and paper-
making. Appita /ournal 38:210-216.
Bamber, R.K. 1976. Heartwood, its function and formation.
Wood Science and Technology 10:1-8.
Climent, J., M.R. Chambel, E. Perez, L. Gil and J. Pardoa.
2002. Relationship between heartwood radius early
radial growth, tree age, and climate in Pinus canariensis.
Canadian Journal ofForestry Research 32(1):103-111.
Climent, J., M.R. Chambel, L. Gil and J. Pardoa. 2002. Vertical
heartwood variation patterns and prediction of heart-
wood volume in Pinus canariensis SM. Forest Ecology
and Management 174(l-3):203-211.
Dzifa, A., H. Bailleres, A. Stoke and K. Kokou. 2004. Proportion
and quality of heartwood in Togolese teak ( Tectona gran-
áis). Forest Ecology and Management 189(l-3):37-48.
Hillis, W.E. 1987. Heartwood and tree exudates, Springer-Ver-
lag, Berlin.
Kolzlowski, T.T. 1971. Growth and development of trees, Vol.
II. Academic Press. New York. 86 p.
Kord, B., A. Kilashaki and B. Kord. 2010. The within-tree vari-
ation in wood density and shrinkage, and their relation-
ship in Populus euramericana. Turkish Agriculture and
Forestry 34:121-126.
Larson, P.R. 1969. Wood formation and concept of wood qual-
ity. Bulletin No. 74, Yale University School of Forestry.
New Haven.
Mosaffarian, M. 1996. A dictionary of Iranian plants ñames.
Latin, English, Persian. Farhang Moaser. 22 p.
Mosaffarian, M. 2003. Trees and shrubs of Irán. Farhang Moa-
ser publication. Irán. 382 p.
Moráis, M.C and H. Pereira. 2007. Heartwood and sapwood
variation in Eucalyptus globulus Fabill. Trees at the end
of rotation for pulpwood production. Annals of Forest
Science 64(6):665-671.
Nehdi, I. 2011. Characteristics, Chemical composition and utili-
sation of Albizia julibrissin seed oil. Industrial Crops and
Products 33:30-34.
Panahian, G.H. and K. Rahnama. 2010. Fasarium wilts on
native silk trees ( Albizia Julibrissin Durz) in the north of
Irán, Gorgan. International Journal of Agronomy and
Plant Production l(l):l-5.
Panshin, A. and C. de Zeeuw. 1980. Textbook of Wood Tech-
nology. 4th ed. McGraw-Hill. New York.
Pinto, I.H. Pereira and A. Usenius. 2004. Heartwood and sap-
wood development within maritime pine ( Pinus pinaster
Ait) stems. Trees 18:284-294.
Sabeti, S. 1975. Trees and shrubs of Irán. Tehran University
Press. p:25-26
Sellin, A. 1994. Sapwood-heartwood proportion related to tree
diameter, age, and growth rate in Picea abies , Canadian
Journal ofForestry Research 24:1022-1028.
Zhang, S.Y. 1997. Wood specific gravity-mechanical property
relationship at species level. Wood Science and Technol-
ogy 31:181-191.
Zobel, B.J. and J. Sprague. 1998. Juvenile wood in trees. Spring-
er-Verlag. New York.
174
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 169-175 Primavera 2016
Zobel, B.J. and J.P. van Buijtenen. 1989. Wood variation: Its
causes and control. Springer-Verlag. Berlín, Heidelberg,
New York.
Manuscrito recibido el 7 de agosto de 2019.
Aceptado el 19 de noviembre de 2015.
Este documento se debe citar como:
Kiaei, M. and M. Farsi. 2016. Vertical variation of density, flexural
strength and stiffness of Persian silb wood. Madera y Bosques
22(1):169-175.
175
Madera y Bosques vol. 22, núm . 1: 177-189 Primavera 2016
Estructura anatómica
de la madera de dos
encinos de Oaxaca
Anatomical structure of the wood of two oaks from Oaxaca, México
Faustino Ruiz-Aquino 1 - 3 , Marcos M. González-Peña 2 *, Juan I. Valdez-Hernández 3 y Angélica Romero-Manzanares 4
1 instituto de Estudios Ambientales. Universidad de la
Sierra Juárez. Oaxaca, México
2 División de Ciencias Forestales. Universidad Autóno-
ma Chaplngo. Estado de México, México.
3 Programa Forestal. Colegio de Postgraduados. Esta-
do de México, México.
4 Posgrado en Botánica. Colegio de Postgraduados.
Estado de México, México.
* Autor para correspondencia.
m.gonzalez(a)correo.chap¡ngo.mx
Resumen
México es un centro de distribución para las especies del género Quercus, con 161 especies registradas, de las que 60 presentan caracte-
rísticas favorables para el aprovechamiento maderable. Aquí se describen las características anatómicas de la madera de Quercus laurina
y Q. crassifolia, y se correlacionan con su densidad básica, contracción volumétrica y dureza. La madera de Q. laurina presentó brillo
alto y veteado medio, mientras que en Q. crassifolia fueron medio y pronunciado, respectivamente. Ambas especies presentan porosidad
anular, poros solitarios de forma oval, radios uniseriados, multiseriados y agregados, parénquima apotraqueal difuso en agregados, y
fibras libriformes y fibrotraqueidas. En Q. laurina se determinó una correlación entre el espesor de pared de las fibras y la densidad básica
(r = 0,97), y entre el diámetro de lumen de las fibras y la contracción volumétrica (r > 0,99). En Q. crassifolia , las correlaciones más altas
se dieron entre la contracción volumétrica y el espesor de pared de las fibras (r = 0,97), y con el diámetro de las fibras (r = 0,93). En los
dos encinos, la contracción volumétrica alta y la presencia de radios muy anchos, indican una mayor propensión de la madera a presentar
grietas y rajaduras durante el proceso de secado.
Palabras clave: contracción volumétrica, densidad básica, dureza, Quercus crassifolia, Quercus laurina.
Abstract
México is a distribution center for the genus Quercus , with 161 species recorded; some 60 of these have favorable characteristics for lum-
ber usage. Herein, we describe the anatomical characteristics of Quercus crassifolia and Q. laurina wood, and these characteristics are
correlated with wood basic density, volumetric shrinkage, and hardness. Quercus laurina wood displayed high brightness and médium
grain, while in Q. crassifolia these were médium and coarse, respectively. Wood from both species was ring-porous, with solitary oval
pores; parenchyma was apotracheal diffuse-in-aggregates, and there were uniseriate, multiseriate and aggregate rays, as well as libriform
fibers and fibrotracheids. In Q. laurina , strong correlations were found between the fiber wall thickness and basic density (r = 0,97), and
between the lumen diameter and volumetric shrinkage (r > 0,99); while in Q. crassifolia the strongest correlations occurred between
the volumetric shrinkage and both the fiber wall thickness (r = 0,97), and the fiber diameter (r = 0,93). In both oaks, a high volumetric
shrinkage and the presence of very broad rays, indicate a high propensity of wood to develop cracks and splits upon drying.
Keywords: volumetric shrinkage, basic density, hardness, Quercus crassifolia, Quercus laurina.
Introducción
La familia Fagaceae comprende 8-10 géneros y más de
900 especies (Kremer et al., 2012), donde el género Quer-
cus presenta la mayor diversidad en la familia, con cerca
de 400 especies (Aldrich y Cavender, 2011). En el conti-
nente americano se estiman 250 especies de encino (Oh y
Manos, 2008), de las que 161 se han registrado en México
(Valencia, 2004); de esas especies, al menos 60 presentan
características favorables para el aprovechamiento made-
rable en México (Quintanar, 2002). La mayoría de los
encinos en México se encuentran en zonas montañosas
con clima templado o templado subhúmedo, y más de
177
Ruiz-Aquino etal. Estructura anátomica de la madera de dos encinos
95% de las especies se encuentran entre los 1200 m snm y
2800 m snm (Rzedowski, 1978); la mayor riqueza de
especies de Quercus se concentra en las montañas del sur
(Nixon, 1993).
El predio comunal de Ixtlán de Juárez, Oaxaca, com-
prende 193,1 km 2 , de los que 64,2% son de bosque tem-
plado, y donde Quercus laurina Humb. & Bonpl. y Q.
crassifolia Humb. & Bonpl. cohabitan con Arbutus xala-
pensis Kunth, Alnus acuminata argüía (Schltdl.) Furlow y
Prunus serótina Ehrn., entre otras latifoliadas, y con
Pinus spp. (Aquino et al., 2012; Ruiz-Aquino et al.,
2015a). En este bosque, coexisten 416 árboles por hectá-
rea de Q. laurina y 419 árboles por hectárea de Q. crassi-
folia ; en su mayoría con fustes rectos, limpios y cilindricos
(Ruiz-Aquino et al., 2014).
Quercus laurina (subgénero Erytrobalanus ), es un
árbol de 10 m a 25 m de alto, tiene hojas deciduas, ancha-
mente lanceoladas u oblanceoladas, de 7 cm a 10 cm de
largo por 2,5 cm a 3 cm de ancho; su fruto es una bellota
ovoide de 12 mm de largo (De la Paz Pérez et al., 2006).
Se distribuye a lo largo de la Sierra Madre Occidental, de
la Sierra Madre del Sur y por la región occidental del cin-
turón volcánico, entre los (2000-2440) m snm y (3065-
3300) m snm (González et al., 2004; De la Paz Pérez y
Dávalos, 2008). La madera de Q. laurina presenta gran-
des posibilidades de ser utilizada industrialmente, debido
a su buen desempeño en el maquinado (Flores et al., 2007;
Flores et al., 2013). Los árboles de Q. crassifolia (subgé-
nero Erytrobalanus) alcanzan alturas de hasta 23 m, tie-
nen hojas coriáceas, ovadas, obovadas o elípticas, de 7 cm
a 17,5 cm de largo por 4,1 cm a 11,5 cm de ancho; su fruto
es bianual, con cúpulas hemisféricas de 6 mm a 10 mm de
largo (Valencia et al., 2002). Se distribuye en la Sierra
Madre Occidental al NO de México, la Sierra Madre del
Sur, y a lo largo del Eje Neovolcánico (Tovar y Oyama,
2004), de 600 m snm a 2850 m snm (Coombes, 2012). Por
la respuesta de su madera en operaciones de maquinado,
puede emplearse en la elaboración de molduras, lambo-
nes, muebles y parquet (De la Paz Pérez y Dávalos, 2008;
Flores et al., 2013).
Objetivos
Los objetivos del presente estudio fueron determinar las
características anatómicas de la madera de Q. laurina y
Q. crassifolia proveniente de Ixtlán de Juárez, e identificar
las diferencias entre las dos especies. También se evaluó la
influencia de la estructura anatómica en la densidad, la
contracción volumétrica, y la dureza de la madera.
Materiales y métodos
Área de estudio y selección de los árboles
Se utilizaron árboles provenientes de dos rodales con
dominancia de especies del género Quercus en el bosque
templado de Ixtlán de Juárez, Oaxaca. El primer rodal,
con dominancia de Q. laurina, a 17°2T22” LN y
96°27’42” LO, a una altitud de 2707 m snm. El segundo
rodal, con dominancia de Q. crassifolia, a 17°2T08” LN
y 96°27 , 31” LO, a una altitud 2631 m snm. Se selecciona-
ron tres árboles para cada especie, sanos y representati-
vos, con un diámetro a 1,3 m sobre el nivel del piso entre
30 cm y 40 cm, y de 20 m a 25 m de altura. El derribo de
los árboles y el troceo se hizo de acuerdo con Ramos y
Díaz (1981), tomando para el estudio microscópico una
rodaja de 5 cm de espesor a la altura de 1,30 m, y para la
caracterización macroscópica, la siguiente rodaja, de 30
cm de espesor. El material restante de los árboles derriba-
dos se utilizó para cuantificar la biomasa aérea (Ruiz-
Aquino et al., 2014), y para la caracterización química y
energética de la madera y el carbón de los dos encinos
(Ruiz-Aquino et al., 2015b). El depósito e identificación
de los especímenes se realizó en el herbario de la Universi-
dad de la Sierra Juárez, Oaxaca.
Caracterización macroscópica
La descripción macroscópica se hizo con tablillas de 1 cm
x 7 cm x 15 cm, orientadas en los tres planos (De la Paz
Pérez y Dávalos, 2008), utilizando la clasificaciones de
Tortorelli (1956) para textura, porosidad, hilo y veteado,
y de Ortega et al. (1988) para el brillo, olor y sabor; para
la descripción del color, se usaron las tablas Munsell
(1990).
178
Madera y Bosques vol .22, núm. 1 : 177-189 Primavera 2016
Caracterización microscópica
De la rodaja para el estudio microscópico se cortaron
cubos de 2 cm por lado (10 cubos de albura y 10 de dura-
men), los que se ablandaron saturándolos al vacío con
agua destilada y luego calándolos en agua hirviendo por
10 min. Se cortaron secciones de 20 pm en los tres planos
con un xilotomo SM2000R (Leica, Alemania), y se tiñe-
ron con Pardo de Bismarck a 1% por 6 h. Luego se deshi-
drataron en una serie de alcoholes y finalmente se
aclararon en xilol por 2 min; las secciones se montaron
con resina sintética (Sandoval, 2005). Para obtener el
material disociado, se cortaron astillas y se digirieron en
la solución de Franklin (1946) a 60 °C por 24 h. Luego se
enjuagaron y se tiñeron con Pardo de Bismarck, para
hacer preparaciones temporales. Las mediciones se reali-
zaron en un microscopio de luz DM 500, con cámara
integrada ICC50 (Leica, Alemania). Los vasos se clasifi-
caron en vasos con diámetro ancho (> 150 pm) y vasos
con diámetro angosto (< 150 pm) (Chávez et al ., 2010). Se
midió el diámetro mayor de los vasos en el corte transver-
sal (n = 600 por especie), y la longitud de elementos de
vaso en el material disociado (n = 90 por especie); las
mediciones se realizaron de acuerdo con IAWA (1989).
También se realizaron 120 mediciones por especie de la
longitud y ancho de las fibras, del diámetro de lumen y el
espesor de pared de las fibras, del alto y ancho de los
radios uniseriados, del ancho y número de series en radios
multiseriados, y del número de vasos por milímetro cua-
drado. Los elementos mensurables se clasificaron con
base en la media de acuerdo a la clasificación de Chattaway
(1932), IAWA (1939) y Tortorelli (1956). Para determinar
la altura de los radios multiseriados, se midieron con un
vernier 32 radios completos en la albura y en el duramen
de cada especie, utilizando las tablillas de la caracteriza-
ción macroscópica, sin hacer distinción del árbol al que
pertenecían.
Para el estudio al microscopio electrónico de barrido,
se cortaron cubos de madera de 5 mm por lado, se deshi-
drataron en una serie etanólica creciente, y se recubrieron
con oro. Se utilizó un microscopio JSM-6390 (JEOL Ltd.,
Japón), operando a 15 kV.
Propiedades Físicas y dureza
Con el objetivo de establecer la influencia de las estructu-
ras anatómicas sobre dos propiedades físicas y una propie-
dad mecánica de la madera, se utilizaron probetas de una
mezcla de albura y duramen para determinar la densidad
básica (DB) (n=36 por especie), la contracción volumétrica
(CV, n=36) y la dureza (n=24), siguiendo la norma ASTM
D 143-94 (ASTM, 2007). Estas propiedades se clasificaron
de acuerdo a Sotomayor (2005), Chávez-Doldán (2007) y
Dávalos y Bárcenas (1999), en el mismo orden. El material
para estas determinaciones se obtuvo de la primera troza
comercial de 1,20 m de longitud de cada árbol, aserrada
en cuartos, para obtener polines de 7 cm x 7 cm x 120 cm
con sus tres planos típicos definidos (Najera et al., 2005).
Análisis estadístico
Para determinar diferencias entre los elementos celulares
de las especies estudiadas, se realizó un análisis de
varianza, seguido de un análisis de comparación de medias
(Tukey, a = 0,05). Para determinar la relación de los ele-
mentos celulares con la densidad básica, la contracción
volumétrica y la dureza de la madera, se calculó el coefi-
ciente de correlación de Pearson (r). Los análisis estadísti-
cos se realizaron usando el paquete estadístico SAS (SAS
Institute, 1989).
Resultados y discusión
Caracterización macroscópica
En general, el duramen fue más oscuro que la albura, aun-
que no se observó una diferencia muy marcada entre el
color de la albura y del duramen en las dos especies. La
madera de Q. laurina fue más clara que la de Q. crassifo-
lia , tanto en albura como en duramen (Tabla 1). El sabor
amargo de la madera es una característica común en las
dos especies, resultado de la cantidad de extractivos pre-
sentes como taninos y polifenoles. Honorato y Hernández
(1998) cuantificaron los taninos de la madera de Q. lau-
rina y de Q. crassifolia , 1,17% y 1,52% en el mismo
orden, sin diferencias estadísticas entre las dos especies.
La porosidad anular de las dos especies es similar a la
179
Ruiz-Aquino etai. Estructura anátomica de la madera de dos encinos
Tabla 1. Características anatómicas macroscópicas de la madera de Quercus laurina y Q. crassifolia.
Descripción
^aracterisuca
Quercus laurina
Quercus crassifolia
Color
Albura
Blanco 10YR 8/2
Castaño muy pálido 10YR 8/4
Duramen
Gris claro 10YR 7/2
Gris rosáceo 7.5 YR 6/2
Olor
No característico
No característico
Sabor
Amargo
Amargo
Brillo
Alto
Medio
Veteado
Medio
Pronunciado
Textura
Media
Gruesa
Hilo
Recto
Recto
Porosidad
Anular
Anular
encontrada por De la Paz Pérez y Dávalos (2008) y tiene
influencia sobre el veteado de la madera. Otras caracterís-
ticas anatómicas macroscópicas se presentan en la tabla 1.
Caracterización microscópica
Radios
Una de las características anatómicas más notable de la
madera de encino es la presencia de radios multiseriados.
Las especies que aquí se describen presentan radios unise-
riados, multiseriados y agregados. Las dimensiones y el
número de células de los radios se consignan en la tabla 2.
En las dos especies, los radios leñosos son homogéneos
(Fig. 1A, IB), formados por células procumbentes (Fig.
1C, ID), lo que coincide con De la Paz Pérez et al. (2006)
y De la Paz Pérez y Dávalos (2008). Fos radios uniseriados
en la madera de albura de Q. laurina son 3,5% más altos
que los de Q. crassifolia ; sin embargo, no se encontraron
diferencias significativas en la altura de los radios entre
albura-albura, duramen-duramen y albura-duramen de
ambas especies. Según la clasificación de Chattaway
(1932), los radios uniseriados se clasifican como extrema-
damente bajos; respecto al ancho, los radios uniseriados
se clasifican de extremadamente finos a muy finos (IAWA,
1939). Se encontraron diferencias estadísticas significati-
vas entre albura y duramen de Q. laurina ( p - 0,006),
albura y duramen de Q. crassifolia ( p = 0,046), y en
albura-albura (p = 0,001) y en duramen-duramen (p =
0,038) de las dos especies. Fas medias halladas en el pre-
sente estudio para Q. laurina , en los radios uniseriados
(número de células) y en los radios multiseriados (número
de series), fueron mayores a los encontrados para la misma
especie por De la Paz Pérez y Dávalos (2008), 11 células y
21 series. Para Q. crassifolia , De la Paz Pérez et al. (2005)
encontraron radios multiseriados muy anchos (387 pm,
20 series), valores menores a los que se obtuvieron en este
estudio. No se encontraron diferencias significativas al
comparar la altura de los radios multiseriados entre la
albura-albura y el duramen-duramen de las dos especies.
En Q. laurina , la altura de los radios multiseriados fue de
17,6 mm ± 3,4 mm y de 13,2 mm ± 1,5 mm en albura y
duramen, respectivamente; mientras que en Q. crassifolia ,
la misma altura fue de 16,7 mm ± 3,1 mm y 13,4 mm ±
3,1 mm, en el mismo orden. Estas alturas son compara-
bles con las obtenidas previamente para los radios multi-
seriados de Q. laurina (1,5 mm a 2,0 mm) y Q. crassifolia
(0,7 mm a 1,5 mm) por De la Paz Pérez y Dávalos (2008).
Por otra parte, en cada una de las dos especies, los radios
multiseriados fueron significativamente más altos en la
albura que en el duramen (p < 0,001 en los dos casos). Fas
180
Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 177-189 Primavera 2016
Tabla 2. Dimensiones y número de células de radios de la madera de Quercus laurina y Q. crassifolia.
Dimensiones
Quercus laurina
Quercus crassifolia
Árbol
Media (DE)
Árbol
Media (DE)
l
2
3
/
2
3
Radios uniseriados albura
Altura (pm)
420,2
349,8
414,1
394,7 (68)
357,4
387,8
381,3
375,5 (78)
Ancho (pm)
12,3
15,6
14,1
14,0 (3,7)
16,6
15,3
16,7
16,2 (3,4)
No. células
20,5
17,1
18,7
18,7 (3,7)
14,4
19,4
16,7
16,8 (4,6)
Radios uniseriados duramen
Altura (pm)
354,1
412,1
375,9
380,7 (82)
369,8
385,2
367,5
374,2 (75)
Ancho (pm)
16,1
16,4
15,5
16,0 (4,1)
21,4
15,3
16,8
17,8 (5,3)
No. células
16,0
19,2
17,3
17,5 (4,3)
16,7
18,3
16,2
17,1 (3,5)
Radios multiseriados albura
Ancho (pm)
434,0
309,6
280,7
341,5 (90)
464,0
363,7
438,3
422,0 (121)
No. series
30,9
24,6
21,8
25,7 (5,6)
28,2
21,9
25,1
25,0 (6,1)
Radios multiseriados duramen
Ancho (pm)
493,5
288,5
323,4
368,4 (120)
384,4
409,2
643,0
478,9 (170)
No. series
34,9
22,5
25,0
27,4 (7,5)
23,8
24,2
31,7
26,6 (7,0)
DE: desviación estándar
dimensiones de los radios son de las variables anatómicas
que más influencia tienen en el proceso de secado, debido
a que presentan una pared celular primaria flexible, poco
engrosada y constituyen puntos débiles en la madera por
la ausencia de la pared secundaria (Metcalfe y Chalk,
1985). En conjunción con su densidad alta, acentúan las
contracciones altas en la madera, ocasionando problemas
en su industrialización. Por otra parte, los radios visibles
a simple vista, son un carácter anatómico valioso de la
figura de la madera de encino, apreciado en la fabricación
de pisos, muebles y chapas.
Vasos y parénquima axial
Con respecto a su longitud, los elementos de vaso se clasi-
fican como medianos en ambas especies (Chattaway,
1932). En el plano transversal, los vasos presentan poros
con diámetro tangencial de moderadamente pequeños a
moderadamente grandes (IAWA, 1939). En la albura de
ambas especies, los poros por milímetro cuadrado son
escasos y en el duramen moderadamente escasos
(Chattaway, 1932). La consideración del diámetro y la
cantidad de poros por milímetro cuadrado es importante
en las operaciones de acabado y pegado, ya que a mayor
número por milímetro cuadrado, es más difícil darle un
buen acabado a la madera y la adhesión de las superficies
es menor.También tiene relevancia en los procesos de
impregnación de la madera, pues la presencia de vasos
numerosos es deseable para facilitar el movimiento y la
distribución uniforme de los preservadores (Honorato,
2002). Las dimensiones de los vasos se presentan en la
tabla 3.
La madera de Q. laurina presentó porosidad anular
(Fig. 2A), similar a la encontrada para esta especie por De
la Paz Pérez y Quintanar (2001) y De la Paz Pérez y Dáva-
los (2008), pero diferente a la porosidad semianular obte-
nida por Aguilar y Castro (2006) y De la Paz Pérez et al.
181
Ruiz-Aquino etal. Estructura anátomica de la madera de dos encinos
Figura 1. A) Quercus laurina, duramen árbol 3 (lOx), RU = radio uniseriado; RM = radio multiseriado. B) Q. crassifolia, albura árbol
2 (4x); RA = radio agregado. C) Q. laurina, duramen árbol 1 (lOx), RH = radio homogéneo, Pax = parénquima axial. D) Q. crassifolia ,
albura árbol 1 (lOx), EV = elemento de vaso.
(2006). Los poros son de contorno oval y circular, solita-
rios y arreglados en hileras radiales, presentan tílides en la
madera de duramen (Fig. 2B). Los elementos de vaso (Fig.
2C) presentan placas perforadas simples y puntuaciones
areoladas alternas de forma oval (Fig. 2D), no presentan
engrosamiento de la pared celular. El parénquima axial es
apotraqueal difuso en agregados.
La madera de Q. crassifolia , presentó porosidad anu-
lar (Fig. 3A), lo que coincide con lo descrito para la misma
especie por De la Paz Pérez y Dávalos (2008) y De la Paz
Pérez y Quintanar (2001). La porosidad anular mejora las
características estéticas de la madera, haciendo el veteado
más atractivo. Los poros son de contorno oval y circular,
solitarios y arreglados en hileras radiales y presentan tíli-
des en la madera de duramen (Fig. 3B, Fig. 4A). Los ele-
mentos de vaso presentan placas perforadas simples (Fig.
4B), y puntuaciones areoladas alternas de forma oval (Fig.
3D), con ausencia de engrosamientos de la pared celular.
El parénquima axial es apotraqueal difuso en agregados.
Se encontraron diferencias estadísticas entre las especies
estudiadas en el número de poros por milímetro cuadrado
en madera de duramen ( p = 0,007), y en el diámetro de
poros menores a 150 pm en albura y duramen ( p < 0,001).
Fibras, ñbrotraqueidas y traqueidas vasicéntricas
Las dimensiones de las fibras y las características de los
radios multiseriados, son las variables que más influencia
tienen en las propiedades físicas y mecánicas de la madera
y para establecer la factibilidad de utilizar la madera en la
producción de pulpa, papel, y tableros de fibras. Las dos
182
Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 177-189 Primavera 2016
Figura 2. Quercus laurina A) albura árbol 2, porosidad anular, PA = parénquima apotraqueal difuso (4x). B) duramen árbol 1, Pax =
parénquima axial, Ti = tílides (lOx). C) EV = elemento de vaso en albura (madera temprana), material disociado árbol 1 (lOx). D) Pu
= puntuaciones areoladas alternas en elemento de vaso, duramen árbol 3 (40x).
especies presentan fibras de tipo libriforme, fibrotraquei-
das y traqueidas vasicéntricas; en el duramen de Q. crassi-
folia se identificaron fibras septadas aisladas (Fig. 4D).
Con respecto a la clasificación de IAWA (1937), las fibras
de albura de ambas especies se clasifican como moderada-
mente largas, mientras que las de duramen como fibras
medianas (Tabla 4). Con base en el diámetro, las fibras de
albura se clasifican como medianas y las de duramen
como finas; con referencia al espesor de la pared, Q. cras-
sifolia presentó fibras de pared gruesa en albura y dura-
men, mientras para Q. laurina la pared es gruesa en
albura y muy gruesa en duramen (Tortorelli, 1956).
Se encontraron diferencias significativas entre la lon-
gitud ( p < 0,001), el diámetro ( p = 0,002) y el espesor de
pared ( p < 0,001) de fibras de albura y duramen de Q.
laurina , y también entre la longitud ( p < 0,001) y el diá-
metro ( p < 0,001) de fibras de albura y duramen de Q.
crassifolia. No se encontraron diferencias estadísticas sig-
nificativas en los tres parámetros al comparar las fibras
de albura-albura y duramen-duramen de las dos especies
( p > 0,05).
Propiedades Físicas
La densidad básica (DB) de la madera de Q. laurina fue de
0,693 g cm' 3 , superior a los 0,600 g cnr 3 encontrados por
Honorato y Fuentes (2001) para la misma especie y a los
0,652 g cm' 3 de De la Paz Pérez y Dávalos (2008). En Q.
crassifolia , la DB fue de 0,666 g cm 3 , similar a los 0,687 g
cm' 3 hallados por De la Paz Pérez y Dávalos (2008) (Tabla
5). Las diferencias en la densidad de la madera ocurren
183
Ruiz-Aquino etol. Estructura anátomica de la madera de dos encinos
Tabla 3. Dimensiones de los vasos de la madera de Quercus laurina y Q. crassifolia.
Dimensiones
Quercus laurina
Quercus crassifolia
Árbol
Media (DE)
Árbol
Media (DE)
l
2
3
l
2
3
Albura
D (> 150 |_im)
205,0
282,8
286,7
258,2 (52,4)
276,7
262,8
250,4
263,3 (40,9)
D (<150 |_im)
95,8
100,6
109,3
101,9 (21,6)
135,5
117,1
113,8
122,1 (22,6)
Longitud (|_im)
426,0
427,2
487,0
446,7 (87,6)
419,2
524,7
496,2
480,0 (109)
Número/mm 2
5,2
4,4
4,8
4,8 (1,6)
4,9
4,2
5,2
4,8 (1,3)
Duramen
D (> 150 |_im)
201,5
258,7
257,0
239,1 (45,6)
241,4
255,5
216,3
237,7 (35,9)
D (<150 |_im)
100,0
97,6
98,6
98,7 (19,5)
112,7
119,1
120,0
117,3 (18,6)
Longitud (|_im)
420,9
440,8
417,5
426,4 (86,7)
447,8
481,5
455,0
461,5 (86,6)
Número/mm 2
4,6
5,3
5,2
5,2 (2,6)
5,6
5,0
5,9
5,5 (1,6)
DE = desviación estándar; D = diámetro (|jm)
Tabla 4. Dimensiones de las fibras de la madera de Quercus laurina y Q. crassifolia.
Dimensiones
Quercus laurina
Quercus crassifolia
Árbol
■ Media (DE)
Árbol
Media (DE)
/
2
3
/
2
3
Albura
Longitud (mm)
19
17
18
18 (0,2)
17
19
2,0
19 (0,2)
Diámetro (|_im)
22,6
28,3
27,1
26,0 (5,8)
26,2
26,0
28,1
26,7 (4,1)
DL (|_im)
7,7
10,4
9,4
9,2 (3,5)
9,8
12,7
9,9
10,8 (11)
EP (|_im)
7,5
9,0
8,8
8,4 (1,9)
8,2
6,6
9,1
8,0 (5,5)
Duramen
Longitud (mm)
15
17
17
16 (0,2)
16
17
16
16 (0,1)
Diámetro (|_im)
24,7
22,0
22,7
23,1 (3,9)
23,1
23,5
22,8
23,1 (4,3)
DL (|_im)
10,2
7,6
8,7
8,8 (2,5)
8,4
7,4
8,0
7,9 (2,0)
EP (|_im)
7,3
7,2
7,0
7,1 (1,3)
7,4
8,1
7,4
7,6 (1,8)
DL = diámetro del lumen; EP = espesor de pared (pm)
por cambios en la proporción de los elementos constituti-
vos del xilema, como vasos, fibras y células de parén-
quima, y a la variación en el espesor de la pared celular del
esclerénquima, atribuidas a las condiciones climáticas y
de suelo de las distintas regiones donde crecen los indivi-
duos (Bernal y Terrazas, 2000; Montaño et al . , 2013). La
DB de las dos especies fue alta, de acuerdo con la clasifica-
ción de Sotomayor (2005). Como se esperaba de una
184
Madera y Bosques vol .22, núm. 1 : 177-189 Primavera 2016
Figura 3. Quercus crassifolia, duramen árbol 2 A) porosidad anular (4x); PA = parénquima apotraqueal difuso. B) Ti = tílide,
duramen árbol 3 (40x). C) EV = elemento de vaso en albura (madera tardía), material disociado árbol 3; FT = fibrotraqueida; FL = fibra
libriforme (lOx). D) Pu = puntuaciones areoladas alternas en elemento de vaso, albura árbol 1 (40x).
madera de densidad alta, la contracción volumétrica de las
dos especies también fue alta, de acuerdo con la clasifica-
ción de Chávez-Doldán (2007). Una contracción volumé-
trica alta indica una menor estabilidad dimensional de la
madera, lo que precisa mayor cuidado en el proceso de
secado de la madera, ya que habrá una mayor tendencia a
la presencia de agrietamiento y rajaduras en el material.
La dureza de la madera de Q. laurina fue superior a la
de Q. crassifolia (Tabla 5) y ambas especies se clasifican
como de dureza alta, de acuerdo con Dávalos y Bárcenas
(1999). La dureza, como las demás propiedades físicas de la
madera, están directamente relacionadas con la DB; en este
estudio, Q. laurina presentó una DB superior a Q. crassifolia ,
lo que es consistente con los valores de dureza encontrados.
Relación entre propiedades físicas y parámetros
anatómicos
De acuerdo con el análisis de correlación, se encontraron
correlaciones significativas entre las propiedades físicas y
algunos parámetros anatómicos (Tabla 6). Para Q. lau-
rina , , las correlaciones positivas más altas se dieron entre
la densidad básica (DB) y el ancho de los radios uniseria-
dos (r = 0,98) y, como se anticipaba, entre la DB y el espe-
sor de la pared de la fibra (EPF) (r = 0,97). También se
encontraron correlaciones positivas altas entre la contrac-
ción volumétrica y el diámetro de lumen (DE) (r = 1,00) y
entre el ancho de los radios multiseriados (ARM) y la
dureza (r = 0,83). En Quercus crassifolia , se encontraron
correlaciones positivas altas entre la DB y el DL (r = 0,99),
185
Ruiz-Aquino etcil. Estructura anátomica de la madera de dos encinos
Figura 4. Quercus crassifolia. Microscopio electrónico de barrido: A) Ti = tílides en elemento de vaso, corte radial, duramen árbol 1.
B) PPS = placa perforada simple, albura árbol 3. Microscopio de luz: C) Pax = parénquima axial, albura árbol 1 (lOx). D) Fibra septada
(FS), duramen árbol 2 (40x).
Tabla 5. Propiedades físicas de la madera de Quercus laurina y Q. crassifolia.
Propiedades
físicas
Quercus laurina
Quercus crassifolia
Árbol
■ Media (DE) -
Árbol
■ Media (DE)
1
2
3
1
2
3
DB (g crrv 3 )
0,685
0,704
0,690
0,693 (0,02)
0,656
0,681
0,661
0,666 (0,02)
CV (%)
17,94
19,93
21,09
19,65 (1,54)
16,61
16,18
16,81
16,53 (1,14)
DJ (fcN)
10,10
8,64
6,90
8,55 (2,22)
7,82
7,37
9,03
8,08 (1,13)
DE = Desviación estándar; DB = Densidad básica; CV = Contracción volumétrica; DJ = Dureza Janba, cara transversal (carga máxima)
186
Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 177-189 Primavera 2016
Tabla 6. Correlación entre propiedades físicas y parámetros anatómicos de la madera de Quercus laurina y Q. crassifolia.
Propiedades
físicas
Coeficiente de correlación (r)
DV > 150
DV < 150
LV
DF
EPF
DL
ARU
ARM
Quercus laurina
Densidad básica
0,86
0,19
0,36
0,94
0,97
0,58
0,98
-0,87
Contracción Vol.
0,94
0,89
0,95
0,85
0,80
1,00
0,46
-0,93
Dureza
-0,85
-0,96
-0,99
-0,73
-0,66
-0,99
-0,27
0,83
Quercus crassifolia
Densidad básica
0,50
-0,36
0,80
-0,41
-0,85
0,99
-0,79
-0,69
Contracción Vol.
-0,75
0,05
-0,14
0,93
0,97
-0,99
0,57
0,88
Dureza
-0,97
-0,40
-0,14
0,93
0,98
-0,80
0,14
1,00
DV = diámetro del vaso; LV = longitud de los elementos del vaso; DF = diámetro de la ñbra; EPF = espesor de pared de la ñbra; DL = diámetro de lumen de las ñbras;
ARU = ancho de radios uniseriados; ARM = ancho de radios multiseriados
entre la contracción volumétrica y el EPF (r = 0,97) y entre
la dureza y el ARM (r = 1,00).
Cabe señalar que, junto con los vasos, las fibras pre-
sentan características distintas en las diferentes capas de
las zonas de crecimiento en las angiospermas de porosidad
anular como las aquí estudiadas. Sería deseable que los
futuros esfuerzos en la descripción anatómica de los enci-
nos incluyeran un análisis de las características anatómi-
cas de la madera temprana y de la madera tardía, así como
de la relación que guardan dichas características con las
propiedades físicas (e.g. densidad) y mecánicas (e.g. resis-
tencia al impacto) de la madera.
Conclusiones
La madera de Q. laurina presentó una tonalidad más
clara con respecto a Q. crassifolia y el atractivo veteado
de estos dos encinos permite disponer su utilización en
productos decorativos. La madera de las dos especies
pudo diferenciarse por el brillo alto y la textura media en
Q. laurina , contra un brillo medio y una textura gruesa
en Q. crassifolia. Las dos especies mostraron similitud en
todos sus caracteres microscópicos, aunque en Q. crassi-
folia se encontraron fibras septadas. Estadísticamente se
determinaron diferencias significativas entre las dos espe-
cies en el ancho de los radios uniseriados en albura y dura-
men, en el número de poros por milímetro cuadrado en el
duramen y en el diámetro de poros menores a 150 pm en
albura y duramen. Se determinó una correlación alta entre
el espesor de pared de las fibras y la densidad básica en Q.
laurina y entre el espesor de pared de las fibras y la con-
tracción volumétrica en Q. crassifolia. Ambas especies
mostraron correlación alta entre la contracción volumé-
trica y el diámetro de las fibras. Por otra parte, la dureza
alta indica que la madera de estas especies puede utilizarse
en la fabricación de pisos de tráfico pesado. Finalmente, la
alta contracción volumétrica aquí determinada, conlleva a
implementar programas de secado con condiciones de
temperatura y humedad rigurosamente controladas.
Reconocimientos
Al Programa de Mejoramiento al Profesorado (Promep)
por la beca otorgada al primer autor (Folio UNSIJ/001). A
la Dra. Amparo Borja de la Rosa por sus sugerencias y
facilidades para usar los instrumentos del Faboratorio de
Anatomía y Tecnología de la Madera de la UACh. Al Ing.
Gonzalo Novelo González por su apoyo en los ensayos con
la máquina universal. Al Biól. Gabriel González Adame
por su ayuda en la colecta e identificación del material.
187
Ruiz-Aquino etal. Estructura anátomica de la madera de dos encinos
Referencias
Aguilar, S. y B.J. Castro. 2006. Anatomía de la madera de doce
especies del bosque mesófilo de montaña del Estado de
México. Madera y Bosques 12(1):95-115.
Aldrich, P.R. y J. Cavender B. 2011. Quercus. In: C. Kole, ed.
Wild crop relatives: genomic and breeding resources,
forest trees. Springer, Berlin Heidelberg. p: 89-129.
Aquino, C., F. Ruiz-Aquino y M.E. Fuente. 2012. Caracteriza-
ción del patrimonio natural de la comunidad de Ixtlán de
Juárez: una aproximación desde el espacio territorial. In:
M.E. Fuente C., F. Ruiz A. y C. Aquino V., eds. Conoci-
miento indígena contemporáneo y patrimonio biocultural
en la Sierra Juárez de Oaxaca: Aportaciones empíricas y
analíticas hacia la sustentabilidad. Universidad de la Sie-
rra Juárez, México. p:35-59.
ASTM (American Society for Testing and Materials). 2007.
ASTM D143-94. Standard Test methods for small clear
specimens of timber. ASTM International, West Consho-
hocken, Pennsylvania 32 p.
Bernal, S. y T. Terrazas. 2000. Influencia climática sobre la
variación radial de caracteres anatómicos de madera en
Abies religiosa. Madera y Bosques 6(l):73-86.
Coombes, A. 2012. Quercus crassifolia. Curtis’s Botanical
Magazine 29(2):162-169.
Chattaway, M. 1932. Proposed standards for numerical valúes
used in describing woods. Tropical Woods 29:20-28.
Chávez, D. M., S. Aguilar y T. Terrazas. 2010. Variación anató-
mica en la madera de Quercus obtusata (Fagaceae).
Madera y Bosques 16(2):69-87.
Chávez-Doldán, N.S., D. Ramírez H. y M.G. Ovelar. 2007.
Estudio de los cambios dimensionales de la madera de
Apuleia leiocarpa (Vog.) Macbride (yvyra pere) secada en
cámara solar. Investigación Agraria 9(2):72-77.
Dávalos, R. y G. M. Bárcenas. 1999. Clasificación de las propie-
dades mecánicas de las maderas en condición “seca”.
Madera y Bosques 5(l):61-69.
De la Paz-Pérez, C. y A. Quintanar. 2001. Características ana-
tómicas de la madera de Quercus castanea Née, Q. cras-
sifolia Humb. et Bonpl. y Q. laurina Humb. et Bonpl.
Revista Ciencia Forestal en México 24 (85):95-115.
De la Paz-Pérez, C. y R. Dávalos. 2008. Algunas características
anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de
Quercus (encinos) de México. Madera y Bosques
14(3):43-80.
De la Paz-Pérez, C., R. Dávalos y A. Quintanar. 2005. Influen-
cia de los radios en algunas propiedades físicas y mecáni-
cas de la madera de ocho encinos ( Quercus ) de Durango,
México. Madera y Bosques ll(2):49-68.
De la Paz-Pérez, C., S. Vélez y J. Ceja. 2006. Anatomía de la
madera de ocho especies de Quercus (Fagaceae) de
Oaxaca, México. Madera y Bosques 12(l):63-94.
Flores, R., M.E. Fuentes, J. Quintanar y J.C. Tamarit. 2013.
Maquinado de cuatro especies maderables de encino de la
sierra de Juárez, Oaxaca. Revista Mexicana de Ciencias
Forestales 4(16):22-33.
Flores, R., J.V. Rangel, J. Quintanar, M.E. Fuentes y F. Váz-
quez. 2007. Calidad de maquinado de la madera de Quer-
cus a f finís y Quercus laurina. Revista Ch apingo Serie
Ciencias Forestales y del Ambiente 13(1): 41-46.
Franklin, G.F. 1946. A rapid method of softening wood for
microtome sectioning. Tropical Woods 88:35-36.
González, A., D.M. Arias, S. Valencia y K. Oyama. 2004. Mor-
phological and RAPD analysis of hybridization between
Quercus affnis and Q. laurina (Fagaceae), two Mexican
red oaks. American Journal ofBotany 91(3):401-409.
Honorato, J.A. 2002. Características anatómicas de la madera
de encino. In: O.J. Quintanar, ed. Características, propie-
dades y procesos de transformación de la madera de los
encinos de México. Inifap-CIRCE. C. E. San Martinito.
Puebla, México. p:34-68.
Honorato, J. A. y J. Hernández. 1998. Determinación de compo-
nentes químicos de la madera de cinco especies de encino
del estado de Puebla. Madera y Bosques 4(2):79-93.
Honorato, J. A. y M.E. Fuentes. 2001. Propiedades físico-mecá-
nicas de la madera de cinco especies de encino del estado
de Guanajuato. Revista Ciencia Forestal en México
26(90):5-28.
IAWA Committee. 1937. Standard terms of length of vessel
members and wood fibers. Tropical Woods 51:21-22.
IAWA Committee. 1939. Standard terms of size for vessel diame-
ter and ray width. Tropical Woods 59:51-52.
188
Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 177-189 Primavera 2016
IAWA Committee. 1989. List of macroscopic features for hard-
wood Identification. IAWA Bulletin 10(3):219-332.
Kremer, A., A.G. Abbott, J.E. Carlson, P.S. Manos, C. Plomion,
P. Siseo, M.E. Staton, S. Ueno y G.G. Vendramin. 2012.
Genomics of Fagaceae. Tree Genetics & Genomes
8(3):583-610.
Metcalfe, C.R. y L. Chalk. 1985. Anatomy of the dicotyledons:
Wood structure and conclusión of the general introduc-
tion. Clarendon Press. Oxford. 297 p.
Montaño, S.A., S.L. Camargo y C. de la Paz-Pérez. 2013. Ecoa-
natomía de los elementos de vaso de la madera de cinco
especies del género Mimosa (Leguminosae-Mimosoi-
deae). Botanical Sciences 91(1):1-10.
Munsell Color Company. 1975. Munsell soil color charts. Balti-
more, Maryland. 17 p.
Nájera, J. A., Z. Vargas, J. Méndez y J.J. Graciano. 2005. Propie-
dades físicas y mecánicas de la madera en Quercus laeta
Liemb. de El Salto, Durango. Ra Ximbai 1(03 ):559-576.
Nixon, ICC. 1993. The genus Quercus in México. In: T.P.
Ramamoorthy, R. Bye, A. Lot, y J. Fa, eds. Biological
diversity of México: origins and distribution. Oxford Uni-
versity Press. Nueva York, EUA. p:447-458.
Oh, S.H. y P.S. Manos. 2008. Molecular phylogenetics and
cupule evolution in Fagaceae as inferred from nuclear
CRABS CLAW sequences. Taxon 57(2):434-451.
Ortega, F., L. Guerrero, T. Carmona y C. Córdoba. 1988.
Angiospermas arbóreas de México. Núm. 1. Anatomía de
la madera de 28 especies de Cosautlán de Carvajal, Vera-
cruz. Boletín Técnico La Madera y su Uso No. 19. Insti-
tuto Nacional de Investigaciones sobre Recursos
Bióticos-Universidad Autónoma Metropolitana Atzca-
potzalco. México. D.F. 206 p.
Quintanar, J. 2002. Características, propiedades y procesos de
transformación de la madera de los encinos de México.
Inifap-CIRCE. C. E. San Martinito. Puebla, México.
Ramos, C.H. y V. Díaz. 1981. Instrucciones para recolectar
muestras de madera para estudios tecnológicos. Insti-
tuto Nacional de Investigaciones Forestales. Boletín
Divulgativo.
Ruiz-Aquino, F., J.I. Valdez, F. Manzano, G. Rodríguez, A.
Romero y M.E. Fuentes. 2014. Ecuaciones de biomasa
aérea para Quercus laurina y Q. crassifolia en Oaxaca,
México. Madera y Bosques 20(2):33-48.
Ruiz-Aquino, F., J. I. Valdez, A. Romero, F. Manzano y M. E.
Fuentes. 2015a. Spatial distribution of two oak species
and ecological attributes of pine-oak woodlands from
Ixtlán de Juárez, Oaxaca. Revista Cbapingo Serie Cien-
cias Forestales y del Ambiente 21(l):67-80.
Ruiz-Aquino, F., M.M. González-Peña, J.I. Valdez, U.S. Revilla
y A. Romero. 2015b. Chemical characterization and fuel
properties of wood and bark of two oaks from Oaxaca,
México. Industrial Crops and Products 65:90-95.
Rzedowski, J. 1978. Vegetación de México. Limusa. México.
432 p.
Sandoval, E. 2005. Técnicas aplicadas al estudio de la anatomía
vegetal. Cuadernos del Instituto de Biología 38. UNAM.
México, D.F. 281 p.
SAS Institute. 1989. SAS user’s guide statistics. Cary, North
Carolina. SAS Institute Inc.
Sotomayor, J.R. 2005. Características mecánicas y clasificación
de la madera de 150 especies mexicanas. Investigación e
Ingeniería de la Madera l(l):l-24.
Tortorelli, L. 1956. Maderas y bosques argentinos. ACME. Bue-
nos Aires. 910 p.
Tovar, E. y K. Oyama. 2004. Natural hybridization and hybrid
zones between Quercus crassifolia and Quercus crassipes
(Fagaceae) in México: morphological and molecular evi-
dence. American Journal ofBotany 91(9):1352-1363.
Valencia, S. 2004. Diversidad del género Quercus (Fagaceae) en
México. Boletín de la Sociedad Botánica de México
75:33-53.
Valencia, S., M. Gómez, y F. Becerra. 2002. Catálogo de enci-
nos del estado de Guerrero, México. Libro Técnico No. 1.
Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agríco-
las y Pecuarias. México. 180 p.
Manuscrito recibido el 17 de mayo de 2014.
Aceptado el 10 de noviembre de 2015.
Este documento se debe citar como:
Ruiz-Aquino, F., M.M. González-Peña, J.I. Valdez-Hernández y A.
Romero-Manzanares. 2016. Estructura anatómica de la madera de
dos encinos de Oaxaca. Madera y Bosques 22(1)177-189.
189
Madera y Bosques vol .22, núm . 1: 191-202 Primavera 2016
Anatomía de la
madera de tres especies de Mimosa
(Leguminosae-Mimosoideae) distribuidas
en México
Wood anatomy of three species of Mimosa (Leguminosae-Mimosoideae)
occurring in México
Susana Adriana Montaño-Arias 1 *, Sara Lucía Camargo-Ricalde 1 y Rosaura Grether 1
1 Departamento de Biología, División de Ciencias Bioló- * Autor de correspondencia. ar¡as_susan(a)hotma¡l.com
gicas y de la Salud. Universidad Autónoma Metropo-
lltana-lztapalapa. Ciudad de México, México. rogg(a)
xanum.uam.mx, slcr@xanum.uann.nnx
Resumen
La diversidad morfológica del género Mimosa y su problemática taxonómica han propiciado la búsqueda de caracteres en otras fuentes
de evidencia como la anatomía de la madera. Se realizó un estudio comparativo de la anatomía de la madera de tres especies de Mimosa
distribuidas en México: M. arenosa, M. I acerata y M. polyantba (Sección Batocaulon); la primera de amplia distribución en la vertiente
del Pacífico en México, Nicaragua, Colombia, Venezuela y Brasil; mientras que las otras dos especies son endémicas de México. Del tallo
de tres individuos por especie se colectó una troza de 80 cm de largo, a 80 cm de distancia del suelo. Se hicieron 25 mediciones de 15
caracteres anatómicos por individuo. Los resultados indican que los caracteres distintivos a nivel específico son: el tipo de porosidad, el
tipo y la predominancia del parénquima axial y la presencia o ausencia de traqueidas vasicéntricas y de cristales prismáticos.
Palabras clave: anatomía comparada, Batocaulon, características anatómicas, Centroamérica, Sudamérica, taxonomía.
Abstract
The morphological diversity of the genus Mimosa and its complex taxonomy have led to the search of other sources of characters, such
as those provided by the wood anatomy. The aim of this work was to carry out a comparative study of the wood anatomy of three Mi-
mosa species: M. arenosa , M. lacerata y M. polyantba (Section Batocaulon ); the first one is widely distributed along the Pacific slopes in
México, Nicaragua, Colombia, Venezuela and Brazil; while the other two are endemic to México. One stem fragment of 80 cm was co-
llected at 80 cm over the soil, from three plants per species. Twenty-five measurements of 15 wood anatomical characters per individual
were made. The results suggest that the distinguishing characters among the studied species are: type of porosity, type and prevalence of
axial parenchyma, and the presence or absence of vasicentric tracheids and prismatic crystals.
Keywords: compared wood anatomy, Batocaulon , anatomical characteristics, central America, South America, taxonomy.
Introducción
El género Mimosa pertenece a la familia Leguminosae,
subfamilia Mimosoideae, ubicado en la tribu Mimoseae.
Las leguminosas son una de las seis familias de angiosper-
mas más diversas a nivel mundial y mejor representadas
en México (Lewis et al ., 2005; Rzedowski, 1991; Sosa y
Dávila, 1994; Sousa et al ., 2001). La subfamilia Mimosoi-
deae está conformada por 3270 especies distribuidas prin-
cipalmente en las regiones tropicales del mundo.
De las Mimosoideae presentes en México, el género
Mimosa es el más diverso contando con ca. 110 especies,
de las cuales 60% son endémicas del país (Grether et al .,
191
Montaño-Arias etal. Anatomía de la madera de tres especies de Mimoso
1996), por lo que México es considerado el segundo cen-
tro de diversificación del género, después de Brasil (Bar-
neby, 1991; Grether, 1978; Simón et al., 2011). Asimismo,
el género presenta una gran diversidad de formas de vida,
representado tanto por herbáceas como por arbustos,
árboles y lianas, con inflorescencias en capítulos o en espi-
gas, y legumbres con las valvas enteras o divididas en arte-
jos; además de establecerse en diversos tipos de vegetación
y hábitats (Camargo-Ricalde et al., 2001).
Esta diversidad morfológica ha dado como resul-
tado que la determinación de las especies de Mimosa sea
muy compleja (Montaño-Arias, 2010), por lo que varias
de ellas han sido objeto de estudios no solamente taxo-
nómicos y sistemáticos (Chehaibar, 1988; Grether,
2000), sino también palinológicos (Caccavari, 1985,
1986, 1987; Chehaibar, 1988; Flores-Cruz et al., 2006),
ecológicos (Camargo-Ricalde et al., 2010a, b; Moreno-
Calles y Casas, 2010; Pavón et al., 2011) y, reciente-
mente, ecoanatómicos (Montaño-Arias et al., 2013). Es
relevante señalar que, aunque varios autores (i.e. Bareta-
Kuipers, 1981; Chehaibar y Grether, 1990; Marchiori,
1996; Montaño-Arias, 2010) consideran que el estudio
de la anatomía de la madera puede proporcionar carac-
teres de importancia taxonómica para el género, este
aspecto ha sido poco explorado todavía. Los estudios
sobre anatomía de la madera de Mimosa corresponden,
principalmente, a especies distribuidas en Brasil (i.e.
Heringer y De Paula, 1979; Marchiori, 1982, 1985,
1993, 1996; Maccari y Marchiori, 1994; Marchiori y
Muñiz, 1997) y algunas en Argentina (i.e. Cozzo y Cris-
tiani, 1950; Cozzo, 1951).
En el caso de las especies de Mimosa distribuidas en
México, destacan los estudios de Barajas-Morales y León-
Gómez (1989) y de Babos y Cumana (1992), quienes deta-
llaron la anatomía de la madera de M. arenosa (Willd.)
Poir.; Chehaibar y Grether (1990), describieron la anato-
mía de la madera de tres especies de la Sección Mimosa
serie Xantiae [aserie Lactifluae ]: M. lactiflua Delile ex
Benth., M. tricephala Slechtdl. & Cham. y M. sicyocarpa
B. L. Rob. Camargo-Ricalde (1997, 2000) y De Oliveira
et al. ^2006) describieron los caracteres anatómicos de la
madera de M. tenuiflora (Willd.) Poir. y Montaño-Arias
(2010) determinó los caracteres con valor taxonómico de
ocho taxa: M. acantholoba (H. & B. ex Willd.) Poir. var.
eurycarpa (B.L. Rob.) Barneby, M. bahamensis Benth.,
M. benthamii J.F. Macbr. var. benthamii, M. bexandra
M. Micheli., M. leucaenoides Benth., M. tejupilcana R.
Grether & A. Martínez-Bernal, M. tenuiflora y M. texana
(A. Gray) Small var. filipes (Britton & Rose) Barneby,
todas ellas pertenecientes a la Sección Batocaulon.
A nivel mundial, se ha descrito la madera de 40 espe-
cies de Mimosa, de las ca. 530 especies existentes. Sin
embargo, solo algunos trabajos se enfocan al estudio de
los caracteres anatómicos de la madera con posible valor
taxonómico (Marchiori, 1996; Montaño-Arias, 2010). De
las especies de Mimosa que crecen en México, solo se ha
estudiado la anatomía de la madera de 13 especies (ca.
12%), aun cuando se estima que ca. 68 especies (62%)
pudieran ser maderables (Barneby, 1991; Grether et al.
1996; Sousa et al. 2001, 2003).
Objetivo
El objetivo de este estudio fue describir y analizar en
forma comparativa, la anatomía de la madera de tres espe-
cies de Mimosa : M. arenosa, M. lacerata Rose y M.
polyantha Benth., pertenecientes a la Sección Batocaulon ,
con la finalidad de determinar aquellos caracteres de valor
taxonómico que contribuyan al conocimiento del género.
Materiales y métodos
Selección de especies y colecta de material
Se eligieron tres especies arbóreas de Mimosa, de amplia
distribución en México que habitan en zonas secas: M.
arenosa, M. lacerata y M. polyantha. Se colectaron tres
árboles de talla similar, por especie. Para cada sitio de
colecta, se registraron las coordenadas geográficas y datos
de los individuos (altura y diámetro del tronco a la altura
del pecho, DAP). Del tallo de cada uno de los tres indivi-
duos, por especie, se colectó una troza de 80 cm de largo,
a 80 cm de distancia del suelo. Los ejemplares de referen-
cia y las tablillas correspondientes están depositados en el
192
Madera y Bosques vol .22, núm .1 : 191-202 Primavera 2016
Herbario Metropolitano (UAMIZ), de la Universidad Autó-
noma Metropolitana, Unidad Iztapalapa (Tabla 1).
Trabajo de Laboratorio
Con un micrótomo de deslizamiento American Optical,
modelo 860, se cortaron secciones transversales, tangen-
ciales y radiales, con grosor de 20 pm; se tiñeron con
safranina-verde rápido y se montaron en resina sintética
(Johansen, 1940). Además, se colocaron astillas de la sec-
ción radial en un tubo de ensayo con una mezcla, a partes
iguales, de ácidos acético, láctico y nítrico y glicerina,
dejándolos reposar por 1-2 semanas. Una vez disociado el
material, este se lavó con agua destilada y se hicieron pre-
paraciones temporales para cuantificar la longitud de los
elementos de vaso, de las fibras y de las traqueidas vasicén-
tricas. Se realizaron 25 mediciones para cada caracterís-
tica, por individuo, por especie.
Descripción de los caracteres anatómicos
La clasificación de los caracteres cuantitativos se hizo con
base en la media (IAWA, 1989), la descripción de los radios
según Kribs (1968) y los cristales conforme a Chattaway
(1956). El número de vasos por milímetro cuadrado se
contabilizó tomando en cuenta a los vasos solitarios y
agrupados. Los vasos agrupados se contaron de manera
individual, cada uno como solitario. El grosor de la pared
del elemento de vaso se midió en corte transversal; mien-
tras que se siguió la clasificación propuesta por Montaño-
Arias (2010) para medir el diámetro completo de la
punteadura intervascular y el diámetro del lumen de la
punteadura en corte tangencial, el cual generalmente se
describe como pequeño, mediano y grande. Para la longi-
tud del elemento del vaso y de fibras se utilizó la clasifica-
ción propuesta por IAWA (1989). Asimismo, para la
longitud del cordón de parénquima y traqueidas vasicén-
tricas, se utilizó la clasificación propuesta para longitud
de fibras de IAWA (1989). Todas las mediciones se realiza-
ron utilizando un microscopio óptico marca Zeiss, modelo
Axiostar-Plus.
Análisis estadísticos
Se evaluó la existencia de diferencias estadísticamente sig-
nificativas entre los caracteres analizados intra- e inter-
específicamente (Sokal y Rohlf, 1995); los datos obtenidos
se examinaron por medio de un análisis de varianza
(ANOVA, P<0.05), seguido por la prueba de Tukey-Kramer
Tabla 1 . Ubicación de los sitios de colecta de Mimosa arenosa , M. lacerata y M polyantha ( Leguminosae-Mimosoideae ).
Especie
Estado
Coordenadas
(Altitud m snm)
Tipo de
vegetación
UAMIZ No. Registro
Ejemplares / Tablilla
M. arenosa
Oaxaca
16°24.503' N;
94°47.620' W
(350 m snm)
Bosque tropical
caducifolio
64627, 64628, 64629 / 285
18°41'31" N;
M. lacerata
Puebla
97°24'01.3"W
Matorral xeróñlo
63910, 63911, 63919/217
(2,232 m snm)
18°15'23.7"N;
M. polyantha
Puebla
97°09'03.3" W
Matorral xeróñlo
71059, 71060,71061/220
(1,140 m snm)
Se señala la altura y el diámetro a la altura del pecho (DAP) de los Individuos seleccionados y se especifica el número de registro del herbario y de la xlloteca de los ejem-
plares de referencia y de las tablillas depositados en el Herbario Metropolitano (UAMIZ).
193
Montaño-Arias etal. Anatomía de la madera de tres especies de Mimoso
(P<0.05). Los análisis estadísticos se llevaron a cabo
mediante el paquete estadístico NCSS (Hintze, 2001).
Resultados
Porosidad
Mimosa arenosa y M. polyantha presentan porosidad
difusa; mientras que M. lacerata tiene porosidad anular. En
M. arenosa , los anillos de crecimiento están delimitados por
una banda de fibras engrosadas y por una banda de parén-
quima; en M. polyantha , los anillos de crecimiento solo
están delimitados por fibras engrosadas; mientras que en M.
lacerata , los anillos de crecimiento se encuentran delimita-
dos por una banda de fibras y vasos de mayor diámetro, que
corresponden a la madera temprana (Fig. 1 a, b, c).
La madera de Mimosa arenosa y M. polyantha pre-
senta vasos numerosos (>10 vasos/mm 2 ). M. arenosa pre-
senta el mayor número de vasos/mm 2 , lo que la distingue
de M. polyantha ; sin embargo, no presenta diferencia sig-
nificativa con esta última (Tabla 2 y Fig. laye). En el
caso de M. lacerata, la madera temprana presenta pocos
(<10) vasos/mm 2 ; mientras que la madera tardía tiene
vasos numerosos (Tabla 3 y Fig. 1 a, b). Las tres especies
presentan vasos agrupados; no obstante, en M. arenosa y
M. polyantha se observan de dos a tres vasos agrupados,
mientras que en la madera temprana y en la tardía de M.
lacerata , únicamente se observan dos vasos agrupados.
Descripción de los elementos de vaso
Los elementos de vaso que poseen diámetro tangencial
pequeño y pared delgada se observan en Mimosa arenosa
y M. polyantha , sin mostrar diferencias estadísticamente
significativas (Tabla 2, Fig. 1 a, b, c). Los vasos de la
madera temprana y tardía de M. lacerata también presen-
tan un diámetro tangencial pequeño y son de pared del-
gada; cabe mencionar que los elementos de vaso de la
madera temprana son ca. 50% más grandes que los de la
madera tardía (Tabla 3).
Respecto a la longitud de los elementos de vaso, las
tres especies estudiadas presentan elementos de vaso cor-
tos; en este rango, Mimosa arenosa tiene los elementos de
vaso de mayor longitud; aunque, los de la madera tardía
de M. lacerata son de longitud similar a los elementos de
vaso de M. arenosa (Tablas 2 y 3).
Las tres especies presentan elementos de vaso con
placas de perforación simple (Fig. 1 g, h, i), punteaduras
intervasculares areoladas, alternas y ornamentadas. No
se observan diferencias significativas en cuanto al diá-
Tabla 2. Elementos de vaso de dos especies de Mimosa : M. arenosa y M. polyantha ( Leguminosae-Mimosoideae ); ambas presentan
porosidad difusa.
Variables
Especies
Media ± desviación
Valor
Valor
ANOVA
estándar
mínimo
máximo
F
P
M. arenosa
36.05 ± 2.54 a
21
54
Vasos/mm 2
M. polyantha
32.15 ± 2.08 a
21
47
4.24
0.108495
0 tangencial
M. arenosa
69.03 ± 5.0 a
35
115
0.14
0.728115
del vaso (pm)
M. polyantha
67.40 ± 6.07 a
50
105
Grosor de la
M. arenosa
6.60 ± 0.17 a
5
10
2.91
0.163279
pared (pm)
M. polyantha
6.33 ± 0.21 a
5
10
Longitud de los
M. arenosa
162.63 ± 13.0 a
100
237
21.19
0.010008*
elementos vaso (pm)
M. polyantha
125.90 ± 5.0 b
50
187.5
Para cada carácter, los valores seguidos por la misma letra no dlñeren significativamente; mientras gue los valores seguidos por letras diferentes, muestran diferencias
significativas [P< 0.05). 0= Diámetro. "Diferencias estadísticamente significativas.
194
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 191-202 Primavera 2016
Figura 1 . Anatomía de la madera de tres especies del género Mimosa, a, d, g. M. arenosa ; b, e, h. M. / acerata ; y c, f, i. M. polyantha.
A: Anillo de crecimiento, F: Fibras, P: Parénquima, PV: Parénquima vasicéntrico, R: Radios, V: Vaso.
195
Montaño-Arias etal. Anatomía de la madera de tres especies de Mimosa
Tabla 3. Elementos de vaso de Mimosa lacerata ( Leguminosae-Mimosoideae ); presenta porosidad anular.
Media ± desviación estándar
Valor mínimo
Valor máximo
Variables
Madera
Madera
Madera
Madera
Madera
Madera
Temprana
Tardía
Temprana
Tardía
Temprana
Tardía
Vasos/mm 2
9.98 ± 2.0
16.70 ± 6.0
4
6
23
29
0 tangencial
del vaso (qm)
82.63 ± 4.55
42.33 ± 5.68
45
12.5
125
67.5
Grosor de
la pared (qm)
7.20 ± 0.82
5.71 ± 0.36
5
2.5
10
7.5
Longitud de los
elementos vaso (qm)
120.7 ± 5.63
171.2 ± 34.0
50
87.5
167.5
250
0= Diámetro
metro de la punteadura intervascular y al diámetro del
lumen de la punteadura (Tabla 4).
Parénquima axial
Las tres especies presentan parénquima paratraqueal; en
forma adicional, Mimosa lacerata presenta parénquima
apotraqueal escaso. En M. arenosa , el parénquima es
principalmente aliforme confluente, uniendo de dos a cua-
tro vasos, seguido del aliforme y, en menor proporción,
vasicéntrico. M. lacerata tiene parénquima vasicéntrico
principalmente, aunque también presenta parénquima
unilateral. En M. polyantha , se observa parénquima, prin-
cipalmente vasicéntrico, seguido del aliforme y, en menor
proporción, aliforme confluente, uniendo de dos a cinco
vasos (Fig. 1 a, b, c).
En las tres especies, las células del parénquima axial
forman cordones cortos; en este rango, Mimosa lacerata
tiene los cordones más largos, aunque, no hay diferencias
significativas con los de M. arenosa y M. polyantha (Tabla
4). En el caso de estas dos últimas, los cordones están
constituidos por una célula; mientras que en M. lacerata
están integrados por dos.
Por otro lado, únicamente las células del parénquima
axial de M. arenosa presentan de 11 a 14 cristales prismáticos
de oxalato de calcio, cada uno de ellos ubicado en una cámara.
Radios
Las tres especies presentan radios numerosos (cinco
radios/mm), biseriados; sin embargo, en Mimosa arenosa
y M. lacerata también se observan radios triseriados. Los
radios son homogéneos, están compuestos por células
procumbentes, son bajos y finos. Estadísticamente, M.
arenosa y M. lacerata tienen los radios más altos y grue-
sos; mientras que en M. polyantha son más bajos y delga-
dos (Tabla 4 y Fig. 1 d-i).
Fibras
En las tres especies se observan fibras libriformes, de lon-
gitud corta, diámetro fino y pared delgada. Las fibras de
Mimosa arenosa tienen de cinco a ocho cristales prismáti-
cos, cada uno en una cámara. No se observan diferencias
significativas entre especies, ni a nivel intra-específico
(Tabla 4 y Fig. 1 d-i).
Solamente Mimosa polyantha presenta traqueidas
vasicéntricas de longitud corta (669 pm), diámetro fino
(7.4 pm) y pared delgada (5 pm).
Discusión
Relevancia taxonómica. La madera de las tres especies de
Mimosa estudiadas, presenta características anatómicas
(i.e. porosidad, placas de perforación simple, punteaduras
196
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 191-202 Primavera 2016
Tabla 4. Resultados de la estadística descriptiva y de los análisis de varianza (ANOVA), correspondientes a radios y fibras de las tres
especies de Mimosa ( Leguminosae-Mimosoideae ) estudiadas.
Variables
Especies
Media ± desviación
Valor
Valor
ANOVA
estándar
mínimo
máximo
F
P
0 de la punteadura
M. arenosa
5.9 ± 0.4
5
7.5
M. 1 acerata
5.9 ± 0.36
5
7.5
0.18
0.842421
intervascular (pm)
M. polyantha
6.1 ± 0.62
5
7.5
0 del lumen de la punteadura
M. arenosa
3.4 ± 0.4
2.5
5
M. 1 acerata
3.43 ± 0.40
2.5
5
0.21
0.819555
intervascular (pm)
M. polyantha
3.63 ± 0.61
2.5
5
Longitud del cordón del
M. arenosa
170.87 ± 5.78
100
225
M. 1 acerata
207.07 ± 37.73
60
385
3.32
0.106750
parénquima (pm)
M. poly ancha
149.93 ± 9.92
100
225
M. arenosa
5.81 ± 0.13
3
8
Radios/mm
M. 1 acerata
5.60 ± 0.36
1
3
3.06
0.121588
M. poly ancha
4.91 ± 0.72
1
7
M. arenosa
133.67 ± 4.11 a
55
250
Altura de radios (pm)
M. 1 acerata
145.80 ± 31.91 a
75
290
8.25
0.018987*
M. polyantha
84.53 ± 10.66 b
35
130
M. arenosa
20.87 ± 1.47
15
30
Anchura de radios (pm)
M. 1 acerata
24.33 ± 3.52
15
35
5.68
0.041220*
M. polyantha
17.40 ± 2.11
10
25
M. arenosa
542.13 ± 17.46
430
890
Longitud de ñbras (pm)
M. 1 acerata
536.13 ±78.62
360
850
0.08
0.920421
M. polyantha
565.20 ± 113.49
290
860
M. arenosa
6.73 ± 0.85
5
10
0 del lumen de la ñbra (pm)
M. 1 acerata
7.0 ± 0.62
5
10
1.94
0.224286
M. polyantha
7.77 ± 0.47
5
10
M. arenosa
5.13 ±0.15
5
7.5
Grosor de la pared de la ñbra
(pm)
M. 1 acerata
5.30 ± 0.36
2.5
7.5
1.33
0.333486
M. polyantha
5.0 ±0
5
5.0
Para cada carácter, los valores seguidos por la misma letra no dlñeren significativamente; mientras gue los valores seguidos por letras diferentes, muestran diferencias
significativas [P< 0.05). 0= Diámetro. ‘Diferencias estadísticamente significativas.
areoladas, alternas y ornamentadas y radios homogéneos,
entre otras) similares a las ya descritas para otras especies
del género distribuidas tanto en Argentina (Cozzo y Cris-
tiani, 1950; Cozzo, 1951) como en Brasil (Record y Hess,
1943; Tortorelli, 1956; Metcalfe y Chalk, 1979; Heringer
y De Paula, 1979; Marchiori, 1982, 1985; Maccari y
Marchiori, 1994; Marchiori, 1996; Marchiori y Muñiz,
1997; Fabrowski et al., 2005; De Oliveira et al., 2006;
197
Montaño-Arias etal. Anatomía de la madera de tres especies de Mimoso
Evans et al., 2006) y en México (Barajas-Morales y León-
Gómez, 1989; Camargo-Ricalde, 2000; Chehaibar y
Grether, 1990; Montaño-Arias, 2010).
La porosidad anular de la madera de Mimosa lace-
rata permite distinguirla claramente de la madera de M.
arenosa y M. polyantha, las cuales presentan porosidad
difusa. Cabe mencionar que la porosidad anular también
ha sido observada en otras especies que se distribuyen en
climas cálidos subhúmedos como M. acantboloba var.
eurycarpa, y en climas secos como M. bentbamii var.
bentbamii y M. texana var. filipes (Montaño-Arias, 2010).
En el caso de la porosidad difusa, esta se considera un
carácter predominante en las Mimosoideae (Evans et al.,
2006) y ha sido observada en varias especies de Mimosa
como M. detinens Benth., M. bassleriana Chodat, M. uli-
ginosa Chodat & Hassl., M. uruguensis H. et A. (Cozzo,
1951); M. eriocarpa Benth. (Carnieletto y Marchiori,
1993); M. incana (Spreng.) Benth. (Marchiori, 1996) y M.
sparsa Benth. (Maccari y Marchiori, 1994).
Otro carácter utilizado para diferenciar entre espe-
cies son las punteaduras alternas y areoladas, las cuales
también han sido observadas en otras 19 especies de
Mimosa, entre ellas M. babamensis, M. tejupilcana, M.
tenuiflora, M. texana var. filipes (Montaño-Arias, 2010);
por lo que se coincide con Baretta-Kuipers (1981) y Mar-
chiori (1996) en el sentido de que las punteaduras inter-
vasculares tienen relevancia taxonómica a nivel genérico
y carecen de ella a nivel infragenérico. Además, estas
punteaduras son ornamentadas en las tres especies estu-
diadas; igualmente, este carácter ha sido observado en
otras 16 especies de Mimosa como M. cruenta Benth.
(Marchiori, 1985), M. eriocarpa (Carnieletto y Mar-
chiori, 1993), M. incana (Marchiori, 1996), M. sparsa
(Maccari y Marchiori, 1994), entre otras; cabe mencio-
nar que en el estudio sobre la madera de M. detinens, M.
bassleriana, M. uruguensis, M. pigra L., M. scabrella
Benth. (Cozzo, 1951), entre otras, no se menciona si las
punteaduras son ornamentadas, por lo que todavía ten-
drá que evaluarse en un mayor número de especies para
conocer su relevancia en la taxonomía del género
Mimosa.
Por otro lado, Baretta-Kuipers (1981) determinó que
el parénquima axial es un carácter muy variable, aún en la
misma especie; aunque, Cozzo (1951) había señalado que
la abundancia del parénquima axial es útil para diferen-
ciar entre especies. En este estudio, Mimosa arenosa pre-
sentó parénquima aliforme confluente abundante, lo que
la distingue de M. lacerata y de M. polyantba; sin
embargo, este carácter ha sido observado en otras especies
como M. leucaenoides, M. tejupilcana y M. tenuiflora
(Montaño-Arias, 2010). Asimismo, en este estudio, M.
lacerata es la única especie que presenta parénquima uni-
lateral, pero este carácter ya fue observado en M. baba-
mensis (Montaño-Arias, 2010).
Los radios, al igual que el parénquima axial, son
caracteres relacionados con aspectos evolutivos de las
plantas (Aguilar-Rodríguez y Barajas-Morales, 2005;
Kribs, 1935). En este caso, los radios homogéneos han
sido observados en 95% de las especies de Mimosa estu-
diadas, de manera que es factible considerarlos como
característicos del género, coincidiendo con el resto de la
subfamilia Mimosoideae (Baretta-Kuipers, 1981; Evans et
al., 2006).
Asimismo, Zindler-Frank (1987) y Espinoza de Per-
nía et al. (1998) señalan que la presencia de cristales pris-
máticos es común en la familia Leguminosae, así como en
la subfamilia Mimosoideae (Evans et al., 2006; Montaño-
Arias, 2010- i.e. Acacia spp. Mimosa spp., y Prosopis
spp., entre otros) y en las subfamilias Caesalpinoideae y
Papilionoideae (Evans et al., 2006); este carácter fue
observado en el parénquima axial de las tres especies estu-
diadas y también se ha encontrado en el parénquima axial
y fibras de M. bentbamii var. bentbamii, M. bexandra, M.
leucaenoides, M. tenuiflora y M. texana var. filipes (Mon-
taño-Arias, 2010). Cabe mencionar que de acuerdo con
Evans et al. (2006), la existencia de cristales en los radios
es un evento raro, que solo ha sido observado en Prosopis
farcta (Banks & Sol.) J.F. Macbr. y Acacia hórrida Willd.
En Mimosa, la presencia de cristales en los radios ha sido
observada en M. bentbamii var. bentbamii, M. bexandra
y M. leucaenoides, pero únicamente en M. bentbamii var.
bentbamii se han encontrado cristales arenosos en las
198
Madera y Bosques vol .22, núm. 1 : 191-202 Primavera 2016
células radiales (Montaño-Arias, 2010) por lo que su pre-
sencia, hasta ahora, es distintiva de este último taxon.
Otra característica de la madera, común en la subfa-
milia Mimosoideae , es la presencia de fibras septadas
(Baretta-Kuipers, 1981; Evans et al ., 2006) que permiten
diferenciarla de las otras dos subfamilias de leguminosas.
No obstante, en este caso es importante señalar que las
especies estudiadas, no presentaron fibras septadas, de
manera que este carácter debe evaluarse conforme se incre-
menten los estudios de la madera de otras Mimosoideae.
Relevancia ecoanatómica. Mimosa arenosa y M.
polyantha crecen en sitios con climas secos; la primera es
característica de bosques tropicales caducifolios y la
última crece, principalmente, en matorrales xerófilos y, en
ocasiones, en el bosque tropical caducifolio; sin embargo,
ambas especies presentan madera con porosidad difusa, lo
que coincide con los resultados de Gilbert (1940, en
Moglia y Giménez, 1998), al considerarla una caracterís-
tica distintiva de especies que habitan lugares con escasez
de agua.
Aunque la porosidad difusa ha sido observada en
otras especies arbóreas y arbustivas de Mimosa que habi-
tan en sitios de clima cálido como: M. adpressa H. et A.,
M. bimucronata (DC) OK., M. cruenta , M. detinens , M.
bassleriana , M. ostenii Speg. ex Burk., M. pigra , M. poly-
carpa Kunth, M. polycarpa var. spegazzini (Pirotta)
Burk., M. scabrella , M. uliginosa y M. uruguensis
(Cozzo,1951; Marchiori, 1985), M. schomburgkii Benth.
(Record y Hess, 1943; Heringer y De Paula, 1979), M.
artemisiana Heringer y De Paula (Heringer y De Paula,
1979), no es posible hacer la asociación con la cantidad de
humedad presente en sus hábitats, debido a la carencia de
información sobre los sitios de colecta.
Otra característica de importancia ecológica son las
punteaduras ornamentadas presentes en las tres especies
estudiadas; al respecto, Carlquist (1982) y Choat et al.
(2004) consideran que la presencia de punteaduras inter-
vasculares ornamentadas proporciona una ventaja ecoló-
gica para las especies, al impedir la entrada de burbujas de
aire al elemento de vaso, provocadas por la pérdida de la
presión del agua.
Por otra parte, Mimosa polyantha es la única de
las especies aquí estudiadas, con traqueidas vasicéntri-
cas; sin embargo, este carácter también ha sido obser-
vado en M. benthamii var. benthamii, M. hexandra y
M. texana var. filipes (Montaño-Arias, 2010), y en M.
scabrella y M. adpressa (Cozzo y Cristiani, 1950). La
relevancia de las traqueidas vasicéntricas radica en que
le confiere al xilema secundario una mayor seguridad
en la conducción de agua (Montaño-Arias et al., 2013),
ya que las traqueidas vasicéntricas funcionan como un
sistema de conducción subsidiario o alternativo que
cumple la misma función que los vasos agrupados
(Moglia y Giménez, 1998), volviendo a los taxa más
competitivos.
Conclusiones
Los caracteres descritos y analizados de la anatomía de
la madera de las tres especies de Mimosa estudiadas: M.
arenosa, M. lacerata y M. polyantha, comparados con
las ca. 40 descripciones correspondientes a otras especies
del género, revelan que la anatomía de la madera es bas-
tante uniforme, de manera que la madera del género
Mimosa se define por presentar porosidad anular o
difusa, vasos con diámetro pequeño o mediano, vasos
agrupados y múltiples radiales, que son variables en
número. Presenta punteaduras alternas y areoladas, la
mayoría de los taxa tienen punteaduras ornamentadas y
rara vez, son coalescentes ( i.e . M. bimucronata). Las
punteaduras radio-vasculares son iguales a las puntedu-
ras intervasculares. El parénquima axial es principal-
mente paratraqueal y, en menor proporción, apotraqueal.
El parénquima paratraqueal es vasicéntrico, aliforme,
aliforme confluente y/o unilateral; en ocasiones, se pre-
senta en forma de bandas concéntricas irregulares (i.e.
M. hexandra). Los cordones de parénquima van de 1 a 8
células. La anchura de los radios es variable, pueden ser
uniseriados, biseriados y/o triseriados. Los radios son
principalmente homogéneos, rara vez heterogéneos. Las
fibras son libriformes, sin septos, con paredes delgadas o
gruesas. A veces, se pueden presentar traqueidas vasicén-
tricas. Los cristales de oxalato de calcio son muy comu-
199
Montaño-Arias etol. Anatomía de la madera de tres especies d e Mimosa
nes en el parénquima axial y en fibras, y es poco común
observarlos en los radios (. i.e . M. hexandra, M. leucae-
noides ); ocasionalmente, en los radios se presenta arena
cristalina {i.e. M. benthamii var. benthamii). Las gomas
son comunes en los elementos de vaso.
Por otra parte, las características que definen a la
madera del género Mimosa son propias de especies resis-
tentes a la sequía; de manera que, se puede sugerir que los
taxa presentes en lugares templados {i.e. M. tejupilcana)
podrían sobrevivir en ambientes secos, ya que mantienen
una estructura adaptada para asegurar la conducción de
agua y el uso eficaz de ella.
Reconocimientos
La primera autora agradece al Consejo Nacional de Cien-
cia y Tecnología (Conacyt) por el apoyo otorgado
(228993/211528).
Referencias
Aguilar-Rodríguez, S. y J. Barajas-Morales. 2005. Anatomía de
la madera de especies arbóreas de un bosque mesófilo de
montaña: un enfoque ecológico-evolutivo. Boletín de la
Sociedad Botánica de México 77:51-58.
Babos, K. y L.J.C. Cumana. 1992. Xylotomical study of some
Venezuelan tree species {Mimosaceae I-IV). Acta Botá-
nica 37(l-4):183-238.
Barajas-Morales, J. y C. León-Gómez. 1989. Anatomía de
maderas de México: especies de una selva baja caducifo-
lia. Publicaciones Especiales del Instituto de Biología,
UNAM 1:79-80. Baretta-Kuipers, T. 1981. Wood anatomy
of Leguminosae: its relevance to taxonomy. In: Polhill
R.M. y P.H. Raven, eds. Advances in Legume Systema-
tics. 2:677-705. Royal Botanic Gardens, Kew.
Barneby, R.C. 1991. Sensitivae Censitae. A description of the
genus Mimosa L. (Mimosaceae) in the New World.
Memoirs ofNeiv York the Botanical Garden 65:1-835.
Caccavari, M.A. 1985. Granos de polen de las Leguminosas de
la Argentina IV. Género Mimosa. Boletín de la Sociedad
Argentina de Botánica 24(1-2):151-167.
Caccavari, M.A. 1986. Estudio de los caracteres del polen de las
Mimosa-Lepidotae. Bollen et Spores 28(l):29-42.
Caccavari, M.A. 1987. Estudio de los caracteres del polen de
Mimosa- Glanduliferae, VII, Simposio Argentino de
paleobotánica y Palinología, Actas:141-144.
Camargo-Ricalde, S.L. 1997. Aspectos de la biología del “tepes-
cohuite”, Mimosa tenuiflora (Leguminosae), en México.
Tesis de Maestría en Ciencias, Facultad de Ciencias,
UNAM, México. 111 p.
Camargo-Ricalde, S.L. 2000. Descripción, distribución, anato-
mía, composición química y usos de Mimosa tenuiflora
{ Fabaceae-Mimosoideae ) en México. Revista de Biología
Tropical 48:939-954.
Camargo-Ricalde, S.L., R. Grether, A. Martínez-Bernal, V.
García-García y S. Barrios-del-Rosal. 2001. Especies úti-
les del género Mimosa { Fabaceae-Mimosoideae ) en
México. Boletín de la Sociedad Botánica de México
68:33-44.
Camargo-Ricalde S.L., I. Reyes-Jaramillo y N.M. Montaño.
2010a. Forestry insularity effect of four Mimosa L. spe-
cies {Leguminosae-Mimosoideae) on soil nutrients of a
Mexican semiarid ecosystem. Agroforestry Systems
80:385-397.
Camargo-Ricalde, S.L., N.M. Montaño, I. Reyes-Jaramillo, C.
Jiménez-González y S.S. Dhillion. 2010b. Effect of myco-
rrhizae on seedlings of six endemic Mimosa L. species
(Leguminosae-Mimosoideae) from the semi-arid Tehua-
cán-Cuicatlán Valley, México. Trees-Structure and
Function 24:67-78.
Carlquist, S. 1982. Wood anatomy of Onagraceae: further spe-
cies, root anatomy, significance of vestured pits and allied
structures in dicotyledons. Annals of the Missouri Bota-
nical Garden 69:755-769.
Carnieletto, C. y J.N.C. Marchiori. 1993. Anatomia da madeira
de Mimosa eriocarpa Benth. Ciencia Florestal, Santa
Maña 3(1):107-120.
Chattaway, M. 1956. Crystals in wood tissues II. Tropical
Woods 104:100-124.
Chehaibar, M.T. 1988. Estudio taxonómico de la serie Xantiae
y especies afines del género Mimosa { Leguminosae ), Tesis
de Maestría en Ciencias, Facultad de Ciencias, UNAM,
México. 107 p.
200
Madera y Bosques vol. 22, núm. 1 : 191-202 Primavera 2016
Chehaibar, M.T. y R. Grether. 1990. Anatomía de la madera de
algunas especies del género Mimosa ( Leguminosae ).
Boletín de la Sociedad Botánica de México 50:3-17.
Choat, B., S. Jansen, M.A. Zwieniecki, E. Smets y N.M. Hol-
brook. 2004. Changes in pit membrane porosity due to
deflection and stretching: the role of vestured pits. Jour-
nal of Experimental Botany 55:1569-1975.
Cozzo, D. y L.Q. Cristiani. 1950. Los géneros de fanerógamas
argentinas con estructura leñosa estratificada. Revista del
Museo Argentino de Ciencias Naturales, Bernardino
Rivadavia, Ciencias Botánicas l(8):363-405.
Cozzo, D. 1951. Anatomia del leño secundario de las Legumi-
nosas Mimosoideas y Caesalpinoideas Argentinas, silves-
tres y cultivadas. Revista del Museo Argentino de
Ciencias Naturales, Bernardino Rivadavia, Ciencias
Botánicas 2:63-146.
De Oliveira, E., V.B. Rocha, RA. Santos, L.R.M. Della, A.M.M.
Ladeira y C.A. de Cássia Oliveira. 2006. Estrutura antó-
mica da madeira e qualidade do carvÁo de Mimosa tenui-
flora (Willd.) Poir. Revista Árvore 30(2):311-318.
Espinoza-de Pernía, N., O.Z. Araque y H.W.J. León. 1998.
Cristales de la madera de Scbizolobium amazonicum y S.
parabybum ( Caesalpinoideae-Leguminosae ). Revista
Forestal Venezolana 42(1):9-13.
Evans, J.A., P.E. Gasson y G.P. Lewis. 2006. Wood anatomy of
the Mimosoideae ( Leguminosae ). International Associa-
tion of Wood Anatomists Journal. Supplement 5. 117 p.
Fabrowski, F.J., G.I.B. Muñiz, M.C.M. Mazza, T. Nakashima,
U. Klock, J.C. Possamai, y S. Nisgoski. 2005. Anatomia
comparativa da madeira das variedades populares da Bra-
catinga ( Mimosa scabrella Betham). Ciencia Florestal
15(l):65-73.
Flores-Cruz, M.F., EI.D.S. Lira, A. Martínez-Bernal y M.E.
Fraile. 2006. Morfología del polen de Mimosa serie qua-
drivalves ( Leguminosae , Mimosoideae ). Acta Botánica
Mexicana 77:1-13.
Grether, R. 1978. A general review of the genus Mimosa in
México. Bull. Int. Group Study of Mimosoideae 6:45-50.
Grether, R., S.L. Camargo-Ricalde y A. Martínez-Bernal. 1996. Espe-
cies del género Mimosa ( Leguminosae ) presentes en México.
Boletín de la Sociedad Botánica de México 58:149-152.
Grether, R. 2000. Nomenclatural changes in the genus Mimosa
( Fabaceae , Mimosoideae) in Southern México and Cen-
tral America. Novon 10:29-37.
Heringer, E.P. y J.E. De Paula. 1979. Um novo par vicariante:
Mimosa schomburgkii Benth. e Mimosa artemisiana
Heringer & Paula sp. nov. (Floresta Atlántica). In: Anais
Congresso Nacional de Botánica do Brasil 30, Campo
Grande, Ms. Sociedad Botánica de Brasil, Anais Sociedad
Botánica de Brasil: 75-82.
Hintze, J. 2001. Number Cruncher Statistical System (NCSS).
IAWA (International Association of Wood Anatomy). 1989.
IAWA list of microscopic features for hardwood Identifica-
tion. IAWA Bulletin n.s. 10(3):219-332.
Johansen, D.A. 1940. Plant microtechnique. McGraw-Hill.
Nueva York. 523 p.
Kribs, D. 1935. Salient lines of structural specialization in the
wood rays of dicotyledons. Botánica l Gazzetta 96:547-557.
Kribs, D.E. 1968. Commercial foreign woods on the American
marquet. Dover Publications. Inc. New York. 241 p.
Lewis, G.P., B. Schrire y M. Lock, eds. 2005. Legumes of the
World. Royal Botanic Gardens, Kew. 592 p.
Maccari, A. y J.N.C. Marchiori. 1994. Estudo anatómico do
xilema secundário de Mimosa sparsa Benth. Ciencia Flo-
restal 4(1):145-155.
Marchiori, J.N.C. 1982. A estrutura do xilema secudário de
Mimosa daleoides Benth. ( Leguminosae-Mimosoideae ).
Ciencia e Natura 4:107-113.
Marchiori, J.N.C. 1985. Anatomia da madeira de Mimosa
cruenta Benth. (Leguminosae-Mimosoideae). Ciencia e
Natura 7:73-81.
Marchiori, J.N.C. 1993. Anatomia da madeira e casca do
maricá, Mimosa bimucronata (DC.) O. Kuntze. Ciencia
Florestal 3(1):85-106.
Marchiori, J.N.C. 1996. Anatomia do xilema secundário de
Mimosa incana (Spreng.) Benth. Ciencia Florestal 6(l):53-63.
Marchiori, J.N.C y B.G. Muñiz. 1997. Estudo anatómico do
xilema secundário de Mimosa trachycarpa Benth. Cien-
cia Rural 27(2):223-228.
Metcalfe, C. y I. Chalk. 1979. Anatomy of the dicotyledons. I:
Systematic anatomy of the leaf and stem, with a brief his-
tory of the subject. Clarendon Press. Oxford. 276 p.
201
Montaño-Arias etol. Anatomía de la madera de tres especies de Mimosa
Moglia, G. y A. Giménez. 1998. Rasgos anatómicos caracterís-
ticos del hidrosistema de las principales especies arbóreas
de la región chaqueña argentina. Investigación Agraria
7:53-71.
Montaño-Arias, S.A. 2010. Anatomía comparada de la madera
de especies arbóreas mexicanas del género Mimosa Sec-
ción Batocaulon ( Leguminosae ). Tesis de Maestría. Uni-
versidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa.
México, D.F. 141 p.
Montaño-Arias, S.A., S.L. Camargo-Ricalde y C. De La Paz-
Pérez. 2013. Ecoanatomía de los elementos de vaso de la
madera de cinco especies del género Mimosa ( Legumino -
sae-Mimosoideae). Botanical Sciences 91(1):1-10.
Moreno-Calles, A. y A. Casas. 2010. Agroforestry systems: res-
toration of semiarid zones in the Tehuacán Valley, Central
México. Ecological Restoration 28:361-368.
Pavón, N.P., J. Ballato-Santos y C. Pérez-Pérez. 2011. Germina-
ción y establecimiento de Mimosa aculeaticarpa var.
biuncifera ( Fabaceae-Mimosoideae ). Revista Mexicana
de Biodiversidad 82:653-661.
Record, B.L. y R.W. Hess. 1943. Timbers of the world. Yale
University Press. New Haven. EUA. 293-294 p.
Rzedowski, J. 1991. Diversidad y orígenes de la flora fanerogá-
mica de México. Acta Botánica Mexicana 14:3-21.
Simón, M. F., R. Grether, L. P. de Queiroz, T. E. Sarkinen, V. F.
Dutra y C. E. Hughes 2011. The evolutionary history of
Mimosa (Leguminosae): towards a phylogeny of the sensi-
tive plants. American Journal ofBotany 78:1201-1221.
Sokal, R. y F. Rohlf. 1995. Biometry. Freeman and Company.
San Francisco, C.A. 832 p.
Sosa, V. y P. Dávila. 1994. Una evaluación del conocimiento
florístico de México. Annals of the Missouri Botanical
G arden 81:749-757.
Sousa, S., M., M. Ricker, y H.M. Hernández. 2001. An Índex
for the tree species of the family Leguminosae in México.
Harvard Papers in Botany 6(l):339-365.
Sousa, S.M., Ricker, M. y Hernández, H.M. 2003. An Índex for
the tree species of the family Leguminosae in México.
Harvard Papers in Botany 7(2):381-398.
Tortorelli, L. 1956. Maderas y bosques argentinos. ACME. Bue-
nos Aires. 910 p.
Zindler-Frank, E. 1987. Calcium oxalate crystals in legumes.
In: E. Stirton, ed. Advances in Legume Systematics 3.
Royal Botanic Gardens, Kew. p:279-316.
Manuscrito recibido el 2 de julio de 2015.
Aceptado el 11 de febrero de 2016.
Este documento se debe citar como:
Montaño-Arias, 5. A., S.L. Camargo-Ricalde y R. Grether. 2016. Ana-
tomía de la madera de tres especies de Mimosa (Leguminosae-
Mimosoideae) distribuidas en México. Madera y Bosques
22(1)191-202.
202
Madera y Bosques vol 22, núm. 1: 203-204
Primavera 2016
Fe de erratas Modera y Bosques 21(3),
Otoño 2015
En: De la Paz P.O., C., R. Dávalos-Sotelo, R. Limón G. y P.A. Quintanar I. 2015. Características tecnológicas de la
madera de dos especies de Quercus de Durango, México. Madera y Bosques 21(3):19-46.
Pág 19. Adscripción número 3, Roberto Limón Godina:
Dice: “Lacultad de Contaduría y Administración. Universidad Juárez...”
Debe decir: “Lacultad de Economía, Contaduría y Administración. Universidad Juárez...”
Pág. 34. Lámina 3: Se omitieron las leyendas en la imagen, la imagen con leyendas es:
a
b
2
10
Lámina 3. Quercus sideroxyla. a. Cortes transversales (lOx). b. Cortes tangenciales (lOx). c. Cortes radiales (20x). 20-22.
Santiago Papasquiaro. 1-2. San Dimas. 10. Durango.
203
Fe de erratas
Pág. 38. Lámina 4: Se omitieron las leyendas en la imagen, la imagen con leyendas es:
d 11 e 11 fll d 12 e 12 f 12
Lámina 4. Quercus rugosa, a. Tablillas transversales, b. Tablillas tangenciales, c. Tablillas radiales, d. Cortes transversa-
les (lOx). e. Cortes tangenciales (lOx). f. Cortes radiales (20x). 11-12. Durango.
Pág. 44. Reconocimientos
Dice: “Los autores agradecen a los Sres. Hugo y Antonio Mancinas y a los ejidatarios, dueños de los predios donde se hizo
la recolección del material de estudio, por las facilidades brindadas. A la M. en C. Lourdes Aguilar por la identificación
de las muestras de herbario y la determinación de las especies. Al M. en C. Abel García Arévalo por encabezar las activi-
dades de recolección de los árboles para el estudio. A la Fís. Rosario Landgrave de la Red de Ecología Funcional del Ins-
tituto de Ecología, A.C., por los mapas de los sitios de recolección y de distribución de los encinos en Durango y en
México. Este trabajo...”
Debe decir: “Los autores agradecen a los Sres. Hugo y Antonio Mancinas y a los ejidatarios, dueños de los predios donde
se hizo la recolección del material de estudio, por las facilidades brindadas. A la M. en C. Lourdes Aguilar por la identi-
ficación de las muestras de herbario y la determinación de las especies. Al M. en C. Abel García Arévalo por encabezar
las actividades de recolección de los árboles para el estudio. A la Fís. Rosario Landgrave de la Red de Ecología Funcional
del Instituto de Ecología, A.C., por los mapas de los sitios de recolección y de distribución de los encinos en Durango y en
México. A Eumelia Hernández Vázquez, del Laboratorio de diagnóstico de obra de arte, del Instituto de Investigaciones
Estéticas de la UNAM por la realización de las fotografías de las tablillas. Este trabajo...”
Fin de la fe de erratas
204
uía de autores
Madera y Bosques es la publicación de la Red Ambiente y Sustentabi-
lidad del Instituto de Ecología, A.C., que publica trabajos inéditos de
carácter científico o de forum, ensayos, estados del arte y notas técnicas
que traten temas relacionados con los productos forestales y con manejo
y conservación de los bosques. Se aceptan manuscritos en español,
inglés y ocasionalmente en otros idiomas.
Estructura de los trabajos
Los manuscritos que se sometan, deben presentarse en archivo electró-
nico en tamaño carta (216 mm x 269 mm), con un tamaño de letra
Times New Román de 12 pt, con 30 mm de margen izquierdo y 25 mm
en el resto. Se numerarán en la parte superior derecha.
Los artículos científicos deben contener, y en este orden: Título, Resu-
men, Palabras clave, “Abstract”, “Key words”, Introducción, Objetivos,
Materiales y métodos, Resultados, Discusión, Conclusiones, Reconoci-
mientos (optativo) y Referencias.
a) La página titular debe incluir el título del manuscrito, nombres de los
autores, afiliación y correo electrónico. El título no debe exceder de
70 caracteres.
b) El resumen (200 palabras), da una breve descripción de los objetivos,
puntos esenciales y logros o conclusiones. La versión en inglés se
denominará “abstract”. Después de cada resumen y “abstract” deben
incluirse hasta seis palabras clave o “key words” relacionadas con el
método o resultados del estudio, pero que no estén contenidas en el
título.
c) En la introducción se describe el estado actual del conocimiento
sobre el tema, con el debido respaldo de la bibliografía revisada y se
discute la importancia que tiene lograr y divulgar avances al res-
pecto. En este punto no se incluyen tablas ni ilustraciones.
d) En objetivos se presentan de manera concisa y clara los propósitos del
estudio.
e) En materiales y métodos se explica cuidadosamente cómo se desarro-
lló el trabajo. En forma precisa y completa se da una visión clara de
los métodos aplicados y los materiales empleados. Cuando el método
no sea original, se deben citar con claridad las fuentes de informa-
ción. Se pueden incluir tablas e ilustraciones, que de ninguna manera
se repitan en otra parte del texto.
f) La sección de resultados está reservada para todas las informaciones
técnicas obtenidas, estadísticamente respaldadas. Los comentarios
que se incluyan en este punto son sólo los indispensables para la fácil
comprensión de la información presentada.
g) En discusión se analizan los resultados obtenidos, sus limitaciones y
su trascendencia, se relacionan con la información bibliográfica pre-
viamente reunida y se pueden plantear necesidades de trabajos futu-
ros que aumenten el conocimiento sobre el tema.
h) Las conclusiones rescatan lo más valioso o consistente de los resulta-
dos y aquellos aspectos más débiles que requieran de mayor trabajo o
investigación.
i) Reconocimientos es un punto optativo, destinado a los créditos a ins-
tituciones colaboradoras, fuentes de financiamiento, etc.
j) En las referencias sólo se incluyen aquellas citadas en el documento.
Deben listarse alfabéticamente por autor. En el texto, se citan por autor
y año de publicación (cuando se trata de tres autores o más, en la cita se
escribe sólo el apellido del primer autor, seguido de “et al.” y en la
referencia se listan todos los autores). No se cita anónimo cuando no se
consigna un autor individual, sino a la institución responsable. Las
referencias se hacen de acuerdo con los siguientes ejemplos:
Artículos: Autor. Año. Título. Nombre de la revista. Volumen, número
entre paréntesis y páginas. Ejemplo:
Dao, T.N. y J.W. van de Lindt. 2008. New nonlinear roof sheathing
fastener model for use in finite-element wind load applications.
Journal of Structural Engineering 134(19):1668-1674.
Libro: Autor(es). Año. Título. Número de edición. Editorial. Ciudad.
Páginas. Ejemplo:
Montgomery, D.C., E.A. Peck y G.G. Vinning. 2005. Introducción al aná-
lisis de regresión lineal. 3 a ed. CECSA. México. 588 p.
Capítulo de libro: Autor (es). Año. Título. In: Nombre del editor. Título
del libro. Editorial. Ciudad. Páginas. Ejemplo:
Geissert, D. y A. Ibáñez. 2008. Calidad y ambiente físico-químico de
los suelos. In: R.H. Manson, V. Elernández-Ortiz, S. Gallina y K.
Mehltreter, eds. Agroecosistemas cafetaleros de Veracruz: Biodi-
versidad, manejo y conservación. Inecol, INE-Semarnat. México,
D.F. p:213-221.
Cuando la institución es la responsable de la publicación: Nombre de la
institución. Año. Título. Editorial. Ciudad. Páginas. Ejemplo:
US Forest Products Laboratory. 1953. Hardwood log grades for stan-
dard lumber. Rept. D1737. usda Forest Service. Forest Products
Laboratory. Madison, Wi. 66 p.
k) Las tablas deben utilizarse para presentar resultados. El título se
coloca en la parte superior, con minúsculas.
l) Las ilustraciones (diagramas, gráficas, mapas, etc.) deben utilizarse
cuando contribuyen a presentar la información de manera más clara,
deben ser realizadas; en color negro o escala de grises. Ocasional-
mente se aceptan ilustraciones en color, cuando esto contribuye a la
mejor interpretación de la información presentada. Las ilustraciones
no se deben incluir en el cuerpo del texto, deben enviarse en archivos
por separado, en sus formatos originales. Las fotografías pueden ser
en blanco y negro o a colores con excelente resolución y contraste.
Los pies de figura se escriben en la parte inferior y con minúsculas; en
el texto se citan como “figura X” o bien entre paréntesis como (Fig.
X). Deben presentarse en formato tiff, jpg, etc., con al menos 300 ppp
de resolución.
m) Se utilizan las unidades de medida del SI, con una coma como sepa-
rador de decimales. Para mayores detalles, se sugiere consultar la
página electrónica del Centro Nacional de Metrología (CENAM)
http://www.cenam.mx/siu. asp#
n) Notaciones. Todos los símbolos matemáticos se escriben en cursivas.
En escritos con abundancia de símbolos, es útil incluir una lista de
los utilizados, mismos que se ordenarán alfabéticamente, colocando
primero las mayúsculas, después las mayúsculas con subíndice, ense-
guida las minúsculas y por último las minúsculas con subíndice.
Finalmente, los caracteres latinos y griegos. Esta notación debe
incluirse en un apéndice al final del trabajo.
Los manuscritos que no cumplan con el formato no serán enviados a los
evaluadores. Asimismo, los autores deben firmar el formato de confir-
mación de originalidad.
Toda correspondencia para envío de artículos para su posible publica-
ción debe dirigirse a Revista Madera y Bosques • Instituto de Ecología,
A.C. • Carretera Antigua a Coatepec 351 • El Haya • 91070 Xalapa,
Ver.* México • Tel. (228) 842 1800 ext. 6102 y 6106 • c.e.: mabosque@
inecol. mx.
Presentación final
La revista requiere que los manuscritos aceptados sean entregados en
formato electrónico, conservando el formato original de los manuscri-
tos revisados: tamaño de papel, de letra, numeración. Tablas y gráficos
no deben estar integrados al texto. Se debe enviar una carta de presen-
tación acompañando el manuscrito. No se requieren manuscritos
impresos.
uthors guide
Madera y Bosques (Wood and Forests) is the publication of the Envi-
ronment and Sustainability Network of the Instituto de Ecología, A.C.
(Xalapa, México), which publishes essays, original papers of technical or
scientific nature, feature articles (forum), states-of-the-art and technical
notes of the subjects related to forest products and forest management
and conservation. Manuscripts are accepted written in Spanish, English
and occasionally in other languages.
STRUCTURE OF THE MANUSCRIPTS
The manuscripts submitted must be presented in digital form in letter-size
paper (216 x 280 mm: 8-1/2” x 11”), typed double-spaced, with arial font
size of 12 pt., with a left margin of 30 mm and the rest of 25 mm numbered
at the upper right córner. An electronic versión is also accepted. The máxi-
mum extensión of the papers will be 30 pages written on a single side for
the full-length papers (research and forum) and 15 pages for technical notes.
The manuscripts must contain the following sections in this order: Title,
Abstract, Key words, Introduction, Methodology, Results, Discussion,
Conclusions, Acknowledgements (optional) and References.
a) The title page must inelude the title of the article, name(s) and affilia-
tion of the author(s). The title must not exceed of 70 characters.
b) The abstract (250 words máximum for papers and 75 for technical
notes) must give a brief description of the objectives, main points and
achievements or conclusions. After the abstract up to 6 key words re-
lated with the methodology or results must be included.
c) In the introduction a brief description of the State of knowledge of
the subject matter of the paper must be given, with the appropriate
review of literature and the importance of the study reported must be
highlighted. In this item, no tables or figures are to be included.
d) In objectives, the purposes of the study will be clearly and concisely
stated.
e) In methodology, it will be carefully explained how the work was carried
out. In a precise and complete form, a clear visión of the methods applied
and the materials used shall be given. When the methodology is not ori-
ginal, the sources of information shall be clearly stated. Tables and illus-
trations can be given that are not repeated in any other part of the text.
f) The section on results will be reserved for all the technical information
obtained, statistically supported. Comments included here will be only
those necessary to clarify the information presented. The comments
included in this section will be only the necessary for the easy unders-
tanding of the information presented.
g) In discussion, the results obtained will be analyzed, as well as their
limitations and relevance; they will be related with the bibliographic
information previously gathered and the eventual necessity of further
work which could augment the State of knowledge on the subject,
could be disclosed.
b) The conclusions will highlight the most valuable or consistent aspeets
of the work reported along with those aspeets deemed the weakest
which require further work or investigations.
i) The Acknowledgements section is an optional point, reserved for cre-
dits to collaborating institutions, financial sources, etc.
j) In the references, only those quoted in the paper will be included. They
must be listed alphabetically by author’s last ñames. In the text, they will
be cited by author and year of publication; when there are three or more
authors, only the first will be cited and et al. in italics will be used. When
the individual author cannot be ascertained, it will not be cited as anon-
ymous but instead, the institution responsible for the work will bena-
med. The references will be made according to the following examples.
Journal papers: Author, year. Title. Journal ñame. Volume and number in
parenthesis and pages. Example:
Dao, T.N. y J.W. van de Lindt. 2008. New nonlinear roof sheathing fas-
tener model for use in finite-element wind load applications. Journal
of Structural Engineering 134(19):1668-1674.
Book: Author, Year. Title. No. of edition. Publisher, City, Pages. Example:
Montgomery, D.C., E.A. Peck y G.G. Vinning. 2005. Introducción al aná-
lisis de regresión lineal. 3 a ed. CECSA. México. 588 p.
Book chapter: Author, Year. Title. In: Ñame of editor. Title of the book.
Publisher, City, Pages. Example:
Geissert, D. y A. Ibáñez. 2008. Calidad y ambiente físico-químico de los
suelos. In: R.H. Manson, V. Hernández-Ortiz, S. Gallina y K. Mehl-
treter, eds. Agroecosistemas cafetaleros de Veracruz: Biodiversidad,
manejo y conservación. Inecol, INE-Semarnat. México, D.F. p:213-
221 .
When the institution is the responsible of the publication: Ñame of the
institution. Year. Title. Publisher, City. Pages. Example:
US Forest Products Laboratory. 1953. Hardwood log grades for standard
lumber. Rept. DI 737. usda Forest Service, Forest Products Labora-
tory, Madison, WI. 66p.
k) The tables must be utilized to present results. The heading will come
on top with lower case letters.
l) The illustrations (pictures, diagrams, graphs, etc.) must be utilized
when they contribute to present the information in the clearest way,
which must be drawn in blank or gray scale. Photographs in black and
white or color with excellent resolution and contrast will be accep-
ted. The illustrations may be drawn with black ink on appropriate
translucid paper or with some Computer program or spreadsheet. The
figures captions shall be written on the bottom and with lower case
letters; in the text they will be mentioned as “figure X” or in parenthesis
as (Fig. X). Must be presented on tiff format with 300 dpi resolution.
m) Units. SI system will be used. For details on the SI system, please refer
to: http://physics.nist.gov/cuu/Units/index.html
n) Notation. All mathematical symbols must be typed in italics. In ma-
nuscripts of certain size, whit an abundance of symbols, it is useful to
inelude a list of those utilized, which will be ordered alphabetically,
placing the upper case letters first, then upper case letters with subin-
dexes, then lower case letters and lower case letters with subindexes.
Finally, Latin and Greek characters. The list must be included as an
appendix at the end of the paper.
The manuscripts that do not conform to the format will not be sent to
the reviewers. Also, the authors must sign the format of “Confirmation of
unpublished manuscript”.
All matters related to possible publication of papers should be sent to:
Revista Madera y Bosques Instituto de Ecología, A.C. • Carr. Ant. a
Coatepec No. 351 • El Elaya • 91070 Xalapa, Ver.» México • Tel. (228)
842 1800 ext. 6102 and 6106 • e-mail: mabosque@ inecol. mx.
Final presentation
The journal’s production department requires that all manuscripts accep-
ted be delivered in digital format. The manuscripts should keep the origi-
nal format of the revised versión: paper size, letter font, page numbering,
tables and figures. Figures and tables must not be integrated to the text.
An additional letter of presentation must accompany the manuscript.
Madera y Bosques
vol. 22 Núm. 1 Primavera 2016
Se terminó de imprimir en el mes de abril de 2016
En los talleres de Fís. Arturo Sánchez y Gándara
Cuapinol 52, Colonia Pedregal de Santo Domingo,
Delegación Coyoacán, C.P. 04369, México, D.F.
La edición consta de 100 ejemplares
más sobrantes para reposición.
c
ontenido
artículos de actualidad
El papel de la investigación científica en 9a creación
de las áreas naturales protegidas
Raymundo Dávalos-Sotelo
artículos científicos
El uso de los árboles en Jamapa, tradiciones en un
territorio deforestado
Adi Lazos-Ruíz, Patricia Moreno-Casasola, Sergio Guevara S.,
Claudia Gallardo y Eduardo Galante
Desarrollo forestal comunitario sustentable en la región norte de
México y su desafío en el contexto de la globalización
Concepción Luján Álvarez, Jesús Miguel Olivas García,
Hilda Guadalupe González Hernández, Susana Vázquez ÁJvarez,
José Ciro Hernández Díaz y Humberto Luján Álvarez
Percepciones sobre servicios ambientales y pérdida de humedales
arbóreos en la comunidad de Monte Gordo, Veracruz
José Luis Marín-Muñiz, María E Hernández Alarcón,
Evodia Silva Rivera y Patricia Moreno-Casasola
Percepción local respecto a la valoración ambiental y pérdida de los
recursos forestales en la región Huasteca de San Luis Potosí, México
Carmelo Peralta-Rivero, M. Guadalupe Galindo-Mendoza,
Carlos Contreras-Servín, Marcos Algara-Siller y
Jean Frangois Mas-Caussel
Woody neotropical streetscapes: a case study of tree and
shrub species richness and composition in Xalapa
Ina Falfán e lan MacGregor-Fors
Reconstrucción de la precipitación estacional con anillos
de crecimiento para la región hidrológica Presidio-San Pedro
Beatriz Díaz-Ramírez, José Villanueva-Díaz y Julián Cerano-Paredes
Cambios en la cubierta vegetal, usos de la tierra y escenarios
futuros en la región costera del estado de Oaxaca, México
Edgar G. Leija-Loredo, Humberto Reyes-Hernández,Oscar Reyes-Pérez,
José L Flores- Flores y Francisco i. Sahagún-Sanchéz
Proceso de deforestación en el municipio de Cherán, Midioacán,
México (2006-2012)
María Luisa España-Boquera y Ornar Champo-Jiménez
Ordenamiento ecológico territorial de Guadalupe Cuautepec,
San Juan Bautista Suchitepec, Oaxaca, desde una perspectiva
técnica y comunitaria
Gabriela Álvarez-Olguín, Fidencio Sustaita-Rivera, Gilberto Bautis-
ta-Sánchez y Eucebio César Pedro-Santos
Vertical variation of density, flexura! strength and stiffness
of Persian silh wood
Majid Kiaei y Mohammad Farsi
Estructura anatómica de la madera de dos encinos de Oaxaca
Faustino Ruiz-Aquino, Marcos M. González-Peña,
Juan I. Valdez-Hernández y Angélica Romero-Manzanares
Anatomía de la madera de tres especies de Mimosa
(Leguminosae-Mimosoideae) distribuidas en México
Susana Adriana Montaño-Arias, Sara Lucía Camargo-Ricalde
y Rosaura Grether
17
37
53
71
95
111
125
141
155
169
177
191
iNecoL
® CONACYT