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Full text of "Anales de la Academia de Ciencias Mdicas, Fsicas y Naturales de la Habana"

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ANALES 
a O DE LA 
RIAL ACADEMIA. DE OUENOIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES 


DE LA HABANA. 


REVISTA CIENTIFICA. 


DIRECTORES: 


DD. D. ANTONIO MESTRE Y D. FELIPE F. RODRIGUEZ. 


ENTREGA 192. 


TOMO XVIL 
JULIO 15. 


Todo lo que concierna á la Administracion debe dirigirse al Dr. D. Gabriel García, 
Neptuno uúmero 64; y las comunicaciones, memorias, periódicos, libros 62, 
al Dr. D. Antonio Mestre, Secretario general de la Academia, 
calle de Jesus María número 26, 


HABANA, 


IMP. “LA ANTILLA” DEN, CACHO-NEGRETE, 
CALLE DE CUBA NUMERO dl. 


1880. 


ANALES 
READ ACADENTA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES 


DE LA HABANA, 


¡x_—- —_—a. 


REVISTA CIENTIFICA. 


LIBRARY 
NEW YORK 
BOTANICAL 


ANALES CARDEN 


DE LA 
REAL ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES 


DE LA HABANA, 


REVISTA CIENTIFICA. 


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DIRECTORES: 


DD. D. ANTONIO MESTRE Y D, FELIPE F, RODRIGUEZ, 


TOMO XVIL 


HABANA, 


IMP. “LA ANTILLA” DE N, CACHO-=NEGRETE, 
CALLE DE CUBA NUMERO Úl, 
1880. 


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A NE 


ANALES 
DE LA 
REAL ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES 
DE LA HABANA, 


REVISTA CIENTIFICA. 


JUNIO DE 1880. 


REAL ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS. 


SESION SOLEMNE DEL 19 pez Mayo pe 1880. 


Se abrió la sesion á las ocho de la noche en el salon de se- 
siones de la Real Academia de Ciencias, bajo la Presidencia 
del Excmo. Sr, Gobernador GFeneral 19. Ramon Blanco; ocupan- 
do su izquierda el Z/mo. Sr. Secretario del Gobierno D. Joa- 
guin Carbonell y su derecha el Dr. D. Nicolas J. Gutiérrez, 
Presidente titular de la Corporacion y socio de mérito de la 
misma; y hallándose presentes los Sres. socios de mérito R. P. 
Viñes, F. Poey y González del Valle (D. Fernando y D. Am- 
brosio); los de número Sres. CU. Aguilera, Lástres, A. Díaz Al 
bertini, Fovántes, Melero, Rodríguez, L. y KR. Cowley, Várgas 
Machuca, Beato, Núñez de Villavicencio, Machado, Zamora, £. 
Fernández, Babé, Rocamora, Franca Mazorra, Rovira, Aranta- 
ve, Garcia, Montalvo, Fórdon, Donoso, Montejo, Orus y' Mestre; 
el socio corresponsal Sr. Ldo. Rosaín; personas distinguidas y 
en representacion de corporaciones cientificas y literarias, del 
profesorado y del periodismo, tales como el Excmo, Sr. Mar- 


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qués de Almendares, del Consejo de Administracion; el limo. 
Sr. Dr. D. A. A. Ecay, de la Junta Superior de Instruccion 
Pública; el Sr. D. Herminio Leyva, Regidor del Lxcmo. Ayun- 
tamiento de la Habana; los Sres. Valencia, Pulido Pagés, Ta- 
gle, Saaverio y y. S. Castellanos, de la fteal Universidad; el 
Sr. López Trigo, de la Escuela Profesional; los Sres. J. M. Gál 
vez, A. Saavedra, J. Bruzon, J. B. Armenteros, D. Pérez de la 
Riva y A. Cortina, de la Real Sociedad Económica; los Sres. 
Varona, Bachiller y Morales, Borrero y E. Villavicencio, de 
la Sociedad Antropológica; los Sres. CU. Delgado, E. Porto y 
Hernández Rubin, de la Sociedad de Estudios Clínicos; el R. 
P. Carranza, del Real Colegio de Belen; los Sres. P. Gz, Llo- 
rente, V. Morales, F. Mora y J. M* de Cárdenas, del Colegio y 
Círculo de Abogados; y otras personas notables, con una selec- 
ta y numerosa concurrencia á pesar de las lluvias torrenciales, 

Al principiar la sesion, leyó el Secretario general Dr. D. An- 
tonio Mestre un oficio del Ilmo. Sr. Secretario del Gobierno 
General, en que se comuvicaba á la Real Academia que el 
Excmo. Sr. Gobernador General tendría el honor de presidir 
la sesion reglamentaria que debía celebrar la Corporacion á 
las ocho de la noche, hora que se había servido fijar S. E. pa- 
ra dicho acto. 

En seguida dió lectura el Dr. D. Nicolas J. Gutiérrez, Pre- 
sidente titular de la Academia, al discurso inaugural ó de 
apertura de las sesiones de ésta para el año académico de 1880 
á 1881: aunque en el ocaso de su existencia, se silente revivi- 
do por las satisfacciones de ahora, al rendir un tributo de gra- 
titud á todos los que han trabajado en beneficio de la Real : 
Academia, por su lustre y prestigio, así como á las demas cor- 
poraciones cientificas y álos amantes del progreso que han 
cooperado á la realizacion de sus elevados fines; llama la aten- 
cion sobre algunos de los trabajos llevados á cabo por la Cor- 
poracion, especialmente respecto á cuestiones de Higiene pú- 
blica y administrativa, sobre el estado floreciente de su Biblio- 
teca y Museos; y abriga la esperanza de que, bajo los auspicios 
de la Paz, alcance la institucion, en su próximo 20? año, 


7 


momentos de ventura que le permitan servir con más jugosa 
ciencia á la noble causa de la humanidad. 

Despues de dicho discurso, leyó el Secretario general Dr. D. 
Antonio Mestre el resúmen razonado de las tareas en que la 
Real Academia se ha ocupado durante el último año, segun lo 
prescribe el artículo 38 de su Reglamento: hizo la reseña de 
vodos los trabajos llevados á cabo por la Corporacion, de los in- 
formes ministrados por sus diversas Comisiones, concernientes 
á la Higiene Pública, Estadística Médica, Medicina legal, Re- 
medios nuevos y secretos, Patología médica y quirúrgica, 
Obstetricia, Farmacia, Física y Química; de las comunicaciones 
y memorias presentadas por sus socios, asi como por otras per- 
sonas amantes de las ciencias; y concluyó hablando del movi- 
miento ocurrido en el personal académico, de los nuevos nom- 
bramientos y elecciones, del resultado del último concurso, del 
programa de los premios para el certámen de 1880 á 1881, no 
olvidando rendir un afectuoso tributo á dos socios de mérito 
que han fallecido, con sentimiento general. 

Terminada la reseña del Secretario, volvió á hacer uso de 
la palabra el S”. Dr. Gutiérrez, y dirigiéndose al Excmo. Sr. 
Presidente, se expresó en estos términos: 

“Excmo. Sr.:—En nombre de la Academia doy á V. E. las 
más expresivas gracias por haberse prestado á presidir esta 
sesion, dándole así más solemnidad y prestigio: solemnidad, 
porque no puede dejar de tenerla todo acto á que asista V, E. 
como representante de S. M. (q. D. g.); y prestigio tambien, 
porque vuestra presencia nos revela la importancia que le me- 
rece esta Institucion, 

“Las ciencias, Excmo. Sr., pueden cultivarse aisladamente, 
hacer conquistas y progresos, aunque lentamente, sin necesidad 
de proteccion: no la necesitaron ciertamente Galileo, Newton, 
Keplero, Copérnico y otrosTngenios esclarecidos; pero cuan- 
do en vista de la brevedad de la vida y la vasta extension del 
campo, se reunieron sus cultivadores en sociedades y academias 
para repartirse el trabajo y acelerar las conquistas, les dió 
siempre poderoso impulso el auxilio y la proteccion de los Go- 


8 


biernos; auxilio y proteccion que dieron los Ptolomeos á la 
Escuela de Alejandría, el Gobierno Inglés 4 la Real Sociedad 
de Lóndres, y otros, con los cuales se desarrollaron rápida- 
mente. | 

“Esta proteccion es la que pide y espera alcanzar esta Aca- 
demia del Gobierno que la creó y de su digno representante, 
de su amor á las ciencias y á la ilustracion, de que viéne dan- 
do marcadas pruebas.” 

El Excmo. Sr. Gobernador General contestó al Dr. Gutié- 
rrez, expresando que, como en el año anterior, le cabía el ho- 
nor y el orgullo de presidir la Real Academia por razon de la 
posicion social que ocupaba: que con el mayor gusto se había 
enterado, por la memoria que acababa de leerse, de los nume- 
rosos y arduos trabajos que se habían discutido durante el úl- 
timo año; que ofrecía todo su apoyo oficial y particular á una 
institucion que tan dignamente cumple con los fines para que 
fué creada, haciendo progresar las ciencias é ilustrando al Go- 
bierno y á la administracion de justicia en todos los casos so- 
metidos á su consulta; y declaró, por último, abierto el nuevo 
año académico. | 

Con lo cual terminó el acto, siendo ya las nueve y-media de 
la noche. 


Drscurso DeL Dr. D. Nicolas J. Gutierrez, Presipewte pe La ReaL 
ACADEMIA DE CIENCIAS DE La HABANA. 


Excmo. Sr.,—queridos colegas, —Sres.—Hace hoy un año 
yue, en ocasion análoga, al dar cuenta de la marcha que esta 
institucion había seguido, abrigaba más que nunca el temor 
de ser ésa la última vez que cumpliera tan grato deber: aba- 
tido entónces por sufrimientos físicos y morales, fundados mo- 
tivos inspiraban ese sentimiento. Gracias á la Providencia, 
una vez más me encuentro en este recinto, y aunque domina—' 


do todavía por los dolores de ayer y más próximo tambien á 


Y 


9 


mi ocaso, me encuentro revivido por las satisfacciones de 
ahora. 

Hubo un dia, dia feliz, en que un número de amantes del 
saber ofrecieron su abnegacion y su actividad á favor de una 
idea, cuyos frutos á la ciencia y á la humanidad consagraban. 
Esa idea es esta Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas 
y Naturales, que al desenvolverse con vigor y lozanía, presta 
ya muy señalados servicios en sus diez y nueve años de exis- 
tencia. | 

La justicia reclama un recuerdo de gratitud para ellos, así 
como tambien para las demas corporaciones cientificas y para 
todos los amantes del progreso, que asociados al pensamiento 
de esta institucion, cooperan auxiliándola á la realizacion de - 
sus elevados fines. 

Vasta sería la tarea, si me propusiera referir con pormeno— 
res tódas las manifestaciones de esa cooperacion: ella se nota 
en el cambio de trabajos científicos con que Institutos análo— 
gos nos han distinguido, en las luces que le han traido nuevos 
obreros de reconocida ilustracion, y hasta en las deferencias 
de la prensa. En trabajo más concreto nuestro querido Se— 
cretario general os referirá los beneficios que hemos recogido 
de los esfuerzos de los unos y del concurso de todos. Los 
amantes de la ilustracion, los que se complacen en el progre- 
so intelectual de esta tierra privilegiada, encontrarán sin du= 
da en la reseña que dentro de un momento oirán, la compro- 
bacion de que no han sido estériles los trabajos verificados en 
el período transcurrido desde la sesion sulemne anterior: ex— 
presion esos trabajos de la incesante actividad del espíritu, 
ofrécense más abundantes y cada vez més fructuosos. Pero 
no puedo dejar de citar la intervencion que este Cuerpo ha te- 
nido, durante ese tiempo, en importantes cuestiones de Higie- 
ne administrativa, que han venido ocupando al Gobierno; y 
áun cuando la satisfaccion de ver realizadas las miras de las 
Autoridades que la han ocupado, no haya todavía compensa- 
do el empeño generoso de todos los académicos por correspon- 


der dignamente á las consultas, cábele la gloria de haber con- 
T. XVI.—2 


10 


sagrado á esas cuestiones cuunto interes podían reclamar pa= 
ra mejor resolverlas. La etiología de la fiebre amarilla, asun- 
to que, de poco tiempo á la fecha, ha despertado uh 1Dteres á 
Ja altura de su importancia, desde que una Comision extran= 
jera vino á revivir los esfuerzos tantas veces emprendidos co- 
mo abandonados por la magnitud de la empresa y la esterili- 
dad de los resultados, ha ocupado á esta Academia con la in- 
teresante consulta que el Municipio le dirigió y que fué re-. 
suelta con el excelente informe presentado por la Comision de- 
Higiene sobre un canal de desagiie: la necesidad de una Esta- 
dí-tica médica, en todos tiempos reconocida y más al presen- 
te, por sus relaciones con la cuestion ántes indicada, ha me- 
recido más de un trabajo durante el año transcurrido: la tan 
interesante como debatida cuestion del contagio de la Lepra, 
de que pendia la forzosa secuestracion del lazarino, objeto ha 
sido de vivas discusiones en más de una sesion celebrada pa- 
ra dilúcidarla; y para no causar vuestra benévola atencion, 
me limitaré á recordar, como uno entre tantos valiosos asun- 
tos que nos han ocupado, las Ordenanzas de Farmacia, de tan- 
ta importancia práctica. Estas suscintas indicaciones me pa- 
rece que justifican la opinión de que no en vano ha pasado el 
año académico que hoy solemnizamos, 

- Por lo que hace á los medios para fomentar la ilustracion en 
la esfera de sus atribuciones, su Biblioteca y Gabinetes se han 
enriquecido con no escasos y valiosos elementos, adquiridos 
unos con los propios recursos, debidos otros á los obsequios 
con que la han favorecido los amantes del sabor. El gabinete 
de Anatomía patológica cuenta desde este año con un curioso 
ejemplar teratológico donado por el Excmo. Sr. Gobernador 
General: pata el de Historia natural ha ofrecido nuestro acadé 

mico de mérito, el sabio Dr. Gundlach, ejemplares de mur- 
ciélagos que completan la coleccion que ya poseía, y además 
varias aves é insectos que no figuraban en sus anaqueles: al 
ilustrado y generoso D. Rafael Arango, á quien esta Academia 
debe reconocimiento por valiosas donaciones anteriores, debe, 
una vez más, su gratitud por el reciente donativo que le ha 


31 


hecho de ochenta y tres especies de moluscos terrestres, que 
comprenden mil ciento setenta y dos individuos, de ellas once 
nuevas, algunas inéditas, permitiendo de este modo á la Aca- 
demia regocijarse con la sutisfaccion de poseer la mejor de las 
colecciones de moluseos terrestres indígenas, La Biblioteca ha 
aumentado sus volúmenes con muchos de reciente publicacion 
enviados por sociedades científicas. Esta Academia, por con— 
siguiente, á la vez que consagrada á la aplicacion de la ciencia 
eb la resolucion de los distintos problemas que se le han pro. 
puesto, se ha ocupado tambien con predileccion de acopiar 
materlales para el estudio. 

Así, pues, los progresos realizados por esta Institucion en 
sus diez y nueve años de existencia y los elementos materiales 
é intelectuales que en el transcurso de ese tiempo ha venido 
asimilándose, como indispensables á su desarrollo; el prestigio 
que, en progreslon creciente, le dan sus relaciones honrosas 
con las corporaciones que las solicitan y los cuerpos que la con- 
sultan: la conciencia cada vez más perfecta, sicabe, de los de- 
beres que esas mismas relaciones le imponen, y la satisfaccion 
que le preporciona el compromiso cumplido; el noble empeño, 
en fin, de sus miembros, de dar realidad al programa que le 
sirve de lema, son, sin disputa, la más cumplida garantía de 
“su sostenimiento y de que, sin desfallecer, continuará sirvien- 
do á la ciencia con su constante trabajo y á la humanidad con 
sus modestas conquistas. Pero si tules "consideraciones han 
sido y son suficientes para regocijarse, si fortificada con tan 
valiosos principios ha podido resistir á los choques inevitables 
en las obras humanas por sólidas y acabadas que sean, ni Ja 
aspiracion realizada la satisface, ni el triunfo adquirido en la 
prueba la envanece, Regocijase, sí, y siéntese regenerada al 
contemplar su actual feliz momento, porque bajo la egida de 
la Paz, ve dibujada en el horizonte la luz de un sol vivificante 
“para las inteligencias ungidas en espiritu de verdad, —que no 
es ajeno de la ciencia el gemido, cuando se cierne en el cielo 
de sus hijos el ángel del dolor, ni es tampoco extraía á las sa- 
“tisfacciones que la alientan repercutiendo en el taller de sus 


12 

_ obreros. Regocijase, porque á los todavía tibios resplandores 

de esa luz, ha despertado el espíritu de asociacion cientifica, á 
cuyo benéfico influjo han germinado elevadas ideas, traducidas 
en huevas instituciones conságradas al fomento de las ciencias, 
traducidas en el periodismo, expresion de esas ideas, como lo 
es de todo adelanto. La Academia de Ciencias Médicas, Excmo. 
Sr. y Sres., que no es ni puede ser indiferente al movimiento 
de los espíritus, porque á ella llegan sus ondulaciones slenpre 
vivificadoras, se regocija, en fin, porque al entrar en su vigé— 
simo año, mareha alentada con da seguridad de que tal vez en 
no lejano dia, auxiliada por esas dos as e rabicienas de 
la inteligencia, alcance momentos de ventura que le permitan 
llegar 4 la meta de sus aspiraciones, sirviendo con más jugosa 
ciencia á la noble causa de la humanidad: 

Si, queridos colegas, para alcanzarla trabajemos con fe, con 
esa fe persistente que no se aparta nunca del corazon, y con la 
confianza de que el Ser Supremo, como dica un filósofo moder- 
no, no habrá puesto entre nosotros tan invencible obstáculo, 
que no podamos alcanzar por completo la verdad científica, 
objeto siempre de nuestra aspiracion, 

Consagremos nuestra actividad en pro del edificio que em- 
pezamos ¿levantar el 19 de Mayo de 1861: el plan es conoci- 
do de todos; al vigor de los operarios toca el adelantamiento 
de la construccion, y allá en el ocaso de nuestra vida, al consi- 
derar nuestra conducta, podremos sentirnos satisfechos de ha- 
ber cumplido con nobles y levantados propósitos. 


RrsÚmen DÉ LAS TAREAS EN QUE SE HA OCUPADO LA CORPORACION DU- 
RANTE EL AÑO ACADEMICO DE 1879 a 80; por su Secretario ge- 
neral Dr. D. Antonio Mestre. 


Excmo. Sr.—Sres. Académicos.—Sres.—En cumplimiento 
de lo preceptuado por el Reglamento de esta Corporacion, 
viene su Secretario general á dar cuenta en este dia, y en re- 


13 


súmen razonado, de las tareas que la han ocupado durante el 
año académico de 1879 á 1880. 

Los trabajos de que va á tratar, de un modo más ó ménos 
somero 0 detenido, segun la importancia y extension de su ob- 
jeto, pueden clasificarse en varios grupos: Higiene Pública, 
Estadística Médica, Patología médica y quirúrgica, Obstetricia, 
Farmacia, Física y Química; pasando despues á hablar del in- 
greso de socios-en la Corporacion, de las pérdidas sufridas en 
su número y del programa de los premios.—No será éste el 
Órden mas didáctico en las ciencias; pero si el que requieren 
ahora la cantidad y calidad de los trabajos académicos, carac- 
terizándolos lo bastante para que sea oportuno subordinarle 
cualquiera otra consideracion. 

Y si fijamos, sin más preámbulo, la mirada eu los que son 
del resorte de la Higiene, cuán rico se muestra dicho grupo, 
que concurren á llenar informes de la mayor trascendencia 
acerca de la fábrica de abonos químicos, la industria del ja- 
bon, la secuestracion de los leprosos, la importacion de las 
carnes de cerdo, la determinacion de los peces ciguatos, la cons- 
truccion de un canal de desagiie para esta ciudad, y la adui- 
nistracion de la vacuna! 

-1, La instalacion de una Famrica Du Áñoyos en la Chorrera 
no ha dejado de inspirar aleun recelo á las poblaciones limí- 
trofes, ya que la experiencia se encargara de demostrar cuán- 
to ha perdido, bajo el punto de vista de la Higiene, otro lugar 
bastante próximo á la Habana, en otro tiempo muy apreciado 
por sus saludables condiciones y en el que hoy los depósitos 
de abono han rebajado su tradicional bondad, legándole á me- 
nudo males tan terribles como los que pueden observarse en 
la capital. Un exámen concienzado y un estudio prolijo de 
la fábrica á que venimos aludiendo, permitieron al Dr. V. B. 
Valdés terminar su importante trabajo con algunos consejos 
dirigidos 4 que la transformacion de las sustancias animales 
deje de practicarse por medio de la putrefacción, que es un 
procedimiente muy peligroso; á que la traslacion de las mate- 
rias se efectúe sólo de noche, en envases convenientemente 


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dispuestos y prévia su desinfeccion; á que el depósito 
del Vedado debe suprimirse como nocivo á la- salud pú- 
blica; y 4 que, tanto por su perjudicial influencia como 
por la molestia que causa á los vecinos de aquel punto y" 
del Carmelo el trasporte de esos materiales, debe escogerse 
otra via. 

La INDUSTRIA DE LOS JABONES NO figura en el Reglamento que 
rige en esta Isla para los establecimientos insalubres, incómo- 
dos y peligrosos, clasificación que, segun se comprende, no tie- 
ne un valor absoluto, pues si no pocos de ellos se distinguen 
principalmente por alguna de esas cualidades, en otros se las 
encuentran reunidas y á veces sucede que los adelantos de la 
grado ó hacen desaparecer por 


8 
completo. De aquí que para cada caso particular, que para 


ciencia las disminuyen en alto 


cada nueva fábrica que se instala, sea menester un estudio 
detenido y encaminado á descubrir, con prevision de la Higle- 
ne, alguno ó algunos de los citados inconvenientes.—En inda- 
gacion de la influencia que pudieron tener en la muerte de 
unos caballos los residuos de la sosa empleada para la fabri- 
cacion del jabon, residuos que salían por la cloaca inmediata 
á la Bateria de la Reina y al sitio donde se acostumbra bañar 
aquellos animales, la Comision de Física y Química por con- 
ducto del Sr. Zumora señala que lo primero que debió hacer- 
se fué proceder al exámen y análisis del líquido que causó el 
accidente, y que esos resíduos no son corrosivos cuando, como 
se practica en la industria, se ha utilizado todo su poder su- 
ponificante; mas la de Higiene Pública advierte quelas so- 
luciones alcalinas, aunque estén poco concentradas, si son 10-: 
.geridas, pueden dar lugar á fenómenos inflamatorios y hasta 
á la muerte en ciertas circunstancias, pero que, para demostrar 
si esos efectos ocurrieron en el caso aludido, hubiera sido pre- 
ciso practicar el reconocimiento de los animales y su autopsia 
por peritos veterinarios. Ese doble vacio dejaba desarmada 
la averiguacion judicial; y la Academia, á propuesta del Dr. 
Núñez y en precaucion de mayores males, acordó llamar la 
atencion del Gobierno sobre la nociva influencia de las fábricas 


15 


dejabon en la salud pública, basándose en el hecho 4 que * 
acaba de hacerse referencia, 

Poco despues, hubo la Corporacion de entender respectó á 
las condiciones en que se hallaba una fábrica dedicada á esa 
industria y sita en la calle de S. Miguel: informónos el Dr. L. 
Cowley que no se trataba de una fábrica completa, pues allí só- 
lo se saponificaban las+grasas, empleándose el fuego directo 
hasta la temperatura de 80%, cuando más, y sirviéndose de las 
materias primas ya purificadas de antemano; pero en ella se 
echaba de ménos una chimanea de tiro bastante elevada, el 
local es sumamente reducido, y allí se ven envases llenos de 
sustancias que no son inflamables de por sí, pero que son com- 

- bustibles y ficiles de favorecer un siniestro, vista sobre todo 
la proximidad de un horno casi constantemente encendido; en 
cuya virtud la Academia opinó que dicho establecimiento de- 

biaser trasladado á la distancia exigida para los calificados de 
peligrosos, sujetándose por otra parte á los preceptos formula- 
dos por la ciencia y por las Ordenanzas respectivas. 

. Otro informe ha ministrado la Academia sobre el mismo 
asunto, y ha sido redactado porel Dr. Rovira, quien sostuvo 
que los adelantos modernos hacen que todas las operaciones 
puedan practicarse sin el más ligero mal olor y empleándose 
únicamente el vapor como medio de elevar la temperatura; y 
que, hallándose en muy buenas condiciones la fábrica de los 
Sres. Crusellas y Compañia, podía continuar trabajaado, siem- 
pre que se separase de ella el depósito de los cuerpos grasos y 
se estableciera una chimenea bustante elevada para que la ex- 
tincion de los vapores que se desprenden durante la saponifi- 
cacion se verifique donde no puedan dañar=ó molestar á los 
vecinos. . ; 

Atendiendo á las observaciones del Dr. Rodríguez, que con-: 
sidera díchos establecimientos como incómodos por el humo y 
el mal olor que despiden, como insalubres por sus resíduos y 

como peligrosos por las explosiones y los incendios que pue- 
den producirse, decidió la Academia que se efectuase nuevo 
estudio del establecimiento en cuestion, á consecuencia del 


16 


cual hizo observar el Dr. Finlay en su trabajo, que prohibidos 
los aparatos á fuego desnudo, y empleándose los de vapor, la 
- cantidad de jabon que se pretenda elaborar y las condiciones 
de la fabricacion no deben ser tales que exijan calderas ú otros 
aparatos de vapor de fuerza y condiciones distintas de las que 
prescriben las Ordenanzas Municipales, para que puedan ins- 
talarse esos aparatos dentro del perímetro de la poblacion: y 
por lo tanto, que no era de concederse la licencia á los intere- 
sados, miéntras no llenáran las prescripciones higiénicas y le- 
gales en lo relativo á la instalacion de calderas y otros apara- 
tos de vapor dentro de poblado. 

El informe del Dr. Finlay mereció la aprobacion de la Aca- 
demia despues de un interesante debate, consienándose á con- 
tinuacion el voto particular del Sr. Rovira, elocuente defensor 
de los derechos de la industria en cuanto los procedimientos 
científicos logran obviar sus inconvenientes y peligros. 

3. Para resolver las cuestiones propuestas por la Exema. 
Junta General de Beneficencia y relativas á si debe ser forzosa 
la SECUESTRACION DE LOS LAZARINOS, si deben considerarse como 
tales los que padecen de la elefantiásis de los árabes, y si los 
hijos de los lazarinos que nacen en el hospital y no presentan 
las manifestaciones de la lepra, deben permanecer en dicho 
Asilo, ha necesitado la Academia de tres informes suceslva- 
mente ministrados por los Sres. Núñez, Torrálbas «y CFovántes. 
En el primero de esos trabajos quedó perfectamente dilucida- 
do el problema que entraña la segunda cuestion; y las dife 
rencias que allí se establecen entre una y otra enfermedad, 
entre la elefantiásis de los griegos v la de los árabes, son de 
tal naturaleza que hoy la ciencia está unánime en separarlas, 
considerando la una como una enfermedad local y la otra co- 
mo una enfermedad constitucional en toda la acepcion de la 
palabra.—Diversos son, por el contrario, los modos de pen- 
sar respecto á la secuestracion de los lazarinos y á la 

sausa principal de ella, pues miéntras los unos con el Dr. 
Núñez asientan que la lepra no es una enfermedad: con- 
tagiosa, sino diatésica, á semejanza de la escrófula, de la sífilis, 


17. 


de la tuberculósis y de otras enfermedades capaces de produ- 
cir, ya por contagio, ya por trasmisión hereditaria, la desola- 
cion y la ruina de los pueblos, no habiendo por lo tanto más 
motivos para secuestrar á los enfermos de aquella que á los de 
éstas; miéntras hay quienes, con el Dr. Rodríguez, no aceptan 
el contagio, pero sí que la ley de herencia se verifica en ella 
con bastante frecuencia para que, tratándose de -una afeccion 
en extremo grave por sus consecuencias, se continúe en el sis- 
tema de secuestracion que hasta ahora se sigue; miéntras otros, 
con el Dr. Babé opinan que la lepra de hoy, ni por sus carac- 
téres patológicos ni por su forma epidémica, puede en manera 
alguna compararse zon la que, en siglos atras, cundía por todas 
partes fácilmente, extendiéndose de una manera espantosa y 
arrasando las poblaciones; otros con el Dr, Torrdálbas, á cuya 
opinion se adhirió nuestro socio de mérito el Dr. J. de la L. Her- 
nández, sostienen, además de la contagiosidad del mal y de su tras- 
mision hereditaria, que las condiciones de gravedad é incurabi- 
lidad que la distinguen y queen ninguna otra dolencia se reu- 
nen al mismo grado, exigen qne la secuestracion del lázaro sea 
forzosa, no sólo porque aún no está demostrado que su enfer- 
medad sea intrasmisible, sino porque su indigencia é invali- 
dez lo reclaman; otros con el Dr. Valle, que la lepra es en rea- 
lidad una enfermedad virulenta, rapaz de implantarse por 1no- 
culacion y por consiguiente tambien contagiosa; y otros con 
el Dr. Finlay creen que íuterin la opivion permanezca dividi- 
da, figurando en uno y otro bando hombres igualmente ¡lustra- 
dos, la Higiene debe atenerse á lo establecido; —de donde que, 
al responder á la primera pregunta de la Junta de Benefi- 
cencia, haya el informe del Dr. Govántes, apoyado en las 
discusiones que se suscitaron y en las votaciones que tuvieron 
lugar, sacado la consecuencia favorable á la secuestracion. Y 
por lo que hace al particular relativo á los hijos de los lazari— 
nos, quedó sustanciado en el trabajo del Sr. Torrálbas, pues 
aquellos que no presentan señales de la enfermedad de los pa- 
dres podrían contraerla permaneciendo en el asilo; y como su 
construccion débil y empobrecida reclama cuidados higiénicos 
; Tr, XVI.—93 


18 


capaces de mejorarla, debe estimarse como medida de urgen- 
te necesidad su traslacion á otro sitio, en donde además de 
encontrar una alimentacion más sana y nutritiva que las que 
les puedan proporcionar sus madres, hallarán una atmós[era 
más pura, 

4. Un parte telegráfico, en que se comunicaba la noticia de 
que en la Pénínsula se había prohibido la importacion de las 
CARNES DE cBRDO procedentes de los Estados Unidos y de Ale- 
mania, fué motivo bastante para que, algo alarmado nuestro 
Municipio, consultase á la Academia y oyese ésta á su Comi- 
sion de Higiene. ¿Sería necesario hacer extensiva aquella 
medida á nuestra capital y á otros puertos de la Isla? Más 
ántes ¿no era natural preguntarse á qué se debía semejánte 
proscripcion? Para la Academia no podia haber más que un 
puuto de vista en la cuestion propuesta, y ése era el punto de 
de vista higiénico. La carne del cerdo es muy capaz de cau— 
sar notable daño en las personas que la usan como alimento, 
provocando en ellas dos graves enfermedades parasitarias, la 
triquinósis y la ladrería. Estrechamente conexionadas la vida 
y la salud del hombre cou los animales y las plantas y con 
cuanto le rodea, paso á paso ha logrado la ciencia, en sus in- 
vestigaciones, seguir la evolucion. y las transformaciones de 
esos parásitos desde los pequeños roedores de que se sustenta 
el cerdo hasta el hombre que de éste saca tauto provecho, que 
ha podido considerársele como una verdadera caja de ahorros, 
pero que á menudo recibe aquél con su carne los gérmenes de 
la enfermedad y de la muerte, por el intermedio de los triqui- 
nos y cisticercos, siendo la ténia.ó lombriz solitaria una faz 
evolutiva de estos últimos. Nadie ha puesto en duda el mal, 
pero tampoco nadie ha puesto en duda el remedio: la coccion 
4 una temperatura elevada destruye esos parásitos y así tam- 
bien quedan evitadas sus funestas consecuencias y desvaneci- 
dos los temores que ellos Hacen nacer; y la Academia, oído el 
parecer formulado por el. Dr. Luis M.* Cowley y despues de 
un animado debate para fijar el momento más á propósito de 
esa coccion, dedujo que debía permitirse lo entrada de dichas 


19 


carnes, aunque ilustrando al público acerca de los inconve- 
nientes que su ingestion es susceptible de acarrear, si no se 
las sujeta préviamente al procedimiento indicado, Abonan 
este dictámen la consideracion de que, entre nosotros, aún no 
se han acusado aquellos estragos, á pesar de surtirse nuestra 
plaza de semejante alimento; de que las otras carnes, si bien 
con. mucha ménos frecuencia, no dejan por eso de ocasionar el 
mismo perjuicio; y de que, haciéndose cada vez ménos abun- 
dantes los recursos nutritivos para la clase proletaria, no pa- 
rece nada prudente una regla prohibitiva, que había de 
acrecentar la carestía, alli donde un consejo saludable y una 
simple medida de precaucion serán .suficientes á alejar los 
males. 

5. Acordado por el Excmo. Ayuntamiento de esta capi- 
tal solicitar de nuestra Academia que se sirviera rectificar la 
lista de los peces reputados como CIGUATOS, correspondió dar su 
opinion al Sr. Vilaró en nombre de la Seccion de Ciencias Fl. 
sicas y Naturales. Noson los peces animales venenosos, sino 
capaces de enfermarse y de determinar, en tal estado, trastor- 
nos más ó ménos graves á los que entónces se alimentan de 
ellos; capacidad que en no menor grado alcanza á algunos 
quelonios, crustáceos y moluscos. A veinte asciende el nú- 
mero de los peces, cuya venta como nociva está prohibida por 
el art. 103 de las Ordenanzas Municipales, aunque en realidad 
sean treinta y cinco, diferenciando convenientemente las es- 
pecies que 4 menudo se comprenden bajo de una misma deno- 
minacion vulgar.  Examinados sus caractéres distintivos; 
apuntados sus pesos y la mayor Ó menor frecuencia é intensi- 
dad de los fenómenos á que da lugar sn ingestion, y cuyo re- 
sultado es á veces la muerte; habida cuenta tambien de la 
edad y desarrollo del pez, de la localidad en que se encuentra 
y de la susceptibilidad gástrica del consumidor; de acuerdo 
con la observacion, por algunos años continuada, de nuestro 
socio de mérito Sr. D. Felipe Poey; y despues de tocar una 
multitud de cuestiones aferentes á la ciguatera y á la prohíbi- 
cion como recurso para evitarla, reduce la Seccion en no poco 


20 


el número de los peces cuyo expendio no debe ser permitrdo, 
señalándolos por sus nombres vulgares y científicos, en conse- 
cuencia de su estudió y experiencia. Pero el informe del Dr. 
Vilaró, presentado en la última sesion de este año académico, 
no ha podido ser todavía discutido, y ha quedado á disposi- 
cion de todos aquellos Sres. que interesados, ya por las pre- 
venciones de lá Higiene pública, ya por los reclamos de la 
Industria piscatoria, quieran apoyar Ó combatir el parecer de 
la Seccion, sin abandonar la tendencia á una conciliacion ven- 
tajosa para ambas. 

6. El vivo deseo de mejorar las condiciones higiénicas de 
esta ciudad y en particular de la bahía de la Habana,—consi- 
derada ésta por el Sr. Dr. Argumosa como la gran cloaca de 
la capital, de todos los barrios y pueblos que la circundan y 
de la poblacion considerable que se mueve sobre sus aguas, á 
donde afluyen todas las inmundicias, no sólo de los vivientes 
sino tambien de los animales sacrificados en los mataderos, 
gran recipiente de basuras, que disminuyendo paulatinamente 
su fondo, llegarán á cegar nuestro precioso puerto, —incitó al 
ilustrado profesor mencionado á presentar al Excmo. Ayunta- 
miento un proyecto de CANAL DE DESAGUE (que, en su sentir, 
además de contribuir al saneamiento de la ciudad, haciendo 
casi desaparecer la fiebre amarilla, produciría pingiies utilida- 
des al Estado y al Municipio. El informe del Sr. de Albear 
sobre dicho proyecto, informe que por su importancia mere- 
ció que desde luégo acordara la Academia su inmediata pu- 
blicacion, costeándola generosamente nuestro entusiasta Pre— 
sidente, llega despues de un exámen profundo de los hechos á 
la consecuencia de que estudiado el nivel del agua en el ex- 
tremo de la bahía y en la caleta de San Lázaro, su termina- 
cion, puede considerarse aquella como una continuacion del 
mar del Norte; el canal que se efectuase y el mar litoral cons- 
tituirían un solo y único circuito de agua en reposo, que en 
toda su extension se mantendría exactamente á la misma al. 
tura, y no habría por consiguiente desagúe. Pero al lado de 
ese proyecto inadmisible bajo el punto de higiénico, hay una 


k 


21 


parte que se considera como complementaria y que para el 
Sr. de Albear es por el contrario muy principal: tratar de ce- 
gar y aprovechar para el cultivo y demas usos las orillas bajas 
y cenagosas y las zonas de escaso fondo” que limitan nuestra 
bahía en la mayor parte de su perímetro, así como el encau- 
zamiento de las desembocaduras de los rios; proporcionarse 
aguas buenas y abundantes; agregándose á esto el atender con 
especia! esmero á remediar la falta de arbolado, para impedir 
los arrastres que encenagan el puerto, falta cuyas tristes con- 
secuencias se detuvo á reseñar el autor del informe. Permí- 
tasenos reproducir aquí algunos de sus rasgos más hermo- 
SOS: 

“¿Cuán distinta de lo que ahora la vemos se apareció la primi- 
tiva bahía de la Habana, hace 370 años, á los absortos y embele- 
sados ojos de Sebastian de Ocampo! Mirábanse los copudos 
árboles de las selvas vírgenes, que circuudaban al puerto, en 
las serenas y profundas aguas, y bajo su sombra se deslizaban, 
puros y cristalinos, los pequeños rios y arroyos, que sin más 

arrastres que las Hojas caídas y alguna escasa arena, se per- 
dían mansamente en las anchurosas y limpias ensenadas. A 
juzgar por las relaciones y por las inocentes y groseras repre- 
sentaciones gráficas que nos han quedado de aquellos prime- 
ros tiempos, casi toda | la rivera era.abordable y estaba corona- 
da de árboles fromdosos; la caoba, el cedro, el guayacan, el 
quiebrahacha, el ácana, el tamarindo y hasta la corpulenta cei- 
ba y la altiva palma, alternaban con otros muchos de menor 
importancia, formaudo entre todos ,una ancha barrera contra 
los arrastres de las lluvias, y uniendo de ese modo á la her 
mosura de su aspecto majestuoso y pintoresco la conveniencia 
y la utilidad. Mas en este bello rincon desconocido, donde 
parece que se había refugiado la Naturaleza para ostentar, 
sola y tranquila, bajo el vivido sol de los trópicos, sus más 
espléndidas galas, llegó por fin á sentar su planta el hombre, 
el hombre civilizado, quien á veces corrige y mejora á la mis- 
ma Naturaleza, y otras muchas abusa de ella con ingrata im- 
prevision. Uno de sus primeros actos, al tomar posesion de 


22 


esta tierra bendita, faó aprovecharse sin medida del arbolado, 
destruyendo los bosques que protegian la b; hía y dando lu- 
gar á la denudacion de las colinas y ribazos y á los consiguien- 
tes estragos prod ucidos por las crecidas de esos mismos rios y 
arroyos, ántes casi inofensivos, que con los arrastres de los ya 
descarnados terrenos del contorno, han llegado á cegar una 
gran parte de la bahía y á traerla «ul estado en que hoy con 
miedo y dolor la contemplamos. 

“Son los bosques po:lerosos defensores de las tierras altas 
contra los ataques de las aguas: ellos, además de ejercer su 
benéfica y reguladora influencia en la temperatura, en los 
vientos, en las lluvias, en la distribucion de las aguas y en las 
demas condiciones climatológicas, agrícolas é higiénicas, es- 
tán destinados por la Naturaleza á conservar la fertilidad de 
los terrenos elevados, impidiendo el arrástre de las tierras y 
sus funestas consecuencias. La ley es universal. . Destruid 
los bosques y alteraréis perniciosamente el clima; y la irregu— 
laridad y desórden de las lluvias, las crecidas torrenciales de 
los rios y arroyos, la triste desnudez de las alturas, la esterili- 
dad de los campos y la insalubridad del país serán los fatales 
resultados castigadores de tamaña falta. 

“Y por lo mismo creemos que la re a bien enten- 
dida de numerosos árboles con cal á las indicaciones del 
utilísimo y hoy muy adelantado arte forestal, es uno de los 
medios principales con que debemos contar para devolver á 
los alrededores de la Habana su primitiva feracidad: restable- 
cer, reconstituir en una palabra, acomodándolo á nuestro ob— 
jeto, lo que había hecho la Naturaleza; con lo que desaparece- 
rá la causa principal de la suciedad de nuestra bahía y de sus 
desastrosas consecuencias,” 

En pos de una quimera iría entónces, segun el informe dei Sr. 
Montejo, el autor de un proyecto de ventilacion para toda la Isla 
por medio de cinco canales que habían de comunicarle la fres- 
cura de 25%, cegando ó desaguando tambien todas las ciénagas 
y terrenos anegadizos de las costas y combatiendo la dañina 
vegetacion de los manglares: la canalizacioh, como ya hemos 


23 


visto, no puede llegar á ese fin, sino mediante una corriente 
determinada y suficiente, y prubada está con el trabajo del Sr. 
de Albear la poca eficacia de esa corriente marina en los ca- 
nales propuestos «para sauear la bahía de la Hubana; las pre- 
misas priucipales del Estudio elevado al Gobierno por el Sr. 
Carbonell y Martí tienen, pues, que estimarse, por falta de 
pruebas, como contrarias á los hechos y principios recono- 
cidos por la ciencia. - 

7. Ha merecido bien de la Academia la Subcomision de va- 
CUNA, no sólo por sus constantes afanes á favor de la profiláxis 
autivariólica, sino por los servicios extraordinarios que hu 
prestado. Concurriendo á ese servicio importante los Sres. 
Govántes y Machado, Valdes y Riva, Beato, K'. Cowley y 
García, durante el año próximo pasado ha ascendido á 885 el 
número de los que recibieron el benéfico preservativo, repar- 
tiéndose en el mismo período de tiempo 219 tubos con vírus 
entre varias Corporaciones Municipales y particulares que los 
solicitaron, algunos de los cuales han procedido de los que 
graciosamente nos fueron remitidos por la Junta Provincial 
de Sanidad y el Sr. D. Joaquin Alfonso. Mas la Comision no 
se ha contentado con eso: deseosa de adquirir verdadero 
cowpox, se trasludó el Dr. Govántes al Vedado, en donde ha— 
bía noticias de hallarse una vaca con granos al parecer Vario- 
losos, aunque efectuado su exámen no se encontrasen sino dos 
pequeños tubérculos sin ninguno de los caractéres especiales 
de aquella erupcion;—informada de que, á pesar de los pasos 
dados con el mayor celo y solicitud por el Sr. Alcalde Muni- 
cipal de Santiago de las Vegas, D. Agustin Morales y Flores» 
no se había logrado implantar allí la vacuna, ya empleándose 
la de brazo recogida en el país, ya la procedente de Inglate- 
rra, yaen finla llamada de ternera, resolvió visitar aquella 
poblacion, y así lo hizo el Dr. Beato, inoculando á 37 perso- 
nas, la mayor parte niños de 6 á 7 años que uo lo habian sido 
ántes ó que lo fueron infructuosamente, y alcanzándose el éxi- 
to en una buena proporcion de ellos. Lau Subcomision citada 
ha vacunado tambien á nuuchos niños de reciente ingreso en la 


24 


Real Casa de Beneficencia, v ha creado además bajo el nombre 
de “Romay,” que ha dejado recuerdos imperecederos en el ra- 
mo, un Centro de vacunaciones en la Real Sociedad Económi- 
ca de Amigos del País, del que deben esperarse los más brilan- 
tes resultados por el barrio en que se ¿nalla, por la ilustre Cor- 
poracion que lo ampara y por la noble emulacion de los que 
no descansan en derramar el bien en medio de sus atenciones 
y cuidados, Y semejante fundacion era sin duda una nece- 
sidad, porque las Casas de Socorro, por más que se afanen los 
entendidos facultativos que las sirven, son los lugares ménos á 
propósito para la administracion de la vacuna: ocasionadas ú 
multitud de casos de contusiones, heridas, otros accidentes y 
áun muertes repentinas, á ellas no se acercan, sino más bien 
de ellas huyen las madres, nodrizas y toda clase de personas 
que, al moverse en busca de un bien, no quieren que esto sea 
á costa de sustos, de malos momentos y de emociones des- 
agradab!es; y si los médicos municipales no ofrecen tales incon- 
venientes, si ellos llevan el virus á domicilio y si el servicio 
que prestan es innegable, tambien lo es que desparramada, 
por decirlo así, la administracion vaccinal, y sin unificar los 
esfuerzos, cual sucede con todos los otros profesores, se hace 
mucho más difícil su repartimiento y conservacion. 

Por estas razones, y por otras que no es perentorio expo- 
ner, fué encargada la Academia por el Gobierno Civil de esta 
Provincia, de redactar los Revlamentos para la buena admi- 
nistracion de la vacuna y para el Instituto Central que se pro- 
yecta fundar, los que fueron tambien desempeñados por nuestro 
laborioso é ilastrado compañero el Dr. V. B. Valdés. Si llegá- 
ran á realizarse algan dia los deseos de la Corporacion, podrá 
decirse'que en esta materia no se habrá dado un paso más 
grande desde la época eu que Romay y Bálmis, de comun 
acuerdo, constituyeron la Junta Central de Vacuna en mal 
hora desaparecida. 

S. A consecuencia de haberse elevado al Gobierno General 
una mocion encaminada á crear fuentes donde se obtuviesen 
los elementos necesarios para trabajos de Esranistica MepIca 


25 


y Sawrrarta, aceptadas sus bases por la Excma. Junta Supe- 
rior de Sanidad, formulada por ella el Reglamento y suprimi- 
dos por el Excmo. Consejo de Administracion los artículos que 
se referían á la comprobacion de la muerte como precepto ge- 
neral, presentó el Dr, Vallés las instrucciones reglamentarias 
para la formacion de la citada estadística, aaa que los 
artículos suprimidos no tenían por objeto lastimar el concepto 
de los facultativos que expidan certificados de defuncion, ni 
obtener una relacion explicativa del progreso de la enferme- 
dad que la ocasionó, sino el de dar toda clase de seguridades 
respecto á la comprobacion de la muerte real, lo que se basa 
en recomendaciones legales, evitándose así inhumaciones pre- 
cipitadas, oponiéndose al ocultamiento de crimenes, é impi- 
diendo que personas extrañas á la ciencia den certificados de 
tauta trascendencia. 

Al mismo entendido Académico debemos la memoria solici- 
tada por la Junta Provincial de Sanidad sobre una clasifica- 
cion patológica adecuada á la época, á la especialidad del país 
y causas morbosas que en él prodominan. La que se acepta 
consta de una clave en que caben las clases ó tribus compren- 
sivas de los hechos patológicos y accidentales que á la vez in- 
teresan á la Ciencia y á la Administracion, correspondiendo á 
las Corporaciones centrales, como á la Junta Provincial de Sa- 
nidad, distribuir entre los cuatro grupos y sus divisiones los 
datos robresbutados por los diagnósticos de los profesores, á 
quienes se deja la libertad de imponer el nombre que 4 cada 
uno parezca más ajustado á la ciencia y á sus propias convlc- 
ciones. Esos cuatro grupos se refieren á las enfermedades gene- 
rales, que abrazan las zimóticas, las virulentas y los envenena— 
mientos; las enfermedades locales y las deformaciones, con re— 
lacion al sistema ó aparato donde se presentan; y las muertes 
violentas, que pueden ser accidentales, suicidios, homicidios ó 
infanticidlos. 

9. Diez y seis veces ha sido consultada la Academia sobre 
diyer.30s puntos concernientes á la Meniciva LeGaL, ya tocante 


: al estado mental de los procesados, ya respecto á contusiones, 
ps T, VIL,—4 


26 


heridas y quemaduras, ora sobre responsabilidad médica, Ora 
sobre honorarios facultativos. —En un caso de parricidio per- 
petrado por una morena en su hijo de seis años de edad, y en 
el que se descubría un encadenamiento de circunstancias ca- 
paces de provocar el paroxismo de las pasiones en una escla- 
va sin los menores rudimentos de la moral y de la religion, 
metida en el cepo y con grillos, viendo al rededor suyo dos 
hijos tambien encarcelados, mal preparada por una reyerta an- 
terior y cometiendo el crimen probablemente en el momento 
mismo de despertar por la madrugada, cuando todavía no po- 
selía la conciencia completa de lo que le rodeaba y oye la voz 
del hombre mismo causa de su castigo, —fué de parecer la Co- 
mision, representada por el Dr. Núñez de Villavicencio, que 
era necesario someter la procesada á una conveniente observa- 
cion para formar juicio acerca de su estado mental.—En causa 
por homicidio, en que el hechor dió algunas muestras bastante 
notables de enajenacion, apreciadas por unos facultativos en 
ese sentido y sospechadas por otros de simulacion, —juzgó el 
Dr. Vilaró que en la declaracion del delincuente había verda- 
dera memoria de los hechos, relacion entre el fenómeno actual 
y el recordado, entre la herida y el motivo que le impulsó á 
inferirla; pero atendiendo á los fenómenos contradictorios que 
figuran en la copia testimonial, y tratándose de un hombre en 
cuyo pecho quizas no se habían aún desarrollado los sentimien- 
tos que distinguen al civilizado, concluyó que para alcanzar 
la resolucion definitiva del caso, debía continnarse la observa- 
cion del procesado en la forma y en los términos que prescri- 
be la ciencia.—Una herida penetrante de pecho, que dividió 
el pulmon derecho en toda su longitud, dando lugar á una 
eran hemorragia interna, fué calificada por el Dr. Aguilera 
(hijo) entre las que se consideran como mortales en la mayo- 
ría de los casos. —La aparicion de un estado febril prolonga- 
do, de fenómenos tifoideos y de varios abcesos en el hígado, á 
consecuencia de contusiones en la cabeza y el cuello, hizo que 
el Dr. Castellanos las calificara de graves, estimando que ha— 
bían sido la causa de los síntomas enunciados. —Deseándose 


27 


saber por el Tribunal respectivo si era ó no mortal por nece- 
sidad una herida inciso-contundente del cráneo, que produjo 
su fractura, afectando al cerebro y .sus cubiertas; en vista de 
faltar el atestado del reconocimiento efectuado en el herido, 
la hoja clínica de su estado hasta el instante de fallecer y la 
diligencia de autopsia, —creyó el Dr. García que la Academia 
debía abstenerse de dar su parecer en este caso, atendiendo 
por otra parte á la diversidad del resultado en dichas lesiones, 
de las cuales unas acarrean la muerte á pesar de su Insignifi- 
cante apariencia y otras se curan en un tiempo relativamente 
corto á pesar de los destrozos que las acompañan.—Al resol. 
ver si las lesiones observadas en una mujer de color consti- 
tuían el delito de sevicia denunciado, expuso el Dr. Babé que 
las cicatrices que ofrecía eran de heridas leves, que casi todas 
correspondían 4 una fecha reciente y que no había datos para 
afirmar ó negar la seyicia si al conocimiento de las lesiones no 
se agregaban los antecedentes que debían figurar en el proce- 
so.—En un caso de herida del cráneo calificada de simple, pe- 
ro seguida de fiebres, de osteo-perlostítis necrósica con propa- 
gacion á las menioges, derrame seroso, compresion cerebral y 
muerte á los once meses de la agresion, iuformó el Dr. Lebre- 
do que la herida no produjo los padecimientos que determina- 
ron la muerte del soldado, pues la grave evolucion posterior 
que hasta la extincion de la vida ofreció aquella, fué provoca- 
da por circunstancias de la misma Independientes. —En una 
consulta sobre el valor científico de un reconocimiento peri- 
clal en caso de infanticidio, en que por los peritos se había 
asegurado la estrangulacion intencional y asfixia consecutiva, 
demostró el D». Montané que la autopsia nada decia á favor 
de esa causa de muerte y que las afirmaciones de los faculta- 
tivos no descansaban eu ninguna prueba científica.—Atribui- 
da una defuncion á la peritonitis traumática, por haberse en- 
contrado en la autopsia un derrame sero-purulento, no habien- 
do la menor huella, superficial ni profunda, de ninguna con- 
tusion, concluyó el Dr. Reyes que el derrame era explicable 
por otras causas; que un tratamiento oportuno, enérgico y bien 


23 


dirigido, puede modificar de un modo favorable el curso de 
la afeccion, y que la letalidad de ésta disminuye extraordina- 
riamente si se emplean los medios adecuados.—En una frac- 
tura completa del cúbito, que por necesidad debió dejar hue— 
llas ó signos fáciles de hallar por el tacto, la no comprobacion 
de los mismos hizo deducir el Dr. Riva que la fractura de 
que se hablaba no había en realidad existido, —Tratándose de 
averiguar el tiempo que llevaría de muerto un individuo cuyo 
cadáver se encontró mutilado, manifestó el Dr. Aguilera (hi- 
jo) que en vista de la deficiencia de los datos, le era de todo 
punto imposible fijar la época del fallecimiento.—En una 
cuestion de responsabilidad médica, con motivo de haberse 
dado por curada una herida penetrante de pecho, complicada 
de pleuresía, y en atencion al nuevo reconocimiento practica- 
do, pudo el Dr. Fórdon aseverar que la herida no estaba real-- 
mente cerrada cuando así lo dijeron los primeros peritos; y res- 
pecto á la responsabilidad médica, no consideró suficientes los 
datos para atribuirla á ignorancia ó malicia.—Ocurrida? la - 
muerte despues de contusiones en el pecho, sin que existieran 
lesiones capaces de explicarla en un individuo afecto 4 las li- 
baciones alcohólicas, atribuyó el Dr. Babé las congestiones 
del cerebro, menínges y pulmones, que reveló la autopsia, al 
alcoholismo unido al estado de excitación que una reyerta 
produjera.—Divididas las opiniones de los facultativos sobre 
la naturaleza y origen de un tumor supurado de la region tro- 
cantérez, atribuyéndolo unos á contusiones anteriores y esti- 
mándolo otros como desligado del traumatismo y consiguiente 
al estado constitucional de la agredida, probó el Dr. Montané 
que dicho tumor fué causado por las contusiones primitivas 
producidas en aquel punto.—Sobre honorarios médicos han 
informado iterativamente los Dres. Fovántes, Rodríguez, Cas 
tellanos y Machado en circunstancias diferentes, contribuyen- 
do con sus informes á que se moderáran en un caso los ho- 
norarios reclamados, á que se alzáran en otro y á que se 
sostuvieran en los demas; y es el momento de decir que no 
habiéndose aún dictado una Jey derogatoria del Arancel de 


29 
1844, á pesar de disposiciones terminantes que de hecho lo 
« declaran en desuso, de vez en cuando son víctimas de ese aran- 
cel muchos profesores que sin salir de los límites de lo justo 
y de lo equitativo en sus reclamaciones, han parecido caer en 
falta por pedir más de lo que les asigna aquel vetusto docu- 
mento; y entre esas víctimas se cuenta hoy una pobre coma- 
drona, que despues de largas horas trauscurridas junto al le- 
cho de la parturiente, tuvo la pena y desgracia de ver redu- 
cidos á la mitad sus ya exiguos honorarios. 

Al lado de los informes medico-legules que acabamos de re- 
señiar, es oportuno detenernos en el que, á peticion del Íltmo, 
Sr, Provisor v Vicario general, ministró el Dr. Montalvo á 
nombre de la Comision de Patología quirúrgica, á la que fué 
encomendado por la especialidad del asunto. En autos sobre 
divorcio, fueron formuladas ocho preguntas conducentes á se- 
parar las afecciones venéreas de las sifilíticas y á no confundir 
tampoco con ellas las manifestaciones del linfatismo que á 

“menudo se presentan sin aquel orígen. La Comision supo en- 
tónces exponer el estado actual de la ciencia, algunas de cu- 
yas soluciones eran favorables al impetrante, ínterin otras po- 
dían acusarle del daño que se le imputaba, dejando indecisos 
aquellos particulares en que la ciencia médica no ha dicho su 
última palabra. 

10. Débense 4 la Comision de Remebios NUEVOS Y SECRETOS 
tres informes relativos á asuntos de su intervencion y compe- 
tencia: el primero de ellos, ministrado por el Jr. Machado, se 
refiere á la fórmula del Dr. Gordillo para la preparacion de un . 
Jarabe de nogal yodo-yodurado, que se considera como reco- 
mendable en el tratamiento de las afecciones escrofulosas, des- 
pues de haber sido examinado en cuanto á sus componentes y 
respecto á su accion fisiológica y terapéutica, á sus caractéres 
organolépticos y á las proporciones de sus principios; no pu— 
diendo ni debiendo compararse con dicho preparado los Ciga— 
rros medicinales, para los cuales solicitaba privilegio D. To- 
más Medina y Granados y que, compuestos de alquitran, ben- 
juí, estoraque y estramonio, se recomiendan por su inventor 


30 


como eficaces contra la tos, informando el Dr. Rovira que las 

sustancias empleadas en la confeccion de esos cigarros, ade- 

más de ser muy conocidas, no se queman puras sino mezcladas 

con el tabaco, y esto trae el doble inconveniente de destruir 

en parte d en totalidad el efecto de algunas de las que se em” 

pleau, y de que pueda abusarse al fumarlos, con resultados 

nocivos para el enfermo, pues la tos no es más que un sintoma 

de muchas y diversas afecciones, cada una de las cuales re— 

quiere un tratamiento apropiado, y durante la combustion de 

las materias que constituyen los tales cigarros, se desprenden 

vapores empireumáticos, que serían más perjudiciales que úti- 

les, aumentando aquel siutoma y la dificultad de respirar.— 

Ni más consideracion han merecido los Cigarros de Eucalyptus 
de D. Ramon Allones, sobre los cuales recayó informe del Dr. 

Beato, y que, segun la aseveracion del interesado, sirven para 
curar las fiebres Ó preservar de ellas y por eso pide privilegio 

de invencion: adolecen de los misimos defectos que los ante- 

riores; no hay nada de nuevo en el supuesto invento, ni en la 
forma ni en el fondo, y por otra parte, la ciencia no tiene 

nada demostrado respecto á la accion terapéutica del Euca- 
lyptus, conociéndose únicamente su influencia higiénica, toda 
vez que las fiebres desaparecen del lugar donde prospera esta 
planta, cuyos efectos se atribuyen en gran parte á que es ca- 
paz de absorber directa y rápidamente el agua de los pantanos 

superficiales, evitando las ferinentaciones, neutralizando los 
miasmas animalizados que se forman en ellas, y sirviendo 
tambien sus emanaciones alcanforadas y antisépticas para 
combatir la irritación de las mucosas laríngea y bronquial; y 
por último, el procedimiento empleado es más á propósito pa- 
ra que se escape ó destruya el principio activo de la planta, 

Ó sea el eucaliptol. 

No poco desconcertada pareció estar la Comision de Reme- 
dios nuevos y secretos, cuando pocos dias despues de elevado 
su informe al Gobierno, vió que el Sr. Allones ostentaba por 
todos los ámbitos de la ciudad los vistosos anuncios de $us ci- 
garros de Eucalyptus; pero la Academia comprende que sien= 


31 


do un Cuerpo meramente consultivo, cesa su responsabilidad 
desde el momento en que, sin reticencias de ningun género, 
ha expresado claramente su opinion. Acaso se pregunte qué 
inconveniente haya en conceder privilegio á un producto que 
segun el informe académico no llena indicacion alguna medi- 
cinal y hasta cuyo principio activo se va destruyendo con su 
uso, ántes de ser inhalado? El engaño, empero, que se encu- 
bre con tales anuncios y con el privilegio otorgado, constituye 
de por sí un mal inmediato, dando alas al charlatanismo, ale- 
jaudo á los enfermos del verdadero tratamiento de unas fiebres 
que pudieran revestir de un momento á otro la más terrible 
perniciosidad, y contribuyendo á la infraccion de disposiciones 
perentorias: porque si el objeto de esos preparados es esencial y 
exclusivamente médico, aunque en realidad no se llene, es preci- 
so para el privilegio que los remedios merezcan la calificacion 
de más eficaces que los ya conocidos, y es necesario no olvidar 
que el Reglamento y las Ordenanzas de Farmacia y la Ley de 
Sanidad del Reino prohiben terminantemente que los extraños - 
á la Facultad preparen ó vendan sustancias medicinales. Hay 
una lamentable confusion, que es oporiuno señalar: correspon- 
de el asunto de privilegios industriales al dictámen de la be- 
nemérita Real Sociedad Económica de Amigos del País; pero 
compete á esta Academia por sus Estatutos la importante 
cuestion de los remedios nuevos y secretos, pidase ó no privi- 
legio para ellos; y los especuladores, más ganosos de la pro- 
pia utilidad que del bien público, huyen de los confines de la 
Academia y van con sus remedios en pos de la Sociedad Eco- 
nómica para que ésta les conceda lo que la otra les niega. Ad— 
vertidas una y otra Corporacion, é ilustrado suficientemente 
el Gobierno en asunto de esa naturaleza, puede permanecer 
tranquila la Comision, que no está muy lejano el dia en que 
sus nobles afanes sean enteramente atendidos y logre el triun- 
fo que tarde ó temprano espera á los buenos. 

11. Corresponde á la ParoLocra mepica la observacion de bo- 
cio exoftálmico recogida por el Dr. Reyes eu una niña de 13 
años con su triple cortejo de síntomas referentes al tumor de 


32 


la tiroides, al exorbitismo y á los fenómenos cardiacos; la nota 
de nuestro socio corresponsal el Dr. Havá sobre el tratamien- 
to de otro caso en que, como en el primero, se obtuvieron me- 
jores resultados con la hidroterapia y el hierro, administrán- 
dose además la digital 6 el bromuro de potasio, para calmar 
las palpitaciones del corazon; y la interesante discusion que 
con motivo de dichos casos se suscitó en la Academia sobre 
la influencia del sistema nervioso vaso-motor en el desarrollo 
de la citada enfermedad y la eficacia que en cierto número de 
casos han demostrado las corrientes eléctricas. 

En el informe sobre la memoria del Dr. Llanos Quijano sc- 
bre el tífus epidémico reinante en New-Orleans y otras pobla- 
ciones del Sur de los E. Unidos “con el erróneo nombre de 
fiebre amarilla” y acerca de la cual se sirvió el Gobierno Ge- 
neral consultar á esta Academia, expuso el Dr. Giralt que en 
el cuadro sintomático que siempre halló el autor en todos los 
puntos adonde fué enviado por la Asociacion de Howard, na- 
da falta de los signos que pueden acusar la fiebre amarilla: 
temperatura desde la invasion 4 410 y 422 centígrados, lo que 
no existe jamas en el tifus ni en la fiebre tifoidea; raquialgia, 
epigastralgia, erupcion de miliar y de pénfigo, albúmina en la 
orina, anuria, íctero, olor particular del aliento y del cuerpo 
de los enfermos, vómitos biliosos y de sangre, fenómenos ner- 
viosos variados, ribete encial superior, parótidas y paraplegias; 
pero falta sobre todo el estudio de las lesiones anatómicas, ma” 
croscópicas y microscópicas, que debió haberse hecho atenta- 
mente, para que fuese permitido aseverar que dicha epidemia 


no fué de fiebre amarilla, sino de otra enfermedad cuyos ca- 


ractéres tampoco se precisan. 

12. Las relaciones que existen entre los estados constitu= 
cionales, diatésicos, y los diversos traumatismos, ya acciden— 
tales, ya quirúrgicos, desde hace algun tiempo preocupan la 
atencion del Dr. Montalvo: la mutua influencia entre aquellos 
y éstos, aunque de antiguo reconocida, no ha sido bien estu— 

-diada hasta estos últimos tiempos; y ese estudio es tanto más 
útil cuanto que va señalando paso á paso los verdaderos lími. 


33 


tis de la intervencion quirúrgica en los individuos diatésicos, 
precisa las indicaciones, designa los peligros, evita calamida- 
des, aclara el pronóstico y transforma por último al buen ci- 
rujano, de operador diextro, que es la cualidad que hasta aho- 
ra más lo ha distinguido, en consumado terapéutico. No es 
posible privar á los que sufren de alguna enfermedad consti- 
tucional, de los indudables beneficios de la intervencion ope— 
ratoria; cierto es tambien que en el periodo discrásico puro 
los diatésicos soportan las operaciones como los individuos sa- 
nos; pero hay afecciones, como el cáncer, en que la propatia 
no es diagnosticable sino mediante la presencia de alguna le 
sion periférica ó visceral, y el riesgo es siempre de consideracion 
Wat el desgraciado enfermo, pues no pudiendo aprovechar 
nunca el estado de simple discrásis, ha de encontrarse forzosa- 
mente en el número de los que presentan además otro género 
de alteraciones. Eltemor de que el cáncer se reproduzca 
despues de operado, las amargas decepciones que diariamente 
se recogen, la falta de un tratamiento racional que combata 
eficazmente la enfermedad general, fuente y orígen de mani- 
festaciones locales más 6 ménos peligrosas, son consideracio- 
nes suficientes para detener nuestra mano, al sentirnos des- 
provistos de arma bien templada para contrarrestar al temible 
enemigo. Y dos observaciones del Dr. Montalvo, en que la 
operacion perjudicó notablemente 4 las pacientes, abreviando 
sus dias, aumentando cruelmente sus dolores, y transformando 
una dolencia crónica, soportable y sin ámenaza inmediata pa- 
ra la vida, en otra de carácter agudo, atroz en sus manifesta. 
ciones, adelantando sobremanera un término que pudo ser 
mucho más lejano, concurren á poner en evidencia los peligros 
de que está rodeada esa intervencion quirúrgica, así como lo 
cautos que debemos ser en la accion y lo parcos en las espe- 
ranzas.—No cree el Sr. Dr. D. Fernando G2. del Valle, mues- 
tro socio de mérito, que de tan pocas observaciones pueda de- 
ducirse una regla de conducta útil é invariable, si se atiende 
á queen casos bastante numerosos esa misma operacion ha 


prolongado la existencia de los enfermos y disininuido por un 
J T, XVIL—9 


34 


tiempo más ó ménos largo sus padecimientos; á que, en cier- 
tas ocasiones, el cáncer no ha vuelto á reproducirse despues de 
operado; á que no es posible adivinar esa tendencia sin la in- 
tervencion que se rechaza; y á que esa reproduccion es más Ó 
ménos factible segun las diversas clases de cáncer, segun las re- 
giones en que se encuentra, segun la constitucion, la edad y el 
temperamento de los individuos en que se observa. Pero, en 
honor de la verdad sea dicho, la opinion del Dr. Montalvo es 
un grito de alerta, que puede ser de muy ventajosas conse 
cuencias, sobre-todo para cierta clase de cirujanos que no 
desperdician operacion que hacer, mucho más halagados 
por el triunfo inmediato que por el resultado terapéutico re-- 
moto. 

Con dos trabajos, pertenecientes á la Ocurísrica, ha contri- 
buido el Dr. Santos Fernández al interes de nuestras sesiones. 
Comprende el primero una observacion sumamente curlosa, 
por su singularidad y rareza, de amaurósis congénita curada 
á la primera erupcion catamenial: ciega de nacimiento, perma- 
neció Ja niña así basta la edad de catorce años, cuando “una 
mañana, al despertarse, advirtió una porcion de sensaciones ex- 
trañas: las colgaduras de su cama, las cubiertas, los muebles 
de la habitacion y cuántos objetos la rodeaban se presentaron 
á ella con formas desconocidas é insólitas; en tal situacion, y 
asustada por la novedad de cuanto le ocurría, lanzó un grito 
de horror; acude la madre, y la encuentra fuera de la cama y 
ensangrentada Ja camisa; reconoce que su hija era núbil, se 
persuade por sus ademanes y palabras de que ve, y he aqui- 
una escena de llanto y de alegría; entran el padre y otras per- 
sonas de la casa; la madre oculta á su hija de indiscretas mi- 
radas, la tranquiliza y la vuelve á la cama.—Desde este mo- 
mento empezó para la niña una nueva educacion; conocía á 
todas las personas y los objetos todos con el auxilio de los 
otros sentidos, miéntras que ahora le fué necesario referir y 
relacionar Jas nuevas impresiones de la vista á los recuerdos y 
á las ideas adquiridas por el intermedio del tacto y el oído 
principalmente.”—Una funcion había despertado á la otra: la 


35 


agudeza visual era perfecta; y examinados los ojos al oftalmos- 
copio, en su interior todo era fisiológico. 

Trátase en el otro caso. de una herida en ambos ojos por 
arma de fuego: el derecho, 4 pesar del destrozo que sufre en 
Ja córnea, iris y cristalino, llega á la atrofia sin haber ocasio- 
nado la menor molestia; pero el izquierdo, dañado tambien 
en esas mismas partes, consumó el trabajo de reabsorcion de 
la lente opaca y reblandecida, sin síntomas flogísticos; no obs- 
tante,que, en tésis general, toda herida del cristslino debe con- 
siderarse como un peligro serio para la existencia del órgano 
de la vision, no solamente por las lesiones simultáneas de los 
otros elementos de éste y de la penetracion tan frecuente de 
cuerpos extraños en la cámara posterior, sino por las preslo— 
nes ejercidas por el mismo cristalino sobre la córnea, Íris y 
cuerpo ciliar. 

13. En materia de Orsrerricia y á consecuencia de algunos 
casos relatados por el Dr. Zayas (D. Joaquin), sobre hemo- 
rragias uterinas despues de la expulsion del feto, defendió 
el Dr. Núñez la opinion de que el precepto de extraer siempre 
y á toda costa la placenta retenida no es tan absoluto como 
lo afirmaba aquel ilustrado facultativo, pues las maniobras em- 
pleadas con la mano ó con los instrumentos están llenas de pe- 
ligros y tienen por lo comun un campo de accion bastante li- 
mitado, no debiendo acudir á ellas el práctico miéntras la pér- 
dida sanguínea no se encuentre muy debilitada y no esté múy 
avanzada la decolacion de la placenta: el taponamiento es en 
tales casos el medio más seguro y más pronto de dominar la 
hemorragia. 

En los de distocia, en que ion la cabeza del feto 
del resto del cuerpo, permanece más ó ménos tiempo en el 
claustro materno, haciéndose necesaria su extraccion, —asunto 
controvertido á consecuencia de un hecho obstétrico en que 
el Dr. Rodríguez la llevó á cabo con sola la mano,—lra com- 
batido enérgicamente el Dr. Montalvo el aserto de aquellos 
que aconsejan como regla general aplicar siempre el cefalotri- 
bo para efectuar dicha extraccion, apoyándose en el parecer de 


36 


los tocólogos más entendidos para sostener, por el contrario, 
como conducta muy preferible el uso de la mano y cuando más 
el del fórceps para completar las tentativas por ésta comen- 
zadas. : 

Y contribuyendo á la dilucidacion de un problema tan in 
teresante de la tocurgia, como el que acabamos de enunciar, 
el Dr. Beato se ha asociado en un todo al ejemplo dado por 
Mme. Boivin, Soyre, Neegele y Grenser: si no existe obstáculo 
mecánico, la extremidad cefálica es expulsada casi siempre, al 
cabo de cierto tiempo, por las contracciones uterinas, no ha- 
ciéndose uso del cefalotribo. sino en aquellos casos en que la 
extraccion no haya podido obtenerse con los dedos, ni con el 
fórceps. 

14. Por órden del Gobierno General y en cumplimiento de 
un artículo de su Reglamento, formó la Academia las OrDr- 
NANZAS DE Farmacia y el Perrrorto que es su consecuencia. De- 
dicáronse tres sesiones extraordinarias para discutir el trabajo 
que acerca de las primeras hubo de presentar el Dr. D, Caye- 
tano Aguilera: calcadas sobre las de la Península, sólo ofre- 
cen pocas diferencias exigidas por nuestras condiciones espe- 
ciales, dominando en el espíritu de todos la idea de que las 
reglas enderezadas á evitar abusos é infracciones no fuesen 
más bien motivos de extorsion y de molestia para los que 
siempre cumplen sus deberes. Por lo que hace al Petitorio, 
realizada su redaccion por los Sres. Várgas Machuca y Dono- 
so, discutido por el Dr. Plasencia el particular de sí debían 6 
no figurar en él las aguas minerales, naturales ó artificiales, 
recomendándose las propias del pais, terminó la tarea el Dr, 
Ramos en el concepto taxonómico, cuidando de que existiera 
la más escrupulosa y exacta correspondencia entre los nom- 
bres vulgares y los científicos. 

15. Es muy digno de mencionarse tambien, coño tributo de 
la Seccion de Ciencias, el informe referente al incendio de una. 
fábrica de Puentes Grandes, en que el Sr. Paradela, basado 
en una série de consideraciones científicas sobre la temperatu- 
ra del vapor y la que necesita la madera para su combustion, 


37 


así como en la relacion de aquella con sus presiones, no vaciló 
en concluir que la temperatura á que estaban sometidas las 
estufas no pudo ser causa de que la madera, forrada con plan- 
chas de hierro, con que estaban construidas, y á las que no se 
aplicaba fuego directo, sino que se calentaban con vapor, hu- 
biese podido arder, quedando en la misma reconcentrado el 
fuego, durante ocho ó nueve horas, hasta el momento en que, 
por abrirse una puerta, se estableció la libre circulacion del 
alre. 

Para que los aforos que se practiquen por los vistas lleguen 
á precisarse con la debida exactitud, deseó la Direccion Gene- 
ral de Hacienda conocer las partes de que podía asociarse 
una muestra de maíz remitida á la Academia. Los diversos 
ensayos verificados por el Dr. Lástres.para llenar el fin de la 
consulta, demostraron que dicha muestra no contenía sustan- 
cia extraña nociva á la salud, y que si su color era más claro 
que la harina obtenida en el país, se debe esto á la finura de 
la pulverizacion y al color propio del maíz americano. 

El exámen físico químico de las aguas minero-medicinales 
de Santa María del Rosario, practicado por los Sres. Várgas 
Machuca y Donoso ha venido á demostrar que perteneciendo 
á las sulfurosas sódicas, así como por los demas principios que 
las componen, son dignas de llamar la atencion de los médicos, 
haciéndolas de una aplicacion preciosa para la curacion de 
ciertas enfermedades en que no están indicadas las sulfurosas 
cálcicas: cotejadas con las de San Diego y Madruga, son cier- 
tamente ménos ricas en principios sulfurosos que éstas últi- 
mas; pero su cualidad de sódicas les da un interes tanto más 
grande en el concepto terapéutico, cuanto que, si no nos equi- 
vocamos, son las primeras de su clase de que tengamos cono— 
cimiento en esta Isla. ¡ 

16. No podemos ménos de mencionar, aunque ligeramente 
á nuestro pesar, el caso de fractura comminuta, en condiciones 
de alcoholismo y de edad avanzada, seguida de gangrena, por 
el Dr. D. Joaquin Zayas; los ejemplos de menstruacion pre- 
matura referidos por los Dres. Castellanos, M. Aguilera y us 


38 


tierrez, algunos de los cuales han sido observados en esta 
ciudad; el exámen histológico de unos hígados que se consi- 
deraban atacados de hidátides y que el Dr. Rodriguez demos- 

tró no contenerlas, llamando de paso la atencion sobre las” 
manchas de color bermellon que se ofrecian á los córtes del 
escalpelo, para desaparecer despues por la accion de la luz, 
explicándoselas por la coloración de la muréxida bajo la in- 
fluencia de los vapores amoniacales, y sirviendo esto para es: 
tablecer relaciones funcionales entre el higado y los riñones; 
la nota del Dr. Vilaró acerca de un insecto que se acusaba de 
hacer estragos en los platanales de la jurisdiecion de Matánzas, 
perteneciente á los Mscarabeidos, y á la especie Strategus ana: 
choreta, que en el estado de larva se distingue por una voraci- 
dad extremada, debiendo dirigirse las investigaciones hácia 
esas larvas destructoras para conocer su domicilio, sus hábitos, 
sus horas de labor y cuanto más pueda facilitar los medios y 
la ocasion de combatirlas y exterminarlas; la' noticia suminis- 
trada por el Dr. Fórdon respecto á cuatro hematozoarios en- 
contrados en el corazon de un perro sometido á experimentos 
fisiológicos; la memoria del Dr. Reyes sobre una planta del 
pais y de otros puntos de América, la Carica papaya, que en 
estos últimos tiempos ha sido objeto de estudios interesantisi- 
mos, verificados en Francia por los Sres. Wurtz y Bouchut, quie- 
nes han descubierto en ella un fermento digestivo, diferente 
de la pepsina y que tiene la propiedad de disolver grandes 
cantidades de fibrina, no sólo en presencia de una pequeña 
cantidad de ácido, sino hasta en un ambiente neutro ó ligera- 
mente alcalino; corroborando dichos experimentos algunos 
hechos de muy atras recogidos por la observacion vulgar; el 
informe redactado por el 2). Rocamora, concerniente á las 
sustancias que se emplean en la fabricacion de abonos, con el 
objeto de resolver una consulta de la Direccion general de 
Hacienda, concluyendo que la relacion de los productos, que 
se examinaba, no era deficiente ni exagerada; los cuadros es- 
tadísticos publicados en nuestros “Anales” y dispuestos por el 


Dr. D. Ambrosio Gz. del Valle sobre la mortalidad y natali- 


39 


dad de la provincia de Pinar del Rio, sobre la mortalidad de 
las villas de Regla y Guanabacoa, y la de la Habana con rela- 
cion á las viruelas y á la fiebre amarilla en los diez últimos 
años; la critica animosa del Dr. Havá respecto á las medidas 
sanitarias dictadas en Nueva Orleans contra la importacion 
de la fiebre amarilla, basadas en el hecho no probado del con- 
tagio y en la hipótesis del gérmen productor y propagador de 
tan funesta enfermedad; la Estadística muy completa del Dr. 
Núñez, concerniente al Hospital Civil de S. Felipe y Santiago; 
y la noticia sobre tres casos de desarticulación del muslo, re- 
seccion de la tibia y autoplastia de la cara, acompañada de 
las piezas anatomo-patológicas y comunicada por el Dr. D. 
Ignacio Plasencia, que sin ser miembro de esta Corporacion, 
la honra á menudo con sus interesantes trabajos. 

17. Digamos una palabra acerca del movimiento ocurrido du- 
rante este último año en el personal de la Academia. Han 
ingresado en calidad de socios de número, y para ocupar dos 
vacantes existentes en las Secciones de Farmacia y Ciencias 
Físicas y Naturales, los Sres. Ldo. D. Francisco Torrálbas y 
Manresa é Ingeniero D. Juan Orus y Prezno, cuyos brulantes 
antecedentes como hombres de estudio y profesores entendi- 
dos auguran en bien de la Corporacion. Como miembros co- 
rresponsales, contamos hoy con los Dres. Chaillé, Sternberg y 
Guiteras, de New York, que tomaron parte en la Comision: 
Americana para el estudio de la fiebre amarilla, sobre cuyas 
obras y mérito cientifico nos dieron noticias muy circunstan- 
ciadas é interesantes los Dres. Finlay y R. de Castro —el Dr. 
Gouley, de New York, conocido por sus trabajos en las en- 
fermedades de las vias genito-urinarias, no siendo su menor 
mérito para nosotros la operacion que con hábil maestría prac- 
ticó en nuestro digno Presidente, haciendo desaparecer crueles 
- sufrimientos, prolongando sus dias, y volviéndole al seno de 
nuestra sociedad extrañiada de su ausencia; el Dr. Aryumosa, 
de Madrid, que remitió una memoria sobre las aguas medici- 
nales de S. Vicente, en Pinar del Rio, la que, segun el informe 
del Dr. Donoso, es muy digna de estimacion, da á conocer una 


40 


riqueza terápeutica más en nuestra Isla y viene á agregarse á 
las circunstancias recomendables que adornan á su autor y á 
los constantes servicios que diariamente presta en todas las es- 
feras sociales; el Sr. Prats Frau, de Barcelona, cuya crítica ra- 
zonada de las clasificaciones farmacólogicas, con indicacion 
de los fundamentos de la Farmacología natural, informada por 
el Dr. Rocamora, no es sa mayoc mérito, pues cuenta otros 
muchos y muy dignos de enumerarse; el Dr. D. Cárlos María 
Desvernine, en esta Isla, que ha ingresado en esta Corporacion 
merced 4 su Tésis sobre las desgarraduras del cuello del útero, 
consignando en ella los grandes adeluntos alcanzados por la 
jóven América en ginecología, la que ha llevado á la ilustrada 
Esropa un bagaje completamente nuevo de ideas fisio-pa- 
tológicas sobre la lesion referida y medios quirúrgicos con que 
combatirla de un modo seguro y poco expuesto, conforme se 
desprende del interesante informe redactado por el Dr. Horst- 
mann; y el Dr. Díaz Benito, en Madrid, que en sus Conferencias 
acerca de las enfermedades venéreas y sifilíticas, segun el Dr. 
Franca Mazorra, se ha puesto á la altura de los autores más 
completos y acertados en su especialidad, tocando con tanto 
tino como cireunspeccion la litigiosa cuestion del orígen geo- 
gráfico de la sífilis. 

- Ni debe tampoco silenciarse que uno de nuestros antiguos 
socios, ex-Tesorero de la Corporacion y hoy socio corresponsal 
de la misma, el Dr. Miranda, ha merecido ser nombrado indi- 
viduo residente de la Academia de Medicina de Nueva York, 
presentándole á ella tres eminencias médicas de los vecinos 
Estados; porque esa honrosa distincion débese en gran parte 
4 sus trabajos publicados en los Anales de esta Academia, y 
especialmente en la Coleccion de los informes y consultas de 
la Comision de Medicina legal é Higiene Pública. 

En su última sesion la Academia ha coronado sus tareas y 
cumplido un acto de justicia con la exaltacion á la categoría , 
de socio DE merITO de nuestro colega el Dr. D. Ambrosio GHz. del 
Valle: desde luace largos años dedicado á allegar datos sobre 
nuestra Estadística Médica, los que hasta el presente ha publi- 


41 


cado constituyen ya un núcleo tanto más importante, cuanto 
que su autor, sin apresurarse á sacar consecuencias que po- 
drían estimarse como prematuras, los ha presentado bajo di- 
versas y numerosas formas, comunicándoles la mayor publici: 
dad para que, apreciándolos todos debidamente, sea fácil 4 ca- 
da uno aplicarlos al punto de vista especial en que se coloque, 
de los muchos bajo los cuales es dable tratar la mortalidad y 
el estado sanitario de un país en sus relaciones numéricas. Y 
su laboriosidad ha sido tanto más de estimarse, cuanto que 
para llevarlos 4 cabo se ha encontrado solo en la faena, sin 
modelos coetáneos que seguir, ni émulos constantes que le ayu- 
dáran en su afanosa empresa y le estimuláran en la lucha que 
ha venido sosteniendo contra toda clase de escollos. Recono- 
cido el valor é importancia de sus trabajos por la opinion gene- 
ral, y declarada su utilidad por el Gobierno en términos. muy 
honrosos para su autor, restábale á la Academia, campo de 
sus provechosas acciones, marcarlas para la posteridad con el 
sello de gu autorizado juicio; que de efectuarlo con oportuna 
justicia, tanto lauro cabe al agraciado como honra y lustre á 
la Corporacion que le premia. 

Pero en cambio de tales y tantas ganancias, pérdidas he— 
mos tenido y de aquellas que se aquilatan por servicios pres- 
tados, no diremos á la Academia, sino al país, en las per- 
sonas de dos socios de mérito, el Sr, D. Estéban Pichardo y 
el Sr. D. José Antonio Saco: eminente geógrafo el primero, 
dia llegará en que la Academia oiga de los labios de uno ds sus 
más elocuentes miembros la historia de sus merecimientos; pe- 
ro la generacion yue nos suceda, como dijo muy oportunamente 
el Dr. R. Cowley, podrá conocer en sus obras al escritor co- 
rrecto y castizo, al entendido, profundo y erudito pensador, y 
en cada línea y en cada frase verá destacarse al hombre hon- 
rado, anheloso siempre del progreso y bienestar de la tierra 
que le vió nacer, al Sr. Saco! E 

18. En el certámen de premios, se acordó distinguir con 
una mencion honorífica la “Topografía médica del distrito de 


San José de las. Lajas”, compuesta por el estimable facultativo 
T. XvIL.—6 


42 - 
Sr. Ldo. D. Estéban de Navea y Poncet. Aunque disintiera 


de algunas opiniones científicas del autor, al proceder así la 
Academia, ha tenido presentes no sólo las noticias importan- 
tes en dicha Memoria consignadas sobre las circunstancias 
locales de aquel distrito y su correlacion con las enfermedades 
que más á menudo allí se padecen, sí que tambien la necesidad 
de alentar á esta clase de trabajos que de ordinario requieren 
multiplicidad de conocimientos y áun de personas para ser 
llevados á cabo con buen éxito: estudios de esa indole son muy 
raros entre nosotros, y cuando alguna vez se ofrecen á nues- 
tra consideracion, es menester preguntarse, no si son comple- 
tos, lo que entónces les haría acreedores á un premio, sino 
si hay en ellos algo útil y aprovechable, y en este concepto 
digno de mencion. 

19. La Academia, en resúmen, ha invertido la mayor par- 
te de su tiempo en contestar las consultas que le han sido diri- 
“ gidas por el Gobierno General, la Direccion General de Ha- 
cienda, el Ayuntamiento de esta ciudad y los Tribunales ci- 
viles, militares y religiosos de la Isla; no sólo ha administra- 
do la vacuna, sino que á menudo ha proporcionado virus ú va- 
rios Municipios por encargo especial del Gobierno Civil de la 
Provincia y de la Junta Provincial de Sanidad, y algunos de 
sus miembros han concurrido á formar un nuevo Centro en la 
Real Sociedad Económica, que ya está dando muy buenos resul- 
tados. La Academia puede, por consiguiente, volver los ojos 
hácia atras con plena satisfaccion por el espacio recorrido y 
por el tiempo empleado en útiles tareas, para Seguir despues 
dirigiendo siempre sus pasos en pos de los vividos albores 
de la verdad y de la justicia. | 

Este vusto edificio, so cuya techumbre se albergan á la vez 
la religion, las armas y las ciencias, recibió no ha mucho la 
visita de dos personas respetables por su aspecto y por la mi- 
sion evangélica que representan: venían en busca de un asi- 
lo que les sirviera tambien de centro para el mejor cumpli: 
miento de sus fines, y acaso en los momentos en que recorrían 
los diversos compartimientos del local que habitamos se estre- 


a 43 


mecian algunas armas en sus panoplias y se elevaban al cielo 
algunas preces en súplica de tranquilidad y de sosiego: uno 
de ellos contemplaba con ojos afectuosos nuestro salon de se- 
siones; todo en él le halagaba, su claridad y frescura, la sen— 
cillez y modestia de su ajuar, y en sus facciones se leía sin di- 
ficultad un pensamiento preñado de ilusiones. Poco despues 
aseguraban unos que era la mente del Gobierno trasladar la 
Academia al departamento de los Mendigos, anexo á la Real 
Casa de Beneficencia..; pero aquel sitio es demasiado lejano, 
deciase, para una institucion que debe hallarse en paraje muy 
céntrico y cuyas sesiones podrían dificultarse considerable- 
mente en . semejante retiro, y aquel hospicio, destinado á la 
Mendicidad, sería nrás tarde reclamado por sus legítimos acree- 
dores, vecinos por otra parte poco accesibles en la actualidad 
por sus nada gratas emanaciones; otros aseguraban que la Aca- 
demia pasaría á instalarse en la antigua Iglesia de San Fran- 
cisco... y todos miraban como cosa cierta ese cambio ó trasla- 
cion. Y sia embargo, la Academia no debe de abrigar temo 
res respectoá sus futuros destinos: ella es una institacion útil 
á la ciencia, útil al país, útil á la humanidad; ella rinde ser- 
vicios grandes y valiosos al Gobierno, y el Gobierno los cono- 
ce; ella no puedesalir de este recinto sino para mejorar su 
situacion, sino para ensanchar sus límites, sino para llenar más 
holgada y cumplidamente los altos fines que le están confiados. 
-—Leamos ahora, para terminar, el Programa de los premios 
asignados al certámen de 1880 á4 1881. 


PróoGraMaA DE Los Premios QUE LA RreaL ACADEMIA HA ACORDADO PARA 


LOS ÁUTORES DE LAS MEJORES MEMORIAS QUE SE PRESENTEN EN EL 
CONCURSO DE 1880 a 1881. 


Deseosa la Corporacion de facilitar en el mayor grado posi- 
ble la presentacion de trabajos que opten á los premios anua- 
les, y comprendiendo la necesidad que existe, sobre todo entre 


44 


“nosotros, de dar la más grande amplitud para su desempeño 4 
los señores concurrentes, ha determinado dejar á la libre elec- 
cion de éstos los asuntos que hayan de servirles de temas ó 
proposiciones para las memorias; en el concepto de que se 
asignará el premio á aquella que sea considerada como supe- 
rior álas otras por la importancia de su objeto y el modo de 
realizarlo, dándose siempre la preferencia á las que se'distin- 
gan por su carácter práctico ó sus aplicaciones á este país. 

1. Premios de la Academia.—Habrá un premio para cada 
uno de los ramos siguientes: Antropología, Medicina, Ciru- 
gía, Farmacia, Médioiná Pe maria, Física y Química y Cien- 
cias Naturales. 

No pudiendo la Academia recompensar dignamente los tra- 
bajos que promueve, cada premio consistirá en la cantidad de 
cien pesos como un simple estimulo á aquellos; siendo, por 
otra parte, un buen antecedente para aspirar á las plazas va- 
cantes el haber sido laureado por la Academia. 

2. Premio Zayas.—Destinado al autor de la mejor memoria 
que desenvuelva la proposicion siguiente: ¿Es la fiebre amari- 
lla una enfermedad que ha sido importada y que se ha hecho en- 
démica en el país? —En sesion celebrada por la Academia el 25 
de Abril de 1869, acordó distinguir dicho premio, que cons- 
tará esta vez de doscientos pesos, en oro, con el nombre de su 
fundador el Dr. D. Juan Bruno Zayas, en prueba de la grati- 
tud que le es debida por su generoso desprendimiento. 

3, Premio del Dr. in su sesion de 12 de Marzo 
de 1872, dispuso esta Corporacion anunciar al público la gene- 
rosa a que hizo su Presidente el Dr. D. Nicolás J, Gutie- 
rrez, de la suma de ciento cincuento pesos para premiar la me- 
jor memoria que se presente y que en este concurso ha de 
versar sobre la Topografía médica de una localidad ¿importante 
de la Isla de Cuba. 

4. Premio del Sr. Goyri y Adot.—Ha sido donada á la 
Academia por el Excmo. Sr. D. Francisco GFoyri y Adot la 
cantidad de un mil pesos para fundar cuatro premios de dos- 
cientos cincuenta pesos, cada uno de los cuales se asignará 


45 


anualmente á la mejor memoria que se escriba sobre enferme- 
dales de los países cálidos y con preferencia sobre la diarrea cró- 
mica: Sino hubiese concurrentes en el primero Ó primeros . 
años, en el concurso que siga se agregarán las: sumas de los 
concursos anteriores al que tenga lugar. En sesion de go- 
bierno Zelebrada el.11 de Mayo de 1874, acordó la Academia 
hacer público este rasgo de generosidad;—y en el certámen de 
1874 475 fué acordado el 1.*% premio al entendido profesor 
Dr. D. Enrique Dumont por su “Ensayo de Patología médi- 
co-quirúrgica de Puerto-Rico.” 

5. Premio del Dr. D. Ambrosio Gz. del Valle.—Berá de cin- 
cuenta pesos, en oro, con la publicacion del trabajo que en el 
concurso obtuviere la sancion académica, oido el voto de la 
Comision de Higiene pública, desarrollando este tema: —Pada 
la mortalidad «de los dos últimos quinguenios en la Habana, de 
terminar las causas probables de la diferencia que entre ambos 
guinquentos resultase. 

Podrá haber, además de cada premio, un accésit y menciones 
honoríficas. 

Los que aspiren á dichos premios podrán dirigir sus memo- 
rias, acompañadas de un pliego cerrado que contenga el nom- 
bre del autor y lleve escrito el lema que las distinga, al Secre- 
tario general de la Corporacion hasta el 1? de Abril de 1881. 

Eabana y Mayo 19 de 1880.—El Secretario general, Dr. 
Antonio Mestre. 


INFORME ACERCA DE UNA MEMORIA INTITULADA “LoPOGRAFIA MEDICA 
DEL DISTRITO MUNICIPAL DE Sax Jose De Las Lajas.” 


La Academia ha recibido, por conducto de su Secretario ge- 
neral, una memoria intitulada “Topografía médica del distrito 
municipal de San José de las Lajas” con el lema “Salus popu- 
li, suprema lex.” 

Invitado su autor á escribirla, lo ha hecho sin pretension de 
ningun gónero; pero oído el parecer de nuestro distinguido 


46 
compañero el Dr. D. Ambrosio (2. del Valle, bajo el punto de 


vista topográfico, y encontrándola digna de aprecio, fué pre- 
sentada en una de nuestras últimas sesiones de gobierno con 
opcion «ul premio fundado por el Dr. Gutiérrez, nuestro venera- 
ble Presidente, y dirigida á la Comision de Patología médica, 
que viene á llenar su cometido. 

No se esconde al aludido - facultativo que, “por su impor— 
tancia, no es obra á propósito para un solo profesor, por mu- 
cho que sea su deseo, y corresponde á Comisiones ad hoc, sub- 
vencionadas, si ha de llevar toda la exactitud debida, sin de- 
jar pendiente punto alguno, por insignificante que parezca;” 
pero se ha decidido á acometerla, “esperando que otros lo verl- 
fiquen sobre las demas localidades de la Isla, á fin de que en el 
más breve tiempo, como consecuencia lógica de esos estudios, 
se emprenda en el mejoramiento de nuestras condiciones hi- 
giénicas, y con ello gane la salud pública, desapareciendo la 
única causa que ahuyenta al acomodado europeo de nuestras 
costas.” | 
- Dando principio por la exposicion de la parte física, en la 
que abraza la geográfica, sigue con la politica y termina con 
Ja médica propiamente dicha, acompañándolas de reflexiones 
que le sugieren las relaciones que existen entre las enfermeda- 
des y las circunstancias ó causas locales de insalubridad. Pe- 
ro oigamos primeramente el voto formulado por el Dr. Valle 
Dice asl: 

“Haciendo caso omiso del preámbulo, que poco merece, el 
autor, con buen método, demuestra conocimientos del territo- 
rio, para destribirlo bajo el punto de vista regional, climático, 
de su poblacion, caserío, vinbilidad, grado de cultura, costum- 
bres y legislacion municipal. 

“Se extiende 4 enumerar las enfermedades que alli se des— 
envuelven y las que se importan, y entra en consideraciones 
interesantísimas acerca de la homogeneidad patológica de la 
fiebre biliosa y del vómito negro; como asímismo de la influen- 
cia patogénica del miasma palúdeo, como fondo que pudiera 
en su concepto explicar tambien la difteria, 


47 


“Describe la fisonomía peculiar que revisten los males, no 
sin dar importancia al clima, que tambien estudia en sus ma- 
nifestaciones termométricas, barométricas, etc. 

“Y, por último, expone con acierto los medios higiénicos 
que deban plantearse en todas direcciones para mejorar aque- 
lla region enlazada por fáciles comunicaciones con la Habana, : 
en el sentido médico, moral é intelectual, llamando la atencion 
hácia las cañadas, vertientes y desagiies que de allí parten pa- 
ra aumentar el caudal del Almendares y del rio Luyanó, y há- 
cia la necesidad de la policía sanitaria, que demandan, para que 
no ayuden á contaminar más esas aguas que «vienen á la Ha- 
bana y ásu puerto. | 

“Este trabajo, como se ve, es nuevo en su clase; y no puede 
exigirse de una sola persona todos los grandes conocimientos 
que requiere y de que se carece aún en la misma capital.” 

Opinando el Dr. Valle, —cuyo dictámen acabamos de trans- 
cribir,—que merecía oirse á la Comision de Patología para las 
doctrinas que asienta el autor y que, 4 su juicio, son de aprecía- 
cion,—echamos de ver que entre las enfermedades que allí se 
han observado figuran las epidenias de coriza y catarro bron- 
quial, la tísis pulmonar, el crup que ha hecho algunas víctimas, 
las estomatítis cremosa y aftosa, la enterítis simple y disentéri- 
ca, el cáncer del estómago, la diarrea infantil en los meses de 
Mayo, Junio y Julio al empezar las aguas, la leucorrea bas- 
tante extendida, el reumatismo que se padece bustante, sobre 
todo el muscular, las afecciones orgánicas del corazon parti: 
cularmente en las personas de color, en que se ceba tambien 
aquél; de todas las afecciones de la piel, las más comunes son 
los hérpes y eczemas, siguiéndoles en frecuencia el éctima y 
el impétigo; la erisipela es frecuente; y bajo la forma epidé- 
démica, en distintas épocas y con largos intermedios, el sa- 
rampion, la escarlatina y la viruela; el tétano hace algunas 
víctimas anualmente, principalmente el traumático á conse- 
cuencia del Pulez penetrans, ó sea de las niguas; pero la fie- 
bre intermitente domina la patología del distrito, casi siem- 
pre complicada con padecimientos de alguno ó más órganos; 


48 


siguiéndola en frecuencia la remitente tambien complicada y 
las perniciosas de diversas formas. 

El distrito de San José de las Lajas encierra focos de infec- 
cion miasmática, que producen casi todas las enfermedades 
que en él se observan, siendo muy contadas las veces que el 
práctico no tenga imperiosa necesidad de recurrir al trata- 
miento quínico para combatir la mayor ó menor intoxicación 
palúdea. Las causas, pues, de esas enfermedades son locales y 
muy locales, siendo su esfera de accion de muy corto radio. 
No son contagiosas y se reducen á las de orígen miasmático, 
entre las que figuran las llamadas fiebre amarilla y remitente 
biliosa, sin poderse probar la importacion y que atacan sin 
distincion de edades, sexos, constituciones, razas y cualquiera 
que sea la naturalidad. 

Cree el autor de la memoria que la fiebre amarilla y la re- 
mitente biliosa-son modificaciones de una misma enfermedad, 
presentándose ambas en el mencionado distrito, porque am- 
bas se observan respectivamente, con la sola diferencia que 
siendo incomparablemente menor el número de los no criollos, 
no aclimatados, que el de los criollos y los aclimatados, son 
muchos más los casos de la biliosa que de la amarilla; y agre- 
ga: “Cuántas y cuántas veces hemos anhelado tener á nues— 
tro lado á los partidarios de la diferencia de enfermedad, pata 
que, á la cabeza de los enfermos, nos señaláran y patentizáran 
el diagnóstico diferencial!” 

La dificultad que en ciertos casos se ofrece para ese diag- 
nóstico, decimos nosotros, sobre todo cuando las observacio- 
nes nose han tomado de uva manera escrupulosa, detallada y 
exacta, es una razon aparente, más especiosa que sólida, y 
que en ningun caso bastaría por sí sola para resolver tan im- 
portante cuestion. Sin duda alyuna que las afecciones febri- 
les acom pañadas de ictero y fenómenos biliosos y hemorrágicos 
tienen entre sí muchos rasgos que las asemejan y las agrupan 
en una misma familia; pero el trabajo de la ciencia hasta el dia 
ha tenido que ser más bien analítico que sintético, y para llegar 
á un resultado definitivo no se necesitan tanto las apreciacio- 


49 


nes personales de cada observador ni los juicios prematuros, 
que harto abundan por desgracia, cuando lo que se necesita 
es el estudio detenido y el cotejo paso á paso realizado entrelos 
diversos y múltiples elementos que constituyen uno y otro es- 
tado morboso, y que, aún reducidos más especialmente á la 
causa, á la lesion y al trastorno funcional predomivantes, per- 
mitirán acaso deducir la diferencia, la similitud Ó la identidad. 

Los casos aislados de crup que algunas veces han allí apa- 
recido, inclinan el ánimo del autor á aceptar por un lado que 
su presencia sea debida á circunstancias puramente individua- 
les; y no habiéndose por otro demostrado su importacion, á 
admitir que esos casos aislados de crup han tenido un orígen 
local, que asienta ser el mismo de las fiebres palúdicas crupa- 
les.—No es ésta la primera ocasion que en la Academia se ha 
aludido á las relaciones que puedan existir entre las afeccio- 
nes palúdeas y la diftérica: ya en tiempos atrasados nuestro 
socio el ilustrado Dr. Havá nos daba cuenta de algunos casos 
de angina seudomembranosa curados ó modificados favorable- 
mente por la quinina y sus preparados; y cuando se recuerda la 
conexion que el paludismo guarda seguramente con otros 
estados morbosos, cuales son la disentería, el cólera, la pul- 
monia, las hemorragias de diversas regiones, el tétano %* no 
ocurre séria objecion que oponer á esa causalidad; mas nótese 
bien que semejantes relaciones no son suficientes para colegir 
la identidad de una y otra dolencia, porque esa deduccion se- 
ría enteramente aventurada, toda vez que la homogeneidad de 
las circunstancias etiológicas no implica por precision la 
igualdad de los males, en virtud de que en éstos se combinan 
otros factores de no ménos importancia y de que esa aparente 
unicidad patogenésica acusa á menudo nuestra ignorancia res- 
pecto á las otras concausas desconocidas hasta ahora. Ni 
basta que la curva termométrica revele la ingerencia del ele 
mento palúdico en el transcurso de una laringítis crupal, para 
aceptar dicha causa como aislada y exclusiva, pues no sería el 
primer caso, sino uno de los muchos que registra la Clínica 


Médica, en que dos enfermedades, generales ambas y totíus 
T, XVIL.—?7 


50 
substantice, se reunen en un mismo sujeto, se modifican recípro- 
camente y se complican en una palabra. 

No ménos interesante es la cuestion relativa á casos aisla- 
dos de viruelas que en aquella poblacion se observaron, sin 
que pudiera averiguarse su importacion y sin que se viera tras- 
mitida la enfermedad á otras personas, inclinándose el autor 
á atribuir esos casos al desarrollo espontáneo de la enfermedad 
y á las condiciones propias del lugar; pero si esa espontaneidad 
se infiere de no haberse encontrado las pruebas de la impor- 
tacion causal, es del todo evidente que no basta para aceptar- 
la, pues trasportándose á menudo los productos zimóticos á 
más ó ménos distancia, puede acaecer la infeccion ó el con- 
taglo mediato sin que se descubra á ocasiones el medio que los 
trasmita; y por otra parte, en todo acto morbuso, como en to- 
do acto vital, de que el primero es sólo un caso particular y 
más complejo, ez necesario tener siempre á la vista los dos 
elementos indispensables que concurren á sa produccion. No 
considerar el ser Ó el órgano que sufre y sus condiciones de 
susceptibilidad en tal ó cual momento, para fijar solamente 
la atencion en el medio ambiente y en los cuerpos mas d ménos 
conductores del contagio, es exponerse á cada paso á descono. 
cer la razon de muchos hechos, ya epidémicos, ya esporádicos, 
que la práctica se encarga de ofrecernos con frecuencia. 

Al ocuparse de las dermatósis, como la pitiriásis, la psoriásis, 
la lepra escamosa, la urticaria, el hérpes, eczema, éctima, 1m- 
pétigo, €?, si bien con buen sentido práctico señala que la 
urticaria, cuando allí se observa, casi siempre es sintomática 
de la fiebre intermitente, cuya causa abunda en la localidad, 
que le es favorable, —consigna que las causas de esas afeccio- 
nes de la piel no han podido precisarse todavía; que mal pue- 
de manifestarse la parte que en ellas tome la localidad; y en 
la hipótesis de que lo sean los alimentos excitantes, mariscos y 
carnes ahumadas, tal vez el poco uso de estas sustancias en 
el distrito, sea la razon de que no se cuenten muchos casos.— 
Incúrrese al formular semejante juicio en uua lamentable con- 


fusion; olvídase en primer lugar que si la urticaria reconoce 


51 


á veces por causa el paludismo, otras es debida á la accion de 
ciertos ingestas, y otras es una manifestacion del reumatismo, 
que como hemos visto no escasea en el distrito médicamente 
estudiado; á ménos que se lleve el exclusivismo palúdico ha s- 
ta el extremo de apreciar tambien ese reumatismo como una 
manifestacion de aquella causa, aunque en tal exageracion 
no ha caido ciertamente el autor de la Memoria.—Pero es 
sin duda una distracción la suya al aseverar terminantemente 
que las otras dermatósis arriba mencionadas corresponden 4 
causas que aún no han podido precisarse, que aún no se sabe 
cuáles sean; porque sólo haciendo caso omiso de los estudios 
importantes y de los trabajos memorables de Bazin, Hardy y 
otros eminentes especialistas modernos, pudieran desconocerse 
hoy las relaciones existentes entre la afección y la enferme- 
dad cutánea, entre la forma morbosa y la causa general que 
le sirve de fuente, corriéndose así el riesgo de lenorar que esas 
formas pertenecen unas veces al herpetismo, se refieren otras 
á la escrófula, arrancan unas ocasiones del artritismo y de la 
sífilis, y son determinadas otras por parásitos que hacen, se 
desarrollan, pululan y mueren er la piel. 

Los particulares que anteceden han sido tratados por la 
Comision de Patología Médica en gracia al propósito indicado 
por el voto pericial topográfico. Pero téngase presente que 
tales particulares no eran en realidad inherentes al asunto de 
la memoria: son cuestiones más bien para ventiladas en el 
terreno de la Patología general y médica, y que pueden por 
lo tanto desprenderse de aquel trabajo sin que se resienta su 
mérito, y haciéndole por el contrario ganar esa separacion en 
punto á claridad y precision. Esto no obstante, tales aprecia- 
ciones á menudo sirven para hacernos juzgar al autor como 
un facultativo estudioso y entendido, avezado á meditar sobre 
el producto de su propia experiencia y buen conocedor de la 
localidad que examina bajo todos los aspectos que han podido 
estar á su alcance y expone en un estilo fácil y correcto. 

La Comision, pues, está de acuerdo en pensar que trabajos 
como el presente, á pesar de los lunares que ofrezcan, deben 


52 

estimularse y agradecerse, destinándoles un honroso lugar al 
lado de los llevados á cabo por los Sres. Piña y Piñuela, Le 
Riverend, Dupierrris y otros anteriores que obtuvieron grata 
acogida en las Memorias de la Sociedad Patriótica; que de 
una sola persona no puede exigirse todas los datos, los gran- 
des conocimientos y la multitud de recursos que demanda 
esa clase de investigaciones; y pediría para su autor el premio 
fundado por nuestro Presidente, atendiendo entre otras cosas 
á que el rigor de nuestros certámenes acaso aleje algo 4 los 
pretendientes, si el Programa del concurso no exigiera la To- 
pografía Médica de una localidad importante de la Isla de Cu- 
ba, y si el mismo interesado no reconociese que su obra no es 
acabada, aunque en el primer concepto no dejen de influir 
sus aguas en las que se vierten en esta capital, y tener en con- 
secuencia alguna importancia para sus moradores. 

Limitase, por lo tanto, á declararla merecedora de una men- 
cion honorífica, y á recomendar su publicacion en la forma más 
conveniente. 


REAL ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS. 


SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 9 DE Mayo DE 1880. 


SRES. ACADÉMICOS CONCURRENTES.—Lres. Gutierrez, Presidente, 
F. Gz. del Valle, Albear, €. Aguilera, Beato, Benasash, Babe, 
Horstmann, Franca Mazorra, Montalvo, M. Aguilera, Vilaro, V. 
B. Valdés, Castellanos, R. Cowley, Arantave, Machado, L. 
Cowley, GFovántes, A. 2. del Valle, Finlay, Torralbas, Cerero, 
V. Machuca, Donoso, Lastres, Rocamora, Rovira, Zamora, Qt- 
ralt, Díaz Albertina, Mestre, Secretario, 


Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. 
El Sr, Presidente participa 4 la Corporacion que asisten á 


53 


ella los Sres. socios de mérito Dr. D. Fernando Gonzalez del 
Valle y Brigadier Y. Francisco de Albear y Lara. 
CorruspPonpencia.—Leyéronse en seguida por el Secretario 
general: —1? una comunicacion del Gobierno General, acompa- 
ñando la instancia y las muestras remitidas por el Dr. Gandul 
de un Jarabe de brea y zábila con arseniato de hierro; lo 
que se pasó á informe de la Comision:«de Remedios Nuevos y 
Secretos; —20 otra idem de la Junta Proviucial de Sanidad, 
acompañando tres tubos de vacuna inglesa, por los cuales se 
acordó dar las gracias, aunque sintiendo, como dijo el Secre- 
tario, que la dádiva fuese tan parva, á lo que respondió el Dr. 
C. Aguilera, Vocal de dicha Junta, que sólo se habian recibi- 
do 25 tubos y que, cuando hubiese más, no se olvidaría á la 
Academia;—3? otra idem del I. Ayuntamiento de Palacios, 
pidiendo virus con que contrarrestar la invasion de la viruela 
que ya se ha presentado en el inmediato distrito de Paso Real; 
habiéndosele enviado 4 tubos;—4? un oficio del Sr. Juez de 
Primera Instancia del Cerro con la causa incoada por sospechas 
de envenenamiento del negro Julio Viguier; de que se dió 
traslado á la Comision de Medicina Legal;—5.* otro idem del 
mismo Juzgado con testimonio de varios lugares de la causa 
contra D. Felipe Díaz, como ampliacion al arteriormente te- 
mitido; dándose traslado á la Comision referida;—6* otro id. ' 
del Dr. Govántes, Presidente de la Subcomision de Vacuna, 
comunicando que durante el último año terminado en 1. de 
Mayo se han vacunado 885 individuos, que en la lista que vie- 
ne adjunta se clasifican por razas y edades, repartiéndose en el 
mismo tiempo 219 tubos entre varias Corporaciones y partl- 
culares que los solicitaron; de lo que quedó muy complacida 
la Corporacion, que acordó expresivas gracias á los Sres. Aca- 
démicos que componen la citada Subcomision, por la solicitud 
y eficacia que han demostrado en favor de tan importante ra- 
mo;—7* otro idem del mismo Dr. Rovántes, participando ha- 
berse inaugurado en el salon de sesiones de la Real Sociedad 
Económica de Amigos del País, un Centro de Vacunacion 
con el nombre de “Romay,” de que está encargada una Comi- 


54 


sion de miembros de la misma Sociedad, que sin ser extraños 
4 esta Academia, auxiliarán á la Subcomision nuestra en todos 
los trabajos de vacuna. La Academia recibió satisfecha semejan- 
te noticia, y acordó contestar que porsu noble objeto, por el lu” 
gar en que se ha instalado, por las personas que lo forman, por 
el esclarecido nombre que lleva y por la ilustre Sociedad que 
lo ampara, merece dicho Centro el buen destino y rápido pro- 
greso que le desea la Real Academia;—8? otro id. del Dr. Vár- 
gus Muchuca, á nombre de la Comision á que se ha encomendado 
el exámen de las carnes procedentes del extranjero, con devo- 
lucion del expediente respectivo por haberse ya cerrado el es: 
tablecimiento en que se expendian. El Secretario manifestó 
que sin duda habia sido temporal ese cierre, pues conforme 
acababan de noticiarle los Sres. C. Aguilera y Montalvo, así 
como otras personas, el mencionado establecimiento estaba de 
nuevo funcionando. La Academia acordó con tal motivo que 
se suplicara á la Comision el cumplimiento de su encargo.— 
9.2 vtro idem del Sr. D. Rafael Arango y Molina, participan- 
do á la Corporacion haber entregado al Dr. Babé, Director del 
Museo, 83 especies de moluscos terrestres cubanos adquiridas en 
sus últimas exploraciones y representadas por 377 variedades 
con 1.172 indivíduos, comprendiendo 11 nuevas especies, al- 
gunas inéditas y que todas faltaban en la coleccion de nuestro 
Museo. La Academia acordó dar al Sr. Arango las más aten- 
tas gracias por su valioso donativo; —10.% una comunicacion 
del Instituto Smithsoniano de Washington, participando haber 
recibido los Anales de la Corporacion hasta el mes de Marzo 
de 1880, ménos el mismo mes de 1877; acordándose remitirle 
dicha entrega;—11.2 una carta del Dr. Déclat, en San Rafael 
(Var), ofreciendo á la Academia el número de frascos que se 
necesitasen de una preparacion de ácido fénico y fenato de 
amoniaco para comprobar su eficacia en la fiebre amarilla, ha- 
biéndola ensayado con muy buen éxito los misioneros del Se- 
negal: se acordó decirle que la Academia aceptaría sus remi- 
siones, pero libres de todo gasto. 
BisLiorEca.—Terminada la correspondencia, presentó el 


55 


Dr. Finlay, Secretario de la misma, las publicaciones recibidas 
desde la última sesion: —Observaciones físico-meteorológicas 
de la Escuela Profesional, del 23 de Abril al 5 de Mayo;— 
Gaceta Médica, número 7;—Revista del Foro, 43 y 44;—Re- 
vista Económica, 132;—Revista General de Comunicaciones, 
año 2.” núm. 1.%;—Avisador Comercial, 94 4 104;—La Coto- 
rra, 7;—National Board of Health Bulletin, 1880, 43;— 
Supplement, n. 4;—Vital Statistics of the of city N.-Y , 1880, 
March, January, February, Dec. 1879;-Summary of Birth, 
marriages, still-births and deaths, 1878;—Prospecto del “Pro- 
greso Dental;”—Harpers Weekly, núm. 1.218,-19 y 20;—The 
Medical Ricord, 493 4-5. z 

Cirucía.—En el uso de la palabra el Dr. Montalvo leyó una 
nota sobre la intervencion quirúrgica en el tratamiento del 
cáncer, expresándose en los términos siguientes: 

Los novísimos é importantes estudios, que con tanta perse- 
verancia se realizan actualmente, acerca de la mutua influencia 
que existe entre el traumatismo y las propatias, van señalan- 
do, con cierta lentitud, pero con indisputable utilidad, cuales 
son los verdaderos límites Ge la intervencion quirúrgica en los 
diatésicos, precisando las indicaciones, designando los peli- 
gros, evitando calamidades, aclarando el pronóstico y transfor- 
mando, por último, al buen cirujano, de operador diextro, que 
es la cualidad que hasta ahora más lo ha distinguido, en 
consumado terapeutista, Así se tienen que buscar, no éxitos 
operatorios, que sorprenden favorablemente al público y ¡a.a- 
gan nuestra caprichosa vanidad, sino resultados terapéuticos; 
que son los únicos que reportau un beneficio positivo á 
aquellos que confían ¿ nuestra inteligencia y á nuestro tino el 
alivio ó la curacion de sus enfermedades. Un maestro ilustre 
ya ha proclamado bien claro que “en el terreno quirúrgico el 
reinado de los simples operadores ha concluido, ó está áú punto 
de concluir.” 

Por eso nuestra voluntad vacila y nuestra decision es tar- 
día cuando tratamos de operar algun diatésico, con lo cual, si 
se reduce el número de las operaciones, en cambio se aumenta 


56 


el de los curados Ó mejorados. Sin embargo, no es posible 
privar á los que sufren de alguna enfermedad constitucional 
de los indudables beneficios de la terapéutica operatoria, pues 
eso equivaldría á una abdicacion vergonzosa de la Cirugía. 
Pero respecto á los canceros os, ofrece este asunto tantas difi- 
cultades y se presenta á nuestra consideracion tan sombrio y 
tan oscuro, que no es dable indicar siquiera la linea de con- 
ducta que sea más conveniente seguir. 

Cierto es que en el “período discrásico puro los diatésicos 
soportan las operaciones casi tan bien como los indivíduos 
sanos,” segun lo afirma Mr. Verneuil; mas como aquella propa-. 
tía no es diagnosticable sino mediante la presencia de alguna 
lesion periférica Ó visceral, apreciable para el anatomo-patolo- 
gista Óó para el clínico, en cuyo primer caso, dice el ilustre 
profesor ántes citado que “el efecto del trauma puede ser más 
graves, porque encuentra en los tejidos, los sistemas Ó los ór- 
" ganos más ó ménos profundamente lesionados, lugares de me- 
nor resistencia, ya preparados para nuevas manifestaciones 
diatésicas ó para la agravacion de los desórdenes preexistentes,” 
y en el segundo, que “los peligros aumentan mucho, porque 
el estado morboso se complica sériamente, en atencion á que 
los lugares de menor resistencia están situados en órganos 
esenciales para la vida y el eco del traumatismo pudiera des- 
pertar ó agravar afecciones consideradas como muy sérias y 
de gran peligro para la existencia,” resulta pues, que para el 
desgraciado canceroso el riesgo es siempre de consideracion, 
porque no pudiendo aprovechar nunca el- estado de simple dis- 
crásis, ha de encontrarse forzosamente en el número de los que 
presentan, además, otro género de alteraciones. 

Bien conocido es el temor que han tenido los cirujanos de 
que el cáncer se reprodujera despues de operado, por mas que 
en su mayoría ha prevalecido la práctica de intervenir quírúr- 
gicamente para destruir ese neoplasma, y aunque amargas de- 
cepciones fueran el resultado más frecuente de ese modo de pro- 
ceder, era el que generalmente predominaba hasta que Paget 
en Inglaterra y Verneuil en Francia principiaron á señalar los 


57 

trascendentales peligros que suelen tener las lesiones traumá- 
ticas en los organismos diatésicos.—Para combatir el herpetis- 
mo, la escrófula, la sífilis, el artritismo, el paludismo y el 
alcoholismo, disponemos de recursos más ó ménos eficaces, 
que pueden aminorar la influencia perniciosa del padeci- 
miento constitucional, favoreciendo así la terminacion feliz del 
traumatismo y el logro de un buen resultado terapéutico. 
¿Pero cuál es. el tratamiento racional del cáncer? Medítese 
con reposo en nuestra dificil situacion en semejantes casos, 
Se nos llama para asistir individuos que ya tiznen alguna 
lesion periférica y estamos completamente desarmados para 
luchar con la propatía,cuya malignidad intrínseca tambien 
desconocemos, siendo muy posible y hasta probable que 
con nuestra extemporánea intervencion aquella se avive 
y se irrite, produciendo la dolorosísima consecuencia de 
que sus . manifestaciones se aumenten, volviéndose más 
agudas, y que la reproduccion del neoplasma revista un carác” 
ter de violencia que ántes no tenía. Sial ménos pudiera- 
mos utilizar otros medios, como sucede con el opio, los 
aparatos de oclusion y -las curaciones antisépticas en los 
alcohólicos; el tratamiento marítimo, el aceite de bacalao y 
el arsénico en los escrofulosos; la quinina en los palúdicos; el 
yoduro de potasio y el mercurio en los sifilíticos etc; pero es 
que nos hallamos desprovistos dé arma conocida para con- 
trarrestar el terrible enemigo que quizás nos hemos atrevido 
provocar. 

Las consideraciones ántes expuestas nos las han sugerido 
dos hechos desconsoladores que hemos observado en nuestra 
limitada práctica y que procuraremos relatar lo más breve- 
mente posible. 

D* N. N. era una mujer de 55 años, de buena constitucion» 
de sana salud, casada, madre de 6 hijos, y que residía en e 
campo, donde habia nacido. A mediados de 1877 advirtió 
en la mama izquierda un tumorcito duro, que fué lentamente 
creciendo, que despues se acompañó de ligeros dolores, sin 


que ningun médico la examinara. En Diciembre de 1878 la 
T. XVIL.—S 


58 


vimos por vez primera y diagnosticamos, sin dificultad, un 
cáncer escirroso del mencionado órgano, con infarto de los 
ganglios axilares del mismo lado. Por sufrir entónces de una 
erisipela, provocada por la aplicacion de sustancias 1rritantes) 
no hicimos la operacion que le propusimos, la cual fué practi- 
da á mediados de Enero del siguiente año de 1879, con la 1n— 
teligente ayuda de mis jóvenes amigos D. Teodoro Cerra y D. 
Cristóbal Rojas. —Amputamos la mama enferma, extrajimos 
los ganglios alterados, aplicamos un aparato de oclusion y di- 
mos consejos para que se empleáran curaciones antisépticas 
que, aunque imperfectas, serían útiles. Todo marchó á satis- 
faccion: la fiebre traumática fué ligera y 40 dias bastaron 
para que se completara la cicatriz. Bien poco duró la 
ilusion de la familia, porque el implacable mal no tardó en re 
producirse con inusitada violencia, seguido de agudiísimos pa- 
decimientos y de rápida supuracion, que en tres meses acaba- 
ron con la vida de la infortunada campesina. Una existencia 
relativamente tranquila, una enfermedad de marcha lenta, la 
ausencia de dolores intolerables, la esperanza fundada de que 
la vida se prolongaria, todo cambió por nuestra intervencion 
quirúrgica, para que despues de una breve pausa, el cuadro 
tomara el aspecto más sombrío y el trágico fin se acercara en 
medio de sufrimientos atroces. 

La parda N. N., de 40 años, de vigorosa complexion, pre- 
sentóse en nuestra consulta en Octubre de 1879, con un cán- 
cer escirroso de la mama derecha, perfectamente limitado, sin 
dolores y sin infartos ganglionares, cuyo tumor habia descubier- 
to hacía dos años. El 20 del citado mes le practicamos la am- 
putacion del órgano enfermo, con la provechosa cooperacion 
de varios estudiantes de Medicina. El mismo vebdaje y las 
mismas curaciones que en el caso anterior produjeron idénticos 
resultados, pues apénas si tuvo dos dias de fiebre traumática; 
pero la cicatriz nunca se terminó y á principios de Enero del 
corriente año pudimos notar la reproduccion del tumor, al 
que presto se unió el lamentable cortejo de los infartos axila- 
res, de los intensos dolores, del aumento rápido de su volúmen, 


59 


Megando en Marzo á Ja supuracion y acabando con la enferma 
el 30 de Abril último. 

Tambien en esta ocasión perjudicamos notablemente á la pa- 
ciente, abreviando sus dias y aumentando sus padecimientos 
porque á una dolencia crónica, indolora, soportable y sin ame” 
haza inmediata para la vida, se sustituyó otra de carácter agu- 
do, atroz en sus manifestaciones, adelantando sobremanera un 
término que pudo ser mucho más lejano. 

No se traduzcan, empero, las opinionos que hemos susten. 
tado, por la negativa en la intervencion quirúrgica en los 
cánceres, porque nuestro propósito ha sido señalar, apoyados 
en dos hechos y siguiendo la enseñanza de un profesor emi- 
nente, los peligros de que está rodeada, los fracasos 4 que nos 
expone, el perjuicio que podemos causar y la imposibilidad 
en que estamos de aprovechar: otro género de recursos que 
en circunstancias análogas podrían emplearse con éxito. To- 
do esto vos obliga á ser muy cautos en la accion y muy parcos 
en las esperanzas; pues no se trata del triunfo operatorio inme- 
diato, sino del resultado terapéutico remoto, 

Discuston.—Concluida la lectura del Sr, Montalvo, preguntó 
el Dr. González del Valle (D. Fernando) qué deducciones po- 
dian sacarse de dos casos alslados de cáncer, en uno de los cua- 
les hay que observar que despues de la operacion quedaron 
ganglios alterados, y en el segundo el hecho de la reproduc- 
cion, cosa por demas sabida. 

El Dr. Montalvo respondió que aunque en la observacion 
primera, de cáncer de la mama izquierda, se habia consignado 
la presencia del infarto en los ganglios axilares del mismo 
lado, tambien tuvo el cuidado de decir bien claramente que 
se extrajeron los ganglios alterados, colocándose así en buenas 
condiciones para evitar la reproduccion. La deduccion que 
pide el Dr. Valle no es otra que el objeto de su nota sobre dos 
hechos en que la intervencion quirúrgica ha sido de fatales 
consecuencias para las enfermas: el objeto es demostrar una 
vez más la relacion que existe entre las propatías y el trau- 
matismo, 


60 


El Dr. F. G. del Vallé advierte que la ciencia cuenta con 
casos mucho más numerosos que los presentados por el Dr- 
Montalvo, en los cuales, ó no ha tenido lugar la reproduccion? 
6 se ha verificado ésta despues de proporcionar algunos meses 
y áun años de descanso á los operados. Una de las condicio. 
nes principales para el buen éxito, es estar satisfechos de que 
la extirpación ha sido completa, y no olvidar aquel aforismo 
de Hipócrates sobre que no delen operarse los cánceres ocul. 
tos, ó cuyos límites no pueda alcanzar el cirujano. 

El Dr. Montalvo replica que las observaciones presentadas 
por el Dr, F. G. del Valle no son en manera alguna aplicables 
al asunto de que se trata, porque la reproduccion del cáncer 
no depende, bajo ese punto de vista, de que se queden sin extir- 
par uno Ó más ganglios alterados, sino de la influencia que 
tiene el traumatismo para despertar y excitar la diátesis. En 
otras afecciones diatésicas hay medios de evitar los peligros 
de la reproduccion; pero no sucede asi en el cáncer, que es muy 
superior á todos los recursos hasta hoy conocidos y empleados 
para combatirlo. El Dr. Montalvo se ha propuesto única- 
mente, con sus dos- observaciones, el contribuir al estudio 
de esa influencia, sin apresurarse á sacar una insensata de- 
duccion. 

El Dr. Valle observa que si la diátesis no es mas que la 
predisposicion á tal ó cual enfermedad, nada se sabe acerca de 
ella en cada caso, miéntras no haya sus manifestaciones, no 
debiendo confundirsela con la caquexia: la diátesis no vendría 
á conocerse sino despues que la afeccion se hubiese reproduci- 
do muchas veces; y pobre de la Cirugía, si por temor á esa 
diatésis 6 á la fiebre traumática, no procediese el cirujano á 
operar cuando la experiencia le ha demostrado que haciéndolo 
alarga á ocasiones la vida y disminuye por algun tiempo los 
sufrimientos. 

El Dr. Montalvo siente no poder entrar en las muchas con- 
sideraciones de Patología General, que suscitan las últimas 
palabras del Dr. Valle; pero se limita á decir que la caquexia 
no es otra cosa que el último grado de la diátesis, y á repetir 


61 


que la manifestacion periférica es necesaria para reconocer 
aquella, no pudiendo aprovecharse el estado de discrásis para 
operar en el cáncer por las razones expuestas en su nota. 

Interrogado por el Dr. F. (F. del Valle por qué no operaba 
entónces, contestó el Dr. Montalvo que no por temor á la fie_ 
bre traumática, sino porque el traumatismo despierta á menu- 
do la expresion diatésica. 

El Dr. Valle aaregó, por último, que para apreciar debida. 
mente los resultados de la operacion, era necesario tener en 
cuenta las diversas especies de cánceres, las distintas regiones 
en que estaban situados, la constitucion, la edad y el tempera: 
mento de los sujetos presas de tan terrible enfermedad. 

El Sr. Presidente manifestó que el trabajo del Dr. Montalvo 
quedaría sobre la mesa á disposicion de los Sres. Académicos 
que quisiesen tomar parte en la discusion de una materia 
tan interesante. 

Pros Cicvaros.—Acto seguido leyó el Sr. Castellanos, por 
no poderlo hacer el Sr. ponente Dr. Vilaró, un informe sobre 
los peces ciguatos de esta Isla, en contestacion al Excmo. 
Ayuntamiento de esta ciudad, que ha remitido la lista de di- 
chos peces para que la Academia se sirva rectificarla. Des. 
pues de explicar el orígen y significado de las palabras ciguato, 
ciguatera y enciguatar, asentando que los peces no son anima- 
les venenosos, sino susceptibles de enfermarse y de determi- 
nar entónces trastornos más óÓ ménos graves á los que se ali- 
mentan de ellos, capacidad que tambien y en no menor grado 
alcanza á algunos quelonios, crustáceos y moluscos, consigna 
que ni la causa eficiente ni la determinante de la ciguatera 
nos es conocida de un modo apetecible, combate la opinion 
de los que la atribuyen al fruto del mauzanillo cuando es in- 
gerido por los peces, al Óxido de cobre, á4 ciertos zoófitos y 
anélidos, á algunas plantas marinas; acepta que éntre por mu- 
cho la influencia de las localidades; y con la letra del artículo 
103 de las Ordenanzas Municipales, que comprende veinte 
peces cuya venta se prohibe, traza la historia de como se 
llegó á ese máximum de proscripcion, y analiza la lista men- 


62 


cionada, deteniéndose á considerar cada pez ciguato y las 
circunstabclas que en cada uno de ellos se reunen y hacen más 
ó ménos aceptable la prohibicion. Condensando en algunas 
reglas generales los datos recogidos por nuestro socio de mé- 
rito D, Felipe Poey, durante algunos años de observacion y 
de experiencia, señala despues como muy dignas de tenerse 
en cuenta las tendencias del interés personal con objeto de 
eludir la ley y aún de violarla, y por otra parte las tendencias 
á ensanchar el campo de la procripcion hasta el punto de 
poner en peligro la ludustria piscatoria; pues sl es cierto que 
el riesgo de la ciguatera existe, hay tambien una distancia 
inmensurable entre este hecho reducido á muy contados casos 
y la creencia de que todo pescado de los inclusos en aquella 
lista haya de causar siempre la ciguatera, y tanto que á ex- 
cepcion de la morena verde y del coronado, los otros enci- 
guatan uno entre diez mil. Los veinte peces comprendidos en 
el citado articulo son realmente treinta y cinco especies, á las 
cuales habría que agregar otras varias por congéneres de las 
anteriores Ó por otras razones mas ó ménos plausibles que ha- 
rian ascender hasta 300 el número de los proscriptos. —Estu- 
dia en seguida el Sr. Ponente los síntomas y signos por me- 
dio de los cuales pudiera reconocerse el estado morboso de 
los peces sobre los cuales recaen las sospechas de estar cigua- 
tos, refiriéndose al líquido blanco que vierten sus carnes, al 
color de sus ojos y de sus dientes, al número de entozoarios 
alojados en sus vísceras, á la gordnra y dureza de sus carnes 
y al peso de todo el cuerpo. Por último, opina la Comision 
que el artículo 103 de las Ordenanzas Municipales debe que- 
dar redactado en los términos siguientes: 

“Se prohibe igualmente como nociva la venta de los pes- 
cados conocidos con los nombres siguientes: 

“Jocú, Lutjanus Jocú Bloch; —Jurel, Carangus fallax Cuvier; 
Tiñosa, Carangus Lugubris Poey;—Cibi amarillo, Carangoi- 
des Cibí Poey;—Coronado, Seriola gigas Poey;—Picuda, Sphy- 
raena Picuda Bloch: cuando pasen de tres libras. 

“Aguají, Trisotropis Aguají Poey;—Bonaci-gato, Tisotropis 


63 


camelopardalis Poey;—Bonaci-cardenal, Trisotropis cardenalis, 
Valer.ciennes; Cubera, Lutjanus CUubera Poey: cuando pasen 
de seis libras. | 

“Morena Verde, GCymnothorax infernalis Poey;—brizos ó 
Puerco-espines;— Tambores; —Jabon;—Diablo: en todasedades. 


“Además de ser destruidos dichos peces, se impondrá á los 
” 


contraventores una multa de 5 4 10 pesos.” 

Terminada Ja lectura del informe ministrado por el Dr. 
Vilaró, pidió el Dr. R. Cowley quedase sobre la mesa á su dis- 
posicion, porque áun cuando era muy digno de celebrarse 
tan erudito trabajo por los particulares interesantes que com- 
prende, ocurtíanle al Dr. Cowley algunas dudas sobre un 
asunto en que, como muchos otros pertenecientes á la Higie- 
ne pública, se rozan los intereses particulares á la vez que 
la salud de los individuos, la cual puede ponerse en peligro 
con una decision precipitada. 

Despues de esto, declaró el Sr. Presidente concluida la se— 
sion pública, para celebrar la Academia otra de gobierno 
destinada á elecciones y á otros asuntos. 


SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 13 Du Juxio DE 1880. 

Sres. ACADÉMICOS CONCURRENTES.—Sres. Gutierrez, Presidente, 
F. Gz. del Valle, Beato, Castellanos, Garcia, A. G2. del Valle, 
Riva, Montejo. R. Cowley, V. Machuca, SS. Fernandez, Macha- 
do, Govántes, Vilaróo, Finlay, Orús, L. Cowley, Ramos, Mestre, 
Secretario, j 


Abierta la sesion á la hora de costumbre con la asistencia 
de los Sres. Académicos que arriba se expresan, dió lectura 
el Secretario general al acta de la pública anterior y á la de 
la sesion solemne, que fueron aprobadas. 

El S”. Presidente advirtió que asistía á la sesion el Sr. Dr. 
D. Fernando Gz. del Valle, socio de mérito de la Academia 
y Decano de la Facultad de Medicina. 


64 


CorrespowDENcra.—Leyéronse en seguida por el Secretario 
general: —1.” una comunicacion del Gobierno General, remi- 
tiendo 30 entregas de la “Flora de FUipinas,” de las que se 
han recibido del Ministerio de Ultramar con destino á las 
Bibliotecas que más utilidad puedan reportar del conocimien- 
to de dicha,obra; por cuyo presente se dieron las más atentas 
gracias; —2. otra idem de la misma procedencia, disponiendo 
que la Real Academia concurra con las obras cientificas y 
demas objetos dignos de figurar en la Exposicion que se 
proyecta llevar á cabo en la capital de la Provincia de Ma- 
tanzas; acordándose de conformidad;—3.? otra idem de idem, 
acompañando un testimonio de la causa seguida contra D. 
Ramon C...... por rapto, testimonio que se remitió 4 infor- 
me de la Comision de Medicina Legal;—4.? dos oficios de] 
Juzgado de Primera Instancia del Cerro, recordando el infor- 
me que pidió á la Academia en la causa por sospechas de en- 
venenamiento del negro Julio Viguier, de quese dará cuenta 
en la sesion del dia;—5.* otro oficio del mismo Juzgado, re- 
cordando el informe pedido á la Academia en la causa contra 
D. F..., D.... por sevicia, el que tambien será presentado 
en la actual sesion;—6* un oficio de la Comision nombrada 
para reconocer las carnes que de los Estados-Unidos se im- 
portan á esta capital y emitir el informe correspondiente, 
participando á la Academia que por varias ocasiones se ha- 
bian trasladado al sitio desienado para su expendio, que 
siempre encontraron cerrado el establecimiento y que uno de 
los vecinos hubo de manifestarle que el contratista de las car- 
nes aludidas había suspendido sus ventas hasta el mes de Se— 
tiembre, lo cual se acordó comunicar al Excmo. Ayuntamiento; 
—7. un oficio del Dr. Govántes, Presidente de la Subcomi- 
sion de Vacuna, participando que “auxiliado por el Dr. Ma- 
chado ha vacunado en la Real Casa de Beneficencia á 953 
niños de ámbos sexos, obteniéndose un resultado positivo-en 
el 10 p.S de los inoculados; por cuyo servicio más prestado 
á la salud pública, se dieron las más expresivas gracias á la 
citada Subcomision;—8.* oficios de los Sres. A. Gz. del Valle, 


65 


Argumosa y Prats Grau, dando en muy buenos términos las más 
cumplidas graciasá la Academia por haber sido nombrados el 
primero socio de mérito y los segundos socios corresponsales 
en Madrid y Barcelona respectivamente y ofreciéndole sus 
servicios; —9.2 un oficio del Dr. Navea y Poncet, dando las 
gracias por la “mencion honorífica” con que fué distinguida su . 
“Topografia médica de San Jósé de las Lajas;”—10? una 
comunicacion del “Ateneo” de la: Habana, invitando á la 
Academia para que se sirva concurrir con algun premio, 
en que se halle representada por sus obras, para el Bazar 
que ha de tener lugar á beneficio de las clases públicas 
y gratuitas que sostiene aquella Sociedad; acordándose 
de conformidad;-—11.2 una carta del Sr. D. Luis Simpson, 
de Matanzas, regalando para la Biblioteca y Museo de 
nuestra Academia 3 ejemplares de una obrita sobre pesas 
y medidas por él publicada, otros tres de su Guia del Viajero 
en la Ermita de Monserrat, varios de su Calendario perpetuo 
calculado en el meridiano _de la Habana, algunas muestras de 
guano y una coleccion de piedras recogidas tambien en las 
cuevas de su propiedad; acordándose las más atentas gracias 
por su valioso presente;—12.2 una carta de Mr. Déclat, de 
Francia, llamando la atencion sobre algunos artículos publi— 
cados en su periódico “La Médecine des Ferments,” que acom- 
paña, sobre el tratamiento y curacion de la fiebre amarilla por 
las preparaciones de ácido fénico, y el cólera en las gallinas 
por Mr. Pasteur, —agregando el Secretario que este último 
trabajo era el que ofrecía verdadero interés;—y 13? una copia 
de la Real Orden de Enero de 1878, que ha remitido el Dr, 
A. Gz. del Valle, dictando disposiciones para evitar la pro- 
pagacion de la lepra, sobre el establecimiento de hospitales 
para su asistencia dy. di. . 

Bimnioreca.-—El Dr. Fínlay, Secretario de la Correspondencia 
Nacional y Extranjera, presentó: —Observaciones físico-meteo- 
rológicas de la Escuela Profesional, del 6 de Mayo al 10 de 
Junio; —Revista de Cuba, t. VIL, n. 4;—Repertorio de Far- 


macia, n. 6;—Anales de la Sociedad Odontológica, año II, 
T. VI, —9 


66 


n. 1:—Gaceta Médica, 8,—Revista General de Comunicacio- 
nes, año II, n. 2,—Revista del Foro, 45 a 49;—Revista Eco- 
nómica, 133 á 138;—El discurso de recepcion de Castelar en 
la Academia Española, publicado por la “Correspondencia de 
Cuba;”—Gaceta de Sanidad Militar, n. 128;—Boletin Profe- 
sional anejo á El Laboratorio, 8 v 9;—Revista Minera, 225- 
6-7; Tratado práctico de las enfermedades de los niños, por 
Bouchut, cuadernos 5, 7, 8;—Boletin Comercial, ns. 105 4 
132;—A visador Comercial, 106 4 133;—National Board of 
Health Bulletin, 44, 46 y 47;—Mortalidad durante los meses 
de Marzo y Abril de 1880, segun el “Bureau of Vital Statistics;” 
—The Medical Record, 486 4 490;—Harper's Weekly, 1221- 
2-3;—y una carta del Secretario de la Correspondencia de 
la Sociedad Ciencias de Naturales de Brémen, participando no 
haberse recibido la entrega 187 de los Anales, el pliego 42, to- 
mo TI, de los Trabajos de la Comision de Medicina Legal é 
Higiene Pública y el 24 de la Contribucion al estudio de los 
Moluscos Cubanos, por el Sr. Arango y Molina; cuya remi- 
sion se acordó hacer desde luego. 

Exrosiciox De Marawzas.—Reliriéndose el Dr. Vilaró á la 
Exposicion de Matánzas, manifestó que estaba muy dispuesto 
á contribuir con algunas preparaciones á dicho certámen, tan 
pronto como los Sres. Rovira y V. Machuca hubiesen conelui- 
do de confeccionar el líquido conservador que tan buenos 
resultados viene dando. 

Premto pa La Exposicion ve Paris.—El Sr. Presidente comu- 
nicó á la Corporacion que ya se ostentaba en nuestro salon de 
sesiones el diploma en que consta la “medalla de bronce” al- 
canzada por la Academia en la Exposicion de Paris. 

Otro.—El Secretario dió cuenta en sentidas frases del fa- 
lecimiento del Dr. D. J. Joaquin Muñoz, socio numerario al 
principio y despues corresponsal de la Academia, co-Direc- 
tor de sus Anales, ex-Director del Asilo de Enajenados de esta 
Isla,autor de varios trabajos científicos y colaborador de la ma- 
yor parte de los periódicos de Medicina que se han publicado 
entre nosotros. Deplora el Dr. Mestre las lamentables cir- 


67 
eunstancias en que debió encontrarse nuestro compañero para 
atentar contra sus dias, cuando todos los que le trataron pudie- 
ron siempre reconocer en él las más bellas prendas del corazon 
y del espiritu. 

Habiendo manifestado el Sr. Vilaró que la Academia segu- 
ramente se adhería en un todo á las palabras de su Secretario, 
dijo el Sr. Presidente que asi era en efecto y habian de pu: 
blicarse en el acta. 

Mupicixa LEGAL.—Ñevicia en una epiléptica.—Terminada la 
correspondencia, leyó el Dr. R. Cowley, como ponente de 
turno de la Comision de Medicina Legal, un informe relativo 
á la causa que se sigue á D. F.... D..--., por sevicia en la 
morena Isabel, de 6 años de edad. En vista de los antece: 
dentes remitidos con objeto de «uveriguar sl el estado de imbe 
cilidad de la citada Isabel depende del mal trato Ó de otra 
causa, la Comision halla comprobado de una manera evidente 
que se trata de una epiléptica: señala la infñuencia de dicha 
néurosis en la enajenacion mental, hasta el punto de que al- 
gunos alienistas consideren á los epilépticos como destituidos 
de toda responsabilidad; pues no sólo hay en ellos decadencia 
en las facultades intelectuales, sino que'suele ser su consecuen- 
cia la idiocia, la imbecilidad ó la demencia. Analizando los 
documentos periciales, acusa la vaguedad del primer reconoci- 
miento y la aparicion de nuevas equímosis en el segundo, 
cuando bajo el amparo de la ley no era posible atribuirlas á 
golpes que le fueran inferidos. La Comision se las explica 
atribuyéndolas á los ataques epilépticos, ya al caer el cuerpo . 
contra el pavimento, ya durante las variadas y fuertes convul- 
siones que los constituyen, ya á las presiones ejercidas por 
las personas que la sujetaban para impedir que se hiciera 
daño ó lo hiciera á los demas. Comprobada y no negada por 
ninguno de los declarantes que Isabel es epiléptica; no demos. 
trado el mal trato por lesiones visibles, y siendo un hecho que 
la epilepsia puede llevar desde la estupidez hasta la demen- 
cia, concluye la Comision: 1.2 que las equímosis descritas no 
revelan mal trato, porque puede habérselas inferido ella ó los 


68 


que la sujetaban durante sus ataques; y 2% que siendo fre- 
cuente que la epilepsia produzca la imbecilidad, no hay violen- 
cia en aceptar que la que presenta Isabel sea debida á esta 
causa. 

SOSPECHAS DE ENVENENAMIENTO ATRÓPICO.—Á probado sin discu= 
sion el anterior informe, leyó otro el mismo Dr. R. Cowley, 
á nombre de la mencionada Comision, referente á la causa por 
sospechas de envenenamiento del moreno Julio Viguier. 
Despues de consignar todos los datos que figuran en el pro- 
ceso, asienta la Comision que en el breve espacio de unas 
cuantas horas recorrió aquel los períodos del mal estar, de la 
gravedad y la agonía, y que por lo tanto, dadas las dificulta- 
des de que casi siempre está rodeado el diagnóstico médico, 
no es extraño que esas dificultades fuesen considerables en un 
caso en que desde el principio se mostraron enlazados los sín* 
tomas del estado morboso y las señales de una próxima muer- 
te. Los médicos que han declarado en el asunto no han he- 
cho vtra cosa que presumir el envenenamiento, aunque su 
discrecion no les permitiera aseverar el hecho; y hubiéndose 
fijado en la posibilidad de que aquel se hubiera efectuado por 
la belladona Ó su alcalvide, la. Gomisivn recorre los prepa- 
rados que pudieron haberse ingerido; los frutos, los polvos, 
los extractos, las tinturas, el bálsamo tranquilo, el ungiiento 
populeon, la atropina y sus sales; detiénese en seguida á con- 
siderar los fenómenos culminantes que se observaron en Julio, 
tales como la disfagia, la sequedad de la boca y la dilatacion 
pupilar, indicando los otros estados morbosos en que pueden 
presentarse, sin ser envenenamientos, pues no son dichos sin- 
tomas exclusivos del atropismo; y recuerda que Julio era 
tabaquero y que la mayor parte de los que trabajan en esa 
industria están caquécticos y en aptitud de padecer la midriá- 
sis; refiérese á los experimentos modernos destinados á explicar 
la contracción y dilatacion de la pupila, experimentos que 
han fijado la region cilio-espinal como centro reflejo y los 
cordones posteriores como capaces de impresionarse en el sen- 
tido indicado, Habla despues del fenómeno de la sed, de la 


69 


rapidez en la marcha de los envenenamientos agudos, del delirio 
y de las alucinaciones, de las diarreas, de la frialdad de la piel, 
de las erupciones que suelen aparecer á consecuenciade la ac- 
cion de la atropina, y de otros síntomas que como algunos de 
los anteriores no se acusaron en el paciente á pesar de la sos- 
pecha habida. Julio era un hombre enfermo del pecho, to- 
maba pildoras compuestas de áloe y escamonea para excitar 
el vigor genital; en el documento de autopsia se nota falta de 
precision y de detalles, y el análisis quimico-legal, muy minu- 
cioso respecto al exámen de los órganos y líquidos del cadáver, 
es deficiente en cuantoá las píldoras usadas, La Comision 
por último concluye: 1,” que ni las hojas clínicas, ni las decla- 
raciones, ni los documentos de autopsia y análisis químico-Jegal 
revelan la ingestion de la belladona ó su alcaloide la atro— 
-pina; y 2.2 que existen algunos estados morbosos que tienen 
un Cuadro de síntomas más ó ménos análogos á los presenta- 
dos por Julio, pero que no puede la Real Academia indicar 
por ser deficientes todos los antecedentes que obran en el 
proceso. 

<HrurIDA PENETRANTE DEL HOMBRO.—Aprobado sin discusion el 
anterior informe, leyó otro el Dr. Zéiva, como ponente de tur- 
no de la Comision de Medicina Legal, en respuesta á la con— 
sulta hecha por el Juzgado de 1% instancia de Pinar del Rio, 
á4 fin de averiguar si la herida que recibió en el hombro el 
moreno Elías es ó no mortal por necesidad; de direccion tras-. 
versal, en la parte externa y superior del hombro derecho, 
como de diez centímetros de longitud, no se describen sus 
otros caractéres ni cuál fuese el iustrumento que la produjera; 
pero sí que era penetrante de la articulacion, dejando al des- 
cubierto la cabeza del húmero y la cavidad glenoidea del 
omóplato, con dislocacion de dicha articulacion. Las conse— 
cuencias y complicaciones de tales heridas son: la anquílosis 
más Ó ménos completa, y los caraotéres de la que presenta 
Elías hacen prever que sea completa; la artritis supurada, la 
infeccion purulenta y el tétano; pero la ciencia registra casos 
todavía más graves terminados por la curacion; y la Comision 


70 


concluye: que la herida que recibió en el hombro derecho el 
moreno Elías no es de las mortales por necesidad; y 2.2 que 
debe colocarse en el grupo de las heridas graves. 

Aprobado sin discusion el anterior informe, dió el Sr. Pre 
sidente por terminada la sesion, quedando constituida la Aca- 
demia en otra de gobierno para la presentacion de las cuentas 
por el Sr. Tesorero. 


ReECcTrErICACION DE LA LISTA DE LOS PECES CIGUATOS.—ÍNFORME 
por el Dr. D. Juan Vilaro. 


/ 


(SEsIoN DEL 9 DE MaYo DE 1880.) 


Sr. Presidente, Sres. Académicos, £res.—Acordado por el 
Excmo. Ayuntamiento de esta capital, en su sesion ordinaria 
de 5 del corriente, y á mocion del Sr. Concejal D. José M? de 
Zayas, solicitar de esta Academia se sirva rectificar la lista de 
los peces reputados ciguatos, remitiósenos, con el éxpresado fin, 
copia certificada del artículo 103 de las Ordenanzas Municipales 
vigentes, en donde consta la relacion de los pescados compren- 
didos en la nomenclatura de los cequatos, cuya venta está pro- 
hibida como nociva á la salud. 

Sabido se está que ciguato, ciguatera y enciguatar vienen de 
Cigua— Turbo pica—molaseo univalvio, tan conocido como in- 
digesto; y que, por extension, se aplica aquel verbo á toda per- 
turbación gástrica Ó estado patológico determinado por los 
pescados y mariscos. 

Por sabido, tambien, que los peces no son animales veneno- 
sos, sino individuos susceptibles de enfermarse y de determi- 
nar, en tal estado, trastornos más 9 ménos graves á los que 
entónces se alimentan de ellos; capacidad que tambien, y eu 
no menor grado, alcanza á algunos Quelonios, 4 algunos 
Crustáceos, á algunos Moluscos. Y ¿á qué grupo—pudiera 
preguntarse —deja de alcanzar aquella aptitud fatal, en la sé 


71 


" rie inmensa de la organizacion? No hay para qué recordaros 
que en este particular están de acuerdo los tratadistas todos, 
y más que otros, los especialistas; entre los cuales hay que 
colocar al Sr. D. Felipe Poey, el maestro de todos nosotros, 
y hoy con harta razon apellidado el sabio Ictiólogo cubano. 

* No faltan en los tratados de Patología médica antece- 
dentes que pudieran concurrir un tanto al esclarecimiento de 
algunos particulares bastante oscuros todavía, Que si no pa- 
rece de lo más propicio la ocasion para engolfarnos en el mare 
magnum etiológico y sintomático de la enfermedad llamada Cv- 
guatera, no estimamos fuera de lugar el detenernos un tanto en 
lo que sobre el particular hallamos más á mano en los autores. 

* P. Lorain, anotando á Valleix, dice: —UrTICARIA PROVOCADA 
POR LA INGESTION DE CIERTAS SUSTANCIAS. (U. patogenética de Ba- 
gin). Despues de un malestar general manifestado por ansie- 
dad epigástrica, náuseas, vómitos, ete., pequeñez y frecuencia 
del pulso; la cara se enrojece, se hincha, y el cuerpo toma ora 
una coloracion de un rojo intenso y uniforme, como escarlati— 
noso (Escarlatina urticaria de Sauvages), ora el aspecto y la 
forma de una urticaria artificial que se habrá generalizado y 
acompañado de fiebre. Si la picazon viva que sobreviene 
entónces, halla un sujeto nervioso y fácilmente excitable, á 
veces hay delirio, y se citan casos de muerte á seguidas de 
este envenenamiento, que lo más 4 menudo es producido por 
Ja ingestion de almejas (Bazin). Se sabe, además, que las 
propiedades deletéreas de estos moluscos han sido atribuidas 
4 muchos órdenes, sea 4 una alteración particular de los flui- 
dos del animal, sea á sustancias extrañas. (Moquin-Tandon, 
Elem. de z00l. méd., 2? ed., p. 232. Paris, 1862). (1) 

* En la página 967 de la misma obra, y en adicion del mis- 
mo Lorain, se lee: 

“Cierto número de peces de los mares que bañan los países 
cálidos del globo están dotados, en ciertas épocas, de propie- 
dades tóxicas ...... 


* Asi señalo lo que he agregado al Informe, con anuencia del Sr. Secretario General 
«dle la Academia, J. V. 


(1) Guide de Méd. prátic. 5% ed. F. L. I. Valleix; T. V. p. 456. Paris, 1866. 


712 


“Los colonos españoles designan bajo el nombre de SIGUATE- 
RA el conjunto de accidentes que determinan los peces toxicó- 
foros. Esta designación, consagrada por las costumbres loca- 
les, y que expresa con ptecision un grupo bien determinado 
de fenómenos mórbidos, merece seguramente permanecer en 
el lenguaje médico.” (1) 

“Los síntomas de la Siguatera—asrega Lorann—se dividen 
en dos grupos bien deslindados: 

1? Accidentes de indigestion grave ó envenenamiento gás— 
tro-enterítico. -22 Accidentes de algidez ó de depresion y de 
ataxia nerviosa. Cada sujeto puede presentar, en proporcion . 
variable, una mezcla de estos dos órdenes de fenómenos. 

“Los accidentes gastro-enteriticos han sido los más frecuen- 
temente observados: son los que, por lo comun, abren la série 
mórbida, y la constituyen por completo en los casos en que 
el envenenamiento no tiene sino poca gravedad. Pueden ma- 
nifestarse tambien con motivo, tanto del uso de peces tóxicos, 
como de la ingestion de peces que no tienen propiedades da- 
ñosas, pero que las han adquirido, por efecto de una altera- 
cion que puede ser considerada como un estado químico 
particular, predecesor del punto de descomposición pútrida 
en que los alimentos revisten cualidades repugnantes. Idio— 
sincracias verdaderamente excepcionales pueden dar lugar, 
en algunas personas, á accidentes á las veces muy sérios y de 
la misma naturaleza, miéntras 4 sn lado otros indivíduos par— 
ticipes de su comida, no se resienten de ninguna indisposicion. 
La forma gastro-enteritica reproduce de una manera fiel todos 
los rasgos de la fisonomía de una indigestion grave: ofrece de 
preferencia las manifestaciones cutáneas (pápulas de urticaria, 
exantema escarlatiniforme), que faltan por el contrario habi- 
tualmente en los envenenamientos más graves. 

“Los sintomas nerviosos de naturaleza asténica y atáxica 
al mismo tiempo, constituyen una mezcla de accidentes que 
recuerdan á los que producen diversos venenos vegetales. 
Asi es que se han notado, especialmente, la disfagia, lá debi- 

(1) Valleix. Ob. cit, p. 967. 


73 


lidad de las extremidades inferiores con pérdida de conoci- 
miento muscular; alternativas de parálisis y de convulsion; 
trastornos visuales, con midriásis y algidez. 

“Cuando la Srevarera afecta la forma gastro-enterítica, el 
restablecimiento de la salud es demasiado pronto; miéntras 
que los accidentes nerviosos dejan trazas más profundas en la 
economía. 

“A más de la fisonomía tan acentuada de los síntomas, los 
conmemorativos y la simultaneidad de explosion de los mis- 
mos trastornos en muchos indivíduos que se sirvieron del 
mismo alimento, hacen, por lo comun, el diagnóstico muy 
fácil.” (1) 

Y más adelante, ocupándose del envenenamiento por las 
Ostras, Almejas, Cangrejos, Camarones, agrega el mismo 
P. Lorain: | 

“Lo que acabamos de decir acerca de los accidentes deter- 
minados por el uso de peces venenosos, nos dispensa de ex- 

tendernos largamente sobre los yue determinan, á veces, 

diversos animales pelagianos, sin que ningun indicio pueda 
hacer suponer que estén momentáneamente dotados de propie- 
dades tóxicas. : 

La causa de los trastornos que tales alímentos producen se 
halla todavía tan oscura, como la que hace peligrosos á ciertos 
peces. Algunas personas, por consecuencia de una idiosincra- 
cia permanente y temporal, no pueden servirse, ni-áun en la 
más pequeña cantidad, de la carne de estos moluscos ó de es- 
tos crustáceos, sin que dejen de ser presa de accidentes, (2) 
que no se presentan en otros sio de una manera por todo ex- 
tremo eventual, ó despues de una comida copiosa. 

“Los fenómenos mórbidos observados en estos casos, son 


(1) Voy. Fonssagrives et Le Roy de Mericourt, Recherches surles poissons toxicopho- 
res exotiques des pays chauds (Annales d' hygiéne, 2% série, t. XVI, p. 326); et Corre, 
Note sur les poissons vénéneux. (Arch. de méd. navale, t. III, p. 136) 

Voy. Chevallier et Duchesne,* Memoires sur les empoisonnements par les huítres, les 
moules, les crabes et certains poissons de mer et de riviére. (Annales d' hygiéne publique, 
t. XLV, )851, p. 386), et Paul Gervais et Van Veneden, Zoologie médicale, t. 1, p. 45. 

Valleix: loc. cit. *p. 967, 968. 

(2) Entre los miembros de esta Academia, se cuentan iudivíduos comprendidos+en es- 
te caso. Louyer Willermay cita indivíduos que no podian comer pescadofrito. 

Tr. xv11,—10 


74 


exactamente los wismos que los que hemos enumerado á pro- 
pósito.de la Siguarera. Lo más comunmente consisten en 
trastornos gastro-enteriticos, acompañados de urticaria, de 
erupcion escarlatiniforme é hinchazon de la cara.” (1) 

* Monneret, tratando de la Urticaria, dice: 

“Su desarrollo se liga tambien á la ingestion de almejas 
ó de peces enfermos, alterados no se sabe bien cómo. La 
idiosincracia, es decir una causa enteramente desconocida, ha 
servido para explicar la intoxicacion que sigue al uso de las 
almejas. Las náuseas, los vómitos, el meteorismo; la diarrea, 
la hiuchazon de la cara, la ansiedad v la aparicion de una 
rubicundez ligera de la piel, con numerosas placas urticarias, 
tales son los sintomas de este envenenamiento,” (2) 

* H. E. Schedel y Cazenave, acerca de la Urticaria, dicen: 

“Otras veces, sin que se pueda apreciar la relacion que hay 
entre ella y sus causas probables, parece desarrollarse bajo 
la influencia de la denticion, de afecciones morales vivas, de 
excesos en la comida, y sobre todo, de la ingestion de ciertos 
alimentos: de la carne de cerdo, de los hongos, de las almen- 
dras, de la miel, de los cohombros, y más especialmente de las 
almejas, de los cangrejos, de los huevos de algunos pescados, de 
varios mariscos, crertos pescados ahumados, secos ó salados. 
En estos últimos casos se la atribuye, generalmente, 4 un gra- 
do de putrefaccion más ó menos avanzado de las materias 
animales; pero esto no es exacto, porque entre muchas perso- 
nas que las comen, suele padecerla una sola. De consiguien- 
te, es preciso reconocer una disposicion particular, que á veces 
es tan evidente, que hay sujetos que no pueden comer de estos 
alimentos una sola vez, sin que les sobrevenga la urticaria.” (3) 

Y enla página 81, agregan: | 

“A esta variedad —urticaria perstans, Willau—se refiere la 
urticaria producida por la ingestion de las diversas sustancias 


(1) Valleix: Loc cit. p. 968, 969. 

(2) Monneret: Trait. élém. de Pathol. int., t. IL, p. 242, Paris. 1865. 

(3) Tratado práctico de las Enfermedades de la piel, por H. E. Schédel y A. Cazenave, 
p. 79. Madrid. 1851. 


75 


que hemos enumerado, y entónces puede desarrollarse al ca- 
bo de algunas horas, ó no aparecer hasta el dia siguiente. 

“Por lo comun siente el enfermo, una ó dos horas despues de 
la ingestion de dichos alimentos, peso en el epigastrio, vérti- 
gos, náuseas y un abatimiento general; en seguida se pone la 
piel caliente y aparece la erupcion, Los síntomas son, con 
corta diferencia, los mismos que hemos descrito arriba, á ex- 
cepcion de que suelen ir acompañados de vómitos y deyeccio- 
nes alvinas; la erupcion es mucho más general, y entónces es 
cuando se hacen confluentes las chapas, hay tumefaccion y 
rigidez, la cara suele estar muy hinchada, y el prurito es in- 
soportable. En algunos casos está complicada la urticaria 
con manchas de eritema muy extensas, y á éstas debe referirse 
en nuestro concepto la descamacion de que ántes hemos he— 
cho mérito, descamacion indicada por Koch, y admitida con 
mucha reserva por J. Frank. | 

Finalmente, esta variedad, que por lo comun disminuye de 
intensidad al cabo de 36 ó 48 horas, y desaparece pronto, de- 
jando únicamente por algunos dias ligeros vestigios en la piel, 
puede, en ciertos casos muy raros, terminar por la muerte; 
pero entónces debe atribuirse esta terminacion funesta, ménos 
á la violencia de la urticaria, que á la accion deletérea de la 
sustancia ingerida.” 

* F. de Niemeyer, al tratar de la Urticaria ab ingestis, dice: 

“Esta forma se produce en ciertos indivíduos inmediata- 
_mente despues de haber comido fresas, ó bien cangrejos, al- 
mejas, hongos ó algunos otros alimentos poco habituales. Es 
pura hipótesis el suponer que en tales casos una sustancia 
acre se mezcla con la sangre y da lugar, por esta via, á una 

irritacion de la piel. No se explica de ninguna manera por 
qué los alimentos que acabamos de nombrar no provocan la ur- 
ticaria más que en un número muy reducido de indivíduos, y 
esto cada vez que los comen. A la urticaria ab ingestís se 
refiere tambien la formacion de placas que sucede á veces á la 
admistracion de la copaiba á alta dósis.” (1) 
(1) Trait. de Pathol. interne et de Thérap., 8% ed. t. IL, p. 497. Paris, 1372. 


16 


En cuanto al tratamiento, recomienda entre otras cosas, el 
- impedir “el uso de alimentos que, segun la experiencia, pro- 
vocan la urticaria en ciertos indivíduos. (1) 

* Por su parte Woillez, apunta entre las causas más comunes 
de la Urticaria, “la ingestion de ciertos alimentos,” ya señala- 
dos, y “sobre todo, en los indivíduos predispuestos, las alme- 
jas, cangrejos, huevos de cierto peces.” (2) 

* “La urticaria—dice Racle—desarrollada algunas veces á 
consecuencia de la ingestion de ciertas sustancias alimenticias 
(pescados, ostras y almejas) se conose por su disposicion en 
anchas placas blancas, prominentes, sobre un fondo rojo, va 
acompañada de una sensación de ardor, aparece por la simple 
accion de rascarse, desparece al cabo de algunas horas y vuel- 
ve á manifestarse, algunas veces con una invencible tena- 
cidad.” (3) 

* El Dr. Renato Grosourdy, dice acerca del 

“E. ó Intoxicacion por ciertos pescados, mariscos y cangrejos 
comidos como alimento. 

“Más ó ménos pronto despues de habérselos comido, se expe- 
rimentan dolores en el estómago y en los intestinos, leves ó 
intermitentes, que más luego se hacen fuertes, continuos y por 
tin inaguantables. 

“Comunmente esos sintomas, despues de haber durado algu- 
nae horas, son reemplazados por languidez y pesadez en todo 
el cuerpo y una agitacion extrema; la cara se vuelve encendi- 
da y se experimenta una sensacion de apretamiento en la 
garganta; pronto hay náuseas, y poco más luego vómitos muy 
repetidos acompañados de vértigos, de deslumbramiento, de 
cardialgia Ó dolores fuertes en la boca del estómago, de cóli- 
cos, de deposiciones repetidas y abundantes; sensacion de un 
sudor quemante y molestísimo por toda la superficie cutánea, 


(1) De Niemeyer. loc. cit. p. 498. 

(2) E. J. Woillez: Dict. de diagn. méd. p. 910. Paris. 1862. 

(3) V. A. Racle: Trat. del diagnóstico méd. 3% ed. esp. de la 5% franc., p. 548. Madrid, 
1878. 

(*) Copiado literalmente de El Médico botánico criollo, por D. Renato de Grosourdy, 
ed, esp. Paris, 1864, 


17 


más pronunciado todavía en la palma de la mano y en la plan- 
ta de los piés; con bastante frecuencia y en especial en las in- 
toxicaciones por los mariscos, sale por el cútis una erupcion 
en forma de ronchones anchos, urticaria, que se determinan 
por excamacion; el pulso duro y frecuente en el principio no 
tarda mucho en volverse pequeño y muy débil. Una adina- 
mia general, completa, reemplaza á los síntomas de irritacion 
abdominal, y el coma que llega, parece la crisis final de esta 
enfermedad de consideracion y á veces de gravedad. 

“En ciertos casos particulares los enfermos experimentan 
ardor en el cuello de la vejiga, en la uretra y hasta en el es- 
finter del orificio, es decir, en su derredor, acompañado de 
tenesmo Ó pujo de esos Órganos y disuria Ó mucha dificultad 
para orinar: los enfermos se restablecen con lentitud; los pri- 
meros accidentes son con bastante frecuencia remplazados por 
dolores parciales en las articulaciones Y coyunturas: los miem- 
bros entónces están propensos á padecer temblor y movimientos 
insólitos é involuntarios; se vuelven edematosos ó hinchados y 
hay salivacion; alguna vez que otra se presenta con Ictericia 
general.” 

* La urticaria patogenética—dice Bazin—se presenta á re- 
sultas de la ingestion de ciertas sustancias alimenticias, entre 
las cuales hay que citar los Cangrejos, Almejas; y los Camaro— 
nes, Langostas y sus congéneres las Ostras, etc. Los pesca- 
dos salados ó ahumados, la carne de puerco, algunos alimen- 
tos de orígen vegetal, tales como las almendras, las fresas, los 
cohombros, etc.; algunos medicamentos, entre ellos la valeria- 
na, la genciana, el bálsamo de copaiba, el agua de Seltz, han 
parecido gozar á veces de propiedades análogas. Lorry ha se- 
ñialado muy bien esta forma de urticaria, aunque tuvo el error 
de atribuirla á una alteracion humoral sobrevenida por el he- 
cho de la sustancia ingerida: “Sospe mitulis, ostreis, aliisque 
“marinis crustaceis imprudentius non sine pruritu atque calo- 
“re per totum corpus papulce latee rubeos erumpunt. Simul- 
“que et gula iníari, et aliqua tussis exsurgere. Hwc intra 
“brevá horarum spatium peraguntur; vulgóque á sómno 


78 


“resarcitá perspiratione omnia pacata reperiuntur, nisi tamen 
“in delicatioribus aliqua febricula aliquot horarum excandes— 
“cat. Sed quod á mitulorum aut ostreorum esu seepius accidit, 
“id etiam A mitissimis alimentorum in quibusdam exiortur. 
“(Trat. de morb. cutan, p. 212.)” - 

Deben distinguirse dos casos: 

12 La erupcion sobreviene de una manera accidental y de 
todo punto inesperada, con motivo de una comida compuesta 
de sustancias que el enfermo había tomado impunemente: 22 
se trata de una ¿diosíncracia especial y permanente, en virtud 
de la cual se reproducen los mismos accidentes en cierto modo 
fatal todas las veces que el organismo se halla en presencia de 
su agente provocador. 

“Despues de la ingestion de las almejas es cuando se obser- 

va, sobre todo, la urticaria patogenética, El enfermo experi- 
menta al principio un malestar general, dolor y ansiedad en 
el epigastri0; es atacado de náuseas, vómitos, vértigos; la res- 
piracion se hace acelerada, penosa, como convulsiva; el pulso 
es pequeño, frecuente; despues la cara se enrojece, se hincha, 
y el cuerpo no tarda en cubrirse de un exantema, que puede 
presentarse bajo dos aspectos diferentes: bien de un rojo in- 
tenso y uniforme, simula la erupcion de la escarlatina; bien 
y es lo más frecuente, toma la forma de una urticaria febril, 
generalizada. En los dos casos, este exantema se acompaña de 
vivas picazones;, en fin, si el sujeto es nervioso y fácilmente 
excitable, hay, á á las veces, delirio, y se citan casos de muerte 
á resultas de este envenenamiento. 
“Las almejas son sobre todo dañinas en la estacion cálida, 
Sus propiedades deletéreas se han atribuido, por turno, ora á 
una alteracion particular de los fluidos del animal, ora á sus- 
tancias extrafías que hubiera ingerido, tales como los huevos 
de las estrellas de mar, la manzana del Manzanillo, ciertas 
plantas marinas narcóticas, el verde-gris que se forma en los 
buques forrados de cobre etc. 

“Los accidentes producidos por la ingestion de las almejas 
serán desde el principio combatidos con la administracion de 


79 


un vomitivo, que será seguido de bebidas mucilaginosas y aci- 
duladas; si los fenómenos nerviosos predominan, será bueno el 
empleo del éter á la dósis de diez á treinta gotas en una po- 
cion; los baños generalés serán tambien útiles. 

“No debeis preocuparos de la erupcion, que pesaparecerá 
por sí misma, desde que la causa haya dejado de existir.” (1) 

Para el objetivo concreto de este trabajo, y dada, sobre 
toda otra consideracion, la ilustracion de V. $. S., bastará in- 
dicar estos datos á guisa de antecedentes. 

En punto á etiología, es de consignarse de nuevo qué, no 
digamos la causa eficiente, ni siquiera la causa determinante de 
la Ciguatera, nos es conocida de la manera cabal apetecible. 

Así es que para Burrows, débese á la alteracion morbosa de 
la carne, que facilita, si no determina, su desorganizacion rá- 
pida. En efecto: se ha observado que un pescado fué inocen- 
te Ó6 nocivo, segun fuera ingerido fresco ó pasado algun tiem- 
po despues de su pesca; por mas que en este último caso— 
de suyo raro—estuviese salado. (2) 

Otros investigadores han fijado la atencion en los alimentos 
y Otras sustancias más Ó ménos toxicóforas, ingeridas por los 
Peces. 

Ocupa el primer lugar el fruto de una Euforbiácea llamada 
vulgarmente Manzanillo- Hippomane mancinella de Linné—el 
más venenoso de la Flora antillana. 

A esto hay que contestar: 

1% Se cuentan casos de ciguatera registrados en localidades 
donde no existe la p plo : las cercanías de la 
Habana. 

22 No se conoce la Eo "medad en lugares donde abunda 
aquella euforbiácea. —Ejemplo, localidades del Sur de la Isla: 
Jagua entre otras, en donde se come impunemente la Pienda 
y en donde no existe ninguna prohibicion. 

3 Hay casos registrados fuera de la época de la fructifica- 


(1) Legons théor el clin. sur les affect. générig. de la peau, professées par le Dr. Bazin: 
t. IL, p 43-50. Paris. 1865. 
(2) Un buen ejemplo de ello nos ofrece el Atun—Thynnus vulgaris de Cuvier, > 


80 


cion del Hippomane mancinella, y fuera de la ocasion en que 
se verifican las avenidas de los rios, que conducen las manza- 
nitas tóxicas al mar. 

4? Los frutos en cuestion sobrenadan ó quedan cercanos á 
la superficie, y, en cambio, los peces susceptibles de encigua- 
tar no son los que se pescan á poca profundidad.—Ejemplo: 
la Tiñosa que sólo se logra á muchas brazas. 

5.2 Los peces cuyos órganos bucales son más á propósito 
para comer el Manzanillo, no lo comen—Ejemplo: la Cherna; 
al paso que otros, en condiciones no tan favorables, parece 


que lo comen.—Ejemplos: el Jocú, de boca más pequeña, y la 
Picuda, de dientes más que aprehensivos, cortantes. 

62 Especies muy inmediatas, cuya característica para nada 
entra en sus aptitudes ni en sus condiciones fisiológicas, espe- 
cialmente en lo que atañe á la digestion, no se concibe que unas 
coman el fruto y otras no; que una enciguate: el Jurel y 
otra nó: la Jiguagua, 

7.2 Bien puede un pez comer del Manzanillo, sin que le 
causara daño y sin que se hicieran tóxicas sus carnes— á la 
manera del Lepidóptero que se nutre con las hojas del 
Hippomane impunemente, y sin dañar—como dice el Sr. 
Poey—ni al ave que se come la oruga, ni al hombre 
que come del ave. 

* Nuestra PaLoma aALIBLaANCa— Melopelía leucoptera (Colum- 
ba) Linn.—come semillas de PiÑow Borrsa—Jatropha curcas — 
sin que les sean nocivas, no obstante su propiedad emeto- 
catártica. 

Casos por el estilo abundan en las obras de Toxicología. (1) 


(1) ” “Los peces y cangrejos que se alimentan con los frutos de árbol—consigna Gro- 
sourdy-—se aciguatan Ó se vuelven venenosos, segun dicen; lo que ha sido eausa de 
muchas desgracias, porque los que les comen en esa estacion sin tener el cuidado de ali- 
mentarlos en casa durante algun tiempo con plátanos ú otros frutos, se envenenan. y 
se ha visto morirse algunos ton cólicos atroces y deposiciones muy repetidas, casi como 
acometidos del cólera.” 

“ ..., «Una dracma Ó cucharadita de la leche de Manzanillo administrada 4 un Perro, 
lo mata muy pronto. El Sr. d” Acet ha observado que mezclada con los alimentos, no 
los mata entónces, lo que da hasta cierto punto razon de que los Peces y los Hueyes o 
Cangréjos de tierra puedan comer las frutas del Manzanillo sin envenenarse: sucede lo 


81 


Yf 


Refirieron otros la enfermedad al óxido de cobre. A esto 
puede contestarse, poco más Ó poco ménos, lo consignado rela- 
tivamente al Manzanillo; agregando, que los Peces están 
organizados para engullir cuerpos animados y no para roer. 

Otros acriminan á los Zoófitos, dichos Aguas malas—del 
género Physalia; otros á ciertos Anélidos; sin tener en cuenta 
que en épocas en que éstos no se observan, se registran casos 
de ciguatera. 

No hay motivo bastante para fincar las sospechas en las 
plantas marinas, que son comidas por contados peces rodea- 
dos de buena fama.—Ejemplo, las Ohirivitas. 

Lo que parece mas fuera de duda es que las- localidades 
entran por mucho; á valer, tanto como merecen, las observa- 
ciones de Grainger, Hill y otros, tocante al hecho de ser no 
civas las Anchoas pescadas en la- costa N. de Jamaica, y sanas 
las pescadas en la del Sur: “la historia de los peces de la Is- 
la de Cuba—dice el Sr. Poey—comparada con la de los peces 

de las Antillas francesas, confirman esta opinion.” 

Fonssagrives dice que las especies peligrosas en Europa, lo 
son mucho más, en los mares tropicales, 

Otros refirieron el daño á la época del desove. Tal se ob- 
serva en el Baro —0Oyprinus Burbus Linn.—que debe estapro- 
piedad deletérea á sus huevos—ova cholera causant (Tim.) (1) 
mismo á los bueyes que se comen las hojas del árbol sin perjuicio alguno; pero cuya 
carne ocasiona á los que se los comen cólicos mny fuertes y deposiciones muy dolorosas 
y nada mas. La leche puesta en una herida del tejido celular de la pierna de un perro» 
lo mata casi con tanta prontitud como administrada por la boca.” 

“Sirve para pescar envenenado: basta para eso batir bien el agua con las hojas del 
árbol, y los pescados así cogilos se pueden comer sin inconveniente, segun se dice, pero 
á nuestro parecer será mucho más prudente abstenerse siempre de tales alimentos, por- 
que á veces han sucedido accidentes de mucha consideracion, y hasta la muerte.” 

A AS á orillas dei Alto Orinoco, del Casiguiare y del rio Negro, es muy raro co- 
mer una gallina, un hico ó pajuí, un cerdo montés, una igaana ó alguu pescado que no 
haya sido muerto por la punta de una flecha enherbolada, por que dicen que la carne es 
mucho más sabrosa y delicada. 

“Tales flechas son tambien temibles y mortíferas para los hombres: segun experimen. 
tos hechos con mayor cuidado, las aves grandes heridas en el muslo se mueren á los 
26 3 minutos; los monos á los 6 6 7; el hombre á los 15; etc.” 

Grosourdy: El Médico botánico criollo, t. 1, IV de la obra: p. 103-105, Paris, 1867. 
ed. esp. 


(1) Moquin—Tandon, loc, cit, 
T. xvm.—11 


82 


Moquin-Tandon conoció un jóven en Tolosa, que despues 
de haber comido la mitad de un Barbo, tuvo dolores en el es- 
tómago muy agudos y áun vómitó sangre. (p. 320.) 

Para otros naturalistas, los efectos perniciosos débense á 
las sustancias ingeridas por los peces: cobre submarino, sales 
de barita, O de hierro, ioduros, ete. 

Otros han achacado los perjuicios á la salsa con que se pre: 
paró el pescado. 

No ha faltado quienes atribuyesen el mal, no á los pescados 
sino á4 la condicion de los órganos del indivíduo, al estado 
particular del paciente. 

Prescindimos, por amor á la brevedad, de otras causas más 
ó ménos inverosímiles, y aun absurdas. 

El artículo 103 de las Ordenanzas Municipales de esta 
ciudad, segun la copia certificada por la Secretaría del Excmo. 
Ayuntamiento á que se deja hecha referencia, á la letra 
dice asi: 

““Se prohibe igualmente como nociva la venta de los pesca- 
dos conocidos con los nombres de Aguají, Cibí, Coronado, 
Chicharro, Cubera, Bonací- Cardenal, Bonaci-gato, Diablo, Ja—- 
20n (1), Murciélago, Jurel, Jocú, Morena verde, Perro colorado, 
Piena (2), Puerco-espin, Sobaco, Segundo, Tiñosa, Picuda: 
pena de ser quemados dichos peces, y de 5 á 10 pesos de multa.” 

Antes de hacer el análisis de estos 20 peces, que en rea—= 
lidad son 35, vamos á ver por donde se llegó 4 este máximum 
de proscripcion. 

En los primeros tiempos, los peces prohibidos eran los 8 
siguientes: la Picuda, el Coronado, el Jurel, la Morena verde, 
el Jocú, el Perro colorado, la o y el Bonaci-gato, no 
bajandó de tres libras. 

A estos se agregaron, con fecha 3 de Marzo de 1848, el 
Oají, el Obi, el Bonaci-Curdenal, el Bonaci-arará, suprimién- 
dose la Tiñosa, 

En 7 de Junio de 1851 se sd la proscripcion á la 


(1) Por Jabon. 
(2) Por Sierra. 


00 


3 


Tiñosa prieta, á la Tiñosa blanca y ála Cubera—dicha erró- 
neamente Jovera. 

“In este estado de cosas—dice el Sr. Poey—fuí invitado 
por un dignísimo Sr. Vocal del Ayuntamiento, (1) 4 dar mi 
opinion confidencial sobre la lista prohibitiva: lo que hice, pi- 
diendo que no hubiese más que cuatro pescados A vlibidos. 
añadiendo, que si bastase cualquier sospecha, por leve que 
fuese, para decretar la prohibicion, fuera menester extender- 
la á otros que tuve la desgracia de nombrar por motivos muy 
leves: pudiera haber nombrado un ciento. El resultado fué 
.que el Excmo. Ayuntamiento informó contra todos, y por el 
artículo 103 de las Ordenanzas Municipales de 1855, queda- 
ron definitivamente prohibidos,” por la Autoridad Superior 
de la Isla, los 20 peces nombrados en el artículo 103 de las 
Ordenanzas, copiado ántes. 

Al año siguiente, ya acudía nuestro benemérito colega á 
la Real Sociedad Económica, “deseoso—dice—de reparar el 
mal que mi inadvertencia habia causado.” En el mismo mes 
de Mayo de 1856, la ilustrada Corporacion elevó con apoyo á 
la Superioridad aquella Memoria, que habia aprobado en to- 
das sus partes. Pasada á informe do la Real Universidad, en 
Agosto siguiente, hízose allí como no podía por ménos, cum- 
plida justicia á la reclamacion del Sr. Poey, como resultado 
del informe “extremadamente favorable” del Sr. Dr. D. An- 
gel Cowley: informe asáz notable por lo erudito y razonado, 
y que como tal obtuvo la aprobacion del Cláustro de Medici- 
na de nuestra Universidad. En este concepto, fué elevado á 
la Superioridad consultora; por mas que la ciencia y la expe- 


riencia de consumo tendieran en aquel informe á la venta sin 
restriccion, como ménos achacosa para el consumidor y para 


la industria piscatoria, á que:tantos padres de familia libran 
su subsistencia. 

El dia último del año de 1857, ministró el Excmo. Ayun- 
tamiento su Informe relativo al particular, proponiendo en 
primer término la venta libre, y de nó, ceñir la restriccion á 


(1) El Sr. Dr. D. Manuel Gonzalez del Valle. 


84 


la Morena verDE de todas edades y á la Prcuna, el JurrL y el 
CoroxaDo, cuando pasasen de tres libras: de acuerdo en un to- 
do con lo solicitado por D. Felipe Poey, con lo aprobado y 
apoyado por la Real Sociedad Económica, por la Real Uni- 
versidad y por el Excmo Ayuntamiento, segun queda dicho. 

En 23 de Noviembre de 1858 la Superioridad decretó: 
“Continúe la prohibicion de vender los pescados reconocidos 
por malos.” 

Ganoso de que quedase terminantemente prefijado cuales 
eran los pescados reconocidos por malos, presentó el Sr. Poey á 
la Direccion de Administracion—Setiembre de 1865—una ins- 
tancia, encaminada á recabar aquella determinacion; instancia 
que, en trámite natural, pasó 4 esta Academia. 

Diez años más tarde, dióse cuenta 4 esta misma Corpora- 
cion, con la solicitud de unos pescadores de Matanzas, enca- 
minada á obtener el nombramiento de un perito que designase 
el pescado bueno para expenderlo, y el nocivo á la salud para - 
desecharlo. ; 

A resultas de ello, nombróse una Comision para que abriese 
concepto sobre tan importante asunto. 

Pero analicemos yá la lista comprendida en el artículo 103 
de los Ordenanzas Municipales vigentes, principal objetivo 
nuestro. 

1. Aguají.—Con este nombre comun, se señalan 3 especies 
del género TrisorroP1s de Gill, cuyos indivíduos alcauzan gran 
magnitud. Su especie principal es el 

- Trisotropis Aguají de Poey. Hn su mayor edad es mas so- 
spechoso que su congénere el Boxací-CarnexaL. Prohibido en 
1848 con el nombre de Bowyaci arRARÁ. Para librarlo de la 
prohibicion, los pescadores lo nombraron Acuayí, con cuyo 
nombre está proscripto desde 1855. Las Ordenanzas no ha- 
cen distincion entre las tresespecies. 

2. Civí.—Este nombre vulgar se aplica á dos especies del 
género CaranGorIEs de Bleeker. Las dos especies son: 

1. Carangoides Cibí de Poey. Llamado Cri AMARILLO por 
su color, Alcanza 5 libras, Prohibido en 1848. Con justa 


85 


razon, segun D. Cirilo Dulzaides y D. Pablo Lesmes, autori- 
dades piscatorias citadas y abonadas por D. Felipe Poey. (1) 

2. Carangoides iridinus Poey. Llamado CiBi - CARBONERO, 
por su color aplomado. Crece más y se tiene por más sano 
que el precedente; por cuya razon se pudiera limitar expre 
samente la prohibicion al Creí amartuLo. 

5. Coromado.—Aplicase este nombre trivial 4 una de las 
especies del género SerioLa de Cuvier. Es el 

Seriola gigas de Poey. Alcanza grandes dimensiones. 
Observado de 6 arrobas. De los más sospechosos, no sólo 
por la frecuencia con que produce la Ciguatera, sino tambien 
por sus resultados terribles. Se distingue por lo prolongado 
y redondeado de su cuerpo, y porque la faja amarilla genéri- 
ca recorre todo el tronco, cuyo fondo es verdoso. 

4. Chicharro. —LEste nombre vulgar se aplica á una eel 
del género Tracmurors de Gill. A saber: el 

Trachurops crumenophthalmus de Bloch. Prohibido en 
1855. Sus efectos tóxicos no pasan de una rasquera. Acaso 
una urticaria. 

5. Cubera. —El individuo designado con este nombre, co- 
rresponde á una de las especies del género Lursaxus de Bloch, 
y es el 


Lutjanus Cubera de Poey. D. Antonio Parra refiere 
que en 1786 se enciguató con una toda su familia. Acaso por 
este antecedente fué proscripta la Cumera. Desde'entónces 
acá no hay constancias de otro caso. Abunda en Matanzas, 
Camarioca, Cienfuegos, Cayo Cubera, localidades donde se co- 
me-en gran número é impunemente. Pocos pescadores son 
capaces de distinguirla del CaraLterore, que tiene el hocico 
más largo, la boca ménos hendida, alcanzando á 10 libras de 
peso. La principal diferencia es: que los dientes del vómer 


(1) * De D. Cecilio Jácome (sobrino de D. Andrés Jácome, que fué cura de Guana 
bacoa, muy afecto á la Historia Natural), dice el Sr. Poey: “aficionado á la pesca y do. 
miciliado en Cojímar: me ha proporcionado muchas noticias importantes sobre los Peces; 
y sus conocimientos en este ramo y en otros muchos, le merecieron toda suerte de con- 
sideraciones de parte del Sr. Mac Leay,” etc.—Revista Zoológica de la Isla de Cuba, por 
D, Felipe Poey. = 


86 


forman en la Cusera, lo mismo que en el Parco, una chapa 
semicircalar; miéntras que en el CañaLLerotE la chapa se pro- 
longa hácia atrás, terminando en ángulo agudo, como en el 
JocÚ. 

La Cugera y el CaraLLerore pertenecen al mismo género. 
Sin embargo, Parra dice que el Caballerote puede comerse 
sin cuidado. 

6. Bonací-Cardenal. —Nombre vulgar aplicado á una de 
las 12 especies que comprende el género Trisorroris de Gill. 

La especie referida es: el 

Trisotropis cardinalis de Valenciennes. Prohibido desde 
1848, acaso porque Parra. dijo de él en 1787: “Se come, sin 
embargo de que suele enciguatar.” 

“Pero goza de muy buena fama entre los pescadores y los 
consumidores, á pesar de la prohibicion”—dice por su parte 
el Sr. Poey, y agrega: “Su nombre es el primer grito de sor— 
presa y de dolor en boca de los que se quejan del rigor de 
las Ordenanzas.” 

s. Diablo.—La especie del género Marrme de Cuvier, cono- 
cida con este nombre vulgar, es el 

Malthevespertilio de Linneo. 

No se come, segun Parra, y por esto, probablemente, pro- 
hibido desde 1855. Es del caso advertir, esta vez por todas, 
que cuando D. Antonio Parra dice que un pez no se come, 
se entienda por su poco mérito ó por la repugnancia que ins- 
pira su vista, y de ningun modo porque lo considera capaz de 
enciguatar. 

“En mi casa—dice el Sr. Poey 
restos crudos de este animal, en Octubre dia 9 por la noche. 
Por la mañana del 10, maulló mucho y vomitó, el pelo se le 
erizó hasta la mitad del dia; luego cayó en abatimiento, bus- 
cando lugares escondidos donde echarse, y se negó á todo 
alimento: solamente el primer dia lo vieron beber. Le dí 
tres veces por fuerza algunas gotas de limon puro. El dia 12 
se le hizo tomar leche con menor esfuerzo. El dia 13 por la 
mañana, murió. Pasado el primer dia no se quejaba, ó bien 


comió un famoso gato los 


87 


eran débiles sus quejidos. Abierto el cadáver, se hallaron 
vacios la faringe, el esófago y el estómago. De suerte que 
solamente en las primeras horas gritó, miéntras tuvo el Dia- 
blo en el cuerpo. Se sosegó despues de haber vomitado; mas 
no por eso pude salvarlo.” 

Es de advertirse que el Manzanillo fructifica de Julio á 
Setiembre. 

9. Jabom.—Nombre vulgar de la especie del género Rnuyr- 
Ticus de Cuvier, llamada 

Rhypticus saponaceus de Bloch. 

De poco crecimiento. Por la repugnancia que inspira el 
licor lechoso que cubre su piel, no se come. Ya esto fué di- 
cho por Parra, que lo llamó Jaboncillo. Prohibido en 1855. 

Por un error de imprenta, se le dijo en las Ordenanzas de 
1855 Jazow; errata acrecentada por algun Regidor, al que- 
rerla interpretar por Cazox; con positivo perjuicio de otras 
especies que pueden comerse sin peligro, y cuya carne está al 
alcance de los desheredados de la fortuna. El Cazon DE PLAYA 
por ejemplo, es muy bueno de comer, guisado con arroz, 
Es de consignarse que el Sr. Poey dió á comer Jagon á un 
gato sin que le causara daño. Por lo ruin y asqueroso no es 
solicitado. : 

Queda en pié, no obstante, alguna duda, toda vez que el 
ictiólogo cubano consigna á seguidas, cómo “no sería extraño 
que enciguate, cuando alcanza el peso de 25 libras;” puesto 
que el Parco mismo, tan acreditado en el consumo público, 
puede causar daño, segun Arrate, cnando alcanza el referido 
peso. 

7. Bonací-gato.—Así llama nuestro vulgo Áá una especie 
del-género TrisorrorIs de (Gill, tan citado ya. Esel 

Trisotropis camelopardalis de Poey. Crece como es Boxaci- 
CARDENAL. Es ni más vi ménos sospechoso que el AcuasÍ. 
Data su prohibicion de muy antíguo. 

10. Murciélago. —Esta especie pertenece al género DacryLor- 
Terus de Lacépéde. Es el 

Dactylopterus volitans de Linneo. El gran desarrollo de sus 


88 


pectorales las convierte en una especie de alas, dándole un as- 
pecto raro, y que le ha valido su nombre vulgar, Prohibido 
en 1855, sin más razon que su aspecto. Parra consigna que 
se come. Su carne siempre es buena por lo sana. Hállase 
en Europa, y como tal, ha sido extensamente descrito por 
Cuvier. 

11. Jurel.—Entre las 4 especies del género Caranaus de Cu- 
vier, figura la siguiente, llamada vulgarmente con aquel nom. 
bre. Es el 

COarangus fallar de Cuvier. Como todos sus congéneres, 
crece mucho. Su prohibicion es de lo más antiguo. Cuénta- 
lo Parra entre los que con mayor facilidad enciguatan. A lo 
que parece, los más sospechosos son los que contienen mayor 
número de Entozoarios en sus visceras. En el estómago de 
un Jurer de 12 libras, halló el Sr. Poey “un tumor ó saquillo 
lleno de un licor claro y amarillo,” que le inspiró poca 
confianza. 

22. Jocú.—De las varias especies del género Lurjanus de 
Bloch, desíguase con aquel nombre vulgar la siguiente: 

Lutjanus Jocú Bloch. Se distingue por un espacio claro en 
el cachete, y por una línea longitudinal entrecortada por 
puntos azules, situada debajo del ojo. Alcanza 25 libras. 
Prohibido de muy atrás. Parra dice que enciguata faácil- 
mente. Supo el Sr. Poey por el patron D. Diego Vila quel é 
y dos más comieron con arroz un Jocú de más de tres libras» 
y por la noche tuvieron rasquera todos, durándoles 5 meses" 

13. Morena verde.—De las muchas especies del género Gi 
Normorax de Bloch, corresponde á la Morexa verDe el 

Gimnothorax infernalis de Poey. Alcanza un tamaño con 
siderable. El color verde de la piel desaparece con el lava- 
do, sustituyéndolo el pardo oscuro 6 morado: circunstancia 
que induce á creer que el primero es producido por micrófitos 
caedizos, que cubren todo el cuerpo, y á veces invaden 
tambien la mucosa bucal. Prohibida de tiempo inmemorial 
enla Habana, donde nadie se atreve á comerla: no así en Cien- 
fuegos y otros puntos. “Yo tuve—dice el venerable Poey— 


89 


una no muy grande, la cual envié ¿ un amigo para que la die- 
ra á comerá un gato. Elamigo lo hizo asi, y me refirió que á 
Ja hora de haber comido, maulló el gato grandemente; por lo 
que lo amarraron, y murió á las 3.” 

14. Perro colorado.—De las 4 especies del género Bonia— 
vus de Blocí, la que corresponde al nombre vulgar de Perro 
COLORADO €s la siguiente: 

Bodianus rufus de Linné. Cuerpo amarillo anaranjado, 
rojizo-morado en el lomo. Caninos notables. Prohibido ha- 
ce mucho tiempo; sin que Poey ni Lesmes sepan porqué, 
creyéndolo sano. 

Hay otre pez de mayor crecimiento, de carne exquisita 
y completamente sano, que lleva simplemente el nombre 
de Perro: lo que Há bastado 4 muchos ministros de poli- 
cia piscatoria para incluirlo tambien en la prohibicion, 
Importa, pues, si el Perro coLorado quedase proscripto, 
expresar que no está prohibido el Perro, porque no ha 
bastado hasta ahora la distincion consignada en las Orde- 
NAnzas. 


“A mí me consta—dice el Sr. Poey—que en el potrero lla. 
mado la Carbonera ó Palmasola, de la propiedad de los Sres- 
García y Chavez, entre Punta de Maya y Camarloca, se comen 
todos los años un número considerable de individuos de esta 
especie, pescados por ellos mismos, ó por su órden, sin la me- 
nor sospecha, y que nunca han hecho daño. Es allí el pescado 
de más estimacion.” 

15, Sierra.—De las dos especies del género CyBrum de Cu- 
vier, la designada con el nombre vulgar de Sierra es la si- 
gulente: 

Oybium Caballa Cuvier. Muy abundante, sobre todo en las 
menguantes de Julio y Agosto. Crece hasta 60 libras. Pro. 
hibidacon el nombre errado de Prexa, en las Ordenanzas, úni- 
camente porque en el informe manuscrito dado por el Sr. Poey 
alSr. Valle, 4 que se hizo referencia, fué nombrada, en abono 
de la imposibilidad de basar la proscripcion de un pescado en 


la mas leve sospecha; máxime, tratándose de uno de mucha 
T. xvi, —12. 


90 


cuenta para los pescadores y para el público consamidor, 
Es de tenerse presente, que á las veces paga un pescado 
bueno culpas de otro malo, porobra y gracia de la malicia 
y de la especulacion bastarda; dándole al comprador incons 
ciente, peor que gato por liebre, Picupa por Sierra. De todos 
modos, algo preservaba á la Sierra su nombre de Prexa; y 
como en lo adelante no será mas.así, es de hacerse cons- 
tarque D. Pablo Lesmes mo tiene á la Sierra por sospe 
chosa. 

16. Puerco espin.—0Don este nombre vulgar se distingue 
una de las varias especies de rizo comprendidas en el género 
DionoN de Linné, y que es hoy el 

Paradiodon hystrix de Linné. Su forma extraña previene 
á la generalidad, absteniéndoso de comerTo. Segun Pison, en 
la hiel de esta especie se halla un veneno mortal. Prohibido 
tambien desde 1855, desienándosele en las Ordenanzas Manici- 
pales con el nombre de Buerco-EspIx. 

27. Sobaco.—Las especies designadas con este nombre vul- 
gar, corresponden al género BaListes de Linné. La de refe- 
rencia en las Ordenanzas, es el 

Balistes Sobaco de Poey. Color pardo oscuro. Una pun- 
ta espinosa en el centro de las escamas laterales caudales. 
Su aspecto repuena á la generalidad. No le consta 4 Lesmes, 
ni Parra lo nombra como dañoso. Prohibido en 1855. 

ES. Tiñosa.—Ási se nombra vulgarmente una especie del 
género CARANGUS de Cuvier, que es el 

Carangus lugubris de Poey. Prohibida de tiempo muy 
atrás, debido en gran parte 4 su aspecto repugnante y 4 lo sos- 
pechoso de su congénere el JureL. Ya en 1856 consignaba . 
el Sr. Poey en sus Memorias que la habia comido y encontra- 
do buena, y en su Sinopsis, publicada en 1869, agrega: “Yo 
la he tenido en un estado completo de salud, inspecsionando 
sus carnes y sus vísceras, y la he comido sin escrúpulo; pu- 
diendo decir que es de muy buen gusto.” Se le llama TiÑosa 
PRIETA, Acaso para distinguirla del Secunbo, nombrado ántes 
TIÑOsA BLANCA. 


91 


19. Segundo.—La especie del género Carancops de Gill, 
asi llamada vulgarmente, es el 

Carangops secundus, Poey. Prohibido en la Habana con 
el nombre- de TiÑosa BLaNCa, el año 1851, y en 1855 con el 
de SEGUNDO. 

Eu concepto de la generalidad, es sano. D. Felipe Poey 
lo consignó así en sus Memorias sobre la Historia Natural de 
la Isla de Cuba, dadas á luz en 1856, y lo ratificó en su S- 
nopsis piscium cubenstum, publicada en 1868. Puede haber- 

le dañado su primer nombre de 'FiÑosa, aunque se especifica— 
—se blanca. En Matanzas le llaman volantin. 

20, Picuda.—Este es nombre trivial de una de las tres es— 
pecies del género SPHYRAENA de Artedi, á saber: 

Sphyraena Picuda de Bloch. Cuerpo prolongado, prieto 
azuloso por encima, blauco por debajo, y manchado de negro 
en toda edad. Hocico puntiagudo, á que debe su vulgar- 
Nadaderas negruzcas: la pectoral, verdosa en su extremo li- 
bre; las ventrales y la anal blanquizcas en su base; la se. 
gunda dorsal, la anal y la caudal, blancas en la punta. Abun- 
da de Julio4 Agosto. Crece hasta 50 libras. Prohibida con 
razon desde tiempo inmemorlal. - Segun Parra, “se come con 
sospecha y es muy sabrosa.” Segun Poey, “su ciguatera, 
aunque rara, es de las más peligrosas.” “Sé por D. Matias 
Mayol—agrega—de un caso sucedido en Punta de Maya, 
por haber comido 7 personas de una Prcupa de 7 libras, abier- 
ta y salada de 3 dias ántes. Al cuarto de hora, tuvieron 
vómitos y diarreas; todos, más Ó ménos, sintieron grandes pi- 
cazones y dolores de huesos, que empezaban por los piés. 
El abatimiento y los enunciados sintomas duraron 6 ó 7 
lunas. 

“D. José García Osuma me ha referido que hace años co— 
mieron de una Pricuna grande un hombre, sa mujer y un ne- 
grito. El hombre y el negrito murieron; la mujer mudó el 
pelo y las cejas.” 

“El individuo enfermo, segun el mismo Sr. Poey, lo decla- 
ra al primer aspecto por su enflaquecimiento; y es dicho co- 


92 


rriente entre nosotros que estando la Picuda flaca, el da la 
come larga el pelo.” 

La ponencia estima una fortuna, y bo pequeña, el que 
entre todos los honorables miembros de esta Academia arral- 
gue, fundada y profundamente, la firme creencia de que no 
es posible discurrir en cuestiones de Historia Natural de Cu- 
ba, y muy especialmente en las ictiológicas, sin acudir á la 
grande como justa autoridad de D. Felipe Poey, gloria vi- 
viente de esta tierra. (1) Así se explica, de la manera mas 
sencilla, el que la ponencia, agena á cualesquiera especie de 
pretensiones, condense aquí á manera de reglas generales, las 
que aprendió del maestro y amigo bondadoso, cubriéndolas 
bajo él palio de su respetabilidad suprema. Y son estas: 

1? No todo pez produce la ciguatera; muy al contrario, 
son contados los dañosos al hombre. 

2? Muy pocas veces los nocivos cansan la muerte. 

3? No todos los casos enseñan la misma energía tóxica, y 
por lo tanto, los efectos no son siempre iguales en su gravedad. 

4. Hay que tomar en cuenta la mayor Ó menor suscepti- 
bilidad gástrica del consumidor. (2) 

5% La sospecha no es la realidad: el pescado que daña en- 
fermo, no es nocivo si está sano. 

62 La regla de que el género á que pertenece la especie 
sospechosa entra por mucho en su fama, tiene seguramente, 
no pocas excepciones. (5) 

7% En su gran mayoría, las especies más sospechosas ad. 
quieren gran desarrollo. 

8? En el indivíduo sí que influye no solo la dimension si- 


(1) Como es grande tambien y no ménos justa, la autoridad del Dr. Gundlach, más 
que todo, en asuntos ornitológicos y entomológicos. 

(2) Alguno de nuestros colegas más distinguidos pudiera deciros cómo su estómago 
exhibió durante algun tiempo una intolerancia extremada, para toda especie ictiológica; 
cómo cualesquiera de ellas determinaba en su organismo perturbaciones más ó ménos 
duraderas, y cómo, hoy por hoy, puede comer impunemente cualquier pescado sano. 

(2) Al efecto, recuérdese: que el Pargo y el Jocú corresponden ámbos al género Lut- 
janus de Bloch; que el Guaguanche, la Picudilla y la Picuda pertenecen los tres al 
género BPIYRAENA de Artedi; etc, eto, 


93 


no tambien la edad: áuan los más sospechados, si no pasan de 
tres libras, se tienen por sanos. 

9% La localidad influye seguramente. Recuérdese lo dicho 
con relacion d Jamaica, á las Antillas francesas y la misma 
Cuba, en donde es corriente que el pescado de la costa del 
Sur no enciguata. 

10% No infinyen, exclusivamente al ménos, las condiciones 
submarinas: en los fondos de piedras, de fango, como á pro- 
fandidades variadas, se hallan las especies sospechosas y las 
sanas. 

11% Nada positivo hay tocante á las estaciones. 

12% Tampoco entra por algo la forma de la cabeza, ni los 
Órganos relacionados con el régimen alimenticio. 

Porque se hallan fuera del círculo de lo consultado, exca- 
sa la ponencia tocar las sospechas que pudieran engendrar la 
Tortuga, el Carey y la Caguama, entre los Quelonios; los Can- 
grejos, las Jaibas, las Langostas y los Camarones, entre los 
Crustáceos; la Bayas, los Músculos, las Almejas entre los Mo- 
Jluscos; eto. etc. 

Concretados, pues, 4 lo que álos peces atañie, y en via de 
allegar las premísas que han de llevarnos á.las conclusiones 
que estimamos rigurosas, hemos de apuntar dos antecedentes 
importantísimos. sel primero, el interés personal, por todo 
extremo hábil en recursos, y que no excusa diligencia ni per- 
dona esfuerzo; constante á la mira y firme en su propósito de 
anular la ley, en fuerza de eludirla, ya que no de violarla. 
Mutilando á los unos, cambiando de nombre á los otros; de- 
sollando estos, destrozando aquellos; disfrazándolos de tal 
suerte que no pueda conocerlos ni el mismo que los pescó, el 
caso es—hay que decir la verdad por entero—el caso es que 
todos ó casi todos los proscriptos, se venden y se consumen. 
Porque—como dice el Sr. Poey—“desde «que se prohibió el 
Boxaci-Garo, mudó su nombre en Acuayí; el Coronano disfraza 
el suyo con el de MenrecaL; al Jocú le cortan los colmillos y 
lo presentan como Parco; la Cumera pasa por CaBALLeERoTE; el 
SoBaco se desuella y pasa por Cocmrxo; el TimuroN tambien de- 


- 


94 


sollado, se vende como Acusa be Parapar. De todos modos 
se elude la ley.” 

A este respecto el Sr. Dr. D. Angel Cowley, de respetable 
y grata memoria, dice en su o citado; 

“Si el mal Padia “a atajarse por medio de las prohibiciones, 
difícilmente lograría el Sr. Poey el fin que se propone, que es 
el fomento de la industria piscaboria; y la satisfaccion que €o- 
mo inteligente pueda tener en comer las Prcunas, con las pre- 
caucciones arriba mencionadas. 

“Pero ¿podrá el Excmo. Ayuntamiento, cou toda la au- 
toridad de que se halla revestido y la sagaz intervencion de 
sus miembros, mantener siu infracción esas mismas prohibi- 
ciones? 

“Una de las partes más notables de la Memoria del Sr. 
Poey, se dirige á probrar que esto es, si no del todo imposi- 
ble, á lo ménos de una dificultad extremada, como lo confir- 
ma la experiencia; á pesar de las penas reiteradas contra los 
culpables, sin provecho para el público.... 

“A pesar de ser bien conocida la Picuna—agrega el Dr. 
Cowley—y de no poderse disfrazar, tengo entendido que to- 
das las que se pescun—y son en número considerable—en las 
inmediaciones de la Habana, se venden en esta capital; no diré 
en las losas del Boquete, ni en las tablas de la Plaza Vieja y 
de la Plaza del Vapor, pero sí en las fondas y otros estableci- 
mientos, donde el público come con más peligro; puesto que 
las come sin verlas enteras, y, por consiguiente, sin poderlas 
rechazar.” 

“El lustre Cláustro—dice—al comisionarme para este lu- 
forme, ha tenido tal vez presente, que he desempeñado duran- 
te 25 años la Secretaría de la Junta Superior de Sauidad en 
la Habana, y que, por lo mismo, estoy en el caso más favorable 
para ilustrar á esta Corporacion en el riesgo de que se trata. 


e 


Como facultativo y como Secretario que fuí de dicha Junta, 


puedo declarar que en los partes mensuales sanitarios de toda 
la Isla, que empezaron á remitirse desde el año de 1842, no se 
encontraron desde esta fecha hasta 1856 en que hice ii re- 


95 


nuncia—espacio de 48 años—sino casos muy contados de 
ciguatera; y sin embargo, pudieron ser muchísimos más, pero 
que no se anotarian por ser sumamente ligeros. Determina- 
cion funesta, no recuerdo que se hubiera dado parte más que 
de dos ó tres. 

“He querido oir el voto de gentes de mar, patrones antí- 
guos de buques de cabotaje, y en boca de todos he hallado la 
confirmacion de la opinion del Sr. Poey. Pienso que mis com- 
pañeros, por la practica que hau adquirido en esta misma 
ciudad, no desmentirán esta declaracion. 

“Siendo, pues, rarísimos los casos de ciguatera, á pesar de 
la infraccion que supohemos vigente, no parece necesario acu- 
dir al rigor de las prohibiciones.” 

El segundo de los antecedentes á que hicimos referencia, 
es el que se contrae 4 la extension que se ha pretendido dar- 
le á la proscripcion, renovando en el seno de la sociedad pis- 
cida los pavorosos tiempos históricos de las proseripciones en 
masa. Antojándoseles los dedos huéspedes, piden garantías, 
quieren seguridades contra un amago que solo guarda propor- 
ciones tales en la imaginacion exaltada. Que el peligro existe, 
no hay porqué ni para qué ocultarlo. Pero de que exista en 
muy contados casos, á.creer que todo pescado que lleva el es- 
estigma de la sospecha, ha de causar siempre las ciguatera, 
hay una distancia inmensurable; tanto, que, abstraccion hecha 
de la Moreya veros y del Coroxano, los otros enciguatan uno 
entre dica mel. | 

Hay más, y noes por cierto cosa baladí. Si hubiera de 
prestarse oidos á todas las solicitaciones, pronto daríase al tras- 
te con la industria piscatoria, cuya inmediata consecuencia— 
no hay que darlo al olvido—sería el privar de un artículo de 
primera necesidad á las clases menesterosas, nada más que 
por atender al interés exagerado del consumidor; presciudien- 
do de muchos otros, sin duda tan respetables. 

Porque en medio de todo ¿qué dice la Ciencia? “La Cien— 
cia dice—y es nuestro sabio muestro quien lo aboua—dice 
que todos los peces de un mismo género, y áun de una 1nisma 


96 


familia, deben inspirar el mismo grado de confianza, ó de te- 
mor; por que tienen próximamente la misma organizacion, la 
misma forma de dientes, igual conducto digestivo, y están su- 
jetos al mismo régimen alimenticio.” 

Si la ponencia no tuviera muy en cuenta la ilustracion de 
V. S. 5S., engolfaríase en esta via, para afianzar el aserto del 
muestro con la autoridad de los tratadistas de Anatomía y Fi- 
siología comparadas; en donde á cada paso se encuentra la 
relacion más estrecha entre los diversos aparatos y determina- 
das funciones. Fijados en la digestion, por ejemplo, vería- 
mos qué intimamente se relacionan la forma del diente con 
la forma y disposicion de la garra, y esta y aquel con la forma 
y las aptitudes de los miembros. 

Mas, ya que así no sea, por la potísima razon expuesta, tó- 
mense por base aquellas relaciones; téngase, además, por bas- 
tante una leve sospecha, y no habrá de necesitarse mucho 
más para llegar al absurdo. Vamos á verlo. 

Los veinte peces comprendidos en el artículo 103 de las 
Ordenanzas Municipales, son realmente 35; de esta suerte: 


Coronado ooo a JA 3 especies. 
CDE RE 2 a 
Bona SAO ts OO ns 
AU O e Ei AA 3 As 
Puerco-espin 6 Erizo ......;... . 10 E 
DOS TESLADÍES e ta as A eN 
Suma ........ 3) ESPECIES. 


A esta suma, agréguense: Por ser congéneres del Boxaci y 
del Acuasi, 6 especies de Baaneso; el CABALLEROTE, por su se- 
mejanza con la Cugera; el Rubro VOLADOR, por su parentezco 
con el MurcrÉLAGO; por ser de la familia del Pez Perro, 9 es- 
pecies de LáBrIDOS; 6 especies de BARBERO, porque una de 
ellas, que vive enlos mares de la India, fué declarada dañina 
por Cantor; por igual motivo, el SaPo; el GUAGUANCHE y la 


97 


ProupILLA, porque son congéneres de la Picuba; porque se ha- 
lla contigua á la Srerra, el Pero; la Cosivúa, nada más que 
por ser un Carángido como el CrBí, las TiNosas y el JUREL; 
por ser afines del CoroNADO, 6 especies de MEDREGAL; por- 
que dos EscriBawOS brasileros infunden sospechas más ó mé- 
nos fundadas, extiéndase el anatema á las 4 especies; por su 
apariencia repugnante, nada ménos que 7 especies de MARrTIN- 
PescaDOR; por su carne amoniacal urinaria, dos especies de 
CoNeEJo; porque hay SAarDINAS venenosas, proscribanse 6 es— 
pecies; y proseribanse las 12 especies de MorExas; las 21 es- 
pecies de Balístidos, las Lisas inclusas; las 19 especies de 
Toros y CHAPINES, y las 27 especies de TrburoNES ó Escualos, 
Caigan, tambien, bajo el acero de la autoridad científica de 
Cuvier, de Valenciennes, de Parra, de Hill, Adanson, de Orfi- 
la, de Moreau de Jonnés: 2 especies de ENJAMBRE, 5 especies 
de Rascacio, 5 especies de Boxrro y Atux, 8 de Tambor, 40 
de Vieza y de Loro, 5 de Prz-PLUMA, 6 de Coxerio, 4 de Do” 
RADO; y la SARDINA DE LEY y la DE EspaÑa, con el MateJUE- 
Lo BLANCO, el Pez Mora, el MacmuenLo, la JiauaGUA, el Con- 
erro, eb sic de coteris. A poco más andar, sumaríamos hasta 
300 proscriptos! 

Hoy por hoy, la ponencia no puede hacer otra cosa que re— 
cordaros estas palabras del maestro: “Miéntras que la Autori- 
dad tome á su cargo el vigilar por la salud de todos, nadie 


cuida de sí mismo, ni aprende el vulgo á conocer los pescados, 
ni trata de comerlos con las precauciones que aconseja la 


prudencia. La prohibicion engendra la confianza ciega y el 
envenenamiento seguro. 

“La Economia política nos enseña á cada rato que las leyes 
prohibitivas prolucen casi siempre un efecto contrario al que 
se proponen los legisladores.” 

Mas, ya que no se puede ménos, sigase un tanto cuanto la 
costumbre tranquilicese, al que “si oye decir que la CUBERA 
enciguata una entre diez mil, contesta que no quiere sacarse 
esa lotería;” ya que no se tranquilice al que si sabe que “el 
CHICHARRO está expuesto á dar rasquera, dice que no tiene ga- 

T. XVin.—13 


98 


na ni necesidad de rascarse, y añade que se prohiba la SArDI- 
NA DE LEY, porque está en el mismo caso que el CHICHARRBO, 
aunque falte al pescador la carnada para llevar á sus mesas 
el ParGo y la RABIRUBIA.” 

Pero ¿hay sintomas, hey signos que revelan el estado mor- 
boso de los peces delatados como sospechosos? 

Segun Plée, cuando la Picupa está ciguata, vierten sus Car- 
nes, al ser picadas, un líquido blanco á modo de sánies. 

Cuvier—bajo lo supuesta autoridad del Sr. Poey, que no 
hizo mas que referirle la opinion de algunos pescadores—y 
tambien Dutertre y Hill, consignan que los dientes de la 
PicuDA sana son perfectamente blancos. 


Cantor tiene por venenosa una especie de SARDINA. — 
Olupeona perforata —cuando sus ojos en vez de blancos son 
colorados. 

Ha oido decir el Sr. Poey que el JurxL es tanto más sospe- 
choso cuanto mayor es el número de entozoarios hallados en 
Sus vVIsceras. 

El color general, así como el de los ojos, boca y demás, 
pueden servir de mucho, comparados con los normales. 

Sólo por via de ilustracion hemos consignado lo precedente. 

Lo de más cierto y más al alcance de la generalidad consu- 
midora, es lo siguiente, que bien puede tenerse por Regla 
general. 

El aspecto exterior es bastante, para saberse si el pescado 
está sano ó enfermo; pues el saludable se presenta gordo 
y sus carnes son duras, al paso que el enfermo está flaco y sus 
carnes flácidas, al ser preso no hace grandes esfuerzos por 
librarse, y muere pronto. Á ningun pescador se le oculta 
esto; y si vende un pescado malo, es á sabiendas, por poco 
práctico que sea en el oficio. 

La creencia de que en su primera edad los peces gozan de 
buena salud, está fundada en la observacion y en la experien- 
cia. Y ¿esto seguramente atendieron las prescripciones an— 
teriores 4 1855, al eximir de la prohibicion los sospechosos 
que alcanzabán ménos de tres libras, 


99 


Estima importante y conveniente la ponencia, para asegu- 
gurar la determiuacion de las especies proscriptas, que acom- 
pañe á éstas el nombre científico respectivo, al efecto indicado 
en este informe. 

Reasumiendo yá, y fundándose en todo lo expuesto, la po: 
nencia tiene el honor de proponer 4 V.S. $. se absuelva la 
consulta de referencia, en concepto de que el artículo 103 de 
las Ordenanzas Municipales quedurá redactado en estos 
términos: ae 

“Se prohibe igual mente como nociva la venta de los pesca- 
dos conocidos con los nombres siguientes: 

Jooú, Lutjanus Jocu de Bloch.—JurkL, Carangus fallax de 
Cuvier.—TiNosa; Carangus lugubris de Poey.—CIBÍ AMARILLO, 
Carangorwdes Cibide Poey.—CoroNaDo, Seriola gigas de Poey.— 
PicuUDA, Sphyraena Picuda de Bloch: cuando pasen de 3 libras. 

AquadÍ, Trisotropis Aguaji de Poey.—Boxací GATO, Zrisotro- 
pis camelopardalis de Puey.—BoNací CARDENAL, Trisotropis 
cardenulés de Valenciennes. —CuBreR.a, Lutjanus Cubera de 
Poey: cuando pasen de seis libras. 

MORENA VERDE, Gymnothorax infernalis de Poey.—Erizos Ó 
Puerco-esPINES; Tambores; JaBoN; DiaBLO: en todas edades. 

Además de ser destruidos dichos peces, se impondrá á los 
contraventores una multa de 5 4 10 pesos.” 


REAL ACADEMIA DE CIENCIAS. 


- 


SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 27 pe Junio DE 1880. 


SRrES. ACADÉMICOS CONCURRENTES.—LSres. Cutiérrez, Presidente, 
F. G2. del Valle, Horstmann, Montalvo, Lastres, KR. Castro, 
Torralbas, Vilaró, Zamora, Castellanos, Santos Fernández, Mes- 
tre, Secretario. 


Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. 


100 


Asiste á la sesion el socio de mérito Dr. D. Fernando (2. 
del Valle. 

CorrespoNDeNcIa.—Leyéronse en seguida por el Secretario 
general: —1.” una comunicacion de la Direccion General de Ha- 
cienda, con una muestra de harina, para que por la Academia 
se proceda á su análisis, á4 fin de saber las partes de que pue- 
da aquella asociarse y con objeto de precisar los aforos; de 
que se dió traslado á la Comision de Física y Química;—22 
otra idem del Gobierno General, acompañando nuevos datos 
acerca del reactivo del azúcar sometido á la apreciacion de la 
Academia; pasando á la Seccion de Ciencias Físicas y Natura- 
les;—3.% un oficio del Sr. Paradela, participando que se au- 
senta temporalmente para la Península;-—4? una carta del Dr, 


Castellanos, manifestando el deseo de que se le ponga á la ór- 
den del dia con un trabajo sobre las alteraciones que ha ob. 
servado durante la actual temporada en las aguas de $. 
- Diego; —5* otra idem del Sr. Dr. D. Luis Oliveres, remitiendo 
desde Badajoz una instancia y una Memoria sobre algunos 
nuevos procedimientos operatorios de los ojos; pasaron á in 
forme de una Comision compuesta de los Sres. Hortsmann, 
Finlay y Montalvo;—6.* Estadísticas de los matrimonios, na= 
cimientos y defunciones de S. José de las Lajas, 1871 4 1879, 
por el Dr. Navea y Poncet; acordándose remitirlas á la Comi- 
sion de Estadistica médica y dar las gracias al autor;—7? una 
comunicacion del Departamento del Interior de Washington, 
enviando á la Academia el 7.2 Informe anual del Dr, Hayden 
sobre exploracion geográfica y gevlógica ((Fracias)—y 8? el 
Programa de los premios de la Real Academia para el certá- 
men de 1880 á 81, repartiéndose ejemplares entre los Sres, 
presentes. 
Por ausencia del Dr. Finlay, Secretario de la Corresponden- 
cia nacional y extranjera, presentó el Secretario general:— 
Obser vaciones fisico-meteorológicas de la Escuela Profesional, 
desde el 11 de Junio hasta el 24 del propio mes;—Crónica 
médico-quirúrgica, 6;—Jl Progreso Dental, 1 y 2;—Revista 
del Foro, 50 y 51; Revista Económica, 139;—Boletin de Vo- 


1011 - 


luntarios, 168;—Boletin Comercial, 133 4 144;—Avisador 
Comercial, 134 á 145; Tésis para el Doctorado en Farmacia, so- 


bre el método. general adoptado para la investigacion de los al- 


> 


caloides en los envenenamientos, por el Dr. Górdon (Gracias); 
Revista Minera, de Madrid, 229;—Boletin profesional de “El 
Laboratorio,” Barcelona, 10;—El Laboratorio, 5;—Aguas ter- 
mo-bicarbonatadas-nitrogenadas de Urberruaga de Ubilla 
(Vizcaya), 1880;—Diario de sesiones de Cortes, Discurso del 
Sr. Giiell y Renté, n. 121;—La Tribune Médicale, 608-9-10; 
—Harper's Weekly, '1235-6;—y el volúmen del Dr. Hayden, 
ántes citado. 

REMEDIOS NUEVOS Y sEoRETOS.—Terminada la Correspon- 
dencia leyó el Dr. Zamora, comó ponente de turno de la Co— 
mision de Remedios nuevos y secretos, un informe relativo al 
Jarabe de Brea vegetal con 2ábila y arseniato de hierro soluble, 
que remitió al Gobierno el Dr. Gandul, solicitando se le auto- 
rizase á anunciarlo en las oficinas correspondientes, prévio el 
parecer de la Real Academia, advirtiendo que no se trata de 
un remedio secreto y que el citado Jarabe está preparado por 
un farmacéutico: en la Instruccion que se acompaña, el Dr. 
Gandul llama la atencion hácia las propiedades terapéuticas 
de las sustancias que entran á componerlo, que unidas han de 
ser necesariamente más enérgicas y eficaces en su accion que 
cualquiera de ellas aislada, aplicándose principalmente en las 
enfermedades de- la piel y de las mucosas, y aprovechando 
para la preparacion la solubilidad del arseniato de hierro en 
el ácido cítrico.—La Comision cree que se trata de un privi- 
legio encubierto y opina que la nueva agua de brea no es 
superior á la de Guyot, pues aquella viene á contener un ex- 
ceso de borato sódico, que no tiene las propiedades terapéuti- 
cas que deben buscarse en la base del específico mencionado. 
El modus faciendi es una maceracion hecha en baño de marla, 
y en cuanto al principio activo de la brea, ó sea la retineona, 
hierve 4 148%, y con frecuencia excitan la tos las materias 
pirogenadas que aquella contiene. 

Respecto al arseniato de hierro soluble, no es cierto que pue- 


102 


da considerarse en estado naciente, ni se ignora por los quí- 
micos y á4un prácticos de esta ciudad el modo de disolver 
aquella sal férrea, empleándose para ello no sólo el ácido cí- 
trico, sino tambien el citrato ó pirofosfato de amonlaco. 
Conocido era 'ya tambien el jarabe de zábila; y respec- 
to á su conjunto, que es lo que constituiria el específico del 
Dr. Gandul, se silencia su modo de preparacion, y no se 
indica la proporcion de agua de brea ni de jarabe de 
zábila que entran á compouerlo. Es un inconveniente y 
hasta un peligro que el arseniato de hierro pueda aumen- 
tarse Ó disminuirse, pues sl se prescinde del médico, quizás 
podría administrarse á un niño la dósis de un udulto. Por 
otra parte, sería un mal precedente dar importancia á una 
modificacion cualquiera introducida en las fórmulas que dia- 
rlamente se prescriben por los médicos, cuando raro será en— 
tre ellos el que no tenga alguna ó nlgunas especiales que le 
den satisfactorios restultados en ciertos y determinados casos, 
y cuando son muy pocos por fortuna los que, so pretexto de 
servir á la humanidad, tratan de sacar el mayor provecho po- 
sible, expendiendo sus remedios, asociándose por necesidad 4 
un farmacéutico é invadiendo una facultad que no es la suya. 
Por último, si en el preparado del Dr. Gandul se vieran ven- 
tajas incontestables sobre las fórmulas ya conocidas, la Comi- 
sion no tendría reparo en proponer un premio para su autor 
en cambio de hacer pública la composicion de su específico; 
pero no existe ninguna novedad en ella, y las ventajas que se 
le atribuyen se convierten en perjudiciales en muchos casos 
Por todo lo cual, cree la Comision que no sólo no debe acce- 
derse á lo solicitado, sino que debe prohibirse su publicacion, 
á no ser que la Real Academia, tratándose de un compuesto 
tan heterogéneo, estime, ántes de dar una solucion afirmativa 
ó negativa, ensayar prácticamente su resultado. 

AGUAS DE S. Dieco0.—A probado sin discusion el anterior 
informe, leyó el Dr. Castellanos la nota siguiente: 

K£r. Presidente, Sres. Académicos, Sres :— Desde que por 
primera vez me dirigí á los baños de San Diego y tuve opor— 


103 


tunidad, como Médico Director de aquel Establecimiento ter- 
mo-medicinal, de estudiar sus aguas y por consiguiente de 
recoger observaciones respecto á los enfermos á quienes he 
dirigido en el sistema que han llevado, contraje conmigo mis- 
mo un compromiso, que se concreta 4 dar cuenta á esta 
respetable Academia de todas las variaciones que se experl- 
mentan en aquellas aguas y de cuanto pueda servir para ha-= 
cer más generales los conocimientos que los profesores deben 
tener para con acierto encaminar sus enfermos á aquel lugar. 
Este compromiso lo cumplo con gusto y con interés: lo pri- 
mero, porque desde el momento que me cabe la honra de ser 
miembro de esta Corporacion, tengo una viva satisfaccion en 
exponer mis observaciones, pues esto sin duda alguna es para 
nosotros un deber; lo segundo, porque la desconfianza que en 
materias científicas me producen mis débiles fuerzas, desapa- 
rece cuando vengo ante vosotros más bien á consultar mis 
juicios y raciocinios que á que su exposicion lleve un fin 
docente. Ae 
Obedeciendo mi relacion al órden del tiempo y por consi- 
guiente á las variaciones que durante mi permanencia este 
año en San Diego he ido observando, debo manifestar que las 
aguas de los buños Templado y Tigre ofrecen una temperatu- 
ra más elevada, en un grado, que en los años anteriores, pues 
si siemore el termómetro centísrado sumergido en dichas 
aguas ha marcado 339, en este año ha señalado 34%. De paso 
debo advertir que la medida de la temperatura siempre la he 
observado en diversas épocas del dia; rectificando siempre es- 
tas observaciones con más eficacia en las mañanas crudas de 
nuestro invierno y en los momentos de mayor calor en la tem- 
peratura ambiente. : 
El gas sulfídrico se ha desarrollado en mayor abundancia 
y con tal intensidad que preciso ha sido mandar abrir todos 
los ventiladores para huir 4 un fenómeno de asfixia. Esta 
observacion pude recogerla con suma facilidad, pues la mayor 
parte de los bañistas, que por muchos años han tomado los 
baños, se alarmaron á la entrada en la piscina, llegando hasta 


104 


el extremo que nuestro compañero el Dr. D. Gonzalo Jorrin 
creyó peligrosa la permanencia de los enfermos en aquel lu- 
gar, hasta impulsarme á romper los cristales de las ventanillas 
laterales para facilitar la renovacion del aire. 

El color del agua aparece este año más intenso y por con: 

siguiente con un tinte verdoso más oscuro. El olor tambien 
más pronunciado, debido al mayor desprendimiento del gas 
ácido sulfídrico. El sabor más desagradable todavía, se ha 
pronunciado hasta el extremo de que muchos enfermos, que en 
años anteriores las tomaban sin repugnancia, no han podido 
ahora tolerarlas, teniendo por consiguiente que aconsejarles 
las tomáran mezcladas con jarabe. 

No habiendo llevado el sulfidrómetro á San Diego, no he 
podido precisar el aumento en la cantidad de azufre, aunque 
sería de importancia su conocimiento exacto. 

Estas observaciones, que en las aguas se han notado bajo el 
punto de vista fisico, no dejan por ménos las que hemos hecho 
de las mismas respecto á su accion medicamentosa. En efecto: 
á los enfermos de la piel, desde los primeros dias, les han produ— 
cido fuertes irritaciones, congestiones y hasta inflamaciones, pre- 
sentándose la erisipela, cuyo particular era tanto más de notarse 
cuanto que en años anteriores jamas habia visto este fenómeno, 
del que tantos y con tanta frecuencia se quejaban en la presente 
temporada. Mis enfermos se quejaban de estos accidentes y 
se quejaban tambien los del Dr. Trujillo y Díaz Albertini 
(Jorge;, lo que nos comunicaban en las juntas facultativas 
que teniamos. 

En las afecciones reumáticas las exacerbaciones se hicie- 
ron con notable rapidez, pudiendo observarse en los que las 
padecian, que álos dos ó tres dias de tomar los baños se 1m- 
posibilitaban, y no pudiendo llegar ellos mismos á las piscinas, 
necesitaron ser conducidos en sillas de mano. La diferencia 
entre este fenómeno en años anteriores y el presente se 
reduce á que las dolencias en esta temporada han sido más 1 1n- 
tensas y la adinamia más duradera. 

En las afecciones sifilíticas los fenómenos dérmicos se han 


105 


presentado asimismo con mayor intensidad; de la misma ma- 
nera los de las mucosas, sin que la continuacion de los baños los 
disminuyese, haciendo necesario combatirlos con energía por 
la medicacion mixta del mercurio y el yoduro de potasio. 
A tal extremo llegó en algunos la alarma producida por estas 
alteraciones, que llenos de disausto abandonaron la localidad 
y retornaron á sus domicilios, sin reparar en que detras deja- 
ban el punto más á propósito y de mejores condiciones para 
dominar los efectos de esta enfermedad. Con notable interes 
me opuse siempre Á esa determinacion de los enfermos; 
pues, como varias veces he dicho y vengo sosteniendo, los 
baños de San Diego colocan al enfermo, cualquiera que sea el 
período de la afección, en circunstancias ventajosísimas para 
que el uso del mercurio produzca los resultados maravillosos 
que son de esperarse, y más todavía para que aquellos, que no 
puedan resistirlo en otros lugares, allí puedan tolerarlo sin 
temor á fenómenos que obliguen al facultativo á suspender la 
administracion del medicamento. 

En años anteriores he aconsejado á los que padecen de 
afecciones cardiacas el uso de los baños, pero siempre con 
mucha parsimonia y con un régimen eficaz de vigilancia: esos 
enfermos, que por fuerza del sistema toman los baños por muy 
pocos minutos, han podido tomar algunos y alcanzar más tarde 
resultados provechosos; pero en el presente año no he podido 
poner en práctica el sistema con los mismos resultados, puesto 
que los fenómenos de disnea y asfixia se han presentado 
con notable rapidez, obligándome á interrumpir el uso de los 
baños sin haber logrado observar su benéfica infiner.cia. 

Las enterítis y la disentería han venido tambien con fre- 
cuencia á interrampir el uso de los baños. Verdad es que, 
en años anteriores, esta complicacion en los. bañistas se 
habia presentado; pero en esta temporada han sido consi 
derablemente más los casos disentéricos, hasta el grado de no 
ser posible el uso interno de esta medicacion. 

Otras de las afecciones que han llamado mucho la atencion 


de los diversos profesores que han acudido á San Diego, son 
T, xvi, —14 


106 


las catarrales, predominando la bronquitis. Esta afeccion de- 
bia sin duda su frecuencia á la exposicion de los bañistas á 
sufrir la perfrigeracion por la diversidad de la temperatura 
entre la que existia en la habitacion del baño y la del exte- 
rior del Establecimiento. En vano trataban de evitar la 
impresion del aire exterior, cubriéndose perfectamente á la 
salida con abrigos; el menor descuido bastaba para presentar- 
se la bronquítis febril, que duraba de diez á quince dias. 

Las afecciones orgánicas del pulmon tambien llamaron 
nuestra atencion desde el momento en que los que las pade- 
cian empezaron á usar los baños: fuertes hemoptísis les hicie- 
ron abandonarlos y hasta retirarse á sus hogares; en lo que de 
paso debo advertir, que sl bien pude tomar observaciones, 
no fué de enfermos á quienes hubiese aconsejado el régimen 
de los baños; pues, como otra vez he dicho y he repetido, 
jamas he sido de opinion que los baños de San Diego sean 
provechosos y adecuados para estas enfermedades; pero otros 
facultativos les aconsejaron los baños, y como esto frecuen- 
temente sucede por profesores que no conocen el Estableci- 
miento ni sus aguas, pude tomar la observacion sin que me 
haga responsable de sus consecuencias. 

La fiebre termal, que en todas épocas ha cedido con las más 
ligeras indicaciones, se ha presentado en algunos individuos 
con tal pertinacia, que sólo ha cedido á fuertes-.dósis de 
quinina aplicadas en momentos en que se debía temer una 
accesion perniciosa. 

No obstante lo expuesto, debo manifestar.en honor de la 
verdad, que en ciertas enfermedades se ha notado una influen- 
cia poderosa en las aguas del Templado y Tigre, las que han 
sido mucho más eficaces, en cuanto á que han excedido los lími- 
tes del sistema que comunmente he usado con los enfermos. 
Un corto número de baños ha producido con notable ra- 
pidez el efecto que en años anteriores no se alcanzaba con 
cuarenta. 

Los enfermos de parálisis consecutivas á focos apopléticos, 
así como los de parálisis dependientes de una sífilis terciaria, 


107 


ó de reumatismo muscular, en pocos dias han alcanzado nota- 
ble mejoría, permitiéndoles el uso de los baños abandonar 
las sillas de mano dunde eran conducidos y servirse simple- 
mente de bastones. ) 

En fuerza de lo que dejo anteriormente expuesto citaré dos 
observaciones que recogí, las que, aparte del mérito que tienen 
por las ventajas que se alcanzaron con los baños, lo tienen tam- 
bien por tratarse de una afeccion que es sin duda una de las en 
que el médico ve impotente los recursos con que cuenta para 
combatirla. Trátase, Sres., de esa enfermedad conocida con 
el nombre de parálisis general progresiva. Uno de los que: 
padecian esta enfermedad era un Sr, hacendado de Matanzas 
llamado Grego, como de 55 años, de una constitucion robusta 
y dedicado á una vida activa por muchos años, hasta que co- 
menzó la afeccion que actualmente padece. Fué 4 tomar 
los baños de San Diego pur indicaciones del Dr. D. Antonio 
Díaz Albertini. Este enfermo llegó 4 San Diego con una 
demacracion considerable de los brazos, é impedido de todo 
movimiento, sin que hubiera Jocomocion, mas que una muy 
difícil, pues se notaba en algunos dedos; todo lo que le obli- 
gaba á tener los brazos extendidos y descargarlos sobre las 
piernas. El alimento se le. proporcionaba cual se hubiera he- 
cho con un niño; otra persona tenia que vestirlo y desnudarlo, 
en una palabra, estaba imposibilitado para estar solo. Raras 
veces puede notarse una alteracion beneficiosa más conside 
rable que la que felizmente se observó en este enfermo 4 los 
pocos dias de permanecer en San Diego y por consiguiente 
al tomar diez Ó doce baños. El resultado de dicha medica- 
cion no se dejó esperar, pues á Grego se le vió llevarse el ali- 
mento á la boca, quitarse y ponerse el sombrero, notándosele 
una nutricion muy apreciable en los brazos. Sin duda algu- 
na su restablecimiento hubiera llegado hasta donde es posible 
esperarse, dada la índole de la afeccion que padecía, si un -ac- 
cidente imprevisto, debido probablemnte á un cólico nefrítico 
y á la medicacion á mi modo de ver inapropiada que otro facul- 
tativo le administró, no hubiera venido á depauperar al enfer- 


108 


mo por otras causas y á que indudablemente perdiese casi todo 
lo que habia ganado. A pesar de lo expuesto, y esto viene á 
confirmar la primera observacion, las consecuencias de dicho 
accidente imprevisto terminaron y el enfermo continuó resta- 
bleciéndose y con notable mejoría, que ha venido á demos- 
trar la benéfica influencia que en el mismo han ejercido las 
aguas de San Diego. E 

El otro enfermo era un tal Menéndez, como de 40 años, de 
constitucion fuerte, natural de Barcelona; padecía de una. 
parálisis en las piernas, que empezó casi insensiblemente, y 
á4 pesar de haberse sometido á varias medicaciones, la enfer- 
medad ha seguido -su marcha-progresiva, hasta el presente 
que se encuentra con una demacracion considerable de los 
músculos de los muslos y de las piernas, sin haber jamas pade- 
cido del cerebro ni de afeccion sifilítica. Este enfermo, allí 
enviado por el Dr, Cordovés, habia estado en los baños sulfu- 
rosos de Arkansas y de Sharon por indicaciones de otros fa- 
cultativos de los Estados Unidos, pues hacía 18 años que 
residía en Baltimore, y confesaba que jamas habia observado 
mejoría alguna, no obstante sus deseos de curarse y su efica- 
cia en tomar baños y temperamento. Llegó á San Diego, 
alentado por la esperanza de hacer la última prueba y eman- 
ciparse de la desesperacion en que sus males le tenian. Los 
primeros baños los tomó dirigiéndose á la piscina con ayuda 
de muletas, sin apénas asentar los piés. Este enfermo conti- 
nuó los baños lleno siempre de fé, .y abrigando las mayores 
esperauzas por los buenos efectos que contemplaba en el otro 
enfermo de que me he ocupado. A los quince baños asenta- 
ba los dos piés con bastante solidez; los miembros enfermos 
nutrieron visiblemente, adquiriendo en los músculos la fuerza 
de contraccion natural, y se le veía dirigirse á los baños apo- 
yado solo en un baston. Treinta baños bastaron para que el 
Sr. Menéndez caminara perfectamente sin otro auxilio que el 
de sus piernas. 

Ahora bien: otros enfermos de diarrea crónica, consecuen- 
cia de una falta de contractilidad en la capa muscular de los 


109 
intestinos, ó sea atonía, así como los de úlceras inveteradas y 
los de afecciones originadas por supresion de la transpiracion 
han podido observar rápidas mejorías y algunos de ellos hasta 
un restablecimiento completo. 

No quiero concluir estas indicaciones sin decir dos pala- 
bras sobre la influencia que 4 mi modo de ver han tenido en 
esta alteracion de las aguas los fenómenos volcánicos que en 
esta Isla se notaron en los meses de Enero y Febrero. En 
efecto, algo movido por la curiosidad y mucho más por el deso 
de comprender si aquellos manantiales habrían podido ser 
alterados, desde el momento en que llegué á San Diego traté 
de instruirme del género de accidente que se habia notado 
en el Establecimiento balneario. El administrador de dicho 
Establecimiento me manifestó que, al siguiente dia de haberse 
sentido en San Diego el terremoto de los dias 22 y 23, fué 
llamado por el asiático que limpia las piscinas, que se queja- 
ba de que por la noche le habian echado fango en los baños 
y notó que por la abertura del brocal del pozo que da salida 
al manantial brotaba con más abundancia el agua, con más 
ruido, que parecía tinta y que, al desalojarla de la piscina, se: 
encontró muchos pedazos de piedra ó minerales. 

Esta relacion, que por si es sencilla, como lo es la persona 
que dió cuerta del suceso, tiene una explicacion en lo que se. 
relaciona con los baños, que realmente es fácil de apreciarse. 

Cualquiera que sea la causa que haya producido los movi- 
mientos que se notaron en los dia 21 y 22 de Enero último, 
traduce la presencia en este país de un terremoto. Y como 
el pueblo de $. Cristóbal así como el de S. Diego quedaron 
precisamente sobre la linea trayectoria de esas corrientes en 
las profundidades de la tierra, los fenómenos que en dichos 
pueblos tuvieron lugar alcanzaron una aceptable explicacion 
debida á las buenas inteligencias que trataron el particular. 
Pero respecto 4 lo que se relaciona con S. Diego de los Baños, 
me atrevo á consignar dos observaciones: primera, que en $. 
Diego, próximo á $. Cristóbal, no hubo desgracias, destruccion 
de edificios ni rudos movimientos, porque esos manantiales, 


110 


conductores del gas y del agua que lo trae, han podido facili-- 
tar la salida de otros gases sin necesidad de romper la corte- 
za de la tierra, ni de producir el movimiento oscilatorio que 
precede á la formacion de los volcanes; segunda, que el mayor 
desarrollo de gases que este año se ha observado, así como la 
exagerada accion de las aguas, han sido sin duda alguna una 
consecuencia inmediata de los terremotos, bien porque la rá- 
pida salida de los gases descubriera otros manantiales más 
enérgicos, Ó porque de mayores profundidades han tomado 
las aguas temperaturas de otros veneros que aún no estaban 
en comunicación con la superficie. 

Cualquiera que sea la explicacion del fenómeno, no destru- 
ye la hipótesis que sobre las condiciones de las aguas de San 
Diego, como minerales, da la Escuela alemana sobre la electri- 
cidad que se desarrolla por el roce contínuo de las aguas al 
traves de las grandes rocas que atraviesan para buscar su sa- 
lida, ni mucho ménos puede contradecir los principios que 
siempre he sostenido en las distintas ocasiones en que he te— 
nido el honor de hacer á vosotros Indicaciones sobre el Esta- 
blecimiento termal que dirijo. 

Cirucía.—Concluida la lectura del Sr. Castellanos, tomó la 
palabra el Dr. D. Fernando (2. del Valle para decir que cele- 
braba se hubiera vuelto á tratar en la Academia sobre 
los cánceres que debian ó no operarse, de cuyo particular 
se ocupó habrá seis años; para invitar al Sr. Montalvo 
á que no desapruebe la intervencion quirúrgica ni se 
desanime, por solos dos casos, en los cuales fué aquella fu- 
nesta, cuando pasan de ciento los del Dr. Valle y no se 
dan motivos para dejar de operar en casos determinados; 
para fijar la opinion sobre el verdadero sentido del afo- 
rismo 38 del libro 62 de Hipócrates; para advertir que 
no siendo fácil conocer la diátesis cancerosa, así como lo es el 
estado de caquexia, de aquí la necesidad de que intervenga la 
cirugía en el primer caso, pero no en el segundo; para hacer 
constar que como la ciencia no ha podido conocer hasta hoy, 
á pesar de sus adelantos en la anatomía histológica y patoló- 


111 


gica, la causa productora de la hiperplasia carcinomatosa, Ó 
tumores malígnos, no es posible en la mayor parte de los ca- 
sos su curacion ni la intervencion quirúrgica; y por último, 
para decir que fué muy oportuna la redaccion de la última 
parte que puso la Secretaría cuando se leyó el acta de la se- 
sion selemne de la Academia, 

Habiendo suplicado el Dr. Montalvo al Dr. F. Gonzalez 
del Valle, que se sirviera redactar por escrito el discurso que 
acababa de pronunciar, vista la importancia del asunto y para 
facilitar la discusion sobre opiniones que expuestas de palabra 
y oidas sin el suficiente estudio y atencion correrían el riesgo 
de no ser debidamente interpretadas, —contestó el Dr, Valle 
que asi lo haría tan pronto como se lo permitieran sus muchas 
ocupaciones. 

Peces CiaGuATos.—Antes de terminar la sesion, recordó el 
Dr. Vilaró que ya era tiempo de que se discutiera el asunto 
relativo á los peces ciguatos, asunto que parecía estar destina- 
do á eternizarse en la Academia, cuando el Municipio estaba 
desde hace mucho tiempo en espera de-que esta Cor— 
poracion ministrara su dictámen por tanto tiempo esperado. 

El Secretario dió la razon al Sr. Vilaró, agregando que se- 
guramente en la próxima sesion-que celebrase la Academia 
asistiria el Dr. R. Cowley, á peticion del cual habia quedado 
sobre la mesa el informe relativo á la lista de los peces 
cignatos. 

Y con esto dió el Sr. Presidente por cerrada la sesion 
pública de dicho dia, quedando la Academia en sesion de go- 
bierno para tratar de algunos asuntos privados. 


SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 11 DE Juro DE 1880. 


SRES. ACADÉMICOS CONCURRENTES.—Sres. Gutierrez, Presidente; 
KR. Cowley, Montalvo, Montejo, García, Castellanos, Franca Ma- 


112 


Z20TT(, ias Orús, Machado, GFovántes, Vilaró, Finlay, Dono: 
so, Mestre, dB cislario. 


Acra.—Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterlor. 

Refiriéndose al acta, manifestó el Dr. Montalvo que el Sr. 
Dr. D. Fernandez del Valle no habia aún remitido á la Se- 
cretaría el manuscrito de su discurso pronunciado en.la últi- 
ma sesion acerca de la intervencion quirúrgica en el trata- 
miento del cáncer; y que miéntras no lo hiciese, no extrafiara 
la Academia que el Dr. Montalvo no le diese la de bida res— 
puesta, pues lo habia anunciado de antemano. 

Refiriéndose tambien á dicha acta,” en la parte relativa 4 
los baños de S. Diego y á los OS en las aguas ocurridos 
á consecuencia de los terremotos que en esta Isla se notaron 
en los meses de Enero y Febrero del presente año, expuso el 
Dr. Castellanos que hubiera deseado ver consignado uno 
de los principales motivos que ha tenido para aceptar 
aquella explicacion; y es que, al Jia siguiente de haberse sen- 
tido en S. Diego el terremoto de los dias 32. y 23, se notó que 
habia fango en los baños y que por la abertura del pozo que 
da salida al manantial brotaba con más abundancia el agua, 
con más-:ruido, que parecía tinta y que, al desalojarla de 
la piscina, se encontraron muchos pedazos de piedra Ó mi- 
nerales, 

El Secretario contestó que en el acta sólo figura un extracto 
de la nota leida por el Dr. Castellanos; pero que al publicar- 
se en los Anales, se reemplazaría dicho extracto por su tra- 
bajo original, y de este modo quedarian plenamente satisfechos 
sus deseos. 

CorresPonDENCIA.—Leyéronse en seguida por el Secretario 
general: primero, un oficio del Dr. Díaz Benito, de Madrid, 
dando las gracias por el nombramiento de socio corresponsal 
de esta Corporacion y prometiéndole coadyuvar á su engran- 
decimiento;—22 otro idem del Dr. Torres Matos, domiciliado 
en la Habana, remitiendo una memoria impresa sobre las ver- 
daderas funciones de la próstata, (Gracias);—3.2 una comu- 


113 


nicacion del Instituto Smithsoniano, acusando recibo de la 
carta del Sr. Secretario de la correspondencia extranjera y 
de los impresos que se acompañaban;—y 4? una carta del Dr. 
Déclat, imponiendo á la Academia de que bajo los auspicios 
del Gobierno Español se iban á dirigir á la Habana prepara- 
ciones sin azúcar de fenato de amoniaco concentrado, desti- 
nadas al tratamiento de la fiebre amarilla y de las fiebres bilio- 
sas de los países cálidos. El Secretario manifestó que la 
Academia estaria al tanto de los ensayos que se hicieran, aun- 
que no abrigase las mayores ilusiones. 

Quedó tambien enterada la Corporacion de que se habia 
remitido al Ateneo de la Habana un volúmen comprendiendo 
varias publicaciones de la Academia, á fin de corresponder á 
la invitacion que aquella Sociedad le hizo de estar representa. 
da en uno de los premios para el Bazar que ha de celebrarse 
en beneficio de las escuelas públicas; —y de que á la Exposi- 
cion de Matanzas se enviarían 22 volúmenes de la obras dadas 
á luz por la Academia. 

El Dr. Finlay, Secretario de la correspondencia nacional y 
extranjera, presentó;—Observaciones físico-meteorológicas 
de la Escuela Profesional, desde el 25 de Junio hasta el 8 de 
Julio; Repertorio de Farmacia, 7; Revista general de comuni- 
caciones, 4; Revista del Foro, 52 y 53; Revista Económica, 
140 y 141; Boletin Comercial, 145 4155; Avisador Comercial, 
146 á 156; Boletin de los Voluntarios, 169 y 170; Revista 
Minera, 231; El Laboratorio, 6; Boletin Profesional del mis- 
mo, 11; La Correspondencia Médica, 17, 18 y 19; Prospecto 
del Balneario de Urberruaga; Diario de Sesiones de Córtes, con 
una interpelacion del Sr, Giieli y Renté, 132; Estudio sobre 
las verdaderas funciones de la próstata, por el Dr. Torres Ma- 
tos; 4 folletos sobre dos grandes Necrópolis ¿y los servicios 
prestados por el cuerpo facultativo á la Beneficencia Muni, 
cipal de Madrid, por el Dr. Díaz Benito. (Gracias.) 

Prozs Creuaros.—Discusion.—Terminada la corresponden— 
cia y no hallándose presente, por enfermedad, el Dr. Lebredo- 
que debia leer un informe médico-legal, hizo uso de la palabra 

T. xvIn—15. 


114 


el Dr. R. Cowley para rebatir el informe presentado por el 
Dr. Vilaró en una anterior sesion con objeto de rectificar la 
lista de los peces ciguatos remitida por el Excmo. Ayunta- 
miento. Comienza por negar la opinion sustentada en el in- 
forme de que no hay peces venenosos; los hay para él toxífe- 
ros, siendo en algunos individuos constante esta accion. 
Tampoco está de acuerdo en que no se dé importancia ningu- 
na á los puntos de vista etiológico y sintomático, pues el 
primero es el único medio de separar unos de otros los peces 
en el concepto indicado, sin necesidad de remontarse á la cau- 
sa primera; y el segundo hubiera permitido deducir que la 
ciguuatera no es otra cosa que la “urticaria patogenética” de 
Bazin. Recorre en seguida el exponente toda la lista de los 
peces ciguatos y de los datos que acompañan á cada uno, 
para demostrar que en esos datos no hay mas que simples 
aseveraciones, sin que se demuestre en ninguna ocasion de 
una manera perentoria por qué en unos se acepta la accion 
tóxica, por qué á otros se les considera como simplemente 
sospechosos, por qué la presencia de entozoarios se estima 
como una causa de ciguatera, y por qué se da importancia al 
testimonio de pescadores y patrones de goletas, áun cuando 
estén en desacuerdo con el parecer de Parra y no tengan 
ningun valor científico. La autoridad del Sr. D. Felipe Poey 
en tales materias, indudable en Historia Natural, dista mucho 
de serlo en Higiene administrativa; y respecto á las reglas ge 
nerales formuladas en el informe, «la primera y la segunda, 
relativas á que no todo pez produce la ciguatera, á que son con- 
tados los dañosos y éstos muy pocas veces causan la muerte, 
son aceptables, como tambien lo es la tercera, que es su con- 
secuencia, sobre la desigualdad de los efectos tóxicos; la cuat- 
ta, concerniente á la mayor ó menor susceptibilidad gástrica, 
prescinde de la actividad del veneno que está en el organismo; 

la quinta, en que se asienta que el pescado no es nocivo si es- 
tá sano, se halla en contradiccion con el voto de Payen y de 
Fergusson, quienes aceptan la clase de los peces toxiferos; ¡a 
sexta, referente á que el género de una especie sospechosa 


115 


encierra no pocas excepciones, hace recordar que hay familias 
botánicas, por ejemplo las soláneas, en que al lado de una 
planta comestible hay otra medicinal y otra venenosa, com- 
" prendidas todas en el mismo género; y tocatte á4 la nove- 
na regla, sobre la influencia de la localidad, es asunto 
cuestionable, no siendo tampoco más clertos los caractéres 
apuntados en los otros aforismos. Creyendo el Dr. R. Cowley, 
que más debe doblegarse á la verdad que ála opinion de los 
autores y á la de su mismo padre, cuyo recuerdo despierta 
sin duda en él el mayor respeto y consideracion, sostiene que 
es muy triste el papel que se concede á la Higiene adwinistrati- 
va cuando se pretende dejar á la iniciativa personal, y no al Go- 
bierno, el cuidado de no comer peces ciguatos, á la vez que 
se olvida que si los criados ignoran cuáles sean ellos, es pre- 
ciso que haya quién se lo advierta. Poca consecuencia es 
la que tambien se observa en el informe, al consignarse que 
muchos peces sabrosos se colocan en la lista prohibitiva, en 
tanto que el Sr. Poey ha podido comer sin peligro la tiñosa 
y la picuda. El Dr. Cowley no pretende saber cuáles son 
los peces verdaderamente ciguatos: la poca frecuencia de la 
afeccion no ha permitido hacer un estudio, segun el cual sea 
lícito el indultar Ó condenar este Ó aquel pez; y cuando la 
ciencia desconoce las cosas, debe permanecer callada, no apre- 
surarse 4 deducir preceptos arbitrarios; pues dada por fortuna 
la ley prohibitiva del Excmo. Ayuntamiento, nadie en el ór- 
den de la ciencia Je echará en cara un error en más Ó en mé- 
nos; lo que no sucedería ciertamente con la Academia, que. 
exhibiendo sus decisiones en nombre de aquella, alcanzaría 
la risa sardónica Ó la más severa censura en castigo de sus 
errores. El trabajo redactado por el Dr. Vilaró es importan- 
te, pero bajo otro punto de vista, no el de la Higiene, que recla- 
ma observaciones que no existen allí, observaciones recogidas 
con todas las garantías cientificas, toda vez que la opinion de 
los profanos no es capaz de constituir dictámen Académico, 
que de otro modo serían innumerables las incertidumbres y 
contradicciones, y al lado de Arrate que señala el pargo entre 


116 


los peces ciguatos, aparecerian otros muchos negándoletal cuali. 
dad; y como, por último, la industria no se mortifica en nada, 
pues los anfitriones no gustan de los diablos vi de otros peces 
por el estilo, —el Dr. R. Cowley concluye sosteniendo que debe 
dejarse vigente la lista hecha por el Municipio. 

Al hacerse cargo de las anteriores observaciones, em- 
pezó drciendo el Dr. Vilaró que no se oponía á que perma- 
neciera vigente la lista mencionada, con tal que se remitiera 
tambien al Ayuntamiento una copia de su informe. Compren- 
de sin dada la ñecesidad de observaciones completas, detalla- 
das y numerosas; pero opina al mismo tiempo que las 
razones alegadas por el Dr. Cowley no son suficientes á 
desvirtuar la fuerza de las que él adujo entónces. Conside- 
rando primeramente la division de los peces en venenosos y 
no venenosos, sostiene el Sr. Vilaró que no existe tal division, 
y recuerda la opinion de Moquin—-Tendon que no admite 
toXI¡COzOArios. 

El Dr. R. Cowley cita de nuevo á Payen, que al hablar de 
las materias alimenticias menciona á Fergusson que acepta los 
peces toxíferos: son por lo ménos opiniones opuestas á las que 
aduce el Sr. Vilaró. 

El Dr. Vilaró responde que no va á hacer un curso sobre 
la materia; de lo contrario, haría ver la desproporcion conside- 
rable entre los que no admiten semejante division y los que en 
cortísimo número la han dado por cierta. 

El Dr. Mestre deduce de las palabras del Dr. R. Cowley 
que Payen no hace más que citar á Fergusson; pero si éste es 
el célebre cirujano inglés, no se trata en verdad de un natu- 
ralista, por muchos que sean sus méritos en otro concepto; y 
pregunta si algun zoólogo ha establecido para los peces la 
misma clasificacion que se ha adoptado respecto de los hon- 
gos en Botánica Médica. 

b. Prosiguiendo su contestacion al Dr. R. Cowley, agrega 
el Dr. Vilaró que no ha despreciado enteramente los puntos 
de vista etiológico y sintomático; les da algnn valor, pero en 
realidad no hay nada en la materia; pues aunque Valleix, 


117 


Moquin-Tendon, Grossourdy y otros traigan algunas indica— 
ciones, y los Sres. Pla, Regueyra y Cubas últimamente le ha- 
yan hablado de algunos casos, eso no constituye una nocion 
positiva de la enfermedad, 

El D». R. Cowley advierte que si no hay nada, por esu pi- 
de que se estudie el asunto. 

El Dr. Vilaró replica que bajo el punto de vista etiológico 
hay sin embargo algo que salta á los ojos, y son los hechos á 
veces terribles que se observan. Norabuena que se proscri- 
ban los peces conocidamente perjudiciales: pero los otros no, 
cuando cuarenta años de experiencia no han sido bastantes pa- 
ra deponer contra ellos; y si se recusa el testimonio de ciertas 
personas, sépase desde luego que no comparecen á titulo 
de hombres de ciencia, sino sobre todo de hombres de probi- 
dad, que vienen á atestiguar la certidumbre de algunos hechos, 
no á resolver una cuestion cientifica, 

El Dr. R. Cowley cree que la ciguatera puede perfectamente 
referirse á la “urticaria patogenética” de Bazin, al tratar de 
las almejas: algunos casos de ésta son mortales; pero la cues- 
tion no es distinguir el jocú ó el jurel de otros pescados, sino 
resolver un caso clínico, pues una simple indigestion puede 
producir la urticaria, como los espárragos y otras sustancias 
alimenticias. 

El Dr. Mestre, que encuentra un verdadero vacío en el in- 
forme bajo el punto de vista de los síntomas y lesiones de 
la ciguatera, siente que el Dr. Cowley, ántes de que se hayan 
recogido las observaciones que él mismo reclama, dé por se- 
gura la identidad de aquella con la “urticaria patogenética” 
de Bazin, cuando esta erupcion en todo caso no sería más que 
un sintoma del envenenamiento, cuando pudiera faltar e en él y 
puede presentarse en una simple indigestion. 

El Dr. Vilaró continúa ida que no ha debido ha- 
blar de almejas, de espárragos ni de indigestiones, sino de 
peces, porque éste es el objeto de la consulta: es preciso ir á 
la clínica y se podrá ver, sin salir de ese objeto, casos muy 
variados, entre ellos un sujeto que se estuvo rascando tres 


118 


añios por haber comido picuda, habiendo sido ésta tambien la. 
causa de los envenenamientos recientemente ocurridos. 

El Dr. Re. Cowley explica que su intencion no es la de pros- 
cribir más especies de las que están ya consignadas en la lista 
del Ayuntamiento; y si ha hablado de las almejas, por ejem- 
plo, es para dilucidar la cuestion, conforme con lo expuesto por 
Bazin. | 

El Dr. Montalvo manifiesta que teniendo que recaer vota- 
cion sobre el informe, el asunto es de suma gravedad. Lo 
primero que ha de preguntarse es ¿qué es la ciguatera?; pero 
para responder á esta cuestion es preciso aplicar el método 
experimental y recoger observaciones detaliadas y completas: 
en materias científicas no puede haber aquiescencia miéntras 
no haya pruebas; y una vez probada la ciguatera, será ocasion 
de pasar al estudio de los peces. Estas condiciones no se en- 
cuentran en el informe, y por lo tanto no merece la aproba- 
bion de la Academia. : 

El Dr. Machado refiere que no hace mucho tuvo oportuni- 
dad de observar la ciguatera en 4 6 5 individuos que habian 
comido del mismo pescado: en uno de éstos no hubo la menor 
novedad; en otros se presentaron vómitos y diarreas; en una 
anciana vómitos y diarreas serosas, dolor, enflaquecimiento 
rápido y la muerte; notándose tambien en dichos casos el es- 
cozor y la erupcion cutánea. Jl Sr. Machado ha visto otros 
ejemplos, unos curados y otros muertos. 

El Dr. Montalvo no cree que esas noticias basten para lle: 
nar las exigencias de la observacion científica; ni acepta tam- 
poco el nombre de “ciguatera,” que no es más que una expre- 
sion vulgar, cuando todavía no se sabe lo que es aquella. 

El Dr. Mestre cree que, áun cuando no se acepte por todos 
la conclusion del informe, no es éste de desaprobarse, ántes 
al contrario de tenérsele muy en cuenta como un núcleo de 
datos que pueden servir de punto de partida para los estudios 
ulteriores. En cuanto á la palabra “ciguatera,” no se halla en 
peor condicion que otras muchas del lenguaje médico, en que 
la observacion vulgar se ha adelantado á la cientifica, bauti- 


119 


zando varias enfermedades con nombres que todavía se con- 
—servan; y á propósito de esto recuerda que miéntras el Dr. 
Havá señalaba la beriberia en muchos negros enfermos de la 
_¡jurisdiccion de Cárdenas, el Dr. Dumont la estudiaba deteni- 
damente, dándole provisionalmente el nombre de “Hinchazon” 
con que el pueblo la denominaba. 

El Dr. Montalvo explica que al desechar la conclusion del 
informe, no ha sido su ánimo rechazar el cuerpo de éste, en 
el cual existen datos que pueden aprovecharse; y por lo que 
hace al nombre vulgar de la enfermedad, sólo lo acepta en un 
sentido hipotético. 

c. Continuando la defensa del informe, en lo que se relacio- 
na con los caractéres de cada pez, el Sr. Vilaró sustenta que 
no ha podido suministrar más datos que los que allí se en- 
cuentran: ha señalado algunos peces contra los cuales no hay 
cargos justificados; él está con la ciencia actual; pero ¿qué 
otros datos huliera podido presentar, cuando la Comision, de 
que forma parte el Sr. R. Cowley, no ha hecho ni dicho nada 
durante quince años? 

El Dr. Cowley da las gracias á la nueva Comision por lo 
que en su informe ha dicho acerca de su Sr. padre; pero sl 
éste, siendo Secretario de la Junta Superior de Sanidad, en 
catorce años no recibió de los trescientos médicos de la Ha- 
bana sino la comunicacion de dos casos de ciguatera, no debe 
á él exigírsele que haya hecho más: sólo en ciertas barriadas 
la observan algunos médicos; en los casos del Sr. Machado no 
se sabe cuál fué el pescado que produjo los accidentes; y la 
Comision de que el Sr. R. Cowley forma parte no se cree en 
el derecho de enciguatar para proporcionarse el gusto de re- 
coger observaciones. 

El Sr: Vilaró insiste en que dicha Comision no ha hecho la 
menor cosa, no se ha movido para nada, prefiriendo dejar la 
resolucion del problema ad calendas greecas y cel expediente 
envuelto en sí mismo como una crisálida. 

El Dr. Montalvo, dirigiéndose tambien al Sr, Cowley, está 
de.acuerdo en que no se debe enciguatar á los hombres; pe- 


120 


ro han podido hacerse experimentos con los animales: una 
cosa es la observacion y otra la experimentacion; existe una 
Patología experimental, y en nombre de ella es justo recordar 
á la Comision pasada un deber que no ha cumplido. 

El Dr. Fínlay agrega que, cualquiera que sea la causa de 
la ciguatera, no es ella tan rara que hayan dejado de obser- 
varla los médicos y de formarse una idea más óÓ ménos 
aproximada del conjunto de sus fenómenos y de su gravedad. 

d. Continuando el Sr. Vilaró, manifiesta que nadie ha 
pretendido presentar al Sr. Poey como clínico, pero sí como 
un naturalista eminente, muy abonado para dar su testimo- 
nio respecto á los hechos de que que se trata y á cuyo testi- 
monio se asoció en un brillante informe el Dr. D. Angel J. 
Cowley: recuerda su aforismo sobre el género, que constituye 
la regla, los motivos que hicieron llegar al máximum de pros- 
cripcion que hoy existe, y el otro aforismo referente á que el 
pez de carne sana no daña. 

El Dr. R. Cowley señala el guaguancho y la picudilla. 

El D». Vilaró contesta que son especies del mismo género: 
está bien que se repudie á la Tiñosa verde, por ejemplo, pero 
no á la otra. 

El Dr. R. Oowley replica que conviene distinguir el caso en 
que se trate de una enfermedad del pez, de aquel en que exis- 
tan peces toxíferos: si lo primero es lo cierto, será aplicable 
el aforismo sobre la sanidad de las carnes; mas no en el se- 
enndo, en que se encuentra la sardina dorada, la cual daña 
en todas las latitudes. (Bazin). 

El Sr. Vilaró pone en duda semejante aserto. 

El Dr. Montalvo pide que se vote la conclusion: la que 
ofrece el Sr. Vilaró no es en realidad la consecuencia del in— 
forme, y debe aceptars» la propuesta por el Dr. Cowley. En 
cuanto á remitir al Municipio el informe, como quiere el 
Dr. Vilaró no debe hacerse: como trabajo científico es apre- 
ciable, se puede publicar, pero no acompañarlo al dictámen 
de la Academia, sin incurrir en una gran contradiccion. 

Puesto á votacion por el Sr. Presidente, aceptaron 4 socios 


121 


la conclusion del informe; se pronunciaron 6 por la negativa; 
y se abstuvieron de votar 4. 

Pidió entónces el Dr. Vilaró que se estimase su informe co- 
mo voto particular, recordando que semejante práctica se ha- 
bia aceptado en la discusion sobre la lepra. 

El Dr. Montalvo opuso que los casos eran muy diferen— 
tes, pues la lepra es una enfermedad conocida, en tanto que 
la ciguatera no lo es, y que si la Academia estaba á favor de 
la remision del informe, se hacía solidaria de la opinion que 
allí se sustenta. 

Los Sres. Presidente y Secretario manifestaron que no era 
posible negar el derecho que asistía á la Ponencia para pedir 
que constara su voto particular, acompañando al dictámen 
académico cuando éste fuese remitido; pero que para esto no 

se necesitaba acuerdo de la Academia, pues la ponencia usaba 
de su legítimo derecho. 

En esta virtud, quedó resuelto que se informara al Muni- 
cipio que no habiendo datos cientifivos suficientes, ni obser- 
vaciones ni experimentos bastantes para decidir acerca de la 
naturaleza de la ciguatera y de cuáles sean los peces realmen- 
te ciguatos, la Academia no cree que deba por hoy alterarse 
la lista de dichos peces formada por el Municipio. 

Y con esto declaró el Sr. Presidente terminada la sesion pú- 
blica y constituida la Academia en otra de gobierno. 


CoNSIDERACIONES SOBRE LA CIENCIA Y EL ARTE MÉDICAS, Y EN PAR- 
TICULAR SOBRE LA IMPORTANCIA DE LA Menrcrxa Lrcar; por el Dr. 


J. (7. Lebredo. (1) 


Por más que sea cierto que la Medicina Legal deba su cons- 
titucion á principios de otras ciencias dimanados; por más que 


(1) Extractadas de un reciente informe médico-lagal del Dr. Lebredo, leido en la 


sesion del 25 de Julio del presente año. 
T. xvu.—16 


122 


en su parte más fundamental no haya llegado á elevarse á un 
órden de generalizaciones que le sea exclusivamente propio, 
que tenga un carácter objetivo diferente del que á las otras 
ciencias distingue; por más que, en una palabra, no constituya 
una ciencia aparte, bien definida, no ménos bien deslindada y 
diferenciada de las demás, no deja por esto de individualizar- 
se, sin negacion posible de esta nocion, en una indiscutible 
especialidad. 

En la triunfal carrera que el positivismo recorre, en esa 
lucha colosal contra las mal llamadas ciencias que se apoyan 
en un principio puramente subjetivo, que no tienen por punto 
de aplicacion la más leve concepcion objetiva, en esos siste- 
mas especulativos, teorías soñadoras más que verdades funda- 
mentales que se ponen en contradicción con las que se levan- 
tan enérgicas sobre-la robusta base de lo comprobado y que 
sólo aspiran á seguir demostrando por lo ya demostrado, ha 
tocado un espléndido papel á las que se especializan en la 
Medicina. Hoy en que la Biología toca ya á su constitucion 
definitiva, en que libre de todo lazo ha podido enseñorearse 
en sus propios dominios, constituyendo una ciencia primordial, 
hoy es cuando más elocuentemente se revela toda la enérgica 
vitalidad, toda la fuerza genésica y de evolucion que al arte 
médica ha debido y debe. No hay ciencia cuya marcha haya 
debido estar más estrechamente” ligada al desarrollo del arte 
correspondiente que la que la Historia enseña respecto de la 
Biología, comparada con el arte médica, dice el jete de la es- 
cuela positivista. Gracias á las crecientes necesidades de la 
Medicina práctica y de las indicaciones que necesariamente 
proporcionó sobre los principales fenómenos vitales, la Fisiolo- 
gía comenzó á desligarse del tronco comun de la Filosofía pri- 
mitiva para adquirir nociones cada vez más evidentemente 
positivas. Imponiéndose con irrecusable y progresivo ¡mpe- 
rio esa necesidad, las explicaciones tenian que ir á buscarse por 
una parte en el órden estático con que de la restringida Ana- 
tomía de los primeros dias se ha pasado sucesivamente al in- 
definido horizonte que con tan espléndido éxito han llegado á 


123 


desarrollar la Anatomía Descriptiva, la General, la Patológica, 
la comparada, la microscópica, por otra en la expresion di- 
námica de tendencia cada vez más Íntima y complexa con 
que la Fisiología, derrocando irrevocablemente y para slempre 
toda supremacía maravillosa ó subjetiva, comenzó con Bichaj 
á considerar los fenómenos vitales como sujetos á las leyes ge- 
nerales de que no son más que simples modificaciones. 

Sin aquella feliz relacion entre el arte médica y la ciencia 
de las propiedades vitales, la Fisiología estaría aún con mucha 
probabilidad, repitiendo la frase de A. Comte, en sus diserta— 
ciones académicas, mitad literarias, mitad metafísicas, matiza- 
das aquí y allí de algunas observaciones puramente episódicas, 
de que apénas hace un siglo se hallaba casi únicamente forma. 
da. Ysi innegable es que, gracias á ese servicio por tanto 
tiempo prestado y sostenido por la Medicina á la Biología, ha 
podido ésta constituirse en la gerarquía lógica de las ciencias 
fundamentales, libertándose de la doble presion, por un lado 
de la Metafísica que se empeñaba en retenerla, y por otro de 
la Física que tendía á absorberla; si ha podido llegar hoy á 
tan elevada altura que, por más que Herbert Spencer no quie- 
re que sea, anula el carácter primordial que á la Psicología 
pretende dar como ciencia, sin pensar que esto es marchar en 
contra de la corriente científica, que con tanto derecho obje- 
tivo tiende á referir los fenómenos psiquicos á sus raices fisio— 
lógicas y á adaptar, por medio de un paciente y laborioso 
análisis, las facultades de aquella naturaleza al hecho primero 
y único de la distincion, entrando unos y otros en la Biología 
como funciones de correspondencia y de adaptacion de los 
organismos al mundo exterior; si así se ha hecho indispensa- 
ble la Medicina á la ciencia biológica, no ménos indiscutible 
es que esa relacion persiste tratándose de las ciencias socioló- 
gicas. Hoy en que al calor fecundante de la doctrina de los 
Comte y de los Littré, los estudios sobre el Derecho, la Moral 
y la Psicología comparadas, las tentativas de interpretacion fi- 
losófica de la Historia, revelan decisiva tendencia á introducir 
el método experimental en el dominio de las llamadas doctri- 


124 


nas morales y políticas, terreno hasta ahora reservado á las 
prescripciones del pensamiento, constituido por sí y ante sí 
en árbitro de los destinos de las ciencias; hoy en que econo- 
mistas y juristas, moralistas y psicólogos, etnólogos é historia- 
dores y políticos, en fin, tienen que renunciar,—so pena de des- 
mentir el impulso experimental que arrastra á la ciencia, —á 
las soñadoras coordinaciones respectivas que sólo en el subje— 
tismo de la Metafisica y en el alejamiento de toda comproba- 
cion podian tener sistematizada realidad; hoy que van asocian 
do sus elementos para que en su dia, por la distincion, la 
diferenciación y el análisis, llegue á la verdadera coordinacion 
sistematizada, á la objetiva, á la integracion efectiva, á la 
síntesis positiva; hoy en que gracias á los esfuerzos de aquella 
severa doctrina, las ciencias tienden á la fraternidad; 
hoy en que las ciencias nosológicas, la Metafisica la pri- 
mera, deponen bien á su pesar su aristocrática y estéril altivez 
para demandar, sumisas á las ciencias positivas, las realidades 
objetivas que les faltan para constituirse en ciencias verdade- 
ras, para adquirir el derecho de llamarse tales; hoy es cuando, 
más que nunca, se hace preciso reconocer la importancia que 
en esa solidaridad corresponde á la Medicina. Y no hay 
que dudarlo; perque si explorando cada vez más el organismo 
estático con las diferentes anatomías y abriendo cada vez más 
fecundos surcos.en el estudio del funcionamiento orgánico con 
la Fisiología, amplía inmensamente el circulo de las concepcio- 
nes biológicas, —suministrando no ménos Interesantes perspec- 
tivas con la Higiene y la Medicina Legal en un órden más 
complexo y elevado de estudios, tiende á dilatar y dilata de 
hecho el no bien positivamente deslindado campo de la 
Sociología. 

Si nadie puede discutir el elevado destino que en la via de 
las apreciaciones científicas ha tocado al arte de curar; si al 
asegurar al hombre el más precioso y primero de todos los 
bienes, —la salud, —se reviste de tan inmensa importancia; sl 
para conseguirlo necesita la enorme extension de medios que 
al apoyarse sobre el estudio del hombre y de la naturaleza ha 


125 


sabido poner en obra bajo el punto de vista particular de su 
objeto; si en esta fecunda elaboracion en el órden de las apli- 
caciones individuales ha creado la práctica médica, preciso es 
confesar que en más ámplio círculo ha sido y es admirablemen- 
te fértil, constituyendo otro órden no ménos elevado, aunque 
más especial, de aplicaciones, aplicaciones que, correspondien- 
do á los intereses generales é imponiéndose á las colectivida.- 
des con la autoridad de la Ley, desarrollan con la Higiene 
pública las importantes y utilísimas cuestiones relativas á la 
salud, al bienestar físico y moral de los pueblos, y desenvuel- 
ven con la Medicina Legal no ménos trascendental influencia 
al desplegar un muevo encadenamiento de principios que se 
sintetizan en la conservacion del equilibrio social, en el punto 
de vista particular que se refiere á los hechos médicos en re= 
lacion con los derechos y deberes de los hombres en sociedad 
constituidos. 

De esta manera se enlaza la Medicina con la Sociología, 
como bajo. el punto de vista terapéutico y de la Higiene pri- 
vada se relaciona con la Biología; pero al desdoblarse de tal 
modo bajo el aspecto social en aquellas aplicaciones, al limi- 
tar distinta y acentuadamente el carácter de las nociones que 
á cada una de esas aplicaciones distingue, fácil es comprender 
que si ambas séries se armonizan por las reluciones ineludibles 
que con los poderes públicos establecen, difieren esencial- 
mente en la forma de la relacion, no sólo por su objeto, sino 
por el carácter de los hechos que al dominio de cada una de 
ellas corresponde. De aquí que sea inevitable aceptar la espe- 
cialidad perfectamente determinada por estas positivas cousi- 
deraciones de la Medicina Legal; de aquí que bajo este 
aspecto nada tiene ni puede tener de comun, no ya solamente 
con la Medicina práctica que se impone á las necesidades de la 
salud individual, pero ni aún siquiera con la Higiene pública 
que al proteger la salud general, asegurando ordenadamente el 
desenvolvimiento físico, intelectual y moral del hombre en el 
equilibrio social con esas interesantes y complexas cuestiones 
que á la reproduccion de la especie, á la higiene moral, á las 


126 


influencias y condiciones mesológicas, á la educacion, á la gim- 
nástica, 4 las profesiones, á las endemias y epidemias y á la 
policía médica se refieren, que al realizar toda esta magnífica 
obra de humanitaria expresion, no por eso salva el círculo de 
las ciencias médicas, entrando por el contrario lógicamente y 
sin esfuerzos en las cocepciones propias, en los: límites na- 
turales que las constituyen. 

No sucede así en la Medicina Legal: los hechos de que se 
compone, se separan vigorosamente de aquellas concepciones 
para formar otra categoría de aplicaciones muy diferentes de 
las primeras, pero homogéneas en un objeto final. Como dice 
Tourdes, la sociedad supone deberes, crea derechos y no es 
posible que pueda prescindir de los elementos de carácter pu- 
ramente médico que en esta génesis de correlativas realidades, 
como inevitable necesidad por la naturaleza de su modo de 
ser, son del resorte exclusivo á que las ciencias médicas se 
consagran. El niño nace, la ley le protege y tiene que pro- 
tegerle, asegura su identidad: —¿qué sería de esta proteccion, 
agrega aquél, sin los hechos materiales que establecen la su— 
presion, la sustitucion de parte, el aborto, el parto, el infanti- 
cidio?. La prueba médica es aquí preponderante. Sobre 
hechos fisiológicos descansa la organizacion de la familia; sin 
la ciencia médica serían imposibles la legitimidad del naci- 
miento, la viabilidad, la recusacion de paternidad, las cuestiones 
de impotencia en sus múltiples relaciones. El niño llega á 
ser hombre; del hogar, de la vida sin más deberes que los de 
la familia, pasa á ser ciudadano, á la lucha del ser social, en- 
tra en la plenitud de su voluntad, en el libre uso de sus bie— 
nes y de su persona, pero á una ineludible condicion: la de no 
abusar de aquella ni de éste contra los otros ni contra sí mis- 
mo: su libertad física queda subordinada 4 su libertad moral, 
cuya medida es apreciada y determinada por el médico y sólo 
por él como únvico llamado 4 proporcionar á la Ley los datos, 
gracias á los cuales deba limitar los derechos civiles por un 
consejo judicial, por la interdiccion. Apréciase la responsa- 
bilidad por el grado de libertad moral. Quien quiera subs- 


127 

traerse á la obligaciones del testigo, del juez, del tutor, á las 
del servicio militar, encuentra desde luégo un juez médico de 
la legitimidad de sus excusas. La ciencia interviene en.los 
actos más importantes de la vida. Cuando la seguridad per- 
sonal está amenazada, en los atentados contra las personas, el 
médico comprueba, hace constar el resultado de las violencias, 
determina el hecho material que constituye la base de la 
apreciacion jurídica, la prueba del crímen, la medida de la 
penalidad. Y en la muerte como en el nacimiento, multipli- 
cándose las aplicaciones médico-legales y siguiendo al cuerpo 
humano basta en los últimos vestigios de su organizacion, va 
á arrancar al terreno que recibió sus despojos, la confirmacion 
elocuente de un, tal vez ya distante, sombrío y misterioso 
drama desarrollado. 

Comprendiendo la Medicina Legal los hechos que se rela- 
cionan con la Jurisprudencia; teniendo su objeto en el Dere- 
cho, la ciencia de los deberes exteriores impuestos por la Ley; 
siendo indispensable á ésta el conocimiento no sólo del howm- 
bre moral, sino del físico; obedeciendo igualmente á la Fisio- 
logía, que introducida en el derecho de gentes, como dice 
Tourdes, ha reclamado la abolicion de la esclavitud y llama- 
do á los hombres 4 la concordia en nombre de la unidad de 
la raza humana; necesariamente, por todas estas consideracio- 
nes, es ineludible que la Mediciva Legal tenga su razon de ser 
y su objeto en la Ley; es por lo tanto inevitable su carácter 
eminentemente social, irrecusable la nueva faz con que á la 
consideracion del espiritu se ofrece, é indiscutible el destino, 
concreto, definido y deslindado que la constituye en un ramo 
particular de los conocimientos humanos sin posible confusion 
con los demás. Si bien es cierto que los medios de que dis— 
pone son tomados de los diferentes ramos de que la Medicina 
se compone, ayudándose no poco de las conquistas físicas, 
químicas y naturales; que carece de esos principios generales, 
de esas teorias en que las ciencias puras se apoyan; que sufre 
por el contrario las de aquellas cuya intervencion necesita, 
viniendo á ser así una ciencia de aplicacion; no es ménos 


128 


cierto que al recibir todos esos elementos heterogéneos un 
destino comun, al converger todos hácia un objeto idéntico y 
además de idéntico exterior, por decirlo asi, al estadio en que 
el médico se mueve, desarrolla nuevas perspectivas, sin ella 
dejadas á la sombra, ofrece particulares puntos de vista, crea 
un Órden de aplicaciones que nada de comun tienen ni con 
el objeto biológico, ni con el destino por la Higiene pública 
sociológico de la Medicina; cierto es tambien que sus proble- 
mas son puramente individuales, que se ocupa excluslvamen- 
te de casos más ó ménos aislados, cuya interpretacion y reso- 
lucion es preciso buscar en otras ciencias; pero no por eso es 
de negarse que reproduciéndose unos y otros en condiciones 
más Ó ménos idénticas, que buscando sus rasgos diferenciales 
y sus caractéres comunes, que asociando los análogos, reasu- 
miendo los resultados de la observacion y elevándose en ellos 
al establecimiento de reglas y oportunos preceptos, se llega 
asi á la constitucion de una doctrina que generalizada, deslin- 
da el dominio propio, exclusivo, imposible de confundir con 
el objeto de otra categoría de estudios, cualesquiera que sean. 

Por esto la Medicina Legal es y tiene que ser una ciencia defi- 
nida, una verdadera especialidad, determinada por su objeto 
y hasta porsus medios: analiza y asocia hechos médicos; pero 
al interpretarlos para el magistrado ó para el legislador, 
adquiere tan característica peculiaridad, que ninguna otra 
ciencia, que no fuese ella, podía intentar con desembarazo la 
resolucion de los problemas que son de su incumbencia. 
Ahora bien: si por más que la intervencion de las ciencias 
médicas sea imprescindible en el estudio médico-legal, no es 
posible suponer con solo aquel conocimiento al médico, cuyo 
objeto es la práctica pública en integra posesion de los ele- 
mentos que son del dominio de otra especialidad; si nada de 
comun hay entre el objeto puramente terapéutico ó higiénico 
de la Medicina v el de la misma en sus aplicaciones á las ne- 
cesidades legislativas que rigen á las sociedades; si, como aca- 
ba de demostrarse, es la Medicina Legal una especialidad 
cuyas exigencias ningun otro estudio puede satisfacer, preciso 


129 


es que la enseñanza de esta ciencia sea tambien una especia- 
liead, sea un verdad. Suponer que el médico formado para 
el tratamiento exclusivo de las enfermedades, hecho comple- 
tamente idóneo para las trascendentales cuestiones que á la 
Higiene pública se refieren, en el dominio absoluto, queremos - 
aceptarlo así, de cuanto á las ciencias que van á condensarse 
en aquel fin concierne, se halle por este hecho y sólo por él en 
posesion del severo, habitual y convencido criterio que puede 
resolver los problemas medico-leyales y que le constituyen 
fundamentalmente perito en tales cuestiones, es error crasísi- 
mo que no merecería los honores de la impugnacion, si, por 
más que en teoría es de suponerse todas de acuerdo en esta 
idea, no vinieran á desmentir tal verdad las prácticas de la 
enseñanza, probado como acaba de ser que aquel conocimien- 
to no encierra mas que uno de los elementos del estudio. No 
insistiremos en alegar las numerosas y sérias razones que 
nuestro ilustre Mata y algunos autores extranjeros exponen 
para demostrar la necesidad de una enseñanza especial para 
la Medicina Legal; bástanos, así lo cree la Comision, las re- 
flexiones filosóficas fundamentales que acada de exponer, re- 
mitiendo á aquellos preciosos trabajos á los que aún pudieran 
abrigar alguna duda. No basta ni puede bastar, y esto está 
en la conciencia de todos, -que se posean íntegramente las 
ciencias que tienen por objeto asegurar al hombre la salud, 
para desarrollar y dominar las graves cuestiones que atañen á 
los intereses generales y que se imponen á los pueblos con la 
autoridad de la ley bajo el punto de vista del derecho; nada 
hay en estas ciencias que pueda dar ni idea siquiera de lo 
que son estas aplicaciones, é inútil por lo tanto es pedir reso- 
luciones y dictámenes á quien no se ha formado en las condi- 
ciones convenientes de idoneidad, para corresponder digna- 
mente á la mision que se le impone. Tlusorio es creer que 
en un curso, bien breve por cierto, atendiendo á la forma de 
distribucion escolástica de la enseñanza en nuestras escuelas 
médicas, puedan formarse inteligencias avezadas con precision 


á resolver“esos difíciles problemas, que puedan poseer los ele- 
T. XVI, —17. 


130 


mentos prácticos y experimentales que son indispensables en 
las decisiones medico-legales, sobre todo por tratarse de indi- 
víduos que por un lado no piensan cifrar su porvenir en la 
posesion de esa especialidad, pues que nuestra organizacion 
social no les ofrece la indefinida remuneracion, á que en otras 
sendas se hallarían en estado de aspirar, y porque lógicamente 
no les arrastra á tal aspiracion una enseñanza que, durante 
una série no interrumpida de años, les viene señalando como 
único objeto de sus afanes el torrente de la vida profesional 
en relacion con la conservacion de la salud, la lucha por la 
existencia en la integridad de su modo de ser individual. 
No, no puede el conocimiento de las diferentes ramas de la 
Medicina, ni aún el teórico y brevísimo de la Legal que entre 
nosotros se hace, colocar al médico en aptitud de dispensarse 
de un estudio profundo en teoría y eminentemente demostra— 
tivo en práctica. 

¡Qué distancia entre una autopsia jurídica y una autopsia 
puramente anátomo-patológica que busca tan sólo la confir- 
macion Ó negacion de un diagnóstico por una parte, la relacion 
entre la lesion y el síntoma por otra, Ó la aclaracion de un 
estudio fisiológico Ó6 patológico cuando más! ¡Cuánta dis- 
tancia, por más que en este último sentido abra tan ámplias y 
luminosas perspectivas á la ciencia! ¡Qué enorme diferencia 
entre la herida, entre la lesion contemplada por el experto y 
por el cirujano; qué numerosa série de apreciaciones y de 
hechos indiferentes á la práctica médica consignadas por el 
primero, inútiles al segundo; qué imprevistas é inesperadas 
conclusiones para aquél, de tan inútil valor para las necesi- 
dades de éste! Hoy más que nunca, en que, como antes de- 
ciamos, las ciencias positivas obligan á las que de un estadio 
todavía se alejan á relacionarse con la Medicina-legal, al mé- 
nos bajo el punto de vista general é histórico; hoy en que es 
indispensable al legista,—si ha de exigir y apreciar sin vitupe- 
rable inconsciencia los resultados de una informacion, ó dirigir 
preguntas opostunas sin dejar en la sombra puntos esencia- 
les, —el conocimiento de los recursos y procederes de la cien- 


131 


cla; hoy en que la opinion del experto, segun la bella 
expresion del Derecho romano, es más bien un juicio que un 
testimonio; hoy, en fin, que debe encontrarse en estado de aqui- 
latar el rigor de nuestras conclusiones, —¡cómo echar sobre 
los hombros del que ha tenido por única aspiracion llegar pu- 
ra y simplemente,al objeto de la práctica médica, el peso 
enorme de una responsabilidad médico-legal para cuya aptitud 
nada en su pasado ha podido entrar como elemento directa- 
mente consagrado á tan trascendental aplicacion? No, esto 
no es posible, Sres. Académicos; y miéntras así suceda, no es 
de extrañar que tan excepcionales sean las ocasiones en que 
la Academia, tácita ó explícitamente, se vea en el caso de com- 
probar la existencia de las defectuosas cualidades con que 
hasta ella llegan los documentos médico-legales que tanta y 
tan crecida importancia deberían, en las regulares condicio- 
nes de una educacion científica convenientemente desarrollada 
para este objeto, comunicar á los procesos. No, no es posible 
llegar 4 este desideratum miéntras el alumno no sea iniciado 
en la doctrina, formado en la práctica y en las observaciones 
médico-legales, miéntras que las informaciones, los casos que se 
prestan á una demostracion pública, los accidentes, suicidios, 
muertes súbitas, no sean utilizados para la enseñanza, mién- 
tras las autopsias no sean practicadas por el profesor en presen- 
cia de los alumnos y con ellos y para ellos, miéntras las 
aplicaciones prácticas no tengan preferente lugar en todas las 
cuestiones que se enlazan con la Anatomía, signos de la muer- 
te, heridas, edad, identidad, miéntras la experimentacion 
sobre los animales, permitiéndoles apreciar el mecanismo de 
la extincion de la vida, miéntras el estudio de los efectos de 
los agentes mecánicos y tóxicos, el museo de Anatomía patoló- 
gica, el microscopio, las investigaciones químicas, los dibujos 
y las fotografías no desarrollen para ellos toda su inagotable 
variedud de elementos experimentales con todo su inmenso 
interés y utilidad, miéntras no exista un instituto práctico co 
mo el establecido cn Viena por Bernt, en Berlin por Waguer, 
en Estrasburgo y en Muuich; miéntras esto no sea una reali. 


132 


dad de todos los dias, los servicios inédico-legales pres- 
tados por nuestros médicos 4 los tribunales tendrán ine: 
ludiblemente que resentirse de aquella imperfectísima educa- 
cion señalada, de aquella ausencia de prácticos conocimientos; 
y, doloroso es decirlo, desprovista la Ley de la justificacion 
ordenada y sériamente pericial que con tanta razon pretende, 
y moralmente convencida de esta verdad, tendrá que declinar, 
en su necesidad de no aparecer tan á las claras injusta, el 
derecho y la facultad que en otras condiciones fundadamente 
la asistirían de exigir una responsabilidad directa y efectiva 
al perito. 


HERIDA EN AMBOS OJOS POR ARMA DE FUEGO: REABSORCION DEL CRIS- 
TALINO A LA IZQUIERDA; CURACION;—por el Dr. J. Suntos Fer- 
- nández. 


(SESION DEL 25 DE ABRIL DE 1880.) 


El caso que nos ocupa es interesante bajo muchos puntos 
de vista: se trata de un indivíduo víctima de un disparo de 
escopeta con perdigones, y á pocos pasos de distancia: el ojo 
derecho, á pesar del destrozo que sufre en la córnea, iris y 
cristalino, -lega á la atrofia sin haber ocasionado la menor 
molestia: el izquierdo, presenta al parecer lesionados tambien 
la córnea, el íris y el cristalino; la primera se presenta perfora- 
da por su centro Ó al ménos se la supone, al ofrecer una ul- 
ceracion profunda, ausencia de cámara anterior, y donde 
debiera existir ésta, hallarse el cristalino reblandecido; este 
ojo consumó su trabajo de reabsorcion de la lente opaca y 
reblandecida sin un síntoma flogístico, sin Ocasionar ningun 
sufrimiento. Sabemos que toda herida capsular supone la 
accion de un instrumento penetrante y dislacerante, ó bien la 
de un pequeño cuerpo extraño, pudiendo encontrarse éste 
último con más ó ménos facilidad en la cámara anterior, en 


135 


el cristalino ó en el cuerpo vítreo; si el cristalino reblandecido 
se halla casi en su totalidad en la cámara anterior, hay 
doble motivo para justificar esta suposicion, por másque hay 
soluciones de continuidad en la cápsula, que pueden sobreve- 
nirá consecuencia de una compresion súbita del globo ocular. 
En nuestro enfermo no pudo existir esa compresion, pues 
unos cuantos perdigones no son para producirla; alguno de 
éstos debió perforar la córnea y herir la cápsula del cristalino, 
y si ésto ocurrió, y á ello se debe el paso de la lente opaca á 
la cámara anterior, ¿qué se ha hecho de este cuerpo extraño? 

No existiendo en la cámara anterior ni en la region del 
cristalino, como se ve fácilmente despues de la reabsorcion 
de éste, ¿habrá pasado al cuerpo vítreo? De todos es sabido 
que partículas de metal, granos de plomo, fragmentos de 
cristal, de madera y de acero, se han observado en el 
cuerpo vítreo; por otra parte, ha ocurrido alguna vez que el 
cuerpo extraño enquistado : y mantenido en una posicion fija, 
se ha tolerado impunemente y la trasparencia del humor ví- 
treo se ha restablecido hasta el punto de permitir'un grado 
de vision asaz bueno. Desgraciadamente estos Casos son ex— 
cepcionales; las más de las veces, se forma Ó un verdadero 
absceso que opacifica por completo el cuerpo vítreo, ó.el tejido 
que se organiza desarrolla adherencias, con el cuerpo ciliar y. 
la retina, y las retracciones consecutivas traen, ó el desprendi- 
miento de ésta Ó la atrofia del bulbo, por perturbaciones 
en aquél. Cuando la entrada del cuerpo extraño es seguida 
inmediatamente de fuerte inflamacion, la terminacion es aún 
más funesta, pues el flegmon no se hace aguardar con todos 
sus sufrimientos. 

Observacion.—D. R. P., natural de Cárdenas, provincia de 
Matanzas, de 32 años de sd temperamento nervioso, natu- 
raleza endeble y miembro de una familia de tuberculosos y 
neuropáticos, no habia padecido nunca de los ojos. —Entu- 
siasta por la caza, hasta rayar en fanatismo, y experto en ella, 
nunca sus armas dejaron de ser manejadas con tino; por el 
contrario su cuerpo, plagado de perdigones, revela haber sido 


134 


victima más de una vez de la imprudencia de los que le 
acompañaban. 

En la mañana del domingo 8 de Junio de 1879, segun 
costumbre salió á cazar con un criado en una finca de campo 
de sus amigos los Dres. Oxamendi; apénas dió principio á la 
caceria, cuando una pieza se interpuso entre él y el que le 
acompañaba, que montado se hallaba á la distancia de seis 
metros: preparó el arma, mas conociendo queiba á herirá su 
compañero, desistió de tirar; el otro no hizo igual reflexion, 
y sin detenerse, hizo la descarga. La mayor parte de los per- 
digones fueron dirigidos á la cara del Sr. P., que por muy á 
tiempo que los escudó con la culata de su escopeta y con la 
mano, no dejaron de herirle la boca, la mejilla izquierda, la 
mano del mismo lado y ambos ojos; por la señal que dejaron los 
perdigones mostacilla en el sombrero se comprendía que el ti- 
ro habia sido dirigido de delante atras y de izquierda á dere- 
cha. Si el ojo derecho fué más lastimado, se debe 4 que la 
mano llevada á la izquierda hubo de protegerle algo. 

Desde el momento del accidente su vista se nubló, y ciego, 
bañado en sangre, fué conducido á la morada del Dr. D. Juan 
Calixto Oxamendi, que le propinó los primeros auxilios. Los 
párpados estaban penetrados por los proyectiles en diferentes 
puntos, pero no ofrecian desgarraduras ni lesiones de conti- 
nuidad dignas de mencionarse; en ambos ojos, se veían las 
córneas heridas, pero los medios se mantenían trasparentes 
hasta el anochecer en que se notaron opacas las regiones de 
ambos cristalinos. Al dia siguiente, cuando lo vimos, presen- 
taba ambos párpados iufartados é inmóviles, quémosis peri- 
querático interno en ambos ojos, pero mayor á la derecha, 
amenazando estrangular las córneas. La de lojo derecho estaba 
perforada por el centro y en casi toda su extension; la cámara 
anterior no existía, el iris desgarrado muy especialmente en 
sus dos tercios, internos, y el eristalino opaco y-como secciona- 
do: escasa percepcion luminosa, ausencia de dolor y de fotofo- 
bia; la córnea del ojo izquierdo ofrecía una perforacion cen- 
tral de tres Ó cuatro líneas de diámetro y parecía la puerta de 


135 


entrada de un perdigon; la cámara anterior estaba ocupada en 
su totalidad por la sustancia del cristalino reblandecido; fá— 
cil percepcion luminosa, ausencia de dolor, lagrimeo ligerísi- 
mo, fotofobia y escaso aumento de la presion intraocular. 

En presencia de un caso de tamaña gravedad y en que los 
síntomas inflamatorios no se ostentaban cual podian hacerlo, 
no quedaba otro remedio que la observacion. Auguramos 
desde luégo que dadas las graves lesiones del ojo derecho, 
podía darse por perdido; manifestamos igualmente que la 
presencia del cristalino en la cámara anterior del izquierdo 
era una amenaza terrible, y nos limitamos á las instilaciones 
prudentes de atropina, acompañadas de fricciones mercuriales 
en la frente y sien. 

El estado general del enfermo no dejaba nada que desear, 
y su ánimo, resienado unas veces y alegre otras, estaba léjos 
de revelar el grave peligro que amenazaba sus ojos. 

Del campo fué trasladado á su casa en Cárdenas, tres dias 
despues; allí le volvimos á ver con el Dr. Gutierrez (D. Da- 
niel), que fué designado para sustitulrnos á nuestra vuelta 
para la Habana: la tumefaccion de los párpados habia cedido, 
existía ligera amplitud en la cámara anterior del ojo izquier- 
do, y los movimientos de ambos ojos parecian restablecerse 
ligeramente. Continuó con la atropina á la derecha y orde— 
namos el sulfato neutro de duboisina á la izquierda en ins- 
tilaciones alternadas con el cloridrato de pilocarpina. 

El 20 del mismo mes le trajeron á la Habana y tuvo lugar 
una junta con los Dres. Horstmann, Finlay y Montalvo; el 
quémosis habia desaparecido á la izquierda y habia dismi- 
nuido considerablemente á la derecha; en los otros sintomas 
no habia variacion. Se convino en que el ojo derecho estaba 
perdido y que debía enuclearse sin pérdida de tiempo; en el 
izquierdo se sospechó la presencia de algun perdigon en el 
interior del ojo, y acordóse la extraccion de la catarata tan 
luégo que la inyeccion periquerática lo permitiese; le orde- 
namos el fósforo al interior. Hasta el 25, es decir, 15 dias 
despues del accidente, no se empezaron á notar los fenóme- 


136 

nos de reabsorcion del cristalino; éstos se acentuaron cada 
vez más, y el dia 20 de Julio, observando que mayor la parte 
de la sustancia cortical desaparecía, que percibía la mejor clari- 
dad y que el ojo derecho daba pruebas inequivocas de atrofia, 
resolvimos practicar la enucleacion. 

La operacion llevada á efecto, prévia anestesia por el cloro— 
formo, y en union de los Dres. Oxamendi (D. Francisco) y 
Blanco, estuvo exenta de todo género de accidentes. 


El exámen microscópico del ojo enucleado, inmediatamen- 


despues de la operacion, puso de manifiesto la presencia de 
moco-pus en sustitucion del humor vítreo y reduccion de su 
cavidad y de las membranas internas y externas que le tapi- 
zan. Al tacto se percibían anfractuosidades superficiales de 
la esclerótica, próximas á su union con la córnea y hácia la 
region externa y superior. Haciendo una seccion metódica 
de estas membranas en dicho punto, se descubrió en su espe- 
sor la señal azulosa que dejan en los tejidos los perdigones y 
que se velan en la conjuntiva de ambos ojos.  Parecia fuera 
de duda que existiese alaun cuerpo extraño en el interior del 
ojo, pues estas manchas azulosas revelaban su paso por el espe- 
sor de la esclerótica, y sin embargo, por más que lo busca- 
mos en union del Dr. Oxamendi, nada pudimos descubrir. 

La reabsorcion del resto del cristalino en el ojo izquierdo 
parecía verificarse despues con mayor o Le ordena- 
mos los mercuriales á dósis refractas. 

En los últimos dias de Julio ya apénas quedaban restos de 
la sustancia cristaliniana en la superficie interna de la córnea y 
al nivel de lo perforacion; no obstante, el fondo del ojo no fué 
posible iluminarlo, con el espejo reflector del oftalmoscopio; 
á la luz oblícua se veía una opacidad como capsular que se 
extendía por toda la parte posterior de la region del cristalino. 
La percepcion luminosa habia variado. 

Hacia el 15 de Acosto nuestro enfermo acusaba percibir 
más distintamente la luz de una bujía; le examinamos al 
oftalmoseopio y no pudimos iluminar el interior del ojo. Po- 
cos dias despues, insistiendo en que sí vela las manos y sabía 


> 


137 


cuándo pasaba una persona, volvimos á examinarle y nos pa- 
reció distinguir, aunque imperfectamente, el aspecto rubicundo 
del interior del ojo; unos dias más tarde no nos quedaba du- 
da, y el 14 de Setiembre podíamos iluminarlo con el oftal- 
moscopio de tal modo que, á no ser por el leucoma central con- 
secutivo á la perforacion de la córnea, se hubiesen descu= 
bierto los vasos de la retina. La agudeza visual era todavía im- 
perfecta, contaba los dedos y con una lente del número 3 dis- 
tinguía caractéres de 0,027 ""”- 4 un decímetro de distancia. 

El 24 de Setiembre.—En esta fecha se retira al campo y 
aunque empieza á caminar solo, todavía tropieza con los mue- 
bles. Continúa con los mercuriales y las instilaciones de, 
atropina. 

Octubre 7.—Vuelve del campo por sus piés, anda por to- 
das partes sin tropezar, y aunque parece conocer las personas, 
todavía no distingue el color de los ojos y muchas veces las 
confunde, llevando anteojos convexos de 92 dióptricos. De 
cerca, con anteojos de operados de catarata (18 dióptricos) só- 
lo existe una agudeza visual de y. Con el oftalmoscopio se 
distingue el fondo del ojo, en el cual nose percibe lesion alguna. 
La opavidad central de la córnea dificulta la precision en el 
exámen, asi como una fibra filiforme, que constituyendo una si: 
nequia anterior, va desde la parte inferior del borde de la pu- 
pila hasta la cara interna ó posterior de la opacidad central 
de la córnea, 

Octubre 11.—Vuelve para el campo; se le ordenó nueva- 
mente el fósforó al interior y los midriásicos localmente; si 
éstos no rompen la sinequia anterior, será necesario emplear la 
discision. 

Mayo 15 de 1880.—Los síntomas anatómicos no habían va- 
riado, la lectura era dificil todavía; pero con los anteojos ántes 
indicados, se maneja perfectamente. En comprobacion de lo 
que hemos dicho al principio, copiaremos para terminar lo que 
ha escrito recientemente el Dr. Arlt de Viena, á propósito de 


las heridas del eristalino. (1) “En tésis general, diremos: que 
(1) De las heridas del ojo bajo el punto de vista práctico y médico-legal, cap. 11. 


pág. 88. 
. xvu.—18 


138 


toda herida del cristalino debe considerarse como un peligro se- 
rio para la existencia del ojo, no solamente por las lesiones 
simultáneas de los elementos que le rodean (córnea, Íris y 
cuerpo ciliar) y de la penetracion tan frecuente de cuerpos ex- 
traños detras del cristalino, sino por las presiones ejercidas 
por el cristalino sobre la córnea, iris ó cuerpo ciliar Este te- 
mible accidente es bien pronto resultado de la hinchazon rá- 
pida por imbibicion del humor acuoso, que muy luégo provo- 
ca una luxacion del cristalino herido. Con mucha frecuencia 
un ojo asi comprometido está expuesto á una inflamacion con 
exudacion fibrino-plástica Ó purulenta, que le conduce á su 
ruina; pero, por otra parte, si escapa á la atrofia, y al cabo de 
gun tiempo de vivos sufrimientos la lente llega á reabsorber— 
se, no obsta para que en muchos casos sobrevenga una ceguera 
irremediable, producida por una excavacion glaucomatosa del 
nervio Óptico ó por una coroidítis difusa con atrofia de la 
retina.” 

No debemos olvidar que el cristalino se encuentra sometido 
4 un estado de aplastamiento, por la tension de la cápsula 
anterior y que con la cápsula posterior ejerce la una sobre la 
otra presiones continuas en la sustancia cortical. 

Y si recordamos que la sustancia cortical se hincha más ó 
ménos en contacto del humor acuoso y que esta hinchazon es 
tanto mayor cuanto mayores son los contactos con el liquido, 
comprenderémos fácilmente que es necesario que la hernia 
capsular sea tambien grande para dar salida á los elementos 
morfológicos; viéndose con mucha frecuencia salir sustan— 
cia cristalina 4 Ja cámara anterior á través de la herida. 
Y á medida que el humor acuoso está más en contacto con la 
sustancia cortical del cristalino, la cristaloides va ampliándo- 
se progresivamente, viéndose en la abertura capsular masas 
opacas á manera de copos de diversas formas, en direccion 
hácia la córnea, cuyas dimensiones pueden ser apreciadas exac- 
tamente, examinando el ojo con iluminacion oblícua focal. 

Durante la reabsorcion de la parte extra—capsular de la sus- 
tancia cristalina que se halla casi siempre en el punto más 


139 


bajo de la cámara anterior, el ojo se encuentra en un estado 
de irritacion caracterizado por una viva inyeccion ciliar, la- 
grimeo, fotofobia, etc., que á veces suele conducirnos 4 una 
verdadera irítis. 

A medida que nuevas porciones del cristalino avanzan há- 
cia la herida, su diámetro ecuatorial se ve disminuir, y no se 
puede llegar á su curacion hasta que toda la sustancia crista- 
lina ha sido repulsada y reabsorbida; en general, la cápsula 
anterior se adapta á la posterior despues de una reabsorcion 
completa, formando un tabique más Ó ménos grueso que sepa- 
ra el humor vítreo del acuoso. 

Este diafragma por lo regular suele contener entre sus dos 
láminas cierta cantidad de sustancia cristalina más Ó ménos 
metamorfoseada. En los casos más favorables, suele” encon— 
trarse constituido dicho tabique, al nivel de la pupila, única- 
mente por la cápsula posterior, pero para ésto es necesario 
que la cristaloldes se hubiese enrollado y avanzado hácia la 
periferia, despues de haber sido horadada, siendo necesario dos 
ó tres meses para llegar á esta terminacion, la más feliz que 
puede esperarse en un caso de herida del cristalino. 

Si el herido ha pasado los veinte y cinco años y por lo tan- 
to su cristalino tiene ya mayor consistencia, la reabsorcion 
completa no puede efectuarse. 


AA AAA HA A AAA 
Sd o a 


REAL ACADEMIA DE CIENCIAS. 


SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 25 De JuLio DE 1880, 


SRES. ACADÉMICOS CONCURRENTES.—Lres. Y. de la L. Hernández, 
Presidente eventual, Lebredo, Lastres, V. Machuca, Rodrí. 
guez, Orús, La Quardia, Plasencia, R. de rd AO Go- 
vántes, Donoso, Mestre, Secretario. 


140 


Abierta la sesion á la hora de costumbre con la “asistencia 
de los Sres. Académicos que arriba sé expresan, y ausente 
por enfermedad el Sr. Presidente titular Dr. Gutierrez, ocu- 
pó su puesto el socio de mérito Sr. Dr. D. José de la. Luz Her- 
nández. 

Leyó el Secretario general el acta de la sesion pública ante- 
rior, que fué aprobada. 

CorrEsPONDENCIA.—Leyéronse en seguida por el mismo:— 
1.2 una invitacion del Gobierno General para Córte en Pa- 
lacio con motivo de los dias de S. M. la Reina (q. D. g.); ha- 
biendo asistido la Comision tal efecto designada;—2. 9 un 
oficio del Sr, Alcalde Municipal de San Antonio de los Baños, 
pidiendo vírus vacuno; se le remitieron cuatro tubos que su- 
ministró la Sub-Comision académica; —3. otro id. del Juz- 
gado del Distrito de Jesus María, recordando el informe pe- 
dido en causa contra D. G.... P.... por muerte del asiáti- 
co Luis Emilio Hernández; informe que habia de ser presen- 
tado en la actual sesion;—4. % otro id. del Sr. Secretario de 
la Exposicion de Matánzas, dando las gracias, á nombre de la 
Junta Central y la Comision Ejecutiva, por el generoso con— 
curso que la Academia le brinda al remitir 22 volúmenes de 
sus publicaciones, que se mandarán recoger oportunamente; 
—5. 9 otro id. del socio numerario Dr. Plasencia, participan- 
do su regreso á esta capital; —6.% otro id. del Dr. D. Andrés 
Arango y Lamar, remitiendo un ejemplar de su tésis sostenl- 
da en Paris sobre Phenoménes premonitoires de la colique hepa- 
* tique; acordándose darle muy atentas gracias, 

El Secretario general participa á la Corporacion que asiste 
el socio numerario Sr, Dr, .D. Tomás J. Plasencia, que había 
estado ausente del país, y le da la bienvenida.' 

No hallándose presente el Dr. Finlay, Secretario de la Co- 
rrespondencia nacional y extranjera, presentó el Secretario 
general las publicaciones recibidas desde la última sesion: 
—Observaciones físico-meteorológicas de la Escuela Profesio- 
nal, desde el 9 hasta el 22 de Julio;—Revista de Cuba, t. 
VIL núm. 5;—Crónica médico-quirúrgica, año VÍ, núm, 7;— 


141 


Gaceta Médica, núm. 9, año Il;—Progreso Dental, núm. 3;— 
Avisador Comercial, 157 4 168;—Boletin Comercial, 156 á 
167;—Revista Económica, 143;—Boletin de los Voluntarios, 
171 y 172;—Independencia Médica de Méjico, 5 4 10;—Re- 
vista Minera, de Madrid, 233;—Correspondencia Médica, 20, 
21 y 22;—Gaceta de Sanidad Militar, 132;—Boletin Profesio- 
nal de “El Laboratorio,” de Barcelona, 2? época, núm, 12;— 
Juicios de la prensa sobre el Tratado práctico de las enferme- 
dades de las inujeres, por el Dr. Gaillard Thomas, traducido 
por Ab, B. de Luna, N. York, 1880;—Noticia sobre la accion 
fisiológica de los vinos y en particular el de St. Raphaél, por 
C. M. Ferrier;—Nuevo tratamiento de varias enfermedades 
nerviosas, por el Dr. E. Gélineau, un cuadernito;—Tribune 
médicale, de Paris, 608-9-10;—Natural Board of Health Bul- 
letin, vol. 1.9, núm. 52. vol. 2.9, núm. 1;—Supplement n. 5 
of Bulletin; —Vital Statistics of the city of New-York, Abril 
y Mayo;—kReport of the Health officer to the City Council of 
Oakland, Cal., for April 1880;—Medical Record, 500 4 504; 
—Harper's Weekley 12227 4 1229. 

MrbicIyA LEGAL. —Uausa por estupro.—Terminada la corres- 
pondencia, leyó el Dr. Rodriguez, como Ponente de turno de 
la Comision de Medicina legal, un informe relativo á la causa 
seguida contra D. R.... C.... por rapto, en el Juzgado de 
Primera Instancia de Monserrate, quien se ha dirigido á la 
Real Academia por conducto del Excmo. Sr. Gobernador Ge- 
neral.—Consultándose, de conformidad con la defensa, 1.9 si 
el hallarse menstruando una mujer es un hecho que evita cmo- 
probar una desfloracion; 22 si debe practicarse. el reconoci- 
miento de una desflorada en época determinada, cuando se 
trata de distinguir la desfloracion reciente de la antigua; 3. 2 
sl por lo consignado en las diligencias facultativas-de fs. 21 
vta. y 28, puede llegarse, cientificamente hablando, á la con- 
clusion que se establece en la última de dichas diligencias; 
4.2 si es cierto que la virginidad no esté siempre vinculada 
en el signo físico de la misma, como tambien su pérdida no es ' 
slempre ocasionada por el coito; 5. % y último, que con vista 


142 


del proceso se sirva además informar la Academia todo lo que 
acerca de este asunto se le ofrezca y parezca; —despues de una 
serie de consideraciones cientificas sobre los motivos que exis- 
ten para no practicar el reconocimiento durante el flujo catame- 
nial, sobre el momento más oportuno para verificarlo, sobre las 
modificaciones que puede sufrir el hímen sin la intervencion 
del acto vector y sobre otros particulares más ó ménos intere- 
santes, inclusas algunas deficiencias de los documentos pericía- 
les que no permiten ser tan categóricos y terminantes en la res- 
puesta, concluye la Comision: 1? que durante la menstruacion, 
y más cuando se trata de procedimientos médico-legales, aun= 
que no es imposible, no es prudente, ni lógica, ni científica, ni 
clásica la práctica de un reconocimiento; —2? que el reconoci- 
miento de una desflorada, si las circunstancias lo permiten, debe 
practicarse lo más pronto posible;—3% que de lo que consta en 
el reconocimiento facultativo, no puede llegarse cientificamente 
á una conclusion tan formal y categórica;—4. que la regla es 
la presencia del himen en la virginidad, y que no sólo el coito 
determina su pérdida; y 5. que no informa la Academia 
sobre el particular por no tener el proceso á la vista. 
FarmacoLocia.— Remedio de una curandera.—Aprobado sin 
discusion el informe presentado por el Dr. Rodríguez, leyó 
otro el Dr. Lástres, á nombre de la Seccion de Farmacia, so- 
bre el exámen físico-qnímico de un remedio ocupado á D, * 
Adelaida Oniliaski, por virtud del expediente que contra ella 
se instruye en el Gobierno General por intrusa en la ciencia 
de curar. Despues de precisar todos los caractéres exteriores 
del frasco que encierra dicho líquido, consignando todos sus 
rótulos é instrucciones, se detiene el Sr. Ponente á estudiar 
el contenido, que resultó ser la **Pocion antiasmática de Au- 
brée,” compuesta de raiz de polígala, yoduro de potasio, ja— 
rabe de opio, aguardiente, tintura de cochinilla y agua, de 
modo que el enfermo llega á tomar cuatro y medio gramos 
de aquella sal en las veinte y cuatro horas, lo cual no deja de 
ser una dósis bastante elevada y muy capaz de ser perjudicial 
si nose vigila su accion y se aumenta ó disminuye la canti- 


143 


dad segun la edad y otras muchas condiciones de los enfer- 
mos; y esos inconvenientes no pueden dudarse desde el ins- 
tante en que se deja á disposicion de la ignorancia los recur- 
sos terapéuticos que sólo deben estar á disposicion de los fa- 
cultativos. De las consideraciones anteriores, así como de 
las que sugieren el análisis practicado y el estudio farmacoló- 
gico del compuesto, concluye la Seccion: 1.9 queel líquido 
contenido en el pomo remitido por el Gobierno no es otra co- 
sa que la pocion antiasmática de Aubrée; 2. que está com- 
puesta dicha preparacion de todas las sustancias que indi- 
ca su autor, aunque los experimentos practicados hacen sos- 
pechar que tiene más cantidad de polígala que la señalada; y 
3. que siendo elevada la dósis del yoduro de potasio en la 
pocion de Aubrée, sólo debe prescribirse por indicacion fa- 
cultativa, y es peligroso para la salud pública que personas 
ajenas á la ciencia de curar empleen medicamentos que en 
determinadas circunstancias pueden ser perjudiciales y hasta 
NOCIVOS. 

Meniciva LecaL.— Muerte despues de unas contusiones.—A pro- 
bado sin discusion el informe del Dr. Lastres, leyó otro el Dr. 
Lebredo para contestar al Sr. Juez de Primera Instancia de Gua- 
nabacoa, quien por conducto del de Jesus Maria, desea saber 
en la causa criminal formada contra D.G... P... por muerte 
del asiático Luis Emilio Hernández: si el citado sujeto pudo 
fallecer ó falleció de los golpes del manatí, d si éstos anticipa- 
ron el padecimiento, explicando si las certificaciones óÓ apre- 
ciaciones de los facultativos están conformes con la ciencia 
que profesan, y si han debido formularlas con lá concision 
yue lo hacen.—Segun consta de las declaraciones que obran 
en el proceso, falleció dicho asiático algunas horas despues de 
haber recibido fuertes golpes en la parte posterior y superior 
del dorso y en la region renal: verificada la autopsia, además 
de comprobarse la existencia de dichas contusiones se hallaron 
focos de congestion en la parte póstero—inferior del lóbulo me- 
dio del pulmon derecho, las que se atribuyen á la estásis ca— 
davérica, como tambien en la parte posterior del lóbulo infe- 


? 


144 


rior del pulmon izquierdo y una insuficiencia mitral con hi- 
pertrofia del ventrículo izquierdo é infarto del lóbulo medio 
del hígado, estimándose que el sujeto mencionado venía pa- 
deciendo desde hacía algun tiempo, y que la muerte no sobre- 
vino inmediatamente á causa de las lesiones traumáticas, sino 
de la afeccion del corazon, la cual no habría precipitado aque- 
lla si hubiese estado sometido á un régimen de los indicados 
por la ciencia. La primera cuestion formulada por el Juzga- 
do es simplemente de posibilidad, y su resolucion, positiva Ó 
negativa, sería de ninguna utilidad para los efectos de la Ley, 
pues todo entra en los límites de lo posible, y no sólo matan 
los grandes traumatismos, sino que se muere tambien y con 
muerte violenta de una pequeña herida, de un sencillo golpe, 
de una simple operacion.—Tocante á las preguntas hechas 
respecto al valor científico de las declaraciones y apreclacio- 
nes de los peritos, despues de someterlas á una discusion de= 
tenida y profunda ante el criterio de nociones cientificas per 
fectamente aaquiridas, llega en resúmen la Comision á expo- 
ner que por lo incorrecto y confuso de la forma, por la ausen- 
cla casi absoluta del carácter descriptivo, por los numerosos 
vacios que allí se encuentran, por la falta de lógica correla— 
cion entre los hechos y las conclusisnes, por ser en cousecuen- 
cia infructuosos y estériles sus conceptos para el juicio impar. 
cial, fundado y comprobado, que en ellos debía apoyarse, de- 
clara la Comision que dichos documentos no están en general 
de acuerdo con la severidad, órden y claridad, con los princi- 
pios de conveniente y oportuna exposicion y conclusion que 
la Medicina Legal reclama.—Por lo que hace al particular 
encerrado en otra interrogacion y que es sin duda el más im- 
portante, si el asiático falleció de los golpes que recibiera, no 
obstante la sucesion tan inmediata entre la violencia sufrida y 
la extincion de la vida, y el encadenamiento que entre am- 
bos sucesos parece imprescindible, no puede ménos de consi- 
derarse que una sospecha no es una verdad, que una inspira- 
cion no es una justificacion; y sl se tienen en cuenta los datos 
extrapericiales del proceso, ha de deducirse la imposibilidad 


s 


145 


de Negar al conocimiento de los verdaderos antecedentes pa- 
.tológicos y fisiológicos, de tanta necesidad para precisar la 
forma en que se ha verificado aquel tránsito; y por otra parte, 
nada permite negar que las cosas hayan podido pasar para el 
hecho de la muerte con entera indiferencia de la agresion.— 
Ni es más fácil de contestar la última pregunta relativa á si 
los golpes pudieron anticipar el padecimiento, ó mejor dicho 
el fallecimiento segun interpreta la Comision, pues áun cuando 
no haya podido ser inofensiva una violencia para quien lleva- 
ba en su corazon una enfermedad tan seguramente fatal, nada 
hay en el proceso que permita asegurar la anticipacion de la 
muerte á consecuencia de los solpes recibidos.—De todo lo 
cual deduce la Comision: 1.9 que el asiático Luis Emilio 
Hernández pudo fallecer de los golpes de manatí; 2. que 
no es posible afirmar ni negar que falleció á consecuencia de 
ellos, ni que éstos anticiparon el fallecimiento; y 3.9 que las 
declaraciones y apreciaciones de los facultativos no están de 
una manera rigurosa conformes con la ciencia que profesan; 
sin que la concision con que lo han hecho deba conside— 
rarse como circunstancia vituperable. 

Aprobado por unanimidad el informe del Dr. Lebredo, 
declaró el Sr. Presidente terminada la sesion. 


SESION PUBLICA ORDINARIA DEL $8 DE AGOSTO DE 1880. 


SRES. ACADÉMICOS CONCURRENTES.—Hres. Gutiérrez, Presidente, 
Horsimann, Plasencia, Montejo, Rovira, V. Machuca, Donoso, 
Torrálbas, Machado, Grovántes, Melero, Finlay, Orús, Mestre, 
Secretario. 


Abierta la sesion 4 la hora de costumbre, con la asistencia 
de los Sres. Académicos que arriba se expresan, dió lectu- 
ra el Secretario general al acta de la pública anterior, que 
fué aprobada, | ] 

y. xv11.—l9. 


146 


CorrerpoNneNCcIa.—Leyéronse en seguida por el expresado 
Secretario: —1? una invitacion del Excmo. Sr. Gobernador Gre- 
neral para examiuar en Palacio y oir las explicaciones del Sr. 
D. lldefonso de Estrada y Zenea acerca de su panorama de las 
ciencias, letras y artes; no habiendo podido asistir los Sres. Pre- 
sidente y Vice-Presidente, por hallarse enfermos; 
comunicacion de la misma procedencia, acompañando 12 ejem— 
plares del folleto de Mr. Déclat sobre el ácido fénico y sus com- 
puestos y otras tantas hojas del mismo autor sobre el fenato de 
amoniaco líquido concentrado para la curacion de la fiebre 


2.2 MA 


amarilla, del cólera ds; habiéndose remitido dichos impresos á 
la Comision de Remedios Nuevos y Secretos, para que emita 
su parecer en el asunto y en su vista pueda la Academia 
corresponder al encargo del Gobierno;—3.*% otro oficio de 
id., recordando el informe pedido á la Corporacion en causa, 
por rapto, contra D. R.... C.... en el Fuzgado de Monse- 
rrate; cuyo informe se remitió oportunamente;—4 2 otro 1d. 
del Sr. Alcalde Municipal de S. Antonio de los Baños, dando 
las gracias por los tubos de vacuna que le fueron dirigidos; 
—5. otro id. del Sr. Ldo. D. Julio María Páez, devolviendo 
cuatro recibos por cobrar de la suscricion de los “Anales,” que 
fueron encontrados en la calle; diéronseles las más atentas 
gracias por su atencion, advirtiéndose además el rasgo de hon- 
radez de dicho Sr., pues uno de los recibos extraviados era el 
suyo. 

Refiriéndose el Sr. Melero á la comunicacion del Gobierno 
General relativa á Mr. Déclat, preguntó si se habian remitido 
simplemente los trabajos de éste á la Academia, ó se sujetaban 
4 informe de la misma. 

El Secretario general satisfizo dicha “pregunta, explicando 
que lo habian sido con objeto de que la Academia informase 
lo que estimara más conveniente. 

BrgLioreca.—El Dr. Pinlay, Secretario de la correspondencia 
nacional y extranjera, presentó :—Observaciones físico-meteo- 
rológicas de Escuela Profesional desde el 23 de Julio hasta el 
5 de Agosto; —Repertorio de Farmacia, n. 8;—Revista Gene- 


147 


tal de Comunicaciones, n. 5;—Revista Económica, 144, 145 y 
146;=—Boletin de Voluntarios, 173 y 174;—Avisador Comer— 
cial, 169 á 181;—Boletin Comercial, 168 4 180;—Considera- 
ciones sobre la alimentacion de los vegetales, por el Dr. Fer- 
nando Páez;-—Contestacion á dicho discurso, por el Dr. D. Ca. 
yetano Aguilera; —Revista Minera, 234 y 235;—Boletin Pro 
fesional anexo á El Laboratorio, 13;—Anuario de Medicina y 
Cirugía prácticas, por el Dr. Sánchez de Ocaña, t. 17.2 ;— 
Tribune Médicale, 621;—Medical Record, 505-6-7;—National 
Board of Health Bulletin, 50 y 51, vol. 1,2, 3 y 4, vol. II; — 
Supplement n. 6;—Vital Statistics for May, June and July, 
1880. 

Presentó entónces el Seecretario general el “Dictionnaire 
classique sanscrit-francais,” de Em. Burnouf, que el socio nu- 
merario Dr, V. B. Valdes habia remitido para la Biblioteca; 
encomiaudo el Dr. Mestre la importancia y mérito de la obra, 
y acordando la Corporacion dar las más atentas gracias al Sr, 
donante. > | 

Fisica y Química. — Cuestion de aforos.—Terminada la corres- 
pondencia y á la órden del dia el Dr. Rovira, leyó en 
su nombre y en el del Dr. Várgas Machuca, como po- 
nentes de la Comision de Fisica y Química, un trabajo re- 
lativo al análisis de una muestra de harina remitida por la 
Direccion General de Hacienda, que desea conocer las partes 
de que puede asociarse, con objeto de que los aforos se prac- 
tiquen con toda exactitud.-—Examinada aquella muestra al 
microscopio, presentó los caractéres de la harina de maíz, con 
más una pequeña cantidad de granos al parecer de otras fécn- 
las, así como tejidos vegetales, que sin duda son restos del 
episperma del maiz. Expuesta á los vapores amoniacales, to- 
mó un tinte ligeramente amarilloso; á una disolucion débil de 
potasa cáustica, tomó un tinte amarillo-verdoso; tratada por 
el ácido nítrico, diluida y rociada con una disolucion igual- 
monte diluida de carbonato de sosa, terminada la efervecen- 
cia, adquirió un color amarillo naranjado, Además, la falta 
de glúten y la dificultad que ofrece á la formacion del engru- 


148 


do, son caractéres que asociados á los anteriores concurren á 
llevar á esta conclusion: “que la harina remitida para su en- 
sayo es harina de maíz.” 

Hierese Pusnica.— Un reactivo del azúcar.—- Aprobado sin dis- 
cuslon el anterior informe, leyó otro el Sr». Montejo, á nombre 
de la Seccion de Ciencias Físicas y Naturales, concebido en 
los términos siguiente: 

Illmo. Sr. Presidente.—Sres. Académicos.—Consultada esta 
Corporacion por el Gobierno Superior Civil acerca de un pro- 
cedimiento químico por el cual el Ldo. D. José Ferratjes y 
Soler solicita privilegio de invencion para defecar los caldos 
sacarinos de la caña y acerca de los peligros que pueda ofre- 
cer, la Seccion de Ciencias Físicas y Naturales viene á infor- 
mar en loque cabe á su cometido, principiando por dar 
cuenta del expediente que lo motiva. : 

De la lectura de dichos antecedentes, en la parte que se re- 
lacionan con la explicacion que hace el Sr. Ferratjes y Soler 
de su procedimiento y de las reacciones á que va á dar lugar, 
se comprende que su autor no tiene criterio exacto de la Cien- 
cla Química, y ménos aún en lo que concierne á la fabricacion del 
azúcar. He aquí eu lo que consiste el principal peligro del proce- 
dimiento postulado.—Si la industria tiene que acudir en sus 
múltiples fases de trabajo á sustancias Ó á elementos peligro- 
sos en sí mismos, pero de importancia suma para despejar las 
dificultades que se oponen al éxito buscado, su empleo presupo- 
ne una fuerza superior intelectual, que procede del conoci- 
miento exacto de lo que se va á emprender, para neutralizar las 
sustancias ó dominar los elementos que pudieran amagar los 
resultados que se desean obtener. Y asíes cómo, con respec- 
to á la cuestion del azúcar, precisamente sus más poderosos y 
racionales defecantes son dos sustancias sumamente venenosas, 
el subacetato de plomo y la barita, cuerpos susceptibles de ser 
totalmente eliminados despues de haber surtido sus provecho- 
sos efectos, dejando el producto industrial en completa ino- 
cuidad. a : 

El reactivo que dice el Sr. Ferratjes haber inventado, y que 


» 


? 149 


forma el objeto de su peticion para un privilegio, lo compone 
una disolucion de 200 gramos de tanino eu 12 kilógramos de 
agua, que incorpora en 1500 galones de guarapo ó 1000 galones 
de miel llevados á la graduacion de 9 á 10? B?., vertiendo des- 
pues en el mismo líquido 500 gramos de ácido hidrofluosilíci- 
co, con lo cual espera un precipitado completamente depurati- 
vo en frio, y procediendo despues á la defecacion comun por 
medio de la cal, con lo cual cree poder eliminar todo exceso 
del ácido que haya puesto, formaudo una sal insoluble de hi- 
drosilicato de cal. 

En primer lugar, el tanino ha sidó ya empleado en Europa 
y áun en esta Isla sin ventajosos resultados industriales: puro, 
es demasiado costoso para el objeto propuesto; y el tanino co. 
mercial, no precipitando, generalmente sino el sexto de las ma- 
terias albuminosas del jugo de la caña, necesita ser aplicado 
en mayores cantidades, con lo cual á las impurezas que pre- 
cipita sustituye otras órganicas que aparecen no sólo en las 
mieles sino en la misma azúcar elaborada, y de ello dan franco 
testimonio las tres muestras presentadas por el. postulante, 
muestras que por su olor y sabor de un moho especial las re- 
chazaría el consumidor más goloso. 

En segundo lugar, que el postulante ignora por completo los 
principios y la práctica de la fabricacion del azúcar no sólo Jo 
demuestra con las muestras que ha presentado, sino con el sin- . 
gular interés de querer transformar el jugo sacarino en ácido 
para aumentar el incristalizable, que la ciencia ni la industria 
han logrado todavía convertir en azúcar prismática, cuerpo 
esencialmente neutro: así es de nuestro deber rechazar por ab- 
surda y desastrosa semejante pretension. | 

En tercer lugar, el empleo del ácido hidrofluosilícico, pro- 
puesto por Kessler en Alemania para depurar los jugos de la 
remolacha, sin que la práctica haya confirmado su valor de 
aplicacion, ménos justificado está para el jugo de la caña. En 
efecto, el jugo de remolacha da de 5 4 10 veces más cenizas 
que el de caña segun Maumené, y en las del primero de 70 al 
80 p.3 hay de sosa y sobre todo de potasa, siendo en las di- 


150 
soluciones concentradas de ese álcali, la potasa, el reactivo 
para precipitarla el ácido en cuestion. Pero pretender que 
el ácido hidrofluosilícico pueda precipitar la sosa, que dicho 
ácido se pueda extraer por precipitacion en presencia de la 
cal, es contrario á las reacciones químicas que ocurren en la 
operacion que se recomienda, como puede experimentalmente 
comprobarse, ó consultarse en el Tratado de Química genera 
de Pelouze y Fremy, páginas 58 y 251 del 2.2 volúmen de 
su 3* edicion; pues el hidrofluosilicato de cal ó el de sosa y 
de magnesia que pueden formarse, no siendo insolubles en la 
disolucion sacarina se encontrarán preexistentes en las mieles 
producidas, que si se destinan al consumo de la economia 
animal, no puede en ella apreciar la Comision cuáles serán sus 
efectos, por ser esta parte de la incumbencia de la Comision 
de Higiene y de Medicina legal. 

Pero áun cuando esa duda quede favorablemente resuelta, 
aunque el postulante haya llenado los demas trámites lega 
les, opina la Comision que no es de concederse ese privilegio 
sino como de introduccion, por haberse ya ensayado las sus- 
tancias que lo motivan en otras ocasiones y con el mismo objeto. 

Discuston.—Terminada la lectura del Sr. Montejo, manl- 
festó el Dr. Várgas Machuca que sería conveniente hablar en 
el informe de las muestras remitidas por el interesado, y de-. 
cir que no son superiores, sino malas. Y como el objeto de 
la consulta se refiere especialmente á si el reactivo empleado 
es 6 no peligroso para la salud, cree dicho Sr. Académico que 
ni el tanino ni el ácido fluosilícico pueden considerarse como 
venenosos, existiendo el primero en los frutos, vinos d., y que 
conviene tambien declarar la inocuidad de los productos. 

El S». Montejo responde que está de acuerdo en todo lo que 
acababa de expresar el Sr. V. Machuca; pero que en el infor- 
me de la Seccion de Ciencias Fisicas se habia hablado bien 
claro acerca de la inferioridad de las muestras, aunque no se 
habia tratado de las propiedades nocivas del ácido fuosilícil 
co por entenderse que esto correspondía hacerlo á la Comi- 
sion de Higiene. 


151 

El Sr. Orús expone que el procedimiento que ha sido ob- 
jeto del informe, considerado bajo el punto de vista industrial, 
es de difícil aplicacion, pues el espato fluor, de donde se ex- 
trae aquel ácido, es muy escaso y caro; y en cuanto á la idea de 
transformar el jugo sacarino en ácido para aumentar el ineris- 
talizable, al proyecto de su inversion en azúcar prismática, 
es suficiente para que se desapruebe por absurdo el procedi- 
miento. 

El Dr. Finlay cree que para la Academia el punto esencial 
es el que se refiere á la inocuidad del procedimiento empleado, 
y en este sentido no hay motivo patente para rechazarlo. Con- 
viene en que todo lo demás es absurdo; pero no cree que 
deba lanzarse una proseripcion general contra todos los ácidos, 
pues el sulfaroso se ha empleado, empezándose por acidificar 
el guarapo ántes de neutralizarlo por la cal. 

El Sr. Orús advierte que eso no constituiría un invento; y 
en cuanto al ácido sulfuroso, el procedimiento consiste en 
disolver primero la cal en frio, y en neuvralizar luégo por el 
ácido mencionado, precipitándose la albúmina y demas sus- 
tancias orgánicas, como asimismo la cal, y formándose un 
hiposulfito de esta base; pero invierte gran parte del azúcar, 
lo que no sucede con el ácido carbónico. 

El Sr. Montejo sostiene que hay mucha extension y latitud 
en la consulta dirigida á la Academia; que, áun cuando no fue- 
ra así, no era posible aceptar la responsabilidad de las ideas 
emitidas por el autor del proyecto; y que, respecto al empleo 
del ácido sulfuroso, en la Luisiana se ha tenido la experiencia 
de que mejora lá calidad á expensas de la cantidad, por la in- 
version del azúcar á que da lugar. 

El Dr. Finlay insiste en que no debe incluirse á todos los 
ácidos en esa repulsa, en que la cuestion de prioridad no le 
toca á la Academia resolverla y en que sólo se le consulta 
sobre un asunto de Higiene pública; suplica por último al Sr. 
Ponente que se sirva leer el oficio del Gobierno. 

Leido éste por el Sr. Montejo, hizo uso de la palabra el Sr. 
Melero para expresar que se trataba, en efecto, de un punto de 


152 


Higiene, y que todo lo demás era ajeno á la indole de la con- 
sulta. 

Entónces mavifestó el S”. Montejo que en ese caso no co- 
rrespondia el informe á la Seccion de Ciencias Físicas y Natu- ' 
rales, á quien se habia confiado. 

Explicó el Sr. Melero que el asunto habia sido sometido 
ántes á la Real Sociedad Económica, la que habia informado 
oportunamente, y su tarea era tanto más facil cuanto que, por 
sólo llenar los requisitos señalados en la cédula de privilegio, 
le puede dar su aprobacion, aunque se trate de un verdadero 
esperpento bajo el punto de vista de la ciencia y de la indus- 
tria, Peroel pasarlos antezedentes á la Academia ha sido 
porque en aquel informe se acusaba algun peligro. 

El £”. Orús dice que hay un precipitado de silicato de po- 
tasa, que es soluble; y que si se forma ácido fluoridrico, éste 
es venenoso. : 

El Dr. Várgas Machuca dice que no se forma ácido fluori- 
drico, pues en presencia de las bases, dado caso que se forma- 
no puede existir en libertad, 

El Secretario general manifiesta que se habia remitido á la 
Seccion de Ciéncias Físicas y Naturales el expediente en cues- 


ra, 


tion, para que primeramente estudiase cuáles eran las sustan- 
clas, precipitados ó resíduos, que permaneciendo en el azúcar, 
pudieran hacer nocivo su uso; y en segundo lugar, porque 
habiendo en dicha Seccion algunos médicos distinguidos, les 
era más fácil entónces resolver la segunda parte del problema, 
referente a la inocuidad del producto. 

El S”. Várgas Machuca cree que en el informe debe tratat- 
se de la mayor ó menor pureza del producto obtenido, y del 
mayor ó menor grado de concentracion del 4cido hidrofluosilí 
cico empleado por el autor; que siendo tambien las mieles 
objeto del consumo, es asimismo importante el reconocerlas. 

El Dr. Finlay está de acuerdo con el Secretario general en 
que lo primero es fijar bien la existencia de la materia tóxica, 
ya en el azúcar, ya en Jas mieles, para despues decir si es no- 
civo el producto elaborado; mas para ese doble objeto se ne- 


153 


cesita de una Comision mixta, en que esten representadas la 
Química y la Higiene, debiendo tenerse en cuenta q ue el fallo 
de la Academia va á juzgar otro anterior. 

En virtud de la anterior discusion, y de acuerdo con jos de- 
seos en ella manifestados por los Sres. Académicos, nombró el 
Sr. Presidente una Comision para informar en el asunto, com- 
puesta de los Sres. Rovira, Várgas Machuca y Finlay, sirvién- 
dole de dato importante el informe ministrado por el Sr. Mon- 
tejo. 

Despues de lo cual declaró el Sr. Presidente terminada la 
sesion. 


Nora SOBRE EL ABASTO DE AGUA DE La HABANA CON MOTIVO DE LA IN- 
'TRODUCCION DE La DE VENTO EN EL ACUEDUCTO DE FerwaNnDO VII; 
por el Socio de Mérito Sr. D. Francisco de Albear y Lara. (1) 


Ureeria faltar 4 mi deber como Director de las obras destl- 
nadas á conducir á la Habana las aguas de los manantiales de 
Vento, si no dijera algo al público cuando por primera vez, 
aunque sólo en pequeña cantidad, llegan hoy 4 una parte de 
la poblacion para  suttirla miéntras se acaba de realizar las 
obras definitivas de su abasto. Reclamo un momento de be- 
névpla atencion de la bondad de los lectores de esta nota, en 
la que, sin extenderme á todo lo que pide el interés y fecun— 
didad del asunto, manifestaré brevemente, en cuanto me lo 
consienta la premura del caso, lo que pienso respecto de lo 
justificado y necesario de la obra provisional que acabamos de 
terminar, acerca de la necesidad de que sea estimulo poderoso 
para llevar á completo térmivo el abasto de aguas de la Haba- 

(1) El dia 23 de Junio de 1878 á las 10 de la mañana, despues dE visitar las obras 
del Canal, abrió la compuerta de entrada á la cañería de derivacion á los Filtros el 
Excmo. Sr. Gobernador General Capitan General de Ejército D. Arsenio Martinez de 
Campos, acompañado de los Illmos. Sres. Alcalde Corregidor Presidente del Excmo, 
Ayuntamiento, del Secretario del Gobierno General y del Director de las Obras. 


Aunque esta nota se ha escrito en poquísimo tiempo, se ha procurado que en los da” 


tos numéricos haya la mayor exactitud. 
T. xvIr,—20, 


154 | : 


na, y sobre la muy afortunada situacion en que, relativamen— 
te 4 la mayoría de los grandes poblaciones, se halla esta ciu 
dad para realizarlo del modo más conveniente, si se aprove— 
chan con discernimiento y formal decision los dones, no bien 
conocidos n1 apreciados todavía, con que nos ha favorecido la 
naturaleza. 


L—La derivacion de una parte del agua del Canal de Ven- 
to á los estanques del acueducto de Fernando VIT tiene por 
objeto, como todos saben, anticipar á una parte de la Habana, 
miéntras no se realiza la distribucion proyectada, el disfrute 
del agua de Vento, limpia en todas las estaciones del año; 
abandonando las del rio Almendares, que, por diversas cau— 
sas, se altera 4 menudo y que con mucha frecuencia se entur- 
bia extraordinariamente en la estacion de lluvias y hasta por 
efecto de un solo gran aguacero que calga en cualquiera parte 
de la cuenca del Almendares; sin ser bastantes los medios de 
filtracion que poseemos á librarla de las Infinitas materias que 
en esos casos contiene en suspension. 

Cúpome la honra de ser el primero que indicó la conve- 
niencia de ejecutar la pequeña obra de esta derivación, y des” 
pues la de haber hecho todos los esfuerzos posibles para que 
se realizase: pequeña obra, sí, por su magnitud y porsu costo; 
pero muy grande, muy considerable, por sus resultados y por 
el gran beneficio que desde luégo hará á la poblacion de la 
Habana; porque, si bien es cierto que en nada se aumenta la 
cantidad de su abasto actual, con solo el cambio del agua ya 
hay bastante razon para calificar de provechosísima esta obra. 
En efecto: la cantidad de agua que conduce una cañería cual- 
quiera se determina por cinco datos ó elementos principales, 
que son: la carga del agua, Ó sea la diferencia de altura entre 
su nivel superior en el estanque de carga y la desembocadura 
de. la cañería; el diámetro de ésta; su longitud; su inclinacion 
y el estado de su superficie interior; y, como ninguno de estos 
datos se altera, pues en nada se modifica la cañería de Fernan: 
do VII ni se aumenta la carga en el estanque, claro es que la 


155 


cantidad de agua de Vento conducida ahora por el acueducto, 
será la misma, que la que, del rio, Jlevaba anteriormente, no 
más de cinco á seis mil metros cúbicos diarios, la trigésima 
parte solamente de la que debe correr por el Canal. Queda 

- €n pié, y con todo su valor, el inapreciable beneficio que pro- 
ducirá el cambio de las aguas: prescindiendo de la mejor ca- 
lidad de la de Vento, y aunque se la suponga igual á la del 
tio, su limpieza perenne basta para asegurarle una ventaja in- 
mensa sobre la otra, tanto más estimable, cuauto que se ha de 
notar esa diferencia precisamente cuando, con las lluvias y el 
enturbiamiento de las aguas del Almendares, coincide la épo- 
ca en que más afligen las enfermedades á la Habana. 

Otro motivo poderoso concurre á hacer sumamente útil y 
hasta necesaria esta derivacion. La presa del Husillo está en 
mal estado: podrá quizas durar así todavía muchos «ños; mas 
lo cierto es que, á consecuencia de los desperfectos de la presa 
y de su nuevo canal de desagiie, -ya se lra verificado más de 
una vez el hecho de abrirse paso á su través las aguas del em- 
balse, quedarse éste casi en seco y sin una sola gota de agua 
la ciudad. Este accidente puede repetirse; pero ya no tendrá 
la importancia que ántes, por la independencia con que, res- 
pecto de esa presa y de ese embalse, correrán en adelante las 
aguas del acueducto de Fernando VÍL A la buena calidad 
y limpieza del agua, se unirá por consiguiente la seguridad 
del abasto para la parte de la ciudad servida por este acueduc- 
to. Así, pues, nada imás conveniente, nada más justificado, 
que la ejecucion de esta obra. | 

Se ha esparcido la voz de que, una vez surtida la Habana 
con las aguas de Vento, siquiera sea en cantidad mínima, de— 
caerá el interés de conducir las restantes y quedará sin con- 
cluirse la grande obra proyectada. La derivacion á los Filtros, 
dicen, es la muerte del Canal. 
mí de mucho valor, si pudiera serygrande la cantidad de agua 


Esta consideracion sería para 


conducida y que al mismo tiempo se ganara algo en su altura; 

mas, no siendo así, como no lo es, imposible sería que la Ha- 
4 . 7 + , . 

bana se conformase con poco más de 5,000 metros cúbicos de 


156 


agua, la indispensable para que no muera de sed sólo una 
parte de la poblacion, teniendo ya, como quien dice dentro de 
casa, y pudiendo distribuir, con un costo relativamente insigni- 
ficante y sin desembolso directo, el grandioso, aunque nunca 
demasiado, caudal que seguiría corriendo inútilmente, en pura 
pérdida, en la parte ya construida del Canal de Vento. No, 
no ha de conformarse con una dedada de miel, quien puede 
disfrutar de toda la colmena. Cinco mil metros cúbicos que, 
á razon do 300 litros por dia y por habitante, sólo alcanzarían 
á surtir á una poblacion de 17,000 almas, es sólo la trigésima 
parte, como he dicho, de los 150,000 que por ahora se toman 
de los manantiales de Vento. Esta derivacion, que hará ex- 
perimentar la bondad de estas aguas á una parte de la pobla- 
cion de la Habana, será, por el contrario, un nuevo y poderoso 
aliciente para que se trate de concluir cuanto ántes la conduc- 
cion y distribucion de la totalidad de ellas. 

Una consideracion, de suma importancia, ocurre en confir- 
macion de este aserto. Ya es muy grande la diferencia, muy 
dura la inferioridad en que se hallan los vecinos de una gran 
parte de la ciudad que toman el agua, baja, interrumpida y 
muy á menudo repugnante é impotable de la Zanja Real, res- 
pecto de los que, más afortunados por la parte que ocupan de 
la ciudad, se proveen del acueducto de Fernando VII, cuyas 
aguas, si bien procedentes del mismo rio, se toman en la par 
te superior y más limpia de embalse; tienen diez metros por 
lo ménos de mayor carga, están sujetas á un sistema de filtra- 
cion; y corren hasta las casas, no al descubierto al través de 
ciénagas, sitios de labor, baños, chiqueros, basureros y casas, 
con todas sus consecuencias, como en la Zanja Real, sino en- 
cañadas en cañerías de hierro que las preservan de la pernicio- 
sa influencia de los agentes exteriores. Los unos vecinos están 
en muy distinta situacion que los otros. ¿Y qué vamos á ha- 
cer, con la actual derivacion, sino mejorar todavía la situacion 
-de los ya favorecidos? Y con eso será mayor el contraste, 
más patente la diferencia; y el clamor de los más se elevará 
Irresistible en demanda de un bien, que aprenderán ahora á 


157 


conocer mejor y será cada dia más apetecido y lo juzgarán 
cada dia más urgente. Por otra parte, ahora es cuando se 
va á notar mucho más la escasez del acueducto de Fernando 
VII; porque los vecinos de los barrios del Norte procurarán 
surtirse de agua de Vento á costa de las fuentes públicas y de 
las llaves de los amigos que tengan en los barrios del Sur; 
por lo que, y los muchos abusos que de larga fecha vienen 
cometiéndose en sa distribucion y que dependen en parte de 
su misma escasez, es más que probable, es seguro, que nunca 
se habrán experimentado tanto los efectos de esa escasez co- 
mo así que pasen pocos meses de la introduccion en algunos 
barrios de la Habana de esta exígua parte de las aguas de 
Vento. 

Así, pues, mi modesta opinion ha sido siempre, y sigue 
siendo, que la derivacion á los Filtros para introducir esta 
agua en la ciudad par. el acueducto de Fernando VII, además 
de los beneficios directos que proporcionará por el cambio del 
agua y la seguridad de su permanencia, ha de contribuir mu- 
cho 4 que se termine cuanto ántes el completo abasto de la 
ciudad, beneficio indirecto, que me parece de mucha mayor 
consideracion que los primeros. 

Se dirá que mucho se remediará la actual situacion y en lo 
posible se evitará la desigualdad.de la distribucion en lo que 
respecta á la calidad del agua, introduciendo el sobrante de 
las de Vento en la Zanja Real, como se propuso en el ante— 
proyecto, construyendo al efecto las obras necesarias para que 
pasen la Ciénaga á cubierto ántes de entrar en la zanja y lle- 
vándolas despues por ésta á la nueva cañería que parte de la 
falda del castillo del Principe. Y en efecto: esta nueva deri- 
vacion es tan conveniente y necesaria como la actual y se fun- 
da en el mismo principio de anticipar á la Habana, por el 
tiempo que tarde en realizarse la nueva gran distribucion 
proyectada, el disfrute de las aguas de Vento; librando á la 
distribucion, al mismo tiempo, de los accidentes de la presa 
del Husillo. Por eso el Gobierno ha declarado su intencion 
de que así se ejecute; y es probable que el Ayuntamiento pro- 


158 


porcione á los vecinos de los barrios del Norte esta gran venta- 
ja, que puede obtenerse 4 muy poca costa. Mas, si bien el 
beneficio es positivo, porque esas aguas no procederán ya del 
embalse, poriódicamente envenenado, del Husillo, ni tendrán 
que atravesar la Ciénaga, mezclándose con las sucias y nausea- 
bundas aguas del Orengo en sus crecidas; sl bien es cierto 
que los barrios 4 que me refiero ganarán muchísimo con el cam 
bio de unas aguas por otras, tampoco sería lo suficiente, ni 
aún podría servir esa nueva derivacion de pretexto, para de— 
jar de construir el total de las obras proyectadas. Unos diez 
mil metros cúbicos de agua diarios es lo que conduce la prin. 
cipal cañería de esa-distribucion, y todavía tendrian que co. 
rrer por más de siete quilómetros al descubierto y recibiendo 
aguas y materias perniciosas; de suerte que esa nueva de- 
rivacion consistirá siempre en una cantidad mezquina, de 
todo punto insuficiente; con mucho ménos carga que la del 
acueducto, que ya tiene poca; incapaz de llegar á los pisos 
altos. de las casas ni dominar los incendios, y que no puede 
correr más que las dos terceras partes del año, por la necesl- 
dad de limpiar la Zanja todas las semanas.  Insistimos, pues, 
en que la derivacion actual á los Filtros y la proyectada por 
la Zanja Real, obras ambas convenientes y áun necesarias co- 
mo provisionales, no pueden desprendersa de este carácter, ni 
suplir de ninguna manera á la definitiva distribucion del agua 
de Vento que está proyectada para la ciudad y con la cual 
únicamente podrá la poblacion satisfacer sus indispensables 
y perentorias necesidades y llegar al grado de bienestar, de 
salubridad y de progreso á que está en el deber de aspirar. 
Inútil parece insistir sobre cosas tan elaras, tan resueltas 
ya y en que tan unánime opinion han mostrado el Gobierno, 
el Ayuntamiento y la poblacion entera; mas no estará de más, 
por si todavía queda un resto de duda respecto de esta obra, 
tan benéfica, tan inofensiva, tan productiva, que ha de traer 
4 la Habana las dos cosas que más necesita: agua buena y 
abundante y una renta pingiie, bastante á sacar al Municipio 
de la situacion ahogada en que se encuentra y mejorarla para 


159 


siempre. Sólo una ignorancia profunda y completa del estado 
de nuestro abasto y de las circunstancias del Canal, podría 
intentar poner de nuevo en tela de juicio la ineludible nece- 
sidad de completar cuanto ántes el abasto de aguas de la Ha. 
bana. Y para obtener en lo posible la perfecta unanimidad 
que sería deseable á favor de estas obras, bueno «será presen* 
tar algunas hechos que hagan ver á todos, con la elocuencia 
indudable del ejemplo, la obligacion en que están de contri- 
buir, ó de no oponerse, al bien de esta ciudad, aprovechando 
la situacion ventajosísima en que nos ha colocado la Provi- 
dencia, en lo relativo á nuestro abasto de agua, respecto de la 
mayor parte de las ciudades importantes del mundo civilizado- 

IL—Es de sumo interés lo que voy á decir; porque ya es 
tiempo de que se acaben de fijar las ideas y de conocer bien la 
vital importaucia de este asunto, viendo, no por considera— 
ciones generales, de todos conocidas, sino por ejemplos paten- 
tes y del dia, la situacion eu que nos hallamos y se compren- 
da el deber de aprovecharla. 

Apénas se encuentra una gran ciudad que no se haya fun- 
dado á la inmediacion de aguas potables; y es probable que á 
esta circunstancia deban casi todas, si no todas, su posterior 
engrandecimiento. Ha ido á buscar el hombre de ese modo 
la satisfaccion inevitable de sus más precisas necesidades; mas, 
bien pronto, y á medida que se acrecentaban esas ciudades, 
tavieron que aumentar ó mejorar los medios de su abasto, Fa- 
mosas son las obras, siempre grandes y costosas, y á veces 
de asombrosa magnitud é importancia, que con este objeto 
han ejecutado los pueblos de la antigiiedad: Egipto, la penin- 
sula Indica y las ciudades romanas se nos presentan en pri- 
mera línea. | 

Despues de la caida del gran Imperio, las rudas poblaciones 
de la edad media no se ocuparon más que de la guerra y de la 
formacion de las nuevas sociedades; mas así que éstas se Ccons- 
tituyeron y empezaron á alcanzar cierto grado de civilizacion, 
vemos con qué ahinco se-ocuparon de suministrar á las gran- 
des ciudades, con el agua, el más fecundo elemento de salud . 


160 


y de prosperidad. De entónces acá, y sobre todo desde prin- 
cipios de este siglo, bien puede decirse que el trabajo para 
conseguirlo ha sido incesante y que se puede medir el grado 
de cultura y adelanto de los pueblos por las obras ejecutadas 
en ellos para proveerse de aguas. Ningunos fondos hakñ in- 
vertido las ciudades con más gusto, nt han sido tan bien retri- 
buidos como los empleados en la conduccion y reparto del 
agug; niugunos más populares, ningunos más justificados por: 
su objeto y por su éxito. Los adelantos del saber humano y 
los rápidos y seguros progresos que han hecho la ciencia y el 
arte del Ingeniero, facilitan más que en épocas anteriores la 
consecucion del objeto. Ya no hacemos aquellos portentosos 
acueductos, cuyos restos asombran todavía al viajero y al artis- 
ta en medio de su espléndida inutilidad. Más modestos, em- 
pleando medio tan eficaces, pero más sencillos, nuestras gale- 
rías subterráneas, nuestras máquinas y cañerías, proporcionan 
á los pueblos sus abastos de agua á mucho menor costo y con 
mayores y más seguras ventajas. Y al recibir y apropiarse 
esas corrientes benéficas, las ciudades han cambiado de as- 
pecto; y su ornato y belleza exterior anuncian el bienestar y 
la salud, bien así como la faz lozana en el houbre es el mejor 
indicio de la armonía interior y abundancia de la vida. 

No toilos los pueblos, sin embargo, han sido igualmente 
afortunados en la solucion de tan interesante problema. —Ca- 
balmente en estos momentos, vemos que se afanan y trabajan 
con creciente eneruía muchas ciudades de primera importan- 
cia en aumentar ó mejorar su provision de agua por no haber 
alcanzado todavía una solucion del todo satisfactoria. 

Una reseña de las muchas ciudades que se hallan en este 
caso daria á conocer la privilegiada suerte de la Habana en 
cuanto á la bondad de su futuro, quizás próximo, abasto de 
agua. No la haré por ser breve; y ni siquiera me detendré 
en los chascos, desengaños, tropiezos y sacrificios de Burdeos, 
Marsella, Tolosa, Berlin, Liverpool y otras ciudades inglesas, 
ni de otras nuestras ó extranjeras; limitándome á escoger, co- 
mo ejemplos en comparacion con la Habana, cuatro capitales 


161 


de primer órden, que son: París, Lóndres, Viena y Nueva- 
York; apuntando ántes algo sobre las obras de Madrid. Por- 
que Madrid debe ser siempre nuestro primer ejemplo, no sólo 
como cabeza de España y sujeta á la misma legislacion que 
nosotros, sino tambien por la justa reputacion de que disfrutan 
los eminentes Ingenieros que estuvieron y están encargados 
de los proyectos y obras del canal de Isabel IL 


MADRID.—En el ante-proyecto de los señores Rafo y Ri- 
vera, que comprendia la toma, la conduccion y el depósito, 
calculaban estos señores el costo de todas estas obras en dos 
y medio millones de pesos y en tres si se abovedaba el canal. 
A fin de 1856, 4 los cinco y medios años de comenzadas las 
obras, se habian invertido 4.500,000 y se formó un presupuesto 
adicional de diez y nueve y medio millones dereales, ascendien- 
do todo para terminar la conduccion á 5.780,000 pesos. ¿Cuán- 
tose ha gastado despues? No losabemos á punto fijo; mas te- 
niendo presente que más adelante se construyó una nueva pre- 
sa en el Lozoya, que hubo que hacer un depósito, y luégo 
otro, y últimamente otry tercero, cada uno de éstos de cuá- 
druple capacidad que el anterior; que últimamente se ha cons- 
truido la tercera presa (del Villar) y que se ha realizado la dis- 
tribucion; bien podemos, sin temor de equivocarnos demasia— 
do, calcular el costo de las obras de agua en el triple de lo 
gastado por fin de 1856, ó sean más de catorce millones de 
pesos. ¿Ha logrado Madrid, á costa de tantos gastos y de un 
trabajo de más de un cuarto de siglo, tener un buen abasto 
de agua? Triste es decir que nó. Muchisimo ha ganado con 
la introduccion en su recinto del agua del Lozoya; pero, co- 
mo todo pueblo que se surte de ciertos rios, está sujeto á las 
alternativas de la cantidad y del estado de limpieza de las 
aguas. Escasas cuando están limpias, como en el otoño; tur- 
bias cuando abundan, como sucede en la primavera, 

Para corregir el primer mal, no ha bastado la repeticion de 
los depósitos y ha habido que acudir árgrandes reservatorios, 


construyendo la presa del Villar, destinada á embalsar veinti- 
T. xviL.—21. 


Ñ 
162 

dos millones de metros cúbicos de agua. Para acudir al se— 
gundo, la suciedad del agua, no son suficientes los nuevos de- 
pósitos, á pesar de estar destinados más á su reposo que á su 
almacenamiento; y el reservatorio, como veremos despues, 
aumenta las probabilidades de que el agua se malee. Y no 
falta quien piense en aplicar á las excelentes del Lozoya al- 
gun método de filtracion, por el descrédito en que han caído 
en vista de su frecuente enturbiamiento. 


VIENA.—Desde 1835 á 1857, es decir, 22 años, se. emplea- 
ron en obtener agua filtrada del Danubio, hasta que por fin, 
en vista de la mala calidad, suciedad y poca cantidad y altura 
del agua asi obtenida, se pensó desde 1860 en la conduccion 
del ¿gua de los manantiales de-las montañas y se hizo el pro- 
yecto en 1861, contratándose las obras en unos seis millohes 
de pesos, aunque el costo ha subido 4 más de nueve millones. 
Se tomaron las aguas, que son excelentes, en los manantiales 
del Schneeberg, á más de 360 metros sobre el nivel del Danu- 
bio, y se ha hecho un acueducto muy bien construido, con pe- 
queños depósitos, cuya total capacidad es sólo de 7350 metros 
cúbicos. | 

Las principales ventajas obtenidas con la ejecucion de estas 
obras, han sido la excelencia y frescura del agua, y haber do- 
tado 4 Viena del más alto surtidor artificial de Europa, situa- 
do en la Plaza de Schwarzenburg, que se eleva 4 140 piés in- 
gleses. Por lo demás, todo ha sido chasco, todo desengaño. 
Desde luégo se ha gastado mucho más de lo que maduramente 
se pensó. La cantidad de agua, que se calculó en más de 
70,000 metros cúbicos, de los cuales se necesitaban 45,000 
diarios para dotar á la poblacion con sólo 74 litros por per- 
sona, ha resultado muy deficiente, hasta el punto de haber 
dia de no llegar á4 11,500 metros, ó sea la cuarta parte de lo 
indispensable, á aquel pequeño tipo, para la actual poblacion. 
Las autoridades se han visto obligadas á recurrir de nuevo á- 
los antiguos filtros del Rey Fernando, alimentados por el ca- 
nal del Danubio, á poca distancia de los desaguaderos infec- 


163 


tos de la poblacion de Nussdorff y los pueblos próximos, para 
abastecer, aunque con escasez y con aguas muy inferiores, el 
número de casas á que ha alcanzado la distribucion. Por otra 
parte, la pequeñez suma de los depósitos impide que pueda 
suplirse con ellos la disminucion que sufren los manantiales 
en el invierno, que es tal, que, habiendo pasado su cantidad 
de 90,000 metros cúbicos á principios de Mayo 4 consecuen- 
cia de los deshielos, sólo tenian en Enero 24,000 metros cú- 
bicos. Viena, pues, y con tanto mayor motivo cuanto que 
de dia en dia se acrecienta su poblacion, se ve en la necesidad, 
despues de poseer nada ménos que ocho acueductos, sus gran- 
des filtros del canal del Danubio y su nueva conduccion, de 
acudir al triste y costoso recurso de grandes depósitos de re- 
serva para almacenar el agua de los manantiales del Schnee- 
berg en la época de su abundancia, á fin de suplir á su defi— 
ciencia en el resto del año; con lo que nunca tendrá, sin em— 
bargo, la bondad y ménos la abundancia de agua que en el 
dia exigen las grandes poblaciones; Ó bien habrá de construir 
nuevos canales para llevar obras aguas á la poblacion. 


-PARIS.—En pocas ciudades del mundo se ha trabajado 
con más continuidad y con tanta sujecion á las prescripciones 
de la ciencia para abastecerse de agua, como en la de Paris 
desde fines del siglo pasado. Bien conocidos son los bellos 
trabajos alli ejecutados por los excelentes ingenieros Girard, 
Genieys, Emmery, Dupuit, Darcy, Belgrand y otros de primer 
órden que han estado al frente del ramo de aguas y alcanta- 
rillado de Paris; y así sólo me ocuparé aquí de los resulta- 
dos de más bulto para la comparacion que con la Habana 
deseo establecer. 

A pesar de los grandes esfuerzos de aquella ilustre ciudad y 
de la suma habilidad de sus ingenieros, la situacion de París 
en lo relativo á su abastecimiento de aguas ha sido hasta hace 
pocos años muy mala; y en el dia todavía está léjos de ser en- 
vidiable. En 18609 sólo podía disponer la ciudad en tiempos 
secos de 150,000 metros cúbicos de agua diarios, de los cua- 


164 


les más de los dos tercios eran de mala calidad; habiendo lle- 
gado París, despues de enormes gastos y grandes é importan- 
tísimas obras, á sufrir mucho por la escasez de sus aguas, que 
se aumentaba 4 medida que crecía su poblacion. En situacion 
tan aflictiva, y despues de muchos estudios, informes y trámi- 
tes, se acordó, de conformidad con los proyectos del sabio in- 
geniero Mr. Belgrand, la conduccion de 40,000 metros cúbicos 
diarios de agua mediana de la Dhuys y 90,000 de la Vanne, 
que son mejores, en todo 130,000 metros cúbicos de agua de 
manantiales. Concluidas todas las obras hidráulicas empren- 
didas de entónces acá, cuenta París para su abasto con las 
aguas siguientes: 

El Canal del Ourcq, de caudal variable entre setenta, ciento 
y diez mil metros cúbicos diarios, además de 80,000 metros 
cúbicos de agua del rio Marne, con que se alimenta tambien 
el canal; en todo unos 185,000 metros de aguas tan sucias y 
malsanas que absolutamente pueden emplearse en el servicio 
doméstico. Tiene este canal mucha semejanza con la Zanja 
Real de la Habana en cuanto á la calidad de sus aguas. El 
estanque de la Villette, en que se depositan, es al mismo 
tiempo el puerto más frecuentado de Paris, que contiene por 
término medio diario 500 barcos y 1,500 marineros, cuyas ba- 
suras y desperdicios, así como los de los vecinos ribereños, 
van á parar al estanque, cubriendo y ensuciando tanto su fon- 
do, que ni siquiera se ha intentado nunca limpiarlo por el temor 
muy fundado de envenenar á la parte de la poblacion que se 
proveía del canal, al remover tanta inmundicia. Algo parecido 
sucede con nuestro embalse de la presa del Husillo, de donde 
toman sus aguas, tanto la Zanja Real como el acueducto de 
Fernando VII, si bien este último de paraje más alto y más 
limpio. 

Si álos 185,000 metros del canal del Ourcq se unen 84,000 
tomados y elevados por máquinas de los rios Marne y Sena y 
21,000 más de diversas aguas de pozos artesianos y pequeñas 
conducciones, tendremos un total de 290,000 metros cúbicos, 
casi exclusivamente destinados á diversos servicios públicos, 


165 


como riegos, limpia de cloacas, y demás usos conocidos con el 
nombre de voirie; quedando para los usos domésticos los 
130,000 metros cúbicos de agua de manantiales, bastante 
buena, que, á razon de 65 litros por persona, abastecen hoy á 
los dos millones de habitantes que cuenta París. 

Esas dos conducciones y los dos depósitos de Menilmontant 
y de Montrouge, sin contar con la adquisicion de terrenos, ni 
otros gastos que los de construccion, ni tampoco la nueva dis- 
tribucion, cinco veces mayor que la de la Habana, han costa- 
do ya nueve y medio millones de pesos fuertes; resultando á 
713 pesos el metro cúbico diario de agua conducida y deposi- 
tada y no aún distribuida; costo tan elevado, que en la nueva 
tarifa propuesta para el abono del agua, despues de haber 
estado pagándose más de 40 pesos por metro, no se ha podido 
rebajar el precio más que hasta 120 francos, ó sean -24 pesos 
anuales por cada metro cúbico diario, superior en cuatro pe- 
sos en lo absoluto, y cinco veces mayor, relativamente, que el ' 
de 20 pesos proyectado para la Habana. 

Apénas ha acabado París de realizar esa importantísima 
mejora, cuando ya se ve en la necesidad de hacer nuevos sa- 
erificios. Mr. Belerand va á construir en el mismo valie de la 
Vanne un acueducto suplementario, que asegurará en todo 
tiempo la derivacion del importante manantial de Marois, 
uno de los inutilizados para el abasto de París, Este ucue- 
ducto, de quince veces más extension que el Canal de Vento, 
no es la única obra de que se trata en la actualidad en París: 
hace algunos años que se está pensando en una derivacion del 
rio Loire para llevar 500,000 metros cúbicos de agua, cuyo so- 
lo avance es ya de catorce y medio millones de pesos. 

Mas en lo que sobre todo queda Paris muy inferior á los 
deseos de sus habitantes, es en las diferencias establecidas pa- 
ra el servicio del agua, el cual ha sido preciso dividirlo en 
alto y bajo, servicio de máquinas y el de vo¿rie; en la multitud 
de máquinas elevatorias y de pequeños estanques ó depósitos; 
y principalmente en la gran diversidad de las muy diferentes 
aguas de su actual abasto. | 


166 
LONDRES.—Acabamos de ver que adolece de graves defec- 


tos y que es todavía escaso, hasta cierto punto inseguro, y 
muy complicado, el servicio de las aguas en París. Lóndres, 
con doble poblacion y triple riqueza, lo envidia sin embargo; 
y se contentaría con acercarse algo al estado en que se halla 
la capital francesa. Sabido es que nueve principales compa: 
ñías Ó empresas concesionarias tienen el privilegio de la toma, 
reparto y venta en Lóndres de las aguas que surten á la po 
blacion, unas procedentes del Támesis, otras de los manantia- 
les y rios próximos. Son indescriptibles la confusion, los 
perjuicios y los daños que este sistema ha producido en el 
abasto de agua de tan gran ciudad. Ni en la calidad del agua, 
ni en la altura á que ésta llega, ni siquiera en la cantidad, se 
satisfacen las necesidades de aquella inmensa capital Sin 
entrar en su exámen detenido, presentaremos, para demos- 
trarlo, algunos datos culminantes. 

Todo el que ha visto el Támesis en Lóndres, gran albañal 
de la ciudad que traviesa y de todos los pueblos y comarcas 
circunvecinos, morada de miles de buques y de infinito núme” 
ro de pequeñas embarcaciones, sujeto á las alternativas de las 
mareas, más perjudiciales en las:subidas que beneficiosas en 
las bajadas; todo el que lo ha visto, siquiera una vez, repito, 
conoce desde luégo que es imposible que aquellas aguas sirvan 
para bebida del hombre, ni dejen de producir, si tiene que 
usarlas, graves desórdenes en sus órganos de nutricion. Por 
eso las compañías, que toman y elevan esas aguas por medio 
de grandes máquinas de vapor, emplean los mejores sistemas 
de filtracion conocidos para limpiarlas en lo posible ántes de 
repartirlas. Mas ya todo el mundo sabe hasta dónde llega, y 
no más, la eficacia de esos procedimientos: los cuerpos en sus- 
pension se detienen en los filtros; mas no así las materias di- 
sueltas en el agua, que forman parte del líquido en que se 
incorporan y que con él pasan por toda clase de filtros; y con 
esas materias y formando parte de ellas, pasan tambien los gér- 
menes microscópicos de vegetales y las sustancias animales, mo- 
nadas y vibriones, que podrian llamarse el principio de la vida 


167 


disuelto en el agua, y que, más adelante, ayudados por la accion 
del calor y de la luz, se desarrollan y se transforman en séres or- 
ganizados, más ó ménos perjudiciales á la vida humana. De 
ahí muchas veces la corruptibilidad del agua, su sabor 
y su olor repugnantes, y sus efectos morbosos, que las hacen 
impropias y nocivas para la alimentacion del hombre. No: 
todos los esfuerzos que en competencia hacen las compañías 
de Lóndres para clarificar y purificar las aguas del Támesis, 
no llegan á alcanzar ese objeto. Asegura el coronel Bolton 
en uno de su últimos informes (Junio de 1877), que, á pesar de 
la filtracion, comunmente llegan turbias las aguas; y analiza- 
das tales como entran “en las casas por el Dr. Franklaud, 
primera autoridad de Inglaterra eu este asunto, encontró que 
las materias en suspension estaban llenas de organismos semo- 
vientes: tal es su expresion. Mr. Bramwell, en un papel que 
leyó en la Asociacion Británica de Plymouth, añade que no es 
posible otra cosa miéntras el agua se tome de rlos, que, como el 
Támesis y el Lea, reciben los desagiies de los pueblos y hacien- 
das de sus cuencas; y asegura que sólo en muy raros casos €s 
buena el agua de Lóndres para la bebida y para la coccion 
de los alimentos, y que en ninguno es suficiente para la extin- 
cion de incendios. 

Sobre este último punto, íntimamente relacionado con la 
altura á que se reparte el agua y con su cantidad, la mejor 
autoridad es sin duda la del capitan Shaw, Jefe de la Brigada 
de Bomberos de Lóndres, quien afirma que en la mayor parte 
de los casos no puede poner sobre el fuego la cantidad de 
2000 galones, Ó sean nueve metros cúbicos, por minuto, pro- 
ducto de catorce mangueras de 200 piés y que deben dar ca- 
da una 150 galones por minuto, cantidad que moderadamente 
calcula necesaria para extinguir un incendio. Esa cantidad 
corresponde á-la de tres millones de galones en 24 horas, que 
son 13,630 metros cúbicos 6 568 por hora, equivalente 4 1140 
del total surtido diario medio de Lóndres; y en lugar de esa 
cantidad, que debería concentrarse en el sitio del fuego para 
tener probabilidad de apagarlo prontamente, la que ha tenido á 


168 


su disposicion para ese objeto ha sido en todo un año diez 
veces menor, ó sólo 11400 de la del abasto diario. Depende 
el mal de dos causas principales; siendo la primera que laS 
compañías, atendiendo, como es natural, á solo su negocio, 
han proporcionado sus cañerías á la cantidad indispensable 
para el abastecimiento de las casas que sirven, que por térmi- 
no medio es de un metro cúbico por casa y por dia, Ó unos 
siete decilitros por minuto, noventa veces menor del necesario 
para un incendio si hay que tomar el agua de una sola cañe- 
ría. La segunda causa es la poca altura del agua, dependiente 
tambien de la codicia de las compañlas empresarias; pues la 
que, de entre ellas, más eleva el agua y puede disponer de 
mayor presion, sólo la lleva á unos doce metros sobre el pavi- 
mento, con cuya altura, una manguera horizontal de dos y 
medio centímetros de diámetro y de 60 metros de largo, sólo 
produce unos 550 litros por minuto sin chorro ascendente; 
siendo necesaria, para elevar el agua á 24 metros, por medio de 
mangueras de una pulgada, una altura de agua siquiera de 55 
metros. Tales la situacion de Lóndres en el ramo de extin- 
cion de incendios; y excusado es decir que, siendo tan escasa 
la altura del agua y tan mala su calidad, no están de más las 
bombas y los filtros caseros, tan necesarios en la actual Habana. 

La poblacion de Lóndres era en 1874 de 3.655,000 habi- 
tantes repartidos en 511,000 casas; el surtido medio diario fué 
en el mismo año de 528,000 metros cúbicos; el capital emplea- 
do era 56,000,000 de pesos, cuyo producto bruto anual se 
calculaba en 5.765,000 pesos; de suerte que correspondian 
144 litros diarios por habitante: teniendo de costo cada metro 
cúbico diario 106 pesos fuertes, á pesar de no haber conduc- 
cion propiamente dicha. 

Segun el informe ya citado del Coronel Bolton, la poblacion 
de Lóndres por fin de Junio de 1877 era de 3.796,000 habi- 
tantes, que vivian en 533,000 casas; v aunque el consumo 
diario habia llegado á ser en dicho mes de Junio de 600,000 
metros cúbicos, el general medio en el año fué de 550 á 
560,000 metros cúbicos diarios, 


169 


Ciento cuarenta y cuatro ó ciento cuarenta y cinco litros 
por dia y por persona, en una ciudad en que gran parte del 
agua se consume en industria y comercio y en que los servi- 
cios públicos son además tan considerables, es una dotacion 
verdaderamente exigua y del todo insuficiente para cubrir las 
atenciones más indispensables; de manera que, en último re- 
sultado, por los defectos del sistema de compañías empresa— 
rias, por la diversidad de las aguas de que se provee, por su 
escasez, su poca altura y sobre todo su mala calidad, tiene 
Lóndres que empezar ahora, por decirlo asi, á proveerse de 
buenas aguas con la cantidad y altura suficientes á sus necesl- 
dades; y la opinion pública, allí tan ilustrada y tan poderosa, 
está hace largo tiempo trabajando á favor de un cambio radi- 
cal en este ramo, ó, mejor dicho, á favor de la creacion de 
nuevos medios que, 4 toda costa, eleven aquella gran Metró- 
poli al grado correspondiente de bienestar, salubridad, ornato 
y riqueza, que de la abundancia de buenas aguas se derivan. 

Varios son los proyectos y los pensamientos que para reme:- 
diar el mal se han presentado ya á la luz pública. Indicaremos 
algunos de los principales. 

La adquisicion por la ciudad de las propiedades y derechos 
de las compañías empresarias. Calculan algunos el gasto de 
esta operacion en solos 125.000,000 de pesos; otros creen que 
sería necesaria, al tipo de tres y medio por ciento, la renta 
anual perpetua de 8.061,250 pesos; y de cualquiera de los dos 
modos, habría que hacer además el inmenso gasto de arreglo 
y renovaciones de cañerías, cuya inextricable red actual es un 
laberinto inconcebible; y todo ello sin mejorar en nada la ca- 
lidad ni la presion del agua. Y como el mal progresa con 
rapidez, se teme tambien el largo transcurso de tiempo que 
sería necesario segun la legislacion Inglesa para conseguir que 
la ciudad pudiera, dentro de límites equitativos, sustituir á las 
compañias; 4 lo que se agrega que, despues de esta sustitucion, 
habría que temer todavía los vicios, defectos é ineficacia in— 
herentes á la administracion Municipal. 


Tampoco pueden admitirse, y con razon han sido desecha- 
T, XxVI.—22. 


170 


das, las proposiciones para llevar agua á Lóndres de largas 
distancias, por ejemplo del Cumberland y de Gales, por medio 
de acueductos monstruosos, que harian pequeños á los princi 
pales romanos. Su enorme costo, la no bastante altura del 
agua y la necesidad, de todas maneras indispensable, de in- 
demnizar ámpliamente á las compañías empresarias, hacen 
casi imposible la adopcion de esos proyectos. 

Otra conduccion de las aguas altas del rio Mersey, tampoco 
parece que llena enteramente las condiciones del problema. 

Por último, Mr. Bramwell ha propuesto un medio que ocu- 
rre 4 las dos mayores necesidades actuales de aquella pobla- 
cion; á saber: buena agua para la bebida y la cocina, y la 
obtencion de altura suficiente de cierta cantidad para hacer 
posible que domine los incendios por sólo la gravedad. En 
esto imita en cierto modo lo hecho en París, donde, dejando 
todas sus aguas antiguas para los servicios de limpias, se han 
conducido 130,000 metros cúbicos de aguas buenas exclusiva- 
mente destinados á los domésticos. El plan de Mr. Bramwell 
es tomar aguas de manantiales de los condados próximos á 
Lóndres en cantidad de diez y seis millones de galones (72,600 
metros cúbicos) á razon de cuatro galones diarios por habitan- 
te; elevarla, por medio de máquinas de vapor, á la altura de 
400 piés ingleses (122 metros) sobre el nivel medio de Lón- 
dres, á varios depósitos, y desde éstos hacer una distribucion 
especial á lo alto de todas las casas para bebida é incendios. 
El costo del primer establecimiento lo calcula en veintisiete y 
medio millones de pesos, que me parece muy bajo; y la in- 
demnizacion á las compañías, que es sólo ya en parte, aun- 
que la más valiosa, en unos 5.700,000 pesos de renta anual 
perpetua. 

He aquí el abasto de agua de Lóndres. Tan necesitada 
esta ciudad como la que más; forzada á dejar arder sus edifi- 
cios, á beber un agua insalubre y escasa, y 4 hacer un gasto 
enormísimo para salir de tan angustioso estado, gracias á estas 
funestas compañías, empresarias, que han venido 4 demostrar 
una vez más los lamentables efectos de la exageracion de cler- 


171 


tos principios de libertad económica, y que, en buena adminis- 
tracion, no constituyen axiomas, que ciega y absolutamente 
puedan seguirse siempre en la práctica. 


NUEVA-YORK.—Si pasamos de Europa á los Estados 
Unidos de América, vemos que por fin de 1875, cincuenta de 
las mayores ciudades de la Union Americana se han provisto 
de agua con un gasto de cerca de cien millones de pesos, y 
doscientas cincuenta pequeñas ciudades y pueblos han gasta- 
do con el mismo fin en sus conducciones cincuenta y cinco 
millones de pesos. Nueva-York, despues de muchos estudios 
y vacilaciones entre diferentes proyectos, comenzó en 1834 
su actual acueducto, cuyo presupuesto, incluyendo los depó- 
sitos y el grandioso puente sobre el Harlem, fué de unos ocho 
millones de pesos. 


El depósito de recepcion contiene 681,519 metros cúbicos. 

Bldealletrbacion.s boa e 90,869 
Desde principio de 1858 hasta fin 
de 1862 se hizo el gran depósi- 

to de reserva Pal... cocons 3.132,654 


e 


1)? ” 


De modo que se tuvo en depósito, 
sin contar el destinado á la par- 
te alta de la ciudad.......... 4.505,042 


El gasto hecho eu las obras hasta el 19 de Agosto de 1862 
pasaba de veinte y cuatro millones de pesos; pero hasta fin 
del año próximo pasado de 1877 se han gastado más de trein- 
ta y cinco millones de pesos. 


Despues de 1862 se ha hecho so- 
bre el brazo occidental del 
Cróton en Boyd's Corners un 
depósito reservatorio de 3 mil 
millones de galones, que son.... 10,873,000 metros cúbicos, 


172 


De 1873 acá, se ha estado cons— 
-——truyendo otro en el brazo cen- 
tral del Cróton para cuatro 
mil millones de galones, Ó sean 14.497,000 metros cúbicos. 


AKÁA AS RÁ 


Con lo que habrá una reserva de.. 29,875,000 ,, 5 


El objeto con que se han construido estos dos grandes depó- 
sitos de reserva ha sido satisfacer las necesidades del abasto, 
que no alcanza á llenar el caudal del Cróton, muy varialle 
segun las estaciones y dependiente de la cantidad de agua 
de liuvia en las altas tierras. Mr. Campbell, Comisario de 
Obras Públicas , dice en su informe de 31 de Octubre de 
1877, que no bastando, por la extraordinaria sequía del año, 
el caudal del Cróton para el servicio de la ciudad, desde 29 de 
Junio fué necesario tomar de los depósitos nada ménos que 
14.570,000 metros cúbicos, ó bien 150,000 diarios. Habla de 
la ansiedad de Nueva-York al verse con notable escasez de 
agua, y atribuye esta escasez á no haberse emprendido y ter- 
minado ántes el último depósito en construccion. Hace ver 
la absoluta necesidad de un tercer gran depósito de reserva 
para almacenar 4,500 millones de galones ó sean 16.800,000 
metros cúbicos; y propone su construccion sobre el brazo orien- 
tal del Cróton. Unida esta cantidad de agua á la anterior, 
proporcionará una reserva de más de 46 millones de metros 
cúbicos. Con los tres grandes depósitos de reserva, los lagos 
y la corriente del .Cróton, piensa Mr. Campbell que en toda 
época podrá llenarse el canal, cuyo máximo gasto calcula en 
360,000 metros cúbicos diarios, y cumplir con todas las con— 
diciones del abasto de Nueva-York. 

Para llevar el agua á canal lleno, como ya se ha hecho 
cuando ha habido abundancia de agua, hay que reforzar. sus 
fábricas en todos los tramos en terraplen, lo que origina un 
gasto de mucha consideracion. Tambien debe advertirse - 
que la ciudad ha tenido que adquirir á enorme costo: los te- 
rrenos inmediatos al lago del Cróton, porque los estableci- 


173 


mientos que allí se situaron, entre los que habia varias fábri- 
cas de productos químicos, desaguaban en el lago y envene— 
naban las aguas. | 

Si se realiza el proyecto de Mr. Campbell, habrá agua de- 
positada para proveer á un millon de habitantes, á razon de 
250 litros, durante medio año en que escasean las aguas co- 
rrientes del Cróton; y sin embargo la poblacion no está satis- 
fecha: pide nuevos proyectos; se propone traer más agua á 
toda costa de otros puntos; se piensa ya en la cantidad que 
puede obtenerse de los rios Bronx y Housatonic, esta última 
mayor que la del Cróton; y se están estudiando los proyectos 
de su conduccion, que dará lugar á nuevas, grandes y costo- 
sas Obras; todo sin perjuicio de conservar esmeradamente el 
actual canal del Cróton, que subsiste en buen estado en las 
partes hechas en mina y en trinchera, mas ofrece algunos des- 
perfectos y deterioros en las demás. 

Es verdad que en Nueva York hay un verdadero despil- 
farro de agua; y nunca acabaria si fuera á mencionar la mul- 
titud de órdenes, reglas y penas dictadas por aquella munici- 
palidad para corregir los abusos. Algo se va consiguiendo 
con ellas, con el empleo de hidrómetros y con la vigilancia 
que continuamente se ejerce sobre el servicio particular. 

Tal es la situacion de Nueva-York. Despues de cerca de 
medio siglo de contínuos trabajos, dirigidos por muy hábiles 
ingenieros; con una poblacion y un cuerpo municipal acostum- 
brados á la realizacion de las grandes obras; con todos los re— 
cursos de la ciencia, del arte, de la costumbre y experiencia y 
de la riqueza; habiendo gastado ya más de 35 millones de pesos 
y ejecutado las más grandiosas obras; se encuentra con que 
no ha conseguido su desideratum, que ha tenido que su- 
frir escaseces, que su agua no llena las condiciones apetecidas 
y que tiene que hacer nuevos y enormes gastos, y todo para 
venir 4 depender de la caprichosa variedad de las lluvias, 
ó resignarse á acudir á esas grandes veservas de aguas descu— 
biertas, quietas y estancadas, que por ese solo hecho ya dejan 
de tener las grandes y necesárias condiciones de las corrientes, 


174 

Esos grandes depósitos, en que se recogen las aguas lluvias 
directamente de los campos, tampoco ofrecen la deseada lim—- 
pieza: desde el momento en quese mueven en tan grandes 
cantidades, se enturbian; y ha llegado á tal grado de suciedad 
el agua de Nueva York, que ya se ha empezado á echar mano 
del recurso de filtrarlas para distribuirlas. Así se ha obteni- 
do la abundancia á costa de la bondad del agua. Preferible 
sería que se detruyesen esos grandes embalses y que se llevase 
el agua del Housatonic para ayudar á la del Cróton á surtir 
directamente á la ciudad. | 

De igual modo, y siempre encontrando desventajas consl- 
derables, podriamos examinar el abasto de aguas de otras mu- 
chas ciudades de Europa y América; mas no lo haremos por 
no alargar demasiado esta nota. Sólo mencionaremos el de 
Filadelfia, que pasa, y con razon, por un modelo entre los ha— 
bitantes de la Habana que han visitado aquella ciudad. Allí 
no hay en realidad conduccion de agua; sino que inmediata- 
mente despues de la toma del Schuy!kill, comienzan las cañe- 
rías de la distribucion; lo que no ha impedido se gasten en 
las obras muchos millones de pesos. A pesar de la gran ven— 
taja de la proximidad de la toma, de la bondad y gran abun- 
dancia de las aguas del rio y de la facilidad con que puede 
aumentarse la distribucion, la opinion pública, segun vemos 
en un acreditado semanario industrial del mes Mayo último, 
acusa á la administracion municipal de poca perspicacia y 
falta de prevision en la direccion del ramo de agua; pues 
ahora se reconocen bien los efectos de los pasados errores y se 
experimenta la escasez de agua hasta el punto de inforimar 
Mr. Mac-Jadden, ingeniero jefe del ramo, que si dentro de dos 
años no se provee á ello, toda la parte de la ciudad al Norte 
de la calle de Spring-Garden y al Oeste de Broad se verá ente- 
ramente privada de agua. La comision encargada del abasto 
ha hecho grandes esfuerzos para aumentarlo y perfeccionarlo; 
construyendo nuevos depósitos, reemplazando las antiguas 
cañerias por otras de mayor diámetro y aumentando el poder 
de las máquinas elevatorias; y, con todo, el progreso de la po- 


175 


blacion es mayor que el del abasto; en los barrios del Noroes 
te, sobre todo, llega el agua turbia y de mala calidad, porque 
pasa inmediatamente de las bombas 4 las cañerías, sin darle 
tiempo á clarificarse por medio del reposo en los depósitos; y 
además el agua escasea, como se experimentó bien en el desas- 
troso incendio ocurrido en el barrio 23. Así pues, y á pesar 
de la obstinada é injustificable oposicion que dentro de aquel 
Ayuntamiento hace la imprevision propia de la ignorancia 
á la construccion de nuevas obras hidráulicas, la ciudad, em- 
pujada por el clamor y la necesidad del vecindario, tiene que 
acudir al urgente remedio, no sólo terminando el gran reser- 
vatorio comenzado, sino además invirtiendo gruesas sumas en 
aumentar y mejorar radicalmente su abasto de agua. 


T11.—Dos importantísimas consideraciones deseo que prin- 
cipalmente resalte entre las muchas á que da lugar esta 
rápida ojeada sobre el abastecimiento de agua de las grandes 
ciudades mencionadas. 

La primera es el sumo aprecio que, donde quiera que hay 
civilizacion é interés por la cosa pública, ha alcanzado la pro- 
vision de aguas potables. Es tal, que con razon afirma Mr. 
Fanning, que no hay en el dia en ninguna parte objeto de 
más general interés y que más atraiya la atencion y el cuida— 
do la Administracion y de lus pueblos. Vemos, en efecto, las 
enormes cantidades invertidas; los ímprobos trabajos acometi- 
dos ó llevados á cabo; las inmensas dificnuJtades superadas por 
la ciencia, por el dinero y por la perseverancia; la incansable 
actividad desplegada en todas partes para conseguir tan pre 
closo bien; y, despues, la disposicion general á emprender de 
nuevo la lucha y á hacer iguales ó mayores sacrificios, donde 
quiera que los ya hechos no han alcanzado enteramente su 
objeto. No vale ya decir, como dijo cierto Gobernador, que 
no daba dinero para las obras destinadas al abasto de la Ha- 
bnna, porque para él éran preferibles todas las demás atenciones 
municipales; no cabe, no, ante tan ilustres y tan notables ejem- 
plos, obstinarse en cerrar los ojos á la luz, y, llevándose de en- 


176 


cuentro el bien de la ciudad, negar con la terquedad de un 
cerebro sumergido en la noche de la ignorancia, que la provi- 
sion de aguas buenas y abundantes está en primera linea y á 
la cabeza de todas las necesidades, de todas las obligaciones 
«municipales. Indáguese, si no, en qué otra cosa han inver” 
tido la mayor parte de sus rentas, de sus fuerzas, esas grandes 


ciudades que he citado y otras muchas, que podría tambien 


citar, y marchan ásu lado, ó en pos de ellas, por la senda pro- 
videncial del progreso de la humanidad. 

La segunda consideracion, la que desde lnégo sobresaldrá 
y se presentará grave, elocuentisima é irresistible, así que 
hagamos la comparacion, no con el actual abasto de la Habana, 
que en rigor no existe, sino con el resultante de la ejecucion 
del resto de las obras proyectadas, es que la ciudad de la Ha- 
bana ha obtenido del cielo, sobre la mayoría de las demás, 
ventajas inmensas para su abasto de aguas, que está en el 
deber de agradecer, aprovechándolas para su bien. 

Con verdadera pobreza, con mezquindad de medios y ca. 
rencia de recursos, como dijo un gran periódico de la Corte 
tratando de este asunto, emprendió la Habana las obras para 
traer á su recinto las benéficas aguas de Vento. Más tarde ó 
más temprano, tenia fatalmente que hacerlo, porque su abasto 
de agua era, y sigue siendo, absolutamente malo bajo todos 
conceptos. Todo le faltaba, sin embargo, para la empresa; 
todo: fondos bastantes; conocimiento de la cbra; conciencia de 
los mismos beneficios que debian ser su resultado, porque la 
Habana no sabía más que coufusamente y de oidas la gran 
inflaencia creadora y conservadora de un buen abastecimiento 
de aguas, artes é industrias en el país, cooperadoras necesarias 


de estas grandes obras; costumbre de los trabajos públicos de 


alguna importancia; nociones de lo que es un Ingeniero y de 
lo elevado, noble y benéfico de su profesion. Y en algunos 
de los que han intervenido en la ejecucion ha faltado tam. 
bien interés y espiritu público, y, sobre todo, ese estímulo 
vivificador, ese anhelo constante y generoso que engendra el 
amor á la verdadera gloria, alimento perfecto, fuente de vir- 


177 


tudes, condicion de existencia de los hombres y de los pue— 
blos que aspiran á llegar á los altos lugares. De todo carecía - 
la Habana, ménos de la necesidad imprescindible de tener 
agua buena y abundante; mas esa necesidad, superándolo to- 
do, se hizo patente á algunos buenos é ilustrados Grobernan— 
tes y hombres públicos, que con la noble entereza de la con- 
viccion han patrocinado, defendido y sostenido esta obra y 
dado lugar á que, á través de cien paralizaciones, Obstáculos 
y combates, que han hecho samamente angustiosa y difícil su 
direccion, haya llegado al adelantado punto en que hoy se en- 
cuentra. ¡Bendecidos serán sus nombres por los habitantes 
de la Habana! 

A la carencia de las apetecibles condiciones para empren— 
der y llevar á cabo obras de esta importancia y naturaleza, 
vino á unirse otra dificultad, grandísima, insuperable en el 
sentir de algunos, bastante por sí sola á igualar á cuantas en 
otros puntos se han presentado: la toma y la reunion de los 
manantiales de Vento. Mas, habiendo desaparecido ayuellos 
inconvenientes y obstáculos y vencida esa dificultad, como lo 
está, ¿qué tiene ahora la Habana, respecto de todos los pue- 
blos cuyos abastos hemos señalado, sino ventajas y Más ven 
tajas? 

Véase, si no: 

Los manantiales de Vento, inalterables, segun tradicion de 
siglos, en excelencia de aguas, en temperatura, en fuerza de 
proyeccion, en altura, en limpieza y cantidad, que es más que 
suficiente para la Habana, están situados á corta distancia de 
la ciudad; y aunque su altura relativa no es tan grande como 
sería de desear, es, con todo, la suficiente para llenar las con- 
diciones principales de uma buena distribucion. Una vez ter- 
minadas algunas pequeñas obras que faltan, finalizada la con” 
duccion y realizados los proyectos del depósito y de la dis- 
tribucion, tendremos entre Palatino y el Cerro 150,000 me- 
tros cúbicos de agua diarios á la altura de 35 metros sobre la 
más alta marea, muy superior por lo tanto á todo el asiento 
de la Habana, Esto sin perjuicio de introduccir en el canal, 

T. XVIL,—23 


178 


más adelante y cuando sea necesario, 12.000 metros cúbicos 
diarios de otros manantiales que están ya preparados para su 
toma, y quizas otro tanto, ó más, de algunos de que se ha 
prescindido por distantes Ó ahora innecesarios. Un solo de- 
pósito, cubierto y apropiado al clima, encabezará la distribu- 
cion; y ésta, dispuesta con todas las ventajas del sistema de 
grandes circuitos (sin que por eso cueste más que si se hicie- 
ra por el seguido hasta aquí) llevará el agua en tanta abun- 
dancia y á tal altura, átodos los extremos de la ciudad, que 
no sólo satisfará con largueza las necesidades y exigencias de 
los servicios públicos y+privados, sino que facilitará y hará po- 
sible la extincion de incendios, porque se podrá acumular, do- 
minante, sobre cada punto de casi toda la extension de la Ha- 
bana, cuando ménos 1,000 metros cúbicos de agua por hora. 
Enlazada esta distribucion con un ordenado sistema de alcan- 
tarillado, proporcionará á la Habana, con todas las ventajas 
consiguientes, un servicio de agua potable superior al de to: 
das las ciudades mencionadas. 

Comparémosla, en efecto, con ellas en todos los puntos 
principales, y evidenciaremos sus ventajas. 

1.2 No dependemos de las naturales y periódicas varla- 
clones de los rios, ni de sus crecidas y enturbiamientos; ni te- 
nemos que luchar con el emporcamiento de sus aguas, ni con 
los demas inconvenientes y desventajas de esas grandes co- 
rrientes, variables, bajas y descubiertas, que tantos perjuicios 
ocasionan á las grandes ciudades que de ellas se surten. 

27 No necesitamos esos grandes depósitos de reserva, don- 
de el agua pierde las buenas condiciones que conserva estan- * 
_do en movimiento. Glasgow, Nueva-York, Madrid, Mel. 
bourne y otras grandes ciudades han tenido que recurrir ád 
ese medio, equivalente á surtirse de aguas estancadas. Ni por 
el variable caudal de los rios, ni por escasez del propio, nece- 
sltamos ese recurso detestable, aunque único para ciertas ciu- 
dades. ] 

3? No tenemos necesidad de máquinas elevatorias para 
tomar el agua: terrible censo, sobre todo para nosotros. En 


179 
Lóndres, Berlin, Paris, Lila, Filadelfia y otras ciudades que 
emplean máquinas, hay un gasto y un trabajo anual conside- 
rables para su entretenimiento y conservacion, de los que nos- 
otros estamos exentos. 

4% Tampoco de grandes filtros, como en Berlin, Tolosa y 
otros puntos, en que, como las máquinas, constituyen una 
carga penosísima para las ciudades y un trabajo incesante v 
de difícil vigilancia.. 

-52% La diversidad de aguas introduce en el servicio de una 
eran cludad más perjuicios é inconvenientes de los que de 
pronto son imaginables: los cambios de agua son nocivos á la 
salud; la necesidad de varias distribuciones indepen dientes 
complica extraordinariamente el servicio, aumenta muchísimo 
el gasto y da lugar á mil fraudes y disgustos; y como éstas, 
otras desventajas de Paris, Lóndres, Viena, etc. Nuestra agua 
es única y sola; y asi servirá para la bebida, como para los de- 
mas usos domésticos y públicos. La Zanja Real, aumentada, 
debe quedar para los campos y para el gran parque exterior 
proyectado. 

67% Las aguas malas ó cargadas de sustancias nocivas, co- 
mo las del Támesis y del canal del Ourcq, malas son tambien 
para los riegos de las calles y otros servicios públicos. Su 
evaporación, y más en los países cálidos, llena el ambiente de 
sustancias perjudiciales á la salud. Nuestra agua, enteramen- 
te limpia de despojos y materias orgánicas, puede usarse sin 
el más mínimo temor en todos los servicios públicos y domés- 
ticos: su evaporacion no deja en el suelo resíduo alguno per 
judicial. pd 
7% Su cantidad es tal, que, á4un en el caso de crecer mu- 
cho la poblacion de la ciudad, no tendremos en algunos siglos 
que pensar en nuevas conducciones de ayua, como en Viena, 
Lóndres, Paris y Nueva-York, El Canal recogerá de Vento- 
150,000 metros cúbicos diarios, y puede llegar á tomar, sólo 
de manantiales, 174 d 175,000 metros cúbicos; mas con sólo 
los 150,000, que es cuanto por ahora puede apetecerse, ha y 
para abastecer á una poblacion de 500,000 habitantes con la 


180 


ámplia dotacion de 300 litros por persona, «ó para un millon 
con la más moderada de 150, superior á la de la mayor parte 
de las ciudades. Por lo demas, el Canal, si hubiese que lle- 
narlo como el de Nueva-York, sin necesidad de refuerzo como 
éste, dejando un pequeño espacio arriba para evitar toda con- 
trapresion, admite hasta 300,000 metros cúbicos diarios de 
agua. 

8? No hay que temer en nuestro caso lo que ha sucedido 
en una ciudad, donde, despues de hechas con perfeccion todas 
las obras, se queja el público de que no es buena el agua, cu- 
ya calidad no corresponde á su primitiva reputacion; ni que 
se mezcle la nuestra con los derrames de fábricas y estableci- 
mientos insalubres, como ocurrió en el Cróton; ni tampoco la 
introduccion y mezcla de aguas pantanosas, como en Burdeos, 
donde, al abrir las llaves de las casas, se encontraban en el 
agua las sanguijuelas de los pantanos. La situacion de los 
manantiales de Vento, las precauciones tomadas y obras he— 
chas para aislar las avuas completamente en la toma y en to- 
do su curso, y la solidez con que se ha construido el canal de 
conduccion, impiden absolutamente que sus aguas se mezclen 
con ninguna otra y que álguien pueda perjudicarlas. 

9.? No hemos tenido que ir á buscar el agua á largas dis- 
tancias, como en algunas ciudades que he citado, ni á provin- 
cias remotas, como se ha propuesto para Lóndres. La corta 
extension relativa de nuestro canal y su buena construccion, 
harán insignificante el gasto de su conservacion y entreteni- 
miento. 

10% Vencidas las sérias dificultades de la toma del agua 
y de la primera seccion del Canal, todo lo demas ha sido, y lo 
que falta será, relativamente fácil y poco costoso. 

117 No hemos tenido ni tenemos necesidad de más de una 
presa, de más de un canal, de más de un depósito, ni de más 
de una distribucion; y, á pesar de ser pésimos los terrenos 
donde se ha establecido la toma y la primera seccion, y ma- 
los una gran parte de los atravesados por el Canal, la solidez 
de las obras ejecutadas y las precauciones tomadas para su 


18] 


defensa aseguran su larga duracion. Por su capacidad, ve- 
mos que está preparado para el servicio actual y para los pro- 
bables aumentos futuros. : 

12% Se suprimirán los abusos y los costos que trae consi- 
go el empleo de filtros y de bombas en las casas, así como 
otros arbitrios perjudiciales, 4 que conduce la poca altura, la: 
escasez Ó la mala calidad del agua; pudiendo servir de ejem-— 
plo algunas de las ciudades que hemos nombrado, así como 
nuestro actual abasto de la Habana. 

132 Con la pequeña excepcion de la parte alta de Jesus 
del Monte, no hay necesidad alguna de dividiv la ciudad en 
zonas Ó regiones, ni hacer servicio alto, medio ni bajo, como 
en Lyon, Paris, Lila, Berlin y otras ciudades, ni el de separar 
esos servicios de otros tambien aislados é independientes, co- 
mo el de manufacturas, el de riegos y limpias y el de otros 
usos. Nuestro servicio será único, sencillo y claro: felicidad 
grande para nosotros, atendidos nuestros hábitos y costumbres. 

14% Y ¿qué diremos de la provision del agua por medida 
en cajas y estanques; y qué del servicio intermitente, ó redu- 
cido á algunas horas del dia ó de la noche, intolerable hasta 
en los países frios? Basta indicar estos puntos á la conside- 
racion de los ingenieros, para que comprendan cuán ventajo— 
sa es, respecto de estos sistemas, nuestra situacion. Liverpool, 
entre otras ciudades inglesas, ha sido triste víctima, y sigue 
siéndolo, de esta clase de servicio, por más que alli se haya 
trabajado con mayor esmero y mejor éxito que en las demas - 
ciudades de Inglaterra para atenuar sus inconvenientes. Nues- 
tro servicio será continuo, libre y siempre abundante; y cada 
vecino, dentro de límites razonables, podrá disponer de su 
agua cómo, cuándo y en la cantidad que necesite; lo que trae 
consigo otras ventajas generales á la poblacion. 

15% - No nos vemos en la dura necesidad de tener que lu- 
char con compañías empresarias, como sucedió en Paris y su—- 
cede ahora en Lóndres; ni que respetar derechos reconocidos, 
6 intereses creados por sistemas ó contratas perjudiciales al 
bien público. La ciudad puede establecer su distribucion de 


182 


agua con arreglo únicamente á los mejores preceptos y sin su- 
jecion á ningun compromiso «anterior. 

16% En cuanto al costo del agua y en cuanto á la dotacion 
por habitante, ninguna de las capitales de que hemos hecho 
mérito puede competir con la Habana cuando estén termina— 
das nuestras obras, como se vé en el cuadro siguiente: 


Ñ mn 


Por ha-| COSTO EN PESOS. 


ABASTO 
CIUD ADES | diario. | bitante, | l Pdo 
% : | Metros cúbicos. | Litros. TOTAL | cúbico. 
Londres (Proyecto Bramvell) (a), 72,600. 18| 27.500,000379- 
CALZADA l 1,252 54 2.250,000/312- 
O A 45,000/ 74! 9.000,000/200- 
Nueva York (d)......... 360,000 360| 36.000,000 100- 
| || A-K( ( | DE 
Brooklyn. led... SN 12,487 3621 | e 
Lóndres (Abasto actual)... 550,000 145 56.000,000/106- 
FU RR TIMOON A ES A 522,033 31 89-53 
Amberes) 27,0001 185| 2. a 74-50 
Paris (Nueva aldo (9). 130,000| 65 9.500,000| 73- 
Bruselas. 1.20 o 20,000|1 80l|. 1.320, 000 66- 
A a 9,5001 651 612,208 64-44 
O) a 20,000! 601 1,200,000 60— 
DD e 6,000, 240. 250,000. 41-66 
Bedia (A 43,430, 104| 1.750,000| 40-30 
Habana (Mic e 150,000 500|  6.000,000| 40- 


(a) Se calcula la poblacion en 4 millones. 

(0) El capital es el nominal de la empresa. 

(c) Sin casi distribucion y suponiendo efectivos los 45,000 metros cúbicos. 
(d) Cuando esté hecho el tercer gran depósito. 

(e) Proyecto de Burnett. Mucho más costoso. 

($) Sin grandes depósitos. 

(9) Sin la distribucion y por sólo conduccion y depósito. 

(h) En 1871 se creia poder disponer de 11,000 metros. 

(1) Gastado despues, además, 1.800,000 pesos. 

(3) Modelo en su género, sobre todo en economía y buena administracion. 
(%) Sin conduccion ni grandes depósitos. É 


(1) Con la distribucion completa y suponiendo 300,000 habitantes. 


183 


Todas son, como se vé, ventajas y circunstancias favorables 
en la calidad, limpieza y cantidad del agua; en la seguridad 
y bondad de su conduccion; en la facilidad y sencillez de la 
distribucion, y en la economía de gastos de establecimiento, 
de conservacion y de servicio; sin que se hayan presentado 
más que dos desfavorables ó contrarias: las dificultades de la 
toma y de la primera seccion del Canal, ya vencidas; y la fal- 
ta de medios y recursos de todo género, que tambien se ha 
ido superando hasta aquí, y que, para lo adelante, como va- 
mos á ver, está ya virtualmente vencida, 


IV.—¿Se quiere más? ¿Se puede pedir más á4 Dios y á la 
fortuna? ; 

Y, si por más dificultades y obstáculos que se presentasen, 
habría siempre el deber de abastecer á la Habana de las aguas 
que necesita, ¿no sería doble falta y el colmo de la incuria 
no llenar ese deber cuando tantas ventajosas circunstancias 
facilitan su cumplimiento é incitan poderosamente á ello? 
¡Grande, inmensa responsabilidad! 

Aun cuando á la actual derivacion á los Filtros se una la 
mayor á la Zanja Real, nada más habrá conseguido la Haba- 
na que remediar dos de los defectos de su actual pésimo abas- 
tecimiento: el de la calidad del agua y el de la falta de seguri- 
dad del embalse del Husillo; mas estará lejísimos todavía de 
satisfacer las más principales necesidades de su abasto de 
aguas. Ya está esta verdad del todo demostrada; y sólo nos 
falta divulgar una circunstancia esencialisima, de cuya igno- 
rancia han procedido muchos falsos juicios y algunos obstácu- 
los á la marcha de estas obras. El Canal de Vento no se ha 
proyectado para que se detenga enfrente de los Filtros de 
Fernando VIl; ni con el objeto de venir á parar á estas derl- 
vaciones: el Canal no tiene desagiie natural hasta que llega 
al depósito de recepcion, desde el cual, por el cauce del arro- 
yo Valiente, descargará en el fondo de la bahía. Hasta allí 
está constantemente más bajo que todos los rios y demas co- 
rrientes de agua que encuentra en su curso; de suerte que to: 


184 


das sus crecidas dominan al Canal, y desde que con las lluvias 
se verifica una, sus aguas pueden introducirse en él y mez- 
clarse con las limpias de Vento, ensuciándolas y haciendo des- 
aparecer su bondad. Esto explica por qué se han hecho dos 
casas de compuertas intermedias, que de otro modo habrian si- 
do innecesarias, para aumentar los puntos y medios de desagúe 
y poder aprovechar aquel en que desde el mismo Vento 
hasta Orengo presenten mayor depresion las crecidas de la 
estacion de lluvias. De modo que, á las muchas razones 
que existen para terminar prouto las obras de conduccion 
y de depósito, se une la de que entre tanto el Canal es una 
máquina inservible, una obra incompleta y hasta inútil, du- 
rante el tiempo que duran las crecidas. 

A esta necesidad imperiosa de concluir la obra, si ha de 
cumplir con su objeto, á las muchas ventajas demostradas que 
obligan y estimulan á apresurar su terminacion, se unen hoy 
otras importantísimas de actualidad, que es imposible dejen 
de ejercer decisiva Influencia en el bueno y completo éxito de 
tantos trabajos y sacrificios. Alanhelo del público, á la reac- 
cion favorable y universal que se ha verificado así que se ha 
entendido algo la verdad sobre la cuestion del Canal, al au- 
mento creciente de la necesidad, ha venido providencialmen- 
te á concurrir la presentacion de proposiciones ventajosas pa- 
rá hacer todas las obras que faltan despues del paso del rio 
Orengo y completar la distribucion en solos dos años, por me- 
dio de una concesion por corto tiempo de una parte della ren- 
ta que ha de producir el agua de Vento. Nada tendrá que 
desembolsar el Ayuntamiento; por el contrario: ¡doble fortu= 
na! al paso que cumple con el deber ineludible de establecer 
un buen surtido de agua, se crea. una renta de cerca de un 
millon de pesos, en alivio de contribuciones y en bien de la 
ciudad. Agua y dinero, las dos cosas que necesita la Haba- 
na, llegan juntas á favorecerla y á sacarla de la angustiosa si- 
tuacion en que por su carencia se halla. 

¿Puede pedirse más, repito, á la bondad de Dios?—Sí.—En 
medio de tanta felicidad, todavía hay otro bien, que ha veni- 


185 


do á aumentarla; mejor diré, 4 hacerla posible, á que se reali- 
ce y llegue á ser un hecho consumado y no un anhelo conti- 
nuo y atormentador. ¡La Paz! La paz, despues de diez años 
de guerra asoladora é insufrible; la paz, bien supremo de los 
pueblos, bendicion de Dios sobre los hombres de buena vo- 
luntad, bajo cuyo amparo todo sér prospera, todo fructifica y 
todo sigue el camino de la Providencia. A su simple anun- 
ciacion, ya se apresura el Gobierno á dictar cuantas mejoras 
le sugiere su deseo de hacer bien al País, á disponer que se 
realicen grandes obras públicas y toda clase de trabajos que 
tiendan á remediar nuestros males y á ponernos á la envidia- 
ble altura á que debemos aspirar. A la sombra benéfica de 
la paz se terminarán tambien, sin duda, las obras de Vento. 

Bendigamos á Dios, y bendigamos al autor de la paz de Cu- 
ba; y desprendiéndonos con noble entereza de pequeñas pasio- 
nes é intereses, unamos nuestros esfuerzos para que,:aprove- 
chando los muchos, y quizás no merecidos, favores que el cie- 
lo nos dispensa, lleguen y se repartan pronto por la noble 
Habana todas las aguas venturosas de los manantiales de Ven" 
to; proporcionándole un abasto igual ó superior á los de la 
mayor parte de las ciudades del mundo. 


APENDICE.—DATOS PRINCIPALES SOBRE LA OBRA DEL CANAL. 


19 — Tiempo de trabajo,—Se comenzaron los primeros trabajos 
de instalacion, comunicacion é investigacion de manantiales 
en Febrero de 1859. 

Se puso la primera piedra de la Presa el 26 de Junio de 
1861. 

La primera piedra del túnel, el 27 de Mayo de 1865. 

Corrieron por primera vez las aguas por los sifones el 1? 
de Marzo de 1872. 

Se ha realizado la derivacion á los Filtros el 23 de Junio 
de 1878. 

Hasta fin de Junio de 1878 han transcurrido 232 meses, de 
los cuales se ha trabajado muy bien y con gran aprovechamiento 


40, y éstos en diferentes épocas, así como los 54 en que se ha 
á T. xvu.—24 


186 


trabajado con mediano ó ménos que mediado aprovechamien- 
to; los 138 meses restantes, nada ó casi nada; siendo la mayor 
parte de éstos de casi completa paralizacion, por falta ó esca- 
sez de fondos y otras causas. 

22—Principales obras ejecutadas. —Muchas preliminares y 
preparatorias de:—Instalacion.—Comunicaciones diversas.— 
Canteras, areneras, barreras, %. — Talleres, —Taller general de 
fabricacion.—Investigacion de manantiales ds. d. 

Obras de Vento.—Puente sobre el rio Almendares.—Presa 
provisional.—Canal de derivacion.—Malecones.—Rebajo de 
la falda de la cuchilla de Barco «. 

Reunion de manantiales. —Obras en la cañada de Vento.— 
Canal de desagiie de Vento. 

Estanque de reunion de manantiales. —Presa.—Toma de 
agua. 

Canal.—Seccion 19—Canal de derivacion y de continuacion 
de la Presa.—Estaqueado defensivo.—Mina de desagiie.— Cá- 
mara de carga y casa de compuertas número 1.—Túnel del pa- 
so del rio.—Cámara de descarga y casa de compuertas núme- 
ro 2.—Toma del gran manantial del fondo del rio y de otros 
de la orilla derecha.—Canalizacion del rio. 

Seccion 2%—Parte 1%—Mina número 2.—Parte 2%—Casa 
de compuertas n? 3.—Mina núm. 3.—Paso de Trevéjos.— 
Parte 32-Paso de Negron.—Muros de defensa números 1, 2 y 3. 

Seccion 32—Parte 1?—Mina número 4.—Parte 2?—Paso de 
Beatriz. —Casa de compuertas n? 4.—Parte 3?—Paso de Mari- 
nero.—Parte 4*—Mina n? 5 y trinchera encofrada. 

Torres,-registros, ventiladores y pasos de agua de las dos 
secciones. 

Seccion 4*—Pequeño tramo de la parte 4*—Casa, de com- 
puertas núm. 5 para la derivacion. 

Carretera de servicio y de indemnizacion. 

Derivacion del canal á los Filtros del acueducto de Fernan- 
do 72 | j 

32—Obras que faltan.—Algunos trabajos de remate en Ven- 
to.—Paso del rio Orengo.—Resto de la 4* seccion del Ca- 


187 
nal. —Depósito de recepcion y de distribucion.—Distribucion 
en la ciudad. : 
4— Gastos de la obra desde su principio hasta 30 de Junio 
de 1878.—Recibido por todos conceptos: 
AMO A NA $ 2.586,885-64 
En pagarés y bonos, que se suponen oro.... ,, 324,298-57 


Toman... 7 $ 2.911,184-21 

Que se reparten del modo si- 

A O A 
Tubos y anillos para la deri- 

ao ts Ia AS $ 25,300-05 
Casa de compuertas para id....;,  7,675-71 
Conducciones y otros trabajos... ,, 500-00 
Colocacion de la cañería....... »  3,578-87% 


-Suma la derivación á los Filtros 

del acueducto de Fernando 72 $ 37,054-633 
Adquisicion de peones chinos.. ,,  24,015-00 
En auxilios á otras obras, remi- 

siones de materiales, máqui- 

nas, etc., al Ayuntamiento, 

cargos al mismo, y otros gas- 


tos hechos de órden superior.. ,,  69,205-14 


Gastos que no corresponden ála. ; 
OA a o UTA 17 4 
Exceso de gasto causado por las 
- suspensiones hasta 1871 (Me- 
O a NOS 11335,856-00 


. Pú. a 
Idem-de 1ST1 acá o..0:..t. y» 63,420-00 CY. pág. 188) 


Gastado en pura pérdida en las 
7 suspensiones de la obra..$ 399,276-00 


188 
Pérdida sufrida en el incendio 
del 12 de Abril de 1876, segun 


LASA ta isa A $ 26,345-87 
Más lo gastado en los edificios... ,, 7,567-272 


$ 33,913-14+ 
Valor de lo que queda en alma- ero g0 oe 
Lo A O o ld .. $ 55,000-00 
Invertido en conservacion y en- 
tretenimiento de las obras, re- 
paracion de estragos en los 
OALACIOS, eL ,,109,162-00 
Resulta gastado con aprovechamiento en la eje- 
cucion de todas lastobrasiss do a $2.183,558-39 
5— Deuda de la obra. 
Matertal dl Ao a ale Ua en Lo O $ 80,448-853 
Persoual ono iia y AL o NCAA, y 24,931-14 
Total el 30 de Junio...... $105,379-993 


Esta deuda admite alguna reduccion. 

6 * —Costo probable de las obras que faltan. 

Presupuesto del paso y puente de Orengo..$  43,500-00 

ld. de las obras de terminacion, depósito y 
distribucion... Sa $ 2.864,228-00 


LOVE $2.907,728-00 
717—Comparacion con el presupuesto. —Reconocida la defi- 
ciencia del avance del costo de la conduccion y depósito que 
:acompañó al unte-proyecto de 1855, se presentó en Agosto de 
1865 y con la Memoria de fin de aquel año el presupuesto 
adicionado siguiente: 


NOTA.—La tasacion moderada de todas las obras ejecutadas pasa con mucho de lo in- 
vertido, 


189 
Toma, canal y depósito $3.070,624-17 (Pág” 122 de la M*) 
15 p.2 de1.508,275-26 , 226,231-25 (Págs. 115,116y125) 
Distribucion... ,1.800,000-00 (Pág? 120.) * 


¡xo A _ >> € —= 


$5.096,855-42 

Puera de este presupues- 

to se han hecho: 
Proyecto del 

paso de O- 

rengo.... .$39,500-00 
Revestimien— 

to omitido 

en el presu— : 

supuesto.... 70,000-0( 
Toma del gran 

manantial. $ 151,500-00 

delfondo del 

0 2... 14,000-0( 
Parte deterra- 

plenes de- 

fensivos .... 20,000-00 
Aumento de 

méquinas y 

aparatos... 8,000-00/ 

Total del presupues—- 

to, adicionado.....:... $5.248,355-42 
Gastados en 

la obra.$2.183,558-39 
Deuda..... 105,379-99% 
Obras que 

faltan ..$2.907,728-00 


¡€_I A  _— _n——_—____—— — 


$5.196,666-38% 


190 


Rebajando de........<.. $5.248,355-42 
sólo la mi- 
tad del va- 
lor de alma- 
COM acre $ 27,500-00 
Resultará lo invertido 
EROS ooo es $ 5.169,166-384 


Quedando un sobrante de$ 79,189-033 
8.—El desembolso total de? Municipio será:— 
Si del total invertido en obras, en conserva- 


CION ¿pPerdidasiete. ie e $2.911,184-21 
Se a como es justo, lo que no correspon- 
deal Canal Sos A O $ 130,274-77% 
Quedar 2 e $2.780,909-433 
. Aumento por la deuda,....... 105,379-99% 


$2.886,289-43 


Disminuyendo sólo la mitad del valor de al- 


e A e O eN e e $  27,500-00 
Resulta con cargo al Canal hasta el dia.... $2.858,789-43 
Costo de loque falta.................... 2.907,728-00 

Total costo para el Ayuntamiento..... $5.766,517-43 


Que con los intereses pagados subirá á unos 6 millones de 
pesos en oro. 

En otras circunstancias, trabajando seguido y con fondos, 
habría podido ahorrarse cerca de un millon de pesos. 

El valor de todas las obras terminadas, económicamente ha- 
blando, determinado por la renta que se calcula producirá la, 
distribucion, es: 


191 


Al 8 por 100.. 11.812,500 pesos oro. 
NV 1051 00,000: 00 
AE cdo. IS UBODO0E 
sin tener en cuenta los productos y la riqueza que indirecta- 
mente ha de crear. 


REAL ACADEMIA DE CIENCIAS. 


SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 12 DE SETMEMBRE DE 1880. 


SRES. ACADÉMICOS CONCURRENTES.—L87res. Gutiérrez, Presidente, 
Finlay, R. Cowley, CFarcía, Núñez, Castellanos, Horstimann, 
Vilaró, Ramos, S. Fernández, Torralbas, (D. José y D. Fran- 
cisco), Zamora, Rovira, Plasencia, Covántes, Donoso, V. Ma- 
chuca, Mestre, Secretario. 

Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. 

CORRERPONDENCIA.—Leyéronse en seguida por el Secretario 
general: —1? Una comunicacion del Gobierno General, remi- 
tiendo los antecedentes sobre la construccion y el nuevo 
emplazamiento de un Hospital Civil en esta capital; de cuyos 
antecedentes se dió traslado á la Comision de Higiene Públt- 
ca.—2% Otra id. de id. con el expediente de D. José Baixeras 
y C” acerca de la instalacion de una fábrica de abonos en esta 
ciudad; de que se dió traslado á dicha Comision.—30. Otra id. 
de id., remitiendo dos frascos con la preparacion fenicada del 
Dr. Déclat para el tratamiento de la fiebre amarilla; los que 
fueron enviados á la Comision de Remedios Nuevos y Secretos. 
—42 Un oficio del Sr. Juez de 1? Instancia del Distrito de 
Jesus María acompañando, á consecuencia de exhorto del de 
Jaruco, un testimonio sobre diversos particulares relativos á 
la causa por homicidio del moreno Leopoldo Criollo; testimo- 
nio que pasó á informe de la Comision de Medicina Legal.— 


192 


5? Otro id. del mismo Juzgado, recordando las resultas del 
anterior; de que se dará cuenta en la sesion del dia.—6? Otro 
id. de la Ordenacion General de Pagos, pidiendo se remita la 
certificacion que previene el artículo 19 de la Ley de Conta- 
bilidad, con el fin de librar el importe asignado á la Real Aca- 
demia; de que se dió traslado al Sr. Tesorero de la Corpora- 
cion para su cumplimiento.—7?% Una comunicacion del Sr, 
Secretario de la Exposicion de Matánzas, nombrando á D. 
Julio Manuel Rodríguez para recoger las obras publicadas por 
la Academia y que ésta ha destinado á dicha Exposicion; ha' 
biendo sido entregadas á la persona mencionada.—8% Una car- 
ta del Sr. Alcalde del Barrio de S. Leopoldo, pidiendo vírus 
vacuno por carecer de él el facultativo encargado de ese servi- 
cio en la citada demarcacion; habiéndosele remitido un tubo.— 
9. Una circular del Sr. Presidente del Círculo de Hacenda- 
dos de esta Isla, invitando á la Academia para que esté re- 
presentada en la Comision que ha de nombrarse para prestar 
apoyo, tanto en el órden moral como en el material, 4 la im- 
portante idea de establecer una Escuela de Agricultura; acor- 
dándose que el Sr. Presidente de la Academia aceptara desde 
luégo dicha representacion como una prueba de simpatía por 
tan útil proyecto y de gratitud á tamaña deferencia.—10.2 Un 
oficio de los Sres. Rovira y Várgas Machuca, á nombre 
de la Comision encargada de informar acerca de un nuevo 
reactivo del azúcar, manifestando que para llenar su cometido 
necesitan tener á la vista cierta cantidad de las mieles resul- 
tantes de la extraccion del azúcar por el procedimiento del 
Sr. Ferratjes, y del ácido hidrofluosilicico empleado; acordán- 
dose participarlo así al Gobierno General.—11.2 Un oficio del 
mencionado industrial, acompañando 300 gramos de dicho 
ácido; acordándose reclamar de nuevo las mieles que no se 
han recibido.—122 Un oficio del Sr. Ldo. D. José Maria Za— 
yas, en que se pone á la disposicion de la Academia para la 
laudable empresa de publicar las obras del Sr. D. José de la 
Luz Caballero; quedando la Academia muy satisfecha de dicha 
respuesta.—13". Una carta del Sr. Ldo. D. José Valdés Fauli, 


193 


4 nombre tambien del Sr. Marqués de Montelo, como alba- 
ceas testamentarios del ilustre Saco, expresando el deseo de 
que se deposite su cádaver y se exponga en el salon de sesio- 
nes de la Real Academia; á-lo cual se contestó, accediendo 
gustosa la Corporacion á una cosa que habia de grangearle la 
mayor honra.—14. Una invitacion de los mismos Sres. para 
que el Sr, Vice-Presidente de la Academia llevase uno de los 
cordones del féretro durante el entierro, por tener su Presi- 
dente que representar en el mismo acto á la Universidad Li- 
teraria, de la que es actualmente Rector; y así se verificó en 
efecto.—15% Una nota de cuatro obras de Medicina, forman- 
do un conjunto de nueve volúmenes, regaladas por el socio 
numerario Dr. Vicente B. Valdés; acordándose depositarlas 
en la Biblioteca y dar las más expresivas gracias al Sr. donan- 
te. ; 

BiBLrIoreca.—Terminada esa parte de lu correspondencia, 
presentó el Dr. Finlay las obras y periódicos recibidos desde la 
última sesion: —Observaciones físico-meteorológicas de Ja Es- 
cuela Profesional desde el 6 hasta el 31 de Agosto, y desde el 19 
hasta el 10 de Setiembre;—Gaceta Médica, núm. 10; —Crónica 
medico-quirúrgica, núm. 8;—-Repertorio de Farmacia, núm. 9; 
—Revista General de Comunicaciones, 6;—El Progreso Dental, 
4; —Revista Económica, 1474 151;—Boletin de los Volnnta- 
rios, 177 y 179;—Avisador Comercial, 183 4 211;—Boletin Co- 
mercial, 181 4 187, 18942910;—Gaceta de Sanidad Militar, 135; 

—Crónica Oftalmológica, 4;—La Independencia Médica, 11 
4 16;—La Correspondencia Médica, 23 á4 29;—El Labora- 
torio, 7 y 8;—Boletin Profesional, 14 y 15;—kRevista Minera, 
236 a 940:—El Observador Médico, 15;—1l Médico v Ciru- 
Jano centro-americano, 6;—Tribune Médicale, 626;—Medical 
Record, 509-10;—Harper's Weekley, 1230 4 1035;—Decreto 
sobre efectos timbrados, Habana 1880;—Discurso sobre las 
lenguas hebrea y árabe en la Universidad Literaria de Sevi- 
lla, por D. Daniel Ramon Arrese y Duque, 1879;—Estadísti- 
ca demográfico-sanitaria de varias poblaciones de España, Oc- 
tubre, Noviembre y Diciembre de 1879, Enero á Junio de 

Tr, xvi —26, 


194 


1880;—Resúmen de los Estados correspondientes al último 
cuatrimestre de 1879 y al primer semestre de 1880;—Cuadro 
oráfico del movimiento sanitario en la Peninsula é Islas ad- 
yacentes en los últimos cuatro meses de 1879. (Gracias.) 
Hisronocfa—Presentó en seguida el Dr, Plasencia, con 
opcion al título de socio corresponsal, 23 carpetas de Histología 
normal y patológica del Dr. Pablo Latteux, gefe del laboratorio 
dela Facultad en el hospital Necker, comprendiendo la histo- 


ria médica, el análisis histológico, los dibujos y las preparacio- 
nes sobre cristales, para observarlas al mieroscopio, de piezas re- 
lativas á la artrítis fungosa de la articulacion radiocarplana, al li- 
poma fibroso del ligamento ancho, al papiloma de la vulva, fi- 
brosarcoma encefaloideo del seno maxilar derecho, la glándula 
sublingual normal, tumor sarcomatoso de dicha glándula, pla- 
ca de Peyer ulcerada en la fiebre tifoidea, carcinoma fibroso 
del seno, hemorróides, pólipo del oído, pólipo de las fosas nasa- 
les, quelóides, mixosarcoma intramuscular, carcinoma coloideo 
del ciego, epitelioma interno de la mejilla, pólipos fibrosos del 
útero, epitelioma del párpado superior, fibromioma de la prós- 
tata, carcinoma del seno, osteosarcoma del fémur y pleure: 
"sía crónica.— Quedó nombrada la Comision de Anatomia Pa- 
tológica para informar en el asunto. 

MEDICINA LEGAL.—/ Lerida penetrante de pecho.—-A la órden 
del dia un informe de la Comision de Medicina legal, en con- 
testacion á la consulta hecha por el Juzzado de Jaruco en la 
causa por homicidio del mureno Leopoldo criollo, acerca de 
“si pudo ocasionarse la muerte del referido Leopoldo en la for- 
ma que en el testimonio se explica,”—leyó el Dr. García, como 
ponente de turno de la Comision de Medicina legal, el infor- 
me mencionado. Segun consta en los antecedentes consigna- 
dos en el testimonio, se trata de saber sl la negra Marcelina, 
que se hallaba pelando un plátano con un cuchillo de punta 
y filo y agachada, pudo herir 4 Leopoldo, que por detras y en 
vía de juego la agarró por la cintura, en el momento de brin- 
car porque era cosquillosa; y trátase tambien de una herida 
penetrante de pecho, que atravesando el pericardio, alcanza la 


195 


auricula derecha en direccion de arriba abajo, inunda el pecho 
de sangre y causa la muerte del moreno en breves instan- 
tes. Despues de algunas consideraciones sobre la frecuencia 
de las lesiones traumáticas en las cavidades derechas del co- 
razon, siendo mayor esa frecuencia en el ventrículo que en la 
aurícula del mismo lado, advierte el Sr. Ponente que la ins- 
tructiva deja mucho que desear, lamenta tam bien el laconismo 
de la autopsia cadavérica, en la cual resulta tan -indetermi- 
nada la forma y direccion de la herida, que es de dos centime- 
tros por fuera y de uno por dentro, por efecto de la contraccion 
que el perito supone existió despues de la muerte. Refirién- 
dose al fenómeno del cosquilleo, acepta que es insoportable 
para muchas personas, sobre todo en ciertas regiones de la 
piel, siendo capaz de provocar actos de defensa instintivos é 
involuntarios, que puede: ser dañiosos para otros, pero que en 
el presente caso no explica la cuestion que se ventila; porque 
si Marcelina, agachada, brinca al sentir aquella impresion des- 
agradable en su cintura, su cuerpo ha debido ser lanzado há.- 
cla adelante, y sus brazos, proyectados en el mismo sentido 
para aumentar el resultado, debieron alejarse más que nunca 
de Leopoldo, que no era posible fuese herido en ese momento; 
mas si al brincar Marcelina, lo hizo acompañada de su marido, 
dada la situacion de la herida no pudo hacerla con la mano 
derecha sino con la izquierda, en caso de ser zurda. Tam- 
bien pudo ser que, molestada aquella, se desprendiera violenta- 
mente de su marido y en un acto primo le infiriese dicha he- 
rida. Pero ya que Leopoldo murió sin declarar y que todo 
pasó sin testigos que vinieran en ayuda de la mejor aclaracion 
de los hechos; y ya que en vista da los caractéres de la herida, 
tampoco sea posible que ésta fuese el resultado de una casua— 
lidad, como lo deja entender Marcelina,—la Comision de Me- 
dicina legal cree que los datos que se le envían no son bas- 
tantes para asegurar que las cosas pasaron del modo que lo re- 
firió aquella, ui que por lo tanto pudiera ocasionarse la muer- 
te en la forma que se explica. 

Discusion.—Expuso el Dr. Plasencia que, aunque no puede 


196 

asegurarse que el suceso hava ocurrido exactamente del modo 
que se refiere en el testimonio y atendiendo á los datos pericia- 
les, hay sin embargo consideraciones morales y fisiológicas 
que pueden contribuir á resolver la cuestion. No encuentra 
motivos para invalidar la declaracion del perito, partiendo de 
que no se hayan descrito la forma y dimensiones del cuchillo, la 
actitud de las personas en el momento del hecho, y de que, al 
estudiarse la herida, se le asignen dos centímetros por fuera 
y uno por dentro. Tampoco está de acuerdo en que se diga 
que, al saltar la morena, debió llevar las manos hácia adelante 
y no pudo entónces dañar al que la molestaba, pues tiene en- 
tendido el Sr. Piasencia que los gimnastas al saltar echan ¡os 
brazos hácia atras para Impulsarse hácia adelante. 

El Dr. García contesta queha tachado en efecto el documen: 
to de autopsia por su laconismo, por no indicarse en él la esta- 
tura del sujeto y otros pormenores que hubieran hecho más fá- 
cil la cuestion; y tambien ha censurado el aserto de que la heri- 
da del corazon midiese dos centimetros al exterior y uno al 
interior á consecuencia de la contraccion de la aurícula des- 
pues de la muerte, olvidándose acaso que las aurículas son 
unas verdaderas expansiones de las arterias. En cuanto al 
hecho del salto, está fuera de duda que es secundado eu los 
acróbatas por los brazos impulsados hácia adelante; y en ese 
instante debió alejarse Marcelina de su marido y no pudo 
ocasionarle la herida. 

Insistiendo el Dr. Plasencia en lo que ántes habia dicho, 
aduce en su corroboracion el caso de una niña, atacada de alu- 
cinacion aterradora, que ha tenido ocasion de observar recien- 
temente y la cual echa hácia atras las manos para tomar im- 
pulso y huir en direccion opuesta al sér que en su mente la 
persigue. Es cierto que el documento de autopsia es lacónico; 
pero bastan la herida del corazon y las circunstancias que en 
él se consignan para explicarse el resuitado. Es cierto que la 
aurícula no se contraería despues de la muerte y que ella es 
ménos muscular que el ventrículo; pero no deja de ser con= 
tráctil y la disposicion de sus fibras pudiera dar cuenta del 


197 


diverso tamaño de la lesion examinada por fuera y pot 
dentro. 

El Dr. Finlay cree que hay inconsecuencia en la conclusion 
del informe, pues al apreciarse los antecedentes se prueba 
que era imposible que la herida se hubiese efectuado en la for- 
ma que allí se refiere: lo acepta dicho Sr. como acto aubomáti- 
co directo, mas no como un acto primo lejano. 

El Dr. García contesta que para llegar á la conclusion del 
informe, se habian hecho por la Comision varias hipótesis res- 
pecto á la diversa aptitud de uno y otro individuo, partiendo 
del solo dicho de la morena y sin que hubiese testigos; de 
donde la reserva que se nota en la conclusion y no en el cuer- 
po del informe al analizar una de aquellas suposiciones. 

Lamenta el Dr. Horstmann que se haya atacado el docu- 
mento pericial, que en medio de su concision ha dicho todo 
Jo necesario: otros pormenores no hubieran estado de más; pe- 
ro no se puede exigir tanto, porque los médicos que ejercen 
en el campo no cuentan con todos los medios indispensa- 
bles para hacer autopsias completas. En el círculo de 180.” 
en que se movían ambos cuerpos, debe precisarse cuál era 
la posicion de la morena respecto de su marido, si estaba 
delante de 61, paralelamente, ó si en ángulo, inclinada hácia la 
izquierda, pues en este último caso pudo volverse la negra há- 
cia la izquierda y herirlo en el lugar señalado por la autopsia, 
Admite tambien el Dr. Horstmann la objecion presentada por 
el Dr. Finlay: en el cuerpo del informe se ve la imposibilidad, 
así como en la zonelusion la posibilidad, de que la herida hu- 
biese tenido lugar del modo relatado. 

El Dr. García insiste en que esas distintas actitudes han 
sido estudiadas en el cuerpo del informe; en que no estando 
bien descritas la direccion de la herida y no constando tampo- 
co los caractéres del arma vulnerante, se carece de datos de 
no escaso interés para la resolucion del problema. Además 
ha habido que pensar en que la mujer pudiera ser zurda, lo 
cual sería una complicacion más, 

El Dr. Horstmann advierte que tocante á la direccion de la 


198 


herida, sería más importante fijar bien la del cuchillo que la 
de la mano. 

Cree el Dr. Torralbas que el documento de autopsia encie- 
rra los datos necesarios para la cuestion que se ventila, y que 
por lo tanto si fuerámos á acusarlo de imcompleto, nunca de- 
jaríamos de encontrar faltas en todos los de su índole. En con— 
tra de la opinion del Dr. Horstmann sostiene que la herida no 
ha podido ser causada involuntariamente, pues en ese caso 
debió tener lugar en el lado derecho dentro del círculo en que 
actuaban E personas; pero estima que slel Dr. García 
abriga con razon dudas en ese punto, no deben figurar éstas 
en el informe. 

El Dr. Carcía contesta que respecto á la crítica que ha he- 
cho del documento pericial, no tiene el menor interés en con- 
servarla en su informe: si la Academia no la considera necesa- 
ria, no tiene él mayores motivos para consignar la censura 
mencionada. | 

El Dr. Horstmann desez saber por qué si el Sr. Torralbas 
acepta que no fué involuntaria la herida, desea por otro lado 
que desaparezca ese juicio del Informe. 

El Dr. Torralbas contesta que, por más que para él exista 
la convicción moral, se decide siempre porlo que ménos pueda 
agravar la pena, 

El Dr. FPinlay manifiesta que con objeto de conciliar las 
ideas emitidas, y atendiendo á la conclusion del informe, 
propone se agreguen á los datos presentados por el Dr. García 
las circunstancias aducidas por el Dr. Horstmann para la po- 
sibilidad del acto involuntario. 

El Dr. Ramos expone que si durante el cosquilleo son in- 
voluntarios los movimientos, en la defensa estuvo la intencion. 

El Dr. Finlay, de ul con esto, advierte que en tal caso 
la única excusa sería un acto primo, como lo ha aceptado la Co- 
mision; y hace notar que es dis tinto el terreno tratándose de 
un acto puramente mecánico Ó de un acto primo consecuente 
al estado mental del sujeto. 

El Dr. Núñez sostiene que no se trata de conciliar dos opi- 


199 


niones diametralmente opuestas, sino de asentar categórica— 
mente que á consecuencia del movimiento convulsivo provoca- 
_do por las cosquillas, dadas las condiciones explicadas por el 
Dr. Horstmann, pudo efectuarse la herida de la manera indi- 
cada; —y asevera que en el terreno de las suposiciones no se 
necesita del acto primo para explicar el hecho en. cuestion: 
la duda proviene de que la persona que la recibió estaba 
detras de la otra; mas esto no es suficiente para negar que 
ocurriese de aquella manera, pues la inclinacion de los planos 
puede permitirlo con la mayor facilidad. Es dable por lo tan- 
to contestar de un modo general al Juzgado; pero no de un 
modo concreto para el caso especial de que se trata. 

El Dr. Finlay advierte que ésa es la misma conclusion del 
informe y que por eso habia reclamado «que se incluyeran en 
el cuerpo del mismo las condiciones que señaló el Dr. Horst- 
manu y que allí no figuran, con el objeto, no de conciliar opi- 
niones contradictorias, sino de proporcionar á dicha conclu- 
sion los otros antecedentes que necesitaba. 

El Dr. Gutiérrez está de acuerdo con la Comision .en que 
hubiera sido muy importante fijar bien la direccion de la heri- 
da: en el cosquilleo los movimientos pueden ser más ó ménos 
numerosos v extensos, y volviéndose la persona á quien se le 
infería, podía herir del mismo lado á la que agachada por de— 
tras la molestaba. 

Suficientemente discutido el trabajo de la Comision de Me- 
dicina legal, é interrogada la Academia por el Sr. Presidente, 
fué aprobado dicho informe con las modificaciones propuestas 
por los Sres. Horstmann y Núñez, —que quedaron encargados 
de redactarlas de acuerdo con el Sr. Secretario general, -—por 
once votos contra tres que no aceptaron Jas tales modificaciones; 
habiéndose abstenido de votar los Sres. Zamora, Várgas Ma- 
chuca y Torralbas (D. Francisco). 

COirusa.—Oculistica—Leyó en seguida el Dr. Hortsmann, 
4 nombre de una Comision compuesta, además, de Jos Sres. 
Finlay y Montalvo, un informe sobre la Memoria remitida á 
la Academia por el Sr. D, Luis Olivéres y de Bonen, intitulada 


200 


“De la cloralizacion en la extraccion de las cataratas, y nuevos 
procedimientos operatorios de ablacion del estafiloma total de 
la córnea y de triquiásis y distiquiásis del párpado superior. ”— 
La cloralizacion, usada segun el método propuesto por el Dr. 
Olivéres, no es más que una tentativa de renovacion de un 
medio abandonado por ineficaz y peligroso, incapaz en mane- 
ra alguna de sustituir al clásico cloroformo, usado en la Ocu— 
lística sin el menor accidente 1500 veces por el eminente 
Jacobson; —y la exposicion de nuevos procederes operatorios 
ofrece alguna novedad respecto al modus faciendi.-—Demostra- 
dos semejantes asertos con las consideraciones que les prece— 
den, deduce la Comision: 1,2 La cloralizacion por la via 
gástrica es un medio anestésico tan ineficaz como peligroso en 
la mayoría de los casos; 2.2 La tentativa de renovar ese 
proceder debe rechazarse, en toda juiciosa práctica quirúrgica, 
miéntras que muy numerosos y concluyentes experimentos no 
demuestren lo contrario; 3. 2 Como lógica deducción, la adi- 
cion de la morfina por la via hipodérmica viene á sumar un 
factor más al peligro; 4.2 Los procederes presentados por 
el Dr. Olivéres como nuevos, sólo pueden considerarse como 
tales si se atiende á algunas variantes de tiewpos ó pormeno- 
res de mecanismo; pero si se reflexiona en que no traen ni vie- 
nen deducidos de ninguna nueva idea anatómica, fisiológica 
ó quirúrgica, ul tampoco los ha inspirado la brevedad opera— 
toria, noes posible eu buena rectitud concederles patente de 
novedad; 5.2 La falta de experimentos y observaciones, de 
que adolece la Memoria, deja consistente cuanto en ella se in- 
tenta invalidar. Armonizando estas condiciones con el es— 
píritu de progreso y el amor al Arte y á la Humanidad que 
descuellan en las páyinas de la Memoria mencionada, opina la 
Comision que se deben dar las gracias al autor por su atencion 
en haberla remitido á la Academia. 

DesTRUCCION DE LOS COCOTEROS—A probado el informe anterior, 
manifestó el Dr. Ramos que en muchos puntos de esta Isla es- 
taban amenazados los cocales, que el mismo peligro corrian 
las palmeras y que aún lus cañas se hallaban expuestas á desa- 


201 


parecer algun dia, haciéndose urgente poner remedio á la cau- 
sa destructora: que el Sr. Lachaume atribuía esta causa á un 
empobrecimiento del terreno; que el Dr. Vilaró había encon- 
trado una multitud de larvas voraces en las sustancias putre- 
factas que se desarrollan en la base del palmito; y el Dr. Ra- 
. mos cree que la destruccion de los cocales se debe á un pará- 
sito vegetal, 4 un hongo (Fungi), que por el hecho de situarse 
en el centro vital de la planta, como lo es sa yema terminal, y 
ser ¿sta de una consistencia blanda y fácil de de struir, se en- 
cuentra en las mejores condiciones para su desarrollo, destru- 
yendo así dicha planta.—Teniendo la intencion d e dar una 
conferencia sobre la materia, á la que se propone invitar á las 
personas de ciencias y á los prácticos agricultores, con objeto 
de aclarar ese punto, que es de suma importancia para la ri- 
queza del país, y de señalar el remedio más adecuado, —supli- 
ca el Dr. Ramos á la Academia que le preste sa apoyo moral 
y material para que, una vez conocida la causa del mal, se la 
haga desaparecer lo más pronto posible, pues el daño es de 
tales dimensiones que mil piés de cocos destruidos se compu— 
«tan en diez mil pesos de pérdida. 

El Dr. Vilaró está de acuerdo con el propósito del Sr. Ra- 
mos. —Si la voz pública atribuye todo el daño á individuos 
de la familia de los Escarabeidos, y particularmente á dos es- 
pecies del género Strategus,—una mayor, con el cuerno de la 
cabeza bifido, Strategus anachoreta de Dejean, y otrá menor, 
que es el Str. titanus de Olivier, —los colegpte ros aludidos no 
- van sino á los vegetales caídos, enfermos Ó muertos, sin que 
jamas el Sr. Poey, el Dr. Gundlach ni el Sr, Vilaró los hayan 
visto vivir á expensas de árboles sanos. Si es cierto que los 
Escarabajos y los Priones han sido hallados en los cocoteros 
hasta el punto de que el Sr. Vilaró llegase á recoger cinco Stra 
tegus vivos en dos plantas que examinó, bien pudieron ellos 
acudir á los vegetales enfermos engañados por el olor, sin que 
se decidieran las hembras á desovar allí, pues la verdad es que 
en los cocoteros no ha sido hallada ni una larva escarabeida- 


que, por su tamaño y por ser bien conocida, no hubiera podido 
T- xvI,—26. 


202 


escapar á una investigacion pericial de las palmeras enfermas. 
Otro tanto corresponde decir del hallazgo de algun Belóstoma 
6 Chinche acúatica en el agua estancada en las pencas apica- 
les de un cocotero; absuelto de toda culpa por el Sr. Gundlach 
en virtad de no tener mandíbulas. Pero el Sr. Vilaró dió por 
bien resarcidos sus trabajos, cuando prosiguiendo sus investi- 
gaciones en el ingenio del Sr. Fernández de Castro, al abrir las 
hojas de la cima ó palmito, se presentáron á su vista miriadas 
de larvas múscidas que las recorrían en toda direcciones, y que 
al bullir en una sustancia putrefacta y fetidísima, convertían 
ésta en una especie de hervidero, cuyas emanaciones casi in— 
soportables hacían fatigosa la respiracion. Jíncargado el mis: 
mo Sr. Poey de la crianza de una parte de dichas larvas, resul- 
taron ser pertenecientes á dos especies de * moscas, ofreciendo 
alguna semejanza con las que se desarrollan en los quesos ex- 
tranjeros; y dada cuenta al Dr, Gundlach, su opinion es que 
“la causa consiste en animalitos, d en el terreno.” Se ve que 
sl respecto á lo primero existe un completo acuerdo, no así en 
cuanto á lo segundo, que bien puede ser objeto de una consi- 
deracion particular. ¿Pero iremos hasta aficmar en absoluto 
que la Mosca sea la causa primera del desastre? ¿Se necesi- 
tará de un estado previo patológico de la planta, el cual atral- 
ga é incite á la Mosca 4 desovar en ella, con todas sus conse- 
cuencias nefastas? Para la absolucion de esas cuestiones y 
de otras, estima el Dr. Vilaró que es muy pertinente la forma- 
cion de una Comision compuesta de los Sres. F. Poey, Fund— 
lach, $. A. Morales, KRéamos y otros, presidiéndola el primero 
de los socios nombrados. 

El Sr. Presidente dijo que desde luégo quedaba constituida 
dicha Comision en la forma indicada, quedando nombrado el 
Dr. Vilaró Secretario de la misma;—y visto lo avanzado de 
la hora, declaró terminada la sesion. 

A ésta asistió por primera vez el Sr. Ldo. D. Francisco To- 
rrálbas, socio numerario de la Corporacion en la Seccion de 
Farmacia. 


— 


203 


MORTALIDAD DE LA HABANA EN 1880, 
SGIASIEFERDRADA 


(Por 


enfermedades, 7: 


POR 


ZAS, 


Sezos 


mbrasto Gonzalez del a valle. 


u edades; 


| — 
1880. MORTALIDAD CIVIL. i= | 
BLANCOS. DE COLOR als 
her SEMESTRE. ECT > LES 
ME ADULTOS. | PARVULOS.  S - | ADULTOS. | PARVULOS. |. | 2 | 
A E e = (5|= 
CAUSAS DE DEFUNCIÓN ¡ V. (| H.([V.|H. | =<|S!/V.H|¡V. |(H|2|8|35 
peta pESeA | | 
Albuminuria...---- en6 A A EOS 1 e os e 
Alcoholismo. .---... 8 PA OE TRI 9 ia (Sel ¡So 10520 
CAS e iaa Elo: 2 3 11. MR A 4 
q [A Le el p aa 
Apoplegía con-' 
an ba 2 23 A) 58/ "18|- 19] 6|- 5| as|  1| 107 
Cólera esporádico... BES o dl bss e 1 
Idem Infantil...-.. 29-901. AMA L POSO ADE) 66 
Diabétes .......... : jes L. Sa e | a ld 
Diarrea y-enterítis-/- 82 44 531 541 121-2451, 20/: 24 17| :20/ 81| 65|-391 
Difteria y crup.. 3 NN e TO 1 MA AGE 
Disentería......:.. POSO 2 2 20 41 12 [2] 18| T6| 54 
Enfs. del corazon..¡ 55, 2 2 8| -96/ 471 39 ESO (a DIES 
Idem del hígado. 44l 151 2 1 IIS A O O 6d 
Eclampsia infantil. lle. 6 10 16 ES 2 7| 91-125 
Epilepsia. A ME 4 2 3 PS] 9 
Druspela o 2 ; E | (E 3 
Escarlatina.. ..... Henalaos l NA e A O 
Fiebre y C.palúdical 33 29) 13 20 9100 111 12) 3 7| 33| 25| 158 
Fiebre biliosa... 6 1 2 ! PATO is AY 
Fiebre amarilla. ...1 1151 15... CN A a an Se al CE 
Fiebre tifvidea...... A ed E MADE O ARAS DS 15071 
Meningítis....... 8l 6 57) 55 126121 31 15) 11] 31) - 1| 158 
Muermo y Farcino. 3 MEE a Degas: La talas EA a ALS! 
Neumonía y Bron- | | | ¡RES 
QUID ao 4312-19-16 31 102| 312 17| 22| 15| 66| 14| 182 
Parto y accidentes | | | | EN 
puerperales ...... ¡A 1 e DA ra AR REA Alella “16 
Fenton srcso 0 00 1 Mo DEl IS O E po 14 
Bleuresiaer= 4000 A 4 cs EAN 
Reblandecimiento | | | 
cerebral le 1D NA | 24 A a e 15 AAN 
Sarampion.. pone A a dl lso. 1| | 1 
Tétano en adultos 10 MAA OSEA ol GO E 15|....1 27 
Idem infantil...... EE 5) Ac | a sl 53 | e. | 157 
Vísis..--0.-.......| 218) 167) 26 301 80í 521/ 69| 154; .20/ 20| 263| 19| 801 
"Ros fetina e es a ES A ade 10 E 
VIFUCIASie los a A EA! 1.197) 251 181, 21) -15| 79-12 218 
Casos de longevidad . 4 A IO | 1-15 
Muertes repentinas [9 14 al ie SFE ME IA e a) O [o EL, 
Por otras cansas. 146. 44| 30| 16| 36| 2721 41| 481 28 Ll 3351 29 439 
¡== 1 ===| == |: == —— [ 
SUMAS 30. 928| 451|-367| 341] 16412951| 316| 412 1 177) 157|1062| 357 3670 
y SE E y — | == 
1379 | 708 | 798. | 334 


22 


204 


SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 26 DE SETIEMBRE DE 1880. 


SRES. ACADÉMICOS CONCURRENTES.—Lres. Gutierrez, Presidente, 
García, Plasencia, Núñez, V. B. Valdes, A. (E. del Valle, Ma- 
chado, Grovántes, Melero, Torralbas (D. Francisco), V. Machuca, 
Rodríguez, Rovira, Lastres, Mestre, Secretario. 


Abierta la sesion á la hora de costumbre, con la asistencia 
de los Sres. Académicos que arriba se expresan, dió lectura el 
Secretario general al acta de la pública anterior, que fué apro- 
bada. : 

CORRESPONDENCIA... —Leyéronse en seguida por el Secretario 
general: —12 Una invitacion del Gobierno General para Cór- 
te en Palacio con motivo del alumbramiento de S. M. la Reina; 
asistiendo una Comision de la Academia;—22 Otra idem pa- 
ra celebrar los dias de S. A. R. la Srma. Infanta, heredera 
del Trono;—3” Un oficio de la misma procedencia, recordando 
el nuevo informe pedido á la Corporacion acerca del emplaza- 
miento del Hospital Civil que se trata de erigir en esta ciu- 
dad; informe de que se dará cuenta en la actual sesion;—4? 
Otro idem del Juzgado de Primera Instancia del distrito del 
Cerro, con testimonio referente á la causa que se sigue por el 
Sr. Juez del Distrito Sur de Matánzas por muerte del more- 
no Francisco Lémus; de que se dió traslado á la Comision 
de Medicina Legal para el informe respectivo; —5% Otro idem - 
del Juzgado de Primera Instancia de la Catedral, con un testi- 
monio remitido por el de Cienfuegos y relativo á la causa se- 
guida contra el moreno Pedro Triana por imprudencia teme- 
raria y fallecimiento de D. Rafael Acosta; de que se dió 
traslado 4 la mencionada Comision;—6% Una carta del Dr. 
Déclat sobre las preparaciones fenicadas y su aplicacion al 
tratamiento de la fiebre amarilla; —7? Un oficio del Sr. Ferrat- 
jes, acompañando un frasco con miel resultante de la extrac- 
cion del azúcar por su procedimiento;—y 8% Invitaciones 


205. 


para el acto de leerse el Elogio del Dr. D. Serafin Gallardo por 
el Dr. D. Manuel Bango, en el aula magna de la Universidad 
Literaria; las que se distribuyeron 4 los Sres. Académicos, 

BrmLIorEca.—Por ausencia del Dr. Finlay, Secretario de la 
correspondencia nacional y extranjera, presentó el Secretario 
general las publicaciones recibidas despues de la última se- 
sion:—Observaciones fiísico-meteorológicas de la Escuela Pro— 
fesional, del 11 al 22 de Setiembre;—(Graceta Médica de la 

Habana, n. 11;—Crónica médico-quirúrgica, 9;—Revista de 
Cuba, 7;—Revista General de Comunicaciones, 7;—El Pro- 
greso Dental, 5;—Revista Económica, 152 y 153;—lInstruc- 
ciones para la Exposicion de Matánzas;—Boletin Bibliográfico 
de la Enciclopedia, ns. 13 y 14;—Avisador Comercial, 212 á 
223;—Boletin Comercial, 202 (212) á 223;—Gaceta de Sani- 
dad Militar, 136;—Crónica oftalmológica, 5;—Boletin Profe- 
sional de “El Laboratorio,” 16:—Revista Minera, 241;—Tra— 
tado Elemental de Toxicología general y descriptiva por el 
Dr. D. Ignacio Valentí Vivó, catedrático de la asignatura en 
la Universidad de Barcelona, 1880 (EFracias);—Atlas de Mi- 
croquímica y Fitografía, anexo ú dicho tratado; —La Tribu- 
ne Médicale, 627 y 628;—Harper”s Weekly, 1237 y 1238;— 
Acclimatisation, or Acquisition of Immunity from Yellow Fe- 
ver, by Stanford E. Chaillé (Aracias);—National Board of 
Health Bulletin, vol. 2, n.10;—“Vital Statistics” de la ciudad 
de New-York, Julio y Agosto, de 1880;—Jahresbericht des 
Vereins fur Naturwissenschaft zu Braunschwelg fúr 1879-80. 

Instruida la Academia por su Secretario general da que el 
Dr. J. Francisco Roldan y Cruz habia remitido, con opcion al 
título de socio corresponsal, una Memoria sobre la Hipoemia 
intertropical, acordó someterla á informe de la Comisión de 

Patología Médica. 

HicreNE.—Abonos.—Leyó en seguida el Dr, J. V. Valdés, 
eu nombre de la Comision de Higiene Pública, un informe. 
sobre el depósito y fábrica de abonos que trata de establecer 
D. José Baixeras y C? en la calle de Romay entre la de Ze- 
queira y calzada del Monte, en contestacion á la consulta he- 


206 


cha por el Sr. Alcalde Municipal de esta ciudad. Despues de 
consignar todos los datos que aparecen en el expediente pro- 
movido, y de hacer presente que bajo la denominacion de abo- 
nos se comprenden “las sustancias que concarren al desarrollo 
y crecimiento de los vegetales, suministrando á la tierra los 
elementos de que se despoja sin cesar en beneficio de las 
plantas que nutre,” considera que la sustancia de que se trata 
es un abono orgánico; y como, segun confesión de los intere- 
sados, tal vez haya necesidad de mezclar al estiércol productos 
químicos de los que existen en el depósito, habrá en realidad 
preparacion, mezcla y por consiguiente fabricacion de alguna 
especie de abono; y á pesar de que los Sres. Buixeras y Prat no 
solicitan permiso para establecer una fábrica, hay sin duda en lo 
que pretenden algo más que. un depósito de abono ya prepa— 
rado, pues hay un laboratorio en que se le confecciona, auu- 
que sin los aparatos ni nada de lo que exige esa industria for- 
malmente ejercida. Examinado el local, se encuentra debajo 
de un cobertizo un número no considerable de barriles conte- 
niendo abono y colocados á la intemperle: local nada á propó:- 
sito para una fábrica de ese género, por no hallarse fuera de 
la poblacion, sino dentro de la misma, en contravención del 
Reglamento vigente sobre establecimientos insalubres, peli- 
grosos é incómodos, porque los vientos del sur y del sudeste 
esparcirian sobre toda la poblacion los principios nocivos allí 
recogidos, por la incomodidad de los malos olores que de ellos 
se desprenden y por las filtraciones de terreno á que están muy 
ocasionados. La Comision nota los vacios del expediente en 
cuanto á no decir nada de los procedimientos que han de en:- 
plearse, á no acompañarse el plano del sitio y su distancia de los 
lugares habitados, á no haberse estudiado el terreno para co- 
nocer su estructura, inclinacion y permeabilidad, á que no se 
incluye diseño alguno del local; vada, en fin, de fábrica ni 
de elaboracion, condiciones exigidas en el citado Reglamento. 
El depósito, ó mejor dicho el conjunto de barriles cargados de 
abono, no está al abrigo de la lluvia y ménos de la humedad 
que tanto favorece los peligros de sus emanaciones, debiendo 


207 


considerársele como insalubre á la vez que incómodo, dada la 
composicion de las sustancias que en ellos se guardan, de don- 
de la necesidad de situarlos en puntos poco habitados y ale- 
jados de los centros de poblacion. Por lo que hace al depósi- 
to y venta de una composicion, que aplicada á los pilones de 
tabaco jorro, lo convierten en combustible, nada puede infor- 
mar Ja Comision, porque para ello necesitaría saber cuáles son 
los elementos de esa composicion. De todo lo cual deduce: 
1% Que no se permita la construccion de ninguna fábrica de 
abono, ni por consiguiente preparacion alguna de esta natura- 
leza, en el solar de la calle de Romay, entre la calzada del 
Monte y la calle de Zequeira, donde hoy existe el depósito de 
los Sres. Baixeras y 0?; 2.2 que no debe autorizarse el esta- 
blecimiento en ese lugar de un depósito de abonos: y 3. que 
tampoco debe autorizarse el depósito y venta de la compost- 
cion con que los Sres. Baixeras y (* convierten en combustible 
el tabaco jorro, en tanto que no expresen la fórmula de esa 
composicion y obtenga la sancion de cuerpos cientificos com- 
petentes. 

Hospitales. — Aprobado unánimamente el anterior Informe, 
dió cuenta el Dr. Rodriguez, en nombre de la mencionada Co- 
mision, de un nuevo informe sobre el emplazamiento del Hos- 


pital Civil que ha de construirse en esta ciudad. De los ante- 
cedentes que se acompañan se desprende que los lugares 
señalados por la Academia en 1874 no son aceptables para el 
Sr. Ponente de la Junta encargada de entender en todo lo re- 
lativo á dicha construccion; pero las razones expuestas por 
dicha Junta no son bastantes para disuadir á la Comision 
Académica de Higiene Pública desu primer pensamiento, 
porque obedeció á la idea muy atendible de que los pobres 
enfermos tuviesen un pronto y rápido auxilio, así como á que 
las clínicas de la Facultad no se alejasen demasiado de la po- 
blacion. A pesar de las exigencias de la Higiene, nadie des- 
conoce que en la cuestion de emplazamiento hospitalario 
siempre queda mucho que desear, encontrándose por donde 
quiera hospitales enclavados en medio de las ciudades más 


208 


populosas, y siendo muy escasos los que llenan en la actuali- 
dad las condiciones requeridas, para perderlas necesariamente 
en lo porvenir ante la extension creciente del vecindario, como 
sucede con los cementerios. Por otra parte, el emplazamien- 
to del Hospital en el sitio indicado por el ilustrado Ponente de 
la Facultad ofrece los mismos inconvenientes que opone al pri- 
mer punto señalado por la Academia, y además el de hallarse 
á4 tres kilómetros de distancia de la po)lacion y la carencia de 
agua, condicion esencialísima en todo establecimiento noso- 
comial, acarreando gastos de importancia por la conduccion 
del agua y por la traslacion de los enfermos; no debiendo 
tampoco ocultarse que su orientacion en el sitio propuesto 
perjudica á otros vecinos, que no han de sufrir los daños que 
quieren evitarse á los de la Habana, con tanto más motivo- 
cuanto que si no se construye más que un solo hospital, necesa- 
riamente ha de ser populoso, y dado el hacinamiento de los 
enfermos no podrá evitarse el mefitismo, que se logra pre- 
venir con los pequeños hospitales construidos segun los ade- 
lantos modernos; y por eso la Academia consultó al Gobierno 
en 1874 la ereccion de tres pequeños hospitales para albergar 
los seiscientos enfermos que por término medio en aquella 
época ocupaban el de San Felipe y Santiago; y hoy, si algun 
valor puedz2 tener su opinion cerca de ese mismo Gobierno, lo 
inspira en el mismo sentido, porque ni los principios de la 
ciencia han cambiado desde entónces acá, nilas convicciones 
de la Academia han seguido otro rumbo. Por todas estas ra- 
zones, la Comision de Higiene Pública propone á la Academia 
de aqui por reproducido en todas sus partes el informe que 
emitió en 1874 sobre la construccion de los hospitales civiles. 

Aprobado sin discusion el anterior informe, dió el Sr. Pre- 
sidente por terminada la sesion de dicho dia. 


209 


INFORME SOBRE UNA MEMORIA RELATIVA A LA “CLORALIZACION EN 
LA EXTRACCION DE LAS CATARATAS Y A Nuevos PROCEDIMIENTOS OPE- 
raTorIos. —Ponente: el Dr. D. Federico Horstmann. 


4 


(sEesION DEL 12 DE SETIEMBRE DE 1880.) 


Sr. Presidente.— Sres:-Vuestra Comision nombrada para in- 
formar sobre la Memoria remitida á esta Corporacion por el Sr. 
D. Luis Olivéres y de Boneu, intitulada “De la Cloralizacion 
en la extraccion de las Cataratas, y Nuevos Procedimientos 
operatorios de la ablacion del Estafiloma total de la córnea, y 
de Triquiásis y Distiquiásis del párpado superior,” tiene la sa— 
tisfaccion de someter al juicio de esta docta Asamblea el ad- 
junto informe, obra de la más estricta rectitud. 

La mencionada Memoria consta de dos partes esencialmente 
distintas entre sí, y que en buena lógica debemos juzgar aisla- 
damente. La primera, que á su vez consideramos ser la más im- 
portante, se ocupa del estudio y aplicacion de un agente anes- 
tésico que, aunque ya conocido y rechazado en la Ciencia, se 
trata, sin embargo, de rehabilitar. La segunda se concreta á la 
relacion de nuevos procedimientos operatorios, destinados á 
corregir alteraciones orgánicas de la córnea y del sistema pl- 
loso parpebral. 

La aplicacion de la Anestesia á la Cirugía Ocular, especial: 
-mente al tratamiento quirúrgico de la Catarata, debió natural— 
mente ocurrir al ánimo de los operadores, tan luégo como, por 
razones de todos conocidas, rechazados los diversos manuales 
que sólo desviaban la lente cristalínea, se erigía la extraccion 
en método general y coincidía esta circunstancia con el inmen- 
so impulso que daba al Método la felicísima introduccion de la 
inhalacion clorofórmica debida al ilustre Simpson, que si otros 
trabajos científicos no hubieran enaltecido, habría con ese so” 
lo servicio, adquirido sobrado derecho á la perenne gratitud 
de la Humanidad. 


T. X11L,—27. 


210 


Cupo á Jacobson la suerte de ser el primero que, acogiendo la 
práctica de Simpson, aplicase la inhalacion del precioso y has- 
ta hoy sin rival anestésico, á la práctica de la Oculística; mas 
aparte de los fenómenos fisiológicos que determina, peligrosos 
unos, como los vómitos, para la feliz terminacion de la extrac- 
cion de la lente, y otros para la conservacion de la vida, notó 
que en el sueño anestésico el globo ocular adquiría un movi- 
nfiento constante que llevaba la córnea hácia arriba y adentro, 
dificultando en consecuencia la práctica de la Keratotomía su— 
perior; por lo que muchos especialistas, que siguieron la vía 
emprendida por el Maestro, rechazaron el cloroformo para los 
casos comunes.— Wecker y sus discípulos aconsejaron y em- 
plearon despues el éter sulfúrico; mas la extremada lentitud de 
su accion, así como la produccion de fenómenos análogos al 
cloroformo, la direccion viciosa impresa al globo ocular, moti- 
varon su no aceptacion por la mayoría de los oftalmiatras. 
Verdad es que, en cambio, la inocuidad de su accion sobre los 
grandes centros le ganó algunos partidarios, reflejándose en 
este ramo de la Terapéutica activa lo acaecido en la Cirugía 
General: la formacion de dos campos, uno á favor del anéstesi. 
co de Simpson y otro del primitivo de Morton; mas los cuida— 
dos y precauciones con que se administra el cloroformo le han 
conquistado una mayoría respetable. 

Abandonando las distinciones de escuela, que no encontra- 
mos de oportunidad, y cuyo estudio nos alejaría considerable- 
mente del particular á que debemos concretarnos, no es posi- 
ble dejar de convenir en que ninguno de ambos agentes lle- 
na cumplida y satisfactoriamente las especiales exigencias de la 
Cirugía Ocular, por cuya razon su empleo ha quedado reducido 
á cierto número de casos, por ejemplo: los niños y las personas 
torpes, muy nerviosas Ó extremadamente pusilánimes.—Por 
la misma razon fueron incondicionalmente rechazados los de- 
mas anestésicos conocidos, pues la inseguridad y el peligro que 
acompañan al resto de la tribu debian racionalmente atraerles 
el ostracismo por parte de operadores que, al intentar el res- 
tablecimiento de una funcion innecesaria para la conservacion 


211 


de la vida, no podian en manera alguna arriesgar su concien- 
cia ante la amenaza de una desgracia, 

Por eso la anestesia, á pesar de sus reconocidas ventajas, que- 
dó reservada para los casos ya enunciados, esperando la apa- 
ricion de un nuevo agente inofensivo que pudiera, extendien- 
do el campo de sus aplicaciones, realizar el ansiado cito, tuto el 
jucunde.—Por eso y las exigencias cada dia más crecientes de 
la moderna Oftalmología, es desde hace tiempo ese anestési- 
co uno de sus desiderata. 

La introduccion del Cloral en 1869, debida á4 Oscar Lie- 
breich, alentó por un momento la esperanza de realizar ese de- 
seo; mas los hábiles é irrefatables experimentos de Personne y 
Rabuteau, y los de Arloing últimamente, aunque no aceptados 
en completo por Gubler y Labbée, demostrando que la des- 
composicion del aldéhido triclorado en uno de sus componen- 
tes, bal como lo había comprendido Liebreich, el cloroformo, es 
la causa más eficiente de su accion analgésica, debilitaron las 
esperanzas concebidas. 

No parecia pues posible que se acudiera al nuevo compues- 
to para pedirle lo que sólo podia dar en virtud de uno de sus 
componentes, ya harto conocido; no obstante, esperando algo 
bueno del estado naciente en que iba á ensayarse el clorofor- 
mo, numerosos investigadores se lanzaron al estudio de su apli- 
cacion anestésica. Sería, á más de prolijo, innecesario, penetrar 
en detalles, pues de ello nos exime la reconocida ilustracion de 
nuestros consocios, quienes saben perfectamente que el cloral 
fué reconocido como hipnótico, anestésico y acinético y como 
tal aplicado á la práctica quirúrgica, -Oponiéndose á su empleo 
por inhalacion su enérgica accion irritante, hubo que acudir 4 
otras vías, eligiendo unos la gástrica, otros la rectal y otros la 
hipodérmica; mas demostrada la ineficacia de las dos últimas, 
por ser la gástrica la única capaz de determinar efectos dura- 
bles, quedó restringida á ésta su administracion. Empero, co- 
mo para la consecucion del fin anestésico era necesario do— 
blar las dósis de accion hipnótica, es decir, elevarse éstas de 3 
á 6 gramos, cuya cantidad expone á mayor peligro que el que 


212 


ofrece la inhalacion usual del cloroformo, se renunció general- 
mente al nuevo sucedáneo. 

En este estado la cuestion, interviene el Dr. Oré en 1874 
con su método de aplicacion por inyecciones intravenosas, 
que ensayadas primero en cuadrúpedos de regular talla y vis- 
tas la seguridad é inocuidad de su accion, fueron despues em- 
pleadas en la práctica de largas y dolorosas operaciones, en las 
que se comprobaron su inocuidad y la persistencia de la ¡nsen— 
sibilidad, y se fijó definitivamente la vía en que debía emplear- 
se.—Desgraciadamente las complicaciones y delicadezas que 
exige el manual de la inyeccion intravenosa, para privarle de 
cualquier accidente comun á la introduccion de cualquier líqui- 
do en el interior de una vena, han dificultado en tésis general 
la adopcion del Método de Oré, acogido sin embargo por dis- 
tinguidos cirujanos franceses, belgas y alemanes; pero incapa- 
citado por lo expuesto para destronar el universal cloroformo, 

Hoy, un profesor nacional que, dotado de grandes alientos y 
lleno del más ardiente afan de encontrar el desideratum que 
hemos apuntado, y de devolver á la vez al Cloral las grandes 
esperanzas que hiciera concebir, se presenta resueltamente á 
rehabilitarlo, tratando de evidenciar las ventajas de Ja clora- 
lizacion sobre la cloroformizacion. Para conseguir su objeto, 
comienza por un brillante exordio, adornado de frases muy ga- 
lanas y animadoras, en que encomia los beneficios que pro- 
porciona la Anestesia en la extraccion de las Cataratas; mas 
luégo, entrando á estudiar los fenómenos provoca dos por la in- 
halacion del Cloroformo, exagera sus peligros, cayendo de 
plano en la cloralizacion, que pinta con atractivos colores, co- 
mo si intentara hacer su apoteósis. Mas el cuadro en que 
describe el sueño anestésico del cioral, poco parecido al ex- 
puesto por Personne, Rabuteau, Gubler y Oré, no viene testi- 
moniado con la relacion del número, clase ni condiciones de 
los experimentos d ensayos, ni en consecuencia se estudian en 
él los efectos de las distintas dósis; por lo que, vista la sensi- 
ble falta de esa demostracion de la accion fisiológica que el Dr. 
Olivéres atribuye al cloral, la Comision, lamentando ese va- 


213 
cio, opina que debe, sin pasar más adelante, consignar esa 
deficiencia. 

Si nos fijamos en las reglas que ¿nvariablemente dicta el au- 
tor para obtener la cloralizacion, vemos que actúa por la vía 
gástrica, administrando una poción que contiene 4 gramos de 
hidrato de cloral por ciento sesenta de vehículo, comenzando 
por tres cucharadas de dicha pocion, que corresponden aproxi- 
madamente á un gramo del anestésico; á los 7 nrinutos se dan 
otras tres, y 7 minutos despues sólo 2;si no sobreviene la anes- 
tesia, caso muy raro, se continúa dando el resto de la pocion, á 
razon de una cucharada cada 7 minutos. Toda la novedad del 
método consiste, pues, en la brevedad del intervalo á que se 
administran las dósis, brevedad que, segun el Dr. Olivéres, tie- 
ne por objeto evitar que la calorificacion volatilice el cloral en 
sustancia, Ó su esencial componente, desvirtuando por ende sus 
efectos hipnótico-anestésicos; de lo que podemos concluir que 
su empeño es obligar al agente 4 que obre por acumulacion. 
Segun refiere, de esta manera logra hacer persistente la accion 
del cloral, y hace consignar además, como ventajas altamente 
favorables para la cloralizacion, que no embota completamen- 
te el conocimiento, ai la voluntad. ¡51 el autor demostrase 
experimentalmente estos asertos, desde luégo y con verdade— 
ro regocijo nos pondriamos á su lado! A estas ventajas atri- 
buye el Dr. Olivéres el brillante éxito que ha alcanzado en 
sus operaciones de Catarata, éxito muy superior al de Graefe, 
Arlt, Wecker, considerados universalmente como los más hábi- 
les oculistas, y sólo inferior al de Jacobson; no obstante, á nos- 
otros se nos ocurre que esos resultados pudieran depender de 
la destreza quirúrgica del autor, fortalecida por la confianza 
que, segun expresa él mismo en el exordio, tiene en la clora- 
lizacion. 

La incomensurable fé que el Dr. Olivéres tiene en la clorá- 
lizacion, le ha hecho olvidar los peligros que puede ocasionar 
la administracion inmoderada del cloral, y nosotros faltaría— 
mos á nuestro deber de informantes, si no cubriéramos igual- 
mente este otro vacío que se nota en su opúsculo, Comenzare- 


214 


mos por felicitar al autor por no haber tropezado con ningun ca- 
so de intoxicacion clorálica; pero no dejemos pasar por alto tan 
interesante materia y acudamos para ilustracion á lo que nos 
dicen las Revistas Médicas. —Decaisne, en la Revista de Cien- 
cias Médicas de Enero del presente, nos refiere que Frank re- 
lata el caso de un hombre de 35 años en que sobrevino el co- 
lapso, á consecnencia de tres dósis de gram. 1.25 ingeridas en 
el espacio de 36 horas; en otro de 40 años dos dósis de gram. 
2.50, tomadas en menor espacio de tiempo, produjeron igual- 
mente la muerte. Bouchut, en su Compendio Anual de Tera- 
péutica, del presente año tambien, menciona dos casos tomados 
de la práctica del profesor Huter de Heidelberg, uno de 25 y 
otro de 40 años, ámbas mujeres, en las que, á pesar de hallarse 
habituadas á tomar de una vez dósis de gram. 2.00, llegó un 
dia, en queinexperadamente esa misma dósis ocasionó la muer- 
te de ámbas, á los 20 minutos en la primera y á los 30 minutos 
en la segunda. Como se vé, en estos dos casos no puede ni aún 
invocarse la intolerancia, y ellos por sí solos son suficientes á 
aconsejar, mejor dicho, 4 imponer la mejor cautela en el uso 
de tan caprichoso agente, 

Por las razones consignadas sólo se ha aplicado y restringl- 
damente la cloralizacion, por la vía gástrica, para las operacio- 
nes de muy corta duracion, pues segun acabamos de copiar, el 
uso de dósis altas y sostenidas crea peligros superiores al clo- 
roformo, segun lo han comprobado Bouchut y Mauriac. Re- 
sulta, pues, que en el estado actual de la ciencia, á reserva de 
nuevos datos que puedan demostrar evidentemente lo contra- 
rio, el único medio seguro de usar el cloral como anestésico, es 
la inyeccion intravenosa propuesta por Oré y ejecutada con 
éxito por él, Labbée, Deeneffe, VanWetter y otros cirujanos; me- 
dio que determina el sueño anestésico sin desórden de la circu- 
lacion y de la respiracion; pero en atebcion á casos análogos á 
los relatados por Huter, á las dificultades y exigencias del ma- 
nual operatorio, á su accion coagulante, capaz de producir 
embolias, y por último, á la posibilidad de ocasionar por su 
contacto directo sobre el endocardio un síncope mortal, es- 


215 


tas inyecciones no han alcanzado la aprobacion de la prác- 
tica. 

Con lo expuesto, considera la Comision haber probado suti- 
cientemente, que la cloralizacion usada segun el método pro- 
puesto por el Dr. Olivéres, no es más que una tentativa 
de renovacion de un medio abandonado por ineficaz y peligro- 
so, incapaz en manera alguna de sustituir el ya clásico cloro- 
formo, usado en la Oculística sin el menor accidente, 1,500 
veces, por el eminente Jacobson. 

Tiempo es ya de examinar la segunda parte de la Memoria 
que tenemos á la vista y que está consagrada á la exposicion 
de varios procederes propuestos por el Autor para remedizr 
ciertas lesiones y deformidades. 

Toca el primer puesto á la ablacion del Estafiloma corneal, 
cuyo accidente capital, la hemorragia interna, tan bien descri- 
to y estudiado por Wecker, trata de evitar por medio de un 
nuevo proceder. El autor, despues de estudiar la afeccion, 
pasa en revista los métodos de ablacion conocidos, explicán- 
dolos y apreciándolos detenidamente; y no hallándose satisfe- 
cho de ninguno de ellos, propone uno de su invencion, que 
hace constar de cinco tiempos, y que en último resultado no es 
más que una de las múltiples modificaciones que se han hecho 
sufrir al Método de Critchett: excision con ligadura. 

La Triquiásis y la Distiquiásis, esas dos rebeldes y molestas 
deformidades del sistema pilo-parpebral superior, han llamado 
tambien la atencion del Dr. Olivéres y estimulado su ingenio. 
—Pasa muy ligeramente por el tratamiento paliativo para de- 
tenerse en el curativo que expone metódicamente; condena 
con acierto la amputacion parcial ó total del borde libre parpe- 
bral y describe con minuciosidad los métodos de transplantacion 
de las pestañas. inversion del borde ciliar y extirpacion de los 
bulbos pilosos, terminando por dar á conocersu proceder, que 
consiste en el instituido por Celso, modificado por Desmarres 
(padre), perfeccionado por Anagnostakis con la adicion de 
las ligaduras cutáneas de Gaillard, y auxiliado algunas veces 
con las incisiones verticales de Graefe. Cierto es que ha in- 


216 


troducido alguna novedad en los tiempos y manual operatorio; 
pero esto no obsta para que un cambio en el modus faciend», 
pueda considerarse como 'un nuevo proceder, ni e un 
nuevo método. 

Termina el opúsculo que analizamos con una reincidencia á 
la idea fundamental que lo domina: á la anestesia por clora- 
lizacion, sirviéndole de pié el dolor que promueven y el tiem- 
po que demandan las operaciones que se practican en los velos 
parpebrales; y aunque esta vez establece el autor una excep- 
cion para los niños, en quienes aconseja y emplea el clorofor- 
mo, sin embargo persiste para las demas edades en su peligro- 
sa innovacion, agravandola con la inyeccion hipodérmica de 
una sal de morfina, dictando la regla del procedimiento, la 
cual se reduce á sostener el sueño anestésico por medio de la 
inyeccion de un centígramo ó centígramo y medio de dichas 
sales, 

Resumiendo cuanto deja dicho, cree vuestra Comision que 
para apreciar debidamente la presente Memoria del Dr. Oli 
véres sometida á su informe, y emitirel juicio que en su con- 
cepto merece, es indispensable aislar las dos partes que las 
constituyen, distintas entre sí, siquiera armonizadas y consoli- 
dadas por la idea fundamental que la colora. 

La 1? parte, destinada al desarrollo de esa idea, —á la apó- 
teosis de la cloralizacion por la vía gástrica, —está juzgada en la 
Ciencia, segun hemos demostrado, con un “no ha lugar.” 

La 2”, consagrada á la exposicion de nuevos procederes ope- 
ratorios, ofrece alguna novedad respecto al modus faciendi. 

Y apreciados segun nuestro humilde y desapasionado saber 
y entender todos los puntos y detalles que abarcan esas dos 
partes, nos consideramos en aptitud de proponer, y propone— 
mos, la siguientes conclusiones: 

1*—La cloralizacion por la vía gástrica es un medio anestési- 
co tan ineficaz como peligroso en la mayoría de los casos, 

2—La tentativa de renovar ese proceder debe rechazarse. 
en toda juiciosa práctica quirúrgica, miéntras que muy nume- 
rosos y concluyentes experimentos no demuestren lo contrario 


217 


32% —Como lógica deduccion de las anteriores conclusiones, 
la adicion de la morfina por la vía hipodérmica viene á sumar 
un factor más al peligro. 

4%—Los procederes presentados por el Dr. Olivéres como 
nuevos, sólo pueden considerarse como tales sl1se atiende á al- 
gunas variantes de tiempos ó pormenores de mecanísmo; pero 
si se reflexiona en que no traen ni vienen deducidos de ningu- 
na nueva idea anatómica, fisiológica ó quirúrgica, ni tampoco 
los ha inspirado la brevedad operatoria, no es posible en buena 
rectitud concederles patente de novedad. 

52—La falta de experimentos y observaciones, de que adole- 
ce la Memoria, deja consistente cuanto en ella se intenta inva- 
lidar. 

Armonizando estas consideraciones con el espiritu de pro- 
greso, y el amor al Arte y á la Humanidad que descuellan en 
las páginas que hemos finalizado de juzgar, opina vuestra Co- 
mision que se deben dar las gracias al Dr. D. Luis Olivéres y 
de Bonen, por la remision de su Memoria. 


REAL ACADEMIA DE CIENCIAS. 
SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 10 DE OCTUBRE DE 1880. 


Srrs. ACADEMICOS CONCURRENTES.—07es. Cutiérrez, Presidente, 
Fovántes, R. Castro, Beato, GFarcía, Montalvo, Aguilera (hijo), 
Castellanos, R. Cowley, V. Machuca, Mestre, Secretario. 


Abierta la sesion á la hora de costumbre, con la asistencia 
de los Sres. académicos que arriba se expresan, dió lectura el 
Secretario general al acta de la pública anterior, que fué apro- 
bada, 

CorrEsPONDENCIa.—Leyéronse en seguida por el Secretario 
general: —1,2 Una comunicacion del Gobierno General re- 
cordando el informe que por su conducto pidió 4 la Academia 


el Juzgado de Primera Instancia del distrito del Monserrate 
T. XvI.—28. 


218 


en la causa que en éste se sigue contra el moreno Tomás Al- 
vear por homicidio; habiéndose contestado que desde el 25 
de Febrero del presente año le había sido remitido el mencio- 
nado informe;—2. Un oficio del Sr. Alcalde Municipal de 
Colon, remitiendo por el servicio de cordilleras los efectos 
ocupados al asiático Toribio Delgado , en la causa que se le si- 
gue por homicidio en el Juzgado de Primera Instancia de la 
expresada Villa; habiéndosele manifestado en contestacion, 
que hitiera recoger dichos efectos, por no corresponder á la 
Corporacion practicar semejantes reconocimientos segun las 
disposiciones vigentes, sino á los farmacéuticos de turno de- 
signados por el Sr. Subdelegado de la respectiva Facultad;— 
3.2 Una invitacion de la Universidad Literaria para la so- 
lemne apertura del nuevo curso y distribucion de premios; á 
cuyo acto asistieron los Sres, Arantave, Castellanos y Mestre; 
—4. 2 Otra invitacion de la Escuela Profesional para la 
inauguracion del curso académico de 1880 4 1881; habien 
do concurrido en comision los Sres. Vilaró y Mestre;—5.“ 
Otra comunicacion de la Sociedad Antropológica, invitando 
á la Real Academia á la sesion solemne, conmemorativa de 
su fundacion; á la cual asistieron los Sres. Lástres y Vilaró; 
—6. Otra idem de la Sociedad de Estudios Clínicos con el 
mismo objeto; invitando el Sr. Presidente á los socios presen- 
tes, para que asistieran á dicha solemnidad;—6.9 Un ofi- 
cio de la misma Sociedad de Estudios Clínicos, invitando al 
Sr. Presidente de la Real Academia para aquel acto, como so- 
cio de honor de la expresada sociedad; quien asistió, presi- 
diéndola por delegacion del Gobierno General en el Ilmo. Sr. 
Rector de la Universidad, cuyo cargo tambien desempeña en 
la actualidad. 

BrsLroreca.— Por ausencia del Dr. Finlay, Secretario de la 
correspondencia nacional y extranjera, presentó el Secretario 
general: —las Observaciones físico-meteorológicas de la Escue- 
la profesional desde el 23 hasta el 30 de Setiembre, y desde el 
19 hasta el 7 de Octubre; —la Gaceta Médica de la Habana, 
núm, 12;—la Crónica Médico-quirúrgica, n? 9;—el Repertorio 


219 


de Farmacia, núm. 10;—los Anales de la Sociedad Odontolá- 
gica, núm. 5;—la Revista Económica, núms. 18 y 19¿—el Dis- 
curso del Dr. D. Cayetaró Aguilera en la apertura del curso 
Universitario y la Memoria sobre el estado de la Instruccion 
Superior en esta ciudad;—el Boletin de los Voluntarios, núms. 
1892-3-4;:—el Boletin Comercial, núms. 224 á 235;—el Avi- 
sador Comercial, núms. 224 4 235;—la Revista Minera, de Ma- 
drid, 242;—el Boletin Profesional del Laboratorio, de Barce- 
lona, 17;—el Medical Record, 508-12-13;—el Harpers Wee- 
kly, 1236 y 1239. : 

Tambien quedó enterada la Corporacion de que el Dr. Caus- 
tellanos habia remitido cierto número de ejemplares de sus 
“Estudios sobre la temporada de 1880 en San Diego de los 
Baños,” que leyó en una sesion anterior y los cuales fueron 
distribuidos 4 los Sres. presentes;—y de que el Dr, Mestre 
habia regalado para la biblioteca de la Academia, reunidos en 
un volúmen, los dos tratados del cólebre fisiólogo inglés Gui- 
llermo Harvey, —De circulatione et generatione animalium, - 
Lugduni Batavorum, 1737;—por lo cual se les dieron atentas 
gracias. 

Remeblos NUEVOS Y SECRETOS. — Terminada la correspondencia, 
leyó el Dr. R. Cowley, á nombre de la Comision de Remedios 
Nuevos y Secretos, un informe relativo á las preparaciones fé- 
nicas del Dr. Déclat, ofrecidas por su autor al Gobierno para 
combatir la fiebre amarilla. Sólo traen 4'su favor, en el órden 
científico, el nada autorizado voto de unos misioneros de Ar— 
gel; y en lugar de minuciosas observaciones, un folleto en 
que descuellan la preocupacion y el deseo de obtener por me- 
dio del reclamo extraordinarias ventas: es, en una palabra, la 
obra pensada del mercader, muy distante de la del hombre 
de ciencia.—De su contenido se deduce que deben usarlas los 
niños amenazados de enfermedades hereditarias y propensos 
á contraer las recientes, sin que deban abandonarlas durante 
la evolucion de los dientes. Recomiéndanse tambien 4 los ora- 
dores, á los cantantes, á todo el que tosa Y se queme, á los 
que padezcan escrófulas, granulaciones faríngeas, fiebres ti- 


220 


foideas, intermitentes simples ó perniciosas, viruelas, difteria, 
fiebre amarilla, peritonitis puerperal, escarlatina, sarampion, 
bronquítis, tísis, catarro uterino é intestinal, enfermedades de 
la piel, cáncer, reumatismo, coqueluche, picaduras de serpien- 
tes, etc., etc.—Estimase el jarabe sulfofénico como equivalen- 
te á una temporada de agua sulfurosa sin moverse uno de la 
habitacion; el yodofénico como el que mejor impide las recaí- 
das de la sífilis; y el glicofénico como el más denodado y 
heroico combatiente de la tísis. 

Llama la atencion que el Dr. Déclat, ciudadano francés, 
no nos hable de los resultados que se hubiesen obtenido con— 
tra la fiebre amarilla en la Martinica y la Guadalupe, adonde 
sin duda habrá enviado ántes sus frascos. 

La Comision comienza por establecer que las entidades pa- 
tológicas son ficciones; los específicos, añagazas; y las fórmu— 
las, inflexibles armas ciegas de doble filo; y tales verdades 
bastarían por sí solas para responderá las pretensiones del 
solicitante; mas para obsequiar la consulta del Gobierno Ge- 
neral, agregará algunas consideraciones sobre la teoría con que 
se pretende hallar en los preparados fénicos un medio de yu- 
gular muchas enfermedades consideradas. como productos de 
fermentaciones. 

Aparte el olvido de la mutua relacion que debe existir en- 
tre la capacidad morbosa y la capacidad medicamentosa,—es 
preciso tener presente que si el ácido fénico, además de coa- 
gular la albúmina, ejerce una accion tóxica sobre los seres ot- 
ganizados, tanto animales como vegetales, y principalmente 
sobre los de las clases inferiores, se necesita en primer lugar 
la accion de contacto y que la disolucion sea concentrada, 
Ahora bien: nuestro organismo no puede soportar semejantes 
disoluciones, capaces de destruir los m icrófitos y micrózoos, 
“puesto que ántes originaría la conversion de los glóbulos de la 
sangre al estado granular; de donde la inutilidad del ácido 
fénico al interior como antizimótico y la sinrazon de estimar- 
lo como un preservativo de las enfermedades contagiosas. 

En virtud de las razones expuestas, la Comision propone 


221 


que se conteste al Gobierno General: Que la Ciencia no reco- 
noce la pretendida accion de los preparados fénicos sobre la 
fiebre amarilla; creyendo que su injustificado uso, léjos de 
producir ventajas, impediría emplear, en pos de una ilusoria 
esperanza, otras indicaciones racionales. 

Menricixa LeGaL. — Herida penetrante de pecho.—Aprobado sin 
discusion el anterior informe, leyó otro el Dr. Aguilera (hijo), 
como ponente de turno de la Comision de Medicina legal y en 
respuesta á la consulta dirigida á la Real Aca demia por el Juz- 
gado de Primera Instancia del distrito Sur de Matánzas, en la 
causa criminal contra D, J.... B...., por lesiones en riña 
y muerte del pardo Francisco Lómus.—De los antecedentes 
que en testimonio se han remitido parece deducirse: que la 
herida de Lémus fué producida con instrumento muy cortan- 
te, una navaja de afeitar; que fueron interesadas varias arte— 
rias intercostales, siendo esto causa de la gran hemorragia 
que existía en la cavidad torácica; que al nivel del quinto es 
pacio intercostal la herida había penetrado en dicha cavi- 
dad, haciéndose profunda y guardando perfecta relacion la 
abertura externa con la interna; que la herida puede conside- 
rarse de la clase de las graves; q ue la causa de la muerte fué 
la asfixia por accion mecánica, debida á la impericia en cohi- 
bir la hemorragia ó á falta total de socorro médico; y que la 
herida se hizo mortal por accidente ó falta de socorro. 

Trátase de una herida incisa, cuya extension no se fija, ni 
tampoco su profundidad, no pudiendo saberse las capas que in- 
teresó ni los vasos. que hubo de cortar. Atribúyese la muerte á 
la asfixia, y siu embargo se dice que el pulmon se hallaba en 
perfecto estado normal. Tales heridas son casi siempre más 
profundas en su principio que en su terminacion, y aquí suce- 
de lo contrario. Su carácter penetrante, al nivel del quinto 
espacio, induce á creer fuese otro que el señalado el instru— 
mento vulnerante. Es muy extraño que se asegure fuéron 
heridas varias arterias intercostales, y no se diga cuántas ni 
cuáles fueron, ni se explique como fueron heridos dichos va- 
sos en el lugar indicado, encontrándose resguardados con las 


222 


costillas, 6 séase en el canal por donde pasan y cuyo labio 
externo es más saliente que el interno. En virtud de la de- 
ficiencia de los documentos periciales, no puede asegurarse 
haya muerto el pardo por asfixia, puesto que en el pulmon 
debió haberse revelado ese estado patológico, y que hallán- 
dose el cerebro anémico, la cáusa de la muerte pudo ser la 
gran hemorragia encontrada en la autopsia, ó sea el síncope á 
ella consecutiva; ni tampoco es posible afirmar, por la caren— 
cia de datos, que la muerte ocurriese por accidente ó por fal- 
ta de socorro. 

Como consecuencia del estudio y discusion de los documen- 
tos periciales, concluye la Comision de Medicina Legal: 1.9 
Que la herida de Lémus, penetrante de pecho, es una herida 
grave; 2.” que, atendiendo á la deficiencia de los datos su- 
ministrados por la autopsia, no puede asegurarse que la muer- 
te de Lémus haya ocurrido por asfixia; 3.“ que teniendo en 
cuenta el estado de anemia del cerebro y la gran cantidad de 
sangre derramada en la cavidad torácica, sólo puede asegurat- 
se que aquel haya muerto á consecuencia de la hemorragia, 
ó sea por síncope; y 5. que no hay datos suficientes para 
deducir que Lémus hubiese muerto por falta de socorro mé- 
dico. | 

Aprobado sin discusion el anterior informe, y no habiendo 


otra cosa de que tratar, declaró el Sr. Presidente terminada la 
sesion. 


ESTADISTICA DE LA ISLA DE CUBA. 


DIRECCION GENERAL DE HACIENDA.—Subdireccion.—Seccion de Estadística Preparato- 
ria.—El Excmo. Sr. Director, en vista de lo propuesto por la Seccion de Estadística 
Preparatoria, se ha servido disponer que de la extensa Memoria sobre la poblacion de la 
Isla que aquella ha formado y cuya terminacion se halla eu suspenso á causa de ciertos 
datos que han de suministrar los Ayuntamientos, se extractara el Resúmen que tengo 
el honor de acompañar 4 Vd. para que, si lo considera conveniente, se sirva darle pu- 
blicidad en su acreditado periódico.—Dios guarde á Vd. muchos años.—Habana, Octubre 
22 de 1880.-—Cayetano González Novelles.—Sr. Director de los Anales de la Academia de 
Ciencias. 

Es la Estadística que con el mayor gusto y poracuerdo de la Real Academia 
(V. pág. 225.) publicamos á continuacion y que, además de la firma del Sr. Secretario 
Subdirector interino arriba mencionado, viene autorizada por la del Sr. D. Antonio Ló- 
pez Prieto, jefe de la Seccion y el Vto. Bno. del Excmo. Sr. Director General de Hacien- 
da D. Lope Gisbert, 4 quienes damos públicamente las más atentas gracias. 


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224 


SESION EXTRAORDINARIA DEL 27 DE OCTUBRE DE 1880. 


Sres. ACADEMICOS CONCURRENTES.—Hres. Gutiérrez, Presidente, 
Vilaró, Riva, García, Valdés, Giralt, Ramos, Arantave, Uas— 
tellanos, Zamora, Beato, Núñez, Rocamora, Plasencia, KR. 
Castro, Horstmann, Lástres, Donoso, Rovira, Montejo, Mes 
tre, Secretario, 


Por FALTA DE NUMERO.— Abierta la sesion á las siete y media 
de la noche, en el local de costumbre y con la asistencia de 
los Sres. académicos que arriba se expresan, manifestó el Sr. 
Presidente que por falta de guorum no pudo celebrarse la se— 
sion pública ordinaria correspondiente al domingo 24 del ac— 
tual, pues de los once miembros que reclama el artículo 56 
del Reglamento, sólo concurrieron nueve, es decir, los Sres. 
Govúntes, Machado, J. Torrálbas, Castellanos, Núñez, V. B. 
Valdes, Finlay, Secretario y Presidente. “Y como que en 
dicha sesion había de tratarse de asuntos judiciales en extremo 
importantes y que no existía ningan motivo justificado para 
aplazarlos hasta la signiente sesion ordinaria, todos los entónces 
presentes, inclusa la Presidencia, juzgaron oportuno tener una 
junta extraordinaria, que es la que actualmente se c elebra, de 
acuerdo con el artículo 57 del mencionado Reglamento. 

CorresPoNDENCIa.—Leyó entónces el Secretario general el ac- 
ta de la sesion pública ordinaria anterior, la que fué aprobada. 

Leyéronse en seguida por el mismo Secretario general: —1.? 
Una comunicacion del Gobierno General de esta Isla, pidien- 
do se le remita una relacion de los individuos que componen 
la Junta Directiva de la Academia, para su invitacion á los 
bailes oficiales que han de verificarse en las próximas fiestas 
reales; cuya nómina le fué oportunamente enviada; —2.% Otra 
idem del Gobierno Civil de la provincia de Santa Clara, con- 
sultando á la Corporacion sobre los honorarios facultativos re- 
clamados por el Dr. D. Enrique Barnet al Ayuntamiento de 
Cartagena; de cuyo asunto se dió traslado á la Comision de 


Medicina Legal para el informe respectivo; —32 Otra idem 
de la Direccion General de Hacienda, remitiendo, á propues- 
ta de la Seccion de Estadística Preparatoria, el Resúmen Ge- 
neral de los nacimientos y defunciones ocurridos en las seis 
provincias de esta Ísla durante el año próximo pasado, para 
su publicacion en los Anales de la Academia, si se considera- 
se conveniente; acordándose dar las más atentas gracias á la 
referida Direccion é insertar aquel interesante documento en 
el próximo número del periódico; —4.2 Un oficio del Juzgá- 
do de Primera Instancia del distrito de Belen, acompañando 
testimonio de los datos facultativos concernientes á la causa 
instruida contra D. J.... T.... y F...., por asesinato de 
D. R.... P....; de cuya consulta y atestado se dió traslado 
á la Comision de Medicina Legal;—52 Otro oficio del mismo 
Juzgado, recordando las resultas de su comunicacion anterior; 
debiendo informarse en la sesion del dia;—62 Otro idem del 
Juzgado de Primera Instancia del distrito del Cerro, recor- 
dando á esta Corporacion el informe que le fué pedido en cau- 
sa contra D. J.... B.... por lesiones al pardo Francisco 
Lémus; al que se contestó que ya se le había remitido el in 
forme mencionado; —72 Una invitacion de la Real Cofradía 
del Glorioso Arcángel San Rafael para los solemnes cultos 
que se le tributan en la Parroquia del Santo Ang-l; habiéndo- 
se nombrado en comision á los Sres. Rosaín, Castellanos y 
Beato; —8% Una comunicacion del socio de mérito Sr. de Al. 
bear, excusándose de no asistir á la sesion actual, por hallarse 
enfermo; —9.2 Otra idem del Dr. Desvernine, participando 
que ha terminado su cometido la Comision nombrada para 1n- 
formar acerca de los estudios y análisis microscópicos del Dr. 
Latteux; acordándose que dicho informe figuraría en la órden 
del dia de la próxima sesion, 

Terminada la correspondencia oficial, presentó el Secretario 
general, por ausencia del Dr. Finlay:—las Observaciones fí- 
sico-meteorológyicas de la Escuela Profesional desde el 8 hasta 
el 29 de Octubre;—la Crónica Médico-quirúrgica, núm. 10;— 
el Repertorio de Farmacia, núm. 10;—el Progreso Dental, 

T. X111,—29. 


226 


núm. 6;—la Revista Económica, núms. 156 y 157:—el Bole- 
tin de los Voluntarios, núm. 185;—el Boletin Comercial, ns. 
236 á 238, 210 4 247;—el Avisador Comercial, núms. 236 á 
244 y 247;—la Revista Minera, de Madrid, núms, 244 y 245; 
—la Correspondencia Médica, núms. 30 4 33;—el Luborato— 
rio, núm. 9—el Boletin Profesional del mismo, núm. 18;— 
el Boletin mensual de Estadística demográfico-sanitaria de la 
Península, para el mes de Agosto último;—la Independencia 
Médica, de Méjico, 17 á 21. 

Vacuya.—Quedó enterada la Academia de una nota ael Dr. 
Govéntes, leída por el Dr. Mestre y relativa á la estadistica 
de los diferentes grados en que personas vacunadas de diver- 
sos modos se han escapado de la viruela. La tabla ha sido 
formada por el Sr. Marson, con los datos suministrados por los 
médicos del Cuerpo local del Gobierno de Inglaterra, y com- 
prende la práctica del Hospital de viruelas, como resultado de 
las observaciones hechas durante veinte y cinco años en cerca 
de 6,000 casos de vacunados, clasificándose segun el número 
de estigmas vaccinales en cada individuo y el de defunciones 
par 100 en cada caso; con lo cual se demuestra que miéntras 
mayor es el número de las inoculaciones es menor la propor— 
cion en la mortalidad. 


04808 DE VIRUELAS, CLASIFICADOS CONFORME AL ESTIGNA NUMERO DE DEFUNCIONES 


DE LA VACUNA EN CADA INDIVIDOO. | | PUR 100 EN CADA AÑO, 
1. vacunado sin estigma visible........ | 915 
2. E con una estigma (1)..... .| 73 
Sd. $ con dos estigmas (2)....... 45 
4. E con tres estigmas... | 11 
5. % con cuatro ó más estigmas. | 1 
NO VACUnados. an do aa e 353 


(1) Enlos casos que tienen una sola estigma bien señalada, la muerte es 44, y en 
los mal marcados 12. 


(2) En los de dos buenas, 23, y en los malos 74. 


227 


Parronocia.—Quedó tambien instruida la Academia, por con- 
ducto de su Secretario general, de una interesante comunicacion 
de nuestro socio corresponsal en la Peninsula Dr. Argumosa 
(padre), quien remite unos cróquis tomados en la gruta de Al- 
tamira en Vispieris, Ayuntamiento de Santander. Las noticias 
de los hallazgos de objetos prehistóricos, verificados de poco 
tiempo á esta parte en dicha provincia, han despertado la cu— 
riosidad de los sabios, y esa y otros varias cuevas acaban de 
ser exploradas por D. Juan Vilanova, D. Miguel Rodríguez 
Ferrer y D. Francisco Giner de los Rios, quienes no solamen- 
te han confirmado las opiniones emitidas en las notas que 
acompañan á los cróquis de nuestro entendido socio corres— 
ponsal, acerca de la edad de las pinturas y restos de la embrio- 
naria industria del hombre, sino que aseveran que hasta el 
presente no se han hallado en el mundo muestras tan perfec— 
tas del instinto pictórico del hombre primitivo. El Dr. Ar- 
gumosa ha verificado varias excursiones á la cueva menciona— 
da, y habiendo observado aquellas pinturas muy despacio y 
con su inteligencia artística, cree que aquel trabajo es obra 
de muchísimo tiempo y lleva el sello de la inspiracion no 
educada más que en la sontemplacion de la naturaleza. —Per- 
sonas competentes en la materia se han quedado tambien ad- 
miradas, y opinan que en dicha gruta se albergó por muchos 
años ó siglos toda una tribu, y que probablemente los dibujos 
representan un culto religioso por los animales útiles que en— 
tónces conocían. 

El plano de la cueva de Altamira, remitido por el Dr. Ar- 
gumosa, en una escala de 1: 2.000, comprende “la seccion ver- 
tical de sur á norte, con el perfil de la superficie del monte, se- 
falándose la entrada actual de Ja cueva, cerrada con una 
puerta de hierro, cuya llave tiene el Ayuntamiento de Santi- 
llana;—una galería corta, en que abundan sobremanera res- 
tos orgánicos: hay huesos del Ursus speleus, Equus primarius 
lobo, reno, bisonte y otros rumiantes, muuebas conchas marl- 
nas y pedernales, y conchas, huesos y pedernales labrados. En 
el techo de esta galería, hay pintados con fondo amarillo y 


228 


rojo oscuros y contornos negros sobre rayitas esculpidas en la 
piedra, las que por su aspereza é irregularidad parece que han 
sido hechas con instrumentos de sílice, muchas figuras repre 
sentando animales, de un dibujo muy correcto; —una galería 
larga, en la que se hallan huesos é instrumentos de esta sus— 
tancia y de silex y en cuyas paredes se encuentran algunos di- 
bujos indescifrables;—un gran pilar, que convierte en una ga- 
lería circular la cavidad más alta y extensa; —un pozo en que, 
como á seis metros de profundidad, se oye correr agua;—un 
paso angosto y bajo, en que hay que andar á gatas para entrar 
en la última de las galerías; —y la galeria final, abundante en 
restos orgánicos é instrumentos tallados. En ella se ha halla 
do casi todo un esqueleto de Ursus speleus sobre una capa es- 
talaomítica, debajo de la cual hay huesos y piedras labradas, 
lo que prueba que era mucho más antigua la habitacion del 
hombre en la cueva. Hay en el muro dos figuras, casi de re- 
lieve, representando cabezas humanas de tamaño natural, y 
varios dibujos indefividos. 

“La entrada actual de la cueva es artificial, pues aunque 
hace diez y seis años se sabía que en ella se albergaban zo— 
rros, hasta hace un año no se la dió extension suficiente para 
poder entrar personas. Por otra parte, el ser el aire perfecta- 
mente respirable en todos sus ámbitos da fundamento á creer 
que existen otras entradas lgnoradas al presente. El primero 
que la ha explorado fué, hace un año, D. Marcelino Santuola, 
abogado, quien ha vuelto dos ú tres veces y ha recogido gran 
cantidad de huesos y objetos labrados: él y los labradores que 
le acompañaron fuéron sorprendidos al observar las pinturas 
dichas; y las noticias de ellos hicieron que las visitáran á prin- 
cipio de este año el médico D. Adolfo Rebolledo y el farma- 
céutico D. Eduardo P. del Molino, y el dia 25 de los corrien- 
tes (Junio) volvieron dichos Sres. con D. Camilo Marín, abo- 
gado, D. Juan Regil, catedrático de historia de este Instituto, 
y D. José Ramos y D. José de Argumosa, médicos, verifican— 
do medidas y orientacion de la cueva y tomando el último los 
cróquis adjuntos. 


229 


“Dichos cróquis corresponden á alennas de las pinturas entre 
las que se conservan más claras en el techo de la corta galería 
primeramente mencionada: uno se refiere á un animal que no 
ha podido determinarse; y los otros á una clerva, á jabalíes, 
bisontes, buey ó bisonte, y caballo; —todos tienen .en el ori- 
ginal dimensiones á lo ménos iguales al natural; y los repre= 
sentados en el cróquis se han IS en un desórden seme- 
jante al original, pero no idéntico. 

MEDICINA e ada de la poplítea.—Despues de la an- 
terior comunicacion, que escuchó complacida la Academia, 
acordando las gracias á su autor, leyó el Dr. Núñez, como po— 
nente de turno de la Comision de Medicina Legal, un informe 
pedido por el Juzgado de Primera Instancia de Cienfuegos en 
la causa que allí se sigue contra el moreno Pedro Triana, por 
imprudencia temeraria y fallecimiento de D. Rafael Acosta 
Segun se deduce del testimonio remitido á la Corporacion, ha- 
llándose el último enfermo con una rodilla hinchada, hubo 
de ponerse en manos del expresado curandero, quien con una 
lanceta practicó una puncion en la region pida hiriendo 
la arteria de este nombre y muriendo Acosta á consecuencia 
de la hemorragia. Teniendo en cuenta las dudas expuestas 
por la defensa, la Comision encuentra que el instrumento de 
que se hizo uso es suficiente para producir aquella lesion, 
atendiendo á su longitud; á la situacion superficial del vaso 
herido y á la presion que siempre ejerce la mano en tales 
operaciones. De la inspeccion facultativa resultó que existía 
una herida en el sitio ántes indicado, con cinco centímetros de 
profundidad; y divididas las capas de la region, se encontró 
vulnerada la arteria poplítea, que siendo un grueso vaso, Sus 
heridas tienen que considerarse como graves y reclaman la 
intervencion del arte. No hay precision en los datos relati- 
vos al tiempo que medió entre el instante de la operacion y 
aquél en ocurrió la muerte, consignándose en unas declaracio- 
nes que ésta tuvo lugar al segundo dia, y en otras al cuarto; 
pero, áun suponiendo cierta esta última fecha, hay que no ol- 
vidar que en la produccion de toda hemorragia arterial influye 


, 


230 


la direccion y mayor ó menor profundidad de la herida; que, 
aunque por manos profanas se aplicó un torniquete, que algo 
contribuiría á disminuir la violencia y magnitud de la pérd— 
da sanguínea; y que, por último, se ignora la enfermedad de la 
rodilla que tanto aquejaba á Acosta, dato el más importante 
para resolver el punto en cuestion y que tal vez pueda reco- 
ger el Juzgado; porque si se tratase de una aneurisma de la 
referida arteria ó del hueso, ó de un tumor mielopláxico, por 
ligera que hubiese sido la incision, tal como la practicó Tria- 
na sería atentatoria contra la vida del enfermo. La Comision 
concluye finalmente, haciéndose cargo de los distintos partl- 
_culares de la consulta: 19—Que una lanceta, cualquiera que 
sea su longitud, es instrumento suficiente para producir la he- 
rida de la arteria poplitea; 22—Que la hemorragia que deter- 
mina la herida de ese vaso, es suficiente para producir la muer- 
te, si no se aplican los medios aconsejados por la ciencia para 
cohibirla. La muerte entónces tiene lugar en un tiempo que 
varía segun la intensidad de la pérdida sanguínea, la que á su 
vez obedece á diferentes circunstancias que pueden concurrir 
respecto á la forma en que ha sido lesionado el vaso; 32-—Y 
por último,que para fijar con toda exactitud si la hemorragia 
que ocasionó la muerte de Acosta fué producida por la opera- 
cion que practicó el moreno Triana, es necesario conocer de 
una manera cierta cuál era la enfermedad de que adolecía 
aquél y porla cual intervino Triana, sin cuyo requisito no es 
posible satisfacer la consulta. 

Herida penetrante de pecho;-neumonía consecutivo.— A pro- 
bado sin discucion el anterior informe, leyó otro el Dr. Caste- 
llanos, á nombre de la misma Comision, para contestar al Juz— 
gado de Primera Instancia del Distrito de Belen, en la causa 
que instruye contra D, J.. T.. y F.. por lesiones inferidas 
4 D. Rosendo Pardo, que le causaron la muerte. Trátase de 
una neumonía consecutiva á herida penetrante de pecho y se- 
guida de muerte; y la Comision, despues de consignar todos 
los antecedentes que obran en la copia testimonial remitida 4 
la Academia y comprensiva de la certificacion del reconoci- 


231 


miento, de los partes sanitarios y el atestado de autopsia, se 
detiene á contestar las preguntas hechas por el referido Juz- 
gado. Enel presente caso la neumonía fué producida por 
una causa directa, la herida que recibió Pardo en la parte 
posterior del tórax al nivel del omóplato, cuya pared huesosa 
fué atravesada por el cuerpo vulnerante; pero muchas veces, 
á pesar de hallarse herido el pulmon, no aparecen fenómenos 
inflamatorios y con ménos frecuencia todavía sobreviene la su— 
puracion, sino más bien la resolucion: aquí, sin embargo, la 
existencia de una equímosis en la cara posterior del lóbulo 
superior del pulmon izquierdo, correspondiendo con el trayec- 
to de la herida, la aparicion de los síntomas propios de la neu- 
monía traumática, acusados en los partes del facultativo de 
asistencia, y el extenso foco de supuracion, rodeado de una 
hepatizacion completa de todo el lóbulo en período de regre- 
sion, alteraciones encontradas en la autopsia, son pruebas evl- 
dentes de que el pulmon fué herido, de que á consecuencia de 
esa herida se inflamó en el punto indicado y de que esa infla- 
macion se terminó por un foco purulento. No hay antece- 
dentes por otro lado de que el agredido se hallase enfermo al 
ser atacado, ni se tiene conocimiento de ninguna otra Causa 
capaz de haber provocado la neumonía y de explicar por con- 
siguiente la muerte. La lesion que nos ocupa pertenece á la 
clase de las mortales por accidente, pues la herida, que fué 
causa de una neumonía terminada por supuracion, pudo muy 
bien cicatrizar, como lo prueban los partes meuciouados, se- 
gun los cuales durante los primeros dias siguió el paciente sin 
que se hubiesen presentado los menores motivos de alarma y 
siendo su mejoría notable. Ciertamente que pudo preverse 
el accidente, dada la herida del pulmon, pero no evitarse; y 
por lo tanto él fué la causa de que fuese mortal una herida 
que pudo no serlo. Por too lo cual la Comision de Medici- 
na Legal formula las siguientes conclusiones: 12—La extensa 
supuracion del pulmon izquierdo fué causa de la muerte de 
D. Rosendo Pardo y constituye una faz evolutiva propia de 
la marcha regular y deseiburazada de la neumonía traumáti- 


232 


ca; 22—La herida situada en el omóplato fué la causa directa 
de la neumonla traumática, y por consiguiente de la muerte 
del agredido; y 32—La clasificacion dela herida inferida por 
E . á D. Rosendo Pardo, conforme á los adelantos de la 
ciencia, la incluye entre las áridos por accidente. 

Aprobado sin discusion el auterior informe, dió el Sr. Pre- 
sidente por terminada la sesion de dicho dia, quedando la 
Academia constituida en junta de gobierno para oir un infor- 
me sobre honorarios redactado por el Dr. Bube. 


. 3 , 

HistorIA DE LA EPIDEMIA CONOCIDA BAJO EL NOMBRE DE “DENGUE 

QUE REINÓ EN La Harana EN EL AÑo DE 1828.—DicraMeN DEL REaL 
ProromebDIcaTO. (1) 


En la siempre fidelísima ciudad de la Habana, en (2) de 
coonao o. de...., reunidos los Sres. Protomédico Regente 
y Dr. D. Simon Vicente de Hevia en el Tribunal del Real 
Protomedicato, se dió principio á la lectura del oficio que el 
Excmo. Sr. Presidente Gobernador y Capitan General dirigió 
al Real Protomedicato acerca de la epidemia reinante, que es 
como sigue: —Con fecha, de diez del actual me dicen Jos Sres. 
Regidores comisarios del Excmo. Ayuntamiento de esta 
ciudad lo que sigue: —Excmo. Sr: Aflivido el vecindario con 
la enfermedad epidémica que en el dia está padeciendo, ha 
considerado el Cuerpo Capitular era de su deber llamar la 
atencion de V. E. 4 esta desgraciada ocurrencia, suplicándole 
que mandando reunir á los Sres. que componen la Junta de 
Sanidad, excite su zelo y se entregue en el exámen de las causas 


(1) El Dr. D. Rafael A. Cowley, nuestro compañero y amigo, nos ha facilitado de 
su coleccion de documentos inéditos el que ahora publicamos, dándole las más expresi- 
vas gracias por su atencion y obsequio. 

(2) Aunque en el original apirece en blanco la fecha, fácil es deducir cuál sea 
aproximadamente, en virtud de la del primer documento que se transcuibe. 


233 


que la han producido y de las medidas que pudieran adoptar- 
se para su terminacion Ó al ménos para su más pronta cura; 
rec»mendándole á dicha Junta que active su vigilaucia y cul- 
dalo para impedir se nos comuniquen otras de un carácter 
más maligno, ya que por fortuna no es de esta clase la que 
nos afecta, pues á haberlo sido, infinitas personas hubieran fa- 
llecido. Lo que manifestamos á V, E. en cumplimiento de lo 
acordado por el Excmo. Ayuntamiento en el cabildo ordinario 
del dia de ayer. Lo que traslado 4 VSS. con el objeto que 
se solicita y con el fin de que se ocupen de un asunto tan lm— 
portante á la salud del público. Dios guarde á VSS, muchos 
años. Habana doce de Mayo de mil ochocientos veinte y 
ocho años.—Francisco Dionisio Vives.—Sres. del Real Tri- 
bunal del Protomedicato. 

“Y en consecuencia se acordó dirigir la contestacion signien- 
te: —Excmo. Sr.—En el momento que recibí el oficio de V. E, 
del doce del corriente con insercion del que el Excmo, Sr, 
Ayuntamiento dirigió 4 V. E.con el objeto de que excitase al 
Real Tribunal del Protomedicato para que hiciese Investiga- 
ciones sobre las causas que han producido la enfermedad 


reinante, y las medidas que puedan adoptarse para su termi- 
nacion, ó al mónos para su más pronta cura, recomendando 
además la debida vieilancia para impedir se introduzcan 
otras de un carácter maligno, ya que afortunadamente no es 
de esta naturaleza la que experimentamos; convoqué al tercer 
Protomédico Dr. D. José Antonio Bernal, por hallarse enfer- 
mo el segundo, y al Fiscal único Dr. D. Simon Vicente de 
H via, y habien l> concurrido sólo éste, no quise demorar la 
contestacion á V. E., atendiendo á la recomendacion de prefe- 
rencia y á lo interesante de la materia sobre que se versa; é 
instruido de todo el referido Fiscal, despues de detenidas re- 
flexiones acordamos: que la causa productiva de la enferme- 
dad á que se contrae el Excmo. Ayuntamiento, es el estado 
actual de la atmósfera consecuente á más de cuatro años que 
experimentamos una seca rigurosa; en cuyo fiempo ha acon- 


tecido la fatalidad de estar frecuentemente slu correr la Zin— 
T, xvi1.—30. 


231 


ja, ya para su limpleza, ya para su composicion, careciendo las 
calles del riego necesario para apagar el excesivo polvo que 
tanto perjudica á la salud, y privando 4 la mayor parte de los 
habitantes del uso de los baños, tan benéficos en las estaciones 
del Estío, quedando por lo tant> nuestros cuerpos más expues- 
tos á sucumbir al influjo atmosférico. Que con respecto á las 
medidas que pudieran adoptarse, ya para su terminacion, ya 
para la más pronta curacion, y sobre todo para evitar las dege- 
neraciones de la enfermedad reinante en otras, que siendo ma- 
lignas, lleguen á hacerse pestilentes y contagiosas, debian po— 
- nerse en práctica las reglas de buena policía, que se hallan de- 
slenadas en el acta de veinte y ocho de Abril del año de mil 
ochocientos veinte y seis, para cuyo efecto tambien acordamos 
se remitiese á V. E. la correspondiente copia, agregando ade: 
más, que para poder ponerse en lo sucesivo los medios nece- 
sarios á impedir la introduccion y propagacion y aún á modi- 
ficar y evitar las degeneraciones en las estaciones, era de abso- 
luta necesidad el establecimiento de un Lizareto para las pre- 
cisas cuarentenas y el de un Hospital de suficiente capacidad 
en un locali distante de la poblacion para que se curasen to- 
dos los enfermos de los buqúes mercantes tanto nacionales co- 
mo extranjeros que diariamente fondean en este puerto; pues 
es el único modo de extinguir las muchas casas de enferme- 
-ría que hay dentro de la poblacion contra toda regla de salu- 
bridad, sin embargo de los repetidos reclamos de este Triba- 
nal y de las sábias y evérgi:as disposiciones del Gubierno 
para castigar á los contraventores. Igualmente acordamos 
que para proceder con más tino y escrupulosidad en materia 
tan delicada, se convocase para el diez y seis del corriente á 
todos los profesores de Medicina de concepto público, ciencia 
y experiencia, á fin de que instruidos de todo, dijesen si entre 
los muchos enfermos que han tenido y tienen á su cul- 
dado, halian notado en alguno señales de morbo pesti- 
lente y contagioso, oyendo además su opinion sobre las 
causas eficientes de la enfermedad reinante y medidas 
que eran de adoptarse para contener su propagacion y 


235 


evitar sus degeneraciones; reservándose para entónces el 
Tribunal, despues de estar más ilustrada la materia con las 
Opiniones de los demas profesores de Medicina, presentar álgu- 
has otras medidas con igual fin, haciendo presenteá V, E. que 
en el dia se observa que acompañan las fiebres varias clases 
de exantemas ó erupciones cutáneas y anginas, principalmen- 
te en los enfermos que han recaido. Todo lo que posemos 
en conocimiento de V. E. para que se digne manifestarlo al 
Excmo. Ayuntamiento, de quien es de esperarse redoble con 
energía su acreditado celo y vigilancia por el bien público y 
haga cumplir religiosamente las medidas de policía ya indica- 
das, escarmentando con severidad á los contraventores, y escogl- 
te al própio tiempo arbitrios para la construccion del Lazareto 
y edificio de Hospitalida 1, pues de lo contrario es difícil preca- 
ver la aparicion de un morbo pestilente y contagioso que pue: 
de muy bien formarse, fomentarse y extenderse en nuestro 
propio suelo, sin necesidad de ocurrir al influjo de los mias- 
mas contagiosos, que segun opiniones pueden trasladarse de un 
país á otro, aunque sean muy distantes, por medio de los cuer- 
pos, de los géneros y de los viveres; ofieciendo por nuestra 
parte y la de todoel Tribunal del Protomedicato, tanto á V E, 
como al Excmo. Ayuntamiento, practicar cuanto esté el alcan- 
ce de nuestras fucultades y atribuciones y sea conducente á 
libertar á este interesante y benemérito pueblo de los horrores 
y calamidades que trae consigo una epidemia pestilente y con- 
tagiosa.—Dios guarde á V, E. muchos años. —Hubana y Mayo 
trece de mil ochocientos veinte y ocho. 


En la siempre fidelísima ciudad de la Habana, en diez y 
nueve de Mayo de mil ochocientos veinte y ocho, reunidos 
los Sres. que componen el Real Tribunal del Protomedicato 
y los facultativos que al márgen se expresan, se abrió la 
sesión manifestando el Sr. Protomedico Kevente-el objeto pa- 
ra que habian sido convocados, que era para tratar de las 
causas productivas de la actual epidemia, los medios que eran 
de proponerse para su más prouta curacion y evitar sus pro- 


236 


gresos y degeneraciones, y además de las medidas que debian 
dictarse para impedir la introduccion de otras enfermedades 
malignas y contagiosas. En seguida mandó el Sr. Regente 
que el Fiscal Suplente Dr. D. Fernando Gonzalez del Valle, 
que asistió por enfermedad del Fiscal único Dr. D. Simon 
Vicente de Hevia, diese lectura al oficio de doce del corriente 
que dirigió el Excmo Sr. Gobernador y Capitan General á es- 
te Tribunal y la contestacion que con fecha de trece dió el 
Sr. Regente de acuerdo con el Dr. Fiscal, leyéndose además 
el acta de veinte y ocho de Abril del año de mil ochocientos 
veinte y sels, de que se ha cia referencia por expresarse en ella 
las medidas de policía que en aquella fecha reclamó este Pro- 
tomedicato al Excmo. Sr. Gobernador y Capitan General. 
Concluida la lectura de estos documentos, se siguió con la 
de dos representaciones hechas por el Dr. Fiscal D. Simon 
Vicente de Hvia: la primera, en que además de las medidas 
de salubridad propuestas en los anteriores documentos, pre 
sentaba otras que creia eran de la ma yor importancia; y la 
segunda, en que da una descripcion exacta de la naturaleza de 
la epidemia actual, variaciones y método curativo, terminan- 
do con pedir 4 los profesores conenrrentes manifestasen, segun 
las observaciones hechas en sus enfermos, sl eran ó no conforme 
la descripcion, pudiendo además exponer los particulares 
que juzgasen convenientes, y tambien,si eran de su aprobacion 
ó de absoluta necesidad todas las medid as precautorias de sa- 
Jubridad propuestas por este Protomedicato, esperando de la 
conocida ilustracion y del interés por el bien público que 
siempre habian manifestado los profesores de Medicina de es 
ta poblacion, como lo eran los Sres. concurrentes, que propu= 
siesen los demas auxilios que considerasen oportunos y eficaces 
á impedir los progresos de la enfermedad reinante y en 
lo sucesivo la aparicion de otras tal vez de peor carác- 
ter. Oido que fué cou la mayor atencion todo lo ex- 
puesto, despues de detenidas reflexiones y de haber confe- 
renciado acerca de los particulares detallados, no sólo apro: 
baron y aplaudieron las medidas presentadas por el Protoime- 


237 


dicato, sino que fijando todos su atencion al excesivo polvo é 
inmundicias que llenan las calles y plazuelas, ya con animales 
muertos y corrompidos, ya con excrementos y basura de la 
misma naturaleza, y ya con las aguas fétidas que á la sombra 
de la noche se arrojan de las tabernas, bodegas, fondas, po- 
sadas y accesorias, pidieron con particularidad que para evi 
tar los estragos que producen en la salud pública las emana- 
ciones pútridas, eran de adoptarse las medidas propuestas por 
el Dr. Fiscal D. Simon Vicente de Hevia en el párrafo 4? y 
5% de su exposicion, exiviéudose su cumplimiento con tuda 
preferencia y energía. 

Que considerando como uno de los agentes principales de la en- 
fermedad reinante el excesivo polvo, pedian tambien la pronta 
observancia de lo contenido en el párrafo 8%, y además que se 
hiciese extensivo el riego por cuadrillas á todas las calles de 
este vecindario y extramuros, pues no es posible se practique 
si se confía 4 los vecinos, en razon á que con la multitud 
de enfermos apénas cuentan con los criados necesarios pa- 
ra las atenciones domésticas de primera urgencia, y con la 
falta de lluvias los pozos y alygibes se hallan la mayor parte 
secos. , 

Que habiendo conocido con anterioridad lo perjudicial que 
había de ser á la salud pública el depósito de basuras corrom- 
pidas en los fosos y paseos extramuros de esta ciudad, recla- 
maban el pronto cumplimiento de lo indicado en el párrafo 9.9, 
prohibiéndose además que se quemen esas basuras, como de 
noche lo practican frecuentemente con grave perjuicio del 
vencindario, 

Que siendo una de las reglas principales para impedir la 
propagación y degeneracion de las enfermedades epidémicas, 
evitar la reunion de muchos enfermos en un mismo punto, y 
estando por desgracia los dos únicos Hospitales que hay den- 
tro de la poblacion, debía pedirse al Gobierno se formasen ó 
proporcionasen en extramuros algunas posesiones de capacidad 
en parajes ventilados y distantes unas de otras, para que la 
multitud de enfermos que existen en el dia en el Hospital 


238. 
Real de San Ambrosio y en el de Caridad de San Juan de 


Dios se repartan en aquellas posesiones, pudiendo entónces 
dárseles mayor ventilacion. 

Y á fin de que todo el público se satisfuga del decidido in= 
teres que toman los individuos que componen el Real Tribu- 
nal del Protomedicato, como todos los demas profesores de Me- 
dicina de esta poblacion tienen en fuvor de la conservacion de 
su salud y en evitar la aparicion de cualquiera enfermedad 
pestilente y contagiosa que fuera destructora de su esplendor 
y su riqueza, exigian unánimemente la publicacion, no sólo 
de esta acta, sino de los demas documentos á que se contrae y 
fueron leidos, dándose de todo cuenta inmediatamente al 
Excmo. Sr. Presidente Gobernador y Capitan General á Jos 
fines consiguientes, con lo que se concluyó la sesion y firma= 
ron los SS. Protomédico, el Fiscal suplente con el Asesor, de 
que Yo el Escno. doy fé. 

Tambien se dió lectura al dictámeo particular que por es- 
crito remitió el Dr. D. Nicolas Vicente del Valle, proponiendo 
varias medidas de salubridad, y se acordó fuese agregado al 
expediente formado, lo mismo que los oficios dirigidos por va- 
rios profesores de Medicina en contestacion á la convocatoria 
y en que manifestaban que no asistian 4 la Junta por hallarse 
enfermos. Igualmente acordaron los SS. concurrentes se exten- 
diesen á continuacion de esta acta las dos exposiciones del Sr, 
Fiscal Dr. D. Simon Vicente de Hevia, para que tambien hu- 
biese de ellas la debida constancia, y son como siguen: 

1% Representacion del Sr. Fiscal.—Señores: Cuando reina 
una epidemia, se manifiesta en todo su esplendor la dignidad 
de la Medicina Y el Carácter benéfico y: humano de los que la 
profesan; éstos comprometen su existencia, rozándose con los 
desgriciados que padecen las enfermedades pestilentes y están 
Más eXpuestos que ninguno otro á contraer el contagio y : 
perecer en él, tanto por el contacto físico como por la. vida ac- | 
tiva y laboriosa que tienen en tales circunstancias, privándose 
hasta de las horas para el preciso descanso y sostenimiento, 
sin que pueda atribuirse este asíduo trabajo al interes parti- 


239 


cular, pues precisamente en las épocas de epidemia 4 la vez 
| que trabaja más el facultativo luera ménos, 

Parecerá esto una contrariedad, pero hablo con quienes en 
la.actualidad asilo experimentan, saliendo de sus casas donde 
dejan la mayor parte de su famila enfer ma, para asistir á los 
demas vecinos que impioran su socorro, sin exigir por cada vi- 
sita más remuneracion que la de costumbre, aunque en lugar 
de uno Ó dos enfermos Ven quince Ó velnte. 

En el oficio que el Sr. Protomédico Regente Dr. D, Lorenzo 
Heruandez dirigió con mi acuerdo al Excmo. Sr. Gobernador 
y Cipitan G neral, despues de indicadas las medidas estampa- 
das allí, y exouestas en el acta que acaba de leerse de veinte 
y ocho de Abril del año pasado de mil ochocientos veinte y 
sels, ofreció el Tribunal que ilustrada la materia con la opi- 
nion de los sabios profesores convocados con este objeto, pre- 
sentaría algunas otras medidas precautorias, Estimulado por 
el mejor celo, propongo pues las siguientes: 

- 129—Que se formen juntas subalternas de Sanidad en todos 
los puertos de mar, tanto para evitar la introduccion de enfer- 
medades contagiosas, como para impedir la formacion de éstas 
en nuestro propio tertitorio, sujetándose dichas juntas á la Su- 
perior de la capital. 

22—(Que ya para tratar de la formacion de éstas, como del 
reglamento de Sinidad. correspondiente á la Superior de esta 
capital y á las subalternas de los puertos de mar, se reunan con 
la prontitud posible los individuos que la componen, á quienes 
ignalmente'se les Instrutrá de to lo lo obrado. 

3. 2 —() 1e se higa cuanto sea posible para proporcionar más 
abundancia de agua en toda la ciudad y sus inmediaciones y 
facilitar el riego de todas las calles, poniendo en cada manzana 
un depósito para que se verifique con comodidad, cuya opera- 
cion deberá repetirse dos veces al dia, que será 4 mañaua y 
tarde. 

4.2 —(Que así como hay cualrillas de carretones para la 
limpieza de las plazas, las haya tambien pira arrojar las basu- 
ras y demas inmundicias tauto de las calles como de lo inte— 


210 


rior de las casas, para lo cual debe obligarse á todos los veci— 
nos, y con esto se evitará que de las accesorias y casas peque- 
ñas se echen á la calle, á deshoras de la noche, materiales co- 
rrompidos, y será el único modo de impedir que haya en to- 
das las casas cuatro d cinco depósitos de inmundicias, de los 
cuales hay abundantes emanaciones de miasmas pútbridos que 
unidos son suficientes á afectar todo el vecindario hasta pro- 
ducir una peste. 

5. * —Que todas estas hasuras y materiales corrompidos se 
arrojen bastante léjos de la poblacion y no en las inmediacio- 
nes de ésta, mucho méuos en los parajes destinados para 
recreo. . 

6. > —Que deben establecerse los almacenes de tasajo, ba- 
calao y otros viveres en un paraje ventilado y fuera de la ciu- 
dad; y cuando esto no pueda verificarse por ahora, deben estar 
distantes unos de otros para impedir la reunion de las emana- 
clones fétidas que exhalan y que precisamente son nocivas á 
la salud. 

71. 2—Que á la manera qae en los puertos de Europa y 
América obligan á hacer cuarentenas á todas las embarcacio- 
nes procedentes de esta ciudad, desde principios de Marzo ó 
Abril hasta fines de Octubre, tan sólo por evitar la introduc- 
cion de la fiebre amarilla que en el expresado tiempo se ob— 
serva en los no natura.es y no aclimatados en este tempera- 
mento, debe aquí obligarse á que hagan la propia cuarentena 
durante el expresado tiempo todos los buques, sean de guerra 
Ó mercantes, nacionales ó extranjeros, pues si en aquellos pun- 
tos tratan de evitar la fiebre amarilla, justo es que aquí 
procuremos impedir otras enfermedades de naturaleza más 
contayiosa que aquella, y que hasta ahora no hemos experl- 
mentado, sin embargo de reinar en otros países. 

8. 2 —Que miéntras se proporciona el establecimiento de 
depósitos de agua para facilitar el abundante riego de que ya 
se ha tratado, es de adoptarse que se verifique éste en los ca- 
minos y parajes de paseo por medio de una cuadrilla que lo 
polrá verificar con pipas, con mangas conducidas por carreto- 


241 


nes ó con bombas de incendio, compeliendo á los vecinos á 
que lo hagan en las calles diariamente, 

9.2 —Que inmediatamente se trosladen las basuras que 
se hallan en algunos parajes de los fosos de esta ciudad y 
en el paseo extramuros. con notable perjuicio de la salud pú- 
blica. | 

11.—Que se vigile á fin de que los cargadores de agua para 
el público no la extraigan del lugar destinado en los fosos pa- 
ra que la tropa se bañe y lave su ropa. 

11.—Que interin se proporciona la mayor abundancia de 
agua pedida en las estaciones de seca rigorosa, sl fuese preciso 
por motivos poderosos coger la Zanja, se haga el riego general 
con agua salada por las cuadrillas expresadas en el artículo 
8.2, 4 lo ménos en los parajes más transitados, que en el dia 
lo son las calzadas de San Lázaro, del Monte y de San Luis 
Gonzaga y las calles de la Salud y Dragones y todo el paseo 
público, efectuándose á las horas corespondientes. 

El Fiscal del Protomedicato considera que si no se obser- 
van estas medidas, poniéndose en práctica lo que va indicado 
y cuanto se propusiese y acordase por los ilustrados profeso— 
res concurrentes, tendremos la fatalidad de experimentar los 
ef=ctos de un morbo maligno de naturaleza pestilente, cuya 
desgracia debe precaverse. El considerable aumento de esta 
poblacion, de su comercio y riquezas turales, hacen sufrir 
más, Ó en mayor grado, el calor y sequedad de la atmósfera, 
por la carencia de lluvias consecuente á lo retirado de sus 
montes, y si 4 proporcion no se oponen los medios de modifi- 
car la accion del calor y sequedad indicada de la atmósfera so- 
bre nuestros cuerpos, serán inevitables sus funestas consecuen- 
clas; nor el contrario disfrutaremos salud y seremos felices, 
si vivimos precavidos y en observancia de una rigurosa poli- 
cía. Habana diez y nueve de Mavo de mil ochocientes 
veinte y ocho. 

2* Fepresentacion del Sr. Fiscal Dr. D. Símon Vicente 
de Hevia.—La enfermedad reinante invade con violencia, 


afecta los principales sistemas de nuestra economía y su agu- 
T- xviur,—3l. 


242 


deza es tal que termina al tercero Ó cuarto dia, dejando los 
cuerpos en un estado de laxitud general. 

Esta enfermedad se observó aquí desde principios de Mar 
Mamando desde entónces la atencion de los facultativos por su 
carácter particular. Los síntomas que precedená su apari- 
cion, sun pesantez de cabeza, dolores en las piernas y cintura 
que despues se propagan á los brazos, acompañados de indis- 
plicencia y abatimiento general y e: pulso frecuente y contral- 
do: tan luego que los invadidos se abrigan en sus camas se le 
pone ardiente y seca la cútis, el rostro y ojos encendidos y la 
afeccion de cabeza se aumenta hasta el grado de prod ucir una 
cefalaluia aguda, y entónces se desenvuelve el pulso, notándo- 
se lleno y frecuente y aún duro en las personas robustas, Con 
todos los demas síntomas de una: fiebre inflamatoria, siendo 
más moderados Ó activos segun la idiosincrasia Ó naturaleza 
del paciente y variando algunos confrme á las circunstancias 
particulares en que se hallaba el individuo, cuando habia sido 
acometido del morbo epidémico; en unos la lengua es blanca 
y húmeda, encendida y seca, y en obros cubierta de una crá- 
pula en su centro, y sus bordes rojos: eu los pri meros se nota 
más bien gravedad que dolor en la cabeza, y las orinas claras 
y sin sedimento; en los segundos el dolor de cabeza es agudo, 
los ojos resisten la impresion de la luz y las orinas son encen- 
didas; en los terceros, aunque el dolor y gravedad de cabeza 
son más soportables, viene acompañado de vértigos Ó, desva- 
necimientos; las orinas no encendidas, pero turbias, Se nota 
tambien que aquellos individuos que ántes sufrian algunos 
morbos crónicos ó habituales se les hacen más sensibles al 
tiempo de desarrollarse este nuevo, no siendo raro haberse li- 
bertado de aquellos al terminar éste. En todos se ha observa- 
do fastidiv 4 toda clase de alimentos y poca ó ninguna sed, de 
suerte que es menester obligarles á tomar hasta las bebidas 
más agradables; sólo apetecen la inercia. En las primeras 
veinte y cuatro horas vau aumentáudose todos los sintomas 
expuestos hasta llegar á su estado: entónces aparece el sudor, 
y á proporcion que éste se aumenta van remitiendo en las se- 


243 

gnndas veinte y cnatro horas en términos de amanecer casl 
siempre al tercer dia infebricitantes y en un grado muy remi- 
so todos los demas sintomas, á excepcion de los dolores y de la 
flojedad de los miembros que se hacen más insoportables. En 
muchos ha cesado la fiebre sin preceder una transpiracion sen- 
sible, pero sustituye esta evacuacion una orina abundante 
y las más veces clara. De suerte que la enfermedad ataca 
primeramente el sistema nervioso y muscular, despues se pro- - 
paga simpáticamente al vascular sanguíneo, produciendo la 
fiebre y demas fenómenos consecuentes á ésta, y cuando no ter- 
mina por abundantes sudores ó copiosa orina queda afectado 
el sistema vascular linfático, como lo demarcan ya las hiucha- 
zones de las extremidades, más comunmente en las inferiores, 
ya los dolores artríticos que quedan sufriendo por muchos 
dias. 

Aunque el método general para la enracion. de este morbo 
epidémico es el antiflogistico, no ha debido aplicarse en todos 
ev un mismo grado, y aún ha sido necesario varlar en la espe- 
cie de los antiflogísticos ó atemperantes, ya con respecto á los 
alimentos, ya cuanto á los remedios, En muy pocos ha sido su. 
ficiente el método antiflogistico directo y en los más ha sido 
Indispensable usar del indicado revulsivo, ¡como son: sinapls- 
mos, pediluvios, maniluvios, semienpios y evemas laxantes, En 
pocos se han administrado las emisiones sanguíneas locales y 
en muy raro las generales, y á algunos la sido necesario pres- 
cribirles laxantes despues de terminada la enfermedad. 

El facultativo que no haya sabido conciliar los síntomas ge- 
nerales con los particulares habrá hecho sufrir algunos trastor— 
nos á los enfermos, haciendo la enfermedad de peor condicion y 
retardando su terminacion; yaún más notables perjuicios han 
ocasionado los que sin ser médicos han querido sujetar á todos 
los enfermos á un mismo Órden de alimentos y remedios, abu- 
sando de los purgantes que sin reflexion aplican en cualquier 
estado de la enfermedad, siguiéndose de estos abusos las aege- 
neracioues Ó complicaciones que en muchos casos obser 
Vamos, ] 


244 

Los profesores que hayan atendido á los síntomas generales 
y particulares y á los diversos órdenes de medicamentos anti- 
logísticos, hubrán elegido éstos conforme á aquellos y cunse- 
guido un feliz éxito eu sus curaciones, 

Sea porque la atmósfera continúa en el mismo estado, sin 
haberse puesto en práctica los medios para modificar su accion, 
sea por la multitud de enfermos, ó por una y otra causa como 
es de creerse, ya 20 sólo experimentamos la enfermedad que 
acabo de describir, sino tambien fiebres exantemáticas ó erup- 
tivas y anginas, aunque con ménos generalidad. Estos últi- 
mos morbos han aparecido á fines de Abril y acometido á mu- 
chos que habian padecido ya la enfermedad epidémica cono- 
cida vulgarmente con el nombre de Dengue; continúa afectan- 
do ya á los que hibian sufrido ésta, ya á los que habian teni- 
do, la fortuna de libertarse de ella; en unos se presenta la 
erupcion cutánea, Ó escarlata, desde que aparece la fiebre, 
miéntras que en otros no se observa ésta, sino despues de ha- 
ber cesado aquella. Lo mismo puede asegurarse con respecto 
á las anginas. ) 

Segun observaciones, si esta epidemia no es la misma que 
experimentamos en el año de quince y diez y seis, tiene mu- 
cha analogía. En aquella época perecieron muchos, tal vez 
sacrificados al método Brusiano que generalmente se observa- 
va; en ésta hasta la presente se han salvado casi todos por el 
métudo contrario y están convencidos la mayor parte de los 
profesores de Medicina ser el más adecuado á la delicadeza de 
nuestras fibras y de las demas partes que Constituyen el cuer- 
po humano. 

Si los demas profesores concurrentes, conforme á Jas obser- 
vaciones que hayan hecho en los enfermos que ban tenido y 
tienen á su cuidado, juzgan que esta descripcion es exacta, ten- 
dré la sati-faccion de autorizarla con su aprobacion; y si no, es- 
toy pronto á agregar las advertencias que tengan á bien indi- 
car óalgunas otras observaciones particulares, 

Juzgo tambien que si adoptan las medidas sanitarias pro= 
puestas, y si se aprueban las demas que presenten los profe- 


245 


sores de Medicina concurrentes, deben recomendarse todas 
con energía al Excmo. Sr. Presidente Gobernador y Capitan 
General, para que S. E. se sirva hacerla presente al Excmo. 
Ayuntamiento y todos concurran á su más pronta ejecucion, 
aunque sea con algunos sacrificios, pues todo debe posponer- 
se á los medios de evitar una peste tristísima en este venturo- 
so suelo. Ojalá que mis deseos produzcan los buenos resulta: 
dos que son de esperarse en bien de la humanidad! Habana 
diez y nueve de Mayo de mil ochocientos veinte ocho. —Dr. 
Simon Vicente de Hevia. : 

En la siempre fidelísima ciudad de la Habana, en diez y 
nueve de Mayo de mil ochocientos veinte y ocho, reunidos los 
señores que componen el Real Tribunal del Protomedicato, á 
saber: el Dr. D. Lorenzo Hernandez, Protomédico Regente, el 
Dr. D. Juan Perez Delgado, que lo es segundo, el Dr. D. José 
Antonio Bernal, Protomédico tercero, el Ldo. D. Pedro Mora- 
les, Asesor titular, el Fiscal suplente por enfermedad del pro- 
pietario Dr. D. Fernando Gz. del Valle, Dres. D. Francisco 
Alonso y Fernandez, D. Gaspar Zeferino de los Reyes, D. An- 
gel Cowley, D. Nicolas Gutierrez, D. Domingo Rosain, D. Vi- 
cente Perez y Ldo D. Buenaventura de Luna, D. Antonio del 
Noval y D. Diego Govantes; se abrió la sesion, manifestando 
el Sr. Protomédico Regente el objeto para que habian sido : 
convocados, que era para tratar de las causas productivas de la 
actual epidemia, los medios que eran de proponerse para su. 
más pronta curacion y-evitar sus progresos y degeneraciones, y 
además, de las medidas que debian dictarse para impedir la 
introduccion de otras enfermedades malignas y contaglosas. 
En seguida mandó el Sr. Regente, que el Fiscal suplente Dr, 
D. Fernando Gonzalez del Valle, que asistió por enfermedad 
del único Fiscal Dr. D. Simon Vicente de Hevia, diese lectura 
al oficio de doce del corriente que ditigió el Excmo Sr, Gro-- 
bernador y Capitan General á este Tribunal, y la contestacion 
que con fecha de trece dió el Sr. Regente de acuerdo con el 
Dr. Fiscal, leyéudose además el acta de veinte y ocho de Abril 


246 


del año de mil ochocientos veinte y seis, de que se hacia refe- 
rencia, por expresarse en ella las medidas de policía que en 
aquella fecha reclamó este Protomedicato al Excmo. Ayunta - 
miento por medio del Excmo. Sr. Gobernador y Capitan Ge- 
raros” : 

Concluida la lectura de estos documentos, se siguió con 
la de dos representaciones hechas por el Dr. Fiscal Dr. 
D. Simon Vicente de Hevia; la primera, en que además 
de las medidas de salubridad propuestas en los anteriores 
documentos, presentaba otras que crela eran de la mayor 
importancia; y la segunda, en que da una descripcion exacta 
de la naturaleza de la epidemia actual, sus síntomas, varlacio- 
nes y método curativo, terminando con pedir á los profesores 
concurrentes manifestasen, segun las observaciones hechas en 
sus enfermos , si era ó no conforme la descripcion, pudiendo 
además exponer los particulares que juzeasen convenientes, y 
tambien si eran de su aprobacion ó de absoluta necesidad to—- 
das las medidas precautorias de salubridad propuestas por este 
Protomedicato, esperando de la conocida ilustracion y del in- 
terés por el bien publico, que siempre hablan manifestado los 
profesores de Medicina de esta poblacion, como lo eran los 
Sres. concurrentes, que propusiesen los demas auxilios que 
considerasen oportunos y eficaces á impedir los progresos de la 
enfermedad reinante y en lo sucesivo la aparicion de otras 
tal vez de peor carácter. 

Oido que fué con la mayor atencion todo lo expuesto, des- 
pues de detenidas reflexiones y de haber conferenciado acerca 
de los particulares detallados, no sólo aprobaron y aplaudie- 
ron las medidas presentadas por el Protomedicato, sino que fi- 
jando todos su atencion al excesivo polvo é inmundicias que 
llewan las calles y plazuelas, ya con animales muertos y co- 
rrompidos, ya con excrementos y basuras de la misma naturale- 
za, y ya con las aguas fétidas que á la sombra de la noche se 
arrojan de las tabernas, bodegas, fondas, posadas y accesolias, 
pidieron con particularidad que para evitar los estragos que 
producen en la salud pública las emanaciones pútridas, eran 


247 


de adoptarse las medidas propuestas por el Fiscal Dr. D. Si- 
mon Vicente de Hevia en el párrafo cuarto y quinto de su 
exposicion, exlgiéndose su cumplimiento con toda preferencia 
y energía. 

Que considerando como uno de los agentes principales de 
la enfermedad reinante el excesivo polvo, pedian tambien la 
pronta observancia de lo contenido en el párrafo octavo, y 
además que se hiciese extensivo el riego por cuadrillas á todas 
las calles de este vecindario y extramuros, pues no es posible 
se practique si se confía á los vecinos, en razon á que, con la 
multitud de enfermos, apénas cuentan con los criados necesa— 
rlos para las atenciones domésticas de primera urgencia, y con 
la falta de lluvias, los pozos y algibes se hallan la mayor parte 
Secos. 

Q ie habiendo conocido con anterioridad lo perjudicial que 
hubia de ser á la salubridad publica el depósito de basuras 
corrompidas en los fosos y paseos extramuros de esta ciudad, 
reclamaban el pronto camplimiento de lo indicado en el pá- 
rrafo noveno, prohibiéndose además que se quemen estas basu- 
Tas, como de noche lo practican frecuentemente con grave per- 
juicio del vecindario. 

Que siendo una de las reglas principales para impedir la 
propagación y degeneracion de las enfermedades epidémicas, 
evitar la reunion de muchos enfermos en un mismo punto, y 
estando por desgracia los dos únicos hospitales que hay den- 
tro de la poblacion, debía pedirse al Gobierno se formasen ó 
proporcionasen en extramuros algunas posesiones de Capaci- 
dad en parajes ventilados y distantes unas de las otras, para 
que la multitud de enfermos que existen en el dia en el Hos- 
pital Real de San Anbrosto y en el de Caridad de San Juan 
de Dios se repartan en aquellas posesiones, pulieudo entónces 
dárseles mayor ventilacion. 

Y á fin de que toldo el público se satisfaga del decidido in 
terós que tanto los individuos que componen el Real Tribunal 
del Protome dicato como todos los demas profesores de Medi- 
cina de esta ciudad tienen en favor de la conservacion de su 


248 


salud y en evitar la aparicion de cualquiera enfermedad pesti- 
lente y contagiosa que fuera destructora de su esplendor y 
gu riqueza, exigían unánimemente la publicacion no sólo de 
esta acta, sino de los demas documentos á que se contrae, y 
fueron leidos, dándose de todo cuenta Inmediatamente al 
Excmo. Sr. Presidente Gobernador y Capitan General á los fi- 
nes consiguientes. Con lo que se concluyó la sesion,—que fir- 
maron los Ss. Protomé.licos, el Fiscal suplente con el Asesor, 
de que doy fé. 

Tambien se dió lectura en la junta al dictámen particu— 
lar que por escrito remitió el Dr. D. Nicolas Vicente del 
Valle, proponiendo varias medidas de salubridad; y se acor- 
dó fuese agregado al expediente formado, lo mismo que los 
oficios dirigidos por varios profesores de Medicina en contesta- 
cion á la convocatoria y en que manifestaban que no asistían á 
la junta por hallarse enfermos. 


DeL EucaLyprus GLOBULUS Y DE SU IMPORTANCIA BAJO LOS PUNTOS DE 
VISTA MEDICO, INDUSTRIAL, AGRICOLA Y FORESTAL. — MEMORIA INAU= 
GurRAL DEL Dr. D. José Rocamora.—(Sesion del 11 de Junio 
de 1876.— V. Anales, t. XI, pág. 111). 


Los progresos que ha hecho la Botánica en el transcur- 
so de un siglo son uno de los más grandes legados que se 
deben al renacimiento científico del silo XVL Desde la 
época en que el discípulo de Aristóteles, Teofrasto, sólo regis- 
traba en su Historia de las plantas trescientas de éstas útiles, en- 
tre la inmensidad que constituyen el Reino vegetal, hasta que 
el genio creador de Linneo formó el primer estudio racional 
de la Botánica con su inmortal clasificacion, abarcando en-sus 
veinte y tres clases millares de millares de vegetales, vese 
enorme distancia recorrida casi toda en un período de poco 


249 


más de 200 años. Impreso el impulso por este gran naturalis— 
ta, ampliábase en nuestro siglo tan importante estudio, cabién- 
dole á Decandolle la gloria de terminarlo con su perfecto mé- 
todo natural que, demostrando la aualogía entre los caracté— 
res y las propiedades, dejaba sentado como base irrefutable el 
enlace que existe entre los séres vegetales, constituyendo 
agrupaciones hermanadas bajo principios naturales, cual los 
individuos del Reino animal. 

Estos heroicos esfuerzos de los botánicos y los remotos des- 
cubrimientos de exploradores viajeros, escudriñando las más 
lejanas regiones de nuestro globo, han formado un catálogo de 
séres y productos vegetales que constituye la riqueza de la 
Medicina y la Farmacia en los ramos de la Materia farmacéu- 
tica, la Química orgánica, la Terapéutica y la Miteria médica. 

Hoy el descubrimiento de una especie, de una variedad ve- 
getal, constituye un triunfo para la ciencia; asi es que, apénas 
lanzado un nuevo individuo á la arena de la investigacion, 
se le inquiere, se le arrebata toda la parte útil y ap!icable, 
extrayéndosele en su forma primitiva, ya de sus Órganos, 
y desus moléculas, en más ó ménos complicadas prepara— 
clones. 

Como consecuencia de este principio, la aparicion de un 
género de vegetales de la familia de las Mirtáceas ha sido 
considerada como una conquista científica, cuya gran importan- 
cia me ha incitado á tomarlo como tema de mi pobre trabajo, 
cumpliendo con ello un precepto reglamentario; pero sin aspi- 
raciones y sin título de ninguna especie, confiado tan sólo 
en vuestra benevolencia, que como cualidad inseparable del 
talento me da aliento y confianza bastante, y bajo este apoyo 
paso á ocuparme de la más notable especie del nuevo € impor- 
tante género de los Eucalyptus y cuya especie es el Eucalyptus 
globu'us, 

EucaLterus cLoBuLus.—( La Billaditre.)—Blue Gum de los 
ingleses. —AÁrbol de la la Culentura de Espuña:-—Bajo todos 
estos nombres es covocida la más interesante especie del géne- 
ro Eucalyptus de la primorosa familia de las Mirtáceas. 

T, XvVII.—32. 


250 


La importancia que este vegetal tiene bujo el punto de vista 
médico, industrial, agrícola y forestal, la originalidad de sus 
condiciones fisiológicas, de sus aplicaciones á la Terapéutica, 
de sus elementos para la Farmacia y de las ventajas que está 
llamado á prestar á la Higiene y á la repoblación de bosques y 
arboledas es tal, que bien merecen que demos una rápida ojea- 
da 4 esta original planta, estudiándola bajo sus diversas fa- 
ces, investigando hasta su historia en la extension que la ín= 
dole de este trabajo nos permite. Rico de más de ciento cin- 
enenta especies, el vasto género Eucalyptus es uno de los tipos 
que mejor lleva el sello del pais de su naturaleza, la rica 
Australia, país el más original del mundo en cuanto á sus pro- 
ducciones naturales. 

El país en que las pepitas de oro pesan algunas arrobas: el país 
en que son los cisnes del color del azabache; en que mamiferos 
como el ornitorinco y el equidneo confinan con los vertebrados 
ovíparos; el país que mereció que el portugués Padre Co- 
rrea de Serra calificara su region vegetal de Flora del baile 
de máscaras; ese pais tenía que ser la patria digna de la origi- 
nal especie de que me Ocupo. 

El descubrimiento de este árbol es debido á La Billadiére 
en el viaje que con otros sabios dió en el año 1781, por órden 
de la Asamblea francesa, en pos de los ¡ignorados restos del gran 
navegante La Perousse, 

Compañero de La Billadiére fué en aquella expedicion el bo- 
tánico y naturalista Riche; pero éste muere de las fatigas de 
aquel penoso viaje y del pesar de haber perdido gus magníficas 
colecciones. 

La Billadiére, conocido ya por un notable viajeá Siria, tra- 
jo de las tierras Australes y de las de Van Diemen preciosos 
documentos, y en la relacion de sus viajes se encuentran 
los pormenores del descubrimiento del Eucalyptus y la prue- 
ba de que había sabido con rara sagacidad adivinar los emi: 
nentes servicios que podia prestar en el porvenir este árbol,- 
sobre todo en su aplicacion como madera de construccion 
naval. 


251 


- En aquella fértil tierra, en donde es indígena el Eucalyptus, 
varias de sus especies son árboles verdaderamente gigan- 
tescos. : ; 

Hase medido, dice M. F. Muelber, un Zucalyptus colosea, 
6 karvi de los indigenas, de cerca de 122 metros de altura; unos 
Eucalyptus amyadalinus de ciento veinte y ocho y hasta ciento 
cuarenta y ciuco metros; y el tamaño de otros individuos de 
la misma especie ha sido estimado en 500 piés ingleses (152 
metros). 

Como términos de comparacion tenemos la veleta del cim- 
borrio del Monasterio del Escorial, de 109 metros de altura; 
la Giralda de Sevilla de 102 metros; la cúpula de los inváli- 
dos, de 103 metros; la aguja de la Catedral de Estrasburgo, de 
142 metros; y en fin, la más alta de las construcciones existen- 
tes, la gran pirámide de Cíos, de 146 metros de altura. Se com- 
prende, pues, que el -Excalyptus amyedalinus podia abrigar 
con su sombra la cumbre de la alta pirámide egipcia, y mucho 
más la de los demas monumentos europeos. 

Los más altos pinos, entre ellos los célebres Wellingtonia 
gigantea, del distrito de Calavera en la Sierra Nevada de Cali- 
furnia, miden 764 98 metros. 

El más grueso de estos colosos vegetales no pasa de 8'664 
ms. de diámetro, miéntras que un Eucalyptus gigantea me- 
dido en Tasmania no bajaba: de 9154 ms. de diámetro cerca 
del suelo y 3'664t ms. al nacimiento de las primeras ramas, es 
decir, á unos 70 metros del suelo; siendo la altura toral de este 
gigantesco árbol, de 9150 ms, desde la superficie al suelo, 

_S.-gun cálculo aproximado, se desprende que semejante ár- 
bol hubiera podido producir un peso total de 446,886 kilógra. 
mos de madera, ó sean más de 446 tonelad:.s. 

Aunque por lo general no Jlega 4 tan vastas propor 
ciones el Eucalyptus globulus, no deja por eso de ser uno 
de los más grandes árboles silvestres de la Autralia y aún del 
mundo. : 

El tronco de este Eucalyptus da inmensas tablas, de las cua- 
les se han visto bastantes muestras en las grandes exposicio- 


252 


nes del mundo. En la Exposicion de Lóndres de 1862 se pre- 
sentó una tabla que medía 22 metros de largo por 350 ms, de 
ancho en toda su longitud, con un espesor prop orcionado. 
La Autralia deseaba mandar una tabla de 51 metro s de largo, 
con un ancho proporcionado; pero tuvo que desistir del pro= 
yecto por falta de un buque capaz de poder adwitir en tan 
larga navegacion un objeto de ta maño estorbo. 

Más bien hubieran podido hacer entrar «aquella inmensa 
mole de madera en la misma construccion del buque, toda vez 
que la marina inglesa y sobre todo la marina colonial de 
Australia empieza á dar gran mérito á esta madera bajo el 
triple punto de vista de la solidez, la suavidad y la dureza. 
Los mejores balleneros que surcan las mures de la América 
del Sur, escribe Mr. Rancel, son los de H obart Town, y 
gozan de gran fama sus quillas hechas á toda prueba con el 
Eucalyptus globulus. 

Por un privilegio tan raro como inaudito, la madera del Eu- 
calyptus es una de las que combinan la densidad en la textu- 
ra con la rapidez en su crecimiento. Es sobre todo rápido 
éste en los primeros años; pero conserva esta propiedad por 
bastante tiempo, viniendo á estacionarse en el sentido de su 
altura solamente á los 80 años de edad; despues de esta épo- 
ca los troncos, en lo general muy derechos, se desarrollan úul- 
camente en diámetro. 

Compacta y tenaz la madera del Eucalyptus, debe á la pre- 
sencia de materias resinosas una especie de incorruptibilidad 
que le permite por largo tiempo el contacto del agua salada, 
así como tambien resiste inalterable Ja humedad del suelo, 
siendo muy útil para toda clase de construcciones y sobre to- 
do para travesaños en los ferro-carriles. 

La dureza de la madera de este vegetal hace que se reco- 
mieude para la carena de buques, construccion de puentes, 
muelles y viaductos. | 

Las condiciones especiales de la agricultura en esta Isla 
han llevado la tala de montes con rapidez tal, que hoy no só- 
lo se carece ya en dilatadas comarcas de bosques aptos para 


253 


el combustible de que tanto necesita la industria azucarera, 
sino que hasta han modificado las condiciones meteoroló- 
gicas, dependientes de la vegetacion, alterándose el equilibrio 
atmosféric» que favorecen las lluvias periódicas y oportunas, 
que tan indispensables son no sólo para la misma produccion 
agtícola, sino para la higiene en general, 

Mucho se La escrito y mucho se ha hallado por eminentes 
prácticos y escritores amantes del progreso y bienestar del 
país, tratand» de repoblar nuestros campos abandonados hoy, 
y + por la depauperacion de sus terrenos, ya por la necesidad 
de vastos potreros de crianza; y este difícil problema, cuya 
mayor d ficultad pende del tardío crecimiento de los árboles 
de uplicacion y utilidad, queda resuelto por la aclimatacion 
de los Eucalyptus y muy en particular de la especie Globulus. 

La siembra de este «riginal árbol es no sólo de gran utili- 
dad para los interesan'es fines que luégo veremos, sino que 
se | resta al nismo tienpo al cultivo de prados, cubriéndolos 
husta done se quiera de benéfica sombra. 

La industria fabril de lanerías pasaría hoy por enorme crí- 
sis, $1 la Australia no hubiese cubierto con su inagotable vene- 
ro de materia prima á la fabricacion europea. Hoy la Aus- 
tralia es el mejor y más vasto criadero de toda clase de gana- 
dos, pro luciendo la más rica y preciosa lana en cantidad tal 
que surte á casi todos los mercados forales de Europa. Esta fa- 
bulosa crianza, que requiere especiales circunstancias en sus 
pastos, se consigue en las australes comarcas á expensas de los 
inmensos bosques de Eucalyptus que constituyen dilatados 
prados, que denominan ellos open Forest. 

Que:la sin embargo una cuestion importante por resolver, y 
es la de la posibilidad de aclimatacion del Eucalyptus en este 
suelo, Aparte de que sólo la práctica puede resolver de 
una manera positiva este importante asunto, los estudios he- 
chos por Lambet, Muelber, Gimbert, Cordier, el Conde 
Mayar de Marrafí y otros, tratando de cubrir las llanuras de 
la Argelia y del Egipto de dilatadas selvas, indican la gran 
probabilidad que tiene esta fértil parte de América de repo: 


254 
blar sus talados campos de frondosos bosques, de agradables 
selvas y de una arboleda que sea, al mismo tiempo, un auxl- 
liar para las necesidades de la Industria, un elemento de gran 
importancia para la Higiene y para la Medicina. 

Ante los estudios hechos por los autores citados, ninguna du- 
da debe cabernos acerca de la posibilidad de vida que tenga 
en este país el nuevo vegetal de que me vengo ocupando. 

Es sabido que la imposibilidad de aclimatarse un vegetal 
en paisextraño al de su naturaleza, consiste no tan sólo en las 
condiciones geológicas de la localidad, sino muy principal- 
menute en su posicion geográlica, cuya influencia estriba en las 
diferencias de latitud, que son las que imprimen Jos grandes 
cambios atmosféricos á las diferentes regiones del globo, cam- 
bios que hacen imposible en unos puntos la vida de los vegeta: 
les procedentes de otros. Afortunadamente la Isla de Cuba 
no puede abrigar temor alguno por esta circunstancia, pues lo 
mismo Cuba que Australia, cada una en su hemisferjo, se ha- 
llan respectivamente dentro de la línea de los dos trópicos. 
Colocada la primera dentro del trópico de Cáncer, entre los 
19 y 23 grados latitud Norte próximamente, y la segunda 
atravesada por su mitad por el trópico de Capricornio, que- 
da su parte Norte dentro de la region tropical. Así es que 
colocada la grande isla de la Occeanía entre los 21 y 39% de 
latitud Sur, se desprende que la posicion geográfica de ambas 
localidades es casi una misma. 

Pero si á pesar de estas circunstancias tan positivas pudié- 
ramos abrigar algun temor, el resultado práctico que en bri- 
llante experimento se ha tocado en nuestran acion nos disipará 
toda duda y todo temor, 

En efecto, eu Valencia la aclimatacion en grande escala de 
este hermoso vegetal ha sido de tan felices resultados, que hoy 
los desdichados habitantes de una de las comarcas inmediatas 
á la capital citada bendicen al Eucalyptus, apellidándole El 
Arbol de la Culenlura. Valencia, la más hermosa proviucia 
de nuestra nacion, Valencia llamada muy propiamente el jar 
din de España, Valencia tiene á muy pocos kilómetros de. su 


255 | 

hermosa capital el lago de la Albufera, que si bien es la fértil 
comarca productora del arroz más apreciado del mundo, es en 
amblo, por esa misma produccion y por las condiciones de sus 
terrenos bajos, y pantanosos, terrible manantial de miasmas pa- 
lúdeos que sólo briudan a los infelices labradores y jornaleros 
de aquella comarca las ficbres intermitentes que precipitan su 
existencia, aniquilando su economía. 

Yo he visto aquella hermosa comarca, aquella pintoresca 
laguna Cou sus miles de aves acuáticas y sus frondosas riberas 
de arrozales; pero he visto tambien á sus desventurados habi- 
tantes arrastrando una vida de demacracion, atonía y aniqui- 
lamiento, condenad »s cual en un infierno anticipado á respirar 
una atmósfera palúdica y miasmática. Allí pues se han 
transportado los Eucalyptus de la Australia y allí ban tomado 
carta de naturaleza con su exuberante crecimiento, exhibiendo 
á los infelices moradores de la Albufera sus portentosos fenó- 
menos fisiológicos y brindándoles los higiénicos y saludables 
resultados que veremos más adelante, lo que le ha valido el 
significativo nombre que dejo indicado, 

Quedan simplemente las condiciones del terreno, sus cir— 
cunstancias especiales y su composicion química, para resol- 
ver de una vez la posibilidad de alimentacion de este vegetal 
en una region dada. 

Bajo el punto de vista del saneamiento y de la rapidez en 
el crecer, parecen más adecuados y de preferencia los terre— 
nos bajus, pantanosos y calientes. Pero, segun irdica Muel- 
ber, en suz selvas naturales vegeta tambien el Eucalyptus en 
terrenos pobres y secos. 

Ernesto Lambert, inspirado en la experiencia de seis años 
de práctica como inspector de aguas y busques de la Aryelia, 
hablando de este particular dice: 

“El Eucalyptus globulus vive más ó ménos perfectamente 
en todos los terrenos, llegando á subsistir hasta en los más 
pobres; otros autores han significado que rehusa absolutamen- 
_telos suelos calcáreos. Yo siempre he creído que este árbol 
no se desenvuelve con su prodigioso crecimiento, adquiriendo 


256 


al mismo tiempo una extrema dureza, sino con la condicion 
de poseer una perfecta nutricion asi en el suelo como en la 
atmósfera, siendo por lo tanto necesario que encuentre un te- 
rreno fértil, muy fácil al movimiento de sus raices y muy 
á propósito en sus ayentes atmósfericos.” 

Cita despues el mismo autor varios ejemplos en apoyo de 
su teoría y termina diciendo: “En resúmen, el Eucalyptus de- 
muestra una preferencia muy pronunciada por los terrenos ar- 
cillo-siliceos, una incompatibilidad absoluta por los terrenos 
salinos, y en cuanto á los calcáreos una repulsion que, si no es 
extremada del todo, es lo suficiente para no aconsejar el culti- 
vo en tierra absolutamente de este carácter.” 

Finalmente y supuesto que la práctica es lo que nos ha de 
dar el fallo ejecutorio en cuestion tan positiva, añadiré que los 
ensayos que en corta escala se zan hecho por los que, amantes 
del verdadero progreso de este país, han extendido á él la pro- 
creacion de este vegetal, han obtenido brillantes resultados. 
Puedo citar como puntos donde se hallan ya vegetando en 
mayor ó menor escala estos benéficos árboles las fincas de los 
dignos hacendados D. Juan Poey, D. Pedro, Lamberto Fer- 
nández y señor Marqués de Casa Calderon. Los ensayos 
practicados no sólo han demostrado lo favorable de este suelo 
para la vegetacion del Eucalyptus, sino que han determinado 
que la especie Globulus es la que con preferencia se adapta 4 
las condiciones meteorológicas, fisiológicas, y geográficas de 
esta Isla. 

Como punto de partida puedo decir que este vegetal resis- 
te las sequías más fuertes y se aprovecha de las lluvias de to- 
das las estaciones en todas aquellas partes en donde las con- 
diciones climatológicas le permiten vegetar duraute tolo el 
año sin interrupcion. 

Esta admirable continuidad de vegetacion es la que expli- 
ca la fabulosa rapidez del Eucalyptus en crecimiento. Cuan- 
do las raíces encuentran un terrenosfresco y feraz, la medila 
del crecimiento en los individuos nuevos puede llegar á 050 
centímetros al mes. 


257 


En la ciudad de Cautués, despues de un año de semillero, 
arbolitos sembrados convenientemente en Mayo llegaron á 6 
metros en el inmediato Diciembre. Este es el general creci- 
miento en el primer año; al segundo puede considerarse el de 
Jos mismos 6 metros; y despues del tercer año va disminu- 
yendo esta impulsion, pero queda siempre bastante fuerte 
para que siembras como las de los hermanos Huber, hechas en 
1857 en Hiéres, diesen en 1872 árboles de más de 25 metros 
de altura en sus individuos. 

Hemos examinado el Eucalyptus globulus bajo los dife- 
rentes espectos de aclimatacion, fenómenos de vegetacion y 
aplicacion á la industria; vamos ahora á estudiarlo bajo otras 
no ménos interesantes EE bajo sus condiciones higiénicas, 
gus caractéres botánicos y sus útiles aplicaciones á la Medi- 


cina. 
Arbol de la A es el nombre que, como llevo 


dicho, ha merecido el Eucalyptus del pueblo de Valencia en la 
parte de la Albufera en donde este exótico vegetal ha toma- 
do ya carta de ciudadanía; y tal nombre traduce perfecta- 
mente la creencia general que aquellos agradecidos habitan- 
tes tienen en las propiedades que dicho árbol posee contra las 
fiebres palúdeas. 

Dos modos hay de combatir los efectos de la accion palú- 
dica constituida por lo general en afecciones endémicas. En 
primer lugar se las puede atacar preventivamente, obrando 
sobre sus causas con el saneamiento del pais á beneficio de 
grandes plantaciones de estos árboles; y en segundo lugar, 
combatiéndolas directa é individualmente por medio de los 
productos de este vegetal, - siendo ésta la aplicacion terapéuti- 
ca del Eucalyptus. 

Antigua y vulgar es ya la observacion de que son muy su— 
ludables los países en donde este primoroso árbol se encnen— 
tra en bosques naturales; pero pudiera atribuirse el hecho á 
las propias condiciones climatológicas de la region donde ve- 
_geta. 

Mr. Ramel, sin más datos tal vez que su pasion por este 

T. XvIn.—33, 


258 


“su favorito árbol, fué el primero que adivino las ventajas sa— 
lutíferas del Eucalyptus. Esta fué la primera nocion de la 
accion higiénica de este árbol, accion'en un principio confusa 
y póco razonada, pero que fué fortaleciéndose á medida que 
á esta sencilla presunción trajeron irrecusables pruebas las 
plantaciones del “Blue gum” en los terrenos pantanosos del 
globo. Se cita en primer lugar el Cabo de Buena Esperanza, 
en donde llevado por colonos de Victoria y Nueva Zelandia el 
árbol australiano, ha hecho saludables las posesiones más en- 
fermizas de aquel país. 


La observacion se hizo luégo en España, en donde nicolas 
cido el Eucalyptus por los cuidados de la Sociedad de Aclima- 
tacion, prosperó el interesante vegetal en las provincias de 
Cádiz, Sevilla, Córdoba, Valencia y Barcelona. 

Córcega y Argelia, en sus comarcas pantanosas, han dado 
nuevas pruebas del hecho con observaciones tanto ménos sos- 
pechosas, cuanto que provienen de notables médicos, entre 
otros el Dr. Corlotti. 


Por dos causas combinadas se puede explicar la innegable 
accion sanitaria de las siembras del Eucalyptus:—primero, 
por el simple efecto del desagiie producido por la potente 
succión de las raíces y la exuberante exhalacion de las hojas; 
luégo, por las emanaciones balsámicas esparcidas con profusion 
en la atmósfera por las partes superiores del árbol. Estos 
efluvios, que tienen como base volátil un aceite esencial, 
pueden obrar en el organismo á título de excitante general; y 
sabido es como favorece á la higiene en general una atmósfera 
de este género: —por ejemplo, las emanaciones arómaticas de 
las coníferas son ventajosas á la salud y de efectos curativos 
para las enfermedades de las vías respiratorias, obrando muy 
favorablemente sobre todo estado de debilidad en la que esté 
indicado el tratamiento tónico excitante. 

Mr. Gubler piensa que la esencia volatilizada del Eucalyp- 
tus puede tener muy bien una accion directa y destructiva 
sobre los gérmenes desconocidos que parecen inherentes á los 


259 


miasmas palúdeos, gérmenes que segun algunas recientes ' 
teorías no son otra cosa que algas microscópicas; y segun 
otros, esos gérmenes forman parte de la teoría todavía mal de- 
finida de los séres organizados, ya sean micrófitos, ya sean 
microzoarios. Sea lo que fuere de estas hipótesis, lo que es 
innegable es la influencia higiénica del Eucalyptus obrando: 
poderosamente en la atmósfera. 

Y tanta verdad es el hecho bajo el punto de vista de la ex- 
periencia, que se recomienda esta especie en todos los países 
donde las fiebres ejercen su letal influencia. 

Sin ser propiamente dicho un anti periódico como las qui- 
nas, por la opinion de respetables profesores el Eucalyptus es- 
un remedio eficaz contra un gran número de fiebres intermi. 
tentes. Desde 1863 Ramel, aunque ajeno á la Medicina, pre- 
vió que tal debia ser la accion patológica del árbol al cual 
atribuia casi por intuicion la envidiable- salubridad de la 
Australia Meridional. 

En el mismo año, encontrándose dicho Sr. en Valencia para - 
visitar á sus amigos los hijos de los australianos Eucalyptus, : 
decia 4 Ed. Wilson, enseñándole unos arrozales pestilencia-'; 

_ les, 4 los cuales no habia llegado todavía la plantacion de los: * 
exóticos árboles: “Allí está el nido de Jas calenturas que de=- * 
solan al país; allí está el lugar para el Eucalyptus, que debe 

sanearlo.” 

Dos años despues el conocido horticultor Robillart, estable- 
cido en Valencia, visitaba el Museo de Paris, en donde New. 
mann, su maestro de horticultura, le mostraba el Eucalyptus -* 
globulus como una novedad. “¡Una novedad esto! le contes-: 
tó aquél, será novedad para vosotros los parisienses, no” para 
los paisanos de Valencia;” allí, éste es ya el árbol popular *- 
contrá-las'calenturas, y tan conocido es, que se roban las ho“** 
jas.como si fuesen santas reliquias, en términos que en un jar -- 
din público de aquella poética y oriental ciudad ha sido nece-- 
sario poner guardias al árbol de la calentura para ia 
que sea completamente deshojado. o 

Demostrada la importancia que á la higiene y 4: la did 7 


260 


tura presta este vegetal, pasemos ahora á estudiarlo en sus 
condiciones botánicas y farmacéuticas. | 

Perteneciente á la familia de las Myrtaceae el Género Buca- : 
lyptus L. Heritier, presenta entre sms numerosas especies la 
E. amygdalinus, E. gigantea, E. maximus, E. globulus y otras; 
pero concretando nuestro estudio al Eucalyptus globulus, 
La Billadiére, diró que es éste un árbol cuyas dimensiones y 
altura dejo ya descritas en el curso de este trabajo. Es esbelto, 
y sus ramas, que siguen las ventajosas proporciones de creci- 
miento del tronco, tienen una posicion particular en sus hojas 
de modo que éstas le dan una forma singular y original que 
permite el paso del sol á traves de todo el vegetal como á tra-. 
ves de una espesa cortina de encaje. 

Sus ramas, cuando tiernas, son cuadrangulares y tienen cua- 
tro ligeras alas membranosas á lo largo. Sus flores presentan 
el tubo del cáliz trasovado-elíptico ó globoso y el limbo uni- 
do superiormente, formando una especie de tapadera llamada 
cúpula, que cubre á los demas verticilos y se separa en forma 
de opérculo para ponerlos de manifiesto despues de la flores- 
cencia; la corola tapiza la pared interior del cáliz, los estam- 
bres son numerosos y el ovario no contrae adhesion con el re- 
ceptáculo; éste, despues de la fecundacion y maduracion, se 
abre por tres ó cuatro puntos en la parte extrema. 

La semillas son numerosas, sumamente pequeñas, oscuras, 
rugosas y de forma irregular. Las hojas de este vegetal son 
la parte más estimada; son éstas coriáceas, de-color verde os- 
euro en el limbo y verde pálido en el enves, en cuya region 
tienen un polvillo garzo y numerosos puntos glandulosos; las 
inferiores en las ramas son opuestas, sentadas y aún semiabra: 
zadoras aovado-elíptico-acorazonadas; las inmediatas superio- 
res, Ó de la region media, tienen penacho corto y limbo elípti- 
co lanceolado, son tambien opuestas; y las más superiores son 
alternas, tienen peciolo hasta de 0'03 centímetros, y el 
limbo lanceolado y lampiño. Los pedúnculos son axilares, 
muy cortos y unífloros. El olor de las hojas muy intenso, 
mucho más que el de las flores, es aromático, tiene,algun pa- 


261 


recido con el del alcanfor; y el sabor es algo astringente y 
participa de las condiciones del olor. 

Empleadas de algunos años á esta parte en Europa han pro- 
ducido, segun he dicho más arriba, muy buenos efectos; su 
reputacion sigue creciendo; su uso es, segun veremos luégo, 
en diferentes formas de prescripcion; y sus resultados han he- 
cho que se dé al vegetal productor el nombre ya expresado 
de Arbol de la calentura. Por esta cualidad se le considera 
hoy dia como un febrífugo de importancia. 

Además de estas cualidades antiperiódicas, las hojas tienen 
otra nueva aplicacion, señalándose como desinfectantes y anti-. 
sépticas contra las llagas. En este caso obran á la vez como 
tónico astringente por su tanino y de estimulante por su 
aceite esencial. Al exterior, como tópico, dichas hojas acele- 
leran la cicatrizacion de las lieridas. 

La perfumería ha esclavizado tambien al nuevo vegetal; 
así es que la esencia del Eucalyptus ha entrado ya en el do- 
minio del tocador, formando vinagres aromáticos y alcoholes 
perfumados; y llevado ya en alas de la caprichosa moda, se 
ha introducido en el laboratorio de la confitería, asi es que 
Ramel lo ha empleado ya en dulces muy agradables. 

Ante las relevantes propiedades de este vegetal, la Química 
no podia permanecer indiferente, y supuesto que así invadía 
_ el terreno curativo con efectos asaz notables, pero con princi- 
pios desconocidos, los químicos investigadores trataron en se 
guida de escudriñar los agentes medicamentosos del nuevo in- 
dividuo, y el Dr. Gimbert, reasumiendo los trabajos analíticos 
practicados hasta la fecha, nos presenta dilatados estudios, 
en los cuales demuestra los efectos fisiológicos de los elemen- 
tos activos del Eucalyptus y el lugar que en la Terapéutica 
deben ocupar estos agentes despues que la Farmacia, con su 
poderoso auxiliar la Química, presenta sus operatos á la Ma- 
teria médica 

Segun dicho Dr. Gimbert, preocupados los profesores quí- 
micos únicamente de la accion febrífuga de esta planta, bus- 
caron en la hoja, el tronco y la corteza un sucedáneo á la 


262 


quinina. Entre éstos deben citarse Lusiané, Vauquelin, Re- 
gulus, Corlotti de Ajaccio y Weber de Montevideo. Estos 
profesores nada obtuvieron bien definido; sus experimentos 
habian tenido por objeto la investigacion de un principio 
demostrativo productor de una virtud aislada del vegetal, y no 
hallaron una solucion positiva. Otros ménos exclusivistas, 
teniendo en cuenta los caractóres botánicos de la familia de 
las Mirtáceas, el aspecto particular de las hojas, su olor, y la 
probable existencia de un producto ya formado contenido en 
las pequeñas vesículas, comprendieron al instante que la com- 
posicion orgánica del vegetal era complexa, pero que su prin- 
cipio medicamentoso era la esencia naturalmente formada en 
la planta. 

En 1865 Ardison presentó ya esta esencia, así como tan- 
bien las resinás que la acompañan. Y el Dr. Adrien Sicard, 
ignorando estas investigaciones, consiguió por su parte tam. 
bien idénticos resultados. El encontró en la esencia del Euca- 
lyptus, que segun suponian tiene algun parecido con la esen- 
cia de espliego, una goma de color azul índico, amarga y estip- 
tica, y dos materias colorantes. En Marzo de 1870 el famoso 
Mr. Clooes, químico profesor del Museo de Paris, presentó el 
resultado de sus investigaciones. En una brillante memoria 
anunció que el Eucalyptus estaba compuesto de clorofila, ce- 
lulosa, aceite esencial, resina, tanino, y sales calcáreas y alca— 
linas. 

Estas investigaciones hechas por tan hábil químico vinieron 
á4 dar valor á los resultados obtenidos por los dos autores cita. 
dos, pudiéndose decir han determinado la composicion exacta 

_del Eucalyptus; y Mr. Debray en 1872, con una importante 
memoria dirigida á la Academia de Ciencias de Paris, no hizo 
sino confirmar el precedente análisis, así como Mr. Rabuteau- 
Con los trabajos de estos autores se ha visto que el Kucalyp- 
tus no contiene alcaloide alguno, que la esencia es su prinet 
pio importante, que las gomas, los taninos, las materias colo- 
rantes representan su papel como agentes auxiliares. 

Todos los efectos que la planta administrada naturalmente , 


263 


puede producir, se consiguen de la misma manera si se reen 
plaza el vegetal por la esencia, y de aquí que el mentado autor 
Gimbert diga que sea éste el verdadero agente terapéutico del 
Eucalyptus globulus. 

Pasemos ahora á examinar los diferentes principios señala. 
dos por Mr. Clooes: 

1.2 Tanino.—El tanino por sí solo no daría al Eucalyp. 
tus un lugar especial eu la Terapéutica, se encuentra en 
gran número de especies vegetales; sin embargo, asociado 
en la hoja con la esencia y las resinas, adquiere nuevas pro- 
piedades que dan al medicamento su importante virtud 
tónica. : 

Mr. Debray ha extraido un 15'25 centígramos por 100 de 
este producto de las hojas secas, y un 1725 centígramos p.S 
de las frescas. Este tanino precipita en negro las sales de 
hierro y se aproxima mucho al de la nuez de agalla, 

En las preparaciones farmacéuticas hace el papel de tónico: 
en la industria da á las hojas una apreciable propiedad cur— 
tiente. Es digno de notarse, como dice Moillart de Marrafí, 
que el tanino existe en enorme proporcion en los Eucalyptus 
de Egipto. 

22 Resina.—La resina existe en la sustancia leñosa del 
vegetal y en la superficie de sus hojas; basta frotar entre los 
dedos una ramita Ó una hoja para demostrar su presencia. 
En efecto, estos Órganos se cubren de una susiancia pegajosa y 
y crugiente, que no es otra cosa que la resina. Esta ha sido 
muy particularmente estudiada por el Dr. Sicard y el Sr. De- 
bray. .Su color es de un blanco amarilloso que pasa á rojo 
por la accion del aire y de la luz, presenta un sabor aromáti- 
co agradable, dulce al principio, pero amargo y estíptico al 
poco rato. 

Las propiedades de esta resina, que parecen poco 'impor- 
tantes al interior, son muy útiles en el tratamiento exterior de 
llagas 'atónicas. 

32 Esencia de Eucalyptus 6 Eucaliptol.—Este nombre se 
el que ha dado el Sr. Clooes á la esencia purificada del Euca— 


264 


lyptus; y esta preparacion, la más importante y que resume 
todas las propiedades medicinales del Eucalyptus, cree el Dr. 
Gimbert que meréce se le reserve un lugar especial al frente de 
las aplicaciones clínicas. 

Queda demostrado segun Gimbert que la esencia del Euca- 
lyptus es el agente propio de la especie blue gum y que sin ella 
no tiene esta planta derecho alguno á ocupar un lugar nota- 
ble en la Matería médica. Y éste, segun el referido autor, 
será el agente antiséptico por excelencia, será el agente anti- 
catarral de los pulmones, de la laringe y de la vejiga. Ella 
es la que aparece como el verdadero antiperiódico de la fiebre 
y la neuralgia intermitentes Q%. ¿Será tal, se pregunta el Dr. 
Gimbert, que se deba abandonar el empleo de los demas prin- 
cipios que se dejan estudiados? "Tenemos, se contesta el mis- 
mo, sobrada experiencia del nuevo medicamento para soste- 
ner semejante idea. En algunos casos el Eucalyptus en esta- 
do natural debe ser prescrito con preferencia y á causa de la 
variedad de los agentes tónicos que contiene. Mas en mu- 
chos otros el Eucaliptol llena el mayor número de indicacio- 
nes. 

La esencia de Eucalyptus purificada, que es 4 la que ver- 
daderamente llama Eucaliptol Mr. Clooes, es un alcanfor li- 
quido en el cual la fórmula atómica es C% H” O? Se en- 
cuentra en todas las partes del vegetal, pero en mucha más 
abundancia en las flores y en las moja que la contienen en 
orandes proporciones. 

Mr. Clooes ha encontrado que: 

En 100 kils. de hojas frescas hay 2 kils. 75.cs. de esencia 
DO 5 secas ic ds 05 y 
LO ,, medio setas, 6 ,  ,, a 
Esta última cifra sin embargo la creo exagerada, y tanto 

más lo es cuanto que Mr. Ardison, que desde del año 1865 se 
viene ocupando en la extraccion ds este producto, no ha podi- 
do obtener más de 2 pS de esencia aún en el otoño, época 
del año en que más cargadas estan las hojas. Los destiladores 
del mediodía de Francia y en particular el mentado Mr. Ho- 


265 


noré Ardison, el cual ha sacado preciosos perfumes del Eu- 
calyptus, rara vez llegan á esta última cantidad, que áun así 
parece excesiva. 

El procedimiento comun de extraccion es la destilacion á 
fuego directo; con ésta se obtienen dos productos importantes 
que son: la esencia, y el agua destilada que contiene notable 
cantidad de Eucaliptol. 

La esencia bruta es un líquido algo verde ó bien sin color, 
exhalando un fuerte olor aromático, el cual ha sido comparado 
por algunos al olor del alcanfor de la esencia de espliego, de 
mirto ó derosa. Esta gran variedad de olores es fácil pro-- 
venga de que los fabricantes destilan mezcladas las hojas de 

varias especies de Eucalyptus. El Eucalyptus globulus da 
sin variacion un producto en el cual un olfato ejercitado rota 
el olor del alcanfor y del mirto, y si la esencia es fresca, el 
de la trementina. 

Este último carácter no se percibe en las esencias viejas. 

La destilacion de este liquido ofrece particularidades intere- 
santes:—Una parte, la mitad poco más 4 ménos, se volatiliza 
á 175%; otra pasa al estado de vapor entre los 188 y 190%; 
en fin, la última se volatiliza á 200%. Este procedimiento analí- 
tico permite establecer la existencia en la esencia del Eucalyp- 
tus de tres cuerpos diferentes; uno solo es capital, caracteristl- 
co de la especie; aquel que entra en ebullicion entre 170% y 
175%. Es el Eucaliptol; es el que daá la esencia sus propie- . 
dades; es su radical. | 

La densidad de este líquido es de 0,” 905 milésimas. Esta 
ligereza relativa presenta sus ventajas. Cuando se esparce 
lentamente sobre la superficie del agua contenida en una co- 
pa, forma gota tínica, ancha y compacta, que permanece uni- 
da sin tocar las paredes del vaso, si no se agita éste violenta- 
mente. En esto estado la esencia se evapora lentamente sin 
dividirse y sin mezclarse con el liquido subyacente. La esen- 
cia de cayeput presenta fenómenos semejantes. Segun ha 
demostrado Mr. Delioux de Savignac la esencia de trementina, 
esparcida en iguales circunstancias, se divide rápidamente en 

T, XvVIL—34. 


266 
pequeñas gotas que van á colocarse en las paredes del recipien- 
te, de tal modo que los líquidos inferiores quedan expuestos 
al contacto del aire. Este fenómeno, al parecer insignificante, 
demuestra en el Eucalytus una gran cohesion, de la cual re- 
sulta que los cuerpos cubiertos con él quedan preservados de 
la accion alterante del aire. 

La esencia del Eucalyptus es muy fija y muy difícil de enran- 
ciarse. Los ácidos enérgicos apénas la atacan; así es que con- 
serva sus propiedades más tiempo que otras esencias conoci- 
das. Jl alcohol, el éter, el yodo la disuelven, miéntras que el 
agua no hace más que suspenderla. 

Propiedad autiséptica del Eucalyptus. —El olor aromático y 
alcanforado del nuevo producto, su fijeza bajo todos concep- 
tos, su cohesion molecular y por consecuencia su poder aisla- 
dor sobre los cuerpos que puede revestir, dieron 4 entender 
al Dr. Gimbert que el producto en cuestion constituye un pode- 
roso antiséptico; y esta opinion, corroborada por el gran qui- 
mico Mr. Clooes, alentó más al profesor de Cannes, considerán- 
dose feliz, segun él mismo indica, con la aseveración del pro- 
fesor del Museo. 

Algunos ensayos practicados por el referido Dr. Gimbert 
comprobaron que el Eucaliptol impedía la putrefaccion de la 
sangre sacada de las venas y que si se inyectaba con este pro- 
ducto á los animales, resistian más tiempo á la fermentacion. 
Y á fin de comprobar con la experiencia esta teoría, procedió el 
estudioso profesor á prolijos y numerosos ensayos. Para ello 
tomó cuatro dósis iguales de sangre desfibrinada, las colocó en 
otros tantos tubos de ensayo, y sometió dicha sangre por lar- 
go tiempo á la accion del Eucaliptol, del ácido fénico, de la 
esencia de trementina y del ácido prúsico. Despues de largos 
dias de un exámen detenido sobre las diferentes reacciones, 
alteraciones y caractéres diversos que sucesivamente se iban 
presentando; despues de largas observaciones microscópicas 
del cuerpo sometido al estudio, vino á obtener el satisfacto- 
rio resultado de que, á los cuatro meses, la sangre tratada por 
el Eucaliptol no había sufrido alteracion pútrida, miéntras que 


267 


las otras porciones sometidas á las demas sustancias habían 
dado á los más ó ménos dias evidentes señales de fermentacion, 

La accion antiséptica ó antifermentescible, demostrada por 
los delicados experimentos del Sr. Gimbert, no aparece ménos 
evidente operando sobre animales vivos. 

He aquí algunos de los ensayos practicados. Durante cin- 
co dias inyectó, á dos robustos conejos, 20 gotas de esta esen— 
cia. Al sexto aspiró la sangre directamente de las venas de 
aquellos animales. | 

Esta sangre en los primeros momentos no tenía olor algu. 
no; pero al cabo de una hora de exposicion al aire, se exhaló 
el perfume del Eucalyptus. Este experimento se practicó el 23 
de Junio; desde entónces se dejó abandonada al aire Jibre la 
sangre, que se coaguló normalmente; nunca fermentó, se secó, 
se momificó y siempre dejó percibir fuertemente el aroma del 
Eucalyptus. En este caso el líquido no habia sido prévin” 
mente desfibrinado; sin embargo, las reacciones fueron idénti” 
cas á las practicadas con los tubos de ensayo. 

Otro hecho viene á corroborar este resultado: el 23 de Ju- 
nio un coágulo de sangre fresca es regado abundantemente 
con ácido prúsico; el 10 de Julio se encuentra con putrefac— 
cion; añiádese entónces el KEucaliptol, y la transformacion se 
paralizó; á los seis meses, subsiste en sus mismas condiciones, 
Un coágulo análogo mezclado con esencia de trementina ha 
presentado iguales fenómenos, en los cuales el Eucaliptol ha- 
bía hecho el mismo papel. 

Estos ensayos han sido repetidos sobre sangre humana en 
iguales condiciones y han dado los mismos resultados. ls 
probable que si se sometiese un sujeto á la accion continua 
del Eucaliptol, la sangre que se extrajera de sus venas resisti- 
ría la putrefaccion. En todos los casos la hematoglobulina 
queda expulsada del glóbulo, se oxida y el elemento anatómi- 
co queda como embalsamado. 

Tambien se ha ensayado la accion antiséptica de la nueva 
sustancia en el pus, y los ensayos practicados no han venido á 
corroborar los anteriores y favorables resultados. 


268 


En resúmen, cualquiera que sea la parte auimal de la san- 
gre sometida á la accion del nuevo producto (sea albúmina ó 
fibrina, sean hematias ó leucocitos, ) siempre existe una accion 
individual sobre sus elementos, y una resultante general que 
es un estado de la conservacion de los elementos fermentables. 

Mr. Demarquay ha pensado que se debe este hecho á que 
la esencia desempeña el papel de barniz protector sobre los 
elementos ó sobre la sustancias albuminoideas. Acabamos de 
hacer constar la endosmósis del Eucaliptol, cuyo resultado 
pues será de un verdadero embalsamamiento elemental. 

De estos ensayos se desprende que el Eucalyptol, como an- 
tiséptico, se coloca al lado del ácido fénico y que es superior 4 
la trementina y al ácido prúsico; pero muestran que el ácido 
fénico es un antiséptico acre, difícil y peligroso de manejar te- 
rapéuticamente: el Eucaliptol al contrario carece de acritud y 
puede administrarse sin temor á los enfermos, áun á fuertes 
dósis. 

Otros no ménos interesantes ensayos se han hecho sobre el 
nuevo producto; pero profano, en esta parte de las ciencias 
médicas, no debiera entrar en sus estudios; mas áun á trueque 
de que se me tache, por esta invasion en un terreno vedado, 
no quiero privarme del placer de dar algun interés á mi traba- 
jo y expondré á continuacion las importantes apreciaciones 
médicas emitidas por notables profesores que han tratado esta 
materia. ] 

Los trabajos que hasta aquí dejo demostrados han conduci- 
do á resultados prácticos de gran importancia; no siendo el 
Eucaliptol un excitante enérgico, puede emplearse sin meticu- 
losidad de dósis, como antiséptico, en las lesiones externas 
complicadas de miasmas hospitalarios, de gangrena y supura- 
ciones fétidas como las del muermo, de la sífilis, y en un grado 
menor en las dela viruela. Será útil contra los miasmas de 
procedencia vegetal Ó animal, paralizando sus fermentos; se 
podrá, pues, usar regando con profusion las salas de los hos- 
pitales, logrando librarlas de todo mal olor, como lo ha conse- 


guido Mr.Demarquay. 


269 


En el uso interno se podrá utilizar contra las lesiones ulce- 
rosas más Y ménos complicadas de fetidez y putrefaccion, ul- 
ceraciones tificas, disentería; contra las úlceras del estómayo y 
los estados septicémicos, los estados purulen os de la sangre, 
tal cual se notan en la septicemia, la plohemia, ciertas formas 
de fiebre tifoidea, de la escarlatina y de la difteria. Queda- 
rán tambien con feliz influencia por el Eucalyptus, la gangre- 
na pulmonar y la bronquitis fétida, 

Resúmen de los efectos fisiológicos del Eucaliptol en el hombre 
y en los animales. —Aplicado directamente sobre las mucosas, 
el Eucaliptol las congestiona ligera ó fuertemente segun la im- 
portancia de la dósis. Asíes que algunas gotas ingeridas en 
las vías digestivas prolucen la frescura en la boca, el esófago 
y el estómago, miéntras que la administracion de 1 02 gramos 
de este líquido produce en e-tas condiciones una irritación 
que se traduce por una sensacion de calor desagradable, de 
dolor estomacal y algunas veces intestinal. Sin embargo, las 
más de las veces se nota solamente un gran calor. El apetito 
se conserva, au nenta aún en el primer caso, pero generalmen- 
te-en el sezundo desaparece. 

Ya hace tiempo se utilizó la accion le pequeñas dósis para 
la confeccion de odontálgicos ó colutorios, gargarismos y co— 
lirios substitutivos ó desinfectantes; pero para lograr la admi- 
nistracion interna del medicamento en dósis astas era preciso 
evitar la irritacion producida en la bo:a y paladar. Se logró 
este resultado capsulando el Eucaliptol, hac éndole tomar en 
esta forma en las horas de comida, obedeciendo así á esta ley 
que formula el Dr. Gimbert del modo siguiente: “En Tera- 
péutica, cuando se quiera. lograr de un medicamento uno de 
sus efectos, es indispensable suprimir todos los otros que puedan 
ser nocivos é inútiles á la medicacion.” 

En esta forma el Eucaliptol pasa por el esófago como un 
cuerpo inerte, sin producir una irritacion que impediría los 
“efectos sedativos ulteriores, y llega al estómago en donde final- 
mente se diluye en la masa alimenticia. 

Las consideraciones que obligan á suprimir el gusto y la 


270 


accion irritante del medicamento no existen tratándose de 
curar ciertas enfermedades ulcerosas del intestino; se inyecta 
entónces por el intestino la esencia emulsionada Ó mezclada 
con goma. 

Pero, añade el Dr. Gimbert, «debe proscribirse completa- 
mente este procedimiento cuando la matriz es asiento de una 
congestion crónica, porque en este caso se provoca siempre una 
hemorragia uterina, fenómeno que sólo puede tener su utili- 
dad en la amenorrea ó la dismenorrea. 

A los pocos instantes despues de la absorcion del Eucalip- 
tol se notan varios cambios en el sistema nervioso. Con una 
dósis moderada (10 á 20 gotas) se «acelera el pulso. y luégo 
sigue una ligera excitacion general, frecuentemente muy agra- 
dable. | 

Se manifiesta ésta por un deseo ú veces irresistible de an: 
dar, una gran agilidad en los miembros inferiores y una sen- 
sacion de ligereza en todo el cuerpo. Los que están bajo la 
influencia del medicamento se sienten más alegres y contentos, 
existiendo en ellos, más actividad cerebral, sus fuerzas parecen 
aumentadas así como su apetito, y varias veces han experimen 
tado una sobrexcitacion genital. 

En una palabra, es una verdadera embriaguez medicamen- 
tosa, que muy léjos de tener por consecuencia el embruteci- 
miento y la torpeza que produce la absorcion de una fuerte 
dósis de opio ó de alcohol, esta influencia deja en pos de sí 
gran serenidad de espiritu y sueño excelente. : 

Cada vez, dice Gimbert, que hemos tomado el Eucaliptol 
para neuralgias crónicas producidas por la fatiga, ó el insomnio, 
nos hemos admirado de la pureza de nuestro sueño, y hemos 
visto enfermos pesados y embrutecidos por dolores neurálgi- 
cos volver á la alegria algunas veces en solo un dia. 

No siempre se manifiesta el fenómeno de la embriaguez; 
muy 4 menudo solamente se nota la excitacion al andar y á 
la actividad. 

Dice el profesor Gubler que esta excitacion puede llegar has- 
ta la fiebre, como sucedió en un perro despues de una inyec- 


271 


cion subcutánea de Eucaliptol. Tambien dice Mr. Sicard, 
que despues de haber inspirado la esencia, experimentó una 
fuerte jaqueca y que una sola cápsula provocó en una se- 
fora pesadas palpitaciones de corazon. 

Desmiente Gimbert la idea del profesor Guhler y añade que 
el medicamento provoca muy raras veces los fenómenos febri- 
les y que los trastornos arriba señalados son eminentemente 
nerviosos y sólo se observan cuando la dósis es de 12 4 20 go- 
tas sl el sujeto es vigoroso y linfático; pero si es nervioso, con 5 
ó 6 gotas aparecen rápidamente. 

En los animales, ya se sabe, la reaccion es la misma que en 
el hombre. Están alegres, alargan el cuello (palomas ó cone. 
jos) y miran rápidamente en todas direcciones. 

Si no se administran más de 6 á 12 gotas, el medicamento 
está eliminado veinte y cuatro horas despues y queda el bien 
estar ya indicado. Si se sigue la medicacion en pequeñas 
dósis, la excitacion cesa en general, y en su lugar aparece 
este estado de calma y el equilibrio funcional que tarda en 
desaparecer segun que el sujeto sea más ó ménos resistente. 
Si se examina entónces el pulso, se nota que la tension arte- 
rial ha disminuido y que el mismo calor auimal ha bajado de 
2 4 4 décimos. Este período de sedacion, que no es el análo- 
go de aquél que producen la valeriana y la belladona, corres- 
pondería segun la opinion de Gimbert á un estado de armo- 
nía de la circulacion capilar, circulacion muy estimada, por 
la accion del Eucaliptol sobre el gran simpático. 

La curacion de las neuralgias se produce cuando se ha ob- 
tenido esta accion reguladora ó antiespasmódica. 

Cuando se persiste en administrar dósis aún moderadas á 
individuos débiles, el aumento de éstas en ciertas condiciones 
determinadas hace caer al sujeto en un estado particular, que 
denomina el Dr. Gimbert “estado asténico.” Se ve entónces 
bajar el calor del paciente y marcar un grado 6 grado y medio 
ménos que en el estado normal; la respiracion, que hasta entón- 
ces no había variado, sino en su amplitud, es ménos frecuente 
y más profunda; se afloja el pulso hasta 50 pulsaciones, y se 


272 


van perdiendo las fuerzas. Así el hombre como los animales 
experimentan gran pereza y gran abandono para el movimien- 
to; la menor accion, tal como levantar el brazo, coger un objeto 
del suelo, llevarse los alimentos á la boca y peinarse, son cosas 
difíciles y pesadas, no se sienten fuerza para nada y solamente 
se encuentran bien en la inaccion. Ciertas sensaciones apare- 
cen como aniquiladas; se ha visto enfermos que decian no te- 
ner ya conciencia exacta de la resistencia del suelo y de su 
potencia muscular. 

En estas condiciones el cerebro permanece absolutamente 
sin alteracion, no aparece estupor alguno, vi variacion en la 
abertura pupilar. Algunas veces se siente necesidad de sueño. 
Las ideas, la memoria, la voluntad, el lenguaje son netos y pre- 
cisos; pero es evidente que las propiedades excitomotrices de 
la médula, que estan en relacion constante con las del centro, 
quedan entorpecidas, ó mejor dicho, en un estado de parálisis 
accidental. | | 

Esta situacion inquieta al enfermo y sin embargo no ofre- 
ce gravedad alguna; basta, para que cese inmediatamente, ha—- 
cerle tomar una taza de café fuerte. 

Rara vez se presenta este estado en individuos robustos y 
jóvenes; pero aparece fácilmente en los de alguna edad. 

Entre estos últimos puede el Eucaliptol llegar á ser un tósi- 
go: en este caso mata por su accion sobre la sustancia cenicien- 
ta de la médula, paralizando su sensibilidad excitomotriz en 
general y la sensibilidad refleja en particular. Finalmente, los 
luminosos estudios de Laborde y Lerom sobre el bromuro de 
potasio vienen á demostrar cuanto se parece el Eucaliptol 
empleado en la forma dicha á aquella mentada sustancia. 

De la marcada evolucion termométrica sobre el calor ani- 
mal, que dejo indicada, hace el Dr. Gimbert importantes apl1- 
caciones, estimándola como un dato precioso que puede 
servir de guia para la medicacion sedativa; mas el temor de 
prolongar demasiado este trabajo, abusando de vuestra aten— 
cion me priva de seguir en su brillante estudio al ¡ilustrado 


Dr. de Cannes. 


273 


Muy dignos y notables son las observaciones que este mis- 
mo profesor hace acerca de la influencia del Eucaliptol sobre 
sus propiedades de absorcion y de eliminacion. Segun él los pul- 
mones y los intestinos son los órganos de absorcion de este 
medicamento; los riñones y el cútis son los órganos de elimi- 
nacion. Sobre este particular discurre largamente, demos- 
trando la manera de obrar sobre cada uno de estos importan- 
tes Órganos é indicando la accion patológica sobre los mismos 
y las afecciones que es susceptible de combatir, atendidas las 
deducciones que se desprenden de sus estudiados fenómenos, 
viniendo á terminar por sentar las siguientes premisas: 

El Eucaliptol es: 

Antiséptico, por su accion antipútrida sobre las sustancias 
orgánicas y en particular sobre la sangre. 

Estimulante difusible potente, por su accion primitiva 
sobre los centros nervivsos y sobre el gran simpático, del 
cual aumenta la circulacion capilar. Su influencia regulado- 
ra sobre este último sistema y sobre los centros nerviosos, le 
da las virtudes de un antiespasmódico. 

Disminuyendo el poder excito-motor de la médula, las 
combustiones animales, la frecuencia de la respiracion y. de 
la circulacion, le hacen un medicamento de ecouomía, un fe— 
brífugo, un verdadero sedante. 

Depurativo enérgico, por la enorme proporcion de urea 
en las secreciones urinarias. Í 

Sustitutivo.—Entra en la categoria de los sustitutivos, á con- 
secuencia de su accion ligeramente irritante sobre las. muco- 
sas respiratorias, vesicales, y sobre las llagas. 

En fin, es incontestable que el nuevo medicamento es un 
ica de primer órden. 

De este conjunto de propiedades se pueden deducir 1d in- 
mensos servicios que puede prestar el Kucaliptol en un sinuú- 
mero de afecciones. : 

En el uso externo se han utilizado sus propiedades ger 
cas, estimulantes, sustitutivas, antisépticas y consecuentemen- 


te desinfectantes: —contra los dolores neurályicos, los dolores 
T, XvII.—30, 


eh 
musculares y 'raticulares, las llagas atónicas ó de mala índole, 
las enfermedades crónicas de la boca, de la laringe, de la na- 
riz, del intestino, contra la atonía del cútis, de la constitu— 
cion etc. 

En el uso interno el Eucaliptol bajo toda sus formas natu- 
rales ha sido útil contra las congestiones de las vísceras, las 
afecciones catarrales de todos los órganos, las afecciones cró- 
nicas del pulmon, las neuralgias, las fiebres intermitentes, á 
título de estimulante, de febrífugo y de antiperiódico. —Se- 
guro que tambien será muy útil como antiséptico. 

Preparaciones. —Estudiemos ahora el Eucalyptus bajo las 
varias formas farmacéuticas con las cuales se puede emplear. 

La preparacion capital farmacéutica, segun ya lo tengo re- 
petido, es el Eucaliptol; inútil es reproducir sus varios ca- 
ractéres. Para uso externo se emplea natural, como desin- 
fectante, estimulante y analgésico. Algunas gotas de Euca- 
liptol esparcidas sobre una franela forrada de algodon en ra- 
ma y aplicada muy exactamente sobre las partes doloridas, 
determinan un calor y una sensacion local manifiesta. 

Eu este sentido, muy á menudo se emplea en linimento, 
siendo muy recomendable el de los Sres. Ardisson y Del- 
peck. 

La esencia del Eucaliptol forma la base de las aguas des- 
tiladas. Estas constituyen un excelente vehícnlo en las po- 
ciones estimulantes, las inyecciones y las lavativas. Con estas 
aguas destiladas concentradas y azucaradas se hace nua espe- 
cie de Jarabe de Eucaliptol muy importante y muy enérgico. 
Una cucharada de las de café es equivalente á una cápsula y 
se administra de una á seis diarias. Su sabor muy aromático 
es agradable y los niños no la rehusan. Eula medicaciones 
pulmonares es preferible al Jarabe de trementina ó de yemas 
de pino. Se emplea en inyecciones, como desinfectante, en las 
afecciones rectales, vesicales y vaginales y tambien para la- 
var las llagas de toda especie. 

Un perfamista de Cannes, el ya referido Mr. Bonarc Ar- 
disson, utilizando estu última propiedad, ha com puesto con la 


215 


esencia pura y las aguas destiladas un producto justamente 
celebrado, que ha pasado ya al dominio del tocador y que se 
emplea para quitar el mal olor en las partes más recatadas 
del cuerpo de la mujer. 

Las aguas destiladas, inhaladas y pulverizadas, son muy 
útiles contra las afecciones nerviosas de la garganta y la la- 
ringe. 

Hojas.—Estas constituyen una excelente preparacion, re- 
presentan la parte medicamentosa de la planta. Se queman 
en los aposentos para destruir malos olores 6 para calmar los 
espasmos en las bronquitis crónicas. 

Sirven para confeccionar cigarros. La hoja se emplea di- 
rectamente para la cura de las llagas y en el mediodia de 
Francia se usa para la conservacion de los paños. 

En el uso interno se toma en polvos ó en infusion. 

Esta infusion es bastante agr adable y está muy aconsejada 
en las curas de las calentaba | pero parece preparacion media- 
ha, porque la infusion, si bien útil como estimulante, presenta 
pocos priuciplos activos. 

20 gramos de hojas y 200 gramos de agua forman una in- 
hon bastante fuerte. 

El polvo de hojas constituye una regular preparacion. Aun- 
que contiene toos los principios activos del vegetal, no 
se le puede conceder el primer lugar entre las demas prepa- 
raciones. 

Es difícil de tomar, difícil de digerir y en general es mé:- 
nos activo que el ucaliptdl O la tintura, preparaciones que 
bajo un pequeño volúmen, contienen tres Ó cuatro veces Iuás 
de principios activos que igual. cantidad de hojas. 

Los polvos entran enla composicion de varias píldoras 
tónicas y antiperiódicas, unidos al extracto alcuhólico de la 
misma planta. - 

Se toman de 2 á 10 pildoras diarias para las neuralgias in— 
termitentes, miasmáticas, las fiebres graves, las bronquítis eto. 

Asócianse tambien dichos polvos con el sulfato de quinina 
ó el extracto de cinconina. - 


276 


Esrtractos.—No existen más que dos extractos verdadera— 
mente tales: el extracto alcohólico y el extracto etéreo. 

Se emplean éstos asociados al polvo, á la quinina y al hie- 
rro. Se ha notado que el extracto produce las diarreas más 
- fácilmente que cualquiera otra preparacion de Eucaliptol. Gre— 
neralmente no se admiuitra en más cantidad que de uno á dos 
gramos diarios. 

Alcoholato.—El alcoholato, despues del Eucaliptol, es la me- 
jor preparacion de la planta. Se obtiene tratando en partes 
iguales las hojas frescas 4 0” 90% Es de color verde oscuro 
y huele á Eucaliptol, Contiene todos los principios solubles 
de la planta, la esencia, la gomas, el tanino etc. Es un vul- 
nerario, un desinfectante de los más notables. Regado en las 
salas de los hospitales, modifica completamente los malos olo- 
res, como se ha notado en el Hótel de Sainte du Bois de Paris 
en el servicio del Dr. Demarquay. 

Su olor es fuertemente aromático, pero no acre como el 
olor del ácido fénico. En uso interno se puede administrar 
desde uno hasta veinte gramos en pequeñas dósis, adicionadas 
de algunas gotas de láudano si se teme la intolerancia de in= 
testinal. | 

_Es una preparacion astringente y estimulante muy febrifu— 
ga, tónica, estomática y antiséptica, preferible al polvo de las 
hojas. 

Con el alcoholato hacen los Sres. Ardisson y Delpeck el 
jarabe muy especial de propiedades astringentes y tónicas; se 
prescriben de una á cuatro cucharadas diarias de las de sopa - 
. con intervalos de dos horas. 

Para el tratamiento de las afecciones brónquicas este jara- 
be es superior á aquél que tiene la esencia como base medica- 
mentosa. 

El vino de Eucalyptus se hace como los vinos de quinina; 
se dejan macerar en alcohol las hojas y ramas tiernas tritura- 
das. Cuando está hecha la disolucion, se añade el vino y se 
filtra despues de ocho dias. Eu general nuestros vinos azu' 
carados son los preferidos. 


277 


He aquí, señores Académicos, descrito bujo todas sus fases, 
si bien muy imperfectamente, el nuevo vegetal de cuya im. 
portacion tanto debe esperar esta Isla. Sus excelencias, 
ántes que yo, las ha descrito en este mismo lugar nuestro 
compañero el laborioso é ilustrado cuanto modesto académico 
Dr. D. Ambrosio Gonzalez del Valle; 4 mí sólo me toca añadir 
estas breves palabras: | 

Por su influencia en la Higiene, por su :aclimatacion en 
todas las tierras del globo, es providencial el árbol de la Tas— 
mania. j 

Por el importante lugar que está llamado á ocupar eu la 
Materia médica, es digno de toda investigacion el Eucalyptus 


glubulus. 


REAL ACADEMIA DE CIENCIAS. 


SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 14 DE NOVIEMBRE DE 1880. 


SRES. ACADEMICOS CONCURRENTES.—Lres. (rutiérrez, Presidente, 
J. L. Hernández, A. %G. del Va'le, R. Cowley, Beato, Várgas 
) Y, > Y 
Machuca, Rovira, Castellanos, Desvernine, Montejo, Mestre, Se- 

) ) ) ) 2) ) ) 
cretario. 


Por FALTA DE QUORUM.—Reunidos los señores académicos 
que arriba se expresan, manifestó el Sr. Presidente que no 
hallándose á la sazon presentes más que nueve socios nume- 
rarios, en vez de los once que reclama el artículo 56 del Re- 
glamento para que pueda celebrarse sesion ordinaria, “sólo 
tendría lugar una conferencia científica en que se daría lectura 
á las comunicaciones y trabajos sobre los cuales no hubiese 
de recaer ningun acuerdo de la Corporacion, conforme á lo 
dispuesto por ésta para casos semejantes, 


278 


Advirtió en seguida el mismo Sr. Presidente la asistencia 
de los Sres. Dres. D. José de la Luz Hernandez y D. Cárlos 
María Desvernine, socio de mérito el primero y corresponsal 
el segundo, actualmente en esta Isla. 

CorrEsPONDENCIA.—Acto contínuo leyó el Secretario genera] 
las siguientes comunicaciones: —1? nueve esquelas de ¡nvita- 
cion del Gobierno General á los señores socios que forman la 
Junta de Gobierno de la Academia, para el baile en Palacio 
en celebracion del natalicio de S. A. R. la Srma. Infanta He- 
redera D? María Mercedes Isabel; las que fueron distribui- 
das oportunamente;—2% un oficio del mismo Gobierno Grene- 

ral, remitiendo la hoja clínica del procesado Tomás Alvear, 
cda á esta Corporacion por el Juzgado de Primera ue 
tancia del Distrito de Monserrate, de cuyo documento se dió 
traslado á la Comision de Medicina Legal, que había ya in- 
tervenido en el mismo asunto; —32 otro idem de la Alcaldía 
Municipal de Colon, participando haber dado traslado al 
Juzgado de Primera Instancia de la comunicacion académica 
en que se le recomendaba hiciese recoger los efectos ocupa: 
dos al asiático Toribio Delgado, procesado p»r homicidio; — 
42 otro idem del Sr. Juez de Primera Iustancia del Distrito 
de Jesus María, indicando á quién deben entregarse los men- 
cionados efectos, á consecuencia de un exhorto «del Juzgado 
de Colon; cuya entrega se hizo al al: uacil ¡ ortador de dicho 
oficio; —52 otro idem del Juzgado de Belen, remitiendo tes- 
timonio de varios particulares ref reutes á la averiguacion 
iniciada sobre si el patrocinado Felipe Dominguez es de raza 
caucásica ó etiope; habiéndose remitido la consulta á la Cú- 
mision respectiva;—6 - otro idem del Juzgado del Cerro en 
causa por homicidio de D. Jacobo Pérez y Ramos, acompañan - 
do un pantalon y una camisa de heniquen para el exámen de 
las manchas que en ellos se observan; habiéndose devuelto 
dicha ropa con el portador, actu ¿pso, por no corresponder á la 
Academia semejante investigacion en virtud de las causas ya 
otras veces expresadas; —7 - un ofcio «el Dr. T. Plas-ucia, 
socio de número, comunicando nuserle posible asistir ¿la 


279 

sesion del día por hallarse ausente en el campo, y rogando se 
le designe el señor Académico á quien debe pasar su trabajo 
sobre Oculística anunciado en la órden del dia, para que se 
sirva darle lectura; habiéndose contestado lo remitiera á 
quien fuera de su mayor agrado para ese objeto;—82 una 
carta del Dr. Santos Fernandez, enviando al Secretario dicho 
trabaje, que recibió del Sr. Plasencia, por no serle posible 
asistir á la sesion en que debia leerse; —y 92 otro idem del 
socio numerario Sr, O: us, excusándose por su falta de asisten- 
cia y prometiendo la próxima remision de su discurso de in- 
greso. 

BiBLioreca.—Por ausencia del Dr. Fils, Secretario de la 
correspondencia nacional y extranjera, presentó el Secretario 
general las publicaciones recibidas desde la última sesion: — 
Observaciones físico-meteorológicas de la E-cuela Profesional 
desde el 23 de Octubre hasta el 31 del mismo mes, y desde 
el 12 de Noviembre hasta el 11;—Revista de Chiba, números 
2 y 3; —Repertorio de Farmacia, número 11;—Guceta Meédi- 
ca de la Habana, año II, número 1 ;—Anales de la Socie- 
dad Odontológica, número 6;—Revista Económica, 158, 159 
y 160;-—Boletin de los Voluntarios, 187;—Memoria de la 
Excma. Diputacion Provincial de la Habana para el 2 > se- 
mestre de 1880;—Avisalor Comercial, 248 á 264;—Bole. 
tin Comercial, 248 á 250, 252 4 264;—Prospecto de “El Reper- 
torio;”—Prospecto de la Guía de la Exposicion y de la Ciu- 
dad de Mutánzas, por )). Domingo Figarola y Caneda;— 
Revista Minera, de Madrid 246, 247 y 248; la Corresponden- 
cia Médica, 34, 35 y 36;—la Independencia Médica, de Bar- 
celona, 36;—el Laboratorio, 10:—Boletin Profesional del 
mismo, 19;—el Observador Médico, de Méjico, 16 y 17;— 
el Boletin de la Oficina Nacional de Sanidad de Washington, 
16;—Harper?s Weekly, 1240 á 1244;—Medical a 514 
á 519—Tribune Médicale, 632;—Un volúmen comtibiendo 
la “Vidz y viajes de Cristóbal Colon, por Washington Irving, 
la Historia de la Conquista de Méjico por D. Antonio Solís, 
y la Historia de la Conquista del Perú por Guillermo Pres- 


280 


cobt,” regalado por D. Nicolás Pinelo, Estacionario de la Biblio. 
teca de la Academia, á quien se acordaron las gracias;—una 
entrega, correspondiente á Abril del año actual, de la “Revue 
de Questions scientifiques” de Brusélas, regalada porel Sr. 
Montejo (Gracias). 

Tambien presentó el Sr. Secretario general, con la 
distincion que merecía, el “Exámen y mejora dela vi- 
sion” seguido de una série de cuadros sinópticos de las 
diversas alteraciones en la refraccion y acomodación del 
ojo, con las lentes destinadas á corregirlas, y de unas ta: 
blas y escalas visuales cromáticas, é ilustrado con grabados y 
Cromos, por nuestro socio corresponsal en Barcelona Dr D, 
Luis Carreras Aragó; debiendo dársele las más atentas y 
expresivas gracias por su estimable presente. 

Ocurisrica.— Memoria sobre la pupila.—Terminada la co- 
rrespondencia, y no pudiendo darse lectura por falta de 
quorum al acta de la sesion anterior, ni á los informes apun- 
tados en la órden del día, leyó el Sscretario general la primera 
parte de la Memoria del Dr. D Tomás Plasencia acerca “De 
la pupila en diferentes enfermedades, como estesiómetro y en 
la muerte”:—empieza haciendo una excursion por el campo 
de la anatomía; estudia la situacion de la abertura pupllar, 
su forma, aspecto, coloración, dimensiones y cambios, la es— 
tructura del íris, sus fibras musculares, sus vasos arterlales, 
venosos y capilares, careciendo de linfáticos, y sus nervios; — 
continúa tratando del desenvolvimiento de la pupila, de sus 
anomalías en cuanto al número, de la imperforacion del iris, 
así como de la persistencia de la membrana pupilar, de la 
policoria congénita y traumática; de las anomalías de situa- 
cion, de las malformaciones congénitas y patológicas; —y ter- 
mina con las traumáticas. 

Despues de algunas reflexiones hechas por los Sres. Beato, 
A. E. del Valle y Secretario general con motivo del trabajo del 
señor Plasencia, manifestando el primero que en todo lo que 
se había leído nada había visto que fuese de un carácter 
realmente práctico, sino descripciones puramente anatómicas 


281 


y más propias del aula universitaria que de la tribuna acadé- 
mica; expresando el segundo que semejantes descripciones 
tendrian verdadero mérito, si el mismo Dr. Plasencia hubiese 
efectuado las preparaciones á ellas relativas, presentándolas ú 
la Corporacion; y advirtiendo el tercero qnelo que se habia 
leído no era más que la primera parte de una memoria sobre 
la pupila bajo los puntos de vista anatómico, fisiológico y pa- 
tológico, encontrándose probablemenle en las otras partes, 
aún no leidas, las consideraciones prácticas que tanto han 
echado de ménos en la primera los distinguidos -socios non- 
brados; —despues de dichas reflexiones, declaró el Sr. Presi 
dente terminada la conferencia científica y que, por falta de 
quorum, tampoco podía celebrarse la sesion de gobierno á que 
se habia convocado para la eleccion de un socio csrresponsal 


extranjero; con lo cual finalizó el acto. 


» 


EL ICTERO GRAVE SEGUN LOS TRABAJOS RECIENTES BAJO EL PUNTO DE 
VISTA DE SU NATURALEZA Y DE SU PATOGENIA.—Revista Critica; por 
Alberto Mathieu, interno de los hospitales de París. (*) 


Mr. Rendu ha colocado con mucha razon el estudio del 
ictero grave al frente de la patología del hígado en su exce- 
lente artículo del Diccionario de Dechambre. En efecto, el 
ictero grave no es ya considerado como una enfermedad 
definida, autónoma, sino como un complexus sintomático, que 


puede encontrarse en gran número de afecciones. 

“Con el nombre de “ictero grave” no consideramos una en- 
fermedad especial; es solamente una complicacion posible de 
todas las enfermedades del hígado, una fase, habitualmente 


(*) Archives générales de Médecine, París, 1880.—Traducido expresamente para los 


* “Anales.” 


Ñ 


T, XVIL—36, 


282 


la última, de todas las degeneraciones de la glándula y que 
no deja sin embargo de ser algunas veces curable.” (Rendu). 

Muy léjos estamos de la significacion en otro tiempo atri- 
buida á este término “Ííctero grave,” Ó 4 sus sinónimos íctero 
hemorrágico, íctero tifoideo, ictero maligno, atrofia amarilla - 
aguda del hígado. 

Es cierto que la enfermedad esencial en otro tiempo des- 
crita con ese nombre existe; pero no tiene de caracteristico 
sino sa marcha rápida, su causa sin duda toxémica, y, bajo el 
punto de vista anatómico, la rápida destruccion de los ele- 
mentos activos del higado; y todo eso, síntomas y lesiones 
anatómicas, puede encontrarse en un gran número de estados 
patológicos de marcha más ó ménos crónica. Los fenómenos 
nerviosos, los hemorrágicos, la adinamia constituyen un conjun- 
to comun á muchas afecciones. ¿Es esto decir, no obstante, 
que ese complexus sintomático se produce indiferentemente 
en todas las enfermedades generales 6 locales susceptibles de 
interesar el hígado, sin que en dicho órgano se encuentre una 
lesion idéntica, y, para decirlo de una vez, patogénica?. Los. 
trabajos recientemente publicados tienden por el contrario á 
demostrar que el conjunto de los fe nómenos de que hablamos 
reconoce siempre por causa la misma lesion: la destruccion de 
las células hepáticas, cualquiera que sea la causa de esta des- 
truccion. Del mismo modo que la asistolia está en los lindes de 
muchas afecciones del corazon, así el ictero grave es el último 
término de las afecciones destructivas del higado. Agregue- 
mos inmediatamente otro carácter importante. sa supresion 
de las células hepáticas no es primitiva á lo que parece, aun- 
que tal opinion haya sido desde el principio sostenida y 
cuente todavía partidarios: es siempre verosimilmente la 

consecuencia de una modificacion profunda del organismo, 
- que se manifiesta por una lesion de la sangre, Ó de un pro- 
cessus neoplásico que termina, en cierto modo mecánicamente, 
por la supresion del elemento activo en el hígado. 

Semejante nocion del íctero grave resalta claramente de la 
lectura de los trabajos de conjunto más recientes. El artícu- 


283 

lo de Mr. Rendu en el Diccionario Enciclopédico, el capítulo 
sobre atrofia amarilla aguda de Thierfelder en el Manual de 
Ziemssen y la tésis inaugural de Mr. Mossé nos han servido so- 
bre todo de guía: su muy interesante lectura demuestra que la 
ciencia tiende actualmente á fijarse sobre este punto de la 
patología, y que si muchos puntos permanecen todavía oscuros, 
puede uno formarse una idea general muy satisfactoria de los 
fenómenos designados con los nombres de Íctero grave Ó atro- 
fia amarilla. 

Debemos explicarnos desde luégo acerca de estos términos 
impropios, íctero grave y atrofia amarilla aguda. Jl íctero, en 
efecto, no es un fenómeno que acompañe forzosamente á la su- 
presion de las células hepáticas; y los rasgos principales del con- 
plexus sintomático, las hemorragias y las manifestaciones ce- 
lebrales, nada tienen que ver directamente con el paso de la 
bilis á la sangre, La gravedad de los fenómenos morbosos 
está léjos de hallarse en razon de la intensidad ó de la dura— 
cion del íctero, Impresionados por la disminucion muy gran- 
de del volúmen del hígado, y tomando los autores por caracte- 
rística esa degenerescencia, han llamado atrofia amarilla aguda 
á la afección que otros nombraban ictero grave, fatal, hemo- 
rrágico, esencial, etc. Pero puede haber íctero grave cuando 
el higado no está atrofiado, y cuando está atrofiado en los ca— 
sos en que esta disminucion de volúmen se produce de una 
manera en extremo lenta. Sin embargo, nos vemos obligados, 
toda.vez que existe el acuerdo en este punto, á continuar dan- 
do al complexus sintomático, de que aqui nos ocupamos, ya el 
nombre de íctero grave, ya el de atrofia amarilla aguda, aun- 
que sirviéndonos más bien del primer término, porque, aunque 
el ictero pueda faltar, tiene la ventaja de no prejuzgar nada 
respecto á la naturaleza de las cosas. 

Tal vez sea útil, para que se nos pueda seguir en la revista 
que vamos á emprender, dar aquí el plan que nos hemos pro- 
puesto, ó mejor dicho, que enunciemos las proposiciones suce- 
sivas que pudieran ser colocadas como conclusion al fin de 
nuestro estudio, 


284 

12 —El paso de los elementos de la bilis á la sangre no es 
susceptible de producir el íctero grave; y por consiguiente, las 
teorías que reposan en la colemia, la acolia €a., no son fun- 
dadas. 

2 —Llictero grave tampoco es debido á la uremia; y sl el 
riñon hace un papel importante en la patogemia del complexus 
sintomático, no ocupa el primer rango. | 

32 —Bajo el punto de vista anatómico no hay de caracterís- 
tico más que la destruccion de las células hepáticas. Esta des- 
truccion puede producirse por el influjo de causas muy diversas 
que se distribuyen en dos clases principales: las causas mecá- 
nicas y las causas toxémicas; las unas producen una destruc- 
cion lenta, y las otras una destruccion rápida de los elementos 
activos del higado. 

42 —Existen no obstante, como lo demuestra el envenena- 
miento por el fósforo, formas de transicion entre las destruc- 
ciones lentas por causa mecánica y las destrucciones rápidas 
de orígen toxémico. 

52 —El estado particular de la sangre y la existencia de 
las epidemias muestran bien que se trata en los casos dichos 
esenciales de un envenenamiento general que precede ú la 
atrofia hepática (anhepatia), de la misma manera que la abso»- 
cion del fósforo precede á los fenómenos de intoxicacion que 
pertenecen á esta sustancia. 

6 2 -—El íctero grave, á la inversa de lo que se ha creido du. 
rante largo tiempo, es susceptible de terminarse por la curacion. 

Dos fenómenos sobre todo llamaron la atencion de los mé- 
dicos que primero describieron el ictero grave: la presencia 
del íctero y la constancia de las lesivnes hepáticas. Muy na- 
turalmente fueron llevados á conceder á la ictericia una im- 
portancia capital: su aparicion precede en efecto, las más de 
las veces, á la eclosion de las manifestaciones nerviosas y de 
las hemorragias; la lesion hepática ha sido, pues, subordinada 
al ictero; la bílis retenida en los conductos de secrecion, Ó en 
exceso producida, disolvía las células hepáticas (Henoch, von 
Dusch, Rokitansky). Se ha demostrado que no hay nada de 


285 


eso. (Robin, Kiihne, Wickham Lego). Ni la bilis en su esta— 
do natural, ni tampoco los ácidos biliares, tienen la propiedad 
de destruir las células del higado. 

Se ha supuesto que los elementos de la bílis introducidos 
ó retenidos en la circulacion producirían en la sangre un 
efecto particularmente tóxico: los accidentes eran, pues, atri- 
buidos á la colemia (Piorry), á la coletoxemía (Lebert) y 
á la acolia (Frerichs); miéntras que ahora está demostrado 
que si la presencia de la bilis en la sangre no es inofensiva, 
no puede empero producir el íctero grave. 

Las investigaciones de patología experimental demuestran 
en efecto que es imposible provocar la eclosion del Íctero gra- 
ve introduciendo artificialmente bílis en la sangre aún en can- 
tidad considerable, 4 condicion sin embargo de que esta bilis 
esté convenientemente filtrada. Por lo demas, hechos pato- 
lógicos muy significativos prueban claramente que no hay 
union necesaria entre el íctero y los accidentes nerviosos. 

El íctero grave puede sobrevenir en el período terminal de 
la cirrósis vulgar, aún en el caso en que esta clrrósis no esté 
acompañada de íctero (Thierfelder). Por otra parte, pregún- 
tase uno por qué esos fenómenos nerviosos uno se desarrolla. 
rían más á menudo en los casos de ictero intenso y largo tiem- 
po prolongado; por qué, en una palabra, no tendrían todos los 
icteros hasta cierto punto el aspecto tifoideo, si la colemia 
bastase 4 explicar los desórdenes cerebrales. 

La teoría de la acolia no es sostenible, porque los ácidos bi- 
liares no preexisten en la sangre; son segregados y no simple- 
mente excretados por el liquido. Moleschott, Lehmann y Kun- 
de han podido quitar este órgano á las ranas y conservar 
vivos á dichos animales durante muchas semanas; su sangre 
no encerraba ácidos biliares. 

¿Hay reabsorcion de los elementos de la bilis despues de 
la secrecion y coletoxemiu? 

Este envenenamiento podría ser debido á la materia colo- 
rante, á los ácidos biliares Ó á la colesterina. 

Por lo que hace á la materia colorante, se admite de un 


286 


modo cada vez más general que la bilirubina, prototipo de 
las diversas sustancias colorantes de la bílis, se deriva de la 
hemoglobina, y que hay, fuera de algunas modificaciones, 
identidad entre el pigmento sanguineo y el pigmento biliar. 
La demostracion bajo el puuto de vista químico es imperfec- 
ta todavía; pero parece muy clara bajo el punto de vista clíni- 
co, y sobre estas relaciones, sobre esa identidad de naturale— 
za está fundada la teoría del ictero hemafeico, defendida en 
Francia por Gubler y desarrollada con talento por Mr. Drey= 
fas Brisach en su tésis inaugural. El íctero hemafeico pue- 
de á menudo acompañar á afecciones graves; es la consecuen- 
cia de éstas, mas no su causa. 

¿Son las sales biliares, como se ha pretendido, las que pro: 
ducen las manifestaciones del ictero grave? Se las ha inyee- 
tado en cantidad elevada ev la sangre sin determinar ningun 
fenómeno nervioso característico, segun resulta de los experi- 
-mentos de Traube, Miller, Felz y Ritter, Vulpian Ga. Cuan- 
do la inyeccion es muy considerable, se obtienen efectos que 
no difieren mucho de lo que se obtendría con el agua; 6 bien 
se producen fenómenos que pertenecen al íctero simple mucho 
más que al íctero grave: lentitud del pulso, abatimiento de la 
temperatura, vómitos y diarrea; á veces se hu visto que en 
estas condiciones las orinas eran saugulnolentas, y ú veces se 
ha producido la salivacion. 

En todos los casos las sales biliares deben ser consideradas 
como inocentes bajo este punto de vista; su presencia en la 
sangre no determina la produccion del ictero grave. 

El ictero, y Mr. Strauss ha suministrado amplia prueba de 
ello en su tésis de agregación, puede persistir durante mucho 
tiempo sin que haya ictero grave. Si en el íctero crónico so- 
breviene ú ocasiones el íctero grave, es indirectamente, por el 
intermedio de la inflamacion de los canalículos biliares, de la 
hepatítis intesticial que resulta de ella, como tiene lugar eu 
la cirrósis hipertrófica, Tambien deben referirse los acciden- 
tes ocurridos al processus inflamatorio y destructor, y no á la 
simple reabsorcion biliar. 


287 


Queda ahora por examinar «la hipótesis de la colesteremia 
propuesta por Mr. Austin Flint. 

Los accidentes del ictero grave serían debidos, segun él, á la 
retencion y acumulacion de la colesterina en la sangre. La 
sangre en el estado normal contiene en el adulto de O gr. 445 
4.0 gr. 750 de colesterina por 1,000. En un caso de cirrósis 
hepática con manifestaciones nerviosas, encontró O gr. 929, y 
en otro caso 1. gr. 850. Pagés ha encontrado igualmente 1 gr. 
85 y Picot 1. gr. 864. 

Se ha inyectado colesterina en la sangre y jamas se han po- 
dido reproducir los accidentes graves de la fatal ictericia. 
Pagés y Felz no han obtenido sino resultados negativos; y aun- 
que R. Miiller ha podido determinar una debilitacion marca- 
da en la respiracion y el coma, la colesterina de que se sirvió 
estaba porfirizada y no disuelta, y sin duda se habian forma- 
do 'embolias cerebrales. 

Parece, pues, bien demostrado que el íctero grave no es de- 
terminado por el paso de las sustancias constituyentes de la 
bilis á la sangra, lo cual resulta de los experimentos fisiológi— 
cos, y mejor todavía, de la existencia cierta de los accidentes 
del íctero grave sin íctero. Y no es solamente en la cirrósis 
crónica v en las afecciones lentamente destructivas en las que 
se encuentra esa ausencia de ictero: Bamberger ha referido 
una observacion de atrofia amarilla aguda sin amarillez (Krank, 
des Chylopoé. Syst. 2 Aufl. p. 532); tratábase de una mujer de 
30 años que, el dia siguiente de un parto difícil, fué atacada de 
delirio y de acceso de manía; en la autopsia se halló una atro— 
fia amarilla aguda muy avanzada y apénas habian permanecido 
sanas algunas células hepáticas. Hechos semejantes han sido 
publicados por Eppinger y Liebermeister. 

Lo que la bilis y sus elementos no pueden hacer, sería pro- 

ducido pot la urea, si fuera á creerse á algunos autores. Abor- 
- damos asi la teoría renal del íctero grave, defendida última- 
mente por Mr. Decaudin. 

De que las lesiones del riñon son frecuentes áun en el íctero 
simple, no resulta que los accidentes nerviosos deban atribuit- 


288 


se ála uremia. Sin duda que es en extremo importante te- 
ner los riñones en buen estado, capaces de eliminar la bílis 
que ha penetrado en la sangre; sin duda que es muy útil te— 
ner en la atrofia hepática un filtro que deje pasar la leucina, 
la tirosina y las otras materias tóxicas susceptibles de determi- 
nar el envenenamiento; pero es ir demasiado léjos considerar 
el riñon como el punto de partida principal de los accidentes 
tóxicos, y sobre todo identificar el ictero grave con la ure- 
mia. 

Mr. Decaudin ha reunido al fin de su tésis las objeciones 
que han sido opuestas á la teoría urémica, lo que era facilitar 
la tarea de los críticos, y no nos parece que ae respondido á 
esas objeciones. 

La albuminuria falta en el íctero grave; la temperatura no 

está disminuida; el edema y el abotagamiento de la cara, 
la retinítis albuminúrica y la hipertrofía del corazon faltan 
tambien. 
- Los accesos convulsivos de la uremia no se parecen tampo- 
co ú las crisis del íctero grave, en las cuales la eclampsia no se 
muestra á menudo, Jn el ictero grave se comprueban sobre 
todo el delirio, la agitacion, más tarde el estupor y el coma. 
Los accesos tienen algo de “psiquiátrico,” dice Traube. 

Dos observaciones en extremo curiosas pudieran servir de 
base á la teoría de la uremia: una de ellas es debida 4 Mr. 
Vallin y la otra 4 Mr. Bouchard. 

En la de Mr. Vallin se ha visto desarrollarse el cuadro del 
Ictero grave, y en la autopsia no se ha encontrado ninguna le— 
sion del higado, miéntras que el riñon por el contrario pre— 
sentaba un grado notable de degeneracion grasienta. Esto á 
primera vista parece muy demostrativo; pero, aunque las le- 
siones hepáticas apreciables á la simple vista ó al microscopio 
han faltado en otras muchas observaciones, no resulta de aqui 
que las células hepáticas estuviesen intactas; y recientemente 
en un caso semejante, colocándose en el punto de vista quimi- 
co, ha podido Mr. Quinquaud demostrar que el tejido del híga- 
do, sano en apariencia, encerraba una gran cantidad de leuci: 


289 


na y de tirosina. Este hecho es muy interesante y conviene 
aproximarlo de lo que ya se sabía sobre la aparicion de esas 
sustancias extractivas, tanto en el hígado como en la sangre y 
las orinas. 

Parece pues, y este resultado se verá sin duda confirmado 
por las observaciones ulteriores, que la lesion química es la 
primera en la fecha, y que las células hepáticas han sido su- 
primidas fisiológicamente cuando todavía su textura morfoló- 
gica podia parecer libre de toda alteracion. 

La observacion de Mr. Bouchard es muy instructiva y de- 
muestra la posibilidad de la curacion del íctero grave. En el 
primer período, la cantidad de urea eliminada por las orinas 
se ha encontrado que había aumentado notablemente; en la 
segunda fase, la orina y la urea han sufrido una disminucion 
muy grande, y los fenómenos nerviosos del ictero grave se han 
mostrado; en fin, la curacion ha sido anunciada por un au- 
mento brusco de la cantidad de la orina y de la urea, fenóme- 
no critico que, por lo demás, ha sido despues encontrado de 
nuevo por Mr. Mossé y Mrs. Arnould y Coyne. Este hecho, 
sin embargo, no puede contribuir mucho á la defensa de la teo- 
ría de la uremia: en efecto, no son raros los casos en que en el 
primer período se han encontrado una elevacion notable de la 
urea eliminada, y una disminucion notable en la segunda fase; 
pero es probable que haya habido mucho más bien disminu- 
cion en la produccion de la urea que en su excrecion; lo que 
cuadra bien con lo que Meissner, Brouardel y Murchison nos 
han enseñado sobre el papel del hígado en la produccion de la 
urea: en el periodo de congestion activa, hay exceso de pro- 
_duccion; y en el período de atrofia, desaparece la urea. 

Ultimamente, Mrs. Arnould y Coyne han hecho el análisis 
de la sangre en el íctero grave, y han encontrado la cantidad 
de urea mucho más bien disminuida que exagerada. Se pue- 
de, pues, admitir que, si la uremia puede agregarse al ictero 
grave, no se identifica con él, y Mrs, Rendu y Vulpian tienen 
razon en atribuir al riñon un papel, importante es cierto, pe- 


ro accesorio y secundario, en la patogenia del íctero grave. 
T. XVIL—37. 


290 


Mr, Decaudin invoca, en apoyo de la teoría que defiende, las 
investigaciones llenas de interes de Mr. Julius Móbius: este 
observador ha encontrado, sobre todo á consecuencia de ic— 
teros prolongados, materia colorante de la bilis acumulada en 
los tubuli v degeneración del epitelio de los conductos con— 
torneados. Nada indica, sin embargo, que estas lesiones hayan 
determinado accidentes nerviosos semejantes á los del ictero 
grave, lo que sería el punto- más importante y demostra— 
tivo. 

Al fin de la tésis de Mr. Mossé se encontrará, en el capitulo 
de los icteros agravados, una observacion bien probatoria de- 
bida á Mr. Rendu. Un hombre de 60 años es súbitamente ata- 
cado de quebranto general y tres dias despues de íctero. Há- 
llase albúmina en bastante cantidad en las orinas, que son 
verdosas y dejan depositar muco-pus. Jl enfermo cae en un 
estado adinámico y muere. El higado no está modificado; 
pero hay pielonefrítis y aumento de volúmen de los riñones, 
He ahí un buen ejemplo de lo que puede producir el íctero en 
un hombre cuyos riñones no funcionan; pero, como lo ha reco- 
nocido muy bien Mr. Rendu, ése no es el ictero grave verdade- 
ro, y lo mismo pudiera decirse de las otras formas de Ícteros 
agravados. 

Así nos vemos conducidos 4 poner en el primer rango las 
lesiones del higado, cuya naturaleza y origen conviene ahora 
determinar. 

Tomamos á Mr. Mossé un ensayo de agrupacion de las le- 
siones hepáticas: tendremos poco que agregar á ese cuadro 
bien hecho para mostrar que hay una gradacion insensible 
entre las lesiones de la atrofía amarilla aguda típica y las de 
la atrofia crónica, de la cirrósis de Laennec, pasando por la 
hepatitis intersticial difusa aguda. 

Primer período.—Congestion del higado, aumento de volú- 
men, el aspecto lobulado es visible el corte. “Tumefaccion, 
trastorno marcado, (Es la lesion del hígado observada en todas 
las fiebres graves). Este periodo puede muy bien no ser tras- 
pasado, curándose el enfermo, Ó no ser observado. 


290 

Segundo período.—La consistencia y el volúmen del hígado 
comienzan á disminuir de un modo absoluto y están en pro- * 
porciones casi normales. Al corte, tinte ictérico más ó ménos 
pronunciado; jaspeados. El aspecto granuloso normal no 
se percibe. 

Anemia del parénquima, á veces hemorragias. Al micros: 
copio, tamefaccion y trastorno más Ó-ménos marcado. Apa- 
ricion de gotitas grasientas y á veces pigmento biliar en el 
interior de las células; algunas comienzan á atrofiarse y otras 
pueden estar hasta enteramente desagregadas; granulaciones 
proteicas. El espacio perilobular está aumentado (exudato 
albumino-fibrinoso, Frerichs), 4 veces contiene algunas gotitas 
grasientas, algunos corpúsculos linfoideos (Séveri) ó núcleos 
embrionarios que van á desenvolverse en tejido conjuntivo. 

Si el curso de la enfermedad es siderante y la muerte sobre- 
vieneántes que las lesiones de este segundo período estén 
muy marcadas, el hígado parecerá normal 6 casi normal, sobre 
todo á la simple vista. (Eu estas condiciones ha encontrado 
Mr. Quinquaud en la sustancia hepática una acumulacion de 
materias extractivas -proplas para demostrar la existencia de 
una lesion real. 

Tercer período.—Lesiones macroscópicas y microscópicas 
de la atrofia anarilla aguda llevada á su máximum. En este 
período, segun se ha descrito en una observacion citada, colo- 
cando debajo del microscopio el producto de la raspadura al 
estado fresco, se puede encontrar todos los estados intermedios 
entre la célula hepática de volúmen normal y la completamen- 
te atrofiada en vía de desaparicion; y se encuentran tambien 
cristales de leucina y tirosina. Estos productos de desasimi- 
lacion pueden existir en el período precedente. 

Aparicion, en medio del tejido conjuntivo, de elementos 
nuevos, sobre cuya naturaleza no sesabe nada de bien fijo y 
que probablemente sirven para la regeneracion de las células 
hepáticas. : 

Cuarto período.—Tendencia á la reparacion. Reparacion 
de los desórdenes anteriores. ¿En quélimites tiene lugar y pue- 


292 


de ser completa? Faltan los hechos para responder con pre— 
isiOn. ' : 

Aunque este cuadro tenga algo de artificial en su ordena: 
cion, y aunque nosepamos nada del período dereparacion é 
ignoremos hasta si las lesiones del tercer período son repara: 
bles, da con suficiente £delidad el conjunto delas lesiones en- 
contradas y su habitual sucesion. 

Sin embargo, la parte acordada á la hepatítis intersticial no 

es en verdad bastante extensa, no porque sean muy numerosos 
los casos en que ese aumento de tejido celular interlobular ha 
sido comprobado, sino porque su existencia bien determinada 
muestra cómo tiene lugar el paso de la atrofia aguda á la atro- 
fia crónica. Conducen á pensar que si la hepatítis intersticial no 
“se muestra con más frecuencia, es porque no tiene el tiempo 
de producirse, es porque la persistencia de la vida no es conci- 
liable con la supresion de la totalidad ó de la gran mayoría de 
las células hepáticas, y la muerte sobreviene ántesque tenga 
tiempo de producirse la inflamacion intersticial proliferativa. 
Por lo demas, ésta no es una simple hipótesis, y muy pronto 
vamos átener la ocasion de demostrar que en ciertas intoxica- 
ciones, segun la dósis de veneno empleada, se obtiene ora la 
atrofia aguda sin hepatítis intersticial, ora la hepatítis intersti- 
cial á la vez que la atrofia, ora la cirrósis de marcha crónica. 
" Winiwarter ha encontrado, en un caso en que el processus era 
muy agudo, un aumento notable del tejido celular intersticial. 
Las células linfoideas se encontraban esparcidas en gran nú- 
mero en los acini y en su vecindad, hallándose fibrillas y cuer- 
pos fusiformes en los espacios interlobulares. Las células 
hepáticas eran pequeñas, atrofiadas, como rodadas. Fick ha en- 
contrado un caso semejante; Lewitski y Brodowski han visto 
el tejido celular del higado infiltrado de pequeños elementos 
celulares redondeados. 

En fin, en ciertos casos habria proliferacion de los ramúscu- 
los hepáticos más finos y de los capilares intralobulares. So- 
bre todo en los puntos de atrofia roja es donde han aumentado 
de volúmen los canalículos biliares. (Thierfelder). 


293 


La inflamacion de los conductos biliares ha sido claramente 
encontrada por un número muy respetable de autores: unos 
han visto la mucosa del conducto colédoco hinchada, inflama— 
da (Paulicki, Reiss); y otros han encontrado en su cavidad un 
verdadero tapon de múcus (Bamberger, Mann, Rosenstein, Da- 
vidson, Sa.). No obstante, los conductos biliares están á menu- 
do vacios de bilis y llenos de múcus, y ha sido preciso buscar 
más arriba el obstáculo á la circulacion de la bilis. Buhl re- 
conoce por causa del ictero la obliteracion de los canalículos 
biliares, compartiendo este parecer Bollinger y Perls; pero es- 
ta obliteracion pudiera ser debida á la compresion que deter— 
mina el exudato intersticial cuando existe (Frerichs), 6 á los 
montones de elementos embrionarios que se forman á veces en 
los espacios conjuntivos, aunque para Bamberger habría obli- 
teracion de los canalículos por los detritus celulares que su- 
ministran las paredes inflamadas; y Tierfelder piensa que esas 
causas pueden producirse de cousuno. 

Utilizando las nociones adquiridas sobre el modo de produ- 
cirse el íctero simple, se ve uno llevado á pensar que, en ése 
como ex otros casos, es el íctero el resultado de una verdadera 
reabsorcion, que puede verificarse muy arriba si, como se no— 
ta en la cirrósis hipertrófica, tienen la inflamacion y el obstácu- 
lo 4 la excrecion su asiento hácia los lobulillos y las células. Y 
esto es importante bajo otro punto de vista todavía: es cierto 
que la degenerecencia de las células hepáticas, de donde re- 
sulta el íctero grave, tiene algo de activo que la aleja de la 
infiltracion grasienta simple, y esta actividad del p rocessus se 
aviene muy bien con la angiocolítis canalicular. 

Mr. Lancereaux ha hecho publicar últimamente por uno 
de sus discípulos, Mr. G. Dupont, una tésis importante sobre la 
. hepatítis intersticial difusa aguda, atribuyéndose en este traba- 
jo, con razon ó sin ella, una importancia muy grande á la accion 
del alcohol; mas, sea como fuere, las observaciones referidas son 
de las más curiosas: bajo el punto de vista clínico, un conjunto 
de síntomas que recuerdan todos los rasgos del ictero grave; y 
bajo el punto de vista anatómico, una hipertrofia marcada del 


294 


hígado que ha conservado sus bordes cortantes, su coloracion 
amarilla de ocre, su consistencia elástica y su superficie casi 
siempre lisa. “El microscopio revela en toda la extension 
del órgano una infiltracion difusa de los elementos del tejido 
conjuntivo, principiando por todos los lugares en que este te- 
jido existe al estado normal en el higado, extendiéndose al 
interior de los lobulillos entre las células hepáticas, compri- 
miendo y destruyendo estas últimas.” Dichas lesiones, que 
recuerdan bastante las de la hepatitis intersticial de orígen s: - 
filitico, han sido descritas con cuidado por Mr. Remy que sa 
practicado el exámen histológico. Recordemos, por otra 
parte, que la hepatítis intersticial difusa sifilítica, de marcha 
aguda, es una causa conocida de Íctero grave. 

¿En qué difiere la cirrósis vulgar, la cirrósis de Laennec, de 
la cirrósis hipertrófica, y por qué sólo en un período avanzado 
determinan la aparicion de los fenómenos del ictero grave, por 
causa mecánica en cierto modo, despues de haber suprimido 
las células hepáticas conglobadas en sus anillos?—Es que la 
irritacion débil y por mucho tiempo renovada ha dirigido su 
accion unas veces sobre los capilares de la vena porta, y otras 
sobre la cubierta mucosa de los canalículos biliares. Las cé- 
lulas hepáticas no han sido afectadas primitivamente, porque 
la irritacion era demasiado débil, acarreando la sangre el 
agente tóxico en cantidad demasiado mínima, ó trasportando 
un veneno de poca energía que no produce desórden, sino por 
la repeticion de su accion. Si, por el contrario, hubiese sido 
muy fuerte la dósis del veneno, ó muy enérgicas sus cualida- 
des irritantes, atacadas las células hepáticas en toda la exten- 
sion del hígado y suprimidas más ó ménos bruscamente, ha-. 
- brian cesado de funcionar y se hubieran manifestado los fenó- 
menos propios de la atrofia amarilla aguda. 

Esta hipótesis es susceptible de una demostracion directa. 

Admitese cada vez con mayor generalidad que el envene- 
namiento por el fósforo da lugar á la produccion del íctero gra-: 
ve. Bajoel punto de vista de la sintomatología, la semejan— 
za es absoluta, y lo mismo sucede bajo el punto de vista de la 


295 


-anatomia patológica; en el de la clínica, nada falta tampoco al 
cuadro del íctero grave en la intoxicacion por el fósforo,—el 
tinte ictérico de los tegumentos y de la orina, los vómitos, -á 
menudo las hematemésis, las hemorragias difusas, los acciden- 
tes nerviosos, todo está allí. Bajo el punto de vista 1micros- 
cópico, las más de las veces no se ha encontrado atrofia del 
hígado; pero eso nada tiene de característico, porque por una 
parte la atrofia hepática aguda se presenta á ocasiones en la 
intoxicasion fosfórea, y por otra, Liebermeister y Frerichs-han 
encontrado, en casos bien comprobados de íctero grave, que el 
hígado estaba todavía tan voluminoso como en el estado 
normal. —(PFinalizará). 


HOSPITAL CMWIL DE SAN FELIPE Y SANTIAGO, - 


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ESTADO DEMOSTRATIVO del movimiento de enfermos ocurrido en cada 
uno de los doce meses de! año de 1879, 


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S PS] E -d 
z E . 4 S Sl 7 2 53 2 
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PPM E 2 S E S Ss ls 5 N = E ES Z 
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Il Entrados....- 466| 412) 464! .437| 432| 491| 594| 649| 564| 495| 410| 447 1 
Salid0S....... 1 438| 317| 374| 298| 401| 367| 470| 497| 465| 413| 346| 375 4761 
Fallecidos....| 93| 66| 113| 105| 83| 86) 1111 133l 111] 80|. 94| 84l/1159 


RESUMEN GENERAL del movimiento de enfermos ocurrido en el Hospital 
«de San Felipe y Santiago durante el año de 1879. 


| EXISTENCIA — | ENTRADOS EN ten. SALIDOS EN 1879, aa ENA879.| — PXISTENCIA 


en 81 de Dicbre., 1879 en 1. 9de Enero, 1880 


| 
| 369 5.861 | 4.761 | 1.159 | 310 | 
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305 


REAL ACADEMIA DE CIENCIAS. 


SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 28 DE NOVIEMBRE DE 1880. 


SRES. ACADÉMICOS 'CONCURRENTES.—LÑres. Gutiérrez, Presi- 
dente, Montejo, Plasencia, García, Castro, Benasach, Beato, Des- 
vernine, Ramos, Arantave, Orús, Donoso, Torralbas (D. Fran- 
cisco), Vilaró, Rovira, V. Machuca, Castellanos, J. L. Hernán- 
dez, Torralbas (D. José), Muchado, L. Cowley, CFovántes, A. 
G. del Valle, Finlay, Horstmann, Mestre, Secretario. 


Abierta la sesion á la hora de costumbre con la asistencia 
de los Sres. Académicos que arriba se expresan, dió lectura 
el Secretario general á las actas de la sesion extraordinaria 
del 27 de Octubre y de la conferencia cientifica del.14 de No- 
viembre, Jas que fueron aprobadas. | 

Asiste á la sesion el socio de mérito S”. D. José de la Luz 
Hernández. 

CORRESPONDENCIA. —Leyéronse en seguida por el mismo 
Secretario: —1 2 una invitacion del Gobierno General para el 
acto solemne de colocar la primera piedra del nuevo Hospital 
Civil; —2 2 otra invitacion del mismo Gobierno para Córte en 
Palacio con motivo del cumpleaños de S. M. el Rey; habién— 
dose nombrado para representar á la Academia á los señores 
Melero, Arantave y Castellanos; —3 2 una comunicacion del 
Gobierno General acompzñando certificacion de lo resuelto 
porel M. I. Ayuntamiento de Santiago de Cuba sobre el es— 
tablecimiento de un servicio municipal de para-rayos; habien— 
do pasado á informe de la Seccion de Ciencias Físicas y Na- 
turales;—4 2 un oficio de la Comision de Medicina legal, ma— 
nifestando que en la necesidad de estudiar debidamente los 
datos suministrados por la Direccion de la Casa de Dementes 


respecto del poe eiado Tomás Alvear, á fin de poder formular 
T. XVIL.—39. 


306 


en ciencia y conciencia una opinion digna de esta Academia 
y de la majestad de la justiciu, pide se posponga para la 
próxima sesion la lectura del informe que le está encomenda- 
do; acordándose de conformidad. 

Bretroreca.—El Dr. Finlay, Secretario de la Correspon- 
dencia nacional y extranjera, presentó: las Observaciones fisi- 
co-meteorológicas de la Escuela Profesional del 12 al 24 de 
Noviembre; —Crónica médico-quirúrgica, número 11;—Re- 
pertorio de Farmacia, número 11;—el Progreso Dental, nú- 
mero 7;—Revista General de Comunicaciones, número 8;— 
Boletin Oficial de Voluntarios, números 189, 190 y 191;— 
Boletin Comercial, 265 á 275;—Avisa dor Comercial, 265 á 
274;—Gaceta de Sanidad Militar, de Madrid, 140;—Boletin 
Profesional del Laboratorio, 20;—Independencia Médica, de 
Barcelona, número 3;—Revista Minera, de Madrid, 249;— 
Correspondencia Médica, números 37 y 38;—Harper's Week- 
ly, 1246 y 1247;—National Board of Health Bulletin, de 
Washington, números 2 á 6, 12, 13, 15, 18, 19 y 20;—Sup- 
plement, 6, 8, 9 y 10;—Vital Statistics, para los meses de 
Agosto, Setiembre y Octubre, 

Nuevo Hosprran Crvi.—Terminada la correspondencia, 
preguntó el Dr. L. Cowley si la Academia habia asistido con 
carácter oficial á la ceremonia de colocar la primera piedra en 
el nuevo Hospital Civil. 

Contestó el Secretario general que, aunque invitada á dicha 
solemnidad, la Academia habia sentido infinito no poder con- 
currir á ella con carácter oficial, en atencion á que dicha pri- 
mera piedra no se habia colocado en ninguno de los lugares 
señalados al efecto en los informes de la Corporacion. 

Pirecos EN DEPÓSITO. —El Dr. D. Ambrosio Fonzález del Va- 
lle manifestó que en la Academia existian dos pliegos cerrados 
depositados desde hace algun tiempo por los Sres. D. Enrique 
González y Dr. Larrúa, profesor de Música el primero y de Me- 
dicina el segundo: que ambos habian fallecido, dejando el 
Dr. Larrúa herederos, y muriendo el Sr. Gronzález hace más de 
dos años en Cárdenas sin ninguna sucesion; que respecto de 


307 


aquél, acaso pudiera suministrarnos algunas noticias nuestro 
socio de mérito el Dr. J. L. Hernández; pero tocante á éste, 
la Academia deberia tomar algun acuerdo para la apertura 
del pliego que dejó depositado, pues habiendo sidv persona 
muy entendida en el arte musical, es probable que en dicha 
pliego se encierre algo de útil y provechoso para el arte men. 
cionado. 

El Dr. Hernández, correspondiendo á la preindicada alusion, 
expuso que áun cuando no podia decir nada de positivo acer- 
ca del pliego perteneciente al Dr. Larrúa, conoció bastante 4 
este facultativo, que en los ultimos años de su vida se dedicó 
más especialmente al tratamiento de las enfermedades por 
medio de la electricidad y el magnetismo.. 

El Sr. Presidente opina que no hay el menor derecho por 
parte de la Academia para abrir los pliegos en ella deposita- 
dos, áun cuando hayan fallecido los remitentes; pues este de- 
recho sólo corresponde á sus parientes y albaceas; es un se- 
ereto que sólo á la familia toca descifrar; y en caso de que no 
la hubiese, podría consultarse lo vigente en e leyes relati- 
vas á depósitos. 

El Dr. Finlay indica que tal vez haya en la materia aleo 
legislado ó establecido en las Academias de Europa. 

El Dr. A. G. del Valle expone que, segun se asegura, no 
dejó el Sr. González familia alguna ni testamento hecho; y en 
esta virtud convendría dirigir un aviso al público para inqui- 
rirlos datos necesartos y conducentes á aquel objeto. 

El Secretario general es de parecer que semejante derecho 
no compete á la Academia, sino á los depositantes; y si hu- 
biesen muerto, á sus albaceas ó allegados; por otra parte, no 
cree que la Academia debe hacerse solidaria en la pretension 
y entusiasmo por abrir los pliegos depositados, compartiendo 
la opinion de los que se adelanten á decir que en esos pliegos 
hay en realidad algo que amerita ese entusiasmo y á creer que 
ellos son como la caja de Pandora, de doude han de brotar 
grandes bienes para la humanidad. Ensu concepto corres- 
ponde á las personas interesadas en que se abran, dar los pa- 


308 


sos Oportunos para proceder á ello con toda garantía, pero sin 
que la Academia asuma la iniciativa en una convocatoria que 
pudiera hacerla caer en el ridículo. Y á este propósito recor- 
dó el Secretario que el respetable Sr. Larrúa en los últimos 
años de su vida habia dado pruebas patentes de declinacion 
mental, haciendo girar todo su sistema de tratamiento en la 
asistencia de los enfermos al rededor del electromagnetismo, y 
siendo muy factible que algo de eso se encontrase en su pliego 
depositado. Concluye, por último, aseverando que en las 
academias científicas de Europa nose nota nunca la menor 
preocupacion por dichos pliegos. 

Replicando el Dr. 4. GF. del Valle, dijo que el ejemplo de 
las otras academias podia muy bien no tomarse por norma. 
en este caso, pues no bastaba seguramente que allí se hiciese 
una cosa para que siempre fuese digna de imitacion: que el 
Sr. González era persona muy conocida por sus vastos conoci— 
mientos en Música; que habia dejado numerosos discípulos, re- 
conocedores de sus méritos, no tratándose por lo tanto de un 
sujeto ignorado y sin antecedentes que abonáran la preten- 
sion de abrir su pliego, áun cuando esto se haga con todas las 
garantías posibles; que esos pliegos no han de permanecer ahí 
toda la vida cerrados, sin saberse lo que contienen; y que la 
Academia no ha de hacer el papel de un sepulcro oscuro, sino 
el de una antorcha que esclarece é ilumina. 

En espera sin duda de que los interesados reunan los datos 
necesarios para la apertura de dichos pliegos, no tomó la Aca- 
demia ningun acuerdo sobre el particular. 

HIGIENE PUBLICA.— Nuevo reactivo del azúcar.—En la ór- 
-den del dia un informe de los Dres. Várgas Machuca y Rovira 
sobre el llamado nuevo reactivo del azúcar, debido al Sr. Fe” 
rratjes, le dió lectura el último delos señores acad émicos men- 
cionados.—Despues de recordar los antecedentes del caso y 
el objeto que se propuso la Comision anterior, sie ndo el de la 
actual indagar si los azúcares y mieles obtenidos por el proce- 
dimiento de D. José Ferratjes y Soler contienen sustancias 
nocivas á consecuencia de la práctica del mismo procedimien- 


309 


to, —exponen que las sustancias empleadas en éste son noci- 
vas aisladamente consideradas; pero coinno quiera que entran 
4 formar combinaciones insolubles con las materias albumi. 
noideas y con la potasa, y además emplea el autor la cal para 
separar el exceso del ácido hidrofluosilícico, que á la verdad 
es el único que pudiera inspirar serios temores, de aquí que 
el tanino sea arrastrado bajo la forma de laca en combinacion 
con las materias albuminoideas, gomosas y mucilaginosas, y 
que el ácido lo sea por la potasa contenida en el guarapo, y 
el exceso que pudiera quedar en libertad lo será por la cal, 
que lo precipitará bajo la forma de hidrofluosilicato de cal; 
- por último, al investigar la presencia de los agentes químicos 
empleados en los azúcares y las mieles, no se obtuvieron resul- 
tados positivos. De todo lo cual concluye la Comision: 12 que 
las muestras de azúcares y de miel que ha analizado no con- 
tienen tanino ni hidrofluosilicato; y 22 que ni el tanino ni el 
ácido hidrofluosilícico pueden considerarse nocivos despues de 
las combinaciones que forman con los componentes del zumo 
de la caña. 

Discusion.—Tomado en consideracion el informe leido por 
el Sr. Rovira, manifestó el Dr. Finlay que no basta que teóri- 
camente se diga que las combinaciones ulteriores de los agen- 
tes químicos empleados con tales ó cuales sustancias les quitan 
toda accion maléfica; si aquellos agentes son de por sí nocivos 
y aplicados en grande escala por personas no idóneas, esto es 
suficiente para rechazatlos. 

Estudiado el procedimiento,—contesta el Sr. Rovira, se ve 
claramente que debe perderse todo temor desde el momento 
en que el ácido es neutralizado, precipitado y arrastrado por 
las materias con que está en contacto: de lo contrario, no sería 
posible emplear ningun procedimiento en las distintas indus- 
tiias que se valen de sustancias cuya accion es más ó ménos 
enérgica. 

El Dr, Finlay replica que hay procedimientos industriales 
exentos de todo peligro y hay tambien otros fabriles que “se 
consideran como nocivos: la elaboracion del azúcar puede 


310 
estimarse hasta ahora como inocente, pues áun cuando se usa— 
se del ácido hidrosulfuroso, no debe éste compararse al hi- 
drofluosilícico. E 

El Dr. Rovira conviene, segun se ha dicho en el informe, en 
que aisladamente son venenosas las sustancias empleadas, pe- 
ro no despues de haber entrado en combinacion y de ser arras- 
tradas por las materias albuminoideas, gomosas y mucilagino- 
sas, áun cuando no se eche la cal. 

Parece al Dr. Finlay muy difícil que lo sean enteramente; 
y, por otra parte, no hay la menor seguridad de que los pro- 
ductos remitidos hayan sido preparados del modo que se 
dice. é 

El Dr. Várgas Machuca responde á esta observacion que la 
Comision ha examinado los productos tales como le han sido 
enviados; y, además, ese exámen no consta en el informe sino 
4 título de contraprueba. 

Pregunta el Sr. Montejo si en el procedimiento se fijan las 
proporciones que han de emplearse del llamado reactivo. 

El D». Finlay recuerda que en el procedimiento del Sr. Fe- 
rratjes se fija la cantidad de reactivo destinada á los ingenios 
por cada galon de guarapo; y por cierto (agrega) que esto 
confirma sus anteriores argumentos, toda vez que la composi— 
cion del guarapo es variable; de suerte que por rareza vendrá 
4 ser una realidad la exacta combinacion y neutralización del 
reactivo por los ingredientes de dicho guarapo, compensacion 
ó neutralizacion en que funda el Dr. Rovira la inocuidad del 
procedimiento. 

El Sr. Várgas Machuca advierte que si se aplicase en mayor 
cantidad, para eso está el exceso de cal y la gran cantidad de 
líquido en que va el ácido; y, por otro lado, atendiendo al 
valor venal de éste, que es grande, no puede haber interés en 
que se emplee sin medida. 

El Sr. Zorralbas (D. José) hace notar que en la cuestion de 
que se trata no existe el mismo punto de vista que para los 
específicos: en éstos se procura averiguar si son más ó ménos 
provechosos, en el otro caso saber si el nuevo reactivo es más ó 


311 


ménos nocivo; pero suponiendo que lo sea, hay que no olvidar 
la tendencia observada en nuestros ingenios de echar más bien 
más que ménos cal, lo que constituiría una garantía. 

- Grandísimo inconveniente ofrece para el Sr. Montejo ese uso 
exagerado y rutinario que suele hacerse de la cal: admisible 
en ciertos procedimientos, por medio de los cuales se obtienen 
productos en color que no pueden clasificarse sino dificilmen- 
te, debe siempre andarse con cuidado respecto de la cantidad 
y Manera de emplearla, 

El Sr. Orús manifiesta que ese uso de la cal se comprende 

en el procedimiento de Maumené para formar sucratos alca- 
linos; mas no en el de Ferratjes, en el que habría que echar á 
la vez muchísimo ácido hidrofluosilícico. Industrialmente no es 
aceptable el último; científicamente, es cierto que ocurren la. 
neutratizacion, precipitacion y arrastre de las sustancias no- 
civas; pero no empleándose el ácido carbónico, hay interés en 
dar una cantidad medida de cal, pudiendo quedar en suspen- 
sion el ácido temido. 
- El Dr. Rovira, en su respuesta, se refiere para el primer 
punto al informe anteriormente presentado por el Sr. Monte- 
jo; en cuanto á si las muestras de azúcares y de miel analizadas 
por la Comision, contienen productos nocivos, los resultados 
del exámen han dicho lo contrario; y en tercer lugar, es inne- 
gable que ni el tanino ni el ácido hidrofluosilícico pueden con- 
siderarse como perjudiciales á la salud despues de las combi- 
naciones que forman con los componentes del zumo de la 
caña. 

El Sr. Orús está enteramente de acuerdo en la inocuidad 
de los productos despues de las manipulaciones; pero no pue- 
de asegurarse que no queden pequeñas cantidades de la sus- 
tancia cuya accion sobre la economía ha dado lugar al segun- 
do informe académico: el peligro está en la misma manipula— 
cion, y debe tenerse presente que operarios toscos é ignorantes 
son los que van á manejar una sustancia de propiedades cáus- 
ticas. | 

El Dr Rovira recuerda que Corpora non agunt nisi soluta, 


312 


y que, tratándose de una materia insoluble, puede separarse 
e pa 

El Dr. Várgas Machuca advierte que el procedimiento está 
yá as en virtud del'informe anterior del Sr. Montejo, 
y que, por lo tanto, el nuevo informe que ahora se discute no 
ha tenido para qué ocuparse en ese asunto. 

El Dr. Finlay está de acuerdo en ello; pero le choca que las 
conclusiones del nuevo informe no se refieran en nada á esa 
circunstancia. EN 

El 5”. Orús propone que se haga constar en una de las con- 
clusiones que la manipulacion del ácido pudiera ser peli- 
grosa. 

El D». Rovira objeta que esa conclusion no corresponde 
deducirla en el informe actual, por no haberse hecho ninguna 
pregunta en dicho sentido. e 

El Dr. Várgas Machuca hace notar que áun cuando seme- 
jante circunstancia no conste en las conclusiones del nuevo 
informe, está claramente consignada en el cuerpo del mismo, 
en donde se llama la atencion oe ias propiedades nocivas 
del ácido hidrofluosilícico ántes de sus combinaciones; é insis— 
te en que nos quedaríamos sin ninguna industria si fuéramos á 
proseribir el ácido sulfúrico, los hiposulfitos y otros agentes en 
ella empleados. 

El Sr Zorralbas (D. Francisco) es talaca de parecer que 
no-hay peligro alguno en el caso aludido, vistas la estabilidad 
é nsolubilidad del agente mencionado. 

Invitado por ei Sr. Presidente, leyó el Sr Rovira de nuevo 
las conclusiones del informe. 

El Dr. Fínlay no está de acuerdo cen la segunda: en su sen- 

1r debe expresarse que los agentes químicos de referencia de— 

ben considerarse como nocivos, á pesar de que pierdan esta 
cualidad a! entrar en combinacion con los componentes del ju- 
go sacarino. La Comision debió haber preparado primero 
azúcares, empleando dichos agentes, para compararlas despues 
con las muestras remitidas á la Corporacion. 

El Sr. Várgas Machuca contesta que eso fué lo primero que 


315 


se pidió al interesado; y como no accediera á semejante propó- 
sito, tuvo la Comi sion que concretarse al exámen de las mues- 
tras mencionadas. 

El Sr Orús explica que sometido al parecer de la Acade— 
mia el procedimiento del Sr. Ferratjes y Soler, no le corres 
ponde mostrarse incompetente bajo el punto de vista indus— 
trial; pero colocada la cuestion en el punto de vista higiénico, 
se comprende la necesidad del segundo informe; y es de pare— 
cer el Sr. Orús, así como el Dr. Várgas Machuca, se remitan 
uno y otro al Gobierno General, despues de haberse votado 
por el órden de su antigiiedad. 

Habiendo indicado el Secretario general que debia comen— 
zarse la votacion por el segundo informe, cuyas conclusiones 
_respondian más directamente á la consulta del Gobierno, vo— 
tándose despues si se acompañaba del primero al remitirlo á la 
Superioridad, aceptado este parecer por el Sr. Orús y demas so- 
cios presentes, creyó el Sr. Presidente suficientemente discuti- 
do el punto y sometió á votacion los particulares enuncia— 
dos. 

El resultado de dicha votacion fué: primero, la aprobacion 
unánime del informe ministrado porlos Sres, Várgas Mashu- 
ca y Rovira, absteniéndose de votar dichos sefiorés por deli— 
cadeza; y segundo, el acuerdo de la mayoría (ménos cuatro 
votos) de que se elevara al mismo tiempo al Gobierno el in- 
forme redactado por el Sr. Montejo. 

HisroLociA.—Leyó en seguida el Dr. Desvernine, á nombre 
tambien de los señores Labredo y Rodríguez, un informe re-- 
ferente á los estudios y preparaciones sobre Histología normal 
y patológica, hechos porel Dr. Pablo Latteux y presentados 
por nuestro socio numerario el Dr. T. Plasencia, con opcion al 
título de miembro corresponsal en París. Recorre el Sr. Po- 
nente los veinte y tres cartones puestossá su disposicion, cla— 
sificándolos del modo que ha parecido más claro y lógico: cada 
preparacion histológica viene acompañada de una breve rese- 
ña clínica del caso y de una parte explicativa con diseños he- 


chos con la cámara clara y esquemas cuando son necesarios; y 
S T. XVII, —40. 


314 


se comprende desde luégo que esas descripciones y dibujos no 
puedan corresponder perfectamente á todos los cortes verifi, 
cados en un mismo producto patológico, como se observa en 
el ejemplo de la histología normal de la glándula sublingual 

en el de un mixosarcoma del muslo, en el de un epitelioma 
del párpado superior y en el de una artritis fungosa. Esas im= 
perfecciones resultan del deseo de poner 4 la disposicion de 
cada alumno una placa histológica donde pueda adquirir datos 
directos sobre la materia que se le expone, no afectando en 
nada la habilidad del autor ni sus conocimientos micrográfi- 
cos, y siendo un método de exposicion y vulgarizacion digno 
de celebrarse en todos conceptos. La Comision, despues de 
rendir un tributo á la utilidad que presta el microscopio en 
sus abundantes contribuciones á la Patología, y de reconocer 
la parte que en esa empresa toman trabajos como el mencio- 
nado, termiva recomendando la admision de su autor como 
miembro corresponsal en la capital de Francia, el que por su 
laboriosidad y favorables condiciones nos ocupará más de una 
vez cun comunicaciones dignas de toda nuestra atencion. 

Tomado en consideracion el iuforme anterior, manifestó el 
Sr. Presidente que en sesion de gobierno se procedería á la co- 
rrespondiente discusion y votacion. 

Ocuzistica.—Leyóú en seguida el Dr. T. Plasencia la segun- 
da parte de su memoria sobre la pupila, ocupándose en ella de 
sus funciones: estudia los caractéres de los movimientos pupi- 
lares, la duracion de dichos movimientos, su sinergia en am- 
bos ojos, el órdená que pertenecen, sean dependientes Ó no 
de la voluntad y provocados por otras causas; la naturaleza de 
los movimientos del íris con relacion á los ayentes que deter- 
minan su estrechez ó dilatacion; deteniéndose á examinar las 
diversas teorías que se han emitido en el asunto, y aceptando 
que no es el esfínter el, que se contrae y que existen otros 
agentes de dilatacion y de estrechez, además de los dos mús- 
culos del iris. 

Terminada la lectura del Dr. Plasencia, declaró el Sr. Pre- 
sidente finalizada la sesion pública y constituida la Academia 


315 


en otra de gobierno para proceder á la votacion del socio co. 
rresponsal arriba mencionado. 


SESION PUPLICA ORDINARIA DEL 12 DE DICIEMBRE DE 1880. 


SRES. ACADEMICOS CONCURRENTES.—Sres. Gutiérrez, Presidente, 
J. L, Hernández, Núñez, Górdon, Vilaró, Plasencia, L. Cowley, 
Montalvo, V. B. Valdés, Rovira, Mestre, Secretario. 


FArra DE quorRUM.—Al abrirse la se sion 4 la hora de costum- 
bre con la asistencia de los Sres. Académicos que arriba se ex- 
presan, manifestó el Sr Presidente que no estando presentes más 
que diez socios numerarios, en vez de los once que exige el Re— 
glamento para que pueda celebrarse sesion, no era posible dar 
lectura al acta ni á los informes que, puestos á la órden del dia, 
habían de requerir acuerdos por parte de la Corporacion; y 
que en tal concepto sólo se leerían las comunicaciones y tra- 
bajos que no demandasen ese requisito, relebrándose así una 
“confe rencia científica.” 

Asiste á la reunion el socio de mérito Sr”. Dr. D. José de la 
Luz Hernández. 

CorrespPowneNcIa.—Leyéronse en seguida por el Secretario ge- 
neral: 12 una comunicacion del Ilustre Ayuntamiento de 
Consolacion del Sur, pidiendo diez vidrios de vírus vacuno para 
propagarlo en dicho término municipal. Habiendo agregado 
el Secretario general que esto parecia probar cierta carencia 
de vírus en la Corporacion llamada á proporcionarlo con más 
extension y eficacia, expuso el Dr. L. Cowley, Secretario de 
la Junta Provincial de Sanidad, que extrañaba mucho seme-— 
jante peticion, cuando los diversos municipios estaban ya ad- 
vertidos de que debian dirigirse al Centro de Vacuna estable- 
cido en la Habana, que posee el profiláctico en abundancia; 
—2 2 un oficio del Sr. Juez de Primera Instancia del Distrito 
de Belen, remitiendo por exhorto del de Santiago de Cuba 


316 


ya causa por homicidio allí incoada y en la que se trata de 
precisar el estado mental del procesado; de la que se dió tras. 
lado á la Comision de Medicina Legal para el informe respec- ' 
tivo;—3 2 otro idem del mismo Juzgado, recordando el in- 
forme que se pidióá la Academia sobre la verdadera raza á 
que pertenece cierto individuo y anunciando la remision de 
nuevos datos sobre el asunto; los que, no habiéndose recibido, 
se reclamarán oportunamente;-—4 2 una carta del socio nú- 
merario Dr. Giralt, participando no serle posible asistir á la 
sesion del dia, pero que en la próxima presentará el informe 
de que está encargado sobre una me morla referente á la Hi-. 
poemia intertropical;—53 2 una comunicacion del Sr. Secreta- 
rio de la Correspondencia en la Sociedad de Ciencias Naturales 
de Brémen, el profesor Dr. Buchenau, manifestan do no haber 
recibido la entrega 193 de los Anuales de nuestra Academia, 
la cual le será enviada. 

BrsLioreca.—Por ausencia del Dr. Fiínlay, Secretario de la 
Correspondencia nazionál y extranjera, presentó el Secretario 
general: —las Observaciones físico--meteorológicas de la Es- 
cuela Profesional del 20, 21, 25,430 de Noviembre último;— 
Revista Económica, números 161, 163 y 164;—Boletin Co- 
. mercial 276 4 286;—Avisador Comercial, 276 ¿286;—Ana— 
les de la Sociedad Española de Historia Natural, t. 92 cua- 
derno 2 2;—Revista Minera, 250 y 252;—Gaceta de Sanidad 
Militar, 141;—El Laboratorio, 11;—Boletin Profesional de 
id., 21;--varios ejemplares de la Exposicion de los fabricantes 
de tabacos de la Habana á las Córtes Nacionales, los que se 
repartieron á los Sres. presentes;-y la Historia Natural de Pli- 
nio, en francés, por Mr. Ajasson de Grandsagne, en 20 volú- 
menes, regalada por el socio numerario Sr. Montejo, 4 quien 
se darán las más atentas y expresivas gracias por su valioso 
presente con destino á la Biblioteca de la Corporacion. 

Oocuristica.—Terminada la correspondencia, leyó el Dr. 7" 
Plasencia la tercera parte de su memoria sobre la pupila, co- 
menzando á tratar de ésta bajo el punto de. vista semeyótico. 
En tres divisiones considera la pupila: primeramente como es- 


317 


tesiómetro, despues como sintoma de la parálisis general y 
luégo en un grupo de enfermedades en que desempeña un pa- 
pel más ó ménos importante ó conocido. Recuerda los estu— 
dios de Schiff, despues de haber explicado las teorías de los 
movimientos del iris por medio de los fenómenos vasculares, 
las que admiten la influencia de muchos agentes en la pro- 
duccion de las modificaciones pupilares, la accion de ciertas 
regiones del sistema nervioso sobre el estado de la pupila, la 
del trigémino sobre ésta, la del gran simpático, de los nervios 
ciliares, de la médula espinal, de los nervios periféricos,, del 
nervio óptico, de los tubérculos cuadrigéminos, del cerebro, 
cerebelo y meninges; concluyendo por dejar sentado que siem: 
pre que la actividad del cerebro se pone ea juego, las arterias 
se contraen, y por consiguiente, sufre la pupila cierto grado 
de dilatacion, observándose que las emociones morales vivas 
hacen contraer los vasos, y de aqui la palidez de la cara y la 
dilatacion pupilar, miéntras se está bajo la impresion del te- 
mor ó del terror. 

Terminada la lectura del Sr. Plasencia, y por consiguiente 
la conferencia científica, 4 propuesta del Sr Presidente y en 
atencion á un informe médico-legal del Dr. Vilaró, puesto á la 
órden del dia, se convino en celebrar una sesion extraordina- 
ria el sábado 18 á las siete y media de la noche. 


SESION EXTRAORDINARIA DEL 18 pe DiciEMBRE DE 1880. 


Sres. ACADEMICOS CONCURRENTES.— Gutiérrez Presidente, (1- 
ralt, Lástres, Arantave, Ramos, Plasencia, Beato, Finlay, Mes- 
tre, Secretario, , 


FaLrta De NUMERO.—Reunidos en el salon de sesiones, á las 
siete y media de la noche, los Sres. Académicos que arriba se 
expresan, por estar citados para sesion extraordinaria con mo- 


318 


tivo de no haberse podido celebrar, por falta de número, la 
ordinaria correspondiente al 12 del mismo mes; y despues de 
haber aguardado hasta pasadas las 8 de la noche, expuso el 
Sr. Presidente que faltando dos socios numerarios “para for- 
mar el guorum señalado en nuestro Reglamento, no era posi- 
ble celebrar sesion. 

Participó en seguida el Secretario general, que el Dr. Vilaro, 
cuyo informe médico-legal reclamado ya por el Juzgado res- 
pectivo, por conducto del Gobierno General, era la causa de la 
reunion extraordinaria que debia celebrarse, le acababa de 
dirigir una tarjeta comunicándole que le era.imposible, 4 últi- 
ma hora, asistir á la sesion, aunque á la verdad la oposicion 
que al mismo tiempo tenia lugar en la Universidad parala cá- 
tedra de Patología Médica sería causa de que no hubiese guo— 
rUm. 

El Secretario agregó que áun cuando estuviera completo el 
número, cosa que era fácil conseguir de momento, dada la 
proximidad del Dr, Várgas Machuca á quien acababa de ver 
en su casa y á quien podía pasarse aviso, como al Dr. Donoso, 
la ausencia del Sr. Vilaró no permitia tampoco discu- 
tir el informe que había tenido la bondad de remitir como po- 
nente de la Comision de Medicina Legal, puesto que á él le 
tocaba responder á las observaciones que acaso se le hicieran, 
y ninguno estaba por dicho socio encargado de ocupar su lu— 
gar. | 

El Dr. Giralt manifestó entónces que había traido el infor- 
me de la Comision de Patología médica sobre la mensoria rela- 
tiva á la Hipoemia intertropical, presentada con opcion al tí- 
tulo de socio corresponsal; y no pudiendo leerse por los mo- 
tivos apuntados, se convino por todos los presentes en reunir- 
se de nuevo el dia 20 á la una de la tarde, reclamando cada 
cual por su parte la asistencia de algun otro socio, en atencion 
á que la proximidad de la Pascua de Navidad haría más difi- 
cil la reunion de los Sres. Académicos, 


319 


SESION EXTRAORDINARIA DEL 20 pe DiciemBrRE DE 1880. 


SRES. CONCURRENTES.— Govántes, Presidente eventual, Beato, 
Plasencia, Babe, V. B. Valdés, Rovira, Donoso, L. Cowley, 
¡S. Fernández, Finlay, V. Machuca, Arantave, Giralt, Mestre, 
Secretario, 


Abierta la sesion á la una de la tarde, enel local acostumbra- 
do y con la asistencia de los Sres. Académicos que arriba se ex- 
presan, ocupando la Presidencia el socio numerario Dr. Go- 
vántes, por enfermedad de los Sres. Presidente y Vice-Presi- 
dente, dió lectura el Secretario general á las actas de las sesio- 
nes públicas ordinarias del 28 de Noviembre y 12 de Diciem- 
bre, así como de la extraordinaria del 18 de Diciembre últi- 
mo; las cuales fueron aprobadas. 

CorREsPONDENCIA.—Leyéronse en seguida por el Secretario 
general: 12 una atenta comunicacion del [llmo. Sr. Secreta- 
rio del Gobierno General de la Isla D, Joaquin Carbonell, re- 
mitiendo con destino á la Biblioteca de la Corporacion un ejem- 
plar de la “Historia de las Indias” por Bartolomé de las Casas 
en cinco tomos, y otro de la obra de D. Justo Zaragoza sobre 
las insurrecciones en Cuba, en dos tomos; habiéudose dado 
las más expresivas gracias por tan valioso presente; —22 una 
comunicacion del Excmo. Sr. Presidente del Ayuntamiento 
de la Habana, preguntando si la Biblioteca de esta Real Aca— 
demia es pública, cuálsea el número de sus volúmenes y cuáles 
les fondos con que se sostiene; habiéndose contestado que está 
abierta al público todos los dias de trabajo, de 12 4 3 de la tar- 
de: que se compone de 2,668 volúmenes empastados y 348 á la 
rústica; y que se ha surtido constantemente de los donativos 
hechos por los Sres. Académicos, por las sociedades científicas y 
por muchas personas amantes del saber;-3? un oficio del Juzga- 
do de 1? Instancia del Distrito de Belen, recordando el informe 
pedido 4la Academia para determinar la raza á que pertenez- 


320 


ca Felipe Dominguez y anunciando el envío de más datos sobre 
dicho asunto; 4 quien se contestó que tan luégo como se reci- 
bieran esos datos, se procedería por la Comision respectiva á 
ministrar el informe solicitado; —4. otro idem de la Real 
Sociedad Económica invitando á la Academia para la sesion 
solemne expositiva de sus tareas anuales; dándose traslado de 
esa invitacion 4 los Sres, Académicos presentes, á fin de que 
asistieran todos los que pudieran hacerlo;—5. 9 otro idem del 
Excmo, Sr. D. Francisco de Alhear y Lara, Vice Presidente 
de la Academia, participando que se ausenta al campo con ob- 
jeto de restablecer su salud;—6. % una carta del Dr. D: Pe- 
dro Sánchez, vocal de la Junta de Sanidad de Cabañas, solici- 
tando se le envíen algunos tubos de vírus vacuno para conju- 
rar la viruela que se ha presentado en aquel distrito; de que 
se dió traslado á la Sub=comision de Vacuna;—7. 9 otra idem 
de la Sra. Sara S. Pickering, de Bóston, deseando saber si se 
ha recibido la obra del Sr. Cárlos Pickering en inglés, titula 
da “Historia Cronológica de las Plantas;” á quien debe contes- 
tarse, dándole las gracias, que en efecto se recibió dicha obra 
y no pudó acusarse recibo de ella por ignorarse la direccion 
del remitente. 

La Academia dió su aprobacion á todos los actos "efectuados 
desde la última sesion ordinaria y de los que se dió cuenta en 
las actas que le fueron leidas. 

Rewuxcio.—El Secretario general manifestó entónces que ha . 
llándose el Sr”. Vilaró sumamente ocupado aquel dia con los 
preparativos para la distribucion de premios que habia de efec- 
tuarse por la noche en la Real Sociedad Económica, y no pudien- 

- do asistir á la sesion de la Academia, había remitido el infor- 
me médico-legal que se hallaba apuntado en la órden del dia. 
El Secretario agregó que, áun cuando la ausencia del Dr. Vilaró 
no dejaba de ser un inconveniente para la lectura de dicho infor- 
me, que él únicamente podría sostener debidamente en caso de 
que se le hicieran observaciones, sin embargo, atendiendo al 
retardo que ha sufrido el mencionado informe, á que ha sido 
ya reclamado por el Juzgado respectivo con la mediacion del 


321 


Gobierno General, y á que, no habiendo asistido el Sr. Ponen- 
te esta vez ni otras dos anteriores, no habia mayores probabi- | 
lidades de que otra cosa sucediese en lo sucesivo, —fué de pa- 
recer que debía procederse sin más demora á la lectura y dis- 
cusion del repetido informe. 

- El Dr. Bubé deseó saber cómo era que perteneciendo el Dr. 
Vilaró á la Seccion de Ciencias Fisicas y Naturales, formaba 
parte de una Comision en que se le enconmendaba un trabajo 
que correspondía exclusivamente á la Seccion de” Medicina, 
infrigiéndose tal vez un acuerdo de la Academia. 

El Secretario general explicó que ese acuerdo se referia ú 
evitar que los miembros numerarios pertenecientes á una Sec- 
cion pudieran pasar despues á otra distinta de aquella para 
que fueron propuestos ó para la que hicieron opcion; pero 
que, por el artículo 54 de nuestro Reglamento, “podrán per- 
tenecer á una misma Comision, cuando la naturaleza del ob-— 
jeto ú otras circunstancias lo exijan, socios y vocales de dos ó 
de las tres Secciones de la Academia;” que, basado en este ar- 
tículo, la Comision de Medicina Legal encerraba en su seno 
vocales que no pertenecian á la Seccion de Medicina; y que, al 
ser reiucorporado el Sr. Vilaró á la Academia, pidió volver á 
ocupar un lugar enla mencionada Comision, couforme lo ha- 
bia hecho ántes de ser declarado socio corresponsal de la mis- 
ma, lo que le fué acordado por unanimidad, 

. El Dr. Plasencia apoyó las ideas expuestas por el Secreta- 
rio general; y consultada la Corporacion por su Presidente 
eventual, se acordó dar lectura, terminada la correspondencia, 
al informe aludido. 

BibLiorEcA.—Acto seguido, presentó el Sr. Finlay las publi- 
caciones recibidas despues de la última- sesion.—Observacio- 
nes fisico-meteorológicas de la Escuela Profesional, de 7 al 
11 de Diciembre; Boletin Comercial, números 287 á 292; 
Avisador Comercial, números 287 á 292; Boletin de los Vo- 
luntarios, 194; Revista General de Comunicaciones, año IL, n? 
9; El Repertorio, nuevo periódico dirigido por el Sr. D. Ra- 
fael R. de Carrerá y Heredia, 1, 2 y 3; Gaceta de Sanidad Mili- 


T, XVvII.---41, 


322 


tar, 142; Crónica oftalmológica, año X, n.2 8; La Indepen- 

_ dencia médica, de Méjico, números 224 26; La Ilustracion 
Militar, n. 2 1; Boletin de Estadística demográfico-sanitaria 
de la Península é Islas adyacentes, Octubre de 1880, núm. 16; 
Ba rper's Weekly, 1,245-8-9-50; Medical Record, 520 4 522, 
524 4 527. 

Mebnicixa 1:caL.— Enajenación mental.—Concluida la corres- 
pondencia, leyó el Secretario general el informe médico-legal 
del Dr. Vilaró acerca del estado mental del procesado Tomás 
Alvear, sobre cuyo asunto habia ya ministrado la Comision de 
Medicina-legal un anterior informe, indicando que, para alcan- 
zarse la resolucion definitiva del caso, debia continuarse la ob- 
servacion del procesado en la forma y en los términos que 
previenen los clásicos. Recibida la hoja clínica llevada en el 
Asilo general de Enajenados durante algo más de ocho meses 
la Moda se detiene á considerar los e en ella consig. 
nados, bajo el punto de vista patológico, estudiando sucesiva- 
mente el estado físico y el estado mental del negro menciona- 
do, y pasando despues á fijar su atencion en las apreciaciones 
del facultativo que ha llevado la observacion, el cual, aunque 
no emite parecer definitivo, se inclina á pensar que aquél no 
está mentalmente alienado, encontrando por la inversa algu— 
nas pruebas de simulacion. La Comision hace la exposicion 
de los hechos en que ha de basar su juicio; y despues de insis- 
tir en las dificultades de precisar el estado mental de un suje- 
to, sobre todo si no se le tiene presente para estudiarlo por 
completo y bajo aquel punto de vista, discute la relacion clí- 
nica que trazara el médico de dicho Asilo; señala las deficien— 
cias y contradicciones del citado documento, en que, fundado 
en un criterio impropio de esa clase de investigaciones, presen— 
ta su autor como un hecho que el procesado fingía la 
locura; enel que las afirmaciones no están razonadas ni 
fundadas, y cuando por otra parte obran en los antece- 
dentes datos que hacen: sospechar la existencia de una lo- 
cura depresiva, en la cual la violencia de los actos con-=' 
trastan con un carácter taciturno, como el que aparece incom: 


323 


pletamente descrito en el procesado;—la Comision de Medici- 
na-legal, no olvidando que hay casos en los que ni una ni po- 
cas observaciones bastan, en especial si hay intervalos lúcidos, 
y en que toda precipitacion es exponerse á cometer asesinatos 
jurídicos, se ve obligada hoy á repetir que no cuenta con los 
elementos que necesita para formular un juicio digno de sí 
misma, de la respetabilidad de la Corporacion y de la confian- 
za con que se le honra al consuitarla, concluyend o por último 
que: la deficiencia de la observacion clínica, practicada en el 
moreno Tomás Alvear, no permite ála Academia decidir si 
éste se halla 6 no demente. 

ParoLocia mánica,—/Hipoemia intertropical.—Aprobado por 
unanimidad el informe anterior, leyó otro el Dr. Giralt, á nom- 
bre de la Comision de Patologia Médica, sobre una Memoria: 
relativa á la “Hipoemia intertropical” remitida por el .D». 
D. J. Francisco Roldan y Cruz.—Si bajo «este nombre se ha 
tratado de describir una enfermedad caracterizada por la dis- 
minucion del plasma y el aumento de la serosidad, no era ne- 
cesaria una nueva denominacion, cuando la ciencia designa 
ese estado patológico con el término de “hidroemia,” que re- 
presenta la alteracion exacta de la sangre y es mucho más pro- 
pio que el otro. Despues de reconocer someramente los rasgos 
bibliográficos concernientes á esta dolencia hasta que en 1855 
el Dr. Griesinger la estudió en el Cairo, con una riquísima 
sinonimia, fácil de comprender respecto de una enfermedad 
general, descon ocida en su esencia, con manifestaciones loca- 
les y que por lo tanto debia ser designada segun los síntomas 
que predominaban ó el órgano que más sufría, pasa la Comi- 
sion á ocuparse de las causas, en las cuales reconoce una des— 
graciada trinidad, la misma que para el beriberi: falta de 
alimento, falta de sueño y exceso de trabajo, á las que se unen 
el calor, la humedad y el parásito señalado por el Dr. Griesin- 
ger, parásito que fijándose en las primeras porciones del intes- 
tino delgado, y que picando la mucosa, produce hemorragia y 
absorbe la sangre para su alimentacion. Aunque no haya por 
qué dudar de la existencia de los anquilóstomos en el sitio 


321 


mencionado y de que se les haya encontrado efectivamente en 
las autopsias, la Comision no cree sea ése un motivo para con- 
siderarlos como causa determinante de la hipoemia: los vérmes 
pueden ser consecutivos á la enfermedad, hallando las larvas 
un terreno abonado para desarrollarse, crecer y multiplicarse; 
de lo contrario no se explica por qué prefiere al negro, por 
qué todos los blancos que se hallan en las mismas circunstan- 
cias no padecen la hipoemia, y por qué no abren la escena los 
fenómenos gastro-intestinales; y ¡»or otra parte, no es Imposi- 
ble que tales parásitos se encuentren tambien en el beriberi, en 
cuya afección no se les ha buscado todavía.—Pasando al estu— 
dio de los síntomas y lesiones anatomo-patológicas, traza la Co- 
mision un cuadro comparativo entre la hipoemia intertropical 
y el beriberi, resultando de él que los síntomas fundamentales 
y las lesiones anatómicas son idénticas en ambas enfermeda- 
des, no faltando en la última ni las pequeñas hemorragias que 
se nos dan como efecto inmediato de las heridas hechas por 
los anquilóstomos en la mucosa duodenal.—Basado el diagnós: 
tico diferencial en que en los beribéricos hay parálisis, mar- 
chan los enfermos de un modo particular y no se observan 
trastornos gástricos, la Comision sostiene que esas diferencias 
constituyen gratuitas suposiciones, porque todos los médicos 
que han estudiado el beriberi niegan en absoluto las parálisis, 
las cuales sólo se presentan en casos de complicacion; los tras- 
tornos gástricos existen en ambas enfermedades; y en cuanto 
á la deambulacion, es la de todos los que sufren anasarca y se 
hallan profundamente debilitados. Y dada la identidad de 
causas, Síntomas, marcha y alteraciones locales, muy probable 
es que la existencia del helminto no sea más que un acciden- 
te, toda vez que no siempre ha podido demostrarse su presencia 
en las autopsias de los hipvémicos.—De todo lo cual deduce la 
Comision: 12 que el nombre de “hipoemia” es impropio y no 
iodica la alteracion que se trata de describir; 22 que la hi- 
poemia presenta las mismas causas, síntomas y lesiones ana— 
tómicas que el beriberi; 3 que el autor de la Memoria ha co- 
metido un error al suponer que los médicos de esta Isla desco- 


325 


nocian esa enfermedad; 42 que si bien en dicha memoria na— 
da hay de original, ni el más ligero exámen de la sangre, ni 
observaciones clínicas, ni una autopsia, nada en una palabra 
que demuestre la accion propia del observador, y sí la del com- 
pilador, es innegable que nos ha dado á conocer que en el be- 
riberi ó hipoemia pueden existir unos parásitos intestinales 
llamados anquilóstomos, cuya accion sobre la economía no está 
aún demostrada; y 52 quela Academia debe dar las gracias 
al Sr. Roldan por la presentacion de su trabajo. 

Tomado en consideracion y aprobado el informe de la Co- 
mision, quedó la Academia constituida en sesion de gobierno, 
con lo cual terminó el acto. 


INFORME ACERCA DE UNAS PREPARACIONES Y DESCRIPCIONES MICROSCO= 
picas. —Ponente: el Dr. Cárlos María Desvernine.—( V. 
págs. 194 y 313). | 


Nombrados por esta Real Academia los Sres. Dres. D Joaquin 
G. Lebredo, D. Felipe F. Rodriguez y el que tiene el honor 
de dirigiros la palabra como ponente—para informar sobre el ' 
trabajo remitido por el Dr. Paul Latteux, de París, y presenta: 
do por nuestro socio de número Dr. T. Plasencia en solicitud 
del nombramiento de miembro corresponsal, —nos es grato ,4h- 
tes de abordar la cuestion en detalle, recomendar á esta Cor— 
poracion acceda á la peticion del autor. 

Los 23 cartones puestos á nuestra disposicion se refieren to- 
dos á puntos de Anatomía patológica, y podrían clasificarse 
del modo siguiente, que es el que hemos adoptado eu nuestro 
exámen para hacerlo más ordenado y llegar más pronto á una 
conclusion. : 

Siete preparaciones de productos epiteliales, —bien en su 
estado primitivo ó en regresion secundaria, --que son: 


326 


Un papiloma de la vulva. 

Un pólipo papilomatoso del oido. 

Dos epiteliomas: uno de la cavidad bucal y otro del párpa- 
do superior. 

Dos carcinomas fibrosos del pecho: 

Un carcinoma coloide del ciego. 

Seis de tejido conectivo en estado embrionario: 

Un sarcoma globo-celular de la glándula sublingual. 

Un osteo-sarcoma del ileo. 

Un sarcoma pulmonar con calcificacion del tejido conectivo 
interalveolar. 

Uu sarcoma fuso-celular de la superficie interna del muslo. 

Un sarcoma de la mama. 

Un sarcoma fibroso del seno maxilar derecho. 

Cuatro plez as de tejidos conectivos en desarrollo completo: 

Un fibroma del útero. 

Un fibroma cicatricial. Queloide. 

Un lipoma fibroso del ligamento ancho. 

Un polipo mixomatoso de las fosas nasales. 

De representante de tejidos de un órden más. elevado hay 
un fibro-mioma de la próstata, 

Como representantes de productos inflamatorios:-—una' placa 
de Peyer en el período ulcerativo de la fiebre tifoidea; una 
preparacion de artritis fungosa; y por último, una de hemo- 
rroides, que por el período de su evolucion patológica puede 
incluirse en esta categoría. 

Basados sobre el estudio detenido que hands hecho de las 
23 placas y sus hojas explicativas, diremos que el trabajo del 
Dr. Latteux deriva su mayor importancia de la forma que 
da á la publicacion. En efecto, cada preparacion histológica 
viene acompañada de una breve reseña clínica del caso,--lo que 
aumenta el valor de la placa;-y de una parte explicativa con 
diseños hechos con la cámara clara y esquemas cuando son 
necesarios. Las hojas litográficas que acompañan á las placas 
tienen por ol:jeto facilitar la interpretacion de detalles morfo- 
lógicos y los procesos patológicos de que éstos derivan;—y que 


- 327 


ésta sea correcta, debe ser el cuidado principal de todo estu- 
diante que dedica algun tiempo á este género de investiga- 
ciones, En el caso que nos ocupa, es indudablemente de un gran 
auxilio el método emplea do por el Dr. Latteux. Está desa- 
rrollado con maestría; pero por la misma naturaleza del asun: - 
to—la exautitud que exige—es fácil comprender a priori que 
las descripciones y dibujos no pueden corresponder per- 
fectamente con todos los cortes he«hos de un mismo producto 
patológico, para satisfacer á todos los suscritores. Sería preci- 
so confrontar escrupulosamente cada pieza y la demostracion 
que la acompaña, modificando ésta segun lo requiera el caso, 
lo que no se ha efectuado, como nos autoriza á creerlo el exá- 
men de los cartones. Por ejemplo, en el número limitado que 
se ha puesto á nuestra disposicion señala remos los siguientes 
como comprobante de lo que exponemos. 

El carton que trata de la histología normal de la glándula 
sublingual llena incompletamente su objeto. En este caso hay 
una infiltracion periacinica general, —intensa en ciertas regio- 
nes,—con elementos celulares indiferentes que podrían inducir 
en error al observador inexperto. 

En el que trata de un mixo-sarcoma intramuscular de la 
superficie interna del muslo, el corte corresponde á un tumor 
mixto y en diferente estado de evolucion segun la parte exa- 
minada. Se alude en la descripcion á un tejido mixomatoso 
evidente, que en el original es raro, —y á células fuso:sarcoma- 
tosas abundantes, que tampoco existen en esas condiciones y 
están reemplazadas por elementos sarcomatosos esféricos. En 
la region de donde procede el corte, el neoplasma toma el ca- 
rácter de un fibro-sarcoma. 

La preparacion de epitelioma del párpado superior tampoco 
corresponde en su distribucion topográfica con la descripcion 
que se hace. Se trata indudablemente de un epitelioma; pero 
la infiltracicn heterotópica epitelial no.es tan evidente ni tan 
abundante como le indica el diseño, que sin duda alguna ha 
sido tomado de otro corte. 

La de artritis fungosa de la articulacion radio-carpiana, pre- 


. 328 


paracion inyectada, no es tan completa como la que sirvió de 
base á la parte descriptiva. En este caso es insuficiente para 
llenar el objeto que se propone. 

Las imperfecciones á que se alude resultan del deseo de 
poner á la disposicion de cada estudiante una placa histológi- 
ca donde pueda adquirir datos directos sobre la materia que se 
le expone, —y en nada af=ctan ni la habilidad del autor ni sus 
conocimientos micrográficos, que resaltan á la lectura de sus 
descripciones correctas. Citamos estos hechos, porque son de 
importancia bajo el punto de vista que consideramos la obra 
y que creemos ser el motivo que la ha inspirado, es decir, su 
utilidad didáctica. En efecto, las preparaciones que hemos 
examinado se refieren todas á hechos que son del dominio 
general. No se trata en ninguna de ellas de elucidac tal ó cual 
punto de histología en litigio, ni exponer investigaciones em- 
prendidas en una direccion dada. Las placas están montadas 
segun procedimientos corrientes en todos los laboratorios his- 
tológicos, en su mayoría bien hechas, con limpieza, y son buenos 
representantes de los productos patológicos á que pertenecen, 
Son de una originalidad relativa, es decir, la que es consi: 
guiente á toda preparacion que reune las condiciones expues- 
tas. En pocas palabras, es un método de exposicion y vuiga- 
rizacion y como tal, dada la importancia de primer órden que 
tienen los conocimientos de micrografía, es acreedor á la co- 
operacion sincera y enérgica, debida á todo esfuerzo que tienda 
á4 generalizar nociones de por si difíciles de adquirir, —desgra- 
ciadamente demasiado ignoradas en vista de las numerosas 
aplicaciones de que son susceptibles. El microscopio ha atra- 
vesado ya la época de las incertidumbres, los adversarios han 
desaparecido ante sus revelaciones, y sus grandes contribucio— 
nes á la patología han cambiado las bases de la Medicina, 
sustituyendo al humorismo antiguo é iznorante el humorismo 
positivo científico de nuestros dias. Su incontestable utilidad 
lo impone entre las manos del' clínico, que conociendo las 
exigencias del arte del diagnóstico moderno, sabe colocarse en 
las mejores condiciones de éxito, y numerosos ejemplos po- 


329 


drían citarse e n que el microscopio solo, y sólo él, revela al 
investigador todos los datos del problema. 

Nada sin duda alguna podrá suplir las ventajas del Labora- 
torio. La técnica, por ejemplo, nose domina sino á fuerza de 
manipulaciones bien dirigidas, y sólo adquirida así, reporta ser- 
vicios útiles en circunstancias determinadas; pero entre nos— 
otros—sobre todo—donde no existen laboratorios accesibles, 
la obra que emprende el Dr. Latteux llenará un vacio que se 
hace sentir. | 

Tales son las observaciones que nos sugiere el exámen libre 
y sincero de la publicacion que intenta el Dr. Latteux, Jefe 
del Laboratorio de Histología de la Facultad en el hospital 
Necker,—Jas que tenemos la honra de someter á la ilustrada 
consideracion de esta Academia, recomendándole, como lo he- 
mos hecho ántes, la aquiescencia de un nuevo miembro que, 
por su. laboriosidad y condiciones favorables en que se encuen- 
tra, seguramente nos ocupará más de una vez con contribu- 
ciones dignas de nuestra atencion. 


SESION PUBLICA ORDINARIA DEL Y DE ENERO DE 1881. 


SRES. ACADEMICOS CONCURRENTES.— Gutiérrez, Presidente, Fin- 
lay, Beato, Lundeta, Plasencia, Montejo, R. Cowley, V. Machu- 
ca, Rocamora, Castellanos, Vilaró, Machado, Govántes, Montal- 
vo, Orús, Donoso, Horstmann, Mestre, Secretario. 


Abierta la sesion á la hora de costumbre con la asistencia 
de los Sres. Académicos que arriba se expresan, dió lectura el 
Secretario general al acta de la pública anterior, que fué 
aprobada. 

CorrEsPONDENCIA.—Presentó en seguida el Secretario general 


las tarjetas de felicitacion que se habian recibido con motivo 
Ñ T. XVIL.—42. 


330 


del año nuevo, del Excmo. Sr. Gobernador General € Tlmo. 
Sr. Secretario del Gobierno General, del Excmo. Sr. Goberna- 
dor Civil de la Habana, Excmo. Sr. Obispo Diocesano y Se- 
cretario del Obispado, Presidente de la Real Audiencia, 
Presidente de la Diputacion Provincial, Rector de la Uni- 
versidad de la Habana y Secretario de la misma, Direc: 
tor y Profesores de la Escuela Profesional, Presidente del 
Círculo de Abogados, Decano del Colegio de los mismos, 
Director, Jefes y Oficiales del Cuerpo de Sanidad Militar, 
Inspector General, Jefes y Oficiales del Cuerpo de Te- 
légrafos, Presidente de la Sociedad Odontológica, Coronel, 
Jefes y Oficiales de la Comision General Liquidadora, Presi- 
dente y Junta Directiva del Casino Español, Cónsul General 
de China, Jefe de la Seccion de Estadística Preparatoria, 
Directores del Boletin Comercial, Diario de la Marina, Boletin 
de los Voluntarios y Voz de Cuba, Excmo. Sr. Conde la Reu- 
nion y Marqueses de Prado Ameno. 

Leyó tambien el mismo Secretario: un oficio del Juzgado de 
Primera Instancia de la Catedral sobre la posibilidad de una 
combustion espontánea en las materiasinflamables contenidas 
en el depósito del establecimiento de fotografía sito en la calle 
de O” Reilly número 19; de cuyo asunto informará la Comi- 
sion de Higiene Pública en la sesion del dia;—una atenta car- 
ta del Sr. Presidente del Ayuntamiento de Santo Domingo, pi- 
diendo vírus vacuno ¿on que contrarrestar la propagacion de: 
la viruela que se ha presentado en aquella poblacion; habién- 
dose dado traslado á la Subcomision de vacuna, para que su- 
ministre los tubos necesarios con que satisfacer los pedidos no 
sólo de Santo Domingo, sino tambien de Consolación del Sur 
y de Cabañas que ántes los han hecho; —y por último, un ofi- 
cio del Juzgado de Monserrate acompañando, por exhorto del 
de San Cristóbal, un testimonio de varios lugares de la causa: 
contra el moreno Federico Corvo por lesiones; remitiéndose el 
asunto á la Comision de Medicina Legal para el informe que 
se pide. | | 

BisLiorECA.—Terminada la correspondencia, presentó el Dr, 


331 

Finlay, Secretario de la misma: —Repertorio de Farmacia, 
año II, número 1;—LEl Progreso Dental, 8;—kRevista Econó- 
mica, 165 á 168;—Boletin Comercial, 293 á 302,—1 á 5 
del año corriente;—Avisador Comercial, 293 4 302,1á 5 del 
año corriente; —Tipos del oro y Libras esterlinas de Julio de 
1879 á Diciembre de 1880;—Boletin Oficial de los Volunta- 
rios, 195 á4 197;—Crónica Médico-Quirúrgica, 12;—PFolleto 
sobre el Espiritismo, por Pio Dominguez;—Realizacion de la 
librería de Abraido;—Anales de la Sociedad Española de Hi- 
drología Médica, 13 y 14;—Revista Minera, 253 y 254;—El 
Alumno Médico, 5 y 6;—El Médico y Cirujano Centro-Ame- 
ricano, 11;:—Boletin Profesional del Laboratorio, 22 y 23;— 
Tribune Médicale, 639;—National Board of Health Bulletin, 
22, 23 y 24;—Vital Statistics, Octubre de 1880;—Sumario de 
- las conclusiones generales sobre la fiebre amarilla, por el Dr. 
Chaillé;—Boletin y Resúmen de Estadística D-mográfica y Mé- 
dica, de Brusélas, tres hojas; —Ejemplares de la Memoria del 
Dr. Rocamora sobre el Eucalyptus globulus, que fueron distri- 
buidos á todos los concurrentes. ¿ 

Hicrese Punica.— Combustion espontánea.—Leyó en seguida 
el Dr. Castellanos, como ponente de turno de la Comision de 
Higiene Pública, el informe pedido por el Juzgado de Primera 
Instancia de la Catedral acerca de la posibilidad de combus- 
tion espontánea en el depósito de un establecimiento de foto- 
grafía que se incendió, consistiendo aquél en alcohol, éter y 
algodon-pólvora. Despues de explicar las diversas acepciones 
que en la Ciencia ha tenido la palabra combustion, no siendo 
necesario para ella la presencia del oxígeno, pues puede ha- 
berla en toda combinacion de dos ó más cuerpos con despren— 
dimiento de calor y de luz, y de señalar la iufluencia de aquel 
elemento para alimentar el fuego, considera bajo el punto de 
vista de su tendencia á inflamarse, el alcohol, el éter y el al- 
godon-pólvora: los dos primeros no se inflaman espontánea— 
mente, necesitan la proximidad de un cuerpo que contenga 
llama ó esté encendido; en una palabra, elevar su temperatura 
por medio del calor, pues 4 la normal no es posible que adquie- 


332 


ran ese estado; y el último, cuando no está bien preparado, en 
poca cantidad, ni bien cardado, es susceptible de dar lugar á la 
combustion espontánea; y á menudo se han visto buques 
cargados de pacas de algodon, que se han incendiado en el in- 
terior de éste, comenzando el fuego por el centro de las ton- 
gas; pero cerradas herméticamente las escotillas para impedir 
Ja penetracion del aire, se ha conseguido: pudieran llegar á su 
destino sin peligro para los pasajeros y tripulacion, á pesar de 
llevar incendiado el cargamento: no se necesita, pues, que el 
algodon haya sido transformado en piroxila para que sea infla- 
mable, y todas las sustancias altamente carbonadas pueden 
dar lugar á la combustion espontánea, con tal que se eucuen- 
tren en las condiciones propicias de calor, humedad y luz.— 
Por último, la Comision cree que debe evacuarse la consulta 
del Juzgado de la Catedral con las siguientes conclusiones: — 
12 El alcohol y el éter no pueden inflamarse por sí solos y por 
consiguiente dar lugar á la combustion espontánea; —22 El 
algodon-pólvora puede, en determinados casos, dar lugar á la 
combustion espontánea; —y 37 Siéndonos desconocidas las 
condiciones en que se encontraban esas sustancias, la Acade- 
mia no puede concluir que la combustion haya sido espontá- 
nea en el presente caso. 

Discusion.—Tomado en consideracion el informe anterior, 
manifestó el Dr. Várgas Machuca que en realidad dicho in- 
forme no presentaba conclusion alguna, toda vez que teniendo 
en cuenta los efectos que habia en el depósito del estableci- 
miento incendiado, habia preguntado el Juez actuante acerca 
de la posibilidad de la combustion espontánea en las materias 
inflamables que constituían ese depósito, y sólo podia contes— 
társele diciendo que esa posibilidad existe realmente. 

El Dr. Castellanos contestó que esa posibilidad estaba cla- 
ramente reconocida en la segunda conclusion del informe; pero 
que, siendo para la Comision ignoradas las condiciones que 
hacen que dichas sustancias entren espontáneamente en com: 
bustion, y tratándose de una cuestion de hechos, la Comision 
habia creido de su deber indicar que en el presente caso, en 


333 


virtud de aquel desconocimiento, no podia asegurar que di- 
cha combustion hubiese sido espontánea. 

Habiendo preguntado el Dr. Finlay si podia considerarse 
como espontánea la combustion que ocurre en la balística, 
contestó el Dr. Várgas Machuca que en esos casos era provo- 
cada; que siempre habia causas que la produjeran, pero que á 
menudo permanecian desconocidas, como resultó en una ex- 
plosion de picrato de potasa en París, que no pudo explicarse 
y fué entónces atribuida á la combustion espontánea. 
Refiriéndose despues el Dr. Várgas Machuca ú la definicion 
que en el cuerpo del informe se daba del “éter,” y haciendo pre- 
sente que en la consulta se hablaba del que se usa en las foto- 
grafías, del éter etílico propiamente dicho, en cuya composi- 
cion no entra ácido alguno, aunque se emplee éste para pre- 
pararlo, sostuvo que no podia decirse fuera siempre la com- 
binacion del alcohol con un ácido, sino la de dos moiéculas 
del primero con eliminacion de una de agua. 

Aceptó desde luégo el Dr. Castellanos la indicacion hecha 
por el Sr, Várgas Machuca, si bien la vaguedad de la consulta 
hubiera servido á excusar aquella falta: en el oficio del Juzga- 
do se usa la palabra “éter” de un modo general, sin determinar 
ninguna de sus especies; pero tratándose de un establecimien- 
to de fotografía, queda con esto mismo ameritada la observa- 
cion del Dr. Várgas Machuca. 

Ocurísrica.—A probado por unanimidad el informe de la 
Comision, con la modificacion propuesta, dió término el 0». 
Plasencia á la lectura de su Memoria relativa á la pupila. En 
ésta se puede tener un excelente reactivo de la sensibilidad, 
y por su mediacion llegar 4 la confirmacion de hechos impot- 
tantes sobre la fisiología de los centros nerviosos y á la diferen- 
cia de accion de la parte anterior y de la posterior del cere— 
bro. Despues de estudiar la influencia del cloroformo y otros 
anestésicos en la pupila, siendo su dilatacion la regla, y de 
relatar dos observaciones que apoyan la doctrina de Schiff, se 
detiene á considerar la accion de la pupila en la parálisis ge- 
neral, con datos estadísticos que demuestran que en noventa 


334 


casos de enfermos atacados de dicha parálisis, sólo en cuatro 
no han presenta do las pupilas nada anómalo, de modo que 
sus Variaciones continúan siendo, como hace treinta años, un 
signo diagnóstico precioso de la enfermedad mencionada, pues 
es uno de los síntomas más constantes, fácil de notar y patog- 
nomónico, sobre todo cuando cuando se observan los enfermos 
en un asilo de enajenados. 

Reixcorporacion.—Despues de la lectura anterior, dió el Sr. 
Presidente por terminada la sesion pública, quedando consti- 
tuida la Academia en otra de gobierno, durante la cual fué 
reincorporado el Dr. D. Juan B. Landeta como socio numera— 
rio en la Seccion de Medicina y Cirugía, por hallarse com- 
prendido en el artículo 15 del Reglamento. - 


EL Ícrero GRAVE, SEGUN LOS TRABAJOS RECIENTES, BAJO EL PUNTO DE 
VISTA DE SU NATURALEZA Y DE SU PATOGENIA.—Revista Crítica, por 
Alberto Mathieu, interno de los hospitales de Paris.—( V. 
pág. 281 — Finaliza). 


Los autores que no admiten la identidad eutre el Íctero gra- 
ve y el envenenamiento por el fósforo, se apoyan sobre todo 
en que, en el íctero grave, hay degeneracion granulo-grasien= 
ta de las células, y con el fósforo infiltracion grasienta. Nos 
parece que la existencia bien y debidamente comprobada de 

-Jesiones irritativas, tales como la hepatitis intersticial proli- 
ferativa, basta para demostrar que hay en la intoxicacion fos- 
forada otra cosa que una pura infiltracion, que un depósito 
pasivo de goticas grasientas. Es muy probable, por lo demás, 
que el íctero de la intoxicacion por el fósforo deba atribuirse 
á la angiocolítis caualicular, como quieren Ebstein y O. W yss, 
aunque esto exija todavía ser demostrado de una manera in- 
contestable. 


335 


Se ha tratado de diferenciar la infiltracion grasienta de la 
degeneracion, colocándose en el punto de vista químico. Perls 
pretende que, cuando en un tejido hay disminucion de la can- 
tidad de agua y aumento correspondiente de los elementos 
no volátiles y cargados de grasa, hay infiltracion. Hay degene- 
racion, por el contrario, cuando perima neciendo normal la can— 
tidad de agua, la grasa reemplaza á otras sustancias no vo= 
látiles. Segun esto, habría en el envenenamiento por el fósforo 
degeneracion y no infiltracion. 

Bauer y Voit han tratado de probar de otro modo que la 
presencia de la grasa en las células hepáticas resultaba de un 
processus destructor de esas células; y para esto han envenena- 
do con el fósforo á perros que habian mantenido en ayunas: 
la grasa encontrada en las células del hígado vo podia prove- 
nir sino de su propia sustancia. | 

Confesamos que damos la preferencia sobre esta demostra— 
cion á la que puede suministrar la Clínica, é invocaremos la 
observacion de Fraenkel como prueba de la naturaleza dege- 
nerativa de las lesiones. | 

La atrofia microscópica del hígado, que pertenece eviden— 
temente á la degeneracion, se encuentra muy bien en el enve- 
nenamiento por el fósforo (Thierfelder), y Fraenkel ha publi. 
cado en 1878 un caso de envenenamiento agudo observado en 
la clínica de Leyden y en el cual habia una disminucion nota- 
ble del volúmen del hígado comprobada áun ántes de la muerte- 

Pues bien: variando las cantidades de fósforo, se podrá á vo" 
luntad producir unas veces la atrofia aguda del higado, otras 
la hepatitis intersticial difusa aguda, y otras en fin la cirrósis 
vulgar si las dósis son débiles y repetidas. Dando á unos pe— 

tros dósis muy elevadas de fósforo, de tal suerte que los anima- 
les morían en 24 horas, no ha encontrado Weil lesion del higa- 
do: con dósis más considerables, ha obtenido la infiltracion gra- 
sosa de los núcleos de los capilares; y por un envenenamiento 
más lento todavía, una proliferación muy clara del tejido con- 
juntivo intersticial y degeneracion de las células hepáticas. 

En fin Wagner, que experimentaba con dósis muy débiles, 


336 


para producir lesiones de nutricion en los huesos, ha encontra- 
do la cirrósis vulgar y hasta comprobado la resonancia en el 
bazo y las vasos del intestino, que produce el embarazo de la 
circulacion porta en la cirrósis. 

Lo que se produce bajo la influencia del fósforo absorbido 
por el tubo digestivo puede producirse bajo la influencia de 
una Intoxicacion espontánea de la sangre, y esta toxemia es- 
pontánea puede ser de orígen diverso. 

Lo que hay de más claro y constante en el íctero grave, di- 
ce Mr. Vulpian, son las lesiones de la sangre, que presenta to- 
dos los caractéres de la sangre disuelta. Nos vemos así con— 
ducidos á la hipótesis en otro tiempo defendida por Buhl y 
Trousseau; y debemos admitir que, en el íctero hemorrágico de 
Monneret, en el íctero grave de Ozanam, hay al principio enve- 
nenamiento general del organismo por un principio infeccioso 
de naturaleza desconocida, y secundariamente destruccion del 
hígado, suspension desu actividad. Las células hepáticas y 

“algunas veces, aunque más raras, el tejido conjuntivo intersticial 
son afectados por el veneno cimótico que trasporta la sangre; 
el íctero grave estalla bien pronto, más ó ménos rápido, más ó 
ménos intenso en su evolucion, segun las condiciones de infec. 
cion y segun la condiciones de resistencia. 

La naturaleza íntima de ese veueno se nos escapa, del mis- 
mo modo que la naturaleza del contagio del cólera ó de la fie- 
bre tifoidea. Klebs y Eppinger, que han encontrado bacterias 
en la sangre, acusan á estos microbios de ser los autores de todo 
el mal; pero la presencia de los microbios no es particular al 

ictero maligno esencial y la conclusion es prematura. 

Es cosa digna de notarse que la atrofia amarilla aguda y los 
fenómenos del ictero grave podrian producirse en el curso del 
typhus fever, de la fiebre tifoidea y de otras afecciones agudas. 
En todas las enfermedades febriles, puede el hígado sufrir una 
verdadera degeneración grasienta aguda; y entre esta degene- 
racion más ó ménos marcada y la atrofia amarilla aguda, no 
hay límites precisos: así, encuéntranse en la ciencia relatos de 
hechos en los cuales las lesiones del hígado, consecutivas á una 


337 


pirexia extraña al ictero hemorrágico esencial, no diferían en 
nada de las lesiones de la atrofia amarilla aguda. Sobre todo 
en la fiebre tifoidea es donde se ha observado esa deyeneracion 
hepática (Frerichs, Oppolzer, Hoffinann, Eppinger). Dietl, 
Chédevergne, Griesinger y Murchison han citado casos en que 
ha sobrevenido el ictero, ya durante el curso de la fiebre ti- 
foidea, ya durante una graye recaida. Mr. Mossé refiere una 
observacion debida á Mr. Sabourin; en ella se ve que un tífi- 
co murió con una verdadera atrofia amarilla aguda. En rea— 
lidad, aunque el hecho sea excepcional, está uno obligado á 
admitir que la atrofia amarilla aguda puede presentarse en el 
curso de la fiebre tifoidea, y, segun Mr. Mossé, en el curso de 
la neumonla; pero nada hay en esto de asombroso, si se consi- 
dera que el íctero grave traduce simplemente la destruccion 
del hígado, cualquiera que sea la causa de esta adenopatia. 

La existencia de este veneno, cuya manera de obrar repro- 
duce el fósforo, se hace indiscutible con la aparicion de las 
epidemias de ictero grave. 

Esas epidemias son en número ya respetable y parecen ce- 
barse en dos condiciones principales. Unas veces existe una 
epidemia de íctero cuya evolucion se efectúa en la mayor 
parte de los enfermos 4 la manera de una ¡ictericia benigna, 
pero que toma en ciertos individuos un carácter evidente de 
malignidad, y se diría que el peligro resulta más bien de 
una falta de resistencia en los individuos atacados que del ca- 
rácter particularmente maléfico de la infeccion. A este órden . 
parece pertenecer la epidemia relatada recientemente por 
Fróhlich. | 

Otras veces, por el contrario, la epidemia es grave por si 
misma: todos los individuos atacados lo son desde luégo pro- * 
fundamente, siendo excepcional la curacion. Á este Órden co- 
rrespondía la epidemia de Lille, de la que se han constituido 
en historiadores Mrs. Coyne y Arnould: dos enfermos sola- 
mente escaparon á la muerte, y los demás “sucumbieron con 
todos los fenómenos del ictero maligno. 


La falta de resistencia á la epidemia se ve claramente acu— 
| ' T. xvn.—43. 


338 


sada en las mujeres en el estado puerperal. En las epidemias, 
aún relativamente benignas, las mujeres en cinta y las paridas 
han suministrado casi siempre á la enfermedad un importante 
contingente, las defunciones han sido frecuentes, y hasta ha 
habido ocasiones en que la epidemia se ha cebado exclusiva- 
mente en las puerperalizadas. —¿Debemos ver en la infiltra- 
cion grasienta del hígado, que es normal en esas condiciones, 
una causa predisponente al desarrollo de las lesiones del ícte- 
ro grave? Es posible, y probablemente no hay límites sensi- 
bles entre la infiltracion grasienta fisiológica y la atrofia 
morbosa. | 

Se halla, pues, fuera de toda duda que el íctero grave esencial 
reconoce por causa un envenenamiento general del organismo. 
La sangre se presenta en esta afeccion en el estado de disolu- 
cion con que se la encuentra en todas las enfermedades infec: 
ciosas: está negra, fluida, disuelta en una palabra, y no ofrece 
sino una tendencia muy débil 4 la coagulacion. Ese estado de 
fluidez especial debe sin duda favorecer mucho su salida fue- 
ra de los vasos. “Los glóbulos son ménos numerosos; una pat- 
te de ellos ha desaparecido por la disolucion, y muchos de los 
que quedan han perdido su aspecto discoideo para tomar una 
forma esferoidal; el suero tiene un tinte rojizo y la sangre 
ofrece un poco el de la borra de vino” (Vulpian). Riess, 
Frerichs y Quinquaud han encontrado en la sangre, ya la leu- 
cina y la tirosina, ya materias extractivas muy próximas por 
su composicion. Si se considera que muy á menudo la leucina 
y la tirosina han sido halladas en el tejido del higado, ó en 
otros órganos, el cerebro por ejemplo, y que se las ha des- 
cubierto en la orina casi siempre que se han buscado en ésta, 
“se siente uno forzado á atribuirles una significacion importan- 
te; sin embargo, es de creer que su produccion sea consecu- 
tiva á la destruccion del hígado y no anterior á esa destruc: 
cion. 
La aparicion del íctero grave en ciertas regiones, bajo for- 
ma epidémica, arrastra á plantear una cuestion muy discutida 
y muy diferentemente resuelta por los autores. ¿Hay identi- 


339 4 


dad entre el ictero y la fiebre amarilla? ¿No es el ictero grave, 
como lo decia Monneret, más que una fiebre amarilla nostras? 
No nos atrevemos á entrar en el debate, porque en la actuali- 
dad carecemos todavía de los elementos de juicio, Recordemos, 
no obstante, que Griesinger, despues de haber argumentado 
largamente para probar que hay una grandísima diferencia 
entre las dos enfermedades, concluye por confesar que sobre- 
viniendo el íctero grave en un país intertropical, no podría 
ser ni con mucho distinguido de la fiebre amarilla. Segun una 
comunicacion muy importante 4 la Sociedad de Biología, he- 
cha en 1877 porel Dr, Lebredo, de Cuba, ha practicado 
este autor el exámen histológico del hígado en dos ca- 
sos de fiebre amarilla, y encontrado la cirrósis en islotes, 
semejante á la cirrósis de orígen biliar; elementos redondos 
análogos á células embrionarias amarillas en los espacios de 
Kiernan; y, en fin, una atrofia pronunciada de las células he- 
páticas con-extensa degeneración grasienta. En vista de esto, 
no habría gran diferencia bajo el punto de vista de las Jesio- 
nes, entre el vómito negro y el Íctero grave. 

Si llegara á demostrarse la identidad de la fiebre amarilla 
y del ictero grave, sería satisfactorio para el espiritu, ver có- 
mo, por una progresión ascendente y contínua, va afirmándose 
la siguvificacion del complexo “ictero grave;” cómo tiende á 
adquirir el primer rango desde el ictero grave sintomático de 
una lesion crónica del hígado hasta la fiebre amarilla; cómo 
el mismo conjunto de manifestaciones, en un grado de intens1- 
dad variable, se reproduce unas veces á consecuencia de una 
intoxicacion lenta é indirectamente destructiva, el alcohólis- 
mo por ejemplo, y otras á consecuencia de una intoxicacion 
rápida, siderante, susceptible de reinar epidémicamente y de 
trasmitirse por contagio. 

Por atractivo que pueda ser ese punto de vista general, no 
presenta todavia nada de cierto, por lo ménos en lo que se 
refiere á la fiebre amarilla. 

Quédanos, para terminar esta revista, exponer un particular 
muy interesante de la historia del íctero grave, su curabilidad. 


340 


Hasta estos últimos tiempos era la muerte considerada como 
su terminacion fatal, y hace algunos años Mr. Grellety—Bos- 
wiel, que habia visto varios casos terminados porla curacion, 
no se atrevió á admitir que fuese un ictero grave real, preci- 
samente por haberse obtenido esa curacion, proponiendo el 
término de ictero seudogra ve. 

La observacion de Mr. Bouchard, de que ya hemos habla 
do, es una de las más evidentes que puedan encontrarse en 
ese sentido. Nada en este hecho habia faltado al cuadro del 
íctero grave; y sin embargo se curó el enfermo. Las orinas ha- 
bian sido recogidas regularmente, y con cuidado dosificada la 
urea: en el primer período hubo aumento en la cantidad de 
las orinas y de la urea; en el segundo, disminucion notable; 
y en fin,como fenómeno critico, hiciéronse las orinas muy 
abundantes. Hechos del mismo género han sido encontrados 
por Mr. Mossé, Arnould y Coyne, y siempre la elevacion en 
la cantidad de la orina y en la proporcion de la urea ha mar- 
cado el principio de la convalescencia; indicacion que, segun 
se ve, es preciosa de retener. 

Si para terminar este estudio se necesita dar una definicion 
del ictero grave, esto es, una corta descripcion que precise 
sus caractéres y su naturaleza, podemos decir: el ictero grave 
es un complexus sintomático que consiste esencialmente en 
accidentes cerebrales, como estupor, delirio, convulsiones, 
hemorragias diversas, y las más de las veces, aunque no for- 
zosamente, el ictero. Este complexus reconoce por causa la 
destruccion irritativa de las células hepáticas, cualesquiera 
que sean la razon y la rapidez de esa destruccion, pero con la 
sola condicion de que se haga en una extension suficiente. 
En fin, la presencia del Íctero grave no comporta indispensa: 
blemente un pronóstico fatal. 


Rendu, Article Foie, Dictionnaire encyclopédique des sciences mé 
dicales. 

Vulpian. Cours de 1” Ecole de médecine (in journal ' Ecole de méde- 
cine, 1874). - 


341 


Thierfelder, Die acute Leber Atrophie (Ziemssen's Handb. Bd. VIII, 
1878). : : 

A. Mossé. Etude sur l' ictere grave, these de Paris, 1579. 

Straus, These d' agrévation, 1878. 

Wickham Legg. An examination of the opinion held as to the cause 
of jaundice (St Barthol. Hosp. Rep, 1876, p. 23). 

Moóbius, Des reins dans l' ictéere. Arch. f. Heilk. Hft, 1, 1877 

Decaudin.—Concomitance des maladies du foie et des reins, et en 
particulier des reins dans [' ictére grave.—Th. de Paris 1878, 

G. Dupont. —De Y hépatite interstitielle diffase aigué.—Th. de Paris, 
1818. A 

Murchison.—Maladies du foie. 

Arnould et Coyne.—Epidémie d' ictere grave de Lille.-—Gaz. méd. de 
Paris, 1878, 

Fórhlich.—D, Arch. f, klinische Méd. Bd*XXIV. p. 394. 

O. Wey.—Zur Lehre von der Phosphorvergiftung (Arch. der Hejlk. 
XIX. 2, p. 143, 1878, 

Naunyn.—Intoxication par le phosphore (in Z ¡emssen's Handtb, Bd, 
AN 

Rossbach et Nothnagel.—Handb. der Arzneimittellehre, Phosphore. 

Schuppel, Fettleber in Ziemssen's Handb, Bd. VIII, p 
-Lebredo,—Lésions hépatiques dans deux cas de fievre jaune.  (So-. 
ciété de biologie, 10 nov. 1877 et Gaz méd, de Paris, p. 574). 


De La Hiroema InrerreopicaL; por el Dr. f. Francisco Roldan 
y Cruz. 


SESION DEL.20 pe DicrembBRE DE 1880 


Padeciéndose en los paises intertropicales las mismas en 
fermedades tanto en uno como en otro hemisferio, y habiendo 
residido algun tiempo en el Brasil, donde á más de las condi- 
cionés climatológicas la semejanza de las sociales imprime un 
carácter de igualdad á sus consecuencias patológicas, voy á 
poner en conocimiento de los comprofesores una de las que 


342 


con bastante frecuencia y casi exclusivamente ataca en aquel 
país la clase de color y que probablemente sufrirá en és- 
te aunque hasta ahora haya pasado desapercibida, como 
sucede con el ainhum de que se van citando algunos casos 
aqui. 

Seguramente para la generalidad de los médicos que aquí 
practicamos la expresion nosográfica Hipoemia Intertropical 
será enteramente nueva, habiendo para ello dos razones fun- 
damentales. La primera es que la falta de comunicaciones 
con la América del Sur dificulta la introduccion de las produc- 
ciones literarias de aquellos países, teniéndose én el nuestro 
referencias por las vías de Europa, donde por no sufrirse las 
afecciones propias de nuestro clima, no les dan la importan- 
cia que en verdad tienen para nosotros; la segunda es que, á 
pesar de encontrarse la misma afeccion en países más cercanos, 
como sucede con las Antillas tan vecinas, se denomina la enfer” 
medad nosológicamente con distinto nombre, como veremos en 
la Sinonimia. 

Además, tenemos que confesar que por desgracia las enfer— 
medades propias de los climas ardientes, 4 pesar de haher sido 
objeto de investigaciones por algunos hombres ilustres, no han 
merecido toda la atencion que su importancia reclama, prin- 
cipalmente por las escuelas médicas de Europa, que son las 
que dirigen y difunden el movimiento médico y científico 
progresivo por razones fáciles de Coro Rren Mer y que á la ligera 
he apuntado ya. 

Si no el desenvolvimiento de tan importante asunto, la no- 
vedad de la materia, objeto de esta memoria, espero que me- 
recerá la atencion de los que amantes de la ciencia y de este 
país se interesan por acumular conocimientos que no dudo 
tendrán necesidad de aplicar luégo que puedan establecer un 
diagnóstico en los casos que hasta ahora pasarían confundidos 
con afecciones semejantes; tanto más cuanto que la causa pro- 
ductora de esta afeccion no es admitida todavia de una mane- 
ra general, segun veremos despues, y tiene por sus sintomas 
mucha analogía con enfermedades aquí muy comunes que ¿4 


313 


cada paso están bajo la observacion del médico, que natural- 
mente las referirá á las que le son más conocidas, sin fijar su 
atencion en otros síutomas que por sí solos establecen diferen- 
cias cuando se ha estudiado el verdadero mal. 

Segun como cada autor ha juzgado esta afeccion, ya por su 
causa ya por sus síntomas, ha recibido denominaciones varia— 
dísimas, como se ve por las siguientes: Mal de estómago, Len- 
gua Blanca, Enfermedad de los negros, Caquexia africana, O. 
acuosa, dirt-eating pica, atrophia 4 ventrículo, geophagia, allo- 
triophagia, —Chthonophagia, Erdresen, Jordaden, Hydroe- 
mia, Cloro-anemia Intertropical, Enfermedad de Griesinger, 
Gastro-enterítis de los negros, Envenenamiento voluntario, 
Opilacion, Disolucion, Canguary, Cansancio, Hinchazon, Obs- 
trucción, Ka. da. | 

Kieseña histórica.—A mediados del siglo pasado empezaron 
á hacerse investigaciones sobre la enfermedad que nos ocupa 
en las Antillas, y segun Leroy de Mericourt y Fonsagrives fué 
el misionero Labat el primero que la observó. 

En la Histoire des maladies de Saint-Dominique por Pou- 
pet-Desports, publicada en 1770, se encuentra una descripcion 
del mal de estómago ó caquexia, como enfermedad muy fre- 
cuente en aquella Isla, atribuyéndole como causa eficiente 
la mala alimentacion y la pereza; señala como síntomas prin- 
cipales los derrames serosos ó anasarca, 6 indica como. reme- 
dios más recomendables los tónicos y en especial el hierro. 

Dazille, médico de la Marina Francesa, en su libro Maladies 
des négtes, le consagró un artículo con el título de Mal da” 
estomac, pero incluyendo confundidas otras enfermedades que 
se le asemejan y diversas enteramente por sus causas; aconse- 
jando como el anterior los tónicos analépticos, como el reme- 
dio más propio á su tratamiento. 

Simultáneamente publicaron en periódicos científicos de 
sus respectivos países Mason en Inglaterra y Noverrer en 
Francia la descripcion de esta enfermedad con los nombres de 
atrophia a ventriculo or dirt-eating y langue blanche Ú¿ mal 
dVestomac; señalándola el segundo, que la estudió en la Marti- 


344 


nica, cómo un medio de suicidio latente empleado por los ne- 
gros para libertarse de los trabajos de su condicion. 

Por la misma época Segond publicaba sus observaciones, 
titulando su trabajo: “La gastro-enterítis crónica de los ne- 
gros.” : 

Con el nombre de caguexta acuosa del hombre, describieron 
una afección muy parecida en sus síntomas á la opilacion, los 
Dres. Hamout y Fischer, observada con frecuencia en Evipto. 

Más tarde Chragin, Levascher y Jobim, médico distingui- 
do del Brasil, estudiaron la Hypoemia Intertropical, aunque 
considerándola bajo distintos puntos de vista en cuanto 4 su 
causa, creyéndola algunos como dependiente de las influen- 
cias climatéricas, y otros haciendo intervenir como primordial 
la ingestion de sustancias más ó ménos nocivas. | 

Despues encontramos ocupándose de esta enfermedad en 
distintos paises, á Imray, Sigaud, Coppland, Rendu, Hensin- 
ger, considerándola bajo el mismo aspecto ds sus causas, sín- 
tomas dra., y llegando á los notables escritos del ilustrado 
médico aleman Griesinger, que con ellos dió 4 conocer una 
nueva y la verdadera causa deducida de sus “observaciones en 
el Cairo. 

Este distinguido médico, cuyas publicaciones aparecieron 
por el año de 1855, nombró la enfermedad “Clorósis de Egip- 
to,” y fundó sobre observaciones cadavéricas, en que habia 
encontrado vérmes de cierta naturaleza, su teoría de ser una 
afección parasitaria. Los helmintos encontrados por él fue- 
ron los que en el año de 1838 descubrió en Milan Dubini y 
que llamó Anquilostomus duodenalis. 

Entre los médicos brasileros que con más distincion se han 
ocupado de esta dolencia por el mismo tiempo, deben citarse 
los Dres. Felicio dos Santos, Sousa Costa, y aunque extranjero 
á aquel país, pero residiendo y ejerciendo en él, el Dr. Wuche- 
rer cuyos numerosos escritos tienen verdadera importancia, 
pues que apoyan la teoría de Griesinger con las basés más 
sólidas que tiene la demostracion, sobre la losa anatómica. 

Para concluir esta reseña histórica, citaremos los nombres 


345 . 


de Grenet y Monestier, Riou de Karangal médico de la Gua- 
- yana francesa, Le Roy de Mericourt y Fonsagrives, Dutrou- 
lau y Saint Vel, que la observaron en distintos países, consi- 
derándola ya como dependiente de causa verminosa, ya 
palúdica. 

Definiciones-—Las definiciones de la hipoemia son conse— 
cuentes al modo con que la enfermedad ha sido juzgada por 
cada uno de los que de ella se han ocupado; y no siendo mi 
obieto dilucidar este particular, sino poner al alcance de Jos 
que no conozcan esta enfermedad, que por su historia se ve ser 
frecuente en climas parecidos al nuestro, trascribiré Jas que 
CONOZCO. e 

Dazille la llamó Dispepsia. 

Levascher dijo “que el mal de estómago de los negros, es 
la enfermedad conocida con el nombre de Malacia Ó pica, con 
diferencias dependientes del clima, género de vida, moral y 
alimentacion,” y la define: “Es una neuralgia del estómago se- 
guida rápidamente de un estado cloroanémico profundo.” 

Fonsagrives y Le Roy de Mericourt dicen “que la opilacion 
es ula neurósis gastrointestinal particular á los paises inter— 
tropicales, afectando exclusivamente á los negros, acompañada 
de un estado caquéctico, caracterizado por la liquefaccion de 
la sangre y las sufusiones serosas.” 

Dice Dutroulau en su tratado de las enfermedades de los 
europeos, refiriéndose á la de los indígenas: Mal d” estomac: 
—Cachexie africaine:--se designa así en nuestras antiguas co- 
lonias de esclavos una cloro-anemia Ó caquexia serosa, te— 
niendo por carácter principal la alteracion y perversion de las 
funciones del estómago; se observa particularmente en los ne— 
gros y mulatos. 

El Dr. Jobim la define: “es una enfermedad excesivamente 
comun en el Brasil, sobre todo en la clase pobre y que consis— 
te en una alteracion profunda de la sangre.” 

La mayor parte de los médicos de aquel país, considerán. 
dola de la misma manera, presentan definiciones y referen- 


cias que ofrecen poca diferencia, por lo que prescindo de ellas 
T. XVIL—A44. 


346 


y coloco última la que está en relacion con la teoria parasi- 
tara. E 

El Dr. Alfredo Carneiro Ribeiro da Luz definiéndola 
dice: “La Hypoemia Intertropical es la enfermedad caracteriza- 
da por la presencia en el tubo intestinal del entozoario anqui- 
lóstomo duodenal.” Definicion que seguramente será la de 
los alemanes Griesinger y Wucherer, propagadores de esta 
teorla. 

Vemos, pues, que de los muchos aútores citados, unos con— 
sideran esta afeccion dependiente de la influencia palúdica, 
otros como de la ingestion de sustancias tóxicas y por tanto 
como medio de suicidio, habiendo la muy particular coinci- 
dencia de observarse la enfermedad ya en los países que dan 
lugar á las caquexias por miasmas telúricos Ó'en los que la 
condicion de la esclavitud con todos sus horrores de malos tra- 
tamientos, falta de alimentacion suficientemente reparadora y 
abyeccion, hacía suponer que buscáran esos desgraciados « 
ella sujetos un medio con que librarse de tanta miseria como 
acarrea tan triste condicion social; y otros—y son los que á 
mi ver están más en la verdad—le atribuyen como verdadera 
y exclusiva causa la existencia de los vérmes en el duodeno, 
aceptando como concomitantes las malas condiciones -higié- 
nicas. 

Etiologia.—Patogenia.—La alimentacion es una de las causas 
que más influencia tienen en su desarrollo, pues que siendo po- 
eo reparadora ó insuficiente, priva á la economía de los prin 
cipios necesarios á su CONSEIrVacion. 

Alimentándose la clase pobre, y más particularmente los 
negros esclavos en el Brasil, de farináceos y de sustancias hi—- 
drocarbonadas que fatigan al estómago con un trabajo de que 
obtiene poca nutricion, se produce una atonía del órgano ó 
dispepsia contínua, que como consecuencia empobrece la san- 
gre, haciendo caer al individuo en una anemia por inani- 
clon. 

A igual resultado conduce la insuficiencia de la alimenta: 
cion por cantidad, pues que no habiendo la necesaria de los 


347 


principios nutritivos y siendo la oxigenacion sostenida única 
mente por la respiracion, habrá indispensablemente pérdida de 
los principios histológicos, 

La demostracion de este hecho se halla en la frecuencia con 
que se encuentran hipoémicos en las fincas que alimentan 
con escasas raciones á sus esclavos, Ó los tienen privados de la 
carne; en la rareza ó ausencia de esta enfermedad en los que 
son tratados más humanamente. 

Levascher, que como ya hemos visto fué de los primeros que 
trató de esta enfermedad, la atribuyó á la alimentacion acuosa 
y vegetal. 

Sabido es que la carne, por su-composicion, es el alimento 
exclusivamente reparador; que los feculentos, si por algun 
tiempo sostienen la vida, no es por cierto muy largo, y su con- 
secuencia, aún conservando el individuo sus formas, es la falta 
de fuerzas y languidez para el desempeño de sus. queha- 
ceres. 

“La carne, segun Foissac, es el correctivo de los feculentos” 
y el organismo, destruyéndose y renovándose sin cesar, nece-- 
sita agotar en Jos alimentos los principios que se eliminan; si 
falta alguno para la reparacion, la vida languidece y ála larga 
se extingue. 

Generalmente la alimentacion de los campesinos en aquel 
país consiste en arroz, frijoles, millo, trigo, yuca etc., y en al- 
gunas fincas se les da carne salada, tasajo diariamente, la car- 
ne fresca una ó dos veces por semana: en estas haciendas se 
ven pocos hipoémicos, porque la alimentacion es bastante re- 
paradora é impide el empobrecimiento de la sangre. 

En otras, con igual alimentacion vegetal de que el país es exu- 
berantemente productor, nunca les dan carne fresca, y la salada 
una ó dos veces por semana; en éstas no son raros loscasos; y 
por último, en muchas está desterrada toda «ulimentacion ani- 
mal, y por tanto la frecuencia de los atacados es considerable 
en todas las edades. 

A esta alimentacion poco reparadora únese la accion del 
agua, á la que algunos han dado gran importancia, pues que 


348 


generalmente coincidía que las aguas tomadas de lagunas ó 
arroyos de poca corriente eran necesariamente poco aptas para 
ayudar la digestion, al paso que en las fincas, en que las 
que se consumían eran de rios caudalosos y de buenas cualida- 
des, se velan con más rareza afectados sus moradores. 

El abuso de las bebidas alcohólicas se coloca como factor de 
alguna importancia en la produccion de esta enfermedad, 
aunque el hecho de observarse en los niños sería una prueba 
en contrario; pero sí su influencia nojuega el principal papel 
contribuye al ménos al empobrecimiento de la sangre por las 
alteraciones á que todos sabemos dun lugar en la nutricion es- 
tas sustancias. 

Otro abuso, que es tambien colocado como predisponente, es 
el de las frutas no sazonadas, porque dando lugar á desarre- 
glos intestinales, obrando ya química, ya mecánicamente, traen 
la mala nutricion, diarreas, dieta etc., y contribuyen igual- 
mente al empobrecimiento de la sangre. 

El uso inmoderado del tabaco produce dispepsias y por tan” 
to está considerado como causa predisponente. 

Llegamos á esta parte de los ingestas que se refiere al há- 
bito que tienen muchos negros en las fincas de comer sustan- 
cias terrosas, ceniza de tabaco, etc., con el objeto de contraer 
enfermedades que les impidan dedicarse á sus faenas y que 
más ó ménos rápidamente les causen la muerte: 4 este hábito 
se debe el nombre con que la han desiguado algunos, llamán— 
dola Geofagia, otros Elitrofagia, 4 que muchos, como ya hemos 
visto, le atribuian un fin suicida; pero si se tiene en cueuta 
que muchos individuos desde pequeños contraen esta costum— 
bre sin dar lugar ni aún en tan tierna edad á afecciones gra 
ves y que en la niñez ni los trabajos son iguales á los que 
ejecutan los adultos en el campo, y por tanto no pueden pen 
sar en libertarse de ellos, tendremos que no hay verdadera ra- 
zon para darle tanta importancia como causa, y en cambio que 
debe tomarse como síntoma segun veremos despues, refirién— 
dola más bien 4 aberraciones del apetito, que esas sustancias 
son insolubles y por tanto inabsorbibles, que el suicidio es 


349 


siempre llevado á cabo de una manera tal, que sus efectos sean 
inmediatos sin causar sufrimientos, pues que para librarse 
de ellos es que el individuo toma esa determinacion, parece 
natural rechazar este fenómeno como causa y con fines dados 
por más que haya sido señalado por Noverre, Levascher y 
otros. 

La mayor parte de los médicos brasileros, franceses ó ingle- 
ses, explican la aparicion de la hipoemia por las condiciones 
olaa 

El as del Brasil desde Rio Janeiro hácia el Norte hasta 
el Bio Amazonas es caliente, muy húmedo y sumamente de- 
bilitante; de donde se deduce la mayor frecuencia de la en- 
fermedad en esa gran extension del territorio, especialmente 
en la provincia de Bahía, y que no se vean casos hácia el Sur 
del país, donde la temperatura es modificada y entra en la ca- 
tegoría de los climas templados, siendo absolutamente descono- 
cida en las Repúblicas Argentina y Uruguay. | 

Rocholux, médico frances que ejerció en las Antillas, cuyo 
clima es igual al nuestro y al de la parte Norte citada del 
Brasil, dice á este respecto: “En estos países la sangre sufre 
una alteracion que explica la palidez de sus habitantes, los 
otros líquidos sufren cambios en su íntima composicion, aquel 
fluido vuélvese más pobre en fibrina y materia colorante, de 
cuyo empobrecimiento viene la languidez en que se hallan sus 
habitantes, que siendo por eso inaptos para un trabajo regular 
y sostenido, nada hacen sino por intercadencia.” 

Los Dres. Rufz y Roche, Dutroulau de las Antillas, Sigaud, 
Sousa Costa, Funsagrives y Le Roy de Mericourt y Jobim, 
dicen que el calor y la humedad son las causas más poderosas 
de las afecciones de estos climas y especialmente de una cloro- 
anemia que llaman opilacion y otros hipoemia, segun su ma-- 
nera de ver la enfermedad. 

La humedad, obrando de una manera más Ó ménos rápida, de- 
prime el sistema nervioso, produce perturbaciones funcionales 
que se revelan por la atonía de las funciones digestivas, deter- 
minando dispepsias ó neurósis de mayor ó menor intensidad. 


350 

La accion combinada del calor y la humedad es esencial- 
mente perturbadora de los movimientos orgánicos, y cuando 
su influencia es continua, como en ciertos climas, acaba por 
alterar la hematósis y necesariamente todo el organismo. 

Las malas condiciones higiénicas en que vive la gente de 
color y especialmente los esclavos en el campo, entre otras co- 
sas expuestos á sas humedades, ya por su trabajo á la intempe- 
rie, ya por dormir en barracones sin piso apropiado para modi- * 
ficar en algun tanto el enfriamiento, es elementoimportantísimo 
para causar la hipoemta; además, estos infelices andan descal- 
zos, con escasa ropa en todas las estaciones, durmiendo al se— 
reno y sobre el suelo natural, que durante el dia trabajan Jar- 
gas horas bajo los ardientes rayos de un sol abrasador, ex- 
puestos á la supresion violenta de la traspiracion y de las fun- 
ciones exhalantes de las mucosas, ya por un cambio brusco de 
temperatura, por la lluvia, por una brisa más ó ménos húme- 
da, por la ingestion de agua en completa perspiracion etc., 
están sujetos necesariamente á contraer, por las perturbacio- 
nes que va á determinar la alteracion de la sangre, con la ma- 
yor facilidad la opilacion. 

Una de las causas más comunes del catarro intestinal es el 
enfriamiento; y la frecuencia con que se produce aquel estado, 
dando lugar álas dispepsias, gastrodinias, etc., engendra por 
perturbaciones funcionales la afeccion por el empobrecimiento 
de la sangre. ; 

Algunos consideran como causas únicas las ya expuestas; 
otros agregan la mala alimentacion, ya por insuficiente, ya por 
ser puramente sustancias vegetales no azoadas, el exceso del 
trabajo corporal, la depresion moral ete.; y la mayoría de los 
que adoptan la teoría climatérica consideran como indispensa- 
ble el concurso de todas las condiciones anotadas para la pro- 
duccion de la hipoemia. 

El Dr. Sousa Costa, Profesor de Higiene de la Universidad 
é inteligente médico del Brasil, sostenedor de la teoría que 
voy presentando, dijo en una luminosa memoria sobre esta en- 
fermedad: “Nadie ignora que uno de los fenómenos. fisiológi— 


y5l 


cos que se observa en los habitantes de los países calientes, es 
la excesiva actividad de las secreciones pulmonar y cutánea: 
en estas regiones el aire, doblemente rarefacto por el calor y la 
interposicion de gran acopio de vapores acuosos, suministra 
bajo un mismo volúmen menor cantidad de oxígeno, lo que 
da lugar á una sanguificacion poco activa; si en estas condi” 
clones el agua se satura de humedad, nulificando por este medio 
las funciones de exhalación de la piel y la mucosa pulmonal, 
se manifiesta una menor plasticidad de la sangre, una tenden- 
cia á la hidroemia, constituyeado, por decirlo así, un estado 
de inminencia mórbida. En un individuo en estas condiciones, 
sl seunen otras causas como la alimentacion insuficiente ó 
poco reparadora, sl se entrega á un trabajo pesado, si son 
ingeridos líquidos en gran cantidad y otras circunstancias de- 
bilitantes operan sobre el organismo ya algo deteriorado, apa- : 
rece la opilacion. 

La influencia del sexo no ha sido démostrada, pues que 
igual número de casos se han observado en ambos; en cambio 
la edad parece que, por las mismas malas condiciones higiéni- 
cas y alimentacion deficiente á que los pequeños están someti- 
dos, necesariamente sin reparacion bastante á su nutricion y 
crecimiento, da por resultado la frecuencia mayor que en los 
adultos de la enfermedad. 

Los individuos de temperamento linfático, Ó los que están 
debilitados bien por no seguir los preceptos higiénicos, por 
mal régimen de vida ó abusos de cualquier naturaleza, son los 
más frecuentemente atacados, asegurando algunos médicos que 
la hipoemia es en el Brasil sucedáuea de la escrófula. 

La ocupacion en los trabajos del campo, es causa importan— 
te hasta el punto de poder decirse que sólo en éstos se en- 
cuentran hipoémicos, lo que está en relacion directa con las 
condiciones que ya hemos expuesto extensamente, hallándose 
ménos sujetos los que trabajan en las fincas azucareras que 
los dedicados á la cosecha del café y cereales. 

La teoría que hemos llamado parasitaria empieza uniendo 
el nombre de Griesinger, quien en- 1855 fué el primero que 


352 


demostró ser el anquilóstomo duodenal la causa de la “Hipoe— 
mia Intertropical,” nombre con que se conoce generalmente 
hoy, debido al Dr. Jobim y que el célebre médico aleman lla— 
mó Clorósis de Egipto. 

Algunos años más tarde Wucherer, encontrándolos en los 
que fallgrian á consecuencia de esta enfermedad, publicó sus 
observaciones no sólo en los periódicos científicos del Brasil, 
sino que los hizo reproducir en los de Europa, confirmando la 
creencia de los que ya se habian entregado á experiencias en 
otros países. 

Ratificando este modo de ver la etiología de esta enferme— 
dad, deben citarse los nombres de Davaine, Siébold, Diesing, 
Leuchald, Cobhold, Kukenmeinster, Smith; en Mayot la en- 
contraron Grenet y Monestier; en Cayena, Riou del Karangal; 
en el Brasil, Silva Lima, Faría, Mora, Texiera da Rocha, et cé” 
tera, etc. 

El anquilóstomo duodenal, cuya descripcion haremos más 
léjos, alojándose en la primera porcion del intestino delgado, 
produce por sus mordeduras una hemorragia constante á más 
del natural embarazo que su presencia ocasiona, ya á la diges- 
tion de los alimentos, ya á su absorción; cuyo fenómeno por sl 
solo es capaz de explicar los profundos estragos que se origi- 
nan en el resto de la economia; siendo por tanto fácil de com- 
prender que no excluyéndose entre sí, dichos fenómenos reu- 
nidos producen la alteracion de la crásis de la sangre, que 
domina el cuadro patológico. 

Esa sangre que el vérmes extrae para su nutricion, sigue 
derramándose en el interior del intestino, se pierde entera: 
mente porque no encuentra jugos digestivos que la disuelvan 
y asimilen, es expelida mezclada con los excrementos, produ- 
ciendo su contacto prolongado alteraciones de estos Órganos. 
Esa manera de salir de la sangre, explica la falta de hemate- 
mésis, que á primera vista debiera ser uno de los síntomas 
comunes desde el principio de la enfermedad; sin embargo, son 
raras y sólo en los últimos dias se encuentra en algunos casos 
disentería. Por tanto, el resultado de esas hemorragias inte— 


353 


riores es la disminucion en totalidad de la sangre, cuyo estado 
no persiste por la tendencia natural del organismo á su resta— 
blecimiento, siendo fácil en cuanto á la reposicion de las sales 
y parte acuosa, por el contrario más lenta respecto de los gló-. 
bulos y albúmina. 

Las sustancias albuminosas provenientes de los alimentos 
proteicos modificados y colocados por los jugos intestinales en 
condiciones de ser absorbidos, necesitan para esta serie de 
procesos fisiológicos que los Órganos se encuentren en su más 
perfecto estado de funcionamiento: ya hemos indicado en cuál 
se hallan por la presencia de las helmintos esos órganos, y la 
deduccion es fácil; hay por tanto una hipo-albuminósis. 

El elemento globular que neeesita para su reproduccion del 
estado fisiológico de los órganos glandulares, cuya funcion se 
verifica con alguna lentitud aún en el estado normal, que ade- 
más exige para la formacion de esos glóbulus que la sangre 
misma le lleve, despues de la absorcion de los alimentos dige. 
ridos, los elementos para su produccion, dejando de agotar en 
el vehículo conductor los órgaños hematopoyéticos esos ele- 
mentos, es incuestionable que dejarán de producir el fin que 
les está destinado, dando lugar á la hipoglobulia y más tarde 
á la aglobulia. 

El Dr. Julio de Mora dice en una memoria interesante res- 
pecto de los antedichos fenómenos: “El proceso intimo de la 
asimilación de los principios alimenticios, debe ser en este caso 
irregular é insuficiente; deben los vasos absorbentes acarrear 
para el sistema de la vena porta y para el canal torácico una 
suma desproporcional de elementos bastardos, que quemados 
en el pulmon no pueden dar, en último resultado, sino una 
sangre degenerada, acuosa, con disminucion de glóbulos, im- 
propia en fin para suplir á los gastos constantes del orga- 
nismo. En una palabra, de una absorcion mal hecha y eso á 
costa de alimentos, que por perversion del apetito buscan los 
opilados, incapaces de satisfacer las necesidades de la econo- 
mía animal, no ha de suceder sino una profunda discrasia de 


la sangre,” 
Tr, xvin— 45. 


354 


En apoyo de la teoría verminosa hay numerosos hechos de- 
bidos á diversos profesores: el primer observador Dubini lo en- 
contró en un individuo; Griesinger refiere la autopsia de más de 
veinte; Wucherer cita muchos casos; los Dres. Mora, de Ba- 
hia, Ferreira da Rocha por sus propias observaciones sobre 
más de veinte y cinco casos, aseguran que en los afectados de 
hipoemia es infalible encontrarlos; Grenet y Monestier dan 
cuenta de dos casos; Riou de Rarangal, en Cayena, dice que los 
vió muchas veces y á este respecto lo siguiente: “Es muy raro 
en Cayena, al ménos, hacer la autopsia de un individuo pro= 
fandaménte anémico, sin encontrar estos vérmes en los intesti- 
nos.” 

Hacen iguales referencias muchos otros médicos brasileros; y 
aún los mismos que no participan del todo de esta creencia 
con los Dres, Jobim, Felicio dos Santos, etc., refieren muchos 
hechos de haber practicado antopsias en que encontraron los 
nematoides en el duodeno. 

Un argumento que consideran irrefutable los defensores de 
esta teoría, es la circunstancia de ceder la enfermedad á los 
antihelmínticos, especialmente á la leche del higo blanco, que 
posee además propiedades drásticas enérgicas, con que ayuda 
su expulsion. 

Las faltas cometidas contra la higiene, que hemos anotado 
anteriormente al desarrollar la opinion de los que atribuyen 
á esa causa la produccion de la hipoemia, favorecen el desen- 
volvimiento de los nematoides, que segun otros autores es la 
legítima. 

El agua está considerada como el vehículo de produccion 
de las larvas de los anquilóstomos, habiéndolas observado mu- 
chos prácticos, á quienes llamó Ja atencion encontrar un nú- 
mero notable de individuos que se surtían de aquellas fuentes, 
con poca ó ninguna corriente, afectados de la hipoemia. 

El clima, de que he hablado extensamente, ayuda igualmen- 
te, ya por las condiciones de empobrecimiento orgánico en que 
coloca alindividuo, cuanto porque la humedad es una circuns” 
tancia muy favorable á la produccion de los vérmes; con efec- 


395 


to, es en los terrenos pantanosos que se desenvuelven éstos con 
más facilidad, y así sabemos acontece con el dranúnculo, en la 
India, los dístomas hepáticos, vérmes que se desarrollan en el 
ojo del caballo y canales biliares de los carneros despues de 
las inundaciones del Nilo. i 

El tuberculous foot, 6 pié de madera, degeneracion del pié 
descrita por Collas, frecuente en Madera, Misore y Ballery, en- 
contrado en los parajes pantanosos de la India. Esta enfer- 
medad, producida por el Chionypho Carteri, está caracterizada 
por la deformacion de las extremidades inferiores, hay aumen- 
to considerable de volúmen, reblandecimiento de los huesos, 
caries, mal olor etc., y presenta estrías de la piel de un blanco 
sucio, formadas por un considerable número de los citados pa- 
rásitos. 

En la India, Egipto, Abisinia, Guinea etc., se encuentran 
abundantemente distintos vérmes cuyo nacimiento tiene orí- 
gen en los lugares pantanosos, y se ve que los individuos ata- 
cados de afecciones verminosas son los que residen cerca de 
las aguas de mala calidad de que hacen uso constante. 

En el Brasil Wucherer hizo las mismas observaciones, con- 
servando hembras de anquilóstomos llenas de huevecillos hasta 
que éstos fueron repartidos en la tierra, y las larvas se desarro- 
llaron. 

Y tanto se comprende ser éste el medio donde se producen 
y por el cual se introducen en la economía los vérmes, cuanto 
que los niños cuyo alimento es la leche dan un número consi- 
derable de afectados en las estadísticas, explicánduse sólo por 
la ingestion de aguas malsanas y cargadas con los huevecillos 
ó las larvas de los nematoides, 

La alimentacion deficiente de que ya hablamos, las condi- 
ciones de profesion, habitacion, costumbres, usos y abusos, son 
otros tantos coadyuvantes en la causalidad de esta afección, y 
que, por evitar repeticiones, referimos á las consideraciones ya 
hechas. 

Esta enfermedad, segun los autores y paises en que se ha en- 
contrado, se ve con gran frecuencia en el Africa, en la Costa 


356 


Occidental de Egipto, en el litoral y Archipiélago Indico, en 
cierta parte de la América del Norte, en el Brasil, las Antillas, 
las Guayanas y en Italia; y esto está demostrado por la influen- 
cia de los climas sobre la produccion de las enfermedades pro- 
pias de cada uno y más especialmente de las parasitarias. La 
relacion de causa á efecto está aquí palmariamente probada, pues 
que sulriéndose la hipoemia en países de climas cálidos y hú: 
medos, su causa debe ser, más que cualquier otra, el anquilós- 
tomo que tiene las condiciones necesarias para'su subsisten- 
cia. 

Se preguntará que cómo, siendo así, se ha encontrado el an- 
quilóstomo en opilados en Italia? Pero ese país es, de los de Eu- 
ropa, el que más se acerca por su clima á los intertropicales; 
además, habría que agregar que no es considerada como abso- 
luta la aparicion y existencia de las enfermedades en tal ó 
cual clima, pudiendo ciertas condiciones topográficas y aún las 
naturales emigraciones del hombre hacerlas aparecer en Zonas 
ó climas no perfectamente iguales. 

Réstanos para concluir este extenso capitulo, que de expro— 
feso es así redactado, porque tratándose de una entidad mórbida 
aquí desconocida, ha de buscarse en el cúmulo de causas que 
rodean á la gente del campo las que puedan dar más luces para 
poder diferencialmente hacerla diagnosticar; réstanos, repito, 
tratar de la influencia marcada que sobre la raza negra tiene 
la hipoemia, que hizo denominarla por muchos autores, segun 
se ve en la sinonimia, Caquexia africana. 

En efecto: son los negros los más generalmente afectados, . 
explicándose esto por su temperamento, género de vida, ocu- 
paciones etc., pues que aún obrera en los criollos blan- 
cos del Brasil, hay que tener en cuenta que en aquel país la 
mezcla de las razas está mucho más extendida que entre nos- 
otros, por más que nn heredado orgullo se imaginen ser 
blancos puros é importantes los que sólo basta ver para- com- 
prender su orígen; igual cosa sucede en Santo Domingo y las 
Antillas; pues que si la enfermedad fuera debida, como la fie- 
bre amárilla, el beriberi y otras endémicas, á la influencia 


857 


climatérica, los extranjeros suministrarían el mayor número 
de casos. 

Sabido es que los negros soportan más que ninguna otra ra- 
za la constante a, como dijo Saint-Vel, “las influen- 
cias meteorológicas graves para los Europeos pesan poco sobre 
el negro.” 

_ Anatomía Patológica.—El aspecto que presentan los cadá- 
veres de los fallecidos á consecuencia de la hipoemia, está en 
relacion con el predominio de los síntomas durante la enfer- 
medad: así se ven unos, en quienes las infiltraciones serosas do- 
minarán el proceso morboso, que tienen la apariencia de los 
hidrópicos; otros en que la diarrea colicuativa fué sumamente 
abundante y, como es natural, la emaciacion es el hábito que 
presentan. En ambos casos la coloracion amarillosa 6 térrea 
se ve en todos, la decoloracion igualmente en las mucosas, los 
músculos etc. 

El cerebro está anéxmico, reblandecido y con derrames serosos 
más ó ménos abundantes, pero constantes, entre sus cubiertas, 
Muchas veces se encuentran derrames pleuríticos y en su con- 
secuencia los pulmones están edematosos ó por el contrario, 
y es lo ménos frecuente, empujados hácia su vértice y carnifi- 
cados. 

El pericardio contiene generalmente mayor cantidad de 
líquido que la ordinaria, y el corazon se presenta flácido, des- 
colorido, grasoso, el ventrículo izquierdo dilatado, las paredes 
de sus cavidades adelgazadas y éstas ona coágulos 
blandos. 

En los órganos de la cavidad a se encuentran des— 
órdenes análogos, empezando por notarse una cantidad más ó 
ménos grande de líquido. El higado, el páncreas, el bazo y 
los riñones tienen ,ordinariamente su volúmen normal, pero 
tambien están pálidos y de aspecto grasoso. Los ganglios me- 
sentéricos están ingurgitados, 

La mucosa gastro-intestimal se halla descolorida, reblande- 
cida y convertida en una capa pultácea que se desprende con 
facilidad: esta degeneracion se extiende muchas veces hasta 


308 
la musculosa, lesion que es generalmente considerada como de- 
pendiente de la gastro-enterítis y de la ingestion de sustancias - 
Jnasimilables. 

El intestino delgado presenta pequeñas equimosis análogas 
á las de lassanguljuelas, en cuyo centro hay un punto bian- 
quecino muy pequeño: estas equímosis son las mordeduras de 
los anquilóstomos; además, se encuentran elevaciones de la 
mucosa dependientes de la introduccion, entre ésta y la mem.- 
brana muscular, de los vérmes; las cuales, ulcerándose, dan 
Ingar á soluciones de continuidad más Ó ménos extensas. 

Generalmente se encuentra en la porcion delgada de los in- 
testinos cierta cantidad de sangre roja ú oscura, y aún mez- 
clada con mucosidades. 

La sangre de los hipoémicos tiene un color amarillo-verdo- 
so, el coágulo presenta un color muy negro, su costra inflama- 
toria es muy consistente, con los bordes más claros en su 
superficie, la parte inferior es como una papilla. 

Segun los análisis practicados, la fibrina, la albúmina y los 
glóbulos rojos se encuentran en corta cantidad proporcional á 
la serosidad, que es tres veces mayor que la normal. 

Creyendo más oportuno en éste que en cualquier otro Ju— 
gar la descripcion del anquilóstomo, voy ¿. trascribir una de 
las más completas. 

El anquilóstomo duodenal es un vérmes del órden de los 
Nematóides, de la familia de los Esclerostómides y del género 
Anquilóstomo. Esmuy pequeño, de 6 á 8 milímetros de lar- 
go los machos, llegando las hembras hasta 13 milímetros; es 
cilíndrico, recto ó ligeramente encorvado, de un color cenizo- 
so, semitrasparente hácia su parte caudal y rojizo en sus dos 
tercios terminales; el macho es más delgado que la hembra 
medio milímetro. Su tegumento es estriado trasversalmente, 
terminado lateralmente por papilas cónicas de la cabeza pa: 
ra atras. La cabeza es delgada; la boca forma una especie de 
ventosa, cuya abertura está dirigida hácia el dorso del ani- 
mal, es larga, redonda, provista circularmente de papilas có- 
nicas, su interior presenta un aparato subcornado que sustenta 


359 

cuatro dientecillos en su márgen inferior y es móvil. La fa- 
ringe es infundibuliforme, continuada por un esófago muscu- 
loso, dilatado en su parte posterior, los intestinos son oscuros 
y perceptibles al través de la piel, terminados por un ano late- 
ral cerca de la extremidad caudal; un órgano excretor doble 
se abre al nivel de la parte media del esófago. 

En el centro de la expansion terminal de! macho, se ve el 
pene muy largo y bifurcado. ' 

La hembra presenta la abertura genital en la cara dorsal, 4 


cierta distancia de la extremidad posterior que es afilada y 
recta. 


LA 


La proporcion de los machos á las hembras es de 1 43, 6 
desk. 4: 

La cópula se verifica por intromision. 

En las hembras hay un canal, donde se alojan los hueveci- 
Mos, de la extension de todo el cuerpo del animal, que se en- 
rosca en espiral al intestino. 

Estos vermecillos se fijan en las válvulas conniventes de los 
intestinos, se encuentran en número considerable, llegando 4 
veces hasta mil su cantidad. 

Sintomatología.—La incubacion, si así puede llamarse la ini- 
ciación de la hipoemia, á los fenómenos que al principio acu- 
san los enfermos, tiene una duracion más ó ménos larga en 
relacion con las condiciones personales del atacado, y las cir. 
cunstancias higiénicas y aún morales que le rodean. 

Con efecto, lo primero que acusa el enfermo es languidez, 
falta de fuerza, inaptitud para el trabajo, energía física y 
moral, tristeza é indiferencia á la vida, acompañadas de pa- 
lidez, falta de expresion y anormalidad de las funciones diges- 
tivas; fenómenos que muchas veces pasan desapercibidos 
para los enfermos y que son observados por los que le rodean, 
siendo muchas veces éstos los que los inducen á buscar los 
cuidados médicos de que no se habian ocupado los afecta— 
dos. | 

Ya confirmada la enfermedad, la palidez de la cara, la piel 
y las mucosas es el sintoma que revela definitivamente el pro- 


360 


ceso morboso dependiente del estado de la sangre; en los blan- 
cos la piel está amarillo-verdosa, térrea, distinta de la amari- 
llez de las caquexias: palúdica y cancerosa, tanto porque en 
estas afecciones es posterior á una série de accidentes confir- 
mados en su causa, cuanto por que es específica, si así puede 
decirse; en los negros, de un color ceniziento pardusco. 

Las mucosas ocular y bucal están descoloridas, de un color 
tierno como de perlas; igual cambio se observa en los labios, 
lengua, Órganos genitales etc., y las palmas de las manos así 
como las uñas tienen una blancura notable. Ya en estas circuns- 
tancias la cara está voluminosa, dependiendo de la infiltracion 
serosa. : 

Las carnes están flojas, hay adelgazamiento y descamacion 
de la epidérmis, coincidiendo con abatimiento de la tempera- 
tura, que llega hasta obligar los enfermos á buscar el calor, ya 
por su permanencia al sol 6 acercándose al fuego, lo que pro— 
duce á veces quemaduras de consideracion, por la insensibidad 
que esa baja temperatura ocasiona en algunos; sin embargo, 
el termómetro no señala esa notable diferencia que los enfer- 
mos acusan. 

Ya en estas condiciones la cara toma un aspecto particular, 
característico, hay una fácies hipoémica; los ojos notienen ex- 
presion ó indican el desaliento, me lancolía, faltos de movi- 
lidad, como eu los ambliópicos. + 

La piel de todo el cuerpo, á más del color ya señalado, está 
seca, furfurácea; ni aún expuestos al calor se produce traspi- 
racion. 

El edema de la cara, punto inicial de las sufuslones serosas, 
se hace más pronunciado donde los tejidos tienen más sustan- 
cia celular, como son los párpados y espacios Interparpebrales; : 
no siendo constante, pues que desaparece algunas veces para 
volverse á presentar ó bien reaparecer despues del sueño. La 
misma infiltracion' se observa simultáneamente casi siempre 
en los maléolos, teniendo un curso ascendente que termina 
por las manos hasta hacerse general y desarrollándose en las 
cavidades torácica y abdominal, 


361 


Esta infiltracion tiene de diferenetal con las producidas por 
otras enfermedades, como acontece en las cardiacas y renales, 
que presenta tal dureza y resistencia al dedo que aún con 
fuerte presion no deja impresion. | 

Consecuentemente á estos derrames serosos las secreriones 
son disminuidas, la traspiracion es absolutamente suprimida, 
no presentándose por ninguno de los medios conocidos; las 
orinas son escasas, blancas, raras por la frecuencia de la mic- 
cion; en algunos casos son sedimentosas y algunos autores ha- 
blan de albuminosas, hecho negado por la mayoría. 

Concomitante 4 éstos llaman sobremanera la atencion los 
que se observan por parte del aparato digestivo; hay en efecto 
una dispepsia de intensidad notable, pues que se acompaña de 
falta de apetito, con náuseas y vómitos, perversion del gusto, 
constipacion de vientre al principio y durante el período de 
estado de la enfermedad: en otros casos sucede lo contrario; 
hay bulimia en los primeros tiempos, pero más generalmente 


mm 


hay pica ó malacia sucediendo á aquella, 

Y ésta es la ocasion de señalar el sintoma á que tanta im- 
portancia se ha dado: la aberracion de desear y comer sustan- 
cias tan diversas y repugnantes; de aquí la Geofagia, término 
eon que algunos autores la denominan. Citanse enfermos que 
tenían una predileccion irresistible por la tierra, ceniza, lana, 
la ropa de cama, los excrementos ete. Mariot cita un caso de 
un indio guarany que pasaba el dia junto á un carnero, cuya 
lana comía. Gragin dice haber visto vomitar un raton entero 
á un hipoémico, ete. 

Este sintoma tiene de especial el encontrarse casi en todos 
los enfermos, los queno pierden sin embargo el sentimiento 
de su triste depravacion; y aún encontrándolos inflagranti, 
niegan verificar tan repugnantes actos, 

Esta perversion del apetito sólo puede explicarse por una 
neurósis, tanto más enánto la gastralgia es síntoma de todos 
los opilados; la cefalaloia, la cardialgia, las neurósis de la inte- 
ligencia son frecuentísimas, la hipocondría con su cortejo de 
ideas lúgubres, con el aborrecimiento á la vida que los condu- 
o RV 20. 


362 


ce al suicidio y cuya interpretacion es tan vária como los ob- 
servadores. 

La sed es nula en estos enfermos; no obstante, en algunos 
casos es tal la polidipsia, que entra por su exageracion en la 
clasificacion de Jas nenrósis, cenando predomina en algunos 
CASOS. | 

Los enfermos acusan á menudo dolores ventrales, especial* 
mente hácia el estómago; dolores que á más de ser nerviosos, 
como ya hemos visto, pueden y tienen en otros otra interpre- 
tacion, que es la numerosa cantidad de heridas que los vérmes 
producen en el duodeno; así como las gastralgia es consecuen- 
cia de la ingestion de sustancias no digeribles. 

Los vómitos tienen igual causa que las gastralgias, pues que 
pueden ser provocados por esas sustancias repugnantes ó ima— 
similables, Y por la contraccion antiperistáltica debida á la 

_neurósis Ó excitada por los vérmes. 

Al fin de la enfermedad la constipacion se convierte en 
diarrea persistente é insidiosa, llegando á ser colicuativa, este- 
nuando profundamente los enfermos y acelerando su termina- 
clon. 

El meteorismo ventral es tambien frecuentemente obser— 
vado, ya por la descomposicion de las sustancias alimenticias, 
ya porque permaneciendo largo tiempo las materias fecales en 
los intestinos, su descomposicion da lugar al meteorismo. 

Por parte de la respiracion, esta funcion se verifica con difi- 
cultad, llegando á ser una verdadera disnea al ejecutar cual- 
quier movimiento, acentuándose cada vez más, y siendo per- 
manente á4 medida que la enfermedad adelanta y los derrames 
se pronuncian, ya en el tejido propio de los órganos, 6 bien en 
las cavidades. | 

Se encuentran á la auscultación aleunos estertores mucosos 
que dan razon de la tos, y otras veces subcrepitantes, que son 
los más constantes, en la base y parte posterior de los pul. 
mones, pronunciándose más y más á medida que progresa el 
mal. 

El aparato circulatorio presenta fenómenos de gran impor- 


305 


tancia demostrativos dela profunda anemia en que se encuen- 
tran los pacientes, característica de esta enfermedad. 

Por la palpacion percíbese el choque del corazon contra la 
pared torácica, más fuerte, especialmente cuando el enfermo, 
saliendo de su indiferencia habitual, experimenta alguna ¡mpre- 
sion física ó moral. En otros casos ni la vista ni el tacto ha- 
cen percibir el más ligero estremecimiento precordial. 

Cuando se observa el primer sintoma, los pacientes acusan 
movimientos tumultuosos del corazon, que les parece se les 
rompe ó busca por donde salirse; impresiones subjetivas, pues 
que no existen relaciones entre los desórdenes indicados y los 
signos físicos que produce la. auscultacion. 

Los ruidos estetoscópicos son comunes á los producidos en 
todas las anemias; hav un ruido de soplo suave en el primer 
tiempo y en la base, propagándose á la aorta ascendente, rui- 
do que en muchos casos se oye tambien en el segundo tiempo; 
en algunos hay un sonido metálico en relacion con la dilatación 
de las cavidades cardiacas. 

En todo el trayecto de la aorta ascendente se percibe un 
ruido de fuelle blando, que se continúa siempre en las caróti- 
das, no siendo raro encontrar dos ruidos de soplo que corres— 
ponden, uno más fuerte al diástole arterial y el más debil al 
sistole cardiaco: este soplo carotídeo es siempre más intenso en 
el lado derecho que en el izquierdo; estos mismos ruidos se 
continúan en otras gruesas arterias, la femoral, por ejemplo. 

Las venas son poco pronunciadas, están como vacías, desco- 
loridas, desapareciendo hajo la presion 4 cambiando de posi- 
cion con facilidad. 

- El pulso presenta las mayores irregularidades: unas veces es 
ancho, blando, dicroto y acelerado; otras es pequeño, muy rá- 
pido, depresible; desde luégo es fácil explicarse la correspon= 
dencia que existe entre el estado general del enfermo y los 
fenómenos cardiacos y vasculares. 

La percusion revela en la generalidad de los casos que el co- 
razon no está aumentado de volúmen, principalmente en los 
primeros tiempos, que pudieran llamarse período de incremento; 


364 


pero ya en el de estado y en el último ó de terminacion se en- 
cuentra en la region precordial un sonido oscuro, mate, más Ó 
ménos extendido, dependiente de varias causas, ya porque hay 
dilatacion del corazon, bien porque existe un hidropericárdias 
en relacion con los demás derrames, ó bien porque hay las dos 
causas simultáneamente. 

Todos estos fenómenos son dependientes, como ya he tenido 
ocasion de decirlo, de una profunda alteracion de la sangre, es- 
pecialmente por la desproporcional disminucion de su elemen- 
- to globular, el aumento relativo de la parte serosa, causas bas- 
tantes 4 producir la pérdida de enervta normal y la disminucion 
de la contraccion muscular. Ahora bien, en estas circunstancias 
el corazon, que más que ningun otro órgano recibe la influen— 
cia de una sangre tam empobrecida, participa tambien más que 
ningun otro de la atonía general en que está toda la economía; 
Sus cavidades se dilatan pasivamente, llega mayor cantidad de 
sangre á las cavidades cardiacas, cuyas paredes entran violen 
tamente en contraccion, redoblando sus esfuerzos para expul- 
sar esta mayor cantidad de líquido, que por su alterada compo- 
sicion no puede auxiliar el órgano, y por tanto es á expensas de 
la actividad de éste que se hace todo el trabajo circulatorio 
central. 

Por último, excepcionalmente se encuentran con fiebre log 
hipoémicos, y en los casos en que se observa es necesario atrl- 
buirla ya á inflamaciones intercurrentes, ó bien, y es lo más 
frecuente, á la ingerencia del miasma palúdico. 

Complicaciones. —Las complicaciones más frecuentemente 

observadas en el curso de la hipoemia, son: la caquexia pa- 
lúdea, la helmintiásis, la gastro-enteritis y la hepatitis. 
- Respecto de la primera, es muy correlativo: que en todos 
los lugares pantanosos esta concomitancia se encuentre en las 
enfermedades más comunes y á pesar de la pretendida inmu- 
nidad de la raza negra para este miasma. 

Entre los helmintos que se encuentran conjuntamente á 
los anquilóstomos, los más comunes son las ascárides lumbri- 
coides, la teenia solium, y en Egipto el distoma hematobium 


365 
(Griesinger); lo que se comprende fácilmente, teniendo en cuen- 
ta que las causas productoras del vérmes específico de la hi- 
poemia son las mismas para todos los demás, sus congéneres. 

La gastro-enterítis que, como ya he dicho, se encuentra en 
todos los casos de esta enfermedad, no debería en verdad con- 
siderarse como una complicación, pues que los accidentes 
producidos por los vérmes en la primera porcion iutestinal 
dan una explicacion perfectamente consecuente. Ígual con- 
sideracion debe hacerse sobre la hepatitis; no obstante, mu- 
chos observadores la ven como independiente de aquella 
causa y la explican por la introduccion de sustancias inasimi- 
lables; pero en uno y otro caso, 4 mi modo de ver, no serían 
una verdadera complicacion. | 

Respecto á la trasmisibilidad de la eufermedad, debemos de- 
cir que es consecuentemente á sus causas, anatomía patológica, 
sintomatología etc., de las que no pertenecen 4 las endemias, 
ni á las epidémicas, pues no pasa de unos á otros individuos 
como se comprende fácilmente, aún viendo reunidos muchos 
afectados en una misma localidad. La herencia tampoco tie- 
ne aquí influencia alguna, pues segun las observaciones reco- 
gidas, entra el producto de la concepcion en la regla general 
de los demás, en que su concepcion y desarrollo ha tenido lu- 
gar en los momentos de sufrir sus progenitores cualquiera de 
las caquexias Ó anemias, es decir que los niños han nacido 
débiles, raquíticos ó escrofulosos, pero no hipoémicos. 

Dada la curabilidad de la afeccion que nos ocupa y obteni- 
do el restablecimiento de los dolientes, ningun órgano, aún 
los que más profundamente hayan sufrido, deja de recobrar su 
completa integridad material ó, mejor aún, sustancial y fun— 
cional. 

Marcha y Duracion.—La hipoemia tiene en general una 
marcha lenta y gradualmente creciente. Sus sintomas van 
presentándose é invadiendo sucesiva é insensiblemente los 
órganos que debe afectar, sin que la aparicion de ninguno de 
ellos tenga época determinada que establezca períodos defi- 
nidos, j | 


366 


Es muy comun observar detenciones é intermitencias en 
su progreso, que en algunos casos hacen creer en la favorable 
terminacion. : 

Su duracion varía de alguivas semanas á algunos años, de- 
pendiendo esto ya de las condiciones higiénicas más Ó ménos 
favorables en que se encuentre y coloque al paciente, ya de la 
institucion de un tratamiento apropiado y sostenido. Aban- 
donado á sí mismo el enfermo, su duracion es corta y termina 
fatalmente. Sometido á un régimen alimenticio adecuado, 
ayudado por un aire puro y agua potable sana, concurriendo 
una medicacion tónica analéptica, la mejoría es notable, pero 
las recidivas son frecuentes, Ahora bien, si á estos modificado- 
res se agregan los helminticidas, ya la curacion puede darse 
como segura, lo que está en relacion directa con la teoría que 
he expuesto y desarrollado anteriormente; aunque debo ha- 
cer notar que un número considerable de los vermecillos difi- 
culta más esa favorable terminacion que en los opilados que 
sólo kospedan un escaso número. 

Diagnóstico.—Siendo numerosas las enfermedades con que 
ésta puede confundirse, trataré de establecer la diferencia por 
que pueden distinguirse, empezando por las anemias con quie. 
nes tiene más puntos de contacto. 

Con efecto, las anemias producidas por malas condiciones 
higiénicas, ya respecto de las habitaciones, ya de la alimenta- 
cion, Óó sea anemia por inanicion y es la que más semejanza 
tiene con el mal que nos ocupa, nos presentan al lado de un 
empobrecimiento sanguineo notable el enflaquecimiento, la 
emaciacion del paciente, fenómenos nerviosos del lado de la 
cara y la cabeza; 4 pesar de haber languidez no falta actividad 
cuando ésta es solicitada por las necesidades, al paso que en 
la hipoemia la falta de energía, de fuerzas, la inaccion é indi- 
ferencia son sus características, las formas se conservan y, 1é- 
jos de disminuirse, se aumentan por los edemas que no tardan 
en presentarse y que son tardíos ó nulos en las primeras. 

Las anemias producidas por hemorragias, por las supura— 
ciones prolongadas, por deficiencia en la hematósis etc., tienen 


367 


su propia causa como sintoma de un carácter específico, pues 
la historia de su aparicion casi pudiera bastar para establecer 
la diferencia; además las funciones gastro-intestinales, empe" 
zando por las anomalías del apetito, las neuralgias consecuti 
vas, la diarrea con que termina la opilacion y que nunca se 
ven en las anemias posthemorrágicas, son puntos de un órden 
y explicacion tan fáciles, que es muy dudoso pueda haber tal 
confusion, aún sin fijar la mayor atencion. 

[guales reflexiones pneden hacerse sobre la semejanza de la 
clorósis y la hipoemia, debiendo para más confirmar la distan- 
cia que las separa, añadir que la primera se observa general- 
mente en las jóvenes que habitan las ciudades, casi siempre 
perteneciendo á la clase acomodada, en la edad del crecimien- 
to y desarrollo, acompañándose la decoloracion é hipoglobulia 
de accidentes histéricos é histero-epileptiformes; que en la 
_opilacion nunca hay esas coloraciones súbitas de las mejillas; 
que ésta es observada en todas las edades de la vida y afec- 
tando más á los hombres que á las mujeres, perteneciendo sus 
atacados á la clase proletaria que habita en los campos y con 
marcada predileccion á la clase de color; la hipoalbuminósis 
está siempre asociada á la hipoglobulía; y por último, que fal- 
tan los accidentes nerviosos señalados en los que sufren la do— 
lencia helmíntica. 

La caquexia palúdea es una de las que más semejanza tle. 
nen con la hipoemia, tanto por sus sintomas cuanto por sus 
condiciones patogénicas, de aparecer en los climas cálidos y 
en los lugares pantanosos; pero la opilacion se manifiesta más 
especialmente en los habitantes del campo dedicados á los 
trabajos agricolas, siendo así que la caquexia palúdea se en- 
cuentra en igual número en las ciudades que en los campos 
y con cualquier ejercicio á que esté dedicado el enfermo. 

La predileccion de la hipoemia por la raza africana y los ni- 
ños, condiciones individuales respetadas, por decirlo asi, . por 
el miásma palúdeo. Los procesos morbosos por parte del híga— 
do y el bazo, que son constantes en los paludosos y que, segun 
se ha visto, son absolutamente desconocidos en los opilados. 


368 


Los derrames serosos con que se abre la escena de los hi” 
poémicos y que tan tardíamente se ven en los palúdicos, y por 
fin la inmensa ventaja en estos últimos del tratamiento por el 
específico antiperiódico, que absolutamente es nulo en los pri- 
meros y viceversa del racional empleo de los vermicidas. 

Otra de las enfermedades que igualmente es muy frecuen- 
te en el Brasil es el Beriberi, con quien á primera vista pa- 
recería confundirse la opilacion; pero si bien el edema con 
que ámbas aparecen puede establecer confusion, ésta se des- 
vanece desde que en la hipoemia faltan las parálisis, el modo 
de andar característico, la no perversion del apetito y afectar 
indistintamente todas las razas y muchas veces los extranjeros 
y personas acomodadas. 

Para determinar lo referente al diagnóstico diferencial de 
las enfermedades que más ó ménos analogía presentan con la 
que trato, bastaría señalar la cirrósis del higado, el mal de 
Bright, las afecciones del corazon y las caquexias sifilítica, 
reumática, escorbútica etc., pues son enfermedades bien cono- 
cidas ya para poder evitar errores tan groseros. 

Pronóstico.—La hipoemia es, no obstante su ataque general 
de la economía, poco grave. 

Algunos autores calculan la mortalidad causada por esta 
enfermedad en dos tercios de los afectados; pero la generali- 
dad cree su curabilidad ser segura hasta en los periodos más 
avanzados, si se someten los pacientes al sistema de higiene 
conveniente y en su aparicion; siendo más facil en los casos 
francos q ue cuando otras la compliquen, lo.que no es raro, 
pues muchos sufren simultáneamente afecciones del corazon, 
intestinales ó la influencia palúdica. 

Hay algunos sintomas que harán estar al práctico receloso: 
tales son los vastos derrames, la abundante diarrea; ésta, por. 
que concurre directamente á agotar los enfermos; aquellos, 
porque impiden el libre ejercicio de los órganos, debiendo 
además señalar la exageracion del apetito, el abatimiénto de 
las fuerzas, la disnea extrema como síntomas graves. 

Profilacia y tratamiento.—Los medios preventivos. para im- 


369 
pedir la hipoemia se deducen naturalmente de la exposicion 
de las causas á que más ó ménos directamente se atribuye su 
orígen, pues que variando el sistema de vida en esas fincas 

en quese obliga á los infelices trabajadores á cubrirse apénas, 

á dormir sobre un suelo húmedo, á exponerse incesantemente 
á los cambios bruscos de una temperatura-ardiente, á alimen: 
tarse exclusivamente de farináceos etc., clara y sencillamente 
se comprende que á pesar de lo recio del trabajo, la compen- 
sacion de una alimentacion animalizada, el descanso en luga- 
res secos y todo el tiempo necesario, darán el satisfactorio re- 
sultado de no adquirir no sólo esta enfermedad, sino otras 
debidas á las faltas de higiene. 

_Deducido de la anatomía patológica, está generalmente es- 
tablecido el tratamiento de esta enfermedad, empezando por 
los antihelminticos: á tal efecto han sido empleados el musgo 
de Córcega, la yerba de Santa María ó Angélica, la infusion 
de la corteza del granado agrio, el aceite esencial de trementi- 
na, la tintura etérea de helecho macho, la santonina, el calo- 
mel, el ajenjo, etc. etc.; pero no siendo remedios seguros, pues 
que la generalidad de los enfermos sólo obtienen una mejoría 
de no muy larga duracion, se ha echado mano de una sus- 
tancia de uso vulgar, pero de resultado seguro. 

Jl jugo lechoso de la higuera brava ó higuera blanca (Fi- 

- cus doliaria) es la sustancia que parece ser el remedio especí- 
fico en esta enfermedad, pues usado de cualquier manera causa 
la muerte de los anquilóstomos y por su accion drástica su 
expulsion, obteniendo el enfermo su curacion. 

El empleo metódico de este medicamento tuvo al principio 
todas las contrariedades á que están sujetos los remedios vulga- 
res, pues que elogiado por unos, desechado por otros, no falta- 
ba quien le atribuyese propiedades y efectos más nocivos que 
útiles; pero como ante los hechos no hay discusion posible, 
hoy lo recomiendan y prescriben con toda seguridad de éxito 
aún los que no aceptan del todo la presencia de los vermecillos 
como lacausa determinante de la hipoemia. 


La cantidad que se acostumbra aconsejar porel vulgo es de 
TF, XVI —47. 


370 


30 á 60 gramos, pero en realidad es exagerada, pues produce 
una abundantísima diarrea, síntoma á que están muy dispuestos 
los enfermos y que puede producir el agotamiento y la muerte 
en lugar de la curacion. El máximo por tanto debe ser el 
de 30 gramos, empezando por 10, 15 6 20, mezclado á la leche 
de vaca, vehículo el más apropiado para mantenerlo en suspen- 
s10N. $ el 

Algunos lo recomiendan en agua, obros tomarlo estando en 
el baño. pero ya esto entra en lo amistico, como las oraciones 
que deben rezar los enfermos al tomarlo. 

El tratamiento debe ser continuado por largo tiempo, á pesar 
de notarse mejoria, para evitarse la reproduccion de los vér- 
nes, 

Simultáneamente al tratamiento vermicida, anteriormente 
recomendado, hay que colocar los enfermos en las condiciones 
higiénicas más favorables posibles, tanto en la parte referente á 
los eireunfusa, cuanto á los percepta é ingesta, sin lo cual es 
inútil todo esfuerzo. Además, el régimen tónico:analéptico más 
enérgico tiene su positiva aplicacion en estos casos; los amar-- 
vos, los excitantes estomáquicos, incluyendo los condimentos 
fuertes en las comidas como son la pimienta, mostaza etc., el 
hierro, alternando con el arsénico, el manganeso solo Y con el 
hierro, la hidroterapia ete., etc.; he aquí el plan curativo seguro, 
infalible, aún en aquellos casos que por su larga duracion pare- 
cen desesperados. 


CASO CURIOSO. 


En 1863 publicó el Dr. Luis Sayre, de New-York, la observacion 
notable de una mujer que, segun se decía, segregaba pedazos de car- 
bon de diferentes tamaños, poniéndosele negra la piel de la cara, brazo 
y pierna del lado izquierdo, durante catorce años, y la que se exhibia 
con el nombre de “charcoal woman”, ó mujer de carbon. FExaminada 
por muchos médicos, pudo al fin descubrirse que todo era un engaño; 
su procedimiento consistía en aplicarse con mucho cuidado sobre la 
piel una solucion de goma, algodon y una sustancia negra. 


371. 


RESUMEN de la mortalidad de la Habana; por el Dr. A. 42, del Valle, | 


mr 


| MORTALIDAD CIVIL. 


| Blancos. | De Color. 
1880. == 1: = 
ll ! lácteos. ! Pirlo. 
¡Suma! 1 | 


¡| Adultos. pres 


Asíálcs 
| Idem de la tropa. 


CAUSAS DE a Y. ¡H. [| v. le E 


le 
Albuminuria.....- >| " [oso fes.! | 
Alcoholismo 2 


Anginas . 


| 
¡ 
i 


A | Total general. 


00 RD DR A DO O 


w 
a 


Cólera esporádico. 
¡Id infantil. 
Diabétes UL e 1 E 

¡Diarrea y enterítis. | 163 94 le 93 479 
Difteria y Crup.. 2, 

Disentería 

¡Enf.de.r del corazon. 
¡Ld. del hígado... 
Eclampsia infantil. | 
Epilepsia 
Erisipela 
Escarlatina | 
Fiebre y c. palúdica 
Id. biliosa 


Jul 
[a] 


Id. tifoidea 
Meningítis 
Muermo y Farcino. 
¡Neumonía y bron- 
REQUIIDISEEe ots 
¡Parto y accidentes | 
|  puerperales | 
Peritonítis ........ 
Pleuresía 


Meblana.” cerebral. | 


¡Tétano en ca e 
Id. infantil... 


“39 99 
14| 14 || 


Muertes repentinas | . IL-71 34] 10/71 
Por otras causas....| | ¡| 781 595 86| 88; 


CE A —_— 1 ===| 


SUMAS... 2003 93911764 l6: [529 47691 6381799 || 364/346|2140.| 1033, 


_—E— 


Poblacion civil.......... 195,437 | Mortalidad civil de 1879... 
Mortalidad id............ 6,909 Idem de ¡880 


Proporeion por mil. 3535 De ménos 


TZ 99 GV 18 ARONA 921 16 99 Gr A A IS 

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373 


INFORME ACERCA DE UNA MEMORIA RELATIVA A LA Hipoema Inter- 
TROPICAL.—PonEnre, el Dr. Féliz Giralt. 


Sres: —El Dr. D. J. Roldan somete á la consideracion de es. 
ta Academia un extenso trabajo, en el que se propone darnos 
á conocer una enfermedad frecuente en el Brasil y enteramente 
ignorada de los médicos que ejercemos en esta Isla. Hemos 
leído ese trabajo con el detenimiento que exige una nueva 
entidad morbosa, interés que debia aumentarlo la circuns- 
tancia de vivir en un país tropical, cuya poblacion está for- 
mada en su mayor parte por la raza negra, condenada á pa 
decer la afeccion, objeto de la Memoria del Sr. Roldan.— 
Hipoemia Intertropical llama el Sr. Roldan á ese estado pato-- 
lógico; y si bien es cierto que el nombre es nuevo, ¿lo será 
asimismo la cosa que representa? ls precisamente lo que 
procuraremos dilucidar en estas breves reflexiones. Pero ántes 
de entregarnos al estudio de la Memoria del Sr. Roldan, pre- 
ciso es que declaremos no comprender lo que ha querido sig- 
nificar con la palabra Hipoemia—/ypo debajo hcema sangre- 
debajo de la sanyre.—Si el Sr. Roldan ha pretendido describir, 
como él mismo dice, una enfermedad caracterizada por la 
disminucion del plasma y el aumento de la serosidad, ninguna 
necesidad tenía de aplicar un nombre tan impropio, cuando 
la ciencia designa tal estado patológico con el de Midroemia, 
que no sólo representa la alteracion exacta de la sangre, sino 
que está sancionado por la ciencia y «uceptado por todos los 
médicos de todas las épocas y de todos los países. La palabra 
Hipoemia es impropia, y por lo mismo inaceptable. 

El Sr. Roldan ha seguido en su memoria el órden riguroso 

marcado en los tratados de Patologia Médica:-Introduccion, 
Sinonimia, Historia, Definicion, Etiología, Anatomía Pato- 
lógica, Síntomas, Marcha, Duracion, Diagnóstico, Pronóstico 
Profilaxia y Tratamiento. 

La Academia nos dispensará, si no seguimos en todos sus 


374 


detalles la parte del trabajo que se refiere á la Historia y De- 
finicion: fatigariamos la atencion de sus dignos miembros por 
una parte; y por otra, ese estudio poco podrá ilustrarnos so- 
bre la naturaleza de la enfermedad que vamos á analizar y 
clasificar. EiSr. Roldan hu llenado completamente su co= 
metido en esta parte, y por ello le felicitamos sincera 
mente. 

A mediados del siglo pasado empezó á estudiarse esta eu 
fermedad en las Antillas, siendo Labat el primero que de ella 
se ocupó. En 1770 Poupet Desportes la describió en la Mar- 
tinica, con el nombre de mal de estómago Ó caquexia, atribu. 
yéndola á la mala alimentacion y ála pereza. A estos dos 
médicos siguieron Dazille de la Marina francesa, Masan en 
Inglaterra, Naverrer en Francia, Segond, Hamon, Jesden, 
Magrin, Lavacher, Copland, Baudin y otros muchos, hasta que 
el Dr. Griesinger en 1855 la estudió en el Cairo, asienándole 
una causa especial. Cada uno de estos médicos la denominó 
de diferente manera:—Mal de Estómago, Hinehazon, Lengua 
blanca, Enfermedad de los negros, Malacia de los negros, 
Caquexia africana, Geofagia, Grastro-enteritis de los negros, 
ete., etc.  Riquisima sinonimia, sin igual en los fastos de la 
Ciencia y que no nos sorprende, porque una enfermedad ge- 
neral, desconocida en su esencia, con- manifestaciones ¿ocales, 


debía ser designada por los síntomas que predominaban ó por 
el órgano que más sufría, 

Veinte y dos páginas consagra el Dr. Roldan al estudio de 
las causas. Minucioso ha estado aquí el Sr. Roldan y no se- 
remos nosotros los que elevemos la voz para condenar la ex- 
cesiva prolijidad observada por el Sr. Roldan; pero sí se nos 
permitirá decir que todas ellas pueden reducirse á tres, y esto 
nos recuerda las gráficas palabras de nuestro amigo el Dr. 
Ruz, cuando en sesion solemne de esta Academia decía que 
las causas del Beriberi las constituye una desgraciada trini- 
dad:—falta de alimento, falta de sueño y exceso de trabajo; y 
esa trinidad lo mismo produce el Beriberi que la Hinchazon 
y la Hipoemia. A estas causas comunes se unen las condi- 


375 


ciones climatéricas, el calor y la humedad. Y todavía á estas 
ya numerosisimas tenemos que añadir le especial, la parasita- 
ria, señalada por el distinguido Dr. aleman Griesinger, para 
quien la Hipoemia es determinada por la presencia de una 
especie de vérmes llamados anquilóstomos, que se fijan en las 
primeras porciones del intestino delgado, v que picando la 
mucosa producen hemorragias y absorben sangre para su ali- 
mentacion. La teoría es ingeniosa, pero distituida de fun. 
damento. Que existan vérmes en el duodeno, que éstos se 
llamen anquilóstomos, del órden de los Nematoides, de la fa- 
milia de los Esclerostómides y del género Anquilóstomo, las 
autopsias dicen que lo han demostrado: es, pues, un hecho y no 
acostumbramos negar hechos recogidos por hombres de cuya 
lealtad no podemos ni debemos dudar; empero, si no negamos 
el hecho, si lo interpretamos y explicamos la presencia del 
anquilóstomo en el duodeno ¿debe deducirse que ese helminto 
es la causa determinante de la MLipoemia? No, Sres., porque 
la deduccion sería cuando ménos precipitada. Para nosotros 
los vérmes pueden ser consecutivos á la enfermedad, La larva 
penetra en la economía, halla un terreno perfectamente abona- 
do para desarrollarse, crecer y multiplicarse. Y si así no fue- 
ra ¿por qué prefiere al negro? ¿Por qué todos ú la mayor parte 
de los individuos blancos que habitan los mismos lugares, be— 
ben las mismas aguas y comen los mismos alimentos no pade- 
cen la Hipoemia? ¿Por qué no abren la escena los trastornos 
gastro-intestinales, si es verdad que el anquilóstomo ejerce su 
accion sobre el duodeno y el estómago? Supongamos, empero, 
que la única y exclusiva causa de la Hipoemia es el anqui- 
lóstomo, ¿por qué no lo sería igualmente del Beriberi? Lógico 
es creerlo así; y si hasta ahora nada se ha dicho de este hel- 
minto en el Beriberi, es simplemente por no haberse buscado, 
porque en la época en que aquí se observó el beriberi no ofre— 
cian Jos estudios parasitarios el encanto que ofrecen hoy, en- 
canto que arrastra á algunos médicos hasta el ridículo. 

Entra el Sr. Roldan en la parte verdaderamente interesan- 
te de su trabajo, que es la exposicion de los síntomas y de las 


376 
esiones anatómicas, bases en que descansar debe todo el edifi- 
cio levantado por el Sr. Roldan y de donde deduciremos si es 
cierto que la Hipoewmia esuna nueva entidad morbosa; y co: 
mo para uosotros esos sintomas y esas lesiones son idénticos 
en el fondo á los que acompañan al Beriberi, hemos creido 
que nada satisfaria más á la Academia que la comparacion 
exacta de los síntomas relatados en la memoria del Sr. Roldan 


y los que asigna Le Roy de Méricourt al Beriberi. 


Hrroemra ÍxtERTROPICAL. 
Sintomatología. 

Lo primero que acusan los 
enfermos es languidez, falta de 
fuerza, inaptitud para el tra- 
bajo, falta de energía física y 
moral, tristeza é indiferencia á 


la vida acompañada de palidez, 


falta de expresion y aunormali 
dad de las funciones digesti- 
vas. 

Ya confirmada la enferme- 
dad, la palidez de la cara, la 
piel y las mucosas; en los blan- 
cos la piel está amarillo-verdosa 
térrea; en los negros es de un 
color ceniciento pardusco. Las 
mucosas ocular y bucal están 
descoloridas, de un color como 
de perlas; igual cambio-se ob- 
serva en los labios, lengua, ór 
ganos genitales etc., y las pal- 
mas de las manos, así como las 
uñas, tienen una blancura no- 
table; ya en estas circunstan- 
cias la cara está voluminosa. 


| BeErIBERI. 


Sintomatología. 


| 


Lo primero que acusan los 
enfermos es languidez, debili- 
dad, inaptitud y repugnancia 
al movimiento, cierto grado de 
anhelacion durante la marcha. 
Integridad de las vias diges- 
tivas, acusando los enfermos 
una sensacion inoportuna de 
¡pesadez en el epigastrio: este 
síntoma, que se halla unánime- 
mente señalado por todos los 
autores, se encuentra en el ma- 
¡yor número de casos. 
Confirmada la enfermedad, 
aparece el edema que empieza 
por las extremidades Inferiores 
al nivel de los maléolos, exten- 
liéndose hasta las pantorrillas. 
Las manos están hinchadas; y sl- 
vuiendo la ley de progresion in- 
dicada por Herklots, 4 medida 
que la infiltracion sube de los 
maléolos á los musios, se la 
ve aproximarse jgualmente á la 


377 


Las carnes están flojas, haylraiz del miembro superior. 
adelgazamiento y descamacion| Anasarca extendiéndose por 


de la epidérmis, coincidiendo 
con abatimiento de la tempe- 
ratura. Ya en estas condicio- 
nes la cara toma un aspecto 
particular, hay una fácies hi- 
poéwmica, los ojos son sin expre- 
sion ó Indicando el desaliento, 
la melancolía, faltos de movili-| 
dad. La piel del cuerpo está 
seca, furfurácea y ni aún ex- 
puestos al calor se produce 
traspiracion. El edema de la 
cara se hace más pronunciado 
donde los tejidos tienen más 
sustancia celular, como son los 
párpados y espacios interpar- 
pebrales, no siendo constantes. 
La misma infiltracion se ob- 
serva en los maléolos, teniendo 
un curso ascendente que termi- 
na por las manos hasta hacerse 
general, desarrollándose en las 
cavidades torácica y-abdominal. 
En esta infiltracion la impresion 
no queda, por fuerte que se ha- 
ga con la presion de los dedos. 
Las secreciones están disminui- 
das, la traspiracion suprimida, 
las orinas son escasas, blancas, 
raras, por la frecuencia de la 
miccion, en algunos casos se: 
dimentosas, y algunos autores 
hablan de albuminosas, hecho 


negado por la mayoría. 


las paredes del abdómen y del 
pecho, y alcanzando los tegu- 
mentos de la cara cyando éstos 
no han sido infiltrados desde 
el principio. Cuando el Beri- 
beri tiene una marcha muy rá- 
pida, las sufusiones serosas vis— 
cerales se producen al mismo 
tiempo que el anasarca pro— 
gresa. En los puntos edema— 
tosos, la piel, cuya temperatura 
está más baja que la normal 
como en todas las hidropesías, 
no presenta ninguna coloracion 
anormal, Al mismo tiempo 
que el tejido celular subcutáneo 
se infiltra, las serosas sufren 
derrames rápidos que producen 
en los órganos esenciales des— 
órdenes funcionales: en fin, el 
mismo tejido de los órganos, 
de los pulmones en particular, 
se infiltra. El Beriberi es una 
enfermedad apirética, á ménos 
que no existan afecciones infla- 
matorias intercurrentes. El pul- 
so es débil, pero regular; y á 
medida que la enfermedad pro- 
gresa, se hace pequeño, irregu- 
lar é intermitente. Los latidos 
arteriales y los del corazon pre- 
sentan un antagonismo inverso 
de intensidad; de manera que 


latiendo el corazon con violen- 


T, XxVvIr,—48. 


378 
Aparato digestivo.—Dispep-|cia, el pulso carotideo puede 

sia, falta de apetito, náuseas, ser débil, y recíprocamente. 
vómitos, perversion del gusto,| Los síntomas que se mani- 
constipacion de vientre al prin-fiestan por parte del corazon 

cipio y durante el período deidependen ó del estado anémico 
estado; en otros casos hay bu-|lavanzado ó de la incomodidad 
limia, ó más generalmente pica mecánica determinada, por un 
ó malacia sucediendo á aquella. hidropericárdias intercurrente. 
Los enfermos presentan la geo- De esta manera se explican la 
fagia, que se encuentra en frecuencia de las palpitaciones, 
casi todos los atacados. La la irregularidad de los latidos, 
sed es nula en estos enfer— la tendencia al síncope, la in- 
mos; en algunos cases hay¡comodidad extrema de la res- 
polidipsia. Los enfermos acu-piracion por el movimiento ó 
san dolores ventrales, especial-|por el decúbito dorsal. El des- 
mente hácia el estómago.  Alicenso de la temperatura es tanto 
fin de la enfermedad la consti-|más notable cuanto más se acer- . 
pacion se convierte en diarrea, ca el término fatal; lo expli- 
que se hace colicuativa y es- ¡can suficientemente la dificul- 
tenúa á los enfermos. Hay tad de la circulacion general y 
meteorismo. La respiracion se la distensión de los tegumentos 
verifica con dificultad, llegando por los progresos del anasarca. 
á ser una verdadera disnea. A La dificultad de la respira- 
la auscultacion se encuentran cion es el síntoma predominan- 
estertores mucosos y otras ve-¡te de la enfermedad y marca el 
ces subcrepitantes, que son los período 4 que ésta ha llegado: 
más constantes, en la base y lo mismo que las palpitaciones, 
parte posterior de los pulmo-|aumenta por los movimientos 
nes. y por el decúbito dorsal; sim- 

Aparato circulatorio. —Palpa- ple anhelacion al principio, ad- 
cion: el choque de la region quiere más tarde todos los ca- 
precordial es más fuerte, espe- ractéres de la ortopnea.. 
cialmente cuando los enfermos| La piel está pálida, descolori” 
experimentan una impresion fí-|da, los labios descoloridos tam 
sica Ó moral. En otros casos no|bien, tomando la cara, cuan- 
se percibe el másligero estreme-|do sobrevienen síntomas de 


379 


cimiento precordial. Los ruidos|asfixia, un tinte violáceo y but- 
estetoscópicos son los produci-gescente. Las venas subcutá- 
dos en la anemia: ruido de soplo |neas están ingurgitadas de san— 
en la base y en el primer tiem- gre v presentan una coloración 
po, propagándose á la aorta negruzca. 
ascendente, ruido que se oye! 

algunas veces en el segundo, 

tiempo; algunas veces hay un 

sonido metálico en relacion con. 

la dilatacion de las cavidades 
cardiacas. En todo el trayecto 

de la aorta ascendente se per- 

cibe un ruido de fuelle blaudo 

que se continúa siempre en las! 
carótidas, nosiendo raro encon- Las funciones disestivas están 
trar dos ruidos que COXTCSpON- integras al principio, más tarde 
dan uno más fuerte al diástole llos enfermos acusan dolor en 
y otro más débil al sístole; este e] epigastrio y aparecen vómi- 
soplo carotideo es siempre más tos incesantes, conteniendo las 
intenso en el lado derecho que sustancias expulsadas pequeñas 
en el izquierdo: estos ruidos cantidades de Sangre, La sed, 
suelen continuarse en Otrascomo en todos los hidrópi- 
gruesas arterias, la femoral PO cos, es intensa. Habitualmente 
ejemplo. Las venas poco pro- hay constipacion. 

vunciadas están como vacías, 

descoloridas, desapareciendo! 

bajo la presion ó cambiando de. 

posicion con facilidad. El pul- 

so presenta las mayores irre- 

gularidades: unas veces ancho, 
blando, dicroto y acelerado; 
otras es pequeño, rápido, de- 
presible. La percusion reve- 
la en la generalidad de los! 
casos que el corazon no está 
aumentado de volúmen, princi-| 


380 


palmente en los primeros tiem- 
pos; en los últimos periodos se 
encuentra un sonido Oscuro, 
mate, más ó ménos extendido, 
ya por la dilatacion del cora—= 
zon 0 por la existencia de un 
hidropericárdias. 
Excepcionalmente se encuen- 
tran con fiebre los sie] 
y cuando se observa, es necesa- 
rio atribuirla 4 inflamaciones 
intercurrentes 0 á la 1 ingerencia] 
del miasma palúdico. Las com- 
plicaciones más frecuentemen- 
te observadas son la caquexia 
palúdea, la helmintiásis, la gas-: 
tro-enterítis y la hepatitis. 


Anatomía Patológica. 


El aspecto que presentan los 
cadáveres de los fallecidos de 
la Hipoemia está en relacion 
con el predominio de los sínto- 
mas durante la enfermedad. En| 
ellos existe un color amarilloso, 
así como tambien están desco- 


loridas las mucosas, músculos!to 


etc. El cerebro está anémico,| 
reblandecido y con derrames! 
serosos más ó ménos abundan— 
dantes. Muchas veces existen 
derrames pleuríticos, y los pul-| 
mones están edematosos. El 
pericardio contiene mayor can- 
tidad de líquido que la ordina- 
ria, y el corazon está flácido, 


Las orinas son raras, más Ó 
ménos turbias, de color rojo, 


con Ó sin sedimentos, 
albúmina. 


y sin 


Anatomía Patológica. 

Los cadáveres de los indivi- 
duos que han sucumbido por 
el Beribert son remarcables 
por la palidez mate y la hin- 
chazon de sus tejidos. La capa 


¡celular que envuelve la piel, 


presenta un espesor y un aspee- 
adiposo. Los músculos, como 
en todos los casos de anasarca, 
han perdido su color rutilante, 
son pálidos y como macerados. 
Sufusiones Serosas viscerales 
existen en Jas principales. ca: 
vidades. El pericardio y las 
pleuras son el sitio de los 
derrames más considerables y 
habituales. El cerebro es á me- 


o 
3) 


descolorido, grasoso; el ventri- 
cul o izquierdo dilotado, y las 
paredes de las cavidades adel- 
gazadas y conteniendo coúgu— 
los blandos. Jn los órganos 
de la cavidad peritoneal se 


encuentran desórdenes análo—. 


gos. El higado, el páncreas, 
el bazo y los riñones tienen 
su volúmen normal ordinaria- 
mente; pero tambien están pá- 
lidos y de aspecto grasoso. 
Los ganglios mesentéricos es- 
tán ingurgitados. La mucosa 
gastro-—ntestinal descolorida, 


reblandecida y convertida en 


una capa pultácea que se des—, 


prende con facilidad; esta dege- 
neracion se extiende muchas 
veces hasta la musculosa. El 
intestino delgado presenta pe- 
queñas equímosis, eu cuyo cen- 
tro hay un punto blanquecino 
muy pequeño, y pequeñas ele- 
vaciones de la mucosa, los cua- 
les cuando se ulceran dan lugar 
4 soluciones de continuidad 
más Ó ménos extensas. En la 
porcion delgada de los intesti- 
nos se encuentra generalmente 
cierta cantidad de sangre roja 
ú Oscura y mezclada con muco. 
sidades, La sangre de los hi- 
poémicos tiene un color amari- 
llo verdoso; el coágulo es muy 
negro. Enel duodeno existen 
los vérmes, 


81 


nudo edematoso y sus ventrí- 
culos contienen más serosidad 
que en el estado normal. Mal- 
colmson ha indicado igual- 
mente una infiltracion del teji- 
do propio de la médula. 

El corazon es habitualmente 
voluminoso, pálido como los 
demás músculos, sus paredes 
ise adelgazan, las - cavidades se 
llenan de sangre y contienen 
á menudo coágulos fibrinosos. 
Los fenómeuos de asfixia que 
se manifiestan en los últimos 
momentos de la vida, explican 
el estado de replecion sanguí- 
nea en la cual están los órganos 
parenquimatosos, sobre todo los 
que tienen una textura muy 
vascular. Los pulmones están 
ingurgitados y presentan en su 
parte declive una especie de 
hepatizacion hipostática. El 
hígado y el bazo están volu- 
minosos y llenos de sangre. 
El último, que es el bazo, es— 
tá algunas veces reblandecido. 


. 


| 


| 


1] 
| 


| 


1 


382 


De esta sucinta y enojosa, aunque indispensable, explicacion 
resulta que los síntomas fundamentales y las lesiones anató- 
micas de la famosa Hipoemia son idénticos á los que presenta 
el Beriberi; y para que nada falte, hasta las pequeñas hemo- 
rragilas que el Sr. Roldan nos da como efecto inmediato de 
las heridas producidas por los anquilóstomos en la mucosa 
duodenal, acompañan al Beriberi, segun han podido V. $. $. ver 
en el cuadro anterior. En los síntomas accesorios pueden exls- 
tir pequeñas diferencias; pero lo mismo resulta en todas las 
enfermedades. —¿Dejará la inflamacion del pulmon de ser 
real y positivamente una neumonía, porque unas veces pre- 
sente delirio, otras el dolor sea agudísimo y otras la expecto- 
racion aparezca más teñida de sangre y se acompañe de Ícte- 
ro? ¿Pero acaso tenemos necesidad de buscar nuevas prue: 
bas, cuando el mismo Sr. Roldan nos la suministra en su 
memoria? En las pocas líneas que consagra al diagnóstico 
diferencial, dice: “la Hipoemia se distingue del Beriberi, en que 
en éste hay parálisis, los enfermos marchan de una manera 
particular y no hay trastornos gástricos.” Estas líneas sólo 
contienen gratuitas suposiciones. Todos los médicos que 
han estudiado el Beriberi, y nosotros mismos en Jos casos que 
hemos observado, niegan en absoluto la parálisis, que existe 
únicamente en casos de complicacion. Los trastornos gástricos 
se presentan en ambas enfermedades. Y en cuanto á la mane- 
ra particular de marchar los beribéricos, creemos que será 
la de todos los que sufren anasarca y que se hallan profunda- 
mente debilitados. | 

Es cierto que los autores nada nos dicen de los anquilós- 
tomos como lesion del Beriberi; pero ¿no es natural suponer 
que dadas la identidad de causas, sintomas, marcha y lesiones 
anatómicas en ámbas enfermedades, sean ellos producidos 
por la” misma causa parasitaria, ó que la presencia de ese 
helminto sólo constituya un accidente? Y lo que expo- 
nemos nos parece tanto más atendible cuanto en la obra. de 
Nielly leemos estas palabras: —La enfermedad conocida en 
los países cálidos, tórridos, con el nombre de mal de corazon, 


- 383 


mal de estómago de los negros, caquexia aquosa, cloro-ca— 
quexia, clorósis de Egipto, nos parece ser la consecuencia de 
un parásito intestinal, el anquilóstomo duodenal. Sin embargo, 
la naturaleza parasitaria de la enfermedad no está absoluta- 
mente probada, porque el parásito no ha existido en 
todas las autopsias (p. 690, 1881.)—Si, pues, no en todas las 
autopsias se demuestra la presencia del parásito ¿por qué con- 
siderarlo como causa determinante del mal? Y basta que falte 
una sola vez para que pierda su importancia. 

De lo que hemos expuesto resulta: 1 (Que el nombre de 
Hipoemia es impropio y noindica la alteracion que se trata de 
describir.—2 2 Que la Hipoemia presenta las mismas causas, 
sintomas y lesiones anatómicas del Beriberi.—32 Que el Sr. 
Roldan ha cometido ún error al suponer que los médicos de 
esta Isla desconozcan la enfermedad.—4 2 Que si bien en la 
memoria del Sr. Roldan nada hay de original —ni una autop- 
sia, ni el más ligero exámen de la sangre, ni observaciones clí- 
nicas, nada en una palabra que demuestre la accion propia del 
observador y si la del compilador, es innegable que nos ha dado 
á conocer que en el Beriberi ó Hipoemia, como él quiere lla 
marle, pueden existir parásitos intestinales llamados anquilós- 
tomos, cuya accion sobre la economía no está aún demos- 
trada;—y 52 Que la Academia debe dar las gracias al Sr. 
Roldan por la presentacion de su trabajo. ) 


Den “Eucaryprus.”— Discurso DE CONTESTACION A LA MEMORIA INAU-- 
GurRAL DEL Dr. D. Jose Rocamora; por el Sr. D. Francisco A. 
Sauvalle. 


(sEsIoN DEL 11 DÍ JuNIo DE 1876.— V. Anales, XUL pág. 111, 
y t. XVIL pág. 248). | | 


Sr. Presidente, Sres, Académicos, Sres:—Con el modesto lema 
de Historia del Eucalyptus globulus, el Dr. Rocamora, nuestro 


384 


distinguido compañero, os acaba de presentar una monografía 
perfectamente elaborada, llena de erudicion y de curiosos 
detalles. Ha examinado minuciosamente y bajo todas sus 
fases la planta tasmánica, haciendo resaltar su importancia 
en la Medicina, la Industria y la Agricultura; investiga sus 
aplicaciones á la terapéutica y á la higiene; intercala intere 
santes notas acerca de la geología y la tan singular - y caracte- 
rística zoología de la Australia ó Nueva Holanda. Todo cuan- 
to se puede decir referente á este vegetal, lo ha reproducido 
el Dr. Rocamora; así es que, designado por nuestro digno Pre- 
sidente para contestar tan brillante discurso, me veo privado 
hasta del recurso de la paráfrasis y reducido á iutentar un 
juicio crítico de un: trabajo cuyo mérito no se ocultará á 
nadie. 

En un elocuente prólogo desarrolla los progresos de la Bo- 
tánica desde Aristóteles y su discipulo Teofrasto hasta el 
legislador de las Ciencias Naturales, el inmortal Linneo, crea— 
dor de la nomenclatura tan ingeniosa del género y de la es- 
pecie, la cual se extendió desde luégo á casi todos los ramos 
de los conocimientos humanos, y dió á las Ciencias Naturales 
un poderoso impulso en la vía del progreso. 

Despues de Linneo, el Dr. Rocamora, sin hacer mencion 
siquiera de A. L. de Jussieu, quien tiene el mérito de haber 
sido el primero que ha proclamado el principio del método na- 
tural, el primero que ha dicho “Los caractéres deben ser pe- 
sados y no contados;” el Dr. Rocamora, repito, atribuye á 
Decandolle la gloria de haber terminado, “por su perfecto mé— 
todo natural,” los estudios del gran Liuneo. Agustin Pyramo 
Decandolle modificó el método de Jussieu; pero léjos de ser 
perfectos estos métodos, muchos eminentes botánicos, _suce- 
sores de Jussieu y Decandolle, satisfechos de que los grupos 
fundamentales, las clasificaciones y los métodos establecidos 
hasta ahora no responden aún á las indicaciones de la Cien- 
cia, han hecho heroicos esfuerzos para perfeccionarlos. Así 
es que desde entónces se han ¡propuesto un sin número de re- 
formas por hombres muy eminentes como Lindley, A. Richard, 


385 


Endlicher, Reichenbach, Hooker y Bentham: mas para que 
una transformacion tan radical se adoptara universalmente, 
hubiera sido preciso que la hubiese iniciado otro genio eomo 
Linneo. La gran dificultad está en que el número de las fa- 
milias del reino vegetal no puede fijarse todavía de un modo 
absoluto, y que las leyes en que se funda la clasificacion no 
son constantes, ni bien definidas, por cuyo motivo tendremos 
durante mucho tiempo aún, que contentarnos con clasificacio- 
nes imperfectas. Ha pasado tambien desapercibido para el Dr. 
Rocamora el célebre botánico y naturalista de Lamarck, lla- 
mado el Linneo de Francia, inventor de un procedimiento 
simple, pero en muchos casos de gran utilidad, conocido por 
sistema dicotómico d analítico. Lamarck fué el primero que 
sostuvo que cada especie animal ó vegetal desciende de proto- 
tipos comunes de organizacion más simple y creados espontá- 
neamente, —teorías reproducidas en nuestros dias por Darwin 
y Buchner, y acogidas con más entusiasmo aún porel renom- 
brado profesor de la Universidad de Jena, Ernesto Haec- 
kel. 

El Eucalyptus globulus debe su nombre genérico, así como 
el de su especie á la hechura de su fruto globuloso, cerrado 
herméticamente por un opérculo caduco. Segun el Sr. Labil" * 
lardiére y otros botánicos y naturalistas, su madera es inme. 
jorable para toda clase de construcciones. Al endurecerse 
las resinas que contiene, adquiere más dureza y resistencia, y 
se vuelve indestructible tanto á la intemperie como en el agua. 
Por su rápido crecimiento, por la extraordinaria dimension 
que alcanza en pocos años y por su hermosura sin igual, me- 
rece ser propagado en nuestros bosques. Algunos se han sem— 
brado ya desde hace años en diferentes partes de esta Isla, y 
la posibilidad de su aclimatacion no se puede poner en duda, 
En los primeros años se eleva á gran altura, pero se mantiene 
muy delgado y, segun me han informado algunos de nuestros 
hacendados, es propenso á quebrarse cuando lo castiga un 
viento algo fuerte. 


El Eucalyptus se propagará tal vez con dificultad en nues- 
T, XV1I.—49. 


386 


tros potreros, porque los dueños de estas fincas de crianza y: 
de animales á piso creen que los árboles grandes son perju- 
diciales en ellas, tanto porque su sombra sofoca la yerba, como 
porque los animales á potrero, acostumbrados á la: sombra, no 
resisten luégo los trabajos que en las horas de calor se les 
exijan en las fincas. Con esta conviccion se comprende que 
prefieran sembrar arbustos y árboles frutales que suministran 
alimento á las reses, ú los caballos y á los cerdos, como: son 
los Guayabos, las Yayas, las Guásimas, el Ramon, las. Pal- 
mas y otros. 

Despues de haber examinado el Eucalyptus bajo los aspec- 
tos de la vegetacion y aplicacion á la Agricultura é Industria, 
pasa el Dr. Rocamora á estudiar sus condiciones higiénicas y 
su utilidad en la Medicina. 

Antes de entrar en materia acerca de las propiedades hi- 
giénicas atribuidas á este árbol y á su utilidad en Medicina» 
debo manifestar que, á consecuencia de los muchos y repetl- 
dos desengaños que he sufrido ó6 presenciado, ha llegado á tal 
extremo mi escepticismo que á veces desconfio hasta de- la 
evidencia, porque en muchos casos una aparente evidencia ha 
dado por resultado una pesada decepcion. 

No es mi ánimo por cierto negar á las plantas Jas grandes 
virtudes que sin duda poseen algunas de ellas. La Botánica 
ha suministrado á la Medicina una gran parte de su Terapén- 
tica; pudiera decirse que las plantas son farmacias naturales 
que la Providencia ha colocado sobre la tierra para curar ó 
aliviar nuestras dolencias, á tal punto que casi siempre al lado 
de las enfermedades endémicas, se encuentra el remedio, al lado 
del veneno el antídoto. Lo que sí creo es que no debemos de- 
jarnos alucinar por los pomposos anuncios de tantas plantas 
transformadas en panaceas universales. Si fuesen ciertas las 
virtudes que les atribuyen, sería preciso. confesar que nuestros 
enfermos de hoy se quejan ó padecen por majadería ó desidia, 
puesto que para cada enfermedad de las que-adolece la huma: 
nidad, no hay una que no pueda ser curada radicalmente por 
infinitas yerbas maravillosas. 


387 


El charlatanismo parece serinherente á la naturaleza hu- 
mana, ha nacido con el hombre. Cuando la poblacion del 
globose limitaba á dos individuos, el uno hubo de engaña- 
al otro; Adan se dejó persuadir por nuestra madre Eva, quien 
le preconizó las virtudes de la fruta del árbol de la ciencia, la 
cual, segun ella, habia de hacerlos iguales 4 Dios: —charlata- 
nismo de funestas consecuencias para nosotros; pero que, en es- 
te caso por lo ménos, no se puede atribuir, mal que les pese á 
algunos, á la maléfica influencia de la primera educacion. 

La Biblia es la que nos trasmite las primeras nociones de 
Botánica y tambien las primeras indicaciones de charlatanis- 
mo. Salomon en el libro de los Reyes nos informa que se 
haha ocupado de todos los vegetales, desde el cedro del Lít- 
bano hasta el hisopo que brota de las piedras. Reconoce en 
el aroma del azahar, el'aroma que destila la boca de una don- 
cella. El autor sagrado del Génesis cita una planta que llama 
Doudaim, de Dod, amor, á la que atribuye propiedades afro. 
-disiacas muy pronunciadas. Los Judios primitivos exorcizaban 
á los espíritus diabólicos, empleando para ello una raiz llama: 
da “Barath.” 

Luégo sigue el divino Homero. Menciona gran número de 
plantas y les supone virtudes extraordinarias; pero me guar— 
daré de tildar de charlatanismo las sublimes ficciones del 
poeta griego. Las aventuras de Ulises y el episodio de sus 
compañeros metamorfoseados en cerdos, no pueden ser con- 
siderados sino como alegorías; y aún en nuestros dias ¿cuán- 
tas hechiceras tan temibles como la célebre Circe, transfor- 
man á los hombres en animales inmundos! | 

Los antiguos sembraban Asfodelos al rededor de las tumbas 
en la creencia de que las raíces bulbosas de esta planta eran 
eratas al paladar de los muertos y que los manes de sus ante- 
pasados se alimentaban de ellas. 

Gozó de gran celebridad durante muchos siglos un «arbusto 
maravilloso llamado “Sylphium,” que crecía exclusivamente 
en la Cirenaica. Casi al reinado de Battus, que fundó 4 Ci- 
rene, 630 años A. C., remonta la extraordinaria reputacion de 


388 


esta planta: pasaba por una panacea universal; sus gajos, ral- 
ces, resina y jugo eran regalos regios y se vendían á precio de 
oro. Un gajo de este arbusto se conservaba en el tesoro pú- 
blico de Roma. César obtuvo por él la suma de mil quinientos 
marcos de plata. La parte más apreciada del vegetal, el jugo que 
se sacaba del tallo y de la raíz, se obtenía por incision, y una 
ley fijaba la época y el modo de practicar esta incision y la 
cantidad de jugo que era lícito sacar de cada mata. Plinio 
tambien habla de ella, y entre otras muchas propiedades que 
conservaba aún en su época, asegura que tenta la portentosa 
facultad de adormecer á los carneros y hacer estornudar á las 
cabras. | j 

En el siglo undécimo la afamada Escuela médica de Salerno 
publicó un tratado “Regimen sanitatis salernitanum,” codex, 
en versos latinos, en que entre otras cosas se extraña que 
pueda morir un hombre que cultivara en su huerta una mata 
de salvia. 

“Cur moriatur homo, cui salvia crescit in horto?” 

Los antiguos, en medio de sus tendencias teúrgicas y em: 
píricas, se dedicaban más que nosotros al estudio de las pro- 
piedades medicinales de las plantas; creian que cada simple 
tenía una mision terapéutica especial, A esto se dirá que los 
progresos de la Fisiología y los repetidos desengaños habian 
hecho desaparecer el mayor número de los específicos de em 
tónces. Nada de esto. Los hombres se complacen y se com- 


placerán siempre en ser engañados. Plantas que durante. 


muchos años se trausformaban en jarabes, en bálsamos, en 
cataplasmas Ó tópicos de cuya virtud nadie dudaba en un 
tiempo, han desaparecido, pero para ceder el puesto á otras 
tan antiguas tal vez como las anteriores, adornadas com nom- 
bres nuevos, retumbantes y asombrosas propiedades, necesa. 
rias hoy, como ayer, para enriquecer á una nueva generacion 
de charlatanes. 

Tenemos aún muy presente el reciente episodio del Cundu- 
rango, la maravilla del siglo, sobre el cual fuí uno de los pri. 
meros en llamar la atencion «de V. S. S. Preconizado como 


ELO 


: 389 

¿lo fué por profesores muy conocidos y de buena reputacion 
que citaron numerosos casos de curas asombrosas; al ver los 
gastos que en su consecuencia emprendió el Gobierno de los 
Estados Unidos para procurarse un acopio de la planta; al 
leer el atestado del Presidente del Ecuador, que se decía y 
debía suponerse hombre instruido, el cual remitió por conduc- 
to de su embajador al Secretario de Estado de Washington 
unas muestras como valioso presente; al enterarnos de la re- 
comendacion especialisima que el Excmo. Sr. Ministro de Es- 
paña en los Estados Unidos hizo al Gobierno de esta Ísla, era 
uatural que creara aquí una iumensa sensacion el anuncio de 
haberse descubierto un especifico infalible para la cura del 
cáncer, de las úlceras y de las enfermedades escrofulosas. La 
Academia, sin embargo, con loable criterio suspendió su fallo 
miéntras.sus propios experimentos no corroborasen las mara- 
villas anunciadas, evitanilo así el ridículo que recayó sobre 
otras corporaciones más crédulas Ó más entusiastas. 

Pero volvamos al Kucalyptus globulus y sigamos al Dr. Ro- 
camora, examinando las propiedades higiénicas y medicinales 
de esta planta. Nuestro distinguido colega, comprendiendo 
que no se debe tener una confianza explícita en juicios que no 
descansan en los experimentos cientificos, consigna el análisis 
que de esta planta lra hecho repetidas veces el gran químico 
Sr. Clooes, quien anunció que el Eucalyptus estaba compuesto 
de clorofila, celulosa, acelte esencial, resina, tanino y sales cal- 
cáreas y alcalinas, cuyo análisis confirmaron despues los acre- 
ditados químicos Sres. Debray y Rabuteau. Se pudiera ha- 
ber deseado algo más preciso; pues-¿cuá ntas plantas contienen 
clorofila (la parte verde de las plantas), celulosa (la parte 
leñosa), aceite esencial, resina, tanino etc., que sin embar- 
go quedan oscurecidas sin que nadie se haya ocupado de 
ellas? No todas las esencias, no todas las resinas Ó gomas 
tienen iguales propiedades. Por otro lado, el Sr. Rocamora 
nos dice que en una inyeccion subcutánea, hecha en un perro 
por el profesor Gubler, la excitacion llegó hasta producir fie- 
bre. Tambien dice Mr. Sicard que despues de haber inspira- 


390 
do la esencia, experimentó una fuerte jaqueca, y que una sola 
cápsula provocó en una señora pesadas palpitaciones del «co- 
razon. El Dr. Gimbert desmiente la asercion del Sr. Gúbler 
y añade que muy raras veces provoca los fenómenos febriles, 
lo cual es indicar que algunas veces los produce. 

De todo lo que antecede se deduce que hay motivos para 
creer que el Eucalyptus globulus, en cuanto á propiedades 
medicinales, posee virtudes preciosas, pero que necesitan aún 
estudiarse y experimentarse, sobre todo si se tiene en cuenta 
que, conociéndose esta planta hace ya 82 años y atribuyéndo- 
sele desde su introduccion en Europa esta virtud febrífuga, no 
se ha podido obtener aún resultados más positivos ni genera- 
lizar su uso, como sucedió por ejemplo con la Chinchona, á. 
pesar de las investigaciones de varios profesores muy eminen- 
tes que se dedicaron « ellas, 

El Sr. Ramel, lego en Medicina pero entusiasta apasionado 
por este su árbol favorito, dice que se debe atribuir á la pre- 
sencia de este vegetal la salubridad de que se goza en Austra- 
lia. Si distritos extensos de esta parte del mundo estuvieran 
en su mayor parte cubiertos de Eucalyptus globulus y otros 
no, que en los primeros se disfrutara de esa salubri- 
dad y no en los otros, se desvanecería toda duda y desde luégo 
se podria aceptar sin discusion la certeza de la hipótesis “del 
Sr. Ramel; pero así no sucede. 

No desconozco que ciertos árboles despiden esencias y aro— 
mas, producen resinas, gomas y otras materias que fortifican 
nuestros órganos, neutralizan los principios mefíticos que nos 
todearen, y quiero conceder que el Eucalyptus globulus sea 
uno de éstos; pero preciso es tambien tener presente que todos 
los árboles y, á mayor abundamiento, todas las arboledas, tie— 
nen la propiedad de purificar el aire y de influir favorable 
mente en la higiene de los pafses en que vegetan. Cuántas 
veces me han causado admiracion al leer la historia del Nuevo 
Mundo, aquellos héroes, los indomables conquistadores de 
América, que surcaban en sus marchas forzadas ya de dia, ya 
de noche y en todas estaciones, las mortiferas ciénagas del 


391. 


litoral mejicano donde el hombre no se aventura hoy inpune- 
mente! | 

No se explica aún suficientemente el verdadero orígen de 
las enfermedades intermitentes periódicas y las condiciones 
que producen ciertas influencias deletéreas en señalados pun- 
tos. Con anterioridad de siglos existían en ellos los lagos, los 
pantanos y las ciónagas; los rayos del Sol entónces no castiga- 
ban ménos á nuestro planeta, y sin embargo, cuaudo se des- 
cubrieron las A méricas no se conocían las fiebres palúdeas, ni 
el vómito negro, ese cruel azote de los europeos en las regio- 
nes tropicales. Esto debe atribuirse, como dice nuestro apre- 
ciable compañero el Dr. D: Ambrosio Gonzalez del Valle en 
una excelente obrita sobre este mismo particular, publicada 
hace poco en esta capital, 4 que “los pueblos, indiferentes á su 
““rigueza vegetal, la destruyen sin pensar en su reposicion, ol- 
“vidando que es una verdadera deuda que contraen las gene— 
“raciones unas con otras.” 

El campesino de ciertas partes de España así como el de 
Cuba parecen haber declarado una guerra de exterminio á 
toda clase de arboleda. La destruccion empezó naturalmente 
en las costas y en ellas tuvieron lugar las primeras manifesta- 
ciones de las enfermedades,endémicas; siguió la destruccion, y 
paso á paso tras ella la fiebre amarilla, el tifus etc. No pocos 
- de nosotros hemos alcanzado la época en que, en el Cerro, Ma- 
rianao, Guanabacoa y 4 una legua de la costa se consideraban 
los extranjeros fuera de todo peligro: hoy en casi ninguna par- 
te de la Isla están exentos de él. En el Brasil hay comparativa- 
mente muy poco tiempo que hizo su aparicion el vómito ne- 
gro. Todo, pues, hace presumir que el desmonte, si no es la 
única, es la principal causa de estas calenturas. El mismo 
orígen tendrán sin duda esas fiebres que hasta hace poco diez- 
maron á los vecinos de las comarcas situadas al rededor de 
Valencia, en los distritos donde se cultivan los arrozales. 'Tu- 
vieron algunos, segun nos dice el Dr. Rocamora, la acertada 
idea de sembrar en los contornos de estos pantanos matas del 
Eucalyptus globulus, y las fiebres desaparecieron. Brillante 


392 


resultado sin duda! pero ¿no hubieran cesado del mismo modo 
si se hubiesen sembrado otros árboles? Becquerel nos infor— 
ma que en medio de las Lagunas Pontinas existe un básis, un 
bosque interpuesto en medio de una corriente constante del 
aire húmedo cargado de miasmas pestilenciales; y es notorio 
que este bosque preserva del contagio los lugares situados 
detras de él, miéntras que los que se hallan 4 uno y otro lado 
están invadidos por el azote destructor. 

En resúmen, Sres., el trabajo del Sr. Rocamora es excelen- 
te, es completo; y: aún suponiendo que se haya exagerado al- 
gunas de las virtudes medicinalea que se atribuyen al Kuca: 
lyptus globulus, será, no cabe duda, una gran adquisicion 
para la Isla de Cuba, puesto que por la rapidez extraordina- 
ria de su crecimiento se repondrán, en un tiempo prodigiosa- 
mente corto, nuestros bosques aniquilados, ejercerá ¿4 la vez 
un poderoso influjo en la salubridad pública y reportará in. 
mensos beneficios á la industria y al comercio, enriqueciendo 
al país en cuatro Ó cinco años de un acoplo de madera exce" 
sivamenre dura y casi imperecedera, que reemplazará con 
ventaja en las fábricas y construcciones navales al cedro, cao: 
ba y otras maderas duras que ya van escaseando, y que para 
adquirirtodo su vigor necesitan de cincuenta á cien años. 

Nuestro apreciable compañero el Dr. Rocamora se quejará 
tal vez de que haya combatido algunas de sus apreciaciones 
acerca del Eucalyptus y de no haber aclamado su llegada 4 
esta Isla con entusiasmo igual al suyo; me tildará de impar- 
cialidad ó injusta predisposicion, y tendrá tal vez razon. Me 
explicaró. IES 

En el año de 1867 (Véanse los Anales T. IV.) por instancias 
mias se nombró en esta Academia una Comision para promo- 
ver la formacion de una Flora Médica Cubana, uno de los 
principales objetos á que nos obliga nuestro Reglamento or= 
gánico. Recordé á los Sres. Académicos, que la terapéutica ve- 
“getal cubana nos ofrece un campo, inculto aún, patrimonio 
“exclusivo nuestro, que no puede ser explotado sino por nos: 
“otros mismos, Excité el celo de dichos señores, invitándolos á 


; 393 


“Seguir este florido sendero de investiga ciones que los habia de 
"conducir á interesantes descubrimi entos en nuestra Isla, cuya 
“vegetacion es tan rica, cuyas producciones vegetales, casi todas 
“aromáticas desde la humilde yerba hasta los fastuosos monar- 
“cas de nuestros bosques, nos hacen sospechar en ellas virtudes 
“preciosas que nunca han sido estudiadas por personas com- 
“Detentes, aunque adivin adas ó descubiertas por casualidad 
“y empleadas sin criterio, pero 4 veces con asombroso éxito, 
“por ignorantes curanderos que recorren nuestros campos 
“rivalizando con los mismos facultativos.”—Movidos por el 
amor á la ciencia, varios señores académicos eligieron una: de 
las plantas indicadas, que ofrecieron estudiar para formar la 
base de la Flora Cubana. La admision del Sr. Rocamora en 
el seno de la Academia me llenó de regocijo, pues conocía su 
laboriosidad, sabía que á pesar de los deberes del profesorado 
hallaba do de dedicar una parte de su tiempo á investiga- 
ciones sobre las propiedades de algunas plantas, á cuyo efecto 
me pidió y le proporcioné unas cuantas de las más interesantes- 
Esperaba de un momento á otro ver importantes publicaciones 
debidas á su entusiasmo, á su constancia y ásu inteligen— 
cla. 

Comprenderá nuestro entusiasta colega mi sorpresa al verle 
hacer su entrada en esta Academia apoyado en una produccion 
exótica importada al efecto desde las lejanas playas de la tierra 
de Van Diemen, cuando tenía á la mano tantas plantas indí- 
genas, dotadas no lo dudo de iguales d tal vez mayores virtu- 
des que el Eucalyptus, cuyo estudio hubiera sido más prove- 
choso á la ciencia, al país y á él mismo, puesto que no hubiera 
«tenido que compartir el mérito de sus investigaciones con los 
Dres. €looes, Debray, Rabuteau, Gimbert, Giibler, etc., que 
le han precedido en el estudio del OA tas De ahí mi 
despecho; pero no por esto dejo de conocer lo que hemos de 
esperar del Dr. Rocamora, á quien doy la más cordial bienve- 
nida, no dudando que, en la próxima sesion solemne de esta 
Academia, nuestro Secretario general tenga el gusto de dedi- 


carle en su memoria anual algunos renglones para celebrar 
T, xvVI.—0, 


394 


las monografías de plantas indigenas que presentará durante 
el trascurso del año académico que acaba de empezar. 


REAL ACADEMIA DE CIENCIAS. 


SESION PUBLICA ORDINARIA DE 13 DE FERRERO DE 1881. 


SRES. ACADEMICOS CONCURRENTES.—rés. Gutiérrez, Presidente, 
Á. González del Valle, Montalvo, V. B. Valdés, Babe, Horst- 
mann, Donoso, Núñez, Ramos, Orús, Lastres, Mestre, Secretario. 


Abierta la sesion á la hora de costumbre, con la asistencia 
de los Sres. Académicos que arriba se expresan, dió lectura el 
Secretario general al acta de la pública anterior, que fué apro- 
bada. 

CorrEsPONDENCIA,-— Despues de manifestar dicho Secretario 
que la sesion correspondiente al 23 de Enero último no ha- 
bia podido celebrarse por falta de guorum, á pesar de la 
asistencia de los Sres. J. dela L. Hernandez, A. Q. del Valle, 
García, V. B. Valdes, Benasach, Melero, Montejo, Ramos y 
Mestre, coincidiendo ese dia la recepcion en Palacio con mo- 
tivo de ser el natalicio de S. M. el Rey, leyó las siguientes 
comunicaciones: 1% una invitacion del Gobierno General 
para córte con el motivo indicado; habiendo sido nombrados 
en comision los Sres. Melero, Arantave, Castellanos y Donoso; 
2 otra idem de la Secretaría del Gobierno Greneral, acom- 
pañada de una nueva hoja clínica relativa al procesado Tomás 
Alvear y testimonio de los lugares conducentes en la causa 
que por homicidio se le sigue ante el Juzgado de Primera 
Instancia del Distrito de Monserrate; habiéndose dado traslado 
de dichos documentos á la Comision de Medicina Legal, que 
ya ha entendido en el mismo asunto; 32 otra idem del mis- 
mo orígen, disponiendo se remita por la Real Academia un 
programa de las dependencias que necesita para todos los 


» 


395 


ramos de la enseñanza; habiéndose contestado que para los 
fines de su institucion habia menester de cuatro salones para 
las Sesiones, Biblioteca y Museos de Historia Natural y Ana- 
tomía Patológica, y cuatro cuartos para la Secretaría, habita- 
ciones del estacionario de la Biblioteca, del conservador del 
Museo y del bedel de la Corporacion; 4” un oficio del Excmo. 
Ayuntamiento de la Habana dando las más expresivas gra- 
. clas por el servicio que le ha prestado la Academia con su 
informe en la cuestion relativa á los peces ciguatos; 5 una 
invitacion del Gobierno General y Obispado de la Habana 
para la traslacion de los restos del Obispo Espada al Cemen- 
terio de Colon; á cuyo acto asistieron no sólo los Sres. Presi- 
dente y Secretario, sino la mayor parte de los socios de la 
Academia, la que de antemano se habia adherido con aplau- 
so á tan solemne muestra de pública gratitud; 6 una invita: 
cion del Círculo de Abogados para la sesion conmemoratoria 
de su constitucion y adjudicacion de premios, 4 cuyo acto 
concurrieron los Sres. Lástres, Górdon, Presidente y Secreta. 
rio; 72 otra idem del Círculo de Hacendados para la inau- 
guracion de la Escuela de Agricultura, para la cual fué nom- 
brada una comision compuesta de los Sres. Aguilera, Montejo, 
Melero, Ramos y otros académicos; 82 un oficio del Sr. Juez 
de Primera Instancia del Distrito de Monserrate, acompañando 
“por exhorto del Juzgado de San Cristóbal testimonio de va- 
rios lugares concernientes á la causa formada por lesiones 
contra el moreno Federico Corvo; de que se dió traslado ú 
la Comision de Medicina Legal; 92 otro idem del Sr. Juez 
de Primera Instancia del Distrito de Guadalupe, acompañan- 
do exhorto del de Guanajay y testimonio referente á la causa 
contra D. Miguel Zequeira por lesiones á su esposa D”? Cori- 
na Jaime, de cuyo asunto se dió traslado á la Comision respec- 
tiva; 10 otro idem del Juzgado de Primera Instancia de Belen, 
recordando el informe pedido por el Sr. Juez del Distrito 
Norte de Cuba sobre el estado mental de D. Eugenio Jonner 
y Guillerm; de que se dará cuenta en la sesion del dia; 11€ 


396 


otro idem del socio numerario Dr. Montalvo, participando que 
un asunto profesional de carácter urgente le obligaba á salir. 
para el campo y á no asistir á la sesion del dia 23 de Enero, 
en que debía leer un informe; 122 otro idem del mismo so- 
cio, suplicando que pol la Secretaría ge neral se le expida un 
atestado de su ingreso en la Corporacion y de los servicios 
que desde entónces le tiene prestados; cuya certificacion le 
fué entregada oportunamente por órden del Sr. Presidente; 132 . 
otro idem del socio numerario Dr. Benasach, disculpaudo su 
inasistencia por hallarse enfermo; y 14 una carta del Sr. 
Arantave, académico de número, acompañando su informe 
sobre el establecimiento de un servicio municipal de —para- 
rayos en la ciudad de Santiago de Cuba. 

Ausexcia.— El Secretario general participa que el Dr. Fin- 
lay, Secretario de la correspondencia naciunal y extranjera, 
se ausenta temporalmente á los Estados Unidos por haber 
sido nombrado en representacion de esta Isla para tomar par” 
te en la Conferencia Sanitaria Internacional que ha de reunir 
se en la ciudad de Nueva-York con objeto de estudiar las 
causas de la fiebre amarilla y los medios de evitar su propa- 
gacion. ; 

BimLIoreca.—Presentó en seguida el mismo Secretario las 
publicaciones recibidas despues de la última sesion: —Gaceta 
Médica de la Habana, número 3;—Crónica médico-quirúrgica, 
número 1 del tomo VIl;-Répertorio de Farmacia, número 2; 
—Anales de la Sociedad Odontológica, números 7, 8 y 9-—- 
Progreso Dental, número 1 del tomo 11;—Revista de Cuba, 
número 3;—Revista General de Comunicaciones, número 10; 
—Revista Económica, números 169 á 173;—Observaciones 
fisico-meteorológicas de la Escuela Profesional, del 12 al 31 
de Diciembre último; —El Repertorio, 5 4 10;—Boletin Oficial 
de Voluntarios, 198 4 202;—Boletin “Comercial, 6 4 34;— 
Avisador Comercial, 6 4 27, 30 4 34;—Diario de las Señoras, 
1, 2, 4, 6 431;—Reglamento para las oposiciones 4 la plaza 
de 29 Médico de la Real Casa de Beneficencia, un cuaderno; 
—Programa de los Premios de la Real Academia de Ciencias 


397 


de la Habana para el próximo certámen, numerosos ejemplaz 

res que se distribuyeron á los señores concurrentes;—Inde- 

pendencia Médica de Méjico, 32 y 33;—Revista Minera de 

Madrid, 255 y 256;—Gaceta de Sanidad Militar, 143 y 144; 

Anales de la Sociedad Española de Historia Natural, número 

1 2 del tomo IX;—Anales de la Sociedad Española de Hidro— 

logía Médica, 15;—Correspondencia Médica de Madrid, 43, 

44 y 45;—La IHustracion Militar, 2 y 3;—Estudio sobre opera- 

ciones militares de noche, por Bourelly, traducido por el Sr. 

Saenz de Urraca, un tomito;—Independencia Médica de Bar- 
celona, 8;—Crónica Oftalmológica de Cádiz, 9;—Boletin de 

Estadística Demográfica Sanitaria de la Península é Islas ad-_ 
yacentes, Noviembre 1880;—National Board of Health Bulle— 

tin, de Washington, 25 4 31; Supplement, 11; Vital Statistics, 

Octubre y Noviembre de 1880;—Harper's Weekly, 1251 4 
1258;—Medical Record, 528 á 533. 

Presentó tambien el Secretario general los cuadros de de- 
funciones ocurridas en la Parroquia y Hospital Militar de 
Manzanillo durante el año de 1880, con observaciones, —pro- 
porcionados por el Dr. Ambrosio Gonzalez del Valle, á quien 
se dieron las gracias por esas interesantes noticias. 

AntropoLoGía.—CALIFICACION DE La RAZA. —Terminada la co- 
rrespondencia, leyó el Sr. Montalvo un informe pedido por el 
Juzgado de Primera Instancia del Distrito de Belen y concer— 
niente á la raza á que pertenece el patrocinado Felipe Domín— 
guez. Aunque en el expediente enviado ála Academia figu-  * 
ran algunos documentos facultativos, son de escaso valor 
científico y ninguna luz proyectan sobre la cuestion de que se 
trata. El Sr. Ponente ha tenido que hacer el estudio directo 
de la persona á que se refiere la consulta para deducir de sus 
,caractéres generales y antropométricos si es realmente blanca 
ó si tiene alguna mezcla de sangre de color. Consigna dichos 
caractéres en su informe; y despues de mencionar el. nombre, 
nacionalidad, edad, constitucion y caractéres exteriores, da 
cuenta de las medidas de la talla, curvas de la cabeza, ángulo 
facial, eje horizontal de aquella, proyeccion posterior, altura 


398 
supra-clavicular, proyeccion craneal total; las del tronco, con 
la distancia entre ambos acromios, longitud de la clavícula, 
circunferencia del tórax con las axilas, distancia entre ambas 
espinas ilíacas; las de las ex tremidades superiores, con la lon— 
yitud del brazo, antebrazo y mano; las de las extremidades 
inferiores con la longitud del muslo y pierna; y las de la pan- 
torrilla, con su circunferencia máxima, minima y elevacion de 
la misma. Pasando á valorar los anterio res datos, se encuen— 
tra que el ángulo facial de dicho individuo, «siendo de 70% lo 
acerca á la raza negra, cuyo término medio es de 71," y lo 
aleja por consiguiente de los europeos, en los cuales es de 
77% 4,10. La longitud de su radio 28'5 y la relacion de su 
brazo con su antebrazo 98,8 colocan á Domínguez entre los 
hombres de color. Ni las dimensiones de la clavicula, 16 cen- 
timetros, Ó sea igual al comun de los blancos, ni las relacio- 
nes de aquella con el brazo, 55, Ó sea la misma que ofrecen 
los individuos de esa raza, separan al sujeto mencionado del 
grupo étnico á que reclama pertenecer. Naciendo la panto- 
rrilla en las razas blancas en la parte media de la pierna, y 
comenzando la de Dominguez en su tercio superior, como su- 
cede en las razas inferiores, se aproxima más á éstas que á 
las otras. Su vientre pequeño y bajo, su color trigueño mate, 
el tinte violáceo de sus labios y el de la mucosa del glande, 
la apariencia ligeramente pigmentada de la bóveda palatina, 
la forma triangular de sus muslos, son tambien indicios que 
favorecen la idea de que el expresado Felipe sea de color; pero 
la ausencia completa de proguatismo, de separacion entre los 
dientes, la dimension de la clavícula, que es de gran impor- 
tancia, lo mismo que las relaciones de ésta con el brazo, lo 
aproximan á los individuos de nuestra raza. En virtud de esos 
datos contradictorios, no cree el Sr. Ponente que se esté au— 
torizado á declarar 4 Domínguez hombre de color. Tres ca- 
ractéres antropométricos de primera categoría le son desfavo- 
rables: el ángulo facial, que no tiene hoy el valor de ántes, la 
longitud del antebrazo y su relacion con el brazo, circunstancia 
que le es sumamente perjudicial, y la implantacion de la pan— 


399 


torrilla; mas en cambio, el tamaño de la clavícula y su rela- 
cion con el brazo, que constituyén dos caractéres de la misma 
indole que los anteriores, le favorecen grandemente: por lo 
cual la Comision no cree que deba resolver terminantemente 
la cuestion, limitándose á suministrar los datos que ha podido 
recoger, acompañado de las reflexiones que ha juzgado nece- 
sarias para apreciarlos y esclarecerlos. 

Discusiox.—Al hacer uso de la palabra el Dr. Núñez, mani- 
festó que no iba 4 combatir el informe presentado por el Dr. 
Montalvo, sino á señalar los puntos en que disentia de él. 
Comprende las dudas y la importancia que puede tener cual- 
quiera resolucion bajo el punto de vista social, y tampoco 
ignora lo poco que se sabe tocante á los mestizos; pero si en 
el caso presente hay tres caractéres antropométricos de pri- 
mera categoría que acusan un origen contrario al de la raza 
blanca, aún cuando haya otros que sean favorables á la idea 
de esta última, hay desde luégo datos suficientes para decir 
terminantemente que el individuo de referencia no pertenece 
á la raza caucásica pura. 

Contestó el Dr. Montalvo que la cuestion era sumamente 
ardua, porque faltaba la suma de estudios especiales necesarios 
para resolverla. Broca, quees uno de los que más se han 
ocupado en esta cuestion, no ha estudiado tanto al mulato 
como al negro, Respecto de los mestizos, se comprende la vaci- 
lacion de la ciencia, pues si importante es la dimension del an- 
tebrazo, no lo es ménos la de la clavicula, siendo uno de estos 
dos caractéres capitales favorable al sujeto y el otro adverso; 
falta en él el prognatismo, que se presenta en los mestizos 
hasta el octavo grado, No hay, pues, un conjunto de datos 
suficientes para resolver de una manera exacta y positiva e] 
problema formulado; y como hay además una cuestion moral 
de por medio, referente á la esclavitud del postulante, cree el 
Dr, Montalvo que en estos casos de duda debe siempre favo- 
recerse al desgraciado. 

Replicó el Dr. Núñez que estaba de acuerdo en que muy 
poco es lo que sabemos respecto al estudio de los mestizos 


400 “ 


comparados entre sí; pero no sucede lo mismo tocante al es- 
tudio de las razas blanca y negra puras cotejadas una con otra; 
y en este sentido existe en el informe del Dr. Montalvo una 
reunion de signos suficientes, capitales los unos, secundarios 
los otros y deducidos del exámen del viéntre, pantorrilla, 
ángulo facial etc., que permiten sacar una conclusion más 
científica que la del informe, ya que las cuestiones de ciencia 
no deben resolverse con el sentimentalismo. 

El Dr. Horstmann se adhiere al informe y á sus conclusiones; 
pero advierte que las medidas se refieren á un individuo cuya 
talla es inferior á la media y que sólo dicen relacion á los 
blancos y á los negros, cuando hay otras razas de color, como 
la malaya y la india, y pudiera el individuo citado pertene' 
cer á los mestizos de estas últimas, respecto de las cuales no 
hay mediciones y por lo tanto es preciso permanecer en la 
duda. El ángulo facial de Camper, á que se concede en el 
informe cierta importancia, puede decirse que está casi olvi- 
dado, dándose la preferencia al de Danbenton y sobre todo al 
área comparativa de Cuvier, aunque ninguno de esos procedi- 
mientos determina de un modo exacto la raza á que pertenece 
un individuo. 

El Dr. Ramos se asocia por completo 4 las opiniones ex— 
puestas por el Dr. Horstmann. 

Los Sres. Valdés y Valle piden la lectura de la conclusion, 
que, hecha por el Dr. Montalvo, dice así: “Cirniéndose la dnde 
aunque remota, sobre la etiología de Felipe Domínguez, la 
Comision no se cree autorizada á resolver terminantemente la 
cuestion, limitándose á suministrar los datos que ha podido 
recoger, acompañados de las reflexiones que ha juzgado necesa- 
rias para apreciarlos y esclarecerlos, por si la Academia, aqui- 
latándolos con su acostumbrado tino y discrecion, juzga que 
merezcan ser remitidos al Sr. Juez de Belen.” 

El Dr. Hortsmann opina que debe suprimirse la frase inter- 
calar “aunque remota”, toda vez que la duda que asiste á la Co- 
mision, como ella misma lo consigna, es del momento presente. 

El Dr. Montalvo explica que la duda es remota en favor de 


401 


la raza blanca, de tal manera, que si se viera compelido á fa- 
llar en un sentido ó en otro, lo haría en contra del postulante, 
pero como la cuestion es en sí insignificante, acepta desde lué- 
go la supresion indicada. 

- El Dr. Valdés aprueba tambien la modificacion propuesta 
por el Sr. Horstmann. 

El Dr. Babe cree que, además, debe hacerse constar en el 
cuerpo del informe la duda relativa á que pudiera tratarse 
de un mestizo no procedente de las razas blanca y negra. 

El Dr. Montalvo contesta que por lo que hace 4 las razas 
indias de América y China, existen medidas perfectamente to” 
madas; pero en ninguna raza se observa como en la negra esa 
desproporcion entre el brazo y el antebrazo. 

El Dr. Horstmann opina, que siendo varias las razas de 
América, en las cuales figuran los indios de Yucatan, los Co- 
manches, los Potches, los Patagones etc., han debido traerse en 
el informe sus medidas correspondientes, así como los caracté” 
res referentes al pelo y de otra naturaleza. 

Replica el Dr. Montalvo que no encontrándose los caracté- - 
res del brazo sino en los negros, no tenía para qué ocuparse 
de las razas americanas, sino de aquellas que los presentan, 
porque á ellas se acercaba más el sujeto de referencia; y en 
cuanto al cabello, lo más importante es su implantacion, pre. 
sentándose en Domínguez uniformemente implantado y sepa- 
rado en sus raices. 

El Sr. Orus advierte que tampoco se ha tenido en cuenta 
que pudiera tratarse de un mestizo de la raza siboney de Cuba 
y de otra de las que pueblan la Isla, pues segun las noticias 
recogidas por algunos durante la insurreccion, todavía existen 
restos de aquella. 

No acepta el Dr. Montalvo, ni tampoco el Dr. Núñez, que 
esa simple aseveracion baste á probar la existencia todavía de 
individuos pertenecientes á los aborígenes de Cuba; y agrega 
el primero, que pasado el octavo grado en el cruzamiento, re- 
aparecen los caractéres de una de las dos razas que produje— 


ron al mestizo. 
T. xvin—5l. 


402 


Bajo ia responsabilidad del Dr. Montalvo, al asegurar éste 
que se habian hecho las medidas de las razas de América 
y China, sin que correspondan á ellas las dimensiones encon— 
tradas en Dominguez, retira el Dr. Babe la enmienda que ha- 
bia propuesto. E 

Suficientemente discutido el informe del Dr. Montalvo, fué 
aprobado por unanimidad con la enmienda indicada por el Dre 
Horstm ann y admitida por el Sr. Ponente. 

Menicixa LEGaL—ENaJENACcION MENTAL. —Leyó en seguida el Dr: 
Babe, á nombre de la Comision de Medicina Legal, un infor- 
m e pedido por el Juzgado de Primera Instancia del Distrito 
Norte de Cuba sobre el estado mental de D. Eugenio Jonner 
y Guillerm, encausado por homicidio de.D. Eugenio Garcin.— 
Del estudio de la causa original remitida á la Academia, de 
Jos antecedentes que allí se consignan respecto al procesado, de 
las circunstancias que precedieron y acompañaron al acto que 
se le imputa, y del exámen y crítica de cartas escritas por el 
mismo, deduce la Comision: 12 que D. Eugenio Jonner su= 
fre, desde mucho ántes de la muerte de D. Eugenio Garcin, 
una locura sensorial, un delirio de persecuciones; 22 que sus 
escritos revelan, que despues de la muerte de Garcin el deli- 
rio subsiste y es más acentuado; y 32 que la muerte de Gar 
cin fué el resultado de una provocacion irresistible y súbita, 
de un acceso del delirio de Jonner. 

Física. —Pararayos—Aprobado por unanimidad y sin discu- 
sion el informe del Sr. Babé, presentó el Secretario general 
el trabajo sobre pararayos remitido por el Sr. Arantave, leyen- 
do la parte referente al servicio municipal que de ellos trata 
de establecerse en la ciudad de Santiago de Cuba. 

Despues de manifestar el Sr. Orus la conveniencia de hacer 
constar que miéntras mayor sea el número de las puntas que 
se instalen más se evitarán las descargas atmosféricas, sirvien— 
do unas para neutralizar la accion eléctrica, y otras para diri 
girla, tomado en consideracion el informe, se acordó discu- 
tirlo en la próxima sesion,-con lo cual declaró el ¡S”. Presiden- 
te terminado el acto. 


403 


MORTALIDAD de la Villa de Manzanillo en 1880, segun los partes pa- 
rroquiales; por el Dr. A. Gz. del Valle. 
| [la | ! 
CAUSAS DE DEFUNCIÓN. INVIERNO PRIMAVERA || VERANO.!| OTOÑO, || SUMAS, || TOTAL ¡ DE 
v. Jm v.[u v.Jm vw. (11 | v. | 10. [¡general. [| 1ROPA.| 
| | | 
1880. Sl a a on da ell A | | | 
Albuminuria...---- E EA EE ro focnlleno lonnolfcanons ¡| 1 
Alcoholismo ...... El: A E A ME tl 21 
ANIMAS tele MIA a ll [os [a pod 1 21 
App? y C,cerebral.||...| 1||....!- A A RA | cd A 3 1 
Asfixiader.nacidos||...|...[[....| 1] 1 11 2| 1] 3 3 6 
A 1 A E OO | 109 LP [182 E | MO AE ] 
A 0 15 O E o BN 21 2 
Cloro-anemia-...... a A A LA O AAA ES AN 4: 
Diarrea y enterítis. [| 4|...[| 7| 12/| 13 16/19 9 43 37 80 | 52 
Diftera y Erupurca Dll lc las lo 2 dz. Anal 4 
Disentería......... A A 0 CS Te 31 3l 6 8 
Erisipela ......... [A ic Oe JC ER ads 1 1| | 
Epilepsia ......... io os has BE do? esos El! a | 
Fiebre y c. palúdica|| 7| 11[| 10  6|| 19| 13/23] 18|¡ 59| 48|| 107 40 
Id gástrica y Pinos] e 8| Al 8el 21 6| 5/| 24] 18 42 12 
Id. amarilla.......!|. A ne e OE CES | 503 N Ba [JE 0 Mesta 1 9 
Id. tifoidea........ 1 1 1 2] 2/...[... 3| 4 6 10| 10 
Enf.1es del hígado... | - NS 1p- 1 EN EA E O 5| 2 
Meningítis.......- pa A O HI A 4! | 
Neumonía y bron-| El | Ñ disical LO | | 
quítis ........ «|| 2] .1[....[....]|--- se la 148 al! 51 2 
Peritonítis........ A e Se y e lA A 0 1 1! 1 
Pleuresía.......... o iia o ala IA a lied 7 | 
Tétano en adultos.-|| 2/.-.]] 1|....]| -21 1/...| 31 5] . 4 91 | 
|Id. infantil.........| 14| 12; 9 Ti 4| 121 9| 10 36 41 77 | 
RIASIS dica de 51 71 51 121 9 16| 5 7] 24) 42[ 661 5 
Otros males....... 10] af 21 a 18| 21| 19] 17] 64/ 55 ml 18 
Sumas--.1 51 a7ll 67! ol sil e6l 90l sol! 289! 3 seal 167 
AA > y 
CLASIFICACION POR ESTADO CIVIL. 
po == — A 
3 
l VARONES. HEMBRAS. | 
AN =p. —= 
ESTACIONES. ll : | 
¡pea Solteros, Cada Vindos. || SUMA. Solera, Casados | Vindos. SOMA. TOTAL, 
| | : SE Ns Ds TE 
Invierno .... | 4% 3 3 a a 2 5 48 98 
Primavera 1 - 58) 4]  3l 65 56 alo Ha 
Verano 70] 8 4 82 77| 2| 6| Sol 167 
Otoño. ===. id 3 2| 92 68 3| 7| E! 170 
| _—— A 
SUMAS...l||  259| 18 1211 289) 242] 81 238 23 562 
| POR RAZA. 
| BANCOS». 003 A Ue a eee 278 
De Col tas a 284 
562 | 


Proporcion de mortalidad con la poblacion, 33'06 por mil. 


MORTALIDAD de la Villa de Guanabacoa en 1850; por el Dr. Ambrosio 6z. del Valle. 


404 


CAUSAS DE DEFUNCIÓN. 


Alcoholismo 
Anginas 
Antrax 
Asfixia de recien nacidos. .. 
Apoplegía y cong. cerebral. 
Cáncer 


e... 2..0 010... 0.0.0 9 .| 
e... .o.o o... ..1.o0o..c o... 


e... ....... o... . .... 


Diarrea y enterítis 
Defteria y crup 
Disenterlato ce sue 
Eclampsia infantil 
Epilepsia 
Erisipela dc Tesco (e oidos 
Enfermedades del corazon. .| 
Idem del ihigado. LU 
Fiebre y cong. palúdica.... 
Idem biliosa 


....o.o.oos 


Las. .«<..005 


.e.9..1..(MM..0.,... . .«. ....... 


....—.020.bÁ0<o. o... . .. 


Idem tifoidea.......... 
Neumonía y bronquítis..... 
Netrus. E 
Meningítis 
PORRO a E ocios eje 
Peritonítis 
Pleuresta ir o e 
Parto y accidentes puerpe- 
rales | 
Reblandecimiento cerebral. 
Tétano en adultos......... 
Idem infantil... 
Tísis 


Loto ss r9$.. $. ..... 


Dr00...000000/.0.000.0s0...os 


Oo o. .o sono o$SnS$. ct... .. e... 


e... ..k.0...0...... ... 0.0. 


TN 


Muerte repentina 
Por otras causas 


..... 


Mortalidad con la poblacion, 
38'29 por mil. 


BLANCOS. DE COLOR. 
Adultos. | Párvulos. | Adultos, | Párvulos. 
SAA AR 
LS SS O 
A AS - 
SAN: 5 ESA 
Masia ia 
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27| 22 30 131 
286 198 203 98 
| 484 301 


Suma 


a 405 


INFORME SOBRE EL ESTABLECIMIENTO DE UN SERVICIO MUNICIPAL DE 
PARARAYOS EN LA CIUDAD DE SANTIAGO DE CuBa; por el Sr. D. LEn- 
rique de Arantave. 


(SESION DEL 27 DE FEBRERO DE 1881). 


1.—PararaYos.—Desde mediados del siglo XVII la ciencia 
admite la identidad entre la chispa eléctrica y el relámpago. 
Conocidos son los experimentos de Franklin con la máquina 
eléctrica, con la cometa que elevó en Filadelfia en 1752 para 
demostrar la igualdad de naturaleza entre el rayo y el relámpa- 
go y el centelleo y brillo de la chispa eléctrica de los gabine— 
tes, y conocidos son tambien por consecuencia los medios de 
que se valió pára garantir la vida y la propiedad contra los 
efectos del rayo, estableciendo en 1760 el primer pararayo. 

- Elemental es tambien para nosotros, que si dos masas con- 
ductoras de la electricidad se hallan separadas entre sí por el 
aire, ó cualquiera otra sustancia no conductora, se establecerá 
entre ellas una atraccion ó repulsion segun el caso, y en el 
primero la aproximacion de ambas masas, saltando una chispa 
de descarga al través del cuerpo aislador interpuesto. 

Sabido es asimismo, por no decir vúlgar, que la forma de los 
cuerpos influye para facilitar la descarga, y que las puntas y 
ángulos son más propios para el efecto que las superficies re 
dondeadas ó planas. 

Mr. W. Thomson, principal autoridad en materia de elec - 
tricidad atmosférica, ha repetido con otros físicos que la tierra 
ó depósito comun y las regiones superiores de la atmósfera 
actúan del propio modo que las dos armaduras de la botella 
de Leyden cargadas de electricidades opuestas, y afirma que 
la tierra conserva electricidad negativa, y las capas superiores 
electricidad positiva. Las capas inferiores de aire en contacto 
con la tierra, son pues el cuerpo aislador interpuesto, y no hay 
duda de que todo el movimiento general de las capas superio- 


406 


res, los vientos impulsando 4 las nubes, los rozamientos de 
unas nubes con otras, desarrollan inmensas cargas de electrici- 
dad, que moviéndose horizontalmente influyen al través de la 
capa aisladora en contacto con la tierra, desarrollando po” 
induccion en ésta otras poderosas cargas de nombre contra— 
rio que se acumulan en las prominencias agudas, en las agu— 
jas de las torres, en las copas de los árboles, en los puntos más 
elevados.... 

Facilitemos el paso, supongamos, con un hilo metálico, con 
la cometa y conductor usado por Franklin, taladrando por de- 
cirlo asi la capa aisladora que las separa, y la descarga- se 
efectuará siguiendo una línea sinuosa (en razon inversa de las 
resistencias) y el equilibrio se habrá restablecido!. ... 

Al resultado de esa violenta union de los fluidos Jlamare— 
mos efectos fisicos, químicos, mecánicos Ó fisiológicos, segun 
su peculiar aspecto; y observaremos, al ponerse en contacto 
ambas electricidades, que ofrecen tan pasmosa variedad como 
difícil explicacion: inflamar la pólvora, los gases ligeros, fun— 
dir, disolver y hasta volatilizar los metales, derribar árboles y 
demoler edificios, herir y matar los animales, imantar y des- 
imantar el acero, agriar la cerveza, ¿quién no habrá presen- 
ciado y hasta cierto punto tratádose de explicar estos fenó- 
menos, ya por la potencia de la chispa, ya por la altísima 
temperatura del aire agitado á veces hasta la incandescencia? 
Pero intentemos siquiera saber la razon, el motivo de que la 
chispa eléctrica cure en casos dados el reuma, la parálisis ó la 
sordera; por qué la aplicacion de la electricidad ha sanado 
llagas causadas por el rayo; por qué los heridos por la chispa 
- eléctrica unos conservan la posicion en que les cogió la des- 
carga, y otros afectan una rigidez invencible; unos parecen 
incorruptibles y como si desafiasen las leyes de la descomposi- 
cion, y otros por el contrario son presa de la putrefacción más 
rápida! 

¿Cómo quedó fotografiada en la pierna de una mujer, á cuyo 
lado cayó un rayo, la imágen de una flor que estaba á corta 
distancia? cómo algunos hayan quedado desnudos despues de 


407 


una descarya atmosférica sin haber sufrido la menor lesion? 
cómo otros se hayan encontrado sin vello y con el pelo corta- 
do instantáneamente despues de recibir la electricidad directa 
y violenta? No lo sabemos. 

Los efectos mecánicos, físicos y hasta los quimicos están in- 
dudablemente más 4 nuestro alcance; pero los efectos fisioló- 
gicos, en vano todavía la ciencia ade explicarlos. 

“Pero si la ciencia todavía no puede ofrecernos explicacion 
satisfactoria de tales y tan variados fenómenos, nos da otras 
reglas para establecer conclusiones demostradas por la expe- 
rimentacion, tanto respecto del peligro de la chispa eléctrica, 
“como de los medios que podemos ámpliamente aprovechar pa- 
ra librarnos de sus efectos destructores. 

Sabemos que un buque en alta mar, un edificio elevado, 
una veleta, un árbol, están expuestos á provocar una descarga: 
sabemos que si la parte saliente y elevada sobre la superficie 
del suelo acaba en punta 6 es puntiaguda, permite á-la carga 
difundirse y perderse en el aire, siendo como una válvula de 
seguridad para la carga inducida en la tierra. 

De este modo la descarga, para restablecer el equilibrio y 
que cese la tension, no será instantánea ni producirá los efectos 
violentos que hemos reseñado, sino al contrario, la punta de 
atraccion permitirá la reunion gradual de las dos electricida- 
des contrarias acumuladas. y las nubes más tempestuosas y 
formidables en apariencia quedarán inofensivas, disipándose 
su núcleo al restablecerse suavemente el equilibrio. 

Este razonamiento, comprobado en los laboratorios, nos lleva 
como por la mano á tratar la cuestion á que se contrae ó 
debe contraerse este modesto informe. Trátase por tanto de 
proteger un área dada, una poblacion por ejemplo, de los terr:- 
bles efectos de la electricidad atmosférica, usando los medios más 
perfeccionados que la ciencia aconseje; tarea no muy fácil de 
realizar, teniendo que habérselas con un enemigo como el rayo 
dentro de la zona tropisal; pero no imposible, con los recursos 
y adelantos que la ciencia nos ofrece en el dia. 

No es éste el momento propio para resolver el problema en 


408 


toda su amplitud, sino cuando se haga el estudio definitivo 
sobre el terreno: nos limitamos, pues, á referir las reglas y usos 
que la ciencia y la práctica han sancionado como buenos para 
la instalacion de pararayos, con el objeto de evacuar el in- 
forme que se pide á la Academia, 

TL -ConpicioNES DE Los PARARAYOS.-Concretemos, pues, las ob- 
servaciones que para el caso hemos reunido, y Veamos en 
consecuencia las condiciones que ha de satisfacer un buen para- 
rayos. 

Este ha de ser en general perfectamente conductor, para 
que evite aún las más pequeñas resistencias al paso de las 
descargas atmosféricas, y sus puntas suficientemente agudas 
para que se verifique sin esfuerzo la recomposicion del fluido 
terrestre con el de las nubes tempestuosas que le influencian. 

Para conseguir estas ventajas hay que “elegir acertadamen- 
te el metal que ofrezca más conductibilidad y ménos facilidad 
á4 la fusion; y han de unirse tan íntimamente entre si las di- 
ferentes plezas que constituyen el pararayos, que no repre- 
senten más que un solo conductor sin ninguna solucion de 
continuidad. Con tales condiciones se consigue la descarga 
gradual de las nubes tempestuosas y el paso del rayo ó chispa 
sin sentirse apénas su marcha y sin causar desperfecto alguno, 

La direccion más favorable del conductor es la rectilinea, de 
modo que deben evitarse en lo posible las sinuosidades y las 
curvas, sobre todo si son muy cerradas, pues en ese. caso la 
descarga tiende á seguir la tangente en razon directa de su 
distancia á la tierra. 

Existe siempre un peligro que Faraday denominó Chispa 
lateral, que consiste en las desviaciones de descarga que se ve- 
rifican del conductor hácia cualquier circuito natural próxi- 
_mo á él, cuyo efecto se prueba situando las puntas de dos ó 
más espirales metálicas frente á un hilo rectilíneo, puestos to: 
dos en comunicacion con la tierra; si á través de dicho hilo 
se hace pasar una descarga de suficiente cantidad, se verán 
surgir chispas intermitentes entre él y las espirales laterales. 
Pues bien, todas las extremidades superiores de un edificio 


409 


tales como las veletas, las cruces de campanarios, las techum- 
bres metálicas, y sobre todo los tubos de chimenea, constitu: 
yen probabilidades para la “Chispa lateral.” Los efectos de és- 
ta son casi siempre destructores, pues propagándose el fluido 
4 través de sustancias poco conductoras, tales como las pare- 
des, tiene que verificar su descarga á tierra destruyendo cuan- 
tas resistencias se le presenten al paso: para evitar todo esto 
debe unirse el pararayo á todo circuito exterior, ó bien ale— 
javlo de ellas lo suficiente para que esté fuera de su esfera de 
influencia. 

Un pararayo, pues, consta de tres partes: las puntas extre- 
mas al «ire, la barra unida á ellas, y la comunicacion ó plancha 
de tierra. Las puntas suelen ser de platino 6, en su defecto, 
de cobre dorado ó cobre platinado, prefiriéndose el primer metal 
por su superior conductibilidad, por su resistencia á la fusion 
y por su fácil limpieza y conservacion. La perfecta union con 
la barra es muy importante, para lo cual se usa una doble es- 
piga soldada ¿ ámbas piezas. j 

La darra ha de ser de capacidad para el paso de la descar— 
ga. En la discusion y práctica seguida acerca de las ventajas 
de la masa ó de la superficie, parece prevalecer esta última, 
por lo cual conviene darle la forma de banda con el menor me- 
tal posible. Los metales á propósito para las bandas ó barras 
son el cobre y el hierro galvanizado: el primero es de mayor 
capacidad eléctrica que el segundo, pero generalmente se pre- 
fiere el hierro por su mayor duracion y ménos valor, y puede 
obtenerse la diferencia de poder conductor, aumentando la su- 
perficie de la banda ó de la barra. 

Respecto á la altura en que ha de situarse la barra y el 
pararayo, conviene advertir que ha de ser tal, que domine á 
Jas más altas extremidades del edificio que se haya de preser— 
var, y tener tanto mayor cuidado si hay chimenea próxima, 
pues éstas son muy conductoras por los gases que circulan por 
ellas y la capa de hollin de que están cubiertas interior- 
mente. 


La superficie de proteccion de un pararayo se calcula de 
T, xvn.—52. 


410 


un radio igual al doble de su altura, pero en la práctica no se 
admite más que la mitad: puede influir en este caso la natu- 
raleza del terreno, seco 9 húmedo, volcánico ó minero, pues 
en cada caso la influencia directa de la tierra es mayor y me- 
nor la proteccion de lós pararayos. La perfecta comunica- 
cion con tierra es de indispensable necesidad, y los más proli- 
jos cuidados que se tengan sobre la continuidad perfecta del 
conductor nunca serán bastantes. Un pararayo mal rela: 
cionado con tierra, es un elemento destructor eu lugar de ser 
de seguridad, pues la descarga que había de pasar por él pa= 
cificamente, digámoslo así, busca por otras vias su recompo- 
sicion Inmediata, dejando bras sí los más desastrosos efectos. 

El límite del conductor en comunicacion con tierra se suele 
disponer en haces de alambres ó puntas; pero la experiencia 
ha demostrado ser más ventajosas las superficies metálicas de 
suficiente extension. 

La eleccion de punto donde colocar la plancha de tierra 
suele ser cuestion difícil, pues no en todas partes donde hay 
agua depositada, hay contacto con la humedad del suslo. Son 
buenos para el objeto los cursos de agua corriente, pues reco- 
nociendo éstos una dilatada área de terreno, conducen y re- 
parten con profusion el fluido eléctrico. Los terrenos panta- 
nosos, los pozos, estanques y lagunas, son tambien de prefe- 
rencia; y dado caso que algunos de estos esté a poca distancia 
del edificio ó zona que se trata de preservar, no debe vacilarse 
en llevar subterráneamente el conductor, á cuyo extremo se 
remachará una buena lámina de cobre. A falta de humedad 
suelen establecerse capas de carbon vegetal ó mineral, y aún 
mejor si se añaden pequeños trozos de zinc y cobre. 

El uso de algibes para sumergir el extremo del pararayo 
no es prudente, pues si bien sus aguas son conductoras, tam- 
bien es cierto que están casi aisladas, por su lecho y paredes 
decal y piedra. El Profesor W. Thompson opina que el ce- 
mento de Portland es suficientemente conductor, y admite 
tambien'“como buen receptáculo eléctrico una cisterna ó algi— 
be, construido con dicho material, si las tierras contiguas po: 


411 


seen regular grado de humedad. Los terrenos arcillosos dan 
dla un buen depósito; "y deben aprovecharse siempre, 
esechando los silíceos Ó calcáreos. 

Para precaver los edificios y líneas néreas de los caminos 

de hierro pueden empalmarse los extremos inferiores de los 
pararayos á los rails, y este medio será mucho más seguro si 
se establecen láminas de superficie capaz entre los rails y las 
vias de agua que atraviesen la vía. 
- El Prófesor Thompson recomienda como prudente aislar el 
conductor del pararayo de las paredes del edificio que 
preserva; pues en casos de lluvia el agua que corre por ellas. 
establece un camino para que se derive la “chispa lateral, 
produciendo grave daño al edificio y tal vez á sus morado- 
res, 

KReferidas á la ligera todas las consideraciones que antece- 
ceden, supongamos una zona de extension arbitraria rodeada 
- Por un circuito metálico, tal como una linea telegráfica aérea 
reentrante, sostenida por postes situados en los puntos más ele. 
vados de la superficie en cuestion. En cada soporte y á lo 
largo de ¿l estableceremos una punta pararayo suficiente- 
mente próxima al conductor. Si en presencia de este circui- 
to suponemos una nube tempestuosa de acuerdo con las teo- 
rías científicas más admitidas, nos resultará un fiel: trasunto 
de una máquina eléctrica: la nube representará en este caso 
las almohadillas, el aire, el disco y el circuito el condensador 
de una máquina eléctrica: la electricidad atmosférica de un 
nombre se recompondrá suavemente con la de distinto nombre 
acumulada en tierra y una neutralización gradual se verífica- 
rá, impidiendo la solucion violenta del terrible fluido en toda el 
área de la zona propuesta. 

La aplicacion del sistema de William Show Harris á las 
«embarcaciones es asimismo una forma del ejemplo que acaba- 
mos de explicar. Un buen pararayo descendiendo del mas- 
til más elevado se dirige á los costados del buque en varias dl i- 
recciones: todas las piezas metálicas más expuestas se reunen 
en un solo circuito al antedicho conductor, que continuando 


412 


hácia la quilla dirige al fin su punta al agua. Completo y fe- 
liz resultado obtenido por el tal sistema, que anula la cifra de 
los desastres marítimos. 

Un ejemplo más: una línea telegráfica electromagnética es 
á menudo el camino escogido para llevar á larga distancia de 
una zona en estado de tension eléctrica sus efectos destructo- 
res. Estaciones, aparatos y empleados son invadidos por la 
chispa cuando estos últimos estaban quizá bien ajenos de es- 
perar tan terrible visita: postes destrozados, fusion ó volatili. 
zacion de bobinas y lesiones graves, son las huellas que ha 
dejado en pos de sí el fenómeno eléctrico. Pues bien: arme. 
mos los postes de esa misma línea de puntas pararayos en 
presencia del hilo conductor. El fluido atmosférico actuará 
por induccion sobre el terrestre, y á través de dichas puntas 
se irán reconstituyendo ambas, dejando en estado neutro la lí. 
nea propuesta, habiendo evitado en ella todos los accidentes 
indicados, y dejando estaciones, aparatos y empleados al abri- 
go de las ocurrencias atmosféricas. 

En las grandes fábricas manufactureras, arsenales, polvori. 
nes y demás establecimientos fabriles de considerable exten- 
sion, vemos aplicado el sistema de circunvalacion metálica 
En los ángulos salientes del polígono que ocupan, en sus ex. 
tremidades superiores y en sus principales aglomeraciones 
metálicas se colocan varillas relacionadas todas con un des- 
cargador general, que va á terminar con más ó ménos capaci. 
dad conductriz en el depósito comun. Toda la extension que 
abarca tal perímetro de proteccion permanece preservada con 
seguridad, y, salvo alguna solucion de continuidad mal preca. 
vida, nada tiene que temer del terrible fluido en estado de 
tension, 

Darémos por terminadas estas referencias, que no son mu- 
chas, aunque suficientes para el caso, y entraréómos en otro 
órden de consideraciones especiales de la localidad donde se 
pretende establecer los pararayos, dando asi por concluido 
nuestro informe. 

JII.—Pararayos PARA LA CIUDAD DE Sanriaco De Cua, —La 


413 


ciudad de Santiago de Cuba, situada en la vertiente $. E. de la 
Sierra Maestra, con colinas elevadas que la circundan y rodean 
su extensa bahía, está ménos expuesta que otras poblaciones 
de la Isla á sufrir las descargas de la electricidad atmosférica, 
por la extension y número de las masas minerales de cobre, 
hierro y otros metales que tiene á su proximidad. Refiere Pi- 
chardo en su Geografía, que las montañas de picos ó metalife. 
ras de esta localidad de la Isla sufrian un fuego graneado de 
rayos que causaban estragos, los cuales podrian evitarse con 
los pararayos! Decía esto aquel sabio topógrafo cubano hace 30 
años; y nosotros, más afortunados hoy, tratamos de realizar su 
pronóstico. 

Es indudable que si pudiéramos utilizar como depósitos de 
descarga los muy extensos y cuantiosos núcleos minerales que 
existen en Holguin, Bayamo, Jiguaní y Cuba, para establecer 
un sistema general de pararayos en todo el departamento, apo- 
yándose en los puntos referidos, podría protegerse ¿n extenso 
todo él, ó por lo ménos las poblaciones. Para ello serviría 
fácilmente la extensa red telegráfica que actualmente posee 
en todas direcciones, tan pronto con sus conductores en las al- 
turas de la Sierra Maestra como en las vertientes de ésta, en 
sinuosas colinas como en las playas: tal parece que esa red 
la preserva de la electricidad atmosférica, pues el que habla 
no registra ningun accidente grave de descarga en aquel ex- 
" tenso territorio en más de 20 años; miéntras que, por el con- 
trario, en la planicie del Departamento Central, en las Villas, 
y más aún en las zonas de Colon y Cárdenas, son muy frecuen- 
tes los accidentes de este órden, destruccion de los aparatos te 
legráficos y caida de los telegrafistas por accidentes eléctricos, 

Tendremos que convenir, pues, en que las líneas telegráficas 
situadas en luyares elevados son pararayos múltiples que de- 
bilitan y neutralizan la carga eléctrica de las nubes de tor- 
menta que corren á su inmediacion, dando paso por sus ex- 
tensos conductores y perfectos hilos de tierra á la electricidad 
sobrante del signo correspondiente, contribuyendo por tanto 4 
restablecer el equilibrio eléctrico. 


414 


Pero como quiera que el plan de proteger todo un departa- 
mento noes el trabajo que se nos pide, sino que debemos 
cirennscribirnos á sólo el área de la poblacion, capital de la 
provincia, examinaremos el punto con los datos que de su to- 
pografía hemos obtenido. 

Las condiciones topográficas de Cuba permiten fijar seis ó 
más puntos elevados donde situar las puntas pararayos, y 
además, sin gran trabajo de perforacion, pueden encontrarse 
las masas metálicas en extensa superficie; y, por lo accidentado 
de sus colinas, encontrar depósitos de aguas estancadas Ó co: 
rrientes, no faltando jamás el modo de buscar la relacion de 
los pararayos con la tierra húmeda, para que se efectúe la 
neutralizacion de la electricidad acumulada en su atmósfera, 
y evitar así la descarga de la chispa ascendente 6 descen- 
dente. 

Proponemos, pues, la ereccion de pararayos en el Morro, 
los Desamparados, en el Hospital de Caridad, en el Pibolií, en 
la Catedral, Iglesia de Dolores y Hospital Militar, y otros aná- 
logos lugares, elevados á muchos metros de altura, que sumada 
ésta con la elevacion del nivel de la ciudad sobre su extensa 
bahía y sus caseríos de las playas, la dejaría resguardada en 
toda su extension, 

Debo hacer una indicacion importante ántes de conclulr: 
existen dos sistemas metálicos subterráneos, de los que poco 
caso se hace para el objeto de los pararayos y que, en mi sen- 
tir, pueden ser utilísimos: las cañerías de agua y las de gas 
constituyen en las poblaciones dos redes interiores de hierro 
y plomo que por vía subterránea se ramifican considerable- 
mente, representando una masa metálica de gran superficie, 
unida íntimamente la primera con manantiales ó vías de agua 
corriente y por tanto de humedad perenne; y la segunda, aun- 
que no de tan buena condicion para facilitar el paso de la elec 
tricidad, de superficie aún mayor que la primera. Si pues co- 
nextonamos con ámbas redes los conductores de los pararayos 
por medio de soldaduras esmeradamente hechas, casi podría- 
mos evitar las actuales bases de los pararayos y suprimir la 


415 


defectuosa comunicacion con la tierra que ofrecen los depósi- 
tos de carbon, las cabillas de hierro, las cadenas, planchas y 
demás medios que de ordinário están en uso y que reprobamos 
desde luégo por causar eu general mayor daño que beneficio. 

Terminaremos pues: el sistenva que se propone y las indi- 
caciones y datos apuntados podrán servir para el objeto pro- 
puesto: si no desaparecen los efeutos del rayo en absoluto, pue- 
den sí disminuir notablemente con beneficio de los pueblos. 

Suponer una permanente neutralizacion lenta y: tranquila 
del fluido eléctrico, aún con el sistema de pararayos, sería una 
ilusion, Las manifestaciones eléctricas en el inmenso labora- 
torio intertropical son constantes y derivadas de las altas tem- 
peraturas, rápidos descensos de la presion, vientos reinantes y 
por ende los movimientos ciclónicos frecuentes y los extraor- 
dinarios de los equinoccios; pero si conseguimos con la cons- 
truccion de buenos pararayos y bien establecidos aminorar los 
peligros presentes, habremos ganado, mejorando la condicion 
del pueblo de Santiago de Cuba y de otros que puedan imi- 
tarle en la instalacion de tan beneficiosas obras. 

Pudiera, pues, contestarse al Gobierno General de esta Isla, 
evacuando el informe que se solicita: 

12 Que no hay dificultad en establecer con éxito en la 
ciudad de Santiago de Cuba un servicio municipal de para- 
rayos, siempre que se cumplan las condiciones facultativas 
ántes definidas. 

2? Que si pudiera ser costoso el servicio general que se 
proyecta en razon de la extensa dréa que abraza la ciudad, se 
atienda por lo pronto á la instalacion parcial de ellos en los 
sitios más elevados de la poblacion, torres de las Iglesias, mi- 
radores ú otros puntos convenientes, prévio reconocimiento del 
terreno y fijacion del emplaza miento de cada uno en parti- 
cular. : 

3. Que se enlacen entre sí los diversos pararayos que se 
establezcan, sean de cuenta particular Ó del Municipio, por 
medio de conductores ad hoc de las calidades necesarias en 
cada caso. 


416 


4.2 (Que es más importante aún que el enlace de los para- 
rayos entre sí, la conexion de cada uno de ellos con las tuberías 
subterráneas del acueducto de la ciudad, por medio de soldadu- 
ras á evitar soluciones de continuidad. 

Y 5.2 Que la inspeccion de estos trabajos de instalacion, si 
se hacen oficialmente, la efectúe el personal facultativo de los 
cuerpos correspondientes junto con el de telégrafos. 


SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 27 DE FEBRERO DE 1881. 


SRES. ACADEMICOS CONCURRENTES.—Dres. Gutiérrez, Presidente, 
Núñez, Arantave, Castellanos, Cerero, Orús, V. B. Valdés, 
Montalvo, Benasach, J. Torrálbas, Plasencia. Machado, CHCován- 
tes, S. Fernández, F. Torráll as, Mestre, Secretario. 


Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. 

CorresPoNDENCcIa.— Leyéronse en seguida por el Secretario 
general las siguientes comunicaciones: —1 2 un oficio del Juzga- 
do de 1% Instancia del Distrito de Belen, pidiendo amplia- 
cion del informe ministrado por la Academia sobre la raza 4. 
que pertenece el patrocinado Felipe Dominguez, acordándose 
remitirlo á la Comision de Medicina legal; —2? otro idem 
del Juzgado de Guadalupe, recordando el informe pedido á 
la Academia sobre el estado mental de D. M.... Z...... en 
causa que sele signe por lesiones á su esposa; sobre cuyo 
asunto dará cuenta la citada Comision ea la sesion del dia; 
—3 2 otro idem del Juez de Primera Instancia del Distrito de 
Monserrate en averiguación de la causa que produjo la muer- 
te del moreno Miguel despues de las lesiones que le fueron 
inferidas por el de su clase Federico Corvo; acordándose ha- 
cerlo presente á la Comision respectiva; —4 ? una carta del Dr. 
D. Eugenio Laso, Médico Municipal forense de Santo Do- 
mingo, pidiendo vírus vacuno, del que se remitiéron dos tubos; 
—5 2 una instancia del Bachiller D. Cárlos de la Torre y 


417 


Huerta, suplicando que por la Secretaría de la Academia se le 
expida un atestado de los servicios por él hechos en la crea- 
cion y clasificacion del Museo de Historia Natural; certifica— 
- cion que le fué expedida despues del informe dado por el Dr. 
Babé, Académico Director de dicho Museo. 

- BrsLroreca.—A usente el Dr. Finlay, Secretario de la corres- 
pondencia nacional y extranjera, presentó el Secretario gene— 
ral: —las Observaciones físico-meteorológicas de la Escuela 
Profesional del 1? al 31 de Enero; —Crónica médico-quirúrgica, 
núm. 2;-—El Repertorio, números 11 y 12;—Revista Econó- 
mica, 173 y 174;—Boletin Comercial, 35 á 46;—Avisador 
Comercial, 35 4 46;—Boletin de los Voluntarios, 203 y 204; 
Diario de las Señoras, 32 4 44;-Discursos pronunciados en el 
Congreso de Diputados, por losSres. Labra y Giiell; —Exhor- 
tacion del-Obispo Espada para el uso general de la vacuna; — 
La Independencia Médica de Méjico, 27 437;—El Ensayo, 1 
y 2;—National Board of Health Bulletin, 33; Supplement, 
19, Vital Statistics, Diciembre 1880;—Nutional Board of 
Health Bulletin, números correspondientes á 1879y 80;-Medi- 
cal Record, 534 y 535. | 

Vacuna.—Terminada la correspondencia, dió cuenta el Dr. 
Govantes del siguiente caso:_La mulatica N. N. vecina de la ca- 
lle de Escobar número 117, fué inoculada el dia 2 de Enero úl- 
timo con buena linfa vaccinal; y fué invadida la referida mu- 
latica de fiebre alta, dolores de cabeza y cintura, vómitos y epis 
taxis, á los dos dias de la inoculacion. El médico encargado de 
sú asistencia diagnosticó la enfermedad de viruelas, con tan— 
to más motivo cuanto que en la casa había un enfermo del 
aludido mal en el período de desecacion. En efecto, tres dias 
despues desaparecen la fiebre y los dolores, presentándose la 
erupcion variolosa confluente; y en los puntos donde se ha: 
bian hecho las incisiones vaccinales, se notaban las cuatro 
pústulas de vacuna con sus legítimos caractéres. Casos como 
el presente ocurren con frecuencia durante las epidemias de 
viruelas, originándose de aqui la errada creencia de que en 
dicha ¿poca no debe vacunarse porque la vacuna da lugar á 


, - T. XxVvIrn,—53. 


418 


la presentacion de aquella enfermedad. Error, que por su 
misma vulgaridad no merece los honores de la refutacion. —* 

Convencido como estoy hasta la evidencia de que la inocu- 
lacion de la vacuna, cuando se hace con la precaución que tan 
sencilla operacion requiere, no puede trasmitir enfermedad 
alguna contagiosa, hice recoger dos tubos de linfa vaccinal de 
las pústulas de la mulatica en cuestion, á los siete dias de va- 
cunada, inoculando con ella á un niño de diez años, presen- 
tando éste ú la siguiente semana, día 16 de Enero, cuatro pús- 
tulas de vacuna legítima, y propagando ésta á otros niños, 
cuyos resultados han correspondido de la misma manera. 

Esta sencilla observacion es un poderoso argumento, que 
por sí solo basta para refutar todas las pretensiones de Verd 
Lisle y sus partidarios detractores de la inoculacion de la va- 
cuna. E (BES 

VirugLa.— Ácido salicilico.—Habló en seguida el Dr. V. B. 
Valdés de un caso observado por el Dr. D, Joaquin de Zayas, 
de una viña de cuatro años, no vacunada, visitada por primera 
vez al quinto dia de enfermedad. Presentaba: delirio-con- 
vulsiones-vómitos-fiebre á 40% c., orina eseasa cargada de al- 
búmina,- erupción rara, de puntos rojizos, algo proeminentes, 
duros, persistentes á la presion y no caracterizada. Antecedentes: 
la familia suministra los de un ingesta; el Dr. Zuyas obtiene 
además el de que la enferma está en un medio infecto por la 
viruela. Sospecha que la niña se halla atacada de este mal.-0»- 
dena:ácido salicílico 50 centigr.; agua de melisa, 150 gramos; 
jarabe, c. s., para tomar 1 cuchar. cada dos horas. Resultado: á 
la tercera dósisse calman los fenómenos nerviosos; la enfer— 
ma se queda dormida durante 24 horas y despierta casi sin 
fiebre, la secrecion urinaria ha aumentado, la erupcion vario- 
losa se ha caracterizado y brota con regularidad. La pacien- 
te tiene su estado general bueno y pide alimento. 

El Dr. Zayas ofrece dar cuenta del resultado definitivo de 
este caso en que administra por primera vez el ácido salicíli-* 
co, animado por el éxito favorable que otros prácticos vienen 
obteniendo con ese agente usado en la viruela. 


419 


Fisica.—Pararayos.—Despues de las anteriores comunica- 
ciones, leyó el Sr. de Arantave, á nombre de la Seccion de 
Ciencia Físicas y Naturales, el informe pedido por el Muy 
Tlustre Ayuntamiento de Santiago de Cuba sobre el estable- 
cimiento de un servicio municipal de pararayos en la referi- 
da ciudad: dividido dicho informe en tres partes, ocúpase la 
primera en señalar las bases fundamentales que suministra 
la ciencia en dicho asunto; trata la segunda de las condicio 
nes que han de satisfacer esos aparatos para llenar su objeto; 
y la tercera, se refiere al proyecto de su instalacion en la ciu- 
dad mencionada; concluyendo de ese interesante estudio, que 
pudiera contestarse al Gobierno General, por cuyo conducto 
se ha solicitado el informe académico: —1 2 —Que no hay di- 
ficultad en establecer con éxito en la ciudad de Santiago de 
Cuba un servicio municipal de pararayos, siempre que se 
cumplan las condiciones facultativas ántes definidas;—2 * — 
Que si pudiera ser costoso el servicio general que se proyecta 
en razon de la extensa área que abraza la ciudad, se atienda 
por lo pronto á la instalacion parcial de ellos en los sitios más 
elevados de la poblacion, torres de las iglestas, miradores ú 
otros puntos convenientes, prévio reconocimiento del terreno 
y fijacion del emplazamiento de cada uno en particular; — 
3 —Que se enlacen entre sí los diversos pararayos que se 
establezcan, sean de cuenta particular ó del municipio, por 
medio de conductores ad hoc, de las calidades necesarias en 
cada caso; —4 2 —(Que es más importante aún, que el enlace 
delos pararayos entre sí, la conexion de cada uno de ellos 
con las tuberías subterráneas del acueducto de la ciudad, por 
medio de soldaduras á evitat soluciones de continuidad;—y 
5 2 —Que la inspeccion de estos trabajos de instalacion, si se 

- hacen oficialmente, la efectúe el personal facultativo de los 
cuerpos correspondientes, junto con el de telégrafos. 

Discuston.—Haciendo uso de la palabra el Sr. Orús, mani- 
festó que despues de haber oido el informe completo del Sr. de 
Arantave, del que sólo se leyó una parte en la sesion anterior, 
no encontraba objecion séria que hacerle, pero sí temía que 


420 


esa conexion propuesta de los pararayos con las cañerías de 
hierro, que se efectúan por medio de  diversosmastics, em- 
pleándose el cobre, el plomo da., pudiera ofrecer el inconve- 
niente de la fusion, por ejemplo, del último metal mencionado, 
al verificarse al traves de ella la descarga eléctrica, interpo-=. 
niéndose las tierras oxidadas en las soldaduras como cuerpos 
aisladores. | | 
_ Contestó el Sr. de Arantave que indudablemente pudiera 
tropezarse con ese obstáculo; pero que no era ésta una cues- 
tion de momento, pues dle lo que debía ocuparse ántes que to- 
do el informe era de la contestacion á la consulta dirigida 
por el Ayuntamiento de Santiago de Cuba, aplazándose para 
más tarde el particular indicado por el Sr. Orús y otros no 
ménos importantes: entónces se tratará de las mejores solda=. 
duras en las conexiones aludidas, se desecharán las que pue= 
dan sufrir la fasion, prefiriéndose acaso las en forma de Y con 
sus pasadores respectivos. Lo que interesa ahora es la cues- 
tion general, que no deja de ser árdua, como todas las eléctri- 
cas: por un lado las grandes masas minerales de aquel Distri- 
to.lo hacen ménos expuesto á las descargas eléctricas que 
otros lugares mucho más cercanos y ocasionados á ellas; y 
miéntras el mencionado Ayuntamiento excogita los medios y 
busca los recursos con que plantear su proyecto, tiene la Aca- 
demia tiempo y espacio suficientes para ocuparse en los otros 
problemas, que en la actualidad son de un órden secunda- 
MOS > 
En las conclusiones del informe echa de ménos el Dr. Mestre 
la que debe responder á una de las preguntas formuladas por 
el Municipio de Santiago de Cuba sobre si estará ameritada la 
prohibicion del toque de campanas durante una tempestad 
de lluvia y tronadas; siendo la opinion de Brewer y el abate - 
Moigno que, físicamente hablando, no está ameritada esa cos— 
tumbre que se observa en los campos en algunos países: el ra— 
yo cae lo mismo en las torres en que se tocan las campanas 
que sobre aquellas en que no se tocan; pero en el primer ca- 
so los campaneros corren el peligro de ser fulminados, á cau= 


421 


sa de las cuerdas que tienen en sus mauos y que pueden con- 
ducir el ravo hasta ellos. 

El S”. de Arantave contestó que habia considerado preferi- 
ble hacer caso omiso de un particular enyo interes desapare- 
ce casi por completo ante la magnitud é importancia de- la 
cuestion ventilada de un modo general, segun se ha hecho 
en el informe. La superficie metálica es la'verdadera causa 
de atraccion de las descargas eléctricas, aunque siendo el son1- 
do como la electricidad el resultado de vibraciones, algo pu- 
diera contribuir en el sentido indicado, siendo por lo tanto 
preferible suprimir el toque de las campanas en las circuns- 
tancias que en la consulta se mencionan. 

El Sr. Orús comprende perfectamente que en el informe 

no se haya hecho hincapié en un asunto de interés secunda- 
rio comparado con la importancia general de la cuestion; y 
aunque es cierto que tanto la paja como los tejidos de que se 
hacen las cuerdas estan considerados, cuando húmedas, como 
buenos conductores de la electricidad, podía evitarse ese in- 
conveniente embreando dichas cuerdas. 
El Sr. F. Torrálbas opina respecto del informe que no pue- 
de pedirse nada mejor bajo el punto de vista teórico, pero 
que hubiera sido tal vez oportuno discutir si son preferibles 
los para-rayos de una punta ó los de tres que ántes se usaban 
y extenderse á la consideracion de las superficies metálicas atra- 
yentes, de mayor accion que la de las partes circunstantes, 
en la construccion de los pararayos, 

El Sr. de Arantave recuerda que la chispa eléctrica no 
siempre desciende ni asciende; lo que hay que buscar sobre 
todo es que la electricidad se neutralice; pero el particular 
aludido tendrá su oportunidad en las instrucciones que se re— 
dacten más tarde, recomendando desde luégo el tratado sobre 
los pararayos publicado por Mr. Caillanud. 

- El Sr. Orús aprovecha la ocacion para proponer á la Aca- 
demia que la Seccion de Ciencias se haga cargo de formular 
esas útiles instrucciones. 

Habiendo insistido el Dr. Mestre en la necesidad de contes- 


422 


tar la pregunta del Ayuntamiento de Santiago de Cuba, á que 
ántes había aludido, áun cuando pareciese poco importante, 
á pesar de que Ciceron advierte que solemos no olvidarnos de 
algunas cosas que consideramos como pequgñas, habituales y 
cuotidianas, proponiendo que se inserte la respuesta por lo 
ménos en una “Nota”, —á lo que se asociaron los Sres. Aranta- 
ve, Orús y Cerero,-sometió el Sr. Presidente á votacion los di- 
versos particulares enunciados, resultando aprobado por una: 
nimidad el informe y sus conclasiones, con la nota adicional 
propuesta, así como la mocion hecha por el Sr. Orús acerca 


-de las instrucciones sobre pararayos que debe redactar la 


Seccion de Ciencias Físicas y Naturales, pues como muy bien 
dijo el Sr. Presidente, para tenerlos malos más vale no te-. 
nerlos. ] 

MenICINA LEGAL.— LI stado mental de un procesado.—Leyó el 
Dr. V. B. Valdés, á nombre de la Comision de Medicina Le- 
gal un informe pedido por el Sr. Juez de primera Instancia de 


Guanajay, sobre el estado mental de D. M......... AS 
en la causa que se le sigue por lesiones 4 su consorte D.“ 
CA ARA Eaió AL : tratándose de indacar si dicho sujeto 


se encuentra en estado de demencia y sl podia encontrarse en 
ese estado cuando reservó el hecho por el cual se le ha pro= 
cesado.— Examin ados el auto de proceder, las declaraciones 
tomadas, la instructiva de Z...... , y conocidas de este modo 
las circunstancias que concurrieron en la agresion, pasa la Co- 
mision al exámen de los documentos periciales, ó sean los re- 
conocimientos facultativos y las declaraciones prestadas por 
los peritos, que somete al análisis cientifico ántes de contestar 
las preguntas formuladas por el Juzgado, concluyendo: —1. * 
que DD. MIA RD, no se encuentra en estado de de- 
mencia; y 22 que tampoco se encontraba en ese estado cuando 
reservó el hecho que dió orígen ála actuacion. | 
DiscusioN.—En el uso de la palabra el Dr Plasencia, estima 
que la Comision ha incurrido en inconsecuencia, pues despues 
de haber considerado al procesado como un candidato á la locu- 
ra en virtud de sus antecedentes personales y hereditarios, des- 


425 


pues de haberlo colocado en los límites de la razon y de la lo- 
cura, abandona esa penumbra para retroceder y asegurar que no 
es loco ni lo estuvo. En los casos de ambigiiedad no se debe ser 
concluyente; y por otro lado, bien consideradas las circunstan- 
cias del hecho, es más probable el estado de enajenacion: se tra- 
ta de un individuo en quien existía la idea de persecuciones, 
en quien el sonido de la trompeta despertaba el terror, con 
celos de su mujer y á quien ésta nombra el motivo de sus ce- 
los: el terreno estaba abonado y la ocasion. vino á excitarlo, 
Más bien todas las causas concurren á la posibilidad del hecho; 
y áun cuando no se trate de una melancolía, que aceptan los 
peritos, el diagnóstico poco importa: hay una frase nosológica 
más que suficiente, pues si la ciencia desconoce los límites 
entre la razon y la locura, y si no siempre estan embarga—- 
«das todas las facultades, ¿quién será bastante fuerte para en 
esos casos aseverar sin vacilaciones el estado completo de 
razon? í 

El Dr. Valdes conviene en que ese límite preciso no existe 
y en este respecto habría que hacer observaciones á la ciencia; 
pero áun dentro de esa indecision de los límites, puede la cien- 
cia declarar la responsabilidad de los actos si el que los ejecu- 
ta se da cuenta de los hechos, tiene voluntad libre para obrar 
6 nó y les asigna motivos enteramente de acuerdo con todas las 
demás personas: en tales circunstancias podrá serun candida- 
to á la locura, mas no es un loco, sino un hombre responsa 
ble.—Pero ¿obró el procesado impelido por una impulsion in- 
sólita, como parece pensarlo el Dr. Plasencia? No es ésa la 
pregunta que hace el Juzgado, sino si se encuentra en estado 
de demencia y si pudo estarlo cuando se le tomó declaracion 
en la Cárcel y reservó el hecho por el cual se le ha procesado. 
-——Respecto á la locura melancólica, no es más que un síntoma 
ó un sindromo comun á cualquiera vesania; pero la Comision 
no censura el diagnóstico de los peritos, más bien apoya á és- 
tos, considerando que el cuadro por ellos dibujado es tan 
completo que se halla en cabal contradiccion con la evolucion 
de los fenómenos que se han ido observando en 2........ 


424 


El Dr. Plasencia arguye que despues de una crísis pueden 
venir momentos de una cordura acabada hasta permitir al he- 
chor que preste una buena declaracion. 

Contesta el Dr Valdés' que la Comision ha aceptado sola- 
mente la posibilidad de un ataque de locura transitoria, sin 
olvidar que esta entidad morbosa*nunca se presenta en el 
curso de otra vesania, que no tiene sino un valor histórico, 
siendo hoy justamente negada su existercia. El delirio de 
los actos se presenta seguramente en la locura hipocondriacai 
pero aquí no puede admitirse su intervencion, sl atendemos á 
que entónces la razon de los hechos se halla en los impulsos 
interiores á que obedece el enajenado, miéntras en el presente 
caso hiere el sujeto por el mismo motivo que todos explican en 
perfecto acuerdo; y acabado de ejecutar el acto, Ei que fué 
puramente c cial 

No pretende el Dr. P lasencia que se cambie una forma de 
locura por otra; sino insiste en que dado un individuo predis- 
puesto, un candidato á la locura como le llama la Comision, 
vado es más fácil de comprender que en un:instante cualquie- 
ra sobrevenga un impulso irresistible y un acto que fuera su 
_consecuencia. La ciencia y la práctica registran casos Muy. 
numerosos: éste vé una navaja y se degiiella; aquél siente ve- 
nir una locomotora y se acuesta sobre el carril hasta ser aplas- 
tado; y uno y otro no hubieran perecido sin la ocasion que 
determinó sus actos. Nadie es capaz de decir con certeza sl 
el que está en los límites de la locura será loco ó nó ;y en el 
caso presente, 81 Zi,,....no mató á su esposa da hacer- 
lo, esto basta para juzgar el hecho. 

El Dr. Valdés asevera que en el caso de que se trata han sido 
los celos la verdadera causa del acto; pero que, en vez de cele- 
brarsé la dignidad del hombre que vuelve por su honor, se le 
considera como loco. Bien estudiada la forma de la vesania 
que se le atribuye, no ofrece esa evolucion total que le corres: 
pondería: en vez de continuar loco despues de pasado el acto 
delirante, se le observa enteramente cuerdo; y si fuera á juz- 
gársele por enajenado, sería menester proceder de «la misma 


425 
manera con todos los que por celos atentan contra la vida de 
otras personas. : 

Interviniendo en la discusion el Dr. imc, indica que En 
mayor parte de los alienistas aceptan hoy la responsabilidad 
dentro de la misma Aa y si esto sucede con la locura con- 
firmada, ¿qué no será para la aptitud á ella, que es cosa muy 
diferente? 

No conoce el Dr. Plasencia ningun autor que acepte esa 
responsabilidad completa en la locura confirmada; pues si la 
doctrina es admitida en lo civil, ninguno la admite en lo cri- 
minal, 

El Dr. Núñez manifiesta que no ha hablado de responsabi- 
lidad completa: se ha referido á cierto grado de responsabili- 
dad que dentro de la locura aceptan Falret y otros. 

El Dr. Plasencia expone que por muy respetables que sean 
semejante opiniones, no es acatada esa responsabilidad por la 
Legislacion, que debe considerarse en el parricular como la 
expresion de las ideas reinantes, Stendo la locura una enfer” 
medad general, aunque haya grados en ella no se deduce que 
los os para la do pues bajo este punto de vis- 
ta, Ó es loco el individuo ó no lo es. 

El Dr. Núñez indica que no deben olvidarse las locuras 
parciales, que no son otra cosa que grados de la general, pu- 
diendo hallarse alterada una facultad ínterin permanecen in- 
tactas las otras. E 

El Dr. Plasencia replica que cabalmente Falret niega esas 
locuras parciales: para él no existen tales grados, la «ulucina— 
cion por ejemplo no es más que una expresion ó una forma, y 
así como fisiológicamente cuando funciona una facultad actúan 
tambien todas eu la conciencia, en el estado patológico entran 
todas á la par. 

El Dr. ./. Torrálbas está de acuerdo con el Sr. Plasencia: el 
informe lo ha declarado sin vacilaciones; se trata de un can- 
didato á la locura, de un hombre que, además de contar locos 
en su familia, pone á su señora en un carreton y le da un ma- 


chete para que-vaya á cortar yerba, que se presenta en la Ha- 
T. XVIL—Ó4. 


426 


bana vestido de duelo por la muerte de la que no ha fallecido 
y que otra vez pide la mano de una señorita, siendo casado; 
sigue por lo tanto, en su mismo tema. Todos dicen que te: 
nía celos; es pues víctima de una monomania, y de aquí la in- 
coherencia de sus ideas, la decision de su partida y el disparo 
del arma. Comprende el Dr. Torrálbas que no sea enteramen- 
te irresponsable, y basado en que los datos no son bastantes 
para una conclusion perentoria, pide que se continúe la obser- 
vacion. ; 

El Dr. Valdés estima que la argumentacion del Sr. Torrál- 
bas es mas séria en la forma que en el fondo: del hecho de los 
celos por todos reconocido deducir que hay una idea delirante 
es incurrir en error: el sujeto se halla en desacuerdo con la 
vesania que representa; simulador en todos los actos de la 
prision, niégase primero ¿ declarar y despues explica que lo 
ha hecho porque á¿lguien se lo ha aconsejado: su mujer, que 
primero pide la separacion, fundada en su mala conducta, cam- 
bia despues de parecer y lo juzga monom aniaco. Es un hom- 
bre de antecedentes poco honrosos, que mantiene concubinas, 
dilapida su fortuna y da mal trato á su cónyuge; los otros ac- 
tos que se achacan á locura, no son sino la consecuencia de su 
inmoralidad y de su carácter, y cuando se cree próximo el es- 
tupor en la forma de alienación aceptada por los peritos, efec- 
túase entónces una transformacion que desdice del curso y des- 
arrollo de la misma vesania. 

Para el Dr. Torrálbas el dicho de la señora no deja de te- 
ner algun valor: su esposo venía manifestándose melancólico 
ántes del disparo; pero no debe discutirse si tenía ésta ó aque- 
Ha forma de locura, sino detenerse uno á considerar que es un 
terreno preparado para que ésta estalle de un momento á otro. 
Y tanto más de considerarse es, cuanto que hombres de juicio y 
gran cordura, —entre los cuales puede citarse al Dr. Jobert de 
Lamballe,—han tenido de repente arranques violentos de lo- 
cura, llegando despues á morir completamente insanos. Y por 
eso pide el Dr. Torrálbas se continúe la observacion. 

El D7. Valdes replica que el dicho de la mujer de Z....... 


427 


aislado no tiene valor ninguno, y además está contradicho por 
ella misa: los celos no bastan, por otra parte, para justificar 
la locura; la aptitud hereditaria es sólo por referencia y cola- 
teral; y, áun así, no hay probada correlacion entre la ley de 
herencia y la especie nosológica acusada. 

Suficientemente discutido el informe del Sr. Valdés, sometió- 
lo á votacion el S”. Presidente, siendo aprobado por mayo— 
ría absoluta de votos, habiéndose abstenido de' votar el 
Sr. Orus y ausentándose ántes de la votacion el Dr. Montalvo 
y el Sr, Cerero. 

Y transcurridas las horas de Reglamento, dió el Sr. Presi- 
dente por terminado el acto. 


SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 13 DE MARZO DE 1881. 


RES. ACADEMICOS CONCURRENTES.—-Hres. Gutiérrez, Presidente, 
V. B. Valdés, R. Castro, Górdon, Núñez, Montalvo, Montejo, 
Donoso, J. L. Hernández, Desvernine,. Plasencia, J. Torrálbas, 
Machado, (továntes, A, %. del Valle, Melero, Mestre, Secretario. 

Abierta la sesion á la hora de costumbre con la asistencia 
de los Sres. Académicos que arriba se expresan, dió lectura 
el Secretario general al acta de la pública anterior, que fué 
aprobada despues de una rectificacion del Dr. Núñez, quien 
manifestó el deseo de que las opiniones que habia atribuido á 
Falret se considerasen como pertenecientes al profesor Tardieu, 
á quien en realidad había sido su ánimo referirse; exponien— 
do en seguida el Dr Plasencia que en esa virtud retiraba por 
su parte la referencia que había hecho al Dr. Falret. 

CORRESPONDENCIA. —Leyó en seguida el Secretario general:- 
1< un oficio del Juzgado de Primera Instancia del Pilar, con 
testimoniv de los particulares conducentes, en la causa que se 
sigue en el Juzgado de Remedios, en averiguacion de la causa 
que produjo la muerte del asiático Severino; de que se dió 


428 


traslado á la Comision de Medicina legal para el informe res- 


pectivo;—2 9 otro idem del Juzgado de Monserrate, por con- 
ducto del Gobierno General, con testimonio relativo al esta- 
do”mental:de DJ A di O en causa que 
se le sigue por homicidio de D. A...... Rania. sl y el que se 
remitió á la mencionada Comision;—3 2 .obro idem del Juz- 
gado de Jesus María, anunciando la remision de vísceras y ob- 
jetos, por exhorto del de Colon, para que sean reconocidos en 
la causa criminal seguida por homicidio de los negros Toribio 
y Mariano congo del Ingenio $S. Joaquin de Pedroso, habién- 
dose contestado que, segun las disposiciones v igentes, corres- 
ponde el exámen pericial á los farmacéuticos de turno desig- 
nados por la respectiva Subdelegacion;—4 2 otro idem del 
socio numerario Dr. Núñez, acompañando los cuadros de mo- 
vimiento y necrología del Hospital de San Felipe y Santiago 
de esta ciudad durante el año próximo pasado, con expresion 
de las enfermedades y de la proporcion de éstas con las razas 
y nacionalidades; acordándose darle las gracias y publicarlos 
en los “Anales”;—3 2 otro idem del Dr. D, Manuel Ruiz de 
Salazar, socio corresponsal en la Península, remitiendo los 
cuadros estadísticos de la concurrencia y de la clínica de los 
Baños minerales de Panticosa, correspondientes á la tempora- 
dla de 1880; por cuya atencion se acordó darle muy expresi- 
vas gracias. SS 

BrsLioreca.—Presentó en seguida el mismo Secretario yene- 
ral:—los documentos y estados parroquiales, dando cuenta de 
los nacidos en la ciudad de la Habana, durante los años de 
1876, 1877 y 1878, y remitidos por el Dr. Ambrosio G. del 
Valle, á quien se dieron las gracias; —una memoria sobre 
el tratamiento quirúrgico del catarro naso-faringeo, en inglés, 
por el Dr. D. H. Goodwillie, de New York, 1880 (Gracias); 
—Observaciones físico-meteorológicas de la Escuela Profesio- 
nal, del 19. al 28 de Febrero del corriente año; —Anales de 
la Sociedad Odontológica, año TIL, número 1;—El Progreso 
Dental, 11;—Repertorio de Farmacia, 3;—Revista Económi- 
ca, 175;—El Repertorio, 13;—Avisador Comercial, 47 á 58;— 


/ 


429 


Boletin Comercial, 47 4 58;—Diario de las Señoras, 45 4 48; 
—El Bombero, 10 y 11;—El Globo, número 1942, con un 
artículo del Sr. D. José Griell y Renté sobre la “Cuestion de 
Cuba”; —Actualidades sobre la Compañía Española del Alum- 
brado de Gras de la Habana, una hoja suelta;—La Ilustracion 
Militar, 4;—Boletin Oficial de los Voluntarios, 205 y 206;— 
El Papalote, prospecto; —National Board of Health Bulletin, 
35;—Aguas minerales de Urberruaga de Ubille, Madrid 1880. 
- Opcion A Premo.—Quedó tambien enterada la Corporacion ' 
de haberse recibido, con opcion al premio del Dr. Gutiérrez, 
una Memoria sobre la topografía médica de Cienfuegos, acom- 
pañada de un pliego cerrado que lleva por lema *“Ars longa 
vita brevis;” siendo remitida á la Comision respectiva (A. Gz. 
del Valle, J. Torrálbas y Orus.) 

VirueLas.—4cido salicilico.— Terminada la Corresponden-' 
cia, leyó el Dr. V. B. Valdés una carta del Dr. D. Joaquin de 
Zayas referente al resultado de la administracion del ácido 
salicílico en el vaso de viruela comunicado en la sesion ante- 
rior. Segun este facultativo, parece tener una eficacia incon- 
testable en la marcha de la enfermedad: el período de la erup- 
cion se hizo sin dificultad y no hubo la fiebre de supuracion, 
ó fué tan fugaz que no pudo comprobarla con el termómetro; 
la desecacion se ha verificado con notable rapidez, y la enfer- 
mita apénas ha quedado señalada, á lo que cree ha contribui- 
do la práctica de hacer cortar todas las pústulas y restañar la 
supuracion, con lo que se consigue la disminucion de la feti- 
dez, que la piel no se ulcere y aminore la materia absorbible; 
empleándose dos veces al dia las lociones generales con el áci- 
do fénico por medio del aparato de Richardson. 

ResPoNSABILIDAD EN Los LOcos.—Leyó en seguida el Dr Nú- 
ñez una nota relativa á lo consiguado en el acta sobre la dis- 
cusion que tuvo lugar en la precedente sesion sobre el estado 
mental de un procesado. Refiriéndose más especialmente á lo 
expuesto por el Dr. Plasencia, para quien todos los autores se 
pronuncian por la irresponsabilidad criminal absoluta, admi- 
tiendo la responsabilidad parcial solamente en lo civil, —lee el 


430 


Dr. Núñez algúnos párrafos de la obra de Tardieu sobre la lo- 
cura bajo el punto de vista médico—legal, en los cuales ese sa- 
bio profesor, separándose de los extremos opuestos, asienta que 
ciertas formas y ciertos grados de las enfer medades mentales 
no destruyen desde el principio ni de una manera constante la 
Ibertad moral y la responsabilidad: así en los imbéciles, los 
débiles de espíritu, los locos lúcidos ds, el enfermo no está 
privado de la conciencia de ciertos actos culpables que pudie- 
“ra cometer y de los cuales sería responsable;—en cierto grado 
de alcoholismo, que no habiendo aún destruido la razon ni. 
encadenado la voluntad, constituye no la locura y la itrespon- 
sabilidad, pero sí un estado en que la libertad moral no 'sub- 
siste en toda su integridad; y por último, en los epilépticos, 
que no siempre deben ser considerados como incapaces en la 
vida civil ni siempre irresponsables en los crímenes que pue- 
dan perpetrar; siendo mejor servidos los intereses de la justi- 
cia con la doctrina de la responsabilidad limitada. 

Mebrcixa LEGAL.—lín el uso de la palabra el Dr. EFórdon, 
dió cuenta, como ponente de turno de la Comision de Medici- 
na Legal, de un informe relativo á la causa de la muerte del 
moreno Miguel, para contestar la consulta del Juzgado de 
Primera Instancia de San Cristóbal acerca de si el moreno 
Miguel falleció Ó no 4 consecuencia de las lesiones que en un 
principio fueron calificadas de simples por el facultativo de 
asistencia. Despues de consignar todos los documentos que 
obran en el testimonio remitido á la Academia, se detiene la 
Comision á examinarlos uno por uno, echándose de ménos la 
necropsia, para señalar en ellos los elementos que pueden ser- 
vir á esclarecer la cuestion y los que faltan ó son contradicto- 
rios: trátase de dos heridas, una en la porcion horizontal del 
maxilar inferior y otra en la parte lateral izquierda del cuello, 
sin que se interesase en ambas más que la piel y pareciendo he- 
chas con instrumento cortante, en una de las cuales se presen- 
tó el esfacelo; y trátase tambien de un sujeto que se halló en 
condiciones de la mayor miseria y de falta de conveniente asis: 
tencia, de modo que miéntras las heridas, al decir del faculta- 


431 


tivo, se cicatrizaban, fueron presentándose fenómenos de una 
afeccion pulmonar grave, como dificultad de respirar, mucha 
tos, los piés hinchados, y casi sin poderse valer el enfermo; afec- 
cion que se caracteriza como gangrena de los bronquios unas 
veces y otras de una broncorrea, sin que el documento en que 
se refiere la autopsia cadavérica venga á sacarnos de la duda 
y á servir para la resolucion del problema. Atendiendo, pues, 
á4 lo que se colige de las declaraciones y ratificaciones del mé- 
dico asistente, así como de los partes que dió sobre el estado 
del herido, concluye la Comision: 1% queel moreno Miguel 
Congo no falleció 4 consecuencia de las lesiones que recibiera; 
v22 que de esos mismos antecedentes no es posible deducir 
cual haya sido la causa de su muerte. 

FieprES EsENCIaLES.—A probado sin discusion el informe ante- 
rior, y hallándose enfermos los Sres. Vilaró y Benasach, que 
debían leer dos informes señalados en la órden del dia, presen- 
tó el Secretario general, á nombre del segundo de los Académi- 
cos mencionados, el informe sobre la Memoria del Dr. D. Pe- 
dro Sánchez titulada “Las fiebres en general, su historia, no- 
cion general de la fiebre; ¿existen fiebres esenciales? ¿en el estado 
actual de la ciencia hasta dónde es esencial 6 sintomática? con 
opcion al título de corresponsal; expresándose el Dr. Benasach 
en los términos siguientes: 

Sr. Presidente.—Sreés. Académicos —La redencion de la 
humanidad por la ciencia, no constituye va una expresion 
imaginaria. Las soberbias conquistas llevadas á cabo por 
los pueblos de occidente, enseñan á las instituciones que en 
su caducidad se desploman, que el trabajo inteligente repre- 
senta uno de los dos términos definitivos del más bello ideal 
de la actual generacion. : 

Ante tan sublime espectáculo, aquellos que entre nosotros 
cultivan los distintos ramos del saber, no han podido perma-— 
necer indiferentes, y contagiados por la fiebre de tan legítimo 
en tusiasmo, proclaman con propio orgullo los nombres de 
Grahambell y James H. Eads, aquél obligando al rayo del 
- sol 4 ser fiel conductor de la palabra, y éste resolviendo, al tra- 


432 


vés de las aztecas playas, el grandioso problema de la nave— 
gacion terrestre. 

Allá todos los ramos de la ciencia progresan á la vez; y con- 
vencidos de que la salud de sus conciudadanos debe ser 
la primera de sus divisas, se apresuran á reunir cuanto ántes 
un congreso sanitario. Las sociedades de medicina se esfuer— 
zan por llevar su contingente á la obra comun, y el médico 
que, por encontrarse léjos, no le es posible asistir al banquete 
de la ciencia por la humanidad, remite su óbolo, contribuyen— 
do de este modo á levantar el gran edificio que en época no 
lejana ha de asombrar al mundo entero. 

Nosotros tambien, impulsados por el torrente de las ideas, 
no podemos permanecer impasibles ante tanto progreso; y 
despertados de nuestro letargo por las civilizadoras brisas que 
nos envian los Alleganies, nos agrupamos en torno de nuestra 
primera institucion científica, representante en este país del 
progreso, de nuestra querida Academia de Ciencias; viendo 
con satisfaccion que cada un dia que pasa, se aumentan nues- 
tras filas, ya con ilustres ingenieros, laboriosos químicos ó con- 
cienzudos médicos. 

Las puertas de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y 
Naturales de la Habana son el Castle Garden de las moder— 
nas ideas, y ella recibe con los brazos abiertos á todo traba- 
jador que aporta su grano de arena al monumento de vuestra 
regeneracion. 

En esta ocasion la Academia de Ciencias de la Habana, sa- 
tisfecha una vez más del triunfo de sus esfuerzos, siente con 
legítimo orgullo llamar á sus puertas, y un obrero henchido 
el corazon de fé científica, os pide permiso para unir á vues- 
tros esfuerzos el suyo, trayendo el mejor de los pasaportes, el 
del amor al trabajo, que es la verdad del porvenir. 

El nuevo candidato que suplica le concedais la alta honra 
de ser nuestro corresponsal, ofrece como testimonio de afecto 
4 nuestra institucion un modesto trabajo, esperando lo acep- 
teis como la expresion genuina del deseo de perteneceros, 
pues bien sabemos todos las grandes fatigas que agobian á los 


433 


médicos de nuestros campos y que muchas veces no les dejan ni 
aún el tiempo necesario para el descanso, que reclama una vi- 
da tan llena de penalidades; esperando que para lo sucesivo 
nos ayudará con su inteligente concurso en nuestras difíciles 
tareas. 

La Memoria que bajo el titulo de “Las fiebres en general, su 
historia, necion general de la fiebre; ¿existen fiebres esenciales? 
¿en el estado actual de la ciencia hasta dónde es esencial ó sinto 
mática?” nos ha remitido el Dr. D. Pedro Sánchez y sobre la 
cual nos cabe el honor de informar, pone de mapifiesto los 
grandes conocimientos médicos del candidato: refiere en co- 
rrecto estilo la historia de la fiebre: admira á Hipócrates, y 
siguiendo la marcha de lus más bellos errores desde Galeno 
hasta Willis, contempla en Sydenham al genio, que viviendo 
en tiempo de las vanas especulaciones, levanta el primero el 
estandarte de la reforma, proclamando que no podia haber 
nada superior á la observacion y á la experiencia, y reconocien- 
do en aquel grande hombre al maestro incomparable de la es- 
cuela del sentido comun en Medicina. 

Conoce los trabajos de Morton: admira en Stahl al contrin— 
cante de Hoffman en la Universidad de Halle, que á pesar de 
sus ideas teóricas devuelve su independencia á la Medicina y 
en brazos de sus aberraciones, tiene la gloria de haberle pre- 
parado el porvenir. : 

Ante tanta confusion de doctrinas aparecen dos colosos, Pi- 
nel y Broussais: aquél, representando á los organicistas y ana- 
tomistas, exagera en sus aplicaciones el método baconiano y 
con su nosografía lanza al mundo médico sus fiebres esencia— 
les.  Broussais entónces niega y anonada con todo el esplen- 
dor de su genio la esencialidad proclamada; y aunque no 
exenta de errores su doctrina, no se le puede negar el impul- 
so progresivo que le debe la ciencia, en union de Hunter y 
Bichat. 

En la segunda parte de su memoria el Dr. Sánchez se ocu- 
pa de las distintas definiciones que desde los primeros tiempos 


de la Medicina se le ha dado á dicho fenómeno: desde el calor 
T, XVI —00. 


434 


aumentado de la piel y sentido por el enfermo, que para los 
antiguos era el indicio principal que caracterizaba la fiebre, 
hasta las defectuosas cuanto erróneas definiciones de Stahl y 
Boerhaave, vemos á nuestro neófito influenciado por las anti- 
guas doctrinas; aunque al fin comprende, al proclamar célebre 
al admirable compilador de la Medicina moderna, al incompa- 
rable Jaccoud, que el termómetro es un medio indispensable 
para descubrir Ja fiebre 

En la última parte del trabajo de que nos venimos ocupan- 
do, se pregunta el Dr. Sánchez si existen fiebres esenciales; 
así como tambien “en el estado actual de la ciencia hasta dónde 
es esencial Ó sintomática?” 

Al abordar á terreno tan resbaladizo, el candidato define, 
con la ciencia actual, la fiebre como resultado de las combus- 
tiones orgánicas, con sus atributos de trastornos materiales in— 
dispensables, demostrados con el concurso de las ciencias fí- 
sico-quimicas. Pero, como quiera que las creencias por erróneas 
que sean, aún en los hombres más eminentes, con el trascurso 
de los años adquieren un derecho de domicilio en las convic- 
ciones de la humanidad, en contraposición á los más deslum- 
bradores adelantos de la ciencia; el Dr. Sánchez, incansable 
admirador de Pinel y sus sectarios, no se preocupa de la so- 
berbia derrota sufrida por éste ante el gigante de Val-de- 
Gráce, é inmutable en el pedestal de sus creencias, define las 
fiebres esenciales diciendo: son “aquellas que fuera del aparato 
cirenlatorio no presentan más que fenómenos poco importan— 


A 


tes, variables, movibles, incapaces por sí mismas de promover ' 


una reaccion; dejando de darles, este nombre, siempre que 
existan lesiones especificadas que Ae Eo el curso de la 
afeccion una influencia indisputable.” 

De aquí que, sintetizado en lo trascrito su modo de considerar 


el asunto, haya condensado sus conclusiones en los términos 


siguientes: “Que la fiebre misma, que muchas veces se presen- 
ta como sintoma sclamente, debe tenerse en cuenta por ser, 
digámoslo así, el fenómeno que nos indica la parte activa que 
toma el aparato circulatorio en la lesion local, el barómetro 


435 


que nos pone en guardia. La fiebre sintomática, en efecto, 
siempre presenta, independientemente de los fenómenos que 
le son propios, los de la afeccion morbosa local que le da 
orígen, ó de la que ella es coincidencia ó efecto. Nace sin 
biEDO de ahi la o qus se opone 4 la determinacion 
de los dicibatos de la fiebr 

“La fiebre esencial Saba existir sola, de lo cual será fácil 
convencerse; puede coexistir con afecciones que sean inde— 
pendientes de ellas Ó sobre las que muchas veces influye, * pu- 
diendo por consiguiente persistir más allá que la lesion que 
le ha dado orígen, adquiriendo entónces su verdadera esen— 
cialidad.” 

En presencia de las conclusiones del Dr. Sánchez, para 
nosotros muy respetables, satisfechos y convencidos de los 
grandes progresos que en estos últimos años ha hecho la Me- 
dicina auxiliada por las ciencias físico-químicas, nO nos es 
posible aceptar las sinceras apreciaciones de dicho Sr., y si 
tenemos frases de respeto y consideracion para los genios de 
otros tiempos, guardamos sus atrevidas doctrinas como otras 
tantas reliquias que nos legara la antigiiedad, como el brillante 
testimonio de cerebros colosales que con asiduo empeño dedi- 
caron gran parte de su vida en obsequio del porvenir de la 
humanidad. 

La generacion médica actual, respetvosa con el pasado, agra 
dece los legítimos esfuerzos de los maestros de otros tiempos; 
pero independizada de las caducas doctrinas y gulada por la 
antorcha de las ciencias experimentales, puede distinguir los 
efectos de las causas, llegando muchas veces al conocimiento, 
de la esencia de estas últimas. 

Nuestros juicios, fundados en los descubrimientos modernos, 
se presentan en oposicion á las conclusiones del Dr. Sánchez 
con respecto á la esencialidad de las fiebres. 

Para nosotros y los de nuestra escuela, la piretología ha to- 
mado su verdadero carácter desde que la termometría se ha 
hecho parte indispensable del diagnóstico, debiéndose 4 Wun- 
derlich el grande axioma de que el incremento de la tempe- 


436 


ratura es el signo patognomónico del estado febril, demos- 
trando con el termómetro la marcha especial de cada enfer— 
medad. 

Para nosotros la fiebre es un síntoma comun que Caracteri- 
za la elevación de la temperatura del cuerpo; es la expresion 
positiva del summun de actividad de los procesos q uímicos en- 
gendradores de la calorificacion orgánica. Esta hipergenésis 
térmica, como claramente se comprende, es un hecho secunda- 
rio debido á la exageracion de las combustiones nutritivas. 

La fiebre es el síntoma que manifiesta el trastorno que su- 
fre el organismo bajo la accion tóxica de ciertos productos 
anómalos que penetran en la sangre, y cuyo orígen lo tiene 
unas veces en los miasinas vegetales, produciendo entónces las 
fiebres palúdicas; ya en los miasmas auimales, fiebres típicas: 
ora en ciertos vírus, fiebres eruptivas; obras veces tiene por 
origen la actividad exagerada de los procesos, nutritivos, dan- 
do lugar entónces á las fiebres sintomáticas de las flegmasías; 
muchas veces reconoce por causa la hiperoxidacion de los te- 
jidos, produciendo las fiebres efémeras por fatigas corporales 
ó intelectuales; ya, en fin, determinada por los elementos de 
la orina más ó ménos alterada, constituyendo la fiebre uri- 
nOSa. 
Por lo dicho se ve perfectamente, y con pruebas indubita- 
bles, que las fiebres esenciales aceptadas por el Dr. Sánchez 
no caben en nuestro cuadro nosológico; pero cousecuentes con 
nuestros principios, debemos buscarles un lugar en la his- 
torla. 

Nadie podrá negar la superioridad de los valiosos recursos 
que nos han suministrado los grandes trabajos de Wunder- 
lich, Redard, Du Castel y Seguin; pero tampoco negaremos 
nosotros que el trabajo del Dr. D. Pedro Sánchez, aparte de la 
erudicion de su autor, nos da á conocer lo suficiente al médico 
pensador, prometiéndonos mucho de su ingreso en nuestra 
Corporacion, pues hallándose su esfera de accion en nuestros 
campos y estudiando allí'las excepcionales condiciones de cli- 
ma y localidad bajo cuya accion se modifican las enfermeda- 


437 
des, contribuirá á no dudarlo, con sus investigaciones, al en- 
grandecimiento de la patología tropical. l 

Fundados en tales conceptos, somos de parecer que la Aca- 
demia de Ciencias Médicas, Fisicas y Naturales de la Habana, 
debe otorgarle al Dr. D. Pedro Sánchez el título á que as- 
pira. 

Tomado en consideracion dicho informe, declaró el S”. 
Presidente constituida la Academia en sesion de gobierno pa— 
ra discutirlo y enterarse de otro sobre honorarios que habia 
de presentar el Sr. Govántes. 


La triquinósis.—DiscustoN EN LA ACADEMIA DE MEDICINA DE 
Paris; por Mr. Decaisne. 


La delicada y grave cuestion de higiene que con tanta ra- 
zon preocupa en este momento la opinion pública, ha sido 
presentada últimamente por el profesor Sr. Laboulbéne á 
la Academia de Medicina de París. * 

El sabio académico ha hecho la historia de la pequeña 
epidemia de triguina, observada desde 1878 en Crepy-en-Va- 
lois. Diez y siete personas, de veinte que habian comido la 
carne de cerdo infestada, habian sido atacadas de un: tífus 
particular; una de estas personas, una muchacha, habia muer- 
to. Todo el mundo se preguntaba de qué manera el cerdo 
puesto á la venta habia contraido esta enfermedad. Jl ani- 
mal en cuestion habia sido comprado en un país en que los 
de su especie no han sido nunca atacados por la triquina; el 
comerciante que lo habia vendido, no habia nunca descubier- 
to los sintomas de la enfermedad en los cerdos que todos los 
años tenía la costumbre de matar. 

El cerdo en cuestion habia sido criado en un espacio redu- 
cidisimo, bajo de techo, frecuentado por las ratas atraidas por 


438 


el estiércol, lleno de desperdicios de animales que un carni- 
cero echaba al patio vecino. 

Hace tiempo se sabe que las ratas y los ratones se ven ata- 
cados con frecuencia por la triquina:—el Sr. Vulpian ha en- 
contrado ratas procedentes de las alcantarillas infestadas de 
estos parásitos; y últimamente en el matadero de Bóston, de 
cincuenta y una ratas treinta y nueve estaban atacadas por la 
triquina; y de 60 cogidas en varias cuadras de la misma ciu- 
dad en las que no había cerdos, sólo seis estaban enfermas. 

Es, pues, probable, y ésta es la opinion del Sr. Laboulbene, 
que el cerdo de Orepy-eu-Valois haya infestado de la triqui- 
na á las 17 personas que nabian comido su carne poco cocil- 
da, y que el mismo cerdo á su vez debió ser infestado por 
una rata. ElSr. Laboulbene insiste en la necesidad de re- 
comendar más y más que el medio de hacer inofensiva la car- 
ne atacada por la triquina es la de una coccion suficiente pa- 
ra que la temperatura en la parte central de los pedazos grue- 
sos sea de 75 grados centígrados, aconsejando al mismo tiem— 
po medidas de higiene pública, y sobre todo la inspeccion por 
medio del microscopio de todas las carnes sospechosas. 

Todo el mundo está de acuerdo sobre el caso epidémico de 
Crepy-en-Valois; pero el Sr. Bouilland llega 4 admitir que el 
único caso cuyo resultado ha sido la muerte, pudiera muy 
bien ser un caso de fiebre tifoidea. Como ya hemos dicho, 
aquí mismo últimamente, es muy fácil confundir el tífus con 
la triquina cuaudo nose hace la autopsia, como he tenido 
ocasion de convencerme en un solo caso de una persona ata- 
cada por esta enfermedad en Alemania. 

El Sr, Julio Guérin se pregunta cuál puede ser el orígen 
de la triquina en los animales. Si admitimos que las ratas 
son las que las trasmiten, ¿dónde van á buscarla? A lo cual 
contesta el Sr. Colin d' Alfort que si es una enfermedad de 
cambio y la rata la da al cerdo, ¿por qué no la cogerá ella del 
cerdo? -¿Por qué la rata, que se alimenta con los desperdicios 
y excrementos del hombre y de los animales atacados por la 
triquina , ¿uo propagaría de este modo la enfermedad? 


439 


El Sr. Leroy de Méricourt rechaza esta hipótesis, y cree 
que las ratas encuentran la triquina entre todos los insectos 
que devoran. Nuestro sabio co mpañero piensa, por lo de- 
más, que la triquina no es tan rara en Francia como se su- 
pone. : 

Efectivamente: en 1865 trató de demostrar la identidad 
probable de una epidemia atribuida 4 la acrodinia con la 
triquina. ; 

La acrodinia, que epidémicamente y en diferentes épocas . 
ha reinado en París y sus alrededores, ha sido caracterizada 
por perturbaciones digestivas y nerviosas del sistema cutá- 
neo Ó mucoso. 

Es necesario decirlo: la naturaleza de esta enfermedad no 

es aún conocida. 
- De todos modos, como lo ha observado el Sr. Bouley, desde 
el momeuto en que los síntomas de la triquiva han sido cono- 
cidos por los médicos, son raros los casos ocurridos en Francia - 
entre las personas, siendo muy comunes en Alemania, donde 
se come la carne de cerdo cruda. 

Respecto al modo práctico de determinar el grado de coc- 
cion á que deban ser sometidas las carnes infestadas por la 
triquina para ser inofensivas, el Sr. Colin (d'Alfort) ha hecho 
en 1866 algunas investigaciones sobre el particular. Habien- 
do hecho preparar y cocer varios pedazos de cerdo atacados 
por la triquina, ha observado que en las partes e xteriores de 
la carne las triquinas habian muerto á causa de la coccion, 
pero que en las partes centrales, donde la“carne aparecía to- 
davía de un color sonrosado, las triquinas estaban aún vivas y 
se movian con agilidad. Su opinion es que el asado, se- 
gun se practica, es insuficiente para matar las triquinas, y 
segun él es necesario someter la carne á la ebullicion durante 
algunas horas. Para los asados, q ue se comen generalmente 
sanguinolentos, la superficie de la carne expuesta al fuego al- 
canza una temperatura de 80 á»100 grados; pero todo el 
mundo sabe que entre nosotros los asados de cerdo se comen 
blancos y no sanguinolentos. En este caso, en todas las ca- 


440. 


pas de la carne, la temperatura ha sido superior á la necesa- 
ria para matar las triquinas, 

La salazon prolongada y que penetra todo el espesor de la 
carne produce igual resultado. Tambien se consigue este ob- 
jeto con una fumigacion caliente que dura por lo ménos 24 
horas, miéntras que una fumigacion fria de varios dias las de- 
ja aún vivas. Debemos, pues, creer que están muertas en los 
salchichones ahumados, aunque sea en frio, y que han sido con- 
servados desde hace tiempo. Sin embargo, como pueden 
existir dudas sobre la procedencia y la fabricacion de las di- 
versas preparaciones de la carne de cerdo, salada ó ahumada, 
es más prudente someterlas á la coccion como 4 las carnes 
frescas. 

El Sr. Depaul cree que la temperatura indicada por el Sr: 
Laboulbéne no es suficiente, Segun él, en un jamon que ha- 
bia hecho cocer durante dos horas, la carne estaba aún encar- 
nada al cabo de este tiempo. Por lo demás, dice este señor, 
los jamones varían de espesor y por consiguiente no es posi 
ble aplicarles el mismo tiempo de coccion; además la cocinera 
encargada de esta operacion no sabe hacer uso del termó- 
metro. Insiste pues, á la par que los Sres. Marotte y Colin, en 
que se den instrucciones más precisas al público. 

El Sr. Larrey cree que estos hechos expuestos ante la Aca— 
demia, deben causar un efecto contraproducente respecto al 
uso establecido de hacer comer la carne cruda 4 los enfer 
mos. 

Nosotros mismos hemos demostrado el año anterior Jos re 
sultados funestos que esto puede producir. A este uso se 
puede atribuir, segun nosotros, el número siempre creciente de 
las enfermedades verminosas; prueba palpable de ello es el 
aumento enorme en los hospitales, desde hace unos veinte 
años del consumo de medicamentos vermicidas. 

Segun los informes de los Sres. Leblanc y Chatin, la impor- 
tacion de carnes de cerdo de procedencia americana no ha 
dejado de aumentar. En 1880 su importancia no bajaba de 
42 millones de kilógramos. El precio reducido de esta carne 


441 


(50 6 60 céntimos el kilógramo) favorece su consumo. Por 
consiguiente, el número de triquinas que ésta puede tener es 
incalculable. En un milímetro cuadrado de carne muscular 
se cuenta aproximadamente una docena de quistes llenos de 
triquinas, y cada triquina puede dar nacimiento á millones de 
estos animalitos. Una sola chuleta puede contener más de 
300,000 quistes llenos de triquinas. 

Segun dijimos en otra oportunidad, el Sr. Chatin hace obser- 
var que desde hace algunos años varias naciones han tomado 
medidas contra la importacion de jamones y lonjas de tocino 
procedentes de América: 4 las dificultades que los propie: 
tarios de estos cargamentos han encontrado en otras naciones, 
es debida sin duda la gran abundancia que se nota en los 
mercados franceses. 

El mes último se observó la triquina en una remesa hecha 
á Lyon, desde París, estos últimos dias. Oj 

El Sr. Bouley anuncia á la Academia, que el ministro, ins- 
truido de estos hechos y de acuerdo con el comité consultivo 
de higiene que habia publicado una circular sobre esta mate- 
ria, se ocupa de organizar una inspeccion por medio del mi- 
eroscopio en todas las carnes de cerdos importadas. 

El mal proviene de las grandes fibricas de América, que 
diariamente reciben rebaños de cerdos á los cuales por máqui- 
nas se hacen sufrir todas las transformaciones. 

Bajo el punto de vista de la triquina, estas fábricas no €s- 
tán sujetas á ninguna inspeccion. “Miéntras la América, dice 
el Sr. Bouley, se muestre tan poco cuidadosa de las garantías 
que deben ofrecer los productos alimenticios de que inunda 
los mercados europeos, será necesario tomar severas precau- 
ciones.” 

El personal de inspectores de carne de carnicería y 
salchichería, está compuesto de peritos instruidos y poseedo- 
res de los aparatos necesarios, cuyo uso y. manejo conocen 
perfectamente. El Sr. Hillairet observa por su parte que, 
segun el Consejo de Higiene y Salubridad, el prefecto de po- 


licía prescribe 4 los inspectores de los mercados las instruc- 
T. xvin.—06 


4492 


ciones necesarias, y que inspectores especiales van al domicilio 
de los vendedores con objeto de proceder á este exámen sobre 
el terreno. Además se ha publicado una circular recomen— 
dando que todos los jamones cuyo peso sea de seis kilógramoS 
sean sumergidos en agua hirviendo por lo ménos durante tres 
horas, debiendo añadir á esta medio vaso de vinagre: los ja= 
mones de mayor peso deberán permanecer en el agua durabte. 
seis horas. e 

Lo que hay de cierto es, que cuando las carnes llegan de 
América en gran cantidad, el exámen no puede hacerse sino 
muy superficialmente, y si nada A se observa, se 
concede el pase. 

Mucho temo, dice el Sr. Depaul, que la casualidad no ha- 
ya favorecido siempre á los inspectores, y ante semejante pe- 
ligero pido se prohiba en absoluto la entrada de las carnes de 
cerdo americanas miéntras se abriguen los temores de hoy 
dia. ; 

Como para dar razon inmediata al Sr. Depaul, el Diario 
Oficial de 19 de Febrero contiene un informe del Ministro de 
Agricultura y de Comercio, reconociendo que la inspeccion 
de las carnes sospechosas con el microscopio, como nosotros 
hicimos observar últimamente, exige un tiempo relativamente 
largo, siendo, por consiguiente, imposible el análisis de una 
manera sória en uutiaades tan considerables, sea cual fuere 
el personal empleado; el análisis no puede ser sino parcial, y 
por consiguiente ineficaz, no dando á las poblaciones más que 
una dra engañadora que comprometería la accion del 
Gobierno. En su consecuencia, el ministro declara renunciar, 
por lo ménos en cuanto al presente,'á todo proyecto de reco- 
nocimiento de carnes importadas, prometiéndose continuar 
estudiando los medios para resolver las dificultades que pre- 
senta una cuestion tan importante, dando á.los consumidores 
de estas carnes todas las garantías que tienen derecho á espe- 
rar de la administracion. Por decreto del presidente de la 
República, fecha 18 de Febrero, y como se- observa para la 
Prusia, Italia, Austria, España, Portugal y Grecia, la im- 


445 


portacion de las carnes de cerdo saladas, procedentes de los 
Estados-Unidos de América, ha sido prohibida en todo el te- 
rritorio de la República francesa. 

Para terminar, hagamos observar una vez más la triste con- 
fusion producida en el espíritu del público entre las carnes de 
América y las de cerdo elaboradas en París. Algunos pe- 
riódicos, olvidarido lo fácilmente que se asusta al consumidor, 
bajo el punto de vista de alteraciones hechas en las sustancias 
alimenticias, se han dedicado estos dias 4 hacer comentarios 
más ó ménos fantásticos, que han hecho un daño considera- 
ble á esta importante industria que posee en París 800 es- 
tablecimientos. | 

Los animales, cuya carne se vende en estos establecimien- 
tos, matados en los mataderos de París bajo la vigilancia y el 
celo de la administracion y del Consejo de Higiene y de Salu- 
bridad, ofrecen todas las seguridades á los consumidores, y no 
deben ser ni comparados ni confundidos con las carnes saladas 
de impórtacion extranjera, sea de Alemania ó de América. 

Las preparaciones de la carne de cerdo de París, están he- 
- chas en establecimientos que, gracias á los progresos adquiri- 
dos hace ya muchos años por esta corporacion, no dejan nada 
que desear bajo el punto de la limpleza más minuciosa, como 
todo el mundo podrá convencerse. Estos establecimientos, que 
ofrecen todas las garantías de salubridad posible, están some- 
tidos diariamente á la vivilancia de los agentes de la prefec— 
tura. 


EPIDEMIA DR FIEBRE TIFOIDEA EN 14 HABANA; CONDICIONES DE SU 
PRODUCCION, Y MEDIOS DE REMEDIARLas;—-por el Dr. José HR. 
Montalvo. (1) 


I. Se ha declarado en esta ciudad una verdadera epidemia 
de fiebre tifoidea, que sin embargo de presentarse en forma be- 


(1) Artículos publicados en tres números de “El Triunfo” correspondientes al mes 
de Marzo último. 


' 


444 


nigna generalmente, no deja de envolver un peligro muy serio 
que es necesario conjurar para evitar sus ulteriores consecuen. 
cias, pues otras formas más graves de la enfermedad pudieran 
generalizarse yv tomar la mortalidad proporciones alarman- 
tes. 

La etiología de la mencionada dolencia es hoy bastante co- 
nocida, atribuyéndola los autores más competentes á los gér— 
menes que existen en las diarreas de los enfermos, y que ver- 
tidas en las letrinas Ó en otro lugares, conservan los elementos 
morbosos, propios para ocasionar nuevos contagios. La higiene 
ofrece medios fáciles con que impedir tan peligrosas conse- 
cuencias; consisten los más eficaces en desinfectar cuidadosa= * 
mente las letrinas y las cloacas, en que desaguan muchas de 
las primeras por los caños de acometimiento, que no deben 
tolerarse. | 

El sulfato de hierro y el ácido fénico, en disolucion, que se 
expenden en el comercio á precios módicos, pueden servir 
para ese fin, que es hoy indispensable procurar cuanto ántes, 
si no queremos en esta Ocasion ser víctimas de nuestra pro- 
verbial incuria y abandono. A los vecinos corresponde la 
tarea de desinfectar las letrinas y al Ayuntamiento la más im. 
portante de la desinfeccion de las cloacas. Ya no hay tiempo 
que perder y esperamos que nuestros celosos ediles cumplan 
con una de las funciones más imperiosas de las corporaciones 
municipales. 

Otro dia nos extenderémos más acerca de este importantí- 
simo asunto; por hoy nos limitamos á señalar el riesgo que 
corre la poblacion y á excitar á los que pueden, á fin de que 
lo eviten en tiempo oportuno. 

IT. Nuestros apreciables colegas La Voz de Cuba, el Diario 
de la Marina y La Discusion han tenido la bondad, uno, de re- 
producir nuestro suelto acerca de la epidemia de tifus abdo- 
minal que reina en esta ciudad, y los otros de comentarlo fa. 
vorablemente, lo cual indica que todos convienen en la reali- 
dad del mal que nos aqueja y en la urgente necesidad de apli- 
carle pronto un remedio eficaz, para que no se generalice áun 


445 , 


más y afecte las formas graves, que o ahora constituyen 
verdaderas excepciones. 

Es, por desgracia, la dolencia á que nos referimos, de aque- 
llas que denominan los prácticos de ciclo cerrado, porque sigue, 
en la mayoría de los casos, una marcha de antemano prevista, 
recorriendo así sus dos períodos de infeccion y de reparacion, 
si ántes la muerte no la termina fatalmente. Por consiguien- 
te, los recursos de que dispone la ciencia para combatirla son 
muy reducidos, consistiendo, sobre todo, en medios encami- 
nados á disminuir la intensidad de ciertos síntomas, cuya apa- 
ricion ó persistencia prestan al pronóstico un carácter de gra- 
vedad. Hay, por tanto, que pensar en la profilaxia mas que 
en otra cosa, á fin de impedir, en cuanto sea posible, nuevas 
invasiones y mayores desgracias, 

Demostrado el contagio del mencionado padecimiento y 
aceptado por los autores más competentes, nos parece oportu- 
no repetir con Laveran y Teissier que “las materias fecales pro- 
vententes de los enfermos atacados de fiebre tifordea constituyen 
- eb orígen principal de la diseminacion de la enfermedad,” afo— 
rismo que indica de sobra qué clase de medios higiénicos es 
absolutamente indispensable emplear para detener al temible 
enemigo en su peligrosa aparicion. Mr. Jaccoud los conden— 
sa en los siguientes términos: “impedir que el suelo se impreg- 
ne con excrementos humanos, prevenir la acumulacion, la 
permanencia y la descomposicion de esas materias, he ahí las 
medidas fundamentales y realmente poderosas, cual lo de— 
muestran los resultados conseguidos en Inglaterra y áun en el 
mismo Lóndres.” | 
- Pero hay otro punto importantísimo de que vamos á ocu. 
parnos, que La Discusion califica de hipótesis, cuando ya es 
una verdad adquirida por la patología; la posibilidad de que 
las aguas potables contengan los elementos morbosos produc- 
tores de la enfermedad. Despues de los trabajos de Letzerich, 
que inyectando bajo la piel de un conejo una pequeña canti- 
dad de líquido tomado en el intestino de varios tíficos, pro- 
dujo los fenómenos clínicos y anatómicos de la fiebre tifoidea, 


446 

el Dr. Guido Tizzoni, distinguido médico italiano, sabiendo 
que durante una epidemia de esa fiebre que reinó en Catania, 
el agua contenía de 4 á4 9 milígramos de materia orgánica por 
litro, encontró en ésta gran número de gérmenes llamados 
micrococus, unas veces aislados y otras reunidos en montones, 
cuya materia, préviamente disuelta en agua destilada, se in- 
yectó, en pequeñas dósis, á varios perros, dando por resultado 
la aparicion de todos los sintomas y lesiones que caracterizan 
á la tifoidea, y el descubrimiento en los órganos de los mis- 
mos animales, por medio del microscopio, de los animalillos 
ántes nombrados. Además la sangre de ult animal converti- 
do así en tíifico fue transfundida á otro perro, que poco tardó - 
en volverse, á su vez, tífico tambien. Elexperimento no pue- : 
de ser más concluyente y sus aplicaciones prácticas saltan á la 
vista. Casi toda la parte extramuros de esta populosa ciudad, 
como lo recuerda el colega democrático, se provee del agua 
de la antigua Zanja, que por las condiciones en que se consu” 
me, es muy probable que contenga más ó mónos cantidad de 
materia orgánica, donde existen quizás los gérmenes á que nos 
hemos referido. Por eso, fundado en estos datos, aconseja un 
célebre clínico contemporáneo que en casos como el presente 
“Se investigue 4 menudo el estado de los pozos y fuentes pú- 
blicos y privados, procurando ponerlos al abrigo de cualquie- 
ra infiltración sospechosa.” | 

La etiología parasitaria de las enfermedades infecciosas y 
de otras que no se tenían por tales, adquiere cada dia mayor 
boga y recibe á menudo la sanciorr de los descubrimientos con 
que enriquece ¿la Medicina la patología experimental. Sus 
victoriosas conclusiones nos imponen una línea de conducta 
ya bastante conocida, y si de ellas nos olvidamos y no somos 
diligentes en aprovecharlas, mereceremos, por nuestra incu— 
ria ó nuestra jenorancia, las calamidades que se ciernan sobre 
nuestras cabezas. lin esta clase de lucha por la vida el triun- 
fo será del que sepa esgrimir mejor las armas que pone en sus 
manos la ciencia moderna. 

TUI. Para demostrar todavía mejor la opinion del Dr. Guido 


447 


Tizzoni acerca de la etiología de la fiebre tifoidea, vamos 4 
referir dos hechos que consigna en los Anales de Higiene de 
Paris el Dr. Baraduc. : 

En el caserio de Cote-Bidon se servian sus habitantes de un 
pozo único, cuyas aguas parecian excelentes. Un caso de 
aquella fiebre, importado, aparece en una casa situada muy 
cerca del pozo, delante del cual se vertían los excrementos de 
la paciente y en sus proximidades se lavaban los lienzos de. 
su,uso personal, detritos que no tardaron en niezclarse con 
las aguas potables, ya por medio de las lluvias, ya en virtud 
de la natural filtracion. La enfermedad pronto se generalizó 
y 16 personas fueron Invádidas. 

En el pueblecito de Monts, que se halla dividido en dos ca- 
seríos que distan entre sí 140 metros, existen dos fuentes para 
el uso público, una situada en una colina y otra en el llano, 
Habiéndose declarado el tífus abdominal, “se cercioró el Dr. 
Baradue que el agua proveniente de la primera no podía estar 
infestada; nras no sucedía lo mismo con la segunda, gracias á 
un depósito inmediato que servía de lavadero y para obros 
usos comunes, y convencido de que alli estaba el orígen del 
mal, aconsejó terminantemente á todos que no empleáran más 
aquellas aguas, no tardando así en limitarse la terrible enfer- 
medad para pronto desaparecer. 

Estas dos observaciones demuestran, pues, que las aguas que 
pueden fácilmente mezclarse con materias orgánicas, que al- 
gunas veces provienen de individuos atacados de ciertas en- 
fermedades contagiosas, son de uso peligroso, sobre todo cuan- 
do reina una epidemia, cuya generalización está perfectamente 
probada y es bastante conocida. —Elagua de la Zanja se halla 
en tales condiciones, y sería, por tanto, muy conveniente que 
se bebiera lo ménos posible, ya que no todo el mundo puede 
disponer de las de Vento ó las de otros manantiales que están 
4 cubierto de tan grave peligro. 


448 


| MORTALIDAD de la Mabana, en el invierno de 1881; por el Dr. Ambrosto 61. del Valle. 
CAUSAS DE DEFUNCIÓN, | Blameos. |; |[DeColor. al 
ssl. | 3 ' === 
NO (V, H. Sim E | V.|H. ¡Suma Z 2/3 El 
ATOM ura di ¡e Aca y lea E LO ERA o | 6l 
Alcoholismo......... E (e 74 E A A A 13 $ 
Amñemia y ClOrOBIB sencall Sid 0 Dial ANN 
Apoplegía y c. cerebral....| 18 10 281 8| 10 19 29...... 601 
Apoplegía pulmonar........ Pa: AS [a e reccas 38 
DAA eos (AZ 18 zo a ES ea 30 
Colera Antantla cos: m8 Ml 8 
Diabetes ams ia le EAS AN 14 
Diarrea y enterítiS........... 1-74| 33| 107| 4[ 19| 19| 38| 70| 219/h 
Dittertay GRUP artes ¡A E RO e nc Al ES 
Disenteria bio tos ¡A MS 
AL O e 8N 
EPISIpela canasto dagas end e da E (E Te loe oi 
Epilepsia.......- ee ARS MAA ES 48 
Enfermedades del corazon. | | 41/.19| 60| 9[| 22] 20| 42f 2] 113 
Idem del hígado....... o [17|=5|--29] Bl 81 6/14 LEON 
Fiebre y caq. palúdica....-.] 25 9| 34..... A | 51 50% 
Tdem DIOSA oo cede MA A ll Le 1 18 
Tien amadas e Ie CA | A E O A 
Idem tifoidea... cotos asocio: NCAA 22) LO Eo 1, 408 
GANSTOna .qecoco rocosas o Sle.a.] A E E 58 
Intoxicacion tebaica........ 1 O O E E 8 
Moningitin orto re 1426/24 50/<[“8| 1220124 70 
Muermo y ÍarciD0...mo.o.o... PEO a A O O aun 1d 3d 2 
Neumonía y bronquítis.....| 39| 28| 67|.....| 11] 10 21/ 11| 99 
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Mortalidad Civil. - 1,798 
Idem id, en 1880. 1,585 


Diferencia de mas 208 


449 


ExTRACTO DE LAS DELIBERACIONES DE LA CONFERENCIA SANITARIA IN- 
TERNACIONAL DE W AsHiscroN; por el Dr. C. Pinlay. 


En virtud de un acuerdo del Congreso de los Estados Uni- 
dos, fecha 14 de Mayo de 1880, las Potencias marítimas cuyos 
puertos pudiesen ser infectados por la fiebre amarilla ó el có- 
lera, fueron invitadas á una Conferencia Sanitaria Internacio- 
nal, que habria de reunirse en Washington, á principios de 
Enero del corriente año, Veinte y siete naciones aceptaron la 
invitacion y enviaron sus Delegados á dicha Conferencia, la 
cual acaba de terminar sus trabajos, despues de celebrar ocho 
seslones sucesivas. 

Celebróse la primera sesion el 5 de Enero, en la sala de re— 
cepciones del Departamento de Estado, en Washington, inau- 
gurándola el Secretario de Estado M. W. M. Evarts, con la 
siguiente alocucion: 

“Tengo mucho placer, señores, en daros la EldcnÑ en 
nombre de los Estados Unidos, como Delegados de vuestros 
respectivos Gobiernos en esta Conferencia Sanitaria Interna- 
cional. 

“El verano pasado, los Estados Unidos, por conducto de 
sus ministros en las diversas Córtes ó Gobiernos Interesados 
en el asunto, dirigieron á las Potencias marítimas una circu— 
lar, invitándolas á buscar el modo de preservarnos por medio 
de reglamentos sanitarios, contra la introduccion de enferme” 
dades en nuestros respectivos palses. 

“Los estragos que la extension de la fiebre amarilla ha cau - 
sado en los Estados Unidos, ocasionando pérdidas de vidas y 
dañios materiales considerables, indujeron este Gobierno á 
convocar la presente Conferencia, la cual tenemos ya motivos 
de esperar que habrá de alcanzar felices resultados. 

““El Gobierno de los Estados Unidos está muy complacido 


al ver la diligencia con que las Potencias han correspondido á 
T, XVILL—Ó7. 


450 


su invitacion, y el interés que puedo llamar universal, desper- 
tado por nuestra proposicion, cual lo demuestra el número 
de Delegados presentes en esta reunion. 

“Hemos solicitado dos médicos eminentes y dos abogados 
distinguidos, para representar, como Delegados, á este Go- 
bierno; y nombrado al Secretario Auxiliar de Estado, para que 
sirva de intermedio entre el Gobierno y la Conferencia. — La 
invitacion, como habréis observado, no señala,,con el carácter 
de proposicion definida, sino el planteamiento de un sistema 
de avisos internacionales, respecto del estado sanitario general 
de los países y de sus puertos de mar, tal que pueda merecer 
la confianza de los Gobiernos interesados; debiendo el mismo 
sistema hacerse extensivo al estado sanitario de los buques con 
destino á los puertos extranjeros. A pesar de hallarse cir- 
eunscrito dentro de estos límites, el tal sistema sl lograse esta- 
blecerse realizaría, en gran parte, lo que puede esperarse de 
un acuerdo internacional en este asunto. ln efecto, el estu— 
dio de un sistema de esta naturaleza admite un canje impor 
tante de miras y de comunicaciones variadas, puesto que se 
trata de determinar el mejor modo de comprobar las condi— 
ciones sanitarias de cada país. Esas consideraciones nos traen 
necesariamente á preguntar cuáles son las épocas del año en 
que sea deseable ó necesario ejercer la vigilancia proyec- 
tada. d 

“Al darse aviso de un peligro que amenaza la salud pública, 
la alarma producida constituye la cuestion dominante que se 
sobrepone 4 todas las demás. Está, sin embargo, admitido, 
que los grandes intereses del comercio no han de tratarse con 
ligereza, y que no se les debe oponer restricciones ni trabas, 
sino dentro de la medida necesaria para el mantenimiento 
de la salud pública. 

“La conciliacion de estos intereses opuestos, de ese antago- 
nismo entre la libertad entera y constante concedida al co- 
mercio, tan extensamente representado por las naciones que. 
han tomado parte en esta Conferencia, y las exigencias parti- 
culares y apremiantes de la salud pública, es asunto que slem- 


451 


pre y en todas partes ha de encontrarse á la órden del dia. 
De ahí el que los trabajos de esta Conferencia deban ser tan 
interesantes para vuestros países y para el nuestro, 

Os brindamos, señores, la hospitalidad del Departamento de 
Estado y el uso de esta sala, para vuestras sesiones, poniendo 
á vuestra disposicion cuanto de nuestra parte pueda contri- 
buir al éxito de vuestros trabajos. 

“Veinte y un gobiernos se hallan en este momento represen- 
tados por sus Delegados, ó pronto lo estarán. 

“Deseo que sea feliz el resultado de vuestras deliberaciones 
sobre los asuntos relativos á la salud de los pueblos; espero 
que vosotros mismos quedaréis libres de todo achaque en este 
particular y os doy nuevamente la bienvenida á esta Confe—- 
rencia, en la que nos haceis la honra de tomar parte.” 

En esta primera sesion y en la siguiente, fueron nombrados: 
Presidente, Mr. John Hay, Delegado de los lstados Unidos; 
Vice-Presidente, Mr. Maxime Outrev, Delegado de la Re- 
pública Francesa; Secretario de la Conferencia, Dr. Thomas 
J. Turner, Delegado de los Estados Unidos; Secretario para el 
idioma francés, Rustem Effendi, Secretario de la Legacion 
Turca. 

En la sesion del 12 de Enero, el Delegado de los Estados 

Unidos (Dr. Cabell) presentó las Proposiciones acordadas 
por los Delegados de su nacion, exponiendo detalladamente 
sus miras respecto de las cuestiones que deseaba someter á 
las deliberaciones de la Conferencia. Indicó como bases de 
sus conceptos las dos consideraciones siguientes: 
. 12 Que cada Gobierno se comprometiese 4 obtener, en 
tiempo oportuno, noticias exactas acerca del estado sanitario 
de sus puertos y ciudades, y 4 comunicarlas, sin demora, á 
los Gobiernos que hubieran tomado parte en esta Confe— 
rencia. 

9 2 :Que cada Gobierno se comprometiese á dar acceso á 
sus hospitales, á los cónsules y agentes de otras naciones, per 
mitiéndoles consultar todos los documentos relativos á la sa- 
lud pública y practicar, ántes y despues de recibirse el carga- 


452 


mento, un minucioso exámen de todo buque con destino 4 
algun paerto del país representado porel agente inspector. 
Hizo notar que se habia presentado un modelo único de pa- 
tentes de sanidad para evitar la necesidad de establecer 
distincion entre las patentes sucias y las limpias. Era su ob- 
jeto que la patente viniese á ser una relacion detallada del 
estado sanitario del buque y de su condicion actual, dejando 
á las autoridades sanitarias de cada país el cuidado de juzgar 
la oportunidad de las medidas que deberán tomarse en cada 
caso, con arreglo á las necesidades locales de loz puertos y la 
distancia á que se encontrase el de procedencia. 
- El programa de los Delegados de los Estados Unidos fué 
presentado en la forma siguiente: 

“Las naciones, sin menoscabo de sus. obligaciones, tienen 
hoy muy ámplios poderes para impedir la introduccion en sus 
territorios, de enfermedades epidémicas y contagiosas. Re- 
sulta sin embargo, con frecuencia, que ese derecho deja de. 
ejercerse en algunos casos en que el peligro es inminente, mién- 
tras que en otros se ejerce el mismo derecho de una manera 
exagerada, para alejar un peligro imaginario. —Jstos errores 
son debidos á dos causas principales: 12 á la ignorancia de lo 
que realmente pasa en el país de procedencia; 22 4 la omi- 
sion de comunicar á los demás países aviso de los hechos com- 
probados. 

Puédese, en nuestro concepto, llenar esas deficiencias de 
la manera siguiente: 

19 Cada Gobierno debería obligarse 4 obtener en tiempo 
oportuno noticias exactas de Ls los hechos susceptibles de 
afectar la salud pública en su territorio. 

22 Cada Gobierno debería obligarse á comunicar pronta- 
mente sus noticias á los demás Gobiernos que hayan tomado 
parte en esta Conferencia. | 

32 Cada Gobierno debería obligarse á dar libre acceso 4 los 
ers al cónsul ó agente acreditado de las demás Poten- 
cias, y á permitirle inspeccionar los documentos relativos á 
la salud pública. | 


453 


42 Cada Gobierno debería consentir que sus buques, án- 
tes y despues de recibir su cargamento, sean Inspeccionados 
en el puerto, por el agente del país adonde va destinado, á 
fin de cumplir las condiciones sanitarias impuestas por el Go- 
bierno que ese agente representa. ) 

52 La libre plática no debería concederse sin una patente 
refrendada por el agente del país de de stinacion, y conforme 
con el modelo adjunto. 

62 Jn el punto de destinacion, podrán imponerse penali— 
dades arregladas á las leyes generales á cualquier buque que 
haya infringido estos Reglamentos. | 

72 Todo buque-que presente una patente de sanidad ex- 
tendida de conformidad con estas reglas, será reconocido co- 
mo provisto de una prueba suficiente del estado sanitario en 
que se hallara al tiempo de su partida.” 

Terminada la exposicion del Dr. Cabell, el Delegado de 
Venezuela (Sr. D. Simon Camacho) presentó las respuestas 
de su Gobierno á las preguntas señaladas en el Memorandum 
de los Estados Unidos. | 

Propuso el Delegado de lispaña (Sr. Méndez de Vigo, Mi- 
nistro Plenipotenciario en Washington) que se nombrara una 
comision especial para estudiar las Proposiciones de los Esta- 
dos Unidos y examinar tambien las del Deleyado de Vene- 
zuela ú otras que la Conferencia quisiera someterle, 

Aprobada esta mocion, se acordó que formáran esa Comision 
los Delegados especiales presentes, los cónsules generales de 
Alemania y de la Grau Bretaña en Nueva-York, y el de Bél- 
gica en Filadelfia. 

El 24 de Enero el Delegado de (nan Bretaña (M. Ed. M. 
Archibald), Presidente de la Comision nombrada en la se- 
sion anterior, presentó el Informe de dicha Comision, por el 
cual se sustituyeron á las Proposiciones de los Delegados de 
los Estados Unidos el siguiente Proyecto de Preámbulo y las 
proposiciones que le siguen: 

Preámbul o.—Todos los pueblos, sin faltar á las obligaciones 
internacionales, tienen el derecho inherente de defenderse con- 


454 


tra la introduccion de enfermedades contaglosas en sus terri- 
torios, Sucede, empero, que á menudo se omite el ejercicio 
de este derecho en casos de peligro inminente, ó que se hace 
una aplicacion exagerada del: mismo derecho contra peligros 
puramente imaginarios. Esto proviene principalmente de dos 
causas: 12 la ignorancia de lo que realmente pasa en el país . 
de procedencia; 2? el dejarse de. trasmitir 4 los otros países 
aviso de los hechos comprobados. 

Proposiciones fundamentales.—La Comision sugiere á la 
Conferencia Sanitaria Internacional que se admita, como prin- 
cipio de Higiene Pública, que es muy deseable la adopcion de 


un sistema de avisos relativos á asuntos de sanidad, en el cual 
esté comprendida la notificacion de la aparicion y cesacion de 
enfermedades contagiosas. 

Opina la Comision que sería muy ventajoso que se permi— 
tiesen en los puertos de mar de los diversos países, ciertas ins- 
pecciones sanitarias que practicarian los agentes extran- 
jeros, con sujecion á los reglamentos vigentes relativos á la 
proteccion de la soberanía y de los intereses comerciales de 
cada potencia. 

Proposiciones especiales. —1 2 Es de desearse que cada Go- 
bierno obtenga, en lo posible, y en tiempo oportuno, noticias 
exactas y cientificas acerca de la salud pública, en la extension 
de sus posesiones. 

22 ls de desearse que cada Gobierno comunique sin de- 
mora sus noticias á las otras partes contratantes. 

32 Con el objeto de dar á los avisos internacionales, en 
cuestiones de salud pública, la uniformidad indispensable, cada 
nacion representada en la conferencia debería publicar un bo: 
letin semanal de la Estadistica mortuoria de sus ciudades prin- 
eipales y de sus puertos de mar. 

42 Es de desearse que cada Gobierno facilite, sin demora, 
á los cónsules y otros agentes acreditados de los Gobiernos 
extranjeros en sus ciudades principales y puertos de mar, 
las noticias á que se refieren los artículos 1, 2 y 3. 

52 Es de desearse que los cónsules estén auxiliados por 


455 


médicos encargados de proporcionarles todos los datos que 
necesiten. 

Estos médicos deberían pertenecer á un Cuerpo Internacio- 
nal de médicos Higienistas ó Epidemólogos, residentes en las 
ciudades donde reinan las endemias ó epidemias. Los debe- 
res de estos médicos no se limitarian á auxiliar á los cónsules, 
sino tambien se extenderían al estudio cientifico de las enfer—. 
medades contagiosas y á dar noticias á los cuerpos de sanidad 
de las otras naciones, en todo lo referente á la salud pública. 

6 2 Es de desearse que cada Gobierno permita una inspec- 
cion sauitaria suficiente de sus buques, ántes y despues de re- 
cibirse el cargamento, en todos los puertos de mar, por el 
agente del país de destinacion, sujeta á las reglas que llega- 
sen á adoptarse en virbud de convenios ó tratados. 

72 Es de desearse que cada país consienta que sus buques 
hagan uso de una patente internacional en la forma que más 
adelante se consigna: cuya patente deberá llevar la firma del 
agente autorizado del país de destinacion, previo el exámen 
estipulado en la Proposicion anterior. 

82 Los médicos pertenecientes al Cuerpo de Sanidad In- 
ternacional deberían estar facultados para examinar, en las 
ciudades donde se encuentran, todo aquello cuya inspeccion 
pudiere ayudarles á formarse una idea exacta del estado sani- 
tario del pais. 

92 Unicamente los médicos pueden darse cuenta de la 
aparicion y existencia de enfermedades epidémicas en las ciu- 
dades y puertos de mar. Ellos solos pueden dar fé del he- 
cho. Resultando de ahí, que la autoridad que debe certificar 
las condiciones sanitarias de las ciudades y puertos de mar 
debe estar representada por un médico responsable de sus 
actos. En el caso de que la patente que debe entregarse á los 
buques á su salida, fuese firmada por otro agente administra— 
tivo, éste deberá proveerse de noticias oficiales procedentes 
de la autoridad médica: sin estos datos le sería imposible cer- 
tificar el estado sanitario del buque. Como quiera que la ins- 
peccion de un buque, en lo relativo á sus condiciones sanita- 


456 


rias es de competencia médica, es deseable que el oficial 
encargado de esta inspeccion y de la extension de las 
Patentes de Sanidad, sea un-médico agregado al consulado. 

102 Habiendo proclamado esta Comision la necesidad de 
una organizacion científica permanente, es de desearse que se 
establezca una Comision cientifica permanente. 

112 ls deseable que las patentes extendidas en virtud 
de estos Reglamentos Internacionales, lo sean gratuitamente. 

122 Es de desearse que las patentes extendidas en virtud 
de estos Reglamentos, sean consideradas como prueba del 
estado sanitario del buque al tiempo de su partida. 

[Véase el modelo de patente internacional de Sanidad.— 
Adicion II de las Resoluciones finales]. 

Tambien presentó la Comision, como apéndice á su informe, 
una Proposicion del Delegado de Mexico [Dr. D. Ignacio Al. 
varado] en que expresa las respuestas que, á su juicio, de- 

-bian hacerse á las preguntas del Memorandum de 29 de Julio 
1880, presentado por el Gobierno de los Estados Unidos á las 
distintas Potencias. 

Al abrirse la discusion del Informe, en la sesion del 25 de 
Enero, hizo uso de la palabra el Delegado de España [Dr. D. 
Rafael Cervera] en los términos siguientes: 

“Al tomar la palabra no es mi propósito hacer observacic— 
nes en contra del proyecto que mis colegas y yo hemos pre- 
sentado: me limitaré solamente 4 dar algunas explicaciones 
para hacer comprender mejor la mision que venimos á cun1- 
plir aquí. 

En el proyecto que ahora se nos somete, figuran dos cues- 
tiones principales: la primera se halla A lamentá expuesta 
en estos términos: ¿será útil que cada gobierno representado 
en esta conferencia adopte un sistema de avisos ó notificacio- 
nes para cerciorarse del estado sanitario de los puertos y ciu- 
dades de los paises extranjeros? La cuestion me parece tan 
sencilla que no dudo que todos los pareceres estén unánimes 
sobre este punto. 

Ahora trátase de determinar el modo y los medios que perx- 


457 


miten alcanzar la realizacion práctica de esos deseos cienti- 
ficos y humanitarios, respecto de los cualestodos estamos acor- 
des. Quizás su ejecucion práctica ofrezca dificultades ocasiona: 
das por la soberanía de las naciones y por las leyes vigentes 
que tenemos el deber de respetar. 

“Todos los miembros de la Comision estábamos de acuerdo, 
en principio, al expresar aquel voto; mas fácilmente se com- 
prenderá que, en vista de la diversidad de conceptos de cada 
uno de no sotros, fuera dificil elaborar un informe enteramen— 
te satisfacto rio. Durante los debates en el seno de la Comision, 
fueron presentadas proposiciones, se introdujeron considera- 
ciones generales, y, quizás con excesiva precipitacion, fueron 
aceptados ciertos proyectos. De abi ha resultado alguna falta 
de método en el informe sometido á la Conferencia. Han 
sido puestas al fin proposiciones muy importantes que mejor 
hubieran figurado al principio. En las Actas de la Comision 
puede verse el resúmen de las discusiones que motivó cada 
una de las proposiciones sometidas á nuestro exámen. 

“Debo agregar que si no he votado contra ciertas proposi- 
ciones, ha sido porque deseaba vivamente llegar á la conclu- 
sion del informe que habia de presentarse aquí para ser dis- 
cutido. A veces me he abstenido de votar para conservar 
mi libertad de accion cuando llegase el momento de discutir 
esas proposiciones en la Conferencia. 

Tenemos ahora que tratar de un asunto importante: la 
cuestion de reciprocidad. De cualquier modo que se la consi- 
dere, no debemos olvidar su lado débil. No todos entienden 
del mismo modo la reprocidad; y voy á decir por qué: si con- 
cedemos á una nacion el derecho de visitar nuestros buques 
¿ su salida de nuestros puertos, y sli esa nacion nos concede 
la misma autorizacion, parece, á primera vista, que hay entera 
reciprocidad; y, sin embargo, puede suceder que ésta no exis- 
ta. En España, por ejemplo, tenemos, como ya he tenido el 
honor de manifestarlo á mis colegas de la Comision, una or- 
ganizacion sanitaria perfecta, y nada podemos ganar con 


aceptar la reprocidad tal como las otras naciones la entienden. 
T. XVIr.—08 


« 


458 


¿Qué reciprocidad puede haber entre dos países, de los cuales 
uno posee una organizacion sanitaria tan buena como es posi- 
ble tenerla y otro que se halla desprovisto de ella ó sólo la 
tiene incompleta? Una patente da sanidad expedida por un 
médico, Director de Sanidad del Puerto, merece mayor con- 
fianza que la de cualquier otro agente ó funcionario que ca- 
rezca de conocimientos médicos. Nuestra organizacion saul- 
taria comprende un Consejo Superior de Sanidad, Consejos Y 
Juntas de Sanidad en todas las provincias y en todas las co- 
marcas; cuarenta Direcciones médicas en nuestros puertos y 
en las ciudades pequeñas de las costas; el alcalde con un mé:- 
dico de Beneficencia y el Secretario están encargados de la 
inspeccion de los buques. 

“Tenemos pues en España, como habeis visto, señores, uba 
organizacion sanitaria tan perfecta como es posible tenerla. 
Pero hay otros países que no la tienen. Si pedimos á los 
otros Grobiernos que nos comuniquen noticias respecto del es- 
tado sanitario de sus ciudades y puertos, y que ellos no ten— 
gan hombres especiales, médicos peritos, en una palabra ¿qué 
confianza podrá concederse á tales noticias.? Entre nosotros 
es otra cosa; con nuestra Organizacion y con los boletines de- 
mográficos que se publican en todo el país, nos mantenemos 
informados de todo lo que pasa. 

“Creo que si tuviésemos que hacer de nuevo los artículos 
presentados en el informe de la Comision, podríamos redu- 
cirlos á menor número y presentarlos con mejor método. Re- 
comiendo tambien á la Conferencia que trate á fondo la cues- 
tion de organizacion sanitaria de los puertos y que determine 
cual deba ser el agente encargado de expedir las Patentes de 
Sanidad.” 

El Delegado de Portugal (Vizconde das Nogueiras) pre- 
sentó algunas reflexiones relativas á las dificultades que pre— 
veia en la aplicacion de cualquier régimen sanitario interna. 
cional por razon de las situaciones distintas de cada localidad, 
de la diversidad de los climas etc., pero agregó que en obse- 
quio del gran servicio á la humanidad que el objeto de esta 


459 


Conferencia entrañaba, estaba dispuesto á votar, ad. referen- 
dum, en favor de cualquiera resolucion que estuviese conforme 
con las ideas que habia manifestado y principalmente con el 
principio de reciprocidad expuesto por el Delegado especial de 
España (Dr. Cervera). 

El Delegado del Canadá [Dr. Taché], dijo que al consi- 
derar la eleccion de los que componian la gran mayoría de 
esa asamblea y la naturaleza misma del relato, infería que la 
Conferencia revestía un carácter esencialmente administrativo. 

Despues de oir las consideraciones del Delegado del Cana- 
dá, declaró el Sr. Presidente cerrada la discusion general, 
acordándose que se pasara á la discusion del informe. 

El Delegado de Suecia y Noruega (el Sr. Conde de Lewen— 
haupt) propuso una enmienda al preímbulo. Pero agregó 
que debiendo el citado pre4mbulo estar conforme con las de- 
más resoluciones que se adoptaran, sólo pediría la votacion 
despues que la conferencia hubiese tomado acuerdo sobre éstas. 

Respecto de las Proposiciones fundamentales, A. y B., opi- 
nó el Presidente que no habia lugar á deliberar sobre esos ar- 
tíiculos, adhiriéndose la Corporacion al mismo parecer. 

Leyéronse las cuatro primeras Proposiciones especiales. El 
Delegado de Rusia propuso una enmienda que comprendía, 
en los dos artículos siguientes, la mayor parte de las cuatro 
primeras proposiciones del informe. 

“Artículo 12 Cada Gobierno deberá tener un servicio in- 
“terior organizado de tal manera que se halle regularmente 
“notificado del estado de la salud pública en toda la exten- 
“sion del territorio. Cada Gobierno publicará un boletin se- 
““manal de la estadística mortuoria de sus ciudades principales 
“y de sus puertos de mar. 

“Artículo 22 Los Gobiernos deberán dará los boletines 
sanitarios mencionados en el artículo 1? ,la mayor publicidad 
posible.” 

El Delegado de Italia (Príncipe de Campore ale) propone la 
siguiente enmienda al artículo 22 de la proposicion del De- 
legado de Rusia, 


460 

“Artículo 22 Los boletines semanales aludidos en el segun- 
do párrafo del artículo 19, deberán recibir la mayor publici- 
dad posible y comunicarse á los cónsules extranjerus residen- 
tes en los puertos marítimos.” ) 

El Delegado de España (Dr. Cervera) propone otra enmien- 
da concebida en los términos siguientes: 

“Cada Gobierno publicará un boletin semanal de la estadís- 
tica sanitaria de sus principales ciudades y puertos, mencio— 
nándose en él las enfermedades que hayan terminado por la 
muerte.” 

El Delegado de Bélgica (M. Georges Neyt) propone la si- 
guiente enmienda: 

“Artículo 2? Los boletines semanales aludidos en el se- 
gundo párrafo del artículo 19 deberán recibir la mayor pu- 
blicidad posible y serán comunicados á los agentes diplomá- 
ticos y consulares autorizados en el país.” 

El Delegado de Turquía (Aristarchi Bey) propone que se 
use la forma condicional y facultativa en vez de la imperativa 
que se nota en las enmiendas del Delegado de Rusia. 

El Delegado de Italia insiste en el carácter imperativo que 
debe darse á la enmienda del Delegado de Rusia. S 

Discutiéronse las enmiendas indicadas entre los Delegados 
de Italia, de Portugal (Dr. Amado), de Turquía, de España 
(Dr. Cervera), de la Gran Bretaña (M. Archibald), del Cana 
dá (Dr. Taché), de la República Argentina (M. Carrié) y 
los de Bélgica (M. G. Neyt y M. Seve). 

El Presidente (Mr. Outrey) propuso que á los dos artículos 
_ de la enmienda del Delegado de Rusia se agregase el párrafo 
siguiente tomado de un Reglamento elaborado en la Confe: 
rencia de 1852, con el objeto de precisar hasta que punto 
podrian exigirse las notificaciones, 

“En el interés de la salud pública y en provecho del servi- 
cio, las autoridades sanitarias de los países respectivos repre- 
sentados en esta Conferencia están autorizadas á ponerse en 
comunicacion directa entre sí, á fin de tenerse reciprocamente 
avisadas de todos los hechos importantes que hubiesen lle- 


461 


gado á su conocimiento, sin perjuicio de las noticias que están 
en el deber de facilitar al mismo tiempo, á LES cónsules esta- 
blecidos en su jurisdiccion. 

Puesta á votacion la enmienda del Delegado de Turquía, 
fué rechazada por 14 votos contra 3 

La del Delegado de España (Dr. Cervera) tambien lo fué 
por 12 votos contra 5. 

La primera del Delegado de Rusia—aprobada por 12 con- 
tra 5. 

La enmienda del Delegado de Bélgica (M. Neyt) al artícu- 
lo segundo del de Rusia, fué rechazada por 9 votos contra $. 

La del Delegado de ala (Principe de Camporeale) recha- 
zada por 11 votos contra 6, 

La segunda enmienda del Delegado de Rusia (M. Barto- 
lomei) aprobada por 13 votos contra 4. 

Explicó el Dr. Cabell (Delegado de los Estados Unidos) que 
su Gobierno á pesar de publicar en su territorio boletines sa- 
nitarios 4 los que se daba la mayor publicidad posible, ha de- 
bido, sin embargo, abstenerse de votar en favor de la proposi- 
cion, por considerar que algunos otros Grobiernos, quizás, no 
desearian imponerse los gastos que la publicacion de boletines 
semanales hubiese de ocasionarles, y que los Estados Unidos 
no creian deber dar á la proposicion un carácter obliga- 
torio. 

A propósito de algunas observaciones de los Delegados de 
Suecia y Noruega y de Italia: recordó el Presidente que desde 
el principio, estaba entendido por todos los miembros de la 
Conferencia que sus trabajos serian sometidos á sus Gobiernos 
respectivos quienes solos tenian autoridad para darles un ca- . 
rácter definitivo. En otros términos, agregó, todo lo que de- 
cidimos es ad referendum. 

En la sesion del 12 de Febrero expuso el Delegado de los 
Estados Unidos (Dr. Cabell) en un extenso discurso sus ideas 
respecto del giro que habia tomado la discusion y la impor- 
tancia que su Gobierno atribuía á los artículos cuya conside- 
racion era llegado el caso de someter á las deliberaciones de 


462 


la Conferencia. Dijo que debia explicar la aparente contra- 
diccion que se le pudiera atribuir por haber votado en con- 
tra de un artículo anterior, cuyos términos eran idénticos á 
los de una proposición 4 la cual se habia adherido en el seno 
de la Comision.  Porinadvertencia suya habíase redactado 
el referido artículo en términos que implicaban para las 
partes contratantes la obligacion de recoger y trasmitir las 
noticias relativas al estado sanitario de sus puertos respecti- 
vos. Porindicacion suya en el seno de la Comision se habia 
modificado la frase de manera que sólo expresara el deseo de ' 
que cada Gobierno obtuviese, hasta donde le fuese posible, 
esas noticias y que las trasmitiese prontamente á las demás 
partes contratantes. Se queja de que, en virtud de las mani- 
pulaciones hábiles de los peritos diplomáticos, la intencion 
enunciada en las dos primeras cuestiones del memorandum de 
M. Evarts haya sido virtualmente apartada. “La forma pura- 
mente científica dada á la proposicion tercera del informe á 
consecuencia de una modificacion, al parecer, poco importan— 
te, de la proposicion original, parece en realidad destina- 
da á prevenir otras medidas prácticas que nosotros considera- 
mos esenciales para alcanzar el fin elevado á que nuestro 
Gobierno desea llegar por medio de un sistema de notificacio- 
nes. Ese fin es de precaver la importacion en los Estados Uni- 
dos de enfermedades contagiosas y epidémicas, particularmente 
de la fiebre amarilla y del cólera.” Afirma además el Dr. 
Cabell que los boletines semanales de estadística mortuoria, 
cualquiera que sea su valor bajo otros conceptos, son del todo 
insuficientes para el objeto que se proponen. Llegarían tar- 
de las noticias. No tendrían los Estados Unidos garantía al- 
guna de que fuesen fidedignas. Los tales boletines suelen 
ser erróneos y á veces absolutamente falsos. Para obtener 
noticias rápidas acerca de un peligro inminente es indispensa- 
ble emplear agentes independientes de influencias locales, res- 
ponsables para con el Gobierno á quien deben trasmitir el aviso. 
Cita el ejemplo de las medidas adoptadas por el Gobierno 
francés para evitar la propagacion del cólera. Advierte que las 


465 


medidas destinadas 4 proteger la salud pública de Europa 
contra la invasion de enfermedades infecciosas, sirvieron al 
propio tiempo los intereses del comercio, reduciendo las rec- 
tricciones cuarentenarias en los puertos de llegada. 

Cita tambien los principios sanitarios que dictaron al Go- 
- bierno de Portugal su admirable Reglamento general de sa- 
nidad marítima, publicado en 1874, y cuyos principios están 
acordes con lo que los Estados Unidos solicitan. 

Cita igualmente las exigencias de Austria y de la Gran 
Bretaña, para demostrar que los Estados Unidos no son los 
únicos que piden que los buques, al salir de un puerto donde 
reina alguna enfermedad contagiosa ó epidémica, lleven una 
patente expedida por el cónsul del pais de destinacion. 

Combate los argumentos del Dr. Van Leent relativos á la 
incompetencia de los cónsules para dirimir cuestiones sani- 
tarlas y médicas. 

Volviendo á ocuparse del valor de las noticias trasmitidas 
por las autoridades locales dice “Me tomo la libertad de confe- 
sar que no tenemos confianza en la buena voluntad de las au- 
toridades locales en admitir la aparicion de los primeros casos 
de una epidemia inminente. Sé que esto pasa con las auto— 
ridades municipales de este país y no tengo motivos para 
creer que, en este particular, exista diferencia con los otros 
paises.” 

No estaba autorizado, agregó, á decir lo que su Gobierno 
haria si las facilidades aludidas no fueran concedidas á sus 
agentes acreditados en los puertos extranjeros, pero advertiría, 
expresando, en cierto modo, la opinion pública sobre el parti-- 
cular, que la nacion se promete prevenir de aquí en adelante, 
si posible es, la importacion de enfermedades infecciosas en 
el país, por todos los medios que puedan legalmente emplear- 
se en tales casos. Sería muy fácil enmendar una ley existente, 
sobre la cual ha sido llamada vuestra atencion, Ó poner nue— 
vamente en vigor las penalidades independientes de las dos 
condiciones que actualmente impiden su ejecucion. Esto fué 
lo que recientemente se habia propuesto, y sin duda la pro— 


464 


posicion habría sido aceptada si el National Board of Health, 
no hubiese demostrado las ventajas que resultarían de un arre- 
glo internacional basado en un principio de reciprocidad. 

“A esto se hallaba el Board of Health tanto más dispuesto 
cuanto que estaba altamente agradecido á las autoridades de 
Cuba, segun nos complacemos en reconocer públicamente, 
por la manera atenta y cortés con que fué acogida la Comision 
pericial enviada por esa Junta para estudiar la fiebre amarilla 
en los distintos puertos de Cuba. Una comision auxiliar de 
médicos eminentes habia sido nombrada por el Capitan Gene- 
ral para ayudar á la Comision de los Estados Unidos á obtener 
todas las noticias y procurarle todo el auxilio que pudiese ne- 
cesitar. 

“Lo que fué concedido espontáneamente á una comision 
cientifica especial, lo pedimos, dijo el Dr. Cabell, en bene- 


_ ficio de la salud pública y del comercio, esto es, que dichas 


investigaciones sean permitidas regularmente á los agentes 
acreditados de las otras partes contrantes,” En lo referente á la 
fiebre amarilla, advierte que hay poca ocasion á la reciproci—- 
dad, porque esa enfermedad es constantemente importada en 
su país y nunca, puede decirse, exportada de allí 4 otras re- 
giones. Concluye proponiendo la siguiente enmienda á la 5% 
proposicion del Informe: 

“Artículo 32 Se recomienda que cada Gobierno permita á 
los agentes acreditados de otras partes contratantes, asistidos 
si fuese necesario por los agentes médicos sanitarios, exami- 
nar todo lo que pueda contribuir á formarse una idea exacta 
de las condiciones sanitarias del país.” 

El Delegado de Italia (Príncipe de Camporeale) de acuerdo 
con el de los Países Bajos, presenta una enmienda á la propo= 
sicion del Delegado de Francia, en esta forma: 

Artículo 32 En interés de la salud pública, las autoridades 
sanitarias centrales de los paises representados en esta Con- 
ferencia estarán obligadas á avisarse directamente entre sí la 
aparicion y desaparicion dentro de sus territorios de las en- 
fermedades epidémicas ó contagiosas, el cólera, la fiebre ama- 


465 


rilla, la peste—sin perjuicio, empero, de las notificaciones 
que las autoridades locales están en el deber de proporcionar 
inmediatamente á los cónsules residentes en su jurisdiccion. 
Discutiéronse las dos enmiendas por los Delegados de Portu— 
gal (Dr. Amado), de Francia, y de Turquia. Presentó el de 
Austria Hungría (Conde Bethlen) una proposicion para esta- 
blecer un sistema de avisos sanitarios entre los diversos puer- 
tos, pidiendo que la Conferencia nombrase una comision de 
cinco miembros para estudiar su proyecto é informar sobre él. 

Pidió entónces el Delegado de Francia que se pospusiera la 
discusion de su Proposicion hasta despues de haberse exami- 
nado el proyecto del Delegado de Austria. 

Puesta á votacion la proposicion del Conde de Bethlen fué 
aprobada por 12 votos contra 7. Designándose, para el exámen, 
una comision compuesta de los Delegados Conde de Bethlen, 
M. Shumacher, Conde Lewenhaupt, Dr. Cabell y M. de Pestel. 

El Dr. Taché se despide de la Conferencia por ser llamado 
á Ottawa para negocios públicos. 

El Príncipe de Camporeale pide que se proceda al exámen 
de la Proposicion número 6 del Informe, á la cual propone la 
enmienda siguiente: 

Artículo.49 La Patente de Sanidad será expedida en el 
puerto de partida por el agente responsable del Gobierno te- 
rritorial. 

“Podrá ser refrendada en el puerto de salida por el cónsul 
del pais de destinacion, el cual podrá hacerle las anotaciones 
que estime necesarias. 

El Delegado de España (Sr. Mendez de Vigo) presenta Ja 
enmienda siguiente 4 la proposicion número-6 del Informe, 

“Las patentes serán expedidas por el Director especial de 
Sanidad marítima, quien, por su posicion, ha de ser un médico 
responsable de sus actos y deberán ser refrendadas por los cón- 
sules de los paises de destinacion, quienes podrán agregarles 
las observaciones que estimen convenientes. En caso de des- 
acuerdo, una comision compuesta de un Director de ¿Sanidad 


del puerto, de los cónsules de las naciones que hayan firmado 
T. XVIL.—99 


466 


el presente convenio, y del Capitan del Puerto ó de la autori- 
dad marítima, decidirá los puntos en cuestion. 

Li Delegado de los Estados Unidos (Dr. Cabell) opina que 
esta enmienda se refiere á la Proposicion número 7 ántes 
que al número 6 y que no debe alterarse el órden. El Dele. 
gado de España, Dr. Cervera, sostiene que sería conveniente 
considerar á la vez las Proposiciones 6, 7 y 9, pringipiaaan 
por esta última. 

Despues de una larga discusion en la cual tomaron parte 
los Delegados de España, de México, de Turquia, de Francia, 
de Portugal, del Canadá, de los Estados Unidos, de Italia, de 
Dinamarca, de los Estados Unidos (Dr. Turner) de las Islas 
Hawai, de los Estados Unidos (M. Ashton), el Delegado de 
Rusia propuso la suspension de la sesion, que fué aceptada 
conviniéndose que la enmienda del Delegado de Italia sería 
impresa y distribuida para ser la primera cuestion á la órden 
del dia en la próxima sesion. 

El 9 de Febrero abrióse de nuevo la discusion sobre la en—- 
mienda del Delegado de Italia. 

El Delegado de los Estados Unidos (Dr. Turner) apoyó las 
impugnaciones hechas por su colega, el Dr. Cabell, en la se- 
sion anterior, respecto del escaso valor de las noticias obteni- 
das de las autoridades territoriales. “Sabemos, dijo, que en 
otra gran ciudad el “Board of Health (Junta de Sanidad) no 
permite que se publique sin su conocimiento, la estadística 
mortuoria, haciendo depender así de un capricho la posibili- 
dad de obtener esas noticias estadísticas. Podemos citar al. 
_gunos “Boards of Health” quienes, con todo intento, han su— 
primido el hecho de la existencia de enfermedades conta— 
g1osas.” 

“En cuanto á la lealtad y veracidad de los informes dados 
por las autoridades locales, tengo entera confianza en Jas su- 
ministradas por autoridades sanitarias ó médicas, por los mé- 
dicos directores de hospitales ú otros funcionarios pertenecien— 
tes á las corporaciones médicas. Cuando la autoridad central 
de quien estas dependen les haya mandado ó permitido dar á 


467 
los cónsules ú otros agentes acreditados, todos los informes y 
todas las noticias que estos soliciten ó necesiten, no dudo 
que cumplirán leal y completamente y sin reserva alguna el 
deber ó cargo que hayan aceptado.... ... El camino que 
acabo de trazar, será á mi juicio, el más seguro, más breve 
y más digno de fé.” 

El Delegado de los Países Bajos (Dr. Van Leent) impugnó 
la enmienda del de los Estados Unidos (Dr. Cabell), 4 la Pro. 
posicion 5% del informe, declarando su persuacion de que 
“ningun Gobierno concedería á hombre alguno, fuera quien 
fuese, un poder tan ilimitado, tan inmenso, cuya latitud y 
consecuencias no es posible prever.” El Dr. Van Leent ex- 
puso el sistema sanitario adoptado en los Países Bajos y de- 
fendió lo Proposicion siguiente. “En los puertos los médicos 
encargados de las inspecciones cuarentenarias serán los que cer- 
tificarán las condiciones sanitarias de los puertos, lugares y 
buques. De ellos dimanarán tambien las patentes de sa— 
nidad.” 

Al terminar su discurso el Dr. Van Leent, propuso la si- 
guiente enmienda: 

Que se inserte entre las palabras agente y responsable, (pri- 
mer párrafo de la Proposicion del Delegado de Italia) la 
palabra “sunitario”” Este párrafo quedará entónces redactado 
de la manera siguiente: 

“La patente de sanidad debe ser expedida en el puerto de 
salida por el agente sauitario responsable del gobierno territo- 
rial.” | 
El Delegado de Italia (Príncipe de Camporeale) acepta la 
enmienda del de los Paises Bajos. 

El Delegado de España (Sr Mendez de Vigo) presenta la 
Proposicion siguiente como complemento á la del Delegado 
de Italia, 

“El cónsul del País de destinacion tendrá derecho de asis- 
tir en las inspecciones sanitarias que practiquen en los buques 
los agentes de la autoridad territorial, de conformidad con 
las reglas que sean establecidas por convenios ó tratados.” 


468 


El Delegado de Italia acepta la enmienda del Delegado de 
España. ; 

El Delegado de Portugal [ Vizconde das Nogueiras] pre- 
senta la Proposicion siguiente: “Las autoridades del puerto 
de salida darán las patentes de sanidad cuando éstas les sean 
pedidas por los capitanes de los buques. 

Se recomienda que cada nacion contratante consienta que la 
visita de los hospitales y la inspeccion de los buques sean prac- 
ticadas por un médico del país de partida, que ejerza un cargo 
público ó bien por médicos sanitarios internacionales. En 
el primer caso el médico deberá ser nombrado por el agente 
consular del país de destinacion.” 

Tomaron parte en la discusion de estas enmiendas los De- 
legados de Italia, de Rusia, de los Estados Unidos [Dr. Tur- 
ner y Dr. Cabell], de Portugal [Vizconde das Nogueiras] 
de Suecia y Noruega y de España [ Dr. Cervera]. Este último 
se expresó en los términos siguientes: 

“Como el Sr. Ministro de Dinamarca, acaba de decirlo, 
hace poco, es muy difícil entenderse en una discusion tan po- 
co metódica y con la acumulacion de enmiendas de todas cla- 
ses que se presentan á la Proposicion que se viene debatien- 
do. Esla consecuencia lógica de nuestro modo de proceder; 
estamos tratando cuestiones sanitarias muy difíciles, y como 
quiera que no nos apoyamos en principios sanitarios ya bien 
establecidos, resulta necesariamente que siempre volvemos 
al mismo tema, sin poder deducir conclusiones. 

“Nuestro objeto era buscar un sistema de notificaciones y 
de inspeccion de buques, que pudiera darnos mayor segurl- 
dad contra la invasion de enfermedades transmisibles. Si no 
me equivoco, esta Conferencia debia de tener por objeto prin- 
cipal la defensa de los diferentes Estados, aquí representados, 
contra la importacion de la fiebre amarilla, del cólera y de 
otras enfermedades contagiosas. - Pues bien, preguntaré ¿qué 
hemos hecho hasta ahora para defendernos contra la fiebre 
amarilla y otras enfermedades epidémicas? No se ha querido 
tratar á fondo esta cuestion, bajo el punto de vista científico, 


469 


y el resultado ha sido que 4 cada instante se hacen afirmacio— 
nes demasiado absolutas. 

“El honorable Delegado de los Estados Unidos | Dr. Cabell] 
sostuvo en la última sesion, y así está consignado en su discur- 
so, que la fiebré amarilla es constantemente importada en este 
país, y no es, por decir así, nunca exportada de aquí á otras 
regiones; séame, pues, permitido asentar mi opinion, entera. 
mente opuesta á la de mi honorable colega, en cuanto á esta 
afirmacion se refiere. Es de la mayor importancia que nos 
ocupemos de esa enfermedad y de los medios de preservarnos 
contra sus estragos, y esto se halla comprendido dentro del 
cuadro de las cuestiones que esta Conferencia está llamada á 
tratar. 

“La fiebre amarilla es una enfermedad endémica en ciertas 
latitudes de las costas del continente americano; su foco prin— 
cipal se halla en el Golfo Mexicano, pero es falso admitir co- 
mo sitio de su orígen una localidad determinada, porque la 
endemia reina en todas partes, pudiendo brotar indiferente- 
mente en Cuba, Veracruz, en las bocas del Mississipi ó á lo 
largo de las costas del Golfo. No debe considerarse este Grol- 
fo como un foco inmenso de produccion; son, por lo contra. 

rio, focos aislados, que se encuentran cerca de las costas, en 

“terrenos bajos y húmedos, en las grandes ciudades, puertos 
marítimos y 4 lo largo de los rios. De vez en cuando aparece 
la enfermedad en las costas orientales de los Estados Unidos, 
hasta Charleston. Estos son hechos bien conocidos por ex- 
periencia y muy notorios: así es que he oido con gran asom- 
bro la declaracion del Dr. Cabell de que la fiebre amarilla no 
era nunca exportada de los Estados Unidos, sobre todo cuan- 
do las autoridades médicas de su propio país no están de 
acuerdo con él, 

“La medicina reconoce hoy como causa de la fiebre amarilla, 
la existencia de un gérmen de naturaleza animal y de orígen 
telúrico, cuya evolucion se debe á un conjunto de condiciones 
que favorecen más ó ménos su desarrollo y difusion; se multipli- 
ca con más facilidad y rapidez en ciertas regiones que en otras, 


470 

segun el grado en que las circunstancias climatéricas y telúri- 
cas, y el hacinamiento de los habitantes se presten á su propaga- 
cion. Ese gérmen morbigeno de la fiebre amarilla aumenta y 
disminuye bajo la influencia de ciertas condiciones cósmicas, 
como son una temperatura elevada, los terrenos húmedos de las 
costas y de los rios anchos, las alternativas de secas y de hu- 
medad, la acumulacion de materias orgánicas en descomposi- 
cion. Cierto grado de calor constituye un elemento muy fa- 
vorable de propagacion; se conocen, sin embargo, hechos que 
demuestran que el gérmen puede desarrollarse en temperatu— 
ra bastante bajas y que sólo quedamos libres de su in- 
fluencia con la congelacion del suelo. - Las heladas de la Lui- 
siana alta y de Nueva Orleans en 1853 asi lo demuestran y la 
epidemia de Cuba en 1857, de Octubre hasta Mayo siguiente, 
tambien lo comprueba. Esto face ver además que la enfer” 
medad puede llegar hasta las 59% de latitud Norte, lo cual ha 
sido plenamente comprobado por los hechos, 

“Ya veis, señores, que si el germen morbígeno de la fiebre 
reside, por decirlo así, en el Golfo Mejicano y en sus costas; 
si tambien se encuentra en el Brasil y en Sierra Leona, en 
Africa, en un momento dado podría tener un gran desarrollo, 
en cualquier punto de esas diversas regiones, bajo la influen- 
cia de cierto número de condiciones que acabo de exponer, 

“He dicho ántes y lo repetiré: la fiebre amarilla, endémica en 
ciertas regiones, es susceptible de ser exportada, y lo mejor 
que puede nacerse para prevenir su trasmision y su propaga 
cion, aparte de los medios ya conocidos, será crear una coml- 
sion sanitaria internacional para estudiarla, como se hizo pa- 
ra el cólera en Oriente. 

“Es de todos sabido que la enfermedad despues de perma- 
necer en estado epidémico durante un periodo más Ó ménos 
largo, puede pasar rápidamente al estado endémico, cuando 
las condiciones son favorables á una rápida difusion del 
gérmen: entónces es más temible su propagacion, porque los 
gérmenes á que debe su orígen muy fácilmente se comuni- 
can 4 todos los objetos presentes y más especialmente á los 


471 


buques en bahía, á sus cargamentos, tripulacion y pasa- 
geros. 

“De todas las epidemias infecciosas y comunicables, me creo 
autorizado á decir que la fiebre amarilla es Ja ménos conocida, 
que su gérmen no ha sido aún definido, que su contagio” es 
ménos vivo que el del cólera, y que su trasmision se hace 
quizá por los buques y sus mercancías, más fácilmente que en 
el caso de otras epidemias. 

“Debo agregar, para que podais juzgar con conocimien- 
to del caso, que 4 menudo un buque considerado enteramente 
sano se halla contaminado por los gérmenes de esa terrible 
enfermedad, segun queda comprobado por el ejemplo, de to- 
dos conocido, del buque portugués D* Maria, en que se de- 
claró la fiebre despues de haber estado sometido 4 la cuaren- 
tena y á una desinfeccion rigurosa. 

“Debemos, pues, proclamarlo, la ciencia médica carece en la 
actualidad de medios seguros para determinar la existencia 
de los gérmenes causantes de la enfermedad en los buques; 
se podrá llegar á ciertas aserciones bastante racionales tenien- 
do en cuenta varias circunstancias y condiciones, y este es 
el motivo por qué insisto en que al frente del sistema de no- 
tificaciones, inspecciones y patentes de sanidad, se coloquen 
médicos competentes cuyo deber y conocimientos técnicos sean 
la principal garantía contra las enfermedades susceptibles de 
ser importadas. Busquemos primero las condiciones bajo las 
cuales los referidos gérmenes pueden desarrollarse, determi— 
nemos los focos de orígen de ese azote inmenso, y solo entón- 
ces podrémos entendernos. 

“No he hecho más que presentar algunas reflexiones sobre la 
cuestion médica, confieso que para el cuerpo diplomático no 
ha de ser muy grato oir tratar de tal asunto, me abstendré 
pues, de entrar en más ámplios detalles. 

“En lo que se refiere á la enmienda del Sr. Ministro de Por- 
tugal, debo decir que no estoy dispuesto á aceptarla, por es 
tar convencido de que es impracticable, como lo ha demos- 
trado ya el Dr. Van Leent, y además porque no puedo aceptar 


472 


el que las patentes de sanidad solo sean expedidas cuando 
los capitanes de buque las pidan.” 

Puestas á votacion las diversas enmiendas, ésta dió los 
resultados siguientes. 

La del Pecado de Portugal fué rechazada por 15 votos 
contra 3. 

La del Delegado de ltalia [con las modificaciones por él 
aceptadas] aprobada por 11 votos contra 7. 

Puesta á la órden del dia la Proposicion del Delegado de 
los Estados Unidos [Dr. Cabell] se abrió la discusion, en la 
que tomaron parte los Delegados de los Paises Da de Bel- 
gica, de España [Sr. Mendez de Vigo-y Dr. Cervera] de Por- 
tugal y de los Estados Unidos; tomada la votacion, resultó 
desechada la Proposicion por 11 votos contra 5,—con dos abs: 
tenciones. 

Acordóse pasar por alto las Proposiciones 8 y 9 del Infor- 
me por hallarse compreudidas ó desvirtuadas con los artículos 
ya aprobados. 

Acordóse igualmente posponer lo discusion sobre la Propo- 
sicion número 10 del informe. | 

La Proposicion número 11 del informe fué aprobada por 
8 votos contra cinco, —con 4 abstenciones;-acordándose que 
se consideraría aprobada esta Proposicion á pesar de no haber 
votado en su favor la mayoría de los Delegados. 

Fué aprobado el modelo de Patente de Sanidad propuesto 
por los Estados Unidos, por 11 votos contra 6. 

La Proposicion número 12 quedó eliminada por unani- 
midad. 

En la Sesion del 18 de Febrero se dió lectura á una comu- 
nicacion del Delegado de la Gran Bretaña M. E. M. Archi: 
bald, detenido en Sumenerville por enfermedad de su hijo. 
Dicha comunicacion versa sobre las cuestiones relativas á la 
inspeccion de buques, de su cargamento y de su tripulacion 
en el puerto de salida, por agentes extranjeros. Respecto 
del cual hace la declaracion siguiente: 

“Si bien deseo tanto como los otros miembros de la Confe— 


473 


rencia, la adopcion de medios que sean prácticos y eficaces y 
que, sin imponer cargas excesivas al comercio marítimo, al mis- 
mo tiempo llenen el objeto que se habia propuesto el Gobier- 
no de los Estados Unidos al promover esta Conferencia, me 
veo sin embargo obligado á declarar que no puedo aprobar 
la aplicacion general del sistema de inspeccion propuesto.” 


Justifica el Deleyado de la Gran Bretaña su negativa con 
el resultado de la Conferencia de Paris [1850-52]. En esta 
fueron muy exteusamente discutidas las cuestiones relativas á 
las cuarentenas; y sin embargo, es de observarse que el tra- 
tado concluido despues de largas y serias deliberaciones no 
estuvo en vigor sino durante cinco años, cayendo en desuso 
sin que se haya creido oportuno volver á aplicarlo. De aquí, 
Opina, puede deducirse que algunas de las disposiciones del 
tratado no podian ponerse en práctica, y que probablemente 
las relativas á la inspeccion de buques se hallaban en este caso. 
Estima, por obra parte, que el medio más eficaz para evitar la 
extension de la fiebre amarilla, consistirá en la adopcion de 
medidas higiénicas domésticas en las ciudades tropicales don- 
de esa enfermedad puede considerarse indígena. 

El Delegado de Francia, refiriéndose á la votacion del ar- 
tículo VI, aprobado en la sesion anterior por una mayoría de 
cuatro votos, presentó una manifestacion firmada por los De- 
legados de Bélgica, Estados Unidos, Francia, Rusia y Tur— 
quía, esto es, por la minoría que habia votado contra el refe— 
rido artículo. No era su intencion, dijó, abrir de nuevo el 
debate sobre una cuestion ya votada, pero que algunos Dele— 
gados con pesar habian observado que las potencias más in- 
teresadas en alcanzar un arreglo satisfactorio, no habian podi- 
do ponerse de acuerdo sobre dos cuestiones importantes. 
Aludía á los Estados Unidos y á Espafía, pues facilmente * se 
comprendería que cualquier acuerdo internacional que care— 
ciese de la adhesion de esos dos países y de los Estados del 
Golfo Mejicano, dejaría de llenar el objeto principal de la 
Conferencia. Deseaba que la nueva Proposicion fuese inser— 


tada en las Actas y considerada como expresion de la opinion 
T. xVIL.-—60 


474 


de una minoría, para en esa forma someterla á la apreciacion 
de los Gubiernos que ulteriormente deberán pronunciarse 
sobre las diferentes cuestiones que han sido objeto de las de- 
liberaciones de la Conferencia. 

La proposicion está dividida en dos artículos: 

1 2 “En los paises donde las disposiciones exigen que los 
buques se provean, al tiempo de salir, de una patente de sani- 
dad extendida por las autoridades locales, esa patente conti- 
nuará expidiéndose por dichas autoridades; pero el capitan 
del buque podrá pedir el refrendamiento de la patente al 
cónsul del pais de destinacion, quien estará obligado á dársela 
dentro del plazo más breve que le sea posible. Dicho cónsul 
tendrá el derecho de acompañar su refrendo con las observa— 
clones que considere útiles. 

“Si el buque no se halla obligado á recibir de las autori- 
dades locales una patente de sanidad, el capitan podrá pedirla 
al cónsul del país de destinacion, quien estará igualmente obli- 
gado á expedirla dentro del plazo más breve que sea posible.” 

22 “En los paises donde las disposiciones reglamentarias 
exigen que, ántes de obtener la patente de sanidad de la au— 
toridad local, los buques sean sometidos á una inspeccion sa— 
nitaria, el cónsul del país de destinacion ó su delegado, siem— 
pre que el capitan lo solicite, podrá asistir á dicha inspeccion. 

“Cuando el buque no esté obligado 4 proveerse de una 
patente de sanidad extendida por la autoridad local, el cón- 
sul á quien el capitan haya reclamado esa patente, ó su dele— 
gado, podrá practicar la inspeccion conformándose con las 
reglas que de comun arreglo se establecieren entre los (Go- 
biernos respectivos. Pero en este caso la inspeccion deberá 
hacerse de concierto con el cónsul del paísá cuya nacionali- 
dad pertenezca el buque.” 

El Delegado de España (Sr. Mendez de Vigo) declara que 
á4 pesar de mantener la Proposicion del Delegado de Italia, por 
la cual ha votado despues de ofrecerle una enmienda, some- 
tería gustoso á la consideracion de su Gobierno la proposicion 
que los Sres. Delegados de Bélgica, Estados Unidos, Francia, 


475 


Rusia y Turquía habian presentado. Agrega que el Gobierno 
de España siempre ha deseado mantener las mejores relacio- 
nes con el de los Estados Unidos y con las demás potencias; 
y espera que esa Proposicion sea favorablemente acogida, toda 
vez que ha sido presentada en un espiritu de conciliacion y con 
el fin de llegar á un acuerdo entre las potencias directamente 
interesadas. 


El Presidente (M. John Hay) ordena la insercion de la 
Proposicion en el Acta. 


El Delegado de los Estados Unidos [ Dr. Cabell] rectifica un 
error en la traduccion francesa de su discurso de la sesion an- 
tepasada. Habia dicho, en inglés, que la fiebre amarilla es 
cast siempre importada en su país y casi nunca exportada; 
miéntras que la traduccion le hizo decir siempre importada y 
jamás exportada, alterando asi el sentido de sus palabras y 
dando lugar á la crítica de ese aserto por el Dr. Cervera. 


El Delegado de España (Dr. Cervera) se declara satisfecho 
con las explicaciones del de los Estados Unidos. 
El Delegado de Cuba (Dr. Finlay) hizo uso de la palabra 


en los términos siguientes: 


“El atraso de mi llegada, debido á circunstancias agenas á 
mi voluntad y á los deseos del Gobierno español que me en- 
via para representar en esta Conferencia sus Provincias de 
Cuba y Puerto Rico, me es tanto más sensible cuanto que me 
ha privado de llamar ántes vuestra atencion sobre algunos 
heckos que deberán, á mi juicio, desvanecer toda duda acerca 
de lo dispuesto que está ese Gobierno á favorecer los intere- 
ses de la ciencia sanitaria, daudo acceso 4 todas las fuentes 
deseables de informacion que se le pudieran pedir. Es lo que 
me propongo hacer ahora. 

“Mencionaré, en primer lugar, el hecho de que desde No- 
viembre próximo pasado un periódico de la Habana, la Corres- 
pondencia de Cuba, publica diariamente una lista de defunciones 
tal como puede obtenerse en vista de las certificaciones de los 
facultativos de asistencia. Dicha lista cita los nombres, edad 


476 


y nacionalidad, y nombra la enfermedad á que se atribuye la 
muerte. 

Por otra parte, las Tablas obituarias tan concienzudas 
que nuestro distinguido Académico de la Habana el Dr. del 
Valle [D. Ambrosio G.] desde más de quince años viene pu— 
blicando, son bien conocidas y, sin duda, debidamente apre- 
ciadas en los Estados Unidos. Son el resultado exclusivo de 
su iniciativa personal y desinteresada, tanto más digno de 
elogio, cuanto que su autor, sin mandato oficial ni auxilio 
alguno, se ha hecho cargo de un trabajo ímprobo y de gastos 
no del todo insignificantes y procura clasificar las declaracio- 
nes mortuorias, esforzándose cada año en mejorar la forma 
de su publicacion, sin que le mueva ciertamente ninguna 
idea de remuneracion ni de beneficio personal. No ha llega- 
do á mi noticia, sin embargo, que esas Tablas obituarias ja- 
más hayan sido sometidas á censura ni restriccion alguna, ni 
que las autoridades de la Habana hayan opuesto ninguna di- 
ficultad 4 la realizacion de la obra tan meritoria del Dr. del 
Valle. 

“Estos hechos sencillos demuestran evidentemente, que la 
Habana, al ménos, no pertenece á la categoría de esas ciúda— 
des aludidas por el honorable Delegado de los Estados Uni- 
dos [Dr. Turner] en la última sesion, cuando citó el caso de 
una gran ciudad cuyo cuerpo sanitario no permite la publica- 
cion de la estadística mortuoria sin su consentimiento prévio: 

“Séame permitido agregar otra prueba de lo dispuestos que 
están las autoridades de la Habana y el Gobierno á facilitar 
cuantos datos pueda exigir una investigacion sanitaria com- 
pleta. Hay un año, en una reunion de la “Sociedad de Estu- 
dios clínicos,” asociacion médica privada, á la cual tengo la 
honra de pertenecer, propuse la organizacion de uba Coni: 
sion especial para el estudio de la fiebre amarilla en Cuba. Mi 
proposicion fué aceptada y hoy contamos unos veinte miem- 
bros efectivos y seis Ó siete auxiliares, distribuidos en cuatro 
secciones. 

“La primera Seccion se compone de los miembros de la So: 


ATT 

ciedad que son á la vez Directores de Hospitales [9 Casas de 
Salud]. Cada uno envia todos los meses un estado detalla- 
do de todos los casos de fiebre amarilla que han entrado en 
el establecimiento de su cargo, mencionando la sala, cama», 
nombres del enfermo, su edad, nacionalidad, profesion, fecha 
de llegada en la Isla, tiempo de residencia en la Habana, dia y 
hora de invasion, de admision, de defuncion ó de alta: con los 
sintomas característicos del diagnóstico. Entre todos estos 
estados, con mucho el más importante es el del Hospital Mi- 
litar, y me complazco en manifestar que no hemos encontrado 
en él dificultad ni oposicion de ningun género, ántes al con— 
trario, el Dr. D. Antonio Pardiñas, Director de ese hospital, 
figura en nuestra Comision como Director de la Seccion 
primera. ; 

“La Seccion segunda tiene por objeto el estudio clínico de 
la enfermedad. Dos de nuestros miembros se ocupan de ano. 
tar cada dia la sintomatología y tratamiento de los casos con- 
fiados á su observacion; otros dos practican las investigaciones 
urológicas; otros hacen las autopsias; y en fin, nuestros más com- 
petentes micrógrafos, con el Dr. Lebredo á su frente (y tam- 
bien como Director de la Seccion), se prometen llevar á cabo las 
investigaciones histológicas. Mas la primera condicion para 
que ese proyecto pudiera realizarse era conseguir una sala 
en los hospitales públicos. Pronto tuvimos más de lo que 
habíamos esperado: pues no tan sólo en la sala de fiebre ama- 
rilla del Hospital Civil, sino tambien en la del Militar, se nos 
brindaron el número de camas que necesitábamos. Aquí se 
vé que ni las autoridades civiles ni las militares opusieron 
obstácnlo alguno á la prosecucion de nuestros estudios. 

“La tercera Seccion está encargada de recoger datos esta- 
dísticos relativos 4 la fiebre amarilla. Cada mes recibimos 
del Obispado listas mortuorias clasificadas segun los estados 
de nuestra Comision, con facultad de cotejarlos, si fuese nece. 
sario, con los certificados originales, Recibimos de las auto,, 
ridades del Puerto listas de los pasajeros que entran y salen 
cada dia, clasificados igualmente segun nuestros estados. De 


478 


las autoridades militares y navales obtenemos los datos nece- 
sarios para estimar le mortandad que la fiebre amarilla oca- 
siona en el ejército y en la armada. En fin, recibimos de la 
Escuela Profesional las observaciones meteorológicas. 

“La cuarta Seccion tiene á su cargo los estudios bibliográfi- 
cos, con el Secretario general de nuestra Academia de Medici- 
na, Dr. D. Antonio Mestre, por Director. 


“Este resúmen sucinto de lo que nuestra Comision ha po- 
dido realizar durante el año que acaba de terminar, espero que 
sea aceptado como una prueba material de lo que ántes anun- 
cié, y conduce además á esta otra conclusion: que un Gobier- 
no que ofrece tantas facilidades á los que desean consultar di - 
rectamente las fuentes de donde él mismo recibe sus informes, 
no es posible que tolere, á sabiendas, ninguna declaracion ine- 
xacta respecto del estado sanitario de sus puertos ni de los bu- 
ques que salgan de ellos. 

“He demostrado, pues, que no solamente en principio | segun 
lo comprueban las numerosas disposiciones sanitarias vigentes 
en todas las posesiones españolas] sí que tambien en la prác- 
tica, el Gobierno español se halla dispuesto 4 favorecer cual- 
quier medida que estime provechosa para la causa comun de 
la ciencia y de la humanidad, salvando únicamente las restric- 
ciones que el respecto á los principios fundamentales de su 
legislacion pudiera exigir. 

“Réstame solo agregar que no es posible pretender que nin- 
gun Gobierno que tenga ya establecidas las medidas que con- 
sidera esenciales para asegurar el bienestar de sus propios 
súbditos, experimente aún el mismo interés primordial con 
respecto á la proteccion de otras naciones contra la exten— 
sion posible de enfermedades, como el que esas naciones 
han de manifestar sobre este particular. “Es, pues, evidente 
que el nombramiento de agentes sanitarios cuyo principal 
cuidado fuese de proteger las naciones extranjeras y de gran- 
jearse su entera confianza, debe considerarse como asunto 
propio de la legislacion sanitaria internacional. Respecto de 
este particular considero que el Gobierno de España no podría 


479 


hacer más que adherirse á esos nombramientos, si la Confe- 
rencia los estimase convenientes, dando así una prueba más 
de sus sínceros deseos de favorecer los intereses de la ciencia 
y de la humanidad por todos los medios de que puede dispo- 
ner.” 

El Delegado de España [ Dr. Cervera] leyó en seguida el 
siguiente proyecto. 

“Los infrascritos Dele gados especiales, no considerarian 
haber salvado su responsabilidad como médicos, ante los di- 
versos países representados en esta Conferencia, si despues de 
haberse comprendido bien por las sesiones anteriores el noble 
fin que es de su deber contemplar, no tentasen un último es- 
fuerzo para satisfacer los deseos v las aspiraciones enunciadas 
al tiempo de convocarse esta Conferencia por el Gobierno de 
los Estados Unidos de América. 

“Es tiempo aún, 4 su juicio, de obtener soluciones justas de 
algunas serias cuestiones sanitarias que quizás hayan lastimado 
esperanzas poco meditadas Ó mal entendidas. En vista, pues, 
de un cordial acuerdo, que sea, al mismo tiempo, una prueba 
perentoria de franca lealtad, seáles permitido someter el si- 
guiente proyecto que corresponde, segun ellos creen, 4 todas 
las opiniones y á todas las exigencias sucesivamente manifes- 
tadas en el curso de nuestro debate, 

“Considerándose la fiebre amarilla como una enfermedad 
endémica, cuyos focos principales, segun numerosos testimo- 
nios científicos, se encuentran habitualmente en diversos pun. 
tos de las islas y del litoral del Golfo Mejicano, que puede con. 
siderarse como su cuna, si bien en el mismo caso se hallan el 
Brasil y, en Africa, la Senegambia y Sierra Leona; considerando 
tambien que no debemos recargar el presupuesto de las nacio— 
nes interesadas con gastos excesivos, pero tan sólo satisfacer 
las necesidades más indispensables para conseguir una protec- 
cion que sea á la vez científica, segura y capaz de proporcionar- 
nos más adelante, por medio de estudios serios y seguidos, los 
conocimientos de que hoy carecemos respecto de la naturaleza 
y Origen del gérmen morbígeno de la enfermedad, de las con 


480 


diciones que favorecen su desarrollo y difusion, así como de las 
“leyes que regulan su aparicion, decrecimiento y cesacion; 

“Convencidos de que cualesquiera que sean las medidas 
quese adopten y los esfuerzos que se hagan, con los medios 
hasta hoy empleados ó propuestos, nose logrará detener los 
progresos de la enfermedad, ni siquiera evitar su propagacion; 
comprendiendo en fin, que ningun sistema de notificaciones, 
por mas importante y perfecto que sea, ni la inspeccion de los 
buques á su salida, ni su rigurosa desinfección pueden procu- 
rar la seguridad completa de su salubridad; 

“Es conviccion profunda de los infrascritos que mientras no 
se hayan hecho estudios serios y profundos de la enfermedad, 
jamás se llegará á determinar los medios más á propósito para 
combatirla y que antes que todo necesitamos la creacion de 
la comision que tenemos la honra de proponer, si hemos de 
alcanzar esos resultados que en vano trataríamos de conseguir 
con tantéos administrativos y que solo puede procurarnos una 
investigacion científica bien establecida. ¡Sometemos pues 
á la consideracion de la conferencia el proyecto siguiente: 

“Art. 1 2 —Una comision sanitaria, cientifica y temporarla, 
será establcida por las naciones más directamente interesadas 
á preservarse contra la fiebre amarilla y por las que deseen 
unirse á la ejecucion de este proyecto. 

“Art. 2 2 —Los trabajos de esta comision comprenderán: 

A. El estudio y determinacion de los focos principales y 
permanentes del germen morbígeno de la enfermedad. 

B. Las condiciones que favorecen su desarrollo, y tambien 
las causas y circunstancias que facilitan su propagacion den- 
tro de los mismos focos, y su trasmision á otros países. 

C. Los medios que pudieran emplearse para circunscribir 
cada vez más sus efectos, ó destruirlos de una vez en las re- 
giones donde tiene su orígen y en las nuevamente invadidas. 

D. La determinacion de los medios más seguros para evitar 
su trasmisión por los buques. 

E. Los procedimientos más ventajosos para desinfectar los 
buques, sus cargamentos y pasajeros. 


481 


» 


F. Todo cuanto atañe á la profilaxia y tratamiento de la 
enfermedad. 

“Art. 32 Los países que quieran concurrir en la organiza- 
cion de esta Comision científica, se entenderán entre sí para 
dará sus delegados las instrucciones necesarias para facilitar 
sus estudios. 

“Art. 42 Esta Comision, despues de haber estudiado en los 
lugares convenientes las diversas cuestiones sometidas á su 
investigacion, deberá presentar un informe colectivo en el que 
se señalarán los medios más prácticos para alcanzar el fin 
solicitado,” | 

(Firmado por los Dres. D. Rafael Cervera, D. I. J. de Silva 
Amado, D. Ienacio Alvarado, D. Cárlos Finlay y D. F. Y- 
Van Leent). 

Terminada la lectura de su proposicion, continuó el Dr: 
Cervera en estos términos: “Desde la apertura de la Confe- 
ferencia me he convencido de que, áun cuando trajéramos 
la mejor voluntad para detener los progresos de la fiebre ama- 

rilla, impedir su importacion en los países donde no ha 
penetrado todavía, localizarla completamente dentro de sus fo: 
cos y aún sanear estos focos, no obtendriamos niugun resultado 
satisfactorio miéntras no comenzáramos por instituir una Co- 
mision científica, encargada de hacer los estudios que señalo 
en mi Proposicion, sobre el carácter, naturaleza, curso y des— 
arrollo de la fiebre amarilla. Esta Comision poco aumentarla 
el presupuesto de las naciones participantes y estimo que bas- 
taria el concurso de tres 6 cuatro Gobiernos para asegurar 
su creacion. Ella tendría su asiento donde lo tuviese por 
conveniente, en Nueva-Orleans, en Veracruz ó en la Habana, 
segun determinasen los Gobiernos interesados participantes. 
Tendría toda libertad en sus investigaciones y exámenes cien” 
tíficos, y algun dia lograríamos, merced 4 esos trabajos, algo 
práctico y útil. Suplico al Sr. Presidente someta mi Propo-' 
sicion, cuando lo estime conveniente, á la discusion y votacion 
de esta honorable Conferencia.” 


El Delegado de Portugal (Dr. Amado) manifestó que, en 
T. xvn.—61 


482 


prueba de su adhesion á la Proposicion del Dr. Cervera, él la 
habia firmado, como tambien firmaron el mismo Dr. Cervera 
y todos los Delegados especiales, ménos los de los Estados 
Unidos, el proyecto que iba á presentar. No existe, pues, an— 
tagonismo entre los dos proyectos, siendo el suyo como el 
complemento del otro. 

Tomaron la palabra los Delegados de Turquía (Aristarchi 
Bey) y de los Estados Unidos (Dr. Cabell) quienes optaron 
ambos por la Proposicion del Delegado de España. El de Cu— 
ba y Puerto Rico [ Dr. Finlay | apoyó el proyecto en los térmi- 
nos siguientes: 

“Deseo explicar por qué he firmado al mismo tiempo el 
proyecto del Dr. Cervera y el del Dr. Amado. Es que consi: 
dero urgente la adopcion por esta Conferencia de resoluciones 
favorables á la investigacion cientifica de la fiebre amarllla, y 
estimo además que cualquiera de esas medidas que fuese acep- 
tada, constituiría un gran paso hácia el logro de nuestras as- 
piraciones sanitarias. 

“Sin entrar en consideraciones técnicas que no serían del ca- 
so, y simplemente como ejemplo que haga palpable, por de- 
cirlo así, la necesidad de la investigacion solicitada por los 
Dres. Cervera y Amado, séame permitido recordar á mis co- 
legas presentes este hecho: que las medidas sanitarias gene- 
ralmente aconsejadas en la actualidad para impedir la propa- 
gacion de la fiebre amarilla, estan basadas en un modo de 
considerar esa enfermedad enteramente en desacuerdo con un 
número considerable de hechos observados. Tenemos, por una 
_parte, á los contagionistas y, porla otra, á los anticontagio- 
nistas, cada cual esforzándose en negar el valor de los hechos 
presentados por el partido contrario en apoyo de su opinion. 

“Pues, Señores, declaro imposible que nadie con ánimo 
imparcial examine los hechos aducidos, sin llegar á esta con— 
clusion: que un gran número de las pruebas que abonan una 
y otra de esas dos opiniones contradictorias deben aceptarse 
como perfectamente auténticas; conclusion que conduce ne- 
cesariamente á esta otra consecuencia, que es preciso admitir 


485 


la intervencion de una tercera condicion independiente para 
poder explicar esas dos categorías de hechos. 

“Mi opinion personal es que tres condiciones son, en efecto, 
necesarias para que la fiebre amarilla se propague: 


19 La existencia prévia de un caso de fiebre amarilla, 
comprendido dentro de ciertos límites de tiempo con. res- 
pecto al momento actual. 

2? La presencia de un sujeto apto para contraer la enfer- 
medad. 

3 La presencia de un agente cuya existencia sea comple- 
tamente independiente de la enfermedad y del enfermo, pero 
necesaria para trasmitir la enfermedad del individuo atacado 
de fiebre amarilla al hombre sano. 

“Esto, me dirán, no pasa de ser una hipótesis; y así lo en 
tiendo: mas la creo plausible y tiene, por lo ménos, el mérito 
de explicar cierto número de hechos hasta ahora inexplica- 
bles por las teorías actuales. No necesito más, supuesto que 
mi úvico objeto es demostrar que si mi hipótesis ú otra aná- 
loga llegase á realizarse, todas las medidas que hoy se toman 
para detener la fiebre amarilla resultarían ineficaces; toda 
vez que se estaría combatiendo las dos primeras condiciones 
en lugar de atacar la tercera, para destruir el agente de tras- 
mision ó apartarlo de las vías por doude propaga la enfer- 
medad. : 

“Ya veis, señores, cuanto nos importa estudiar á fondo esta 
cuestion si no queremos extraviarnos recomendando, con la 
mejor intencion, sin duda, medidas que no han de alcanzar el 
fin que nos proponemos.” 

No habiéndose admitido una mocion del Delegado de Aus- 
tria Hungría para que la votacion fuese aplazada, resultó apro- 
bada la Proposicion del Delegado de España (Dr. Cervera) 
por 24 votos, absteniéndose cuatro de votar. 

El Delegado de Portugal (Dr. Amado) pide que no se pon- 
ga á votacion su proyecto, sino que sea simplemente consig- 
nado en el Acta, como expresion de los deseos científicos de 
los Delegados especiales. 


484 


El Presidente (M. Hay), despues de consultar á la Conferen- 
cia, ordenó su insercion en el Acta; y el Dr. Cervera pidió 
que la Proposicion del Delegado de Portugal fuese comunl- 
cada á la Comision Científica si ésta llegara á ser nombrada. 

El Delegado especial de Méjico (Dr. Alvarado) leyó una 
comunicacion firmada por los Delegados Dres. Alvarado, Don 
F. V. Van Leent, Mr. Stephen Preston, M. Julio Carrié y Dr. 
Amado, en la que defiende la necesidad de que las notificacio- 
nes sanitarias, para obtenerse ú tiempo y para que sean correctas 
y fidedignas, deben necesariamente llenar las dos condiciones 
siguientes: 12% Quela persoun ó el agente encargado de 
trasmitir esas informaciones tenga el mismo interes en sumi- 
nistrarlas que el Gobierno que ha de recibirlas; 25 Que 
dicho agente se encuentre en posicion de conocer todos los 
hechos relativos á la salud pública y sea por Consigaiente res— 
ponsable de sus actos. La primera condicion exige, á juicio 
del Dr. Alvarado, que el agente aludido sea natural del país 
interesado en recibir los avisos sanitarios, miéntras que la se— 
gunda hace indispensable que sea un médico competente, ca- 
paz de apreciar acertadamente cuando una enfermedad debe 
considerarse epidémica; punto sobre el cual puede haber di- 
vergencia. 

El Presidente (M. Jobn Hay) manifiesta que la Conferencia 

ha oido con el más vivo interés las observaciones tan intere— 
santes del honorable Delegado de Méjico; pero como no se 
refiere directamente á la cuestion pendiente, propone que 
su trabajo sea publicado en el Acta. 
- El Delegado de Austria Hungría (Conde Bethlen), Presiden- 
te de la Comision nombrada para examinar su proyecto de 
avisos internacionales, manifiesta que la mayoría de esa Comi- 
sion ha adoptado un proyecto de convenio en que expone un 
sistema de avisos sanitarios. | 


Proyecto para la institucion de dos agencias internacionales 
de avisos sanitarios. 


“Artículo 1.-—Se establecerán enViena y en la Habana agen- 


485 
cias internacionales permanentes de avisos sanitarios. Los 
Gobiernos se entenderán respecto de la formacion de estas 
oficinas. 

“Artículo IL—La agencia de Viena deberá recoger los 
informes sanitarios de Europa, de Asia y de Africa. La de 
la Habana extenderá su esfera de accion sobre el continente 
americano é islas que geográficamente le corresponden, salvo 
las modificaciones que el estado de las comunicaciones, tele- 
gráficas pudiese hacer necesarias en el presente sistema. 

“Artículo 111.—-Los Gobiernos contratantes podrán entender- 
se para establecer, si fuese necesario, otra tercera agencia que 
tenga su asiento en el Asia. 

“Artículo 1V.—Los Gobiernos participantes en este sistema, 
enviarán sus informes sanitarios á la agencia dentro de cuya 
esfera de accion se hallan comprendidos. 

Cada Agencia enviará sus avisos á los Gobiernos que le 
manden boletines sanitarios, Las agencias cangearán entre 
si los avisos que reciban, para ponerlos igualmente en co- 
nocimiento de los países comprendidos en su seccion. 

“Artículo V.—En casos de extrema urgencia se admitirán 
excepciones á este sistema, y los distintos gobiernos tendrán 
la facultad de ponerse en comunicacion directa con la agencia 
á4 cuya jurisdiccion, en tiempos normales, pertenecen. 

“Artículo VI.—En casos de duda respecto á la exactitud de 
los Boletines recibidos, las agencias estarán autorizadas á po- 
nerse en comunicacion con el país respectivo, que deberá pro- 
curarle, con la mayor prontitud posible, las aclaraciones soli- 
citadas. 

“Artículo VIL.—En los países donde existen Consejos sani- 
tarios internacionales, con ellos establecerán las agencias sus 
comunicaciones. 

“Articulo VUIL—En los paises que no tienen un servicio de 
sanidad pública perfectamente organizado, ó que no se hayan 
adherido al Convenio, los cónsules de las partes contratantes 
se reunirán en consejo sanitario internacional, con el objeto 


486 


de proporcionar á dichas agencias las noticias sanitarias que 
no hayan podido obtenerse de las autoridades locales. 

“Artículo IX.—Los Gobiernos de España y de Austria-Hun- 
gría fijarán anualmente el presupuesto de gastos, y lo some- 
terán á los Gobiernos participantes. 

“Artículo X.,—El reparto entre los distintos Gobiernos de 
las cantidades necesarias, se operará de la manera siguiente: 
la mitad de los gastos se repartirá en proporcion á la cifra de 
poblacion, y la otra mitad en proporcion á la cifra de tonela— 
das de su marina mercante, combinada con el valor del comer- 
cio maritimo de cada país. 

“Artículo XL.—Los Gobiernos de pana y de Austria 
Hungría someterán cada año, al terminarse, las cuentas defini- 
tivas correspondientes á cada país. 

“Art. XIL—El presente convenio se celebrará por un tér-- 
mino de diez años. 

Cada Gobierno tendrá la libertad de renunciar el convenio 
al cabo de tres años. Se reserva el derecho de modificar 
se pone on que designe alguno de los Estados par- 
ticipantes.” : 

Abierta la discusion sobre la Proposicion del Delegado de 
Austria Hungría, hicieron uso de la Ad los Delegados de 
los Estados Uds: (Dr. Cabeil), de Suecia y E (Con- 
de Lewenhaupt), de Austria Hungría, de Alemania (M. Schu- 
macher), de Rusia (M. Bartholomei),—manifestando el autor 
de la Proposicion la conveniencia de que la acompañara el 
siguiente preímbulo: “Deseo expresado por la Conferencia 
Sanitariá Internacional de Washington, acerca de un sistema 
internacional centralizado de avisos sanitarios. 


“La Conferencia Sanitaria Internacional declara que, aparte 
de los medios por ella recomendados, y con el objeto de crear 
un sistema satisfactorio internacional de informaciones relati- 
vas al estado sanitario de los distintos puertos y lugares, es- 
tima indispensable el establecimiento de ciertas Instituciones 
que concentren en sus manos ese servicio, 

“Recomienda, por consiguiente, la adopcion del adjunto 


487 
proyecto, destinado á establecer dos institutos'internacionales 
de avisos sanitarios, encargados de recoger todos los informes 
relativos al principio, desarrollo y decrecimiento de las: en- 
fermedades: cólera, peste, fiebre amarilla, etc., y de ponerlos 
en conocimiento de las partes interesadas.” 

Puesta á votacion la Proposicion del Delegado de Austria 
Hungría, fué aprobada (con el preámbulo), por 13 votos con— 
tra 3, y 2 abstenciones. 

Púsose á votacion la Proposicion presentada anteriormente 
por el Delegado de Francia (M. Outrey), despues de discutir- 
se y oirse los pareceres de los de Dinamarca (M. Bille), de 
Austria Hungría (Conde Bethlen), de Portugal (Dr. Amado), 
de Italia (Príncipe le Camporeale) y de los Países Bajos (M. 
de Pestel). —Resultando aprobada por 11 votos contra 7. 

El Presidente (M. Jobn Hay) pregunta á la Conferencia si 
tiene nuevas Proposiciones que examinar; en caso contrario 
todo Delegado tiene el derecho de pedir que los trabajos de 
la Conferencia se recopilen en un informe y sean sometidos en 
la próxima sesion á la aprobacion de la misma. 

Habiendo manifestado los Delegados de Italia y de Tur- 
quía que no habia ya lugar á proseguir las observaciones que 
respectivamente habian dejado pendientes, el segundo [ Aris- 
-tarchi Bey] propuso que se nombrara una comision de redac- 
cion para coordinar el informe final. Adoptada esta Proposicion 
se designaron para ese objeto los Sres. Outrey, bartholowmei, de 
Bille, Príncipe de Camporeale, L>wndes, Dr. Cervera y los dos 
Secretarios de la Conferencia. Por indicacion del Delegado de 
Rusia, se eligió al de Francia presidente de la Comision. 

El Delegado de España (Sr. Mendez de Vigo) pidió la pa- 
labra: : 

“Tengo el sentimiento, dijo, de despedirme de mis hono- 
rables colegas de esta Conferencia. Dentro de poco he de 
salir de Washington y ántes de mi partida quiero dar las 
gracias por la benevolencia que siempre me han manifestado.” 

El Presidente (M. Johu Hay): “En contestacion al Hono- 
rable Delegado de España y á nombre de la Conferencia, ven- 


488 


go 4 asegurarle que se le tiene en muy alta estimacion y 
que le consagramos profundo respeto y afeccion. (Quiero 
tambien manifestarle el verdadero sentimiento que la partida 
de tan valioso miembro deja en el seno de esta Conferencia.” 

En la última sesion presentó el Delegado de Francia, Presi- 
dente de la Comision de Redaccion, el siguiente Preámbulo 
y las Resoluciones que le siguen, que discutidas por los Dele 
gados presentes fueron aprobadas por unanimidad. 


La Conferencia Sanitaria Internacional, reunida en Was- 
hington en los meses de Enero, Febrero y Marzo de 1881, so—- 
mete, como resultado de sus deliberaciones, á la favorable con- 
sideracion de los Gobiernos, en ella representados, las Resolu- 
ciones siguientes respectivamente adoptadas por las mayorías 
que al pié de cada párrafo se expresan. 


ResoLUCIONES. 


1.—Cada Gobierno tendrá un servicio interior organizado 
de tal manera que le permita estar regularmente informado 
del estado de la salud pública ento da la extension de su terrl- 
torio. 

Votos favorables: República Argentina, Austria Hungria, 
Bélgica, Dinamarca, España, Francia, Haytí, Italia, México, 
Paises Bajos, Portugal y Rusia. 

Contrarios: Chile, Estados Unidos, Gran Bretaña, Suecia 
y Noruega y Turquía. 

I[.—Cada Gobierno publicará un boletin semanal de esta- 
distica mortuoria en sus principales puertos y ciudades, y da— 
rá la más extensa publicidad posible á esos boletines. 

Votos favorables: República Argentina, Austria Hungría, 
Bélgica, Dinamarca, España, Francia, Haytl, Italia, México, 
Paises Bajos, Portugal y Rusia. 

Contrarios: Chile, Estados Unidos, Gran Bretaña, Suecia y 
Noruega y Turquía. 


IM.—En el interés de la salud pública, las autoridades sani- 


489 


tarias de los paises representados en esta Conferencia están au- 
torizadas á comunicarse directamente entre sí, á fin de mante: 
nerse informadas de todos los datos importantes que puedan 
llegar á su conocimiento; pero nada de lo expresado aquí po- 
drá relevarlos del deber de proporcionar, al mismo tiempo, á 
los cónsules de sus respectivas jurisdicciones la informacion 
que tienen la obligacion de darles. 

Votos favorables: Bélgica, Chile, Dinamarca, España, Esta- 
dos Unidos, Francia, Hayti, México, Rusia, Suecia y Noruega 
y Turquía. 

Contrarios: Alemania, Austria Hungría, Italia, Países Ba- 
jos, Portugal y República Argentina. 

IV. —Considerándose un sistema central internacional de 
notificaciones sanitarias indispensable para llevar á cabo efi- 
cazmente las medidas preventivas contra la introduccion de 
enfermedades, se recomienda la creacion de organizaciones 
internacionales que tendrán el deber de recoger noticias rela- 
tivas á la manifestacion, desarrollo y cesacion del cólera, de 
la peste, de la fiebre amarilla dí., y de trasmitir esas informa- 
ciones á las partes interesadas. 

(Vénse el Proyecto de convenio del Conde de Bethlen, pá- 
gina 484 del presente Resúmen). | 

Votaron en favor: Alemania, Austria Hungría, Bélgica, Chi- 
le, Dinamarca, España, Hayti, Italia, Paises Bajos, Portugal, 
República Argentina, Rusia y Turquía. | 

Contra: Estados Unidos, Francia y Japon. 

Se abstuvieron: México, Suecia y Nuruega. 

V,—Patente internacional de sanidad, (véase el modelo al 
pié de estas resoluciones). 

Votaron en favor: Bélgica, Dinamarca, España, Estados U- 
nidos, Francia, Hoyti, Italia, México, Paises Bajos, Portugal y 
Turquía. 

Contra: Alemania, República Argentina, Austria Hungría, 


China, Rusia, Suecia y Noruega. 
Y. xv11.—62 


490 


VI.—Lus patentes de savidad serán expedidas enel puerto 


de salida por el agente sanitario responsable del gobierno cen- 


1 
tral. El cónsul del país de destinacion tendrá el derecho de 
presenciar la inspeccion de los buques hecha por el represen- 
tante del Gobierno territorial, bajo las reglas que se prescri- 
ban por convenio ó tratado internacional. 

Votaron en favor: Alemania, República Argentina, Austria 
Hungría, Chile, Dinamarca, España, Haytí, Italia, México, 
Países Bajos y Portugal. 

Contra: Bélgica, China, Estados Unidos, Francia, Rusia, 
Suecia y Noruega y Turquía. 


VI1.—Las patentes de sanidad extendidas en cumplimien—. 
to de las disposiciones internacionales, deberán expedirse 
orátis. 

Votaron en favor: Alemania, Áustria Hungria, Bélgica, Di- 
namarca, Estados Unidos, Francia, Haytí y Países Bajos. 

Votaron en contra: China, Italia, Rusia, Suecia y Noruega y 
Turquía. 

Se abstuvieron: República Argentina, España, México y Por- 
tugal. 


VIIL.—Una Comision Sanitaria, científica y temporaria se- 
rá creada por las naciones más directamente interesadas en 
protegerse contra la fiebre amarilla y por cualesquiera otras que 
deseen tomar parte en este arreglo, con el cargo de estudiar 
todo lo relativo al oríyen, desarrollo y propagacion de esa en- 
fermedad. 

(Véase el Proyecto de convenio para realizar este objeto, 
pág. 480 del presente Resúmen.) 

Votaron en favor: Alemania, Austria Hungria, Bélgica, Chi- 
le, Dinamarca, España, Estados Unidos, Francia, Haytí, Méxi- 
co, Países Bujos, Portugal, República Argentina y Turquía. 

£e abstuvieron de votar: Italia, Japon, Rusia, Suecia y No- 
-Tuega. 


491 


Modelo de Patente internacional de Sanidad, 

El inírascrito........(encargado de extender la Patente.) 
en el puerto de .......decloro que el buque aquí nombrado 
queda despachado en este Puerto, bajo las circunstancias si 
guientes: 


Nombre del buque: 


¡ 27 Cámara: 
1 
| 


Toneladas: De proa: 
Alojamiento para pasajeros n? | Clase (de guerra, goleta de.): 
Destinacion: Cañones: 
Nombre del médico del buque, Ultima procedencia: 
(si lo tiene) | Nombre del Capitan: 
Total de pasajeros: ¡| Total de tripulacion: 
1? cámara: ¡| Cargamento: 


El Buque. 

1 2 Condicion Sanitaria del buque (ántes y despues de reci- 
bir su cargamento, mencionandose si existen maderas deteriora 
das). Adviértase si se practicó la desinfeccion: 

2 > Condicion sanitaria del cargamento: —3 2 Condicion sa- 
nitaria de la tripulacion:—4 2 Condicion sanitaria de los Pasa. 
jeros:—5 2 Condicion sanitaria de equipajes, víveres y agua, 
capacidad de alre y ventilacion. 

El puerto. 

1 2 Condicion sanitaria del Puerto y de las localidades ad- 
yacentes, 

a. Enfermedades reinantes (sz las hay). 

b. Número de casos y de defunciones de fiebre amarilla, có- 
lera asiático, peste, viruelas y tífus, durante la semaua prece- 
dente. 


Número de casos de: -—¡ Número de defunciones de: 
Fiebre amarilla.......... | Fiebre amarilla A. 
Cólera asiático ..... A COEL ASCO Ao: 
A UA PERES TO y e 
NT A AN O Ear AN o 
A 0 A a y e bc MI IO 


c. Poblacion segun el último censo. 


492 


d. Total de defunciones durante el mes anterior. 
2 2 Circunstancias que afectan la salad pública en el Puer- 
to de salida. 


Certifico que las declaraciones que preceden han sido he: 
chas por........, quien personalmente ha inspeccionado el 
buque; que estoy satisfecho de que esas declaraciones son co- 
rrectas; y además certifico que dicho buque sale de este Puer- 
to con destino 4..4...0: 

En fé de lo cual pongo mi firma y el sello oficial en este 
puerto de el día de á (tal hora). 


(sello) (firma) 


Aprobadas por unanimidad las Resoluciones así expresadas, 
cada uno de los Delega los firmó dos ejemplares del acta final, 
uno redactado en el idioma inglés y el otro en francés. 

Por iadicacion de uno de los Delegado sse nombró una Co- 
mision compuesta del de Rusia (M. Bartholomei) y de los dos 
Secretarios de la Conferencia, para inspeccionar y dirigir la iu- 
presion definitiva de los trabajos de la Conferencia, 

Antes de separarse, el presidente (M. John Hay; pronun. 
ció un bien aliñado discurso, despidiéndose de los Delegados 
en términos afectuosos y asegurando que siempre conservaria 
el más grato recuerdo de esas reuniones que él habia tenido 
la honra de presidir. El Sr. Bartholomei (Delegado de Rusia) 
contestó dando las gracias al Presidente en nombre de los 
miembros de la Conferencia. 


(El único objeto de este opúsculo es presentar un Extracto 
de las deliberaciones de la Conferencia Sanitaria de Washing- 
ton que permita seguir por todas sus fases la argumentacion 
y el órden de ¡leas que condujeron á la adopcion definitiva de 
las Resoluciones finales, fruto visible de esos trabajos. 

Hoy simple cronista, precisamente porque tuve alguna res- 
ponsabililad, aunque insignificante, en el debate, me he abs: 
tenido de todo comentario. Mas, áun así, me ha faltado espa— 
cio para reproducir íntegros, como lo hubiera deseado, todos 


493 


los discursos interesantes é instructivos que allí se pronun- 
ciaron, y he debido fimitarme á citar aquellos argumentos que 
estimara más esenciales, en virtud de su originalidad g de su 
aplicacion más directa á los asuntos en discusion. Extraño á 
todo móvil de parcialidad, mi propósito de reproducir con 
mayor extension los discursos y reflexiones de los Delegados 
de España no obedece á otra idea que la de satisfacer el na- 
tural y justo deseo, —mejor dicho, el derecho de cada Nacion 
de conocer la parte que sus representantes tomaron en las 
transacciones. Mas aparte de esta consideracion, séame per- 
mitido congratular á mi distinguido colega, el Dr. Cervera 
de Madrid, así por su decoroso desempeño del papel impor- 
tante y difícil que desde las primeras sesiones de la Conferen- 
cla tuvo á su cargo, como por el general aprecio que supo 
oranjearse entre los representantes de las demás Naciones, y 
la favorable acogida que mereció su Proyecto relativo á la 
ereacion de una Comision científica para estudiar la fiebre 
amarilla, cuyo planteamiento tantos beneficios ha de reportar 
á la Nacion española, de todas la más cruelmente castigada 
por ese azote. El Excmo. Sr. Méndez de Vigo, Ministro Ple— 
nipotenciario en Washington, con la autoridad y el tacto que 
le distinguen, no fué ménos feliz dentro de la elevada esfera 
que le correspondia: que así lo demostraron las halagiieñas 
palabras que al despedirse en la penúltima sesion le dirigió 
el Presidente de la Conferencia (Mr. John Hay), y tambien 
las inequivocas muestras de aprecio y de cariño que hasta el 
momento de su partida no cesó de recibir.—C. .F.) 


Delegados que concurrieron á la Conferencia Sanitaria In— 
ternacional de Washington: 

Por Anemania.—M. H. A. Schumacher, Cónsul general 
e2 Nueva-Yo:k, 
. Por La ReprúbLICA ArceNTINA.—S5. D. Julio Carrié, Secretario 
de la Legaciun, Encargado de Negocios ad ¿nteram en Was- 


higton, 


494 


Por Austria Hunaria.—Sr. Conde de Bethlen, Delegado es- 
pecial, 4 

Por Brrc1ica.—Sr. Baron d'Anethan, Consejero de Legacion 
y Encargado de Negocios, ad ¿nterím; y M. Edouard Séve, 
Cónsul general en Filadelfia. | 

BoLtivia.—Sr. Dr. Ladislao Cabrera, Enviado Extraordina- 
rio y Ministro Plenipotenciario. 

BrasiL.—Senhor 'Porreao de Barros, Secretario de Legacion 
y Encargado de Negocios ad interim. 

Care. —Sr. D. Francisco de Solano Asta—-Buruaga, Envia- 
do Extraordinario y Ministro Plenipotenciario, 

Por Cuiva.—Chin-Lan-Pin, Enviado Extraordinario y Mi- 
nistro Plenipotenciario. 

Por Estamos Untnos pe CoLomBIa.— 

Por Divamarca.—Sr. Carl Steen Andersen de Bille, Encar- 
gado de Negocios y Cónsul general en Washington. 

Por EspaÑña.—Sr. D. Felipe Méndez de Vigo, Enviado Lx- 
traordinario y Ministro Plenipotenciario; Dr. D. Rafael Cerve- 
ra, Delegado especial, y Dr. D. Cárlos Finlay (por Cuba y 
Puerto Rico). 

Por Esranos Uxibos DÉ America.—Sres. Dr. James L. Ca- 
bell, Presidente del “National Board of Health” de los Estados 
Unidos; Dr. Thomas J. Turner, Secretario del “National Board 
Of Health;” M. J. Hubley Ashton, Delegado especial y M. Ja: 
mes Lowndes, Delegado especial. 

Por Praxcra.—M. Maxime Outrey, Enviado Extraordinario 
y Ministro Plenipotenciario. | 

Por Gran BreraÑa.—M. E lward Mortimer Archibald C. B,, 
Cónsul general de S. M. B, en Nueva York; y el Dr. J. C. 
Taché, Delegado especial del Canadá. 

Por Istas Hawai.—M. Elisha H. Allen, Enviado Extraordi- 
nario y Ministro Plenipotenciario. 

Por Harrí.—M. Stephen Preston, Enviado Extraordinario 
y Ministro Plenipotenciario. 

Por Iransa.—Príncipe de Camporeale, Encargado de Nego- 
cios ad interim en Washington. 


405 

Por Jarow.—Jushie Yoshida Kiyonari, Enviado Extraor— 
dinario, y Ministro Plenipotenciario. 

Porn Ligerra.—Mr. William Coppiager, Cónsul general en 
los Estados Unidos. 

Por Merico.—Sr. D. Ignacio Alvarado, Delegado especial. 

Por Parses Basos.—Jonkheer Rudo!¡a van Pestel, Enviado 
Extraordinario y Ministro Pleaipotenciario, y el Dr. D, J. Van 
Leent, Jefe de Sanidad de 1% Clase de la Armada de los 
Países Bujos, Delegado especial, 

Por en Peru.—Sr. D, Ramon Ignacio García, Encargado de 
Negocios ad interin, 

Por PorrucaL.—Sr. Vizconde das N Sueiras, Enviado Ex- 
traordinario y Ministro Plenipotenciario: y el Profesor D. José 
Joaquin de Silva* Amado, Delegado especial, 

Por Rosta.—M. Michel Birtholo u-i, Enviado Extraordina- 
rio y Ministro Plenipoten sario. 

Por Suecia y Norusga.—Sr. Conde Carl Lewenhaupt, En- 
viado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario. 

Por Turquía. —Gregoire Aristarchi Bey, Enviado Extraor- 
dinario y Ministro Plenipotenciario. 

Por VesezoeLa.-Sr. D. Simon Camacho, Encargado de Nego- 
cios en Washington. 


ACADEMIA DE CIENCIAS. 
SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 3 DE ABRIL DE 1881. 


SRES. ÁCADEMICOS CONCURRENTES.—Les. Gutiérrez, Presidente, 
J. L. Hernandez, A. (Q. del Valle, Govántes, Ramos, V. B. 
Valdés, Núñez, Montalvo, Plasencia, Machado, 5. Fernández, 
Mestre, Secretario. : 

Abierta la sesion á la hora de costumbre con la asistencia 
de los Sres. Académicos que arriba se expresan, dió lectura el 
Secretario general al acta de la pública anterior, la cual fué 
aprobada. 

Enuteróse la Corporacion de que no habiendo podido cele- 


496 


brarse la sesion pública ordinaria correspondiente al dia 27 
de Marzo último, por falta de quorum, 4 pesar de haber asis- 
tido los señores Académicos Gutiérrez, Montalvo, Machado, 
Govántes, J. L, Hernández, A, (r. del Valle, Rovira y Mestre, 
se habia transferido dicha sesion para el dia de la fecha. 

- CorresponneNcIa.—Leyó el Secretario «general las siguientes 
comunicaciones: 12 un oficio del Sr. Fiscal Militar de la 
Plaza de la Habana, interesando á la Academia en un dictá- 
men que debe ésta ministrar; á quien se contestó indicándole 
se sirviera remitir la consulta por conducto del Gobierno Ge- 
neral, segun lo prescribe el Reoelamento de la Corporacion; 2 2 
otro idem del citado Gobierno, acompañando el interrogatorio 
formulado por el Sr. Fiscal Militar de esta Plaza y referente 4 
la causa de la muerte en el hecido Bonilla; cuvo asunto se 
sometió 4 informe de la Comision de Medicina Legal; 3 2 otro 
idem del mismo Gobierno, remitiendo el testimonio relativo al 
estado mental de D. José Abreu y González, en causa que 
por homicidio se le sigue en el Juzaado de Monserrate; 49 
otro idem de la Comision de Medicina Legal, manifestando 
que siendo deficientes los datos suministrados por el Juzgado 
respectivo para el estudio del estado mental del procesado 
Abreu, es necesario acompañar la hoja clínica que debe ha: 
berse llevado en el manicomio donde aquel se encuentra, pa- 
ra que puede ministrarse el informe solicitado; de lo que se 
dió cuenta al Gobierno General, por cuyo conducto se habia 
recibido la consulta; 5 2 otro idem de la Direccion General 
de Hacienda, para que por la Real Academia se nombre un pe- 
rito que en union del Vista Farmacéutico de la Aduana pro- 
ceda al reconocimiento de las sales que ha importado D. Fran- 
cisco F. Ibáñez para su fábrica de abonos, con objeto de que 
pueda conocerse de una manera concreta la partida del Aran- 
cel por la que se han de aforar; habiéndose designado al Dr. 
D. Joaquin F. Lastres, socio numerario y Director de la Sec: 
cion de Farmacia; 6. 2 otro idem del Escribano de Cámara D. 
Antonio Maria del Rio, remitiendo la causa instruida por el 
Juzgado de primera Iustancia de Guanabacoa contra D. José 


497 


TI... P..., por violacion, así como el auto dictado por la Real 
Sala de lo Criminal; cuyos documentos fueron enviados á-la 
Comision de Medicina Legal para el informe que se pide; 7.2 
otro idem del Juzgado de Primera Instancia del Distrito del 
Pilar, recordando á la Academia las resultas de otro anterior 
en averiguacion de si la muerte del asiático Severino fué pro- 
ducida por los golpes que recibió; de que se dió traslado á la 
Comision respectiva; 8, otro idem de la misma procedencia, 
acompañando un testimonio y un pantalon á fin de que en la 
Academia se analicen las manchas que en éste se encuentran y 
se informe si son Ó no de sangre; habiéndose devuelto dicho 
pantalon por no corresponder á la Academia semejante aná- 
lisis; 9. 2 otro idem del Juzgado de Belen, recordando el re- 
sultado del informe sobre la raza á que pertenece el patroci- 
mado Felipe Domínguez; del que se dará cuenta en la actual 
sesion; 10. 9 otro idem del Sr. Director de la Casa general de 
Enajenados de esta Isla, remitiendo un ejemplar del Regla- 
mento reformado de dicha Casa; habiéndosele dado las más 
atentas gracias; 11.2 una invitacion de la Junta general de 
la Exposicion de Matánzas para el solemne acto de su inaugu- 
racion; para la que fué nombrada una Comision presidida por 
el Dr. Rodríguez. 

Orcion a premio. —Quedó tambien instruida la Corporacion 
de haberse recibido, con opcion á uno de sus premios anuales, 
una Momoria que trata de la descripcion y diagnóstico de las 
heridas producidas por armas de fuego, lleva por lema “El 
Progreso es la gran palanca de las sociedades modernas” y 
viene acompañada de un pliego cerrado en que está escrito el 
nombre del autor. 

Bistioreca.—Por ausencia del Sr, Secretario de la corres: 
pondencia nacional y extranjera, presentó el de actas: la 
Guceta Médica de la Habana, número 5;—Crónica Médico— 
Quirúrgica, 3;—Revista de Cuba, 6;—Revista General de Co- 
municaciones, 11;—El Repertorio, 14, 15 y 16;—kRevista 
Económica, 178 y 179—B dletin Oficial de los Voluntarios, 
207, 208 y 209;—El Bombero, 12 y 14;—Avisador Comer- 


T, XVILn—63 


498 


cial, 59 4 63;—65 á 69, 71 4 75,—Boletin Comercial, 59 á 75, 
Reglamento de la Casa General de Enajenados de la Isla de 
Cuba, 1881;—Anales de la Sociedad Española de Historia 
Natural, 3;—Revista Minera de Madrid, 266 y 267;—Corres- 
pondencia Médica deidem, 3 4 7;—La llustracion Militar, 5,. 
—La Ilustracion Española y Americana, con un grabado del 
proyecto de Universidad Literaria para la Habana;—Boletin 
de la Oficina Nacional de Salubridad de Washington, 36 4 
38;—Ilem de la Oficina de Estadística Vital, para los meses 
de Diciembre y Enero de 1881;—Discurso de contestacion á 
la Memoria inaugural del Dr. Rocamora sobre el Eucalyptus 
globulus, por el Sr. Sauvalle; varios ejemplares que se repar— 
tieron á los señores concurrentes. 

AwrtroroLoGÍa.—CLASIFICACION DE RAZAS. —Terminada la co- 
rrespondencia, leyó el Dr. Montalvo, á nombre de la Comision 
respectiva, una ampliacion al anterior informe pedido por el 
Juzgado de Belen sobre la raza á que pertenece el patrocina- 
do Felipe Domínguez, Principia por dejar sentado que cuan- 
do dos individuos de razas distintas se cruzan, el producto 
conserva caractéres pertenecientes á sus padres, aunque la ley 
de herencia ofrece á veces singulares excepciones, de que no 
faltan ejemplos que citar: tanto de la ley como de sus desvia— 
ciones se aducen casos por la Comision, aparte los de heren- 
cia interrumpida, colateral y atávica que son todavía más 
sorprendentes; y concluye que en la inmensa mayoría de los 
casos es fenómeno seguro que el hijo presente alguno de los 
caractéres de la madre y que al mismo tiempo pudiera ser, 
aunque el hecho es muy raro, que un individuo nazca de ma- 
dre etiópica y de padre caucásico, con la mayor parte de los 
caractéres del último. 

Discusion.—El Dr. Valdés manifestó que los caractéres que 
se tomaban como base para la resolucion del problema no 
tenian todo el valor que quería dárseles, por cuanto eran sula- 
mente “de impresion,” segun los llaman los autores, y no esta- 
ban fundados en medidas que se hubiesen hecho para clasifi- 
car los mestizos, que son los elementos más importantes. 


499 


El Dr. Montalvo contestó que algunos de esos caractéres 
tenian bastante importancia para tomarlos en cuenta; así, por 
ejemplo, el del lóbulo de la oreja, que faltando en un berbe- 
risco de ojos azules, casado éste con una árabe trigueña y de 
oreja bien conformada, tuvo dos hijos, uno como el padre y 
otro como la madre. Pero como los autores, al consignar lus 
excepciones, no dicen que les haya precedido el estudio au 
tropométrico, atendiendo á su competencia ha creido la Comi- 
sion que no debia mostrarse muy absoluta en la conclusion 
del informe. 

El Dr. Qutiérrez expuso que, áun cuando solamente en 
estos últimos tiempos ocurrían consultas como la actual rela— 
tivas al reconocimiento de las razas, desde muy atras se han 
guiado todos por el aspecto exterior para hacer esa clasifica— 
cion. Por su parte ha notado que individuos que tenian en- 
tre 8us padres alguna persona de color, han parecido al prin. 
cipio enteramente blancos, cuando niños, y creciendo se han 
ido presentando y acentuando los caractéres de la otra raza, 

El Dr. Montalvo ratifica dicha observacion y agrega que en 
la Habana no son raros los casos de sujetos que cuando mu: 
chacios se han distinguido no sólo por la blancura del cutis 
sino por la esbeltez de las formas, pero que con el transcurso 
de los años han perdido totalmente estos caractéres, adqui 
riendo otros que revelan el origen del mestizo. 

Mebniciva LecaL.—£Lstado mental. —Aprobado por unanimi 
dad el intorme anterior, leyó otro el .Dr. Plasencia, en nom. 
bre de la Comision de Medicina Legal, para contestar por 
tercera vez al Juzgado de Monserrate, que remitió una nueva 
hoja clínica, acerca del estado mental del procesado Tomás 
Alvear. Teniendo en cuenta los antecedentes de éste y los 
datos recientemente suministrados por dicho Juzgado, fijuse 
la Comision en que los facultativos que primeramente asistie. 
ron á Alvear señalaron en él, entre otras cosas, insomnio «b- 
soluto, gran alteracion en el ejercicio de sus diferentes siste- 
mas y aparatos, sobre todo en el de la locomocion, y alucina. 
ciones de la vista y del oido; en que las pruebas que despues 


500 


se han dado en el Asilo General de Enajenados para acusar- 
le de simulacion son de poco ó niugun valor científico y hasta 
contradictorias, notándose en el último teatro de observacion 
bastante diferencia entre las apreciaciones de los dos peritos 
del Asilo, uno de los cuales traduce cualquier acto del encau-. 
sado, por iusignificante que sea, como elemento que descubre 
al simulador. Despues de hacer la crítica de cada una de 
esas pruebas, que no es posible poner de acuerdo con los sig- 
nos observados en el primer reconocimiento, y de dejar sen- 
tallo que no es fácil precisar la forma de vesania de que ado- 
lezca Alvear, toda vez que la nueva hoja clínica no describe 
los hechos cual debiera y carece de precision y de criterio 1m- 
parcial, concluye la Comision que, estudiando las observacio- 
nes Ó datos recogidos por los médicos, se nota una grada- 
cion descendente de la primera á la última, lo cual es muy 
natural para alimentar la creencia de que Tomás Alvear está 
en el período de declinacion de una manía. 

Discusion.—Sujeto á discusion el informe leido por el Dr. 
Plasencia, expuso el Dr. Núñez que consideraba algo violenta 
la conclusion del mismo:—recordó que cuando por primera 
vez se trató de dicho asunto en la Academia, pidió que la ho- 
ja clínica se llevara por otro médico que reuniera mejores 
condiciones para seguir la observacion sobre el estado mental 
del procesado; y áun cuando su peticion no hubiese encontra- 
do sino contrariedades, el tiempo se ha encargado de justifi- 
carla, pues á pesar de que por tercera vez se han recibido da- 
tos para que la Corporacion pueda dar su dictámen, todavía 
-hoy se encuentra ella en la imposibilidad de hacerlo, pues no 
hay elementos para resolver ni en pro ni en contra del estado 
de enajenacion mental, siendo deficientes los recogidos tanto 
en el Hospital Civil como en la Casa General de Dementes; y 
por estas razones no acepta el Dr. Nuñez una conclusion que 
deja senteda positivamente la existencia de la locura. 

Respondió el Dr. Plasencia que sin duda la Comision ha- 
bia palpado esa dificultad; pero en medio de ella, estudiando 
comparativamente la observacion efectuada por los médicos 


501 


del Hospital que consignaron el delirio agudo, y la de los dos 
médicos del Asilo mexrcionado, habia notado una gradacion 
descendente, que le habia llevado 4 aceptar la existencia de 
uña manía aguda cuyos síntomas habian minorado. 

Considera el Dr. Núñez que las razones expuestas por el 
Sr. Plasencia ofrecen un carácter dubitativo, dejando por lo 
tanto en pié y con toda su fuerza la objecion por el Dr. Nú- 
ñez formulada, 

Replicó el Dr. Plasencia que, aunque no ' habia evidencia, 
existian probabilidades en favor de la locura; que al lado de 
la predisposicion y hasta encono que por parte de los médicos 
del Asilo se notaba, había que tener muy en cuenta los signos 
observados por los médicos del Hospital, como el delirio, el 
insomnio absoluto, la gran alteracion en el ejercicio de los 
diferentes sistemas y aparatos, particularmente de la locomo- 
cion, las alucinaciones etc., sintomas que no pueden negarse 
ni invalidarse con razones plausibles. 

El Dr. Núñez insiste en que las hojas clínicas no revisten 
todos los caractéres del órden científico; no hay en ellas un 
estudio concienzudo sobre el juicio, el discernimiento, las fa— 
cultades intelectuales y afectivas; y áun cuando se consignan 
hechos al parecer de importancia, como el insomnio absoluto, 
es preciso considerar que los médicos del Hospital no poseen 
los conocimientos necesarios ni se hallan en las condiciones 
de observacion indispensables para dar valor á esos sintomas; 
les dicen que el enfermo no duerme, pero no lo saben en rea- 
lidad. 

En vista de los certificados ministrados por otros profeso— 
res médicos, contesta el Dr. Plasencia que no se atreve á ne- 
gar los hechos allí atestados y acepta desde luégo la veracidad 
de los facultativos que los describen. 

El Dr. Valdés opina que no es posible aceptar la conclu- 
sion del informe. El único punto da partida del Dr. Plasen- 
cia son los datos suministrados por los médicos del Hospital, 
cuyas conclusiones deben considerarse como muy absolutas y 
ligeras, limitándose á simples asertos sin descripcion detallada 


502 


de los fenómenos que pudieron observar, segun lo demuestra 
la referencia que hacen á las alucinaciones del procesado, al 
sueño absoluto etc., que consignan sin la menor prueba. Y 
puesto que en la actualidad no hay más datos que ántes para 
aseverar la locura, incurritía la Acadamía en flagrante contra- 
diccion si dedujese ahora que Alvear estaba loco, cuando. le 
corresponde decir lo que ántes, que no hay datos suficientes 
para resolver el problema. 

El Dr. Plasencia sostiene que no es posible prescindir de 
esos datos anteriores, aunque tal vez haya dudas acerca de 
su valor é importancia; la gradacion es innegable, aunque 
vistas las refexiones del Dr. Núñez, comprende que más que 
certidumbre existe la probabilidad de que Tomás Alvear pu- 
diera hallarse en el periodo de declinacion de una mania. 

Replica el Dr, Valdés que la afirmacion absoluta de los 
médicos aludidos carece de fundamentos y bases científicas, 
no pudiendo sobre ella basarse la Academia, por falta de ver- 
dadera observacion clínica, pues la del Hospital no existe y 
la de la Casa General de Enajenados es deficiente. 

Cree el Dr. Núñez que los médicos del Hospital cumplie- 
ron con su deber, expidiendo, como pudieran haberlo hecho 
cualesquiera otros médicos, certificado del estado mental del 
encausado, consignando simplemente los hechos sin razonar 
los, segun se acostumbra en esa clase de documentos, que sir 
ven para iniciar los expedientes, pero que no suministran una 
base sólida al criterio médico. - No era posible ciertamente 
que su observacion fuera bastante para llegar á concluir que 

la locura era simulada. 

El Dr, Plasencia sustenta que no estarían en condiciones de 
clasificar detalladamente la especie de vesania; pero sí en las 
de comprobar la existencia del delirio, del insomnio, de la alu- 
cinacion y de otros fenómenos más ó ménos importantes, Sin 
embargo, como que los Sres. Núñez y Valdés lo que proponen 
es que se continúe la observacion, el Dr. Plasencia no encuen- 
tra ningun inconveniente en ello, en virtud de que eso con- 
tribuirá probablemente á afianzar su opinion. 


503 


Habiendo manifestado el Dr. Ambrosio Gonzalez del Valle. 
que debia procederse á la votacion por estar ya suficiente- 
mente discutido el asunto, y el Dr. Mestre que en atencion á 
lo que acababa de exponer el Sr. Plasencia, podian ponerse 
de acuerdo los Sres. Núñez, Valdés y Plasencia para la redac- 
cion definitiva de la conclusion del informe; invitados á ha- 
cerlo asi por el Sr. Presidente y puesto á votacion el informe, 
fué aprobado por unanimidad con la siguiente conclusion por 
dichos Académicos formulada:—“Fundada en el exámen de 
los datos que la Comision ha tenido á la vista, no puede má- 
nos de manifestar que siendo idénticos á los en época ante- 
rior remitidos á la Corporacion, hoy como entónces se halla 
en la imposibilidad de formar juicio sobre el estado mental 
de Tomás Alvear, y tiene la houra de proponer á la Real 
Academia se sirva hacerlo presente al Sozyado consultor? 

D»spues de lo cual, declaró el Sr. Presidente terminada la 
sesion. 


SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 24 DE ABRIL DE 1881. 


Sres ACADAMICOS CONCURRENTES.— Sres. Cutiérrez, Presidente, 
Rosiin, Riva, Montalvo, Donoso, Plasencia, Le. de Custro, 
Rumos, R. Cowley, S. Fernández, Y. y PF. Torralbas, A. Fon— 
2ález del Vaulle, Beato, Finluy, Orús, Lastres, Mestre, Secre- 
tario. 

CorresponbeNCIa.—L-yéronse en seguida por el Secretario 
General: 1.2 una comunicacion del Gobierno General de es- 
ta Ísla referente á la publicacion de una elrcular de la Excma. 
Junta Superior de Sanidad sobre la vacuna obligatoria como 
recurso profiláctico contra la viruela; cuyo asunto pasó á in- 
forme de la Comision de Hixiene Pública; 2.2 un oficio del 
Sr. Alcalde Municipal de Madruga, pidiendo vírus vacuno 
para que pueda procederse á la revacunacion en aquel térmi- 
no; y habiendo proporcionado dos tubos la Sub-cowmision de 
Vacuna, se le remitirán en la primera oportunidad; 3.9 otro 
idem del M. L Ayuntamiento de Puerto-Príncipe, encaminado 


504 


al mismo objeto; y debiendo proporcionarle tres tubos la cita- 
da Subcomision, se re mitirán oportunamente; 4.2 otro idem 
del Juzga:lo de Primera Instancia de Bejucal, acompañado 
de un testimonio relativo á la causa seguida contra D. Juan 
Frias y Várgas por lesiones á D. José Maria Torres; del que se 
dió traslado á la Comision de Medicina Legal. 

IvaucuraL.—Enterada la Real Academia de que el Ldo. D. 
Francisco Torralbas hubia remitido su discurso inaugural sobre 
los “Desinfectantes,” el Sr. Presidente se sirvió designar al so- 
cio nunerario Dr. D, Juan Zimora para redactar la contesta- 
cion de dicho discurso, de acuerdo con el articulo 10 del vi- 
gente Reglamento. 

Bisnioteca. —Terminada la correspondencia presentó el Se- 
eretario de la misma Jr. Finlay:—La Crónica Médico Qui- 
rúrgica, número 4;—Revista de Cuba, 2;—Repertorio de Far- 
macia, número 4;—Ro-vista General de Comunicaciones, núm. 
12;—El Repertorio 17;—Observaciones físico-meteorolóyicas 
de la Escuela Profesional, del 1.2 de Marzo al 31 del mismo 
mes;—Memorias de la Diputacion Provincial de la Habana, 
al imuzurarse el primer período semestral de 1881; —Boletin 
de los Voluntarios, 210, 211 y 212;—Revista Económica, 181 
y 182;—El Bombero, 15, 16 y 17;— Avisador Comercial, 76 
á 91;—Revista Minera de Madrid, 258 y 269;—Correspon- 
dencia Médica d2 idem, 8, 9 y 10;—El Laboratorio, 18;— 
Gaceta de Sanilad Militar, 150;—Anales de la Sociedad Es- 
pañola «le Hidro'ogía Médica, 5;—Boletin de Estadística De- 
_mográfica Sanitaria, 2. > semestre de 1880; Boletin de la 
Oficina Nacional d+ Sinidad en Washington, 39 y 40;—Medi- 
das preventivas contra la introduccion de enfermedades infec- 
ciosas Ó contagiosas en los Estados Unidos, 1879;—Sumario 
de los nacimientos, matrimonios y defunciones, etc., de la; 
ciudad de Nueva-York, para 1878;—Elogio del Lilo. D. Do- 
mingo de Leon y Mora, Catedrático de la Universidad de la 
Habana, por el Dr- D. Leopoldo Berriel, varios ejemplares 
que fueron distribui los 4los Sres. socios presentes; —Medical 
Record, 536 4 543;—Harper's Weekly, 1261 á 1268. 


009 

Menicixa LecaL.—Caso de violacion.—Terminada la corres- 
pondencia leyó el Dr. R. Cowley, como ponente de turno de 
la Comision de Medicina Legal, un informe en respuesta á la 
Real Sala de lo Criminal en la causa seguida contra D. José 
TI... P..., por violacion. Tratándose de indagar si se puede 
afirmar, como lo hacen los facultativos que en seganda ocasion 
practicaron el reconocimiento, que en vista de la historia re- 
ferida por la niña acerca del suceso, se comprende fácilmente 
que tras un traumatismo tan violento debieron encontrarse 
al sexto dia fenómenos claros, patentes y decisivos, y ellos 
hallaron los órganos genitales en estado normal,—miéntras 
los peritos del primer reconocimiento señalaron inyeccion en 
los pequeños labios y la entrada de la vagina, desgarradura 
de la membrana hímen, y los del segundo ligeras equímosis 
en los grandes labios y hácia la region de la horquilla, ésta 
ligeramente dislacerada, los pequeños labios algo inflamados, 
el hímen destruido y sensibilidad en la region,—en atencion 
á la notable discordancia que existe entre dichos reconoci- 
mientos, y despues de consignar que si por un lado la tume- 
faccion, la inyeccion vascular, las equimosis y la sensibilidad 
descrita pudieran haberse disipado, por otra las lesiones dela 
horquilla y el hímen destruido debieron fijar la atencion de 
los segundos expertos, —la Comision concluye, teniendo en 
cuenta la pregunta del S». Promotor Fiscal, que basada en el 
exámen por ellos practicado, y descansando en lo consignado 
en sus declaraciones, se encuentra justificado el que asevera- 
sen que debian hallarse, caso de ser cierta la violacion, fenó- 
menos patentes y decisivos de ésta. 

Contusiones y muerte—Aprobado sin discusion el anterior 
informe, leyó otro el Dr. Riva á nombre de la citada Comi- 
sion para responder á la consulta del Juzgado de Primera 
Instancia de Remedios sobre si la muerte del asiático Severi- 
no fué resultado de los golpes que recibiera. Como antece- 
dentes del caso constan heridas en la cabeza, estado irritativo 
de la dura-madre y aracnóides, coágulo entre dichas menmbra- 


nas, tres coágulos grasientos en las cavidades derechas del 
| T. XVIL.—64 


506 


corazon y derrame en el pericardio, considerando los peritos 
que los unos y el otro preexistieron 4 la herida recibida en la 
cabeza y qué es muy probable que la presencia del coágulo 
entre las membranas del cerebro haya causado la muerte. La 
Comision acusa de deficientes los datos periciales: falta en 
ellos la descripcion de la herida con todos sus pormenores; fal- 
ta la hoja clínica en que se relatasen los fenómenos ocurridos 
desde el momento de la herida hasta el de la muerte; formu— 
lan sus juicios sin basarlos en fundamento alguno; y al bus- 
car en la embolia, el hidropericardio y la apoplegía, la expli- 
cacion de la muerte, decidiéndose por la última como causa 
probable de ella, olvidan que la embolia es más bien un resul. 
tado, así como el derrame seroso en la cavidad del pericardio, 
de la asfixia lenta. La Comision concluye finalmente que, por 
falta de datos en los documentos periciales, no puede deter— 
minarse cuál haya sido la causa de la muerte en el asiático 
Severino. 

Hicrese Pusnica.— Vacuna obligatoria.—Aprobado tambien 
sin discusion el informe del Dr. Riva, leyó otro el Dr. fe. 
Cowley 4 nombre de la Comision de Higiene Pública, el que 
tiene por objeto hacer obligatoria la vacuna, á consecuencia de 
un expediente instruido con motivo de haber consultado la 
Junta Superior de Sanidad la reproduccion de la circular de 
doce de Febrero de 1867 relativa 4 las medidas conducentes 
para impedir el desarrollo de la epidemia de viruela, é inserta 
en la Graceta oficial de 1% de Enero de 1879. Discutidos los 
diversos particulares de la consulta y sobre todo la convenien- 
cia de la revacunacion, concluye la Subcomision de Vacuna: — 
12 (Que la vacunacion obligatoria no es nueva en los fastos 
administrativos, y que en los períodos epidémicos la primera 
ley es la salud pública, por lo que puede y debe declararse 
forzosa y practicarse á domicilio; 2. 2 Que las epidemias. que 
vienen sucediéndose reclaman la creacion de una corporacion 
remunerada consagrada exclusivamente á la inoculacion, con- 
servacion y propagacion de la vacuna, único medio de cortar 
la repeticion de períodos semejantes á los presentes. 


507 


Discusion.—Manifestó el Dr. Montalvo que aunque estaba 
de acuerdo con el informe y sus conclusiones, sin embargo, 
encontraba deficiente la crítica que se hacía de la opinion sos- 
tenida por la Seccion respectiva de la Junta Superior de Sa— 
nidad: que esa crítica llenaba su objeto para los hombres de 
ciencia; pero al dirigirse al Gobierno era preciso razonarla 
más, 4 fin de que no quedase ningana objeción en pié, sino los 
fundamentos que la hicieran inaceptable. Tambien cree el 
Dr. Montalvo que deben proponerse los medios más eficaces 
para que la vacunación sea obligatoria, señalando entre ellos 
el de no bautizar ningun niño sin estar ántes vacunado, como 
lo hacen los irlandeses, aunque los más pequeños no son tan 
aptos para que la inoculacion surta sus buenos efectos. 

El Dr. Plasencia apoya el informe, y cita tres casos des- 
agraciados de viruelas que recientemente ha asistido en suje- 
tos no vacunados. 

El Dr. Finlay cree que es un error lo referido por el Sr. 
Montalvo respecto de Irlanda, pues acaba de tener un caso de 
viruelas en una religiosa no vacunada por la creencia de que 
ya las habia pasado en su infancia; y agrega que no es dable 
aceptar el medio propuesto por dicho Sr. Académico, para 
hacer obligatoria la vacuna, porque no se puede negar el bau- 
tismo á quien lo pide. 

El Dr. Montalvo contesta que la disposicion de Irlanda á 
que ha aludido es reciente. 

El Dr. Mestre la cree inaplicable: por un lado no es posible 
que el elemento eclesiástico subordine la cura de las almas á 
la de los cuerpos; y por otro, es considerable el número de ni- 
ños que al nacer, ó poco despues, se hallan en peligro de 
muerte por otras causas que la viruela, y entónces la vacuna 
no es necesaria como profiláctico de aquella, y las familias pa- 
sarian por la pena de verlos morir sin aquel sacramento, á que 
dan tanta importancia. Además, en la Isla de Cuba y de 
mucho atrás, el clero se ha prestado siempre con agrado á 
auxiliar la hiviene pública, proporcionando las sacristías de 
las Iglesias para la administracion de la vacuna, y nadie igno- 


508 


ra cuanto tiene que agradecerle el paisá Espada, el más gran- 
de y el más sabio de nuestros obispos, por todo lo que hizo á 
favor de la vacuua, asociándose á los esfuerzos del Dr. Ro- 
may. y 

El Dr. Santos Fernández es de parecer que uno delos me- 
dios más eficaces para hacer forzosa la vacunación es exigir un 
certificado de ella 4 todos los niños que ingresen en las es- 
cuelas. 

El Dr. R, Cowley expone que dicha medida consta en el 
informe que ha tenido la honra de leer á la Academia. 

Insistiendo el Dr, Montalvo en que debia extenderse más 
el informe en la parte de crítica 4 que habia hecho referencia, 
expresó el Dr. Mestre que sólo el Dr. Montalvo podría llenar 
ese vacio, pues si se refería á los ataques dirigidos á la Medi 
cina como arte puramente conjetural, le parecía imposible ser 
más explícito y terminante que el Sr. ponente; y en cuanto á 
la importancia de la vacuna como recurso preventivo, tam- 
bien el informe hubia dado las pruebas más fehacientes de 
ella, : 

El Dr. R. Cowley explica que la circular de la Junta Supe 
rior de Sanidad, que se trata de reproducir, no se ocupaba 
más que de la vacunacion, y por eso la ponencia, viendo lo 
descuidada que está la revacunacion y la necesidad de llenar 
ese vacío, citó los buenos efectos obtenidos por su medio en los 
vacunados de Wurtemberg. 

Aprobado unánimemente el informe anterior, quedó á pro- 

_puesta del Secretario general á disposicion del Sr”. Montalvo 
para que de acuerdo con el 1)”. RE. Cowley hiciera la adicion 
mencionada. 

Estado sanitario de la Habana.—Hizo entónces uso de la 
palabra el Dr. D. Ambrosio CFonzález del Valle para manifes- 
tar que “la Junta Provincial de Sanidad no está en lo cierto 
del curso que lleva la mortalidad de la epidemia de viruelas 
al decir del Diario de la Marina del dia de hoy, y es sensible 
el error cuando en poder de aquella Junta deben estar los 
duplicados de las certificaciones, que han expedido los facul- 


509 


tabivos por su órden con aquel propósito, y doblemente sensi- 
ble el error por la vital trascendencia internacional, como 
para hacer creer al país que no existe tal epidemia. 

Cotejemos lo que mensualmente publica la Gaceta Médica, 
y acaban de hacerlo los “Anales” de esta Academia, en el in- 
vierno que ha terminado. 

Dice la Junta de Sanidad que fallecieron en la provincia, 
en los tres últimos meses de 1880: 100. 


La Gaceta Médica refiere que en Octubre se regis- 


traron enla capital....:.... RO 39 
A A AN 
A A A A MES 
La Junta consigna en el invierno... ........... LO 
“La Gaceta” y los “Anales” asientan: 

E AAA E E E A 66 
A O EN IAN A 93 
A A o Ia OA a. Eto 112-271 


Tal parece que sumados los 100 del trimestre dle 1880 con 
los del presente año, que hacen los 146, sean los mismos 146 
que se recogieron en el de 1880 segun las Tablas del que 
habla. 

No aventuramos el modo como se lleva la Estadística de la 
Provincia; pero sí pedimos que este punto lo aclare dicha 
Junta.” 

Al concluir se pregunta el Dr. A, Gonzalez del Valle de qué 
sirve la molestia impuesta á los médicos de suministrar dos 
certificaciones de defuncion. 

Discusion. —El Dr. Montalvo opina que los datos suminis- 
trados por el Dr. A. Gonzalez del Valle deben publicarse no 
solamente en los “Anales,” sino en los periódicos diarios de 
esta capital; y agrega que además de la viruela hay otro azo- 
te que, aunque benigno por lo general, no ha dejado ya de sa- 
crificar algunas víctimas, y es la fiebre tifoidea, cuya existen- 
cia, aunque negada por la Junta Superior de Sanidad, ha sido 


510 


reconocida por la Sociedad de Estudios Clínicos, por los mé- 
dicos del Hospital Civil, por los del Hospital Militar y por 
muchos otros que ejercen en el público. Teniendo por otra 
parte la opinion sustentada en la circular de la Junta Supe: 
rior de Sanidad el grave inconveniente de que se hayan 
abandonado las medidas profilácticas que son tan necesarias, 
sobre todo á la entrada del verano, para prevenir los estragos 
de la viruela, la fiebre tifoidea y la difteria, cree el Dr. Mon- 
talvo que la Academia está en el caso de nombrar una Comi- 
sion de su seno que redacte un informe sobre la epidemia 
reinante de fiebres. 

El Dr. A. González del Valle explica que esas medidas profi- 
lácticas comenzaron á aplicarse por el Municipio, desinfectan- 
do las cloacas y girando visitas al vecindario los alcaldes de 
barrio y los médicos municipales. - 

El Dr. Zíamos se expresó en los términos siguientes: 

Sr. Presidente: He querido hacer uso de la palabra para 
manifestar á esta Ilustre Corporacion mis ideas con. respec- 
to á la epidemia actual, ó séase la misma á la cual nace refe- 
rencia el Dr. Montalvo. No estoy de acuerdo eon la Junta Su- 
perior de Sanidad en lo que manifiesta al Gobierno en un 1n- 
forme reproducido en el Diario de la Marina del 17 del co- 
rriente. Hace años se conoce en la Isla de Cuba la fiebre 
tifoidea: poco importa el nombre bajo el cual se la haya deno- 
minado; ahi están las descripciones que han dado de ella los 
médicos de aquellas épocas remotas, y hoy no merece que se 
discuta ese punto, aunque sí valdría la pena de estudiar la 
influencia que haya podido tener nuestro clima, especialí- 
simo bajo muchos conceptos, y nuestra poblacion heterogénea, 
en la etiología, anatomía patológica, diagnóstico, pronóstico 
y tratamiento de la fiebre tifoidea, enfermedad esencialmente 
exótica. He tenido más de una oportunidad para estudiar pro- 
lijamente esta terrible enfermedad: primero ú la cabecera de 
una hermana querida, que perdi en Marzo del 67, y posterior— 
mente ejerciendo mi profesion en los Estados Unidos tanto 
del Norte como del Sur. Hecha esta aclaracion importante, 


511 


no creemos abrigar la menor d uda de que pueden existir en la 
actualidad, y mucho más en Jos meses que atravesamos, ver— 
daderos casos de fiebre tifoidea: las autopsias que se han 
practicado en nuestro Hospital Civil de San Felipe y Santia- 
go por estudiantes y profesores distinguidos, aunque no las 
haya yo presenciado, sin embargo me merecen entero crédito; 
pero entre esto y decir que la enfermedad dominante que se 
padece hoy en la capital (excepcion hecha de las fiebres erup 
tivas) sea la fiebre tifoidea epidémica, es justamente en lo que 
no estamos de acuerdo. No, en mi concepto la enfermedad 
reinante hoy, no sólo en la Habana sino en el resto de la Isla, 
es el catarro epidémico, ó séase lo que los italianos é ingleses 
llaman “Influenza” y los franceses ““Grippe:” si, Sres., el catarro, 
cualquiera que sea la forma bajo la cual se presente, es un 
verdadero Proteo en Medicina; es la Hidra de cien cabezas 
que, unas veces benigna, otras grave, ya sola, ya complicando 
otras enfermedades, les imprime á todas un sello especial; 
más todavía, extiende su esfera de accion á los animales, pro-. 
duciendo en ellos verdaderas epizootias: tal es lo que viene 
sucediendo en la Habana desde hace algunos meses. No ha- 
ce mucho tiempo que los periódicos de esta capital se han 
ocupado de una enfermedad que vienen sufriendo los caba- 
los; enfermedad que algunos clasificaban de muermo, pero 
que en realidad no lo era, y hoy no es otra cosa que el catarro 
epidémico, el mismo que tambien he venido observando en 
gatos, perros y un loro que tenemos en casa. Sé de un con. 
tratista del Ejército que de 400 caballos que teuvia en depósi. 
to el mes pasado, más de 300 estaban atacados del catarro. 
No he hablado con un solo dueño ó encargado de establo, que 
no me haya informado lo mismo; habiendo adquirido este otro 
dato interesante y es que en la raza mular el catarro es mor- 
tal. Mas volviendo á lo que pasa entre nosotros, veremos 
que no sólo en la Habana, como dije anteriormente, se padece 
esta enfermedad: he tenido pacientes procedentes, uno de Ca- 
bañas, otro de Colon, otro de Santiago de Cuba y otro de 
Nueva-York, Todos sabemos ya la espantosa epidemia de 


512 


afecciones catarrales que se han padecido este invierno en los 
Estados Unidos de América: bronquitis, neumonía, crup, dif: 
teria. etc. etc. Entre nosotros, consúltense las escrupulosas 
estadísticas del laborioso Dr. D. Ambrosio González del Va- 
lle y los números nos demostrarán, aunque con su valor ve- 
lativo, la verdad de nuestro aserto. El mismo Dr. Valle 
llama la atencion de esta Academia sobre la mortalidad ascen- 
dente habida en estos últimos meses, mucho ¿ntes que se 
publicase nada referente á la fiebre tifoidea; y ¿á qué, sino al 
catarro epidémico, atribuir dicha mortalidad? ¿Quién ignora 
la influencia mortífera que sobre las enfermedades crónicas, 
principalmente de los órganos respiratorios, de la circu- 
lacion y muchas intestinales, ejerce aquel agente morboso? 
Y si no, díganlo los datos siguientes: Tísis, 442: Bronquítis, 
neumonía y pleuresia, 103; enfermedades del corazon, 113; 
diarrea y enteritis 219, etc. etc. 877 defunciones sólo en 
tres meses, que comparadas con las del año pasado, dan un au- 
mento de 103. 

Hay otro dato importante que no debemos omitir, y es el si- 
guiente: este año el Carnaval empezó el 27 de Febrero y termi- 
nó el 20 de Marzo, y nadie ignora lointenso y prolongado que 
ha sido este último invierno, como consecuencia del que se ha 
sufrido en toda la América del Norte: á todos nos habrá llama- 
do la atencion la persistencia con que han reinado los vientos 
del N., N. E. y principalmente del N. O., alternando con vien» 
tos sofocantes del Sur; pues bien ¿qué tiene de extraño que en 
esos mismos dias de júbilo y alegría, media poblacion de la 
- Habana con trajes ligeros de fantasía en un cordon .intermi- 
nable de carruajes abiertos al aire libre, y la otra mitad en 
calzadas, paseos, azoteas y balcones, tambien con trajes ligeros 
y al aire libre, y todos con los estómagos vacios, porque espe- 
rarían á comer despues que terminase la diversion, se hayan 
expuesto todos á las mismas causas, produciendo en todos se- 
mejantes efectos? Aun cuando no fuese el catarro epidémico 
¿no podría ser (que no es) el mismo catarro estacional agravado 
por los muchos, muchisimos abusos que traen en pos de sí los 


513 
carnavales que se celebran en la Habana todos los años. ¿Ha- 
brá quien se atreva á decir que ésta es una nueva coinciden— 
cia? Creemos que no. 

Ahora nos preguntamos: ¿habrá algunos puntos de 
contacto entre la fiebre tifoidea y la gripe? Indudable- 
mente que sí: compárense los cuadros sintomatológicos de 
ambas enfermedades, y nada podremos encontrar más seme- 
jante. El mismo Leon Colin, en su magnifico tratado sobre 
enfermedades epidémicas, página 501, dice: “Los catarros 
estacionales pueden estar constituidos como la influenza por 
un conjunto de síntomas graves en apariencia, al cual le da- 
mos el nombre de fiebre catarral. ¡Cuántas veces nos ha su— 
cedido, delante de una de estas afecciones, dudar al hacer el 
diagnóstico de fiebre tifoidea; una prueba más de que estas 
enfermedades tan comunes revisten con frecuencia una fisono- 
mía idéntica á la de las gripes más graves!” 

M. Bailly (en el Diccionario de Dechambre t.13 pág. 256) 
con motivo de la epidemia de gripe que se padeció en Paris 
en 1866 divide esta afeccion en tres formas, segun su grado de 
intensidad: una forma benigna, otra reaccional y otra tífica. 
En el mismo tomo, pág. 258, encuentro lo siguiente: “Segun 
Mr, Hérard, un gran número de gripes observadas en el mes 
de Enero (1867) presentaban rasgos de semejanza con la fiebre 
tifoidea”... '“La misma observacion ha sido hecha por Mr. 
Moutard Martin, que ha visto en el hospital Beanjon y refe- 
rido muchos casos en los cuales ha necesitado una verdadera 
atencion y con auxilios patológicos muy rigurosos para discer- 
nir ó reconocer la gripe. En medio de un aparato de sintomas 
que simulaba la fiebre tifoidea”... En las páginas 262, 264 y 

“otras, encontramos á cada paso las mismas «dudas y dificultades 
para, en casos dados, distinguir la gripe de forma abdominal de 
la fiebre tifoidea. 


Terminado el discurso del señor Ramos, expuso el Dr. 
R. de Castro que, aún admitiendo que en estos últimos 
tiempos y en la actualidad hubiese casos de gripe en la 


Habana y dificultad 4 veces para diagnosticarla de otras 
T, xvI.—65 


514 


enfermedades, no es ése un motivo suficiente pata ase- 
verar que la epidemia de fiebres que actualmente se padece 
en esta ciudad sea de aripe. En el Hospital Civil se han ve- 
vistrado desde hace dias cuarenta casos de fiebre tifoidea sin 
que hubiese un solo caso de gripe, acaeciendo lo mismo en el 
público, y ofreciendo para el diagnóstico todos los elementos 
sintomáticos y todas las alteraciones anatomopatológicas que 
corresponden á la citada fiebre. 

El.Dr. Montalvo agrega que cierto número de enfermos han 
fallecido con perforaciones intestinales, peritonitis consecuti- 
vas Y enterorragias, terminaciones bastante caracteristicas de 
la afeccion tifoidea; y opina que sería más oportuno discutir 
el particular enunciado por el Dr. Ramos despues de haberse 
presentado el informe de la Comision que ha de nombrarse. 

El Dr. Ramos contesta que no ha negado la existencia de 
la fiebre tifoidea, pero sí se ha referido á la influencia del cata- 
rro epidémico en las fiebres reinantes. Recuerda que tambien 
en la escarlatina y en la gripe se encuentran lesiones de las 
placas de Payer análogas á las de la fiebre tifoidea y que Jac- 
coud, entre otros, ha descrito una gripe abdominal con sínto— 
mas ataxo-adinámicos. l 

El Dr. R. de Castro advierte que las formas torácicas son 
muy frecuentes en la fiebre tifoidea, y que por lo regular se 
establece fácilmente el diagnóstico diferencial, no existiendo 
en la gripelas manchas rosáceas lenticulares, ni la tumefacelon 
del bazo, ni el curso tan prolongado de la enfermedad; y si en 
algunos Casos de catarro epidémico se observan enterorragras 

y úlceras intestinales, son siempre excepciones poco numerosas 
é incapaces de permitir la confusion. | 

El Dr. Mestre es tambien de parecer que, aunque con mu- 
cha frecuencia se han presentado fenómenos de catarro bron-= : 
quial en la epidemia reinante, en la grandisima generalidad 
de los casos ha sido muy fácil ver que se trataba, no de la gri- 
pe, sino de la fiebre tifoidea. Apoya tambien la mocion del 
Dr. Montalvo, de encomendar á una Comision ad hoc. el estu- 
dio y decision del asunto, y á ese fin deben componerla mé: 


515) 


dicos de clientela en la práctica civil, medicos de hospitales y 
municipales, asociándose á ellos los demás señores Académi- 
cos que á bien lo tuvieren, y que podrían remitir sus datos 
á la Comision nombrada. 

El Dr. A. Gonzalez del Valle está de acuerdo con el nom- 
bramiento de esa Comision y recomienda por su parte se tenga 
«mucho cuidado con la conclusion del informe, no vaya á suce- 
der que aquí se curen muchos más casos de fiebre tifoidea que 
en el resto del mundo y seamos por consiguiente mejores mé— 
dicos que en cualquiera otra parte. 

A propuesta del Dr. Montalvo y consultada la Academia 
por el S”. Presidente de la misma, fué nombrada, con objeto 
de decidir si la epidemia de fiebres observada en la Habana, 
corresponde ó no á la especie nosológica llamada Fiebre tifoi- 
dea, una Comision compuesta de los Sres. Núñez y Castro en 
representacion del servicio hospitalario; Montalvo como médi- 
20 municipal, Landeta y Diaz Albertini (D. Antonio) por la 
práctica civil; designándose desde luégo á este último como 
Presidente de dicha Comision, y como Secretario al Dr. Castro. 
—Consignóse tambien la conveniencia de que el 5”. bBeannil- 
le informase á la Academia si como profesor de medicina ve- 
terinaria habia tenido ocasion de observar casos de la citada 
enfermedad en los animales. 

Despues de lo cual y en vista de lo avanzado de la hora, 
declaró el Sr. Presidente terminada la sesion. 


SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 3 DE MAYO DE 1881, 


Socios CONCURRENTES:—Lres. (Futiérrez, Presidente, A. González 
del Valle, Covántes, Lástres, Castellunos, J. Torralbas, Macha— 
do, R.de Castro, L. Cowley, RR. Cowley, Donoso, 5. Fer- 
nández, F. Torralbas, Mestre, Secretario. 


Abierta la sesion á la hora de costumbre, con la asistencia 


de los Sres. Académicos que arriba se expresan, dió lectura 


E 


518 


aparte la creciente mortalidad que registra la viruela, con ci- 
fra tan impovente como la de 425 casos desgraciados contados 
desde Enero hasta Abril último, las fiebres se hacen mortales 
por diversos elementos etiológicos que actúan, al punto de 
recogerse 246 defanciones, de las que corresponden á la clasi- 
ficada tifoidea 153. línese aumento de mortalidad toman 
parte tambien las enfermedades del aparato digestivo, que en 
los cuatro meses últimos inmolaron 324 víctimas; y la difteria 
empieza igualmente á arrebatar aleunas vidas, pues si en el 
invierno se atestaron 23 fallecidos, solo Abril presenta 15. 

“En suma, la mortalidad general del mes próximo pasado 
alcanzó una cifra respetable, cifra que es propiedad de los 
meses de Junio y Julio; consignándose en aquél 819 defun— 
ciones, que, cotejadas con las del mes de Abril de 1881, arro - 
jan un aumento de 2530. | 

“Hemos dicho que diversos elementos morbosos actúan para 
la mortalidad de las fiebres, y á ello nos inclina el predominio 
catarral y palúdico, que en pos de si trajeron los frios y las 
lluvias, elementos que no dejan en libre accion á otro miasma 
que parece imperar en la constitucion médica, y que en algu- 
nos casos dibujan. claramente el elemento tifoideo. 

“Con la Estadística seguiremos estudiando el genio epidé- 
mico de la Habana.” 

Acto seguido expuso el D,. L. M. Cowley que, hallándose 
basados los datos que acababa de comunicarnos el Dr. A. 
González del Valle en documentos tan fehacientes como los cer- 
tificados de defuncion, estimaba oportuno que se remitieran a] 
Gobierno y se llamase su atencion hácia la mortandad que 
por varias causas viene observándose en esta ciudad, porque 
sin duda de ese modo se activarian los trabajos de las Juntas 
de Sanidad. 

Consultada la Academia por el Sr. Presidente, que apoyó la 
mocion del Dr. L. M. Cowley, fué aprobada unánimemente. 

Mebicixa LecaL.—Duracion de una herida.—Leyó despues 
el Dr. L. M. Cowley, como ponente de turno de la Comision 
de Medicina Legal, un informe pedido-por el Juzgado de Pri- 


ES, 


mera Instancia de Bejucal, en causa seguida contra D. J.... 
F.... V.... por lesiones á D. José María Tórres, cou objeto 
de precisar los dias eu que pudiese haber obtenido éste su 
sanidad, atendida la divergencia que se nota en los reconoci- 
mientos facultativos. Se trata de una herida longitudinal, 
situada en el tercio superior del borde cubital del antebrazo 
izquierdo, produ cida por instrumento cortante y pubzante, de 
dos centimetros de extension y medio de profundidad, siendo 
de carácter simple é igual pronóstico, salvo accidente, para el 
facultativo que la curó de primera intencion. Hay discor— 
dancia de opiniones entre tres profesores: dos de ellos que 
prestaron sus auxilios al herido en los primeros momentos del 
suceso, y el tercero que, encargado de su asistencia, siguló 
paso á paso la marcha de la le sion; supoviendo aquellos que 
su duración debió haber sido de cinco dias, y manifestando el 
último que se habia cicatrizado á los quince. Aunque dados 
los caractéres de la herida es aceptable aquel parecer, advier- 
te la Comision que en los documentos periciales se ha hecho 
caso omiso de las condiciones relativas á la constitucion, tem— 
peramento, estado de salud Y enfermedad, antecedentes dia- 
tésicos del herido y método curativo empleado; poderosos 
factores que con tanta frecuencia modifican la duracion de las 
heridas; y, en tal concepto, la Comision de Medicina Legal es 
de opinion que debe contestarse al Juzgado de Bejucal, ex— 
poniendole la imposibilidad en que se encuentra, vista la ca- 
rencia de datos precisos, de resolver de una munera satisfactoria 
eu pregunta; inclinándose á ereer que, si bien es clerto' que 
en las heridas de partes blandas de la clase de que se hace 
mérito, el minimum de su duracion es de cinco dias, no lo es 
ménos que bien pudo en la sufrida por Tórres, atendiendo al 
miembro lesionado y á los movimientos que se le hizo expe- 
yimentar á los dos dias del accidente, retardarse la cicatrización 
hasta el término de los quince que se consignan, sin que ella 
le dejase impedimento alguno para el ejercicio de sus tareas 
habituales. 

Aprobado sin discusion el informe anterior, declaró el Sr. 


520 


Presidente terminada la sesion pública y constituida la Aca- 
demia en otra de gobierno para tratar de las memorias pre- 
sentadas con opcion á premios y de la eleccion de los minis- 


tros oficiales para el bienio de 1881 4 1882. 


PAGINA. LINEA. 
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CAVA IR E DE 
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Erratas Notables. 


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Rocholuxe És 
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LEASE: 


Vides 
apoteósis 
296 
ya 
Rochoux 
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DE LOS 


TRABAJOS CONTENIDOS EN ESTE VOLUMEN, 


ACADEMIA.—Sesion solemne del 19 de Mayo de 1880............. 
—Discurso pronunciado en dicha sesion solemne por su Presi- 
ASHtORE. En Nicolas: E CUIBITES Notario aarer ono creates 
—Resúmen de las tareas en que se ha ocupado la Corporacion 
durante el año académico de 1879 á 1880; por su Secretario 
CREED. DN ANMTONTO MIESIRO aora, aran to sra ire 
—Programa de los premios de la Real Academia para el con- 
A A es ETA ho ol AA, LS A A A 
—Necesidad del quorum para Jos acuerdos. 22, 211,915, 317, 
: 394 y 
—Pliegos en deposito.—Discusion sobre si deben abrirse, por 
los Dres. A. Gonzalez del Valle, Hernandez, Gutiérrez, Finlay y 
DI A AS AAN NA EN 
—Lectura de informes en ausencia de los ponentes: observacio- 
168. de los Sres. Dave, Mestre y. PlASENCU co omom oo ocasisaica nas 
—Reincorporacion de un académico NUmeraliO ..ccoccorcncocccononos. 
—Memorias presentadas Con Opcion á preMi08.. ...cepomccc.. ..429 y 
—Presentacion de una memoria inaugural.....ocoonconoroccccnnn a.m». 
— Sesiones públicas ordinarias de la Academia: del 9 de Mayo de 
1880, 52;—del 13 de Junio, 63;—del 27 de Junio, 99;—del 11 
de Julio, 111;—del 25 de Julio, 139;—del 8 de Agosto, 145;— 
del 12 de Setiembre, 191;—del 26 de Setiembre, 204;—del 10 
de Octubre, 217;—del 27 de Octubre, 224;—del 14 de o ¡em- 
bre, 277;—del 28 de Noviembre, 305;—dol 12 de Diciembre, 
315;—extraordinaria del 18 de Diciembre, 317,-—extraordi- 
naria del 20 de Diciembre, 319;—del 9 de Enero de 1881, 329; 
—del 13 de Febrero, 394;—del 27 de Febrero, 416;—del 13 de 


PAGINAS, 


1 


PAGINAS, 


Marzo, 427;—del 3 de Abril, 495;—del 24 de Abril, 503;—del 
9.do Mayo earoca fonos nostre e o ONE 
—Biblioteca.—54, 65, 100, 113, 140, 146, 193, 205, 218, 225, 279, 
306, 316, 821, 330, 396, 417, 428, 497, 504 y 
—Correspondencia.—53, 64, 100, 112, 140, 146, 191, 204, 217, 224, 
278, 805, 315, 319, 329, 394, 416, 427, 496, 503 y 
ANTROPOLOGIA. —Informe relativo á la raza de un patrocinado; 
por.eL.Dr. Montalt te ES PEN ME 
—Discusion de dicho informe, por los Dres. Núñez, Montalvo, 
Horstmann, Ramos, Valdes, A. Gonzalez del Valle, Babé y Orús. 
—Ampliacion á dicho informe; por el Dr. MontalvO...oo oomomm.... 
—Discusion sobre dicha ampliacion; por los Dres. Valdes, Mon- 
LOLDO Sy GUIP ae ONE 
ÁRQUEOLOGIA.—Notas y cróquis tomados en la gruta de Altami- 
ra; por el Dr. Argumosa (padre) 
BIBLIOTECA.—V. Academia. 
CORRESPONDENCIA. —V. Academia. 
ERRATAS—MOtables cs aeoaccios oo salte aloja liar do dos 
Estapistica.—Mortalidad de la Habana en 1880, con indicacion 
de las causas de defunción, razas, sexos y edades; por el Dr. 
D. Ambrosio. Gonzalez del Valle zoo rates aude cano prlde ao ae 
—Resúmen de la mortalidad de la Habana y clasificacion por na- 
turalidad, raza, edad, £,; por el Dr. A. Gonzalez del Valle. 371 y 
—-Mortalidad de la Habana en el invierno de 1881; por el Dr. 
A. Gonzalez del Valle. caos O le 260 et De EOS 
—Estado demostrativo del movimiento de enfermos en el Hos- 
pital Civil durante el año de 1879; por el Dr. Nuñez..iocioomo.. 
—Cuadro demostrativo de las enfermedades habidas en dicho 
hospital en el año preindicado; por el Dr. Nuñez 296 (395) á 
—Mortalidad de la villa de Guanabacoa en 1880; por el Dr A. 
Gonzalez del Valle Udo O 
—Mortalidad do la villa de Manzanillo en 1880, segun los partes 
parroquiales; pór el Dr. 4. Gonzalez del Valle........... E pe 
—KResúmen general de nacimientos y defunciones en las seis 
provincias de la Isla de Cuba durante el año de 1879; por el 
Sr. D. Antonio Lopez Prieto ...oocmonoonooononsornccncanccnnanenananannss | 
ExpPosicion—de Matanzas: promesa de preparaciOne8...ocomommm... 
—de Paris.—Diploma otorgado á la AcadeMia.oocconooononnironnonno: 
FARMACOLOGIA.—Informe sobre el exámen fisico-químico del 
remedio ocupado á una curandera; por el Dr. Lastres.....oo..... 
HiciENE.— Informe sobre los peces ciguatos de esta Isla; por el 
DESAIANO .qoooa roo dao co eN ca seas pas SiN as A 


eo onornoprisaroarsotr oro tonaonsocrsn..o 


515. 


517 


TIL 


PAGINAS, 
—Discusion de dicho informe, por el Dr. Ri. Cowley, Vilaró, Mes- 

tre, Montalvo, Machado y Finlay........ tods A a A 
—Informe acerca de un nuevo reactivo del azúcar; por el Sr. 

MontejO..... AI a as aa SAS e ao eociO 148 
—Discusion del mismo asunto por los Sres. Várgas ts 

Montejo, Orús, Finlay, Melero y Mestre............... PEA daba al CE E 
—Segundo informe sobre el nuevo reactivo del azúcar; por los 

RES VS MMACNUCa Ny: RODIN Stein codec oo poska seo condon o A 
—Discusion sobre el mismo asunto; porlos Sres. Finlay, Rovira, 

V. Machuca, Montejo, J, Torralbas, Orús y F. Torralbas........ 309 
—Nota sobre el abasto de agua en la Habana; por el Sr. de Albear. 153 
—Sobre la destruccion de los cocoteros y otras plantas del país; 

por los Dres. Ramos y -Vilaró.........i.ooomme.no. AS 200 
—Comision nombrada para el estudio de las causas de dicha 

APLStEUECION cerdas asias Eon a a iS ROA SNA RAN 
—Informe sobre las condiciones de un depósito y fábrica de 

IDO pPONS PB aldea eoliano coria codon . 205 
— Informe sobre el emplazamiento del Hospital Civil; por el Dr. 

NOA TIGER ciacoxnas O ANS E ias OO E .. 207 y 306 
—Nota sobre las relaciones entre la viruela y la vacuna segun 

la estadística inglesa; por el Dr. Govantes.........ooo ia dv 226 
—La vacuna y la viruela en el Asilo metropolitano de Lóndres; 

por el Dr. Govantes cas dooiosonaio As da A EA 517 
—Concomitancia de las erupciones variólica y vaccinal; inocula- 

cion del vírus vacuno en otras personas con buen resultado; 

portel DA GODAnMtes o cacaos ra dotados e SE ERE in ao A EC 
——Informe sobre la necesidad de que la vacunación y revacuna- 

cion sean obligatorias; por el Dr. Ri. Cowley....... popa Dabo” EA O 
—Discusion acerca de dicho asunto, por los Sres, Montalvo, 

Plasencia, Finlay, Mestre, S, Fernández y R. CowleY..ococooo eooooo 507 
—Epidemia que con el nombre de “Dengue” reinó en la Habana 

en 1828, y dictámen del Real Protomedicato sobre las medi- 

das provontivar. aer oia koona nr a Te METAS 232 


—Del “Eucalyptus globulus” y de su importancia bajo los pun- 
tos de vista médico, aa agricola y forestal; por el Dr. 
UEOCOMLONA e carta aa ca ANOS O doo 

—Discurso de contestacion 4 la memoria sobre el Eucalyptus 
globulus; por el Sr. D. Francisco A. Sauvalle........... a 

—Informe sobre la posibilidad de combustion espontánea en un 
establecimiento de futografía; por el Dr. Castellanos......omo.... 

—Discusion de dicho informe; por los Dres. Várgas Machuca, 
Castellanos y FinldY...oomooroooocooccoronmsmsm.m.». E A AO 


va 


PAGINAS, 
—Informe sobre el establecimiento de un servicio municipal de 
para-rayos en la ciudad de Santiago de Cuba; por el Sr. de 
A a ao po boa o Tito Lasa EOS 402,405 y 419 
—Discusion acerca del informe sobre los para-rayos; por los 
Sres: Orús, Atrantave, Mestre ¿y LT LOTA tuo 419 
—Discusion en la Academia de Medicina «de París sobre la tri- 
quinosis: por el Dr. Decnishe, ao corditass EN ES 437 
—Epidemia de fiebre tifoidea en la Habana; condiciones de su 
produccion y medios de remediarlas; por el Dr. Montalvo. .. 443 
—Sobre la mortalidad por las viruelas en el último trimestre de 
1880; porel. Dr. 4. Gonzalez del) Valen. Sas ada ae 505 
--Discusion sobre dicho asunto; por los Sres. Montalvo, 4 Gon- 
¿lez del Valle, Ramos, “ht. .0e. Castro y Mestre ecos 509 
——Influencia del elemento catarral en la epidemia reinante; por 
lr FRAMOS Aito e a O ada pedo sicarios: 510 
—Comision nombrada para estudiar la fiebre tifoidea en el país, 515 
—Estado sanitario de la Habana en los cuatro primeros meses 
de 1881; porel Dr. A. Gonzalez del Valle......... AO AS 517 
—Mocion del Dr. 1. M? Cowley con motivo de semejante mor- 
tandad....... O O A 518 
—Extracto de las deliberaciones de la Conferencia Sanitaria In- 
ternacional de Washington; por el Dr. FinlaY......... o... A e E) 
—V. Estadistica. 
HistoLoG1IA.—Preparaciones de histología normal y patológica 
del Dr. P. Latteux, presentadas á la O el Dr. Pla- 
SATA Ao RR AS O de O 194 
—Informe concerniente á o Propano o tel De Des- 
DAM ia AOS Pas A a cd 318 y 325 
MebicinNa LeGaL.—Consideraciones sobre la ciencia y el arte 
médicas, y en particular sobre la importancia de la Medicina 
legal; por el Dr. Lebredo............ cs Id 121 
— Informe en un caso de sevicia supuesta en una epiléptica; 
por el Dr COMINO OS EzS DEL MU EU SA 67 
—Informe en un caso de muerte consecutiva á unas contusiones 
en la cabeza; por el Dr. Riva........... e PUR o O O 
—Informe sobre la calificacion de una herida A del 
hombro; por el Dr. Riva....... A pS ón ies -69 
—Informe en un caso de herida penetrante de pecho, y sobre 
la infñuencia de las cosquillas en el agresor; por el Dr. García. 194 
—Discusion de dicho informe por los Dres. Plasencia, García, 
195 


Finlay, Horstmann, Torralbas, Ramos, Núñez y QutiérTe2......oo 
—Informe en otro caso de herida penetrante de pecho; por el 


V 


PAGINAS. 

7 Manuel! Az. AQUICrE o. om saesr Eo O RA cion PEO 
—Informe en otro caso de herida penetrante de pecho, neumo- 

nía consecutiva y muerte; por el Dr. Castellanos................o 230 
—Informe en un caso de muerte ocurrida despues de unas con- 

EASIOnBs, panel Der cc ie Sion de 143 
—Informe en un caso de herida de la poplítea, por peadcie 

temeraria de un curandero; por el Dr Núñez.......... a 229 
—Informe referente á si las lesiones inferidasá un sujeto y ca- 

lificadas de simples fueron la causa de su muerte; por el Dr. 

IO e e re EE Ed RS anal 450 
—Informe relativo al tiempo que pudo durar una herida; por el 

TIE ARI PAS odas iO 
—Informe en un caso de estupro; por el Dr. Rodriguez............ 141 
—Informe en un caso de violacion; por el Dr, R. Cowley....... 505 
—Informe acerca de un caso de sospechas de envenenamiento 

SLropico; por el r: TA Doble isa cineasta a Ncando as OE 68 
—Segundo informe sobre el estado mental de Tomás Albear; por 

QUES Aro o A O La AS Caja a E A 
bs Informe sobre el estado mental de un procesado; por el 

ASENCIO iaa pacos ata tas O 
to. de dicho tercer informe, por los Dres. Núñez, Pla- 

sencia, Valdés, A. González del Valle Ve Mestre: <eimodo a o 
—Informe sobre el estado mental de un procesado por homici- 

dio. parel DA DIE aaa: le de a os AZ 
—Informe sobre el estado mental de otro procesado; por el Dr. 

VEB Valdes” do as A ea a E 
—Discusion de dicho OS ade E he Plasencia, Valdés, 

Núlica y Ae DOTTQAlaS is ica ion Cae A CNA 422 y 427 
—Comunicacion del Dr. Nuñez sobre la responsabilidad en los 

locos.. oi ; E Eo o, 
oca. O el ió Roos Dr-D. ses Joaquin 

AE O AA 66 
PATOLOGIA MEDICA.—Del íctero grave segun los trabajos más 

recientes y bajo el punto de vista de su naturaleza y patoge- 

AA AE RAM rotos .281l y 334 
—Informe sobre una Memoria relativa á la da intertro- 

ESAS RE A A E NS: 
—Memoria sobre la Hipoemia ie aal Se el Dr. J. Fran- 

A EA ROO AO ir Ea e. . DL 
—Curioso caso de superchería....... A A o A O 
—Informe sobre una Memoria relativa á las fiebres; porel £Sz. 

PENA AIN des dación, ASA IA dd. ai 


vi 
PAGINAS. 


¡qE_I 


PAToLOGIA Quirurcica.—De la intervencion quirúrgica en el 


tratamiento del cáncer; porel Dr, MontalvO....oo.comonoonmimonm*.*...> 55 
—Discusion sobre el mismo asunto, por los Sres. Montalvo y 
González del Valle (D. Fernando).....ooo......ooooo scac O EU 


—Herida en ambos ojos por arma de fuego, reabsorcion del 
cristalino á la izquierda, curacion; por el Dr, J. Santos Fer- 
MANEL cea ao se odo a a e So ae Sd. deNoonos A a O y 

— Informe relativo á una memoria sobre la cloralizacion en la 
extracción de las cataratas y nuevos procedimientos operato- 
rios en Oculística; por el. Dr. Horstmann.....ccoomoccosssans 199y 209 

—De la pupila en diferentes enfermedades, como estesiómetro 
y en la muerte; por el Dr. T. Plasencia. 230, 314.........316 y 333 

—Observaciones á dicha Memoria, por los Sres. Beato, A. E. del 
Valle y Mestre........ E AS TO A sn y ll 

Quimica.—Exámen de una muestra de harina de maíz para los 
aforos, por los Dres. Várgas Machuca y ROViTA.....cooomommmmorsmmo 147 

SESIONES.—V. Academia. 

TERAPEUTICA.—Informe sobre el is de brea vegotal del Dr. 
Gandul; por el Dr. Zamora... ........ o as a 

-—Nota sobre los cambios asias on a eE ñas SA Dado 
despues del terremoto; por el Dr. Castellanos...............102 y 112 

-—Informe sobre la administracion de las DALE fenica- 


das en la fiebre amarilla, por el Dr. RE. Cowley.........wmo. «o. 219 
---- Ventajas delácido salicílico en la etala por el Dr. Joaquin 
dle Hayas o a ee o OO ER 


—V. Farmacología. 

ToPOGRAFIA.—Informe acerca de una Memoria intitulada “To- 
pografia médica del Distrito de San José de las Lajas;” por 
el Dr...D. Antonio Mestre. o eel ed AS 45 


Advertencia.—Con el presente tomo se ha terminado, en pliego aparte, la publi- 
cacion del tercer volúmen de los “Trabajos de la Comision de Medicina Legal é: Hi- 
giene Públicas” y de la “Contribucion al estudio de los Moluscos de la Isla de Cuba,” 
por el Sr. Arango y Molina; se ha continuado la traduccion del Dr. Finlay de la cbra 
del Dr. Otto Becker sobre Oculística; y principiado además la “Contribución á la 
Erpetología Cubana” por el Dr. Gundlach. 

Es justo dejar aquí consignado, en prenda de gratitud, que la terminacion de las 
dos primeras obras mencionadas se debió en gran parte 4 la obsequiosa liberalidad 
del Dr: Gutierrez, Presidente vitalicio de la Real Academia de Ciencias de la Habana. 


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