Boletín del Centro de [ c o logia
L a difusión de ia cultura es una
de las tareas primordiales de
nuestra universidad. Siendo la
ciencia una actividad genera-
dora de conocimientos sobre el Universo,
resulta incuestionable su papel dentro de
la cultura de las sociedades actuales. Es
necesario por lo tanto compartirla con lo
más amplios públicos posibles y hacerla
un bien común.
Aunque no es nueva la labor de comu-
nicación de la ciencia en la UNAM y
existen algunas muy buenas experien-
cias, todavía es una actividad que requiere
desarrollarse y considerarse su relevan-
cia.
Es dentro de este contexto que se inicia
ahora un programa de comunicación en
el Centro de Ecología, una institución cu-
yos principales objetivos son la investi-
gación científica y la formación de ecólo-
gos.
Mucho se habla actualmente de ecolo-
gía, sin embargo también son muchos los
significados que se le confieren a la pala-
bra. Estrictamente hablando la ecología
es antes que nada una rama de las cien-
cias biológicas. Su principal tarea es
estudiar las relaciones de los seres vivos
con su medio ambiente.
La palabra ecología procede de las raí-
ces griegas “oikos”, que significa casa, y
“logos” que quiere decir estudio o tratado.
Ecología es entonces el estudio de la ca-
sa. El boletín de información “Oikos = ”,
que ahora iniciamos, quiere hablar preci-
samente de eso. Primordialmente quere-
mos dar a conocer el trabajo que se reali-
za en el Centro de Ecología (nuestra
casa). Por otro lado queremos también
hablar de los estudios sobre otras casas.
La primera es ésta en la que nos tocó
habitar, la Ciudad de México. La segunda
es la casa más grande que tenemos, el
PRESENTACION
planeta Tierra. Ambas casas se están de-
teriorando gravemente. Los ecólogos, así
como otros profesionales que trabajan en
cuestiones del medio ambiente, tienen
mucho que decir. “Oikos = ” quiere contri-
buir a la diseminación de esta informa-
ción.
El principal público al que se dirige “Oi-
kos = ”, es la comunidad universitaria. No
sólo porque a ella pertenecemos y con
ella debemos compartir nuestro quehacer
académico, sino también porque de ella
están saliendo continuamente muchos
de los profesionales que tendrán a su
cargo en el futuro inmediato, las decisio-
nes sobre el rumbo que este país deberá
seguir. El boletín también va dirigido a los
medios de comunicación y a aquellas per-
sonas e instituciones que trabajan en
áreas relacionadas al medio ambiente. A
los primeros queremos informarles sobre
los trabajos que realizamos, ya que
continuamente tocan temas afines
en sus respectivos medios. A los
segundos porque es a través de
la comunicación que se pueden
unir esfuerzos y trabajar conjuntamente.
“Oikos = " se publicará bimestralmen-
te y su contenido estará dividido en
tres secciones. Hecho en casa
se encargará de informar sobre
las investigaciones lleva-
das a cabo en el
Centro de Ecología.
El Pulso de la
Biósfera hablará
sobre algún pro-
blema ambiental
ya sea de nuestro país o concerniente al
planeta entero. Finalmente De la jungla
urbana tratará sobre el medio ambiente de
la Ciudad de México.
Esperamos que la publicación de este
boletín sea un primer paso hacia una me-
jor comunicación con tos demás
integrantes de nuestra casa de estudios y
con todos aquellos interesados en la cien-
cia, la ecología y la problemática ambien-
tal.
HECHO EN CASA
La fisiología ecológica
en México:
la contribución del Centro de Ecología
Carlos Vázquez Yanes
L a fisiología ecológica cubre los as-
pectos de la biología de las plantas
situados en la interfase entre fisio-
logía y ecología en problemas
como:
a) Explicar las razones de la distribución
geográfica actual de las poblaciones de
plantas con base en la adecuación al am-
biente de las peculiaridades de sus
procesos fisiológicos.
b) Definir los rangos de tolerancia am-
biental potencial de las diferentes plantas.
c) Conocer como operan los ecosiste-
mas en una biósfera cambiante.
Los avances recientes de la fisiología
ecológica se deben a que actualmente
existe la posibilidad de transferir las técni-
cas y procedimientos antes confinados al
laboratorio de fisiología, al campo, com-
plementado esto con la posibilidad de
efectuar experimentos con plantas en am-
bientes perfectamente controlados en el
laboratorio.
La fisiología ecológica es en sí una dis-
ciplina de reciente origen y lo es más en
México, en donde los estudios que pue-
den catalogarse corno Fisiología
Ecológica no tienen más de 15 años de
existencia; sin embargo, los avances lo-
grados en el territorio mexicano han sido
extraordinarios.
Una de las razones de esto es la cerca-
nía de los principales centros de inves-
tigación en Fisiología Ecológica de ios
Estados Unidos, además de la existencia
de algunos grupos de investigadores me-
xicanos, de alto nivel.
En la Selva Baja Caducifolia y en el
cafetal de montaña de manejo tradicional,
el grupo de Luis Fanjul hizo contribucio-
nes importantes. Fanjul fue investigador
del Centro de Ecología logrando aquí
otras aportaciones.
Para el cafetal se conocieron aspectos
como la fotosíntesis neta y su relación con
la apertura de los estomas de las hojas
frente a diferentes cantidades de hume-
dad, en condiciones de alta y baja
iluminación.
Para la Selva Baja Caducifolia, se estu-
diaron aspectos como la respuesta
estomática de plantas perennifolias del
sotobosque en la época de secas frente a
la iluminación, lo que permitió entender la
razón de la existencia del hábito perenni-
folio en condiciones de marcada falta de
agua. En la misma comunidad se estudió
el estado de hidratación, comparando
plantas caducifolias, perennifoiias y cadu-
cifolias de época húmeda, ayudando esto
a entender la existencia de estos tres me-
canismos en un mismo sitio.
En la misma comunidad vegetal actual-
mente se llevan a cabo estudios de
fisiología de lianas y de raíces por parte
del grupo de Haroíd Mooney de Síanford,
E.U.A., Alejandro Castellanos y Emma-
nuel Rincón del Centro de Ecología.
En la Selva Alta Perennifoiia del Golfo
se han efectuado algunos de los estudios
de Fisiología Ecológica más importantes
nunca realizados en este ambiente. Varios
de los trabajos más notables son los si-
guientes.
El descubrimiento de la primera dicoti-
ledónea arbórea con metabolismo
fotosintético CAM: Clusia lundelli. lo que
también constituyó un primer reporte para
la familia y el género.
El estudio de Clara Tinoco, sobre el
efecto del trasplante del sol a la sombra
de un especie adaptable a diferentes con-
diciones de luz de la selva sobre el número
de estomas y el peso de las hojas en
relación a su superficie.
Un grupo de investigadores de Stan-
ford, California ha trabajado en la Estación
de Biología Tropical de Los Tuxtlas en
contacto cercano con investigadores del
Centro, haciendo numerosas contribucio-
nes de importancia sobre movimientos
estomáticos, entre otros temas.
Los estudios de semillas realizados por
personal del Centro han sido de los más
profundos de los realizados en zonas tro-
picales. Actualmente se abordan
problemas relacionados con los cambios
en la respuesta de la semilla ocasionados
por la permanencia en el suelo. También
se estudia con detalle la distribución es-
pectral de la luz en la selva y bajo la
hojarasca y su efecto sobre la germina-
ción de semillas sensibles a la luz.
Simultáneamente se estudia la aclima-
tación de plántulas de especies de
sombra y de sol a condiciones de sombra
profunda y su efecto sobre los incremen-
tos proporcionales de biomasa de las
hojas,tallos y raíces. Se estudia también la
fisiología ecológica de las semillas gran-
des, con gran contenido de humedad que
producen la mayoría de los árboles selvá-
ticos.
Alma Orozco ha dirigido su interés al
estudio del efecto del ambiente que rodea
a la planta madre en la germinación de sus
semillas, en particular el efecto de la luz.
Con respecto al estudio de plantas de
interés agronómico, Alejandro Castella-
nos ha emprendido el análisis del efecto
fisiológico de la domesticación sobre es-
pecies de los géneros Phaseolus y
Amaranth us. el frijol y la alegría.
Comunidades como manglares, vege-
tación acuática, pastizales, bosques de
abetos, vegetación de salinas, encinares
pinares, bosques de niebla y páramo de
altura reservan muchos aspectos de inte-
rés para aquellos que se adentren en la
fisiología ecológica de sus componentes
vegetales.
EL PULSO DE LA BIOSFERA
E l impetuoso avance del
conocimiento sobre los
sistemas naturales del
mundo, que son la base
material sobre la que descansan
los procesos productivos de la
sociedad, realizado por la eco-
logía durante las últimas
décadas, ha provocado una
transformación radical en la
manera de concebir la apropia-
ción que las sociedades hacen
de los recursos naturales de la
tierra.
En esta perspectiva, destaca
la implacable crítica
desatada por la eco-
logía contra la mayor
parte de los sistemas
de producción (a-
gropecuarios, fores-
tales, pesqueros y ex-
tractivos) contem-
poráneos, y como
consecuencia contra
el supuesto “dere-
cho natural o ab-
soluto” del produc-
tor para realizar un
uso no conservacio-
nista de los recursos de la natu-
raleza.
Una de las principales con-
clusiones derivadas de la
moderna teoría ecológica es que
los recursos de la naturaleza que
son usufructuados durante la
producción no son más que
fragmentos de sistemas ecológi-
cos bien estructurados y
poseedores de un cierto equili-
brio y una cierta dinámica. La
acción que todo productor indi-
vidual ejerce sobre tales
sistemas tiene siempre una re-
percusión que sobrepasa los
propios límites del espacio con-
siderado de su propiedad. Los
recursos naturales (flora, fauna,
aire, suelos y energéticos) que
existen como bienes en potencia
en los sistemas ecológicos de la
Tierra sólo pueden ser entonces
concebidos como bienes patri-
moniales, es decir, como
pertenecientes al conjunto de la
sociedad, la nación o la especie.
Se debe al vendaval transfor-
mador de la Revolución Mexi-
cana la primera legislación mo-
derna que contiene el principio
de la patrimonialidad de los re-
cursos de la naturaleza que hoy
exige la perspectiva ecológica.
En efecto, a través del artículo
La patrimonialidad
de los recursos:
un principio ecológico
Víctor Manuel Toledo
27 de la Constitución Política
promulgada en 1917, el país
cuenta con un principio jurídico
que encierra en toda su exten-
sión la idea de que los recursos
naturales constituyen un bien
patrimonial.
Setenta años después de pro-
mulgado este decisivo principio,
la realidad del territorio mexica-
no muestra que este instrumen-
to jurídico no sólo no ha sido a-
plicado sino que, en la práctica,
ha sido totalmente desconocido.
La profunda crisis ecológica
que hoy sufre el país, puesta de
manifiesto por el agudo deterio-
ro de sus principales recursos
naturales, da fe de que el interés
de los propietarios individuales
se ha impuesto al de la nación y
no al contrario como estaba pre-
visto. Los ejemplos confirman
lo anterior: los suelos de entre
40 y 60% del territorio nacional
sufren una severa erosión; más
de 500, 000 hectáreas (es decir el
10% del total con agricultura hi-
dráulica en México) han queda-
do irreversiblemente perdidas
por la sobreexplotación de los
mantos acuíferos; once de las
principales cuencas del país se
encuentran fuertemente conta-
minadas; cada año la nación
pierde 400,000 to-
neladas de fauna
acuática durante la
pesca del camarón y
200,000 hectáreas
de bosques por in-
cendios forestales;
y, en fin, el ritmo de
destrucción de los
sistemas ecológicos
más complejos y
potencial mente
más ricos del país
(como las selvas
tropicales o las la-
gunas costeras) amenaza con
hacerlos desaparecer para
siempre. No hay duda pues de
que el avanzado principio con-
tenido en el artículo 27
constitucional ha permanecido,
para el caso de la producción
rural o primaria, como un mero
objeto decorativo. La razón de
este fenómeno la podemos en-
contrar tanto en la ausencia de
un conjunto de normas específi-
camente diseñadas para hacer
cumplir en la práctica dicho
precepto general, como en la ex-
pansión de un modelo de
desarrollo cada vez más basado
en la libre acumulación, concen-
tración y centralización del ca-
pital.
Breve historia del
Centro de Ecología
Daniel Pinero
La actividad académica del grupo
de ecología terrestre de la UNAM
se inició con la contribución visio-
naria de dos refugiados españo-
les. Faustino Miranda y Enrique
Rioja. El primero experto en algas,
percibió rápidamente la diversi-
dad de plantas con flores de
nuestro país y abandonó las algas
para dedicarse de lleno a enten-
der los tipos de vegetación de
México. El segundo inició la cáte-
dra de ecología en la Facultad de
Ciencias. A ellos se unió un agró-
nomo especialista en plantas
cultivadas que no se ha cartsado
de insistir en la importancia de
entender los patrones básicos de
la vegetación y el conocimiento de
nuestros campesinos para lograr
manejar nuestros recursos sin
acabarlos, Efraim Hernández X.
Posteriormente otro gran botáni-
co mexicano, Arturo Gómez
Pompa, reconoció que la regene-
ración de las selvas tropicales era
un problema de alta prioridad de
investigación y formó el primer
grupo de estudiosos de ella. José
Sarukhán finalmente, cristalizó es-
tos esfuerzos reuniendo a
interesados en ecología de diver-
sas universidades e intereses
académicos, y estableciendo un
programa de formación doctoral
en varias áreas que ya dura 14
años. En estos cinco investigado-
res descansa sin duda la historia
de nuestra disciplina en la UNAM.
La generación de conocimiento
relevante para entender mejor los
principios de los sistemas ecológi-
cos y la formación continua de
personal académico para reforzar
los cuadros de investigadores han
sido las características más im-
portantes que nos han trans-
mitido.
En 1985, se creó dentro del Ins-
tituto de Biología de la UNAM,
nuestra dependencia de origen, el
Departamento de Ecología con 8
investigadores trabajando en eco-
fisiología, poblaciones, ecosis-
temas, y manejo y conservación
de recursos. En 1988 se creó el
Centro de Ecología con 14 investi-
gadores que cubrían además el
área de ecología de comunida-
des. En la actualidad e! centro
tiene 23 investigadores que traba-
jan en bosques, selvas, desiertos
y pastizales con diversos grades
de perturbación, tratando de en-
tender los ecosistemas y de
contribuir a su mejor manejo. Sin
duda acabamos de empezar y el
mayor esfuerzo todavía queda por
delante.
DE LA JUNGLA URBANA
El medio ambiente
c
concentración urbana
Exequiel Ezcurra
L a principal tendencia de las so-
ciedades humanas durante el
siglo XX, ha sido la concentra-
ción de sus poblaciones en
áreas urbanas. Canadá, por
ejemplo, pasó en menos de sesenta
años de cerca de 60% a menos de 3%
de población rural. Desde este punto
de vista, la tendencia en México no es
diferente de la de otros países: la
población tiende a concentrarse en
las ciudades, tan aceleradamente co-
mo lo hizo hace algunos años en los
países desarrollados. En el Tercer
Mundo, sin embargo, la concentra-
ción urbana tiende a darse en unas
pocas ciudades con densidades po-
blacionales altísimas y desigual-
dades sociales muy marcadas. Las
nuevas sociedades urbanas forman
el sector ''consumisía M dentro de las
naciones más pobres: son las que
consumen la mayor tajada de ener-
gía, alimentos, agua y recursos
naturales en general. La cuenca de
México, que ocupa sólo el 0.03% de
la superficie del país, es el hábitat de
22% de su población y consume cer-
ca del 30% de sus recursos ener-
géticos.
Pocos citadinos son conscientes
que, a nivel ecológico, una de las
características más notables de la
ciudad de México es el alto grado de
dependencia que tiene respecto de
otros ecosistemas. La cuenca de Mé-
xico depende cada vez más de la
importación de bienes provenientes
de distintas regiones del país, Así, el
crecimiento de la ciudad representa
un grave costo ambiental para el res-
to del país. La prensa nos informa,
por ejemplo que las selvas del sures-
te están desapareciendo rápida-
mente por la tala. Pero pocos capita-
linos saben que una de las prin-
cipales causas de este desastre eco-
lógico es la creciente demanda de
carne por parte de la clase media
urbana.
AI ritmo de cambio actual, para el
año 2000 la ciudad de México ocupa-
rá 2,700 kilómetros cuadrados. La
mayor parte de esa inmensa área ur-
bana será ocupada por edificios y
calles, mientras que sólo el 6% será
ocupado por parques y áreas verdes.
Cerca de 30 millones de personas
vivirán en la cuenca de México, con
algo menos de 5 metros cuadrados
de áreas verdes por persona, inclu-
yendo los jardines privados a los que
no tiene acceso el grueso de la pobla-
ción. En las partes más pobres de la
ciudad la situación será mucho más
grave: los vecinos de condominios
verticales y de colonias populares
tendrán menos de un metro cuadra-
do de espacios verdes para uso
recreacional, como ya es el caso de
algunas partes de la ciudad.
La ciudad de México habrá cam-
biado de la mezcla heterogénea de
ambientes urbanos y rurales, que era
su característica más típica durante la
primera mitad de este siglo, a un am-
biente urbano sobrepoblado, sin
áreas verdes ni espacios públicos
abiertos^ A fin del milenio, aproxima-
damente 50 metros cúbicos de agua
deberán ser bombeados cada segun-
do de fuera de la cuenca, si no se
construyen pronto nuevos sistemas
de tratamiento de aguas residuales.
La fuente de este inmenso caudal de
agua no está definida actualmente,
pero lo que sí es claro es que la ex-
tensión de la mancha urbana a 2,700
kilómetros cuadrados necesariamen-
te implicará la desforestación de
muchas áreas boscosas periféricas
que actualmente funcionan como re-
guladores del ya fuertemente
perturbado ciclo hidrológico de la
cuenca.
Quizá más agudos que nunca, mu-
chos de los problemas actuales de la
ciudad de México son casi una tradi-
ción de la metrópoli. Durante dos
milenios, la cuenca de México ha sido
de las regiones más densamente po-
bladas del planeta y sus pobladores
han usado su posición administrativa
y política preeminente para obtener
ventajas de otras regiones del país.
Pero también es indudable que la
industrialización moderna ha exage-
rado esta tendencia histórica a
niveles dramáticos y que es actual-
mente la responsable de la
concentración y de la sesgada distri-
bución de población y riquezas en la
cuenca de México. Todo parece indi-
car que el crecimiento urbano de la
ciudad, con el modelo de desarrollo
actual, está rápidamente agotando
sus límites. Los movimientos ecolo-
gistas se preocupan por hacer oír sus
opiniones.
¿Y los científicos de la ecología que
piensan? Opinar acerca de nuestro
ambiente más cercano es un com-
promiso que no podemos eludir.
La formación de
recursos humanos en el
Centro de Ecología
Jorge Soberón M.
El actual Centro de Ecología tiene
un interés en la formación de recur-
sos humanos que se remonta a los
principios de los setentas. En esa
época el Dr. José Sarukhán había
regresado de su doctorado e impar-
tió por primera vez el curso de
Ecología de Poblaciones. Simultá-
neamente, inició la dirección de
tesis de licenciatura y posgrado en
su laboratorio y apoyó la salida de
estudiantes a realizar doctorados en
ecología en el extranjero.
En sus aspectos esenciales, el es-
tilo de formación de ecólogos
iniciado por el Dr. Sarukhán en su
laboratorio del Instituto de Biología
es el que predomina actualmente en
el Centro. Las diferencias con lo que
ocurre ahora son principalmente
cuantitativas.
Actualmente, el Centro de Ecolo-
gía tiene alrededor de noventa
estudiantes registrados. Cerca de
cuarenta realizan estudios de docto-
rado, en el Doctorado del Centro/
CCH, con una dedicación de tiempo
completo. Los otros cincuenta tra-
bajan en sus tesis de licenciatura o
maestría o realizan servicio social. El
personal académico del Centro ha
dirigido más de cien tesis de todo
nivel sobre las diferentes áreas de la
ecología que se cultivan en él.
El Doctorado del Centro se creó
en 1985, en el entonces Laboratorio
de Ecología del Instituto de Biología
y dentro de la Unidad de los Ciclos
Profesional y de Posgrado del Cole-
gio de Ciencias y Humanidades. Su
objetivo es la formación de investi-
gadores en ecología básica.
Actualmente se trabaja en la crea-
ción de un nivel de maestría que
sirva de antecedente al doctorado.
Por otra parte y en colaboración con
la Facultad de Ciencias de la UNAM,
sa ha avanzado mucho en la propo-
sición de una Maestría en Recursos
Naturales.
El personal académico del Cen-
tro, así como sus alumnos de Pos-
grado, imparten cursos en otras
dependencias universitarias, parti-
cularmente en la Facultad de
Ciencias y la ENEP Zaragoza, así
como en otras dependencias nacio-
nales y del extranjero.
El compromiso que tiene el Cen-
tro de Ecología con la formación de
ecólogos se actualiza no sólo en los
cursos, conferencias y dirección de
tesis que su personal académico y
sus alumnos de posgrado realizan,
sino que se explícita en su Regla-
mento Interno, Así, es política del
Centro el considerar que si bien el
producto primario de la labor de in-
vestigación debe ser el conoci-
miento novedoso, la formación de
recursos humanos no puede sepa-
rarse de las tareas de la inves-
tigación y por lo tanto uno de los
criterios para evaluar la productivi-
dad de los investigadores es su
participación en la formación de re-
cursos humano.
ikos-
Oikos= es una publicación bimestral
del Centro de Ecología de la UNAM.
Su contenido puede reproducirse
siempre que la fuente sea citada.
Correspondencia: Centro de Ecología,
Apartado Postal 70-275, CP 04510,
Ciudad Universitaria, México, D.F.
Responsable: Alicia Castillo
Diseño: Margen Rojo/Angel García
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Distribución: Dirección General de
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Servicios a la Comunidad
Dirección General de Intercambio
Académico
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